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Spanish Pages 1520 [1514] Year 2001
B I B L I O T E C A Á U R E A HISPÁNICA Universidad de Navarra E d i t o r i a l Iberoamericana
D i r e c c i ó n de Ignacio Arellano, con la colaboración de Christoph Strosetzki y Marc Vitse
Biblioteca Áurea Hispánica, 11
G A B R I E L BOCÁNGEL Y UNZUETA OBRAS COMPLETAS VOL. I
EDICIÓN DETREVORJ.
DADSON
Universidad de Navarra • Iberoamericana • Vervuert • 2000
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Agradecemos a la Fundación Universitaria de Navarra su ayuda en los proyectos de investigación del G R I S O a los cuales pertenece esta publicación. Agradecemos al Banco Santander Central Hispano la colaboración para la edición de este libro.
Reservados todos los derechos © Iberoamericana, 2000 A m o r de Dios, 1 - E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 [email protected] www.iberoamericanalibros.com © Vervuert, 2000 Wielandstr. 40 - D-60318 Frankfurt am M a i n Tel.: +49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 [email protected] www.vervuert.com ISBN ISBN ISBN ISBN
84-95107-50-3 (Obra completa) (Iberoamericana) 84-95107-56-2 (Vol. I) (Iberoamericana) 84-95107-58-9 (Vol. II) (Iberoamericana) 3-89354-491-7 (Vervuert)
Depósito Legal: M . 7.243-2001 Cubierta: C r u z Larrañeta Impreso en España por Publidisa Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico sin cloro.
Para m i familia
ÍNDICE
VOLUMEN I P R Ó L O G O D E LUIS A L B E R T O D E C U E N C A
9
PREFACIO
11
BIBLIOGRAFÍA
25
Abreviaturas y obras de Bocángel
27
Bibliografía crítica de Bocángel
53
OBRAS COMPLETAS
59
Rimas y prosas (1627)
61
Escritos diversos (1624-1633) Retrato panegírico
303
(1633)
325
La lira de las Musas (1637)
387
Lauro cívico (1638)
621
El retrato, silva nupcial (¿1638-1639?)
633
Escritos diversos (1634-1640)
659
Declamaciones castellanas (1640)
681
V O L U M E N II Censura a las R i m a s castellanas de Alfonso VIII (¿1642?)
763
Triunfo de Amor y Marte (¿1643-1644?)
779
Afectos trágicos en la muerte de la reina Isabel de (1644)
Borbón 799
8
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Templo cristiano (1645) Quintiliano
811
respondido (1647)
867
Piedra candida (1648)
889
La fiesta real y votiva de toros (1648)
915
El nuevo Olimpo (1649)
931
Fiesta real de toros (1650)
1019
El Cortesano español ([¿1650?])
1039
La Perla de dos Orientes (1651)
1061
Relación
panegírica
(1653)
Consejos cristianos, morales y políticos
1103 ([¿1650-1658?]) ..
1237
Escritos diversos (1643-1658)
1275
El Emperador fingido ([1678])
1321
Cartas autógrafas de Bocángel
1411
Cartas autógrafas a B o c á n g e l
1449
ÍNDICE ALFABÉTICO D E PRIMEROS VERSOS
1461
BIBLIOGRAFÍA DE OBRAS CONSULTADAS
1471
LÁMINAS
1483
PRÓLOGO
Decir que Trevor John Dadson, actual Presidente de la Asociación Internacional Siglo de O r o ( A I S O ) , es uno de nuestros primeros hispanistas no es más que una obviedad, pero he querido ser, primero, obvio, que en este caso es una forma de ser justo. Dadson conoce la literatura de nuestros siglos áureos como la palma de su mano. La conoce en profundidad, a golpe de archivo secreto y de biblioteca olvidada, no sólo a través de fuentes bibliográficas secundarias, como tantos otros colegas. Ultimamente se ha asomado t a m b i é n , con envidiable maestría, a la poesía española actual, impartiendo clases sobre el tema y dando a las prensas algunos luminosos artículos de obligada consulta sobre poetas de nuestro tiempo (como J u l i o M a r t í n e z Mesanza, entre otros). Pero han sido las letras barrocas las que T r e v o r ha transitado con más asiduidad. Nadie como él conoce la poesía de los seguidores de Góngora. Fruto de esos desvelos han sido innumerables trabajos, centrados en su mayoría en la v i d a y la obra de Gabriel Bocángel, uno de mis poetas favoritos, y en el brillantísimo C o n d e de Salinas, que tanto le gustaba a Rosales. E l volumen que tienes en las manos, lector, constituye un hito i m p o r t a n t í s i m o en la bibliografía bocangelina de Dadson. T o d o lo que escribió don G a b r i e l , tanto en verso como en prosa, queda dispuesto aquí, y fijado c r í t i c a m e n t e , para que los amantes de la buena literatura, presentes y futuros, lo puedan degustar en el mejor estado posible, l i m p i o de p o l v o y paja, embalsamado con las artes de la mejor filología. Hace cerca de veinte años, concretamente en 1982, p u b l i q u é yo en Editora N a c i o n a l una Antología poética de Bocángel que hoy no hay quien encuentre en librerías. Pues bien, Trevor, a quien acababa de conocer en M a d r i d , en una librería de viejo de la madrileña calle de Segovia, me abrió a la vez las puertas de su amistad y las de su magnífica biografía, entonces todavía
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
inédita, sobre la familia Bocángel (doble apertura que recordaba yo, por cierto, en la dedicatoria impresa de m i Antología). Estas l í n e a s aspiran a ir saldando la deuda que contraje con T r e v o r J o h n Dadson cuando puso a m i disposición, y de forma absolutamente desinteresada, su inmensa e r u d i c i ó n acerca de un autor a quien yo me acercaba en calidad de simple lector y no de especialista. D e su largueza obtuve entonces no pocos beneficios intelectuales, que se ven ampliamente consolidados en esta hora que contempla la aparición de la Obra completa de d o n Gabriel a su cuidado. Y si, a d e m á s , la vida me premia con el galardón de que los dos, T r e v o r J . Dadson y yo, figuremos — é l por derecho propio y yo por obra y gracia de esta insignificante nota preliminar— en una misma entrada b i b l i o gráfica, la felicidad amenaza con ser completa.
Luis Alberto de Cuenca Director de la Biblioteca Nacional M a d r i d , 12 de marzo de 2000
PREFACIO
INTRODUCCIÓN
Hace ya algo más de cincuenta años que Rafael B e n í t e z Claros dio a conocer, por primera vez desde el siglo diecisiete, las obras del poeta m a d r i l e ñ o Gabriel Bocángel y Unzueta. Su edición Obras de don Gabriel Bocángel y Unzueta, publicada en 1946 en dos tomos por el C S I C en la serie «Biblioteca de A n t i g u o s Libros H i s p á n i cos», ha sido durante todo este tiempo la única edición de que hemos dispuesto para buena parte del conjunto de la obra bocangelina . E n 1950 Benítez Claros sacó a luz su tesis doctoral con el título Vida y poesía de Bocángel; mezcla de biografía parcial y crítica literaria, t a m b i é n incluía bastantes poemas que habían quedado fuera de la edición de 1946. C o n esto B e n í t e z Claros dio por terminada, al parecer, su labor de restituir el corpus de la obra bocangelina. 1
Las ediciones de obras de poetas á u r e o s publicadas en la serie «Biblioteca de Antiguos Libros Hispánicos» (además de Bocángel, se publicaron las obras de Soto de Rojas, T r i l l o y Figueroa, L ó p e z de Zárate, Pantaleón de Ribera, para mencionar sólo algunos de los más conocidos) hicieron posible por primera vez el estudio de estos poetas, y por esto merecen nuestros elogios. Sin embargo, adolecieron de muchos defectos, lo que las hace hoy en día muy poco útiles. N o eran ediciones críticas, no llevaban n i n g ú n aparato editorial ni ninguna nota aclaratoria o explicativa. S ó l o llevaron a la p á g i n a impresa un traslado, más o menos fiel y fiable, de un ejemplar del texto en cuestión, sacado normalmente de la Biblioteca Nacional de M a d r i d . Por las circunstancias y los tiempos en que se hicieron (décadas de 1940 y 1950) no se p o d í a pedir más, aunque el casi total
1
Para otras ediciones y a n t o l o g í a s , véase la Bibliografía crítica de Bocángel que s i -
gue a este Prefacio (p. 53).
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
desconocimiento de, o desinterés por, ejemplares de textos en b i bliotecas fuera de España es un grave defecto en la confección de muchas de estas ediciones. Por tanto, el texto de las obras de B o c á n g e l presentado por B e nítez Claros reflejaba con más o menos acierto el estado del texto cuando salió de la imprenta madrileña del siglo X V I I . B e n í t e z Claros no hizo n i n g ú n intento, o así parece, de comprobar el estado del texto, no cuestionó ninguna lectura dudosa o extraña. Solamente copió el texto (o quizá alguien se lo copió) que tenía delante, con su ortografía, p u n t u a c i ó n y acentuación del siglo X V I I ; aunque mejor diríamos, de la imprenta en cuestión, pues no nos vayamos a engañar pensando que esta ortografía, p u n t u a c i ó n y a c e n t u a c i ó n representaban los deseos o normas del autor. C o m o texto, entonces, tenía su utilidad, ya que no había otro a que echar mano. Pero t a m b i é n tenía sus problemas: lecturas defectuosas (con frecuencia, no se sabía distinguir entre la efe y la ese larga), ediciones defectuosas (no siempre se escogía la mejor como texto base), y peor a ú n , un texto que sólo servía para eruditos (incluso para éstos de limitado beneficio) ya que era imposible utilizarlo con estudiantes. 2
E n los cincuenta años que han transcurrido desde la p u b l i c a c i ó n de Ob ras de don Gabriel Bocángel y Unzueta, han cambiado mucho nuestras ideas sobre los textos áureos, especialmente c ó m o hay que editarlos y c ó m o hay que presentarlos al lector. Y también, en lo que respecta a Bocángel, han cambiado nuestros conocimientos sobre sus obras. Tres son las razones fundamentales, entonces, por las que una nueva edición de su obra completa se hace ahora imprescindible. E n primer lugar, hemos encontrado obras desconocidas por B e nítez Claros (aunque, en algunos casos, no desconocidas a b i b l i ó grafos del diecinueve o principios de este siglo, como Pérez de G u z m á n y Cejador y Frauca ). E n segundo lugar, disponemos ahora de 3
2
A veces, las erratas i n t r o d u c i d a s en el texto p o r este proceso sugieren
que
e l / l a copista era alguien m u y p o c o familiarizado c o n textos p o é t i c o s d e l Siglo de Oro. 3
T a n t o P é r e z de G u z m á n y G a l l o , 1 8 9 1 , v o l . I, p . 301, c o m o C e j a d o r y
F r a u c a , 1916, v o l . V , p . 54 se refieren a tres de las m á s importantes obras
de
B o c á n g e l no recogidas p o r B e n í t e z Claros: Liuro cívico, El retrato, y Triunfo de Amor y Marte. Es probable que C e j a d o r y Frauca tomara sus datos de P é r e z de G u z m á n , pues no sólo da la m i s m a i n f o r m a c i ó n sino en el m i s m o o r d e n y forma. P é r e z de
13
PREFACIO
mejores textos para algunas de las obras que aparecieron en la edición de 1946. Y , finalmente, ya va siendo hora, al aproximarnos al nuevo milenio, de que podamos leer a Bocángel en una edición crítica, modernizada y anotada. NUEVOS
TEXTOS
Los siguientes son algunos de los textos que aparecen por primera vez en una edición de la obra completa de Bocángel . Los n ú m e r o s se refieren al que llevan en nuestra edición: 4
80 198 199 200 201 208 209 210 215 240
Canción a don García de Salcedo Coronel, 1629 Lauro cívico, 1638 El retrato. Silva nupcial, ¿1638-1639? Descripción de la boda de mi señora doña Jerónima de Maldonado con Juan de Cetina En el Desposorio de doña Jerónima de Maldonado con Juan de Cetina. Invocación Décima a don Diego Contreras A un Cristo crucificado. Romance Introducción a una Academia. Romance Triunfo de Amor y Marte, ¿1643-1644? Respuesta de don Gabriel Bocángel a don Luis de Ulloa Pereira. Coplas Las nueve cartas autógrafas de B o c á n g e l al duque de Sesa y las cinco respuestas de éste al poeta.
MEJORES TEXTOS
E n c o m p a r a c i ó n con la edición que hizo B e n í t e z Claros, disponemos ahora para algunos poemas de mejores textos, especialmente interesante e importante cuando de autógrafos se trata. Son los que siguen: 211-13 Declamaciones castellanas: aunque B e n í t e z Claros sabía que esta obra se i m p r i m i ó en M a d r i d en 1640, no había p o G u z m á n c o n o c í a c o m o nadie los entresijos de la B i b l i o t e c a N a c i o n a l , y en especial su sala de Varios Especiales, donde se encuentran estas tres obras. 4
Para no hacer la lista demasiado larga, no i n c l u i m o s en ella los poemas p u b l i -
cados p o r B e n í t e z Claros, 1950; n i los que p u b l i c ó en sendos trabajos S i m ó n D í a z , 1959 y 1978 (véase Bibliografía crítica de Bocángel).
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dido localizar n i n g ú n ejemplar de ella, por lo que u t i l i z ó la edición impresa de 1748, que se dice ser copia fiel de aquélla. Afortunadamente, nosotros pudimos localizar dos ejemplares de la edición de 1640, que, naturalmente, hemos escogido de las obras de Bocángel, para nuestra e d i c i ó n (Bibliografía n ú m e r o 6). 214
229
230
239
Censura a las Rimas castellanas de Ulloa Pereira: B e n í t e z Claros no conocía más versión que la que se encuentra en B N M M s . 4147; la copia en B L E g . M s . 569 es mejor texto y ayuda a corregir aquélla (Bibliografía de las obras de Bocángel, n ú m e r o 27). Fiesta real de toros: como no hubo, aparentemente, versión impresa en vida del poeta, B e n í t e z Claros empleó para su edición la versión en Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso... Hechas de varias poesías de los Mejores Ingenios de España, publicadas por Francisco de la Torre Sevil, en M a d r i d , 1670. Nosotros encontramos el autógrafo del poema, fechado en enero de 1650, más otra copia también contemporánea. Ambas versiones son mejores que el texto conocido hasta ahora (Bibliografía de las obras de Bocángel, números 29 y 30). El Cortesano español: B e n í t e z Claros utilizó la e d i c i ó n de L i m a , 1732, al ser la ú n i c a que conocía y de que d i s p o n í a . Nosotros, además de poder comparar lecturas de las ediciones de Méjico, 1655, Valencia, 1666, Zaragoza, 1683 (todas de las obras encontradas en las últimas décadas; Bibliografía de Bocángel, n ú m e r o s 57, 58 y 60), hemos podido utilizar como texto base el autógrafo del poema que encontramos en la Biblioteca Universitaria de Cambridge (Bibliografía de las obras de Bocángel, n ú m e r o 66). Consejos cristianos, morales y políticos: B e n í t e z Claros sólo tenía a mano una copia manuscrita de este largo poema. Nosotros encontramos otra copia, con 48 estrofas más, y c o n lecturas mejores en muchos casos que la anterior. E l texto de este poema es por tanto algo más fiable (Bibliografía de las obras de Bocángel, números 33 y 34).
Rimas y prosas: aunque en este caso no se trate de una edición desconocida a B e n í t e z Claros, ni nada por el estilo, queremos señalar una diferencia importante en lo que a la e d i c i ó n de
PREFACIO
15
este texto se refiere. B e n í t e z Claros publicó el texto de 1627, indicando en las notas al final del volumen las diferencias o variantes textuales que hay entre esta versión y la que B o c á n gel publicó en 1637 cuando reeditó el libro (sin las Prosas) como parte de La lira de las Musas. A nosotros nos ha parecido que interesan más las últimas intenciones del autor que las primeras. Por lo tanto, el texto de las Rimas de 1627 que p u blicamos aquí es el que Bocángel preparó para La lira de las Musas (1637). Señalamos en las notas que a c o m p a ñ a n cada poema las variantes textuales entre las dos versiones, ya que son de gran valor e interés para cualquier estudioso de la lírica bocangelina. EDICIÓN
MODERNIZADA
C o n el beneficio de más textos y, en algunos casos, de mejores versiones, ¿ c ó m o procedemos entonces a presentar nuestra edición? E n primer lugar, hemos optado por una edición crítica de las obras bocangelinas, es decir, un texto depurado, corregido (donde hace falta), anotado y explicado; al mismo tiempo hemos optado p o r la modernización de la ortografía, acentuación y puntuación; en cuanto a estas dos últimas, la completa m o d e r n i z a c i ó n . E n lo que a la ortografía se refiere, hay diversidad de opiniones, desde los que no tocarían por nada la ortografía «original» hasta los que optan por la completa m o d e r n i z a c i ó n de ella. Nuestra posición se encuentra entre estos dos opuestos. E l mantener en su totalidad la o r t o g r a f í a 'original' (y ponemos la palabra entre comillas) de un texto impreso del Siglo de O r o es un disparate que no sirve para nada. Esta ortografía desde luego no representa n i mucho menos la ortografía del autor, así que al mantenerla no vayamos a creer que estamos manteniendo la del progenitor de la obra; representa las convenciones de la imprenta y dentro de ella las del componedor de la obra, a veces del corrector de la imprenta. U n o de los trabajos del componedor o cajista era regularizar y uniformar la ortografía del manuscrito que tenía por delante cuando componía; algunas imprentas t e n í a n sus propios sistemas o reglas, otras seguían los de las grandes imprentas como la que regentaba Luis Sánchez en M a d r i d a principios del siglo X V I I . C o m o trabajaba allí de corrector Gonzalo de Ayala, pronto la imprenta de Luis Sánchez se
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erigió en estándar que seguir en cuanto a reglas ortográficas . E l corrector, si lo hubo, y cuyo deber era corregir las pruebas tiradas, no solía tener por delante el manuscrito original, sino que normalmente se lo leía un aprendiz en voz alta y el corrector comparaba la prueba que tenía delante de él c o n lo que oía. P o r tanto en lo que menos se fijaba era en la forma variable en que se deletreaban algunas palabras en castellano en aquel entonces . 5
6
A l g o parecido pasaba con la a c e n t u a c i ó n y p u n t u a c i ó n : si la ortografía era poco estable en esta época, la acentuación y p u n t u a c i ó n lo eran a ú n menos. Los autores pocas veces se preocupaban por acentuar y puntuar sus obras; a veces falta la p u n t u a c i ó n por entero. D e nuevo era tarea del componedor acentuar y puntuar la obra, y de nuevo era tarea del corrector comprobar que estaba bien impreso lo que había hecho, es decir mirar por los «accidentales». A d e m á s , es más que probable que muchos autores prescindieran en sus manuscritos de p u n t u a c i ó n y acentuación precisamente porque sabían que a la hora de la i m p r e s i ó n el cajista p r o v e e r í a los detalles; ¿por q u é molestarse entonces ? 7
D e lo dicho hasta ahora podemos sacar varias conclusiones: p r i mero, a no ser que estemos ante un manuscrito autógrafo, la o r t o grafía, acentuación y p u n t u a c i ó n de una obra áurea casi nunca van a representar la voluntad del autor, sino la de la imprenta. Segundo, en cuanto al manuscrito autógrafo, tampoco es probable que aquéllas sean completas o fiables; los autores cambiaban la forma de deletrear las palabras a medida que se iban haciendo mayores, y en una misma obra encontramos con frecuencia dos o más modos de deletrear la 5
E n u n i n f o r m e e n v i a d o al rey F e l i p e II en 1573 sobre el estado de las i m -
prentas, los visitadores de las imprentas de Granada apuntaron lo siguiente: «Aviase de usar que nuestro R o m a n c e castellano se i m p r i m i e s e p u r o y l i m p i o , sin superst i c i ó n de m e z c l a de otras lenguas, n i vocablos de otras orthographias, sino c o m o hablan los p o l i d o s R o m a n c i s t a s , c o n n o m á s letras de las que suenan a j u i c i o de doctos varones, q u i t a d o toda t o s q u i d a d ,
y e l grezizar o latinizar, pues ya está
abundante p o l i d a nuestra lengua, c o m o lo vemos en lo t o l e d a n o » ( M a r t í n e z R u i z , 1968, pp. 98-99). 6
Sobre el p r o c e s o de c o r r e c c i ó n de pruebas en
la imprenta
áurea,
véase
D a d s o n , 2000b. 7
Cfr. lo que dice sobre esto el i m p r e s o r a l c a l a í n o A n d r é s de A n g u l o : «que los
autores p o r maravilla traen los originales b i e n corregidos ny c o n buena o r t o g r a f í a ny de p u n t u a c i ó n c o m o c o n v i e n e p o r q u e pocos ay que aunque sean m u y letrados entiendan esto» ( M a r t í n A b a d , 1997, p . 5).
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misma palabra: por ejemplo, vivir, viuir, bivir, biuir. Entonces, ¿qué ganamos respetando y reteniendo la ortografía, a c e n t u a c i ó n y p u n t u a c i ó n originales? E n líneas generales, nada. Sólo conseguimos hacer más impenetrable para un p ú b l i c o moderno la obra en cuestión. C o m o han señalado con acierto Jesús C a ñ e d o e Ignacio Arellano en sus «Observaciones provisionales sobre la edición y a n o t a c i ó n de textos del Siglo de Oro»: Acentuación, y puntuación sobre todo, son muy importantes a la hora de presentar un texto legible... N o hay que ponderar las dificultades que una puntuación confusa o poco inteligible acarrea al lector actual . 8
Sin embargo, hay excepciones que merecen tenerse en cuenta. Por supuesto que hay algunas grafías que d e b e r í a m o s respetar, especialmente en obras poéticas, donde modernizarlas p o d r í a afectar la r i ma: merecello, coluna, perfeto, mesmo, por ejemplo, o la m e d i c i ó n del verso (es decir, el n ú m e r o de sílabas): ahora/agora, vio/vido. Pero son casos contados y una m i n o r í a dentro de la totalidad de la obra a editar. ¿EDICIÓN
COMPLETA?
N u n c a se puede decir que ninguna, y menos ésta, sea una edición completa, ya que siempre puede aparecer un texto completamente desconocido, igual que le pasó a la edición de B e n í t e z Claros. Es completa en el sentido de que se incluyen todas las obras conocidas ahora mismo de Bocángel, tanto en prosa como en verso. Sin embargo, sabemos también que no es completa del todo, pues no se i n c l u yen tres obras de cuya existencia sabemos algo, aunque desgraciadamente no las hemos podido encontrar: a)
E l gran amigo de Bocángel, G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , se refiere en un poema suyo, un epitalamio, a una silva de B o cángel sobre las bodas de d o n j u á n G i r ó n con doña C a t a l i n a Venegas y C ó r d o b a . O t r o amigo de Bocángel, Juan Pérez de JVlontalbán, alude en su miscelánea Para todos, Huesca, 1633, a dos obras aparentemente perdidas de nuestro poeta. S o n El pretendiente, 9
b)
8
9
C a ñ e d o y A r e l l a n o , 1987, p. 347. Salcedo C o r o n e l , Cristales de Heliana,
M a d r i d , 1650, f o l . 42r.
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obra p o l í t i c o - m o r a l , que tal vez se convirtiera luego en El Cortesano español , y una traducción que había hecho de los Salmos titulada El arpa de David española . A ñ o s más tarde, Luis T i n e o de Morales se referiría t a m b i é n a esta t r a d u c c i ó n de los Salmos, en un soneto que dedicó a B o cángel «traduciendo los Psalmos en metro Castellano con grande espíritu i acierto», y que empieza «Cortesano G a briel, tu docta lyra ». E n sus obras Bocángel demuestra un profundo conocimiento de los Salmos, y en un poema al menos ( n ú m e r o 180 de esta edición) revela sus dotes de traductor al traducir en octavas reales el Salmo 148 « L a ú d a t e D o m i num de coelis». 10
n
c)
12
C o m o dijimos antes, no hemos dado con el paradero de estos textos, que creemos firmemente existían. Si existen a ú n es otra cosa. Q u e d a r á para otro el localizarlos. Luego, tenemos unas referencias más escuetas de otras obras b o cangelinas que no han salido a la luz o que tal vez sólo existieran en borrador. E n el prefacio a Quintiliano respondido de 1647 Bocángel habla de la idea de «escribir [...] algún papel de historia en obsequio de la gran Casa de V . E.». U n o s meses más tarde, en una carta a Juan Francisco Andrés de Uztarroz con fecha de 28 de noviembre de 1648 (Carta I), nuestro poeta le dice que tiene ganas de terminar El nuevo Olimpo para poder volver a un trabajo suyo de historia («para escribir algunos fragmentos de historia o continuar los que tengo comenzados»). N o hay indicios de que se trate de la misma historia, pero como solamente había pasado un a ñ o o menos desde el prefacio de Quintiliano respondido hasta la carta a U z t a r r o z , es una posibilidad. Otra será la obra que menciona en una carta al duque de Sesa fechada en 20 de marzo de 1652, una obra de historia «de nuestros tiempos que espero dar a luz» y para la cual está esperando con ansias «las noticias que el señor don Juan de Austria se ha servido de p r o m e t e r m e » (Carta V I I I ) . T r á t a s e , por tanto, de una 1 0
S e g ú n P é r e z de M o n t a l b á n , El pretendiente es una obra que B o c á n g e l « t i e n e
para i m p r i m i r » (Para todos. Exemplos morales humanos y diuinos, H u e s c a , 1633, f o l . 7r del Indice de los Ingenios de Madrid). 1 1
Datos recogidos luego en Á l v a r e z y Baena, 1789, v o l . II, p . 2 7 1 . D e El arpa
de David española,
Á l v a r e z y B a e n a dice que son « t o d o s los Salmos en todas las
Poesías de nuestra l e n g u a » . 1
2
B N M M s . 3665, f o l . 46r.
PREFACIO
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obra de historia c o n t e m p o r á n e a que en parte reflejaría la guerra de C a t a l u ñ a y el asedio de Barcelona, que ocupaban a don Juan de Austria en estos momentos. E n su respuesta, el duque de Sesa urge a B o c á n g e l acabar la obra: «Yo la deseo harto esta historia verla ya correr, por lo que la acredita el autor» (Carta X V I I I ) . Incluso, le ofrece mandar papeles originales que tiene en su archivo sobre la conquista de N á p o l e s , si trata de aquel r e i n o . D e esta obra tampoco sabemos nada. 13
DISPOSICIÓN DE LOS TEXTOS
Pasemos a la disposición gráfica de la página editada, y de nuevo volvemos a las «Observaciones provisionales sobre la edición y a n o t a c i ó n de textos del Siglo de Oro» mencionadas arriba. Dicen C a ñ e d o y Arellano: E l objetivo primordial es ofrecer una página lo más clara y limpia posible, sin ningún tipo de estorbos. Reducción al máximo de signos críticos. Los necesarios se añadirán con la mayor discreción. La proliferación y diversificación de signos, en principio servidores de la economía y precisión críticas, llega a ser perjudicial en su hipertrofia . 14
Somos partidarios de presentar el texto de la obra sin ningún signo en el medio si es posible. C o n las obras poéticas no hay problema: al numerar los versos tenemos un instrumento muy preciso con que hacer la referencia necesaria al final del texto. Estas referencias son de tres tipos básicos: observaciones textuales (explicación, por ejemplo, de algún pasaje difícil); variantes (entre una edición y otra); notas filológicas. N o hemos creído necesario separarlas en distintos apartados, como encontramos en algunas ediciones; así sólo se hace más inasequible el aparato crítico. E n cuanto a las variantes entre una edición y otra, éstas sólo tienen importancia en muy pocos casos, siendo el principal los cambios introducidos por Bocángel en los textos de Rimas y prosas y Retrato panegírico cuando se volvieron a editar para La lira de las Musas. C o m o hemos apuntado arriba, en esta e d i c i ó n publicamos el texto de las Rimas y el del Retrato panegírico que Bocángel p r e p a r ó para
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A n t e p a s a d o c é l e b r e d e l d u q u e de Sesa fue el G r a n C a p i t á n , d o n G o n z a l o
F e r n á n d e z de C ó r d o b a , conquistador de N á p o l e s en 1503-1504. 1 4
C a ñ e d o y A r e l l a n o , 1987, p . 350.
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La lira de las Musas de 1637. Las variantes con la primera e d i c i ó n se señalan así: V / R (^variante c o n Rimas); V / R P (^variante con Retrato panegírico). Problema distinto es c ó m o disponer la página editada de una obra en prosa, pues carecemos de la facilidad de la n u m e r a c i ó n de versos; numerar las líneas del texto nos ha parecido poco práctico, especialmente cuando pueden cambiar entre el manuscrito preparado por el autor y el texto final de la imprenta. E n este caso no hemos visto más remedio que echar mano de las notas a pie de página, con el n ú m e r o de la nota visible en el texto. Hemos intentado reducir al m í n i m o estas notas y colocarlas, siempre que haya sido posible, al final de las frases y no en medio, como muchas veces se ve, aunque no siempre ha sido posible dada, a veces, la necesidad de anotar varias partes de una misma frase. T a m b i é n nos encontramos con otro problema, que fue que en algunos de sus textos más tardíos Bocángel tenía la costumbre de indicar en los márgenes la fuente de sus citas (especialmente notable en El templo cristiano, la Piedra candida, y la Relación panegírica). H e m o s optado por incluir estas notas marginales como otras notas a pie de página, pero señaladas con un asterisco [*] antes de la cita, y con la cita entre comillas, para diferenciarlas de las demás notas. Los textos van en orden cronológico, cada uno a c o m p a ñ a d o de las notas aclaratorias relevantes. Se ha intentado anotar pasajes difíciles u oscuros para un lector moderno, aclarar dudas o lecturas complicadas, indicar nuestras (pocas) intervenciones editoriales en el texto, y localizar donde haya sido posible las citas que emplea o a que se refiere Bocángel. C o m o sabrá todo editor de un texto á u r e o , ésta no es tarea fácil. E n muchos casos no sabemos si el autor cita de un texto original o de una copia posterior o de una antología o miscelánea de la época, o si su cita viene mediatizada por otro texto, lo que ocurre con mucha frecuencia. Sobre la manera en que B o cángel utilizaba sus fuentes clásicas, referimos al interesado a nuestros trabajos recientemente terminados: «Gabriel Bocángel y sus fuentes clásicas» y «A G o l d e n - A g e poet and his sources: G a b r i e l Bocángel y U n z u e t a » , y al trabajo muy completo de Isabel Torres 15
16
l ! )
A publicarse en las Actas del V Congreso Internacional de la AISO
(Münster,
1999). 1 6
A p u b l i c a r s e en S t e p h e n B o y d y J o R i c h a r d s o n (eds.), Essays on
Spanish
Poetry of the Colden Age, Manchester, D e p a r t m e n t o f Spanish and Portuguese.
PREFACIO
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sobre la Fábula de Leandro y Ero: «Critics against B o c á n g e l : Pre¬ senting a Case for the Defence» . La búsqueda de citas y referencias puede acabar siendo, por parte del editor, un fin en sí mismo, un acto de auto-satisfacción, aunque, desde luego, no hay que desdeñar el placer que se recibe al dar con una cita difícil o muy oscura. Sin embargo, el fin verdadero de esta búsqueda ha de ser el de ayudar a mejorar la c o m p r e n s i ó n del lector moderno del texto. Teniendo todo esto en cuenta, hemos intentado mostrar c ó m o Bocángel incorporaba en su propio texto los textos de otros, q u é función desempeñaban (si es que la tenían), c ó m o , en fin, construía este mosaico de intertextualidades de que nos habla Julia Kristeva , o este palimpsesto en definición de Genette . 17
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D e l material preliminar que suele a c o m p a ñ a r a cualquier texto á u r e o , hemos incluido todas las aprobaciones, censuras, dedicatorias y prólogos «al lector», suprimiendo, sin embargo, los poemas preliminares de amigos y deudos del autor, ya que añaden poco o nada a la historia o c o m p r e n s i ó n de la obra y alargarían innecesariamente la misma. T a m b i é n hemos reproducido algunas de las portadas de textos manuscritos, cuando el material que contienen es de interés. Para resumir, el fin que se ha perseguido con la edición crítica de las obras de Gabriel Bocángel es producir un texto correcto, modernizado en lo posible, con el necesario aparato crítico para hacer asequible la lectura de la obra, recordando siempre que cualquier signo en el texto es un estorbo a la lectura, que se supone es el fin primordial de la edición, por crítica que sea o pretenda ser. CONCLUSIÓN
La e d i c i ó n se complementa con una bibliografía de las obras de Bocángel —ejemplares, localización, y n u m e r a c i ó n en nuestra edic i ó n — y una bibliografía puesta al día de los estudios críticos de su obra. A l final, hemos incluido un índice de primeros versos de los
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1 8
Torres, 1998, pp. 173-90. « T o u t texte se c o n s t r u i t c o m m e m o s a ï q u e de c i t a t i o n s , tout texte est ab-
s o r p t i o n et transformation d ' u n autre texte. A la place de la n o t i o n
d'intersub-
j e c t i v i t é s'installe celle d ' i n t e r t e x t u a l i t é , et le langage p o é t i q u e se l i t , au m o i n s , c o m m e double» (Kristeva, 1969, p. 146). 1 9
V é a s e Genette, 1989.
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BOCÁNGEL
poemas, las láminas c o n su respectiva leyenda al pie, y una b i b l i o grafía de obras consultadas. E n la explicación de notas, usamos los diccionarios y manuales acostumbrados: el de Covarrubias, el de Autoridades, el de la Real Academia Española, el de María M o l i n e r , el vocabulario de refranes de Correas, el vocabulario de las obras de G ó n g o r a de A l e m a n y y Selfa, y el Glosario de voces anotadas preparado por R . Jammes y M . T . M i r ( M a d r i d , Castalia, 1993). Todas las demás ediciones clásicas y modernas que han servido para localizar las fuentes de las citas bocangelinas van ampliamente descritas en las notas, con su consiguiente r e m i s i ó n a la bibliografía de obras consultadas, por el sistema de autor-fecha. Finalmente, quisiéramos agradecer a la Arts and Humanities Research Board ( A H R B ) del R e i n o U n i d o y a la U n i v e r s i d a d de Birmingham la concesión de un a ñ o s a b á t i c o , lo que hizo posible tanto el consultar textos y fuentes en bibliotecas españolas como el terminar el proyecto, y a la School o f Humanities, Universidad de Birmingham, la subvención que c o n c e d i ó para los costes de publicación de esta edición. T a m b i é n quisiéramos agradecer a nuestros colegas de los Departamentos de Clásicas, de Italiano, y de T e o l o gía su ayuda en la b ú s q u e d a de referencias y alusiones difíciles y recónditas. C o n Ignacio Arellano de la Universidad de Navarra tenemos una deuda impagable. N o hay forma de agradecerle lo suficiente su apoyo entusiasta en la publicación de este libro y su excelente gestión en todo el trato que hemos tenido c o n él. T a m b i é n quisiéramos agradecer a su colega Juan M a n u e l Escudero del Grupo de Investigación Siglo de O r o ( G R I S O ) de la U n i v e r s i d a d de N a v a r r a la valiosa ayuda que nos ha brindado en su revisión técnica.
*** C o n esta e d i c i ó n de las obras completas de Bocángel creemos y queremos haber terminado con nuestra labor bocangelina de más de treinta años. Siempre queríamos ofrecer a los estudiosos del Siglo de O r o una edición digna de este poeta a su vez digno de estudio. G a briel B o c á n g e l no es un G ó n g o r a , ni un Lope, ni mucho menos un Quevedo, y tampoco pretendía serlo, es verdad, pero no es por eso menos digno de nuestra atención. Es ejemplar representante de
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PREFACIO
aquellos que se ha venido llamando «poetas de segunda fila» o «poetas de segunda generación». G ó n g o r a m u r i ó el mismo a ñ o en que Bocángel publicó su primer libro de poesía, Rimas y prosas, M a d r i d , 1627. C u a n d o publicó su principal libro, La lira de las Musas, Lope acababa de m o r i r . Y para cuando escribía el poema que más fama le daría, si juzgáramos por el n ú m e r o de copias y ediciones que de él tenemos —El Cortesano español— Quevedo llevaba dos o tres años muerto. Bocángel los c o n o c i ó a todos y los sobreviv i ó . M u r i ó en diciembre de 1658, a la temprana edad de 55 a ñ o s , pero su vida profesional coincidió casi por completo con el p e r í o d o de mayor esplendor del barroco español. D e su poesía podemos aprender mucho de este esplendor y de esta época que tanta buena poesía nos ha dado. Para terminar, entonces, este prefacio o i n t r o d u c c i ó n , que hemos querido que fuese breve, ya que importa que hable la poesía de B o cángel más que la voz nuestra, nada mejor que las palabras del conde de Salinas, otro excelente y olvidado poeta de ese siglo singular: Los casos dificultosos, tan justamente envidiados, empréndenlos los honrados y acábanlos los dichosos. Y aunque no tenga envidiosos en lo que me ha sucedido, yo he hecho lo que he podido, Fortuna
lo que ha
querido.
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O incluso las del editor Martín N u c i ó , que puso fin a su p r ó l o g o al Cancionero de romances sin año con estos maravillosos sentimientos: «Querría que todos se contentasen y llevasen en cuenta m i buena voluntad y diligencia. E l que ansí no l o hiciere, haya paciencia y p e r d ó n e m e , que yo no pude más. Vale» . 21
Birmingham, mayo de 2000
D a d s o n , 1985d, p o e m a n ú m . C I . Cancionero de romances, A m b e r e s , M a r t í n N u c i ó , preliminares.
BIBLIOGRAFÍA
ABREVIATURAS Y OBRAS DE BOCÁNGEL
ABREVIATURAS
BA BCS BDC BGUC BL BLG BLO BMM BMP BNL BNM BNP BPB BPC BPL BRM BPR BUB BUC BUO BUSC BUZ HSA IU NLS NPL
Biblioteca de Ajuda, Lisboa. Biblioteca C o l o m b i n a , Sevilla. Biblioteca de la D i p u t a c i ó n de C a t a l u ñ a . Biblioteca Geral da Universidade de C o i m b r a . British Library, L o n d o n . Biblioteca de la F u n d a c i ó n Lázaro Galdiano. Bodleian Library, O x f o r d . Biblioteca M u n i c i p a l , M a d r i d . Biblioteca de M e n é n d e z Pelayo, Santander. Biblioteca N a c i o n a l , Lisboa. Biblioteca N a c i o n a l , M a d r i d . B i b l i o t h è q u e Nationale, París. Biblioteca Pública, Burgos. Biblioteca Pública, C ó r d o b a . Boston Public Library. Biblioteca de A . R o d r í g u e z - M o ñ i n o (ahora R A E ) . Biblioteca del Palacio R e a l , M a d r i d . Biblioteca de la Universidad de Barcelona. Biblioteca de la Universidad Complutense (Filología), Madrid. Biblioteca de la Universidad de O v i e d o . Biblioteca de la Universidad de Santiago de C o m p o s tela. Biblioteca de la Universidad de Zaragoza. Hispanic Society o f A m e r i c a Library. University o f Illinois, Urbana. N a t i o n a l Library, Scotland. N e w Y o r k Public Library.
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OBRAS
OLO ONB RAE RAH UCLM ULB ULC ULL
COMPLETAS
DE
BOCÁSGEL
O b e r l i n College Library, O h i o . Osterreichische Nationalbibliothek, Viena. R e a l Academia Española, M a d r i d . R e a l Academia de la Historia, M a d r i d . Universidad de Castilla L a Mancha, Fondo Entrambasaguas. University Library, B i r m i n g h a m . University Library, Cambridge. University Library, L o n d o n .
I. O B R A S I M P R E S A S
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Rimas y prosas, junto con la Fábula de Leandro y Ero. Por Don Gabriel Bocangel y Vncueta, M a d r i d , J u a n G o n z á l e z , 1627. 16hs. + 136 fols. Ejemplares: B L 011451.e.44; B N M P-5.656, R - 2 . 8 8 2 , R 4.598, R - 5 . 5 1 2 ; B N P Y g . 2537; B U S C ; H S A ; I U ; O N B 3 5 . G . 3 0 ; U L B 16.B624.
Número de edición: 1-74.
Retrato panegírico del Serenissimo Señor Carlos de Austria, Infante de España, Principe de la mar. Por Don Gabriel Bocangel y Vnzueta, M a d r i d , Imprenta del R e i n o , 1633. 16hs. + 39 fols. Ejemplares: B N L L.17039P; B N M R - 1 . 1 2 9 , R - 1 2 . 0 4 9 , R 17.233, V . E . 62-79; B P J V l E - l - 4 . 8 0 7 ; H S A ; O N B +38.Bb.67. Número de edición: 85-86. La lira de las Musas, de Humanas, y Sagradas vozes; junto con las demás obras Poéticas antes divulgadas, M a d r i d , C a r los S á n c h e z , [s.a. ¿ 1 6 3 7 ? ] . 12 hs. + 197 fols. + 1 h . (colofón). Ejemplares: B L 11451.e.10; B L G R . 2 5 ; B M P 2.177, R - V I 8-8; B N L L . 6 9 6 8 V , L . 1 4 8 3 A ; B N M 2-16.355, 2-65.030, R-2.181, R-4.986, R-5.370, R-7.723, R-7.740, R-10.549, R - 1 5 . 2 4 8 , U - 8 . 4 6 0 , U - 1 0 . 5 1 8 ; B N P Res. Y g . 73 bis; B P C S/8-227; B P L D.154.22; B P R X - 4 9 6 ; B R M E-40-6.759; B U B 123-4-19; B U C Res 544; B U Z G - 8 - 8 3 ; H S A ; N L S G.22.e.3; O N B 5 9 . D . 3 9 ; R A E 1 7 - V I I I - 1 2 , S . C . = 1 1 - D 104; U C L M E 688; U L B 16.B624; U L C F.163.d.8.13.
BIBLIOGRAFÍA
4
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Número de edición: 87-197. Lauro cívico al Exce [lentísijmo Señor Don Gaspar Alonso Pérez de Guzman el Bueno, Duque de Medina-Sidonia... Ofrécele, por España agradecida, en la reducción de la inquietud plebeya de Portugal Don Gabriel Bocangel y Vncueta, [s.l.-s.i.], 1638. 2hs. + 4 fols. Ejemplar: B N M V . E . 154-33.
Número de edición: 198.
5
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El retrato, silva nupcial por Don Gabriel Bocangel y Vnzueta... en el desposorio de D[oñ]a Geronima de Maldonado su prima... con Ivan de Zetina, segundo oficial de la secretaria propia, y secretario del Excelentissimo señor Almirante de Castilla, [s.l.-s.i.] [s.a. ¿ 1 6 3 8 - 1 6 3 9 ? ] . 4 hs. Ejemplares: B N M V . E . 154-20; R A H M s . 9-9-1-1.532, fols. 220r-23v.
Número de edición: 199. Declamaciones castellanas. La í . La perfecta Jubentud... La 2. Contra la Fortuna. Por Don Gabriel Bocangel y Unzueta, M a d r i d , Juan Sánchez, 1640. 24 hs. + 134 fols. + 1 h. (colofón). Ejemplares: R A E 1 2 - X - 7 4 ; O N B +43.Y.146. Número de edición: 211-213. Triunfo de Amor, y Marte, en las felices bodas del Excelentissimo Señor Don Luis Guillen de Moneada, Aragón, Luna, y Cardona, Duque de Montalto... y la Ex celentissima Señora D. Catalina de Moneada, Dama de la Reyna Nuestra Señora. Celébrale en Heroicos números D. Gabriel Bocangel Vncueta, [s.l.-s.i.], [s.a. ¿ 1 6 4 4 ? ] . 8 hs. Ejemplar: B N M V . E . 154-38. a
a
8
Número de edición: 215.
Templo christiano consagrado a la inmortal memoria de la Augustissima y Serenissima Señora D. Isabel de Borbon, Reyna de las Españas, Dedícale al Rey Nuestro Señor D. Felipe IIII... Don Gabriel Bocangel y Vnzueta, M a d r i d , Diego Díaz de la Carrera, 1645. 12 hs. + 20 fols. Ejemplares: B D C R e s - 3 9 0 - 8 ° ; B G U C M i s c . X L I I ; B N M R 4.039, V . E . 163-54, V . E . 188-33; B N P O c . 4 4 8 ; B P B 76¬ 11; H S A . a
Número de edición: 218-222.
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BOCÁXGEL
Piedra candida con que en real, y festiva mascara numera los felicissimos años de la Serenissima, y Augustissima Señora Archiduquesa, María Ana de Austria, Reina de las Españas... Dedica su Relación en este Poema Lírico. A la Reyna Nuestra Señora, el obsequio humilde, y reuerente de Don Gabriel Bocangel Vnzueta, M a d r i d , D i e g o D í a z de la C a rrera, 1648. 2 hs. + 13 fols. 4- 1 h. Ejemplares: B N M R - 3 . 5 5 5 , V . E . 538-21; BPJV1 C - 3 0 2.158(1); H S A . Número de edición: 224-225. La fiesta real, y votiva de toros, que a honor de San luán Bautista, celebro Madrid, a 6 de Iulio de Í648. Descrivia D. Gabriel Bocangel Vncueta, M a d r i d , Vicente Alvarez de M a riz, 1648. 10 fols. Ejemplares: B N M R - 1 . 7 2 9 , R - 3 0 . 8 2 4 ; H S A .
Número de edición: 226.
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El nuevo Olimpo, representación real, y festiva mascara que a los felicissimos años de la Reyna Nuestra Señora celebraron, la Atención Amante del Rey Nuestro Señor, y el obsequio, y cariño de la Serenissima Señora Infante, Damas, y Meninas del Real Palacio... Escrivialo el rendimiento, y obediencia de D. Gabriel Bocangel Vncueta, M a d r i d , Diego D í a z de la Carrera, [s.a. (1649)]. 13 hs. + 62 fols. Ejemplares: B L O A r c h . Seld. A . II. 11; B N M R - 7 1 1 , R 5.782, T - l 1.060, T - 2 4 . 0 8 7 ; B P R I . D . - 1 3 5 ; H S A ; O N B 44.F.113; U L L E . P . B / 2 1 . Número de edición: 227-228. Relación panegyrica del novenario celebre con que el orden ilustrissimo... de Alcántara solemnizó en San Bernardo de Madrid, su quarto voto de professar, y defender el purissimo misterio de la Concepción de Nuestra Señora, Concebida sin pecado original... Escriviala Don Gabriel Bocangel Vnzueta, M a d r i d , Imprenta R e a l , 1653. 16 hs. + 95 fols. + 1 h. Ejemplares: B L O 4 R a w l . 531; B N L R 4361V; B M M M B 1.903; B N M 3-13.950, 3-66.025, 3-66.214; B N P O m . 27; B U S C ; H S A ; R A H 8-16-2-2.760, 13-1-4-1.045. Número de edición: 232-238. o
BIBLIOGRAFÍA
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El Emperador fingido. De D. Gabriel Bocangel y Vnzueta. Incluido en Parte 43 de Comedias nuevas de los mejores ingenios de España, M a d r i d , [s.i.], 1678, pp. 207-42. Ejemplares: B L 11725.d.2; B M M 1-1-10-6 [le faltan las p á ginas 207-08 y 241-42; en su lugar hay 4 páginas manuscritas con letra del siglo X V I I ] ; B M P 33.886; B N M T - i 119 (43. ); B P L D . 1 7 2 . 1 . 4 3 ; O N B +38.V.10.(43); O L O . a
Número de edición: 258.
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II.
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El Emperador fingido. De Don Gabriel Bocangel y Unzueta, M a d r i d , A n t o n i o Sanz, 1732. 14 hs. Ejemplares: B N M T-14.954; B U O P - 5 2 - 1 3 ; N P L p.v. 792. El Emperador fingido. De Don Gabriel Bocangel y Unzueta, Sevilla, Imprenta de J o s é Padrino, [s.a. ¿1760?]. 24 páginas. Ejemplares: B L 11728.a.52, 11728.i.7(8) [con notas mss. de J. R . C h o r l e y de poco interés; el ejemplar de El Emperador fingido se incluye en el tomo XX de Colección de Comedias Sueltas, con algunos Autos y Entremeses, de los mejores ingenios de España, desde Lope de Vega hasta Cornelia, hecha y ordenada porj. R. C . ] ; B N M T - 4 . 5 2 9 , T-14.785(15). Declamaciones castellanas. La primera la Perfecta Juventud, hallada en la vida, y en la muerte del Conde de Riela... La segunda contra la Fortuna, ofreciendo una y otra las mas vivas ideas de la Elocuencia, y las máximas mas seguras de la Política. Por Don Gabriel Bocangel y Unzueta, [s.l.-s.i. (Madrid)], [s.a. (1748)]. 15 hs. + 156 páginas. Ejemplares: B N M 2-50.992, 2-56.845, 3-28.505, 3-29.788, 3-30.087, 3-36.444, U - 2 . 9 1 8 ; B M P R - I I - B / 4 5 3 ; N L S G28.g.22. OBRAS E N MANUSCRITO
Glossa de bocanjel «como podre si muriendo»: andáis perdida» B N M M s . 3.773, fol. 8r.
«Porque muera
Número de edición: 81.
Canzion lírica de Don Grauiel de boca anjel a Laura corto vn clauel con la boca: «A la boca de flora». B N M M s . 3.773, fols. 90v-91r.
Número de edición: 82.
que
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Romanze de Don Gabriel Bocangel a una dama que pedia mucho: «Aqui Belilla del gusto». B N M M s . 3.773, fols. 112v-13r.
Numero de edición: 83.
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Epitafio de Don Gabriel lossa». B N M M s . 3.773, fol. 113v.
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Discripcion de la Boda de mi S[eño]ra Doña Geronima de Maldonado con Juan de Zetina del Conss[ej]o de Su Mag[esta]d y su s[ecretajrio y ofizial mayor de la S[ecretajria de Guerra de tierra. Por D[o]n Gau[rie]l Bocanjel: «Belisa si has de casarte» [ ¿ 1 6 3 8 - 1 6 3 9 ? ] . R A H M s . 9-9-1-1.532, fols. 212r-15r.
Bocangel:
«Felicia
aforra
esta
Número de edición: 84.
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Número de edición: 200.
En el Desposorio de D[oñ]a Geronima de Maldonado con luán de Zetina; imbocazion; del mismo: «Beldad D i u i n a á cuya luz se alienta» [ ¿ 1 6 3 8 - 1 6 3 9 ? ] . R A H M s . 9-9-1-1.532, fols. 215r-28r.
Número de edición: 201.
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Décima de don Gabriel Bocanjel, abiéndole echo contador de resultas y pidiendo dineros para la media annata: « D o n D i e go, en gajes entré» [¿1639-1640?]. B N M M s . 3.799 [Poesías de D. Diego Contreras], fol. 67v.
24
A un Cristo crucificado. Romance de d. Gabriel Bocangel Vnz[neta]: «Alza el rostro, herrada oueja». B N M M s . 20.066(26), 2 fols. [El poema ocupa el fol. I r (los folios l v - 2 v están en blanco) y es a u t ó g r a f o . Es una versión muy cambiada del poema n ú m e r o 185 (de La lira de las Musas)].
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Introducción a una achademia por D. Gabriel Bocangel B[ac]h[illejr en ley: «Muda atención grato oido». H S A M s . B2.355, fol. 52r-v [Es probablemente autógrafo; le faltan al menos dos versos al final del poema, tal vez más].
Número de edición: 208.
Número de edición: 209.
Número de edición: 210.
BIBLIOGRAFÍA
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Censura de Don Gabriel Bocangel a las Rimas castellanas de Alfonso 8 , auiendolas remitido D. Luis de Vlloa para que las censurase [ ¿ 1 6 4 2 ? ] . o
B L E g . M s . 569, fols. l r - 7 v . 27
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Número de edición: 214.
Zensura de Don Grabiel Bocangel a las Rimas castellanas de Alfonso octauo abiendoselas remitido Don luys de Vlloa para este efecto [ ¿ 1 6 4 2 ? ] . B N M M s . 4.147, fols. 509r-16r. Quintiliano Respondido por Don Gabriel Bocangel Unzueta [1647]. B N M M s . 18.657(17), 26 fols. [Según nota de J . P é r e z de G u z m á n , «Este o p ú s c u l o de Bocangel Unzueta es original y autógrafo». Es cierto].
Número de edición: 223.
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Fiesta real de toros que a los felicissimos años de la Reyna nuestra S[eñor]a d[oñ]a Mariana de Austria celebro Madrid a 23 de d[iciembr]e escriuio en españoles números a ynstancia del ex[celentísijmo Señor duque de Sesa y Baena... Don ga¬ briel bocangel uncueta... Dedicado a La ex [celentísijma Señora duquesa de Sesa y Baena en manos de su amantissimo Consorte [1650]. H S A M s . B 2 . 5 1 4 , pp. 1-18 [Es original y a u t ó g r a f o de B o cangel, con dedicatoria del autor fechada en 6 de enero de 1650].
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Número de edición: 229.
Romance: «Gran Eroe D u q u e de sesa» [1650]. B R M E - 3 9 - 6 . 7 1 0 , Selva poética del siglo XVII, pp. 135-48 [Otra copia de la Fiesta real de toros, posiblemente a u t ó g r a fa. T i e n e bastantes lecturas distintas al texto citado arriba, n ú m e r o 29]. La Perla de dos Orienttes. Descripción del felicísimo Nacimiento y ostentosos Bautismo de la serenísima Señora Margarita María de Austria... Escriuialo la obedienzia y el Rendimiento de D. Gabriel Bocangel Vnzueta [1651]. B N M M s . 18.657(14), 29 fols. [Según nota de J . P é r e z de G u z m á n , es todo original y autógrafo de Bocángel. Lleva tres censuras, una dedicatoria y un prefacio del autor].
Número de edición: 231.
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COMPLETAS
DE
BOCÁMGEL
La Perla de Dos Orientes. Descripción del felicissimo nacimiento y ostentoso baptismo de la Ser[enísi]ma Señora Margarita Maria de Austria... Escriuialo la obediencia y el Rendimiento de D. Gabriel Bocangel Unzueta [1651]. B N M M s . 8.333, 35 fols. [Según nota de J . P é r e z de G u z m á n , es todo autógrafo; sin embargo, algunos folios parecen estar en otra mano: autógrafos son la portada y los folios l r 18v, 28r-30v, y 33r-35r. A l contrario del n ú m e r o 31, este ejemplar no lleva censuras, aunque sí tiene la dedicatoria y el prefacio del autor]. Consexos Christianos, Morales, y Politicos, que Hipólito da á su Hermano Clito, en ocasión que va este á servir al Rey. Su Autor D. Gabriel Bocangel, y Vnzueta: « N o m i aplauso, hermano Clito» [¿1650-1658?]. B N M M s . 7.182, pp. 153-203 [Tiene 273 estrofas].
Número de edición: 239.
Consexos Christianos, Morales, y Politicos, que hipolito da a su Hermano Clito en ocasión que va este a servir al Rey. Su Autor D[o]n Gabriel Bocangel, y Vnzueta: « N o m i aplauso, hermano Clito» [¿1650-1658?]. B N M M s . 2.189, 29 fols. [Tiene 225 estrofas]. Respuesta de D. Gabriel Bocangel a D. Luis de Ulloa Pereira: «Señor D o n Luis a quien dio» [¿1643-1644?]. B N M M s . 3.889, fols. 32r-33r.
Número de edición: 240.
Zelebrando el presente de vn escritorio de vidrio con su bufete de admirable labor que enbio desde Barcelona el Ser[enísi]mo Infante S[eño]r Don J[ua]n de Austria a la Ser[enísi]ma d[oñ]a Teresa María... Romance de don Gabriel Bocangel Vnz [uejta: «Don Pedro, en vuestra possada». [¿1652¬ 1653?]. B N M M s . 3.661, fol. 209r-v.
Número de edición: 246.
Soneto a una Dama llorando de Don Gabriel Bocangel: «Huyó por minas de christal y grana». B N M M s . 3.773, fols. 136v-37r [Es una copia bastante fiel del poema n ú m e r o 11 (Rimas y prosas)]. Soneto a un belon que era juntamente relox moralizando su forma. Imp. Bocanjel: «Esta viforme imagen de la vida».
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B N M M s . 3.811, f o l . 34v [ C o p i a bastante fiel del poema n ú m e r o 27 (Rimas y prosas)]. Soneto a vn soldado que después de muerto se tubo un poco en pie sin caerse, de vocanjel: «Tu obstinado cadáver nos aduierte». B N M M s . 4.140, fol. 16r [Es una mezcla de los poemas n ú meros 21 y 22 (Rimas y prosas)]. Epigrama Al Pintor de vn herm[os]o ret[rat]o. D[o]n Gabriel Bocangel. Al Retrato: «Llegaste los soberanos». B N M M s . 6.635, f o l . 277r [ C o p i a del poema número 53 (Rimas y prosas)]. Soneto Ablando el Aut[o]r con vn Retrato suio. D[o]n Gabriel Bocangel: Al Retrato q[u]e acabo con todo acierto el P. F. Agustín León[ar]do Relig[ios]o de la Merced: « H a b l a vulto animado, no tu esquivo» B N M M s . 6.635, f o l . 309v [ C o p i a del poema número 28 (Rimas y prosas)]. Epigrama a vna Dama que se quexaua del tiempo pasado. De D. Gabriel Bocangel: «Tu hermosura mal lograda». B N M M s . 17.683, fol. 199r [Es copia del epigrama n ú m e r o 65 (Rimas y prosas)]. Soneto: «Ya de dolor puro, dolor no siento». H S A M s . B 2 . 4 9 9 , f o l . 46 [El poema n ú m e r o 10 (Rimas y prosas)]. Soneto: «Júpiter ya venciste, ya se inclina». B N M M s . 3.797, fols. 185v-86r [El mismo poema, c o n ligeras variantes, que el n ú m e r o 115 (La lira de las Musas)]. Soneto: «Iupiter ya venciste ya se inclina» H S A M s . B 2 . 3 8 8 , Cancionero Venatorio recopilado por un Cacador amante de las letras, M a d r i d , 1886, fol. 30 [ E l poema 115]. Madrigal: «Esa rosa que ves zagalexo». B N M M s . 10.560, fol. 3r-v [Copia, con ligeras variantes, del poema n ú m e r o 170 (La lira de las Musas)]. Copla de D. Gabriel Bocangel con su respuesta: «Centellas liquidas vierten». B L E g . M s . 555, fol. 266v [La copla se encuentra en La lira de las Musas, poema n ú m e r o 164 (segunda estrofa), con una p e q u e ñ a variante].
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Coplas de don Gabriel Bocangel a una dama que lloraba: «Centellas líquidas vierten». B U Z M s . 272, f o l . 158 [Es la misma copla que la anterior (núm. 47), pero la respuesta es completamente distinta]. Romance: «Ya viene la primavera». H S A M s . B 2 . 5 4 3 , Poesías varias, fol. 65 [Copia del poema n ú m e r o 165 (La lira de las Musas)]. Romance: «Ya viene la primavera». H S A M s . B 2 . 4 7 9 , Romances varios de diferentes authores, nuevamente impressos por un curioso, Amsterdam, 1688, pp. 52-53 [Es copia manuscrita de la edición impresa; véase abajo n ú m . 149]. Romance a una dama: «Ya viene la primavera». B A 49-111-50, Parnaso poético Musa Intertenida de Manoel Luis Ribeiro Anno Í685, pp. 152-53 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 165)]. Romance: « R o m p a el silencio la voz». Cancionero poético-musical de Í645, fol. 69 [Este cancionero ha sido descrito por A . Ortega del A l a m o , Dos canciones de Lope de Vega en un Cancionero poético-musical del siglo XVII, Valencia, 1962. Se trata del poema n ú m e r o 150 (La lira de las Musas) ]. Declamaciones castellanas. La 1 . La perfecta Jubentud... La 2. Contra la Fortuna. Por D[o]n Gabriel Bocangel y Unzueta [1640]. B N M M s . 8.609, fols. 1-90 [Es copia de la e d i c i ó n impresa de M a d r i d , 1640]. Véase arriba n ú m . 6. La Fiesta R[ea]l y Votiua de toros que en honor de S[a]n Juan Bautista zelebro Madrid a los seis de Julio de [1648]. Escriuia D[o]n Gabriel Bocangel Vnzueta. B R M M s . E-26-6.134, Flores del Parnaso Español escogidos de nuestros mejores poetas y de algunos cuyas obras no se han ympreso. Por Don Juan de Yriarte Bibliotecario de S. M[agestajd el Señor rey D[o]n Felipe V, fols. 57r-62v [Es copia de la e d i c i ó n impresa, poema n ú m e r o 226, con dos estrofas menos]. a
Véase arriba n ú m . 10.
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El nuevo Olimpo, representación real y festiva mascara... de don Gabriel Bocangel [1649]. B L E g . M s . 1.890, 52 fols. [Es copia de la e d i c i ó n impresa de M a d r i d , 1649]. Véase arriba n ú m . 11. Quintillas de don gabriel Vocangel: «Vnas quintillas sencillas». B R M E - 3 9 - 6 . 6 3 6 , Poesías varias del siglo XVII, pp. 59-60 [Copia del poema n ú m e r o 237 (Relación panegírica)]. Véanse también abajo n ú m s . 124 y 133.
III. « E L C O R T E S A N O E S P A Ñ O L » : I M P R E S O S Y M A N U S C R I T O S
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El Cortesano, de Don Gabriel Bocangel, M é x i c o , V i u d a de Bernardo C a l d e r ó n , 1655. 4hs. Ejemplar: B N P R é s . Y g . 338 El Cortesano español de Don Gabriel de Bocangel, impresso de orden del Excelentissimo señor Marques de Astorga, V a lencia, G e r ó n i m o Vilagrasa, 1666. 4 hs. Ejemplar: H S A . Canta enseñando con vozes morales, y políticas ser Cortesano Discreto. De Don Gabriel Bocangel. Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso... Hechas de varias poesías de los Mejores Ingenios de España, Zaragoza, J u a n de Ibar, 1670, pp. 177-83. Ejemplares: B N M R - 2 . 7 3 3 ; B R M H [Aparece en la B i b l i o teca de R o d r í g u e z - M o ñ i n o como pliego suelto, desgajado del libro original; véase V í c t o r C a m p o , V í c t o r Infantes, M a r c i a l R u b i o Arquez, Catálogo de los pliegos sueltos poéticos del siglo XVII de la biblioteca de Antonio Rodríguez-Moñino, Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá, 1995, pp. 15-16]. [Es copia de la edición impresa de Valencia, 1666]. Avisos a vn Cortesano de Don Gabriel Bocangel y Vnzueta, Zaragoza, Herederos de D i e g o D o r m e r , 1683. 4 hs. Ejemplar: B N M V . E . 129-24. El Cortesano, y Discreto Político, y Moral, Principe de los Romances, relox concertado para sabios, y dispertador de ignorantes. Compuestas por D. Gabriel Boca Angel, [ M é x i c o , Francisco de R i v e r a C a l d e r ó n , 1709].
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El Cortesano discreto. Romance escrito por Don Gabriel Bocangel y Unzueta... Reimpreso en Lima, L i m a , J u . Joseph Cossío, 1732. 14 hs. Ejemplar: B N M R - l 3 . 3 5 0 El Cortesano, y Discreto, Político, y Moral, Principe de los romances, Relox concertado para Sabios, y Despertador de ignorancias. Su Autor D. Gabriel de Vocangel y Unzuela [sic] Bibliothecario del Serenissimo Señor Don Fernando de Austria, Infante de España, y Arzobispo de Toledo, M a d r i d , 1763. 4 hs. Ejemplar: B N M V . E . C 362-22. El Cortesano, y Discreto, Político, y Moral Principe de los Romances, Relox concertado para Sabios, y Despertador de ignorancias, [s.l.-s.i.] [s.a.]. 4 hs. Ejemplar: B N M V . E . 137-25 [Es un pliego suelto que data probablemente del siglo X V I I I ] . El Cortesano Español Con Ilustraciones y Aforismos Sagrados Políticos y Morales Escriviale Don Gabriel Bocangel Vnzueta cont[ado]r de Result[a]s de su Mag[esta]d y su coronista Bibliotec[ari]o q[ue] fue del Ser[enísi]mo Cardenal a
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D e esta e d i c i ó n no se conoce n i n g ú n ejemplar disponible. L a cita J . T o r i b i o M e d i n a , La imprenta en México (1539¬ 1821), III, Santiago de C h i l e , 1908, p. 400, Ítem 2.203, quien localiza dos ejemplares, uno en la Biblioteca Agreda y otro en la de Andrade, pero sin haberlos visto. Para el m o mento su existencia ha de ser provisional. El Cortesano discreto, [ M é x i c o , 1724]. D e esta e d i c i ó n no se conoce n i n g ú n ejemplar, y lo mismo ocurre con otra supuesta edición de M é x i c o , 1755. Las cita Vicente P . Andrade en su Ensayo bibliográfico mexicano del siglo XVII, M é x i c o , 1900, p. 300. Visto que él es el primero en nombrarlas, d e b e r í a m o s tomar muy en serio la advertencia que Genaro Estrada hizo a esta bibliografía: «La bibliografía mexicana p a d e c i ó varias supercherías ideadas por el c a n ó n i g o don Vicente de P . Andrade, tales como el anuncio de libros que no existían, supuestos nombres de autores y buen n ú m e r o de otras extravagancias, a las que era muy dado el autor de la B i b l i o t e c a M e x i c a n a del Siglo X V I I » (200 notas de bibliografía mexicana, M é x i c o , 1935, p. 22).
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Infante Don Fernando y de su Cámara Graduado en ambos derechos. U L C M s . A d d . 7.946, í t e m V (sin foliar) [Es todo autógrafo de Bocángel, y puede considerarse la revisión hecha por él de la primera e d i c i ó n , ahora perdida. E l formato del manuscrito sugiere que Bocángel se proponía publicarlo como la segunda edición]. 67
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Número de edición: 230.
Romanze de Don Luis de Vlloa, embiando a la Corte a su hijo D[o]n Fernando. B N M M s . 2.244, fols. 179r-90r [Por supuesto, se trata del poema de Bocángel; no es el ú n i c o ejemplar atribuido a U l l o a y Pereira]. Da vn Padre Consejos a vn hijo de como se deue portar en la Corte: de D[o]n Gabriel Bocángel de Vnzueta. B N M M s . 3.916, fols. 154r-64v. ImEl Cortesano Español. De D[o]n Gabriel de Bocángel: preso de Orden de el Ex [celentísijmo S[eñ]or Marques de Astorga Virrey de Val[en]c[i]a. Año 1666. B N M M s . 3.943, Jardín de las potencias, fols. 115r-18v [A pesar del t í t u l o , no es una copia muy fiel de la e d i c i ó n i m presa de Valencia, 1666]. Instrucción q[ue] dá vn Cauallero retirado á vn hijo suyo q[ue] embia a la Corte de como se a de portar en todo jenero de ocurrencias. B N M M s . 3.970, fols. 30r-36v. El Cortesano y Discreto, Político y Moral, Principe de los Romanzes, Relox concertado para Sauios, y dispertador de Ignorantes. Por Don Gerónimo Bocange [sic]. B N M M s . 4.041, fols. 258r-69v. El Cortesano, y Discreto, Político, Moral Principe de los Romanzes, Relox concertado p[ar]a Sauios, y dispertador de Ignorantes, p[o]r D[o]n Gerónimo Bocanger [sic]. B N M M s . 4.042, fols. 172r-80r. Da vn Padre consejos a vn hijo de como se debe portar en la Corte. Romance. B N M M s . 4.111, fols. l l l r - 1 7 r .
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El Cortesano Español, Discreto, Político, y Moral, Principe de ¡os Romances; Relox concertado para sabios, y dispertador de ygnorantes. B N M M s . 7.182, pp. 205-23. Papel en que D[o]n Gabriel Bocangel enseña con voces morales, y políticos a su hijo don Fernando, para ser buen cortesano, discreto; se imprimió en Valencia suelta y no se halla. B N M M s . 8.609, fols. 91-102 [Es copia, hecha en el siglo X V I I I , de la edición impresa de Valencia, 1666]. Consejos de Don Grauiel Bocangel. B N M M s . 9.636, fols. 274r-84v. Consejos a un mozo que bá a la Corte recien heredado. Romance de D[o]n Gabriel Bocangel. B N M M s . 17.666, pp. 739-57. Concejos de D[o]n Gabriel de Bocangel á vn Cavallero. B N M M s . 17.667, fols. 5r-8r [En el fol. 4v leemos: « D i s c u tissimos Concejos de D [ o ] n G a b r i e l de Bocangel a D [ o ] n Fernando Bocangel su hijo q[ue] pasaba en calidad de p r e n tend[ien]te a la Corte de M a d r i d » ] . El Cortesano de D. Gabriel Bocangel — Romanze. B N M M s . 18.748(1), fols. l r - 5 r . Consejos C[ri]s[tiajnos y Políticos. B C S M s . 83-3-37, fols. 216r-19v [Originalmente atribuido a U l l o a y Pereira; después tachado y reatribuido a Bocangel]. Consejos a vn Caballero Mozo, que hauiendo heredado fue a la Corte Por Don Gabriel Bocangel Vnzueta. B R M M s . C-30-2.155(4), 12 hs. Instrucción del Cortessano Por D[o]n Gabriel Bocangel Vnzueta Contador de resultas de su Mag[esta]d y su Coronista Bibliotecario de Cam[ar]a del Serenissimo Cardenal Ynfante. Facieuan, sed auri vellan nihil faceré. Romanze. B R M M s . E-26-6.134, Flores del Parnaso Español escogidos de nuestros mejores poetas y de algunos cuyas obras no se han ympreso. Por Don Juan de Yriarte Bibliotecario de S. M[agestajd el Señor rey D[o]n Felipe V, fols. 45r-55v. Espejo de la Corte. B R M M s . E-26-6.134, fols. 281v-87v.
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Romance discretissimo y christiano en q[ue] vn gran catón da consejos a vn joven q[ue] va a la Corte. Autor Bocangel. Gabriel. B R M E-39-6.633, Poesías humanas y divinas, pp. 227-32. El Cortesano Español. Poema lírico. B G U C M s . 393, fols. 175r-85v. El Cortesano Discreto, Político, y Moral, Principe de los Romances, Relox concertado para Savios, y Dispertador de Ygnorantes. B L E g . M s . 1.826, fols. 103r-15v. Consejos de D. Gabriel Bocangel, A vn hijo suyo. O N B M s . 5.685(h), fols. 3r-9r [ C o p i a hecha para el C o n d e de P ó t t i n g , embajador austríaco ante la C o r t e de C a r l o s II; el manuscrito fue recopilado en el año 1671]. El Cortesano Español de Don Grabiel de Vocangel. Sacado de Diuersas Sent[encia]s en los mej[ore]s Autores. H S A M s . B 2 . 4 2 0 , 11 fols. El Cortesano y Discreto, Político y Moral Principe de los Romanzes, relox concertado para Sabios, y Despertador de Ygnorantes. H S A M s . B 2 . 4 5 1 , fols. 155-61. Da un P[adr]e consejos a vn hijo de como se debe portar en la Corte, de Don Gab[rie]l Bocangel de Vnzueta. H S A M s . B2.474, fols. 63-70. El Cortesano, y Discreto Político, y Moral Principe de los Romanzes, Relox concertado para sabios, y despertador de Ygnorantes. H S A M s . B 2 . 5 4 1 , 14 fols. P O E M A S D E B O C Á N G E L E N LASOBRAS D E OTROS A U T O R E S
Décima: «Los Rayos de Belarmino». M . de L e ó n Soarez, Officio del Principe Christiano del Cardenal Roberto Belarmino, M a d r i d , Juan G o n z á l e z , 1624, preliminares. Ejemplar: B N M 3-71.237 (sin portada).
Número de edición: 75.
Soneto: «Cede la antigua edad a nueua infancia».
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COMPLETAS
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Gabriel del C o r r a l , La prodigiosa historia de los dos amantes Argenis y Poliarco, en prosa y verso, M a d r i d , Juan G o n z á lez, 1626, preliminares. Ejemplar: B N M R - 1 2 . 6 7 0 .
Número de edición: 76.
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Elogio en honor de Alonso de Salas Barbadillo. Alonso J e r ó n i m o de Salas Barbadillo, La Estafeta del dios Momo, M a d r i d , V i u d a de Luis Sánchez, 1627, preliminares. Ejemplar: B N M R - 1 0 . 4 9 6 .
Número de edición: 77.
Décimas: «Gran trompa, grande armonía». García de Salcedo C o r o n e l , Rimas, M a d r i d , Juan Delgado, 1627, preliminares. Ejemplar: B N M R - l 5 . 8 4 6 .
Número de edición: 78.
Elegía: «Aunque perdida tuue la esperanca». García de Salcedo C o r o n e l , Rimas, M a d r i d , Juan Delgado, 1627, fols. 83v-87v [Publicada luego en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 134)]. Ejemplar: B N M R - l 5 . 8 4 6 . Soneto al Serenissimo Infante Cardenal, Don Fernando de Austria, mi Señor, en la dedicación deste libro: « N o a cuenta de los años ya respira». A n a de Castro Egas, Eternidad del Rey Don Felipe Tercero nuestro Señor, el Piadoso. Discurso de su vida y santas costumbres. Al Serenissimo Señor el Cardenal Infante su hijo, M a d r i d , V i u d a de Alonso M a r t í n , 1629, preliminares. Ejemplar: B N M R - 3 3 8 .
Número de edición: 79.
Canción a don García de Salzedo Coronel, en su Comento al Polifemo que dedica al Excelentissimo Duque de Alcalá: «Alto, inmortal, luciente, peregrino». García de Salcedo Coronel, El Polifemo de don Luis de Góngora. Comentado por..., M a d r i d , Juan G o n z á l e z , 1629, fol. 122. Ejemplar: B N M R - 5 . 7 4 2 .
Número de edición: 80.
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Octavas: «Al que antes que en el mundo entró en el cielo».
BIBLIOGRAFÍA
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Alonso R e m ó n , Las fiestas solemnes, y grandiosas que hizo la sagrada Religión de N. Señora de la Merced... a su glorioso Patriarca, y primero fundador san Pedro Nolasco, M a d r i d , Imprenta del R e i n o , 1630, fols. 92v-93v [Publicada luego en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 181)]. Ejemplar: B N M 3-58.179. 100
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Romance: «Yaze en el Assia v n prodigio». fols. Alonso R e m ó n , Las fiestas solemnes, y grandiosas, 106v-07r [Publicado luego en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 187)]. Soneto: «Ivpiter ya venciste, ya se inclina» José Pellicer y Tovar, Anfiteatro de Felipe el Grande, M a drid, Juan G o n z á l e z , 1631, fol. 26v [Publicado después en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 115)]. Ejemplar: R - 7 . 4 8 4 . Soneto: «Creció el infierno aquí, N i l o violento». José de Q u i ñ o n e s , El Monte Vesuvio aora la montaña de Soma, M a d r i d , Juan G o n z á l e z , 1632, preliminares [Publicado después en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 121)]. Ejemplar: B N M 2-65.031. Soneto: « O y a tu braco infiel, Hebreo esquiuo». Francisco de Soria, Sermón predicado en la solemne octava, que la Congregación del Santo Oficio celebró... a los desagravios de Christo ofendido en su Imagen, M a d r i d , Francisco M a r t í n e z , 1633, preliminares [Publicado después en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 119)]. Ejemplar: B N M U - 6 . 6 0 6 . Madrigal: «Lo Más del Sol, de Dios, y de su Aurora». Fray Hernando de Camargo y Salgado, La Virgen de la Humildad y la Humildad de la Virgen, M a d r i d , V i u d a de Alonso M a r t í n , 1634, preliminares. Ejemplares: B N M 2-40.545.
Número de edición: 202.
Romance: «Señor, ya de vuestro amago». Luis R a m í r e z de Arellano, Avisos para la muerte. Escritos por algunos ingenios de España. Recogidos y publicados por..., M a d r i d , V i u d a de Alonso M a r t í n , 1634, fols. 76r-80v [Publicado luego en La lira de las Musas (poema número 186)].
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DE
BOCÁNGEL
Ejemplar: B N M R - 1 . 8 5 7 . Elegía: «Si reduzido a n ú m e r o s el llanto». Juan P é r e z de M o n t a l b á n , Fama posthuma a la vida y muerte del Doctor Frey Lope Félix de Vega Carpió... Escritos por los mas esclarecidos ingenios, M a d r i d , Imprenta del R e i n o , 1636, fols. 47r-48r [Publicada después en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 132)]. Ejemplar: B N M 3-53.447. Madrigal: «De memorias, y flores». M a n u e l de Gallegos, Obras varias al Real Palacio del Buen Retiro, M a d r i d , María de Q u i ñ o n e s , 1637, preliminares. Ejemplar: B N M R - 8 . 2 6 3 .
Número de edición: 203.
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Romance: «Ya viene la primavera». Primavera y flor de los mejores romances, recogidos por el Licenciado Pedro Arias Pérez, Sevilla, Pedro G ó m e z de Pastrana, 1637, fol. 137 [Fue publicado luego en las ediciones de M a d r i d de 1641 y 1659, y t a m b i é n se incluye en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 165)]. Ejemplar: B N M R - 1 . 9 2 0 . Soneto: «Este Orfeo de Piedra, donde fundo». I. A n g l u m [Iacobum Gibbes], Escuriale. Oda Traduzida por Manuel de Faria y Sousa, M a d r i d , J u a n S á n c h e z , 1638, p. 4. Ejemplar: B N M V . E . 153-33.
Número de edición: 204.
Soneto: «Este Orfeo de Piedra, donde fundo». Iacobum Gibbes, Escuriale. Oda traduzida por Manuel de Faria y Sousa, M a d r i d , Juan S á n c h e z , 1638, p. 4 [ I d é n t i c o al ejemplo anterior, excepto en la portada y la firma de la dedicatoria]. Ejemplar: B N M R - 1 3 . 6 9 7 . Dedicación. Fray A n t o n i o de Castro, Sermón de los desagravios del S. Christo de Lezo que los enemigos suyos y desta Corona acuchillaron en el asedio de Fuenterrabía, M a d r i d , Pedro T a z o , 1638 [Según J . Simón D í a z , 1950-1994, vol. V I I , n ú m . 7024, este libro contiene una dedicatoria escrita por Bocángel a D o n Lorenzo R a m í r e z de Prado. Desafortunadamente,
BIBLIOGRAFÍA
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45
S i m ó n D í a z no indica la l o c a l i z a c i ó n del ejemplar que describe, y hasta la fecha no hemos podido encontrar ninguno]. Liras: «Aquella vida, aquella». Pedro Grande de Tena, Lagrimas panegíricas a la temprana muerte del gran poeta i teólogo Insigne Doctor luán Pérez de Montalban... Lloradas i vertidas por los mas Ilustres Engenios de España. Recogidas i publicadas por..., M a d r i d , I m prenta del R e i n o , 1639, fol. 17. Ejemplar: B N M R - 3 0 . 8 2 0 .
Número de edición: 205.
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Soneto: «Los Reyes, los Varones señalados». R o d r i g o M é n d e z Silva, Catalogo real genealógico de España, M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1639, preliminares. Ejemplar: B N M R - 1 . 9 1 3 .
Número de edición: 206.
Soneto: «En los batidos marmoles leales». R o d r i g o M é n d e z Silva, Vida y hechos heroicos del gran Condestable de Portugal d. Ñuño Alvarez Pereyra, M a d r i d , Juan Sánchez, 1640, preliminares. Ejemplar: B N M 2-1.727.
Número de edición: 207.
115
Dedicación. Fray A n t o n i o de Castro, El sermón, que de orden del rey nuestro señor Felipe IIII Católico, Grande y Piadoso Monarca, en ambos Emisferios. A las honras de los soldados, que murieron en la batalla de Lérida. Predico el Reverendísimo Padre Fr. Antonio de Castro... dedica a su Magestad Católica; el zelo afectuoso de Don Gabriel Bocangel Uncueta, [s.l.-s.i.], 1644, preliminares. Ejemplar: B N M V . E . 151-7.
Número de edición: 241.
116
Soneto: « Q u i e n es, ó España triste, quien fallece?». C o n d e de Castrillo (ed.), Pompa funeral. Honras y exequias en la muerte de la muy alta y católica Señora Doña Isabel de Borbon, M a d r i d , D i e g o D í a z de la C a r r e r a , 1645, f o l . 95r [Versión del soneto con que termina el Templo cristiano; poema n ú m e r o 222]. Ejemplar: B N M R - 3 . 0 5 5 .
117
Sextinas: «El Laurel valeroso, p e r d o n a d o » .
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
C o n d e de Castrillo (ed.), Pompa funeral, fols. 144v-47v.
Número de edición: 216. 118
Soneto: «Nace en el suelo la Azucena pura». C o n d e de Castrillo (ed.), Pompa funeral, fol. 148r.
Número de edición: 217. 119
120
Soneto: «Yo v i vuestra carrera, ó la imagino». Luis de G ó n g o r a , Obras. Primera parte, L i s b o a , Paulo Craesbeck, 1646, p. 496 [Este soneto, e r r ó n e a m e n t e atribuido a G ó n g o r a , es de B o c á n g e l y fue publicado por él en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 116)]. Ejemplar: B N M R - 7 . 6 4 4 . Soneto: « Q u i e n sino tu Miguel? Q u i e n de su Fama». M i g u e l C i d , Iustas sagradas, Sevilla, S i m ó n Fajardo, 1647, preliminares. Ejemplar: B N M R - 1 1 . 1 7 5 .
Número de edición: 242.
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Soneto: «Tanta luz en la copia reberuera». José Félix de Amada y Torregrosa, Palestra Numerosa Austríaca en la victoriosa ciudad de Huesca al Augustissimo Consorcio de los Catholicos Reyes de España, Don Felipe el Grande, y Doña Mariana la Inclita, Huesca, Juan Francisco de Larumbe, 1650, fol. 18r. Ejemplar: B N M 2-66.981.
Número de edición: 243.
Romance: «En nueuo abismo de luzes». José M a r t í n e z de G r i m a l d o , Bosquejo del majestuoso aparato, ostentativo adorno, y reuerente culto, con que la Protocongregacion de los indignos esclavos del Santissimo Sacramento ha celebrado la Octava, y demás fiestas a esta suprema Magestad Sacramentada, M a d r i d , 1651, fols. 13v-14r. Ejemplar: B L O A r c h . Seld. A . I. 27.
Número de edición: 244.
Sextinas. Corona mural: «El Laurel valeroso de vna vida». Alonso de Alarcón, Corona sepulcral. Elogios en la muerte de don Martin Suarez de Alarcon hijo primogénito del Excelentissimo señor Marques de Trocifal Conde de Torresvedras. Escritos por diferentes plumas, M a d r i d , [s.i.], 1652, fols. 37r-41r. Ejemplar: B N M R - 2 . 7 2 3 .
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BIBLIOGRAFÍA
124
Número de edición: 245.
Quintillas: «Vnas quintillas sencillas». José M a r t í n e z de Grimaldo, Parayso celestial plantado por la Divina omnipotencia, M a d r i d , 1652, fol. 28r-v. Ejemplar: B L O A r c h . Seld. A . I. 10.
Número de edición: 247.
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Romance: «A Preguntaros, Señor». José M a r t í n e z de G r i m a l d o , Jardin de fragrantés flores, mesa de gloriosos frutos, taller de las mayores maravillas, compendio de las finezas del amor, [s.l. (Madrid)] [s.i.], 1653, f o l . 15r-v. Ejemplar: B N M V . E . 164-19.
Número de edición: 248.
Décimas: «Era la edad del lucido». Pedro Mesía de la Cerda, Relación de las fiestas eclesiásticas, y seculares que la... Ciudad de Cordova ha hecho a su Angel Custodio S. Rafael, C ó r d o b a , Salvador de C e a , 1653, fol. 62r. Ejemplar: B N M R - 4 . 0 3 5 .
Número de edición: 249.
Soneto: «Oye Andrés vna voz, que no obedece». Pedro Mesía de la Cerda, Relación de las fiestas fol. 79r.
eclesiásticas,
Número de edición: 250.
Romance: «Gran h é r o e , duque de Sesa». José Alfay, Poesías varias de grandes ingenios españoles, Zaragoza, Juan de Ibar, 1654, fols. 12v-16v. Ejemplar: B N M R - 1 3 . 1 7 6 . Véase arriba n ú m . 29. Aprobación. Isidro de Angulo y Velasco, Triunfos festivos que al Crucificado Redemptor del mundo, erigió la Real Congregación del Santo Christo de San Gines, M a d r i d , G r e g o r i o R o d r í g u e z , 1656, preliminares. Ejemplar: B N M 3-63.805.
Número de edición: 251.
Romance: « O m n i p o t e n t e ingenioso». José M a r t í n e z de G r i m a l d o , Abrasado amorosas, M a d r i d , 1656, sig. B4r.
Corazón
en llamas
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Ejemplar: B N M V . E . 164-13.
Numero de edición: 252.
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Quintillas: «Señor, en Quintillas llego». J o s é M a r t í n e z de G r i m a l d o , Abrasado amorosas, sig. F2v.
Corazón
llamas
Número de edición: 253.
Romance: «En nueuo abismo de luzes». José M a r t í n e z de G r i m a l d o , Fundación, y fiestas de la Congregación de los indignos esclavos del SS. Sacramento, M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1657, fols. 1 2 2 v - 2 3 r [Escrito para las fiestas del a ñ o 1651]. Ejemplar: B N M 3-62.584. Véase arriba n ú m . 122. Quintillas: «Vnas Quintillas sencillas». José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fol. 147r [Escritas para las fiestas del a ñ o 1652]. Véase arriba n ú m . 124. Romance: «A preguntaros, Dios mió». José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fols. 163v-64r [Escrito para las fiestas del a ñ o 1653]. Véase arriba n ú m . 125. Romance: «Señor, aquí de vos todo» José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fol. 175r [Escrito para las fiestas del a ñ o 1654].
Número de edición: 254.
Romance: « O m n i p o t e n t e Ingenioso». José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fol. 184v [Escrito para las fiestas del a ñ o 1655]. Véase arriba n ú m . 130. Quintillas: «Señor, en quintillas llego». José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fol. 200r [Escritas para las fiestas del a ñ o 1656]. Véase arriba n ú m . 131. Romance: «Señor, au[n]q[ue] el s u e ñ o , y pasmo». José M a r t í n e z de Grimaldo, Fundación, y fiestas de la Congregación, fol. 220r [Escrito para las fiestas del a ñ o 1657].
Número de edición: 255.
139
en
Octavas: «Era inhumano acote del Christiano»
BIBLIOGRAFÍA
49
José de Miranda y la Cotera, Certamen angélico en la grande celebridad de la dedicación del nuevo, y magnifico templo que su grave convento de religiosos de la esclarecida Orden de Predicadores consagró a Santo Tomás de Aquino, M a d r i d , D i e go Díaz de la Carrera, 1657, fols. 119v-20r. Ejemplar: B N M R - 1 6 . 9 2 5 .
Número de edición: 256.
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Romance: «Gran h é r o e , D u q u e de Sesa». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso... Hechas de varias poesías de los Mejores Ingenios de España, Zaragoza, Juan de Ibar, 1670, pp. 94-98. Ejemplar: B N M R - 2 . 7 3 3 . Véase arriba n ú m . 29. Romance: «Pastor mal afortunado». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, p. 105 [ P u b l i cado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 154)]. Romance: «Anarda va de retrato». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, pp. 105-06 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 155)]. Romance: « C a u t i v á r o n m e dos ojos». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, p. 106 [ P u b l i cado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 156)]. Romance: «Bien el coracon señora». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, pp. 106-07 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 157)]. Romance: «Perlas llorava la N i ñ a » . Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, p. 107 [ P u b l i cado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 164)]. Romance: «Notava Angélica v n dia». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, pp. 107-08 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 161)]. Romance: «Adonde está el Sol del prado». Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, pp. 108-09 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 160)]. Canta enseñando con vozes morales, y políticas ser Cortesano Discreto. Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso, pp. 177-83. Véase arriba n ú m . 59. Romance: «Ya viene la primavera».
50
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Romances varios de diferentes autores nuevamente impresos por un curioso, Amsterdam, [s.i.], 1677, p. 54 [Publicado en La lira de las Musas (poema n ú m e r o 165), y t a m b i é n en la edición de Amsterdam 1688, pp. 52-53]. Ejemplar: R - 3 . 2 3 7 (la edición de 1688). Soneto: «Aqui vive en cenizas inmortales». Diego José Dormer, Progressos de la Historia en el Reyno de Aragón, y elogios de Gerónimo Zurita su primer coronista... Ideo esta obra, y la dispuso con las noticias que no tienen señal El doctor luán Francisco Andrés de Vztarroz, Zaragoza, Herederos de D i e g o Dormer, 1680, p. 358. Ejemplar: B N M 2-46.639.
Número de edición: 257.
V. CARTAS DE BOCÁNGEL
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Carta a Juan Francisco A n d r é s de Uztarroz: 28 de noviembre de 1648. B N M M s . 8.391, fol. 456r-v. Carta a Juan Francisco A n d r é s de U z t a r r o z : 6 de febrero de 1649. B N M M s . 8.391, fol. 458r-v. Carta a Juan Francisco A n d r é s de Uztarroz: 6 de marzo de 1649. B N M M s . 8.391, fol. 460r-v. Carta al V I I duque de Sesa: 20 de j u l i o de 1649. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 29 de agosto de 1649. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 7 de septiembre de 1649. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 14 de septiembre de 1649. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 20 de marzo de 1652. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 5 de marzo de 1653. B R M H-29-5. ¿Carta al V I I duque de Sesa?: 6 de noviembre de 1653.
BIBLIOGRAFÍA
161 162 163
51
Se desconoce su procedencia (publicada por B e n í t e z Claros, 1950, pp. 206-7, sin indicar d ó n d e la e n c o n t r ó ) . Carta al V I I duque de Sesa: 15 de mayo de 1654. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 26 de mayo de 1654. B R M H-29-5. Carta al V I I duque de Sesa: 27 de octubre de 1654. B R M H-29-5.
VI. CARTAS A BOCÁNGEL
164
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Carta de Juan Francisco A n d r é s de Uztarroz: 17 de n o v i e m bre de 1648. B N M M s . 8.391, fol. 455r-v. Carta del V I I duque de Sesa: j u l i o de 1649. B R M H-29-5. Carta del V I I duque de Sesa: agosto-septiembre de 1649. B R M H-29-5. Carta del V I I duque de Sesa: 24 de septiembre de 1649. B R M H-29-5. Carta del V I I duque de Sesa: 25 de marzo de 1652. B R M H-29-5. Carta del V I I duque de Sesa: 12 de marzo de 1653. B R M H-29-5.
BIBLIOGRAFÍA CRÍTICA DE BOCÁNGEL
I.
1
EDICIONES
Obras de don Gabriel Bocángel y Unzueta, ed. R . B e n í tez Claros, M a d r i d , C S I C , 2 vols. Gabriel B o c á n g e l y Unzueta, La lira de las Musas, selección y p r ó l o g o por F. Salvá M i q u e l , Barcelona, Montaner y Simón. Gabriel B o c á n g e l , Antología poética, ed. L . Alberto de C u e n c a , M a d r i d , Editora Nacional. Gabriel Bocángel, Sonetos, ed. E . B a r t o l o m é Pons, B a r celona, Devenir. Gabriel Bocángel, La lira de las Musas, ed. T . J . Dadson, Madrid, Cátedra. Gabriel Bocángel, Sonetos completos, ed. R . Andrés, Barcelona, Planeta.
1946 1948
1982 1984 1985 1986
II.
ESTUDIOS
1910
C . P é r e z Pastor, Noticias y documentos relativos a la Historia y Literatura Españolas, M a d r i d , v o l . I, p. 22. Antología poética en honor de Góngora, recogida por Gerardo Diego, M a d r i d , reimpresa en 1979, pp. 32-34. R . E . M o l i n a r i , «Gabriel B o c á n g e l y U n z u e t a » , Criterio, X I (Buenos Aires), pp. 343-44. J . M . de C o s s í o , Los toros en la poesía castellana, M a drid, Espasa Calpe, 2 vols., v o l . I, pp. 149-53. E . Cotarelo y M o r i , «Ensayo histórico sobre la zarzuela», Boletín de la Real Academia Española, X I X , pp. 625-71 [Para El nuevo Olimpo, pp. 661-62].
1927 1928 1931 1932
1
Esta lista recoge la bibliografía sobre B o c á n g e l para dar una idea sintética del
panorama c r í t i c o . E n t o d o este l i b r o las referencias b i b l i o g r á f i c a s no r e m i t e n a la lista presente, sino a la lista completa de bibliografía usada, colocada al final, donde figuran
todos los datos y especificaciones pertinentes.
54
1941
1945 1945
1946 1947 1947 1947 1950
1950 1952
1952 1959 1961
1967 1968
1969
1969
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
E . O r o z c o Díaz, «La muda poesía y la elocuente pintura. N o t a a unas décimas de Bocángel», Escorial, X , pp. 282¬ 90. J . M . A l d a T e s á n , «Bocángel y la Fábula de Hero y Leandro», Escorial, X V I I I , pp. 89-133. R . B e n í t e z Claros, «El Cortesano discreto de don Gabriel Nacional, V I , pp. Bocángel», Revista de Bibliografía 211-26. R . B e n í t e z Claros, «Una curiosa jinojepa del siglo XVII», Revista de Bibliografía Nacional, V I I , pp. 355-59. J . M . A l d a T e s á n , « B o c á n g e l y su obra poética», Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, X X I I I , pp. 5-28. J . M . de C o s s í o , Los toros. Tratado técnico e histórico, M a d r i d , 2 vols., v o l . II, pp. 259-60 y 296. E . O r o z c o D í a z , Temas del barroco, Granada, pp. 37-52 [Versión ampliada del artículo de 1941]. R . del A r c o y G a r a y , La erudición española en el siglo XVII, M a d r i d , 2 vols., v o l . I, pp. 546-50 y 552-53; v o l . II, pp. 568-71, 652, 741, y 847. R . B e n í t e z Claros, Vida y poesía de Bocángel, M a d r i d , CSIC. J . L . C a n o , «Revisión de Bocángel», Cuadernos Hispanoamericanos, X X V I , pp. 316-18 [Es reseña del n ú m e r o anterior]. J . M . de Cossío, «El Hero y Leandro de Bocángel», en Fábulas mitológicas en España, M a d r i d , pp. 568-76. J . S i m ó n D í a z , «Textos dispersos de clásicos españoles. I. Bocángel», Revista de Literatura, X V , pp. 112-21. M . E . Peralta, «En el centenario de G ó n g o r a : G a b r i e l B o c á n g e l y U n z u e t a » , Universidad (Publicaciones de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina), L , pp. 187-209. F. M o y a del B a ñ o , El tema de Hero y Leandro en ¡a literatura española, M u r c i a , pp. 117-30. A . Gallego M o r e l l , «La escuela gongorina: B o c á n g e l U n zueta», en Historia General de las Literaturas Hispánicas, Barcelona, v o l . III, pp. 372-75. M . A g u l l ó y C o b o , «Datos para las biografías de escritores de los siglos X V I y XVII», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, I V , pp. 187-88. M . Agulló y C o b o , Documentos sobre médicos españoles de los siglos XVI y XVII, Salamanca, p. 20.
BIBLIOGRAFÍA
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1976
1978 1979
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1983 1984
1984
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T . J . D a d s o n , «Poesías inéditas de B o c á n g e l » , Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, X L V I I I , pp. 327-57. T . J . Dadson, «Poesías inéditas de Bocángel: Poesías nupciales», Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, L I I , pp. 155-74. T . J . D a d s o n , «An A u t o g r a p h C o p y o f Gabriel B o c á n gel's El Cortesano español», Bulletin of Hispanic Studies, L I I I , pp. 301-14. J . S i m ó n D í a z , Textos dispersos de autores españoles. I. Impresos del Siglo de Oro, M a d r i d , C S I C , pp. 33-42. T . J . D a d s o n , «Political Comment i n the W o r k o f the Seventeenth-Century C o u r t Poet Gabriel Bocángel», en P . S. N . R u s s e l l - G e b b e t t , N . G . R o u n d , A . H . Terry (eds.), Belfast Spanish and Portuguese Papers, Belfast, T h e Queen's University, pp. 33-49. T . J . Dadson, «Some Problems Connected w i t h the P r i n ting and D a t i n g o f Gabriel BocángeLs La lira de las Musas», Modern Language Review, L X X V I I , pp. 848-59. J . S á n c h e z R o m e r a l o , «Ascendencia genovesa de G a b r i e l Bocángel», en Actas del VII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, celebrado en Venecia (del 25 al 30 de agosto de 1980), R o m a , pp. 929-36. T . J . Dadson, «Guía bibliográfica y crítica de y sobre las obras de Gabriel B o c á n g e l y U n z u e t a » , en J . S i m ó n Díaz, Censo de escritores al servicio de los Austrias y otros estudios bibliográficos, M a d r i d , C S I C , pp. 61-91. T . J . Dadson, The Genoese in Spain: Gabriel Bocángel y Unzueta (í 603-58). A Biography, L o n d o n , Tamesis. T . J . D a d s o n , «El autor, la imprenta, y la corrección de pruebas en el siglo XVII», El Crotalón. Anuario de Filología Española, I, pp. 1053-68 [Trátase de La lira de las Musas]. T . J . D a d s o n , « G a b r i e l Bocángel's Consejos cristianos, morales, y políticos: a N e w , Longer, and Better T e x t » , Bulletin of Hispanic Studies, L X I , pp. 151-64. A . G u i n d a , «La claridad (o)culta de Bocángel», Heraldo de Aragón, 19-1-1984 [Reseña de G . Bocángel, Antología poética, ed. L . A . de Cuenca, M a d r i d , E d i t o r a N a c i o n a l , 1982]. T . J . Dadson, «Avisos a un Cortesano»: an Anthology of Seventeenth-Century Moral-Political Poetry, Exeter, University o f Exeter.
56
1985
1985
1985
1985 1986
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DE
BOCÁNGEL
T . J . Dadson, « D o c u m e n t o s i n é d i t o s para la biografía de la familia hispano-genovesa de Gabriel Bocángel y U n zueta», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, X X I I , pp. 415-52. T . J . D a d s o n , « D o s autógrafos desconocidos de G a b r i e l Bocángel», El Crotalón. Anuario de Filología Española, II, pp. 275-98. T . J . Dadson, «Miscelánea bocangelina: Noticias diversas sobre la obra y la familia de Gabriel B o c á n g e l y U n z u e ta», El Crotalón. Anuario de Filología Española, II, pp. 531-38. P. Gimferrer, «Bocángel, el bibliotecario», El País, d o mingo 10-111-1985, Libros p. 7. T . J . Dadson, «Nueve cartas autógrafas e inéditas del poeta Gabriel B o c á n g e l y U n z u e t a » , Boletín de la Real Academia Española, L X V I , pp. 267-98. T . J . D a d s o n , «A Genoese Family i n S i x t e e n t h - C e n t u r y T o l e d o » , en C . A . Longhurst (ed.), A Face not Turned to the Wall: Essays on Hispanic Themes for Gareth Alhan Davies, Leeds, University o f Leeds, pp. 27-49. T . J . Dadson, «El amor en la poesía de Gabriel B o c á n g e l : análisis de algunos de los sonetos a Filis», Edad de Oro, V I , pp. 51-65. M . M o l h o , «El soplo y la letra: Gabriel B o c á n g e l ante sus escritos», Edad de Oro, V I , pp. 189-99. M . Blanco, «La poésie monumentale de Gabriel B o c á n gel», en Melanges offerts a Maurice Molho, P a r í s , E d i tions Hispaniques, 3 vols., v o l . I, pp. 203-22. T . J . Dadson, «Una comedia problemática: El Emperador fingido de Gabriel Bocángel», Actas del V Coloquio del GESTE—El teatro español del Siglo de Oro: Métodos y enfoques críticos, en Criticón, X L I I , pp. 53-64. G . Fontana E l b o j , «Algunas notas sobre la relación entre Boscán y Bocángel en sus poemas de Hero y L e a n d r o » , Cuadernos de Investigación Filológica, X V , pp. 71-86. T . J . D a d s o n , La Casa Bocangelina: Una familia hispano-genovesa en la España del Siglo de Oro, P a m p l o n a , Eunsa. T . J . Dadson, «Pedro Bocangelino: A Genoese Merchant in Sixteenth-Century T o l e d o » , Storia del Genovesi, X I , pp. 375-400.
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RIMAS
Y (1627)
PROSAS
APROBACIÓN D E LD O C T O R F E R N A N D O
MONTERO
Por c o m i s i ó n del señor Vicario leí las Rimas de don Gabriel Bocángel; no desdicen de lo que enseña la Iglesia n i ofenden los o í dos más bien acostumbrados. C o n mayor razón se puede verificar lo que Aristóteles tuvo por posible: Non soium in negotio recte, verum etiam in otio laudabiliter posse versari , pues el filósofo lo dijo por la música, y acá vemos en las recreaciones de mayores estudios tan atento el ocio a este cuidado que parece profesión lo que se t o m ó por entretenimiento. 1
Descubre en lo heroico con arte natural un ardiente espíritu en que se empeña la naturaleza a imposibles, que quien da tan sazonado fruto, cuando se agradecieran flores, sólo del tiempo podrá aprender a mejorarse. E l discurso de la lisonja persuade con deleite y deleita con la reprensión. Y si ella ofende con el halago, so ipso gratiosa quo laedit , el remedio más airoso será que muera con las armas que mata. Tan al vivo la pinta que si la virtud por no dejarse ver no es muy querida, de hoy más este vicio por bien retratado no dejará de ser aborrecido. M a d r i d , y noviembre 24 de 1626. 2
E l doctor Fernando Montero
Aristóteles, Política, L i b r o 8, cap. 2. C i t a sin localizar.
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BOCÁNGEL
A P R O B A C I O N D E LM A E S T R O JOSEPH D E VALDIVIESO, CAPELLÁN D E L SERENÍSIMO S E Ñ O R CARDENAL INFANTE 3
M u y poderoso señor: E n los versos y prosas que me m a n d ó ver Vuestra A l t e z a y que escribió don Gabriel Bocángel no hallo cosa no conforme al sentimiento católico de nuestra santa madre Iglesia, n i que puedan mirar con desvío las costumbres más reformadas. Venero del talento del autor en tan escasa edad fertilidad tan florida de voces, de tropos, locuciones y pensamientos, y digo de él lo que de un ingenio grande dijo el que, negado a la luz c o m ú n , lo fue de Grecia: Honestum Talem
est audire
quaíis
Poetam,
est hic, diis similis
in voce . 4
Este es m i parecer, y que merece justamente la merced que a V . A . suplica. E n M a d r i d , 7 de diciembre 1626. E l Maestro Joseph de Valdivieso
3
J o s é de V a l d i v i e s o , a d e m á s de ser c a p e l l á n de h o n o r en casa del C a r d e n a l I n -
fante d o n Fernando, casa en que B o c á n g e l q u e r í a entrar en estos a ñ o s , era afamado poeta religioso y autor de diversas comedias. 4
L a cita es de H o m e r o , Odisea, I X , v v . 3-4, y son palabras habladas p o r O d i -
seo; n ó t e s e c ó m o V a l d i v i e s o alude a H o m e r o c o m o poeta que « n e g a d o a la l u z c o m ú n » , es decir, ciego, fue la luz de G r e c i a .
RIMAS
Y PROSAS
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(1627)
AL MARQUÉS DE C A M A R A S A , C O N D E D E R I C L A , etc. 5
Todos los atrevimientos, señor, callen con éste, y el m í o hable por todos, siendo tan de los mayores que es de los que, conociendo su precipicio, le siguen y aman. L a primera vez que me presento a Vuestra Señoría es a t r e v i é n d o m e . Mas oiga V . S. la excusa, que yo presumo hacer lisonja a su benignidad en buscarla caminos por donde me perdone. Señor, los grandes príncipes como V . S., representan a Dios en el suelo, y en cuanto más le imitan son más príncipes: de las mayores obras de D i o s es la c r e a c i ó n , y quien en tal obra le imitare, merecerá que Dios le diga lo que a David: Hallé un hombre de mi gusto, con quien se entiende mi corazón . Esta semejanza veremos en V . S., pues formará cuerpo y dará valor con sus manos a esta nada que yo le ofrezco; aquí también mostrará mucho de Dios, que con sólo recibir, da y hace el beneficio, y yo p o d r é decir con nuestro poeta: 6
L o q u e p u e d o te d o y , y l o q u e h e d a d o C o n recibirlo tú, yo me
enriquezco . 7
Alta por cierto, y la mayor hazaña del poder humano, obrar sin operación y tener m é r i t o sin acción; pienso según esto que quien ofrece lo que es menos, tiene más por deidad a quien ofrece. Véalo V . S. en aquellos sacrificios de la a n t i g ü e d a d , donde se abrasaban 5
D o n D i e g o de G u z m á n y los C o b o s , m a r q u é s de Camarasa, fue p r o m o v i d o
del cargo de S u m i l l e r de C o r p s al de M a y o r d o m o M a y o r del C a r d e n a l Infante en n o v i e m b r e de 1625, sucediendo al m a r q u é s de M a l p i c a que m u r i ó en septiembre de aquel a ñ o (el p o e m a 30 trata de la muerte de este ú l t i m o ) . 6
L a cita viene de Los Hechos de los Apóstoles,
13, 22: « H e hallado a D a v i d hijo
de J e s s é , h o m b r e s e g ú n m i c o r a z ó n , que h a r á todas mis v o l u n t a d e s » , d o n d e San Pablo cita o m á s b i e n parafrasea las palabras de S a m u e l , en el Libro Primero de los Reyes, 13, 14: «El S e ñ o r se ha buscado un v a r ó n s e g ú n su c o r a z ó n » . 7
Garcilaso, Égloga III, vv. 51-52.
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BOCÁNGEL
los aromas y leños fragrantés en los holocaustos y sacrificios, reduciéndose todo a un humo leve en que se digería la llama , confesando que a los dioses sólo podía ofrecer nuestro caudal humo de buenos afectos, que se encaminan a la misma esfera del fuego, efecto puro de la llama del corazón. Y pasando a nuestro verdadero culto, un sencillo afecto, y el más sencillo más alto, obliga a Dios: éste quiero que obligue a V . S. en esas prosas y versos, trabajos de un afán estudioso y ensayos de un rústico albogue , que alguna vez será clarín, y e n tonces osará emprenderlo que ahora teme . R e c i b a V . S., en tanto, esas sombras, acompañadas con vivos colores de natural sumisión, lienzo natural a los ojos de ese á n i m o , mejor a-mi ver que los afectados de que se precia el arte. A q u í p o d r á V . S. reclinar un rato el hombro, cuando se lo consintiere el peso del gobierno que con tanta providencia del cielo sustenta , y aunque yo me prometo tal gracia, en fe de quien la hace, es cierto que no me relevaré de la pena que me amenaza m i osadía, bien que he querido dar a las Musas parte de este peligro, o ellas, envidiosas de este rato, quieren acabar de hablar lo que yo empecé. 8
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1 Sitiado de tinieblas caminaba el carro mudo de la noche umbría, Cfr. 2; 2 7 3 : « D i g i é r e s e en la llama el sacrificio». T o d a s las referencias a los
8
poemas de B o c á n g e l t o m a r á n esta forma: 2; 273 = p o e m a 2, verso 2 7 3 . Cfr. los primeros versos del p r i m e r soneto de la c o l e c c i ó n : « O c i o s son de u n
9
afán que y o escribía / en ruda edad c o n destemplada avena» (3; 1-2). 1 0
N ó t e s e c ó m o B o c á n g e l se refiere a sus obras en la l e n g u a p a s t o r i l de u n
Garcilaso (Egloga IIP) o u n G ó n g o r a (Fábula
de Polifemo y Galatea). D e
hecho,
parece referirse en especial a esta ú l t i m a obra cuando yuxtapone albogue y clarín: G ó n g o r a dice que cantará las excelencias del conde de N i e b l a primero «al son de la z a m p o ñ a mía» (v. 6), luego al c u e r n o s u c e d e r á la c í t a r a (v. 16); finalmente d i c e : «Alterna c o n las Musas h o y el gusto; / que si la m í a puede ofrecer tanto / clarín (y de la F a m a no segundo), / tu n o m b r e o i r á n los t é r m i n o s del m u n d o » (vv. 2 1 - 2 4 ) . E l albogue era u n i n s t r u m e n t o r ú s t i c o u t i l i z a d o p o r los pastores ( c o m o l o era la z a m p o ñ a ) y p a r e c i d o a una flauta. A p a r e c e n o m b r a d o en varios poemas de esta c o l e c c i ó n (30; 112, 31; 14, 44; 46). 1 1
R e f i é r e s e al m i t o de H é r c u l e s y Atlante; véase abajo 1; 3 3 - 3 6 .
v. 2 R e f i é r e s e al carro de la n o c h e , cuyas cuatro ruedas, s e g ú n B o c c a c c i o , representan sus cuatro tiempos. O t r o s m i t ó g r a f o s lo representan tirado p o r bueyes y m u r c i é l a g o s . Véase G o n z á l e z de Z á r a t e , 1997, pp. 53-54.
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cuyo sueño la aurora despertaba con rayos de cristal, nuncios del día. La sombra, huyendo, con la luz luchaba, pero, vencida al fin, se coloría cuando pródigo, el sol, de su tesoro, los prados anegó en diluvios de oro. Entonces yo, en el sueño sepultado, veneno a los mortales y sustento, si Mercurio del Argos del cuidado, muerto percibo, no sensible siento. D e la nube de un olmo embarazado voces derrama no mortal acento; un son se explica, lo demás se esconde; adonde va se advierte, no de dónde. U n mar de luz m i vista naufragaba, otro de voces navegó mi oído; ya se distingue un bulto, y le tocaba la vista, no por fuerza del sentido. Favor de A p o l o fue que me ilustraba, y, anhelando a quedar obedecido, disimuló las luces de su cielo, mentida imagen de nocturno hielo. «Canta —me dice—, canta del famoso G u z m á n , canta, garzón, de aquel don D i e g o cuyas hazañas, si a contarlas oso, no excedo con los números, si llego.
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v. 6 se coloría: c o l o r i r , «vale lo m i s m o que colorar, o colorear, en el significado de pretextar, y paliar, o encubrir c o n d i s i m u l o alguna cosa» (Autoridades). v. 8 Cfr. el romance de la Prosa cuarta: « c u a n d o miramos a F e b o / en d i l u v i o s de oro ardiente / anegar los prados secos» (74; 94-96). v. 11 A l u d e al m i t o de A r g o s e l o ; J u n o h a b í a encargado a A r g o s que vigilase a la vaca l o , m i s i ó n que c u m p l i ó c o n gran c e l o , ya que n u n c a d o r m í a c o n todos sus ojos cerrados. S i n e m b a r g o , l o fue liberada, pues M e r c u r i o (a q u i e n J ú p i t e r , enamorado de l o , h a b í a mandado esta tarea) a d o r m e c i ó a A r g o s c o n su m ú s i c a y luego le m a t ó . v v . 25-28 F ó r m u l a tradicional de i n t r o d u c c i ó n de u n p o e m a é p i c o establecida p o r V i r g i l i o en el p r i m e r libro de la Eneida : «Arma xñrumque cano, Troiae qui primus ab oris / Italiam, jato profugus, Lavinique venit». B o c á n g e l la v u e l v e a u t i l i z a r en el Retrato panegírico de 1633 (poema 86).
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T ú , de tanto ascendiente belicoso, olvido justo del troyano y griego, canta en estilo grande las proezas, y, cuando acabes, te diré que empiezas.
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D i que, en los climas árticos de Hesperia, sobre la espalda de un cristiano Atlante huelga Fernando el hombro, huelga Iberia el cuidado, en el suyo vigilante. Este sí que a m i historia da materia, que en láminas escribo de diamante; en vano el tiempo perseguirla quiere, con ella lucha, mas luchando muere. Esto será cuando, con labio adulto, firme tu voz, no trémulo tu canto, inspirado de mí en idioma culto sepas al mundo dar gloria y espanto. Esas primicias, por piadoso indulto, empeñarás a la promesa en tanto: osa, emprende sus hechos más decentes, que osados sigo yo, más que valientes».
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D i j o , y temí que se ausentaba el día (tanta es la luz que a c o m p a ñ ó su paso); en luz desvaneció m i fantasía, despierto tuve al día por ocaso. Grabando p e n e t r ó en el alma mía,
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v v . 3 3 - 3 6 H e s p e r i a era n o m b r e que daban los antiguos griegos a Italia y los romanos a E s p a ñ a . A q u í se alude a H é r c u l e s ( « h u e l g a F e r n a n d o el h o m b r o » ) c u a n d o o f r e c i ó a A t l a n t e sostener la b ó v e d a d e l cielo si, a c a m b i o , éste c o n s e g u í a las manzanas de oro d e l j a r d í n de las H e s p é r i d e s . D o n D i e g o de G u z m á n y C o b o s será el « c r i s t i a n o A t l a n t e » sobre c u y a espalda descansa el Infante h o m b r o , o sobre q u i e n España
«huelga...
Fernando
su
el c u i d a d o » . M á s tarde, cuando
el
Infante C a r d e n a l pasa de G o b e r n a d o r a Flandes, B o c á n g e l utiliza las mismas a l u siones para él, es decir Fernando es ahora el Atlante sobre q u i e n descansa la seguridad de E s p a ñ a ; véase 30; 52 y 67. Es símil frecuente en la p o e s í a e n c o m i á s t i c a de esta época; cfr. V i l l a m e d i a n a en u n soneto al duque de L e r m a : «En los h o m b r o s de A l c i d e s puso A t l a n t e / peso s ó l o capaz d e l m i s m o A l c i d e s . / T ú , c o n su e m u l a c i ó n , tus fuerzas mides / a dos m u n d o s b e n é f i c o y bastante» (Poesía, e d . R u e s t e s , 1992, p. 46). v. 40 V e r s o utilizado luego en 65; 26.
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señor Marqués, lo que m i estilo escaso fiel requiere. Aguardadme, que, si vivo, de vuestras glorias colmaré su archivo. ¿De qué sirve el valor que se derrama, si por caduco olvido, si por muerte no se conduce al Templo de la Fama, que del sepulcro a vida nos convierte? Olvidado valor, si no le llama historia contra olvido eterna y fuerte. Vivamos, pues, contra su ciego abismo, yo por vos inmortal, vos por vos mismo. Seguidor de V . S. D o n Gabriel B o c á n g e l y Unzueta.
v. 60 V e r s o utilizado luego en 73; 36.
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AL Q U E GUSTARE DE LEER, Y N O AL Q U E L E Y E R E SIN G U S T O
P a r é c e m e digno de reparar el estilo que se tiene en estas epístolas de decir «al lector», siendo muchos los que han de leer, y saco de esta consideración, que sin duda se dijo porque el desapasionado lector es solo uno entre m i l que con varios designios toman un libro en la mano y le tocan, no con los dedos, sino con las uñas. Algo tiene esto del asunto de aquel filósofo que a m e d i o d í a buscaba un hombre por las calles con una hacha en la mano, tanta luz le parecía que era menester para descubrir alguno que mereciese este nombre . T a m b i é n d e b i ó de conocer la esterilidad de los buenos naturales aquel orador que dijo bastarle por oyentes pocos, y que uno basta, y aun n i n g u no . B i e n reconoció esta verdad Persio cuando decía, «quién me leerá ?». Pues no por eso dejó de escribir t a m b i é n , c o m o se sabe y estima. N o me fuera difícil probar que n i n g ú n escrito (y más en la delicadeza de este siglo) puede agradar a todos, si no temiese alargarme; pero adviértase que no hay en los manjares más opiniones: a unos les agrada lo dulce, otros lo llaman desnervado; unos apetecen religiosos preceptos, y pasan a superstición, otros aman libertades de ingenio y exceden a delirios. M u c h o s gustan del porrazo del verso 1
2
3
1
Se refiere al filósofo c í n i c o D i ó g e n e s de S i n o p e . Este h e c h o l o relata D i ó g e -
nes Laercio, Vidas de eminentes filósofos de la antigüedad, 2
Cfr. S é n e c a , Epístola
L i b r o V I , cap. 2, ^[41.
VII, 11: «Bene et Ule, quisquís fuit, ambigitur enim de aucto-
re, cum quaereretur ab illo, quo tanta diligentia artis spectaret ad paucissimos perventurae, "Satis sunt", inquit, "mihi pauci, satis est unus, satis est nullus"».
L o cita J á u r e g u i , e n
e s p a ñ o l y en latín (sin especificar la fuente), en su Discurso poético, cap. V I , p p . 129¬ 30, y de a h í seguramente l o c o g i ó B o c á n g e l . 3
A u l o Persio Flacco (30-62 d. d e j . C ) , escritor satírico r o m a n o , Sátira I: « O
curas hominum,
o quantum est in rebus inane! / quis leget haec?» (vv. 1-2). J á u r e g u i
cita t a m b i é n esta sátira en su Discurso poético, cap. V I , p. 131.
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hinchado y de la extraña l o c u c i ó n , y, al contrario, muchos desprecian este instituto, llamándole e n g a ñ o de los oídos; éstos no están tan engañados, porque el boato de las oraciones es m u y ordinario ardid para suspender la a t e n c i ó n en el sonido y paliar la falta de sentencias, que solo deja ruido en los oídos, como el trueno. Así lo j u z g ó Q u i n t i l i a n o , cuando dijo: « M u c h o s hay que, hallándose con una abundancia turbulenta de palabras, rodean las oraciones, llevados de lo brillante y ostentoso, de cuyos enredos ¿qué puede resultar sino oscuridad y desazón ?». M á s lastimosamente incurren los que se despeñan por la bajeza del decir, pensando que es aquello lo natural; no es por cierto sino lo poltrón, en términos de Italia, y en los nuestros lo bajo y lo inculto, lo que llama prosa numerada u n C o r tesano de este lugar. N o podemos hablar (dijo el orador que citamos) nada grande sino con voz grande ; y porque se ha v e n i d o a la pluma, no pasaré en silencio la ignorancia de algunos que, por verse quizá remotos del estilo grande, dicen mal de lo culto, c o m o si h u biese algo bueno en la poesía si no es lo culto. Pregunto, ¿para q u é quiere Horacio que se esté siete años el cuaderno en el cofre ? ¿ P a r a 4
5
6
7
4
S o n frases tomadas del Discurso poético de su a m i g o J á u r e g u i : « A d v i r t i ó l o en
breve Q u i n t i l i a n o donde dijo: " H a y autores que se abrazan de los vicios cercanos a las virtudes, en vez de ser grandes son h i n c h a d o s y en vez de fuertes, t e m e r a rios"» (Discurso poético, p . 64). 3
M a r c o F a b i o Q u i n t i l i a n o , c é l e b r e r e t ó r i c o nacido en E s p a ñ a (m. 95 d. de J .
C ) , autor de la Institutio Oratoria, de donde procede esta cita: «Est etiam in quibusdam turba inanium verborum, qui, dum communem loquendi tnorem reformidant, ducti specie nitoris circutneunt omnia capiosa loquacitate, eo quod dicere nolunt ipsa; deinde illam seriern cum alia extendunt»
sirnili iungentes wiscentesque,
ulla quam ullus spiritus durare possit,
(Libro 8, cap. 2, 17-19). B o c á n g e l c o n o c í a b i e n la obra de Q u i n t i l i a n o ,
pues a ñ o s m á s tarde (en 1647) e s c r i b i ó una d e c l a m a c i ó n en prosa titulada
Quinti-
liano respondido ( n ú m e r o 223 a q u í ) . 6
Q u i n t i l i a n o , Institutio Oratoria, L i b r o 11, cap. 3, trata de las cualidades de v o z
necesarias para el orador. T a m b i é n es posible que se refiera a C i c e r ó n : «Quid
enirn
est tam furiosum quam verborum vel optirnorum atque ornatissimorum sonitus inanis nulla subiecta sententia nec scientia?» (De oratore, I, x i i . 51). L o cita t a m b i é n J á u r e g u i en su Discurso poético, cap. V , p. 121. 7
Es probable que la referencia sea a Ars poética , v v . 3 8 6 - 9 0 : «si quid tam en olim
/ scripseris, in Maeci descendat iudicis auris / et patris et nostras, nonumque prematur in annum,
/ membranis intus positis: delere licebit / quod non edideris; nescit vox
missa
revertid. S i n embargo, H o r a c i o habla de dejar el manuscrito nueve años en el cofre, y no los siete de que habla B o c á n g e l .
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DE
BOCÁNGEL
q u é está el jardinero con la tijera en la mano igualando los mirabeles? Y como dice nuestro poeta: Ya poda el ramo inútil, y ya ingiere En su vez el extraño . 8
Esto es porque no se extrañe tampoco a los que imitan a sus mayores; en verdad que me tengo de atener más a Horacio, que me dice que día ni noche no los deje de m i mano: Vos exemplaria Grceca, Nocturna vérsate manu, vérsate diurna . 9
Séneca es de los que se muestran menos menesterosos de algo ajeno, y dice que el escritor ha de ser como la abeja, que hace su miel de las flores que ha visto y gustado ; y no falta quien, por alabar m u cho a V i r g i l i o , diga que hizo felicísima vendimia de ajenos racimos. Pero vamos a lo culto, que v o y a probar que solo es bueno, y v u é l vome a comparar los escritos de ingenio a los jardines, a la vigilancia que debe tener el cultor en apartar la mala hierba y en encaminar la buena planta, que en la poesía es la estructura de las voces, el c o m padecer la grande elegancia con la suma claridad, y que ésta sea p r i mero que aquélla, no descaecer ni pensar que a cuenta de cuatro versos buenos se ha de pasar uno malo, porque el malo siempre se aborrece . Pero dejemos esto, así por que no piensen que hay algo de esto bueno en mis cosas, como porque me correré más de confesar aquello de que carezco, y digo que nadie confunda lo culto con lo escuro, que lo escuro no es culto sino inculto, y lo claro está sujeto igualmente a ser malo si no es grande, ni puede ser bueno solo porque es claro. Esto es sólo apuntar al lector lo que tan doctamente 10
11
8
« N u e s t r o p o e t a » sigue siendo H o r a c i o , ahora su Epodo II, vv. 13-14, pero en
t r a d u c c i ó n de Fray L u i s de L e ó n , t r a d u c c i ó n que circulaba en todas las ediciones de su obras en el X V I I . 9
H o r a c i o , Ars poética , v v . 2 6 8 - 6 9 . E n el original de las Rimas v i e n e « d u e r n a » ,
que es error p o r «diurna». 1 0
Séneca, Epístolas,
L X X X I V , 3: «Apes,
ut aiunt debemus imitari, quae vagantur
et flores ad mel faciendum idóneos carpunt, deinde quicquid attulerc, disponunt ac per favos digerunt». L u e g o , S é n e c a pasa a citar a V i r g i l i o , Eneida, I, 432-33: «liquentia
mella I
stipant et dulci distendunt nectare celias». 1 1
L a ú l t i m a parte de esta frase d e r i v a , seguramente, de J á u r e g u i : «pues antes
debe el poeta destruir c i e n versos ilustres que a d m i t i r c o n ellos u n o solo p l e b e y o » (citado en J o r d á n de U r r í e s y Azara, 1899, p. 242).
RIMAS
Y PROSAS
73
(1627)
verá en el Discurso poético de d o n j u á n de J á u r e g u i , como ejecutado en los escritos del autor , discurso donde hallará el poeta un espejo y una perfectísima idea donde componer lo que pretendiere eternizar, y desagravio de nuestra n a c i ó n en cualquier envidia que haya tenido en esta parte de las extrañas. A q u í pues, lector amigo, van algunos versos y prosas, no de los papeles que se sacan a enseñar, antes de enjuta la tinta, bien que son ocios interpuestos a mayores estudios en discurso de ocho años que los he profesado . H a l l o m u chos que desean verlos impresos, y cuando no se estampen sino por ver los fines de éstos, tendría por logro conocer a tantos a costa de m i mengua. H e procurado hacer plato para todos, porque los asuntos son d i versos y, si no me engaño, breve el cuaderno todo, en fe de que c o nozco que de esto sobraría más: aquí le presento con más colores de vergüenza que de r e t ó r i c a , y si acaso no mereciere agasajo (como temo de m i rudeza), eso será haberle merecido más, con los que alcanzan el gran mérito que tiene el beneficio hecho al que no le merece. 12
13
14
D o n Gabriel Bocángel y Unzueta.
1 2
J u a n de J á u r e g u i , Discurso poético, 1624. A d v e r s a r i o enconado de G ó n g o r a y
del culteranismo, J á u r e g u i (1583-1641) e s c r i b i ó contra estas tendencias e l Antidoto contra las Soledades (1616) y luego su Discurso poético. S i n embargo, su r e p u t a c i ó n de a n t i - c u l t e r a n o sufrió u n serio r e v é s c u a n d o en el m i s m o a ñ o de 1624 p u b l i c ó su p o e m a m i t o l ó g i c o Orfeo, de clara procedencia culterana. C o m o amigo y, en cierto m o d o , a p r e n d i z / s e g u i d o r de J á u r e g u i ,
B o c á n g e l se sentía
naturalmente
necesidad de e x p o n e r y defender los puntos de vista de su mentor Fábula
en la
teórico. La
de Leandro y Hero de B o c á n g e l revela sus deudas tanto c o n el Orfeo de
J á u r e g u i c o m o c o n los poemas mayores de G ó n g o r a . 1 3
1 4
Las Rimas de J a ú r e g u i se p u b l i c a r o n en Sevilla, Francisco de L i r a , 1618. S e g ú n esto, B o c á n g e l h a b r í a e m p e z a d o a e s c r i b i r c u a n d o
U n i v e r s i d a d de Alcalá, en 1618; véase D a d s o n , 1991, p p . 7 4 - 7 5 .
estudiaba en la
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Y
PROSAS
2 Fábula de Leandro y H e r o a d o n j u á n de J á u r e g u i , Caballerizo de la R e i n a nuestra señora, docto y admirado exceso de las musas y de los pinceles, etc.* O h tú, que la madeja inobediente de oro libre coronas con estrellas, Melpomene inmortal, en cuya frente su esplendor eternizan las más bellas: díctame de tu espíritu elocuente furor con que las almas atropellas;
5
* V / R : « L e a n d r o y H e r o . P o e m a H e r o i c o . A d o n j u á n de J a ú r e g u i , C a b a l l e rizo de la R e i n a nuestra señora». L a Fábula se debe de haber escrito antes de mayo de 1625, puesto que m u r i ó en ese mes el c o n d e de Siruela, que h a b í a escrito u n soneto e l o g i á n d o l a . J u a n de J á u r e g u i ( 1 5 8 3 - 1 6 4 1 ) , p i n t o r y poeta s e v i l l a n o , fue gran amigo de B o c á n g e l y testigo de su boda c o n E u g e n i a B o l e r o el 13 de abril de 1637. B o c á n g e l a y u d ó e c o n ó m i c a m e n t e a la v i u d a de J á u r e g u i , d o ñ a M a r i a n a de Loaysa, durante los a ñ o s 1640, y t u v o en su p o d e r cuando m u r i ó u n manuscrito de la Farsalia de L u c a n o , obra traducida p o r J a ú r e g u i (véase D a d s o n , 1991, pp. 129 y 157). J á u r e g u i fue c é l e b r e en la é p o c a c o m o p i n t o r (es p r o b a b l e
que fuese el
autor del ú n i c o retrato c o n o c i d o de Cervantes) y p o r ser adversario enconado de G ó n g o r a y del culteranismo, escribiendo para este fin el Antídoto
contra las Soledades
(1616) y el Discurso poético (1624). S i n e m b a r g o , su r e p u t a c i ó n de a n t i - c u l t e r a n o sufrió u n serio revés cuando en 1624 p u b l i c ó su p o e m a m i t o l ó g i c o Orfeo de clara procedencia culterana. H u e l g a decir que B o c á n g e l tuvo m u y presente el Orfeo de J á u r e g u i cuando c o m p u s o su p r o p i a Fábula.
Para u n reciente y detallado estudio
de este p o e m a y sus fuentes clásicas, v é a s e T o r r e s , 1998, p p . 1 7 3 - 9 0 ; para otros aspectos del p o e m a , v é a n s e t a m b i é n D a d s o n , 1985a, pp. 8 0 - 9 1 ; F o n t a n a E l b o j , 1989, pp. 7 1 - 8 5 ; y Torres, 2000, pp. 13-35. v. 3 Melpóniene:
una de las nueve Musas. E n u n p r i n c i p i o se la invocaba c o m o
M u s a de la p o e s í a lírica, pero m á s tarde se c o n v i r t i ó en M u s a de la tragedia. Este será su papel en la Fábula
de Leandro y Hero. Es t a m b i é n la M u s a m e n c i o n a d a en
Orfeo de Juan de J á u r e g u i (v. 922). v. 4 V / R : «su esplendor e n m u d e c e n las m á s bellas».
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OBRAS
COMPLETAS
DE BOCAS
G EL
hiere con tu marfil el nervio grave, quéjese el nervio en cántico süave. D i m e de aquel intrépido y constante joven la historia que olvidó el olvido; dime de aquella virgen naufragante más con el alma que el garzón de A b i d o , por quien clama a las ondas de Atamante: «Ondas, volvedme el líquido marido, cuya amorosa llama se sospecha en el mar, en el mar, aún no deshecha». A ti, del Betis hijo prodigioso, milagro por sus ondas humanado, se prohija este aliento numeroso, y se conduce a ti, de ti inspirado. Sola esta vez el alto ingenio ocioso suspende, a tanto oficio destinado. M i voz inflama, m i instrumento inspira: oirás afecto mucho en poca lira. Huelgue asombros tu pluma, sólo en tanto que le faltan aumentos a tu vuelo; no averigües los números al canto, ¡oh tú, el menos mortal, mortal del suelo! Deja alentar la envidia; calla en cuanto te labra honor su artífice desvelo; escucha en tanto que en su ciego abismo eterno yaces, renaciendo el mismo.
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v. 12 el garzón de Abido: Leandro vivía en A b i d o , ciudad situada en el lado asiático del estrecho de los Dardanelos. v. 13 las ondas de Atamante:
el rey A t a m a n t e , hijo de É o l o y E n á r e t a , f u n d ó
una ciudad en Tesalia a la que dio el nombre de Atamantia. Las ondas de Atamante serán entonces las aguas del mar E g e o , que tocan la ribera de Tesalia en el norte de Grecia. v. 14 V / R : « O n d a s v o l v e d m e el h ú m e d o m a r i d o » , v. 15 V / R : « C u y a amorosa llama aun h o y se acecha», v. 17 J á u r e g u i n a c i ó en Sevilla, v. 18 V / R : « I d o l o p o r sus ondas h u m a n a d o » . v. 23 Cfr. C a m ó e s , Os Lusiadas: « I n s p i r a i m o r t a l canto e v o z d i v i n a / N e s t e peito mortal, que tanto te ama» (Canto Terceiro, v v . 3-4). v. 24 Verso m u y g o n g o r i n o , y del tipo criticado p o r el p r o p i o J á u r e g u i .
RIMAS
Y PROSAS (1627)
E n muda elevación, Jáuregui, agora que tu nombre no más es tu alabanza, calle el pincel que espíritus colora y más admira en cuanto no se alcanza. M i r a que ya naturaleza llora con el arte, confusa semejanza, y en tus pinceles a envidiar empieza más viva, eterna más, naturaleza. Yace allí, donde más se ilustra el día, la garganta voraz del Ponto aleve que distingue con bárbara armonía de Europa al Asia por espacio breve; penado vaso de p o n z o ñ a fría al navegante que sus ondas bebe, después, en el E u x i n o mar, dilata selvas de vidro o páramos de plata. Enjuta habitación fue de la fiera ésta que habita ya fiera escamosa; tragó el marino monstruo su ribera, y arado de cristal sufrió la rosa. A peces y aves fue c o m ú n la esfera; h u y ó el delfín de la borrasca algosa al alto abeto, y del ligero gamo h e n d i ó las aguas el añoso ramo.
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v v . 3 3 - 4 0 C o m o se ha d i c h o ya, a d e m á s de ser poeta c o n o c i d o , J á u r e g u i era t a m b i é n p i n t o r de cierto renombre. v. 42 el Ponto: p e r s o n i f i c a c i ó n del mar; a q u í el P o n t o E u x i n o , antiguo n o m b r e del M a r N e g r o ; véase v. 47. v. 45 Cfr. J a ú r e g u i , Orfeo: « D e ciegas ondas lago p o n z o ñ o s o » (v. 249). vv. 49-52 Cfr. G ó n g o r a , Soledad Primera: «Más armas i n t r o d u j o este m a r i n o / monstruo, escamado de robustas hayas» (vv. 374-75). v. 50 fiera escamosa: los peces. v. 56 el añoso ramo: la c o r n a m e n t a vieja de u n c i e r v o (gamo). B o c á n g e l sigue a q u í una de las t é c n i c a s preferidas de G ó n g o r a , la de intercambiar los atributos de las distintas especies. Así, p o r causa de las i n u n d a c i o n e s d e l M a r N e g r o , el delfín deja las aguas y busca refugio en el alto abeto, mientras el g a m o se mete en las aguas. P o r tanto, B o c á n g e l llama la cornamenta del c i e r v o el a ñ o s o ramo, c o m o si de u n abeto se tratara. N ó t e s e J á u r e g u i , Orfeo: « v i o l ó de a ñ o s o t r o n c o seca r a m a » (v. 266).
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÂSGEL
Entonces a inundar el sitio herboso, claro ladrón, Neptuno se entremete, a Ceres usurpando el delicioso útil terreno por estadios siete. Aquí sulcó después el temeroso de Frixo y Hele lamentable Ariete, por el precepto del piadoso padre, contra las iras de supuesta madre.
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E n t r ó el Ariete, cual antiguo abeto, a padecer agravios de Neptuno; al arbitrio del Bóreas imperfeto, sin nauta se fió, sin rumbo alguno. Sintió en las aguas abrasado objeto el dios helado, y anegó importuno la casta ninfa, y por la ninfa el Ponto goza el nombre adquirido de Helesponto. E l persa aquí, contra la griega gente, escondió con la armada que hoy se honora la mar, que consintió trémula puente y, oprimida, no pudo ser traidora,
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v. 57 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « E n la fragosa T é n a r o , que i n u n d a / el L a c ó n i c o p o n t o , en sitio i n c i e r t o » (vv. 2 2 5 - 2 6 ) . v. 59 Ceres: diosa de la tierra cultivada. v v . 6 1 - 7 2 F r i x o y H e l e eran los hijos de A t a ñ í a n t e y de N é f e l e . Ino, segunda esposa de A t a ñ í a n t e , c o n v e n c i ó a su marido para que sacrificara en h o n o r de Z e u s Lafistio a los dos hijos que h a b í a t e n i d o en su a n t e r i o r m a t r i m o n i o , p e r o , en el m o m e n t o decisivo, el dios e n v i ó u n carnero alado (Ariete: A r i e s , el carnero) c o n v e l l o c i n o de oro que se l l e v ó p o r los aires a los dos p e q u e ñ o s . C u a n d o el carnero volaba hacia la C ó l q u i d e ( r e g i ó n asiática al este d e l M a r N e g r o ) , H e l e , s i n t i e n d o v é r t i g o , c a y ó al mar, en el estrecho l l a m a d o desde entonces H e l e s p o n t o , mar de Hele. v. 66 Neptuno: dios r o m a n o del mar. v. 67 Bóreas: el dios del v i e n t o del N o r t e , caracterizado p o r la variabilidad y v i o l e n c i a de su temperamento, v. 70 el dios helado: N e p t u n o . v. 72 V / R : « p o r Heles goza el n o m b r e de H e l e s p o n t o » . v v . 7 3 - 8 0 A l u d e al episodio de la guerra entre griegos y persas en 480 a. de J . C . cuando el rey persa Jerjes hizo establecer u n puente de barcos sobre el estrecho para que pudiera pasar su ejército al otro lado desde A b i d o s y así llegar a G r e c i a .
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Y PROSAS
(1627)
ni el A q u i l ó n , calándose al tridente, moverse pudo en tempestad sonora; que los soldados, de vencer sedientos, sujetaban también los elementos. A la parte de Tracia, defendido de eternas rocas, se levanta Sesto; Narciso eterno, se derriba A b i d o , siempre sobre la mar, en sitio opuesto. Ambas ciudades p e n e t r ó C u p i d o con un arpón, a su ruina expuesto, dando la muerte en codiciada copa al prodigio del Asia, al de la Europa. H e r o en aquésta, y en aquélla vive Leandro, de una fe, de una ventura; yace cualquiera en sí, en el otro vive, pero ninguno vive, sino dura. Ninguno el golpe del amor recibe en alma propia, en propia sí figura, o cada cual, para dolor más fuerte, aguarda con dos almas una muerte.
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D e la ninfa gentil bañan el cuello hiladas ondas que produce el oro de Arabia más feliz; de su cabello se e s c o n d e e l s o l c o n c é l e b r e d e c o r o ;
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matan sus rayos, y el morir es bello; roban, y dan, robando, su tesoro; vivifican sus ojos, y la vida tiene la mayor parte de homicida.
v. 77 Aquilón:
otro de los nombres del viento del N o r t e .
v. 82 Sesto: Sestos, ciudad antigua de T r a c i a , enfrente de A b i d o s . v. 89 H e r o vivía en Sestos, Leandro en A b i d o s . v v . 9 7 - 1 0 0 L a d e s c r i p c i ó n de H e r o debe m u c h o a la de E u r í d i c e en Orfeo de J á u r e g u i : «En la ninfa gentil toda belleza / su i m p e r i o ostenta, explica su tesoro; / cielos cifra su rostro; su cabeza / vierte sobre los h o m b r o s pluvias de oro» (vv. 2 5 -
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Perla se anida en natural rudeza de antigua concha, y, muro solitario, sólo a Venus consagra su pureza atenciones en culto voluntario. Besa la torre el mar, y su fiereza allí reduce a aplauso tributario, y bien convino que le diese Sesto al escollo de amor de escollo el puesto.
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T a l entre rayos de nativa espina en muda soledad vive la rosa la edad de un sol y, cuando el sol declina, no espira, aunque desmaya temerosa. Si el zagal o la ninfa se le inclina, enamorado él, ella envidiosa con naturales puntas se defiende, y aquello vive que a la mano ofende. Discreto el joven es, sin artificio; no afectado galán, bello sin arte; valiente, mas valiente sin indicio, que herir con la amenaza no es de Marte; al talle la atención no arguye vicio; libra todo el valor en cada parte; por suerte natural en Asia excede, por mérito también en dicha cede. V i v e en su rostro primavera amiga, y, en el dorado campo de su labio, el bozo en forma de dorada espiga de agudo acero no sufrió el agravio; sabio, de amor tolera la fatiga,
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v v . 105-06 L a perla se asocia c o n V e n u s , y V e n u s fue descrita y pintada c o n frecuencia naciendo saliendo del mar en una c o n c h a , vv. 114-15 Juego de palabras: soledad / edad de un sol. v. 124 Puesto que H e r o es seguidora de V e n u s , es natural que L e a n d r o sea asociado c o n M a r t e (amante de V e n u s en la m i t o l o g í a romana). vv. 129-31 Cfr. G ó n g o r a : «flores su b o z o es, cuyas colores, / c o m o duerme la l u z , n i e g a n las flores» (Fábula
de Polifemo, v v . 2 7 9 - 8 0 ) , y « c u y o
cabello intonso
dulcemente / niega el vello que el vulto ha c o l o r i d o : / el vello, flores de su p r i m a vera, / y rayos el cabello de su frente» (Soledad Primera, vv. 769-72).
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Y PROSAS
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y la dicha tal vez tolera sabio, que el amante se logra en la desdicha, porque malogra el mérito en la dicha. H a y en la parte donde Sesto acaba templo grande, gran bosque y gran teatro; del cielo pende y al abismo cava, cuyo exordio parece anfiteatro; con frecuente cristal el mar le lava; líbrase al Occidente en basas cuatro, cuatro da a los Triones, ocho ofrece al Oriente y al día cuando crece. E n orden circular hay cien colunas en alto, que grabó mosaico vano con adversas y prósperas fortunas del griego, del egipcio, del tebano. Relevantes estatuas hay algunas que burlan la atención, después la mano; finge el bulto vivaz artificioso voluntario sosiego, no forzoso. Osténtase en la inmensa pesadumbre labrado friso, dibujada trabe, dórico jaspe y, con pesada lumbre, bronce que al oro debe lo süave; de este metal se miran en la cumbre
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vv. 137-64 L a d e s c r i p c i ó n del T e m p l o tiene sus antecedentes en J á u r e g u i , O r feo, y V i l l a m e d i a n a , Fábula de Faetón,
quienes a la vez d e r i v a n de O v i d i o ,
morfosis, II, 1-18 (el T e m p l o de A p o l o ) , y V i r g i l i o ,
Eneida,
Meta-
V I (el T e m p l o de
A p o l o erigido p o r D é d a l o ) . v. 141 Cfr. G ó n g o r a , Soledad Segunda: « C o n labio alterno m u c h o mar la besa» (v. 607). v. 143 los Triones: las siete estrellas que forman la O s a M a y o r . v. 147 V e r s o que recuerda el t í t u l o de una c é l e b r e obra de Petrarca, De los remedios contra próspera y adversa fortuna. vv. 153-56 Estos versos derivan en gran parte de Orfeo de J á u r e g u i : «Materia tal explica la entereza / del friso y arco y la pilastra y perno: / que es frágil semejanza a su dureza / el p ó r f i d o tenaz, el b r o n c e eterno; fortaleza» (vv. 505-09). v. 154 trabe: viga.
/ con
la que ostenta e l muro
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
selladas puertas donde el dios más grave (tanto lucen y suenan) hace ensayos de los horrendos truenos y los rayos. N o huelga espacio donde no se aclama el gran cincel de Dédalo valiente; en los metales que m o r d i ó derrama cuanta sutil historia Grecia siente: el que trocó su vida por su fama, hijo del Sol, zozobra tan presente que previniendo el arte nuestro espanto, le libra al mar de compasivo llanto. D e l metal superior lámina rica, vestido de su afecto, ocupa Orfeo; en cuanto calla más, mejor se explica, porque es muda retórica el deseo. Su imperio en el divorcio significa de la noche inmortal el padre feo,
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v v . 158-60 R e f i é r e s e a J ú p i t e r , el m á s importante de los dioses latinos, c o n la particularidad de ser el dios de los truenos y los rayos. vv. 161-62 Cfr. V i l l a m e d i a n a , Faetón: « n o hay r e m o t o lugar, n i o c u l t a parte / donde no ostente su grandeza el arte» (vv. 335-36). v. 162 Dédalo: famoso escultor y arquitecto de la a n t i g ü e d a d . N ó t e s e que en la Eneida de V i r g i l i o , l i b r o V I , el T e m p l o de A p o l o fue c o n s t r u i d o p o r D é d a l o . L a presencia de A p o l o y su templo es palpable en esta s e c c i ó n . v v . 1 6 5 - 6 8 R e f i é r e s e a Faetonte, h i j o d e l S o l , que quiso e m u l a r a su padre c o n d u c i e n d o u n día el carro solar, pero fracasó en el intento y J ú p i t e r lo f u l m i n ó c o n u n rayo, haciendo que cayera al río E r í d a n o . v v . 169-76 E l m i t o de O r f e o y E u r í d i c e . E u r í d i c e , mujer de O r f e o , h u y e n d o de las i n t e n c i o n e s lascivas de A r i s t e o , pisa una serpiente y m u e r e a causa de la m o r d e d u r a . O r f e o , desesperado, decide bajar a los Infiernos para rescatarla. Hades ( P l u t ó n ) , i m p r e s i o n a d o p o r la m ú s i c a de O r f e o , accede a que se lleve a E u r í d i c e , pero c o n la ú n i c a c o n d i c i ó n de que ella le s e g u i r á y de que O r f e o no p o d r á v o l verse para mirarla hasta que lleguen a la luz del sol. O r f e o acepta, guiando a E u r í d i ce entre la oscuridad c o n el sonido de su lira. N o p u d i e n d o , sin embargo, resistir la t e n t a c i ó n e i n q u i e t o p o r si el dios le ha e n g a ñ a d o , O r f e o se v u e l v e , y E u r í d i c e desaparece entonces para siempre. vv. 169-70 Cfr. V i l l a m e d i a n a , Faetón: «del superior metal arde la puerta / a la meta de Alcides descubierta» (vv. 319-20). v. 174 el padre feo: P l u t ó n , dios de Hades.
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Y PROSAS (1627)
y en vano aboga la consorte diosa, bien compasiva, pero mal celosa. E n vivas ondas de funesta plata en estampa diversa está Narciso, que en su líquida efigie se desata; tanto se aborreció como se quiso. Ninfa vocal, i n ú t i l m e n t e grata, le imita casi en el furioso aviso; él a d o r ó su misma sombra, y ella de su amado aplaudió la sombra bella. Tres veces el gran Fabro la siniestra fortuna quiso dibujar del hijo; tres le q u i t ó de la paterna diestra el gran buril el gran dolor prolijo; hurta el rostro a quien mira, con que muestra pena mayor, y, al sol el rostro fijo, por el joven parece que decía: «La fuerza le faltó, no la osadía».
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v. 175 la consorte diosa: P e r s é f o n e , esposa de P l u t ó n . v. 176 V / R : «bien compasiva, pero m á s celosa». v v . 1 7 7 - 8 4 E l m i t o de N a r c i s o . N a r c i s o se e n a m o r ó de sí m i s m o al ver su i m a g e n reflejada en las aguas, y, desesperado al no p o d e r alcanzar e l objeto de su a m o r n i satisfacer su p a s i ó n , p e r m a n e c i ó j u n t o al arroyo hasta consumirse. v. 181 ninfa vocal: E c o , ninfa que se e n a m o r ó de N a r c i s o , pero, d e b i d o al castigo que le h a b í a puesto J u n o , no p o d í a c o m u n i c a r l e sus sentimientos, ya que era incapaz de hablar la primera; sólo le estaba p e r m i t i d o repetir los ú l t i m o s sonidos de lo que o í a . C u a n d o al fin c o n s i g u i ó dar a entender sus sentimientos al amado, fue rechazada. vv. 185-92 Fabro: viene del latino Fabrilis, diosa de la ciencia y de las artes m e c á n i c a s ; a q u í quiere d e c i r D é d a l o . Parecida d e s c r i p c i ó n se encuentra en V i r g i l i o , Eneida, V I , que trata t a m b i é n de D é d a l o y la caída de Icaro: «bis conatus erat casus effingere in amo, / bis patriae cecidere manus» (vv. 3 2 - 3 3 ) . E n estos versos se alude al m i t o de Icaro, hijo de D é d a l o . Para escapar de C r e t a , Icaro y D é d a l o fabricaron unas alas de cera, pero Icaro o l v i d ó los consejos de su padre y v o l ó demasiado alto, c o n lo cual el sol d e r r i t i ó las alas e Icaro p e r e c i ó ahogado al caer al mar. J u n t o c o n Faetonte, Icaro representa en el siglo X V I I la osadía y la i m p r u d e n c i a . v. 192 I m i t a c i ó n del ú l t i m o verso del c é l e b r e soneto de L u i g i T a n s i l l o , « A m o r m ' i m p e n n a l'ale, e tanto i n alto»: «la vita venne m e n , m a ' n o n l ' a r d i r e ! » (/ Fiori delle Rime de poeti Illustri, V e n e c i a , 1569, f o l . 235). Es t a m b i é n posible que B o c á n gel tuviese en cuenta la t r a d u c c i ó n de C e t i n a de este verso: «la vida le faltó, no la
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Tres veces grados diez están primero que el trono que de nubes se corona; su capitel, o cúpula de acero, o los mobles impide o los perdona. D e l crédulo devoto el don sincero esconde el muro y la deidad abona, y en las ebúrneas aras siempre ondea humo votivo de olorosa tea. A ti, Venus, el solio se reserva, a ti, Adonis, el templo se dirige; tiñe tu sangre la funesta hierba, y no eres a quien más tu muerte aflige. Venus tu aliento con su boca observa, muerte inmortal en tu desmayo elige; tu labio con su mano cierra y toca porque el alma no exhales por la boca. T a l era el templo, ahora venerable más por rüina que lo fue por templo; j a m á s le retrató la mar instable, porque ni aun de ese modo tuvo ejemplo. E l artificio fue más estimable que el precio, aunque sin precio le contemplo; sobre todos inmenso fue su espacio, y aun la deidad no cupo en el palacio.
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Era del a ñ o el lustro lisonjero cuando el planeta, a quien se debe el día, osadía» (Gutierre de C e t i n a , Sonetos y madrigales completos, ed. L ó p e z B u e n o , 1981, p. 171). Sobre este soneto de T a n s i l l o , véase t a m b i é n m á s abajo 9; 1-4. v. 193 Cfr. G ó n g o r a , Soledad Primera: « D o s veces eran d i e z , y d i r i g i d o s » (v. 1035). v. 199 ebúrneas: de marfil. v. 201 solio: trono, silla real c o n dosel. v. 202 Adonis: hijo de M i r r a . V e n u s se e n a m o r ó de A d o n i s , pero M a r t e , c e l o so de estos amores, se c o n v i r t i ó en j a b a l í para matar al j o v e n ; véase abajo v v . 435¬ 36. v v . 2 0 5 - 8 V e n u s , al ver el cuerpo postrado e i n á n i m e de A d o n i s , u n i ó su boca a la de él para darle u n ú l t i m o beso; véase Garcilaso, Égloga III, v v . 185-92. v v . 2 1 7 - 2 0 C o n estos versos B o c á n g e l
quiere rendir homenaje literario a
G ó n g o r a , al i m i t a r los versos c o n que e m p i e z a la Soledad Priíiiera: «Era d e l a ñ o la
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los cuernos inflamó del toro fiero y luego de ellos el abril vertía; sazón en que el nativo y extranjero agreste pisa la ribera u m b r í a de Sesto, y a adorar su ceremonia llega el cipro zagal, llega el de H e m o n i a . Viene el frigio, no queda el citereo, y el trace, aún más devoto que vecino; cuanto escollo hospital tiene el Egeo desampara el isleño cristalino. A l templo acuden en devoto empleo a celebrar de Adonis el destino, de Adonis, digo, la fatal memoria, fábula al tiempo, si al dolor historia. Galas viste el descuido, y el afeto cuidados; yace allí desnudo el arte; libre goza el sentido de su objeto, sin temer que malicia se le aparte; donde nace no más vive el conceto, y, si a la lengua da trémula parte, es arbitrio de amor, que no cautela, pues sólo en aire de suspiros vuela. Huella el templo inmortal n ú m e r o amante que deja todo n ú m e r o excedido. Hero, sol de beldad mudo y triunfante, su cielo ostenta, en vano pretendido; no es el amor, mas es tan semejante
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e s t a c i ó n florida / en que el m e n t i d o robador de E u r o p a » . Es abril, o la primavera, cuando el sol (v. 218) entra en la c o n s t e l a c i ó n sideral de T a u r o (del 20 de abril al 20 de m a y o ) . N a t u r a l m e n t e , la f ó r m u l a tiene u n o r i g e n c l á s i c o , y es posible que B o c á n g e l recordara u n verso de L u c a n o , Bellum civile, V I I I , 467: « Tempus erat, quo Libra pares examinât
horas».
v. 224 cipro: forma antigua de C h i p r e , isla consagrada a V e n u s ; Hemonia: a n t i guo n o m b r e c o n que se c o n o c í a a Tesalia. v. 225 frigio: habitante de Frigia, antigua r e g i ó n del centro de A s i a M e n o r ; citereo: m o r a d o r de la m o n t a ñ a de C i t e r ó n en el P e l o p o n e s o ; de m a y o r i m p o r t a n c i a a q u í , Citerea era otro n o m b r e para V e n u s . vv. 2 2 9 - 3 2 Versos que anticipan el fin del p o e m a : « d o n d e t e n d r á n , en m e r e c i do templo, / lástima el libre y el amante e j e m p l o » .
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que, si tuviera amor, fuera Cupido; rígida piedra que en la oculta llama se hiela, mas t a m b i é n el hielo inflama. Fuerza de luz intolerable abraza su rostro, cuidadosamente inculto; en sagrados retiros se disfraza, cediendo a Venus ministerio y culto; ya su mano la víctima embaraza delante de uno y otro sacro bulto, y, mientras el solemne oficio emprende, la atienden todos, mas a nadie atiende. Y a la ministra súplice en el suelo la virginal y trémula rodilla clavó, clavó los ojos en el cielo, esgrimiendo tres veces la cuchilla. E l corazón, bañado de recelo, la dibujó el afecto en la mejilla; tiembla el brazo, la fiera le barrunta, y el miedo por la víctima pregunta. Las cejas arqueó y aró la frente la admiración; ninguno respiraba; disimulóse en la atención la gente, y el silencio tan sólo se escuchaba. Las aras salpicó rojo torrente
v. 246 Cupido: dios del amor, representado c o m o u n n i ñ o alado que lleva
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chas, c o n las que inflama los corazones. v. 247 V / R : «arbitra piedra, que en la oculta llama». v. 248 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « Y é l a m e , a r d i e n d o , el sol; ardo en el yelo»
(v.
605). v. 249 V / R : « U n mar de luz intolerable abraza», v. 252 V / R : «dicada a V e n u s en m i n i s t r o c u l t o » , v. 253 embaraza: estorba, v. 257 súplice: suplicante; cultismo extremado. v. 265 Cfr. G ó n g o r a : «La a d m i r a c i ó n , vestido u n m á r m o l f r í o , / apenas arquear las cejas p u d o » (Soledad Primera, v v . 9 9 9 - 1 0 0 0 ) , y «las cejas en arco / c o m o ballestillas» (Romance 24, v v . 41-42). v. 268 V e r s o que recuerda a q u é l tan c é l e b r e de Garcilaso: «en el silencio solo se ' s c u c h a b a » (Egloga III, v. 79).
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del animal que Venus más odiaba; mira la sangre el crédulo adivino y al pueblo expone triste vaticino.
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Digiérese en la llama el sacrificio, y la sacerdotal venda depone la ninfa; luego, con afable indicio, mezclada al pueblo, al pueblo se propone; todos la miran, y el exceso o vicio del que la mira mal muda y compone; bien que, si en el delito persevera, fiera se finge, mas agrada fiera. N o le dejaron ser vulgar, ni ajeno, el m é r i t o , el semblante y la estatura a Leandro; bebió cuanto veneno el áspid le b r i n d ó de la hermosura; quiso hablar, y un suspiro como trueno del rayo de la voz salir procura; ninguno sale, que ambos se mezclaron y después indistintos se escucharon.
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Cual mariposa en lumbre imperceptible con flaco aplauso el riesgo solemniza, quiere morir, y duda si es posible gozarse, sucediendo a su ceniza; viendo ya que el vivir es imposible sin la muerte, en la muerte se eterniza, porque, resuelta al pretendido abismo, bebe en su vanidad su parasismo. v. 270 R e f i é r e s e al j a b a l í ,
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animal odiado p o r V e n u s p o r haber
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causado la
muerte a A d o n i s . v v . 2 8 3 - 8 4 R e c u e r d a n los versos 4 5 - 4 6 a q u í , y t a m b i é n el m i t o de E u r í d i c e . Cfr. t a m b i é n G ó n g o r a , Polifemo: «en l o v i r i l desata de su v u l t o / l o m á s d u l c e el A m o r , de su veneno; / b é b e l o Galatea, y da otro paso / por apurarle la p o n z o ñ a al vaso» (vv. 285-88). vv. 289-96 Trata del t ó p i c o petrarquista de la mariposa que no puede dejar de acercarse a la l u z , aun sabiendo que así se ha de quemar y m o r i r : « C o m e talora al caldo tempo sole / semplicetta farfalla al l u m e avvezza» (Canzoniere, 2). v. 294 V / R : «sin la muerte, en la muerte se autoriza», v. 296 parasismo: p a r o x i s m o .
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Así el amante, hidrópico de fuego, tácito se consume, como activo; sirve la turbación de cauto ruego, y el desmayo produce efecto vivo. Viéronse al fin y se miraron luego, como los que en reparo discursivo dudan si se conocen, dudan dónde se vieron ya, que el tiempo se lo esconde. Sólo no dudan, que, conforme estrella une dos almas —pero no, que es una—, él es modesto cuanto hermosa ella, ella hermosa y modesta cual ninguna; de sus ilustres partes el ser bella es la menor; el cielo y la fortuna compitieron por ver cuál más podía: H e r o y Leandro fueron la porfía.
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Traen el fuego de amor ojos audaces, y débiles le entregan al deseo; éste, que ve sus centros incapaces, se le da a la esperanza por trofeo. A m o r hace las guerras y las paces, y es en las paces mal seguro reo; vuelan heridos ambos corazones con las plumas no más de los arpones.
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Presa aprisiona la dorada trenza, ¿qué hará después en libertad lucida? Quiere la ninfa hablar, y se avergüenza, de rudeza elocuente detenida; pero acaba el amor, si ella comienza,
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v. 297 hidrópico de fuego: c o m o e l que padece h i d r o p e s í a y n o puede saciar su sed y deseo de agua, así L e a n d r o n o puede saciar su deseo de fuego, es d e c i r de H e r o , c o m o tampoco puede la mariposa alejarse de la luz. Cfr. G ó n g o r a : « N o en ti la a m b i c i ó n m o r a / h i d r ó p i c a de v i e n t o » (Soledad Primera, v v . 108-09). v. 309 V / R : «de sus ilustres partes es ser bella». v. 320 los arpones: las flechas c o n que C u p i d o h e r í a a sus v í c t i m a s . v. 322 V / R : «¿qué h a r á d e s p u é s al viento p e r m i t i d a ? » .
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y habla el alma en la lengua enmudecida. ¡ O h inevitable amor, prodigio eres; apenas naces cuando armado hieres! A mudo campo de silencio impuro ya la noche a la luz desafiaba, la noche que, cual Argos más seguro, de estrellas m i l su vista fabricaba. E l sol, dejando su zafir ya oscuro, en el mar su hermosura retrataba, que, siendo dios, a ú n quiere que se siga la lisonja inmediata a la fatiga. A la mayor tragedia el arco oprime amor, y, para el alto vencimiento, es clarín el suspiro del que gime, bombarda la cicuta del acento;
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v. 326 V e r s o que recuerda una estrofa c é l e b r e en la é p o c a del conde de Salinas: «hablar para callar es ofenderos, / y aunque es hablar haber e n m u d e c i d o , / ¡alábeos el callar que no e n m u d e c e ! » (Antología poética de D. Diego de Silva y Mendoza, de Salinas (1564-1630),
Conde
ed. D a d s o n , 1985, n ú m . X V I ) .
vv. 3 2 9 - 3 0 Cfr. G ó n g o r a , Soledad Primera: « V e n c e la n o c h e al fin, y t r i u n f a m u d o / el silencio, aunque breve, del r ü i d o » (vv. 687-88). vv. 331-33 Argos: A r g o s , p e r s o n i f i c a c i ó n de la v i g i l a n c i a , fue personaje m i t o l ó g i c o que t e n í a c i e n ojos. V / R : « A r g o s de
estrellas, pero
más s e g u r o » ; cfr.
G ó n g o r a , Polifemo: «igual en p o m p a al pájaro que, grave, / su manto azul de tantos ojos dora / cuantas el celestial zafiro estrellas» (vv. 365-67). v. 332 V / R : «del M e r c u r i o de A d m e t o no c u i d a b a » . v. 333 zafiro: p i e d r a preciosa de c o l o r azul; a q u í m e t o n i m i a p o r c i e l o . V / R : «El sol, dejando su zafir o s c u r o » . vv. 333-36 A l u d e indirectamente al m i t o de N a r c i s o (vv. 177-84 arriba). v. 335 E l sol se c o n o c í a p o r los nombres de A p o l o o F e b o . v v . 3 3 7 - 4 4 V / R : «Las mismas huellas que selló el c o n c u r s o , / v i n i e n d o al t e m p l o , c u a n d o v u e l v e , i m p r i m e , / h i m n o s cantando en natural discurso, / c o n que el viaje d e l afán r e d i m e ; / c o m o d e l i n q ü e a m o r , h u y e d e l c u r s o , / y a la m a y o r h a z a ñ a el arco o p r i m e , / a los amantes que propuestos halla / p e c h o a pecho presenta la batalla». Es la ú n i c a estrofa de toda la obra que B o c á n g e l reescrib i ó de esta manera. v. 339 V e r s o que recuerda el estribillo del Romance 70 de G ó n g o r a : «¡Ay c ó m o g i m e , mas ay c ó m o suena, / g i m e y suena / el r e m o que nos c o n d e n a / el n i ñ o A m o r ! / C l a r í n que rompe el albor / no suena m e j o r » . v. 340 bombarda: « M á q u i n a militar de metal, c o n u n c a ñ ó n de gran calibre, que se usaba a n t i g u a m e n t e » (Academia).
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y, antes que a la batalla desanime blando espirar y respirar violento, a los amantes dos, que absortos halla, amor presenta la mortal batalla. «Ninfa por quien amor muere de amores — e l joven la i n t i m ó — y elíseo mayo, cuando mi amor te dicen tus primores, tarde te informa m i postrer desmayo. Víctima muda fueron mis ardores; el trueno escuchas de tu mismo rayo. ¡Ah, ninfa, escucha m i pasión, y luego serás deidad!, que tanto puede el ruego. D e l m é r i t o mayor alta asechanza es tu valor sublime, el rostro tuyo; amor te pide amor, y, si le alcanza, el ser tuyo no más quiere de suyo; quiere morir con sola la esperanza de que te agrade si la vida excluyo. M i r a si tiene por vulgar su suerte: ¿quién su pena redime con su muerte?» Esto el joven no más, porque se aleja la voz al labio, al pecho el movimiento, mientras amor por la virgínea oreja difunde la cicuta del acento. C o m o en lívida sierpe ninfa deja el pie cautivo que volaba exento, y no puede correr, parar no sabe, que es el miedo veloz, la planta grave; así de amor la ninfa salteada después se halló advertida que, sujeta, el áspid toca, de inocencia armada,
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v. 346 elíseo: los C a m p o s Elíseos, morada de las personas virtuosas, v. 364 V / R : «difunde la p o n z o ñ a del a c e n t o » . v v . 3 6 5 - 6 8 A l u d e al m i t o de O r f e o y E u r í d i c e , cuando ésta fue m o r d i d a en el pie p o r una sierpe. E n Orfeo de J á u r e g u i leemos: «en c í r c u l o s de lívida serpiente, / que el prado oculta, el pie veloz implica» (vv. 131-32). v. 369 V / R : «así de amor la virgen salteada». v. 371 V / R : «el áspid toca, muda y alterada».
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y, excluyéndole flaca, más le aprieta. Cóbrase al fin de la pasión helada que la dejó difunta, no imperfeta. T u v o en su olvido amor acuerdo largo de esconder en el oro su letargo. Cóbrase al fin, y el decorado manto preso del joven y su mano mira, vela de amor que, en golfo de su llanto, hinchada a soplos de anhelar respira. Tempestuosa beldad, fulmina en tanto rayos que templa en oficinas de ira; Leandro, mudo y a su vela atento, el océano sulca del tormento. «Huésped —le dice—, ¿qué locura inflama tu amor, más afectada que precisa? Virgen soy, virgen noble, y a quien llama la Estrella Diosa gran sacerdotisa. R i c o s padres me ilustran, cuya fama primero te amenaza que te avisa. H u é s p e d eres también, y, si fingido, prisión tendrás donde imaginas nido. E n muda pompa y solitaria almena sierva de antiguo pelo al sol me esconde. Huye temprano, joven, de tu pena, negativa piedad en mí responde. Piadosa huye la que, huyendo, enfrena amor que a lo imposible corresponde. Salve, pues, que se enlutan ya las horas y en el aire difunto al sol ignoras.»
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Dijo, y el sol turbado de su cara, con inmota atención, clavó en el suelo, v. 380 V / R : « h i n c h a d a a soplos de anhelar delira». v. 384 sulca: surca (lat. sukus); m u y frecuente t o d a v í a entre los c o n t e m p o r á neos de B o c á n g e l . v. 388 la Estrella Diosa: V e n u s . v. 394 sierva de antiguo pelo: es decir, una criada vieja, v. 401 V / R : « D i j o , y el sol biforme de su cara», v. 402 inmota: que no se m u e v e .
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y el desdeñoso pie casi volara si no durase enajenado el velo. Respuesta más retórica que clara previene el joven, desatando un hielo; pende en su labio, adustamente frío, del veneno de amor melifluo río. «Hero (y perdona si te invoco humana, no mortal, porque humana te pretendo), ten piedad que te aclame soberana, otórgame p e r d ó n si, amando, ofendo; ídolo sordo de cristal y grana con alma helada, y alma en que me enciendo, detente, escucha, que excederte puedo con alas del amor, alas de miedo. Y a sé que yace por tu mano bella cuanto a Venus conduce el hemisferio, o tú, cobrando víctimas en ella, confundes la deidad y el ministerio; sé que eres sol, y Venus es estrella que delante del sol pierde el imperio. Por ti el ara y cuchillo, ¿quién lo duda?, á m b a r aquélla y éste sangre suda. Sé que eres virgen única en belleza, tanto que, por no darte semejante, hizo diversa en ti naturaleza amarga condición, dulce semblante. M i r a , si tú padeces tu fiereza ¿qué aguardaré de ti, mísero amante,
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v. 407 Cfr. J á u r c g u i , Orfeo: « t o d o le aplaude y de su l a b i o p e n d e » (v. 392). Adustamente:
adusto, «Lo que es, o está requemado, y tostado a fuerza del calor del
sol, u del fuego»
(Autoridades).
v. 413 grana: «paño m u y fino de c o l o r p u r p ú r e o , llamado así p o r t e ñ i r s e c o n el p o l v o de ciertos gusanillos, que se c r í a n dentro d e l fruto de la coscoja, l l a m a d o g r a n a » (Autoridades). P o é t i c a m e n t e , v i e n e a significar e l c o l o r de los labios y las mejillas.
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mísero amante que a perder la vida anhelo y hallo sordo al homicida? Arde en la mano de la C i p r i a hermosa llama feliz que apoya nuestro e m p e ñ o . B i e n soy mayor que el que gozó tu diosa, hijo nefando de un fecundo leño; m i estirpe, cual m i faz, es generosa; agora el mar me retrató risueño. ¡Ay, cuántas veces liquidar me quiso en sus cenizas de cristal Narciso! Leandro soy de A b i d o ; alguno apenas me ignora; o tú me agravias o conoces. N i huésped soy ni huéspedes mis penas; en ti nacieron; si las reconoces, desde las tuyas, desde mis almenas el aire quieto j u n t a r á las voces. Nobles mis padres son cuya riqueza, quien se atreve a contarla, sólo empieza. Sigue a Venus amando, y, si te niega tu anciano padre nuestro acorde empleo, en tanto que al c o m ú n ocaso llega nos unirá clandestino H i m e n e o . Fulminarás a la tiniebla ciega con luz nocturna, norte a m i deseo, que a Sesto me conduzca desde A b i d o , ladrón esposo, i n t r é p i d o marido.
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vv. 431-32 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « M í s e r o y o , que, c o n la v o z cansada, / al r e i no del d o l o r descanso ofrezco» (vv. 6 1 7 - 1 8 ) . E n ambos poemas, los protagonistas masculinos se quejan de su mala fortuna; véase t a m b i é n abajo v. 800. v. 433 la Cipria hermosa: V e n u s , diosa de C h i p r e . v v . 4 3 5 - 3 6 A l u d e a A d o n i s , hijo de M i r r a . M i r r a era la hija de C í n i r a s ; desp u é s de cometer incesto c o n su padre, h u y ó hasta llegar a Sabá. Allí fue convertida en el á r b o l de la m i r r a p o r los dioses para salvarla de la ira de su padre. C u a n d o u n j a b a l í d i o u n d í a c o n sus cuernos contra el á r b o l , n a c i ó u n n i ñ o l l a m a d o A d o n i s , fruto de la incestuosa r e l a c i ó n («hijo nefando») de M i r r a y C í n i r a s . v. 440 Sobre N a r c i s o , v é a n s e arriba v v . 177-84. v. 451 Es decir, «hasta que no muera tu p a d r e » . v. 452 Himeneo: dios de las nupcias.
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N o me verá jamás la Aurora en Sesto, ni la noche en Abido, si tu lumbre indicare con rayo manifiesto a racional bajel su puerto y cumbre. Por ti, ¡oh Venus mejor!, el mar molesto me trocará su orgullo en mansedumbre, d á n d o t e yo, mientras me das los brazos, en las maternas conchas m i l abrazos.» Así se o r i g i n ó la boda infausta, y, negando, la virgen la consiente, por quien, ya del amor la aljaba exhausta, ministra sólo amagos, flechas miente. Présaga selva, por entonces fausta, que fantástica gloria ve presente, a cuantas voces oye, en los amigos ecos, presta fantásticos testigos. Apártanse en distancia indivisible Leandro a A b i d o , la doncella al muro, con acuerdo de arder fanal visible cuando espire en el mar el sol futuro, el joven de esperar (si le es posible) en la patria ribera el aire oscuro. E n tanto estudia el rumbo y, mientras puede, huye nadando; amor le retrocede. C o m o se queda en extranjero prado robado y solo errante peregrino, que el cielo juzga sordo y retirado, y espera inmoble el rayo matutino, o, en muda tempestad el pie enriscado, pregunta a algún relámpago el camino;
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v. 469 présaga: que anuncia una cosa venidera, v. 475 fanal: farol grande. v. 480 V / R : « h u y e la nave, amor la r e t r o c e d e » . v v . 4 8 1 - 8 4 D e s c r i p c i ó n que nos recuerda al p e r e g r i n o n á u f r a g o — « p a s o s de u n peregrino son e r r a n t e » — de la Soledad Primera de G ó n g o r a . v. 485 enriscado: enriscar, « E n c u m b r a r , subir a l o alto entre riscos y p e ñ a s c o s » (Autoridades).
RIMAS
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Y PROSAS (1627)
clama al cielo, y el cielo a sus desmayos o se esconde o se muestra sólo en rayos. H e r o , robada más y más confusa, a sí misma se ignora, y a su pecho el pecho falta, pero ya le excusa en blando incendio del amor deshecho. Inquiere el sueño, el sueño la rehúsa, el lecho busca, y desampara el lecho; escucha al mar que, entonces silencioso, dispensa el ruido del marino esposo. Mas, ¡oh Musa!, m i labio baña ardiente, que, Tántalo del mar, sulco y le ignoro; báñale, amor; describiré, furente, el alto triunfo de tus armas de oro, porque un estrecho mar es indecente si ya no de m i voz, de tu decoro; y, si muriere yo, muera de suerte que se acabe m i vida y no m i muerte. Los confines a Abido le guarnece huerto mayor, oh Hespérides, que el huerto que defendisteis mal, y se agradece al gran Alcides el haberle abierto. Así de flor y fruto se enriquece,
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v. 489 robada: c o n su c o r a z ó n robado; es decir, cada vez m á s enamorada, v. 493 inquiere: busca. v. 498 Tántalo:
p o r su o r g u l l o y c o d i c i a
Tántalo
fue c o n d e n a d o a padecer
eternamente h a m b r e y sed, s u m e r g i d o en agua hasta la c i n t u r a y bajo u n
árbol
cuyos frutos p e n d í a n sobre su cabeza. N o p o d í a beber n i c o m e r nada, ya que, cada vez que lo intentaba, el agua era absorbida p o r la tierra y los frutos repentinamente elevados p o r el v i e n t o . v. 499 furente: furioso. v. 501 D e r i v a de O v i d i o , Heroides, X I X : «seducit térras haec brevis unda duas» (v. 142). v v . 5 0 6 - 0 8 R e f i é r e s e al d u o d é c i m o trabajo de H é r c u l e s , cuando fue mandado por su p r i m o Euristeo a coger las manzanas de oro d e l j a r d í n de las H e s p é r i d e s . E n vez de intentar coger las manzanas él m i s m o , H é r c u l e s ofreció a Atlante sostener la b ó v e d a del cielo si, a c a m b i o , éste c o n s e g u í a los codiciados frutos. v. 509 Cfr. G ó n g o r a , Polifemo: «tanto de frutas ésta la enriquece, / cuanto a q u é l de racimos la c o r o n a » (vv. 139-40).
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCANGEL
que ciudades de olor labra al desierto D é d a l o abril de un verde laberinto, ni sale de él ni de él se ve distinto. Música turba de volantes flores viste al aire dulcísimo concento, mostrando inteligencia a sus amores, con grato aplauso suspendido el viento; aladas flores son los ruiseñores, las flores, mudas aves; allí, atento, se desvela el sentido, y aún no sabe si es canora la flor, fragante el ave. Aquí, en perennes lágrimas, traduce Leandro firme las memorias de Hero; a su ya odioso albergue se reduce, y es adonde nació raro extranjero. Atiende a Febo y, porque Febo luce, le llama cruel y le parece fiero; y, tardo el sol, envidias le repite, que con Leandro sólo el sol compite. Y a de puro sentir libre y exento, se da al dolor, se ofrece a la tristeza, que no hay naturaleza en el tormento cuando el tormento es ya naturaleza; lo que violento dura no es violento: puede serlo no más mientras empieza. ¡Triste de aquel que, en un martirio largo, le da un caduco bien veneno amargo!
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v. 511 D é d a l o c o n s t r u y ó el famoso laberinto para el rey M i n o s de C r e t a . v. 513 Parece i m i t a c i ó n rítmica del c o n o c i d o verso de G ó n g o r a : «infame turba de nocturnas aves» (Polifemo, v. 39). v. 514 concento: canto a r m o n i o s o de varias voces; cfr. G ó n g o r a , Polifemo, «y e l aplauso al c o n c e n t o de las aves» (v. 324). V / R : «viste el aire de m é t r i c o c o n c e n to». v v . 5 1 7 - 1 8 R e c u e r d a n los versos de G ó n g o r a , « N o son todos r u i s e ñ o r e s / los que cantan entre las flores» (Letrilla II, v v . 1-2). v. 520 canora: sonora, m e l o d i o s a
(Alernany).
v. 525 Febo: A p o l o , el sol. v v . 5 2 9 - 3 0 V é a s e abajo 10; 1: «Ya de p u r o d o l o r d o l o r no s i e n t o » , y J á u r e g u i , Orfeo: « T a n t o abunda al sentir, que ya no siente» (v. 789).
RIMAS
Y PROSAS (1627)
Así vive Leandro, si es que vive, lástima igual del sol y de su ausencia; nuevo Fénix de amor, muere y revive de su funesto mal, de su paciencia. Ondas de fuego el suspirar describe, de allí muda región, no muda esencia, porque es ave el amor que se deshace en propio incendio y del incendio nace. Y a por el sol, que fenecido había, el zafir celestial ardió diamantes; ojos abrió, para llorar la i m p í a historia de los míseros amantes. H e r o , nocturno sol, amanecía, y a su mano prestó sus rayos antes; dejó a Leandro de la luz el coche, idolatrando el templo de la noche. Acuerdo de los dos fue que el ausente no se permita al mar sino alumbrado de firme antorcha, n i ésta se presente sino al mar, sino al viento reportado. ¡ O h acuerdo de los hombres imprudente! Tus aciertos son fábulas del hado. ¡ Q u é lejos de sus juicios, ay, q u é lejos, nos labramos rüinas en consejos! M i r a el j o v e n audaz, mira y a ú n duda el rayo amante amado de la torre; para luego la vista, el paso muda y a sus incendios breve el mar socorre. N o así el atleta por la arena muda
vv. 539-44 Fénix:
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ave fabulosa que, p o r ser a n i m a l ú n i c o en su especie, c u a n -
do siente que va a m o r i r , fabrica u n n i d o al que prende fuego d e s p u é s de haberse acostado en él. D e sus cenizas surge el n u e v o F é n i x . v. 551 A l u d e al m i t o de Faetonte y el carro solar («el coche de la luz»); v é a n s e arriba v v . 165-68. v v . 5 5 7 - 6 0 Esta i m p r e c a c i ó n d e l poeta tiene sus o r í g e n e s en J á u r e g u i , Orfeo: «¡Oh vínculo
de a m o r p o c o d i c h o s o , / t u c o n s i s t e n c i a el c i e l o c o n t r a d i c e : /
siempre son tus i n ú t i l e s contentos / p r ó l o g o i m p r o p i o a t r á g i c o s t o r m e n t o s ! » (vv. 709-12).
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
veloz al sitio de la lucha corre como Leandro inquiere, activo y pronto, averiguar las aguas de Helesponto. Ágil se otorga al agua sosegada, y cuanta arroja el brazo, el pie la hereda; p a v ó n cerúleo, deja dibujada ojosa espuma en cristalina rueda. Siempre invoca en su líquida jornada dos estrellas que afrentan las de Leda; hiende el agua, y él mismo al golfo frío es vela, es remo, es nauta y es navio.
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H e r o distingue más y más el bulto, y con la viva antorcha al mar desciende; inquiere con la luz el sitio oculto por ver si ve la lumbre que la enciende; tal Ceres por el Etna, en traje inculto,
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v v . 569-76 E n u n certamen p o é t i c o que tuvo lugar en la casa del duque de V i Uahermosa, c u y o asunto fue « q u e en una O c t a v a , u otro verso h e r o i c o , se pintase a L e a n d r o nadando, c u a n d o i b a a ver a H e r o » , u n tal J u a n Ibazo p r e s e n t ó estrofa de B o c á n g e l c o m o si fuese la suya, g a n a n d o
esta
c o n ella e l p r i m e r p r e m i o
( B N M M s . 2.244, f o l . 61v). v v . 5 7 1 - 7 2 L o s m o v i m i e n t o s que hace L e a n d r o e n el agua c o n los brazos y piernas son tan r á p i d o s que parece c o m o si d i b u j a r a n u n c í r c u l o en el aire. Este c í r c u l o , formado de gotas de agua, a su vez recuerda la rueda de u n pavo real c o n sus m ú l t i p l e s ojos. A s í , el pavo (Leandro) es c e r ú l e o ( c o l o r azul d e l mar), los ojos son ojosa espuma, y la rueda es cristalina. A l relacionar los m o v i m i e n t o s que hace L e a n d r o al nadar c o n la rueda abierta de u n pavo real B o c á n g e l ha construido una imagen digna de G ó n g o r a . A d e m á s , al relacionar el pavo real, ave dedicado a J u n o , c o n L e a n d r o , B o c á n g e l de n u e v o subraya la tragedia a p u n t o de suceder, puesto que J u n o y V e n u s eran diosas a n t a g ó n i c a s ( c o m o s u c e d i ó en una de sus fuentes, la Eneida de V i r g i l i o ) . v. 574 dos estrellas: a su muerte C a s t o r y P ó l u x , hijos de J ú p i t e r y L e d a , l l a m a dos t a m b i é n los D i o s c u r o s , fueron convertidos en la c o n s t e l a c i ó n de G é m i n i s . L o s espartanos c r e í a n que los D i o s c u r o s t e n í a n el p o d e r de enviar vientos p r o p i c i o s a los navegantes, así c o m o el de salvar a los n á u f r a g o s . v. 576 Cfr. O v i d i o : «idem navigium, navita, vector ero» (Heroides, X V I I I , v . 148) y M u s e o : «ipse remex, ipse classis, ipse sibi navis»
(Musaei opusculum
de Herone et
Leandro, quod et in latinam linguam ad verbum traslatum est, trad. M . M a s u r o s , Vene¬ cia, A . M a n u t i o , 1494, v. 155). v v . 5 8 1 - 8 4 A l u d e al m i t o de D e m é t e r ( C e r e s ) . P e r s é f o n e , hija de D e m é t e r , fue robada p o r Hades y llevada a las mansiones s u b t e r r á n e a s . N a d i e o y ó sus gritos,
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buscó el robo filial que aún hoy pretende, y, por la tea que h o n o r ó su mano, Tedífero se llama el siciliano. Menos del mar que del amor desnudo, el amante la playa ve tranquila, y el mezclado sudor, o tibio, o crudo, con cuantas plumas bate amor ventila; la virgen, digo, que enjugarle pudo en linos que, sutil Aragnes, hila, y, donde falta el lino, su cabello le ensarta en oro aljófares del cuello. «Esposo — d i j o — , ¿quién te contradice, si el cielo te me intima por esposo? M u c h o duraste al mar, él te eternice, si no humanado pez, hombre escamoso; pieles te abriguen que dejó infelice gamo a los dientes de león furioso.» Dijo, y el cuerpo penetrado abriga, sepultando entre halagos la fatiga. Así se venga del marino ultraje, y los requiebros oye interrumpidos de robos del amor, de tal linaje que agradan, no explicados, sucedidos. A l tálamo dirigen el viaje, bien que los valles, como prevenidos
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a e x c e p c i ó n de D e m é t e r , que se vistió de luto y fue a buscar a su hija, a l u m b r á n dose en la oscuridad c o n una antorcha («tea») que e n c e n d i ó en el m o n t e E t n a . v. 584 Tedífero: el que lleva teas o antorchas. v. 585 N ó t e s e el j u e g o de palabras: «del mar / d e l a m o r » . v. 590 Aragnes: A r a c n e , una m u c h a c h a l i d i a , h a b i l í s i m a tejedora y b o r d a d o r a , r e t ó u n d í a a su diosa patrona, A t e n e a . É s t a , e n c o l e r i z a d a c o n el tapiz que h i z o A r a c n e , le d i o u n golpe c o n su lanzadera, p o r l o que A r a c n e , h u m i l l a d a , i n t e n t ó ahorcarse. L a salvó la diosa, pero t r a n s f o r m á n d o l a en araña. v. 592 aljófares: perla p e q u e ñ a ; a q u í se refiere a las gotas de agua que L e a n d r o lleva en su cuerpo, d e s p u é s de haber cruzado nadando el H e l e s p o n t o . Cfr. G ó n g o ra, Polifemo: « p o l v o el cabello, h ú m i d a s centellas, / si n o ardientes aljófares sudando» (vv. 187-88). v. 596 F ó r m u l a m u y d e l gusto de G ó n g o r a .
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COMPLETAS
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BOCÁSGEL
de lo que han de durarles los amores, lecho les daban de caducas flores. Él las señas del mar todas sacude, de aromas süavísimos lavado; ella a adornarse del silencio acude, el secreto a la noche encomendado. Nada quiere que el joven de ella dude, ignórase si amante más o amado. Muere la luz cortés, y Venus arde lumbre mayor en tenebroso alarde.
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Calza H i m e n e o la siniestra planta con lazos negros, no con áureos lazos; no el coro juvenil teas levanta, ni Juno extiende los legales brazos; no el padre alegre el Himeneo canta, que la madre acredite con abrazos; no aromático aguarda ya el consorte que el no cortado pelo alguno corte.
620
v. 614 Cfr. G ó n g o r a : «tan n o b l e c o m o h e r m o s a , / tan amante c o m o a m a d a » (Romance 23, v v . 5-6). vv. 617-24 R e f i é r e s e en esta estrofa a las costumbres nupciales que caracterizaban e l m a t r i m o n i o de la a n t i g ü e d a d clásica, pero que, en e l caso de L e a n d r o y H e r o , faltaban. v v . 6 1 7 - 1 8 Se consideraba b u e n augurio si H i m e n e o entraba p r i m e r o c o n el pie d e r e c h o , c o m o v e m o s en G a r c i l a s o : «Estaba
el H i m e n e o allí pintado, / e l
diestro pie calzado en lazos d ' o r o » (Egloga 11, v v . 1 4 0 1 - 0 2 ) . E n la Fábula de B o c á n g e l ocurre l o contrario, c o n l o que es posible que tuviera en cuenta los versos de Garcilaso cuando escribía «con lazos negros, no c o n á u r e o s lazos». v. 619 S e g ú n la t r a d i c i ó n clásica, «en las bodas infaustas no alumbraban las teas que llevaban los dioses nupciales, c o m o en las bodas felices»
(Alemany).
v. 620 Juno: J u n o P r ó n u b a , diosa d e l m a t r i m o n i o , que p r e s i d í a sus c e r e m o nias. Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « n o asiste J u n o ; n o l o c u a z y airoso / el dios n u p c i a l su c e r e m o n i a explica» (vv. 6 1 - 6 2 ) . V é a s e t a m b i é n
la d e s c r i p c i ó n
P r o c n e y T e r e o en O v i d i o , Metamorfosis, V I : «Conubio
de la b o d a entre
Procnes iunxit,
non
prónuba
Iuno, / Non Hyrnenaeus adest, no illi Gratia ledo: / Eurnenides tenuere faces de funere raptas, / Eurnenides stravere torum, textoque profanus
/ Incubuit buho thalamique
in
culmine sedit» (vv. 428-32). L a referencia a q u í al b ú h o («bubo») puede que sugiriera a B o c á n g e l la idea m á s abajo, v. 627, de la imperfecta turba de aves. v v . 621-22 Cfr. M u s e o : « Non hymenaeum cantavit pater, et veneranda maten (Hero y Leandro, v. 278). v. 623 V / R : « n o espera e l a r o m á t i c o c o n s o r t e » .
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Y PROSAS
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N o al consorcio legal culto poeta festivo entona epitalamios graves; de aves canta no más turba imperfeta, que fueron ya tragedias y son aves, cuando del ocio de la noche quieta nace la aurora, y las doradas llaves de la prisión de Febo, ya impaciente, a las puertas aplica del Oriente. Deje la v i d el olmo a que se ajusta; deje la hiedra el muro a que se abraza; deje la llama su materia adusta y el ciervo la corcilla a que se abraza; la tórtola el esposo que la gusta; y, en sitio fértil, cazador, la caza; deje el cisne sus aguas en Meandro. T o d o es poco, esto es más: H e r o a Leandro. Y a prueban a ser dos (alto imposible, que cuerpos y almas son un alma sola); él se entrega a Neptuno que, apacible, la primera le dio, la postrer ola; ella de su balcón, mientras visible es el amante, el corazón tremola; hurta el cuidado a celadora fea, que, cantando, engañaba la tarea.
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v. 625 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « N o al v í n c u l o legal d e l H i m e n e o / afectos c e d e » (vv. 5-6). v. 629 V / R : « c u a n d o d e l o c i o de la n o c h e i n q u i e t a » , v. 632 V / R : «a las puertas i n t i m a del O r i e n t e » . v v . 6 3 3 - 3 9 Todas son i m á g e n e s , algunas tradicionales, para la fuerza y la constancia en el amor. Cfr. G a r c i l a s o : « v i e n d o m i amada hiedra / de m í arrancada, en otro m u r o asida, / y m i parra en otro o l m o e n t r e t e j i d a » (Egloga I, v v . 1 3 5 - 3 7 ) , y G ó n g o r a : «aquella hermosa v i d / que abrazada al o l m o ves... / . . . tortolilla g e m i dora» (Romance 87, v v . 17-18 y 21). v. 639 Meandro : d i o s - r í o de A s i a M e n o r , famoso p o r sus cisnes. Cfr. V i l l a m e ¬ diana: « D u l c e s endechas vierte en v o z s ü a v e / el pez alado que a M e a n d r o h o n o r a / y c o n velas de p l u m a es blanca nave / que al m o r i r canta y en sus ondas m o r a » (Fábula de Faetón, v v . 1273-76). vv. 641-42 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: «Ya alberga u n c o r a z ó n en ambos pechos, / o b i e n u n alma en ambos c o r a z o n e s » (vv. 53-54). v. 647 celadora: vigilante; se refiere a q u í a la criada de H e r o .
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Viéronse veces m i l , y m i l la aurora los dividió, envidiosa como fría; tantas H e r o e n g a ñ ó su celadora, a la noche mujer, virgen al día. Su observación ninguna estrella ignora, que el amor le enseñaba astrología; Leandro su fatal estrella atiende, que está en la torre, y de la estrella pende.
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Y a de los verdes árboles derriba la posesión y la esperanza E o l o ; sólo en su desnudez el prado estriba, y de su precipicio pende solo. G i m e el agua el desdén, que antes, estiva, se regalaba en piélagos de A p o l o ; trueca el suelto novillo su nevado monte al costoso abrigo del arado.
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La m a g n á n i m a ninfa, sorda y ciega, porque sólo su amor mira y escucha, la tea funeral al aire entrega, en cuyas iras se contrasta y lucha. Y a el amante la mira, ya la ruega; dúdala débil y la aguarda mucha; arma de fuego su veloz intento por que elemento venza al elemento.
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Algo se enfrena el mar, porque del trato aleve siempre fue lo afable indicio, o porque suele ser principio grato
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w . 649-50 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « ¡ O h c u á n t a s veces en igual desvelo / los v i o la n o c h e y los h a l l ó la a u r o r a » (vv. 8 9 - 9 0 ) , y O v i d i o , Heroides: «iamque
jugatura
Tithoni coniuge noctem / praevius Aurorae lucifer ortus erat: / oscula congerimus properata sine ordine raptim / et querimurparvas noctibus esse moras» ( X V I I I , v v . 111-14). v. 650 N ó t e s e el j u e g o de palabras a q u í c o n e l g r u p o «vidi»: « d i v i d i ó / e n v i diosa», palabra que a su vez esconde otra: «diosa». v. 658 Eolo: dios que guardaba presos los vientos en una vasta c a v e r n a , y los soltaba a p e t i c i ó n de a l g ú n otro dios. Significativamente, E o l o s o l t ó los vientos a p e t i c i ó n de J u n o que q u e r í a destruir la empresa de Eneas ( V i r g i l i o , Eneida, I, 52¬ 86). L a a c e n t u a c i ó n llana la exige la rima y c ó m p u t o . v. 661 estiva : estival. v . 668 V / R : «en cuyas ondas se fatiga y l u c h a » .
RIMAS
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la máscara de oculto precipicio. Tres veces se desnuda; tres, ingrato, Neptuno repudió su sacrificio. A l fin, resuelto a la postrer fortuna, exclama al mar, al viento y a la luna:
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«Escucha, E o l o (¡ay, triste del que espira y al viento le encomienda su esperanza!); favorece, Aquilón, a quien suspira, porque con simples voces no te alcanza. Amante soy, tú amaste. A ú n hoy admira Atenas en Ortigia tu pujanza. ¿ Q u é hicieras, di, si entonces en tu abismo te obstara el viento, armado de ti mismo? Y tú, inconstante C i n t i a (pero estable, si atiendo a m i discurso), tu horizonte argenta, baña el mar; por m í te hable
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v. 677 L a d e s c r i p c i ó n deriva de O v i d i o , Heroides, X V I I I : «ter tnihi deposita est in sicca vestís harena; / ter grave
temptavi carpere nudus iter» ( v v . 3 3 - 3 4 ) .
t a m b i é n las palabras dichas p o r Eneas durante la tempestad
Recuerdan
organizada p o r J u n o
para destruir su flota ( V i r g i l i o , Eneida, I, 9 3 - 9 4 : «ingemit et duplicis tendens ad sidera palmas I talia voce referí: "O terque quaterque beati, / quis ante ora patrum Troiae sub moenibus altis / contigit oppetere!"»),
y , m á s i m p o r t a n t e tal v e z , el m o m e n t o de la
muerte de D i d o : «ter sese attollens cubitoque adnixa
levavit; / ter revoluta toro est
oculisque errantibus alto» (Eneida, I V , 690-91). v. 681 espira: aquí, y e n m u c h o s otros lugares, B o c á n g e l j u e g a c o n espira / expira. v. 682 V e r s o f a v o r e c i d o p o r B o c á n g e l , tal v e z de o r i g e n garcilasiano: «¡oh cuántas esperanzas lleva el viento!» (Soneto XXVI,
v. 4); cfr. abajo v. 817, y poemas
3; 3-14, 5; 1 y 32; 146. v. 683 Aquilón:
véase arriba v . 77.
v. 686 Ortigia: una p e q u e ñ a isla en la b a h í a de Siracusa, d o n d e n a c í a la fuente Aretusa ( V i r g i l i o , Eneida, III, 694-96). S i n embargo, dado el c o n t e x t o , es probable que se aluda a O r i t í a , hija d e l rey ateniense E r e c t e o y de P r a x í t e a . C u a n d o estaba danzando j u n t o al río Iliso, fue raptada p o r B ó r e a s (uno de los nombres del v i e n t o del N o r t e ) , que se la llevó a T r a c i a , u n i é n d o s e allí a ella y h a c i é n d o l e c o n c e b i r dos hijos y dos hijas. V é a s e J u a n P é r e z de M o y a , Philosofta secreta de la gentilidad,
ed.
C l a v e r í a , 1995, p . 336, L i b r o segundo, cap. X X X V : « D e B ó r e a s y O r i t h i a » . v. 689 Cintia: la l u n a , o D i a n a , p o r su n a c i m i e n t o e n e l m o n t e Délos.
Cintio,
en
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
no soñoliento E n d i m i ó n al monte; un sol me enciende, por quien excusable daré a las aguas nuevo Faetonte, un sol que, cuanto excedes las estrellas, las de sus ojos te aventajan bellas.
695
T a m b i é n , Neptuno (a quien postrero invoco, porque te tiemblo más), te vio Melanto, galán cerúleo, transformarte loco, a r m á n d o t e de halagos a su espanto; 700 fuego soy mucho a tu elemento poco. O c é a n o s me ensayan en m i llanto. ¡Ah, déjame volver, si es que la suerte los piélagos me enseña de la muerte!». D i j o , y a la región se arroja clara, con rasgado ademán y acción severa; ya se le huye la ribera cara y la vida que estaba en la ribera; duerme Láquesis, y Atropos prepara al estambre fraterno la tijera. v. 692 Endimión:
705
710
u n pastor de gran b e l l e z a que i n s p i r ó u n p r o f u n d o a m o r a
Selene (la L u n a ) . C o m o Selene c o n s i g u i ó para él que Z e u s c u m p l i e s e u n deseo suyo, E n d i m i ó n p i d i ó
permanecer eternamente j o v e n , d o r m i d o en u n
sueño
perpetuo, aunque c o n los ojos abiertos para p o d e r ver a su amante. v. 694 Sobre Faetonte y su caída al agua, v é a n s e arriba v v . 165-68. v. 698 Melanto: hijo de L a o c o o n t e , que era e l sacerdote del templo troyano de A p o l o T i m b r e o durante la guerra de T r o y a . D u r a n t e u n sacrificio que L a o c o o n t e hacía a N e p t u n o para rogar de éste una tempestad contra la flota aquea, salieron del m a r dos e n o r m e s serpientes que, d i r i g i é n d o s e hacia los hijos del sacerdote,
los
estrangularon; véase V i r g i l i o , Eneida, II, 1 9 9 - 2 2 7 . T e m a de u n famoso cuadro de E l Greco. vv. 703-04 Cfr. M a r c i a l , Epigramas: « Clamabat tumidis audax Leandros amores / —Mergite
rne,J¡uctus,
cum rediturus ero» ( X I V , 181) y De Spectaculis: «Cum
peteret
dulces audax Leandros amores / et fessus tumidis iam prerneretur aquis / sic miser instantes adfatus dicitur undas: / —Parcite durn propero, mergite cum redeo—» ( X X V b ) , y O v i dio, Heroides, X V I I I : «aut rnihi continget felix audacia salvo, / aut mors solliciti ftnis amoris erit!» (vv. 195-96), donde Leandro t a m b i é n clama contra los elementos. v. 704 V / R : «los p i é l a g o s me muestra de la m u e r t e ! » . vv. 709-10 Láquesis
y Atropos: dos de las tres M o i r a s o Parcas, diosas del desti-
n o ; la otra se llamaba C l o t o y era la que hilaba el h i l o de las vidas humanas. N o t e n í a p o d e r para c o r t a r l o , pues esto era p r i v i l e g i o de Á t r o p o s ; L á q u e s i s m e d í a hilo.
el
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Y PROSAS (1627)
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Hero navega en golfo más incierto, y más peligra en dudas desde el puerto. D e l renaciente invierno entonces era madre la tempestad y padre el hielo; cuando el piloto aún teme en la ribera, enfrena el curso y escudriña el cielo; cuando el pastor se viste de la fiera, la fiera y ave encogen curso y vuelo: en todos es tirano el yerto frío y en dos amantes almas el estío.
715
720
D e la horrísona cárcel salen, varios, Céfiro, Bóreas, A q u i l ó n y N o t o , y, aunque en naturaleza son contrarios, se conforman en ser contra el piloto; teme el cielo gigantes temerarios de agua, y quisiera hallarse más remoto; hiérele el mar sacrilego; m i l veces nadar pudieron los australes peces.
725
E l agua lucha con amante fuego, cada cual con su adverso enfurecido; ábrese el mar, y del infierno ciego salen las Furias y se toca el ruido; la tempestad sonora tronca el ruego del joven, muy devoto y nada oído;
730
v. 721 horrísona: «dícese de l o que c o n su s o n i d o causa h o r r o r y e s p a n t o » (Academia). L a h o r r í s o n a c á r c e l es la vasta caverna d o n d e É o l o guardaba presos
los
vientos. Ésta y las estrofas siguientes que describen la tempestad desencadenada p o r É o l o v i e n e n de V i r g i l i o , Eneida, I, 81-123. v. 722 Céfiro: p e r s o n i f i c a c i ó n del v i e n t o d e l Oeste. Bóreas y Aquilón:
nombres
del viento del N o r t e . Noto: n o m b r e d e l v i e n t o d e l Sur. v v . 7 3 1 - 3 6 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « D e furias, que aborrecen el s o s i e g o , / se o y e n ladridos r i m b o m b a r t r o n a n t e s » (vv. 7 6 5 - 6 6 ) . v. 732 las Furias: divinidades que se o c u p a n , sobre t o d o , de vengar los c r í m e nes. Se las representa c o n figura de mujeres negras y aladas, c o n serpientes enroscadas en sus cabezas. S u v i v i e n d a habitual está e n los Infiernos, de donde salen p o r conjuro del ofendido o p o r la m a l d i c i ó n del p r o p i o ofensor.
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
vuelve la media voz a su despecho a rimbombar los cóncavos del pecho. Vuela la ardiente arena y se traslada a ser del aire m o m e n t á n e a sierra, que tanta tempestad busca morada (que es poca la del mar) sobre la tierra; la luz, que a la tiniebla estar mezclada suele, de la tiniebla se destierra. ¡ Q u é hará de aquel que viere entre su furia el mar, si él mismo brama de su injuria! C á r d e n o el j o v e n , contrastado y laso, llevar se deja ya, más no se mueve; bebe la muerte en proceloso vaso, y bebe sed de vaso que no bebe de aquella ninfa que, al farol escaso, contra los vientos da socorro leve; aplica el manto y la nevada mano, mas la nieve a la luz se opone en vano. Muere el hacha indefensa que, encendida, émula fue del c e ñ o de Diana; fiero presagio de una y otra vida, por más que le desmienta la mañana, cuya luz, a la l u z sustitüida m o s t r ó la selva de Anfitrite cana, los amantes m o s t r ó , que, insensitivos, ni muertos yacen ni consisten vivos.
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Los objetos se libran del objeto de la noche que, negra, los mezclaba; el escuadrón de vientos imperfeto al monte que los sella respetaba; v. 735 a su despecho: contra su v o l u n t a d , v. 736 rimbombar: retumbar, resonar. v. 745 cárdeno: de c o l o r m o r a d o ; laso: desfallecido, falto de fuerzas. v. 754 ceño de Diana: refiérese a q u í a la luna, puesto que D i a n a era hermana de A p o l o (el dios sol). E l c e ñ o de D i a n a sería la l u z de la luna c o n la cual la antorcha de H e r o p u d o c o m p e t i r mientras ardía. v. 758 la selva de Anfitrite cana: el mar. Anfitrite, una de las nereidas, era la esposa l e g í t i m a del dios N e p t u n o .
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Y PROSAS
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en carro de cristal T r i t ó n , inquieto, los rencores del Ponto sosegaba, y, sacudiendo la borrasca fea, cada marino dios buscó su dea. Inútil peso, por el mar delira, patente al N o r t e suyo, el naufragante, que el nombre amado con el alma espira (partes que no son dos en el amante); no puede pronunciarle y le suspira, porque cabe la voz en un instante, o ya por que, si el nombre no saliera (que es alma de Leandro), no muriera. Delincuente Neptuno, más que p í o , el cadáver expone al tracio puerto, o fue el amante que, difunto y frío, muestra que la buscó después de muerto. Ella le mira sin acción o brío, tal que se duda bien cuál es el muerto. ¡Oh, cuánto al muerto el vivo se prefiere, que a cuenta del dolor viviendo muere! Igual a seco fulminado roble, Hero contempla el tronco inanimado. ¡Oh, c ó m o es mucha en el cadáver noble la muerte, todo de ella dibujado! ¡Oh, c ó m o en Hero ejerce furia doble! ¡Cuánto a lo vivo cede lo pintado! Rasga, a pesar de no poder, la calma del silencio, y así profiere el alma: «Oh tú, que a mis arenas infelices Leandro partes y cadáver llegas; que muerto estás, pero difunto dices que el alma diste a quien el cuerpo entregas;
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v. 765 Tritón: s e m i d i ó s m a r i n o , hijo de N e p t u n o y A n f i t r i t e . A p a r e c í a sobre las aguas en u n carro tirado p o r caballos azules, y , c o n el s o n i d o de u n a c o n c h a marina, p o d í a calmar las olas y sosegar las tormentas. v. 766 Ponto: véase arriba v. 42. v. 789 V / R : « ¡ O h c ó m o es m á s en la difunta m o b l e ! » .
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COMPLETAS
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BOCÁNGEL
tiempo es ya que tus daños utilices, gozando juntos de las horas ciegas. N o sé d ó n d e mayor vida nos llama, al reino del dolor o al de la fama. Agradézcote el lauro postrimero que me das con tu muerte de constante; aunque pisaste el Báratro primero, mayor le miro en tu fatal semblante; menos si dulce, mas tan vivo y fiero, gozo en tus ojos el incendio amante; y ya, para imitar muerte tan alta, no fenecer, sólo faltar me falta». Primero que le entienda juzga el d a ñ o , pues le pesara de poder consigo alivios aguardar al d e s e n g a ñ o , donde el dolor se ofrece por testigo; precipitarse quiere, que su engaño la promete gozar del yerto amigo, por que sepan los términos de Apolo que no pudo morir Leandro solo. Buscar quiere en el viento su esperanza, librando al viento el corazón seguro; funesto paraninfo, se abalanza desde la almena que termina el muro. Y a es cadáver también; sigue y alcanza al triste esposo en el Averno oscuro; todo el mar los sepulta, todo el viento, y al mérito a ú n le falta monumento. Sesto después, en funeral oficio, himnos m i l sobre el féretro derrama,
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v. 803 Báratro: u n o de los nombres del i n f i e r n o . v v . 8 1 7 - 1 8 Versos que recuerdan los que abren el soneto 5 a q u í , soneto d e d i cado a A p o l o ; n ó t e s e que en e l v. 815 se m e n c i o n a al dios sol. T a m b i é n ofrecen u n paralelo c o n los v v . 6 8 1 - 8 2 a q u í : «ay, triste del que espira / y al v i e n t o e n c o m i e n d a su e s p e r a n z a » . v. 819 paraninfo: « E n su r i g u r o s o s i g n i f i c a d o es e l p a d r i n o de las bodas. C o m ú n m e n t e se toma p o r el que anuncia alguna felicidad» v. 822 Averno: otro de los nombres del i n f i e r n o .
(Autoridades).
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y hace que vivan en su precipicio los amantes la vida de la fama. Allí m u r i ó C u p i d o , que ya el vicio le sustituye y su noticia infama, donde tendrán, en merecido templo, lástima el libre y el amante ejemplo.
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3 Hablando el autor con sus escritos Soneto Ocios son de un afán que yo escribía en ruda edad con destemplada avena; arbitrio del amor, que a tal condena a aquel que la templanza aborrecía. C a n t é el dolor, llorando la alegría, y tan dulce tal vez canté m i pena que todos la juzgaban por ajena, pero bien sabe el alma que era mía. Si de todos no fuereis celebradas, voces de amor, mirad m i pensamiento: veréis que no mejor fortuna alcanza.
5
10
N i n g ú n discreto os llame malogradas, que, si os llevare solamente el viento, allá os encontraréis con m i esperanza.
* Sobre este soneto, véase M o l h o , 1987, pp. 189-99. v. 1 ocios: viene de O v i d i o , q u i e n l l a m ó a sus versos «otia rneae». v. 2 avena: instrumento m ú s i c o , l o m i s m o que
flauta.
vv. 5-8 Cfr. C a m ó e s , Soneto 107: « E u c a n t e i j á , e agora v o u c h o r a n d o » , c o n iguales referencias a la esperanza y la fortuna. v v . 13-14 I m i t a c i ó n de Garcilaso: « ¡ O h c u á n t a s esperanzas lleva el v i e n t o ! » (Soneto XXVI,
v. 4).
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4 Hablando con el sepulcro de una dama* Soneto O h tú, que el polvo amado mudamente prescribes, duro origen de m i llanto, ya que la muerte te autoriza tanto, c ó m o sabe m i aplauso, c ó m o siente, cuenta a Lisi m i amor; ya no consiente desdén injusto su destino santo. Pierda tu condición, oh m á r m o l , cuanto el desdén suyo tu dureza miente; nuestras cenizas une, logre en esto nuevo triunfo la muerte de la vida: final me admite efecto de sus ojos.
5
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Si a tu silencio, sólo por funesto, el bulto se debió de m i homicida, ¿cuánto más te merecen mis despojos?
* C o m o el p o e m a 160, trata de la muerte de L i s i . V / R : « H a b l a n d o c o n el sep u l c r o de Lisi». v v . 5-8 V é a s e p o e m a 15; 12-14, t a m b i é n sobre L i s i , d o n d e la i m a g e n de m á r m o l se relaciona c o n el m i t o de A n a j á r e t e . v. 8 V / R : «la deidad suya tu dureza m i e n t e » .
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DE
BOCÂNGEL
5 A p o l o siguiendo a Dafne* Soneto A l viento su esperanza y su porfía, siguiendo A p o l o a Dafne, encomendaba; el miedo, con que el paso aceleraba, su blanco pie de plumas guarnecía. De su madeja el oro reducía el viento a rayos con que al Sol flechaba, mientras A m o r , injusto, preparaba la victoria mayor a quien huía; cuando la ninfa exclama al padre undoso, y, humanando un laurel, halla venganza del Sol en el auxilio de Peneo.
5
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«¡Ay! —dijo A p o l o al árbol d e s d e ñ o s o — , ¿por q u é , si en ti fallece m i esperanza, verde imagen te ofreces al deseo?»
* Es el c o n o c i d o m i t o de A p o l o y Dafne. C u a n d o A p o l o , el dios sol, t r a t ó de seducirla, la ninfa Dafne h u y ó ; a p u n t o de ser alcanzada, l l a m ó a su padre, e l r í o P e n e o , que la t r a n s f o r m ó en laurel. Así q u e d ó para siempre u n v i v o recuerdo para A p o l o de su fracaso amoroso. v v . 5-6 Dafne es descrita c o n los tradicionales atributos de A p o l o : su p e l o , que al correr despide «rayos de oro», c o m o si fueran flechas c o n que herir a A p o l o , nos recuerda la t r a d i c i o n a l imagen del S o l —rayos de l u z saliendo de la cabeza c o m o una aureola. A l m i s m o t i e m p o , sugiere el efecto
de las flechas de C u p i d o q u e
h i e r e n a la v í c t i m a . H a y cierta i r o n í a en todo esto, pues A p o l o era justamente el dios que presidía el tiro c o n arco. v. 7 V / R : « m i e n t r a s A m o r , injusto, d e s t i n a b a » . v. 13 N ó t e s e c ó m o la palabra «esperanza» une a los dos personajes del m i t o : en el p r i m e r verso «esperanza» se refiere a Dafne y su deseo de escaparse de A p o l o ; en el verso 13 se refiere a A p o l o y al fracaso de su p e r s e c u c i ó n de la ninfa.
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6 Amante que vive de su mismo mal Soneto Crece el dolor y, en orden a su aumento, el mismo mal me presta resistencia. ¿ Q u i é n hasta agora ha visto la paciencia convertirse en especie de tormento? La costumbre de un largo sentimiento hizo ya natural lo que es violencia; sólo el mal me amenaza con su ausencia, después que el mal me sirve de alimento. Y a desespero de esperar la muerte, supuesto que es un mal que dura poco (bien que en la vida me sostengo apenas).
5
10
Cautela fue de amor contra m i suerte herir el pecho hasta dejarle loco porque después adore yo sus penas.
v. 14 T a n t o B e n í t e z C l a r o s , 1946, c o m o A n d r é s , 1986 (éste tal vez siguiendo al p r i m e r o ) , s e ñ a l a n u n a variante e n este verso c o n respecto a la e d i c i ó n de las Rimas y prosas de 1627: «tus penas». S i n embargo, en los ejemplares de Rimas q u e y o he visto, tal variante no existe.
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DE
BOCÁNGEL
7 A Lisis que, cuando moza, fue rogada en vano y después le sucedía al contrario. Es imitación de A u s o n i o * Soneto R o g u é t e , oh Lisi, que tu edad florida gozases antes de esta edad helada; despreciaste m i aviso, y, entregada, te miro al d a ñ o tarde arrepentida. E n la vejez, que llega no entendida, dos daños sientes: que en la edad pasada
5
* V / R : «A Lisis que, m o z a , fue rogada en vano, y d e s p u é s le s u c e d í a al revés». A u s o n i o , poeta l a t i n o n a c i d o e n B u r d e o s e n e l siglo I V , fue autor d e l c é l e b r e poema «De rosis nascentibus»,
que termina c o n dos versos m u y imitados en e l Siglo
de O r o e s p a ñ o l : «Collige
virgo rosas, dum Jlos novus, et nova pubes, / et memor esto
aevurn sic properare tuum».
U n o de los mejores y m á s c o n o c i d o s poemas e s p a ñ o l e s
sobre el tema del «Carpe diem» es el Soneto XXIII rosa y d ' a z u c e n a » ,
soneto que B o c á n g e l
de Garcilaso « E n tanto que de
recuerda en los versos 1-2 a q u í . S i n
embargo, la i m i t a c i ó n de A u s o n i o , bastante cercana c o m o se v e r á , p r o c e d e de su E p i g r a m a X X X I V «Ad Gallam puellam iam
senescentem»:
Dicebam tibi: «Galla, senescimus; effugit aetas, utere rene tuo: casta puella anus est». sprevisti. obrepsit non intellecta senectus nec revocare potes, qui peñere, dies. nunc piget et quereris, quod non aut ista voluntas tuncfuit, aut non est nunc ea forma tibi. da tamen amplexus oblitaque gaudia iunge. da: fruar, et si non quod voló, quod volui. Sobre e l m i s m o tema, v é a s e C a s t i l l o S o l ó r z a n o , 1625, v o l . II, f o l . 6r: «A una dama que se i b a h a c i e n d o vieja, o l v i d a d a de su a m a n t e » . E s p o s i b l e que ambos poemas fuesen escritos para la A c a d e m i a de M a d r i d . v . 4 Cfr. G ó n g o r a : « p u e s e n su d a ñ o a r r e p e n t i d a t a r d e » (Soneto 161, « D e la a m b i c i ó n h u m a n a » , v. 5).
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no gozaste beldad desengañada, n i gozas hoy la forma pretendida. Cuando el remedio fue posible, el daño i g n o r ó tu ambición; agora ignoras remedio al daño tarde conocido.
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Mas, en memoria del pasado e n g a ñ o , te miraré, gozando en estas horas, si lo que quiero no, lo que he querido.
v. 11 Cfr. L o p e de V e g a : «el tarde c o n o c i d o d e s e n g a ñ o » (Rimas sacras, Soneto I, v. 11).
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DE
BOCÁNGEL
8 Amante que p r o b ó desamar en la ausencia y empeoró con el remedio Soneto C o m o enfermo que anhela en lecho ardiente alcanzar con excesos mejoría, y su engaño no más, o su porfía, le alivia, con que crece el accidente; y como el ciervo, que la flecha siente, huye en vano de sí la noche y día, para ver si le dan lisonja fría médicas ondas de templada fuente: tal, esclavo de amor, herido el pecho, buscaba yo reparo en el ausencia; busqué la fuente contra el dardo esquivo.
5
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H i z o después amor, a m i despecho, lo que hace el exceso en la dolencia y el señor con esclavo fugitivo.
v. 2 V / R : « t e n t a r c o n los excesos m e j o r í a » . v v . 5-8 V é a s e Petrarca: «E qual c e r v o ferito d i saetta / c o l ferro avelenato d e n t r ' a l flanco / fugge, e p i ú duolsi quanto p i ú s'affretta, / tal i o c o n q u e l l o stral dal lato m a n c o » (Canzoniere, C C I X , v v . 9-12).
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9 E n lengua española e italiana a la eternidad de su tormento Soneto P r é s t a m e amor sus alas, y tan alto m i leva P amoroso m i ó pensiero que, cual Icaro nuevo, al sol espero di C l o r i bella far novello assalto. Pero después, de atrevimiento falto, m i accorgo al ver (se amor si accorge al vero), y en mar de llanto, fulminado, muero; mancandomi Pardir ond'io m i esalto. Así vivo del mismo precipicio, nuovo Fenice nelF umana schiera, e prima cangeró pelo che sorte.
5
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Seré de C l o r i eterno sacrificio; triste de aquel que, si vivir espera, gli fa bisogno al vive re la morte.
v v . 1-4 I m i t a c i ó n de los cuatro p r i m e r o s versos del soneto de L u i g i T a n s i l l o : « A m o r m ' i m p e n n a Tale, e tanto i n alto / L e spiega l'animoso m i ó pensiero, / C h e d ' h o r a i n hora s o r m o n t a n d o / A le porte d e l c i e l far n o v o assalto». Sobre la p r e sencia e i n f l u e n c i a de este soneto en E s p a ñ a en el S i g l o de O r o , v é a n s e F u c i l l a , 1960, y G o n z á l e z M i g u e l , 1979. v. 3 Icaro: véase 2; 185-92. v. 11 A l u s i ó n a u n antiguo p r o v e r b i o italiano, a que se refiere Petrarca: « V e r o é '1 p r o v e r b i o , c h ' a l t r i cangia i l pelo / anzi c h e ' l v e z z o , et per lentar i sensi / g l i u m a n i afFecti n o n son m e n o intensi» (Canzoniere, A n d r é s , 1986, p . 9.
C X X I I , v v . 5-7). L a nota es de
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10 Amante tan acostumbrado a su mal que se halla bien con él* Soneto Y a de puro dolor dolor no siento, que es ya naturaleza m i cuidado, y a los males estoy tan enseñado que temo más la dicha que el tormento. Sobra el desdén y basta el pensamiento para acabar un pecho enamorado, que el que aguarda a morir de desdeñado piadoso tiene el propio sentimiento. Muere y renace amor en unos ojos más veces que su luz el sol advierte, ya viva en oro, en sombra ya teñida. Mas, ¡ay, amor!, disculpo tus enojos; que, si para vivir me das la muerte, ¡pregunto para q u é has de darme vida!
* H a y copia en H S A M s . B 2 . 4 9 9 , f o l . 46r. v. 11 V / R : «ya v i v a en o r o , en sombras ya t e ñ i d a » .
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11 Su amante a Finea, v i é n d o l a llorar* Soneto H u y e por minas de cristal y grana en Finea diluvio sucesivo; piedra que excluye el propio humor nativo por quedarse más piedra, más tirana. Helado pedernal, herido mana vivas centellas que le fingen vivo. Finea llora; miente el sensitivo humor si acaso la trató de humana. E n tempestad de amor, amor ondea, y en agua, en rayos, en suspiros ciego, repite de una muerte m i l ensayos.
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D e fuego son tus lágrimas, Finea. E n tempestad donde es el agua fuego, la muerte es corto efecto de los rayos.
* Soneto seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627. Cfr. B N M M s . 3 . 7 7 3 , f o l . 138r, soneto sobre e l m i s m o tema de J u a n D e l g a d o , que sigue a una c o p i a de este soneto en los fols. 1 3 6 v - 3 7 r . v. 1 grana: véase 2; 413. v v . 5-6 V é a s e G ó n g o r a : «ya es herido el pedernal, / ya despide, el p r i m e r g o l pe, / centellas de agua» (Romance 50, v v . 33-35). E l pedernal es Finea (que tiene la misma dureza), pero ya que ella está llorando, las centellas que echa son de agua. v. 6 V / R : «vivas centellas que le finge v i v o » . v. 7 V / R : «Finea llora; miente el fugitivo». v. 14 V / R : «¿de q u é p o d r é temer que son los rayos?»
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12 A Celia que, mirándose al espejo embebecidamente, quiso asir su aparente figura, y se le q u e b r ó * Soneto Culpa, Celia, tu error y no tu d a ñ o ; única te formó naturaleza. Pues dime, ¿por q u é quiere tu belleza darte segunda con tan nuevo engaño? N o se r o m p i ó el espejo, no, y extraño que eche menos tu vista su entereza. Cristal era no más; agora empieza a ser espejo desde el desengaño. T u retrato en retratos dividido en una parte muere, en otra alcanza a merecerte en más copioso empleo.
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10
Aquí queda m i error más advertido, pues cuando hieres más a m i esperanza hidra inmortal renace m i deseo.
* Soneto seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627. S o b r e e l m i s m o t e m a , v é a n s e p o e m a 59 a q u í y B N M M s . 3.773, fol. 137r-v, soneto de J o s é C a m e r i n o . v. 5 V 7 R : « N o se r o m p i ó el espejo, pues e x t r a ñ o » . v . 14 hidra: a n i m a l m i t o l ó g i c o de m u c h a s cabezas que H é r c u l e s v e n c i ó
en
L e r n a . A l p e r d e r u n a de sus cabezas le c r e c í a n dos m á s , y así prosperaba c u a n t o m á s herida. Su sangre era venenosa y H é r c u l e s se sirvió de ella para envenenar sus flechas.
RIMAS
Y PROSAS (1627)
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13 A Lisi desmayada por una sangría Soneto E n vivas ondas de ofendida grana desata a L i s i procurada herida. Menos siente la púrpura perdida que el tener experiencias ya de humana. Q u e d ó cual rosa que expiró temprana, tarde avisada de desvanecida, a quien el viento ejecutó en la vida aun sin dejarla escarmentar de vana. Pálido ofreces, Lisis, el semblante. N u n c a con más razón se tema el rayo que cuando el cielo pálido se viere.
5
10
Contemple amor, por quien estás triunfante en la fingida muerte de un desmayo. V i v a , ¿qué hará?, quien mata cuando muere.
* Soneto seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627. Sobre el m i s m o tema, véase P a n t a l e ó n de R i b e r a , 1944, v o l . II, pp. 5 8 - 5 9 . v. 1 Cfr. 2; 1 7 7 - 7 9 : « E n vivas ondas de funesta plata / en estampa diversa está N a r c i s o , / que en su l í q u i d a efigie se desata». v. 4 V / R : «que el haber confesado que es h u m a n a » . v. 13 Cfr. C a l d e r ó n : «fingiéndose la muerte en u n d e s m a y o » («En la muerte de la s e ñ o r a d o ñ a Inés Zapata, dedicada a d o ñ a M a r í a Z a p a t a » , Cancionero de 1628, ed. B l e c u a , 1945, p . 620, v. 54). L a nota es de A n d r é s , 1986, p . 13.
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DE
BOCÂNGEL
14 Hablando con su dama ya difunta Soneto C o b r ó t e el cielo en tu primer mañana, humana flor, no muerta, interrumpida, en fe de que viviste aquí ofendida ese instante no más que fuiste humana. ¡ Q u é temprano q u e d ó tu nieve en grana, de las iras del viento sacudida! ¡ Q u é tarde a m i esperanza con tu vida has enseñado a escarmentar de vana!
5
Si es que a la patria de la luz que pisas ruego mortal de amante voz alcanza, en mérito de amar lo que no veo;
10
si tu poder en tu piedad avisas: pues sabe que moriste m i esperanza, haz que sepa que faltas m i deseo.
v v . 1-8 Estos versos t i e n e n la m i s m a r i m a asonante que e l soneto anterior. A d e m á s , c o m o se nota en seguida, el segundo cuarteto de ambos sonetos se parece mucho. v. 5 V / R : « Q u é temprano q u e d ó tu nieve o g r a n a » . v. 9 V e r s o que recuerda a Garcilaso, Égloga I, v v . 3 9 4 - 9 5 , y Elegía I, v . 2 6 8 . v. 10 Cfr. Petrarca: «e se prego mortale al ciel s ' i n t e n d e » (Canzoniere, 3). L a nota es de A n d r é s , 1986, p . 14. v. 12 V / R : «si es que tu arbitrio en tu poder avisas».
C L I I I , v.
RIMAS
Y PROSAS (1627)
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15 A la crueldad de su dama, aludiendo a la de Anajarte* Soneto D e l ya postrero sueño en que yacía el solícito amante se burlaba Anajarte, mirando que robaba la nieve su postrera rosa fría. Ella, rebelde siempre, despedía, no la dureza, mas el alma brava, y al odio alcázar de alabastro daba, que por blanda su carne aborrecía. V o s no podréis ser ya, Lisi, más dura, y, puesto que os aguarde algún castigo, será de tomar forma en m i amor tierno.
5
10
Seréis más inmortal en m i fe pura, pues a vuestra dureza yo me obligo, que en el m á r m o l odioso, aunque sea eterno.
* Anajarte, o A n a j á r e t e , d o n c e l l a de C h i p r e . R e c h a z ó a Ifis, e n a m o r a d o
de
ella, y se b u r l ó de é l , l o que p r o v o c ó que el amante se ahorcara c o l g á n d o s e de la puerta m i s m a de la amada. Esta, sin inmutarse, quiso presenciar el cortejo f ú n e b r e de Ifis, a s o m á n d o s e a la ventana, pero V e n u s , disgustada p o r su indiferencia ante el amor, la c o n v i r t i ó en una estatua de piedra. v. 10 V / R : «mas puesto que os aguarde a l g ú n castigo». v. 11 V / R : «será de tomar forma en a m o r t i e r n o » . v. 12 V / R : «Seréis m á s i n m o r t a l en fe segura».
126
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DE
BOCÁNGEL
16 Su amante a Celia que afectaba la blancura y el adorno Soneto ¿ Q u é engaños, Celia, q u é locuras mueve un ciego error, y loco más que ciego, si, cuando yo compito con el fuego, estudias exceder la blanca nieve, si el oro vago das al viento leve, cuando a su error m i libertad entrego, o apuestas con la v i d lasciva luego reduciéndole a tanto anillo breve? Guárdate, no la víbora severa de edad futura la de agora rompa, antes que el fruto de tu abril ignores.
5
10
¿ N o te riyeras de la primavera, si nos negase con inútil pompa los frutos, por gozar siempre las flores?
v. 4 V 7 R : «procuras exceder la blanca n i e v e » . v v . 9 - 1 4 C o m o e l p o e m a 7, e l tema de «Carpe XXIII
de Garcilaso.
diem»,
c o n ecos del Soneto
RIMAS
Y PROSAS
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17 Respuesta de su amante por Celia Soneto ¿ Q u é importa al Mongibelo estar nevado si en fuego oculto las entrañas arde? L o mismo que el amor tiene de alarde halla de menos en lo venerado. Más dura en la república del prado la rosa que el cultor descubre tarde que aquella a quien avisa que se guarde la primera experiencia del arado.
5
N o dura la belleza un solo instante más que el deseo, y el deseo miente al punto que pasó de la experiencia.
10
Asi dice el recato vigilante, que es desdicha morir como accidente y necedad morir por diligencia.
v. 1 Mongibelo: M o n g i b c l , otro n o m b r e p o r el m o n t e E t n a , v o l c á n debajo del cual se s u p o n í a encerrados a los gigantes rebeldes. vv. 5-8 I m i t a c i ó n de C a t u l o : «nec meuni respectet, ut ante, amorem, / qui illius culpa cecidit velut prati / ultima flos, praeter eunte postquam / tactus aratrost» (Carmina, X I , 21-24). Es probable que esta c o m p a r a c i ó n final c o n la flor tronchada p o r el arado, c o n t a m i n a d a c o n otra semejante
de V i r g i l i o e n Eneida, I X 435-36
veluti cum flos succisus aratro / languescit moriens»),
(«purpureus
subyazca al garcilasiano s í m i l de
Egloga II, v v . 1 2 5 8 - 5 9 : «cual queda el lirio blanco qu'el arado /
crudamente
cortado al pasar deja», símil que B o c á n g e l b i e n p o d í a haber tenido en mente. v. 8 V / R : «la postrer experiencia del arado».
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DE
BOCÁSGEL
18 E n la muerte de una dama muy hermosa Soneto Fénix divino que en mortal Oriente desvaneces en luz tu sepultura, y heredada en sí misma tu hermosura burla nuestro dolor y tu Occidente. La pompa funeral, el llanto miente, pues no estaba tu ser en tu figura: nada vive quien vive lo que dura, ni ha menester morir un accidente.
5
Faltó tu imperio, amor, faltó tu nido en Amarilis, y aun después porfías a usar en los afectos tus crueldades.
10
¡ O h modo de matar jamás oído! ¡Viéndose ya el amor sin tiranías, a matarnos empieza con piedades!
v. 1 Fénix:
véase 2; 5 3 9 - 4 4 .
v. 10 Amarilis: es p o s i b l e que se trate de M a r í a de G u z m á n , hija d e l c o n d e d u q u e de O l i v a r e s y marquesa de H e l i c h e s , q u i e n m u r i ó d a n d o a l u z en
1626.
A n t o n i o H u r t a d o de M e n d o z a e s c r i b i ó diversos poemas sobre ella donde utilizaba t a m b i é n e l n o m b r e p o é t i c o de A m a r i l i s / A m a r i l e s
(Obras poéticas,
ed. B e n í t e z
C l a r o s , 1 9 4 7 - 4 8 ) . E n u n pasaje c í n i c o y s a t í r i c o , P a n t a l e ó n de R i b e r a
comenta
sobre B o c á n g e l y su dama A m a r i l i s : « D i g a l o el t u r b i o G e l c a m b o , / S i han h e c h o p o c o en su gala, / Baxandosele a lo h o n d o / todas aquellas currapas. / A q u e l que de su A m a r i l i / n o es amante, s i n o arcada, / A q u e l a q u i e n asco t i e n e , / I no v o l u n t a d su dama» (1944, v o l . II, p. 169). v. 12 Cjr. Garcilaso: « ¡ O h m o d o de matar nojoso y triste!» (Égloga II, v. 870).
RIMAS
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19 Pondérase el daño de los celos, aludiendo al fin de Hércules* Soneto ¿De q u é seno infernal, de cuyo seno, fuego infame, te opones al glorioso? D e origen dulce, efecto venenoso, yo mismo te idolatro y te condeno. Sólo es verdad en ti, de horrores lleno, el martirio, el objeto mentiroso. ¿ Q u é mayores indicios de alevoso que tener siempre equívoco el veneno?
5
¿Mas q u é mucho, si Alcides arrogante, Jove humano, adoptado de los cielos, ya furioso por ti, ya flaco espira?
10
Excedió desdeñoso, cedió amante; lo mortal sólo confesó a los celos; vivo le dio mortaja Deyanira.
* D e y a n i r a , mujer de H é r c u l e s (Alcides), t e m i e n d o ser r e p u d i a d a p o r é l , le m a n d ó u n a t ú n i c a i m p r e g n a d a c o n el supuesto
filtro
amoroso que le diera el
centauro N e s o . P e r o la sangre d e l centauro estaba mezclada c o n el v e n e n o de la H i d r a de L e r n a , y tan p r o n t o c o m o H é r c u l e s se puso el ropaje, s i n t i ó que su p i e l se abrasaba. A l no p o d e r quitarse la t ú n i c a sin arrancar pedazos de su p r o p i a carne, H é r c u l e s s u b i ó al m o n t e E t n a y m u r i ó en la gran pira que m a n d ó construir allí. v. 1 V e r s o que p r o c e d e de la c o m e d i a de G ó n g o r a , «¿De q u é seno infernal, o h p e n s a m i e n t o » (I, 1). v. 4 V / R : «yo m i s m o que te busco te c o n d e n o » . v. 8 V / R : «que tener siempre oculto tu v e n e n o » .
Las firmezas
de Isabela:
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DE
BOCÁMGEL
20 Epigrama a Alejandro el M a g n o * Soneto C r é d i t o fue de la naturaleza tu Oriente, pues de ti su pompa fía; tu muerte providencia, que temía sus dones apurar en tu largueza. Lauro más inmortal de tu cabeza logra tu Fama que tu M o n a r q u í a : aquésta feneció tu fatal día, aquélla, siempre a coronarte empieza. Grande excepción te opones al olvido, honor de Macedonia, que adquiriste con cuanto abraza un mundo sólo un nombre.
5
10
Por darte a ti, moriste agradecido a los dioses; envidia suya fuiste, que entonces creyó R o m a que eras hombre.
* A l e j a n d r o M a g n o , rey de M a c e d o n i a ( 3 6 5 - 3 2 3 a. de J . C ) . G r a c i a s a sus conquistas, la c u l t u r a h e l é n i c a c o n s i g u i ó penetrar en A s i a y África, pero su t e m prana muerte en B a b i l o n i a d e j ó sin realizar sus inmensos p r o y e c t o s . Es m á s que probable que para el asunto de este soneto B o c á n g e l utilizase la Historia de
Alexan-
dre Magno de Q u i n t o C u r c i o R u f o , h i s t o r i a d o r l a t i n o d e l siglo I de nuestra era. D e l poema 31; 60 sabemos que h a b í a l e í d o a este autor en la universidad. v. 9 V / R : « G r a n d e e x c e p c i ó n te niegas al o l v i d o » .
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21 A un soldado de quien se refiere que, matándole en un hecho de armas, se quedó un rato en pie después de muerto* Soneto T u obstinado cadáver nos advierte que hay vida muerta, pero no vencida, pues sólo en tu valor, sólo en tu vida algo miró después de sí la muerte. Fuerte es la Parca, pero tú más fuerte; no se debió a su golpe tu caída; tú contra ti la ayudas ya rendida, que ¿quién pudiera, sino tú, vencerte? T ú dividiste el trance indivisible de morir y postrarte, tan altivo que en el daño c o m ú n no hallas ejemplo.
5
10
¿Cuánto más que inmortal y que invencible contemplaré que fuiste cuando vivo, si el cadáver intrépido contemplo?
* E n B N M M s . 4.140, f o l . 16r, hay una v e r s i ó n de este soneto m e z c l a d a c o n el siguiente. v. 5 la Parca: las tres Parcas eran deidades que r e g í a n la vida del h o m b r e ; la tercera, Á t r o p o s , c o n frecuencia llamada «la Parca», terminaba la vida.
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DE
BOCÂNGEL
22 A l mismo asunto Soneto Hasta que mueres tú, joven valiente, el morir y el rendirse fue una cosa; ya dos serán, pues muere y no reposa ese primer cadáver y viviente. Tan sólo tú, después de tu Occidente, dejas la Parca atenta y oficiosa tan suspensa que ignora, temerosa, si ella o tú padecéis el accidente. ¿A quién (pregunto yo) más que la vida duró el valor? ¿Quién mereció difunto o fue envidiado cuando polvo incierto? ¡Oh prevención del hado nunca oída, pues te reserva con tan nuevo asunto ser inmortal para después de muerto!
v. 14 V / R : «el n o m o r i r para d e s p u é s de m u e r t o ! »
5
10
RIMAS
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23 A l C o n d e de Linares en la acción valerosa de matar un león en T á n g e r * Soneto H o y , N o r o ñ a , el sangriento rey de fieras confunde su rüina con su gloria. N o te costara el golpe la victoria, si el amago del golpe dividieras. Premio al deseo no capaz esperas, hoy renovando de Hércules la historia. ¿Cuál será del triunfante la memoria si del trofeo se honran las esferas? Fija la piel del bruto en la del cielo, sustituirá tu gloria en nueva vida; deba el O l i m p o nuevo signo a España.
5
10
N o acaso, pues, renace a tanto vuelo que, a no ser a los cielos conducida, no cupiera en el mundo tal hazaña.
* E l c o n d e de Linares, d o n M i g u e l de N o r o n h a , era n o b l e e s p a ñ o l de o r i g e n p o r t u g u é s . L o g r ó el cargo de V i r r e y de las Indias (1629) y de G e n e r a l de las galeras de S i c i l i a y de las E s p a ñ a s (1640); i n i c i ó su carrera c o m o g o b e r n a d o r de T á n g e r , entre los a ñ o s de 1624 y 1628, d o n d e a c a e c i ó el suceso que fue m o t i v o de este soneto. Fue escrito seguramente para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre el m i s m o tema, v é a n s e C a m e r i n o , 1654, p. 2 4 1 , y Castillo S o l ó r z a n o , 1627, p. 358. v. 6 R e f i é r e s e al p r i m e r trabajo de H é r c u l e s , que consistía en matar el L e ó n de Nemea. vv. 9-11 D e s p u é s de matar el L e ó n de N e m e a , H é r c u l e s le a r r a n c ó la p i e l y se la e c h ó sobre los h o m b r o s para que, en adelante, le sirviera de vestido. Se d e c í a que, d e s p u é s de m u e r t o , el L e ó n se c o n v i r t i ó en la c o n s t e l a c i ó n de Leo. v. 11 Olimpo: m o n t e de G r e c i a donde v i v í a n los dioses greco-latinos; signo: del zodiaco.
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24 M o r a l i z a n d o la naturaleza y efectos del rayo* Soneto Felice yo, si de mis años tiemplo lo rápido en aqueste precipicio. Templo fue aquél ayer, hoy es su indicio. ¿A d ó n d e huyo, si padece el templo? Justo, aunque adverso, Jove, te contemplo, si el aviso anticipas al suplicio, y, vengativo menos que propicio, si lo que atiendo en ti logro de ejemplo. Mas, ¡oh padre del cielo!, en cuanto yace sublime a tu poder grande y prescrito, por criador te arguye tu aspereza.
5
10
¿Delinque acaso lo que excelso nace? ¿Es delito el ser más?, y si es delito, fulmina, Jove, a la naturaleza.
* Soneto seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre el m i s m o tema, véase Castillo S o l ó r z a n o , 1627, p. 354. v. 5 Jove: J ú p i t e r , dios de los rayos y los truenos, v. 11 V / R : «por criador te acusa tu aspereza».
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25 E n honor de d o n j u á n d e J á u r e g u i , Caballerizo de la Reina nuestra señora, insigne poeta y raro pintor* Soneto Deten, Jáuregui docto, el curso altivo de tu pincel que eternidad reparte, cuando naturaleza, cuando el arte cede al lino espirante, al metal vivo. Tus milagros simétricos no escribo, porque sabrá el menor eternizarte, ni te describo en más heroica parte donde usurpas al sol su lauro esquivo. Los números suspende, o los colores, pues describe el pincel, pinta la pluma, y cualquiera imposibles nos derrama.
5
10
N o estorben tus aplausos tus primores, que acumular de asombros tanta suma es imposible cargo de una fama.
* V / R : «insigne poeta y p i n t o r insigne». Sobre J u a n de J á u r e g u i , poeta, p i n t o r y amigo de B o c á n g e l , véase 2 * . v. 1 V / R : « D e t é n , F é n i x h e r o i c o , el curso altivo».
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26 A l M a r q u é s de Belmar, don Gaspar de la Cueva, en la muerte de su hermano* Soneto ¿ Q u i é n es, Gaspar ilustre, el que fallece: tú en tu dolor o tu fatal hermano? E l no murió, porque con bulto vano tu pálida memoria nos le ofrece: tú no, porque en tu Oriente resplandece la luz de un sol que anocheció temprano. ¡Oh, cuánto miente lo que dura humano, pues del achaque de nacer fenece! Dichoso aquel que a cuenta de su fama (no de sus años) vive, y se aconseja en que a ser inmortales respiramos.
5
10
¡ O h envidia (bien que lástima se llama), llorar al que nos falta, porque deja de ser lo mismo porque le lloramos!
* D o n j u á n de la C u e v a , m a r q u é s de B e d m a r ( B e l m a r ) , m u r i ó en el mes de septiembre de 1626; le s u c e d i ó al t í t u l o su hermano Gaspar. vv. 9-10 I m i t a c i ó n del c é l e b r e verso de H o r a c i o , Epodo 2: «Beatus Ule, qui procul negotiis», mediante versiones de Garcilaso y Fray Luis de L e ó n . v. 11 V / R : «en que a ser inmortales e s p i r a m o s » . v. 14 V / R : «de ser aquello p o r q u e le lloramos!».
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27 A un velón que era juntamente reloj, moralizando su forma* Soneto Esta partida imagen de la vida, reloj luciente o lumbre numerosa, que la describe fácil como rosa de un soplo, de un sosiego interrumpida; esta llama que, al sol desvanecida, más que llama parece mariposa; esta esfera fatal que, rigurosa, cada momento suyo es homicida,
5
es, Fabio, un doble ejemplo. N o te estorbes al desengaño de tu frágil suerte: términos tiene el tiempo y la hermosura.
10
E l concertado impulso de los orbes es un reloj de sol, y al sol advierte que también es mortal lo que más dura.
* Sobre este soneto, seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627, v é a s e P r i c e , 1967, p p . 1 9 8 - 2 0 9 ; P r i c e c o m p a r a el tratamiento del tema h e c h o p o r Q u e v e d o , Anastasio P a n t a l e ó n de R i b e r a y B o c á n g e l . T a m b i é n escribieron sobre el tema Castillo S o l ó r z a n o , 1631, p . 116 y C o r r a l , 1945, p . 2 0 1 . H a y una copia fiel de la v e r s i ó n original de Rimas y prosas en B N M M s . 3.811, f o l . 34v. v. 1 V / R : «Esta biforme imagen de la vida». v. 9 V / R : «es, F a b i o , u n v i v o e j e m p l o . N o te e s t o r b e s » . F a b i o suele ser el destinatario p o é t i c o de los poemas morales de B o c á n g e l . V é a n s e 104, 109 y 110.
t a m b i é n abajo
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28 Hablando el autor con un retrato suyo que acabó con todo acierto el Padre Fray Agustín Leonardo, religioso de la M e r c e d * Soneto Habla, bulto animado, no tu esquivo silencio a tu moderno padre ofenda; déjame hablar a mí por que se entienda cuál el pintado es o cuál el vivo. T ú no sientes, ni yo, puesto que vivo de dar a m i dolor la infausta rienda. T ú callas, yo también, aunque me encienda un ardor en que muero y me concibo. Nada tu bulto de m i bulto ignora; firme semblante ofreces, y no acaso, porque retratas m i contraria suerte.
5
10
¡ O h arbitrio del amor, formar agora otro yo que padezca lo que paso por negarme el alivio de la muerte!
* Fray A g u s t í n L e o n a r d o , sacerdote y p r e d i c a d o r de gran fama, fue, s e g ú n A l varez y Baena, 1789, v o l . I, p. 6, « e x c e l e n t e p i n t o r , particularmente en los retratos p o r el n a t u r a l » . Se d i s t i n g u i ó especialmente p o r los l i e n z o s que e j e c u t ó
para el
c o n v e n t o de N u e s t r a S e ñ o r a del P u i g , en V a l e n c i a . M u r i ó en M a d r i d de m á s de sesenta años de edad. Parece que el retrato de B o c á n g e l , que suscitó elogios de sus c o n t e m p o r á n e o s , ya no existe. H a y c o p i a d e l soneto en B N M M s . 6.635, fol. 309v; la letra es del s. X V I I I . v. 12 V é a s e 3; 3: «arbitrio del a m o r » .
RIMAS
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29 A l t ú m u l o del doctor Nicolás Bocángel, m i señor y padre, M é d i c o de C á m a r a de su Majestad y de la Serenísima Infanta Margarita, y, antes, de la Augustísima Emperatriz* Epitafio H u é s p e d , no yace aquí, falta severo aquel que, con doctísima experiencia, al mismo A p o l o que le dio la ciencia sólo en tiempo le deja ser primero. Porque durase de la muerte el fuero, incompatible ya con su presencia, faltó, ni se cumpliera la sentencia a no estar él de parte de su acero. N o en humana salud, que al tiempo miente, en vida sí, que el tiempo no acabase, pudo parar su idea esclarecida.
5
10
Lloremos, pues, de envidia en su Occidente, que primero labró, que nos faltase a todos la salud y a sí la vida.
* V / R : «Al t ú m u l o d e l d o c t o r N i c o l á s B o c á n g e l , m i s e ñ o r y padre, M é d i c o de C á m a r a de la Majestad de F i l i p o T e r c e r o , y de la serenísima Infanta M a r g a r i t a » . N i c o l á s B o c á n g e l , padre del poeta, m u r i ó el 11 de enero de 1622 y fue sepultado en el C o n v e n t o de las Carmelitas Descalzas de Santa A n a de M a d r i d ; para su vida véase D a d s o n , 1983, cap. II, y 1991, cap. II. v. 3 Apolo: protector de la medicina.
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DE
BOCÁNGEL
30 Elegía en la muerte de don Francisco de Ribera, M a r q u é s de Malpica, M a y o r d o m o M a y o r del Serenísimo Infante Cardenal, m i señor, etc.* A don Baltasar de R i b e r a , M a r q u é s de Malpica, etc., su hijo Agora, ¡oh gran Marqués!, que en alta parte h é r o e inmortal de Cristo te destinas, y nos llevaste a todos con llevarte; agora que en las plumas cristalinas del viento asciendes, y del orbe el peso sobre los orbes de zafir declinas; agora que por fúnebre suceso faltas, no yaces, hablaré contigo, si lo dispensa m i doliente exceso. T ú , excelso Baltasar, como testigo, como heredero al fin, de valor tanto, si en tu ribera estoy, llora conmigo. N o la parte que toca al varón santo, la parte que nos toca, bañaremos vuestra ribera ilustre con el llanto. * V / R : «del s e r e n í s i m o Infante C a r d e n a l , e t c . » . D o n
Francisco de
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m a r q u é s de M a l p i c a y M a y o r d o m o M a y o r d e l C a r d e n a l Infante d o n F e r n a n d o desde el 15 de j u l i o de 1621, m u r i ó el 12 de septiembre de
1625.
v. 12 V / R : «en tu R i b e r a estoy, llora c o n m i g o » . A q u í , y en los v v . 15 y 106, B o c á n g e l juega c o n el apellido R i b e r a de los marqueses de M a l p i c a . vv. 13-15 Cfr. G a r c i l a s o : « P r e s t o será q u e ' l c u e r p o , sepultado / en u n p e r p e tuo m á r m o l , de las ondas / p o d r á de vuestro T o r m e s ser b a ñ a d o » (Elegía I, v v . 160-62). L a Elegía I de Garcilaso fue escrita en la m u e r t e de d o n B e r n a r d i n o de T o l e d o y dirigida a su h e r m a n o e l duque de A l b a . N o hay duda de que B o c á n g e l e m p l e ó esta Elegía c o m o m o d e l o para su p r o p i o p o e m a .
RIMAS
Y PROSAS (1627)
Sentir su cierta gloria son extremos de nuestra humanidad; sentir su falta también, cuando presente le tenemos. Su intento fue subir donde le exalta el cielo; vida fue perder la vida. N o muere al mundo el justo, sólo falta. N o vive más quien dura más crecida edad, porque del hombre infructuoso cada momento es tácito homicida. Mas el que vive bien goza dichoso aun de lo que ha vivido, y de esta suerte aún vive lo pasado el virtuoso. Temprano muere el malo, aunque despierte su engaño tardo ocaso, mas el sabio tiene en cualquiera edad madura muerte. Enmudezca a la queja, pues, el labio, porque, siendo el morir naturaleza, no puede ser naturaleza agravio. N o es violencia morir, en la flaqueza consiste del humano sentimiento; a ser vivo otra vez quien muere empieza. Y a vimos un arroyo en el violento éxtasis de un invierno, congelado; no a la vida difunto, al movimiento, porque en lo i n t e r i o r a p r e s u r a d o huye por minas de cristal medroso segundas alas de temor calzado. Tal, el peso depuesto ponderoso, h u y ó aquel alma de su cárcel fría, siendo el morir preludio mentiroso. vv. 2 1 - 3 0 Sentimientos puramente estoicos y senequistas. Cfr. S é n e c a , LXX:
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45 Epístola
« Non enini vivere bonum est, sed bene vivere. Itaque sapiens vivit, quantum debet,
non quantum potest... Cogitat semper, qualis vita, non quanta 5/7», y Epístola «Ubicumque
desines, si bene desines, tota est».
Véase t a m b i é n S é n e c a , De
LXXVII: Brevitate
Vitae, passim. v. 24 Cfr. 2; 103-04: «y la vida / tiene la m a y o r parte de h o m i c i d a » , vv. 32-33 Cfr. Séneca, Epigrama VII, «De qualitate temporis»: « Omnia mors poscit. Lex est, non poena, perire» (v. 7). v. 41 Cfr. 11; 1: «huye p o r minas de cristal y grana».
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BOCÂNGEL
¡ O h , burle a nuestro llanto tu alegría, Ribera grande, donde en solio grave a eternidades se vincula el día! T ú templaste el poder en lo süave; breve fue a tu valor este hemisferio, que donde vives solamente cabe. Sobre tus hombros, ¿cuándo el polo hesperio tembló? D e l polo hesperio sí temblaron las fieras haces del infiel imperio. A cuantos ascendientes te ilustraron, ¡oh, c u á n t o deberá nuestra memoria, si a sus hechos los n ú m e r o s faltaron! H u m a n o espejo fuiste en quien su historia sabia o bélica vimos trasladada, y tú de ti añadiste la victoria. N o siempre a Marte, no, el acero agrada; más la prudencia esgrime que el acero, y más corta el consejo que la espada. Y tú, Fernando, de este clima ibero columna roja, que te ignoro, Infante, si fue el nacer o el merecer primero. Sientan tus hombros el perdido Atlante, mas no le sientan, pues dilata al cielo los suyos de fielísimo diamante. ¿Por q u é imprimes, Fernando, el desconsuelo en el semblante grato, en el augusto? ¿Era la patria del M a r q u é s el suelo?
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v. 52 el polo hesperio: Hesperia, n o m b r e que daban los antiguos griegos a Italia y los romanos a E s p a ñ a . T a m b i é n parece haber a l u s i ó n a H é r c u l e s («sobre tus h o m bros») c u a n d o o f r e c i ó a A t l a n t e sostener la b ó v e d a
d e l c i e l o si, a c a m b i o , é s t e
c o n s e g u í a las manzanas de o r o d e l j a r d í n de las H e s p é r i d e s ; v é a n s e 2; 5 0 6 - 0 8 y 160; 21-24. v. 54 el infiel imperio: el i m p e r i o o t o m a n o , que constantemente amenazaba la seguridad de E s p a ñ a en el M e d i t e r r á n e o en esta é p o c a . v. 63 F o r m a de e x p r e s i ó n favorecida p o r B o c á n g e l , en vez de la esperada «más corta la pluma que la espada». v. 67 V é a s e arriba el v. 52; el comparar al C a r d e n a l Infante Fernando c o n A t lante para subrayar la idea de que sostenía sobre sus hombros de guerrero el destino i m p e r i a l de los Habsburgos era frecuente en la é p o c a . Véase t a m b i é n 1; 3 3 - 3 6 . v. 68 V / R : «mas no lo s i e n t a n » .
RIMAS
Y PROSAS
(1627)
¿ N o sabes que el vivir, donde el disgusto es de nuestro vivir naturaleza, es una injuria natural del justo? Q u e al fin es peso la mayor grandeza, sucesiva del mundo la mudanza, y sólo en ser peor tiene firmeza. Donde el m é r i t o no, la dicha alcanza, y lo que alcanza no es quietud alguna, es g é n e r o distinto de esperanza. La fortuna mejor, al fin fortuna, y la próspera más, la más estable, se mira en el espejo de la luna. D í n o s l o , R o m a , tú, tan memorable en el poder que sólo competiste con tu misma rüina en lo admirable. D i l o , M e m o r i a , en tanto ocaso triste de reyes ascendientes que eternizas, pues de Parca mayor los redimiste. D i l o , Parca, que tanto te autorizas en el mayor imperio, consistiendo no más tu imperio todo que en cenizas. Cese, pues, el dolor que va siguiendo con suspiros volantes a su asunto, y vamos hacia el Tajo discurriendo. Hermosas ninfas, no lloréis difunto a quien vive mejor, pues al trabajo solo m u r i ó , y a nuestros ojos junto. E n ronca lira y en acento bajo las oigo convocar a sus pastores, y el llanto excede la ribera Tajo. Allí componen de ciprés y flores un monumento, y en sonancia fiera suenan así los nervios gemidores.
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v. 90 Parca mayor: Á t r o p o s , la que cortaba el h i l o de las vidas humanas. vv. 94-97 I m i t a c i ó n de Garcilaso: «Cese ya del d o l o r el sentimiento, / h e r m o sas moradoras del undoso / T o r m e s ; tened m á s p r o v e c h o s o i n t e n t o » (Elegía I, v v . 154-56). vv. 9 6 - 1 0 5 Deliberadamente, B o c á n g e l recrea a q u í el m u n d o pastoril de G a r cilaso, en especial el de la Égloga III y del Soneto XI.
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DE
BOCÂNGEL
Vosotros, los del Tajo, en su ribera lloraréis a Francisco cada día; sólo este alivio queda de que muera, que todos, cuando no la Musa mía, en su ribera haréis que, eternizado, vuelva a vivir a la memoria pía. Mas ya siento el albogue destemplado, bien que, en tanto desorden, más decente le fuera resonar desconcertado. T ú , heroico Baltasar, que a nuevo Oriente, las paternas cenizas animando, no le permites más que el bulto ausente, válete del feliz ingenio, cuando, del dolor el discurso ya vencido, reine el dolor como enemigo blando, y tú salve, Marqués esclarecido.
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v v . 106-07 P r o c e d e n , casi sin alterar, de Garcilaso: « V o s o t r o s , los de T a j o , en su ribera / cantaréis la m i muerte cada día» (Égloga II, v v . 528-29). v. 112 albogue: instrumento m ú s i c o pastoril, parecido a una flauta. C o m p á r e s e c o n 3; 2, donde el instrumento era una « d e s t e m p l a d a avena».
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31 Epístola al Licenciado don Francisco de Paz y Balboa, del Consejo de su Majestad en la Vicaría del R e i n o de Ñapóles, y Consultor del Santo O f i c i o * Agora de m i afecto arrebatado, Francisco docto, en lírico instrumento cómplice oyente os busca m i cuidado. Y porque suele el afectado acento viciar la fe, que a la verdad nos guía, oíd, no lo que escribo, lo que siento. Pues más el ave en libre melodía agrada que en la gavia más preciosa, que limita el asunto a su armonía. Más retóricamente numerosa discurre en lengua natural la fuente que en cítaras de piedra artificiosa. Sopla el rústico labio dulcemente el rudo albogue, y burla de la lira que adquiere en la fatiga lo elocuente. Sigo, pues, el dictamen que me inspira a que os exponga un rato m i juicio,
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* P o r el tono de la Epístola p o d e m o s suponer que d o n Francisco de Paz y B a l boa fue mentor, durante una temporada, del j o v e n B o c á n g e l . v. 5 V 7 R : «viciar la fe, que al caso se d e b í a » . v v . 6-18 B o c á n g e l nos ofrece en estos versos, y en efecto en todo el p o e m a , su visión de la p o e s í a clara, no oscura, y p o r tanto toma parte en el debate literario entre los partidarios y detractores del g o n g o r i s m o , tan en boga en la d é c a d a de los años 1620; cfr. t a m b i é n el Prólogo al lector (pp. 70-73), y la Prosa cuarta ( n ú m e r o 72). v. 8 gavia: « U n a c o m o garita redonda, que rodea toda la e x t r e m i d a d del mástil del n a v i o . . . Sirve para que el grumete puesto en ella registre todo l o que se puede ver del mar» (Autoridades). D e ahí, jaula para pájaros. v. 14 albogue: véase 30; 112.
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BOCANGEL
por que arbitréis si acierta o si delira; ensayo leve al destinado oficio en que os verá Parténope lograda por eterno en su mismo precipicio. E l genio por deidad arrebatada a Marte nos conduce o a Minerva, y de éstos el mejor es el que agrada. U n o inquiere los astros, otro observa, preso en líneas, del orbe la distancia; éste inquiere el metal, aquél la hierba. O d i a el cauto estadista la elegancia, y el orador, inútil elocuente, llama furor divino la arrogancia. E n círculos de esgrima diligente otro estatuye leyes al coraje, como si fuera maña el ser valiente. E l músico, del viento blando ultraje, admiración y risa nos ofrece, afeando la acción con el visaje. A l que mató Galeno se le ofrece un n o t ó m i c o atento y consultivo, que aun fruto del que ya expiró apetece. ¡Oh cuán falible es, oh cuán esquivo es tu saber mortal presuntuoso!, pues da preceptos un difunto a un vivo.
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v. 20 Parténope: n o m b r e antiguo de N á p o l e s . v. 23 Minerva: diosa de la sabiduría, v. 36 visaje: gesto, mueca. v. 37
Galeno: C l a u d i o G a l e n o , m é d i c o griego (del s. II de nuestra era),
que
r e a l i z ó importantes descubrimientos en a n a t o m í a y que e s c r i b i ó numerosos tratados de m e d i c i n a ; su apellido pasó a ser s i n ó n i m o de m é d i c o . v. 38 E n el o r i g i n a l de 1627 viene «en n o t o m i c o » ; en la v e r s i ó n de La lira de las Musas de 1637 «en o t ó m i c o » . S e g ú n C o r o m i n a s , a veces se e n c u e n t r a en e l siglo X V I I la forma notomía por anatomía;
p o r tanto, « n o t ó m i c o » puede que e q u i -
valga a « a n a t ó m i c o » . P o r el c o n t e x t o , corrijo «en», p o n i e n d o en su lugar «un»; así, el sentido de estos versos tal vez sea: «Al que m a t ó G a l e n o se le ofrece u n [examen] a n a t ó m i c o atento y c o n s u l t a t i v o » . v v . 40-42 A q u í nos habla el hijo de un m é d i c o de c á m a r a . Para una v i s i ó n p o sitiva de la a n a t o m í a , véase el Quintiliano respondido del m i s m o autor (obra n ú m e r o 223).
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Y PROSAS (1627)
¿Por q u é altera tu estudio su reposo? N i n g u n o nace al otro semejante, cualquiera se difiere misterioso. Mas, ¿dónde vas, oh barco naufragante, del arbitrio del Bóreas tan creído padre de ruinas, cuando sopla errante? Vos, insigne Balboa, si torcido veis m i timón del norte que procuro, coged las velas contra el viento infido, que en vuestra protección iré seguro por donde el mar, severo más, más fiero, zozobra al muy atento Palinuro. R e p l i c o el tema, y digo que al primero Oriente, pobre de incapaz discurso, me entregaron a Bártulo severo; y, sin obstarme el paternal incurso (que el hado ni se elige ni se excusa), un Q u i n t o Curcio fue m i quinto curso. Imperio sacro de divina musa me absuelve de un afán ocioso y grato, cuando plebeyo el interés me acusa. O t r o especule vicios al contrato, y añada leyes a la ley su folio
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vv. 47-48 Bóreas: sobre los atributos del viento del N o r t e , véase 2; 67. v. 51 infido: infiel; cultismo extremado. v. 54 Palinuro: p i l o t o de Eneas, arrojado al mar p o r el S u e ñ o ; a nado llegó a las costas de Italia y fue d e g o l l a d o p o r sus naturales. F u e p e r s o n i f i c a c i ó n en el siglo X V I I de cualquier m a r i n o . v. 57 Bártulo: B a r t o l o A l f a n i d i Sassoferrato (1313-57), famoso j u r i s c o n s u l t o italiano, que e s t u d i ó las leyes romanas,
e i n t e n t ó resucitarlas, a d a p t á n d o l a s a la
é p o c a . Fue profesor en Pisa, Padua y Perusa. Su n o m b r e p a s ó a significar g e n é r i camente h o m b r e de D e r e c h o y era usado m u y frecuentemente en el siglo X V I I . B o c á n g e l fue a la U n i v e r s i d a d de T o l e d o en 1613 y luego a la de Alcalá de H e n a res a estudiar derecho c a n ó n i c o . A p r o b ó el bachillerato (primer grado u n i v e r s i t a rio) en 1619. Sobre esta é p o c a de su vida, véase D a d s o n , 1991, pp. 7 1 - 7 3 . v. 58 incurso: a c o m e t i m i e n t o o embestida. Parece que alude a a l g ú n esfuerzo por parte de su padre para que no malgastara su tiempo estudiando Letras, cuando d e b e r í a estar estudiando D e r e c h o . v. 60 U n j u e g o de palabras algo trabajado; Quinto Curcio: sobre este escritor l a tino, véase 2 0 * .
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BOCÁNGEL
con tardo estudio, con progreso ingrato. Descienda o suba T i c i o al Capitolio; abogue o calme Bártulo, engañado en la esperanza del tribuno solio. Interrúmpale el s u e ñ o atormentado, pálido el reo y el actor inquieto, primero pobre que desengañado. Alábese el jurista más perfeto, que yo sé que la ley más bien nacida llama al arbitrio padre de su efeto. G i m e tal vez la ley, gime oprimida, porque parcial el interés la ofende, tal vez en el honor, tal en la vida. Todos a lo sutil, alguno atiende a lo claro, y en ciego barbarismo se dificulta lo que más se entiende. Vacila en uno y otro parasismo con el más erudito la justicia, abogado el mejor para sí mismo. N o v i o la antigüedad aguja egipcia de más ambiguo idioma, de más duro, que hace a la ley más clara la codicia. Mas no digamos más, que no procuro preciarme en esta parte de poeta, no siendo de los que hablan muy oscuro.
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v v . 6 4 - 6 6 Está claro p o r estos versos que B o c á n g e l fue a l u m n o de D e r e c h o a su pesar y c o n pocas ganas. v. 67 V / R : «Ascienda o suba T i c i o al C a p i t o l i o » . Ticio: e l gigante T i c i o , h i j o de Z e u s , fue m u e r t o p o r A p o l o , p o r ofender a su madre L a t o n a , y encerrado en los infiernos d o n d e dos buitres d e v o r a b a n c o n t i n u a m e n t e su h í g a d o , que i n m e diatamente volvía a regenerarse. Capitolio:
t e m p l o dedicado a J ú p i t e r y c i u d a d e l a
que se elevaban en el m o n t e C a p i t o l i o o R o c a Tarpeya, una de las siete colinas de Roma. v v . 7 0 - 8 7 C r í t i c a bastante feroz y satírica d e l sistema legal, en especial de los abogados que se e m p e ñ a n en dificultar p o r el uso de u n i d i o m a a m b i g u o y sutil lo que d e b e r í a ser comprensible. Parecen las palabras de u n r e c i é n salido del sistema. v. 71 reo: «el acusado de a l g ú n c r i m e n o que es p e d i d o p o r otro e n j u i c i o ; su opuesto es actor»
(Covarrubias).
v. 85 aguja egipcia: o b e l i s c o , m o n u m e n t o e g i p c i o cuadrangular, de f o r m a de aguja piramidal; solían estar cubiertos de j e r o g l í f i c o s .
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Basta que en su República perfeta nos destierre Platón, basta que R o m a censores nos señale como a seta. B i e n que pluma de cándida paloma escribe m i verdad, volando ruda, pues al caso el afecto limpio asoma. C o n esto quede absuelta vuestra duda, y yo no tan rebelde a fiel consejo que a lograrle obediente no me acuda. Pues como queda a cristalino espejo mejorado el que atento se retrata, y en enmiendas se luce lo perplejo, así m i error a vuestra enmienda grata en prontitudes quedará dispuesto, más que la cera al sol cuando la trata. Y porque en ésta os debo ser molesto, os difiero contar en otra mía de m i estudio el dictamen, que es honesto. N o digo deleitable, que podía cansar a quien leyese mis tercetos, que pasan ya de Carta y Elegía. Y más, porque les faltan los concetos, alma de los escritos sensitiva, y más para con hombres tan discretos. D e m i intento no más, para que viva algún deseo en vos de ver m i intento; vuestra curiosidad me le reciba después, si le extrañáis con el talento.
vv. 9 1 - 9 3 R e f i é r e s e al c o n o c i d o episodio de La República,
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L i b r o III, de P l a t ó n ,
en el cual el filósofo destierra a los poetas de su u t o p í a p o r el m a l efecto que sus versos p o d í a n tener sobre mentes j ó v e n e s e incapaces de distinguir entre el b i e n y el m a l , la v e r d a d y la ficción. Sobre estas t e o r í a s p l a t ó n i c a s y su i n c i d e n c i a en el Siglo de O r o , véase Ife, 1985, en especial C a p . 2. v. 93 V / R : «señalase Censores a esta seta». v. 96 V / R : «pues al caso el afecto m u d o asoma». v. 98 V / R : «y y o no tan rebelde a tal c o n s e j o » . v. 102 V / R : «y en enmiendas traduce lo p e r p l e j o » . v. 111 T a n t o la Carta en verso c o m o la Elegía se escribían en tercetos. v. 112 V / R : «Y m á s , p o r q u e me faltan los c o n c e t o s » .
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COMPLETAS
DE
BOCÁXGEL
32 Égloga amorosa, en que se introducen los siguientes* Diana, de más edad que moza. Sirena, amada de Celio. Celio, amante de Sirena. DIANA
Lauro, compañero Un sacerdote. Un sátiro.
de
Celio.
Flor es la juventud, Sirena amada, y flor que sólo de acabarse vive, antes difunta que desengañada; flor que, muerta una vez, jamás revive. Fórmala un soplo y otro la fenece, y sus hojas de lástimas escribe. T o d o se precipita cuanto crece; a su fin toda vida se apresura, porque sólo descansa si fallece. Flor es, ¡oh c u á n t o es flor esa hermosura!,
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* Falta en Runas y prosas la frase «en que se i n t r o d u c e n los s i g u i e n t e s » . Esta «Égloga amorosa» deriva indudablemente de Aminta de T o r c u a t o Tasso (escrita en 1573, publicada en 1580), y que B o c á n g e l c o n o c e r í a t a m b i é n p o r la t r a d u c c i ó n al castellano hecha p o r su gran a m i g o J á u r e g u i en 1607 y posteriormente reeditada en sus Rimas (Sevilla, 1618). C o m o en el o r i g i n a l de Tasso, B o c á n g e l c o n s e r v a dos parejas de amantes: D i a n a (Dafne), pastora de madura edad y c o m p a ñ e r a
de
Sirena (Silvia), amada de C e l i o (Aminta), q u i e n a su vez está enamorado de Sirena y es el c o m p a ñ e r o de L a u r o (Tirsi). T a m b i é n aparece en ambas é g l o g a s u n s á t i r o . E l debate inicial entre D i a n a y Sirena (vv. 1-100), en el cual aquélla trata de r e c o r dar a ésta las dulzuras y los placeres d e l a m o r y la i m p o r t a n c i a de a p r o v e c h a r la j u v e n t u d y la belleza mientras existan, es copia fiel de la primera escena del p r i m e r acto de Aminta.
Y m á s o menos así t o d o el p o e m a . E n el lenguaje y las i m á g e n e s
utilizadas se nota t a m b i é n una fuerte influencia de la Fábula de Leandro y Hero d e l m i s m o B o c á n g e l , o tal vez sea al r e v é s , puesto que es i m p o s i b l e saber c u á l de las dos obras se c o m p u s o p r i m e r a . v v . 7-8 Cfr. G ó n g o r a : « q u é presurosa c o r r e , q u é secreta, / a su fin nuestra edad» (Soneto 163, vv. 5-6).
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la más durable, efímera del prado, que un accidente finge lo que dura. Gózala, pues, primero que el arado del tiempo escriba en tu nevada frente el pesar de m i aviso malogrado. M o z a fui yo también, y de luciente beldad y de hermosura pretendida, de pecho casto y corazón valiente. Esta ceniza ya desvanecida llama fue del amor donde el amante aguardó de m i arbitrio muerte y vida; muerte y vida le daba en un instante, porque el cuitado nunca vio m i gusto, a la razón en nada semejante. Cetro e m p u ñ é tirano, cetro injusto, hasta que amor postró m i m o n a r q u í a , que opuesto a un dios no hay corazón robusto. V e n c i ó m e (y ¿qué no vence?) la porfía, pero gustaba yo del vencimiento tanto que preguntaras quién vencía. T a m b i é n seguí las fieras, y sangriento dejé el altar de la triforme diosa, con tibia sangre del corcillo exento. M i puerta c o r o n ó su frente añosa, y el amante m i puerta coronaba de fruta nueva y matutina rosa. ¡Oh Sirena, q u é entonces me engañaba! Malogré m i beldad, hasta que al ciego dios de las almas le presté m i aljaba. Vieras entonces en lascivo juego
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vv. 10-15 E l tema de «Carpe dieni»; véase 7*, y, para el símil de la flor tronchada p o r el arado y sus antecedentes clásicos, 17; 5-8. v. 13 V / R : « G ó z a t e , pues, p r i m e r o que el a r a d o » . v. 32 la triforme diosa: D i a n a o A r t e m i s a , llamada t r i f o r m e p o r sus tres a t r i b u ciones c o m o diosa de la caza, de la fecundidad y de la luna; t a m b i é n se la llamaba la triforme diosa para representar las tres fases visibles de la luna. C o m o diosa triforme la invoca H o r a c i o : «Montium
cusios nemoraque, Virgo / quae laborantis útero puellas /
Ter vocata audis admisque leto, diva triformis» (Odas, III, 22, vv. 1-4). v v . 38-39 R e f i é r e s e a C u p i d o .
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DE
BOCÁNGEL
abrasarse dos almas, m i Sirena, faltar las vidas y durar el fuego; llorar de envidia, no la propia pena, la ajena sí, porque era tan amable que sólo se lloraba por ajena. N o es beldad la beldad que es intratable; es fábula del tiempo la doncella que más que hermosa quiere ser notable. SIRENA
D i a n a , ¿viste tú la rosa bella, bella entre muros de nativa espina, y con rayos de nácar blanda estrella; requebrada del alba matutina, respetada del sol, que, bella y sola, ni fiera ni pastor se le avecina? Sólo el viento sus nácares tremola, y aun pienso que de púrpura se baña, porque el viento tan sólo la viola. Mas esta misma flor, si por extraña impiedad del arado, si por suerte, su pompa mano aleve desengaña, dibujo se hace infausto de la muerte, muerte alevosa, muerte al fin cobarde, pues a una rosa de vivir divierte. Si florida beldad de amores arde, es de muerte el ardor; mata primero y luego avisa, ¡ve si avisa tarde! T a l es la bella ninfa, a lisonjero amante expuesta, que perdió temprano materna planta y corazón sincero. Si es la hermosura flor, el viento ufano la goce; muera de accidente antes que muera al golpe de grosera mano.
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vv. 43-45 Cfr. 3; 6-8: «y tan dulce tal vez c a n t é m i pena / que todos la j u z g a ban p o r ajena, / pero b i e n sabe el alma que era mía». v. 47 Cfr. 2; 232: «fábula al t i e m p o , si al d o l o r historia». vv. 49-51 Cfr. 2; 113-14: «Tal entre rayos de nativa espina / en m u d a soledad vive la rosa». v. 66 V / R : «y luego avisa, ven si avisa tarde». vv. 70-72 Cfr. 17; 5-8 para otro p u n t o de vista sobre el m i s m o tema.
RIMAS
Y PROSAS
(1627)
Amantes quiero, no rendirme a amantes. Esperaré sus quejas sin oídos, preciadas, no de tiernas, de elegantes. Sirena soy, bien saben mis sentidos en las guerras de amor, si en ellas trato, herir los otros sin quedar heridos. Así no lloraré mentido trato, ni pasaré los años de una ausencia en si tarda el amante por ingrato. Todos lloran de amor porque es violencia. D I A N A
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D e gusto lloran. ¿Y
S I R E N A D I A N A
153
de q u é suspiran?
D e l bien que les redunda. D e impaciencia.
S I R E N A
Mas d i , los que aman bien, ¿a c u á n t o aspiran? 85 D I A N A
A ser amados. ¿Y
S I R E N A D I A N A S I R E N A
DIANA
S I R E N A D I A N A
S I R E N A D I A N A
S I R E N A
D I A N A S I R E N A
después de amados?
Después, al fruto de su pena miran. después de gozar, ¿de q u é cuidados vestirás al amante? Y
D e un recelo de no perder los gustos alcanzados.
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Ese es miedo, no amor. ^ E S un desvelo que de esas dos pasiones se compone.
Jamás ha visto tal amante el suelo. Y O sé quién tus desdenes antepone a su vida.
¿ Q u i é n es? D i l o , Diana, que a nadie el ser querida descompone. ¿ N O
conoces a Celio?
La mañana futura nos veremos; queda agora en paz.
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OBRAS
DIANA
COMPLETAS
DE
BOCÁSGEL
¡Ah, ninfa presumida y vana, triste de aquél que por favores llora!
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Celio y Lauro pasan cantando CELIO
LAURO
DIANA
CELIO
Dichoso pastorcillo que en el prado vestido de ocio rudo no le cuentas los siglos a un cuidado, armado al dios desnudo, sin que a tus verdes años enseñe la experiencia desengaños. Aprendan de tu acento a cantar libertad las peñas frías, mientras al sol le cuento sus rayos todos con las penas mías, y a ú n temo más desmayos contando penas que contando rayos. Triste de aquel cautivo a quien sujeta, no contraria suerte, sino un semblante esquivo, árbitro de su vida y de su muerte. Triste de aquel amante que aguarda vida de un mortal semblante. Desdichado pastor, pastor dichoso, pues ama C e l i o y Lauro vive exento, ¿dónde cantando vais por este valle? A ver si el caluroso estío tiempla las hirvientes horas entre la verde juncia y madreselva. T ú , ofrecida a nosotros, nos mejoras el vago asunto de buscar el viento. D i m e de aquella por quien vivo y muero, y ni muerte ni vida de ella espero. Y a que del sol que adoro se me esconde la luz que solicito, pues tanto de sus rayos comunicas, dulce y sabia Diana,
v. 104 R e f i é r e s e a C u p i d o . v. 124 juncia: planta h e r b á c e a de la familia de las ciperáceas.
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RIMAS
Y PROSAS
(1627)
de ti sabré lo que del sol ignoro, sabia de amor y dulce consejera, a quien debe el amor que amor no muera. LAURO
¿ Q ¿ vida y muerte? ¿Es vida diferente ésta de los amantes de las que acaba un golpe solamente?, que mueren, Celio, todos los instantes.
CELIO
M u e r e , Lauro, quien ama, mas con martirio lento, o la muerte en amor vive de asiento, vive creyendo que la misma llama a su objeto le inflama. Muere porque lo duda o porque lleva su esperanza el viento. A l m a grosera y ruda no es capaz de esta gloria, que sólo le es notoria tan delicada ciencia a la misma experiencia.
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u
LAURO
A l fin, ¿amor se empieza por la muerte?
CELIO
Conforme te miraren, Lauro amigo.
LAURO
Y si miente el mirar, ¿de q u é testigo sabré cuál es m i suerte?
CELIO
A l buen amante bástale el e n g a ñ o .
LAURO
¿Luego no hay mal estado si se igualan el bien y el mal?, ni aun los distingue el modo, o no puede haber bien si es uno todo.
CELIO
E n esto se difieren, que el bien hiere con gusto, pero el mal con veneno. A l uno le obedezco como ajusto; al otro le obedezco y le condeno como esclavo de amor, aunque rendido, tal vez como en prisión, tal como en nido.
v. 146 V e r s o m u y d e l gusto de B o c á n g e l ; cfr. 5; 1. v. 166 Cfr. 2; 392: «prisión t e n d r á s donde imaginas n i d o » .
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OBRAS
DIANA
CELIO
DE
BOCÁSCEL
Cese ya la contienda, porque no es de pastores la esencia disputar de los amores, y da bastardo indicio C e l i o , de tanto amor, tanto artificio. Sigamos esta senda de que se apartan árboles iguales en orden sucesivo, y en orden todos al retrato vivo de la sagrada Pales, que si no le fiasen las raíces de antiguo tronco, pienso que pudiera mover el bulto relevado y grave; y más al docto artífice autorices, en que estando tan vivo esté sin alma, que si tuviera voz, alma y acento.
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Harto mejor lo pintas tú que Isbelo lo relevó; mas, porque yace en calma el viento mudo en bóvedas de frío, y hasta las aguas tienen sed ardiente, hurtemos al imperio del estío algunas horas.
LAURO DIANA
COMPLETAS
185
V a m o s , m i Diana. Seguidme al valle de la amarga fuente. Aquí
sale Sirena de cazadora
v v . 167-69 B o c á n g e l se burla de la p r o p i a esencia de las É g l o g a s
pastoriles,
puesto que no trataban de otra cosa que n o fueran unos pastores d i s p u t a n d o de amores. v. 176 Pales: diosa romana, protectora de los r e b a ñ o s y de los pastores, v. 180 V / R : «por q u i e n m á s al artífice a u t o r i c e s » . v. 183 V / R : « H a r t o m e j o r la pintas t ú que I s b e l o » . Isbelo: q u i z á se trate de Apeles, el m á s ilustre de los pintores griegos; v i v i ó en la corte de A l e j a n d r o M a g n o , c u y o retrato s ó l o a él le fue p e r m i t i d o pintar. Q u i z á alude s ó l o a otro pastor, llamado así. v. 184 V / R : «la r e l e v ó , mas p o r q u e yace en calma». v v . 189-90 L a i n s t r u c c i ó n «Aquí sale Sirena de cazadora» falta en Rimas y prosas.
RIMAS
SIRENA
CELIO
Y PROSAS
¡ O h , c u á n t o más me agrada el ave libre que el cautivo amante, y un arco, en quien ignoro por ligero si es en herir o en disparar primero, o por la mies dorada mirar correr el can, y tan volante que, excediendo a los vientos su fatiga, las aristas no quiebra de la espiga! Mas, ¡ay, C e l i o constante! ¿ Q u é es esto, cielos? ¡A Sirena escucho! Fábula de mis ojos es aquésta, agora sí que abrasará la fiesta. Mas, ¿de d ó n d e vendrá?
DIANA
N o será mucho que venga de seguir a quien la huye.
CELIO
M e j o r dirás de huir a quien la sigue.
DIANA
Si la huyeras, ¡oh C e l i o ! , te siguiera.
CELIO
¿ C ó m o huirá quien la lleva?
SIRENA
Cansada estoy, ¡oh cielos!; quién me diese algún zagal que me sustituyese en este afán perdido.
CELIO
Y o me quiero ocultar, por si descubre Diana a tu amistad lo que me niega. Mas jura por D i a n a , ¡oh fiel Diana!, que no revelarás que estoy oculto.
DIANA
157
(1627)
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Por Diana te j u r o de callarlo.
CELIO
Aunque importe la vida.
DIANA
Aunque la vida importe.
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T ú , Lauro, como acaso, al oficio cortés de aquella ninfa al momento te ofrece.
v. 195 V / R : « m i r a r correr al can, y tan v o l a n t e » . N ó t e s e la fuerte a l i t e r a c i ó n en este verso: «can», «tan», « [ v o l ] a n t [ e ] » . D e n u e v o vemos que B o c á n g e l era seguidor de G ó n g o r a , en este caso en la musicalidad del verso. v. 214 V / R : «Juro lo que pretendes, p o r D i a n a » .
fiel
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÂXGEL
Jamás fueron dos tiempos obedecerte yo, si me mandases. ¿ Q u i é n ataja el aprisco? N o se esconda, porque le busca un rayo de mi honda. ¡ O h ejemplo de beldad, alma del día C u p i d o sin amor, dulce Sirena! Sólo sabe alabarte quien te nombra. Absuélvante los cielos de m i pena por verte fatigada; la alegría me has templado de verte.
220
SIRENA
Sábete que divierte mucho más que la sombra el ejercicio.
230
LAURO
Siempre el exceso es vicio.
SIRENA
N o es exceso acabar lo comenzado.
LAURO
Siendo según razón lo que se empieza.
SIRENA
¿Pues es contra razón seguir un gamo?
LAURO
Por ser sin tiempo, sin razón lo llamo.
SIRENA
E l fue quien se ofreció sin tiempo al dardo y quien h u y ó también.
LAURO
Naturaleza le enseñó su defensa, y el arte riguroso a ti su ofensa. Mas, dime, ya que ingenio tan gallardo esmalta tu beldad, ¿sigue quien hiere?
LAURO
SIRENA LAURO
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235
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Según la caza fuere. ¿Agora con cautelas me respondes?
SIRENA
T ú la pregunta en la pregunta escondes.
LAURO
L o que se hiere, ¿dicen que se sigue?, porque el segundo lance del tiro pienso yo que es el alcance.
SIRENA
Es verdad, pero déjame que vaya.
245
v. 222 aprisco: redil para el r e b a ñ o . A q u í «atajar el aprisco» vale lo m i s m o que atajar ganado, es decir, hurtarlo. v. 228 V / R : «por verte en esta siesta, el alegría».
RIMAS
L A U R O
Y PROSAS (1627)
¿Hacia d ó n d e fue el corzo? A l val del haya.
S I R E N A L A U R O
S I R E N A L A U R O S I R E N A
L A U R O
S I R E N A
D I A N A
S I R E N A
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250
seguiré tu gamo, mas, di agora, ¿cómo Celio, de ti preso y herido, no es de tu amor seguido?
Y O
Y o jamás le tiré. Sí tu hermosura. Pues, supongo que hieren mis ojos, ¿deberéme a cuantos mueren? T ú eres su amigo más que él es m i amante, y ya me cansas tanto como C e l i o hablando de él. Y o no le quiero en suma. Aquesto es natural, y así no puede ser mal hecho lo que es naturaleza. Si es la hermosura sol, amor es pluma; huya del sol, ¿es culpa m i belleza? E l se guarde del sol como me guardo. T ú , si me quieres bien, toma esté dardo y busca m i gamillo.
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C o n tus ojos le mataré mejor, quedando libre, aunque a los cielos las saetas vibre. Aquí de Marte pendan los despojos, mas allí, si la vista no me engaña, pastora anciana por antiguo pelo los pies calientes en las ondas baña. ¡ O h , cuánto debo al cielo, bellísima Sirena, pues le debo ver lo que más estimo! Siéntate aquí, te serviré de arrimo. Espérate, Diana, que entre uno y otro ramo miro el perdido gamo.
v. 254 V / R : «mas tu h e r m o s u r a » . v. 271 Cfr. 2; 394: «sierva de antiguo pelo al sol me e s c o n d e » .
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D I A N A S I R E N A
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
Tente, ninfa inhumana.
280
¿Por q u é inhumana? Porque rigurosa
D I A N A
todo lo hieres. S I R E N A
D I A N A
S I R E N A D I A N A
C E L I O
S I R E N A C E L I O
S I R E N A
E S tu edad piadosa. Tiraréle el venablo, a q u é buen punto inmoble está, mas ¿si estará difunto?
¡ O h ley del juramento, q u é triunfante quedarás, ninfa vana, de ese tiro! ¿ C u á n t o más es matar con un suspiro?
285
Aquesta vez será con un venablo. ¡Ah, tente, ninfa ingrata, más que la fiera que a su madre mata!
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D e Sirena es la herida. ¿Cuya ha de ser si me q u i t ó la vida? ¿ C u y o tal hecho, sino de una fiera? N o dirás que la presa no te espera. ¿ Q u é miro, cielo santo?
295
E l tiro más piadoso reconoces, m i bien; recibe las postreras voces. ¡ O h tarde amado, C e l i o ! Pues que vivo,
C E L I O
no soy amado tarde. S I R E N A
¿ D ó n d e te herí? Doquiera que tocares.
C E L I O S I R E N A
P o r la herida pregunto. Duele y arde.
C E L I O S I R E N A
300
Consuélame, Diana, que el golpe de piedad es más esquivo al mismo que le dio, si está inocente. te dije, Sirena, tente, tente?
D I A N A
¿ N O
S I R E N A
¿Y tenía más letras, C e l i o , Celio?
D I A N A
C e l i o me hizo jurar que callaría.
305
RIMAS
Y PROSAS (1627)
S I R E N A
Antes que fuese herido me o y ó Celio.
C E L I O
Primero me mataste que te oyese.
S I R E N A
Y O
D I A N A
Comoquiera que fue, C e l i o está herido.
S I R E N A
N u n c a al suceso se obligó la mano.
D I A N A
Siempre el discurso es padre del efecto.
S I R E N A
C o m o el efecto penda del discurso.
D I A N A
E l saber contra el hado prevalece.
S I R E N A
Pues, ¿cuándo se dejó espiar el hado?
D I A N A
Nada sucede sin que de algo penda.
S I R E N A
Sólo al cielo ese origen no se esconde.
D I A N A
N i n g u n o erró jamás sin albedrío.
S I R E N A
Sí, pero el albedrío es ignorancia.
D I A N A
N O
S I R E N A
N i culpa alguna de inocencia nace.
D I A N A
E l que puede saber por culpa ignora.
C E L I O
L A U R O
S I R E N A
L A U R O
pensé que tiraba a un quieto gamo.
161
310
315
320
es ignorancia sola la que es culpa.
Segunda vez me hiere tu porfía, Diana. T ú , Sirena, c r é e m e agora (siquiera porque muero) un casto amor, supuesto que no espero, sino inútil piedad, piedad sin fruto, que es g é n e r o también de tiranía.
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¡ O h , santos dioses! ¿ C ó m o , C e l i o herido, y Sirena con Celio el amoroso?
330
soy, Lauro, la herida, que la flecha allí se mira, pero aquí se siente. A C e l i o por error hirió m i brazo.
Y O
Presumo que quisiste triunfar del cuerpo así como del alma: bien el arpón conozco de tu aljaba.
335
v. 317 Cfr. L u c r e c i o , De rerum natura, l i b r o I : «quas oh res ubi viderimus nil posse creari / de nilo» (vv. 155-56).
162
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁXGEL
T o m a , ninfa, tu gamo, y a tu desdén, que es tu deidad tan sola, dos géneros de víctimas consagra. S I R E N A
C E L I O
D I A N A
L A U R O D I A N A
Antes, por la salud de C e l i o a A p o l o , consagraré la fiera, y en humo digerido el sacrificio, será de m i dolor debido oficio. Sobre el hombro de Lauro caminar me prometo, y al dios de la salud llegar me obligo, seguro sobre el hombro de un amigo. D i v i é r t e n o s , o h Lauro, del viaje, cantando amores o fingiendo amores.
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T o d o es uno, Diana. N O del caso refieras lo siniestro, que le tendrán por nuevo los oídos.
A levantarme pruebo de la arena.
C E L I O S I R E N A
M u e v e templado el paso.
C E L I O
ES
S I R E N A
Según eso, ya debes estar bueno.
L A U R O
340
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tu cuidado grande medicina.
Canto en honor de nuestro prado ameno. A c u é r d o m e que fui por este prado de libertad ociosa tan contento que me envidiaba el vulgo del arado. Miraba retozar el corzo exento, y miraba t a m b i é n c ó m o rizaba el p á m p a n o la v i d con el sarmiento. C o n más dorados pomos engañaba el árbol verde al tiempo fugitivo que a la planta H i p ó m e n e s que volaba.
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v. 341 R e f i é r e s e a A p o l o c o m o dios de la m e d i c i n a ; véase t a m b i é n m á s abajo, v. 347. v. 343 Cfr. 2; 2 7 3 : «Digiérese en la llama el sacrificio». vv. 365-67 R e f i é r e s e al m i t o de H i p ó m e n e s y Atalanta. Esta, hermosa cazadora que r e h u í a el m a t r i m o n i o , puso c o m o c o n d i c i ó n a sus pretendientes
q u e se
RIMAS
Y PROSAS (1627)
Sobre el oro difunto el nácar vivo mostraban las manzanas palpitando, ya dibujadas de pincel nativo. D e abejuelas un coro vivo, hilando en sus ruecas de cera rayos de oro, guardaba su labor amenazando. Por el cañón puntado, su tesoro a cuajar desangraba el clavel tirio, hablando con olores más que el coro. D e terciopelo azul vestido el lirio, que entre puñales verdes se conserva, y le da su color mayor martirio. E l níspero m o n t é s , el agria serba, que el árbol, intratables, los derriba, y los sazona la dorada hierba. Allí, de nieve castamente viva, con letras de oro escribe la azucena la nariz que p e c ó de sensitiva. Y la rosa de Venus da más pena que de puntas se a r m ó en Alejandría,
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375
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casaría c o n a q u é l que la venciese en una carrera, matando a todos los que resultasen derrotados. H i p ó m e n e s , enamorado de Atalanta y ayudado p o r V e n u s , a r r o j ó durante la carrera tres manzanas de oro, recogidas del j a r d í n de las H e s p é r i d e s , que Atalanta se e n t r e t u v o en recoger. D e esta manera, H i p ó m e n e s l l e g ó a la meta el p r i m e r o y l o g r ó su m a t r i m o n i o . v. 370 V / R : «no dibujadas de p i n c e l n a t i v o » . v. 375 el cimbel tirio: clavel de c o l o r de p ú r p u r a . L a p ú r p u r a era el preciado tinte que sacaban los antiguos d e l m ú r i c e , m o l u s c o m a r i n o q u e segrega u n
líquido
p u r p ú r e o ; la de T i r o , c i u d a d de F e n i c i a , daba u n tinte de u n rojo m u y p u r o , que era el m á s estimado. N ó t e s e c ó m o O v i d i o utiliza los dos t é r m i n o s j u n t o s : «Confer Amydaeis medicatum vellus aénis / Múrice cum Tyrio» (Remedia Amoris, v v . 707-08). v. 380 el níspero montés: « Á r b o l espinoso, c u y o t r o n c o casi siempre es torcido y sus ramas duras y difíciles de quebrar. Las hojas s o n parecidas a las d e l l a u r e l . . . A r r o j a unas flores c o m o rosas p e q u e ñ a s blancas o encarnadas» (Autoridades); el agria serba: «Especie de pera silvestre, de c o l o r pardo, que tira a rojo, sumamente áspera al gusto» (Autoridades). v. 381 V / R : «que el á r b o l , intratable, le derriba». v v . 3 8 6 - 8 7 L a rosa roja era flor consagrada a V e n u s . L a m e n c i ó n de A l e j a n d r í a sugiere que quiere d e c i r «la rosa de Alejandría», que fue empleada c o m o purgante e n é r g i c o (véase Alemany).
E n su e d i c i ó n c o m e n t a d a de la o b r a de G ó n g o r a , e l
a m i g o de B o c á n g e l , G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , dice que « R o s a de A l e x a n d r í a
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
hermosa sí, mas por virtud ajena. Tras esto se me acuerda que aquí un día fácil viento buscaba el d u e ñ o m í o , cuando en oro fingido el mundo ardía. Entre caliente nieve y nácar frío se señalaron dos breves corales en defender de néctar un rocío. Sus dientes digo, Cándidos e iguales, que, susurrando, hurtaba de su boca abeja amor dulcísimos panales. Y Alcides bello, de cristal de roca que sostiene dos soles, era un cuello de mucha fuerza y de materia poca. Y ciertamente incierto su cabello de cometas de amor poblaba el viento, y de envidias al sol, que es menos bello. SÁTIRO
LAURO
¡ O h espectáculo fiero!, ¿qué sangriento horror del bosque el bosque me presenta? Guarda del bosque soy, y ¿tal consiento? ¿ C ó m o que a Pales se hace tal afrenta? ¡ O h insolente pastor, que vas cantando después de delinquir con voz exenta! E l sátiro se acerca voceando, y con rostro feroz nos amenaza. E l nos acusará.
SÁTIRO
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¿Venís triunfando?
SÁTIRO CELIO
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Sí, triunfantes venimos de la caza. Ese gamo es de Pales, y ninguno sus selvas con violencia embaraza. Y a la diosa será más importuno
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l l a m a m o s vulgarmente a q u é l l a c o n que los m é d i c o s suelen purgar los e n f e r m o s » . N o está nada claro lo que tiene que ver u n purgante en este pasaje, a m e n o s que «rosa de Alejandría» sea u n o de los atributos de V e n u s ; cfr. L o p e de V e g a : « ¡ C o n q u é artificio tan d i v i n o sales / de esa camisa de esmeralda fina, / o h rosa celestial alejandrina, / c o r o n a d a de granos orientales!» (Rimas una rosa»). v. 398 Alcides: H é r c u l e s .
sacras, Soneto XXXVII
«A
RIMAS
Y PROSAS
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con sangre humana de un pastor herido verle regado. Y ¿quién te ha herido? CELIO SÁTIRO
Alguno. ¿ Q u i é n es alguno?
LAURO
Quien tu merecido te da, nefanda bestia.
SÁTIRO
¡Aquí de Pales, sátiros y silvanos del ejido!
LAURO
¿ D e los ausentes, sátiro, te vales?
SÁTIRO
Probaréis de una diosa la venganza.
CELIO
D i a n a nos valdrá.
SÁTIRO SIRENA
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Sois desleales. Huyendo va.
LAURO
V e r é si la pujanza de esta bala de piedra, despedida de un arcabuz de c á ñ a m o , le alcanza.
CELIO
A l sacerdote irá, mas ya fingida tengo una relación, ved si os agrada, que en confesar iguales va la vida. Confesaré que, siendo requebrada en vano m i Sirena de m i ruego, me pasé con su dardo; y, preguntada la mano que m a t ó la fiera, luego replicaremos que en la amarga fuente la hallamos respirando sangre y fuego, por mano que se ignora.
DIANA
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Diferente he pensado, pastores.
SIRENA
D i , Diana, pues lo mejor buscamos solamente.
v. 417 V / R : «con sangre h u m a n a de pastor h e r i d o » . v. 421 ejido: «El campo que está a la salida del lugar, que no se planta n i se labra, y es c o m ú n para todos los v e c i n o s , y suele servir de era para descargar en é l las mieses y limpiarlas»
(Autoridades).
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OBRAS
DIANA
SÁTIRO
SACERDOTE
COMPLETAS
DE
BOCÁNCEL
Todos decid que en la sazón temprana del alba nos juntamos por suceso, cogiendo flores de marfil y grana, y que del bosque por lo más espeso entonces vimos penetrar el gamo, de un cazador seguido y de un sabueso, y que, estando cubierto de algún ramo C e l i o , el montero incauto le dispara, y el can sigue el asunto de su amo, el cual, huyendo el bosque, desampara advertido del hecho, y que la fiera allí cayó rendida de su jara.
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Aquéllos son, ¡oh cuál venganza espera injuria tanta, sacerdote santo!, si en la pena el delito se pondera. Salve, pastores.
CELIO
Vivas, L i v i o , tanto que los n ú m e r o s falten a tus años.
SACERDOTE
¿ES el delito comedido o cuánto?
CELIO
Menos lástima tengo de mis daños que de la injuria que hizo aquese aleve a tus sacras orejas con engaños.
SÁTIRO
Quien se previene ser culpado debe; no respeta al ministro el que arrogante a la misma deidad antes se atreve.
SACERDOTE
C e l i o , di la verdad porque al instante se dé por revocado y por incierto cuanto me expuso sátiro informante.
CELIO
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460
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Para decir verdad, sobra el concierto, mas no falte tu fe.
v. 442 grana: c o l o r de p ú r p u r a ; véase 2; 4 1 3 . v. 451 jara: tipo de flecha o dardo. v. 457 comedido: c o m e d i r , « P e n s a r , p r e m e d i t a r , d i s p o n e r y en cierta manera tomar las medidas convenientes para ejecutar alguna cosa» v. 459 V / R : «aqueste aleve».
(Autoridades).
RIMAS SACERDOTE
Y PROSAS (1627)
¿Cuya es la punta por quien traes el costado mal abierto?, y advierte que te esfuerzo la pregunta en virtud de la diosa.
SÁTIRO
L i v i o , advierte al arpón con que el d u e ñ o se barrunta.
CELIO
A la sazón que la m a ñ a n a vierte blandos diluvios de indistinta lumbre, y el sol renace de su ilustre muerte, dejaba la agradable pesadumbre del monte un cazador tras una fiera, que a m i juicio siguió desde su cumbre. Nosotros, de Ladón en la ribera reparando el delito, amenazando impedir procuramos su carrera. E l , b a ñ a d o de enojo, disparando (quizá no me tiró), del arco tira aquesta flecha, y escapó volando.
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SÁTIRO
¡ O h solemne, oh m a g n á n i m a mentira!, cuando en la fuente juntos os acecho. ¿ C o n el monte alegáis?
SIRENA
C e l i o delira. Y o contaré de la verdad el hecho, y ya te le he contado si te digo que, por herir un gamo, herí su pecho. A l coro de los dioses por testigo pongo de esta verdad. Aquí me tienes, que a morir, si maté, pronta me obligo.
490
Añade que crecieron tus desdenes con este mozo miserable, tanto que por tus iras a matar le vienes;
495
SÁTIRO
485
v. 474 Cfr. G ó n g o r a , Soledad Primera: «breve esplendor de m a l distinta l u m b r e » (v. 58). v. 479 Ladón : d i o s - r í o de la Arcadia, v. 489 V / R : «y y a te l o he c o n t a d o » .
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DE
BOCÁNGEL
añade que al hijuelo de Erimanto diste palabra de futura esposa, matando a C e l i o , y esto con encanto; añade que me heriste, y que a la diosa en vano supliqué cortés ayuda, y que mataste el gamo licenciosa. SACERDOTE
A l Oráculo voy con grave duda del caso y del castigo mal seguro. Para que a todos su respuesta acuda, sátiro, sella el T e m p l o con el muro.
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Sirena en el Templo Alta deidad, que el tiempo no la altera, causa de toda causa y todo efeto, padre del hado, lumbre al fin sincera, en quien vive y descansa todo objeto si humilde v o z asciende a sacra esfera, purgada en llama de rendido afeto, derrama en mis errores tus piedades, que ruegos hacen sólo las deidades.
510
Celio en el Templo Estrellas que influís en alta parte conformes almas, si virtud os mueve, pues uno sigue a Palas, otro a Marte, éste se rinde cuando aquél se atreve, haced que de m i pecho aquí se aparte Sirena, o que el amor hiera más leve. Los dos queramos o los dos no amemos, porque opuestos nos matan los extremos.
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v. 497 el hijuelo de Erimanto: Janto, hijo de E r i m a n t o , nieto de A r c a d e y padre de Psófide, la h e r o í n a e p ó n i m a de la ciudad arcadia. v. 501 V / R : «en vano la p e d í c o r t é s a y u d a » . v. 514 V e r s o p r e d i l e c t o de B o c á n g e l , que v u e l v e a emplear en varias o c a s i o nes; v é a n s e , p o r ejemplo, 2; 352, y 38; 2 1 - 2 2 . vv. 515-16 Cfr. 2; 3 0 5 - 0 6 : «Sólo n o d u d a n , que, c o n f o r m e estrella / une dos almas». v. 517 Cfr. 3 1 ; 23: «a M a r t e nos c o n d u c e o a M i n e r v a » , v. 520 V / R : «Sirena, o que su p e c h o sea leve».
RIMAS
Y PROSAS
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Lauro en el Templo Ser de cualquiera ser, día del día, que firme ves la universal mudanza, nuestra inocencia absuelve y nos envía respuesta grata, si m i v o z te alcanza. Arda en tus aras hoy la ofrenda mía, y sirva de holocausto m i esperanza. E l bruto herí, mas en razón no cabe que sangre bruta sangre humana lave.
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Sátiro fuera del Templo Si en vuestros orbes, dioses, hay imperio, y t ú t a m b i é n , si imperas, diosa alguna, repara en que te usurpa el magisterio brazo mortal que labra su fortuna. Castígalos, y sienta el hemisferio que en ti la ofensa y la venganza es una: después que fue el delito ponderado, siempre fue el castigar razón de estado.
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Sacerdote Pastor sagrado, ninfa soberana, yo consulté el oráculo infalible; allí desvaneció la niebla vana de humana duda al rayo no sufrible. O í d , Sirena, y C e l i o , y t ú , Diana, respuesta grande, grande y apacible; escucha, Lauro; estadme, pues, atentos del O r á c u l o grande a los acentos.
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Voz del Oráculo Nadie ofender su sangre solicita, fraterna sangre es C e l i o de Sirena; al cielo sólo la malicia incita, por esto la del sátiro condena. Sólo quien ama lo celeste imita. Lauro merece no funesta pena:
v. 527 V / R : «Arda en tus aras la i n o c e n c i a mía».
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sirvan los dos, por que mejor se note, ella de ninfa y él de sacerdote. Ambos descienden de la estirpe altiva del sol, un padre tienen ambos sólo; no se sabrá su padre mientras viva, que ignoto habita en el opuesto polo. Por la salud de C e l i o en llama activa víctima infausta se consagre a A p o l o : víctima infausta, pero merecida, pues ha de ser del sátiro la vida.
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33 Celebrando la hermosura de Antandra* Romance V e n i d al riesgo, zagales, si os he de llamar valientes. Q u i e n antes del riesgo vive temprano se llama fuerte. A l riesgo de Antandra os llamo, adonde nace el que muere, que en vivir de su rüina tiene amor mucho de Fénix. B i e n muere aquel que la mira porque es arbitrio prudente morir en tiempo de dicha, ya que no se vive siempre. N o os fiéis de su semblante si dulces halagos miente, que es segador cuyas manos una abraza y otra hiere. Ignoro c ó m o se llama el tiempo desde que vence: para muerte dura mucho y para vida es muy breve. Si esperáis que yo os la pinte, ignoráis que se defiende de nuestros ojos con rayos en odio de los pinceles.
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* V / R : « E n h o n o r de la b e l l í s i m a A n t a n d r a , c o r o n a de hermosuras discretas». A n t a n d r a es n o m b r e p o é t i c o u t i l i z a d o p o r B o c á n g e l en varios romances referirse a d o ñ a A n t o n i a de M e n d o z a , dama de la R e i n a y futura c o n d e s a Benavente. v. 8 Fénix:
véase 2; 5 3 9 - 4 4 .
v. 20 V / R : «y para vida es m u y débil».
para de
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¿Yo retratar un prodigio? ¿Y yo formar imprudente otra Antandra, cuando al mundo única el cielo la ofrece? ¿Yo formar su semejante, cuando los cielos no quieren aun compararla en sí misma, porque en sí misma la exceden? N o , zagales, perdonadme, aunque digáis cuerdamente que se atreverá a pintarla quien a mirarla se atreve. Para hermosuras mortales pienso yo que el arte tiene un clavel para una boca y un j a z m í n para una frente. Mas quien un milagro admira sabe decir solamente que quien imposibles calla es quien más los encarece.
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vv. 25-28 Cfr. 12; 2: «única te f o r m ó n a t u r a l e z a » , sobre C e l i a y u n espejo que se r o m p i ó en trozos. v v . 4 3 - 4 4 V e r s o s m u y d e l estilo d e l c o n d e de Salinas; v é a s e , p o r e j e m p l o , su Soneto XVI d o n d e habla de la i m p o s i b i l i d a d de alabar en la justa m e d i d a la belleza de su dama: « Q u e d a l o m á s que puede encareceros, / c o m p a r á n d o s e a vos encarec i d o ; / m e n o s d i c e q u i e n más os encarece;
/ hablar para callar es
(Antología poética, ed. D a d s o n , 1985d, X V I , v v . 9-12).
ofenderos»
RIMAS
Y PROSAS
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34 A Anarda en ocasión de una dolencia* Romance Estaba Anarda doliente, del cielo primera envidia, pues la amenaza de humana para negar que es divina. E l accidente la inquieta, mas, en fe de quien la mira, yo sé que en su mismo achaque es la que menos peligra. Poca oscuridad la ofende, es verdad, mas no es mentira que nunca del sol es riesgo la ley que se opone al día. Cautelas son de hermosura que en la oposición se afina: el sol con el alba bella, antes que se muestre, lidia. Sobra el calor en sus venas, mas ¡ay!, de balde suspira. ¿De qué se queja quien tiene mal que admite medicina? N o es mortal el accidente, pues no nace de su vista; hasta su mal es discreto, pues la ofende sin porfía. Piadosos amor nos hace,
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* V / R : «Al m i s m o sujeto d e l romance pasado en una d o l e n c i a » , v. 1 V / R : «Estaba A n t a n d r a d o l i e n t e » . vv. 3-4 Cfr. 13; 3-4: « M e n o s siente la p ú r p u r a perdida / que el tener e x p e r i e n cias ya de h u m a n a » .
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y es la piedad tiranía, pues llega a compadecerse quien tiene mayor la herida. Feliz quien muere a sus ojos, que quien pasa de la dicha, pudiendo morir en ella, tiene traidora la vida. Nadie presuma de fuerte, pues la experiencia le avisa que en la muerte de sus ojos sólo está la muerte viva.
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35 E n honor de la perfecta Gerarda* Romance R e c i b i d , Gerarda hermosa, de un robado corazón lo que le habéis perdonado, que es solamente la voz, o hablad, señora, por m í , pues, en virtud del amor, bien sabéis que ya no vivo o vivo a cuenta de vos. Es el ruido de mis labios natural en m i dolor, estruendo de vuestro rayo, que de mi descanso, no. Tarde os ofreciera agora lo que valgo y lo que soy, pues donde no hay albedrío el mérito pierde el don. Dos veces soy vuestro amante: por suerte y por elección; ved c u á n t o falta una vida donde son las muertes dos. C o n sólo ser vuestro esclavo me prometo ser señor. N o diga quién soy el mundo, pero diga de quién soy.
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* B o c á n g e l e s c r i b i ó tres poemas a Gerarda, s e u d ó n i m o bajo el cual se esconde p r e s u m i b l e m e n t e alguna dama de la c o r t e . A d e m á s de este r o m a n c e , son guiente, n ú m e r o 36, y la Elegía fúnebre,
el si-
n ú m e r o 130. T a m b i é n la m e n c i o n a en la
Prosa cuarta, n ú m e r o 72, donde asiste a la r e u n i ó n a c a d é m i c a que se desarrolla en la casa de A n t a n d r a ( d o ñ a A n t o n i a de
Mendoza).
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Otros se pierdan por yerro, muera yo por galardón adonde es ventura el daño, adonde es la muerte honor. Esto, Gerarda, le baste a quien sintiendo escribió, pues lo que dicta el cuidado dice el silencio mejor.
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36 A l mismo sujeto del romance pasado Romance ¿ D ó n d e voláis, pensamientos? — A una gloria y a un martirio. —Pues, ¿dónde está vuestro acuerdo? — D e parte del precipicio. — ¿ C ó m o , si voláis a u n cielo, quedo yo en las penas fijo? —Porque amor nos dio a nosotros su gloria y a ti su abismo. — M i pecho, que ayer fue hielo, ¿cómo es hoy incendio activo? —Porque nacen los efectos de causas, que no de siglos. —Pues, ¿cuándo sujeto humano pudo rendir mis sentidos? — ¿ Q u i é n te ha dicho que es humano el de Gerarda divino? — ¿ Y c ó m o esperáis ventura, pensamientos, siendo míos? ¿ N o veis que nacéis tan altos que el ser no más es delito? — N o importa, que en bien tan alto el premio será el castigo, y honrados espiraremos por culpas de bien nacidos. —Pues, pensamientos, yo quiero
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vv. 15-16 Cfr. 34; 3-4: «pues la amenaza de h u m a n a / para negar que es d i v i na». v v . 17-20 Parece sugerir que el sujeto d e l r o m a n c e , Gerarda, es de una situac i ó n social superior al suyo, y p o r tanto inalcanzable.
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deciros a lo que aspiro, aunque vuestro error se queje si le creciere m i aviso. Y o v i y adoro un sujeto tan bello como entendido, que es negado el compararle sino dentro de sí mismo.
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V i v e en su semblante el áspid, y en sus flores, a su arbitrio, con flechas de vida mata, da vida con homicidios. L a b r ó la naturaleza, vencida de dos hechizos, si en la nieve cuanto pudo, en sus manos cuanto quiso. E n dos azucenas puras o flechas diez de C u p i d o , permite casi aparentes las venas de hilado lirio. Esto, pensamientos, baste por que no me diga el brío que aprende para cobarde el que pondera el peligro. Poco he dicho y mucho siento, pero, si poco os he dicho, consultad a m i silencio, que hablará en mayor estilo. Diréis que por q u é os informo de lo que sabéis; y digo que sólo fuera del alma sabe hallar el alma alivio.
v v . 3 3 - 3 4 A l u d e al famoso adagio l a t i n o «Latet anguis in herba», V i r g i l i o , Égloga III: « Qui legitis jiotes et hutni nascentia fraga, / frigidus, o hiñe, latet anguis in herba» (vv. 92-93). v v . 3 9 - 4 0 Versos m u y g o n g o r i n o s .
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tomado
de
pueri,fugite
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37 A una dama que no hacía favorecidos por temer ingratos* Romance E l sol, Celia, cuando nace, no se esconde a los indignos; es deidad y favorece solamente por oficio. ¿Deja de nacer la rosa porque el árido cuchillo del Aquilón aun primero le da el golpe que el aviso? ¿Aguarda el montero a ver lo que flechó fugitivo, o quieto, para que el brazo no descanse con el tiro? E l gusto de hacer dichosos el pago se trae consigo, luego dentro de tu mano puedo ser agradecido. E l asegurar la paga es como buscar testigo; ¿qué le dejas al contrato si haces así el beneficio? N o hace el don al liberal, bien que le sirve de indicio.
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* R o m a n c e seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre e l m i s m o tema, v é a n s e P a n t a l e ó n de R i b e r a , 1944, v o l . II, p . 107, y H u r t a d o de M e n d o z a , 1947-48, v o l . I, p p . 1 6 2 - 6 5 , «A una dama, que p r e g u n t á n dole p o r q u é n o hacía agradecidos, r e s p o n d í a , que p o r no hacer ingratos». v. 7 Aquilón:
véase 2; 77.
v v . 1 7 - 2 0 D e n u e v o , vemos c ó m o B o c á n g e l a p r o v e c h a su carrera de D e r e cho para desarrollar ideas e i m á g e n e s .
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BOCÁNGEL
Aquél solamente es largo que sabe dar con peligro. Q u i e n piensa que puede haberle merece al desconocido, y en su cautela madruga el que es ajeno delito. ¿Por q u é piensas que los dioses dejan al ingrato vivo? Porque vivir obligado no tiene mayor castigo. Otra vez del sol consulta el dorado precipicio: eterna fuera la noche si amaneciera a los dignos.
v. 23 largo: generoso.
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38 Si un amante se ve entre dos damas, una que amada le aborreció, y otra que le a m ó aborrecida, ¿a cuál debe más?* Romance Amar por obligación es tributo, no es empleo; sólo cortésmente hace agradecidos el miedo. Laura me hiela en su ardor, salamandra soy de hielo, que la repito en cenizas muchos cuidados de fuego. Helada Filis me abrasa, vista y amada tan luego que pudieron ser dos cosas, pero ninguna primero. Vilas aumentar un prado, y m i semblante al momento, camaleón de las flores, me dibujó los afectos. Luchaba yo bien así como el náufrago que, viendo la nave arder, n i se otorga a las aguas ni al incendio. Filis, de cuya deidad
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* V / R : «Si u n amante se ve e s c o g i d o de dos d a m a s . . . » . R o m a n c e seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1 6 2 7 ; sobre e l m i s m o tema, véase C a m e r i n o , 1654, p . 108. v. 3 V / R : « h i p o c r í t i c a m e n t e hace». v. 6 salamandra: se c r e í a que p o d í a pasar p o r e l fuego sin c o n s u m i r s e . D e a h í que m e t a f ó r i c a m e n t e significa l o que resiste al fuego del amor.
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es artífice m i ruego, eligiéndome se puso más de la parte del riesgo. « P e r d ó n a m e — d i j e — , ¡oh Laura!, si Filis nació m i d u e ñ o ; haz que los astros se escojan o quéjate de los cielos. ¿ Q u é le pides a m i arbitrio cuando yo no me poseo? A l t o género de paga es confesar que te debo. T u desvelo, no mi culpa, es quien te daña, supuesto que en elección homicida fue víbora tu desvelo. Filis, a m á n d o m e , rompe de inclinación el decreto, tú le sigues. Juzga agora a q u i é n debe más Fileno.»
v v . 2 1 - 2 2 Versos m u y bocangelinos, c o m o ya se ha apuntado.
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39 Alusión al caso de Angélica y M e d o r o * Romance L a ciudadana del prado, aquel mortal serafín, abril de naturaleza, alta envidia del abril, hoy entre las flores sale a robar y a producir, con sus manos una a una, y con sus pies m i l a m i l . Pálido trocó el clavel sus colores al j a z m í n , porque les hizo el respeto colores nuevas salir. Doliente mira un garzón de cuyo cuerpo gentil sacan diferentes flechas ya un suspiro, ya un rubí. Dolerse le deja a solas primero, por no impedir lo natural de sus quejas, lo cierto de su raíz. «¡Ay! —dice el j o v e n — , ¿por q u é , muerte y amor, conducís dos pasiones a un efecto, dos accidentes a un fin? D e dos no puedo ser triunfo. * L a historia de A n g é l i c a y M e d o r o viene contada en A r i o s t o , Orlando
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25 Furio-
so, X I X , 1-43. I n d u d a b l e m e n t e , la v e r s i ó n e s p a ñ o l a m á s c o n o c i d a es el r o m a n c e de G ó n g o r a « E n u n pastoral a l b e r g u e » ( n ú m e r o 50). B o c á n g e l v o l v i ó a tratar el tema en el p o e m a 161, de La lira de las Musas.
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¡Ay, Angélica, si aquí me anticipasen tus ojos otra muerte más feliz!» N o está la africana ociosa, que del rústico jardín inquiere templadas hierbas que el cielo produce allí. Aplícalas al estrago. Siente la mano sutil el joven, y la responde: «Curad, señora, o herid, si no imitáis cautelosa, cursada en este país, halagos que miente el áspid sobre la flor infeliz». Pero ya el sol espiraba cuando se ofrece, servil, un villano que dos ciegos noble quiso conducir.
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v. 43 dos ciegos: refiérese a A n g é l i c a y M e d o r o , ciegos p o r q u e e s t á n e n a m o r a dos.
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40 Ponderando la crueldad de su amada* Endechas E n estas soledades donde logran los vientos acentos uno a uno, suspiros ciento a ciento, la vez que con m i llanto humedezco los nervios de este instrumento, sólo de m i mal instrumento; aquí donde las aves deponen lo ligero y, atentas a los míos, se olvidan de sus celos, cuyas ociosas plumas, robadas de mis miedos, huyendo de m í mismo, no hay mal que mire lejos: escucha, d u e ñ o m í o . Negados a lo fiero, me o y ó la tigre blanda, me habló el monte con ecos. D e la muerte que busco dame tú el sentimiento, pues el alma te he dado para que muera el cuerpo. Mas, ¡ay!, que si me miras C o m o el p o e m a 15, trata t a m b i é n de la «crueldad» de L i s i . 2 V / R : « d o n d e g o z a n los v i e n t o s » . 19 V / R : « m e oye blanda la tigre». 20 V / R : « m e habla el m o n t e c o n ecos».
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morir, Lisi, no puedo, que no sabe la Parca robarte los efectos. A tu rigor hermoso, que siendo tuyo es bello, se da un amor sin ojos por vencido de ciego. ¿ N o miras que Anajarte miró su bulto mesmo, de un mármol sucedido, que fue bulto más tierno?, mientras del pobre amante, áspid el mismo aliento, dejaba muchas flores difuntas de un veneno. ¿ C u á n d o i g n o r ó la Parca si el trágico suceso fue del arpón odioso o del cordel funesto? Consúltate en su estrago, aunque en vano pretendo que a quien no mueve el caso enternezca el ejemplo.
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v v . 33-44 A l u d e al m i t o de Anajarte e Ifis; véase 15*. v. 44 cordel funesto: Ifis se a h o r c ó c o n u n c o r d e l o soga, c o l g á n d o s e de la puerta misma de la amada.
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41 Describiendo un terremoto* Romance Discordias gime la tierra, violencias el aire esgrime, y, mientras se muda todo, sólo la mudanza es firme. Ondas padece la tierra: o se navega, o lo finge. Enjutos naufragios truecan las cumbres con las raíces. Tanto en los desasosiegos la tierra y el mar compiten que en el puerto el navegante temprano se llama libre. Templo v i yo aquel desorden de mármoles tan sublime que sus esplendores mudos en su rüina nos dice. D e su espalda de diamante el peso Alcides desiste, que, ya móvil y ya monte, ni bien es monte ni Alcides.
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* R o m a n c e seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre el m i s m o tema, véanse P a n t a l e ó n de R i b e r a , 1944, v o l . II, pp. 9 9 - 1 0 0 , C o r r a l , 1945, p. 167, y Castillo S o l ó r z a n o , 1627, p . 359. v v . 3-4 M u e s t r a n cierto parecido c o n los c o n o c i d o s versos de Garcilaso: « t o do l o m u d a r á la edad ligera / p o r n o hacer m u d a n z a en su c o s t u m b r e » (Soneto XXIII,
v v . 13-14).
v v . 17-18 R e f i é r e s e a H é r c u l e s c u a n d o o f r e c i ó a A t l a n t e sostener la b ó v e d a del cielo sobre sus hombros; véanse 1; 33-36 y 32; 52. v. 19 V / R : «que ya m o v i b l e y ya m o n t e » .
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¿ Q u é es esto? ¿Obedece mobles nuestro horizonte, o le impiden rápidas inteligencias las quietudes que prescribe? ¿Repítese la discordia del caos? ¿Por q u é delinquen contra la paz acordada estas horrísonas lides? ¿ C ó m o los montes se mueven? ¿Adonde podrán, decidme, Jove excelso, los amantes vincular sus imposibles?
21 mobles: m ó v i l e s . 28 horrísonas: véase 2; 7 2 1 .
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42 A los años del Serenísimo Infante Cardenal, m i señor* Romance «Hoy, —dulce músico el Tajo al gran Pastor de sus montes dijo así la vez primera que articuló claras voces—, cuente enhorabuena mayo tus años, p u r p ú r e o joven, en sus soles como lustros, como edades en sus flores. T ú sí, no fingido Atlante, que aunque breve edad te otorgue cortar apenas las ramas de mis árboles menores, sagrado y mayor arrimo, no ya materiales orbes, el mismo Imperio sustentan tus hombros firmes de bronce. V i v e , austríaco garzón, vive siempre, que a los hombres tan sólo aqueste deseo van dejando tus acciones. V i v e cuanto importas, vive cual tu fama que se opone de la muerte y del olvido a los triunfos y a los golpes.
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* F e r n a n d o n a c i ó el 10 de m a y o de 1609. v. 6 purpúreo joven: desde 1619 Fernando era C a r d e n a l de la Iglesia, v. 9 Atlante: v é a n s e 1; 3 3 - 3 6 , 30; 67, y abajo v v . 13-16. w . 22-23 Cfr. 20; 9: « G r a n d e e x c e p c i ó n te opones al o l v i d o » , allí e n referencia a A l e j a n d r o M a g n o .
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DE
BOCÂNGEL
H o y saben mis vaticinios que al numerar tus blasones serán mis cristales flacos, serán mis arenas pobres. Entonces me verás mudo, por que me suceda entonces el gran Tibre que tus sienes del mayor laurel corone.» D i j o el cristal, y de sí tan satisfecho miróse que se acordó de Narciso el verde aplauso del bosque.
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v. 31 Tibre: e l r í o T í b e r . Parece que B o c á n g e l alucie a q u í al b i e n deseado día e n que e l C a r d e n a l Infante llegara a ser Papa en R o m a («tus sienes / d e l m a y o r laurel c o r o n e » ) . Cfr. G ó n g o r a , en su soneto «Al s e r e n í s i m o Infante C a r d e n a l » , escrito en la o c a s i ó n de haber r e c i b i d o e l Infante e l capelo e n v i a d o p o r e l Papa: « P u r p ú r e o creced, rayo luciente / del S o l de las Españas, que en dorado / ya trono el T í b e r os v e r á sagrado / leyes dar a l g ú n día a su c o r r i e n t e » (Soneto 42, v v . 1-4). v. 35 Narciso: véase 2; 177-84.
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43 A l C o n d e de Cantillana en una fiesta de toros* Romance E l mejor hijo del Betis, el émulo de los dioses, el Adonis de las damas, si fue tan valiente Adonis, galán como fiero sale (que sólo en él no se opone) a dar en el circo pasos aun menos que admiraciones. Andaluz caballo rige tan ligeramente dócil que sólo en virtud del freno sabe que le oprime el joven. Veloz excede los vientos, hoy los vientos me perdonen que a su pensamiento el héroe tal vez acusó de torpe. Vivas señas de la muerte se miran en sus rejones, pues donde menos se aguardan se presentan más veloces.
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* J u a n V i c e n t e l o de Leca y A l v a r e z de T o l e d o , conde de Cantillana, fue c é l e bre en el siglo X V I I c o m o rejoneador. M e r e c i ó alabanzas del rey p o r su v a l e n t í a en las fiestas de toros y c a ñ a s que se h i c i e r o n en M a d r i d el 4 de m a y o y el 1 de j u n i o para celebrar la inesperada llegada d e l p r í n c i p e de Gales e n 1623 a p e d i r la m a n o de la Infanta M a r í a . E r a g e n t i l h o m b r e de la c á m a r a de los Infantes C a r l o s y F e r n a n d o . Es probable que este r o m a n c e se refiera a una de estas fiestas. Sobre e l m i s m o asunto, véase el p o e m a 168. v. 1 Betis: A n d a l u c í a . v . 3 Adonis: j o v e n apuesto y g a l á n que c o n s i g u i ó e n a m o r a r a varias diosas, entre ellas a V e n u s ; sobre A d o n i s , véase 2; 202 y 4 3 5 - 3 6 .
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DE
BOCÁNGEL
Su fin en vano dilata cuando más la fiera corre, que su frente, aunque mudable, sirve al acero de norte. A l hierro, tal vez, que espera defiende el hierro que esconde, y de los golpes se vale el toro contra los golpes. Confunden tan sucesivas las suertes, n ú m e r o y orden, que los aplausos no caben, tal vez, entre las acciones. Mas, a tal cuidado atento, herido el fresno da voces, pero tan aprisa hiere que aun ecos no le responden. A su brazo, al fin, se deben tantas fieras, tantos robles, que vimos p á r a m o u n martes el que un lunes era bosque. ¡ O h , vivas cuanto tu fama!, pues ya te ensayas en orden a domar la envidia fiera que es la fiera más disforme.
zas.
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v. 34 fresno: de la madera del fresno se hacían regularmente las astas de las lan-
v. 41 Cfr. el poema anterior: «Vive cuanto importas, vive / cual tu fama» (42; 21-22).
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Y PROSAS
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44 Cuenta un fingido gigante de Sicilia a un peregrino c ó m o v i o a Pantagia, hija fingida t a m b i é n de Doris, y se e n a m o r ó de ella* Romance Yace montuosa Sicilia, y en su terreno desorden tan fértil que sólo puede ser su alabanza su nombre. Hacia donde nace el día,
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hacia donde espira, y donde con paso tenaz la buscan los siete helados Triones, tirrenas ondas la cercan, y en el opuesto horizonte
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el mar la hiere africano con cristalinos azotes.
* La ninfa Doris o Dóride era esposa de Nereo, «el anciano del mar». Tuvieron como hijas a las Nereidas, unas cincuenta divinidades marinas, aunque el nombre de Pantagia no se encuentra en las listas más conocidas de estas divinidades. Sin embargo, por otras fuentes sabemos que Pantagia era un pequeño río en la costa del este de Sicilia, que desemboca en el mar después de correr un rato en bruscas cascadas por piedras y precipicios accidentados. Se cuenta que la diosa Ceres, cuya morada favorita se encontraba en Sicilia, mandó al río que corriera más tranquilamente, pues su corriente tan ruidosa molestaba su descanso. La descripción de Bocángel indica que conocía estas fuentes. En la edición original de 1627 seguían a este romance unas octavas de Juan de Andosilla Larramendi, que naturalmente no se incluyen aquí. vv. 5-6 Cfr. el Retrato panegírico: «Hacia la parte donde el sol espira» (86; 249), y 65; 14: «Hacia la parte donde nace el día». v. 8 Triones: véase 2; 143. v. 9 tirrenas ondas: el mar tirreno, parte del Mediterráneo occidental entre Italia, Córcega, Cerdeña y Sicilia.
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BOCÂNGEL
Enjutas v i yo sus playas; cuando el mar sus leyes rompe, introduciendo en las selvas páramos de plata m ó v i l , islada q u e d ó Sicilia, huésped h ú m i d o del roble se v i o el pez, n a d ó la fiera la primera vez entonces. Víctima allí de sí mismo, corrientes vomita ardores el Etna (perdone Arabia), bárbaro Fénix del orbe. H i p ó c r i t a s sus entrañas, fuego sienten, nieve exponen. ¿ Q u é harán los pechos humanos si saben fingir los montes? Suda en la ardiente oficina, j a y á n a r m í g e r o , Bronte, y el rayo al suspiro ardiente aún más se debe que al golpe. Muere en el Ponto Aretusa, cansada de errar los bosques, que hasta las fuentes perecen a manos de sus errores. Antes de nacer Pantagia,
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vv. 13-16 Cfr. Fábula de Leandro y Fiero: «selvas de v i d r o o p á r a m o s de plata. / Enjuta h a b i t a c i ó n fue de la fiera» (2; 48-49). v. 18 húmido: lo m i s m o que h ú m e d o . v v . 2 9 - 3 2 R e f i é r e s e al m i t o de los C í c l o p e s , hijos de U r a n o y G e a , de e n o r me estatura y tremenda fuerza, que personificaban e l trueno (Brontes), el r e l á m p a go y e l rayo. Trabajaban en la fragua de V u l c a n o que se situaba en las e n t r a ñ a s d e l m o n t e E t n a , y el r u i d o p r o d u c i d o p o r sus forjas y fuelles se oía en todos los volcanes de la isla. v. 30 jayán:
persona de gran estatura y fuerza. G ó n g o r a describe a P o l i f e m o
(un c í c l o p e ) c o m o «fiero j a y á n » (Fábula de Polifemo, v . 341); armígero: « b e l i c o s o o inclinado a la guerra»
(Alernany).
vv. 33-36 el Ponto: el mar; Aretusa: ninfa de Peloponeso, seguidora de A r t e m i sa, que fue transformada en fuente p o r haberse negado, sin é x i t o , a ceder a los requerimientos amorosos del d i o s - r í o A l f e o . A l f e o la h a b í a perseguido desde E l i d e y c o n s i g u i ó unirse en amor c o n ella en S i c i l i a .
RIMAS
Y PROSAS (1627)
prodigios eran los que oyes, y y o , si no la mirara, viviera la edad de Jove. A ser de Doris ultraje n a c i ó Pantagia de D o r i s , que en ser de las ondas hijos aun no faltaron sus soles. E n las cortes y en los prados la aclaman liras y albogues la perfección de su patria, patria de las perfecciones. Y o , que a preceptos amantes libre siempre, siempre indócil, llamé al amor, que ya siento, gran fábula de los hombres; yo, que deidad no venero, y no hay vida a quien perdonen mis iras, porque con muertes hice los números pobres; yo, a cuyos ocios se debe cuanto vuela, sulca y corre, y es donde llega m i amigo tarda rüina m i estoque; yo, que si el brazo dilato puedo sosegar los mobles, y, sin auxilio de riscos, mover batalla a los dioses, miréla una fiesta, cuando hermosa y fiera se opone, que nunca dos cosas fueron la hermosura y los rigores. R i n d i ó m e al fin su semblante. Arbitro allí de las flores vive el áspid, y, si vive,
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v. 46 albogues: véase 30; 112. v. 58 Cfr. G o n g o ra: «corre fiera, vuela ave, pece nada» (Soneto 66, v. 2). v. 63 riscos: p e ñ a s c o s ; refiérese a la guerra entre los dioses o l í m p i c o s y los T i tanes. vv. 70-72 A l u d e al adagio latino: «latet anguis in herba».
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es sólo porque se esconde. ¿ Q u é le vale al bronce serlo, si hay incendios para el bronce? ¿ Q u é a las torres su eminencia, si hay rayos para las torres? M i r ó m e trémula, y quiso calzar los vientos veloces, cual ninfa que entre la sierpe implicó la huella torpe. Lánguida q u e d ó , mas bella, como cuando el sulco rompe la flor que a su estrago pierde, no la deidad, los colores. R o m p í el silencio impaciente, más tierno ya que disforme, y de rayos de m i pecho truenos fueron tales voces.
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v v . 7 9 - 8 0 A l u d e al caso de E u r í d i c e que, intentando h u i r de A r i s t e o , p i s ó una serpiente y m u r i ó a causa de la mordedura; véase 2; 169-76 y 3 6 5 - 6 8 .
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45 A l caso de Apeles cuando retrataba a Campaspe, de quien se e n a m o r ó , y alabando la acción de Alejandro en otorgársela* Canción E n muda copia de confusas flores remedos coloridos desataba el pintor que envidió naturaleza. Dando al bulto lascivo que copiaba Eternidad süave con colores, redimía del tiempo su belleza. Muerto de amor empieza copia más ardua con pincel nativo, y la imagen fingida de pintor muerto fue prodigio vivo. * S o b r e A p e l e s , v é a s e 32; 183. S e g ú n O l y m p i a B . G o n z á l e z ,
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10 [ a r t í c u l o en
prensa], es p o s i b l e que B o c á n g e l leyese este e p i s o d i o en Baltasar C a s t i g l i o n e , // Cottegiano, l i b r o I, en u n pasaje que subraya la s u p e r i o r i d a d de la p i n t u r a sobre la escultura: « P e r o si legge che Alessandro a m ó s o m m a m e n t e A p e l l e Efesio e tanto, che a v e n d o g l i fatto ritrar nuda u n a sua carissima d o n n a
ed i n t e n d e n d o
il bon
pittore per la maravigliosa belleza d i quella r é s t a m e ardentissimamente inamorato, senza rispetto a l c u n o gliela d o n ó : liberalitá veramente
degna d'Alessandro, n o n
solamente d o n a r tesori e stati, ma i s u o i p r o p r i i afetti e d e s i d é r i ; e segno d i g r a n dissimo a m o r verso A p e l l e , n o n avendo avuto rispetto, per c o m p i a c e r a l u i , d i dispiacere a quella d o n n a che sommamente a m a v a » . S i n embargo, creemos que la fuente m á s p r o b a b l e , tanto de C a s t i g l i o n e c o m o de B o c á n g e l , es P l i n i o , natural, X X X V : «quarnquam
Historia
Alexander honorem ei clarissimo perhibuit exemplo. namque
cutn dilectam sibi e pallacis suis praecipue, nomine Pancaspen, nudam pingi ob admirationem formae ab Apelle iussisset eumque, dum paret, captum amore sensisset, dono dedit ei, magnus animo, maior imperio sui nec minor hoc Jacto quam victoria alia, quia ipse se vicit, nec torum tantum suum, sed etiam adjectum donavit artiftci, ne dilectae quidem respectu motus, cutn modo regis ea Juisset, modo pictoris esset» ( 8 5 - 8 6 ) . E n algunos manuscritos su n o m b r e es C a m p a s p e n , de a h í la C a m p a s p e de B o c á n g e l ( n o m b r e , p o r o t r o lado, que n o aparece en la v e r s i ó n de Castiglione). v . 2 temedos: imitaciones.
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La nieve colorida iba imitando con respeto helado y el esplendor con fuego enamorado. Pende confusa del carmín la nieve, y las plumas cambiantes abrasaba a tan nueva deidad la simetría; cuanto veneno, pues, la vista bebe la mano en variedades desataba, dilatando la causa porque ardía. A cuya valentía si al arte los colores se escondieran, de vergüenza cobarde al arte los colores le salieran. L a vista admira tarde, pues dibujaba con el propio afecto que casi aliento dio al pincel perfecto. Piedad Apeles solicita mudo, y, liberal primero que advertido, el franco M a c e d ó n se la concede. Logra la posesión donde no pudo esperanza caber, agradecido a aquel que de su acción propia se excede y deferir no puede, contemplando de Apeles los desmayos y la copia mirando, cual arde de los dos a vivos rayos. Los dones despreciando, nunca fue liberal como este día, pues en Campaspe dio lo que quería.
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v. 17 Cfr. Fábula de Leandro y Hero: « b e b i ó cuanto veneno / e l áspid le b r i n d ó de la h e r m o s u r a » (2; 283-84). v. 2 9 el franco Macedón:
Alejandro M a g n o .
v. 32 Cfr. las palabras de P l i n i o , citadas arriba: «quia ipse se vicit» (Historia
natu-
ral, X X X V , 86). v. 39 Frase tomada de P l i n i o : «sed etiam adfectum donavit artiftá», mediatizada tal vez p o r C a s t i g l i o n e : «quella d o n n a che sommamente amava».
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Si de vencer su afecto enamorado, que el pecho le inflamaba belicoso, Apeles ocasión fue destinada, donde el valor q u e d ó tan quilatado y el á n i m o q u e d ó tan generoso, antes la Majestad q u e d ó obligada que la copia premiada. ¿ Q u é trofeo no fue debida gloria a instrumento que pudo granjearle de sí mismo victoria?, en cuya acción no dudo que nuevo mundo conquistó, cobrando su ser que vino el mundo sujetando.
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v. 41 V / R : « q u e el p e c h o le infamaba b e l i c o s o » , v. 43 quilatado: aquilatado. v v . 49-51 Frases tomadas de P l i n i o : «magnus animo, maior imperio sui nec minor hoc facto quam victoria alia».
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46 A l arrojarse D i d o sobre la espada de Eneas* Liras Deja, D i d o , el acero, no se diga que mueres a su estrago. ¿ N o es tu dolor más fiero en la fuga del huésped de Cartago, o consientes la herida porque amenaza al cuerpo y no a la vida? M a l el d a ñ o aconsejas con el llanto y suspiros que produces. ¡ O h , niégate a las quejas!, que en cuanto viento exhalas le conduces, si llorar no deseas y hacerte mar porque le sulque Eneas. Mas, ¿cuál hado ignorante dispone en ambos tan adversa historia? ¿Has de morir constante, y, huyendo, Eneas blasonar victoria? ¿Es por ventura acierto que viva al mar y mueras tú en el puerto?
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* A l u d e a la c o n o c i d a historia amorosa de D i d o , reina de C a r t a g o , y Eneas, fugitivo de T r o y a , narrada en V i r g i l i o , Eneida, l i b r o s I - I V , y en O v i d i o , Heroides VII (Carta de D i d o a Eneas). Este llega a C a r t a g o , y d e s p u é s de relatarle a D i d o e l fin de T r o y a , y de ser su amante, la abandona s i g u i e n d o el designio de los dioses. D i d o , desolada, se arroja sobre una pira, d á n d o s e muerte c o n u n p u ñ a l . Estas Liras, que tratan del m o m e n t o de la muerte de D i d o (Eneida, I V , 650-705), seguramente f u e r o n escritas para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre e l m i s m o tema, véase C o r r a l , 1945, p . 156. v . 2 V / R : « n o se diga que mueras a su e s t r a g o » . v v . 17-18 L a historia amorosa de D i d o y Eneas tiene fuertes parecidos c o n la de L e a n d r o y H e r o , algo que naturalmente no le h a b r í a escapado a B o c á n g e l .
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¡Qué cauteloso al fuego que te ocasiona roba el elemento, que le contrasta luego, olvidando este trágico instrumento! Porque supo el tirano que, donde hay ocasión, sobra la mano. Pero ya te encaminas al postrero dolor, si no al más fuerte, porque así determinas dar en tu corazón a Eneas muerte, y ser tu mano piensa al tiempo tu venganza que tu ofensa.
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47 Anteponiendo el deseo a la esperanza como gusto mayor Décimas N o diga que siente amor quien se cansa de esperar; sólo aquél muere de amar que muere de su dolor. N o merece, no, el favor quien es por favor constante, que una esperanza triunfante solamente para ser dichoso la he menester, que no para ser amante.
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La esperanza más leal veloz a su fin camina; algo tiene de divina, pero lo más de mortal. Sólo el deseo inmortal se eterniza en su desvelo, como el sol que, aunque a su vuelo términos oponga el día, por no acabar su porfía repite el curso del cielo.
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La esperanza nuevo ser pretende, y ése la anima, luego, ninguno la estima, pues la pretende perder. N o es pretensión el querer,
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vv. 7-10 CJr. el conde de Salinas: «Amor desconfiado es verdadero: / ser amado se deje a los dichosos, / que para amar no es menester ventura» (Antología poética, ed. Dadson, 1985d, XII, vv. 12-14).
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ni el amar es conveniencia, que es bárbara inteligencia, o solicitud mortal, que busque remedio al mal quien vive de su dolencia. Vive en desdén o favor la esperanza peligrosa; el amor no quiere cosa sujeta más que al amor. Quejaráse m i dolor sólo cuando falte a quien, y en tan áspero desdén yo confesaré a m i estado que será el más desdichado, mas el que quiera más bien.
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48 A una dama que, ofreciéndola imposibles su amante, le pidió que no la amase* Décimas M a l m i promesa advertís, Celia, en m i amor increíble; más allá de lo imposible está lo que me pedís. Que no os adore, decís, siendo vuestra estimación m i natural afición. ¿Si es contra vos el efecto, puede ser en mí precepto vuestra desesperación?
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Y o por vuestro amor iría donde no se fue jamás, donde falta el día más, donde sobra más el día. E n fe de m i amor sería todo fácil y, en rigor, sin vos no quedo deudor a la palabra que os d i , si imposibles p r o m e t í en virtud de vuestro amor.
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Vuestro poder en m i fe consiste, y la despreciáis. Probadme que nos os burláis y yo os obedeceré; o que trocáis, pensaré,
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* D é c i m a s seguramente escritas para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 1627; sobre el m i s m o tema, véase Castillo S o l ó r z a n o , 1631, p. 117.
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y
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por vuestro agravio m i cura. Pagúese vuestra hermosura del fruto de lo que ordena; que no os canse, enhorabuena, mas que no os ame, es locura. Injustamente imperiosa buscáis a m i mal remedio. ¿Habéis hallado algún medio para no ser tan hermosa? V e d que estorbáis cautelosa lo mismo que procuráis, y a vos misma os repugnáis, porque es acuerdo imperfecto querer que cese el efecto de causa que no quitáis.
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49 A un árbol que se secó al principio de la primavera, en metáfora de una esperanza burlada* Décimas*
Árbol prisión de ti mismo, de aves no, rayos del viento, que tu desvanecimiento aun se ve en tu parasismo, ¿qué fue de tu verde abismo?, ¿qué de mis verdes engaños? Parece que de mis daños algo sensible te enojas, a r r o j á n d o m e esas hojas para escribir desengaños.
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De su pincel más oculto A b r i l nos dibuja el prado, mas en ti de aves pintado formó relieves de bulto: ese cadáver inculto vivirá por m i escarmiento, renovando m i tormento cuando advierta en tu fortuna que el leño que te dio cuna
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pena en ser tu monumento.
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T u elemento te olvidó por desvanecer temprano: no te perdió de tirano, * L a m e t á f o r a de una esperanza burlada se refiere al m i t o de A p o l o y Dafne; véase p o e m a 5. * Estas d é c i m a s n o f u e r o n i n c l u i d a s en La lira de las Musas, en la parte r e editada de las Rimas de 1627.
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que de vista te perdió; el viento te despojó como a incauto peregrino, y en ese leño imagino te presenta a m i esperanza, aunque a conocerte alcanza al cabo de su camino.
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50 A un amante que procuraba encubrir su pasión por conveniencia* Décimas
¿ Q u é solicitas así, L i v i o , muerto ya de amar? N o p u d i é n d o t e librar de Cloris, ¿huyes de ti? ¿ N o será locura, d i , hacer discursivo a amor siendo, aunque dulce, un error, y mentir con la apariencia, cuando la misma dolencia es índice del dolor? M a l puede compadecer arte y voluntad quien ama, avariento de la llama y liberal en arder. A su origen esconder sus efectos no podrás, si donde menos estás, que es en ti, tu e n g a ñ o miras. ¿Verále por q u i é n suspiras, que es adonde vives más?
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M a l conoces al amor si disimular previenes, o piensas que no le tienes,
* D é c i m a s seguramente escritas para la A c a d e m i a de M a d r i d entre 1618 y 1627; sobre u n tema p a r e c i d o , v é a s e C a s t i l l o S o l ó r z a n o , 1625, fol. 109r: «Al d e s d é n fingido de u n amante, p o r disimular su favor».
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que es un engaño traidor. Estás rendido al dolor y ¿esconder quieres la queja? Q u e huyas, L i v i o , te aconseja el deseo, no el caudal, que el esclavo desleal de ser esclavo no deja. Q u i e n quiere puede adorar, pero no basta querer olvidar, sino poder, ni puede quien supo amar. Deja, L i v i o , de apurar tus fuerzas en tu cuidado, que aunque de C l o r i triunfado hoy hubiera tu desdén, si sabe que amaste bien, dirá que no has olvidado.
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v. 24 N o s recuerda el p r i m e r verso de la c é l e b r e r e d o n d i l l a del conde de Salinas, «Es el e n g a ñ o
t r a i d o r » (Antología
poética,
ed. D a d s o n , 1985d,
CXXVII),
r e d o n d i l l a que B o c á n g e l glosa en el p o e m a 6 2 . E s p o s i b l e que su i n c l u s i ó n a q u í represente u n tipo de homenaje al poeta m a y o r , asistente t a m b i é n a reuniones de la A c a d e m i a de M a d r i d en esos a ñ o s .
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51 A unos ojos azules* Décimas M i r é en duplicada esfera dos azules arreboles: el alma los llama soles, aunque el n ú m e r o no quiera. D e los dos puede cualquiera causar amantes desvelos. N o les dieron, no, los cielos aquel sereno color, que vive en cualquiera amor, y así se visten de celos. Y ser del color que son en tan divina belleza no fue de naturaleza suerte, fue cuerda elección que de nuestra adoración los excesos prevenía, y copió con valentía el cielo en sus rayos bellos, para disculpar en ellos nuestra amante idolatría.
V 7 R : «En alabanza de unos ojos azules». . 10 E l c o l o r de los celos es azul.
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52 E n boca de una dama a un amante mal contento con sólo ser querido Décimas* La que obligada agradece no debe más alta paga. Q u i e n ama se satisfaga de que obliga y que merece. Poseyendo desvanece el más consistente amor; otro sentirá mejor, pero no cuando me impida, que no está bien con la herida quien busca alivio al dolor. E l que su curso acelera solicita su mudanza, que ¿ d ó n d e irá una esperanza si ya acabó su carrera? E l sol repite su esfera, mas no el amante en su vuelo, porque éste puede en el suelo faltar, y t a m b i é n vivir, y el sol habrá de morir cuando faltare del cielo.
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T o d a cosa natural se mueve porque procura * Estas d é c i m a s n o f u e r o n i n c l u i d a s e n La lira de las Musas, en la parte r e editada de las Rimas de 1627. vv. 21-23 Idea que parece proceder de L u c r e c i o , De rerum natura, libro I: « unde omnis natura creet res auctet alatque / quove eadem rursum natura perempta
resolvat»
(vv. 56-57), y «ut noscere possis / quicque sua de materia grandescere alique» ( v v . 190¬ 91).
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su aumento, y más le apresura quien se llama más leal. A m o r , que es fiebre mortal, hace el mismo movimiento, mas, en llegando al aumento, fáltale ya la r e g i ó n y pasa a declinación después de su crecimiento. E l que amante firme fue por premio de su cuidado quiere verse amante amado, y fe pidió por su fe. Pero y o imaginaré en el reino de C u p i d o , del que después de querido algo más llega a pedir, que se quiere despedir pidiendo lo que ha servido.
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53 A l pintor de un hermoso retrato* Epigrama Llegaste los soberanos ojos de Lisi a imitar tal que pudiste engañar nuestros ojos, nuestras manos. Ofendiste su belleza, S i l v i o , a todas desigual, porque tú la diste igual y no la naturaleza.
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* S e g ú n P a l o m i n o , este p o e m a se refiere a u n cuadro p i n t a d o p o r V e l á z q u e z hacia 1625: « R e t r a t ó t a m b i é n en este t i e m p o V e l á z q u e z c o n superior acierto una dama de singular p e r f e c c i ó n : a c u y o asunto e s c r i b i ó D o n G a b r i e l de B o c á n g e l este E p i g r a m a » (citado p o r L ó p e z - R e y , 1963, n ú m . 598). E l c u a d r o está o p e r d i d o o sin identificar. E x i s t e una c o p i a fiel del epigrama en B N M M s . 6.635, f o l . 277r. v. 6 Silvio: n o m b r e p o é t i c o de D i e g o de Silva y V e l á z q u e z .
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54 A un poeta maldiciente Epigrama Fabio todo el a ñ o ayuna del Parnaso los primores, y así las obras mejores muerde, sin dejar alguna. Y a el mundo su estilo sabe; en sus intentos se pierde. Claro está que lo que muerde es lo que mejor le sabe.
v. 8 V / R : «es lo que mejor se sabe?».
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55 A Silvia, gustando demasiado de verse al espejo Epigrama Silvia, atenta a tu figura, vives de ella enamorada, que a ú n no está desengañada en Narciso tu hermosura. ¿Ves cuán rápida y caudal huye tu impresión luciente? Pues, Silvia, más fácilmente perece el original.
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v. 4 Narciso: es frecuente en este tipo de p o e s í a la c o m p a r a c i ó n de la dama m i r á n d o s e al espejo c o n N a r c i s o . vv. 7-8 E l tradicional tema de «Carpe
diem».
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56 A una dama que se quejaba del tiempo pasado Epigrama* T u hermosura malograda de q u é se queja no sé; la más acabada fue, y es hoy la más acabada.
* H a y c o p i a en B N M M s . 17.683, f o l . 199r.
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57 Disculpando el haber hablado en su amor Madrigal ¿Cuál amante más sabio, de llama venenosa el pecho lleno, las vivas ondas no divierte al labio? ¿Cuál rayo, oh Lisi, no permite trueno? Trágico es desengaño si el cisne, ruiseñor del agua, miras de m i cantado d a ñ o . D u é l e t e , ¡oh L i s i mía!, de su más elocuente melodía, retrato de m i suerte, que en acentos de amor libro m i muerte.
v. 6 V / R : «si al cisne r u i s e ñ o r d e l agua miras».
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58 O t r o a lo mismo* Bate intrépidas alas a tu cielo m i amor; cae en m i llanto fulminado. Vuelvo a emprender tu cielo, ya olvidado de m i castigo, con funesto vuelo. D e l d a ñ o al d a ñ o apelo, del cristal a la llama. Castígame el amor y amor me inflama, siendo por tu desvío Fénix eterno el precipicio m í o .
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* V / R : «A la eternidad de su t o r m e n t o . M a d r i g a l » . E l p o e m a se construye en torno al t ó p i c o petrarquista de la mariposa que no puede dejar de acercarse a la l u z , aun sabiendo que así se ha de quemar y m o r i r ; véase 2; 2 8 9 - 9 6 .
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59 Flor del campo comparada a la flor de hermosura Es traducción del Taso* [Octavas] M i r a , cantaba, despuntar la rosa, modesta virgen de su verde estrella, que, medio abierta y medio perezosa, cuanto se muestra menos es más bella. Luego, desnudo el seno, licenciosa se extiende, luego yace, y no es aquélla, aquélla no, que, codiciada de antes, fue de doncellas m i l , de m i l amantes. Así fenece al espirar del día de la vida mortal la flor, lo verde: no porque torne abril de abril confía
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* V / R : «Flor d e l c a m p o c o m p a r a d a a flor de h e r m o s u r a » . Es t r a d u c c i ó n de T o r c u a t o Tasso, Gerusalemme liberata, canto X V I , estrofas 14-15 ( p u b l i c a d o en 1580): «Deh mira» egli canto «spuntar la rosa dal verde suo modesta e verginella, che mezzo aperta ancora e mezzo ascosa, quanto si mostra men, tanto é piú bella. Ecco poi nudo il sen gia baldanzosa dispiega; ecco poi langue e non par quella, quella non par che desiata inanti fu da rnille donzelle e mille amanti. Cosí trapassa al trapassar d 'un giorno de la vita moríale il fiore e 'l verde; né perché faccia indietro april riíorno, si rinfiora ella mai, né si rinverde. Cogliam la rosa i, su '/ mattino adorno di questo di, che íosío il seren perde; cogliam d'amor la rosa: amianto or quando esser si puote riamaío
amando».
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que de reverdecerla más se acuerde. La flor cojamos en la aurora umbría de este día que presto la luz pierde; la flor digo de amor: amemos cuando amados ser podemos hoy, amando.
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60 A una dama que, mirándose a un espejo, se le q u e b r ó * Redondillas T u impresión divina ves en el cristal, aunque poco, que de aquel amante loco líquido sepulcro es. Pero tu ser celestial decir, venciéndole, quiso que el cristal es el Narciso y tú el vencedor cristal. Cuando formó tu figura naturaleza, r o m p i ó el pincel, y así q u e d ó por única tu hermosura. Naturaleza fingida era el espejo, y así r o m p i ó la estampa por t i , que da mentirosa vida. M u e r e a tu mano el cristal, y muerto nos dice, y mudo, que aun de sí misma no pudo tener tu belleza igual.
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N o con designios ingratos el espejo se despide, que en más partes se divide por tenerte en más retratos. * Sobre el m i s m o tema, e i g u a l m e n t e escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d , véase el p o e m a 12. v v . 3-8 Para el m i t o de N a r c i s o , véase 2; 177-84. v. 18 V / R : «mas m u e r t o nos d i c e , y m u d o » .
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E n tus rayos mal el suceso se porque, cuando desata el sol los
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celestiales admira, el sol los mira, cristales.
N o fuiste, ¡oh vidro!, jamás como agora venturoso: quien pudo vivir dichoso mal hiciera en vivir más.
v. 29 V / R : «Cristal n o fuiste j a m á s » .
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61 Letra* Sólo el silencio testigo ha de ser de m i tormento, y aún no cabe lo que siento en todo lo que no digo.
Glosa
+
D u l c í s i m o ruiseñor, ¿quién de ti se ha de doler, aunque pregonas amor? P e q u e ñ o debe de ser cuando se canta el dolor. Y o , mudo en amar, prosigo haciendo el d a ñ o interés, y aun al silencio maldigo, porque de m i daño es sólo el silencio testigo. Ese concertado son no es amor, sino dulzura. E l que siente no procura deleitar con su pasión,
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* Es m u y probable que la letra sea d e l conde de Salinas (ed. D a d s o n , 1985d, C X X V I I I ) . Para otras glosas de esta letra, v é a s e W i l s o n - S a g e , 1964, n ú m . 157. A t r i b u i d o al G r a n C a r d e n a l , está la siguiente copla, algo parecida a la letra de este p o e m a : « E n m i g r a n s e n t i m i e n t o / n o ay d o l o r mas d e s y g u a l , / que ser solo e l pensamiento / el testigo de m i mal» (citada en Catalina G a r c í a , 1899, p . 174, n ú m . 395). Está escrita en quintillas.
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ni hacer de su daño usura. V i v e el fuego, más atroz que en la apariencia, en lo lento. E l colegir lo que siento no ha de ser, no, de m i voz, ha de ser de mi tormento.
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E l que pretende obligar hace mudo el sacrificio, que en un hidalgo penar se queja el amor de vicio, cuando se puede quejar. Celia se podrá reír de m í , que al pecho sediento de penar y de sufrir le busco más que sentir, y aún no cabe lo que siento.
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Cuanto sintiendo se aprende, callando se habla mejor, que quien alivio pretende o no está bien con su ardor, o muy de paso se enciende. Pues, si a declarar me obligo un mal que mata y no muere, más alta prueba consigo, que en lo poco que dijere, en todo lo que no digo.
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62 Letra* Es el engaño traidor y el desengaño leal; el uno dolor sin mal, el otro mal sin dolor.
Glosa
+
N o está, no, en la alevosía de unos ojos el engaño. Quien pensó que merecía, ése fabricó su daño; engañóle su porfía.
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Q u e a tener, Silvio, delante lo indigno como el amor, no te engañara un semblante, porque sólo al necio amante es el engaño traidor.
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Si tú, que la obligación te tienes mayor, te engañas, amante de tu o p i n i ó n , ¿por qué en caricias extrañas quieres hallar galardón? Deshaz del engaño el mal
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* L a letra es d e l conde de Salinas (ed. D a d s o n , 1985d, C X X V I I ) . Para otras glosas de esta letra, véase W i l s o n - S a g e , 1964, n ú m . 79. E l p o e m a fue seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d entre
1618 y 1 6 2 7 ; sobre e l m i s m o tema,
v é a n s e C o r r a l , 1945, p . 156, C a s t i l l o S o l ó r z a n o , 1 6 3 1 , p . 126, y J u a n M a r t í n e z ( B N M M s . 3.773, fols. 9 v - 1 0 r ) . +
Está escrita en quintillas.
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con tenerle prevenido, y te darán fruto igual el engaño desmentido y el desengaño leal. U n o y otro daño fiero de la verdad y el error tan opuestos considero que uno parece dolor, otro es dolor verdadero.
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Elige por interés de dos daños el leal, y conocerás después que de estos dolores es el uno dolor sin mal.
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A l engaño no le queda el no doler de piadoso, aunque las fuerzas no exceda, que esconde lo venenoso por que curar no se pueda.
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H i j o bastardo de amor nos amenaza importuno, con duplicado rigor, ser mal que se ignora el uno, el otro mal sin dolor.
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63 Letra* Pues no conoció su estado quien llegó a ser venturoso: dichas no le harán dichoso, que él hace al bien desdichado.
Glosa" " 1
¡ Q u é breve tiempo que sabe una dicha ser verdad! H u y e veloz, viene grave, y, si viene, la mitad del gusto al temor le cabe.
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Feliz el que en su cuidado, siempre a la dicha negado, huye de ella el corazón, libre en su declinación, pues no conoció su estado.
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N a d i e tal fortuna alcanza como el que sigue ninguna; nadie lloró su mudanza si primero la fortuna no le engañó con bonanza. Aquél es ser más glorioso que dura más en su ser; luego, quien no fue dichoso
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* E n B N M M s . 3.700, fols. 4 5 v - 4 6 r , hay una glosa de esta letra p o r u n tal S i l vera, lo que sugiere que fue tema de la A c a d e m i a de M a d r i d en la d é c a d a de 1620. "*" Está escrita en quintillas.
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es, pues no teme su ser, quien llegó a ser venturoso. Es la dicha suerte pura, es un hermoso accidente, tanto finge como dura, por naturaleza miente, sale verdad por ventura. F i n de dichas alevoso es transformarse en desdichas; quien lo ignora es venturoso, que a quien conoce las dichas dichas no le harán dichoso. E l bien, cual ave caudal, si le tocan o le ven, huye a los vientos igual. ¿A q u é viene, pues, el bien? Sólo a introducir el mal. Huye el bien de ser mirado; por falso, no corresponde sino al que mira e n g a ñ a d o . D e l cuidado el bien se esconde que él hace al bien desdichado.
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64 Letra* Á m b a r espira el vestido del blanco j a z m í n , de aquel cuya castidad lasciva Venus hipócrita es.
Glosa
+
Penetraba el prado A m o r , abeja dulce del prado, cuando le advierte el olor que debe a su pie nevado —hija y é m u l a — una flor.
5
Consultóla y, suspendido, m i r ó su retrato dentro. ¡ Q u é prenda tan de C u p i d o ! Incendios recata el centro, ámbar espira el vestido.
10
Hízola por su hermosura del prado monarca tierno, y aun darla al cielo procura, que lo que una rosa dura no es para un cuidado eterno.
15
* L a letra es de G ó n g o r a , Romance 60, v v . 4 5 - 4 8 . L a d e s c r i p c i ó n de u n j a z m í n , g l o s a n d o esta c o p l a de G ó n g o r a , fue e l segundo
asunto
de u n
certamen
p o é t i c o celebrado en la A c a d e m i a de M a d r i d durante la C u a r e s m a de 1626. H a y t a m b i é n glosa de C o r r a l , 1945, p. 3 4 1 , y de P a n t a l e ó n de R i b e r a , 1944, v o l . II, p . 58. Está escrita en quintillas.
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Y a tendrá C u p i d o estrella como Venus, y por él se h o n r a r á la aurora bella, no de la lumbre de aquélla, del blanco jazmín de aquél.
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Y mientras bate triunfantes al ya prometido asiento alas de nieve fragantes, le dará aquí su elemento solio en imperio de amantes. Cetro oloroso prescriba, si a vencer su fuerza activa fuerza de Venus no basta, cuya lascivia fue casta, cuya castidad, lasciva.
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Y a la envidia de una diosa es la planta de un j a r d í n . ¡ O h beldad presuntüosa!, mira vivir envidiosa una deidad de un j a z m í n . B i e n que, en aplauso cortés, el jazmín se ofrece grato al contacto de sus pies; y, si lo juzga el recato, Venus hipócrita es.
v. 35 V / R : «Ya la envidia de esta diosa» v. 43 V / R : «y si lo j u z g a el olfato».
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VERSOS SACROS
65 A San Juan Bautista en el desierto, describiendo el sitio Canción
Más templada del sol, la más opima lisonja de los astros, Siria ofrece a Palestina grande imperio verde. U n abril inmortal honra su clima; el tiempo sólo, no la vida, pierde el prado que en verdor jamás fallece. Sin términos florece la primavera allí, y en m i l colores, varia siempre y constante, el suelo anega en tempestad de Arabia está delante, sólo en sitio, pues no se determina si es la feliz Arabia o Palestina.
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flores.
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Hacia la parte donde nace el día la ciñe Eufrates, y hacia el Occidente la hidra de cristal, el N i l o alado, de los Triones a la parte fría
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v. 1 opima: rica, abundante. v. 11 V / R : «Arabia c i r c u n s t a n t e » . v. 12 V / R : «se le o p o n e , mas n o se d e t e r m i n a » . v. 14 Cfr. 44; 5-6: « H a c i a d o n d e nace e l d í a , / hacia donde espira», y Retrato panegírico: « H a c i a la parte d o n d e el sol espira» (86; 249). N ó t e s e t a m b i é n C a m ó e s , Os Lusíadas:
« D a parte d o n d e
o d i a v e m n a s c e n d o , / C o m A s i a se
avizinha»
(Canto Terceiro, v v . 49-50). v. 15 Eufrates: r í o de A s i a , que nace en A r m e n i a . v. 16 A l u d e al delta d e l r í o N i l o , que c o n sus m ú l t i p l e s afluencias parece una hidra de cristal. v. 17 Triones: las siete estrellas que f o r m a n la O s a M a y o r ; véase 2; 143.
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mira a C i l i c i a yerma y eminente. Y a Arabia fértil al opuesto lado, de origen duplicado, nace bicorne allí el J o r d á n divino, fertilizando ondoso los páramos de Asiría su camino, hasta que a proceloso lago o piélago infame se refiere. Lucha con él, pero luchando muere. Y e r m o al hombre, república a la fiera, es la campaña del J o r d á n felice, bien que de árboles graves populosa. La palma, sol del prado, allí venera consorte firme, por que inmortalice ambos sexos. O p i m a y victoriosa la espalda allí frondosa, levanta Alcides verde cipariso, y, frustrado su intento, se retrata en las ondas cual Narciso. Cítara ofrece al viento el abeto, el más firme y oportuno árbol, que sufre injurias de Neptuno. La de Cinaras hija fugitiva (fragranté ya) y el cedro incorruptible aromática pompa son del suelo. Allí mejor pudiera el ave activa,
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v. 18 Cilicia: r e g i ó n de T u r q u í a asiática al Sureste de A n a t o l i a . v. 24 proceloso: borrascoso, tempestuoso (Alemany); v. 25 piélago: mar, o c é a n o ; v o z g o n g o r i n a
véase 2; 7 4 7 .
(Alemany).
v. 26 Cfr.: « c o n ella l u c h a , mas l u c h a n d o m u e r e » (1; 40). v. 30 Cfr. Retrato panegírico: «Soles del prado son las palmas rojas» (86; 217). v. 34 Alcides: H é r c u l e s ; cipariso: n o m b r e p o é t i c o p o r c i p r é s . v. 36 Para el m i t o de N a r c i s o , véase 2; 1 7 7 - 8 4 . Cfr. t a m b i é n 2; 3 3 3 - 3 4 : «El sol, dejando su zafir ya oscuro, / en el a m o r su hermosura r e t r a t a b a » . v. 38 el abeto: á r b o l m u y u t i l i z a d o entonces en la c o n s t r u c c i ó n de barcos, de ahí la referencia a N e p t u n o . v . 40 L a hija de C i n a r a s ( C í n i r a s ) era M i r r a , q u i e n , d e s p u é s de c o m e t e r i n cesto c o n su padre, h u y ó a Sabá. M i r r a luego se c o n v i r t i ó en la planta a r o m á t i c a y resinosa que lleva su n o m b r e ; véase 2; 202 y 4 3 5 - 3 6 .
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Y PROSAS (1627)
el Fénix inmortal, verse invencible, si cobra en los aromas vida y vuelo. Ser arrimo del cielo excelso monte el Líbano blasona; los mobles amenaza; de pardos ceños la cerviz corona. N o la industriosa caza al animal errante atemoriza, que libre de la industria se eterniza. Aquí el sacro orador, divino Orfeo, a las atentas selvas exclamaba, siendo sola una voz de un Verbo todo copia de oyentes. Escuadrón sabeo le ofrecía, aplaudiéndole de un modo ni sordo el monte, n i la fiera brava. Sus labios inundaba elocuencia nativa, no enseñada a su voz. ¿Cuántas veces se hurtaron a su esfera regalada por lo herboso los peces, y de vivir las aves divertidas se hallaron en las aguas detenidas? Sensible pareció lo vegetable, racional se mentía lo sensible, y en la atención inmóvil un afecto mezclaba el bosque, como lamentable de ver su admiración imperceptible. Mas, a pesar del n ú m e r o imperfecto, al destinado efecto incesable de Juan la voz se oía. C o n modestia desnudo,
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v. 47 E l m o n t e L í b a n o , famoso en la a n t i g ü e d a d p o r sus cedros. Cfr. Retrato panegírico: « A d o n d e el m o n t e L í b a n o e m i n e n t e , / gigante n u e v o , s i n que espire, yace» (86; 185-86). v . 48 E s d e c i r , es tan alto el m o n t e que amenaza los elementos m ó v i l e s d e l cielo, los planetas. v v . 53-54 San J u a n Bautista que, c o m o otro O r f e o , p u d o amansar la naturaleza c o n su v o z . v. 56 sabeo: de Sabá, reino de la Arabia antigua (hoy día Y e m e n ) .
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cuando el sol se negaba y cuando ardía, haciendo al tiempo escudo, de una salvaje piel poco vestido, más de la fe que de la piel ceñido.
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RIMAS
Y PROSAS
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66 E n el certamen de San Francisco de Borja, cuando le entregó Carlos V el cadáver de la Majestad Cesárea, para llevarle a depositar a Granada, de donde t o m ó asunto de entrarse en religión, admirando aquella ruina* Se premiaron en primer lugar estas Décimas* E l cuerpo majestuoso hoy Francisco llega a ver, que, careciendo de ser, es con él más poderoso. La noche de un sol hermoso le vence en confuso horror. Calle España el triunfador suyo, que venció difunto,
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* R e f i é r e s e a la c o n o c i d a historia de la c o n v e r s i ó n de San Francisco de Borja (1510-72), n o b l e e s p a ñ o l , M a y o r d o m o M a y o r de la E m p e r a t r i z Isabel (mujer de C a r l o s V ) , y d u q u e de G a n d í a , q u i e n , d e s p u é s
de a c o m p a ñ a r e l cadáver de la
E m p e r a t r i z a G r a n a d a en 1539 y de ver e l estado putrefacto d e l cuerpo de la que h a b í a sido tan bella y poderosa en vida, f o r m u l ó el v o t o de no servir j a m á s a s e ñ o r que fuese m o r t a l . D e s p u é s de la muerte de su esposa en 1545, e n t r ó en la C o m p a ñía de J e s ú s , donde llegó a ser su tercer general. E n la v e r s i ó n original de Rimas e l t í t u l o se i m p r i m i ó e r r ó n e a m e n t e : « E n el certamen de san Francisco X a v i e r » . E n la e d i c i ó n de las Rimas que tengo delante, a l g u i e n ha tachado Xavier y escrito Borja encima. +
San F r a n c i s c o de B o r j a fue beatificado e n M a d r i d el 23 de n o v i e m b r e de
1624. Para celebrar el a c o n t e c i m i e n t o , t u v i e r o n lugar numerosas m á s c a r a s , p r o c e siones y festividades, que se r e p i t i e r o n en octubre d e l a ñ o siguiente. Las d é c i m a s de B o c á n g e l se e s c r i b i r í a n para una de esas fechas. P a n t a l e ó n de R i b e r a p r e s e n t ó u n p o e m a para e l c e r t a m e n de san F r a n c i s c o , p e r o sin é x i t o . C o m o d i c e : « n o le p r e m i a r o [ n ] á él n i á L o p e de V e g a » (1944, v o l . I, p . 113). ¿ C ó m o se s e n t i r í a al saber que nuestro poeta h a b í a ganado c o n sus d é c i m a s el tan deseado premio?
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pues nos da más alto asunto cadáver más vencedor. Atento al bulto que veía, Francisco no le creyó, y entre los dos se d u d ó quién más i n m ó v i l yacía. ¡ Q u é afectuosa, q u é pía atención!, y ¡ q u é encontrada con la del mundo engañada! Ayer, por humilde modo, no le admira lo que es todo, y hoy le asombra lo que es nada. N o el cadáver determina, no depone lo que ve. ¡ O h falta de humana fe! ¡ O h sobra de fe divina! C ó m p l i c e de tal rüina, cae Francisco de su estado, y viéndose transformado en el ser que le mejora, como a sí mismo se ignora, ignora lo que ha mirado. N u e v o Oriente milagroso cobra, porque en sí no cabe, que del polvo inútil sabe sacar gloria el virtüoso. ¡ O h , más que el Fénix dichoso, Borja! Si en el vuelo que haces ni aun mentidamente yaces, cuánto mejor te eternizas, pues, sin costarte cenizas, en las ajenas renaces.
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v v . 35-40 A l u d e a la historia del F é n i x , ave a que san Francisco supera, puesto que él renace de las cenizas de otro (la Emperatriz) y n o de las suyas propias.
RIMAS
Y PROSAS (1627)
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67 A la fervorosa oración del Santo, en que muchas veces se veía resplandecer como sol Romance Humano m á r m o l parece un bulto en aquella parte, que en lo postrado y lo inmóvil aun menos vive que yace. ¡Qué de parte del afecto aquellas lágrimas salen! E n suspiros tan ardientes será salamandra el aire. U n mudo orador contemplo de algún silencio elegante; muy cerca tiene el objeto quien de la voz no se vale. Oyentes rayos le cercan. ¡ O h Borja, divino Trace, que ofreces al cielo atento en cada voz una cárcel! Niégate a los resplandores, águila de sol más grande, que si los rayos le usurpas, confundirás las deidades. Si orando te divinizas, y Cristo quiere humanarse, no juzgará nuestro arbitrio
5
10
15
20
v. 8 salamandra: reptil p e q u e ñ o , que p o d í a pasar p o r e l fuego sin consumirse; véase 38; 6. v. 14 divino Trace: Orfeo
(Alemany).
v. 18 águila del sol: alude al t ó p i c o d e l águila que, ú n i c a m e n t e entre todos los pájaros y animales, p o d í a mirar directamente al sol sin d a ñ a r s e la vista.
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DE
BOCÁNGEL
quién hace de quién examen. Rayos celestiales buscas, negado a tu misma carne. Vuelve a tu cuerpo, Francisco, verás rayos celestiales. Vuelve, prodigioso enigma; hombre te resuelve o ángel, que te acusan ya mis ojos de luminoso cadáver. Vuelve, soberano Borja, porque si te cobras tarde, no has de caber en ti mismo cuando en ti la gloria cabe. Mas sí, que el cielo previene que, porque te cobres, halles gloria en que tu gloria quepa, luz en que tu luz se bañe. ¡Aguila del sol de Cristo!, tus horas son sus edades donde en solio empíreo pisas allí estrellas, aquí altares. ¡ O h fragilidad humana! Así has de divinizarte. Y , si lo quieres ser todo, aprende sólo a ser nadie.
25
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35
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45
v. 41 V / R : « O h F é n i x d e l sol de C r i s t o » . v. 43 solio: t r o n o , silla real c o n dosel. Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « d o n d e e n s o l i o i n m o r t a l reina i m p e r i o s o » (v. 535).
RIMAS
Y PROSAS
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68 A la humildad del Santo
Letra Tanto de sí se olvidó que con su mismo desprecio, poniendo la gloria en precio, con la humildad la c o m p r ó .
Glosa* A m a Francisco, y transforma su ser en el ser amado. C a m b i o feliz, pues su forma ve en Cristo, viéndose amado, y, amando, de Dios se informa. Si en Cristo se transformó, es fuerza que en sí se pierda; así que colijo yo que cuanto de Dios se acuerda, tanto de sí se olvidó. D e sus dones hizo el cielo patria a Francisco dichosa, mas él, con humilde celo, comprar la patria gloriosa con ellos quiere en el suelo.
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* Probablemente escrita para el certamen de San Francisco de Borja, celebrado en 1624 y de n u e v o en 1625; véase 6 6 . +
w . 5-6 Cfr. C a m ö e s : « T r a n s f o r m a - s e o amador na cousa amada, / p o r virtude do m u i t o i m a g i n a r » (Soneto 10, v v . 1-2).
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Y si haciendo de ella aprecio, se permite despojar de todos, con ningún precio mejor la pudo comprar que con su mismo desprecio.
20
C o m p i t e Francisco santo —así la humildad le agrada— con el mismo cielo, en cuanto si le hizo tanto de nada, él se hace nada de tanto.
25
La humildad, como el desprecio, fue su flecha, fue su escudo. Huyendo del mundo necio, menos que darse no pudo, poniendo la gloria en precio.
30
N o en el poder ni el honor hay dicha, n i en el saber, que es la riqueza mejor. Sólo en poder no poder está la dicha mayor.
35
Así a la gloria aspiró, deponiendo las grandezas, Francisco, así la a d q u i r i ó . N o la c o m p r ó con riquezas, con humildad la compró.
40
v. 24 V / R : « q u e c o n su p r o p i o d e s p r e c i o » . E v i d e n t e e r r o r ya que n o c o n cuerda c o n la letra de la glosa, v. 2. v v . 2 5 - 2 9 R e f i é r e s e a la c o n v e r s i ó n de San Francisco Borja, q u i e n d e j ó todos sus bienes terrenales y su t í t u l o de noble para entrar en la C o m p a ñ í a de J e s ú s ; véase 66*.
PROSAS DIVERSAS DE D O N GABRIEL BOCÁNGEL
1
A don Francisco de Eraso, conde de Humanes, caballero del hábito de Santiago, señor de las villas de Monhernando y el Cañal, gentilhombre de la boca de su Majestad, y de la Cámara del serenísimo Infante don Fernando, y su primer caballerizo 2
1
Las Prosas no fueron reeditadas para La lira de las Musas, así que la ú n i c a v e r -
sión de ellas es la que se i n c l u y e en Rimas y prosas de 1627. 2
R e c i b i ó el t í t u l o de conde de H u m a n e s el 10 de j u l i o de 1625.
69 C O N T R A L A LISONJA Prosa primera
1
2
Habiendo considerado con atento desvelo q u é sea la causa porque el mayor n ú m e r o de los hombres vivamos en las tinieblas de muchas ignorancias, tan obstinados y rudos contra los golpes de los d í a s , cuya doctrina es la m á s cierta, bien que se malogra como la m á s inútil; y viendo cada día en m í y en los demás hacerse naturaleza los errores, y lo que más es, engañarnos con apariencias de virtudes los vicios (pésimo estado de los males cuando se hacen amables y se quieren honestar con el uso c o m ú n , como si éste pudiera hacer las cosas buenas, aunque las haga permitidas), y, al fin, viendo los naturales de muchos tan depravados, que en todo lo que no pecan les parece que faltan, me he movido, no con inútil fatiga, a especular el origen de estos daños, averiguándoles la dependencia, pues nada sucede a caso. Y así como el instituto de los filósofos era investigar las causas naturales, es necesario hacer el propio examen en las costumbres viciosas, en los defectos adquiridos y casi naturalizados, y hacer en los orbes políticos el estudio que Pitágoras en los celestes, pues no son menos puntuales n i menos rápidos estos orbes de acá, de grado a grado, estos mobles de respeto a respeto, que esotros de allá arriba . Y puesto que la más fina astrología nace de observaciones, 3
1
E n líneas generales y , c o m o veremos, en bastantes detalles, B o c á n g e l u t i l i z ó
c o m o m o d e l o para este discurso en prosa Plutarco, Etílica, sive Moralia, extant, omnia, Basilea, T . G u a r i n u m , 1573, «Quomodo
Opera quae
adulator ab amico internosca-
tur». H u b o e d i c i ó n castellana de los Morales en t r a d u c c i ó n de D i e g o G r a c i á n de Alderete, Alcalá de Henares, J u a n de B r o c a r , 1548 (luego reimpresa en Salamanca, 1571), que B o c á n g e l p o d í a haber utilizado, p e r o es seguro que manejara u n a e d i c i ó n en latín. 2
S e g ú n K i n g , 1 9 6 3 , p . 1 8 1 n , este discurso es « u n a d i s e r t a c i ó n m o r a l sutil y
b i e n escrita preparada indudablemente c o m o trabajo a c a d é m i c o » . 3
P i t á g o r a s , filósofo de Samos, c o n s i d e r ó los n ú m e r o s el p r i n c i p i o de t o d o , y
p e r c i b i ó en e l universo regularidad, correspondencia, belleza, p r o p o r c i ó n y a r m o nía c o m o cosas p r o d u c i d a s i n t e n c i o n a l m e n t e p o r e l creador.
Sus ideas
luego
formaron parte de la filosofía n e o - p l a t ó n i c a sobre el cielo y los planetas. Es p r o b a -
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DE
BOCÁNGEL
no será mucho que y o presuma rastrear los manantiales de los daños e ignorancias que dije, que por ser tantas no las referiré, o porque el discurso las irá descubriendo, hablo aquí con los que confiesan que ignoran, porque esotros más a mano tendrán m i enmienda que la suya, o porque propongo remedios que no me piden (como si de oficio no naciésemos obligados todos a ser útiles a los demás), o porque m i edad está más en posesión de cursar los errores que de tratar de extirparlos . 4
Y porque temo salir del dictamen, digo que, a m i ver, la causa de que no sepamos más es no tener quien nos diga que sabemos poco, antes quien nos alabe aun en las ignorancias; éstos son los Caribdis y los Escilas del entendimiento, combatido de monstruos varios y sirenas alevosas . Obedece y sigue el lisonjero nuestros movimientos más que la sombra al cuerpo ; jamás le coge descuidado nuestro i m pulso, es como el c a m a l e ó n a juicio de Plutarco, retrata cuantos afectos se le oponen, como el otro animalejo los colores, bien que lo blanco no lo puede imitar, c o m o ni el adulador el c á n d i d o y l i m p i o afecto del amigo, porque nunca el arte a carrera larga puede, no sólo vencer, pero ni competir la naturaleza . Ésta es la lanza de A q u i l e s , a que no se atrevió a llegar el otro mozo que vistió sus armas, y aquello bastó para que se supiese que no era Aquiles . Pero volva5
6
7
8
ble que B o c á n g e l tomara sus datos y c o n o c i m i e n t o s sobre P i t á g o r a s de D i ó g e n e s Laercio, Vidas de eminentes filósofos de la antigüedad, 4
L i b r o V I I I , cap. 1.
E n e l m o m e n t o de t e r m i n a r y p u b l i c a r las Prosas, B o c á n g e l t e n í a unos
24
a ñ o s , p o r tanto era m á s b i e n j o v e n , c o m o él m i s m o r e c o n o c e , para i r p r o f i r i e n d o consejos y remedios. 5
C a r i b d i s era u n r e m o l i n o peligroso en la costa de S i c i l i a , en frente de E s c i l a
en la costa italiana. Se c o n s i d e r a b a n sitios m u y peligrosos para los marineros, y resultaron ser fatales para parte de la flota de Ulises. 6
Imagen sugerida seguramente p o r P l u t a r c o , Quomodo adulator: «Non
qui mecum se inflectat et mihi assentiatur, amicum. Facit enim ea umbra melius»
quaero, (Ethica,
p . 298, 11. 36-37). 7
Plutarco, Quomodo adulator. «At adulator veré chamaeleontis ritu mouetur. Si qui-
dem colorem Ule excepto albo omnem reddit. Adulator, quod in praeclaris parem non valeat se praestere, turpium, quod exprimat, praetermittit nihil» (Ethica, p. 298, 11. 48-50). E n la e m b l e m á t i c a el c a m a l e ó n
era a n i m a l tradicionalmente asociado c o n
la lisonja;
c o m o las sirenas, su arte es e n g a ñ a r . V é a s e O l t r a , 1994, pp. 8 7 5 - 8 8 . 8
E p i s o d i o citado en P l u t a r c o , Quomodo adulator: « Oportebat enim, ut cum arma
Achillis
Patroclus indueret, atque equos eius in praelium educeret, unam non fuerit tamen
ausus attingere hastarn Peliada» (Ethica, p . 302, 11. 42-44). R e f i é r e s e a A q u i l e s , el m á s valeroso de todos los griegos, y su amigo P a t r o c l o a q u i e n A q u i l e s p e r m i t i ó llevar
RIMAS
Y PROSAS
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(1627)
mos al camaleón, de quien nos dice Tertuliano que, aunque su n o m bre promete grande cuerpo, es tan breve que se esconde en la hoja de una v i d , quizá t a m b i é n en misterio de la s u m i s i ó n del que adula, que se paseará dentro del zapato del otro; dice t a m b i é n que su m o vimiento es invisible, y que más hace el camino que la muestra, c o mo la mano del reloj que no la vemos andar, pero vemos que anduvo . Esto es m u y del lisonjero, no poderle espiar el camino, halcón destrísimo, que divierte en puntas el camino para hacer mejor el hecho; nadie le conoce de balde, así se ha de procurar conocerle p r i mero en el discurso que en la ocasión, dejando tan cruel experiencia para la medicina, que prueba el remedio en la vida . E n g a ñ a m o s la lisonja primero por el gran parentesco que tiene c o n alabanza justa, o el lisonjero por la semejanza que tiene con el amigo, Fallimur specie redi, dijo u n poeta ; pero veremos c ó m o el cielo, próvido en nuestros remedios y defensas naturales, nos dio la piedra del toque dentro de nosotros mismos para que sólo en nuestro dictamen prevalezcan los quilates de la verdad. 9
10
11
sus armas y armadura en batalla contra los troyanos cuando éste se h a b í a retirado de la lucha, disgustado p o r la ofensa de A g a m e n ó n . S i n embargo, P a t r o c l o se n e g ó a tocar la lanza Pelias, que solamente Aquiles p o d í a llevar. 9
S é p t i m o Florens T e r t u l i a n o , escritor cristiano de Cartago (finales del s. II de
nuestra era). Es probable que la cita proceda de su obra De Pallio:
«Chamaeleontem
qui audieris haud ante gnarus, iam timebis aliquid amplius cutn leone. Ac cum qffenderis quid vineam ferme et sub pampino totum, ridebis illico audaciam [et] Graeci iam
nominis...
Chamaeleon pellicula vivit. Capitulum statim a dorso; nam déficit cervix. Itaque durum reflecti, sed circumspectu emissicii ocelli, immo luminis puneta vertiginant. Hebes, fessus, vix a térra suspendit, molitur incessum stupens et promouet, gradum rnagis demonstrat quam explicat, ieiunus scilicet semper et indefectus; oscitans vescitur, follicam ruminat,
de vento
cibus. Tamen et chamaeleon muture totus, nec alind, valet. Nam cum illi colorís proprietas una sit, ut quid accessit, inde suffunditur. Hoc soli chamaeleonti datum, quod vulgo dictum est, de corio suo ludere» ( C a p . 3). 1 0
C o m o hijo de u n m é d i c o de c á m a r a d e l rey, B o c á n g e l disfrutaba de p o d e r
e m p l e a r m e t á f o r a s m é d i c a s en sus obras. S i n e m b a r g o , e n é s t e y otros casos, es p r o b a b l e que estuviera i n f l u i d o p o r P l u t a r c o que constantemente en su discurso contra los lisonjeadores echa m a n o de m e t á f o r a s m é d i c a s . 1 1
H a de ser H o r a c i o , citado e q u i v o c a d a m e n t e : «Máxima
pars vatum, pater et
iuvenes patre digni, / decipimur specie recti» (Ars poética , v v . 2 4 - 2 5 ) , que v i e n e a d e c i r que casi todos nos dejamos e n g a ñ a r c o n la semblanza de la v e r d a d . Interesantemente, J á u r e g u i l o h a b í a citado antes en su Discurso poético, p . 85, obra que B o c á n gel c o n o c í a m u y b i e n y que citaba c o n frecuencia.
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DE
BOCÁNGEL
E l mayor adulador es cierto que es cada uno de sí mismo, mediante el amor propio, que es el mayor amor, el más fuerte, el que tiene echadas sus raíces no menos que en carne y sangre . Es m á s eficaz nuestra adulación porque es más continua; es siempre, es en actos privados, donde el lisonjero extraño no concurre, y por decirlo de una vez, es una plaza de armas nuestro amor propio donde entra el lisonjero y asienta plaza, tomando armas contra nosotros en la grande armería de nuestra propia confianza, en orden a su utilidad y nuestra ruina, que son sus dos fines. ¿ Q u é mucho que él persiga a quien gusta de su persecución? Y por aquí p o d r í a m o s hacer menos culpable el delito del lisonjero, pues le damos ejemplo con la p e r m i sión para que incurra, y disculpa a los lisonjeados que no ven el cam i n o recto, estorbados de quien les procura hallar m é r i t o s , aun en los errores o vicios. L o que más he reparado es en el valimiento de este v i c i o , viendo tan diestros y despejados a muchos, que no guardan ardides ni velos en adular, sino a todas luces, como m e r c a d u r í a lícita, la dan y reciben; debe de ser porque el siglo está de traza que de m a n c o m ú n se mienten unos a otros, viendo que casi ninguno merece verdades, y que es igual el partido, aunque sea peligroso. Q u i e r o recoger la pluma, no sea que por huir de la lisonja demos en la m u r m u r a c i ó n ; que como en las flechas se ponen plumas, hay p l u mas que tienen mucho de flechas. 12
D i g o , pues, que deseo hablar con alguna novedad en esto, porque lo vario de por sí tiene mucho de bueno; esto vemos en la naturaleza, y más que esto, pues dicen que es buena porque es varia. Véase t a m b i é n que tiene mucho de naturaleza esta materia, porque el adulador en un buen natural se ha como la hierba inútil con el trigo, que introduciéndose por la semejanza que tiene, se pega y ahoga lo que a c o m p a ñ a ; con esto habremos hecho lugar a uno de Plutarco . D i c e el filósofo que los que aprueban las malas costumbres en otros son como esclavos antiguos, que eran los peores ladro13
1 2
L a idea de que el amor p r o p i o es c a m p o abierto para el lisonjeador viene de
Plutarco, Quomodo adulator, en e l p á r r a f o c o n que c o m i e n z a la o b r a : «Id praebet media in amicitia campum adulatori amplurn, qui arcem opportunam aduersus nos habet amorem nostri» (Ethica, p. 295, 11. 37-39). 1 3
S í m i l tomado de Plutarco, Quomodo adulator. «Nimirurn
ut sylvestria
quae aemulanturfigura et mole triticum, si confusa sint cum eo, aegre secernuntur» pp. 296-97).
semina, (Ethica,
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Y PROSAS (1627)
nes porque hurtaban de las semillas , sentencia en que yo quisiera que se cebasen y amedrentasen los enfermos de este contagio. D i g o contagio, porque si éste se engendra de aire d a ñ a d o , no hay más d a ñ a d o aire, pues es en peor región que la lisonja; son basiliscos de voz los lisonjeros que hablando matan . Así que, a r r a i g á n d o s e a los afectos, hacen el d a ñ o que el gran Garcilaso dijo a otro p r o p ó s i t o , pero muy de éste: 14
15
La mala hierba al trigo ahoga, y nace en lugar suyo la infelice avena; la tierra, que de buena gana nos producía flores con que solía quitarnos solo el verla mil enojos, produce agora en cambio estos abrojos, ya del rigor de espinas intratable . 16
Este es el efecto de la lisonja, tomar cetro en el alma, después de haber vencido la razón con que nos defendemos de ella; porque el tirano (más que el príncipe natural) desdeña c o m p a ñ e r o , porque, como v e n c i ó por industria sin valor, teme perder lo que posee sólo c o m o l a d r ó n ; al contrario del s e ñ o r natural (que aquí es la verdad) no teme n i desdeña c o m p a ñ í a , pues al que la profesa, la buena c o n ciencia le asegura el reino y la posesión, pero vamos al
1 4
Plutarco, Quornodo adulator. «///' imitantur servos, qui non de aceruo, sed de semi-
ne surantur» (Etílica,
p . 300, 11. 4 6 - 4 7 ) . Es interesante ver que B o c á n g e l ha t r a d u c i -
do 'servos' c o m o 'esclavos' y n o
c o m o ' c r i a d o s ' , que sería la t r a d u c c i ó n más
precisa. 1 5
basilisco: a n i m a l fabuloso, al cual se a t r i b u í a la propiedad de matar c o n la vista
(Alemany). 1 6
Garcilaso, Egloga I, v v . 3 0 0 - 7 . M u y interesantemente, hay algunas variantes
en el texto p r o p o r c i o n a d o p o r B o c á n g e l si lo comparamos c o n a q u é l editado p o r R i v e r s , 1968, y otros. E n efecto, una c o m p a r a c i ó n c o n la e d i c i ó n establecida p o r R i v e r s y las variantes que él p r o p o r c i o n a sugiere que el texto de B o c á n g e l
se
asemeja bastante al de B N M M s . 17.969 titulado « C a n c i o n e s y sonetos de B o s c a n p o r ell arte t o s c a n o » . Este manuscrito h a b í a sido p r o p i e d a d de Pascual de Gayangos y anteriormente de V i n c e n c i o de Lastanosa. T a m b i é n es de i n t e r é s s e ñ a l a r que e l ú l t i m o verso de la cita de Garcilaso l o h a b í a citado J á u r e g u i en su Discurso poético, p . 8 2 , e n e l c a p í t u l o II t i t u l a d o «Los e n g a ñ o s o s m e d i o s c o n que se y e r r a » , y el pasaje m á s o menos entero en la p. 110, en el contexto del desorden que p r o d u c e n las nuevas l o c u c i o n e s , de a h í la frase «Garcilaso dijo a otro p r o p ó s i t o » de nuestro poeta.
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BOCÁNGEL
ya del rigor de espinas intratable. Acuérdome de un lugar de Séneca, dice que hay unos ingenios que pican no más, y otros que penetran ; así son las armas del a m i go y del adulador, bien se deja ponderar. Prosigamos en que se halla tan hinchado el mísero a quien se adula que aun el mismo que le e n g a ñ ó no le puede sufrir, y en parte le pesa de alcanzar entero c r é dito, aunque solicita alguno, porque si creen sus mentiras por verdades llanas, le parece que pierde el m é r i t o que se imaginaba con alabar; lo otro, porque, o y é n d o l e con sobrada fe, pierde la fuerza su designio, el cual se aumenta en la resistencia de las réplicas. 17
Volvamos al origen de la lisonja y a la novedad que p r o m e t í , esto es probar que este daño tuvo principio no menos que del primer u m bral de la muerte, desde el primer hombre, desde aquel venenoso bocado, tan venenoso que ha tenido para toda su posteridad veneno (de paso será esto para que sepa cada uno lo que come), pues desde entonces basta decir bocado para que se entienda veneno. La causa motiva de que nuestro padre le comiese, pretendo que haya sido la lisonja: «Seréis (dijo el demonio a Eva) c o m o Dioses, sabidores de bueno y de malo, si c o m i é r e d e s de este árbol de la v i d a » . H a r é algunos reparos sobre este lugar de la naturaleza de la lisonja (o del arte, por decirlo bien). Adviértase antes q u é fuerte debe de ser, pues lo fue contra quien estaba tan pertrechado de favores del cielo, con quien tenía en el discurso el Oriente de nuestra vida y en la mano el t i m ó n de la nave en que todos naufragamos, y casi todos van a fondo; no halló el diablo nada sobre ser diablo, sino ser lisonjero, no halló la persecución diabólica en el mayor hecho de su astucia mejor instrumento para su efecto que la adulación. «Seréis c o m o Dioses», la dijo, en pago de su consejo, porque él sabe que es tan malo que ha menester e n g a ñ a r c o n tan alta paga; después: «Sabidores del bien y del mal», como quien sabe lo que estiman los hombres el saber, les 18
1 7
Es una cita que repite B o c á n g e l varias veces en sus obras; tal vez proceda de
Séneca, De Beneficiis: «Chrysippus
quoque, penes quem subtile illud acumen est et in
imam penetrans veritatem, qui rei agendae causa loquitur et verbis non ultra,
quam ad
intellectum satis est, utitur, totum librum suurn bis ineptiis replet» ( L i b r o I, cap. 3). Cfr. t a m b i é n S é n e c a , Epístola XC1V,
41: «Minuta
quaedam, ut ait Phaedon, animalia cum
mordent non sentiuntur; adeo tenuis illis et fallens in periculum vis est. Tumor indicat morsum est in ipso tumore nullum sapientium 1 8
eveniet».
Génesis,
3, 5.
vulnus apparet. Idem tibi in conversatione virorum
RIMAS
Y PROSAS
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t e n t ó por el entendimiento, puesto que después de Dios no hay cosa más estimable. « C o m o Dioses», dijo, por que pareciese verisímil la promesa, en que tiene gran estudio el adulador. H o y está esto de peor casta, cuanto peor está el mundo ahora que entonces, porque se dicen unos a otros que serán Dioses, y se cree y se oye, y no es la menor cautela decir en algo verdad, como l o dijo el diablo, porque supieron del mal ya que no del bien luego que ejecutaron su consejo. Así veremos que, como es tan débil el velo de la lisonja, si se repara en ella, trasluce la esencia de su mal interior; parece que habla con dos, y es E v a solamente la que escucha. Para advertirnos la maestría del lisonjero en no esmerarse señaladamente con uno, por no hacer sospechoso su cuidado, o porque no estorben los circunstantes su designio en ausencia c o n el buen consejo, el mayor daño de la lisonja es remedar de m o d o la amistad, que nos pone a peligro de tenerlas ambas por verdaderas o ambas por falsas: Pone tabulam cum cátela, aut utramque putabis esse fictam, aut utramque putabis esse veram . Así entiendo t a m b i é n l o moral de aquel suceso de G o b r í a s con el M a g o , cuando persuadía a D a r i o que los matase a ambos estando abrazado de su enemigo: esto es la confusión de los oficios del amigo y adulador . T a m b i é n es de ponderar la astucia que Plutarco c o n o c i ó en el lisonjero, cuando le compara al que, h a b i é n dosele huido u n caballo, le va cercando y halagando primero con señas ; primero digo que le eche mano al freno, primero va echando 19
20
21
1 9
S e g ú n B o c á n g e l , e n El nuevo Olimpo, la cita es de A u s o n i o , poeta l a t i n o de
B u r d e o s , d e l siglo I V de nuestra era (sobre A u s o n i o , v é a s e
7*). E n El nuevo
Olimpo, B o c á n g e l nos da la cita traducida: «Si se carean o r i g i n a l y retrato, ambos son verdaderos, o fingidos a m b o s » (227 n . 32). T a m b i é n la u t i l i z ó en El Emperador fingido, 2 5 8 ; 4 0 7 - 0 8 . S i n e m b a r g o , la cita n o es de A u s o n i o , s i n o de M a r c i a l : «Issarn denique pone cum tabella: / aut utramque putabis esse veram, / aut
utramque
putabis esse pictam» (Epigramas, L i b r o I, C I X , v v . 21-23). O t r o ejemplo de e q u i v o c a c i ó n en las citas p o r parte de B o c á n g e l . 2 0
E p i s o d i o narrado en Plutarco, Quomodo adulator. «Ac Gobrias, qui in conclave
vna cum mago fugiente opacum irruit, inter luctandum imminenti suspensoque animi iussit Dario, ut vel utrumquegladio traiiceret» (Ethica, p . 2 9 6 , 11. 5 2 - 5 4 ) , siguiendo a H e r ó d o t o , i i i . 7 8 . D a r í o (siglo V a. de J . C . ) era u n n o b l e de Persia que c o n s p i r ó c o n otros seis nobles, entre ellos G o b r í a s , para destruir a Esmerdis (uno de los Magos) que h a b í a usurpado la c o r o n a de Persia d e s p u é s de la muerte de Cambises. 2 1
Posiblemente Plutarco, Quomodo adulator: «ut in pascuis ferae, iisdem exercita-
tionibus institutisque iisdem, et iisdem studiis atque, vivendi ratione sensim arrepens et ajfectans, dum opportunum se praebeat laqueo, et artin genti tractabilem se et familiarem reddat» (Ethica, p . 297, 11. 34-37).
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la cuerda que afirme el áncora, y si no descubre paraje, la va recogiendo y esperando mejor ocasión. Atiende más al semblante ajeno que Clicie al del S o l , y cuando no puede hablar, con sumisiones tácitas adula, o hablando con otros, pero tan recio que lo pueda oír a quien se encamina; oyendo t a m b i é n a otros aduladores, y entre éstos pasa el tácito e n g a ñ o o insolencia que entre los fulleros , que todos disimuladamente desuellan al m í s e r o que agarran. Es más de reparar cuando el que adula es presumido, entonces suda y anhela porque se ve entre dos aguas contrarias; tiene por riesgo el que parezca su sobrada alabanza falta de capacidad suya, y esto se c o n vierte en mayor lisonja, porque su temor es que no se piense que no lo alcanza todo, porque así se pensará que no es digno de dar su voto; por otra parte, si quiere ser más avisado, se destruye, porque nadie está bien con quien quiere saber más que él. 22
23
Nadie se admire de tales astucias, porque no está el volatín sobre la maroma más atento en mediar con los brazos el equilibrio que le gobierna, ni más en compartir la distancia con los pies, que el adulador sobre su mentira; y careando los riesgos y los intereses de a m bos, t a m b i é n los hallaremos en esto semejantes, pues por ganar un real se ponen a peligro de hacerse pedazos, uno en el suelo, otro en nuestro propio conocimiento, que debe estar estar más abajo del suelo . Digamos de paso algunos oficios del lisonjero. Vestirse las insignias del amigo, sólo una teme, o no puede vestirse, que es la libre r e p r e n s i ó n en todo; ésta es la blancura que no puede imitar el camaleón, ésta la lanza de Aquiles, bien que reprenderá, pero en cosas que el otro guste de ser reprendido, de que es liberal, de que es sobradamente galán, de que es muy amigo de hacer por otros; pero no de vicios, n i defectos, y aquello tan i n t r é p i d a mente, cuanto nos lo refiere Plutarco de aquel insolente adulador que, entrando T i b e r i o César en el Senado a tiempo que todos estaban atentos, se levantó diciendo: «Permitido es hablar libremente al que es libre». Admiráronse todos, y sosegóse el susurro, sedientos de alguna novedad. Entonces replicó el lisonjero: «Todos, oh César, te culpan, aunque yo te lo digo solo, de que siendo la cabeza que sustenta el Orbe, te trates tan mal con los continuos desvelos de la salud 24
2 2
Clicie: la planta h e l i o t r o p o , que sigue el curso del sol en el cielo
fulleros:
23
tretas para e n g a ñ a r 2 4
(Alemany).
los que h a c e n fullerías o e n g a ñ o en e l j u e g o ; e l que tiene astucia o (Alemany).
Interesante referencia al arte d e l v o l a t í n y lo que ganaba entonces — u n real.
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de la R e p ú b l i c a que no hay quien no tema tu vida». Pero no se descuidó Casio Severo en castigar este exceso, que bien feamente le reprendió en público . V u e l v o al imitar los oficios del amigo, en que siempre lleva la mira al gusto, no al provecho; pero al revés en esto del amigo, porque si éste ve que el contagio es urgente, no guarda respetos de disgustar a su amigo como el adulador, que dirá: 25
N o es tiempo de curalle, hasta que menos tema la cura del maestro . 26
Busca por donde asirse con prendas de confianza, con secretos, para que el otro tema perderle. M i r e cada uno c ó m o se gobierna, porque después por fiera razón de estado se teme por enemigo al lisonjero, y se ve u n hombre, aunque después le conozca, obligado a oírle, y casi a obedecerle; vea cada uno a q u i é n se descubre en sus secretos, que esto es lo de los laberintos de la antigüedad: es echarse unos grillos y dar la llave a su enemigo. T a m b i é n procura parecerse al otro en todo, aun en los defectos y pasiones imperfectas del á n i mo, por lo que nos obliga la conformidad, o conveniencia, o c o n frontación. ¿ Q u é más? Si el otro tiene una cuchillada por la cara, se la dará; si se tiñe, t a m b i é n ; si peca, t a m b i é n pecará. A m i g o siempre de que el otro no tenga amigos, por que dure el e n g a ñ o , o porque le es más natural la envidia, c o m o quien está más ajeno del m é r i t o , gran ponderador de lo que hace todo es oficios extrínsecos, bien que tal vez afectadamente calla lo que hizo; pero sabiendo que se ha de saber por otra vía, y en este silencio imita más al amigo, contradicese a menudo, alabando hoy lo que ayer v i t u p e r ó , porque ve que hoy lo aprobamos, aunque lo reprobásemos ayer. A q u í se verá cuán débil es este animal, y q u é fácilmente le puede coger aquel a quien no hubiere del todo cegado el amor propio. Busca siempre materias 2 5
Plutarco, Quornodo adulator: « Tiberio Caesare curiam aliquando ingresso exurgens
adulatorum unus: ipsos ait, qui liberi essent, dicere oportere liberi, ñeque quicquani dissimulare vel supprimere, quod in rern foret. Cum ita excitasset omnes, Jacto ei silentio, suspensoque Tiberio: Audi Caesar, insit, in quo te culpemus cuncti, nec promere aperte quisquam audet. Negligis temetipsum, perditum
is corpus, enrisque et laboribus pro nobis confiéis
perpetuo, ñeque nocte vel die laxamenturn sumis. Huiuscemodi multa cum Ule declarnaret: Cassium Severum memorant oratorem dixisse: Haec hominem perimet libertas» (Etílica,
p.
303, U. 29-36). N o hemos p o d i d o identificar la cita; naturalmente, es posible que sea o r i g i nal del p r o p i o B o c á n g e l . 2 6
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de alabanza, hállase el primero en los parabienes y el ú l t i m o en los pésames, echándole a que lo sintió más que todos. Es el más humilde (digo el que más afecta la humildad), como el que, luchando, se i n clina, que es por derribar mejor, que la valentía de los cobardes toda es m a ñ a . Pero vamos a la e x t i r p a c i ó n de este d a ñ o , y veremos la p r o v i dencia del cielo, en que nunca estén más adentro las flechas que lo pueden estar los remedios. L o primero es menester oír a Platón, que dice que no se espere salud a quien no quiere ser curado, ni hay mayor medicina que quererlo ser, como ni debemos lastimar la ruina del que se pierde por su antojo . Y aun Bonifacio Octavo nos dice que no se hace injuria al que la permite ; el remedio es que no nos amemos tanto que nos perdamos de vista — p o r eso debieron llamar ciego al A m o r — sino corrernos de que pueda estar otro más cerca de nosotros que nosotros mismos, y de que no prevalezca lo que más nos asiste, pues por más que se nos pegue la lisonja, está el entendimiento más adentro para que, si no fuere con culpable descuido, no sea vencido el que escucha tan perjudicialmente. 27
28
D i g o que no me parece difícil a un buen conocimiento el pesar en dos balanzas la a c c i ó n que obra y la alabanza que escucha, y de la parte que sobrare del encarecimiento o lisonja, descartarse, no pesadamente, q u e d á n d o n o s con aquella parte que nos pareciere proporcionada al m é r i t o , y del resto eximirse agradecidos, reparando en que tal vez lo que nos parece adulación es sobrado afecto y natural impaciencia del gusto de quien nos habla; porque como los conocimientos o estimativas no son iguales, hay vasos que se llenan c o n poco licor, y éstos rebosan lo que no les cabe. N o niego que es difícil el conocer cuándo dice uno lo que entiende, o menos, o más, o c u á n do es alabanza o lisonja la que se escucha. Pocas dudas de éstas había en la filosofía antigua, donde se o í a n verdades sin mezcla de interés, que es autor de la adulación. V u e l v o a decir que es menester gran c o n o c i m i e n t o para diferir la alabanza de la lisonja, consolándonos en esta dificultad con Séneca, que se da por vencido de ella en su Epístola 45: «La adulación, dice, no sólo es semejante a la amistad, pero la aventaja en semblante; recíbese c o n gratas orejas, pégase a lo í n t i m o de las entrañas, y en lo mismo que daña es agraVagamente reminiscente de P l a t ó n , República, E l Papa B o n i f a c i o V I I I ; cita sin localizar.
405-408.
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dable; e n s é ñ a m e (dice a Lucilo) a conocer esta diferencia» . E l E s píritu Santo, en el s é p t i m o de los Proverbios, para mostrarnos la fuerza de este vicio, nos descoge con admirable primor un lienzo de esta figura en la persona de una ramera que engaña al incauto m o zuelo, harto más con lisonjas que con la t e n t a c i ó n de sí m i s m a . Escribiendo Solón Salamino a E p i m é n i d e s , es muy de obervar que, siendo su asunto quejarse de las tiranías de Pisístrato, no hace instancia en cosa más que en las adulaciones de este tirano, con que tenía impedidos los á n i m o s para seguir la v o z de la verdad ; m u y semejante es esta astucia a la que se tiene con los gusanos de seda cuando atruena, pues porque aterrados del mayor sonido no mueran, se les hace ruido artificioso con instrumentos sonoros. D e S o l ó n se hallan unos versos de sentido igual a éste: « T ú , si sabes, observa a cada uno, no sea que nadie te engañe y esconda el odio que tiene, y h a b l á n d o t e con doblada lengua suene su voz y no su depravada i n tención» . A Pitaco le pareció imposible que hubiese verdad en un lisonjero: «no puede (dice sentenciosamente) haber r a z ó n segura en corazón que fue capaz de doble s e n t i d o » . Y ponderando Platón el crimen de los que fingen, dice que no le hay mayor que parecer bueno siendo malo, que es lo mismo que amigo siendo enemigo . Prosigo, 29
30
31
32
33
34
2
Séneca, Epístola XLV,
7: «Adulatio
quam similis est amiátiae!
Non hnitatur tan-
tum illam, sed vincit et praeterit; apertis ac propitiis auribus recipitur et in praecordia ¡tria descendit, eo ipso gratiosa, quo laedit. Doce queniadmodum
hanc similitudinem
possirn
dinoscere». 3 0
3 1
Proverbios, 7, 7-23. Se cuenta en P l u t a r c o , Vidas paralelas: Solón.
S o l ó n (siglo V I a. de J . C ) ,
uno de los siete sabios de G r e c i a , n a c i ó en Salamo y fue educado en Atenas. A él le d e b i ó Atenas sus leyes, que duraron aun d e s p u é s de su muerte. Fue pariente de Pisístrato y el ú n i c o que se dio cuenta del c o m p o r t a m i e n t o e n g a ñ o s o del que sería futuro tirano de Atenas. E p i m é n i d e s , de C r e t a , fue c o n t e m p o r á n e o de S o l ó n y es considerado e l s é p t i m o sabio de G r e c i a p o r los que e x c l u y e n a P e r i a n d r o de la lista. 3 2
C i t a seguramente tomada de D i ó g e n e s Laercio, Vidas de eminentes filósofos de
la antigüedad,
L i b r o I, cap. 3, 1|XIV, sobre S o l ó n . E s t á claro p o r otras
citas que
B o c á n g e l c o n o c í a bien esta c o m p i l a c i ó n ; véase la cita siguiente. 3 3
P i t a c o (siglo V I a. de J . C . ) , n a t i v o de M i t e l e n e en Lesbos, fue u n o de los
siete sabios de G r e c i a . L a cita, c o m o la anterior, p r o c e d e
de D i ó g e n e s
Laercio,
Vidas, L i b r o I, cap. 5, T[V. 3 4
P l a t ó n , citado en P l u t a r c o , Quomodo adulator. «Quod
si diuina
veritas, om-
niurnque ea tam diis quam hominibus, ut author est Plato, fons est bonorum, nirnirurn sit deorum assentator hostis...
quod imbuat unumquenque captione
aduersus semetipsum
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pues, diciendo que el arte que se ha de tener en esta distinción es carear en la i m a g i n a c i ó n la alabanza justa y la lisonja, porque sin vanidad se le permite a cada uno saber la bondad o aprecio de sus cosas, antes lo demás es culpa que echa Quintiliano a los artífices que ignoran, Quid sit satis , q u é quilates obran de bondad, c u á n d o se puede alzar la mano del lienzo o del papel, que sin duda es desdicha quedar la obra mayor que la mano, y obrar por dicha y no por suficiencia. Y puesto que al discreto se le permite saber lo que sabe, haga j u i c i o de la a c c i ó n , como queda dicho, y siendo agradecido, vuelva la pelota y no la deje calentar en la mano, y cuando permitamos que en ninguna parte la admita, por lo menos el modo de e x i mirse ha de ser galante, no desmintiendo al que adula, sino mostrándole razones por donde vea que vivimos en conocimiento de lo contrario. Pasar a diferentes puntos y mostrar que sólo por dar gusto o í m o s , no por tenerle, reparando en que hay gran peligro en desdeñar las alabanzas justas, que son premios de las obras, n i hay otros de la virtud, porque el replicar con afectación a ellas parece gana de volverlas a oír, o que se desdeñan por cortas, distinguiendo t a m b i é n que por humores naturales hay muchos que sienten ser alabados cara a cara, quizá porque conocen que hay muchos que alaban p o r ostentación de ingenio, más que por el fin de alabar. Y así vemos a grandes varones salirles colores al rostro, conociendo esta enfermedad en los que les hablan. C o n todo eso, ésta es la menos infame especie de los que adulan, o muy disculpable por lo que tiene de natural buscar cada uno su aumento, si b i e n se yerra en el medio y en el instrumento, por eso no se deben culpar las hipérboles de los poetas, aunque los ojos no tengan en toda p r o p o r c i ó n semejanza a las estrellas, ni los cabellos a los rayos del sol, y todo lo demás que con tanta liberalidad se derrama en los escritos poéticos , mas éstos, que a 35
36
atque ignorantione suorum bonorum et tnalorum,
ac bona claudicantia et manca,
mala
reddat incorrigibilia» (Ethica, p. 295, 11. 44-48). 3 5
Frase que ocurre c o n bastante frecuencia en Q u i n t i l i a n o , Institutio oratoria, y
que B o c á n g e l parece p a r o d i a r u n p o c o a q u í . T a m b i é n es posible que B o c á n g e l t u v i e r a e n mente u n pasaje de J á u r e g u i ,
Discurso poético, p . 84: «Así r e p r e n d í a
Apeles el yerro de aquellos pintores que no juzgaban n i s e n t í a n quid esset satis, cuál fuere l o suficiente en e l afecto de e x t r e m a r sus obras». S e g ú n J á u r e g u i , la cita procede de C i c e r ó n , Orator, x x i i . 73. 3 6
R e c o r d a m o s que Cervantes, en El licenciado Vidriera, h a b í a c r i t i c a d o p r e c i -
samente estas h i p é r b o l e s p o é t i c a s .
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puros encarecimientos y lisonjas quieren parecer entendidos, son como las mujeres feas que piden al arte lo que les n e g ó la naturaleza con el afectado color y el s o l i m á n , quizá m á s venenosa p o r l o que tiene de mentira que por lo que tiene de naturaleza. Otros lisonjean por necesidad, y de éstos, aunque se teme la o c u pación, se espera el remedio, porque en alzando los manteles p r o meten templanza, y en cesando la necesidad que es origen, cesará el efecto. Otros adulan por parecer bien, y éstos también pecan con disculpa, porque el fin es natural, que es desear ser amados: ¿qué otra cosa es persuadirle un amante a su dama que es un mar de hermosura? N o querer que se estime ella como tal, sino que le estime como quien siente t a m b i é n de ella, o que sepa que a ninguno le parece mejor que a él. N o falta quien lisonjea sólo porque sabe que gustan de oírle, y que desean ser alabados aquéllos a quienes engaña, y a ú n se enojan si no les levantan al cielo, y esto más tiene de servidumbre que de malicia, pues es de creer que cuando sintiere otro gusto en el otro, se reportará, como el cocinero que dispone la vianda (aunque sea inútil) al gusto. Vengamos a la peor, a la más detestable especie de lisonjeros, a la cabeza de la hidra, a la fuente y origen de donde salen los arroyos que dijimos, o al mar donde todos pueden caber: adular por sólo adular, hacer mal por natural instinto, o por v i c i o naturalizado, a q u í es menester la segur, que no basta la hoz. Este es el contagio que dijimos, donde no ha de estar la mano trémula, ni la voluntad indecisa, sino cortar por medio y enfurecerse con Platón, que dice que comete sacrilegio quien ofende a otro en el alma, y que es ladrón y homicida, porque lo uno y lo otro es poseído del alma, digo, la v i d a y la h a c i e n d a ; acordarse que el E s p í r i t u Santo dice que detesta de hombre de dos corazones , y que D a v i d dice que es lo mismo su lengua que una saeta con puntas mortales , y que el Sacerdote, cuando entra en el Altar, lo primero que pide al cielo es que juzgue su causa, y la causa es andar entre gente dolosa, 37
38
39
3 7
Parece u n c o m p u e s t o de varios pasajes de algunos de los d i á l o g o s t e m p r a -
nos de P l a t ó n , m á s que una cita en sí. 3 8
T a l vez La Epístola del Apóstol
Santiago, 4, 8: « A c e r c a o s a D i o s , y él se acer-
cará a v o s o t r o s . Pecadores, l i m p i a d las m a n o s ; y los que sois de á n i m o d o b l e , purificad los c o r a z o n e s » . 3 9
L a cita de D a v i d procede del Salmo CXIX,
2 - 4 : « S e ñ o r , libra m i alma de l a -
bios inicuos, y de lengua e n g a ñ o s a . ¿ Q u é te d a r á n , o q u é te a ñ a d i r á n p o r tu lengua e n g a ñ o s a ? Saetas de valiente agudas, c o n carbones asoladores».
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quizá t a m b i é n es moralidad que nos enseña que aun a D i o s se quiere atrever (a sus Cristos digo) este vicio insolente. D i g o que éste es el fino adulador, el que sólo por hacer mal le hace, y porque respondamos a la objeción de Aristóteles, que todos obran por algún fin , el fin es hacer mal: peor fin que el que tiene el diablo en nuestra t e n t a c i ó n ; a éste no hay que esperarle salud, porque es propensión la suya, y tiene dentro de sí el v i c i o , como el codicioso que no busca lo que le falta a él sino lo que falta. 40
Según esto sacaremos un precepto, y me holgaría que hubiéramos seguido el m é t o d o de los médicos graves, que después de muy conocido el daño dispone el remedio, y esto no sólo tiene acierto en orden a la cura: porque la cura mayor es que, representado el mal conocido al doliente, él cobre horror a él y se disponga más sufrido al cauterio . E l consejo es que, habiendo tantos e n g a ñ o s en el aplauso y tantas diferencias de ellos, seamos muy escasos en el c r é d i t o (bien que se dispense con suavidad el o í d o , porque esto tiene más de urbanidad que de daño) y que nos rijamos por el sabor bueno o malo que dejan en el alma los aciertos o los errores, porque es casi imposible inferir la dignidad de la obra de las aclamaciones. E l amigo tiene dañado el juicio con la pasión para su amigo; el enemigo más, y por más causas. E l j u i c i o de todos en c o m ú n es el más falible, aunque hagamos la distinción de la plebe al pueblo, que Justiniano en el primer libro de sus Instituciones nos refiere que se hacía en el pueblo romano para improbar o aprobar las leyes, porque el sabio oyente no grita en descompuestas voces como el vulgo . E l vulgo es el misenim tam mo opuesto de la verdad, como dice Petrarca: «Nihil remotum a veritate, quam vulgaris opinio» . Pero débese advertir ante todas cosas q u é persona sea la que alaba; dice Séneca que es torpe cosa darse por alabado de aquél a quien 41
42
43
Aristóteles, Ethica Nicornachea, de los primeros párrafos: «Omnis
4 0
ars, omnisque
discendi via, actio ítem atque electio bonum quoddam expetere videtur» ( L i b . I, cap. 1). D e n u e v o el entorno m é d i c o de B o c á n g e l se nota en sus m e t á f o r a s , aunque
4 1
t a m b i é n véase Plutarco, Quomodo
adulator, donde
lisonjeador c o n el m é d i c o : «Quippe
ut medicus...»
42
con
frecuencia compara
al
(Ethica, p. 299, 1. 55).
J u s t i n i a n o , De iure civile, L i b r o I, tit. 2: « D e origine iuris civilis
Romanorum»:
«evenit ut plehs in discordiam cum patrihus perueniret, et secederet; sibique iura constitueret: quae iura plebiscita vocantur. Mox cum reuocata esset plebs: quia multae discordiae nascebantur de his plebiscitis». 4 3
C i t a sin localizar de Petrarca.
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no podemos alabar . M e m o r a b l e a este propósito la Epístola de Pseusipo a D i ó n , advirtiéndole que ande m u y atentado en no desvanecerse, especialmente por alabanzas de mujeres o mozos ; mejor lo dijera en nuestro tiempo, viendo tan propagada esta plaga que ya los niños nacen diciendo «es la primera cosa», «es valiente cosa», «es superior cosa», sin p r o p o r c i ó n ni sustancia; ni sólo se infiere de la adulación el daño de no dar a cada cosa lo que es suyo, que es contra la justicia natural y c i v i l , sino defraudarlo a los méritos, porque dando al que no lo merece, no hay con que premiar al merecedor. Débese abstener más el varón cuerdo de parecer lisonjero, porque las razones son el culto del á n i m o , y así quien las afecta da a entender que trabaja no en lo sólido sino en lo aparente; no es traje varonil la curiosidad sobrada, el á n i m o es el que ha de ser hermoso. Así debemos considerar que cada palabra es retrato del entendimiento y la verdad un espejo que nos compone y aliña; a ñ a d o que el mismo cuerpo es retrato del a l m a , y así por los movimientos naturales o sosiego de los hombres inferimos las calidades ocultas y pasiones que le componen. Así en público debemos mirar no nos tengan por descompuestos, aunque privadamente lo seamos. Quizá tiene mucho de esto el traer la capa por la calle y quitársela en entrando en casa, como que no importa, o importa menos dar lugar a las pasiones en secreto. 44
45
L o más de la lisonja es deleite, y así debemos huir de ser tenidos por meramente deleitables, o que el deleite sea provechoso, y porque vamos recogiendo las velas, que en un mar de lisonjas peligran m u cho, como sujetas a todos vientos, y aun, si no fuera por alargarme, aplicara a las especies de lisonjas las calidades de ellas, encargaremos a todos, y más que a todos, a aquellos que están m á s a la l u z del mundo, que consideren que todas estas maneras de tiros, y las demás que se esconden a m i ignorancia, asestan a ellos, y que se considere la sentencia del otro filósofo, que decía no haber más contrario ani4 4
Es probable que la cita original sea: «Ad summum dicite nobis, utrum laudantis
an laudati bonum sit: si laudati bonurn esse dicitis, tam ridiculam rem facitis, adfirmetis meum esse quod alius bene valeat» (Epístola
CU, 10). Cfr. t a m b i é n
quarn si Epístola
VII, 12: «ut contemnas voluptatem ex plurium adsensione venientem. Multi te laudant. Ecquid habes, cur placeas tibi, si is es, quem intellegant multi?». 4 5
C i t a d o en P l u t a r c o , Quomodo adulator: «Scripsit ei Pseusippus quoque, ne ideo,
si in coetu puerorurn et muliercularurn celebraretur, sustolleret spiritus» (Ethica, p . 3 1 0 , 11. 4-6).
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mal al hombre que el hombre (yo pienso que lo decía por éste s ó lo ); que miremos en q u é nos alaban y quién, considerando el o b jeto de la alabanza en un tercero, porque no nos e n g a ñ e el amor propio; reparando en la osadía de este v i c i o , pues a N e r ó n se atrevieron aduladores a hacerle representar, como v i l cómico . Q u e miremos, no sea que arrebatados del buen afecto parezcamos lisonjeros; que sepamos que se lucha en esta parte con el enemigo mayor, o porque es enemigo blando, o el mayor, porque no quiere parecer enemigo. T a m b i é n considerar la fuerza de la adulación en que siempre habla con el deseo, pues sin duda nadie la escucha que no la quisiera merecer; así que no hay e n g a ñ o como el que engaña con la especie de bien. Y porque acabemos de aborrecer la lisonja, me será barato probar que es más perniciosa que la mentira, la cual nos pone en cuidado de averiguar si es así, o no. Pero la lisonja, como su arte, es parecer verdad en todo, asiéntasenos falsamente, donde halla dulce acogida. L o que yo quisiera en venganza de esta injuria tan permitida es que sacásemos fruto de ella, siquiera porque del veneno se saca la triaca; esto es que, c o r r i é n d o n o s de no merecer lo que escuchamos, tratemos de hacernos dignos de lo que ahora es lisonja, siquiera por quitar algunas armas al enemigo, y por hacer un beneficio al amigo tratemos de condenar al lisonjero, no sea que demos a uno por otro. Y lo más seguro es lo de Ulises, cerrar los oídos al encanto, que, quizá por el peligro que tenemos en este sentido, puso cera en los oídos naturaleza por la blanda impresión que suelen hacer los e n g a ñ o s ; esto es más peligroso en las mujeres, y por eso no sólo e m p e z ó el D e m o n i o por ella, pero debieron de ponerse en la a n t i g ü e d a d candados en las orejas, que hoy son arillos. Y por que vean que no es sobrada esta consideración, pregunten a ciento de 46
47
48
4 6
Seguramente S é n e c a : «Ab homine homini cotidianum periculum»
1); « homini perderé hominern libet» (Epístola
(Epístola
CIII,
CIII, 2); « q u é cosa es e n e m i g a m u c h o
del hombre? O t r o h o m b r e » (Proverbios y Sentencias de Lucio Anneo Séneca, A m b e r e s , J u a n Steelsio, 1552, P r o v e r b i o C C X C V I I I , f o l . 119v). 4 7
E p i s o d i o narrado en Plutarco, Quomodo adulator: «Quid porro Neroni tragicam
fixit scenam, personamque et cothurnos induxit, nonne adulatorum praeconia?»
(Ethica, p .
301, U. 12-13). 4 8
E l m i t o de Ulises y las sirenas. Las sirenas t e n í a n la costumbre de seducir a
los m a r i n e r o s c o n su canto y así destruirlos en las rocas de la costa de S i c i l i a . U l i s e s , al ser i n f o r m a d o p o r C i r c e del p o d e r de las sirenas, h i z o que sus h o m b r e s pusieran cera en los o í d o s para no o í r el canto, mientras que él se h i z o atar al mástil para p o d e r escuchar el canto pero sin la posibilidad de p o d e r dejarse seducir p o r él.
RIMAS
Y PROSAS
(1627)
261
ellas q u i é n las e n g a ñ ó , y r e s p o n d e r á n las noventa y nueve, si dicen verdad, que la lisonja de los amantes, y la una dirá que el amor: Cual áspid al encanto del mágico temido, podéis tapar el contumaz oído . 49
Otra vez es posible que estemos ante un poema original de Bocángel.
70 Prosa segunda Epístola consolatoria a un amigo del autor en la muerte de una hermana suya 1
Si el dolor que ya te tiene tan semejante a lo que por muerto lloras te permite u n rato sereno el discurso, ya que no enjutos los ojos, presto verás que debemos dolemos de ti más que tú de lo que te ha faltado; no digo muerto , porque no menos viva nos ofrece tu memoria a tu hermana que la p e r m i t i ó la misma naturaleza , ¿ l u e go mal se llora por ausente lo mismo que se tiene tan delante? P o n deremos antes todo el daño y no irritemos tu silencio, callando alguna parte. Perdiste una hermana sola ya; había el cielo no ha dos años llevádose la mayor, siendo la que dejó la primera, y luego que hizo tolerable el golpe con los días, casi las mismas luces pudieron servir ambos funerales, sobrando a dos vidas tan eternas un solo aplauso de muerte. Digamos t a m b i é n que fueron tan parecidas que en cualquiera hallábamos a las dos, y tan hermosa la que lloramos que difunta la pudo preguntar nuestra atención, ¿dónde se h a b í a dejado toda la muerte? Sin duda que en tu sentimiento así deja el arado del austro la matutina rosa, atrevido no a su deidad, a su 2
3
4
1
E s c r i t o en estilo e s t o i c o , se asemeja a otros poemas de B o c á n g e l c o m o e l
n ú m e r o 26 «Al M a r q u é s de B e l m a r , d o n Gaspar de la C u e v a , en la muerte de su h e r m a n o » ; e l n ú m e r o 30 «Elegía en la m u e r t e n ú m e r o 130 «En la m u e r t e
de d o n F r a n c i s o de R i b e r a » ; el
de u n a d a m a ilustre p o r todos m é r i t o s » . T a m b i é n
destacan las imitaciones clásicas, tales c o m o S é n e c a , Ad Marciatn. De (sobre la muerte de su h i j o ) , y San J e r ó n i m o , Epístola phium Nepotiani» 2
Consolatione
LX «Ad Heliodorum epita¬
(sobre la muerte de N e p o c i a n o ) .
Idea que recorre la p o e s í a de B o c á n g e l es ésta de que « N o muere al m u n d o
el justo, sólo falta» (30; 21). 3
Cfr. 26; 3-4: «El no m u r i ó , p o r q u e c o n b u l t o vano / tu p á l i d a m e m o r i a nos
le ofrece». 4
austro: viento que sopla del sur.
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Y PROSAS (1627)
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figura, sólo el sosiego la hacía cadáver, y aun largo rato sustentó su modestia nuestra duda. Hablemos t a m b i é n por los infantes hijuelos que ya sin calor materno escarban el desierto nido, y con fácil engañ o esperan que despierte de aquel s u e ñ o a que la vieron entregarse tan grata que parece que estaba de acuerdo con la muerte . Q u i e r o decirlo todo de una vez, y más que todo: perdiste a Polonia, busca dentro de su nombre todo lo que aguardabas de mis alabanzas, que yo las huyo por no darlas n ú m e r o , y esto aprendido de sus méritos. L o primero considera cuán poco era de entre nosotros lo que d u r ó tan poco , y guárdate, no sea que, en vez de compadecerla, envidies su destino, porque creeremos que lloras tu falta y no la suya . C u m plió con los oficios de la humanidad, casta doncella, santa esposa, fecunda madre, de puro madre m u r i ó ; h i z o , viviendo, lo que se deseó de ella cuando nació. Es verdad que m u r i ó en tiempo que hace falta. jTriste de quien muere cuando sobra y en esta vida sólo hace hora para morir!; más vale suspirar de muerte que no por la muerte. ¡Triste de quien vive tanto que llega a saber c u á n penoso es v i v i r ! ¿ Q u é otra cosa es la muerte que un suspiro breve? ¿ Q u i é n tiene por agravio lo que es ley, n i por malo lo que es naturaleza ? ¿ Q u i é n (digo otra vez) no se corre de temer lo que ignora? ¿ Q u i é n no p o n dera que la vida se compone de penas, y la muerte no es sino privación? ¿Luego venimos a sentir sólo que nos falten penas? N o hay dolor más blando ni menos de temer del que se acaba con un golpe, o no es dolor el que no dura. 5
6
7
8
9
10
3
Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « C o m o en desierta rama canta y llora / p o r sus hijuelos
tiernos Filomela,
/ despojos de asechanza r o b a d o r a , / m i e n t r a s
d e l caro
nido
ausente vuela» (vv. 873-76). 6
7
Cfr. 26; 7: « O h , c u á n t o miente lo que dura h u m a n o » . Esta idea procede de Plutarco, Moralia:
Consolatio ad Apollonium:
«Quid porro
illi, qui lugent ¡ta sublatos, sua ipsorum absumptorumne causa lugent?» (Ethica, p. 178, 11. 3 2 - 3 3 ) , d o n d e p r e g u n t a si los que lloran p o r los muertos l l o r a n p o r sí p r o p i o s o por el difunto. 8
P o r esta y la anterior referencia a «infantes h i j u e l o s » , está claro que P o l o n i a
m u r i ó de parto. 9
1 0
Sentencia que procede seguramente de una de las Epístolas de Séneca. Cfr. 30; 3 2 - 3 3 : « p o r q u e , siendo el m o r i r naturaleza, / no puede ser natura-
leza agravio». L a idea procede de Séneca, Epigrama VII: «Omnia non poena, perire» (v. 7).
mors poscit. Lex est,
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Pero repara, d o n j u á n , en la sedienta locura de los hombres en v i v i r : a ninguno le parece, por caduco que sea, que es hora de acabar; nadie sabe c u á n d o le basta la v i d a , ni agradece a la muerte natural esta cortesía de llevarnos (de ordinario, digo) cuando somos inútiles en el suelo, y cuando oprimidos del peso de los años es la vida muerte verdadera . Otros se quejan de que mueren otros m á s tarde, siendo así que la vejez extrema de todos es el día que m o r i mos, y la más mortal edad y más inevitable accidente el haber nacido. Todos tratamos de vivir, siendo así que esto no está a nuestro cargo sino el vivir bien, que es lo que no hacemos . Así, como no se hace lo que se debiera hacer, siempre parece que falta la vida al m e j o r tiempo, y al fin el efecto de la vida es la muerte , y si ésta se ha de llorar, con mayor razón el nacer. A todos es una la vida: los que vivieron bien, vivieron harto, y el que caduco m u r i ó mal, m u r i ó temprano . U n o s duran y otros viven . ¡ O h i n ú t i l género de gentes, vivir sólo porque se nace y sólo por costumbre aguardar al sol! 11
12
13
14
15
1 1
16
T o d o este p á r r a f o ( c o m o la prosa entera en su conjunto) p r o c e d e i n d i r e c -
tamente de Plutarco, Moralia: Consolatio ad Apollonium. 1 2
Cfr. S é n e c a , Epístola XXX,
1-2: « magno senectus et universo pondere
incubuit...
alia discinditur, circumspiciendum est, quomodo exeas», y passim. 1 3
«Vivir b i e n » equivale a v i v i r una vida virtuosa y honrada, c o m o mandaban
los e s t o i c o s , o c o m o d i c e el autor en 30; 2 5 - 2 7 : «Mas e l que v i v e b i e n
goza
dichoso / aun de lo que ha v i v i d o , y de esta suerte / a ú n vive lo pasado el v i r t u o so». V e m o s estas ideas expuestas p o r S é n e c a e n su Epístola
XCIII:
«Non
ut diu
vivamus curandum est, sed ut satis; nam ut diu vivas, Jato opus est, ut satis, animo. Tonga est vita, si plena est» (sec. II); «Actu «Quaeris
non tempore»
(sec. 4);
quod sit amplissimum vitae spatium? Usque ad sapientiam vivere...
Exernplar
illam metiamur,
boni viri posuit» (sec. 8). 1 4
Frase m u y senequista; cfr. Epístola
quia vivis. Ista te res et sanaturn manet»,
LXXVIIL y Epístola
«Morieris, XXX:
non quia aegrotas, sed
« Vita enim cum exceptione
mortis data est; ad hanc itur» y «Quod enim morti ternpus exemptum est?». 1 5
CJr. 30; 28: « T e m p r a n o muere el m a l o » , y S é n e c a , Epístola LXX:
vivere bonum est, sed bene vivere. Itaque sapiens vivit,
«Non enim
quantum debet, non
quantum
potest». 1 6
CJr. S é n e c a , De Brevitate Vitae, V I I , 10: «non Ule diu vixit, sed diu Juit». L a
c o n t r a p o s i c i ó n vivir/ durar es frecuente en la p o e s í a de B o c á n g e l y explica en parte su filosofía estoica: « p e r o n i n g u n o v i v e , sino dura» (2; 92); «nada vive q u i e n vive lo que dura» (18; 7); « O h , c u á n t o miente lo que dura h u m a n o » (26; 7); « N o v i v e m á s q u i e n dura más c r e c i d a / e d a d »
(30; 2 2 - 2 3 ) . Es interesante
observar que
parecidas ideas o c u r r e n en P l u t a r c o , c u a n d o critica al lisonjeador p o r d e c i r que toda la v i d a es solamente u n m o m e n t o , pues hay que v i v i r , no solamente existir (Ethica sive Moralia: «De liberis educandis»,
L i b r o I, 13 B ) .
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Y PROSAS (1627)
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¡ Q u é codiciosos estamos del día de mañana, y no caemos en emplear el de hoy, despreciando lo que se tiene por lo que se espera, siendo todo de una naturaleza, y no habiendo otra diferencia en los días que saberlos ocupar! Otros llaman al tiempo futuro venidero, y q u i zá será sólo esperado; últimamente todos decimos esto, y todos hemos menester q u i é n nos lo diga. A tus sobrinos dejarás ignorar lo que el discurso ahora en su confuso Oriente los esconde, pues el tiempo les va labrando p r ó v i d a m e n t e el alivio, para cuando él mismo les enseñare la herida que les ha hecho. Consérveles tu cariño su e n g a ñ o ; no lo digo por que seas tan ambicioso de penas que sientas por ellos, n i quisiera que pensases de m i vanidad que te aconsejo como más avisado, sino como más libre. Levanta el rostro y mira cuán poco se redime en el imperio sordo de la muerte con lágrimas, que no sentir nada es de necios, y sentir del todo es de locos. N o hagas contagio la muerte de Polonia muriendo, porque m u r i ó ; ella vivirá a cuenta de su fama, y tú a cuenta de ti mismo, que es m á s . Vale. 17
1 7
E n el o r i g i n a l « p o r q u e m u r i ó ella v i v i r a c u e n t a » , que ha de ser error; l o he
corregido, a t e n i é n d o m e a parecidas frases
en otras obras de B o c á n g e l ,
como:
« D i c h o s o aquel que a cuenta de su fama / (no de sus años) vive» (26; 9-10).
71 Prosa tercera Paradoja sobre aquellas palabras de D i o n i s i o el tirano «Oderint, dum metuant» O Aborrézcanme, como me teman
1
2
Estas palabras, aplicadas contra rebeldes, o a la r e l i g i ó n , o al imperio, son dignas no de un tirano sino de un monarca; torpe cosa es ser amado de los malos, luego ser aborrecido de ellos ilustre cosa es. Reprendiera yo a D i o n i s i o si temiera ser aborrecido de tales sujetos, siendo de magnánimos varones el despreciar los odios, no digo el adquirirlos. ¿Cuál es, pregunto y o , más heroico, o más m i litar: desear el í m p e t u de los enemigos o la fuga? S i n duda que lo primero, pues si el temor los detiene y el odio los excita, valor fue el desear los audaces. Fácilmente fallece lo que nació fácil; el temor de por sí es una sombra v i l , que a veces nace sin permisión del afecto en el á n i m o , y ésta a m i ver es más pasión que otra alguna, por cuanto no puede tal vez el corazón dejarla de padecer, aunque el discurso la evite. Procede el miedo las más veces de objetos falsos (si el que es falso se puede llamar objeto); dígalo el amante, que de ordinario teme lo que sueña. E l aborrecimiento es pasión ya deliberada y 1
U n a de las p r e d i l e c c i o n e s de la A c a d e m i a de M a d r i d eran los discursos en
prosa; cfr. la siguiente pieza de P a n t a l e ó n de R i b e r a , 1944, v o l . II, p. 6 1 : « D i s c u r so... sobre esta sentencia de V i r g i l i o : "Labor omnia vincit 2
improbus"».
D i o n i s i o e l m a y o r , rey de S i c i l i a (siglo I V a. de J . C ) . F u e o d i a d o p o r sus
s ú b d i t o s p o r su c r u e l d a d y t i r a n í a ; historia narrada en Plutarco, Vidas paralelas: Dión. L a cita que encabeza la Prosa cuarta se ha hecho famosa para generaciones de estudiantes de latín. S é n e c a la recoge en su De Clementia, I, 12, 4: «nam cum invisus sit, quia timetur, timeri vult, quia invisus est, et illo exsecrabili versu, qui inultos praecipites dedit, utitur: Oderint, u
dum metuant"»;
y e n De Clementia, II, 2, 2: «illud mecum
considero multas voces magnas, sed detestabiles, in vitam humanam pervenisse celebresque vulgo ferri, ut illam: "Oderint, Officiis, I, 97.
dum metuant"»;
C i c e r ó n t a m b i é n la c i t a e n su
De
RIMAS
Y PROSAS
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267
cierta, así que por fiadores de los inconstantes miedos de sus émulos a d m i t í a y deseaba D i o n i s i o sus odios. T e m í a no ser temido, y aseguró los miedos con los aborrecimientos. D e l vencimiento nace la envidia (afecto natural del vencido), a la envidia sucede el odio, luego aquello se previno el tirano, que i m a g i n ó inexcusable en sus vencidos. ¿ Q u i é n , pues, le culpará la p e r m i s i ó n en la fuerza? A ñ a d o que si ponderásemos con novedad aquel dum, 'o c o m o , o mientras me temieren', tiene más grato sentido que le dan algunos autores, pues discursivamente dice: «Aborreceránme mientras me temieren», y esto tanto suena dolerse como jactarse. ¿ Q u i é n teme que no aborrezca? L a esperanza ama, el temor que es su opuesto aborrece. Burlaráse aquí D i o n i s i o de la p a s i ó n de sus enemigos, a quienes parecía que se vengaban del ultraje que padecían en temerle, con la vejación de aborrecer al tirano, y así c o m o burlando su j u i c i o , dice: « N o sólo me t e m e r á n una vez», que segunda especie de temores le serán sus odios. E l odio pertenece al inferior, porque el superior no aborrece, sino se enoja. E n Italia está más en t é r m i n o s este punto, porque cuando un señor hace m e n c i ó n de un subdito, o persona de baja fortuna, suele decir: «Fulano es m i reo»; así que con decir D i o nisio que le aborrecían t á c i t a m e n t e , se p r o m e t í a que le serían inferiores. T o d o aborrecimiento nace de perjuicio recibido o imaginado, y todo perjuicio imaginado es miedo, luego teme dos veces el que temiendo aborrece. E l odio se engendra de un temor impaciente, c o m o el fruto de la flor, así dio el tirano por cosa asentada que le aborrecerían por medio del temor. Y lo más consecuente es que, hallándose su á n i m o estrecho en la gloria de haber vencido los cuerpos, aspiraba t a m b i é n a vencer los ánimos, temido y aborrecido. Muchos quisieron dejar de ser temidos por no ser aborrecidos juntamente; no c r e y ó el tirano que su persona causaba los odios, sino sus armas; a ellas les prohijó el ser aborrecidas, y en virtud de ellas no desdeñaba los odios. ¿Cuál vencedor dejó de ser aborrecido, sino aquél que tuvo en el triunfo más de dicha que de valor? A ése no le aborrecerán sus enemigos, porque les es posible la venganza. Mas en los que fueron vencidos por valor puro, introdúcese el aborrecimiento como desesperado recurso de sus iras. «Aborrézcanme, como me teman» dice, como quien se gloría de no haber comprado caro, medrosos por aborrecedores. Y con alguna novedad concluiremos, diciendo que es sentido de las palabras el pensar que las dijo a fin de que no le aborreciesen, pues dando a entender a sus contrarios que gustaba de ser
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COMPLETAS
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BOCÁNGEL
aborrecido, imaginó que por no agradarle en ello le a m a r í a n . Arte nueva de conciliar los ánimos, irritándolos.
72 Prosa cuarta O discurso descriptivo, en que se compone un amante cortesano
1
Levántase sobre las avaras ondas del flaco, bien que felicísimo Manzanares , aquella fábrica tan libre de injurias del tiempo c o m o halagada del eterno cariño de la F a m a . F u n d ó l a el invictísimo Carlos en quien hizo alarde el cielo de todo lo que puede acontecer de glorioso a los mortales ; Carlos, que sólo en el nombre pudo tener ascendientes, y sólo en el n ú m e r o primeros. Palacio, en cuyos dorados artesones viven hoy los más valientes pinceles, como si para ser eternos no les hubiese sobrado todo lo que no fue valerse de aquellos cesáreos muros. Seis millas distará de la Corte felicísima de F i l i p o , y en esta distancia viven, como en dichosísima corte del prado, altísimos árboles y siempre florecidas selvas. A q u í mejor que en Egipto pacieran aquellos dioses que, huyendo por su corto número de las humanas injurias, abandonaron los cielos, vestidos de humildes 2
3
1
E n líneas generales, B o c á n g e l tiene en cuenta a q u í el Libro del Cortesano de
C a s t i g l i o n e , y todos los d e m á s manuales de la é p o c a
sobre c ó m o f o r m a r a u n
cortesano. L a Prosa cuarta debe t a m b i é n m u c h o a las A c a d e m i a s literarias a las que asistía B o c á n g e l en esos a ñ o s : «La p r i m e r a n o v e l a cortesana que contiene e l e m e n tos a c a d é m i c o s identificables es la " P r o s a c u a r t a " . . . E n realidad, en esta p e q u e ñ a c o m p o s i c i ó n , que e v i d e n t e m e n t e se d e s t i n ó a u n i r dos de las p r o d u c c i o n e s acad é m i c a s del autor — u n a o r a c i ó n p o é t i c a , y una d e s c r i p c i ó n del amante cortesano perfecto, semejante a la que encontramos en la Dama beata de C a m e r i n o — lo a c a d é m i c o prevalece sobre todo lo demás» ( K i n g , 1963, p . 181). 2
Burlarse del p o c o caudal del Manzanares fue t ó p i c o frecuente
en el siglo
X V I I ; cfr. los m ú l t i p l e s poemas de G ó n g o r a y Q u e v e d o sobre el tema. 3
D e s c r i p c i ó n del Palacio del Pardo, a orillas del Manzanares en el c a m i n o de
S e g o v i a , c u y a f u n d a c i ó n B o c á n g e l atribuye a C a r l o s V . L o utilizaba Felipe I V c u a n d o se iba a cazar en la sierra de S e g o v i a , escenas luego inmortalizadas por V e l á z q u e z q u i e n fue contratado para decorar las paredes c o n retratos del rey y sus hermanos de cazadores.
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BOCA\'GEL
brutos. A q u í , pues, o sea república del prado , o prado de la mayor república, consagrada a los ocios reales, llegó a sazón que se despeñaba el día por los bárbaros montes de la noche un mozo extranjero, que por infeliz origen se alejaba de su enemiga patria. Su estatura no era c o m ú n ; a pocos acontece su semblante, y a menos que pocos la majestad que en todo le asistía; faltábale la sangre, a manera del que adoleció poco antes, pero en nada le desacompañaba un brío natural, domado a gran fatiga de una prudente r e p o r t a c i ó n ; mucho voceaba un alma generosa en sus facciones, y su vivaz ingenio casi se explicaba en sus movimientos. M i r a n d o estuvo no p e q u e ñ o espacio la estructura de aquel alcázar, r e t i r á n d o s e a tiempos, no sé si p o r lograr la perspectiva o por afectuosa ceremonia, con que decoraba aquel sitio, porque no era tan extranjero que se le permitiese ignorar que a q u é l era el Pardo. Así estaba a t ó n i t o y embebecido como el que duda si duerme y, despierto mal, sacude los humores fantásticos de la idea. Callaba, pero m u y semejante al que habla con otro, queriéndole persuadir lo que duda o niega. N o le consintió más prolija curiosidad el estruendo confuso y desordenado tropel de muchos caballeros que en traje de m o n t e r í a asordaban la c a m p a ñ a con el ruido de los caballos, cuyos anhélitos se mezclaban con los ladridos de los canes, que rodeaban algunas presas difuntas, que ministros menores traían al Palacio. C o n gusto diera el huésped la a t e n c i ó n a la curiosidad si no le embarazase mayor cuidado: sus armas propias le amenazaban en sitio que algún mal i n t é r p r e t e las pudiera hacer sospechosas, puesto que traía un peto de metal finísimo, sin otras armas que con honra o peso le o p r i m í a n . Esto dudaba, cuando, v o l viendo el generoso rostro, m i r ó que se le acercaba más y más un bulto que cuando se v i o en distancia de ser oído, r o m p i ó en tales voces : 4
5
— ¿ Q u i é n eres tú que profanas la quietud de la noche y la amenidad de este sitio con marciales adornos? ¿Acaso ignoras que vive en este silvestre palacio el César de Austria, cuarto planeta de reyes, que porque a ninguno cediese de sus ascendientes en luz, ni en valor, 4
Frase favorecida p o r B o c á n g e l ; cfr. 17; 5: «Más dura en la r e p ú b l i c a d e l p r a -
do». 5
C a s i toda la Prosa cuarta es u n d i s c u r s o en d i á l o g o . Para a y u d a r a su c o m -
p r e n s i ó n la he dispuesto en forma de d i á l o g o (cosa que no ocurre en el original). E l d i á l o g o de los cortesanos dentro del d i á l o g o m a n t e n i d o p o r d o n L o p e y A r g e o se i n d i c a así: « / ».
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le hicieron planeta cuarto los cielos ? N o te quiero adular tanto que te llame sospechoso en tal sitio. Salve, pues, quienquiera que seas, por lo menos h u é s p e d de esta provincia, porque ni tu traje ni adem á n es de Castilla; séate loable este agasajo en tanto que te ignoro, y sabe que, si vienes amigo, encontraste un español; no creas más en m i abono; y si adverso, tendrás en m í un generoso contrario, que no es poca dicha de los osados. —Agradezco —le respondió el extranjero— a m i feliz error el haber encontrado a quien pudiera ser logro de m i acierto. Vasallo soy de Filipo (empezando por lo que hay en m í de estima), adonde el mar M e d i t e r r á n e o halaga las eternas cenizas de P a r t é n o p e . D e allí vengo huyendo, como si no me trajese yo a m í , que soy causa de m i fuga. Grande es el asunto de m i viaje, que hasta ahora vive dentro de los muros de un inexpugnable silencio. M i nombre es Argeo, el norte de m i viaje la C o r t e del R e y de Europa. T ú , si no quieres mayor pago de tu agasajo, puesto que te haya de ser inútil, como a mí nociva mayor curiosidad, déjame cobrar un caballo que fié al vecino bosque, y temo no me sea de riesgo mayor tardanza en su busca. Si quisieres que y o sepa de ti algo, no te daré mayor pago que el mérito que sigue al que favorece al no conocido, y si te parece largo don aquéste, e n c a m í n a m e a la Corte no más, que yo, desviado de más recto camino, he dado donde no pudiera, acertándole, ser más bien venido, porque de paso sepas que soy tan infeliz que sólo por error espero ser dichoso en algo . Más hablara Argeo si no le ocupase con igual respuesta don Lope (tal era el nombre del español ): 6
7
8
9
6
Fue corriente en la é p o c a referirse a Felipe I V c o m o el R e y Planeta o el R e y
S o l (puesto que el S o l era el cuarto planeta d e l sistema a s t r o n ó m i c o p t o l o m a i c o ) ; cfr. 166; 8 5 - 8 8 . 7
R e f i é r e s e a Ñ a p ó l e s , tanto p o r ser p r o v i n c i a de la c o r o n a de A r a g ó n , c o m o
p o r la referencia a P a r t é n o p e , una de las sirenas que, irritada p o r el fracaso de su v o z frente a la astucia de Ulises, se a r r o j ó al mar y fue llevada p o r las olas hasta la playa de Ñ a p ó l e s , ciudad a la que dio su n o m b r e y donde fue enterrada. 8
9
E l t ó p i c o de «acertar e r r a n d o » . B e n í t e z C l a r o s , 1950, p . 68, q u i s o v e r en la figura de d o n L o p e al p r o p i o
autor de la obra, en especial porque m á s abajo se refiere a una estancia en R o m a y cierta afición a la pintura, cosas ambas que se ajustan a B o c á n g e l . S i n embargo, si de v e r d a d B o c á n g e l está e s c o n d i d o en el texto bajo a l g ú n s e u d ó n i m o ,
lo más
probable es que sea bajo el n o m b r e de G r a v i n o . Sobre esto, véase la nota 22 abajo.
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COMPLETAS
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— N o me son tan posibles o baratas las dichas que me resuelva a perder aquesta, no se diga que quien llegó a m í con tales méritos, como el alma te dibuja en las razones, v o l v i ó menesteroso de ajeno servicio. Permite que, mientras buscas el caballo, que ya por su i n quietud se sospecha, redima yo el m í o de la p r i s i ó n en que pace. Juntos iremos a M a d r i d , viaje que yo debía hacer, y en el camino sabrás l o que más en costa tuviere a tu cuidado, y yo de ti sólo aquello que te fuere de alivio el referirlo, porque no soy de aquellos que, por quedar avisados, dejan a los otros tristes. D i j o el español, y dejó al italiano confuso entre esperar y ausentarse. Pero quitóle ese arbitrio lo más luego que pudo, el que temía ser esperado más que lo preciso. V o l v i ó , pues, donde vio a caballo el extranjero, y ambos se encaminaron a la corte, cada cual agradecido a su dicha. — Q u i e n procura obligaros, generoso peregrino — e m p e z ó don L o p e — , en nada os q u e r r á ser molesto, si m i presencia aboga con vos; para que creáis que me anima sangre n o b l e , pensad que c o rrerán por cuenta de los dos vuestras cosas, o favorables o adversas. D e c i d m e si gustáis de hablar o de que os entretenga dos horas que tardaremos de aquí a M a d r i d , y no os cueste conmigo más que entenderos el ser servido . — M u c h o me holgara — r e s p o n d i ó Argeo—, que pudiésemos a un tiempo quedar ambos desempeñados, pero por muchas razones debéis hablar primero. V o s poseéis esta lengua que a mí sólo por lección y trato con caballeros españoles me es notoria, bien que afecté tanto su inteligencia en las Academias de Nápoles que muchos gustaron de ver escritos míos en ella, así en verso como en prosa. Pocos días ha que en Barcelona tuve un pesar con un caballero; riñó en m i defensa otro que por su espada y su nobleza me libró del caso; hosp e d ó m e en su casa, y en pago de esto me pidió que le refiriese la causa de m i viaje. Y o , llevado del ocio y de la ocasión, se la escribí en un romance, cuya copia es ésta, y podréis leer cuando tuviéredes más ocasión . C o n esto quedaré d e s e m p e ñ a d o y vos tendréis a bien 10
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E v i d e n t e m e n t e , B o c á n g e l no t e n í a sangre n o b l e . Interesante referencia al tiempo que llevaba entonces ir del Pardo a M a d r i d a
caballo. Para los viajes desde M a d r i d hacia el norte, el Pardo solía ser el p r i m e r sitio de descanso, antes de meterse en el puerto
de G u a d a r r a m a ; sobre esto,
D a d s o n , 1994, pp. 437-54. 1 2
Se refiere al romance (poema 74) que viene al final del discurso.
véase
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el referirme los ejercicios de la Corte entre gente ingeniosa, porque de lo demás tengo muy menuda noticia por gacetas y cartas que de España van a N á p o l e s cada d í a . D i c h o esto, le dio un pliego cerrado, que el español guardó con agradecida curiosidad, y prosiguió en esta forma: — N o quiero — A r g e o amigo— que te sea más tiempo enemiga tu ignorancia, sino que, a costa de tu a t e n c i ó n , sepas que no envidian nuestros siglos a los pasados en producir ingenios, ánimos y hermosuras. C o n esto venceremos la queja de muchos que lamentan y codician las edades anteriores, comparando el mundo a un pirámide que siempre se va estrechando y menoscabando. Sea verdad que la tierra, como criatura al fin, cada día envejece m á s y siente a los continuos partos de que nos alimenta; va desnervándose y m a c e r á n dose por los golpes con que la industria y fatiga de los hombres la desangra o enflaquece, lo cual sucede en producirnos. N o gastaré tiempo en alabarte los ingenios españoles, harto mal estuviera con el tuyo quien pensase que los ignoras; menos me detendré en sus ejercicios y Academias, que sin duda vencen los Liceos de la antigüedad, las Musas de Grecia, y los Cisnes toscanos, porque sobre lo que ellos dijeron han echado sutilísimas líneas nuestros modernos . 13
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A q u í llegaba don Lope, cuando le i n t e r r u m p i ó el h u é s p e d , d i ciendo: — Y a sabes c u á n t o se disculpa en el peregrino el preguntar, pues el saber le saca de su patria; no espero mejor ocasión de salir de una duda: oído he que los ingenios castellanos afectan la oscuridad, pensando ser graves por ser difíciles, y de esto no he tenido prueba por experiencia, cosa que si la debiese yo a tu memoria, lo tendría por singular beneficio . — N o vas tan descaminado en esa duda — v o l v i ó el español— que no sea verdad mucho de eso, bien que los hombres provectos no ignoran que el mérito en los versos consiste en compadecer lo heroico 15
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R e f e r e n c i a m u y ú t i l e i m p o r t a n t e a la frecuencia c o n que las noticias, m e -
diante gacetas y cartas, viajaban de E s p a ñ a a N á p o l e s y, supongamos, viceversa. 1 4
P o r las alabanzas a las Academias e s p a ñ o l a s , p o d e m o s d e d u c i r que esta prosa
fue escrita para la A c a d e m i a de M a d r i d durante los a ñ o s 1620. L a « O r a c i ó n p o é t i c a en u n c e r t a m e n » (poema 73) que a c o m p a ñ a el discurso c o n f i r m a la d e d u c c i ó n . 1 5
O p o r t u n i d a d que se da el autor para expresar de n u e v o sus
pensamientos
sobre el debate literario entre «lo claro» y «lo o s c u r o » ; véase l o que dice al respecto en el Prólogo al lector de Rimas y prosas (pp. 7 0 - 7 3 ) .
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con lo claro. Pero la disculpa de los ingenios menores es que, como la lengua española recibe aumentos cada día, el mismo tiempo entienden les servirá de enmienda a lo que ahora parece más extraño. Pero porque m i asunto es que no desees nada mucho tiempo, ni te cueste adquirirlo más que desearlo, oye unos versos hechos en ocasión de una justa poética en un sublime auditorio de toda calidad e ingenio:
73 Oración poética en un certamen* Si la mitad de un hecho tú feneces, feliz principio, en hecho tan altivo, para acabar empezaré dos veces: ¿Pensáis que el hijo de Climene activo pidió sola una vez al padre viejo regir los frenos de diamante vivo, hasta que vio en el mar su mal consejo (acaso en seña de que el temerario aguarda a su rüina por espejo)? N o es elección m i impulso tributario, en lo mucho que tiene de obediencia esconde lo que tiene de contrario. Agradézcome yo m i insuficiencia, pues me da que deber a vuestra ayuda lo que me falta de valor y ciencia. H o y a la lengua de m i afecto ruda he de fiarme, no de humana lira, que es aquélla elocuente cuanto muda. Agora, agora A p o l o , tú conspira el sacro fuego a tus arpones de oro, y escuche tu deidad lo que me inspira.
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* P o r lo que dice d o n L o p e , es probable que esta Oración poética fuese p r o n u n ciada p o r B o c á n g e l en una r e u n i ó n de la A c a d e m i a de M a d r i d . v. 4 R e f i é r e s e a Faetonte, hijo de C l i m e n e y H e l i o (el Sol) s e g ú n la v e r s i ó n de O v i d i o , y sus deseos de e m u l a r a su padre c o n d u c i e n d o u n día el carro solar («regir los frenos de diamante vivo»).
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N o sólo tú, más el fraterno coro me inflame tanto que el sublime vuelo toque el asunto que postrado adoro. Y a el corazón en piélagos de hielo náufrago anhela, y del incendio m í o al viento doy la llama, el humo al cielo. H é r o e s , a quien el fausto señorío dio el merecer y le confirma el hado, cualquiera sois deidad, el voto os fío. H o y de sagrada cólera b a ñ a d o he de comprar m i fama con m i muerte, ¡oh infeliz solamente el olvidado! ¡Oh solamente el atrevido fuerte!, si espira en brazos de perenne fama, que del sepulcro a vida le convierte. Venga, venga el pavés que ya me llama; el sol cobre sus rayos en m i peto, pues se los vuelve la acerada llama. ¿Cuál de vosotros, militar sujeto, no retrata el abuelo generoso? ¿ Q u é abuelo falta donde está su nieto? ¡Ah!, dejadme ignorar el prodigioso n ú m e r o a sus hazañas, que es agravio traducir lo imposible en numeroso. Humanas deas, que en discurso sabio a nuestra fe dejáis vuestra belleza, que en los ojos no cabe, ni en el labio; donde el milagro fue naturaleza, y acabado nos dio en vuestro semblante lo que en otras beldades sólo empieza; huelgue un rato la vista fulminante, pues donde falta el corazón rendido sobra la viva flecha de diamante. Por elección tal vez yace Cupido
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v. 22 E l coro de las Musas, c u y o presidente era A p o l o . v. 32 Frase b i e n aplicable a Faetonte, c u y a fama deriva de la m a n e r a de su muerte; cfr. 2; 165: «el que t r o c ó su vida p o r su fama». v. 36 Cfr. 1; 5 9 - 6 0 : «no se conduce al templo de la Fama, / que del sepulcro a vida nos c o n v i e r t e ? » .
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sin armas; diga Psiques cuan ardiente, después de herir, se regalaba herido. Vosotros que, cual círculo eminente de lauros, coronáis a m i osadía, porque muera primero que escarmiente, ya en el A g ó n de A p o l o m i agonía probasteis, cuando de la vida sólo os q u e d ó , no el aliento, la porfía. Desde su envidia os acechaba A p o l o ; solos salisteis, publicando el brío, que el que fuerte se lleva no va solo. D e cadáveres iba un monte frío liquidándose en sangre con tal arte que los llevaba el mar, p u r p ú r e o río. Ea, Marte feroz, del cielo parte, la diamantina túnica me viste; serás Marte otra vez, si me haces Marte. N o es deidad la que al ruego se resiste, puesto que el ruego a la deidad abona; Dios vuelve a ser el Dios, que ensalza al triste. ¿Piensas que el fausto mudo te corona?, no que al que ocioso ocupa excelsa silla es peso más que pompa la corona. E l cetro avaro es dorada astilla, que a tu mano le sirve de embarazo para otorgar el don a quien se humilla. Mientras te oprime al avariento lazo, sacrilego verás que el hombre mide (y le puede medir) contigo el brazo. T u generosidad es quien lo impide. D i m e , Marte, si ociosos nos ve el hombre,
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vv. 55-57 Psiques: Psique, una j o v e n que se e n a m o r ó de C u p i d o y fue llevada a u n palacio donde fue servida de numerosas criadas. P o r la noche v e n í a su esposo que la h a c í a feliz c o n su a m o r , i m p o n i é n d o l e sin e m b a r g o la c o n d i c i ó n de que nunca tratase de ver su rostro, pues entonces lo p e r d e r í a . v. 61 Agón: posiblemente A g o n u s , u n r í o de E t i o p í a , utilizado a q u í para hacer j u e g o c o n «agonía». v. 74 Cfr. 2; 3 5 1 - 5 2 : «¡Ah, ninfa, escucha m i p a s i ó n , y luego / serás deidad!, que tanto puede el r u e g o » .
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¿sabráse de los dos quién es quien pide? Avísete primero que te asombre, que al Dios que no frecuenta el beneficio le engañaron los hados con el nombre. Y a digerido en humo el sacrificio del fuego de m i pecho palpitante, Marte me da de que me escucha indicio. Vestido de aire embajador volante, que pende solamente en su ruina, de la ciudad derriba de diamante. M a l se permite ser, ya se avecina, escrúpulo primero de los ojos, luego dada, después se determina. E n carro de cristal, pisa despojos, tantos que ya le agravia quien los cuenta. A los n ú m e r o s tiene por enojos; oíd, que los oídos alimenta. N o es certamen, es palestra de un sosiego belicoso, que el valor ardiente suda en las caricias del ocio. Especie de cobardía es el hüir del reposo; salga el rayo del ingenio ya de la nube del polvo. Respire aliento el vencido mientras es herirle poco. Aguardar al que se vence se llama piedad, y es logro. Lidie el hierro contra el hierro y no contra el temeroso; nunca el cobarde peligra donde el contrario es heroico.
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v. 91 Cfr. 2; 273: «Digiérese en la llama el sacrificio». v. 94 Cfr. 2; 5 1 3 - 1 4 : « M ú s i c a turba de volantes flores / viste al aire d u l c í s i m o concento». v. 104 D e tercetos encadenados en e n d e c a s í l a b o s pasamos a u n romance ( ó - o ) en o c t o s í l a b o s .
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H o l g a d , en tanto, las diestras, que vidas devana Cloto; vicio del valor parece herir por costumbre sólo. Cuantos ingenios vencistes os darán eterno solio; ved cuántos siglos aguarda quien vive a cuenta de todos. Y o , vencido en el primero, segundo campo os propongo, pues, donde es honor la muerte, se ha de buscar con soborno. E l triunfo de este combate presente el combate propio; al premio aspira la dicha, al m é r i t o anhela el docto. V i v i d , venced, y triunfad, más que el pájaro monstruoso, que en ascuas de ámbar se hereda, nunca el mismo y jamás otro. N o vive más quien más dura, sólo vive el virtüoso; durar por vivir es siempre; vivir por durar es corto. ¿ Q u é es esto? Batel enjuto por los piélagos de Eolo sulca el paraninfo; ya le miro, mas no le oigo.
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v. 121 Cloto: la Parca que hilaba el destino de los hombres. vv. 136-39 pájaro monstruoso: refiérese al F é n i x , ave fabulosa, que, cuando va a m o r i r , fabrica u n n i d o al que prende fuego d e s p u é s de haberse acostado en él. D e sus cenizas surge el n u e v o F é n i x . v v . 140-43 Estrofa m u y estoica; cfr. 2; 92: «pero n i n g u n o v i v e , sino d u r a » ; 18; 7: « n a d a v i v e q u i e n v i v e lo que d u r a » ; 26; 7: « O h , c u á n t o m i e n t e l o que dura h u m a n o » ; y 30; 2 1 - 2 7 que parafrasea la estrofa entera. Para las posibles fuentes de este c o n c e p t o , véase 70 n . 16. v. 144 batel: barco p e q u e ñ o . v. 145 piélagos de Eolo: el aire o a t m ó s f e r a , puesto que E o l o era e l dios guardaba presos los vientos en una vasta caverna
(Alemany).
vv. 146-47 paraninfo: mensajero de buenas noticias; véase 2; 819.
que
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Tampoco agora le miro por divino y por remoto, pues a vista de deidades no son de prueba los ojos. Bizarro escándalo sube de las nubes y los polos. ¿ N o escucháis c ó m o los mueve? ¡Ah, felicemente sordos! Padre horrendo de las armas, a ti la cuchilla expongo, porque se afile primero, que no en la piedra, en el voto. Ninguna cerviz rebelde ha de perdonar al hombro m i golpe, si ya el amago no me anticipa el destrozo. Por hierro podrá no más evitar m i hierrro corvo el que, huyendo, ser quisiere monumento de sí propio. ¿ Q u é le queréis mayor daño que el testigo siempre pronto de su infamia, que le escribe los afectos en el rostro? Cuantos árboles encuentre le serán armado asombro, que para herir a un cobarde aun tienen manos los troncos. C o m o inútil a otra vida se quedará entre nosotros, que no es bueno aun para muerto quien vive de ser estorbo. Miente la vida el cobarde, que es capa del alboroto; antes mucho de la muerte es cadáver el medroso.
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v v . 148-51 Parece referirse al a p ó s t o l Santo T o m á s , q u i e n se negaba a creer en la r e s u r r e c c i ó n de Jesucristo hasta que n o l o pudiese tocar en persona.
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D e la vida del que huye es cada momento el coto, que como a vivo difunto le perdonaron los odios. Ea, mis soldados, ea, que el ánimo en que os abono, en el combate descansa de la lucha del reposo. Pelead seguramente, armados nos dan socorro; tantos héroes con trofeos, tantas damas con sus ojos. Presto será Manzanares de vidas torrente rojo, y llevará, no tributo, sangrienta batalla al P o n t o . ¿Aún os detenéis en frente de tanto cañón fogoso, cuando os culpará pesados después de tragado el plomo? ¿ N o me seguís? Mas ¿qué digo? Y o callaré, si me cobro; mientras c o m p a ñ e r o aguardo, se me olvida que soy godo. ¿ N o escucháis ú l t i m a m e n t e el bronce, digo, clamoso? O está sordo su gemido, o vuestros oídos roncos.
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Sin duda se detuviera Argeo en juzgar el estilo, si no viera a don Lope como a hombre que desea decir y teme que le estorben; por esto calló, viendo que proseguía en esta forma: — M u c h o temo no me falte tiempo de contarte cosa que la calla mal quien la sabe, puesto que tu deseo consista en saber los ingenios que florecen hoy en Castilla; y puesto que de otras cosas podrás oír a muchos, y de lo que te diré a muy contados, estáme atento. E n sitio dichoso, por ser albergue de tres hermosuras discretas, se levanta una fábrica donde se apostaron la costa y el artificio, y v e n -
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cieron los dos. Es dilatado el espacio, la p r o p o r c i ó n admirable, y el aseo ú n i c o ; las salas muchas, los adornos sublimes, y todo parece que porfía del poder humano; un camarín sirve de Oriente al sol de inferiores planetas, a la D i a n a de otras ninfas: a la b e l l í s i m a A n t a n d r a , d u e ñ o de este palacio, que, porque fuese única en todo, no la permitieron los cielos largo tiempo el d u e ñ o que la habían otorgado. Su hermosura es igual a su ingenio, que sola ella en sí misma sufre comparaciones. M a l la mira quien la llama mujer, y quien divina, no la da nada de balde. Sigúese G e r a r d a , h i p é r b o l e y encarecimiento de la hermosura, para cuya formación dieron los cielos alma a un encanto, vida a un imposible, y bulto a un milagro. Su donaire y agilidad, su prontitud, y su talle han dado en ser, no sólo imposibles a la pluma, sino a la atención. ¡ O h , c ó m o rehusaba yo hablarte de Nise, como si no fuera madurar más el d a ñ o pensar en el peligro, y hacer mayor el golpe en los espacios de la amenaza! Ella sola me pudiera inspirar sus alabanzas, aunque fuera descrédito suyo hacerme osado en virtud de su favor. N o te mezclaría con estos sujetos otros algunos, si no hubiesen menester los que vencen a los vencidos para alarde del triunfo. 16
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Así quiero que no ignores a los que más por dicha que por mérito podemos tal vez gozar tan envidiables ratos, todo a fin de que oigas un discurso que escuché un día en que m e d r ó tanto m i ventura como m i talento. Y porque lleva mal el alma perdonar lo que le fue de gusto, te diré que pude introducirme a tan noble auditorio con achaque de votar en la elección de ciertas labores, con que habían de recamarse unas telas (materia de que no estoy ajeno, por ser parte del dibujo, en que no me dejó muy rudo un artífice romano, cuando estuve en aquella C o r t e ) . E n t r é , pues, a pesar de la a d m i r a c i ó n que en cada parte me suspendía; reparé en una pieza consagrada a los divinos oficios, cuyos santos muros variaban insignes pinturas de 18
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Antandra:
c o m o hemos visto en algunos de los romances de esta c o l e c c i ó n ,
es n o m b r e pastoril que B o c á n g e l suele dar a d o ñ a A n t o n i a de M e n d o z a . Es posible que esté d e s c r i b i e n d o a q u í su casa palacio en M a d r i d y u n t i p o de s a l ó n literario que organizaba allí. A A n t o n i a de M e n d o z a se le atribuyen varios poemas de estilo a c a d é m i c o en B N M M s . 3.889. 1 7
Gerarda es protagonista de los poemas n ú m e r o s 35 y 36, y luego, en el 130,
B o c á n g e l r e c u e r d a su m u e r t e en u n o de sus p o e m a s m á s t i e r n o s , p r o f u n d o s y personales. 1 8
V é a s e nota arriba.
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valientes artífices, y sagrados bultos de andaluces manos, que no envidian las del gran D é d a l o . Y a palpitaba resplandores el día y la trémula noche desplegaba el hórrido manto sobre el m u n d o , cuando en el espacioso t é r m i n o de una sala (cuyo estrado, por que no tuviese precio, se había recamado por las destrísimas manos de la d i v i n a Antandra) se sentaron los tres milagros del orbe, a cuya presencia se ofrecían cuatro ingeniosos caballeros, ilustres por sangre, gentiles por las personas, e inmortales por los m é r i t o s . T o d o s h a b í a n tomado pastoriles nombres, para que, si en el discurso que se había de tejer, errasen, fuese la mengua a cuenta de lo rústico. Fileno y L i c i o o c u paban los primeros lugares, de una sangre y de tantos méritos naturales y adquiridos, que ocupan todo el aliento de la Fama; m u c h o deben al cielo, y el cielo les debe mucho, por haberle desempeñado en la prueba que hace de su poder en tales sujetos . Seguíase G r a v i n o , persona que con el estudio y atención deseaba suplir el no ser muy avisado de suyo, y sujeto en quien por lo menos se lograba toda enseñanza en la parte mayor, que es la codicia de aprender . Este n ú m e r o sellaba Fabio, galán sobre apuesto, discreto c o m o aposta , y cortesano como adrede, sin duda que es la idea de los cortesanos donde ni el aliño se pasa a afectación, ni la sutileza a lo perjudicial. Y a t r e m o l ó plumas militares, que ahora no huelgan entre los ocios, o flechas de Cupido. 19
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D é d a l o , famoso escultor y arquitecto de la a n t i g ü e d a d ; véase 2; 162 y 185. hórrido manto: «El follaje m e d i o seco y m a r c h i t o que cae en el o t o ñ o de los
árboles» (Alemany); véase G o n g o ra: «Ya que c o n m á s regalo el campo mira / (pues del h ó r r i d o manto se desnuda) / p u r p ú r e o el sol» (Soneto 64, v v . 1-2). 2 1
L i c i o es t a m b i é n el protagonista de u n soneto de La lira de las Musas, poema
106, «A u n amante que n o p o d í a socorrer a su dama, que se a n e g a b a » . Suele ser s e u d ó n i m o pastoril p o r Luis. E l soneto anterior, p o e m a 105, está dedicado a u n tal Licino. 2 2
T a l vez sea G r a v i n o u n s e u d ó n i m o , en parte anagrama, d e l p r o p i o G a b r i e l
B o c á n g e l . L a d e s c r i p c i ó n que nos da de este sujeto — j o v e n , h u m i l d e , estudioso, s e r i o — c o n c u e r d a c o n u n B o c á n g e l r e c i é n salido de la u n i v e r s i d a d , a p r e n d i z en cierto m o d o de la p o e s í a , y asistente al lado de poetas consagrados a las reuniones de la A c a d e m i a de M a d r i d . T a m b i é n n o t a m o s m á s abajo c ó m o es a G r a v i n o a q u i e n señala A n t a n d r a para que empiece la d i s c u s i ó n sobre el Cortesano perfecto. 2 3
aposta: a p r o p ó s i t o , deliberadamente.
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Estos siete sujetos, que los siglos heredarán en perenne memoria, pues no se vincula su fama a su v i d a , coronaban el referido sitio, a causa de probar los ingenios en un dignísimo alarde, tal como c o m poner una idea de verdaderos amantes, adornándola de aquellas partes que debe codiciar un hombre perfecto; y caso que no se p u diesen hallar tantas partes en un hombre, por lo menos sirviese de darle que desear, aunque saliese con menos de lo propuesto. L o mismo intentaron C i c e r ó n y Q u i n t i l i a n o , instituyendo el orador, Platón el r e p ú b l i c o , H o r a c i o y Aristóteles el poeta. A c u e r d o de todos había sido dar el gobierno de todo a la divina Antandra, a quien todos obedecerían por medra y por gusto, la cual, viendo que todos esperaban que diese principio con su precepto al caso, señaló a Gravino que propusiese, y a los demás p r o m e t i ó que hablasen ordenadamente cuando se les ofreciese reprobar lo que les disonase. G r a vino, pues, como quien temía menor el errar que el desobedecer, e m p e z ó diciendo en alta voz: 24
« N o quiero ser el primero (hermosísimas señoras, generosos caballeros) que regatea lo que no es bueno, aun para de balde. E l m é rito de obedecer es ciego de suyo, y si tuviera alguna conveniencia con m i interés ahora, l o sintiera, porque sería menos el ejecutarle. Y o pienso errar de modo que partáis m i culpa con quien la ocasiona. Dos riesgos me amenazan, cualquiera el mayor: el primero es acertar a hacer lo que se me manda, ¿quién ha visto tal g é n e r o de peligro?, puesto que, si acertare a pintar el amante que se desea, habré confesado aquello de que carezco, pues falto sin duda en todo lo que es gala y cortesanía de que hemos de adornar al amante; el segundo, es ignorar lo que se me manda, puesto que no hay cosa más indigna que ignorar la facultad que se profesa: estar en la Corte e ignorar lo que hemos de proponer es lo mismo que padecer sed en medio de las aguas. Pensaba que estos dos daños no c o n o c í a n mayor, y confieso que es más de temer no sólo la inobediencia, pero la d i l a c i ó n , que es semejante a ella. Así, porque nada sea primero que lo que se me manda (aunque sea el prevenirlo), propongo: 25
Idea ya expresada varias veces; véanse
26; 9 - 1 0 : « D i c h o s o
aquél q u e a
cuenta de su fama / (no de sus años) vive», y 70 n . 17: « p o r q u e m u r i ó , ella vivirá a cuenta de su fama». 2 5
E n m u c h o s lugares d e l texto B o c á n g e l utiliza pero d o n d e h o y d í a e m p l e a -
r í a m o s sino. N o he « c o r r e g i d o » el texto en estas circunstancias.
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E l primer atributo que ha de tener el amante es la buena sangre, por el sabor que da a todas las acciones la calidad del sujeto que las ejecuta, ni se opone a esto el ser las almas todas iguales e igualmente nobles, pues nadie duda que emprende más fácilmente una torpeza un hombre bajo que otro sublime, a quien enfrenan en cualquiera mal impulso las obligaciones en que nació, cosa que no acontece al que, por su indignidad, está libre de la a t e n c i ó n del p u e b l o » . A q u í replicó L i c i o , diciendo: « N o vendremos en esta o p i n i ó n , G r a v i n o , hasta que vengáis en un principio de las leyes de naturaleza confesado por P l a t ó n , y es que nadie merece o desmerece naciendo . A s í que en lo que no hay m é r i t o en contrario no puede haber culpa. ¿Juzgáis por mejor sujeto el de N e r ó n , que señoreó el mundo, que a Séneca que le s e ñ o r e ó a él? ¿ Q u i é n e s han sido los más ilustres varones sino aquellos a quien hizo grandes el valor y no la suerte del nacer de aquesta o aquella estirpe? A l contrario de otros que, n a ciendo en la cumbre de la prosperidad y nobleza , juzgando no tener a que aspirar, se descuidaron y descendieron al abismo de sus ocios e indignidades, pensando que les bastaba para ser nobles el venir de otros; siendo así que a nadie se da la herencia de la nobleza sin el cargo del m e r e c i m i e n t o » . Adelante pasara L i c i o si Gravino no le satisficiese en esta forma: « N o digo yo que sea necesaria la nobleza en el amante, sino que la deseara yo en el que v o y formando, y fuera culpa, haciéndolo de nuevo, no darle todo lo que se puede desear de mejor. Mas advertid c u á n t o mejor es el partido del que nace en la cumbre de la dignidad y desde allí puede obrar y añadir a sus mayores, que el del triste que ha de hacer toda la fábrica, y primero que llegue a ponerse donde el otro nació puesto, se le acaba la corta vida que tenemos. P o r tanto, sin detenerme en esta verdad, pasaré a adornar a nuestro amante de buena estatura, antes robusta que afeminada, más libre que cuidadosa o afectada, comoquiera que sea casi imposible criarse sublimes pensamientos en personas tan aparentes que gastarán la mitad del día en componerse, contando los pelos al bigote y los ademanes al espejo; delito que no acontece sino 26
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Sería posible deducir esto del m i t o de Láquesis (la Parca que asigna los lotes)
y la e l e c c i ó n de vidas al final de la República 2 7
de P l a t ó n .
Frase que, algo i r ó n i c a m e n t e , recuerda las ú l t i m a s palabras de Lizarillo
de
Tormes, que se creía estar «en m i prosperidad y en la c u m b r e de toda buena f o r t u na». 2 8
primero que: antes de que.
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a mujeres de menor esfera. N o se niega que la parte de cuidado que puede suplir el agravio de la naturaleza sea l o a b l e , y aun necesaria en los que tratan de parecer bien en el pueblo, pero véase cuánto más odiosa es la afectación que el descuido en el que se hubiese de pecar en uno de estos extremos. Y entretanto, cuidaremos de que no le falte a nuestro amante una libertad honesta en el semblante, en las acciones y en el traje. A muchos he visto preciarse de flojos en el andar, a otros de robustos, fijando los pasos, c o m o si fuesen al son del pífano y de la caja ; algunos hay que con ademanes y gestos se quieren hacer semejantes a algunos príncipes en quien notan aquello, imitándoles en lo malo, como Plutarco dice de los malos pintores, que en los retratos luego se van a las arrugas y dobleza, que es lo que se imita con mayor facilidad . 29
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Luego desearemos la decencia en el traje, y en esto se debe tener mayor a t e n c i ó n , porque, así como del cuerpo y las acciones suelen llamarse retrato del alma, se hace favorable o adverso juicio de los que se visten mucho más arriba de su dignidad, o más abajo de su poder, puesto que lo uno denota desvanecido cerebro, y lo contrario miseria y bajeza del á n i m o . M u y parecidos son algunos que he visto vestirse costosa, como impropiamente al Tersites, que pinta H o mero, que es un hombrecillo el cual se quiere poner las armas de Aquiles, y como le vengan anchas y desmedidamente pesadas, le oprimen con vergonzoso peso, haciéndole ridículo a los más compuestos ojos . L o mismo sucede a los que, cargados de galas, parecen perchas de ropería, y turquesa en que forja los apodos el pueb l o . D e m á s que este género de hombres (si se han de llamar 32
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L a y u x t a p o s i c i ó n de «agravio» y « n a t u r a l e z a » es preferencia de B o c á n g e l ;
véase 30; 3 2 - 3 3 . 3 0
Instrumentos m ú s i c o s asociados c o n las bandas militares; cfr. 87; 195: « S u e -
nan parches y pífanos asordan». 3 1
Plutarco, Quomodo adulator: «sed sicut malí pictore, ubi assequ i ex itnperit ¡a specio-
sa nequeunt, reddunt in rugis, lentiginibus, et cicatricibus gentilitateru»
(Ethica, p . 2 9 8 , 11.
50-52). 32 T
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t e s
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i l de los m á s deformes e iliberales de los griegos durante a
la guerra de T r o y a — c o j o , j o r o b a d o y ralo de p e l o . L e gustaba burlarse de sus c o m p a ñ e r o s , en especial de A q u i l e s y U l i s e s . F i n a l m e n t e , A q u i l e s le r o m p i ó e l c r á n e o de u n p u ñ e t a z o . Para m á s detalles sobre Tersites, véase H o m e r o ,
litada,
L i b r o II. 3 3
turquesa: «El m o l d e , donde se hacen los bodoques, para tirar c o n la ballesta:
y p o r e x t e n s i ó n se dice de otras cosas» (Autoridades).
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hombres aquestos) no sólo se perjudican, pero en cierta manera tiranizan con su p r e s u n c i ó n a las infelices damas con quien tratan, pensando tan bien de sí mismos que tienen por de justicia los favores y por deuda lo que es gracia, fuera de que siendo tan corta la vida que a ú n falta en los d e m á s edad para saber lo necesario, ¿qué se p o d r á esperar del que la gasta en lo superfluo, así en las acciones y ademanes como en el traje? Y porque entiendo que todos vendréis en esta parte, pasaré a componer este sujeto de algún estudio en buenas l e tras, si no latinas, a lo menos españolas; no carezca de alguna parte de historia, pues ya nuestra lengua tiene L i v i o s y T á c i t o s , y caso que no apetezca escritos tan judiciosos, emplearse en la lección de nuestros poetas, pues ya las Musas castellanas no envidian ajenas M u s a s . C o n esto se adiestrará el ingenio a concebir no vulgares conceptos, y uno sembrado en la memoria p r o d u c i r á muchos de su casta, como el grano de trigo en terreno fértil . H a y algunos que se fían en un pronto natural para decir, y en confianza de la expedición verbosa de la lengua no estudian ni se adelantan, c o n t e n t á n d o s e con ser de los ingenios que pican, como dice Séneca, y no de los que penetran . Esto represento, no para que los legos desesperen, sino para que se animen, pues nunca es tarde para saber». 34
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A q u í se l e v a n t ó L i c i o , diciendo: « C o n exceso (Gravino) habéis desnudado al que, naciendo con defectos, pudiérades permitir el amparo del arte. Las galas en el que las puede traer son de lucimiento, hácenle respetable y añaden autoridad al que se la q u i t ó naturaleza, 3 4
E n su « I n s t r u c c i ó n d e l c o n d e de Portalegre a su hijo sobre c ó m o se ha de
g o b e r n a r en su m o c e d a d y en la C o r t e » (obra b i e n d i f u n d i d a en la é p o c a y que B o c á n g e l posiblemente c o n o c í a ) , d o n j u á n de Silva ofrece los siguientes consejos a su hijo sobre sus estudios: « A d v e r t i d que no p o d é i s escusar de aprender la lengua latina o a l o menos de manera q[ue] e n t e n d á i s los mejores autores aunque sean los mas obscuros, y aun os estaría m u y b i e n el saberla escribir, y hablar, p e r o si n o llegases alia c o n lo que arriba d i g o me c o n t e n t o » ( B N M M s . 1 7 . 8 8 1 , f o l . 60r). L u e g o e n u m e r a otras áreas de e s t u d i o : « C o n esto os aconsejo que trabajéis
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inclinaros a entreteneros l e y e n d o libros de historias p r i n c i p a l m e n t e de d o c t r i n a m o r a l en L a t i n , y de P o e s í a , y tener p o r cierto q[ue] me haueis de agradecer este consejo si l o tomareis. S i los poetas os deleytasen no os dexeis persuadir dellos a hacer versos castellanos o coplas que es t e n t a c i ó n que vence a m u c h o s p o r q u e la p o e s í a vulgar no sufre m e d i a n í a , y pocos hombres ay de tan clara vista a q u i e n sus conceptos razonables no parezcan finos» (fol. 6 1 r - v ) . 3 5
Plutarco, Moralia:
Quemadmodum adulatorem ( v é a s e arriba 69 y n o t a c o r r e s -
pondiente) y el Evangelio de San Lucas, 8, 5-15, parábola del sembrador. 3 6
Véase Prosa primera, 69 n . 17.
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o por fealdad del rostro o bastarda estatura. Así me parece que erráis en querer que ande sencillo el defecto y no vengada la injuria del nacer fuera de la orden de la escultura humana. Luego queréis que sea estudioso y letrado el que le bastaba ser buen amante. Y ya tardáis en decirnos q u é especie de amor es la que ha de profesar, y c ó m o ha de portarse en lances de querer y ser querido». Responder q u e r í a G r a v i n o , si no se adelantara la divina A n t a n d r a , y dijese: «Usando de la licencia de que cada circunstante hable lo que le o c u rriere, disculpando, antes aprobando, que sea libre el cuidado en el adorno, observando la medianía, que en todas cosas es madre de los aciertos , digo que estaba primero desear en el cortesano el estilo en el hablar que el cuidado en la lección que se propuso, sea la que fuere, que cualquiera es útil. N o es lo más fácil, y es lo más necesario, el modo de portarse en la conversación, que a m i juicio es éste: lo primero, prevenir con q u i é n se ha de hablar; lo segundo, q u é es lo que se ha de hablar; y, ú l t i m a m e n t e , a q u é se dirige lo que se habla. Grande mengua es trocar las materias en los sujetos, tratando de armas o letras en un estrado, y al revés entre personas de letras cosas de armas o mujeres. ¿ Q u é se ha d e pensar de quien habla lo que no es c o m ú n a todos, sino que se lo quiere hablar solo, y a mejor librar, que quiere ver ignorantes a los que habla de cosa que ignoran? Cosa tan aceda y odiosa que lo es sobre todas, comoquiera que no hay quien tanto se deje aborrecer, como aquél que da a entender que excede en lo más sensible, que es el entendimiento. Sigúese el prevenir lo que se ha de hablar, y esta p r e v e n c i ó n no ha de ser madura sino reportada, porque la flema en el decir es tan insufrible como la cólera del que amontona y aja las razones, p o n i é n d o l a s una sobre otra sin distribución o m é t o d o . Algunos hay que juzgan defectos menores en la oración feísimos, y no caen en los esenciales, como un escrupuloso lector que, leyendo un discurso, culpaba mucho al autor porque las personas que i n t r o d u c í a unas veces se hablaban de vos, otra de tú; siendo así que, por lo que tiene de natural este descuido, antes se debe imitar que huir. Esos son los que, como hablan de una vez, se quedan después desvanecidos y tácitos, como el que ha delirado mucho rato con el frenesí, lo cual desazona por m i l modos a los oyentes, no dejándoles decir n i entender, que no sé cuál pesa más en 37
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R e c u e r d a la « mediocritas áurea» de H o r a c i o . L a palabra «de» falta en el original.
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los que desean ambas cosas. E l fin ha de ser dejar más gustoso o mejorado al que hablamos. A q u í q u e d a r á n reprendidos los que hablan en cosas propias tan largamente como si el que escucha hubiera de sacar grandes utilidades de tal noticia. Así siempre se ha de m i rar, cual sea lo que más importe, o lo que más justamente deleita al que a c o m p a ñ a m o s , a fin de templarle los afectos que tuvieren disonancia al gusto, a la verdad, o a la razón, porque el amigo es m é d i c o del alma, como los del cuerpo de los achaques a quien tocan los ardides y cuidados en las curas que emprenden, y a éstos debemos imitar en el escoger tiempo sazonado para la conversación, que a veces sobrará la mejor y hará falta la más inútil. C o n esto prosiga Fileno, y demos cuenta de lo que ha madurado en su silencio». Sin duda que habló por el deseo de todos la discreta Antandra, y todos discurrieran en lo que había discurrido si el obediente caballero no les embargase la a t e n c i ó n en tal estilo: « N o t o r i o es a todos cuán bien parezca en un amante cortesano la agilidad y destreza, y en la parte que más se debe adquirir es en el jugar las armas, en la danza, y en otros ejercicios que descubren el garbo de la persona más í n t i m a m e n t e . T a m b i é n si le ayudase la v o z se p o d í a atrever, no muy rogado, a cantar un poco, pero n i esto se le aconsejaría a no saberlo hacer más que medianamente, porque es sin duda que hay artes y habilidades que huyen m u c h o más que otras la m e d i a n í a , como son la poesía, la pintura y la voz, y el que las ejerce debe templarse mucho en el m o d o , puesto que haya muchos, que por mostrarse despejados con extremo, dan en la desmesura y desgarro, que es o d i o s í s i m o , y al contrario los que procuran un entonamiento y elevación en lo que obran paran en ser encogidos y, como solemos decir vulgarmente, atados. T a m p o c o debe el amante cuidar con exceso de saber juegos, chistes y habilidades que se suelen frecuentar en señalados días, porque esto tiene más de desautoridad que de gala; sólo se debe afectar la cortesía (si en esto puede haber afectación) sin distinguir personas, n i grados, esto es lo que conserva la v o z c o m ú n , que solía decir u n gran estadista que era don del cielo, y en cierta manera es el primer moble de la vida, pues ésta consiste en la c o m u nicación, la cual procede de la cortesía y humanidad que nos hace bienquistos y amables. Vese que es liberalidad del cielo, porque se adquiere de balde, y se da y gasta sin dejar menoscabado el caudal del más p r ó d i g o de ella. Y porque de esta verdad hay tan ilustre experiencia aquí, pasaré a proponer q u é g é n e r o de amor ha de p r o -
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fesar este amante que vestimos, que es un amor que no se encierra en los codiciosos t é r m i n o s de esperanza en orden a material posesión; aquél, digo, que no ha menester ajeno apoyo, n i arrimo de correspondencia para durar y vivir, semejante al algodón del pabilo que en faltándole la cera fallece . N o niego que hay buenos artífices de esta labor, que por faltarles conveniente materia dejan de obrar milagros en el trato y prodigios en el espíritu, y más en la Corte donde se dan los cuidados más al ejercicio que a la a t e n c i ó n , pero n i debe desalentar esto al buen escultor (que aquí es el amante), pues antes realza el m é r i t o la indignidad de la materia en el que labra c o n valentía, n i la ajena culpa puede disminuir la gloria de una firmeza y constancia, libres de los achaques de mala correspondencia. Véase c u á n t o se acerca a lo divino quien ama siempre de una manera, y c u á n t o mejor p o d r á amar siempre de una manera quien pende sólo de su cuidado, que quien tiene dependiente el servicio del premio. Pero, respondamos a la duda que se concibe de esta doctrina, o por decirlo bien, al áspid que se oculta debajo de esta c á n d i d a flor del amor casto; dicen los que apoyan la p r e t e n s i ó n en el amante que le es natural, antes forzoso, por este argumento: que por el mismo caso que se tiene una cosa por buena se codicia y desea poseerse, y en no sucediendo así, o pudiendo no desear el amante, ya tiene una libertad y un poder consigo mismo, el cual se niega poder estar en el que de veras ama. D i c e n después que el aumento es natural, no sólo en cosa de tanta velocidad como el pensamiento y el cuidado, pero en todas las cosas que naturalmente desean su fin o aumento, y éste quieren que sea la posesión de lo amado, a lo cual se responderá con poca fatiga . 39
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L o primero, que es decir que se debe codiciar lo que se ama, o no se tiene por bueno, ha de ser c o n esta l i m i t a c i ó n , que el gozo sea honesto y puro de ver y oír los que se estima, sin llegar a violar los términos del decoro en lo interior n i lo aparente. Ofréceseme a este p r o p ó s i t o una semejanza útilísima en la rosa, c o m p a r á n d o l a a una hermosura: ¿Cuál diremos que la respeta, la pretende durable y quiere más bien, el que para poderla siempre oler no la trae entre las manos, antes la pone en parte que se conserve más, para gozarla sin
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pabilo: mecha de la vela. Cfr. 52; 2 1 - 2 3 : « T o d a cosa n a t u r a l / se m u e v e p o r q u e p r o c u r a / su au-
m e n t o » , idea que procede de L u c r e c i o , De rerum natura.
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d a ñ o suyo, de su beldad y fragancia, o el que la corta de la materna planta y luego la manosea y aja, con que no sólo queda la flor destruida, pero el mismo que la marchitó con violencias la aborrece, no mirando más en ella la hermosura que le e n a m o r ó primero ? D e adonde tal vez me puse a notar la providencia del cielo en armar de naturales espinas a la rosa, cautelando las injurias de atrevida mano en enseñanza de que hay cosas que nacieron para ser vistas y no tocadas . Y porque cerremos el símil con mayor propiedad, aconsejaremos al amante que se contente si llegó a poseer la libertad de la rosa o la hermosura, sin llegar en t é r m i n o s materiales a mayor v i o lencia, pues lo demás es añadir desdicha a la belleza, que harto desdichada nace en ser accidente sujeto a tantos golpes de vientos . 41
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A l otro punto, es a saber, decir que todo busca su aumento y trabaja por llegar a su fin, y en cuanto el ser favorecido con todo género de favores el amante le da a entender que es querido, y parece culpa no desear esta causa y estos efectos, se responde a j u i c i o m í o de este modo: Todas las cosas buscan su aumento, pero en su misma esfera, calidad y sustancia. E l amante honesto dentro de esta honestidad y decoro se le permite desear el aumento, esto es aspirar a ser querido, cuando más le permitamos (y aun hay amantes de tan estrecha c o n ciencia que por lo que tiene de dependencia ajena el procurar ser querido, tampoco permiten este deseo al verdadero amante), resolviéndonos sobre todo en que el mayor y más firme amor es aquél que procure mayor vida y mayor conservación de su cuidado, y esto a 4 1
U n p r o b l e m a central c o n el amor c o r t é s consistía en el lugar destinado o no
al deseo. ¿ P o d í a haber deseo en u n a m o r tan p u r o y casto, y si n o , c ó m o i b a a perdurar u n a m o r sin deseo? B o c á n g e l lo expresa sucintamente en e l p o e m a 17: « N o d u r a la b e l l e z a u n solo instante / m á s que e l deseo, y e l deseo m i e n t e / al p u n t o que p a s ó de la e x p e r i e n c i a » (vv. 9-11). M u y interesante en el c o n t e x t o de este t r o z o de la Prosa cuarta, estos versos d e l soneto siguen a otros sobre la rosa, c o y u n t u r a que se da a q u í t a m b i é n ; véase la nota siguiente. 4 2
L a rosa era imagen tradicional para la beldad y la fragilidad; v é a n s e 17; 5-8:
«Más dura en la r e p ú b l i c a d e l prado / la rosa que el c u l t o r descubre tarde / que aquélla a q u i e n avisa que se guarde / la primera experiencia del arado», y la Égloga amorosa, 32; 1-72, especialmente, v v . 4 9 - 5 0 : « D i a n a , ¿viste t ú la rosa bella / bella entre muros de nativa espina». 4 3
Cfr. 32; 5: « F ó r m a l a u n soplo y otro la f e n e c e » , y 32; 7 0 - 7 2 : «Si es la h e r -
m o s u r a flor, e l v i e n t o ufano / la goce; m u e r a de accidente antes / que m u e r a al golpe de grosera m a n o » .
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nadie le acontece, como al que no espera poseer, puesto que la posesión no es otra cosa que un fin y un paradero del deseo y la esperanza. Y aunque es verdad que el que consiguió, siendo firme, no está ocioso, porque trata de conservar lo adquirido, este cuidado es quieto y no solícito y apresurado, como el de alcanzar, y si no, ¿cuál t e n d r á mayor y más impaciente cuidado, el que leyere un gustoso libro que jamás leyó, o aquél que, aunque le tiene por bueno, le ha pasado tantas veces que casi le sabe de memoria? Fuera de que la gala y fineza en el amante es el estar sujeto y rendido por todos caminos, y no pensar j a m á s que merece. T o d o sucederá al contrario después de la p o s e s i ó n , pues el más humilde pensará que merece lo que adquirió, y no queda sujeto, antes parece que d u e ñ o del campo, que a toda ley la dama es después la que tiene más que perder en el empleo». Adelante pasara Fileno si el p r o n t í simo L i c i o no se le opusiera en tal modo: « N o dudo que lo discurrido se sustenta en abonados t é r m i n o s de verdad, pero deseo que entremos en mayor dificultad de esta materia, y es preguntar: si sucediese a un amante, tal como le habéis pintado, el querer la dama adelantarle en favores, obligada y agradecida, o p o r i n c l i n a c i ó n o amor, ¿qué debe hacer en tal caso ? Después de esto, ¿ c ó m o se sabrá si el amante es h i p ó c r i t a , quiero decir, si disimula los deseos en la apariencia y trato? Y ú l t i m a m e n t e , si se le permite el celar y el quejarse, con otras circunstancias que trae el cuidado, que a todos, creo, son conocidas; porque si relevamos al amante casto de los pesares y pesadumbres que suele haber en otros amores, quedará tan desnudo de merecimientos y tan mano sobre m a n o , como vulgarmente se dice, que ni podrá obligar ni habrá diferencia en amar a una mujer o a una p i n t u r a » . « N o prosigáis ( r e s p o n d i ó Fileno), sino sabed, respondiendo a lo principal que fue preguntar c ó m o se portaría aquel a quien se ofrecen favores más activos, o evidente ocasión de tomarlos, si éste los debe escurar o a d q u i r i r ; a l o cual se me ofrece que el 44
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Cfr. 52; 1: «La que obligada agradece / n o debe m á s alta paga». E n todo c a -
so, parece u n t ó p i c o o tema de certamen o academia literaria bastante t í p i c o . 4 5
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mano sobre mano: «Estar m a n o sobre m a n o es estar o c i o s o » (Covarrubias). A u n q u e e l texto en el o r i g i n a l parece que está c o r r o m p i d o a q u í , pues dice
«si este los deue escurar, ó a d i q u r i r » , d o n d e , o b v i a m e n t e , «adiqurir» es error p o r «adquirir», «escurar» (que p o d í a parecer error p o r «excusar») parece que está b i e n : « T e r m . d e l obraje de p a ñ o s . L i m p i a r e l p a ñ o acabado de fabricar d e l aceite, c o n
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mismo amor es enmendar la imperfección en la prenda, que se pueda decir bien amada. Y puesto que no hay mujer que madrugue en declarar sus deseos más que el amante que la sirve, no será tanta la licencia que a éste se le d é , que si fuere avisado, no piense que se burla la dama, o que quiere probar su desinterés con la ocasión. B i e n así como acontece al d u e ñ o que, queriendo probar la fidelidad del criado, finge que descuida alguna prenda de estima, no porque su intento sea otorgársela, mas para hacer examen de su i n t e n c i ó n en la coyuntura. Esta prenda será en la dama una mano descuidada, cosa tal, y lo que ella ha de confiar o recatar después de la prueba es el alma y el albedrío. Y a sé que me replicaréis que no se ve en el mundo esta legalidad, antes, que a media o c a s i ó n se añade una entera osadía. Pero respondo que yo no describo c ó m o son los amantes, sino c ó m o habían de ser, y este aprieto servirá de que se consiga lo que se pudiere, al m o d o que, si alguno ha de saltar un arroyo, debe poner la mira en mayor trecho para conseguir el preciso». Y a quería satisfacer a los d e m á s cargos Fileno, si no le estorbara la divina A n t a n d r a , m i r a n d o a Fabio c o n talante de quien desea hablar y aguarda sazón y licencia. Así se le impuso que prosiguiese en satisfacer a las objeciones restantes, y él, haciendo reverencia a todos, les o c u p ó así la a t e n c i ó n . «Resta, discretísimos circunstantes, satisfacer a dos puntos, es a saber, c ó m o distinguiremos al que naturalmente profesa l i m p i o amor del que le miente y le toma por achaque y capa de introducirse. Y aunque parezca algo trivial, c o n taré a este propósito lo que se me ha ofrecido ahora. Días ha que, en casa de un señor de este lugar, p a s e á n d o m e por su galería, reparé, entre diversas pinturas que la adornaban , en un lienzo donde se figuraba el ardid con que ciertos indios suelen cazar unos pájaros de estima; y es el caso que en unos espaciosos estanques suelen echar unas calabazas grandes y redondas, sobre las cuales suelen sentarse estas aves, de que abunda aquella r e g i ó n y aquel sitio. Los indios entonces (que los más son buzos destrísimos) se zabullen tan dentro del agua que sólo las cabezas descubren cubiertas de aquellas calabazas. Los pájaros, e n g a ñ a d o s , vienen a sentarse sobre las cubiertas 47
greda o j a b ó n , antes de batanarlo» (Autoridades). O b s é r v e s e la referencia i n m e d i a t a en el texto a « e n m e n d a r la i m p e r f e c c i ó n de la p r e n d a » . 4 7
Interesante referencia a la c o s t u m b r e que se e x t e n d í a en el X V I I entre los
nobles de tener u n a g a l e r í a de retratos o pinturas en sus casas; sobre esto, M o r á n y C h e c a , 1985.
véase
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cabezas, y entonces sacan los brazos los cazadores ocultos, y con facilísimo rapto las prenden . Véase ahora cuan semejantes son a estos indios los cautelosos amantes, vistiéndose de afectos candidos superficialmente, y no bien se hallan en ocasión de sacar los brazos de los deseos cuando procuran hacer presa ignominiosa de aquellas que, engañadas de su limpio afecto, los admitieron. 48
A este p r o p ó s i t o se me ofrece t a m b i é n la pintura misteriosa con que los antiguos figuraban al amor, es de notar, n i ñ o : lo uno por la sinceridad y poca codicia que tiene, y lo más porque el verdadero amor, o no ha de tener manos, o las ha de tener presas y fajadas como acontece a los muy infantes. N o será tampoco ajeno de lo que se trata el comparar las suertes de amantes a los fines de los cazadores: unos buscan el pájaro para matarle, otros para que, preso, acompañe con dulce a r m o n í a los oídos y c o n agilidad graciosa los ojos, símbolos ambas especies del eterno y del caduco amor. Mas, por no dilatarme en más pruebas, concluyo diciendo que supuesto que el conocer corazones sea dado solamente al cielo, y el engaño de una i n t e n c i ó n no pueda pasar de una o dos coyunturas, donde sin poder más se atreve el grosero amante, fiemos de los días este c o n o cimiento, pues no será aquí solamente la mejor y más cierta, aunque más costosa, la doctrina del tiempo. Y nadie envidie, antes se lastime, al mal amante, que trae como la víbora dentro de sí lo que le ha de matar. Así pienso, dejando el adelantar esto a tan discretos discursos, pasar a tan delicado punto, c o m o decidir si al amante casto se le permite pedir celos, y el tratar de desviarlos». A q u í llegaba de su discurso Fabio cuando J u s e p í n , un muchacho de perpetuo donaire, a quien habían dado las gracias en su palacio casa de aposento de por vida, y los chistes palabra de no faltarle en sazón alguna, se levantó con a d e m á n de ridículo, diciendo: «En m i vida callé tanto tiempo, señores, y en m i vida tuve más ocasión de hablar . P o c o ha codiciábades en este amante una agilidad extre49
4 8
A n é c d o t a acerca de los indios que B o c á n g e l p o d í a haber l e í d o en cualquiera
de las Crónicas de las conquistas que c i r c u l a b a n entonces; sobre las lecturas de los e s p a ñ o l e s sobre el N u e v o M u n d o en esta é p o c a , v é a n s e D a d s o n , 1998b, C a p . 3 «Libros y lecturas sobre el N u e v o M u n d o en la E s p a ñ a d e l Siglo de O r o » , p p . 71¬ 92, y D a d s o n , 1992b, pp. 213-64. 4 9
J u s e p í n representa la v o z de la parodia, al subrayar los puntos flacos de toda
d i s c u s i ó n sobre el amante cortesano. D e m u e s t r a , p o r l o m e n o s , que los m i s m o s
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mada, y si todas las cosas en su fin o mayor aumento son perfectas, entiendo que no os pesaría de que fuese volatín este amante, y a él tampoco le pesaría, porque para este ejercicio casi se desnuda. D e s pués reprendíades el hablar con estilo muy corriente, deseando que fuese el amante tartamudo, que hablase de dos la una, y cada palabra en dos tomos, como un mercader de Londres, de quien se refiere que era tan tardo en las respuestas que si le preguntaban el precio de una m e r c a d u r í a , podía el que lo preguntaba irse a comer y volver a oír la respuesta, y a ú n v e n d r í a temprano, pues tales hombres no pueden hablar en Cuaresma, porque quebrantaban el ayuno, c o m i é n d o s e la mitad de lo que hablan . M e n o s tolerable me ha parecido el pintar u n amante tan recoleto que ayune a pan y amor, sin pedir de sábado en sábado una mano de limosna. Pero lo que más mueve m i risa es que pensáis adular o servir mucho a las damas con desesperar de llegar a ellas; ¿que más se hiciera c o n una peste, que andar siempre armado el cuidado con un eterno noli me tangere? Inútil d o n es de naturaleza la hermosura si no es buena más que para ser mirada; a tales hombres una estatua les b a s t a r í a , si tan independiente han de tener el cuidado del favor. Sabe Dios cuántas t e n d r á n por amenaza lo que llamáis promesa, demás que nadie puede asegurar lo que hará en el progreso del amor, que al p r i n c i p i o , como menos e m p e ñ a d o , promete el deseo lo que después no le es fácil. Y al fin, no tengo por amor el tener tan en la mano el albedrío (que ha de estar cautivo y preso) para ser legislador de sí mismo el que es ajeno. Y o por lo menos, en tanto que estoy vestido de esta imperfecta carne, no me atrevería a entrar en esa cuadrilla de serafines que habéis pintado con sus blancas túnicas y raídos como a navaja los deseos». 50
Hasta aquí h a b l ó J u s e p í n , porque le mandaron callar. M e t i ó s e debajo de un bufete, donde se paseaba como gato de algalia , y mal que quiso su inquietud, hubo de escuchar a L i c i o , que, por ver d i vertido a Fabio, se t o m ó licencia de sustituirle, diciendo: « M u c h o temo alargar el discurso de esta noche, así quisiera concluir satisfa51
poetas que cantaban ad infinitum a sus damas de su a m o r i m p o s i b l e , eran capaces de reírse t a m b i é n de las incoherencias del amor c o r t é s . 5 0
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A n é c d o t a sin localizar. gato de algalia: « m a m í f e r o c a r n í v o r o o r i u n d o de Asia» (Alemany).
Utilizado
p o r G ó n g o r a en Las firmezas de Isabela, II, 1 8 4 9 - 5 1 : « C o s a de j u e g o , / algalia de algunos gatos, / que no son gatos de algalia».
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ciendo al ú l t i m o punto que por tácito gusto de Fabio me incumbe, dejando las cavilaciones que más ociosa que fundadamente propuso e l j u s e p í n chistoso. Pretendo, pues, que merezca más el amante casto en los celos que el otro, pues a éste el pedirlos más le es de desahogo que de pena, y el amante puro padece callando y sufriendo lo que por humilde no se atreve a explicar, al revés del soberbio que quiere no sólo que nadie se le aventaje, pero dar a entender su propia presunción. Quede aparte lo que defrauda el decoro de una dama quien llega no solamente a creer falsedad en el trato pero a acusarla ante el tribunal de su honor y v e r g ü e n z a , las más veces inocente. Otra razón es la que hay para que de ordinario vivan más celosos los lascivos amantes que los desinteresados, y es que, como tienen desobligada por propias satisfacciones a la dama, temen ajeno empleo, como no merecen lo que tienen y les es más natural la envidia, como más distantes del m é r i t o . Ultimamente es la diferencia que, como el desconfiar y culpar la dama es culpa que se desmerece con ella, y más estando inocente, como de ordinario sucede, huye más el casto amante de perder con lo amado, como quien m á s l o estima y m á s teme perderlo. D e manera que venimos a parar en este principio que el amante vulgar pretende descartarse de toda pena, no sólo abreviando el t é r m i n o de la esperanza sino satisfaciéndose en toda duda o agravio imaginado, procurando asegurar la plaza de la posesión de modo que se pueda dormir a confianza suelta y a s u e ñ o confiado , afanándose en la esperanza, para descuidar de asiento en la posesión, o trabajando mucho en orden a no trabajar nada. Ahora se me ofrece que si me mandasen pintar al amante, dibujaría yo a T á n t a lo, el cual, según la fábula, siempre quiere alcanzar la manzana y beber, pero nunca bebe n i alcanza, n i en largos siglos se desengaña de lo imposible de su intento . Sucede entre estas dos especies de amantes lo que en la lumbre de la estopa y el l e ñ o , una llama reluce y parece, pero no tiene esencia ni i n t e n c i ó n ; otra no parece, antes se suele disimular en la ceniza y se está consumiendo en ardores lentos. Así el amante aparente todo es señas infructíferas y fingidas, y el casto es un M o n g i b e l o cándido cuyas entrañas arden continuamen52
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R e c u e r d a la frase « d o r m i r a pierna suelta». Sobre T á n t a l o , véase 2; 498. estopa: «Lo grueso y basto del l i n o que queda en el rastrillo cuando se peina
y rastrilla» (Autoridades). Es la parte que se enciende de una vela.
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te . Según lo discurrido, me parece que el amante queda vestido de convenientes armas, y que sólo este amor se debe abrazar, logro de cualquier fatiga y usura del alma. Pues, c o m o dice P l a t ó n , persuadiendo esto mismo, si el amante muere una vez, siendo sepulcro de sí mismo, resucita dos: una, cuando se ve en el sujeto amado; otra, cuando se ve querido a l l í . Éste es un bien que tenemos inmortal, sin que haya otro de su casta en el n ú m e r o de los hombres». 55
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— C o n esto calló Fabio — h u é s p e d amigo— por no detenerte en menudas réplicas, que tampoco debo tanto a m i memoria que me las ofrezca. — N o pensé —le r e s p o n d i ó el atentísimo A r g e o — que pudieras hablar mal, sino ahora que veo que acabas, dime si hay cosa de que te acuerdes, por menuda que sea, antes que entremos en la C o r t e , que dista m u y pocos pasos, si entre borrados lejos no me engaña la vista. — C o n c l u i r é —dijo don L o p e — diciéndote que el ú l t i m o lance fue una disputa que se m o v i ó entre las hermosas Gerarda y N i s e , contrarias en tal o p i n i ó n : una decía que el estilo en el escribir, el amante o dama, había de ser el mismo que se tenía en hablar; otra que no, por razón de que lo escrito, como cosa que permanece y d u ra, debe cuidarse más en lo razonado de ello, y que en la conversación se borraba fácilmente cualquier desacierto con una sazón nuev a , y así se p o d í a descuidar más en esta parte. M u c h o s debates tuvieron sobre esto, y concluyeron diciendo que el modo de hablar debía ser tan corriente en el papel c o m o en la conversación, porque una carta es retrato de la conversación del ausente , y no parecerá el mismo si quiere ser afectado en el decir; pero los conceptos y sentencias deben mirarse más por escrito, comoquiera que son eternos testigos del entendimiento y á n i m o del que lo escribió. Apenas se sosegó esta cuestión cuando, porque la noche iba mediándose y temía cada uno ser el molesto, se levantaron todos tan a tiempo que ninguno se levantó primero, y habiendo hecho las debidas cortesías, se despidieron primero de la divina Antandra, cuya afabilidad majes57
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Mongibelo: «el m o n t e E t n a , palabra que t o m ó G ó n g o r a del italiano Mongibe-
llo, v o z h í b r i d a de árabe y latín» (Alemany); véase 17; 1. 5 6
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Sentencia sin localizar en P l a t ó n . sazón:
«ocasión, tiempo oportuno o c o y u n t u r a »
(Alemany).
Cfr. C i c e r ó n , q u i e n dijo que la carta era «amicorum conloquio absentium»
lippica, II, 4), es decir «una c o n v e r s a c i ó n entre amigos ausentes».
(Phi-
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tuosa fue larguísimo pago del cuidado común, después de Nise y Gerarda, que con cariciosa modestia aplaudieron el festín y agasajaron los buenos deseos de L i c i o , F i l e n o , Fabio y Gravino que, divididos, se fueron a pensar en la dicha que habían tenido. N o pudo alargarse más la r e l a c i ó n de don Lope porque ya se vieron él y su camarada dentro de M a d r i d , y, repitiendo Argeo infinitos agradecimientos a su nuevo adalid, llegaron a casa de don L o pe, donde su familia alegre le esperaba, y lo más presto que pudo, aposentó al huésped; y él, antes de acostarse, quiso pasar los ojos de la atención por la copia de su historia que Argeo le e n t r e g ó cerca del Pardo, que así decía: 74 Sabrás, generoso joven, por quien hoy me dice el tiempo que llame, pues me da vida segundo padre a tu acero; sabrás, si es que mis heridas me consienten voz y aliento, que, como son de traidores, juzgo que engañan m i esfuerzo; sabrás, pues, que donde yacen aquellos muros soberbios, romanos, del tiempo heridos, pero rebeldes al tiempo, tuvo m i linaje origen. M i s pasados fueron Güelfos; no ignoras las disensiones de los dos bandos opuestos. Estrecha amistad contraje desde mis años primeros con un joven, vinculada
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vv. 14-16 Güelfos: u n o de los dos bandos que a t e r r o r i z a r o n y d i v i d i e r o n la c i u d a d de F l o r e n c i a en e l siglo X I V , c o n t r a r i o de los G i b e l i n o s . T e n i e n d o e n cuenta la historia de a m o r frustrado
que se va a narrar en este r o m a n c e , cabe
recordar que la historia de R o m e o y J u l i e t a se desarrolla c o n las disputas entre los G ü e l f o s y los G i b e l i n o s de fondo.
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en la inclinación y el deudo. Ambos las letras cursamos y las armas, pretendiendo ser valientes con reposo, sin afectación discretos.
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Galas vestimos iguales, pero jamás permitiendo lo femenil al adorno, ni a la invención los empeños. Las almas comunicamos sin excepción de sucesos, que en seguridades nobles fuera delito el secreto.
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Pero yo, el más infelice, que desde mis años tiernos el n ú m e r o a las desdichas apura m i sufrimiento, miré unos ojos tan dulces que, a no temer ofenderlos m i alabanza, se arrojara a un mar de encarecimientos. H o l g u é m e de ser vencido, cual mariposa que al fuego se precipita, olvidando por su locura su riesgo. Sirvo a Livia, sé que es noble, solicito con extremos apelar de mis martirios a las glorias de H i m e n e o . Livia me responde grata, ojalá, cielos, primero que me dio el primer favor, me diera el postrer veneno. Pasaron algunos días
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v. 24 Cfr. 2; 121 y la d e s c r i p c i ó n de L e a n d r o : « D i s c r e t o el j o v e n es, sin artific i o ; / n o afectado galán». v v . 42-44 T r a d i c i o n a l imagen de lo irresistible que es el amor; cfr. 2; 2 8 9 - 9 0 : « C u a l mariposa en l u m b r e imperceptible / c o n flaco aplauso el riesgo s o l e m n i z a » . v. 48 Sobre H i m e n e o , dios del m a t r i m o n i o , véase 2; 452.
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soplando tan grato el viento que de lícitos favores tocaba yo los extremos, cuando adolecí de modo que el médico más experto, como a viviente cadáver, me negaba los remedios. Mas sola fue m i desdicha quien no me tuvo por muerto, pues entretanto dispone que C e l i o , m i amigo C e l i o , trate casarse con L i v i a , ignorante de m i empleo, y ella, a fuerza de sus padres, permite en el casamiento. Quisiese o no, al fin casóse. Si dolencia tal y celos entonces no me mataron, sin duda que soy eterno. Convalecí de mis males, de males, digo, del cuerpo, que de esotros es en mí naturaleza el tormento. L i v i a , mujer más que todas, aborreciendo a su d u e ñ o , en m í caricias repite, áspid falso y lisonjero, que la flor que halaga hechiza, o ya labrador grosero, que sólo la espiga halaga para darla al corvo hierro. Mas siempre me halló invencible, no así los escollos puestos en medio del mar constrastan a las ondas y a los vientos, porque m i pasado agravio y de una amistad los fueros v. 76 Sobre el tormento que se convierte en naturaleza: 6; 5-6 y 10; 1-4.
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me hicieron dos veces firme, por venganza y por respeto. Era la sazón del a ñ o cuando miramos a Febo en diluvios de oro ardiente anegar los prados secos. C e l i o una quinta tenía donde me llevan sus ruegos, y adonde su v i l consorte me persigue sin efecto; y, creyendo que su esposo estorba sólo su intento, darle la muerte procura, por dar vida a su deseo, mas con tan fiero designio que con un engaño mesmo él muere, viniendo a ser este brazo el instrumento. Ausentarse C e l i o finge. Pregunto su pensamiento; responde sólo que parte a examinar unos celos. Confuso, a Livia pregunto el caso, no sin recelo de algún d a ñ o . Livia dice que un fementido mancebo junto a su quinta vivía, que probados todos medios, de granjearla apelaba de lo amante a lo violento; que Celio finge ausentarse porque su rival, creyendo su ausencia, venga a la quinta donde le espera encubierto;
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v v . 93-94 F ó r m u l a que G ó n g o r a hizo casi obligatoria desde la Soledad Primera; v é a n s e 2; 2 1 7 - 2 0 y Retrato panegírico, 86; 65-66. v v . 9 5 - 9 6 Cfr. 1; 7 - 8 : « c u a n d o p r ó d i g o , e l s o l , de su tesoro, / los a n e g ó en diluvios de o r o » . v. 116 fementido: «falto de fe y palabra»
(Alemany).
prados
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que así vengarse procura, castigándole en su exceso. ¿ Q u é crédito no alcanzara tan verosímil enredo? N o pasaron veinte soles, y una noche en m i aposento siento pasos, voces oigo, que así me dicen: «Argeo (que éste es m i nombre), yo soy L i v i a , si eres caballero defiende tu ausente amigo, defiéndeme en tal aprieto, que nada permite Fabio entre la muerte o el lecho, y ya obstinado renuncia las caricias por los fieros. Fabio, el que yo te contaba, e n t r ó en m i jardín, y C e l i o se ha descuidado esta noche. Y o voy a m i cuarto, y luego que saque la luz del cuarto, entrarás osado y quedo a matarle; el mal es grande si lo parece el remedio». D i j o , y partió cual saeta busca despedida el centro, dejando el juicio dudoso si fuese verdad o sueño. (Claro está que era verdad si era desdicha). A l momento sigo las huellas traidoras con una espada y un peto. Sacó la luz de su estancia, por ver un testigo menos, L i v i a ; i n t r é p i d o le sigo, ella me conduce al lecho. « D u r m i e n d o está el agresor, v. 146 quedo: calladamente, suavemente.
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—me dice—; el mudo silencio te ampara». Y o , airado entonces, mi espada envaino en el pecho del que durmiendo pasó desde el uno al otro sueño, quedando yo de este caso inocente como reo. Trae luego L i v i a la luz; miro el cadáver de Celio, a L i v i a obstinada m i r o , que me enseña lo que veo, p r o p o n i é n d o m e que elija, porque está su amor resuelto a lograrse agradecido, o a vengarse de desprecios acusándome del caso. B i e n me creerás (¡oh Fineo!) que en suspensión tan extraña no distinguieras el muerto. A q u í la familia acude turbada, con tal estruendo que dijeras que los polos quebraban la fe a los cielos. H u y o yo, prenden a Livia; negando, pide un convento a la piedad de los jueces. Y o paso a Ferrara absuelto. Y , pues, gozo de Filipe los catalanes extremos, bien haya, a m é n , el peligro que me trujo tal remedio.
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FIN v. 190 Y a nos h a b í a d i c h o A r g e o que h a b í a estado en B a r c e l o n a , d e s p u é s de salir de N á p o l e s (ambas ciudades posesiones de la C o r o n a de A r a g ó n ) . T a m b i é n hay que recordar que a finales de marzo de 1626 el rey Felipe I V y el c o n d e - d u q u e de O l i v a r e s entraron en B a r c e l o n a para c o n v o c a r las cortes catalanas. L o s sucesos de C a t a l u ñ a — e n particular, el fracaso d e l p r o y e c t o de la U n i ó n de A r m a s — tal vez influyeran algo en los procesos creativos de B o c á n g e l , teniendo en cuenta que p o d í a haber estado escribiendo esta obra en aquel t i e m p o .
ESCRITOS
DIVERSOS
(1624-1633)
75 Décima* Los rayos de Belarmino, que es un nuevo sol cristiano, a este clima castellano trasladáis, L e ó n d i v i n o ; el del cielo peregrino, que ilustra eterno farol, os ceda, claro español, que si el sol ilustra a aquél, vos más generoso que él dais nuevo cielo a este sol.
* D é c i m a que figura entre los preliminares de R o b e r t o B e l a r m i n o , Principe Christiano,
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Oficio del
traducido p o r M i g u e l de L e ó n , M a d r i d , J u a n G o n z á l e z , 1624.
Los d e m á s poemas preliminares son de L o p e de V e g a , A l o n s o de Castillo S o l ó r z a n o , T i r s o de M o l i n a , J u a n P é r e z de M o n t a l b á n , A l o n s o de Salas B a r b a d i l l o . Es el p r i m e r p o e m a de B o c á n g e l para el que tenemos una fecha, p o r tanto el m á s t e m pranamente fechable. T e n i e n d o en cuenta su relativa j o v e n edad, está claro que no se encontraba en mala c o m p a ñ í a en esta c o l e c c i ó n . v. 1 Belarmino: R o b e r t o B e l a r m i n o , t e ó l o g o italiano, luego canonizado. v. 4 León divino: M i g u e l de L e ó n Soares, traductor p o r t u g u é s del l i b r o de B e larmino.
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76 A don Gabriel de C o r r a l * Soneto Cede la antigua edad a nueva infancia el ave eterna a quien Arabia honora; hoy, sin morir, renace y se mejora prodigio Argenis, inmortal de Francia. N o atiende, no, de siglos la distancia, ni holocausto de sí los cedros mora: tanta es la lumbre que en Gabriel adora que le sirve de incendio su elegancia. Sólo, Argenis, a ti fue breve gloria ser una vez eterna y duplicada; triunfas de ti y estás de ti vencida.
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¡ O h idea de los años respetada!, que edades asegura la memoria a quien para inmortal sobra una vida.
* Soneto p u b l i c a d o entre los preliminares de G a b r i e l de C o r r a l , La prodigiosa historia de los dos amantes Argenis y Poliarco, en prosa y verso, M a d r i d , J u a n G o n z á l e z , 1626, t r a d u c c i ó n hecha de la obra de J o h n B a r c l a y , que se p u b l i c ó en excelente l a t í n en P a r í s en
1621. L a histor ia, n o v e l a p o l í t i c o - a l e g ó r i c a , procede
original-
mente de H e l i o d o r o , siendo una i m i t a c i ó n de su Theagenes y Cariclea. E l m i s m o a ñ o de 1626 J o s é P e l l i c e r de Salas y T o v a r p u b l i c ó en M a d r i d su t r a d u c c i ó n d e l Argenis de Barclay, en dos partes. Para las numerosas traducciones y ediciones de la obra de B a r c l a y en el siglo X V I I , v é a s e S c h m i d , 1904; sobre las traducciones de Pellicer y C o r r a l , y la r e c e p c i ó n de la obra en E s p a ñ a , véase Davis, 1983. vv. 1-2 R e f i é r e s e al m i t o del F é n i x ; véase 2; 5 3 9 - 4 4 . v. 4 Argenis: h e r o í n a e p ó n i m a de la obra. v. 6 Se cuenta que el F é n i x hacía u n n i d o c o n plantas a r o m á t i c a s al que p r e n día fuego.
ESCRITOS
DIVERSOS
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77 Elogio en honor de Alonso de Salas Barbadillo
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Desde que España sosegó triunfadora de las iras de Marte, sustituyendo a los grabados escudos escritas l á m i n a s , a las bélicas trompas armónicas liras, empezaron los ingenios a competir con sus propios á n i m o s a sombra de los laureles que antes los coronaron . D e j ó nuestra edad a las pasadas ser sólo anteriores en tiempo, no madrugando hoy tarde para ser la p r i m e r a , puesto que la vida no la hace el n ú m e r o de los días, sino el empleo . A l t o argumento de esta verdad (entre los felicísimos que atesora España) se muestra el autor presente: p u d i é r a m e desviar la pluma en tal prueba haberse propagado la lisonja entre los hombres c o n tan tirano d o m i n i o que la justa alabanza, a u n e n los juicios más libres, teme enfrenada, pero cuando la causa es tan notoria, diferente miedo embarga los 9
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E l o g i o p u b l i c a d o en los preliminares de A l o n s o G e r ó n i m o de Salas B a r b a d i -
llo, La estafeta del dios Momo, M a d r i d , V i u d a de L u i s S á n c h e z , 1627. Salas B a r b a d i llo n a c i ó hacia 1580, v i v i ó en M a d r i d , y m u r i ó e n 1630. S e g ú n A l v a r e z y B a e n a , 1789, v o l . I, p . 4 3 : « M e r e c i ó éste la m a y o r e s t i m a c i ó n de todos los sugetos de su t i e m p o aficionados a las letras: fue C r i a d o d e l R e y , a u n q u e no sabemos e n q u é puesto: sus obras se v i e r o n siempre aplaudidas p o r su i n v e n c i ó n y lenguage verdaderamente castellano, y ellas mismas son su m a y o r e l o g i o . M u r i ó a ñ o de 1630 en lo mas florido de su edad, c o n sentimiento de quantos le c o n o c i a n p o r su v i r t u d e ingenio». 9
H a c i a 1627 E s p a ñ a se e n c o n t r a b a en u n o de los p o c o s p e r í o d o s de paz de
que disfrutó en el siglo X V I I . E l a ñ o 1625 se c o n s i d e r ó el «annus mirabilis» para las armas e s p a ñ o l a s , que se v e í a n triunfantes e n todos los campos de batalla europeos, y t o d a v í a n o estaba i n m e r s o el p a í s en nuevas aventuras
militares de O l i v a r e s ,
c o m o la guerra de M a n t u a . B o c á n g e l sin duda recoge las esperanzas de m u c h o s de que vuelva la paz al país. 1 0
B o c á n g e l v u e l v e a los mismos argumentos que h a b í a e s g r i m i d o en la Prosa
cuarta, n ú m e r o 7 2 , a saber, que su p r o p i a é p o c a n o d e s l u c í a nada en c o m p a r a c i ó n c o n anteriores, especialmente en asuntos artísticos. 1 1
Cfr. S é n e c a , Epístola XCIIT. «Actu illam metiamur, non tempore» (sec. 4).
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BOCÁNGEL
acentos, que es no parezca envidia la mediana alabanza, comoquiera que no es menos enemigo del que merece quien defrauda con tibias voces la aclamación que el envidioso, si del todo la calla . N o haré con inútil muestra de estudios c ó m p u t o de este poeta e x c e d i é n dole a otros, por más que me lo persuada el más mozo (no el menor) de los Plinios cuando dice alabarse poco lo que no se compara ; c o n t e n c i ó n extrañada de O v i d i o cuando las Musas desdeñaron c o m petir con las hijas de Pierio: «Turpe quidem contendere erat», etc. , batallón de más ociosos elogios que éste, y disputa más larga que la atención colérica del que lee. Sí que e x p o n d r é la más peligrosa verdad que j a m á s fiaron los méritos a la discreción, y crédito del tiempo. Diecisiete libros debe la e r u d i c i ó n española a A l o n s o de Salas, que cada uno logró el acierto de todos . N o se doliera T u l i o del que sin disposición, adorno, ni dulzura escribe , n i Petrarca c o n mayor donaire igualaría el precipicio a la p l u m a al que no puede parar corriendo cuesta abajo, si ambos vieran hoy reducida la esfera política, moral y e c o n ó m i c a a disimulados institutos: « Verhorum (dice Famiano) in eo vim, ac varietatem animadvertite, in sententiis pondus momentumque considérate, in decoro personisque essingendis, atque assimilandis, ingenium multiplex variumque perpendite: praecepta demum, nam hic non desuní, instruendae vitae in 12
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E l énfasis sobre «justa alabanza» en lugar de «lisonja» nos recuerda el a r g u -
m e n t o de la Prosa primera « C o n t r a la l i s o n j a » , n ú m e r o 69. D e h e c h o , t o d o
este
elogio se parece m u c h o a las prosas que t a m b i é n se p u b l i c a r o n en 1627. 1 3
C a i o P l i n i o C a e c i l i o S e c u n d o , a p o d a d o e l J o v e n o e l M e n o r ( 6 1 - 1 1 3 de
nuestra era), sobrino de P l i n i o el M a y o r . R e c i b i ó la m a y o r parte de su e d u c a c i ó n bajo la tutela de Q u i n t i l i a n o . D e su obra solamente q u e d a n su p a n e g í r i c o de Trajano y diez libros de epístolas. Es posible que esta cita proceda del Panegyricum: «Propositum
esí enim mihi principem laudare, no principis Jacta. Nam laudabilia
mulía
eíiarn mali Jaciunt, ipse laudari nisi opíirnus non poíest» (56, 1). 1 4
R e f i é r e s e a las P i é r i d e s , hijas de P í e r o , u n rey de Pela, en M a c e d o n i a . C o -
m o las Musas, estas muchachas eran nueve, y tan hábiles en el canto que se d i r i g i e r o n u n día al H e l i c ó n para c o m p e t i r c o n a q u é l l a s , siendo vencidas y , c o m o castigo, transformadas en urracas. L o cuenta O v i d i o en Metamorfosis, V , 3 0 0 - 2 5 . L a cita viene d e l verso 315. 1 5
A l v a r e z y B a e n a , 1789, v o l . I, p p . 4 3 - 4 4 , t a m b i é n cataloga diecisiete libros
de Salas Barbadillo antes de La estafeta del dios Momo. 1 6
M a r c o T u l i o C i c e r ó n , c é l e b r e orador, cuyas obras B o c á n g e l c o n o c e r í a p o r
sus estudios universitarios. L a referencia p o d í a ser a c u a l q u i e r a de sus retórica, y es probablemente
u n c o m p u e s t o de sus e n s e ñ a n z a s , c o m o
X X X I . 113: «oraíorurn auíem dicendi eí ornandi».
obras
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Orator,
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DIVERSOS
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(1624-33)
memoriam revocare»^ . Y esto tejido con admirables sales, de que, si abundan sus escritos más serios, no es por única p r o p e n s i ó n del autor, en que algunos quieren solamente ensalzarle, sino por ver tan desmayada la v i r t u d que apenas endulzando las orlas del vaso le es potable el acíbar de los preceptos: «Bonos médicos qui cum absynthium propinant, praelito melle póculo, fallunt, imitatus esí» . Menos se debe atender el ciego impulso de algunos que infieren menor constancia en el natural de nuestro autor por la extraña diferencia de asuntos que emprende, pues asentado que la i n v e n c i ó n (gloriosa parte de toda obra) tiene como imitadora de la naturaleza mayor m é r i t o en las instancias de su variedad, nada encarece así su e s t i m a c i ó n c o m o u n i r las materias distintas y separadas a u n o r g á nico todo. Así como los miembros (aunque diversos) están ligados en consonancia uniformísima al cuerpo: «Ne igitur (dice Pedro G a l a n dio) eum qui tot resdissipatas, ut genere distantes, vinculo tamen naturae inter se colligatus, nec aliter ad eum quem quaerimus perficiendum, quam flores ut suecos diversorum generum ad mellis suavissimum saporem necessarias, perstricta fronte, tanquam confusum, aut prolixum vituperemus» . Pero no atiende la envidia a m é r i t o s acumulados, antes procura con afectado desvelo cebarse en escrúpulos veniales reprobando por ellos no sólo la obra sino al autor; parece que lo dice hoy Plauto: 1
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Ita sunt omnes nostri cives, si quid bene facías,
levior pluma grafía
si quid peccatum
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est;
est, plúmbeas
iras
gerunt . 20
C i t a sin localizar. D e n u e v o , u n símil m é d i c o para explicar u n p r o p ó s i t o . Es probable que P e d r o G a l a n d i o sea P e d r o G a l a t i n o (Petrus C o l u m n a , Ga-
latinus), autor de Opus toti christianae Reipublicae máxime
utile, de arcanis catholicae
veritatis, Basilea, 1518 ( t a m b i é n Francfort 1612), u n tipo de m i s c e l á n e a de citas y lugares c o m u n e s . 2 0
Esta cita procede de P l a u t o , Poenulus, c o n ligeras variantes: «verum ita sunt
isti nostri divites: / si quid bene facías, plúmbeas
iras gerunt»
levior pluma est gratia, / si quid peccatum est,
(vv. 8 1 1 - 1 3 ) . P l a u t o , poeta c ó m i c o , e s c r i b i ó bastantes c o m e -
dias de las cuales sólo se conservan veinte. M u r i ó hacia el a ñ o de 184 a. de J . C . Se p u b l i c a r o n en E s p a ñ a en el Siglo de O r o las siguientes: La comedia... Milite glorioso... y Menechmos, A m b e r e s , 1555; Comedia... tres comedias... Arnphitrión...
llamada Arnphitrión,
T o l e d o , 1554; Las
los Meneemos, trad. de J u a n de T i m o n e d a , Valencia,
1559. Esta ú l t i m a p u b l i c a c i ó n n o m e n c i o n a el n o m b r e de P l a u t o ; son m á s b i e n
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Hasta aquí (no sin prudente silencio) he rehusado entrar en m a teria de que sólo el ingenio del autor me sacaría; ponderar, digo, la facundísima afluencia {velut exundanti gurgite) con que en repentino ardor inflaman su pecho todas nueve Musas. ¿ C u á l n ú m e r o pronto de sus voces no pudo ser altísimo logro de profundas meditaciones, a quien adjudicaría mejor el c o m ú n aplauso aquellas p a l a bras entonces debidas a P l a t ó n : «Adjicio enim quod si Apollus humana lingua loqui volvisset, non alia quam eius lingua fuisse locuturum» ? ¿ C u á n d o halló bastante e x p r e s i ó n el acento a los sagrados furores, si a ser Argos de voces a ú n q u e d a r í a m u d o ? ¡ O h siglo avaro!, en que vive segundo H o m e r o , si no tan desvalido como el otro, de quien refiere L a n d i n o que recitaba a precio sus versos, vendiendo a veces la gloria de haberlos escrito, por lo menos querelloso del poder, y que, a no ser mayor su modestia que su queja, pudiera hacer concento al c a n t o en que Ludovico Ariosto reprende a los príncipes que en execrable culpa de su elección expenden sus facultades con harpías lisonjeras, polillas del h o n o r y las mesa, en usurpación de la desnuda virtud y en confusión de los secuaces de ella . ¿A fe que no preguntase a estos ingenios Eurípides (hablando de la elocuencia), «Reginam a nohis hodie turpiter neglecta, quo ore excusahimus» ? N o porque la virtud desee algo fuera de sí m i s m a , que consigo está contenta. T ú , pues, varón insigne, inmortal entre 21
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imitaciones de obras suyas p o r parte de T i m o n e d a que traducciones p r o p i a m e n t e dichas. 2 1
facundo: « a b u n d a n t e y afluente en e l hablar, o en e l expresarse p o r e s c r i t o »
(Alemany). 2 2
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C i t a de P l a t ó n sin identificar. Para A r g o s , véase 2; 3 3 1 . Es probable que se refiera a C r i s t ó f o r o L a n d i n o , c é l e b r e comentarista de las
obras de Dante y H o r a c i o a finales del siglo X V , a d e m á s de autor del Formulario de epistole vulgare, B o l o g n a , 1485 (y ediciones posteriores). 2 5
L u d o v i c o A r i o s t o , escritor italiano de p r i n c i p i o s d e l siglo X V I , c u y a obra
m á s famosa es Orlando Furioso, que B o c á n g e l demuestra en otros poemas haber c o n o c i d o b i e n . Probablemente se refiere a la l u c h a de Astolfo c o n las H a r p í a s , que eran m e d i o aves, m e d i o mujeres que s o l í a n raptar la c o m i d a a otros y profanar l o que h a b í a n dejado c o n sus excrementos. 2 6
E u r í p i d e s , c é l e b r e poeta t r á g i c o griego, e s c r i b i ó 75 tragedias, de las que so-
lamente 19 se c o n s e r v a n . Se p u b l i c a r o n en E s p a ñ a
en esta é p o c a las siguientes
obras de E u r í p i d e s : Medea, trad. de Pedro S i m ó n A b r i l , B a r c e l o n a , 1583, y
Hécuba,
en una c o l e c c i ó n de comedias antiguas, trad. de H e r n á n P é r e z de O l i v a , C ó r d o b a , 1586. O b v i a m e n t e , B o c á n g e l las c o n o c í a en versiones latinas.
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los mortales, vive, vive no más, pues ya a tus días no les queda que ser mejores, sino muchos. Admite la excusa de todos los premios, si todos por breves te huyen; alábate en tus mismas obras, y y o entre tanto diré con Séneca: «De libro tuo plura scribam, cum ilium retractavero, nunc vero parum mihi sedet indicium, tanquam audierim, non legerim; sine me ut inquerire; non est quod verearis, verum audies. O te hominem felicem! quod nihil habes propter quod quisquam tibi tarn longe mentiatur, nisi quod etiam ubi causa sublata est, mentimur, ut consuetudinis causa» . V a l e . 27
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Séneca, Epístola
XLVI,
3, c o n ligeras variantes: «De libro plura scribam cum
ilium retractavero; nunc parum mihi sedet iudiciurn, tamquam audierim illa, non legerim. Sine me et inquirere. Non est quod verearis; verum audies. O te hominem felicem, quod nihil habes, propter quod quisquam tibi tarn longe mentiatur! Nisi quod iam etiam ubi causa sublata est, mentimur consuetudinis causa».
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78 Décimas* Gran trompa, grande a r m o n í a , gran v o z , gran laurel, España, poco para tanta hazaña es el teatro del día. D e amor canta don García, porque quien siente su llama codicie lo que le inflama. Y a m u r i ó el amor de amor, bien que viviera mejor que en sus plumas, en su fama.
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Y a no puede mejorar el tiempo lo que venera; dichoso el que el tiempo espera no más que para durar. Sólo vos llegáis a dar al mundo ignorante y viejo luz eterna en el espejo que el desengaño os labró, pues nadie hasta aquí m u r i ó de la vida del consejo.
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Tanto alcanza de deidad el autor y el instrumento, que aun para encarecimiento es soberbia la verdad. * D é c i m a s publicadas en los preliminares de G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , mas,
Ri-
M a d r i d , J u a n D e l g a d o , 1627. Salcedo C o r o n e l parece haber sido u n o de los
mejores amigos de B o c á n g e l en esta é p o c a . E n la m i s m a obra se p u b l i c ó una
Elegía
de B o c á n g e l « A u n q u e p e r d i d a tuve la e s p e r a n z a » (fols. 8 3 v - 8 7 v ) , que fue l u e g o i n c l u i d a en La lira
de las Musas,
p o e m a 134. C o m o B o c á n g e l v o l v i ó a editar e l
p o e m a , l o i n c l u i r e m o s en la s e c c i ó n correspondiente de La lira de las
Musas.
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Mas ¡oh Musas!, estorbad, viendo tan altivo paso, algún lamentable caso (hijo aleve del contento), porque donde no hay aumento está vecino el ocaso. Y t ú , Anajárete triste, de ti misma sepultura, que por volverte más dura pienso que alegre moriste, muy odiosa al hado fuiste que las venganzas gobierna, pues el m á r m o l juzga tierna memoria de tu delito, y en este inmortal escrito quiere verte más eterna.
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v v . 2 5 - 3 0 Parece referirse al m i t o o de í c a r o o de F a e t o n t e , ambos j ó v e n e s que arriesgaron la vida v o l a n d o demasiado cerca d e l sol. B o c á n g e l pide a las Musas que no dejen que a su amigo Salcedo C o r o n e l le entre la soberbia c o n el é x i t o de sus versos. v v . 3 1 - 4 0 Sobre el m i t o de A n a j á r e t e , véase 15*.
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79 A l serenísimo Infante Cardenal, don Fernando de Austria, m i señor, en la dedicación de este libro* Soneto
N o a cuenta de los años ya respira Filipe; ya es su m é r i t o su historia. Fernando, quien no cupo en su memoria, os busca por capaz, por sacra pira. D e un difunto león, fuerte sin ira, os da Anarda un panal, mayor victoria que aquella de Sansón. ¡ C u á n t o es más gloria aquella fuerza en fuerza de esta lira! M u r i ó Felipe por faltarle aumento, después de ser un orbe su estatura; hoy vuelve al día su vivir segundo,
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que, como Anarda en su inmortal acento eternidad agora le asegura, ve que puede crecer, y vuelve al mundo.
* P u b l i c a d o en los preliminares de A n a de Castro Egas, Eternidad del Rey
Don
Felipe Tercero nuestro Señor, el Piadoso. Discurso de su pida y santas costumbres. Al Serenissimo Señor el Cardenal Infante su hijo, M a d r i d , V i u d a de A l o n s o M a r t í n , 1629. Para esta é p o c a B o c á n g e l ya trabajaba en la casa del Infante C a r d e n a l , así su c o l a b o r a c i ó n en este libro no e x t r a ñ a . v v . 5-7 R e f i é r e s e a S a n s ó n , que m a t ó a u n l e ó n para d e s p u é s e n c o n t r a r que unas abejas h a b í a n c o n v e r t i d o el c a d á v e r en c o l m e n a (Libro de los Jueces, 14, 5-14). B o c á n g e l v o l v i ó a u t i l i z a r la m i s m a m e t á f o r a en u n p o e m a d e l a ñ o siguiente de 1630; véase 181; 3 7 - 4 0 . v. 6 Anarda: n o m b r e p o é t i c o p o r A n a , autora de la obra.
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80 A don García de Salcedo Coronel en su Comento al Polifemo que dedica al excelentísimo Duque de Alcalá* Canción A l t o , inmortal, luciente, peregrino, estilo, nombre, ilustración y vuelo, ¡oh Fama!, en tu gran reino se dilata. C a n t ó hasta agora el andaluz divino al é m u l o , aunque bárbaro, del cielo, por quien Acis es hoy corriente plata. H o y más altas desata del cíclope las voces don García, que si don Luis cantó del gran gigante, vivo coloso de inmortal diamante, hoy del propio j a y á n la alta a r m o n í a resuena, no ya en voz de cañas ciento, cien famas son su voz y su instrumento.
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Más lumbre que apagó la griega mano hoy resucita en inmortal Oriente;
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* C a n c i ó n publicada en G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , El Polifemo de don Luis de Góngora.
Comentada por..., M a d r i d , J u a n G o n z á l e z , 1629, f o l . 122. Fernando Afán
de R i b e r a y E n r í q u e z , III d u q u e de A l c a l á de los Gazules ( 1 5 8 3 - 1 6 3 7 ) , v i v í a en Sevilla en el e s p l é n d i d o palacio renacentista de la Casa de Pilatos, donde p o s e í a una de las mejores bibliotecas privadas de E s p a ñ a y una buena c o l e c c i ó n de pinturas, esculturas y a n t i g ü e d a d e s romanas; véase G o n z á l e z M o r e n o , 1969. v. 4 andaluz divino: d o n L u i s de G ó n g o r a , autor de la Fábula
de Polifemo y
Galatea, poema que comenta Salcedo C o r o n e l en esta obra. v v . 5-6 A q u í B o c á n g e l recuerda versos del Polifemo, tales c o m o : « é m u l o casi del m a y o r l u c e r o » (v. 52), y « C o r r i e n t e plata al fin sus blancos huesos» (v. 501). v. 11 jayán : refiérese a P o l i f e m o , pues j a y á n significa « p e r s o n a de grande estatura, gigante c o m o dice su e t i m o l o g í a »
(Alernany).
v. 12 R e f i é r e s e a los albogues de P o l i f e m o , hechos de cera y c á ñ a m o : « C e r a y c á ñ a m o u n i ó (que no debiera) / c i e n cañas» (Polifemo, v v . 89-90).
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no injuria, adulación previno el fuego. C o m o el árabe monstro soberano, en sus cenizas los desmayos miente, pues, hijo de sí mismo, vuela luego, así del golpe griego industrioso occidente de ceniza al monstro ardiente, y al humano A p o l o que hizo el día, despertando solo, la pompa en nuevas plumas se eterniza, y sin que edad a su vivir estorbe, será su Arabia estrecha todo el orbe. Dictamen fue, si p r ó v i d o , eminente, dar al hijo más alto de este suelo protector tan excelso y tan sublime; y dictamen, gran duque, fue excelente, para cantar de tanto ilustre abuelo, como en tus regias partes hoy se imprime, hacer que agora anime nueva voz, nueva vida, aliento nuevo, el jayán más i n t r é p i d o y sonoro, que en cuantos horizontes baña de oro, escuchó la atención toda de Febo, bien que en la empresa pida lo que ignora cuantas lenguas le da el autor agora. Llegue el (ya claro) son de Polifemo donde la gran P a r t é n o p e prosiga el clarísimo asunto de alabarte; llegue a sus ondas ya seguro el remo de todo navegante, y la fatiga mortal del canto aleve de él se aparte, pues Filipo prestarte quiso a sus aguas como fiel Ribera,
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vv. 17-19 E l m i t o del F é n i x , v. 41 Parténope:
Nápoles.
v v . 4 3 - 5 2 E n estos versos B o c á n g e l parece referirse a la partida en 1629 d e l d u q u e de Alcalá para o c u p a r el cargo de V i r r e y de N á p o l e s ,
donde
s u c e d i ó al
d u q u e de A l b a ; n ó t e s e c ó m o j u e g a c o n los apellidos d e l d u q u e : R i b e r a (v. 47) y E n r í q u e z (v. 51).
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porque sus playas honres con los votos, que los vecinos y los más remotos bajeles den a tu cuchilla fiera, y enriqueciendo a España tus hazañas, todos los reinos vuelvas en Españas. C a n c i ó n , si al alto vuelo no acomodas la pluma, da disculpa (si el no alcanzar es culpa) con que tiene el autor las plumas todas.
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81 Letra ¿ C ó m o p o d r é , si muriendo? Glosa* Porque muera, andáis perdida; yo, por que aplaquéis m i ardor si habéis de ser m i homicida, como deis un sí a m i amor os p e r d o n a r é la vida; o si que estoy pretendiendo desde el momento que a m é , muero y me estás permitiendo: si vivo no te gocé, ¿cómo podré, si muriendo?
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* B N M M s . 3.773, fol. 8r. A u n q u e n i el p o e m a n i el manuscrito llevan fecha, está claro p o r el c o n t e n i d o d e l manuscrito que son poemas en su m a y o r í a escritos para la A c a d e m i a de M a d r i d durante las mismas fechas en que B o c á n g e l escribía los poemas de Rimas y prosas.
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82 A Laura, que cortó un clavel con la boca* C a n c i ó n lírica
A la boca de flora inclinaba su boca Laura bella; la mano robadora gozaba el fruto de una y otra huella, porque flor no cogía que primero su pie no producía. Inclina el homicida diente, a un tirio clavel el más dichoso, y queda de herida, avergonzado ya, no vergonzoso, pues viendo tierra poca, blanda inmortalidad g o z ó en su boca. A l de Laura inclinada, que imán p u r p ú r e o de clavel ligera partió con nieve hilada en los labios clavel la primavera,
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* B N M M s . 3.773, fols. 9 0 v - 9 1 r . C o m o e l anterior, es p o e m a de academia literaria. v v . 5-6 L a i m a g e n de que las pisadas de la amada hacen crecer las flores es de o r i g e n petrarquista: « C o m e ' l c a n d i d o p i é per l'erba fresca / e d o l c i passi onestamente m o v e , / v e r t ú c h e ' i n t o r n o i fiori apra e r i n o v e / de le tenere piante sue par c h ' é s c a » (Canzoniere,
C L X V , v v . 1-4), y se c o n v i r t i ó e n t ó p i c o en
el S i g l o de
O r o . Sobre este t ó p i c o , véase la critica graciosa que de él hace J u a n de Zabaleta, 1885, p p . 2 0 8 - 0 9 : «El asunto es a una dama, que, c o r r i e n d o p o r u n j a r d í n , se la p e g ó una flor a la cinta de u n zapato. E m p i e z a el h o m b r e a discurrir, y lo p r i m e r o c o n que topa es aquello tantas veces repetido c o m o errado, que el contacto de su p i e p r o d u j o la flor en la tierra. L o que e n la tierra h a n h e c h o muchas veces los pies, p o r p u l i d o s que sean, es deshacer o m a n c h a r las flores; pero hacerlas o f o r marlas, n u n c a » . v. 8 tirio clavel: clavel de c o l o r de p ú r p u r a ; véase 32; 375.
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que en él vivió excedido, sólo obtengo colores de corrido. Ávidamente oprime la que fragante pompa fue del prado por ver si la redime, con un diente, del diente del arado, y la rosa pintada a sombra de la boca fue animada.
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v. 20 Cfr. G ó n g o r a : «ella, la m i s m a p o m p a de las flores» (Soledad Primera, v . 759), y «Su flor es p o m p a de la P r i m a v e r a » (Obras poéticas,
ed. F o u l c h é - D e l b o s c ,
1921, v o l . I , n ú m . 203, v. 64); t a m b i é n V i l l a m e d i a n a : «Risa del m o n t e , de las aves lira, / p o m p a del prado, espejo de la aurora, / alma de abril, espíritu de flora, / p o r q u i e n la rosa y el j a z m í n respira» (Soneto «Al P r a d o » ) .
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83 A una dama que pedía m u c h o * Romance A q u í , Belilla, del gusto habrá demonio tan lerdo que se empinase en el mundo por i r tan caro al infierno. Si vendes por cien ducados lo que es propio pasatiempo, a darte una pesadumbre ¿qué Fúcar basta o q u é Lelio? E n ti del original pecado se ve un remedio, que aunque en ti ninguno nace, todos pecan en tu cuerpo. N o niego que tus amantes deben mucho a tu despejo, pues para mejor gozarles, los dejas antes en cueros. Bástale a un aleve gusto sólo un atrevimiento,
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* B N M M s . 3.773, fols. 1 1 2 v - 1 3 r . Es de los m u y p o c o s poemas s a t í r i c o s de B o c á n g e l ; p o r el tema, la crítica feroz a una prostituta, se asemeja bastante al soneto «A una dama que vivía c o n e s c á n d a l o » , n ú m e r o 103, y a la Epístola
moral a Filis,
n ú m e r o 131. v. 8 T a l c o m o l o t r a n s c r i b i ó B e n í t e z Claros, 1950, p p . 3 2 4 - 2 6 , el verso carece de sentido: «que sucar basta o que lelio». Está claro que «sucar» es error p o r F ú c a r , la c é l e b r e familia
de banqueros alemanes.
L e l i o es
seguramente
Lelio
Imbrea,
b a n q u e r o g e n o v é s que operaba en M a d r i d a mitades d e l d e c e n i o de 1630 (véase D a d s o n , 1991, p . 141).
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DE
BOCÂNGEL
sin que un talego vacío me sirva de otro momento. Pensé que era atar un moro pagar en plata este tiempo, mas ¿qué sirve, si porfías a subirte con el premio? Perlas te dará m i amor, que desates del mar M u e r t o ; si en precio no las admites, regístralas en descuento. Ojos serán en la dama los ojos, el pelo pelo, las manos más blancas, manos, mas en ti todo es dinero. U n secreto te descubro, si pregonas el secreto, que todo de balde es lindo y todo lo caro es feo. E n la forma más horrible copiar un pintor queriendo una mujer condenada, dizque la copió pidiendo. A un capital, si me escapo vivo de ti, me encomiendo, pues aunque quede muy sano, voy al hospital derecho. Treinta cuartos y pagada la vieja y no más, ofrezco; ¿por un pecado mortal
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v. 19 talego: «Saco de l i e n z o basto y o r d i n a r i o de figura angosta y larga, que sirve para guardar alguna cosa» (Autoridades), entre ellas e l d i n e r o , de a h í la frase «tener talego», equivalente a tener dinero. v v . 2 1 - 2 2 E n la m i t o l o g í a popular, los m o r o s (o moriscos) t e n í a n fama de ser m u y avaros c o n el dinero, sólo s o l t á n d o l o a duras penas. v. 40 dizque: « C o n t r a c c i ó n de las voces D i c e que, usada m u y frecuentemente para abreviar la l o c u c i ó n »
(Autoridades).
v v . 4 3 - 4 4 N o s recuerda el e p i s o d i o narrado p o r Cervantes en e l
Casamiento
engañoso, donde el alférez C a m p u z a n o t u v o que visitar el H o s p i t a l de la R e s u r r e c c i ó n de V a l l a d o l i d a causa de sus recientes relaciones c o n una 'dama'.
ESCRITOS
DIVERSOS
(1624-33)
hay quien me pague este precio? Esto es no habiendo de holgarte, porque ha de haber un concierto, que o no te has de holgar pecando, o volverme m i dinero.
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BOCÂNGEL
84 Epitafio* Felicia aforra esta losa; si fue de coches amiga, yo callo, un muerto lo diga, que por su arbitrio reposa. C o n locura cautelosa, muerte a un cochero previno con cierto u n g ü e n t o asesino, y m a n d ó su fatal noche que la enterrasen en coche, por no sentir el camino.
5
10
* B N M M s . 3.773, f o l . 113v. E p i t a f i o burlesco, en d é c i m a , que seguramente fue escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d .
EL RETRATO
PANEGÍRICO DEL SERENÍSIMO CARLOS DE AUSTRIA (1633)
SEÑOR
C E N S U R A D E D O N LUIS B A R O N A Z A P A T A , CABALLERO DE LA O R D E N DE SANTIAGO, SEÑOR D E R O C A V I L A , etc.
H e visto este Retrato o Panegírico del serenísimo Infante Carlos, y extrañado que me hallase en mis retiros, o sea porque ninguna otra persona (con tan propia experiencia como la mía) puede sentir el dolor de su Majestad y Alteza (Dios le guarde) en la falta de su dulcísimo hermano, si es lícito tan grande ejemplo a m i pe que ñe z modesta. L o breve de este discurso halló tiempo en las ocupaciones de m i oficio, y lo grande lugar en m i estimación. E n ninguna cosa contradice a las virtudes divinas ni humanas. Puédese imprimir porque es bueno; débesele dar la licencia que pide por el asunto, y V . M . una muy honrada aprobación al señor don Gabriel, que a m i ver la merece. Guarde D i o s a V . M . D e m i estudio, a 17 de enero de 1633. D o n Luis Barona Zapata
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APROBACIÓN DEL REVERENDÍSIMO SEÑOR D O C T O R FRANCISCO SÁNCHEZ DE VILLANUEVA, ARZOBISPO D E T A R A N T O Y OBISPO D E M A Z A R A , DEL CONSEJO DE SU MAJESTAD, SU PREDICADOR, ASISTENTE DE SU SANTIDAD M . P . S.
Mandato fue de Vuestra A l t e z a , ¿ c ó m o pudiera negarme a su obediencia? Es el sujeto la piadosa m e m o r i a de aquel deseadísimo Infante: ¿con q u é título había de excusarme a su respeto? E l autor es un gallardo y erudito ingenio: ¿con q u é pretexto le podía extrañar la censura a quien, hallándose en esfera segura de los recelos de toda ventaja, mira con c e ñ o pocos a su lado y muchos inferiores, libre de todo escrúpulo contra lo divino y ofensa contra lo moral, imita felicidades de lo sentencioso en Séneca y de lo numeroso en Virgilio? La suma de m i parecer en esta parte hallo escrita en el que m e j o r ó coronas a las Musas, trocando (como nuestro San D á m a s o ) en tiaras sus laureles: Dum te scientem pectine dedalas áureo Testudinis chordas, silenti Obstupit Pater Arnus unda . x
C o n propiedad se ajusta al autor este encomio; con suavidad cuerda divertirá al lector esta a r m o n í a ; c o n debida causa concederá V . A . la licencia que suplica. E n M a d r i d , 21 de enero 1633. Francisco Arzobispo. Obispo de Mazara 1
N o t a m a r g i n a l : S. S. D . N . U r b a n u s , i n l a u d e m Baptis Strozae [ M a p h a e i S.
R . E . C a r d . Barberini nunc Vrbani P P . V I I I ,
Poemata, A m b e r e s , E x O f i c i n a
P l a n t i n i a n a , B . M o r e t o , 1634, p . 267: «Ad lo. Baptistam
Strozzam.
Eius laudat
animum aeternitatis inhiantem bonis». L a cita p o é t i c a es ligeramente diferente: te cientem pectine daedalas / Testudinis chordas, silenti / Obstupuit pater Arnus
«Dum
unda»].
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
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PRELUDIO AL R E T R A T O PANEGÍRICO AL Q U E GUSTARE DE LEER
E l cuerdo pintor que pretende copiar algunas luces originales del sol, no le atreve los pinceles al m e d i o d í a , antes, l i m i t a n d o con la astucia el atrevimiento, aguarda a mirarle cuando, entre pálidos desmayos, quiere sepultarse entre sombras del ocaso; entonces, adquiere a su lienzo algunas señas de aquella luciente, inimitable vida, que por su velocidad y fuerza no consintió primero atenciones de retrato, y después sufre examinar sus ruinas, más como testigos de su grandeza que c o m o grandezas de su hermosura, b a s t á n d o l e al artífice el intento para gloria, y al planeta la cobardía de los colores por crédito de su belleza . T a l mérito pretenden estas oscuras líneas, resultadas de aquel hermoso y esclarecido Infante que, habiendo corrido por el cielo de sus virtudes tan bien, como poco le vimos esconderse, sin alejarse, entre los occidentales montes del Escorial, cuando todos los ojos de España sirvieron de o c é a n o a sus divinos rayos . B i e n creo que apenas habrá salido este informe bosquejo a la vista de todos cuando la ociosidad y calumnia de algunos empleará su veneno, diciendo que a la sequedad de la muerte de un príncipe más proporcionados se debían Epitafios y breves Elogios que continuados n ú m e r o s de las Musas, especialmente no habiendo su Alteza, que goza de Dios, por su corta edad conseguido empresas dignas de 2
3
D e n u e v o vemos c ó m o el i n t e r é s de B o c á n g e l p o r la p i n t u r a pasa a su p o e sía; en este caso, justificado p o r el m i s m o t í t u l o de la obra: Retrato panegírico. E n este p r ó l o g o maneja bastantes t é r m i n o s de la pintura. 3
Sobre la repentina e inesperada muerte del Infante d o n Carlos, véase D a d s o n ,
1991, p p . 9 6 - 9 7 ; para u n análisis de este p o e m a , véase D a d s o n , 1985a, p p . 9 1 - 9 7 . Carlos fue enterrado en el M o n a s t e r i o de E l Escorial, p a n t e ó n de los reyes.
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DE
BOCÂNGEL
su augustísimo nombre y valiente espíritu . Pero respóndanse estos mismos cuando ninguno ignora que dentro de sí mismo y en orden al español Imperio, ya en virtudes y partes, ya en el c o m ú n beneficio por liberalidad y clemencia, llegó a poseer, viviendo, el descansado nombre que sólo se otorga a las cenizas de los más sublimes varones. ¿Aplaudirán, por ventura, estos mismos censores tanta inútil suma de fábulas, lasciva o c u p a c i ó n de tantas plumas?, que hay algún m o derno estudio de éstos que pasan de dos m i l sus estancias, sin más argumento o contexto que la muerte fea de un supuesto j o v e n , y se oirá, ¡oh lástima!, de mejor gana el llanto de Venus, desatado en tan prolijo v o l u m e n , que las verdaderas y justísimas lágrimas de España, reducidas a menos de ciento y cincuenta octavas, solemnizando a un p r í n c i p e , grande por el nombre, divino por las costumbres, clemente por el á n i m o , liberal por el afecto, estudioso por la aplicación, prudente por el consejo, sabio por la doctrina, hábil por el natural, glorioso por la vida y santo por la muerte . Confieso que fuera ésta de las objeciones, que de m í alcanzarían primero lástima que respuesta, y más habiendo y o procurado pagar con meditado argumento lo que debí a la alteza de la materia. Pero mayores c o n trarios veo ya sobre la arena, es a saber, en la parte que pertenece al estilo, para cuya avenencia será preciso carear dos bandos: el uno, de secuaces de la antigua poética; dicen éstos que al poema é p i c o (y a toda composición que sigue, como la presente, su naturaleza) c o n viene perpetua gravedad y m o d e r a c i ó n en galas, locuciones y sentencias, que éstas han de ser raras y precisas por que hagan el contexto más robusto que delicado, y exciten los ánimos más a severidad que a dulzura. O t r o escuadrón de floridos gustos y modernas plumas desea en el poema fertilidad de conceptos, travesura en las oraciones, 4
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4
C a r l o s m u r i ó a los v e i n t i c i n c o a ñ o s de edad, d e s p u é s de u n a v i d a marcada
p o r el o c i o y el v i c i o . Este p r ó l o g o es todo u n intento p o r enmascarar las verdaderas circunstancias de la vida y la muerte del Infante. 5
E n su ataque a las fábulas m i t o l ó g i c a s — l a referencia a «la m u e r t e fea de u n
supuesto j o v e n » p o d í a apuntar a personajes c o m o Icaro, Faetonte, o el m i s m í s i m o L e a n d r o — B o c á n g e l parece estar atacando a su p r o p i a poesía, ya que c o n una fábula de c i e n t o y cuatro estrofas, no está exento de la carga de «tanta i n ú t i l suma de fábulas». S i n embargo, y para alivio del lector, no llegó a las dos m i l estancias de que habla en otros. ¿ T e n d r í a , acaso, en mente el «Leandro y Hero» de B o s c á n ? 6
Está claro que B o c á n g e l , t e m i e n d o alguna adversa crítica p o r la e x t e n s i ó n de
su p o e m a — d e m a s i a d o larga e n p r o p o r c i ó n al sujeto—, críticos c o n una razonada e x p l i c a c i ó n de sus m o t i v o s .
quiere anticipar a sus
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
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novedad (como no sea extrañeza) en las sentencias, y briosa perseverancia y ritmo en el estilo, contentándose con reservar en lo sólido la antigua doctrina, conviene a saber, robustidad y nervio en el argumento, proporción en sus miembros, certeza en las noticias, lo raro y perteneciente en los episodios, lo desembarazado en la c o n clusión que se pretende, y lo único en la acción que se canta; alegando t a m b i é n que ya España salió de aquella cortedad ruda con que hablaba, a cuyo moderno brío ya no convienen las sencillas ropas de que usaba cuando sus hijos no t e n í a n caudal para los brocados de que hoy la visten; que admiten sus verdades y desconocen sus voces, porque ya las mejoraron; y que nuestros poetas antiguos, entonces y ahora, sintieron bien, pero hablaron bien sólo entonces, pagando los más (con disculpado olvido de nuestra edad) la desgracia de haber nacido temprano . Mientras pelean, pues, estos dos caudillos (si ya no es que se conciertan en m i daño ), pido que se note cuán imposible es agradar a todos; y a g r a d é z c a n m e los piadosos á n i m o s estas reliquias, este diseño breve de aquel original divino que, no dejándonos por sus breves días entero asunto de valerosa historia, nos c o n c e d i ó por sus virtudes y partes bien extendida materia para que le cantasen inmortal nuestros afectos. Así, tentando yo la media región que Dédalo, concedí a los versos aquellas plumas que ni al artífice cauto le dejaron abrasar en vecindades del sol ni desmayar el vuelo entre exhalaciones y tibiezas del mar . N i n g u n o admire ver tan desparecido este Retrato, que en la muerte del original todas las luces se vuelven lejos para el pintor. S i algo se viere digno del sujeto en este dibujo, se me admita en descuento de lo restante, que 7
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7
C o m o en el Prólogo a las Rimas y prosas y en la Prosa cuarta, n ú m e r o 7 2 , B o -
c á n g e l u t i l i z a la o p o r t u n i d a d que le b r i n d a este Prólogo para explicar sus ideas o t e o r í a s sobre la p o é t i c a , así tomando parte en el debate literario que imperaba entonces entre los antiguos y los m o d e r n o s . Sobre las preferencias literarias de B o c á n g e l , véase D a d s o n , 1985a, pp. 3 7 - 5 0 . 8
C i t a tomada de Garcilaso: «de tal arte pelean n o c h e y día / que s ó l o se c o n -
ciertan en m i d a ñ o » (Soneto IX, vv. 13-14). 9
R e f i é r e s e al m i t o de D é d a l o e í c a r o , y los consejos d e l padre al hijo de que
no volara demasiado cerca del sol n i demasiado cerca del mar, sino que mantuviera u n c a m i n o m e d i o entre los dos extremos. 1 0
desparecido: « d e s e m e j a n t e , n o p a r e c i d o » (Autoridades).
Interesantemente,
se
citan versos de C a l d e r ó n de su obra El pintor de su deshonra: «la p i n t u r a , / que desparecida hallo, / a instancia del m u n d o v u e l v o / a pintar».
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yo por lo menos en mis errores desharé mucho el miedo, considerando que pena que ha de caber en m í no será grande. Vale.
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PANEGÍRICO
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AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR R E M I R O D E GUZMÁN, D U Q U E D E M E D I N A D E L A S T O R R E S , etc. 11
Dedicar a Vuestra Excelencia este poema o retrato, que no a la muerte, sino a la difunta mortalidad del serenísimo señor Infante Carlos me hicieron escribir los afectos, que son las Musas del alma, tuvo tanto de justicia que me dejó sin m é r i t o la ofrenda. Riesgo ha sido c o m ú n a los que escriben en todas edades dedicar sus estudios, o a príncipes más ilustres por la sangre que por el esplendor de la doctrina, o a varones doctos pero deslucidos en fortuna y linaje. Los primeros hojearon antes el olvido que el libro, pues fue callarles por escrito escribirles lo que no habían de entender; y estotros, h a l l á n dose lejos del poder, n i aun pudieron dar a sus ahijados la m í s e r a sombra con que se contentan de ordinario las dedicatorias, a cuyas causas las obras fueron desdichadas con razón y los padrinos quedaron ingratos con disculpa. Y o (sin duda favorecido de mejor estrella) r e c o n o c í en V . E . vencidas estas amenazas, m i r á n d o l e tan grande, así por naturales c o m o por adquiridos m é r i t o s , que si al paso que descansa en esto la esperanza, estuviese ocioso el miedo de ofrecerle sujeto indigno de tantas excelencias, yo quedaría muy ufano de haber conseguido algún acierto en m i libro y alguna dicha en m i fortuna. N o se hizo menor lugar en m i estimación considerar que si este trabajo se debía dirigir por su asunto, como algunos han pensado, a la más alta, real a t e n c i ó n , c o n v e n í a buscar las aras en que depositar el sacrificio, y no manosear con inmediato atrevimiento los resplandores de lo soberano, si bien hubo siglos en que fueron unas, aras y deidades, pues las astas de los pendones de V . E . fueron a p r o p ó s i t o para cetros tantas edades, de que se acuerda Castilla en 1 1
D o n R e m i r o F e l i p e de G u z m á n , duque de M e d i n a de las T o r r e s , era S u -
m i l l e r de C o r p s del rey Felipe I V en esta é p o c a y, de igual, si n o mayor, i m p o r t a n cia, y e r n o del c o n d e - d u q u e de O l i v a r e s . M e d i a n t e sus b u e n o s oficios B o c á n g e l esperaría que el p o e m a llegase a manos del rey y del favorito.
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sus condes, L e ó n en sus reyes, con tan gloriosa como competida memoria. E n g á ñ e s e en buena hora Bretaña creyendo que sus a r m i ñ o s crecieron entre nuestros leones, y bástese a ennoblecer con dudas, mientras a España honran seguridades, que a m í , no t o c á n d o m e por el intento ni por los hombros tan alta materia, n i aplausos de tantas glorias, me consolaré c o n saber que a todas plumas fueron negados. V . E . , pues, reciba este i n d i c i o de m i á n i m o que quisiera pasar a dádiva, no en las luces de su soberano ingenio, sino en los brazos de su benignidad, que todos ocupan y ningunos embarazan. Los afectos que hallare dignos de la memoria de aquel príncipe servirán de escudo a los errores, que de ordinario siguen a la explicación de los mismos afectos, y en lo que menor descuento hallare su atención tendrá mayor sujeto su amparo, que siempre se esclarece más en lo desvalido, y se acredita en lo peor afortunado. Y o , entretanto, h a b i é n d o m e por lo menos labrado la dicha de acometer arduas empresas , e i n t r o d u c i é n d o m e , aunque sea por el d e m é r i t o , a la eternidad que solemnizo, como dijo el más mozo, no el menor, de los Plinios , h a bré hecho no vana m i fatiga. Y habiendo después hallado en la p r o t e c c i ó n de V . E . sagrado a tan honrada culpa, pienso durar más que m i vida, deseando a la de V . E . siglos y perpetuas felicidades. 12
13
Besa las manos de Vuestra Excelencia D . Gabriel Bocángel y Unzueta
1 2
C / r . Cervantes, Don Quijote, I , 2 6 : « q u e si n o a c a b ó grandes cosas, m u r i ó
p o r a c o m e t e l l a s » , d o n d e d o n Q u i j o t e se está r e f i r i e n d o a A m a d í s de G a u l a ; cita t a m b i é n r e c o g i d a p o r e l c o n d e de Salinas: «Serán nuestras historias celebradas, / q u e si al fin no acabamos grandes cosas, / m o r i m o s e n la fe de
cometellas»
(Dadson, 1985d, p o e m a X X X I I I , v v . 12-14). 1 3
C o m o en el Elogio en honor de Alonso de Salas Barbadillo, n ú m e r o 77, y u t i l i -
zando las mismas palabras, B o c á n g e l se refiere a P l i n i o el M e n o r .
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
335
85 Argumento del Retrato panegírico' Soneto
V i e n d o España la pérdida temprana de Carlos, que hoy los astros acrecienta, a deidad memoriosa se lamenta, que en Templo no mortal reside ufana. D i v i n a en ciencia y en respuesta humana, no sólo con alivios la alimenta, mas en glorioso rapto la presenta a Carlos, que hace su querella vana. Satisfechas se vencen sus querellas: las de llanto son ya de gozo fuentes, mirando un godo ejército cristiano.
5
10
Contempla a Carlos entre formas bellas, a ñ a d i d o a sus altos ascendientes. Parte alegre, y consuela al gran hermano.
* L a idea del T e m p l o de la Fama o T e m p l o de la M e m o r i a p o d í a haberle sido sugerida p o r los siguientes versos de la Elegía I de Garcilaso: « T u ardiente gana de subir al t e m p l o / d o n d e la muerte pierde su derecho / te basta, sin mostrarte y o o t r o e j e m p l o ; / allí v e r á s c u á n p o c o m a l ha h e c h o / la m u e r t e en la m e m o r i a y clara fama / de los famosos hombres que ha d e s h e c h o » (vv. 2 4 4 - 4 9 ) . U n a fuente m á s cercana es C a m ó e s , Os Lusíadas
(poema que B o c á n g e l d e m o s t r ó en varias
ocasiones c o n o c e r b i e n ) : « E m v ó s esperam ver-se renovada / S u a m e m o r i a e obras valerosas; / E lá vos t e m lugar, n o fim da idade, / N o t e m p l o da suprema E t e r n i d a d e » (Canto Primeiro, v v . 133-36). v v . 12-14 Versos t a m b i é n tal vez sugeridos p o r la Elegía I de G a r c i l a s o : «y v i e n d o y c o n t e m p l a n d o nuestros males, / alégrase d'haber
alzado el v u e l o / y
gozar de las horas i n m o r t a l e s . / Pisa e l i n m e n s o y cristalino cielo,
/ teniendo
puestos d'una y d'otra m a n o / el claro padre y el sublime agüelo» (vv. 2 6 5 - 7 0 ) .
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DE
BOCÂNGEL
86 D e l Retrato de su Alteza Serenísima* Canto Primero I Canto de Austria al feliz planeta nuevo, del sol envidia y de la envidia llanto, por quien funesto cisne canta Febo; que nada vivo puede ser hoy canto. ¡Oh, viva sólo yo en lo que me atrevo, si a ú n de esta vida se olvidó m i espanto! Y mis dolores, hoy al publicarlos, urna serán y p a n t e ó n de Carlos.
5
II Carlos, el que m u r i ó cuando nacía, si le cuentan la edad las juventudes, con quien la muerte disculpó su día, contándole por años las virtudes; Carlos, que era salud de la alegría, donde en una espiraron m i l saludes;
* V / R P : «Del Retrato panegírico del serenísimo señor t a m b i é n para los C a n t o s S e g u n d o y T e r c e r o . U t i l i z a m o s
10
Infante C a r l o s » , y
las siglas V / R P para
designar las variantes c o n la p r i m e r a e d i c i ó n d e l p o e m a impresa en 1633, y a que a q u í r e p r o d u c i m o s la de 1637 que se encuentra en La lira de las Musas. v. 1 B o c á n g e l sigue a q u í la f ó r m u l a de i n t r o d u c c i ó n de u n p o e m a é p i c o establecida p o r V i r g i l i o en el p r i m e r libro de la Eneida; véase 1; 2 5 - 2 8 . v v . 3-4 A l u d e al m i t o de C i e n o , rey de L i g u r i a , a q u i e n A p o l o (Febo) h a b í a dotado de una h e r m o s a v o z . E r a a m i g o de Faetonte, c u y a m u e r t e l l o r ó durante m u c h o t i e m p o . A l fin fue t r a n s f o r m a d o e n cisne p o r A p o l o . O v i d i o c u e n t a el m i t o en Metamorfosis, II, 3 6 7 . E l canto d e l cisne se h i z o famoso c o m o el postrer llanto de alguien antes de m o r i r .
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
el que en orden al arbitro del mundo sucesivo nació más que segundo;
337
15
III Carlos, a quien por ú n i c o destino toda la vida le ha heredado el nombre; en quien todas las partes de divino ya no pudieron tolerar las de hombre. D e l cielo al arduo examen cristalino ave austríaca expone su renombre, renaciendo de un santo parasismo, otro en la luz y en majestad el mismo.
20
IV ¿ Q u é estilo de metal, de musas ciento, bañado en fuente de licor furioso, digna voz me dará, digno instrumento? N o será para ti, si es numeroso; para ti, a quien hoy falta monumento, en el grave, en el último reposo; que túmulo de un orbe no recibes, o por mayor que el orbe, o porque vives.
25
30
V T e m p l o te diera Efesia y edificio donde tu humanidad no fuera humana, vv. 15-16 E l Infante Carlos era el segundo de los hijos varones nacidos a F e l i pe III y M a r g a r i t a de A u s t r i a ( n a c i ó el 15 de septiembre de 1607), y p o r lo tanto s i g u i ó a Felipe I V («el arbitro d e l m u n d o » ) . v. 18 A C a r l o s le p u s i e r o n el n o m b r e de su bisabuelo C a r l o s V . v. 23 santo parasismo: c o n esta c i r c u n l o c u c i ó n , B o c á n g e l evita entrar en el p e ligroso debate sobre las verdaderas causas de la repentina muerte del Infante Carlos, causada en p r i m e r lugar p o r u n a fiebre que contrajo de c a m i n o a M a d r i d desde B a r c e l o n a , en j u l i o de 1 6 3 2 . S e g ú n
Marañón,
1936, p . 237, es probable
que
muriese de males v e n é r e o s . v. 31 V / R P : «que aun t ú m u l o de u n orbe n o r e c i b e s » . v. 33 Efesia: Efeso, antigua c i u d a d de J o n i a , a orillas del E g e o , p o s e í a u n t e m p l o consagrado a A r t e m i s a (Diana), considerado c o m o una de las siete maravillas del m u n d o .
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁSGEL
mas hizo el bronce al tiempo sacrificio y al m á r m o l h e r e d ó pavesa cana. Horrendo fue su fin, pero propicio por inconstante al culto de Diana, pues diera el tiempo con acción odiosa fábrica firme a la inconstante diosa.
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40
VI T a m b i é n a tu m a g n á n i m a ceniza el mausoleo diera vida en fama; ya su pompa real desautoriza urna de yedra y t ú m u l o de grama. B i e n que así aquel cadáver solemniza, mejor que cuando al sol bebió la llama, pues más propia (si no más peregrina) es exequia de un muerto una ruina.
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VII Y , pues, el bronce muere, el jaspe yace, y todo pasa de deidad a ejemplo; memoria que no muere y siempre nace deidad te informe y te construya templo, que, si el olvido a rayos le deshace, en cuyo estrago a Júpiter contemplo,
50
v v . 35-36 R e f i é r e s e a la d e s t r u c c i ó n del templo de D i a n a , que fue i n c e n d i a d o p o r E r ó s t r a t o , pastor de Efeso que quiso hacerse c é l e b r e mediante alguna a c c i ó n m e m o r a b l e , en la m i s m a noche en que n a c i ó A l e j a n d r o M a g n o . C a m ó e s se refiere al m i s m o asunto e n Os Lusíadas
en
u n pasaje que p o d í a
haber resultado m u y
sugerente para B o c á n g e l : « Q u e i m o u o sagrado templo de D i a n a , / D o sutil T e s i f ó n i o fabricado, / H e r ó s t r a t o , p o r ser da gente humana / C o n h e c i d o n o m u n d o e n o m e a d o ; / Se t a m b é m c o m tais obras
nos
e n g a ñ a / O desejo
de u m n o m e
aventajado, / M a i s r a z á o h á que queira eterna gloria / Q u e m faz obras tao dignas de m e m o r i a » (Canto Segundo, v v . 897-904). v. 40 Se tenía a D i a n a c o m o la diosa inconstante p o r ser ella la p e r s o n i f i c a c i ó n de la luna, que pasaba p o r sus cuatro fases cada mes. v. 43 V / R P : «mas su p o m p a real d e s a u t o r i z a » . v. 44 grama: « Y e r b a c o n o c i d a y m u y c o m ú n pasto del ganado, así m a y o r c o mo menor»
(Covarrubias).
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
te velará el dolor, pues su ejercicio el templo puede herir, no el sacrificio.
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VIII E n tanto, pues, que al regio empíreo coro das tanta luz que el sol de tus reflejos recibe puros alimentos de oro y es Narciso inmortal de tus espejos, pues no a distancias oyes lo sonoro (¡oh tú, siempre apartado y nunca lejos!), quejas escucha de la triste España que hoy te asiste, bien que hoy no te acompaña.
60
IX Era la noche en que el león del cielo, rugiendo en campos de zafir flamante, en cada aliento dio un desmayo al suelo, una muerte le dio en cada semblante. Halló al l e ó n de España sin recelo, que en quietudes d u r m i ó de semejante. T u signo, Carlos, se mostró tan fuerte que ¿quién pudiera, sino tú, vencerte?
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70
X Yerra en las venas y los nervios tala maligno humor, presagio de la muerte, que n i en las ondas médicas se exhala, ni en disipadas venas se divierte. La juventud pelea, mas no iguala al mal, aunque hace la flaqueza fuerte.
75
v. 60 Narciso: véase 2; 177-84. v v . 6 5 - 6 6 E n estos versos, B o c á n g e l rinde homenaje a G ó n g o r a al imitar, de n u e v o , los primeros versos de la Soledad Primera; v é a s e 2; 2 1 7 - 2 0 . L a c o n s t e l a c i ó n de L e o o L e ó n va del 23 de j u l i o al 25 de agosto; el Infante Carlos m u r i ó el 30 de j u l i o de 1632. v. 72 Procede directamente de 2 1 ; 8.
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BOCÁSGEL
E l arte se confunde, busca medios, y de intentos no pasan los remedios.
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XI N o sólo falta la falible escuela, mas confiesa faltar su ciencia y arte. Gana el pleito la muerte, bien que apela al cielo sordo la postrada parte. A la aurora que a D i o s la luz nivela, y, una siendo, en m i l formas se reparte, se invoca, mas guardóse a más efeto, y corrió inexorable el gran decreto.
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XII Y a el Príncipe católico prepara el alma justa al infalible vuelo; el archivo del pecho ya se aclara, el llanto baja desde el rostro al suelo. Falta la v o z , mas sin la v o z declara el tierno corazón que acepta el cielo, con quien las voces sin estruendos obran, que, donde hablan afectos, voces sobran.
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95
XIII Cede a la infiel segur el árbol verde, el monte tiembla al rayo soberano, el a r m i ñ o cercado alientos pierde, yace la rosa al filo del verano; la yedra el edificio abraza y muerde, roba a la mies la hoz el áureo grano, la nave rota por el mar delira: todo diciendo está, Carlos espira.
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v v . 7 9 - 8 2 R e f i é r e s e a los esfuerzos de los m é d i c o s p o r salvarle la v i d a al I n fante. E n d i s t i n t o s m o m e n t o s de su obra B o c á n g e l se refiere al estado de los c o n o c i m i e n t o s m é d i c o s de su é p o c a , m o s t r á n d o s e b u e n c o n o c e d o r de la s i t u a ción. v v . 97-104 T o d a la estrofa recuerda los v v . 633-640 de la Fábula
de Leandro y
Hero; cfr. especialmente el v. 634: «deje la hiedra el m u r o a que se abraza».
RETRATO
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XIV Y a m u r i ó , mas su faz pura y serena indicios daba de futuros dones; difunto dio a los ojos otra pena, porque olvidó la muerte sus facciones. A ú n pensando que vive, el llanto enfrena la familia a p r e ñ a d o s corazones; pronunciando su cara esclarecida que hay vida muerta, pero no vencida.
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XV E l Palacio se turba, desvanece el orden; éste a solas se lamenta, aquél, viendo el tumulto, se entristece, que sus virtudes y sus años cuenta. Y cual de seso en el dolor carece, que al cielo acusa con piedad atenta, el temprano desorden de los hados los enseña a gemir desordenados.
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XVI Ungen el cuerpo noble, y se derrama en bálsamos y en mirras mucho Oriente; y, porque falta al sacrificio llama, ceñido se la sirve arnés luciente. A l pueblo que le adora y que le aclama, y no le puede hallar donde le siente,
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v. 107 V / R P : «a los ojos d u r ó m á s que a la p e n a » , v. 112 V i e n e de 2 1 ; 2. v. 118 V / R P : «que al cielo acusa c o n querella e x e n t a » . v. 123 Cfr. Fábula de Leandro y Hero: « D i g i é r e s e en la llama el sacrificio» (2; 273). v. 125 Este verso parece ser eco i n t e n c i o n a l d e l ú l t i m o verso de u n soneto esc r i t o p o r e l Infante C a r l o s a la muerte de u n t o r o : « d e i d a d te adora, v e n c e d o r te aclama» (citado p o r G r a c i á n en Agudeza
y arte de ingenio, D i s c u r s o L X I I I ) . O t r a
c o p i a d e l verso se encuentra en la « C a n c i ó n f ú n e b r e a la muerte d e l S e r e n í s i m o S e ñ o r Infante F e r n a n d o » de Francisco L ó p e z de Z á r a t e : «Al l l a n t o , que te adora, que te aclama» (Obras imrias, ed. S i m ó n D í a z , 1947, v o l . II, p. 149).
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armado se presenta en sitio abierto, que aún para todos fue después de muerto. XVII Varios lamentos un lamento forman, y aviva los gemidos su presencia. U n o s de liberal, otros le informan de justo, no olvidando su clemencia. Difieren los aplausos, mas conforman la razón en la misma diferencia. Algunos lloran más que el llanto ignoran, pues los muy tristes hacia el alma lloran.
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XVIII Amaneció la noche, que el sol puro en negra tempestad de luto ondea; sale al pálido Oriente tan oscuro que, ya de día, al día se desea. Piensa otra vez que el hijo mal seguro zozobra el carro de la luz febea. Sabe que Carlos es, llora más tierno, que es más perder la luz que no el gobierno.
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XIX Llega la noche sin llegar, pues antes a r r e b a t ó la luz al triste día. Las estrellas prestaron sus diamantes al gran cadáver en devota guía; danle el postrer honor los circunstantes en militar y en sacra c o m p a ñ í a . Intímanle a gran urna, y desde entonces blandos los jaspes son, tiernos los bronces.
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v. 128 Cfr. 22; 14: «ser i n m o r t a l para d e s p u é s de m u e r t o » , v. 138 Cfr. 11; 9: « E n tempestad de amor, a m o r o n d e a » . v v . 141-42 A l u d e al m i t o de Faetonte, que l l e v ó durante u n día el carro solar; véase 2; 165-68.
RETRATO
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XX H a y edificio de labor extraña en el templo mayor, y son sus senos no dignos de los Césares de España; pero del mundo los indignos menos. N o el sol sus piras ni sus urnas baña, que los vasos están de soles llenos. Carlos se añade a la cesárea rueda; déjanle allí, y en otra parte queda.
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XXI Sintió el gran caso España victoriosa y, rasgando su excelsa vestidura, a r m ó su frente, no de nieve y rosa, de ceño, pero ceño de hermosura. R o m p e a dos manos la corona hermosa, que a sus sienes es grave, mas no es dura; despedazando cetros y cuchillas, voces al aire dio, vulgo de astillas.
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XXII Tal, R o m a , tú te apareciste un día a César en su intrépido camino donde más claro el R u b i c ó n se oía en lo fatal, que no en lo cristalino. Mas, ¡ay, Julia!, que a ti se c o n c e d í a tratar diestra con diestra al gran latino,
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v v . 161-68 L a d e s c r i p c i ó n de E s p a ñ a , al llegar al T e m p l o , se asemeja, c o m o nos l o dice B o c á n g e l en los versos siguientes (vv. 169-72), a la de R o m a c u a n d o se le a p a r e c i ó delante J u l i o C é s a r : «Ingens visa duci patriae trepidantis imago /
Clara
per obscuram voltu maestissima noctern, / Turrigero canos effudens vértice crines, / Caesarie lacera nudisque adstare lacertis / Et gemitu permixta loqui» ( L u c a n o , Bellum civile, L i b r o I, v v . 186-90). v. 171 el Rubicón:
r í o p e q u e ñ o que separaba Italia de la G a l i a C i s a l p i n a . J u l i o
C é s a r a t r a v e s ó este río (49 a. de J . C . ) durante la guerra c i v i l c o n t r a P o m p e y o , a pesar de la p r o h i b i c i ó n d e l Senado r o m a n o . E l m o m e n t o en que J u l i o C é s a r llega ante R o m a d e s p u é s de haber cruzado el R u b i c ó n se narra en L u c a n o , Bellum civile, L i b r o I, v v . 185-224. v. 173 Julia: hija de J u l i o C é s a r y esposa de P o m p e y o .
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y España, que más busca y más suspira, sólo a su Carlos en su pena mira.
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XXIII Sintió el gran caso, y, de furor movida, se niega a la quietud y el curso aceta. C o r r e al fin, y alcanzara despedida del arco persa la veloz saeta. A l venerable T e m p l o dirigida, donde la gran M e m o r i a se interpreta por matrona fiel de antiguo pelo, depositó los términos del vuelo.
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XXIV Adonde el monte Líbano eminente, gigante nuevo, sin que espire, yace, el que antes que le raye el sol de Oriente, él mira al sol que sin morir renace; tan grande, sin pensión de diligente (porque el grande madruga cuando nace), que, al caducar el estrellado velo, se guarda para báculo del cielo,
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XXV hay de verde esplendor una espesura, que al estilo de selva se dilata, donde al pueblo de flores y verdura ni abril requiebra n i su ausencia mata.
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v. 180 Los persas t e n í a n fama de expertos arqueros. Los v v . 179-80 recuerdan el soneto de G ó n g o r a « D e la brevedad e n g a ñ o s a de la vida»: « M e n o s solicitó v e l o z saeta / destinada s e ñ a l . . . / que presurosa corre, que secreta / a su fin nuestra edad» (Soneto 163, v v . 1-2 y 5-6). v. 183 Cfr. 2; 394: «sierva de a n t i g u o p e l o » , y 32; 2 7 1 : «pastora anciana p o r antiguo p e l o » . vv. 185-86 Cfr. 65; 4 6 - 4 8 : «Ser a r r i m o d e l c i e l o / excelso m o n t e e l L í b a n o blasona; / los mobles a m e n a z a » . v. 193 Parece i m i t a c i ó n de G a r c i l a s o : «de verdes sauces hay una e s p e s u r a » (Égloga III, v. 58). v. 194 Cfr. 2; 4 7 - 4 8 : «dilata / selvas de v i d r o o p á r a m o s de plata».
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
N o de alimento el sol, mas de hermosura sirve a los campos; no la edad los ata, que beldad que de términos empieza efímera se llama y no belleza.
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XXVI Sin guarda aguda reina allí la rosa, que en lo libre está ociosa la defensa. V i v e , no pasa, juventud hermosa, gozando el privilegio sin ofensa. E l sol la mira, y ella, vergonzosa, el cuello humilla y el favor compensa; agradecida sí, mas retirada, que flor podrá vivir, mas no envidiada.
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XXVII Lleno de liras m i l derrama el pecho tan dulce el ruiseñor enamorado que al cuidado de amor quita el derecho y hace eterno al amor sin el cuidado. A sus floridas plumas prestan lecho las flores; duerme el ave y crece el prado. Despierta, vuela, danle quejas sumas, porque de amado le nacieron plumas.
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XXVIII Soles del prado son las palmas rojas, y el amante del mar, robusto abeto, que vence con firmezas sus congojas, es allí en mar de luz bajel quieto. Allí Dafne coronas da por hojas;
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v. 203 V / R P : «Vive y no pasa j u v e n t u d h e r m o s a » . vv. 2 0 9 - 1 6 E l r u i s e ñ o r era ave tradicionalmente asociada c o n el amor. v. 217 V é a s e 65; 30: «La palma, sol del p r a d o » . vv. 2 2 1 - 2 4 A l u d e al m i t o de A p o l o y Dafne; véase 5*. R e f i é r e s e a las coronas de laurel que fueron dadas a los que h a b í a n triunfado en alguna batalla o guerra.
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gózala en ramas el pastor de Admeto; engáñale en su verde semejanza, muerta al amor y viva a la esperanza. XXIX E n este Elíseo donde siempre empieza la edad que sube sobre todo espacio, donde el deseo fue naturaleza, la M e m o r i a eterniza su palacio. N o se le atreve el precio, y la destreza sobrepuja al sardónico y topacio; desde lo más distante de la playa arde el piropo y el diamante raya.
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XXX M e d i o monte al alcázar presta asiento (que un rayo le humilló para edificio), tan en orden después de lo violento que pareció el estrago sacrificio. D e fornido cristal columnas ciento son prólogo del grave frontispicio; el bronce en pedestales la sublime máquina sufre, pero el bronce gime.
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240
XXXI E n perspectivas cuatro se reparte; una al sol, cuando nace, se dedica. E n doce estatuas que el cincel comparte v. 222 el pastor de Admeto: A p o l o ; p o r haber matado a los C í c l o p e s , A p o l o fue c o n d e n a d o a servir a u n m o r t a l durante u n a ñ o . Sirvió entonces a A d m e t o , rey de la c i u d a d tesalia de Feras, y q u e d ó tan c o n t e n t o del trato r e c i b i d o allí que r e c o m p e n s ó a su p a t r ó n h a c i e n d o que las vacas de sus r e b a ñ o s t u v i e r a n siempre partos dobles; de a h í su i d e n t i f i c a c i ó n c o m o pastor. v. 230 sardónico: s a r d ó n i c e , p i e d r a preciosa, ágata de c o l o r a m a r i l l o c o n fajas oscuras. v. 232 piropo: piedra preciosa, c a r b ú n c u l o . vv. 237-38 Cfr. la d e s c r i p c i ó n del T e m p l o en la Fábula de Leandro y Hero: «En o r d e n c i r c u l a r hay c i e n colunas / en alto, que g r a b ó m o s a i c o v a n o » (2; 1 4 5 - 4 6 ) . T o d a esta s e c c i ó n deriva en ú l t i m a instancia de la
Fábula.
RETRATO
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altas fatigas, a q u é nace explica. Otra al sol meridiano aplica el arte y en carácteres quejas significa; su rayo acusa de nobleza falto, pues hiere más porque se ve más alto.
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XXXII Hacia la parte donde el sol espira toda la faz es un funesto alarde; pálidas luces el topacio gira y el carbunclo exquisito antorchas arde. D o n d e el alcázar hacia el norte mira, César valiente, Amidas el cobarde dudan, grabados, si en los mares fríos se libraron por votos o por bríos.
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255
XXXIII Tan a nivel anduvo el plomo recto, que del hilado cáñamo desciende, que al severo juzgar del arquitecto la fábrica no estriba, sino pende. E l oro a vides, por buril perfecto, las jambas une y los pilares prende, recibiendo la máquina pesante sobre sus hombros un m a r m ó r e o Atlante.
260
XXXIV Argos de puertas ciento, la gran casa ojos de verde jaspe al sol ofrece, que a cada cual, entre una y otra basa, el jacinto marítimo guarnece. Leal c o m p á s que las distancias tasa,
265
v. 249 Frase predilecta de B o c á n g e l ; véanse 44; 5-6 y 65; 14. v. 254 Amidas: barquero que llevaba a C é s a r , y t e m i e n d o la tormenta, éste le a s e g u r ó d i c i é n d o l e que llevaba a C é s a r y a la F o r t u n a de C é s a r . E s i n v e n t o de L u c a n o en Farsalia ( V , 5 1 0 - 6 7 7 ) . ' v. 264 Atlante: véase 1; 34, y 30; 67. v. 265 Argos: véase 2; 3 3 1 .
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con la igualdad las hermosuras crece. ¡Oh, divina igualdad!, que aun desde piedras amante aplauso de los ojos medras.
270
XXXV M á r m o l , en claraboyas arrogante, orden segundo al primitivo junta, no labradas a punta de diamante, sino a diamante de costosa punta. Viriles de crisólito flamante vuelven la luz del sol al sol difunta, coronando sus dóricas colunas
275
el oro a soles y la plata a lunas.
280
XXXVI Forma estatuas Lisipo tan atento que, porque no se mueve, engaña el bulto; en la quietud reservan movimiento, y está el moverse en la quietud oculto. Más arte fue negarles el acento que si les diera voz el fabro culto; releva historias y sucesos corta adonde el pasmo, no la voz, importa.
285
vv. 275-76 punta de diamante: p i r á m i d e que suele hacerse c o m o a d o r n o en la superficie de algunas cosas; t a m b i é n es e l diamante p e q u e ñ o que c o l o c a d o en u n estilo u otro instrumento sirve para cortar el v i d r i o y labrar en cosas duras. B o c á n gel hace a q u í u n j u e g o de palabras c o n estos distintos sentidos. v. 277 viriles: vidrios m u y claros y transparentes que se p o n e n delante de algunas cosas para preservarlas; crisólito: p i e d r a preciosa; es n o m b r e
que se da a dos
piedras distintas. E l de a q u í será c r i s ó l i t o de los volcanes, que puede ser de c o l o r rojo pardo. v. 281 Lisipo: escultor griego (c. 390 a. de J . C . - c . 310 a. de J . C ) ; r e f o r m ó el c a n o n p o l i c l í t e o del cuerpo masculino y fue retratista oficial de A l e j a n d r o M a g n o . L l e g ó a ser p e r s o n i f i c a c i ó n del escultor. v. 286 fabro: véase 2; 185. v. 288 V / R P :
« a d o n d e el pasmo y no la v o z i m p o r t a » .
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XXXVII Allí el piadoso huésped de Cartago miente el renombre con la triste D i d o , si bien ella fue cómplice en su estrago, pues creyó tan solícito marido. N o en las llamas, en las flechas, ni el halago, dice, muriendo, amor te he conocido; agora sí, en las alas o en las velas, mas, ¿ c ó m o eres amor, amor, si vuelas?
290
295
XXXVIII D e las diosas que v i o Paris en Ida la sentencia se ofrece dibujada; las dos desnudas, porque está vestida Venus, de desnudez aventajada. A m a Paris primero que decida, y a un ciego está la duda reservada: vence Venus. Las dos forman enojos de que las juzgue un árbitro sin ojos.
300
XXXIX D e esta soberbia hermosa de cinceles, que al tiempo vence en lides de primero, son Tántalos del sol los capiteles y el cielo imán del coronado acero.
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v v . 2 8 9 - 9 6 R e f i é r e s e a la historia amorosa de D i d o y Eneas; sobre ella, véase 46*. v. 296 Cfr. G ó n g o r a : « v e n , A m o r , si eres dios, y v u e l a , / v u e l a , A m o r , p o r vida mía» (Romance 62, v v . 27-28). v v . 2 9 7 - 3 0 4 A l u d e al j u i c i o de Paris. J u n o , Palas A t e n e a y V e n u s se disputaban p o r una manzana de oro en la que h a b í a una leyenda que d e c í a : «Para la m á s h e r m o s a » . J ú p i t e r d e c i d i ó que Paris fuera el j u e z de este l i t i g i o , que tuvo lugar en el m o n t e Ida. C a d a una de las diosas o f r e c i ó u n d o n a Paris a c a m b i o de ser elegida. E n t r e el d o m i n i o d e l u n i v e r s o , que le h a b í a o f r e c i d o J u n o , la s a b i d u r í a y la v i c t o r i a , que le aseguraba A t e n e a , y e l a m o r de la mujer m á s hermosa, que era el regalo de V e n u s , Paris se i n c l i n ó p o r l o ú l t i m o y e n t r e g ó a V e n u s la manzana. L a mujer m á s hermosa era H e l e n a de Esparta. v. 302 C u p i d o o el A m o r fue tradicionalmente pintado c o m o u n n i ñ o c i e g o . v. 307 Tántalo: véase 2; 498.
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Llega España a los pórticos fieles, rompiendo sendas de topacio entero, que España, desde Oriente hasta el ocaso, no sabe andar sino rompiendo el paso.
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XL Llegaron al estruendo de su huella sirvientes de lealtad y amor llevadas: Castilla, la hermosísima doncella y la anciana, una y otra coronadas; la matrona andaluz las ropas sella con las columnas de Hércules osadas; Vizcaya alumbra desde toda parte pendiente al hombro el guadarnés de Marte.
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XLI V a Portugal que nunca ha visto al miedo, y va Aragón que se le da a Belona, armándole otros reinos de denuedo, que, cual lirios, le tejen la corona. T ú vas, L e ó n , a quien la zona puedo ya prometer (si cabes en la zona), y tú, Galicia, que pareces ruda patria de la verdad, pasas desnuda.
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XLII Sicilia fértil, N á p o l e s hermosa, fuerte Milán le ofrecen ministerio; A m é r i c a , la bárbara preciosa, firme en lealtad y varia en hemisferio, en reinos y en provincias numerosa, cetros añade al español Imperio.
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v v . 315-16 Castilla la N u e v a y la V i e j a . v. 320 el guadarnés
de Marte: es decir, armado para la guerra.
v v . 322-24 A l u d e a q u í a los intentos franceses («cual lirios») de llevar la guerra a E s p a ñ a p o r A r a g ó n durante la d é c a d a de 1630. Belona: diosa latina de la guerra. v. 325 zona: j u e g o de palabras: d i v i s i ó n de la tierra, y, de allí, del cielo; en este caso la que corresponde al signo de L e o / L e ó n .
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Otras siguieron m i l su augusto paso, lamentando de Carlos el ocaso.
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XLIII Llegan al gran alcázar donde cesa de las plumas el í m p e t u atrevido, que toda ligereza humana pesa; pásmase el vuelo y dura lo vencido. Así vive en la llama la pavesa sólo por vanidad de lo lucido, pues quiere acreditar también el fuego que hiere de contrario y no de ciego.
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XLIV E n áureo solio inmensa resplandece la M e m o r i a , de siglos coronada. T o d a pasada edad allí se ofrece tan viva a la matrona dedicada que de cierta elección siempre carece, mirando la presente y la pasada; y, utilizando el yerro introducido, se eterniza viviendo en lo vivido.
345
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XLV Allí de toda Parca el vario estilo pulsa las ruecas, los estambres gira; una el áureo vellón digiere en hilo; otra sus manos jubiladas mira; otra copos de acero, filo a filo, corva la rueca, inexorable tira, y el tiempo ejerce su voraz distrito sobre el nacer, que es tácito delito.
355
360
v. 341 pavesa: «La parte sutil que queda de la materia quemada, antes de d i s o l verse en ceniza»
(Autoridades).
v. 345 Cfr. J á u r e g u i , Orfeo: « d o n d e en s o l i o i n m o r t a l reina i m p e r i o s o » (v. 535). v v . 3 5 3 - 6 0 R e f i é r e s e a las tres Parcas que r i g e n e l destino de los véase 2; 7 0 9 - 1 0 .
hombres;
352
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DE
BOCÁSGEL
XLVI N o se detuvo a contemplar la goda del Palacio la costa o la estructura, que o nada es tanto, que la ocupe toda, o en descuidos ejerce gran censura. Los ojos del llorar desacomoda y, armado el pecho de elocuencia pura, llorando en mal ajeno el propio agravio, tales de amor afectos fía al labio.
v. 368 V / R P : «tales de amor afectos fió al labio».
365
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
353
D e l Retrato de su Alteza Serenísima Canto Segundo XLVII «Escucha —dijo E s p a ñ a — , si es que agora, alma del tiempo, estrenas m i cuidado, que el triste, cuando el mal que excede llora, siempre juzga su mal por ignorado; y aunque mal que en remedios no mejora, vive en los cuerdos, de silencio armado. Estos suspiros de su centro vuelan, porque sobran, que no porque consuelan.
370
375
XLVIII Dos fines a tu patria me reducen: es el primero eternizar m i llanto (si tristes casos en tu voz inducen materia fértil de perpetuo canto), y ver a cuánta fama se conducen los regios héroes de m i Imperio santo; y pues de entendimiento procediste, escucha, absuelve m i lamento triste.
380
XLIX T o d o principio nace prometido a fin perfecto, y le dirige el paso; gime sin él, y acusa dividido la providencia, como a incierto caso. Es verdad que alma eterna en frágil nido rompe sin ira el m o m e n t á n e o vaso; r ó m p e l e , no violenta, mas divina, con disculpa, pues crece en la rüina.
385
390
vv. 381-82 E l verdadero fin del poema, dado que la vida del Infante Carlos fue corta y sin i n t e r é s , es la alabanza de la Casa R e a l e s p a ñ o l a .
354
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DE
BOCÁSGEL
L Mas vamos a la u n i ó n , no a la difunta separación de tan caduco halago: parece que sin culpa no se junta lo que no se divide sin estrago, y que la muerte está al nacer tan junta que no es nacer principio, sino amago. Y si es que toda muerte es infalible, ¡oh fuera, oh fuera el no nacer posible!
395
400
LI Y ya que el nacer fuerza y no convida, viviéramos los números mayores que antes eran ejemplo de la vida, mas ya la misma vida son las flores. Joven real, con alma esclarecida, diera a su siglo enteros resplandores: grande al nacer, al espirar temprano, o fue injusto el morir o el nacer vano.
405
LII A ú n más vive una flor que al alba debe vida, con quien el Occidente lucha; que no es la vida poca por ser breve, porque, en siendo cabal la vida, es mucha. C o n natural injuria, bien que leve, hiere a aquel que en sus nácares relucha, y en el hombre inmortal la muerte halla mayor trofeo con menor batalla.
410
415
LUI N a c i ó Carlos de padres tan reales, de abuelos en lo augusto tan crecidos que en ellos vimos todas las señales de buscados y no de acontecidos;
420
v v . 4 0 9 - 1 2 Las mismas ideas que las expresadas en la Prosa segunda, n ú m e r o 70, y en el p o e m a 30; la fuente es S é n e c a .
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
355
a luz de cuyas armas inmortales su filiación probaron sus sentidos, cual ave en quien se duda por divina si ella examina al sol, o él la examina. LIV D e aquel Filipo vencedor y pío nació, nació de aquella Margarita que al austro no debió vital rocío (pompa del aire que el candor marchita), al Austria sí, cuyo fecundo brío no a gloria de momentos la limita; de Felipe por n ú m e r o s Tercero, que sólo en tiempo consintió primero.
425
430
LV Lucina, al parto hallándose importuna, sacó a su luz los miembros delicados, siendo la antorcha con que vio la cuna la luz de sus mayores, no pasados. M i n t i ó ser luz, mas no m i n t i ó ser luna, pues consteló tan inconstantes hados, disculpada de escasa en el gran parto, porque toda la luz gastó en un Cuarto.
435
440
LVI ¡Oh clavel, hijo y é m u l o de Apolo, a un tiempo gloria y lástima del prado, que para la hermosura naces solo y para la caricia a c o m p a ñ a d o !
vv. 4 2 3 - 2 4 R e f i é r e s e al águila, la ú n i c a ave capaz de mirar directamente al sol sin desviar la vista. v. 425 Felipe III (1578-1621), c o n o c i d o c o m o el rey p í o . v. 426 M a r g a r i t a de A u s t r i a ( 1 5 8 4 - 1 6 1 1 ) , reina de E s p a ñ a , esposa de F e l i p e III. v. 433 Lucina: deidad romana, diosa de los alumbramientos. v. 440 A l u d e al parto y n a c i m i e n t o de Felipe I V , hermano m a y o r de Carlos.
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BOCÁSGEL
Aunque te eduque en ámbares Eolo, tan al nacer te huella el sordo arado que en el b o t ó n tu púrpura vertida hizo naturaleza de la herida.
445
LVII N o bien del pecho maternal había libado el tierno Infante vida hilada cuando al costado tierno se pendía (heroico juego) la paterna espada; y si el arte y el rostro c o m p o n í a , era a espejo de escudo o de celada, cuando de envidia y gusto de alta parte varios aspectos le alternaba Marte.
450
455
LVIII Apenas del laurel menor pudiera su brazo desnudar la primer rama cuando en cristianas atenciones era víctima el corazón y el celo llama. Haciendo sola, la a t e n c i ó n primera (que, dividido, amor más cumple que ama), ya visitó los templos más devotos, con fieles humos y pendientes votos.
460
LIX N o como Aquiles en las Musas diestro fue por afán del hijo de Filira, su natural a Carlos fue maestro, y adquirió en ocio breve grande lira, con que de amor, o próspero o siniestro,
465
v. 445 Eolo: véase 2; 658. v v . 4 6 5 - 6 6 A q u i l e s , educado p o r el centauro Q u i r ó n , hijo de C r o n o y Fílira, era experto en la caza, en la m ú s i c a y en el arte militar. v v . 4 6 8 - 7 2 T e n e m o s noticias seguras de dos sonetos escritos p o r el Infante C a r l o s : u n o , dedicado a A n a r d a , que e m p i e z a « O h , r o m p a ya el silencio el d o l o r m í o » , y o t r o , escrito a la fiera que m a t ó su h e r m a n o en 1 6 3 1 , que e m p i e z a « D e h o r r o r armado, de furor c e ñ i d o » .
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
cantaba. ¡ C u á n t o yerra el que suspira! Y al son del instrumento que animaba de afectos la interior lira templaba.
357
470
LX C o m o en verde teatro Filomena desata sus querellas tan süave que todos juzgan su dolencia ajena y ella que es suya solamente sabe, siendo la musa, el músico y la avena un ramillete transformado en ave; tan solo Carlos, si las cuerdas usa es instrumento, es músico y es musa.
475
480
LXI Los cuatro lustros al primero rudo respondieron con última opulencia; harto duró creciendo, mientras pudo, que durar sin crecer fuera violencia. Hablaba el héroe sonoroso o mudo, que no en voces está toda elocuencia, y en palabras sentencias encerraba, que a veces la atención no le escuchaba.
485
LXII H i z o el ingenio escudo a amantes flechas, y flechas contra amor de él infinitas; escribió cosas dignas de ser hechas, cosas dignas o b r ó de ser escritas. T ú , Marte, que los ánimos acechas, no las armas de amor su efecto evitas,
490
v. 4 7 3 Filomena: e l r u i s e ñ o r . F i l o m e n a fue v i o l a d a p o r T e r e o , marido de P r o c n e , su h e r m a n a ; éste le c o r t ó la l e n g u a para que ella n o pudiese contar lo sucedido, pero luego fue transformada en r u i s e ñ o r p o r los dioses. vv. 474-76 Cfr. 3; 6-8: «y tan dulce tal vez c a n t é m i pena / que todos la j u z gaban p o r ajena, / pero b i e n sabe el alma que era mía». v. 477 avena: véase 3; 2.
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BOCÁNGEL
que en leves guerras tácita Belona lauros te educa y triunfos te sazona.
495
LXIII Y a que el discurso tanto amanecía, que de lo cuerdo y sabio halló la cumbre, las historias a espejos reducía y de ajeno valor hizo costumbre; bien como el Fénix que a la edad envía propia inmortalidad de ajena lumbre, cede la lumbre al ave que eterniza, y dura el ave en plumas de ceniza.
500
LXIV Aunque pudiera de su estirpe apenas informarse de lauros y de glorias, hallando historias tan de lauros llenas que aun Argos mal leyera sus victorias, para evitar leía las ajenas,
505
para imitar pasaba sus historias, como en el campo la estudiosa abeja liba el romero y la cicuta deja.
510
LXV Fue liberal con ansia tan crecida que él hizo el recibir fuerza y no suerte; sólo el tiempo gastaba con medida, y es porque no aprovecha el que se vierte. Y según se repartió veloz su vida, sin duda le llegó a pedir la Muerte, que, entre el ruego y el don, desde su infancia supo negar no más que la distancia. LXVI Jamás hizo menor el beneficio, p o n d e r a c i ó n , promesa, n i tardanza; v. 501 Fénix: sobre esta ave fabulosa, véase 2; 5 3 9 - 4 4 .
515
520
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
la dádiva mayor dio como indicio, y él m a d r u g ó con ella la esperanza. N o de Alejandro el liberal oficio igual m é r i t o tuvo, ni alabanza, que él echó menos mundos por ganarlos, y para dar hicieron falta a Carlos.
359
525
LXVII D e piadoso y clemente dio experiencia, no a usura de gemidos, mas tan luego que la necesidad fue diligencia, y los ojos del príncipe, el sosiego. Q u e tiene muy dormida la clemencia quien despierta deidad al son del ruego; socorro de valor divinizado previene, y tarda a ruegos alcanzado.
530
535
LXVIII Nunca le mereció los dos oídos, primer informe, ni uno el lisonjero; enjuicio que no votan los sentidos, no es llegar antes negociar primero. Los afectos j a m á s al alma asidos mancharon con lo blando lo severo; siempre fue suyo Carlos, y en su causa de ajeno tuvo procurada pausa.
540
LXIX ¿Cuántas veces la cólera sagrada de su hermano, a venganza reducido, de una provincia y otra rebelada,
545
v. 525 Alejandro: A l e j a n d r o M a g n o , que h a b í a ganado t o d o u n i m p e r i o a ú n siendo j o v e n . F u e c o n o c i d o p o r su h u m a n i d a d y l i b e r a l i d a d , y fue b u e n patrono de las artes. v. 530 Es d e c i r , n o esperaba los g e m i d o s y ruegos de los desgraciados para mostrarse piadoso, clemente y liberal. v. 534 Frase predilecta de B o c á n g e l ; véanse 2; 351-52 y 73; 7 3 - 7 4 .
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BOCÁNGEL
Iris le halló con memorial de olvido? Y , cortando el consejo en vez de espada, altas victorias le ajustó al o í d o , sabiendo que es inmenso cuando pende el rayo y que se mide cuando enciende.
550
LXX Y a de Felipe el tribunal más grave le o y ó preceptos que aprendiera N u m a al gran T e m p l o de Jano, siendo llave del ave de Austria la estadista pluma. Esta creció tan fuerte, tan süave que en Barcelona el padre de la espuma la vio tridente, y el garzón severo m a n d ó seguro a quien d o m ó primero.
555
560
LXXI Dado al ensayo duro de la guerra, t a m b i é n de sus alientos daba parte, en galas c o m o abriles, a la tierra, en tiros como víctimas, a Marte. C o n movimiento sabio el bosque yerra; errar antes de herir previno el arte, que a su piadoso brazo no muriera, menos que habiendo errado aún una fiera.
565
v. 548 Iris: p e r s o n i f i c a c i ó n d e l arco iris; viene a ser la mensajera p o r e x c e l e n cia j u n t o c o n M e r c u r i o , y representa a la paz. v. 549 Frase i d é n t i c a en 30; 63 y m á s abajo v. 989, donde se refiere a Felipe II, el rey b u r ó c r a t a p o r excelencia. v v . 5 5 4 - 5 5 N u m a P o m p i l i o , segundo rey legendario de R o m a , que r e i n ó de 714 a 671 a. de J . C , d i o a R o m a sus leyes y r e l i g i ó n , e hizo construir el santuario o t e m p l o d e l dios J a n o en e l F o r o r o m a n o . U n o de los s í m b o l o s de J a n o es la llave, p o r ser él el dios que preside todo lo que se abre y todo lo que se cierra. v. 558 el padre de la espuma: N e p t u n o , dios d e l mar. v v . 5 5 9 - 6 0 R e f i é r e s e al cargo h o n o r í f i c o que gozaba Carlos de P r í n c i p e de la M a r , en c o m p e n s a c i ó n p o r n o
haber sido n o m b r a d o G o b e r n a d o r de Flandes,
puesto que deseaba pero que fue dado a su hermano m e n o r Fernando.
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
361
LXXII Vieras los tres Pompeyos en el monte luces juntar en dividido vuelo, cual suele en rubio imperio Faetonte cuando al primer albor recama el cielo: Fernando, el rosicler del horizonte, Carlos, la estrella que despierta al suelo, después Filipo como el sol se ofrece; perdone el sol, entonces amanece.
570
575
LXXIII Así en el agua hiriendo el sol hermoso que nace de aquel agua nos parece, y puesto enfrente espejo luminoso, siendo copia segunda, al mismo ofrece. Tres aman y uno impera, que copioso en tres hermosas líneas resplandece; cada cual vive en sí, mas tan unidas que un alma sola es alma de tres vidas.
580
LXXIV A esta interior república excelente fue tan leal el exterior ornato cual forma que en espejo el rostro miente y quiere ser el mismo, no el retrato. Allí el j a z m í n real ardió en la frente, la reina rosa en el semblante grato; flores que matan al amor de amores, mas ellas le vengaron con ser flores.
585
590
LXXV E l arte, el brío, el aire, el movimiento, la p r o p o r c i ó n , el talle, y la estatura v. 569 los tres Pompeyos: C n e o P o m p e y o M a g n o y sus dos h i j o s , C n e o
y
Sexto; m u r i e r o n luchando contra J u l i o C é s a r . A q u í quiere decir los tres hermanos reales, Felipe, Carlos y Fernando. v. 584 Cfr. Fábula de Leandro y Hero: «yace c u a l q u i e r a en sí, en e l o t r o v i v e » (2; 91), y « u n e dos almas — p e r o n o , que es una» (2; 306).
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tuvieron elocuencia sin acento y sin facción tuvieron hermosura. Mas no sin alma, o no sin almas ciento (de su menor acción lícita usura), tantas almas te daba el hado fuerte que ¿adonde te cupiera tanta muerte?
595
600
LXXVI Según, pues, lo que digo y lo que entiendo, que decir puedo, soberana ciencia, ¿por qué reduce cúmulo estupendo de virtudes la Muerte a tal violencia? Si enriquecerse quiere con lo horrendo, más es ostentación, que no opulencia, consentir que perezca no maduro fruto que a larga edad le era seguro.
605
LXXVII Y tú, del orbe bárbara enemiga, que del mundo en la mies con ciego brazo coges sin tiempo el grano de la espiga, y de tu filo es víspera el abrazo, si es que interés, no ya piedad, te obliga, más alta presa te rindiera el lazo a larga edad, que tan temprana herida el tiempo corta, pero no la vida.
610
615
LXXVIII ¡ O h , más dura que tú! ¿ N o te moviera (pero el moverte fuera transformarte) ver tantas partes, la mayor cualquiera? ¿Sólo para moverte no hubo parte? ¿Adonde le escondiste? ¿Adonde impera de Cristo el c a m p e ó n , de España el Marte? Que del mundo en la máquina redonda, si hay donde quepa, no hay donde se esconda.
620
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
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LXXIX ¿No te movieron del mayor hermano, ya exhausto de llorar, los ojos secos? ¿No verlos dar, con una y otra mano, sellos al amistad, al alma truecos? Que del menor suspiro, el más liviano, Cataluña y H u n g r í a oyeron ecos, ambos siendo, sus mares lastimados, muchos entonces, sólo de llorados.
625
630
LXXX ¿No te pudo ablandar la flor más bella, reina a un tiempo de mundos y de mayos, cuando, desde una y otra negra estrella, de agua se vieron los primeros rayos? ¿Y el príncipe, ¡oh dolor!, pendiente de ella, sagrado hacer del pecho a sus desmayos?, oyendo alivios contra el golpe agudo. ¡Dichosa edad en que aliviarse pudo!
635
640
LXXXI Y , en fin (por que le tenga ya m i queja, no m i dolor, que a eterno se dilata), mira, archivo del orbe, cuál me deja Carlos cuando de humano se desata. ¿A Germania no ves gemir bermeja, teñida a envidias de h o lan d és pirata? M i r a la Galia y el Piamonte osados, sólo porque soy más, contra m í armados.
645
LXXXII Mas no puede menguar fuerza divina, que, aunque aquel brazo dividido sienta, hidra será m i fuerza peregrina
650
vv. 645-48 B o c á n g e l se refiere a q u í a los distintos conflictos en los que se e n contraba envuelta E s p a ñ a en aquel entonces, v. 651 hidra: véase 12; 14.
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que destrozada y rota se acrecienta. Presto seré tan su c o m ú n ruina que ni en su muerte pare, ni en su afrenta; en su olvido, que manchan la victoria los rendidos con sangre o con memoria.»
655
LXXXIII D i j o , y la voz postrera fue más alta, cual luz que, cuando más su fin procura, de un exceso o relámpago se esmalta: muere en lo más, que es donde nada dura; o como horrenda tempestad que falta cuando con más cristal los cielos mura, lánguida el agua, su violencia humilla a medir la gran tumba de la orilla.
660
LXXXIV Dijo, y tres veces fulminó los ojos mirando al pueblo que en su voz pendía. Este aplaudió en silencio sus enojos, que a ú n el aplauso a voz no se atrevía. Colunas blancas como bultos rojos temblaron, o a los ojos parecía, dejando firmes el pavor algunas, de pasmadas aún más que de colunas.
v. 662 mura: murar, cercar y guarnecer c o n m u r o alguna ciudad.
665
670
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
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D e l Retrato de su Alteza Serenísima Canto Tercero LXXXV Pendiente estaba de la ibera boca la próvida deidad, y la sucede cual río que, impedido de una roca, se precipita si la roca cede. Gran respuesta vistió de oración poca, que en sentencias, no en números, excede, y, llena ya de sí, el dolor prolijo t e m p l ó de España, cuando así la dijo:
675
680
LXXXVI «España, mucho el gran sentir te aleja del sentido, al dolor adulas tanto. N o puede toda lástima ser queja, nueva, no injusta, la hace vuestro espanto. Deidad se hace el dolor que te aconseja cesar en la razón y no en el llanto; que llorar por llorar lo más amado no es razón de dolor, sino de estado.
685
LXXXVII M u r i ó Carlos, ya vive soberano; m u r i ó , no hay vida acá donde se estribe. E n flor m u r i ó , ¿quién duda que el humano sólo en el mundo su vivir concibe, y que nadie m u r i ó mal, por temprano, si al bueno siempre basta lo que vive? Bueno pudo durar. ¡ O h gran locura, quejarse de que el riesgo poco dura! v. 674 V / R P :
690
695
«la p r ó v i d a deidad que la s u c e d e » .
vv. 6 9 1 - 7 0 4 Sentimientos estoicos ya expuestos en anteriores poemas, c o m o los n ú m e r o s 26, 30, y la Prosa segunda, n ú m e r o 70. v. 693 V / R P :
«y que nadie m u r i ó b i e n y t e m p r a n o » .
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LXXXVIII M u r i ó cuando hace falta; no su falta lloras, lloras la duda de tu vida. La de Carlos no es muerta porque es alta; más tiene de negada que perdida. Q u e vida a quien la muerte sobresalta, porque nace a los n ú m e r o s asida, tiene de edad no más de lo que miente, pues miente lo que dura un accidente.
700
LXXXIX Dices también que te engañó el indicio de v i v i r y de obrar la alta esperanza. ¿Cuál juzgas tú que al cielo es más propicio: sujetarle la ofrenda a la mudanza, o hacerle tan temprano el sacrificio, que no le aguarda a recibir, le alcanza, llenándose de frutos soberanos las aras sin noticia de las manos?
705
710
XC Ponderas perfecciones, que ninguna tan bien se admira como mal se alaba. Estas tienen por muerte la fortuna, porque lo hermoso sin morir acaba. E l tiempo vuestras flores una a una hiere, gastando en ellas tanta aljaba que, inútiles llegando a los extremos, lo menos de vosotros morir vemos. XCI ¡ O h ciego discurrir! ¿ N o hay quién lamente que es la vida de sí golpe y amago? La corva senectud, la arada frente pide la juventud por dulce halago. v. 710 V / R P : «que n o le aguarde a recibir, le alcanza».
715
720
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
Pérdida sin rüido no se siente, y llórase sin pérdida el estrago, pues sigue a la vejez torpe y cansada mucho de fin, pero de muerte nada.
367
725
XCII Así que, mal de Carlos, hoy te espanta morir en su sazón hermosa y fuerte, no se consiente, no, que vida tanta fenezca sin honor de santa muerte; ni habiendo de mudar tan bella planta, donde es vida el vivir, porque no es suerte, quiso exponerla el cielo en mayor plazo al peligro, a la duda, al embarazo.
730
735
XCIII D e su padre aprendió piedad y celo, y en el primer abuelo y el segundo, que uno fue yugo y otro paz del suelo, de éste, el vencerse a sí, de aquél, al mundo; de un Alfonso lo casto, y el desvelo de un Licurgo o Fernando más profundo. Acabó su labor Carlos en esto: presto acabó porque acabó tan presto.
740
XCIV L o clemente, piadoso, fuerte y sabio nadie lo vive en sí, sino en su fama; de ésta le anima el heredero labio, sacándole del polvo a nueva llama.
745
v. 732 V / R P : «fenezca sin h o n o r de tanta m u e r t e » . vv. 7 3 8 - 4 0 R e f i é r e s e a Felipe II («el p r i m e r a b u e l o » ) , que c o n s i g u i ó vencerse a sí, y a Carlos V («el s e g u n d o » ) , que l o g r ó vencer al m u n d o . v. 741 A l f o n s o II «el C a s t o » , rey de Asturias y L e ó n ( 7 9 1 - 8 4 2 ) ; durante su reinado se d e s c u b r i ó el sepulcro del a p ó s t o l Santiago. v. 742 Licurgo: legislador de Esparta, uno de los siete sabios de Grecia; Fernando: Fernando el C a t ó l i c o .
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Si fue naturaleza, no fue agravio romper el fruto la pesada rama. A l que de no poder crecer faltare, muerto estará quien muerto le llamare.
750
xcv D e la voz y la lira lo sonoro a n ú m e r o s no ya las voces ata; sonle del sol los rayos cuerdas de oro en lira empírea, no imperial, de plata. E l cristalino de los cielos coro ya en estruendos mayores se desata, temiendo que, si escucha al tracio infante, ha de parar su m á q u i n a rodante.
755
760
XCVI Mas no es esto lo más de tus querellas: lo que te tiene al llanto vinculada es que te faltan fuerzas, que sin ellas hoy tu defensa yace minorada. ¡Ay, que tú no le ves blandir de estrellas (pero velo Orion) su blanca espada!, y, al lado de otro ya, cuarto planeta, a dos luces ser iris, ser cometa.
765
v. 749 Cfr. 30; 33: «no puede ser naturaleza agravio». v. 757 E n el sistema a s t r o n ó m i c o p t o l o m a i c o , el cielo cristalino era la n o v e n a esfera, entre la esfera de las estrellas fijas (la octava) y el E m p í r e o morada de los espíritus dichosos. A veces tiene el n o m b r e de «Primum
(la d é c i m a ) , mobile».
v. 759 tracio infante: c o m o si C a r l o s fuera otro O r f e o , capaz c o n su canto de parar el universo. v v . 7 6 1 - 6 4 Interesante referencia p o l í t i c a a la s i t u a c i ó n de E s p a ñ a en los p r i meros a ñ o s de la d é c a d a de 1630, cuando su defensa, en o p i n i ó n d e l autor, yacía « m i n o r a d a » . O b s é r v e s e c ó m o s u a v i z ó su o p i n i ó n crítica entre las dos versiones del poema. v. 764 V / R P : «hoy tu defensa yace d e s a r m a d a » . v. 766 Orion: el gigante cazador; a su muerte se c o n v i r t i ó en la c o n s t e l a c i ó n que lleva su n o m b r e . v. 767 cuarto planeta: t é r m i n o aplicado c o n frecuencia a Felipe I V , significa t a m b i é n el sol, p o r ser el cuarto planeta del sistema p t o l o m a i c o .
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
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XCVII E l llanto cese pues, que, cual cadena, no redime, eslabona tus enojos. Para mayor efecto que la pena hoy quiero que hayas menester los ojos, o niégate a la vista, por que, llena de luz, no falte entre diluvios rojos. Pierde los ojos, mira al que deseas, que otros te nacerán con que le veas».
770
775
XCVIII Dijo y, como de Júpiter el ave al hermoso garzón r o b ó ligera, plumada siendo de los vientos nave y enfrenada rüina su carrera, así dispone la matrona grave a España absorta a i n t r é p i d a carrera, y, por que sufra grande luz, la sube a ceñir de robusta y clara nube.
780
XCIX Porque ha de ver divinos resplandores, resultados de Césares hispanos, en teatro que vence los mayores que erigieron sabinos ni romanos. Adonde el bronce en bultos, y en colores el cedro, ya los ojos, ya las manos engañan en retratos tan lucidos que han menester escudos los sentidos.
785
790
C Cuando llegaron donde el rayo prende su vida aguda en nubiloso velo, vv. 7 7 7 - 8 0 A l u d e al m i t o de J ú p i t e r y G a n i m e d e s . É s t e , el m á s bello de los mortales, fue raptado p o r J ú p i t e r , q u i e n t o m ó la forma d e l águila, su a n i m a l favorito, para llevarlo al O l i m p o , donde le hizo su copero. v. 788 sabinos: antiguo pueblo latino, establecido cerca de R o m a .
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DE
BOCÁNGEL
senda se vio que sin quemar enciende el aire en orden al zafir del cielo; y cuya exhalación se comprehende por dorado testigo de aquel vuelo que Carlos hizo a Dios cuando la muerte hizo en él mucho golpe y poca suerte.
795
800
CI R e p í t e n s e al alcázar elegante y, penetrando el culto frontispicio, claustro vieron hermoso, tan brillante que niega al sol aun pretensión de indicio. Gran certamen los ojos ven delante, y, por que España logre el beneficio, a moderar las maravillas prueba, por imperar de grande y no de nueva.
805
CU «Yo, del tiempo enemiga y del olvido — r e p i t i ó en voz soberbia la M e m o r i a — , con quien no es valeroso, aunque atrevido, el tiempo, vana lima de m i historia; mostrarte quiero un n ú m e r o escogido de reyes godos, pues a excelsa gloria los engendraste, y ya los determinas resplandecer en glorias más divinas.
810
815
CIIÍ Aquí todos estados resplandecen, los hechos brillan, lucen los linajes; v. 813 T o d o este largo pasaje (estrofas C I I I - C X X X ) en que B o c á n g e l describe los m o m e n t o s culminantes de la historia de su país, desde P e l a y o hasta F e l i p e III, p o d í a haberle sido inspirado p o r C a m ó e s , Os Lusíadas,
C a n t o T e r c e i r o , donde
V a s c o da G a m a cuenta al rey de M e l i n d e la historia de P o r t u g a l , fijándose en los reyes y sucesos m á s importantes. E l m i s m o o r g u l l o patriota («Esta é a ditosa p á t r i a m i n h a amada» [v. 161]) recorre ambos poemas. v. 814 V / R P : «de reyes godos que en excelsa gloria». v. 815 V / R P : « e n g e n d r a s t e y agora d e t e r m i n a s » .
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
no porque en sangre o calidades crecen, sus virtudes les dan púrpura y trajes. Bien que los reyes aun aquí se ofrecen superiores, mas no en los vasallajes, porque gozan los reyes que lo fueron por todos, porque en todos merecieron.
371
820
CIV Haz, pues, de aquese globo condensado escudo cuidadoso a la violencia de tanta luz, que haber aquí llegado j a m á s será valor, sino licencia. Presto verás de eternidad armado a Carlos, y aunque eterna diferencia de su forma pasada nada informa, no en él, en ti conocerás su forma.»
825
830
CV N o añadió más el venerable archivo del mundo, porque ya el metal hablaba en estatuas y el bulto menos vivo por majestad, no precisión, callaba. E n el lienzo del nicho primitivo la edad, la estirpe, el siglo se notaba de cada R e y , grabados sus anales prolijamente a heridas de metales.
835
840
CVI E l santo R e y , glorioso Recisundo, la goda estirpe dedicaba al cielo, siendo de tanto rey que honora el mundo, más que por sangre, por ejemplo abuelo; vv. 825-28 Parece c o m o si B o c á n g e l describiera a l g ú n tipo de globo de aire o nave espacial en que pueda viajar E s p a ñ a a salvo. v. 841 Recisundo: R e c e s v i n t o , rey v i s i g o d o de E s p a ñ a ( 6 4 9 - 6 7 2 ) , o r d e n ó la r e d a c c i ó n del Fuero Juzgo,
i m p o r t a n t e c o m p i l a c i ó n de las leyes godas y romanas.
E n el V I I I C o n c i l i o de T o l e d o p r o m e t i ó conservar la r e l i g i ó n católica y perseguir a los herejes y los j u d í o s .
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
en aquel acto plácido y jocundo que Ildefonso a Leocadia cortó el velo, con que él honrar su púrpura fue visto, pasmado estaba el capitán de Cristo.
845
CVII Hecho ligustro humano en campo tirio que el arado dejó lánguido y tierno, mostraba Hermenegildo el gran martirio que padeció negado a error paterno. D e Leovigildo el bárbaro delirio no se grababa en el metal eterno, porque, mirando el hijo sus desdichas, no menguase con lástimas sus dichas.
850
855
CVIII Figurado se veía extensamente el invicto, el m a g n á n i m o Pelayo, vv. 845-48 R e f i é r e s e a la a p a r i c i ó n de Santa Leocadia ( m á r t i r e s p a ñ o l a de T o ledo, q u i e n m u r i ó en 306 durante las persecuciones del emperador M a x i m i l i a n o ) a San Ildefonso de T o l e d o (obispo y escritor e s p a ñ o l , 6 0 7 - 6 6 7 ) , que t u v o
lugar
durante el reinado de R e c e s v i n t o . M o v i d o p o r el E s p í r i t u Santo, San Ildefonso d e s c u b r i ó el sepulcro de Santa L e o c a d i a que h a b í a quedado en o l v i d o desde su muerte. E n t o n c e s , la santa e x t e n d i ó fuera del sepulcro (sin salir de él) el velo c o n que tenía cubierto su rostro. D e s p u é s de muchas aleluyas, la santa e m p e z ó a v o l v e r para su sepulcro, y para que quedara alguna r e l i q u i a o m e m o r i a de este m i l a g r o , San Ildefonso p i d i ó u n c u c h i l l o para cortar parte del velo. Fue el rey, R e c e s v i n t o , q u i e n le d i o u n p e q u e ñ o c u c h i l l o c o n el que c o r t ó el v e l o . Y así se h i c i e r o n las paces entre rey y prelado. vv. 849-56 ligustro: arbusto c o n hojas indivisas, a veces c o n flores b l a n q u e c i nas en las ramas superiores; campo tirio: c a m p o de los fenicios; en este caso, el campo cerca de Tarragona (ciudad fundada p o r los fenicios) donde H e r m e n e g i l d o fue martirizado. T o d a la estrofa hace referencia al martirio de San H e r m e n e g i l d o , p r í n c i p e v i s i g o d o , hijo d e l rey L e o v i g i l d o (573-586). H a b i é n d o s e c o n v e r t i d o al catolicismo, H e r m e n e g i l d o se r e b e l ó contra su padre, que era arriano c o m o toda la familia real;
finalmente,
fue v e n c i d o y l l e v a d o a T a r r a g o n a , bajo la guarda
del
duque Sisberto, q u i e n le e n c e r r ó en u n calabozo. Allí fue degollado. vv. 849-50 Cfr. V i r g i l i o , Eneida, I X , 435-36: «purpureus
veluti cum Jlos succisus
aratro I languescit moriens», que describe la muerte de Euryalus. v. 858 Pelayo: n o b l e v i s i g o d o en la corte de R o d r i g o en T o l e d o ; a la muerte de éste fue n o m b r a d o rey de Asturias por los nobles y obispos que s o b r e v i v i e r o n a
RETRATO
PANEGÍRICO
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a un alarbe escuadrón haciendo frente, en vez de espadas tremolando un rayo; y la vencida desangrada gente dar a su acero el último desmayo, y él curar un León convalecido la cuartana de habérsele atrevido.
860
CIX N u e v o claustro de luz en otra parte a un Alfonso Segundo testifica, que de armiños la túnica de Marte, gloriosa castidad orla y salpica. Hasta verle fue M a g n o el estandarte de Carlos que a su planta se dedica en la francesa lid; a tal trofeo no es ya monte, es estatua el Pirineo.
865
870
CX Pero ¿quién es aquél que un nicho dora, tan siempre que hace vínculo del día y de turcas heridas forma aurora al sol de su valor que al cielo fía? D i g o aquel cuya espada vencedora al Africa en las Navas desafía
875
la i n v a s i ó n á r a b e de 7 1 1 . Es c é l e b r e p o r haber conseguido el p r i m e r triunfo de los cristianos sobre los árabes en C o v a d o n g a (718 o 722). v. 859 alarbe: adj., árabe. v. 864 la cuartana: fiebre intermitente que sucede de cuatro en cuatro días, t í pica de los leones. v. 866 Alfonso Segundo: rey de Asturias (791-842), llamado el Casto
(véase
arriba v. 741). E n 797 i n t e n t ó u n a alianza c o n el E m p e r a d o r C a r l o m a g n o , el m o n a r c a m á s poderoso
de E u r o p a p o r entonces,
p e r o los nobles asturianos
y
gallegos v i e r o n en semejante alianza peligros para su i n d e p e n d e n c i a y c o n s i g u i e r o n impedirla. v v . 869-72 Parece aludir a las c a m p a ñ a s militares que C a r l o m a g n o l l e v ó a c a b o en la P e n í n s u l a en 778 (cuando sufrió la derrota de R o n c e s v a l l e s ) y en (cuando c o n q u i s t ó G e r o n a ) . v. 878 las Navas: la batalla de las Navas de T o l o s a (1212).
785
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DE
BOCÁXGEL
y a tantos moros el metal avisa que se dejan el n ú m e r o en la prisa:
880
CXI es Alfonso el Octavo, tan fecundo en valor que, cual vaso que derrama el sobrado licor, permite al mundo a Sancho el Fuerte, cómplice en su fama, y al R e y don Pedro, de Aragón Segundo, que en Tolosa de J ú p i t e r la rama ciñeron, y quedaron por iguales de una inmortalidad, tres immortales.
885
CXII U n mar de lumbre, en otra parte hermoso, tempestad no recela o teme agravio, sonda Alfonso las ondas luminoso, del mar de ciencias Palinuro sabio: D é c i m o en nombre, a cuyo estudio ocioso A r q u í m e d e s rindiera su astrolabio. D i o preceptos al cielo, y, a medida de sus leyes, fue un cielo cada vida.
890
895
vv. 881-88 Describe la famosa v i c t o r i a que t u v i e r o n las fuerzas cristianas c o n tra los árabes en las Navas de T o l o s a ( p r o v i n c i a de J a é n ) , cuando A l f o n s o V I I I , rey de Castilla ( 1 1 7 0 - 1 2 1 4 ) , ayudado p o r S a n c h o V I I el Fuerte,
rey de N a v a r r a , y
P e d r o II, rey de A r a g ó n , v e n g ó e l desastre de A l a r c o s (1195). Fue la m á s insigne v i c t o r i a cristiana de la reconquista, y s e ñ a l ó el fin d e l d o m i n i o m u s u l m á n
de la
Península. vv. 8 9 1 - 9 6 R e f i é r e s e a las actividades científicas del rey A l f o n s o X e l S a b i o , rey de Castilla y L e ó n (1252-1284), q u i e n e s c r i b i ó y o r g a n i z ó varios tratados de a s t r o n o m í a y a s t r o l o g í a , tales c o m o los Libros cuales, el Libro
del Astrolabio,
del Saber
u n o de los
de Astronomía,
g o z ó hasta e l s. X V I I de gran prestigio entre a s t r ó -
n o m o s , g e ó g r a f o s y navegantes.
Las Tablas
Alfonsíes,
unas tablas
astronómicas
precedidas de u n p e q u e ñ o tratado sobre el calendario y uso general de ellas, t a m b i é n g o z a r o n de m u c h a fama p o r toda E u r o p a . T a m b i é n (vv. 895-96) destaca la labor de Alfonso X en codificar las leyes de E s p a ñ a , en sus c é l e b r e s Siete v. 892 Palinuro:
Partidas.
p i l o t o de Eneas, arrojado al mar p o r el S u e ñ o ; a nado l l e g ó a
las costas de Italia y fue degollado por sus naturales. Fue p e r s o n i f i c a c i ó n en el siglo X V I I de cualquier marino.
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
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CXIII Esta batalla hermosa de los ojos treguas daba al mejor sentido, cuando, diestra del cielo en iras y en despojos, sin segundo se vio el primer Fernando, que sobre el Tajo tantos cuerpos rojos de toledanos moros iba echando que al mar, que por tributo le esperaba, no feudo mas sangrienta l i d llevaba.
900
CXIV ¿Y en Lusitania anduvo menos fiera la lid? Viseo lo dirá ganado, cuando, p u r p ú r e o el Tajo sin ribera, no llegó al mar, pensando haber llegado. T a m b i é n el Betis, cuya margen era en otra l i d cadalso de su prado, pues vio en sus vegas de africanas gentes nacer montañas, murmurar torrentes.
905
910
cxv O por el nombre o por planeta Q u i n t o , daba asunto a su fama y su memoria Fernando en tan glorioso laberinto que el no poder salir era su gloria; en victorias, mas no en valor distinto, de una parte ostentaba la victoria, que en defensa de Dios, pío guerrero, a solo le pasó desde primero.
915
920
v. 9 0 0 F e r n a n d o I el G r a n d e , rey de C a s t i l l a , de L e ó n y de N a v a r r a (1035¬ 1065), c o n q u i s t ó C o i m b r a y d e v a s t ó la parte d e l norte d e l r e i n o de T o l e d o , e n tonces en manos de los á r a b e s . H i z o a los m o r o s una guerra encarnizada, s o m e tiendo a su s o b e r a n í a a los emires de Zaragoza, T o l e d o , Badajoz y Sevilla. v. 904 V / R P : «no feudo mas sangriento l i d a r m a b a » . v. 906 Viseo: ciudad portuguesa al norte de C o i m b r a , ganada p o r Fernando I. v v . 9 0 9 - 1 2 R e f i é r e s e a una de las incursiones de Fernando I en territorio m u s u l m á n , cuando l l e g ó a Sevilla, ciudad p o r donde pasa el r í o Betis o G u a d a l q u i v i r . v v . 9 1 3 - 1 5 E l q u i n t o planeta en el sistema p t o l o m a i c o era M a r t e , dios de la guerra; a q u í se aplica a Fernando V el C a t ó l i c o (1474-1516).
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DE
BOCÁSGEL
CXVI D e otra parte su esfuerzo encarecía, de moros entre el bárbaro alboroto, sojuzgaba T r i p o l , presa Bujía, donde acabó con sus estambres Cloto; y Navarra que, subdita, tenía el ser vencida a galardón y a voto, mereciendo el lugar en su corona que se hace el sol en la templada zona.
925
CXVII D e Enriques grandes, Sanchos inmortales, Recaredos, Ramiros, Juanes fuertes, que ya vimos en trajes de mortales vivir con vidas y morir sin muertes, los semblantes se veían triunfales, unos en glorias, varios en las suertes; nadie envidiando al otro en tal esfera, por ser mayor la gloria de cualquiera.
930
935
CXVIII Así intrépida España contemplaba de sus amados reyes la grandeza, no ya en Imperio que al nacer acaba, sino en R e i n o feliz que siempre empieza, cuando un héroe una luz reverberaba, a quien muestran dos águilas flaqueza, con ojos de diamante y sed robusta bebiendo llama de la frente augusta.
940
v. 923 R e f i é r e s e a la conquista de T r í p o l i y Bujía en la costa norteafricana hecha p o r e l C a r d e n a l C i s n e r o s en
1 5 0 9 - 1 0 durante la r e g e n c i a de F e r n a n d o
C a t ó l i c o . B u j í a , h o y Bejaia, a unos 200 k i l ó m e t r o s
el
al este de A r g e l , fue desde
1509 hasta 1555 presidio e s p a ñ o l . v. 924 Cloto: una de las Parcas; véase 2; 709. vv. 925-28 L a conquista y posterior a n e x i ó n de Navarra p o r tropas castellanas en 1512. v. 941 V / R P : « c u a n d o u n h é r o e de l u z r e v e r b e r a b a » .
RETRATO
PANEGÍRICO
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CXIX N o corre así desde su claro centro al cebo el pez que sobre el agua mira, mas, viéndose incapaz al alto encuentro, por ser la presa grande, se retira y, codicioso en el cristal de adentro, arde en las aguas y sin v o z suspira, como España por ver a Carlos Q u i n t o , inquieta estaba en el cristal sucinto.
945
950
cxx D e Dios armado, mas de sí c e ñ i d o , Marte en la diestra, A p o l o en el semblante, de su estirpe mostraba haber tenido primero a muchos, pero no delante. D e Carlos sólo se libró el rendido, y a rendir la amenaza fue bastante, que a las divinas fuerzas embaraza el golpe, porque es golpe la amenaza.
955
960
CXXI D e las batallas del guerrero santo, flamencas, moras, francas, españolas, escrito a cifras se leía un manto que imitaba del mar espesas olas, no tanto en el color celeste cuanto en que el viento jamás las peina solas; pues a aquella que en más beldad excede borra con tinta azul la que sucede.
v. 951 Carlos I de E s p a ñ a y V de A l e m a n i a (1517-1556). v. 966 Cfr. G ó n g o r a , Polifemo: «peinar el v i e n t o , fatigar la selva» (v. 8).
965
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BOCÁNGEL
CXXII Prende allí un R e y francés y le despoja: M a d r i d lo mira y sucedió en Pavía; adquiere la Goleta; deja roja el turco a T ú n e z con su sangre fría; vence al Duque de Cleves y le arroja de G ü e l d r e s ; doma allá la apostasía del obstinado inglés que había vivido en su error, en su engaño adormecido.
970
975
CXXIII Para contarle las victorias bellas (más fueron las victorias que las luchas) en el cielo se veían las estrellas brillar de todas, pero no de muchas. D i l o , Filipo t ú , heredero de ellas, sucesor, no funesto, que le escuchas decir, cuando el gran cetro te dejaba: «Tarde muere el que muere cuando acaba».
980
CXXIV Filipo, honrosa afrenta del gran N u m a , Segundo, no en valor, ni en la prudencia,
985
vv. 9 6 9 - 7 0 R e f i é r e s e a Francisco I, rey de Francia (1515-1547), y la batalla de P a v í a (1525), en la que v e n c i e r o n las tropas e s p a ñ o l a s ; hecho prisionero, fue llevado a M a d r i d , donde p e r m a n e c i ó u n a ñ o . v. 971 la Goleta: fortaleza que protege la entrada de T ú n e z , fue conquistada por C a r l o s V en j u l i o de 1535 d e s p u é s de u n asedio de u n mes. v. 972 Túnez:
capturada p o r Carlos V en el verano de 1535.
vv. 9 7 3 - 7 4 E n 1540 el duque de C l e v e s o c u p ó la p r o v i n c i a de G ü e l d r e s c o n tra u n acuerdo que h a b í a firmado c o n el E m p e r a d o r . C o n ayuda alemana Carlos V le v e n c i ó en 1543 y a n e x i o n ó la p r o v i n c i a . vv. 9 7 4 - 7 6 P r e s u m i b l e m e n t e , se refiere a la vuelta a Inglaterra de m u c h o s c a t ó l i c o s c u a n d o M a r í a T u d o r s u b i ó al t r o n o en 1553, hechos en que C a r l o s V , su p r i m o , d e s e m p e ñ ó u n papel importante. v. 981 Filipo: F e l i p e II, rey de E s p a ñ a (1556-1598); s u c e d i ó al t r o n o en 1556 cuando su padre Carlos V d e c i d i ó abdicar y retirarse a Yuste. v. 984 Seguramente son palabras apócrifas de Carlos V , o dichas o imaginadas p o r B o c á n g e l en el m o m e n t o de su a b d i c a c i ó n a favor de su hijo Felipe II. v. 985 Numa: véanse arriba v v . 5 5 4 - 5 5 .
RETRATO
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conservando de reinos tanta suma, sufrir hizo al ganarlos competencia. N o cortó alguna espada cual su pluma, que es más fuerza la fuerza sin violencia, ni fue mayor fatiga del romano abrir el templo, que cerrarle, ajano.
990
cxxv Y a le abrió cuando, apenas sucediendo al reino, le c o m p r ó con fama y gloria, donde Enrique, a su ejército cediendo, del vivir hizo trémula victoria. T ú lo sabes, Lorenzo, pues ardiendo, Fénix divino, a tu mayor memoria para lograr el templo que eternizas, nuevo holocausto diste a tus cenizas.
995
1000
CXXVI A c l a m a r á a F i l i p o tal hazaña que ni antes tuvo igual, ni teme ejemplo; en cuanto el sol con ondas de oro baña sólo el Patrón q u e d ó mayor que el templo. Y tú, Lorenzo, al S a l o m ó n de España no quedaste deudor, aunque contemplo, que antes de honrar el templo le debiste, pero cabiendo en él le agradeciste.
1005
vv. 9 9 1 - 9 2 Sobre el T e m p l o de Jano, v é a n s e arriba v v . 5 5 4 - 5 5 . vv. 993-96 R e f i é r e s e a la batalla de San Q u i n t í n (1557), en la que los ejércitos e s p a ñ o l e s , mandados p o r M a n u e l Filiberto de Saboya,
derrotaron
a las
tropas
francesas de E n r i q u e II, rey de Francia (1547-1559). v v . 9 9 7 - 1 0 0 0 L a batalla de San Q u i n t í n tuvo lugar el 10 de agosto, festividad de San L o r e n z o . E n recuerdo de su martirio, Felipe II hizo dar al M o n a s t e r i o de E l Escorial la forma de la parrilla en que el santo fue quemado. v v . 1001-08 R e f i é r e s e al M o n a s t e r i o de San L o r e n z o de E l E s c o r i a l , fundado en 1563 p o r Felipe II en recuerdo de la batalla de San Q u i n t í n . v. 1005 Salomón: salén.
rey de Israel (961-922 a. de J . C ) , e l e v ó el T e m p l o de J e r u -
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DE
BOCÂNGEL
CXXVII Tras esta sabia, fuerte y santa idea de Reyes, del mejor sólo imitada, a un Tercero Filipo pide Astrea fiel balanza, inevitable espada; y mientras por el casto R e y emplea la docta virgen la Justicia amada, en sus aristas él la mano ejerce, la buena halaga y la nociva tuerce.
1010
1015
CXXVIII Pues la morisma, en lo exterior fecunda al reino, a D i o s inútil en la esencia, extermina de sí por que confunda su ley sin ley la universal sentencia; bien que empuñase de oro gran coyunda y sobornase al riesgo la opulencia. Llora el moro fugaz la sabia afrenta y España queda próspera de exenta.
1020
CXXIX Mas cuando el santo A b e l a Dios dedica el fruto que en sus campos atesora, su Imperio con imperios multiplica, r i n d i é n d o l e a Larache y la M a m o r a ; porque en la recompensa significa lo aceptó Dios, si quien le da lo ignora,
1025
1030
vv. 1011-12 Astrea : hija de Z e u s y T e m i s , diosa de la justicia y la V i r t u d , c o n sus dos atributos: la balanza (para pesar la justicia) y la espada (para ejecutarla). vv. 1017-24 R e f i é r e s e a la e x p u l s i ó n de los moriscos, llevada a cabo 1609 y 1614 p o r o r d e n real de F e l i p e III; a c c i ó n que B o c á n g e l parece
entre
aplaudir,
aunque r e c o n o c i e n d o sus negativos efectos e c o n ó m i c o s . v. 1025 el santo Abel: Felipe III, a veces llamado «el Pío». v. 1028 Larache: fortaleza en la costa de África, de la cual salían frecuentes e x p e d i c i o n e s de corsarios; fue conquistada p o r los e s p a ñ o l e s en 1610; la
Mamora:
otra fortaleza en la costa africana, en u n p u n t o e s t r a t é g i c o , que fue o c u p a d a p o r tropas e s p a ñ o l a s en 1614. Sobre esta v i c t o r i a G ó n g o r a e s c r i b i ó dos sonetos s a t í r i cos: «¡A la M a m o r a , militares cruces!», y «Llegué, s e ñ o r a tía, a la M a m o r a » .
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haciendo que se vista el beneficio el traje que miró en el sacrificio.
cxxx De este príncipe pío y rey perfeto, temido, pero dentro de adorado, que cuando amor se labra del respeto es ya naturaleza y no cuidado, Carlos pendiente estaba, tan su efeto que, entre ser hijo suyo y ser traslado, no los juzgara dos atento alguno; para gozar no más, pasaban de uno.
1035
1040
CXXXI D e las empresas que el real mancebo acometiera si la muerte avara sin razón no cortase el árbol nuevo, en torno de él pendía historia clara, tan viva que, mirando de Austria el Febo la imagen que a sí mismo le declara, a cada acción de esfuerzo que leía, sin moverse, moverse parecía.
1045
CXXXII De Sión el moderno ciudadano notando estaba los eternos giros, 1050 dando al amado padre la una mano que aseguraba un nudo de zafiros, con la otra señalaba al R e y hermano que deja en la región de los suspiros, diciéndole con voces sin estruendo: 1055 «Oh, cuánto!, ¡oh, c u á n t o me nací, muriendo!
v. 1038 traslado: copia. v. 1049 Sión: una de las colinas de J e r u s a l é n , tomada c o n frecuencia c o m o s i n ó n i m o de J e r u s a l é n . v. 1056 Es bastante probable que sean palabras dichas p o r el p r o p i o Infante Carlos.
382
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁSGEL
CXXXIII Cese el llanto, Filipo, que es violencia llorar al que no ves, porque le viste; no falta el bien que falta a la apariencia si el bien es tal que al trato se resiste. Hace el aumento necesaria ausencia de su principio, porque así le asiste más favorable; luego no se aleja quien por u n i ó n más alta alguna deja.
1060
CXXXIV Escasa luz le c o n c e d í a tu playa adonde más que vida fui cometa, donde la rosa efímeros ensaya y la efímera ocasos interpreta; ya de tu Imperio soy firme atalaya, luz, no a mortal constelación sujeta, bien que les fue m i altivo monumento urna al amor y cuna al escarmiento.
1065
1070
cxxxv Y o desde aquí contemplo tu camino, las lides que te esperan, cuándo y d ó n d e ; las que te ha de mover feliz destino, que en el sudor la púrpura te esconde; y en las que al moro, al franco y al latino has de domar feliz, a quien responde todo el sol por laurel, rendido el suelo por vasallo, por premio todo el cielo».
1075
1080
CXXXVI Aquí j u z g ó la gran M e m o r i a eterna que de España cumplió el mayor deseo, y ésta sintió su vista humana y tierna faltar al firme y al divino empleo; bien que observó la imagen más moderna,
1085
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
383
cual suele aquél que en brazos de Morfeo s o ñ a n d o glorias le despierta A p o l o , que la postrera imagen guarda sólo. CXXXVII Y no sólo contenta, mas vencida la sed de contemplar, que ya v i o en ella, deshizo aquella fábrica lucida donde la tuvo firme como estrella. V u e l o no pareció, sino caída, el movimiento de una y otra huella, cuando, rompiendo el globo cristalino, quedó vencido el viento en el camino.
1090
1095
CXXXVIII Y sobre el monte Líbano, gran roble, hospedó las hermosas compañeras adonde muestras de agasajo noble muchas supieron ser, mas no postreras. Y porque el beneficio más se doble y de muchas el paso den a enteras las gracias, dijo a España la M e m o r i a : «Siempre será de m í digna tu gloria».
1100
CXXXIX Y a de Admeto el zagal con lento paso iba segando aquella mies luciente que, para sobornar al negro ocaso, sembró de granos de oro en el Oriente; y el mar, haciendo su ribera un vaso, templar quería al sol la sed ardiente, por que, oponiendo alientos a desmayos, viva en cristales mientras muere en rayos.
v. 1086 Morfeo: hijo de H i p n o (sueño),
1105
1110
personifica, m á s que el s u e ñ o en sí, las
diversas formas que aparecen en el s u e ñ o . v. 1105 E l zagal de A d m e t o era A p o l o , el sol; véase arriba v. 222.
384
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
CXL Y porque más de la obra que del día faltaba, recogió con voz süave España su obediente c o m p a ñ í a , que no en el mundo, en su obediencia cabe; y haciendo de los pasos la porfía (refiriendo sus dichas) menos grave, el Alcázar del J ú p i t e r hispano nido fue de su vuelo soberano.
1115
1120
CXLI Y consolando del monarca ibero España discursiva los enojos, de las ondas del llanto amargo y fiero desembarcó sus navegantes ojos; y del que ya fue polvo y es lucero, que engañó a lo mortal con los despojos, la gloria refirió, y, mientras hablaba, ni aun a los ojos el garzón faltaba.
1125
CXLII «Cese —le dijo— el llanto, oh gran Filipe, a corriente se atreva, mas no a abismo; no al consuelo defensas anticipe, ni repita de muerte el parasismo; no es bien que de ti tanto participe, que algo pueda de ti más que tú mismo; no siendo el mayor mal no consolarte, más haces contra ti con ignorarte.
1130
1135
CXLIII Carlos, del cielo morador sublime, no a cuenta de los años ya respira; v. 1118 V / R P : « ( c o n t á n d o l e s sus dichas) menos g r a v e » . v. 1119 E l Alcázar R e a l de M a d r i d , palacio de Felipe I V («el J ú p i t e r hispano»), v. 1138 T o m a d o directamente de 79; 1, d o n d e allí se refiere a la muerte de Felipe III.
RETRATO
PANEGÍRICO
(1633)
sólo disculpa al que le llora y gime, en que sólo le alcanza el que suspira. Cese el dolor, pues nunca se redime con quejas o con llanto a aquél que espira: no niego su impaciencia a los gemidos, para sentir se hicieron los sentidos.
385
1140
CXLIV Y o por ti me he quejado donde habita saber que no se mide a humana ciencia, que no sólo en noticias me limita el dolor, le venció con experiencia. E n sus plumas m i vuelo facilita y donde tu magnánima ascendencia, godo escuadrón de luces, duerme vivo — p a r ó el vuelo y siguió lo discursivo—,
1145
1150
CXLV v i , no ya tus mayores n i pasados, ni son pasados, ni serán mayores; tus abuelos miré de luz armados, serenos de los años vencedores. Carlos, entre estos príncipes sagrados, exento estaba de hados inferiores. V i v i d émulos, ambos, de la muerte: por divino tu hermano, tú por fuerte.»
1155
1160
CXLVI Aquí desvaneció el hermoso bulto de España, y de Felipe a la prudencia libres ya los sentidos dieron culto, que no es del mal aplauso la violencia; y, dando muestras del consuelo oculto, vuelto el estrago en santa conveniencia,
1165
386
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
su memoria, no ya su dolor vano, es alto mausoleo de su hermano.
FIN
LA LIRA
DE LAS (1637)
MUSAS
APROBACION DELPADRE M . FRAY FRANCISCO BOYL, DE LAO R D E N DE NUESTRA SEÑORA DE LAMERCED, CALIFICADOR DEL SANTO O F I C I O D E L A I N Q U I S I C I Ó N , etc. 1
Si cupiera en m í el espíritu, el genio y los fértiles estudios del autor de esta Lira de las Musas que Vuestra Alteza me manda ver, no extrañara la novedad del asunto, sagrado en el espíritu, aunque humano en la materia; b i e n que en lo humano que contiene esta obra, luce con extremo la sabia armonía de lo sagrado. Y en lo uno y lo otro muestra el autor señas no pocas de sus disertísimas vigilias. Diole a su fruto tan ambicioso título como nombre, porque ser Lira de las Musas no supone instrumento que las invoca sino plectro que las inspira. T e m p l ó s e sin disonancia a las costumbres puras y a las verdades de la fe católica. Puede V . A . mandarle dar la licencia que pide. E n Madrid, a ocho de septiembre de 1635. 2
Fray Francisco B o y l
1
Fray Francisco B o y l , mercedario, fue autor de diversas obras, a d e m á s de c e n -
sor de la I n q u i s i c i ó n ; véase S i m ó n D í a z , 1950-94, v o l . V I , n ú m s . 5 . 2 1 4 - 3 3 . 2
disertísimas:
superlativo de diserto, « E l o c u e n t e , y que tiene fácil y selecta e x -
p l i c a c i ó n y m o d o de decir y sentir las cosas»
(Autoridades).
390
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
APROBACION DELPADRE MAESTRO FRANCISCO DE MACEDO, CATEDRÁTICO DE CRONOLOGÍA E NLOS ESTUDIOS REALES DE MADRID, DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS 3
Por c o m i s i ó n del señor V i c a r i o de esta villa de M a d r i d , v i este libro de La lira de las Musas de don Gabriel Bocángel, y con a d m i ración observé la grandeza de la facultad poética, pues, pareciendo estar en su cumbre, pudo de nuevo tomar vuelo y encumbrarse tanto que, a no ver de d ó n d e partió, j u z g á r a m o s no haber subido, y a no entrársenos por los ojos la claridad de su estilo, se perdiera la vista en la distancia. Si ya no es que digamos ser éste otro g é n e r o de poesía, pues en la novedad de sus conceptos, en lo peregrino de sus pensamientos, en la i n v e n c i ó n de sus discursos y en lo particular de su decir, hace parecer su excelencia nuevo el género de la p o e s í a , que constando de i m i t a c i ó n , ésta se forma de idea, y ejemplar para ser imitada. E l ingenio admite cuidado sin afeite, industria sin v i o l e n cia, hermanando natural feliz y arte venturosa en hacerse tanto de parte del ingenio que se e q u i v o c ó con él, adelantándose a lo de H o racio: Alterius sic Altera poscit opem res, et coniurat
amice . 4
Pues corren en el poeta tan iguales el ingenio y el arte que parece el uno parto del otro. La suavidad de los n ú m e r o s con la consonancia 3
Francisco de M a c e d o n a c i ó en C o i m b r a ; jesuita desde 1610, fue profesor de
R e t ó r i c a , luego C a t e d r á t i c o de R e t ó r i c a en los Reales Estudios de M a d r i d . A c a b ó sus días c o m o C a t e d r á t i c o de Filosofía
M o r a l en la U n i v e r s i d a d de P a d u a , e n
1681. 4
H o r a c i o , Ars poética, v v . 4 1 0 - 1 1 . E n su c o m e n t a r i o sobre la u n i ó n d e l arte y
el i n g e n i o , M a c e d o parafrasea los versos horacianos anteriores a la cita:
«Natura
fteret laudabile carmen an arte, / quaesitum est: ego nec studium sine divite vena, / nec rude quid prosit video ingenium: alterius sic...» (vv. 408-10).
391
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
de las voces, correspondencia de los consonantes, dulzura del estilo, componen una armónica poética que desmiente la de las Sirenas. L a frase es elegante y pura en su fuente, mas tan adornada de metáforas que se dobla la hermosura con lo añadido del engaste. La e r u d i c i ó n es lo que más admiro, porque sin la envidia del ruido pomposo (que no es e r u d i c i ó n la pompa, sino arrogancia) distingue la amenidad del verso, incluida en él con tal arte que es alma suya y da sentimiento al verso. E n cada alusión tiene un reclamo erudito a la atención, viniendo a ser sustancia en esta poesía lo que en otras es accidente. E n algunos poetas e x t r a ñ o la falta de variedad de estilos y la perpetua igualdad de conceptos, que parece tienen sola una turquesa para cortarlos, sin hacer diferencia de décimas a romances, de romances a sonetos, de sonetos a canciones, pobreza conocida de ingenio y fe natural, a ú n más que falta de arte. Pero este poeta consigue tan hermosa diferencia de los poemas que, como el diestro m ú s i c o , ha penetrado la posible e n t o n a c i ó n de cada cuerda y reconocido lo cabal y diverso de las voces de esta nueva L i r a . Finalmente, él es poeta verdadero, y si alguno quisiese poner dolo en sus eruditas obras, no conseguirá sino firmarse de mal apasionado y peor entendido. Y o , que he profesado y leído esta facultad muchos años y tengo algún trabajado v o l u m e n ya para imprimir sobre ella , juzgo que, sin lisonja de nuestro autor y sin agravio de otro alguno, merece aventajada estimación en lo cuerdo a los antiguos, y en lo florido y elegante a los modernos. Este es m i parecer, y que merece la licencia que pide, no o p o n i é n d o s e en nada a las costumbres n i a la religión. D e l Colegio Imperial de la C o m p a ñ í a de Jesús de M a d r i d . 5
Francisco de Macedo
5
M a c e d o habla tal vez de alguna de sus obras en l a t í n , c o m o Parnassi nemus.
Poeticio arboribus comitum, o Thesaurus eruditionis, pro Sole, o rhetoricis, todas sin fecha de i m p r e s i ó n ; v é a s e n ú m s . 24-26.
Viridiarium
eloquentiae
S i m ó n Díaz, 1950-94, vol. X I V ,
392
OBRAS COMPLETAS
AL LIBRE
DE
BOCÁMGEL
LECTOR
N i n g u n o de los renombres, oh lector, con que el vulgo de los escritores suele invocarte, me parece a p r o p ó s i t o : los que te llaman benigno adulan su miedo y no consiguen tu gracia; si te invocan discreto, no sé por q u é te instruyen tanto la i n t e n c i ó n , pues no hay entendido que la tenga mala; los que te culpan mordaz y envidioso, o presumen tener que les envidies o se imaginan inculpables en sus escritos. Por tanto, pretendo esta vez que seas lector libre y atento, pues de tu juicio y neutralidad necesito más los ratos que te ocuparen los n ú m e r o s y las voces de esta —que no sin propiedad i n t i t u l é — Lira de las Musas, en metáfora de la diversidad de sus cuerdas y sonidos graves, agudos, dulces y varios. Así se diferencian los poemas de este volumen: los heroicos, con majestad de sentencias y respeto de las voces que las sirven; los líricos, en la dulzura de sus c o n ceptos, novedad de sus locuciones y frases, hermanando los dos estilos con artificiosa y natural a r m o n í a . Esta ha sido la idea que se ha procurado imitar, habiendo huido con afectación de la afectación y de la oscuridad, escollos no sé si tan considerados, como ciertos, de muchos escritores. Y a , pues, que te has e m p e ñ a d o en juzgar la calidad y naturaleza de estas flores, que en el desaliño de su desorden representan más ser arrancadas que cogidas, te quiero insinuar algunos presupuestos. Sea el primero, que estos versos estaban escritos y esparcidos años ha en manos de muchos amigos y e x t r a ñ o s . I n s t á b a n m e aquéllos que los estampase, r e c o n v i n i é n d o m e con la honra que he debido a España y a Italia en mis antes divulgadas obras . N o me pareció, pues, que en imprimirlos añadía más peligro, sino más papel, y que en éste se redimirán muchos yerros que los traslados bastardos a ña de n a los 6
6
¿ Q u i e r e decir c o n esto que sus anteriores obras se han d i v u l g a d o en Italia, o
llama nuestra a t e n c i ó n a sus o r í g e n e s hispano-genoveses?
393
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
que confieso van en los originales, h a b i é n d o m e sido más fácil c o n o cerlos que enmendarlos . Estas conveniencias y motivos a ú n no vencían m i respeto al c e ñ o de los juicios graves, que ya por mis mayores, profesados estudios, ya por mis diferentes ministerios y atenciones, parece p o d í a n extrañar estos floridos empleos de la p l u m a , notando que por j u n i o los claveles más bienquistos parecen reacios en los jardines y los extraña el mismo que los compra. Pero hallará la respuesta m u y a mano quien se holgare más de la satisfacción que de la calumnia, pues en hecho de verdad, como queda dicho y consta de la fecha de este p r i vilegio, no se escribe ahora lo que ahora sale; advirtiéndose asimismo que, si quedasen manuscritos estos versos, les amenazaba el d a ñ o que ha sucedido a los más autores, especialmente modernos que, omitiendo en sus días divulgar sus obras, padecen difuntos el arbitrio y adulterio de falsos moldes, donde el interés vende el nombre, y no las obras de los escritores; injuria, c o m o postuma, irreparable, y nuevo contagio que halló como prender en las cenizas . 7
8
Aquí, pues, se ofrece al hastío de los gustos que vemos una diversidad de poesías que de suyo, y por sí sola, aún suele merecer con los descontentos. Cualquier asunto te d e t e n d r á poco, sin obligarte a dependencia para enterarte de sí, y n i n g ú n deleite se te consentirá sin alguna enseñanza moral, o sin alguna i m i t a c i ó n poética, de que está tejida esta numerosa tela . Caigan estas flores del árbol del ingenio que, ya, más que verde, fecundo de mayores frutos históricos y políticos, te cita a las veras de más serias vigilias, no con á n i m o de a ñ a d i r libros al cúmulo de nuestros modernos, sino de lograr algunos discursos que de las experiencias y estudios varios con algún desvelo he observado, reducidos a un m é t o d o que se conforme con la variedad de los sujetos a quien 9
7
C o m o se ha comentado ya en el Prefacio de esta e d i c i ó n , B o c á n g e l introdujo
bastantes c a m b i o s en los poemas de Rimas y prosas y d e l Retrato panegírico,
que
ahora se i m p r i m í a n p o r segunda vez. 8
Este pasaje, m u y importante para la historia textual de La lira de las Musas, se
ha discutido en D a d s o n , 1985a, p p . 5 1 - 5 4 . 9
Parece que B o c á n g e l alude a q u í al o r i g e n de la palabra «texto» que p r o c e d e
de tejido y tejer, cfr. Covarrubias para texto: «La letura de u n autor; díjose así p o r i r tejido y c o n t i n u a d o , y t a m b i é n a d i f e r e n c i a de l o que l l a m a n glosa, que es la a n o t a c i ó n y apuntamiento sobre el mesmo t e x t o » .
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
habla. S é a n t e , pues, bienquistas estas ofertas, si no por dignas, por confiadas de tu juicio. Vale.
395
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
A SU ALTEZA
SERENÍSIMA
C o m o dichoso y doméstico testigo, S e r e n í s i m o S e ñ o r , de cuan agradables son a Vuestra Alteza las letras, y del amparo que hallaron siempre en su grandeza y benignidad los profesores de ellas, y sabiendo por asistida experiencia el ingenio y c o m p r e n s i ó n con que penetra lo arcano misterioso y más escogido de las ciencias y artes, resultando todas de su aceptación más liberales, me atrevo en virtud de m i oficio a poner en las augustas manos de V . A . este compendio de todas mis obras p o é t i c a s , feudo, tan natural como debido, de m i corta e r u d i c i ó n adquirida e ilustrada en sus reales libros . Pero saliendo de este c o m ú n sagrado, reconozco más especial motivo del rendimiento de estos floridos frutos a Príncipe que se ha dignado de avalorar con repetidas protecciones mis desveladas fatigas y m i l trabajados ocios. 10
11
A d m i t a , pues, V . A . , estas ejecutadas premisas de futuros y más heroicos partos, pues hoy se conciben en sus invictas hazañas, para lograrse el día que, haciendo inmortal clarín de su ya merecida fama, escuche el orbe mis heroicos n ú m e r o s , en mérito de su inmortal asunto ; consintiendo ahora Vuestra A l t e z a Serenísima, no a la m í a , sino a la h u m i l d e frente de este libro, su augusto e invicto 12
1 0
este compendio de todas mis obras poéticas: c o m o indica el uso de la palabra com-
pendio, n o e s t á n a q u í todas las obras p o é t i c a s de B o c á n g e l escritas hasta entonces; algunos poemas se e n c u e n t r a n sueltos o i n c l u i d o s entre los p r e l i m i n a r e s de las obras de otros autores. E n nuestra e d i c i ó n son los poemas 75 a 84, en la s e c c i ó n Escritos dwersos 1 1
1624-1633.
A l u d e a su puesto c o m o b i b l i o t e c a r i o d e l C a r d e n a l Infante y a que solía
consultar los libros de Fernando. 1 2
B o c á n g e l parece p r o m e t e r a q u í a l g ú n p a n e g í r i c o sobre la v i d a y los hechos
de d o n F e r n a n d o , p o e m a que n u n c a (que sepamos) se l l e v ó a c a b o . O b s é r v e s e t a m b i é n c ó m o B o c á n g e l parafrasea la dedicatoria de la Fábula de Polifemo y Galatea de G ó n g o r a : «que si la m í a puede ofrecer tanto / c l a r í n (y de la F a m a n o segundo), / tu n o m b r e o i r á n los t é r m i n o s del m u n d o » (vv. 2 2 - 2 4 ) .
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
nombre, con que no envidiare los laureles de que tanto engríe el Parnaso a sus ahijados. L a calumnia, entretanto, sobreciega, deslumbrada con que mis obras granjean tan alto d u e ñ o contra las experiencias de m i rudeza, argüirá misterios de valor en estos frutos, respetando el Planeta que los alienta y educa, pues ya por efectos de su favor aspiran a la posteridad que les niega lo débil de su naturaleza. Esta codicia de mayor vida, comunicada por unirse a los sujetos mayores, es más disculpada en mí por menor y más afecta hechura de V . A . , de quien cobro en recompensa de esta dádiva corta las usuras que Garcilaso de la Vega (tan docto como noble soldado) parece que atestigua cuando dice: Q u i e n más cerca se halla del gran hombre, piensa que crece el nombre . 13
E l de V . A . se ha hecho tan grande por las letras y por las armas que, a no haberse extendido por los términos de Europa su valor y su esfuerzo, no cupiera en los de su dichosa España. Esto recela aquí la verdad, c o m o allá la lisonja en la muerte de los tres Pompeyos . Y , pues, n i los méritos de V . A . caben en sus breves, cuanto fértiles años, donde la subida verdad de sus proezas no teme de la adulación los siempre inferiores realces, ni en m i rendimiento hay oferta que no sea debida, disculpado de haber presumido lucir mis sombras entre los claros resplandores que venero, anunciándoles perpetuo Oriente en la vida y más eterna posteridad en su fama. R o g a r é con súplice afecto a Dios lo mismo que en sus prósperos sucesos nos ha e n s e ñ a d o a esperar, pues ascendiendo con tan favorables pasos a la cumbre de lo inmortal, siendo brazo robusto de la R e l i g i ó n y de la tranquilidad de España, es consecuente que en la vida temporal goce V . A . los a ñ o s que la Cristiandad ha menester y sus más afectos y humildes criados debemos desear. 14
15
E l menor criado de Vuestra Alteza, que sus pies besa. D o n Gabriel Bocángel Unzueta. 1 3
1 4
Garcilaso, Égloga / / , v v . 1543-44. los tres Pompeyos: C n e o P o m p e y o M a g n o y sus dos h i j o s , C n e o y S e x t o ,
quienes m u r i e r o n l u c h a n d o contra J u l i o C é s a r . Frase ya utilizada p o r B o c á n g e l en el Retrato panegírico, 86; 569. 1 5
súplice: suplicante; cultismo extremado.
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
397
87 E l Fernando o T e m p l o de su fama Poema histórico A l Serenísimo Señor Cardenal Infante de España, etc., m i señor I
Alta lisonja es ésta de aquel Marte sagrado que, con púrpuras y plumas, por los riesgos de Europa se reparte —pasmo a provincias y terror a espumas—, si a la sangrienta l i d que al mundo emplaza, t e ñ i d o siempre está de la amenaza.
5
II Su fama aquí con aras resplandece, y, en orden a labrarle eternidades, en rojos bultos a Fernando ofrece, de pórfidos que observan las edades, su edad, figura en láminas distinta, de uniforme cincel, de varia tinta.
10
III C i e n colunas de m á r m o l al palacio son prólogo, y de estrellas se rubrican;
vv. 1-2 Marte sagrado: el C a r d e n a l Infante, que fue c o m o G o b e r n a d o r a F l a n des en 1634. v. 10 pórfidos: « R o c a compacta y dura, formada p o r una substancia amorfa, o r d i n a r i a m e n t e de c o l o r o b s c u r o y c o n cristales de feldespato y c u a r z o . E s m u y estimada para d e c o r a c i ó n de edificios»
(Academia).
v v . 13-16 T í p i c a d e s c r i p c i ó n utilizada p o r B o c á n g e l
cuando de palacios o
templos se trata; v é a n s e 2; 145-46, 86; 2 3 7 - 3 8 : « D e fornido cristal columnas ciento
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
ciento de bronce, histriadas de topacio, orden segundo a su labor replican. A distancia leal se ven algunas que a un tiempo son estatuas y colunas.
15
IV Figurado se mira extensamente nicho en medio de plata y de rubíes, que a su arbitrio dispone del Oriente en diluvio de rayos carmesíes. E l gran Pedro y el Pablo, en gesto grave, éste un montante, aquél le da una llave.
20
V Fernando, ardiente crédito de España, al alto nicho su estatura tasa. N o estriba el bulto sobre fiel peaña, que es peaña inmortal él mismo y basa; entre humilde y feroz, con fiel semblante, la púrpura recibe y el montante.
25
30
VI E l indio, menos bárbaro que diestro, cuando forjó el venablo venerado a luces de soldado y de maestro, / s o n p r ó l o g o d e l grave f r o n t i s p i c i o » , y 86; 2 7 4 : « o r d e n segundo
al p r i m i t i v o
junta». v. 15 histriadas: historiadas, «Aplícase al cuadro o dibujo compuesto de varias figuras convenientemente colocadas respecto d e l suceso o escena que r e p r e s e n t a n » (Academia). v. 19 V é a s e 86; 857: « F i g u r a d o se veía e x t e n s a m e n t e » . v v . 2 0 - 2 2 L a rima r u b í e s / c a r m e s í e s es frecuente en la poesía amorosa d e l S i glo de O r o , c o m o vemos en Q u e v e d o : «perlas que, en u n diamante, p o r r u b í e s , / p r o n u n c i a n c o n d e s d é n s o n o r o y e l o , / y razonan tal vez fuego tirano / r e l á m p a gos de risa carmesíes» (Soneto 465, v v . 10-13). v . 24 montante: « E s p a d ó n de grandes gavilanes, que es preciso e s g r i m i r c o n ambas m a n o s » v. 27 peaña: (Academia).
(Academia). «Basa, a p o y o o pie para c o l o c a r e n c i m a una figura u otra cosa»
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
le envainó con astucia en un cayado por que quien le obedece en santo estilo ignore la experiencia de su filo.
399
35
VII E l rojo bulto del sagrado Infante en sueltos miembros su presencia expone. Es la espada una lista de diamante, a cuyo espejo lo feroz compone; manto breve de múrice le enlaza con tal arte que ajusta y no embaraza.
40
VIII U n peto ciñe de lombardo acero que al sol sabe volver su lumbre rota, donde escribió del español guerrero Vulcano historias, que entre cifras brota. Sudores doctos le costó en Sicilia a su fuerte, a su bárbara familia.
45
IX U n clavel del crisólito más bello en hojas cuatro se divide y nace, donde el pecho confina con el cuello y al perfil de loriga satisface;
50
v. 41 múrice: m o l u s c o m a r i n o que segrega u n l í q u i d o p u r p ú r e o ; p o r e x t e n s i ó n , c o l o r de p ú r p u r a . V é a s e d e s c r i p c i ó n dada en 32; 375. v. 46 Vulcano: B o c á n g e l alude a q u í a la armadura de A q u i l e s que V u l c a n o y los C í c l o p e s le forjaron a p e t i c i ó n de Tetis, y en particular al escudo que le h i c i e r o n c o n historias grabadas en él; véase H o m e r o , litada, libro X V I I I . v. 47 Sicilia: el m o n t e E t n a en la isla de S i c i l i a era, s e g ú n la t r a d i c i ó n , d o n d e V u l c a n o t e n í a su fragua, y así lo recoge G ó n g o r a
en su Fábula
de Polifemo y
Gala tea. v. 48 su bárbara familia: los C í c l o p e s , que ayudaron a V u l c a n o . v. 49 crisólito: piedra preciosa; el crisólito de los volcanes es de c o l o r rojo pardo. v. 52 loriga: « A r m a d u r a para defensa del cuerpo, hecha de l á m i n a s p e q u e ñ a s e imbricadas, p o r lo c o m ú n de acero»
(Academia).
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y sobre el morrión de leve peso plumas releva artífice travieso. X C o m o en la nieve pura se desata rayo infante de lumbre primitiva, hace en el rostro de bruñida plata postizo resplandor guedeja viva. Finge en la barba y labio claro anillo el oro hilado a manos del martillo.
55
60
XI La espalda oprime de un b r i d ó n ligero, de breve testa y cuello relevado. Bella es su vista, su mirar tan fiero que de estar a su aspecto está tostado; Etnas concibe, y el coraje cesa si escupe, en vez de espuma, la pavesa.
65
XII E n luengas ondas de la clin y cola es (o parece) que navega el viento. Soberbia el anca se dilata, y sola finge quietud del alazán violento la diestra mano; la siniestra planta airoso encorva y rápido levanta.
70
v. 53 morrión: « A r m a d u r a de la parte superior de la cabeza, hecha en forma de casco, y que en lo alto suele tener u n plumaje o a d o r n o » (Academia). vv. 55-56 Cfr. 90; 3: «y cual h i e l o en que el sol infante luce». v. 61 bridón: «Caballo ensillado y enfrenado a la brida. E n estilo p o é t i c o o elevado, caballo brioso y a r r o g a n t e » (Academia). v v . 6 1 - 6 6 A ñ o s m á s tarde, B o c á n g e l v o l v e r í a a estos versos para sus poemas sobre la fiesta de toros; véanse 226 y 229. v. 66 pavesa: véase 86; 3 4 1 . v. 70 alazán:
u n caballo que tiene el p e l o alazán, es decir de c o l o r m á s o m e -
nos rojo, o m u y parecido al de la canela.
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XIII N o acaso la levanta a herir con ceño la tierra, que sepulcros forma y bate a los vencidos de su airado d u e ñ o , por que muertos no estorben el combate, o los sepulta en t ú m u l o de olvidos por negarles la gloria de vencidos.
75
XIV T a l templo o b r ó M a r t í n e z sevillano, v í n c u l o de la fama de Lisipo; tal formó de Filipo al fiel hermano, que parecía hermano de Filipo, M a r t í n e z , que obra bultos animados de quien después sus d u e ñ o s son traslados.
80
XV Sobre este nicho que de edad carece (tanta será su edad) y le corona el cerco de una luna cuando crece, está Filipo a quien un sol corona; con que el Infante venerado arguye que otra más superior su fuerza influye.
85
90
XVI N o es de Filipo, no, la estatua entera, que sintió el arte en sí flacas señales; ni de metal le obró, por que se infiera que vive el nombre y mueren los metales. Así al eterno original asido lo inmortal le adquirió en lo parecido.
95
v. 79 J u a n M a r t í n e z M o n t a ñ é s , escultor sevillano (1568-1649), autor de tallas policromadas de notable realismo. v. 80 Lisipo: escultor en la corte de A l e j a n d r o M a g n o , autor de unas seiscientas estatuas; véase 86; 2 8 1 . v. 81 Filipo: Felipe I V , hermano m a y o r del C a r d e n a l Infante. v. 84 traslados: copias.
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Retrato de Su Majestad por M a r t í n e z M o n t a ñ é s , esculpido en barro Epigrama Y a el polvo no es rüina, sino aliento. Y a lo inmortal de lo mortal se fía. A q u í paró en acierto la porfía, y esculpió sus ideas el intento.
100
Próvido elige el barro el instrumento, buscando p r o p o r c i ó n a su osadía, que, como a darle espíritu atendía, atribuyó lo humano a su elemento. Y a , pues, que le inspiró lo eterno al bulto, donde vuelve a nacer el sol de Iberia, le fía al barro el andaluz Lisipo.
105
Que el bronce y mármol presumieran culto de los años por sólida materia, y para eterno bástase F i l i p o .
110
XVII La historia, donde al oro vence el arte, prosigue del R e a l Pastor del Tajo. Su sabia j u v e n t u d a instancias parte, dado al sacro, al político trabajo. Santos preceptos, altos sacrificios alumbra a señas y releva a indicios.
115
v v . 9 7 - 1 1 0 E l asunto de este soneto es el retrato busto de Felipe I V que M a r t í n e z M o n t a ñ é s h i z o en 1635 a r e q u e r i m i e n t o de V e l á z q u e z , retrato que utilizaría m á s tarde P i e t r o T a c c a , escultor italiano, para la estatua ecuestre d e l m o n a r c a en M a d r i d . V e l á z q u e z capta el m o m e n t o de la e j e c u c i ó n d e l busto en u n c o n o c i d o c u a d r o suyo ahora en e l M u s e o d e l P r a d o ( l á m i n a
5 aquí).
Sobre esto,
B r o w n , 1986, p . 146. v. 112 Real Pastor del Tajo: Fernando era arzobispo de T o l e d o . v. 116 releva: relevar, pintar una cosa de manera que parezca de relieve.
véase
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
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XVIII U n mar de ciencias el cincel figura, donde el ingenio es Palinuro sabio. Y a los reinos, político, mensura, los orbes ya al n u m é r i c o astrolabio; ya estrena en la aritmética verdades, docto en líneas y agudo en cantidades.
120
XIX Y a de Eucüdes los círculos emprende; ya las líneas de J á u r e g u i dibuja; la solfa apura, la vihuela prende y hace que el arco regalado cruja. Y a en ambas cajas, con marcial porfía, cetro le da la dura cetrería.
125
XX Éstos, que en otro fin, en él preludios fueron; y, desdeñando los posibles, el ingenio emprendió sacros estudios del empíreo en objetos infalibles. La sustancia del Padre, el H i j o , el A v e , si todos la confiesan, él la sabe.
130
w . 117-18 Cfr. 86; 8 9 1 - 9 2 : «sonda A l f o n s o las ondas l u m i n o s o , / del mar de ciencias P a l i n u r o sabio». v. 118 Palinuro: p i l o t o de Eneas; véase 86; 892. v. 123 Euclides: m a t e m á t i c o griego que e n s e ñ ó en A l e j a n d r í a durante el reinado de P t o l o m e o I (s. III a. de J . C ) . E s c r i b i ó u n famoso tratado de g e o m e t r í a , los Elementos. v. 124 J u a n de J á u r e g u i , p i n t o r y poeta sevillano, y gran amigo de B o c á n g e l ; véase 2 * . v. 127 caja: especie de tambor. v. 132 empíreo: e l c i e l o . A n t i g u a m e n t e era c o n s i d e r a d o el sitio de los b i e n a venturados que gozaban de la presencia de D i o s , el d é c i m o c í r c u l o o esfera del sistema n e o p l a t ó n i c o .
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XXI Y a , consumado en fuerzas, le dirige el J ú p i t e r fraterno a empresas grandes. A l franco, al belga, al holandés corrige la amenaza. ¿ Q u é hará el estrago en Flandes? Salen, pues, los hermanos tan lucientes que la Puerta del Sol ve tres Orientes.
135
140
XXII C a t a l u ñ a , A r a g ó n le aclaman N u m a , estadista en las cortes. Y a se embarca. Sésgase el mar y duerme hasta la espuma, de fiel tranquilidad lisonja zarca, dejando, si obedece, equivocado o al bastón o al tridente o al cayado.
145
XXIII Llega a Milán, ejércitos compone, corazones admite, excusa gastos; bien que próspera, fiestas le propone, que en triunfos R o m a no miró ni en fastos. ¿ Q u é mucho, si jamás a d m i r ó tanto de fuerte, sabio, liberal y santo?
150
v. 136 Júpiter fraterno: F e l i p e I V , ya que J ú p i t e r era e l m á s i m p o r t a n t e de los dioses latinos. E r a una de las muchas a t r i b u c i o n e s m i t o l ó g i c a s de que gozaba el R e y Planeta; véase, p o r ejemplo, 86; 767. v v . 139-40 R e f i é r e s e a los tres hermanos reales — F e l i p e , C a r l o s , F e r n a n d o — que salieron de M a d r i d el 12 de abril de 1632 para asistir a las C o r t e s de C a t a l u ñ a en B a r c e l o n a . v. 141 Numa: N u m a P o m p i l i o , segundo rey legendario de R o m a , que r e i n ó de 714 a 671 a. de J . C . D i o a R o m a sus leyes y r e l i g i ó n ; véase 86; 554-55 y 985. v. 142 estadista en las Cortes: el 18 de m a y o de 1632 Olivares c o n s i g u i ó que las Cortes de C a t a l u ñ a aceptasen al Infante Fernando c o m o su Presidente. v. 144 zarca: de c o l o r azul claro. v. 150 fastos: l o m i s m o que faustos, « o r n a t o s y p o m p a e x c e s i v a de criados, galas y otras cosas» (Autoridades).
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XXIV Trasciende a Flandes, y al real pasaje, hidra del Septentrión, W e i m a r se ofrece, animada p o n z o ñ a del coraje de aquella infiel cerviz que herida crece. Mas sus venenos y su cuello extinguen aceros de Austria en campos de Norlinguen.
155
XXV D e l antes real como después augusto H é c t o r novel del H ú n g a r o cuñado se mezcla al suyo campo tan robusto que mies de acero receló el arado. Allí traza, allí expende, allí comparte oro, fuerza, consejo, riesgo y arte.
160
XXVI C u a l huye al bosque incauto conejuelo, a sombra del cañón, del miedo alado, el escuadrón süeco elige un suelo de engaños y de robles trincherado; y, opuesto en su labor al propio intento, su laberinto obró su monumento.
165
170
v. 154 hidra: a n i m a l m i t o l ó g i c o de muchas cabezas que H é r c u l e s v e n c i ó en L e r n a . A l perder u n a de sus cabezas le c r e c í a n dos m á s , y así prosperaba cuanto m á s herida. Su sangre era venenosa y H é r c u l e s se sirvió de ella para envenenar sus flechas; Weimar: el duque B e r n a r d o de S a x e - W e i m a r , u n o de los jefes militares de las fuerzas protestantes alemanas durante la G u e r r a de los T r e i n t a A ñ o s . v.
158 Norlinguen: N ó r d l i n g u e n , c i u d a d al sur de A l e m a n i a
donde
estaba
acampado el A r c h i d u q u e Fernando, R e y de H u n g r í a y p r i m o del C a r d e n a l Infante, mientras esperaba la llegada de este ú l t i m o . L o s dos p r i m o s j u n t a r o n sus fuerzas el 2 de septiembre de 1634 y cuatro días d e s p u é s tuvo lugar la batalla. v. 160 Héctor: h é r o e troyano, m u e r t o p o r A q u i l e s en la defensa de su c i u d a d . R e p r e s e n t ó H é c t o r e l baluarte de T r o y a y c o n s i g u i ó la u n i ó n de los
troyanos,
m e n o s p o d e r o s o s p e r o m á s u n i d o s que los griegos. E n gran parte, se d e b i ó la v i c t o r i a de N ó r d l i n g u e n a que los dos Fernandos y sus e j é r c i t o s estuviesen bastante m á s unidos que sus dos adversarios H o r n y W e i m a r . v. 167 Las fuerzas protestantes c o n s i s t í a n en dos e j é r c i t o s , u n o de ellos sueco, bajo el mando de Gustavo H o r n . v. 168 trincherado: atrincherado, fortificado.
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XXVII Allí cae el soldado, y le socorre; allí el campo se engríe, y le sosiega; mengua una tropa, y a llenarla corre; al osado amenaza, al flaco ruega; bombardas ceba, centinelas muda, susurra nombres y caballos suda.
175
XXVIII C o m o excede entre rojos arreboles el sol, que los educa de la tierra, los olimpos de acero o españoles hacen, y los demás sufren la guerra; bien que el gran Duque de Lorena hería tanto que España le a d o p t ó aquel día.
180
XXIX Es de copia marcial cualquiera cuerno en fortaleza y sitio, altivo y alto. E l príncipe del Tajo da el gobierno a Leganés, a I d i á q u e z y a T o r r a l t o ,
185
v v . 171-76 Los dos p r í n c i p e s observaban la batalla desde u n cerro, y desde allí mandaban ó r d e n e s y controlaban la d i r e c c i ó n del asalto imperial. v. 175 bombardas: « M á q u i n a m i l i t a r de m e t a l , c o n u n c a ñ ó n de gran c a l i b r e , que se usaba a n t i g u a m e n t e »
(Academia).
v. 179 los olimpos: «La altura o e m i n e n c i a de las cosas. D í j o s e p o r semejanza al monte O l i m p o »
(Autoridades).
v. 181 Carlos, duque de L o r e n a , aliado de las fuerzas imperiales y G e n e r a l de la L i g a C a t ó l i c a . v. 185 O t r a manera de referirse al C a r d e n a l Infante, cardenal de T o l e d o . v. 186 D o n D i e g o M e x í a F e l í p e z de G u z m á n , I m a r q u é s de L e g a n é s
(m.
1655), pariente de O l i v a r e s , s i r v i ó m u c h o s a ñ o s e n ' l o s e j é r c i t o s de Flandes. E n 1626 fue n o m b r a d o general de c a b a l l e r í a en Flandes, y en
1628 Presidente del
C o n s e j o de aquellos estados. V i a j ó c o n e l C a r d e n a l Infante a Flandes c o m o G o bernador del E j é r c i t o y su T e n i e n t e G e n e r a l . D o n M a r t í n de I d i á q u e z , Maestre de C a m p o de u n tercio e s p a ñ o l en la batalla de N ó r d l i n g u e n . D o n Gaspar de T o r r a l to, Maestre de C a m p o d e l tercio n a p o l i t a n o ; j u n t o c o n I d i á q u e z , se d i s t i n g u i ó en la batalla, soportando el ataque frontal del enemigo durante todo el día.
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a Escobar, al audaz Panigarola, a Alagón, por quien Palas fue española. XXX E l sol de las dos águilas bohemias sus haces planta, diestro, audaz y fuerte. Oyense de W e i m a r altas blasfemias que el cielo manchan de veneno y muerte. Salvas se fingen al rayar del alba, pues la suerte no más es libre y salva.
190
XXXI Suenan parches y pífanos asordan; rotas, forman las picas v o z espesa; balas de sacres las trincheras bordan y al sólido pavés hacen pavesa. Rotos miembros de cuerpos desunidos hacen sombra, en el aire entretejidos.
195
200
v. 187 D o n F r a n c i s c o de E s c o b a r , sargento m a y o r d e l c o n d e de F u e n c l á r a ; fue m a n d a d o a espiar los m o v i m i e n t o s d e l e n e m i g o . E l c o n d e de P a n i g u e r o l a , Maestre de C a m p o del tercio lombardo; m u r i ó en la batalla. v. 188 D o n E n r i q u e de A l a g ó n , c o n d e de F u e n c l á r a , Maestre de C a m p o de u n t e r c i o e s p a ñ o l . Palas: Palas A t e n e a , diosa g r i e g a , a veces r e l a c i o n a d a c o n la guerra, p o r l o que frecuentemente se la representaba armada c o n u n casco y escudo. v v . 1 8 9 - 9 0 Es decir, así c o m o la l u z d e l sol sale de él en haz l u m i n o s o , de la m i s m a m a n e r a i r r a d i a n de los dos p r í n c i p e s (que s o n las dos á g u i l a s
bohemias,
probablemente p o r r e l a c i ó n c o n el escudo de los Habsburgos) sus haces o tropas. v. 195 parches: cada una de las dos pieles del tambor, y p o r e x t e n s i ó n tambor; pífanos: «Flautín de tono m u y agudo, usado en las bandas militares»
(Academia).
v. 197 sacres: antigua pieza de artillería, de l o n g i t u d igual al cuarto de una c u lebrina, que disparaba proyectiles de cuatro a seis libras. v. 198 pavés: escudo o b l o n g o que c u b r í a casi todo el cuerpo d e l combatiente. v v . 1 9 9 - 2 0 0 L a d e s c r i p c i ó n de la batalla debe bastante, creemos, a parecidas descripciones en Os Lusiadas de C a m ó e s , c o m o ésta: « C a b e c a s p e l o c a m p o v á o saltando, / B r a c o s , pernas, sem d o n o e sem s e n t i d o » (Canto Terceiro, v v . 4 0 9 - 1 0 ) . T a m b i é n h a b r í a tenido en cuenta la d e s c r i p c i ó n de la batalla de Farsalia: «Ore quis adverso demissum faucibus ensem / Expulerit moriens anima, quis corruat ictus, / Quis steterit, dum membra cadunt, qui pectore tela / Transmittant,
aut quos campis adfixerit
hasta, / Quis crúor emissis perruperit aera venis / Inque hostis cadat arma sui» ( L u c a n o , Bellum civile, L i b r o V I I , v v . 621-26).
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XXXII La pólvora montañas de humo explica en ambos campos, y, suspenso, Marte tres veces fue neutral. A l fin rubrica con sangre del contrario nuestra parte, nuestra victoria, y en los fieros bandos prevalecen victorias y Fernandos.
205
XXXIII De polvo y sangre y de sudor teñido, gracias a D i o s , a España da pendones. Triunfa cortés y expende agradecido al noble cargos y al humilde dones; reconoce valientes, premia osados, que el ser testigo los a r m ó soldados.
210
XXXIV Y a que en premios y en pagas hizo alarde del metal que vasallo da Occidente, por que el dictamen de Filipo guarde, a Flandes lleva la ordenada gente, que, impedida de presas y trofeos, logró ambiciones que ignoró en deseos.
215
XXXV Marcha, pues, y en arneses y en colores es su campo acerada primavera. Vence siempre al pasar, como a las flores
220
v. 206 B o c á n g e l dispuso este verso para que F e r n a n d o se leyese en dos palabras: Fernán dos; j u e g o de palabras —dos Fernandos. v. 207 V e r s o que procede de Garcilaso de la V e g a , Canción
V, v. 15.
vv. 2 1 3 - 1 4 Parece que se refiere al o r o que v e n í a de las posesiones e s p a ñ o l a s en el N u e v o M u n d o y que, en gran parte, p e r m i t í a el d o m i n i o de Flandes p o r los ejércitos e s p a ñ o l e s . vv. 2 1 9 - 3 4 Describe la ruta seguida p o r el C a r d e n a l Infante y sus tropas, desde el B a j o P a l a t i n a d o y pasando destino.
p o r A l s a c i a y C o l o n i a , hasta llegar a F l a n d e s , su
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vence el arado en su eficaz carrera. R i n d e el inferior Palatinato con las armas de amor y l i d del trato. XXXVI Abátese la i n d ó m i t a Franconia, y es pretensión amante el rendimiento. Antes que vegas pise de Colonia, la Alsacia evita c o n sagaz intento, donde, celado el crédulo enemigo, sólo sirvió de triunfo y de testigo.
225
230
XXXVII W i t e m b e r g , Franconia, el Palatino, la Colonia, Maguncia, el R i n y el M e n o superados, termina el real camino a Flandes, donde a Marte ve sereno; Flandes, que fue primero templo vano de Marte y ya sus obras rinde a Jano.
235
XXXVIII N o en sus teatros Grecia, no v i o Italia en sus teatros alborozo tanto; ni soldados mejores v i o Farsalia cuando Pompeyo fue capaz de llanto; ni en banquetes j u n t ó tantos manjares el gentil que a la gula miente altares.
240
v. 236 Jano: dios r o m a n o c u y o t e m p l o estaba situado al norte d e l foro r o m a n o ; en tiempos de paz las puertas del templo p e r m a n e c í a n cerradas, a b r i é n d o s e en p e r í o d o de guerra. v v . 2 3 9 - 4 0 E n Farsalia tuvo lugar una victoria decisiva p o r parte de los viejos l e g i o n a r i o s de C é s a r sobre los j ó v e n e s a r i s t ó c r a t a s r o m a n o s de C n e o
Pompeyo
M a g n o (48 a. de J . C ) . S i n embargo, en la d e s c r i p c i ó n de la batalla p r o p o r c i o n a d a p o r L u c a n o (obra que B o c á n g e l c o n o c í a m u y b i e n ) , l e e m o s de P o m p e y o , en el m o m e n t o de su derrota: «Non gemitus, non jletus erat, salvaque verendus / Maiestate dolor» (Bellum avile, L i b r o V I I , v v . 681-82).
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XXXIX N o extraña lenguas su versado o í d o ; de fuerzas y noticia se apodera; reparte en ellas su escuadrón lucido; lidia al día, a la noche considera; y tanto adquiere su marcial porfía que es corto siempre coronista el día.
245
v. 248 D e esta m a n e r a abrupta B o c á n g e l da p o r t e r m i n a d o su p o e m a , aprem i a d o , sin duda, p o r e l i m p r e s o r que q u e r í a acabar la p u b l i c a c i ó n d e l l i b r o ; sobre esto, véase D a d s o n , 1982, pp. 8 4 8 - 5 9 .
L A L I R A D E LAS M U S A S
HUMANAS
88 Propone el autor discurrir en los afectos de amor Soneto
Y o cantaré de amor tan dulcemente el rato que me hurtare a sus dolores que el pecho que jamás sintió de amores empiece a confesar que amores siente. Verá c ó m o no hay dicha permanente debajo de los cielos superiores, y que las dichas altas o menores imitan en el suelo su corriente. Verá que, ni en amar, alguno alcanza firmeza (aunque la tenga en el tormento de idolatrar un m á r m o l con belleza).
5
10
Porque, si todo amor es esperanza y la esperanza es vínculo del viento, ¿quién puede amar seguro en su firmeza?
* Sobre este soneto, véase D a d s o n , 1987, p p . 5 1 - 6 5 ; y sobre éste y los cuatro siguientes, D a d s o n , 1992a, v o l . I, pp. 8 6 3 - 7 1 . v v . 1-4 C o p i a de L u i s de C a m o e s : «Eu cantarei de a m o r tao d o c e m e n t e , / p o r uns termos e m si tao concertados, / que dous m i l acidentes namorados / faca sentir ao peito que nao senté» (Soneto 2, v v . 1-4). A su vez, el soneto de C a m ó e s es paráfrasis
d e l de Petrarca
«lo cantarei
d'Amor
sí n o v a m e n t e »
(Canzoniere,
CXXXI). vv. 10-11 R e f e r e n c i a oculta a la figura de A n a j á r e t e ; véase 15*. L a imagen de la amada c o m o una belleza de m á r m o l la p o d í a haber r e c o g i d o B o c á n g e l d e l s o neto citado de Petrarca, donde t a m b i é n aparece en el verso 11: «che fa d i m a r m o c h i da presso '1 guarda». v v . 12-14 L a m i s m a idea se expresa en 3; 13-14. V é a s e t a m b i é n C a m ó e s , So¬ neto 14: « N u n c a p o n h a n i n g u é m sua esperanca / e m peito femenil, que de natura / somente e m ser m u d á v e l t e m firmeza» (vv. 12-14).
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89 Juventud preciada de cuerda libertad, contra el amor Soneto V i v o de amor tan libre, y he vivido, que voluntario pruebo su dolencia, dando ejercicio a tanta resistencia como huelga en m i pecho endurecido. M i r o la llama a la distancia asido, siendo costumbre libre y no prudencia, que a beldad, donde es alma la apariencia, harto le sirve el riesgo de u n sentido. Huya del mar el que en seguro suelo los claros riesgos vio del anegado; no tiente el mar en fe de luz divina.
5
10
Q u e las piedades las reserva el cielo para quien gime a su rüina atado, no para aquel que labra su rüina.
vv. 5-8 El poeta quiere actuar como Ulises, que se ató al mástil para no dejarse seducir por el canto de las Sirenas. vv. 9-11 Referencia tal vez a la historia de Leandro, que se arriesgó a nadar el Helesponto en busca de Hero, su «luz divina»; véase poema 2. También imita el topos clásico del mar proceloso/amor que el buen marinero/amante evita a toda costa; cfi. Horacio, «O navis, referent in mure te novi» (Carmina, famosa oda sobre la vía media: «Rectius ñeque,
vives, Licini,
I, 14), o la muy
ñeque altum / semper urgendo
dum procellas / cautus horrescis, nimium premendo / litus iniquum»
(II, 10). La
idea del hombre desconfiado de las tormentas marítimas que busca refugio en el «seguro suelo» también parece proceder de Fray Luis de León: «Téngase su tesoro / los que de unflacoleño se confían: / no es mío ver el lloro / de los que desconfian / cuando el cierzo y el ábrego porfían» (Oda I, «Vida retirada», vv. 61-65).
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90 Amante que siente los primeros efectos de amor* Soneto Venciste, Filis. Y a en el pecho m í o hoy la primer terneza se introduce, y, cual hielo en que el sol infante luce, lloro, mas con valor rebelde y frío. Mengua m i obstinación, no m i albedrío; que este afecto a que el hado me reduce, no como ley, cual gusto se produce, y si le doy lugar, no señorío. Impere la razón, y mis afetos sólo al fuero se extiendan de vasallos, en m i interior, ya amante m o n a r q u í a .
5
10
Que si contra las leyes de sujetos se conjurare amor a rebelallos, trocaré yo el imperio en tiranía.
* T o d o el soneto se organiza alrededor de i m á g e n e s de guerra y g o b e r n a c i ó n , v. 3 Cfr. 87; 55-56.
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91 Amante que desmiente la pretensión que se juzga por su llanto Soneto L l o r o , Filis, mas es sin apariencia, que sé dolerme, mas quejarme ignoro; lloro hacia el corazón: sepa que lloro el dolor pero no la diligencia. Aunque es agua, no opone resistencia al fuego que encerré como tesoro; que no llorara yo si m i decoro aumento no le diera sin violencia. Sale el fuego del pecho y vuelve al pecho cual reloj que, en hilando las arenas, las mismas otra vez en sí recibe.
5
10
Por que faltaran al amor, sospecho ya penas contra m í , y así apercibe que en mí, como en reloj, vivan las penas.
v. 10 C o m o s e ñ a l a A n d r é s , 1986, p . 39, en su nota a este soneto, «fue h a b i tual en el siglo X V I I la a s o c i a c i ó n p o é t i c a d e l amante y e l reloj de a r e n a » . H a y sonetos sobre e l m i s m o tema de F . L ó p e z de Z a r a t e , L u i s de U l l o a y P e r e i r a , y Quevedo.
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92 R i n d i e n d o al amor su libertad Soneto Y o aquel que un tiempo con semblante ledo hice sagrado, amor, de la hüida, m i libertad, que a ú n vive defendida, rindo a tu imperio, aunque negarle puedo. Q u e , si temiendo amar cautivo quedo en la pena mayor, que es la temida, ni pierde libertad n i arriesga vida quien pide al golpe no morir del miedo. Y aunque no falta en m i valor lo fuerte, amor, contra venganzas de tu aljaba desde hoy tus armas vencedoras sigo. Amando excusaré —no ya la muerte, que el miedo de morir también la obraba— la afrenta de morir sin enemigo.
v. 1 ledo: «Alegre, p l á c i d o y c o n t e n t o »
(Autoridades).
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93 Luchando con unas sospechas en favor del respeto de una dama Soneto N o puede ser; y miente el sentimiento, que el dolor, como ciego, no es testigo, o padece excepción como enemigo que presenta la l i d al sufrimiento. T e m o de Fili un falso pensamiento, y más cuando le temo por castigo, de que acaso madrugo yo conmigo lo que aún de Filis duerme en el intento. Darla que no temer a su mudanza será darla a pensar que desconfío; temo avivar m i mal si no le creo. Neutral quiero que estés, desconfianza, que, como mientas el temido empleo, sé verdadera en el tormento m í o .
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94 A una dama que negaba el desinterés con que la quería, por excluir a su amante* Soneto U n tirano formó de bronce ardiente, estudiando el mayor horrendo insulto, un toro, en cuyo horrible y hueco bulto arder m i r ó al infausto delincuente. Por no moverse a pena del doliente, ni dar a la piedad posible indulto, dispuso que el clamor del hombre oculto suene a bramido en el metal luciente. M i s espíritus, Filis, encerrados en tu desdén, llegando a tus oídos no suenan como van de mí dictados,
5
10
que, por que no te muevan mis gemidos, en el metal de tu desdén trocados, habla el alma, y escuchas los sentidos.
* Sobre este soneto, véase D a d s o n , 1987, p p . 5 7 - 6 0 . v v . 1-8 R e f i é r e s e a Phalaris, tirano de A g r i g e n t o o Acragas, en Sicilia, que v i v i ó durante el s. V I a. de J . C , y que llegó a personificar la crueldad i n h u m a n a y el placer de torturar. H i z o que D é d a l o , el gran arquitecto de la a n t i g ü e d a d (o, s e g ú n otros, P e r i l l o , ingenioso artista de Atenas) le fabricase u n toro de bronce en e l cual el tirano pudiese asar vivos a los que h a b í a condenado a muerte, siendo la p r i m e r a víctima
el m i s m o D é d a l o . R e b e l a d o s los agrigentinos, castigaron a Phalaris a
padecer la m i s m a tortura, a ñ o de 552 a. de J . C . Es i m a g e n o m e t á f o r a rara en la p o e s í a amatoria del Siglo de O r o , y es probable que B o c á n g e l la tomara de P l u t a r co, Momita: Parallela
Graeca et Romana,
3 1 5 D ; o, m á s p r o b a b l e m e n t e , dado el
contexto amoroso, de O v i d i o , Artis Amatoriae, I, 653-56: «Et Phalaris tauro violenti rnembra Perilli / Torruit: infelix inbuit auctor opus. / Iustus uterque fuit: ñeque enim lex aequior ulla est, / Quam necis artífices arte perire sua».
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95 Exclama contra la ceguedad del amor que al más rendido persigue más* Soneto C o m o en estancia, que de m á r m o l fino ostenta el suelo, rapazuelo ocioso, con ágil mano y a d e m á n brioso, azota el breve torneado pino; y, mientras ve que el circular camino dura en la esfera que batió furioso, para, mas, viendo que se da al reposo, replica el golpe del sonante lino. Así el amor con áspera violencia, en la vaga región de m i cuidado, herir m i corazón tiene por juego.
5
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Y aunque sobra al dolor su diligencia, si mira que sosiego de postrado, se ofende por la parte que es sosiego.
* Sobre este soneto, véase D a d s o n , 1987, p p . 5 5 - 5 7 . vv. 1-8 L a i m a g e n de u n « r a p a z u e l o o c i o s o » d a n d o vueltas a una p e o n z a , semejante a c o m o C u p i d o hiere e l c o r a z ó n d e l poeta «por j u e g o » , la t o m ó B o c á n g e l de V i r g i l i o , Eneida, V I I : «ceu quondam torio volitans sub verbere turbo, / quem pueri magno in gyro vacua atria circum / intenti ludo exercent (Ule actus habena / curvatis fertur spatiis» (vv. 3 7 8 - 8 3 ) . T r á t a s e d e l e p i s o d i o de la r e i n a Amata, q u i e n , enfurecida p o r q u e su hija L a v i n i a ha sido entregada a Eneas en m a t r i m o n i o c u a n d o ella la q u e r í a para T u r n o , se v u e l v e l o c a , da vueltas s i n sentido p o r la c i u d a d , y
final-
mente se ahorca. O t r a fuente sería posiblemente A p o l o n i o , Los Argonautas, III, 1¬ 298, donde se describe a C u p i d o j u g a n d o c o n G a n i m e d e s . v. 10 Cfr. Garcilaso, Soneto 38, v . 14: « p o r la oscura r e g i ó n de vuestro o l v i do».
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96 A un ruiseñor que se le m u r i ó a una dama en el invierno* Soneto A b r i l volante, viva primavera, tan viva que, engañado en tus colores, te dio el tiempo el castigo de las flores, que el invierno a su vida Parca es fiera. N o moriste, volaste a más esfera, pues Filis hoy te anima con dolores. B i e n es que muera quien cantaba amores; yo sé quien calla, aunque de amores muera.
5
* Sobre este soneto, v é a s e D a d s o n , 1987, p p . 6 0 - 6 2 . C o m o s e ñ a l a A n d r é s , 1986, p . 44, en su nota a este soneto: «El p á j a r o que una dama guarda en c a u t i v i dad es u n tema literario ya m u y antiguo; C a t u l o nos cuenta que u n pajarillo hacía las delicias de su amada (Carmina, III); su fragilidad, su inconstancia, c o n v i r t i ó a la avecilla e n u n e l e m e n t o a l e g ó r i c o de poetas y p i n t o r e s , en especial en el siglo X V I I » . Cfr. C a t u l o : «passer mortuus est meae puellae, / passer, deliciae meae puellae, / quem plus illa oculis suis amabat» (Carmina, III, v v . 3-5). L a m e t a f o r i z a c i ó n que hace B o c á n g e l sobre e l r u i s e ñ o r — « A b r i l volante, v i v a p r i m a v e r a » — fue c o m ú n entre los gongorinos, y él la h a b í a expuesto antes en la Fábula de Leandro y Hero: « M ú s i c a turba de volantes flores / viste al aire d u l c í s i m o c o n c e n t o , / ... / aladas flores son los r u i s e ñ o r e s , / las flores, mudas aves ... / ... y a ú n n o se sabe / si es canora la flor, fragante el ave» (2; 513-14, 517-20). v. 1 Cfr. 167; 9-12: « U n r u i s e ñ o r , p r e s u m i d o / de r e t ó r i c o del valle, / que en alientos y colores / es primavera v o l a n t e » . v. 4 Parca: las tres Parcas eran deidades que r e g í a n la vida del hombre; la tercera, Á t r o p o s , c o n frecuencia llamada «la Parca», terminaba la vida. v. 6 N ó t e s e c ó m o la frase «Filis h o y te a n i m a » esconde en forma de anagrama la palabra Filomena, es d e c i r el r u i s e ñ o r . D e esta manera B o c á n g e l relaciona el r u i s e ñ o r y su dama Filis. v v . 7-8 D e r i v a n en parte de Petrarca: «ché b e l f i n fa c h i b e n amando m o r e » (Canzoniere,
C X L , v. 14), y de V i l l a m e d i a n a : « Q u i e n calla amando, s ó l o amando
m u e r e » (Obras, ed. R o z a s , 1969, Soneto 7, v . 9).
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T u muerte procuraste para verte compadecido de quien vive ajena de dolerse de un vivo enamorado.
10
¡Oh infeliz en la vida y en la muerte! V i v o , no la causaste amante pena; muerto, no te aprovecha su cuidado.
vv. 9-11 E l r u i s e ñ o r se representa c o m o otro O r f e o , l o m i s m o que en los b e llos versos 7-8. vv. 12-14 A q u í c o n f l u y e n ambos el r u i s e ñ o r y e l poeta amante, unidos e n la figura
de O r f e o . D e C a t u l o , i n s p i r a c i ó n para e l p r i m e r cuarteto, hemos pasado a
V i r g i l i o , poeta tan querido de B o c á n g e l , y las Geórgicas, l i b r o I V , r e c o r d a n d o que en e l famoso pasaje filomela
sobre O r f e o V i r g i l i o u t i l i z a la m e t á f o r a d e l r u i s e ñ o r o la
para explicar el d o l o r p o r la p é r d i d a de E u r í d i c e sentido p o r O r f e o .
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97 H i r i ó una dama con una escopeta a u n pájaro que bajó a sus manos Soneto Amante ruiseñor que das al viento las quejas, donde vive m i esperanza; que, aunque el viento es imagen de mudanza, sólo en él m i dolor vive de asiento. E n ti turbó la paz de tu elemento aquel brazo, que a toda vida alcanza; también me hirió, mas con mayor pujanza, cuanto el golpe de envidia es más violento. A los dos sólo un golpe dio la muerte (porque de único asunto no presumas): a m í los ojos, cuando a ti las balas.
5
10
¡Oh, cuánto más te m e j o r ó la suerte! Hiérete amor, y déjate con plumas para seguir un ofensor con alas.
vv. 1-4 Cfr. el soneto anterior, y t a m b i é n 88; 12-14. C o m o e l soneto anterior el r u i s e ñ o r se asocia c o n la figura d e l amante quejoso u O r f e o , c u y a m ú s i c a , c o m o la p o e s í a p r o d u c i d a p o r la avena del poeta (véase p o e m a 3), p o r ser hecha de aire, llega naturalmente al viento donde vive su esperanza/espiranza. v . 9 Cfr. A u s o n i o ,
Epigrama XXVII
«De fera a Caesare interfecta»:
uoniungit
mortes una sagitta duas» (v. 8). v v . 1 3 - 1 4 A diferencia d e l r u i s e ñ o r que se ha q u e d a d o
c o n sus plumas, el
poeta amante ya n o tiene la suya c o n que perseguir en sus escritos a « u n ofensor c o n alas», es decir, a C u p i d o .
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98 A un venado que la Condesa de Castrillo escogió para tirarle, y le m a t ó * Soneto N o se d e b i ó a la bala tu caída (que no es seguro el plomo en lo ligero); sin llave estaba, rayo más severo, que deja ociosa tu segunda herida. M u r i e n d o naces hoy, fiera escogida; el brazo te reserva del acero. B i e n que el modo es mortal, no en el primero, en el mejor nacer está la vida. Parado entre dos soles y una muerte, dudas si el cielo te prestó piadoso para buscar o huir lo acelerado.
5
10
¡Oh, en brutos, no menor deidad la suerte! N o corras, que en quien ha de ser dichoso t a m b i é n es diligencia estar parado.
* Esposa d e l c o n d e de C a s t r i l l o , u n o de los nobles que m á s t r a b a j ó para c o n seguir la caída de Olivares durante los a ñ o s 1630. v. 1 V e r s o tomado de 2 1 ; 6: «no se d e b i ó a su golpe tu caída», v. 3 llave: lo m i s m o que gatillo.
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99 Amante que se huelga de ver firme una dama, aunque sea en desdeñarle* Soneto M i r é un laurel, cuyo desdén sagrado, de espesa rama, A p o l o no vencía. Allí para el desdén Dafne a ú n vivía, y a Febo a ú n no perdona su cuidado. ¿ Q u é mucho que m i amor desengañado ensordezca a experiencias cada día, si presta ejemplo un dios a m i porfía y vive lo difunto a lo adorado? Más quiere A p o l o a Dafne con firmeza, aunque imposible, que la quiso viva con la inconstancia que temida lloro.
5
10
Tanto sintiera, oh F i l i , en tu belleza, verla tal vez amante, y tal esquiva, que por constante aun el desdén adoro.
* Sobre este soneto, véase D a d s o n , 1987, p p . 6 2 - 6 4 . vv. 1-4 A l u d e al m i t o de Dafne y A p o l o ; véase 5*. E n u n tipo de homenaje al c é l e b r e soneto de Garcilaso sobre el m i t o de A p o l o y Dafne (Soneto XIII),
donde
G a r c i l a s o dice «en verdes hojas v i que se t o r n a b a n » , B o c á n g e l e m p i e z a el suyo d á n d o n o s t a m b i é n la i l u s i ó n
de la i n m e d i a t e z
retórica de enargeia: « M i r é u n l a u r e l . . . » .
física,
es decir p o r m e d i o de la
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100 A Celia que se q u e m ó el cabello cuando se enrizaba* Soneto Venganza fue de amor, flechada en vano, ese atrevido y castigado fuego donde, más que deidad, mostró ser ciego cuando tu agravio le fió a tu mano. U n elemento es enemigo humano para mover a un sol desasosiego. Ruegue, no abrase, amor, que sólo el ruego nació para vencer lo soberano. Y a no peligras, Celia, en la violencia del fuego, ni de amor temes venganza, porque o tu nieve o tu rigor le excede.
5
10
Siempre es edad del flaco la experiencia; ya que poder se deja a la esperanza, ¿si sabe Celia lo que amor no puede?
* S o n e t o seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d ; sobre e l m i s m o tema, v é a n s e unas liras de Francisco C l a v i j o en B N M M s . 3.773, f o l . 9 1 v .
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101 Pregunta que hace el autor al M a r q u é s de Almazán, tan gran ingenio como señor, que en breves años pasó a mejor vida* Soneto Sabio M a r q u é s , con quien A p o l o parte el laurel que corona numeroso, porque otro medio círculo glorioso reserva a sus previstas glorias Marte; decidme: ¿por q u é siempre amor reparte la pena, el llanto y el desdén celoso a los suyos? Si amor, ¿ c ó m o es odioso? Si de arte ofende ¿en la deidad hay arte?
5
Confieso que al dolor tal vez prefiere el gusto, pero ¿cuándo sus instantes reducir a un contento supo el gusto?
10
¿Por q u é es ciego el amor que apunta e hiere, y no se llaman ciegos los amantes que le siguen, sabiendo que es injusto?
* E l m a r q u é s de A l m a z á n era C a b a l l e r i z o M a y o r de la reina Isabel de B o r b ó n a principios del reinado de Felipe I V . vv. 1-2 B o c á n g e l alude a u n o de los m u c h o s atributos de A p o l o , el de ser dios de las artes, en particular de la p o e s í a . E l laurel es doble s í m b o l o : relacionado c o n A p o l o , recuerda a Dafne y la i m p o s i b i l i d a d del amor; relacionado c o n M a r t e , es el p r e m i o otorgado al vencedor de la guerra. v v . 5-8 Versos que recuerdan el famoso soneto de Petrarca: « S ' a m o r n o n é, che dunque é q u e l c h ' i o s e n t ó ? / ma s'egli é amor, per D i o , che cosa e quale? / se b o n a , o n d ' é 1'erTetto aspro mortale? / se (Canzoniere, C X X X I I , v v . 1-4).
ria, o n d ' é
si d o l c e o g n i
tormento?»
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102 Señas de una belleza superior Soneto Grandes los ojos son, la vista breve (o amor la abrevia, porque a herir apunta); arco es la ceja, y el mirar es punta a quien amor sus vencimientos debe. A su mejilla el nácar nácar bebe; adonde en llamas de coral difunta fuera la rosa, mas su incendio junta a la azucena de templada nieve. E l arte es superior, pero sin arte el ingenio es acierto y no es ventura; el andar es compás y no es cuidado.
5
10
D e tantas partes no presume parte; hermosa pudo ser sin hermosura. Y o , sin amor, viviera enamorado.
v. 1 V é a s e G ó n g o r a : «los ojos son grandes, / y m a y o r , la vista» (Romance
24,
v v . 45-46). v. 3 T a m b i é n procede del m i s m o r o m a n c e de G ó n g o r a , v v . 4 1 - 4 2 : «las cejas, en arco, / c o m o ballestillas». v v . 7-8 E c o lejano de G a r c i l a s o : «En tanto que de rosa y d ' a z u c e n a muestra la c o l o r en vuestro gesto» (Soneto XXIII,
v v . 1-2).
/ se
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103 A una dama que vivía con escándalo y se quejaba de que la murmurase el pueblo* Soneto Lloras, Filis, que el pueblo te mormura la vida, la o p i n i ó n y el ejercicio, y que da, temerario, a todo indicio, como a delito, su mordaz censura. Y es que llega tu audaz desenvoltura a querer que se llame el mismo vicio indicio de él, y tomas por oficio, y no por privilegio, la hermosura. T a l vez te ríes de los maldicientes, no por ver su calumnia mal fundada, que tal engaño te desmiente el pecho.
5
10
Su género de culpa sólo sientes, que, como el fruto del pecar te agrada, ríes de los que pecan sin provecho.
* P o r su t o n o severo y c r í t i c o , este soneto se relaciona claramente c o n el r o mance «A una dama que p e d í a m u c h o » (83) y c o n la «Epístola m o r a l a Filis» (131).
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104 A un viejo que se teñía, teniendo el rostro muy arrugado* Soneto ¿Hasta c u á n d o esa tinta, dime, Fabio, p o n d r á tu engaño sobre tu cabeza? Q u i e n hace la traición naturaleza tema del tiempo el alevoso agravio. Mas ya que con discurso poco sabio ultrajas de los años la pureza, tíñete las arrugas, que es bajeza que parezcan de dos mejilla y labio. La mentira en la voz es caso feo, y, siendo sin pretexto y sin disculpa, es un delito en el honor nefando.
5
10
¡ O h , Fabio, c u á n t o más pecar te veo, pues tomas tan de asiento aquesta culpa que ya te sales con mentir callando!
* P o r su tono y estilo, este soneto se encuentra dentro de la t r a d i c i ó n epigram á t i c a de M a r c i a l . C o m o dice acertadamente A n d r é s , 1986, p . 5 2 , en su nota al poema, «son, realmente,
m u y escasos los rasgos h u m o r í s t i c o s y s a t í r i c o s
que
B o c á n g e l presenta en su o b r a . . . Ésta es una de las pocas c o m p o s i c i o n e s en las que el poeta se permite ironizar, y l o hace c o n especial fineza en el segundo c u a r t e t o » . v v . 11-12 Parece algo m á s que mera c o i n c i d e n c i a que B o c á n g e l j u n t e en dos versos una v e r s i ó n de la frase « p e c a d o n e f a n d o » .
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105 Persuadiendo a un amigo que no haga juicio del pecho de su dama por los desdenes exteriores Soneto Aunque de Europa el robador divino siente el desdén, a Europa disculpaba; queriendo ser vencida, peleaba, que hay defensas que muestran el camino. D e l rencor femenil es tan vecino el gusto que en el gusto siempre acaba. N o quiere ser esquiva la más brava: esquiva quiere parecer, L i c i n o .
5
Si Filida te escucha y te responde, aunque de amor se te figure exenta, con blandos ruegos su dureza excita.
10
Gobiérnete su pecho en lo que esconde, porque no es no pecar lo que ella intenta: pecar, mas con disculpa solicita.
v v . 1-2 E l m i t o de J ú p i t e r y E u r o p a . J ú p i t e r , c o n v e r t i d o en blanco toro, r a p t ó a E u r o p a cuando ésta jugaba c o n sus c o m p a ñ e r a s en la orilla del mar; e n g a ñ a d a p o r la m a n s e d u m b r e de a q u e l t o r o , E u r o p a se s e n t ó sobre su l o m o , y así fue llevada p o r J ú p i t e r a C r e t a . R e c u é r d e s e c ó m o i n i c i a G ó n g o r a la Soledad Primera: «Era d e l a ñ o la e s t a c i ó n
florida
/ en que el m e n t i d o r o b a d o r de E u r o p a »
(vv. 1-2). Sin
e m b a r g o , n o hay que o l i v i d a r que a ñ o s antes de G ó n g o r a C a m ó e s h a b í a escrito: «Era no tempo alegre, quando entrava / N o roubador de E u r o p a a l u z Febeia» (Os Lusíadas,
C a n t o S e g u n d o , v v . 569-70).
v v . 13-14 N ó t e s e c ó m o en éste y los ú l t i m o s dos sonetos, 1 0 3 - 1 0 4 , d o m i n a la idea de pecar y pecado.
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106 A un amante que no podía socorrer a su dama que se anegaba Soneto Dos naufragios se oponen igualmente a aquélla que en beldad v e n c i ó a Narciso, cuando en las aguas imitarle quiso, dando a sus soles líquido Occidente. Licio la ve en el mar menos presente que en sí, donde arde en golfo más preciso. Siente no socorrerla, ¡oh ciego aviso!, donde la mira y no donde la siente. Mas, L i c i o , bien tu afecto se gobierna; donde puede morir no darla ayuda siente tu amor, no siente como ciego. Que en tu pecho, aunque ardiente, será eterna; en agua sí que vivirá con duda, porque no hay Fénix de agua y le hay de fuego.
vv. 1-4 Sobre e l m i t o de N a r c i s o , véase 2; 177-84. v. 14 Para el F é n i x , véase 2; 5 3 9 - 4 4 .
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107 U n a señora viuda e n c o n t r ó impensadamente un retrato de su amado esposo, de quien le quedaron felices hijos* Soneto Filis, en cuyo amante muerte fiera r o b ó más alma que dejó a su vida, y de su esposo la mortal herida en huérfanas reliquias hoy venera, vio un retrato, una imagen lisonjera, de verdadero amor sombra fingida, y, en viéndola, a consuelo introducida, conoció no ser alma verdadera. Escrupulosa en ver que se divierte, «¡Ay! — d i j o — , amante amando, no me atrevo a ver tu sombra, pues de ti me privo. Tan toda el alma concedí a tu muerte que ya no he de poder sentir de nuevo ni aun el dolor de no mirarte vivo».
* Trata del m i s m o tema que el p o e m a 138.
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108 Oyendo en el mar, al anochecer, un clarín que tocaba un forzado* Soneto Y a falta el sol, que quieto el mar y el cielo niegan unidos la distante arena: un ave de metal el aire estrena, que vuela en voz cuanto se niega en vuelo. H i j o infeliz del africano suelo es, que, hurtado al rigor de la cadena, hoy música traición hace a su pena (si pena puede haber donde hay consuelo). Suene tu voz (menos que yo), forzado, pues tu clarín es sucesor del remo, y alternas el gemido con el canto.
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Mientras yo, al mar de Venus condenado, de un extremo de amor paso a otro extremo, y, porque alivia, a ú n se me niega el llanto.
* Es m u y
probable que B o c á n g e l
tomara la i d e a de este b e l l o s o n e t o de
G ó n g o r a , Romance 70, en particular del estribillo: «¡Ay, c ó m o gime, mas ay, c ó m o suena! / G i m e y suena / el remo a que nos c o n d e n a / el n i ñ o A m o r : / clarín que r o m p e e l albor / no suena m e j o r » . vv. 9-11 Cfr. E l estribillo del Romance 12 de G ó n g o r a «La desgracia d e l forzad o » : «¿De q u i é n me quejo c o n tan grande e x t r e m o , / si ayudo y o a m i d a ñ o c o n mi remo?». v. 12 V é a s e Garcilaso, Canción
V: « H a b l o d ' a q u e l c a t i v o / de q u i e n tener se
debe m á s cuidado, / que 'stá m u r i e n d o v i v o , / al remo condenado, / en la c o n c h a de V e n u s a m a r r a d o » (vv. 31-35). Cfr. t a m b i é n el conde de Salinas: «al son del duro hierro, / cantando triste mis desdichas, l l o r o , / c o m o suele el cautivo / que a pesar de la muerte queda vivo» (ed. D a d s o n , 1985d, p o e m a L X X X , v v . 3-6).
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109 A un hombre que se casó con la que había sido su dama Soneto H o y , Fabio, te casaste c o n Lisena, que ayer te dio de amor dulces venenos; en vasos viles de p o n z o ñ a llenos mal la abeja de amor su miel ordena. N o te aseguro yo la mar serena, ni que con tal bajel midas sus senos: a quien de caña aun dio flaquezas, menos la debiste fiar riesgos de entena.
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Pediste (y lo consigues) que Himeneo te purifique el lecho y, decorosa, a tu lado inculpable Lisi asista.
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Mas con la misma condición que a Orfeo la esposa se volvió, te dan la esposa, Fabio: no has de volver atrás la vista.
v v . 3-4 A l u d e a E u r í d i c e , q u i e n , h u y e n d o de A r i s t e o , pisó fatalmente
una
serpiente venenosa que le m o r d i ó en el p i e , m a t á n d o l a . C o m o castigo, las N i n f a s h i c i e r o n que las abejas d e l dios muriesen de e n f e r m e d a d y hambre
(Virgilio,
Geórgicas, L i b r o I V , 318). v. 6 senos: golfo. v. 7 caña: caña del t i m ó n . v. 8 entena: «Vara o palo e n c o r v a d o y m u y largo al c u a l está asegurada la vela latina» (Academia). v. 9 Himeneo: dios de las nupcias. v v . 12-14 E l c o n o c i d o m i t o de O r f e o y E u r í d i c e ; véase 2; 169-76.
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110 Soneto de don García Salcedo C o r o n e l , Caballerizo de su Alteza, hablando con el autor* Soneto Cese ya de un engaño repetido la confusión, oh Fabio, y sus horrores no turben los divinos resplandores de la verdad que profanó m i olvido. Experiencias ilustran el sentido; peligro es hoy lo que j u z g u é favores. M i r o despiertamente mis errores y el tiempo lloro que gasté perdido. Sea en las fieras ondas que navego norte seguro, pues, el desengaño, que el escarmiento agradecido adora.
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Sulque el mar proceloso otro más ciego, que no es prudente el que, en un mismo daño, segunda vez sus desaciertos llora.
* Este soneto fue p u b l i c a d o m á s tarde sin c a m b i o s en Cristales de
Helicona,
M a d r i d , 1650, f o l . 2 r - v , de G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , criado c o m o B o c á n g e l d e l C a r d e n a l Infante, y q u i e n ostentaba el cargo de su caballerizo. Se i n c l u y e a q u í , ya que le sigue u n soneto de B o c á n g e l en respuesta, que u t i l i z a las mismas palabras finales o consonantes de cada verso.
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111 Respuesta del autor en los mismos consonantes Soneto Gerardo, quien su e n g a ñ o repetido gime, aunque gima preso en m i l horrores, merece el sol de eternos resplandores en favor de la noche de su olvido. Mas quien no rompe fueros al sentido en vano pide al cielo sus favores, que el fuerte auxilio de vencer errores suele tardar cuando ha de ser perdido. ¡ Q u é importa que yo diga que navego al puerto que conduce el desengaño, si el alma ocultos ídolos adora!
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Mas, ¡ay señor!, que si el error es ciego, supo perder la vista, que fue daño, porque abre más los ojos cuando llora.
v v . 9-11 C o m o señala A n d r é s , 1986, p . 59, en una nota a este soneto, la nave c o m o i m a g e n del d e s e n g a ñ o es bastante frecuente e n e l siglo X V I I : «los peligros del m u n d o son u n feroz oleaje que m i d e su estatura c o n la quilla y el alcázar. J u n t o al carpe diem, al de la belleza efímera y al de las ruinas, el tema d e l navio destrozado es u n o de los m á s típicos de la p o e s í a b a r r o c a » .
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112 A l sentimiento de un ministro superior, en la pérdida de una moza de muchos méritos Soneto Bárbaro el Fénix a su fin aplica incendios, por nacer de su Occidente; que fiar de un ocaso un nuevo Oriente, noble acción, pero bárbara, se explica. Mas Fabia, sol de España, se dedica hoy a tu llanto senador prudente, y Fénix más perpetua y más luciente en tu dolor sus plumas sacrifica. ¡ O h bárbara otra vez, bien que ingeniosa, ave oriental, que de tu fin y ofensa fías la eternidad que solemnizas! ¡ O h Fabia, F é n i x t ú , sabia y hermosa, que a tu origen paterno, en llama densa, fías la eternidad de tus cenizas!
vv. 1-4 Para el mito del Fénix, véase 2; 539-44.
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113 Contra el inventor de unas fuentes que hay en el Prado de Madrid, las copas al revés, en que no se puede beber Soneto Jacinta, aquel artífice violento, negando el agua misma que derrama, a la engañada sed dio tanta llama que esconde en el cristal otro elemento. N o se querella el labio del tormento de ver que le despida quien le llama, pues de más noble cólera le inflama ver que costase estudio lo avariento. Naciste liberal, y avara cuna, oh corriente infeliz, se atreve a darte el que malquista tu corriente al labio. Hasta en los elementos hay fortuna. Quéjese el agua, pues, aquí del arte, si nació beneficio y muere agravio.
v. 11 malquista
: malmete, enemista.
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114 Viéndose amenazado de gran tempestad* Soneto Recoge el temerario lino alado, Palinuro, que miro el mar furioso, y agravio hará (que le hace el poderoso) sólo de verte a tu defensa armado. Calle el remo, aun el voto esté callado, que es trabajar estar a tiempo ocioso. Sobra el afán al que ha de ser dichoso, pues q u é si lo ha de ser por olvidado. Discreto es sacrificio el rendimiento; donde no puede obrar la resistencia, el furor, estorbado, dura y crece.
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Q u e no hicieron los cielos la violencia tan absoluta — y más si la arma el v i e n t o — que no la venza al fin quien la obedece.
* M e t á f o r a d e l agitado mar amoroso. T i e n e ciertos parecidos t e m á t i c o s c o n el n ú m e r o 89. v. 2 Palinuro: p i l o t o de Eneas; de ahí cualquier m a r i n o .
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115 E n unas fiestas reales que se hicieron en el Parque, donde concurrieron todas las fieras opuestas con sus contrarios, y un toro fue el vencedor; matóle su Majestad de un escopetazo* Soneto Bruto feliz, venciste. Y a se inclina todo animal a ser tu viva historia. N o te cupo en la vida la victoria: la victoria escondiste en la ruina. Muerte que ha menester fuerza divina deidad tuvo de J ú p i t e r notoria. N o fulminó Filipo: con más gloria, quien a esperarle se atrevió, fulmina. H i z o el deseo el tiro; o b r ó la mano el golpe, cuando el bruto a doble herida su vida vio mortal, viva su suerte.
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¡ O h gran tiro de d u e ñ o soberano!, que por el golpe le quitó la vida, y por el d u e ñ o le quitó la muerte.
* Estas fiestas t u v i e r o n lugar en la Plaza del Parque del B u e n R e t i r o el 13 de octubre de 1631. C o n el t í t u l o de Anfiteatro de Felipe el Grande, M a d r i d , 1631, J o s é Pellicer y T o v a r p u b l i c ó los poemas escritos p o r varios ingenios sobre tan e x t r a ñ o suceso. E l soneto de B o c á n g e l aparece en el folio 2 6 r c o n ligeras variantes (que se s e ñ a l a n abajo), y , c o m o los d e m á s sonetos de la a n t o l o g í a , es e j e m p l o de la m á s descarada lisonja. H a y v e r s i ó n t a m b i é n en B N M M s . 3.797, fols. 185v-86r. v. 1 Var.: «Júpiter, ya venciste. Y a se inclina». v. 6 Júpiter,
r e c u é r d e s e que J ú p i t e r t o m ó forma de toro cuando r a p t ó a E u r o -
pa; véase 105; 1-2. Var. : «hizo al Teatro tu deidad n o t o r i a » , v. 7 Var. : « N o f u l m i n ó Felipe: c o n m á s gloria», v. 12 Var. : « ¡ O h gran golpe de d u e ñ o s o b e r a n o » , v. 13 Var. : «que p o r el brazo le q u i t ó la vida».
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116 A una pareja que corrieron el marqués de la Torre y don Bernardino de Ayala en unas fiestas reales* Soneto Vuestra carrera creo y la imagino, pues sólo deja señas de creída. Y o os v i tan uno que os sobró una vida, veloz M a r q u é s , alado Bernardino. L a saeta en el viento cristalino no sólo alcanzaréis, haréis dormida. Tarde os puse la vista en la partida; tarde, porque primero fue el camino.
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La vista os une, el n ú m e r o os difiere; ambos dicen verdad, aunque ninguno de su verdad efectos manifiesta.
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N o permitáis que os dude quien os viere; haced, por parecer dos, otra fiesta, que, de igual, no se alaba lo que es uno.
* Este soneto fue e r r ó n e a m e n t e a t r i b u i d o a G ó n g o r a
en la e d i c i ó n de sus
obras impresa en Lisboa en 1646. Jammes, 1956, pp. 2 1 1 - 1 4 , rectificó el error. Allí e l p r i m e r verso era: « Y o v i vuestra carrera, ó la i m a g i n o » . D o n B e r n a r d i n o de A y a l a era hijo del conde de V i l l a l b a . Correr parejas: «En las fiestas reales es la u n i ó n de dos caballeros de u n m i s m o traje,
librea, adornos y jaeces
de caballos, que
c o r r e n j u n t o s y unidos; y el p r i m o r consiste en i r iguales, p o r l o que se le d i o este nombre»
(Autoridades).
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117 A don Alvaro de Ataide, Inquisidor de Portugal, Sumiller de C o r tina de Su Majestad, insigne en letras y en la predicación Soneto N o donde plumas de oro el Tajo baña, Cisne de Lusitania peregrino es mayor, porque muera de divino cuando su voz postrera al mar engaña. Si Cisne muere allí, Cisne de España en don Alvaro nace peregrino, que a la inmortalidad abre camino con nueva voz que alegra y desengaña. Vario en lenguas y en plumas, hoy dudosa hace su patria, porque el suelo hispano le pleitea, y el lacio y luso suelo.
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Y o que quiero acertar su patria hermosa, su espíritu contemplo soberano, que éste no puede ser sino del cielo.
v v . 2-4 A l u d e a la creencia t r a d i c i o n a l de que, antes de m o r i r , el cisne canta p o r ú l t i m a vez. D e a h í la frase «el canto del cisne», que viene a ser la ú l t i m a obra de u n i n g e n i o p r ó x i m o a extinguirse. v. 11 lacio: m a r c h i t o ,
flojo.
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118 E n la muerte de un caballero muy osado que, contra el escarmiento de haber visto en otros el peligro de un arroyo muy crecido, se anegó, q u e r i é n d o l e atravesar Soneto D i o el agua procurada sepultura — y a no es fábula, h u é s p e d — a Narciso. E l que imitar su clara muerte quiso, el valor poseyó por hermosura. Venturoso m u r i ó , pues le procura reducir un ejemplo y un aviso; pero quien llega al t é r m i n o preciso puede ser desdichado con ventura. Sufrió el cielo de dos el ardimiento, o porque de ignorancia procedía, o para refrenar tercero intento. N o m u r i ó don A n t o n i o , que ya había muerto cuando malogra un escarmiento. Pues, ¿qué m u r i ó en las aguas?: su osadía.
v v . 1-4 Para el m i t o de N a r c i s o , véase 2; 177-84.
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119 A l P. M . Fray Francisco de Soria, monje de S. Basilio y predicador insigne, en un sermón que hizo a los desagravios de Cristo* Soneto H o y a tu brazo infiel, hebreo esquivo, yace Dios otra vez; no cual primero, divino Fénix, en ardor severo de altas cenizas se repite v i v o . H o y nos llama a su amor lo discursivo, pues amante m u r i ó tan verdadero que, porque amor q u e d ó por su heredero, se nos vincula en fuego sucesivo. Si pide el holocausto portentoso plumas, que en ágil rapto den al suelo noticias de misterio tan profundo,
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no faltan, que a tu acento prodigioso, insuperable Soria, fía el vuelo un Fénix de quien es Arabia un mundo. * Fray Francisco de Soria n a c i ó en M a d r i d a finales del s. X V I , y p r o f e s ó en la O r d e n de San B a s i l i o el 9 de m a y o de 1610. E s c r i b i ó varias oraciones a diversos p r o p ó s i t o s , llegó a ser P r o v i n c i a l y A b a d de su O r d e n , fue alabado p o r L o p e c o m o u n o de los mayores oradores naturales de M a d r i d , y m u r i ó en su m o n a s t e r i o de M a d r i d el 27 de d i c i e m b r e de 1649. Este soneto se encuentra c o n ligeras variantes (que se s e ñ a l a n abajo), entre los preliminares d e l Sermón
predicado en la solemne
octava, que la Congregación del Santo Oficio celebro... a los desagrainos de Christo ofendido en su Imagen, M a d r i d , 1633, de Francisco de Soria, c o n t e n i d o a su vez en Jesucristo Desagraviado, de fray H o r t e n s i o P a r a v i c i n o (fol. I r ) . A m b o s , s e r m ó n y soneto, se refieren al d a ñ o causado en 1632 a u n c r u c i f i j o , h e c h o que fue a t r i b u i d o a unos j u d í o s m a d r i l e ñ o s . Sobre el m i s m o tema, v é a n s e los poemas 177, 183 y 184. v. 5 Var.\ « H o y nos llame a su a m o r l o d i s c u r s i v o » . v. 7 Var.: «que dejando al amor p o r su h e r e d e r o » . v. 14 Var.: «el F é n i x de q u i e n es A r a b i a el m u n d o » . L a patria t r a d i c i o n a l d e l F é n i x era la Arabia.
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120 A l P. M . Fray M i g u e l de Luján, monje benito, en un sermón a San Juan* Soneto C r e y ó el J o r d á n que vez segunda oía la voz de Juan, que en vos determinaba; que, a pesar de distancias, enfrenaba a iguales pasmos su corriente fría. Pudo dudar, pues os o y ó este día, y pues a Juan o y ó , cuál más obraba, quien entonces las peñas ablandaba, o quien hoy corazones persuadía. A l cisne del J o r d á n imitáis tanto que negras plumas, por quitar la duda, os viste el cielo con celoso intento.
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Pero quedóse con la duda el canto, y vos con el aplauso de la duda, desmintiendo a las plumas el acento.
* Fray M i g u e l de L u j á n , b e n e d i c t i n o y p r e d i c a d o r m a y o r de San M a r t í n , en Madrid.
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121 A l incendio pasado del Vesubio, en el libro, que le describió el Licenciado d o n j u á n de Q u i ñ o n e s , alcalde de la Casa y Corte de su Majestad* Soneto Creció el infierno aquí, N i l o violento de llamas, y tan ciego en lo enemigo que de sus iras no dejó un testigo ni a sus estragos permitió un lamento. N o pareció del cielo tal portento (aun en venganzas disfrazado amigo), que el cielo, entre el presagio y el castigo, siempre dejó caber al escarmiento. Ardió el Vesubio; no la inclemencia de Júpiter h o n r ó su jnfiel desmayo, ni a rayos de agua le anegó el tridente.
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E l que tiene por alma la violencia no ha menester para morir el rayo, pues nace fulminado un accidente. * E l 16 de d i c i e m b r e de 1631 el m o n t e V e s u b i o e n t r ó en e r u p c i ó n . Las n o t i cias d e l i n c e n d i o , de los terremotos y de otros d a ñ o s causados se h i c i e r o n saber r á p i d a m e n t e en E s p a ñ a
mediante las numerosas
relaciones que se i m p r i m i e r o n
p o c o d e s p u é s d e l a c o n t e c i m i e n t o . B o c á n g e l e s c r i b i ó este soneto (originalmente) para formar parte de los preliminares de El Monte Vesubio, M a d r i d , 1632, de J u a n de Q u i ñ o n e s . Las ligeras variantes entre las dos versiones se señalan abajo. v. 1 E l N i l o fue s í m b o l o de fuerza y v i o l e n c i a , d e b i d o a las famosas crecidas de su caudal. v. 3 Var.: «que de sus iras no d e j ó testigo». v. 4 Var. : «ni a sus estragos c o n s i n t i ó u n l a m e n t o » . v. 11 Var. : «ni a rayos de agua le a c a b ó el t r i d e n t e » ; el tridente: se alude a N e p tuno, dios del mar, u n o de cuyos atributos era el tridente, v. 12 Var. : « Q u e q u i e n tiene p o r alma la violencia», v. 14 Var. : «que nace fulminado u n a c c i d e n t e » .
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122 España agradecida a don Gabriel del Corral, en la traducción que ha hecho de los versos latinos de Su Santidad* Soneto La voz a Italia, cuando el eco a España, fía el sagrado Cisne que venero. Dúdase dónde se escuchó primero, si el eco es voz, pues como voz engaña. N o es hoy la maravilla más extraña de Urbano que le admire el orbe entero; ni ser mayor, por lo mayor pondero: poder crecer es su mayor hazaña. Y tú, Gabriel, que extiendes la armonía del R e y del Tibre por los campos míos, canta, mayor que Orfeo en tu trabajo.
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Que de Orfeo es lo más que se atendía parar las ondas, no mezclar los ríos, y tú juntaste el Tibre con el Tajo.
* G a b r i e l del C o r r a l , poeta vallisoletano y amigo de B o c á n g e l , c o n q u i e n part i c i p ó en la A c a d e m i a de M a d r i d durante las d é c a d a s de 1620 y 1630. Fue a R o m a en 1633 donde c o n o c i ó la lírica del C a r d e n a l Maffeo Barberini (quien llegó a ser el Papa U r b a n o V I I I ) . L a t r a d u c c i ó n que h i z o de las obras p o é t i c a s del cardenal fue descubierta hace unos a ñ o s en el F o n d o B a r b e r i n i de la B i b l i o t e c a del V a t i c a n o y publicada por Falconieri, 1982, pp. 2 2 8 - 4 1 1 . v. 6 U r b a n o V I I I , papa de 1623 a 1644. v. 10 Tibre: T í b e r , río que pasa p o r R o m a . v v . 11-13 Para los escritores de los ss. X V I y X V I I , O r f e o era la personificac i ó n del poeta que c o n su m ú s i c a aplacaba toda la naturaleza, h a c i e n d o parar las aguas del mar y callar los pájaros.
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123 A don Agustín Collado del H i e r r o , en la conquista de Granada que escribía* Soneto N o b l e ciudad, de reyes coronada, firme a la clara luz de dos fortunas: por glorias llenas de menguantes lunas, después por soles godos ilustrada. Desde hoy contemplo que una y otra espada en manos de los tiempos serán unas, y vencerán las fuerzas importunas del olvido y la envidia no domadas. Aclamaráte el sol, firme y famosa, en cuanta arena besa y lame espuma pues el Cisne mejor hoy te ha cantado.
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¡ O h , a luces dos, Granada victoriosa! Por fama, vuelas en tan alta pluma, por firme, estás sobre el mayor collado.
* A g u s t í n C o l l a d o d e l H i e r r o , m é d i c o y escritor del s. X V I I , e s c r i b i ó u n largo poema titulado «Las grandezas de la c i u d a d de G r a n a d a » , elogiado sobremanera p o r L o p e . Para el p o e m a , véase O r o z c o D í a z , 1964. v. 3 menguantes lunas: s i n ó n i m o de los moros que habitaron Granada durante siete siglos. v. 4 soles godos: los e s p a ñ o l e s . v. 14 collado: j u e g o de palabras — c o l l a d o c o m o c o l i n a , y t a m b i é n p o r ser el apellido del autor del poema.
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124 E n la muerte de Sceva, valerosísimo soldado que m u r i ó en la guerra civil de Pompeyo y César* Soneto Sceva, después de la postrera herida con que dejó su fama rubricada, así v e n d i ó su muerte, así su espada, ya que c o m p r ó su gloria con su vida. «¿No hay quien lleve — e x c l a m ó — de m i caída 5 la nueva a m i contrario deseada? Porque siento el morir obrando nada; importe yo difunto u homicida.» Dijo, y prendióle crédulo un soldado, cuando el aliento con que ya espiraba Sceva gastó en matar al atrevido,
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diciendo: «Moriré, pero vengado de la injuria de aqueste que pensaba que, aun muriendo, me pudo ver rendido».
* Cassio Sceva, c e n t u r i ó n en el e j é r c i t o de C é s a r , se h i z o c é l e b r e durante la batalla de Farsalia porque no a b a n d o n ó su puesto a pesar de haber perdido u n ojo y r e c i b i d o varias heridas en el h o m b r o y m u s l o , m á s ciento veinte p u ñ a l a d a s p o r el escudo. C u e n t a la historia L u c a n o , Bellum civile, L i b r o V I , v v . 2 1 4 - 6 2 , de d o n d e probablemente lo t o m ó B o c á n g e l . T a m b i é n lo trata V a l e r i o M á x i m o en su Dictarum factorumque memorabilium, L i b r o III, cap. 2, «De Fortitudine»,
^|23: « p e l e a n d o p o r
defender u n castillo, de que le avian dado c a r g o . . . m a t ó a todos los q[ue] se avian llegado mas cerca, y sin retirarse peleando a pie c a y ó sobre el m u y grande estrago que el p o r su persona avia hecho, c u y o escudo p a r e c i ó pasado c o n ciento y veinte golpes q u e d a n d o e l h e r i d o en la cabeca, m u s l o , y ciego de u n ojo que le a v i a n sacado. Tales soldados c r i ó la disciplina militar en los reales del d i v i n o I u l i o Cesar» (fol. 56v, en la t r a d u c c i ó n hecha p o r D i e g o L ó p e z , M a d r i d , 1632). v. 2 rubricada: « M e t a f ó r i c a m e n t e significa subscribir y sellar, o dar t e s t i m o n i o de alguna cosa c o n su p r o p i a sangre»
(Autoridades).
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125 A l P. M . Fray Ignacio de V i t o r i a , docto predicador insigne de la religión de S. Agustín, enviándole un vidrio de Venecia, estando enfermo Soneto Ese de la amistad indicio raro, I G N e o docto, p a l A C I O de Agustino, que a ser espejo, más que riesgo, vino, pues salió de peligro, siendo claro, lisonja es contra Esculapio avaro; cuando, más que el humor fiero y maligno, niega al incendio opuesto cristalino y hace al rigor de más rigor reparo. Si repitiere (¡oh nunca!) el accidente, que el cuerpo, aun menos que el temor, inflama, y receláis el elemento al labio,
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pues vaso de elección sois eminente, que hoy refriega la temida llama: templad la fiebre, imagen de su agravio.
v. 2 O b s é r v e s e c ó m o B o c á n g e l c o n s i g u e i n t r o d u c i r el n o m b r e de I g n a c i o dentro del verso. v. 5 Esculapio: n o m b r e dado p o r los latinos a A s c l e p i o , dios griego de la m e d i cina e hijo de A p o l o .
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BOCÂNGEL
126 Pregunta al mismo sobre un lugar de la antigüedad: Sic ames tanquam osurus, sic oderis, tanquam amaturus, etc.* Soneto Escrito en R o m a está, yo lo he notado — y aun me extrañé de incrédulo testigo— que el que a más llegare con su amigo le tenga el pecho en parte reservado; porque si acaso le reduce el hado a padecerle ingrato o enemigo, fue juicio, o es venganza, hallar consigo un fuerte del incendio no tocado. Ignacio, pues, amigo como sabio, este siglo feliz hoy os alcanza, a vuestro arbitrio nuestra duda apela.
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¿Cuál temeremos por mayor agravio: la muerte noble de una confianza, o la infame salud de una cautela?
* C i t a sin identificar. v. 1 E n éste y el soneto 129 B o c á n g e l parece indicar que estuvo una vez, p o r lo menos,
en R o m a . Sobre una posible estancia
en
Roma
del poeta,
véase
D a d s o n , 1991, pp. 102-03. v. 9 C o m o i n d i c a el e p í g r a f e , el soneto está dedicado a fray Ignacio de V i t o ria, amigo del poeta.
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127 A l asunto de agradecer a una señora de España un reloj de muestra p e q u e ñ o , pendiente de una cadena de oro, que envió desde Hungría a un personaje eclesiástico y erudito muy afecto a su casa* Soneto Ese reloj que mano soberana (dádiva siendo) le selló de indicio, y, haciendo más de ley el beneficio, el estruendo excusó de la campana; esa cadena que, en labor no vana, suspende al tiempo su volante oficio, reduciéndole a eterno sacrificio (debida pompa a quien pasó de humana): del sol de Leonor ingeniosa, que se difunde a España desde H u n g r í a , es grande honor en á t o m o lucido,
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que una vida, no más, os prevenía, corta, Fabio, a merced tan ponderosa, y os da el tiempo en que ser agradecido.
* N i éste n i el siguiente soneto figuraron en Rimas y prosas c u a n d o e l l i b r o fue p u b l i c a d o p o r p r i m e r a vez en 1627; sin e m b a r g o , ambas c o m p o s i c i o n e s fuer o n incluidas en el v o l u m e n de La lira de las Musas, p e r o dentro del lugar corresp o n d i e n t e a la serie de sonetos de las Rimas, entre los n ú m e r o s 28 y 29 a q u í , l o que obviamente rompe la secuencia de sonetos de las Rimas, tal c o m o estaba establecida en la p r i m e r a e d i c i ó n . E l que se encuentren estos sonetos fuera de lugar (pliego 2 L ) i n d i c a
que B o c á n g e l
los i n c l u y ó
demasiado tarde para meterlos donde
al ú l t i m o
m o m e n t o cuando
era
c o r r e s p o n d í a , en los p l i e g o s A a E , p o r
haberse i m p r e s o ya estos p l i e g o s . Y o los he i n c l u i d o en la s e c c i ó n de las Liras humanas, d o n d e p r o b a b l e m e n t e los h a b r í a m e t i d o B o c á n g e l , de haberlo podido hacer. Para la importancia de todo esto, véase D a d s o n , 1982, pp. 8 4 8 - 5 9 .
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128 D o n A n t o n i o Hurtado de Mendoza, Caballero de la O r d e n de C a latrava, etc., pidió al autor, en ocasión, escribiese algo a los excesivos calores de este verano de 37 y a sus mortales efectos en España; a cuyo asunto escribió éste* Soneto M e n d o z a prodigioso, a quien la fama jamás es mucha, bien que en todo es toda, a cuya estirpe, sabia sea o goda, ciñe equívoco el sol su virgen rama, ¿ c ó m o arde tanto el sol? ¿Alumbra o ama?, que aun el propio morir desacomoda. Si todo el árbol de la vida poda, ¿qué beneficia su segur de llama? Tanto n ú m e r o espira de mortales que, muerto, el mismo n ú m e r o contemplo. T o d o el suelo es sepulcro, ya no abrigo.
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¿Son castigos, m i Dios, o son señales? Si señales, dejad para el ejemplo vidas, que mueren todas del castigo.
* D o n A n t o n i o H u r t a d o de M e n d o z a (1586-1644), secretario del R e y Felipe I V e i n s i g n e p o e t a y d r a m a t u r g o , era m i e m b r o
destacado d e l g r u p o
de poetas
palaciegos a que p e r t e n e c í a B o c á n g e l . D a v i e s , 1971, en su estudio sobre la vida y obra de M e n d o z a , subraya constantemente las relaciones entre B o c á n g e l y su m e n t o r , i n c l u s o llegando a llamarle a B o c á n g e l e l heredero p o é t i c o de M e n d o z a . E n cuanto al c a l o r d e l verano de 1637, sabemos que el rey F e l i p e I V t u v o
que
v o l v e r en j u l i o de 1637 desde el P a l a c i o d e l B u e n R e t i r o al A l c á z a r d e s p u é s de haber c o g i d o una fiebre en el R e t i r o , que se atribuía al excesivo calor que h a b í a en aquella parte de M a d r i d (véanse E l l i o t t y B r o w n , 1980, p. 196).
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129 A la Academia de los Prontos de R o m a , que ya cursó el autor, escribió en lengua toscana este soneto, en memoria de la muerte de doña Teresa de Unzueta y Ribera, su madre, clara por todos méritos* Soneto Se cento voci di metal fiammanti avessi per chiarir i l m i ó dolore, o come son presenti i danni al cuore, fusserro le sue voci, omai sonanti, farebbe che gli strali che ho davanti, con le pene di amor, cinte all'amore, volassero cosi, che, al tuo splendore, accostassero i giri adesso erranti. M a tu, felice ingegno (giá beato), rara beltade nel femmineo stuolo, se eri dal ciel, perché onorasti i l mondo?
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M a ben toccasti i l tuo centro bramato, che l'ingegno e belta diedero i l voló, e solo i l m i ó dolor resta pro fondo.
* D o ñ a Teresa de U n z u e t a y R i b e r a m u r i ó el 10 de septiembre de 1634 en M a d r i d . Fue enterrada en el C o n v e n t o de las Carmelitas Descalzas de Santa A n a donde la familia t e n í a su p a n t e ó n particular. Es ciertamente p a r a d ó j i c o que B o c á n gel escribiese este soneto epitafio en italiano, cuando su madre era puramente castellana, y el d e d i c a d o a su padre en castellano ( n ú m . 29), c u a n d o N i c o l á s B o c á n g e l era cien p o r cien g e n o v é s .
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130 E n la muerte de una dama ilustre por todos m é r i t o s * Elegía fúnebre Hablando con una señora, deuda suya Salga del llanto el son, y no del canto; adonde nace el sol, adonde espira —Gerarda ya dichosa— suene el llanto. H a z por caber un rato en poca lira, pues supiste caber en tierra poca, y estás do sólo alcanza el que suspira. Y aunque a los labios esta acción no toca, pues la pena que vive de difunta tiene hacia el corazón siempre la boca, siendo boca que abrió la aguda punta, que vida te causó y al mundo muerte, responderá a la tácita pregunta. Fuertísima naciste en no ser fuerte; donde es pena el durar, morir es gloria; suerte es salir, de donde entrar es suerte. Es la hermosura tan sucinta historia, porque añade a la vida un accidente, que el momento aun se tarda en la victoria. ¡Ay hermosura mal lograda! M i e n t e la risa de la aurora; no es temprano llorar al sol en su dorado Oriente. D e tus flores diciembre fue tirano, que escaparse del filo tantas flores * Sobre la dama en c u e s t i ó n , G e r a r d a , B o c á n g e l e s c r i b i ó dos r o m a n c e s i g u a l ternura ( n ú m e r o s 3 5 - 3 6 ) , y es una de las damas
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de
en la r e u n i ó n a c a d é m i c a
mencionada en la Prosa cuarta ( n ú m e r o 72). v. 2 Frase predilecta de B o c á n g e l , c o m o hemos visto ya; v é a n s e , a m o d o de ejemplo, 65; 14 y 86; 249. vv. 4-5 Cfr. 2; 24: «oirás m u c h o afecto en poca lira».
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aun fuera privilegio en el verano. Mas, puesto que a los íntimos dolores siempre el discurso, y nunca la tristeza, alcanza del consuelo los favores, debamos al discurso su fineza, ponderando en primer lugar los daños, por no sanar en falso un mal que empieza. Dístenos en tu aurora desengaños con tan cuerdo vivir que prometías sin peligro vivir cabales años. N o por hermosa al mundo te ofrecías, como la flor que brinda al caminante y es un antojo límite a sus días. Espinas celadoras de diamante tu púrpura velaban con ornato, amenazas del más dichoso amante. Mas, ¿por q u é alabo el exterior recato, si lo imposible nace defendido? A u n de los ojos se profana al trato. Q u e si tal vez prestabas el oído (por ser preciso en la deidad) al ruego, no tuvo puerta al alma este sentido. Antes venciste, como Ulises griego, en la lucha interior nuevas sirenas; si el otro de agua, tú de amante fuego. Así llevaste atadas en cadenas debajo de las ruedas triunfadoras, sin pena de las nuestras, nuestras penas.
v. 38 púrpura: los p o e t a s »
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« M e t a f ó r i c a m e n t e se entiende p o r la sangre; especialmente entre
(Autoridades).
v. 44 O t r a frase predilecta de B o c á n g e l ; cfr. 73; 7 3 - 7 4 : « N o es deidad la que al ruego se resiste, / puesto que el ruego a la deidad a b o n a » . v v . 46-48 A l ú d e s e al m i t o de Ulises (Odiseo) y las Sirenas. O d i s e o , siguiendo las instrucciones de C i r c e , c o n s i g u i ó pasar indemne por las costas donde habitaban las Sirenas; para sustraerse a su encanto
fatal sin dejar p o r e l l o
de e s c u c h a r su
m e l o d í a , t a p o n ó c o n cera los o í d o s de sus c o m p a ñ e r o s y o r d e n ó que le atasen a él al mástil de la nave. v. 48 Cfr. 2; 729: «El agua l u c h a c o n amante fuego».
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Mas, ¿ d ó n d e están las hebras voladoras de la madeja de los tersos rayos, con que, vecina al sol, su luz mejoras? E l rostro, donde estaban vivos mayos en Cortes a votar la primavera, ¿cuál fue más, su poder o sus desmayos? E l compuesto semblante, ¿dónde impera, en que a veces belleza rigurosa fiera se finge y enamora fiera? ¿ Q u é es de la mano que hospedó a la rosa entre cristales, o a la grave llama de los ojos fue blanca mariposa? ¿ D ó n d e está la beldad que muerta inflama? Y el talle, que fue espejo de la vida en lo ajustado, ¿qué región le aclama? La risa, que mataba sin herida (por ser caro matar con el cuidado), rindiendo siempre, ¿dónde está rendida? Mas, ¿ d ó n d e voy, ¡oh Antandra!, arrebatado de dolor, que parece en lo violento a la hermosura de quien es traslado? N o porque el Fénix labre monumento en ascuas de ámbar, en el fuego espira, bien que lo juzgue el crédulo elemento. Q u e m a sus plumas, y a los cielos mira de quien recibe eternidad gloriosa; y es su acabar m a g n á n i m a mentira. M u r i ó sin fenecer Gerarda hermosa; sus virtudes nos quedan, si ella falta, que el justo no se va, sino reposa. Su fin tan sólo al imprudente asalta; no es maravilla, que es naturaleza, vv. 52-69 E l t ó p i c o de «Ubi sunt?»,
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e m p l e a d o , p o r e j e m p l o , p o r Garcilaso en
la Égloga I, estrofas 10 y 20, y tradicionalmente en las elegías, v. 60 Cfr. 2; 280: «fiera se finge, mas agrada v. 70 Antandra:
fiera».
n o m b r e p o é t i c o p o r d o ñ a A n t o n i a de M e n d o z a , dama de la
corte. Sobre las relaciones entre el poeta y la dama, véase D a d s o n , 1991, p p . 139¬ 42. vv. 79-81 Cfr. 30; 2 1 : « N o muere al m u n d o el justo, sólo falta».
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de quien tanto creció, verse tan alta. Ella vida e m p e z ó , que siempre empieza, y con vida acabó, que siempre acaba. Engañóse la muerte en su pureza, que, como en frutos de virtud llegaba a llenar cuanta edad v i v i r podía, pensó el morir que a larga edad tocaba. T ú volvieras en llanto la alegría, ¡oh Antandra!, si del cielo la distancia no usurpase la luz que nos envía. T u pérdida consagra a su ganancia, y si en todo el c o m ú n ejemplo obliga, verás que la mayor vida es infancia. Pasa de agosto la madura espiga, que sol del prado en mies dorada enciende la misma sed villana que mitiga. E l árbol, que la fruta brota y pende, verde víbora muere de su fruto, cuyo peso sus ramas postra e hiende. Tal vez se viste de dorado luto la arena, a quien corriente regalada aseguraba sitio nunca enjuto. A la torre de nubes coronada amenaza la yedra, y desanima del rayo la alta cólera sagrada. La noche al día l i d eterna intima. Nace por suerte, muere por oficio el tiempo, que es de sí callada lima. Y no es consigo el tiempo más propicio; que cual Saturno sus entrañas pace y es de sí mismo eterno sacrificio. A l agua, que en el mar profunda yace y por caduca al centro se jubila, penetra un torbellino y la deshace.
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v. 111 Cfr. 86; 812: «el tiempo, vana l i m a de m i historia». vv. 113-14 Saturno: dios r o m a n o identificado c o n el griego C r o n o s , c o n s i d e rado en é p o c a clásica c o m o p e r s o n i f i c a c i ó n d e l t i e m p o . C o m o sus padres ( U r a n o , el C i e l o , y G e a , la Tierra) le h a b í a n p r e d i c h o que sería destronado p o r u n o de sus hijos, Saturno devoraba a los vástagos que tenía de su hermana R e a .
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A l mismo viento el viento le aniquila. Su muerte es paz, en la discordia vive; sepulta su furor calma tranquila. N i porque en ejes de diamante estribe el cielo, las estrellas, sol y luna, hay vida allá, que con la muerte prive. A u n en los cielos es durar fortuna. E l templo, donde lo inmortal contemplo, no dejará memoria o piedra alguna. ¿Adonde huimos, si padece el templo? Y todo en la c o m ú n tirana gime que no deja vivir, ni aun el ejemplo. Los huesos, que en el pórfido sublime reposan, guerra o sulco los disuelve, que aun de morir lo muerto no se exime. D e toda vida, en fin, que el mundo envuelve, la de los hombres menos se asegura; un viento, un sol, un gusto la resuelve. Y no es la admiración ver que procura su fin, siendo tan frágil, mas que siendo tan sujeta a accidentes, algo dura. ¡ O h vida humana, rayo sin estruendo! Sobra la enfermedad que la desata; mortal enfermedad sintió naciendo. ¡ O h tú!, que estás donde el vivir no mata, donde no es ciego amor y ve sin ojos, y se entiende el querer y no se trata; venciste, y se quedaron tus despojos al mundo, porque en él vence quien huye; pues quien le asiste se vincula a enojos. Gerarda, el cielo a sí te restituye,
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v. 127 Cfr. 24; 4: « ¿ A d o n d e h u y o , si padece el t e m p l o ? » . I m á g e n e s c o n s t r u i das acerca d e l T e m p l o abundan en la obra de B o c á n g e l ; v é a n s e , p o r e j e m p l o , el T e m p l o dedicado a V e n u s en la Fábula de Leandro y Hero, el T e m p l o de D i a n a y e l T e m p l o de la M e m o r i a en el Retrato Panegírico, y ,
finalmente,
el Templo cristiano,
obra alegórica de 1645. v. 130 pórfido: véase 87; 10. vv. 136-38 Cfr. 86; 7 0 3 - 0 4 : « t i e n e de edad no m á s de l o que m i e n t e , / pues m i e n t e lo que dura u n a c c i d e n t e » .
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de quien salió tu ser alto y perfeto, que ahora en claustros de zafir se incluye. Pisa nuestra inquietud en trono quieto, y a tus pies el temor y la esperanza; goza aquel puro, y no apurado, objeto, que quien le goza más jamás le alcanza.
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v v . 151-52 C i e r t o eco lejano de Garcilaso: « D i v i n a Elisa, pues agora el cielo / c o n inmortales pies pisas y m i d e s » (Égloga I, v v . 394-95).
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131 Describiendo su estilo, y sus engaños con sus apasionados Epístola moral a Filis, dama de la corte* Filis, al ocio de esta siesta hablemos un rato en m i dolor y en tu desprecio, culpables ambos, porque son extremos. Niégate a esa ventana, que algún necio querrá acechar m i acuerdo en tu delito, y, para el que es censor, todo habla recio. Deja aquesa labor, que ya marchito tienes el pulso, y es cesar justicia, pues tus labores cunden infinito. Filis, en tu perverso trato indicia el mundo más engaños que en Medusa: a más monstruos diriges la codicia. Porque si aquélla, con fiereza infusa, los hombres en peñascos convertía, pasmando al orbe (que hoy en ti la excusa), en aquella impiedad, piedad había, pues al sentir quitaba el sentimiento, y un m á r m o l a un agravio prevenía. Pero tú, con designio más sangriento, al corazón, cual piedra endurecido, animas con halago fraudulento.
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Y cuando ves tu imperio obedecido, armada de tiránica locura, * Para otro p o e m a dedicado a la misma dama, véase n ú m . 103. v. 10 indicia: i n d i c i a r , v e n i r en c o n o c i m i e n t o de alguna cosa, p o r las señas o i n d i c i o s que se han visto. vv. 11-18 Medusa: una de las tres G o r g o n a s . M e d u s a era u n m o n s t r u o alado de garras afiladas, cuya espantosa cabeza t e n í a serpientes en lugar de cabello; pero, sobre todo, tenía una mirada penetrante que c o n v e r t í a a los hombres en piedra.
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cebas el filo aleve en el rendido. ¿Cuál libertad está de ti segura? ¿Cuál corazón en la mortal esfera feudo de amor no rinde a tu locura? N o tantas gentes militar bandera agrega al son real de caja de oro, a codiciosa l i d antes que a fiera, como tu industria, desde el indio al moro, a Venus alistó cualquier vasallo, haciendo tienda pública el decoro. Si te viera Sinón, yo juzgo y hallo que eligiera tu vientre el cauto griego por más capaz de cuerpos que el caballo. Mas con la sedición, codicia y fuego que en ti contemplo, el Paladión se olvida; con tus estragos fue, el de Troya, juego. E n el umbral primero de la vida, cuando se engolfa el barco de la cuna, en llanto de esta muerte repetida lloraste, no la universal fortuna, mas pidiendo llorabas, o el agravio de no saber pedir con seña alguna. Bocas fueron tus ojos, que al más sabio movieron, no perdiendo por confuso la interesada e r u d i c i ó n tu labio. Creciste, y luego Aragnes te dispuso a hilar; sacabas de una astilla hueca vellón, sirviendo de ganzúa el huso. Allí notabas que una rama seca
v. 34 Sinón:
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el espía que los griegos, al hacer su falsa retirada, dejaron en te-
r r i t o r i o troyano c o n la m i s i ó n de hacerles señales indicatorias de que el caballo de madera h a b í a sido i n t r o d u c i d o c o n su fatal carga en T r o y a . v. 38 Paladión:
estatua de Palas Atenea, de madera, cuya p o s e s i ó n aseguraba la
s a l v a c i ó n de T r o y a . P e r o generalmente en el Siglo de O r o , se llama así al caballo de T r o y a . v. 39 Refranes que utilizaban la d e s t r u c c i ó n de T r o y a c o m o moraleja p o d í a n haber dado pie a este verso; véase abajo 156; 28. vv. 49-50 Aragnes: A r a c n e , habilísima tejedora; véase 2; 590. v. 50 astilla : peine para tejer.
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rinde fruto, pulsada por el arte; que estos estudios te adquirió la rueca. Cantabas, no por diestra en esta parte, que el pájaro de Cumas, ni Caístro, contigo ni una cláusula reparte, sino por desnudar del más ministro la modestia con tonos desenvueltos, de tu lascivo amor primer registro. Si bailas, no m i r ó miembros tan sueltos en sus ninfas ribera gaditana, ni pasos hacia Venus tan resueltos. Hablan armadas de elocuencia vana
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v. 56 el pájaro de Cumas: la Sibila de C u m a s , la m á s c é l e b r e de las Sibilas l a t i nas. B o c á n g e l parece u t i l i z a r la referencia clásica en c o n s o n a n c i a c o n la idea de cantar; p o r eso, la llama el p á j a r o de C u m a s . S i n e m b a r g o , la referencia a q u í es bastante m á s c o m p l i c a d a : A p o l o , e n a m o r a d o
de la Sibila, le había
prometido
concederle lo que quisiera, y ella d e c i d i ó v i v i r tantos a ñ o s c o m o granos de arena p u d i e r a contener en su m a n o , o l v i d á n d o s e , sin embargo, de pedir la j u v e n t u d . E l dios, que la amaba, se la ofreció d e s p u é s a c a m b i o de su virginidad, pero la m u c h a cha no a c e p t ó ; en consecuencia, fue envejeciendo y c o n s u m i é n d o s e hasta que no q u e d ó de ella apenas nada (véase O v i d i o , Metamorfosis, X I V , 1 2 9 - 5 3 ) . P o d í a ser, entonces, que B o c á n g e l esté ofreciendo una moraleja a Filis, del tipo «Carpe como la que había ofrecido a Lisi en el p o e m a 7. Caístro:
diem»,
d i o s - r í o de L i d i a ( r e g i ó n
de d o n d e v e n í a A r a c n e s ) , famoso p o r los cisnes que v i v í a n en sus riberas; cfr. V i r g i l i o , Geórgicas, I, 383-84: «iam variae pelagi volucres et quae Asia circum / dulcibus in stagnis rimantur
prata Caystri»,
y Ovidio,
Metamorfosis,
II, 2 5 2 - 5 3 : «et, quae
Maeonias celebrarant carmine ripas, / flumineae volucres medio caluere
Caystro».
v v . 61-62 Las gaditanas t e n í a n fama de ser buenas y desinhibidas bailarinas, y así consta en varios poemas de M a r c i a l , J u v e n a l , P l i n i o y Estacio. Es probable que para este pasaje (vv. 61-72) B o c á n g e l tuviera en cuenta el siguiente epigrama de M a r c i a l (Epigramas,
VI, L X X I , 1-6), en especial p o r la referencia a las c a s t a ñ u e l a s
c o n que a c o m p a ñ a b a n el baile («Baetica
crusmata»):
Edere lascivos ad Baetica crusmata gestus et Gaditanis ludere docta modis, tendere quae tremulum Pelian Hecubaeque maritum posset ad Hectoreos sollicitare rogos, urit et excruciat dominum Telethusa priorem. vendidit ancillam, nunc redimit dominam. T a m b i é n de M a r c i a l (Epigramas,
V, L X X V I I I , v v . 26-28):
nec de Gadibus inprobis puellae vibrabunt sine fine prurientes lascivos docili tremore lumbos Sobre las puellae gaditanae, véase H i t c h c o c k , 1991, pp. 103-16.
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
las manos, gime el é b a n o , y, herido el aire, en diestros círculos devana. E l paso, de sí mismo interrumpido, tropieza con descuido procurado y esconde en el desmán lo socorrido. Despiertan nuestros ojos al cuidado, y al que no puede amor prende el deseo, sólo a bastardo incendio dedicado. E n fin, el noble y el plebeyo empleo tiran en la coyunda de su vicio el carro de tu loco devaneo. Luego, con útilísimo artificio este rendido n ú m e r o gobiernas, desnudando al intento del indicio. A l humilde le das lisonjas tiernas, y engañas con platónica alabanza, aplaudiendo sus ansias por eternas. Y al que cansa por larga la esperanza, y se introduce audaz a los favores, con destemplada voz le das templanza. Y no tanto te extrañas, porque ignores la condición del vicio ejecutivo, que como el áspid se desmiente en flores, como por conservar exento y vivo el fuero libre del tirano gusto, y que un lance no estorbe al sucesivo. Pero lo que en tu imperio más injusto se ofrece, no es que engañes con el trato (que hay lazo en tu asechanza más robusto);
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v. 65 el ébano: a q u í quiere d e c i r c a s t a ñ u e l a s , p o r ser éstas hechas de é b a n o o p o r su c o l o r negro. v. 66 devana: devanar, liar hilo en o v i l l o , y de allí dar vueltas o subir y bajar. v v . 7 3 - 7 5 I m a g e n tomada d e l « t r i u n f o r o m a n o » , d o n d e los cautivos tiraban del carro del general triunfador. v. 84 R e c u e r d a en algo el p r o p i o soneto p r ó l o g o de las Rimas y prosas, donde B o c á n g e l d e c í a que escribía c o n « d e s t e m p l a d a avena» y que «la templanza aborrecía» (3; 1-4). v. 87 A l u s i ó n al famoso adagio virgiliano «Latet varias ocasiones p o r B o c á n g e l .
anguis in herba», u t i l i z a d o en
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de tu talle, tu rostro, y de tu ornato, por la ofensa del pueblo, me querello, donde el mentir ostentas más ingrato. E l cabello, ya cano, si antes bello, denegrido las tintas obedece, y escondes el cabello en el cabello. C o l o r el rostro, sin color, ofrece; no hay allí candidez, aunque hay blancura, y en la cara la cara no parece. Pues no es más verdadera, no, la altura que finge el corcho, pues si de él te apeas, de ti será lo menos tu estatura. Si quieres ver tu talle, no le veas en ti, que aquella bien colchada cota miente mucho, sino cuanto deseas. Ese monte de faldas que se nota, falsa nave de Holanda cuando el viento sus velas hincha y su soberbia azota, es de tu vanidad hueco argumento, en cuyo hilado laberinto ignora, preso, su libertad, D é d a l o , el viento. Pues si por esto se suspira y llora que es tu presencia y no eres tú, debieras desmentir al que finge que te adora. ¡ O h idólatra de ti!, que en vano esperas ser por mérito tuyo tan sublime como en nuestra lisonja te ponderas. C ó b r a t e un rato y la altivez reprime;
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v. 98 denegrido: ennegrecido. v. 104 corcho: se utilizaba el c o r c h o c o m o t a c ó n de los zapatos para aumentar la altura. V é a s e chapín: « C a l z a d o p r o p i o de mujeres sobrepuesto al zapato, para l e vantar el cuerpo del suelo: y p o r esto el asiento es de c o r c h o , de cuatro dedos, o más alto»
(Autoridades).
v. 107 colchada cota: es decir, su ropa v o l u m i n o s a . v. 110 falsa nave de Holanda: B o c á n g e l e m p l e a los dos sentidos de H o l a n d a : una tela m u y fina y apreciada, y el n o m b r e d e l país d o n d e se fabricaba. H a y que tener en cuenta t a m b i é n que en la d é c a d a de 1630 las naves holandesas fueron u n tormento constante para la armada española. v v . 113-14 D é d a l o c o n s t r u y ó el famoso laberinto para el rey M i n o s de C r e t a , donde se encerraba el m i n o t a u r o .
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
anticipa con seso la venganza del tiempo, que prevista se redime. N o confiado las velas abalanza el piloto, por ver el viento amigo; sabe que arman lisonjas la bonanza. Y no en preceptos rígidos te obligo a vivir sin vivir, porque el consejo se malquista en las señas de enemigo. Condeno tus abusos y te dejo libertad en usar de tu belleza, como ni pase a escándalo el despejo, ni el arte aspire a ser naturaleza.
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132 Elegía en la muerte de Lope Fénix de Vega C a r p i ó , insigne poeta* Si, reducido a n ú m e r o s , el llanto imitase del canto la a r m o n í a (ya que faltó quien inspiraba el canto), pudiera con amarga melodía hacer que el labio no clamase rudo y que m i voz no pareciese mía. N o ocultará el dolor su causa; pudo atar las voces, que, a pesar del labio, callado vivirá pero no mudo. Grande es morir, mas natural agravio, de cuya injuria pálida se lava — v í n c u l o eterno de memoria— el sabio. Postumo de su fama, no le agrava morir; la parte, sí, mortal le deja, pues no puede morir lo que no acaba. B i e n que, si nace del dolor la queja, la parte que p e r d i ó juzga perdida, porque con los sentidos se aconseja. M u r i ó , Félix, lo menos de tu vida. E n mucha fama escondes poca muerte;
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* L o p e F é l i x de V e g a C a r p i ó m u r i ó el 27 de agosto de 1635. O r i g i n a l m e n t e B o c á n g e l compuso esta elegía para la Fama posthuma Frey Lope Félix de Vega Carpió...
a la vida y muerte del Doctor
Escritos por los mas esclarecidos ingenios, M a d r i d ,
1636, fols. 47r-48r, a n t o l o g í a reunida p o r J u a n P é r e z de M o n t a l b á n , fiel d i s c í p u l o de L o p e .
O b s é r v e s e c ó m o B o c á n g e l j u e g a c o n el n o m b r e del insigne poeta:
Félix/Fénix. v v . 10-15 D e n u e v o , encontramos sentimientos estoicos c o m o los ya u t i l i z a dos en los poemas 26, 30, 130 y la Prosa segunda ( n ú m e r o 70), en especial el elogio al sabio. v. 20 Frase t í p i c a m e n t e g o n g o r i n a .
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escondióse la muerte en la hüida: flecha del Parto fue, cobarde y fuerte, que con la fuga la victoria infama, y su acción hace equívoca su suerte. A u n los alientos te h e r e d ó tu fama; no atrevo a tus cenizas la mentira (bien que ilustre) del hijo de su llama. H o y nueva eternidad a nueva lira otorga el cielo; que si bien dispone, que muera cuanto a n ú m e r o s respira. H o y hace que tus números corone la misma eternidad, y a ú n ella espera vestirse de lo mismo a que se opone. T u voz a la del cisne se prefiera, pues bien que te imitaba cuando yace, jamás tu dulce voz será postrera. C o m o al partir del sol la sombra nace, monstruo de hielo y sombra fabricado, que en los campos del cielo estrellas pace, estrellas que del sol fueron cuidado, por que cuando le apague el mar profundo quede su imperio en ellas reservado, sucediendo la luna, sol segundo, eco de luz que del futuro Oriente nuevas derrama a la mitad del mundo, así, después de tu valor luciente, por los redondos ámbitos del cielo, después que entre los astros se consiente,
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v. 22 flecha del Parto: los partos, m i e m b r o s de u n i m p e r i o p o d e r o s o fundado p o r Arsaces, se d i s t i n g u í a n en el manejo d e l arco y de las saetas, sobre t o d o en el arte, que p e r f e c c i o n a r o n , de disparar mientras h u í a n d e l e n e m i g o ; véase L u c a n o , Bellum civile, L i b r o I, v. 230: «et missa Parthi post terga sagitta». vv. 34-36 Para el canto del cisne, véase 117; 2-4. v. 37 V é a s e G a r c i l a s o : « C o m o al partir d e l sol la s o m b r a c r e c e » (Égloga I, v. 310). v. 39 V é a s e G ó n g o r a : «en campos de zafiro pace estrellas» (Soledad Primera, v . 6). C o n las dos citas de G a r c i l a s o y G ó n g o r a , es p o s i b l e que B o c á n g e l quisiera r e n d i r homenaje a L o p e a s o c i á n d o l e c o n los dos poetas e s p a ñ o l e s a quienes él consideraba ya ser c l á s i c o s . P o r tanto,
el verso 38 p o d í a ser u n a referencia al
m i s m o L o p e , al recordar la frase c é l e b r e de que era u n « m o n s t r u o de la naturaleza».
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paró, alcanzada de su mismo vuelo, aquella pluma que, en haber nacido, sólo se confesó mortal al suelo. D e tus obras quedaste sucedido, Lope, que, como claros luminares, lucen contra la noche del olvido. N o pierden el honor de singulares por muchas, ni de nobles porque influyen entre nobles aplausos los vulgares. Q u e las glorias del sol no disminuyen, ni engríen las cabañas que corona, ni las doradas torres más le incluyen. Conozco que la envidia no perdona a los mismos prodigios que sublima Pitón que tú venciste en Helicona; y tus proezas cómicas lastima, haciéndolas origen de los daños que causa la calumnia de su lima. Pues diste tanta luz a los engaños, con antorcha moral, de los mortales que ya sobra la escuela de los años. Culpa son de contrarios naturales; califícalo el sol si reverbera igual sobre materias desiguales. Rebelde el barro, líquida la cera, él se obstina al favor que ella agradece, y un beneficio en ambos persevera. Así inculpable, pura así florece al ejemplo y al fruto aquella Vega
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v. 63 Pitón: la serpiente P i t ó n , grande c o m o u n m o n t e , custodiaba la a n t i q u í sima gruta oracular de G e a en Delfos hasta que A p o l o le dio muerte para instalarse a su vez en ella.
Helicona: H e l i c ó n , m o n t e
de G r e c i a consagrado a las M u s a s .
B o c á n g e l c o m p a r a a L o p e c o n A p o l o , v e n c e d o r de la serpiente P i t ó n y a la vez dios de las Bellas Artes y presidente d e l c o r o de las M u s a s . A s í , la P i t ó n de L o p e s e r í a n sus m u c h o s enemigos literarios, a quienes d e r r o t ó el poeta en H e l i c o n a , es decir mediante su musa o p o e s í a . v. 77
Vega: j u e g o de palabras entre el a p e l l i d o de L o p e y una huerta
fértil;
c o m p a r a c i ó n m u y utilizada en la é p o c a , tanto p o r los admiradores de L o p e c o m o p o r sus detractores.
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que opuesta siempre a los abusos crece. A q u í la suspensión el paso niega, y la vista, engolfada en llanto p í o , 80 no hallando objeto de quietud se anega. M i r a el laurel que, en sus cenizas frío, estrenó la primer ira del rayo (que no hay contra los años señorío). Donde no el ruiseñor, volante mayo, 85 la siniestra corneja infama el viento, plumada trompa del c o m ú n desmayo. Y a , si no es el dolor, todo es acento, y aun el dolor por boca de la herida quisiera hablar, mas es la v o z aliento. 90 La gran cítara yace suspendida de su silencio; con aullido ronco la pulsa el viento, y a ú n derrama vida. N o es la de Orfeo que, al desdén de un tronco, yace en fragmentos, a sufrir la huella 95 del tosco vulgo, del arado bronco. Q u e a los fastos de España firme estrella ilustrará la cumbre del Parnaso, Norte a cuantos presumen merecella. T ú , que a la eternidad abriste paso, 100 y el negarte al comercio de los ojos el atónito mundo llama ocaso, vive exento de lágrimas y enojos, v. 85 Cfr. 9 6 ; 1: « A b r i l v o l a n t e , v i v a p r i m a v e r a » , t a m b i é n r e f i r i é n d o s e a u n ruiseñor. v. 91 citara: i n s t r u m e n t o m ú s i c o de cuerdas, c o n f r e c u e n c i a s i n ó n i m o de la lira y, de a h í , de la p o e s í a . v. 94 la [cítara] de Orfeo: O r f e o era el m á s famoso m ú s i c o y poeta de la a n t i g ü e d a d ; tocaba la l i r a , regalo de A p o l o , y fue e l i n v e n t o r de la c í t a r a
o, p o r l o
m e n o s , el que a ñ a d i ó , en h o n o r a las M u s a s , dos cuerdas m á s a las siete ya e x i s tentes. Parece referirse a q u í t a m b i é n al m i t o de A p o l o y D a f n e , que se c o n v i r t i ó en laurel para escapar de ser violada p o r a q u é l , de ahí que ella representa el «desdén de u n t r o n c o » . v. 96 bronco: á s p e r o , tosco. v. 97 fastos: véase 87; 150. v. 98 Parnaso: m o n t e de G r e c i a , consagrado a A p o l o y a las Musas, v. 99 L a estrella polar o del N o r t e , que guiaba a los marineros.
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en tanto que el dolor alivio adquiere al ruido de tus métricos despojos. T u nombre sonará donde corriere la rueda que Pitágoras escucha, cuyo ruido a tu canto se refiere. Allí verás que toda nunca es mucha contra el vivir del tiempo la alta guerra, donde siempre se vence y no se lucha. Séate, pues, p i r á m i d e la tierra, pues tu fama la erige ya tan alta que en su confín tu extremidad encierra. Goza, pues, de tu lira, que se esmalta con nervios de oro a sacro A p o l o asida; pues para darte vida que no falta, faltó la menor parte de tu vida.
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v. 107 A l ú d e s e a la m ú s i c a de las esferas («la r u e d a » ) , p r o d u c i d a , s e g ú n la tradic i ó n , p o r el m o v i m i e n t o a través de los cielos de cada planeta. P i t á g o r a s fue q u i e n s i s t e m a t i z ó y p r o p a g ó estas teorías, d á n d o l e s una base m a t e m á t i c a ; véase 69 n . 3. v. 109 T i e n e cierto parecido c o n la Oda X «A F e l i p e R u i z » de Fray L u i s de L e ó n , y la s u c e s i ó n de estrofas que empiezan « V e r é . . . » . v v . 1 0 9 - 1 0 E n t i é n d a s e : « q u e toda la alta guerra d e l t i e m p o n u n c a es m u c h a contra el vivir».
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133 Carta escrita a un señor retirado, ilustre por todos méritos, de quien es muy confidente el autor* Si en el tumulto cortesano donde v i v o , claro Marqués, tan sepultado que lo más de la vida se me esconde, puede m i ingenio, de m i amor dictado, hablar y discurrir con un ausente, de m í distante pero no apartado. Pues en m i afecto os miro tan presente, y la memoria así su objeto habita, que el bulto sólo la atención me miente. Aunque sé que en los ocios se ejercita vuestro valor, discurro que le atienden contrarios m i l , cuya victoria evita, y, por diversos entre sí, os ofenden con violencia mayor que por cuidados, y unos, como en cadena, de otros penden. D e l cielo algunos nacen derivados, de cuya oculta dirección y juicio son ministros los días y los hados, y, aunque hagáis de vos mismo sacrificio, no romperéis el sello a estos secretos, que secretos de Dios niegan indicios. H a y también otro género de efetos, de sus segundas causas dependientes, neutrales y al humano obrar sujetos.
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* E l m a r q u é s a q u i e n se dirige B o c á n g e l en esta carta en verso parece ser, c o m o él, m i e m b r o de la c á m a r a d e l C a r d e n a l Infante, y m u y p o s i b l e m e n t e su tutor (véanse los v v . 7 9 - 8 4 ) . Q u i z á se trate del m a r q u é s de Tarifa, t a m b i é n elogiado p o r Salcedo C o r o n e l , en su libro Cristales de Helicona, f o l . 44r: « A v i e n d o s e retirado a C a s e r í a el M a r q u e s de Tarifa».
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D e éstos somos autores evidentes, porque del bien o mal obrar se siguen los fines a su origen respondientes. Los que esta diferencia no consiguen (amor o miedo su discurso aleja), con ciegos votos en su error prosiguen. Los efectos que el cielo oculto deja pender de sí por un abuso ciego, les defraudamos el aplauso en queja. Aquél que en su interior desasosiego es cómplice o gustoso o engañado, apliqúese la enmienda, calle al ruego; pero aquel que obedece en su cuidado decreto superior, causa primera, frecuente el ruego y no corrija el hado. A l sabio nunca la violencia altera; antes en ella ejerce la prudencia, y la causa del mal en él pondera. Si en esa, pues, solicitada ausencia imaginar en la fortuna os halla no flaca, atormentada la paciencia; y si el talento la defensa os calla, cuando esconderse en la opresión procura, mayor victoria en la interior se halla. Y no en la soledad juzguéis segura de este enemigo dulce la victoria, si en sus ideas la memoria dura. Q u e al continuo vencer se da esta gloria, dándole al desengaño mayor mano, que esgrime contra el alma la memoria. N o sin misterio Alcides el tebano (guerrera paz de los mortales) pudo
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v. 55 Alcides el tebano: H é r c u l e s o Heracles, el m á s famoso de los h é r o e s h e l é nicos, que n a c i ó en Tebas. E n los siguientes versos (55-66) se describe e l segundo de los doce trabajos impuestos a H é r c u l e s p o r el o r á c u l o de Delfos, que fue matar la H i d r a de L e r n a . Puesto que la H i d r a p o d r í a r e p r o d u c i r nuevas cabezas apenas eran cortadas las viejas, se dice que, mientras H é r c u l e s cortaba las cabezas, su s o b r i n o Y o l a o i m p e d í a que se reprodujeran q u e m a n d o c o n tizones ardientes las heridas del animal.
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extinguir de la Hidra el cuello insano. N o vencedor valiente ni membrudo, pues siempre que troncaba una cabeza, de siete el cuello se vistió desnudo. D i v i n a p o s e y ó naturaleza, según moralizó la edad antigua, y en su virtud o b r ó la gran proeza. Pues con celeste fuego se averigua que dio un cauterio al monstruo ensangrentado, como O v i d i o pondera y atestigua. Así, Fabio, de fuego sacro armado, la gran hidra venced del pensamiento, o estribe en lo quejoso o en lo amado. Pues de violento acaba lo violento, y aunque intentéis a la distancia asiros, no hará pausa en la ausencia el sentimiento. N o cura con ausencias ni suspiros el ciervo la saeta atravesada, arando el bosque a lágrimas y giros. E l m é r i t o es quietud, sólo fundada. Vuestros servicios, ya de fructuosos, de la oliva pender pueden la espada. Los años de Fernando prodigiosos, hoy en bélicas glorias desatados, honran preceptos vuestros religiosos. Sus aciertos en vos fueron cuidados, y vuestra protección en beneficios el n ú m e r o volvió de sus criados. O m i t o vuestra hacienda, que aun indicios de ella apenas perdonan lucimientos, calmados hoy, si bien ayer propicios. Sólo digo que en estos fundamentos pudo fundar pirámides la suerte,
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v. 66 O v i d i o narra el m i t o de H é r c u l e s y la H i d r a en Metamorfosis, I X . vv. 73-75 Cfr. 8; 5-6: «y c o m o el c i e r v o , que la flecha siente, / huye en vano de sí la n o c h e y día», imagen a su vez tomada de Petrarca, Canzoniere, C C I X : «E qual cervo ferito d i saetta / c o l ferro avelenato dentr'al flanco / fugge». v. 78 Es decir, dejar la guerra y seguir los caminos de la paz. v. 80 E n estas fechas Fernando guerreaba en Flandes.
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a colocar vuestro descanso atentos. Pero de la quietud el sabio advierte que está tan lejos, quien la dicha adora, como el triste de quien huye la muerte. Y porque de cerrar la carta es hora, con un ejemplo os mostraré evidente cuanto el mortal, lo que es quietud, ignora. Cuenta la antigüedad que hubo una gente tan crédula y sencilla que juzgaba que el de lugar más alto y eminente, más p r ó x i m o a la luna, granjeaba mayor felicidad, y el más vecino al cielo la asistía y la trataba. A un monte, pues, de altura peregrino subir los hizo el loco barbarismo, cansándose en el crédulo camino. Y viéndose en la cumbre y que lo mismo distaba el cielo que en el sitio bajo, desengaño les dio su engaño mismo. D e su inútil fatiga y su trabajo consiguieron saber que el alto puesto no es para sosegar medio ni atajo, sino tener a la fortuna opuesto el corazón no sólo, mas el labio, y firmes tolerar su vario gesto. Vos, árbitro de vos, prudente y sabio, mirad si en la república de adentro os hace lo sensible algún agravio, agravio en orden a buscar el centro de fundada quietud que mira al cielo, no resistida de sensible encuentro. Y gozaréis, feliz en grato suelo, del nombre y de la fama que os han dado la virtud, la nobleza y el desvelo, inmoble a la fortuna y sordo al hado.
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134 Elegía a don García Salcedo C o r o n e l , Caballerizo de su Alteza, el Serenísimo Cardenal Infante* Aunque perdida tuve la esperanza de explicar m i dolor, pues le sentía, si bien le explica, tal desconfianza, me dijo amor, ¡oh ilustre don García!, (veréislo en mis afectos desiguales), que yo escribiese y él me dictaría. Vos, que inmortal vivís entre mortales, en cuya boca inundan de Hipocrene los números que infunden sus cristales, atended discursivo porque suene m i canto a vuestro canto prohijado cuanto al asunto del dolor conviene. A l son agreste del grosero arado canta el rudo zagal, y con la reja describe sus afectos en el prado. Quéjase el caminante, y con la queja piensa alejar la pena que le oprime, siendo la voz no más la que se aleja. Gime el lánguido enfermo, y, mientras gime,
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* C o m o los sonetos 110 y 111, t r á t a s e de u n i n t e r c a m b i o de poemas entre estos dos amigos, c o m p a ñ e r o s en la casa del C a r d e n a l Infante;
p o r esta
razón,
hemos i n c l u i d o los de Salcedo C o r o n e l , p o r q u e forman pareja c o n los poemas de B o c á n g e l . Esta Elegía fue publicada p o r primera vez en G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , Rimas, M a d r i d , 1627, fols. 8 3 v - 8 7 v . v. 8 Hipocrene: la fuente H i p o c r e n e n a c i ó
cuando
Pegaso,
el caballo alado,
g o l p e ó c o n su casco el monte H e l i c ó n . B o c á n g e l parece aludir en estos versos (7¬ 9) al l i b r o de p o e s í a que Salcedo C o r o n e l p u b l i c ó en 1650 c o n el t í t u l o de Cristales de Helicona, pero de cuya existencia él, p o r lo menos, sabía en 1637. v. 11 prohijado: adoptado, recibido c o m o h i j o . vv. 19-21 C i e r t o parecido c o n el p r i m e r cuarteto del p o e m a 8.
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engaña su dolor y a sí se engaña; busca el agua que sueña, el aire esgrime. D o m a del mar i n d ó m i t o la saña, cantando el bogavante al son del remo; respóndele la mar menos huraña. Y mientras ya sumiso, ya supremo, rige el abeto en áspero ejercicio, divulga al aire su afligido extremo. Calle del ave no el amante indicio, el libre sí, cuando la voz dilata, que no siente quien canta por oficio. M u e v e los cielos consonancia grata, y envuelve la fatiga en lo sonoro, con que el siglo en el siglo se desata. Y o sólo triste callo por decoro, desde que el sol se muestra en oro vivo hasta que esconde su cadáver de oro. Mas en n ú m e r o ahora discursivo quiero que me debáis contar la pena, que agravio si con n ú m e r o s la escribo. Y no porque a callarla me condena, su causa con mis voces se profana, ni aquí se explica; solamente suena. V i (nunca viera) de cristal y grana ninfa gentil, o vida de la muerte, estrago que la muerte no le sana. Q u e d é a su vista, no de ajena suerte, que el tímido zagal, cuando vecino, el rayo escucha y el vestigio advierte. O como, cuando errante peregrino,
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vv. 22-30 Cfr. el p o e m a 108, que habla del canto de u n forzado, «pues tu c l a r í n es sucesor d e l r e m o » (v. 10). v. 23 bogavante: «El p r i m e r remero de cada banco de los de la galera» (Autoridades). v v . 4 3 - 4 4 R e c u e r d a n los siguientes versos: « H u y e p o r minas de cristal y grana» (11; 1), « D e la ninfa g e n t i l b a ñ a n el cuello» (2; 97), e «ídolo sordo de cristal y grana» (2; 413). vv. 49-51 Cfr. Fábula de Leandro y hiero: « C o m o se queda en extranjero prado / robado y solo errante p e r e g r i n o » (2; 4 8 1 - 8 2 ) . E l símil recuerda, p o r supuesto, la
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en ignota región al aire ciego, le halló la tempestad, le h u y ó el camino. Piloto fui que en desastrado juego de agua voraz y viento vacilante pide a la muerte el último sosiego. Bebí el incendio de un vivaz semblante, dulce nido de amor, que hacer pudiera llama del bronce, polvo del diamante. N o en líquida obediencia al sol la cera así se ofrece, ni la llama pace metal, que en el incendio se macera, como m i pecho, que en cenizas yace, al rayo de aquel dios postró su brío, que infante rinde porque armado nace. Y a m i razón, sin propio señorío, ligada a la coyunda de los hados, tiraba el carro al vencedor i m p í o , y mis sentidos mudos y forzados, viendo rendido su infelice d u e ñ o , inclinaron los cuellos elevados. Volví, cual suele de funesto sueño el que renace en alma de un suspiro, a mirar el origen de m i e m p e ñ o , cuando a su lado, en p o n z o ñ o s o giro, espíritus miré que embarazaban del cielo azul el inmortal zafiro. Los celos eran que se alimentaban, por los espesos páramos del viento, de esperanzas que en él se malograban. Perdí la luz, la vida y el contento, y sin contento, luz, o humana vida
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d e s c r i p c i ó n del peregrino errante de la Soledad Primera y d e l soneto 80 ( « D e s c a m i nado, enfermo, p e r e g r i n o » ) de G ó n g o r a . Para Salcedo C o r o n e l , afamado c o m e n tarista de G ó n g o r a , todas estas resonancias serían m u y gratas. v v . 6 2 - 6 3 A l u d e a C u p i d o , dios d e l amor, representado c o m o u n n i ñ o alado que lleva flechas, c o n las que inflama los corazones. v v . 64-66 L a m i s m a imagen que se u t i l i z ó en 131; 7 3 - 7 5 . v v . 77-78 B e l l a variante del t ó p i c o b o c a n g e l i n o de que la esperanza reside en el viento.
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soy de mí mismo un vivo monumento. Alguna vez el alma enfurecida romper intenta el hábito y el nudo que la tiene a su esclavo sometida. Otra contempla que, si cuando pudo no se libró, podrá oponerse tarde, roto en m i l partes su sagrado escudo. Pruebo tal vez, como en difunto alarde, a dejarme llevar de m i tristeza, pues ya murió quien vive de cobarde. Y , como de un dolor otro se empieza, m i firmeza este alivio me limita, porque morir amando no es firmeza. P r o p ó n e m e la ausencia, y facilita su antídoto engañoso si el deseo en bultos vanos el amado imita. Viene tal vez el desengaño, y creo que me viene a curar médico aleve; y, en hábito de juez, fingido reo mata al que incauto sus licores bebe. Juzga el proceso de un amor errado, y a ejecutar el juicio no se atreve. E n este laberinto sepultado levanto el rostro, ilustre don García, a que me déis el hilo deseado. Porque si vuelvo a la ciudad del día, viviremos la vida de la fama donde se oyere la zampoña mía. Y bien que vuestro nombre se derrama desde tanto ascendiente victorioso, hoy repetido en vuestra culta llama, no menos vencedor y glorioso
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v. 81 V e r s o que b i e n resume la v i s i ó n a r q u i t e c t ó n i c a de B o c á n g e l tanto de sí c o m o del m u n d o . v v . 1 0 3 - 5 A l u d e al l a b e r i n t o de C r e t a , fabricada p o r D é d a l o , y al h i l o que A r i a d n a dio a Teseo cuando éste fue a C r e t a para dar muerte al M i n o t a u r o . Gracias al h i l o , Teseo p u d o encontrar la salida del laberinto. v. 108 zampoña:
instrumento r ú s t i c o pastoril a m o d o de flauta; l l e g ó a ser s i -
n ó n i m o de la c o m p o s i c i ó n pastoril.
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quedar podréis en m i amorosa empresa que en el sudor de Marte generoso. Oeta por Alcides lo confiesa, de quien el mundo ya fue presa poca, y él, del amor, después humilde presa. Entre tanto que súplice os invoca quien procura sanar, no leve hazaña en la dolencia de pasión tan loca; en tanto que ni fuerza, auxilio, o m a ñ a templar consiguen m i amoroso exceso, deba yo a vuestra lira, honor de España, ociosa libertad y libre seso.
v v . 115-17 D e y a n i r a , mujer de H é r c u l e s ( A l c i d e s ) , t e m i e n d o p o r él, le m a n d ó una t ú n i c a i m p r e g n a d a c o n el supuesto
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ser repudiada
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diera el centauro N e s o . Pero la sangre del centauro estaba mezclada c o n el veneno de la H i d r a de Lerna, y tan p r o n t o c o m o H é r c u l e s se puso el ropaje, s i n t i ó que su p i e l se abrasaba. A l no p o d e r quitarse la t ú n i c a sin arrancar pedazos de su p r o p i a carne, H é r c u l e s s u b i ó al m o n t e E t a y m u r i ó en la gran pira que m a n d ó c o n s t r u i r allí. v. 118 súplice: suplicante; cultismo extremado.
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135 Respuesta de don García Salcedo Coronel, Caballerizo de su A l t e z a * Cuando obediente quiero aconsejaros, erudito Gabriel, la pluma mía duda cobarde si podrá obligaros. Porque en su ciego error aquél confia que, agradecido al propio sentimiento, de lo mismo que ruega se desvía. Lisonjear pretende su tormento en la engañosa voz quien pide, amando, remedios que no debe al escarmiento. Vencer procura solamente, cuando, en ajenas desdichas instruido, no va su deshonor multiplicando. O e n g a ñ a d o seáis o persuadido de más prudente celo; m i obediencia vuestro impulso jamás ha resistido. Escuchad en la voz de m i experiencia cuanto, a pesar de la razón segura, h u y ó precipitada adolescencia. Lloré m i edad en sujeción oscura, de mis locos deseos entregado al imperio crüel de una hermosura. Creció el n ú m e r o ciego m i cuidado; aún hoy confiesan trágicos despojos el duro efecto de m i error pasado. Y a libre de tan bárbaros enojos, distinguir puedo esclarecidamente más puros rayos con despiertos ojos.
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* Se p u b l i c ó p r i m e r a m e n t e en Salcedo C o r o n e l , Runas, M a d r i d , 1627, fols. 88r-92r.
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T e m o el peligro que adoré imprudente, y del antiguo daño la memoria extinguir solicito diligente. Así consigo la mayor victoria, que no alcanza renombre soberano quien se destruye en la adquirida gloria. ¡ O h aquel prudente que, con diestra mano, la vez primera dibujó estudioso n i ñ o y con alas al amor tirano!; m i r ó , sin duda en el afán ocioso, al miserable amante embebecido entregarse al olvido licencioso, y, careciendo de mortal sentido, sulcar el aire con incierto vuelo, de tantos vanamente repetido. N o menos docto acreditó el desvelo, cuando de flechas nos propuso armada la invicta mano, que adoró el recelo. Porque la ejecución acelerada de su ardiente rigor antes la llora que la previene el alma descuidada. ¡ O h veneno infeliz!, en quien te ignora la fuerza expende; no en el pecho m í o , que tu violencia conoció traidora. Vencer tu bruta actividad confío que perturbar no puedes m i sosiego cuando libre ejercito m i albedrío. Vos, don Gabriel, si del amante fuego templar solicitáis vanos ardores, que producen mortal desasosiego, prevenid, recatado en los temores, vuestra mayor seguridad, negando al peligro c o m ú n tantos honores. D e floreciente edad en ocio blando
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v. 36 A l u d e a C u p i d o . v v . 4 0 - 4 2 Parece a l u d i r al m i t o de ¡ c a r o , hijo de D é d a l o . Para escapar de C r e t a , Icaro y D é d a l o fabricaron unas alas de cera, pero Icaro o l v i d ó los consejos de su padre y v o l ó demasiado alto, c o n lo cual el sol d e r r i t i ó las alas e Icaro p e r e c i ó ahogado al caer al mar.
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se engendra amor, y en próspera fortuna crece atrevido su poder infando. R e n d i d o yace sin firmeza alguna, cuando la suerte menos favorable oprime sus rigores importuna, o cuando la virtud infatigable, con generosa ocupación, prefiere atento afán a ociosidad culpable. Lograd la vida donde torpe muere el ciego error, que no aborrece el daño quien el remedio a su dolor difiere. Vuestro sea m i noble desengaño, si no oscurecen su esplendor divino gratos horrores de un sabroso engaño. Vos, por quien altamente determino el sagrado furor del dios luciente, en modulante acento peregrino, durad futuros siglos elocuente; no eternicéis vuestra infeliz memoria con propio olvido miserablemente. Fácil se adquiere contra amor la gloria del vencimiento en su primero brío, pero después difícil la victoria. H ü i d prudente su rigor i m p í o , antes que duramente dilatado esfuerce vuestro ciego desvarío. ¿Cuál á n i m o en sus yerros obstinado no admite la verdad del escarmiento, en tantas desventuras fabricado? M i r a d del fuerte Alcides el violento dolor que pudo en el sublime Oeta
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v. 63 infando: « I n f a m e , i l í c i t o , y que n o es d i g n o de que se hable de e l l o . Es v o z Latina Infandus»
(Autoridades). L a emplea H e r r e r a , 1580, p. 670, en su anota-
c i ó n a la Égloga III de Garcilaso, cuando describe el amor que sentía M i r r a hacia su padre C í n i r a s : «sugeta al infando apetito, que la i m p e l i ó a amar a su p a d r e » . N o es palabra utilizada p o r G ó n g o r a . v. 77 el dios luciente: A p o l o , el sol. vv. 9 1 - 9 3 Salcedo C o r o n e l se refiere a la muerte de H é r c u l e s en el monte E t a que B o c á n g e l había descrito en el p o e m a anterior (134; 115-17).
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facilitar el último tormento; o en torpes aras la razón sujeta, profanar con ajeno sacrificio el sabio rey su religión perfeta. Conduce a lastimoso precipicio amor que lisonjea cauteloso: menos seguro cuanto más propicio. ¿Quién ignora el efecto doloroso de su injusto poder? ¿ Q u é providencia no malogró su impulso riguroso? E n propia sangre con mortal violencia m a n c h ó cruel la vengativa mano quien aprendió su inexorable ciencia. Dígalo en Coicos el ardor insano que brutalmente suspendió el castigo con las reliquias del infausto hermano, o, en las segundas bodas enemigo, el esposo infeliz, llorando triste la alta rüina de que fue testigo. Y si en la ajena adversidad resiste seguro aviso el corazón doliente, dígalo el riesgo en que penando asiste. Que no podrá el destino, aunque inclemente, oscurecer vuestro discurso tanto que apruebe el mal en sujeción ardiente. ¡Oh m i l veces feliz!, si al dulce encanto defensa prevenís incontrastable,
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v v . 1 0 6 - 0 8 C o i c o s , la C ó l q u i d e , antigua r e g i ó n de A s i a , adonde f u e r o n los argonautas a c o n q u i s t a r el V e l l o c i n o de o r o . M e d e a , hija de E e t e s , rey de
la
C ó l q u i d e , se enamora de J a s ó n y le ayuda a conseguir el V e l l o c i n o , p r o n u n c i a n d o u n encantamiento para adormecer al d r a g ó n que lo custodiaba. Perseguidos p o r la familia de M e d e a , h u y e n p o r el mar, l l e v á n d o s e consigo al h e r m a n o de ella, A p sirto, a q u i e n ella despedaza, arrojando luego sus m i e m b r o s al mar para retrasar a los perseguidores. vv. 109-11 Parece aludir a otra parte del m i t o de M e d e a y J a s ó n . Asentados en C o r i n t o , v i v e n felizmente M e d e a y J a s ó n , hasta que éste decide casarse c o n G l a u ce, hija del rey C r e o n t e . M e d e a , simulando resignarse, regala a la p r o m e t i d a joyas y u n vestido i m p r e g n a d o en v e n e n o que la a b r a s a r á a ella y a su padre c u a n d o quiere socorrerla. A c o n t i n u a c i ó n , d e g ü e l l a a los dos hijos que h a b í a t e n i d o c o n J a s ó n , h u y e n d o finalmente a Atenas.
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sordo a las voces de un fingido llanto. Vivirá vuestro nombre memorable donde libre entre arenas perezoso Manzanares camina venerable, y en cuanto ciñe el piélago espumoso.
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v v . 121-24 Salcedo C o r o n e l aclama la fama de B o c á n g e l que, al ser llevada a todas partes p o r el Manzanares (río que pasa p o r M a d r i d , patria de B o c á n g e l ) , n o t e n d r á límites. N o s recuerda la Égloga III de Garcilaso en la que el poeta t o l e d a n o dice que sus creaciones literarias s e r á n llevadas p o r el Tajo al m u n d o e x t e r i o r (vv. 2 4 6 - 4 8 ) . S i n embargo, el comparar el Manzanares c o n el T a j o , y a B o c á n g e l c o n Garcilaso, parece desde luego m u y p o c o afortunado. v. 124 piélago: mar, o c é a n o ; v o z g o n g o r i n a .
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136 A una belleza superior, cuanto noble, vista sólo una vez Décimas V i una beldad lisonjera, a un tiempo vista y negada: como dicha, imaginada; como muerte, verdadera. H u y ó con veloz carrera en fe de que fue homicida. Mas de tan divina herida sólo siento que temió (siendo quien miraba yo) los riesgos de merecida. Buscar quiso el corazón la causa de su tormento, pero teme el rendimiento no le llamen intención. Sospechas de galardón no podrán oscurecer un noble morir, sin ver que no han de poder decir que, sin tener que rendir, aún me q u e d ó que atrever. B i e n que falta cuando empieza y sólo en memorias dura, mas parece m i ventura, Marcia, que vuestra belleza faltó con gran ligereza, tal que apenas el sentido v. 21 Bien que: aunque.
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se informó de lo lucido por que obrase en mi cuidado rendimientos lo mirado, y adoración lo creído. V e r un imposible es fineza, que no osadía; en negarse a la porfía (no al riesgo) está lo cortés. Mirarle amante, y después temerle, es darle su honor, que el alto examen de amor es, careciendo de intento, enfermar de atrevimiento para morir de temor.
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vv. 39-40 Véase el conde de Salinas: « Q u i e n llora está a t r e v i é n d o s e y t e m i e n do» (Dadson, 1985d, p o e m a X , v. 5).
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137 A una señora muy bella, el primer día que se calzó chapines* Décimas Y a no sin trono reside el ídolo de la Corte; ya más elevado el norte riesgos mayores nos mide. N o penséis que, porque pide nueva altura, fue menor este prodigio de amor, que, aunque de nuevo se esmalta, harála el chapín más alta, pero no la hará mayor. E l pie, a cuya huella pura respondió con tantas flores el prado, nuevos honores al alcornoque procura. La venerada blancura, con tesoros liberales, néctares le da inmortales. Dulce abeja cada pie, si padre de flores fue, hoy es urna de panales.
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* chapines: calzado sin talón, c o n suela de c o r c h o , que las mujeres llevaban p a ra protegerse d e l l o d o de las calles, y que aumentaba la estatura aproximadamente cuatro dedos. T o d o el p o e m a gira en t o r n o a esta faceta de los chapines, la de hacer m á s alta a la mujer; véase t a m b i é n 131; 104. v v . 11-20 E n cuanto al t ó p i c o literario de que el contacto del pie de la dama c o n la tierra produce la flor, véase lo d i c h o en 82; 5-6.
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C o n dos Atlantes el suelo hoy explica su beldad. Es aplauso y novedad, cuando uno le basta al cielo. Porque se adelante el vuelo de este hermoso serafín, hoy plumas no calza, a fin de hurtarles la ligereza chapín que, por más belleza, plumas forma del chapín. N o de su divino bulto nuevas aras pueden ser, que ya no puede crecer en veneración ni en culto. Buscaba el desdén oculto con que pisar lo rendido, que ser de su pie ofendido fuera equivocar la gloria, y darle a amor la victoria o la ventura al rendido.
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v. 21 Atlantes: A t l a n t e era u n o de los gigantes; e n c a b e z ó a los T i t a n e s en su l u c h a contra los dioses, p o r l o que fue c o n d e n a d o a llevar eternamente sobre sus h o m b r o s la b ó v e d a del c i e l o . A q u í quiere decir que los chapines de esta dama son c o m o dos Atlantes s o s t e n i é n d o l a , y que ella es u n cielo.
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138 Hablando con una dama, que estaba mirando el retrato de un hombre que la había dejado* Décimas N o fue lisonja; fue agravio, Filis, del necio pintor dar a tu ofendido amor ese símbolo de Fabio. Menos fue pintor que sabio, pues de tu ingrato atrevido dispuso el bulto mentido. Nada su pincel o b r ó , si el original le dio toda el alma a lo fingido. Pero, que estimas recelo la luz de un pasado bien, ¿no ves que miente también en que parece consuelo? Si, por verle tu desvelo firme en el metal, le mira, cambia el agasajo en ira; no te ayudes contra ti, que sólo está firme allí en tu daño una mentira.
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Y si sabes que es ingrato, y aún te precias de fiel, Filis, más sobra el pincel, cualquiera pena es retrato.
* Sobre el m i s m o tema, véase p o e m a 107. v v . 11-14 C i e r t o eco de G a r c i l a s o , Soneto X, la idea de que pasados pueden llegar a convertirse en d o l o r y no en consuelo.
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Apláudele con recato, si algo tu dolor deshace; y si desdichada nace para ingratos tanta fe sabe por lo menos que quien los estima, los hace. ¿ N o fuera más acertado, buscando remedio al mal, quejarte al original, que a un insensible traslado? Mas dictamen fue avisado, de tu dolor discursivo, buscarle menos esquivo, pues no saldrá más incierto dar vida a un retrato muerto, que ley a un ingrato vivo.
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139 A una dama que, con la aguja que labraba, se hizo mal en un dedo, de que adoleció algunos días* Décimas H i z o de lino la muerte cuerda al arco de Cupido; para m i pecho rendido sobrarále ser más fuerte. Porque mate y porque acierte flecha de acero añadió, cuando el mismo amor se hirió. Mas, ¡ay, Laura!, no me admiro, que así se dispuso el tiro donde más le sienta yo. D e acero sutil abeja fue la aguja en vuestra mano, cuando en el jazmín ufano grosera herida bosqueja. Mas del veneno en que os deja ofendida, Laura, agora vuestra mano fue la autora. Ella os pudo hacer sentir; que, ¿quién os pudiera herir sino vos misma, señora?
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* P o e m a seguramente escrito para la A c a d e m i a de M a d r i d ; sobre el m i s m o tema, véase u n romance de Francisco Galarza en B N M M s . 3.773, f o l . 37v.
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140 A una dama que había de hacer una forzosa ausencia Décimas Partís, Anfrisa, de m í sin que yo parta de vos; ya veré que somos dos, que hasta agora no lo v i . N o me admiro de que así se logre m i fe segura, pues sé muy bien lo que dura el bien de que amor me priva, y que os hizo fugitiva quien os hizo m i ventura. Cruel, pero no entendido, su batalla amor presenta. Si me da tanto que sienta, ¿por q u é me quita el sentido? Si me ve al morir rendido, ¿por q u é quiere introducir que, ausente, vuelva a morir? N o lo intentara, sabiendo que no morirá en partiendo el que no m u r i ó al partir. A nadie la ausencia espante si es que el ausentarse siente, pues nadie m u r i ó de ausente si al partir vivió de amante. Si del rayo de un semblante librar la vida no puedo, vv. 11-12 Cfr. 2; 344: « a m o r presenta la mortal batalla». vv. 19-20 Versos de tipo cancioneril, l o m i s m o que los versos 1-2.
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ten, amor, el arco quedo, que, porque a tu honor aspiro, siento que pierdas un tiro donde se hizo tiro el miedo.
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v. 27 D o n D i e g o de Silva y M e n d o z a , c o n d e de Salinas, e s c r i b i ó una glosa a u n m o t e c u y o segundo verso es é s t e : « M u e r t o estoy y a ú n tengo m i e d o ; / ten, A m o r , e l arco q u e d o » . E l p o e m a e m p i e z a «El s i e m p r e v i v o t e m o r » ( D a d s o n , 1985d, p o e m a X C ) . N o se sabe si el mote original es de Salinas o si es u n estribillo tradicional. L o que sí demuestra es el alto c o n o c i m i e n t o que t e n í a B o c á n g e l de la p o e s í a de Salinas que s ó l o c i r c u l a b a en m a n u s c r i t o , aunque
m u y bien la p o d í a
haber c o n o c i d o en las sesiones de la A c a d e m i a de M a d r i d , a las que Salinas asistía hasta su muerte en j u n i o de 1630.
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141 A un retrato del autor muy semejante, que hizo Juan de V a n der Hamen, pintor insigne* Décimas Niegas, ¡oh insigne Vander!, al bulto que das aliento, las voces y el movimiento, y es por darle mayor ser. L o humano llega a tener n ú m e r o en lo que respira; mas tu pincel, como aspira a vida más soberana, alientos niega de humana a toda imagen que inspira. C o m o nace a tu alabanza, no tiene el prodigio voz; pues ninguna es tan veloz que tan alta empresa alcanza. O fue que la semejanza evitó en el colorir el hablar, como el sentir, para que el original acierte a saber en cuál de los dos ha de vivir.
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Vivas voces y aun sentidos dan tus pinceles veloces, porque no todas las voces se escuchan con los oídos.
* J u a n de V a n der H a m e n ( 1 5 9 6 - 1 6 6 0 ) , p i n t o r c é l e b r e en la é p o c a p o r sus retratos, floreros y bodegones; aunque él n a c i ó en M a d r i d , sus padres eran naturales de Bruselas. Sobre estas d é c i m a s , véase O r o z c o D í a z , 1941, pp. 2 8 2 - 9 0 .
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Ojos que son advertidos oirán a cualquier figura, donde hazaña más segura halló tu pincel valiente en que calle lo viviente, que en dar voz a la pintura. V i v e , pues (aunque fingida), naturaleza mejor. Pinta tu vida, y mayor será que eterna tu vida. La eternidad te convida contra el tiempo fugitivo, viendo que a tu honor altivo dos muertes se han conjurado: la mayor, como envidiado, y la menor, como vivo.
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142 Letra* L o más padezco, que más no puede m i mal crecer; pues no hay más que padecer, y aun eso padezco más. Glosa* Q u i e n lo más llegó a sentir llegó a la gloria de amar. ¡Ay del que llega a sufrir la pena del no penar, sobre el penar del morir! Así, amor, no negarás que, tanto a éste, más me ofrezco, que aunque no venga jamás, en ver que menos padezco, lo más padezco que más. C o m o pudo darme amor pena, pero no disgusto, v i é n d o m e amar su rigor, imagina ya que es gusto y quiere hurtarme el dolor. Pensar que ha de suceder faltarme, a ú n es más mortal
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* L a redondilla de la letra la cita G r a c i á n en Agudeza y arte de ingenio, D i s c u r s o X X I V , sin a t r i b u c i ó n . +
Está escrita en quintillas.
v. 19 C i e r t o parecido c o n el p o e m a 88; 2: «el rato que me hurtare a sus d o l o res».
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que el mayor mal puede ser; y, así, aunque crezca m i mal, no puede mi mal crecer. Juzga el amor que quitar la causa es quitar las penas, cuando me mira ejemplar de reloj, que, hilando arenas, es su fin su comenzar. Menguar la causa o crecer no altera al mal de su ser, que, en faltando dolor nuevo, siento el que siento de nuevo, pues no hay más que padecer.
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La violencia del dolor trae de manera el sentido, que ya no siento el rigor; y en su lugar he sentido el no sentir, que es peor. O por suerte compadezco ambos males, pues j a m á s de imaginarlos carezco. Pienso yo que no padezco, y aun eso padezco más.
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v v . 2 6 - 2 9 Para la i m a g e n d e l reloj de arena, véase 9 1 ; 9-14, en especial el v. 10: «cual reloj que, en hilando las arenas».
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143 Letra* C o m o el bronce, que ya el fuego Glosa ¿ C ó m o su pecho sería (Anarda me preguntaba), y q u é labrar le podría? Llevéla, donde labraba el fuego, un bronce que ardía. Tal experiencia la entrego, con que claramente vio antes él, como el que luego, puesto que ya la mostró como el bronce, que ya el fuego.
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* Es probable que los poemas 143-48 fueran escritos para la A c a d e m i a de M a drid, donde este estilo de poema corto y satírico gozaba de bastante é x i t o .
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144 Contra un prometedor Epigrama primera E n equidad, ni en rigor, Fabio, cuando prometiste, ni quedaste ni te hiciste liberal, sino deudor. Q u e al gusto de prometer, (porque no hay gusto barato), ya de los hombres el trato le ha sentenciado a deber. Y , pues, el don m í o fue, después que fue prometido, todo lo que no has cumplido pretendes que yo te dé. Y no solicitas mal, fiado en este argumento, que yo te sufra avariento, pues tú me haces liberal.
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BOCÁSGEL
145 A l mismo asunto Epigrama segunda Dádiva leve me escondes entre promesas, T o m á s , y cuando te aprieto más, que no tarda, me respondes. Llegarás a concluir siempre, a quien siempre te aguarda, T o m á s ; porque nunca tarda lo que nunca ha de venir.
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
146 A l mismo asunto Epigrama tercera Cuando prometes y juras, m i l dones de engaños llenos, que cuando yo espere menos, me han de llegar, me aseguras Si por lo demás merezco que ya lleguemos al dar, Fabio, por no lo esperar yo sé que no desmerezco.
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147 A l mismo asunto Epigrama cuarta Dos veces da quien da apriesa; la primer dádiva es dar, y la segunda acabar la odiosísima promesa. T ú , que la primera, Arnesto, no das, que en el dar se funda, sé franco de la segunda, que algo da quien niega presto.
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148 A un médico interesado Epigrama quinta D i o l e una fiebre a Claredo, y a Lesbio, el doctor, llamó. Sanóle, y aunque sanó, el doctor se estaba quedo. Viéndole cobrar prolijo, llamó m é d i c o mayor. «¿Por qué — p r e g u n t ó el doctor— sano le llamáis?» Y él dijo: «No sobran médicos dos, Lesbio amigo, en esta cura: vos limpiáis de calentura, pero no limpiáis de vos».
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149 Discurriendo en el campo sobre todo lo que se ofrecía a los ojos, y aplicándolo a su cuidado Romance E n un estanque de plata contemplo, Anarda, los cisnes hurtar a m i amor lo casto y a tu condición lo libre. De la muerte de aquel hielo risueño arroyo se exime; no estaba muerto de veras quien, vuelto a vivir, se ríe. D e l libro del desengaño hojas son las que despide aquella v i d ; poco amaba, pues desengañada vive. Aquella tórtola miente en sus voces infelices. Si triste, ¿por q u é no calla? Si goza, ¿para q u é gime? Entre m i l verdes puñales un lirio azul se resiste; claro está, que en sus colores los puñales se conciben.
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v. 10 O b s é r v e s e el j u e g o de palabras c o n hojas: hojas de u n l i b r o («del desengaño») y de una v i d . v. 11 vid: imagen p o é t i c a para la constancia en el amor. v. 13 tórtola: s í m b o l o de la tristeza en el amor. A q u í parece que el poeta se refiere a sí m i s m o y sus escritos amorosos. v. 17 Es decir, la h i e r b a ; i m a g e n justamente celebrada, que se anticipa a la p o e s í a m o d e r n a . Cfr. su uso a n t e r i o r en la Egloga amorosa: « D e t e r c i o p e l o a z u l vestido e l l i r i o , / que entre p u ñ a l e s verdes se conserva, / y le da su c o l o r m a y o r m a r t i r i o » (32; 377-79).
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
A la cólera de un rayo no estuvo aquel monte firme, porque hasta un monte se cansa de ser eterno imposible. M i s varias penas retrata de aquella fuente el origen. E l agua siempre es eterna, pero nunca se repite. T o d o a la fuerza del trato se ablanda, si no se rinde. Sólo m i amor, ¡ay Anarda!, nunca espera y siempre sigue.
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vv. 25-26 Cfr. e l c o n d e de Salinas: « U n a , dos, tres estrellas, veinte, c i e n t o , / m i l , u n m i l l ó n , millares de millares, / ¡ v á l g a m e D i o s , que tienen mis pesares / su retrato en el alto
firmamento!»
(Dadson, 1985d, p o e m a X L I X , v v . 1-4).
v v . 2 7 - 2 8 Parece aludir a la filosofía de H e r á c l i t o de Efeso, q u i e n dijo, s e g ú n los d i s c í p u l o s de P l a t ó n , que no se puede entrar dos veces en el m i s m o r í o , porque el agua se renueva c o n t i n u a m e n t e .
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150 Disculpando la explicación de unos afectos Romance R o m p e el silencio la voz, de un amor todo respeto, que si el hablar obedece, delito será el silencio. E l viento lleva las voces; piadosa industria del viento, ya que llevó la esperanza, es llevarse agora el miedo. Sentir callando es delito, presumido de misterio, que intenta con mudas ansias tener acciones al premio. N o es culpa, no, de la llama del humo lo manifiesto, pues nace sin albedrío, para morir sin remedio. Y a me vio tan recatado de toda seña el tormento que hacia el corazón lloraba y suspiraba hacia el pecho. Mas, desde que v i contrarios lo muy amante y lo cuerdo, el poder algo conmigo q u e d ó infamado de necio.
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v v . 5-8 D e n u e v o la i m a g e n preferida de B o c á n g e l : el v i e n t o , las voces (hechas de aire), la esperanza/espiranza. vv. 19-20 Cfr. el p o e m a 9 1 , en especial e l v. 3: «lloro hacia el c o r a z ó n , sepa que lloro».
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
Herida la fiera gime en lisonja del montero; y de lo cierto del tiro es alta prueba el lamento. Este humilde sacrificio arda, Filis, en tu templo: menos m í o por la llama que tuyo por el precepto.
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vv. 25-28 M e t á f o r a de las heridas causadas p o r C u p i d o . v. 30 Filis: protagonista de varios sonetos de La lira de las Musas, que casi se c o n s t i t u y e n en mim-canzoniere t e m á t i c a m e n t e del grupo.
(véase D a d s o n , 1992a). Este r o m a n c e forma parte
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151 A una señora, dama de Palacio, un día que salió en la procesión de las Palmas Romance Salió dividido el sol en dos azules estrellas; y, contra la ley del día, se vio un Oriente en dos puertas. Otras luces se adelantan, mas, en fe de mal opuestas, con sobornos de inferiores compraron fama de apuestas. Hanme dicho que la pinte los que no pudieron verla, que a los demás en cenizas informó de su belleza. T a n blanca hermosura anima que, engañada ya la abeja, busca en su rostro las flores que ha conocido en las selvas. E n la fuerza de sus ojos, a pesar de desatenta, iba cobrando el descuido trofeos de diligencia. Aunque muchas la acompañan, va sola; y, aunque se queda después que pasaron otras,
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v v . 1-4 L o s ojos azules de la dama son c o m o dos soles; mas van c o n t r a lo n o r m a l , puesto que se v e n dos Orientes (donde nace el sol) en lugar de u n o . v. 9 C a l c o de G ó n g o r a , Romance 24: « H a n m e d i c h o , h e r m a n a s » (v. 1), que precede a una d e s c r i p c i ó n o retrato j o c o s o que B o c á n g e l c o n o c í a b i e n , h a b i e n d o i m i t a d o otros versos del m i s m o romance en otros poemas suyos.
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dicen que va la primera. Cuantas palmas se adelantan su ardiente victoria ostentan, y van llevando los triunfos que ha ganado su belleza. N i n g u n o a sus manos fíe el remedio de sus flechas, porque espira entre sus manos cuanto en sus ojos enferma. E n su boca breve y grave risueño el clavel impera los vasallos más en orden, cabal población de perlas. E n luces de ardiente nácar su tez la rosa desprecia, donde la nieve, no a copos, a mariposas se quema. E l candor de sus mejillas más que la p ú r p u r a reina, porque la color quebrada se llama hermosura entera. Este atrevido dibujo hizo a su beldad ofensa, en un disanto a quien daba altivas señas de fiesta.
v v . 3 3 - 3 6 D e s c r i b e sus labios («clavel») y dientes («perlas»), v. 47 disanto: día de fiesta, o día santo.
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152 Conocimiento de un riesgo superior, que aun es osadía el temerle Romance C ó m o me huelgo, pastores, de que haya sabido el alma c ó m o se pagan delitos de mirar deidades altas. D e todo un sol mariposa, su fuerza sufren mis alas. N i tanta luz me da vida, ni tanto fuego me mata. Pena padezco sin culpa, por más que osado me llaman, pues nadie evita los golpes que vienen sin amenaza. Piadosos, curar me quieren algunos con la mudanza. Sin duda ignoran que el mundo no tiene más de una Anarda. La muerte civil remedio es de pena tan hidalga, porque quien amando muere es ladrón de su constancia. Q u i e n la ausencia me acredita d é m e poder, si le alcanza, para que yo no me lleve adonde quiera que vaya. E l desengañar m i pena vv.
19-20 Cfr. V i l l a m e d i a n a : « Q u i e n calla amando, sólo
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muere»
(Obras, ed. R o z a s , 1969, S o n e t o 7, v . 9); t a m b i é n véase 134; 9 3 : « p o r q u e m o r i r amando n o es
firmeza».
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será desacreditarla, que desengaña primero aquél que se desengaña. Nada que esperar me queda, sino no esperar en nada. A la muerte estoy, y tengo en la muerte m i esperanza.
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v. 32 H a y que tener en cuenta la posibilidad de que «esperanza» sea « e s p i r a n za».
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153 Bosquejo de una dama de muchos méritos Romance A q u í de Antandra, pastores, pero no me socorráis, que en quien muere tan dichoso es grosera la piedad. Si os admira ver que vivo, medid con una deidad la muerte que nace de ella; veréis la muerte inmortal. M i pluma os dirá su riesgo. ¡ O h q u é tarde os lo dirá! Adonde más que el aviso sabe el golpe madrugar. Valentía en el donaire, despejo con gravedad, la vista de mueran luego, el gusto de vivan más. Los ojos que por valientes dicen con dulce ademán, todos los pares de Francia se rindieron a este par. Dos albas sus manos son, pues fuera infelicidad en esfera de dos soles haber un alba no más.
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v. 13 Parece referirse a u n romance que, en palabras de C a r r e i r a , 1990, p . 47, «se h i z o c é l e b r e sin haber llegado, que sepamos, a imprimirse o atribuirse a n a d i e » . Sus p r i m e r o s versos, que B o c á n g e l o b v i a m e n t e c o n o c í a , son: « V a l e n t í a de d o n a yre / y donayre del m i r a r » . Carreira atribuye el romance a Pedro L i ñ á n de R i a z a . v v . 19-20 Los doce pares de Francia que asistían a C a r l o m a g n o y se sentaban a la mesa redonda.
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Hiere tan sutil su ingenio como si antes el mirar dejase vida a las voces de un encanto celestial. Esta es la copia de Antandra; líbreme el cielo del mar, que menos osadas plumas su venganza fueron ya.
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v v . 3 0 - 3 2 A l u s i ó n al m i t o de í c a r o ; véase 135; 4 0 - 4 2 . í c a r o l l e g ó a ser s í m b o l o de la soberbia osadía.
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154 Hallándose en su amor obstinado a muchos desengaños* Romance Pastor mal afortunado, diligente pero necio, si en mieses de desengaños no has cogido un escarmiento, ¿hasta c u á n d o solicitas malagradecido suelo? Coge (una vez advertido) por lo medrado lo cuerdo. E l peinado afán del surco cese ya, que tantos riesgos ya no serán sacrificios, sino cóleras al tiempo. C o n máscara de favores te han salido los desprecios, si sabes tomar el vaso a dar vida en el veneno. ¡Ay de mí!, tan anegado que me ha de sobrar el puerto, pues ya el bajel en que bogo es una tumba con remos. Es u n águila de lino, crespa lisonja del viento, desde donde, a luz de rayos, * R o m a n c e i n c l u i d o luego en Delicias de Apolo. Recreaciones del Parnaso... chas de varias poesías de los Mejores Ingenios de España,
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He-
Zaragoza, 1670, p . 105.
v. 8 medrado: aumentado, mejorado. v v . 21-24 A l u s i ó n al t ó p i c o d e l águila que, ú n i c a m e n t e entre todos los pájaros y animales, p o d í a mirar directamente al sol. v. 22 crespa: « e n s o r t i j a d o o r i z a d o . . . o n d u l a d o p o r la semejanza c o n los rizos del cabello»
(Alemany).
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lo hermoso de un sol contemplo. D e cuya insanable herida no he de curarme; que temo, después de intentarlo en vano, hacer malquisto al remedio.
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155 Retrato de una dama que, por bella y entendida, se equivocaba lo insigne* Romance Anarda, va de retrato; no es valor, sino licencia, que de plumas de tus alas se arme un pincel que te ofenda. Así el águila, que el sol escala al viento, desprecia plumas que las flechas vistan, porque ha de burlar las flechas. Es natural su hermosura, mas tanto el milagro ostenta que nos muestra milagrosa la misma naturaleza. E n su rostro a luces tantas el j a z m í n templado anhela, que ya la nieve alevosa de otro elemento se precia. E n sus cabellos sutiles r e t r a t ó sus agudezas; los cabellos imagina y los pensamientos peina. E n la que llaman nariz pincel natural ostenta los primores de quien sabe, con venturas de que acierta. Hace su cuello al cristal nuevo linaje de ofensa; a competencias le admite * R o m a n c e i n c l u i d o luego en Delicias de Apolo, 1670, pp. 105-06.
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y a victorias le desprecia. Para dibujar sus manos, no halló caudal la azucena, porque se vino al examen aun sin vanidad de apuesta. Su ingenio, mayor que rayo, vive en su divina esfera, pues con prodigios avisa y sin estruendos penetra. Desde que escuchó su canto, dice la admirada aldea que no canta, mas porfía, ya el ruiseñor en las selvas. R o b ó su ingenio y su gala el mayorazgo a las feas a tiempo que a las hermosas q u i t ó el tributo de necias. Esta quiso ser la copia, zagales, de una belleza que hizo de mis osadías lo que el sol, de las estrellas.
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v v . 4 1 - 4 4 A l u d e al t ó p i c o de que las feas s u p l í a n su falta de belleza c o n su i n g e n i o y agudeza, mientras
que las bellas solían ser necias ( t ó p i c o que t o d a v í a
d o m i n a e l c i n e de H o l l y w o o d ) . V é a n s e e l tratamiento b u r l e s c o d e l tema h e c h o p o r Q u e v e d o ( « M u y discretas y m u y feas», p o e m a 7 4 0 en la e d i c i ó n de B l e c u a , 1974), y la parodia d e l tema en A l z i e u , Jammes, Lissorgues, 1975, p o e m a 8: « U n a nueva l o c u r a se ha asentado / en los entendimientos desta era, / que no hay q u i e n a la h e r m o s a d a m a q u i e r a , / si n o es discreta y sabia e n s u m o g r a d o .
/ P o r la
hermosura n o dan u n cornado, / y a d ó r a n l a si es fea y es parlera» (vv. 1-6). v v . 4 7 - 4 8 I m i t a c i ó n de unos versos de G ó n g o r a : « h a c i e n d o , cuando la veas, / de las hermosas de F r a n c i a / lo que el sol, de las estrellas» (Romance 26, v v . 118¬ 20).
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156 Deposición amante de su rendimiento* Romance C a u t i v á r o n m e dos ojos, como Dios hizo un Argel y, sin tener ley alguna, quieren que guarde su ley. H i c i e r o n de m í sus rayos lo que el áspid del clavel, la esfinge del caminante y el segador de la mies. Dos años ha que los v i , que nací, mejor diré, pues se empieza de la dicha más que del tiempo el nacer. T a n otro soy del que fui que, admirado alguna vez, me pregunto por mí mismo y no me sé responder. Pero estése la piedad donde quisiere el desdén, que un premio tiranizado es lisonja de una fe. Eslabones arrastrando, pienso frecuentar sus pies por ver si obligo deidad la que no puedo mujer.
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* R o m a n c e i n c l u i d o luego en Delicias de Apolo, 1670, p . 106. w . 1-4 Cfr. unos versos de u n romance, anterior a 1602, atribuido a G ó n g o ra: « G a l a n e s , los que t e n é i s / las voluntades cautivas / en el A r x e l de unos ojos / que de libertad os p r i m a » (Romance Í90, v v . 1-4). v. 2 Argel: «Se t o m a algunas veces p o r e s c l a v i t u d . Es v o z p o é t i c a » des).
(Autorida-
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Y , mirando las cenizas en que se volvió m i ser, dirán los escarmentados: « N o T r o y a , aquí Antandra fue».
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v. 26 E n todas las ediciones que he consultado, viene «sed». S i n embargo, en una a l g u i e n ha tachado «sed» y en su lugar ha escrito c o n tinta «ser». A u n q u e no es una lectura fiable, es, desde l u e g o , m á s razonable y c o n m á s probabilidades de ser correcta que «sed». v. 28 L a frase «aquí fue T r o y a » se dice, i n d i c a Correas, cuando hay escarapela, o e n lugar d o n d e la h u b o (Vocabulario de refranes y frases proverbiales, e d . Infantes, 1992, p . 62b). S i n embargo, la d e f i n i c i ó n de Covarrubias parece m á s a p r o p ó s i t o : « S o l e m o s dezir, para sinificar que en a l g ú n lugar h u v o edificios suntuosos o gran prosperidad en los s e ñ o r e s dellos, y al presente e s t á n arruynados, perdidos y o l v i dada la m e m o r i a de aquella grandeza: A q u í fue T r o y a » . L a frase tiene su o r i g e n en V i r g i l i o , Eneida, III, v v . 1 0 - 1 1 : «Litora cum patriae lacrimans portusque relinquo / et campos, ubi Troia fuit».
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157 A una dama que, queriendo ser tercera de otra, e n a m o r ó a un hombre* Romance B i e n el corazón, señora, a m i cuidado le dijo que andaba por ser m i muerte quien me sirvió de peligro. Q u i e r o estimaros, m i riesgo, el primer agradecido, que el beneficio agradece si es la muerte el beneficio. Quisisteis en otros ojos ensayarme de rendido; quien para vos los amaba mereciera en el delito. Si acaso unir procurasteis dos corazones distintos, ya os acusan los efectos de alevosa en tal oficio. E n ajenas perfecciones me habéis, cual áspid, herido, que, oculto en nube de rosas, vierte secretos hechizos. Seguro, por vos expuse el pecho a fáciles tiros; que vive seguro en otros quien nace a daños divinos. Permitirme vos el pecho a incendio menos activo * Romance incluido luego en Delicias de Apolo, 1670, pp. 106-07.
vv. 18-20 Véase 131; 87.
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os dirán que ha sido riesgo, pero yo le llamo arbitrio. Q u i e n os miró mal pudiera durar, si no es que el martirio, por dulce, dejase al pecho con presunciones de vivo. U l t i m a siempre experiencia seréis de nuestros sentidos y en la esfera de los necios sólo no tendréis cautivos.
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158 A una ausencia que hizo un señor para desengañar algunos mal intencionados juicios* Romance Parte Doristo, el mar firme, a los montes de Aragón, que por firmes hoy pretenden ser retratos de su amor. Tan sin albedrío parte, después que a Filis le dio, que hasta los pasos le suelen preguntar por la intención. La envidia, que a todas famas es basilisco de voz, en ella miente una dicha, finge en él un galardón. Por ver si están enlazados intenta su división, que en los finos no hay más prueba que ver si saben ser dos. N o logrará la cautela, que de la ausencia el rigor p o d r á verlos apartados, pero divididos no. Ella, temiendo la ausencia, padece su ejecución, que corre sangre en lo amante
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* Sobre el m i s m o asunto, véase p o e m a 169. vv. 1-2 ¿ Q u e r r á decir que se fue de turista a los Pirineos? v. 10 basilisco: a n i m a l fabuloso, especie de serpiente; se c r e í a que el basilisco mataba c o n la vista. vv. 19-20 Cfr. 2; 473: «Apártanse en distancia indivisible».
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la pena desde el temor; cuando a sus sollozos dijo alguna piadosa v o z viendo pintar al semblante la ofensa del corazón: «Vivas lágrimas, no hagáis ofensa temprana al sol, que se quejará la ausencia de hallar gastado el dolor».
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159 A cierta dama en u n día de Santiago que salió al campo Endechas Escúchame, Licio, escúchame agora que está ciego el aire y la noche sorda. E l ganado duerme; el céfiro sopla esperanzas mías, pues suyas son todas. Ibame yo al soto, que el mayo le entolda, su primero día, de adelfas y rosas. Estaba la villa muy cerca de toda, lejos de sí misma (más consigo propia), cuando miro, ¡ay triste!, en una carroza, al sol, que allí estaba cerca de las ondas. Era el sol Antandra, que, entre m i l pastoras muy a c o m p a ñ a d a ,
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v. 6 céfiro: p e r s o n i f i c a c i ó n d e l v i e n t o del oeste; o b s é r v e s e c ó m o otra vez la esperanza del poeta está relacionada c o n el a i r e / v i e n t o . v. 10 entolda: entoldar, « c u b r i r p o r l o alto las calles, patios, u otros sitios c o n toldos, para resguardo del sol o del calor»
(Autoridades).
v v . 17-20 B o c á n g e l compara a A n t a n d r a en su carruaje c o n A p o l o , el S o l , que c o n d u c í a el carro solar en el curso d i u r n o .
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estaba m u y sola. Eranse los ojos del color y forma que tiene ventura el que los adora. D e su frente el alba los jazmines roba; nunca se echan menos, porque siempre sobran. ¿Has visto (no has visto, pues vives) la boca, do el viento se peina con dientes de aljófar? Quien miró su cuello dice que se nombra cristal de garganta, no cristal de roca. Hasta ver sus manos tuvo vanagloria de limpia la nieve, de blanca la aurora. T o d a la zagala es lisonja airosa del cielo (si cabe allá la lisonja). Espiraba el día, y, porque las horas más y más se tiñen en la negra sombra, a la corte vuelve la confusa tropa, incierta, cual suelen discurrir las ondas. Q u e d é como muerto, aunque sé a m i costa
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v. 36 aljófar: perla p e q u e ñ a . A p r o v e c h á n d o s e de dos de los sentidos de diente —dientes de la boca, y los dientes de u n p e i n e — , B o c á n g e l compara la dentadura de A n t a n d r a ( d o ñ a A n t o n i a de M e n d o z a ) c o n u n peine de dientes blancos («aljófares»).
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que el que muere amando pierde vida poca. Descolgué de un mirto m i ruda z a m p o ñ a , y en prontas cadencias la canté esta copla: Más valéis, Antoría, que la corte toda. La envidia os alabe por humana diosa; lograos como fea, matad como hermosa.
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Más valéis, Antona, que la corte toda.
vv. 59-60 Cfr. 152; 19-20, y l o d i c h o allí. v v . 6 1 - 6 2 Escena tradicional pastoril: la z a m p o ñ a , el instrumento pastoril p o r antonomasia, y el m i r t o , planta consagrada a V e n u s . v v . 6 5 - 6 6 Estribillo popular que T i r s o de M o l i n a i n c l u y ó en su c o m e d i a tona García, I , 2.
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160 E n la muerte de Lisis, cuya edad temprana y méritos de virtud y belleza e m p e ñ a r o n mucho la c o m ú n lástima* Romance ¿ A d o n d e está el sol del prado?, que sólo miro, pastores, un silencio mudo y triste por alcaide de la noche. La gran fábrica del día a ú n era atalaya torpe la vez que, envidiosa, quiso registrar sus resplandores. ¡Ah! ¿De parte de la muerte triunfante, Lisis? Responde. Cuando da voces un triste, dar puede un difunto voces. Quiero pensar que me escuchas de esotra parte del orbe, supuesto que las deidades j a m á s por distancias oyen. Dos mares mis ojos fueron llorando tu ocaso noble, que son menester dos mares cuando se ponen dos soles. ¿Quién dice que sobre Alcides no estriba el cielo sus bronces? Hombros tengo yo que tienen ejecutorias de monte.
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* L a muerte de Lisis es t a m b i é n asunto d e l p o e m a 4. Este romance fue luego i n c l u i d o en Delicias de Apolo, 1670, pp. 108-09. v v . 2 1 - 2 4 A l u s i ó n al d u o d é c i m o trabajo de H é r c u l e s (Alcides); v é a n s e 2; 506¬ 08 y 30; 52.
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C o m o cuando arroyo libre, huyendo del cierzo, rompe (del cierzo que, toro alado, le sigue en cumbres y en bosques), hasta que, embargado el paso del hielo y de las prisiones, con un manto engaña al aire y después oculto corre; así, soberana L i s i , robada, a la fiera enorme de la muerte la ocupaste con aparentes candores; y, huyendo secretamente, al mar inmenso te acoges que tiene estrellas por peces y por ondas tiene dioses. Diste el ú l t i m o suspiro. ¿Tanta cólera en un golpe, cielos? ¿Allá cabe envidia? ¿He de pensar que sois hombres? Difunta te v i tan bella, y el semblante tan en orden, que, a no avisarme m i afecto, no creyera a tus facciones. V i v e , pues, tan largos siglos que hagas los números pobres, y a m i acero dé sus rayos la que supo hacerse norte.
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vv. 3 8 - 4 0 E l mar de la muerte, que viene a ser el cielo o paraíso, adonde van a parar todos los ríos que son nuestras vidas. vv. 51-52 Cfr. 43; 24: «sirve al acero de n o r t e » .
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161 Pidió una dama celos a su amante a tiempo que él, o acaso o de industria, la dio u n ramillete de violetas azules* Romance Notaba Angélica u n día en las flores de un vergel c ó m o tropiezan las dichas el morir con el nacer. V i o requebrada una rosa del silencio de un clavel, sabiendo decirla mucho en la lengua de no sé. A l g o t a m b i é n se arrimaba a una violeta que fue infierno de un alma hoy y cifra de un cielo ayer. L a rosa apenas nacida, desdichada antes de ser, pues al clavel más vecina le padeció descortés. Mustia se volvió al b o t ó n , sintiendo el trato infiel, que para entender agravios sabrá una flor entender. C o n este agüero la mora discursiva venir ve una desdicha con alas en un amante con pies.
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* C o m o e l p o e m a 39, se trata de la h i s t o r i a de A n g é l i c a y M e d o r o , contada p o r A r i o s t o en Orlando Furioso, X I X , 1-43. Este r o m a n c e fue luego p u b l i c a d o en Delicias de Apolo, 1670, pp. 107-08. v. 21 la mora: A n g é l i c a , princesa de Catay.
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Pidióle cuenta de entrambos, con pedirla sólo de él, porque le ha chismado el alma que guarda el moro otra ley. Por celosa se declara, y dicen que aquesta vez fue la primera que amor la conoció por mujer. E n las manos del amante hay flor que acusa su fe, porque salen al delito colores como a la tez. Proceso de celos digo, que el delincuente cruel ciegamente le entregó a la que es parte y juez. «¡Ay! —dijo Angélica entonces—, que me maten, si no es el ser querido muy mala escuela para querer.»
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v. 27 chismado: c h i s m a r , « d e c i r o h a c e r algo que sea c h i s m e . . . D í c e s e m á s c o m u n m e n t e c h i s m e a r » (Autoridades). D e h e c h o , Autoridades cita esta estrofa de B o c á n g e l (vv. 25-28) c o m o ejemplo d e l uso de este verbo.
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162 Retrato en seguidillas A l retrato de Antandra v e n i d , zagales, pues que todos sois suyos y ella de nadie. Frente candida y pura, nube de rosas, primavera de bulto, alba de aljófar. Negros rayos peina por que a sus soles (si se niegan dormidos) siga la noche. L a nariz perfilada, arco de vidrio que serena los rayos de dos prodigios. Si el coral de su boca sus voces abren, es en flores de ingenio á m b a r el aire. T e m a amor su garganta si es marinero, que peligran las naves en el estrecho. Tempestad de jazmines vierten sus manos; v v . 1 5 - 1 6 R e f i é r e s e a los ojos de A n t a n d r a , que s o n c o m o dos soles
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e m i t e n rayos. v v . 2 1 - 2 4 C o n c e p t o m u y ingenioso y algo forzado sobre la estrecha garganta de A n t a n d r a .
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guárdense de la nieve, que es toda rayos. Es su talle airoso, verdad con alma; no quebrando nunca, siempre adelgaza. Es, al fin, su hermosura dicha de necia, y su ingenio y donaire dote de fea. Q u i e n llegare a verla no ha de escucharla, que una vida y dos muertes nadie las pasa. Es su v o z divina piélago de ámbar; mis oídos, bajeles; m i atención, calma. E l estilo y agrado matan de modo que hacen falta las vidas para lo hermoso. N o puede la justicia darnos venganza; halla los heridos, teme las armas. Basta ya de A n t a n d r a , zagales, puesto que los imposibles son del silencio.
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v v . 33-36 E l t ó p i c o literario de la necia hermosa y la fea ingeniosa; véase 155; 41-44.
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163 A una hermosa dama, llorando la muerte de un religioso anciano a quien era afecta Romance Llora el sol del alba bella los usurpados cristales; vistióse temprano el sol, despertó la aurora tarde. Negro a dos luces el día, con preciosas tempestades quiere anegar m i l claveles en diluvio de diamantes. Salir el sol de las ondas es ley del día que sale, mas ¿quién hasta agora ha visto que salgan de un sol dos mares? N o es agua la que se vierte, por eso el amor se guarde; que si las alas descuide, a fe que no se las bañe. Cada lágrima en las flores, tan sin piedad, es u n áspid que, en deshaciendo al que mira, al momento se deshace. Cautela fue del incendio, por que no le evite nadie, dormir en agua seguro
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vv. 7-8 Cfr. 1; 7-8: « c u a n d o p r ó d i g o , el s o l , de su tesoro, / los prados a n e g ó en d i l u v i o s de o r o » . v v . 11-12 A l llorar, los ojos de A n t a n d r a parecen dos mares, que salen de u n sol (que es ella misma); así la ley del día se contradice. v v . 17-18 V é a s e 131; 87.
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y hacer peligro del traje. ¿ Q u é lloras, Antandra hermosa, al que en las plumas del aire voló al escuadrón de Cristo que triunfa y no combate? D e balde la muerte compra el que ya vive de balde; ni tiene achaque la muerte cuando ya es la vida achaque. Siempre madura la espiga a sombra del corvo alfanje; agosto tienen los meses, como vejez las edades. Si lloras de verte tierna, miente el sensitivo alarde; t a m b i é n una piedra llora plata viva en vena fácil. Si el triunfo ajeno lamentas, porque a tus ojos no yace, corriérase de ser tuya muerte que dura un instante. Si por muerto te enternece, alégrese algún amante, que antes de espirar, señora, m a d r u g ó para cadáver. B i e n lloran enjutos ojos, que es desembarazo grande, cuando está en el alma el fuego, hallar la fuente y la llave. Serénese, pues, tu cielo, o le dirán los zagales que llora mal un difunto la que mata con llorarle.
v. 34 alfanje: sable corto y c o r v o .
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164 A Filis llorando una ausencia de su amante* Romance Perlas lloraba la niña al ausentado zagal. Si perlas son las que llora, no la digan no haya más. Centellas líquidas vierten dos soles de par en par. Donde es el agua de fuego, los rayos, ¿de q u é serán? R o m p e a la ausencia los fueros su imaginación leal, pues no puede haber ausencia donde distancia no hay. Suspensa, a nadie responde, y, callando, dice más. Sin duda dentro del pecho esconde con quien hablar. Las selvas, que cinco lustros de sol la juraron ya, por tanto luciente indicio
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* Este r o m a n c e fue luego i n c l u i d o en Delicias de Apolo, 1670, p . 107. v v . 1-2 V é a s e G o n g o ra: «Lloraba la n i ñ a / (y t e n í a r a z ó n ) / la prolija ausencia / de su ingrato a m o r » (Romance 29, v v . 1-4). v v . 5-8 Esta estrofa se encuentra en dos versiones manuscritas, c o n una 'respuesta' ajena; véase «Bibliografía de las obras de B o c á n g e l » , n ú m e r o s 47 y 48. v v . 7-8 V é a s e 11; 12-14: « D e fuego son tus l á g r i m a s , F i n e a . / E n tempestad d o n d e es el agua fuego, / la muerte es corto efecto de los rayos». C o m o en aquel soneto, la i n s p i r a c i ó n viene de G ó n g o r a : «Ya es herido el pedernal, / ya despide el p r i m e r g o l p e , / centellas de agua» (Romance 50, v v . 3 3 - 3 5 ) . O b s é r v e s e c ó m o la v e r s i ó n o r i g i n a l d e l p o e m a 11; 14 se asemeja m á s al verso 8 a q u í : «¿de q u é p o d r é temer que son los rayos?».
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que a rayos cuenta su edad, hoy, viendo que es de sus ojos arbitro eterno el cristal, aplausos de aurora tierna dan solos a su deidad. «Aves —repite la bella—, estos suspiros llevad de valles de Manzanares a montes del Escorial. Si voláis, teniendo amor, dichosas pues que voláis. ¡Ay de quien ama y no vuela! ¡Ay de quien vuela y se está! V o l a d , volad, que, si lleváis suspiros, j a m á s podréis parar.»
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v v . 2 9 - 3 4 V é a s e G ó n g o r a : «ven, A m o r , si eres dios, y v u e l a , / vuela, A m o r , p o r vida mía» (Romance 62, vv. 27-28).
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165 Romance* Y a viene la primavera, y no viene en el abril, sino en la beldad de Antandra, de la tierra serafín. Y a viene de aquestos montes la cazadora gentil, dejando viva la fiera que tiene dentro de sí. Los despojos de la caza está mirando venir a sus manos uno a uno y a sus ojos m i l a m i l . Mírela, y con tanto miedo he quedado de vivir que no me atrevo a buscarme donde sé que me perdí. Pero no se queja el alma, porque incendio tan feliz supo llegar a ser vida por la senda del morir. Selvas, si veis a la Venus de nácar y de j a z m í n ,
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* Indudablemente, e l romance m á s popular de B o c á n g e l ; se i n c l u y ó en varias a n t o l o g í a s p o é t i c a s del s. X V I I . v v . 5-8 R e f e r e n c i a oculta a D i a n a , la diosa cazadora, que h a b í a abjurado de la c o m p a ñ í a de los h o m b r e s y mataba a los que se le acercaban, c o m o le pasó al desafortunado
Acteón.
vv. 11-12 Cfr. 39; 7-8: «con sus manos una a una, / y c o n sus pies m i l a mil». v v . 2 1 - 2 2 L a referencia a «nácar» nos recuerda el m i t o del n a c i m i e n t o de V e nus, tal c o m o l o p i n t ó en su famoso cuadro B o t t i c e l l i .
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informadla de mis ansias con decirla que la v i .
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166 A l D u q u e de Medinaceli en una máscara que corrió aventajadamente* Romance A l arco de m i instrumento, gran D u q u e , una cerda fía, por si te muestran mis voces tan grande como me inspiras. H o y , a tu esfera seguras, mis libres alas arriban pues en todo un mar no caben, de tanto osar, las cenizas. E l no alcanzarte m i vuelo es tu culto, gran Medina, supuesto que a las deidades ofenden nuestras noticias. Pero ya me ocupas todo y a J ú p i t e r tanto imitas que luciste aquella tarde como virrey de su día. Solo estuviste entre todos;
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* A n t o n i o J u a n L u i s de la C e r d a , V I I d u q u e de M e d i n a c e l i ; hay numerosas relaciones de su a c t u a c i ó n en las fiestas cortesanas de la é p o c a en Relaciones breves de actos públicos celebrados en Madrid de 1541 a 1650, e d . S i m ó n D í a z , 1982; máscara: «Festejo de nobles a caballo, c o n i n v e n c i ó n de vestidos y libreas, que se ejecuta de n o c h e c o n hachas, c o r r i e n d o parejas» (Autoridades). Sobre « c o r r e r parejas», véase 116*, y su uso abajo en e l v . 47. v v . 1-2 E l apellido familiar de los duques de M e d i n a c e l i era de la C e r d a , c o n lo que B o c á n g e l hace u n j u e g o de palabras, puesto que cerda t a m b i é n significa el pelo grueso y duro de los caballos que se utilizaba para hacer los arcos de violines. v v . 5-8 P o s i b l e a l u s i ó n al m i t o de Icaro, cuyas alas de cera se derritieron cuando se a c e r c ó demasiado al sol, y él c a y ó al mar donde p e r e c i ó . v v . 1 4 - 1 6 Es d e c i r , tanto se p a r e c í a e l d u q u e al rey, F e l i p e I V ( J ú p i t e r ) , en estos ejercicios que era c o m o si fuese su virrey allí.
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es verdad que te asistías. E l n ú m e r o , no el aplauso, fue quien te dio compañía. Y a la palestra te logra donde la Corte y la V i l l a , en virtud de tanto objeto, hacen m é r i t o la envidia. Pintar el caballo inquieto fuera impropia valentía, si el objeto ha de mostrarse sosegado a quien le pinta. Agora, dioses, agora los palacios de la vida dejad, y veréis carrera que no estampa lo que pisa. N o vuelta la boca al aura, Betis fecúndala pía, tan airoso fuego engendra, ni rayo tan ágil cría; no de Apenino en los hombros, cuando todo el viento silba en trueno más espantoso, se sacuden las encinas; no el Etna espumoso fuego por su fiera boca espira, ni tanto infierno desata en su bárbara saliva; como el alazán hinchado (despeño con ley) se envía a correr, y aun no parejas, con su ligereza misma. Nave del viento es tu lanza, y tan rápida se libra v. 21 palestra: «El sitio o lugar donde se lidia o lucha»
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50 (Autoridades).
v v . 3 3 - 3 6 R e f e r e n c i a a la antigua leyenda s e g ú n la cual los caballos andaluces eran tan veloces porque las yeguas eran fecundadas p o r el v i e n t o . v. 37 Apenino: los A p e n i n o s , cadena de m o n t a ñ a s que se extiende p o r toda la l o n g i t u d de Italia. v. 45 alazán:
véase 87; 70.
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que deja al aire por torpe y navega en su rüina. N o así la flecha del Parto pasa en el aire por línea, pues a ú n la atención la tiene por fábula de la vista. E l breve cerco de acero, después que le h o n r ó su herida, se tiene ya por corona, que es grande para sortija. Oculta en piel de diamante, de Marte una estatua viva a los ojos y a las armas otro espectáculo intima. C o n procurada firmeza del D u q u e aguarda las iras. ¡ Q u é mucho, si el brazo heroico hace el golpe de codicia! Cuanto le destruye airado famoso le inmortaliza. Más es que Olimpo de bronce quien fulminado porfía. D e Jove fue diligencia cuanto airoso el Duque vibra. «¡Ay! — d i j o — , que aquel gigante se me olvidaba en Sicilia.» Tan menudamente ocupa cielo y aire con astillas que corrió siempre a la sombra el héroe que le seguía. Mas ya los objetos todos la noche en uno envolvía; lo natural sólo entonces
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vv. 53-54 la flecha de Parto: véase 132; 22. v. 71 Olimpo: h é r o e m í t i c o que c o l a b o r ó c o n los gigantes en su
rebelión
contra los dioses y que fue fulminado p o r J ú p i t e r , v. 73 Jove: J ú p i t e r . v v . 7 5 - 7 6 P r o b a b l e m e n t e alude al gigante T i f ó n que J ú p i t e r conquistar s e p u l t á n d o l o bajo el monte E t n a de Sicilia.
finalmente
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pudo parecer desdicha, cuando al rey cuarto del cielo siguen las estrellas ricas, y luceros españoles al cuarto sol de Castilla.
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vv. 85-88 Es decir, tal c o m o , al anochecer, las estrellas siguen al cuarto rey del c i e l o (el s o l , cuarto planeta d e l sistema establecido p o r P t o l o m e o ) , así los cortesanos siguen al cuarto sol de Castilla (Felipe I V ) .
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167 Estando en Aranjuez a la orilla del Tajo Romance E l viento dando en las hojas y las fuentes en los jaspes para que en arpas de vidrio vuelva el Tajo los pasajes. Paradas sobre los olmos, las atentísimas aves dejan cantar al silencio, como músico más grave. U n ruiseñor, presumido de retórico del valle, que en alientos y en colores es primavera volante, presumiendo que le oían, haciendo del pecho alarde, comenzó a templar el pecho a un órgano de cristales. «¡Ay! — d i j o , viendo una rosa que brotaba el rojo esmalte— por el b o t ó n o la cuna, ¡qué presto será cadáver!» T ú , que a la ciudad del día pintada hermosura naces, si quieres vivir eterna contra el cuchillo del aire, imita del d u e ñ o m í o los carmines naturales, donde es la naturaleza
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v. 12 L a m i s m a d e s c r i p c i ó n de u n r u i s e ñ o r se da en el p o e m a 9 6 : «Abril v o lante, viva p r i m a v e r a » (v. 1).
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florido azote del arte. Tan vivos son sus colores que de abejuela arrogante fueron engaño más dulce que del clavel las verdades. H a z tus espinas pinceles que su aspereza retraten, y determinen la duda de c ó m o es fiera si es ángel. Y si de sus perfecciones naces al florido examen, líbrete Dios de la envidia, más venenosa que el áspid.
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168 A l C o n d e de Cantillana en una fiesta de toros que lidió valerosamente* Romance Valiente eres, español, a cuyo lidiar valiente primero que los combates madrugaron los laureles; porque en los aciertos tanto te anticipas a la suerte que con el brazo descansas y con el intento hieres. E l animal que en Jarama furias pace, rayos bebe, torbellino coronado de dos afiladas muertes, tu acero busca por logro. Vida mayor le concedes: subiendo de bruto a signo, acaba, pero no muere. Mas callen riesgos humanos cuando al mayor te concedes, armado de tu osadía, que es la defensa más fuerte. Y vuelta la espada en lanza,
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* Sobre el c o n d e de C a n t i l l a n a , famoso rejoneador d e l s. X V I I , véase p o e m a 43*. v. 1 V i e n e d e l c o n o c i d o r o m a n c e de G ó n g o r a « E n t r e los sueltos c a b a l l o s » : «Valiente eres, c a p i t á n , / y c o r t é s c o m o valiente» (Romance 16, v v . 3 3 - 3 4 ) . N ó t e s e c ó m o B o c á n g e l mantiene el «Valiente / valiente» de la original epanadiplosis. v. 9 Jarama: r í o afluente del Tajo, en cuyas riberas se criaban toros de lidia. v. 15 signo: una de las doce partes en que se d i v i d e el z o d í a c o ; en este caso e l del toro — T a u r o .
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en mármol vuelto el jinete, el despeño en gallardía y el suelo en tibios claveles, de un bruto el primer coraje, a dos pasos de su albergue, domaste, y en una herida se hospedaron sus dos sienes, cuyas eternas columnas quedarán al mundo siempre por non plus ultra de hazañas, y tú de osados por Fénix.
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v. 31 non plus ultra: lema que se refería a las columnas de H é r c u l e s (el estrecho de G i b r a l t a r ) y que C a r l o s V u t i l i z a b a c o m o l e m a personal, pero r e d u c i é n d o l o a plus ultra. A q u í significa los dos cuernos del toro, que eran c o m o dos columnas.
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169 E n la ausencia de un amante que, por verle desinteresado en su cuidado, le achacaban ciegas calumnias* Romance A m a d o parte Doristo. Sabe D i o s si volverá; que si sabe que es amado, p o d r á Filis olvidar. Ausentóse de muy fino, porque quien presente está, o no los tiene o malogra los méritos de leal. La envidia de muy conformes los acusa, porque ya comienza en los desdichados a ser delito la paz. La decencia dan por culpa, y es tanta su ceguedad que le acusan, si se vuelve, y le muerden, si se va. Pura y cortés mariposa, de una llama de cristal, en la región del respeto quema las plumas, no más. Mas, como la envidia es ciega y la ofende la verdad juzga el incendio en el humo y habla del origen mal. P r o b ó a partirse el garzón (dura prueba en el amar); * Trata del m i s m o asunto que el p o e m a 158. v. 25 garzón : « m o z o gallardo y a p u e s t o »
(Alernany).
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tan partido que en la pena solo no es hoy su mitad. Pues tan entero dolor hoy consagra a su deidad que aun al morir no se otorga por que no excuse su mal. Su amante amada le atiende, cuyos dos soles están llorando vivas estrellas en preciosa tempestad. Porque sabe que anochece hacia el alma, y ansí van, virreyes de sus dos soles, las estrellas a alumbrar. ¡Ay del llanto que no sale!; que, en experiencias de amar, el que no sale a los ojos a los ojos sale más.
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v. 33 C i e r t o eco de la Fábula de Leandro y Hero: «el rayo amante amado de la t o r r e » (2; 562), e «ignórase si amante m á s o a m a d o » (2; 614).
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170 Metáfora de una rosa a una doncella que había padecido la primera ofensa en el recato* Letra Esa rosa que ves, zagalejo, y el ave grosera volando picó, ya no es flor, que a los aires se queja de verse, aunque rosa, robada y sin flor. Glosa A sí misma semejante nunca verás la hermosura, porque miente lo que dura la belleza más constante. Es la dicha del amante de tan incierta fortuna que nació varia la luna a ser luna de su espejo. Esa rosa que ves, zagalejo, y el ave grosera volando picó, ya no es flor, que a los aires se queja de verse, aunque rosa, robada y sin flor.
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Verás beldad que, homicida, a herir y obligar alcanza, que despide a la esperanza
* H a y c o p i a c o n ligeras variantes y faltándole las dos ú l t i m a s estrofas en B N M M s . 10.560, f o l . 3 r - v . E l p o e m a se asemeja m u c h o a otros de B o c á n g e l sobre e l m i s m o tema, c o m o , p o r ejemplo, los n ú m e r o s 32 y 59.
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y a los sentidos convida. N o lo creas en tu vida, si buscas de amor la palma, porque siempre contra el alma dan los sentidos consejo.
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Esa rosa que ves, zagalejo, y el ave grosera volando picó, ya no es flor, que a los aires se queja de verse, aunque rosa, robada y sin flor.
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A l gusto más poseído que llega a mayor edad le sobra la enfermedad, pues muere de haber nacido. Es un rayo sin r ü i d o la luz de la dicha, Bras; contento que dura más tiene el pesar por reflejo. Esa rosa que ves, zagalejo, y el ave grosera volando picó, ya no es flor, que a los aires se queja de verse, aunque rosa, robada y sin flor. N o se queja de morir la flor de la aguda punta, que, para verse difunta, harta causa fue lucir. Sólo pudiera sentir que tan riguroso d a ñ o no escribiese el desengaño cuando violó su bosquejo. Esa rosa que ves, zagalejo, y el ave grosera volando picó, ya no es flor, que a los aires se queja de verse, aunque rosa, robada y sin flor.
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171 Glósanse estos dos versos, aplicando el sentido de ellos al silencio de quien ama Letra* Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero. Glosa * 4
Pensamiento venerado, a que calles te sentencio, pues sólo un mudo silencio es bueno para cuidado. Y o te dejaré explicado en no poderte explicar, pues nunca se pudo hablar dolor que fue verdadero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero. N o he de decir lo que siento, aunque muera de sentir, y temo sólo el morir, porque dirá m i tormento. Q u i e n hizo dulce alimento de penar y padecer penará con el placer; por eso el placer espero.
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* E l c o n d e de Salinas t a m b i é n g l o s ó este e s t r i b i l l o ( D a d s o n , 1 9 8 5 d , poema C X X I ) . E s b i e n p o s i b l e que Salinas fuese t a m b i é n su autor. Para otras glosas de este estribillo, véase W i l s o n - S a g e , 1964, n ú m e r o 138. +
Está escrita en forma de d é c i m a , igual que la v e r s i ó n hecha p o r Salinas.
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Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero. M i mal no recibe medio, ni aun la muerte ha de curarme, pues sólo para faltarme se hizo la muerte remedio. D e un mar de rayos en medio estoy atado a la vida, y siempre el golpe homicida es mortal y no es postrero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero. N o me agradezcan morir sin confesar lo que siento, que hay género de tormento dado para no decir. N o pudiera yo sufrir dolor tan alto y tan fuerte, si no guardase la muerte a m i firmeza su fuero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero.
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v v . 27-28 E c o lejano del m i t o de Ulises y las Sirenas, tal y c o m o ha sido u t i l i zado en e l poema 89.
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172 Otra glosa al mote mismo Quiero un desdén apacible — y , si hay ángeles acá, un ángel quiero— que está más allá de lo imposible. Quiero sufrir lo insufrible de amar y no merecer, de sembrar y no coger, pues he de morir primero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero. D e altura tan singular es la causa de m i empleo que con el vano deseo aún no la puedo igualar. De mí me puedo quejar si, conociéndome humano, de amar lo que es soberano prudente no desespero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero.
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vv. 5-7 Antítesis propias de la p o e s í a del amor cortesano. v. 7 E c o b í b l i c o ; cfr. La Profecía de Midieas, 6, 15: « T ú s e m b r a r á s , y n o segarás»; El Libro de Job, 4, 8: « A n t e s b i e n he visto que los que o b r a n i n i q u i d a d , y siembran dolores, y los siegan»; El Libro de los Salmos, C C X V , 5: «Los que s i e m b r e n c o n l á g r i m a s , c o n r e g o c i j o s e g a r á n » ; El Evangelio según San Lucas,
19, 2 1 :
«llevas lo que no pusiste, y siegas lo que n o s e m b r a s t e » . vv. 17-18 Cfr. Salinas, en su glosa de este estribillo: «Más me tiene el padecer / soberbio que n o r e n d i d o , / pues cobarde n o he p e r d i d o ; / de atreverme desesp e r o » (Dadson, 1985d, p o e m a C X X I , v v . 27-29).
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A l sol le cuento las venas lucientes, que llaman rayos, y temo menos desmayos contando rayos que penas. Y a del amor las cadenas arrastra m i libertad, y en el cielo de piedad aún no he mirado un lucero. Quiero, y no saben que quiero; yo sólo sé que me muero.
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A l fuego que la atormenta reside la salamandra; amor, que es ave en Antandra, de lo mismo se alimenta. Sus dos efectos ostenta aqueste fuego amoroso: en su semblante lo hermoso y en m i corazón lo fiero. Quiero, y no saben que quiero;
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yo sólo sé que me muero.
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FIN De los versos humanos
w . 23-24 Véase Égloga amorosa: «y a ú n temo m á s desmayos / c o n t a n d o penas que c o n t a n d o rayos» (32; 1 1 1 - 1 2 ) . Semejante p r é s t a m o
p o d í a indicar que esta
glosa fue escrita bastantes a ñ o s antes de la p u b l i c a c i ó n de La lira de las Musas,
en
1637, m á s b i e n hacia 1626, l o que r e f o r z a r í a las propias palabras d e l p o e t a en su p r ó l o g o «Al libre lector», donde dice: «no se escribe ahora lo que ahora sale» (véase arriba p . 393). v v . 2 9 - 3 0 Falta e l estribillo en el original. v. 32 salamandra: reptil p e q u e ñ o que p o d í a pasar p o r el fuego sin consumirse, v v . 3 3 - 3 4 A l u s i ó n al F é n i x .
LA L I R A DE LAS MUSAS DE V O C E S
SACRAS
VERSOS A DIVINOS Y VARIOS
INTENTOS
173 Soneto* H u y e del sol el sol, y se deshace la vida a manos de la propia vida; del tiempo que, a sus partos homicida, en mies de siglos las edades pace, nace la vida, y con la vida nace del cadáver la fábrica temida. ¿ Q u é teme, pues, el hombre en la partida, si vivo estriba en lo que muerto yace?
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L o que pasó ya falta; lo futuro aún no se vive; lo que está presente no está, porque es su esencia el movimiento.
10
* Soneto d i g n o de la mejor p o e s í a metafísica de Q u e v e d o , y justamente c e l e brado p o r los antologistas. v. 1 Cfr. Q u e v e d o : « H u y e sin percibirse, lento, el día» (Soneto 6, v. 1). v. 3 A l u s i ó n al m i t o de Saturno; véase 130; 113-14. v v . 3-6 C a s i todos los editores de este soneto p o n e n u n p u n t o d e s p u é s « e d a d e s p a c e » (v. 4), y e m p i e z a n e l segundo cuarteto c o m o si fuera
de
una nueva
o r a c i ó n : « N a c e la v i d a . . . » . S i n embargo, nos parece evidente que la frase «nace la vida» depende de «del t i e m p o . . . » (v. 3). Así su sentido metafisico se refuerza, y al m i s m o t i e m p o el verso 5 cobra m á s sentido. v. 5 Cfr. Q u e v e d o : « M u e r e la vida, y de la m i s m a suerte / muere e l entierro r i c o y o p u l e n t o » (Soneto Í0, v v . 5-6). v v . 9-11 Ideas m u y parecidas se encuentran en Q u e v e d o , c o m o en e l famoso soneto « R e p r e s é n t a s e la brevedad de lo que se vive»: «Ayer se fue; m a ñ a n a n o ha llegado; / h o y se está y e n d o sin parar u n p u n t o » (Soneto 2, v v . 9-10). S u o r i g e n es probablemente S é n e c a , De Brevitate Vitae, X , 2: «In tria témpora vita dividitur: quod fuit, quod est, quod futurum
est. Ex iis quod agimus breve est, quod acturi sumus dubium,
quod egimus certum». v. 11 S é n e c a , De Brevitate Vitae, X , 6: «Praesens tempus brevissimum est, adeo quidem, ut quibusdam nullum videatur; in cursu enim semper est, fluit et praecipitatun.
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L o que se ignora es sólo lo seguro: este mundo, república de viento, que tiene por monarca un accidente.
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174 A un sacrilego cartel que fijaron en las calles de M a d r i d los enemigos de nuestra santa fe, contra ella Soneto Señor, este diamante, que inhumano se obstina a tornos de la sangre vuestra, ya pide el rayo horrendo de esa diestra, pues le hieren de amor rayos en vano. Y a saca el perdonar de soberano quien pide a la deidad rigor por muestra. Consuma el orbe ya, llama siniestra, pues es justo, ¿qué importa ser temprano? O baje el rayo contra el vil hebreo, dándole luz con la postrer violencia, pues obstina a experiencias su noticia.
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Q u e aun para castigar rigor tan feo, paso no sabréis dar en la justicia si no armáis el castigo de clemencia.
v v . 1-2 T ó p i c o d e l diamante que, s e g ú n se c r e í a , solamente p o d í a ser ablandado c o n sangre caliente de c a b r ó n o cordero.
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175 A la conversión de un pecador Soneto Señor, estoy de vos tan alcanzado, cuando el discurso al contemplar permito, que, aunque me habéis sufrido de infinito, representáis paciencia de olvidado. Y o que d o r m í , de vuestra voz llamado, hoy despierto a la voz de m i delito, y al primero dolor de verle escrito le dais los privilegios de borrado. Deuda, S e ñ o r , es ya, no confianza, pensar que del dolor el sacrificio grato aroma se salve, donde ascienda. A u n me dejáis sin dudas la esperanza, que quien trocó la ofensa en beneficio, ¿qué m é r i t o dará a la misma ofrenda?
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176 A l mismo asunto Soneto ¡Señor, que vierta un pedernal helado sangre de fuego de un acero herido, y que a la cera el bronce endurecido hurte obediencias, del calor tratado! ¡ Q u e tiemble un monte al rayo sospechado, y el hombre no le sienta, de él herido!, pues, si se advierte, es rayo sin rüido dentro del pecador cada pecado. ¿ Q u é villano, a quien víbora inclemente el pecho le o c u p ó mientras dormía, despierto no se hurta a su veneno? H u y e veloz, ¡oh planta delincuente!; huye, porque del rayo de este día p o d r á la permisión ser tardo trueno.
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177 A l justo intento de que se levante a Cristo templo, donde maltrató su santa imagen la sacrilega impiedad hebrea* Soneto A l z a d , S e ñ o r , vuestra Sión divina adonde, ingrato a tanto beneficio, la deidad hizo el hombre sacrificio, y, siendo él fulminado, la fulmina. N o logre la ambición de peregrina la culpa en ese, aunque postrado, indicio, que el sacrilego intento de su oficio M e m o r i a templo hará de la ruina. Si no es que, codicioso de la injuria, temiendo que acabó ya la violencia de dar a la impiedad postrer indicio,
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(mientras no os solicita en nueva furia, por no tener ociosa la paciencia), queréis también sufrir veros sin templo.
* R e f i é r e s e al m i s m o asunto que los poemas 119, 183 y 184. v. 8 T í p i c o verso bocangelino sobre el templo de la m e m o r i a . v. 14 C o m o señala A n d r é s , 1986, p . 80, en su nota a este soneto: «Este verso n o guarda la r i m a c o n su correspondiente, y debe considerarse c o m o una errata del texto. Q u i z á la rima probable fuera juicio; en realidad todo el verso parece estar m a l construido».
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178 Sobre un lugar de San Agustín, en la Ciudad de Dios, que desmenuza la calidad de la muerte* Soneto Este morir, esta postrera suerte, es imagen del miedo repetida, en cuanto a ser imagen tan temida, pues la imaginación la hace tan fuerte. ¿ C u á n d o es, pues, el morir?, (porque se [acierte). ¿Al querer espirar? N o , que a ú n hay vida. ¿Es cuando el alma está ya desasida? Eso es estar ya muerto, que no es muerte. ¿Acaso es el morir aquel instante del aliento postrero? ¿Es aquel punto que el último suspiro en quietud trueca?
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N o , porque todo punto es semejante al vivir cierto o al estar difunto. Pues, ¿cuándo es el morir?: cuando se peca.
* San A g u s t í n , La ciudad de Dios, L i b r o X I I I , passim. v. 5 Cfr. La ciudad de Dios, L i b r o X I I I , cap. X I : «Quando
ergo in morte?».
vv. 7-8 Cfr. La ciudad de Dios, L i b r o X I I I , cap. I X : «Sed id tempus quo animae a corpore separatae aut in bonis sunt aut in malis, utrum post mortem potius an in morte dicendum est? ... etiamsi recte isti appellantur morientes quia, cum mors, quae i am impendet, advenerit, non morientes, sed mortui
nuncupantur».
v. 14 Cfr. La ciudad de Dios, L i b r o X I I I , cap. I V , titulado «Cur ab his qui per gratiam regenerationis absoluti sunt a peccato non auferatur mors, id est poena peccati». E n el cap. V San A g u s t í n desarrolla el v e r s í c u l o 33 de la Epístola
de San Pablo a los
Romanos, c u a n d o d i c e : «Ac per hoc lex quidem bona est, quia prohibitio est peccati; mors autem mala, quia stipendium est peccati».
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179 Fue asunto de un certamen, hecho en celebridad de una fiesta del Santísimo Sacramento, escribir un soneto que precisamente comenzase y acabase con estos dos versos que van de otro carácter, haciendo metáfora del gusano de seda a este divino Señor Sacramento; premióse en primer lugar este papel* Soneto Entonces vivo, porque muero, cuando me enseña amor a más morir, viviendo; que no es pena el morir, es vida, habiendo morir que se dispone, no acabando. M o r i r procura amor, siéndole blando fin que no ha de ser fin; y feneciendo se construye más vida, pues naciendo nada se inmortaliza, sino amando. E n este, pues, hilado laberinto, fiscal y actor a un tiempo de m i vida, en última la enseño a ser primera.
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M u e r t o , sí, me verán, mas no distinto; dará a su muerte ser quien fue, no siendo, si al fin mi ser no ser entonces era.
* Desde 1633 B o c á n g e l era secretario de la C o n g r e g a c i ó n de los Indignos E s clavos d e l S a n t í s i m o Sacramento de la Iglesia d e l C a b a l l e r o de G r a c i a , c o f r a d í a a que p e r t e n e c í a n m u c h o s poetas m a d r i l e ñ o s . v. 3 Idea tomada de S é n e c a : «Omnia
mors poscit. Lex est, non poena perire» (Epi-
grama VII, 7); cfr. t a m b i é n «si ultimum diem non quasi poenam, sed quasi naturae legem aspicis» (Diálogos,
X I I , 13, 2). Cfr. Q u e v e d o : « B r e v e suspiro, y ú l t i m o , y amargo, /
es la m u e r t e , forzosa y heredada: / mas si es ley, y n o
pena, ¿ q u é
me aflijo?»
(Soneto 30, v v . 12-14). v. 10 fiscal: «el que sale a las causas, q u a n d o n o ay parte que p i d a , p o r l o que toca al rey y al b i e n p ú b l i c o ; oficio ordinario en todos los tribunales» Sobre «actor», véase 31; 7 1 .
(Covarrubias).
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180 Por la salud del Serenísimo S e ñ o r Infante don Fernando, m i señor Acción de gracias D i o asunto el profeta rey con el salmo 150, que el autor imita* Octavas E l gran clavel, el animado día, a quien el sol, que al sol alumbra, dora, que padeció de tanta aurora fría, de tanta ardiente, la invasión traidora, ya el cuello, coronado de alegría, levanta al reino de serena aurora; ya luce el sol que, mustio en su desvelo, efímera fue pálida del cielo.
5
C o n mano firme y corazón seguro, el Alcides de Dios, pastor del Tajo, e m p u ñ a aquel cayado, aquel gran muro, donde el peso no sabe ser trabajo. Sustenta el cielo en él, y el cielo puro, que un cayado, no un monte, ve debajo, el ser verdad en un cayado admira de un monte la m a g n á n i m a mentira.
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* D e h e c h o , el salmo que i m i t a no es el 150 que dice, sino el 148. v. 10 C o n frecuencia B o c á n g e l compara al C a r d e n a l Infante c o n
Alcides
( H é r c u l e s ) , subrayando así sus cualidades marciales. v. 13 T a l c o m o H é r c u l e s sostuvo e l cielo sobre sus h o m b r o s mientras A t l a n t e le c o g i ó las manzanas de oro del j a r d í n de las H e s p é r i d e s , así Fernando sustenta las esperanzas e s p a ñ o l a s ; v é a n s e t a m b i é n 42 «A los a ñ o s d e l S e r e n í s i m o Infante denal, m i s e ñ o r » , y 30; 67.
Car-
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C o m o , al partir del sol, perdido se halla triste ganado del pastor ausente, y no le llama, no, duélese y calla, por no avisar del lobo el duro diente — c o n quien fuera algodón a ser de malla— enmudece hasta ver la luz de Oriente; ya entre albores y ramas determina honda y voz que le libra, y encamina; así, Fernando, mientras la postrada pluma n e g ó tu agilidad (¡oh extraño efecto de la pluma!), fue negada la luz, la voz, la senda a tu r e b a ñ o . E n ti todo enfermó, que libre nada dejó tu enfermedad. ¡ O h nuevo daño! A u n tu achaque es prodigio, pues indicia haber contagio donde no hay malicia. Si en repetido c ú m u l o de ardores quiso explicarte F é n i x la dolencia, ya madrugaron más tus esplendores a hacerte natural la diligencia. Y así te restituye a más honores en volver a vivir, sin la inclemencia de holocausto, pues solo te eternizas con sólo haber soñado en tus cenizas. Oye, señor, no en voz de m i instrumento, la que a Dios rinde el pueblo agradecido en boca del profeta, cuyo acento a tan alta ocasión q u e d ó extendido. R e a l salud, en voz real frecuento; mías las voces son, suyo el sentido. O y e al teatro universal que canta, al que del lazo divirtió tu planta.
v. 17 Cfr. G a r c i l a s o : « C o m o al p a r t i r d e l s o l la s o m b r a c r e c e » (Égloga
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I, v .
310). v v . 3 3 - 4 0 C o m o el F é n i x que r e n a c i ó de sus propias cenizas, Fernando saldrá m á s fuerte d e s p u é s de pasar p o r los ardores y la fiebre de su enfermedad.
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LAUDATE DOMINUM LAUDATE EUM IN
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DE COELIS: EXCELSIS
Altos del cielo, bellos moradores, alabad al Señor; y en su alto abono vosotros exclamad más superiores, que tronos os llamáis, por ser su trono. Angeles, del Señor embajadores, ejércitos de luz, templad a un tono incendios, plumas, almas, si es que puede llegar la voz donde la vista cede. T ú , sol (bajel viviente al mar del día), al fraterno farol tus luces presta, y en cuna ardiente o sepultura fría en su alabanza tu viaje apresta. Estrellas, que de clara pedrería bordáis el manto de la noche honesta, relámpagos, cometas, fuego, rayos, alabad vuestra causa sin desmayos. Rodantes cielos de cristal sonoro, tú, que inmoble asistiendo a su mudanza, empíreo incircunscrito, el gran tesoro te enriquece, cantad en su alabanza. T ú , cristalino cielo, a quien el coro de estotros orbes a mirar no alcanza, su nombre alaba, aunque el juzgar te asombre ser todo tú incapaz aun de su nombre.
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v. 49 A q u í empieza la v e r s i ó n o i m i t a c i ó n del salmo 148 de la V u l g a t a ; el v e r so en c u r s i v a es e l p r i m e r verso d e l s a l m o . B o c á n g e l sigue bastante de c e r c a su o r i g i n a l , d e d i c a n d o cada estrofa a u n o o dos v e r s í c u l o s d e l o r i g i n a l . N o d e b e r í a mos o l v i d a r que, s e g ú n algunos comentaristas, B o c á n g e l h a b í a h e c h o una traducc i ó n de los salmos al castellano, c o n el t í t u l o de El Arpa de David española,
obra
h o y aparentemente perdida. N ó t e s e , en este respecto, el soneto a n ó n i m o (pero p o s i b l e m e n t e de L u i s T i n e o de M o r a l e s ) : «A D o n G a b r i e l V o c a n g e l i V n z u e t a traduciendo los Psalmos en metro Castellano c o n grande espíritu i acierto» ( B N M M s . 3.665, fol. 46r). v v . 66-68 D e las diez ruedas de que se c o m p o n í a el universo p t o l o m a i c o , sólo la ú l t i m a , el e m p í r e o , se quedaba i n m ó v i l .
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Porque el Señor con su palabra activa hizo el mundo, y tan presto lo pondero que el decir y el hacer fueron de arriba dos cosas, mas ninguna fue primero. M a n d ó , y al punto en su precepto estriba cuanto crió, y hoy cría el orbe entero. Faltó de q u é criar, pero no el modo; la nada fecundó y pariólo todo. Estatuyó la duración de cuanto formó, que vivirá de tal manera que toda edad en su decreto santo bien podrá ser mortal, mas no postrera. Alabadle criaturas que del manto de la tierra os cubrís, y toda fiera le alabe. T ú , profundo mar, no escondas el cristalino acento de tus ondas. R e g i ó n que en tu flamante precipicio te afirmas; tú, granizo, que en la cumbre del aire ejerces congelado oficio; tú, nieve, que con blanda mansedumbre naces; tú, hielo, que nos das indicio del cielo, aunque a las ondas pesadumbre; lluvias deshechas en horror, y cuantas tempestades, ¡oh viento!, tú levantas; montes altos, collados inferiores, que en la verde república del prado vasallaje juráis a los mayores; árboles que del fruto derribados os ensalzáis mejor; cedros mayores que los siglos, de siglos coronados; fieras mansas y fieras sierpes, aves que ligeras voláis, cantáis süaves; reyes que presidís acá en el suelo, y pueblos de estos reyes gobernados; potentados o imágenes del cielo; v. 98 Cfr. 17; 5: «Más dura en la r e p ú b l i c a del p r a d o » , v. 102 Cfr. 86; 346: «la M e m o r i a , de siglos c o r o n a d a » .
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jueces de recto espíritu dictados; jóvenes y doncellas, y el que el hielo del tiempo peina en hilos venerados; los de anterior edad: el nombre alaben del solo Dios excelso, sin que acaben. Su alabanza, no sólo por la tierra, difunde al viento mares de armonía. Hace en los cielos numerosa guerra la más y más suprema j e r a r q u í a . E l su Iglesia sublima, y él destierra cuanta asechanza su quietud obvia. Santos cisnes, cantad allá en la esfera donde la voz más dulce no es postrera. Hijos humanos de Israel divino, águilas de la fe y aun más caudales, pues miráis sin mirar a quien me inclino; alabadle con voces inmortales: gloria al Padre, y al H i j o , y al que el trino n ú m e r o sella; como en los umbrales del tiempo; como agora la prefiere el tiempo, y como el tiempo la rindiere.
vv. 119-20 E l canto del cisne; véase 117; 2-4. vv. 125-26 el trino número: el E s p í r i t u Santo.
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181 Octavas en el certamen que se celebró en M a d r i d de San R a m ó n Nonat. Mandóse describir c ó m o , de los primeros hábitos que se dieron en la religión de la Merced, fue el del Santo, y que se discurriese por sus virtudes, aplicando aquel lugar del Eclesiástico: Initium dulzoris haber fructus illius, &c. Premiáronse en primer lugar* * Este p o e m a se p u b l i c ó p o r p r i m e r a vez en A l o n s o R e m ó n , Las fiestas solemnes, y grandiosas que hizo la sagrada Religión
de N. Señora de la Merced...
a su glorioso
Patriarca, y primero fundador san Pedro Nolasco, M a d r i d , 1630, fols. 9 2 v - 9 3 v . B o c á n gel g a n ó el p r i m e r p r e m i o en el sexto asunto, c u y o tema era: «escriuir las alabancas de las conocidas, y auentajadas virtudes d e l grandioso C a r d e n a l San R a m ó n N o nath, p o r ser u n o de los p r i m e r o s hijos d e l habito de nuestro g l o r i o s o Padre San P e d r o N o l a s c o , y surtir todo en gloria suya, pues era suya la fiesta, c o n f o r m e a lo de los P r o u e r b i o s , en el cap. 17 Filius sapiens laetificat patrem. E r a la c o m p o s i c i ó n Octauas R i m a s , y seis el n u m e r o dellas, y auentajose c o n tanta s u p e r i o r i d a d a los d e m á s que e s c r i u i e r o n D o n G a b r i e l B o c a n g e l y V n c u e t a , q[ue] en t o d o r i g o r de j u s t i c i a se le d e u i a lo que se le d i o : b i e n es v e r d a d que tiene tan grangeado su i n g e n i o p e r e g r i n o , y su c o n c e p t u o s o m o d o de escreuir el n o m b r e de la fama que goza, que n o le puede hazer r i c o el p r e m i o a q u i e n lo está tanto del m e r e c i m i e n t o . . . E s t á en E s p a ñ a , y tiene las Indias desta m e r c a d u r i a el autor destas Octauas, que ellas d i r á n mudas, l o que n o sabrá m i l e n g u a » (fol. 92v). C o m o se ve p o r e l t í t u l o del p o e m a en la v e r s i ó n puesta a q u í , B o c á n g e l no glosa el v e r s í c u l o m e n c i o n a d o en e l asunto, sino o t r o . C o m o se sabe, F r a n c i s c o de Z u r b a r á n r e c i b i ó en 1628 u n encargo de v e i n t i d ó s cuadros para el C o n v e n t o de N u e s t r a S e ñ o r a de la M e r c e d C a l z a d a , de S e v i l l a , entre los que figuran unos cuadros c é l e b r e s sobre la vida de San Pedro N o l a s c o . P e d r o N o l a s c o fue canonizado el 30 de septiembre de 1628 bajo el p o n t i f i c a d o de U r b a n o V I I I , de a h í las celebraciones que recoge la obra de A l o n s o R e m ó n . San Ramón debe su n o m b r e al h e c h o
de haber
Nonat: mercedario e s p a ñ o l ( ¿ 1 2 0 0 P - 1 2 4 0 ) ; se sido e x t r a í d o de las e n t r a ñ a s de su
madre
m u e r t a , a lo que B o c á n g e l se refiere en la segunda octava del p o e m a . Z u r b a r á n p i n t ó u n cuadro de San R a m ó n N o n a t o de cuerpo entero entre 1631 y 1640, tal vez c o m o resultado de las celebraciones que t u v i e r o n lugar en M a d r i d . Está ahora en una C o l e c c i ó n P r i v a d a e n G i n e b r a . Initium Ecclesiasticus, 11, 3.
dulcoris habet fructus illius:
es de
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A l que antes que en el mundo entró en el cielo por la triunfante puerta de una herida cantaré, sacra musa, si a m i celo viere tu inspiración celeste unida. Por ti aquel fuego, a quien produjo el hielo, vida tuvo primero que la vida. Por ti m i voz sus n ú m e r o s estrena; en ti es sonoro canto, en mí no suena. Sabes que, opresa en el materno nudo, yerta prisión, que a lo vital yacía, perla viva r o m p i ó cuando no pudo ver su concha los nácares del día. Torpe cadáver y un puñal agudo su vida fue; tú lo dirás, María, tú que sacaste la encerrada perla a dar al mundo luz, antes que a verla. C r e c i ó , pues, antes de nacer, el n i ñ o , que su edad c o m e n z ó por el aumento, y en conducir con plácido cariño errantes cabras ensayó el acento. Luego en alma y en traje limpio a r m i ñ o , llamas el pecho, nieve el ornamento, sólo en n ú m e r o y hábito segundo Etna fue sacro abrasador del mundo. E n el abril primero, que María congregó religión de blancas rosas, las vio R a m ó n y a m ó su compañía
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vv. 5-7 L a r e p e t i c i ó n de «Por t i . . . » recuerda a Garcilaso, Égloga I, v v . 99-102, y t a m b i é n su Canción
V, estrofas 8-11.
v. 14 Las referencias a q u í y m á s abajo a la V i r g e n M a r í a responden a u n deseo por parte del poeta de destacar el papel de intercesora de la V i r g e n , en una é p o c a en que c r e c í a n las demandas para que la n o c i ó n de la I n m a c u l a d a C o n c e p c i ó n fuera aceptada c o m o dogma de la Iglesia. vv. 19-20 Describe la infancia del santo c o m o pastor de cabras. vv. 25-26 R e f i é r e s e a los h á b i t o s de los mercedarios (sotana blanca c o n u n escapulario y c a p u c h a t a m b i é n blancos), a la vez que a la p u r e z a y v i r g i n i d a d M a r í a , simbolizadas en la rosa blanca y la azucena.
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(que ver y amar allí no son dos cosas). Abeja fue que a néctar reducía de aquel jardín virtudes olorosas. Su olor expone, y de labrar no deja, porque también es rosa, siendo abeja. N o largo espacio entre fraternas flores dio licor, que adestrado en dulce ensayo labró de infieles selvas los errores. Y el aguijón calificó de rayo, sacro Sansón que, opuesto a los furores de infiel león, los maceró en desmayo fundado, el labio de virtudes lleno, dulce panal en labio de veneno. Y a es la azucena de su cuerpo blando, clavel bañado en sangre o roja fuente, víctima penitente que volando fue al Pastor, que a tres lauros dé una fuente. N u e v o clavel le da Gregorio, cuando, viéndole envuelto en sangre penitente, duda si le da entonces con que honrarse, o se viste R a m ó n con desnudarse.
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vv. 37-40 R e f i é r e s e a la historia de S a n s ó n y el l e ó n ; véase 79; 5-7. Es interesante observar que el p o e m a 79 fue escrito en 1630, el m i s m o a ñ o que la c o m p o s i c i ó n original en que se basa el p o e m a 181. v. 45 Gregorio: el papa G r e g o r i o X V (1621-23), durante c u y o pontificado fue c a n o n i z a d o San R a m ó n N o n a t o .
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182 E n un certamen donde se celebró a San Vicente Ferrer. Diose por asunto discurrir en su vida* Octavas N a c i ó en Valencia el águila divina, que bebió tanto espíritu en su Oriente que al mismo sol, que en luces le examina, hizo sufrir examen de luciente. Pues si el orbe exterior él ilumina por sus dorados ámbitos, Vicente, en la interior república del suelo, nuevo imperio descubre y presta al cielo. Donde el rubio alemán imperioso de aves la frente austríacas corona, y donde el Royne claro y delicioso no de ajeno caudal su estirpe abona, de propios reinos sí, que el delicioso margen por velocísimos blasona: allí su voz, a emulación del río, más clara a Dios rindió más señorío. E n el rígido norte, en la postrera línea del orbe que de luz se baña, le oyó el isleño inglés y le venera divino, pues le alienta y desengaña.
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* San Vicente Ferrer: p r e d i c a d o r d o m i n i c o e s p a ñ o l ( ¿ 1 3 5 0 ? - 1 4 1 9 ) , n a c i d o en Valencia. vv. 1-4 E l t ó p i c o del águila que puede mirar al sol sin desviarse la vista. v. 7 Es frase que B o c á n g e l h a b í a utilizado en el Retrato panegírico c o n respecto al Infante Carlos; véase 86; 585. v. 11 el Royne: el R ó d a n o , río de Suiza y Francia que pasa p o r A v i ñ ó n , donde San V i c e n t e Ferrer fue G r a n Penitenciario en la corte pontificia.
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N o del duro sajón la estirpe fiera, mas la angélica sí, o s t e n t ó Bretaña, cuando a la gran doctrina culto aplica, depone errores y aras sacrifica. Y tú, Apenino, escalador de estrellas, que gigante de Italia te levantas con reinos mil, que yacen a tus huellas, labrados al cincel de voces santas; cuando tu cumbre vio luces tan bellas domar la envidia de tinieblas tantas, di si aclamaste con desdén de A p o l o sol a Vicente, y le aclamaste solo. N o a Flandes, que en helado error anida, valió la obstinación al sacro fuego, que no permite luz de Dios regida reinar lo helado ni imperar lo ciego. Allí la hidra herética vencida respeta al orador de Dios, y luego en diversas provincias se levanta con santos cuellos de doctrina santa. Pues, donde entre los Alpes se conspira de i n d ó m i t o francés vulgo sectario, sacro licor a su infección respira en el bautismo de que ya fue erario. E n el lavacro copia tal se admira que entre el Jordán y el Rán el juicio vario dudará cuál es voz que más inclina, Vicente en Francia o Juan en Palestina.
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v v . 2 1 - 2 2 R e c u e r d a la c é l e b r e frase de San A g u s t í n al referirse a los ingleses r e c i é n convertidos al cristianismo: «non Angli, sed Angelí». v v . 3 7 - 4 0 Sobre la h i d r a , véase 87; 154. E r a frecuente en la literatura de la é p o c a asociar la hidra c o n la herejía. v v . 4 1 - 4 2 Parece referirse a la h e r e j í a de los albigenses, extirpada a duras p e nas. v. 45 lavacro: «En su riguroso sentido vale lavatorio; pero regularmente se t o m a p o r el b a u t i s m o » (Autoridades). de B o c á n g e l .
C o m o ejemplo de su uso se citan estos versos
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¡ Q u é mucho que dilate a España toda milagros en ejemplos desatados, y que la aclamación le asista goda en estos jaspes del amor grabados! Europa a sus aplausos se acomoda, sus senos útilmente averiguados. Y a es D o m i n g o , Vicente, o ya distingo sólo en edad, no en glorias, a D o m i n g o .
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v. 55 Domingo: Santo D o m i n g o de G u z m á n , predicador e s p a ñ o l (1170-1221), fundador de la orden de los d o m i n i c o s , a la que p e r t e n e c í a San V i c e n t e Ferrer.
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183 Versos sacros Décimas en un certamen E l asunto fue contra los hebreos que maltrataron la imagen de Cristo, q u e m á n d o l a , & c . Premiáronse en segundo lugar* Miente, ¡oh sacrilego error!, tu intento obstinado y ciego. ¿ C ó m o ha de morir de fuego quien supo nacer de amor? Y a previno tu rigor Dios de padecer sediento aun ese tardo tormento, porque un Dios y enamorado cupo en llamas de un cuidado, mas no en las de un elemento. Ese ofendido trasunto te encamina a discurrir que Cristo para morir t o m ó de fuego el asunto. Cuando a algún cuerpo difunto se presenta su homicida, por boca de cada herida le acusa. V e Dios tu fuego, prende en su amor, y así luego habla su imagen herida. Más que de fe, de evidencia te debiste al desengaño, mas sólo en ti da un engaño más pasos que una experiencia. * Sobre el m i s m o asunto, v é a n s e los poemas 119, 177 y 184.
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E n abrasada apariencia se puso Dios, y Moisés le vio y le adoró después. T ú , que a ambas leyes te opones, donde tú mismo le pones, ni le adoras ni le ves. Arde Dios, donde es un ave alto incendio a tres amantes, tan eterna que, en ser antes de todo, su edad no cabe. D e cuyo incendio süave imitación pudo ser quererse agora encender en el leño que le ofrece; que aun donde Dios lo parece, no puede estar sin arder.
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N o puede estar sin morir, aunque ya morir no puede, que amor inmortal excede los términos del vivir. Y porque llegue a servir la llama que ve encendida, hoy Dios a su fe convida a unirse tanto los dos que en las cenizas de un Dios humano funda su vida.
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Salve, pues, Fénix divino, hijo de un eterno sol, que al examen del crisol te das inmortal y fino; y haz que el horrendo destino que educa tu ardiente vuelo en las cenizas de un hielo hurte esta voz a su furia. Fénix que anida en la injuria
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su Arabia tiene en el cielo.
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v. 53 crisol: la vasija en la que fundían los alquimistas la materia m á s v i l .
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184 A este mismo caso se hizo esta glosa; la copla es ajena* Letra Quéjase al Padre, porque Cristo en la cruz no tenía en hombres la fe que hoy día con tantas glorias se ve. Glosa H u b o en morir Dios clavado C U Á N D O y P O R Q U É , y estos dos hoy en Dios se han declarado: cuándo fue el amor de Dios; por qué fue nuestro pecado. Cuando y porque, bien se ve que los dos estáis obrando. Mas si calla cuando en fe de amor, aunque calla cuando, quéjase al Padre porqué. D e l Padre el alto dolor vence al del Hijo divino, pues le malogra el rigor el instrumento más fino de mostrar su eterno amor. L o que el H i j o padecía sintió, y que mirarlo el mundo en sí propio no podía. * Sobre el m i s m o asunto que los poemas 119, 177 y 183.
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Aqueste dolor segundo Cristo en la cruz no tenía. Si hizo de Dios sacrificio el hombre, ¿con q u é esperanza Dios le llama? ¿Por q u é indicio? Porque hace una confianza más sangre que un beneficio.
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Cuando Dios muerto aún no había, quejarse al hombre no osaba. H o y se quejó, que podía; no entonces, que no fundaba en hombres la fe que hoy día.
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O fuese exceso en penar o fineza en el sufrir; sólo Dios pudiera hallar acabar para el vivir, y vivir para el penar. Segunda pasión hoy fue rubricada con sus venas, pues sale a probar la fe que, cuantas fueron sus penas, con tantas glorias se ve.
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185 A un Cristo crucificado, contemplándole al expirar* [Romance] Alza el rostro, caminante, alza el afecto a aquel monte, y en el leño más infame verás el cuerpo más noble. Más y más se mira el bulto. Y a parece que se oye; ya le puede conocer, sin duda, quien le conoce. H u é s p e d es de los mortales, que entre su n ú m e r o indócil, por divertirles la muerte, en ella misma se esconde. T o d o el abril en su cara o se niega, mas se encoge. Entre alevosas espinas mustias se acechan las flores. ¡Qué costosamente miden los términos de aquel roble sus presas manos, que libres aún no dieron tantos dones! Entre dos ladrones pena. E l uno con pies veloces trepa al cielo. ¡Qué seguro de robos no estuvo entonces!
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* U n a v e r s i ó n m á s corta de este romance, pero c o n tantas diferencias que casi se la puede considerar u n n u e v o p o e m a , está i n c l u i d a diversos (1634-1640),
en la s e c c i ó n de Escritos
p o e m a 2 0 9 . Los dos poemas s ó l o
tienen en
común
la
p r i m e r a estrofa y la que e m p i e z a « R o c a de p ú r p u r a h e r i d a » , y aun éstas c o n i m portantes diferencias. E l ejemplar que se conserva es a u t ó g r a f o .
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D e l otro infeliz se admira que, con ejemplo, no robe tesoro que no le quita la justicia a los ladrones. R o c a de púrpura herida por cuatro bocas se rompe; por cinco m i l acusando el más sacrilego azote. A l Justo allí una mujer la sangre le hereda inmóvil. Treinta y tres años habrá que previno estos dolores. M a r de lágrimas, que viene a que en su seno se cobre sacro río, que salió de sus entrañas al orbe. Sed confiesa el varón grande. ¿ Q u i é n con agua le socorre, aunque a los ojos la pida, que la estimará salobre? Para estar todo clavado, los ojos clava en su Norte. L o que ha ignorado el suplicio quiere que el mérito logre. ¿ Q u é es esto? ¿ Q u i é n arrebata el día? Aquestos horrores mal sellados de la luz se han hüido de la noche. Agora, agora era templo de piedras aquel desorden. ¡Ay, mortales, y tendréis enteros los corazones! N o hay piedra que no reduzga a lo sensible lo informe. ¿ H a n usurpado las almas
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vv. 3 3 - 3 6 R e f i é r e s e a la V i r g e n M a r í a , y la edad de Cristo cuando fue c r u c i f i cado. vv. 53-54 Cfr. 4 1 ; 1 3 - 1 4 : « T e m p l o v i y o aquel desorden / de m á r m o l e s tan sublime».
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que faltaron a los hombres? ¿ Q u é soldado allí atraviesa, y bárbaramente corre a sacar del pecho el agua que pidió la sed a voces? Ciego ministro, ¿qué hieres? Y a no hay vida, ya está donde de la muerte o el agravio ni llegan triunfos ni golpes.
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186 Juventud distraída, cuanto dichosa, pues en el trance de la muerte consigue poder hablar con Cristo crucificado* Romance Señor, ya de vuestro amago herido el vital estambre pregunta al golpe, ¿a q u é viene? Si es contra la vida, es tarde. Muerto ya de convencido, llevaré al postrero trance, sin el tributo de muerte, la novedad de cadáver. ¡ O h si el ser o el no haber sido fuese arbitrio en los mortales, y, antes de ser experiencia, fuese nuestra vida examen! C u á n dulcemente durmiera en aquel ocio süave de la nada quien de todo es perseguido, si nace. E c h ó m e de Adán la culpa a aquesta animada cárcel, y, antes que yo ser tuviese, hubo desdicha que darme. M a d r u g u é para el delito, no sólo en siendo, mas antes. Excuséme haber tenido tan alta injuria por padre. Lavaron sagradas ondas
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* Se p u b l i c ó p o r primera vez en L . R a m í r e z de A r e l l a n o , Avisos para la muerte. Escritos por algunos ingenios de España, M a d r i d , 1634, fols. 7 6 r - 8 0 v .
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de aquella mancha la parte tan sola que al alma hacía desdén eterno de inhábil, quedándose el albedrío tan en sí para los males que de Dios sólo en los lejos he parecido su imagen. Y viendo vos, Señor m í o , que para lucha tan grave, como nos expone aquesta batalla incierta de instantes, era desigual y tierno de los sentidos el traje, pues se nos hizo el deleite, antes de tenerla, sangre, de tres potencias o escudos tan firme m i pecho armasteis que me miraba envidiosa la obstinación del diamante. D e este, pues, arnés divino ceñida, sintió la carne a un tiempo auxilios de fuerte y oposiciones de frágil. C o m o David, cuando quiso salir al mayor certamen, tres en vano y cuatro veces p r o b ó a ceñirse de Marte, y, no ajusfándole al cuerpo, el duro acero por grave se p e r d o n ó a lo valiente, por negarse a lo intratable. Cuando en la campaña fueron
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v. 41 Las tres potencias son el entendimiento, la v o l u n t a d y la m e m o r i a ; véase 220; 2 0 1 - 1 6 . vv. 45-46 Cfr. 86; 124: « c e ñ i d o se la sirve a r n é s l u c i e n t e » . v v . 49-60 R e f i é r e s e al episodio b í b l i c o de D a v i d y G o l i a t . Saúl a r m ó a D a v i d c o n su armadura, pero éste, p o r no estar acostumbrado a andar armado, sólo quiso llevar consigo su h o n d a y c i n c o piedras para matar al gigante G o l i a t (Libro primero de los Reyes, 17).
LA LIRA DE LAS MUSAS (1637)
(raro baldón a un gigante), de ardiente plomo las guijas, los cáñamos de metales, tal yo mis armas depuse por generosas y grandes. Y siendo en todos vergüenza, fue en m í el ser vencido alarde. Corrí a beber el veneno que por las horas se esparce, tan veloz que en m i defensa malogré el favor de un ángel. ¡ O h bien dorada p o n z o ñ a , del mundo ilusión brillante, que, en deshaciendo al que mira, ella también se deshace! D e mortales hermosuras atento al vano dictamen, por m i error en aras torpes más de un holocausto yace. P e q u é , Señor, tantas culpas que en los números no caben. Decir que el número todo p e q u é , por n ú m e r o baste. Bien confieso que con vos se ajustan cuentas en balde, porque vos firmáis las cuentas cuando el corazón las hace; y porque pensar mediros a delitos las piedades, si es logro en el rendimiento, más es al poder desaire. H u m o , Señor, es la vida; vida en vos, humo fragranté, que aún sabéis de muertas luces dar a m i mérito alcance. Dirá, cuando me reciba 58 baldón: afrenta, injuria. 59 guijas: piedras p e q u e ñ a s y redondas.
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otra vez la c o m ú n Madre, si a polvo vienes, pregunto, si feneces o si naces. Y a caduca el edificio de tierra, no en polvo frágil —pues es ya polvo—, en olvido, sepulcro de vanidades. Y a por el humano muro, mentirosa en lo agradable, es la yedra diente mudo, basilisco de los jaspes. Y a la que admitió en resquicios agua infiel, dormida nave, reventando en son horrendo, es víbora de cristales. Y a de temor de contados, fuertes los suspiros se hacen en m i pecho. ¡Oh, en los hombres, alivio tasado el aire! Los sentidos ya no aciertan a obrar; ya ven levantarse para despedirse al pecho, que en rotas cláusulas late. Los amigos (si hay algunos) me buscan para no hallarme. D e lo que ignoran me informan y me esconden lo que saben. ¡Ea S e ñ o r , daos priesa!, que sorbe el golfo la margen. Anegúese todo el riesgo en ese mar de corales. Y si m i dureza ignora dos fuentes, con que se laven mis delitos, esos clavos serán de mis fuentes llaves.
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v. 104 basilisco: véase 158; 10. v v . 105-06 O b s é r v e s e el fuerte h i p é r b a t o n a q u í : «Ya l a . . . d o r m i d a n a v e » . T a l h i p é r b a t o n de pura raigambre g o n g o r i n a es raro en B o c á n g e l .
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Clavaros, que no impediros, pudo el fariseo infame. L o que ignoró su delito ha de lograr m i desastre. ¿Aún os detenéis, Dios mío? Mas si queréis que se guarde la fineza al mayor riesgo, y hay más en mí que se acabe, ya por diligencia espiro. Perdonad tan útil arte. P e q u é , pésame, confieso, confío, creo, ayudadme.
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187 E n un certamen se dio este asunto: 24 coplas de un romance al aparecerse San Pedro a San Pedro Nolasco cuando iba a buscar sus reliquias, excusándole el viaje; y c ó m o en su tránsito glorioso se le apareció San Pedro, Nuestra Señora y el Ángel de su Guarda, ilustrando lo uno y lo otro con dos lugares de la Escritura* Romance
* R o m a n c e p u b l i c a d o p r i m e r a m e n t e , j u n t o c o n el p o e m a 181, en Remón,
Las fiestas solemnes, M a d r i d ,
1630, fols.
1 0 6 v - 7 r . C o n este
Alonso
romance,
B o c á n g e l g a n ó el segundo p r e m i o del certamen: «El segundo lugar se le d i o a D o n G a b r i e l B o c a n g e l y V n z u e t a , c o n o c i d a cosa es que ha sido merecedor siempre del p r i m e r o en quanto a escrito, lleuole en las Octauas, y a q u í sin negarle sus m é r i t o s se le da este». E l ganador era Jacinto de H e r r e r a y Sotomayor, otro m i e m b r o de la c á m a r a del C a r d e n a l Infante. E l tema d e l n o v e n o asunto, que B o c á n g e l
siguió
m u y de cerca, era éste: «Dos vezes h o n r ó c o n su presencia gloriosa el A p ó s t o l San P e d r o a nuestro Padre y Patriarca, p o r q u e le era deuotissimo, y tenia hecha elecc i ó n en el P r i n c i p e de los A p o s t ó l e s , para su especial abogado: V n a vez en vida, deseando nuestro Padre ir a visitar sus santas reliquias a R o m a , se le a p a r e c i ó en la forma que fue m a r t i r i z a d o , a g r a d e c i é n d o l e los deseos de aquella p e r e g r i n a c i ó n , y escusandola, en la h o r a de la m u e r t e , se le a p a r e c i ó , y le h i z o c o m p a ñ i a c o n la R e y n a de los A n g e l e s , y su Santo A n g e l de G u a r d a , estos dos misteriosos fauores se p i d i ó escriuiessen en cinquenta coplas Castellanas, o en consonantes, c o m o las R e d o n d i l l a s , o en asonantes c o m o los R o m a n c e s » (fol. 105r-v). San Pedro Nolasco: religioso francés ( ¿ 1 1 8 2 P - 1 2 4 9 ) , fundador en 1218 de la O r d e n de la M e r c e d c o n San R a i m u n d o de P e ñ a f o r t . Fue c a n o n i z a d o el 30 de septiembre de 1628 bajo el pontificado de U r b a n o V I I I . A l o n s o R e m ó n describe c o n detalle las circunstancias del éxtasis, de que habla el título del poema. Pedro N o l a s c o deseaba ardientemente i r en p e r e g r i n a c i ó n a R o m a , a la t u m b a de su ilustre p a t r ó n , el A p ó s t o l P e d r o . E n t o n c e s el a p ó s t o l se le a p a r e c i ó en s u e ñ o s
durante tres noches
c o n s o l á n d o l e p o r n o p o d e r hacer el viaje. E n 1629 Z u r b a r á n cuadro para el C o n v e n t o de N u e s t r a S e ñ o r a
de la M e r c e d
consecutivas,
p i n t ó un
famoso
C a l z a d a , de Sevilla,
titulado « A p a r i c i ó n de San P e d r o crucificado a San Pedro N o l a s c o » , h o y día en el M u s e o del Prado.
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Yace en el Asia un prodigio en fe de que nunca yace, que en ascuas de ámbar hereda su vida de su cadáver, y, con procurado incendio, de sus cenizas flamantes labra una edad, en quien nunca imperaron las edades. Antes que Pedro naciese pudo ser prodigio el ave, mas para ser hoy primera, aún no le bastó ser antes. Busca Pedro las reliquias (para holocausto más grave) de otro Pedro, que es el mismo, pues no son dos, dos amantes. Viole el Apóstol clavero, y nunca tuvo las llaves tan a la mano de aquella Jerusalén de diamante. E n volante precipicio se derriba, mas no cae. Y a se divisan sus señas, ya son dudas, ya verdades. «¿Dónde buscas lo que llevas —le dijo—, si a verme partes?, porque entre los dos no puede el n ú m e r o hacer viaje. Somos tan uno los dos — t ú en mi amor y yo en tu imagen— que en la duda de distintos aun no quiere el nombre hallarse.»
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vv. 1-12 A l u d e al t ó p i c o del F é n i x . v. 17 el Apóstol clavero: San P e d r o , c o m ú n m e n t e representado llevando las l l a ves del C i e l o . v. 20 S e g ú n sus b i ó g r a f o s , San P e d r o N o l a s c o t u v o dos visiones de la Jerusal é n Celeste. Z u r b a r á n p i n t ó hacia 1629 u n cuadro titulado « V i s i ó n de San P e d r o N o l a s c o » (hoy d í a en e l M u s e o d e l P r a d o ) , d o n d e se ve en e l f o n d o d e l c u a d r o una visión de la santa ciudad.
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DE
BOCÁXGEL
D i j o , y rayo tan ardiente se libra, y tan penetrante, que fue de la llama hermosa nueva salamandra el aire. Así de Isabel los brazos, la que fue virgen y madre, colmó de luz, reduciendo lo luciente a lo süave. Cuando océanos de gloria estrecha roca de carne encerró, que no terminan, allá esferas, aquí altares, Nolasco los pasos vuelve atrás y los da adelante, que camino de regalos ni le busca ni le sabe. Volvió, pues, de infieles cuellos a ser yugo tan amable que, venciendo a lo violento, triunfaba siempre a lo fácil. Y a el árbol lleno de fruto quiere a la tierra inclinarse; ya quiebra la rama el peso. ¿ Q u i é n faltó por abundante? E n su desangrado cuerpo la muerte duda entregarse. ¡Qué mucho, si allí la muerte mira una vida sin sangre! Entre tanto que lo duda, brotan empíreos celajes, tempestad de serafines que ondea en lucientes mares.
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v. 36 salamandra: véase 172; 32. v. 37 Isabel: la madre de San J u a n Bautista. E n la d e s c r i p c i ó n d e l tema para el n o v e n o asunto d e l certamen, leemos: «lo p r i m e r o p o d r í a m o s hermosear a d m i r a c i ó n de Santa Isabel, en la visita que la h i z o la M a d r e de D i o s ,
c o n la
L u c a e 1.
Vnde hoc mihi, et venial Mater Domini mei ad me?» (fol. 61 v). L a cita es del Evangelio de San Lucas, 1, 43. v. 62 empíreos celajes: nubes que pasan por el cielo.
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E n los mares de María, donde es la Iglesia la nave, los rayos del sol los remos, y cada remero un ángel, a Pedro el t i m ó n se fía, el que ya con favorable viento por el mar del mundo rigió el barco militante. Y a ve Nolasco el bajel, ve su custodio, que al trance se ofrece (si es que María deja a un ángel divisarse). V i o l e , pues, y de María consiguió que se templasen los rayos por ver a Pedro que no pudiera mirarle. Embebióse en resplandores, y vencido los aplaude. Y a combate con la muerte, ya triunfa y no combate. Pedro la gloria de Esteban cede a la vuestra inefable, que vio el gran mártir el cielo abierto, pero distante. Mas vos le veis tan vecino que el que atento os adorare, si aguarda a veros difunto, santo os reverencia tarde. Y entre los que bien os miran, llegará bien a dudarse c ó m o se parte a la gloria el que llega cuando parte.
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v. 85 Esteban: San Esteban, p r i m e r m á r t i r del cristianismo. T a m b i é n su i n c l u s i ó n en el p o e m a fue sugerida p o r el tema d e l certamen:
«Y lo segundo
con
seguridad d e l p r e m i o en la boca del p r o t o m a r t i r Esteuan, A c t . 7. Ecce video coelos apertos, pues n o s o l o los v i o nuestro Padre, s i n o que b a x ó d e l l o s su R e y n a a a c o m p a ñ a r su santa alma» (fols. 61v-62r). L a cita es de Los Hechos de los Apóstoles, 55, que B o c á n g e l imita en los vv. 87-88 del p o e m a .
7,
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188 E n otra fiesta del nacimiento de Nuestra Señora Romance Los balcones del Oriente solicitaba una vez no el sol, mas una azucena, envidia primera de él. E l cano estéril b o t ó n candida rompe al nacer, siendo en septiembre el abril, que hay flor que burla a su mes. Crece la estrella del prado, y del humano vergel se le entrega el mayorazgo y el de los cielos también. Que aunque le dejó empeñado la culpa de una mujer, hizo el e m p e ñ o ganancia, el mérito más fiel. Láminas de firme plata calza la luna a sus pies, que hasta esmaltarlos no tuvo su metal firmeza o ley. E l sol en su pelo hermoso tempestad de soles ve, que en mar de tan altos rayos es un sol poco bajel. N o fueron lienzo los siglos de su imagen, que el pincel de Dios la p i n t ó tan antes que la m a d r u g ó en su ser. Tan luciente la formó
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que arrestado en luz cortés se v i o , siendo no imperial águila e m p í r e a , Gabriel. Las esperanzas antiguas que sulcaron en la fe, por este puerto de hoy, tan largos mares de ayer, en voz de bronce publican que ya es la guerra laurel, que ya la palestra es palio y agosto de oro la mies.
v. 32 Gabriel: a r c á n g e l que a n u n c i ó a la V i r g e n M a r í a Dios. v. 39 palestra: véase 166; 2 1 .
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que sería madre de
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189 A l mismo asunto, en otra festividad solemne Romance D e dos troncos de la vida, ancianos, pero tan fuertes que de ellos se labra el arca del diluvio de las gentes, hoy nace fruto tan alto y tan de asombro en lo fértil que a la edad, no a la esperanza, q u e d ó la infancia de verde. Águila del sol, que aguarda, tan fija sus luces bebe que se tienen por distintos, pero por dos no se tienen. E n su tez sagrada y pura el respeto de la nieve fuera mancha, aunque del alba resida en la intacta frente. D e su edad los meses todos se alegran, y aunque agradecen todos los meses ser suyos, quisieran todos ser nueve. E l sol detuvo su paso, y viendo que resplandece todo el cielo en otra parte, preguntó por el Oriente. T a n contentos admiraron sus viejos padres sus bienes que los tuvo por abuelos (ya en posesión) el deleite. Confunde el gozo la causa;
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el aplaudir tanta suerte, siendo mortales, es poco, y como eternos no pueden. Déjanse llevar del alma, que si los afectos vencen, las regiones de divino se adquieren a lo obediente.
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190 A l mismo asunto Romance Albricias, oh caminantes, que ya se descubre el Norte de los rayos de María al golfo de vuestra noche. E l arco de la justicia ya es arco de paz tan noble que desde la tierra al cielo son escalas sus colores. Nace en fe de lo que espera tan grande que, por que logre caber María en el mundo, hizo esfera de su nombre. H o y también en ella nace un Verbo que ha de ser hombre, que efectos de su palabra desde la promesa corren. Y en los prados florecen por rosas soles, que a la vida que aguardan era breve la vida de las flores. Sus viejos padres, que vieron tanta luz en su horizonte, sin licencia de la dicha se confesaron por hombres. U n o , que siempre doncella será, y el otro, que esconde señas de parir, la dice, y entrambos están conformes. Crióse tan soberana
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que de humanas perfecciones el caudal llegó a prodigios, pero no bastó a ser dote. Los peces en el agua, las fieras en el bosque, las aves en el viento y los hombres por luz la reconocen. D e luz tan inefable se ciñeron entonces las altivas cabezas de los hebreos montes que en fe de ser María, quien los da resplandores, al cielo oscurecieron. E l cielo me perdone. Y en los prados florecen por rosas soles, que a la vida que aguardan era breve la vida de las flores. Las puertas del infierno, que a tantos padres nobles oprimieron con sellos de misterioso bronce, en naciendo la N i ñ a , allá en lo más inmoble a temblar comenzaron de un parto sin temblores. E l cielo delibera dotarla en tantos dones que, a no quedarse en ellos, quedara el cielo pobre. Y en los prados florecen por rosas soles, que a la vida que aguardan era breve la vida de las flores. Porque estando Dios en ella, a las virtudes mandóles que asistiesen de excelentes,
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mas quedaron inferiores. Q u e es D i o s alma de María, y a su humanidad se encoge todo lo humano, que en ella todo honor posible es pobre. Y en los prados florecen por rosas soles, que a la vida que aguardan era breve la vida de las flores.
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191 E n una fiesta insigne se formó una rica nave, surcando, y dentro de ella al Santísimo Sacramento. Diose por asunto una letra que aparecía escrita: Navis institoris de, &c* [Romance] A l mar, al mar, esperanzas, que, cuando navega el cielo, no hay puerto como las ondas ni peligro como el puerto. N o siempre han de ser los votos suspirados para el suelo, que sobre mudables aguas sabe Dios vivir de asiento. Venid, y veréis un golfo tan parecido al sosiego que ya las riberas visten áncoras no, sino celos. Y a queda lejos la orilla, ya la nave de amor vemos traer pan (que es caro el a ñ o ) , y le trae desde muy lejos. U n o s su abundancia alaban, otros dicen del sustento
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* L a cita es del Libro de los Proverbios, 3 1 , 14: «Facta est quasi navis institutoris de longe portans panetn suum» ( « H í z o s e c o m o nave de m e r c a d e r , que trae su p a n de lejos»); refiérese a la buena esposa. v. 5 votos: promesas que antiguamente h a c í a n los marineros a N e p t u n o para viajar sanos y salvos p o r el mar. vv. 14-16 B o c á n g e l utiliza la cita de Proverbios que encabeza el p o e m a , y juega c o n los dos sentidos de p a n en este p o e m a : p a n c o m o sustento ( c o m i d a ) y pan m í s t i c o (sacramento). Es interesante la referencia c o l o q u i a l a que «es caro el año» en cuanto a la falta de pan.
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que no hay para dos bocados, y todos dicen lo cierto. M i r o a Dios, y no le miro, tan reducido a misterio que sé que le veo más en saber que no le veo. Seráficas plumas sirven a toda entena de velos, que al soplar de un Dios que inspira, se desmayaran los lienzos. Escalas fueron sus jarcias más que de Jacob, pues fueron instrumentos de que el hombre y Dios se hagan uno mesmo. N o ha de sulcar esta nave en vulgares elementos. Agua pide a nuestros ojos y a nuestros suspiros viento.
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v. 26 entena: véase 109; 8. v. 29 jarcias: los aparejos y cuerdas de u n b u q u e . vv. 29-30 A l u d e a la visión que tuvo Jacob de una escalera que llegaba hasta el C i e l o y p o r la cual los ángeles s u b í a n y bajaban (Génesis,
28).
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192 E n la fiesta de Santo T o m á s de A q u i n o * Villancico ¿De d ó n d e venís, Tomás? Y a sé que del mundo no, que es desengaño, aunque patria, decir que de aquí no sois. Hombre angélico os llamaron, porque desde hombre os pagó alimentos de divino el mayorazgo de Dios. Tanta vuestra ciencia ha sido que a vuestras plumas debió lo evidente nuestra fe, sólo infalible hasta vos. Enfermo de la herejía, el mundo experimentó que hicisteis aciertos de ángel las venturas de doctor. E n plumas blancas y negras tanto el cielo os r e m o n t ó que las cogió desde el cielo para sus flechas amor. L o mortal en lo divino tanto en vos se acreditó que estuvo con vos lo humano, pero nunca en vos se vio. H u y a de vuestra alabanza la osadía de la voz,
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* L a fiesta de Santo T o m á s de A q u i n o , d o c t o r de la Iglesia, es el 7 de marzo, v. 5 Santo T o m á s fue llamado Doctor Angelicus; v é a n s e v v . 15-16.
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que las partes de T o m á s no caben en libros hoy.
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193 E n fiesta del mismo Santo Romance T o m á s : cuando el cielo os hizo (si son dos, T o m á s y cielo), extendió el brazo, aunque pudo sobrar el estudio a un dedo. Pues con el cielo anduvisteis tán valido de portento que el distinguiros de sí fue más hazaña que haceros. Fuisteis de D i o s tan retrato que a la luz de lo perfecto t e m i ó la humana hermosura parecer mancha en lo bello. Poblaron las ciencias todas, como patria, vuestro ingenio, siendo la fe, sólo en vos, casi toda entendimiento. Lejos de vos en lo humilde pintasteis a D i o s un lienzo, donde puso Dios las luces, porque os vio copiar los lejos. Pudiendo en lo religioso de la imitación valeros, no cupisteis en traslado, y os pasó el fervor a ejemplo. Tan clara en vos se ha escuchado la trompa del Evangelio que ya para no ser sabios aún no es disculpa ser necios. v. 20 los lejos: perspectiva (en la pintura).
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Perdonad el no alabaros como forzoso defecto, que a quien faltan vuestras plumas no se dan vuestros misterios.
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194 O t r o al mismo Santo [Romance] Pastores que de los Alpes bebéis franceses narcisos de las aguas, que le calzan los pies de corrientes grillos, decidme si en vuestras cumbres visteis un sol como un niño, que entre ser hombre y ser ángel gozó la edad de prodigio. Sabed que vengo a buscarle, confiado, aunque perdido, de que a ninguno le vengan señas de que sólo es digno. D e su nacimiento el día ignoro, aunque tengo indicios. Mas si m u r i ó , de su muerte bien sé yo que fue en domingo. Hábitos de sus virtudes (cándido honor del armiño) se vistió siempre, y pararon en hábitos sus vestidos. Cuantos admiran sus obras (que infinitas son) han dicho que son todas de discreto, mas no todas de entendido. Tan lejos de las vulgares finezas, con Dios fue fino, que en otro fueran disculpas los que él tuvo por delitos. Su caridad y su celo
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le formaron Sol divino, porque alumbrar con su fuerza no fue elección sino oficio. Y si estas señas no bastan a informar del bien que os pido, el no caber en ningunas es la mayor que os he dicho.
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195 E n la fiesta de la huida a Egipto del N i ñ o Jesús con su Santa Madre Villancico T a n cobarde valentía no la creyera de V o s , y que un hombre, y hombre y Dios, huir de un hombre podía. Q u i e n este rigor sabía, ¿por q u é no vino a nacer adonde se va a esconder, y no donde huye el rigor? Ay, que no sabes, pastor, lo que, huyendo, amor desea. Nace volando y huyendo pelea; con sus plumas avienta las llamas, y viste las flechas que matan de amor. Sobra el miedo en la hüida, que, en este rigor, no viene a peligrar, si le tiene en brazos la misma vida. Y si ha de ser permitida la muerte, y no por suceso, a m i juicio yo confieso que está de más el rigor.
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Ay, que no sabes, pastor, lo que, huyendo, amor desea. Nace volando y huyendo pelea;
v. 4 L a Sagrada F a m i l i a h u í a d e l rey j u d í o H e r o d e s que q u e r í a matar al j o v e n Jesucristo (Evangelio según San Mateo, 2, 13-15).
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con sus plumas avienta las llamas, y viste las flechas que matan de amor. Y a lo entiendo, y me es notoria la industria en l o retirado, que aún no tenía el pecado edad para su victoria; y, aunque le fuera de gloria vencerle en edad reciente, no quiso dar a su Oriente lo que pudo a luz mayor.
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Ay, que no sabes, pastor, lo que, huyendo, amor desea. Nace volando y huyendo pelea; con sus plumas avienta las llamas, y viste las flechas que matan de amor.
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Si dicen que por morir se nos vistió de mortal, ¿parecerá acaso mal de la muerte agora hüir?
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Y si es gana de vivir hüir de un mortal cuidado, no haberse mortalizado le hubiera sido mejor. Ay, que no sabes, pastor, lo que, huyendo, amor desea. Nace volando y huyendo pelea; con sus plumas avienta las llamas, y viste las flechas que matan de amor.
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196 C a n c i ó n que se escribió en el certamen del Santo Cristo de la Fe. Premióse en primer lugar. Fue el asunto celebrar la Congregación, que consta de doce hermanos y setenta y dos congregantes doctos, al modo y n ú m e r o del gremio de los Apóstoles y Discípulos de Cristo, cuyo instituto es volver por sus glorias y defenderlas de sus enemigos [Canción] Cuidado no menor, aunque segundo, de Dios, si todo en Dios no fue primero cuando a nuestro vivir ligó su vida; no fue estudio menor vencer el mundo, que ya la obstinación a r m ó de acero, con voz de doce trompas repetida —gloria en aquella edad sólo adquirida—, que agora nos ofrece por defenderla y conservarla agora no sólo en doce Atlantes, que atesora, porque en setenta Alcides resplandece, en cuyos hombros sabios de diamante se eternice su fe pura y constante. A este viviente erario Cristo fía la noble exaltación de sus trofeos, de sus injurias la fiel venganza. Fatiga y premio les ofrece un día, que quien a Dios dirige sus empleos goza la posesión en la esperanza; y, como en peso grave fiel balanza otro tanto subir hace su opuesta,
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v. 10 Atlantes: véase 137; 2 1 . v. 11 Alcides: n o m b r e que llevaba H é r c u l e s antes de empezar los doce trabajos; significa descendiente de A l c e o .
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cuanto ella al centro se profunda y yace de esta noble piedad, surge y renace de D i o s la gloria al orbe manifiesta, con que se aclamará de gente en gente, si infalible no más, más evidente. N o ya de fuerza material ceñidas (porque es caduca en fin su fortaleza) se ostentan estas basas oportunas; egipcias son colunas, guarnecidas de sacras letras, que t e n d r á n firmeza por doctas, aún mayor que por colunas. Espejos son de soles, no de lunas, en cuya ardiente esfera se repite la fe, el afán, el celo, amor, doctrina de la esfera apostólica divina; cuyo instituto en ésta se compite; a cuyas sacras y seglares herencias debes, oh hebreo v i l , a ú n evidencias. Pudo en crédito Dios de su defensa armar (cual ya le armó) ministro alado, de fuego y de rigor inexorable. Puede hoy ser, en venganza de su ofensa, m o m e n t á n e o sepulcro un mar airado, de quien sólo escapaste lo execrable. Pero con leyes Dios su ley estable, que más conducen que el cristal y el fuego, hoy se acrisola, en cuyo santo asilo o laves tanta mancha en tanto N i l o , o pierdas las disculpas a lo ciego; mirando que hoy repite Dios el cargo que firmó con su sangre a tu letargo. C a n c i ó n , si no ha quedado satisfecho tu asunto que se e m p e ñ a en alabanzas, pide, si tanto alcanzas, que el docto asunto abone tu derecho.
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v. 48 acrisola: acrisolar, « D e p u r a r , purificar en e l crisol p o r m e d i o del fuego, e l o r o u otros metales»
(Academia).
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197 M a n d ó al autor la R e l i g i ó n de nuestro Padre San Francisco describiese la vida del B . Fray Pedro de Alcántara; píntase parte de ella. Refiérense algunas personales del Santo* C a n c i ó n real N o las que coronáis las frentes bellas del árbol que siguió Febo humanado y J ú p i t e r respeta embravecido, humanas musas me asistid; aquellas, aquellas, sí, virtudes del sagrado trasunto de su padre, el escogido de Dios, antes que fuese al alto nido, a quien volvió tan bello como el ligustro cándido que deja el inocente cuello en aras toscas de villana reja, sin que en último agravio primer queja intime al prado que el estrago admira. Inspira, ¡oh tú!, m i lira, heroico Pedro. T e m p l a r é entre tanto con tu llanto feliz m i infeliz canto.
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E n sitio donde yace abril eterno, donde todos los meses son abriles, * San P e d r o de A l c á n t a r a : m o n j e franciscano ( 1 4 9 9 - 1 5 6 2 ) , r e f o r m a d o r de la O r d e n en E s p a ñ a . v. 2 A l u d e al m i t o de A p o l o (Febo) y Dafne; véase 5*. v. 9 ligustro: arbusto c o n hojas indivisas, a veces c o n flores blanquecinas en las ramas superiores. vv. 9-13 Ligera i m i t a c i ó n de n u e v o d e l c é l e b r e pasaje de C a t u l o , Carmine, X I , vv. 22-24: «qui illius culpa cecidit velut prati / ultimijlos,
praeter eunte postquam / tactus
aratrost»; véase 17; 5-8. vv. 17-26 Esta d e s c r i p c i ó n del locus amoenus se parece bastante a la d e l p o e m a 65 «A San J u a n en el desierto, describiendo el sitio»: « U n abril i n m o r t a l h o n r a su
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verde aplauso del sol, pompa del día, habitación también del duro invierno que ostenta melancólicos perfiles en espelunca breve, en cueva fría, palacio donde Pedro presidía a fieras, peces, aves, ya en montes a quien ciñen altos pinos de tan verde espesura, mas tan graves que al sol niegan auríferos caminos, ya en órganos corrientes cristalinos donde métrica plata de D i o s en alabanzas se desata; pues donde Pedro Santo está presente, sabe sentir de Dios lo que no siente.
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Seráfico pincel, divina pluma solicitan su forma esclarecida. A u n de la presunción huye la idea de tan alto volar, aun no es la espuma capaz venganza, n i al osar medida (tanto riesgo mis alas señorea). Mas, ¿cuál copia mortal no saldrá fea, Pedro, si le hace agravio igual, cuando traslada u n imposible el rudo como el sabio? ¿ Q u i é n mide un cielo en ámbito falible o puede comprender lo incomprensible? Bien que el temor será culpado extremo
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c l i m a . . . / S i n t é r m i n o s florece / la p r i m a v e r a allí» (vv. 4, 7-8), y t a m b i é n al locus amoenus del Retrato panegírico: «hay de verde esplendor una espesura / . . . / donde al p u e b l o de flores y verdura / n i abril requiebra n i su ausencia mata» (86; 193, 195¬ 96). T o d o s tienen sus o r í g e n e s naturalmente en la Égloga III, estrofa 8, de G a r c i l a so. v. 27 aurífero: «Cosa que lleva o r o , o está dorada. Es v o z P o é t i c a , y puramente Latina» (Autoridades). N i siquiera aparece en las obras de G ó n g o r a , s e g ú n
Alernany.
Autoridades cita u n verso de V i l l a m e d i a n a : «El a u r í f e r o T a j o , que derrama / fértil crystal en campos esparcidos (Obras poéticas,
f o l . 8 6 ) » , y J u a n de A r g u i j o u t i l i z a el
t é r m i n o en e l m i s m o c o n t e x t o c u a n d o describe a L i s b o a c o m o «el f i n d e l T a j o a u r í f e r o » (Obra poética,
ed. V r a n i c h ,
1 9 7 1 , p . 207). Puede
que
O v i d i o , Amores, I, 15: «cedat et auriferi ripa benigna Tagi!» (v. 34).
su o r i g e n sea
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si agravio tu poder en cuanto temo, así, aunque ofensa es mucha el reducirte a números, escucha. Fue la proceridad de su estatura alta con p r o p o r c i ó n , que a tan gran alma un alcázar de miembros fue decente. H i z o el rostro desdén a la hermosura, que, enemigo de sí, llevó la palma del propio amor que anida en lo aparente. Los ojos retirados de la frente tuvo en cárcel profunda, que es gran arte enfrenar los enemigos. N o confusión inmunda de cabellos sufrió, que son testigos de vanidad y de blandura amigos; que en lisa piel su trémula cabeza dibujó su pureza, y en rostro flaco y en cerviz rugosa se vio la primer vez flaqueza hermosa.
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La monda arquitectura de la vida, la estatua en que la muerte nos transforma era casi su talle macilento, que aun tuvo en sí la carne aborrecida. Los nervios penitentes de su forma sobre sus huesos fueron instrumento tan al concierto del vivir atento que jamás disonaron, siendo austero compás la penitencia. E n su rostro nevaron candideces a igual circunferencia —éstas fueron sus canas— la inocencia, la pureza, i n t e n c i ó n , piedad y celo, que, como era del cielo, le puso Dios en cándido distrito
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el sello para sí y el sobrescrito.
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v. 49 proceridad: altura. v v . 65-66 A d m i r a b l e s versos que subrayan la v i s i ó n e s c u l t ó r i c a y p i c t ó r i c a de la vida que tenía B o c á n g e l ; véase B l a n c o , 1988, p p . 2 0 3 - 2 2 .
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Tosco y breve sayal fue su vestido; vestido no, que en desnudez austera a decencias no más se v i o cubierto. N i porque a bocas ciento, roto, herido, nuevas defensas el sayal pidiera las c o n c e d i ó , porque mirando abierto su corazón a Dios y descubierto, al exterior ornato negó lo que a su pecho le negaba. A l s u e ñ o siempre ingrato, descansos en desvelos transformaba; ninguno o m o m e n t á n e o le hospedaba; fuerza en él, no elección del ser humano, sueño, pero no vano. Pues a no estar en D i o s su fantasía, jamás durmiera, porque en Dios vivía. Profesó, pues, tan próspera pobreza que sólo poseía la esperanza (aunque con Dios no hay esperanza sola). ¡ O h cuántas veces de mortal riqueza (caduca adulación) halló venganza con desprecio que el á n i m o acrisola! Y como süele rápida la ola que su ribera azota retroceder herida de la peña, con humilde escarmiento, bien que rota, tratable al marinero y halagüeña, si Pedro alguna vez miraba seña en sí de afecto deleitable humano, con rigurosa mano la quebrantaba, y la borrasca y pena traducía a quietud y a paz serena. Tanto llegó a tasarse el alimento que pareció su humanidad fingida. Su carne se quejó como olvidada, recibiendo el levísimo sustento
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v. 97 P l é t o r a de palabras c o n a l i t e r a c i ó n en «p», y, en m e n o r m e d i d a , en «s/z».
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de frágiles espigas, porque anida en ellas Dios con alta u n i ó n sagrada. Y aun, si no fuera el pan forma imitada de aquella blanca forma en que a Dios repetía sacrificios (dando en ellos angélicos indicios, pues en la acción absorto se transforma), aun el pan se negara, sustentado a invisibles beneficios; y aun la p o r c i ó n de su alimento rara pudo tener celosa al alma atenta cuando el cuerpo de espíritu alimenta. Mas, al tiempo que Pedro, atento y fino, hizo de su humildad divisa y gala, no supo Dios deber la recompensa. Banquete de sí mismo le previno, siendo otro Pedro dulce maestresala, que a tanto imitador tanto dispensa. Pedro, excedido de la lumbre inmensa, teme creer lo que mira, y teme, no creyendo, ser ingrato. Suda, pues, y suspira, de dos contrarios tímido el recato. Crece de Dios el beneficio y trato que, en su santa humildad aposentado, deja a Pedro endiosado, creyendo Pedro que, si Dios le vive, da Dios a Dios el culto que recibe. C u a n d o , erizado a golfos, Guadiana, presumiendo de mar, se vio furioso borrar la antigua ley de su ribera, de Pedro fue la planta soberana tridente fiel al piélago espumoso, el manto vela y Cristo la ribera. Pasmado, pero i n t r é p i d o , venera el c o m p a ñ e r o atento el gran prodigio, y sus estampas sigue incapaz al portento.
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¡Ea, c a m p e ó n de Dios, sulca y prosigue! C o n excesos de amor amor te obligue; callen del otro Pedro los favores, pues en ti son mayores, que entonces Dios su ley acreditaba, más contigo su amor cuando te honraba. ¿ Q u é mucho que, uniformes y obedientes, los elementos todos se dediquen (cuando furiosos más) a tu respeto, y que de nieve rígidos pendientes copos a ser tu hospicio se compliquen, mientras tratable el cielo y más perfeto a tu viaje da felice efeto? ¿Qué mucho que aquel monte que ardió con tal tristeza de tus hijos, Etna de su horizonte, enfrenase los v ó m i t o s prolijos, cambiando, al verte, en mansos regocijos las ondas de la llama? ¿ Q u é mucho que tu carne no padezca, aun difunta, si en ti la gente ha visto difunto un hombre cuando vivo un Cristo? C a n c i ó n detente, y esta ofrenda pía depon, adonde Pedro pisa altares, en urna que es de España fiel tesoro; que España goza a e m u l a c i ó n del día golfos de luz por Pedro, en quietos mares, porque yace en arenas puras de oro; esto en el suelo, que en empíreo coro, por arenas, estrellas besan sus pies, porque sus pies besando se acreditan de bellas. D i , canción, a sus hijos que gozando se están en su memoria, que su memoria es índice de gloria.
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LAURO (1638)
CÍVICO
[Portada] Lauro cívico al excelentísimo señor don Gaspar Alonso Pérez de G u z m á n el B u e n o , duque de M e d i n a - S i d o n i a , conde de N i e b l a , m a r q u é s de Cazaza en Africa, s e ñ o r de las villas de Huelva, etc., gentilhombre de cámara de su Majestad, y su C a p i t á n General del mar O c é a n o y costas de Andalucía. Ofrécele, por España agradecida en la reducción de la inquietud plebeya de Portugal, don Gabriel B o c á n g e l y Unzueta, bibliotecario de cámara del S e r e n í s i m o C a r denal Infante, C o n t a d o r de Resultas de su Majestad en su C o n t a duría M a y o r de Cuentas, y Cronista de estos reinos. A ñ o M.DC.XXXVIII.
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BOCÁMGEL
AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR D U Q U E DE M E D I N A S I D O N I A , etc. 1
N o es e m p e ñ o (excelentísimo señor) de los aplausos el medirse con las glorias que solemnizan, y más cuando aquéllas en su generoso aumento se huyen de la esfera de posibles. Pero tampoco es fácil callar afectos que se conciben tan grandes, que más los vierte el pecho de incapaz que los desata la voz de suficiente. Las militares y políticas disposiciones, los esforzados y lucidos aciertos de Vuestra Excelencia, reducidos a prósperos fines, quietando las sediciones plebeyas de Portugal, en obediencia y blasón del mayor rey, han a ñ a d i d o a la prescrita fama de la gran casa y persona de Vuestra Excelencia tan alto renombre que a ú n se estrecha en las decencias del no mudo silencio, que le respeta. Ofreciendo, admirada y reconocida España, este Lauro cívico, que ministran festivas Musas y con que la a n t i g ü e d a d premiaba los inmortales conservadores de su patria, Vuestra Excelencia admita m i rendimiento, pues las disculpas, o luces de criado, serán realces de estos afectuosos borrones. Y guarde Dios a Vuestra Excelencia tan prósperos y largos años como merece. Besa la mano de V . E . su criado D o n Gabriel Bocángel y Unzueta.
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D o n Gaspar P é r e z de G u z m á n , I X d u q u e de M e d i n a S i d o n i a , que h a b í a s u -
cedido al t í t u l o a la muerte de su padre d o n j u á n M a n u e l en 1636.
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198* Nueva corona ofrece al duque España. C e r r ó de Jano el profanado Templo. Y a en sus aras pacíficas contemplo conservador y no sangriento a Marte. ¿A q u i é n triunfo mayor en esta hazaña hoy se vincula, o parte más divina (si ya no es la mayor cualquiera parte)? ¿A un rey, que tuvo un César de Medina por su augusto vasallo, a quien comete hidra mayor que la de cuellos siete? ¿ O a ti (duque m a g n á n i m o ) que pides, no los hombros, los riesgos sí, de Alcides, y armado de rigor grato el semblante, el acero envainado y victorioso,
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pronto, y de reservado, sólo ocioso, hiriendo, mas con fuerza reservada
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* E l Lauro cívico trata de las acciones d e l I X d u q u e de M e d i n a S i d o n i a en s u p r i m i r una p e q u e ñ a i n s u r r e c c i ó n portuguesa
que t u v o lugar en E v o r a y otros
p u e b l o s d e l A l g a r v e e n 1637 a causa de la i m p o s i c i ó n el a ñ o anterior de u n i m puesto
castellano m u y i m p o p u l a r (véase E l l i o t t , 1986, p p . 5 2 6 - 2 8 ) . E l conde-
duque de Olivares, pariente del duque, r e c i b i ó bastante c r é d i t o p o r haber o r g a n i zado una c a m p a ñ a tan rápida contra los rebeldes d e l A l g a r v e . Sobre el p o e m a y su c o n t e n i d o p o l í t i c o , véanse D a d s o n , 1979, p p . 3 3 - 4 9 y 1991, pp. 99 y 108. v. 2 E l T e m p l o de Jano, situado al norte del F o r o r o m a n o , se cerraba en é p o cas de paz, a b r i é n d o s e
las puertas en p e r í o d o de guerra. B o c á n g e l
empieza su
p o e m a c o n la paz restablecida. v. 10 L a hidra, a n i m a l c o n siete cuellos o cabezas que H é r c u l e s m a t ó en L e r na, es i m a g e n favorecida de B o c á n g e l c u a n d o habla de insurrecciones o h e r e j í a s contra la M o n a r q u í a española; véase, p o r ejemplo, 87; 154. v. 12 A l c i d e s ( H é r c u l e s ) , cuyos h o m b r o s soportaron el peso del orbe mientras Atlante le buscaba las manzanas de oro del j a r d í n de las H e s p é r i d e s .
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(que más corta el consejo que la espada), hiciste al gran F i l i p o en Lusitania mayor que Carlos se hizo en Alemania? Y tú, conde sublime, que te añades acreedor y origen de este acierto, pues con dictamen bélico y experto las violencias a olivas persuades, y al general c a m p e ó n de Andalucía con tu elección laureles ocasionas, con que en otro G u z m á n G u z m á n blasonas, dime, dime, ¿en q u é parte de estas tres he de ver triunfando a Marte? Llegado ya la sedición había del v i l plebeyo, infestador de Luso, a ser ciega, y de ciega inobediente, cuando de España el árbitro y del día (pues domina sus ámbitos) dispuso alzar la regia vencedora frente en otra que la suya, fiel, retrata. Que si llamó el romano, por sólo la belleza del aspecto, simulacro de Alcides a Adriano, no del duque la efigie se dilata
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v. 17 Verso utilizado varias veces p o r B o c á n g e l en poemas de este tipo; v é a n se 30; 63 y 86; 989. v v . 18-19 A u n q u e comparar la s u p r e s i ó n de esta p e q u e ñ a i n s u r r e c c i ó n c o n las guerras ganadas en A l e m a n i a p o r Carlos V puede parecer exagerado, hay que tener en cuenta que en la d é c a d a de 1630 la C o r t e e s p a ñ o l a g o z ó de b i e n pocas victorias. v. 20 conde sublime: el c o n d e - d u q u e de O l i v a r e s , q u i e n m a n d ó a su pariente M e d i n a s i d o n i a que atacase a los
rebeldes portugueses en
el A l g a r v e , p r o v i n c i a
portuguesa que lindaba c o n sus propios estados en A n d a l u c í a . v. 23 B o c á n g e l hace u n j u e g o de palabras c o n el t í t u l o del c o n d e - d u q u e :
olivas
c o m o s í m b o l o de paz y p o r su parecido c o n el t í t u l o del c o n d e . v. 26 Se refiere al apellido familiar del c o n d e - d u q u e de Olivares y del duque de M e d i n a Sidonia: G u z m á n . v v . 3 2 - 3 3 R e f i é r e s e al rey Felipe I V en cuyos d o m i n i o s , se d e c í a , no se p o n í a el sol, pues se e x t e n d í a n por toda la tierra. v. 38 Adriano:
d é c i m o q u i n t o emperador de R o m a ; nacido en Itálica (Sevilla),
fue tenido p o r sabio y p o r general belicoso y austero.
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sólo a exterior imagen de Filipo, que a Templo de su culto le anticipo.
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Llegó a Sanlúcar la alterada Fama, y el orden de Filipo a tiempo y tarde, que un corazón profético en su llama en lenguas encendidas habla y arde. Y como a ofensas de un amor helado es el calor de un sol mejor soldado, ciñe el duque, de un Cuarto Sol de España (haciendo en el Algarve fijo Oriente), los rayos que dominan la campaña, equivocando si es más alta prueba la que hace de soldado o de obediente, siendo en su sangre maravilla nueva, y en su valor exceso más glorioso, que, ceñido en campaña el noble acero, enfrenase su aliento belicoso, que el salir a los riesgos el primero, si bien dispuso en corrección tardía más victoria, si entonces se vencía. Apenas de Sanlúcar se divide cuando al parche y bastón obedecido tanto n ú m e r o agrega, tan lucido, q u e al s u e l o el d e t e n i d o sol se impide, si bien visos de acero y de colores
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v. 42 S a n l ú c a r de Barrameda era d o n d e el d u q u e de M e d i n a S i d o n i a t e n í a su palacio, y donde solía residir. v v . 4 8 - 5 0 R e f i é r e s e a Felipe I V , varias veces descrito p o r B o c á n g e l c o m o u n C u a r t o S o l o Planeta (véase, p o r ejemplo, 166; 8 5 - 8 8 ) . C o m o el rey es u n sol, así los rayos s e r á n c o m o su vista u ojos q u e m i r a n p o r la c a m p a ñ a ;
la i m a g e n se
complica u n p o c o m á s puesto que B o c á n g e l describe el sol que nace (en
el
O r i e n t e ) : p o r tanto, quiere decir que la vista del rey cubre todo el paisaje c o m o los primeros rayos del sol naciente i l u m i n a n todo el c a m p o . v. 61 parche: «Se llama t a m b i é n e l pergamino o p i e l c o n que se cubren las cajas de guerra. T ó m a s e alguna vez p o r la m i s m a caja»
(Autoridades).
v v . 6 2 - 6 7 Imagen algo c o m p l i c a d a y rebuscada
que quiere
decir que tanta
gente acude a la llamada m i l i t a r que tapa e l sol en e l suelo, aunque el resplandor («visos») de sus armas y armaduras da la i m p r e s i ó n de que el suelo se ha c u b i e r t o de flores (así «artificiales p r i m a v e r a s » ) , pero c o m o son flores humanas, son « r a c i o nales».
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BOCÁXGEL
en relucientes armas y banderas, formando artificiales primaveras, le restituyen racionales flores.
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Sigúele turba heroica: va el que deja de oro los mares de Occidente arados, de quien fue tanta prora osada reja; van los que Italia súbdita produce guerreros, de su nombre defendidos, y españoles de sí no más armados. T a m b i é n el duque al portugués conduce, que aunque el castigo por su mano aguarda, menos viviera en sí que en quien le guarda. V a n , llamados de sí, los escogidos, y a la plebe marcial (que de la Fama jamás o y ó el metal) el sueldo llama.
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Pirámide Ayamonte se publica, en cuya plaza y belicoso imperio, en armas y en carácteres explica a todo Marte, el Hércules iberio. Y a es súplice el Algarve, ya se escucha la turba, sólo de rendida, mucha.
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Reparte puestos y promete honores, sitios inquiere, fuerzas examina, parte el bastón en tropas que destina, y el ser testigo educa vencedores. A todos oye, no creyendo a todos.
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v. 70 prora: proa. Autoridades nota que deriva del latín prora, « p o r c u y o m o t i v o m u c h o s escriben P r o r a » . v v . 7 8 - 7 9 B o c á n g e l demuestra a q u í unos c o n o c i m i e n t o s nada ingenuos sobre el posible patriotismo de las tropas bajo el mando del duque de M e d i n a Sidonia. v. 80 Ayamonte:
ciudad en la frontera c o n P o r t u g a l en la p r o v i n c i a de H u e l v a .
E l m a r q u é s de A y a m o n t e , p r i m o d e l d u q u e , t a m b i é n p a r t i c i p ó
en el ataque al
Algarve. v. 83 iberio: forma, rara y p o é t i c a , de ibero. v v . 84-85 A l darse cuenta del e j é r c i t o que se estaba formando contra ellos, los portugueses empezaron a pedir la paz. vv. 86-89 Cfr. 87; 2 0 9 - 1 2 : « T r i u n f a c o r t é s y expende agradecido / al n o b l e cargos y al h u m i l d e dones; testigo los a r m ó soldados».
/ reconoce
valientes, p r e m i a osados, / que
el ser
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Explora intentos y medita modos. Gasta (siendo exquisita pesadumbre al uso liberal de aquella mano que se haya vuelto el mérito costumbre). Jamás su mesa pretendida en vano fue del soldado, mérito fue verla: sólo en ella no cupo pretenderla. N i solo expugnador de corazones (gran general) te ciñes del acero, que cristiano y político te opones al, más que en fuerza, en ignorancia fiero. Las armas de D e m ó s t e n e s esgrimes, con que al cautivo en sí, de sí redimes. A p o l o fuiste, Oriente fue Ayamonte en cuya luz desvanecido yace el vulgo portugués, v i l Faetonte, si no pavón que círculos deshace, no a sus pies, que soberbia Fénix fuera si él mismo de sí mismo se venciera. Yace a tus plantas, generoso duque, su ambición, no su vida conservada, que en la cinta le supo herir tu espada. Y porque el miedo, y el amor, eduque en él firmezas de vasallo fieles,
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v. 101 R a r o ejemplo de h i p é r b a t o n extremado en B o c á n g e l : «al fiero m á s en ignorancia que en fuerza». v. 102 Demóstenes:
c é l e b r e orador ateniense, llamado p o r algunos e l p r í n c i p e
de los oradores. A n i m ó en sus oraciones a sus c o n c i u d a d a n o s a dejar e l o c i o y el vicio, y c o n s i g u i ó que una n a c i ó n
de ciudadanos afeminados e i n d o l e n t e s se
convirtiera en una banda de patriotas, deseosos de defender las libertades de su país. v v . 104-09 U n a compleja red de i m á g e n e s que tienen que ver p r i m e r o c o n el sol ( A p o l o ) y su h i j o Faetonte, que quiso llevar e l carro solar; v é a s e 2; 1 6 5 - 6 8 . L u e g o se pasa al p a v ó n y su rueda de plumas («que c í r c u l o s d e s h a c e » ) , i n t r o d u c i e n d o el t ó p i c o de la rueda tan bella y los pies tan feos del p a v ó n (cfr. G ó n g o r a , Romance 48: «y n o se vaya p o r pies / la hermosura d e l o r b e » [vv. 107-08]). F i n a l mente, e l poeta i n t r o d u c e al F é n i x , ave que renace de sus propias cenizas. L a referencia a Faetonte nos recuerda que este m i t o fue empleado a m e n u d o e n el s. X V I I , c o m o s í m b o l o d e l hijo o vasallo que se rebela c o n t r a su padre o s e ñ o r ; la desobediencia llevaba naturalmente a u n fin t r á g i c o .
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culpas de obstinación, amando impeles, siendo el amago fiero, el golpe amante. Así F i l i p o agora te agradece (en el cívico Lauro que te ofrece) sus opuestos, enteros y vencidos (los propios, mueran sólo de rendidos). N o es guerra de contrarios la de reos. Juntaste al santo el militar estilo, no sólo perdonando, sino haciendo que el p e r d ó n adquiriesen mereciendo, con que el plebeyo portugués, el vano, en vez del golpe te debió la mano, dejándole de culpa infiel ajeno no sólo perdonado, sino bueno. ¿Piensas que acaso J ú p i t e r dispensa los truenos siempre, alguna vez los rayos? Es que u n D i o s , para herir, estudia ensayos, que el vengarla es medirse con la ofensa. E n fin, venció su obstinación tu fuego, con furor no violento, mas templado, porque delito que enfermó de ciego se cura con dejarle iluminado. Seis que lo fueron, ya no son cabezas, en cáñamos infames sufocados. Los cómplices, en áspero ejercicio a cárceles de abeto destinados, lavarán menos culpa en muchos mares, reduciendo el estrago a beneficio. A c l a m a r á n l e dos naturalezas: de piedad al gran duque, y de castigo. T e n d r á el ejemplo (no el horror) altares.
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v. 118 lauro: «Lo m i s m o que L a u r e l . Ú s a s e solo en el sentido m e t a f ó r i c o , p o r p r e m i o , t r i u n f o o alabanza»
(Autoridades).
Obsérvese c ó m o Bocángel
consigue
i n t r o d u c i r a q u í el t í t u l o de su p o e m a . v v . 137-38 Juego de palabras algo macabro c o n cabeza c o m o parte del cuerpo y cabeza c o m o jefe de la r e b e l i ó n . L o s cabecillas de la i n s u r r e c c i ó n fueron degollados. v v . 139-40 O t r o s fueron mandados a las galeras c o m o castigo.
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(1638)
Lusitania será inmortal testigo de que es su edad la edad de su respecto. H o y , con glorioso asegurado efecto, el andaluz C a t ó n verá su espada, verá su fiel O l i v a respetada, y de vasallos y de aciertos lleno, el Sol de España reinará sereno.
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v. 149 el andaluz Catón : e l d u q u e de M e d i n a S i d o n i a c o m p a r a d o a C a t ó n e l C e n s o r , soldado valeroso que l u c h ó contra A n í b a l y Cartago. v. 150 O t r a vez, B o c á n g e l hace u n j u e g o de palabras c o n el t í t u l o d e l c o n d e duque: «verá su fiel Oliva respetada». v . 152 R e f i é r e s e a F e l i p e I V , cuarto de los F e l i p e s c o m o e l s o l es e l cuarto planeta del sistema p t o l o m a i c o .
EL RETRATO, SILVA N U P C I A L (¿1638-1639?)
[Portada] El retrato, silva nupcial, por don Gabriel B o c á n g e l y Unzueta, bibliotecario de cámara del Serenísimo Cardenal Infante, Contador de Resultas de su Majestad en su C o n t a d u r í a M a y o r de Cuentas, y Cronista de estos reinos. E n el desposorio de doña Jerónima de M a l d o n a d o , su prima, hija de A g u s t í n de M a l d o n a d o del Consejo de su Majestad, su Secretario y oficial mayor en la Secretaría de Guerra, c o n Juan de Cetina, segundo oficial de la Secretaría propia, y Secretario del e x c e l e n t í s i m o señor Almirante de Castilla, general de los ejércitos de su Majestad en España, etc., gran defensor de su religión y de su m o n a r q u í a . 1
1
C o m o vemos p o r la portada de El retrato , el p o e m a fue escrito para celebrar la
boda de J e r ó n i m a de M a l d o n a d o (prima d e l poeta) c o n J u a n de C e t i n a (secretario del A l m i r a n t e de Castilla). Desafortunadamente, no lleva fecha de i m p r e s i ó n , y n o he p o d i d o encontrar la fecha de esta boda, pero es m u y probable que tuviera lugar entre los a ñ o s 1638 y 1639. Estas fechas c o n c u e r d a n c o n los puestos que nuestro poeta, casi c o n j a c t a n c i a , d e c l a r ó poseer en aquel t i e m p o y que aparecen escritos tanto en este p o e m a c o m o en el Lauro cívico impreso en 1638. B o c á n g e l o b t u v o el puesto de C r o n i s t a R e a l en 1637, y en 1639 s u b i ó
desde C o n t a d o r M a y o r de
Cuentas hasta ser C o n t a d o r de Resultas. S e g ú n la portada de El retrato , para entonces t o d a v í a estaba en la C o n t a d u r í a M a y o r de Cuentas. T a m b i é n hay que tener en cuenta las referencias al A l m i r a n t e de Castilla y sus acciones valerosas c o n t r a los franceses, que han de ser el levantamiento del asedio de F u e n t e r r a b í a , o c u r r i d o en septiembre de 1638; véase abajo nota del verso 1.
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199 E l Retrato Silva N u p c i a l * E n tanto, gran E n r í q u e z , que a tu frente (dos veces impedida
* D o s son las Silvas, de las que B o c á n g e l c o m p u s o , que han llegado a n o s o tros: ésta y la Silva trágica que se e n c u e n t r a c o m o parte de la Primera
declamación
castellana (poema 211). G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , gran a m i g o de nuestro poeta, se refiere en Cristales de Helicona, M a d r i d , 1650, a otra Silva nupcial de B o c á n g e l , desgraciadamente p e r d i d a : « R e s p o n d e a una Silva que d i r i g i ó al A u t o r D o n G a b r i e l B o c á n g e l , escrita en las bodas de los S e ñ o r e s D o n l u á n G i r ó n del C o n s e j o de su M a g e s t a d en el R e a l de las O r d e n e s , su A p o s e n t a d o r M a y o r , y G e n t i l h o m b r e de la C á m a r a d e l E m p e r a d o r , y D o ñ a C a t a l i n a Venegas y C ó r d o b a »
(fol. 42r).
C o m o vemos en esta estrofa, Salcedo C o r o n e l sabía imitar m u y b i e n el estilo de su amigo: T u solo, pues, tu solo, (si no p r i m e r o , no segundo A p o l o ) D o n G a b r i e l , c u y o m a y o r renombre se incluye en la grandeza de tu nombre m i torpe mano generoso alienta, liberal tu favor al pecho inspira porque alterne m i plectro modulante las consonancias de tu acorde Lira (fol. 42r-v). La Silva de B o c á n g e l u t i l i z a estrofas irregulares c o n una m e z c l a de versos e n d e c a s í l a b o s y h e p t a s í l a b o s , siguiendo el modelo establecido p o r G ó n g o r a
en la
Soledad Primera. v. 1 E l p o e m a e m p i e z a c o n una especie de dedicatoria al A l m i r a n t e de C a s t i l l a , J u a n A l f o n s o E n r í q u e z de C a b r e r a . O b s é r v e s e c ó m o en la portada le llama « g e n e r a l de los e j é r c i t o s de su Majestad en E s p a ñ a , gran defensor de su r e l i g i ó n y de su m o n a r q u í a » . E n septiembre de 1638 el A l m i r a n t e l e v a n t ó el asedio de F u e n terrabía. E l r e c i b i ó p o c o r e c o n o c i m i e n t o p o r esta gran
hazaña,
mientras
que
Olivares, que no h a b í a salido de M a d r i d durante la crisis, fue alabado sobremanera. B o c á n g e l c o n o c e r í a personalmente a J u a n A l f o n s o E n r í q u e z mediante su contacto c o n los dos Infantes, C a r l o s y F e r n a n d o ; e l A l m i r a n t e y el Infante C a r l o s h a b í a n intrigado contra Olivares durante la d é c a d a de 1620. Es posible, p o r tanto, que El retrato, c o n sus francas alabanzas d e l A l m i r a n t e y sus é x i t o s militares ( v é a n s e abajo
EL RETRATO
(¿1638-39?)
de olivas y laureles vencedores) el ocio se consiente, por dar a nuevo afán, segunda vida, enjuga de Belona los sudores al dulce ventilar del aura pura, no de vulgares vientos, de suspiros sí, atentos, que dedica un garzón a una hermosura, y hoy en dulce trofeo traduce amor a lazos de H i m e n e o . Agora sólo atiendas a designar a España nuevas glorias en sangre noble del francés teñido, amor te ruega que las armas pendas, pues los sosiegos te darán victorias, que tu fuerza aún fulmina reservada. N o será del postrado hoy reluciente crédito la espada, que es sobrada la herida en quien fue ejecución lo deslumhrado. C o m o a deidad el ruego te convida, A m o r , como soldado, cuando ciego, al batir de unos ojos soberanos, bronces derriba introduciendo fuego,
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v v . 13-15), fuese una c o n t r i b u c i ó n p o r parte de B o c á n g e l para darle el c r é d i t o que m e r e c í a . Sobre todo esto, véase D a d s o n , 1991, pp. 9 7 - 1 0 0 . v v . 2-3 Es posible que estos versos escondan una c r í t i c a a la p o l í t i c a supuestamente negativa perseguida p o r Olivares hacia el A l m i r a n t e : «Dos veces i m p e d i d a de olivas», donde 'olivas' = Olivares (juego de palabras, c o m o o c u r r i ó en el Lauro cívico, v v . 23 y 150). v. 6 Belona: diosa de la guerra; véase 86; 322. v. 12 Himeneo: dios de las nupcias. v v . 13-15 A l u d e al reciente triunfo d e l A l m i r a n t e c o n t r a los franceses en el asedio de F u e n t e r r a b í a . v. 23 Frase predilecta de B o c á n g e l : deidad/ruego . v. 24 Amor: C u p i d o ; soldado, puesto que hiere c o n sus flechas; ciego, porque tradicionalmente se pinta al amor c o m o u n n i ñ o c i e g o . v. 26 Cfr. G ó n g o r a , Polifemo: « q u e en sus paladiones A m o r c i e g o , / sin r o m per m u r o s , i n t r o d u c e f uego» (vv. 2 9 5 - 9 6 ) . L a referencia es al caballo de madera que los griegos i n t r o d u j e r o n en T r o y a ; las tropas escondidas dentro luego p r e n d i e -
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y, por ser manos todo, está sin manos. Escucha con los ojos, pues, un rato un orador de luces, un retrato. Sabio pintor, desata, no del sangriento múrice las venas, ni en golfo de azucenas tersos desdenes de la nieve y plata; dibuja la vergüenza de emprender tanto asunto, aunque te venza, porque aquí los colores que a la vergüenza salen son mejores. Sea a los dos el riesgo dividido, que tú no bastas a copiar mirando, porque desvanecido a tanta vista tarde verás lo que la mano dista del conceto aprendido, desengañado del pincel más blando; ni yo, aunque más presuma retraer tanta idea c o n la pluma, podré con torpe mano trasladar la a r m o n í a que reside en el rostro soberano. T u y o el pincel, la observación sea mía, y aun en partido riesgo considero daño a los dos entero. Para honor del cabello, no elijas el tesoro del sol en llama del metal en oro; mezcla los dos, le formarás más bello. R e m e d a astuto la estudiosa abeja,
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r o n fuego a la c i u d a d . E n el c o n t e x t o d e l amor, es una referencia m á s b i e n a m b i gua, puesto que significa el e n g a ñ o . v v . 2 8 - 2 9 M e z c l a g o n g o r i n a de los sentidos: se escucha la p o e s í a , se m i r a una p i n t u r a / u n retrato. A q u í pide al A l m i r a n t e que « e s c u c h e » c o n sus ojos su retrato n u p c i a l , c o m o si fuera u n orador de luces (por los colores que salen d e l cuadro). v. 31 múrice: c o l o r de p ú r p u r a ; véase 87; 4 1 . v. 52 E m p i e z a la d e s c r i p c i ó n de d o ñ a J e r ó n i m a c o n el cabello, naturalmente del c o l o r de o r o .
EL RETRATO
(¿1638-39?)
cuando, si mano osada su labor interrumpe atesorada, el jugo a medio hilar turbada deja, ni miel ni flor, y, roto el dulce estilo, enreda sobre un tronco el rubio hilo que el sol quilata luego (oro mejor) con rúbricas de fuego. Para la frente (liso honor del cielo) no invoques el j a z m í n (del alba afeite), que aunque es bello el jazmín, nació en el suelo; aspira a más acierto, a más deleite, pintando una azucena desmayada en su frente nevada, como que no pudiendo su blancura copiar, como inferior, lo que procura, p i d i ó a aquel parasismo, a aquel desmayo, que la diese el candor que ignora el mayo. Si a los orbes turquíes de sus ojos osares el pincel desvanecido, de quien sólo no son muertos despojos, necios descuidos a lo ciego asidos, pinta al amor confuso, que en dos esferas su eficacia puso, y queriendo formar azules cielos, de verse en dos mitades, arde en celos.
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Si a los pomos, por quien fuera hortelano segunda vez Alcides, si a las mejillas semejanza pides, v v . 6 4 - 7 3 D e s c r i p c i ó n de su frente. Es difícil saber hasta q u é p u n t o hay que t o m a r en serio estas descripciones. M e parece que hay una fuerte dosis de i r o n í a que corre p o r debajo de la superficie de las descripciones, p o r otro lado c o m p l e t a mente estilizadas y estereotipadas. Si la frente n o es j a z m í n , entonces que sea una azucena « d e s m a y a d a / en su frente n e v a d a » . Es difícil imaginarse a u n B o c á n g e l escribiendo estos versos sin darse cuenta de lo trillados que resultan. vv. 74-81 turquí: «que se aplica al c o l o r azul m u i subido, tirante a n e g r o »
(Au-
toridades). E n estos versos se describen los ojos de d o ñ a J e r ó n i m a . v v . 82-91 D e s c r i p c i ó n de las mejillas y la nariz; a l u s i ó n al d u o d é c i m o trabajo de H é r c u l e s (Alcides), que fue mandado a coger las manzanas de oro del j a r d í n de las H e s p é r i d e s ; de ahí la referencia, algo i r ó n i c a , a H é r c u l e s c o m o hortelano.
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de los pomos serás Tántalo vano, cuyo crédulo intento burla será, será ilusión del viento; si la hermosa nariz proporcionada, estoque de marfil, de vidrio espada, a tus plumas sus iras no promete defendiendo aquel vivo ramillete. N o atrevas a su boca el vulgo de claveles, que el sol naciendo de carmín retoca, siendo los rayos de su luz pinceles. Compara un labio con el otro labio, que solo así no los harás agravio. E n su cándido cuello transparente es plebeya lisonja lo nevado. Dibuja un copo medio desatado del Apenino en su virgínea frente, cuando, ni bien caliente, ni bien helado, le liquida A p o l o , lascivo juego del galán E o l o .
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v v . 8 5 - 8 7 L a m e n c i ó n de pomos lleva al m i t o de T á n t a l o , condenado a padecer eternamente sed y h a m b r e . Fue c o l o c a d o e n agua hasta la c i n t u r a y bajo u n á r b o l cuyos frutos p e n d í a n sobre su cabeza. C u a n d o intentaba c o m e r los frutos, soplaba el viento repentinamente y la rama c o n los frutos se elevaba p o r e n c i m a de su cabeza. v. 89-91 Interesantes metáforas para la nariz, ambas marciales; p o r tanto, la referencia a «iras» y « d e f e n d i e n d o » . v v . 9 2 - 9 7 D e s c r i p c i ó n de la boca y los labios, c o n las habituales referencias a claveles y los rayos matutinos del sol. v v . 9 8 - 1 0 4 D e s c r i p c i ó n de su cuello; escondida referencia en el v. 98 al cuello c o m o cristal de roca, p o r su transparencia, m e t á f o r a tradicional para el cuello. v v . 102-03 A p o l o , el sol, que calienta la «nieve» de sus facciones, derritiendo u n « c o p o [de n i e v e ] » (medio desatado de los A p e n i n o s ) ; es decir (creo), la nieve o frialdad de la dama de vez en cuando se convierte en agua o lágrimas, que caen p o r su cara. v. 104 E o l o , dios de los vientos y las tormentas. E n esta instancia, el causante del enfado de la dama, sus humores cambiantes, tal y c o m o se cambia la d i r e c c i ó n o fuerza d e l v i e n t o .
EL RETRATO
(¿1638-39?)
Aquella parte bella que confina del pecho a la garganta (si ya tu astucia es tanta), de plata la dispon, oculta mina, si lecho no, del alba, a quien j a z m í n y azar son muda salva. Si la mano a la mano atreves bella, Fénix de la blancura, di, que fuera, a no tener nevada compañera. Y de las puntas que formó una estrella acicalada de la noche al hielo, el resplandor al cielo hurta, y dile a la aurora que Gerarda los lilios la mejora. E l talle, la estatura, la p r o p o r c i ó n , la majestad, la risa (rayo sin trueno que en el golpe avisa), ni en sí caben, ni caben en pintura. Así dibuja su exterior belleza, mas del alma el concento y la armonía ni en el pincel cabía, si se hiciese el pincel naturaleza. Goza en herviente edad maduro seso, y con un alto ingenio gran reposo. U n no pesado hablar, siempre con peso; cuidado sólo en conservarle ocioso. U n arte, que no es arte. U n acierto en obrar que no es ventura, y un agrado que funda otra hermosura.
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v v . 1 0 5 - 1 0 D e s c r i p c i ó n de la garganta y d e l busto de la dama, de n u e v o de c o l o r blanco o plateado. v. 109 A l b a en sus dos sentidos, probablemente, de aurora y de blancura. v v . 111-18 D e s c r i p c i ó n de las manos y los dedos de d o ñ a J e r ó n i m a . C r e o que «puntas» a q u í significa dedos. v. 127 E m p i e z a ahora u n c a t á l o g o de sus cualidades. v. 131 Cfr. 102; 9: «El arte es superior, pero sin arte». v. 132 Cfr. 102; 10: «el i n g e n i o es acierto y no es v e n t u r a » .
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D e tantas partes no presume parte. R e c á t a s e divina, obliga humana. Su agrado, sólo a la decencia fía, cual Venus casta, que aunque anuncia el día (del sol hermoso cómplice brillante), t a m b i é n del prado estrella, más amada que amante, rayos de nácar vierte, rosa bella, siendo del cielo reluciente rosa y estrella de las selvas olorosa. Esta, pues, virgen flor, que fruto vea el vínculo legal, hoy se traduce (suerte y m é r i t o sea) de un joven a los brazos, porque luce en él tanto su estrella (aquí todo su m é r i t o se arguye) que o pudo, o supo, o llega a merecella, tan debida a su amor y a su firmeza que el cielo no le da, le restituye, expugnada a constancias tal belleza.
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D é b a o s ( ¡ o h gran s e ñ o r ! ) h a d o tan diestro,
pues al dictamen vuestro, bebiendo alientos y calzando plumas, lo vencedor hurtó, copió lo osado. Y a vos, fijo el semblante,
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v. 134 Cfr. 102; 12: « D e tantas partes no presume parte». v v . 137-38 E l planeta V e n u s se suele ver p o r la m a ñ a n a temprano, j u n t o c o n el sol naciente. v v . 139-43 A s o c i a d a c o n V e n u s y dedicada a ella es la rosa roja. S e g ú n la trad i c i ó n , V e n u s se p i n c h ó en una rosa blanca y las gotas de sangre que c a y e r o n la c o n v i r t i ó en roja, desde entonces flor dedicada a ella. A u n q u e B o c á n g e l la llame « V e n u s casta», las i m á g e n e s que e m p l e a s o n todas asociadas c o n la p a s i ó n y e l amor. v. 140 Cfr. 2; 614: «ignórase si amante m á s o a m a d o » . v v . 144-53 Esta estrofa, al i g u a l que la ú l t i m a parte de la anterior,
recuerda
fuertemente ideas e i m á g e n e s utilizadas en la Fábula de Leandro y Fiero, escrita unos diez a ñ o s antes. O b s é r v e n s e la referencia a la n o v i a c o m o « v i r g e n flor» ( H e r o ) , la boda c o m o « v í n c u l o legal» (2; 625: «al c o n s o r c i o legal»), las referencias a «estrella» (v. 148) y «cielo» (v. 152), palabras asociadas en la Fábula c o n el destino fatal de los dos amantes.
EL RETRATO
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(¿1638-39?)
calificó hidalguías en el vuelo, con que intrépido amante, logrando dichas sumas, de amor consigue el pretendido cielo. D e Dafne, pues, la fugitiva planta (gran Enríquez) que sube altivamente a ceñir vuestra frente, dé lugar a esta hiedra que se planta a su pie generoso, y entretejida al tronco vigoroso, no ya del sol, del tiempo fugitiva, dure, medre, fructúe, crezca, viva.
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v v . 159-62 Posible a l u s i ó n al m i t o de ¡ c a r o , c o n las referencias a «vuelo», « i n t r é p i d o a m a n t e » , « p r e t e n d i d o cielo». A l m i s m o t i e m p o , la frase « i n t r é p i d o a m a n t e » nos recuerda la d e s c r i p c i ó n de L e a n d r o en la Fábula: « D i m e de a q u e l i n t r é p i d o y constante / j o v e n » (2; 9 - 1 0 ) . D e n u e v o , s o n e x t r a ñ a s alusiones negativas en u n p o e m a que celebra una boda. v. 163 E l poeta pide al A l m i r a n t e de Castilla («gran E n r í q u e z » ) que d e p o n g a «la fugitiva planta de Dafne», es d e c i r el laurel v i c t o r i o s o que le c o r o n a la frente, a favor de la hiedra, es decir los dos j ó v e n e s amantes entrelazados c o m o hiedra a u n á r b o l . E n el c o n j u n t o de los versos 1 6 3 - 7 0 , las referencias y alusiones s o n a m b i guas. P o r u n lado la hiedra representa constancia en e l amor, y así es utilizada a q u í ; sin embargo, la alusión a Dafne y el laurel nos recuerda el m i t o de A p o l o y Dafne, el m i t o p o r antonomasia de la f r u s t r a c i ó n d e l amor, de la i m p o s i b i l i d a d de a m o r . O b s é r v e s e t a m b i é n c ó m o la hiedra, «la fugitiva planta de Dafne», es fugitiva «no ya del sol» (es decir, A p o l o ) sino del t i e m p o . Esta a m b i g ü e d a d recorre realmente todo el p o e m a : referencias a L e a n d r o y H e r o ( a d e m á s de las ya apuntadas, o b s é r v e s e el uso de «garzón» en e l v. 10; L e a n d r o es «el g a r z ó n de A b i d o » ) , a Icaro, a T á n t a l o , a A p o l o y Dafne, al caballo de madera y la d e s t r u c c i ó n de T r o y a , etc. S o n a l u s i o nes y referencias que c h o c a n en u n a Silva nupcial pensada, supuestamente,
para
celebrar la boda entre J e r ó n i m a de M a l d o n a d o y J u a n de C e t i n a , y es difícil i m a g i nar que B o c á n g e l no se diera cuenta de la i n c o m p a t i b i l i d a d entre el tema y muchas de las alusiones clásicas que l o sostienen. v. 17 0 medre: medrar, crecer, aumentarse; fructúe: fructuar, v e r b o f o r m a d o a partir de fructuoso; no aparece n i en Autoridades n i en
Alemany.
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200 Descripción de la boda de m i señora doña J e r ó n i m a de Maldonado con Juan de Cetina* Belisa, si has de casarte, Dios de su cura te tenga. O y e , y verás que las bodas son Troya de las doncellas; verás que el fuego de amor no sólo a los novios quema, mas, inquietando los barrios, los hace jurar de yesca. E n M a d r i d diz que vivía una dama muy hermosa dotada en doncellería, mas un galán mariposa la venció como porfía. C e g ó el galán, que no es malo cegar en tal ocasión,
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* A a ñ o s l u z de El retrato en cuanto a su estilo y t e m á t i c a , aunque le a c o m p a ñ a c o m o e p i t a l a m i o , este r o m a n c e
es el ú n i c o p o e m a b u r l e s c o que e s c r i b i e r a
Bocángel. v. 1 Belisa suele ser p s e u d ó n i m o , vía anagrama, para Isabel. v. 4 Troya: asediada p o r los griegos durante diez a ñ o s ,
finalmente
c a y ó des-
truida p o r las llamas. v. 8 yesca: « m a t e r i a m u y seca, y preparada, de suerte que c u a l q u i e r chispa de fuego p r e n d e en e l l a . . . M e t a f ó r i c a m e n t e se t o m a p o r e l i n c e n t i v o de c u a l q u i e r p a s i ó n , u afecto»
(Autoridades).
v v . 9-13 E n esta quintilla B o c á n g e l hace una parodia del famoso pliego suelto sobre la Renegada de Valladolid: « E n V a l l a d o l i d v i v í a / u n a dama m u y h e r m o s a / dotada en s a b i d u r í a » . Para i n f o r m a c i ó n sobre e l p o e m a y su p o p u l a r i d a d en la é p o c a , v é a n s e A l o n s o C o r t é s , 1955, v o l . II, p p . 167-73, y W i l s o n , 1961, p p . 16 y 20. vv. 14-18 O t r a quintilla dentro del romance.
EL RETRATO
(¿1638-39?)
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pues le alcanzó con el palo, que hay palos de maldición y otros hay que son regalo. Prosigue m i romance. Erase esta novia bella en lo que toca a su cara y, en cuanto a sus greñas, fea
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Pensamiento consentido tuvo su cara de estrella, y para sol le faltaron en la consulta dos hebras. E l novio de regadío es tan hombre por las señas que se vistió la estatura de la dicha que se lleva. Alcanzóle el premio rubio de una esperanza tudesca, con que el armiño cercado fue coral de su vergüenza. Pero vamos a otra cosa, que ya la sala me espera con tantos soles que sólo tuvo de luna lo llena.
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v. 16 palo: palo de ciego, «El golpe grande, dado c o n el p a l o . D í c e s e p o r q u e el ciego, c o m o da a tiento, descarga c o n furia el golpe»
(Autoridades).
v. 18 palo de regalo: hay tantos significados para palo que resulta difícil saber a c u á l se refiere el autor en este verso. T a l vez sea en el sentido de una de las cuatro clases de que se c o m p o n e la baraja de naipes. v. 26 hebras: las hebras d e l sol, es d e c i r sus rayos, que a q u í q u i e r e n d e c i r los cabellos de la n o v i a . v. 32 tudesco: a l e m á n ; supongo que a q u í t e n d r á que ver c o n la idea de que t o das las alemanas s o n rubias (véase el v . 31). T a m b i é n hay que s e ñ a l a r que en la é p o c a los alemanes t e n í a n fama de borrachos; en este caso la «esperanza» d e l n o v i o consistiría en emborracharse, de ahí la v e r g ü e n z a del v. 34. v. 33 armiño cercado: « t i é n e s e p o r s í m b o l o de la pureza, pues p o r no manchar su p i e l se deja coger de los cazadores»
(Autoridades).
v. 34 coral: c o l o r rojo en contraste c o n el blanco d e l a r m i ñ o , c o l o r causado en este caso p o r la bebida. v v . 3 7 - 3 8 N ó t e s e a q u í la a l i t e r a c i ó n : «tantos soles que sólo» (s-o-1) y «luna lo llena» (1-n).
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N o hay almohada sin r o p ó n , mantos de cristal se huellan, siendo en cristales y mantos parabienes de Venecia. Allí dan lugar, allí se matan a reverencias, allí a cántaros preguntan, y allí responden a señas. Conversación de retratos hacen los barbados, vueltas las caras de dos en dos en sus cuadros de baqueta. Allí se gobierna el mundo cuando allá se desgobierna; hablan quedito en la alcoba y en la antesala bostezan. M u c h o s van a prisa a nada, y medio de la carrera se pregunta d ó n d e van por que ellos mismos lo sepan. Pero de ésta va gran ruido; llegó el Almirante: enciendan; entra por la novia: salgan; el teniente lee: paciencia.
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v . 39 ropón: « R o p a larga, que se p o n e suelta regularmente sobre los d e m á s vestidos» (Autoridades). v. 4 0 hollar: «Pisar, apretar alguna cosa c a m i n a n d o , o p o n i e n d o sobre ella las plantas» (Autoridades). v. 42 Venecia: ciudad italiana famosa p o r su cristalería (cristal de M u r a n o ) y tejidos. v. 48 barbados: a d e m á s de significar al que tiene barbas, puede tomarse c o m o substantivo: h o m b r e ; t a m b i é n , en la G e m i a n í a , significa c a b r ó n . v. 50 baqueta: «La vara que en las bocas de fuego está puesta en la caja, y sirve para atacar las cargas que se p o n e n en ellas» (Autoridades). T a m b i é n existe la frase «pasar la b a q u e t a » , c o n el significado de «castigo de soldados d e l i n c u e n t e s » (Glosario de voces anotadas). E n t o d o caso, n o resulta m u y c l a r o e l sentido de « c u a d r o s de b a q u e t a » , aunque parece que hay j u e g o de palabras entre « c o n v e r s a c i ó n de retratos» (v. 46) y «cuadros de b a q u e t a » : retratos/cuadros. v. 60 el Almirante: J u a n A l f o n s o E n r í q u e z de C a b r e r a , I X A l m i r a n t e de C a s t i lla, c u y o secretario era el n o v i o , J u a n de C e t i n a . v. 62 teniente: teniente de c o r r e g i d o r , oficial local c o m o u n alguacil m a y o r .
EL RETRATO
(¿1638-39?)
M u c h o la novia se asusta, y más el garzón se alegra de que al virginal remate se está finando la vela. Apenas el sí pronuncian cuando parabienes ruedan: siglos hay como burrajo y choznos van con arena. E s cam p ó la gente un rato, y de candiles y velas estrellas de aceite ardían, planetas hubo de cera. C o r r i ó la conversación, a arderse la noche empieza, y a campanadas de voces festivas tocan las lenguas. E n juegos se ejerce el ocio, o los repite o inventa, y hasta la v i l carcajada halla en el sarao puesta. D e limiste se discurre, y luego se representa
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v v . 6 5 - 6 6 C o m p l i c a d a m e t á f o r a que tiene que v e r c o n las ventas o arrendamientos: para determinar el t i e m p o en que se p u e d e n hacer las pujas y remates, se enciende una vela; cuando se ha acabado o finado la vela, se dejan de a d m i t i r m á s pujas y se hace e l remate. A q u í q u i e r e d e c i r que y a le q u e d a p o c o t i e m p o a la n o v i a de seguir siendo v i r g e n , pues en seguida se va a casar; de a h í la a l e g r í a d e l garzón o novio. v. 66 finando la vela: acabarse la vela, «Frase m e t a f ó r i c a , que vale acabarse la v i da, y el tiempo de obrar en e l l a . . . Es tomada la a l u s i ó n de la vela, que se enciende para las pujas, y remates, y para señalar, y determinar el t i e m p o , en que se p u e d e n hacer; pues acabada la vela, n o se a d m i t e n mas pujas, y se hace e l r e m a t e » (Autoridades). v. 69 burrajo: e s t i é r c o l seco que sirve para calentar los hornos. v. 70 choznos: el cuarto nieto o nieta; v v . 6 9 - 7 0 Los testigos de la boda desean a la pareja m u c h o s siglos de vida y felicidad (tantos c o m o hay burrajo) e i n n u m e rables descendientes (tantos c o m o hay granos de arena). v. 71 escampó: escampar, irse, huir. v. 82 puesta: una apuesta en las cartas. v. 83 limiste: «El p a ñ o de p r i m e r a suerte, m á s fino y perfectamente que se fabrica en Segovia»
(Autoridades).
trabajado,
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de lo caro, pues de Baco lucieron muchas centellas. H u b o gigantes de burlas con tropezones de veras; todos hasta tente bailan y el novio hasta tente hijuela. Y aunque suele arrimarse, los gigantones me cuentan que una figura arrimada sólo q u e d ó en esta fiesta. La negra noche corría como si fueran tras ella, y ya a los novios su calle brindaba con limpia y media, cuando a manteles nevada la vista una sala e m p e ñ a , que era estanque de cuajada con cisnes de servilletas. La ensalada fue Aranjuez, aunque sus fuentes de hierbas, viéndose presas, mostraban
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v. 85 Baco: dios r o m a n o del v i n o . v. 89 tente: quiere decir (creo) que todos bailan hasta que no se p u e d e n tener m á s en p i e . v. 90 hijuela: n o r m a l m e n t e , s e g ú n Autoridades, tiene que ver c o n telas, lienzos, c o l c h o n e s p e q u e ñ o s . T a l vez quiera decir a q u í que el n o v i o baila hasta que caiga cansado en la cama n u p c i a l : «se llama t a m b i é n u n c o l c h ó n p e q u e ñ o y d e l g a d o , inferior a los otros de que se c o m p o n e la cama, el qual se pone en m e d i o de ellos, para que c o n el peso d e l cuerpo no haga h o y o la cama, y se evite la i n c o m o d i d a d que esto suele causar»
(Autoridades).
v. 98 con limpia y media: m e d i a c o n l i m p i o , «Frase que solo tiene uso en M a d r i d , originada de que en ciertas casillas y barrios de p o c o c o m e r c i o dan posada y c a m a de n o c h e a los vagabundos y p o r d i o s e r o s : y en cada cama d u e r m e n
dos,
pagando cada u n o dos cuartos, y capitulando que el c o m p a ñ e r o que le d i e r e n ha de ser l i m p i o , que n o tenga piojos, sarna, t i ñ a n i otra e n f e r m e d a d contagiosa: y p o r ser m e d i a c a m a y e l c o m p a ñ e r o l i m p i o , n a c i ó media c o n limpio»
el decirse, este a l o j a m i e n t o
(Autoridades).
v v . 101-02 D e s c r i b e las mesas puestas para e l banquete, d o n d e las servilletas p a r e c í a n cisnes (por su blancura) y porque flotaban en u n estanque de cuajada (los manteles blancos). v. 103 Aranjuez tenía fama por la calidad de sus verduras y frutas.
(¿1638-39?)
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avinagradas las señas. D e los bosques y los aires hizo general tragedia el suegro N o é , que en el arca sus tablas prestó a la mesa. C o m o treinta se sentaron, antípodas de la dieta, que aun en este año caminan con hambre del de cuarenta.
110
EL RETRATO
Y a de espetados florianes los coros de plata suenan; no hay ave al comer capona: lobas, sí, todas se muestran. Hay comedores mentales que, mientras otros pleitean, con sacabocado infuso reciben la causa a prueba. E n un pastelón penado
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v v . 107-10 C o m p l i c a d a red de i m á g e n e s , que va de la «tragedia» (v. 108), que se representa en el tablado o las tablas, a N o é y su arca (arca de N o é , « q u a l q u i e r a c a x o n o cofre donde se encierran muchas y varias cosas y baratijas» [Autoridades]), donde se guardan las piezas para el j u e g o de tablas; finalmente, tablas = mesa. v. 112 antípodas
de la dieta: los contrarios a la dieta, los que c o m e n y beben sin
moderación. v. 115 jlorián: «Gallo, ave, gallinácea, c a p ó n , p o r a l u s i ó n a u n tal F l o r i á n , c a n tor de la capilla real, de m u y buena v o z y grande boca»
(Alemany).
v. 117 J u e g o de palabras que se basa en la frase «llave de c a p o n a » , que quiere d e c i r «Llave de g e n t i l h o m b r e de la c á m a r a entrada n i ejercicio»
d e l rey, que s ó l o
es honoraria, sin
(Alemany).
v v . 119-22 I m á g e n e s organizadas alrededor de t é r m i n o s legales: pleitear, r e c i bir la causa. L o que quiere decir es que mientras unos hablan en la mesa o discuten la c o m i d a , otros aprovechan y c o m e n . v. 121 sacabocado: « M e t a f ó r i c a m e n t e vale cualquiera cosa que saca alguna parte r e d o n d a de o t r a . . . P o r e x t e n s i ó n significa c u a l q u i e r a cosa, c o n que se c o n s i g u e algo que se p r e t e n d e , o se p i d e » (Autoridades). Seguramente, el h u m o r consiste t a m b i é n en la posible c o n f u s i ó n fónica entre «sacabocado» y «cada b o c a d o » ; infuso: «Cosa causada en otra, sin p r e v e n c i ó n de esta. P r o p r i a m e n t e se dice de la ciencia o s a b i d u r í a que D i o s infunde al h o m b r e sin estudio de este»
(Autoridades).
v. 123 penado: en p r i m e r lugar significa sufrido, penoso, d o l o r i d o ; en e l c o n texto de u n banquete, t a m b i é n puede significar e l «vaso, c o p a , o taza que da la bebida c o n dificultad y escasez» (Autoridades); galeote.
finalmente,
en la G e r m a n í a significa
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DE
BOCÁNGEL
allí un g l o t ó n se pasea, que ha perdido dos cucharas en alcance de una presa. U n o saca allí las manos y, escondiendo la cabeza, es comilón destetado aunque parece de teta. Sin duda come con grúa, o tiene ensalmo en las muelas, aquel flaco cuya cara es de revés castañeta. Más allá tocan a frascos, y más allá dos cabezas están ya tan de retorno que parecen dos frasqueras. C o n tenedor se comía allí, pero ya se atienta: yo v i trinchando una polla a quien preguntó por ella. Estanques de limonada y lodos hay de lucerna; candiles v i con bigotes
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v. 132 ensalmo: «cierto m o d o de curar c o n o r a c i o n e s » (Glosario de voces anotadas); « p o r e n s a l m o » significa « c o n p r o n t i t u d extraordinaria y de m o d o d e s c o n o c i do»
(Alemany). v. 134 castañeta: l o m i s m o que castañuelas. v. 135 frascos: l o m i s m o que vasos o copas. v. 138 frasqueras: «La caja en que se guardan los frascos, que está h e c h a c o n
diferentes divisiones, en que entran ajustados, para llevarlos de una parte a otra, sin que se m a l t r a t e n »
(Autoridades).
v v . 141-42 J u e g o de palabras, donde polla a q u í significa la gallina nueva, m e dianamente crecida, y «la muchacha o m o z a de poca edad y b u e n p a r e c e r » (Autoridades). v. 144 lucerna: «El candil o v e l ó n d o n d e se encienden una o muchas luces. Es v o z puramente Latina, y de p o c o uso»
(Autoridades).
v. 145 J u e g o de palabras sobre dos sentidos de candil: a) especie de v e l ó n , en c u y o caso los bigotes v i e n e n a ser la cera que se derrite; b) el arco que se hace c o n los labios, c u a n d o se frunce la b o c a (Autoridades), significado n o r m a l .
donde los bigotes tienen su
EL RETRATO
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(¿1638-39?)
y frascos con arandelas. Q u e d ó en fin el epicuro por banquete de la lengua, y entre dulces parasismos m u r i ó de grande la cena, cuando un holgón comisario la sala apriesa despeja, más barajador de alhajas que un mandamiento de prendas; y con su cara tan hosca que andan a pleito por ella un violín y cierto duque por ser finísimo cerda. E n cara m a n d ó el bigote, destarabilló la lengua, siendo fortuna de todos según que con todos juega. Sales, agudezas, chistes, saraos, autos, y comedias, eran chanflones del gusto
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v. 146 arandelas: « u n a defensa en f o r m a de p l a t o , que se suele p o n e r en los candeleros a la b o c a , hecha de hoja de lata, u o t r o metal, para recoger la cera, o sebo que se derrite, y que no ensucie la mesa»
(Autoridades).
v. 148 E n el m a n u s c r i t o viene « b a n q u e t e de la legua», que creemos error de transcripción. v. 151 holgón: el que acostumbra a holgarse y divertirse, v. 152 apriesa: aprisa, c o n p r o n t i t u d . v. 153 barajador de alhajas: en e l m a n u s c r i t o v i e n e bajas. Hojas debe de ser error p o r alhajas (prendas), de a h í e l j u e g o
de palabras c o n el verso siguiente.
T a m b i é n , el verso necesita alhajas para no quedar corto de sílabas. v. 154 mandamiento: «El despacho que e x p i d e el J u e z , m a n d a n d o ejecutar a l guna cosa: y así se dice M a n d a m i e n t o de a p r e m i o , e j e c u c i ó n , despojo,
etc.»
(Autoridades); prendas: la alhaja que se da o entrega para la seguridad de alguna deuda o contrato. v v . 157-58 O t r o j u e g o de palabras sobre dos sentidos de cerda: a) el pelo grueso y d u r o de los caballos que se u t i l i z a b a para hacer los arcos de v i o l i n e s ;
b) e l
apellido familiar de los duques de M e d i n a c e l i —de la C e r d a — ; véase 166; 1-2. v v . 1 5 9 - 6 0 E r a tan grande e l bigote d e l c o m i s a r i o que i m p e d í a
los m o v i -
mientos de su lengua y le hacía tartamudear. v. 165 chanflones: «Lo tosco, basto, m a l f o r m a d o , sin p u l i d e z n i arte» (Autoridades).
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DE
BOCÁSGEL
a vista de otras monedas. Era la hora en que el gallo a cantar se despereza, cuando velan los avaros, cuando roncan las gallegas, cuando escurren los amantes pisando sombras y tejas, y cuando el gato lascivo el caballete pasea; cuando asoma el letuario por su tajada de mesa, y, medio el figón descalzo, con llama el carbón despierta; cuando publican las calles de las once las ofensas, porque de tejas abajo hay nubes contra sus piedras.
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v. 170 E n M a d r i d en el siglo X V I I , casi todas las criadas, o así lo creía la g e n te, eran gallegas. v. 174 caballete: «Línea h o r i z o n t a l m á s elevada de u n tejado»
(Alernany).
v. 175 letuario: l o m i s m o que electuario, « g é n e r o de c o n f e c c i ó n m e d i c i n a l que se hace c o n diferentes simples o ingredientes c o n m i e l o a z ú c a r , f o r m a n d o una a m o d o de conserva en consistencia de m i e l , de que hay varias especies purgantes, adstringentes o cordiales»
(Autoridades).
v. 177 figón: en u n sentido figón quiere decir u n restaurante barato; p o r extens i ó n puede significar al m i s m o figonero, el d u e ñ o d e l establecimiento, que es su significado a q u í . Es m u y temprano p o r la m a ñ a n a y el figón (o d u e ñ o del restaurante), m e d i o descalzo, intenta hacer r e v i v i r el fuego. v. 180 Se v e n las suciedades que han arrojado p o r las ventanas la n o c h e anterior. Se solían vaciar las i n m u n d i c i a s p o r las ventanas a las once de la noche. v. 181 de tejas abajo: aparte d e l significado sencillo «desde las tejas de las casas hasta abajo», n ó t e s e t a m b i é n la frase, «hablar de tejas abajo»: «Se dice cuando l o que se habla es natural, y que puede suceder en e l m u n d o , dejando aparte la v o l u n t a d de D i o s , o sus j u i c i o s , que p u e d e n ser d i v e r s o s de l o que se está pensando o tratando»
(Autoridades).
v. 182 nubes: «Entre los Lapidarios es alguna sombra que aparece en las piedras preciosas, obscureciendo sus brillos» (Autoridades); piedras: a q u í quiere decir piedras preciosas (véase la nota anterior sobre «nubes»), a la vez que las piedras de las calles o casas; en estos versos hay u n c o m p l e j o de i m á g e n e s y j u e g o s de palabras que tiene que ver c o n la costumbre de tirar p o r las ventanas el c o n t e n i d o de los o r i n a les sobre las piedras de las calles, así o r i g i n a n d o nubes (por ser el c o n t e n i d o de agua, ahora m e z c l a d o c o n el p o l v o de las calles). A l m i s m o t i e m p o , las piedras
EL RETRATO
(¿1638-39?)
D e un cochero el estallido dice que un carro a la puerta a la Venus desposada con cisnes rucios espera. Fueron, y en la Iglesia todos se ven las bocas abiertas: los unos porque se casan, los otros porque bostezan. Puesto el yugo de diamante, que tiene visos de seda donde el tormento casado no mal de la boca empieza, todos hacia sus colchones se fueron por varias sendas, dando la vuelta a su casa y el novio más que la vuelta.
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recuerdan las piedras preciosas que p u e d e n tener nubes —sombras que las oscurecen. v. 186 rucios: l o que es de c o l o r pardo claro, b l a n q u e c i n o o canoso; suele a p l i carse a cierto tipo de caballo. A q u í «cisnes r ucios» quiere d e c i r los caballos rucios que llevan el carro; cisne, porque el cisne era ave dedicada a V e n u s . v. 191 yugo de diamante: y u g o , « P o r a n a l o g í a se l l a m a la banda, o c i n t a , c o n que u n e n a los desposados en el santo M a t r i m o n i o . T ó m a s e muchas veces p o r e l m i s m o M a t r i m o n i o » (Autoridades). v. 192 visos de seda: aspecto o semejanza de seda, aunque en r e l a c i ó n c o n d i a mante del verso anterior q u e r r á decir el resplandor que sale de u n objeto cuando le da el sol o la l u z . v. 195 colchones: a q u í , camas.
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DE
BOCAXGEL
201 E n el Desposorio de doña J e r ó n i m a de Maldonado con Juan de Cetina Invocación* Beldad divina, a cuya luz se alienta el orbe de m i amor por alto modo, ya que m i pluma retratar intenta un bello serafín, hermoso Apolo, que la naturaleza representa, razón será para que acierte en todo, que lleve el alma de tu voz mi acento, siendo m i voluntad m i entendimiento. P e r m í t e m e esta vez que pinte al vivo, no el adorno ni galas de Amaltea, una deidad que al tálamo festivo, Siquis, diosa de amor, llegar desea, que como tanto en tu memoria vivo, a poco que traslade de la idea, ni quedará quejoso el alto objeto ni m i retrato quedará imperfeto.
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T ó r t o l a racional, al blando nido se prepara por darle m i l favores * Esta Invocación, seguida de otro Retrato, se acerca de n u e v o al p r i m e r p o e m a de la serie, n ú m . 199, dejando a u n lado la burla y la sátira. v. 10 Amaltea: la nodriza que a m a m a n t ó a Zeus n i ñ o y lo c r i ó a escondidas de C r o n o . L e alimentaba c o n leche de una cabra. T i e n e t a m b i é n r e l a c i ó n c o n A m a l tea la famosa c o r n u c o p i a — e l cuerno de la abundancia— que está siempre llena de los alimentos o bebidas que su d u e ñ o puede desear. v. 11 tálamo:
« L u g a r p r e h e m i n e n t e , d o n d e los n o v i o s c e l e b r a n sus bodas, y
reciben los parabienes. T ó m a s e t a m b i é n p o r la cama de los d e s p o s a d o s » (Autoridades). v. 12 Siquis: Psique, una j o v e n que se e n a m o r ó de C u p i d o ; véase 7 3 ; 8 3 . v. 17 L a t ó r t o l a era ave asociada c o n el amor c o n y u g a l .
EL RETRATO
(¿1638-39?)
al felice galán, galán marido, que supo merecerla sus amores. A su retrato la atención os pido, mientras el joven, tierno en sus ardores, oro del Potosí busca ligero en que pueda esmaltar a su lucero.
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Retrato La p r o p o r c i ó n , adorno, y gentileza, iguales son a su compuesto brío; su honesto parecer y su belleza prisión hermosa es del albedrío; de oposición la gran naturaleza artífice q u e d ó , no sin desvío, al acabar por admirar discreta si pudo ella nacerse más perfeta. E l cabello que en ondas repartido mar pareció de fuego reluciente, por verse ya en hebras dividido, nuevo concepto apercibí prudente, porque el sol, envidioso de entendido, por mirarse vencer tan duramente heló, faltando su elemento el fuego a que Amor, codicioso, peinó luego.
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v. 23 Potosí: « C i u d a d d e l antiguo P e r ú , al p i e d e l m o n t e l l a m a d o c e r r o del P o t o s í , c é l e b r e p o r sus minas de plata explotadas desde el siglo X V y que no se a g o t a n » (Alemany).
O b s é r v e s e c ó m o B o c á n g e l se confunde a q u í al aludir al oro d e l
P o t o s í en vez de a la plata. v. 24 lucero: la estrella de V e n u s , c o m o lucero de la tarde. A q u í , p o r e x t e n s i ó n , es la n o v i a , d o ñ a J e r ó n i m a . vv. 33-34 I m á g e n e s m u y culteranas para describir el cabello; cfr. V i l l a m e d i a n a «Al sol N i s e surcaba golfos bellos / c o n dorado bajel de metal cano, / afrenta de la plata era su m a n o / y afrenta de los rayos sus cabellos / . . . / cadenas son, y de oro proceloso, / t r é m u l a s ondas, navegados cielos» (Poesía, ed. Ruestes, 1992, S o n e t o L X I ) ; Q u e v e d o « E n crespa tempestad d e l o r o u n d o s o , / nada golfos de l u z ardiente y p u r a » y « R i z a s en ondas ricas d e l rey M i d a s » (Obras completas. Poesía original, ed. B l e c u a , 1963, Sonetos 449 y 501). D e r i v a n del poeta italiano M a r i n o .
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BOCÁNGEL
La frente, esfera de marfil nevado, las flores del cabello sustentaba. Triunfo de Venus le admiraba el Prado cuando por blanca y tersa la admiraba. N o se v i o de la Aurora tal traslado. E r r ó aquí m i pincel, que si buscaba comparación heroica más decente diciendo el d u e ñ o , mostrará la frente. Arcos las cejas son que a las pestañas de aquellos soles dos (cielo cualquiera) sirven de arcos de muerte en las hazañas que hace el amor en osadía ligera. Más luces son de paz que en las entrañas impresiones que trae la Parca fiera. Si en estos arcos tus heridas haces, mal hará (te diré) quien quiere paces. Sin pasar lo vulgar sus bellos ojos, no diré que son más que hermosos soles, graciosamente prometiendo enojos a quien no respetare sus crisoles; y a veces tanta luz para despojos de sus rayos proceden arreboles, que para distinguirlos quiso el cielo naciese la nariz valla de hielo. La boca, ¡oh pensamiento que te atreves a mucho cielo con defensa poca!, que son tus voces y colores breves para pintar lo hermoso de su boca.
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v. 43 el Prado: el Paseo del P r a d o en M a d r i d , sitio de paseo en el siglo X V I I adonde iban las mujeres a ser vistas. v . 49 C o m p a r a c i ó n frecuente en B o c á n g e l ; v é a s e 102; 3: « a r c o es la ceja». P r o c e d e de G ó n g o r a (Romance 24, v v . 4 1 - 4 2 ) , donde
t a m b i é n se encuentra la
c o n n o t a c i ó n militar: «Las cejas en arco / c o m o ballestillas». v. 60 crisoles: vaso que se emplea para fundir alguna materia a temperatura m u y elevada. v. 62 arreboles: « C o l o r rojo que se ve en las nubes heridas p o r los rayos d e l s o l . . . C o l o r encarnado de las mejillas»
(Alemany).
v v . 63-64 L a nariz separa las dos mejillas, actuando así c o m o una valla de h i e l o (por ser de c o l o r blanco) entre dos arreboles (por ser de c o l o r encarnado).
EL RETRATO
(¿1638-39?)
N o hay arte, aunque el coral y clavel lleves, si a ponderar sus labios te provoca, que su risa parece a la m a ñ a n a , dividida en sí, paréntesis de grana. E n proporción, segundo hasta su cuello, la hermosura al dibujo peregrino tan cabal la dejó, tan raro y bello, que dudas pudo dar de ser divino. La ocasión ha de darme aquí el cabello, pues por templar su fuego se previno hoy la belleza entre distancia tanta de la nieve que ciñe su garganta. Despeñada la cual, lo que consiente el j u b ó n que la seda trueca en plata, por lo que es cota del vistoso Oriente donde por el adorno se dilata. Parece que, mirado atentamente del que pintar a su hermosura trata, de caudaloso río es golpe fuerte que de heridas del sol m i l luces vierte. Las manos explicar intento en vano, que, aunque puedo traer las azucenas y hacer que de su rosa el aire ufano finos pimpollos salgan por sus venas, razón será, pues veo que una mano a su esposo feliz saca de penas.
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v. 72 L o s labios, cuando la dama se r í e , se abren («dividida en sí»), formando de este m o d o u n p a r é n t e s i s ( ) de c o l o r de grana. E l verso queda largo. P r o b a b l e mente sobra «sí». v. 77 A l u d e al refrán «La o c a s i ó n la p i n t a n calva». C o m o dice Correas, « t o d o denota su ligereza, y c o n todo el cabello de la m e d i a cabeza adelante echado sobre la frente, y la otra m e d i a atrás rasa, dando a entender que al p u n t o que llega se ha de asir de la m e l e n a , p o r q u e
en p a s á n d o s e la ocasión no hay p o r d o n d e
asirla»
(Vocabulario de refranes, ed. Infantes, 1992, p. 260b). v. 83 cota: «Se halla t a m b i é n t o m a d o p o r l o m i s m o que J u b ó n . Es v o z a n t i guada» (Autoridades). v. 92 pimpollos: «El v á s t a g o o tallo n u e v o que echa la p l a n t a . . . Se llama t a m b i é n la rosa p o r abrir» (Autoridades). Significa a q u í los dedos que salen o 'brotan' de las manos.
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BOCÁSGEL
E l pinte lo que valen, pues yo trato echar la postrer línea a m i retrato.
ESCRITOS
DIVERSOS
(1634-1640)
202 Madrigal La más del sol, de Dios, y de su aurora (aunque todo es lo más donde no hay menos), alta — d i g o — humildad, la que mejora al golfo de la luz sus rubios senos: el laurel de María, que entre sombras yacía de imagen ignorada, se repite adorada por vuestras plumas en segundo Oriente, Camargo docto, A p o l o más ardiente. O l v i d o del olvido, hermosura será de la hermosura ese asombro feliz de la pintura, donde habéis merecido delinear con métricos pinceles de aquella idea santa milagros, d e v o c i ó n , pureza tanta que os pudiera envidiar Zeusis y Apeles,
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* P u b l i c a d o en los preliminares de fray H e r n a n d o de C a m a r g o y Salgado, La Virgen de la Humildad y la Humildad de la Virgen, M a d r i d , V i u d a de A l o n s o M a r t í n , 1634. Fray H e r n a n d o de C a m a r g o
fue r e l i g i o s o agustino
calzado, maestro de
sagrada t e o l o g í a , y , s e g ú n A l v a r e z y B a e n a , 1789, v o l . II, p . 388, « P r e d i c a d o r de gran fama en esta C o r t e , en donde era venerado, igualmente p o r sus letras, que p o r sus virtudes. M u r i ó a los 80 a ñ o s de su edad, en su C o n v e n t o de M a d r i d , a 27 de M a r z o del a ñ o 1652». v. 1 A u n q u e viene «Lo más», lo he c o r r e g i d o a «La más», pues p o r el sentido parece que d e b e r í a leerse: «La m á s [alta h u m i l d a d ] del sol», donde «la» c o n c u e r d a c o n «alta h u m i l d a d » del y. 3. v v . 5-10 C a m a r g o es otro A p o l o p o r lo del laurel que c o r o n a a la V i r g e n , en a l u s i ó n al m i t o de A p o l o y Dafne, convertida esta ú l t i m a en laurel. v. 18 Zeusis y Apeles: Z e u s i s , c é l e b r e p i n t o r ,
n a c i d o en Heraclea,
floreció
hacia 468 a. de J . C . Fue d i s c í p u l o de A p o l o d o r o y c o n t e m p o r á n e o de Parrasio.
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BOCÂNGEL
siendo mayor espanto dar al tiempo mortal vida en el canto, y dar vida al origen de la vida, que dar a sombras alma colorida.
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E n e l arte de la pintura no s ó l o llegó a superar a todos sus c o n t e m p o r á n e o s sino a su p r o p i o maestro. Sobre Apeles, otro c é l e b r e p i n t o r , v é a n s e 32; 183 y 4 5 * .
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ESCRITOS DIVERSOS (1634-40)
203 Madrigal* D e memorias y flores equívoca se ofrece al caminante en este ramillete la armonía. A l respirar los n ú m e r o s olores, las flores fingen nueva poesía, de A p o l o honor equívoco y flamante, ¡qué mucho, gran Felipe, si hay quien cante de tu R e t i r o augusto la alta pompa! ¿ Q u é invierno habrá que sus abriles rompa si a lusitana musa su fragancia debe, si le agradece la elegancia, prometiéndola en sólido tributo láminas de hojas y memoria en fruto?
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* P u b l i c a d o en los preliminares de M a n u e l de Gallegos, Obras varias al Real Palacio del Buen
Retiro, M a d r i d ,
María
de Q u i ñ o n e s ,
1637.
Gallegos, poeta
p o r t u g u é s , e s c r i b i ó diversos poemas, m á s b i e n flojos, sobre e l r e c i é n t e r m i n a d o Palacio d e l B u e n R e t i r o , que se r e ú n e n en este l i b r o . D u r a n t e los a ñ o s de 1637 y 1638 h u b o diversas fiestas y festividades celebradas en el Palacio d e l B u e n R e t i r o , en algunas de las cuales p a r t i c i p ó B o c á n g e l (véase D a d s o n , 1991, pp. 93-94). v v . 7-8 A l u d e a Felipe I V y su n u e v o y flamante Palacio del B u e n R e t i r o . v. 10 R e f i é r e s e a los o r í g e n e s portugueses d e l autor.
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DE
BOCÁSGEL
204 E n alabanza de D o n D . G . en su poema al Escorial, que escribe en versos latinos y griegos, y a su versión española* Soneto Este Orfeo de piedra, donde fundo (huésped) más suspensión que obraba el tracio, es el Escorial: mira de espacio, que no te espera con su igual el mundo. E l mejor rey, de sí, no más, segundo (¡oh novedad!, lo eterno obliga a espacio), m i d i ó al mártir mayor con el Palacio y enseñó a sus cimientos lo profundo.
5
* P u b l i c a d o en I a c o b u m G i b b e s , Escuriale. Oda, traduzida por Manuel de Faria y Sousa, M a d r i d , J u a n S á n c h e z , 1638, p . 4, y t a m b i é n en I. A n g l u m , Escuriale. Oda traduzida por Manuel de Faria y Sousa, M a d r i d , J u a n S á n c h e z , 1638, p . 4. Las dos versiones son i d é n t i c a s , excepto en la portada. E n la p á g i n a 33 tenemos unas m u y interesantes observaciones del autor en cuanto al t í t u l o del p o e m a de B o c á n g e l : «In Elogijs, quae mihi multa a multis tributa sunt, memini illud D. Gabrielis Bocangeli pro titulo ferré Tn laudem Domini I. G. qui versu latino et Graeco descrjbit Escuriale, deque Hispana illius operis interpretatione'. At ubi Graeca? In quies carmina quo reciderunt? In poematio duodeuiginti versuum, Escurialis, Graecus es, h.e. fallax,
si dijs placet, continetur
descriptio? Nae
tu
qui mendacem das Bocangelum, oris Angelici virum (tantundem
sonat nomen) adebque veritatis.
Certe: nisi codicern archetypum,
Lector, manu mea
scriptum, omnesque huius laudatores opusculi producere possem, multorum a me carminum de varijs rebus Escurialis fictorum
Graece, spectactores atque testes».
v. 2 el tracio: O r f e o fue deidad tracia. v. 5 A l u s i ó n a Felipe II, que m a n d ó construir el E s c o r i a l . v. 7 Se refiere a San L o r e n z o , que fue sacrificado en una p a r r i l l a ; de a h í la f o r m a de la c o n s t r u c c i ó n
del edificio.
Cfr.
Góngora
en
su
soneto
«De San
L o r e n z o el R e a l del Escurial»: «que al m a y o r m á r t i r de los españoles» (Soneto 6, v . 7).
ESCRITOS DIVERSOS (1634-40)
Orfeo es otra vez, oh caminante, y si en su gran metáfora deseas voces, tan bien aquí las reconoces, que del norte un espíritu elegante facilitó que en tres idiomas veas las piedras desatadas en las voces.
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10
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
205 Liras* Aquella vida, aquella lumbre mayor y estimación del día que ahora un m á r m o l sella, útil, si bien llorada, tiranía, pues cuanto vives hombre en mármol, vive en mármol, y tu nombre.
5
Aquella docta vida de cuyos frutos su Cultor ya goza, que, cual palma oprimida, en abatidas opulencias roza el suelo, en que no cabe sol de la tierra y águila más grave.
10
A q u e l (¡oh Mantua!), en suma, por quien hoy es Menandro Manzanares,
* P u b l i c a d a s e n P e d r o G r a n d e de T e n a , Lagrimas panegíricas muerte del gran poeta i teólogo Insigne Doctor luán
a la temprana
Pérez de Montalban...
Lloradas i
vertidas por los mas Ilustres Engenios de España,
M a d r i d , Imprenta d e l R e i n o , 1639,
fol.
Montalbán
17. C o m o i n d i c a
el título
del libro,
fue
teólogo
y
escritor,
teniendo p o r su maestro a L o p e de V e g a . S e g ú n Á l v a r e z y Baena, 1789, v o l . III, p . 157: «Su c o n t i n u o estudio le o f e n d i ó la cabeza, y le puso f r e n é t i c o : las medicinas enflaquecieron el sugeto de suerte, que le r o b ó la muerte en la temprana edad de 36 a ñ o s en M a d r i d el día 25 de J u n i o de 1638, m e d i o a ñ o d e s p u é s de su frenesí». v. 8 Cultor: D i o s . v. 13 Mantua:
m u c h o s poetas de esta a n t o l o g í a c o m p a r a n a M o n t a l b á n c o n
V i r g i l i o ( q u i e n era de M a n t u a ) , p o r r i d í c u l o y p o c o apropiado
que parezca; así
Castillo S o l ó r z a n o : « M a n t u a (o gran M o n t a l b a n ) se viste lutos / que oye trocar sus cantos en clamores / a Manzanares, y sus Ninfas bellas» (fol. 19r). Es posible que la c o m p a r a c i ó n derivase d e l h e c h o de que a M o n t a l b á n se le adjudicase
un
largo
p o e m a o fábula sobre O r f e o titulado Orfeo en lengua castellana (aunque p r o b a b l e m e n t e escrito p o r L o p e ) , tema de u n o
de los pasajes más famosos de V i r g i l i o
(Geórgicas, I V ) ; véase D a d s o n , 1991, p p . 8 0 - 8 1 .
ESCRITOS DIVERSOS (1634-40)
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alto honor de su espuma, nevado cisne que, honorando altares, dos veces sacro Apolo, hoy en el cielo es sol, si aquí fue solo.
15
E l que con docto labio bebió el mar de T o m á s y de Agustino, sin arrogancias sabio, con cariños de humano en lo divino, en cuya docta escuela ejemplos libra y ejemplares vuela.
20
Y a en región más amena desató los cristales del Parnaso, y en no apurada vena a lo inmortal abrió mortal el paso. Y a Mantua reconoces tus créditos asidos a sus voces.
25
30
Pues si al T e á t i c o fía morales o políticos concetos, dispensa su a r m o n í a , vengados de enseñanzas los defetos, debiendo a su eficacia horror los vicios, las virtudes gracia.
v.
14 Menandro: E n la Fábula
de Leandro y Hero B o c á n g e l h a b l ó
35
del río
M e a n d r o , r e l a c i o n á n d o l o c o n el cisne (2; 639). S i n embargo, n o hay m e n c i ó n en O v i d i o , Metamorfosis de tal n o m b r e en r e l a c i ó n c o n el cisne, a u n q u e e l m i t o de C i e n o sí que tiene que ver c o n A p o l o (Metamorfosis, II, 367-77), m e n c i o n a d o a q u í en el v. 17. C i e n o era a m i g o de Faetonte (hijo de A p o l o ) , c u y a muerte d u r a n t e m u c h o t i e m p o . A l fin fue transformado
en cisne p o r A p o l o .
lloró
Cfr.
el
p r í n c i p e de Esquilache en su soneto a M o n t a l b á n : «dellos M e n a n d r o , y d e l cristal Sirena» (fol. Ir). v. 20 Santo T o m á s de A q u i n o y San A g u s t í n , padres de la Iglesia y l e c t u r a obligada para cualquier t e ó l o g o d e l siglo X V I I . J u a n P é r e z de M o n t a l b á n e s t u d i ó t e o l o g í a en la U n i v e r s i d a d de A l c a l á , d o n d e h a b r í a c o n o c i d o a B o c á n g e l
(véase
D a d s o n , 1991, pp. 75-81), g r a d u á n d o s e de D o c t o r de Sagrada T e o l o g í a . v. 26 Los cristales d e l Parnaso son las n u e v e M u s a s que habitaban e n el monte; véase 210; 2 7 - 4 0 . v. 31 Teático: v o z no r e s e ñ a d a p o r n i n g u n o de los diccionarios o manuales de uso. P r o b a b l e m e n t e
t e n d r á que ver c o n el teatro; M o n t a l b á n e s c r i b i ó diversas
comedias, que se p u b l i c a r o n postumamente.
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
Así, cuerdo, el villano la mies abraza y, cuando el filo ejerce, halaga en limpio el grano y la cizaña introducida tuerce; así del leño y oro es desprecio la llama y el decoro. Hurtaste a tus cenizas viviendo, M o n t a l b á n , aquella fama con que ahora eternizas, primero que ella a ti, la verde rama, que por honrar tu frente a los pasos del sol los pasos miente. Mas, ¡oh necio discurso del humano gemir, cuando atesoras en eterno concurso el fruto de las horas sin las horas!, nadie es digno del llanto sino el que llora al que consigue tanto. Cuerdos ojos no lloran tu vida por fecunda o por temprana; gimen los que te ignoran. Pero ¿cuál vida es larga en siendo humana? M a l a no hay corta vida, y ¿cuál no es larga cuando bien vivida?
40
45
50
55
60
v v . 46-48 R e f i é r e s e al laurel c o n que se c e ñ í a la frente de los triunfadores; la referencia al sol en el v. 48 se debe a que A p o l o v i o convertirse a Dafne en laurel ante sus ojos. v. 50 E n el o r i g i n a l v i e n e : «del h u m a n o g e m i r quando a t e s o r o s » , que y o he corregido a «atesoras». E n p r i m e r lugar, la ú l t i m a palabra del verso tiene que r i m a r c o n la d e l v. 52 «horas» (asonancia en ó - a ) ; y en s e g u n d o , se necesita a q u í u n verbo para que la frase tenga sentido. v v . 5 5 - 6 0 T o d a la estrofa es ejemplo de la d o c t r i n a estoica que se encuentra en tantos p o e m a s de B o c á n g e l , c o m o ya h e m o s s e ñ a l a d o ( v é a s e , a m o d o
de
ejemplo, el poema 30 y la Prosa segunda, n ú m e r o 70, y las citas de S é n e c a señaladas aUí).
ESCRITOS DIVERSOS (1634-40)
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206 Soneto* Los reyes, los varones señalados ya por la majestad, ya en los vencidos, dos veces en su púrpura tejidos siglos vivieron, sí, pero contados. H o y vuelven a nacer, de gloria armados, que en esta edad, de bronce endurecidos, han de triunfar de ejércitos de olvidos y pisar las cervices de los hados. Pero, ¿por q u é aguardaste, L i v i o hispano, a darlos tanta vida en tanta gloria después de su mortal postrera suerte?
5
10
Silencio fue, no olvido de tu mano, porque la vida eterna de tu historia no tuviese el tropiezo de su muerte.
* Figura en los preliminares de R o d r i g o M é n d e z Silva, Catalogo real genealógico de España,
M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1639.
v. 1 R e c u e r d a el p r i m e r verso de Os Lusíadas baróes
assinalados»
(Canto
Prirneiro,
v.
de C a m ó e s : «As armas e os
1), tal vez en
r e c o n o c i m i e n t o de la
naturalidad portuguesa del autor del Catálogo real. v. 9 R e f e r e n c i a al c é l e b r e historiador y literato T i t o L i v i o (59 a. de J . C . - 1 7 d. dej. C ) .
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DE
BOCÁNCEL
207 Soneto* E n los batidos mármoles leales de este volumen que a vivir convida, goza Ñ u ñ o sin n ú m e r o s la vida al docto numerar de estos anales. T a m b i é n los grandes héroes, los reales, nuevamente su púrpura teñida en estas hojas ven, y más asida que de la edad a múrices fatales. ¡ O h postuma virtud! ¡ O h fértil llama, aquella a quien el m é r i t o eterniza y hereda sus alientos en su fama!
5
10
¡ O h tú, por quien hereda su ceniza más edad que en la aroma o en la rama aquel ave que al fuego plumas riza!
* P u b l i c a d o en los p r e l i m i n a r e s de R o d r i g o heroicos del gran Condestable de Portugal. D. Ñuño S á n c h e z Acosta,
1640. M é n d e z
Méndez Alvarez
Silva,
Vida y hechos
Pereyra, M a d r i d , Juan
Silva fue C o r o n i s t a de C a s t i l l a , cargo
que de
hecho le disputaba B o c á n g e l , así que la p a r t i c i p a c i ó n de éste en los preliminares de dos libros de su rival resulta u n p o c o e x t r a ñ o ; sobre esto, véase D a d s o n , 1991, p p . 111-12. v. 8 múrices: marisco del que los antiguos e x t r a í a n p ú r p u r a para tintar; de a h í , sangre; véase 87; 4 1 . v v . 13-14 O t r a alusión a la fábula del F é n i x .
ESCRITOS DIVERSOS
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(1634-40)
208 Habiéndole hecho Contador de Resultas y pidiendo dineros para la media anata* Décima D o n Diego, en gajes entré: sabéis que al punto se trata de pagar la media anata y que en vos tengo gran fe. E l tercio correr se ve, de a cuanto dadme cabales
* B N M M s . 3 . 7 9 9 , [Poesías de D. Diego ( i n é d i t a hasta ahora) va atribuida a B o c á n g e l
5
Contreras], fol. 67v. Esta d é c i m a en el m a n u s c r i t o , y le sigue una
respuesta en las mismas consonantes de D i e g o C o n t r e r a s , q u i e n d e b í a de ser u n acaudalado personaje de la corte o tal vez el superior de B o c á n g e l en la C o n t a d u r í a M a y o r de Cuentas, p o r c o m o le habla éste: D o n Gabriel, claro se ve, pues en m í no se dilata c o n pagar la media anata, que soy amigo de fe; y aunque en gajes nunca e n t r é ,
5
los vuestros serán tan leales que ganéis muchos m á s reales si lo e n c o m e n d á i s a D i o s , pues es cierto que p o r vos los d é el cajero cabales.
10
B o c á n g e l c o n s i g u i ó el puesto de C o n t a d o r de Resultas en octubre de 1639, y es probable que estas dos d é c i m a s fueran escritas para una A c a d e m i a que tuvo lugar en casa d e l contador A g u s t í n de Galarza en 1640. Sobre esto véase D a d s o n , 1991, pp. 94-95 y 108-09. v. 1 gajes: «El acostamiento que el p r í n c i p e da a los que son de su casa y están en su servicio»
(Covarrubias).
v. 3 media anata: «Es lo m e s m o que a ñ a d a , y así m e d i a anata vale los m e d i o s frutos de u n año»
(Covarrubias).
v. 5 tercio: se u t i l i z a b a c u a n d o se trataba de pagar algo de cuatro meses.
en
cuatro
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DE
BOCÁSGEL
a cuenta ochocientos reales, porque la merced de Dios, don Diego, sin la de vos es llover sobre arenales.
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209 A un Cristo crucificado* Romance Alza el rostro, errada oveja, y en aquel sagrado monte, sobre el leño más infame, verás el cuerpo más noble. A sangre y amante fuego todo un Dios tormenta corre, que sólo un Dios coronara con beneficios traiciones. R o c a de púrpura herida, por cinco bocas se rompe, por cinco mil, acusando el más sacrilego azote. Si es piedra viva, por quien las muertas se dieron golpes, dadme un corazón de piedra, Señor, por éste de bronce. H o y el hebreo y m i culpa se compiten en lo enorme, que él dio muerte al que ignoraba y m i culpa al que conoce. Ea, pues, Señor, clavad con vos mis libres pasiones, * B N M M s . 2 0 . 0 6 6 ( 2 6 ) , 2 fols. E l p o e m a o c u p a e l f o l . I r (los fols. e s t á n en blanco) y es a u t ó g r a f o (véase lámina
5
10
15
20
lv-2v
8). A u n q u e no lleva fecha, hay
fundadas razones textuales p o r creer que fue escrito d e s p u é s de la v e r s i ó n (poema 185) de La lira de las Musas, ya que es difícil i m a g i n a r que B o c á n g e l prefiriera i n c l u i r en este importante l i b r o de p o e s í a una v e r s i ó n tan inferior a ésta en todos sus aspectos. Es posible que este ejemplar a u t ó g r a f o fuese h e c h o para u n amigo o para a l g ú n certamen p o é t i c o . Se i n c l u y e en esta s e c c i ó n de Escritos dii>ersos 1634¬ 1640 p o r las semejanzas que demuestra c o n el p o e m a 185.
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BOCÁSGEL
que el ser yo m í o y esclavo es mentira desde el nombre. Y a es tiempo de conocerle, cristiano, el que a Dios conoce, que a quien muere por ingratos no le bastara ser hombre.
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210 Introducción a una Academia* Romance M u d a atención, grato o í d o , altos, ínclitos héroes en méritos y en destinos los confundes de mayores, cuyos ingenios y sangre heroico a heroicos exponen, siendo inmortales a un tiempo méritos y emulaciones;
5
hermosas, discretas damas cuyos celados faroles ni en rayos imita el cielo, ni impera en luces la noche; docta, ingeniosa academia cuyos números acordes son flores que el sol envidia, pues no le deben ser flores; muda atención, grato o í d o , hoy m i musa se dispone exceder con alto asunto
10
15
* H S A M s . B 2 . 3 5 5 , fol. 52. E l ú n i c o ejemplar c o n o c i d o de esta Introducción a una Academia es p r o b a b l e m e n t e a u t ó g r a f o . A u n q u e n o l l e v a fecha, data
segura-
mente de los a ñ o s 20 o 30 del siglo X V I I cuando B o c á n g e l era m i e m b r o asiduo de la A c a d e m i a de M a d r i d .
Sobre el poema, su f e c h a c i ó n y c o n s t r u c c i ó n ,
véase
D a d s o n , 1985c, pp. 275-78. Para el papel de B o c á n g e l en las academias literarias de su é p o c a , véase D a d s o n , 1991, pp. 7 5 - 8 1 . v. 9 L a p a r t i c i p a c i ó n de las damas en las reuniones de la A c a d e m i a de M a d r i d consta en las obras de Castillo S o l ó r z a n o , c o m o p o r ejemplo: «En breve tiempo se l l e n ó la sala de poetas,
de m ú s i c o s y de los mayores s e ñ o r e s
de la C o r t e , no
faltando algunas damas que de e m b o z o q u i s i e r o n gozar de a q u e l b u e n rato acreditarse de buenos gustos» (1631, pp. 114-15).
por
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BOCÁNGEL
armónico de los orbes. N o de golfos ni de rayos recelo abismos ni ardores, que si el mar me diere tumba, también le daré yo nombre. Hace donde el sol despierta, el monarca de los montes, Parnaso, que entre laureles la intrépida frente esconde, oloroso cetro empuña en verde imperio de olores porque abril, vasallo firme, del sitio no se remonte. Músicas fuentes errando hacen laberinto el monte: plumadas flores le vuelan, sucintas cabras le corren.
20
25
30
35
vv. 2 1 - 2 4 E l p o e t a se compara c o n í c a r o en lo a t r e v i d o de su
empresa:
c u a n d o e l sol d e r r i t i ó sus alas, Icaro c a y ó al mar d o n d e p e r e c i ó ahogado; desde entonces se llama mar de Icaria. V é a s e 2; 185-92. v. 25 V e r s o predilecto de B o c á n g e l , utilizado c o n ligeras variantes en m u c h o s otros poemas. v. 27 Parnaso: lugar d e l o r á c u l o de Delfos (en la ladera d e l monte) y m o n t e d o n d e t e n í a n su m o r a d a las M u s a s . C o m o i n d i c a el v. 26, es t a m b i é n u n o de los montes m á s altos de E u r o p a . L a referencia al laurel nos recuerda a A p o l o , dios de las artes que presidía el coro de las Musas. v . 31 L a d e s c r i p c i ó n d e l m o n t e Parnaso y el c a m p o fértil que l o rodea, e l tradicional «locus anioenus»,
ocurre en igual contexto en el Retrato panegírico: « d o n d e
al pueblo de flores y verdura / n i abril requiebra n i su ausencia mata» (86; 195-96), y t a m b i é n en 197; 1 7 - 1 9 : « E n sitio d o n d e yace a b r i l eterno, / d o n d e todos los meses son abriles, / verde aplauso del sol, p o m p a del día». v. 35 Cfr. 86; 2 1 3 - 1 4 : «A sus floridas plumas prestan lecho / las v. 36 Es p o s i b l e que la m e n c i ó n
flores».
de cabras esconda una referencia
a los
o r í g e n e s d e l o r á c u l o de Delfos. Se cuenta que unas cabras, que p a c í a n en la ladera del m o n t e Parnaso, llegaron a u n sitio donde h a b í a una larga y profunda grieta en la tierra. E l vapor que salía del agujero hizo que las cabras se pusiesen a cabriolar, y el c a b r e r o , a s o m b r a d o , se a c e r c ó al sitio a v e r q u é m i s t e r i o s se e s c o n d í a n allí. Inmediatamente sufrió u n rapto de entusiasmo y e m p e z ó a p r o n u n c i a r sentencias extravagantes que pasaron p o r profecías. T a m b i é n es posible que la referencia a las cabras se deba a V i r g i l i o , Eneida, III, v v . 2 1 9 - 2 1 : «erre / laeta boum passini campis amienta videmus / caprigenurnque pecus nullo custode per herbas». M u y al caso,
esto
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Nueve corrientes y firmes hermanas el oro indócil, porque el cristal las difiera, tal vez al cristal descogen. U n templo a la cumbre eleva que a la eternidad los dioses consagran, donde la Fama, deidad no vista, se oye. Si el aire absuelve las plumas, el mapa mayor perdone, que, como en esfera viva, delinea las naciones. Era del a ñ o la instancia, y la primavera entonces, tan retórica que al arte apuraba los colores, cuando las Musas, dejando de oro y cristal las prisiones, su más fausto vaticinio van a consultar conformes. Atentas, vieron primero del templo en varias mansiones estatuas que coronaba el árbol que enfrena a Jove. Los cisnes de todas lenguas y de todos horizontes relevaban los metales y animaban sus primores.
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ocurre c u a n d o Eneas y sus c o m p a ñ e r o s llegan a la isla de D é l o s para consultar el o r á c u l o de A p o l o . v v . 3 7 - 4 0 Las nueve Musas que p r e s i d í a n la p o e s í a , la m ú s i c a , la danza, y las d e m á s artes liberales. Sagrados para ellas son la palma, el laurel (véase arriba v. 27), y todas las fuentes de H e l i c o n a y Parnaso. v v . 4 1 - 4 4 D e n u e v o , u n T e m p l o de la F a m a , esta vez el T e m p l o u O r á c u l o de Delfos, que es donde en este p o e m a habita la Sibila de C u m a s . v. 49 E m p i e z a el argumento propiamente d i c h o d e l p o e m a , c o n la consabida paráfrasis de los versos iniciales de la Soledad Primera de G ó n g o r a . v v . 53-56 Las Musas viajan al T e m p l o de la Sibila para informarse de «su m á s fausto vaticinio». v. 60 Posible referencia al roble, á r b o l dedicado a J ú p i t e r .
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Visto lo cual, se introducen al pájaro que se opone de la muerte y del olvido a los triunfos y a los golpes.
65
A q u í encarnada sisón del silencio Urania rompe, cuyos labios padecieron de elocuencia inundaciones: «Donde Europa más felice es de talentos, y donde Filipo y A p o l o tienen el oráculo y la corte, tú sabes mejor que aspira, docto concurso, aunque joven, a sucederse a sí mismo en posteridad de bronces. Doce signos ha ilustrado nuestro heroico padre, doce sin que el Parnaso haya visto sus corrientes moradores; no fueron hielos ni estíos éxtasis de sus verdores, por más que su furia iguale las aristas y los robles. E l sol, cuando espira al día, se promete aunque se pone; ¿quién duda que en sus ocasos nivela más esplendores?
70
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v. 66 E l pájaro es la Sibila. v. 69 sisón: «Se l l a m a una ave, especia d e l F r a n c o l i n , solo que su c o l o r es c e n i c i e n t o » (Autoridades).
T a m b i é n puede significar e l que frecuentemente
sisa o
roba. A m b o s sentidos cuadran en el contexto: la Sibila hurta el silencio (pues habla p o r el O r á c u l o ) y a la vez es una ave (cfr. el v . 66). v. 70 Urania: una de las nueve Musas, la que presidía la A s t r o n o m í a . v v . 7 3 - 7 6 R e f i é r e s e a M a d r i d , capital de Felipe I V y lugar de la A c a d e m i a de M a d r i d , llena de talentos. v. 78 A r g u m e n t o central del poema parece ser el de alabar a los poetas j ó v e n e s de E s p a ñ a reunidos en la A c a d e m i a , que aspiran a la Fama. v. 81 L a referencia a los d o c e signos d e l Z o d í a c o protector de la A s t r o n o m í a d e s e m p e ñ a d o p o r U r a n i a .
nos
recuerda
el papel
ESCRITOS
DIVERSOS (1634-40)
Más famosa por su incendio vemos a Troya, y más noble Eróstrato dejó el templo de aquella diosa triforme. E l Fénix, sexo indeciso de las aves, porque logre al sucederse a sí mismo, de sí mismo se interrompe. Pero ya vuelve a informarme; doctas plumas le componen, que sólo como instrumentos se permitió a los horrores falso campo a sus progresos y a su vuelo aspiraciones, porque el arte y la elocuencia vieron sus caudales pobres. D e estos obeliscos brutos viste ya pender en orden los inmortales asuntos de sus peregrinaciones. Todos imitan, robados del arco el imperio torpe, la nave cuando entre nubes distinguió, trémula, el norte». D i j o Urania, cuando el ave desató su planta móvil y el coro en las ondas puras
679
95
100
105
110
115
v v . 9 3 - 9 4 L a fama de T r o y a se d e b i ó e n gran parte a su d e s t r u c c i ó n p o r el fuego. v. 95 R e f i é r e s e al T e m p l o de D i a n a e n Efeso, i n c e n d i a d o p o r el pastor E r ó s t r a t o que quiso hacerse c é l e b r e mediante alguna a c c i ó n
m e m o r a b l e , en la
misma noche en que n a c i ó A l e j a n d r o M a g n o ; véase 86; 3 3 - 4 0 . v. 96 L a diosa t r i f o r m e es D i a n a : fue llamada L u n a en el c i e l o ; D i a n a en la tierra; y H é c a t e en e l i n f i e r n o , de donde procede su n o m b r e de Diva triformis. A veces fue representada c o m o una mujer c o n tres cabezas: la de u n caballo, la de u n perro, la de u n j a b a l í . vv. 9 7 - 1 0 0 L a leyenda del F é n i x . v. 115 Juego f ó n i c o de n a v e / n u b e .
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁMGEL
a las más hondas calóse. A M a d r i d parte obediente del aire el rápido azote, y el corvo metal previene que el labio inflamado sople. N o la ingatitud del siglo los altos ingenios postre
120
125
v. 120 Presenta ecos de Garcilaso: «y al fondo se d e j ó calar del río» (Égloga
III,
v. 84). v v . 121-24 Versos que nos recuerdan la a c t i t u d de la M e m o r i a en el Retrato panegírico, que parte hacia M a d r i d para consolar al rey, Felipe I V . vv.
123-24 A l u d e
al clarín
(«corvo
metal»),
es
decir
sus
versos,
que
i n m o r t a l i z a r á la fama de los a c a d é m i c o s reunidos en M a d r i d . v v . 125-28 Esta estrofa está i n c o m p l e t a , faltándole dos versos. Se han p e r d i d o , i r r e m e d i a b l e m e n t e parece ser, los ú l t i m o s versos d e l p o e m a ,
que n o
podemos
saber c u á n t o s f u e r o n , a u n q u e n o c r e e m o s que fueran m u c h o s — e l p o e m a está o b v i a m e n t e a p u n t o de terminar. E l poeta ataca la i n g r a t i t u d d e l siglo
que no
quiere reconocer los m é r i t o s de los j ó v e n e s literatos de la A c a d e m i a de M a d r i d .
DECLAMACIONES
CASTELLANAS (1640)
APROBACIÓN D E LREVERENDÍSIMO PADRE AGUSTÍN DE CASTRO, RELIGIOSO D E L A COMPAÑÍA D E JESÚS, P R E D I C A D O R D E S U M A J E S T A D Y CATEDRÁTICO DE LOS ESTUDIOS REALES DEL IMPERIAL COLEGIO DE MADRID 1
Mandarme V . M . decir el juicio que hago de la Perfecta juventud que don Gabriel Bocángel escribe, y el conde de R i e l a vivió, no es pedir a p r o b a c i ó n sino darla de m i acierto en la estimación que hice de este papel cuando le oí leer la vez primera, m a n d á n d o m e que repita el gusto y renueve la a d m i r a c i ó n . Y o , señor, he sido el i m portuno solicitador de que este papel se estampe, porque no sólo es conforme a nuestra santa fe católica, sino prueba de cuán poderosa es ella en los que la profesan. N o sólo es conforme a las buenas costumbres, sino en el conde difunto un vivo ejemplar de todas ellas. H i ciera mucho quien de su vida hiciera una sencilla relación, pero la ponderación seria, la agudeza ingeniosa, la elección acertada, la erudición escogida, la elegancia de estilo no hueca sino sólida y sentenciosa, débense al ingenio de don Gabriel Bocángel, que en cada una de sus obras vence un imposible, que es aventajarse a sí mismo. A la edad aún no madura enseña a aprovechar el tiempo, que en los nuestros tanto se desperdicia, y a los cuidados de ministro advierte las atenciones, no con entretenimientos vanos sino con provechosos estudios ; digno empleo de otro panegírico, y de que deseemos que se le dé no muy tarde la ocasión, para que en nuestra nación admiren las extranjeras lo que envidiosamente blasonan que nos falta. E n 2
1
E l padre A g u s t í n de C a s t r o h i z o unas cuantas a p r o b a c i o n e s para obras
de
B o c á n g e l en esta é p o c a , y, s e g ú n sus propias palabras m á s abajo, le a n i m ó a p u b l i car sus obras d e s p u é s de oír al p r o p i o autor leerlas. 2
Desde 1637 B o c á n g e l utilizaba el t í t u l o de « C o n t a d o r de Resultas de su M a -
j e s t a d » (puesto en la portada de La lira de las Musas),
a u n q u e n o j u r ó e l puesto
o f i c i a l m e n t e hasta el 15 de o c t u b r e de 1639, es decir dos meses d e s p u é s a p r o b a c i ó n del padre Castro.
de la
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
este C o l e g i o Imperial de la C o m p a ñ í a de Jesús de M a d r i d , a o c h o de agosto de 1639. Agustín de Castro
DECLAMACIONES
CASTELLANAS
(1640)
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A P R O B A C I Ó N D E L M . R . P . F. J U A N P O N C E D E L E Ó N , L E C T O R JUBILADO D E L A O R D E N D E LOS MÍNIMOS, CALIFICADOR DE LA INQUISICIÓN SUPREMA, V I S I T A D O R D E LAS LIBRERÍAS D E ESPAÑA Y R E I N O S DE SU MAJESTAD M.P.S.
Por mandado de Vuestra Alteza he visto u n libro cuyo título es Perfecta juventud hallada en la vida y en la muerte del conde de Riela, que Dios tenga en su gloria, escrita por don Gabriel Bocángel y U n z u e t a , bibliotecario de C á m a r a de su A l t e z a el serenísimo señor Infante Cardenal, Contador de Resultas de su Majestad en su C o n t a d u r í a M a y o r y Coronista de estos reinos . E l sujeto de este tratado es grande, las acciones que de él refiere excelentes, el modo con que las dice propio de su autor, que con esto ni hay más que desear ni a m í me queda más que decir, pues veo haber trazado esta obra c o n tal artificio que en ella hace competir la e r u d i c i ó n de los siglos y la ciencia de todas humanas letras, pues éstas penetra con toda profundidad y aquéllas deja caer como flores para su mayor ornato, hallándose (y con causa) dudosa la admiración sobre a q u i é n , sin agravio, p o d r á dar su primacía. E l libro es p e q u e ñ o en el volumen, pero grande en el asunto, y de él puedo decir lo que de su Phoción Plutarco: «Animaduerte idem orationi conuenire, quod nummis qui eo sunt pretiosiores, quo in minori materia plus valoris; ac predi amplectuntur, sic optimum videtur orationis genus, quo Papaucis, multa sunt grauiter, sapienter, acutaeque significata» . récemela lección de este libro un escogido anillo, hecho del cuerno del Unicornio, pues todo él es un maravilloso contraveneno, opuesto a la 3
4
3
4
Sobre estos títulos y puestos, véase D a d s o n , 1991, p p . 108-12. P l u t a r c o , Vidas paralelas: Phoción, cap. V . E n este discurso P l u t a r c o alaba a
P h o c i ó n su capacidad de significar m u c h o en pocas palabras.
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
libertad con que quieren vivir muchos de los nobles de este siglo . Las notas de autores divinos y profanos, con que se engasta tan admirable vida, me parecen unas ricas piedras preciosas, semejantes a las que el águila real engasta en su nido para la defensa de sus hijos contra las serpientes y animales p o n z o ñ o s o s . Según lo cual, puede V . A . servirse de dar licencia para la i m p r e s i ó n de este libro, pues en él la fe conserva su entero crédito y las costumbres la debida reforma de que necesitan, & c . D e la V i c t o r i a de M a d r i d , 14 de noviembre de 1639. 5
Fray Juan Ponce de L e ó n
5
Se le a t r i b u í a al c u e r n o d e l u n i c o r n i o muchas virtudes y maravillas. E n las
«cámaras de maravillas» de casas nobles de esta é p o c a se encontraban
de v e z e n
cuando estas rarezas, y se guardaban en el Guardajoyas regio del A l c á z a r R e a l de M a d r i d dos cuernos de u n i c o r n i o «de extraordinaria g r a n d e z a » , s e g ú n palabras de G o n z á l e z D á v i l a en su Teatro de las Grandezas
de Madrid
(citado en M o r á n
y
C h e c a , 1985, p . 224), y que F e l i p e II h a b í a h e c h o p a t r i m o n i o i n a l i e n a b l e de la C o r o n a (véase Sáenz de M i e r a , 1994, pp. 264-87).
DECLAMACIONES
(1640)
CASTELLANAS
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AL EXCELENTISIMO SEÑOR MARQUÉS DE C A M A R A S A , GENTILHOMBRE DE CÁMARA DE SU MAJESTAD 6
N o me deja esta obra que ofrecer a Vuestra Excelencia sino el deseo de que fuese tan larga la ofrenda como m i obligación. E m p e ñóse m i afecto en querer formar un bosquejo de virtud y nobleza a la juventud de los caballeros de E s p a ñ a , debajo de los verdaderos l i ¬ neamentos del conde de R i e l a ; no dándose por entendida m i insuficiencia en los riesgos de esta empresa, pues en orden a los imposibles, tanto puede alcanzar el rudo como el sabio, siendo el intentarlos c r é d i t o igual de todos. D e t ú v o m e hasta aquí el justo respeto al reciente dolor de V . E . , pero ya que el forzoso bálsamo del tiempo adula (cuando no sane) los dolores (aunque sea con el riesgo de que se aumentan heridas tan hondas, si las tocan aun las manos del consuelo), he querido proponer al conde vivo en sus méritos, a los ojos que sólo le pueden llorar muerto en sus días. Los términos a que le ajusta la estampa de este papel son breves, sobre míos, con que poseo trocado el miedo de otros escritores que de ordinario temen parecer lisonjeros, cuando yo he de peligrar de ceñido, recelándole agravios de corto. N o , pues, sin eficaz motivo discurriré en sus m é ritos. Testigo frecuente fue V . E . de los continuados íntimos favores que siempre debí al conde, pues por ventura llegué a conocer más de sus virtudes que otro que las pueda escribir d o m é s t i c o ; así tuviera por mayor agravio el callarlas que el reducirlas a indigno ornamento. 7
6
E l m a r q u é s de C a m a r a s a , d o n D i e g o de G u z m á n y los C o b o s ,
p r i m o del
c o n d e - d u q u e de O l i v a r e s , s i r v i ó al C a r d e n a l Infante de S u m i l l e r y M a y o r d o m o M a y o r durante los a ñ o s 30 d e l siglo X V I I , hasta la muerte d e l Infante en 1 6 4 1 . B o c á n g e l lo c o n o c i ó en casa de Fernando, d e d i c á n d o l e en 1627 sus Rimas y prosas. 7
F r a n c i s c o de G u z m á n y los C o b o s , c o n d e de R i e l a , h i j o
d e l m a r q u é s de
Camarasa, fue s o b r i n o d e l c o n d e - d u q u e de Olivares. M u r i ó a los v e i n t i o c h o a ñ o s de edad. La perfecta juventud, la primera de las Declamaciones castellanas, es u n p a n e gírico dedicado a alabar la vida meritoria y ejemplar muerte del conde.
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COMPLETAS
DE
BOCÁSGEL
N i alguno imagine con envidiosa calumnia que describo en los l i ¬ neamentos del conde lo que parecerá bien, sino lo que fue bueno, ni lo que me contaron por cierto, sino lo que tuve por infalible. Derramo estas decencias de la voz a sus cenizas, y ya que su modestia me estorbaría alabarle cuando v i v o , sea lícito a m i ya libre o b l i g a c i ó n hablar de él cuando puede. Tiene t a m b i é n p r o p o r c i ó n , a m i ver, la segunda Declamación contra la Fortuna con el dueño a quien se dedica, por haber tolerado con reacio valor V . E . las pérdidas de sus más amadas prendas, en cuyo dolor y sucesos la Fortuna de ordinario es acusada de muchos lamentos. Deseando, pues, solicitar la atención de V . E . , concluyo rogando al cielo compense los breves días del conde, su amantísimo hijo, en sus muchos y tan felices años, como sus más afectos criados debemos desear. Besa la mano de V . E . D . Gabriel B o c á n g e l y Unzueta.
DECLAMACIONES
CASTELLANAS
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(1640)
SUPOSICIONES DEL A U T O R A LOS ESTUDIOSOS DE ATENCIÓN DESAPASIONADA
Sale tarde, no sólo (a m i ver) con disculpa, sino con m é r i t o , el volumen ceñido de estas dos Declamaciones castellanas, habiendo deseado imitar en su concisión antes la preciosa brevedad del d i a mante que el barato y difuso tomo de vulgares piedras . O b e d e c í en el silencio de dos años, que las he permitido a la lima propia y a la censura ajena, el consejo de Horacio que tanto encomienda el recato de los borradores . N o me defiendo con el aplauso grave que me p u do animar en ponderadas réplicas a esta d i v u l g a c i ó n , cuando en el Imperial C o l e g i o de la C o m p a ñ í a de Jesús de esta C o r t e consiguió este libro honores , ya de los más doctos sujetos de aquella religión 8
9
10
8
P o r e l t í t u l o que ha dado a la obra, p o d e m o s suponer que B o c á n g e l t e n í a en
mente las Declamaciones mayores y las Declamaciones menores atribuidas durante siglos a Q u i n t i l i a n o ; véase su obra Quintiliano respondido de 1647 ( n ú m e r o 223). 9
Es probable que la referencia sea a H o r a c i o ,
Ars Poética, v v . 3 8 8 - 9 0 : «no-
numque prematur in annum, / membranis intus positis: delere licebit / quod non edideris; nescit vox missa revertí»; cfr. el Prólogo a Rimas y prosas, p . 7 1 , nota 7, donde se hace referencia a la m i s m a cita. I n s i n ú a B o c á n g e l en este p á r r a f o que las Declamaciones castellanas las h a b í a terminado hacia 1638, unos dos a ñ o s antes de la p u b l i c a c i ó n del libro en febrero de 1640. E l conde de R i e l a m u r i ó el 7 de octubre de 1637, así que B o c á n g e l , de creer sus propias palabras, h a b r í a empezado la obra p o c o d e s p u é s . 1 0
Sobre el C o l e g i o I m p e r i a l de los J e s u í t a s , véase S i m ó n D í a z , 1952. E n ene-
ro de 1625 se o t o r g a r o n los estatutos de u n n u e v o C o l e g i o R e a l
(los Estudios
Reales d e l C o l e g i o Imperial) que Olivares q u e r í a establecer en la C o r t e , c o n el fin de educar a los hijos de los nobles y así preparar a una élite para gobernar el país. Sin embargo, la o p o s i c i ó n de las antiguas universidades y de otras ó r d e n e s r e l i g i o sas (que t e m í a n la influencia j e s u í t a en la C o r t e ) c o n s i g u i e r o n h u n d i r la empresa, y para finales de la d é c a d a de 1630 t e n í a pocos alumnos y éstos de p o c o n i v e l social. Sobre los Estudios R e a l e s , véase E l l i o t t , 1986, p . 188. T a m b i é n hay que tener en cuenta la influencia que e j e r c i ó el C o l e g i o I m p e r i a l en algunos aspectos literarios de la é p o c a ; c o m o hemos visto, u n o de los que p r o p o r c i o n ó una a p r o b a c i ó n para las Declamaciones castellanas (y para buena parte de sus obras durante las d é c a d a s de 1640 y 1650) es e l P . A g u s t í n
de C a s t r o , p r e d i c a d o r d e l rey y c a t e d r á t i c o
del
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
insigne, ya de la noble asistencia de grandes p r í n c i p e s afectos a los estudios, y ya de ingenios que en España gozan no indigna posesión de mayores. Pero p u d i é r o n m e persuadir a la osadía de la estampa (aparte de estos favores públicos) las retiradas consultas de varones insignes en toda profesión y célebre fama de estas letras. Mas antes de prevenir la atención de cuidados específicos de estas dos materias que dan argumento al libro, responderé a la tácita objeción de algún curioso con que no son estos trabajos de la pluma, en lesión o perjuicio de los diferentes ministerios que en el servicio real ejerce, pues convirtiendo en ratos de estudio los que otros de la misma y mayor obligación dispensan a ocios y a entretenimientos lícitos, sin defraudar la asistencia a las horas, n i la a t e n c i ó n a los cuidados del instituto, antes se robustece el á n i m o para el afán continuo con estos alimentos del ingenio. Así Garcilaso (aunque a otro fin): Aquel breve descanso, aquel reposo basta para cobrar de nuevo aliento para pasar el curso trabajoso . 11
E l primer motivo, pues, de la primera de estas dos obras fue insinuar a la juventud algunos preceptos o ejercicios de la mejor y m á s noble de España, ejemplificándolos en el heroico sujeto del conde difunto de R i e l a , a quien se unieron en uso y naturaleza tan v o l u n tarios como de los atentos está reconocido. E n t e r n e c e r á , sin duda, aquella temprana muerte de aquella bien gastada vida, los á n i m o s que (no sin calumnia) opusieron no haber cabido enteras glorias de caballero perfecto en sus limitadas ocupaciones y años, pues en los acortados términos de su mocedad es cierto se ajustaron cabales como gloriosos frutos, siendo también consecuente que a plazos de mayor vida sucedería proporcionada madurez de los restantes logros . 12
C o l e g i o . F i n a l m e n t e , es probable que B o c á n g e l quisiera rendir homenaje c o n esta referencia a la madre del conde de R i e l a , la marquesa de Camarasa, que m u r i ó en j u n i o de 1612 «en el C o l e g i o de la C o m p a ñ í a que h a b í a hecho aquí» (Cabrera de C ó r d o b a , 1857, p . 479). 1 1
Garcilaso, Égloga II, v v . 9 2 - 9 4 , pero c o n variantes en el verso 94: « c o n que
se pase el curso trabajoso» ( e d i c i ó n de R i v e r s , 1968, que no señala esta variante en ninguna e d i c i ó n n i manuscrito consultados). 1 2
N ó t e n s e las semejanzas c o n la vida ( t a m b i é n corta y exenta de incidentes)
del Infante Carlos que B o c á n g e l expuso en el Preludio al Retrato panegírico de 1 6 3 3 (p. 330, nota 4).
DECLAMACIONES
CASTELLANAS
691
(1640)
N i parezca demasía la devota v e n e r a c i ó n con que se habla de aquel caballero amable, pues el A p ó s t o l San Pablo, en una de sus más repetidas Epístolas, llama bienaventurados a los que mueren tan en Cristo, no difiriéndolos a más largo plazo la posesión de felices . N o , pues, desmerezca yo con los vivos, por lo que ya no me puedo congratular con los alejados de nuestro comercio. Nada espero de lo que digo sino el gozo de no callar lo que siento. 13
Alabar a los que merecen, viviendo, es un debido premio (como sintió Plutarco) al crédito de la v i r t u d . H o n r a r a los que murieron, religión y piedad más noble, por lo mismo que no pretende ser escuchada; y aunque faltaron (como se previno) luengos días y en consecuencia universales méritos a nuestro emprendido asunto, no quedará mentiroso el orador en sus encomios, sino aliñado; no quedará la verdad agraviada, sino vestida. ¿Cuál perfección (racional o v e getable sea) merece así el cariño de los ojos, como la pulida a manos de la industria, y la perfilada a las instancias del arte? E l árbol más preciado del sencillo ornamento que adquirió en las selvas admite la segur villana, que, desnudando las superfluas ramas, de nuevo granjea los venideros verdores. Las vides tortuosas, escaladoras de los altos y maridos olmos, se sostienen a veces en los seguros brazos de aplicado pino. Y el rojo clavel, finísimo galán de Flora, murado de tejidas mimbres, conserva sus tiernas astas en los reales jardines . 14
15
Y cuando en parte acusasen de lisonja el que es ornamento, no nos dejará Plutarco sin salida o sin importancia, con los que leyeren: « C u a n d o oyeres (dice este filósofo) una adulación excesiva, mide y enmienda en ti lo que te falta para merecerla por alabanza j u s t a » . 16
A q u í se e q u i v o c a B o c á n g e l al a t r i b u i r la cita a una Epístola
1 3
pues viene de El Apocalipsis mihi:
Scribe:
Beati
mortui
de San Juan,
qui in Domino
14, 13: «Et audivi
vocem
de San Pablo, de c á e l o ,
dicentem
(«Y o í una v o z d e l c i e l o , que me
moriuntur»
decía: Escribe: Bienaventurados los muertos, que mueren en el S e ñ o r desde h o y » ) . Véase abajo la nota 27 para el resto del v e r s í c u l o . 1 4
P l u t a r c o , Moralia:
tempestiua extant 1 3
non minus
omnia,
Quomodo
quam
adulator
reprehensio
amicitiam
ab amico decet»
internoscatur: (Ethica,
«Dmdatio
sive Moralia,
opera
enirn quae
Basilea, T . G u a r i n u m , 1573, p . 296, 11. 27-28).
Flora fue una de las divinidades latinas m á s antiguas. Representaba el eterno
renacer de la v e g e t a c i ó n en primavera y, en este sentido, presidía la floración, tanto de los cereales c o m o la de la v i d , árboles frutales y plantas de recreo en general. 1 6
V e r Plutarco, Quomodo
beat testiínoniuin integrum»
(Ethica,
nec agnoscat
adulatur: laudem,
1573, p. 300).
«Nam immotum,
interius
iudicium,
inuiolatum,
atque
quod pugnans ab adulatoribus
perhiest
692
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
N o , pues, solicito por oyentes a los que ignoran el camino de la virtud y de la verdadera nobleza, creyendo que ésta consiste en lo que de ordinario consiste. N o me atiendan los que por la libertad, por el mando y por la hacienda se intitulan señores, ni los que, trocando oficios en la noche y el día, despiertan a la mitad de él (como dice Séneca ) rodeados de los ociosos cuervos que lamenta A r i o s to , usurpadores injustos del favor que se debe a los legítimos cisnes de las puras letras. N o granjeo a los que se s u e ñ a n ilustres, por lo que no pudieron perder en el sucedido nacimiento, y no por lo que se debieran acrisolar en la ejercitada virtud de que se olvidaron, al sabroso ruido de la prosperidad desconocida y engañosa; n i aquellos que no sólo aborrecen los estudiosos sino los estudios, porque abrieron ambas orejas al encanto dulce de la adulación y del regalo. 17
18
Aquéllos solicito y llamo que, limpios de estas políticas manchas, caminan por la senda angosta de P i t á g o r a s , y teniendo por observadas leyes ser aceptos a D i o s , a su rey, patria y, después de todo, a sí mismos, en el fruto de sus obras se ve que no recibieron el alma en vano, como dijo el profeta . Asístanme aquellos que no llaman despejo a la insolencia, galantería al v i c i o , aprovechamiento al robo y aturdimiento a la virtud, como si ellos (dándose a entender lo que no entienden) pudiesen quitar la naturaleza a las culpas, por darlas la robada túnica de las decencias. Sale tarde, no sin disculpa, este retrato funeral que describo, pues en tanto que v i ocupada la c o m ú n atención en lo reciente del golpe, dejé a éste ser el mejor Cronista de la herida; pero cuando temo que el tiempo intenta prescribir con fe bastarda el olvido de m i asunto, 19
20
1 7
Séneca, Epístola
CXXII,
2 - 3 : «Sunt qui offtcia lucís noctisque perverterint...
Tam
infausti quam nocturnae aves sunt». N ó t e s e lo p a r e c i d o c o n aquel verso tan c é l e b r e de G ó n g o r a : « i n f a m e turba de nocturnas aves» (Fábula
de Polifemo
y Galatea, v .
39). 1 8
R e f i é r e s e a las luchas de A s t o l f o c o n las H a r p í a s ( « o c i o s o s c u e r v o s » ) , en
A r i o s t o , Orlando furioso; véase t a m b i é n 77 n . 18. 1 9
P i t á g o r a s , el c é l e b r e filósofo de Samos (siglo V I antes de J . C . ) , fue c o n o c i -
do p o r la sencillez y r e l i g i o s i d a d de la v i d a que llevaba en una é p o c a de lujuria y v i c i o ; cfr. V a l e r i o M á x i m o , Factorum et Dictorum Menwrabilium,
L i b r o I V , cap. 1,
E x t . 1, y L i b r o V I I I , cap. 7, E x t . 2, y D i ó g e n e s L a e r c i o , Vidas de eminentes filósofos de la antigüedad, 2 0
L i b r o V I I I , cap. 1.
Es posible que sea una referencia, c o m o al r e v é s , al Libro de la Sabiduría,
11: «Sapientiam
3,
enim et disciplinarn qui abjicit infelix est; et vacua est spes illorurn, et
labores sinefructu, et inutilia opera eorum».
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contrasto su asechanza adúltera, dedicando esta celosa ofrenda a la posteridad de su memoria. Concluyan, pues, con la última estas insinuaciones, proponiendo a los bien efectos ojos, que así en la primera Declamación, como en la segunda contra la Fortuna (o contra los errores del vulgo que la atribuye alguna v e n e r a c i ó n en sus miedos y esperanzas), he procurado con sumo desvelo observar la alteza del estilo, respetando siempre la claridad y naturaleza de nuestras voces, a imitación de los mejores maestros de la e r u d i c i ó n latina. Por cuyo deseo y afectuoso estudio, de merecer con los sabios, espero venia de los errores, y más por sujetarlos a su limpia censura.
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DE
BOCÂNGEL
211 DECLARACIÓN PRIMERA La perfecta juventud La vida que no m e r e c i ó muerte sino t é r m i n o , la carrera que no tuvo fin sino palio, el Oriente que no tuvo ocaso sino m e d i o d í a , la juventud en fin española, unida c o n la pureza madura y con la cristiana fertilidad de más virtudes, se representa al noble teatro de ella (si como abeja fructuosa se e m p e ñ a en los dulces frutos de este ejemplar sujeto) en su compendio histórico. D e esta idea noble de perfectos caballeros, que c a m i n ó tan veloz a su patria como quien en la presteza de sus aumentos llegó a no caber en la nuestra, un espejo se antepone a los ojos de todos, tan de armarse para los perpetuos e m bates del mutabilísimo mar de esta vida que todas las atenciones que fijaren en su cristal hermoso, ya guarnecido de estrellas, surtirán hacia sí de luces ejemplares que les compongan y aliñen mayores facciones que las del cuerpo. O asistan en el bullicio de las Cortes o en la más asegurada soledad de los yermos, pues no se contentaron las perfecciones del conde de R i e l a con ser de vida aprobada, sino de ejemplar vida. N o se atuvo a límites de cortesano inculpable, sino de v a r ó n invencible a las prosperidades, que en opinión del Petrarca son más difíciles de vencer que los infortunios . N o hay paso sin fruto en la selva (así lo a p r o p i ó Dante) de su vida , ni los colores de esta o r a c i ó n presumen más m é r i t o que el que tiene el observador 21
22
2 1
R e f i é r e s e a la c é l e b r e obra de Petrarca, De los remedios contra próspera y adversa
fortuna, traducida al castellano durante la p r i m e r a m i t a d del s. X V I , aunque B o c á n gel, descendiente de inmigrantes genoveses, la leería seguramente en el original. L a cita puede que proceda del c a p í t u l o X V I I titulado «Indulget fortuna malis, ut laedere possit». 2 2
Posiblemente se refiere a D a n t e , Convivio : «É d u n q u e da sapere c h e , si c o -
me quello che m a i n o n fosse stato i n una cittade, n o n saprebbe tenere le vie sanza l ' i n s e g n a m e n t o d i c o l u i che l'hae usata; cosi l'adolescente e r r ó n e a d i questa vita, n o n saprebbe
che entra nella selva
tenere l o b u o n o c a m m i n o , se dalli s u o i
m a g g i o r i n o n l i fosse m o s t r a t o » (Trattato 4, 24).
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jardinero que en estudiado ramillete alista y compadece las varias hijas de F l o r a . N o es bella la d e s c r i p c i ó n de esta vida; la vida de esta descripción es la hermosa . N o adulan estos renglones a su o b jeto; su objeto, de grande, es el que parece lisonjero, n i se engríe la retórica de la felicidad con que ejecuta, sino de la osadía c o n que emprende. Equívocas, pues, se miran hoy las señas de este dolor, y los aplausos de aquella tranquilidad. Lloramos la muerte de quien en su fértil vida despareció todo el luto de sus futuras exequias. Si busca la r a z ó n su alabanza, le esconde aun desde las cenizas su modestia. S i los afectos de la piedad le solicitan, desmiente nuestros clamores desde sus altares. Y si se e m p e ñ a osada la pluma en sus glorias, se estorban por muchas lo mismo que piden por merecidas. 23
24
Agradeceré primero a tus méritos (¡oh ya glorioso conde!) que l i braron mis alabanzas de lisonjas, y ruego al cielo que, dando feliz principio a mis voces, suenen tan ajenas de adulación como tú estás de necesidad de adularte. ¡ O h tú! (diré con el filósofo de C ó r d o b a ) , que no hay otro riesgo de que te mientan sino el que trae de suyo con la verdad lo malquisto de la colorida elocuencia . Pero y o diré m á s , diré que tu mayor alabanza consiste en que hayan de parecer tus verdades lisonjeras (tanto es el candor de tus excelencias). D i r é que todo l o que sonare a humano disonará a la soberanía de tus v i r t u des. Y , en fin, diré de tu modestia que fue menester que murieses para que nos dejases alabarte. Postreros oficios l l a m ó la a n t i g ü e d a d a las exequias nobles con que la piedad de los vivos solemniza la gloria de los muertos. N o s o tros, con más propia conveniencia y más religiosa ceremonia, las apellidamos honras, o porque sólo comenzamos a merecerlas cuando salimos de los forzosos desaires de esta vida, o porque se desmienten de últimos los alientos finales del que fallece justo, y tan lejos está su 25
2 3
2 4
V é a s e arriba la nota 15. C i t a m u y clásica que recuerda una frase, s e g ú n B o c á n g e l , de S é n e c a
nuestro autor u t i l i z ó c o n frecuencia: «Non
que
est longa descriptio villae, sed villaque
describitur longa est» (El nuevo Olimpo, 227 n . 42). S i n e m b a r g o , la cita parece ser, no de S é n e c a , sino de P l i n i o el M e n o r , y se encuentra en una carta que describe una de las villas predilectas de P l i n i o en Toscana: «si nihil inductum et quasi devium loquimur, non epistula quae describit sed villa quae describitur magna est» (Epístolas, 44). 2 5
E l filósofo de C ó r d o b a será S é n e c a , pero no he p o d i d o localizar la cita.
5.6.
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glorioso cadáver de representar su ruina que entonces comienza a ser honrado, cuando depone y desnuda la manchada imagen y el vestido aleve que heredó del primer deshonor del hombre. Nada hay, pues, que fenezca en la vida de los perfectos varones: negarse al comercio de los ojos no es deshacerse de la vida que i m porta, sino apartarse de la que peligra; es cobrar por medio de una mortal violencia usuras de mejor vida; segar con hoces de dolor las inmortales espigas que sembraron aquí mortales sudores y cultivaron heroicas vigilias. Aquella, pues, ilustre cuanto gastada e r u d i c i ó n del F é n i x , bien que se desacredite en las dudas de aquel prodigioso p á jaro, no a lo menos en la gran metáfora suya, digo, en la verdadera vida que renace del venerado polvo de los sujetos grandes . E l Apóstol se puso de parte de este sentir cuando dijo (hablando con los que m o r í a n bien) que descansasen de sus trabajos en aquella merecida tranquilidad, que sus obras les seguían . C o n menor padrino quiso el Petrarca que saliesen los difuntos de sus sepulcros. Su fama (dice) les sacará de ellos a no limitada v i d a . C a l l e n las gentiles y supersticiosas cenizas que, escondidas en las preciosas urnas, se pres u m í a n eternas, ya fuese por que, reclusas y negadas al aire, al resplandor de escondidas antorchas, no exhalasen su vivaz materia, ya por que se fundasen aquellas crédulas esperanzas de eternidad artificiosa en el m é r i t o de los llorados huesos que alumbraban, y ya, finalmente, por que, colocadas en la eminencia de los altos pórfidos, en gitanas agujas los polvos de los venerados cuerpos, escapasen así la abrasada venganza del triunfante enemigo. Hablen solamente aquellas permanecientes virtudes que, heredándose en la misma ruina del sujeto que ilustraron, alcanzan su volador espíritu. Y u n i é n d o s e la fama de la vida c o n la vida que dejó aquella fama, n i aun consienten a la muerte aquellos frágiles despojos de que tan tirana se engríe. 26
27
28
Solemniza hoy la piedad el temprano ocaso de aquel reciente h o nor de las estrellas, conde excelso de R i e l a , de aquel que llenó de tanta vida, a pesar del n ú m e r o , sus días, que si los ojos que hoy le 2 6
Sobre el m i t o del F é n i x , el ave p r o d i g i o s o que r e n a c í a de sus propias c e n i -
zas, véase 2; 5 3 9 - 4 4 . 2 1
El Apocalipsis de San Juan,
14, 13: «Amodo jam dicit Spiritus, ut requiescant a
laboribus suis; opera enim illorum sequuntur illos» («Mas dice el E s p í r i t u , que descansen de sus trabajos: p o r q u e las obras de ellos los siguen»). 2 8
C i t a sin localizar en Petrarca.
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lloran, no desearan más la lisonja de su vista que el fruto de su edad, aunque cortada, pudieran apagar con el agua de sus lágrimas lo más encendido del afecto que las excluye, pues no está la vida en los espacios, sino en las medras, y no es vida cabal la mucha, sino la buena . ¿ Q u é no hizo nuestro Francisco (ahora más nuestro) en veinte y ocho años de edad que pudiera haber obrado en los ciento que los consultos dan al hombre, y en los ochenta que la Escritura tasa a los potentados ? Vivió en el m é r i t o la edad que sentimos le haya faltado en la vida. 29
30
Mas antes que el c ú m u l o glorioso de sus virtudes y partes confunda y borre la senda, que para delinearlas ha menester el estilo, antes que la claridad de sus glorias naturales y adquiridas deslumbre lo mismo que con sus ejemplares luces ilumina, reconozcamos los riesgos de alabarle, por si se hacen menores prevenidos, y por que no disminuya la fineza de la pluma quien los juzgare ignorados de ella. E m p e ñ a n muchas causas la alabanza, y por muchas t a m b i é n la estorban. ¿ Q u é dictamen obedecerá m i acierto? ¿Representaré por mayor la eficacia de todos, imitando al otro pintor astuto que, habiendo de figurar en breve lámina la Ilíada de H o m e r o , con tantos y tan dignos soldados, detrás de los primeros bultos de Aquiles, H é c tor y P r í a m o dibujó los últimos tercios de las cabezas de otros, con que desagravió el valiente n ú m e r o que pedía singularidades enteras a sus pinceles ? T a l yo, bosquejando en este blanco lienzo, con el ne31
2 9
Frase o idea p r e d i l e c t a de B o c á n g e l ; cfr. 30; 2 5 - 2 6 : « M a s el que v i v e b i e n
goza d i c h o s o / a u n de lo que ha v i v i d o » , y 86; 4 1 0 - 1 1 : « q u e n o es la v i d a p o c a por ser breve, / porque, en siendo cabal la vida, es m u c h a » . V i e n e directamente de Plutarco, Moralia: honestissimarn...
Consolatio ad Apollonium: «non esse longissimam vitam optimam, sed
Rectum autem non est in temporis longinquitate, sed in virtute et cornpe-
tentia locandum tempestiua»
(Etílica,
tutn non temporis diuturnitas
1573, p . 178, 11. 6-9) y «tnodus enitn vitae hones-
est» (Etílica,
1573, p .
178, 11. 2 6 - 2 7 ) . Cfr.
también
S é n e c a : «Nenio quam bene vivat, sed quam diu, curat, cum ómnibus possit contingere, ut bene vivant, ut diu, nulli» (Epístola 3 0
XXII,
17).
Libro de los Salmos, L X X X I X , 10: «Dies annorum nostrorum in ipsis septuaginta
anni. Si autem in potentatibus octoginta anni, et amplius eorum labor et dolor» («Los días de nuestra vida son en sí setenta a ñ o s . Y si es en los m á s robustos ochenta a ñ o s : y lo que pasa de éstos, trabajo y dolor»). Es interesante ver c ó m o B o c á n g e l traslada el t é r m i n o « p o t e n t a t i b u s » directamente al castellano c o m o « p o t e n t a d o s » , y n o c o m o «robustos» c o m o modernamente se traduce. 3 1
A q u i l e s , H é c t o r y P r í a m o fueron de los m á s destacados protagonistas de la
Ilíada de H o m e r o . A q u i l e s , el m á s valeroso de los griegos, m a t ó a H é c t o r , hijo del
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gro pincel de la p l u m a , los visos menores de aquellos divinizados méritos, formaré (aunque triste) parecido retrato de ellos en lisonja de nuestra soledad llorosa. Pero, ¿ d ó n d e me lleva dolor, que se impide lo mismo que solicita? T i e n e a m b i c i ó n de sentir y teme parecer medido y c o r t o , si se explica. ¿ C ó m o no se pintará mal lo que se siente bien, si al mejor librar de la retórica, o ha de quedar introducido sólo el dolor, o la elegancia sola? ¡ O h forzosa injuria en tan alta pena! ¡ O me agravia si la callo o la agravio si la digo! ¿Por ventura haré estilo de no tenerle? ¿Parecerá más concertado el desaliño que el orden? Y , desmayando las voces, ¿se m o s t r a r á n más bellas en el parasismo, y más del propósito en la turbación? Pero ya lo preciso del e m p e ñ o disculpa lo aventurado del peligro, y ya para dar principio a los adornos naturales y políticos de este ejemplar hermoso nos llama su nobleza. Y primero que la suya, en más útil generalidad haremos patente la pretendida esfera de lo noble, por que la oiga proponer no sólo el que asiste a las Cortes y frecuenta los Palacios, sino el restante n ú m e r o de los hombres que (o por naturaleza, o costumbres, o por todo) desean merecer y alcanzar este atributo de nobles. Veremos asimismo en su lugar c u á n t o importa a los reyes y p r í n cipes soberanos que sean hombres de origen claro y más claros procedimientos los que asisten a sus ministerios y pisan sus reales aulas, valiéndonos para su investigación del comprobado dictamen de v a rias letras. Sea, pues, la nobleza una eminencia, mayoría o excelencia entre otros objetos de su género, con facultad de poder influir en ellos. Entenderáse más bien esta definición con el ejemplo. E l hombre, en razón de las demás criaturas, en su g é n e r o y sustancia, es el animal más noble; pues, ya sea rico, ya menesteroso, sublime o descaecido, plebeyo o popular, se considera formado en fin a semejanza divina . Imita c o n tres potencias y una sustancia las tres D i v i n a s Personas abrazadas de una esencia, replicando estas parecidas p r o piedades su razón y su apetito en el entendimiento y la materia con 32
rey P r í a m o , y a r r a s t r ó el c u e r p o , atado por los tobillos, a su carro, tres veces alrededor de las murallas de T r o y a . 3 2
tramo.
Génesis,
1, 2 6 : «Et ait: Faciamus hominem ad imaginem et similitudinem
nos-
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que se ofrece un misterioso traslado de la d i v i n i d a d y humanidad unidas. H a y , demás de esto, entre los hombres otra nobleza que mira a corporales y temporales bienes; es a saber, los que son de naturaleza y fortuna. Ésta se deriva a los hombres por tres caminos: o proviene de claros y antiguos progenitores (y de ésta hace más caso la aceptación c o m ú n ) ; o se adquiere de industria propia y afanado valor de los mortales, y por el auxilio de favorables amigos, en que sin duda tiene más parte la dicha que el trabajo; o, ú l t i m a m e n t e , procede de dignidades a merced de soberanos príncipes, o por timbre hereditario de oficio, o precedencia insigne. La cual constituye a un hombre por superior a los de aquella esfera o g én ero a quien domina. Aparte de estas noblezas exteriores (de que son artífices naturaleza y fortuna), hay otra que lo es por sí sola, independiente de estos manantiales, y consta de virtudes interiores insignes y costumbres excelentes y raras que miran a lo más interior y esencial del hombre, que es el alma, por cuya posesión más propiamente se arroga el t í tulo de nobleza, comoquiera que noble sea lo mismo que conocido o conocible, y sea manifiesto haber sido más, y más claros, desde el orden primero del mundo, los que se hicieron notorios y nobles por su valor, proezas y costumbres, que aquellos que se contentaron con no perder la posesión heredada de sus ascendientes. Salgan a esta generosa causa, no los L é n t u l o s y Fabios de R o m a , que, tomando nombres humildes de legumbres, se realzaron tanto, contraponiendo lo reluciente de sus hechos a lo humilde de su origen ; n i hablen los P r í a m o s y Aquiles, militares lumbres de G r e c i a , que, al fulminar de sus inmortales aceros, obligaron al mundo a t ó n i t o a buscarles deudo con los imaginados dioses, no hallando en su ascendencia dignos principios de sus inmortales proezas. Sólo se hagan lugar en discurso tan cierto u n M o i s é s , un J o s u é , un Elias, un Pablo, y, en más recientes siglos, el mayor de los hombres, no sólo el más noble, el origen sagrado de toda nobleza, Cristo S e ñ o r nuestro, que, p u diendo preciarse sólo de la naturaleza divina con el mayorazgo eterno del Padre, elige ser H i j o putativo de u n oficial en la tierra, es33
34
3 3
Los L é n t u l o s , rama de los C o r n e l i o s , fueron una c é l e b r e familia de R o m a ,
igual que los Fabios. E l n o m b r e de a q u é l l o s derivaba de la lenteja, y el de éstos de la jaba 3 4
(o haba) que cultivaban algunos de sus antepasados. A q u i l e s sí que fue « m i l i t a r l u m b r e » de G r e c i a , pero P r í a m o fue el ú l t i m o
rey de T r o y a y enemigo del otro.
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clareciendo estas divinas sombras, las luces más y más soberanas de sus inmortales hechos, en sus mortales días, y comprobando este dictamen sagrado, elige un Apostolado pobre: doce, digo, sagradas trompas de su v o z divina, que timbran las redes y los sayales, cuando las púrpuras del Oriente y los monarcas que entonces dominaban el orbe hicieran corto y debido palio a aquella Majestad con sus cetros, hicieran de sus doseles a aquel sagrado Emperador reconocidos altares . 35
Pero es de advertir que, así como el ínfimo en sangre se nobilita más con los actos de propia virtud y sudores de permaneciente valor, por consecuencia, en contrario, el noble por naturaleza se envilece a más abatido grado si desmerece por insultos propios y por personales vicios. U n i c o pero bastante ejemplo en las antiguas y sagradas letras sea C a n , si antes n o b i l í s i m o por la gran genealogía y descendencia de N o a c h í , después, por aquel sabio pecado de irreverencia paterna, entregado a m a l d i c i ó n y a ignominia perpetua que trascendió a su posteridad infelice . 36
Es t a m b i é n de insinuar que la nobleza que consiste en sangre es sólo presunción de nobleza. N o b l e se denomina de noto o notado, pues se argumenta (como dice bien Pedro Gregorio ) que el águila no ha de engendrar cobardes pollos, ni se infiere que el l e ó n (admirable vencedor de las fieras) divulgue al bosque débil y efeminado descendiente, pero el que goza los adquiridos resplandores de virtud generosa no es por indicios ni consecuencias sublime, sino por forzosas e infalibles, heroico y grande. Hácese lugar Tertuliano en esta consideración cuando, prefiriendo la nobleza de la virtud a la heredada por la sangre, ésta (dice) no es nuestra sino posesión nuestra y propiedad de nuestros mayores, que para ser nobles conviene que seamos claros por virtud propia, y estribemos en ser ideas a otros 37
3 5
H a c e contraste entre los doce a p ó s t o l e s , algunos de ellos pescadores, y los
tres R e y e s M a g o s que viajaron desde O r i e n t e para ver al r e c i é n nacido J e s ú s . 3 6
R e f i é r e s e a C a n a á n , hijo de C h a m y n i e t o de N o é . V i e n d o u n d í a a su p a -
dre borracho y desnudo, C h a m fue a c o n t á r s e l o a sus hermanos que c u b r i e r o n la desnudez c o n una capa, «At vero Sem et Japheth pallium imposuerunt humeris suis, et incedentes retrorsum, operuerunt verenda patris sui; faciesque eorum aversae erant, et patris virilia non viderunt». «Maledictus 3 7
C u a n d o N o é supo l o que h a b í a h e c h o su h i j o m e n o r , d i j o :
Chanaan, servus servorum erit jratribus suis» (Génesis,
9, 23 y 25).
P r o b a b l e m e n t e viene de P e d r o G r e g o r i o (Pierre G r e g o i r e ) , Syntagtna iuris
universi legumque omnium pene gentium et rerum, C o l o n i a e , 1639.
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imitadores . Esto sea dicho de la nobleza en general, que conviene inquirir al género c o m ú n de los hombres. Descendamos, pues, a más privado y municipal uso de la nobleza de España, que después ejemplificaremos con verdad en méritos de nuestro conde. E l orden, pues, de la caballería es preferido a todos los de la n o bleza: éste se elegía antiguamente para defensa de la república, prefiriéndose en tal elección de caballeros los más robustos y animosos; tan sin otra consideración que, como afirma el señor rey don A l f o n so, a veces echaba mano de la gente montaraz y carnicera como más hecha a cortar y herir, juzgando por los ensayos de las fieras en la caza que así como no habían huido la invasión de feroces animales, harían igualmente rostro al enemigo en las campañas . 38
39
Si bien experimentando después contrarios fines, y que la bajeza de la sangre en los plebeyos les torcía a cobardes efectos, huyendo descaecidamente en las ocasiones de honor, se p r o v e y ó m á s cautamente que los caballeros no fuesen escogidos de la turba c o m ú n sino de los que más vergüenza y pundonor se presumiese por su sangre. Y por esto dijo la ley 2 del título de los caballeros: «Sobre todas las cosas cataron que fuesen homes de buen linaje, porque se guardasen de facer cosa que por podiesen caer en vergüenza: et porque éstos fueron escogidos de buenos lugares, que quiere decir en lenguaje de E s p a ñ a como bien, por eso los llamaron fijosdalgo, que muestra tanto como fijos de bien. Et en algunos lugares los llaman gentiles, et tomaron este nombre de gentileza, que muestra tanto como nobleza de bondad, porque los gentiles fueron homes buenos y vivieron más ordenadamente que las otras gentes» . 40
3 8
S é p t i m o Florens T e r t u l i a n o , c é l e b r e escritor cristiano de Cartago, que v i v i ó
en e l II siglo
de nuestra era. O r i g i n a l m e n t e fue pagano, p e r o l u e g o a b r a z ó la
r e l i g i ó n cristiana, defendiendo y p r o p a g á n d o l a en sus escritos c o m o en su Apología contra los gentiles. T e r t u l i a n o habla m u c h o de la v i r t u d y sus propiedades, l o que hace harto difícil localizar esta referencia en particular. E n todo caso, es probable que B o c á n g e l la encontrara en alguna m i s c e l á n e a o poliantea. 3 9
A l f o n s o X el S a b i o , Las siete partidas: Partida Segunda, Título XXI, Ley II,
titulada « D e los caballeros y de las cosas que les c o n v i e n e facer»: «Et p o r estas razones antiguamente para facer caballeros e s c o g í e n de los venadores de m o n t e , que son homes que sufren grande l a c e r í a . . . et o t r o s í los carniceros, p o r r a z ó n que usan matar las cosas vivas et esparcer la sangre dellas». 4 0
A l f o n s o X el Sabio, Las siete partidas: Partida Segunda, Título XXI, Ley II. L a
v e r s i ó n que ofrece B o c á n g e l difiere ligeramente del texto generalmente aceptado: «Sobre todas las cosas cataron que fuesen homes de buen linaje, p o r que se guarda-
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Pero no se contentaron, oh generoso conde, tus méritos con el general adorno que describen estos maestros de la nobleza humana (poco te pareciera conseguir regulares blasones de heroico), pues a causa de que los imitadores de la superior que tuviste esclarezcan sus acciones a vista de ejemplar tan lucido, descenderá m i contemplación a lo individual de tu esclarecida persona. Naciste, pues (¡oh alma noble!), de padres tan heroicos a toda luz de naturales y adquiridos m é r i t o s que estimaría la elección la gloria del acierto que debiste a la gran suerte. Felice t ú , en quien m a d r u g ó la dicha antes que el nacimiento. N o aguardó tu ventura a que nacieses para aventajarte a tantos, y con acuerdo del cielo, porque, como habías de durar tan poco, quiso compensar con darte, antes de nacer, l o que te había de negar después de nacido. C a l l o tantos ascendientes famosos, serenos en la paz c o m o indómitos en las lides. D é b a s e a su notoriedad, o a tu modestia, el no m u d o s i lencio que los perdona. O m i t o tantos blasones aragoneses, tantos trofeos andaluces, tantos Numas, Guzmanes, C o b o s y Lunas , que si mostraron sus crecientes favores en la opulencia de tus rayos, repitieron en la súbita mudanza de tus menguantes días la costosa calidad de su naturaleza . 41
42
Pero, ¡oh tú, m i l veces dichoso, si, como te mide con lástimas el dolor, te siguiera con especulaciones el discurso! ¡ C u á n t a injuria reconociera que hacen las piedades a tus glorias, y c u á n t o d e s p r o p ó sito nuestros sustos a tus seguridades! Y a , pues, me llaman los ejercicios de tu niñez santa, rayos de clara aurora que anunciaban las altas luces en que hoy te veneramos. ¿ C ó m o describiré sin ofensa aquella habilísima p r o p e n s i ó n a ejercer las virtudes y a concebir las artes, donde fue sobrada, aunque obedecida, la industria docta de tantos insignes maestros? Poseías en la
sen de facer cosa que podiesen caer en v e r g ü e n z a : et p o r q u e éstos fueron e s c o g i dos de buenos logares et algo, que quier tanto d e c i r en lenguaje de E s p a ñ a c o m o b i e n , p o r eso los l l a m a r o n filosdalgo, que muestran atanto c o m o fijos de b i e n . E t en algunos logares los llaman gentiles, et t o m a r o n este n o m b r e de gentileza, que muestran atanto c o m o nobleza de verdat, p o r q u e los gentiles fueron nobles homes et buenos, et v e v i e r o n m á s ordenadamente que las otras gentes». 4 1
4 2
Los tres ú l t i m o s son los apellidos familiares del conde de R i e l a . N ó t e s e c ó m o B o c á n g e l c o n s i g u e hacer j u e g o de palabras c o n el apellido
L u n a de la f a m i l i a , al subrayar sus particulares cualidades: «crecientes «súbita m u d a n z a » , « m e n g u a n t e s días».
favores»,
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edad primera la adulta, y con gloriosa e q u i v o c a c i ó n , si no de los años, de las acciones, te aclamaban j o v e n los que te miraban n i ñ o . N o por la tuya c o m p a r ó el divino A m b r o s i o la ruda puericia a la ignorancia griega , n i fue tu infancia de aquel sencillo género que ríe Opiano, cuando dice que el n i ñ o se enamora del resplandor de la vela, y, llegando las sencillas manos a la hermosura de la llama, llora con tardo conocimiento su crédula osadía en el abrasado efecto . ¿Fue por ventura tu discreta puericia de aquella inconstancia que siente Horacio, cuando sólo hace al muchacho partícipe de blanduras y deleites ? A d e l a n t ó s e prudencia tal en tus menores años que h i ciste creíbles y aun excedidos los excesos, que la antigüedad asevera, ensalzando pueriles asombros. N o se admirara tanto a v i v i r en la edad tuya Plutarco de C a t ó n Uticense, cuando admirado refiere que e d u c á n d o l e en sus menores años su pariente Druso (tribuno de R o ma), v i n i e n d o los latinos a tratar con él algunas materias graves de Estado, c o m o encontrasen al sabio n i ñ o , intentaron con ruegos v a lerse de su intercesión con Druso, y él, conociendo ser injusto el negocio, les dio constantes repulsas de que, no desengañado, Pompeyo (que era uno de los latinos), p o n i é n d o s e en l o alto del Palacio, le dijo a voces que se precipitaría de allí si no se determinaba a apadrinar la causa; pero ni esta desesperada hazañería pudo reformar el á n i m o de C a t ó n , con que no sólo tuvo en esta acción crédito su j u i 43
44
45
4 3
San A m b r o s i o , patriarca y escritor de la Iglesia, c u y o l i b r o Los oficios h a b í a
sido t r a d u c i d o p o r D i e g o G r a c i á n e i m p r e s o en T o l e d o en 1534. Sus obras
en
latín circulaban en la P e n í n s u l a desde finales del siglo X V . Es posible que B o c á n g e l e s t é c i t a n d o a q u í su Expositio
in Psalmurn
CXVIII,
que trata, e n sus
primeros
párrafos, de la j u v e n t u d y la i g n o r a n c i a . San A m b r o s i o cita p r i m e r o a San J e r ó n i m o : «Bonutn
est viro cum tollit jugum in juventute»,
luego al rey D a v i d : «delicia iuven-
tutis tneae et ignorantiae ne memineris» (Psahno 24, 7), y
finalmente
a P i t á g o r a s , cuya
i n c l u s i ó n p o d í a haber conseguido la m e z c l a de referencias a j u v e n t u d , i g n o r a n c i a y los griegos. 4 4
D e O p i a n o se c o n o c e su Haliéutica,
sive De piscatu, a Laurentio Lippio versibus
traducía, 1478. D i c e de él L o r e n z o L i p i o en su P r ó l o g o : «Scripsit alia poemata: Vixit annis triginta: habet stilum jloridum et planurn cum facundia et maturitate, quod difficillimum est, et in sententiis et parabolis praecipue excellit» (fol. l v ) . L a referencia de B o c á n g e l p o d r í a v e n i r de c u a l q u i e r lugar de los c i n c o l i b r o s de que se c o m p o n e el Alieuticon. 4r>
Probablemente H o r a c i o , De arte poética: «reddere qui voces iam scit puer et pede
certo / siguat humum, gestit paribus colludere, et iram / colligit ac ponit temeré et rnutatur in horas» (vv. 158-60).
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
ció sino su constancia . Esto ensalza aquel griego cronista, cuando tantos españoles pudieran inmortalizar historias a este p r í n c i p e , que sin licencia de los años fue j o v e n y sin términos del vivir fue consumado. 46
A estas dotes interiores del á n i m o respondieron leales (¡oh cuánto!) las aparentes perfecciones del cuerpo. L a proceridad del talle, la compostura del semblante, la majestad de las facciones, causaban un deleitoso respeto que celebraba con alabanzas la menos cariñosa a t e n c i ó n . Brotaban, o se traslucían, por aquellos l i n c a mientos afables los ocultos tesoros del alma, bien así c o m o en bella lámina, sobrepuesto el cristal, descubre lo mismo que encierra. ¿ Q u é otra cosa diré que fueron tus exteriores gentilezas, que unas floridas consecuencias que autenticaban los interiores frutos? N o haré mediana p o n d e r a c i ó n de la excelencia de tu natural hermosura, pues no de balde el Sagrado T e x t o asevera que inspiró D i o s en la cara del hombre el aliento principal de la vida , de cuya sentencia se infiere el caso que se debe hacer de la buena o mala forma; como, por el contrario, en muchos lugares se nos amonesta que huyamos de aquellos a quien naturaleza desfavoreció en la hechura. N o le costó poco trabajo a Sócrates vencer con las virtudes morales las fealdades acaecidas del cuerpo, pues siempre agradecía a los institutos de vida y estudios que le hubiesen librado de aquella enfermedad inculpable, contraída en los astros . Espejo del hombre interior se llama su 47
48
4 6
H i s t o r i a narrada p o r P l u t a r c o en sus
Vidas paralelas:
Catón
C a t ó n el M e n o r o U t i c e n s e fue l l a m a d o así p o r haber m u e r t o
el Menor, f II.
en U t i c a . L i v i o
D r u s o fue su t í o , en cuya casa se c r i ó , y el latino n o m b r a d o fue P o m p a e d i o Silo, y no P o m p e y o c o m o lo llama B o c á n g e l . 4 7
Génesis, 2,1:
«[Dominus Déos] inspiravit in faciera ejus spiraculurn vitae, etfactus
est homo in animam viventem»
( « [ D i o s ] i n s p i r ó e n su r o s t r o s o p l o de v i d a , y fue
h e c h o el h o m b r e en á n i m a v i v i e n t e » ) . 4 8
S ó c r a t e s fue famoso p o r su p r o v e r b i a l fealdad, y , p o r tanto,
frecuentemente
comparado c o n los Silenos. Esta i m a g e n de S ó c r a t e s c o m o S i l e n o se h a b í a d i v u l gado p o r toda la E u r o p a d e l siglo X V I , y m u y p a r t i c u l a r m e n t e en E s p a ñ a , desde unas páginas de Erasmo. E n la t r a d u c c i ó n castellana del o p ú s c u l o titulado Silenos de Alcibíades,
leemos: « P o r esta m i s m a causa A l c i b í a d e s . . . para alabar a S ó c r a t e s dezía
que era semejante a estos S i l e n o s p o r q u e era m u c h o o o t r o de l o que e x t e r i o r mente p a r e c í a . C a en verdad si alguno le mirara c o m o d i z e n en la superficie, no diera p o r él u n q u a t r í n . T e n í a el rostro r ú s t i c o y avillanado y el aspecto c e ñ u d o , las narizes romas. Dixeras que era u n suzio, tonto y b o v o . P r e c i á v a s e p o c o del a t a v í o , su habla era senzilla, p o p u l a r »
(Erasmo, Silenos de Alcibíades,
maestro B e r n a r d o P é r e z , A m b e r e s , M a r t í n N u c i ó , 1555, p. II).
trad. castellana del
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CASTELLANAS
aparente forma, en cuya cara pulsan y laten los espirituales sentidos, y más en los de gentil aspecto, como n o t ó M o r a v e l i o . N o se c o n tentó Heliodoro en esta consideración con menos que decir ser el aparente dibujo y simetría í n d i c e evidente de la importancia del hombre interior: «Conozco (dice en su Etiópica) que sois griegos, y que sois de preferido linaje, por las señas que en vosotros miro; porque la liberalidad de los rostros y la elegancia de los semblantes no me dan argumento dudoso de vuestra calidad» . San A n t o n i o de Florencia se persuade a estas consecuencias, en cuyo dictamen los historiadores de R o m a encarecen el buen aspecto del emperador M a r c o A n t o n i o , y refieren que era llamado efigie y simulacro de H é r c u l e s . L a Sagrada Escritura, refiriendo que hablaba Dios con D a v i d , dice que era rubio y de hermoso rostro . E n 49
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52
4 9
¿ R e f i é r e s e a d o n F r a n c i s c o M o r o v e l l i de P u e b l a , sevillano e r u d i t o e i n g e -
nioso (en palabras de G a l l a r d o , 1863-89, v o l . III, c o l . 917), l i c e n c i a d o satirizado p o r Q u e v e d o en unas octavas y escritor de diversos folletos? A c e r c a de él, v é a s e G o n z á l e z O l l é , 1992 y 1993. Si no se trata de M o r o v e l l i , entonces es probable que quiera decir (por errata tipográfica) D o m e n i c o N a n o M i r a b e l l i o , autor de la c é l e bre Polyanthea opus suavisshnis jloribus exornatum, que c o n o c i ó diversas
ediciones
durante los siglos X V I y X V I I . Esta referencia nos señala la i m p o r t a n c i a de las polianteas o m i s c e l á n e a s en la c o n s t r u c c i ó n de obras p o é t i c a s y de prosa en é p o c a , tales c o m o Joannes R a v i s i o T e x t o r , Epithetorum
opus absolutissimurn,
G r e g o i r e , Syntaxen Artis Mirabilis, Josephus L a n g e , Polyanthea vissima, obras c u y a h u e l l a hemos e n c o n t r a d o en diversas
esa
Pierre
Novissimarum
No-
referencias o citas de
Bocángel. 5 0
H e l i o d o r o , Historia Ethiópica, A m b e r e s , 1554 ( c o n posteriores e d i c i o n e s de
T o l e d o , 1563, y Salamanca, 1581); esta cita procede del libro V I I . 5 1
San A n t o n i o , arzobispo de F l o r e n c i a , fue el autor de una obra d e v o c i o n a l
m u y p o p u l a r en la é p o c a : Summa de confession llamada Defecerunt. B o c á n g e l se confunde al llamar a M a r c o A n t o n i o emperador, pues n u n c a fue emperador sino t r i u m v i r o (junto
c o n L é p i d o y A u g u s t o ) d e s p u é s d e l asesinato de C é s a r .
embargo, su fuente — P l u t a r c o , Vidas paralelas: Marco Antonio—
Sin
u t i l i z a el t é r m i n o
cuando C l e o p a t r a se dirige a él durante una e x p e d i c i ó n de pesca ( ^ X X I X ) . M a r c o A n t o n i o era aficionado a compararse c o n e imitar a H é r c u l e s , de q u i e n , s e g ú n sus lisonjeadores, d e s c e n d í a . L a c o m p a r a c i ó n viene en P l u t a r c o (cfr. Vidas paralelas: Marco Antonio, 1)1 V y X X X V I ) . 5 2
Libro Primero de los Reyes, 16, 12: «Erat autem rufus, et pulcher aspectu, decora-
quefacie» («Y él era r u b i o , y de hermoso aspecto, y de l i n d a cara»).
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁSGEL
el Ecclesiastes leemos que los Reyes traían el rostro descubierto, porque en ellos se conocen sus sentidos y virtudes . Pero, ¿qué me detengo en ejemplares, cuando me persuade el mismo ejemplo a que, a no ser prescritas estas correspondencias del alma al cuerpo, estrenará preceptos y fundará ideas esta hermosa verdad de nuestro conde? Y si la corporal del rey Demetrio fue tan rara que a c o b a r d ó los pinceles tanto que ninguno se atrevió a su retrato , ¿ c ó m o no se desmayarán las voces que intentan los divinos perfiles de este original glorioso? Pero ya d e s e m p e ñ a el mismo i m posible la a m b i c i ó n de emprenderle, deseando imitar el capricho del pintor que quiso figurar las tres diosas tan bellas que lo pareciesen; y c o m o , ya pintadas las dos, faltase Venus, que había de exponer la más perfecta, hallándose apurado en la diversidad o invención de superiores bellezas, p i n t ó a C i t e r e a vuelto el rostro, supliendo el arte con el arte . ¡ O h c u á n t o mejor nos enseñaste (conde excelso) lo imposible de tus alabanzas!, pues cuando te buscan entre verdades de vivo, te vuelve la temprana muerte de espaldas para que t a m b i é n aprendamos que el mayor c r é d i t o de las alturas es no alcanzarlas, y las luces de divinidad todas son lejos al que desde humano las copia y contempla. 53
54
55
Estos prólogos breves del libro de tu vida la aseguraban más buena que larga. Pasaste a la j u v e n t u d tan apriesa como quien había de vivir toda su edad en la primera. Y a tus m é r i t o s , a e m u l a c i ó n de tu sangre, te hacían señalado en la Corte del mayor R e y , y ya tu prudencia, religión, tu modestia y tu ingenio, te hacían desde la tuya patente a otras naciones (tanta 56
5 3
Ecclesiastes, 8, 1: «Sapientia
illius commutabit»
hominis lucet in vultu ejus, et Potentissimus faciem
(«La s a b i d u r í a d e l h o m b r e luce en su rostro, y el T o d o p o d e r o s o
m u d a r á la cara de él»). 5 4
Demetrio, apellidado Poliorcetes o destructor de ciudades, rey de M a c e d o n i a .
Su historia es narrada p o r P l u t a r c o en
Vidas paralelas: Demetrio
de d o n d e
procede esta referencia: s e g ú n Plutarco, D e m e t r i o t e n í a las facciones de una belleza tan rara y asombrosa que n i n g ú n p i n t o r n i escultor c o n s i g u i ó u n b u e n parecido de él. D e m e t r i o se h i z o famoso p o r su a m o r a la lujuria cuando se encontraba entre los viciados, y su amor a la v i r t u d y gloria militar cuando en el campo de batalla. 5 5
Las tres diosas son V e n u s (o C i t e r e a ) , J u n o y M i n e r v a , y se alude al j u i c i o
de Paris y la manzana de la discordia; véase 86; 2 9 7 - 3 0 4 . 5 6
E l 19 de marzo de 1625 el c o n d e de R i e l a j u r ó p o r G e n t i l h o m b r e de la B o -
ca del R e y , pasando el 17 de octubre de 1629 a ser G e n t i l h o m b r e de la C á m a r a del Rey.
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era la claridad de tu merecida fama), cuando, sujetando el b r í o a los preceptos de las artes, las ejecutabas con la misma velocidad que las concebías, estudiando con elección tan fecunda que, a manera del árbol fértil, más parecía que llevabas naturalmente los frutos que se juzgara que los adquirías. Y a te embarcabas en las honduras de la aritmética, ya en la villana destreza de las armas, pues en la ocasión falta al que la educa. Y a en más apacible uso frecuentabas voces de la lira y del pecho. T a l vez subías con más generoso rapto a medir los orbes altos y menores, mediante las lealtades del c o m p á s o el dictamen osado del astrolabio. Sabías c u á n t o un planeta discurre veloz, y otro remiso; por q u é sólo el astro de Venus unas veces se adelanta, otras se retrae, siempre desigual a Febo; por q u é la mar unas veces sorbe sus orillas, otras las huye, inquiriendo si el viento o las h u é s pedes aguas sean cómplices en su flujo y reflujo . 57
Y si te miramos vuelto a más propia, a más generosa parte, ¿quién te v i o manejar el ligero b r i d ó n y el inquieto jinete que no se acordase de los unidos centauros ? S i corrías el andaluz caballo en la escaramuza o certamen, excedías con impetuosa ligereza los celebrados antiguos, que el jurisconsulto Budeo no sin paso refiere, que corrían en una carrera dos caballos, m u d á n d o s e en ella del uno al otro con precipitada destreza . Y aunque la buena e l e c c i ó n , el seguro manejo, la comodidad de los andaluces caballos te pudieran engreír como a muchos príncipes que mancharon su fama con el extremo en frecuentarlos y la codicia en adquirirlos, no tomabas de esta parte sino la que pedían las ocasiones y el lucimiento de p r í n c i pe. N i es de poco crédito vencer las demasías de este noble ejercicio, cuando tantos antiguos señores delinquieron en la a m b i c i ó n de esta especie. ¿ Q u i é n no o y ó del m a c e d ó n Alejandro aquel delirio abominable de levantar t ú m u l o a un caballo, dando su nombre a una c i u 58
59
5 7
Interesantes i n d i c i o s de las inquietudes científicas de B o c á n g e l acerca de la
causa de las mareas y del m o v i m i e n t o de los planetas. Es probable que su fuente sea M a n i l i o , Astronómica,
L i b r o II. Para m á s detalles sobre este autor, véase abajo 2 1 3
nota 41. 5 8
L o s C e n t a u r o s son seres monstruosos, m e z c l a de h o m b r e y c a b a l l o . P o r l o
general, se les representa c o n seis extremidades, a saber, cuatro patas de caballo y dos brazos humanos. 5 9
Budeo: tal vez J e a n M i c h e l B o d i n , j u r i s c o n s u l t o francés d e l siglo X V I . Se
p u b l i c ó en T o r i n o en 1590 una t r a d u c c i ó n al castellano de su obra Los seis libros de la república.
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BOCÁNGEL
dad famosa ? ¿ Q u i é n no m u r m u r ó con aguda lengua la torpeza de M a r c o A n t o n i o (emperador t a m b i é n insigne, y sólo no vencedor de sus pasiones), pues, falleciéndole un caballo, que vivo había amado, dándole preciosa mortaja, le erigió simulacro de oro entre venerados huesos ? ¿ Q u é mucho que Francisco Petrarca exclame contra los grandes hombres, diciendo que si los mayores se midieran con su vanidad, q u e d ó ésta superior a ellos, pues los arrastró a los pies de estos poderosos afectos ? ¡ O h c u á n otro fue el uso tuyo, religiosísim o conde!, pues sólo sujetabas estos animales por la decencia en la publicidad, o por el festejo en la ocasión, por el descanso en los negocios, o por la gala precisa en las decencias de caballero. 60
61
62
Pudiera solicitar de nuevo la a t e n c i ó n , describiéndote en aquella difícil parte de cortesano discreto en todas conversaciones y en todos silencios . Y a me parece que el vulgo de los agudos (aquellos de quien dice Séneca que pican, pero no penetran ) aguarda q ú e te alabe de lo que ellos desean ser alabados, cuando toquen su pretendido extremo de entendidos, como si el abuso cobrase mérito de loable por diligencias de introducido. C o n o z c o que lo más del m u n do llama discreto al que en la conversación emprende todas materias, fundando la osadía más en lo que juzga que los oyentes ignoran, que en lo que puede pensar que él se adelanta. N o se me esconde que gradúan de chistoso al que descompone con traviesa lengua, por l o 63
64
6 0
R e f i é r e s e a B u c é f a l o , caballo favorito de A l e j a n d r o M a g n o , que m u r i ó en
batalla en A s i a . E n señal de los servicios tan leales d e l caballo A l e j a n d r o h i z o edificar una c i u d a d a la que d i o el n o m b r e de Bucefalia. H i s t o r i a narrada p o r Plutarco (Vidas paralelas: Alejandro, IfLXI) y Q u i n t o C u r c i o . 6 1
N a r r a d o en Plutarco, Vidas paralelas: Marco Antonio. V é a s e arriba la nota 51
sobre el « e m p e r a d o r » M a r c o A n t o n i o . 6 2
6 3
C i t a sin localizar en Petrarca. Cfr. Garcilaso, Égloga II: «por u n h o m b r e perfeto en l'alta parte / de la difícil
arte cortesana, / maestra de la h u m a n a y d u l c e vida» (vv. 1 3 3 3 - 3 5 ) . Este
pasaje
parece anunciar el p o e m a m á s d i f u n d i d o de B o c á n g e l , El Cortesano español (poema n ú m . 230), titulado en algunas versiones El Cortesano discreto. T a l vez S é n e c a , Epístola XCIV,
41: «Minuta
quaedam, ut ait Phaedon,
anima-
lia cum mordent non sentiuntur; adeo tenuis illis et fallens in periculum vis est.
Tumor
6 4
indicat rnorsum est in ipso tumore nullum vulnus apparet. Idem tibi in conversatione virorum sapientium eveniet».
Cfr. t a m b i é n S é n e c a , De Beneficiis: «Chrysippus
quem subtile illud acumen est et in imam
quoque, penes
penetrans veritatem, qui rei agendae causa
loquitur et verbis non ultra, quam ad intellectum satis est, utitur, totum librum suum his ineptiis replet» ( L i b r o I, cap. 3). C o m p a r a c i ó n utilizada anteriormente en La prosa primera, n ú m e r o 69, n . 17.
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grar un concepto, una o p i n i ó n prescrita; y aunque tropiece en calidades, costumbres, respetos y dependencias propias, las rompe y atropella al modo que el despeñado arroyo los opuestos reparos. N o quiera el cielo que yo manche los méritos que solemnizo con las malignidades que acuso, sino que alumbre las tinieblas de la ignorancia con los verdaderos resplandores que acecho. Entraba, pues, el conde en las conversaciones, porque se le ofrecían precisas, no porque las buscaba; n i bastaba que se ofreciesen, si las ofrecidas no parecían dignas de buscarse. Acomodábase a los circunstantes c o n afable galantería; oía a todos, y no confiaba de todos. L a cantidad de sus palabras era de peso siempre, pero pesada nunca . N o a p r o b ó jamás por chiste, agudeza o concepto lo que p o día ser costoso a los presentes, con colores al rostro, y a los distantes con algún desaire en la o p i n i ó n . R e p r o b ó indistintamente el v i c i o horrible del jurar, y con afectación (si la puede haber en las virtudes) la más leve mentira. N o por esto aprobaba indistintamente proferir verdades, pues no se deben decir porque fueron, sino por que importen; n i basta que importen, si por algún lado pueden d a ñ a r . Esto significa (dice Homero) los dientes en la vecindad de la lengua, m u ros de la fortaleza del sabio, o fiscales duros de su v o z advertida . La risa de que de ordinario usaba era media y casi siempre hechiza, ya fuese para el aplauso ajeno y ya para ornamento del propio estilo, no desquiciando alegría o novedad alguna la compostura perpetua de su rostro, porque siempre estaba a ú n más en sí que en lo que decía o escuchaba. N o era encarecedor h i p e r b ó l i c o , n i algún caso le sucedió tan grande a que él no quedase mayor y árbitro libre de su buen seso. E n las visitas gastaba los p r o p ó s i t o s , pero no las horas; calentando la conversación, pero no la silla. J a m á s se mostraba de contraria o p i n i ó n , por no ser acedo ni molesto a los compañeros, sino es que esperase reducir algún descamino, o con fruto de enmendar algún importante yerro; si bien cuando el sujeto era por sí culpable, no se le oponía, por no perder la reprensión y el hombre. A los porfiados dejaba de rienda, sabiendo que tarde o nunca la admiten; y de los ignorantes escogía para enmendar a aquellos que por ser de menos dañosa casta advertía que deseaban más corrección que 65
66
6 5
6 6
C/r. 199; 129: « U n no pesado hablar, siempre c o n p e s o » . Es m e t á f o r a formularia bastante c o m ú n ;
donde habla O d i s e o .
cfr. H o m e r o , litada, IV', v. 350,
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BOCÁNGEL
aplauso. Pero siendo así que con tan cuerdo dictamen discernía las cosas y los sujetos, a todos estimaba, teniendo de los hombres la o p i n i ó n que P l i n i o de los libros, cuando dijo que no había l e í d o alguno tan malo del cual no se pudiese sacar algún fruto . Gustaba de la música, en que hizo no medianos progresos, y de la p o e s í a , estimando más los versos que los poetas que sólo saben y tratan de hacerlos, porque, a la verdad, a todo un hombre le viene holgada una habilidad sola. Para los propios usos de galantería lícita t a m b i é n hizo alarde de sus n ú m e r o s en m u y celebradas consonancias. Las voces eran claras y nobles, y el círculo de su oración nervoso y dulce. N o con visajes o gestos en el rostro o el arte se d e s c o m p o n í a j a m á s , n i cayó en él, no sólo culpa, pero ni t e n t a c i ó n de afeminado resabio, tocando algo más en la o p o s i c i ó n de este aborrecido extremo. N o callaré una seña grande de esta mortificación generosa: los cabellos sobrados (en que se contradicen los españoles, imitando las mismas naciones que extrañan) eran por el exceso que les afea aborrecidos del conde; y, juzgando algunas curiosas damas que ya era extremo en él lo corto, le mandaron que obedeciese el uso, a c u y o precepto se siguió templada y pronta obediencia por evitar singularidades y no mostrar que era capricho lo que observaba por decencia. A esta seña c o r r e s p o n d í a n las otras de su traje, atendiendo siempre en él a excusar superfluidades y extravagancias: unas, que apuran el caudal de la hacienda; y otras, que descubren falta en el del seso. 67
Mostrábase agrio fiscal de todo g é n e r o de lisonjeros que de o r d i nario se ceban en los Palacios, perpetuos insidiadores de su sosiego, cuyo entretenimiento y agudeza de lengua siempre se dirige a poseer credulidades ajenas para ejecutar designios propios . ¡ O h c u á n t o se debe evitar frecuente c o m u n i c a c i ó n con tales H a r p í a s que, a r m á n dose de reverencias, con risueños e importunos halagos, son sus besos 68
6 7
L a e x p r e s i ó n es de P l i n i o el M a y o r , y la refiere su sobrino P l i n i o e l M e n o r
en sus Epístolas,
III, 5: «dicere etiam solebat nullum esse librurn tam malum, ut non
aliqua parte prodesset».
Cervantes, en la segunda parte de Don Quijote, cita dos veces
esta sentencia. L a p r i m e r a en el cap. 3: « N o hay l i b r o tan m a l o , dijo el b a c h i l l e r , que n o tenga algo b u e n o » . Y la segunda en e l cap. 59: « C o n todo eso, dijo d o n J u a n , será b i e n leerla, pues no hay libro tan malo que no tenga alguna cosa b u e n a » . T a m b i é n se e n c u e n t r a en el p r ó l o g o de Lazarillo
de Tormes: «Y a este p r o p ó s i t o
dice P l i n i o que no hay l i b r o , p o r malo que sea, que n o tenga alguna cosa b u e n a » . 6 8
Para u n p r o l o n g a d o ataque contra la lisonja y sus practicantes, véase la Prosa
primera (obra n ú m e r o 69).
DECLAMACIONES
CASTELLANAS
(1640)
711
los que da el arco con sus extremos, cuando a toda furia está m á s tirante la amenaza de la cuerda ! Frecuentan (dijo nuestro j u r i s consulto político Bobadilla) las casas y retretes de los jueces y superiores ministros, curiosos en escudriñar sus secretos, y en público les llegan a hablar a la oreja con misterioso susurro ; son preguntadores y, en consecuencia, parleros; son portadores de nuevas, y muestran que todo lo saben, i g n o r á n d o l o todo. L a primera razón de su estado es ser tenidos p o r sabios y validos de aquellos a quien se llegan. Contra éstos se enoja airosamente Plauto, diciendo: «Estos saben lo que está en las mentes de todos; saben l o que el otro rey le dijo al o í d o a la reina, lo que J u n o parló c o n J ú p i t e r ; y, en fin, saben los sucesos que no han acaecido n i vendrán» . Cicerón, hablando de estas Harpías, que como causídico las tenía bien conocidas en los estrados mayores , aconseja a u n gran repúblico que se guarde y escude contra este peligroso linaje. 69
70
71
72
Pero volvamos a los más altos objetos del entendimiento. Las l e tras que llama buenas el n ú m e r o de los estudiosos, tú (¡oh conde insigne!) las hiciste mejores leyendo no las fábulas de ociosos escritores sino las cosas dignas de ser hechas y escritas. R e p r e s e n t á b a n t e los Suetonios y Tácitos a R o m a en sus tres edades ; notabas c ó m o se aseguró en su medianía la que peligró en su opulencia, y c ó m o no hay tan temido fin de las monarquías como crecer del todo. Otras 73
6 9
Las H a r p í a s eran, c o m o significaba su n o m b r e , «raptoras». Se las representa
c o m o aves de r a p i ñ a c o n el rostro de doncella, dedicadas a raptar a n i ñ o s . L u e g o se establece la r e l a c i ó n entre v i e n t o , aliento, e s p í r i t u y alma: son vientos tempestuosos que son capaces de arrastrar a c u a l q u i e r ser h u m a n o hasta las mansiones subter r á n e a s . T a m b i é n r o b a n y e n s u c i a n la c o m i d a c o n sus excrementos. Véase la d e s c r i p c i ó n dada p o r V i r g i l i o , Eneida, III, 2 1 4 - 5 2 : «tristius
haud Mis monstrum, nec
saevior ulla / pestis et ira deum Stygiis sese extulit undis. / virginei volucrum
voltus,
foedissirna ventris / proluvies, uncaeque rnanus, et pallida semper / ora Jame». 7 0
J e r ó n i m o Castillo de B o b a d i l l a , autor de Política para corregidores y señores de
vasallos, 2 tomos, M a d r i d , Luis S á n c h e z , 1597. 7 1
Plauto, Trinummus: «quod quisque in animo habet aut habiturust sciunt, / sciunt
id quod in aurem rex reginae dixerit, / sciunt quod Iuno fabulatast cum Iove; / quae ñeque futura ñeque sunt tamen Mi sciunt» (vv. 2 0 6 - 0 9 ) . 7 2
causídico: «El A b o g a d o que trata los n e g o c i o s y pleitos de las partes, s o l i c i -
tando y abogando p o r su buen d e s p a c h o » (Autoridades). R e f i é r e s e a q u í a C i c e r ó n , gran abogado latino. 7 3
S u e t o n i o y T á c i t o , dos historiadores latinos de nuestra era. S u e t o n i o nos
d e j ó una historia o Vidas de los doce Césares, y T á c i t o sus Anales. A m b o s narran la historia d e l i m p e r i o r o m a n o en el m o m e n t o e n que entraba en declive.
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DE
BOCÁNGEL
veces los modernos Marianas y Garibayes te hacían mudo pero cierto teatro de E s p a ñ a . Mirabas sus santos y esforzados reyes teñir en sus virtudes y renombres más p ú r p u r a que d e s m a y ó a sus mantos la muerte, tomando en aquella muda escuela nobles ideas de que revestir el ánimo y ceñir el generoso brío. 74
Y porque el tumulto cortesano es todo de la vida que llaman los ociosos activa (aunque Séneca se ríe harto de sus actividades cuando dice que están ocupados en no hacer nada ), p a r e c i é n d o t e que la patria de la lisonja no era decente h a b i t a c i ó n de tu desengañado espíritu, sordo a los clamores de muchos te retiraste a los confines súbditos de Sabiote donde, armado de soledad y de libros, abiertas al dichoso vasallo las baratas puertas de tu modesta casa, alternabas las horas con los oficios . Allí administrabas personal justicia, decidiendo las dudas y los pleitos del interés o la maldad, gobernando en ausencias de tu ocupado padre que, asistiendo a las mayores importancias de Fernando (dueño de su educación y segundo d u e ñ o de su gran familia), disponía entonces las mejores plumas de aquella águila p u r p ú r e a de A u s t r i a , hasta que en bien educado vuelo, rem o n t á n d o s e a vista y u n i ó n de las aves ilustres de B o h e m i a , t o l e r ó con reacios ojos no sólo el rayo vulgar de A p o l o , sino (a mayor examen) las siniestras luces de J ú p i t e r y de M a r t e . 75
76
77
E l Padre J u a n de M a r i a n a , c é l e b r e escritor jesuita, que e s c r i b i ó una Historiae
7 4
de rebus hispaniae o Historia general de España,
2 tomos, T o l e d o , P e d r o R o d r í g u e z ,
1601. Esteban de Garibay y Z a m a l l o a , n o m b r a d o cronista de Castilla p o r Felipe II en 1592, escribió Los quarenta libros del compendio historial de las chronicas y universal historia de todos los reynos de España,
4 t o m o s , B a r c e l o n a , S e b a s t i á n de C o r m e l l a s ,
1628 (con p r i m e r a e d i c i ó n de A m b e r e s , C . P l a n t i n o , 1571). 75
P r o b a b l e m e n t e S é n e c a , De Brevitate Vitae, X I , 2, X I I , 4 y X V I , 1:
non otiosa vita dicenda est, sed desidiosa occupatio... Non
«quorum
habent isti otium, sed iners
negotiurn... cum ad extrema venerunt, sero intellegunt miseri, tam diu se, dum nihil agunt, occupatos fuisse».
Cfr. t a m b i é n De Brevitate Vitae, V I I , 3: «Nihil
occupati quam vivere» eorum tamen misérrima, 7 6
y X I X , 3: «Omnium
minus est hominis
quidem occupatorum condicio misera est,
qui ne suis quidem laborant
occupationibus».
Sabiote: los marqueses de Camarasa eran S e ñ o r e s de Sabiote y B e l l i z a en la
p r o v i n c i a de J a é n . 7 7
R e f i é r e s e al C a r d e n a l Infante F e r n a n d o que fue c o m o G o b e r n a d o r a F l a n -
des en 1634. D e c a m i n o a Bruselas se j u n t ó c o n su p r i m o el a r c h i d u q u e F e r n a n d o , rey de H u n g r í a («las aves ilustres de B o h e m i a » ) , y en N ô r d l i n g u e n , c i u d a d al sur de A l e m a n i a , l i b r a r o n una batalla m u y importante contra las fuerzas protestantes lideradas p o r H o r n y W e i m a r ; véase El Fernando, p o e m a 87.
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CASTELLANAS
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Administrabas, digo, inmediata justicia al quejoso contra el i n solente s ú b d i t o , sin que al reo le animase para delinquir la esperanza de esconder el delito en el negociado silencio del proceso, ni al actor le acobardasen los intereses de Bartulo para adquirir la fácil posesión de su derecho . Perdonabas el delito que había de parecer bien perdonado, y disponías con la corrección al delincuente para que te mereciese la venia, con que no sólo hacías al vasallo perdonado sino bueno, pues, pareciéndote que era poco deberte al p e r d ó n , hacías que te debiese el merecerle. 78
Otras horas repartías a la e r u d i c i ó n de los campos, no sólo gozando de la simple amenidad de sus varios países, n i hartando el sentido en la aparente música con que se acuerdan los vientos y las aves, los árboles y las sonantes aguas, sino en la verde política de las flores moralizabas la brevedad y la inconstancia de la humana vida, leyendo en aquellos olorosos carácteres, estudiando en aquellas escritas hojas la pródiga e r u d i c i ó n de los cielos. T a l vez te divertía el rústico arador que, como fácil secretario del tiempo, rubricaba en los renglones del arado los despachos del cortesano avariento, para que llene primero siempre sus trojes que su a m b i c i ó n . Mirabas de otra parte al curioso hortelano, ya corvo, ya extendido, podar el ramo inútil e ingerir el extranjero , de donde sacaba preceptos para el gobierno tu elección atenta, pues así en la ciudad conviene apartar y aun cancelar los propios y abominables hijos, admitiendo en su lugar, aunque ajenos, los mejores repúblicos. 79
80
Si la caza solicitaba tu b r í o , ninguno arrojó el venablo con tan mortal acierto, ni v e n g ó a Venus con más seguro plomo, envuelto en sangre del jabalí injurioso . E r a deleite, no extremo, en tu coraje este ensayo de verdadera cólera. Escuela hacías de esta i n t e r m i s i ó n 81
7 8
Bartulo: B a r t o l o A l f a n i d i Sassoferrato (1313-57), famoso j u r i s c o n s u l t o ; v é a -
se 3 1 ; 57. Sobre el uso de los t é r m i n o s legales «reo» y «actor», véase 3 1 ; 7 1 . D i v e r t i d a m e t á f o r a c o n s t r u i d a a base de las actividades de u n b u r ó c r a t a y u t i l i z a n d o los t é r m i n o s diarios de su oficio: «secretario, rubricaba, renglones, d e s p a c h o s » ; trojes: «Es l o m e s m o que e l granero, do se recoge el t r i g o o cevada, etc. y particularmente el trigo» (Covarrubias). 7 9
8 0
Frase ya utilizada en el Prólogo a Rimas y prosas, 1627 (p. 7 2 , n o t a 8): «Ya
p o d a e l r a m o i n ú t i l , y ya i n g i e r e / E n su vez el e x t r a ñ o » . Interesantemente, ese l i b r o de verso fue d e d i c a d o al m a r q u é s de Camarasa, padre d e l difunto c o n d e de R i e l a celebrado en las Declamaciones castellanas. 8 1
R e f i é r e s e al m i t o de V e n u s y A d o n i s y la m u e r t e de este ú l t i m o ,
por M a r t e c o n v e r t i d o en j a b a l í ; véase 2; 202.
atacado
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BOCÁNGEL
de los cuidados, y sin agravio de la consorte hermosa, entre las d u dosas luces del d í a , salías despertando con el retorcido metal los soñolientos zagales, aunque se ría Claudiano de que se deje a Venus casta por Diana h o r r i b l e , y O v i d i o te reprendiese por que en las recamadas cortinas del seguro tálamo, por buscar una fiera que te huyese, dejases una hermosa que te seguía . Eras cazador, pero amante y esposo primero que cazador. H u í s t e la afectada pasión del emperador Adriano, tan perdido por este ejercicio que, como el otro a los caballos, labró estatuas a los perros, y donde con próspero acierto m a t ó una perseguida osa, f u n d ó atento a su memoria una ciudad insigne . A q u í te halló el conocimiento de tu rey, aquí te j u z g ó por digno sustituto, ¡oh embajador capaz de la dignidad regia! A q u í te eligió para que, haciendo o s t e n t a c i ó n lúcida, por la majestad española, recibieses a Urbano Octavo en su Cardenal sobrino, bien que a p r ó digas expensas de tu patrimonio . P e n e t r ó tu sagacidad en conocer los designios ajenos, la cuerda astucia en celar los propios, la p r o v i dencia en elegir los conceptos, la velocidad en obrar las disposiciones. C o n o c i ó en ti el j u i c i o de Policrates, la fe de Fabricio, la facundia de C u r i o , la magnanimidad de P o p i l i o , la destreza de A n a x í m e n e s , la libertad de G e m i n i o , y sobre todo la gracia u n i 82
83
84
85
86
8 2
I m i t a c i ó n de G ó n g o r a , Fábula de Polifemo y Galatea: « p i s a n d o la dudosa l u z
del día» (v. 72). 8 3
Claudiano, poeta latino nacido en A l e j a n d r í a , en é p o c a de H o n o r i o y A r c a -
dio, siglo I V de nuestra era. Es probable que la cita proceda de su p o e m a De Proserpinae, L i b r o III, donde se describe a V e n u s c o m o «Cytherea pudoris» E n el c o n t e x t o de esta d e c l a m a c i ó n , V e n u s e q u i v a l e al a m o r
existente
Raptu
(v. 2 7 2 ) . entre el
conde y su esposa, y D i a n a a la caza. 8 4
Cfr. O v i d i o , Amores, III, 4: «quo tibi formosam,
si non nisi casta placebat?»
(v.
41). 8 5
Adriano, d e c i m o q u i n t o e m p e r a d o r de R o m a , s i g u i ó a T r a j a n o , y m u r i ó en
el a ñ o de 138. F u n d ó la ciudad de Hadrianutherae, ciudad de M i s i a . 8 6
E l sobrino d e l papa U r b a n o V I I I (Maffeo B a r b e r i n i , papa desde 1623 hasta
1644) era el C a r d e n a l Francisco B a r b e r i n i , q u i e n viajó a E s p a ñ a en m a r z o de 1626 c o m o legado «a latere» de su t í o ante F e l i p e I V . V é a s e e l p o e m a 1 2 2 * . E l 22 de marzo de 1626 el rey n o m b r ó al conde de R i e l a para representarle durante la visita del C a r d e n a l Legado, «para que le visitase de su parte y le viniese regalando desde B a r c e l o n a hasta la raya de Castilla; el cual fue c o n m u y grande o s t e n t a c i ó n y costa de r e c á m a r a y criados» ( G a s c ó n de T o r q u e m a d a , 1991, p. 234).
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versal del pueblo en que fuiste (como en todo) parecido a tus amabilísimos ascendientes . Saliste, pues, lleno de honores y autoridades p ú b l i c a s , agradeciendo con la proceridad de tu aspecto la elección de tu príncipe (que los aciertos en lo sabroso de sus principios madrugan la gloria de sus efectos). Marchabas de Castilla a los patrios límites de Aragón (aquí se embebe otro acierto de estado en tu embajada: enviar los vasallos donde sean más aceptos por conocidos), y al paso de tu n u merosa y bien adornada familia (tanta era la hermosura en libreas de oro y seda) parecía moverse de unos a otros horizontes la primavera hermosa, sirviendo a la propiedad de esta metáfora tu gallardo 87
8 7
Policrates, tirano de S a m o e hijo de A y a x , c o n o c i d o m á s b i e n p o r la b u e n a
fortuna que continuamente le a c o m p a ñ a b a que p o r el j u i c i o c o n que le caracteriza B o c á n g e l ; véase V a l e r i o M á x i m o , Factorum et Dictorum, L i b r o V I , cap. 9, E x t . 5. Caio Luscino Fabricio, c é l e b r e general r o m a n o q u i e n , durante su p r i m e r consulado, o b t u v o diversas victorias sobre los samnios y lucanios. C o m o h o m b r e h o n r a d o y b u e n soldado p e r o m u y p o b r e fue m a n d a d o de embajador a P i r r o para tratar el intercambio de p r i s i o n e r o s . Pirro
i n t e n t ó sobornarle c o n regalos y o r o ,
pero
F a b r i c i o se m a n t u v o fiel a R o m a y r e c h a z ó todo lo que se le ofreciera. H i s t o r i a narrada en Plutarco, Vidas paralelas: Pirro, f X X , y en V a l e r i o M á x i m o , Factorum et Dictorum, L i b r o I V , cap. 3, ^[6. Marco Anio Curio, c ó n s u l r o m a n o famoso p o r su entereza y frugalidad. E n una o c a s i ó n los embajadores de los samnios le visitaron en su choza rústica mientras c o c í a unas verduras, de lo que s u p o n í a n que p o d r í a n sobornarle f á c i l m e n t e c o n la oferta de grandes regalos. Pero él les d e s p i d i ó d i c i e n do que a q u i e n p o d í a satisfacer tal c o m i d a no le h a c í a falta o r o , y que cosa m á s honrosa que la p o s e s i ó n d e l oro era la conquista de los que lo p o s e í a n . E p i s o d i o narrado en Plutarco, Vidas paralelas: Catón, ^[11. Popilio: es p o s i b l e que se trate de cierto sacerdote de este n o m b r e a q u i e n informaron, mientras ofrecía u n sacrificio, que el p u e b l o levantado iba a atacar al Senado. V e s t i d o a ú n en su toga sacerdotal fue i n m e d i a t a m e n t e a apaciguar al p u e b l o c o n su elocuencia. Plutarco paralelas) m e n c i o n a a diversos h o m b r e s
de este n o m b r e , p e r o n i n g u n o
(Vidas q u e se
ajuste b i e n a esta d e s c r i p c i ó n de m a g n á n i m o ; es posible que el episodio proceda de V a l e r i o M á x i m o , Factorum et Dictorum, L i b r o V I I , cap. 8, ^[9. Anaxímenes:
discípulo
de D i ó g e n e s el C í n i c o y p r e c e p t o r de A l e j a n d r o M a g n o . C u a n d o éste a m e n a z ó c o n matar a todos los habitantes de Lampsaco p o r q u e h a b í a n aguantado u n d u r o y largo asedio, A n a x í m e n e s fue a ver al rey para p e d i r c l e m e n c i a . N a d a m á s v e r l o acercarse, A l e j a n d r o , sabiendo lo que iba a p e d i r , j u r ó n o c o n c e d e r l e la m e r c e d que buscaba. A l o í r esto, A n a x í m e n e s le r o g ó que destruyera la c i u d a d y esclavizara a los habitantes, c o n l o que e v i t ó la d e s t r u c c i ó n de ella y de ellos. E p i s o d i o narrado en V a l e r i o M á x i m o , Factorum et Dictorum, L i b r o V I I , cap. 3, ^[10, E x t . 4. Geminio: probablemente el e n e m i g o declarado de C a i o M a r i o que vivía en T e r r a c i n a y que le c a p t u r ó cerca de M i n t u r n a e . E p i s o d i o narrado en Plutarco, Vidas paralelas: Mario, f X X X V I y X X X V I I I .
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brío que, como el planeta que anima las flores, reverberaba luces de amor y respeto en los criados. Llegaste en fin a los brazos de aquel Cardenal A p o s t ó l i c o , el cual no muy presto se desembarazó del pasmo dulce que le causó tu noble presencia . Expusístele en grande y fácil estilo la aceptación y parcialidad de esta C o r o n a . C o m e n z ó a sondarte el pecho en las noticias de España, y de tus respuestas c o n o c i ó que podía experimentar tus fondos, pero no medirlos. C o m p r e n d i ó en ti la Corte antes de verla, y supo más de tu relación que le supieron después informar sus ojos. 88
Luego, entrando en M a d r i d al lado de aquel trasunto del P a p a , ejerciendo todavía la dignidad de F i l i p o , triunfaste en su Corte, más con la modestia y serenidad de tu frente que con las fasces y segures que tanto desvanecieron en R o m a sus Césares. Callaré los excesos de hacienda expendidos en las instancias de esta legac í a , porque cuando el corazón bate moneda en los servicios del fino vasallo, dan mucho de sí los caudales. 89
90
¡ Q u é m u c h o que, satisfecha la Majestad Católica, te ocupase en experiencia segunda, con advertida seguridad de tus prendas (¡oh político acierto en abono del merecedor, conceder más de una vez los cargos a quien una vez prueba ser digno de ellas!), cuando te m a n d ó que recibieses la nobleza de Mantua en aquella desvalida princesa que a España, como al mar de la nobleza del orbe, se derivan, como a seguro lecho, los ríos calificados de otras naciones ! Y n o t a r é de paso c u á n prescrita, c u á n fundada está la grandeza en los reyes de España, pues, sin recelo de tenerlos ofendidos, se vienen (como a sagrado seguro) extraños y muchas veces adversos príncipes, sabiendo que tenemos un rey que, en lucha de ofendido y de generoso, primero 91
8 8
8 9
E l C a r d e n a l Francisco B a r b e r i n i ; véase arriba la nota 86. trasunto: c o p i a o semejanza; palabra que n o aparece n i en Covarrubias n i en
Autoridades. ^legacía:
«La embajada o recado que se e n v í a . . . Se t o m a t a m b i é n p o r e l m i s -
m o e m p l e o , oficio o f u n c i ó n del Legado o E m b a j a d o r » (Autoridades). M á s de una vez B o c á n g e l subraya los costes de aquella embajada, s e ñ a l a d o s t a m b i é n p o r otros comentaristas (véase arriba la nota 86). 9 1
R e f i é r e s e a la princesa M a r g a r i t a de S a b o y a , duquesa de M a n t u a , q u i e n
llegó a B a r c e l o n a desde Italia a p r i n c i p i o s de o c t u b r e
de 1634; de allí fue p o r
Zaragoza y D a r o c a a Guadalajara, donde le d i o la b i e n v e n i d a de parte de los reyes el conde de R i e l a . L l e g ó a M a d r i d e l 4 de n o v i e m b r e , d o n d e fue r e c i b i d a p o r e l rey en el Palacio del B u e n R e t i r o . E l día 30 del m i s m o mes se m a r c h ó para Lisboa donde fue a instalarse c o m o virreina de P o r t u g a l .
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sabe mostrarse clemente que contrario. Sábelo con más avergonzada y excedida experiencia Francia, pues, a los tiempos mismos que presume oponerse con más ciega furia a la española reportada valentía, nos envía y encomienda su sangre, que se alimenta y conserva a expensas de este grande y explayado patrimonio, a piedades de esta generosa, inexhausta m o n a r q u í a . Volvióte, pues (¡oh generoso conde!), a ver otra vez M a d r i d , ostentando las obligaciones de tu sangre, las bizarrías de tu á n i m o ; y v o l v i e n d o a desatar otra vez las venas de oro, o caudal, que en la primera experiencia (a manos de los e m p e ñ o s ) había parecido exhausto, mostraste que no había sido ventura la primera, con el logrado acierto de la ostentación segunda. Y a eran desvelos de Filipo tus aciertos. N i n g u n a sustitución suya en los reinos de Italia o América que sujeta este cetro te miraba lejos por apartado, si bien tu modestia, por extremada, era tan fiscal de tus aciertos que más de una vez el vulgo superficial la tuvo por austeridad encogida . E n tanto, pues, que los años domaban, no tu disciplinado espíritu, sino lo florido de tu juventud, te ocupabas mejor hasta que te ocupasen bien. O b e d e c i ó s e en las esperas de tu poca edad a Platón, que en el L i b r o 3 de sus Leyes prohibe que la j u v e n t u d gobierne, 92
93
9 2
Seguramente se refiere a M a r í a de B o r b ó n , m u j e r de T o m á s de Saboya y
princesa de C a r i ñ á n , q u i e n llevaba en E s p a ñ a desde n o v i e m b r e de 1636, adonde h a b í a llegado desde M i l á n mientras su marido servía en el e j é r c i t o de Felipe I V en Flandes. Francisco de los C o b o s y L u n a , c o n d e de R i e l a , se encontraba entre los que la esperaban en la E r m i t a llamada de la M a d a l e n a , en el B u e n
Retiro.
Se
describe así su entrada en una r e l a c i ó n de la é p o c a : «Venia a la Francesa vestida de u n b r o c a d o de c o l o r e s de o r o , y plata; y en la m i s m a carroza quatro hijos, y en u n a l i t e r a el p e q u e ñ o en bracos de una ama. L a P r i n c e s a a l o que representaua puede tener 32 a ñ o s , es m u y hermosa, delicada de c u e r p o , en e l rostro tiene dos lunares, que le agracian m u c h o , y p o c o c o l o r e n los ojos azules, la nariz algo afilada; en t o d o b u e n a p r o p o r c i ó n » ( R . M é n d e z S i l v a , Dialogo compendioso de la antigüedad, Católica
y cosas notables de... Madrid, y recibimiento que en ella hizo su Magestad
con la grandeza
de su Corte a la Princesa de Cariñan,
Madrid, Viuda
de
A l o n s o M a r t í n , 1637, citado en S i m ó n D í a z , 1982, p . 448). T o d a v í a estaba allí en octubre de 1638, pues la encontramos en el bautismo de la r e c i é n nacida Infanta M a r í a Teresa de q u i e n fue madrina. Su visita a E s p a ñ a c o i n c i d í a c o n una é p o c a de gran t e n s i ó n entre Francia y E s p a ñ a que estaban en una s i t u a c i ó n casi de guerra no declarada. A todo esto alude B o c á n g e l . 9 3
O b v i a m e n t e , B o c á n g e l está s u g i r i e n d o que el c o n d e de R i e l a sería c a n d i -
dato i d ó n e o para a l g ú n puesto en la a d m i n i s t r a c i ó n e s p a ñ o l a en Italia o las Indias, y que el rey le h a b í a puesto ya los ojos en él para este efecto.
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BOCÁXGEL
como si no fuese más cierto hallar achaques de todos inconvenientes en la vejez que inconstancias y rudezas en la mocedad . E n tanto que adoleces, no te pierde de vista la atención real, antes te elige por gentilhombre de su cámara, en cuyo estrecho examen de tu valor y de tu pecho disfrutó fidelidades y e x p e r i m e n t ó servicios que te pasaron de los grados de bienquisto a privilegios de amigo de tu rey. Y no se extrañe este lenguaje de amistad con los reyes: lícito les es tenerlos, y no sólo conveniente, sino necesario, pues, para sustentar cualquier estado y cualquier edad, es alta doctrina del filósofo que se deben conservar amigos, sin los cuales (como él dijo) a ningunos vemos valer . Pero c o n mayor autoridad (a nuestro propósito) el sabio rey don Alfonso, hablando del proceder real, se puso de esta parte d i ciendo: «Provecho grande et bien viene a los homes de la amistad, de guisa que, según dijo Aristóteles, n i n g ú n home que haya bondad en sí non quiere v i v i r en este mundo sin amigos, maguer que fuese ahondado de todos los bienes que en él son. E cuando los homes son más honrados, et más poderosos et más ricos, tanto más han menester los amigos. Y esto por dos razones: la primera, porque ellos no p o d r í a n haber provecho de las riquezas si non usasen dellas, et tal uso debe ser en facer bien, et el bienfecho debe ser dado a los amigos, et por ende los que amigos non han non pueden usar bien de las r i quezas que hobieren, maguer que sean m u y abondados dellas. L a segunda razón es porque por los amigos se guardan et se acrecientan las riquezas et las honras que los homes han; de otra guisa sin a m i gos non podrían durar, porque cuanto más honrado et más poderoso es el home, peor golpe recibe si le fallece ayuda de los amigos» . 94
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P l a t ó n , Dyes, L i b r o 3, 1J690. «El filósofo» será A r i s t ó t e l e s , a juzgar p o r la cita que sigue a esta a l u s i ó n . A l f o n s o X el Sabio, Las siete partidas: Partida Cuarta, Título
XXVII,
Ley II,
titulada «A q u é tiene pro la amistad». L a v e r s i ó n que ofrece B o c á n g e l difiere m u y ligeramente d e l texto que he c o n s u l t a d o : « P r o v e c h o grande et b i e n viene a los homes de la amistad, de guisa que, segunt dijo Aristótiles, ningunt h o m e que haya bondat en sí n o n quiere v e v i r en este m u n d o sin amigos, maguer fuese ahondado de todos los otros bienes que en él son; ca cuanto los homes son m á s honrados, et m á s poderosos et m á s ricos, tanto m á s han menester los amigos. E t esto p o r dos razones: la p r i m e r a es p o r q u e ellos n o p o d r í e n haber
n i n g u n t p r o v e c h o de las
riquezas si n o n usasen dellas, et tal uso debe seer en facer b i e n , et el b i e n f e c h o debe seer dado a los amigos, et p o r ende los que amigos n o n han n o n p u e d e n b i e n usar de las riquezas que h o b i e r e n , maguer sean abondados dellas. L a segunda r a z ó n es p o r q u e p o r los amigos se guardan et se acrescientan las riquezas et las honras
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Ajustaba, pues, su Majestad contigo cuanto se sufre y puede escorzarse la dignidad regia al pecho de un vasallo. Y a ú n no le disonaba que se supiese que te amaba, a i m i t a c i ó n de Dios que en alta aprobación de Moisés p e r m i t i ó que, en acabando de hablarle, resplandeciese su cara a vista del pueblo, no sólo (a m i ver) por ejecutoriar aquel valimiento en la aceptación de todos, sino por escribir satisfecho con caracteres de luz aquel acierto de su e l e c c i ó n . E x a m i n ó t e vecino, para emplearte apartado, dictamen atento del águila que, antes de emancipar de su seno al riesgo de los aires al generoso h i juelo, le quilata la vista, i n t r o d u c i é n d o l e al despeño o la gloria. 97
Pero ¿ c ó m o te portaste en Palacio, en aquella plaza universal donde esgrimen siempre sus aceros políticos la envidia, la lisonja y, a mejor librar, la fortuna; en aquella lucha perpetua de todos vientos como apropió A t e n e o ; en aquel mentiroso combate que blasfema T á c i t o , cuando dice que el que fuere alabado en público se tema calumniado en secreto; en aquel imposible del sosiego y de la vida, que en medio de sus desengaños suspiraba Séneca cuando se atrevió a decir, profeta de sus trágicos fines, que nada conocía tan difícil como llegar a envejecer en los palacios, y que si había algún camino para dilatar la prosperidad en ellos era el de dar agradecimientos por ofensas, r e t r i b u c i ó n tan difícil a la a m b i c i ó n de los mortales, y más de los poderosos? E n fin, te portaste tan inculpable en el comercio de las púrpuras como pudieras en los desiertos y sayal austero. Aquella templanza que dificulta Lipsio, de no llegar tanto al fuego que nos queme, ni apartarse tanto que no nos abrigue, tú la adquiriste y tú 98
que los homes han; ca de otra guisa sin amigos n o n p o d r í e n durar, p o r q u e cuanto m á s honrado et m á s poderoso es el h o m e , p e o r colpe rescibe sil fallesce ayuda de amigos». 9 7
« V i n i e r o n a él [ M o i s é s ] t a m b i é n todos los hijos de Israel: a quienes m a n d ó
todo l o que h a b í a o í d o d e l S e ñ o r en el m o n t e S i n a i . Y acabadas las pláticas, puso u n velo sobre su rostro. E l cual, entrando al S e ñ o r y hablando c o n él, se l o quitaba hasta que salía, y entonces d e c í a a los hijos de Israel t o d o lo que le había sido mandado. Los cuales v e í a n que estaba radiante la cara de M o i s é s cuando salía, pero él c u b r í a de nuevo su rostro siempre que hablaba c o n ellos» (El Exodo, 34, 32-35). 9 8
Ateneo: el g r a m á t i c o griego A t h e n a e u s , de N a u c r a t i s , que c o m p u s o
una
obra elegante titulada Deipnosophistae, que consta de q u i n c e libros. Es una m i s c e l á nea de a n é c d o t a s m u y interesantes sobre las costumbres de los antiguos y circulaba en latín, c o m o e n
esta e d i c i ó n : Deipnosophistarum
libri quindechn...
in
latinum
sermonern versi a Jacobo Delectamp, L u g d u n i , A . de H a r s y , 1583. E r a l i b r o de texto en la universidad l e í d o p o r todos los estudiantes.
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la profesaste, que no es sabio dictamen reprobar del todo rozarse la ilustre sangre con la púrpura de los monarcas". C e n t r o son los palacios reales de los caballeros sublimes. T ó m e s e , digo, el consejo de Juvenal cuando instruye al cortesano que si se conoce dichoso, constante y sufrido, frecuente las aulas regias de donde proceden y se derivan los premios, pero si reconoce frágil su c o m p l e x i ó n para los embates de aquel m u t a b i l í s i m o mar, huya de sus confines y no experimente en su vida su suerte . 100
Mas ya con más viva fuerza me llaman tus santos y mayores m é ritos. L a pureza de tu espíritu, continuada en atenciones divinas, en la o r a c i ó n expresa o muda, trasladada a ejercicios de verdadero y aun penitente cristiano, ordenando los progresos de tu alma a las arduas imitaciones de Cristo. C u a n d o , haciendo tribunal interior de tu siempre estimulado pecho, siendo reo y actor de ti m i s m o , escuchabas el grito de la acusadora conciencia, anteponiendo siempre el satisfacer a Dios con verdades internas a los aparentes halagos que solicita el mundo de sus secuaces. Decidlo vos, los que le visteis entre lo más seglar de una corte introducir las cuevas del deshabitado Carmelo, y entre las conversaciones que tanto disuade Pablo, poseer las soledades en que tanto se aseguró H i l a r i ó n . D e c i d l o vosotros, 101
102
9 9
Lipsio: Justus L i p s i u s . Las citas anteriores a T á c i t o y S é n e c a p r o c e d e n de la
Vita L. A. Séneca escrita p o r Justo L i p s i o , que se encuentra al p r i n c i p i o de ciertas e d i c i o n e s de la obra c o m p l e t a anotada de S é n e c a d e l s. X V I I , c o m o la de P a r í s , A d r i a n o P e r i e r , 1613. L i p s i o describe y alaba la v i d a de S é n e c a , b a s á n d o s e
para
algunas cosas en la obra de T á c i t o (cfr. Historias, I, 1 0 ) . C o m o es bien sabido, S é n e c a se s u i c i d ó , a instancias d e l e m p e r a d o r N e r ó n , en el a ñ o de 65 de nuestra era. 1 0 0
E s p o s i b l e que se refiera a la Sátira
V de J u v e n a l , que trata de la v i d a
en
R o m a y la C o r t e . Cfr. de B o c á n g e l el soneto 89, que u t i l i z a la m i s m a i m a g e n : « H u y a d e l m a r el que en seguro suelo / los claros riesgos v i o d e l anegado; / no tiente el mar en fe de l u z divina» (vv. 9-11). 1 0 1
Cfr. 3 1 ; 7 1 : «pálido el reo y el actor i n q u i e t o » , 179; 10: «fiscal y actor a u n
t i e m p o de m i vida», y t a m b i é n la nota 78 arriba. E l reo es e l acusado, e l actor el que acusa en u n proceso c r i m i n a l . 1 0 2
S¿m Hilarión , m o n j e n a c i d o en G a z a , Palestina, c u y a v i d a e s c r i b i ó San J e -
r ó n i m o . H i l a r i ó n v i v i ó una vida de a y u n o , o r a c i ó n y s i m p l i c i d a d , rasgos que San J e r ó n i m o subraya en su biografía: «Unde et nos favore magi illius, quam coeptum ab eo opus aggredientes, nialedicorum voces contemnimus: Paulo meo, nunca forte detrahent et Hilarioni:
illum solitudinis calumniati, huic objicientes
frequentiam: ut qui semper latuit, non fuisse; qui a multis visus est, vilis existimetur» S. Hilarionis, P r o l o g u s ) .
injuria,
qui olim detrahentes (Vita
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religiosos y seglares devotos, que le notasteis tan vecino a la severidad de la c o n t e m p l a c i ó n como remoto de las juntas de la d i s t r a í d a mocedad, tan sujeto a las divinas leyes como señor de sí mismo en los opuestos designios, tan entregado a los libros santos como enajenado de los escritores lascivos, tan vigoroso en las penitencias cuanto en los juegos recatado, tan frecuente en las celdas de varones santos como alejado de los populares ruidos. Desead, señores, un varón, aquél, digo, que el otro hazañero filósofo buscaba con una antorcha al m e d i o d í a ; pedid una idea donde concurran en líneas paralelas partes organizadas que puedan componer un perfecto caballero, y las hallaréis acumuladas en nuestro ya divinizado Francisco con glorioso y no embarazado compendio. 103
D e aquí se origina que, como el otro estudioso de la antigüedad se preciaba de que no se le pasase día sin alguna l í n e a , el conde que solemnizamos no se permitía m a ñ a n a alguna sin hacerse testigo devoto, por lo menos de un incruento y santo sacrificio de misa, pagando feudos devotos a la d e v o c i ó n ardentísima de M a r í a y secuestrándose m a ñ o s a m e n t e de las más preciosas atenciones de su oficio y de su estado. Hablaba arrodillado y devoto, por lo menos una hora al día, c o n los ya no muertos del siglo santo; y eligiendo los más famosos campeones de Cristo, meditando con celoso coraje en sus proezas, encendido en su i m i t a c i ó n soberana, ya c o m p a ñ e r o de aquella espiritual milicia, cobraba en m é r i t o de ardientes lágrimas el sueldo de pan sagrado que tiene por trojes las Custodias. 104
O m i t o los ayunos con que tan de veras maceró su perseguida carne. Perdono las informadas limosnas que tan incesable cuanto secretamente r e p a r t í a . S i é n t a l o la ya desierta orfandad del pupilo; •
1 0 3
Se refiere al filósofo c í n i c o
D i ó g e n e s ; cfr. el P r ó l o g o
a Rimas
y prosas:
«aquel filósofo que a m e d i o d í a buscaba u n h o m b r e p o r las calles c o n una hacha en la m a n o , tanta l u z le p a r e c í a que era menester para descubrir alguno que mereciese este n o m b r e » (p. 70, nota 1). L a cita procede de D i ó g e n e s L a e r c i o , nentes filósofos de la antigüedad, 1 0 4
Vidas de emi-
L i b r o V I , cap. 2, ^|41.
P l i n i o cuenta esta a n é c d o t a de Apelles: «Apelli fuit alioqui perpetua consuetudo
numquam tam occupatam diem agendi, ut non lineam ducendo exerceret artem, quod ab eo in proverbium venit» (Historia
Naturalis, X X X V , x x x v i , 84). E l p r o v e r b i o a que se
refiere es «Nulla dies sine linea». Cfr. t a m b i é n E r a s m o : «Numquam
tam occupatus fuit,
ut diem praetermitteret in quo nihil omnino pingeret artem exercens. Unde subducens sese a negotiis dicere solet, Hodie (Apophthegmatum 1548, p. 525).
nullam
lineam
duxi.
Quae
vox
abiit in
ex optimis utriusque linguae scriptoribus, L u g d u n i ,
S.
prouerbium» Gryphium,
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llórelo la alimentada necesidad del vergonzoso anciano; p u b l í q u e l o la peligrosa virginidad de la dotada doncella; sollócelo, en fin, la siempre desvalida y menesterosa v i u d e z . ¿ Q u é hospicio (religioso fuese o seglar), en virtud de socorros suyos, no restituyó el suspendido vigor a sus dolientes? ¿ Q u é religión no agradece con debidos clamores dádivas o intercesiones suyas, atentas a la c o n s e r v a c i ó n de sus institutos? Y si miramos a lo privado de su e c o n ó m i c a , no m u ros, relojes sí, de piedra se apelliden las paredes de su atendida casa. ¿ Q u é criado barrió (como dice Marcial) con los ojos embelesados el suelo, o estimulado en la necesidad por el detenido salario, o desvalido en la justa pretensión de las medras, por el regateado favor de su d u e ñ o ? T a n siempre y tan mucha llovió, Francisco, tu liberalidad sobre tus familiares y ajenos que sólo al que no te pidió consentiste ser mísero. T i m b r e hereditario de la santa inclinación de tus ascendientes, en especial de aquella abuela celebrada tuya, tan madre de los necesitados que jamás salió, jamás entraba por su cuarto sin verle adornado y cubierto de vivas figuras o tapicerías vivientes del cielo, no sólo conversando con los siempre admitidos pobres, que con propia mano alimentaba, sino aplicando a sus achaques personalmente remedios, sin e x t r a ñ a r lo feo de las llagas ni el asco de los desaseos mendigos . C a l l a r é yo estas excelencias, pues m a d r u g ó algún capitán sagrado de la C o m p a ñ í a de Jesús a mezclarlas, no menos que entre las caridades de Job altísimas. Callaré, digo, por que H i m e n e o tenga tan breve lugar en estos fúnebres honores como le o c u p ó en aquella u n i ó n malograda cuanto generosa . 105
106
107
108
1 0 5
Cfr. c o n los ideales de la caballería andante, tal y c o m o eran expresados p o r
d o n Q u i j o t e cuando estaba a p u n t o de emprender su p r i m e r a salida; véase abajo la nota 107. 1 0 6
1 0 7
C i t a sin localizar en M a r c i a l . B u e n a parte de este p á r r a f o sobre las virtudes d e l c o n d e de R i e l a tiene su
origen en San J e r ó n i m o , Epístola «Subvenire
LX, «Ad Heliodorum Epitaphium
pauperibus, visitare Ungüentes,
Nepotiani»,
1(10:
provocare hospitio, lenire blanditiis... caecorum
baculus, esurientium cibus, spes miserorum, solamen lugentium fuit... Christi honorare ut matres, hortari ut sórores cum omni castitate... modum pro lassitudine et viribus corporis moderabatur».
Nótese
Viduas et virgines ieiunia
in aurigae
que B o c á n g e l
apro-
v e c h ó la misma epístola para su Prosa segunda (obra n ú m e r o 70), e p í s t o l a c o n s o l a toria a u n amigo suyo en la muerte de su hermana. ^Himeneo:
dios de las nupcias.
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Sin duda fueron de Argos cristiano los ojos con que preveniste el t á l a m o . N o te doblaste al consorcio, llevado de los deleites de Venus, ni te aconsejaste con los ojos, ni con las codiciosas manos (como dijo aquel sabio griego ) para elegir la que h a b í a de ser, más diré, la que había de parecer esposa tuya. N o el dinero n i la hermosura embarazaron tu discurso para que (como a otro propósito dijo O v i d i o ) llevases lo menos del casamiento en la mujer, que ¿ c ó m o pudiera ser regida, siendo sobradamente rica, si hemos de creer a H o r a c i o , y c ó m o humilde, si sobradamente hermosa, si escuchamos al más insigne toscano ? P r o s p e r ó , en fin, el cielo tu i n t e n c i ó n , y bien que habías rehusado los riesgos de este acierto, te favoreció tanto en las partes todas que componen una perfecta casad a , como si hubieras de sucederte en luengas generaciones. A r dieron tristes las teas nupciales en tus bodas; los parabienes se helaron en las mismas fervorosas lenguas que los e x p r i m í a n , porque tan presto sucedieron las exequias a los himnos que parecieron los gritos de los responsos ecos de los maridables júbilos; y que cuando el Dios de las bodas c o r t ó del ciprés funesto las esculpidas trabes del lecho, labró del árbol mismo aquella temprana tumba en que tan codiciosa como inmadura te r o b ó la muerte . Viviste casado todo lo que bastó para ejemplo, y no pasaste de marido a padre, porque, aunque experimentaste sordos en esta parte los cielos, no te negaban lo que importaba, aunque no te dieron lo que rogaste. Pedías hijos y n e g á bate huérfanos. N o pidieras sucesor si supieses que te h a b í a n de 109
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^
Argos: p e r s o n i f i c a c i ó n de la vigilancia, A r g o s fue personaje m i t o l ó g i c o que
t e n í a c i e n ojos. 1 1 0
E l «sabio g r i e g o » es probablemente H e s í o d o y la referencia parece aludir a
su obra Opera et dies, 373-75. 1 1 1
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R e f e r e n c i a sin localizar en O v i d i o . R e f e r e n c i a sin localizar en H o r a c i o . E l «más i n s i g n e t o s c a n o » ha de ser V i r g i l i o . E n Eneida, I, 496 describe a
D i d o así: «regina ad templum, forma pulcherrima Dido». 1 1 4
Cfr. el t í t u l o de la obra de fray Luis de L e ó n , La perfecta casada, i m p r e s a p o r
p r i m e r a vez en Salamanca en 1583, j u n t a c o n De los nombres de Cristo. E l conde de R i e l a se casó c o n una hija del m a r q u é s de A l m a z á n el 18 de j u l i o de 1627. 1 1 5
L a d e s c r i p c i ó n de la boda del conde de R i e l a , seguida c o m o fue p o r la r e -
p e n t i n a e inesperada muerte
d e l j o v e n m a r i d o , recuerda en parte las i m á g e n e s
anticipadoras d e l destino t r á g i c o que B o c á n g e l h a b í a u t i l i z a d o ya en la Fábula de Leandro y Ero: « C a l z a H i m e n e o la siniestra planta / c o n lazos negros, no c o n á u r e o s lazos; / no el c o r o j u v e n i l teas levanta» (2; 6 1 7 - 1 9 ) .
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sobrevenir casi postumos los hijos, siendo así que la educación del padre es alma de sus votados frutos. ¿ Q u é fue negarte el cielo tan solicitado efecto del tálamo? ¿Ensordecer a los ruegos, a los votos, y a los sacrificios dirigidos a afectos de vuestras ansias? ¿ Q u é fue sino saber que sólo añadía lástimas a tu muerte, dando nuevos acreedores a tu vida? O , c o m o dirá bien conmigo Séneca, que los votos de los mortales se oponen en sí mismos, luchando contra sus conveniencias propias . Y mejor, a m i ver, dirá hacia esta parte, cuando le escucharemos, que los dioses de enojados hacen lo que les pedimos o nos permiten exclamar y gemir, por lo que nos ha de hacer gemir y exclamar. D o y que hubiesen impetrado vuestros ruegos (¡oh felicísimos, bien que tempranamente divididos consortes!); doy que h u biesen conseguido, no sólo hijos, sino hijos dignos de vuestros votos. ¿Era acaso dicha verlos antes huérfanos que nacidos? ¿ O ya destetados con el riguroso acíbar de la paterna muerte? ¿ Q u i é n no les daría toda la c o m p a s i ó n del d a ñ o cuando les viese enredar las tiernas y a ú n no extendidas manos en el cabello de la a t ó n i t a madre, que desaliñó el dolor o e n m a r a ñ ó la impaciencia? ¿ P o d r í a sufrir con enjutos ojos los alaridos recientes del ya sensible infante alrededor de los funestos blandones, llorando sin saber lo que plañía o sabiendo sólo del dolor lo que lloraba? 116
Mas ¡ay!, que c o m o el sentido sólo exterioridades trata y adora, nos obliga a contemporizar c o n él. Asistamos a la piedad y aun al p r o p ó s i t o . Hablemos un rato con aquella parte del conde que perd o n ó la muerte en su perfecta cuanto tristísima consorte. N o atreveré la pluma a lo grande a todas luces de sus m é r i t o s , pues asaz serían cortos los que pudiesen caber en m i alabanza. N o oponiendo estas sombras a aquellas luces, pretenderé, como pintor astuto, realzar más sus dotes con mis agravios. O m i t i r é sus ascendientes tan grandes c o m o los mayores; tan altos que será más difícil a los laureles más empinados alcanzar sus sienes que coronarse ellas de los m á s altos que engríe el O l i m p o . M e n o s me e m p e ñ a r á n sus decencias ejemplares, poseídas en tres estados y una mocedad: de inculpable doncella, de casada perfecta, de viuda digna de aquel matrimonio, que a la verdad la mayor fama de la pureza femenil es la ignorada. Callaré las alabanzas de talento tan grande que pudo, que supo sufrir este
1 1 6
Cfr. S é n e c a , Epístola XLV,
6 - 7 : «Pro bonis mala amplectimur; optamus contra
id, quod optavimus. Pugnant vota nostra cum votis, consilia cum consiliis».
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golpe, asiéndose a las teóricas conveniencias del divino dictamen. Y sordo a tantos, aunque debidos, asuntos, como pobre por la misma copia de ellos, me p o n d r é un espacio de parte de su lamento, o por que la alivie mostrar que le alcanzamos, o por que los remedios, primero de la moral y gentil escuela, y después de los verdaderos capitanes de Cristo, en infalibles y altísimos ejemplares, venzan con p r o p o r c i ó n relativa, al modo de medicinas gloriosas, el tesón sensible de la terneza humana. Entremos en aquel enlutado templo, antiguo y sagrado depósito de las ascendientes altas cenizas de aquel heroico cadáver. E l dolor se embelese a la pálida luz de aquellas hachas que tan poco antes sirvieron de nupciales antorchas, al doloroso clamor de aquellas campanas cuyas lenguas apenas habían callado los recientes himnos de la boda, al canto lagrimoso de aquellos ministros sagrados que tan próximas habían entonado las bendiciones y lazos de Jacob y del mejor desposado Cristo. Y sobre todo arrebátese la vista al i n o p i n a do espectáculo de aquel a todas luces nobilísimo cuerpo. ¿ Q u i é n fue testigo de esta tragedia que no fuese parte de ella? Y ¿qué parte sería de este pasmo quien era la mayor del que le había padecido? Determine en buen hora remedios el sano filósofo al despavorido doliente, que no me negará que se hicieron para sentir los sentidos . Esténse enjutos los mármoles al caer de los vecinos rayos, y los bronces, que en las cúpulas de los templos se oponen al limar eterno de los días , se conserven en buen hora enteros al caducar de los años y al fracasar de los terremotos, pero sientan y lloren los hombres que nacen y mueren llorando, siendo sólo esto lo que mejor les sabe enseñar la naturaleza . L l o r e n , sí, los mortales, pero lloren medidamente los católicos al generoso ejemplo de David, que limitó (como diremos) el lamento en la dolencia y muerte de un a m a d í s i m o hijo: a siete días se consoló discursivo con alta admiración de todos . Inducción nueva, pero justa, será contra la gentilidad y escuela poética hones117
118
119
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1 1 7
Frase utilizada varias veces en su p o e s í a ; véase 86; 1144: «para sentir se h i -
c i e r o n los sentidos». 1 1 8
Cfr. el Soneto 163 de G ó n g o r a « D e la b r e v e d a d e n g a ñ o s a de la v i d a » : «las
horas que están l i m a n d o los días, / los días que r o y e n d o están los años». 1 1 9
Sentimientos m u y estoicos, que se encuentran c o n frecuencia en la p o e s í a
metafísica de Q u e v e d o . 1 2 0
Cfr. m á s abajo, la nota 140, donde se relata la historia de D a v i d y la muerte
de u n hijo suyo tenido c o n B e r s a b é .
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tar la causa de por q u é figuraron convertidos en fuentes y mármoles a los que lloraron sin medida sus hijos o consortes . N o , a m i ver, les llevó más digna causa que manifestar que los que lloraban y sentían sin límite eran indignos de llorar como hombres, y parecería menos mal su defecto llorando como irracionales ríos y como peñascos sin alma, porque a la verdad, o lloramos la fortuna del difunto, o la nuestra en ella . Si lo primero se lamenta, ya salió del i m p e r i o de la fortuna y de la razón de ser llorado; y si lo segundo, ya no es piedad, sino negocio. 121
122
Volvamos, pues, al prometido teatro de aquellos que no sólo toleraron con valor igual los fines de l o más amado, sino festejaron en a d e m á n invencible sus airados y supuestos dioses. N o acumularemos molesto y sabido n ú m e r o de morales ejemplos y trilladas doctrinas que en tantos libros resplandecen, pues solicitando ahora más breve derrota, quizá la e x t r a ñ e z a merecerá alguna atención al a l i v i o . N i n g u n o (¡oh dolientísima señora!) c o n o c i ó mejor esta humana vida que aquel que la poseyó menos como vida, que la pintó menos durable. B i e n larga le pudo parecer a Job la que a él le fue más padecida que gozada. A u n ésa la c o m p a r ó a una flor que, desatando apenas el concebido múrice sobre el verde azafate de sus ramas, desplegada apenas (como dice San J e r ó n i m o ) la purpúrea ambición de sus hojas, antes de nacer marchita, antes de sonrosear ajada, desfallece al p r i mer engreimiento de su l o z a n í a . Pondera L u c a n o en aquel v a lientísimo soldado de R o m a que llegó a estar tan cubierto de heridas que, siendo ya una sola el cuerpo todo, sobre cualquier lado que se 123
1 2 1
R e f i é r e s e a la t r a d i c i ó n clásica, ejemplificada en las Metamorfosis de O v i d i o ,
de c o n v e r t i r a los dolientes o apenados en fuentes o estatuas. 1 2 2
E s t a idea procede de Plutarco, Consolatio ad Apollonium:
«Quid porro Mi, qui
lugent ita sublatos, sua ipsorum absumptorumne causa lugent?» (Etílica,
1573, p. 178, 11.
3 2 - 3 3 ) , d o n d e p r e g u n t a si los que l l o r a n p o r los muertos l l o r a n p o r sí p r o p i o s o p o r el difunto; véase Prosa segunda, 70 n . 7. 1 2 3
Cfr. El libro de Job, 14, 1-2: «El h o m b r e n a c i d o de mujer, v i v i e n d o breve
t i e m p o , está r e l l e n o de muchas miserias. Q u e c o m o flor sale, y es ajado, y h u y e c o m o sombra, y j a m á s permanece en u n m i s m o estado». B o c á n g e l j u n t a a q u í dos citas distintas, la de J o b y la de San Pedro ( « P o r q u e toda carne es c o m o la hierba: y toda su gloria c o m o la flor de la hierba: se s e c ó la hierba, y c a y ó su flor», Primera del Apóstol
San Pedro, I, 24), esta ú l t i m a citada en la Epístola
J e r ó n i m o sobre la muerte de N e p o c i a n o : «Ornnis quasifos faeni»,
Epístola
LX de S a n
caro faenum et omnis gloria eius
l o que da lugar a la siguiente frase sobre la p ú r p u r a de la v i o l e t a :
«Marcescebat, pro dolor, fiante austro lilium et purpura violae in pallorem sensim migrabat».
DECLAMACIONES
CASTELLANAS
(1640)
727
revolviese, venía a recostarse sobre alguna llaga . ¿ C u á n t o mejor lo diríamos con aquel mismo santo y más herido rey, por la viviente emblema del hombre, pues siempre que se gira y revuelve, halla cercanas espinas de trabajos y dolores, hasta la ú l t i m a asechanza del arado ? Luego mal discurrido (¡oh ternísima señora!) es el dolor que siente que lo amado pasase de vida, que como dijo bien el poeta de Portugal cuanto de ella pasa está repitiendo a muerte . 124
125
126
Y porque descendamos con orden a lo específico de nuestra florida lástima desde lo general de la selva humana de esta vida, averigüe el discurso, más católico que ambicioso, si es mal, si es d a ñ o , si es i n juria la muerte. N o nos arrastre la vulgaridad de que es triste, porque se teme; antes al contrario, porque la temen sólo es triste, porque la lloramos sólo es contraria. Podré decir con autorizada resolución que de ordinario lo que tememos en la muerte son los aparatos solos de ella. Quitemos a la muerte las insignias que la acompañan y de n i n g ú n cuerdo será con razón temida. « Q u i t a (dice Séneca), ¡oh común enemiga!, los horribles pertrechos con que asustas a los simples mortales, y verás que no te queda con que los amenaces. ¿ Q u é me enseñas los puñales, las hogueras, los cáñamos, los ecúleos , las encendidas láminas, y en fin esta carnicera turba que a tu lado grita y exclama? Q u i t a esta horrible pompa en que te ocultas. D e p o n estas señas feroces que nos confunden. Acalla los gemidos de tus súbditos. Peina las desgreñadas melenas. Compon los lacerados gestos. Concluirá el valor con que, si te puede llevar, te 127
1 2 4
S e refiere a L u c a n o , Bellum avile (Farsalia),
Libro V I , vv. 144-246, poema
que B o c á n g e l c o n o c í a b i e n , tanto en l a t í n c o m o en la t r a d u c c i ó n h e c h a p o r su amigo Juan de J á u r e g u i . T r á t a s e del valor y de la muerte heroica de Cassio Scaeva, c e n t u r i ó n en el e j é r c i t o de C é s a r , tema ya tocado p o r B o c á n g e l en el p o e m a 124, y narrado t a m b i é n p o r V a l e r i o M á x i m o , Factorum et Dictorum, L i b r o III, cap. 2, 123. 1 2 5
M e z c l a de citas de los Salmos de D a v i d , en especial el Salmo L X X X I X ,
10:
«y lo que pasa de é s t o s , trabajo y d o l o r . P o r q u e s o b r e v i n o m a n s e d u m b r e ; y seremos a r r e b a t a d o s » ; t a m b i é n recuerda el v e r s í c u l o 6: « p o r la m a ñ a n a pasará c o m o la yerba, a la m a ñ a n a 1 2 6
florecerá,
y pasará: a la tarde caerá, se e n d u r e c e r á , y se secará».
Seguramente L u i s de C a m ó e s ( ¿ 1 5 2 5 ? - 8 0 ) , cuya p o e s í a B o c á n g e l d e m u e s -
tra en otros libros c o n o c e r b i e n . ecúleo:
127
« I n s t r u m e n t o o m á q u i n a h e c h a de madera semejante a u n caballete
c o n sus ruedas a los cabos, sobre la cual se i m p o n í a a los que c o m o reos y m a l h e chores se h a b í a n de a t o r m e n t a r »
(Autoridades).
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DE
BOCÁNGEL
vence; y si no puede, eres brevísimo, eres cobarde enemigo, pues no son dos instantes el golpe tuyo y la fuga» . Hable un rato la filosofía y la gentilidad, aunque ambiciosa, despreciadora sabia de la muerte. Hable primero, para que después la supere y arrastre la católica experiencia de los capitanes de C r i s to. Véase primero c ó m o despreciaron esta vida los que no supieron esperar otra, y c ó m o deberán sacrificar la suya y de los suyos los que saben a cuánta vida despiertan, los que acaban aquí de d o r m i r su siglo. N o acudo a los sueños de D e m ó c r i t o , en que acechando en sombras una eternidad imaginaria, se consolaba de una muerte verdadera . N i pondero los libros de Crantor insigne, compuestos con tan diestra dirección, a fin de restañar las lágrimas por los que m u e ren, que m e r e c i ó imitaciones de T u l i o y envidias de P o s i d o n i o . Aparto los ejemplos de aquellos capitanes de R o m a que por haber no sólo tolerado con valor constante los fines de sus más amadas prendas, sino festejado con gracias a sus airados dioses, hoy como estre128
129
130
128
P a r á f r a s i s de S é n e c a , Epístola X X I V , 14: «Quid miliigladios et ignes ostendis et
turbam carnificum área te frementetn? Tolle istam pomparn, sub qua lates et stultos territas! Mors es, quam nuper servus rneus, quam ancilla contempsit. Quid tu rursus rnihi flagella et eculeos magno apparatu explicas? Quid extorqueantur,
singulis articulis singula machinamenta,
quibus
aptata et mille alia instrumenta excarnificandi particulatim hominis? Pone
ista, quae nos obstupefaciunt.
Iube conticiscere gemitus et exclamationes
lacerationem elisarum acerbitatem!
et vocum inter
... Levis es, si ferré possum, brevis es, si ferré
non
possum». ^Demócrito,
c é l e b r e filósofo de A b d e r a , m u r i ó a la edad de 109 a ñ o s en 361
a. de J . C . E n s e ñ a b a a sus discípulos que el alma m o r í a c o n el cuerpo, y que la vida consistía en adversidades. Fue el padre de la filosofía experimental. L e e m o s en San J e r ó n i m o , Epístola LX, 4: «Immortalem tem, quod Pythagoras somniavit,
animam et post dissolutionem corporis subsisten-
Democritus non credidit, in consolationem
suae Sócrates disputavit in carcere». A partir de este p á r r a f o
B o c á n g e l se
damnationis aprovecha
l i b r e m e n t e de esta e p í s t o l a de San J e r ó n i m o escrita (en el a ñ o de 396 de nuestra era) al obispo H e l i o d o r o para consolarle en su d o l o r p o r la muerte de su s o b r i n o N e p o c i a n o , muerto bastante j o v e n . 1 3 0
C r a n t o r fue filósofo de S o l i y a l u m n o de P l a t ó n , hacia 310 a. de J . C . E s -
c r i b i ó u n tratado sobre el dolor titulado Consolatio, tan valioso que C i c e r ó n r e c o mendaba aprender de m e m o r i a cada palabra de él ( C i c . Tuse. 1. c. 48). P o s i d o n i o fue filósofo de A p a m e a . D e s p u é s de una estancia en la isla de R o d a s , p a s ó a R o m a d o n d e c u l t i v ó la amistad de P o m p e y o y C i c e r ó n ( C i c . Tuse. 2 . c. 2 5 ) . E s b i e n probable que estas referencias a C r a n t o r , C i c e r ó n y P o s i d o n i o fuesen sugeridas a B o c á n g e l por su lectura de la Epístola LX, 5, de San J e r ó n i m o : «Legimus cuius volumen ad confovendum dolorem suum secutus est Cicero, Platonis, Clitomachi,
Carneadis, Posidonii ad sedandos luctus opuscula percurrimos».
Crantorem, Diogenis,
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CASTELLANAS
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lias políticas resplandecen en el cielo de las historias . Escucha P u blio con invencible oreja la muerte de un solo hijo, prosiguiendo con a d e m á n festivo la d e d i c a c i ó n del C a p i t o l i o , en cuya ceremonia le halló ocupado el doloroso mensaje . Paulo en siete días cubre de ciprés funesto las urnas de dos amados hijos y sus sienes de dos triunfos en el ingreso de dos ciudades . N o se me esconde que S ó crates, preso y condenado a muerte, resiste al ruego de los que le aseguran la fuga, porque así pretende quitar a los hombres el miedo de la cárcel y de la muerte . V e o un M u c i o tender la constante mano sobre la inquieta llama, y que no primero aparta los ya destilantes dedos de la voraz hoguera que el Tirano aparta las enojadizas brasas, en cuyo ardiente examen se da primero por vencido un elemento que un brazo . C o n t e m p l o a C a t ó n sapientísimo la ú l t i m a 131
132
133
134
135
1 3 1
L a i m a g e n de «aquellos capitanes de R o m a » resplandeciendo c o m o estrellas
«en el cielo de sus historias», la t o m ó B o c á n g e l de San J e r ó n i m o , Epístola «Quid micant 1 3 2
memorem Romanos duces, quorum virtutibus
quasi quibusdam
LX, 5:
stellis Latinae
historiae?». Publio (o P u l v i l l o s e g ú n San J e r ó n i m o , Epístola
LX, 5, de d o n d e
deriva
este símil), q u i e n o y ó la n o t i c i a de la muerte de su hijo mientras asistía a la d e d i c a c i ó n d e l C a p i t o l i o , m a n d ó que le sepultasen sin él: «Puhillus mortuum, ut nuntiabitur, súbito filium se iussit absenté 1 3 3
Capitolium dedicans
sepeliri».
Emilio Paulo, famoso general que r e c i b i ó el a p o d o de M a c e d ó n i c o p o r su
conquista de M a c e d o n i a ; v e n c e d o r de Perseo en la c é l e b r e batalla de P i d n a . D u rante el triunfo que t u v o lugar luego en R o m a para celebrar sus grandes victorias m u r i e r o n dos de los hijos que h a b í a tenido c o n su segunda mujer. E l p r i m e r o , de catorce a ñ o s , m u r i ó c i n c o días antes de que empezara el triunfo, y el otro, de doce a ñ o s , tres días d e s p u é s de que acabara. E m i l i o P a u l o se p o r t ó c o n gran fortaleza y estoicismo, a pesar de t a m a ñ a desgracia; historia narrada en Plutarco, Vidas paralelas: Emilio Paulo, p í X X V - X X X V I , y en San J e r ó n i m o , Epístola 1 3 4
LX, 5.
Sócrates, injustamente encarcelado, h i z o caso o m i s o de las intercesiones de
sus amigos para que escapara de la c á r c e l , p r e g u n t a n d o a su d i s c í p u l o C r i t o que h a b í a s o b o r n a d o al c a r c e l e r o : «¿A d ó n d e p u e d o h u i r para escapar a la m u e r t e ? » . B o c á n g e l cita directamente a S é n e c a , Epístola XXIV,
4: «In carcere Sócrates disputavit
et exire, cum essent qui promitterent fugam, noluit remansitque, ut duarum rerum gravissimarum hominibus metum demeret, mortis et carceris». 1 3 n
C . Scaevola Mucio, famoso p o r su v a l e n t í a ante e l t i r a n o P o r s e n a , rey de
E t r u r i a . E n una o c a s i ó n que Porsena asediaba a R o m a , M u c i o d e c i d i ó librar a su país de semejante e n e m i g o , y e n t r ó en el c a m p a m e n t o d e l tirano c o n la idea de matarlo. S i n embargo fue c o g i d o y llevado ante el rey. Para probar que era r o m a n o c o m o d e c í a y h o m b r e de gran coraje, puso su m a n o d e r e c h a p o r e n c i m a de u n brasero y mientras se q u e m a b a la carne c o n t ó que
otros
trescientos
romanos
estaban dentro d e l campamento y dispuestos c o m o él a matar a Porsena o m o r i r en el i n t e n t o . A s o m b r a d o y alarmado p o r estas s e ñ a s de v a l e n t í a ,
Porsena h i z o las
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DE
BOCÁNGEL
noche de sus ejemplares días, con un Platón en las manos y un puñal a la cabecera, el uno para saber y el otro para poder morir, y por que nadie pensase que podía ofender n i reservar a C a t ó n , aprieta contra sus entrañas aquella hasta entonces en todas lides inocente espad a . Tampoco he de callar aquel valientísimo despreciador de la vida que, para probar que había merecido ser suegro de Pompeyo y vencer a Cartago, superó después la muerte, cuando, llevado de envidiosos vientos a África, presa de los enemigos su nave, se h i r i ó mortalmente por no ser herido de ellos. Y preguntándole d ó n d e estaba el Emperador, respondió que seguro . 136
137
Ejemplos fueran de codicia éstos a quien no conociese más altos motivos de despreciar la v i d a . Calle la ciega gentilidad, que por 138
paces c o n los romanos y se r e t i r ó de la c i u d a d . P o r la forma de la cita, es probable que B o c á n g e l tuviera en mente la siguiente d e s c r i p c i ó n p r o p o r c i o n a d a p o r S é n e c a , Epístola fóculo
5: «Mucius
XXIV,
ignibus manum
inposuit...
spectator destillantis in hostili
dexterae stetit nec ante removit nudis ossibus fluentem manum, quam ignis Mi ab
hoste subductus est». H i s t o r i a t a m b i é n narrada en P l u t a r c o , Vidas paralelas:
Publicóla,
^ [ X V I I , L i v i o , i i . 12, 1, y V a l e r i o M á x i m o , Factorum et Dictorum, L i b r o III, cap. 3, ^[1, c a p í t u l o titulado «De 136
Marco
Catón,
Patientia».
U t i c e n s e : tras perder la batalla de Thapsus y temiendo la v e n -
ganza de C é s a r , se mata d e s p u é s de haber l e í d o e l tratado de P l a t ó n sobre la i n m o r t a l i d a d d e l alma —Faedo. B o c á n g e l cita el episodio s e g ú n S é n e c a , XXIV,
6: «Quidni
Epístola
ego narrem ultima illa nocte Platonis librum legentem pósito ad caput
gladio? Dúo haec in rebus extremis instrumenta prospexerat, alterum ut vellet mori, alte¬ rum, ut posset».
H i s t o r i a t a m b i é n narrada p o r P l u t a r c o , Vidas paralelas: Catón
el
Menor, 1 L X V I I I - L X X . 1 3 7
R e f i é r e s e a C a e c i l i o M e t e l l o E s c i p i ó n ; P o m p e y o se casó c o n su hija C o r -
nelia, la ú l t i m a de sus cuatro mujeres. C o m o a m i g o de P o m p e y o M e t e l l o E s c i p i ó n se opuso a las medidas de J u l i o C é s a r , y antes de que cayera en manos de su e n e m i g o , p r e f i r i ó matarse a sí m i s m o al descubrir que su barco n o iba a llegar a la costa de E s p a ñ a sin ser alcanzado antes p o r sus perseguidores. E l episodio lo cuenta V a l e r i o M á x i m o , Factorum et Dictorum, L i b r o III, cap. 2, TJ13: «namque
infeliciter Cn.
Pompei generi sui defensis in Africa partibus classe Hispaniam petens, cum animaduertisset nauem, qua uehebatur, ab hostibus captam, gladio praecordia sua transuerberauit, ac deinde prostratus in puppi, quaerentibus Caesarianis militibus ubinam esset imperator, respondit 'imperator se bene habet', tanturnque eloqui ualuit quantum ad testandam animi fortitudinem aeternae laudi satis erat». T a m b i é n v i e n e e n S é n e c a , seguramente la fuente e n este caso para B o c á n g e l : «sicut illum Cn. Pompei socerum Scipionem, qui contrario in Africam vento relatus cum teneri navem suam vidisset ab hostibus, ferro se transverberabit et quaerentibus, ubi imperator esset, "Imperator," inquit, "se bene habet"».
[Epístola
XXIV,
9). 1 3 8
Es m á s que probable que B o c á n g e l confeccionase esta lista de hombres que
m o s t r a r o n s u m o v a l o r en m e d i o de sus penas y angustias de una m u y s i m i l a r en
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extender la vida de los cuerpos a la de la fama, contra el propio dictamen, quiso desmentir la necesidad del morir con la desesperación de matarse, queriendo ostentar sus valientes que salían y no que eran echados de esta vida. Calle otra vez su a m b i c i ó n b á r b a r a , y, próspera de fanales católicos, vaya derecha la nave de m i oración sulcando los profundos y claros ejemplares de la fe cristiana y de sus altos campeones. Oigamos primero sutilizar a Agustín el hecho de este golpe fantástico de la muerte, que como la entendemos con ojos frágiles, j u z gárnosla siempre en lo evidente de sus daños, pero nunca en lo infalible de sus frutos: «Si la consideras (dice el divino africano) en aquellos agonizados últimos instantes, entonces a ú n no es la muerte sino el amago; si después de las agonías contemplas al que la padece, ya no es muerte sino muerto, como de allí a m i l años; si en el mismo instante que se obra la privación del vivir lo juzgas, aun aquel punto está pendiente y dividido entre la vida y la m u e r t e » . 139
Pues ¿qué varoniles ojos lloran injuria (cuando lo sea), que siendo un instante, un punto su agravio todo, aún se ignora si pertenece a la muerte o a la vida? Pero ¿qué me detengo en argumentos hacia la verdad? Hable la verdad misma, pues muere Cristo para que sin disputa se llame buena la muerte. N o sólo muere porque nació mortal (que fuera muerte sucedida), sino porque v i n o sólo a morir. Nace y fallece, y porque hasta entonces estaba desacreditada esta enemiga c o m ú n del linaje humano, llenó de vida la muerte, siendo muerte de la muerte misma. Luego mal nos disponemos con lágrimas y lutos a los oficios de la piedad en los aplausos fúnebres de F r a n cisco. Hable aquella mayor lumbre de la Iglesia — D a v i d — , cuando, al castigo de ver muriendo a un hijo amadísimo que de Bersabé tenía, corresponde con ayunos, reacio en los retiros, incesable en los ruegos, sellando la tierra con los heridos pechos; y cuando oye la dolorosa nueva de que ya m u r i ó el querido infante, no sólo no prosigue su austeridad penitente, mas, saliendo de aquel voluntario breSan J e r ó n i m o : «Praetermitto
Máximos,
Catones,
Gallos, Pisones,
Brutos,
Scaevolas,
Metellos, Scauros, Marios, Crassos, Marcellos atque Auftdios, quorum non minor in luctu quam in bellis virtus fuit et quorum orbitates in Consolationis libro Tullius explicavit»
(San
J e r ó n i m o , Epístola LX, 5). 1 3 9
San A g u s t í n , La ciudad de Dios, L i b r o X I I I , passim. E n c o n t r a m o s e l m i s m o
tema tratado en el poema 178 de La lira de las Musas (1637): « S o b r e u n l u g a r de San A g u s t í n . . . que desmenuza la calidad de la m u e r t e » .
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te, alborozado se lava, festivo se unge, decoroso se viste, religioso adora, después se introduce al tálamo, logrando el fruto más deseado. Sus familiares se admiran, confúndese el dictamen de todos viendo que el que en la dolencia del hijo se había mostrado tan tierno, en la muerte se ostentase tan robusto, a que satisfizo el profeta con alteza aguda a nuestro p r o p ó s i t o , diciendo: « C u a n d o vivía, le a y u d é con ayunos y lágrimas, ¿qué será si por ventura D i o s me le diese y viva el infante? Pero difunto, ¿por qué he de ayunarle? ¿Resucitaréle así por ventura? B i e n p o d r é yo ir a él, pero él no v o l v e r á a m í » . C o n estos discursos (dice el Sagrado Texto) se halló consolado aquel rey grande, y con este ejemplo se nos amonesta l l o rar a los que mueren, pero no a los muertos . 140
A l t a y mayor prueba de la felicidad del que muere nos llama aquel Licurgo sagrado de Palestina, aquel legislador hebreo Moisés, que mereció ver a D i o s , siendo viandante del mundo, pues en la mayor privanza suya, cuando la prosperidad de los servicios pulsaba colmos del galardón divino, le lleva Dios a un monte y, enseñándole primero tantas delicias de prometidas tierras, entregando a sus ojos el mayorazgo del mundo, le manda luego que se muera, pareciéndole que no tiene mayor beneficio que subrogar a aquellos m é r i t o s . T e r c e r o y ú l t i m o ejemplo sea Josías, rey amabilísimo a D i o s . Este fue atravesado de un arrojadizo dardo que por yerro le acertó a anticipar el premio de sus santas proezas . Pero si en el grito de estas lágrimas comunes se pueden hurtar las piedades y los ojos a privados asuntos, ya me llama aquella tan justa como repetida querella de los mortales, en la ocasión más alta de su miseria: ¿ P o r q u é m u r i ó tan aprisa quien era bueno para durar siempre? ¿Por q u é tan fragranté candor de virtudes se dispuso a tan súbita ruina? ¡ O h divino J e r ó n i m o , q u é bien diste claridades a estas 141
142
Libro
140
Segundo de los Reyes, 12, 1 4 - 2 4 ; m u e r e e l hijo que h a b í a t e n i d o c o n
B e r s a b é , esposa de U r í a s , pero luego nace otro llamado S a l o m ó n . Es posible que este episodio le fuese sugerido a B o c á n g e l p o r su i n c l u s i ó n en el c a p í t u l o X L V I I I de Petrarca, De los remedios contra próspera y adversa fortuna, que trata de la muerte de un hijo. 1 4 1
L a muerte de M o i s é s v i e n e narrada e n El Deuteronomio, 34, 1-5. L i c u r g o
fue c é l e b r e legislador de Esparta; historia contada p o r P l u t a r c o ,
Vidas paralelas:
Licurgo. 1 4 2
N ó t e s e que en el o r i g i n a l viene « h i e r r o » , c a m b i a d o p o r «yerro» en la e d i -
c i ó n de 1748; tal vez la a m b i g ü e d a d fue deliberada. L a muerte de J o s í a s , causada p o r una flecha, se narra en el Libro Segundo de los Paralipómenos,
35, 22-24.
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dudas entre las negras sombras de tu p l a ñ i d o Nepociano! Considerad (dice el Cardenal austerísimo) en el c ó m p u t o de esta cuenta los cansados años de M a t u s a l é n : píntese el ambicioso de ocupar siempre esta vida, este adorado e n g a ñ o de los hombres, una carrera de siglos tan larga como pudo sucederle desde nuestro padre primero hasta el presente día; y considere este mismo ambicioso de durar siempre cuan breve le hubiera parecido aquella era mirándola el día en que se acaba. U n fin padecen, pues, las más prolijas y las m á s atenuadas edades, y sólo se difieren las comunes líneas del v i v i r cuando tocan diversas en el centro de la buena o contraria muerte. N o recibimos, pues, la vida breve, sino la hacemos, pues cualquiera es larga para obrar enteramente bien en ella . «El día de sus frutos (dijo el Sagrado Texto) conoceréis esta diversidad ahora u n i d a » . ¿ E n q u é (replica el divino Cardenal) se difiere el m o z o que expira tan veloz que apenas parece había estrenado esta lumbre incierta del aire, del que, corvo y titubeante con el ya impotente b á c u l o , va pulsando la tierra que piadosa le abriga, y encomienda al grave reposo de su mortal silencio? ¿En q u é se difieren, sino en que el decrépito es fuerza que lleve mayor cosecha y más numerosos haces de pecados ? 143
144
145
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Dejemos aparte lo que se cansa lo material de esta animada fábrica, pues los mismos instrumentos, los órganos mismos de esta a r m o n í a animada en que estribamos, m á s y más están mostrando con señales anunciadoras que braman por unirse al frágil principio de su originario polvo. La piel macerada en repetidos surcos, pasada la juventud brillante, parece que se va doblando como un velo que E n c o n t r a m o s la referencia a M a t u s a l é n en la Epístola
1 4 3
LX, 14, de San J e r ó -
n i m o : «Nam si nongentos vitae excederemus annos, ut ante diluvium vivebat humanum genus, et Mathusalae nobis témpora donarentur, tamen nihil esset praeterita longitudo, quae esse desisset. Etenirn inter eum, qui decern vixit annos, et ilium, qui mille, postquam idem vitae finis advenerit et inrecusabilis mortis necessitas». B o c á n g e l ha copiado literalmente la frase de S é n e c a : «Non exiguum temporis
1 4 4
habemus, sed multum perdimus. Satis longa vita et in maxirnarum rerum consummationem larga data est, si tota bene eolio car etur... Ita est: non accipimus brevem vitam, sed facimus, nec inopes eius sed prodigi sumus» (De Brevitate Vitae, I, 4). P o r otro lado son s e n t i m i e n t o s estoicos que ya h e m o s e n c o n t r a d o en los poemas 26, 30, y 70 (la Prosa segunda de Rimas y prosas). 1
4
D
N O parece ser una cita directa de la B i b l i a , sino una mezcla de recuerdos o
paráfrasis p o r parte de B o c á n g e l . 1 4 6
San J e r ó n i m o , Epístola
LX,
14: «transactum
magis senex onustus peccatorum fasce proficiscitur».
omne tantundem
est, nisi quod
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acabó de servir a la ligera apariencia de los gustos. E l cabello dorado, que fue llama de tantos deseos, reducido a la nevada pavesa de las canas, t a m b i é n a su m o d o explica los naturales desmayos de la carne. Las perfiladas facciones, a quien miró tan envidiosa como insuficiente la vanidad colorida de los pinceles, van torciendo, a su pesar, las líneas de su acabado dibujo, y, faltando el vigor del antes corazón ardiente, envía ya tan tibios y débiles los espíritus que, cuando llegan a pulsar en los miembros, más los encogen que a n i man, y más los desengañan que alientan. Vuelve otra vez, agudísimo anacoreta, y pregunta ¿cuándo se v i ve si cada día muere mucho de nosotros dentro de nosotros mismos ? Dígalo de una vez la verdad: sólo muere entero quien muere m o z o . E x p i r a en manos de la ruda puericia la infancia del votado hijuelo; ya es pesado en los brazos de la más amorosa madre, y ya t a m b i é n fatiga los de la robusta sirviente. Desparece esta edad de los juguetes entre las veras de la traviesa puericia: ya le escucha con escrúpulo y sobrecejo el antes alborozado padre, y teme que los d o naires, con que antes satisfecho cansaba los vecinos, refiriéndoseles, parezcan desaires en la obligación de más importante viveza. Y a la severa madre no le permite jugar con los brincos del camarín compuesto, ni descomponer como antes con travesura dulce los pertrechos de las caseras labores. Finalmente, ya posee la edad en que, si es bueno, ha de cuidar de la república, y si sale avieso, la república de él. Esta edad, pues, que como más robusto envanece más a los m o r tales, t a m b i é n acaba y muere a manos de la cansada vejez. Enfadan los libros en los cincuenta años. La caza, que antes r o b u s t e c í a , ya relaja y entumece los miembros macerados. Las guerras deliciosas de Venus reforman y excluyen los soldados veteranos; y aunque el espíritu, siempre j o v e n y pronto, porfíe contra las villanías de la carne, ésta al fin, descaecida, se convence de inútil y, enamorada ya sólo de sus comodidades propias, entra en las armerías del regalo a preve147
1 4 7
R e f i é r e s e a San J e r ó n i m o , c o n frecuencia retratado c o m o anacoreta en el
desierto: «Sentisne,
obsecro te, quando infans, quando puer, quando iuvenis,
quando
robustae aetatis, quando senex factus sis? Cotidie rnorimur, cotidie conimutamur et tamen aeternos esse nos credimus» (Epístola
LX, 19). Es probable que San J e r ó n i m o t u v i e r a
en mente u n c é l e b r e pasaje de S é n e c a , de una epístola p o r otra parte extensamente citada p o r B o c á n g e l en esta D e c l a m a c i ó n : «non repente nos in tnortem incidere, sed minutatim
procederé; cotidie rnorimur. Cotidie
quoque, cum crescimus, vita decrescit» (Epístola
enim demitur aliqua pars vitae, XXIV,
20).
et tune
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nirse contra la intestina guerra de los achaques, de quien es general perpetuo la forzosa muerte. C o m i e n z a n las extranjeras martas a suplir con piadoso calor el que consumieron, o por muchos o por desordenados, los a ñ o s . Los afectados ámbares desmienten o niegan el asco de los d a ñ a d o s alientos . Poco es esto: el hombre mismo se va muriendo a materiales trozos, y se afana de suplir otro hombre artificial en sí mismo. Así podremos decir que ninguno, si llega a viejo, muere entero ni vivió cabal. Los dientes que d e r r i b ó la gula, o c o m p l e x i ó n infelice, se suplen con la limada industria de ajenos huesos. E l cabello, que la lujuria por sedición gálica, o el propio natural por sequedad nativa, despareció de la ya monda calva o calavera, pide a u n cadáver la sobrada crencha que alguna prevenida tijera sisó al triunfo de la muerte . ¿ Q u é miembro hay que no supla el arte cuando se atreve al honor de los ojos? Y ¿quién, en fin, se fia de vida cuya duración es una continuada muerte ? 148
149
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151
Pasado habían (¡oh conde, si antes inmortal en la fama de tu v i da, ahora en tu vida y en tu fama!), pasado h a b í a n veinte y ocho años de tu bien gastada edad cuando, acepto al m u n d o , grato a tu rey, gratísimo a tu sangre, caíste enfermo, a ser desde el lecho ejemplo de cristianos, como en salud de perfectos caballeros. Visitábate el dudoso alivio de los m é d i c o s ; y como en tu robusto cuerpo se h i ciese más reacia la maligna fuerza del humor oculto, ni bastase el arte (bien que desató las venas y licores de todos jugos) a desinternar la ya radicada fiebre, se contentaba entonces de ser testigo de lo que no alcanzaba a ser remedio, y mientras los físicos h a c í a n sus juntas apartadas, t ú en santos retiros ejecutabas apartamientos heroicos, encaminando los votos (presagio de tus prósperos fines) a m á s alta 152
148
/>/íirírf: especie de comadreja, llamada cebellina, cuya p i e l era y es m u y pre-
ciada. ^
49
ámbar: « U n a pasta de suavissimo o l o r , tan estimado c o m o a todos es n o t o -
r i o , pues se vende p o r oncas» ^crencha:
(Covarrubias).
«La s e p a r a c i ó n que se hace del cabello en derechura de la nariz, p o r
m e d i o de la cabeza, echando la m i t a d a u n lado, y la otra m i t a d al o t r o » (Autoridades). 1 5 1
Cfr. Q u e v e d o : « E n e l h o y y m a ñ a n a y ayer, j u n t o / p a ñ a l e s y mortaja, y
he quedado / presentes sucesiones de difunto» (Soneto 2, vv. 12-14). 1 3 2
A q u í , c o m o en otras obras suyas, B o c á n g e l subraya la general ineficacia de
los m é d i c o s de su tiempo; cfr. Retrato panegírico: « N o s ó l o falta la falible escuela, / mas confiesa faltar su ciencia y arte» (86; 81-82).
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salud que la del cuerpo. Llamaste al confesor, en cuyo tribunal se vio en definitiva el pleito que se había de votar en otro más grave , e, incorporado en el lecho de plumas y holandas, te pudieron envidiar muchos que entre rallos y jergas , allá en los desiertos de Tebas, o Moscovia, acabaron con penitente constancia. Hábitos de contrición se habían hecho en ti los repetidos actos. Aquella lección de morir tan difícil que aun fatigó con sudores el gran cerebro de C r i s t o , tú la decoraste viviendo, tanto que, al ejecutarse en tus alientos, daba más indicios de procurada que de sucedida. Hablábate el confesor y, respondiendo tu conformidad resignada, se dudaba cuál de los dos era el que persuadía. Dispusiste, no tus cosas como el vulgo suele decir, que ¿ c ó m o pueden ser del que las deja, o del que es dejado de ellas?, si ya no es que sólo parece que las tiene y goza quien las sabe dejar, o fuesen tuyas porque sólo tuviste por propias las que tocaron a otros, digo, a los de tu familia. Dispusístelas cuerdo y cristiano, y, como el que ha de hacer gran salto ensaya la agilidad y t o m a vuelo en atrasados pasos, revolviste la mira en a t e n t í s i m o y m e m o rioso giro al teatro fructuoso de tus años. Pudiste entonces no parecerte tan m o z o , porque si Marcial dijo del otro A n t o n i o que pudo vivir dos veces acordándose de lo bien v i v i d o , p r e c i á n d o s e de la edad bien gastada, mejor pudo suceder a los trofeos de tu memoria. Mas ¡ay!, que en lo católico no se permitía, y menos a la sazón, esta satisfecha censura, sino aquella sumisión animosa con que pediste y te armaste de los Sacramentos saludables de la Iglesia (no inciertas medicinas del alma), y, alzando las súplices manos, esforzando las ya palpitantes alas del c o r a z ó n contrito para que volase al nido de 153
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Frase legal: verse en sentencia definitiva.
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rallos: « I n s t r u m e n t o c o q u i n a r i o c o n que se rae el q u e s o » (Covarrubias); jer-
1 5 4
gas: « U n a tela gruessa, c o m o de sayal... y de allí se d i x o x e r g ó n , que es una funda gruessa que se h i n c h a de paja o atocha y se echa en la cama, debaxo de los c o l c h o nes» (Covarrubias). P o r tanto, u n tipo de cama de paja, propia de los penitentes que describe B o c á n g e l habitando en los desiertos de Tebas. 1 5 5
L a a g o n í a de C r i s t o en el j a r d í n de G e t s e m a n í : «Y t o m a n d o consigo a P e -
dro y a los dos hijos de Z e b e d e o , e m p e z ó a entristecerse y angustiarse. Y entonces les d i j o : T r i s t e está m i alma hasta la m u e r t e : esperad
aquí, y v e l a d c o n m i g o »
(Evangelio de San Mateo, 26, 37-38). 1 5 6
M a r c i a l , Epigramas, X , 2 3 , d i r i g i d o a A n t o n i u s P r i m u s : «ampliat
tium sibi vir bonus: hoc est / vivere bis, vita posse priore frui».
aetatis spa-
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donde bajó al m o m e n t á n e o hospicio del pecho , despidiéndote con tiernas y santas cláusulas desde la í n t i m a y embelesada consorte hasta el menos importante criado, causaste a todos tan pródigo llanto que le pudo después hacer falta al menos enjuto lamento. Era el dolor de todos común, y los gestos del dolor eran diferentes en todos. Algunos que tuvieron por alivio las lágrimas se preciaban de más ofendidos en la severidad p o n z o ñ o s a de su ahogo. Estaba en muchos invadeable la pena, que c o m o arrogante huía de que la explicasen vulgares señas, preciada de efectos atónitos y pasmados, por ser éstos los de su mayor crecimiento. Así O v i d i o , consolando a su mujer, acalla su congoja c o n lágrimas, persuadiéndola que si quiere evacuar el dolor, las vierta . 157
158
Llegó en fin el desengaño de que no podías vivir a la vida de todos, cuando en hombros de fieles exclamaciones, supliendo los desmayos últimos del cuerpo fervorosos vigores de conformado espíritu, no pareciendo el morir lucha sino abrazo, sin que alterasen la serenidad de tu á n i m o y de tus facciones horrores (aunque precisos) de las vulgares muertes, pareciendo que dabas a la vida, no de mano, sino la mano, poniendo los ojos, la confesión, la fe, el dolor y la amorosa esperanza en el siempre abierto costado de Cristo, cerraste (¡ay dolor!) los ojos al teatro del día, abriendo otros que jamás han de cerrarse. ¿ Q u i é n describirá ordenadamente el desordenado alarido, no sólo de tu familia, sino del pueblo, que todo parecía familia tuya? ¿ Q u i é n pudo escuchar articulada alguna distinta voz, estorbadas todas de sí mismas? Este ofende el inocente rostro con indecentes golpes, a q u é l disipa a los aires el despedazado vestido, juzgándose ya inútil a la v i d a , porque ve muerta la esperanza de ella. H a y alguno que, más a t ó n i t o , quizá le dejó insensible de piadosa la pe-
1 5 7
A q u í B o c á n g e l se refiere a la d o c t r i n a d e l n e o p l a t o n i s m o que s o s t e n í a que
el alma, mientras vivía en nosotros, v i v í a c o m o e n «cárcel baja y e s c u r a »
(en
palabras de fray Luis de L e ó n ) . 1 5 8
O v i d i o , en sus Epístolas ex Ponto, L i b r o 3, 1, habla c o n su mujer y la c o n -
suela p o r su ausencia en el e x i l i o . Cfr. t a m b i é n Remedia Amoris, 1 2 7 - 3 0 : «Quis matrem, nisi mentís inops, in júnete
nati / Flere vetet? Non hoc illa monenda loco est. /
Cum dederit lacrimas anirnumque impleverit aegrum, / Ule dolor verbis emoderandus erit», que, c o m o habla d e l d o l o r de una madre en la m u e r t e de su h i j o , tal vez sea e l pasaje que B o c á n g e l t e n í a en mente.
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na, y estatua de sí mismo hace dudar en las mortales señas cuál sea el difunto . Llegó la nueva a los altos y cuidadosos o í d o s de F i l i p o , y si no desquició su constancia, estremecióla sin duda. Sintiólo tanto que se olvidó de encubrir lo que sentía, siendo tan atrevido el dolor de mucho que osó delinearse entre las facciones reales, y embarazando la serenidad más soberana del mundo, hizo confesar ternezas de hombre a quien no había negado señas de amigo. M a n d ó su Majestad que se repitiesen luego dos m i l sacrificios en tan justa memoria, cuidando después con muchas liberales atenciones de la parte que el conde había dejado viva en su viuda consorte, supliendo en cuanto pudieron augustas mercedes la comodidad (no poca parte de contento en los mejores casados). Así tuvo ejemplos la juventud y premios de aquel glorioso j o v e n , inmortal ornamento de las estrellas. Así l o g r ó escarmientos la ambición del vivir en desengaños de la más temprana muerte. Así alcanzó a un tiempo lástimas y tesoros la tierra. Séale tan leve como él la fue de glorioso. 159
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M á s que e l luto cristiano, parece que B o c á n g e l describe en este p á r r a f o las
escenas de luto o planctus de los romanos.
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212 Silva trágica a que dio motivo un discurso a este propósito, hallado en un poema griego de San Gregorio Nacianceno* ¡ O h condición más áspera del hado! E l pimpollo de amor, verde y reciente, troncaste con mortal, ferrado diente, como la unida flor corta el arado. Mezcladas confundieron culto y fuego festivas teas y hachas funerales. Las vendas, que nupciales replicaron de amor al cuello ofrendas, hoy del cadáver son lóbregas vendas.
5
E l himno de las bodas ya es lamento, y sólo de dolor cómplice el viento. D a voces el dolor sin lengua o boca: llora el criado fiel, plañe el amigo, siendo forzado y ú l t i m o testigo de mucho daño, envuelto en tierra poca.
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* San G r e g o r i o N a c i a n c e n o , Carminum de Opera quae exstant omnia, Basilea, 1550. L a cita (que n o sabemos n i c u á l es, aunque tal vez sea e l p r i m e r verso y e l ú l t i m o ) es m u y difícil de localizar y p r o c e d e r á p r o b a b l e m e n t e
de u n o
de sus
poemas de l a m e n t a c i o n e s . É s t a es la segunda silva, de las que e s c r i b i ó B o c á n g e l , que ha llegado a nosotros, la otra siendo El retrato. Silva nupcial (poema 199). O t r a se ha p e r d i d o , parece ser; véase lo d i c h o en 199*. v. 2 pimpollo: «El v á s t a g o o tallo n u e v o que echa la p l a n t a » (Autoridades). V i ¬ llamediana utiliza la m i s m a imagen en u n soneto «A la muerte de u n n i ñ o » : «Este p i m p o l l o t i e r n o y generoso, / que se mostraba ya fresco y l u c i d o , / d e l patrio y fértil t r o n c o d i v i d i d o , / c a y ó en e l seno d e l c o m ú n r e p o s o » (Poesía, e d . R u e s t e s , 1992, p. 223). v v . 3-4 ' L a flor troncada p o r el arado', i m a g e n tomada de C a t u l l o ,
Carmina,
X I , v v . 2 1 - 2 4 ; véase 17; 5-8. v. 15 V e r s o t í p i c a m e n t e g o n g o r i n o — « m u c h o d a ñ o / tierra p o c a » ; cfr.: « ( q u e ahora es gloria m u c h a y tierra poca)» (Soneto 5, v. 13).
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Llora el presto desorden de la suerte, pintado el rostro de color de muerte. Aparécese atónita y temblante, aún menos viva que el amante muerto, la esposa asida del consorte yerto, y pasmada la acción, fiero el talante, atropella el recato y desordena la voz, el gesto, el arte y la melena. Su historia cupo en hojas de una rosa, que es colorada efímera del día: hoy viuda y hoy también virgen y esposa, cuyo Oriente le fue villana espía. La red de amor, el venerado pelo, rompe a dos manos y enriquece el suelo, sembrándole de tanto crespo anillo, de cuyas ya sembradas asechanzas el viento fue caudillo, que b u r l ó nobles, vanas esperanzas. Arroja, pues, furiosa, los adornos, ya inútiles, de esposa, y con trémula voz, con faz difunta, llama una vez y vez segunda invoca; postrera voz exclama al sordo amigo que inútil peso en la preciosa cama yace, y con mano intrépida le toca, mientras sordo y de muerte poseído tiende el áncora al golfo del olvido. Pues si al forzado lecho se dedica, y por el muerto sol, que al mundo yace, se enluta la familia de las horas,
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v. 28 V e r s o que recuerda ligeramente u n b i e n c o n o c i d o soneto de la é p o c a : « D í g a m e q u i e n l o sabe, ¿de q u é es hecha / la red de a m o r que tantas almas p r e n de?», soneto a t r i b u i d o a diversos poetas d e l X V I y X V I I ; v é a s e D a d s o n , 1998a, v o l . I, pp. 509-24. v. 33 Para la i m a g e n b o c a n g e l i n a de las esperanzas que se e n c u e n t r a n e n el v i e n t o , v é a n s e 2; 817, 3; 13-14, 5; 1, y 88; 1 2 - 1 3 , entre otros. v. 45 Cfr. 2; 3 9 9 - 4 0 0 : «Salve, pues, que se enlutan ya las horas / y en el aire difunto al sol ignoras».
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ave siniestra su orfandad explica, y de la pena veladora nace algún sueño que presto desparece. Mengua el sosiego y el engaño crece, y en mentirosas fábricas de hielo alarga el brazo crédulo al vacío lugar del lecho frío. Vuélvele a requerir, y en loco vuelo pide a todo lugar si le ha escondido el ya alejado, el pálido marido. Cansado, en fin, el delicado brazo de esgrimir al dictamen de la idea, despierta en brazos de la sombra fea que a su engaño usurpó más de un abrazo, y aquella parte de mentido alivio que volvió el pecho helado (para que sienta más) ardiente o tibio, más fuerte a la tarea del cuidado vuelve a surtir, si bien jamás difiere (difunta la mitad) si vive o muere. N o de otra suerte, que de horrible rayo, si a la tonante llama una rama cedió, queda otra rama del árbol mismo, yerta del desmayo, y tanto aliento pierde al furor del parcial vecino estrago que ya es ceniza verde la postuma belleza de sus hojas, y las reliquias, aun del fuego rojas, tienta animar con palpitante halago. Mas como vana en fin, experimenta mortal defensa al í m p e t u divino. Si fulminado no, muere de fino del dolor a la herida más violenta. Fallece al fin, porque el humor nativo, que a las ramas trepaba por el tronco,
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hallando hueco y cenizoso un seno, otro pasmado, y del contacto bronco impedido y equívoco, no asciende, ni rama verde o seca vivifica, pues su verde salud el mismo implica y de su estrago su memoria pende. Así fenece del humano aliento, y del legal consorcio se apresura el vínculo, que es fábula del viento, efímera del aire, su hermosura, ayer de amor, hoy triunfo del arado: ¡oh condición más áspera del hado!
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v. 82 L i g e r o eco de la Fábula de Polifemo y Galatea de G ó n g o r a : «pálidas señas cenizoso u n llano» (v. 29). v. 89 Cfr. Fábula de Leandro y Ero, 2; 625: «no al consorcio legal culto p o e t a » .
213 DECLARACIÓN SEGUNDA C o n t r a la Fortuna Nos facimus Fortunara deam, cceloque locamus. Juvenal 1
D e s p u é s , ¡oh bellísima Astrea! , que huyendo los engaños del m u n d o , asida a los filos y balanzas que de tus atinados pulsos c o n infalible s e ñ o r í o penden, nos dejaste envueltos entre las sombras de un segundo caos, postrada la desvalida v i r t u d a las violencias del hado, y a r m á n d o s e el ocio y el vicio de tus robados despojos, desde entonces c o m e n z ó la Fortuna a introducir su imperio y, fomentando en el fervor de nuestra a m b i c i ó n sus aplausos, nos oprime con los rabiosos efectos de ellos, bien así como la sierpe helada que sobre el pecho del inocente villano adquiere el calor con que después le inficiona y destruye. N o , pues, desacredite tu fuerza disimular los agra2
1
L a cita no es de O v i d i o , c o m o aparece en la e d i c i ó n de 1640, sino de J u v e -
nal, Sátira X, v v . 3 6 6 - 6 7 , c o m o b i e n advirtieron los editores de la e d i c i ó n de 1748. Allí aparece e n la forma siguiente: «Sed te / nos facimus Fortunam deam, caeloque locamus».
S u f o r m a c o r r e c t a es ésta: «nos te, / nos facimus,
/
Fortuna, deam
caeloque locamus», que v i e n e a significar: « S o m o s n o s o t r o s , ¡ o h F o r t u n a ! , los que hacemos una diosa de ti y te colocamos en los cielos». Es probable que el error de B o c á n g e l fuese causado p o r su e m p l e o , n o d e l texto o r i g i n a l , sino de una fuente secundaria, la Polyanthea Novissimarum Novissima de Josephus L a n g i u s . A l l í , en e l apartado de la Fortuna, la cita de J u v e n a l viene entre dos citas de O v i d i o . 2
Astrea es el n o m b r e que m u c h o s autores dan a la c o n s t e l a c i ó n de Virgo. H i j a
de Z e u s y de T e m i s , fue identificada en m ú l t i p l e s ocasiones c o n la Justicia. V i v i ó en la tierra entre los h o m b r e s durante la E d a d
de O r o , que frecuentemente
se
llamaba la edad de Astrea, pero la maldad de los hombres h i z o que se refugiara en los montes durante la de Plata y que se huyera al cielo durante la de B r o n c e . Fue el ú l t i m o m o r t a l en dejar la tierra cuando l l e g ó a su fin la E d a d de O r o . V é a s e J u v e nal, Sátira
VI. «paulatim
deinde ad superos Astraea recessit I hac comité, atque duae
pariterfugere sórores» (vv. 19-20).
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vios con máscara de clemencia, que no es sufrimiento generoso el que acusaren los rendimientos de preciso. Vuelve a frecuentar tus aras, primero que se adore en ellas ésta, que ya imagina ser tan grande por su m é r i t o como los hombres la hacen por la lisonja. ¡ O h c u á n t o es copioso el veneno que ha tenido por vasos todos los metales de los siglos, desde la primera inocencia del oro hasta la última asechanza de nuestros hierros ! Quejas son de antiguo enemigo las que infaman la Fortuna; pero no por antiguas, invencibles. A l t o g é n e r o de esperanza para tu victoria sea haber tenido de tanta edad l a queja como el agravio, que nunca fue aprobar el d a ñ o sufrirle, y el conocerle siempre fue la m á s nerviosa prevención para el remedio. N o el mar despeña a mayor trecho sus arrojadas olas porque haya muchos siglos que se embravece, que con igual ancianidad le corrigen los firmes y precisos límites de su margen. D e esta, pues, M e d e a imaginaria y fortuita de los humanos sucesos , que a su arbitrio se dice transforma y postra las vivientes fábricas, y por esconder los fragmentos de sus obradas ruinas sobre ellos forma sus m o m e n t á n e o s alcázares donde j a m á s h a b i t ó la seguridad y sólo se afirmó la mudanza: de ésta se queja a tu justicia el lastimado número de los mortales, que si la especulación de Esopo dijo bien que el oficio de la Fortuna era edificar y destruir , dijo poco, porque postra las P i r á m i d e s de Egipto bárbaras y edifícalas rasas campañas de los Partos . Abate los t o rreados honores de Semíramis en la ruina de los babilonios muros , 3
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5
6
7
3
A m b i g ü e d a d i n t e n c i o n a l de h i e r r o / y e r r o , « h i e r r o » para hacer c o m p a r a c i ó n
c o n «oro», «yerro» para hacerlo c o n «inocencia»; véase arriba 211 nota 142. 4
3
6
Sobre M e d e a véase 135; 1 0 6 - 1 1 . E s o p o , Fabulae, 101. L o s partos f u n d a r o n u n fuerte i m p e r i o en A s i a en el s. III a. de J . C , que
d u r ó hasta el s. III de nuestra era. N u n c a p u d o ser sojuzgado p o r los romanos. E n u n largo pasaje de su Bellum civile, V I I I , 3 3 1 - 4 5 3 , L u c a n o describe c o n p a s i ó n la naturaleza de los partos y su manera de pelear: «Non aries Mis, non ulla est machina belli, / Autfossas
inplere valent, Parthoque sequenti / Murus erit quodcumque potest
obstare sagittae. / Pugna levis bellumque fugax turmaeque vagantes, / Et melior cessisse loco quam peñere miles» (vv. 377-81). 7
S e m í r a m i s fue reina de Asiría, c é l e b r e p o r haber e m b e l l e c i d o a su capital B a -
b i l o n i a . Gracias a ella B a b i l o n i a llegó a ser la c i u d a d más grandiosa d e l m u n d o ; véase Plutarco, De Alexandri Magni fortuna vel virtute U: «Nam
eadem ex potentia et
imperio Semiramis foemina classes compleuit, agmina militum armis instruxit, condidit, mare rubrurn classe lustrauit Aethiopas et Arabas subiugans»
Babylonem
(Ethica, 1 5 7 3 , p .
278, 11. 2-4). E n este pasaje Plutarco compara a S e m í r a m i s c o n S a r d a n á p a l o .
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y exalta las arenas de L i b i a en los pajizos tugurios del Garamante . ¡ O h c u á n t a s , o h cuántas voces se querellan de las cotidianas injurias de este e q u í v o c o monstruo! Mas no por muchas derramen o confundan tu piadosa a t e n c i ó n , oh p u r í s i m a Astrea, porque todas las voces son una, y como cuando pulsa en los árboles el A q u i l ó n s a ñ u d o , bien que las ramas del robusto abeto giman diferentes que las del flaco aliso , conformando la misma diferencia, forman un concento solo, y de sonidos varios resulta sólo un sonido, así en el humano concurso de los vivientes oirás a u n tiempo querellarse de esta deidad fantástica el n ú m e r o infeliz, diverso de los mortales, con un solo estruendo e infinita variedad de quejas, a cuya desventura falta a ú n el ligero honor de morir sin enemigo . D o l o r fue este que exhaló de lo í n t i m o Alcides cuando se c o n o c i ó mortal entre los i n cendios del O e t a ; el que fue belicosa paz de los mortales y tuvo por monstruo vulgar la muerte, tantas veces vencida en sus brazos, después con tal valor padecida en sus miembros que daba más indicios de procurada. Poco era, oh Hércules, haber vencido el mundo si no hubieses vencido a Hércules: éste, pues, lloró el morir sin enemigo. Llorólo Ulises entre las ondas del mar, envidiando felices los que m o r í a n en los estragos de T r o y a . T a l sucede, ¡oh Astrea!, a los perseguidos de la Fortuna: quéjanse con verdadero dolor y es imaginaria no vista la herida que les aqueja. 8
9
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14
Mas por que el orden sea alma de este j u i c i o en el tribunal recto de tu constancia, atiende a la naturaleza de este autorizado monspajizo:
8
seca» 9
« C o l o r que se la da este n o m b r e , p o r ser el m i s m o que tiene la paja
(Autoridades). Garamante:
u n p u e b l o en los desiertos de África; v i v í a n c o m o animales, ves-
tidos c o n m u y p o c a ropa a causa del c l i m a , y sólo r e c o n o c í a n p o r hijos suyos a los que se les p a r e c í a n . Es probable que la referencia a esta t r i b u y sus «pajizos t u g u rios» proceda de L u c a n o , Bellum avile, I X , 45 9-60: «volitantque tecto Garamantae casae»; cfr. t a m b i é n I X , 5 1 1 - 1 2 : «Venturn quod gentibus unum / Inculti Garamantes 1 0
1 1
hojas
Aquilón:
a culmine raptae / De erat ad templum,
Libycis
babent».
u n o de los nombres del viento del N o r t e .
aliso: « Á r b o l b e t u l á c e o de t r o n c o grueso y liso, de c o p a r e d o n d a y c o n las algo viscosas; es planta c o m ú n en
las u m b r í a s y las orillas de los ríos»
(Moliner). 1 2
1 3
Cfr. 92; 14: «la afrenta de m o r i r sin e n e m i g o » . Sobre la muerte de H é r c u l e s (Alcides) en el m o n t e E t a , v é a n s e 1 9 * y 134;
115-17. 1 4
H o m e r o , Odisea, V , v v . 306-7.
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DE
BOCÁNGEL
truo y entre tanto suspenda su ofensora rueda : respire algún espacio la virtud oprimida y con próspera certeza duerman los méritos adulados de su provechoso olvido. E l ocio depravado se desvele, no confiado en los infames patrocinios de su memoria. Y , en fin, los efectos, asidos a sus causas, hagan libre ostentación de su natural contexto, primero que los borre o sepulte este desvanecido y vario accidente. 15
O fuese, pues, adular su miedo o el m é r i t o tuyo, diosa te i n t r o dujo el primer error de tus secuaces. N o te llamó felicidad, porque c o m o ésta se adjudica siempre a los buenos y es parto heroico de la virtud segura , t e m i ó quitarte la a c l a m a c i ó n de los malos que tienen por asilo y depravada esperanza sólo el v i l antojo de tu falaz arbitrio. Diversas, pues, se experimentan felicidad y fortuna, porque la felicidad siempre es buena, la fortuna tal vez buena y tal se lamenta mala . Pues, ¿ c ó m o consentirá Platón que usurpe el n o m bre fijo de deidad la que no siempre es amable, siendo la bondad alma indefectible de los dioses ? P o r ventura, cuando es buena, es diosa; ¿y lo deja de ser cuando es adversa? ¿ O c o n súbita mudanza (siendo fortuna de sí misma) se transforma en demonio? Y si es la misma deidad cuando buena y cuando mala, ¿ c ó m o hay dos naturalezas contrarias en un sujeto ? Pero ¿ c ó m o puede jamás ser buena la que sin distribución o j u i c i o alguno a los buenos y a los malos desciende? ¿ C ó m o se venera la que tan ciega procede, que de ordinario pasa, y olvida el n ú m e r o de sus aclamadores y secuaces, y sobre los 16
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1 5
L a F o r t u n a , diosa romana del D e s t i n o , fue representada c o n el c u e r n o de la
abundancia, ciega y c o n u n t i m ó n de navio o una esfera, s í m b o l o de la u n i v e r s a l i dad. Sobre la rueda de la F o r t u n a , i m a g e n que p r o c e d e
de los griegos,
véanse
R o b i n s o n , 1946, pp. 2 0 7 - 1 6 , Canter, 1922, pp. 6 4 - 8 2 , Patch, 1922, pp. 131-77, y Z i o l k o w s k i , 1991, p p . 8 8 5 - 9 7 . 1 6
L a p r i m e r a parte de este p á r r a f o d e r i v a de San A g u s t í n , La ciudad de Dios,
L i b r o I V , cap. X V I I I , c a p í t u l o titulado «Felicitatem
et Fortunata qui deas putant, qua
ratione secernunt»; cfr. a q u í : «An illa, quae dea est, semper est bona? Ipsa este ergo Felicitas». 1 7
San A g u s t í n , Di ciudad de Dios, I V , x v i i i : «An aliud est felicitas, aliud fortuna?
Quia fortuna potest esse et mala; felicitas autem si mala fuerit, felicitas non erit». 1 8
1 9
P l a t ó n , República,
2.379, citado p o r San A g u s t í n ; véase la nota anterior.
San A g u s t í n , La ciudad de Dios, I V , x v i i i : «Quo
modo ergo dea Fortuna
ali-
quando bona est, aliquando mala? An forte quando mala est, dea non est, sed in malignum daemonem repente convertitur? Quot sunt ergo deae istae? ... Nam cum sint et alii plurimi simul, hoc est uno tempore, malae fortunae, mala; his aliud, Mis aliud?».
numquid, si ipsa esset, simul et bona esset et
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olvidados de su favor y culto difunde y llueve sus inválidos tesoros ? ¿Acaso paga esta pensión de mujer por el sexo (si, como dijo el mejor africano, hay sexo en la celebrada mentira de los dioses )? Y si procede la Fortuna, tal vez, con acierto en los buenos, ya sigue los m é r i t o s ; si los sigue, no obra acaso; si no obra acaso, luego no es Fortuna o fortuita . Y con este afectado parentesco con la felicidad pretende encubrir el espurio nacimiento suyo. A l m a , en fin, de la Fortuna es el caso o acontecimiento. ¿ Q u é aprovecha, pues, el frecuentar sus aras si el cuidado la ofende y sólo la desatención la granjea? Si las causas naturales obran siempre mirando a sus ahijados efectos, si todos los sucesos son efectos que sólo obedecen con tácito movimiento lo imperioso y preciso de sus causas, ¿en q u é puede obrar la Fortuna que tanto se precia de libre en sus inopinadas obras? Luego no hay afortunados, ni hay F o r t u n a , sino felices o desgraciados. ¿ Q u é origen, pues, tuvo el error de los que dieron algún culto a la Fortuna ? Alguna especie de luz les hizo seguir la oscuridad de este yerro. D i g o que si del todo la aspereza de la materia no niega paso al discurso, se ofrece a él, que en los pasados, mas rudos, siglos los hombres descuidados en el obrar y después avergonzados en las ruinas que experimentaron suceder a su negligencia, anticipando sin consejo alguno las acciones a la providencia de obrarlas, primero veían las cosas acontecidas que imaginadas, y, rehusando confesar al propio descuido por autor de la calamidad padecida, comenzaron a culpar, o por decirlo bien, inventaron una supuesta deidad a quien culpasen como rea y actora de las humanas miserias, y para este fin la autorizaron, como dice Juvenal, con el nombre de diosa . B i e n previno esta maldad aquel insigne filósofo 20
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2 0
San A g u s t í n , La ciudad de Dios, I V , x v i i i : «Quo modo bona est, quae sitie ullo
iudicio venit et ad bonos et ad malos? Ut quid autem colitut, quae ita caeca est passim in quoslibet incuttens ut suos cultotes pletumque ptaeteteat et suis contemptotibus haeteat?». 2 1
«El m e j o r africano» es San A g u s t í n , obispo de H i p o n a , n a c i d o en Tagaste,
África; La ciudad de Dios, I V , x v i i i : «Cette habent) non nisi bonos existímate 2 2
omnes déos uttiusque sexus (si et sexum
debemus».
San A g u s t í n , La ciudad de Dios, I V , x v i i i : «Aut si aliquid ptoficiunt cultotes eius,
ut ab illa videantut et amentut, iam metita sequitut, non fottuito venit. Ubi est defmitio illa Fottunae?». 2 3
San A g u s t í n , Di ciudad de Dios, I V , x v i i i : «Sed quid sibi vult quod et Fottuna
dea putatut et colitut?». 2 4
R e f i é r e s e , creo, a J u v e n a l , Sátira X, d o n d e d i c e : «nullum
tuna], si sit prudentia»
(v. 365).
numen habes [Fot-
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que dijo ser cada uno artífice de su fortuna, pues de sus obras procedía el estado de su felicidad . ¿Para q u é , pues, la buscan los mortales en ajena jurisdicción, ni toman por pretexto de sus ocios la p r e t e n s i ó n de buena fortuna, sabiendo que t a m b i é n se comunica a los malos? ¿Pero acaso pensará la Fortuna que alguna vez es buena porque se le da esta alabanza, cuando no es contraria? Véase que nunca es peor que cuando es favorable . D o s duelos nos previene (dice el claro honor de Toscana Petrarca) la Fortuna y en ambos se esconde igual peligro . E l primero es notorio al vulgo, que es el de la adversidad, y si b i e n los filósofos conocieron ésta, juzgaron (y juzgaron mal) ser la más dura de sufrir. Así se armaron de sólo paciencia y constancia en orden a los trabajos. Aristóteles dijo que era más difícil sufrir los trabajos que apartarse de los deleites ; a quien siguió Séneca, hablando con L u c i l o , cuando dijo que tenía por más raro el imperar sobre las tristezas que el carecer de los gustos o m o derarlos . L a otra lucha es más violenta y difícil de superar y v e n cer, que es la que i n t i m a la Fortuna próspera. N i sé cuál descuido cayese en los antiguos maestros de nuestra enseñanza moral, o porque entre las virtudes más heroicas se olvidaron, o con tan avarienta memoria agradecieron la modestia y templanza de los hombres en el estado de la felicidad: a n t í d o t o hallado de pocos en el encubierto veneno de ella, y remedio único de su siempre peligroso contagio. Más asechanzas envuelve, más intolerable se experimentan en una vana y fortuita felicidad lo encubierto de su amistad incierta que el notorio y acostumbrado ultraje de la desventura que con descubiertos azotes castiga y previene el á n i m o . N o nos introduce a manifestar esta verdad la vana ostentación del ingenio ni la inútil curiosidad de estrenar nuevas sendas en el campo de la filosofía: la experiencia sí de los humanos sucesos (libro más cierto aunque decuadernado del 25
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29
2 5
Famosa sentencia de A r i s t ó t e l e s que Cervantes hizo c é l e b r e en Don
Quijote
I, 4: «cada u n o es hijo de sus obras». Fue sentencia t a m b i é n recogida p o r Correas. Procede de Aristóteles, Etílica Nicotnachea, L i b r o X , cap. 6. 2 6
Cfr. B o e c i o , De consolatione philosopíiiae,
L i b r o II, cap. V I I I : «Postremo felix a
vero bono devios blanditiis trahit». V é a s e abajo la nota 3 5 . 2 7
2 8
Petrarca, De los remedios contra próspera y adversa fortuna. A r i s t ó t e l e s , Etílica Nicotnachea, L i b r o X , cap. 5; cfr. t a m b i é n Política, L i b r o
V I I I , cap. 2. 2 9
Cfr. S é n e c a , Epístolas,
LXXXV,
2 0 : «Sola
virtus habet, non recipiunt
mala temperamentum. Facilius sustuleris illa quam rexeris».
animi
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mejor estudio de los hombres). La lección moral de las historias en la observada verdad de los pasados ejemplos c o m p r o b a r á ser raros los que hayan sabido manejar sin despeño el desfrenado caballo de la dicha. Infinitos se hallarán que hayan tolerado constantes la pobreza, el destierro, la cárcel, la deshonra, el suplicio, la muerte, la perpetua enfermedad, que es peor que la muerte; pero los honores, las riquezas, la prosperidad, jamás (dice el Petrarca) superar he visto . Los mismos que con valiente á n i m o vencieron, como fácil juego, todas las violencias de la Fortuna opuesta, se rindieron después vergonzosamente a las lisonjeras manos de su halago. N o , pues, de balde vino en proverbio ser difícil cosa tolerar la prosperidad. N i de balde Valerio Flaco nos amonesta que aprendamos cuidadosos a llevar con igualdad de á n i m o la Fortuna favorable . B i e n l o sintió así la augusta, discreta tía de Carlos Q u i n t o cuando dijo que c o n fesaba sentiría mucho verse perseguida de los dos extremos de la Fortuna, pero que si la obligasen a elegir el uno, aceptaría antes el adverso, en el cual a ninguno se sabe que haya faltado consuelo o, por lo menos, algún género de alivio, como en la p r ó s p e r a a m u y raros acontece haber tenido arrimo n i tolerancia . P o r esto, aquel (nunca asaz alabado de Séneca) D e m e t r i o dijo que no tenía a alguno por tan infeliz como a aquél a quien no hubiese sucedido alguna infelicidad . Y pasando los ejemplares a luces de nuestra religión, ¿quién ignora ser favorecidos del cielo aquéllos sobre quienes de ordinario llueve los trabajos, pues labrando y robusteciendo con nobles experiencias su valor escondido, los hace partícipes y compañeros suyos, que aquéllos a quien consiente m o m e n t á n e a s felicida30
31
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33
3 0
3 1
Petrarca, De los remedios contra próspera y adversa fortuna. Valerio Flaco, poeta l a t i n o n a c i d o en P a d u a en la é p o c a de V e s p a s i a n o . E s -
c r i b i ó u n p o e m a en o c h o l i b r o s sobre la e x p e d i c i ó n de los A r g o n a u t a s que se q u e d ó i n c o m p l e t o d e b i d o a la muerte prematura d e l poeta. E n la Argonautica, V , 113 habla de «casu...
Fortuna benigno», y en toda la obra muestra c ó m o la F o r t u n a
es ambivalente c o n sus seguidores. 3 2
L a tía de C a r l o s Q u i n t o era la Infanta M a r g a r i t a de B o r g o ñ a , h e r m a n a de
F e l i p e el H e r m o s o y regente de los Países Bajos en n o m b r e de su s o b r i n o desde 1506 hasta su muerte acaecida en
1 5 3 0 . S u l e m a , que se encuentra
tallado en
m á r m o l y p i e d r a p o r toda la iglesia de B r o u en las afueras de B o u r g - e n - B r e s s e , Saboya, donde está enterrada, era Fortune Infortune ^Demetrio,
filósofo
Fortune...
c í n i c o , d i s c í p u l o de A p o l o n i o de T i a n a , v i v i ó durante el
reinado de C a l í g u l a y sus sucesores; S é n e c a cita extensamente de é l en su De Beneftciis, L i b r o V I L
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des, en que hinchados y desvanecidos tropiezan y caen a lo profundo de su ambición e ignorancia? Valiente a este propósito el ejemplo de Epaminondas: el día que sucedió al de su mayor victoria le vieron los suyos tristísimo sobre el estilo de su natural, y, admirados de que fuesen aquellas señales posibles en el debido alborozo de tan solemne victoria, le preguntaron admirados por la causa de su tristeza, y él r e s p o n d i ó suspirando: «Ay, amigos, castigóme así hoy de haberme holgado tan demasiada como neciamente a y e r » . Boecio se aleja mucho de este juicio cuando siente que no hay Fortuna mala, porque la buena ya lo es y la contraria (dice) o corrige, o castiga, o dispone el á n i m o , y así de cualquier modo aprovecha y es favorable, si bien confieso tiene esto de molestísima la Fortuna contraria, que al m í sero que la padece juzga el mundo por reo y no por desgraciado . Pero, en fin, aventaja en conocidas utilidades a la p r ó s p e r a : ésta siempre con especie de felicidad miente y engaña, y aquélla siempre es verdadera; ésta con viento favorable hincha y rompe el desvanecido vaso del á n i m o , y ligando el entendimiento le encanta y aprisiona, y aquélla, instruyendo la vida y moderando los humanos o r g u llos, se desata y absuelve de los humanos excesos; ésta siempre ignorante de sí misma, ni se conoce, n i conoce a alguno, y aquélla, 34
35
3 4
Epaminondas,
h i j o de P o l i m n o , famoso tebano. Jefe de las tropas tebanas,
d e r r o t ó a los espartanos en la famosa batalla de L e u c t r a hacia 371 a. de J . C , a la cual se refiere B o c á n g e l en esta cita: «Solitus
alias prodire vnctus et fronte expor recta:
postridie illius conflictus [id est, Leuctra] sordidatus et vultu delecto est progressus. Requirentibus nunquid ei tristius accidisset: Nihil, inquit, verum heri animaduerti maiores me, quam nimiam
anirni effusionem hodie coerceo» (Plutarco,
decebat, ánimos
gessisse. Quare
Apophthegmata,
id est, succincte et acute dicta regum et imperatorum, en Ethica, 1573, p.
213, 11. 44-47). Epaminondas m u r i ó en batalla a los 48 años de edad en 363 a. de J . C . P l u t a r c o , en
Vidas paralelas: Pelópidas, narra la batalla de L e u c t r a y e l papel
d e s e m p e ñ a d o en ella p o r E p a m i n o n d a s ; t a m b i é n habla de él V a l e r i o M á x i m o , Factorum et Dictorum, L i b r o III, cap. 2, E x t . 5, c i t á n d o l e algunas frases. 3 : 5
B o e c i o , De consolatione philosophiae ( a ñ o 524 d. de J . C ) . E l L i b r o II es una
gran a p o l o g í a de la F o r t u n a que d e j ó su marca en la i m a g i n a c i ó n de generaciones siguientes. D e a h í p r o c e d e gran parte de este p á r r a f o : «Etenim adversam quam prosperam prodesse fortunam.
plus hominibus reor
Illa enim semper speciefelicitatis cum videtur
blanda, mentitur; haec semper vera est, cum se instabilem mutatione dernonstrat. Illa fallít, haec instruit, illa mendacium specie bonorurn mentes fruentium
ligat, haec cognitionefragilis
felicitatis absolvit. Itaque Mam videas ventosarn, fluentem suique semper ignarum, hanc sobriam succinctamque et ipsius adversitatis exercitatione prudentem.
Postremo felix a vero
bono devios blanditiis trahit, adversa plerurnque ad vera bona reduces unco retrahit» ( L i b r o II, v i i i ) .
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en fin, sabia y humilde de experiencias propias y ajenas noticias, adquiere saludable doctrina y se conserva intacta entre las humanas violencias. ¿ Q u é más? Hace atrevidos y malvados los hombres, acaudillando su a m b i c i ó n y fuerzas la trompa aleve que pronuncia favor a los osados. R o m p e el codicioso navegante las no conocidas iras de Neptuno y a su cierto peligro encomienda su dudosa esperanza, sacrificando los l e ñ o s y los linos a la suspirada F o r t u n a . Deja el avariento labrador la esteva y con la punta que p e n e t r ó las agradecidas mieses rompe (a más honda injuria) las entrañas de la tierra en esperanza del mal indiciado tesoro, siendo t ú , ¡oh Fortuna!, la que trocaste su afanada virtud en a m b i c i ó n e n g a ñ a d a . Ocioso vive el m a ñ o s o plebeyo, apto para los oficios de Mercurio, y nocturno escalador de las más defendidas riquezas, con próspera asechanza las expugna, ahijado infame de la Fortuna buena, c o m o si pudiese ser buena la que favorece a los malos. Esta es la fuente de lágrimas con que llora en su Belerofonte E u r í p i d e s , odiando la l u z , por ver engrandecidos los malvados . Este es el origen de los suspiros que escuchamos en M e n a n d r o , donde reprende a la Fortuna las desdichas de los buenos , bien que H o m e r o y Esquiles reprenden agriamente a los que por culpa de otros se llaman desdichados . 36
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3 6
3 7
J u e g o f ó n i c o — l e ñ o s / l i n o s — m u y gongorista. esteva : «La p i e z a d e l arado c o r v a , sobre la c u a l el que ara lleva la m a n o i z -
quierda para apretar la reja contra la tierra» (Autoridades). R e f i é r e s e indirectamente al m i t o de la E d a d de O r o cuando el h o m b r e trabajaba la tierra y no la cavaba en busca de metales preciosos — e l o r o y la p l a t a — que le c o n v e r t i r í a n en avaro y l u j u r i o s o . Es probable que la fuente para este pasaje sea B o e c i o ,
De consolatione
philosophiae, L i b r o II, cap. V , donde B o e c i o contrasta la E d a d de O r o (antes de la llegada de la Fortuna) c o n la edad presente: «Félix
nimium prior aetas /
Contenta
fidelibus arvis / Nec inerti perdita luxu, / Facili quae sera solebat / Ieiunia solvere glande... Nondum maris alta secabat / Nec mercibus undique lectis». ^Eurípides:
dramaturgo griego d e l siglo V antes de J . O , a q u i e n se le a t r i b u -
y e n m á s de setenta tragedias, de las cuales solamente d i e c i n u e v e han llegado hasta nosotros. 3 9
Menandro: afamado dramaturgo c ó m i c o de Atenas d e l siglo I V a. de J . C ,
e d u c a d o bajo T e o f r a s t o . E s c r i b i ó m á s de c i e n c o m e d i a s , p e r o s ó l o quedan unos pocos fragmentos, que se dice fueron traducidos p o r T e r e n c i o . 4 0
Esquiles: celebrado dramaturgo t r á g i c o de Atenas d e l siglo V a. de J . C . E s -
c r i b i ó noventa tragedias, de las cuales solo siete han llegado a nosotros. Es m á s que probable que las referencias de B o c á n g e l en este párrafo a E u r í p i d e s , M e n a n d r o y E s q u i l o p r o c e d i e s e n de a l g ú n autor o c o m p i l a c i ó n clásicos, tal vez Q u i n t i l i a n o , Institutiones oratoriae, 10, c. 1.
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BOCÂNGEL
Esta, pues, continua inquietadora del m u n d o , sedienta de s e ñ o río y no temiendo el deshonor de adquirirle, saliendo al encuentro a las referidas lisonjas y nunca bien referidos engaños de los hombres, a c e p t ó temeraria el imperio que la o t o r g ó la c o m ú n ignorancia, y con sedicioso designio c o m e n z ó a persuadir a los hombres el descuido y el ocio, y a desterrar la virtud de los buenos, explicando a todos inútil su fatiga, pues sus premios, sin a t e n c i ó n a méritos n i a culpas, con ciega mano se expenden y reparten. E n este sentido M a n i l i o , poeta de a s t r o n o m í a , p r e d i c ó a los mortales que desatasen sus c u i dados . ¿ Q u é mucho que, atento a esta celeridad, Agustín diga que p r o c u r ó la Fortuna esconder la naturaleza de demonio, aplicándose afectado el femenil sexo, por ser más d i a b ó l i c o su instituto y más dañosa su falible doctrina ? Fenezca, pues, fulminada (¡oh santa y bellísima Astrea!). Fenezca, no en más duras puntas de lanzas que tus inocentes espigas o aristas, esta hermosa fiera, o bien esta para todos inicua Esfinge y transformadora Medusa, aunque para tantos engañados Sirena hermosa; pues, para oposiciones de aire menores fuerzas sobran . N o tiña más c o n nuestra sangre sus púrpuras; no 41
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4 1
Caio Manilio: afamado m a t e m á t i c o y poeta de A n t i o q u í a , e s c r i b i ó u n tratado
p o é t i c o sobre la a s t r o n o m í a (Astronómica),
d e l cual quedan c i n c o libros que tratan
de las estrellas fijas. N o se sabe c u á n d o v i v i ó aunque se supone que fue durante la é p o c a de A u g u s t o . S i n e m b a r g o , n i n g ú n autor
de esta é p o c a le m e n c i o n a , n i
siquiera Q u i n t i l i a n o , aunque se cree que P l i n i o habla de él c u a n d o cita a u n tal M a n l i o que se d i s t i n g u i ó p o r sus c o n o c i m i e n t o s de la a s t r o n o m í a . L a cita procede d e l L i b r o I V , que e m p i e z a c o n u n a larga d e c l a m a c i ó n sobre la F o r t u n a : «solvite, mortales, ánimos curasque lévate / totque supervacuis vitam deplete querellis. / fata regunt orbem, certa stant omnia lege / longaque per certos signantur témpora casus» (vv. 12-16). 4 2
R e f i é r e s e a San A g u s t í n ; la cita procede de De civitate dei (La ciudad de Dios),
L i b r o I V , cap. X I X , titulado «De Fortuna muliebri»:
«Non
enirn malignis
daemonibus
etiam sic difficile est fallere, quorum artes atque versutias hinc potius isti advertere debuerunt, quod illa dea locuta est, quae fortuito accidit, non quae meritis venit». 4 3
Esfinge: u n m o n s t r u o c o n rostro de mujer, c u e r p o de l e ó n y alas de ave r a -
paz; Medusa: llamada la G o r g o n a , era u n m o n s t r u o alado de garras afiladas, c u y a espantosa
cabeza t e n í a serpientes en lugar de cabellos, u n a l e n g u a larga,
unos
dientes puntiagudos, y , sobre t o d o , una mirada penetrante que, s e g ú n la leyenda, c o n v e r t í a a los hombres en piedra; Sirena: las sirenas eran d i v i n i d a d e s marinas c o n cabeza y pecho de mujer y el resto del cuerpo de ave. Dotadas de una maravillosa v o z v i v í a n en las costas de Sicilia, donde, c o n su canto, e j e r c í a n una tan poderosa a t r a c c i ó n sobre los marinos que éstos no p o d í a n evitar que sus navios se estrellasen contra las rocas. V e m o s c o n estas descripciones de monstruos en forma de mujer que B o c á n g e l sigue la l í n e a de San A g u s t í n mujer diabólica; véase arriba la nota 42.
que c o n s i d e r a b a a la F o r t u n a una
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CASTELLANAS
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enriquezca sus erarios con nuestros robos; no apaciente más sus deleites c o n nuestros afanes; n i despeñe en nuestros llantos la sed ardiente de su insaciable boca; no se adjudique más a su i d o l a t r í a el incienso que se debe a tus altares; ni con suspiros de atormentadas almas haga más durable a r m o n í a a sus impías orejas; no consientas que, barajando su i n t r é p i d a mano estrellas, elementos, m o n a r q u í a s y el orden recto de las causas, esconda de nuestras noticias el r e l i gioso respeto con que te veneramos. Mas porque la presencia de los delitos despierte el rigor que adormece la injusta clemencia, refiéranse algunos que en algo expliquen la infidelidad de este monstruo. ¿En q u é pensabas, ¡oh F o r t u na!, cuando, del incesto de Silvia, en tus indignos brazos levantaste a R ó m u l o , y nutrido con leche de silvestres fieras le introdujiste en el Imperio de R o m a ? ¿ Q u é designio, d i , ocupaba tu cabeza cuando a Servio T u l o , desde la o p r e s i ó n casi funesta de unas cadenas, le pasaste a manejar las segures reales ? ¿ Q u é te e n a m o r ó en A g a t o cles (vil plebeyo de Creta), cuando de lo inmundo del civil comercio le ensalzaste al i n o p i n a d o Imperio de Sicilia ? N o niego que al apasionado error de tus elecciones muchas veces sobrevienen aciertos grandes y gloriosos efectos, pero esto no se debe ahijar a tu vaticinio sino a la fuerza heroica de la virtud que por secretas sendas se hace lugar en los más desechados varones; porque de suyo la felicidad es 44
45
46
4 4
Rea Silvia o Illa, hija de N u m i t o r , rey de A l b a , fue sacerdotisa consagrada a
V e n u s , l o que r e q u e r í a perpetua castidad. S i n embargo, fue violada p o r M a r t e , y d i o a l u z a R ó m u l o y R e m o . L a referencia procede de P l u t a r c o , De Fortuna: «Cum Rornulifatu
Romanorum
deo enim genitricem eorum memoriae proditum est concubuisse...
sic in
et conceptu defecisse scribunt solem iusto eius cum luna coitu: sicut Mars deus
Sylviae mortali illusit» (Ethica, 1573, p. 266, 11. 47-51). 4 5
Servio Tulio fue hijo de la esclava O c r i s i a pero l l e g ó a ser el sexto rey l e g e n -
dario de R o m a ,
c a s á n d o s e c o n la hija de T a r q u i n o . L a referencia p r o c e d e
Plutarco, De Romanorum
de
Fortuna, en Ethica, 1 5 7 3 , p . 2 6 8 , 11. 2 6 - 3 2 , d o n d e nos
cuenta a d e m á s que Servio T u l i o h i z o edificar en el m o n t e C a p i t o l i n o el T e m p l o de F o r t u n a P r i m i g e n i a y el de Fortuna Obsequens. 4 6
Agatocles, hijo de u n alfarero, e n t r ó en el e j é r c i t o de Sicilia, y finalmente re-
dujo a toda S i c i l i a bajo su p o d e r . M u r i ó en el a ñ o 289 a. de J . C . d e s p u é s de u n reinado de 28 a ñ o s . Cfr. Plutarco, Quemadmodum quis se citra invidiam laudet: «Sicut Agathocles cum scyphos áureos et celatos iuuenibus propinasset, imperauit et fictiles apportari. Tum: Hoc ejficit, inquit, assiduitas, industria, et fortitudo. Nos quondam hos, nunc illos facimus.
Siquidem
existimabatur
in ftglina
Agatocles propter natalium
obscuritatem et
inopiam educatus juisse, inde vniuersae pene Siciliae regnum tenuit» (Ethica, 1573, p. 287, 11. 47-51).
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DE
BOCÁNGEL
envanecida y loca, y no se debe confesar por necesario precio para lo ejemplar de las costumbres, porque en lo malo todo es alimento del mal, como, al contrario, en el varón perfecto jamás pueden tus injurias mellar su constancia. Y si tal vez por aventurado designio reduce al malvado el considerarse dichoso, no nace su corrección de bondad procedida de tu enseñanza, sino de miedo enderezado a su conservación. Guerrero grande sobrevino R ó m u l o , y con el valor de las armas fundó el Imperio, autenticando después con la generosidad de su espíritu su descendencia oculta de M a r t e . Servio T u l i o c o n tal industria manejó el reino que usurpó con engaño que mostró haberle dignamente conseguido. Agatocles no se alejó de la antigua modestia, e n g r e í d o con las lisonjas del cetro, pues en su mesa (bien que real) daba lugar a los simples vasos de Creta, por tener uno como despertador de su pasada fortuna . E n estas y otras elecciones erradas tiene alguna disculpa tu elección, ¡oh Fortuna!, si ya no es que, llamando tuyo lo que es libre y e q u í v o c o en los hombres, recibas esta venia por prueba de tu deidad bastarda. Pero ¿ c ó m o , d i , me disculparás los Sardanápalos, Calígulas, Nerones, Heliogábalos, con todo el n ú m e r o sin n ú m e r o de sus semejantes, favorecidos a todas velas del favor de tus dignidades y tesoros ? ¿Por q u é te m e r e c i ó estatuas de 47
48
49
4 7
4 8
Véase arriba la nota 44. Sobre los o r í g e n e s h u m i l d e s de Agatocles, v é a n s e P l u t a r c o ,
«Agatocles ftliumfuit
Apophthegmata:
figuli. Hic potius Sicilia ac rex appellatus, solitus erat pocula iungere
aureis Jiglina atque iuuenibus
glorians dicere, se, qui ante haec ftnxisset,
nunc illa ob
vigilantiam et strenuitatem suam faceré» (Ethica, 1 5 7 3 , p . 2 0 3 , 11. 1-3),
y Ausonio,
Epigramas IT. «Fama estfictilibus
cenasse Agathoclea regem / atque abacum Samio saepe
onerasse luto, / fercula gemmatis cum poneret hórrida vasis / et misceret opes pauperiemque simul. / quaerenti causam respondit: Rex ego qui sum / Sicaniae, ftgulo sum genitore u
satus". / fortunam reverenter habe, quicumque repente / dives ab exili progrediere loco». 4 9
Sardanápalo,
c u a d r a g é s i m o y ú l t i m o rey de Asiría (que deriva d e l personaje
h i s t ó r i c o de A s u r b a n i p a l ) , famoso p o r su lujuria y sensualidad; pasaba la m a y o r parte de su t i e m p o en c o m p a ñ í a de sus eunucos, y cuando a p a r e c í a en m e d i o de sus concubinas, lo h a c í a vestido de mujer e hilando lana para divertirse. H a pasado a la p o s t e r i d a d p o r la h o g u e r a en la que se h i z o q u e m a r , d e s p u é s de u n festín. V é a s e P l u t a r c o , De Alexandri fortuna vel virtute II: «Sardanapalus
último
vir natus domi
purpuram carminauit, supinus in hurnerosque inter pallacarum gregem iacens. Huic defuncto statuam lapideam fecerunt secum ipsarn tripudiantem ritu barbárico, digitisque supra caput velut concrepitantem: cui inscripserunt: Ede, bibe, Veneri indulge:
caetera nihili
sunt»
(Ethica, 1573, p . 278, 11. 4-8). E n otra parte de la m i s m a obra P l u t a r c o reprueba la F o r t u n a p o r haber f a v o r e c i d o a personas c o m o S a r d a n á p a l o : «Sardanapalus cuius caput purpuram carminantis insigni regio euinxisti»
item:
(Ethica, 1 5 7 3 , p . 2 7 1 , 11. 1 8 -
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CASTELLANAS
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(1640)
oro la más infame que famosa ramera E r i n e , dando tan mal ejemplo, como v i l escándalo, a Grecia, por más que la intitulaste castigo de la destemplanza de los griegos ? Pero quien v i o un S a r d a n á p a l o (dice Plutarco ), y con él tantos monstruos favorecidos de la F o r t u na en todas edades, representar en su sacrilega vida todos los esfuerzos de la maldad humana, ¿no dirá bien que son trofeos dignos del favor de la Fortuna? Estos, pues, tuvieron una obediente contienda con esta supersticiosa deidad. S a b í a n que a los excesos del vicio correspondía igual el de sus favores, y así frecuentaban los delitos como sobornos de su patrocinio. ¿ Q u é fiereza no vio R o m a en aquella edad, antes ejecutada que temida, por aquellos hijos nefandos de la malvada Fortuna? ¿ C u á n t a s madres, présagas de la calamidad prevenida a sus futuros partos, exclamaban a los agasajados dioses por la esterilidad entonces dichosa? ¿ C u á n t o s vivían a su pesar, y como remedio se escondía de los dolientes la deseada muerte? ¿Acaso valió el recato a la retirada doncella? ¿ P e r d o n á b a s e a lo inculpable de los infantes o a la ingenuidad de los adultos? ¿Hallaba privilegios la edad decrépita, en su rendimiento helado, contra el ferviente furor de la juventud atrevida? Lloren, pues, las historias de todos siglos tantos mal distribuidos trofeos de la F o r t u n a . A d m í rense Plutarco y Valerio de los constantes favores suyos en los d e m é ritos de S i l a . Y por que no falte g é n e r o de maldad alguna a este 50
51
52
19). Calígula,
e m p e r a d o r que s u c e d i ó a T i b e r i o , c é l e b r e p o r su l u j u r i a , v i c i o s y
c r u e l d a d , aunque su r e i n a d o h a b í a c o m e n z a d o c o n b u e n o s a u g u r i o s . H i z o a su caballo favorito c ó n s u l y alto sacerdote para insultar y ofender
a los
romanos.
Nerón, e m p e r a d o r r o m a n o , s u c e d i ó a C l a u d i o q u i e n le h a b í a adoptado en el a ñ o 54 de nuestra era. C o m o C a l í g u l a , e m p e z ó su r e i n a d o c o n actos de b o n d a d y m u n i f i c e n c i a , pero en seguida se r e v e l ó su naturaleza brutal y viciada. H i z o matar (o que se mataran) a los escritores S é n e c a , L u c a n o y P e t r o n i o , entre m u c h o s otros. Heliogábalo,
a p e l l i d o dado al e m p e r a d o r M . A u r e l i o A n t o n i n o , p o r haber
sido sacerdote de aquella d i v i n i d a d en F e n i c i a . D e s p u é s de la muerte de M a c r i n o fue i n v e s t i d o e m p e r a d o r , aunque s ó l o t e n í a 14 a ñ o s de edad. P r o n t o m o s t r ó su c a r á c t e r de l u j u r i o s o , sensual y l i c e n c i o s o . Para insultar los s e n t i m i e n t o s de sus subditos, l e v a n t ó su caballo a los honores de c ó n s u l y o b l i g ó al p u e b l o a adorar al dios H e l i o g á b a l o . 5 0
Erine: tal vez se refiera a las Erinias, diosas de la venganza y del castigo, t a m -
b i é n llamadas las E u m é n i d e s o Furias. 5 1
Plutarco, De Alexandri fortuna vel virtute II, donde describe la vida viciada de
S a r d a n á p a l o ; véase arriba la nota 49. 5 2
L . Cornelio Sila (o Sula), c é l e b r e r o m a n o de familia n o b l e , l l e g ó a ser d i c t a -
d o r de R o m a en el I siglo a. de J . C . S i n e m b a r g o , a s o m b r ó a sus c o m p a t r i o t a s
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
contexto imaginario de maldades, en sus más favorecidos amigos emplea después los más feos golpes de su ciega espada: antes los c o n siente la felicidad por aparato más sensible de la sucesora ruina. Salga como más robusto ejemplo de esta verdad César: represéntese embarcado en las sencillas tablas de un pescador sobre mal despierto, bien temeroso; surque atrevido la mayor furia de las aguas y venza al enemigo cielo constante en los acumulados naufragios ; resérvese después vivo entre la universal mortandad de la F a r s a l i a , y , un hombre haga frente vencedora a toda la sedición de un mundo. ¿ Q u i é n no llamaría bienafortunado a C é s a r ? ¿ O para q u é se guardaron estos mentidos aparatos de felicidad sino para hacer más horrendo espectáculo el de su muerte, conseguida por tantos conjura53
54
55
c u a n d o a b d i c ó p o r p r o p i a v o l u n t a d y se r e t i r ó a P u t e o l i a v i v i r y descansar en m e d i o de una c o n t i n u a l u j u r i a y sensualidad. A s u m i ó el c o g n o m e n de F é l i x
o
A f o r t u n a d o , l o c u a l demuestra que d e b í a su fama m á s a la F o r t u n a que al v a l o r . Plutarco, Vidas paralelas: Sila, y V a l e r i o M á x i m o ,
Factorum et Dictomm,
passim,
narran su vida, y P l u t a r c o , De Romanorurn Fortuna, este episodio en particular: «Hic palarn in adoptionem se cum rebus suis gestis dedit fortunae clamans cum Sophoclis Oedipade: Ego ipse me fortunae asscribo filium", u
ac felicem se appellauit»
(Ethica, 1 5 7 3 , p .
265, 11. 39-42). Plutarco le llama siempre L . C o r n e l i u s Sylla. 5 3
Parece referirse a u n episodio en la j u v e n t u d de C é s a r cuando, de c a m i n o a
R o d a s para t e r m i n a r sus estudios, fue capturado p o r piratas, quienes
ofrecieron
ponerle en libertad a c a m b i o de treinta talentos; i n d i g n a d o , les dio cuarenta y a m e n a z ó c o n vengar sus insultos. N a d a m á s escapar su vigilancia, a r m ó u n barco, les p e r s i g u i ó y c r u c i f i c ó a todos ( P l u t a r c o , Vidas paralelas: César, %\\). T a m b i é n p o d í a referirse al e p i s o d i o de la b a h í a de A l e j a n d r í a donde C é s a r , para salvarse la v i d a , t u v o que salir nadando de su barco, sus armas en una m a n o y sus c o m e n t a rios sobre las guerras gálicas en la otra (Plutarco, Vidas paralelas: César, | X L I X ) . 5 4
C i u d a d de Tesalia, en cuya llanura tuvo lugar la batalla de Farsalia entre C é -
sar y P o m p e y o , ganada p o r a q u é l en el a ñ o 48 a. de J . C . Mientras que las p é r d i d a s de P o m p e y o sumaron m á s de 15.000, las de C é s a r apenas llegaron a 1.000. N ó t e s e que el gran amigo de B o c á n g e l , J á u r e g u i , h a b í a traducido la Farsalia de L u c a n o al e s p a ñ o l , y que B o c á n g e l p o s e í a u n ejemplar d e l manuscrito cuando m u r i ó
en
1658 (Dadson, 1991, p. 157). 5 5
T o d a esta s e c c i ó n sobre J u l i o C é s a r y la F o r t u n a que le a c o m p a ñ a b a p r o c e -
de seguramente
de P l u t a r c o , De Romanorurn
Fortuna: «Perge
queso, inquit,
noli
dubitare vel quicquam timere, permit te vela fortunae et vento, ac tibi persuade Caesarem te vehere et Caesaris fortunam»
(Ethica, 1 5 7 3 , p . 2 6 6 , 11. 1 9 - 2 0 ) , aunque
nota la influencia de M a n i l i o , Astronómica,
t a m b i é n se
I V , 5 7 - 6 1 , d o n d e se c u e n t a la m u e r t e
de C é s a r y la imposibilidad de que escapara a los dictados de la Fortuna.
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CASTELLANAS
dos aceros en la traidora e x p e c t a c i ó n del Senado ? Así tropiezan los Fastos en las exequias de tus d i é n t a l o s , ¡oh falsa y engañosa Fortuna! P o r ti u n D i o n i s i o , obtenido el Imperio de S i c i l i a , fue constreñido de la mendiguez, a que después llegó, a enseñar con venales voces la ruda juventud, y a los hombres con su ejemplo, a no fiar de los favores de la F o r t u n a . H a b l a d en testimonio de esta verdad, pues vivís en los inmortales bronces de la fama, oh luces claras del romano Imperio, L é n t u l o s , Escipiones, M é t e l o s , Crasos, Curios, C a m i l o s , y vosotros, columnas heroicas del Imperio de 56
57
58
5 6
R e f i é r e s e a la muerte de C é s a r o c u r r i d a a manos de unos conjurados, entre
los que se encontraba su amigo B r u t o , a la entrada d e l Senado el 15 de m a r z o de 44 a. d e j . C . 5 7
Dionisio, llamado el J o v e n , s u c e d i ó a su padre c o m o tirano de S i c i l i a . E c h a -
do de Siracusa p o r los c o r i n t o s , h u y ó a C o r i n t o d o n d e , para alimentarse, f u n d ó una escuela. V i d a narrada p o r P l u t a r c o ,
Vidas paralelas:
Tirnoleón, ^ [ X I V ,
donde
habla precisamente de la F o r t u n a y su mutabilidad; y V a l e r i o M á x i m o , Factorum et Dictorum, L i b r o V I , cap. 9,
E x t . 6:
«Dionysius
autem...
exercituum
dux, rector
classium, equitatuum potens, propter inopiam litteras puerolos Corinthi docuit, eodemque tempore tanta mutatione maiores natu, ne quis nimis fortunae crederet, magister ludi factus ex tyranno 5 8
monuit».
Léntulos:
c é l e b r e f a m i l i a n o b l e de R o m a que p r o d u j o a m u c h o s grandes
hombres (véase Plutarco, Vidas paralelas, passirn). Escipiones: una de las m á s ilustres familias de R o m a ,
m i e m b r o s de ella c o m o P u b l i o E s c i p i o y P u b l i o C o r n e l i o
E s c i p i o «Africanus»
se d i s t i n g u i e r o n e n las guerras p ú n i c a s y en las c a m p a ñ a s en
España. Mételos: Q . C a e c i l i o M é t e l o g a n ó fama en sus éxitos contra Jugurta, rey de N u m i d i a ; véase P l u t a r c o , Vidas paralelas: Caio Mario.
Crasos: M . L i c i n i o C r a s o
h u y ó a E s p a ñ a para escapar de la crueldad de M a r i o y C i ñ a ; luego se d e d i c ó a los intereses de Sila, d e r r o t ó el e j é r c i t o de esclavos encabezado finalmente
por Espartaco,
y
f o r m ó , j u n t o c o n P o m p e y o y C é s a r , el p r i m e r t r i u n v i r a t o . V i d a narra-
da por Plutarco, Vidas paralelas, passirn. Curios: a p e l l i d o de la familia de los E s c r i b o n i i , todos d i s t i n g u i d o s c o m o oradores en R o m a . C a i o
C u r i o se alineó c o n
C é s a r contra P o m p e y o en la guerra c i v i l ; vida narrada p o r Plutarco, Vidas paralelas: César. N ó t e s e t a m b i é n C l a u d i a n o , Panegyricus de Quarto Consulatu Honorii
Augusti:
«pauper erat Curius, reges curn vinceret arrnis» (v. 413), de u n pasaje donde comenta la m u t a b i l i d a d de la F o r t u n a . Camilos: L . F u r i o C a m i l o fue c i n c o veces d i c t a d o r elegido de R o m a , una vez censor, y g a n ó cuatro triunfos. F u e l l a m a d o segundo R ó m u l o o f u n d a d o r de la c i u d a d p o r sus s e r v i c i o s a la patria; vida narrada en Plutarco, Vidas paralelas: Camilo. N ó t e s e t a m b i é n C l a u d i a n o , Panegyricus de Quarto Consulatu Honorii Augusti: Camillus»
«quid rebus in artis / dux great, ostendet Gallorurn strage
(vv. 407-8). Es posible que esta lista de nombres ilustres le fuese sugerida
a B o c á n g e l p o r u n pasaje de Plutarco, De Romanorum
Fortuna, d o n d e m e n c i o n a a
los F a b r i c i o s , C a m i l o s , Fabios M á x i m o s , E s c i p i o n e s , etc., c o m o ejemplos de los que han sufrido a manos de la F o r t u n a : «Agedum
percunctemur, si placet, quinam hi
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OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
Atenas, Temístocles, Cimones y Alcibíades . H a b l a d t a m b i é n vosotros, legítimos hijos de la virtud y p r i m o g é n i t o s de la sabiduría, S ó c r a t e s , Platones y T u l i o s , tan maltratados de la F o r t u n a que por vuestras no merecidas desgracias, más que por otros injustos favores, se ha granjeado con la posterioridad el nombre de odiosa. N i se digna esta c o m ú n asechadora del orbe de excitar sus furores contra la debilidad de los hombres vulgares, que como el A q u i l ó n soberbio no endereza sus fuertes soplos contra la flexible caña ni florida selva, mas contra las duras frentes del C á u c a s o y A p e n i n o , desgreñando de sus duras cumbres las añosas encinas y perpetuos robles, que son prescritos cabellos de sus veneradas cabezas, así el violento impulso de próspera o adversa Fortuna embiste los m á s altos méritos, y sin acordarse de que los más edificios se agradecen al antojo de sus manos, todo lo postra y abate con igual fiereza. Así (dice el latino filósofo) con la pobreza atormenta a un Fabricio, con el fuego a un M u r c i o , con el destierro [a] un R u t i l i o , con el suplicio a un R é g u l o , con la cicuta a un Sócrates . ¿ Q u é dolor sentiría el 59
60
61
sint. Fabricios femnt se esse, Carnillos,
L. Cincinnatos, Fabios Máximos,
Scipiones. Video etiam C. Marium aduersus fortunam
Cl.
Marcellos,
frementem. Mutius Scaei'ola ibi
vstulatum monstrat manum clamans: Num hanc quoque fortunae dabis?» (Ethica, 1573, p. 2 6 5 , 11. 8-11). N ó t e n s e t a m b i é n J u v e n a l : «Curius quid Fabricius manesque Camilli»
(Sátira
quid sentit et ambo /
Scipiadae,
¡I, v v . 1 5 3 - 5 4 ) , y M a n i l i o , Astronómica,
I,
7 7 9 - 9 6 , c o n otra lista de h é r o e s romanos. 5 9
Temístocles: famoso g e n e r a l d e l siglo V a. de J . C , n a c i d o e n A t e n a s ; v i d a
narrada en Plutarco, Vidas paralelas:
Temístocles,
con mención
también
en
De
Romanorum Fortuna. Cimones: C i m ó n de Atenas, distinguido p o r la vida licenciosa que llevó en su j u v e n t u d y p o r la reforma de sus morales cuando llegó a la edad de d i s c r e c i ó n ; vida narrada en Plutarco, Vidas paralelas: Cimón.
Alcibíades:
famoso
general de A t e n a s , h i j o de C l i n i a s , s o b r i n o de P e r i c l e s , y descendiente en línea recta de A y a x . F u e e d u c a d o en la escuela de S ó c r a t e s , c u y o e j e m p l o puso freno durante una temporada a sus propensidades Vidas paralelas: Alcibíades.
viciosas; vida narrada p o r P l u t a r c o ,
N ó t e s e que todos los ejemplos dados p o r B o c á n g e l e n
esta s e c c i ó n , tanto r o m a n o s c o m o griegos, se d i s t i n g u e n p o r haber l l e v a d o una vida de v i ci o antes de camb iar sus morales. T a m b i é n es interesante observar que T e m í st ocles, C i m o n e s y A l c i b í a d e s aparecen en este o r d e n en Factorum et Dictorum Memorabilium, Fortunae», 6 0
6 1
Valerio
L i b r o V I , cap. V I I I «De Mutatione
Máximo, Morum
aut
^[15, E x t . 2-4.
Tulio: M a r c o T u l i o C i c e r ó n . T o d o s son casos de fortaleza m o r a l o física narrados p o r V a l e r i o M á x i m o ,
Factorum et Dictorum Memorabilium (y algunos de ellos t a m b i é n aparecen en P l u t a r co, De Romanorum
Fortuna, en S é n e c a , Epístolas
C l a u d i a n o , Panegyricus de Quarto Consulatu
XXIV,
Honorii
4 - 5 y LXVII,
Augusti,
7, y e n
c o m o e j e m p l o s de
DECLAMACIONES
CASTELLANAS
759
(1640)
emperador Valeriano cuando, preso en la guerra por el rey de Persia, le sirvió el estribo para subir a caballo ? ¿ C o n q u é corazón B a y a ceto, primero de este nombre, padecería entre los hierros de una ferrada jaula, donde con desesperada diligencia m u r i ó blasfemando su contraria Fortuna ? Cleopatra, por no verse uncida al carro del 62
63
valentía: «Muci teJlamma docebit; / ... / prorogat aeternam feritas tibi Púnica famam, / Regule...
/ pauper Fabricius, Pyrrhi cum sperneret aurum», v v . 406-15). Fabricio: C a i o
L u s c i n o F a b r i c i o , q u i e n , c u a n d o fue de embajador a P i r r o , r e c h a z ó la oferta de regalos que h u b i e r a c o r r o m p i d o la fidelidad de u n o menos v i r t u o s o . E n sus m o dales fue m u y s e n c i l l o , d e s d e ñ a n d o el l u j o y los ornamentos i n ú t i l e s ; historia narrada t a m b i é n p o r P l u t a r c o ,
Vidas paralelas:
Pirro; véase
arriba 211 nota
87.
Murcio: C . Scaevola M u c i o ; v é a s e arriba 211 nota 135. Rutilio: P . R u t i l i o R u f o , c ó n s u l r o m a n o en la é p o c a de Sila; p r e f i r i ó el e x i l i o a aceptar las demandas injustas de sus amigos y d e l t i r a n o . C u a n d o unos amigos q u e r í a n que v o l v i e r a mediante una guerra c i v i l , les r e p r e n d i ó severamente, d i c i e n d o que p r e f e r í a ver a su país sonrojarse p o r su destierro antes que causarle desgracias c o n su vuelta. Régulo: M . A t i l i o R é g u l o , c ó n s u l durante la p r i m e r a guerra p ú n i c a . Fue capturado p o r los cartagineses y l u e g o e n v i a d o a R o m a para p r o p o n e r países; a c o r d ó regresar
a C a r t a g o después
u n acuerdo
de su embajada.
entre los dos
A u n q u e a n i m ó al
Senado a rechazar la oferta de Cartago, v o l v i ó de enemigo c o m o h a b í a acordado a esperar su destino. A l enterarse los cartagineses de que R o m a h a b í a rechazado la paz mediante los oficios de R é g u l o , d e c i d i e r o n castigarle severamente: le cortaron las p e s t a ñ a s , le e x p u s i e r o n durante unos días al sol de m e d i o d í a , y luego le m e t i e r o n en u n b a r r i l cuyos lados estaban llenos de clavos largos. R é g u l o m u r i ó en la m a y o r de las a g o n í a s . Sócrates: el m á s famoso sabido, S ó c r a t e s fue acusado de haber
filósofo
de la a n t i g ü e d a d ; c o m o es
c o r r o m p i d o las morales de la j u v e n t u d
ateniense, y condenado a beber cicuta. 6 2
E l emperador V a l e r i a n o fue capturado en su c a m p a ñ a contra Sapor, rey de
Persia, y é s t e , c u a n d o q u i e r a que q u e r í a m o n t a r a caballo, le utilizaba c o m o taburete o estribo. P o r fin el rey persa m a n d ó que le desollasen v i v o . L a fuente
es
P a u l o J o v i o , Elogios de varones ilustres, trad. de Gaspar de Baeza, Granada, H u g o de M e n a , 1568, f o l . 56v, en la s e c c i ó n sobre T a b o r l á n ; véase la nota siguiente. 6 3
Bayaceto: s e ñ o r de los turcos, cuarto p r í n c i p e de la Casa O t o m a n a , fue d e -
rrotado en batalla p o r T a b o r l á n , rey de los T á r t a r o s . Su h i s t o r i a la narra Paulo J o v i o : « B a y a z e t o . . . fue preso y guardado para escarnio, y para hartar la soberuia de T a b o r l á n , cuya crueldad fue tanta, que aunque Bayazeto era p o c o antes v n rey tan famoso, y aunque le h i z o todas las injurias d e l m u n d o , n u n c a se harto. P o r q u e q u a n d o q u e r i a subir a caballo, haziale baxar las espaldas, para que siruiesse
de
e s c a l ó n , i m i t a n d o ( s e g ú n es verissimil) l o que Sapor rey de los Parthos h i z o c o n Valeriano E m p e r a d o r de R o m a (a q u i e n c o n semejantes afrentas h i z o m o r i r ) . Pero la v o l u n t a d de D i o s que a Bayazeto t r u x o a este estado, ordeno que biuiesse m u c h o en su m i s e r i a , y assi s i e n d o t r a y d o p o r A s i a e n v n a j a u l a de h i e r r o , fue u n miserable e s p e c t á c u l o de su fortuna» (Elogios de varones ilustres, f o l . 56v). P o r tanto, está claro que B o c á n g e l se a p r o v e c h ó de esta fuente para las dos referencias segui-
760
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
triunfador romano, hizo con su muerte menos alegres las pompas del C a m p i d o l i o . Pero ninguna de las crueldades que usaste contra los varones grandes, ¡oh Fortuna inexorable!, igualó a la de Pompeyo, aquél cuyo famoso nombre sirve de estrella inmortal a los fastos de los romanos, pues (según Plinio ) no sólo igualó las grandezas del macedonio grande , pero se igualó a las proezas de Baco y H é r c u les, y antes que fuese por sus años capaz del Consulado y de la Praetura, fue merecedor de triunfo; aquél a quien Tigrane y M i t r í dates, poderosos reyes , cedieron sus vencidas armas, añadidas al glorioso c ú m u l o de los pompeyanos trofeos; el que fue tantas veces general primero que soldado; aquél, en fin, que en su alabanza cansó la elocuencia de T u l i o , después del quinto Consulado, sobre la r i bera del N i l o , por la v i l sedición de un eunuco, y atrevido puñal de un joven aleve , se v i o robar la vida y troncar la cabeza venerable a R o m a , temida de los príncipes, respetada de los reyes, reverenciada de los ejércitos, llorada de los enemigos, y nunca bien llorada de las historias. ¿ D ó n d e estabas, dime, ¡oh Fortuna!, cuando consentiste 64
65
66
67
68
das a V a l e r i a n o y a B a y a c e t o . Incluso B o c á n g e l utiliza la m i s m a f ó r m u l a de J o v i o para referirse al rey Bayaceto: «Bayazeto p r i m e r o deste n o m b r e » (fol. 60v). 6 4
C l e o p a t r a p r e f i r i ó matarse c o n el veneno del áspid antes que caer en manos
de A u g u s t o ; narrado p o r Plutarco, Vidas paralelas: Marco Antonio, 6 5
^LXXXV.
L a vida de P o m p e y o es narrada p o r P l u t a r c o en Vidas paralelas: Pompeyo, y
es posible que la referencia a P l i n i o (que no m e n c i o n a a P o m p e y o en el c o n t e x t o que señala B o c á n g e l ) es u n error p o r P l u t a r c o . Este historiador recuerda c ó m o en su j u v e n t u d P o m p e y o fue comparado c o n estatuas de busto de A l e j a n d r o M a g n o y c ó m o la gente se burlaba de él l l a m á n d o l o
«Alejandro» (Í|II). D e s p u é s de sus
conquistas en África, y a la edad de sólo v e i n t i c u a t r o a ñ o s , fue p r o c l a m a d o « M a g n o » p o r su suegro, e l d i c t a d o r Sulla. Las c o m p a r a c i o n e s c o n Alejandro
Magno
son, p o r tanto, evidentes. 6 6
6 7
R e f i é r e s e a Alejandro M a g n o . R e y e s de A s i a : Tigranes de A r m e n i a , y M i t r í d a t e s de P o n t o ; se m e n c i o n a n
e n c o n e x i ó n c o n P o m p e y o y la b u e n a f o r t u n a de que d i s f r u t ó en P l u t a r c o , De Romanorum Fortuna: «Tigranem
a Mitridate florente suspiciones et invidia
copulauerunt victo, ut una cum eo caderet» (Etílica,
disiungebant,
1 5 7 3 , p . 2 6 9 , 11. 3 6 - 3 8 ) , y Vidas
paralelas: Pompeyo, ^ | X X X I I et seq. 6 8
P o m p e y o fue asesinado en el a ñ o 48 a. de J . C . p o r A q u i l a s , u n e g i p c i o , y
S é t i m o , u n r o m a n o , quienes h a b í a n c o m p a r t i d o su e x i l i o . D e s p u é s de atravesarle el cuerpo c o n sus espadas, le cortaron la cabeza y echaron el cuerpo al agua ( P l u tarco, Vidas paralelas: Pompeyo, 1 | L X X I X - L X X X ) . E l asesinato fue planeado p o r su consejero P o t e i n o el e u n u c o . Cfr. t a m b i é n S é n e c a , Epístola capite pupillus et spado tulere
sententiam».
IV,
7: «De Pompei
DECLAMACIONES
CASTELLANAS
(1640)
761
que aquellos heroicos huesos tuviesen por honrado p a n t e ó n las infelices ovas de un río ? Pues, t a m b i é n pudiste ver sepultar tu nombre, cruel Fortuna, entre aquellas ofendidas cenizas, que a merced de C o d r o no murieron del todo olvidadas . A t i , pues, Astrea santa, toca el extirpar del todo este nocivo monstruo del mundo, que con lisonjeros sobornos saquea nuestra adoración de los templos y con prósperos engaños cancela de las aras, donde la virtud se frecuenta, vuestros respetados nombres, introduciendo en su lugar la ofensiva a d o r a c i ó n de sus hechos. M i r a una y otra vez, ¡oh Astrea!, por sedición de esta malvada, confusa y ociosa la tierra, por el aplauso que hace a los malos y agravios que dispone a los justos. Esta es la que arma las lenguas contra la providencia sabia. M u e r a , pues, de una vez a vencedoras manos por que la v i r tud respire segura de amenazas y golpes, y c o r o n á n d o s e del sólido laurel de su m é r i t o , sirva de ejemplo y no de lástima a los mortales . 69
70
71
6 9
P o m p e y o fue asesinado cuando intentaba llegar a tierra desde u n barco en el
N i l o . L a referencia al rey M i t r í d a t e s , la muerte de P o m p e y o en el N i l o , y la pira f ú n e b r e construida en la orilla se encuentran t a m b i é n en M a n i l i o , Astronómica, 5 0 - 5 6 , fuente utilizada ya p o r B o c á n g e l en esta 7 0
IV,
Declamación.
Codro: s e g ú n P l u t a r c o , el que r e s c a t ó el c u e r p o de P o m p e y o y le p r e p a r ó
los funerales fue F i l i p o , u n o de los esclavos m a n u m i t i d o s de P o m p e y o
(Vidas
paralelas: Pompeyo, f L X X X ) . U n tal C o d r o fue el d e c i m o s é p t i m o y ú l t i m o rey de Atenas, pero n o está clara su r e l a c i ó n c o n la cita a q u í , si es que la tiene. C i c e r ó n (Tuse. I. c. xlviii) y V a l e r i o M á x i m o (Factorum et Dictorum, L i b r o V , cap. 6, E x t . 1) m e n c i o n a n a C o d r o , legendario rey de Atenas, que se l a n z ó en m e d i o del e n e m i go vestido de esclavo, para evitar que le r e c o n o c i e r a n c o m o rey y así salvar a la ciudad; episodio t a m b i é n narrado p o r Plutarco, De casibus comparatis Graecorum et Romanorum:
«Curn facerent bellum Atheniensibus
Thraces sortes acceperunt, si a Codro
temperassent, victoriam ipsos relaturos. Ule accepta falce impressionem fecit in aduersarios in veste sórdida, unoque obtruncato ab altero est confossus» (Ethica, 1573, p. 749, 11. 7-9). 7 1
Cfr. 2; 8 3 1 - 3 2 : « d o n d e t e n d r á n , en m e r e c i d o t e m p l o , / lástima el libre y el
amante e j e m p l o » .
CENSURA
A LAS R I M A S C A S T E L L A N A S D E A L F O N S O VIII (¿1642?)
214 Censura de don Gabriel Bocángel a las Rimas castellanas de Alfonso Octavo, habiéndoselas remitido don Luis de U l l o a para que las censurase. Responde don Luis de U l l o a a la misma censura S e ñ o r m í o , éstas son mis obediencias, que nunca fueran osadías sin el precepto de V . M . y censura a que se sujetan 1
2
Octavas n ú m e r o s 1 y 4 ADVERTENCIA PRIMERA
Y o las traslado, díctalas A p o l o , llevando en alas del aliento m í o . 3
1
Luis de U l l o a Pereira, Alfonso Octavo Príncipe perfecto Diuertido por Hermosa, o
por Raquel Hebrea En Rimas Castellanas, [s.l.-s.L], 1643. Sobre las relaciones entre B o c á n g e l y U l l o a P e r e i r a , v é a s e D a d s o n , 1991, p p . 125, 149, 158 y 1 6 1 . Para e l poema de las Rimas castellanas que B o c á n g e l censura o critica, v é a s e G a r c í a A r á e z , 1952, p p . 9 8 - 9 9 (amistad c o n B o c á n g e l ) y C a p . V I I I , p p . 2 0 1 - 2 2 0 («La R a q u e l » ) . Para este t e x t o h e m o s u t i l i z a d o c o m o texto base la v e r s i ó n e n B L E g . M s . 5 6 9 , fols. 1-7, p r e f i r i é n d o l a a la v e r s i ó n de B N M M s . 4.147, fols. 5 0 9 - 1 6 . E l texto de la p r i m e r a está m á s c u i d a d o , tiene lecturas superiores en algunos casos, y
menos
erratas obvias. E n algunos pocos casos l o h e m o s c o r r e g i d o c o n lecturas de B N M M s . 4.147; todas las correcciones se indican en las notas. B e n í t e z Claros, 1950, p p . 3 2 7 - 3 8 , al d e s c o n o c e r el ejemplar de la B r i t i s h L i b r a r y , r e p r o d u j o el m a n u s c r i t o m a d r i l e ñ o (con bastantes malas lecturas). 2
B o c á n g e l cita el p r i m e r verso de u n
soneto d e l c o n d e de V i l l a m e d i a n a :
« O b e d i e n c i a m e lleva y n o o s a d í a , / tan igual al a m o r que la ha causado, / m u r i e n d o p o r v o l v e r d o n d e he dejado / la parte que es m á s p r o p i a y m e n o s m í a » (Poesía, ed. Ruestes, 1992, p. 138). E l segundo cuarteto, que n o cita, es quizás m á s interesante a ú n en el contexto de sus críticas al p o e m a de U l l o a Pereira: « N o es de la v o l u n t a d la c o b a r d í a , / que, peligrosamente, el p e c h o osado / corta el i n q u i e t o mar de m i cuidado / c o n la l u z de aspereza que le guía». 3
E n la v e r s i ó n que he consultado del Tesoro del Parnaso español,
Q u i n t a n a , 1838, pp. 3 7 7 - 8 3 , se lee « Y o los escribo, díctalos A p o l o » .
recogido por
766
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Esta p r o p o s i c i ó n parece algo soberana en favor del autor, y se t e m p l a r á más si prometiera a su aliento ser llevado del nombre del duque a quien se dedica el poema. Garcilaso se c o n t e n t ó con decir «Repite en Lusitania el nombre m í o , donde será escuchado, e t c . » . 4
RESPUESTA
A u n q u e mejor que en otra parte, será segura la obediencia ciega, pues la integridad con que V . M . me favorece por el magisterio que le reconozco, guiado de su doctrina sin vista caminara sin riesgo, pero porque parezcamos dos (como dijo u n filósofo) y porque sea mayor su victoria de V . M . , después de m i defensa, respondo a l o que me advierte. E n esta arrogancia que V . M . llama soberanía, i m i t o a todos los poetas grandes latinos y vulgares, que no cito p o r la prolijidad, y decir que A p o l o dicta a los poetas antes pudiera condenarse por c o m ú n . Estos versos sólo tienen de presumidos el m o d o , y, quitada la bizarría con que se ocasionan la novedad, se dice en ellos l o que todos saben.
Octava n ú m e r o 8 ADVERTENCIA 2
R u b é n , que por Pontífice aquel año el crédito lograba de profeta N o se sabe por q u é o c ó m o lograba crédito de profeta por ser Pontífice o presidente aquel a ñ o . ¿Acaso era anejo el dar c r é d i t o de profetas a los pontífices por sólo que lo fuesen? N o sé q u é o p i n i ó n es. RESPUESTA
E l pontificado era consecuencia de la profecía; ésta es cosa m u y frecuente, así se colige de San C r i s ó s t o m o , San C i r i l o , San L e ó n , San A g u s t í n , y especialmente de San Juan Evangelista, capítulo 21, de donde yo lo trasladé, que después de haber referido las palabras de Caifas, «vos nescitis quidquam, nec cogitatis quia expedit vobis
4
B o c á n g e l parafrasea los versos 247-48 de la Égloga III de Garcilaso de la V e g a :
«al mar de Lusitania el n o m b r e m í o , / donde será escuchado, y o l o fío».
CENSURA
A LAS RIMAS CASTELLANAS (¿1642?)
767
ut unus moriatur homo pro populo et non tota gens pereat», prosigue «Hoc autem a semet ipso non dixit, sed cum esset pontifex anni illius prophetavit» . Y el padre Juan Maldonado d e s e m p e ñ a m i p r o posición por todo el n ú m e r o 51 sobre este lugar, y en el n ú m e r o 21 sobre el capítulo 7 de San M a t e o dice «profetavit iam Caiphas homo iniquus, quia pontifex era, anni illius...» . 5
6
Octava n ú m e r o 13 ADVERTENCIA 3
A l darle el memorial t e m b l ó la mano Los efectos de esta estancia se describen con mucha oscuridad, en lo que se da a entender hallo esto que dificultar. Hácese e q u í v o c o de los pedazos del m e m o r i a l roto a los de u n afecto. S i o l v i d ó la v i o lencia, ¿ c ó m o r o m p i ó el memorial? Esta locución de pedazos de afecto no es propia o no es bella, n i la palabra pedazo (de que se usa en algunas partes del poema) suena bien. RESPUESTA
M i estilo se opone en todo a los que c o n extrañeza de palabras y trasposición de cláusulas se escurecen, c o n t e n t á n d o s e con la vanidad de la a r m o n í a sin sustancia. Deseo con voces claras explicar conceptos no comunes, y si por ellos alguna vez ser retirados, o p o r faltar paciencia a quien los lee, parecen oscuros, no merezco culpa. E n esta octava pretendo decir que R a q u e l , turbada, dio memorial al R e y , y que él le recibió con demostraciones de dureza, recatando las señales de humanidad, hasta que, oprimido de sus ansias, o l v i d ó en el semblante la violencia que le hacía la soberanía y r o m p i ó los lazos de
5
U l l o a Pereira, o el copista, se e q u i v o c a a q u í , pues la cita v i e n e de San Juan,
11, 4 9 - 5 1 : «Mas u n o de ellos, llamado Caifas, que era el s u m o p o n t í f i c e de aquel a ñ o , les dijo: V o s o t r o s n o sabéis nada, n i p e n s á i s que os c o n v i e n e que m u e r a u n h o m b r e p o r el p u e b l o , y no que toda la n a c i ó n perezca. M a s esto n o lo dijo de sí m i s m o , sino que, siendo s u m o p o n t í f i c e aquel a ñ o , p r o f e t i z ó que J e s ú s h a b í a de m o r i r p o r la n a c i ó n » . 6
Es probable que se refiera al P . J u a n M a l d o n a d o , Commentarii in quatuor evan-
gelistas, L u g d u n i , 1 5 9 8 , o a su B r i x i a e , 1598.
Commentarii in Evangelium D. Lucae et Joannis,
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
ella algún afecto dividido en partes, que si se juntaran los pedazos en que salió deshecho, se pudiera hacer de todos ellos un suspiro. Y , finalmente, que no suspiró el R e y por la decencia y gravedad, pero juntas las demostraciones que hizo mostraron tanto c o m o u n suspiro . Esto se dice sin que falte palabra para explicarlo, cuanto yo puedo entender. Ajústese ahora con los versos : 7
8
A l dar el memorial tembló la mano, y al recibirle el Rey endurecido todas las señas recató de humano, hasta que, de sus ansias oprimido, olvidó en el semblante soberano la violencia, y en partes dividido algún afecto (que rompió los lazos ) fuera suspiro juntos los pedazos. 9
N i n g u n a v o z repetida es buena, y si pedazo está en tantas partes que se pueda notar por molestia, c o n v e n d r á mudarla. P o r lo d e m á s , la mayor parte de la bajeza o gravedad de las palabras consiste en la colocación y en el tiempo y propósito a que se usan.
Octava n ú m e r o 14 ADVERTENCIA 4
Q u e de su misma confusión se espanta
10
P o c o o n i n g ú n encarecimiento para el aprieto de un R e y justo y amante. RESPUESTA
Esto no está m u y encarecido y pudiera mejorarse, pero c o n dificultad se hallará en todo la igualdad que se desea.
7
E n este p u n t o B N M M s . 4 . 1 4 7 , f o l . 51 I r tiene « m o n t a r o n tanto c o m o u n
suspiro». 8
9
Estos versos faltan en B L M s . E g . 569, pero se i n c l u y e n en B N M M s . 4.147. E n la v e r s i ó n del Parnaso español, 1838, se lee « a l g ú n afecto que d e j ó los l a -
zos». 1 0
Este verso n o aparece en el texto final del p o e m a .
CENSURA
A LAS RIMAS CASTELLANAS (¿1642?)
769
Octava n ú m e r o 16 ADVERTENCIA 5
L a mezcla de la llama y de la nieve M a y o r palabra que mezcla se desea aquí, como lucha o batalla. RESPUESTA
N o es m i intento significar aquí batalla n i lucha, sino junta y conformidad con que, ligados estos elementos contrarios, hagan sus efectos diferentes en este corazón combatido . S i para esto se h a llare v o z que diga lo mismo que mezcla y sea más sublime, la admitiré . 11
12
Octava n ú m e r o 27 ADVERTENCIA 6
A m o r no se celebre que trújese E l triunfo del amor tan feo como abatirse un rey católico a siete años de amancebamiento con una hebrea, no sé si es digno de celebridad sino de acusación, diciendo en este apostrofe: ¡ O h amor, no te acusen por tantos crímenes como haber transformado dioses en brutos sino por este caso de Alfonso ! 13
RESPUESTA
A q u í no se celebra el amor por justo sino por poderoso, y cuantos mayores errores ocasiona tanto más resplandece la violencia de su poder, y estos desórdenes, cuanto menos puestos en razón, encarecen más lo absoluto de su imperio, y en este sentido se ha de tomar tamb i é n el primer verso de m i proposición en este poema: «De los
1 1
B L M s . E g . 569, f o l . 3r tiene «hagan sus efectos diferentes que este c o r a z ó n
c o m b a t i d o » ; «en este c o r a z ó n » parece mejor lectura. 1 2
1 3
A pesar de l o que dice a q u í , U l l o a Pereira n o c a m b i ó al final este verso. L a v e r s i ó n que da a q u í B N M M s . 4.147, f o l . 512r está o b v i a m e n t e c o r r u p -
ta, y a d e m á s revela su estado de copia, y a que el copista ha l e í d o m a l « a p o s t r o f e o a m o r » , c o n v i r t i é n d o l o en «apostrofeo a m o r » .
770
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
triunfos de amor el más lucido» . 14
Octava n ú m e r o 35 ADVERTENCIA 7
Q u e los príncipes mandan cuando pecan Esta p r o p o s i c i ó n está m u y subida de punto. L o más que puede encarecerse es que permiten cuando pecan, pues no hay tan malvado rey que quiera (aún en lo implícito del ejemplo) mandar pecar, n i en estas sentencias de instituto se sufre h i p é r b o l e . 15
Octava n ú m e r o 35 ADVERTENCIA 8
N o son vicios los vicios sino leyes
16
V i c i o s son, y tanto que pasan a autorizarse por leyes siendo en las cabezas, pero decir que no son vicios, no es tan corriente. Y a sé que dice no son tan solamente vicios, pero t a m b i é n tiene sentido de negación, y este sentido de negación es imposible adecuarse a la persona y proposición con que se dice.
Octava n ú m e r o 36 ADVERTENCIA 9
Ignóranse los nombres de los gustos 1 4
1 5
1 6
N o se cita este verso en B L M s . E g . 569. Falta la p r e p o s i c i ó n «en» en B L M s . E g . 569. S e g ú n G a r c í a A r á e z , 1952, p . 2 0 6 , «Es ésta u n a de las octavas m á s famosas
de t o d o e l p o e m a , y hay q u i e n cree que le v a l i ó grandes disgustos a su a u t o r » . L a octava es c o m o sigue: « C o n lastimosas l á g r i m a s c o n t e m p l o / c u á n t o las obras de v i r t u d se t r u e c a n , / y c ó m o llega la c o d i c i a al T e m p l o , / d o n d e
las fuentes
p i e d a d se secan, / o b e d e c i e n d o todos al e j e m p l o , / q u e los p r í n c i p e s
de
mandan
c u a n d o pecan; / y en la v i d a culpable de los reyes / n o son vicios los v i c i o s , sino leyes».
CENSURA
A LAS RIMAS CASTELLANAS (¿1642?)
771
T a m b i é n es ceñir mucho la vida de u n príncipe; gusto es la caza, el j u e g o , la gala, el banquete, y nada de esto se prohibe al rey m á s justo.
Octava n ú m e r o 4 6 ADVERTENCIA
17
IO 1 8
Los consejos prolijos son traiciones A u n q u e sea en boca de este m o z o lozano y libre, no corre esto, porque el consejo más prolijo al fin es consejo, y p o r l o pesado del ministro no se debe llamar traición. Advierta V . M . , suplícoselo el arte c o n que se encarece, lo desbaratado de la razón en estos votos apasionados: el uno no quiere que el rey sepa los nombres de los gustos, el otro tiene por traiciones los consejos p o r sólo la p r o l i j i dad . 19
RESPUESTA
N o se dice para que se tome materialmente que los príncipes mandan cuando pecan, sino que sus ejemplos son tan poderosos que tienen fuerza de mandatos o de preceptos , y en los d e m á s h i p é r b o les que V . M . reforma hasta la Advertencia 10 (con verdadera y segura doctrina) no se pretende persuadir error sino juntar con p r o piedad los afectos de estos votos encontrados, y cuanto mayores son los arrojamientos que dicen para significarlos, tanto más vivamente se representa la ceguedad de sus pasiones en que consiste el mayor lustre del arte. Y aseguro a V . M . que todos los versos que señala en estas oraciones para que se enmienden son los que me han encarecido con mayores alabanzas personas de gran autoridad en esta profesión 20
1 7
A p a r t i r de este p u n t o e l c o p i s t a de B N M M s . 4 . 1 4 7 se e q u i v o c a c o n la
n u m e r a c i ó n de las octavas; a ésta, p o r ejemplo, le pone el n ú m e r o 44. 1 8
E l c o p i s t a de B N M M s . 4 . 1 4 7 n o i n d i c ó en este p u n t o u n a n u e v a a d v e r -
tencia, aunque sí l o h i z o el de B L M s . E g . 5 6 9 . 1 9
H e m o s preferido a q u í dos lecturas de B N M M s . 4 . 1 4 7 : « d e s b a r a t a d o » (por
desbarato) y « t r a i c i o n e s »
(por t r a i c i ó n ) , este ú l t i m o p o r q u e
exactamente c o m o aparece en el comentario. 2 0
Falta en B L M s . E g . 569 la frase «o de p r e c e p t o s » .
preserva la palabra
772
OBRAS
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DE
BOCÁNGEL
de que se conoce la dificultad, pues hay tanta diferencia en juicios tales.
Octava n ú m e r o 47 ADVERTENCIA I I
J ú p i t e r en tu intento escandaloso A q u í no habla el poeta sino u n español católico, y no sé c ó m o se salve que pueda invocar a Júpiter. O l v i d á b a s e m e decir que en la o r a c i ó n que hace A l v a r N ú ñ e z , omite lo más que pudiera ponderar por el pueblo y contra la j u d í a , por cuya causa se conservan los hebreos y la cizaña c o m o ha dicho entre los cristianos . 21
RESPUESTA
Esto corrió con el calor de la musa, y en habiéndose reparado en ello es forzoso enmendarlo. E n lo demás, no siempre se alega todo lo necesario, n i sé si para el pueblo se o m i t i ó l o m á s que se pudiera ponderar, bien que la materia de la religión sea siempre la principal para el estado . 22
ADVERTENCIA
12
V o l v i e n d o , pues, a la i n v o c a c i ó n o apostrofe que hace a J ú p i t e r , no es menos de reparar que diga por Alfonso «Reconocióle, y el rigor airado / acusa de los dioses celestiales» . 23
2 1
R e f i é r e s e a A l v a r N ú ñ e z que lanza una larga serie de consejos al rey, desde
la octava 31 hasta la 47. 2 2
E n B L M s . E g . 569, f o l . 5r se lee «la materia de la r e l a c i ó n » ; la l e c t u r a de
B N M M s . 4.147 parece m á s l ó g i c a en el c o n t e x t o de la censura. 2 3
B o c á n g e l cita a q u í los dos p r i m e r o s versos de la octava 7 2 . E n ambas v e r -
siones se lee « n o es menos de reparar que diga p o r A l f o n s o R e y c o n o c i ó l e , y e l rigor airado acusa de los Dioses Celestiales». A d e m á s , en B L M s . E g . 569, f o l . 5r el copista ha subrayado, c o m o suele hacer, la parte de la cita d e l verso, c o m e n z a n d o c o n «conocióle». E l error — A l f o n s o r e c o n o c i ó l e > Alfonso sugiere que la t r a n s c r i p c i ó n se hizo auditiva y n o visualmente.
Rey
conocióle—
CENSURA
A LAS RIMAS CASTELLANAS (¿1642?)
773
RESPUESTA
Esta pluralidad de los dioses es ya del texto y se permite a los poetas, como se colige de lo mismo que V . M . nota en la advertencia antes de ésta.
Octava n ú m e r o 49 ADVERTENCIA 13
Fue c ó m p l i c e la caza, afán pesado
24
Detesta bravamente de este ejercicio, y no sé por q u é , hallándose favorecido en las sagradas letras, «robustus venator coran domino, etc. », siendo así que esto no es bueno n i malo, antes aprobado en todas edades y en todos príncipes. 2S
RESPUESTA
L a caza es un ejercicio loable y está debajo de la profesión de los príncipes por imagen de la guerra, pero yo la aborrezco mortalmente por inclinación, y así se quedará esta estancia para que la borren los cazadores, y yo, siempre que se ofreciere, condenaré su mal gusto, en mi opinión.
Octava n ú m e r o 56 ADVERTENCIA 14
Y aunque la hermosa amante ver quisiera Esta octava es difícil de entender por la aplicación o metáfora del epiciclo que se introduce sin haber dicho nada claro . 26
E n la v e r s i ó n del Parnaso español, 1838, se lee «fue c ó m p l i c e la caza, celebrado», p o r l o que parece que U l l o a Pereira h i z o caso a la censura. 2 5
Génesis,
10, 9, r e f i r i é n d o s e a N e m r o d : «Et erat robustus venator coram Domi-
no», es d e c i r « Yfue forzudo cazador delante del Señor». 2 6
L a estrofa es c o m o sigue: «Y a u n q u e la h e r m o s a amante v e r q u i s i e r a / el
calor en la n o c h e r e m i t i d o , / n o deja su e p i c i c l o p o r esfera / de las divinas luces elegido; / que, si n o aljaba de las flechas, era / taller de los arpones de C u p i d o , / c o n que todos los tiros son mortales, / afiladas las armas en cristales».
774
OBRAS
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DE
BOCÁNGEL
RESPUESTA
R e c o n o z c o que no está esto muy dirigido; podrá ser que merezca la explicación de algún aficionado, si yo no tuviere tiempo de disponerlo mejor.
Octava n ú m e r o 57 ADVERTENCIA 15
P o r milagro mayor naturaleza
27
L a oscuridad no es opuesta de la belleza, antes se pretende a q u í que sea hermosura, luego no fue milagro juntar uno y otro, o si se quiere sean opuestas belleza y oscuridad, no le estaría bien a R a q u e l tener el cabello oscuro. RESPUESTA
Siendo la belleza resplandor (según la definición de P l a t ó n y de todos los que siguen su escuela), será opuesta la oscuridad, y de este gran filósofo trasladé a la letra aquellos dos versos: « R e s p l a n d o r celestial que se deriva / de la divinidad es la belleza» . L o negro no es dudable que sea oscuro; el cabello de R a q u e l era negro, y el m i l a gro de naturaleza estuvo en que fuese oscuro y hermoso . 28
29
Octava n ú m e r o 61 ADVERTENCIA
16
Alzando entonces la fatal cortina Némesis, etc. 30
2 7
E n la v e r s i ó n d e l Parnaso español, 1 8 3 8 , se lee, c o n e l verso s i g u i e n t e , « p o r
milagro de a m o r naturaleza / j u n t ó la oscuridad y la belleza». 2 8
2 9
S o n los dos primeros versos de la octava 42. C o m o apunta G a r c í a A r á e z , 1952, p . 2 1 2 , «Así glosa una v e z m á s , ahora en
la Defensa de las censuras de Bocángel, su eterno credo p l a t ó n i c o » . 3 0
T r á t a s e de la octava 62 y se lee en la v e r s i ó n del Parnaso español,
zando entonces la fatal cortina / N é m e s i s p e r m i t i ó que se m o s t r a r a » .
1838, « A l -
CENSURA
775
A LAS RIMAS CASTELLANAS (¿1642?)
Esta cortina no se sabe de d ó n d e es, si del T e m p l o de N é m e s i s o del tálamo de Raquel. C o n v e n d r í a algún asunto que lo declarase . 31
RESPUESTA
Esta cortina es del T e m p l o de N é m e s i s y el asunto «fatal» lo declara bastantemente, y no puede haber equivocación atendiendo al contexto. ADVERTENCIA
17
Sigúese l o que (a m i ver) es de más reparo en el arte, cuando, acometida R a q u e l tan furiosamente, se pone tan despacio a apoyar o disculpar sus amores con símiles y filosofías que a nadie ocurren en aquel trance, sino afectos fuertes que muestran los ánimos feroces; ni éstos en aquel í m p e t u de hacer rajar las puertas se pararán a escuchar aquella o r a c i ó n . 32
RESPUESTA
E n este reparo estoy condenado contra el arte sin apelación, porque han convenido con V . M . d o n García de Porres, colegial del Colegio M a y o r de Cuenca de Salamanca, persona de gran ingenio y letras, que conozco por la fama de su nombre, y el padre Hernando de Ávila de la C o m p a ñ í a de Jesús, hijo de Sevilla, cuyo juicio y prendas insignes amo y respeto con gran v e n e r a c i ó n , por haberlas c o n o c i d o m u y estimables en discursos de larga amistad. Y así, esto se e n m e n d a r á , si este papel se pusiere más a la luz. A h o r a , salió del borrador intempestivamente sin consentimiento m í o y me rendí después a repetir algunas copias, porque corría lleno de errores de la pluma y me lastimo que tuviese estos defectos más.
3 1
3 2
B N M M s . 4.147 p o n e a q u í «adjunto». Se trata de la octava 66. S e g ú n G a r c í a A r á e z , 1952, p . 2 1 3 , « R a q u e l , al filo
de la m u e r t e , lanza u n apostrofe l l e n o de sutilezas, ante las c u c h i l l a s que v a n a h u n d i r s e en su c u e r p o . Y a u n así, s o n conceptos m u y hermosos, dichos c o n p e r f e c c i ó n de palabras».
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DE
BOCÁNCEL
Octava n ú m e r o 68 ADVERTENCIA I 8
La que a sus plantas o s t e n t ó la l u n a
33
¿En q u é forma ? 34
RESPUESTA
C o n la p r e s u n c i ó n , vanidad y soberbia de que se acusa en todo este discurso.
Octava n ú m e r o 69 ADVERTENCIA
19
¡ O h mudanza forzosa en la fortuna! A q u í se echa menos una exclamación grande del poeta, haciendo juicio de todos los puntos grandes que ha escrito para mover los afectos a algo determinado, porque es m u y breve y no m u y esencial lo que en esta estancia concluye . 35
RESPUESTA
P o r no poco sustancial j u z g u é la moralidad c o n que aquí se advierte el descuido de los tiranos cuando hacen ostentación de su p o der, al tiempo que tienen más cercano el fin; y ojalá que hubieran juzgado todos esta estancia por vacía y no trascendiera la malicia a sacar de ella y de otras de este papel sentido diferente de m i i n t e n ción.
3 3
3 4
3 5
T r á t a s e de la octava 70. L e c t u r a de B N M M s . 4.147; en B L M s . E g . 569 v i e n e «En f o r m a » . L a octava que m e r e c i ó la censura de B o c á n g e l (tanto de la a d v e r t e n c i a 18
c o m o de la 19) es la n ú m e r o 7 0 , y n o la 68 n i la 6 9 : « ¡ O h m u d a n z a forzosa en la f o r t u n a ! / ¿ Q u é v a n i d a d en tu v a l o r blasona? / L a que a sus plantas o s t e n t ó la L u n a , / p a r e c i é n d o l e p o c o una c o r o n a , / y a sin aliento de esperanza a l g u n a ,
/
entre la turba v i l , que la baldona, / es v í c t i m a sangrienta de villanos: / ¿Esto a c o n tece y d u e r m e n los tiranos?».
CENSURA
A LAS RIMAS CASTELLANAS (¿1642?)
777
C o n el j u i c i o que V . M . hiciere en la revista, se fenecerá este pleito y estaré obediente a su sentencia . 36
L a revista es la segunda vista o e x a m e n , h e c h o c o n c u i d a d o y d i l i g e n c i a , de u n p l e i t o : « D e la sentencia i n t e r l o c u t o r i a que se diere en grado de revista, en el C o n s e j o R e a l , o en c u a l q u i e r de las C a n c i l l e r í a s , n o se puede s u p l i c a r » (Autoridades).
TRIUNFO
DE AMOR (¿1643-1644?)
Y
MARTE
A L A EXCELENTÍSIMA SEÑORA DOÑA CATALINA DE MONCADA, DUQUESA DE MONTALTO Y VIBONA, PRINCESA DE PATERNO 1
E l m é r i t o que tienen las sombras en relevar lo primoroso de la más valiente pintura pudiera disculpar la osadía de estos borrones, introducidos a las altas luces de Vuestra Excelencia, que, en la ocasión de sus felicísimas bodas, con entera ostentación resplandecen . Y aunque los vulgares ojos no alcanzan más esfera que la de tan peregrinas y notorias prendas, los estudiosos de los soberanos méritos de V . E . trascienden a más que la exterior distancia, ponderando su gran talento en elegir sujeto que nació y se e d u c ó tan preferido, porque excluir el sabio acuerdo de V . E . del acierto de elección tan suya fuera (por adular su desdén) echar mano de una hazañería, negando a su dictamen una h a z a ñ a . Las altas prendas del príncipe duque de Montalto pudieron estar apartadas pero no lejos del cuidado más noble de su fama. M i alabanza sosiega en el silencio, pues sus verdades se pusieron más altas que la lisonja, con que, sin agravio de ambos logros, dejaré excluido en su felicidad aun el nombre grosero de ventura. V . E . admita estos afectuosos y festivos n ú m e r o s , que cuanto temen por su indignidad confían por su rendimiento, y goce tan felices y luengos 2
1
D o ñ a Catalina de M o n e a d a era dama de la R e i n a y hermana d e l m a r q u é s de
A y t o n a . Se casó c o n L u i s G u i l l é n de M o n e a d a y A r a g ó n ,
príncipe
de P a t e r n o ,
duque de M o n t a l t o y caballero de la O r d e n del T o i s ó n de O r o el 21 de enero de 1644. M u r i ó en la p r i m a v e r a de 1658; sobre su muerte
e s c r i b i ó u n soneto el
conde de R e b o l l e d o (véase Edición critica de los «Ocios» del conde de Rebolledo, ed. G o n z á l e z C a ñ a l , 1997, Soneto 237). 2
C o m o en otros poemas de este g é n e r o (El retrato panegírico,
El retrato), B o -
c á n g e l consigue i n t r o d u c i r t é r m i n o s de la p i n t u r a —sombras, relevar, luces— así haciendo suyo el verso c é l e b r e de H o r a c i o : «ut pictura poesis».
782
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DE
BOCÁNGEL
años de vida y prosperidad en el estado nuevo como la misma envidia confesará que merece. Criado de V . E . que su mano besa D . Gabriel Bocángel y Unzueta
TRIUNFO
DE AMOR
Y MARTE
(¿1643-44?)
783
215* Argumento del Poema E n Sicilia el A m o r un pecho asesta, cuyo imperado arpón es Himeneo; éste en sombras un sol le manifiesta, que su noble ambición llena al deseo. Marte celoso gran motivo apresta; España logra equívoco un trofeo. Viene un príncipe, ve, queda vencido; César mejor, pues c o r o n ó a Cupido.
5
* A u n q u e e l Triunfo de Amor y Marte no lleva fecha de i m p r e s i ó n , la boda que describe entre e l d u q u e de M o n t a l t o y d o ñ a C a t a l i n a de M o n e a d a , hermana d e l m a r q u é s de A y t o n a , tuvo lugar jueves 21 de enero de 1644 y es p o r tanto probable que el p o e m a fuese escrito por estas fechas, tal vez para ser regalado a los asistentes a la boda. P e l l i c e r describe la boda así: «El Jueves 21 de éste fue la boda del S e ñ o r D u q u e de M o n t a l t o , P r i n c i p e de Paterno, c o n la S e ñ o r a D o ñ a C a t a l i n a de M o n eada. F u e r o n las ceremonias las mismas que la de su hermano el S e ñ o r M a r q u e s de A y t o n a ; n o c o m i e r o n c o n los R e y e s c o m o se p e n s ó , p o r q u e la R e y n a nuestra S e ñ o r a c o m e ahora p o r la noche, y p o r la m a ñ a n a solo toma c h o c o l a t e . . . Las galas y a c o m p a ñ a m i e n t o fueron grandes, y salieron a O d ó n , lugar d e l S e ñ o r conde de C h i n c h ó n , tres leguas de M a d r i d , d o n d e tiene su casa, y allá reside» (Pellicer y T o v a r , Avisos históricos que comprehenden las noticias y sucesos mas particulares, ocurridos en nuestra Monarquía
desde el año de 1639, e d . Valladares de S o t o m a y o r , 1790,
A v i s o de 2 6 - 1 - 1 6 4 4 , p . 131). E l amigo de B o c á n g e l , G a r c í a de Salcedo C o r o n e l , , e s c r i b i ó u n Epitalamio para las primeras bodas (que t u v i e r o n lugar hacia 1630) del S e ñ o r D o n L u i s de A r a g ó n y M o n e a d a , esta vez c o n D o ñ a M a r í a
E n r í q u e z de
R i b e r a , hija d e l duque de Alcalá (Cristales de Helicona, M a d r i d , 1650, fols. 103r9v). Sobre la figura del duque de M o n t a l t o , véase Pardo C a n a l í s , 1977, pp. 2 0 - 2 1 . Es notable en este p o e m a el reciclaje p o é t i c o que emplea B o c á n g e l al echar mano de versos enteros de otros poemas suyos, e l resultado seguramente de las prisas y de ser poema de o c a s i ó n . v. 1 Sicilia: el duque de M o n t a l t o h a b í a sido V i r r e y y C a p i t á n G e n e r a l de S i c i lia. v. 2 Himeneo: dios de las nupcias. v. 7 Paráfrasis de la c é l e b r e frase proferida p o r J u l i o C é s a r cuando l l e g ó a las costas de G r a n B r e t a ñ a : «veni, vidi, vici».
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DE
BOCÂNGEL
Triunfo de Amor y Marte I E l trofeo nupcial que honora España a r r e b a t ó m i ya suspensa lira; piadosa culpa m i osadía engaña si innumerable en n ú m e r o s respira. N o es la victoria de quien es la hazaña: vence Himeneo, pero A m o r le inspira; rinde las flechas y ministra el fuego por imperar de grande y no de ciego.
10
15
II Mas tú vences A m o r , pues has domado un corazón que alienta por la herida, y a fiel y casto empleo dedicado vive en su vanidad, muerto en su vida. Amante que viviera enamorado sin amor (tanto acierto le convida) ve que no ve que quien, del todo ciega, explica efectos, pero causas niega.
20
III Esta de Marte, pues, y de C u p i d o gloría, honor de Aragón y de Moneada, que olvidarán las fuerzas del olvido, con pluma he de medir, capaz de osada. E n su lumbre mayor, despeño, o nido inquiere, anhela m i a m b i c i ó n alada;
25
30
v. 16 Cfr. Retrato panegírico: «por imperar de grande y no de n u e v a » (86; 808). Allí t a m b i é n es el ú l t i m o verso cié una estrofa. vv. 21-22 Cfr. 102; 14: « \ u , sin amor, viviera e n a m o r a d o » . v. 26 O b s é r v e s e c ó m o B o c á n g e l consigue i n t r o d u c i r los apellidos del duque: d o n Luis G u i l l é n de M o n e a d a , A r a g ó n , L u n a , etc. v. 27 Cfr. 2; 10: «joven la historia que o l v i d ó el o l v i d o » .
TRIUNFO
DE AMOR
Y MARTE
(¿1643-44?)
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tú (bellísima Clori), escucha en tanto asunto menos que deidad del canto. IV Yace de Italia en el confín remoto hueste de montes en Elísea tierra, donde Ceres recibe culto y voto y el sol vecino de sus montes guerra; cuya playa es suspiro del piloto, que por su acierto golfos sonda y yerra, donde en ardiente oposición del cielo otro elemento llueve el Mongibelo.
35
40
V A l l i nació, pero nació extranjero, h é r o e español, cuya nobleza abona uno y otro laurel, bien que el primero no cupo en rama, y confinó en corona; de cuya estirpe regia, fiel guerrero, al gran Filipo imperios eslabona viniendo a Italia, porque a Italia v i n o conquistador primero que vecino.
45
v. 31 Clori: n o m b r e p o é t i c o p o r d o ñ a Catalina de M o n e a d a . v. 35 Ceres: bajo este n o m b r e era c o n o c i d a e n R o m a la diosa griega D e m é t e r , venerada c o m o diosa de la tierra cultivada. E l rapto de su hija P e r s é f o n e se sitúa, s e g ú n algunos autores, e n la isla de S i c i l i a , de ahí la referencia a q u í a su « c u l t o y v o t o » ; sobre este m i t o , véase 2; 5 8 1 - 8 4 . v. 36 A l u d e a la altura de los montes e n la isla de Sicilia; tan altos son que dan guerra al m i s m o sol. vv. 37-38 L o s antiguos localizaban los escollos de Escila y C a r i b d i s e n la costa de Sicilia, donde p e r e c i e r o n m u c h o s marinos e n sus aguas peligrosas. vv. 39-40 R e f i é r e s e a las erupciones del monte E t n a ( M o n g i b e l o ) . v. 44 D e n u e v o , la referencia a la corona cívica de laurel que se otorgaba a los h é r o e s militares; véase e l Lauro cívico , p o e m a n ú m e r o 198. v. 46 Filipo: Felipe I V .
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OBRAS
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DE
BOCÁNGEL
VI A l l i nació, donde Minerva y Marte le educaron con próspera doctrina: una el genio en estudios le reparte, otro el brazo a victorias le encamina; y vuelto ya naturaleza el arte, águila de Filipo se examina, donde Palermo, por la espada y pluma, le aclama César, le decora N u m a .
50
55
VII Después, a sus confines retirado, (si hay vida en soledad) solo vivía, hasta que A m o r , de una belleza armado, sus ocios a cuidados desafía; y cuando el Argos del c o m ú n cuidado ojos ciento al desvelo adormecía, nupcial un Paraninfo le interrompe el sueño, y tal en voz su pasmo rompe:
60
v. 49 L a referencia a M i n e r v a y M a r t e (dioses, respectivamente, de la s a b i d u r í a y de la guerra) nos recuerda el poema 31; 2 2 - 2 3 . v. 54 A l u d e a la creencia de que el águila, ú n i c a entre las aves, p o d í a mirar d i rectamente al sol sin desviar la vista; en este caso e l sol es F e l i p e I V , cuarto rey c o m o el sol es el cuarto planeta en el sistema p t o l o m a i c o . v. 55 B o c á n g e l alude a dos de las actividades del duque de M o n t a l t o c o m o V i rrey en Sicilia: llevar la guerra (la espada) y dirigir la a d m i n i s t r a c i ó n de la p r o v i n c i a (la pluma). v. 56 C é s a r c o m o s í m b o l o de la guerra, y N u m a c o m o legislador. Este ú l t i m o fue e l segundo rey l e g e n d a r i o de R o m a que d i o a la c i u d a d sus leyes y r e l i g i ó n ; v é a s e 87; 141: « C a t a l u ñ a , A r a g ó n le aclaman N u m a » , r e f i r i é n d o s e
al C a r d e n a l
Infante. v. 60 Argos: centinela c o n c i e n ojos; véase 2; 331, y 86; 265: «Argos de p u e r tas c i e n t o » . v. 63 paraninfo: u n mensajero que anuncia alguna felicidad; t a m b i é n puede ser el P a d r i n o de las bodas; véase 2; 819. vv. 63-64 L a a p a r i c i ó n en s u e ñ o s del Paraninfo recuerda u n episodio parecido en C a m ó e s , Os Lusíadas,
C a n t o Segundo, estrofa 61, cuando M e r c u r i o aparece en
s u e ñ o s a Vasco da G a m a para advertirle de la t r a i c i ó n del rey de M o m b a s a e instarle a seguir su c a m i n o y destino.
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DE AMOR
Y MARTE
(¿1643-44?)
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VIII «Vive feliz garzón, tanto felice que a sus rayos te llama una hermosura tan alta que el silencio a ú n no la dice, y tal que aún no se alcanza con ventura. T u mérito en sus aras se eternice (poco vive el que vive cuanto dura). Expugna su beldad, navega y ama; todo el Etna es vasallo de tu llama.
65
70
IX ¡Oh cuánto, norte, tu derrota empeña! Excede las provincias y las olas; ser la mayor de su beldad es seña, y de sus gracias ser al mundo solas. Las graves luces de su faz risueña hacen de otras bellezas españolas lo que el sol sabe hacer de las estrellas, si al honor de su ultraje aguardan ellas.
75
80
X L o dormido en sus ojos es desvelo; lo negro, falsedad, porque cautiva; es de día en su faz si prende el pelo, de noche, si su frente le derriba. N o es cristal su garganta, porque el hielo no la hiciera tan m ó r b i d a y activa; los grados parte y la blancura toca, y es cristal de garganta y no de roca.
85
v. 70 V e r s o p r e d i l e c t o de B o c á n g e l ; v é a s e , a m o d o de e j e m p l o , 18; 7: «nada vive q u i e n vive lo que dura». v. 88 Cfr. 159; 39-40: «cristal de garganta, / n o cristal de roca».
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DE
BOCÁNGEL
XI N o el j a z m í n a su tez copias atreve, ni su mejilla en el clavel reposa; que lucharon el múrice y la nieve, y de su mezcla se templó la rosa; bien que el clavel mayor empresa mueve cuando menos clavel que mariposa prende el incendio de uno y otro labio, sabio en su voz y en su silencio sabio.
90
95
XII E l ingenio es acierto no adquirido; el arte es superior, pero sin arte. E l talle, por lo justo y lo ceñido, tener presume en sus discursos parte. Su talento aún asombra prevenido; fuerza mayor reserva que reparte, que aunque es la de su voz afable y mucha, aún la atención más oye, que no escucha.
100
XIII Este rasgo te alumbre o ya te informe de tanta luz que ofenden mis bosquejos.
105
v v . 89-94 Las referencias a j a z m í n , clavel, rosa; los colores rojo y blanco, para describir las mejillas y los labios de la dama, son lugares c o m u n e s en la p o e s í a de retratos de B o c á n g e l . A b u n d a n ejemplos en los romances pastoriles donde
nos
p i n t a las damas de la corte, c o m o A n a r d a , A n t a n d r a , Gerarda. U n paralelo m á s o b v i o es, p o r supuesto, El retrato , otro epitalamio c o m o el Triunfo de Amor y Marte. v . 91 múrice: m o l u s c o m a r i n o que segrega u n l í q u i d o p u r p ú r e o ; p o r e x t e n s i ó n , c o l o r de p ú r p u r a ; véase 87; 4 1 . v. 96 Cfr. la d e s c r i p c i ó n de Leandro en la Fábula de Leandro y Ero: « s a b i o , de amor tolera la fatiga, / y la dicha tal vez tolera sabio» (2; 133-34). v v . 9 7 - 9 8 P r o c e d e n del soneto 102; 9-10: «El arte es superior, pero sin arte / el i n g e n i o es acierto y no es v e n t u r a » . V é a s e su uso t a m b i é n en El retrato, p o e m a n ú m e r o 199; 131-32. v. 100 Cfr. 102; 12: « D e tantas partes no presume parte». v. 102 Cfr. 199; 18: «que tu fuerza a ú n fulmina reservada». v v . 106-8 C o m o en la Dedicatoria al p o e m a , B o c á n g e l vuelve a utilizar t é r m i nos asociados c o n la pintura, c o m o bosquejos, c o p i a , retratos, lejos.
TRIUNFO
DE AMOR
Y MARTE
(¿1643-44?)
E n vano buscarás copia conforme, que todos los retratos son sus lejos». Aquí Himeneo feneció su informe, porque el sol, ya del alba en los espejos, desvanecía el inmortal tesoro de su rubia beldad, Narciso de oro.
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110
XIV Arrebatóse la visión tan presto como que muestra que en deidad se funda, o fue dicha y, faltando, manifiesta de ser felicidad seña segunda. N o la estancia tan firme, como enhiesta, q u e d ó al temblor que del partir redunda; caen las estatuas, y si alguna acierta a estribar, no es de estatua, mas de yerta.
115
120
XV E n su obediencia acepta la embajada el héroe, ni dormido, ni despierto. N o sin misterio al sueño encomendada, por dar aplausos de su fe al acierto, ni la permite riesgos de soñada. Durmiendo está más de que duerme, cierto; medio al sentir, el á n i m o consiente, pues no sintiendo, siente que no siente.
125
XVI Mas ya el hermano de la muerte helado corrió el velo de sombra a los oídos; el que fue sueño se heredó cuidado,
130
vv. 110-12 E l sol que nace o se pone e n el mar visto c o m o otro N a r c i s o (que se miraba e n e l agua c o m o si fuera u n espejo) es imagen favorecida p o r B o c á n g e l ; v é a s e 2; 3 3 3 - 3 4 : «El s o l , dejando su zafir ya o s c u r o , / e n e l m a r su h e r m o s u r a retrataba». v v . 1 2 1 - 3 2 Larga e interesante d e s c r i p c i ó n d e l estado entre d o r m i d o y despierto del duque y el efecto del s u e ñ o que acaba de tener. A l u d e t a m b i é n a la idea clásica de que el s u e ñ o es pareja de la muerte: «imago mortis esí».
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y volvieron a serlo los sentidos. E l príncipe, entre a t ó n i t o y turbado, tienta los aires, que a ú n m i r ó lucidos, mas habla en fin, que su fineza muda teme el semblante adúltero de duda:
135
XVII «Oh tú, que de dictamen soberano ministro partes y contrato llegas, tan divino que sólo en ti de humano miro la agilidad con que te niegas, un corazón con alas, no liviano, te dan mis ansias de rendidas ciegas; un corazón que cederá a ninguno, no por más generoso, por más uno.
140
XVIII Este a tus aras doy, si arder merezco (que tal llama soborna al sacrificio). Mas ¡ay!, que en nueva duda me obscurezco, y sólo yo padezco el beneficio; pues cuando a tanto sol el alma ofrezco, que niega al sol aun pretensión de indicio, ¿cuál lustre, q u é aparato, q u é opulencia al conseguir aún se dirá decencia?
145
150
XIX L o precioso que engendra infante el día (lustrosa disensión de los mortales), las riquezas, o lides, que nos cría Occidente en sus rubios minerales; el erario que R o m a a César fía,
155
v. 138 Cfr. 2; 7 9 3 - 9 4 : « O h t ú , que a mis arenas infelices / L e a n d r o partes y c a d á v e r llegas». v. 150 Procede directamente del Retrato panegírico, 86; 804. v v . 1 5 7 - 6 0 R e f i é r e s e al m o m e n t o en que J u l i o C é s a r , d e s p u é s de c r u z a r e l R u b i c ó n y someter toda Italia a su a u t o r i d a d , entra en R o m a y se apodera del tesoro p ú b l i c o para sufragar su c a m p a ñ a . N a r r a el suceso L u c a n o , Bellum civile, III,
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despojado a sus í m p e t u s fatales, cuando quiso Fortuna (imperio vano) a R o m a ver más pobre que a un romano,
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160
XX no bastaran a triunfo tan lucido, donde a desmayos es pálido el oro, que no deja tesoro el pretendido, si el pretendido es el mayor tesoro». D i j o el amante, y vióse interrumpido de veloz mensajero que, sonoro, con boca de metal torcido y hueco, guerra pronuncia y se la otorga el eco.
165
XXI «La Fama soy de España, vengo (dijo) mar de rebelde sangre, si antes tierra, adonde emprende el subdito y el hijo contra el padre y señor ingrata guerra. Firme su acero, y más su hierro fijo, la venia impide, la quietud destierra, cárcel comprada los sepulta vivos; de súbditos apelan a cautivos.
170
175
vv. 115-68: «tum conditus imo / Eruitur templo multis non tactus ab annis / Romani census populi... I ... I tristi spoliantur templa rapiña,
/ Pauperiorque fuit tune primum
Caesare Roma» (vv. 1 5 5 - 5 7 y 1 6 7 - 6 8 ) . E l verso 160 d e l p o e m a de B o c á n g e l es t r a d u c c i ó n m á s o menos fiel del verso 168 de L u c a n o : «por p r i m e r a vez R o m a se v i o m á s pobre que u n C é s a r » . v v . 1 6 6 - 1 6 7 L a F a m a , e n forma de c l a r í n , que v i e n e a a n u n c i a r la guerra. T i e n e parecidos c o n la presencia y el papel de la M e m o r i a en el Retrato panegírico, y t a m b i é n c o n la Fama que viaja a Sanlúcar en el Lauro chico (198; 42). L a figura de la Fama p r o c e d e
de V i r g i l i o ,
Eneida, I V , 170-88; allí es descrita c o m o v e l o z :
«Fama, malum qua non aliud velocius ullum... pedibus celerem et pernicibus alis» ( v v . 174 y 180), y se refiere a su boca sonora: «tot linguae, totidem ora sonant, tot subrigit auris» (v. 183). T a m b i é n V i r g i l i o la describe c o m o « m e n s a j e r o » : «tam ficti pravique tenax quam nuntia veri» (v. 188). vv. 170-72 E l p o e m a de B o c á n g e l se e s c r i b i ó e n m o m e n t o s m u y difíciles para el país: e n 1640 C a t a l u ñ a y P o r t u g a l se h a b í a n sublevado contra el poder central, y los años 1643 y 1644 fueron a ñ o s de derrotas y reveses para la m o n a r q u í a .
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XXII E l t i m ó n sabio del gobierno roto, Cataluña en ideas se deshace; es holocausto sin deidad ni voto, o por voto su llama enciende y pace. Y Portugal, en bélico alboroto, vano pavón sus círculos deshace, cuando abatida en su invasión ignora que un rey desdeña y un igual adora.
180
XXIII Pecan las dos provincias sin castigo, porque ninguno su delito alcanza; inventaron morir sin enemigo, y temen como azote a la esperanza. Lidia con ellos, pero más consigo, Filipo, siendo e q u í v o c a su lanza, que en su clemente, próvido hemisferio el fuego militar todo es cauterio.
185
190
XXIV N o sufren medicina sino armada, por eso el real León su amor empuña,
vv. 181-82 Procede del Lauro cívico: «El v u l g o p o r t u g u é s , v i l Faetonte, / si n o p a v ó n que c í r c u l o s d e s h a c e » (198; 106-07). Es probable que B o c á n g e l tuviera en c o n s i d e r a c i ó n a q u í el t ó p i c o d e l p a v ó n y sus pies tan feos, que hacen tanto c o n traste c o n su rueda: «deshaz la rueda y m í r a t e los pies». C o m o dice W i l s o n , 1953, pp. 9 0 - 9 1 : « T h e contrast b e t w e e n
its magnificence
and
this
ugliness was a
c o m m o n p l a c e image o f pride i n sixteenth-century literature». v. 184 Los portugueses, s e g ú n B o c á n g e l , d e s d e ñ a n al rey que tienen — F e l i p e I V — , adorando en su lugar a u n igual — J o á o , d u q u e de Braganza, a q u i e n c o n v i r t i e r o n en el rey J o á o I V . v. 187 Cfr. 92; 14: «la afrenta de m o r i r sin e n e m i g o » . vv. 189-92 Velada e interesante crítica a la p o l í t i c a seguida por Felipe I V (que B o c á n g e l parece considerar blanda y e q u í v o c a ) c o n respecto a las dos p r o v i n c i a s rebeldes. vv. 193-96 E m p l e a n d o i m á g e n e s m é d i c a s , B o c á n g e l sugiere remedios para las dos rebeliones; para él, C a t a l u ñ a y P o r t u g a l son dos pacientes que necesitan ayuda m é d i c a mediante la sangría.
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y en campaña de aceros espigada salud sangrienta otorga a C a t a l u ñ a . Hiere una garra allí, y otra elevada da a Portugal, porque se afile y b r u ñ a más en la tolerancia que en la injuria, que la pronta venganza más es furia.
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195
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XXV T a l estado padece agora España, y su prescrita religión padece. A r m a tu pecho, que ocasión tamaña, si tu valor no añade, le esclarece.» N o el príncipe responde, que aún extraña dilación que el menor suspiro ofrece; ni escucha más, temiendo que la gloria del persuadir se arrogue la oratoria.
205
XXVI Calmaba A m o r con remo reservado (que más boga calmada una fineza); si volaba desnudo, agora armado, de su volante arpón hará pereza. N o es novedad de A m o r verse soldado, que A m o r milita por naturaleza, ni dar a Marte extrínsecos despojos, que culto material sobra a unos ojos.
210
215
XXVII Cual suele el N o t o en la fragosa cumbre encina combatir de anciano asiento, y, flaco en su violenta pesadumbre,
v v . 2 1 3 - 1 4 A m o r o C u p i d o fue a m e n u d o representado c o m o u n v e n c e d o r llevando u n y e l m o en la cabeza, una lanza e n el h o m b r o , y u n escudo e n el brazo. Así se daba a entender que aun el m i s m o M a r t e r e n d í a c u l t o a la superioridad del amor. v. 217 Noto: p e r s o n i f i c a c i ó n del viento cálido del sur; fragosa: « á s p e r o , i n t r i c a do, lleno de quiebras, malezas y breñas»
(Aíemany).
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BOCÁNGEL
llama al E u r o a certamen más violento; así el A m o r , dispuesto en bella lumbre, exagera con Marte su elemento. Luchan los dos, y en una y otra esfera de partido blasón hay gloria entera.
220
XXVIII N o medita el amante su viaje, fausto afecto sin fausto le previno. Hace el lino pendiente al aire ultraje y azota el mar abeto repentino. Odia la pompa, excluye el homenaje, y del rostro de Tetis cristalino desdenes sufre como a amar empieza, porque es retrato un mar de una belleza.
225
230
XXIX Serena el vuelo la águila de espumas, que, remontada al cielo y al abismo, v. 220 Euro: p e r s o n i f i c a c i ó n del viento del sudoeste, hermano de N o t o . v. 230 Tetis: una de las Nereidas y, por tanto, hija del dios marino N e r e o y de D ó r i d e , la hija del rio O c é a n o . Tetis es la m á s famosa de todas las hermanas. Se c a s ó , en una famosa boda, c o n P e l e o , a la que asistieron todos los dioses o l í m p i cos, las N e r e i d a s , las M u s a s y los C e n t a u r o s . P e r o É r i d e (la Discordia), ofendida p o r q u e no h a b í a sido invitada, l a n z ó sobre la mesa del banquete d i v i n o una m a n zana de oro c o n la leyenda «para la m á s h e r m o s a » . D e a h í salió la famosa disputa sobre la manzana de la discordia, que pasó al arbitrio de Paris, p r o v o c a n d o c o n ello la guerra de T r o y a . v. 232 D e n u e v o , recuerda el m i t o de N a r c i s o y el verso: «en el mar su h e r mosura retrataba» (2; 334). v v . 2 3 3 - 4 0 Parece referirse o al m i t o de Faetonte (que c o n d u j o el carro solar y v o l ó demasiado cerca de los planetas y luego se a c e r c ó demasiado al mar) o al de Icaro (que se a c e r c ó demasiado al sol, c o n lo que se d e r r i t i ó la cera de sus alas), o, menos probable, al m i t o de J ú p i t e r y Ganimedes, a q u i e n J ú p i t e r r a p t ó tomando la forma de una águila ( n ó t e n s e las referencias a «águila» y «garzón»). S o n referencias e x t r a ñ a s en el contexto del viaje por mar en 1639 del duque desde Sicilia a E s p a ñ a donde c o n o c e r í a a la que seria su segunda esposa. C o m o las anteriores referencias a N a r c i s o y a T e t i s , éstas t a m b i é n s u b v i e r t e n
la tranquilidad d e l texto al a ñ a d i r
elementos de desgracia, de desastre, de orgullo que conduce a una caída, etc. Sobre la m i s m a a m b i g ü e d a d o a m b i v a l e n c i a entre texto y referencias clásicas, véase El retrato (199; 163-70).
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en el cristal volante de sus plumas p e n ú l t i m o al garzón fue parasismo; cuando, rozadas las esferas sumas, ya, ya el naufragio le e m b e b i ó en sí mismo, y viendo el agua tan vecina a veces, nadar miraba el signo de los peces.
235
240
XXX Besa la orilla ibera, que no el puerto, la prora, donde nuevas olas llegan de esperanza en un golfo más abierto, porque puertos de amantes se navegan. Surge en playa española el lino experto, y los afectos a otro mar se entregan hasta M a d r i d , adonde el l e ñ o roto en el templo de A m o r suspende el voto.
245
XXXI Allí su N o r t e , allí mira su estrella, que apagar sabe un sol y no un deseo. Festivo en a d e m á n , dorado en huella, mira el intonso bulto de Himeneo,
250
v. 240 E l signo (o c o n s t e l a c i ó n ) de los peces es Piscis. v. 241 E l duque de M o n t a l t o llegó a E s p a ñ a en 1639 procedente de P a l e r m o , d o n d e e m b a r c ó a mediados de febrero. D e s p u é s de una estancia e n la C o r t e , se j u n t ó c o n e l e j é r c i t o e n A r a g ó n : «al D u q u e de M o n t a l t o le ha h e c h o
S. M .
m e r c e d de la llave dorada c o n ejercicio y otras mercedes, y v e n d r á presto a casarse c o n la M o n e a d a . . . ha estado en Zaragoza desde que v i n o de Italia c o n el p r í n c i p e de la M a r » (Cartas de algunos padres de la Compañía monarquía
de Jesús sobre los sucesos de la
entre los años de 1634 y 1648, en Memorial Histórico Español,
1851-1918,
v o l . X V I , A v i s o de 2 5 - X - 1 6 4 2 , p . 476). v. 243 Posible a l u s i ó n , mediante j u e g o de palabras, a otro golfo, el de la B u e na Esperanza en el c o n o sur de África. v. 247 E l duque v o l v i ó a M a d r i d e n enero de 1643: «El p r í n c i p e de Paterno, duque de M o n t a l t o , entra m a ñ a n a en M a d r i d a casar c o n la de M o n e a d a , dama de la R e i n a , y h e r m a n a del de A y t o n a ; h á c e l e e l R e y muchas m e r c e d e s » (Cartas de Jesuítas,
1851-1918, v o l . X V I , A v i s o de 21-1-1643, p . 498).
v v . 2 4 7 - 4 8 C u p i d o fue venerado en sus templos tanto c o m o V e n u s , y se susp e n d í a n trofeos de guerra allí c o m o votos. v. 249 L a estrella polar o del N o r t e que guiaba a los marineros.
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consultando su forma con aquella que o y ó , no vista, en sombras de Morfeo. Todos se ven, y del mirar redunda la dulce u n i ó n de la legal coyunda.
255
XXXII M i l naufragios políticos tolera de borrascas enjutas Palinuro, que no era en la conquista que venera otra ventura asegurar seguro. Merece, mas no el mérito pondera; muere animado del vivir futuro, que el alma, de intereses desasida, yace en sí propia Fénix de otra vida.
260
XXXIII C ó m o , en fin, las dos almas fueron una cuando, ligadas al consorcio santo, c o m e n z ó a no ser ciega la fortuna, a tantas partes asistiendo tanto, Musas, decidlo vos, si es que hay alguna que, repartiendo con m i voz su canto de cisne, la mejor parte eligiere, que en mí sólo averiguo la que muere.
265
270
XXXIV Agasajo y honor de los amantes de la deidad del templo fue la pompa. Muestran amigos los que fueron antes siervos, sin que el obsequio se interrompa. E l menor de los astros circunstantes el cóncavo lunar pide por trompa,
275
v. 254 Morfeo: personifica las diversas formas que aparecen en el s u e ñ o ; véase 86; 1086. v. 258 Palinuro: el p i l o t o de Eneas; véase 86; 892. vv. 2 7 0 - 7 2 Sobre el canto del cisne, v é a n s e 86; 3-4 y 117; 2-4.
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DE AMOR
Y MARTE
(¿1643-44')
y los ingenios de los dos esposos sus raptos y Triunfos amorosos. FIN
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AFECTOS TRÁGICOS EN LA DE LA REINA ISABEL DE (1644)
MUERTE BORBON
216 Sextinas I E l laurel valeroso, perdonado del atrevido rayo de la muerte, Filipo, en su valor más coronado, no vasallo, monarca de la suerte, he de llorar, que siempre tuvo el llanto no más fortuna, más verdad que el canto.
5
II N o estilo de metal, lengua de acero, ni aquel cristal sonoro del Parnaso derramado en el vaso más severo * Estas sextinas fueron publicadas e n Pompa funeral, honras y exequias en la muerte de la muy Alta y Católica Señora Doña Isabel de Borbon Reyna de las Españas y del Nuevo Mundo que se celebraron en el Real Convento de S. Gerónimo
de la villa de
Madrid mandadas publicar por el Conde de Castrillo, M a d r i d , D i e g o D í a z de la C a r r e ra, 1645, fols. 1 4 4 v - 4 7 v . F u e r o n escritas entre el 6 de octubre (día de la muerte de la reina) y e l 18 de n o v i e m b r e de 1644 ( d í a de las exequias
f ú n e b r e s ) , pues se
colgaron c o n m u c h o s otros poemas alrededor d e l a t a ú d , c o m o leemos en la Pompa funeral: «se franquearon los quatro lie[n]cos d e l claustro para las P o e s í a s . . . H u v o obras heroicas, líricas, i elegiacas, de suma elegancia, e r u d i c i ó n , i a g u d e z a » (fol. 37v). C o m o pasa c o n otros poemas bocangelinos de esta é p o c a , escritos c o n cierta p r e m u r a , hay u n notable reciclaje p o é t i c o al utilizar el p o e t a versos de poemas suyos anteriores. v. 5 E c o del p r i m e r verso de la Eneida de V i r g i l i o : «Arma virumque ». v. 7 Cfr. 86; 2 5 - 2 7 : « ¿ Q u é estilo de m e t a l , de musas
c i e n t o , / b a ñ a d o en
fuente de l i c o r furioso, / digna v o z m e d a r á , d i g n o i n s t r u m e n t o ? » . V é a s e la nota siguiente donde se ve que en esta segunda estrofa la referencia es a las Musas. v. 8 Parnaso: lugar d e l o r á c u l o de Delfos y monte donde t e n í a n su morada las Musas. L a referencia al laurel en el v. 1 nos recuerda a A p o l o , dios de las artes que p r e s i d í a e l c o r o de las M u s a s , y e l «cristal s o n o r o » a las M u s a s , para quienes s o n sagradas todas las fuentes de H e l i c o n a y Parnaso; para m á s detalles, véase 210; 27¬ 40.
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BOCÁSGEL
(si es talento del licor el vaso), explicará el dolor, porque es tan grave que ni en la voz ni en el silencio cabe.
10
III D i v i n a Elisa, pues el alto cielo con inmortales pies pisas y mides, después que impuso tu valor al suelo las dos columnas que envidiara Alcides, oye nuestro dolor, en voces, roto: que parte ruego, que te alcanza voto.
15
IV Y tú, señor, deidad del suelo hispano, a cuya invocación no dividida rompe el aire la voz: o por humano, o porque fue Isabel tu propia vida, oye el lamento que ella agora escucha después de vida larga, más que mucha.
20
V Arte es, señor, que no carece de arte, contarte agora tu tragedia triste, porque no te dejó de ti ser parte el dolor con que entonces la sentiste, que no sabe sentir tanto accidente quien, al sentirle, siente que le siente.
25
30
VI Sufrió la planta generosa y bella de J ú p i t e r la cólera abrasada, los testigos quitando a su querella en selvas de cenizas matizada, vv. 13-14 P r o c e d e n , c o n alguna variante, de Garcilaso, Égloga I, vv. 3 9 4 - 9 5 . v. 16 R e f i é r e s e a las columnas de H é r c u l e s o el estrecho de Gibraltar. vv. 29-30 Cfr. 2 1 5 ; 1 2 7 - 2 8 : « m e d i o al sentir, e l á n i m o consiente, / pues n o sintiendo, siente que no siente», poema escrito hacia enero de 1644.
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TRÁGICOS...
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que aunque bramaron peñas, aires, troncos, se confundieron sus acentos roncos.
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VII Aquel jardín del cielo (en una rosa) que, no sufriendo su beldad lozana la Aurora, de menor o de envidiosa menos edad la dio que a su mañana; aquella Majestad donde lo afable tuvo lugar en fueros de lo estable;
40
VIII águila ya real c a l m ó las alas, dejando el fuego helado, el aire mudo; la casta Venus, la entendida Palas, ya es estrella, ya todo el sol su escudo; ya r o m p i ó el más dorado vellocino en mar de nuestras lágrimas camino.
45
IX A q u e l entendimiento sin cautela, ignorando lo indigno de noticia, cuya eterna aprehensión al bien apela, sin zozobrar en Sirtes de malicia; aquel partir sagaz con la corona términos del oficio y la persona;
50
X aquella habilidad divina en suma, que no cabiendo en señas femeniles,
55
v v . 4 5 - 4 6 C o n s t r u c c i ó n m u y g o n g o r i n a , c u y o sentido es: «la casta V e n u s ya es estrella, [a] la entendida Palas ya [es] todo el sol su e s c u d o » . v. 47 vellocino: refiérese al m i t o del v e l l o c i n o de oro que llevó Aries el carnero, y que fue buscado por J a s ó n y los Argonautas. v. 52 Sirtes: dos grandes bajos de arena cerca de la costa de África, m u y p e l i grosos para la n a v e g a c i ó n .
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COMPLETAS
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BOCÁNGEL
del huso de Penélope hizo pluma en lides militares y civiles, que hasta Isabel, ¿quién vio rueca con filos, ni quién de espada vio pendientes hilos?
60
XI E l T e m p l o , ya fatal, de la belleza da aviso al caminante más que ejemplo, en fragmentos postrada su grandeza. ¿Adonde huimos, si padece el Templo? Si el cielo rompe las ideas puras, ¿qué enseñanzas nos quedan ya seguras?
65
XII Aquélla, en fin, de cuya lengua grata menos palabras vimos ya que honores, donde se tiraniza y se recata el áspid, ya mortal, de tantas flores, al corazón de un mármol reducida, dejó la muerte y reservó la vida.
70
v. 57 Penélope: mujer de Ulises, simboliza la fidelidad c o n y u g a l . C u a n d o éste, al p o c o t i e m p o de su m a t r i m o n i o , h u b o de partir a la guerra de T r o y a , P e n é l o p e lo supo esperar a l o largo de v e i n t e a ñ o s , asediada p o r numerosos pretendientes ansiosos de casarse c o n ella. C u a n d o Felipe I V se fue a A r a g ó n en m a y o de 1642 a reunirse c o n sus tropas en e l asedio de L é r i d a , d e j ó a la reina Isabel en
Madrid
encargada de los asuntos de estado. L a reina se puso a la cabeza de los Consejos y t r a b a j ó duramente en ausencia d e l rey, organizando y m a n d a n d o p r o v i s i o n e s a la frente de guerra, a l o que se refiere en el v. 58 a q u í . v v . 5 9 - 6 0 A l u d e ( c o n la referencia a rueca) a otro c o n o c i d o e p i s o d i o en la historia de P e n é l o p e : para diferir la e l e c c i ó n de u n marido de entre sus varios pretendientes, ésta i d e ó una famosa estratagema: les p r o m e t i ó que e s c o g e r í a m a r i do tan p r o n t o
c o m o terminase
la mortaja que estaba
tejiendo para el anciano
Laertes. D u r a n t e tres a ñ o s , hasta que fue delatada p o r una sirvienta, p u d o demorar su d e c i s i ó n deshaciendo p o r la n o c h e lo que h a b í a tejido p o r el d í a . v. 64 V e r s o p r e d i l e c t o de B o c á n g e l , v é a n s e 24; 4: « ¿ A d o n d e h u y o , si padece el t e m p l o ? » , y 130; 127: « ¿ A d o n d e h u i m o s , si padece el t e m p l o ? » . v. 65 E l concepto de las ideas puras que existen en el cielo, mientras que en la tierra s ó l o vemos su i m a g e n , viene de P l a t ó n .
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XIII Llegó la nueva aquel infausto día (mas sin llegar) donde Filipo estaba, que el corazón real la prevenía volando en ella, porque no volaba; que A m o r , como es espíritu y es alma, la tormenta mayor tiene en la calma.
75
XIV E n la capaz república del pecho se c o m e n z ó el m o t í n de los sentidos, y la razón, postrado su derecho, casi rindió sus muros oprimidos, pero dejó correr los fieros Hados, que hay daños que se estorban no estorbados.
80
XV ¡Oh señor, cuánto más que de la tierra te i m p o r t ó serlo entonces de ti mismo, viniendo de la guerra a mayor guerra, pasando de un ejército a un abismo! ¡Oh c ó m o tu dolor tan sólo sabe
85
no derramar aun lo que en él no cabe!
90
XVI N o de amor, con extremos, exagera el rayo incluso, el afligido godo, que el sentir de una vez es sin manera: quien siempre ha de sentir, siente con modo; ni es pena aquella que en el pecho lucha, imperando de nueva y no de mucha.
95
v v . 8 7 - 8 8 Versos que nos recuerdan que F e l i p e I V estaba en A r a g ó n c o n sus tropas c u a n d o le l l e g a r o n las noticias de la m u e r t e de la reina Isabel. D e h e c h o , h a b í a salido de Z a r a g o z a para v o l v e r a M a d r i d , h a b i e n d o r e c i b i d o noticias de su enfermedad, cuando le a l c a n z ó la mala noticia en A l m a d o n e s . v. 96 Cfr. 86; 8 0 8 : « p o r i m p e r a r de grande y n o de n u e v a » , y 2 1 5 ; 16: « p o r imperar de grande y no de ciego».
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XVII Mas como fuera todo más posible en Filipo que verse menos cuerdo, y la razón estaba en lo sensible, sin tolerancia sí, no sin acuerdo, volvió a cobrarse: o fue de A m o r cautela volverle al pecho en que sintió a Isabela.
100
XVIII M i r ó , pues, en dos partes dividido aquel amado cristalino espejo, destemplando el afecto dolorido (si es consejo el cristal), roto el consejo. Si vencido Filipo ser pudiera, dice el dolor que entonces le venciera.
105
XIX Mas viendo en los retratos que miraba la imagen de Isabel tan parecida, la congoja (por más que le apretaba) se puso de parte de la vida, que aunque menguante y en postrer fortuna, rota, pero cabal, q u e d ó la luna.
110
XX Menos dulces, mas no menos ardientes, vio las cenizas Cándidas amadas, que aunque heladas están resplandecientes, segunda vez de afectos informadas, de efectos que en el orbe de su fama se encienden, salamandras de más llama.
115
120
XXI Los ojos que la vieron se cerraron, y otros Filipo abrió con que la mira. vv. 118-19 Juego de palabras m u y g o n g o r i n o : afectos /efectos. v. 12 0 salamandra: reptil p e q u e ñ o que pasaba p o r el fuego sin consumirse.
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Y aunque los materiales la lloraron, no excedió su creciente de la pira, que el cielo, providente en los enojos, limita el llanto al orbe de los ojos.
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XXII Su pérdida consagra a la ganancia de aquel lilio que en selva de zafiros hizo holocausto a Dios de su fragancia, encendido a volcanes de suspiros, que amor, si estriba en su perfecta idea, lo amado sólo ver feliz desea.
130
XXIII Venera, al fin, de los amados huesos la porción que en los mármoles se imprime, adonde la beldad faltó en excesos, donde la fe la lástima reprime. Y en dos padrones, a uno y otro lado, así el bronce miró tierno y grabado.
135
v. 128 lilio: Isabel de B o r b ó n , por ser el lilio —«les fleurs de lis»— emblema de Francia, su país natal; zafiros: el cielo, por el c o l o r azul del zafiro.
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BOCAXGEL
217 Segunda columna o metáfora de la vida y de la muerte de la R e i n a nuestra señora Soneto* Nace en el suelo la azucena pura, mas su naturaleza no es del suelo, pues, arrancada del materno velo, se conserva olorosa, intacta y pura. Mas cometa del prado su hermosura cuando más elevado erige el vuelo, como que sabe merecer el cielo, inclina el cuello en oblación segura.
5
Fue Isabel azucena soberana: en Francia flor, pero en España fruto. ¿ Q u i é n v i o hasta aquí fecunda la azucena?
10
* Soneto publicado en Pompa funeral, honras y exequias en la muerte de la muy Alta y Católica
Señora Doña
Isabel de Borbon Reyna de las Españas,
f o l . 148v. E l
soneto que expresa la p r i m e r a c o l u m n a fue p u b l i c a d o luego en el Templo cristiano, c o n alguna ligera variante, p o e m a n ú m e r o 222 abajo, p o r lo que a q u í n o se i n c l u ye. v. 1 C o m o en el p o e m a anterior (216; 128), la azucena (o lilio) es s í m b o l o de la reina Isabel de B o r b ó n , princesa francesa. vv. 5-8 C o m p l i c a d a m e t á f o r a que relaciona p o r una parte la belleza de la reina, al i n c l i n a r su c u e l l o , c o n u n cometa que vuela p o r el cielo dejando constancia de su vuelo p o r la cola (es decir, su c u e l l o ) . L o s cometas t a m b i é n fueron empleados en la é p o c a c o m o i m á g e n e s de lo e f í m e r o de l o h u m a n o , en especial de lo b e l l o , puesto que volaban p o r el cielo tan r á p i d o s , y de lo impredecible de la vida h u m a na, ya que sus apariciones no o b e d e c í a n , al parecer, n i n g u n a regla n i o r d e n . Así Isabel, ahora muerta, viaja c o m o u n cometa hacia el cielo.
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Sol del prado lució en una mañana. E n el cielo conserva su instituto, menos vecina pero más serena.
v. 12 L a frase «sol d e l p r a d o » p o d í a ser u n j u e g o
de palabras, t e n i e n d o en
cuenta que Felipe I V se llamaba el R e y Planeta (por ser el sol e l cuarto planeta en el sistema p t o l o m a i c o ) y que el palacio del B u e n R e t i r o r e c i é n construido para los reyes estaba al lado d e l Prado de M a d r i d . P o r otro lado, es frase utilizada en otros poemas de B o c á n g e l , c o m o 65; 3 0 - 3 2 («La palma, sol d e l prado, allí venera
/
consorte firme, p o r que i n m o r t a l i c e / ambos sexos»), y en dos elegías: 130; 98 (en la muerte de Gerarda) y 160; 1 (en la muerte de Lisis).
TEMPLO
CRISTIANO (1645)
D E D I C A C I Ó N D E L TEMPLO CRISTIANO AL REY N U E S T R O SEÑOR, SU T U T E L A R Y LEGÍTIMO PATRONO 1
SEÑOR
E l Templo cristiano a la R e i n a nuestra señora, que goza de Dios, consagrado a su inmortal memoria, esto es, su perfecta vida y admirables virtudes, comparadas a las sagradas partes que le c o m p o nen, presento a Vuestra Majestad c o m o a su l e g í t i m o y tutelar patrono. La fatiga de este edificio ha sido igual al gozo de su dedicación, como en la de otro templo dijo el divino africano , y por la alteza del asunto presume imitar las luces del diamante que en su brevedad se precia más de los fondos que de los espacios. Es posesión de los reyes el templo, y aun de la Iglesia; así c o m o los fieles, que son sus piedras vivas, forman místicamente aquella fábrica . San 2
3
1
E n e l m a r g e n d e l texto B o c á n g e l i n d i c a muchas de las citas q u e u t i l i z a ; las
hemos s e ñ a l a d o c o m o notas a pie de p á g i n a , c o r r i g i e n d o , donde haya sido necesario, los errores encontrados y a ñ a d i e n d o los detalles que falten. Para distinguirlas de las d e m á s notas aclaratorias, las hemos s e ñ a l a d o c o n u n * . 2
* San A g u s t í n , torn. 10. In Anniu. Dedic. Tenipli. Ser. 5: «Aedificium,
ficatio Iiabet laboran, dedicado exsultationem» 3
* San A g u s t í n , torn. 8. In enarratione ad Psalm. 44: «Templum
sia: Lapides vivi, qui sunt nisi fidèles?» [San A g u s t í n , «Templum
imo aedi-
[San A g u s t í n , Sermo, 336]. Regis ipsa Eccle-
Enarratio in Psalmum XLIV:
regis ipsa Ecclesia, intrat in templum ipsa Ecclesia. Unde construitur templum?
De hominibus qui entrant in templum. Lapides vivi quisunt, nisi fidèles Dei?»; es u n tema a que v o l v i ó San A g u s t í n c o n frecuencia, cfr. Sermo, 2 4 : «Lapides
uiui sunt quos
alloquitur apostolus pctrus et dicit: et uos fratres, tamquam lapides uiui coaedificamini in templum sancti dei». San A g u s t í n se refiere a la Epístola
Primera de San Pedro, 2, 5:
«Et ipsi tanquam lapides vivi superaediftcamini, domus spiritualis, sacerdotium sanctum, offerre spirituales ¡¡ostias»].
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BOCÂNGEL
Pablo l l a m ó templos de Dios a los justos ; San J e r ó n i m o , sus hostias o sacrificios . Así nuestra veneración otorga a los soberanos méritos de su Majestad el culto debido. A dos fines, señor, atiende esta función piadosa: a eternizar con la menos indigna alabanza aquella feliz m e m o r i a ; y el segundo, a consolar toda la r a z ó n de Vuestra Majestad en t a m a ñ a p é r d i d a . Para aquella exaltación me valgo, no de la moral escuela que quiere premiar la virtud con la terrena alabanza, sino del afecto de D a v i d que la elevó a sacrificio. Y para el alivio que propuse, t a m b i é n excluyo la o p i n i ó n (bien que admitida) de que el tiempo y la r a z ó n son eficaz medicina del mayor desconsuelo, pues si la razón es p o derosa, sobra el tiempo, y si aquélla falta, éste carecerá de fuerza. V a l d r é m e , sí, del grande amor que Vuestra Majestad tuvo y tiene a la R e i n a nuestra señora, pues cuando es tan perfecto, es eterno, es el bien mayor y tiene por fin la felicidad verdadera de que ahora goza el sujeto amado. Este amor, me atrevo a decir con soberanos fiadores, que para ser inmortal hubo menester a la muerte , a éste l l a m ó Platón m é d i c o y tutor de los mortales; éste, dice, que no se afirma en una sombra que huye sino en un alma pura que permanece . U l timamente, San Agustín, conformándose con C i c e r ó n , dijo que sólo era perfecto cuando tenía comercio de lo humano y divino : así Vuestra Majestad ama una perfección menos evidente pero más cierta, menos cariñosa pero más útil a sus reinos y m a g n á n i m a per4
5
6
7
8
9
4
5
* San P a b l o , 1. Cor. 3: «Templus
Dei vos estis» [v. 16].
* San J e r ó n i m o , Tom. 7. In Psalmo 44: «Vos ipsi adjerte hostias, quas hostias?
Vos ipsi estote hostiae» [San J e r ó n i m o , Tractatus ¡ix in psalmos, P s a l m o 9 5 , 11. 112¬ 13]. * Psal. 115: «Tibi sacriftcabo hostiam laudis» [v. 17]. 6
Cfr. Retrato panegírico, 86; 3 7 7 - 7 8 : « D o s fines a tu patria me r e d u c e n : / es el
p r i m e r o eternizar m i llanto». 7
* D . A r g . torn. 4. lib. único de Amicit.: «Stabiiis
enim debet esse amicitia et quan-
dam aeternitatis speciem praeferré» [ A u t o r sin identificar]. 8
* P l a t ó n , In convivio, vel de Amore, lib. 25: «Ñeque stabilis est, eum rem sequatur
minime stabilem; cum primum corporis speciem, quam cupierat deflorescit. Bonorum vero morum amator perseverat, ut pote, qui rem stabilem sectabatur». 9
* C i c e r ó n , De Amicitiae, torn. 4. in proaem. Estautem amicitia: «Nihil aliud nisi
omnium divinarum humanarumque rerum cum charitate summa consensio»
[La cita
entera es así: «Est enim amicitia nihil aliud nisi omnium divinarum humanarumque rerum cum benivolentia et caritate consensio» (De Amicitia, 20, 1. 6)].
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sema que goza entero su felicísimo siglo para defensa de la religión y paz de sus reinos. Humilde y antiguo criado de V . M . D o n Gabriel Bocángel Unzueta
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C E N S U R A Y JUICIO Q U E EL REVERENDISIMO PADRE A G U S T Í N D E C A S T R O D E L A C O M P A Ñ Í A D E JESÚS, P R E D I C A D O R D E SU MAJESTAD, H I Z O D E ESTE POEMA, QUE,POR SER DE DOCTRINA S A G R A D A , SE L E E N C O M E N D Ó 1 0
A t r é v o m e a decir que debe V . M . mucho a m i obediencia, pues ha venido a rendirme con ella a riesgos de temeridad, porque ¿quién no se extrañará, no que se me remita, sino que yo me introduzca a hacer juicio de la universal admiración? Más proporcionado me fuera, suponiendo el j u i c i o y estimación de todos, consagrarme a comentador de las estancias de este T e m p l o que juzgar su arquitectura y s i m e t r í a , pues aquélla es profesión de entender y descubrir misterios en cada sílaba, con reverencia de reconocer el texto, magistral idea teniendo el campo dilatado con la obligación de reparar en los ápices; pero hacer juicio es osadía de temerarios las más veces, y de presumidos todas. Es estrechar el sentimiento y el afecto a breves cláusulas, bien que con excusa de que no puede dejar de ser corto quien es breve. D i g o , pues, señor, que olvidando el ingenio en los conceptos tan frecuentes que, sin embarazarse unos con otros, van tropezando en la muchedumbre, la amenísima elegancia del estilo que blanda y d u l cemente introduce el sentimiento al á n i m o , y lo sonoro y lleno de la cadencia que, dando a los versos lo elevado y selecto de las voces, deja el corriente de la oración en las perfecciones de la prosa, porque todos estos primores son los elementos de que se componen todos los
1 0
E l Padre A g u s t í n de Castro p r o p o r c i o n ó aprobaciones para algunas obras de
B o c á n g e l durante las décadas de 1640 y 1650: a d e m á s de ésta, tenemos las Declamaciones castellanas de 1640 ( n ú m e r o s 211-213) y El nuevo Olimpo de 1649 ( n ú m e r o 227) y La Perla de dos Orientes de 1651 ( n ú m e r o 231).
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estudios de V . M : cuatro cosas en este Templo me llevan los ojos y la atención. La primera es conseguir alabanza de un sujeto de cuyas grandezas y virtudes no pudo el más aventajado caudal prometerse aun una sencilla relación. Infelicidad es en el que escribe tener tal h é r o e que no pueda igualarle en el poema, pero es felicidad del héroe hallar pluma que vuele sobre las de los vientos y venza este imposible. N o cupieron en los espacios de esta vida mortal las virtudes y prendas naturales de la R e i n a nuestra señora, que está en el cielo. Trasladó allá su espíritu a ser envidia de los ángeles la que fue a d m i r a c i ó n y estupor de los hombres; y toda esta soberanía está decentísimamente colocada en este T e m p l o , más magnífico y más augusto que el de S a l o m ó n cuanto va de ricos materiales de piedras, maderas y metales a virtudes heroicas, a dones en que se esmeraron y se excedieron naturaleza y gracia . La segunda parte que inmediatamente reparo es la novedad del asunto, dejando la supersticiosa observancia de estampar siempre la planta en las huellas de la a n t i g ü e d a d . P o r ventura, ¿son más n o bles los elementos que los mixtos, por ser más antiguos en el ser ? ¿ N o se precia Dios en el mayor de los misterios de la novedad con que le obró? ¿ N o va dando nueva luz a la Iglesia para conocimiento de verdades, mejorándola en lo que de nuevo se manifiesta, como se mejora la l u z del sol a la de la luna, y ésta a la de la aurora? ¿ N o fueron los primeros inventores de las artes dignos no sólo de alabanza sino de la imitación, por lo que de nuevo forjaron para adornarlas? Pues ¿por q u é se limitará el entendimiento de los hombres, capaz de elevarse para ver y entender a Dios? ¿Por q u é no se formará un mixto más noble y más hermoso de aquellos primeros elementos que nos dejaron? F o r m ó Aristóteles la arte poética, ejecutóla sin haber tenido preceptor H o m e r o . D e la ejecución del uno, de los 11
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E l T e m p l o edificado p o r S a l o m ó n siempre fue tenido p o r el mejor de todos los tiempos. 1 2
U n a c a r a c t e r í s t i c a de muchas aprobaciones d e l siglo X V I I (y de m u c h o s
prefacios) es el énfasis puesto en la n o v e d a d de la obra, que no sigue ciegamente las huellas de los escritores clásicos. Y a en obras anteriores B o c á n g e l h a b í a subrayado su i n t e n c i ó n de navegar entre los dos bandos de los antiguos y los modernos. mixto: « U s a d o c o m o substantivo vale el c o m p u e s t o de diversos elementos, y se llama así, a d i s t i n c i ó n de los mismos e l e m e n t o s » (Autoridades).
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preceptos del otro sacó V i r g i l i o cabal y cuadrado su P o e m a , pero ni éste ni aquéllos conocieron ni practicaron la ficción, que es alma de la poesía (con que asciende el h é r o e de lo que fue a lo que debió ser), envuelta en la perpetua metáfora . Esto hallo en este T e m p l o , poema mixto aventajado a lo elementar de los antiguos. Y porque la metáfora perpetua tiene una gala, que es seguir un hilo, y tiene un riesgo, que es fatigar la atención del que escribe y el que lee, pasando de metáfora a alegoría aquí hay la gala sin el riesgo, porque tiene de alegoría seguir el hilo de las partes que componen el T e m p l o , y excusa o divierte el cansancio con variar la metáfora en cada estancia, siendo una novedad continuada y discreta en un tropel de novedades que tiene siempre suspensa la admiración . 14
15
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La tercera cosa es que, porque la mucha novedad trae consigo el lustre de la tez, que es tanta parte en la hermosura, suele carecer de la nobleza que da la a n t i g ü e d a d , como los paveses viejos en los atrios suntuosos de las nuevas fábricas de los palacios más nobles . N o faltó a este T e m p l o , en lo feliz de nuevo, lo noble por antiguo, pues apenas se hallará verso en sus estancias sin peregrina e r u d i c i ó n y alusión a todas letras, ya a las humanas y ritos de la gentilidad, ya a las sagradas y misterios de la escritura, ya a las escolásticas y doctrinas de los t e ó l o g o s , y ya a las historias de la Iglesia y a los sentimientos de los Padres de ella, con que la novedad se acredita, pues cae sobre tan firmes cimientos como son las noticias de lo que e n s e ñ a r o n y sintieron todos, para apoyar lo que V . M . siente y enseña, y que esto sea sobre aquellos macizos estudios de ambos derechos, con que V . M . dio esperanzas a las escuelas y a los tribunales, aunque se malograron con haber mudado profesión . Es echar los 17
18
1 4
l n
E s decir, su gran obra épica la Eneida. E s interesante ver c ó m o Castro alaba la ficción c o m o n u e v o g é n e r o no c o -
n o c i d o p o r los autores clásicos. Su d e f i n i c i ó n de ella, de que se muestra al h é r o e , no c o m o fue, s i n o c o m o d e b i ó ser, se asemeja m u c h o a la t e o r í a y p r á c t i c a de Cervantes llevadas a cabo en Don Quijote. 1 6
1 7
O t r a d e f i n i c i ó n de la ficción: su capacidad de suspender la a d m i r a c i ó n . Interesante observar que en el siglo X V I I , c o m o en el nuestro, se aprecia-
ban los edificios m o d e r n o s c o n aire de antiguo, y, si hacía falta, a d o r n á n d o l e s las vigas de h o l l í n y pavesas. 1 8
Castro recuerda los estudios de B o c á n g e l en las universidades de T o l e d o y
A l c a l á , d o n d e c u r s ó d e r e c h o c i v i l y c a n ó n i c o ; para m á s detalles, véase D a d s o n , 1991, pp. 72-74.
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esmaltes sobre el oro y, descubriendo lo vivo del ingenio, acreditar la madura severidad del j u i c i o . L o cuarto ya no es reparo, sino es v e n e r a c i ó n . H a n tenido sus obras de V . M . la mayor aprobación en el gusto, con que su Majestad (Dios le guarde) las ha leído todas . ¿ Q u é agrado se p o d r á esperar en ocasión que a la i n c l i n a c i ó n pasada se llega a sazonar el gusto con el sujeto a quien este T e m p l o se erige, y satisfacerse en el acierto con que se ejecuta? A q u í b a t i r á n banderas los ingeniosos, darán culto los doctos, nadie mirará con c e ñ o , todos admitirán con respeto lo que con la mayor aprobación del juicio m a y o r está a m parado contra la más maliciosa envidia. H a b i e n d o dicho esto, ¿cómo p o d r é pasar adelante en el juicio? Guarde Dios a V . M . felices y muchos años, como yo deseo. D e este Colegio Imperial de la C o m pañía de Jesús de M a d r i d , a 18 de enero de 1645. 19
Agustín de Castro
Es la p r i m e r a de l o que s e r á n varias referencias durante esos a ñ o s a que las obras de B o c á n g e l gozaban de la a p r o b a c i ó n del rey.
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APROBACIÓN DELD O C T O R D O N FRANCISCO GALAZ Y VARONA, CABALLERO DEL HÁBITO DE S A N ESTEBAN, CONSULTOR DEL SANTO O F I C I O , etc. M . P . S.
Por mandado de V . A . he visto el Templo cristiano de la Reina nuestra señora que ha escrito don Gabriel B o c á n g e l Unzueta, C o n tador de Resultas de su Majestad y su Coronista. T u v e noticia de que le formaba antes que viniese a mis manos, y cuando llegó a ellas p a r e c i ó m e que ya Ceres había hallado a Proserpina : tanto ha sido el deseo de ver acabado este edificio después que supe comenzaba a construirle. Advertir en esto sus estimaciones es traer luces en el m e d i o d í a ; buscarle achaques es solicitar los nudos en un j u n c o , que sus libros siempre fueron mercadería, ya en el puerto, libre de los peligros de anegarse. Muchos de los mortales, teniendo solamente lo aparente de las virtudes, gozan de la fama (como carezcan de ellas en lo cierto), mas aquí reconozco un sujeto digno de los alimentos de la ambrosía. T a n Escipión Africano en demonstraciones eruditas que nunca (parece) se halló menos ocioso que cuando, si algún espacio, vaca a los empleos de continuarlas . 20
21
2 0
Proserpina: hija de J ú p i t e r y Ceres, esposa de P l u t ó n , que la r o b ó cuando se
hallaba ella c o g i e n d o flores en los campos de E n n a , en S i c i l i a . S ó l o Ceres o y ó sus gritos, que se vistió de luto y fue a buscar a su hija. 2 1
Escipión Africano: E s c i p i ó n P u b l i o C o r n e l i o , apellidado A f r i c a n o , v e n c e d o r
de los cartagineses y pacificador de E s p a ñ a . E n é p o c a s posteriores fue considerado m o d e l o de virtud, inocencia, valor y liberalidad.
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N o quisiera que mis oficios se juzgasen como de persona que le estrecha con el título de necesario (que dicen los latinos), porque, habiendo llegado a las aras de afirmar, no fuera decente que yo me negase a las obligaciones de lo que se me confía, n i para el autor reputación concederle lo que en lo público no se le reconociese de justicia. Su ingenio es singular. Apenas en sus primeros años saludó las Musas, cuando, como árbol que había de ser generoso, luego con la planta dio el fruto. C o n o c í l e lucidísimo en las Academias de esta C o r t e . E n los actos de las universidades y en nuestra adolescencia le hallé escritor fundado, luego maduro. R e s p l a n d e c i ó gran cortesano, y de graves ornatos en aquella servidumbre amable, en que con grillos de oro vivió asido muchos años a la casa del S e ñ o r Cardenal Infante D . Fernando, donde m o s t r ó tanto la importancia al ejercicio en que le asistía que pudo merecer gobernar a los mismos que universalmente nos enseñan . 22
23
Faltóle esta columna, porque no había de ser (contra lo común) dichoso con perfección. Y con esta causa aplicóse a servir a V . S. en ministerio m u y distante, significando el rendimiento con que los vasallos deben aceptar las ocupaciones en que les constituye la obediencia o el infortunio . Y en esta profesión, tomando ahora los libros, ahora la p l u m a , ya docto y p í o , ya sutil y advertido, no durmiendo los sueños de E p i m é n i d e s , lo que estudia de noche, lo 24
25
26
" " S o b r e la p a r t i c i p a c i ó n de B o c á n g e l en las A c a d e m i a s literarias de M a d r i d , véase D a d s o n , 1991, pp. 7 4 - 8 2 . 2 3
Los a ñ o s que B o c á n g e l pasó en la casa y c á m a r a del Cardenal-Infante fueron
sin duda los m á s felices de su vida, y es interesante
ver c ó m o Galaz
y Varona
señala este h e c h o en su a p r o b a c i ó n ; véase D a d s o n , 1991, pp. 87-117 (Cap. I V «En la casa del Cardenal-Infante ( 1 6 2 9 - 1 6 4 1 ) » ) . 2 4
Fue d e s p u é s de la muerte del Cardenal-Infante en Bruselas, el 8 de n o v i e m -
bre de 1641, c u a n d o B o c á n g e l puso m á s e m p e ñ o en buscar e m p l e o en la C o r t e . Sobre estos a ñ o s , véase D a d s o n , 1991, pp. 119-29. 2r>
L i g e r o , y seguramente d e l i b e r a d o , eco d e l verso de G a r c i l a s o de la V e g a :
« t o m a n d o ora la espada, ora la p l u m a » (Égloga III, v. 40). 2 6
E p i m é n i d e s , poeta é p i c o de C r e t a , u n día que guardaba su r e b a ñ o e n t r ó en
una caverna, d o n d e c a y ó d o r m i d o . Su s u e ñ o d u r ó m á s de 40 a ñ o s ( s e g ú n P l i n i o , 57 años) y c u a n d o d e s p e r t ó e n c o n t r ó todo tan cambiado que apenas sabía d ó n d e estaba.
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que trabaja de día, en todo luce (otro Cleantes) lo mucho que aprovecha . C o n tantas acciones, no le halla el aplauso en los ascensos que ellas le prometen, pero no por eso m i discurso le mira con menos e s t i m a c i ó n . Q u e si con el premio se pagan los merecimientos, estoy bien con que no llegue, porque si entre tanto dudo de sus aptitudes, con cualquier satisfacción (después) tendré por cierto el que valgan menos. Q u e si al que pretende se le concede lo que pide, parece que en el conseguimiento se deja de merecerlo (a la manera que al que se le debe alguna cosa que, en llegando la paga, cesa su derecho; aquel g é n e r o de ser queda frustrado). Venero en m á s , a m i modo, esta capacidad, las acciones como inciertas, pues que averiguadas con la correspondencia a un deseo, espiran con menos gloria propia. Para m í , j u z g o de más lustre que no se obligue el que ha de dar, cuando quien ha de recibir iguala con sus dignidades a lo que puede concedérsele. Pues si todo lo que vale un hombre, logra, es comenzar a vivir sin ser digno de nada. 27
28
Edificó este T e m p l o tan científico como de su propio M a r t e , con tan sumo estudio que no pudo mejor describirle A r q u í m e d e s . Introduce un ave blanca, una m á q u i n a no hallada. Buscóla, no en los predios rústicos, sí en los urbanos. La cosa es rara, nada trivial, nada humilde. U n a obra de D é d a l o por lo nuevo y por lo artificioso . Fácil podría la intención reprenderlo, pero no imitarlo. Siguiendo, pues, la costumbre de los griegos, canta con propiedad estos encomios después de las victorias, cuando perfectos ya pudieron hallarse los triunfos en quien tan debidamente los coloca. Representa un noble ejemplar de santas y grandes virtudes, en que tiene primero el m é r i t o por el asunto. Porque si bien algunos autores graves de la 29
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31
2 7
D e Cleantes, filósofo estoico, se decia que era tan pobre que, para ganar p a -
ra v i v i r , p o r la n o c h e traía agua para u n jardinero y p o r e l día estudiaba. Cfr. Séneca: «Cleanthes 2 8
aquam traxit ct rigando horto loawit marnis» (Epístolas,
X L I V , 3).
D u r a n t e estos a ñ o s B o c á n g e l e s c r i b i ó m u c h o s m e m o r i a l e s p i d i e n d o pues-
tos, ascensos, o simplemente su sueldo sin pagar; véase D a d s o n , 1991, p p . 126-27. 2 9
A u g u s t o d e d i c ó el m a y o r templo a M a r t e en R o m a para celebrar la victoria
obtenida en P h i l i p i . 3 0
A r q u í m e d e s fue famoso m a t e m á t i c o de Siracusa, que t a m b i é n
m á q u i n a s bélicas. 3 1
D é d a l o fue tenido p o r el mayor i n v e n t o r de la a n t i g ü e d a d .
construía
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Iglesia han escrito del culto divino y partes del Templo, significaciones y alegorías morales, no he visto que hasta ahora se hayan dispuesto a personas que por sus realces dignamente se le atribuyan. C o n que no sólo la R e i n a nuestra señora ha estrenado el fruto de este g é n e r o de alabanzas (que es la satisfacción que en esta v i d a la virtud alcanza), sino que el autor, con religioso cuidado, libra de la sospecha de lisonjas las veneraciones que a tan inmortal sujeto rendir pretende. Deberánle también los escritos poéticos lo decente de la sustancia y del estilo que deben procurar, cuando tienen tan soberanas ideas de matronas reales, cristianas y perfectas, excluyendo fábulas o c o m paraciones de mentidas deidades, aunque lo disculpen con el pretexto de querer atribuir hermosura a sus obras . Es verdad que aquí fuera más culpa valerse de supuestos esmaltes, cuando las excelencias de tal Reina suben más que las ficciones encarecidas. E l inventor de este Cristiano Templo halló cortados en las sagradas letras los materiales de que edificó este agradable compuesto, este panal sagrado, donde la dulzura y fortaleza se compiten y c o n firman. Porque V . A . , dándole la licencia que para estampar le pide justamente, yo podré decirle con Horacio: «Speremus Carmina fingi posse linenda cedro» ' '. M a d r i d a 20 de enero de 1645. 32
7 7
D o c t o r D . Francisco Galaz y Varona
" D e s p u é s d e l C o n c i l i o de T r e n t o h u b o m u c h a d i s c u s i ó n sobre el p a p e l de los dioses antiguos (paganos) en la literatura y el arte; Galaz y V a r o n a nos p r o p o n e algunos argumentos que se utilizaban en su favor. 3 3
H o r a c i o , Ars poética , v v . 3 3 2 - 3 3 , versos que anteceden el m u y famoso «aut
prodesse volunt aut delectare poetae».
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ARGUMENTO Y PREFACION DEL TEMPLO CRISTIANO A LOS SABIOS Y PACÍFICOS L E C T O R E S
La novedad y grandeza de este asunto requieren de necesidad el argumento o explicación que otros de congruencia. La doctrina de la obra se asegura c o n fiadores de las Sagradas Letras, mas la disposición y fábrica es caudal de propio estudio, que acaso, con los sabios y pacíficos lectores, tendrá algún mérito. Débense, pues, instruir primero los ánimos a la inteligencia de materia exquisita que los gustos a la suavidad y delectación de su armonía. S u p ó n e s e que los instruidos en las Sagradas Letras (en cuyo espacioso y fértil campo se ha erigido este Templo) saben que es muy frecuente en ellas llamar templos de Dios a los justos y fieles, no sólo por sus interiores virtudes, en que Dios habita, sino por su aparente hermosura o semejanza, en que también su imagen resplandece. S u p o n i é n d o s e asimismo que a la R e i n a nuestra señora (que goza de mejor siglo), aun sin luces de piedad, la ajustan con cabales proporciones los indultos de estas gloriosas metáforas. Y así se desciende al artificio y partes que componen este Templo. La dedicación de él precede a su labor o fábrica. Así éste se c o n sagra al R e y nuestro señor como tutelar patrono del sagrado T e m plo, por su autoridad primera entre los seglares príncipes del orbe. C o m i é n z a s e luego a describir su exterior circunferencia, no sin arte, pues primero miramos y admiramos por defuera el T e m p l o que nos ocupe su interior arquitectura los sentidos y el á n i m o . Es la primera metáfora la buena inclinación y humildad de la R e i n a nuestra señora significada en lo profundo de los cimientos, por serlo ésta y la caridad de todo el séquito de las virtudes. D e aquí se pasa a las demás traslaciones, acomodando las materiales y místicas partes del T e m p l o a las virtudes y excelencias de la R e i n a nuestra señora. A l -
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gunas de las metáforas se hallarán en autores graves de la Iglesia que escribieron racionales o significaciones del divino culto y sus oficios, pero las más (a su imitación) son de caudal y estudio propio, en cuya distinción, r e c o n o c i é n d o s e el autor tan inferior como debe, no da otra seña que v e n i r en que se tengan por suyas las que menos agradaren. Acabadas de comparar las exteriores partes del Templo (que cada posición y aplicación no excede de una estancia), se proponen a sus puertas los retratos de los reales consortes, así por ser su mayor defensa como por asegurar del olvido algunas señas de la excelencia mayor de sus personas. D e s p u é s , se pasa a describir y metaforizar las interiores partes del edificio y culto por el orden mismo que se van sucediendo a la vista y los pasos, aplicando, como se ha dicho, las virtudes a las partes o distinciones del Templo. E n sus tres naves se figuran las tres potencias y su mejor ejercicio en la vida de su Majestad, y, describiendo después las capillas, c o n fesionarios, reja, pulpito, c ú p u l a y otras más principales partes del sagrado edificio, se asciende al altar en cuyo retablo o frontispicio se comparten las teologales virtudes en raíz o tronco, y algunas ramas de su inmediata filiación o dependencia. Luego se levanta y erige un t ú m u l o imaginario donde con decencia y grandeza se figuran por partes de la fábrica otras excelencias y virtudes morales de su Majestad, infiriendo de todo aquel funeral adorno alabanzas de su esclarecido objeto. C o n c l u i d o el t ú m u l o , se introduce a España en personal figura, que, a c o m p a ñ a d a de los reinos a quien domina, se lamenta de la muerte de su Majestad en una oración demonstrativa de sus divinas partes. Y , fenecido su discurso, levanta el rostro y satisface su querella, viendo en un grabado jaspe escritas, por dictamen de la providencia, las soberanas conveniencias que tuvo su temprano occidente; con que, rindiendo culto a su venerabilísimo cadáver, desaparece España, y el T e m p l o (con un obsequio piadoso a la pira real), que le sucede, se concluye.
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218 Inscripción para la faz del Templo N o reinaba Isabel, porque ha nacido grande no más por anterior grandeza. Su virtud a más cetro se endereza, de quien vasallos son muerte y olvido; Cástor y Pólux son en lo lucido, ésta caduca, y la inmortal nobleza, pues la inmortal a amanecer no empieza hasta que aquélla (si es que fue) haya sido. Mas ¿cómo de Isabel el sol declina tan presto y amanece al firmamento su virtud a más siglo y soberano?
5
10
Porque quien, cuando humana, fue divina y en el Oriente averiguó el aumento, presto pudo morir, mas no temprano.
v v . 5-8 A l u s i ó n a la fábula de los D i o s c u r o s , hermanos gemelos e hijos de L e d a que tanto a m o r se profesaron. A la m u e r t e de C á s t o r en c o m b a t e , P ó l u x , incapaz de soportar la falta de su h e r m a n o y c o m p a ñ e r o ,
r o g ó a J ú p i t e r q u e le
quitara la vida. Se decía asimismo que r e c h a z ó la i n m o r t a l i d a d a que tenía derecho c o m o hijo de J ú p i t e r para estar siempre al lado de C á s t o r . E n consecuencia, el dios d e t e r m i n ó que ambos c o m p a r t i e r a n el destino que c o r r e s p o n d í a
a cada u n o
de
ellos, pasando la mitad del a ñ o en la r e g i ó n de los inmortales y la otra mitad bajo la tierra. Los gemelos divinizados eran identificados c o n la c o n s t e l a c i ó n de G é m i n i s .
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219 Pórtico a la parte diestra del T e m p l o La oficiosidad e c o n ó m i c a de la R e i n a nuestra señora y su celo en las militares disposiciones* D e la matrona perfeta el espíritu divino que c o m p r ó , que hilaba el lino, dice, al trabajo sujeta: «Isabel, sabia y discreta, mientras lidia en la campaña Filipo, con fuerza y maña trata la rueca y tesoro, hilando en estambres de oro cuantas vidas pierde España».
5
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* Sobre el trabajo que la reina Isabel l l e v ó a cabo en M a d r i d para asegurar las provisiones para el e j é r c i t o del rey en A r a g ó n , véase 216; 57. Este p ó r t i c o , c o m o el siguiente ( n ú m e r o 220), está escrito en d é c i m a s . v v . 8-10 Parece a l u s i ó n a P e n é l o p e , mujer de Ulises y s í m b o l o de la fidelidad conyugal; véase lo d i c h o para 216; 5 7 - 6 0 .
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220 Pórtico al otro lado de la inscripción E l valor cristiano y conformidad resignada con que pasó de ésta a mejor vida E n esta fuerte mujer que buscaba la Escritura, tuvo su ser la hermosura, mas ella i g n o r ó su ser. Viviendo quiso perder cuanto, muriendo, adquirió. M u r i ó en fin, pero estrenó de esta vida nuevos hados: de ella parten arrojados todos; Isabel salió.
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10
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221 Templo cristiano de la Serenísima R e i n a nuestra señora doña Isabel de B o r b ó n Canto primero
+
Aquella luz, tan presto arrebatada que los astros a méritos conquista, ya tanta usura se o t o r g ó , negada al interés caduco de la vista, cantaré con voz grande, de inspirada, pues Isabel ni falta ni nos dista, favoreciendo mi osadía en tanto el mismo asunto, que es deidad del canto. T ú , señor, menos Cuarto que planeta, pues desde el boreal al austro polo primera luz la tuya se interpreta, pues no sólo eres sol, mas eres solo; tú, en quien pudo no más la luz perfeta de Isabel tener digno mauseolo;
5
10
E n el margen B o c á n g e l i n c l u y e anotaciones explicatorias sobre la f u n c i ó n del T e m p l o y las metáforas que emplea (como h a b í a explicado en el Argumento d e l p o e m a ) . A q u í se i n c l u y e n c o m o notas a pie de p á g i n a y se i n d i c a n c o n u n *; la nota va entre comillas. v. 1 Cfr. Retrato panegírico, 86; 146: «arrebató la luz al triste día». * v. 8 «Dirígese el T e m p l o al R e y nuestro s e ñ o r , c o m o a su tutelar p a t r o n o . » v. 9 C o m o en otros poemas de este estilo, B o c á n g e l j u e g a c o n la i d e n t i f i c a c i ó n de F e l i p e I V c o n el sol, p o r ser el cuarto planeta en el sistema p t o l o m a i c o . T o d o s los escritores de la é p o c a llamaban a Felipe I V «el rey planeta». v v . 10-11 P o r la e x t e n s i ó n del i m p e r i o e s p a ñ o l , se d e c í a que el sol j a m á s se p o n í a en los d o m i n i o s del rey. v. 12 Cfr. 205; 18: «hoy en el cielo es sol, si a q u í fue solo».
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tú, postumo de ti, pues te concibes de su memoria en la mitad que vives; tú, que hasta el día que espiró Isabela (si día pudo ser noche tan triste), has sido grande, y, viendo ya que vuela, a cuenta del dolor m á x i m o fuiste; tú, que a ser algo más que tú, en la escuela del valor, que en tu espíritu consiste, lo fuera tu dolor tan penetrante que vives de varón y no de amante: oye m i voz, sin metro o melodía, hija de suspensión y no de aliento, que es toda de la causa que la envía, y suena más a suspensión que a acento. Si en la ocasión de llanto la armonía reprueba aquel divino documento, el pasmo y el dolor son m i disculpa, pues culpa fuera el escribir sin culpa. N o edifique, señor, el que quisiere edificar, sobre cimiento humano, por que la edad, tirana al fin, dijere la a m b i c i ó n más estable de la mano: lima los siglos y los montes hiere el tiempo armado de un imperio cano. Eterna sólo la virtud contemplo, armada de Isabel en nuevo Templo. Templo en Efesia fue tan prevenido a la envidia del tiempo y la fortuna que penetró el cimiento endurecido en suelo, que ya fue capaz laguna, por que, más condensado que oprimido, no adulterase el suelo en quiebra alguna;
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vv. 37-38 Cfr. 86; 812: «el tiempo, vana l i m a de m i historia», v. 41 L a referencia al templo de D i a n a en Éfeso recuerda otra igual en el Retrato panegírico, 86; 33: « T e m p l o te diera Efesia y edificio».
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o siendo de una diosa varia y bella, se fundó el Templo más en sí que en ella. N o la desconfianza, sí el diseño, tanto, señor he de atreverme, tanto, sirva a los fundamentos de m i e m p e ñ o , siendo laguna fiel del orbe el llanto. N o es la fábrica el Templo sino el d u e ñ o , o el nombre, ni aun el nombre si no es santo, mas aquí todo eterno lo contemplo: Dios la deidad, pero Isabel el T e m p l o . Docto arquitecto, donde el arte vive ufano aun más que la naturaleza, dictado de Isabel su T e m p l o escribe, dándole perspectiva en su belleza, porque en las piedras su hermosura vive labradas de su ocaso en la terneza: describe en la exterior circunferencia del Templo de su imagen la excelencia. De profundo cimiento el muro altivo suba del Templo a coronar la frente, del sol buscando el rayo primitivo, antes que su preludio el sol frecuente, porque Isabel, de la humildad archivo, en su oriente adquirió rayos de Oriente, no de aquel sol que alumbra porque nace, sino de aquel que ni nació ni yace. E n perfecto edificio no se mira inculta parte, desigual belleza, pues más de igual que de única se admira,
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v. 47 L a diosa «varia y bella» es D i a n a ; en el Retrato panegírico, 86; 4 0 , B o c á n gel la llama «la inconstante diosa», por ser D i a n a la p e r s o n i f i c a c i ó n de la luna. * v. 48 «El T e m p l o de D i a n a se f u n d ó sobre gran laguna, p o r asegurarle d e l suelo.» * v. 64 « E x h ó r t a s e al arquitecto a fabricar el T e m p l o c o m e n z a n d o p o r su e x terior c i r c u n f e r e n c i a . » * v. 72 « P o r los cimientos del T e m p l o que han de m i r a r al O r i e n t e , la i n c l i n a c i ó n de la R e i n a nuestra s e ñ o r a a la virtud desde su infancia.»
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y de la vista el crédito se empieza. Isabel animada, acorde lira, bien que perfecta por naturaleza, en concierto, armonía y compostura dio el palacio del alma a la hermosura.
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E n forma circular funda y fabrica (¡oh arquitecto moral!) este edificio; su poder a la altura le dedica el círculo del tiempo al vario oficio, cuyo finito círculo publica que Isabel sólo usaba como indicio la coronada posesión del mundo, sin codiciar más cetro que el segundo.
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E n la cruz superior, última pompa del Templo, el ave en bronce se describa, que rompe el sueño la que ya fue trompa a la voz de un apóstol negativa. Ave ejemplar, pues antes que interrompa el sueño de los mortales, ella, activa, se azota e hiere, símbolo y ejemplo de la R e i n a en Palacio y en el Templo. Dos torres hagan rostros eminentes a las nubes, pues de ellas son confines; cifren el desengaño en sus dos frentes, que pronuncien sus cóncavos clarines. Su altura, pues, las partes excelentes de la R e i n a , que al cielo da sus fines,
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* v. 80 «En la igualdad de este edificio, la de sus acciones y p e r f e c c i o n e s . » vv. 81-82 Cfr. 2; 145: «En o r d e n c i r c u l a r hay c i e n c o l u n a s » , que se refiere al T e m p l o de V e n u s de la Fábula de Leandro y Ero. * v. 88 « E n la forma c i r c u l a r y variedad de oficios del T e m p l o , lo vario y finito de la vida m á s soberana.» v. 92 R e f i é r e s e a San Pedro que n e g ó a C r i s t o tres veces antes de que cantara el gallo la noche de Jueves Santo (Evangelio de San Mateo, 26, 69-75). * v. 96 «El gallo, p o r ave ejemplar, se colocaba en la sumidad de los antiguos templos, y h o y en los de Francia.»
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divulgue, y el clamor su soberana mortalidad deshecha al fin, y vana. Las trompas de metal, pendiente y misto, Filomenas divinas, pues que corre por su reseña el escuadrón de Cristo, cristianas atalayas de la torre, donde su aliento fenecer no es visto, pues del clamor el eco se socorre: figuras de Isabel son, pues derrama vida en alientos postumos de fama. E l fiscal numeroso de la vida, cuerdo reloj que su locura enfrena, de Isabel a las voces nos convida, si un hora calla y un momento suena; cuya interior agilidad dormida está en la aguja o en la faz serena, en los reyes es índice la calma y la quietud del huracán del alma. D e l cedro que corona su elemento abra el docto cincel divinas puertas, que a un tiempo sea labor y documento, pues si divinas, claro está que abiertas. D e esta gran R e i n a aspiren a argumento al mal negadas, al albergue ciertas; si i n t r o d u c c i ó n para el monarca ibero, examen son político primero.
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* v. 104 «En la altura de las torres que han de mirar al O c c i d e n t e , el desengañ o de las alturas mortales; y en el clamor de las campanas, el fin que las desvanece.» vv. 105-06 Cfr. 108; 3: «un ave de metal el aire estrena», vv. 111-12 Cfr. 86; 42: «el mausoleo diera vida en fama». * v. 112 «En las campanas se arguye la permanencia de los justos, cuya fama o eco sucede al sonido o v o z de su vida.» * v. 120 «El reloj hace argumento a la cordura i n t e r i o r y compostura aparente de la R e i n a nuestra señora.» * v. 128 «Por las puertas del T e m p l o , la entrada que hallaron en su i n t e r c e s i ó n para su real consorte los justos, pero examinados, r u e g o s . » Para la puerta del T e m plo, véase l á m i n a 10.
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DE
BOCÁSGEL
La justicia, prudencia y la constancia, la verdad, el decoro y la clemencia representen columnas de elegancia que consienta igualdad, no competencia. Sobre ellas un letrero a gran distancia defina el Templo en áurea permanencia, que mire, admire el caminante quedo, tenaz el pie, pero elevado el dedo.
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D o n d e por armas Isabel prescriba el ave que Inocencio timbra en R o m a , que el castillo de España en sí reciba, siendo más elefante que paloma. Sus dos llaves pendientes de una oliva a España preste, que postrada toma; como que escucha al pájaro romano, abre el Templo de Dios, cierra el de Jano.
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Mas porque el tiempo siempre armado vuela del olvido, a todos méritos ingrato, si puede haber retrato de Isabela, honre la faz del T e m p l o su retrato.
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* v. 136 «Las columnas o las virtudes a la puerta del T e m p l o , p o r q u e sin ellas n i n g u n o c o n s i g u i ó su a m p a r o . » v. 138 G i o v a n n i Battista P a m p h i l i , Inocencio X , papa desde 1644 (y retratado en u n famoso cuadro p o r V e l á z q u e z ) ; c a m b i ó la p o l í t i c a fuertemente
antiespañola
de su predecesor U r b a n o V I I I . vv. 139-40 D i v e r t i d a y algo rebuscada m e t á f o r a : las armas de E s p a ñ a consisten en u n castillo (entre otros atributos); en este castillo se va a colocar ahora la paloma (de las armas del n u e v o papa), c o n lo que p a r e c e r á m á s u n elefante c o n su castillo (el castillo es la torre de madera que se colocaba sobre la espalda d e l elefante) que una paloma. v v . 141-44 C o m p l i c a d a m e t á f o r a que empieza c o n las dos llaves de las armas pontificias (v. 141), lo que recuerda al poeta el T e m p l o de Jano en el F o r o r o m a n o , por ser la llave uno de los s í m b o l o s de este dios; véase 86; 5 5 4 - 5 5 . v. 143 E l pájaro r o m a n o ha de ser a l u s i ó n a los gansos sagrados que habitaban la colina del C a p i t o l i o , donde se encontraba el T e m p l o de Jano. v. 144 Cfr. 86; 9 9 1 - 9 2 : «ni fue mayor fatiga del romano / abrir el templo, que cerrarle, a j a n o » . * v. 144 «Adjudícase el T e m p l o p o r armas las del n u e v o P o n t í f i c e , gran p r o tector de E s p a ñ a , aludiendo a la benignidad de la R e i n a nuestra señora.»
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CRISTIANO
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T a m b i é n Filipo, que a la dura escuela de Marte añade bélico aparato, alma rinde al retrato puesto enfrente, que Isabel no la tuvo del ausente. E l resplandor de Cintia más templado describa en luces de cristal la frente, luego la rosa que troncó el arado en su mejilla el múrice acreciente. U n menguante esplendor, otro apagado, copiarán bien un sol en su Occidente, porque de una hermosura que declina el más cierto pincel es su rüina. Los ojos, cuya parda luz se niega a las erudiciones de la vista, donde súbdita el águila se entrega al rendimiento más que a la conquista, no describa el pincel, pero si llega dibujo osado que a su incendio asista,
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vv. 151-52 Es posible que se refiera al retrato que V e l á z q u e z h i z o de Felipe I V en el frente de A r a g ó n en el verano
de 1644
( c o n o c i d o c o m o « F e l i p e I V en
Fraga») y que l l e g ó a M a d r i d en agosto de 1644 para que lo viera la R e i n a ; véase lámina 11. * v. 152 « I n t r o d u c e a sus Majestades a la puerta del Templo cristiano, c o m o su mayor defensa.» v. 153 Cintia: apellido de la diosa D i a n a , que proviene del m o n t e C i n t i o d o n de n a c i ó ; de ahí la luna (véase 2; 689). E l poeta pide que la luz m á s suave de la luna describa, o sea, p r o p o r c i o n e el c o l o r para la frente de la reina Isabel que ya muestra señas de la palidez de la muerte. v. 155 Sobre la rosa tempranamente cortada p o r el arado (procedente de C a tulo, Carmina, X I ) , véase 17; 5-8: «Más dura en la r e p ú b l i c a del prado / la rosa que el c u l t o r descubre tarde / que a q u é l l a a q u i e n avisa que se guarde / la p r i m e r a experiencia del a r a d o » . Para la i m a g e n de la rosa c o m o s í m b o l o de la hermosura, véase 32; 1 0 - 1 3 : «Flor es, ¡ o h c u á n t o es flor esa hermosura!,
/ la m á s durable,
efímera d e l prado, / que u n accidente finge lo que dura. / G ó z a l a , pues, p r i m e r o que el a r a d o . . . » . v. 156 múrice: m o l u s c o m a r i n o que segrega u n l í q u i d o p u r p ú r e o . * v. 160 « R e t r a t o de la R e i n a nuestra s e ñ o r a c o n tales p r o p o r c i o n e s de hermosura que son fatales señas de su temprana m u e r t e . » vv. 163-64 R e f i é r e s e al t ó p i c o del águila que, ú n i c a entre las especies, era capaz de mirar directamente al sol sin desviar la vista.
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DE
BOCÁSGEL
del dorado pavón sean los ojos, que a un tiempo son triunfos y despojos. E n su labio el clavel reine contento de que el silencio sabio le mejora, pues si le parte regulado acento, vierte las mismas perlas que atesora. Así el bulto reserve el movimiento, como que le detiene y no le ignora, y el semblante averigüe tal respeto que le ignore el pincel, mas no el efeto. Y porque los colores más subidos, cuando más, no han pasado de elementos, ni se expresan a causas reducidos, pues ni Apeles copió sus pensamientos, pendan trofeos del retrato asidos, que en Isabel pasaron a portentos: la c o n d i c i ó n , la gracia, el arte, el brío a emblemas formen culto desafío. Filipo armado (o de Filipo Marte) de un andaluz b r i d ó n la espalda oprima, armado y ostentando aquella parte del pecho donde todo el hombre anima.
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vv. 167-68 E l p a v ó n o pavo real cuya rueda c o n t e n í a , en la m i t o l o g í a romana, los c i e n ojos de A r g o s . H e r a (o J u n o ) h a b í a encargado a A r g o s que vigilase a la vaca l o , m i s i ó n que c u m p l í a c o n gran c e l o , ya que n u n c a d o r m í a c o n todos sus ojos. S i n embargo, l o fue liberada, pues el dios M e r c u r i o m a t ó a A r g o s , pese a l o cual H e r a , agradecida, trasladó sus ojos al plumaje del pavo real, pájaro consagrado a ella. D e a h í que los ojos d e l « d o r a d o p a v ó n » sean «despojos». * v. 168 «Prosigue el retrato c o n ideas de p e r f e c c i ó n y ruina.» v. 172 Q u i e r e decir que cuando Isabel habla, vierte «perlas» ( c o m o de sabiduría), y que cuando guarda silencio, es c o m o si atesorase las perlas (o dientes) en su boca. * v. 176 « Q u e n u n c a hablaba su Majestad que no fuese algo m e j o r que el s i lencio.» v. 180 Apeles: c é l e b r e p i n t o r que v i v i ó en la é p o c a de A l e j a n d r o M a g n o q u i e n p r o h i b i ó que otro p i n t o r alguno le hiciese el retrato. * v. 184 «Las perfecciones o ideas que no se sujetan a pinceles se d e s c r i b e n p o r emblemas o cifras.» v. 186 Cfr. 87; 61: «La espalda o p r i m e de u n b r i d ó n ligero».
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CRISTIANO
(1645)
C o m o que sólo el pelear es arte, donde más con amor vencer estima, hiere, mas con heridas alimenta, que si es salud, ¿qué importa ser violenta? Y cual suele un pintor, si aplica el arte, los ojos disponer en la figura que miren (o parezca) a toda parte, que todo espacio averiguar procura, la atención que Filipo nos reparte, segura en sí y en todos más segura, dependa de los orbes de su vista, con cuyo amor cuanto heredó conquista. Desde la puerta a la mayor capilla tres potencias se muestran en tres naves, que tuvieron por puerto y por orilla los ejercicios de Isabel süaves; y como al fiero mar corta la quilla y las velas imitan a las aves, ella, embarcada siempre en rectitudes, venció calamidades con quietudes.
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v v . 191-92 R e f i é r e s e a la guerra contra C a t a l u ñ a y el papel d e s e m p e ñ a d o en ella p o r el rey Felipe I V que se puso a la cabeza de sus tropas en A r a g ó n de 1642 a 1644. Cfr. Triunfo de Amor y Marte ( p o e m a n ú m e r o 2 1 5 ) , escrito e l a ñ o anterior, donde B o c á n g e l r e c o m i e n d a dureza para c o n los rebeldes de P o r t u g a l y C a t a l u ñ a : « N o sufren m e d i c i n a sino armada, / p o r eso e l real L e ó n su amor e m p u ñ a , / y en c a m p a ñ a de aceros espigada / salud sangrienta otorga a C a t a l u ñ a » (215; 193-96). Véase t a m b i é n la Dedicatoria de B o c á n g e l al Sermón predicado p o r Fray A n t o n i o de Castro a las honras de los soldados que m u r i e r o n en la batalla de L é r i d a de 1644 ( n ú m e r o 241), donde dice: « G u e r r a (dije) piadosa de justa, p o r q u e la de C a t a l u ñ a y P o r t u g a l , de nuestra parte, es una salud armada que forzosa administra la fuerza, pues la mejor m e d i c i n a se introduce mejor a veces violenta». * v. 192 « R e t r a t o d e l R e y nuestro s e ñ o r armado de a m o r , aun m á s que de M a r t e , para pelear c o n sus vasallos.» * v. 2 0 0 «La a t e n c i ó n u n i v e r s a l de su Majestad a sus reinos, n o embarazado en tan diversos c u i d a d o s . » v. 202 Las tres potencias son el e n t e n d i m i e n t o , la v o l u n t a d y la m e m o r i a ; v é a se la estrofa siguiente. * v. 208 «Las tres potencias se significan en las tres naves del T e m p l o , que t u v i e r o n grande p e r f e c c i ó n de sus ejercicio en la R e i n a nuestra señora.»
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DE
BOCÁXCEL
Allí siempre lo fue su entendimiento, en ideas divinas transformado, de femenil curiosidad exento, de varonil inteligencia armado. La voluntad, sin otro movimiento que el que causó un acierto nivelado; y al beneficio ostente la memoria, dispuesta siempre en impresión notoria. La fuente de agua viva donde adquiere la gracia ser mejor, aunque segundo, y a ser b a ñ o en dos jaspes se prefiere, del orbe reo, no del más inmundo, de la R e i n a purezas nos refiere desde que en fuente bautismal al mundo lavada e n t r ó , salió purificada, en lágrimas de sacro amor bañada. Los coros que en conforme indiferencia ya se miran, ya escuchan y responden, al conyugal estado, a la obediencia de los consortes reales corresponden, prefiriendo al precepto la excelencia del amor, en que así los dos se esconden, que, siendo cada cual del otro espejo, en un cuerpo vivieron y un consejo. Los ocultos retiros donde el pecho al cordel del dolor lágrimas suda, y, como sierpe al pedernal deshecho, la vida a modo de la piel desnuda,
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* v. 216 «Cristianas demostraciones d e l e n t e n d i m i e n t o , m e m o r i a y v o l u n t a d de la R e i n a nuestra señora.» * v. 224 «En las dos fuentes o pilas de agua bendita se alude a las purezas de la R e i n a nuestra s e ñ o r a desde el bautismo al llanto de c o n t r i c i ó n p o s t r e r o . » * v. 232 « P o r la c o r r e s p o n d e n c i a de los c o r o s , la u n i ó n y a v e n e n c i a de los consortes reales, adelantados en el amor al p r e c e p t o . » v. 234 cordel: a q u í en el sentido de apretar los cordeles, «vale obligar a u n o que confiese lo que le está b i e n negar. Es m e t á f o r a de los cordeles que aprietan a los que p o n e n a c u e s t i ó n de t o r m e n t o » (Autoridades).
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CRISTIANO
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al nombre de Isabel tienen derecho, prudentísima sierpe, mas no muda, cuando, resuelta en el postrer suspiro, la piel dio humana al celestial zafiro.
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E n las mansiones breves donde encienden culto los fieles y los santos gloria, de cuyos altos muros votos penden a bultos que hoy animan su memoria; y en distintas clausuras no dependen sus palmas, una siendo su victoria, la afección de la R e i n a se pondera entera en todos y en cualquier entera. La cátedra de piedra en que, elevada la voz de Dios al pueblo repetida, süave al justo, al reprobo pesada, en números sin ellos nos da vida, nos acuerda a Isabel, lira templada, de aquella voz tan dulce cuanto herida, no sólo no estorbada de su cetro, haciendo de él a sus compases plectro. E n la mayor capilla esté al recato la humanidad cortés, no unida, aneja, y porque uno es retiro y otra es trato, los divida preciosa y alta reja; sobre ella el lilio en cándido aparato de coros brille, y en labor pareja la austeridad sus espadañas gire, que aún se punce el respeto cuando mire.
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* v. 240 « E n los confesionarios del T e m p l o se recuerda la r e p e t i c i ó n de este Sacramento en la a t e n c i ó n cristiana de su Majestad.» * v. 248 «En las capillas del T e m p l o consagradas a los Santos se eterniza la dev o c i ó n c o n que a t e n d í a a su culto la R e i n a nuestra señora.» * v. 256 « E n el p u l p i t o se metaforiza la p r o p e n s i ó n de su M a j e s t a d a o í r y aprovechar la divina palabra.» v. 263 espadañas: «Yerva c o n o c i d a , que nace abundantemente p o r las lagunas y orillas de arroyos e m p a n t a n a d o s »
(Covarmbias). T a m b i é n tiene
el sentido de
« c a m p a n a r i o que está levantado sobre una pared, y no es quadrado n i r e d o n d o
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DE
BOCÁMGEL
La piedra que otra sufre en basto encuentro hasta arribar al arco a quien abona, la paciencia describa, en cuyo centro se forme natural, alta corona. E l rostro de Isabel se mire dentro, y atento a su m a g n á n i m a persona se pinte a Pablo, como que le escucha: no se corona quien así no lucha. Las piedras de mayor, fuerte grandeza los Príncipes Católicos explican; las de breve, inferior naturaleza a la u n i ó n de la plebe fiel se aplican. C o m o pendiente un cáñamo endereza la labor, si arte y pulso la fabrican, así Isabel, con arte, celo y modo, cuanto se opuso a Dios, compuso todo. Las altas claraboyas (no ventanas, que viento o vanidad no hallan sagrado), por donde a las estancias soberanas entra el sol con respeto acrisolado, son los consejos y doctrinas sanas que la R e i n a , en espíritu elevado, por los ojos bebió, por los oídos, vasos de néctar sacro sus sentidos.
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c o m o torre, sino seguido c o m o l i e n z o de pared, y t e n i e n d o bastante altura, va d i s m i n u y e n d o y remata en p u n t a » (Autoridades). v. 264 punce: p u n z a r , « H e r i r de p u n t a . P o r e x t e n s i ó n se dice d e l d o l o r que molesta a g u d a m e n t e » (Autoridades). * v. 264 «En la reja que divide la capilla y cuerpo del T e m p l o , la sabia división c o n que avino el decoro real y h u m a n i d a d política.» * v. 272 «Las piedras del T e m p l o , unas sobre otras, son alegorías de la p a c i e n cia cristiana de su Majestad en las calamidades sucesivas.» vv. 277-78 Cfr. parecida referencia en el Retrato panegírico sobre el c á ñ a m o que u t i l i z a el arquitecto para marcar una l í n e a recta: « T a n a n i v e l a n d u v o el p l o m o recto / que del hilado c á ñ a m o d e s c i e n d e » (86; 257-58). * v. 280 «La estudiosa p r o v i d e n c i a c o n que la R e i n a nuestra s e ñ o r a c o m p o n í a los reencuentros mayores y menores de la M o n a r q u í a . » * v. 288 « P o r las claraboyas o lumbreras d e l T e m p l o , la p r o p e n s i ó n de sentidos de la R e i n a nuestra s e ñ o r a , i n c l i n a d a siempre a e n t e n d e r las mejores sanas doctrinas.»
y más
TEMPLO
CRISTIANO
(1645)
La cúpula, que en cóncavo ligamen jambas, frisos, pilares, une y prende, sea el don liberal que, en fiel dictamen, sólo al ajeno bien por suyo atiende; su balanza Isabel sea y su examen, que al nivel los favores encomienda, pues estribaba igual, y menos cuando sintió el cimiento adolecer de blando. La antorcha de Minerva que contemplo en medio de él, que luz süave envía, falte de él de Isabel por más ejemplo, o porque ella lo fue cuando vivía, o bien porque escondió su sol el Templo, apagada la lámpara del día, o viendo que otra luz su luz asombra, sol nocturno inventó rayos de sombra. Hasta el incienso, que en el aire ondea, dispensado de ofrenda por la llama, de esta matrona fiel estatua sea vagante, pues renace de su fama. N o la vulgar injuria le posea, que de humo inútil a la vida infama:
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v. 290 Cfr. 86; 262: «las jambas une y los pilares p r e n d e » . v. 291 E l tema del d o n liberal es t ó p i c o favorito en B o c á n g e l ; cfr. 3 7 ; 2 1 : « N o hace el d o n al liberal», y 45; 3 7 - 3 8 : «Los dones despreciando, / n u n c a fue liberal c o m o este día». * v. 296 « P o r la c ú p u l a i n t e r i o r del T e m p l o , que abraza y se distribuye en el edificio, se ejemplifica la liberalidad de su Majestad y la a v e r s i ó n a la lisonja.» v. 297 M i n e r v a , diosa romana, t e n í a distintos atributos, tales c o m o ser diosa de las artes manuales, la sabiduría y la guerra en su aspecto t é c n i c o . Se la representaba, n o r m a l m e n t e sentada, c o n u n y e l m o en la cabeza, una lanza en una m a n o y u n escudo en la otra. N o está claro de d o n d e s a c ó B o c á n g e l la referencia a una antorcha, que no es atributo habitual de M i n e r v a . * v. 304 «El T e m p l o esconde su l u m b r e m a t e r i a l , o l á m p a r a , v i e n d o que se apaga la l u z de la R e i n a nuestra s e ñ o r a (que los justos son luces del T e m p l o ) . » v. 305 Cfr. 2; 1 9 9 - 2 0 0 : «y en las e b ú r n e a s aras siempre ondea / h u m o v o t i v o de olorosa tea».
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DE
BOCÁNGEL
humo es la vida, pero honor es sumo si todo llega a ser fragrancia el humo. La sacra estancia, que el sagrado traje de ministros observa, viste y guarda (cifra del que vistió nuestro linaje en el claustro del ave más gallarda), metáfora es de aquel divino ultraje que hizo al mundo Isabel en nube parda de seráfica jerga revestida: la muerte d e s n u d ó , vistió la vida. E l sacro altar (cuya invención se debe al que primero liquidó el racimo), donde se digería en llama leve de uno y otro animal el pecho opimo, de aquel pecho real (ara de nieve) es metáfora, es cifra y es arrimo; y si ya no fue altar, se comprehenda que el instituto mejoró en la ofrenda. E l libro eterno que al altar preside y al orbe instruye en la sagrada historia, que de las dos Jerusalenes mide el n ú m e r o , la l i d y la victoria,
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vv. 311-12 Cfr. 186; 8 9 - 9 0 : « H u m o , S e ñ o r , es la v i d a ; / v i d a en vos, h u m o fragranté». * v. 312 «En el incensario se arguye el b u e n o l o r de su vida, que es la d e f i n i c i ó n de los justos, s e g ú n San P a b l o . » v. 319 jerga: una tela gruesa, c o m o de sayal; véase 211 n . 154. * v. 320 «Por la sacristía, que es m e t á f o r a del claustro virginal de nuestra s e ñ o ra, se puede entender la vestidura de nuestra h u m a n i d a d a mejor vida.» v v . 3 2 1 - 2 2 R e f i é r e s e al episodio en que N o é se e m b o r r a c h ó de su p r o p i o v i n o : «y N o é , que era labrador, c o m e n z ó a labrar la tierra, y p l a n t ó u n a v i ñ a : bebiendo v i n o , se e m b r i a g ó , y q u e d ó descubierto en medio de su tienda»
Y
(Génesis,
9, 20-21). v. 323 Siempre cuando se trata de u n sacrificio, B o c á n g e l utiliza una frase de este tipo; cfr. 2; 273: « D i g i é r e s e en la llama el sacrificio», y 73; 9 1 : «Ya digerido en h u m o el sacrificio / y del fuego de m i pecho p a l p i t a n t e » . * v. 328 «El p r i m e r o que l e v a n t ó altar a D i o s fue N o é , y en la pureza de las aras se acuerda la del pecho c á n d i d o de su Majestad.»
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CRISTIANO
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no sólo el culto de Isabel no impide, pide su devotísima memoria. N o hay santo que su página decore que su obsequio o su dádiva le ignore. E n el retablo, altar o frontispicio docto escultor, en rasgos más que humanos, dé a sus virtudes cincelado oficio en bultos que se burlen de las manos. E n cada nicho el símbolo o indicio de ellas y de atributos soberanos que profesó la Reina se describan, que a pesar de la muerte eternos vivan. E n este, pues, altar imaginario, a la custodia súplice y asida, esté Isabel, pues ya fue relicario de la que no se acaba y es comida; y el Austria, que por timbre hereditario, reverente a su mesa se convida, del favor inefable partícipe, en la persona grande de Filipe. La caridad (virtud grande y primera), que a la esperanza y fe muestra el camino, exponga el pecho de la Reina en cera al inflamado arpón de amor divino; dentro el acero mas las plumas fuera (mientras no vuela al superior destino),
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* v. 336 «En el M i s a l se v i n c u l a y recuerda su a f i c i ó n y difusas liberalidades para el culto d i v i n o , gloria y celebridad de los Santos.» vv. 338-40 Cfr. 2; 1 4 9 - 5 0 : « R e l e v a n t e s estatuas hay algunas / que b u r l a n la a t e n c i ó n , d e s p u é s la m a n o » , y 86; 2 8 1 - 8 2 : « F o r m a estatuas L i s i p o tan atento / que, porque no se m u e v e , e n g a ñ a el b u l t o » . * v. 344 «En el retablo del T e m p l o se d i v i d e n y reparten las virtudes teologales y otras de su dependencia que p r o f e s ó su Majestad.» * v. 352 « D e c o r a p o r su b l a s ó n el S a n t í s i m o S a c r a m e n t o d e l altar la casa de Austria, frecuentado c o n repetida d e v o c i ó n de la R e i n a nuestra señora.»
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BOCÁNGEL
al p r ó x i m o fomente en fieles llamas, distinto el tronco en amorosas ramas. Distinga, en la primera, la escultura, piadoso el celo de la paz süave, que el corazón real en llama apura por su heredero, cual de Arabia el ave las llamas con las plumas apresura, por importar, y espira sin que acabe, que por suerte reinar sólo es oficio: el reinar por amor es sacrificio. E n otro nicho vierta noble erario de rojas sumas, de metales canos, en a d e m á n tan pío y voluntario que falte en sumas y que sobre en manos; mas Isabel, en a d e m á n contrario, t a m b i é n reciba dones soberanos: si al pobre se los da, del mismo pobre, cuando en el gozo de otorgarlos, cobre. E n cuarta efigie, y docta maravilla, más del afecto que del bulto penda la fe animosa, ciega de sencilla, sobre ciega, ceñida de áurea venda: divulgue que este lilio la acaudilla (ejemplo al fiel y del héroe enmienda), de cuyo arnés interior ceñida, v e n c i ó la l i d cristiana de esta vida.
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* v. 360 «La caridad, de c u y o tronco proceden las d e m á s virtudes, se pone en lugar p r i m e r o , ejercitada de su Majestad p o r excelencia.» v v . 365-66 R e f i é r e s e al F é n i x . * v. 368 « R a m a p r i n c i p a l de la caridad, el celo p a c í f i c o de quietar todas d i s cordias; éste p r e v a l e c i ó en su Majestad a costa de sus desvelos m a y o r e s . » * v. 376 « P r o p ó n e s e otro ejercicio de la caridad en piadosas y difusas l i m o s nas, c o n incesable largueza de la R e i n a nuestra señora.» v. 383 Cfr. 86; 124: « c e ñ i d o se la sirve arnés l u c i e n t e » , y 186; 45-46: « D e este, pues, a r n é s d i v i n o / c e ñ i d a » . * v. 384 «La fe divina, que c o m o escudo fiel la d e f e n d i ó en los aprietos m a y o res de esta corona, y la p r o f e s i ó n cabalísima de su doctrina santa.»
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CRISTIANO
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N o blasone de flores la esperanza, opuesta (en otro cuadro) a tal costumbre, pues cuando el fruto pretendido alcanza, huye y deja heredera pesadumbre. Será este sol más propia semejanza, recién difunto en su primera lumbre, que coronado diga al pasajero, después de las tinieblas luz espero. Otras virtudes, bien que diferentes, conformes en la misma diferencia, alternen el retablo, tan patentes que lo infalible pase a la evidencia, sin más puestos o grados precedentes que suele agricultor, sin providencia, esfera o ramo componer de flores, las cercanas teniendo por mejores. N o se dibuje expresa sino muda la oración que ya tuvo, tan devota que tarde el pecho a socorrerla acuda, vecina a Dios cuanto de sí remota. La alma elegante mas la voz en duda (que hacia el alma el amor tiene la nota) se grabe, y el amor reine tan ciego que aún no suspire por guardar más fuego. Después su ayuno en pálidos candores la tez pida al j a z m í n , no a la violeta, que la virtud de señas exteriores huye, como de traje de imperfeta. E n el rostro real estén las flores con fuerza superior, pero sujeta,
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v. 392 Verso c o n fuerte sabor b í b l i c o ; cfr. Evangelio de San Juan, 1, 5: «Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la c o m p r e n d i e r o n » . * v. 392 «La esperanza de los fieles no se s i m b o l i c e en lo terreno sino en la r e s u r r e c c i ó n e i n m u t a c i ó n de los j u s t o s . » * v. 400 « D e s c r í b e n s e otras virtudes, sin graduarlas p o r ser todas principales.» * v. 408 «Descríbese su o r a c i ó n mental y expresa.»
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que es poder imperar corto hemisferio, el poder no poder es más que imperio. Éste el templo será (si no bastante, menos indigno de Isabel acaso), donde hasta aquí lo sea el caminante, y después en asombro trueque el paso; t ú m u l o admire en él tan elegante que vierta del talento el mudo vaso; derrámele, cabiendo en lo que mira, lo que mirare allí, no lo que ignora.
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* v. 416 «En el ayuno se enlazan otras virtudes y se describe la a v e r s i ó n de su Majestad a la hipocresía y extenores señales de virtud.» * v. 424 «Acabadas las m e t á f o r a s o aplicaciones del T e m p l o , se dispone el t ú m u l o imaginario de proporcionadas ideas a la R e i n a nuestra señora.»
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D e l Templo cristiano de la Serenísima R e i n a nuestra señora doña Isabel de B o r b ó n Canto segundo Cuatro águilas de bronce, mustio el vuelo, del túmulo comiencen la estructura en cuatro basas, a opresión del suelo, que funden la piadosa arquitectura; columnas cuatro, en sitio paralelo sobre ellas, de labor funesta y dura se asienten, y los pájaros reales, oprimidos, las sirvan más leales. E l águila, que a ser columna asciende, emblema es de Isabel (o a serlo aspira), que si en su vuelo el ave, así se atiende, la columna al apoyo ajeno mira, yace el vuelo la R e i n a o le suspende. Nace a columna cuando en ave espira; su ser primero del segundo exhorta; viose importar, veráse lo que importa. Estas columnas son las partes cuatro del mundo, que una ostenta cada una, y como en fiel y en súbdito teatro, de todas cuatro un círculo se aúna; olvidan el romano anfiteatro
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v. 426 Para el t ú m u l o de la R e i n a Isabel en el R e a l C o n v e n t o de San J e r ó n i m o de M a d r i d , véase l á m i n a 12. * v. 432 «La R e i n a nuestra s e ñ o r a desprecia el ser á g u i l a v i v i e n d o , que era vuelo de c o n v e n i e n c i a propia, p o r ser c o l u m n a de E s p a ñ a desde el cielo.» * v. 440 «Declárase m á s la m e t á f o r a de arriba.»
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(tributo infiel del tiempo y la fortuna), que vivir por durar fue del romano, mas durar para vivir es del cristiano. E n medio, en pira augusta resplandezca el volumen cabal descuadernado de virtudes, el lilio que florezca donde perpetuo abril no vio el arado; duro metal el pórfido guarnezca, de sí, en ternura tanta, no fiado, no eterno de peñasco, ni de muerto, mas de pasmado, de erizado y yerto. Sutil aguja de ingeniosa mano recame un manto de oro en rica seda, adonde ejemplos vierta aquel gusano que en su propia labor difunto queda. D e la R e i n a el afán regio y cristiano, que el beneficio universal hereda, a su vida metáforas hoy debe, breve animal pero ejemplar no breve. Lauros ciña la muerte, levantada sobre el rapto que el orbe desconsuela, pero no por ser muerte coronada, sino por ser la muerte de Isabela; porque el triunfo en que queda encomendada a vida de la muerte misma apela, pues la Reina vivió vida tan fuerte que si hubo muerte allí, m u r i ó la muerte.
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vv. 447-48 Cfr. 73; 1 4 2 - 4 3 : « d u r a r p o r v i v i r es siempre; / v i v i r p o r durar es corto». * v . 448 «Las cuatro c o l u m n a s significan las partes d e l orbe, que c o n c u r r e n subditas al obsequio de su R e i n a . » v. 452 Cfr. 197; 17: «En sitio donde yace abril e t e r n o » . * v. 456 «Su c a d á v e r real se describe en el centro del t ú m u l o . » vv. 4 5 9 - 6 0 R e f i é r e s e al gusano de seda que muere fabricando su p r o p i o c a p u llo. * v. 464 «Descríbese el manto o terliz de la pira c o n una m e t á f o r a m u y del real sujeto.» * v. 472 «La muerte se c o r o n a , p o r ser de q u i e n es y no p o r m u e r t e . »
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Sobre estas, pues, columnas inmortales cuatro virtudes sus distancias midan, que por basas se nombran cardinales, pero a Isabel mayor firmeza pidan; tan graves, tan heridos los metales luces de ejemplo y resplandor despidan que, engañada la vista, juzgue entonces que no se mueven porque son de bronces. E n la primer columna, la justicia e m p u ñ e fiel balanza, recta espada, con que el castigo y galardón oficia; nunca, como en la R e i n a coronada, a sus pies la ambición y la codicia la miren con cerviz presa y domada; mire Isabel sus rostros fementidos, que hay daños que han de verse para hüidos. E n más sólido bulto, al otro lado, la fortaleza en docto paralelo no tenga a maravilla ver quebrado en la tierra el zafir todo del cielo, mas de uno y otro reino rebelado, la ingratitud que extraña y odia el suelo publique con valor, con entereza, sufrir ingratos sólo es fortaleza.
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vv. 479-80 Cfr. 86; 278: «que, porque no se m u e v e , e n g a ñ a el b u l t o » . * v. 480 «Las cuatro virtudes cardinales o c u p a n el m a y o r o r n a m e n t o del t ú m u l o , profesadas de su Majestad c o n igual o b s e r v a n c i a . » * v. 488 «La j u s t i c i a se pone en lugar p r i m e r o , y estrena u n s í m b o l o o representación.» v v . 4 9 3 - 9 4 D e n u e v o , la p r e o c u p a c i ó n de B o c á n g e l p o r el estado de su país, d i v i d i d o p o r guerras separatistas, se manifiesta en u n p o e m a que, ostensiblemente, tiene p o c o o nada que ver c o n estos temas. Cfr. 86; 547: «de una p r o v i n c i a y otra rebelada», y Triunfo de Amor y Marte, 215; 170-72: «mar de rebelde sangre, si antes tierra, / adonde e m p r e n d e el s ú b d i t o y el hijo / c o n t r a el padre y s e ñ o r ingrata guerra». * v. 496 «La fortaleza estrena p o r s í m b o l o n u e v o el sufrimiento de la i n g r a t i tud rebelde.»
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La templanza no sólo de manjares se abstenga en sobriedades que nivela, acusando al gentil que rinde altares a la gula, y por Dios al vientre anhela; mas por mayor de nobles ejemplares esculpa, cuando feneció Isabela, que entre los filiales dos armiños en abstinencias vinculó cariños. E n cuarta esquina un símbolo prudente estrenarán la sierpe y la paloma: por que el veneno aquélla no caliente, al espejo de un hielo el rostro asoma; ésta, por meditar, huye la gente, y en el confín del cielo el nido toma, ambas buscando el bien, el mal huyendo, de Isabel la prudencia estén luciendo.
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Concluya, luego, en t é r m i n o inmediato la trágica labor en media esfera, que de la noche sea fiel retrato, cuando una en luces m i l no recupera; como que vierte con semblante grato el cielo cuantas viudo no venera, pues si fueron de un sol astros lucientes, por otro ya son lágrimas ardientes.
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D e l t ú m u l o fenezca la estatura, tan alta que las tres Sacras Personas de la Reina coronen la hermosura, dando a tres atributos tres coronas: el Padre a su poder se la asegura,
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v v . 5 0 3 - 0 4 R e f i é r e s e a los dos hijos de la R e i n a Isabel, el Infante Baltasar Carlos y la Infanta M a r í a Teresa. * v. 504 « T a m b i é n la templanza toma n u e v a impresa en el apartamiento que h i z o su Majestad de sus dos amados hijos en su t r á n s i t o . » * v. 512 «La sierpe y la paloma t a m b i é n c o n n o v e d a d se i n t r o d u c e n a ejemplares de su prudencia real.» * v. 520 «La fábrica d e l t ú m u l o se fenece en m e d i a esfera, estrellada c o n luces de su semejanza.»
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y tú, Señor, que del saber blasonas, su ingenio ciñe por que el triunfo acabe, coronando su amor tu amor, que es ave. Cuatro cipreses en lugar de ramas ciñan antorchas tantas, tan lucientes, que al aire anegue, tempestad de llamas, celos causando al sol, mudos y ardientes; luces que tu matrona insigne inflamas cuando las de tu sol yacen ausentes, luces que antes del fin el fin esperan, naciendo aplausos por que envidias mueran. Señas son de futura primavera al postumo lucir de tu hermosura, si la cera fue flor y persevera, vida labrando más hermosa y pura; no flor caduca, pues su atenta cera en mayor vida, que olorosa, dura, que ¿cuál es más, vivir cielos o mayos, morir en flores o nacer en rayos? Así que en este ejército de luces (cuya materia son jugos y olores) al valle de tu lilio te conduces, ¡educando tu luz tus mismas flores!, pues tu ardiente virtud de ellas produces, figurada con tantos resplandores
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* v. 528 «Las tres Sagradas Personas c o r o n a n tres atributos de su Majestad, c o n sus proporcionadas c o r o n a s . » v. 531 Cfr. 65; 10: «el suelo anega en tempestad de
flores».
v. 532 E n el original viene «zelos cansando al S o l , mudos, y ardientes»; he c o rregido «cansando» p o r «causando», para que así el verso tenga sentido. Es probable que el cajista diera equivocadamente la vuelta a la letra «u», p r o d u c i e n d o así la letra «n». * v. 536 «Los cipreses, p o r funestos y piramidales, son c o m o blandones de las luces del t ú m u l o . » * v. 544 «Las flores son materia de la cera y ésta de la llama; así las virtudes de su Majestad, en su edad florida, p r o d u c e n el l u c i m i e n t o de su fin y de su fama.»
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que aspiraron ayer de rosas bellas a ser hoy impresión de tus estrellas. Asistan luego al t ú m u l o inclinados sirvientes con las armas españolas, ya en macetas de bronces relevados, ya en telas de bordadas banderolas; adonde los obsequios figurados estén de las provincias y las olas, que el observar las armas y las leyes finge a los hombres de vasallos reyes.
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Después se miren del cincel más culto grabados jeroglíficos morales que ostenten de Isabel la vida, el culto, que ya como divino está en señales; bien que de sus grandezas el tumulto forma una luz de m i l , como en reales coros suena una voz de voces ciento, mas distan mucho eternidad y viento. D e su basa o blasón arrebatada, en un negro ataúd arda primero
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* v. 552 «Explícase m á s la m e t á f o r a a n t e c e d e n t e . » v. 556 banderolas: «Banda p e q u e ñ a , que servía de divisa e insignia a la caballería ligera» (Autoridades). *
v. 560 «Los reyes de armas y maceros asisten al t ú m u l o
c o n majestad
y
duelo.» v v . 561-64 L a idea de los j e r o g l í f i c o s «del c i n c e l más culto grabados» viene de la Fábula de Leandro y Ero, 2; 161-64: « N o huelga espacio donde no se aclama / el gran c i n c e l de D é d a l o valiente; / en los metales que m o r d i ó derrama / cuanta sutil historia G r e c i a siente». * v. 568 « D i s p ó n e n s e cuatro j e r o g l í f i c o s morales.» v v . 5 6 9 - 7 6 E l p r i m e r e m b l e m a o j e r o g l í f i c o que describe B o c á n g e l
corres-
p o n d e a u n o de los emblemas fijados alrededor de la tumba de la reina Isabel y descritos en la Pompa funeral, lionras y exequias en la muerte de la muy Alta y Católica Señora Doña Isabel de Borbon Rey na de las Españas y del Nuevo Mundo que se celebraron en el Real Convento de S. Gerónimo
de la villa de Madrid mandadas publicar por el
Conde de Castrillo, M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1645. V é a s e l á m i n a 13. Este e m b l e m a muestra u n a t a ú d c o n una luz dentro y a la M u e r t e que intenta apagarla. E n el e x t e r i o r del a t a ú d e s t á n escritas las palabras: «Et lux in tenebris lucet», y p o r encima la frase «Et tenebrae eam non comprehenderunt»
(del Evangelio de San Juan, 1,
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una antorcha o un hacha coronada (emblema de Isabel), con un letrero que diga: «Aunque en tinieblas hospedada, ardo, y sin basa o trono, eterna impero; antes sin él, m i resplandor pregona que antes estuvo en mí que en mi corona». Grábese el corazón de Elisa luego (que así le poseyó siempre) en la mano, de amor ardiendo; el humo de este fuego reciba un coro de ángeles ufano, pues si la vida es humo vano y ciego, es después holocausto soberano, y por la letra publique: « N o presumo de llama, subo al cielo por ser humo». E n otro lienzo fiel corona altiva de azucenas diluvios vierta de oro por mano de Isabel, que le reciba F i l i p o , atento al militar tesoro,
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5). L u e g o viene una glosa del e m b l e m a en castellano: « P a s s ó m e la muerte presto / Desde el trono al a t a ú d ; / M a s v i u o en lugar opuesto, / P o r q u e estava m i v i r t u d / P r i m e r o en m i , que en m i p u e s t o » (fol. 2 4 v ) , glosa que e n c u e n t r a su eco en los vv. 575-76 del Templo cristiano. * v. 576 «A la R e i n a nuestra s e ñ o r a le sobraba el puesto del oficio para m e r e cer reinar p o r sus m é r i t o s . » vv. 577-84 Este emblema se puede comparar c o n otro de la Pompa funeral que muestra a Isabel c o n u n c o r a z ó n ardiente en la m a n o y a dos á n g e l e s p o r e n c i m a de ella que sostienen el sacramento. L l e v a la frase «Astitit
regina a dextris tuis» (Psal-
mo 44, v. 9), y la glosa en castellano es: « A r d o , mas no me c o n s u m o : / E v i d e n t e , i claro i n d i c i o , / Q u e l l a m a que es sacrificio, / solo q u a n d o v i u e es h u m o » (fol. 24r). V é a s e l á m i n a 13. * v. 584 «La llama de la vida no merece n o m b r e de sacrificio a D i o s hasta que la muerte la desata en h u m o , c u y o o l o r la suaviza y agrada.» vv. 585-92 Este emblema se corresponde perfectamente c o n otro de la Pompa funeral que retrata a F e l i p e I V l l e v a n d o armadura y c o n una c o r o n a de lilios suspendida en el aire. E l emblema lleva el lema «Mulier diligens corona est viro suo» (Libro de los Proverbios, 12, 4), y la glosa en castellano es: «El mejor L i l i o F r a n c é s / D i o a F I L I P O el gran tesoro: / P r i m e r o de granos de o r o , / I de victorias d e s p u é s » (fol. 23r). V é a s e l á m i n a 14. v. 586 Cfr. 74; 95: «en diluvios de oro a r d i e n t e » .
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corona más segura que de oliva, pues la educó el trabajo y el decoro; y por letra el cincel dibuje y corte: «La esposa fiel corona su consorte».
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La emblema cuarta, de un amor ardiente, abeja coronada y española ha de ser, tan sociable que si siente ausencia del consorte, espira sola. Abeja fue Isabel, m u r i ó de ausente (que ciego amor sus armas acrisola en la ausencia), y el mote de esta suerte se esculpa: «En fino amor sobra la muerte». Este el t ú m u l o fuera soberano, mas el dolor, de pompas enemigo, quiso acabar lo que e m p e z ó la mano, quedando lo imperfecto por testigo, que, acabando Isabel y tan temprano, nada consigue colmo, efecto abrigo, y es proporción que cese no acabada, pompa a una vida sólo comenzada.
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v. 589 Es posible que este verso encierre una referencia velada a la reciente caída en desgracia del c o n d e - d u q u e de O l i v a r e s («oliva»: ' O l i v a r e s ' ; para u n verso p a r e c i d o , v é a s e 198; 23 y 150). B o c á n g e l sugiere, p o r tanto,
que la c o r o n a (o
m o n a r q u í a ) de Felipe I V es ahora más segura al depender, no de u n valido, sino de la R e i n a . * v. 592 «La R e i n a nuestra s e ñ o r a fue verdadera y celestial azucena, a c u d i e n do a su M a j e s t a d c o n los tesoros i n t e r i o r e s o granos de o r o , y c o r o n á n d o l e
de
victorias.» vv. 593-600 E l cuarto emblema del Templo cristiano no tiene su c o r r e s p o n d e n cia c o n n i n g u n o de la Pompa funeral, p e r o el s í m b o l o de la abeja c o m o criatura sociable e industriosa parece altamente adecuado para el carácter de la reina Isabel. T o d o s s a b í a n que Isabel se puso m u y triste c o n la ausencia d e l rey en A r a g ó n y que t e m í a
«verse
m o r i r ausente d e l R e y » (Pompa funeral, fol. 5v), t e m o r
que
encuentra su eco en el verso 597 del p o e m a de B o c á n g e l . * v. 600 «La abeja, dicen los naturales, que es s í m b o l o real, y tan sociable que si se ausenta, e l consorte m u e r e . Esto p u d o acontecer a la R e i n a nuestra s e ñ o r a por lo m u c h o que a su Majestad amaba.» * v. 608 « F e n é c e s e el t ú m u l o imperfecto, i m i t a n d o el i n t e m p e s t i v o ocaso de su Majestad.»
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Mas, ¿qué insólito bulto al cielo clama? E l oído se pierde en su alboroto; al clamor comparado con que brama, es mudo el trueno, el mar, el terremoto. Sus ojos son desprecio de la llama, y de sus voces no hay confín remoto. N o es capaz de su frente una corona: es España y de imperios se corona.
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Es cabeza de Europa, mas no miente de Jove el rayo ni de toro el bulto, que religión tan pura no consiente (ni Templo de Isabel) profano culto. Pálido el rostro, la cerviz pendiente, trágico el manto y el cabello inculto, no mezcló en su dolor (por ser odioso) cierto dolor con traje fabuloso.
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vv. 609-16 L a llegada de E s p a ñ a c o n gran alboroto deriva en parte del Retrato panegírico, 86; 3 0 9 - 1 2 : «Llega E s p a ñ a a los p ó r t i c o s fieles, / r o m p i e n d o sendas de topacio entero, / que E s p a ñ a , desde O r i e n t e hasta el ocaso, / no sabe andar sino r o m p i e n d o el paso». T a m b i é n recuerda la llegada de la Fama en
Triunfo de Amor y
Marte, 215; 165-69. * v. 616 « I n t r o d ú c e s e a E s p a ñ a querellosa y triste, a c o m p a ñ a d a de los m i e m bros de su corona, que llega al T e m p l o a condolerse del i n m a d u r o occidente de su Majestad.» v. 617 Cfr. C a m ó e s , Os Lusíadas,
III, 17: «Eis aqui se descobre a n o b r e E s -
panha, / C o m o cabeca ali de E u r o p a toda». v. 618 R e f i é r e s e al m i t o de J ú p i t e r (Jove) y E u r o p a . J ú p i t e r , convertido en toro, r a p t ó a E u r o p a c u a n d o ésta j u g a b a c o n sus
c o m p a ñ e r a s a la
orilla del mar;
e n g a ñ a d a por la mansedumbre de aquel toro, E u r o p a se s e n t ó sobre su l o m o , y así fue llevada por J ú p i t e r a Creta; véase 105;
1-2.
v v . 6 2 1 - 2 4 L a d e s c r i p c i ó n de E s p a ñ a , al llegar al T e m p l o , se asemeja, c o m o nos lo d i c e B o c á n g e l en los v v . 6 4 1 - 4 4 , a la de R o m a c u a n d o
se le apareció
delante J u l i o C é s a r : «Ingerís visa duci patriae trepidantis imago / Clara per obscuram voltu maestissima noctein, / Turrigero canos effudens vértice crines, /
Caesarie lacera
nudisque adstare lacertis / Et gemitu permixta loqui» (Lucano, Bellum civile, L i b r o I, vv. 186-90). v. 622 inculto: a q u í t e n d r á el sentido de «sin a d o r n o » o «sin p e i n a r » . * v. 624 « R e p r u é b a s e i n t r o d u c i r fábulas gentílicas en la
figuración
cabeza de la Cristiandad, y en el culto de los P r í n c i p e s C a t ó l i c o s . »
de E u r o p a ,
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Labor de mano ingeniosa y diestra, en su manto bordó los miembros godos de su corona, en dolorosa muestra, o muchos, donde están llorando todos. Los reinos extranjeros grabe a diestra, que en trajes los distingue, lengua y modos; América, de reinos coronada, remota se preció de adelantada. Milán, que es oficina de Belona, y Nápoles hermosa, pero fuerte, la ciñen; rinde obsequio a su corona Sicilia, a quien el mar corta y divierte. E l flamenco, que a riesgos se pregona del morir, fino amante de la muerte, otras provincias m i l son sus reflejos que atentas saben desmentir los lejos.
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Tal, R o m a , tú te apareciste en frente de menor César y en menor fracaso, cuando del R u b i c ó n fue la corriente
vv. 625-40 Estas dos estrofas derivan del Retrato panegírico, 86; 3 1 3 - 3 6 , d o n d e se describe la llegada de E s p a ñ a
al T e m p l o de la M e m o r i a , a c o m p a ñ a d a de sus
p r o v i n c i a s y reinos. S i n embargo, en ese p o e m a las provincias llegaban de p o r sí, mientras que en el Templo cristiano van bordadas en e l m a n t o de E s p a ñ a « p o r ser todos u n o » , c o m o reza la nota del autor. L a s u b o r d i n a c i ó n de las d e m á s provincias y reinos a E s p a ñ a está así completamente subrayada. v. 628 Cfr. 86; 632: « m u c h o s entonces, s ó l o de llorados». v. 631 Cfr. 86; 331-33: «América, la bárbara preciosa, / firme en lealtad y varia en hemisferio, / en reinos y en provincias n u m e r o s a » . * v. 632 «Las provincias o reinos de E s p a ñ a no llegan de p o r sí p o r su u n i ó n , sino bordadas en el manto de E s p a ñ a , p o r ser todos u n o . » v. 633 Belona: diosa latina de la guerra. E n el Retrato panegírico aparece r e l a c i o nada c o n A r a g ó n (86; 322). vv. 633-34 Cfr. 86; 3 2 9 - 3 0 : «Sicilia fértil, N á p o l e s hermosa, / fuerte M i l á n le ofrecen m i n i s t e r i o » . * v. 640 «Los reinos de diferentes naciones, aunque subditos, se describen en figuras distintas.» v v . 641-44 E l m o m e n t o en que J u l i o C é s a r llega ante R o m a d e s p u é s de haber cruzado el r í o R u b i c ó n se narra en L u c a n o , Bellum civile, L i b r o I, v v . 185-224. v v . 641-48 Esta estrofa es copia m á s o menos fiel de la estrofa X X I I d e l Retrato panegírico, 86; 169-76.
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cristalino montante de tu paso. Mas, ¡ay Julia!, que a ti se te consiente llorar de prevención, pendiente un caso, y España llora en su doliente exceso, no si ha de suceder, sino el suceso. «Fatal rigor (comienza), que en temprana sazón derogas t é r m i n o s al plazo, pues sólo en la política villana es del filo la víspera el abrazo, cuando la vida adoleció de vana, providencia es (¡oh muerte!) tu embarazo, mas en vida que, humana, aún fue divina, azote es tu rigor, que no es doctrina. Mas por que el orden y la causa sean (no el dolor) cierto origen del lamento, y entre estos dos contrarios que pelean logre el más decoroso el vencimiento, las luces antes de Isabel se vean, si ya las deja ver el firmamento, que nuestras sombras, y en e m p e ñ o tanto o calle o tenga erudición el llanto. N a c i ó noble Isabel, pero adquirida consiguió edificar mayor grandeza; si acaba la primera con la vida, la segunda y mayor viviendo empieza. N o hay nobleza por sólo sucedida, la que hace suceder, sí que es nobleza.
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v. 644 montante: «Espada ancha, y c o n gavilanes m u y largos, que manejan los maestros de armas c o n ambas manos, para separar las batallas en el j u e g o de la esgrima» (Autoridades). * v. 648 « A l u s i ó n a R o m a , figurada en persona y opuesta a C é s a r en los l í mites del R u b i c ó n . » v. 659 Cfr. 86, n . 8: « M i e n t r a s pelean, pues, estos dos caudillos». * v. 664 « N o se funda la o r a c i ó n en afectos sino en razones.»
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Fundar noble ciudad es suerte doble de la de haber nacido en ciudad noble. N o de antiguos padrones ahumados la alta nobleza de Isabel se infiere; los pasados mejores son pasados; es suyo cuanto de ellos se refiere. Isabel estrenó sus propios hados; si mucho la adquirieron, más adquiere. D e b i ó lo real, debióse a sí ser buena; hízose sol, hiciéronla azucena. N a c i ó lilio francés de tal fragrancia que, no cabiendo en el país nativo, frutos le debe España, flores Francia, pues vive en uno y otro aroma vivo, racionales aromas de elegancia, que el origen acuerdan primitivo de la que fue, ya virgen y ya esposa, rosa a dos luces y en la vida rosa. V e n c i ó Isabel en santas posesiones la más noble ambición de los deseos, pues no tan presto los celestes dones recibió cuando los redujo a empleos. Su diestra hilaba candidos vellones, de Marte en otra vimos los trofeos;
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* v. 672 «La verdadera nobleza, s e g ú n todas doctrinas, es la del á n i m o y virtud que se r e c o n o c i e r o n en su Majestad.» v. 673 R e f i é r e s e a los pergaminos o ejecutorias que c o n t e n í a n los t í t u l o s de nobleza; padrón: «la n ó m i n a o lista que se hace en las C i u d a d e s , V i l l a s y Lugares, para saber por sus nombres el n ú m e r o de vecinos contribuyentes, para los tributos y p e c h o s » (Autoridades). * v. 680 «La nobleza de los pasados m á s es de ellos que de los sucesores, y la primera fue por virtud originada.» v. 688 A u n q u e Isabel n a c i ó l i l i o ( s í m b o l o de su país natal, Francia), se c o n virtió en rosa, por representar esta flor la brevedad de la vida humana. * v. 688 «La R e i n a nuestra s e ñ o r a r e s p l a n d e c i ó en dos provincias y estados.»
TEMPLO
CRISTIANO
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el uso vimos repetir de lanza no arrojadiza que e m p u ñ a d a alcanza. Sobre el verde azafate de sus hojas la estrella de carmín brillaba apenas, cuando palpitan sus entrañas rojas, siendo escarmiento pálido sus venas. ¡Cierzo mortal, q u é bárbaro te enojas! Si todo lo destruyes, ¿qué refrenas? Entre el presagio y el dolor violento deja caber siquiera al escarmiento. ¿ Q u é pedernal ceñido de aspereza y q u é entrañas de acero alimentadas no han estrenado la primer terneza, viendo de amor las luces eclipsadas? O d i a n la inmunidad de su fiereza las fieras más de su ojeriza armadas. Aguarda quieto la segur el tronco: le adula el rayo y el acero bronco. Si así se muere, ¿para q u é se nace? Si así se llora, ¿ m i e n t e la alegría? ¿De q u é la humana flor se satisface si en los brazos del áspid nace al día?
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vv. 695-96 Cfr. Declaración primera: Di perfecta juventud: «Éste fue atravesado de u n arrojadizo d a r d o » (211). * v. 696 « C o r r e s p o n d i ó a los auxilios d e l c i e l o , en las partes que c o m p o n e n una perfecta m a t r o n a . » vv. 6 9 7 - 9 8 E l símil parece aludir a la rosa roja —«la estrella de c a r m í n » — c o m o i m a g e n de la brevedad de la vida (véase el v. 688). C o m o la rosa roja es flor dedicada a V e n u s , es probable que la referencia a «estrella» venga de a h í : la estrella (o planeta) de V e n u s . * v. 704 «Símil de la temprana muerte de su Majestad.» v. 711 E n el o r i g i n a l falta el a r t í c u l o definido «la», pero lo suplió B e n í t e z C l a ros, 1946, v o l . í í , p. 100, sin duda a t e n i é n d o s e a la m é t r i c a d e l verso, y no hay r a z ó n para no seguir su enmienda. vv. 711-12
Cfr. Retrato panegírico, 86; 9 7 - 9 8 : « C e d e a la i n f i e l segur el á r b o l
verde, / el m o n t e tiembla al rayo s o b e r a n o » . * v. 712 «Alude al llanto universal que causó y persevera en el m u n d o por tan incomparable pérdida.»
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BOCÂNGEL
N o el llanto, porque el llanto se deshace; no el suspiro, que al aire al fin se envía; no la queja, que al fin se da la queja; nada es lamento al fin que al fin se deja. ¿Pero fue acaso tu exterior belleza el más heroico origen de m i llanto, cuando tu gran valor, tu fortaleza, ascendieron en ti, de ejemplo a espanto? La que más te compite sólo empieza de las matronas que excediste tanto de toda religión, o no admitidas, o sólo por soborno de excedidas. R e i n a en Asiría fue bella y valiente, que lo valiente lo fió a lo bello, y en vez de la corona de su frente por corona dio el peine a su cabello; mas Isabel, más reina y más prudente, hasta que dio a la ley c o m ú n el cuello, los pensamientos, o cabellos puros, peinó con leyes, coronó con muros.
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* v. 720 « P r o s i g u e l a m e n t á n d o s e de que no haya fuerza o d e m o s t r a c i ó n que baste a ser l a m e n t o . » * v. 728 « Q u i e n más gloria alcanza de las heroicas matronas debe tributos de excelencia a su Majestad.» v v . 729-32 C o m o señala la nota del autor, el paralelo es c o n S e m í r a m i s , reina de A s i r i a , c é l e b r e p o r haber e m b e l l e c i d o a su capital B a b i l o n i a . Fue t a m b i é n reina guerrera m u y valiente. Se cuenta que en una o c a s i ó n cuando se estaba peinando el cabello, le llegaron noticias de que la ciudad se h a b í a sublevado; S e m í r a m i s dejó de arreglarse y, aunque m e d i o vestida, se n e g ó a que le arreglaran el cabello hasta que no estuviera sofocada la r e b e l i ó n . E p i s o d i o narrado en V a l e r i o M á x i m o , et Dictorum Memorabilium, L i b r o I X , cap. 3, ^4: «Namque
Factótum
Semíramis Assyriorum
regina, cum ei circa cultum capitis sui occupatae nuntiatum esset Babylona defecisse, altera parte crinium adhuc soluta protinus ad eam expugnandam cucurrit; nec prius decoran capillorum in ordinem quam urbem in potestatem suam redegit». V é a s e t a m b i é n Declamación castellana: Contra la Fortuna (213, n . 7). * v. 736 «Paralelo de S e m í r a m i s , v a l e r o s í s i m a reina, excedida c o n demostrac i ó n de su Majestad.»
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CRISTIANO
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Fama es también que, hasta que vio crecido la Asiria hermosa el sucesor infante, disimuló del fúnebre marido la corona, el gobierno y el semblante; pero Isabel, con genio preferido, sustituyó el ausente amado amante, haciéndole en la Corte su gobierno, no tan sólo prudente sino eterno. La viuda de Betulia, que esclarece astro inmortal, el cielo en fama y gloria en su mayor acción también ofrece a la reina las luces de su historia. Si por aquélla un bárbaro fenece, pendió de sólo un cuello su victoria, y si bien pasa ejércitos serena, hay mano de mujer que los ordena. Los ordena Isabel encomendada no sólo a su oración y a su ventura, ni a su beldad de fe divina armada, sino al afán que excede a la hermosura.
v v . 7 3 7 - 4 0 S e m í r a m i s se h a b í a casado c o n el gobernador de N i n e v a h ,
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Meno-
nes, pero fue luego cortejada p o r u n tal N i ñ o . Este a m e n a z ó a M e n o n e s para que le cediera la bella j o v e n , c o n lo que al final M e n o n e s se a h o r c ó . S e m í r a m i s l l o r ó b i e n p o c o la muerte de su marido, pues se casó inmediatamente c o n N i ñ o t e n i e n do c o n él u n hijo llamado N i n i a s . N i ñ o q u e r í a tanto a S e m í r a m i s que le c e d i ó la c o r o n a y la h i z o p r o c l a m a r reina y emperatriz ú n i c a de A s i r i a . P e r o de ello t u v o o c a s i ó n de arrepentirse
en seguida, pues la reina le m a n d ó matar, para m e j o r
establecerse en el trono. * v. 744 « O t r a p o n d e r a c i ó n de las ventajas que hizo a S e m í r a m i s . » v v . 7 4 5 - 6 0 N a r r a la historia de J u d i t , v i u d a j o v e n y b e l l í s i m a de Israel, q u i e n salvó al país de los e j é r c i t o s de A s i r i a , cuando e n t r ó en el c a m p o asirio c o n el fin de matar a su jefe de tropas, Holofernes; Libro de Judit, 13, 1-11. vv. 7 4 9 - 5 0 A l u d e a la muerte p o r d e g o l l a c i ó n de H o l o f e r n e s a manos de J u dit; Libro de Judit, 13, 10. * v. 752 «Paralelo c o n j u d i t h , y en q u é parece a la piedad, que la a v e n t a j ó la R e i n a nuestra señora.»
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DE
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C i ñ e el consejo fuerte en vez de espada; se adelanta a Judit o lo procura, que si entró de un gentil los pabellones, Isabel, los hermanos escuadrones. ¿ Q u é mano organizada en nervios ciento, bien que templada en yunque de diamante, bastara al incesable movimiento con que en el pobre se ejerció abundante? Y cuando la piedad dejó al talento espacio (por mayor fervor vacante) que despachó al político concierto, ¿no rescató la duda en el acierto? Serán desmayo a voces, pasmo a plumas, tus glorias, Isabel, inaccesibles, aunque el mayo sus flores trueque en sumas, que al n ú m e r o las flores son posibles. Otros Icaros lloren en espumas la empresa de tus altos imposibles; yo mido m i altivez cuando te pierdo, porque no los describo, los acuerdo. Y , en fin, porque le tenga, no m i duelo, mas la voz que el dolor desacredita, marchito nos dejaste, ¡oh muerte!, el suelo, pues no pudiste su beldad marchita. ¿ Q u i é n vio arrancarse de la tierra el cielo? Mas la desdicha, ¿qué no facilita?
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v. 757 V e r s o predilecto de B o c á n g e l ; cfr. 30; 63: «y m á s corta el consejo que la espada»; Retrato panegírico, 86; 5 4 9 : «Y, c o r t a n d o e l consejo en vez de e s p a d a » ; Lauro cívico, 198; 17: «(que m á s corta el consejo que la espada)». * v. 760 « J u d i t h p a s ó p o r los e j é r c i t o s ; su Majestad los ordenaba en ausencia de su real c o n s o r t e . » * v. 768 « C u a n d o su M a j e s t a d no se o c u p a b a en obras de c a r i d a d , h e r o i c a a t e n d í a a los despachos c o n admirable acierto.» v. 773 Icaro: sobre el m i t o de Icaro, s í m b o l o en el siglo X V I I de la osadía y la i m p r u d e n c i a , véase 2; 185-92. * v. 776 «Desiste la elocuencia de igualar el sujeto.»
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Q u i e n te miró, Isabel, que en lo posible goce ya más edad que de insensible». C u á n t o sintió el fracaso dolorido (pero dentro de sí) el invicto godo, pues sólo entonces, desde que ha nacido, se averigua que fue mayor que todo. Musas, decidlo vos, que yo, excedido, como falto al concepto, falto al modo, y siento enflaquecer m i débil canto, porque el silencio solo es voz del llanto.
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Donde el sol nace al rubio Nabateo, el suelo estremeció el dolor profundo, y donde hace de luz último empleo y es cotidiano t ú m u l o del mundo, suspiró fuego el patrio Pirineo, en tiempo sólo Mongibel segundo, no en el dolor, pues debe a su fineza llamas que le n e g ó naturaleza.
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Dijo España, y tres veces volvió en giro los ojos, que vibró cual dos cometas; de la eficacia del postrer suspiro aprendieran el vuelo las saetas. R o m p i ó la queja el celestial zafiro, de donde en voces claras y perfetas,
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* v. 784 « F e n e c e E s p a ñ a su o r a c i ó n f ú n e b r e . » v. 786 E l «invicto g o d o » es E s p a ñ a q u i e n habla desde el verso 649. v v . 7 8 9 - 9 1 Cfr. Garcilaso, Égloga I: « d e c i l d o vos, P i é r i d e s , que tanto / n o puedo y o n i oso, / que siento enflaquecer m i d é b i l canto» (vv. 236-38). * v. 792 «Los afectos de su Majestad, en su gran p é r d i d a , se o m i t e n p o r i m p o sibles.» v. 793 Nabateo: « P e r t e n e c i e n t e o relativo a N a b a t e a , r e g i ó n
de la A r a b i a »
(Alemany). v. 798 Mongibel: n o m b r e p o é t i c o p o r el m o n t e E t n a . * v. 800 «Hasta lo insensible sintió la gran falta de su p r o d i g i o s a R e i n a . » vv. 801-2 Cfr. Retrato panegírico, 86; 665: «Dijo, y tres veces f u l m i n ó los ojos».
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BOCÂNGEL
formando el cielo de la herida labio, así le i n t e r p r e t ó carácter sabio. Vive Isabel por cuenta de la muerte, m u r i ó Isabel por cuenta de la vida; suerte es salir de donde entrar es suerte. N o es vida la que al n ú m e r o está asida. N o fue mortal la herida, que más fuerte es la que alienta en boca de la herida; rudo llorar el dolor toda su falta; quiérela más vecina y no más alta. A nadie se da vida larga o breve, el uso nuestro la hace breve o larga; la buena, al espirar, aliento es leve, la mala, al fenecer, pesada es carga. M u e r e Isabel, deidad de rosa y nieve, y en un suspiro el mismo desembarga; en la medra desnuda la congoja, si con la muerte lo mortal arroja. ¡ O h España, tu dolor te desafía a la más alta prueba de invencible, o en la empresa te da la valentía, o te da la disculpa en lo imposible! N o malogres la fuerza que te envía Isabel, más deidad, menos visible. Para sentir, te asisten los sentidos; para sentir con modo, los oídos.
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* v. 808 « A c a b a d a la o r a c i ó n , levanta E s p a ñ a los ojos y m i r a grabada en u n jaspe la respuesta de sus quejas.» v. 811 V i e n e directamente de 130; 15. * v. 816 «Los consuelos que o c u r r e n a E s p a ñ a en su p é r d i d a . » v. 8 1 7 - 1 8 Cfr. Declaración primera: La perfecta juventud: « N o r e c i b i m o s , pues, la vida breve, sino la hacemos, pues cualquiera es larga para obrar enteramente b i e n en ella» (211 n . 144), que a su vez deriva de S é n e c a , De Brevitate Vitae, I, 4: «non accipimus brevem vitam, sed facimus, nec inopes eius sed prodigi sumus». * v. 824 «Alivios católicos y morales que alivian el llanto de España.» v. 831 Cfr. Retrato panegírico, 86; 1144: «para sentir se h i c i e r o n los s e n t i d o s » . * v. 832 « R a z o n e s que moderan el sentimiento de España.»
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CRISTIANO
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Esto España leyó en un jaspe herido, primero del dolor que de la letra, que, asistiendo a certamen dolorido, rasga el cincel pero el dolor penetra. D e su afecto pasmado, enmudecido, mas aliviada, el movimiento impetra, partió, y partió deidad el regio suelo, porque ni en planta se libró ni en vuelo. Llevada del dolor, partió llorando; no duro el mármol la escuchó, no seco, que el eco en las estatuas resonando, se escucharon gemir con voz del eco. M á r m o l un corazón, un m á r m o l blando, afectos cambian en extraño trueco; congela un pasmo el corazón de España, sensible el m á r m o l su dureza engaña. Los reinos reverentes se postraron al féretro, que al pórfido autoriza, y la mano que en nieve ya besaron, allí besan en cándida ceniza. D e aromas y de lágrimas b a ñ a r o n sacrificio, que al cielo aromatiza; grabada ofrenda, su piedad cincela al caminante en culto de Isabela. F I N D E L TEMPLO
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* v. 840 « F e n e c i d a s las m á x i m a s al a l i v i o de E s p a ñ a , parte d e l T e m p l o c o n gemidos y llanto.» * v . 848 «El llanto es i n d i c i o de a l g ú n alivio en los desconsuelos grandes.» * v. 856 «Los reinos dan obsequio ú l t i m o a la pira real.»
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222 Obsequio leal de la piedad española* A la pira real de la R e i n a nuestra señora, en el Templo cristiano ¿ Q u i é n es (¡oh muerte airada!) quien fallece?, ¿Es la luz de Isabel, sola y primera? N o , porque en sus virtudes reverbera. Pues ¿dónde está su luz? ¿ D ó n d e amanece? Pues, ¿ c ó m o en nuestras ansias anochece? ¿Por q u é a ver no se alcanza ya en su esfera? ¿ Q u e no es la luz menor por ser postrera? y ésta ¿sólo se aparta porque crece?
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Sí, pero si se esconde a la alegría, costosa utilidad nos dio su muerte, hasta que abramos los segundos ojos.
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N o sobrarán dos almas este día: una, para el aplauso de su suerte, otra, para llorar nuestros enojos.
* U n a p r i m e r a v e r s i ó n fue i n c l u i d a c o m o p r i m e r a c o l u m n a para los Afectos trágicos en la muerte de la Reina Isabel de Borbón ( n ú m e r o 216 arriba), y publicada en Pompa funeral, honras y exequias en la muerte de la muy Alta y Católica Isabel de Borbon Rey na de las Españas,
Señora
Doña
fol. 95r, c o n ligeras variantes, que s e ñ a l a m o s
aquí. v. 1 Variante: « ¿ Q u i é n es, o h E s p a ñ a triste, q u i é n fallece?». Cfr. 26; 1: « Q u i é n es, Gaspar ilustre, el que fallece». v. 6 R e f i é r e s e al sistema p t o l o m a i c o de las esferas c o n c é n t r i c a s en que estaba constituido el universo.
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RESPONDIDO (1647)
[Portada] Q u i n t i l i a n o respondido por don Gabriel Bocángel U n z u e t a , contador de Resultas de su Majestad y su coronista, al excelentísimo señor duque de Sesa, conde de Cabra, grande a todas luces entre los mayores de España . 1
Epístola directoría al señor duque de Sesa, conde de Cabra, Grande a todas luces entre los mayores de E s p a ñ a 2
Habiéndose cumplido a m i deseo, excelentísimo señor, el antiguo voto de ofrecerme al servicio de Vuestra Excelencia por las ciertas noticias de las esclarecidas prendas de príncipe que en V . E . , con cabales méritos, replandecen, hallé en las vecindades gratísimas de su afable y erudito talento tan superior la verdad a la o p i n i ó n que me dejan sin miedo de lisonja para toda la dignidad de su alabanza, reconociendo que la rinde más obsequio que la v o z el silencio. N o perdió tiempo mi atención en utilizar este conocimiento enmendando a la luz de su censura los borrones de m i Cortesano que en ocios de m i profesión y mayores estudios he trabajado en beneficio de la noble juventud española . Y porque allí se trata de la perfección en hablar la lengua de Castilla, me pareció ejecutar el estilo donde luciesen algunos preceptos de ella, tomando por asunto responder al docto Q u i n t i l i a n o en una de sus declamaciones que escribió sin 3
1
E l texto p r o c e d e d e l ú n i c o m a n u s c r i t o
( a u t ó g r a f o ) de la o b r a : BNJV1 M s .
18.657 . 17
2
D o n A n t o n i o Francisco F e r n á n d e z de C ó r d o b a F o l c h de C a r d o n a , V I I d u -
que de Sesa. Sobre este noble y sus relaciones personales y literarias c o n nuestro poeta, véanse D a d s o n , 1991, pp. 121-25, y D a d s o n , 1986, pp. 2 6 7 - 9 8 . 3
B o c á n g e l se refiere a su m u y p o p u l a r p o e m a p o l í t i c o - m o r a l El Cortesano es-
pañol (abajo n ú m e r o 230), que, p o r esta cita, p o d e m o s suponer estaba escribiendo por estos a ñ o s .
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DE
BOCÂXGEL
respuesta . Dedicóla a V . E . en seña de mi rendimiento, pero no sin misterio, por que, habiéndole insinuado m i á n i m o de escribir con su venia algún papel de historia en obsequio de la gran Casa de V . E . , se sirva de enmendar en rasgos de lienzo ajeno los vicios de la pluma que aquí considerare más feos, bien que son distintas las obligaciones de este y aquel estilo . Entretanto, V . E . reciba esta prenda de m i rendimiento y disculpe m i osadía por los excesos de su agrado, cuya vida, que Dios guarde, importa y merece. D e m i estudio, a l ó de diciembre de 1647. 4
3
Excelentísimo señor Besa la mano de V . E . su criado afectísimo D o n Gabriel Bocángel Unzueta
4
R e f i é r e s e a Q u i n t i l i a n o , Declamationes Maiores, O r a c i ó n 8. A u n q u e atribuidas
a Q u i n t i l i a n o durante siglos, e s t á n de acuerdo los c r í t i c o s modernos en que estas d i e c i n u e v e declamaciones son de varios autores, profesores de r e t ó r i c a , que m á s tarde acabaron bajo el n o m b r e g e n é r i c o d e l m á s famoso de los profesores
de
r e t ó r i c a d e l i m p e r i o r o m a n o . Las Declamaciones Mayores son las ú n i c a s que h a n llegado a nosotros del tipo de d e c l a m a c i ó n c o n o c i d a c o m o controversiae, discursos j u r í d i c o s para el estudiante de r e t ó r i c a avanzado. E l profesor asignaba al alumno u n proceso legal h i p o t é t i c o que solía tratar de una o dos leyes y una s i t u a c i ó n e s p e c í fica tocante a una supuesta v i o l a c i ó n de ellas; al a l u m n o le tocaba preparar y luego p r o n u n c i a r u n discurso a favor de una de las partes d e l proceso. V é a s e Sussman, 1987. 5
Esta proyectada historia de la Casa de Sesa n o se l l e g ó a escribir, que se sepa;
véase al final de estas obras la Carta X V I I I .
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A l que leyere Prefación Esta declamación se intitula Quintiliano respondido por quitarte el derecho de censurarla si echares menos (¡oh lector atento!) las partes que una cabal oración componen, pues no ignoro que después del p r e á m b u l o se había de seguir la narración del caso, luego la c o n futación y argumentos de Q u i n t i l i a n o rebatidas y satisfechas con más eficaces razones, después la p e r o r a c i ó n o epílogo del discurso, concluyendo con la parte suasoria que moviese los jueces a perdonar al acusado padre que dio motivo a la oración que aquí se responde . N o se han ejecutado estos preceptos por decoro de nuestra verdadera religión que no consiente que pueda quitarse alguna vida, aunque sea por la conservación de muchas. Es verdad que me animó a vencer este escrúpulo ocurrirme a la m e m o r i a el gran juicio de Salomón cuando le consideré pidiendo aquel misterioso cuchillo para la vida que no quiso quitar al competido infante ; ni yo (lector amigo) aconsejaría a este padre lo que permitió su ignorancia. Pretendo librarle de la culpa que se le imputa por los argumentos de la declam a c i ó n a que respondo, y reservo deliberar m i j u i c i o cuando no me impone esta necesidad la de sólo responder a este orador insigne, dando con m i oración ejercicio a la lengua vulgar de Castilla con alguna elección y atavío de nuestras frases y voces. Si esto bastare, perdona mis yerros, y si no, enmiéndalos. Vale. 6
7
6
D e m o s t r a n d o sus profundos c o n o c i m i e n t o s de la r e t ó r i c a , B o c á n g e l nos da
en orden las distintas partes de que se c o m p o n í a una d e c l a m a c i ó n . 7
Se refiere al famoso episodio del j u i c i o de S a l o m ó n , cuando tuvo que d e c i -
dir entre las demandas de dos mujeres, que se disputaban u n n i ñ o : «Dixit
ergo rex:
Afferte milii gladium. Cumque attulissent gladium coram rege» (Libro III de los Reyes, 3, 16-28 (24)).
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BOCÁNGEL
Argumento de la declamación
8
Dos hijos que tenían padres enfermaron. Consultados los m é d i cos, dijeron ser la dolencia mortal y una misma. Desesperando de sus vidas, aseguraron que sanaría el uno si le hiciese i n s p e c c i ó n del d a ñ o en las e n t r a ñ a s del otro, a b r i é n d o l e v i v o por la instancia del riesgo. Permitiendo el padre, abrieron al infante; reconocidos sus interiores fue sanado el otro. Es acusado el padre por la mujer de mal tratamiento. Este es el argumento de Quintiliano y su declamación acusa al padre. E l autor de ésta le defiende . 9
8
Declamado VIII: G e m i n i Languentes. A r g u m e n t u m : «Gemini
quibus erant pa¬
ter et mater, aegrotare coeperunt. Consulti Medid dixerunt eundem esse languorem. Desperantibus reliquia promisit unus se alterum sanaturum, si alterius vitalia inspexisset. Permitiente paire execuit infantem, et vitalia inspexit. Sanato uno, accusator pater ab uxore malae tractationis».
L u e g o sigue
la a c u s a c i ó n «Pro Matre contra Patrem».
C o m o se
ve,
B o c á n g e l ha traducido literalmente el argumento que expone « Q u i n t i l i a n o » , pero mientras que el a l u m n o de « Q u i n t i l i a n o » hace defensa de la madre contra el padre, B o c á n g e l , en u n verdadero alarde de retórica, intenta defender al padre. 9
B o c á n g e l sigue bastante fielmente su m o d e l o , aunque c o n frecuencia c a m -
b i a n d o e l o r d e n de los argumentos que se han de contestar.
E n las notas
que
siguen, hemos i n d i c a d o las deudas m á s evidentes e importantes c o n la D e c l a m a ción original.
QUINTILIANO
RESPONDIDO
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223 Por el padre contra la madre Siento, gravísimos y soberanos jueces , sobre el reciente dolor del más lastimado padre, ver que haya de llorar primero otra causa que la prodigiosa muerte de su amado hijo, pues la envidia de esta mujer, ambiciosa de dolerse a solas, codiciando ser insigne por la vanidad de esta querella, quiere introducir a vuestra religiosa censura tan nuevo espectáculo como un infelice a quien acusan de ser desdichado, pretendiendo hacer delito su desventura. 10
T a m b i é n ha de plañir este c o n s t a n t í s i m o anciano la ignorancia vulgar que no distingue la diferencia que hay entre crueldad y destrozo . Apenas oye sangre cuando argumenta atrocidad y fiereza, y luego que escucha p e r d ó n infiere que le dicta la clemencia, no sabiendo que hay estados en las humanas miserias en que la piedad se precia de sangrienta y la constancia contra las ilusiones del llanto se precia de enjuta; de cuya sanísima doctrina son caracteres vivos cuantos cauterios la medicina experimenta victoriosos, y al contrario, cuantos crímenes por perdonados se hicieron mayores. Pero ordénese m i oración doliente, no acaso se parezca en el desorden a la que con reciente horror escuchasteis. P r o p ó n g a s e si p u dieron enfermar dos tan parecidos hermanos (que, como la madre alega, eran error de los ojos) de un accidente, de un contagio mismo y desesperado ; luego, si debieron ser llamados los médicos, y si llamados, primero que los parientes; si aquéllos pudieron a todo el favor y pericia del arte pronosticar el suceso. Y determine vuestro docto examen si debieron ser creídos prosiguiendo después a satisfacer todas las demás quejas de la madre no por justas, sino por intro11
12
1 0
E l autor de la d e c l a m a c i ó n a la cual contesta B o c á n g e l utiliza siempre la p a -
labra «judices». 1 1
E n la d e c l a m a c i ó n de « Q u i n t i l i a n o » se llama al padre «senex» o «crudelissirnus
senex». 1 2
Cfr. «Sine dubio pariter unaque, non fraternitate, non aniniae corporumque confor-
tio, sed conditione fragilitatis humanae» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declaniatione VIH).
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BOCÁNGEL
ducidas y de vosotros escuchadas. Quiere fundar (no sólo en odio del valeroso padre sino de la naturaleza misma) que le e x c e d i ó , que le excedió en el amor de los fatales dolientes, y persuadir vuestra constancia a que haya padre agresor y homicida de su hijo (ignorado hasta a q u í de la justísima c a u c i ó n de vuestras leyes ), y p o r este descaminado camino introducir odio nuevo entre los mortales, desnervando el amor a los hijos y de los hijos cuando contemplen a sus padres capaces de esta culpa. Si pudieron enfermar de un g é n e r o de peste misma, juzga dio vosotros soberanos jueces, por el efecto del que sanó a costa de tan caro pero certísimo remedio. E n una sangre, en una edad misma, en una tan prodigiosa semejanza exterior como la madre supone, ¿quién extraña la interior conformidad de achaques a que la medicina se inclinó en su pronóstico? Llamáronse de acuerdo de ambos los m é d i c o s ; si debieron llamarse, juzgúelo el consentimiento del humano comercio, que los da rendida jurisdicción sobre sus vidas. T o d o el beneficio de los mortales proviene de la causa primera; toda, empero, su c o n s e r v a c i ó n dispensa a las segundas. Es medicina cuanto remedia las humanas miserias, y la naturaleza misma la engríe llamándose m é d i c o de nuestros males. 13
14
D i c e esta mujer turbada que por el hado vivimos y que por el mismo nos conservamos . ¿ Q u i é n duda que el sol nos engendran y el hombre? Pero no viviéramos si confiados sólo en este benficio nos faltase el murado abrigo de los albergues, el industrioso alimento de muertas reses y de sembrados frutos, el adquirido calor de tejidas lanas, y, en fin, la saludable experiencia de licores e hierbas contra la invasión de tantos y tan distintos achaques. ¡ C o r r i g e , o h mujer, tu maliciosa ignorancia! Por el hado vivimos, por el mismo y la industria nos conservamos. 15
1 3
« Pudeat vos o jura legesque, quod miserrimi sexus dolorem ¡lis clusistis angustí is. It a
niaritum, quod occisus est fúius, nialae tractationis exor acusat?» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII). 1 4
desnervar: lo m i s m o que enervar: quitar las fuerzas, debilitar y enflaquecer
(Autoridades). 1 5
L o que dice la madre es: «Fato vtvimus, languemus, convalescimus, niorimur:
medicina quid praestas, nisi ut juxta te nemo desperet?» VIII).
( « Q u i n t i l i a n o » , Declarnatione
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D i c e que no hay medicina aparte sino que todo l o que sana es medicina . Luego, con este argumento no sólo la confiesa sino la extiende a cuanto abraza el beneficio c o m ú n de los mortales. Arguye luego la impotencia de los m é d i c o s para granjear la sanidad del mal que confesaron no conocían, de cuyo remedio desesperaron . E s c u cha, detestable mujer: médico que supo decir que ignoraba algo, grande le confiesas; véase si grande en haberte librado el hijo que fue posible. D e s e s p e r ó del mal por las señales vivientes pero no si c o n sultase los indicios del difunto hermano. ¿Piensas t ú que la naturaleza, ocupada siempre en la conservación nuestra, consiente alguna parte ociosa en su cariño? E l cadáver de u n apestado enfermo, descuadernado por la especulación del arte, es volumen docto para la c u r a c i ó n de otros dolientes. Dices que le bastaba la general anatomía de otros cadáveres sin investigar el que consultó del moribundo hermano . Y a te olvidas de que supiste, como de la misma naturaleza consta, que todo viviente tiene y contiene sus diferencias interiores y aparentes por donde no ajustaría otra experiencia al caso que la sucedida en tan prodigiosa semejanza de hermanos. 16
17
18
Si debieron ser llamados los m é d i c o s , consta de que fueron c o n sultados; si creídos, consta de que los tuvieron por médicos. ¿ Q u i é n ignora la jurisdicción que o tienen o reciben de los enfermos? Desata en repetidos dispendios toda, casi, la sangre el delicado acero; otras difunde compuesto brebaje templado veneno por los ulcerados p u l mones, y sobre el incendio que no alivia el frecuente batir de los livianos se introduce el a n t í d o t o fiel de forasteros licores en lisonja del sufocado aliento. Castigad, ¡oh jueces severos!, la nueva asechanza de esta cautelosa hembra que incluye intención segunda en su querella, no sólo contra el inocente viejo sino en odio de la misma naturaleza. Pretende que mueran los vivientes indefensos de socorros 1 6
« M m medicina sanat, sed quicquid videtur sanasse, medicina est» ( « Q u i n t i l i a n o » ,
Declamatione VIIÍ). 1 7
«Nunquam
constabit an fuerit languore moriturus aeger, qui aliter occiditur. Non
novi, inquit, languoris genus. Post Jianc vocem mehercle non deberes committere aegros, etiam si vellet experiri potionis haustus, ciborum fomentorumque novitates. Nescio, inquit: sed si permiseris alterius aperire uitalia, pectus effringere, remedium fortassis inveniam. Jam excusatus es, medice, matri, sperasti ne tibi crederetur» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII). 1 8
«Quid si aliquid sanato medicina potest praestare rationis? Sufficat quod aliquando
jam Jacta ex unius hominis inspectione, ad totius intellectum naturae medicina profecit» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII).
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médicos, malquistando de impotente la medicina a sanarlos. ¿ C ó m o no agradece la salud que vive a la eminencia del arte, y quiere entonar más el grito de la injuria que el del agradecimiento? D i c e que porque no consultó los hermanos o los parientes . ¡ O h querella desatinada! C u a n d o no fías el remedio de los sabios físicos, ¿quieres apelar de su juicio a los ignorantes deudos? ¿ Q u é furor te persuade a quitar la fe y la esperanza a los enfermos míseros en los atinados m é d i c o s , si ya no es desear que mueran indefensos todos por tu mal consejo? Responded, ¡oh jueces gravísimos!, por este trabajadísimo padre; si delinquió en creer a los m é d i c o s , ¿por q u é le fue lícito llamarlos, y ser escogidos aun de la acusadora madre? Si se d e b i ó admitir su p r o n ó s t i c o , ¿por q u é se ha de reputar cara la medicina que es forzosa? Inferid, ¡oh jueces!, la i n t e n c i ó n de esta mujer que, de tamaña desdicha como en la pérdida de su hijo pondera, sólo presume hallar consuelo haciendo reo de muerte al marido. Pretende, con insólita a m b i c i ó n de dolerse a solas, blasonar de que llegó a dolerse más que un padre, y eternizarse por la novedad ya que no pudo por el afecto. N o cabe en vuestras piadosas orejas la imposible novedad de este delito inventado de mujer, que pretende verse libre de los hijos y del padre artífice de su viudez procurada. N o siente, no, haber perdido un hijo, pues nada le consuela el restante; siente que la eminencia del arte haya conservado su desesperada vida, y con la sucesiva acusación que maquina, haciendo reo de muerte al padre, quedarse con la libertad a que aspira. 19
Queréis saber, ¡oh jueces soberanos!, en qué caso p u d i é r a m o s confesar tan inaudito crimen en el padre si pudiera haber separado el amor de su hijo de la consideración de hijo de tal madre; sólo por imagen suya pudiera haber consentido el martirio que se le imputa. D i c e después que se conozca la falencia del mortal p r o n ó s t i c o en el achaque del uno, cuando después se aseguró la vida del otro . Fuera 20
1 9
«Non retulit ad niatrem, adacta est a morte fdii vel sanitate discedere. Non ptopin-
quos consuluit, non amicos... Pessime hétele de tua fetitate sentitem, si in quacumque filii cutatione non adhihetes ptopinquos, non intettogates amicos, non tepicetes ad mattis animum,
non hanc ptimam impatientiam, non íiunc
consulis timotem»
(«Quintiliano»,
Declamatione VIII). 2 0
«Quid referí an medid con sensetint uttumque petitutum, cum eundem dixetint esse
languotem? Manifestum est de duobus non dixisse vetum, quos de alteto constat esse mentitos... Qui negatunt aegtos posse sanati, nec in hoc probaverunt qui evasit, nec in illo quem non languor occidit» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII).
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mortal sin duda a no suceder la especulativa c o n d i c i ó n del cadáver; enfermaron, pues, ambos infantes, no de muerte tan sólo como decirse acontece, sino la muerte misma se desató en el achaque, pues difuso por las venas, el contagio se escondía tan igual en ambos cuerpos que sólo el mucho dolor del padre pudiera saber que eran dos los riesgos. Llegó el físico docto a conocer la identidad de la peste; si la conoció bien, miradlo en el efecto, pues reconociendo el daño escondido e inexpiable a los primores del arte, y tan retirados de la malignidad los indicios que sólo se indicaba no haberlos para la curación deseada, convencidos de que ninguna diligencia pasaba a beneficio, ninguna medicina a remedio, imitaron al navegante cuando en la súbita tempestad arroja el material tesoro por conservar el más precioso de la vida; o al que, en repentino incendio, con l i beralidad avarienta dispende las afanadas riquezas por defender la mayor de las ejecutivas llamas. C o m p r ó , en fin, la vida de un hermano con la muerte (de cualquier modo precisa) del otro; costoso, pero cierto explorador del peligro. N o sólo dio la vida al feliz heredero de la del otro, sino al padre, que sin duda al dolor de verlos difuntos ambos acabara. La querella de esta mujer descubre la ceguedad con que la forma, porque si hubo delito (que no es compatible con el que fue remedio), fue del médico. Pues, ¿cómo no se dirige a él la querella de la madre, si no es p o r envidiar m á s la vida del marido? Presume asimismo la calidez de esta hembra (que no consiente nombre de madre el aborrecimiento con que mira a sus hijos) sacar de lo inaudito de su querella vuestro rigor más acrisolado para el castigo. D i c e que las femeniles querellas sólo frecuentan vuestros o í d o s en las desazones casuales del matrimonio, pero que a tanta acción como la de este día j a m á s se desataron sus gemidos ni sus voces . Eso mismo convence, ¡oh mujer rarísima!, lo inoficioso, lo injusto de tus acusaciones, que se extienden guiadas de tu malicia a superar todo el á m b i t o de las leyes, e insiste en un pésimo argumento contra el decoro del inocente marido. ¿ C ó m o dice se prometió el m é d i c o sanar el mal que no conocía? Prometióse sanarle c o n o c i é n 21
2 1
R e f i é r e s e a la ley que, en ciertas circunstancias (normalmente, malos tratos),
p e r m i t í a el d i v o r c i o a la mujer: «Perdidcrunt
legis hujus auctoritatem, quae ad illas
uxorias querelas matrimoniorum solent deferre delicias. Ego illam datam rniseris tanturn matribus puto potestatcm, ab iniquo conjuge explicare divortium...» Declamatione VIII).
(«Quintiliano»,
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dolé, y conocerle escudriñando las entrañas del semejante hermano . Pensad, ¡oh cautos jueces!, la disimulación de esta mujer impía, en suponer a un padre parricida de un hijo para sanar a otro. ¿ Q u i é n ha obrado a un tiempo y en una sola acción actos de crueldad y clemencia? N o m a t ó al hijo, consintió en la muerte de su desesperada vida por redimir otra vida de la que fuera infalible muerte. Sólo pudiera consentir un padre en muerte de hijo que pudo ser, que fue precio de la del otro. Sólo supiera otorgarle a sacrificio que ya tenía destinado la vecina desgracia. Represento a vuestra ingenuidad, alumnos sabios de la inflexible Astrea , aquel día en que la a l b o rotada familia coronaba el lecho de estos míseros infantes y entre los ahogados suspiros del absorto padre (que los afectos grandes siempre se preciaron de mudos) resonar c o n alto alarido los más baratos femeniles lamentos. Escuchad el desapacible concento de los ciárnosos siervos, y entre rendidos ayes contemplad a los enfermos débiles detener los inficionados alientos temerosos de exhalar el alma en cualquiera. Sobrevienen los desvelados m é d i c o s , ya espectáculos de la circunstante caterva, que así interrumpen la embelesada familia. M o r i r á n , dicen, tristísimos padres, vuestros inficionados hijos . Hállase impotente el estudio todo de Esculapio para vencer tan poderoso accidente. Late en las tostadas venas de los dos infantes maligno humor, y tan difuso que la c o m p l e x i ó n inválida, aun si los hubiera, desdeñara el certamen de los contrarios; y lo que más es, ¡oh infelices oyentes!, si hay algún camino de sanidad en tan patente riesgo, no le permiten explorar los retirados semblantes del achaque, sólo le dispensa la conformidad prodigiosa de estos tan en todo parecidos hermanos. ¡ O h cuánto dolor me cuesta la especulación concebida! ¡Cuánta vergüenza la necesidad de pronunciarla! Si alguno de los dos nos permitiese el carácter de sus e n t r a ñ a s , visible resultaría infalible erudición y remedio para la vida del otro. Escoged el menor 22
23
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2 2
«Caussas
quidem se dixit ignorare rnorboruni, sed saluteni spopondit unius, si li-
cuisset alterum occidere, lacerare, perspicere. En cui pietas patris, cui credere solicitudo debuerit: dixit se scire remedium, quod nesciebat» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIH). 2 3
N o m b r e que muchos autores dan a la c o n s t e l a c i ó n de Virgo. H i j a de Z e u s y
de T e m i s , fue identificada en m ú l t i p l e s ocasiones c o n la Justicia. 2 4
2 5
inficionado: infectado. «Non
negaverim niorbuni terribilem, gravem et parentibus utique
( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIH). 2 6
N o m b r e dado p o r los latinos a A s c l e p i o , dios griego de la m e d i c i n a .
metuendum»
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de los daños: o mueran ambos indefensos, o con acuerdo más sano sacrificad el uno a la vida del otro. Responded, digo otra vez, próvidos jueces, por los a t ó n i t o s padres, y, pues lo sois de la patria, socorred la confusión de estos votos. N o tuvo el padre arbitrio en la necesidad de esta consulta. ¿ Q u i é n , pregunto, se. atreviera a excusarle si, opuesto al de tan severa m e d i cina, dejase con inobediente pereza correr el daño hasta la muerte de ambos hijos? ¿ Q u i é n satisfaría a la enojada madre si se quejase de que, pudiendo vivir el uno, los dejó morir ambos contra el experimentado pronóstico de los atentos físicos? Induce que el padre se m o s t r ó de tierno, incapaz a esperar la muerte de dos hijos, siendo fiero parricida del uno. O y e , imprudentísima hembra: porque no pudo aguardar la soledad de dos hijos, consintió el desastrado remedio que le c o n c e d i ó el Hado con la muerte del uno. Acusa al padre porque eligió, porque estuvo para elegir, el que había de ser abierto de ambos . E n concediendo que ha de ser uno cualquiera, parecerá el escogido. Acaso el alma presaga de un padre en quien, como en dos iguales pulsos, las vidas de los infantes latían, r e c o n o c i ó alguna mayor celeridad a la muerte en el que sacrificó a la vida del otro. O si los consideró iguales en esta fortuna, el primero a quien no miraba dio por sacrificado. D i c e que a ser el padre tan padre como d e b í a , muriera primero que a elección tan dura se doblase . 27
28
Es tal, ¡oh jueces!, la impiedad de esta madre, que en la calamidad de un hijo muerto no halla otro consuelo que acordarse de que pudo y de que d e b i ó morir el padre. S i juzgas, vanísima hembra, que entonces era amorosa obligación de la sangre el morir de pena, ¿ c ó m o , exagerando que la sentiste mayor, quedaste viva? Entonces, ¿iguales érades en el duelo, pues como del cordel del dolor te vemos perdonada? Encarece la circunstancia de que consintió el padre la muerte de un hijo que por enfermo le debía piedad más noble. Pues, ¿ c ó m o la consintiera estando sano o pudiendo sanar de tan desespe2 7
«Interrogare niehercle lioc loco libet, utrunine perituruni pater, an medicus elegerit?
Negavit sua intcresse queni occideret. Hoc si et alter periisset, probaverat utrurnque fuisse perituruni... Filiwn pater propter eutn occidit, quem etiam ipsuin poterat occidere. Transfert, judices, reus in niedicutn electionis invidiatn. Ule, inquit, aestimavit, Ule decrevit. Ergo nianifestuni est non paran fuisse languoreni» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declaniatione VIII). 2 8
«Inter dúos liberos pari desperatione languentes, da bonutn patrem, non praeponde-
rabit: alterutruni non eliget, sed ut incertum orbitatis evadat, ipse morietur» n o » , Declamatione VIII).
(«Quintilia-
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rada dolencia? Dice que hace conmiseración aparte la enfermedad en los infelices y que t a m b i é n pasó por ésa la resolución del padre . Hace ruido con el ejemplo de los que, conducidos al suplicio, merecen más c o m p a s i ó n de la turba por dolientes y reos que por reos sólo. Prefiere por acreedor de esta piedad al que, h a b i é n d o s e adelgazado a los horrores del brete o llagado al peso de la pendiente cadena, parece que lleva al cadalso todo lo que va a padecer padecido . Ociosa c o m p a r a c i ó n , por cierto, y extranjera de nuestro noble propósito cuanto falsa. La madre que no juzga suficiente dolor el de un hijo, de fiebre mortal tocado, para despertar piedades bastardas le finge enfermo y condenado. Tanta lástima le tuvo el padre por enfermo que por no ver más enfermo al uno le c o m p r ó sanidad tan encarecida y costosa. ¿Acaso ignoras en la c o n d i c i ó n y escuela de los mortales que cuando un mal supera la esperanza del remedio, y por esto la paciencia, entonces sea barata medicina la muerte? ¿Juzgas, acaso, a C a t ó n por cuerdo cuando fue constante y racional espejo de las turbaciones de R o m a ? Llegó a saber lo que era vivir muriendo cuando, anticipada su prevención al hado, por no morir cuando temía, se m a t ó cuando le convino . Intenta preferirse por el sexo al amor del padre con el sofístico argumento de la educación primitiva, alega los nueve meses que su cariño madrugó las noticias del concebido infante, ignorado del conocimiento del padre, como si el d o l o r fuese conocimiento o la necesidad simbolizase con el afecto . ¿ N o 29
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2 9
«Adjicite, judices, immanitati, quod occidit aegrum. Omnibus equidem tnortalibus
majorem crediderim de languore venire reverentiarn» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII). 3 0
brete: «El c e p o , o p r i s i ó n estrecha de h i e r r o , que se p o n e a los reos en los
pies, para que no se puedan huir» (Autoridades). 3 1
«et illorum quoque quos inter supplicia prereuntes ávido spectamus assensu juxta
valetudines tamen morborumque violentiam quodam innocentiae favore miseremur.
In
carceribus, et in illa profunda nocte poenarum, irreligiosius Ule anheli pectoris pallor inspicitur, non sic confundunt obvios gravibus catenis colla stridentia, et diutino squallore concreta facies, ut Ule quem ad singulos conatus gressusque labentem vix trahit impellitque longus ordo vinctorum, et inter tot destinatos, totque perituros, omnium tamen in se retorquet oculos unos aeger» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII). 3 2
R e f i é r e s e a C a t ó n apellidado U t i c e n s i s (por su muerte en U t i c a ) , b i s n i e t o
de C a t ó n el C e n s o r . E r a c o n o c i d o p o r su a m o r a la libertad y o d i o a los tiranos; p r e f i r i e n d o no caer v i v o en manos de C é s a r d e s p u é s de la batalla de Farsalia, se m a t ó de una p u ñ a l a d a en el p e c h o d e s p u é s de haber l e í d o el tratado sobre la i n mortalidad del alma de P l a t ó n . 3 3
«Si mehercle fas est aestimare utri plus parenti debeatur exliberis, non improbe totam
potestatem sibi vindicabit affectus, qui decem mensibus ante vestram incipit diligere notitiam:
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puede, entonces, una madre amar lo que ignora, quien ama lo que aborrecer no puede? Alega los dolores del parto: dime alguna que no los excusase pudiendo. Sale la verdad a la boca; aun la insolencia de esta madre no se atrevió a blasonar otros afectos que los que excusar no puede en la p r e ñ e z forzosa. Dígalo de una vez la verdad: el c o n cebir los hijos, el parirlos, no los infiere a las madres m á s amables sino más costosos. Acusa, pues, en éste a todo el gremio o n ú m e r o de los padres porque no aman con hazañería tanta a los hijos, porque asisten con enjutos ojos y talante fijo al funeral de los sucesores d i funtos, como si no fuesen las lágrimas de mujeres todas alivios y nuestras suspensiones todas ahogos . E l femenil discurso llora lo perdido, el varón considerado lo que perder se puede; el j u i c i o en lo irremediable se quieta y la l i v i a n d a d en la d e s e s p e r a c i ó n solloza. Pretende, pues, aventajarse al dolor paterno por el m o m e n t á n e o dolor del llanto, y con desmelenado estilo del furor y el cabello c o m petir la lentitud en que se consume el viejo padre, como si la vistosa llama que despide algún seco ramo, tocado apenas de vecina centella, con mayor i n t e n c i ó n ardiese que la añosa encina que en disimulado y macizo incendio persevera. ¡ O h mujer primero que madre!, ninguno que siente bien trata más que de sentir del todo; el llanto y las querellas son evacuación y no alimento de la pena; el dolor cumple su edad en las lágrimas, y cuando al regalo de la venganza se trasciende, como tú la pretendes del inocente padre pasando a ojeriza, se degrada de tormento. E n fin, advertidísimos jueces, si queréis c o m probar cuán poco haya sentido esta mujer la muerte de su hijo, m i radlo en la muerte que solicita al padre. N o caben en el humano pecho a un tiempo afectos de crueldad y clemencia; es necesario que desista una forma para que la sucesora se imprima. D e la inocencia del n i ñ o arguye la madre mayor culpa en la tolerancia del marido. 34
et cum vos paires gaudium primum faciat oculorum, ante sunt conscientia rnatres» ( « Q u i n tiliano», Declamatione VIII). 3 4
Contesta este pasaje: «No/7 habet órbitas vestra lacrymas, super ardentes rogos te-
netis in concussam rigidamque facieni, itis obviani consolationibus, et quod oninetn modum feritatis excedit, captatis in magna calamitate laudari»
( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione
VIII). S i n embargo, es interesante la o b s e r v a c i ó n de B o c á n g e l sobre el p a p e l y la r e a c c i ó n de los padres en los funerales de sus hijos p e q u e ñ o s , pues, c o m o t o d o padre de esta é p o c a , h a b í a t e n i d o que enterrar a al m e n o s u n o de sus hijos, una hija llamada Teresa A n t o n i a que no s o b r e v i v i ó la infancia (véase D a d s o n , 1991, p . 114).
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BOCÁMGEL
Alega que por su primera edad no pudo desmerecer el agrado del padre como de mayor edad por vicios o insultos de la juventud distraída. M i r a d , ¡oh jueces!, cuál es el natural de esta mujer odiosa que siente haber tenido un hijo inocente, y q u é delicada es la miseria que está meditando como pudo ser mayor por la causa. Induce, en fin, su desconsuelo que pudo estar más consolada habiendo sido este hijo que llora sedicioso y malvado. Arguye contra la resolución del padre que pudo ver, que v i o sacrificar una infalible muerte al voto de una vida dudosa. Y que estuviese tan en sí el que creyó la muerte de dos hijos que supiese y pudiese deliberar el remedio. ¿Acaso ignoras, ¡oh cavilosa hembra!, que a e m u l a c i ó n del á n i m o hace temerarios el miedo? ¿Y ser de necesidad atrevido no es dejar de ser muy cobarde? E l que mira abrasarse el vaso en que navega y con inciertos brazos ya pulsa las aguas a que se arroja, ya tienta el mastil a ú n no encendido que le sustenta, ¿diréis que se desespera porque ya al uno, ya al otro elemento se abalanza? Inquiere, entonces, cuál e x p e r i m e n t a r á más piadoso, y mientras huye de ambos a ninguno recusa. Sólo, en fin, determina no determinar su despeño, hasta que ya de las brasas vencido del todo se arroja a beber el claro peligro de la muerte. Los afectos mayores se precian de pasmados y mudos; nada fue tan semejante o tan propio del pasmo que o c u p ó este infelice padre como conceder lo que otros deliberaban aun cuando no hubiese sucedido el acierto, y pues la astuta madre sabe los ejemplares del reo para el suplicio cuya crueldad la experimenta en tales erudiciones, confiese si es todo uno decir al verdugo que haga su oficio y el complacerse de que lo haga . T a l es la c o n d i c i ó n y el m é rito de este varón perfecto que sólo pudo acusarse de sobrada su constancia. N o supiera, no, ensangrentar su consentimiento si no le hubiera llevado la mano la salud de un hijo para la muerte del otro. Induce que v i o escudriñar las arterias los recientes vitales miembros del difunto infante . M e j o r dijera que v i o estudiar el remedio en aquella forzosa experiencia del estudio. Dice que obraron en los lacerados miembros, más que el acero, las manos . Esta acusación 35
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C o r r e c c i ó n d e l manuscrito donde se lee «le haga». «Stat
juxta Medicum pater apertis visceribus inhians, stülantem
animae sedan
cruentis manibus agi tant etn ne festinet hortatur» ( « Q u i n t i l i a n o » , Dedatnatione VIII). 3 7
«Passus est miser discurrentem per omnia referait pectoris improbum vagae artis erro-
rem. Contentum fuisse medicum toto homine discentem primo putatis aspectu? Egesta saepe
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se dirige al m é d i c o , pero t a m b i é n esta excusa. Por esto, injusta madre, por esto fue m á s atinada la inspección que acusas, porque la dispusieron las manos que son más piadosas que el acero, porque ¿cuál promete más acierto: el acero regido de la mano o la mano que el acero dirige? N i pienses probar con la soledad de tu desdicha ser más digna de lástima porque te querellas a solas y de rarísimo caso. Toda experiencia es sola en orden al enfermo que se acredita aun los vulgares remedios. Dirás que en todos los dolientes son las medicinas igualmente dudosas, pero aquí fue recetada por medicina la muerte, y lo firmó el severísimo padre. Por eso te doy un hijo, ¡oh madre!, a tu regazo prodigiosamente restituido; admite cortés la compensación de los sucesos. Dasme un padre tan severo que tengas a milagro que consintiese en la muerte de un hijo; doyte un hijo milagrosamente librado por la constancia de un valerosísimo padre. Replica, luego, con desnervado argumento , la d i s t i n c i ó n de los dolientes hermanos; una, dice, es la enfermedad, otro el enfermo . A q u í veréis, ¡oh jueces sagrados!, la iniquidad de esta hembra terrible. Cuando consiente el padre que muera el uno, le acusa de que los distingue, y ahora que sanó el otro, se querella porque no le ha d i ferenciado. H a b r á (¿quién se lo niega?) diferencia, pero no tanta que distinga la c o n s t i t u c i ó n del contagio. Exagera que no aguardó que muriese para el consultado destrozo, sino que p e r m i t i ó matarle para la e x p l o r a c i ó n o a n a t o m í a del hermano. S i fue el mal uno mismo, iguales fueran los escasos alientos. ¿A q u i é n sanara el m é dico si aguardase a un tiempo los dos sucesivos cadáveres? Enójase, luego, contra la i n v e n c i ó n de la anatomía; acusa como excusada la inspección de la interior fábrica nuestra y la del difunto hermano, alegando que bastaba una vez en la vida este riguroso estudio. M é dico, dice, que por las señales que a la tez o al semblante los traviesos y repugnantes humores envían, el que por aquella palidez y tristeza que de la oculta peste resultan no averigua la enfermedad, 38
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vitalia, pertracta, diducta sunt: fecerunt manus plura quani ferrum»
(«Quintiliano»,
Declaniatione VIII). ^ desnervado: lo m i s m o que enervado: enflaquecido, debilitado (Autoridades). 3 9
«Nulla
ratio est vulneran, sanguinis, supemorum. Quemadtuodum sanari debeat
alius aegeer, scire non possis nisi ex altero sanato. Quid quod etiani ut ideni sit valetudinis genus, necesse est tanien duoruni corporum diversitate varietur? Nunquarn in alienis visceribus invenías totum quod de altero quaeras, et alius languor est, alius aeger» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declaniatione VIII).
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BOCANGEL
menos se le d e b i ó fiar el remedio . N o guardan, replica la madre, los helados miembros del que yace aquella posición organizada de la vida que asegure la consecuencia de tal estudio, pues ya la superflua sangre que en el doliente redunda o el calor advenedizo que total le infesta, el humor que sobre la natural paciencia de las vitales fuerzas se engríe o el espíritu, en fin, que sin el brío natural por las arterias vaga: todo se descompone al arrancarse la vida, borrando sus formas la informe que la muerte introduce. ¡ O h mujer apasionada! , que a ñ a d e s a la ignorancia del sexo la que pasión t a m a ñ a te dicta, advierte que por la diferencia misma que de todos los vivientes has alegado, no se debió ni pudo asegurar el físico por la averiguación de otros anteriores difuntos, si en una sangre misma, en una tan p r o d i giosa semejanza de hermanos a ú n acusaste de aventurado el estudio, ¿ c ó m o le salvarías ejecutado por extranjero cadáver? Este no guarda, dices bien, la forma ni calidades que guardaba viviente, pero debes conceder que indican con evidencia sus vestigios las que entonces guardaron. E l árbol herido de la sagrada cólera de J ú p i t e r no tan presto de sus raíces ni a ú n de su verdor degenera ; no tan veloz la c o r r u p c i ó n estraga la prescrita alianza de los miembros que no permita descifrar sus carácteres al arte. D i c e que t a m b i é n muere el mal en el que muere y no halla después la e x p i a c i ó n en que prenda o estudie. M u e r e el mal, pero vive el estrago, que basta. Alega, contra la seguridad del hermano que vive, la falencia que aseguró la muerte de ambos. V i v e , replica, el uno, ¿luego vivieran ambos? N o i m p o r t ó , dice, al padre elegir al que abrieron. E n eso verás, ¡oh mujer atónita!, que fue igual de los dos la dolencia, en que no i m p o r t ó que fuese éste o aquél el sacrificado. Acusa de impaciente al padre, porque faltó a la h a z a ñ e r í a de las caricias. Creedme jueces, mayor acusación sin duda resultara si padre que vio morir con tan alto desastre quedara tan en sí para asistirle en los oficios postreros. D i c e que fue insigne fiereza del padre matar a un hijo por cuya vida pudo quitársela al otro. Esto es esconder al padre la excusa dentro de la 40
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«lude pallor, inde macies, quod ad interioran doloran superposita conscntiunt...
Cur ergo non eadan ratione languor admittit intellectum sui, qua sanitatent prodit?... Medicus qui per haec non potest invertiré languorent, non invenit nec reuiediunt» ( « Q u i n t i liano», Declatnatione VIII). 4 1
Primero Bocángel
e s c r i b i ó « O m u g e r (apasionada mas que madre) a ñ a -
d e s . . . » , luego t a c h ó «más» y «madre». 4 2
Q u i e r e decir, u n á r b o l destruido p o r u n r e l á m p a g o o rayo.
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acusación misma. Escucha, madre inicua, si no pudiera haber muerto al que dejó vivo, ¿quién le excusaría de odio contra el que morir permite? Esto más encarece el m é r i t o del padre: mientras permitió la muerte del uno fue atormentado de que también consintiera la del otro. Representa la madre, cautelosa más que tierna, para irritar más la severidad de vuestro juicio, los aparatos del hijo sacrificado. Apártase, dice, la dolorosa madre y suceden a sus cariñosos ministerios los de afanados sirvientes. Desnudan los fatigados miembros y aquí, con lasciva o c u p a c i ó n de la retórica, se para a delinear aquel miserable espectáculo. Encarece, luego, la ferocidad del cirujano que especuló el cadáver con insaciable manejo, y con repetidas cisuras se cebó con toda la atrocidad del arte . Advierte, obstinada mujer, repara en que hizo el físico lo que bastó para fin de su curación y estudio. ¿Aconsejárasle, pregunto, que anduviese más piadoso con un muerto para resultar cruel de ignorante con un vivo? Vuelve después con impropio amor, de muy propio, a escucharse en sus alaridos mismos. O y e , dice, miserable mancebo, si es que ya se te consiente escucharme: no p e r m i t i ó ni vino tu madre en tu martirio; cree a m i desamparo, da fe a mis lágrimas; n i quisiera (yo lo fío) tu hermano a tanta costa la salud de que goza . M a s t ú , apasionada mujer, escucha lo que el hijo valeroso te respondiera o responde: perdona, ¡oh madre!, esta generosa injuria, más alta subió la importancia de mi muerte que la consideración de tu l á s t i m a , ni la limitación de tu sexo abraza la provechosa importancia del fracaso m í o . Debías perder por la sentencia o atrocidad del hado, por la prodigiosa comparación de los hermanos y los accidentes sus dos vidas. Agradece la una a la sabiduría del p r o n ó s t i c o y a la r e s o l u c i ó n del arte. N o te enoje la violencia del acaso que me redimió de otra perezosa muerte. 43
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4 3
«abacia est a perituro prima mater, et modo sedula ministeria servorum, repente mu-
tata sunt in mortis officia. Detrahuntur trementibus velamenta membris, et ut grassaturus manus totum corpus admitteret, nudatur mirabilis ad defienda macies... Accipit carnifex Ule telum, non quo dextera statim totum vulnus imprimeret, sed quod leviter paulatimque descendáis
animam in confmio mortis ac vitae librato dolore suspenderet»
(«Quintiliano»,
Declamatione VIII). 4 4
«At mulier infelix clausis advolutaforibus, cruentumque secretum toto corpore effrin-
gens, velut super busta tumulosque clamabat. Audi, miserrime juvenis, si quis adhuc tibi superest sensus, exaudí: non permisit hoc mater, credi orbitati meae, crede lacrymis, nec frater hac vellet ratione sanari» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII).
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Inferid, ¡oh jueces!, con evidencia la envidia de esta femenil querella. N o estudio, dice el m é d i c o , en aquel destrozo la curación sola del restante hermano, sino la universal de los demás vivientes . ¿Por q u é te dueles, pregunto, de que se explaye el beneficio a todos cuando fuera más propio sacrificar al beneficio público una vida privada? Acusa t a m b i é n la vanidad del padre como que quiso quedar insigne a la posteridad por haber acrecentado primores al arte. Contempla los sucesos de ambos hijos y con vanidad ridicula argumenta que se les ha lucido, al difunto haber sido curado por el padre como por la madre al viviente . C o n t é n t a s e la ignorancia de aquel sexo de argumentar como la providencia varonil trasciende a las causas. N o sólo no sanaste, ¡oh mujer indiscreta!, al hijo que prevalece, sino que, a gobernarse el suceso por tu arbitrio, hubieras acabado con ambos hermanos. Pretende concitar vuestro enojo con i n ducir al hermano que vive querelloso de haberse librado a costa de la vida del difunto . P r e g ú n t a l e , astutísima hembra, si trocara con el pálido hermano la usura de la luz que goza. Vuélvese a desmentir el pronóstico de la medicina, diciendo que no muriera del rigor del contagio hermano a quien no le ha podido matar el dolor del muerto . ¿ Q u i é n te ha dicho, ¡oh mujer poco experimentada en dolores!, que las penas matan por grandes, si para asegurar su permanencia las mayores, huyen del casual alivio de la muerte? Las penas del amor son de otro g é n e r o que las restantes penas, tiran a mortales por la i n t e n c i ó n ; aspiran a eternas por codiciadas; siéntense mucho por el afecto, pero más por la ambición hidalga de sentirse siempre. Dice que no es consuelo para la madre ver al hijo que le ha quedado . Antes que se exagera el dolor por repetido, citados con frecuencia los 45
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«et hominem in filiorum languore solicitum de remedio generis humani... Vos tune
putatis ilíius tantum languoris medicum quaesisse causas? Quaesivit quicquid nesciebat: et usus occasione rarissima, in omnem voluit proficere nointatem» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII). 4 6
«Vultis scire, judices, unde venerit tanta diversitas? Illus pater curavit, hunc mater»
( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII). 4 7
«In omni proclamatione gemituque, frater Ule diebus ac noctibus cogitationes; Ule tor-
quebat oculos. De quibus tu aegris impotentissima medicina mentita es?» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII). 4 8
«Non fuit, non fuit solo languore periturus, quem non potuit nec mors fratris occide-
re» ( « Q u i n t i l i a n o » , Declamatione VIII). 4 9
«Sed ignoscat natura, pietas, non est solatium matri unus ex geminis»
n o » , Declamatione VIII).
(«Quintilia-
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ojos a la penalidad de la pasada tragedia, s u b i ó , jueces rectísimos, subió la verdad secreta de esta mujer a derribar las apariencias de su artificio. Mujer que no se consuela de ver un hijo desahuciado a la desesperada salud restituido, no es creíble que tanto se conduela del que lamenta difunto. U n a es la razón de los afectos en la variedad de su empleo: con el mismo amor nos dolemos que nos gozamos. Dice que renueva su lástima considerar en el vivo que fue precio del d i funto . ¿A q u i é n , pregunto, ha dolido ver y manejar la prenda por que dispendió su caudal o tesoro? C o n c é d a s e esta prueba a la razón del padre. Si la madre es cuerda, debe consolarse; si la enajena de sí el suceso del difunto hijo, es vencida sin enemigo. ¿Y q u é puede sentir sin el sentido? 50
Concluye, en fin, su lamento hablando con los amados huesos. N o me fue, dice, concedido hallarme vecina al doloroso teatro de tu muerte, ni postrada sobre tus amados miembros volverlos a juntar con las entrañas mías. L o que pude fue atesorar las reliquias que tu padre y el m é d i c o , con impiedad bronca, desperdiciaron. J u n t é con mis abrazos tus esparcidos fragmentos, viéndose en mis miembros tristísima imitación de tu cadáver. Mas ¡ay! que, en ú l t i m o dolor de mi orfandad, me atormenta que, habiendo muerto en orden a tu vida tu hermano, no consta ni puede constar si por su muerte has vivido . 31
Sólo a ti no consta, ingratísima hembra, pero consta al agradecido padre, consta a los reducidos hados, a la pericia de los médicos, y a la piedad del cielo que se contenta con que muera el un hermano sanado el otro. Y , en fin, si quisiste más a tu hijo que te quieres, debe consolarte su felicidad, que consiste en haber perdido madre que pudo acusar de parricida al marido. Y a he dicho.
3Í)
«Misera verecundia sanitatis ingatae, pretium sibi videtur fratris occisi» ( « Q u i n t i l i a -
n o » , Declamatione VIII). 5 1
T o d o este pasaje es c o p i a de la d e c l a m a c i ó n o r i g i n a l , c o m o t a m b i é n es el
ú l t i m o p á r r a f o : «Non
quidein licuit niihi in illud cubiculum conditorium tuae mortis
irrumpere, nec super charissinia niembra prostratae matris vulnera tua tegere visceribus: quod solum tamen potui, corpus quod medicus, quod reliquerat pater, hoc sinu misera collegi, ac vacuum pestus frigidis abjectisque visceribus rursus implevi, sparsos artus amplexibus junxi, membra diducta composui, et de tristi terribilique facie tándem aegri cadáver imitata sum. Hoc est tamen quod de tristissima orbitate parecipue ferré non possum: propter fratrem videris occisus, nec tamen unquam constare poterit an tu sanaveris fratrem» Dechunatione VIII).
(«Quintiliano»,
PIEDRA
CÁNDIDA (1648)
Saluefesta dies, meíiorque reuertere semper, A Domino rerum, digna potente coíli. (Ovidio, Fasti, V) D í a feliz, ve y camina para que vuelvas mejor, cuando en las alas de A m o r venga Mariana divina.
L a cita exacta es: «Salve,
laeta dies, meíiorque reverteré semper, / a populo rerum
digna potente coli» ( O v i d i o , Fasti, I, 87-88).
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BOCÁSGEL
DEDICATORIA A LAREINA NUESTRA SEÑORA
2
Así como Vuestra Majestad ha comenzado a imperar en los corazones del R e y nuestro señor y de sus amantísimos vasallos, primero con el amor que con el cetro, madrugan también (augustísima s e ñ o ra) los alborozos reales y los obsequios subditos a desatarse desde la dilatada noche de su ausencia. Las deidades no se limitan a distancias; l o amado siempre se considera vecino. Así en la celebridad de esta grandiosa Máscara, que al cumplimiento dichoso de los felices años de V . M . dispuso la a t e n c i ó n amante del R e y nuestro s e ñ o r y ejecutaron el cariño y obsequio de su Alteza, Damas y Meninas de este gran Palacio, parecía que todos obraban a vista de su venerada Señora. La edad hermosa de V . M . cuenta Alemania por sus abriles, pero nuestra impaciente esperanza la c e l e b r ó por años. Fue tan grande aquel día que, aun pintado en estos españoles números, presume luces y aceptaciones, no por el acierto sino por la obediencia. V i v a V . M . las edades que merece, en fecunda u n i ó n de su a m a n t í s i m o real consorte, como la cristiandad y el mundo le interesan, como este
2
Felipe I V se había casado c o n su sobrina M a r i a n a de Austria, p o r poderes, en
V i e n a , a finales de 1647. S i n embargo, a c e r c á n d o s e lentamente a E s p a ñ a , la nueva reina n o d e s e m b a r c ó en V a l e n c i a hasta septiembre de 1649. Q u e r i e n d o asociarse cuanto antes c o n e l destino de la j o v e n reina, B o c á n g e l c o m p u s o La piedra candida para celebrar su d e c i m o t e r c e r c u m p l e a ñ o s e l 21 de d i c i e m b r e de 1647 dos a ñ o s antes de su llegada a E s p a ñ a . D e l suceso tenemos t a m b i é n u n a c a n c i ó n de J u a n Francisco D á v i l a titulada Descripción
de la Mascara que hizo su Alteza con sus Damas
en veinte y vno de Diziembre en la noche, del año de seiscientos y quarenta y siete, al cumplimiento de años de la Rey na nuestra Señora, en el Salón de Palacio, en presencia del Rey nuestro Señor (Alenda, 1903, n ú m . 1.045).
PIEDRA
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humilde criado de V . M . , en constante ruego a Dios Nuestro Señor, lo suplica . 3
H u m i l d e criado de Vuestra Majestad Serenísima que su reales pies besa, D o n Gabriel Bocángel Unzueta.
3
E n ésta y en casi todas sus obras a partir de ahora, B o c á n g e l subraya la apre-
miante necesidad de u n heredero para la corona e s p a ñ o l a . L a reciente boda del rey Felipe I V c o n su sobrina M a r i a n a de A u s t r i a h a b í a despertado las esperanzas del pueblo e s p a ñ o l , t o d a v í a en luto d e s p u é s de la muerte del p r í n c i p e heredero Baltasar Carlos en 1646.
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224 Piedra C á n d i d a * Invocación a la R e i n a nuestra señora E n tanto, Mariana excelsa, tan alta como tú misma, pues a la luz de tus rayos, aun tus águilas peligran; la que naciste tan grande que tus blasones se indignan de tu edad, pues sólo puedes ser mayor hacia los días;
5
ave tan reina de todas que aun te estrechan dos provincias, pues del nido de Viena vuelas al sol de Castilla,
10
cuyo planeta te alcanza no más de cuando suspira, * U n a r e l a c i ó n c o n t e m p o r á n e a dice lo siguiente sobre la d i v e r s i ó n n o c t u r n a organizada p o r B o c á n g e l para festejar el c u m p l e a ñ o s de la t o d a v í a lejana reina: «Y la s e ñ o r a Infanta afectando j ú b i l o s , y alegrías exteriores, quiso en vna mascara R e a l c o n sus Damas celebrar en Palacio el dia natal de su P r i m a , y M a d r e , q[ue] fue el 21 de D i z i e m b r e de 47. D e s t i n ó s e vna gran pieca deste bien capaz para el intento, y aparato verdaderamente R e a l , y festiuo [...]. Fue el festín m a y o r , que p o r tal r e c o n o c i ó e l m u n d o , siendo e m u l a c i ó n de las naciones
las Damas
españolas»
( B N M M s . 2.380, Sucesos del año de 1649, « E s c r i v e n s e los sucesos de la E u r o p a desde j u n i o del a ñ o de 1647 hasta el m i s m o de 1649», fol. 163r). +
E n el margen B o c á n g e l i n c l u y e anotaciones explicatorias sobre la m á s c a r a y
las damas que t o m a r o n parte en ella. A q u í se i n c l u y e n c o m o notas a pie de p á g i n a y se i n d i c a n c o n u n *; la nota va entre comillas. v v . 3-4 L a c o n o c i d a i m a g e n d e l águila c o m o ú n i c a especie que puede m i r a r directamente al s o l , u n i d a al h e c h o de que el á g u i l a es s í m b o l o de la m o n a r q u í a austríaca. C o m o M a r i a n a era hija del E m p e r a d o r Fernando III de A u s t r i a , B o c á n gel utiliza c o n frecuencia en las obras de su etapa cortesana la imagen d e l águila.
PIEDRA
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y, m e r e c i é n d o t e tanto, le hiciera falta la dicha; tus años, no sus afectos, con piedra blanca rubrica por que a no poder contarse parecieran sus caricias;
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en tanto, pues, que en sus votos, aun más que en sus brazos, libras, madrugada ley de esposa en fe de amante sobrina, oye aquesta de tus años memoriosa bizarría, y serás deidad dos veces, por invocada y por linda. Y a el sol, virrey de Filipo, bañaba en ondas tranquilas del vasallo mar el carro, que siempre en sus reinos gira. Era la noche, sin noche, de sí luciente mentira, ardiendo en luces tan tiernas que casi con alma ardían.
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v v . 17-20 C o m o B o c á n g e l i n d i c a en sus notas marginales, era costumbre señ a l a r los c u m p l e a ñ o s c o n piedras blancas, de a h í el t í t u l o de la p i e z a La piedra candida. * v. 20 «O mihi laeta dies niueis signanda lapilis» O u i d . «Los antiguos s e ñ a l a b a n c o n piedras blancas los a ñ o s festivos y natales.» [ N o he p o d i d o encontrar esta cita de O v i d i o ] . v v . 2 3 - 2 4 M a r i a n a era sobrina de Felipe I V al m i s m o t i e m p o que su esposa, ya que su madre era la Infanta M a r í a , hermana de Felipe I V y casada desde 1629 c o n el hijo del E m p e r a d o r Fernando II. v v . 2 9 - 3 2 L a idea de que el sol no se p o n í a en los d o m i n i o s d e l rey e s p a ñ o l era frecuente en la é p o c a . * v. 30 « C o m e n z ó la M á s c a r a R e a l , s á b a d o 21 de d i c i e m b r e , a las seis de la tarde.»
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H o s p e d ó capaz esfera, estrellas mobles y fijas, que unas lucen y otras ciegan, pero menos dan que quitan.
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Capaz salón se ostentaba, no sé si más porque habita Filipo en él, pues entonces fue menor que su alegría.
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Filipo, pues, que el ser grande aun en lo menos no olvida, y más en almas que en reinos le dio el cielo monarquías,
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siendo deidad del sarao, sus direcciones oficia, porque aun la menor fineza no le acuse de perdida.
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Cuando previenen airosas batallas armadas liras, y de flechas que anunciaban eran sus arcos premisas. Amor, que en unir lo opuesto más su poder acredita, compadeció en el teatro la mayor alteza, n i ñ a .
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v. 38 Las estrellas mobles o m ó v i l e s eran los planetas, mientras que las estrellas fijas eran las estrellas del firmamento, p o r q u e p a r e c í a que no se m o v í a n . * v. 40 «La M á s c a r a se hace en el S a l ó n D o r a d o , c o n aparato real y festivo.» v. 41 E l Salón D o r a d o o de C o m e d i a s se situaba en el ala sur del Alcázar R e a l . E r a el lugar de las ceremonias, fiestas y diversiones cortesanas. Sobre este s a l ó n , véase C h e c a , 1994, pp. 395-98. * v. 52 «Su Majestad, personalmente, se digna de asistir a las circunstancias y mejor d i r e c c i ó n de la Máscara.» * v. 56 « C o m i e n z a n los violones c o n delicada m ú s i c a a p r e v e n i r la Fiesta.» v. 60 L a Infanta M a r í a Teresa, c o n d i e z a ñ o s en esta s a z ó n ( n a c i ó el 2 0 de septiembre de 1638), dirigía la Máscara. * v. 60 «Su A l t e z a , la S e r e n í s i m a Infanta, a c o m p a ñ a d a de la S e ñ o r a D . J o s e f a de L u n a , su M e n i n a , sale guiando la Máscara.»
PIEDRA
CÁNDIDA
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Los ánimos y los ojos, travieso norte, concilia, sobrándola cuerpo airoso por centro de atentas líneas.
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A su tez de hermosa perla concha fue la mascarilla, en cuya nube los rayos se encubren, pero se avisan.
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M u y sola entre diez y siete astros menores que guía, el no ser como ninguna sacó su beldad por cifra.
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Pues, a c o m p a ñ a d a y sola, vimos a luces distintas, con séquito su respeto, su beldad sin compañía. D e s n u d ó a Italia de telas para vestir su familia, sin querer deber al traje ventajas su primacía.
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Los múrices y las conchas desangró Sidonia en tintas, haciendo el armiño extremos de ver ausencia tan fina.
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Ricas piedras, cuanto muchas, en sol rizado escondía, que, en llegando a su cabeza, anochecieron de ricas.
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* v. 68 «Su A l t e z a sale c o n disfraz de máscara, y a su i m i t a c i ó n toda su c u a d r i lla, en que se i n c l u y e n diez y o c h o Damas y M e n i n a s . » * v. 80 «Su A l t e z a n o se diferencia en el vestido, n i a d o r n o de las que la s i guen, y todas se visten de u n c o l o r y traje.» vv. 81-82 múrice: m o l u s c o m a r i n o que segrega u n l í q u i d o p u r p ú r e o ; p o r e x t e n s i ó n , c o l o r de p ú r p u r a . T i r o y S i d ó n eran donde tradicionalmente se encontraban estos moluscos. V é a s e 87; 4 1 . * v. 84 «Los vestidos eran de tela encarnada, aforrados en a r m i ñ o s . » * v. 88 «El tocado de su A l t e z a r i q u í s i m o , y a su i m i t a c i ó n los de todas.»
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E l hombro diestro a la espalda la plata a lunas derriba, por que en su ausencia gobierne, virreina de sombras, C i n t i a . Mas ya las acordes trompas suenan ardiente milicia, ya se ven picas de cera (menos mal si fueran picas). Jugaron treinta y seis ojos su mortal artillería, dejando sólo a los necios las almas que no tenían.
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Paladión es ya el Palacio, que a las almas encendidas sus afectos dibujaban una Troya en cada vista.
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La más airosa, cualquiera, con dulces áspides brinda, y al desvelo de miradas responden siempre que pisan.
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Herir con el aire sólo fue decorosa avaricia, que es de bellezas humanas el matar, gastando heridas.
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Y a , pues, que fortuna y tiempo, con usuras exquisitas,
v. 92 Cintia: u n o de los nombres de la diosa D i a n a ; a q u í significa la luna. * v. 92 « M a n t o s volantes de plata tejida de los hombros a las espaldas.» v. 95 picas de cera: las antorchas que preceden a las Damas de la R e i n a . * v. 96 «Salen de dos en dos, siguiendo a su A l t e z a , todas las 18 Señoras.» vv. 101-4 Paladión:
p e q u e ñ a estatua de Palas que del cielo c a y ó sobre T r o y a ;
s e g ú n el o r á c u l o , la ciudad sería inexpugnable mientras conservara en su templo la dicha estatua. T a m b i é n se l l a m ó así en el Siglo de O r o al caballo de T r o y a . T r o y a p o r su parte era s i n ó n i m o de i n c e n d i o ; para P a l a d i ó n y T r o y a , véase 131; 3 8 - 3 9 . vv. 105-8 R e f i é r e s e a la c o n o c i d a imagen del áspid que se esconde en la h i e r ba esperando a que alguien la pise.
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en sus mudanzas miraron la novedad de bien quistas, 30
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al pronunciado silencio (pues sin v o z su Alteza dicta), y aunque los órdenes calla, dulce ademán los explica.
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R e t i r ó su bella escuadra, c o m p á s de atinada prisa, y para esconder a todas en todas puso la mira.
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Airosa, luego, se sienta, donde ve en acción festiva (¡oh amor!) ajustarse todo un planeta en una silla.
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P o r dar n ú m e r o al teatro, del mar de amor se retiran (pero en vano) vivas naves, que en este mar no hay orilla;
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o bien por dar a su Alteza adoración más votiva, que el alma en oficios varios más que adora desperdicia.
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Sentóse a dictar aciertos E n r í q u e z , o Francelisa, cuyos dos azules nortes de un cielo son bella cisma.
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v. 115 mudanza: posible doble sentido: la mudanza o inconstancia c a r a c t e r í s t i ca de la fortuna y d e l t i e m p o , y la mudanza c o m o « c i e r t o n ú m e r o de m o v i m i e n tos, que se hace e n los bailes y danzas, arreglado al t a ñ i d o de los i n s t r u m e n t o s » (Autoridades). * v. 124 « C o n c l u i d a la instancia p r i m e r a de la M á s c a r a , su A l t e z a , p o r piezas retiradas d e l cuarto de su Majestad, le va a asistir, sentada
a su l a d o , hasta que
vuelve a danzar.» * v . 132 «Seis de las d i e c i o c h o Damas y M e n i n a s que entraron p r i m e r o , h a biendo a c o m p a ñ a d o a su Alteza, toman lugar sentadas y n o danzaron más.» vv. 139-40 R e f i é r e s e a sus ojos azules («azules n o r t e s » ) , que d i v i d e n («cisma») su frente («cielo»). * v. 140 «La S e ñ o r a D o ñ a Francisca E n r í q u e z es una de las que t o m a n lugar.»
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Es tanto sol su cabello que, si el sol cabe y habita en un cielo, más planeta éste de dos necesita.
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Gentil Andrea, en dos orbes hace nueva astrología, fundando que el cielo es verde (si hay cielo que los compita).
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D e aquel mar es su cabello palma de oro, y quieta afirma ocultos riesgos de escollo en amenidades de isla.
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Dejando en pie sus aplausos, nuevo reloj Catalina, en pelo, en ojos y en cara las horas del sol arbitra. Es de noche si se peina, y si a los hombros aplican el pelo sus manos albas, con una exceden al día.
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Iguales de amor, extremos en Mascareñas se veían, pues del copo de su frente A m o r negros rayos hila.
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Sentóse con mucha gracia (con que asentó más heridas). ¡ O h q u é sorda tiene el alma quien no siente aquella lima!
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D e plumas negras, o pelo, es pájaro de Fenicia,
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* v. 148 «La S e ñ o r a D o ñ a A n d r e a de Velasco.» * v. 156 «La S e ñ o r a D o ñ a C a t a l i n a P o r t o c a r r e r o . » * v. 164 «La S e ñ o r a D . Francisca M a s c a r e ñ a s . » v. 170 R e f i é r e s e al F é n i x , pájaro de Fenicia, que t e n í a las plumas matizadas de varios y hermosos colores, que le h a c í a n m u y vistoso.
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con blancos dientes al tope, iris de los aires, Luisa, 44
de cuya viveza aprenden a penetrar las heridas, y en cuyo pelo la noche la luz del sol enemista.
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Sentóse Borja que enseña lo dulce y blanco a Gandía, no al panal porque sus flores ni aun las abejas registran.
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A su justísimo talle es la verdad parecida, porque adelgaza y no quiebra primores su simetría.
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D e la R o c a de su Casa Antandra el cristal vestía, que al azabache del pelo la tez envidiaba lisa.
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C o n agilidad de Fénix logra sutilezas porque sólo en los tocados gasta las argenterías.
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fijas,
Mas ya el segundo silencio y el aire rompe y matiza Mendoza Venus, aquella corte de la cortesía.
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* v. 172 «La S e ñ o r a D . Luisa O s o r i o . » vv. 177-78 Los Borja t e n í a n sus estados p o r G a n d í a . * v. 180 « T a m p o c o la S e ñ o r a D . A n t o n i a de B o r j a d a n z ó m á s que en la p r i mera entrada.» v. 185 Los V e r a y Z ú ñ i g a ostentaban el t í t u l o de condes de la R o c a . * v. 188 «La S e ñ o r a D . A n t o n i a de V e r a y Z ú ñ i g a c o n c l u y e el n ú m e r o de las que no danzaron más.» v v . 193-94 A l u s i ó n tal vez a los versos iniciales de u n soneto supuestamente compuesto p o r el Infante d o n Carlos, hermano del rey: « ¡ O h r o m p a ya el silencio el d o l o r m í o . . . » . v. 195 D o ñ a A n t o n i a de M e n d o z a , futura condesa de Benavente, la A n t a n d r a de tantos poemas de B o c á n g e l . A q u í disfruta de seis estrofas de d e s c r i p c i ó n , m á s
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E l mejor arte, sin arte, el mayor desdén, sin ira, los negros ojos, de mueran, la venia dulce, de vivan.
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Cometas negros tremola el pelo en tormentas rizas, anticipando sus ojos el luto de quien los veía.
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L a verdadera Gallarda danzó con huella tan limpia que a pisar mieses, o mares, ni ajara espumas n i aristas.
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Mas, viendo que a sus trofeos iban faltando las vidas (que donde no hay resistencias se infaman las ojerizas),
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la retirada más bella por deidad la testifica, que a ser mortal no pudiera ser retirada y lucida.
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Pero ¿qué prodigios cuatro los ojos y almas conquistan,
que ninguna de las d e m á s damas. A l final de la M á s c a r a el rey a n u n c i ó una serie de casamientos que i b a n a tener lugar en seguida: «Y querie[n]do su M a g e s t a d p r e miar c o n honrosos premios los seruicios agradables de las Damas de Palacio, quiso casassen las s e ñ o r a s D . A n t o n i a de M e n d o z a c o n el C o n d e de B e n a u e n t e , D o ñ a A n t o n i a de M o s c o s o y C o r d o u a co[n] el C o n d e de Palma, D o ñ a luana de V e l a s co c o n el C o n d e de C h i n c h ó n , y D o ñ a B e a t r i z de H a r o c o n el C o n d e de A g u i lar» ( B N M M s . 2.380, f o l . 163r). * v. 196 «La S e ñ o r a D . A n t o n i a de M e n d o z a sale a danzar la Gallarda.» v. 197 Cfr. 102; 9 y 2 1 5 ; 98: «El arte es superior, pero sin arte», y 199; 131: «un arte, que no es arte». v. 205 la Gallarda: « U n a especie de danza, y t a ñ i d o de la escuela E s p a ñ o l a , así llamada p o r ser m u y airosa» (Autoridades). * v. 212 « A c a b a n d o de danzar la S e ñ o r a D . A n t o n i a de M e n d o z a se hallan ya en el puesto (que j a m á s estuvo solo) las s e ñ o r a s que se siguen. " £ / vera incesu patuit De
* Psal. 18: «In solé posuit tabernaculum suum; et ipse tanquam sponsus procedens
de thálamo suo» [v. 6]. 1 9 6
* R e g . 8: «Factum est autem, cum exissent sacerdotes de sanctuario, nébula im-
plevit domum Domini; et non poterant sacerdotes stare et ministrare propter nebulam» [Libro Tercero de los Reyes, 8, 10-11].
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BOCÁSGEL
incienso casi con voz entre los otros perfumes, y, preciándose más de la religión que del fausto, volaba con humos de presumida alabanza. ¿ Q u é m u c h o , si se escucha en la aseveración de Pablo definir a los justos por buen olor en el conspecto de Cristo ? 197
H i z o misterio, aparte el de la C o n c e p c i ó n p u r í s i m o , de c o m p a decer los contrarios, porque hasta las arañas, imitadas por artífices raros, desnudas de su natural p o n z o ñ a , en cuerpos de cristal y de plata sembraban por la iglesia pendientes luces de artificiosa cera. Esta, entonces, era la iglesia de San Bernardo, más digna para su explicación de silencios que de r e t ó r i c a s . ¡ O h Patriarca doctísimo! ¡ O h melifluo candor de los doctores sacros! Habilitad con vuestra infusa e r u d i c i ó n m i rudeza. Q u e ¿ c ó m o podrá m i insuficiente voz referir el solemne juramento, habiéndose mostrado tan ronca en su aparato? Este que parece imposible a m i ignorancia, sea dispendio barato a vuestro auxilio. Llegó, pues, en las alas del deseo y del tiempo el día 27 de enero, en que la Iglesia celebró el glorioso tránsito de San J u a n C r i s ó s t o m o . ¿ C ó m o pensaré que fue casual esta concurrencia, si nos c o n v i da a tan parecidas piedades aquel c a m p e ó n glorioso con este divino triunfo? Fue C r i s ó s t o m o nativo fruto de un capitán valiente. ¿Véase si puede blasonar Alcántara de este militar origen? T r o c ó aquel cortesano de Cristo las ciudades por los yermos. Averiguado queda, si esta sacrosanta religión antepuso las fronteras a los palacios. Persiguió a q u é l la idolatría con la divina espada del Evangelio, desde A n t i o q u í a hasta A r m e n i a . Los caballeros del Pereiro segaron con 198
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Probablemente Epístola Segunda de San Pablo a los Corintios: « P o r q u e somos
para D i o s b u e n o l o r de C r i s t o , en los que se salvan, y en los que p e r e c e n » . 1 9 8
San J u a n C r i s ó s t o m o (c. 3 4 9 - 4 0 7 ) n a c i ó en A n t i o q u í a , en S i r i a ; e s t u d i ó
oratoria bajo el r e t ó r i c o griego L i b a n i o y e m p e z ó su carrera c o m o abogado. A los 18 a ñ o s c a y ó bajo la influencia de M e l e t i o , obispo de A n t i o q u í a , fue a una escuela m o n á s t i c a , y en el a ñ o 381 fue ordenado d i á c o n o p o r el o b i s p o . C i n c o a ñ o s m á s tarde fue ordenado sacerdote por el obispo Flaviano I. P r o n t o g a n ó fama c o m o el m a y o r o r a d o r de la iglesia p r i m i t i v a y en 398 el e m p e r a d o r A r c a d i o le
nombró
patriarca de C o n s t a n t i n o p l a . S i n embargo, sus sermones contra el v i c i o e x c i t a r o n el o d i o de, entre otros, la emperatriz E u d o x i a , q u i e n le d e s t e r r ó de la capital en 4 0 3 . E l a ñ o siguiente fue desterrado a los desiertos de los montes T a u r o , d o n d e i n t e n t ó c o n v e r t i r a los v e c i n o s persas y godos. M u r i ó en el e x i l i o en 4 0 7 , p e r o hasta 438 su c a d á v e r n o fue d e v u e l t o a C o n s t a n t i n o p l a donde
r e c i b i ó solemne
sepultura. Es el santo p a t r ó n de los oradores, y su fiesta es el 13 de septiembre.
RELACIÓN
PANEGÍRICA
1177
(1653)
siempre armadas diestras las hidras de M a h o m a y L u t e r o . Y , en fin, cuando recibe el orden sacro el C r i s ó s t o m o , le corona de visible candor una paloma. T a m b i é n , cuando el C a p í t u l o General de A l cántara se agrega a ordenar este sagrado voto, ve coronada la paloma divina de su Esposo del Espíritu Santo, que en la misma forma le asiste. Diose p r i n c i p i o , pues, al grandioso Novenario en tanto día, habiendo prevenido el señor Comendador M a y o r a todo el C a p í t u l o que se hallase en San Bernardo. A las diez de aqueste y los restantes días se hallaron en el claustro de este observantísimo C o n vento las dignidades, comendadores, caballeros y religiosos de A l cántara en su entero n ú m e r o . L a nave del claustro m á s v e c i n a a la Sacristía estaba colgada de ambas partes, sirviendo de retirada mansión a la O r d e n para que allí vistiesen a su tiempo los mantos al destinado punto de las funciones, observándose en toda preparación tal decoro y silencio que cuanto se mirase se refiriese más a la relig i ó n que a la pompa. Aderezóse t a m b i é n de ricas telas de oro un Oratorio o Capilla que está contigua a la parte referida del claustro, donde se recibió al señor Comendador M a y o r , que asistió a las funciones siempre que se lo p e r m i t i ó su primer ministerio, y donde los caballeros que llegaban temprano ganaban las horas oyendo continuadas misas, confiriéndose allí t a m b i é n sobre algunas ocurrencias prontas de la festividad sin intervención de gente extraña. 199
Sigúese la descripción panegírica de los nueve días, y elogios de sus señaladas grandezas A la hora, pues, destinada de este día, llegó el e x c e l e n t í s i m o señ o r Comendador M a y o r al claustro, donde le o c u r r i ó el C a p í t u l o , saludándose con urbanidad recíproca y con general cariño de todos sus ínclitos c o m p a ñ e r o s . Pasó después a vestir el manto capitular en aquella estancia. Luego los Maestros de Ceremonias las repartieron entre los caballeros estampadas, y ellos con observancia las dejaron en la memoria impresas, cuando el repetido estruendo de chirimías, que en el templo y muy lejos de él se escuchaba, parece que hacía consonancia con el devoto latir de los fieles pechos, y ya escuchada la señal, parece que se acusaba de i n d e v o c i ó n la paciencia. Ordenóse
1 9 9
B o c á n g e l e m p l e a a m e n u d o la i m a g e n de la h i d r a , a n i m a l m i t o l ó g i c o de
siete cabezas, cuando quiere aludir a la herejía.
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
aquel escuadrón porque, ordenado, se aumentase en las señas de caridad victoriosa. Y preparados en muy devota guía, tendidos los mantos y elevados los afectos, salieron de dos en dos, precediendo siempre los modernos; el paso lento, pero no tan pausado que pareciese artificial la modestia. Llegando al Presbiterio se arrodillaban frontero al altar; levantados, luego h a c í a n al mismo una profunda venia, y, bajadas las gradas, r e p e t í a n la a d o r a c i ó n . D e allí bajaban divididos y siempre iguales a distribuirse por los dos lados del estrado, hasta ocupar sus lugares según la antigüedad de cada uno, que en este conocimiento también sirven los pocos al mayor acierto. Inmediatos al cuerpo del C a p í t u l o , salieron cuatro caballeros novicios y más modernos con mantos tendidos y hachas, alumbrando a los sagrados ministros y capellanes que sirvieron la misa, y sucesivos cuatro sacerdotes con preciosas capas, distribuidos en el presbiterio con la observante dirección de don Bernabé López de R i a ñ o , Maestro de Ceremonias de la R e a l Capilla, que donde asiste abunde el decoro de los oficios sagrados. E n esta forma se hallaron sentados, precediendo los dignidades y comendadores a sus prescritos lugares, quedando en el primero el excelentísimo señor Comendador M a y o r c o m o Presidente del C a p í t u l o . Y se advierte que, cuando se n o m bran en concurso los caballeros de esta O r d e n , se anteponen por las dignidades, puestos y ancianidades, según sus grados y a n t i g ü e d a d , prefiriendo la religión a otros títulos, en prueba de que a ú n no tanto se estiman por caballeros como por Caballeros de Alcántara. Fue a t e n c i ó n cortesana del C a p í t u l o encomendar la misa y serm ó n el primer día a sujetos de los aventajados, con que florece la religión de San Bernardo, siendo la celebridad en su casa. Y así dijo este día la misa de pontifical el reverendísimo padre fray Alonso P é r e z , General de la ilustrísima religión de San Bernardo, por c u yas doctas y observantísimas prendas de primer prelado en ella, antes agradece la mitra ser honrada de sus sienes que tan gran cabeza de la mitra. Asistiéronle en el ministerio del altar los principales religiosos de aquel ejemplar C o n v e n t o . Ofició la música de la R e a l Capilla este y los demás días del N o v e n a r i o , c o n la incesable asistencia que se ha dicho, y en su total número de voces y de instrumentos. Descubrióse la gloria de aquel monarca de ella, sirviendo de cortinas los cuatro querubines que S a l o m ó n y Moisés dispusieron
RELACIÓN
PANEGÍRICA
1179
(1653)
para honor y guarda del Arca y del propiciatorio , sacras pavesas de aquel divino Etna que de candores y de incendios invisible se compone. D i c h a la sagrada Epístola, se c a n t ó una letra castellana del autor de este escrito, a quien se c o m e t i ó escribir muchas de las que con tiempo se encomendaron a ingenios grandes de esta C o r te . Entonado el sagrado Evangelio, en que la Iglesia celebra la maternidad y la filiación de los que en personas y no en purezas se distinguen, según delgadas y devotas plumas, los cuatro caballeros, que hasta entonces c o n elevadas hachas a distancia iguales perseveraban en el presbiterio, las entregaron a u n o de los porteros que continuamente asistieron a todas las funciones, para los ministerios que ocurriesen. Y entregadas por el espacio del sermón, ocuparon sus lugares, y t a m b i é n los Maestros de Ceremonias que hasta entonces asistieron j u n t o a las cabeceras del C a p í t u l o en pie, para lo que se ofrecía. T o c ó la oración de este primero día al reverendísimo padre maestro fray Francisco de R o i z , del O r d e n de San Bernardo, Catedrático de T e o l o g í a y de Escoto en la insigne Universidad de Salamanca, predicador de su Majestad. Para alabar este y los demás oradores sagrados del Novenario prevenimos el riesgo que Aristóteles pondera, cuando dice: « Q u e en nada más el j u i c i o y la prudencia se notan que en distribuir la alabanza o el v i t u p e r i o » . Pero ¿quién p o d r á defraudar c o n total silencio estos insignes varones, y más en ocasión de tan debido aplauso? Si los demás, pues, llenaron toda la razón de escogidos, este docto y elocuente Padre lució singularidades de escogido y llamado. Los genios de la cátedra y del púlpito no se oponen, pero no se a c o m p a ñ a n ; ni tanto se apartan por contrarios como por diferentes. Individuó el asunto del j u r a mento que celebraba la religión de Alcántara de manera que no p u diera ser de otra los elogios de ésta. C o n tal agrado se supo introducir en los oyentes que no q u e d ó por forastero con alguno; los que en 200
201
202
propiciatorio: « C i e r t a tabla o l á m i n a cuadrada de o r o , que en la L e y antigua
200
se p o n í a y c o l o c a b a sobre el A r c a d e l T e s t a m e n t o , de suerte que la c u b r í a toda. L l a m á r o n l a P r o p i c i a t o r i o , p o r q u e desde allí se oía la v o z de D i o s ,
cuando oía
p r o p i c i o las oraciones de su p u e b l o » (Autoridades). 2 0 1
Se encuentran estas letras o poemas d e s p u é s de la Relación panegírica.
Sola-
mente hemos i n c l u i d o en esta t r a n s c r i p c i ó n los d e l p r o p i o B o c á n g e l . Es probable que se refiera a q u í al n ú m e r o 2 3 3 , el p r i m e r romance citado. 202* A r i s t o t . : «ln nullo niagis splendet iudicium, quani in laudando, vel vituperando» [Cfr. A r i s t ó t e l e s , Rethorica, 1358b, 1368a, o 1415a].
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COMPLETAS
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BOCÁNGEL
Salamanca son grandes no pueden hacer crédito en M a d r i d , sino repetirle. Acabado el sermón, volvieron a tomar los cuatro caballeros sus hachas y los Maestros de Ceremonias sus puestos, para asistir a la p r o s e c u c i ó n de la misa. Estos avisaron a los caballeros que habían de servir las fuentes para el sagrado lavatorio. Y este día t o c ó esta religiosa ceremonia a don Bernardino de C ó r d o b a , Visitador G e neral de la O r d e n en el partido de la Serena, y al s e ñ o r don D i e g o R a m í r e z de Haro, conde de Bornos. A l tiempo del ofertorio el d i á c o n o , habiendo ya incensado al preste y demás ministros del altar, d e s c e n d i ó las gradas de él y, l l e gando donde el señor Comendador M a y o r estaba, le incensó con tres ductos o movimientos. Luego, en seguimiento del d i á c o n o , dos capellanes con sobrepellices e incensarios fueron por ambos lados a igual paso incensando a cada capitular de por sí, haciéndoles venia; y al llegar, se levantaban para la ejecución de esta ceremonia, haciéndoles venia antes y después, y los caballeros la cortesía correspondiente. Este obsequio se repitió los días de la celebridad toda. Prosiguió la misa, y al tiempo de la elevación se cantó otra letra dos veces, aplaudida por bien escrita y cantada . Después que recibieron la paz del preste los ministros del mayor sacrificio, bajó el subdiácono con un p a ñ o a los hombros y un portapaz en la mano derecha , y la dio a besar al excelentísimo señor Comendador M a yor, que la recibió de rodillas, diciéndose las palabras que la Iglesia señala. Agradeció este honor su Excelencia, saliendo de su asiento hasta el limitar de las gradas. Luego, c o m u n i c ó la paz a la dignidad que le seguía, el cual desde el lugar en que la recibió, la dio al sucesivo. E n esta forma fueron llegando todos los demás capitulares de uno en uno al mismo sitio, caminando con gravedad y desembarazo, haciéndose venias decorosas y recibiéndola de todos el señor Presidente del C a p í t u l o cuando pasaban y volvían a sus lugares, h a b i é n dolas hecho primero al altar de rodillas. E l concierto y la p r o p o r c i ó n en los pasos concilia de por sí veneración con el pueblo. Hace tanto caso del modo en el andar el gran V i r g i l i o que no se c o n t e n t ó con menos que hallar deidad en tales movimientos, pues, hablando de aquella diosa aparecida a Eneas, dice: « Q u e en el andar la descono203
204
2 0 3
T a l vez el poema n ú m e r o 234 del m i s m o B o c á n g e l .
portapaz: «La l á m i n a de plata, oro u otro metal, c o n que en las Iglesias se da
204
la paz a los fieles» (Autoridades).
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ció de h u m a n a » . Acabada esta ceremonia, se p r o s i g u i ó la misa, que por el espacio de su ejecución había hecho pausa en ella el celebrante, pues no fuera decencia que, prosiguiendo, se representasen dos tiempos o instancias en el altar y en el C a p í t u l o . Concluida esta función y acabado el sagrado sacrificio en la misma conformidad que e n t r ó , la O r d e n , a c o m p a ñ a n d o a los ministros del altar, salió de la iglesia, pero, cuando llegaban al señor Comendador M a y o r , repetían una venia, y otra al preste cuando se llegaba a su sitio. D e j á n dole ya en la sacristía, se nombraron dos caballeros para velar por horas a cuidado de los Maestros de Ceremonias, sin dejar j a m á s el altar solo, mientras estaba patente el soberano pan de los ángeles. 205
Pasada la estación del m e d i o d í a , v o l v i ó el C a p í t u l o tan presto a la iglesia c o m o a su centro vuelve un peso fuera de él violentado. Cada uno, sin detenerse cuando llegaba, revestido de su manto, entraba al estrado hasta agregarse todos, asistiendo a la vela del altar con d e v o t í s i m o y ejemplar afecto. Los coros de la música se alternaban todo el día, sin que hubiese espacio alguno en los nueve que en los aires no resonasen latinos o castellanos acentos, prosiguiendo más dilatadas las fiestas del desvelo en la verdad del templo cristiano que el cortesano reposo en las mentiras del s u e ñ o . C a n táronse a toda ostentación de voces y de instrumentos las completas, con interposición de algunos motetes, a ñ a d i e n d o destrezas y novedades la solfa. A l fin de ellas, dos porteros a dos bandas distribuyeron encendidas velas al C a p í t u l o , y, en t o m á n d o l a s todos, salieron cuatro caballeros con hachas altas a c o m p a ñ a n d o a los ministros del altar, en el n ú m e r o que por la m a ñ a n a se vieron para encerrar el Santísimo Sacramento. D i c h a la Salve y otras letras, el tramontar a nuestros ojos aquella divina lumbre fue en tal forma que los circunstantes querubines bajaban las alas, preciados de volantes nubes que hasta el venidero Oriente e n c u b r í a n al sol de justicia. L a cortedad humana no sabe extender su respeto a mayor círculo, siendo aquéste el de un compás imaginario, fijo siempre el un pie en la h u m i l d a d 206
2 ( b
* V i r g i l . A e n e i d . : «Et vera incessu patuit Dea» [I, 405], cita ya utilizada en la
Piedra candida (224; 212) y El nuevo Olimpo (227,
n . 4 0 ) . U n a t r a d u c c i ó n más
precisa sería «y se m a r c h ó c o n el andar de una diosa v e r d a d e r a » . Se refiere a V e n u s que habla c o n Eneas a su llegada a Cartago, ciudad de D i d o . 2 0 6
A p a r t e de la a l u s i ó n a la siesta («el cortesano r e p o s o » ) , B o c á n g e l t a m b i é n
parece hacer una referencia encubierta a su propia obra el Templo Cristiano de 1645 (números 218-22).
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religiosa, caminando siempre el otro el espacio de la mayor grandeza. Concluida toda la función de este día salió el C a p í t u l o y ministros del altar en la forma y con las ceremonias que por la mañana. E n el siguiente se v i e r o n faustos los martes , prosiguiendo la celebridad del N o v e n a r i o nada menor que en su primero día, y por que se excuse la repetición de las ceremonias o accidentes, se advierte aquí que sólo se añadirá en cada uno de los días la novedad en que hubieran diferido. Este, pues, o r d e n ó el C a p í t u l o su festividad en la forma que el antecedente. R e p i t i ó su entrada en la iglesia a las diez. T o c ó el honor de decir la misa de pontifical al doctor frey don Agustín V e l á z q u e z de T i n e o , v a r ó n verdaderamente ejemplar, dignidad de esta O r d e n , Prior de Magacela, donde la ejerce con jurisdicción cuasi episcopal por su priorato. N o eche menos la curiosidad religiosa que este y los demás días no asistiese el Prior de Alcántara en el ministerio de estas funciones, por estar vacante esta dignidad entonces, con que h o n r ó su Majestad los méritos de don Juan de Sandoval, Sacristán M a y o r de la O r d e n , concurriendo hoy ambos oficios en sus m é r i t o s . L a música real con singularidades de F é n i x c o m p a d e c i ó en la asistencia y en la v a r i a c i ó n de las misas, siendo una parecer otra siempre, porque estrenaba cada vez agilidades y rumbos de melodía, bien así como la fuente que derrama licor perpetuo, no repitiendo j a m á s el p r o p i o . D e s p u é s de la epístola se cantó una letra de admirable a r m o n í a ; d á b a n s e las manos una y otra dulzura, no escondiéndose la delicadeza de los conceptos en la melodía clara de las voces . 207
208
209
E n el sagrado panegírico de este día no tuvo lugar segundo, sino contando los días, el r e v e r e n d í s i m o padre M a n u e l de Nájera, Catedrático que fue de Escritura en su C o l e g i o de la C o m p a ñ í a de Jesús de Alcalá, y de Políticas en los Estudios Reales del Imperial de M a d r i d . Es duplicado prodigio de la v o z y la pluma; en su erudita elocuencia posee la sólida doctrina de la Escritura y los Padres con la moderna gala de los interprétes de nuestra edad. Ajústale sin lisonja 2 0 7
E l segundo día d e l N o v e n a r i o , martes 28 de enero; «faustos», p o r q u e p o r
lo general la gente t e n í a al martes p o r día «de m a l a g ü e r o y aciago» (Autoridades). Correas d i c e sobre M a r t e s : « T i e n e el vulgo p o r aciago este d í a , y es
opinión
e r r a d a » . D e s d e m u y antiguo el martes fue c o n s i d e r a d o día aciago, p o r ser el d í a dedicado a M a r t e , dios de la guerra y de las disensiones. 2 0 8
2 0 9
R e f i é r e s e a las fuentes de A g a n i p e e H i p o c r e n e en el m o n t e H e l i c o n a . Se refiere a unas redondillas de Luis de U l l o a Pereira (fols. 79r-80r).
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entre los oradores sacros aquella alabanza rarísima de César, capitán de valerosas hazañas y, al mismo tiempo, comentador elocuente de ellas. Fervorizóse en las alabanzas del p u r í s i m o misterio mucho, pero no e x c e d i ó su prudencia a sacar la d e v o c i ó n de albedrío. Después de la epístola se hizo lugar de general aplauso un romance, dulce por la voz y los versos . Sirvieron las fuentes del lavatorio en el altar don Fernando de Alarcón y Z ú ñ i g a , Tesorero de lo Fuerte en esta O r d e n , y don Sancho de A v i l a y Guevara. Acabada la misa se desocupó la iglesia (pero no el altar) con el decoro del antecedente día, por que, repitiendo la vela a vista de aquel sacramentado C o r dero, las militares ovejas de Alcántara, casi con total olvido del pasto natural, pudiera Garcilaso decir mejor por ellas que estaban de pacer olvidadas contemplando . 210
211
Por la tarde cargó el pueblo, que tiene nombre, y el que no le tiene (como dice Silio Itálico ). R e p i t i é r o n s e las funciones de la antecedente con toda la variedad que en lo forzoso de las horas c a n ó nicas y de los oficios se pudo. Fue timbre muy especial de este día y todos los del N o v e n a r i o la atentísima d e v o c i ó n del C a p í t u l o , con tan quieta serenidad en la ejecución de aquel devoto sacrificio como fue grave en el silencio de sus aparatos, y con que simbolizó más el T e m p l o de S a l o m ó n , que se o b r ó sin r u i d o . Esta es la verdadera fragancia para Dios de los sacrificios, pues el h u m o , o el buen aire que no es éste, en las mortales ofrendas es aire y es humo todo. Este día se acabó con reservada luz de memoria, poniéndose los dos soles, el del cielo entre materiales celajes, y el divino encerrado en la esfera de sí mismo. E l miércoles siguiente se v i o sin natural tristeza el planeta que dio nombre a este d í a , porque el alborozo de él se compuso de los 212
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214
N o i n c l u i d o por B o c á n g e l .
2 1 0
Garcilaso, Égloga I, v v . 4 - 6 : «cuyas ovejas al cantar sabroso / estaban m u y
2 1 1
atentas, los amores, / de pacer olvidadas, e s c u c h a n d o » . S i l i o I t á l i c o , abogado y poeta que v i v i ó durante los t i e m p o s de N e r ó n y
2 1 2
T r a j a n o . P o s e í a dos casas, una donde h a b í a v i v i d o C i c e r ó n , y otra c o n la t u m b a de V i r g i l i o . A u n q u e dotado de p o c o talento p o é t i c o , c o m p u s o u n largo p o e m a sobre la Segunda G u e r r a P ú n i c a , Líber Punicorum, d i v i d i d o en diecisiete libros y m u y alabado p o r M a r c i a l (véanse Epigramas, X I , 48 y 50). D e este p o e m a sale la cita: «co'it et sine nomine vulgus» (Libro X I I , v. 317). 2 1 3
* 3 R e g . 6: «Et malleus, et securis, et omne Jerramentum, non sunt audita in
domo cum aedificaretup> [Libro Tercero de los Reyes, 6, 7]. 2 1 4
M i é r c o l e s toma el n o m b r e del planeta M e r c u r i o (Dies Mercurii).
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más sustanciales y menores accidentes. C o n t i n u á b a s e el solícito celo del Capítulo, más avivado en el ardor de su devoción como la pavesa se inflama dentro de la luz que la consume . Los afanes se distinguen en los sujetos, como las aguas que toman la calidad del pasaje. N o todos los cargos son pesos, pues sólo la ociosidad se llama en hombros necios alivio. E l poeta latino fue dos veces claro en esta sentencia: dijo de un débil río que al concurso de agregados arroyos adquiría fuerzas, caminando por la esfera del orbe ; así librado en su mismo peso el mundo, responde a toda la a d m i r a c i ó n de la cosmografía que le extraña pendiente de sí p r o p i o . Así la religión ínclita de Alcántara, p r e c i á n d o s e cada militar hijo suyo de tributario arroyo, formando todos la congregación de las aguas, p r o n u n ciaron la gloria y aun el nombre (como quieren los santos) de María. Llegada, pues, la destinada hora, el son de los templados bronces llamaba con reseña dulce los soldados de aquella espiritual m i l i c i a . V o l v i e r o n a poblar aquel glorioso templo, siendo la o r d e n a c i ó n de los pasos t a m b i é n parte del culto de María, pues la compara la Iglesia a un e s c u a d r ó n bien ordenado. D i j o la misa de pontifical el reverendísimo padre maestro fray Melchor de Valtierra, A b a d de aquel ejemplarísimo convento, que con usuras del m é r i t o le explica de su elección los aciertos. N u n c a se tenga por repetida la alabanza de la real música, pues según la variedad que desató de sus caudales, sólo en la asistencia pudo parecer la misma. C a n t á r o n s e después de la epístola unas quintillas que entre las veras de su agudeza lucían mejor los donaires de sus e q u í v o c o s . T o c ó el s e r m ó n de este día al r e v e r e n d í s i m o padre Cosme Zapata de la C o m p a ñ í a de Jesús, predicador de su Majestad. Si por la elocuencia merece nombre de español C r i s ó l o g o , por el ejemplo no se deja igualar de la elegancia. 215
216
217
218
219
215 * Xasso en la H i e r u s . : « M á i l suo v o l e r p i ú n e l v o l e r s'infiamma / d e l suo S i g n o r , c o m o favilla i n f i a m m a » [ T o r c u a t o Tasso, Gerusalemme libérala, C a n t o I, estrofa x v i i i , v v . 7-8]. 2 1 6
*
«Viresque atquirit eundo» [ O v i d i o , Ars Amatoria, II, 3 4 3 - 4 4 : «Nascitur
exi-
guus, sed opes adquirit eundo, / Quaque venit, multas accipit amnis aquas»]. 2 1 7
* O u i d i o . M e t a m . : «Ponderibus
librata suis» [Metamorfosis, L i b r o 1, v . 13],
que describe la c r e a c i ó n del m u n d o . 2 1 8
Se refiere a unas quintillas de d o n A n t o n i o de Solís, secretario de su M a -
jestad (fols. 80r-81r). 2 1 9
Crisólogo: lo entendemos c o m o referencia a San P e d r o C r i s ó l o g o , arzobis-
po de R á v e n a del siglo V , que G r a c i á n cita c o n e n c o m i o en su Agudeza y Arte de Ingenio (discurso I).
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C o n v i é n e l e , sin duda, el nombre de predicador según el Evangelio que los llama sal de la tierra , porque sazona c o n arte natural el alimento de la cristiana doctrina. N o por lo cortesano de lo espiritual se aparta, que tan lejos está en los púlpitos la cortesanía de viciosa que San A m b r o s i o se atrevió a llamar cortesano al mejor predicador C r i s t o . Acabado el s e r m ó n , prosiguió aquel solemne sacrificio c o n la religiosa majestad y pompa que los antecedentes días. Sirvieron el sagrado lavatorio don Gaspar I b á ñ e z y don J e r ó n i m o de Villanueva. Por la tarde continuaron su novedad las fiestas, de parecer mejor desveladas. Variábase en ellas la fértil primavera de flores poéticas que no cuentan sus hermosuras a días . L a veneración postrada con que el C a p í t u l o asistió a esta y las demás funciones más requiere imitación que alabanza. Sólo se diga que en la edificación y quietud de sus caballeros explicaban muda, pero claramente, que, cuando las líneas del fervor tiran con rectitud a su centro, todo lo que no es afán es tarea. 220
221
222
E l jueves (cuarto día de la Octava), que Dios consagró al edificio claro del s o l , no podía carecer de luz el N o v e n a r i o , pues, aunque el tiempo parece que se enterneció con alguna agua, t a m b i é n pudo ser alusión al misterio; así porque el r o c í o es un gozo llorado en la estación más pura del alba a vista del sol que nace de ella, como por haber resultado de su tierno amor aquella perla refinada a las luces de la agracia en aquella concha de su humanidad ilustrada. H a b í a pasado ya entera v o z en la Corte de esta celebridad, con tanto m o vimiento de los fieles que en las puertas de San B e r n a r d o se v e í a n soldados pero no guardas; tanto era el tumulto fiel que se impelía a la entrada. L a mayor apretura era no tenerla, y en el piadoso c o n curso el que estaba fuera solo se tenía por ajado. R e p i t i ó a la hora destinada la O r d e n el dar principio a su celebridad devota. D i j o la misa este día fray don Luis V e l á z q u e z de Z ú ñ i g a , religioso de venerable a n t i g ü e d a d en la O r d e n y Prior de Zalamea, con jurisdic223
2 2 0
2 2 1
San Mateo, 5, 13: «Vosotros sois la sal de la tierra». * D . A m b . H o m i l . : «Curialissimus fuit Dorninus»
[ C i t a sin e n c o n t r a r en las
obras de San A m b r o s i o ] . 2 2 2
R e f i é r e s e a unas redondillas de C r i s t ó b a l de G a v i r i a , caballero de la O r d e n
de Santiago, teniente de c a p i t á n de las Guardas e s p a ñ o l a s (fols. 8 1 r - 8 2 r ) , y de u n romance de T o m á s de A g u i a r (fols. 82r-83r). 2 2 3
Génesis,
1, 14-19, el cuarto día de la c r e a c i ó n que D i o s dedica a la c r e a c i ó n
del sol, la luna y las estrellas.
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ción cuasi episcopal en su priorato. E n t r ó , pues, el C a p í t u l o en la iglesia c o n el concierto y autoridad nunca interrumpida ni turbada. Desembarazon los querubines aquel incendio mal ocultado de las nubes, porque Dios ¿cómo puede esconderse en beneficios? La m ú sica, habiendo ya de los sentidos triunfado, se preciaba de suspender los talentos. Estrenaron primores las castellanas M u s a s , que subieron más altos que las voces, hasta que en brazos de religioso s i lencio subió al púlpito el muy reverendo padre Alonso de la Cruz, de la O r d e n de los Clérigos que sólo su modestia pudo llamar Menores, y Propósito de su Convento de Madrid. N o encarece tanto las partes de la oración de aquel día quien asevera que ella sola le constituyera grande, sino quien le llama gran predicador entre los insignes que de su religión se veneran. E n su lenguaje es gala ser naturaleza todo, que como el tiempo consta de cantidades, quien estudia c ó m o ha de decir lo que predica, no sé c u á n d o lo que debe decir estudia. P r o p o r c i o n ó el genio del sermón al misterio que predicaba, pues fue todo conceptos y purezas. Prosiguió la misa c o n la gravedad r e l i giosa y el concento de acciones que al desvelo devoto se concede. Sirvieron el lavatorio sacro don Luis Palavesín, Comendador de Villas Buenas, y d o n j u á n Palavesín, hermanos. C o n t i n u ó s e la función hasta que, acabada, habiendo a c o m p a ñ a d o el C a p í t u l o a los sagrados ministros, se repitió con edificación la vela. Por la tarde sucedió el mismo orden de festividad que en las antecedentes se había observado, repitiéndose siempre, que desparecía a nuestros ojos aquel sol con quien el que nos alumbra es un b o r r ó n dorado, los elogios suyos y de su purísima aurora en elevadas entonaciones. Así acabó el cuarto día del N o v e n a r i o , dejando a la memoria más encomendada su luz que a su lustroso espacio. 224
E l viernes, quinto día de él, amaneció sereno a dos luces. T u v o la eficacia que se atribuye al planeta quinto y la hermosura que en Venus casta se considera . Cada circunstancia de la celebridad pretendía la estimación de primera. Llegaron los fervorosos caballeros del C a p í t u l o por la mañana, ninguno tarde, pero ninguno tem223
2 2 4
R e f i é r e s e a los siguientes versos: unas q u i n t i l l a s a n ó n i m a s (fol. 8 3 r - v ) , y
unas redondillas t a m b i é n a n ó n i m a s (fols. 8 3 v - 8 4 v ) . 2 2 0
V i e r n e s t o m a el n o m b r e d e l planeta V e n u s (Dies Veneris). E n el sistema
p t o l o m a i c o V e n u s era el q u i n t o planeta, d e s p u é s de la tierra, la l u n a , el s o l , y M e r c u r i o . L a frase « V e n u s casta» la e m p l e a B o c á n g e l a m e n u d o en sus amorosos; véase, p o r ejemplo, el n ú m e r o 64.
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prano, porque como iban llegando, cual oficiosas abejas de aquel hermoso contexto, unos se esmeraban, retocando a primores aquel altar estupendo, otros disponían las diferencias de la música, cual se afana en los costosos perfumes, cual en la más poblada quietud de las luces (no acaso tropezase el lucimiento con el n ú m e r o ) disponiendo de manera tal sus ocupaciones que tuvieron siempre por hijo bastardo de su quietud el descanso. Y a que se había agregado el C a p í t u l o , el alborozo de los clarines repitió su templada reseña y volvió aquel concertado escuadrón a plantar aún más concertados afectos que pasos en el templo. R e p i t i ó misa de pontifical este día el doctor frey don Agustín V e l á z q u e z de T i n e o , P r i o r de Magacela. Batieron las seráficas nubes aquellos velos que S a l o m ó n codició para cortinas de su gran t a b e r n á c u l o , y siendo la M a d r e p u r í s i m a de D i o s la a u rora, salió de madre aquel sol que tan a tiempo y antes de él la i l u m i n ó de gracia. Prosiguióse la misa con la exaltación y pompa cristiana que cabe en el humano culto, salpicando los españoles cánticos, entre las sagradas horas, la tela inmortal de que la Iglesia viste aquel incruento holocausto. Subió al púlpito el r e v e r e n d í s i m o padre fray Joseph Velázquez de la O r d e n de la S a n t í s i m a T r i n i d a d . Merece mucha de la alabanza que Erasmo atribuye al m é r i t o del grande Agustino, cuando considera acumuladas en él las dotes de todos los doctores sagrados: «En Atanasio (dice) resplandece gravedad seria en la doctrina; en Basilio una sutil blandura en la elocuencia; en C r i sóstomo una espontánea fuente de elegancia; en C i p r i a n o un espíritu que se refiere a inflamación del martirio; en J e r ó n i m o el tesoro de la Escritura sacra difuso; pero en Agustino solo las dotes y las gracias de todos resplandecen» . Véase ahora si aplicaremos con 226
227
2 2 6
Se habla de los velos «de j a c i n t o , de p ú r p u r a , de escarlata, y de finísimo l i -
no» que S a l o m ó n puso delante del A r c a en el Libro Segundo de los Paralipórnenos,
3,
14. 227 * r £
r a s m
j
n
A u g . : «Sunt alii aliñe dotes; in Athanasio suscipitnus seriam, ac se-
dulani decendi perspicuitatem; in Basilio praeter subtilitatem ex oscularnur piam, ac mitem suani loquentiam, in Chrysostonw sponte profluentem orationis copiam arnplectimur, etc.» [San A g u s t í n , Omnia opera, ed. E r a s m o , Basilea, A m b r o s i u m et A u r e l i u m F r o b e nios, 1569, v o l . I, de la Epístola dedicatoria de Erasmo a Alfonso Fonseca, arzobispo de T o l e d o . L a cita correcta y c o m p l e t a es: «Sunt alii aliae dotes... in Athanasio suscipitnus seriam, ac sedulam docendi perspicuitatem; in Basilio praeter subtilitatem, exosculamur piam, ac mitem suaui loquentiam, in huius sodali Chrysostonw sponte profluentern orationis copiam arnplectimur: in Cypriano spiritum veneramur rnartyrio dignurn... in Hieronyrno diuitern Scriptuarum penurn óptimo
iure laudamus... At
non
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dignidad y sin hurto algunas señas de aquella idea a este v a r ó n i n signe. Sirvieron la ceremonia sacra del lavatorio entonces el s e ñ o r don Jorge de Castelvi, del Consejo de A r a g ó n , y d o n Gaspar I b á ñez. L a festividad toda de aquel día por la m a ñ a n a y tarde no dejó de admirarse por repetida, que sólo la ingratitud enflaquece la a d m i r a c i ó n , porque dura l o raro. ¿ Q u é importa que sea el beneficio siempre, si siempre es beneficio? Esto p o n d e r ó muy bien en una de sus lecciones eclesiásticas el gran Ambrosio, p r e g u n t á n d o s e a sí mism o por q u é se admiraba más en D i o s resucitar u n hombre u n d í a que sustentar u n mundo todos. Y concluye que no porque es m á s aquello, sino porque es más raro . N o se a c a b ó día alguno de la celebridad sin pena de que se acabase, y al verse dos ocasos en el templo cada tarde, sólo podía consolar a los fieles la esperanza de otros dos Orientes. 228
E l sábado siguiente (día más dedicado a los aplausos de M a r í a purísima) correspondió con solemnes ventajas al empeño de estas devotas memorias. Añadióse al fervor la circunstancia de ser víspera de su Purificación gloriosa, cuando tuvo ejercicio, no de humano achaque sino de humildad divina en el T e m p l o . Plumas sentía cada uno en el corazón y en las plantas a imagen de aquellas inteligencias puras que v i o Esaías volar y estarse quedas . P r e p a r á b a n s e al j u ramento glorioso que se destinó para el venidero día, así como el luchador valiente dispone el á n i m o al belicoso certamen, viéndose a vista del pretendido palio. Las diez serían de aquella hermosa m a ñana cuando el C a p í t u l o , a dos listas distribuido, en el alborozo c o n que e n t r ó en la iglesia parece que estrenaba aquella proceridad tan repetida. ¿ C ó m o podrá ser molesta la repetición de aquella celebridad en cada uno de sus señalados días cuando es así que fueron señalados todos? E l orden sagrado de las jerarquías repite por las eternidades a D i o s el nombre y la verdad del santo, y j a m á s en su 229
arbitror alium esse Doctorem, in queni opulentus Ule iuxta ac benignus Spiritus dotes suas omnes largius effuderit, quam in Augustinum, quasi uoluerit in una tabula
uiuiduni
quoddam exernplar Episcopi representare, ómnibus uirtutem numeris abolutum»]. gel deja fuera de su lista de doctores de la Iglesia a San H i l a r i o , San A m b r o s i o y San G r e g o r i o . 228* rj) A m b . : «Non quia maius, sed quia rarius»
[Cita sin encontrar
en las
obras de San A m b r o s i o ] . 2 2 9
T a l vez se refiera a la v i s i ó n de Isaías cuando v i o a D i o s rodeado de serafi-
nes (Profecía de Isaías, 2).
Bocán-
RELACIÓN
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m ú s i c o deleite se escucha n i desea otra v o z que a que la de santo. Ilustróse la festividad diciendo la misa este día el muy noble y muy docto señor don J e r ó n i m o de Mascareñas, caballero de la O r d e n de Calatrava, electo Obispo de L e i r í a , y Prior de Guimaraes, del Consejo de su Majestad en el R e a l de las Ordenes, y Sumiller de Cortina. E l que hubiere leído sus eruditas obras y sabe la excelencia de su sangre hallará la competencia que puede admitir tan gran sujeto, pero no hallará fácilmente su alabanza digna. Entre la epístola y el sagrado Evangelio se interpusieron las consonancias de un claro y agudo romance . P r e d i c ó el reverendísimo padre fray Juan de A l m o g u e r a , de la O r d e n de la Santísima T r i n i d a d , P r o v i n c i a l que fue de Andalucía. H a b í a o í d o mucho la Corte de él antes de oirle, y, en oyéndole, averiguó que era envidiosa su fama. Los sujetos mayores de otras tierras son forasteros ríos que hasta el mar de esta Corte conservan el caudal y el ruido, pero señalarse dentro del mar una corriente y observar dentro del golfo entero el nombre, a éste o a muy raros varones acontece. Pareció bien a muchos, fue m é r i t o ; pareció bien a todos, fue dicha. C o n t i n u ó s e la misa con cabalísimo acierto de todas circunstancias; sirvieron las fuentes del sagrado lavatorio el señor m a r q u é s del Fresno, Comendador del Portezuelo en esta O r d e n , Cazador M a y o r de su Majestad, y de su real Junta de Obras y Bosques, y el excelentísimo señor conde de P e ñ a r a n d a , del Consejo de su Majestad en los de Estado y Guerra, y Presidente en el R e a l de las Ordenes, gentilhombre de la cámara de su Majestad, que edificaron con su continuada asistencia y ejemplar devoción en todo el N o v e n a r i o . H a b i é n d o s e fenecido el santo sacrificio, el compuesto y airoso desembarazo de la Iglesia dos veces pudo l l a marse despejo. P o r la tarde se v o l v i ó a poblar de maravillas, sin hora determinada para el concurso de la O r d e n , ni para la d e v o c i ó n del pueblo, porque se tuvo siempre por hora señalada el no faltar a ninguna. C o r r i d o h a b í a n en profundas venas ríos de elegancia y dulzura en los versos y en las voces, cuando comenzaron en sonora e n t o n a c i ó n las completas, en cuyo nombre también parece que está pulsando alguna alusión memoriosa a esta purísima R e i n a , obra la más completa o complemento sagrado de las de Dios altísimas. E n la ley natural, dice su gran coronista Moisés que se compuso el p r i 230
2 3 0
Los ú n i c o s poemas s e ñ a l a d o s para este día son unas seguidillas de B o c á n g e l
( n ú m e r o 235) y otras seguidillas de autor a n ó n i m o (fols. 85r-86r).
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mer día de la tarde y de la mañana (dificultoso engarce para muchos intérpretes ), pero en el siglo de mejor ley de la gracia, aquella alba divina en todos sus instantes alba, en el p r i m i t i v o instante de su mañana e n g e n d r ó aquel sol para los demás mortales de justicia y para su divina M a d r e de gracia. Luego no sin propiedad las tardes del N o v e n a r i o sirvieron a la verdad del misterio con el nombre de completas. 231
Llegó, pues, el día dos de febrero, en que como ya se dijo, se dieron las manos las candideces y las valentías, día en que la Iglesia consagra a Nuestra Señora la profanidad de la madre gentil de M a r t e , así importaba para jurar c o n valentía armada la defensa de una paloma, de candidez original vestida . E l alborozo del C a pítulo fue increíble, viéndose ya a vista de ejecutar su juramento, y alterándose las leyes de la mesura, se tenía por menos sino el sosiego. Perdone Séneca, donde dice que los alborozos insignes más entorpecen que agitan el á n i m o , que mejor nos informa D a v i d , cuando, a vista del A r c a de D i o s , con saltos del corazón (y aun de las plantas) explayaba sus altos y reverentes regocijos . C a b e n en un talento, cuando la tolerancia de afectos excede en la grandeza del gozo, gravedad consistente y celeridad inflamada, que a los querubines que vio Esaías t a m b i é n servían de afirmarse dos de las seis alas . 232
233
234
Estuvo prevenido el caudal adorno del claustro para la p r o c e s i ó n del ú l t i m o día del Novenario, en duda de si sus Majestades y Alteza gustasen de ver su compostura, de que después en su lugar diremos algo, aunque lo pintado pocas veces escapa de ser injuria de lo vivo. Llegó a San Bernardo el excelentísimo señor don Luis M é n d e z de H a r o , añadiéndose al aplauso que naturalmente las voluntades le 2 3 1
E r a creencia c o m ú n en la E d a d M e d i a que la L e y N a t u r a l imperaba desde
el m o m e n t o de la C r e a c i ó n hasta que D i o s d i o la L e y a M o i s é s , y, en parte se refleja en San Pablo (de donde B o c á n g e l p o d í a haber sacado la idea): « P o r q u e hasta la ley el pecado estaba en e l m u n d o : mas n o era i m p u t a d o el pecado c u a n d o no h a b í a ley» (Epístola 2 3 2
2 3 3
de San Pablo a los Romanos, 5, 13).
L a fiesta de la P u r i f i c a c i ó n de la V i r g e n se celebra el 2 de febrero. Posiblemente Libro de los Salmos, 131, 9: «Tus sacerdotes se vistan de j u s t i -
cia, y r e g o c í j e n s e tus santos», y 16: «Vestiré a sus sacerdotes de salud, y sus santos saltarán de g o z o » . Profecía
234
de Isaías, 6, 2: «Serafines estaban sobre é l : seis alas t e n í a el u n o , y
seis alas el otro: c o n dos c u b r í a n el rostro de él, y c o n dos c u b r í a n los pies de él, y c o n dos volaban».
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rinden la festiva urgencia que para el juramento su venida anunciaba. Mas permítase alguna mansión al discurso en acto tan expectable y misterioso. S i la a n t i g ü e d a d celebraba con piedras blancas los observables días, ¿qué piedra o perla será tan pura y blanca que merezca señalar el de este juramento glorioso, celebrado por la excelsa religión de A l c á n t a r a ? , donde con unívoca voz sus ínclitos caballeros aclamaron con votivas ofrendas aquella original pureza, a cuyo resplandor de gracia parecen manchas los más limpios astros, si ya no es que la gran piedra Cristo le señala. Pues en el patente sacrificio de aquella divina hostia, con firmezas de viva piedra, con candideces de inocente holocausto, se dignó de señalar en todo el N o v e n a r i o las prevenidas purezas de su materna Aurora. Misterio fue, sin duda, que con el día dominico (o domingo) concurriese el de la Purificación sacrosanta para el aplauso de tan digno juramento. Día en que el divino artífice descansó del afán del fabricado mundo, aplicado sin violencia a su divina Madre. E l que me crió, dice, descansó en m i T a b e r n á c u l o . ¡ O h grande a todas luces día! ¡ O h tres, oh cuatro veces grande! D i r é que en los militares ardores de tantos i n flamados pechos, en aquella blanca pompa de los tendidos mantos, parecían los ilustres campeones de Alcántara los que el salmista real figura, donde dice que oía alabanzas de D i o s en su garganta, y en sus manos espadas de dos filos . Y si a D a v i d le pregunto c ó m o nos explica singularidad en la voz de muchos y pluralidad en las espadas de los mismos varones, presumiré que por los caballeros de Alcántara responde. Q u e en la o s t e n t a c i ó n de aquel devoto juramento, para votar tan piadoso cuanto cortesano misterio, todos en una v o z fueron uno, y para defensa de una verdad que ya confina en católica cualquiera caballero de Alcántara, fue todos . 235
236
237
R e d u c i d o ya a su entero n ú m e r o el C a p í t u l o a las diez de este día, al dulce alarido de las chirimías y trompetas o c u p ó aquel her2 3 3
L a c o s t u m b r e de las piedras blancas la relata B o c á n g e l
t a m b i é n en Piedra
candida (224) y La Perla de dos Orientes (231). 236 * p p 149. Exultationes Dei in gutture eorurn, et gladii ancipites in nianibus eos a
{{
rum» [v. 6]. 2 3 7
L a d o c t r i n a de la P u r í s i m a o I n m a c u l a d a C o n c e p c i ó n no fue aceptada c o -
m o d o g m a de la Iglesia hasta 1854, c u a n d o el papa P í o I X e m i t i ó
u n solemne
decreto que la definía para todos los c a t ó l i c o s . N o ha s i d o aceptada n i p o r los protestantes n i p o r la Iglesia O r t o d o x a .
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moso templo con tantas señas de paraíso que el no haber hierro en él sólo le distinguía del otro . D i é r o n s e batalla de paz las filomenas racionales y los ruiseñores de metal , y entre aquel grato son desp e r t ó a nuestros ojos un sol, j a m á s a nuestra utilidad d o r m i d o . La misa de este día t a m b i é n creció en accidental grandeza por el venerado preste y sus ministros. Díjola con toda gravedad y decoro el s e ñ o r don A n t o n i o de Benavides, caballero de Alcántara y C o n s u l tor del General C a p í t u l o , del Consejo de su Majestad en el R e a l de las Ordenes, y Sumiller de Cortina, c a n ó n i g o y dignidad de Toledo. La notoriedad de su esclarecida sangre y de sus personales méritos excluye por menor m i alabanza. C a n t ó la canónica epístola don M a t í a s Bayetola y Cabanillas, caballero ejemplar de la O r d e n , y Arcediano de Belchite en la Santa Iglesia Metropolitana de Z a r a goza, comisario de la Santa Cruzada del R e i n o de Aragón* y caballero de aplaudidos m é r i t o s . D i j o el sagrado Evangelio el que ha sido autorizada defensa de la fe en el Supremo Consejo de la Inquisición, y ahora en el Supremo R e a l de A r a g ó n reside, digo el señor don Pascual de A r a g ó n , tan de primer esfera por natural nobleza c o m o por la adquirida de sus virtudes y letras. A c o m p a ñ a b a n estos sagrados ministros seis dignidades y religiosos de la O r d e n , revestidos con preciosas capas: el doctor frey d o n j u á n de Sandoval, S a cristán M a y o r de la O r d e n , dignidad de ella, y Secretario del C a p í t u l o General, que ya merecidamente ascendió a la dignidad de Prior de Alcántara; el doctor frey don Agustín Velázquez de T i n e o , Prior de Magacela; el licenciado fray don Martín de Aponte y Z ú ñ i ga, Procurador General del C o n v e n t o de Alcántara, capitular de él; el licenciado frey don Luis V e l á z q u e z , Prior de Zalamea; el l i c e n ciado frey don Luis de Z ú ñ i g a , religioso de la Orden; y el licenciado fray don Joseph C a l d e r ó n de Velasco, Capellán de H o n o r de su M a jestad de la Corona de Castilla, con que el altar y el C a p í t u l o representaban la más devota a m b i c i ó n a los cristianos ojos. E n c o m e n dóse el panegírico de este señalado día al reverendísimo padre maestro fray Juan de Avellaneda, predicador de su Majestad en la O r d e n de nuestro padre San J e r ó n i m o . N o es fácil acertar en su alabanza, si ésta se ha de obligar a m e d i r su mérito. Diremos, pues, 238
239
2 3 8
E l otro T e m p l o era el de S a l o m ó n , descrito en el Libro Tercero de los Reyes,
5-7. 2 3 9
L o s coros («filomenas racionales») y los m ú s i c o s ( « r u i s e ñ o r e s de m e t a l » ) .
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que ya se ha visto predicador tan grande que agrade a todos, pero que haya aficionado a la envidia, sólo ahora. E n su estilo se ve tiranizado el deleite, porque borra la senda del vuelo, sin consentir a la i m i t a c i ó n sus vestigios. E n esta idea parece que pensaba Escalígero, cuando menos admirado de otro dijo que los demás, o no vieron aquella senda, o vista, recelaron hollarlas . Labrar con las voces de todos u n contexto espiado de ninguno, los mal contentos l o llaman artificio, pero entre doctos, docta felicidad se llama. E n los instrumentos de orador es tan felice que en él no parecen dos la naturaleza y el arte, porque de tal manera se enlazan la retórica expresa y m u da que tiene v o z lo más que no se oye. Rasgos son éstos de su notoria fama, si a los muchos pareciere que he dicho mucho, los pocos me confesarán que he dicho poco. Prosiguió el sagrado sacrificio, cant á n d o s e aquel día en toda la celebridad esparcidas letras, una del autor, y otras de más fervorizado genio, según pedía el arte en la más vecina sazón del glorioso juramento . V o l v i ó a servir en día de más p ú b l i c o ejemplo para el lavatorio el excelentísimo señor conde de P e ñ a r a n d a y el señor don Claudio Pimentel, gentilhombre de la C á m a r a de su Majestad. Acabada la a n t í f o n a y el ofertorio, para publicarse y hacerse después el solemne juramento o cuarto voto de la r e l i g i ó n de Alcántara, se hubieron así los lances y las ceremonias. Sentóse el señor don A n t o n i o de Benavides en silla de respaldar prevenida, y a sus lados los d i á c o n o s , sentados t a m b i é n en el Presbiterio los demás ministros c o n capas; delante estaba el s i t i a l , y en él una cruz de plata grande y el libro de los Evangelios sagrados. Sentóse el C a p í t u l o t a m b i é n , y sin tardanza, a c o m p a ñ a d o de cuatro caballeros, e n t r ó por el presbiterio frey don Juan de Hoyos Guerra, todos c o n tendidos mantos, y, postrado de rodillas al celebrante, recibió de su mano el papel y forma del juramento. Y luego fue 240
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2 4 0
* E s c a l i g . : «Aut
non viderunt viam: aut visam timuerunt calcare» [Posible-
mente G i u l i o Cesare Escaliger, c é l e b r e erudito clásico de los siglos X V y X V I ; cita imposible de localizar]. 2 4 1
S o n el p o e m a n ú m e r o 2 3 6 , de B o c á n g e l , u n r o m a n c e a n ó n i m o (fols. 8 6 r -
87r), u n romance de Luis P a l a v e s í n (fol. 8 7 r - v ) , y otro de A n t o n i o R a m í r e z (fols. 87v-88v). 2 4 2
antífona: e l v e r s í c u l o que se reza o canta e n e l o f i c i o d i v i n o antes de c o -
menzar e l salmo (Autoridades). sitial:
243
el asiento o silla c o n u n p e q u e ñ o banco delante, de que usan los r e -
yes, p r í n c i p e s , y prelados en la asistencia de las funciones p ú b l i c a s (Autoridades).
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a c o m p a ñ a d o al pulpito, donde con sonoridad devota y voz expedida i n t i m ó a los ángeles, a los hombres y al envidioso abismo el j u r a mento, invocando el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, H i j o y E s p í r i t u Santo, tres personas divinas y todas tres partes en las pruebas de aquella original pureza. E l tenor, pues, y forma del j u ramento se sigue a la letra. Forma del juramento y voto que la nobilísima O r d e n militar de la Caballería de Alcántara hizo públicamente en la Iglesia del Convento del glorioso padre San Bernardo de Madrid, en dos de febrero de m i l y seiscientos y cincuenta y tres, sobre profesar y defender la Inmaculada C o n c e p c i ó n de la V i r gen Nuestra Señora, concebida sin mancha de pecado original E n el nombre de la Santísima T r i n i d a d , Padre, H i j o y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero, y de la gloriosa V i r gen Santa M a r í a , M a d r e de D i o s y S e ñ o r a Nuestra, concebida sin mancha de pecado original, y de nuestros padres y patriarcas San Benito y San Bernardo: sea a todos manifiesto como en el C a p í t u l o General de nuestra esclarecida y nobilísima O r d e n de la Caballería de Alcántara de estos reinos de Castilla y León, congregado en la V i l l a de M a d r i d a diez de j u l i o de m i l y seiscientos y cincuenta y dos, por nuestro católico rey don Felipe Cuarto (que Dios guarde) como Administrador perpetuo de dicha Orden de Alcántara, por autoridad apostólica, en el C o n v e n t o de nuestro padre San Bernardo de dicha villa, presidiendo dicho C a p í t u l o en nombre de su M a jestad el excelentísimo señor don Luis M é n d e z de H a r o , condeduque de Olivares, Comendador M a y o r de nuestra sagrada religión, habiendo reconocido que nuestra nobilísima y generosa O r d e n de Caballería es la que más debe a la i n t e r c e s i ó n de la V i r g e n Nuestra Señora, por haber conseguido mediante su piadoso patrocinio grandes y milagrosas victorias de los enemigos de nuestra santa fe c a t ó lica, y la que más se halla obligada a celar la gracia original de su candidísima pureza, no sólo porque la Iglesia del sacro Convento de Alcántara está dedicada desde su reedificación a la C o n c e p c i ó n I n maculada de la Virgen Nuestra Señora, sino más principalmente por haber nacido nuestra sagrada O r d e n en el gremio de nuestro padre y patriarca San Bernardo, que por singular favor tuvo la boca, lengua y labios purificados con la candidísima y celestial leche de la Virgen
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María M a d r e de Dios y Señora Nuestra. Y porque la religiosa devoción con que siempre ha venerado la C o n c e p c i ó n Inmaculada de la V i r g e n es tan antigua y tan propia de nuestra Orden, que el sacro C o n v e n t o de Alcántara (que es nuestra madre) tiene p o r armas la imagen de la Purísima C o n c e p c i ó n con la C r u z de Alcántara, para acordarnos que nuestra sacratísima O r d e n por parte de padre y madre nació en la d e v o c i ó n de este misterio, con tanto aprecio que le tiene por sus armas y blasón en el principal convento de la O r d e n , guiada t a m b i é n por infalible espíritu de la santa Iglesia R o m a n a , que con sus oficios eclesiásticos convoca a celebrar la Inmaculada C o n c e p c i ó n de la Virgen, con sus indulgencias convida a solemnizar el privilegio de su original pureza, y con las sacratísimas misas de esta fiesta llama el pueblo cristiano a venerar tan privilegiado misterio, entendiendo por estas públicas demostraciones de la Santa Sede Apostólica la certeza de este culto, pues la Iglesia siempre d i r i ge los fieles al espíritu de la verdadera doctrina y al ejercicio religioso de las virtudes verdaderas, enseñada con ejemplo de casi todas las iglesias, escuelas, religiones, reinos, universidades y congregaciones de todo el orbe cristiano, y enfervorizada con el ejemplo de nuestro católico rey don Felipe Cuarto y de los reyes de España sus predecesores. Habiendo primero obtenido licencia, consentimiento y aprobación de su real Majestad, no sólo como de rey y señor natural nuestro, sino como superior de dicha O r d e n , hizo ley y estatuto en que ordena que desde luego, y de aquí adelante, se votase y jurase públicamente por el excelentísimo señor Comendador Mayor, presidente del C a p í t u l o , y por todas las dignidades, comendadores, caballeros y freiles de ella en su nombre y en el de toda la O r d e n , de asentir, profesar y defender que la V i r g e n M a r í a M a d r e de D i o s y Señora Nuestra no tuvo pecado original, por haber sido preservada en el instante de su natural c o n c e p c i ó n por la gracia santificante que Dios infundió en su candidísima alma, y que n i n g ú n caballero, religioso, n i religiosa sea admitido a la profesión de nuestra O r d e n si antes de hacer los votos de ella no hiciere primero el dicho juramento y voto, y que todos los años en la fiesta de la Purísima C o n c e p c i ó n se haga fiesta solemne con la d e v o c i ó n y aparato religioso conveniente a tan soberana solemnidad. Por tanto, en cumplimiento de dicho estatuto de la O r d e n , y en demostración de nuestra fervorosa d e v o c i ó n , nos, don Luis M é n d e z de H a r o , C o m e n d a d o r M a y o r de Alcántara y Presidente del C a p í -
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tulo, las dignidades, comendadores, caballeros y freiles de la sagrada O r d e n de Alcántara presentes, en nombre nuestro y de todos los de la religión, con facultad y licencia del rey nuestro señor, en este templo de nuestro padre San Bernardo, hoy a dos de febrero de 1653, a la hora de misa mayor, delante de Dios Omnipotente, Padre e H i j o y E s p í r i t u Santo, y de la Bienaventurada V i r g e n M a r í a M a d r e de Dios y Señora Nuestra, y de los ángeles del cielo, de nuestros padres y patriarcas San B e n i t o y San Bernardo, y de todos los santos de la corte celestial, y de todo el pueblo cristiano que concurre en esta iglesia, que presentamos por testigos de nuestra libre y e s p o n t á n e a voluntad, de c o m ú n consentimiento, postrados de rodillas, derramando nuestros corazones en afectos tiernos de servir a la purísima Virgen: Juramos y votamos sobre los santos cuatro Evangelios y de la santa C r u z , que ahora y siempre asentiremos, afirmaremos, profesaremos y defenderemos que la V i r g e n Santísima M a r í a M a d r e de D i o s y S e ñ o r a Nuestra, en el instante de su a n i m a c i ó n natural, no tuvo mancha de pecado original en su purísima y candidísima alma, por haber estado prevenida y preservada en el instante que la alma se u n i ó al cuerpo, con la gracia habitual santificante que la poderosa mano de D i o s Omnipotente le infundió, por virtud de los merecimientos de la pasión y muerte de Cristo Nuestro Señor, antevistos y aceptados para este fin en el consistorio de la Santísima T r i n i d a d , por los cuales fue verdaderamente redimida, con más noble género de r e d e n c i ó n que todos los predestinados; y que procuraremos, cuanto en nosotros fuere posible, que esta saludable doctrina sea promulgada, defendida y profesada entre todos los fieles. Y protestamos que en esta doctrina honrosa a la r e d e n c i ó n del H i j o , decorosa al privilegio de la Madre, provechosa a la d e v o c i ó n de los fieles, y ejemplarísima para toda la cristiandad, viviremos y moriremos con el ayuda de D i o s Todopoderoso, para que, mediante la i n t e r c e s i ó n de esta sacratísima V i r g e n , Nuestro Señor mire con ojos de misericordia nuestras culpas, aumente la santa fe católica, conserve la salud y sucesión del rey nuestro señor, prospere su católica m o n a r q u í a , restituya la paz de la cristiandad, ampare la felicidad temporal y espiritual de nuestra nobilísima Orden y C a b a l l e r í a , y patrocine la verdadera observancia de estos estatutos y de este religioso voto y juramento, para cuya firmeza y demostración de nuestra debida obediencia le sujetamos h u m i l d e m e n t e a la Santa Iglesia C a t ó l i c a R o m a n a , y de nuestro santísimo padre Inocencio D é c i m o , para que
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con su potestad suprema lo apruebe, ampare, y nos dé su santa bendición. Fecha en este C o n v e n t o de nuestro padre San Bernardo, en dos de febrero de 1653. Mientras el juramento se recitaba, había estado en pie la O r d e n , vueltos al altar los rostros, con la d e v o c i ó n y animoso celo que c o m padecen los que a u n tiempo adoran y sacrifican; y cuando el lector pasó de la relación al acto y ejecución del voto, y se escucharon aquellas fervorosas palabras delante de Dios Omnipotente, Trino y uno, se pusieron de rodillas todos y así permanecieron hasta que aquellas piadosas pero ya obligatorias cláusulas cesaron. E n vano i n t e n t a r í a la p l u m a dibujar los enternecidos semblantes, índice de interiores afectos, con que aquellos caballeros, a par de ilustres devotos, no bastaban a contener las señas de su alborozo vestido de ternuras, pero de ternuras valientes. ¡ O h espectáculo hermoso que, representado en la tierra, tuviste en el cielo tu teatro! ¡ O h cristiano esfuerzo de la piedad más heroica! M u e v a t a m a ñ a aclamación al cielo y veas resplandecer entre sus altas leyes tus coronadas piedades. Acabado de publicar este celoso manifiesto y nuevo vínculo de A l cántara, descendiendo frey don Juan de Hoyos del pulpito, fue a c o m p a ñ a d o al altar mayor; allí besando el papel, le r e s t i t u y ó en manos del sagrado preste con las mismas ceremonias y venias que le había recibido, y en consecutiva acción o c u p ó su lugar, hasta jurar en el que le tocaba. E n esto el celebrante salió de su silla, acompañ a d o de los ministros, y arrodillado ante el altar, poniendo las manos en el pecho y refiriendo aquellas palabras que dan sustancia a la forma del juramento, le hizo, expresando así lo juro y prometo por estos sacrosantos Evangelios; y luego se volvió a su lugar y recibió el juramento de los d i á c o n o s y demás religiosos ministros del altar. Luego subió a jurar el señor C o m e n d a d o r M a y o r y demás dignidades y capitulares de dos en dos, según que por sus puestos y ancianidad p r e c e d í a n . Y habiendo hecho dos adoraciones al altar, llegaban hasta el sitial, donde, haciendo una venia al celebrante, se arrodillaban, y puestas las manos sobre los Evangelios, decían en templado tono las referidas palabras. H e c h o el juramento, se levantaron u n i damente, volviendo a sus lugares con las mismas ceremonias que v i n i e r o n . E n tal forma imitaron todos en esta voluntaria hostia al mayor sacrificante Cristo, de quien dice el profeta que fue ofrecido
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por su voluntad propia, pues la mayor gala del dar es la del que p u diera no haber dado. Prosiguióse la misa con el aparato y pompa, y lo que más es, con la devoción que correspondía a tan sagrado e m p e ñ o de los corazones. V o l v i ó a servir en día de más p ú b l i c o ejemplo el agua para el lavatorio del sagrado ministro el excelentísimo conde de Peñaranda y el señor don Claudio Pimentel, gentilhombre de la Cámara de su M a jestad. Fenecida la función de esta mañana y desocupado el templo en el orden ya referido, v o l v i ó por la tarde el C a p í t u l o más temprano para gozar de la vista de sus Majestades. S i bien el R e y nuestro señor, a causa de venir con su amantísima real consorte y serenísima Infante nuestra señora, no le pudo honrar como Administrador perpetuo, ni el Capítulo le recibió en forma, mas no por esto cesó en el altar la devota vela, como parte o p o r c i ó n del divino culto. E n t r a r o n , pues, sus Majestades y Alteza en San Bernardo a las cinco, añadiendo luces y respetos al día. N o se atreven los pinceles ni las voces a la l u z de tan soberanos semblantes, pues bellezas que exceden tanto de humanas caben en los decoros, pero no en las señas. Las damas de la R e i n a nuestra señora, a un tiempo hermosas y bizarras, presentaban una callada guerra entre la naturaleza y el arte, y trocada la valentía de ambos m é r i t o s , lo v i v o encarecía p r i mores de pintado y lo natural se preciaba más del buen arte. V i é ronse de repente lucir como acompañadas, pero rendir cada una c o mo sola. Los imperios no se determinan por los espacios, como ni los diamantes mezclan su resplandor, engastados al tope. E n su bella tiranía sólo el olvido se hospeda, porque la más soberbia esperanza tuviera su desdén por victoria. A c a b ó , pues, de crecer el día. A c a b ó de ser mayor el Novenario, miraron y admiraron todos la deidad, el culto y el templo, pareciendo al carearse el poder divino y humano cumplido entera y muy propiamente aquel profético anuncio que dice: «el rey se alegrará en D i o s , siendo alabados los que juran en él» . Q u e la presencia real en tan entero n ú m e r o no sólo sirvió de tácita alabanza de su voto al C a p í t u l o , sino de muy expresa contestación de su acierto . C a n t ó s e el Te Deum laudamos y la l e t a 244
245
2 4 4
* D a v i d . Psalm. 62: «Rex vero laetabitur in Deo; laudabuntur omnes qui jurant
in eo» [v. 12]. 245 • V í r g i l . A e n e i d : «tuni vero incumbunt urget praesentia Tumi»
73].
[Eneida, I X , v .
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nía del triunfante ejercicio de virtudes. Inventa caudales nuestros la liberalidad de D i o s , para que la cortedad humana le agradezca los que recibe, pues siendo triunfo prescrito de la gran Casa de Austria este divinísimo sacramento, esta venturosa tarde la augustísima estirpe de Austria se v i o a la coyunda de su triunfo asida. Y como el tiempo que se gasta con D i o s es sólo el que no se gasta, es consecuente que pasado no se sienta. Así fue contingente en la devoción de sus Majestades (más detenida en la hermosura del templo) favorecerle tanto que a la curiosidad del claustro no diesen lugar las horas. D i c h a la sagrada Salve y otros alegres himnos, recogidas las seráficas velas de aquella nave que la Escritura dice, nos trujo el pan de tan lejos. V o l v i e r o n sus Majestades a tomar los coches, dando la vuelta al Palacio del Retiro, que ilustrado de tantos planetas pudo sin presunción apellidarse de cielo. E l lunes, octavo día del N o v e n a r i o , célebre fue mas raro por ser grande, siguiendo al que precedía, avivándose las circunstancias de él, así como durable llama citada ya para sus fines del tiempo recoge el resplandor al postrimero alarde. C o n s i g n ó s e el honor de la misa de este día al m é r i t o del reverendísimo padre fray Juan de Vega, A b a d del real C o n v e n t o y ejemplar de Huerta en la O r d e n insigne de nuestro padre San Bernardo. Apareció entre serafines y voces aquel sol que siempre estrena beneficios en Oriente de rayos. P r e dicó el muy reverendísimo padre fray Juan de Villamar, de la O r d e n de nuestro seráfico padre San Francisco, que quien le o y ó entonces nada p o d r á o í r ahora, sino menos. E n t r ó en M a d r i d por la puerta del crédito que salen los consumados varones. La gracia con que explica el fruto de su doctrina es un cálido ejecutor de la mejor y más fiel e n s e ñ a n z a . A q u e l día, que n a c i ó para todos, hizo suyo, que también a los ingenios, como a las bellezas, favorecen de mejor aire las horas. Prosiguió la misa y prosiguió con sus delgadas variedades la música. Sirvieron la ceremonia del agua al ofertorio el señor don Domingo C e n t u r i ó n , Comendador de Belvís y Navarra, del Consejo de su Majestad en el R e a l de Hacienda, y don Gaspar Ibáñez, señor de la V i l l a de Corpa. Habiendo fenecido aquel i n o c e n t í 246
2 4 6
T a n t o los C e n t u r i ó n c o m o los P a l a v e s í n (mencionados antes) eran c o n o -
cidas familias genovesas que se h a b í a n establecido en E s p a ñ a al m i s m o tiempo, m á s o menos, que la f a m i l i a de B o c á n g e l ; v é a s e D a d s o n , 1991, p p . 1 3 6 - 3 7 para la importante c o m u n i d a d genovesa residente en M a d r i d .
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simo holocausto , el C a p í t u l o , con su acostumbrada observancia, salió a c o m p a ñ a n d o los sagrados ministros. Repitióse la incesable vela en el altar, y por la tarde repitió su asistencia el C a p í t u l o , más fervorizado para su gloriosa tarea cuanto más cerca estaban de c o r o narlas sus fines. Las fuentes de H e l i c o n a , casi exhaustas de m i nistrar perpetuos y enamorados licores, r e n d í a n sus caudales, al fin humanos, a la divina materia de ellos . Llegó la hora de encerrarse en sus profundas trojes el pan por accidente de aquel Dios por sustancia. Entonada la Salve, se c a n t ó asida a la alabanza de D i o s la de su pura Madre, como que no son dos (según Amoldo) sus purezas, siendo los ecos de M a r í a parte de las voces de la alabanza de C r i s to . 247
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E l siguiente día, y ú l t i m o del N o v e n a r i o , se obligó a ser tan grande como el que había de coronar como fin la festividad y la gloria de todos. Y así c o m o en el fin de la mortal vida de un cuerpo, llama el c o r a z ó n a los parciales miembros a pelear en aquella batalla, donde son los contrarios los instantes. E l General C a p í t u l o parece que a vista de acabársele aquel dichoso empleo de sus devotas ansias convocaba con validísima v o z a tantos generosos espíritus. Así l o contestó la puntualidad de todos el martes, cuando blanqueaban en aquel religioso claustro aquellos militares ampos, con tan cabales señas de cielo como después en su observada imagen representará la memoria. Y a el sol esparcía tanto la familia de las horas que, llegando a diez sus incesables pasos, dio el C a p í t u l o hacia el templo los suyos, con aquella reverencia con que se acercaba Moisés al énfasis misterioso de la zarza en que nos ensayaba la reverencia de esta divina Señora -" . Este día repitió la misa el señor d o n A n t o n i o de Benavides, c o n todo el religioso fausto que imaginar se puede. Las voces y los ins2
51
holocausto: a q u í quiere decir la misa, la c e l e b r a c i ó n de c o m o C r i s t o se ofre-
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c i ó en holocausto a su Padre p o r los pecadores (Autoridades). Helicona:
248
m o n t e de B e o c i a consagrado en la a n t i g ü e d a d a las Musas; en él
estaban las fuentes de A g a n i p e e H i p o c r e n e ; p o r e x t e n s i ó n , lugar de donde viene o adonde se va a buscar la i n s p i r a c i ó n p o é t i c a (Aleniany). 2 4 9
R e f i é r e s e a las letras cantadas este d í a , unas quintillas ( n ú m e r o 237) y unas
redondillas ( n ú m e r o 238), ambas d e l p r o p i o B o c á n g e l . 2 5 0
2 5 1
R e f i é r e s e a su In libro de laudibus Virginis; véase abajo la nota 296. E l episodio de la zarza ardiente se cuenta en el Éxodo, 3, 2 - 5 .
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trunientos músicos se dieron dulcísima batalla, sin su riesgo, porque los sentidos fueron sólo vencidos. Levantóse como gigante aquel e m p í r e o planeta para correr todo el cielo en una hostia. C o r o n ó el púlpito y el N o v e n a r i o el reverendísimo padre Nicolás Bautista, predicador de su Majestad, en quien se intima a los hombres el espíritu doblado de su padre E l i a s . V o l ó como serafín de la Iglesia desde el T e m p l o de S a l o m ó n al misterio que predicaba. E l sermón fue tan elegante y organizado al misterio que no dejó que añadir sino a su alabanza, n i que censurar sino a la envidia. N o fuera extraña en su ejemplar vida la metáfora que Durando observa del predicador en el gallo, ave ejemplar que despierta el día, y antes que rompa a los mortales el s u e ñ o , él mismo con sus plumas se azota y despierta para el canto, porque no primero se juzgue acusador que castigado, y no primero persuada con la voz que con el ejemplo . Acabada esta o r a c i ó n sagrada, y habiendo la real música recogido para este ú l t i m o día lo más profundo y elevado de la solfa y del canto, los Maestros de Ceremonias previnieron para el sacro lavatorio a los excelentísimos señores don Luis Ponce de L e ó n y conde de Fuensalida, que con la reverencia que pide aquel respetoso ministerio, le dejaron servido. D i c h a la misa, se v i o en el altar la novedad de ponerse el mejor sol a mediodía, que no todos han de acabar por las tardes. Pues, previniendo el C a p í t u l o la oficiosa a t e n c i ó n que le citaba para la p r o c e s i ó n de la tarde, por no faltar al primer respeto por el segundo, dispuso que por la mañana aquel divino pan de los ángeles quedase cubierto de aquellas inteligencias sagradas que le sirvieron de nubes. Acabada la función del todo, salió de la iglesia el C a p í t u l o con las venias, genuflexiones y obsequios que siempre, y con un cariño mezclado con tristeza, al modo de quien amando se parte; con lo cual se fueron todos a pagar el natural tributo de la vida a sus moradas. 252
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2 n 2
Elias, profeta y predicador de Israel, que se e n f r e n t ó a A c a b y Jezabel; Libro
Tercero de los Reyes, 17. 2 3 3
* D u r a n d . L i b . 1. C . 1: «Gallus supra Ecclesiam positus, Praedicatores désignai.
Gallus enini profundae noctis peruigil horas suo cantu diuidit: domiientes excitât: dietn appropinquanteni praecinit, sed prius se ipsum alaruni verbere, ad cantandum excitât» [ G u l i e l m o D u r a n d o , Rationale Divinoruni Officiorum, L u g d u n i , Herederos de J a c o b i Junta, 1560, L i b r o I, C a p í t u l o 1].
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Parte tercera de la Relación panegírica Para aquel purísimo triunfo en la devota procesión de la tarde, se previno el claustro de San Bernardo, tan bien adornado que sólo en el sitio se pudiera entonces averiguar que era el propio. E n sus breves y rudos ángulos parece que más acuerda su designio que su fábrica, porque en sencilla labor de niveladas vigas y en la ruda tez de sus paredes más encomienda la humildad que lo hermoso. Pero así c o n v i n o para que, pasando de uno al otro extremo, se extendiese la d e v o c i ó n en mayor á m b i t o . C u b r í a s e la faz del suelo en todas las cuatro naves de varias y vistosas alfombras, que en varios climas tejen artífices prolijos; otras de mano turca dos veces acabadas se consagraban al triunfo, pisada su religión vana en sus labores. Allí con más segura planta Moisés descalzo reverenciar pudiera, no aquella misteriosa zarza, a q u i e n sirvieron de céfiros las llamas, sino la tierra virgen y la rosa mística que, desarmada de materiales puntas, exagera en sus virtudes las espinas . 254
Para admirar las reales tapicerías, que en el claustro ostentaban el artificio y el poder humano, hubo menester aquellos tres días la curiosidad y el estudio, y más la d e v o c i ó n del postrero, por que, apagada la profana sed de los ojos, se consagrase después a sólo el celestial objeto de María. Dos historias dibujadas de maestros d o c tos se extendían y llenaban la circunferencia de las cuatro naves, no sin especial elección para este alarde. U n a de ellas representaba las virtudes y los premios de aquellos señalados varones, a quienes la fama h u r t ó de las cenizas sus nombres, pues ya por la espada o por la pluma valientes dejaron a su eterna memoria por heredera de su breve vida. Los Césares, Alcides y Aníbales; los Horneros, Virgilios y los Lasos, con otros insignes varones en todas letras y primer ejemplo de las armas, se distinguían en trajes, en genios y en naciones,
Exodo,
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3, 5: «Y él dijo: N o te acerques a c á : desata el calzado de tus pies;
porque el lugar, en que estás, tierra santa es».
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pero no en las fortunas. Pues bien que los laureles y las trompas del mundo engriesen sus nombres y embarazasen sus frentes, no pasaba de frágil y de caduco su premio, señalándose el mayor con una rama y un grito. La filosofía en D i ó g e n e s más que se veneraba ingenua, se despreciaba desnuda. Y la virtud en toda la parcialidad de estudiosos y valientes ayunaba a las puertas de la ignorancia entronizada y rica. ¡Sola tú, oh virtud generosa y cristiana, descansas en el premio de ti misma! Y desde la ingenuidad de tu desengaño de constante valor armada, aun lidiando triunfas, y sólo cuando pretendes c o m bates. Estas virtudes reverberaban lucidos rendimientos al día en que la R e i n a de ellas se manifestaba gloriosa Emperatriz de todas. Seguíanse a este dulce embeleso de los ojos con ostentación de más genio en la estofa y el dibujo , aquélla realzada de oro y aquéste excediendo los atinados pinceles, otras contrapuestas efigies que en varios lienzos figuraban los capitales vicios, abatiéndose aquellos siete monstruos del humano albedrío a las siete columnas o virtudes que Esaías erige y S a l o m ó n escoge para el T e m p l o que a la sabiduría consagra ; entendidas t a m b i é n por M a r í a p u r í s i m a , animado templo de todas. Así aquellas y estas imágenes servían al adorno sin olvidar el misterioso culto . 255
256
257
La soberbia armada de montes contra el mismo J ú p i t e r le p r o vocaba los rayos con repetidos insultos, pero su piedad, afectando sólo olvidos, sepultaba los delitos en clemencias . Allí el desvelado avariento despertaba de un s u e ñ o leve al ruido mentiroso del profanado tesoro, y al registrarle cabal después del susto, le inventaba un nuevo corazón el hallazgo . 258
259
^estofa: « C i e r t o g é n e r o de labor, c o m o b o r d a d u r a , hecha c o n relieve a m a nera de c o l c h a d o p o r henchirse c o n a l g o d ó n o c o n estopa para que sobresalga y resalte hacia afuera» (Autoridades). Sobre las siete columnas consagradas a la sabiduría, véase Libro de ¡os Proverbios, 9, 1: «La s a b i d u r í a edificó casa para sí, c o r t ó siete c o l u m n a s » ; n ó t e s e t a m b i é n Libro Tercero de los Reyes, 7, 17: «Y c o m o una especia de red, y de cadenas que se entrelazaban entre sí c o n maravilloso artificio. U n o y otro capitel de las columnas era de f u n d i c i ó n : siete ó r d e n e s de mallas h a b í a en el u n capitel, y otros siete en el otro». * E n el margen: « S í m b o l o de los vicios». * D . A u g . t o m . 3: «Superbia est amor propriae excelentiae» [La cita no aparece en las obras de San A g u s t í n ; es posible que sea una frase compuesta por B o c á n g e l y que deriva de diversas frases del Santo sobre la soberbia]. * H o r a t . : «Quid rides? De te fábula narratur in dormís in hiens, etc.» [La cita, c o m o nos la p r o p o r c i o n a B o c á n g e l , está tan corrupta que merece citarse correctamente: «fluminalquid rides? Mutato nomine de te / fíbula narratur: congestis undique 2 5 6
2 5 7
2 n 8
2 : > 9
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E l profano amor con máscara de un florido rostro flechaba aquellos áspides ocultos que, matando, deleitan. La gula inmodesta sucesora de Venus, centelleando a todo Baco en la copa, brindaba en la traidora beldad del v i n o líquidas y recatadas serpientes . L a envidia, inventora del primer escándalo, estrenó el mayor crimen en su sangre propia, no cabiendo en la redondez de un orbe los que en la de un vientre habían cabido . La ira en un l e ó n s a ñ u d o se figuraba al furor tan semejante que sólo se acertaban a distinguir en lo que duran . E n otro espacioso y ú l t i m o espacio la pereza estaba revestida de T á n t a l o , cercada de pendientes frutas que sin mover el reacio pie quería prosperar la diligente mano . Estos son los que en las tapicerías eran vicios, y en el claustro más parecían trofeos dedicados a la triunfante pureza de María. ¿Es por ventura ponderación del afecto o es de D a v i d anuncio profético? ¿ Q u i é n sabe si se a c o r d ó en aquel salmo de aquesta procesión de Alcántara? C a m i n a r á s , dice (escuchadlo vos, impírea y preservada R e i n a ) , sobre el basilisco y el áspid, descalabrando el l e ó n y el dragón fiero . Los cuerpos de aquellas hermosas fieras, tan expresas perfeccionó la sutil aguja que a manera de h a z a ñ a se admiraba en ellas que respirasen sin alma, o allí no avenenasen con v i d a . L o s relevados escorces r e c o n v e n í a n la vista, porque se miraban los cuer260
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saccis / indormis inhians et tamquam parcere sacris / cogeris aut pictis tamquam gaudere tabellis» ( H o r a c i o , Sermones, L i b r o 1, p o e m a 1, vv. 69-72)]. 260 * p 2 6 1
r
o
u
20: «Luxoriosa
res vinum» [v. 1].
* D . A u g . t o m . 3: «Invidia est odium foelicitatis alienae: superbia nam que est
causa inuidiae» [ N o hemos p o d i d o e n c o n t r a r esta cita precisamente en esta f o r m a , pero cfr. San A g u s t í n , Sermo, 353: «quid est adulatio, nisi fallad laude seductio? quid est inuidia, nisi odium felicitatis alienae?» y «Porro autem superbia continuo parit invidiam»
y
Sermo, 354: «inuidia filia est superbiae»]. 2 6 2
* S e n e c : «Ira breuis insania est, nihil differunt nisi tempore» [Proverbios y Sen-
tencias de Séneca, 1552, P r o v e r b i o C L I N : «El h o m b r e es fuera de si, q u a n d o tiene yra» (fol. 7 I r ) ] . 2 6 3 * H o r a t . L i b . 1. Ser.: «Tantalus
a labris sitiens fugientia captat» [Sermones, L i -
b r o 1, p o e m a 1, v. 68]; n ó t e s e que es el verso que precede los citados en la nota 259 arriba. * P r o u . 13: «Vult et non vult piger» [v. 4]. 264 * p p 9Q. «Super aspidem et basiliscum ambulabis, et conculcabis leonem et dras a
conem» [v. 13]. Avenenar, lo m i s m o que envenenar. 2 6 : )
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pos y no se veían lugares. E n la riqueza del oro, abrazado de la valentía del arte, le vio con novedad lo ingenioso opulento. Los sencillos postes del claustro, revestidos de riquísimas telas, pasaron al honor de bien imitadas columnas, pues desde las cornisas a las basas se historiaron de bordados relieves con tan gracioso engañ o de los ojos que la verdad pasara allí por molesta. Desagravióse el olvido hasta aquí de los mejores resposteros que la Casa R e a l y la española nobleza ilustran, más por timbres de sus esclarecidas armas y estirpes que por caudal de tan costosas alhajas. T o d o s los techos del claustro se revistieron de ellos, porque en día que a la defensa de tan acreditado misterio tan animosamente se e m p e ñ a b a la d e v o c i ó n , parecieron muy bien las armas por los cielos. ¿Es nuevo acaso (nuevo será a la ignorancia) que se venza con la espada y con la hermosura se triunfe? D í g a s e l o D a v i d a la belleza y a la v a l e n t í a de Cristo. C i ñ e (le dice) el profeta rey sobre el valiente muslo la invencible espada, y subsigue luego, por tu hermosura y decorada belleza; camina próspero y procede pacífico y triunfante . Y porque el d i á metro del techo excedía la l o n g i t u d de los reposteros, se redujo a p r o p o r c i ó n este accidente, hallando en él alguna materia de aclamación el arte, pues al uno y otro lado se suplieron aquellos espacios de reales y bordados terlices , escrito en todos el augustísimo nombre de Felipo, que desde el silencio, pero con escritas voces, parece que pronunciaban aquella purísima victoria. 266
267
Los frisos, jambas y cornisas altas concillaban a dos haces el voto más mesurado de la vista, pues, abrazando a leales distancias del compás los altos y revestidos pilares, se continuaban presos en variada lista de elegantes y siempre varios caprichos. Allí la copia derrama con barato pulso estos y aquellos frutos de que colmado se enriquece el octubre, y allí, en azafates de doradas mimbres , extiende sus floridas opulencias el mayo. D e aquella parte colmado y no i m pedido de trofeos, un anciano tronco se reviste de Marte, y de ésta asoma entre las ramas un m o r r i ó n plumado, y en la frente del metal no parece casual ni forastera la corona. M a s ¿para qué me paro a contemplar aquellos raros adornos, si, aunque se sabe que ellos detenían a todos, pensara la censura que yo me detengo en ellos? Y más 268
2 6 6
* P s a l . 4 4 : «Accingere gladio tuo super fémur tuum, potentissime. Specie tua et
pulcíiritudine tua intende, prospere procede, et regna» [vv. 4-5]. 2 6 7
terliz: tela de l i n o o a l g o d ó n de colores y tres lizos (Autoridades).
azafate: g é n e r o de canastillo llano tejido de mimbres (Autoridades).
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cuando me debo más a aquellos cuatro altares en que las partes del mundo sujetas casi al español imperio aguardaban en competencia gloriosa la dignidad de tronos de M a r í a . Dispúsose para el desembarazo de la p r o c e s i ó n que a las cuatro esquinas por lo exterior del claustro (por dejar libre a la p r o c e s i ó n el paso) se plantasen los altares. Y recelando la providencia del C a p í t u l o alguna contingente novedad de lluvia, previno que se encubriesen con tejados de seguridad y apariencia, pues c o n agraciado vuelo disimulaban casi lo pendiente a los ojos. E l primero (si es que hubo alguno de los cuatro que no pudiese llamarse así) dispuso la d e v o c i ó n de don Sancho de A v i l a y Guevara al profundo atributo que la Iglesia condona a María soberana, d o n de la llama pozo de sabiduría inexhausto, en cuyos estados de pura en su Concepción de V i r g e n y M a d r e pierde las sondas el t e ó l o g o estudio. Pero ¿quién p o d r á perdonar aquí el reparo de Agustino grande cuando junta en la Ciudad de Dios, hablando de su ascendiente Jacob en la c o n g r e g a c i ó n de las gentes, el juramento y el p o z o ? P o z o del juramento le llama por boca del divino E s p í r i t u , más exaltado ahora sobre esta ara que debajo de aquella piedra. Dejemos disputar su visión a la sagrada escuela, mientras atiendo a aquel altar hermoso, sin disputa, fundado sobre ingeniosa arquitectura que por sus ángulos todos dejaba ser el principal a cualquiera; porque todos cuatro se dejaban admirar por cuatro partes en circunferencia. Los frontales de exquisitas telas y de ingeniosos recamos dejaron gastada la a t e n c i ó n curiosa, elevada después a las extravagantes piezas que con interposición de muchas luces en forma piramidal se remataban. Intermediaba los extremos del altar y del techo un dosel tan capaz que a todas cuatro partes con igual majestad sus orlas de oro e x t e n d í a . E n las cuatro esquinas se afijaron blandones garbosos por la hechura, preciosos por el peso y lucidos por la llama. E n otro altar la arquitectura traviesa, cebando con la variedad de la labor el gusto, no se apartaba de la p r o p o r c i ó n el t a m a ñ o , porque si bien convinieron los cuatro en los espacios, se distinguían c o m o 2 6
2 6 9
S. A g u s t í n , De Civitate Dei, L i b r o X V I , cap. 38: «Pergens ¡taque in Mesopo-
taniiani lacob in somnis accepit oraculuni, de quo sic scriptum est: Et exiit lacob a puteo iurationis...».
San A g u s t í n c o m e n t a u n pasaje de Génesis, 2 8 , 1 0 - 2 9 . E l p o z o d e l
j u r a m e n t o ( « p u t e o i u r a t i o n i s » ) se llama B e r s a b é e . Es e l m i s m o pasaje que u t i l i z ó B o c á n g e l antes c u a n d o d e s c r i b í a el s u e ñ o m í s t i c o de J a c o b ; v é a s e arriba la n o t a 165.
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diamantes en los fondos. Pues uno en redondo, y otro en cuadro, otro en sexavo, y en ocho esquinas otro dispuestos, variaban sus agraciados términos. Este, pues, que se encomendó al cuidado y d e v o c i ó n de don Gaspar Ibáñez, por lo raro de su adornada empresa y por el atavío bello de sus gradas, detenía los pasos y los ojos de todos. Coronaba su cúpula de un excelso ciprés, símbolo recto y extremado emblema de aquella divina planta que, en extremos de profunda humildad y de virtud elevada, en su virgíneo claustro pudo u n i r las dos naturalezas distantes. Alabe, pues, al ciprés el divino Eclesiástico en alta concurrencia, pues le encarece sobre la estrella que al Oriente despunta, sobre el sol que entre las nubes asoma, sobre la luna que en su plenitud resplandece . Aventájale a la rosa que entre los hielos triunfa, al incienso que en el estío se desata, al olivo que entre renuevos se fecunda, y entre estas y otras delicias corona del ciprés a D i o s , cuya verde altura reserva para cándida estola de su gloria . Este preferido árbol rodeaban imágenes, flores y pendientes frutos, en que se acreditaba la más hermosa ficción del arte. E n o j á b a n s e c o n la a d m i r a c i ó n los objetos firmes en variarse y ella en ser una. Los blandones por el resplandor y la llama se e m p i naban a estrellas, y del dosel en tan sereno día se llovía el oro por cuatro iguales goteras. 270
271
E l tercero altar, que se c o m e t i ó al fervoroso d e s e m p e ñ o de don Francisco de Quincoces, intimaba por el asunto de su emblema nueva seriedad al discurso. C o m p o n í a s e de aquella Torre de D a v i d que incluye menos piedras que misteriosos sentidos , siendo el más n o ble atributo suyo el de aquella mujer fuerte, tan buscada y hallada tanto en esta soberanísima R e i n a que no sólo torre sino guadarnés divino la comprueban los anales sagrados, de quien m i l armas (en lisonja de las que Alcántara ciñe en su jurada defensa) considera 272
* Ecclesias. C a p . 50: «Quasi stella matutina in medio nebulae, et quasi luna plena, in diebus suis lucet. Et quasi sol refulgens, sic Me effulsit in templo Dei» [Ecclesiasticus, 50, 6-7]. 2 7 1
* E t i b i d . : «IQuasi/ Et thus ardens in igne /.../
Quasi oliva pullulans, et
cypressus in altitudinem se extollens, in accipiendo ipsum stolam gloriae» [Ecclesiasticus, 50, 9-11]. 2 7 2
* C a n t i c . 4: «Sicut turris David collum tuum; quae aedificata est cum propugna-
culis» [Cantar de los Cantares, 4, 4].
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pendientes . Y añade el divino J e r ó n i m o que todas las fuerzas de los poderosos dependen hoy de esta sublime y coronada T o r r e ; parece que hablaba con las tres militares Ordenes. Poblada estaba su exterior fortaleza de imágenes, ya por el pincel soberanas y ya por el buril más excelsas. Las de relieve llamaban más a la contemplación del misterio, argumentando las ventajas de lo nunca ofendido, a lo más diestramente reparado. Inquietaba la vista la variedad de los brincos que en la circunferencia del altar sembrados embarazaban la elección con la copia. 273
274
E l ú l t i m o de los cuatro altares se o b l i g ó a despedir c o n mayor satisfacción los ojos, y para no malquistar en la comparación su grandeza, con lo más superior c o m p a d e c i ó lo distinto. R e c o n o c í a s e el d u e ñ o de su compostura, pues parece que el secretario Juan B a u tista Saenz Navarrete, a cuyo cargo fue alivio esta d e m o s t r a c i ó n tan lucida, en la prolija y numerosa belleza de tantas y tan ricas alhajas hizo rendir obsequio a las dos Indias. Allí como en un mapa de bulto se registraban las entrañas más lucidas del suelo, reducidas a humanos y a divinos bultos. E l ramillete j a r i f o , más deudor a los cinceles que a los cuadros con esmaltes más fijos, no recelaba la palidez de las tardes. Los frutos e n g a ñ a b a n con la hipocresía los ojos, y con la privación de la verdad el apetito. A este bien distribuido paraíso presidía una sagrada fuente, que difusa en cuatro venas le fecundaba. Apellidóse fuente de los huertos, y si le pido la interpretación a Agustino, al escuchar sus palabras reconozco excusada la aplicación de las mías: «La fuente (dice) ascendía del suelo y regaba toda la faz de la tierra, de la cual se dice: T ú eres m i esperanza y tú m i p o r c i ó n en la tierra de los v i v o s » . C o n que el ser fuente de esperanza, que corre presentes aguas con sed de otras, sin violencia, pareció trofeo de la d e v o c i ó n de Alcántara. Las galas del altar res275
276
2 7 3
* D . H i e r . : « Mille clypei pendent ex en» [La cita, sin e m b a r g o , viene d i r e c t a -
mente de Cantar de los Cantares, 4, 4: «mille clypei pendent ex ea, omnis armatura fortium»]. 2 7 4
* E t a l i b i : «Arma potentum»
[Es p r o b a b l e que se refiera a la cita a n t e r i o r :
«omnis armatura fortium»]. 2 7 5
jarifo: « R o z a g a n t e , vistoso, b i e n compuesto o a d o r n a d o » (Alemany).
276• Y). A u g . de G e n e s i , contra M a n i c h . L i b . 2: «Pons enim ascendebat, inquit, de terra, et irrigabat omnem faciem terrae, de qua, scilicet terra, dicitur, tu es spes mea» [San A g u s t í n , De Genesi contra Manichaeos, L i b r o 2: «Fons autem ascendebat de terra, et irrigabat omnen faciem terrae... de terra scilicet de qua dicitur, spes mea es tu»].
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tantes que le constituían perfecto, no fueran muchas entonces si se pudiesen referir ahora. Pero ¿qué me detengo, oyendo ya el son de los cristianos clarines y a su compás religioso plantarse en el claustro sus devotos y militares caudillos? Atenderé a la p r o c e s i ó n solemne con que exaltaron la primer estación de aquella sacratísima Aurora. Estando ya, pues, prevenido todo lo perteneciente a ella, salió precediendo una cruz rica de plata en manos de un capellán revestido, alumbrada de dos caballeros novicios, que con decoro y propiedad divina c o m e n z ó aquel soberano triunfo con el lábaro de nuestra redención , más alta allí que en la cumbre del Calvario, según el más noble género de redención que anunciaba . Seguía el C a p í t u l o General (delante siempre los capitulares modernos), todos con los mantos tendidos, alumbrando con reverentes luces a la A u r o r a de D i o s , que jamás se c o m p a d e c i ó con las sombras. Las antorchas en las manos indiciaban bien el fuego amoroso que en los corazones ardía; que si Agustino refiere tal virtud en una fuente natural allá entre los epirotas, que una hacha muerta tocada de su licor vivía, y viva, tocada de las mismas ondas se apagaba, q u é mucho que aquella divina fuente de naturaleza y de gracia, consumiendo en sus m i litares hijos todo profano ardor, sólo inflamase en ellos (como se averiguó en todo aquel célebre Novenario) el amoroso fuego que a su culto sacrosanto importaba . Consecutivo a la cruz resplandecía un rico estandarte de tela roja al modo militar, que a dos haces brillaba dos relevadas tarjetas. E n la una se e x t e n d í a la gloriosa inscripción de la soberana ejecutoria de María, que a los céfiros dulces encomendaba en volante p r e g ó n de argentados caracteres: María santísima, concebida sin pecado original. E n la otra faz e x t e n d í a los brazos 277
278
279
2 7 7
lábaro: « E s t a n d a r t e militar, que llevaban delante
los E m p e r a d o r e s cuando
salían a c a m p a ñ a . E r a de e x t r a ñ a r i q u e z a , p o r ser tejido c o n o r o y adornado de piedras preciosas, y en el m e d i o estaba puesto el n o m b r e del E m p e r a d o r , y alguna empresa s u y a . . . pero desde el tiempo de C o n s t a n t i n o el M a g n o ,
se m u d ó
el
epígrafe, p o n i e n d o en m e d i o d é l una C r u z c o n el Alpha y Ornega de los Griegos a los lados, y p o r t i m b r e , en lo alto del asta, el n o m b r e de C r i s t o cifrado en las dos letras Griegas Rhoo y Chi.
H o y e n t e n d e m o s p o r L á b a r o el n o m b r e
de C r i s t o
cifrado deste m o d o » (Autoridades). 278 * D e s c r í b e s e la solemne P r o c e s i ó n c o n que f e n e c i ó el N o v e n a r i o . 279 ic Y) A u g . de ciuit. D e i . : «Fontern dicit in Epiro, in qua fax accensa extinguitur, extincta accenditur» [San A g u s t í n , De Ciuitate Dei, L i b r o 2 1 , cap. 5: «in epiro aliurn fontern, in quo faces, ut in ceteris, extinguuntur accensae, sed, non ut in ceteris, accenduntur extinctae»].
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verdes la siempre triunfante C r u z de Alcántara, p r e c i á n d o s e uno y otro blasón, a ú n más de unidos que de semejantes. Llevaba esta venerable insignia el señor marqués de Eliche, caballero de esta O r den, gentilhombre de la Cámara de su Majestad, a quien se fió dignamente en tanto día la exaltación de esta soberana insignia. C o n tinuábase la p r o c e s i ó n , y en el p e n ú l t i m o tercio la Capilla R e a l con todo n ú m e r o de voces y de instrumentos iba cantando el triunfo y la gala de aquella valentísima criatura que, antes de vestirla el tiempo de instantes, alcanzó a vencer y purificar el primero. Los caballeros novicios no tanto iban alumbrando como restituyendo a la d i v i n a imagen las luces que su modesto bulto despedía. Las inteligencias que m o v í a n este animado cielo fueron los felices hombros de cuatro sacerdotes religiosos de Alcántara, en quienes parecía representarse las partes del mundo donde se aclama este favorecido misterio. Era el uno frey d o n j u á n de Hoyos Guerra, el otro frey don Fernando de Aponte y Z ú ñ i g a , capellanes de honor de su Majestad y capitulares; el licenciado frey don Luis de Z ú ñ i g a y Tapia, religioso de la O r den, y el licenciado frey don Joseph Calderón de Velasco, capellán de h o n o r de su Majestad de la corona de Castilla. E l manto de la sacratísima efigie era de azul ultramarino, con que se averiguó entonces (contra la c o m ú n opinión) que el aire usurpa el vestido azul que en propiedad es del cielo. La peregrina belleza de aquel rostro no se compuso de lincamientos, ni colores, que por ser alma de su hermosura el respeto, todo el visible resplandor era segundo. E l palio, que en otras sacras funciones es adorno de majestad aparente, fue v i c t o riosa propiedad del triunfo, pues si en la antigüedad le ganaba los de mayor valentía en la carrera, ganóle a todos los hijos de A d á n M a ría, corriendo con anterior celeridad de gracia por la natural esfera antes que los planetas lo fuesen y primero que los montes diesen fundada pesadumbre a la tierra. Llevaban el hermoso palio el excelentísimo s e ñ o r don Luis M é n d e z de H a r o , Comendador M a y o r y primer dignidad de la Orden; frey don Agustín Velázquez, Prior de Magacela y dignidad de ella; el excelentísimo señor marqués de Mancera, C o m e n d a d o r del Esparragal, gentilhombre de la C á m a r a de su Majestad y del su Consejo en el R e a l de la Guerra; el señor conde de Barajas, C o m e n d a d o r de las casas de Calatrava, M a y o r d o m o de la R e a l Casa de su Majestad, Alcaide de la fortaleza y puente de Alcántara; el excelentísimo señor don Luis Ponce de L e ó n , Comendador de Ceclavín y su Procurador General propietario
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de esta O r d e n ; el señor marqués de O r a n í , Comendador de G a l i zuela, gentilhombre de la C á m a r a de su Majestad y su primer C a ballerizo. Iba detrás del palio revestido de preste el señor don A n t o nio de Benavides, asistido de los diáconos y otros religiosos graves de la Orden con capas. C o n c u r r i ó a esta procesión solemne el pueblo noble, el docto y el cortesano, y bien que no fuese muy capaz el sitio, y más r e s e r v á n dose del concurso el paso interior del claustro, se hallaban en la cortesía más lugares que en la distancia. Servía de lugar el gusto de lo que se veía, y como se acomodasen los ojos, el desear otra c o m o d i dad se reputaba a melindre. E n llegando a cada uno de los altares, pasaba de los hombros a las aras la soberana imagen de M a r í a ; y, arrodillados todos a él, se escuchaban entonar a la R e a l Capilla las numerosas flores que en la selva del N o v e n a r i o habían prevalecido más suaves. Prevínose t a m b i é n que el noble grado y devoto sexo de las s e ñ o ras participasen de esta vistosa y sagrada pompa, porque en una puerta del claustro que desciende a la Capilla de la milagrosa i m a gen de Nuestra Señora del Destierro, que correspondía al estrado, se interpuso una celosía plateada, de donde pudo su mucha devoción lograrse por la vista. Y porque ya el sol con total rendimiento obedecía las sombras y de todas sus instancias se veía casi terminada y perfecta aquella celebridad expectable, se redujeron la purísima imagen a sus aras, el C a p í t u l o a su estrado, la capilla a sus coros y el devoto pueblo a la iglesia. C a n t ó s e la Salve, en que a María S a n t í sima saludamos con nombre de R e i n a , en contraposición de otra Salve donde por su humildad se llamó esclava. D i e r o n ú l t i m o vale al Novenario alegres y devotos himnos, sublevándose en los fieles pechos la melancolía devota con que se despedían de aquella dulcísima tarea. Fue con gloria de los cielos, fue con dicha de los hombres, fue con última desesperación del abismo. Será (¡oh q u i é r a l o el cielo!) con aumento feliz de este casi definido misterio, gloria accidental, pero grandiosa, de aquella tutelar patrona de la esclarecida religión de Alcántara. Sucedieron a las apagadas estrellas del altar en la postrera estación del día las velas que e n c e n d i ó el firmamento. E l C a p í t u l o G e neral salió a c o m p a ñ a n d o al excelentísimo señor Comendador y Presidente suyo; todos le saludaban con el contento que naturalmente producía ejecutado su más importante acierto. C o n g r a t u l á -
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ronse con el reverendísimo Padre General y superiores de aquel agradecido convento. Así pasó aquel día sólo para las horas pasado; así permanece en la fiel memoria, donde vivirá siempre con i n c o m parable obsequio de Dios y de su Madre purísima. Pero ofrezcamos ya estas flores, no en salvas de artificiosos relieves, sino en azafate de sencillas mimbres, verdes por la esperanza fiel de Alcántara, flexibles por la humildad con que a d u e ñ o tan soberano se rinden . 280
R e c i b i d , pues, ¡oh sacrosanta Madre!, de quien abeterno sois hija, esta h u m i l í s i m a ofrenda, este sacrificio devoto, que la ínclita y augusta religión de Alcántara en vuestras candidísimas aras depone. Prospérese en vos con nuevo género de liberalidad vuestra dádiva propia, porque ¿cuándo los mortales (pregunto) os rinden don alguno que no os le debiesen beneficio? Y pues ya nos enseñó D a v i d a agradecer recibiendo, cuando dijo: «¿Qué c o r r e s p o n d e r é a Dios por cuantos beneficios le debo?» Y respóndese m u y a nuestro propósito: «Recibiré el cáliz de la salud, invocando del Señor el n o m b r e » . ¡ O h nueva transformación de caudales!, cuanto culto la religión afectuosa de Alcántara os rinde obsequiosa y reverente (¡oh purísima Señora en gloria de vuestra original pureza!), tanto más se prospera a sí p r o p i a , porque vuestro felicísimo erario de nuestro caudal servido enriquece pero no se añade. 281
282
Hemos, pues, hablado del templo material que os atribuyó tanto culto que, a no ser para vos, pareciera grande, pero si nos llama templos de Dios el divino Pablo, de quien sus alabanzas y las vuestras son hostias , atended, ¡oh soberanísima Reina!, a los interiores altares que esta religión amantísima vuestra en los pechos de sus devotos caudillos os erige. Alégreos ahora ver por los azules aires trepar otra manera de inciensos que los que acaban desvanecidos en 283
280 • O r a c i ó n r e t ó r i c a en que se ofrece a Nuestra S e ñ o r a este piadoso triunfo. 2 8 1
Latinismo por 'humildísima'.
282 * p p 1 1 5 «Quid s a
:
retribuam Domino pro omnibus quae retribuit tnilii? Calicem
salutaris accipiam, et nomen Domini invocabo» [vv. 12-13]. 283 * p
a u
p
a
d C o r i n t . 3: «Ternplutn Dei vos estis» [Epístola
Pritnera de San Pablo
a los Corintios, 3, 16]. B o c á n g e l ha parafraseado algo el texto original: «Nescitis quia templum Dei estis, et Spiritus Dei
habitat in vobis?».
* Psal. 115: «776/ sacrificabo
hostiam laudis» [v. 17]. * D . H i e r o . T o m . 7 In Psalm.: «Quas hostias? Vos ipsi estote hostiae» [San J e r ó n i m o , Tractatus lix in psalmos, Psalmo 95, 11. 1 1 2 - 1 3 ] . Estas citas las u t i l i z ó B o c á n g e l en la d e d i c a c i ó n del Templo cristiano de 1645 ( n ú m e r o s 218¬ 22), nota 5.
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humo. Y pues dijo muy a m i intento el gran J e r ó n i m o que las flores eran símbolo mejor de las alabanzas , y más cuando los campos de la Escritura aromatizan con ellas vuestro nombre, aceptad, en el día del triunfo que la religión ínclita de Alcántara os consagró aquel voto, este ramillete de interior fragancia que a vuestros pies esparce y eterniza. Conságrale con énfasis lucido en lugar de planeta, ¡oh cuarto voto entre los tres!, que observantísima decora. Pues así como el orbe, hasta el cuarto día que en su edificio rudo fue del sol ilustrado, era sólo un desairado cuerpo, la sacra y sublime religión de A l cántara (bien que por siglos anteriores ilustre), hasta ahora que es alma de su lucido cuerpo este voto, no se ha llamado enteramente lustrosa . Dijimos, pues, quien ofrecía en vuestras aras la ofrenda, dígase ahora alguna seña de la gloriosa Emperatriz de los cielos, tan pura como triunfante. 284
285
E l blanco l i l i o , pues, y la p u r p ú r e a rosa con pacífica lucha de virtudes y amoroso encuentro de colores aun dentro del ramillete batallan por ser cualquiera mayor en vuestro retrato. Esta por cifra de vuestra integridad se descuella, aquél por emblema sacro de vuestra original pureza se levanta. Pero ¿ c ó m o podrá daros j a m á s la candidez gloria segunda? ¡ O h , pues, milagrosa Azucena! ¡ O h M a ría, que aun al nacer triunfáis mayor que humana! Apenas salís al mundo a dar al mundo luz primero que a verla, cuando os ve la selva de su teatro a t ó n i t o Azucena divina, excediendo sus atributos altos vuestras excelencias divinas. Porque si el material ligustro , recto y nivelado, se eleva sobre el nativo vástago a gozar oloroso cetro de las vasallas flores , si recatado esconde un tiempo los virgíneos aromas, hasta brotar por argentadas puertas el oro bello de sus olorosos 286
287
284* £> H i e r o . : «Laus in floribus» [Esta cita, tal c o m o la tenemos, n o se e n cuentra en n i n g u n a obra de San J e r ó n i m o ; es p o s i b l e , sin embargo, dado el c o n texto, que se refiera a San J e r ó n i m o , Epístolas, L X V I «Ad p r i n c i p i u m V i r g i n e m , sive e x p l a n a d o p s a l m i X L I V » : «et quia de floribus et Uliis loqui coepirnus sernper que virginitas floribus comparatur»]. 2 8 0
B o c á n g e l recuerda en esta c o m p l i c a d a m e t á f o r a la c r e a c i ó n en el cuarto día
del sol (Génesis, 2 8 6
1, 16-19).
ligustro: á r b o l , llamado m á s c o m u n m e n t e a l h e ñ a (Autoridades).
287* p i
e r u s ?
ij 55- «Virtutem
coelestis substantiae aeniulatur, cum tanien ex eo tan¬
tuni, quod intra se diuinitus aaeptuni habet; alatur in florein» [ G i o v a n n i P i e r i u s V a l e rianus, Hieroglyphica seu de sacris aegyptiorum, aliarumque gentiuni literis coninientarii, L u g d u n i , T . S o u b r o n , 1594, L i b r o 55, p . 533, de la s e c c i ó n titulada «De lilio: Ch ristus, A ngeli»].
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granos, y al tiempo mismo que sobre los hombros del aire Estrella del Prado se acredita, conservando su nativa humildad, inclina el cuello a mirar su originario polvo: Vos, sacratísima y animada Azucena, criada en los profundos valles de vuestro amante Esposo, teniendo por subditas firmes las más heroicas virtudes, en solitarios retiros educada, aun para ser M a d r e del Altísimo, haciendo c o n d i ción vuestra integridad inviolada, hicistes a D i o s la primera vez pretendiente . Fuisteis y sois l i l i o tan neto de toda sombra de o r i ginal desaire que a vuestro viso los demás se malquistarían de manchas, pues si los otros nacen a tolerar injurias del c o m ú n estío, y del mortal arado vuestra vida fue toda una singular excepción de la muerte, y vuestra muerte se compuso de un exceso inmortal de la vida, y si la Azucena en potables licores desatada, c o m o el natural estudio acredita, vale y prevalece contra asechanzas de difuso veneno y mordeduras atroces de eficaces serpientes, vos a más soberana v i c toria dedicada, en el campo mortal de esta vida (paraíso bello de D i o s , al primero de A d á n preferido) armada de natural a n t í d o t o , vencisteis del primer dragón el general y difundido veneno. Pero ¿por qué (pregunto) vuestro divino Esposo os requiebra en los Cantares, y os llama l i l i o rodeado de espinas ? C o m o el lilio (dice) entre las espinas, así campea entre las d e m á s hijas m i Amada. ¿ Q u i é n vio cercada de puntas la azucena, cuando aun para vencidas desprecia su candor oposiciones? ¿ D e cuáles hijas habla allí su elegante caricia? ¿Prefiérela a las de Jerusalén, como delgadas plumas pensaron? ¿ O a las de A d á n , c o m o t a m b i é n más a m i propósito consideran?, pues vos sólo sois Hija entre las de A d á n de la gracia, cuando considero las otras de i n d i g n a c i ó n y justicia. ¿Pensaré que aquellas puntas aludirán a éste por contrastado mas hermoso misterio? Pero, ¿qué se p o d r á pensar, que no sea menos en vuestras altas prerrogativas, Señora? Mas no neguemos su m é r i t o en vuestro glorioso s í m b o l o a la 288
289
2 8 8
* P i e r . I b i d : «En autem est istius geninis natura, ut coelesti coniparetur honore,
nec radici, nec terrae debetur. Ex se igitur reßorescit sibique redditur» [ G . P i e r i u s V a l e r i a nus, Hieroglyphica, L i b r o 55, p . 533. L a cita correcta es c o m o sigue: «Ea autem est istius germinis natura, ut coelestibus Angelorum substantiis aptissime comparetur: hoc enim efßorescens, cum a Stirpe detentae huni radicis auellitur, naturae sue virtutem, licet aruisse videatur, occulat, et redeunte tempore tursum lilii sui honore restitur. Ex se igitur reßorescit, sibique redditur: quod sit, quod vigeat, nec radici nec terrae debet...»]. 2 8 9
* C a n t . 2: «Sicut lilium inter spinas, sic arnica mea inter filias»
Cantares, 2, 2].
[Cantar de los
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R o s a , cuya v e r g ü e n z a casta, ceñida de austeridad, armada siempre, primero nace para su defensa punta que para su riesgo belleza. M e rézcaos, pues, en sombras cuando no os pueda comparar en semejanzas. Si aquélla brota el concebido m ú r i c e por la injuria natural de una espina, mal puede figurar vuestro v i r g í n e o parto que, ignorado del dolor en sus tres instancias, la fe católica le apellida sereno. Despliegue en buen hora la rosa sobre el verde azafate de esmeraldas la p ú r p u r a real que alrededor de sus agudas guardas se decora, que en vuestra serenísima beldad (Señora) aun para la victoria os negamos posible a la batalla. Abeterno dice la Iglesia que estáis para vuestro A u t o r ordenada, porque p e n s ó en el vestido de su sagrado cuerpo, con tan anticipada decencia como en el cuerpo que se dignó de vestirse. Antes que los astros diesen al tiempo veloz sus observadas leyes, dice que estaba vuestro candor concebido. Antes que el mar la primitiva concha educase, estábades perla de más esmerado lustre Vestida. Y cuando, en fin, aquel principio sin él estaba en ideas de sí mismo retirado, no e x t r a ñ ó vuestro a m a n t í s i m o consorcio. Allí os a m ó y os fabricó tan bella que a poderos mejorar, o pareciera más omnipotente o más hijo. Allí dispuso que fuese fruto de vuestro p u rísimo vientre en tiempo el que sin él lo fue de la fecundidad entendida del Padre. P o r esto fuistes la m a y o r y primera que levantó entre los mortales criaturas bandera de virtudes inmortales, y, c o n ductora del virgíneo ejército en los eternos coros, fundasteis aquella casta idea de lilios santos de que el celestial Esposo por siglos se corona. Nacisteis Hija de solícitos y santos votos a derogar las leyes de la c o m ú n naturaleza, pues R o s a celestial entre la nieve de dos ancianos padres, os vieron ciudadana primero del cielo con el alma que habitadora del suelo con el cuerpo; antes Esposa del E s p í r i t u Santo que H i j a estupenda de San J o a q u í n y Santa A n a . Fue toda la santidad vuestro abrazo primero que tirana del m u n d o la m a l i c i a . Nacisteis Aurora singular a la noche c o m ú n de los mortales; crecisteis Sol ceñido de privilegiados resplandores, donde el mayor Esposo c o m p a d e c i ó capaz su t á l a m o ; vivisteis F é n i x sacro que en extraño clima e n c e n d i ó el vuelo de sus plumas, en la llama de un 290
290 + Y) j - [ i
e r o
A d P a m a . : «Totum sibi in tenis vindica!, quod Christus promisit in
cáelo» [San J e r ó n i m o , Epístolas, L X V I , «Ad Pammachium de morte Paulinae»].
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Dios que abrasa y no consume . Fue conformidad, sólo estrenada de vos, la de Virgen y Madre, la de Esclava y R e i n a , de intacta y de fecunda. Sois a quien sirven de embajadores los ángeles, de cancelleres los Evangelistas , de pregoneros los Apóstoles, de siervos los espíritus celestes, de manto el sol, de trono la luna y las estrellas de corona. Sois la que en el cielo en distinto solio de majestad crece a toda la de D i o s afable estatura, de quien son los querubines inflamadas mariposas, de los ángeles obedecida, Señora de la naturaleza, invocada del mundo y temida del infierno. A vos, e m p í r e a E m peratriz del cielo, sirven constantes las varias estaciones del tiempo: las lluvias en la esterilidad se derraman, los rayos en las nubes se disipan, las borrascas en el mar se serenan, los terremotos en la tierra se solidan. Sois la que siempre nos madruga los auxilios a los ruegos. D e los heridos pecadores sois bálsamo, de las dos saludes sois siempre no aventurado remedio. D e l inocente sois palma, del reo sois venia; nuestra esperanza posesión os llama, y nuestra pretensión abogada os consigue. Aquella sois que en feudo de vasallaje prescrito mira nacer en gloria de su adorado nombre altivos y sagrados templos, dondequiera que el sol nace y donde gime su perpetuo desvío el orbe. Para cuyos sagrarios y basílicas los montes p ó n t i c o s , parios y cretenses rasgan liberales sus duros senos, más del amor que del cincel heridos, desentrañando los tersos mármoles y los durísimos y bellos jaspes . Sois por quien desangra la tierra sus ricas venas de profundos metales. Ciégase el resplandor del oro y de la plata a vista del que vuestros perpetuos milagros sobre pendientes votos derraman. A r d e n siempre por vos sin consumirse nunca aromas puros en religiosos fuegos, apurando las medulas del Oriente y de la Pancay a . Sois finalmente, S e ñ o r a , el esfuerzo mayor de la naturaleza, 291
292
293
294
2 9 1
* D . H i e r o . A d T i t . Epist.: «Absit quippe ut spiritum seruitutis Moysen et Ma-
riani in tirnore, et non in dilectione Dei habuisse credarnus» [San J e r ó n i m o , Comrnentarii in iv epistulas Paulinas. Ad Titurn]. canceller: n o m b r e que se daba en l o a n t i g u o al M a e s t r e - E s c u e l a e n algunas
292
iglesias (Autoridades). 2 9 3
L o s montes d e l P o n t o (en el noreste d e l A s i a M e n o r ) , de la isla de Paros y
de C r e t a . E l mejor m á r m o l blanco y fino se encontraba en la isla de Paros, s e g ú n P l i n i o el M a y o r , Historia Naturalis, y H o r a c i o , Odas, I, 19, 6, y fue l u g a r c o m ú n de la p o e s í a d e l Siglo de O r o , e n c o n t r á n d o s e referencias en G ó n g o r a ( « m á r m o l al fin tan p o r l o P a r i ó p u r o » , Soledades, II, 698) y Soto de Rojas, entre otros. 2 9 4
P a n c a y a , r e g i ó n de la A r a b i a c é l e b r e p o r la mirra, incienso y perfumes que
p r o d u c í a ; v é a n s e V i r g i l i o , Geórgicas, II, 1 3 8 - 3 9 : «non Bactra ñeque
Indi / totaque
RELACIÓN
PANEGÍRICA
(1653)
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el portento singular de la gracia, el milagro mayor de la divina o m nipotencia, pues, para formarlos cielos altos, empleó, como dice D a v i d , D i o s solos los dedos, para edificar su firmamento las manos , pero para haceros a vos, divina R e i n a , e n c o m e n d ó (como vos decís y le magnificáis) toda su omnipotencia a su brazo. C o r o n e , pues, Señora, nuestra más humilde que elegante oración vuestro divino acreditado m é r i t o . E n t ó n e s e por la autorizada aclamación de A m o l d o , y escúchese pronunciado en castellanas voces por el C a p í tulo General de Alcántara, que tenéis la ascendencia del Salvador tan c o m ú n a la vuestra que quien os llama dos en la pureza, o cuenta mal o cuenta con envidia: «La carne (dice) de Cristo y de María es una, un espíritu y una caridad propia; la virginidad división no compadece, ni se puede considerar en partes separada. Y bien que de los dos se hiciese uno, aquel uno ya no es divisible, y por esto la gloria del H i j o y de la Madre no la juzgo tan semejante como misma» . 295
296
R e c i b i d , pues (cristífera María), este corto, pero ya por vuestro, gran sacrificio de la ínclita religión de Alcántara. D i r i g i d a vuestra mayor gloria sus aciertos. Prosperad a la mayor e x a l t a c i ó n de la cristiana fe sus armas. Disponed a la más firme serenidad de nuestro católico monarca y sucesión felice de su gloriosa estirpe sus empresas, y al suspirado puerto de vuestra intercesión nuestras fatigas. A m é n .
turiferis Panchaia pinguis harems», y O v i d i o , Metamorfosis, L i b r o X : «sit dives amonio / cinnaque costumque suum sudataque ligno / tura feratfloresquealios Panchaia tellus, / dum/erat et murram» (vv. 307-10). 2 9 5
Libro de los Salmos, 8, 3 y 7: « P u e s y o he de ver tus cielos, obra de tus
de-
dos... Y lo c o n s t i t u í s t e sobre las obras de tus m a n o s » . 296 * A r n o l d . In l i b . de laudibus V i r g e n : «Una est Mariae et Christi caro. Unus spiritus; una Charitas;
divisionem virginitas non recipit, non secatur in partes. Et licet ex
duobus factum sit unum; illud tarnen unum ultra scindi non potest, atque ad eo Filii gloriarn cum Matre, non tarn communern iudico, quam eandern» [ E l autor es A r n o l d u s , Carnotensis, Abbatis B o n a e - V a l l i s , y la obra De Septem verbis Domini in cruce tractatus... Eiusdem sermo de laudibus Virginis Matris, A m b e r e s , M . C a e s a r u m , 1532, y ediciones posteriores. L a v e r s i ó n que c o n s u l t é en M a r g a r i n o de L a B i g n e , Maxima Bibliotheca veterum patrum et antiquorum scriptorum ecclesiasticorum, L u g d u n i , A n i s s o nios, 1677, tiene ligeras variantes: «Una est Mariae et Christi caro, unus spiritus, una Charitas: et ex quo dictum est ei: Domimus tecum, inseparabiliter perseveravit promissum et donurn. Vnitas divisionem non recipit, nec secatur in partes, et si ex duobus factum sit unum, illud tarnen ultra scindi non potest et filii gloriarn cum matre non tarn communern iudico quam eandern» (vol. 22, p. 1280 c o l . A ) ] .
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DE
BOCÁNGEL
Letras que se cantaron en el Novenario célebre con que el Capítulo General de Alcántara solemnizó en San Bernardo de M a d r i d su cuarto voto de profesar y defender el misterio de la purísima C o n cepción de Nuestra Señora, concebida sin mancha de pecado original. Insinúanse los días en que se cantó cada una.
233 Romance que se cantó lunes, 27 de enero de 1653, primer día del Novenario. Es de don Gabriel Bocángel Unzueta V o l a d , volad, M a r í a , pues calzan vuestros pies la pluma de un Bernardo, de Alcántara un laurel, pues sus verdes insignias son lauros que, exenta, la juran del rayo la sien. España lo diga y R o m a también, pues todo lo otorga quien calla y lo ve. A l fin, sagrada M a r í a , os dirá Alcántara ahora que, ya que no puede en gracia crecer, os presume en gloria.
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Sus envainadas cuchillas por vos envainadas cortan; de vuestra gracia en el libro son sus aceros las hojas. Bien saben que el defenderos no es ejercicio y es pompa, porque mal pudiera a un tiempo ser fineza y ser ociosa. Vuestra inmemorial pureza sus verdes cruces blasonan, que aún no estaba el mundo en hierba y érades de Dios memoria. E n batallas de lo l i m p i o no dan celos cruces rojas, que es otra victoria aparte no ensangrentar la victoria. L u z os juran, no asaltada en todo instante de sombras, porque pleito de limpieza aun vencido no es lisonja. Es vencer desde el sosiego vuestra fina ejecutoria, que fuera usura indecente un riesgo de una corona. Votan, que vuestra pureza osadamente la votan, pues todos la sienten mucha, mas nadie la sabe toda.
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V o l a d , volad, María, etc.
v v . 16-17 Las cuchillas de los caballeros de A l c á n t a r a estaban
envainadas
en
gran parte porque se h a b í a terminado la R e c o n q u i s t a y no h a c í a n falta ya caballeros religiosos para luchar contra el m o r o ; para 1653, las ó r d e n e s militares se p a r e c í a n m á s b i e n a unos clubes de caballeros, d o n d e el socio disfrutaba de ciertos p r i v i l e gios sociales y e c o n ó m i c o s . v v . 18-19 E v i d e n t e j u e g o de palabras: las hojas de u n l i b r o y las hojas de u n cuchillo. v. 25 A q u í , c o m o en otros poemas de la serie y en toda la Relación B o c á n g e l alude a la cruz verde, insignia de la O r d e n de A l c á n t a r a .
panegírica,
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DE
BOCÂNGEL
234 Otro romance del mismo que se cantó el mismo día A l arma, sin armas. ¿ Q u i é n sale? ¿ Q u i é n va? T o d o un cuidado de Dios contra un descuido de Adán. D í g a n o s cuál. U n a manzana que asesta contra un antiguo peral, que de Alcántara las armas son en María de paz. A l arma, A l c á n t a r a , al arma, mas sin espada esta vez, porque es hora de triunfar y es tarde para vencer. E n cruz su verde esperanza está de tan fina ley que es todo fe de sus ansias cuanto en María no es fe. C o n majestad y modesta, el llegar última es haber aguardado esfera su afecto donde crecer.
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A la casa de Bernardo v. 1 al arma: frase de aviso, para ponerse en armas. v. 5 E l descuido de A d á n (con la serpiente y Eva) c a u s ó el pecado original, de que mediante la doctrina de la Inmaculada C o n c e p c i ó n se q u e r í a librar a M a r í a , v. 7 L a manzana que ofreció la serpiente a E v a , y luego ésta a A d á n , v. 8 E l peral figuraba en el blasón de la O r d e n de A l c á n t a r a , v. 15 E l c o l o r de la esperanza es el verde. v. 23 R e f i é r e s e a la iglesia de San B e r n a r d o en M a d r i d , donde se celebraba el Novenario.
RELACIÓN
PANEGÍRICA
(1653)
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llega con devota sed, valiente como ninguno y tan docto como él, a hacer un voto atrevido para coronar las tres, porque es sin necesidad, y con justicia ha de ser. N o sólo pura Paloma os jura, pero también que os confiesa tarde pura quien os confiesa al nacer. A l arma, Alcántara, al arma, no a discurrir, a creer en aplausos que se miran finezas que no se ven.
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V o l a d , volad, María, etc.
v. 28 Los tres votos existentes eran los m o n á s t i c a s de la castidad, la pobreza y la obediencia.
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DE
BOCÁNGEL
235 E l sábado, día sexto del Novenario, se cantaron estas seguidillas de don Gabriel Bocángel Unzueta H o y , Alcántara, vuestra limpieza j u r a , vuestras pruebas blasona, y hace las suyas. H o y sus verdes cruces tan pura os hallan que son ya posesiones sus esperanzas. Cuando Dios os formaba, tan pura os hizo que os quedó lo perfecto casi indistinto; que aunque en ser dos personas la fe os confiesa, las personas distingo, no las purezas. Q u i e n en selva de rayos sombras estudia, pienso yo que las lleva, que no las busca. V i v a , Alcántara, virgen, y vos en ella, siempre en triunfos otra y en vos la mesma. Su peral vuestro nombre corone siempre, y tendrá por cordura
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vv. 5-8 C o m o en el p o e m a anterior (234), B o c á n g e l juega c o n el c o l o r verde de la cruz de Alcántara y el de la esperanza.
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PANEGÍRICA
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ser viejo verde. E n su templo, Bernardo, grabe este voto, pues están sus paredes de azul y oro.
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v. 28 viejo verde: «Llaman al que mantiene, u ejecuta algunas modales, y a c c i o nes de j o v e n impropias de su edad» (Autoridades,). Juego de palabras t a m b i é n c o n el color verde de las insignias de la O r d e n .
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BOCÁNGEL
236 E l domingo, séptimo de la Octava, en que se celebró el juramento o cuarto voto de Alcántara, se cantó esta letra de don Gabriel Bocángel Unzueta, antes del Evangelio Virgen, allá mis afectos van entre vuestros prodigios; para ver c ó m o los siento, oíd c ó m o no los digo. O í d a Alcántara ahora, que después de tantos siglos limpia y noble, ahora estrena por vos el blasón más limpio. H o y un juramento hace aún más forzoso que fino, porque defender verdades es derecho y no albedrío. E l que os ama disputando es autor de su peligro, que el silogismo de amar es amar sin silogismo. Cuando os hizo Dios tan pura, pensó en su propio vestido, y logró en su propio cuerpo la gala del beneficio. H o y una proposición tenga acento en mis suspiros (no siempre el silencio sea en los afectos bienquisto). Notarle a alguno la madre de menos noble, se ha visto al que por suerte la tuvo, no al que de intento la hizo.
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N o acaso a pleito esta gloria os consiente un Dios que es Hijo, que a no tener vos contrarios, no tuviérades vencidos. Buen grito a bocado bueno, dice un refrán, y yo digo que si el grito para en gloria, también es bocado el grito.
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vv. 33-34 E n Correas aparece así el refrán: «A b u e n bocado, b u e n g r i t o » , que significa, s e g ú n e l r e c o p i l a d o r , « C o n t r a la golosina y gula, que trae d o l o r y g e m i do». E n Autoridades: «Refr. que da a entender que las cosas de h o n o r y c o n v e n i e n cia suelen costar m u c h o afán y trabajo para su l o g r o . Es t o m a d o de los gotosos, que por haber c o m i d o desordenadamente lo que les d a ñ a , se sigue el tener acerbos dolores».
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DE
BOCÂNGEL
237 Quintillas del mismo que se cantaron lunes, p e n ú l t i m o día del Novenario* Unas quintillas sencillas os diré, Madre de Dios, por que el pecado al oíllas no se ponga más con vos en quintas, ni aun en quintillas. Y aunque son en versos legos, no son de ciego, Señora, sino algo más palaciegos, que no hay licencia hasta agora de veros con ojos ciegos. Y a toda O r d e n militar, con muy próspera fortuna, os acertó a celebrar, aunque esto del acertar es cosa de tres la una. E l altar y el templo son muy propios de Concepción,
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* U n a copia de este p o e m a se encuentra en M s . E - 3 9 - 6 . 6 3 6 , Poesías icarias del siglo XVII, p p . 5 9 - 6 0 , de la B i b l i o t e c a de A n t o n i o R o d r í g u e z - M o ñ i n o (ahora R e a l Academia Española). v . 5 quintas: p r o b a b l e m e n t e se refiere al t é r m i n o m u s i c a l , el intervalo
que
consta de tres tonos y u n s e m i t o n o m a y o r , de a h í la referencia en e l verso 3 a «oírlas»; al m i s m o tiempo B o c á n g e l crea deliberadamente u n j u e g o de palabras c o n 'quintillas', c o m o si fueran una v e r s i ó n m á s p e q u e ñ a de «quintas». v v . 7-8 O t r o j u e g o de palabras: en p r i m e r lugar alude a los romances de c i e gos: los suyos 'no son versos de c i e g o ' sino 'palaciegos', es decir de u n cortesano; sin embargo, hay otro j u e g o m á s , pues «palaciegos» suena casi c o m o si dijera «para ciegos». v. 15 R e f i é r e s e a las tres Ordenes militares de Santiago, Calatrava y A l c á n t a r a . Calatrava (diciembre de 1652) y Santiago (enero de 1653) ya h a b í a n celebrado sus fiestas en h o n o r de la Inmaculada C o n c e p c i ó n .
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PANEGÍRICA
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que en fiesta tan rica y alta dicen todos que allí falta sólo la comparación. Aquí lo rico y discreto se unieron en fiel conceto, y tanto que certifico que nunca he visto lo rico tan junto con lo discreto. A q u í desatan sus votos héroes de ambición remotos, y admira a los más severos ver tan verdes caballeros, tan verdes y tan devotos. Miente el riesgo original si en bien convertís el mal. L o venenoso no os daña, que a vuestra vista una araña aquí se ve de cristal. Por la Corte y por la Villa llaman laurel de Castilla esta Octava que no acaba; lo menos tiene de Octava, y lo más de maravilla.
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v. 29 i^erdes caballeros: los significados de verde ya s e ñ a l a d o s en los d e m á s p o e mas de esta serie, m á s , en este caso, el de caballero j o v e n . vv. 39-40 octava: «Espacio de o c h o días, durante los cuales celebra la Iglesia la festividad de a l g ú n S a n t o . . . o de su M a d r e Santísima» (Autoridades). Estas quintillas se cantaron el octavo día del N o v e n a r i o , es decir en la O c t a v a . D e allí B o c á n g e l va a otro significado de la palabra cuando la j u n t a c o n «maravilla». E n la a n t i g ü e d a d h a b í a siete maravillas del m u n d o ; en el siglo X V I en E s p a ñ a se a ñ a d i ó una m á s : el M o n a s t e r i o de E l E s c o r i a l .
Cfr. d e f i n i c i ó n
en
Autoridades: «Octava
maravilla:
F á b r i c a suntuosa y majestuosa. D í j o s e c o n a l u s i ó n a las siete fabricas especiales, que c o n este n o m b r e celebraron los A n t i g u o s » .
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DE
BOCA\GEL
238 el ú l t i m o día del Novenario, redondillas de don Gabriel Bocángel Unzueta E l jurar vuestra limpieza, Virgen, con solemnidad, es verdad, y tan verdad que por eso no es fineza. Cuando esté en la fe de asiento vuestra pura C o n c e p c i ó n , se creerá con más razón, pero no con más aliento. H o y en vuestro puro ser estrena un milagro Dios, y es que haya pureza en vos que en la fe pueda crecer. Y otro milagro a ver llego de vuestro gran resplandor, pues para veros mejor nos hace falta lo ciego. Virgen, entre vos y Dios, el no haber n ú m e r o es cuenta, porque la pureza asienta que H i j o y Madre no son dos. T a n unida a D i o s os pinta quien bien pretende alabaros, que no fue más el formaros pura que haceros distinta. H o y en Alcántara son sus verdes cruces confianza, de que goza en esperanza lo que espera en posesión. Q u e sois pura en todo ser
RELACIÓN
PANEGÍRICA
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defiende, profesa y jura, y que os llama tarde pura quien lo confiesa al nacer. E l que desde Adán empieza os da culto con tardanza, que es buena para alabanza y tarde para fineza.
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vv. 31-32 Cfr. 234; 3 3 - 3 4 : « q u e os confiesa tarde pura / q u i e n os confiesa al nacer».
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DE
BOCÁNCEL
CATÁLOGO DE LOS EXCELENTÍSIMOS SEÑORES, dignidades, comendadores, caballeros y religiosos del O r d e n ínclito de Alcántara que se hallaron presentes en el solemne Novenario con que celebró en el templo de San Bernardo de M a d r i d su cuarto y más lucido voto de profesar y defender el glorioso misterio de la purísima C o n c e p c i ó n de Nuestra Señora, concebida sin mancha ni deuda de la original primera culpa. Adviértase que, aunque se p r o c u r ó por reconocida obligación, con particular estudio, que este Catálogo lo fuese de todos los e x c e l e n t í simos señores, grandes de E s p a ñ a , virreyes, capitanes generales, títulos y caballeros de esta religión que entonces se hallaban en v a rias provincias de Europa y fuera de ella, no pudo vencer a la d i f i cultad el trabajo, por no constar en parte alguna de los que entonces vivían ni de los que eran profesos, y por otras razones que embarazaron el intento. Y así se c o n t e n t ó el buen celo del que escribe con poner aquí en nombre de toda la religión y ausentes los que se hallaron en M a d r i d al N o v e n a r i o y juramento, refiriéndolos por sus clases y puestos. Y a d v i r t i é n d o s e t a m b i é n que si en sus lugares o a n t i g ü e d a d se hallaren algunos yerros en esta memoria, se ocasionan de falta de noticias que no ha sido posible adquirirlas mayores. DIGNIDADES DEL ORDEN DE ALCÁNTARA
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E l excelentísimo señor don Luis M é n d e z de H a r o , m a r q u é s del C a r p i ó , conde-duque de Olivares, Caballerizo M a y o r de su Majestad, y gentilhombre de su C á m a r a , C o m e n d a dor M a y o r de Alcántara, y Presidente de su General C a pítulo. E l señor doctor frey d o n j u á n de Sandoval, Sacristán M a y o r de la O r d e n , y P r i o r de Alcántara, y Secretario del C a p í tulo General. E l señor doctor frey don Agustín Velázquez de T i n e o , Prior de Magacela.
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COMENDADORES
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E l excelentísimo señor don Pedro de Toledo, marqués de Mancera, Comendador del Esparragal, gentilhombre de la Cámara de su Majestad, y de su R e a l Consejo de Guerra. E l señor don A n t o n i o Zapata, conde de Barajas, C o m e n d a dor de la Casa de Calatrava, mayordomo de su Majestad. E l excelentísimo señor don Luis Ponce de L e ó n , C o m e n d a dor de Ceclavín, Procurador General propietario de la O r den de Alcántara, gentilhombre de la C á m a r a de su Majestad, de su Consejo en el R e a l de la Guerra, y C a p i t á n de sus Guardas Españolas. E l señor don Diego de Silva, m a r q u é s de Orani, C o m e n d a dor de Galizuela, gentilhombre de la C á m a r a de su Majestad, y su primer caballerizo. E l excelentísimo señor don Bernardino de Cárdenas Velasco y Rojas, conde de Fuensalida y Colmenar, Comendador de los Diezmos, y gentilhombre de la C á m a r a de su Majestad. E l señor marq u és del Fresno, Comendador del Portezuelo, Cazador M a y o r de su Majestad. E l señor Almirante de A r a g ó n , C o m e n d a d o r de Quintana, gentilhombre de la C á m a r a de su Majestad. E l señor Octavio C e n t u r i ó n , m a r q u é s de Monesterio, C o mendador de la Zarza, del Consejo y C o n t a d u r í a M a y o r de Cuentas de su Majestad en el R e a l de Hacienda. E l señor don D o m i n g o C e n t u r i ó n , Comendador de Belvís y Navarra, del Consejo y C o n t a d u r í a M a y o r de Cuentas de su Majestad en el R e a l de Hacienda. E l señor don Gaspar de O c a ñ a y A l a r c ó n , C o m e n d a d o r de los Hornos. E l señor don Luis Palavesín y Guevara, Comendador de Villas Buenas. E l excelentísimo señor don M a n u e l E n r í q u e z , Comendador de Cabeza del Buey, gentilhombre de la C á m a r a de su Majestad.
CABALLEROS PROFESOS
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E l s e ñ o r don Alonso Téllez G i r ó n , conde de la P u e b l a de M o n t a l b á n , Tesorero de los Encasamientos de la O r d e n del
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DE
BOCÁNGEL
partido de la Serena*, gentilhombre de la C á m a r a Majestad, y su mayordomo más antiguo.
de su
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E l señor don Fadrique E n r í q u e z , del Consejo de su Majestad en los de Guerra e Indias, Tesorero de los Encasamientos de la O r d e n del partido de Alcántara.
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E l señor don Diego R a m í r e z de Vargas. E l señor don Bernardino de C ó r d o b a y G u z m á n , Visitador General de Alcántara en el partido de la Serena. E l señor don Jorge de Castelví, del Consejo de su Majestad en el R e a l de Aragón. E l excelentísimo señor don Gaspar de Bracamonte, conde de Peñaranda, Presidente del Consejo R e a l de las Ordenes, del Consejo de su Majestad en los de Estado y Guerra, y su gentilhombre de la Cámara.
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E l señor don Diego de Sandoval y Pacheco. E l señor don Sebastián de Arrióla, Visitador General de los Caballeros de la Orden. E l señor don Fernando de Alarcón y Zúñiga, Tesorero de lo Fuerte de la Orden. E l señor don Fernando M a r í n de Solórzano. E l s e ñ o r d o n Francisco de Gastelú y Gamboa, Procurador General de la O r d e n y Guardajoyas de la R e i n a nuestra señora. E l s e ñ o r don Sancho de A v i l a y Guevara, Visitador de los Visitadores de la Orden. E l s e ñ o r don Francisco de Feloaga, del Consejo de su M a jestad, y su regente en el R e a l Supremo de Italia. E l señor don Juan Palavesín. E l señor marqués de Lacono. E l señor don Gaspar Ibáñez, señor de la villa de Corpa. E l señor don Diego de Ceballos y Alarcón, conde de Valverde. E l señor don Agustín M o n e l l a , Tesorero de Lanzas de la Orden.
* encasamiento: « R e p a r o de las casas. Es v o z de que se usa en la O r d e n de A l cántara» (Autoridades).
RELACIÓN
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PANEGÍRICA
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E l señor don Francisco de Quincoces, secretario de su M a jestad y Contador M a y o r de Cuentas en su R e a l Consejo de Hacienda, Visitador de los Visitadores de la O r d e n . E l señor don Claudio Pimentel, marq ué s de Taracena, gentilhombre de la C á m a r a de su Majestad. E l s e ñ o r don M a r t í n de Avilés M e l é n d e z , Adelantado de la Florida. E l señor don Pedro de Velasco y Chaoz. E l señor don A n t o n i o Zambrana y Villalobos. E l señor don J e r ó n i m o de Villanueva. E l señor don R o d r i g o de Rojas y Herrera, señor de M a c i n tos, y gentilhombre de la Boca de su Majestad. E l señor don Antonio de Valdés, del Consejo de su Majestad en el Supremo R e a l de Castilla, en el de Hacienda y C r u zada. E l señor don B e r n a b é de Andrade, del Consejo de su M a jestad, y Alcalde de Casa y Corte. E l señor don Joseph de Rocaberti. E l señor d o n j u á n de Morales Barrientos, del Consejo de su Majestad en el Supremo R e a l de Castilla y en el de H a c i e n da. E l señor don Juan Bautista Saenz Navarrete Caballero, Fiscal de la O r d e n , del Consejo de su Majestad, y su secretario en el R e a l de Indias del P e r ú . E l señor don Luis Gallo. E l señor don M a n u e l de la Torre. E l señor don Alonso Osorio de Guadalfajara, caballerizo más antiguo del serenísimo señor d o n j u á n de Austria. E l señor don Luis de Beamonte y Navarra, visconde de Mendioneta. E l señor d o n j u á n G a y ó n de Hoyos. E l señor don Fernando de Cheberrí. E l señor d o n j u á n de Mudarra y Herrera. E l señor don Antonio de la M o r a Ceballos. E l señor d o n j u á n de Rojas. E l señor don Gutierre de Sandoval. E l señor don J e r ó n i m o de Aguayo Manrique. E l señor don Diego de Contreras Pamo. E l señor don Pedro de Hoyos Velasco.
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DE
BOCÁNGEL
CABALLEROS NOVICIOS
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E l señor don Diego R a m í r e z de Haro, conde de Bornos. E l señor don Arias Gonzalo, conde de P u ñ o n r o s t r o , mayordomo de su Majestad.
61 62 63 64 65
E l señor don Antonio de Toledo. E l señor don Francisco de Valdés. E l señor don Luis M a n u e l de Lando. E l señor don Francisco de Arellano. E l señor d o n j u á n F e r n á n d e z de Heredia, del Consejo y C o n t a d u r í a M a y o r de Cuentas de su Majestad. E l señor don M a n u e l de Morales. E l señor don A n t o n i o de Benavides, del Consejo de su M a jestad en el R e a l de las Ordenes, y Sumiller de C o r t i n a , dignidad y c a n ó n i g o de la Santa Iglesia de T o l e d o , y C o n sultor del C a p í t u l o General. E l señor don Diego de los R í o s y G u z m á n , conde de Fernán Núñez. E l señor don Pascual de Aragón, del Consejo de su Majestad en el R e a l de Aragón. E l excelentísimo señor don Gaspar de H a r o y G u z m á n , m a r q u é s de E l i c h e , gentilhombre de la C á m a r a de su M a jestad. E l señor d o n j u á n D o m i n g o de G u z m á n . E l señor don Pedro Carrillo y M a n u e l . E l s e ñ o r don Gabriel de Saavedra. E l señor don Francisco de los R í o s y G u z m á n . E l s e ñ o r don Matías de Bayetola y Cabanillas, arcediano de Belchite en la Santa Iglesia de Zaragoza. E l señor don Luis M u r i e l de Saledo. E l señor don Francisco M a n u e l de Lando. E l señor don Fernando Soto.
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RELIGIOSOS DE LA ORDEN
79 80
E l señor licenciado frey don M a r t í n de Aponte y Z ú ñ i g a , Procurador General del Convento de Alcántara. E l señor licenciado frey d o n j u á n de Hoyos Guerra, capellán de h o n o r de su Majestad, Visitador General de los caballeros de esta Corte.
RELACIÓN
81 82 83
PANEGÍRICA
(1653)
1235
E l señor licenciado frey don Fernando de Aponte y Z ú ñ i g a , capellán de honor de su Majestad. E l señor licenciado frey don Luis de Z ú ñ i g a y Tapia. E l señor licenciado frey don Joseph C a l d e r ó n de Velasco, capellán de honor de su Majestad de la Corona de Castilla. FIN
CONSEJOS
CRISTIANOS,
MORALES
([¿1650-1658?])
Y
POLÍTICOS
239* N o m i aplauso, hermano C l i t o , procuro, sino tu ejemplo, porque de él pende la fama, la dicha, el merecimiento. Y pues no siempre a la sangre vinculado está, pretendo que lo que ésta olvide, vayan recordando los preceptos. Por tanto, quiero ahora darte los saludables consejos que le debo a la experiencia y me ha dictado el afecto. E n los años no repares de quien te los da, advirtiendo que no siempre con los años r e ñ i d o está el magisterio. Naciste noble, gran dicha, mas con este contrapeso:
5
10
15
* Sobre e l texto de los Consejos cristianos, morales y políticos, v é a s e 1984b, p p . 1 5 1 - 6 4 . Allí se d i s c u t e n las dos versiones
del texto
Dadson,
que tenemos
— B N M M s . 2 . 1 8 9 y 7 . 1 8 2 — y la r a z ó n p o r la q u e se ha e s c o g i d o esta
última
c o m o la m e j o r y m á s f i d e d i g n a . A m b o s textos t i e n e n el m i s m o t í t u l o : Consejos cristianos, morales y políticos que Hipólito da a su hermano Clito, en ocasión que va éste a servir al Rey. Su autor D. Gabriel Bocángel y Unzueta. Romance. D e El Cortesano español
( n ú m e r o 2 3 0 ) , escrito
unos
a ñ o s antes, B o c á n g e l
aprovechó
casi una
tercera parte (la materia de unas cuarenta estrofas m á s o menos), que e n t r ó en los Consejos cristianos c o n solamente p e q u e ñ a s modificaciones. E n las notas que siguen se s e ñ a l a n las copias e imitaciones m á s importantes y notorias; muchas repiten las de El Cortesano español. Sobre este tipo de verso p o l í t i c o - m o r a l ,
véase D a d s o n ,
2000a, y la I n t r o d u c c i ó n a m i e d i c i ó n Avisos a un Cortesano, 1985b, pp. vii-1. vv. 9-10 Cfr. 2 3 0 ; 5: «Mis consejos quiero d a r t e » . v. 17 Cfr. 230; 2 - 3 : « n o b l e , heredado y mancebo: / tres dichas».
1240
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁSGEL
que a lo claro de la sangre vinculado está el ejemplo; porque, siendo la nobleza el espejo de los pueblos, si se mancha con el vicio, no podrán ver sus efectos.
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La culpa del noble es culpa mil veces, porque el plebeyo no rehusará m i l delitos si ve autorizado un yerro.
25
Dije que naciste noble y que es dicha, mas en esto no quiero pienses te adulo, sino que te reconvengo. Porque has de saber, ¡oh Clito!, que de lo noble los fueros más deben ligarte con lo que te hacen más exento; y que de lo ilustre no se hicieron los privilegios que heredaste por que vivas de la justicia más lejos. Q u e antes debes persuadirte a que, habiendo sido premio de la bondad, te aconsejan, y aun te fuerzan, a ser bueno. A l temor de Dios te llamo, porque al desbocado aliento de la mocedad lozana no hay más ajustado freno. C o m o siempre a aqueste yugo domes el altivo cuello, no sentirá la razón las rebeliones del cuerpo.
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vv. 19-20 R e p i t e , m á s o menos, lo que h a b í a d i c h o en los versos 5-6. w . 45-48 Cfr. 230; 9 - 1 2 : «Al t e m o r de D i o s te e x h o r t o , / que, aunque es su a m o r m á s perfecto, / para alimentar a un m o z o / no hay bocado c o m o u n freno». A m b o s derivan de Libro de los Proverbios, 1 , 7 : «El t e m o r d e l S e ñ o r es el p r i n c i p i o de la sabiduría», y Ecclesiasticus: «¡nitium sapientiae timor Domini»
(1, 16).
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
Desde Él a su santo amor paso harás, y en sus excesos poblará de confianzas lo que i n u n d ó aquél de miedos. Devoto y cristiano siempre, frecuenta mucho sus templos, hazlos casa de oración, y nunca templo de Venus, porque si asiste real allí todo un Dios inmenso, ¿quien tendrá osadía a hacer de su palacio terrero? A u n en lo humano se tiene por muy mal procedimiento hacer a una casa honrada teatro de un desacierto. Más irritas la venganza profanando su respeto, si al lugar de la justicia vas a ser m i l veces reo. Es sin piedad villanía, y terrible sacrilegio, ir a reiterar delitos donde han de rendirse obsequios. Aunque es asilo y sagrado su Templo, muy bien sabemos que algunas veces sus rayos el ara t a m b i é n hirieron. Peligroso rumbo eliges, más propio del ardimiento de aquella más roja sangre, que abrigan hidalgos senos. A tu R e y y tu señor sirve leal y ama tierno,
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vv. 57-60 Cfr. 230; 13-14: « N o templo de V e n u s hagas / de D i o s profanado el templo». v. 64 terrero: «El sitio, o paraje, desde donde cortejaban en Palacio a las damas» (Autoridades). v. 80 ara: el altar mayor de una iglesia.
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COMPLETAS
DE
BOCÁX'GEL
que en la espada de un soldado va la honra de un imperio. Nunca de él sufras se hable con indecoro, con menos respeto del que es debido al sacro carácter regio. A l paisano como a hermano has de tratar, advirtiendo que el sudor de los paisanos es la sustancia del reino; que si tú y otros la roban, se disminuirá su aliento, y haréis que débil perezca todo su místico cuerpo. N o cual víboras ingratas déis la muerte a aquellos mismos que, próvidos y afanados, os sustentan a sus pechos. N u n c a al súbdito castigues tan sin razón y sin tiento que, vulgarizando el junco, hagas caña del respeto. Que debe tan de justicia ser vara el bastón derecho, que, aun doblándose al castigo, manteniendo esté lo recto. Serás sin afectación en todas partes modesto, que la modestia no ha sido
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v. 93 paisano: n o r m a l m e n t e significa al que es de u n m i s m o p a í s , p e r o a q u í parece que B o c á n g e l utiliza el t é r m i n o c o m o s i n ó n i m o de campesino o labrador; v é a n s e los versos siguientes. v v . 9 5 - 9 6 Interesante r e c o n o c i m i e n t o del papel p r i m o r d i a l de los campesinos en la e c o n o m í a d e l país, especialmente en u n m o m e n t o en que a m e n u d o faltaba c o m i d a en la C o r t e . vv. 101-4 Cfr. «Animatn
esurientem ne despexeris, et non exasperes pauperem in
inopia sua» (Ecclesiasticus, 4, 2). vv. 109-12 Cfr. 2 3 0 ; 4 6 5 - 6 8 : «El Santo E s p í r i t u dice / que c o n vara castiguemos / los hijos, p o r q u e el azote, / aun antes de herir, es r e c t o » .
([¿1650-58?])
1243
opuesta nunca al despejo; y aunque este extremo te noten, no importa, que es más discreto tener la nota de atado, que no la de desenvuelto. Confieso que es prenda hermosa el bizarro esparcimiento que no peca en lo encogido, ni peca en el otro extremo.
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CONSEJOS
CRISTIANOS...
Pero ha de ir tan compasado del juicio al nivel recto que cuerpo, voces y acciones se repriman a su tiempo; sobre todo entre mujeres, a cuyo infelice sexo son a su descompostura por demás los documentos. Nada te encomiendo cuanto el que evites sus congresos, que son muy infaustos gustos, peligrosos pasatiempos. Sólo te encargo que seas con ellas urbano, atento, cortesano, que es tributo que impuso lo caballero; que de su infelicidad, pues, no quedó otro consuelo, razón es que ande piadoso con ellas el rendimiento. Y si alguna vez quizá abusaren del respeto, no por esta ingratitud disminuyas los obsequios;
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v. 132 documentos: véase 230; 302. v. 134 congresos: j u n t a , asamblea formada para conferir, discurrir; a q u í q u e r r á decir reuniones. vv. 138-39 Cfr. 230; 60: «de b u e n C o r t e s a n o a t e n t o » . Es p o s i b l e , p o r tanto, que haya que leer estos versos así: « c o n ellas u r b a n o , atento / C o r t e s a n o , que es tributo».
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COMPLETAS
DE
BOCÁSGEL
porque aquello que lo noble da en generoso estipendio, nunca puede darlo con pensión de agradecimiento. E n lo demás has de huirlas como a enemigos sangrientos, áspides entre las flores, de lisonjas encubiertos. E n componerte no seas prolijo, porque en efecto lo que calla la lisonja te lo dicen los espejos. N i m i o escrúpulo es querer que no descomponga el pelo, que culto hierro compuso, el libre soplo del viento; y que el agua de las nubes no caiga a su fijo centro, por que no manche el prensado, fino castor del sombrero. E l vestido sólo se hizo para ser casto ornamento del cuerpo, mas no profano, vanidad de lo superfluo. N o me opongo a la decencia; sólo, C l i t o , vitupero impertinencias de aliño, no limpiezas del aseo. Viste siempre acomodado a tu estado, que con eso no tendrá lengua el mordaz, ni ojos linces el acecho.
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v. 155 E l famoso adagio virgiliano: «Latet anguis in herba». E l áspid se e s c o n d í a entre la hierba o las flores para así coger desprevenida a su v í c t i m a y morderla. vv. 161-62 Cfr. 230; 4 5 - 4 6 : «y aquel que vive ocupado / en la m e d i a y el c a bello». v. 163 culto hierro: es decir, peine. v. 168 castor: animal de cuya piel se h a c í a n algunos sombreros.
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58'])
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E n muchos, C l i t o , la gala es un rico repostero, en donde llevan pintadas las armas de sus defectos; y en muchos donde estuvieran éstos sin duda secretos, es el tafetán a gritos de seda su pregonero. O naturaleza te hizo gentil, galán y dispuesto, o te n e g ó aquestas dotes, que da Dios como talentos. Si te las dio, es excusado el afeite, suponiendo que honestar más pulideces es agraviar lo perfecto. Si no te las dio, no pienses que coloridos supuestos iluminar pueden sombras que formó pintor más diestro. Nunca de galán presumas, que luego este devaneo infunde en lo varonil femeniles pensamientos. ¿Cuántos la cota no visten, ni ciñen ásperos yelmos, por no herir lo delicado, ni descomponer lo terso?, sin ver que el honor que tienen
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vv. 181-84 Cfr. 230; 4 3 - 4 4 : «que el h o m b r e exterior i n f o r m a / sus i m p o r t a n cias a d e n t r o » . v. 183 A m b o s manuscritos t i e n e n « p i n t a d o s » que hemos c o r r e g i d o a « p i n t a das» por razones de concordancia. v. 187 tafetán: tela de seda m u y unida. v. 199 sombras: «En la p i n t u r a es el c o l o r o b s c u r o , u bajo, que se p o n e entre los d e m á s colores, que sobresalen» (Autoridades). vv. 201-4 Estos versos derivan de 230; 4 1 - 4 4 . H u b o m u c h o s llamamientos en esta é p o c a contra lo afeminada que, supuestamente, se h a b í a v u e l t o la j u v e n t u d , que no escuchaba las constantes llamadas a las armas; v é a n s e los versos siguientes, donde B o c á n g e l desarrolla el tema.
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DE
BOCÁXGEL
lo ganaron sus abuelos, de glorioso marcial polvo y sudor el rostro lleno, teniendo por hermosura el casi trenzado vello, y por sutiles holandas las asperezas del hierro. E n hablar sé moderado, que es la lengua un prisionero, tal que, aunque estrecha su cárcel, no hay modo de que esté preso. Es un esclavo que siempre fue rebelde contra el d u e ñ o , si de su prisión no es alcaide el entendimiento. Este es el que ha de medir las ocasiones y el tiempo de dar la soltura, mas no sin sus fianzas primero. Hablar poco siempre ha sido altísimo documento: el discreto por cordura, por necesidad el necio. Las breves, cortas sentencias más alabadas encuentro que los largos, los difusos, prolijos razonamientos. Por discreto y entendido que seas, ten por muy cierto que cuanto menos hablares cometerás menos yerros; porque aritmética es cierta
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vv. 211-12 Cfr. 87; 207: «De p o l v o y sangre y de sudor t e ñ i d o » , que a su vez procede de Garcilaso, Canción V, v. 15. v. 217 Cfr. 230; 173: «En hablar t e n d r á s estilo». v. 229 Cfr. 230; 305: «Venera al que calla m u c h o » ; vv. 229-32 Cfr. Libro de ios Proverbios, 17, 2 7 - 2 8 : « Q u i e n m i d e sus razones, d o c t o es y prudente; y el h o m b r e entendido es de espíritu preciado. A u n el necio si callare, será tenido p o r cuerdo; y p o r inteligente, si cerrare sus labios».
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
de un político maestro, que cuantos yerros excusas los puedes sumar aciertos. L o mordaz y detractorio huirás como veneno, que inficiona de una fama todo el purísimo cuerpo. N o vulneres honra alguna, que es tesoro de gran precio; ya que Dios no te hizo malo, deja que todos sean buenos. Que si de éstos es honrar, según antiguo proverbio, te acreditarás sin duda de muy malo, maldiciendo. Tan v i l la m u r m u r a c i ó n es, y aun delito tan feo, que ni aun del deleite tiene la disculpa en el tropiezo. E l que ensangrienta la lengua en el ajeno defecto, por uno que vitupera, está muchos cometiendo. Muerte civil de la honra es la detracción, perverso, nocivo, fatal vestiglo que mata con el aliento. Bien dijo aquel gran profeta rey, que era sepulcro abierto la boca del maldiciente, de m i l cadáveres lleno. E l que gana es el que honra, pues en más noble comercio, con réditos de bienquisto,
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v. 257 Cfr. 230; 129: «El m u r m u r a r es delito». v. 267 vestiglo: « M o n s t r u o h o r r e n d o , y f o r m i d a b l e » (Autoridades). vv. 2 6 9 - 7 0 R e f i é r e s e al rey D a v i d , Libro de los Salmos, V , 1 0 - 1 1 : « P o r q u e n o hay verdad en la boca de ellos: su c o r a z ó n es vano. Sepulcro abierto es su garganta, c o n sus lenguas u r d í a n e n g a ñ o s , j ú z g a l o s , D i o s » .
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BOCANGEL
cobra la honra que ha hecho; y el que pierde, el que murmura, pues no sólo el suyo mismo, mas también echa a perder el crédito del tercero. Si el físico por la lengua el estado del enfermo conoce, la lengua sana sano indica nacimiento. Refrena la tuya, y sabe que debe ser del ajeno crédito la lengua noble no heriros, sino remedio. Habla bien de todos, C l i t o , estén tus labios vertiendo siempre dulces alabanzas, nunca amargos vituperios. Y si a alguno los oyeres, ponle este discreto freno: si es tu superior, callando, si tu inferior, reprendiendo. Y si en la conversación mudar pudieres de medio, es medicina más dulce, porque es remedio más lento; pero sea con tal arte aplicado que el intento no conozcan, que en tal caso mejor reprende el silencio. H u y e cuestiones, porfías, y mucho más con aquellos que hacen la autoridad propia de la razón fundamento. Aquéstos son los mayores, pero aun con los pequeños
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v v . 2 8 1 - 8 4 C o m o en otras obras suyas, B o c á n g e l saca a r e l u c i r sus c o n o c i mientos m é d i c o s , aprendidos, seguramente, de su padre N i c o l á s B o c á n g e l , m é d i c o de c á m a r a de Felipe III.
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
las evita, que es la trama más legítima de enredos. La razón es una dama de tan asentado seso que se explica con las pausas más tranquilas del sosiego. Y es arriesgar su modestia exponerla al descompuesto certamen de una porfía, donde hay peligrosos ergos. Si la tienes más airoso, quedarás, C l i t o , cediendo, porque en argumentos tales más concluye lo modesto. Si no la tienes, es suma ignorancia y vano e m p e ñ o el querer que sin razón te dé justicia lo terco. N o hay cosa que más descubra la hilaza de lo indiscreto, que es el pesado, enfadoso, prolijo tesón en esto. Por eso la compañía te encargo evites de ciertos sujetos que a todo cuanto se dice son siempre opuestos. Serás muy cortés con todos, que es v i l aprovechamiento el perder muchos amigos por conservar un sombrero. C o n todos sin distinción
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v. 320 ergos: palabra latina que significa 'por tanto'; a q u í parece que quiere decir argumento. v. 321 A m b o s m a n u s c r i t o s t i e n e n «Si la t i e n e » ; l o h e m o s c o r r e g i d o a «Si la tienes», creyendo que el sujeto del verbo es C l i t o ; cfr. t a m b i é n la siguiente estrofa que empieza «Si no la t i e n e s . . . » , c o n lo que, parece, quiere reflejar la estructura de la precedente. v. 330 hilaza: lo m i s m o que el hilado. « D e s c u b r i r la hilaza» es frase hecha, v. 340 C o n los amigos se levantaba el sombrero en señal de c o r t e s í a .
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COMPLETAS
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BOCÁNGEL
cortés y urbano te quiero, que es siempre la cortesía la piedra i m á n de los pueblos. Que cuando el sombrero sacas, van con aqueste cortejo el caballero pagado y deudor siempre el plebeyo. Más vale en culta crianza el pecar siempre de atento, que en los populares votos tener nota de grosero. Aquél que va por la calle vano, engreído y soberbio, quejas va soplando, injurias el aire de su barreno. Pues cuando por junto a alguno pasas, C l i t o , más entero, entonces, más a pedazos tu fama se va cayendo. Serás afable en el trato, que aunque esto pende del genio, por eso la discreción sabe enderezar lo avieso. Es cierto y seguro, C l i t o , que aun en lo artificial vemos, que hace tratable lo dulce la insipidez de lo acerbo. Sólo en esto la violencia no es culpable fingimiento, antes loable, plausible vencimiento de ti mismo. Para ligar voluntades es éste un bello instrumento, todos te querrán amable, y nadie te querrá seco. Mas para que obre lo amable
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v. 356 barreno: « M e t a f ó r i c a m e n t e vale vanidad, p r e s u n c i ó n m a l fundada» (Autoridades).
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
sus suavísimos efectos, es necesario que tenga vínculo con lo sincero. Nadie de ti desconfiado saldrá, n i mal satisfecho, porque es de desconfianzas lo afable contraveneno. N o quiero en esto decirte el que andes siempre riendo, que lo fino del agrado no consiste en lo risueño; sino que a tu trato y voces no las amargue aquel dejo insípido, que las presta insulso el desabrimiento. C o n los iguales tendrás iguales procedimientos, sin hacerte soberano con quien es de igual imperio. C o n el inferior sé humano, no usando del privilegio, que te ha dado la fortuna, con el rigor de severo; que lo que a ti Dios te ha dado, pudo muy bien concederlo al otro, y pues no lo hizo, no le des más desconsuelos. N o digo que no reserves siempre aquel mayor derecho que te ha dado de más pura sangre el carácter bermejo, sino que no la has de usar con el inferior tan recto que, cuando en ti busca honores, encuentre con ajamientos. C o n el superior, de humilde usa el reconocimiento, vv. 393-94 Cfr. 230; 2 5 3 : « T e n d r á s igualdad c o n t o d o s » .
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que hasta lo insensible y bruto sabe rendir este obsequio. Alas tiene la humildad de tan generoso vuelo que eleva a aquello que más
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busca los abatimientos. Evita de los Señores el peligroso comercio, conténtate con la sombra, no quieras medir el cuerpo; a la manera que acá vivimos todos contentos, con los reflejos del sol, sin registrar sus incendios. Son finísimas pinturas, a quien el pincel supremo pintó con tales ventajas que salen más bien de lejos. N o te hechicen sus caricias, que dura aqueste embeleso mientras no tuerce veleta el viento de los desprecios: que en aquellas eminencias soplan éstos más violentos, y suelen, cuando más firmes, derribar torres los cierzos. Repara a quién por amigo eliges, no seas ligero en esto, porque es el punto más crítico del acierto. N o te pagues de apariencias, examina el fondo, y luego, sin que la pasión presida, deja que luzca lo honesto.
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vv. 4 2 1 - 2 2 Cfr. 2 3 0 ; 2 1 7 - 1 8 ; « C o n los S e ñ o r e s t e n d r á s / p o c o trato y m á s cortejo». v v . 427-28 Cfr. 230; 220: « t o m a l u z y teme fuego». vv. 429-32 Cfr. 2 3 0 ; 2 4 5 - 4 8 : «Esto es c u a n t o a los S e ñ o r e s , / que, a u n q u e retratos del cielo / o i m á g e n e s p o r lo grande, / se v e n mejor en sus lejos».
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
Vaso muy fino ha de ser el que depósito y centro ha de ser de tus cuidados, tus máximas y secretos. Para formar este vaso, no te pagues de madera cuya corteza es hermosa, busca incorruptibles cedros. E l amigo es otro yo, m i retrato es verdadero, malo saldrá m i retrato si no le pinto en buen lienzo. M i r a con quien te acompañas, que es índice el compañero de las costumbres de aquél que al lado le trae puesto. Es la c o m p a ñ í a , o buena, o mala, C l i t o , un espejo donde reflejos se miran tus virtudes, o tus yerros. Si buena, la elección misma crédito te da de bueno; si mala, en sus mismos vicios se leerán tus desaciertos. N o hay cosa que más relaje la índole de un mancebo, porque el yerro facilita la frecuencia del ejemplo. E n la mala de ambas suertes vinculado está el desempeño; si eres bueno te hará malo, si malo te hará perverso. Reverencia al sacerdote con profundo acatamiento, como ara viva de Dios,
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v. 453 vaso: a q u í utiliza el t é r m i n o en el sentido de buque (véase 230; 73) hecho de madera de cedro; en la estrofa anterior el vaso era el de cristal. vv. 461-64 Versos que parafrasean el refrán popular « D i m e c o n q u i é n vas, decirte he q u é m a ñ a s has» o a q u é l « D i m e c o n q u i é n fueres, d i r é t e q u i é n eres».
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BOCÁNGEL
y ministro del eterno; que si el retrato respetas de tu R e y , porque es tu d u e ñ o , ¿qué harás con el que es imagen de todo un Dios verdadero?
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Si el ángel y el querubín rendido se postra al verlo, ¿cómo el hombre hacer pretende a los cristianos exceso? Sólo te pido que excuses manualidades con ellos, que hace una venialidad paso franco a un sacrilegio. Habilidades aprende las propias de caballero, y sólo aquellas que infunden bizarría en el despejo. A la música te inclina, porque suele un instrumento dulcemente serenar el á n i m o más inquieto. Hace grata c o m p a ñ í a , y es a veces con su acento, de una congoja una pena, métrico iris sereno.
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v. 494 manualidades: ambos manuscritos t i e n e n « m a n o a l i d a d e s » , palabra que n o aparece en n i n g ú n d i c c i o n a r i o de la é p o c a . N o está claro e l sentido de esta frase. v v . 501-4 Indudablemente derivan del m i t o de O r f e o y del poder de su m ú s i ca para calmar las fuerzas de la naturaleza — l o s á r b o l e s , los animales, «los á n i m o s i n q u i e t o s » — ( v é a n s e O v i d i o , Metamorfosis, L i b r o s X y X I , y V i r g i l i o ,
Geórgicas,
L i b r o I V , v v . 5 0 8 - 1 6 , y el c é l e b r e e p i s o d i o d o n d e se describe el d o l o r de O r f e o d e s p u é s de haber p e r d i d o a E u r í d i c e p o r ú l t i m a vez y el poder de su llanto o música: «mulcentem
tigris et agentem
carmine q u e r c u s » ) .
Cfr.
también
unos
versos m u y c o n o c i d o s en inglés del dramaturgo W i l l i a m C o n g r e v e ( 1 6 7 0 - 1 7 2 9 ) , que parecen una t r a d u c c i ó n casi de los versos de B o c á n g e l : « M u s i c has charms to s o o t h a savage breast, / T o soften r o c k s , o r b e n d a k n o t t e d oak» (Tlie Mourning Bride, A c t o I, Escena I, 11, 1-2).
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
E l sujetar a un caballo es prenda de lucimiento, si las leyes de la mano imita acicate diestro. Y es ejercicio en que enseña del bruto ardiente el manejo, a domar de joven sangre espíritus altaneros. D e las buenas letras, C l i t o , el estudio te encomiendo, porque en él está lo útil autorizando lo ameno. Su erudición de las prendas es el esmalte más bello, siendo en luces de noticias ilustración del ingenio. N o siempre Marte ha de estar el rayo ardiente esgrimiendo, sea la oliva de Minerva penacho a veces del yelmo. Los saraos y festines por peligrosos los tengo, que el tiempo para pasar no ha menester pasatiempos. Mas si evitarlos no puedes, haz lo que te manden presto, no vendas lo que supieres al vano precio del ruego.
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vv. 509-10 Cfr. 2 3 0 ; 3 6 5 - 6 6 : « A n d a r a caballo es lustre, / n o b l e afán de u n caballero». v v . 5 1 7 - 2 4 Interesante alabanza d e l estudio de las buenas letras que tiene su eco en El Cortesano español: «Si ejercitares las artes, / t e n d r á s los aplausos ciertos» (230; 185-86). v v . 5 2 5 - 2 8 E l contraste entre las armas (Marte) y las letras ( M i n e r v a ) , que recuerda aquel verso famoso de Garcilaso de la V e g a : « t o m a n d o ora la espada, ora la p l u m a » (Egloga III, v. 40), y que tiene u n eco m á s amargo en El Cortesano español (230; 213-16). v. 534 Cfr. 230; 2 4 1 - 4 2 : «Si vas a p ú b l i c o s actos, / s i é n t a t e el ú l t i m o y presto».
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DE
BOCÁNGEL
Hablo aquí del festín casto, no hablo de los deshonestos donde está haciendo lo impuro la costa al divertimiento; que éstos debes evitarlos, y aun todos, porque encubierto con la capa de solaz en todos está lo obsceno.
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D e la esgrima con amigos huye el peligroso juego, que ni aun de burlas la punta debe ir al amigo pecho. N o fíes que la amistad supla el desaire, que acero que r o m p i ó un nudo gordiano, ¿qué nudo le será estrecho? C o m o juego y como amigo sufrirá el golpe, empero no el desaire que éste hiciere en lo más fijo del centro. O quedaréis enemigos, ¡qué compasión!, o a lo menos quedaréis siempre torcidos de haber andado tan rectos. Nadie quiere verse de otro excedido, y es tan cierto como que el sol y la luna, siendo hermanos, son opuestos.
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v. 537 Las 48 estrofas a partir de aquí y hasta el verso 728 no figuran en B N M Ms. 2.189. v. 543 solaz: placer o alivio de los trabajos. vv. 545-46 Cfr. 230; 97-98: «Esgrimir con el amigo / por cualquier fin es defecto». v. 551 nudo gordiano: el nudo que dejó formado Gordias en el Templo de Apolo de las correas con que uncía sus bueyes. E l yugo y el timón estaban unidos por un nudo tan fuerte que existía una leyenda que aseguraba el dominio de Asia a quien fuese capaz de deshacerlo. E n el año 334 a. de J. C . Alejandro deshizo el nudo gordiano cortándolo con su espada. vv. 563-64 Apolo (el Sol) y Diana (la Luna) eran hermanos, hijos de Júpiter y Latona.
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
Más noble y bien parecida cosa fue siempre en lo atento acreditarse de amigo, que acreditarse de diestro. Y aunque en aqueste ejercicio llegues en extremo a serlo, no dejes presuntüoso llevarte de lo soberbio. N u n c a al contrario desprecies por humilde, o por p e q u e ñ o , que no despreció por chicos Hércules a los pigmeos. N o seas cruel ni atrevido, porque el gran don Luis Pacheco sólo enseñó la defensa, no provocó lo sangriento. Q u i m é r i c o y puntilloso, no estudies leyes del duelo, que es mala jurisprudencia la que tiene injusto objeto. A todos los profesores la Iglesia echó de su gremio; o la obedeces, o no, discurro que lo primero, porque es gentílico dogma, de toda razón ajeno, pensar que lavó el honor
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v. 576 Filostrato (Imagines, II, c. 22) cuenta c o m o H é r c u l e s , d e s p u é s de haber conquistado a A n t e o , c a y ó d o r m i d o en los desiertos de África y fue despertado p o r u n ataque de p i g m e o s quienes l a n z a r o n sus flechas c o n t r a sus brazos y piernas. A d m i r a d o de su coraje, e n v o l v i ó a gran n ú m e r o de ellos en la p i e l d e l L e ó n de N e m e a y los llevó a Euristeo. v. 578 Luis Pacheco de N a r v á e z , autor del Libro de las grandezas de la espada, en que se declaran muchos secretos del que compuso el Comendador Gerónimo
de Carranca,
M a d r i d , Licenciado V á r e z de Castro, 1600, libro que gozaba de gran r e p u t a c i ó n . v. 582 Cfr. 230; 110: « H u y e ante todos delirios / el ser á r b i t r o del d u e l o » . v. 589 gentílico: l o que pertenece a los ritos y c o s t u m b r e s de los gentiles; opuesto, p o r tanto, al d o g m a c a t ó l i c o . vv. 5 9 1 - 9 2 Interesante o b j e c i ó n al c o n c e p t o d e l h o n o r , que, en contra de lo que predicaban algunas comedias en los corrales, no se lava o purifica c o n sangre.
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DE
BOCÁNGEL
manchando lo que es sangriento. ¡ O h maldito sea m i l veces el que vengativo y fiero de los quilates del punto dejó por crisol al hierro! Prudente, cauto y cristiano antes del lance te quiero, que el bruto ya desbocado desprecia la ley del freno. Huyeles cuanto posible te sea, porque es veneno contagioso de la fama, que nunca le cura el tiempo. N o te fíes en que en otros tuviste feliz acierto, que es presunción temeraria poner límites al juego. Son de su naturaleza los j ó v e n e s ardimientos, si antes de que sople el lance no los reprime lo cuerdo. Suelen empezar por cosa casi de ningún momento, y acabar, ¡oh q u é desdicha!, por la pérdida del resto. Son los lances peligrosos un mar, donde el marinero más diestro muy raras veces sabe encontrar con el puerto; y si por dicha en él surge no es tan salvo que escarmiento no llore de naufragante con vulneración del leño. E n estos inquietos golfos es la prudencia santelmo
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v. 626 santelmo: fuego de San T e l m o , una llama p e q u e ñ a que en t i e m p o de tempestades suele aparecer en las entenas de los navios. D e ahí que
significa
m e t a f ó r i c a m e n t e salvador, favorecedor en a l g ú n apuro; cfr. G ó n g o r a : «si naufragare, serás / Santelmo de su naufragio» (Romance 63, vv. 211-12).
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
y aguja que nunca el rumbo fijo pierde del sosiego. Porque sin dejar se ofusque la razón de aquellos densos humos que el punto suscita, sacar sabe a salvamento. Más valiente era que Ulises el fuerte Ayax, pero encuentro que más venció su prudencia que no superó su esfuerzo. Entre Escila y Caribdis mucho más arrojamiento tuviera A y a x , mas ¿qué importa, si tuviera menos seso? D e los grandes capitanes siempre colocados veo de la fama en el primer lugar los prudentes hechos, y luego los temerarios, mal previstos y soberbios, repudiados como a hijos espúreos de sus alientos. Es la prudencia de tan generoso nacimiento que tiene con el valor muchísimo parentesco. Y está tan lejos de ser, C l i t o , la prudencia miedo,
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v. 633 Ulises: n o m b r e l a t i n o d e l h é r o e griego O d i s e o , s í m b o l o universal d e l h é r o e . E r a u n guerrero valiente p e r o no se p o d í a c o m p a r a r
a Aquiles o Ayax,
aunque les superaba en inteligencia y astucia. v. 634 Ayax: h é r o e g r i e g o que p e l e ó al lado de los griegos en la G u e r r a de T r o y a . E r a h o m b r e bondadoso, aunque rudo, de gran altura y de enorme fuerza. v. 635 E n el manuscrito viene «que unas v e n c i ó su p r u d e n c i a » ; creemos que «unas» es error o mala lectura p o r parte del copista de este m a n u s c r i t o de «más». P o r tanto, estos versos quieren decir que, m á s v e n c i ó la prudencia de Ulises que el esfuerzo de A y a x . v. 637 Escila y Caribdis: dos rocas o escollos que se encuentran en la b o c a del estrecho de M e s i n a que da al mar T i r r e n o y que representaban u n p e l i g r o c o n s tante para los marineros de la a n t i g ü e d a d .
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que antes el valor descansa sobre sus hombros su peso. Es la sal de las acciones, y ella sabe a fuego lento sazonar las desabridas
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desazones de los riesgos. ¡ Q u é bien vistas, q u é apreciables son en un noble mancebo, sin las canas de lo anciano, las madureces de viejo!
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Deja los juegos picados, que en su aventurado arresto es lo ordinario perder la paciencia y el dinero. Empieza por diversión, y arrastra el dorado cebo, porque es vicio a quien le paga la codicia infame feudo. C u á n t o s caudales perdidos lloran infelices dueños, siendo el escarmiento sólo lo que les quedó de resto. Nunca la mentira manche lo puro a tus labios, siendo de sus incorruptas puertas la verdad el firme sello. Porque es en lo moral, Clito, un lunar tan vil y feo, como a la verdad, que es luz, correrla el más torpe velo. Y aun en lo noble es delito, porque gemelas nacieron
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v v . 655-56 A l u s i ó n velada al m i t o de H é r c u l e s y Atlante y el d u o d é c i m o trabajo del p r i m e r o , cuando ofreció a A t l a n t e sostener la b ó v e d a d e l cielo si, a c a m b i o , éste c o n s e g u í a las manzanas del oro del j a r d í n de las H e s p é r i d e s . v. 665 C o n t r a los peligros del j u e g o B o c á n g e l había advertido a F e r n a n d o en El Cortesano español: «Si las juegas, D i o s te l i b r e / de los acasos d e l j u e g o » (230; 377-78). v. 666 arresto: r e s o l u c i ó n precipitada, arrojo y d e t e r m i n a c i ó n (Autoridades).
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
la verdad y la nobleza, y es su vínculo fraterno. N i aun de burlas interrumpas su estrecho nudo mintiendo, que aquí las burlas provocan las veras del rompimiento. Es el mentir por juguete en cosas de poco peso, para las que son más graves tener el camino abierto. Es pegajoso contagio, pues en muchísimos vemos que a mentir llegan de oficio lo que empezó por gracejo. Si es el dar al desvalido amparo de nobles pechos, ¿quién a la verdad desnuda no la dará acogimiento? Come poco en los convites, habla poco y con gran tiento, no digan que la comida te ocasionó un desconcierto. Pero no enmudezcas tanto, quizás con este recelo, que se te note que el plato te robó todo lo atento. Nunca en los brindis picado formes vanos desempeños, porque es la razón del brindis la sinrazón del cerebro. E n beber sé moderado,
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vv. 689-92 Cfr. 2 3 0 ; 7 7 - 7 8 : « B u r l a r t e de l e n g u a o m a n o / c o n n i n g u n o te dispenso». vv. 705-6 Cfr. el consejo ofrecido en la Disticlia moral i a de ' D i o n i s i o C a t ó n ' : «Inter con ni uas fie sis sermone modestus, / Ne dicare loquax, cum uis urbanus Juiberi» (Libro III, n ú m . 19). vv. 709-12 Cfr. 230; 2 3 3 - 3 6 : «Si a sus banquetes concurres, / no calles tanto que luego / te arguyan de que a los platos / rendiste todo el silencio». vv. 713-16 P r o c e d e n de 230; 2 3 7 - 4 0 .
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porque es el vino un confecto, veneno de las potencias, vomitorio de secretos. Y es locura en los banquetes, sus ventajas conociendo, con más valiente enemigo llegar a probar el seso. Más está con su juicio (que es joya de tanto precio) el que le expone al peligro de privación manifiesto. Perversa i n t e n c i ó n ha sido de la ebriedad, con pretexto de que es atención precisa, saludar a otro bebiendo. C o m o si fuera muy justo, por la salud que le ruego, al otro exponer la mía a las quiebras del exceso. Serás en la ira templado, refrenando el movimiento segundo advertido, ya que no evites el primero; porque el iracundo, C l i t o , es muy semejante a un ciego, que sólo cuando ha caído echa de ver el tropiezo. Es una niebla tan densa que, al tender su manto negro, por el alma la oscurece sus luces anocheciendo. Es de garras y marfiles monstruo armado tan horrendo que se traga la razón sin digerirla alimento. Y , despedazando el j u i c i o , respira un nocivo aliento, un fuego que todo es humo, un humo que todo es fuego.
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CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
La llama convierte en humo, que es a la luz tan opuesto que cuando abrasa al estrago no quiere alumbre el incendio. Es un volcán que al romper de las entrañas del centro, en fuego, en polvo, en ceniza inunda el mejor terreno.
*
Jamás le dejes entrar en las murallas del pecho, por más que Sinón el punto quiera introducir de griego, que, una vez introducido, verás arder sin remedio de la alma el alcázar rico, y de la razón los templos; sin que en tan universal estrago, al verte despierto, puedas escapar de Troya a hombros de tu entendimiento. Por eso siempre a Casandra precauto escucha y atento, porque después la experiencia hace delito al recuerdo. E l después del español sea tu antes, que con eso evitarás el suspiro del infeliz ¡ay! del necio. N o me escuches al agravio, hasta estar tibio el suceso,
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vv. 767-68 Sinón: el espía que los griegos, al hacer su falsa retirada, dejaron en territorio troyano c o n la m i s i ó n de hacerles señales indicatorias de que el caballo de madera h a b í a sido i n t r o d u c i d o c o n su fatal carga en T r o y a . v v . 7 6 9 - 7 6 Sigue la referencia al caballo de madera y la subsiguiente destrucc i ó n de T r o y a p o r el fuego. v. 777 Casandra: hija de P r í a m o y H é c u b a que p o s e í a el d o n de la a d i v i n a c i ó n ; sin e m b a r g o , p o r no haber c u m p l i d o u n a p r o m e s a h e c h a a A p o l o , é s t e , i r r i t a d o , le e s c u p i ó en la b o c a , lo que llevaba consigo que, aunque acertadamente, no fuese creída por nadie.
profetizara
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que es muy elocuente y sabe persuadir al más sereno. N i después que ya esté frío te pares a revolverlo, que es gran pintora la ofensa, y hasta a las sombras da cuerpo. N o estudies genealogías, no hagas, C l i t o , como aquéllos que, malquistos con los vivos, van a inquietar a los muertos. Oficio el genealogista hace de sepulturero, levantando losas frías, revolviendo áridos huesos. Sus manos son azadones, lápidas sus mamotretos, la sepultura su boca, su cabeza cementerio. V i l ambición es querer saber extraños abuelos, conténtate con los tuyos, no investigues los ajenos. Calendarios de abolorios los llaman todos a estos almanaques de familias, epitafios y letreros. N o descubra tu cuidado lo que ya un siglo ha encubierto; deja principios, que en todos tienen fin muy presto. N o presumas de muy noble, ni nunca te jactes de ello, que no es menester decirlo,
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v. 792 sombras: t é r m i n o de la pintura; véase arriba comentario al v. 199. vv. 7 9 3 - 8 0 0 E x t r a ñ o consejo de boca de u n C r o n i s t a real, c u y o c o m e t i d o era en efecto levantar las losas frías y r e v o l v e r los á r i d o s huesos en busca del pasado. S i n embargo, cfr. San Pablo: «Stultas autem quaestiones, et genealogías, et pugnas legis devita; sunt enim inútiles, et vanae» (Epístola v. 809 abolorios: lo m i s m o que abolengo.
et contentiones,
a Tito, 3, 9).
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
sino, C l i t o , parecerlo. La más limpia, la más pura sangre del más sano cuerpo padece mezcla de humores, de que forma su complejo. ¿ Q u e piensas que es ensalzar tu sangre y tus abolengos alimentar de tu propia sangre el desvanecimiento? N u n c a delante de nadie cuentes hazañosos hechos: si tuyos, porque son tuyos, si de amigo, por lo mesmo; porque el que anda más piadoso, C l i t o , en semejantes cuentos, cuando no que mentiroso, dirá que eres novelero. E l mejor panegirista de la hazaña es tu silencio, no te canses en decirla, si la publica tu acero. N u n c a la alabanza propia decente está en un sujeto, y más cuando a las espaldas trae consigo el vituperio. La alabanza propia es aire vano, que sopla al desprecio, llenando de ajena burla todo lo que queda hueco. M u y poco estimas la sangre que vertiste en el e m p e ñ o , si por premio de la hazaña la paga buscas en viento. Aunque tus méritos clamen,
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vv. 8 2 1 - 2 4 Fuerte alegato contra los estatutos de l i m p i e z a y la m a n í a de p r e s u m i r de sangre l i m p i a c u a n d o h a b í a tanta m e z c l a de sangres en la E s p a ñ a de la época. vv. 853-54 Cfr. 230; 341-44: «Si pretendes, aventuras / el gran b l a s ó n de m o desto, / porque es d a ñ o (y es forzoso) / contar tus m e r e c i m i e n t o s » .
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BOCÂNGEL
no envidies ajenos puestos, si sabes que la Fortuna no ve los merecimientos; y que aquesta deidad ciega por eso no da perpetuo lo que da, porque no tiene cabal el conocimiento. Porque, ¿qué importa que veas al otro en mejor asiento, si en la c o m ú n opinión debías ser tú primero? Nunca del competidor digas mal, porque, venciendo, pérdida y deshonra labras en su propio vencimiento. E l hablar bien del contrario está altamente dispuesto, así en m á x i m a s cristianas como en políticos textos. Porque si te vence (aunque no sea condigno el sujeto), su alabanza en el desaire disminuye tu ajamiento. Y si tú le vences, antes, sus méritos aplaudiendo, acreditas la victoria aunque el triunfo sea p e q u e ñ o . La alhaja que otro alabare, aunque no sea de tu genio, no desprecies, que le das un mentís en el desprecio. Que nadie gusta de que le traten con vilipendio aquello en que puso el gusto, aunque no merezca aprecio. Cuesta poco el agradar,
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v v . 8 6 9 - 7 0 P r o c e d e n de 230: 3 4 5 - 4 7 : «El no hablar d e l que c o m p i t e / c o n t i go el grado o el puesto / b i e n n i m a l , será p r u d e n c i a » .
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
mas advierte que es m i intento sólo enseñar lo parcial, pero no lo lisonjero, porque es la lisonja, C l i t o , pildora que compusieron el veneno del engaño y el oro del fingimiento. Es Paladión que encubre en su artificioso pecho los monstruos del disimulo, la falacia de los ruegos. Es vaso dorado que brinda nocivos beleños que confeccionó lo doble, para infundir torpe sueño. C o m o evites este escollo, serás feliz, a ñ a d i e n d o a lo sincero del alma lo dócil del tratamiento. Guarda el secreto fielmente de que custodia te hicieron, que se pierden muchas plazas por sólo un portillo abierto. Nadie sepa lo que sabes, que debe ser un misterio el secreto tan oculto, que nadie llegue a entenderlo. Y aun si al corazón pudieras con ser su guarda esconderlo, ocultársele debías en más arcano aposento. vv. 8 9 2 - 9 0 8 A ñ o s antes B o c á n g e l había escrito una
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contra la lisonja; Prosa primera, n ú m e r o 69. v. 897 Paladión: a q u í se ve claro el sentido 'caballo de T r o y a ' , que ocultaba en su i n t e r i o r a los griegos destructores de T r o y a . v. 902 beleños: planta solanácea de hojas vellosas y flores amarillas p o r encima y rojas por debajo, toda la cual, especialmente la raíz, contiene una sustancia n a r c ó t i ca (Moliner); planta m u y n o c i v a , que hace enloquecer y causa s u e ñ o s m u y graves y pesados (Autoridades).
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BOCÁNGEL
Así que en tu pecho entrare, sepúltale en mausoleos, cuando no de eterno olvido, de silencio siempre eterno. N o te vulgarices mucho, que hasta el mismo claro Febo, con ser para todos, usa de horas de retiramiento. Pues, aunque es alma del día, es tan raro nuestro genio que se ausenta por no hacer despreciable el lucimiento. A lo liberal te inclina, que es un dulce cautiverio que de los pueblos arrastra blandamente los afectos. Q u e es la liberalidad (las voluntades prendiendo) un soborno generoso sin interés de cohecho. Pero ha de ser tan medida que no peque en el extremo del imprudente, profuso, inútil, vano dispendio. Porque la suma largueza del pródigo está tan lejos de ser virtud que, antes, es todo vicio en el exceso. M i d e el don con las personas, con la ocasión y los medios, que no es don el que no va nivelado del talento. Porque si le haces vulgar, sin prudencia y sin concierto, le quitas la estimación y le adquieres menosprecios. v. 926 Febo: A p o l o , el sol. v. 937 L a liberalidad es tema frecuente en las obras de B o c á n g e l .
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CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
Hallen las necesidades en ti piadoso remedio, y si éste no puedes darles, no les niegues el consuelo. N o porque no padeciste algunas las pongas c e ñ o , que nadie tiene en su mano las llaves del contratiempo. A l revés de la fortuna todos vivimos expuestos, ¿quién será el feliz que no viese el semblante a lo adverso? Si te busca el desvalido p a ñ o , te halló de buen pelo, cuando de ti quiere hacer capa de su valimiento. Dos veces así te paga el amparo en el concepto que de ti formó, y en darle noble ejercicio a tu celo. Sé, pues, pronto en socorrer, su miseria conociendo, que te pagó de antemano el beneficio en el ruego. Nunca al pobre que te pide frecuente llames molesto, que en lo que nos dio del pobre
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vv. 9 6 9 - 7 2 L a p u n t u a c i ó n de estos versos n o está del todo clara: el copista de B N M M s . 7.182 p o n e c o m a d e s p u é s de «desvalido», mientras que el de B N M M s . 2.189 n o p u n t ú a estos dos versos. C r e e m o s que e l sentido d e m a n d a que «paño» sea el objeto del verbo «busca», y que «desvalido» sea sujeto tanto de «busca» c o m o de «halló». E l ejemplo contado recuerda la leyenda de San M a r t í n que, u n día de c r u d o frío i n v e r n a l , se t r o p e z ó e n e l c a m i n o c o n u n m e n d i g o harapiento que n o tenía c o n q u é cubrirse. C o n u n gran gesto de caridad M a r t í n p a r t i ó en dos su capa c o n la espada y le dio la m i t a d al m e n d i g o . A q u e l l a noche Cristo se le a p a r e c i ó y le dijo: «Lo que has hecho p o r ese pobre, p o r m í lo hacías». E l G r e c o p i n t ó la l e y e n da en u n cuadro inolvidable de enorme belleza. v. 970 Cfr. la frase «ser de b u e n p e l o » , que es frase i r ó n i c a c o n que se nota a alguno de m a l natural. vv. 977-78 Cfr. 230; 17-18: « P r e v e n i r socorro al pobre / es p i e d a d » .
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DE
BOCÂ.XGEL
nos hizo Dios tesorero. Por pedir lo que le debes no le respondas acerbo, sustituya lo agradable siquiera a lo limosnero. Nunca rija tus acciones el capricho, que es muy feo pensar que es torcer el brazo ceder a un prudente acuerdo. E l capricho sólo sirve de hacer obstinado y ciego al hombre contra lo justo por salirse con lo férreo. Y ésta es infeliz dureza, pues nunca en metal tan recio el buril de la razón podrá formar sus bosquejos. Aquesto nace de hacer un demasiado concepto del dictamen propio algunos neciamente satisfechos. Sin reparar que la hazaña mayor de un entendimiento no está, no, en discurrir libre, sino en rendirse sujeto. Por llevar el mejor lado, no te fatigue el deseo, que no es con todas personas el mejor lado el derecho. N i por el lugar disputes si es ínfimo, o no, advirtiendo que el asiento no es tampoco el más alto el más supremo. Pues ni el lado, ni el lugar te añaden más privilegios,
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v. 999 buril: instrumento de acero que sirve a los grabadores para abrir y hacer líneas en los metales. vv. 1017-20 Procede la idea de 230; 353-56.
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
y sólo los solicita quien pretende establecerlos. Sólo es bueno este reparo cuando el carácter, o empleo público, está por sí mismo la preeminencia pidiendo. Que en lo demás es un vano puntillo sutil, y creo que en vez de hacerte estimable, odioso te hará más presto. Y con aquestos pelillos siempre vivirás inquieto, que las velas de lo vano son más propiamente remos. Si en algún caso, algún lance, te hallas dudoso, o perplejo, no resuelvas por ti mismo, que así peligras expuesto. D e l prudente y del anciano consulta el maduro seso, que oráculo son las canas de los años inexpertos contra el ardor juvenil, por eso las n e v ó el tiempo, por que este fuego voraz se temple con aquel hielo. E n ademanes y acciones serás, C l i t o , muy compuesto, porque no infunde en las voces eficacia el manoteo. N o es bien que sean las manos de las razones los ecos, que sólo está lo elocuente en la lengua, y no en los dedos. Si ésta es dulce, es excusado
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v. 1029 pelillos: « M e t a f ó r i c a m e n t e vale causa o m o t i v o m u y leve de d e s a z ó n , y que se debía despreciar» (Autoridades). vv. 1031-32 Se juega a q u í c o n dos sentidos de «velas»: cuidado o vigilancia, y las velas de u n barco.
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COMPLETAS
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BOCÁ\JGEL
aquel compás descompuesto, que mal músicas y acciones harán el razonamiento. Si es desabrida e insulsa, será mucho más superfluo, que entonces hacen las manos más amargos los acentos. Y siempre es mala crianza, porque no es, C l i t o , lo mismo conversación que teatro, ni es hablar prosa, hablar verso. N o te metas a arbitrista, no censures del gobierno, donde más canas cabezas rigen el timón de un reino. Que es suma bachillería, a vista de tan expertos senados, querer lo joven saber más que lo provecto. Quizá lo que tú repruebas va con alto fin dispuesto, que no es tan fácil sondar el golfo de un gabineto. Para gobernar el grande imperio de aquesos cielos, usa el móvil que los rige de tantos cursos opuestos. Y cuando más encontrados van sus volubles rodeos, de eso mismo es donde forma su perfecto movimiento. Y por último, m i C l i t o , remato con el consejo
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v v . 1065-68 Cfr. 230; 169-72, sobre la 'plaga' de los arbitristas. v. 1076 E n el manuscrito que seguimos se lee «el golfo de u n b u e n g a b i n e t e » , lectura que o b v i a m e n t e está i n c o r r e c t a p o r ser el verso h i p e r m é t r i c o ; B N M M s . 2.189 tiene la v e r s i ó n que hemos seguido a q u í , aunque es interesante c o m p r o b a r que alguien ha insertado p o r encima del verso el adjetivo «buen».
CONSEJOS
CRISTIANOS...
([¿1650-58?])
de aquel gran sabio español, que fue de N e r ó n maestro: que a todos el genio adaptes, los afectos revistiendo en ti de los que tratares, y siempre al pecado adverso.
vv. 1087-88 Refiérese a Séneca, a ñ o s del j o v e n emperador N e r ó n .
filósofo
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estoico y maestro durante varios
ESCRITOS
DIVERSOS
(1643-1658)
240 Respuesta de don Gabriel Bocángel a don Luis de U l l o a Pereira Coplas* Señor don Luis, a quien dio el cielo tan dignas partes que habéis creído hacer solo de la estatura de grande, vuestro romance he leído (gloria de nuestro romance), estilo donde se logra lo más difícil más fácil. H e dudado en responderos, y me he vencido al dictamen de atreverme a competiros para dejaros triunfante. Descolgaré, pues, la lira
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* B N M M s . 3.889, fols. 32r-33r. E l p o e m a no lleva fecha, pero p o r evidencia interna, p o d e m o s situarlo p o r los a ñ o s 1 6 4 3 - 1 6 4 4 : U l l o a en sus p r o p i o s versos «Señor, d o n G a b r i e l , yo estoy» (a los que estas coplas son respuesta) pide consejos a B o c á n g e l sobre c ó m o m e j o r
atraer la a t e n c i ó n y b u e n a
voluntad d e l n u e v o
favorito d o n Luis M é n d e z de H a r o . Este a s u m i ó los poderes de estado de su t í o , d o n Gaspar de G u z m á n , c o n d e - d u q u e de O l i v a r e s , en e l a ñ o 1 6 4 3 . D e los dos poemas se ve claramente que no llevaba m u c h o t i e m p o c o m o n u e v o v a l i d o , y, p o r tanto, p o d e m o s d e d u c i r que fueron escritos p o c o d e s p u é s de su r e p e n t i n a e inesperada subida al poder. Este p u n t o de vista lo sostiene t a m b i é n G a r c í a A r á e z , 1952, pp. 78-80. v. 3 E n el manuscrito viene « c r e c i d o » , pero no está nada claro así el sentido del verso; y en t o d o caso «crecer» es v e r b o intransitivo. H e m o s sugerido, por tanto, «creído». vv. 7-8 E l romance de U l l o a (que ocupa los folios 3 1 r - 3 2 r del m i s m o manuscrito) tiene la difícil asonancia de ó - o . vv. 13-16 D e forma j o c o s a , B o c á n g e l i n d i c a c ó m o sus quehaceres b u r o c r á t i cos le han dejado p o c o tiempo para la p o e s í a . H a tenido que dejar su lira suspendida en el ramo de u n sauce, pero sauce que, en su caso, no es d e l m u n d o pastoril sino del m u n d o administrativo.
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DE
BOCÁSGEL
que ya en mudos consonantes dejé suspendida, siendo un ministerio m i sauce. Pero cual bridón fogoso que, preso en ociosa cárcel, rompe tardanzas y frenos si escucha el clarín o el parche; o como el soldado antiguo jubilado, honor de Marte, se arrebata si la trompa llama al bélico certamen, ya incitado, o ya obediente, c o m e n z a r é por la parte de vuestros votos que tocan (pasado ya el golfo) el margen. Vuestras interiores luces son pobladas soledades, pues sólo quien se retira en sí sabrá retirarse. Si es que hay fortuna, sus premios ciega deidad los reparte, y su ceño al virtuoso no es ofensa, sino examen. B i e n que estas causas segundas dispuso Dios con engarce de que unos pendamos de otros porque ninguno se baste. Así el pretender no cese aunque los premios se tarden,
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v. 26 E l verso entero está c o r r u p t o ; en el o r i g i n a l se lee: « c o m e n t a r s e p o r la p u e r t a » . E n p r i m e r lugar, hace falta u n verbo finito y no u n i n f i n i t i v o , puesto que las dos estrofas anteriores son oraciones subordinadas a este verbo; p o r eso hemos sugerido « c o m e n z a r é » . E n segundo lugar, la asonancia de 'puerta' (e-a) ha de ser error, ya que la asonancia d e l p o e m a es a-e. H e m o s seguido la s u g e r e n c i a de G a r c í a A r á e z , 1952: «parte». v. 28 «Pasada» viene en el manuscrito, pero no está claro, si está c o r r e c t o , de q u é sustantivo en femenino depende; creemos que ha de leerse «pasado el golfo».
ESCRITOS
DIVERSOS
(1643-58)
que una tolerancia fija desarma una estrella errante, y más en vos que a los astros debéis tan feliz semblante, que en el saber como pocos os dan lucir como nadie. La sola urbana lisonja es una p o n z o ñ a afable, con que enjuagarse no es riesgo como después no se trague. N o dan estas prevenciones lo mejor, mas lo tratable, que la prudencia de avisos no de escarmientos se vale. Y volviendo al digno obsequio del señor don Luis, es lance de temer que su modestia sus mismas señas e x t r a ñ e . Decís muy bien, aunque poco, que es riesgo (aunque muy süave) que corta alabanza empiece lo que el silencio aún no acabe. Su celo y afán continuo más se afirman con afanes, cual columna a quien el peso hace más recta y estable. Visteis don Luis (yo lo he visto) viento en popa, altiva nave, a quien tesoros y presas no afonden sino balancen. Antes nivelado el buzo del peso que al fondo yace, no rompe el mar al arbitrio (árbitro, sí) de los aires.
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v v . 43-44 Juego de palabras a base de «estrellas fijas» (las estrellas propiamente dichas) y «estrellas e r r a n t e s » (los planetas). E l referirse a los reyes y sus privados c o m o estrellas o astros ( c o m o en el verso 45) era lugar c o m ú n en la é p o c a . v v . 6 9 - 7 2 Interesante i m a g e n de d o n L u i s M é n d e z de H a r o c o m o nave de estado, c o n el viento en popa.
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DE
BOCÁSGEL
Ave es humana un ministro, y Dios, el rey, su velamen no zozobra, porque lleva su prosperidad por lastre. Treinta y dos años he sido testigo en las aulas reales de verle en varias fortunas con pecho y timón constante.
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E l soldado, el erudito, la viuda, el postumo infante, si hablo su razón por ellos, ¿cuándo no le hablaron tarde? Q u i e n dio más francas audiencias, si han en su salud más frágil, de sus achaques ninguno para el despacho fue achaque. Sin elección la justicia resplandece en sus piedades; de un cuarto Sol digna sombra, que a un tiempo es monarca y padre. ¡ O h verdades sin lisonja, en razones de tal arte que en sus méritos son sólo lisonjeras las verdades! De su favor soy hechura, y es acción de buena sangre que a su artífice engrandezca esta política imagen.
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v. 81 B o c á n g e l no e m p e z ó su carrera administrativa hasta 1629 cuando e n t r ó en la Casa del C a r d e n a l Infante
c o m o b i b l i o t e c a r i o , aunque llevaba tres años
ejerciendo el puesto de manera no oficial debido a las ausencias y enfermedades de su antecesor en el cargo, d o n F r a n c i s c o G u a j a r d o (véase D a d s o n , 1991, p . 82). A u n si tomamos la fecha de 1626, las cifras no cuadran, ya que a ñ a d i e n d o a esto treinta y dos a ñ o s llegamos al a ñ o de 1658, a ñ o de la muerte del poeta, y , c o m o hemos d i c h o antes, es m u y p o c o probable que este romance date de aquel a ñ o . v. 101 hechura: «la persona a quien otra ha puesto en a l g ú n empleo de h o n o r y c o n v e n i e n c i a , que confiesa a él su fortuna y el ser h o m b r e » (Autoridades).
241 Dedicatoria A l R e y nuestro señor Felipe Cuarto, católico y augusto monarca en ambos hemisferios 1
Los ú l t i m o s honores de la primera vida, los primeros de la vida mejor, en que ya respiran aquellos nobilísimos soldados que lo fueron de esta Jerusalén, que milita debajo de la mano y presencia católica de Vuestra Majestad (Dios le guarde), y ahora l o son de aquella Jerusalén que no combate y triunfa, predicó el padre fray A n t o n i o de Castro, Maestro y D e f i n i d o r del Instituto y de toda la doctrina de San Agustín, sacro orador de V . M . que sus letras no se contentaron con menor Padre, ni su profesión con menor d u e ñ o . Permitióse el auditorio (que formó la nobleza y erudición togada de esta Corte) toda la licencia de grande que la ausencia de V . M . pudo dejarle. Y acordándose m i a t e n c i ó n que había sido de su real orden este obsequio, u s u r p é a la modestia del autor (amistad o lisonja fuese) esta oración aplaudida, sagrada entonces, consagrada ahora al celo y a la erudición de V . M . por dar a su estudio la postrer a m b i c i ó n de grande. ¡ O h tres y cuatro veces felices (Señor) aquellos campeones gloriosos, que a vista del mayor rey, en la más justa (y aun piadosa) guerra perdieron primero la vida y luego, en virtud de su fama, perdieron la muerte! Porque si el ocio sólo en jurisdicción del tiempo vive, el que oprimido al honrado peso de las armas fenece 1
P u b l i c a d a en los preliminares de Fray A n t o n i o de C a s t r o , El Sermón que de
orden del Rey nuestro Señor Felipe lili Católico,
Grande, y Piadoso monarca, en ambos
Emisferios, a las honras de los soldados que murieron en la batalla de Lérida, [s.l.-s.i.], 1644. L a d e d i c a t o r i a de B o c á n g e l se refiere a h e c h o s
muy
predicó...,
recientes,
c o m o la r e c o n q u i s t a de L é r i d a en j u l i o de 1644. D e s p u é s de la c a í d a d e l c o n d e duque de Olivares en 1643, el rey d e c i d i ó afrontar directamente las responsabilidades de g o b i e r n o . Así en febrero de 1644 salió de M a d r i d para participar a la cabeza de sus tropas en la c a m p a ñ a militar de A r a g ó n ; entre m u c h o s que le a c o m p a ñ a r o n de la C o r t e se encontraba V e l á z q u e z que, en j u n i o de 1644, le r e t r a t ó en la ciudad de Fraga, en traje de c a m p a ñ a (cuadro ahora en la C o l e c c i ó n F r i c k de N u e v a Y o r k ) ; véase l á m i n a 11.
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DE
BOCÁSGEL
acaba con todo lo que no es vida. Guerra (dije) piadosa de justa, porque la de Cataluña y Portugal, de nuestra parte, es una salud armada que forzosa administra la fuerza, pues la mejor medicina se introduce mejor a veces violenta; bien que es trabajo superior a las armas hacer primero al enemigo sabio que rendido . Los capitanes ilustres, a quien en tal ocasión d e s m o n t ó la muerte, ascendieron a la mayor milicia debajo del D i o s de los ejércitos . Subirá en sus caballos, auxiliando de V . M . los heroicos designios. ¿Es, acaso, lisonja de la piedad la que pronuncio? A p o y e m i vaticinio el divino J e r ó n i m o con un alto lugar, desde donde parece que veía la guerra de C a t a l u ñ a y a V . M . en ella, la opulencia en las provisiones, la uniformidad en los órdenes, la emulación igual entre bisoños y veteranos, como a sus militares, aunque desiguales, carreras se darán palmas iguales. V i o t a m b i é n la caridad con que V . M . regala sus heridas , y el premio, en fin, que debe esperar por tan heroicas funciones. Huic quadrigae (dice J e r ó n i m o ) Iesus praesidet — a q u í figuraba la justicia de esta guerra. De his equis, et Abacut canit. Ascende super equos tuos et equitatio tua salus — s u b i r á D i o s en los caballos que dije. Impari cursu, pari animo ad palmam tenditur — l a e m u l a c i ó n de la noble juventud con los soldados viejos. Unum aurigae jugum trahunt — l a u n i ó n de los órdenes entre la cabeza y los miembros o cabos. Non exspectantes flagelli verbera; sed ad vocis hortamenta ferventes — l a distribución del premio y castigo. Horum sordibus dealbatur — e l cuidado de V . M . con muertos y heridos. Munerarius pauperum — l a difusión del tesoro en alimentar los escuadrones. Et egentium candidatus —las mercedes que Vuestra Majestad a n t i c i p ó a la primera vista de sus armas. Sic festinat ad Coelum — l a corona de estrellas que ha de suceder a la que ciñe, tan merecida, de dos mundos. T o d o se halla en Vuestra Majestad, como en glorioso y no estorbado centro. V i v a los años que merece, en 2
3
4
5
2
B o c á n g e l utiliza t é r m i n o s m u y parecidos a los ya empleados en el Triunfo de
Amor y Marte de m á s o m e n o s las mismas
fechas
( n ú m e r o 215): « N o
sufren
m e d i c i n a sino armada / . . . / salud sangrienta otorga a C a t a l u ñ a » (215; 193 y 196). 3
4
Frase bíblica, el D i o s de los ejércitos, el D i o s de Israel. regalar: halagar, acariciar, o hacer expresiones de afecto y benevolencia (Auto-
ridades). 3
* T o m o 1 de C o n s o l a t . ad P a c h o m i u m [San J e r ó n i m o , Epístolas,
«Ad Panunachium de morte Paulinae»].
LXVI,
ESCRITOS
DIVERSOS
(1643-58)
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quietas felicidades, para defensa de la religión católica y de sus reinos. H u m i l d e y antiguo criado de V . M . D . Gabriel B o c á n g e l Unzueta
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DE
BOCÂNGEL
242 E n alabanza de las obras poéticas que compuso M i g u e l C i d , noble y docto sevillano, y se divulgan después de su muerte* Soneto ¿ Q u i é n , sino tú, Miguel? ¿ Q u i é n de su fama renace y vence al pájaro de Cumas?, que si dulce fenece en las espumas, el olvido después su voz infama. T u lira, empero postuma, declama de eterna e n t o n a c i ó n divinas sumas, venciendo al Fénix, hijo de sus plumas si no de las cenizas de su llama.
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D e l C i d la valentía postrimera dicen que fue vencer después de muerto (que aun el cadáver de un valiente lidia).
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Mas de este C i d más gloria se pondera, cuando su voz, después de mudo y yerto, valiente rinde al monstruo de la envidia.
* P u b l i c a d o en los preliminares de M i g u e l C i d , Justas sagradas, Sevilla, S i m ó n Fajardo, 1647. B o c á n g e l escribió su soneto «En alabanca de las Obras P o é t i c a s , que compuso M i g u e l C i d , noble y docto
s e u i l l a n o , y se d i u u l g a n después
de su
m u e r t e » . D e h e c h o , las Justas sagradas eran estas obras p o é t i c a s y fueron publicadas, p o s t u m a m e n t e , p o r e l hijo del autor
y dedicadas
a la V i r g e n
Nuestra
Señora
« c o n c e b i d a sin mancha de pecado original». v. 2 pájaro de Cumas: la Sibila u o r á c u l o de C u m a s , la más c é l e b r e de las Sibilas latinas; véase 131; 56. v. 9 O b v i a m e n t e , se refiere al gran h é r o e nacional R u y D í a z de V i v a r , el C i d . v v . 10-11 Estos versos deben algo al soneto 21; 2: «que hay vida muerta, pero no v e n c i d a » .
ESCRITOS
DIVERSOS
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(1643-58)
243 D e don Gabriel Bocángel, Cronista mayor de los reinos de Castilla y Contador de Resultas, del Consejo de su Majestad* Soneto Tanta luz en la copia reverbera, del bello original que le dio vida, que, la verdad en el engaño asida, pidió la sombra adoración primera. Mas sabiendo Filipo que venera beldad jamás del cielo repetida, viendo de igual la imagen presumida, conoció no ser alma verdadera.
5
N o fue acaso, misterio ha sido amante el bello engaño, que Filipo abona propio al amor, si a la verdad e x t r a ñ o .
10
¡ O h Mariana, oh por ti el amor triunfante! ¿Cuál fe la deberás en tu persona, a quien hoy debe adoración tu engaño?
* P u b l i c a d o en J o s é F é l i x de A m a d a y Torregrosa, Palestra Numerosa Austríaca en la victoriosa ciudad de Huesca al Augustissmo Consorcio de los Catholicos Reyes de España, Don Felipe el Grande, y Doña Mariana la Inclita, H u e s c a , J u a n Francisco de L a r u m b e , 1 6 5 0 , f o l . 18r. E l soneto fue escrito para el asunto s e g u n d o : « H i z o arbitros los ojos e l R e i nuestro s e ñ o r de la hermosura de su amada C o n s o r t e D o n a M a r i a n a de A u s t r i a , bosquejada en los cortos t é r m i n o s de u n retrato, y c o n ser Juezes fueron condenados a breue j u i z i o . P r o m u e u e grandemente este A s u m p t o a describir los efectos que o c a s i o n ó en la R e a l Idea tan singular hermosura. A l que mas se adelantare en l o c e ñ i d o de v n Soneto, se le dará p o r p r e m i o vna Saluilla de Plata. A l segundo, v n s o m b r e r o
de m e d i o castor. A l t e r c e r o ,
ámbar». E l p o e m a de B o c á n g e l sigue de cerca estas directrices.
unos guantes de
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DE
BOCÁSGEL
244 Romance* E n nuevo abismo de luces, en fiel borrasca de incendios, un puerto miro en un golfo donde todo el golfo es puerto. E n cristales dividido, lo hermoso del firmamento, no envidiando los que copia, astros retrata en espejos.
5
E n mar de cristales rotos se queda el prodigio entero, y para fondar sus rumbos sólo es piloto el que es ciego. C o n g r e g á r o n s e las aguas más finas, hoy sin precepto y aun sin lugar, que de amantes aquí sin caber cupieron. Los cuatro elementos forman un paraíso tan bello que al otro sólo el ser antes
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* J . M a r t í n e z de G r i m a l d o , Bosquejo del majestuoso aparato, ostentativo adorno, y reuerente culto, con que la Protocongregacion de los indignos esclavos del Santissimo Sacramento ha celebrado la Octava, y demás fiestas a esta suprema Magestad Sacramentada, M a d r i d , 1651, fols. 1 3 v - 1 4 r . V o l v i ó a publicarse Fundación,
y fiestas de la Congregación
en J . M a r t í n e z
de G r i m a l d o ,
de los indignos esclavos del SS. Sacramento,
M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1657, fols. 122v-23r. H e m o s c o g i d o el texto de esta e d i c i ó n p o r representar la ú l t i m a v e r s i ó n del poeta,
lo m i s m o que c o n
los
n ú m e r o s 2 4 7 - 4 8 y 2 5 2 - 5 3 . H a c i a 1633 B o c á n g e l actuaba c o m o secretario de esta C o n g r e g a c i ó n sita en la m a d r i l e ñ a iglesia del Caballero de Gracia; fue confraternidad a la que p e r t e n e c í a n muchos poetas m a d r i l e ñ o s (véanse D a d s o n , 1991, p. 93, y B e n í t e z Claros, 1950, pp. 2 3 1 - 3 2 , D o c . 16). v. 17 Los cuatro elementos: la tierra (vv. 2 1 - 2 4 ) , el agua (vv. 2 5 - 2 8 ) , el aire (vv. 29-32), y el fuego (vv. 33-36).
ESCRITOS
DIVERSOS
(1643-58)
le queda ya de primero. E n tempestades de flores, lo hermoso sin lo grosero sirve la tierra y mejora los frutos en documentos. E l agua en fragmentos casi con entendimiento, traduce en todo lo claro cuanto venera en misterio.
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firmes,
N o inspira a soplos vulgares el aire puro y sereno, porque en región tan hermosa es el buen aire elemento. Hiere el fuego en los cristales, y, fénix de sus reflejos, en cada viso es el otro y en cada verdad el mesmo. Retrato, en fin, de la gloria, en cuyo empíreo bosquejo son las alabanzas sombras y los posibles son lejos. Pero ingrato a lo divino salió este asombro a sus dueños; debido ayer a sus manos, hoy niega humanos aciertos. ¡Oh, el menos indigno trono de Dios!, pues te ignoro y veo. Señor, templad ese asombro que se atreve a sacramento.
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v. 21 Cfr. 65; 10: «el suelo anega en tempestad de
flores».
v v . 3 7 - 4 0 N ó t e s e c ó m o , una vez m á s , B o c á n g e l
i n t r o d u c e t é r m i n o s de la
pintura: bosquejos (que reproduce el t í t u l o de la c o l e c c i ó n Bosquejo del majestuoso aparato), sombras y lejos.
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245 Corona mural* Otórgala España, agradecida, a la inmortal memoria de don M a r t í n Suárez de Alarcón, p r i m o g é n i t o del conde de Torresvedras, que en la hazañosa recuperación del Fuerte de San Juan de los Reyes, a vista de Barcelona, fue el primero que subió la escala y m u r i ó , matando al caudillo francés que se le opuso E l laurel valeroso de una vida que p e r d o n ó la muerte, mas sin muerte; la hazaña grande que al olvido olvida, pues cupo en el valor y no en la suerte, he de cantar, pero estrenando canto, que esta vez ha de ser músico el llanto.
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Donde el barcelonés sitiado yace, de sí gusano ciego artificioso, * A l o n s o de A l a r c ó n , Corona sepulcral. Elogios en la muerte de don Martin Suarez de Alarcón hijo primogénito del Excelentísimo
señor Marques de Trocifal Conde de Torres-
vedras. Escritos por diferentes plumas, M a d r i d , 1652, fols. 3 7 r - 4 1 r . B o c á n g e l d e d i c ó este p o e m a en sextinas a d o n F e r n a n d o R u i z de Contreras, caballero de la O r d e n de Santiago, del C o n s e j o de su Majestad en los Supremos de G u e r r a y C á m a r a de Indias, secretario del despacho universal. E n el p r ó l o g o A l o n s o de A l a r c ó n d e s c r i be p u n t u a l m e n t e la muerte de d o n M a r t í n S u á r e z de A l a r c ó n : «mas a n i n g u n o c o g i ó la muerte en l u c h a de braco p a r t i d o , sino fue a este H e r o y c o C a u a l l e r o . . . pues siendo el p r i m e r o que d i o p r i n c i p i o , c o n tan i n c r e y b l e r e s o l u c i ó n a la toma del Fuerte, l l e g ó en el p r i m e r assalto tan cerca del parapeto,
que se a b r a z ó del
G o v e r n a d o r F r a n c é s , que le d e f e n d í a . . . y v n o a otro se mataron a p u ñ a l a d a s a visto de t o d o el E x e r c i t o , c o n assombro de los C a b o s , y c o n e m b i d i a de todos, a los diez y siete de j u l i o deste a ñ o de m i l y seiscientos y c i n c u e n t a y d o s » . B o c á n g e l sigue de cerca esta d e s c r i p c i ó n . v. 5 T í p i c o c o m i e n z o de u n p o e m a h e r o i c o , al imitar a V i r g i l i o , Eneida , I, 1¬ 2: «Arma virumque cano, Troiae qui primus ab oris / Italiam, fato profugus, Laviniaque venit». v. 7 Los sucesos narrados p o r B o c á n g e l t u v i e r o n lugar en la primavera y verano de 1652, cuando las tropas castellanas sitiaron la ciudad durante m u c h o s meses.
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que en la pira construye, donde nace, dos muertes, de la vida y del reposo, y donde labra (por lidiar consigo) su ultraje de morir sin enemigo; y adonde de Austria aquella heroica rama (Príncipe de la mar) su orgullo doma, dándole obsequio superior la fama que Grecia a Aquiles y que a César R o m a , pues armada y pacífica su diestra en preludios de Marte a ú n fue maestra. ¿ Q u é desleal licencia (¡oh plebe impía!) te incita a codiciar tan nuevo daño?, pues al francés no debes sólo un día, que es próspero de engaños un engaño. ¿Es promesa, es lisonja o es misterio ceñirte al yugo de un soñado imperio? T u nobleza fiel, tu heroica parte, bien que oprimida en el leal camino consiste. A l templo de Filipo Marte p e n d i ó la espada y m e j o r ó el destino; tan padre, más que rey, que en ti su acero hiere segunda vez, y en sí primero.
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¡ O h más duro que tú! D e aquesas peñas aprende (¡oh novedad!) a no ser duro. Ellas de humanas al cincel dan señas, v. 12 Cfr. 92; 14: «la afrenta de m o r i r sin e n e m i g o » y 2 1 5 ; 187: « i n v e n t a r o n m o r i r sin e n e m i g o » . Este ú l t i m o ejemplo se refiere a las rebeliones de C a t a l u ñ a y Portugal. vv. 13-14 E l comandante en jefe de las fuerzas castellanas era d o n J u a n J o s é de Austria, hijo natural del rey Felipe I V . v. 16 A q u i l e s es, tal vez, el h é r o e m á s famoso de la m i t o l o g í a griega, y J u l i o C é s a r el m á s c é l e b r e de la historia romana. v. 21 E l 23 de enero de 1641 C a t a l u ñ a d e c l a r ó su lealtad a Luis X I I I a cambio de la p r o t e c c i ó n militar de Francia. v. 24 A nadie se le escapaba que Francia codiciaba el I m p e r i o e s p a ñ o l y q u e r í a formar e l suyo p r o p i o , pero en ese m o m e n t o esto eran m á s bien s u e ñ o s que realidad. vv. 29-30 C o m o en el Triunfo de Amor y Marte (215; 189-92), B o c á n g e l s u b raya la, para él, renuencia de Felipe I V de atacar las provincias de C a t a l u ñ a y P o r tugal, y su papel de padre, c o m o si de u n hijo rebelde se tratara.
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tú más labrado de inhumano y muro, pues al ejemplo de la fiel nobleza no rindes ya tu i n d ó m i t a fiereza. Guerrero grande y m á x i m o piadoso, tu rey salud armada te presenta; viste acero su venia riguroso, y su paz finge alardes de sangrienta. Cauterios del c a ñ ó n la boca exhala, vales explica al pronunciar la bala. A vista, pues, de esta ciudad ingrata surge San Juan, en elevada roca, Fuerte real, donde el francés pirata nos h u r t ó sitio grande en tierra poca; pero distinta del valor la suerte, puesto fue en él el que en nosotros Fuerte. A este blasón, violento de robado, dieron edad (no larga edad) los cielos, que el español coraje fulminado templó el valor en fragua de sus celos. Todos claman la l i d , inventan modos, y es nueva l i d el conseguirla todos. Mas entre todos un garzón valiente, a par de noble, y cuanto noble, osado, cuya edad incluyó en la floreciente su siglo, de m i l frutos coronado, hizo estudiar a Marte acción tan rara que Marte la inspiró, mas no la obrara.
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Perdonad vos, ilustres campeones, cuyos nombres son aras del olvido, si el silencio os pronuncia los blasones v. 38 Cfr. 215; 196: «salud sangrienta otorga a C a t a l u ñ a » , y 241: «es una salud armada». v. 41 Cfr. 215; 192: «el fuego militar todo es c a u t e r i o » . v. 42 C o n la ortografía original se ve mejor el juego de palabras: «vales explica al pronunciar la vala». vv. 59-60 Cfr. Relación panegírica ( n ú m e r o 232): «el que c o n trescientas lanzas y m i l pedestres soldados e m p r e n d i ó ejecutaría».
h a z a ñ a que M a r t e le a c o n s e j ó , mas
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con voz, que sólo es voz, porque no es ruido. Adonde fuisteis el mayor cualquiera, en uno a todos la verdad prefiera. C o n no visto valor, a escala vista, cobrar intenta el H é c t o r lusitano el robado fortín; y cuanto dista, de aceros puebla sólo el de su mano. Tardanzas rompe su impaciencia extraña; sufrirse al emprenderla fue otra hazaña. C o m o el regio león, si le acomete moro escuadrón a coronar de aceros, rayos espuma, y por las armas mete las garras y los ojos a ú n más fieros, y, aunque m i l astas le amenacen juntas, se precipita a devorar las puntas; ansí de Lusitania y las edades Alarcón, que la dio siglos en días y trajo de ella más fidelidades que hoy la oprime el tirano en rebeldías, con recta espada al enemigo aguarda, que a él se derriba racional bombarda. C o n fuerza tal, no la impelida bala del ballestón pedrero rasga el viento, ni de la cumbre al llano se resbala peña herida de J ú p i t e r violento, como los dos marciales combatientes a estar se impelen firmes y pendientes.
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v. 68 Interesantemente, dada la s i t u a c i ó n entre Castilla, C a t a l u ñ a y P o r t u g a l , M a r t í n S u á r e z de A l a r c ó n era p o r t u g u é s de nacimiento- (siendo su padre conde de T o r r e s V e d r a s ) . A l llamarle « H é c t o r l u s i t a n o » , B o c á n g e l
hace a l u s i ó n
t r o y a n o que p e l e ó , m a n o a m a n o , c o n A q u i l e s y m u r i ó
en el combate; véase
al h é r o e
t a m b i é n 87; 160. vv. 73-74 B o c á n g e l e m p l e ó esta imagen del l e ó n acometido p o r u n e s c u a d r ó n m o r o en 226; 165-68 y 229; 2 0 5 - 8 . L a imagen procede de L u c a n o , Bellum avile, I, 205-12. v. 78 Cfr. 226; 171-72: «se precipita seguro / a devorar los puñales», v. 86 ballestón: « M á q u i n a m i l i t a r de que se s e r v í a n antiguamente para arrojar piedras y ofender c o n ellas» (Autoridades).
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N o del cavado bronce el alarido, ni de la caja artículo sonante dieron seña al certamen nunca oído (ni aun fingido de fábula elegante). E l ardor militar suplió la pompa y el palpitar los pechos fue la trompa.
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Y a la corona circular de armados la eminencia del Fuerte ocupa y puebla, lanzando en los pertrechos atacados lluvia de balas y de incendios niebla; los paveses convierten en pavesa, piedras y plomos en borrasca espesa. A l tremendo espectáculo el vecino Meditarráneo monstruo en claro acento clamó, y de pasmo el cuerpo cristalino más cuajado se heló que de elemento. E n globos de cristal se acerca atenta el agua (aquesta vez se v i o sedienta). Truecan los elementos sus oficios, pues cuando el mar en peñas se establece por ver dos militares sacrificios, se asoma un monte por el otro y crece. La que en Tebas fue fábula del canto, es, Barcelona, en ti verdad de un llanto. C o n balances de horrible terremoto se abrazan a postrera l i d dos vidas; al quererlas cortar, extraña C l o t o el verlas de contrarias tan unidas.
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v v . 9 1 - 9 2 R e f i é r e s e a los clarines y los tambores que suelen a n u n c i a r el c o m i e n z o de la contienda. v. 101 Cfr. 87; 198: «y al s ó l i d o p a v é s hacen pavesa»; pavés:
escudo o b l o n g o
que c u b r í a casi todo el cuerpo del combatiente. vv. 103-8 Los castellanos sitiaban la c i u d a d p o r tierra y p o r mar, y c o n el b l o queo naval c o n s i g u i e r o n que los franceses no pudiesen llegar a su ayuda. v. 113 Tebas: posible referencia a la rivalidad entre Tebas y Esparta, que al final a c a b ó c o n el p r e d o m i n i o de ambos estados. v. 117 C l o t o , la p r i m e r a de las tres Parcas, la que h i l a b a : el m o m e n t o de la muerte c o i n c i d e c o n a q u é l en que se r o m p e el h i l o que va h i l a n d o C l o t o .
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Replican golpes los puñales fuertes, tantos que, a muertes dos, sobran m i l muertes. Y a , engarzados, opuesta u n i ó n estrenan; de la discordia es índice el abrazo; callan las voces y los golpes suenan, y siempre olvida la amenaza el brazo. Y a es olvido el vivir y, combatiendo, inventan vida, de matar muriendo.
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Por bocas ciento, ya al morir abiertas, aún no salen las dos heroicas vidas, porque duda la muerte, en tantas puertas, en cuál deba imperar de las heridas. D u d a el Alcides español, muriendo, si es alma suya la que sale huyendo.
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Ansí elefante líbico, ansí yace, de heridas mil, entre el concurso fuerte,
v. 131 A l c i d e s , otro n o m b r e de Heracles o H é r c u l e s , el m á s famoso de los h é roes h e l é n i c o s . v. 133 L a referencia al elefante m u e r t o en los desiertos de L i b i a procede de L u c a n o , Bellum civile, L i b r o V I : «Sic Lybicus densis elephans oppressus ab armis / Omne repercussum squalenti missile tergo / Frangít et haerentes mota cute díscutit bastas; / Viscera tuta latent peni tus, ci traque cruorem / Confixae stant tela ferae: tot jacta sagittis, / Tot iaculis, unam non explent volnera mortetn» (vv. 2 0 7 - 1 3 ) . B o c á n g e l l u e g o a p r o v e c h ó el ú l t i m o verso de este pasaje c o m o e p í l o g o al p o e m a .
Sin embargo, el
p r ó l o g o de A l o n s o de A l a r c ó n nos da otra pista para esta i m a g e n : « c o n que soberano ardimiento i g u a l ó D o n M a r t i n aquel incomparable esfuerzo del mejor H é r o e de los M a c a b e o s , E l e a z a r o , que a costa de perder la vida, quiso dexar libre a su P u e b l o , y e t e r n o su n o m b r e ! M a t ó al Elefante á p u ñ a l a d a s , y e m p r e n d i ó
esta
h a z a ñ a , despreciando el p e l i g r o , y no j u z g a n d o p o r temeridad, l o que se fundava en z e l o » . L u e g o cita a Macabeos I, 6, 4 3 - 4 6 , que describe la m u e r t e
de Eleazar
l u c h a n d o c o n t r a u n o de los elefantes de los babilonios: «Et dedit se ut liberare! populum suum, et acquireret sibi nomen aeternum... Et ivit sub pedes elephantis,
et
supposuit se ei, et occidit eum; et cecidit in terram super ipsum, et mortuus est illic». B o c á n gel seguramente t e n d r í a en mente
ambas fuentes
cuando e s c r i b i ó estos versos,
aunque indudablemente la fuente m á s directa es L u c a n o . Y eso porque el símil del elefante atacado («Sic Libycus densis elephans...»)
viene precisamente dentro
de la
historia de coraje y valor del soldado romano Cassio Scaeva, historia que B o c á n g e l h a b í a u t i l i z a d o ya varias veces; v é a n s e 124 y 2 1 1 , n . 124. P o r tanto, es probable que quisiera en u n m o m e n t o c o m p a r a r la a c c i ó n h e r o i c a de M a r t í n
Suárez
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A l a r c ó n en atacar el fuerte de los franceses c o n la de Scaeva, q u i e n heroicamente y
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y en su estrago parece que renace, pues flechas m i l no bastan a una muerte; ansí fenece el joven, no vencido, no de morir, sino de haber nacido. Muere, en fin, mas con vida reservada, que en postumo esplendor de su figura la muerte (o escondida o perdonada) c o m p a d e c i ó fiereza y hermosura. E n círculo de montes Barcelona le dio inmortal, mural le dio corona. Vuela y yace Alarcón, y aun donde yace no le hospeda capaz un elemento. Muere en tres la gran vida que renace: el cuerpo al polvo, al aire dio el aliento, en fuego yace, si inmortal respira su fama, que es antorcha de su pira. La lealtad, el valor y la nobleza de alma tan grande n i m u r i ó ni pudo. Su memoria, con sólida entereza, de la flecha mortal será el escudo. V i v o y muerto es leal, de Marte templo; de soldado sirvió, sirve de ejemplo.
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Tot iaculis unam non explent volnera mortem f
a solas a t a c ó la p o s i c i ó n defensiva de las tropas de P o m p e y o , m u r i e n d o e n el intento. vv. 137-38 Cfr. 2 1 ; 1-2: « T u obstinado c a d á v e r nos advierte / que hay v i d a muerte, pero n o v e n c i d a » , y 86; 112: «que hay vida muerta, pero no v e n c i d a » . v v . 139-40 Sobre la muerte de d o n M a r t í n S u á r e z de A l a r c ó n (ocurrida e l 17 de j u l i o de 1652), hay t a m b i é n u n epitafio a n ó n i m o :
«Huie,
no te detenga, o
p a s a g e r o » ( B N M M s . 3.665, f o l . 4 4 v ) . E l m i s m o m a n u s c r i t o (fols. 65r-68r) c o n tiene t a m b i é n otro p o e m a sobre su muerte: « T ú , cruel, que las lágrimas c o n d e n a s » . vv. 147-49 R e f i é r e s e a tres de los cuatro elementos: la tierra ( ' p o l v o ' ) , el aire, y el fuego; falta el agua. vv. 155-56 N ó t e s e c ó m o la Fábula de Leandro y Hero t e r m i n a c o n las mismas rimas: « d o n d e t e n d r á n , en merecido templo, / lástima el libre y el amante e j e m p l o » (2; 831-32). f L u c a n o , Bellutn civile, L i b r o V I , v. 2 1 3 .
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246 Celebrando el presente de un escritorio de vidrio con su bufete de admirable labor que envió desde Barcelona el serenísimo señor don Juan de Austria a la serenísima infante doña Teresa María, con don Pedro de la M o t a Sarmiento, su mayordomo, que se le enseñó al autor de este Romance en su posada Romance de don Gabriel Bocángel Unzueta* D o n Pedro, en vuestra posada en uno v i dos prodigios anoche, estrenando entonces ver la firmeza del vidrio. N o le miré con los ojos, pues trocando los oficios para ver lo singular es el ingenio el sentido. E n nada exterior paraba de aquel pasmo cristalino, donde quedaron las flores de los cristales narcisos.
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* B N M M s . 3.661, fols. 2 0 6 r - v (manuscrito que procede de la b i b l i o t e c a del duque de U c e d a ) . N o lleva fecha, pero p o r e v i d e n c i a interna l o p o d e m o s fechar p o r los a ñ o s 1 6 5 2 - 1 6 5 3 . E n el p o e m a B o c á n g e l se refiere al s i t i o y asedio de B a r c e l o n a que tuvo lugar durante el i n v i e r n o de 1651 y primavera de 1652, y a la posterior v i c t o r i a castellana c u a n d o , en octubre de 1652, los catalanes trataron la paz c o n d o n J u a n J o s é de Austria, hijo natural del rey Felipe I V , y comandante en jefe de las fuerzas castellanas. B a r c e l o n a se r i n d i ó el 13 de octubre de 1652 y d o n J u a n J o s é fue n o m b r a d o n u e v o V i r r e y de C a t a l u ñ a , puesto que o c u p ó c o n cierta d i s t i n c i ó n . E l p o e m a de B o c á n g e l fue seguramente escrito p o c o d e s p u é s de estos sucesos, es decir, hacia finales de 1652 o principios de 1653. v. 6 Cfr. 244; 109: « T r u e c a n los elementos sus oficios». vv. 11-12 Juego de palabras: la flor narciso, y Narciso, el que se e n a m o r ó de sí m i s m o al ver su imagen reflejada en las aguas y, desesperado al no p o d e r alcanzar el objeto de su a m o r n i satisfacer su p a s i ó n , p e r m a n e c i ó j u n t o al a r r o y o hasta c o n sumirse.
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N i me citaba al asombro que hecho estaba de sí mismo; rebelde el clavel se vengue de los inviernos y estíos, donde el artífice docto, que obró tan nuevo prodigio formando a soplos milagros, compitió el poder divino. N i tampoco que aspirase a misterio el artificio que responde a todo examen con desdén forjado a visos. N i tanto admiré (os confieso) que desde la gran Barcino viniese en vuestro cuidado seguro siempre un peligro; que aquella materia frágil medró en vuestro pecho fino pasar de naturaleza de susto a ser beneficio. N o , don Pedro, a más asombro de esta alhaja me dedico: oíd lo mucho que siento en lo poco que lo digo. De parte de quien le otorga todo el don es sacrificio, que el escritorio en secretos desdeña al precio el registro. D e l señor d o n j u á n , de aquel hijo del sol peregrino
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v. 19 B o c á n g e l se refiere al proceso de fábrica d e l v i d r i o . v. 24 a visos: vale a vista de a l g ú n objeto, h i r i é n d o l e p a r t i c u l a r m e n t e la l u z (Autoridades). v. 26 Barcino, l o m i s m o a q u í que B a r c e l o n a . vv. 35-36 Cfr. 236; 3-4: «para ver c ó m o los siento, o í d c ó m o n o los d i g o » . vv. 4 1 - 4 8 R e f i é r e s e al sitio de B a r c e l o n a en 1652 en que d o n j u á n J o s é m a n daba las tropas reales. v. 42 D o n J u a n J o s é de A u s t r i a era hijo natural d e l rey Felipe I V , habido c o n la actriz la C a l d e r o n a y n a c i d o e n 1629. L a referencia sugiere una c o m p a r a c i ó n
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que con hazañas le cuenta los rayos augustos de hijo, es un real paralelo (a m i voto), emblema es digno de Barcelona, en dos tiempos de la victoria y del sitio. Su noble antiguado muro, leal padrón de los siglos, Sinón francés con engaños de voz y acero deshizo. G i m i ó en cárcel procurada el catalán, los hechizos de lo libre imaginando en la verdad de cautivo, hasta que austríaco brazo, milagroso cuanto invicto, de aquellos fragmentos rotos le informó lustres antiguos. Las cenizas de aquel F é n i x que en Marte, en llama y suspiros tanto ardió que es casi agora heredero de sí mismo, ya respira, ya en sus plumas resplandecen los principios, que nunca el más luengo engaño cabal c o r o n ó su siglo.
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c o n Faetonte, otro hijo d e l S o l , aunque, dado el fin t r á g i c o de é s t e , no sería una c o m p a r a c i ó n m u y aceptable para los lectores de B o c á n g e l , no obstante las obvias semejanzas entre el impetuoso hijo del rey y Faetonte. v v . 49-52 A l u d e a los años de 1641 a 1652 en que C a t a l u ñ a se s o m e t i ó al p o der francés a cambio de su p r o t e c c i ó n militar. v. 51 B o c á n g e l compara la s i t u a c i ó n de B a r c e l o n a , protegida p o r sus m u r o s , c o n la de T r o y a , que fue conquistada p o r el e n g a ñ o del griego S i n ó n , el espía que los griegos dejaron en territorio troyano c o n la m i s i ó n de hacerles señales i n d i c a torias de que el caballo de madera había sido i n t r o d u c i d o en T r o y a . vv. 53-56 A l cambiar la s o b e r a n í a española por la francesa, imaginando así que c o n s e g u i r í a n la libertad, los catalanes h a b í a n c a m b i a d o ( s e g ú n B o c á n g e l ) u n tipo de cautiverio por otro; cfr. 215; 1 7 5 - 7 6 : « c á r c e l c o m p r a d a los sepulta v i v o s ; / de s ú b d i t o s apelan a cautivos».
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Y ya que el señor d o n j u á n honra los borrones míos, por salva del escritorio sirva el romance, os suplico.
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v v . 6 9 - 7 0 B o c á n g e l i n s i n ú a claramente que d o n Juan J o s é leía los borrones de sus versos. Sobre las relaciones entre B o c á n g e l y la m o n a r q u í a e s p a ñ o l a en cuanto al patrocinio de sus obras, véase D a d s o n , 1991, pp. 126-27. v. 71 C o m p l i c a d o j u e g o de palabras: salva puede significar l o m i s m o que salv i l l a , u n tipo de bandeja, y, p o r tanto, objeto corriente
que p o d í a
estar en u n
e s c r i t o r i o . T a m b i é n significa la salva o disparo de armas de fuego e n h o n o r
de
a l g ú n personaje, o alegría de alguna festividad. Finalmente, puede significar, c o m o en la frase «hacer la salva», brindar. T o d o s estos significados caben a q u í .
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247 Quintillas* Unas quintillas sencillas os quiero decir, m i Dios, porque el hereje, al oíllas, no se ponga más con vos en quintas, sino en quintillas. Fuerza de virtud secreta, de un Dios en alto lugar m i musa ensalce imperfeta, que ¿cómo os podré alcanzar, siendo pan y yo poeta? E n esta estrella tan bella os subisteis a vivir, y dais a inferir desde ella que hasta Dios para lucir ha menester buena estrella. D e plata sus rayos son, de cordero vuestro ser
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* J . M a r t í n e z de G r i m a l d o , Parayso celestial plantado por la Divina omnipotencia, M a d r i d , 1652, f o l . 2 8 r - v ; quintillas luego publicadas en J . M a r t í n e z de G r i m a l d o , Fundación,
y fiestas de la Congregación
de los indignos esclavos del SS. Sacramen to,
M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1657, fol. 147r. vv. 1-5 Cfr. 2 3 7 ; 1-5: « U n a s quintillas sencillas / os d i r é , M a d r e de D i o s , / p o r q u e el p e c a d o al oíllas / no se p o n g a m á s c o n V o s / en quintas, n i a u n en q u i n t i l l a s » . E l p o e m a 237 fue escrito el a ñ o siguiente al 2 4 7 , y p o r tanto c o p i a bastante fielmente la primera estrofa. v. 10 pan: en sus dos sentidos tal vez de p a n ( a l i m e n t o y s í m b o l o r e l i g i o s o , pan de la vida) y P a n (dios m i t o l ó g i c o de los pastores y los r e b a ñ o s , c o n su a t r i buto m á s c o n o c i d o , la flauta o siringa de Pan). Así B o c á n g e l hace contraste entre sus atributos c o m o poeta («mi m u s a » , «poeta») y la fuerza de D i o s y de la m ú s i c a del dios Pan.
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COMPLETAS
DE
BOCANGEL
con pacífico vellón, que sólo Dios puede hacer amigos, plata y vellón. Pan del cielo habéis unido lo antiguo con lo galán, siendo un astro vuestro nido: a lo antiguo, como pan, y al uso, como subido. La flor y estrella el candor muestran de la alta comida, advirtiendo al pecador que no es astro en la otra vida el que en aquésta no es D e l altar lo singular, musa, explicar no presumas, mas si le has de eternizar, su fama te da las plumas y láminas el altar.
20
25
flor.
30
35
v. 18 vellón: toda la lana de un carnero u oveja que esquilada sale j u n t a (Autoridades). Hace juego de palabras c o n vellón en el verso 20, que significa la m o n e d a de v e l l ó n , moneda de cobre que sustituía la de plata y que p o r tanto representaba para el pueblo una fuerte d e v a l u a c i ó n de la moneda.
ESCRITOS
DIVERSOS
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(1643-58)
248 Romance* A preguntaros, Dios m í o , mis dichas ocultas llego, que no siempre las preguntas son alhajas de lo necio. Sois banquete en un bocado, sois en un ampo un incendio, una verdad entendida, mas no del entendimiento. Emblema sois de las bodas contrarias a las del suelo, si en Vos el arrepentido es sólo el que está contento. De aquesta Congregación parecéis el novio eterno, fénix bizarro en las galas, otro siempre y siempre el mesmo. Flores componen y luces vuestro altar o firmamento, que viéndoos arder, y en julio, con rosas le pinta al fresco. Astros de cera la alumbran, pero arden más los misterios,
5
10
15
20
* J . M a r t í n e z de G r i m a l d o , Jardín de fragrantés flores, mesa de gloriosos frutos, taller de las mayores maravillas, compendio de las finezas del amor, [s.l.-s.i.], 1653, f o l . 15r-v; r o m a n c e luego p u b l i c a d o e n j . M a r t í n e z de G r i m a l d o , Congregación
Fundación,
y fiestas de la
de los indignos esclavos del SS. Sacramento, M a d r i d , D i e g o D í a z de la
Carrera, 1657, fols. 163v-64r. v. 17 D e n u e v o B o c á n g e l consigue i n t r o d u c i r el t í t u l o de la c o l e c c i ó n , Jardín de fragrantés flores, en el p o e m a . v. 20 O t r o t é r m i n o de la pintura, pintar a lo fresco: la pintura que se ejecuta sobre el estuco, c o n colores minerales, sin otro ingrediente que el agua (Autoridades).
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
que, por ser fondo en lo humilde, está bienquisto y soberbio. Siempre estrena aquí primores vuestro hermosísimo cuerpo. Si todo lo nuevo aplace, ¿qué hará en lo hermoso lo nuevo? E n medio vuestra virtud, la dicha está en los extremos; una Madalena hermosa y unos esclavos discretos.
25
30
v. 31 Las festividades t e n í a n lugar en el convento de Santa M a r í a M a d a l e n a de agustinos de M a d r i d .
ESCRITOS
DIVERSOS
(1643-58)
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249 Décimas* Era la edad del lucido abril, caudillo de las flores, que arma ejércitos de flores para imperar al sentido, cuando el orbe suspendido del primer éxtasis es, cuando en olvido cortés sepulta el sueño los males, cuando duermen los mortales, cuando sólo vela Andrés.
5
10
V o z que se escucha y se esconde pulsa en su oído y su fe, bien dónde va se ve, * Pedro M e s í a de la C e r d a , Relación de las /testas eclesiásticas, y seculares que la... Ciudad de Cordova ha hecho a su Angel Custodio S. Rafael, C ó r d o b a , Salvador de C e a , 1653, f o l . 62r. E l p o e m a de B o c á n g e l m e r e c i ó el tercer p r e m i o en el asunto tercero d e l C e r t a m e n , c u y o tema era: «Este m i s m o a ñ o [ 1 5 7 8 ] , u l t i m o d i a de A b r i l , d e s p u é s de m e d i a n o c h e , auiendo acabado
de rezar M a i t i n e s el venerable
A n d r é s de las R o e l a s , o y ó passos, y que entraua una persona en su aposento, que le saludaua, y d e z i a : P o r q u e no aueis q u e r i d o hazer l o que os
encomendaro[n]
aquellos c i n c o Caualleros? Q u e t i e m p o ha de v e n i r , que ha de vsar D i o s de su m i s e r i c o r d i a c o n este p u e b l o , p o r i n t e r c e s s i o n de los huessos
destos Mártires:
p o r q u e han de suceder graues enfermedades, y pestes y trayendo en processio[n] sus reliquias en v n R e l i c a r i o c o n viriles, porque manifiestamente se puedan ver, se aplacará la ira del S e ñ o r : auiso que d i o el glorioso A r c á n g e l san Rafael, certificado p o r él m i s m o , c o m o se refiere en el sexto assumpto. A q u i e n en seis D e c i m a s , c o m p r e h e n d i e n d o este h e c h o en lo esencial, c o n m a y o r e s t i m a c i ó n , y r e c o n o c i m i e n t o , diere gracias al g l o r i o s o A r c á n g e l desta a p a r i c i ó n , y auiso, se le dará p o r p r i m e r p r e m i o v n p o m o de plata de peso de v e i n t e escudos. Y p o r segundo v n espejo grande, c o n g u a r n i c i ó n de e u a n o .
Y p o r t e r c e r o v n rosario de á m b a r »
( M e s í a de la C e r d a , 1653, f o l . 61r). C o m o se ve p o r el p o e m a , B o c á n g e l s i g u i ó bastante de cerca las indicaciones del asunto.
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BOCANGEL
pero no se ve de dónde. Pregúntale, ¿qué responde al no haber obedecido? Él calla. Elocuencia ha sido, que sin voz suena más alta, pues sólo cuando le falta tiene voz un convencido.
15
20
A cinco de Dios soldados le arguye de inobediencia, pues cristalina evidencia tardó a sus cuerpos sagrados. Veráslos (dice) ilustrados, y cuando suplique el suelo, entre el mayor desconsuelo, gima en tempestad de plagas, los múrices de sus llagas serán los iris del cielo.
25
30
Así el Paraninfo alado (de C ó r d o b a sacro asilo) arguye a Andrés en estilo digno de amor indignado. E l humilde, y deslumhrado al angélico denuedo,
35
vv. 21-24 P o r el asunto segundo del C e r t a m e n , descubrimos el significado de estos versos: «en el a ñ o de 1578 el venerable y n o b l e A n d r é s de las R o e l a s , Sacerdote de vida exemplar, natural de C o r d o u a , estando enfermo de hidropesia, y sin esperanca de c u r a c i ó n , o y ó c i n c o veces v n a v o z en
diferentes
n o c h e s , que le
dezia: Salta al campo y t e n d r á s salud.» E l sacerdote o l v i d ó el consejo, pero u n día salió d e l c o n v e n t o de Nuestra s e ñ o r a de G r a c i a y fue al c a m p o , donde de repente se encontraba mejor: «Vio c i n c o Cavalleros mancebos hermosissimos, vestidos de blanco y encarnado, y p a r á n d o s e d i x o el u n o dellos: P o r vuestra vida, s e ñ o r , pues sois Sacerdote, que vais al Prelado y le digáis, que aquel sepulcro que se h a l l ó en San P e d r o , y huessos de los Santos, que los tengan de gran v e n e r a c i ó n , p o r q u e v e n d r á n a esta C i u d a d muchas enfermedades, y mediante ellos será libre» (Mesía de la C e r d a , 1653, fols. 53v-54r). v. 29 múrice: m o l u s c o m a r i n o que segrega u n l í q u i d o p u r p ú r e o ; p o r e x t e n s i ó n , c o l o r de p ú r p u r a ; a q u í , sangre. v. 31 Paraninfo: el que anuncia alguna felicidad; a q u í se refiere al a r c á n g e l R a fael, ya que u n o de los atributos de los a r c á n g e l e s era su c o n d i c i ó n de a n u n c i a r noticias de peso.
ESCRITOS
DIVERSOS
(1643-58)
en sí turbado, en Dios ledo, tanto estrechó el corazón que sólo su devoción q u e d ó mayor que su miedo. Salve, ¡oh Rafael!, mayor que la mayor alabanza, por cuyo auxilio se alcanza a Dios con alas de amor. Timbre al cordobés honor, medicina más que humana, pues está cuando más vana, porque sana es medicina, y en voz dos veces divina es cuando corrige y sana. Formar puede celos Dios entre piedades vertidas, de que con sangre de heridas son ya los que curan dos. E n cierta manera a vos, de cinco Abeles vertida la sangre, más noble vida debe que a la vez de A b e l , si habló venganzas aquél, ya aquí por vos las olvida.
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vv. 46-50 San Rafael era patrono de los m é d i c o s y la medicina. v. 56 Abel: hijo segundo de A d á n y E v a , fue asesinado p o r su h e r m a n o C a í n , envidioso p o r q u e D i o s a c e p t ó los sacrificios de A b e l y no los suyos (Génesis, 4, 2¬ 16). A q u í , los c i n c o Abeles son los c i n c o m á r t i r e s cuyos huesos se h a b í a n e n c o n trado en la iglesia de San Pedro. v. 59 Q u i e r e decir la venganza de C a í n .
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250 Soneto* Oye Andrés una voz que no obedece (por hacer más feliz su inobediencia); mándale dar el culto de evidencia a cinco estrellas, cuya luz le ofrece. Mas, como aquésta en las tinieblas crece, lució apelando de mortal sentencia, cuando C ó r d o b a , asida a su clemencia, del aire impuro lóbrega adolece. ¡ O h calidad de estrellas más divinas la de aquestos de Dios fieles soldados, en el primero, en el segundo indicio!
5
10
Escondieron sus luces peregrinas al beneficio propio, e ilustrados se otorgan al ajeno beneficio.
* Pedro M e s í a de la C e r d a , Relación de las fiestas eclesiásticas, y seculares que la... Ciudad de Cordova ha hecho a su Angel Custodio S. Rafael, C ó r d o b a , S a l v a d o r de C e a , 1653, f o l . 79r. B o c á n g e l p r e s e n t ó este soneto para el asunto s é p t i m o , pero no g a n ó n i n g ú n p r e m i o . E l tema era: «El G l o r i o s o A r c á n g e l , en las reuelaciones referidas d i x o , que se pusiessen las reliquias de los santos M á r t i r e s en v n R e l i c a r i o c o n viriles, para que se manifestassen al p u e b l o , y alcancassen del S e ñ o r sus m i s e r i cordias p o r su i n t e r c e s s i o n . Y el a ñ o de seiscientos y dos, p a d e c i é n d o s e en
esta
C i u d a d vna graue peste, se dispuso vna sumptuosa A r c a , o R e l i c a r i o , c o n viriles, d o n d e se c o l o c a r o n los huessos de los Santos M a r t y r e s , y oy se veneran ajustando el o r d e n , y f o r m a dada p o r el g l o r i o s o A r c á n g e l , sin noticias della, hasta tenerla e x e c u t a d a » (Mesía de la C e r d a , 1653, fol. 78r). vv. 1-2 A n d r é s de las R o e l a s , c o m o v i m o s en el p o e m a anterior, no h a b í a h e c h o caso de los consejos de San Rafael. v. 4 Las c i n c o estrellas son los c i n c o santos m á r t i r e s . vv. 7-8 R e f i é r e s e a la peste que asoló a gran parte de A n d a l u c í a y Castilla a finales del siglo X V I y principios del X V I I .
251 Aprobación
1
H e visto por mandado de Vuestra Alteza los Triunfos festivos del santísimo y milagroso Cristo de San Ginés, que tiene por muy propio título la relación que don Isidro de Angulo y Velasco ha escrito de su magnífica traslación a la nueva Capilla donde hoy se ve y adora colocado. Y aunque en n i n g ú n pincel puede caber tan soberana idea, n i ser posible copia de tan sublime original alguna, debe estimarse al estudio y a la piedad del autor haber escapado de las injurias del tiempo y del olvido aquellas altas memorias en estos menos indignos caracteres, dilatándose por muchos años el aplauso que entonces ciñó a quince días. Q u i e n vio a nuestro Sagrado Redentor triunfando por las calles de M a d r i d , entonces pudo aplicar el generoso sentir de Séneca, donde dijo: Necesario es que suban más altas las glorias que las injurias , elevando más la piedad española el obsequio en una Corte que la ingratitud hebrea su obstinación en el C a l v a r i o . N o pasaré a la d i g n í s i m a alabanza de esta congregación ilustre, por que dejara menor al encarecimiento; sólo diré que en m i sentir no sólo es digno el autor de la licencia que a Vuestra Alteza suplica de estampar este escrito, sino del agradecimiento que se debe a quien participa al beneficio p ú b l i c o del orbe aquella grandiosa celebridad que sólo entonces los afortunados en M a d r i d gozaron. Este es m i parecer. E n M a d r i d , a primero de agosto de 1656 años. 2
1
P u b l i c a d a en los preliminares de Isidro de A n g u l o y Velasco, Triunfos festivos
que al Crucificado Redeniptor del mundo, erigió la Real Congregación del Santo Christo de San Gines... de Madrid, en la Colocación
de su nueua Capilla de su Santa Imagen,
M a d r i d , G r e g o r i o R o d r í g u e z , 1656. 2
* S é n e c a ; «Necesse est, vi amplius erumpant beneficia, quam injuria» [ N o se ha
p o d i d o encontrar la cita; la m á s parecida es: «pluris aestimo beneficium quam iniuriam» (Epístola LXXXI,
sec. 8); t a m b i é n es posible que proceda de los Proverbios y Senten-
cias de Lucio Anneo Séneca, l i b r o c o n o c i d o ampliamente].
que B o c á n g e l
demuestra
en otras obras
haber
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252 Romance* Omnipotente ingenioso que, ardiendo en Etnas de amor, en ampos celáis incendios y en sola una espiga un Dios, pues a padecer venistes sufrir un preguntador que pregunta lo que sabe, pero lo que entiende, no, si nuestro padre infelice en la viña se perdió, y el primer hombre del mundo no supo ser labrador, ¿cómo le volvéis la viña?, sino por que os deba yo fiarme todo el caudal en que todo Adán quebró. Si en la viña se promete * J. Martínez
de G r i m a l d o ,
Abrasado Corazón
5
10
15
en llamas amorosas, M a d r i d ,
1656, sig. B 4 r ; romance luego publicado en J . M a r t í n e z de G r i m a l d o , Fundación, y fiestas de la Congregación
de los indignos esclavos del SS. Sacramento, M a d r i d , D i e g o
D í a z de la Carrera, 1657, fol. 184v. v. 2 N o t e m o s c ó m o en m u c h o s de estos poemas religiosos se u t i l i z a el m i s m o lenguaje que en los amorosos: nieve (el m o n t e E t n a cubierto de nieve, ampos) / fuego (ardiendo, i n c e n d i o s ) . A q u í el énfasis en i n c e n d i o s amorosos se debe en parte al título de la c o l e c c i ó n : Abrasado corazón en llamas amorosas. v. 3 celáis: encubrir, ocultar alguna cosa. v v . 11-12 R e f i é r e s e a A d á n que, c o m o castigo p o r haber probado la fruta del á r b o l de c i e n c i a de b i e n y de m a l , fue echado d e l P a r a í s o y c o n d e n a d o a trabajar c o n el sudor de su rostro; sin embargo, sus esfuerzos en la tierra s e r í a n en v a n o , c o m o leemos en la B i b l i a : «maldita será la tierra en tu obra: c o n afanes c o m e r á s de ella todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te p r o d u c i r á , y c o m e r á s la yerba de la tierra» (Génesis, 3, 17-18).
ESCRITOS
DIVERSOS
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Cristo, y en el pan se dio, hoy indistintos pregonan que en Dios la promesa es don. De un leño el sacro racimo pende, y pronuncia su voz que sólo sed, que está en cruz, es digna de su licor. Almas, entended la cifra del pan y vino en unión; entre memorias de ingratos subió un beneficio a dos.
vv. 2 5 - 2 6 N o es
obvia
la cifra o clave a que se
20
25
refiere en estos
versos:
« u n i ó n » , c o n su o r t o g r a f í a del siglo X V I I ( v n i o n ) , es anagrama casi perfecto de «vino», pero no entra el pan.
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253 Quintillas* Señor, en quintillas llego a vuestro solio tranquilo donde estáis nevando el fuego, porque en la fe hasta el estilo quiere preciarse de ciego. Esta humilde esclavitud vuestros prodigios imita con nueva solicitud, pues el corazón se quita para tener más salud. Y puesto que en él anida hoy vuestro cuerpo, m i Dios, confiesa con fe rendida que no el corazón, mas Vos sois principio de la vida. Es tan alta la afición del pecho (a Vos elevado en la recíproca unión) que el gusto de haberle dado le queda por corazón. N i menor misterio alabo * J. Martínez
de G r i m a l d o ,
Abrasado Corazón
5
10
15
20
en llamas amorosas, M a d r i d ,
1656, sig. F 2 v ; quintillas luego publicadas en J . M a r t í n e z de G r i m a l d o ,
Fundación,
y fiestas de la Congregación de los indignos esclavos del SS. Sacramento, M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1657, fol. 200r. v. 9 Las m ú l t i p l e s referencias al c o r a z ó n en este p o e m a se deben, en parte, al t í t u l o de la c o l e c c i ó n : Abrasado corazón en llamas amorosas. v v . 2 1 - 2 5 E v i d e n t e j u e g o de palabras a base de «esclavo» =
S + clavo, m á s la
c o n f u s i ó n f ó n i c a de «yerro» ('error'), « h i e r r o » ( m i n e r a l de que e s t á n
hechos los
clavos). E n el verso 25 hay que leer ambas palabras — y e r r o / h i e r r o — pero, c o m o es o b v i o , sólo se puede representar g r á f i c a m e n t e una.
ESCRITOS
DIVERSOS
(1643-58)
(si en el discurso no yerro) del jeroglífico esclavo, y es que la S y el clavo es todo lo que no es hierro. B i e n el corazón se pinta en color distinto a Vos, b a ñ a d o en su roja tinta, que, a no ser forma distinta, no pareciéramos dos. Dos ángeles en contienda le ofrecen el alma; entienda cuán pura ha de estar, cuán alba, si dos ángeles son salva y su corazón la ofrenda. Esa majestad sitiada, Señor, en amante salto, triunfe en guerra enamorada, que ha de acabar por asalto si e m p e z ó por escalada.
v. 34 salva: véase lo d i c h o para 246; 7 1 .
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254 Romance* Señor, aquí de V o s todo, que me anego en mar de dudas, hijas todas de m i afecto, pero de m i fe ninguna. Si por blanco de su vuelo el serafín os pronuncia, ¿ c ó m o , de plumas sitiado, dejáis en blanco las plumas? Si es vuestra amante memoria el olvidar nuestras culpas, ¿cómo memorias de ultrajes finezas de amor vinculan? Mas si sois de fe misterio que entre imposibles triunfa, el que más de Vos alcanza es el que más dificulta. Aquí estáis como en el cielo, porque si halla la Escritura entre plumas que os anhelan otras que se pasman juntas, aquí en prisiones y vuelos de altar, de trono y columnas os ventilan unas alas y os tiemblan ligadas unas. Y porque a vista de ingratos más los beneficios suban, oponéis el fiel que os honra al hereje que os insulta. * J . M a r t í n e z de G r i m a l d o , Fundación, y fiestas de la Congregación de los in esclavos del SS. Sacramento, M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1657, f o l . 175r.
ESCRITOS
DIVERSOS
(1643-58)
¡Oh, pues, candido argumento de la esclavitud más pura!, ¿qué mucho que Vos os halle, si en la Madalena os busca?
v. 32 Madalena: véase 248; 3 1 .
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255 Romance* Señor, aunque el sueño y pasmo es de corazones finos, con desvelada ignorancia a tan buen árbol me arrimo. D e mis postrados afectos hoy a su tronco dedico las que, pareciendo dudas, tienen almas de cariños. Si q u e d ó en el primer árbol el primer hombre perdido, ¿cómo le fiáis el logro adonde tuvo el peligro? Esa zagala, aunque amante, lo dirá si, h a b i é n d o o s visto, e n c o n t r ó la más barata fineza con lo dormido. Pero, Señor, ya se viene la respuesta a los sentidos, que el árbol salió de riesgo, siendo Vos el árbol mismo. Frutos publica que es todo, pero con tácito aviso de que se los pide el alma, que llama a un ser indistinto. E l no ostentar verdes hojas * J . M a r t í n e z de G r i m a l d o , Fundación,
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y fiestas de la Congregación de los indignos
esclavos del SS. Sacramento, M a d r i d , D i e g o D í a z de la Carrera, 1657, fol. 220r. v v . 9-10 A l u d e al á r b o l de ciencia de b i e n y de m a l , c u y o fruto c o m i ó A d á n (el p r i m e r hombre) a pesar de la p r o h i b i c i ó n de D i o s . v. 13 zagala: creemos que se refiere a M a r í a M a d a l e n a , la p r i m e r a e n ver a C r i s t o resucitado.
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fue más cuidado que olvido, pues nunca en semblantes verdes maduran afectos finos. A l árbol todos, zagales, pero primero os aviso que pide lluvia de llanto y céfiros de suspiros.
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v. 29 V e r s o que recuerda algunos de sus romances pastoriles, c o m o «Aquí de Antandra, pastores» (153) o «Al retrato de A n t a n d r a / v e n i d , zagales» (162).
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256 Celébranse las felicidades de la insigne victoria de la batalla naval, y glorias acrecentadas por el patrocinio de nuestros Príncipes Octavas* Era inhumano azote del cristiano pueblo de Dios, audaz el sarraceno, que desde el nombre hasta la armada mano se vio del orbe racional veneno; el mar cubre su ejército pagano, aun más de errores que de vasos lleno, y a las quejas de insultos que convoca todo el gran archipiélago no es boca.
5
* J . de M i r a n d a y la C o t e r a , Certamen Angélico en la grande celebridad de la dedicación del nuevo, y magnifico templo que su grave convento de religiosos de la esclarecida Orden de Predicadores consagro a Santo Tomas de Aquino, Doctor de la Iglesia, el Octubre de M.DC.LVI,
M a d r i d , D i e g o D í a z de la C a r r e r a , 1657, fols. 1 1 9 v - 2 0 r . Las octavas
de B o c á n g e l fueron escritas para el asunto octavo: « C o m p o n e s e la alabanca de l o mas singular, c o m o es p r i u i l e g i o en el aplauso. Siempre ha sido especial fiesta deste T e m p l o , qual p r o p i a suya, la festiua m e m o r i a de aquella tan insigne Batalla N a u a l , p r o d i g i o m a r i t i m o del valor, y milagro del esfuerco C a t ó l i c o . . . Describase en seis Octauas aquel v n d o s o c a m p o , c u b i e r t o de velas, dispuestas para pelear. E l V a l o r M i l i t a r d e l e n e m i g o , que c r e c i ó honores al C h r i s t i a n o : gala de nuestros c o m b a tientes, sobresaliendo el decoro Magestuoso, en todo eminente, del s e ñ o r D . J u a n de A u s t r i a . E l r e c o n o c i m i e n t o de la v i c t o r i a debida a la i n t e r c e s s i o n de nuestra S e ñ o r a d e l R o s a r i o : y v l t i m a m e n t e , v n p a r a b i é n a los S e ñ o r e s R e y e s de E s p a ñ a Don
Felipe S e g u n d o el P r u d e n t e . . . » . Se estipula que los poemas t i e n e n
que
entregarse al Secretario del C e r t a m e n para el 16 de octubre de 1656, y se l e e r á n el d o m i n g o 22 de octubre a las tres de la tarde. v. 6 vasos: buques; refiérese a la flota naval de los turcos, anclada en la b a h í a de Lepanto (hoy día b a h í a de C o r i n t o ) .
ESCRITOS
DIVERSOS
(1643-58)
D e Pedro el sucesor a su fiel nave las armas del mayor Filipo agrega, invocando auxiliar la virgen ave que en tálamo de rosa el mar sosiega. Es caudillo una Alteza, donde cabe valor que dudas y peligros niega; hermano de un Filipe, a cuyo espejo triunfó la espada porque hirió el consejo. Parten los campos dos el cristalino, y aunque bajeles y armas españolas deben menor el n ú m e r o al destino, a mayor triunfo aspiran por más solas. Cambiantes galas sobre acero fino, a visos se duplican de las olas: ya se impelen las flotas, y a su encuentro brama la mar desde la faz al centro. Crédulas furias al combate apresta (soberbia en rayos) la otomana Luna, porque la encubre su fortuna opuesta con prósperos principios la fortuna. E n fuertes vario el Solimán se arresta, cuando el cristiano se establece en una,
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v v . 9-10 E l sucesor de Pedro era el papa P í o V , que, j u n t o c o n E s p a ñ a y V e necia, r e s u c i t ó la Santa L i g a originada p o r el papa J u l i o II en 1511 para combatir la amenaza de los turcos en el M e d i t e r r á n e o . v v . 11-12 Las distintas referencias a «rosa» (v. 12), «votivas rosas» (v. 31), « r o sal v i r g í n e o » (v. 46) seguramente obedecen a la necesidad de r e c o n o c e r la intercesión de Nuestra S e ñ o r a del R o s a r i o en favor de la flota cristiana. vv. 13-15 E l comandante de la flota cristiana era el hermanastro del rey Felipe II, d o n j u á n de Austria. v. 16 C o n o c i d o t ó p i c o en la p o e s í a de B o c á n g e l ; cfr. 30; 63, 86; 549, 86; 989, 198; 17, 221; 757, 227; 126. v v . 2 3 - 2 4 E l c o m b a t e c o n s i s t i ó en la t í p i c a batalla naval de la é p o c a , que no había cambiado sustancialmente desde los tiempos romanos; es decir, las dos flotas, consistentes en barcos o galeras c o n bancos de remos, se a c e r c a r o n para que los soldados a bordo pudieran luchar mano a mano sobre las cubiertas. v. 26 L a insignia del i m p e r i o o t o m a n o era la L u n a en creciente. v. 29 S o l i m á n I el M a g n í f i c o , s u l t á n del i m p e r i o o t o m a n o durante gran parte del siglo X V I ; a q u í utilizado c o m o m e t o n i m i a para los turcos.
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
pues de votivas rosas le corona naval laurel la celestial Belona. Salve, ¡oh Filipo!, no segundo en gloria, en cuya dirección valiente fundo la de aquesta naval alta victoria que te aclamó por arbitro del mundo; y tú, d o n j u á n , que a tan eterna historia sólo quedas en n ú m e r o segundo, resplandeciendo a luz equivocada prudencia militar, triunfante espada. T ú , cuarto Sol de Austria, que a la esfera no sólo sol mas solo resplandeces, goza en feliz edad (jamás postrera) la victoria que al nuevo templo ofreces; goce el fiel esperanzas que prospera en el rosal virgíneo cuantas veces le ejerce, y de T o m á s el templo santo la victoria eternice de Lepanto.
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v. 32 Belona : la diosa de la guerra en la m i t o l o g í a latina, que a veces pasaba p o r hermana o esposa de M a r t e . v. 36 L o s efectos de la v i c t o r i a de Lepanto no fueron tan concluyentes c o m o quiere insinuar B o c á n g e l ; los turcos p r o n t o restablecieron su flota y navegaban de n u e v o p o r el M e d i t e r r á n e o la p r i m a v e r a siguiente. S i n embargo, la p s i c o l o g í a de derrota o i m p o t e n c i a cristiana ante el poder o t o m a n o sí que h a b í a cambiado c o n la v i c t o r i a de L e p a n t o , y p o c o a p o c o los dos i m p e r i o s (el e s p a ñ o l y el o t o m a n o ) se retiraron a sus propias esferas de influencia. v. 41 E l cuarto sol de Austria era Felipe I V , reinante en el m o m e n t o d e l p o e ma. v. 44 C o m o i n d i c a n el epígrafe del p o e m a y el t í t u l o de la c o l e c c i ó n , la o c a s i ó n trataba de u n certamen para celebrar la d e d i c a c i ó n de u n n u e v o t e m p l o a Santo T o m á s de A q u i n o , fiesta que t e n í a lugar el d í a de la v i c t o r i a naval de L e panto, el 7 de octubre. v. 47 L o s distintos temas del p o e m a se u n e n si tenemos en cuenta que Santo T o m á s de A q u i n o fue proclamado D o c t o r de la Iglesia p o r el papa P í o V en 1567, el m i s m o que h a b í a tomado parte en la Santa L i g a contra los otomanos.
ESCRITOS
DIVERSOS
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(1643-58)
257 Soneto* A la duración de los escritos de J e r ó n i m o Zurita, Tácito español A q u í vive en cenizas inmortales segunda vez, mas con primera gloria,
* J . D i e g o D o r m e r , Progresos de la Historia en el Reyno de Aragón,
y elogios de
Gerónimo Zurita, su primer coronista, Zaragoza, H e r e d e r o s de D i e g o D o r m e r , 1680, p. 3 5 8 . C o m o i n d i c a e l t í t u l o c o m p l e t o de la c o m p i l a c i ó n , el t o m o fue ideado y dispuesto p o r J u a n Francisco A n d r é s de U z t a r r o z , cronista de A r a g ó n en tiempos de Felipe I V y gran a m i g o d e l m i s m o B o c á n g e l . P o r diversas cartas entre A n d r é s de U z t a r r o z y su c í r c u l o , p o d e m o s seguir c o n facilidad la g é n e s i s de esta obra. A p r i n c i p i o s de octubre de 1648 d o n M i g u e l J e r ó n i m o de Vals felicita a A n d r é s de U z t a r r o z que su libro sobre la vida de J e r ó n i m o Z u r i t a esté a p u n t o de terminarse. Le sugiere que p o n g a al p r i n c i p i o d e l l i b r o , «así en alabanza suya c o m o de V . M . » ( B e n í t e z Claros, 1950, p . 194), algunos poemas de, p o r ejemplo, L ó p e z de Zarate, P e l l i c e r , y B o c á n g e l . Para el 29 de o c t u b r e sabemos que de Vals ha escrito u n soneto y que B o c á n g e l va a escribir otro que se p o d r á p o n e r j u n t o c o n o t r o de Antonio Hurtado
de M e n d o z a ( B e n í t e z
Claros,
1 9 5 0 , p p . 1 9 4 - 9 5 ) . E l 17 de
n o v i e m b r e A n d r é s de U z t a r r o z escribe a B o c á n g e l , p i d i é n d o l e que cambie la idea de su soneto, y q u e e n v e z de epigrama e n l o o r de Z u r i t a sea « e n forma de i n s c r i p c i ó n para que se colocase en el c a p í t u l o de su fallecimiento» (Cartas autógrafas, X I V ) . C u a n d o recibe B o c á n g e l esta carta, ya ha escrito el soneto, y se l o manda a A n d r é s de U z t a r r o z c o n su carta d e l 28 de n o v i e m b r e
(Cartas autógrafas,
I). A
principios de d i c i e m b r e de Vals comenta el soneto de B o c á n g e l y revela que le ha mandado el suyo para sus comentarios, aunque «según es de perezoso, pienso que me l o t e n d r á u n mes sin v e r l o , c o m o ha h e c h o c o n e l otro escrito a V . M . , pues a ú n n o me l o ha v u e l t o » ( B e n í t e z C l a r o s , 1950, p . 196). P o r todo eso, p o d e m o s conjeturar que A n d r é s de U z t a r r o z pensaba editar e i m p r i m i r
su libro c o n los
diversos poemas de sus amigos para p r i n c i p i o s d e l a ñ o de 1649. S i n e m b a r g o , al parecer q u e d ó sin i m p r i m i r . A n d r é s de U z t a r r o z m u r i ó en 1653, p e r o a ñ o s m á s tarde, e l d o c t o r D i e g o J o s é
D o r m e r , arcediano de Sobrarbe en la Catedral de
H u e s c a , y cronista de A r a g ó n , d e c i d i ó reanudar el trabajo y l o p u b l i c ó e n la i m prenta de su familia en Zaragoza.
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
aquel docto varón cuya memoria (como al mundo) le tributa anales. Danle vida estos pórfidos leales, y si queda inmortal en la accesoria, ¿qué siglos le dará su eterna historia?, y donde pisa estrellas, ¿qué cabales? Dichoso aquel que a cuenta de un aliento en dos eternidades se convierte, ésta al polvo y aquélla al nombre asida.
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H a l l ó Zurita (de esta edad portento), si el aplauso en la vida, que fue muerte, la eternidad en muerte, que fue vida.
v. 4 anales: la obra más famosa y c o n o c i d a de Z u r i t a son los Anales de la Corona de Aragón, que llegaron a tener nueve tomos. v. 6 accesoria: tal vez a q u í quiere d e c i r obra accesoria, que s ó l o p o r sí m i s m a h a r í a i n m o r t a l a Z u r i t a , s i n t e n e r en historia» del verso siguiente.
cuenta
su obra m o n u m e n t a l , «su
eterna
EL EMPERADOR ([1678])
FINGIDO
258 C o m e d i a famosa E l Emperador fingido* Personas que hablan en e l l a
+
* E l texto de El Emperador fingido se ha basado p r i n c i p a l m e n t e e n la p o s t u m a de 1678, que se i n c l u y e en Parte quarenta y tres de Comedias nuevas de los mejores ingenios de España, M a d r i d , A n t o n i o G o n z á l e z de R e y e s , 1678, p p . 2 0 7 - 4 2 . H u b o en el siglo X V I I I dos sueltas: M a d r i d , A n t o n i o Sanz, 1732, y Sevilla, Imprenta de J o s é P a d r i n o , [s.a.] [ ¿ 1 7 6 0 ? ] . Las divergencias o variantes entre las tres ediciones son de p o c a i m p o r t a n c i a , y se d e b e n m á s a la mala t r a n s m i s i ó n que al uso de u n texto distinto para cada e d i c i ó n . S i n e m b a r g o , e n unos p o c o s casos, las sueltas m e j o r a n la lectura de la c o m e d i a , y así h e m o s i n c l u i d o su lectura, i n d i c a n d o e l c a m b i o c o n una nota. E l que se p u b l i c a r a la obra unos veinte a ñ o s d e s p u é s de la muerte de B o c á n g e l sugiere que éste no p r e p a r ó n i n g u n a e d i c i ó n para la imprenta, y, p o r tanto, es p r o b a b l e que d e r i v e n las tres de u n ejemplar m a n u s c r i t o , tal vez una c o p i a teatral. O t r o p r o b l e m a que surge p o r la falta de una e d i c i ó n hecha en vida d e l poeta es la autoridad y a u t o r í a d e l texto que tenemos: ¿es realmente obra de B o c á n g e l ? T o d o s estos p r o b l e m a s , y otros de í n d o l e textual, los tratamos en D a d s o n , 1988, p p . 5 3 - 6 4 , al que r e m i t i m o s al interesado. Desde aquel trabajo, sin embargo, q u i s i é r a m o s a ñ a d i r una apostilla: c o m o se verá p o r la m é t r i c a de la obra que ajuntamos al final de la c o m e d i a , son bastante desiguales las tres jornadas, c o n la tercera sustancialmente m á s corta (sólo 668 versos, cuando l o n o r m a l para esta é p o c a era unos 1.000 versos cada j o r n a d a ) ; m á s a ú n , la d i s t r i b u c i ó n
de formas
estróficas, y su variedad, es t a m b i é n desigual, especialmente notable en la d i s t r i b u c i ó n y p r o p o r c i ó n de versos entre romances y redondillas. U n o está tentado de decir que la p r i m e r a j o r n a d a fue escrita p o r u n poeta, y las otras dos (que se parecen m á s en este aspecto) p o r otro, h i p ó t e s i s reforzada, tal vez, p o r la ú l t i m a estrofa de la obra, d o n d e leemos: «Este caso e s c r i b e n graves / a u t o r e s » . L a frase, p o r supuesto, es bastante a m b i g u a : p o d í a
referirse al caso h i s t ó r i c o ((d)escrito p o r
bastantes autores) o al caso d r a m á t i c o (escrito p o r m á s de u n poeta). L a e v i d e n c i a m é t r i c a , sin embargo, n o hay que d e s d e ñ a r l a , y tal vez i n d i q u e una típica c o m e d i a escrita p o r dos o tres « i n g e n i o s de esta C o r t e » . +
A pesar de la i n d i c a c i ó n e n la Dramatis Personae, n o aparecen m ú s i c o s e n
n i n g ú n m o m e n t o de la obra.
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
BERNARDO DE R A Í Z Y EL C O N D E BALDUINO, QUE ES UNO
MISMO
E L INFANTE DE PORTUGAL E L CONDE DE NEMUR FELIPE, REY DE FRANCIA E L MARQUÉS DE MONFERRATO D O Ñ A JUANA, PRIMERA DAMA M A D A M A FLOR, SEGUNDA DAMA IRENE, CRIADA BRITO, GRACIOSO MÚSICOS SOLDADOS Y ACOMPAÑAMIENTO
[Jornada primera] Salen Madama Flor en traje de francés y de Raíz con gabán y cayadilla, de barba BERNARDO
FLOR
BERNARDO
C o m o a m i señora y d u e ñ o , pues que tu vasallo soy, Madama, obligado estoy a sacarte de ese e m p e ñ o , que, aunque tanto se aventura, con m i industria y el favor del cielo tendrá tu amor el suceso que procura. Por eso, Bernardo amigo, os traje en m i compañía, y t a m b i é n porque sabía que fuistes sólo el testigo del e m p e ñ o en que hoy me veo. Traición fuera el excusallo; haré como fiel vasallo, y más en tan justo empleo. Pues, si es Infante en España Fernando, y tan grave señor,
Bernardo
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EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
no es tu nobleza inferior. L a provincia de C a m p a ñ a lo dirá bien, pues si añado lo mucho que en ella puedes no hay duda, no, que le excedes cuando no en sangre, en estado. FLOR
¿ N o es Fernando hijo segundo del rey don Sancho el Primero de Portugal?
BERNARDO
D e eso infiero, según las leyes del mundo, que no es mucha su riqueza.
FLOR
N o , mas el cielo le ha dado lo que le negó de estado, de valor y gentileza. Y para que echéis de ver cuántos sus méritos son, o í d la imaginación que he tenido desde ayer que entramos los dos en Gante.
BERNARDO
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¿Y es, Madama?
v. 20 L a p r o v i n c i a de C a m p a ñ a será la m o d e r n a p r o v i n c i a francesa de la C h a m p a ñ a (Champaigne). E n distintos m o m e n t o s de la obra, M a d a m a F l o r subraya su c o n d i c i ó n de extranjera. v v . 2 5 - 2 7 P r i m e r a i n d i c a c i ó n del m o m e n t o h i s t ó r i c o en que se desenvuelve la obra: S a n c h o I, hijo de A f o n s o E n r i q u e s , p r i m e r rey de P o r t u g a l , r e i n ó entre 1185 y 1 2 1 1 , y el Infante Fernando era su segundo hijo. M á s tarde, al ver que la obra trata de sucesos asociados c o n la C u a r t a C r u z a d a , veremos que el a ñ o en que tiene lugar es el de 1204. v. 30 S ó l o la e d i c i ó n de Sevilla, ¿ 1 7 6 0 ? , i n d i c a a q u í que habla F l o r , una e n mienda correcta. v. 37 Gante, p r i m e r a i n d i c a c i ó n del lugar en que se sitúa la obra: los estados de Flandes, regidos p o r el c o n d e B a l d u i n o . C o m o era habitual, en estos primeros versos de la obra el autor intenta darnos todos los datos necesarios para p o d e r entender el posterior desarrollo de los a c o n t e c i m i e n t o s , así nos s e ñ a l a el a ñ o , e l lugar, y los principales personajes: el Infante F e r n a n d o , la Infanta Juana, el c o n d e Balduino.
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DE
BOCÁNGEL
Sospechar
FLOR
que se ha venido a casar con d o ñ a Juana el Infante. BERNARDO
¿ C o n Juana?
FLOR
C o n Juana, pues, hija del conde de Flandes Balduino.
BERNARDO
Y son bien grandes las conveniencias, pues si es ella heredera, él bien quisto (que es l o más) en el país.
FLOR
¿Q favor discurrís? ¡ Q u é mal mis celos resisto! (Aparte)
BERNARDO
M i s discursos no se extienden más que a abonar su persona.
FLOR
N O me ofende quien le abona, las conveniencias me ofenden, y el ver que ha un a ñ o que en Gante le entretiene, y de manera que a ú n una carta siquiera no he tenido del Infante.
BERNARDO
Q u i e n sigue a quien no la estima pase por esos desvelos.
FLOR
Y aún le seguirán mis celos hasta el más remoto clima. ¿Fe y palabra no me dio de ser mío?
BERNARDO
Pagó en eso el hospedaje, y confieso que a m í también me engañó.
FLOR
N O se ha de olvidar, n i es justo, del regalo y buen pasaje que le hicimos.
BERNARDO
u e
e
n
s
u
Fue hospedaje
igual a un príncipe augusto,
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
mas no será falso trato cuando con ella se case, ni será, aunque te olvidase, el primer huésped ingrato. FLOR
BERNARDO
N i tú el vasallo primero que a su d u e ñ o contradice. ¡Ah, villano! ¡ Q u é mal hice en fiar de este grosero material tan importante!
(Aparte)
Vanos consejos le doy, (Aparte) mas no seré yo quien soy, o ha de ser suyo el Infante.
FLOR
M a l lo hacéis en excusaros, habiéndomelo ofrecido.
BERNARDO
¿Yo me excuso?
FLOR
Pues, ¿qué ha sido hacer tan necios reparos?
BERNARDO
T e m e r la dificultad.
FLOR
Soy noble y yo no la temo.
BERNARDO
Aunque en m í parezca extremo, no me falta calidad.
FLOR BERNARDO
FLOR BERNARDO
¿Vos noble? L o cierto es que de m i valor lo infiero, y desempeñarme espero si me escuchas. D e c i d , pues. L a provincia de C a m p a ñ a dio a m i edad la primer cuna, tan incierta que el discurso la extraña o la dificulta. Pues la cuna que le debo (que a otro fuera sepultura),
vv. 97-98 T ó p i c o en la é p o c a «de la cuna a la sepultura».
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DE
BOCÁNGEL
o fue lo blando de un césped, o lo horrible de una gruta. Esta es m i mayor nobleza, y yo probaré que es mucha, pues, cuando menos, soy hijo del tiempo y de la fortuna.
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¿Perdieron R ó m u l o y R e m o , por ser de una fiera inculta alumnos?; por semidioses los t e n d r á la edad futura. Alejandro Sirio, rey
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de cuanto el Asia circunda, C i r o , gran rey de los persas, y Alcides, ¿supieron nunca de más nobleza y más padres que su esfuerzo o su ventura? Pues ¿por q u é yo he añadirme del vulgo a la infame turba, quien sólo ha nacido a ser uno más en tanta suma, por cero entre todos ellos? ¡Vanamente se regula! D e m i nacimiento, al fin,
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v v . 103-4 C a r a c t e r í s t i c a de B e r n a r d o es su a m b i c i ó n , el verse c o m o «hijo de la tierra», c o m o otro Faetonte o cualquier soldado de fortuna del siglo X V I I ; c o m o dice al final de la c o m e d i a c o n evidente o r g u l l o : « Y o soy B e r n a r d o de R a í z , / hijo s ó l o de m i suerte» (vv. 2506-7). v v . 105-7 R ó m u l o y R e m o , m í t i c o s fundadores de R o m a , fueron a m a m a n tados p o r una loba, d e s p u é s de haber sido abandonados al nacer. v. 109 A l e j a n d r o S i r i o : si n o se trata de A l e j a n d r o M a g n o , ha de ser u n p o c o c o n o c i d o rey de S i r i a , e c h a d o de sus estados p o r u n
tal N i c a n o r y su
suegro
Ptolomeo Filómetor. v. 111 C i r o , rey de los persas, fue abandonado nada m á s nacer, pero fue salvado p o r una pastora q u i e n lo e d u c ó c o m o su p r o p i o hijo. v . 112 A l c i d e s , otro n o m b r e de H é r c u l e s , t u v o u n parentesco c o m p l i c a d o y una infancia peligrosa, ya que en una o c a s i ó n J u n o i n t e n t ó matarlo c o l o c a n d o dos enormes serpientes al lado de su cuna. E l n i ñ o , que s ó l o t e n í a o c h o meses, se l i b r ó de ellas f á c i l m e n t e , a h o g á n d o l a s c o n sus propias manos. v v . 113-14 B e r n a r d o ha r e u n i d o una lista de personajes, todos de oscuro o r i g e n o de infancia difícil, c o n quienes se c o m p a r a para dar m á s lustre a su falta de nobleza, incluso falta de padres c o n o c i d o s .
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
y de m i ascendencia oscura humos nacieron, que altivos me ciegan o me deslumhran. Apenas m i primer bozo dudosas líneas dibuja, cuando ya letras y armas discurso y manos me ocupan, que aunque en otros pocas veces a un mismo tiempo se juntan, en m í , sin embarazarse, libros y espadas se a ú n a n . Pasé la filosofía, primera basa y columna de las demás facultades en que sus preceptos fundan. Consulté de las estrellas carácteres y figuras, siendo ellas mismas el libro y la luz que nos alumbra. Libro incierto y peligroso, pues comienza su lectura en los cielos y remata en las cavernas profundas del abismo. A q u í el aliento se embaraza, aquí se turban los sentidos, tiembla el labio y el cabello se espeluza. N o quieras saber más de esto, ni examinarlo presumas, pues de tan horrible ciencia más dice quien más la oculta. Las más cupieron en m í , mas yo no cupe en ninguna,
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vv. 137-40 Cfr. 230; 197-200: « N o aprendas a leer osado / los caracteres del c i e l o , / que D i o s nos da aquel v o l u m e n / patente, p e r o n o a b i e r t o » . T a l v e z la afición de B e r n a r d o a la astrología (aunque algo matizada en los versos siguientes) es u n p r i m e r i n d i c i o de la caída que le espera de sus ambiciones. v . 148 espeluza: l o m i s m o que despeluzar: « E r i z a r los cabellos a l g ú n p a v o r o m i e d o r e p e n t i n o » (Autoridades).
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COMPLETAS
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BOCÁNGEL
y así a preceptos marciales me expuse, sin más ayuda que una pica en esta mano, por cuya acerada punta gané en Cambray m i l despojos, que a ú n hoy en sus templos duran. Tuve puestos en la guerra, sin ser de aquellos que adulan al príncipe, cuyos cargos más los infaman que ilustran. Si a caballo me p o n í a , volaba c o n tanta furia m i b r i d ó n que al tiempo mismo, en desprecio de sus plumas, desafiaba ligero. ¡ Q u é mucho si, en mengua suya, más que en la arena estampaba en el viento la herradura! M i espada en cuellos infieles, o fue la guadaña adunca de la muerte, o de la Parca la tijera más aguda. Y tanto que, al anegarse en su misma sangre, juzgan que comienza para ellos de allí la Estigia laguna. U n día que v i en Amberes trabada una escaramuza, subiendo un pino por lanza
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v. 159 Cambray: p o r su s i t u a c i ó n estratégica entre Francia y Flandes, C a m b r a y ha sido escenario de innumerables batallas, desde la E d a d M e d i a hasta el siglo X V I . A q u í da la i m p r e s i ó n de que e l autor está pensando m á s en el C a m b r a y de su é p o c a que en el de p r i n c i p i o s d e l siglo X I I I . v. 174 adunca: «Lo m i s m o que c o r v o o e n c o r v a d o . V o z p u r a m e n t e L a t i n a y P o é t i c a » (Autoridades). v . 175 Parca: A t r o p o s , la que cortaba el h i l o de la vida humana. v. 180 L a laguna Estigia, laguna del A v e r n o (o Infierno). v. 182 trabada una escaramuza: disputar o librar una pelea entre ginetes o s o l dados de a caballo.
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
al ristre desde la cuja, le rompí en un coronel, cuyas astillas menudas subieron todas al cielo, pero no bajó ninguna, que como cuenta de ámbar, el sol, antorcha diurna, o ya con su actividad, o ya por virtud oculta, las atrajo a sí de m o d o que no es mucho (aunque se duda) que su virtud la suspenda o su fuego las consuma. Pasé allí lo más florido de m i edad, hasta que algunas personas, que hacen estudio de acreditar conjeturas y de cotejar semblantes, me afirmaron, importunas, que era en todo m i persona tan parecida y tan una con la del conde de Flandes que dudaban si de industrias me disimulaba entre ellos con intenciones ocultas. Y o lo tuve por engaño del vulgo, que siempre busca novedades, mas con todo quise excusarme a sus dudas,
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v. 184 ristre: «El hierro que el h o m b r e de armas injiere en el peto a la parte derecha, donde encaja el cabo de la manija de la lanza, para afirmarle en él» (Autoridades); cuja: «Bolsa de cuero, que se p o n í a asida a la silla del caballo, para meter en ella el cuento de la lanza, y llevarla segura en la m a r c h a » (Autoridades). Así que, «al ristre desde la cuja» quiere decir que el jinete pasa la lanza desde su p o s i c i ó n de descanso (en la cuja) a la de ataque ('lanza en ristre'). v v . 204-5 E l notable parecido entre B e r n a r d o de R a í z y el conde B a l d u i n o es el eje sobre el cual gira toda la c o m e d i a . v v . 2 1 0 - 1 1 L u g a r c o m ú n en el teatro de la é p o c a era criticar al v u l g o p o r su constante demanda de novedad.
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
y por huir de la muerte que quisieron darme, astutas, las espías del contrario, que entre nosostros se ocultan. D e fatigas de la guerra, donde por agua se suda sangre, pasé receloso a las de la agricultura, y a la tierra en tus estados r o m p í las entrañas duras, dando mal domados bueyes a bien ligadas coyundas. E n este rudo ejercicio, y en esta ocupación ruda, conociste m i talento que hoy en tu servicio ocupas. Si aun entre plomo un diamante mal su valor disimula, el m í o entre este sayal tiempo es ya que se descubra. Q u e un espíritu bizarro, si la fortuna le busca, o entre villanos le pierde, o de encontrarle se excusa. E n barro un licor precioso se consume o se supura, al paso que se eternizan polvos en doradas urnas. U n fresno, al cielo vecino, si le humillan fuerzas duras, haciendo que el prado barran sus cogollos y sus puntas, dejándole con más fuerza, el mismo, que alfombras turcas barrió, al prado de las nubes
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v . 2 2 4 coyunda: «La correa c o n que se atan los bueyes al y u g o » (Autoridades). v v . 2 4 6 - 4 7 Parece que B o c á n g e l emplea a q u í dos de los sentidos de alfombra: la a l f o m b r a t u r c a que cubre el suelo, y la a l f o m b r a , en sentido m e t a f ó r i c o , prado o c a m p o cubierto de flores.
del
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
los damascos arrebuja. Y o , al fin, no quepo en m í mismo, estrecha me viene y justa el alma en tan corta esfera: rompa, rompa su clausura, que aunque la vida me cueste, me ha de ver quien me reputa por villano aun más allá del imperio de la luna. Este soy, éste es Bernardo de R a í z a quien injurias, viendo que el valor me arrastra y el aliento me estimula a emprender asuntos grandes. ¿Por q u é el navegante busca el mar si no es por el premio o el interés que procura, cuya fábrica inconstante, que entre esperanzas fluctúa, no desmaya en el peligro, brame el mar o el bajel cruja? Mas todo interés es vano, toda esperanza caduca, si no se funda en la fama y en sus aplausos se funda. Q u i e n aspira a menos que otro de su valor se desnuda, los infortunios le siguen, las miserias le importunan, las desdichas le congojan, las confusiones le apuran, los peligros le acobardan, los males le descoyuntan, la envidia, el tiempo, la suerte de su paciencia se burlan,
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v. 248 arrebuja: « E n v o l v e r una cosa c o n o t r a . . . l o m i s m o que arrollar, n o c o n o r d e n sino c o n f u s a m e n t e » (Autoridades).
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BOCÁNGEL
la fama le menosprecia y el olvido le sepulta. FLOR
Tanto más me quejaré de vos, si no me ayudáis, y más después que mostráis los alientos que ignoré; bien que de vuestra persona esto y más me prometí.
BERNARDO
H o y se vuelve contra m í eso mismo que me abona; mas yo no puedo excusarme, ni hay recelo que lo impida: aventúrese la vida (Aparte) pues que ya llegué a empeñarme. ¿ N o soy Bernardo de Raíz? Sí, pues ¿de q u é me acobardo?
FLOR
¿QU¿
E S
1° q
u e
decís, Bernardo,
que a ú n de vos os recatáis? BERNARDO
D i g o que pues en C a m p a ñ a diste en el alma lugar a u n extranjero, a pesar del valor que te acompaña, pues yo a servirte no acierto, y en Palacio hemos entrado, que te valgas del criado del Infante, pues es cierto que ha de estar agradecido al hospedaje pasado. Mas ¿no es aquél el criado? A muy buen tiempo ha venido B r i t o . (Sale Brito)
BRITO
Bernardo, M a d a m a , ¿qué novedad es aquesta? ¿En Gante los dos? ¿ Q u é fiesta o q u é pretensión os llama del vuestro a aqueste país? Mas no será el pretender;
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
las fiestas vendréis a ver; a buena ocasión venís, que de Juana y del Infante... FLOR
Bestia, no me digas más.
BRITO
...se tratan...
FLOR
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Cansado estás.
BRITO
...las bodas.
FLOR
¡Ah, falso amante! mas disimular conviene. (Aparte) D i , B r i t o , así D i o s te aguarde, haz de sus gracias alarde, dinos las partes que tiene la novia. ¿Es discreta? ¿Es bella?
BRITO
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¿Para q u é saberlo quieres? Curiosas sois las mujeres. Si le digo que hay en ella (Aparte) las partes que el mundo alaba, se ha de volver a enfadar. Y o se la quiero pintar a dos luces.
FLOR
D i l o , acaba. ¿Es muy bella? ¿Es muy perfeta?
BRITO
A otros ojos puede ser, mas tan fea es a m i ver que pudiera ser discreta. Ojos chicos, ceño grave, pelo largo, crespo y rizo; mas si es propio o si es postizo, sólo su frente lo sabe, que no he llegado a ser yo de su jaulilla el jilguero.
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v v . 3 3 9 - 4 0 E l t ó p i c o de la fea discreta; cfr. 162; 3 3 - 3 6 : «Es, al fin, su h e r m o s u ra / dicha de necia, / y su ingenio y donaire / dote de fea». v. 346 jaulilla: « U n a d o r n o para la cabeza h e c h o a manera de red» (Autoridades). B r i t o j u e g a a q u í c o n j a u l i l l a c o m o a d o r n o de la cabeza y j a u l i l l a c o m o u n a
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DE
BOCÁNGEL
L o demás callarlo quiero, basta decir que a p u r ó naturaleza en su Alteza tanto el arte que apostara que arrojó al formar su cara el pincel naturaleza. FLOR
BRITO
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T a n fiera nos la has pintado que es maravilla que hiciera el cielo cosa tan fiera.
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Autor es de lo criado, mas pienso que rostros tales, aunque ve que el mundo estragan, permite Dios que se hagan como pecados mortales.
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BERNARDO
M u y diferente es la fama de lo que Brito asegura.
BRITO
Y o corriera a la pintura el velo, pero Madama temo que se ha de ofender.
FLOR
¡ Q u é me importa a m í que sea d o ñ a Juana hermosa o fea! M u y bien le puedes correr.
BRITO
Es verdad que son los ojos pequeños, mas tan dormidos que despiertan los sentidos a ser del amor despojos. Grave, pero con despejo, el pelo y la frente grandes, mas sin pensiones de Flandes,
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p e q u e ñ a c á r c e l , d o n d e se guarda u n j i l g u e r o . C o m o él n o es j i l g u e r o posando en la jaulilla de la Infanta, no puede saber si su pelo es p r o p i o o postizo. v. 363 H e m o s a ñ a d i d o la p r e p o s i c i ó n «a» al verso original. w . 363-64 correr el velo: frase m e t a f ó r i c a que significa descubrirse finalmente la verdad o realidad de alguna cosa que estaba disimulada u oculta (Autoridades). v . 375 pensiones de Flandes: q u e r r á decir que el aspecto de d o ñ a Juana n o tiene las secuelas (o 'pensiones') de haber estado en Flandes, n i ella ('la frente') calva n i él ('el p e l o ' ) b e r m e j o . D e n u e v o v e m o s c ó m o B o c á n g e l i n t r o d u c e e n u n a o b r a
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
ni ella calva ni él bermejo. Y o no sé de aquestos modos de lindura, pero sé que hay en ella un no sé qué que parece bien a todos. BERNARDO
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Si el sujeto es tan divino, no hay buscar otra razón.
BRITO
C o m o un mismo Cicerón habla el conde Balduino.
BERNARDO
N i a los cielos soy ingrato, ni conde pretendo ser.
BRITO
¿Luego aún no queréis creer que sois su mismo retrato?
BERNARDO
P o r engaño lo he tenido de la plebe.
BRITO
¿ C ó m o engaño? E l prodigio es más extraño que se ha visto, n i se ha oído. T a n unos os hizo D i o s que dudoso me acobardo, al ver si el conde es Bernardo, o si sois el conde vos. N a d a v i tan semejante en la voz, en el mirar, en el talle, en el andar, en la barba, en el semblante. Distinguiros es en vano, que os venís a parecer como el freír al llover, como aquésta a estotra mano. A l fin sois tan parecidos
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situada h i s t ó r i c a m e n t e en e l siglo X I I I alusiones c o n t e m p o r á n e a s , para g o z o d e l p ú b l i c o d e l X V I I que seguramente h a b r í a c o n o c i d o a alguien (pariente o amigo) que h a b í a sufrido las « p e n s i o n e s de Flandes» a raíz de haber servido en los tercios españoles mandados allí. v. 403 como el freír al llover: frase h e c h a o refrán; son parecidos en que ambos crepitan y hacen r u i d o .
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que dirán, llegando a veros, o que ambos sois verdaderos, o ambos sois condes fingidos. BERNARDO
E l prodigio es singular.
BRITO
Tanto que, si os ven salir, todo el vulgo se ha de ir tras vos por todo el lugar. Y así será conveniente que en la posada estéis.
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FLOR
R a z ó n será que excuséis, Bernardo, este inconveniente, que yo v i al conde también muchas veces, y en m i vida v i cosa tan parecida.
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Y o sé que esto le está bien.
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BRITO
Sola los dos me dejad, por si aquí el Infante viene; y vos mirad, que conviene que conservéis su amistad.
FLOR
BERNARDO
C o n pasos inadvertidos pienso que al cuarto has llegado del conde.
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N O OS dé cuidado,
FLOR
que estando tan divertidos, según a Brito le oí, en fiestas y en alegrías, claro está que en tales días no han de reparar en m í . BERNARDO
Y a que te vine sirviendo, aquí puedes aguardarte, mientras vuelvo a acompañarte, que será en anocheciendo.
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vv. 407-8 Cfr. 69, n . 19: «aut utramque putabis esse veram, aut utramque putabis esse pictam» (de M a r c i a l , aunque luego B o c á n g e l atribuye la cita incorrectamente a A u s o n i o ) , y 2 2 7 , n . 3 2 : «Si se carean o r i g i n a l y retrato, ambos son verdaderos o fingidos
ambos».
EL EMPERADOR FLOR
BRITO
FINGIDO ([1678])
D e m i valor me a c o m p a ñ o , sola me podéis dejar, que, aunque aguarde, he de escuchar de su boca el desengaño.
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Buena queda la señora, celosa a los cielos mira, fuego es ya cuanto suspira, y veneno cuanto llora. Vase con Bernardo
FLOR
¿ Q u é son los celos? E l mayor tormento, 445 áspid, que del veneno se alimenta, con que a otros mata; infierno que atormenta la memoria, el discurso, el pensamiento. Quimeras admitir, abrazar viento, hacerse de la parte de su afrenta, 450 curar el mal con lo que más se aumenta, negarse en la experiencia al escarmiento. D e la menor sospecha que le llama el crédito fiar, que el j u i c i o altera; relámpago sin luz, fuego sin llama. 455 Si esto los celos son, con ser quimera, ¿qué será un desengaño? ¡Ay de quien ama! ¡Ay de aquélla otra vez que aquí le espera! Sale el Infante
INFANTE
D e aquí salieron agora Brito y otro, que en el traje villano... pero ¿no es Flor?
FLOR
¿Mas no es aqueste el Infante?
INFANTE
¿Flor, M a d a m a , vos aquí sin prevenir, n i avisarme con una carta siquiera,
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vv. 445-58 El primero de tres sonetos en esta Jornada Primera. Lope de Vega decía en su Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo (1609) que «el soneto está bien en los que aguardan», y parece que Bocángel le ha tomado al pie de la letra, ya que el último verso no podía ser más explícito en este respecto: «¡Ay de aquella otra vez que aquí le espera!».
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sabiendo que puedo en Flandes serviros? B i e n es verdad que igualar el hospedaje que en vuestro estado me hicisteis fuera imposible. Esperarme.
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[Flor] hace que se va ¿ D ó n d e os vais? ¿Aún no merezco respuesta? Si el excusarse nace de estar sin criados, aquí no os conoce nadie, si no es yo, y cuando haya alguno (que es imposible), ese traje francés que habéis elegido basta para deslumhrarle. N o alcéis al cielo los ojos, no déis suspiros al aire, que añadiréis fuego a fuego. FLOR
¡Ojalá fueran volcanes (Aparte) que de m i pecho exhalados le alcanzara alguna parte del incendio de m i amor, que a ú n entre cenizas arde!
INFANTE
Y a os queréis ir, ya miráis al cielo, ya habláis aparte. ¿ Q u é es esto, Flor?
FLOR
¿ Q u é ha de ser? ¿ Q u é ha de ser, señor Infante? Ser d o ñ a Juana dichosa, yo infeliz, y vos mudable.
INFANTE FLOR
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¿ D o ñ a Juana? Sí, Fernando, de quien cuentan gracias tales que ya no sólo envidiosa
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v v . 470-71 E n t r e estos dos versos está la a c o t a c i ó n «Hace que se va». C o m o en este m o m e n t o habla el Infante pero a q u i e n se refiere la i n s t r u c c i ó n es a M a d a m a F l o r , la hemos aclarado a ñ a d i e n d o a la frase «[Flor]».
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
me tiene, sino cobarde. M i l años de su hermosura goce vuestra Alteza. ¡Ah, fácil! Necia yo que le deseo bienes y prosperidades a quien solicita ingrato m i muerte, para vengarse de un rendido corazón, de una voluntad constante, que a firmezas desafía los escollos inmortales, a duraciones los siglos y a finezas los diamantes. INFANTE
Agradezco, como es justo, Madama, el querer honrarme con tu mano, pues confieso que m i dicha fuera grande; mas quien tarde favorece no es mucho que llegue tarde. Verdad es que huésped tuyo pude averiguar señales de este favor en tus ojos, y, aunque aquí no hayas de darme crédito, afirmarte puedo que el favor y el hospedaje pagaba en correspondencias. Si no las llevé adelante, fue que la reina Matilde trataba ya de casarme en Flandes, a cuyo efecto se dispuso m i viaje. Y si no vive hoy en m í
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v v . 5 2 3 - 2 5 L a reina M a t i l d e era hija del rey A f o n s o I, p o r tanto hermana de Sancho I y tía del Infante F e r n a n d o . C u a n d o el h e r m a n o de F e r n a n d o , A f o n s o II, s u b i ó al trono p o r t u g u é s en 1211, Fernando a b a n d o n ó el país y se fue a reunir c o n su tía, condesa v i u d a de Alsacia, en París. F i n a l m e n t e , se casó c o n Juana, heredera del c o n d a d o de Flandes. E n este episodio, B o c á n g e l parece haber r e d u c i d o a u n o varios sucesos: la Cuarta C r u z a d a , 1202-1204, y la salida de Fernando de Portugal, hacia 1211, c o n su posterior m a t r i m o n i o .
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BOCÁNGEL
el amor como carácter que en el corazón se imprime, a borrarse nunca o tarde, vive el agradecimiento, y vivirá eternidades, mejor que en urnas de bronce o que en padrones de jaspe. FLOR
INFANTE
¿ T u agradecimiento? ¡Ah, falso! ¿Aún quieres asegurarme segunda vez? R u e g o al cielo que, cuando quieras casarte, de donde menos presumas, se te opongan y levanten murallas de inconvenientes, montes de dificultades, para que y o . . . Basta, F l o r , ni te enojes, ni me ultrajes, mira que estás en Palacio, y temo que aquí nos halle su A l t e z a .
FLOR
C u a n d o saliese y una extranjera encontrase, contigo no fuera exceso.
INFANTE
N o , mas indicio notable verte llorosa, y a m í satisfaciéndote en balde. Excúsalo, si es posible.
FLOR
Así lo fuera olvidarte.
INFANTE
Fuerza ha de ser.
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¡Ah, traidor! Otra vez vuelvo a rogarle al cielo que la fortuna
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v . 534 padrones de jaspe: p a d r ó n se llama la c o l u m n a de piedra, c o n una l á p i d a o i n s c r i p c i ó n de alguna cosa que c o n v i e n e que sea perpetua y p ú b l i c a ; el jaspe es una especie de m á r m o l , piedra t a m b i é n perpetua.
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
o se te mude, o te canse, y las bodas, que hoy esperas lograr, al efectuarse, cuando no se desconcierten, por lo menos se dilaten, y tanto... INFANTE
M i r a que viene su Alteza.
FLOR
...que aguardes antes la muerte que una esperanza dilatada, y tanto aguardes, que te acaben dilaciones aunque a m í celos me acaben. Y o me voy, pero lugar
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dará el tiempo en que me pagues, Fernando, aqueste desprecio. Y advierte que, cuando trates de huir a la helada C i t i a , o a los secos arenales
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de la Libia, he de seguirte; que, pues ya llegué a e m p e ñ a r m e , sombra he de ser de ti mismo. N i me quieras ni me hables (que no harás), pero si acaso lo hicieres, y yo agradable te respondiere, no fíes de mujer que despreciaste, que entre agrados es lo mismo que entre las flores el áspid, {yase)
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v. 573 Citia: Escitia, r e g i ó n antigua de A s i a . v v . 5 7 3 - 7 5 Es probable que el origen de este pasaje sea L u c a n o , Bellum civile, L i b r o I: «Duc age per Scythiae populos, per inhóspita Syrtis / Litora, per calidus Libyae sitientis harenas» (vv. 3 6 7 - 6 8 ) . E n otros m o m e n t o s de la obra, L u c a n o describe la E s c i t i a c o m o una r e g i ó n m u y fría, así: «Astringit
Scythico glacialem frigore pontum»
( L i b r o I, v . 18), o «Errantes Scythiae populi, quos gurgite Bactros / Includit gélido» (Libro III, v v . 267-68). v. 584 E l adagio virgiliano «latet anguis in hierba».
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DE
BOCÁNGEL
Espera, Madama, advierte; pero sus Altezas salen, y no es bien que de sus quejas arguyan facilidades. Salen el conde Balduino, que ha de hacer persona que hiciere el papel de Bernardo, carta en la mano; el conde de Nemur, su de barba; doña Juana, Irene, y el marqués ferrato
BALDUINO
H u é l g o m e de hallar aquí a tan buen tiempo al Infante.
INFANTE
A q u í estoy a su servicio, aguardando a que me mande vuestra Alteza.
BALDUINO
E n este pliego, que ahora acaba de darme el marqués de Monferrato, que es el que tenéis delante, m i hermano Enrique me encarga que apresure m i viaje a Venecia, en cuyo puerto no esperan para embarcarse más de sólo m i persona los mayores capitanes, los más ilustres varones, de más valor y más partes que tienen Francia y H u n g r í a , Italia, A l e m a n i a y Flandes.
INFANTE
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la misma con una hermano, de Mon-
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¿ D e b e de estar ya firmada la Liga?
v v . 5 9 3 - 6 2 4 E n este pasaje B a l d u i n o describe los preparativos para la C u a r t a C r u z a d a , que tuvo lugar entre 1202 y 1204, y n o m b r a a varios notables que t o m a ron parte en ella. v. 595 E l m a r q u é s de M o n f e r r a t o , j u n t o c o n el conde B a l d u i n o y el h e r m a n o de é s t e , E n r i q u e de Flandes, c o n d e de N a m u r ( m e n c i o n a d o en el verso 5 9 7 ) , t o m ó parte activa en la C u a r t a Cruzada.
EL EMPERADOR BALDUINO
FINGIDO
([1678])
Sí, y es tan grande la ocasión, que no la tuvo la Iglesia más importante, pues ya de la cristiandad es mengua y del cielo ultraje que las soberanas huellas y los sagrados lugares, donde nuestro Redentor pagó el humano rescate, de sacrilegas pisadas le borren o se profanen. Baste ya lo que han estado entre turcos y entre alarbes, sin que arrogantes presuman y, viviendo yo, se alaben que no hay en Europa estoques contra sus corvos alfanjes.
INFANTE
¿Y quién son los de la Liga?
BALDUINO
Godifredo, nuevo Marte, el de San Pol, el de Blois, el de Monforte, y Bearne, y el marqués de Monferrato, y otros muchos que su sangre, sus vasallos y sus vidas darán al cuchillo antes que volver un paso atrás.
INFANTE
BALDUINO
Entre varones tan grandes merezca, por hijo vuestro... Q u i e n ha venido a casarse no será razón que yo le e m p e ñ e en empresas tales que han de ser largas, demás que en el n ú m e r o no cabe de la Liga otro ninguno,
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v. 626 En el texto de 1678 se lee «nuevo mártir», pero la rima demanda una palabra con la asonancia á-e. Benítez Claros, 1946, por error o feliz acierto, puso «Marte».
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BOCÁNGEL
sin que príncipes y pares de Francia, todos conformes, le admitan. Excuse el lance, vuestra Alteza, y no se exponga a una duda semejante, pues como extranjeros siguen diversas parcialidades. INFANTE BALDUINO
INFANTE
Si lo hacéis porque es forzoso quedar con su Alteza en Gante... T a m b i é n lo ha de ser, Fernando, que las bodas se dilaten mientras yo estuviere ausente, presuponiendo que a nadie, si no a vos, daré m i estado con m i hija. E l replicarme ya es ocioso; de lo dicho os hago pleito homenaje, por más que lo contradiga el rey de Francia, y me mande, como deudo, que la emplee en el de Orliens, cuyas partes acredita el ser su hermano, que ha de venir a heredarle. A cuyo efecto me escribe que estará muy presto en Gante, adonde podrá en m i ausencia m i hermano desengañarle. Y avisad de esto a Matilde, procurando disculparme con su Alteza. ¡ Q u é desdicha! U n a pena y m i l desaires (Aparte) a un mismo tiempo. ¡Paciencia, amor!
v. 658 pleito homenaje: solemne j u r a m e n t o . v. 660 E l rey de Francia, Felipe II, q u i e n r e i n ó de 1180 a 1223.
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EL EMPERADOR BALDUINO
INFANTE
JUANA
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FINGIDO
([1678])
Escuchadme aparte, conde de Nemur, llegad. A ú n más siento que dudase el conde de la opinión que tengo entre capitanes que el dilatarme las bodas, con ser la pena tan grave. ¡Ay Juana! ¡Ay prenda querida! (Aparte) ¡ Q u e tus ojos celestiales no he de ver! ¡Que he de volverme, y quizá sin que te hable otra vez, después de tantas, como a las rejas del parque! Mas el repetir las dichas es doblarme los pesares. ¿ N o consideras, Irene, los extremos del Infante? ¡ O h quién pudiera esta noche, por última, asegurarle que no habrá escollo en el mar, a pesar de sus embates, tan firme como m i amor, pues vivirá eternidades, o ingrato le desestime, o agradecido le pague!
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N o ha de ser tanta la priesa que se parta sin hablarte.
JUANA
Y si no, es cierta m i muerte.
IRENE
Vivas felices edades.
BALDUINO
Esto os encomiendo: el conde quedará con Juana en Gante, pues es m i hermano y su tío, mientras m i ausencia durare; y vuestra Alteza disponga el suyo, que m i viaje fuera en este mismo día, a no avisarme tan tarde.
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BOCÁNGEL
Pero primero que el sol salga entre rubios celajes, he de partirme a Venecia. INFANTE
E l partirse y yo quedarme no lo consiente el valor. ¡Oh quién pudiera avisarle (Aparte)
a Irene que, si es posible, salga aquesta noche a hablarme su señora! Mas con señas me dice que aquí me aguarde. BALDUINO
Vamos, conde; a Dios, Fernando.
CONDE
vida, señor, amparen los cielos, para defensa de su Iglesia.
IRENE
Oísme, Infante, en el cuarto de su Alteza...
INFANTE IRENE
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TU
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Y a os entiendo. El cielo os guarde. Vanse, y queda el Infante, y sale Brito
INFANTE
Brito, ¿en qué te has detenido?
BRITO
¿Cuándo no estoy a su lado, sino es ahora que he estado con un villano fingido?
INFANTE
Deja esas cosas, y vamos a ver la Infanta, que espera en su cuarto.
BRITO
Considera, señor, el riesgo en que estamos.
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v. 713 Los cruzados se juntaron en Venecia para su ataque contra Constantinopla. Es probable que aquí Bocángel haya juntado dos sucesos distintos: la primera conquista de Constantinopla (ocurrida en 1203 para restituir al trono al emperador Isaac II, depuesto en 1196 por su hermano, el tirano Alejo III), y el tratado entre los cruzados y los venecianos para dividir el imperio, tratado que lleva inmediatamente a la segunda toma de Constantinopla, que será descrita por el rey de Francia al comienzo de la Jornada Segunda.
EL EMPERADOR
FINGIDO ([1678])
INFANTE
Apresura, sol, tu coche, que para empresas de amor son la lisonja mayor las tinieblas de la noche.
BRITO
¡Ay quimeras, ay antojos de amorosa fantasía!, ¿que de enojo o de alegría te están bailando los ojos?
INFANTE
BRITO
INFANTE
BRITO
INFANTE
¡Fortuna, el curso deten, fija la rueda fatal! ¡ Q u é veloz eres al mal y q u é perezosa al bien! ¿Viste la Infanta? A u n q u e no, pues hacia su cuarto vas; ya junto a la puerta estás, por donde anoche te habló. B i e n parece que no sabes que su padre me ha ordenado que aquesta noche me parta de Flandes, asegurando que me dará juntamente con su hija estos estados, luego que vuelva triunfante de Jerusalén, agravio que hace, no sólo a m i amor, sino a la lealtad que aguardo. N o me espantan tus caprichos, sólo de lo que me espanto que seas tan fino amante que a los balcones del cuarto de tu dama estés a solas, sus hierros idolatrando.
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¡ Q u é ignorancia! N o te espantes que de esos hierros dorados
v. 7 6 6 J u e g o de palabras entre «hierros» (los de u n b a l c ó n ) y «yerros» (los de a m o r ) . C o m o n o es posible indicar ambas posibilidades en el texto al m i s m o t i e m p o , hemos cambiado «yerros» del verso 768 a «hierros».
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
me despida, no pudiendo despedirme de los rayos de un sol, de quien antes fueron Oriente y ya son ocaso.
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Bernardo en traje de villano al paño BERNARDO
INFANTE
¿ Q es esto, cielos, q u é escucho? Si oyera este desengaño Flor, o dejara la empresa, o vengara sus agravios. u e
C o n ser esta pena en m í tan grave, lo que he llegado a sentir con más extremo es que me niegue el aplauso Balduino, que me dan los propios y los extraños.
BRITO
¿En q u é , señor, te le niega?
INFANTE
E n hacerme tanto agravio que no admita en esta empresa un hombre más entre tantos.
BERNARDO
¿Sin duda, el conde se excusa de llevarle? Sí, hoy me valgo de la ocasión y m i industria, pues si se queda Fernando en Flandes proseguirá los amores comenzados con Juana, y si va a la guerra y en su seguimiento vamos Madama y yo, es m u y posible olvidarla, y, continuando sus finezas, llegar Flor a encender su pecho helado.
BRITO
¿Q
INFANTE
Estaba considerando que no ha de parecer bien, ni es buena razón de estado irse el conde a la conquista
u e
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1° q
u e
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entre ti discurres? 800
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
y quedarme yo esperando el suceso; bien podré seguirle, aunque sea a lo largo. BRITO
Así aseguras que el conde dilate el averiguarlo.
INFANTE
Y o voy a decirle a Flor que importa que le sigamos. (Vase)
BERNARDO
Encubierto he de seguirle, demás que alegre me parto, pues, aunque venga Filipo de Francia, el conde su hermano queda en Gante, y el aviso, junto con el desengaño, le dará, con que es forzoso que se vuelva a sus estados, sin que el de Orliens...
BRITO
Está bien, tú lo tendrás bien mirado. A l fin, m a ñ a n a se parte su Alteza.
INFANTE
Y yo partiré esta noche.
BRITO
¿ C ó m o qué? ¿Sin despedir n i acordarse de la Infanta?
INFANTE
A q u í la espero, mas no viene, ¡qué rigor! V e n , Brito, venza el valor.
BRITO
Despedirte es lo primero.
INFANTE
¿Aún no debe de saber que la aguardo?
BRITO
Pues, no viene; algo tiene en su cuarto que la detiene.
INFANTE
Vamos, B r i t o , esto ha de ser.
1352
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNCEL
Salen Doña Juana e Irene JUANA
¿ Q u é es eso, Fernando mío?
INFANTE
Partir, y partir sin vida.
JUANA
N i es tan breve la partida, ni tan celoso m i tío que, d u e ñ o de m i albedrío, me impida el volver a verte.
INFANTE
Más infeliz es m i suerte. Y o , m i bien, yo al fin me voy, pasos a la muerte doy, ¡y ojalá llegue la muerte! Q u e no lo es en m i opinión, pues dividirse del alma un cuerpo y quedar en calma no es la mayor división. E l dividirse la u n i ó n de dos almas, de manera que no muriendo se muera cuando llegan a ausentarse, ésa sí puede llamarse muerte, y a ú n no es la más fiera. Pues la división ha sido entre uno y otro sujeto, y ya son dos en efeto los que amor ha dividido. A q u í sí que se ha excedido amor que en ambos reside, pues, aunque ausencia lo impide, de dos un sujeto ha hecho. Luego, entre el m í o y tu pecho sola una alma se divide.
JUANA
INFANTE
¿ T a n forzosa es la partida? ¿ T a n t o ha de durar la ausencia que aun no admite competencia con la ausencia de la vida? Y aún no queda encarecida. Si no lo quieres creer,
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EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
con evidencia has de ver, si me escuchas, que la muerte, entre acabarme y no verte, el menor mal viene a ser. U n a v i d de un olmo asida, ¿cuál siente más, que el acero la corte, o que un cierzo de su amante la divida? A l verse quitar la vida, cuando mucho, llora y gime de que la hiera y lastime; mas si del olmo apartada se ve, y en tierra postrada, su mismo peso la oprime. ¿ Q u i é n más la tierra oscurece, la nube que al sol se opone, o cuando él mismo se pone y a nuevo mundo amanece? Verdad es que se entristece mientras falta su arrebol, pero la ausencia del sol es la que llega a temer, no la nube que ha de ser de sus rayos el crisol. V i d te juzgaba en mis brazos, sol en mis ojos te hacía; llegó de m i ausencia el día e i m p i d i ó nuestros abrazos. C u a n d o aguardaba los lazos de H i m e n e o , m i jornada llegó tan acelerada que olmo y tierra me advertí, sin fruto y sin luz, y a ti sol puesto, v i d apartada. Mas ¿ c ó m o p o d r é alentar? JUANA
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fiero
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Q u i e n ama no desespera.
v. 873 T ó p i c o de la p o e s í a amorosa y s í m b o l o de la u n i ó n entre dos amantes, v. 898 Himeneo: dios de las nupcias.
OBRAS COMPLETAS
1354
DE
BOCÁNGEL
INFANTE
Q u i e n el riesgo considera tampoco deja de amar. ¿ C ó m o te p o d r é dejar, sin que me cueste la vida?
JUANA
Sabiendo que no es fingida m i fe si tu amor es firme.
INFANTE
A ú n no acierto a despedirme.
JUANA
¿ T a n breve es ya la partida?
INFANTE
Tan breve, que hoy ha de ser.
JUANA
¿ Q u é dices?
905
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Q u e si merezco
INFANTE
tu mano. JUANA
M i fe te ofrezco, que es más.
BRITO
Y ¿qué hemos de hacer si nos llegasen a ver?
IRENE
T u tío, señora, espera.
BRITO
E l conde, que considera que podéis hablar de amor.
INFANTE
¿Vuelve el conde? ¡ Q u é rigor!
BRITO
N o vuelve, pero pudiera.
JUANA
Parte, y vive satisfecho; verás que en vano has temido que tiempo, ausencia, ni olvido rompan nudo tan estrecho.
INFANTE
JUANA
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Vuelve otra vez a m i pecho y a Dios. Detente, señor.
INFANTE
¿ Q u é dices?
JUANA
Sabrás, m i amor, a lo que puedo llegar.
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v. 921 E n el texto de 1678 se lee: « v u e l v e al C o n d e ? » . E l c o n t e x t o demanda «el c o n d e » , c o m o sujeto de «volver».
EL EMPERADOR
FINGIDO ([1678])
BRITO
B i e n lo sabrá ponderar.
INFANTE
Y a escucho el nuevo favor.
JUANA
¿ N o miras este monte, nuevo Atlante, que columna del sol, al sol se atreve, dando batalla en derretida nieve al mar, que espera a ú n menos arrogante? Pues, ya sobre las nubes se levante, o ya se atreva al que sus ondas bebe, comparado al amor que el alma cebe, menos firme será, menos constante. H a r é leyes de amor para obligarte, preceptos buscaré de obedecerte, y a m í me negaré por adorarte. Y si el alma inmortal puede ofrecerse, después de muerta el alma he de ofrecerte, ¡porque aún muerta no deje de quererte!
INFANTE
1355
¡Porque aún muerta no dejes de quererme! ¡Después de muerta el alma has de dejarme! Pudiera aquí de tu amor quejarme y de tus esperanzas ofenderme, pues si el alma inmortal has de ofrecerme, ¿no me das lo que dices que has de darme? ¿Luego poder el alma reservarme para otro tiempo, ahora no es quererme? Y o no sólo te doy el alma, pero antes que el cielo nuestras almas bellas formase te la di, pues considero que entonces le quisieron las estrellas, y así antes y después m i amor espero que ha de durar lo que duraron ellas.
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v. 9 3 0 E n el texto de 1678 se lee: «a l o que p u d o llegar». Parece m á s l ó g i c o , dentro de la sintaxis de la frase, «puedo» que « p u d o » . v. 9 3 3 Atlante: u n o de los gigantes, que e n c a b e z ó a los T i t a n e s en su l u c h a contra los dioses, p o r l o que fue c o n d e n a d o a llevar eternamente sobre sus h o m bres la b ó v e d a del cielo. vv. 9 4 7 - 4 8 H á b i l manera de c o n e x i o n a r los dos sonetos de amor, c o n la cuasi r e p e t i c i ó n de los dos ú l t i m o s versos d e l s o n e t o p r o n u n c i a d o p o r J u a n a , de la m i s m a manera en que el verso 951 recoge el verso 944.
1356
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
Jornada segunda Salen doña Juana,
el conde de Nemur e Irene
INFANTE
¿Filipo en Gante?
CONDE
E l caso es de importancia sin duda, pues obliga a un rey de Francia a venir por la posta. Sale el rey de Francia de camino
REY
Esperad todos afuera, que pretendo por m i l modos que conozca la Infanta la llaneza con que la trato. D é m e vuestra Alteza los brazos que por primo he merecido.
JUANA
Vuestra Majestad sea bien venido.
REY
Y vuestra Alteza, prima, bien hallada. A u n q u e fue larga la jornada, no fue el viaje tan apresurado que descansar intente.
CONDE
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970
E n un soldado corre el valor parejas con la gala. Entrad, pues.
v . 963 por la posta: la prisa, presteza y velocidad c o n que se ejecuta alguna cosa (Autoridades). v. 9 6 9 E n t r e este verso y el siguiente la e d i c i ó n de M a d r i d 1732 i n c l u y e u n verso extra p r o n u n c i a d o p o r Juana: « T o m a d asiento, que v e n d r é i s c a n s a d o » . E l c o n t e x t o parece que requiere esta e x p l i c a c i ó n , ya que es c o m o si fuera que el rey de Francia contestara: « A u n q u e fue larga la jornada, / no fue el viaje tan apresurado / que descansar i n t e n t e » . S i n embargo, este verso n o puede incluirse a q u í , ya que r o m p e la m é t r i c a en este punto, una serie de pareados: «hallada» (v. 969) ha de rimar c o n «jornada» (v. 970). v . 973 correr parejas: «vale ir iguales, o sobrevenir juntas algunas otras cosas, o ser semejantes en alguna prenda u habilidad» (Autoridades).
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
Sin pasar de esta antesala, pues cualquier dilación m i amor condena, a m i prima he de dar la norabuena.
REY
JUANA
¿Mas que vuelve el Infante victorioso?
REY
Q u i e n de estado m u d ó , mude de esposo; m u y diferente la ocasión ha sido que de París a Gante me ha traído.
CONDE
N o puede ser felice nueva que un casamiento contradice, que ya dejó m i hermano efectuado.
REY
Esto le importa.
JUANA
¿ Q u é razón de estado, o q u é nueva ha de haber que más importe?
REY
Vuestra Alteza me escuche, y se reporte. P a r t i ó m i tío, prima, como sabes, con los más nobles príncipes de Europa, en diez galeras y cuarenta naves, cuyo velamen con los cielos topa. E n grandeza tan monstruos y tan aves en la velocidad que, viento en popa, desmaya el sol, si va en su seguimiento, paran las ondas y empereza el viento. Partieron, pues, la vuelta de Levante la inquieta armada y la inconstante flota, sin que se haya sabido del Infante;
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v. 978 Este verso tiene las características de u n refrán o d i c h o p o p u l a r , y r e c u e r d a algunos c o m o « Q u i e n m u d a estado m u d a c u i d a d o , m u d a c o n d i c i ó n »
o
« Q u i e n m u d a lado, m u d a estado» (Correas). v. 986 reportarse: refrenar o r e p r i m i r una e m o c i ó n o p a s i ó n (Autoridades). v v . 987-1067 E n este largo pasaje de octavas reales, el rey de Francia describe el asalto y posterior saqueo de C o n s t a n t i n o p l a en 1204. E l a ñ o anterior Isaac II h a b í a sido restituido al trono c o n la ayuda de los cruzados; j u n t o c o n su hijo A l e j o I V l a t i n i z ó el c u l t o r e l i g i o s o , pero su muerte
en 1204 desencadena u n a fuerte
o p o s i c i ó n a los cambios religiosos i n t r o d u c i d o s , y p r o v o c a la muerte de A l e j o . Es en este v a c í o del p o d e r en que entran de n u e v o los cruzados liderados p o r e l conde B a l d u i n o . v. 994 emperezar: tener pereza de hacer algo; t a m b i é n dilatar, diferir, retardar (Autoridades).
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
mas d e b i ó de tomar otra derrota. Y con que fuera allí tan importante, ni en duro asalto, n i en sangrienta rota le han visto, siendo general conceto que partió a la conquista de secreto. A l Canal aportaron felizmente de la antigua ciudad de Constantino, donde se opuso Alesio con su gente. Bastaba ser nuestro c a m p e ó n latino y el cesar griego para que, imprudente, les estorbase el paso y el camino. Mas desde T r o y a es bárbara ojeriza que entre las dos naciones se eterniza. Por no cansar con vanas digresiones, bizarro asaltó el conde la muralla a pesar de enemigos escuadrones; d i é r o n s e a escala vista la batalla. Mas quien fijó en el muro los pendones un j o v e n fue, cuyas empresas calla él mismo, pues la suya entonces era sólo un penacho blanco en la cimera. Ángel más que soldado parecía, según en los peligros se empeñaba; y a ser de España el campo, juzgaría que su P a t r ó n glorioso le ayudaba
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v. 998 derrota: « r u m b o de la mar, que s i g u e n en su n a v e g a c i ó n las e m b a r c a c i o n e s » (Autoridades). v . 1 0 0 5 Es a q u í d o n d e
parece que B o c á n g e l
confunde
los dos asaltos de
C o n s t a n t i n o p l a : la p r i m e r a de 1203 contra el tirano A l e j o III, la segunda de 1204 contra los rebeldes de la c i u d a d que han matado a Alejo I V . v v . 1 0 0 9 - 1 0 E n u n símil algo exagerado, parece que B o c á n g e l c o m p a r a a los cruzados ('latinos') c o n los troyanos, quienes l u c h a b a n c o n t r a los griegos. E n la guerra de T r o y a los latinos, naturalmente, n o t o m a r o n n i n g u n a parte; m á s a ú n , los griegos g a n a r o n aquella guerra, t o d o l o c o n t r a r i o de l o que o c u r r e en este m o mento histórico. v. 1018 cimera: la parte superior del m o r r i ó n , que se solía adornar c o n plumas u otras cosas (Autoridades). v v . 1021-22 Interesante, aunque a h i s t ó r i c a , i n t r o d u c c i ó n d e l p a t r ó n de E s p a ña, Santiago M a t a m o r o s , en esta d e s c r i p c i ó n , seguramente para deleite d e l v u l g o español.
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
1359
y milagrosamente le asistía. Menos hiciera de Hércules la clava, menos gente con ella hubiera muerto 1025 que con su espada el joven encubierto. A trechos las murallas derribadas, más las levanta mientras más se enoja; de escalas rotas y armas abolladas, de troncos yertos, que del muro arroja, 1030 nuevas murallas hizo, que, admiradas del contrario, aumentaron la congoja, viendo que a ú n son defensas más activas de cuerpos muertos que de piedras vivas. O ya de pena, o ya de envidia ciego, 1035 m u r i ó Alesio, y los príncipes latinos, dueños ya entonces del Imperio griego, por su nobleza y hechos peregrinos a tu padre eligieron, que en un pliego a m i hermano y a m í , como a sobrinos, 1040 nos dio las mismas nuevas que ahora tienes por m í , de que te doy los parabienes. B i e n sé que has de extrañar que m i deseo, antes que tú, la nueva haya tenido, pero la culpa es mía, que el correo 1045 con intento en París le he detenido de pedirte que mudes hoy de empleo. Esto, prima, te ruego, a esto he venido, pues no es bien que un Infante lusitano te merezca, teniendo yo un hermano. 1050 T u padre, Emperador, Fernando Infante, tú, heredera de Flandes y de Grecia; él extranjero, tú señora en Gante; v. 1024 la clava: palo largo que, p o c o a p o c o desde la e m p u ñ a d u r a va c r e c i e n do en grueso, y remata en una cabeza o porra de bastante c u e r p o , llena de puntas de clavos (Autoridades). P o r a n t o n o m a s i a , se e n t i e n d e la clava de H é r c u l e s ,
tan
celebrada y famosa. v. 1036 C o m o hemos apuntado, la m u e r t e de A l e j o I V n o se d e b i ó en absol u t o a las acciones de los cruzados. S i n embargo, c o m o m u r i ó sin s u c e s i ó n , los de O c c i d e n t e , d e s p u é s de t o m a r y saquear a C o n s t a n t i n o p l a , e l i g i e r o n e m p e r a d o r al c o n d e B a l d u i n o , c o m o leemos en los versos siguientes.
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
m i hermano te pretende, él te desprecia. N o mudes, no, tan presto de semblante, 1055 que quizás es presunción del vulgo necia, por ver que de ti encubre su persona. C o n d e , mucho m i prima se apasiona, (Aparte) no sé si es de alegría o de tristeza, que ambos efectos lágrimas derraman. 1060 N o vengo a descubrir tanta fineza; vamos, que no es razón, si es que se aman, que yo me oponga al gusto de su Alteza. Sólo la acuerdo que a su padre aclaman Emperador, y que es poco advertida 1065 quien al de Orliens por un Infante olvida. (Vase) JUANA
O y e , señor, advierte.
CONDE
B i e n pudieras vencerte, sobrina, y tus intentos encubrirle. V o y a ver si es posible reducirle. (Vase)
JUANA
IRENE
¿Yo al de Orliens? ¿Yo otro dueño? ¿Yo nuevo amante, yo otro nuevo empeño? Primero (que esto sólo no se ha visto) me faltara el valor con que resisto a los golpes de ausencia, de sufrimiento armada y de paciencia, que yo niegue al Infante la fe que cumplir debo a ley de amante, por más que el rey de Francia se apasione. Que aunque perdone el mar y el sol [perdone, en m í sólo se encierra el mayor imposible de la tierra, pues todo pudo ser y podrá verse primero que m i fe llegue a romperse. Siempre fiel, siempre firme y siempre una, a despecho del tiempo y la fortuna. T o d o eso y más merece tu Fernando. H e estado, y no sin causa, imaginando si el del penacho blanco en la cimera...
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EL EMPERADOR
JUANA
FINGIDO
([1678])
¿Querrás decir que m i Fernando era? ¿Eso dudas, Irene? A g o r a sabes, teniendo tú las llaves de m i secreto, que a m i padre asiste. ¿Sus cartas no leíste, en que me avisa que partió encubierto?
IRENE
Si antes lo imaginé, ya en m í es tan cierto como que en ningún tiempo has de olvidarle.
JUANA
¿ C ó m o olvidar? Primero que faltarle, faltaré al rey, al conde, a mis vasallos, y a ú n a m i padre, si pretende honrallos con el mayor monarca de la tierra, que si él por elección en esta guerra del laurel se corona de Levante, otro mayor conquistará el Infante. Viento es en m í la griega m o n a r q u í a , vamos, Irene, y en m i aliento fía; vamos, que a su pesar mostrarme intento lince al sol, roca al mar y escollo al viento.
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Vanse, y sale Brito excusándose de Madama Flor y de Bernardo, que saldrá con espada ceñida y un capote de campaña BRITO
N o me faltaba otra cosa sino pararme a escucharlos.
BERNARDO
Tente, Brito, aguarde u n poco.
BRITO
¡Vive Dios, que es fuerte caso quererse el hombre escapar y que no hayan de dejarlo!
FLOR
Claro está, donde está él, que ha de estar también su amo.
BRITO
N o está sino muy oscuro, que no son amo y criado maza y mona, ni perdices que han de andar apareados.
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v. 1119 maza y mona: «Se llaman regularmente las personas que andan siempre j u n t a s » (Autoridades); perdices... apareados: «Ir j u n t o s unos c o n otros, c o m o de dos
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
FLOR
Él está en Grecia, sin duda.
BERNARDO
N O son los rayos tan claros del sol como ese discurso.
BRITO
L a luna está más a mano que el sol, que ya está en las Indias, con quien comparar lo claro, y más que agora ha salido con rayos tan plateados, tan clarísima que puede ser mujer de un veneciano.
BERNARDO
Deja las burlas, y dinos, ¿adonde queda Fernando?
FLOR
Él nos quiere asegurar para escaparse y dejarnos sin respuesta y con más dudas.
BRITO
M u c h o apuran, y m i amo (Aparte) lo que me encargó primero es que a Flor, por n i n g ú n caso, le dijese d ó n d e está.
BERNARDO
¿ N O responde?
BRITO
Estoy dudando quién es ese caballero. N o se espanten, que soy flaco de memoria, y más en Grecia adonde todo es engaños. S i n ó n y Ulises lo digan.
BERNARDO
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¿ N O adviertes que estás hablando con nosotros? ¿ T ú lo niegas?
en dos, c a m i n a n d o iguales y en c o m p a ñ í a » (Autoridades). Los perdices t e n í a n fama de juntarse en pareja para toda la vida. v. 1130 Encierra la frase alguna b r o m a dirigida contra los venecianos. v v . 1 1 4 4 - 4 5 T a n t o S i n ó n c o m o Ulises eran s i n ó n i m o s del e n g a ñ o , el p r i m e ro p o r haber conseguido que los griegos entraran en T r o y a p o r m e d i o del caballo de madera, el segundo p o r su recurso a los ardides y m a q u i n a c i o n e s para salir de los peligros.
EL EMPERADOR
BRITO
FLOR
BRITO
FINGIDO
([1678])
Y o le niego y le he negado, y le negaré tres veces, y treinta si importa al caso.
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¿ Q u é dices? L o dicho, dicho, y lo negado, negado.
BERNARDO
¿ A r m a y clarín a estas horas? ¡Sin duda es algún rebato! N o me cabe el corazón en el pecho.
BRITO
¡ Q u e un villano tenga tan bravos alientos!
BERNARDO
Pues quedas con su criado que te podrá acompañar; yo buscaré a tu Fernando, supuesto que hoy es forzoso que se muestre en el asalto, aunque entienda uno por uno correr todos los soldados. (Vase)
BRITO
Diera u n brazo, mucho es; basta u n dedo de la mano. ¿ U n dedo? T a m b i é n es mucho, no lo compremos tan caro. U n a oreja de las dos
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v v . 1 1 4 8 - 4 9 O b v i a m e n t e , B r i t o i m i t a la postura de San P e d r o c o n sus tres negaciones de C r i s t o : «Y P e d r o se a c o r d ó de la palabra, que la h a b í a d i c h o J e s ú s : Antes que cante el gallo, m e negarás tres veces» (Evangelio de San Mateo, 26, 75). v. 1151 Lo dicho, dicho: frase proverbial de q u i e n se afirma en l o d i c h o , r e c o g i da en C o r r e a s . B r i t o l o u t i l i z a para l u e g o a c o n t i n u a c i ó n hacer su p r o p i o r e f r á n : «lo negado, n e g a d o » . v. 1154 rebato: « A c o m e t i m i e n t o r e p e n t i n o y e n g a ñ o s o que se hace al e n e m i go» (Autoridades). v v . 1 1 6 9 - 7 0 J u e g o de palabras entre oreja de la cabeza y oreja de u n zapato, que es la parte que, sobresaliendo a u n lado y otro, sirve para ajustarle al e m p e i n e del pie (Autoridades). E l h u m o r reside en la lista, cada vez m á s d i m i n u t a , de partes de su c u e r p o que daría B r i t o para p o d e r comparar a B e r n a r d o c o n el c o n d e B a l d u i n o : de brazo pasa a d e d o , de dedo a oreja, de oreja de la cabeza a oreja del zapato.
OBRAS COMPLETAS
1364
DE
BOCÁNGEL
que tengo, sí, en el zapato, diera por tener al César aquí, para cotejarlos y probar que no hay acción que no le imite Bernardo. A u n las pestañas que tiene a la luna le he contado, y hasta en esto está la cuenta sin picos e iguales ambos. FLOR
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Aguarda, que no has de irte sin que digas... ¿Y el rebato?
BRITO FLOR
Mientras la gente se junta y se pone a caballo, podrás responderme a todo.
BRITO
Atiende, que ya lo hago. Q u e ganó a Constantinopla el conde, que le aclamaron por Emperador de Grecia los príncipes coligados sabrás ya.
1180
1185
T o d o lo sé.
FLOR BRITO
1170
Ansí, pues, ya v o y al caso. T a m b i é n sabrás (claro está) como Teodoro Lascario, general en esta guerra de búlgaros y walaquios, después de haberle rompido
1190
1195
v. 1171 el César: el conde B a l d u i n o . vv. 1177-78 la cuenta sin picos: es decir, la cuenta exacta. v. 1188 coligados: reunidos. v v . 1 1 9 2 - 1 2 0 2 B r i t o describe la siguiente fase de la guerra: T e o d o r o Lascario, y e r n o d e l tirano depuesto A l e j o III, lidera la r e b e l i ó n de los griegos c o n t r a los cruzados. S u base es la ciudad de A d r i a n ó p o l i s en Tracia, a la ribera del río H e b r o . v. 1194 walaquios: W a l a q u i a ( m e n c i o n a d a t a m b i é n en el verso 1526) es u n a r e g i ó n de l o que es h o y R u m a n i a , r e g i ó n situada en una llanura entre los Alpes de Transilvania y Bulgaria.
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
dos veces, fortificado en A n d r i n ó p o l i aguarda que le demos el asalto; y si hoy no llega el socorro de su rey, hoy será el saco mayor que vio la codicia, si es que vive entre soldados. FLOR
BRITO
A todo he estado presente. Saber quiero si se ha hallado el Infante en este cerco.
1365
1200
1205
Ansí, pues, ya v o y al caso, aunque ya no puede ser, que vuelve a cantar el gallo. Suene el clarín
FLOR BRITO
FLOR
Sin duda que al enemigo el socorro le ha llegado. San D i o n í s , San D i o n í s , dice el francés; yo soy fidalgo, yo español, yo portugués, pues que lo calla m i amo. V o y , y no falte quien diga cierra, España, y Santiago. (Vase) Aguarda, que ya te sigo. Sola los dos me han dejado, trabada está la batalla y ya difícil el paso, pero defensa me ofrece lo espeso de aquellos ramos; allí aguardaré el suceso, y si me hallare el contrario,
1210
1215
1220
v. 1208 E l o p o r t u n o canto del gallo, que le salva a B r i t o de tener que confesar a M a d a m a F l o r d ó n d e se encuentra el Infante F e r n a n d o , nos recuerda sus anteriores negaciones (véanse arriba los versos 1148-49). vv. 1 2 1 5 - 1 6 S i el grito de guerra de los franceses es «San D i o n í s , San D i o n í s » (es decir, Saint D e n i s ) , entonces el de B r i t o , c o m o b u e n e s p a ñ o l (aunque tal vez p o r t u g u é s ) , será «Santiago y cierra, España».
1366
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
ni a los peligros me excuso, ni a los riesgos me acobardo.
1225
Vase, y sale el Infante con una banda en el rostro y un penacho blanco, acuchillándose con los enemigos, y después unos contra otros, hasta que salga el Emperador Balduino con peto y espaldar, con sangre en el rostro y una flecha atravesada por entre el peto y la gola BALDUINO
¿Agora os faltan los bríos, después de sucesos tantos felices? A h , Godifredo, ah, marqués de Monferrato, no os desmaye el verme herido. ¿Piérdese más que un soldado en mí? Cualquiera de todos vosotros merece el cargo de general, y cualquiera ceñirá el laurel sagrado más dignamente que yo. Las fuerzas me van faltando, pero no me ha de faltar el valor. E a , soldados, ea, franceses guerreros, ea, h ú n g a r o s bizarros, ea, flamencos valientes y alemanes alentados: si peleando m o r í s , también muero peleando.
1230
1235
1240
1245
Sale el Infante INFANTE
Allí va el Emperador de una flecha atravesado. ¡Quién pudiera socorrerle! Pero ¿de qué me acobardo? ¿De q u é sirve ya encubrirme? T i e m p o es ya de declararnos Bájase la banda del rostro
1250
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
valor, pues nada se arriesga habiéndose declarado contra todos la fortuna. Vase a entrar, y sálele con la espada
al encuentro Madama
FLOR
¿ D ó n d e te arrojas, Fernando? Y a es imposible ayudarle, que de enemigos cercado el César...
INFANTE
¿Tú me detienes, Madama?
FLOR
T u vida guardo, que es lo mismo que la mía.
INFANTE
Y o te agradezco el cuidado.
FLOR
A l fin, ¿conservar no quieres la vida?
INFANTE
FLOR
N o , ya es en vano, que muriendo Balduino, no es bien que viva Fernando. (Vase) ¿Así me dejas, Infante, en las manos del contrario? ¿Vale más perder dos vidas en una (¡ah, huésped ingrato!) que ganar de agradecido el blasón que has despreciado? Puede ser que con la vida escapes hoy de las manos de Teodoro y de los suyos, que lo tengo por milagro; mas no podrá ser que yo deje (¡ah, cielos soberanos!) de vengar este desprecio, si de aquí t a m b i é n escapo con la vida. Mas ¿qué digo? N i le culpo, ni me espanto, que ¿quién ha de reportarse,
1367
1255 Flor
1260
1265
1270
1275
1280
1368
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
viendo al César revolcado en su sangre? ¡ Q u é desdicha! Y a es imposible ayudarlo, ni dejar él de morir, que llueven flechas y dardos contra los dos, tan espesas que cubren los aires vanos. ¿ Q u i é n será aquél a quien sigue tan gran tropa de soldados? N o puede ser caballero quien se viene retirando, que quien huye la ocasión, o es cobarde, o es villano. Pero todo cabe en él. ¡No creyera de Bernardo tal bajeza! ¿ T ú te excusas? ¿Tú desamparas el campo? Sale Bernardo con capote de campan BERNARDO
N O me excuso, no, al peligro Madama, sino a u n e n g a ñ o de los nuestros, pues, creyendo que soy el César, han dado en seguirme, y, más que todos, el marqués de Monferrato, que su persona me ofrece, sus armas y su caballo, o para que me retire, o para que vuelva al campo.
FLOR
N O debe de haber sabido nuestra gente que, restados a morir en la refriega, se entraron él y Fernando; y el César, como yo sé, de una flecha atravesado y aun sin vida, afirmar puedo, pues le v i ya agonizando con la muerte.
EL EMPERADOR
BERNARDO
FLOR
FINGIDO
([1678])
D e ese modo con razón se han engañado. N o es mucho, no, de esa suerte que m i r á n d o m e a los rayos de la luna, y siendo así que nos parecemos tanto. N O digas más, hoy la suerte en m i favor se ha mostrado; ya, Bernardo, llegó el tiempo de m i venganza: hoy cobramos, yo una esperanza perdida, tú un Imperio imaginado, como una cautela esfuerces, como ayudes a un engaño (que sí harás), pero ya llegan. Concede agora con cuanto dijere, y déjame a m í , pues nadie sabe el estado de la guerra como yo, que lo he visto entre esos ramos.
BERNARDO
1369
1320
1325
1330
1335
Para todo me has de hallar resuelto y determinado.
FLOR
Y se ha de ver tu valor.
BERNARDO
Soy noble y soy tu vasallo.
1340
Sale el marqués de Monferrato y soldados FLOR
MARQUÉS
Y a no es tiempo de encubrirse, desde aquí empieza el e n g a ñ o . Vuestra Majestad, señor, al marqués de Monferrato agradezca el ofrecerle sus armas y su caballo. N O sólo no lo agradece, mas pretende, disfrazado, encubrirnos su persona.
1345
1350
1370
OBRAS
BERNARDO
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
¿ Q u é es esto, cielos sagrados? ¿Yo Majestad? Aparte Flor con Bernardo
FLOR
¿Ahora dudas? ¿ T ú te precias de soldado? ¿Te pierdes esta ocasión,
1355
Aparte con él que dejas para un villano? BERNARDO
MARQUÉS
Esto es lo que Flor me dijo que concediese. ¿A q u é aguardo? ¿ N o soy Bernardo de Raíz? H o y me ha venido a las manos la ocasión de hacer eterno m i nombre. Ea, Bernardo, ¿qué temes? ¿ Q u é desconfías? T u y o es el laurel sagrado, que no por fuerza han de ser los imperios conquistados. N o sin causa me dio el cielo estas señas que en m í hallo, en todo tan parecidas al César; sólo reparo si vive o muere, mas Flor no se hubiera así e m p e ñ a d o si no supiera que es muerto. ¿En q u é estás, señor, dudando, cuando en favor de Teodoro la suerte se ha declarado?
FLOR
Vana es ya la resistencia.
BERNARDO
M a r q u é s , amigos, vasallos, el quererme disfrazar, quitando a un muerto soldado estos vestidos, fue industria
1360
1365
1370
1375
1380
v. 1352 S e g ú n la e d i c i ó n de M a d r i d , 1678, el que habla a q u í es B r i t o , que ha de ser error p o r B e r n a r d o ya que hace t i e m p o que a q u é l salió d e l escenario. H e m o s h e c h o la c o r r e c c i ó n .
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
del valor, pues en llegando a ver en m í las insignias imperiales, del contrario fuera la gloria, de m í la confusión, y el agravio de los míos, que en la guerra hay ocasiones, hay casos en que es más honra el morir como un humilde soldado que buscar a ú n más allá de la muerte aplausos vanos. P o r esto quise encubrirme, y si os traje hasta esos ramos, excusándome, fue sólo, M a r q u é s , para encomendaros a aquesta dama extranjera con quien me haliastes hablando. Mas ya que he llegado aquí, y la dejo en tanto amparo, vuelvo a morir con los míos. MARQUÉS
N o nos hagas tanto agravio, pues n i nos falta el aliento, ni gente en nuestros estados para volver, gran señor, a cobrar lo conquistado.
FLOR
L o mismo, señor, te ruego.
BERNARDO
B i e n está, como volvamos a vengar aqueste oprobio.
FLOR
BERNARDO
1371
1385
1390
1395
1400
1405
T a m b i é n importa curaros, gran señor, que aunque la herida de la flecha que os tiraron los enemigos, decís que no ha sido de cuidado, con todo es bien.
1410
Y a os entiendo. Esto importa que finjamos, (Aparte) por si alguno ha visto al César.
1415
1372
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Retírese luego el campo, marche la vuelta de Flandes. Y a una vez determinado, (Aparte) seguir quiero m i fortuna. FLOR
BERNARDO
T Ú me pagarás, Fernando, el dejarme en el peligro, pues, esforzando este engaño, ni tú casarás con Juana, ni ella se verá en los brazos de su padre, antes por él cobrará el mayor contrario. A gran peligro me expongo, pero jamás ha ocupado , grandes puestos quien consulta los inconvenientes (vamos, Marqués). T o d o se aventure, (Aparte) y no es mucho aventurarlo, aunque la vida se arriesgue por un Imperio que alcanzo, por estar Madama Flor celosa, y no ser agravio de m i valor que yo sea el primero que ha llegado al Imperio por los celos. Pues no me dio el cielo en vano esta viva semejanza, estos pensamientos altos, esta c o n d i c i ó n altiva y este espíritu bizarro. (Vanse)
1420
1425
1430
1435
1440
1445
Salen el rey de Francia y el conde de Nemur y doña Juana REY
Y a , prima, ya no me espanto, viendo eclipsar su arrebol,
v v . 1 4 4 7 - 7 8 Es interesante observar c ó m o B o c á n g e l respeta a q u í las i n d i c a ciones de L o p e de V e g a c u a n d o d e c í a que las r e d o n d i l l a s eran para las cosas de amor (Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo), c o m o en esta i n s t a n c i a en que el rey de Francia urge a Juana que se case c o n el c o n d e de O r l e a n s . C u a n d o llega el
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
que su luz recate el sol y aumente el alba su llanto. Pues, donde está vuestra Alteza, fuerza es rendirle despojos el alba a la de sus ojos, el sol al de su belleza. JUANA
REY
CONDE
¿De q u é sirve encarecer partes, de que desconfío, si vuestra Alteza y m i tío bastan para oscurecer el mismo sol que encarece? Pues, viniendo aquí a tratarme de casar o de matarme, no sólo ya se oscurece su luz, mas presta al j a r d í n lágrimas que le coronen. Vuestras Altezas perdonen, y el de Orliens. Mujer, en fin, (Aparte) resuelta y enamorada. Sin duda desde hoy intento no hablarla en el casamiento, aunque de aquesta jornada vuelva su padre y m i tío, y a m i hermano quiera honrar, que él y yo no hemos de estar pendientes de su albedrío. Menos lágrimas le cueste, sobrina, al sol de tus ojos, pues no vengo a darte enojo. Pero ¿qué rumor es éste?
1373
1450
1455
1460
1465
1470
1475
Sale el Infante con luto Todos, afuera esperad. REY
Fernando, ¿qué luto es ése?
1480
Infante F e r n a n d o c o n noticias de la m u e r t e d e l c o n d e B a l d u i n o , las redondillas pasan a romance, que es la forma que p i d e n las relaciones, t a m b i é n s e g ú n L o p e .
1374
INFANTE
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Antes que su mano bese, oiga, vuestra Majestad. Cristianísimo monarca, conde ilustre, y vos, señora, que ayer lo fuistes de Grecia y hoy sólo el estado os toca de Flandes, estadme atentos, si no es que a los tres informan, primero que mis palabras, las penas que me congojan. P r ó s p e r a m e n t e partimos de Flandes (¡qué propia cosa de la fortuna, e m p e ñ a r n o s en sus primeras lisonjas para acabar en desdichas y en tragedias lastimosas!). A l fin, el conde partió a Venecia por la posta. Embarcóse, y yo, encubierto, seguí la misma derrota, hasta embocar por el propio Canal de Constantinopla. Ganárnosla por asalto, y los príncipes de Europa, muerto ya Alesio, le entregan a su Alteza la corona de Grecia, que pocos días pacíficamente goza, a pesar de sus rebeldes que con ambiciones locas, o por sacudir el yugo que los oprime y los doma, se convocaron, y entre ellos una sierpe venenosa, T e o d o r o Lascario, monstruo
1485
1490
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1500
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1510
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v . 1483 E l rey de Francia ostentaba el t í t u l o de rey c r i s t i a n í s i m o , c o m o el de E s p a ñ a el de rey c a t ó l i c o . v v . 1491-1508 E l Infante repite m á s o menos la misma d e s c r i p c i ó n de la salida de los cruzados que nos h a b í a dado al p r i n c i p i o de esta jornada el rey de Francia.
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
1375
humano, cuya p o n z o ñ a , cuyo tósigo en sus flechas aun los aires inficiona, en A n d r i n ó p o l i aguarda, plaza de armas belicosa, con escuadrones infieles nuestras católicas tropas. Cercárnosle, y tan prolijo fue el cerco, y tan a su costa, que a no socorrerle el rey de Walaquia, el hambre sola bastara para rendirle; mas la fortuna, envidiosa de nuestra dicha, en un punto le favorece y nos postra. U n a noche, cuando todos dábamos treguas forzosas al sueño, impensadamente nos despierta y alborota el estruendo y la armonía de las cajas y las trompas, que los ecos lisonjea y en sus cóncavos rimbomba. C o n presunciones de sol salió la nocturna antorcha, a pesar de las tinieblas y a despecho de las sombras. T a n llena salió, y tan clara de las húmedas alcobas del mar, que a un tiempo aclaró su dicha y nuestra deshonra. Mas es luna e inconstante, y no es mucho que se ponga de parte de la fortuna, de quien la inconstancia toma. Y aun le pesó aquella noche
1520
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v. 1517 tósigo: veneno para flechas, t a m b i é n cualquier especie de veneno, v. 1538 Cfr. 2; 736: «a r i m b o m b a r los c ó n c a v o s del p e c h o » .
1376
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
de estar en creciente forma, que a estar menguante, formaran un arco sus puntas corvas para arrojarnos más flechas que el campo enemigo arroja, con ser tantas que en el viento se clavan unas en otras. Pero m i ardimiento, entonces, que en imposibles se engolfa, n i t í m i d o se retira, ni p r ó v i d o se reporta, menospreciando valiente tantas flechas voladoras, tantos arpones, y tantas ' granadas de fuego y bombas, con m i muerte pretendía sellar mis hazañas todas. Pero ni me o y ó la muerte, ni m i pretensión se logra, que siempre a quien la desea se muestra más perezosa, y más a m í , para darme m i l muertes en una sola. Antes en m i brazo, entonces, libró su guadaña corva, para que viese, después de quedar con la victoria T e o d o r o , la más sangrienta, la más miserable rota que hasta allí v i e r o n los siglos, ni escribieron las historias. Aquí de efectos del alma, ¿lágrimas, agora, agora, q u é aguardáis? Agora es tiempo que me anegue vuestra copia. Verdades del alma sean, sin arte y sin ceremonia, pues nunca verdades fueron verdades artificiosas.
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EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
1377
Pintor hubo que, copiando un corcel, andaluz Bóreas, de pecho y lomos fornido, al querer pintar la boca, de la cólera y del freno ya sangrienta, ya espumosa, con los pinceles no pudo, y despechado la esponja donde limpiarlos solía,
1595
tiró al caballo de forma que hizo allí más un despecho que todo el arte en la obra. Y así no extrañen que os hable en estilo y voces toscas, pues la verdad aventura quien de colores la adorna. D e s p u é s de quedar (¡qué infamia!) las banderas victoriosas del contrario, preso el César con otras graves personas, y entre ellas yo, que el primero llegué (¡diligencia ociosa!) a socorrer a su Alteza, Teodoro (¡qué infame gloria!), en vez de mandar curarle, que fuera acción más heroica, manda a un sangriento ministro que acabe con su persona. Y él, más cruel que obediente, los pies y manos le corta para que a sus ojos vea, y dársela más penosa, la muerte de sus vasallos, de cuyas partes se informa el bárbaro; mas, oyendo
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v. 1592 Bóreas: n o m b r e del viento d e l N o r t e . v v . 1607-41 E l Infante describe la muerte horrorosa del c o n d e B a l d u i n o en la batalla de A d r i a n ó p o l i s frente a T e o d o r o Lascario, suceso h i s t ó r i c a m e n t e correcto.
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
m i nombre y nación, revoca la sentencia, por dejar un testigo que deponga de todo, haciendo al Imperio relación tan lastimosa. D i é r o n m e salvo conducto, y pensando hallar en tropas nuestro ejército rompido, no hallé una persona sola. Mas, volviendo a la tragedia de los nuestros, lo que agora más me aflige es el desprecio que hicieron de la persona del César, pues vengativos, por que se anegue en las ondas de su sangre el tronco informe, vivo en un foso le arrojan. ¡Bárbara resolución! N o sé c ó m o los perdona el cielo y no los consumen rayos que en las nubes forja. N o sé, para confundirlos en acción tan rigurosa, c ó m o en ausencia del sol la luna no se encapota, los montes no se estremecen, los cielos no se trastornan. M u r i ó el conde Balduino, el lustre faltó y la pompa de los príncipes, y en él tantas virtudes heroicas. Faltó el laurel más temido, la más bien quista corona, el más católico apoyo de la fe, la más briosa resolución, el consejo más acertado, de forma que, aun muerto, el valor le teme y hasta la envidia le llora.
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
Aquí me falta el aliento; lo que he referido sobra para lastimar su muerte, dándomela más penosa los suspiros que me impiden, los sollozos que me estorban, las lágrimas que me anegan y las ansias que me ahogan. REY
JUANA
Bien es menester valor, prima, en tan grave tormento: no desmaye el sufrimiento, venza el esfuerzo al dolor. ¿Qué sufrimiento, señor, qué valor ha de bastar para tan grave pesar? De que no ofrezca me admiro un Etna en cada suspiro y en cada lágrima un mar.
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Suene un clarín REY
INFANTE
¿Qué es esto? El vulgo ignorante vanos aplausos previno para el conde Balduino.
1685
¿No es el que viene delante? REY
INFANTE
JUANA
¡Viose engaño semejante! ¿Vivo el conde? N o es razón dar crédito a una ilusión. Apenas lugar se han dado un cuidado a otro cuidado, una a otra confusión. Pues, ¿cómo afirma el Infante que le vio muerto en el campo?
1690
v. 1673 De romance pasamos a décimas, que, según Lope, «son buenas para quejas» (Arte nuevo), y, efectivamente, trátanse de quejas sobre la muerte del conde Balduino.
1380
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
REY
Tal vez la vista se engañe.
INFANTE
Digo que me hallé delante cuando Teodoro arrogante le mandó dar muerte fiera.
REY
Pues ¿quién hoy el vulgo altera?
1695
Suene el clarín CONDE
E l aplauso y rumor crece.
JUANA
Más dudas el caso ofrece cuanto más se considera.
1700
Sale Bernardo en cuerpo con bengala, el Marqués, acompañamiento BERNARDO
Y a sé que es fuerza extrañar mi venida, y ya he sabido también que, mal informado el Infante, os habrá dicho conjeturas de mi muerte, de que me libró propicio el cielo, que aunque no he estado presente, ya lo colijo de los extremos que veo en todos, y del vestido de luto que trae Fernando.
INFANTE
que por mis ojos mismos vi en la campaña.
BERNARDO
Fernando, no soy desagradecido, ni tan falto de memoria que no os confiese que estimo que fueseis vos el primero que me acudió, estando herido de una flecha. Aquesto fue (Aparte)
y
1705
1710
LO
1715
1720
v. 1695 En la edición de Madrid 1678 leemos aquí «Tal vez la vista se engaña». Realmente, ya que esto es una décima, lo que el verso necesita es una rima en á-o, para rimar con «campo»; por tanto, «engaña» es un error. Pero como no es obvio cuál podía ser la palabra correcta, hemos optado por «engañe», que tiene al menos la ventaja de rimar con «Infante» y «delante».
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
lo primero que me dijo Flor, entre otras circunstancias de que ya vengo advertido. INFANTE BERNARDO INFANTE
Sí, ¿mas después? B i e n está. ¡Yo he de perder el juicio! (Aparte) Su talle y semblante es éste, pero ¿yo no soy el mismo que le v i muerto? O se engaña, o se confunde el sentido de la vista, pues creer que es su sombra o que está vivo, eso ya fuera milagro, y basta que sea prodigio de naturaleza, en quien mayores portentos vimos.
BERNARDO
Hija, ¿ c ó m o no llegáis? ¿ N o respondéis, conde invicto de Nemur? ¿ T a m p o c o vos?
REY
D a d los brazos a F i l i p o , gran señor.
BERNARDO
¿Y no os corréis de que antes llegue un sobrino que una hija y que un hermano?
REY
E l sentimiento es preciso en los dos de tales nuevas, de tan impensado aviso como nos dio aquí el Infante, y así habrán enmudecido.
JUANA
Señor, perdona Fernando, que la piedad me ha movido natural, más que el amor que hay en mí, pero ¿qué digo? ¿ C ó m o es posible engañarse quien afirma que le ha visto morir? Tampoco es posible
1382
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
faltar las señas que admiro en él, ¿si llegaré a hablarle? Sí, que fuera afecto i m p í o negar a un padre, aunque no, que aquel natural cariño y aquel afecto piadoso que debe tener un hijo con su padre, falta en m í . ¿Si es verdad lo que imagino? E n mis niñeces me acuerdo de haberme m i padre dicho que en Amberes... BERNARDO
A ú n los tiene suspendidos la extrañeza del suceso.
JUANA
N i a llegar me determino, ni a proponer esta duda. A q u í a m i Fernando miro confuso, allí un padre incierto; aquí amor, allí u n prodigio. ¡O acabad de aconsejarme, (Aparte) o acabad, cielos, conmigo! ¡Viose mayor suspensión! ¿ Q u é ingenio el más peregrino fingir pudiera en su idea tan confuso laberinto?
REY
Gran dicha fue el escapar de la prisión, y del sitio la demás gente.
BERNARDO
Confieso que no escapáramos vivos a no acudirme el Infante.
INFANTE
1765
¿ N o llegáis?
REY
CONDE
1760
¿ Q u e es esto? ¡Cielos divinos! ¿Yo no le dejé en un foso, (Aparte) después de tantos martirios como en su persona hicieron
1770
1775
1780
1785
EL EMPERADOR
([1678])
FINGIDO
aquellos fieros ministros? Pues, ¿ c ó m o aquí agora? Infante,
BERNARDO
dejad discursos prolijos, y vos hija, y vos hermano, acabad de reduciros a lo que el cielo dispuso. CONDE
Q u é d e s e el caso indeciso, Juana, que yo no me atrevo a resolver, aunque admiro la semejanza, las señas e indicios que han parecido de que es tu padre y m i hermano.
JUANA
N i es m i padre, n i hay indicios, ni hay semejanza, n i hay señas que desmientan lo que ha visto el Infante por sus ojos.
BERNARDO
Dejadlos, vamos sobrino, que a todo dará remedio el tiempo, y si reducirlos hoy no ha podido el agrado, m a ñ a n a lo hará el castigo.
REY
E l tiempo los desengañe.
BERNARDO
Á n i m o , corazón m í o , (Aparte) de m i parte están los nobles, ya el vulgo está reducido a este engaño; mas con todo me v i agora en gran peligro: bueno quedaras Bernardo si te faltara F i l i p o . Vase con el Rey
INFANTE
C o n d e , señor, vuestra Alteza me escuche, pues siempre ha sido nuestro mayor valedor, nuestro amparo y nuestro asilo.
1384
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
CONDE
D é j e m e con mis pesares, vuestra Alteza, que harto ha dicho. Y aunque para mí es tan cierto, ¿cómo quiere en tal conflicto que le valga, cuando apenas valerme puedo a mí mismo? (Vasé)
INFANTE
E n ti, m i bien, en ti queda librado el ú l t i m o alivio.
JUANA
¿Q alivio, Infante? ¡Ay de m í , que en vano le solicito! Nada hay en m í de m í misma, toda al dolor me he ofrecido; a la fortuna obedezco, y a su inconstancia me rindo; sólo es m í o este pesar, tuyo es sólo m i albedrío. u e
Vase con Irene INFANTE
Todos me dejan, y todos, como si fueran hechizos mis palabras, y ellos fueran áspides, yo basilisco, de m í retiran los ojos y se tapan los oídos. N o son vanas ilusiones, verdades son las que afirmo, que en m i lealtad acrisolo y en m i nobleza acredito. ¿ Q u é es lo que pasa por mí? ¡Vengadme, cielos divinos! Mas ¿a q u i é n pido venganza? ¿De q u i é n aguardo el castigo? Si os disimulan severos, no sé si diga propicios, que son justos y no pueden serlo con un mal nacido. Si para más confusión hoy en este mismo sitio,
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
y a un tiempo, aunque con afectos desiguales, concurrimos la nobleza conspirada, los soldados sin caudillo, el rey de Francia e m p e ñ a d o en acreditar indicios; sin aliento la princesa, dudoso el conde su tío, triste Irene, y yo confuso, penas, lágrimas, suspiros, todo verdadero, y solo.
1385
1860
1865
v. 1869 L a segunda j o r n a d a t e r m i n a c o n u n s o l i l o q u i o d e l Infante — u n r o m a n c e — pero el ú l t i m o verso n o es asonante. Está claro que el s o l i l o q u i o ha sido recortado,
posiblemente le s e g u í a otra escena o c u a d r o . E n t o d o
menos u n verso para completar la asonancia d e l romance en í - o .
caso falta al
1386
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCANGEL
Jornada tercera Salen por una puerta Bernardo, el rey de Francia, y el Marqués, y por la otra doña Juana, con cota y enaguas negras y espada ceñida, el Conde, y Brito BERNARDO
Vuestra Majestad, sobrino, se reporte.
REY
N o bastaba que m i prima en tanto tiempo...
JUANA
N i n g u n o saque la espada de los míos. N o , Filipo, en tales casos no basta el tiempo, cuando un tirano...
BERNARDO
A q u í conviene atajarla. (Aparte) Materias de tanta duda no se han de llevar por armas, cuando puede la razón y el discurso conformarlas.
JUANA
¿ C u á n d o la razón no estuvo de m i parte?
BERNARDO
Ó y e m e , aguarda, y verás que no la tienes, ni el conde que te acompaña, que no puede ser m i hermano quien contra m í se declara. Ella responda por sí, Conde de N e m u r , y valga la razón, pues hoy tenemos por juez de aquesta causa a Filipo, que nos oye.
REY
Eso me tiene de Francia ausente más que las bodas de m i hermano.
1870
1875
1880
1885
1890
EL EMPERADOR
FINGIDO ([1678])
JUANA
D i a q u é aguardas, que yo responderé a todo.
CONDE
Defienda el cielo tu causa.
BERNARDO
Y a es ocioso el defenderte, ni por razón, n i por armas; por las armas ya se ha visto, supuesto que en tres batallas te he vencido a ti y a todos cuantos rebeldes te amparan, que a tanto pudo llegar tu soberbia y tu arrogancia que otra Semíramis nueva riges flamencas escuadras. P o r la razón ya se infiere, pues por una ambición vana niegas a quien te dio el ser, en los discursos fundada de Fernando, cuyas nuevas de m i muerte fueron falsas; pues aquí, Juana, me tienes vivo, sin que en ello haya más duda que las que tú propones, mal informada de un español.
JUANA
O y e , espera. Si me venciste en campaña, fue que te siguió ignorante el vulgo, y a m í me amparan los nobles, que son los menos, si bien de más importancia. Y aun de la misma nobleza hoy te sigue parte tanta, por los cargos y mercedes
1387
1895
1900
1905
1910
1915
1920
1925
v. 1906 Semíramis: c é l e b r e reina de Asiria; véase 2 2 1 ; 7 3 7 - 4 0 . vv. 1920-23 Las continuas referencias al v u l g o ignorante o n e c i o son t ó p i c o s en el teatro de la é p o c a , pero c o m o , en este caso a q u í , van juntas c o n alabanzas de la nobleza, es lícito preguntar si El Emperador fingido fue escrito para el teatro de la Corte.
1388
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
que has vinculado en sus casas, que ya sólo me ha quedado el valor que me acompaña. D e padre y de emperador rompes las leyes sagradas: del padre, d á n d o m e guerra, pues siéndolo, no arriesgaras m i vida, por más que yo te desconociera ingrata; de emperador (claro está), pues si lo fueras, mandaras la justicia y el decoro real sin dar hoy entrada en Palacio a una extranjera, solicitando el casarla con el Infante, olvidado de la fe y de la palabra que le dio m i padre el día de aquella infeliz jornada.
1930
1935
1940
1945
BERNARDO
A esto que dice es forzoso (Aparte) responder y asegurarla, pues no he sabido hasta agora que le diese tal palabra.
JUANA
N O te diviertas, escucha.
1950
BERNARDO
Y a te respondo. A Madama Flor el Infante le debe tanto amor, finezas tantas, que es justo que se las pague, pues tú estás bien empleada en el de Orliens, que es tu primo. D e m á s que agora te hallas hija de un emperador, y cuando diese palabra
1955
(esto importa reforzar), (Aparte) eras solamente Infanta, hija de un conde de Flandes. Y aunque amor todo lo iguala, no es buena razón de estado.
1960
EL EMPERADOR
([1678])
FINGIDO
La provincia de C a m p a ñ a goce Fernando con Flor, y paréceme que basta de dudas y confusiones, cuando materias me llaman de estado. Escuchadme atentos. REY CONDE
¡Gran valor! Si él nos
engaña,
sobrina, es grande su industria. JUANA
Y mayor su confianza.
BERNARDO
E n ocasión como aquésta, en el solio me sentara imperial, mas fuera exceso, estando tan gran monarca presente, valerme aquí de la Majestad Cesárea. D i c e n que el Infante afirma que me vio muerto en campaña; herido sí, y no os admire que su vista se engañara, siendo de noche y estando m i persona rodeada de enemigos y en un foso, donde el polvo y la distancia es fuerza que al distinguirme su intención equivocara. ¿ C ó m o puede haber cautelas entre evidencias tan claras? ¿Daréis c r é d i t o al Infante, que aceleró su jornada por contaros de m i muerte tan dudosas circunstancias? ¿Habéis visto en mis acciones alguna que a las pasadas contradiga? ¿ Q u i é n mis leyes, quién mis órdenes extraña? Desde que entré en mis estados, ¿ha habido empresa tan ardua
1390
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNCEL
contra vasallos rebeldes que no allanase m i espada? ¿En el Consejo y las Dietas hubo caso de importancia en que no se me debiesen los aciertos? ¿ N o me aclaman en la paz segundo N u m a , y entre enemigas escuadras nuevo Escipión flamenco? ¿ N o tuve yo conquistada la Grecia, cuyo laurel mis sienes lisonjeara hasta hoy, si la fortuna, firme sólo en la inconstancia, no atajara mis intentos? ¡El cielo sabe la causa! ¿ N o fuera ya de cristianos aquella ciudad sagrada, Jerusalén, y en sus muros mis pendones tremolaran? ¿ N o hubiera ya redimido de infieles la Casa Santa, si aquel arpón venenoso m i pecho no atravesara? ¿ N o dura en m í la obediencia que di a la Iglesia R o m a n a , desde que la investidura de estos estados en Francia me dio el padre de Filipo?, honra que debo estimarla,
2005
2010
2015
2020
2025
2030
v. 2 0 0 8 Cfr. 86; 5 4 5 - 5 5 : «Ya de Felipe el t r i b u n a l m á s grave / le o y ó p r e c e p tos que aprendiera N u m a » , y 87; 141-42: « C a t a l u ñ a , A r a g ó n le aclaman N u m a , / estadista en las cortes». N u m a P o m p i l i o , segundo rey legendario de R o m a que d i o a la c i u d a d sus leyes y r e l i g i ó n . v. 2 0 1 0 Escipión: s i n ó n i m o de los distintos E s c i p i o n e s que a g r a n d e c i e r o n el p o d e r de R o m a , tales c o m o P u b l i o E s c i p i ó n que d e r r o t ó a los cartaginenses en E s p a ñ a , o P u b l i o C o r n e l i o E s c i p i ó n , apellidado Africano, que v e n c i ó para siempre el p o d e r de Cartago. v. 2 0 2 8 investidura: en el texto de M a d r i d 1678 se lee « e m b e s t i d u r a » .
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
y tanto que en mis archivos en letras de oro se guarda. ¿Contra porfías del tiempo no levanté las murallas de Gante? ¿ N o di a los míos con puntualidad sus pagas? ¿ Q u é facción está sin premio? ¿ Q u é servicio sin ventaja? ¿ Q u é rebelde sin castigo? ¿ Q u é cobarde sin infamia? Si éste he sido, y éste soy, ¿por q u é de ilusiones varias os eréis? Pero ya os leo
1391
2035
2040
en los semblantes las almas. Y a estaréis desengañados como lo está el rey de Francia, reducido el de Nemur, y satisfecha la Infanta.
2045
REY
Siempre fui de esta o p i n i ó n .
2050
CONDE
Ahora digo que se engaña Fernando.
JUANA
Y yo. ¡ Q u é temores aún no se asegura el alma! (Aparte) Y yo, que p e r d ó n te pido el tiempo...
BERNARDO
C o n eso basta. Y a tengo, en fin, de m i parte al R e y , al C o n d e , a la Infanta y al pueblo. E l Infante queda, pero es tal su pertinacia que hoy le tengo en esa torre donde este cuarto remata. N o quiero decir que preso, porque donde está Madama que le regala y asiste...
JUANA
¿Flor le asiste y le regala? ¡Rabio de celos! ¿Fernando
2055
2060
2065
1392
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNCEL
en una torre? ¿A q u é aguarda m i esfuerzo que no le libra? ¿Para q u é c i ñ o esta espada? ¿ Q u i é n te acudió, como has dicho, cuando entre mortales ansias? Mas querer hoy reducir a n ú m e r o sus hazañas es querer contarle al cielo las estrellas menos claras. N o hay paciencia. Vamos, C o n d e , que esta prisión y esta infamia me toca, a ú n más que a Fernando. BERNARDO
N o es razón, no, que te vayas sin satisfacerte.
CONDE
Vamos, sobrina, que no hay palabras, ni hay razón contra crueldades. E n tu cuarto, con la guarda de tu persona, estarás, mientras el tiempo declara la verdad.
2070
2075
2080
2085
Y si no, el cielo me dará justa venganza.
JUANA
Vase con el Conde BERNARDO
A q u í a los dos nos importa que vuestra Majestad vaya a aconsejar a su prima.
REY
Cuando no me lo avisara, fuera yo. E l cielo nos saque (Aparte) de entre confusiones tantas. (Vase)
BRITO
M i amo está en mala finca; por D i o s , que si aquí se hallara
2090
2095
v. 2 0 9 4 finca: c o m o s i e m p r e , B r i t o j u e g a c o n una frase hecha, d á n d o l e la vuelta. Así, «está en mala finca» hace contraste c o n la frase habitual « b u e n a finca»: «Frase m e t a f ó r i c a , c o n que se m o t e j a a a l g u n o de que n o h a r á l o que tiene a su cargo» (Autoridades).
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
1393
presente; pero no importa, si se me logra una traza. Sale Flor FLOR
A solas le he menester y el Marqués me ha de estorbar. Aparece con Bernardo O y e aparte: si el poder no ha bastado, sí el reinar.
BERNARDO
Eso a solas ha de ser. C o n vuestra licencia, Flor, ver quiero unos memoriales.
FLOR
Dejarte será mejor, que en ti ocupaciones tales acreditan el valor.
BRITO
Si el Marqués t a m b i é n se fuera y a solas con él me viera, yo le dijera quién es.
BERNARDO
Flor, yo iré a veros después. (Vase [Flor])
MARQUÉS
D i c e de aquesta manera: Aurelio, hombre principal y coronel reformado, por un decreto real dice que se ha señalado como vasallo leal. Pide que el sueldo le dés del cargo.
BERNARDO
2100
2105
2110
2115
N o se le debe.
MARQUÉS
Caballero y rico es, ya se ve que más le mueve reputación que interés.
BERNARDO
Si está en que lo mereció, publique por varios modos
2120
v. 2111 Falta la a c l a r a c i ó n en el texto original de que q u i e n se va es F l o r , y n o q u i e n habla en este m o m e n t o (Bernardo). H e m o s h e c h o la c o r r e c c i ó n .
1394
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
que de m í el sueldo alcanzó, bien podrá decirlo a todos, que no lo negaré yo. Conseguiremos yo y él nuestro intento, y en rigor partiremos el laurel: yo de justo Emperador y él de honrado Coronel. BRITO
MARQUÉS
BERNARDO
2125
2130
E n el memorial primero los pies de gallo ha mostrado; ni es César n i aun caballero quien parte con un soldado el laurel y no el dinero.
2135
A q u í se queja un soldado de ti, que por ser inquieto del campo le has desterrado. Debe a su padre respeto, hombre en su tierra estimado.
2140
H u b i é r a l e él instruido, M a r q u é s , en su edad primera. N u n c a respeto ha sabido que hoy a m í me le tuviera, si a él se le hubiera tenido.
2145
MARQUÉS
¿A sus deudos, que valientes soldados conocí yo, q u é les dirá?
BERNARDO
¿ Q u é ? ¿Eso sientes? Que él de m í no se agradó, que su padre y sus parientes, al segundo o tercer día, en sus costumbres verán la ocasión por q u é se envía, y entonces conocerán si es la culpa suya o mía.
2150
2155
v. 2 1 3 4 pies de gallo: n o r m a l m e n t e es u n lance, algo c o m p l i c a d o , e n e l j u e g o de las damas, pero a q u í tal vez tiene m á s que ver c o n la e x p r e s i ó n «pata de gallo» que significa enredo o trampa (Autoridades).
EL EMPERADOR
BRITO
MARQUÉS BRITO
MARQUÉS BRITO
FINGIDO
([1678])
Esto a ú n vaya, aunque en su edad las costumbres que ha tenido repite, y, a la verdad, o es maldiciente, o ha sido picaro en su mocedad. ¿Y vos traéis memorial? Eso a grandes escribanos, que yo soy por principal, si es nobleza escribir mal, tartamudo de las manos. Si no traéis, despejad. Este palacio es m i esfera a estar vuestra Majestad sin testigos.
BERNARDO
Idos fuera; solos, M a r q u é s , nos dejad. Saber de éste determino (Aparte) los designios del Infante, y éste ha de ser el camino.
MARQUÉS
N o es esto ser semejante, sino el mismo Balduino. ([1/tfse])
BRITO
¿Nos oye alguno?
BERNARDO
B i e n puedes proseguir y darme cuenta del intento de Fernando.
BRITO
Este averiguar desea (Aparte) si quiere a F l o r o a la Infanta.
BERNARDO
Este con cautela intenta (Aparte) conocerme; válgame aquí cautela contra cautela.
BRITO
Y o hablara en buena amistad, mas las mayorías cesan
v. 2166 Se tomaba p o r característica de la nobleza y de la buena n o saber escribir bien o legiblemente. v. 2177 Falta la a c o t a c i ó n en el texto original.
1396
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
entre iguales. Y o me cubro, pues no hay aquí quien nos vea. BERNARDO
Hombres de tu porte, Brito, nacen con esa licencia.
BRITO
ESO no, p o r camarada
y amigo quiero que entienda, y no por bufa, que está el sombrero en m i cabeza. BERNARDO
Mientras más hablas, más tienes merecida la licencia.
BRITO
¡Q grave está el picarón! ¡Qué erguido el cuello y qué sesga la vista! P o r Jesu Cristo, que he menester gran paciencia para no darle.
2195
u e
2200
¿ Q u é dices?
BERNARDO BRITO
2190
E)igo que está la veleta en su punto, pues conmigo mayorías y extrañezas, que en campaña tantas veces nos brindamos a una mesa, vaya la máscara a u n lado. ¿ Q u é dejas, dime, q u é dejas para cuando estés delante del R e y y de la Princesa d o ñ a Juana?
2205
2210
¿Hablas enjuicio?
BERNARDO BRITO
Hablemos desde más cerca, amigo, aquí entre los dos.
BERNARDO
¿Q
u e
es, amigo?
BRITO
Impertinencia.
2215
v. 2188 E n presencia d e l e m p e r a d o r , B r i t o d e b e r í a quitarse e l s o m b r e r o , e n s e ñ a l de respeto, pero c o m o piensa que es B e r n a r d o y n o B a l d u i n o a q u i e n tiene delante, se toma la licencia de «cubrirse», es decir, ponerse el sombrero. v. 2194 bufa: burla o mofa, v o z que sólo utiliza la gente vulgar (Autoridades). v. 2199 sesga: torcida, oblicua.
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
BERNARDO
P e r d ó n merece el donaire, pero no la desvergüenza. A h , soldado de m i guarda, hola.
BRITO
Si es de la tudesca, malo. Hola.
BERNARDO BRITO
1397
A m í me mata, cuando a los suyos holea.
2220
Salen soldados SOLDADO
¿Q
BERNARDO
Q u e en esa torre primera de palacio, donde está su amo, en una cadena pongáis a aqueste villano. Llevadle, pues.
2225
O y e , espera, gran señor, que aquestas dudas no fueron más que sospechas. Y o no sé lo que me he dicho, y del semblante y las señas vengo tan mal informado que hablé por boca de dueña.
2230
BRITO
u e
n
o
s
mandas, gran señor?
Llévanle preso BERNARDO
Mas de éste no hay que hacer caso, pues cuando intentarlo quiera,
2235
v. 2219 L a guarda tudesca o alemana que d e f e n d í a a la persona del rey. v. 2220 hola: en esta é p o c a era e x p r e s i ó n usada para llamar a otro que era inferior. v. 2221 holea: e x p r e s i ó n c o n f e c c i o n a d a p o r B r i t o . A l u d e al sacramento de la E x t r e m a u n c i ó n o Santos Ó l e o s , que se da a los agonizantes. v. 2233 hablar por boca de dueña: otro j u e g o de palabras de B r i t o , esta vez alterando ligeramente la frase habitual «hablar p o r boca de ganso», que significa hablar lo que otro sugiere a u n o para que lo diga (Autoridades), o c u a n d o se acierta acaso en algo, y de o r d i n a r i o n o acertando (Correas). Las d u e ñ a s t e n í a n mala fama en esta é p o c a y eran el blanco de muchas bromas en el teatro.
OBRAS
1398
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
no podrá descomponerme hombre de tan bajas prendas. L o que debo sentir es que el Infante se me atreva. Desconfianzas, ardides, peligros, inobediencias se conjuran contra m í , que no sólo no me alteran, pero he de vencerlo todo.
2240
¡Válgame aquí m i cautela! Pues sólo es digno de aplausos quien los peligros desprecia, quien su fortuna se hace y de sí mismo se empieza.
2245
Vase, y sale Brito en la prisión con una bujía BRITO
Basta decir que ha mandado el César, aunque yo mienta, que me quiten las prisiones, que aquello de la cadena fue ad terrorem.
2250
Sale el Infante preso INFANTE
BRITO
INFANTE
¿ Q u é es aquesto? ¿ Q u é voces, Brito, son éstas? Estate tú con la tuya, y déjame con m i tema. M e m o r i a , al fin, de señor: ¿posible es que no te acuerdas de Bernardo, aquel villano que cultivaba las tierras de M a d a m a Flor?
2255
2260
Pues bien, ¿tiene alguna conveniencia el que yo me acuerde o no?,
v. 2 2 5 4 ad terrorem: p o d í a ser parodia de la frase «ad honorem» — p o r m o d o h o n o r í f i c o , sin r e t r i b u c i ó n e c o n ó m i c a — , a u n q u e o b v i a m e n t e en este c o n t e x t o l o que quiere decir B r i t o es que «aquello de la c a d e n a » le da terror.
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
con tu risa y m i tristeza, que parece que has hallado, según el gusto que muestras, remedio para mis males y alivio para mis penas. BRITO
Y c ó m o que hallé el remedio y el alivio que deseas. ¿Ya sabes que fue o p i n i ó n constante en aquella tierra que era Bernardo de R a í z una copia verdadera del César, que ya en el cielo rige escuadrones de estrellas?
INFANTE
¿Querrás decir que es el mismo?
BRITO
Y aun lo sé con evidencia.
INFANTE
N O , Brito, no puede ser, hombre es de más altas prendas, de más nobleza y más partes quien hoy a Flandes gobierna. E l sabe con perfección, B r i t o , seis o siete lenguas: la flamenca, la toscana, la española, la francesa, y, lo que es más, los preceptos de la latina y la griega. Si habla de razón de estado en el Consejo y las Dietas, su razón es la más fuerte y su o p i n i ó n la primera. Sabe la filosofía y con ella tantas ciencias que su nacimiento abonan y acreditan su nobleza.
BRITO
Si está en eso, t a m b i é n puedes traerme por consecuencia una facción que vio ayer el vulgo, que hoy le celebra
OBRAS
1400
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
por el b r i d ó n más bizarro que corrió lanza en la tela. Sacó el picador mayor (ya conoces su destreza) un corcel napolitano, una colérica bestia, que le echaba de la silla a corcovos y a corvetas.
2305
V i e n d o al i n d ó m i t o bruto el embustero (o el César, que para m í todo es uno) que le arrastra y le atropella, y que no hay hombre después que a subir en él se atreva, sin poner pie en el estribo, puesta la mano siniestra en el arzón delantero, centauro fue de una pieza. R i e n d a y c a b e z ó n ajusta, y, vibrando la baqueta, los muslos en el borrén y en el ijar las espuelas, tan templado escaramuza
2310
2315
2320
v. 2 3 0 3 la tela: la plaza o recinto formado c o n lienzos, para encerrar la caza y matarla c o n seguridad (Autoridades). v. 2 3 0 4 picador: el que tiene el oficio de adestrar los caballos (Autoridades). v. 2 3 0 9 corvetas: m o v i m i e n t o que se e n s e ñ a al caballo, o b l i g á n d o l e a ir sobre las piernas, c o n los brazos en el aire (Autoridades). v. 2 3 1 8 arzón: el fuste trasero y delantero de la silla de la caballería, que sirven de afianzar al jinete (Autoridades). v. 2 3 2 0 cabezón: artefacto de hierro que se pone sobre las narices de u n caballo m u y s o b e r b i o ; afianzado a la cabeza d e l freno para que n o se caiga, le sujeta y mortifica de m o d o que le hace obedecer al freno (Autoridades). v. 2321 baqueta: varilla de m e m b r i l l o de que se sirven los picadores y los que van a caballo para castigar los caballos (Autoridades). v. 2 3 2 2 borrén: el encuentro del a r z ó n en las sillas de armas y de brida (Autoridades). v. 2 3 2 4 escaramuzar: pelear los jinetes, a veces acometiendo, y a veces r e t i r á n dose c o n ligereza y destreza (Autoridades).
EL EMPERADOR
FINGIDO ([1678])
y tan veloz escarcea que es un monte si le para, y si le corre un cometa. INFANTE
BRITO
¿ C ó m o quieres de esa suerte que un pobre villano tenga tal destreza, habiendo sido criado en tan ruda escuela?
1401
2325
2330
¿ N o es la que viene la Infanta? Sale Juana
JUANA
¿A m í me niegas la puerta, Fernando?
INFANTE
S e ñ o r a mía, tan grande favor recibo, ya puedo decir que vivo.
JUANA
BRITO
L O mismo, Infante, diría por m í , mas la pena es tal en que me he llegado a ver que el no verte viene a ser, aunque es grande el mayor mal. Los ardides son extraños de este Emperador fingido. Tanto que aun de m í me olvido por descubrir sus engaños.
JUANA
E n tanto tiempo me admira que padezca la verdad.
INFANTE
E n la misma claridad pinta sombras la mentira. T o d o impresiones padece peregrinas de ordinario; todo tiene su contrario cuanto al discurso se ofrece.
2335
2340
2345
2350
v. 2325 escarcear: viene de escarceos — t o r n o s y vueltas en forma circular que suelen dar los caballos cuando están lozanos y fogosos (Autoridades). v. 2343 L a ú n i c a vez que se p r o n u n c i a el t í t u l o de la c o m e d i a .
1402
OBRAS
JUANA
INFANTE
BRITO
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Sólo en m i amor no es posible que le haya. ¿Mas, que tienes celos de Flor, que me asiste en la prisión? E l de enfrente es su cuarto, y esta puerta, que esa cortina guarnece, del retrete, donde acude el César continuamente, y no querría (oye aparte) que él n i ella nos sintiesen. Despabilemos, no digan estos amantes en cierne que sólo tengo el ingenio despabilado en hacerles creer que el César de estraza... Mas ¿no es aquel que allí viene?
2355
2360
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Mata la luz INFANTE BRITO
JUANA
INFANTE
¿Mataste la luz? Matéla. ¡ Q u é temor! Pero fue adrede, porque he visto... ¡Grave e m p e ñ o ! E l Emperador es éste que viene, y si aquí nos halla... Pero un engaño previene m i industria; apártate a un lado.
2375
Y a me aparto, ¡lance fuerte! Entra
BERNARDO
2370
Bernardo
¿ N o hay luz en aqueste cuarto?, y más habiendo mujeres, cuyos ecos he sentido desde m i propio retrete, donde estaba retirado.
v. 2 3 6 8 estraza: c o m o pedazo o desecho de a l g ú n trapo (Autoridades).
2380
FINGIDO ([1678])
EL EMPERADOR JUANA
Fingir la voz me conviene.
INFANTE
¿Q
JUANA
Gran señor, si no pretendes que el honor de una extranjera se aventure.
BERNARDO
N O te alteres. Esta es Flor, que con Fernando (Aparte) logra la ocasión presente para decirle su amor. Dime si escuchamos puede alguno.
U E
E S
1°
° i
u
e
intenta la Infanta?
JUANA
Aquí de mi industria. (Aparte) Sola estoy.
BRITO
Con dos, que tienen las orejas más agudas que un sátiro.
BERNARDO
¿ N O agradeces a un fiel vasallo...
JUANA BERNARDO
1403
¿Q
U E
2385
2390
2395
escucho?
que en ocasión te pusiese donde logres tu esperanza? Ya la Princesa no espere buen suceso en sus amores. Escucha.
2400
Vuelve hacia el paño JUANA BERNARDO
¿ Q é te suspende? u
Sentí ruido, y es fuerza ver quién es. Aguarda. Va a mirar hacia la puerta derecha
JUANA
¿Vuelve? ¡Cielos! Embargad sus pasos.
v. 2 3 9 5 sátiro: m o n s t r u o , m e d i o h o m b r e y m e d i o cabra que se pintaba c o n las orejas puntiagudas.
OBRAS
1404
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
INFANTE
Si aquí no le doy la muerte, no cumplo con m i venganza.
BERNARDO
E l temor me desvanece, que aquesta ha sido ilusión.
2405
Andando BRITO
Luego dirán que no tienen los Britos gentil discurso. Ha de ir llegándose la Infanta
2410
hacia el bufete, y encontrar con
A q u í ha de estar el bufete y la vela; a avisar v o y al R e y , para que le pesquen aquí en la trampa. JUANA
¡ O h , si B r i t o en m i cuidado estuviese!
2415
Llega a tentar la puerta BERNARDO
Esta puerta está cerrada.
BRITO
¡ O h quiera el cielo que acierte! Tentando hacia la Infanta, y vuelve Bernardo
JUANA BRITO
¿Es Brito? Sí, B r i t o soy. Adonde está la Infanta
JUANA
Llama al R e y y al C o n d e .
BRITO
Este pez cayó, y le dan
2420
hoy un pan como unas nueces. (Vase) INFANTE
Paréceme que se ha ido.
BERNARDO
N o es nadie, el recelo pierde. Llegando a ella ¿En q u é estado está, s e ñ o r a . . .
v. 2421 Parece r e f r á n o d i c h o p o p u l a r , que tal vez signifique algo así c o m o que le dan u n p r e m i o o recompensa.
EL EMPERADOR
([1678])
FINGIDO
1405
INFANTE
N O se ha ido, que ya vuelve.
2425
BERNARDO
...tu pretensión? E l Infante no se acuerda del albergue que con tanto gusto tuvo, que será (si no agradece tantas finezas) ingrato.
2430
JUANA
M u c h o importa entretenerle, por si acaso el rey de Francia y el conde escuchar pudiesen. Entra Flor por la parte contraria de donde está retirado el Infante, el cual ha de estar a la punta del tablado de la parte izquierda
FLOR
Y O vuelvo a ver si el Infante... Mas ya m i voz se detiene,
2435
que está sin luz esta cuadra, y si no me engaño, hay gente. L o curioso por mujer me valga. ¡ O h si prosiguiese!
INFANTE BERNARDO
¿ N O me respondes, señora?
JUANA
Y a está más tratable (¡Ah, aleve!). M u c h o tardan. ¿ Q u é es su intento?
FLOR
¿ N O es Bernardo? ¿ Q u é pretende aquí a solas la Infanta?
2440
Salen el Rey, el Conde, y Brito al paño por enmedio, y el Marqués CONDE
Escuchar desde aquí puedes. La luz esté prevenida y la guarda juntamente.
BRITO
Quedo, no se vaya el lobo.
REY
Calla.
FLOR
A q u í hay e n g a ñ o . H o y perece.
BRITO BERNARDO
Prosigue.
2445
1406
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
JUANA
D i g o que ya mis finezas agradece, mas de su boca he sabido (para más satisfacerme ([Aparte]) me valgo de aquesta traza) que Filipo quiere hacerte ciertas preguntas.
BERNARDO
N o importa, volveré a ver los papeles del conde muerto. Perdióse.
FLOR MARQUÉS
¡ Q u e esto los cielos consienten! Aparte cada uno
FLOR
¡ Q u e para avisarle agora me falte lugar y suerte!
INFANTE
¡Que ver este desengaño quiso el cielo concederme!
REY
¡Que entre tantos como somos ninguno le conociese!
CONDE
¡ Q u e ha de quedar sin castigo atrevimiento como éste!
BRITO
¡ Q u e no me le han de entregar para que yo le desuelle!
JUANA
M u c h o temo que te venza.
BERNARDO
Y o sabré satisfacerle, y así yo v o y a sacar, como he dicho, los papeles, que ayudarán a m i e n g a ñ o para poder defenderme. Vase a entrar, y salen todos con luces
CONDE
Y a no es posible, tirano.
REY
Llegó tu vida a la muerte.
v. 2453 Falta la a c o t a c i ó n en el texto original.
EL EMPERADOR
FINGIDO
([1678])
MARQUÉS
¿ N O dirás q u é fue tu intento?
INFANTE
Habla, di.
REY
¿Q suspende? ¿ Q u é es esto, Flor?
BERNARDO
u e
t e
¡Soy estatua!
JUANA
N i n g u n o atajarme intente, rompa el silencio los grillos, cesen ya las dudas, cesen, F i l i p o , las opiniones del vulgo, monstruo rebelde, hidra de tantas cabezas cuantos son sus pareceres. U n villano es quien os manda, quien con engaños pretende, con apariencias fingidas, con señas falsas sus sienes ceñir del sacro laurel, siempre augusto y verde siempre. Flor sabe que esto es verdad.
CONDE
Pues decirla ahora pretende.
FLOR
D i g o , Princesa, que yo fui la causa que subiese al Imperio por mis celos. La culpa el Infante tiene; hable Bernardo, si no es que agora no se atreve.
BERNARDO
Pues, ¿por q u é ha de enmudecer quien tan altivo y valiente tuvo siempre el corazón y nunca temió la muerte? Y o soy Bernardo de R a í z , hijo sólo de m i suerte, y mis altos pensamientos en este punto me tienen. Y o soy el César fingido, y si por serlo la muerte merezco, por haber sido
1408
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
castigo de los rebeldes merezco que me perdone vuestra Alteza. A q u í obediente me tienes puesto a tus plantas. JUANA
Bernardo, m i amor os debe el perdón, por haber sido retrato del que merece, por amparo de la Iglesia, pisar estrellas celestes; pero es fuerza consultarse con los que tenéis presentes. Vaya, entretanto, a una torre; satisfágase la plebe.
BRITO
Y o tengo con él un pleito: manda que a m í me le entreguen.
REY
Llevadle preso, y Fernando, pues también se lo merece, dará la mano a m i prima, y Flor, si acaso se quiere, yo tengo con quién.
FLOR
Y o estoy siempre a tu gusto obediente.
INFANTE
Este caso escriben graves autores; si pareciere extraño, por verdadero crédito y perdón merece.
EL EMPERADOR
FINGIDO
1409
([1678])
Apéndice La métrica de El Emperador
fingido
Jornada primera Versos
Métrica
1-92 93-284 285-444 445-458 459-726 727-750 751-820 821-832 833-932 933-960
redondillas romance (ú-a) redondillas soneto romance (á-e) redondillas romance (á-o) redondillas décimas sonetos
Total de versos 92 192 160 14 268 24 70 12 100 28 960
Jornada segunda 961-986 987-1066 1067-1108 1109-1446 1447-1482 1483-1672 1673-1702 1703-1869
pareados octavas pareados romance (á-o) redondillas romance (ó-a) décimas romance (í-o)
26 80 42 338 36 190 30 167 909
1410
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÂNGEL
Jornada tercera 1870-2097 2098-2177 2178-2333 2334-2353 2354-2537
romance (á-a) quintillas romance (é-a) redondillas romance (é-e)
Totales
Jornada I
Jornada II
Jornada III
romances redondillas décimas sonetos octavas pareados quintillas
530 (55%) 288 (30%) 100(11%) 42 (4%) — — —
695 (76%) 36 (4%) 30(3%) — 80 (9%) 68 (8%) —
568 (85%) 20 (3%) — — — — 80 (12%)
Total
228 80 156 20 184 668 Total 1793 344 130 42 80 68 80
(71%) (13%) (5%) (2%) (3%) (3%) (3%)
2537 (100%)
CARTAS AUTÓGRAFAS DE BOCÁNGEL
I [Carta a Juan Francisco Andrés de Uztarroz ] 1
Señor d o n j u á n Francisco Andrés: S e ñ o r m í o , yo recibí su carta de V . M . los días pasados , pero tan ocupado en obedecer a su Majestad escribiendo una representación o fiesta que su Alteza y las damas han de representar a los 21 de diciembre a los años de la R e i n a nuestra señora que no pude responder antes , y más habiendo de ser obedeciendo a V . M . en el soneto incluso que si no está escrito con acierto, por lo menos sí con voluntad y deseos de que pueda estar en su gran obra de V . M . , cuya veneración no me coge descuidado, pues tengo tan verdaderas noticias de sus altos méritos como V . M . tiene admitidos engaños en los míos por mis borrones . 2
3
4
5
6
1
B N M M s . 8.391, f o l . 4 5 6 r - v . V é a n s e l á m i n a s 23 y 24. J u a n F r a n c i s c o A n -
d r é s de U z t a r r o z era cronista de A r a g ó n , y m a n t u v o en estos a ñ o s u n a intensa c o r r e s p o n d e n c i a c o n varios intelectuales de A r a g ó n y M a d r i d , entre ellos B o c á n gel, J o s é P e l l i c e r de T o v a r , M i g u e l J e r ó n i m o de Vals, fray J e r ó n i m o de San J o s é . B e n í t e z Claros, 1950, pp. 191-205, r e c o g i ó varias de estas cartas (las que c o n t i e n e n referencias a B o c á n g e l ) . 2
Probablemente se refiere a una carta escrita p o r U z t a r r o z c o n fecha de 17 de
n o v i e m b r e (Carta X I V ) . 3
P r i m e r o h a b í a escrito «los 21 de este»; luego, t a c h ó «este» al darse cuenta de
que estaba a ú n en n o v i e m b r e . 4
Se refiere, claro está, a El nuevo Olimpo ( n ú m e r o 227), que se r e p r e s e n t ó e l
21 de diciembre de 1648. 3
Se refiere al soneto ( n ú m e r o 257) que B o c á n g e l e s c r i b i ó para la obra de U z -
tarroz titulada Progresos de la historia en el reino de Aragón, y elogios de Jerónimo Zurita, su primer coronista, obra que, al parecer, no se i m p r i m i ó hasta 1680, aunque estaba más o menos dispuesta para principios de 1649. 6
Es interesante ver c ó m o B o c á n g e l t e n í a la costumbre de mandar borrones de
sus obras a varios amigos o deudos. E n e l Quintiliano respondido ( n ú m e r o 223) a g r a d e c í a el h o n o r que le h a c í a el duque
de Sesa al leer sus borrones;
en u n
romance de hacia 1652 o 1653 ( n ú m e r o 246) decía lo m i s m o de d o n J u a n J o s é de
1414
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Es sin duda que yo deseo desocuparme para escribir algunos fragmentos de historia o continuar los que tengo comenzados . D e todo será V . M . deudo como ahora de m i obediencia, a quien guarde Dios muchos años a V . M . M a d r i d , y noviembre a 28 de 1648. 7
Besa la mano de V . M . su servidor D o n Gabriel Bocángel Unzueta
Austria; otros comentaristas revelan que t e n í a la costumbre de enviar sus borrones a d o n Luis M é n d e z de H a r o e incluso al m i s m o rey. 7
Esta obra, que se sepa, no se l l e g ó a escribir. Hablaba en 1647 de una obra de
historia «en obsequio de la gran Casa de V . E.» (es decir, de la casa de Sesa; Quintiliano respondido, n ú m e r o 223) que se le h a b í a i n s i n u a d o en su á n i m o e s c r i b i r . Es posible que los fragmentos que tiene comenzados y que m e n c i o n a en esta carta a U z t a r r o z sean el p r i n c i p i o de esta h i s t o r i a de la Casa de Sesa. T a m b i é n habla en otra carta ( V I I I ; 20 de m a r z o de 1652), al d u q u e
de Sesa, de u n a « h i s t o r i a de
nuestros t i e m p o s » que está a p u n t o de dar a luz. T a m p o c o se sabe nada m á s de este proyecto.
C A R T A S AUTÓGRAFAS DE BOCÁNGEL
1415
II [Carta a Juan Francisco A n d r é s de Uztarroz ] 8
Señor d o n j u á n Andrés: Señor m í o , con mucho gusto remito a V . M . la Fiesta de Palacio que su Majestad me m a n d ó escribir a los años felices de la R e i n a nuestra señora y representaron su A l t e z a , damas y meninas de su real Palacio . E n la relación en prosa, que V . M . verá al p r i n c i p i o , r e c o n o c e r á todas las circunstancias de la fiesta que su Majestad dice ha sido de las mayores de Palacio, y a ú n lo mismo sienten los s e ñ o res presidentes de los Consejos, embajadores, grandes, y personajes a quienes su Majestad dio licencia de verla, cuyos favores para c o n m i go han sido tan grandes que no caben referidos en la modestia, pero diré a V . M . que se me cumplió en esta ocasión lo que en otras había mandado su Majestad de darme 200 ducados de renta en la tesorería de alcance de cuentas por donde tengo mis gajes . V . M . lea el papel despacio y le comunique con los aficionados de esa ciudad que para eso le envío duplicado; y también al secretario don M i g u e l de L a n u za y a don M a r t í n su hijo, mis í n t i m o s amigos, le he enviado d u plicado para que le remitan. 9
10
8
9
B N M M s . 8.391, f o l . 4 5 8 r - v . Es decir, le manda u n ejemplar de El nuevo Olimpo que salió a l u z a p r i n c i -
pios de febrero de 1649. 1 ( )
B o c á n g e l llevaba varios a ñ o s intentando que le subieran el sueldo, i n c l u s o
que le pagaran el sueldo d e b i d o de a ñ o s atrás. Sobre todo esto, 1991, pp. 143-46.
véase D a d s o n ,
1416
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Espero que, si D i o s me da vida, verá V . M . obras de más peso con brevedad , y yo espero ver algún escrito de V . M . con impaciencia disculpada, a quien guarde Dios felices y muchos años. M a d r i d , febrero a 6 de 1649. 11
Servidor de V . M . muy suyo D o n Gabriel Bocángel Unzueta
1 1
N o está claro a q u é obras de m á s peso y a p u n t o de terminarse se refiere
a q u í . T a l vez sea El Cortesano español ( n ú m e r o 230), que sabemos estaba escribiendo en estos a ñ o s , o su Quintiliano respondido de 1647, que al fin no se i m p r i m i ó .
C A R T A S AUTÓGRAFAS DE BOCÁNGEL
1417
III [Carta a Juan Francisco A n d r é s de Uztarroz ] 12
Señor d o n j u á n Francisco Andrés: S e ñ o r m í o , estimo en tanto sus favores de V . M . que no quisiera reducirlos a palabras, pues éstas malquistan con traje de encarecimientos la razón que yo tengo de sentir y manifestar mis verdades. V i v a V . M . m i l años para que nos e n s e ñ e de todas maneras, pues aún cuando alaba lo indigno, produce fruto su doctrina, e n s e ñ a n d o lo que nos falta para merecer aquellos aplausos de sus cartas. D e este sentir fue Plutarco en su diálogo distinguiendo al amigo del adulador . La carta del padre fray Joseph he leído muchas veces , y, aunque sea con peligro de que me tengan por e n g r e í d o , he dejádola ver a algunos amigos junto con la de V . M . , que sabe honrar a medida de su generosidad y no de m i mérito. R e m i t o esa carta con uno de esos duplicados al padre fray Joseph, otro para que V . M . se sirva de é l , a quien espero comunicar alguna obra mía presto, no de historia sino sagrada, política y m o r a l , con que no me alargo sino en desear guarde D i o s a V . M . felices años. M a d r i d , y marzo a 6 de 1649. 13
14
15
16
Servidor de V . M . muy suyo D o n Gabriel Bocángel Unzueta 1 2
1 3
B N M M s . 8.391, f o l . 4 6 0 r - v . R e f i é r e s e a Plutarco, Moralia, L i b r o I: «Quomodo
adulator ab amico internosca-
tur», d i á l o g o que h a b í a formado la base de su Prosa primera « C o n t r a la lisonja» ( n ú m e r o 69), escrita más de veinte años antes. 1 4
Es posible que se refiera a una carta de fray J e r ó n i m o de San J o s é escrita a
U z t a r r o z en que alaba sobremanera El nuevo Olimpo de B o c á n g e l ( B e n í t e z C l a r o s , 1950, pp. 204-5); está fechada en 14 de febrero de 1649. 1:)
E s o s «duplicados» son ejemplares de su El nuevo Olimpo, o b r a que r e g a l ó a
bastantes amigos de A r a g ó n . 1 6
D a d o el título p o d r í a referirse a El Cortesano español, c u y o s u b t í t u l o dice que
va «con ilustraciones y aforismos, sagrados, p o l í t i c o s y morales» ( n ú m e r o 230).
1418
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
IV [Carta al V I I duque de Sesa ] 17
Excelentísimo señor: Señor, la carta con que V . E . fue servido de honrarme el correo pasado recibí de mano de Alvaro de C ó r d o b a el siguiente día, c o n que se fue sin respuesta; pero cuando la tuvieron tantos favores como V . E . se digna de hacerme en ella, porque beso su mano m i l veces con el rendimiento de finísimo criado de V . E . , agradeciendo haber salido de la duda en que estaba m i encogimiento v i é n d o m e sin respuesta de la ú l t i m a que había escrito, asegurando a V . E . que n i querré ni p o d r é faltar a cualquiera que fuere seña de criado de buena ley . La venida de la R e i n a nuestra señora está ya muy p r ó x i m a en la razón de la esperanza, porque las últimas cartas que han llegado de Italia avisan así y nos lo ha dicho el embajador de Alemania y otros que se embarcaría su Majestad en un puerto de G é n o v a , que se en18
1 7
B i b l i o t e c a de R o d r í g u e z - M o ñ i n o , H - 2 9 - 5 (ahora en la R e a l A c a d e m i a E s -
p a ñ o l a ) . Sobre esta serie de nueve cartas escritas al duque de Sesa, véase D a d s o n , 1986, p p . 2 6 7 - 9 8 . E l destinatario era d o n A n t o n i o Francisco F e r n á n d e z de C ó r doba F o l c h de C a r d o n a , V I I duque de Sesa. E n algunas de las cartas de B o c á n g e l hay respuestas marginales del duque, comentando las noticias, tal vez borradores de sus propias cartas a B o c á n g e l para que luego los pasase a l i m p i o u n secretario (véase l á m i n a 25). E n t o d o caso, es una letra m u y difícil de descifrar, y hay, p o r tanto, inevitables lagunas en la t r a n s c r i p c i ó n , a pesar de los esfuerzos nuestros y de d o ñ a M a r í a B r e y , a q u i e n agradecemos, p o s t u m a m e n t e , de todo c o r a z ó n e l esfuerzo realizado. H e m o s intentado reconstruir estas cartas a base de las notas marginales del duque, y se i n c l u y e n c o m o Cartas X V a X I X . 1 8
P o r las m ú l t i p l e s referencias en estas cartas a cartas enviadas y recibidas, está
claro que B o c á n g e l y el duque de Sesa m a n t u v i e r o n una intensa y m u y c u m p l i d a c o r r e s p o n d e n c i a , i n t e r c a m b i a n d o entre 4 ó 5 cartas cada mes, l o que durante los c i n c o a ñ o s y m e d i o que marca la c o r r e s p o n d e n c i a que nos ha llegado, s u p o n d r í a una cantidad total de entre 275 y 350 cartas. Q u e solamente nos hayan llegado 9 cartas, tal vez 10, de este total i n d i c a m u y a las claras el n i v e l de p é r d i d a s de este tipo de «literatura».
1419
C A R T A S AUTÓGRAFAS DE BOCÁNGEL
tiende será el Final a los diez de julio, y esto contestan todas las cartas de más de un correo . C o n cuyo fundamento se discurre que, tardando quince días en la e m b a r c a c i ó n , p o d r á haber llegado a E s paña a los 25 de éste, y se supone que tardará cinco días en el aviso. La ida de su Majestad al Escorial se tiene por cierto será a los fines de éste y que allí se d e t e n d r á muy poco, donde, dejando a su Alteza y las damas, pasará a Azeca, donde ha de consumar el matrimonio, que es un lugarcillo cuya muy p e q u e ñ a casa y habitación de criados se p o n d r á muy i n c ó m o d a . L a siguiente m a ñ a n a se irán sus Majestades al Escorial, donde se d e t e n d r á n sólo el tiempo que fuese preciso para acabarse de disponer las prevenciones, que bien discurrirá V . E . con la lentitud que en M a d r i d se obra lo que pende de tantos. E n el particular de V . E . , discurriendo yo como oficio con el señ o r Embajador los lances de la asistencia de grandes señores, le parecía como tan discreto que lo más cuerdo sería hallarse en el Escorial a besar la mano este día, que llegarán como he dicho, y hallarse en la comida y volverse a M a d r i d a aguardar la entrada y las celebridades y fiestas ; supuesto que aquel sitio es tan estrecho que no hay dispuesta h a b i t a c i ó n de más que 22 posadas de señoras, siendo más de cuarenta las que concurrirán de M a d r i d y de A l e m a n i a , en 19
20
21
1 9
L a tan deseada llegada de la nueva reina, d o ñ a M a r i a n a de A u s t r i a , es la p r i -
mera n o t i c i a de las Cartas I V a V I L B o c á n g e l m a n t i e n e al d u q u e i n f o r m a d o de todos los avatares de su viaje, rectificando constantemente los datos, cuando tiene noticias de que ha demorado su salida de Italia. M a r i a n a de A u s t r i a salió de V i e n a el 13 de n o v i e m b r e de 1648, p e r o n o fue hasta el 30 de m a y o c u a n d o
llegó a
M i l á n . Allí se q u e d ó hasta el 9 de agosto cuando salió para Pavía y G e n o v a . C o m o se ve, los cálculos que hacía B o c á n g e l de su llegada a E s p a ñ a pecaban de optimistas. 2 0
E r a costumbre de la m o n a r q u í a e s p a ñ o l a celebrar las bodas reales en pueblos
p e q u e ñ o s , tales c o m o A z e c a , para evitar los grandes costes asociados c o n la costumbre de conceder e x e n c i ó n de impuestos a tales lugares. B o c á n g e l describe b i e n lo i n c ó m o d o que resultaba tal e l e c c i ó n para los cortesanos que t e n í a n que desplazarse a estos sitios. 2 1
P o d e m o s inferir que el duque de Sesa ha p e d i d o a B o c á n g e l en una anterior
carta que interceda p o r él en cuanto a su asistencia a las bodas reales. Este le a c o n seja que vaya d i r e c t a m e n t e a E l E s c o r i a l a besarles las manos a los reyes y evite c o m o sea el a l o j a m i e n t o en A z e c a . E l i n f o r m a n t e de B o c á n g e l mente
m e n c i o n a d o es el embajador
más
e x t r a o r d i n a r i o d e l I m p e r i o ante
frecuentela C o r t e
e s p a ñ o l a , d o n O t ó n E n r í q u e z del C a r r e t o , m a r q u é s de la G r a n a , n o m b r a d o t a m bién en El nuevo Olimpo (227) y La Perla de dos Orientes (231).
1420
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
tanto grado que en cada aposentico habrán de estar dos señoras y cuatro criadas. H e dicho esto porque, siendo tan incapaz aquel hospedaje, no es verosímil que pueda el rey estar allí muchos días. T a m b i é n se hallaba el embajador bien confuso por no tener papel ni lugar allí determinado por razón de oficio ni de criado, y conferida esta modestia con el señor don L u i s le r e s p o n d i ó que él era de casa y podrá ir sin recelo, pero, sin embargo, como estas funciones son irregulares, fatigan el entendimiento que tira al blanco de no faltar ni exceder. 22
Los arcos triunfales se van haciendo, aunque, hasta ahora, sólo las armaduras de madera aparecen y a ú n no acabadas. E n el R e t i r o y en San J e r ó n i m o se van labrando y pintando los pertrechos de lienzos, estatuas de que han de vestirse, que serán de grande aparato. A u n q u e de aquí escribirán otros a V . E . la novedad de estos días entre los señores Almirante y duque del Infantado y duque de U c e da, no excusaré decir algo de lo que tengo por más cierto. Habiendo llamado repetidas veces doña Elvira de Benavides y consortes al duque del Infantado para pedirle no sé q u é negocio, cuando salió de la visita, que era de noche, el A l m i r a n t e , que d i cen guardaba aquel paraíso bien terreno por su primo, el de Uceda ausente, se acuchilló con él un rato, hasta que los pusieron en paz y ellos se reconocieron esto seguido allí; porque el siguiente día no se dieron por entendidos, si bien dice se le escribió al duque a Valladol i d este suceso, y los cortesanos quieren decir que a esta causa vino con á n i m o de reñir con el duque del Infantado en esta m a ñ a n a . E l jueves pasado partió el duque con toda su casa a R o m a a c o m p a ñ a d o de toda la corte, y ese día a las doce de la noche despachó cédula su Majestad para que volviese preso a M a d r i d . P a r t i ó u n alcalde de corte a Arganda donde le alcanzó y trájole preso a sus casas al d u 23
24
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D o n Luis M é n d e z de H a r o , valido y p r i m e r ministro desde 1643. D o n J u a n Gaspar E n r í q u e z de Cabrera, X A l m i r a n t e de Castilla. D o n R o d r i g o D í a z de V i v a r H u r t a d o de M e n d o z a y L u c a , d u q u e d e l I n -
fantado. 2 : >
E l d u q u e d e l Infantado, n o m b r a d o embajador en R o m a , salió p o r fin de
M a d r i d para R o m a el 15 de j u l i o ; parece que llegó allí a finales de agosto de 1649 (véase B N M M s . 8.707, donde hay unas instrucciones del rey al duque sobre una p e t i c i ó n para el papa I n o c e n c i o X , c o n fecha de 17 de agosto).
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C A R T A S AUTÓGRAFAS DE BOCÁNGEL
que ; y al mismo tiempo el duque de Uceda, que había llegado a Madrid, fue preso en casa del conde de Lemos, donde son huéspedes su padre y el del conde . Este mismo día llevaron en un coche preso con alguaciles a los estribos a don T o m á s de Aguiar, agente del d u que de Arcos, a la cárcel de corte por decir que el dicho jueves dio al duque del Infantado una que, exteriormente, era carta del duque de Arcos y, dentro, del duque de Uceda, lo cual, llegando a oídos de su Majestad, produjo el remedio de las prisiones para obviar mayores d a ñ o s . L o que consta es que el dicho viernes el marqués de Castel R o d r i g o fue a ver al duque del Infantado y allí discurrió c o n él . D i c e n que escribió un papel que el marqués llevó, creo que al duque de Uceda, y pasaron otras diligencias. E l Almirante con toda la corte estuvo en casa del duque del Infantado este viernes, y a las doce de la noche llegó la orden de su Majestad y licencia de proseguir su viaje, como lo hizo, en coche de la caballeriza del rey que e n v i ó el señor don Luis; con que toda la pendencia feneció, y el de Uceda besó la mano al rey el siguiente día. La tal Francisquita de B e n a v i des fue por orden de arriba puesta en Santa C l a r a , donde está . Otras damas de nombre y estilo ruidoso han entrado en otros conventos, como la Eufrasia en la C o n c e p c i ó n J e r ó n i m a . D o ñ a M a r í a de Zúñiga, mujer de don Francisco Luján, va con su marido a T o l e do, que no es bien hagan estas señoras tanta rija en las libertades cuando la peste la hace en las vidas. 26
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N o he celebrado poco la sazón con que V . E . cuenta el presagio del astrólogo de C ó r d o b a que se fue a Antequera a averiguar la verdad de su astrolabio. Pero, señor, gran dolor es que t a m b i é n en A r a g ó n haya cundido, pues ayer, en las honras de d o n j u á n L e z a ma, le dijo un regente en San Francisco al embajador que h a b í a
2 6
E n A r g a n d a h a b í a posta y aduana; era lugar n o r m a l d o n d e parar la p r i m e r a
noche al salir de M a d r i d en viaje hacia el sur. 2 7
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D o n Pedro F e r n á n d e z de Castro, V I I conde de L e m o s . D o n R o d r i g o P o n c e de L e ó n , I V duque de A r c o s . D o n M a n u e l de M o u r a , II m a r q u é s de Castel R o d r i g o . E l C o n v e n t o de Santa C l a r a se e n c o n t r a b a cerca de la Plaza de Santiago y
del Alcázar R e a l . 3 1
E l C o n v e n t o de la C o n c e p c i ó n J e r ó n i m a se encontraba cerca de la Puerta
Cerrada y la Calle de T o l e d o , en la calle del m i s m o n o m b r e .
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llegado a infestar a Alcañiz, lo cual confirman otras cartas . Y y o acabaré ésta con otras buenas, y es de haber la armada de venecianos acabado con una poderosa del turco, que el que menos dice era de 80 galeras, que, cogídolas en un puerto de Eslavonia, las echaron a fondo y derrotaron después doce que iban en su socorro . Esta nueva tienen por cierta los magnates en las noticias. Y yo suplico a V . E . rompa esta carta en leyéndola, porque, aunque no contiene cosa arcana, m i modestia solicita olvidos, sino es en V . E . , guarde s e ñ o r Dios felicísimos y muchos años. M a d r i d , y julio a 20 de 1649. Excelentísimo señor 32
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Besa la mano de V . E . su criado D o n Gabriel Bocángel Unzueta
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A p r i n c i p i o s de m a y o de 1649 se d e c l a r ó la peste en Sevilla y se t o m a r o n
precauciones para que no se extendiera a M a d r i d , incluso intentando c o n t r o l a r la correspondencia de las cartas, p o r si llevaran los g é r m e n e s . 33 p
a
r
e
c
e
q
u e
s e
refiere a la victoria de la armada de V e n e c i a contra la flota tur-
ca en el puerto de F o c c h i e , que tuvo lugar el 12 de mayo de 1649.
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V [Carta al V I I duque de Sesa] Excelentísimo señor: R e c i b o este correo la carta que V . E . fue servido de mandarme escribir a 18 de éste con nueva de su salud que siempre será m i p r i mer deseo y la felicidad de su conservación m i mayor interés. Y he visto c ó m o , por la desigualdad de los correos, no pueden las respuestas ser tan cabales como las atenciones. Antes de dar noticia a V . E . del estado que tienen nuestras esperanzas acerca de la venida de la R e i n a nuestra señora, me lleva el cuidado la pluma a dar cuenta a V . E . de la indisposición del R e y nuestro señor , cuyos t é r m i n o s son así: salió ayer tarde de vísperas ya con alguna calentura (dícenme que le vino con frío), y no por esto dejó de dar audiencia a unos embajadores; y a ú n después despachó algo, pero continuándose el accidente, se acostó, prosiguiéndole hasta las once de la noche; y, tomando entonces algún reparo, durm i ó hasta las dos y media, no sin ardor; y después, c o n inquietud, t o r n ó a cobrar el sueño hasta las siete, que me dijo uno de los m é d i cos que se sentía algo más aliviado. C o m i ó a las nueve, aunque mal, no habiéndose limpiado de calentura. A las once le vino la accesión, de que se libró a las cuatro, y a las nueve de la noche que escribo esto está mucho más aliviado, tanto que dicen está limpio de calentura . H a b i é n d o s e continuado cuatro meses en que ni su Majestad n i otra persona alguna han visto cartas del duque de M a q u e d a , me 34
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E l 23 de agosto se s i n t i ó i n d i s p u e s t o el rey y se d e c l a r a r o n unas tercianas
dobles. L e sangraron cuatro veces, y se l e v a n t ó de la cama el 6 de septiembre. 3 3
Fascinante s u c e s i ó n de datos sobre el desarrollo de la enfermedad del rey, y
el hecho de que B o c á n g e l escribía la carta a las nueve de la noche. 3 6
E l 17 de mayo el duque de M a q u e d a llegó a R o v e r e d o , lugar diputado para
la entrega de la persona de d o ñ a M a r i a n a de Austria; ella llegó dos días d e s p u é s . D e allí la a c o m p a ñ ó a M i l á n donde se encontraba en el m o m e n t o de escribir esta carta B o c á n g e l . E l rey e s c r i b i ó al duque el 5 de j u l i o q u e j á n d o s e de la falta de cartas y
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dicen que han venido algunas juntas de mediado j u l i o que avisan estar en Milán su Majestad, que es lo mismo que trajo un extraordinario tres días ha, avisando que a los cuatro de agosto estaba todavía en Milán, a cuyo paso no nos prometemos que su Majestad l l e gue tan presto a E s p a ñ a . Y en este c ó m p u t o los discursos de más consideración varían tanto que ninguno halla punto fijo. D i c e bien el embajador de Alemania que ya no parece tiempo de engolfarse, y habiendo de navegar tierra a tierra por la Francia, se deja pensar la dilación que se añadirá. A ú n no consta si aquellos señores a quienes toca, esto es, Tarsis, M a q u e d a y el m a r q u é s de los Balbases , resolvieron que la embarcación fuese en G é n o v a o en el Final, y aunque en G é n o v a se habían juntado ya 23 galeras para el pasaje, se aguardaba mayor n ú m e r o . L o que dicen traen estas cartas, que son 10 juntas, la última de los 23 de j u l i o , es que la dilación consistía en no haber llegado el Legado, que, aunque el aguardarle fuese muy conveniente, tardando tanto, no parece puede ser necesario aguardarle. Finalmente, esta dilación trae afligidos y marcados a todos sin hablarse de otra cosa, perdiéndose muchas prevenciones, habiendo el marqués de Caracena tenido ocupada la gente en el a c o m p a ñ a m i e n t o , guarda y servicio de la R e i n a allí . Tiene de costa m i l ducados cada día el carruaje, y la misma en Denia la condesa de Medellín con la casa . 37
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noticias ( « a u n q u e no he tenido cartas vuestras desde 21 de abril»), y p r e v i n i é n d o l e que viajasen en horas c ó m o d a s , para evitar los calores de la c a n í c u l a , especialmente en L a M a n c h a ( A l e n d a , 1903, n ú m . 1.080; c o p i a de la carta en B N M M s . 2.380, fol. 60). 3 7
D o n Felipe S p í n o l a , II m a r q u é s de los Balbases (hijo d e l gran general A m -
brosio S p í n o l a ) . 3 8
C o m o descubrimos en la r e l a c i ó n d e l viaje de d o ñ a M a r i a n a escrita p o r J e -
r ó n i m o M a s c a r e ñ a s e impresa en 1650 (véase A l e n d a , 1903, n ú m . 1.076), d e c i d i e r o n cambiar de planes p o r razones de etiqueta y de Estado, y en vez de embarcar en el p u e r t o de G é n o v a se enderezaron al F i n a l , de d o n d e e m b a r c a r o n el 23 de agosto. 3 9
D o n Luis C a r r i l l o de T o l e d o , I m a r q u é s de Caracena, G o b e r n a d o r de Pavía
y C a p i t á n General de M i l á n , esperaba la llegada de la nueva reina en esta ciudad. 4 0
L a condesa de M e d e l l í n , futura camarera m a y o r de la nueva reina, h a b í a sa-
lido de M a d r i d a principios de j u l i o para esperar su llegada en D e n i a . C o m o nadie sabía a ciencia cierta a q u é puerto iba a llegar, ya que todo d e p e n d í a del estado del mar, h a b í a que p r e v e n i r distintos lugares de llegada c o n sus comitivas y c o n s i guientes gastos.
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U n embajador del turco viene a España, que ya a p o r t ó a V a l e n c i a . E n t i é n d e s e que viene a fines de que su Majestad no ayude a los venecianos, habiéndose visto maltratado de ellos, pues llegaron a esta Corte cartas de aquella R e p ú b l i c a que avisaba haberles quemado y echado a fondo en los puertos más de cien bajeles, por cuyo buen suceso ayer en las vísperas se c a n t ó en la capilla el «Te D e u m Laudamus». Previénese el tratamiento que se le hará . E n Zaragoza tuvieron un disgusto el duque de A l b u q u e r q u e con d o n j u á n de Garay , y fue sobre haber visto d o n j u á n pasar unas tropas de caballería sin botas y otras circunstancias militares sobre que les riñó . Y aun creo que pasó a más. S ú p o l o el duque y, enfadado de que no le hubiese dado parte, primero por tocar a la caballería, tuvieron algunas palabras, y aunque el vulgo extiende que pasó adelante el disgusto, no fue así. E l marqués de Aytona fue dado por libre en el pleito que pendía sobre la muerte de su auditor general, y aunque la consulta a su Majestad tenía diferentes votos, y ya corría que le habían condenado en diez m i l ducados para la parte y cámara, tres años de O r á n y otras penas, debieron de ser más los votos que le absolvie-ron . 41
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A p r i n c i p i o s de agosto l l e g ó a V a l e n c i a el P a c h a de E l C a i r o , H a m e t e A g a
Mustafarac, c o m o embajador del I m p e r i o o t o m á n , c o n varias cartas para el rey (véase L e ó n P i n e l o , 1971, pp. 343-44). 4 2
E l que u n embajador turco pudiera ir a M a d r i d a pedir al rey de E s p a ñ a que
no ayudara a los venecianos contra los turcos en el M e d i t e r r á n e o o r i e n t a l es u n interesante i n d i c i o de los cambios que h a b í a n sucedido en el M e d i t e r r á n e o desde Lepanto y finales del siglo X V I . 4 3
D o n Francisco F e r n á n d e z de la C u e v a , V I I duque de A l b u q u e r q u e , y c a p i -
t á n general de la c a b a l l e r í a del P r i n c i p a d o de C a t a l u ñ a . H a b í a sido m u c h o s a ñ o s antes virrey de C a t a l u ñ a . 4 4
D o n J u a n de Garay, militar e s p a ñ o l que o c u p ó puestos de i m p o r t a n c i a , es-
pecialmente en la guerra de C a t a l u ñ a , donde l l e g ó a ocupar el puesto de c o m a n dante de las tropas españolas en R o s e l l ó n . 4 3
R e f i é r e s e al e j é r c i t o que se congregaba en A r a g ó n en estos m o m e n t o s para
intentar la r e c u p e r a c i ó n de C a t a l u ñ a . Es probable que B o c á n g e l recogiera la noticia por m e d i o de sus amigos en la capital aragonesa. 4 6
D o n G u i l l é n R a m ó n de A y t o n a , I V m a r q u é s ; estuvo presente a la muerte
del rey Felipe I V .
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D o n Francisco de M e l ó está en M a d r i d días ha y entra en el Consejo de Estado y Junta de Portugal , y aunque me dicen no habrá entrado por la competencia en la antigüedad con el duque de las Torres, dicen se declaró preferirle el duque . 47
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La princesa de M a n t u a ha estado estos días a la muerte de calenturas, cámaras y mal de orina; e c h ó una piedra y está fuera de peligro . 49
M u r i ó aquí ayer Pedro María V i v a l d o , g e n o v é s insigne por sus doblones y por el rumbo con que los gastaba . N o quiero embarazar más la a t e n c i ó n de V . E . , siendo m i á n i mo sólo servirle y divertirle algo la atención, deseando empleos míos al mayor servicio de V . E . , cuya vida guarde Dios felices y muchos años. M a d r i d , y agosto a 29 de 1649. Excelentísimo señor 50
Besa la mano de V . E . su criado más pronto D o n Gabriel Bocángel Unzueta.
4 7
Es p r o b a b l e que se refiera a d o n F r a n c i s c o de M e l ó , p o r t u g u é s , n a c i d o en
E s t r e ñ i o s . Felipe I V le c o n d e d i ó varios t í t u l o s nobiliarios y le n o m b r ó embajador en R o m a y A l e m a n i a , virrey de S i c i l i a , A r a g ó n y C a t a l u ñ a , y g o b e r n a d o r de los Países Bajos. M u r i ó en M a d r i d en 1651. N o creemos que se refiera a d o n Francisco M a n u e l de M e l ó , autor de la Guerra de Cataluña,
pues p o r estos a ñ o s ya h a b í a
pasado al lado p o r t u g u é s y servía al rey J o ä o I V . 4 8
R e f i é r e s e a d o n R a m i r o N ú ñ e z de G u z m á n , I duque de M e d i n a de las T o -
rres, yerno del c o n d e - d u q u e de Olivares. 4 9
L a princesa de M a n t u a llevaba en E s p a ñ a desde octubre de 1634, v i v i e n d o a
expensas de la m o n a r q u í a . B o c á n g e l la n o m b r a en 227, n . 22 y 2 3 1 , n . 93, y m á s tarde en la Carta X I I . 5 0
B o c á n g e l siempre se m a n t e n í a b i e n i n f o r m a d o sobre m i e m b r o s de la c o -
m u n i d a d genovesa e h i s p a n o - g e n o v e s a que v i v í a n 1991, pp. 135-37.
en M a d r i d ; véase
Dadson,
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VI [Carta al V I I duque de Sesa ] 51
Excelentísimo señor: Gracias a Dios, señor, que llegó la deseada nueva de que la R e i na nuestra señora está en España, que, aunque la pasada de quedar ya en los Alfaques de Tortosa había alborozado las esperanzas y los á n i m o s de todos, h a b i é n d o s e seguido el alborozo p ú b l i c o de las l u minarias, todavía quedaba suspenso el á n i m o hasta la nueva que hoy a las 12 llegó, de que estaba en Denia, a cuya hora se divulgó en esta corte, soltándose los relojes y el ruido en todas las campanas . Aquí se seguirán tres noches luminarias. N o hay felicidad entera en las humanas, pues al mismo tiempo llegó gentilhombre de Alemania avisando la infeliz muerte de la Emperatriz a siete de agosto de un recio sobreparto, siendo el caso lastimoso por muchas circunstancias, y sólo feliz por haber muerto con todos los sacramentos . Ayer, sobremesa, leímos una carta escrita del conde de Lumiares al embajador de Alemania , dándole cuenta del suceso que fue para enternecer los más mesurados; y la sustancia fue que, habiendo sufrido los dolores sin avisar comadre, parió sin ella sola; después alferecía tan vehemente que duró muy poco . Esta nueva se quiso ocultar por no mezclar ahora los alborozos de bodas con aparatos de luto y funeral, d i l a t á n d o l o para después, pero consideróse mayor inconveniente en esto y así se resolvió p o nerse lutos hoy día de la fecha y que durasen poco; si bien, habiendo 32
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Esta carta no contiene ningunas notas marginales del duque de Sesa. L a reina d o ñ a M a r i a n a de Austria llegó a D e n i a el 4 de septiembre. N o puede referirse a d o ñ a M a r í a de A u s t r i a , E m p e r a t r i z de A u s t r i a y h e r -
mana de Felipe I V , pues ella m u r i ó en 1646. 3 4
E l conde de Lumiares era embajador en V i e n a , habiendo i d o allí para o r g a -
nizar los desposorios de Felipe I V c o n su sobrina M a r i a n a . ^alferecía:
«La p r i m e r a especie de enfermedades convulsivas» (Autoridades).
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sobrevenido la nueva pública de estar en Denia la R e i n a , no se sabe lo que se proseguirá. T a m b i é n ha estado m u y dudosa la ida de su Majestad al E s c o rial, y aun he entendido que se la han procurado disuadir todos, hasta el señor don Luis, por algunos inconvenientes, pero, habiendo hallado su Majestad mayor conveniencia en aquel sitio, he entendido que está dispuesta la jornada para los primeros de octubre . 56
T a m b i é n de ayer acá he o í d o por cierto que las bodas se consum a r á n no en Azeca, c o m o hasta aquí son fijo, sino en Casarrubios del M o n t e ; y entre otros un c u ñ a d o m í o , abogado que lo es del conde , me dijo que don Francisco Zapata su yerno iba hoy a C a sarrubios a disponerlo. 57
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A y e r m e e n s e ñ ó d o n j u á n de Villeno, hijo de la azafata de la R e i n a que viene con su Majestad, una copia del itinerario que llevó el alcalde don Pedro de la Barreda , que partió dos días ha a D e nia, que contiene 20 días en la diversión de las leguas y lugares . Estos días ha habido aquí u n disgusto de mucho ruido entre el Almirante de Castilla, D i e g o G ó m e z de Sandoval, con don Sebastián de Cortijos, hermano de M a n u e l Cortijos , y fue en suma que, habiendo Diego G ó m e z en el Prado enfadádose con un pajecillo del dicho Cortijos, s a b i é n d o l o su amo buscó en casa de don Juan de L e ó n al dicho D i e g o G ó m e z , y, metiendo mano ambos, creo que alcanzó a darle un piquete el don Sebastián. Ofendidos de este atrevimiento, el Almirante y algunos señores fueron el día siguiente en casa de don Sebastián a la una y media del día con á n i m o de hacerle algún desaire, y, no hallándole, salió la mujer de M a n u e l Cortijos a 59
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D e hecho, salió el rey c o n su Casa y C o r t e para E l Escorial viernes p r i m e r o
de octubre. 5 7
Casarrubios d e l M o n t e se encuentra en la carretera M a d r i d - T a l a v e r a de la
R e i n a , u n p o c o d e s p u é s de N a v a l c a r n e r o . 3 8
H a de referirse a D i e g o B o l e r o y C a j a l , h e r m a n o de la p r i m e r a m u j e r de
B o c á n g e l , d o ñ a E u g e n i a B o l e r o , que l l e g ó a ser abogado de los R e a l e s Consejos; véase D a d s o n , 1991, pp. 112-13. 3 9
6 0
D o n Pedro de Barreda era el Alcalde de C o r t e m á s antiguo. D e hecho, t a r d ó la nueva reina bastante t i e m p o en acercarse a la C o r t e , l l e -
gando a Navalcarnero, donde al fin se celebraron las bodas, el 6 de octubre. 6 1
¿Se refiere a d o n M a n u e l C o r t i z o s , n o t o r i o banquero p o r t u g u é s m a r r a n o ,
que a y u d ó a O l i v a r e s en su p u g n a c o n los banqueros genoveses en la d é c a d a de 1620?
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suplicarles se templasen y perdonasen a su c u ñ a d o , c o n palabras de rendimiento que obligaron a que se fuesen. Sobre esto se j u n t ó el Consejo y dicen se tomará algún expediente tocante a la quietud de las partes. C o n esto no tengo que añadir sino mis deseos de que guarde Dios a V . E . felices y muchos años como este su menor criado desea. M a drid, y septiembre a 7 de 1649. Excelentísimo señor Besa la mano de V . E . su criado D o n Gabriel Bocángel Unzueta.
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VII [Carta al V I I duque de Sesa] Excelentísimo señor: C o n suma estimación recibo hoy la que V . E . se sirvió de m a n darme escribir, hallando el colmo de mis deseos en las noticias de la buena salud de V . E . , pues puede creer de m i buena ley e inclinación a su servicio que este obsequio y esta propensión mía nace del conocimiento y afición a sus grandes prendas, l l e v á n d o m e el a l b e d r í o a codiciar siempre más señas de fino criado de V . E . E n esta carta no e x t r a ñ o sino confirmo el j u i c i o que los que le tienen mejor hacen del gran talento y discurso de V . E . , pues dejó correr la pluma, haciéndole de los puntos de razón de estado que toma entre manos con una p e n e t r a c i ó n y claridad que le manifiesta que posee en propiedad esta ciencia política que no es de fe se halle tan entera en los más graduados. N o puedo pagar la confidencia con que se sirve V . E . de comunicarme su sentir sino en el silencio que me ordena y manda, supuesto que cualquiera que escuchase sus cláusulas tuviera que admirar y aprender, trasluciéndose en cada razón la fineza de la sangre de V . E . con que siempre desea y estudia los mayores aciertos en el servicio de su Majestad. Su deseada salud (Dios la prospere con todas felicidades) ha ido en aumento siempre, porque, si bien le han continuado algunos cursos, se tienen por sucesivos a algunas preparaciones con que los m é dicos partieron la resolución de purgarle o no. Hasta ahora no ha salido a la capilla ni despachado sino lo muy preciso. D o y el p a r a b i é n a V . E . de la buena llegada de galeones y flota con las sumas que se servirá de ver en esa memoria, si no ha llegado antes a sus manos, y con cuyo caudal nos hallamos tan alboroza-
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dos ; y aun su Majestad, Dios le guarde, y los ministros mayores, que se promete muy buenos sucesos militares en todas nuestras campañas. A q u í v i n o don Gabriel de Lupiana, cabo principal del embajador de C a t a l u ñ a , a tratar de grandes disposiciones, con acuerdo de d o n j u á n de Garay, con presupuestos de tener grandes esperanzas de la r e c u p e r a c i ó n de aquel reino, fundadas en los ánimos de los más que en Barcelona viven con desengaño de sus yerros, ayudándose con el buen n ú m e r o de caballos e infantes que allí tenemos . Y de pocos días a esta parte corre voz de que la armada real, que está a cargo de Francisco D í a z Pimienta, tenía orden de intentar facción en aquellos puertos. 62
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T a m b i é n ha sido próspero el suceso de Onella, lugar del duque de Saboya en el Piamonte, que con otros muchos lugares t o m ó el marqués de Caracena, luego que a los ocho de agosto se v i o desembarazado del obsequio y a c o m p a ñ a m i e n t o de la R e i n a nuestra señora, que fue muy a tiempo . Es esta plaza capaz de alojar cuatro m i l hombres largo tiempo, como lo contestan el b a r ó n de U s i y otros caballeros soldados prácticos en aquellos países. Y más caso hacen de ser esta ganancia tan presta escala y víspera de progresos a plazas mayores. 64
Este turco ha dado incesablemente que hablar, no sólo a los patios de Palacio, sino a los juicios mesurados que, no contentos con el beneficio del tiempo, quieren anticiparse al dictamen de su venida. Estaba prevenida su entrada para m a ñ a n a miércoles y hase dilatado al jueves. Hásele señalado casa en la que llaman del C a p i t á n M a z a a Santa B á r b a r a , y de allí v e n d r á a Palacio acompañado sólo de la casa de su Majestad, acroyes, costilleres y los demás de su n ú m e 65
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B o c á n g e l se refiere a la feliz llegada de la flota de Indias, c u y o cargo de plata
y m e r c a n c í a s h a c í a tanta falta para la e c o n o m í a ; véase t a m b i é n una r e l a c i ó n m e n cionada p o r A l e n d a , 1903, n ú m . 1.087. 6 3
H a b l a de los preparativos para la nueva c a m p a ñ a para recuperar a C a t a l u ñ a ,
perdida desde 1640. 6 4
E l m a r q u é s de Caracena llevaba meses en una c a m p a ñ a c o n t r a los franceses
en los territorios lindantes c o n Milán,
donde
era C a p i t á n G e n e r a l . T u v o
suspenderla mientras recibía y agasajaba a la nueva reina. 6 5
Estaba frontero del C o n v e n t o de Santa B á r b a r a .
que
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COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
ro . R e c í b e l e en el Salón ovalado, que es el que se sigue al ochavado, en un trono de tres gradas o escalones que se ha hecho por recibirle c o n más autoridad . Y aunque el vulgo decía que estaría su Majestad con cetro, corona y otras insignias reales, no es así. 66
67
Concuerdan los que le han hablado en que es hombre de partes, y se refieren respuestas suyas que son de prontitud y prudencia . Todas estas variedades a ú n no entretienen la impaciencia con que aguardamos la deseada venida de la R e i n a nuestra señora, cuyos t é r m i n o s , a m i parecer, están m u y p r ó x i m o s . Y según l o que y o he podido entender de los mejores originales, ha días que p a r t i ó la orden de su Majestad para que partiese de Denia, así p o r el m u c h o calor y desamparo de aquella tierra como por acelerar la dicha de su vista, de modo que, habiendo partido el Almirante de Castilla de esta Corte viernes a 10 de éste, no se juzga la hallará en D e n i a sino en el camino . 68
69
Su salida fue más lucida por la bizarría de su persona que p o r el n ú m e r o de sus camaradas, pues fueron sólo dos o tres, a causa de habérsele excusado y enfermado otros y el accidente de D i e g o G ó mez, digo la prisión, c o n que serán sólo 30 o 40 personas las que partieron a la posta desde Palacio, pero bien vestidas y vitoreadas de toda la corte, que aplaudió infinito acción que parecía p r ó x i m a ya al ver nuestra R e i n a y señora. A don M i g u e l de Monsalve se llevó Dios, en que se ha hecho p é r dida de un gran ministro. Los demás enfermos l o están t o d a v í a , y 6 6
Los acroycs (voz b o r g o ñ o n a ) eran gentileshombres de la Casa R e a l , sujetos
al M a y o r d o m o mayor, y a c o m p a ñ a b a n al rey cuando iba a la C a p i l l a R e a l o c u m plía otros actos p ú b l i c o s . Los costilleres eran otro oficio en la Casa R e a l de B o r g o ña, y asistían a la entrada de embajadores e n la primera audiencia, a c o m p a ñ á n d o l o s (Autoridades). 6 7
Sobre la P i e z a O c h a v a d a y su d e c o r a c i ó n , véase C h e c a , 1 9 9 4 , p . 4 0 3 . L a
d e s c r i p c i ó n del r e c i b i m i e n t o del embajador turco concuerda fielmente c o n la dada p o r otras autoridades, tales c o m o L e ó n P i n e l o , 1971, pp. 343-44. 6 8
C o m o dice L e ó n P i n e l o , 1 9 7 1 , « H a b l a r o n e n lengua toscana. P a r e c i ó ser
persona de buenas partes en l o natural y moral» (p. 343). 6 9
E l A l m i r a n t e de Castilla se j u n t ó c o n la R e i n a en O n t e n i e n t e e l 20 de sep-
tiembre; B o c á n g e l t e n í a r a z ó n en suponer que ella ya no se e n c o n t r a r í a e n D e n i a , aunque iban c a m i n a n d o despacio. E l A l m i r a n t e la a c o m p a ñ ó hasta Fuente la H i guera (donde ella le d i o una respuesta a la carta d e l rey t r a í d a p o r el A l m i r a n t e ) , luego v o l v i ó a M a d r i d , llegando el 26 de septiembre.
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C A R T A S AUTÓGRAFAS DE BOCÁNGEL
repito a V . E . que no es don Lorenzo, sino don Alonso R a m í r e z , su hermano, el que padece tercianas . Y a el m a r q u é s de Priego habrá llegado a su casa, que sea con la salud que los criados de la de V . E . y suya deseamos , a quien guarde Dios felices años y muchos, como este su menor criado desea. Madrid, y septiembre 14 de 1649. Excelentísimo señor 70
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Besa la mano de V . E . su criado D o n Gabriel Bocángel Unzueta.
7 0
Los hermanos L o r e n z o y A l o n s o R a m í r e z de P r a d o ; sobre esta c é l e b r e fa-
m i l i a de j u r i s c o n s u l t o s y b i b l i ó f i l o s , véase Entrambasaguas, 1943, v o l . I, pp. v i i xxxv. 7 1
D o n L u i s F e r n á n d e z de C ó r d o b a y F i g u e r o a , m a r q u é s de P r i e g o , duque de
Feria, y pariente del duque de Sesa.
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DE
BOCÁXGEL
VIII [Carta al V I I duque de Sesa] Excelentísimo señor: La carta que recibo de V . E . diez de marzo es para m í de la estimación que todas sus memorias y favores, y sólo en lo sumo de m i rendimiento y v e n e r a c i ó n hallarán capacidad de extenderse, de cuya salud quedo tan alborozado como debo, deseando se c o n t i n ú e con toda prosperidad en la gran persona y casa de V . E . La novedad más fresca que a esta Corte ha llegado es la creación de cardenales que el sumo Pontífice ha hecho, hasta en número de diez, que por ser tan reciente la nueva, que llegó ayer, no especificaré con distinción hasta el correo siguiente sus nombres. Sólo diré que en primer lugar se dio satisfacción a las coronas de E s p a ñ a , Francia, Alemania, P o l o n i a , y t a m b i é n a Venecia. Los d e m á s fueron de la d e v o c i ó n de su Santidad. Español sólo ha salido don fray D o m i n g o Pimentel , y vasallo de su Majestad y hermano del marqués de Almonacid, y proveerá del Consejo de Hacienda, que creo es clérigo de C á m a r a . Y t a m b i é n L o m e l í n , g e n o v é s ; A l d o b r a n d i n i , que creo es de R o m a , y otros dos (creo no están declarados). H a sido grande este alborozo en M a d r i d , porque son muchas las dependencias y más las que se afectan en esta ocasión. N o v i o este día el e m bajador de Alemania (que D i o s haya), y aun por el c ó m p u t o del tiempo de esta creación se puede recelar si se retardaba por el judice dominis. 72
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7 2
Fray D o m i n g o P i m e n t e l ( 1 5 8 5 - 1 6 5 3 ) , h i j o d e l V I I I c o n d e de B e n a v e n t e ,
h a b í a sido P r o v i n c i a l de la O r d e n de Santo D o m i n g o , obispo de O s m a (en j u l i o de 1630), y obispo de M á l a g a (en octubre de 1632). E n los borrones de carta d e l duque de Sesa (Carta X V I I I ) leemos que en el m o m e n t o de r e c i b i r el cardenalato o capelo era arzobispo de Sevilla. 7 3
H a b í a en M a d r i d en esta é p o c a u n b u e n n ú m e r o de m i e m b r o s de esta d i s -
tinguida familia genovesa,
casi todos
banqueros y
1991, p. 136, y D o m í n g u e z O r t i z , 1960, p . 117.
financieros;
véanse
Dadson,
C A R T A S AUTÓGRAFAS DE BOCÁNGEL
1435
Pasando a diferente p r o p ó s i t o , digo, señor excelentísimo, que estos días ha sido de aplauso la nueva del ejército de Extremadura en la conformidad que refiere esa memoria, si b i e n la p é r d i d a del ganado mayor que tuvimos fue grande; bien que m u c h o mayor la ganancia en cuanto a la reputación de las armas de su Majestad . 74
De C a t a l u ñ a o sitio de Barcelona no hay nueva n i noticia que haga novedad, supuesto que el sitio y circunstancias son del mismo estado que en otras he dicho a V . E . , bien que el irse acabando a los de dentro el socorro corto que les entró, las pocas asistencias de Francia y las mudanzas y posturas diferentes que hacemos de la mota, habiéndosele reconocido que sólo trata de impedir nuestros ataques, nos da mayor esperanza de la victoria. D e aquí salen y han salido crecidas sumas en conductas para el socorro de nuestra mucha y buena parte. D i o s nos dé un colmado suceso que sea obra toda suya . 75
Estos días ha habido algunos sucesos de corte dignos de catástrofe. E l primero que me ocurre es que, habiendo dado comisión privativa el consejero, el señor cardenal del nuncio, a don D i e g o de T o var, hijo de Jorge de T o v a r , para determinar la causa de un religioso del Carmen y un clérigo convictos y hoy confesos sobre c u l pas del resello de moneda de vellón, los c o n d e n ó a degradar y entregar al brazo seglar, de que se dieron por tan finados el señor Cardenal como el N u n c i o y embarazaron la sentencia, otorgándole la apelación, pareciendo generalmente gran arrojamiento tal condenación en delito que ni está averiguado sea crimen de lesa majestad, ni verdaderamente moneda falsa . O t r o caso acaeció cuatro días ha y fue que un m a r q u é s de T o l a , hombre de poco fuste, estaba preso por una causa c i v i l , y en la sala se encontraron los alcaldes de aquel tribunal, don Pedro de la C a n 76
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7 4
R e f i é r e s e a las continuas, aunque limitadas, acciones en la frente c o n P o r -
tugal, guerra que no llegaría a una c o n c l u s i ó n hasta d e s p u é s de la muerte de Felipe IV. 7 5
E l sitio de B a r c e l o n a d u r ó toda la primavera y verano de 1652, hasta que en
octubre los catalanes trataron la paz c o n d o n J u a n J o s é de A u s t r i a , comandante en jefe de las fuerzas reales. D e este suceso tratan los poemas 245 y 246. 7 6
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J o r g e de T o v a r h a b í a sido secretario del rey hasta su muerte en 1624. E l resello era echar u n segundo sello a la m o n e d a , seguramente para c a m -
biarle el valor.
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BOCÁSGEL
tera, que preside, don Francisco Guillen del O b z u l l a y d o n Juan Altamirano, sobre la r e s o l u c i ó n de esta causa; tanto que llegaron a descomponerse de palabras y de manos. Súpolo el Presidente de Castilla, prendiólos y creo que ya fueron absueltos. E l domingo pasado previno la piedad de su Majestad (Dios le guarde) que se hiciese procesión general como la del día Corpus, en acción de gracia de este gran j u b i l e o del año santo; y sacando a Nuestra Señora de la Almudena por algunas calles con el lucimiento y n ú m e r o grande de toda la nobleza y piedad de M a d r i d que se puede comprender, y como el señor Cardenal Arzobispo de Toledo c o n c e d i ó que a los que acompañasen la santa imagen concedía ganar en tres días el jubileo, que a todos se ha concedido en quince, fueron más de ocho m i l devotos a c o m p a ñ a n d o con luces a la R e i n a Nuestra Señora, y el día célebre por todas circunstancias. Estimo, señor, como debo la honra que V . E . me hace, no sólo en mantenerme con su intercesión en las finezas que debo al señor conde de T o r r a l b a , sino p r o m e t i é n d o s e de m i estudio el acierto en la historia de nuestros tiempos que espero dar a luz, para que aguardo las noticias que el s e ñ o r don Juan de Austria se ha servido de prometerme ; con lo cual no me alargo sino en desear guarde Dios a V . E . felices y muchos [años], M a d r i d , y marzo a 20 de 1652. Excelentísimo señor 78
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Besa la mano de V . E . su criado D o n Gabriel Bocángel Unzueta.
7 8
7 9
E n 1648 ostentaba el cargo de c o r r e g i d o r de M a d r i d . T a m p o c o ha llegado a nosotros esta «historia de nuestros t i e m p o s » de B o -
c á n g e l , si es que se llegó a escribir. Parece que iba a ser una historia de los r e c i e n tes acontecimientos de C a t a l u ñ a , la guerra y posterior r e c u p e r a c i ó n d e l P r i n c i p a do, p o r eso estaba esperando los datos que le h a b í a p r o m e t i d o d o n J u a n J o s é de Austria, comandante en jefe de las tropas reales y v e n c e d o r en el sitio de B a r c e l o na. A raíz de su victoria, fue n o m b r a d o virrey de C a t a l u ñ a .
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IX [Carta al V I I duque de Sesa] Excelentísimo señor: N o puede haber martes para mí librado el nombre sino es teniendo la buena dicha de escribir a V . E . , ya que no consigo la mayor de ver cartas suyas con nuevas para m í siempre deseadas de su buena salud, que Nuestro Señor conserve con la prosperidad que sus criados deseamos . Y o , señor, estoy con un cuidado bien grande, pues ha muchos días que tengo a doña Luisa con dolores de parto, y la comadre va y viene sin haber tenido efecto; que cierto sería gran accidente y t u r b a c i ó n faltarme c o m p a ñ í a tan a m i m o d o , tan antigua, y con tantos hijos. Dios la dé buen suceso . L o que por acá hay de nuevo es la p r o v i s i ó n de tres plazas del Consejo R e a l , que se proveerán la primera en don Francisco Zapata del Consejo y Cámara de Indias; la segunda en don Pedro M i e m b r e del de Ordenes; y la otra en el señor B o n i l l a del de Hacienda; que todas han sido muy aceptas provisiones, si bien los cortesanos han e x t r a ñ a d o que d o n j u á n de la Calle, sobrino de Joseph G o n z á l e z , no haya salido en alguna, por los grandes esfuerzos que su tío había hecho en la materia. Y t a m b i é n d o n j u á n G i r ó n ha quedado fuera, que era de los pretendientes de más esperanzas. 80
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8 0
Interesante dato de i n f o r m a c i ó n , c o r r o b o r a d a en otras cartas,
de que B o -
c á n g e l se reservaba los martes para escribir al duque. 8 1
Para t r a n q u i l i d a d de B o c á n g e l d o ñ a Luisa de U r b i n a P i m e n t e l , su segunda
mujer, s o b r e v i v i ó el parto. Es posible que le naciera de él M a r í a Josefa B o c á n g e l , nombrada en el testamento de su padre de 1655, pero cuya partida de bautismo se sigue sin localizar. E n cuanto a los temores de B o c á n g e l de quedarse v i u d o c o n varios hijos p e q u e ñ o s a su cargo, hay que recordar que su p r i m e r a mujer, E u g e n i a B o l e r o , h a b í a m u e r t o en 1638 en parecidas circunstancias, d e j á n d o l e una n i ñ a de pocos días de edad. Véase D a d s o n , 1991, p. 112.
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DE
BOCÁNGEL
A estas horas habrá entrado en M a d r i d el m a r q u é s de M o r t a r a , que le han salido a recibir los señores de esta corte a Carabanchel, y yo he visto tropa de criados . Tengo entendido muy de cierto que han venido quejas de este caballero del señor d o n j u á n de Austria, en particular una carta de que se habla mucho acerca de portarse con su Alteza, a fuerza de que no sé el concepto que acá se habrá formado. Sus Majestades, a D i o s gracias, gozan entera salud, que ha sido tan gran misericordia de D i o s que no acabamos de darle gracias. L a señora con tanta niña ha estado dos días con calentura; ya está mej o r . D i c e n que era causada de los dientes. N o se me ofrece otra cosa que decir a V . E . sino la muerte del señor m a r q u é s de Villena, que había díchose estaba ya mejor. Téngale Dios en el cielo, que era s e ñ o r digno de toda alabanza. E l señor conde de Lemos me escribe todavía de C a r i ñ e n a y que allí quedaba acabando su cuarentena para pasar a C e r d e ñ a y ocupado en un octavario a la purísima c o n c e p c i ó n de Nuestra Señora que en aquel lugar se h a c í a . Guarde D i o s a V . E . felices y muchos años. M a d r i d , y marzo a 5 de 1653. Excelentísimo señor 82
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Besa la mano de V . E . su criado D o n Gabriel Bocángel Unzueta.
E l m a r q u é s de M o r t a r a t u v o u n papel m u y activo en los sucesos de la guerra de C a t a l u ñ a , tomando parte en el sitio de B a r c e l o n a y el ataque a San F e l i u de los Guixols. 8 3
L e ó n Pinela, 1971, pp. 3 5 1 - 5 2 , relata una i n d i s p o s i c i ó n de la reina para estas
fechas, para c u y a buena salud se r e p r e s e n t ó en el C o l i s e o d e l B u e n R e t i r o u n a comedia sobre la fábula de Perseo de C a l d e r ó n de la Barca. 8 4
E l conde de Lemos era c a p i t á n general del reino de A r a g ó n .
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X [¿Carta al V I I duque de Sesa ?] 85
Excelentísimo señor: R e m i t o con ésta a V . E . el libro que escribí por comisión del C a pítulo General de Alcántara, que contiene los elogios de este ínclito O r d e n y sus más valerosos maestros y reales administradores y perpetuos, con ocasión de haber descrito el juramento y novenario célebre con que el C a p í t u l o j u r ó la purísima Concepción de Nuestra Señora en esta C o r t e . Y cierto, excelentísimo señor, que si en m i modestia cabe el reconocer por mías las muchas honras que su Majestad y los señores y ministros de esta Corte con los doctos de ella han hecho a este trabajo m í o , p r e s u m i r é que ha de merecer que V . E . se sirva de pasar los ojos por él en medio de los más severos cuidados de su [... ], cuya vida guarde D i o s felicísimos y muchos años. M a d r i d , y n o viembre a 6 de 1653 años. Excelentísimo señor Besa la mano de V . E . su menor criado D o n Gabriel Bocángel Unzueta 86
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8 5
Esta carta la p u b l i c ó B e n í t e z C l a r o s , 1950, pp. 2 0 6 - 7 , d o n d e dice que
fue
escrita al d u q u e del Infantado, sin aportar n i n g u n a prueba de eso. T a m p o c o nos dice d ó n d e se encuentra el paradero de la carta, p o r lo que es imposible c o m p r o b a r la veracidad de su i n f o r m a c i ó n . S i n embargo, el formato, el estilo, las f ó r m u l a s de abrir y cerrar la carta, t o d o nos recuerda las n u e v e cartas al d u q u e de Sesa
que
e n c o n t r a m o s en la B i b l i o t e c a de R o d r í g u e z - M o ñ i n o . C r e e m o s , sin p o d e r
pro-
barlo por ahora, que esta carta forma parte de la serie de cartas escritas p o r B o c á n g e l al duque de Sesa en 1652 y 1653. 8 6
R e f i é r e s e , claro está, a su Relación panegírica ( n ú m e r o 232), escrita a p r i n c i -
pios del a ñ o y a la venta a finales de j u l i o de 1653 (la Suma de la Tasa tiene la fecha de 23 de j u l i o ) . 8 7
Laguna en la t r a n s c r i p c i ó n de B e n í t e z Claros, que, p o r no saber d ó n d e e n -
c o n t r ó la carta, no podemos remediar.
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XI [Carta al V I I duque de Sesa] Excelentísimo señor: Señor, m i indisposición de erisipela y calenturas puede haber tenido la culpa de la vez que he tardado en este ejercicio , deseando siempre ser y parecer muy puntual en servicio de V . E . Ahora estoy, gracias a Dios, convalecido del achaque, aunque débil por las sangrías y purga que ha tenido de costar. Señor, lo que hay de nuevo y muy de lamentar en esta corte, por ser de materia tocante a injuria de Nuestro Señor, es que el jueves pasado en la iglesia de San Marcos de M a d r i d , que es ayuda de parroquia de San M a r t í n , t a m b i é n de monjes benitos, robaron del sagrario el c o p ó n en que estaban las formas consagradas, que eran más de 150, sin que hasta ahora haya descubierto la diligencia posible humana, eclesiástica y seglar el sacrilego agresor de tan execrable maldad . Está preso con muchos indicios un portugués a q u i e n , se dice, dieron ayer tormento, pero no consta ser culpado hasta ahora. Hanse hecho algunas juntas de lo más grave y científico de M a d r i d , y lo resulto hasta ahora es que se digan en todas iglesias misas por nueve días y que se haga una p r o c e s i ó n generalísima con la imagen que su Majestad eligiere, que vaya a San Marcos y que en esta p r o cesión vayan las órdenes reservadas, como San J e r ó n i m o , D o m i n i cos, Padres de la C o m p a ñ í a , etc., y los Consejos todos. M u c h o se ha hablado de enlutar las iglesias y de que todos nos pusiésemos lutos, ayudando a este justo sentimiento la memoria de 88
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8 8
erisipela: « E n f e r m e d a d infecciosa de la p i e l , especialmente de la cara, c u e l l o ,
antebrazos y manos, en que el área infectada se p o n e encarnada y b r i l l a n t e , c o n rebordes manifiestos» (Moliner). 8 9
L e ó n P i n e l o , 1 9 7 1 , p . 3 5 3 , relata e l suceso que t u v o lugar el 29 de a b r i l ;
m u y interesantemente, utiliza u n lenguaje parecido en todo al de B o c á n g e l : «A 29 de abril día de S. Pedro M á r t i r en la iglesia de S. M a r c o s , ayuda de Parroquia de S. M a r t í n , faltó d e l Sagrario el vaso de las Santas Formas consagradas. Y aunque se h i c i e r o n las diligencias que tan grave suceso p e d í a no se p u d o saber q u i e n hubiese sido el d e l i n c u e n t e » .
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igual suceso en Portugal en tiempo de don Juan el Segundo, que trajo luto y su corte hasta su muerte. N o se sabe la r e s o l u c i ó n que tomará su Majestad cuando venga de Aranjuez, que dicen será a los 14 de éste. E n el í n t e r i n , se le consulta lo que se va haciendo, y es materia que tiene suspensos los ánimos, sin hablarse de otra cosa. E l señor marqués de Velada está mucho mejor, que le llegó estos días a faltar la salud y agravársele la gota demasiado . E l señor m a r q u é s de Leganés t a m b i é n está más aliviado, que estos días ha estado muy apretado de muchos accidentes, y tales que no se tenía por el mayor la gota, pues la apoplejía y perlesía le tenían sin poder firmar . T a m b i é n el m a r q u é s de Heliche padece de sus desmayos y achaques gravemente, y lo que más encarece su peligro es la poca o ninguna obediencia a los médicos, con gran desconsuelo de sus padres . E n el negocio o causa de don Alvaro de Benavides t o m ó su M a jestad resolución de privarle de la plaza de oidor de Valladolid y otra cualquiera de letras y quede más de tres meses en h á b i t o de seglar. V a ya a servir a Flandes, d á n d o s e l e este tiempo para que disponga de sus beneficios, y porque estaba mandado al conde de Santisteban, su hermano, le aviase . Se excusó diciendo que quien no había acertado a servir a su Majestad no era digno de que él lo hubiese. 90
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D e otro g é n e r o es la novedad que pasa en dos galanes de Palacio infelices, pues habiendo ido a galantear a Aranjuez D i e g o G ó m e z de Sandoval y el m a r q u é s de Palacios , contra orden que había de 94
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D o n A n t o n i o de Ávila y T o l e d o , m a r q u é s de Velada, anteriormente g o b e r -
nador y c a p i t á n general de M i l á n . 9 1
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perlesía: u n tipo de parálisis. Es probable que se refiera a u n hijo de d o n R a m i r o F e l i p e N ú ñ e z de G u z -
m á n y G u z m á n , II m a r q u é s de T o r a l , I m a r q u é s de L i c h e y II duque de M e d i n a de las Torres. 9 3
D o n D i e g o de Benavides y la C u e v a , conde de Santisteban, gobernador de
N a v a r r a . E l n e g o c i o o causa de d o n A l v a r o de Benavides que B o c á n g e l solamente i n s i n ú a , resulta ser una cosa de faldas, c o m o leemos en la carta siguiente (Carta XII). 9 4
D i e g o G ó m e z de S a n d o v a l , c o m e n d a d o r m a y o r de Calatrava, es n o m b r a d o
en los dos poemas de B o c á n g e l sobre la fiesta de toros: n ú m e r o s 226 y 2 2 9 . D o n P e d r o de A l a r c ó n , m a r q u é s de Palacios, t a m b i é n t o m ó parte j u n t o c o n G ó m e z de
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BOCÁNGEL
que n i n g ú n galán fuese a aquel sitio, se t o m ó tan mal esta bizarría que han sido condenados a destierro: el uno, que es el Comendador M a y o r , a Calatrava, y d o n Pedro de A l a r c ó n a M o n t á n c h e z o P e ñ ó n , porque, aunque se disculpaba con que iba a galantear a su m u jer, dando por tal a la hija del conde de la R o c a que declaradamente se quiere casar con él, sin embargo de las eficacísimas contradicciones de su padre el conde, se hizo más criminal su exceso porque, llamándole el s e ñ o r Presidente de Castilla para intimarle esta orden, resp o n d i ó con algún desenfado y que por ir a ver su mujer no le parecía merecía pena y que no tenía un real con que irse, etc. Pero, volviendo a los casos de inquisición, me c o n t ó anteayer el Prior del Rosario uno bien tremendo sucedido en M e d i n a del C a m po, que está aquí en M a d r i d el religioso franciscano que v i n o a dar cuenta de él con papeles. Y fue que un j u d í o conocido por tal allí, que acostumbraba maltratar un Santo Cristo que tenía debajo de una tarima, tenía un hijuelo de siete u ocho años, que, viéndole una vez ejecutar esta maldad diabólica, le r e p r e n d i ó , y él, indignado, m e t i ó al n i ñ o en un aposento donde le azotó la corona de espinas y le dio una lanzada . Y habiéndole muerto, le m e t i ó en una caja y e n t e r r ó en una bodega, donde, entrando dos criados a sacar vino, sintieron olor tan excesivo que, llevados de alguna gran novedad, avisaron al comisario del Santo O f i c i o de Medina del C a m p o , el cual fue a averiguar el suceso y halló la dicha caja de que dio cuenta a los religiosos de San Francisco, y enviaron aquí a dar cuenta a un religioso. S u c e d i ó esto la última semana de Cuaresma, con que no me alargo sino en rogar a Nuestro Señor guarde a V . E . felices y muchos años. M a d r i d , y mayo a 15 de 1654. Excelentísimo señor 95
Besa la mano de V . E . su criado D o n Gabriel Bocángel Unzueta.
S a n d o v a l en una fiesta de toros para celebrar el d e c i m o c u a r t o c u m p l e a ñ o s de la j o v e n reina (véase S i m ó n D í a z , 1982, p . 506). 9 3
Es decir, le t r a t ó c o m o fue tratado C r i s t o .
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XII [Carta al V I I duque de Sesa] Excelentísimo señor: Gran soledad, s e ñ o r e x c e l e n t í s i m o , hacen las cartas de V . E . a este su más afecto criado, y aunque debo considerar que en los c u i dados grandes de V . E . será posible esconderse éste por de menor importancia, todavía m i fineza y obsequio no me permiten olvidar estos recuerdos . D e las noticias de por acá siempre será la primera c o m o más i m portante la salud de sus Majestades y Altezas, que todavía están en el Buen R e t i r o , haciéndose más amena aquella estancia con el t i e m po de verdadera primavera con resabios de o t o ñ o , pues son pocos los días que no llueve y tanto que los labradores no se quejan de la sed. Todavía estamos con la penosa suspensión de no haber parecido el tesoro del cielo que algún pérfido r o b ó de San Marcos, porque, si bien ha sido preso un mozuelo de dieciocho años que confesó este delito con señas de que había echado el c o p ó n de las formas sagradas en un pozo, se averiguó después que había confesado de miedo lo que no había hecho. S i n embargo, está por él la sospecha. A esta causa se han suspendido los toros de San Isidro hasta el jueves s i guiente. H a b i é n d o s e hecho diferentes juntas en casa del Presidente de Castilla, y una de ellas con asistencia del Cardenal de T o l e d o , que v i n o aquí llamado de su Majestad, y aunque hubo sobre los lugares algunas altercaciones, creo se pusieron con que presidiese el Presidente en la junta y el mejor lugar le tuviese el señor Cardenal. N o se ha tomado resolución de publicidad en el sentimiento, por ser más prudencial que los afectos obren cada uno lo que pudiere sin empeñarse la piedad en lo que o ha de ser siempre o parecer que se entibia. 96
9 6
Nota marginal de Bocángel: «Escrita ésta me dan la de V . E . de 20 de éste, que
recibo c o n toda v e n e r a c i ó n y g u s t o » .
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OBRAS
COMPLETAS
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BOCÁNGEL
T u v e del secretario Villarán una noticia cierta, y fue haber escrito el obispo de Salamanca a Joseph G o n z á l e z que en un lugar circunvecino habían unos pérfidos derribado el techo de la iglesia y robado a Nuestro Señor. Pero aquí en San Millán sucedió ocho días ha otro accidente, y fue que un hombre, acompañado de dos caballeros conocidos, fue una noche a pedir al sacristán (ofreciéndole un interés) un poco de óleo sacro del bautismo. E l se le ofreció para el siguiente día c o n á n i m o de dar cuenta, como lo hizo, y cuando vinieron les prendieron. H a n confesado que era para unos hechizos. E n Valladolid hay cuatro plazas vacas de confesores, una por muerte de don Juan Garbades, por venir aquí el uno a fiscalía de Ordenes y el otro a alcalde de corte, y la otra por haber vacado su Majestad la de don Alvaro de Benavides por aquella mocedad de aquella dama que tanto ruido h i z o . T o d a v í a está en calma y encubierto aquí el Almirante de Castilla, aunque anda casi descubierto por la corte. E l c o m ú n sentido es que de mejor gana le o c u p a r á n fuera de M a d r i d que en volver al ejercicio de la Cámara, aunque todos juzgan que no tiene este designio fundamento sustancial, pero hay cosas que no las cura el tiempo. Sin embargo, dicen otros que muy presto volverá a servir. Está muy bienquisto pero muy bien necesitado. H o y ha partido de aquí la señora princesa de M a n t u a a ver el convento de Santa Juana de la C r u z , y aunque algunos juzgan que trata de volverse a Italia, los que mejor consideran lo que aquí disfruta a su Majestad su asistencia no creen que se irá nunca ; con que yo no me alargo sino en rogar a Nuestro Señor guarde a V . E . felices y muchos años. M a d r i d , y mayo 26 de 1654. Excelentísimo señor 97
98
Besa la mano de V . E . su criado D o n Gabriel Bocángel Unzueta.
Esta n o t i c i a redondea algo m á s la dada p o r B o c á n g e l en su carta d e l 15 de m a y o (Carta X I ) . D e l i c a d a e i r ó n i c a referencia a la estancia cada vez m á s p r o l o n g a d a de la princesa, que vivía m u y a gusto a expensas de la m o n a r q u í a e s p a ñ o l a . 9 7
9 8
C A R T A S AUTÓGRAFAS DE BOCÁNGEL
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XIII [Carta al V I I duque de Sesa] Excelentísimo señor: R e c i b o la de V . E . , s e ñ o r excelentísimo, con la veneración que todas, pero no sin mucho cuidado del catarro de que V . E . me avisa, que aunque es achaque de seguridad, en salud que tanto importa no hay ninguno ligero. Los días pasados me dijo el señor don Fernando de C ó r d o b a , tío de V . E . (con quien tengo particular a t e n c i ó n por las dependencias de nuestro refugio), que se iba acercando la venida de V . E . a esta corte, con que asegura m i deseo sus mayores esperanzas. H o l g a r é m e que esto sea muy cierto. T a m b i é n deseo saber si recibió V . E . el pliego en que le remití la memoria de todos los autores nuestros que han escrito crónicas, linajes y noblezas de España, esperando que no se habrá perdido, porque fue en pliego del contador T r i l l o " . D e las noticias de por acá siempre c o m e n z a r é por las de más c u i dado, y así trasladaré a q u í un c a p í t u l o de la carta que a diecisiete de este mes escribió el secretario Arescapochaga, que lo es del Estado y Guerra del señor d o n j u á n , en que dice el enemigo insta en la empresa de P u i g c e r d á . Su Alteza ha resuelto ir personalmente a socorrerla, a cuyo ñ n se van haciendo todas las diligencias posibles, y espero que muy presto y con felicidad nos hallaremos fuera de aquí . 100
9 9
C o m o hemos tenido o c a s i ó n de comentar, B o c á n g e l t e n í a la costumbre de
enviarle al duque de Sesa borrones de sus obras, aunque en este caso sea una lista de autores e s p a ñ o l e s de c r ó n i c a s , linajes y noblezas p e d i d a p o r e l d u q u e , tal vez para alguna obra suya c r o n í s t i c a . 1 0 0
Nota marginal de Bocángel : «La m u e r t e d e l Papa se tiene p o r cierta, de que
ha tenido aviso el N u n c i o de su Santidad. D i c e n que p o r Francia, sin embargo, no se ha h e c h o d e m o s t r a c i ó n , p o r no haber v e n i d o c o r r e o a su M a j e s t a d » . S i n e m bargo, p o r cierta que fuera la n o t i c i a , el papa I n o c e n c i o X no m u r i ó hasta el a ñ o siguiente de 1655.
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DE
BOCÁXGEL
E l jueves a las tres de la tarde se publicó en esta corte (y creo sería en las demás partes del reino) la pragmática del resello de la moneda de calderilla, en que su Majestad manda que todos los que la tuvieren las lleven a las casas de la moneda, donde se ha de resellar, v o l v i é n d o s e a las partes la mitad del valor y moneda, con que su M a jestad se viene a valer de la mitad; que, juzgándose habrá cinco millones en el reino, tendrá su Majestad el alivio de los dos y medio con que socorrer por ahora tantas necesidades públicas . 101
Las Cortes, a que su Majestad por su real decreto había mandado llamar los días pasados, están suspendidas por ahora, siendo tan varios los discursos que sobre esta dilación he o í d o que tengo por el mejor no dar crédito a ninguno; aunque por mayor prevalece que son razones de estado y reparos del Consejo de Estado los que se han atravesado, interviniendo la jura de la señora Infanta . D e Inglaterra diré a V . E . unas nuevas que estoy asegurado de su certeza, por habérmelas referido un confidente del señor marqués de Velada. V i n o aviso de que el parlamento había propuesto a C r o m w e l l tres cosas que ninguna le había sido gustosa: la primera, que no pasase adelante en los grandes gastos que en armadas consumía sin decir contra quién armaba; la segunda, que declarase q u é religión seguía, por no saberse y tener suspensos los á n i m o s de sus parciales con la neutralidad encubierta; la tercera, que declarase si quería ser protector del parlamento o que el parlamento lo fuese suyo; de cuyos puntos nacía estar desavenidos el parlamento y Cromwell . Respondo a lo que V . E me pregunta del delito de Alcalá. Y lo que he averiguado es que se halla m u y embarazado allí el alcalde don Vicente Bañuelos en el castigo del reo que tiene muy apretado, porque, aunque se tiene por infalible que le m a t ó y suspendió en la cruz, que se ha dicho no hay testigo contra él, ni atormentado c o n fesó nada, siendo tan vehementes los indicios, como haber tenido siempre puestos los guantes desde el día que le prendieron por encu102
103
1 0 1
Interesante o b s e r v a c i ó n sobre una salvaje d e v a l u a c i ó n de la m o n e d a d e l
cincuenta p o r ciento. 1 0 2
H a de referirse a la j u r a de la infanta M a r g a r i t a M a r í a , nacida e l 12 de j u l i o
de 1651. 1 0 3
S e g ú n demuestran casos c o m o éste, B o c á n g e l se m a n t e n í a b i e n i n f o r m a d o
de los ú l t i m o s sucesos ocurridos dentro y fuera de E s p a ñ a .
C A R T A S AUTÓGRAFAS DE BOCÁNGEL
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brir las señales que tiene en las manos del garrote que dio al que mató. Pero, señor, prevengo toda la a t e n c i ó n de V . E . para el más h o rrible caso o casos que en mi vida he oído de una mujer delincuente y presa en la cárcel de esta corte llamada d o ñ a Clara M u ñ o z , la cual ha tenido costumbre de acomodarse para servir en diferentes casas, y, en hallándose introducida, mataba con veneno los d u e ñ o s y les quitaba la hacienda, y se volvía a acomodar de nuevo, ejecutando lo mismo. Y a estas horas dice el alcalde don Francisco de Medrano (que es el de la causa) que le están probadas y confesadas dieciocho muertes, y otros me han dicho que son personas de mucha i m p o r tancia y c r é d i t o que llegan a cuarenta. Y entre las averiguadas fue una la de la condesa de Santisteban, que entonces se creyó h a b í a muerto de beber unas aguas corrompidas, y también dicen mató a un fraile con quien estaba amancebada. Y de esta desdichada mujer se habla tanto, dudando si es cristiana, que callan a d o n M a r t í n de Lanuza . 104
Sus Majestades y Altezas gozan entera salud en aquel sitio del Escorial, y se entiende volverán al B u e n R e t i r o después de Todos Santos; sin que se ofrezca otra cosa de que avisar a V . E . sino rogar a Dios guarde a V . E . como este su menor criado desea. M a d r i d , 27 de octubre, 1654. Excelentísimo señor Besa la mano de V . E . su criado más reconocido D o n Gabriel Bocángel Unzueta.
4
Caso verdaderamente horripilante, si es de creerse, y a la par de los asesinos
en serie que tenemos la desafortunada c o s t u m b r e de c o n o c e r en este siglo. D o n M a r t í n de L a n u z a es m e n c i o n a d o en la Carta II, c o m o amigo í n t i m o de B o c á n g e l en Zaragoza.
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XIV [Carta de Juan Francisco Andrés de U z t a r r o z ] 105
E l señor M i g u e l J e r ó n i m o de V a l me escribió que V . M . tenía intento de componer un soneto en honra mía por haberle dicho a V . M . que y o daba fin a la vida del secretario J e r ó n i m o Z u r i t a . Pedíle suplicara a V . M . se trocase el epigrama en loor de nuestro cronista y que fuese en forma de inscripción para que se colocase en el capítulo de su fallecimiento, y aun así sería hacerme gran favor, pues por n i n g ú n título me hallaré digno de él, cuando más el merecer alabanzas de la elegante musa de V . M . Tantos años ha que le o í mos cantar dulce y armoniosamente en sus Rimas , y q u i s i é r a m o s que aquella gallardía y espíritu se le ocupase en el espacioso campo de la historia. 106
107
U)S
Así suceda como deseo y estos renglones sirvan de rendimiento a la merced que V . M . gusta hacerme, a quien guarde D i o s los años que merecen sus buenas letras. Zaragoza, 17 de noviembre [de] 1648. E l doctor Juan Francisco Andrés
1 ( ) 5
B N M Ms. 8.391, f o l . 4 5 5 r - v . L a C a r t a I de B o c á n g e l contesta ésta.
P r i m e r o e s c r i b i ó «escribir»; luego lo t a c h ó y puso « c o m p o n e r » .
1 0 6
1 0 7
A n d r é s de U z t a r r o z se refiere a una carta que le m a n d ó M i g u e l J e r ó n i m o
de Vals c o n fecha de 7 de n o v i e m b r e de 1648 ( B e n í t e z C l a r o s , 1950, p . 195). E l soneto de B o c á n g e l es el n ú m e r o 257 de nuestra e d i c i ó n . 1 0 8
L a s Rimas y prosas de 1627, sin duda su obra m á s p o p u l a r (junto c o n La lira
de las Musas).
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BOCÁNGEL
XV [Carta del duque de Sesa ] 109
Los correos andan tan variables con este achaque de la peste que unas veces llegan muy tarde, yéndose tan breve, no dando lugar a las respuestas, y ésa es la causa porque yo no pude responder a la de V . M . del ordinario pasado que me hizo merced de escribirme, siendo parte de la estimación que tengo justamente en todo tiempo ver l e tras suyas . E n bien riguroso tiempo es la venida de la R e i n a nuestra señora. D i o s la traiga c o n felicidad c o m o hemos menester. Buen sitio me parece el del Escorial para el tiempo de calor y que no le hace el fresco del noviembre a unos alemanes, si ya no se ha connaturalizado el tiempo que aquí anda, expuestos al calor de las marinas. E l comisario de los Arcos es de tan buen gusto que nada avisan que no le tenga. Siempre tendrá grandes inconvenientes que hombres tan grandes como esos señores y que por tantos títulos deben guardarse los sesos en todo g é n e r o , cuanto más en la materia de las mujeres, dejen de obviarlo. Y por lo menos lo que yo pude alcanzar que es de sus personas siempre oí que lo hicieron con franquedad. N o sé si es dar a D i o s o al diablo las que meten en los conventos. E n fin, siempre ellos han sido más peligrosos en esto que las pestes. Lastimosísima cosa es que haya tocado en A r a g ó n la peste. Esto no puede ocasionarlo si no es ropas, y a m i ver ello es el mayor peli110
1 0 9
Las cartas del duque de Sesa las hemos reconstruido a partir de los borrones
o notas marginales que puso a las cartas que r e c i b i ó de su corresponsal B o c á n g e l . Su letra es m u y difícil de leer y descifrar, y algunas veces hemos tenido que indicar nuestra derrota c o n el uso de corchetes y puntos suspensivos. Esta C a r t a X V , sin fecha, fue escrita en los m á r g e n e s de la C a r t a I V , p o r tanto hay que comparar sus respuestas (y las de todas las cartas del duque) c o n los sucesos que las o r i g i n ó en las cartas de B o c á n g e l . Véase l á m i n a 25. 1 1 0
C o m o hemos visto c o n las cartas de B o c á n g e l al duque, solían contestar las
cartas recibidas c o m o m í n i m o una vez a la semana.
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gro y mayor cuando más sanos estuviesen los lugares, si la providencia del gobierno no dispone el que se dé al fuego todo. Gran felicidad ha sido la de Venecia si no se acabara de desearlas antes ; es que D i o s sin medios da las victorias y las mejores disposiciones humanas no la consiguen sin justificación de la causa. N o quisiera tener molestado a V . M . , que sólo suyo me ha quedado de Cortesano conocer que lo puedo hacer. Guarde Dios a V . M . 111
A u n q u e la sintaxis deja m u c h o que desear, creemos que Sesa quiere d e c i r a q u í que se alegra de las buenas noticias de la derrota de la flota turca p o r u n a armada veneciana, aunque hubiera querido tener las noticias antes. H a y que recordar que sus apuntes marginales son precisamente esto: apuntes para que luego los pasara a l i m p i o su secretario, q u i e n se c u i d a r í a , hemos de suponer, de la g r a m á t i c a y ortografía.
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BOCÁNGEL
XVI [Carta del duque de Sesa ] 112
H e recibido su carta de V . M . de 24 del corriente y sólo esta vez puede ser con dolor por las nuevas que me trae del achaque de su Majestad (Dios le guarde siempre en su real persona ). Es de tan grande susto como se ve y oye en circunstancias tales que V . M . p o n derará mejor que y o , donde sólo pensarlo tiembla el c o r a z ó n . S u plico a V . M . me avise, como lo espero, de su mejoría, que un h o m bre de muy buen gusto decía que por no responder a una carta se ponía él en camino de 100 leguas. Y hoy por la congoja de esperarla nos p u d i é r a m o s todos ir hoy, que no quiso el aliento, aunque pésanos de la venida de la Reina nuestra señora, si bien confío en Dios y en las oraciones de tantos, como acá y allá las hace para Dios, ha de ser con mayor felicidad y para tener mucha sucesión como hemos menester . 113
114
E l disparate de Albuquerque me pesaría que fuese cierto. E l suceso de Aytona es muy como se debía esperar, pues lo d e m á s era cortar totalmente las alas a los hombres de bien en su servicio. Más fácilmente negociará el embajador del T u r c o en Francia si es su pretensión que no se ayude la cristiandad . Cierto que eso pudo despachar entre las ansias de Felipe II particularmente [...] sin 115
1 1 2
1 1 3
Escrita en los m á r g e n e s de la Carta V , a la cual contesta. N o lleva fecha. L a carta de B o c á n g e l escrita el 29 de agosto contesta a una del duque escrita
el 18 de agosto, mientras que las notas marginales del duque hablan de una carta de B o c á n g e l d e l 24 de agosto, ahora p e r d i d a . Intensiva c o r r e s p o n d e n c i a la de estos dos s e ñ o r e s . 1 1 4
D e n u e v o , el énfasis en la necesidad de s u c e s i ó n de la m o n a r q u í a e s p a ñ o l a ;
todas esas esperanzas pesaban sobre la nueva y j o v e n reina. 1 1 5
Sesa alude al h e c h o de que Francia firmó u n tratado de paz c o n el I m p e r i o
o t o m á n en el siglo X V I para gran asombro y e s c á n d a l o de los d e m á s países cristianos. E s p a ñ a j a m á s o l v i d ó este acto de t r a i c i ó n y herejía.
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C A R T A S AUTÓGRAFAS A BOCÁNGEL
otras muchas [...] dignas de que V . JV1. les tuviese en [noticias] que destruyéramos. Allá se les mostrara para que creyera alegrarse . P e r d ó n e m e Vuesa Merced lo largo de ésta, que en ella bien me parece se me ha olvidado ya lo extenso. Guarde Dios a V . M . 116
1 1 6
Esta parte de la carta es especialmente difícil de descifrar, p o r la letra p o c o
clara y legible del duque.
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DE
BOCÁNGEL
XVII [Carta del duque de Sesa ] 117
Los favores que V . M . me hace y créditos que me motiva su aprobación me desvanecieran, a no juzgar que aún con los hombres tan grandes tiene alguna vez lugar el afecto que los llevase así a favorecer de este t a m a ñ o . La salud de su Majestad (Dios le guarde) es nueva que duplicada y reduplicada siempre da gusto como si fuera novedad. C o n d i c i ó n es de Dios m u y experimentada con los suyos apretar la mano hasta traerlos a la suya, y cuando más desconfiados los hombres, medios logra los más dichosos fines. Así lo espero en todos los sucesos de esta m o n a r q u í a , pues su d u e ñ o es verdaderamente fiel esclavo de la divina majestad. U n caballero de muchas buenas partes es don Gabriel de L u p i a na, y de muy buen j u i c i o en su profesión de militar el ú n i c o Garay; los medios proporcionados, según he entendido con que podemos prometernos la r e c u p e r a c i ó n de aquella provincia, que si el despego del conde de Olivares (que esté en el cielo) la a b a n d o n ó , el agrado de su Majestad (Dios le guarde) y del señor don Luis la recuperará . B u e n soldado es Caracena y de lindas partes; hase hecho en bienes antes . M u c h a a l m á c i g a tiene España de aquel género, el que cultivando falta. 118
119
1 1 7
120
E s c r i t a en los m á r g e n e s de la C a r t a V I I , a la cual contesta; c o n fecha de 24
de septiembre de 1649. 1 1 8
Interesante observar que a ú n en 1649 se s e g u í a e c h a n d o
la culpa p o r la
p é r d i d a de C a t a l u ñ a al «despego» (es decir, falta de voluntad) del c o n d e - d u q u e de Olivares, y confiando en su sucesor, d o n Luis M é n d e z de H a r o , su r e c u p e r a c i ó n . 1 1 9
D e nuevo u n pasaje difícil de descifrar y entender.
almáciga:
120
« L u g a r en d o n d e se s i e m b r a n las semillas de las plantas, que, una
vez nacidas, son transplantadas a otro sitio» (Moliner).
C A R T A S AUTÓGRAFAS A BOCÁNGEL
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N o me ha costado el menor pensamiento la embajada del turco, pues fuera sin dubitación haber perdido el tiempo cuando se lograra el antever sus pensamientos, que fuera en mí inútil diligencia. Si en el algún tiempo se pudiera tolerar la dilación de la venida de la R e i n a nuestra señora, era en éste por que halle a su marido tan convalecido que no nos ponga en nuevos cuidados. T r á i g a l e n o r a buena N á j e r a , aunque haya ido la viveza del Almirante [a] apresurarlo, y guarde D i o s a V . M . muchos años, que ya dirá le molesto con tanta carta. Cabra, septiembre 24 de 1649. 121
1 2 1
E l duque de M a q u e d a y N á j e r a , e n v i a d o p o r F e l i p e I V a a c o m p a ñ a r a la
reina en su viaje desde M i l á n hasta E s p a ñ a .
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DE
BOCANGEL
XVIII [Carta del duque de Sesa ] 122
T o d a la merced que V . M . me hace estimo, y cada día crece en m i conocimiento, y huelgo infinito de entender la salud con que se halla. H e m e holgado haya llegado el capelo del señor arzobispo de Sevilla, y cierto, no menos el del hermano del señor marqués de A l m o nacid, que es muy honrado caballero. Terrible resolución la de don D i e g o de Tovar. N o conozco este hombre ni sé qué puesto tiene, pero sé que ninguno merece cuan[do] a tal desafuero se d e t e r m i n ó . H a r á n entre unos a otros esos señores las puñaladas, que eso no puede ser malo. Justísimo celebrar misa; el de la p r o c e s i ó n de Nuestra Señora Amparadora es con singularidad de nuestra n a c i ó n y de ella de beneficiar todas nuestras felicidades. La R e i n a nuestra escriben iba m u y linda. P l e g u é a D i o s la veamos este verano con los achaques que tanto i m p o r t a n a la m o n a r quía . Y o la deseo harto esta historia verla ya correr, por lo que la acredita el autor, no sólo en la edad sino en el modo de explicarla. Y suplico a V . M . que me avise cuando le haya el señor d o n j u á n enviado los papeles. Y supuesto que la sedición de N á p o l e s da motivo a hablar en el que la conquistó para estos reinos , cuando el italia123
124
1 2 2
E s c r i t a en los m á r g e n e s de la Carta V I I I , a la cual contesta; c o n fecha de 25
de marzo de 1652. 1 2 3
1 2 4
Q u i e r e decir que desea ver a la reina embarazada, para dar s u c e s i ó n . R e f i é r e s e al G r a n C a p i t á n , d o n G o n z a l o F e r n á n d e z
de C ó r d o b a ,
antepasado del duque de Sesa y conquistador de N á p o l e s en 1503-1504.
ilustre
C A R T A S AUTÓGRAFAS A BOCÁNGEL
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no que escribe los nueve días de Masanelo en sus alteraciones "", poniendo que aquel gran caballo de aquel reino no pudo ser domado de tan diversas naciones, y que se dejó echar la silla y el freno, más en fuerza de la equidad de los privilegios concedidos que de las armas, no les será por el crédito de las de españoles que se renueven. Ellas la subyugaron por mano del Gran C a p i t á n que nuevamente y mejor resucitará en su pluma de V . M . , y no puedo yo, siendo sucesor suyo, contentarme con menos crédito que éste. Y si V . M . por cosas singulares quisiere poner el privilegio de los señores Reyes Católicos, yo se lo enviaré con cartas singulares del señor Emperador Carlos V , en que muestra las constituciones con que singularmente honraron esta Casa . Guarde Dios a V . M . como deseo, Cabra, marzo 25 de 1652. 12
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1 2 3
R e f i é r e s e a Masaniello, cabeza de la r e b e l i ó n en N á p o l e s contra el d o m i n i o
e s p a ñ o l . L a r e b e l i ó n e m p e z ó el 7 de j u l i o de 1647 y M a s a n i e l l o m u r i ó nueve días más tarde, el 16 de j u l i o . 1 2 6
E s a s palabras del duque de Sesa dan a entender u n alto grado de c o o p e r a -
c i ó n literaria entre el noble y el poeta cortesano, y tal vez se refieran a la historia de la Casa de Sesa que B o c á n g e l t e n í a proyectada
y que h a b í a
mencionado
en la
Dedicatoria del Quintiliano respondido: « h a b i é n d o l e i n s i n u a d o m i á n i m o de escribir c o n su venia a l g ú n papel de historia en obsequio de la gran Casa de V . E.» (223).
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
XIX [Carta del duque de Sesa ] 127
Este ordinario me hallo purgado, con que sólo puedo responder a V . M . la e s t i m a c i ó n que hago de su memoria y lo que siento el achaque de m i señora d o ñ a L u i s a , de quien espero en D i o s tener muy buenas nuevas, y suplico a V . M . me las dé y me perdone. O r deno a m i administrador de las tercias ofrezca ese cornado , sólo d e m o s t r a c i ó n del sentimiento del estado en que el tiempo presente me tiene para no poder servir a V . M . c o m o debo; a quien guarde Dios muchos años como deseo. Cabra, marzo 12 de 1653. 128
1 2 7
Escrita en los m á r g e n e s de la C a r t a I X , a la c u a l contesta; c o n fecha de 12
de marzo de 1653. 1 2 8
E l cornado era una m o n e d a antigua de cobre c o n una cuarta parte de plata,
que t e n í a grabada una c o r o n a . Los más antiguos equivalían maravedí.
a un
cuarto y u n
ÍNDICE ALFABÉTICO
DE PRIMEROS VERSOS
ÍNDICE ALFABÉTICO D E P R I M E R O S V E R S O S
Núm. 96 160 31 30 82 230 166 234 190 191 181 162 87 80 5 177 185 209 169 68 97 38 155 248 221 205 153 83
Primer Verso Abril volante, viva primavera ¿Adonde está el sol del prado? Agora de mi afecto arrebatado Agora, ¡oh gran Marqués!, que en alta parte A la boca de flora A la Corte vas, Fernando A l arco de mi instrumento A l arma, sin armas Albricias, oh caminantes A l mar, al mar, esperanzas A l que antes que en el mundo entró en el cielo A l retrato de Antandra Alta lisonja es ésta de aquel Marte Alto, inmortal, luciente, peregrino A l viento su esperanza y su porfía Alzad, Señor, vuestra Sión divina Alza el rostro, caminante Alza el rostro, errada oveja Amado parte Doristo Ama Francisco, y transforma Amante ruiseñor que das al viento Amar por obligación Anarda, va de retrato A preguntaros, Dios mío Aquella luz, tan presto arrebatada Aquella vida, aquella Aquí de Antandra, pastores Aquí, Belilla, del gusto
Página 421 529 145 140 319 1042 541 1220 600 603 574 533 397 315 114 566 584 673 549 241 423 181 518 1301 829 666 514 321
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
257 49 170 105 134 112
Aquí vive en cenizas inmortales Arbol prisión de ti mismo A sí misma semejante Aunque de Europa el robador divino Aunque perdida tuve la esperanza Bárbaro el Fénix a su fin aplica
1319 206 551 431 477 438
58 201 200 157 115 86 156 76 110 14 258 95 8 152 143 6 121 20 120 57 135 146 196 12 145 192 189 46 219 15 203 19 25
Bate intrépidas alas a tu cielo Beldad divina, a cuya luz se alienta Belisa, si has de casarte Bien el corazón, señora Bruto feliz, venciste. Ya se inclina Canto de Austria al feliz planeta nuevo Cautiváronme dos ojos Cede la antigua edad a nueva infancia Cese ya de un engaño repetido Cobróte el cielo en tu primer mañana Como a mi señora y dueño Como en estancia, que de mármol fino Como enfermo que anhela en lecho ardiente Cómo me huelgo, pastores ¿Cómo su pecho sería Crece el dolor y, en orden a su aumento Creció el infierno aquí, Nilo violento Crédito fue de la naturaleza Creyó el Jordán que vez segunda oía ¿Cuál amante más sabio Cuando obediente quiero aconsejaros Cuando prometes y juras Cuidado no menor, aunque segundo Culpa, Celia, tu error y no tu daño Dádiva leve me escondes ¿De dónde venís, Tomás? De dos troncos de la vida Deja, Dido, el acero De la matrona perfeta Del ya postrero sueño en que yacía De memorias y flores ¿De qué seno infernal, de cuyo seno Deten, Jáuregui docto, el curso altivo
218 654 644 522 441 336 520 306 436 124 1324 420 118 512 500 115 447 130 446 217 482 503 613 122 502 605 598 200 827 125 663 129 135
ÍNDICE D E PRIMEROS VERSOS
1465
118 148 227 41 225 36 208 246 106 147
Dio el agua procurada sepultura Diole una fiebre a Claredo Dioses de Olimpo, venid Discordias gime la tierra Divino sol que en alemán Oriente ¿Dónde voláis, pensamientos? D o n Diego, en gajes entré D o n Pedro, en vuestra posada Dos naufragios se oponen igualmente Dos veces da quien da apriesa
444 505 950 187 914 177 671 1295 432 504
61 66 180 238 245 216 43 37 167 144 220 40 207 45 244 215 199 224 179 149 13 256 249 126 159 125 127 34 27
Dulcísimo ruiseñor E l cuerpo majestuoso E l gran clavel, el animado día El jurar vuestra limpieza El laurel valeroso de una vida El laurel valeroso, perdonado E l mejor hijo del Betis E l sol, Celia, cuando nace E l viento dando en las hojas E n equidad, ni en rigor E n esta fuerte mujer E n estas soledades E n los batidos mármoles leales E n muda copia de confusas flores E n nuevo abismo de luces E n Sicilia el Amor un pecho asesta E n tanto, gran Enríquez, que a tu frente E n tanto, Mariana excelsa Entonces vivo, porque muero, cuando E n un estanque de plata E n vivas ondas de ofendida grana Era inhumano azote del cristiano Era la edad del lucido Escrito en Roma está, yo lo he notado Escúchame, Licio Ese de la amistad indicio raro Ese reloj que mano soberana Estaba Anarda doliente Esta partida imagen de la vida
223 237 569 1228 1288 801 191 179 545 501 828 185 670 197 1286 783 636 894 568 506 123 1316 1303 452 526 451 453 173 137
1466
178 204 54 24 84 18 131 107 32 111 102 229 78 28 104 22 226 139 235 119 42 109 23 184 29 67 173 11 113 39 202 52 122 188 75 206 53 163 103
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCANGEL
Este morir, esta postrera suerte Este Orfeo de piedra, donde fundo Fabio todo el año ayuna Felice yo, si de mis años tiemplo Felicia aforra esta losa Fénix divino que en mortal Oriente Filis, al ocio de esta siesta hablemos Filis, en cuyo amante muerte fiera Flor es la juventud, Sirena amada Gerardo, quien su engaño repetido Grandes los ojos son, la vista breve Gran héroe, duque de Sesa Gran trompa, grande armonía Habla, bulto animado, no tu esquivo ¿Hasta cuándo esa tinta, dime, Fabio Hasta que mueres tú, joven valiente Hijos de Europa, mayores Hizo de lino la muerte Hoy, Alcántara, vuestra Hoy a tu brazo infiel, hebreo esquivo Hoy, —dulce músico el Tajo Hoy, Fabio, te casaste con Lisena Hoy, Noroña, el sangriento rey de fieras Hubo en morir Dios clavado Huésped, no yace aquí, falta severo Humano mármol parece Huye del sol el sol, y se deshace Huye por minas de cristal y grana Jacinta, aquel artífice violento La ciudadana del prado La más del sol, de Dios, y de su aurora La que obligada agradece La voz a Italia, cuando el eco a España Los balcones del Oriente Los rayos de Belarmino Los reyes, los varones señalados Llegaste los soberanos Llora el sol del alba bella Lloras, Filis, que el pueblo te mormura
567 664 214 134 324 128 462 433 150 437 428 1023 312 138 430 132 919 493 1222 445 189 435 133 582 139 239 561 121 439 183 661 211 448 596 305 669 213 535 429
ÍNDICE D E P R I M E R O S VERSOS
91 48 65 128 183 59 51 99 210 217 182 141 79 123 47 117 62 138 197 239 93 218 98 161 198 3 212 4 2 252 250 158 140 194 154 64 171 164 81
Lloro, Filis, mas es sin apariencia Mal mi promesa advertís Más templada del sol, la más opima Mendoza prodigioso, a quien la fama Miente, ¡oh sacrilego error! Mira, cantaba, despuntar la rosa Miré en duplicada esfera Miré un laurel, cuyo desdén sagrado Muda atención, grato oído Nace en el suelo la azucena pura Nació en Valencia el águila divina Niegas, ¡oh insigne Vander! N o a cuenta de los años ya respira Noble ciudad, de reyes coronada N o diga que siente amor N o donde plumas de oro el Tajo baña N o está, no, en la alevosía N o fue lisonja; fue agravio N o las que coronáis las frentes bellas N o mi aplauso, hermano Clito N o puede ser; y miente el sentimiento N o reinaba Isabel, porque ha nacido N o se debió a la bala tu caída Notaba Angélica un día Nueva corona ofrece al duque España Ocios son de un afán que yo escribía ¡Oh condición más áspera del hado! O h tú, que el polvo amado mudamente O h tú, que la madeja inobediente Omnipotente ingenioso Oye Andrés una voz que no obedece Parte Doristo, el mar firme Partís, Anfrisa, de mí Pastores que de los Alpes Pastor mal afortunado Penetraba el prado Amor Pensamiento venerado Perlas lloraba la niña Porque muera, andáis perdida
1467
416 204 233 454 580 219 210 425 675 808 577 496 314 449 202 443 225 491 615 1239 418 826 424 531 625 112 739 113 77 1308 1306 524 494 609 516 229 553 537 318
1468
9 63 16 17 50 26 222 142 242 172 35 114 7 150 101 74 130 151 124 129 254 255 240 253 174 175 176 186 133 73 55 132 1 195 243 193 56 60 21
OBRAS COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
Préstame amor sus alas, y tan alto ¡ Q é breve tiempo que sabe ¿Qué engaños, Celia, qué locuras mueve ¿Qué importa al Mongibelo estar nevado ¿Qué solicitas así ¿Quién es, Gaspar ilustre, el que fallece ¿Quién es (¡oh muerte airada!) quien fallece? Quien lo más llegó a sentir ¿Quién, sino tú, Miguel? ¿Quién de su fama Quiero un desdén apacible Recibid, Gerarda hermosa Recoge el temerario lino alado Roguéte, oh Lisi, que tu edad florida Rompe el silencio la voz Sabio Marqués, con quien Apolo parte Sabrás, generoso joven Salga del llanto el son, y no del canto Salió dividido el sol Sceva, después de la postrera herida Se cento voci di metal fiammanti Señor, aquí de Vos todo Señor, aunque el sueño y pasmo Señor don Luis, a quien dio Señor, en quintillas llego Señor, este diamante, que inhumano Señor, estoy de vos tan alcanzado ¡Señor, que vierta un pedernal helado Señor, ya de vuestro amago Si en el tumulto cortesano donde Si la mitad de un hecho tú feneces Silvia, atenta a tu figura Si reducido a números, el llanto Sitiado de tinieblas caminaba Tan cobarde valentía Tanta luz en la copia reverbera Tomás: cuando el cielo os hizo T u hermosura malograda T u impresión divina ves T u obstinado cadáver nos advierte u
119 227 126 127 208 136 866 498 1284 555 175 440 116 508 427 297 456 510 450 455 1312 1314 1277 1310 563 564 565 587 473 274 215 468 66 611 1285 607 216 221 131
ÍNDICE D E P R I M E R O S VERSOS
237 247 94 168 90 228 100 33 85 236 136 89 233 116 187 44 10 108 137 165 92 88
Unas quintillas sencillas Unas quintillas sencillas U n tirano formó de bronce ardiente Valiente eres, español Venciste, Filis. Y a en el pecho mío Venganza, cielos, venganza Venganza fue de amor, flechada en vano Venid al riesgo, zagales Viendo España la pérdida temprana Virgen, allá mis afectos V i una beldad lisonjera Vivo de amor tan libre, y he vivido Volad, volad, María Vuestra carrera creo y la imagino Yace en el Asia un prodigio Yace montuosa Sicilia Y a de puro dolor dolor no siento Y a falta el sol, que quieto el mar y el cielo Y a no sin trono reside Y a viene la primavera Y o aquel que un tiempo con semblante ledo Y o cantaré de amor tan dulcemente
1469
1226 1299 419 547 415 1006 426 171 335 1224 487 414 1218 442 592 193 120 434 489 539 417 413
BIBLIOGRAFÍA DE O B R A S
CONSULTADAS
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OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
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OBRAS
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1482
OBRAS
COMPLETAS
DE
BOCÁNGEL
REPERTORIOS UTILIZADOS
Academia: Diccionario de la Real Academia Española, Madrid, R e a l Academia Española, 1992, 2 vols. Alemany: Bernardo Alemany y Selfa, Vocabulario de las obras de Don Luis de Góngora y Argote, M a d r i d , T i p o g r a f í a de la R e vista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1930. Autoridades: Diccionario de Autoridades, M a d r i d , R e a l Academia E s p a ñ o l a , 1726-1739, ed. facsímil, M a d r i d , Gredos, 1979, 3 vols. Correas: Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, ed. V í c t o r Infantes, M a d r i d , V i s o r Libros, 1992. Covarrubias: Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, ed. M a r t í n de Riquer, Barcelona, E d i t o r i a l A l t a Fulla, 1993. Glosario de voces anotadas: Glosario de voces anotadas en los Í00 primeros volúmenes de Clásicos Castalia, trabajo coordinado por R o b e r t Jammes y M a r i e - T h é r è s e M i r , M a d r i d , Castalia, 1993. Moliner: M a r í a M o l i n e r , Diccionario del uso del español, M a d r i d , Gredos, 1994, 2 vols.
LÁMINAS
F U E N T E S DE LAS LÁMINAS
A r c h i v o Histórico de Protocolos Notariales de M a d r i d , 7. Biblioteca Nacional, M a d r i d , 8, 10, 12-15, 20-21, 23-24. Cambridge University Library, 19. I n s t i t u í A m a t l l e r d ' A r t Hispanic, Barcelona, 1, 3, 5-6, 9, 11, 16, 22. R e a l Academia Española, M a d r i d , 17-18, 25-26. University Library, Birmingham, 2, 4. Se agradece sinceramente el permiso concedido por las tuciones arriba citadas para reproducir estas láminas.
insti-
1. A n ó n i m o ,
Supuesto
retrato
de
Gabriel
Bocángel
(Museo de Santa C r u z , Toledo)
y
Unzueta
R I M A S
Y PROSA S f
BVLA
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DE LEANDRO Y E 1\ O.
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A D O N D I L G O DE G V Z IBanylos Ccbos,Mau uc< ce Cu¬ - j»araia,Ccnde ce Riela, k m r del .' EíladodeSabiete y Btiliza,celas Barcnias ¿e Mezota M cz&locha* y Valdeíolana, Gcntilhcn.b; e de la Cámara de íü Magefíad, Sumiller* y Mayordomo mayor del fercfulísimo fe ñor Infante "Ir m Cardenal. . 4
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C O N PRIVILEGIO.
*
En&i*drid, Por luán Goncalcz. Año de 1627.
Afofia di Alunjo Pirtz rmrmder dt libm
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de de
la
muy
Alta
Boibon
íYladnJ, Diego 1 )ia/ Je la Carrera, l o - B (Madrid, Biblioteca Nacional)
y
Catol
13. .Emblemas incluidos en. muerte
de
id
muy
Alta
y
Pompa
Católica
funeral, señora
honras Doña
y exequias
Isabel
de
M a d r i d , D i e g o Díaz de la Carrera, 1645, i b l . 24 (Madrid, Biblioteca Nacional)
en Borhon,
14. Emblemas incluidos en muerte
de
la
muy
Alta
y
Pompa
Católica
funeral, señora
lloaras Doña
y exequias
Isabel
de
M a d r i d , Diego D í a z de la Carrera, 1645, rol. 23 (Madrid, Biblioteca Nacional)
en
la
Borbon...,
15. Gabriel Boeángel, Portada autógrafa de Quiniiliano
respondido,
1647
(Madrid, Biblioteca N acio n al, M s . 18.657[17])
16. Diego île Silva y Velá/ejue/, /.** s**"* y '
autógrafa
a Juan
¿y