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Spanish Pages [181] Year 2009
MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA
MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA
FELIPE LARRAÍN B. PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
Datos de catalogación bibliográfica LARRAÍN B., FELIPE Macroeconomía en la práctica PEARSON EDUCACIÓN, México, 2004 ISBN 970-26-0534-2 Área: Economía Formato: 16 X 23 cm
Editora: Editor de desarrollo: Supervisor de producción: Diseño de ilustraciones: Diseño de portada:
Páginas:184
Marisa de Anta e-mail: [email protected] Félipe Hernández Carrasco Enrique Trejo Hernández Luis Salinas Alexandro Arana
PRIMERA EDICIÓN, 2004 D.R. © 2004 por Pearson Educación de México, S.A. de C.V. Atlacomulco No. 500-5 5º piso Col. Industrial Atoto 53519 Naucalpan, Edo. de México Cámara Nacional de la Industria Editorial Méxicana. Reg. Núm. 1031.
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o trasmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin permiso previo por escrito del editor. El préstamo, alquiler o cualquier otra forma de cesión de uso de este ejemplar requeriría también la autorización del editor o de sus representantes. ISBN 970-26-0534-2 Impreso en México. Printed in Mexico. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 - 07 06 05 04 03
A FRANCISCA, FELIPE, MARÍA FRANCISCA, JOSÉ TOMÁS, JOSEFINA Y AGUSTÍN
CONTENIDO Prólogo Capítulo 1.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xi ¿Qué es la macroeconomía? . . . . . . . . . . . . . . . . 1 Producción, bienestar y empleo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 MACROECONOMÍA EN LA PRACTICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 El índice de desarrollo humano Inflación y cuenta corriente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Capítulo 2.
La producción y el empleo . . . . . . . . . . . . . . . . 17 La relación entre producción y empleo . . . . . . . . . . . . . La oferta de trabajo y el equilibrio del mercado laboral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La tasa de desempleo y sus bemoles . . . . . . . . . . . . . . . MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . Diferencias en la medición del desempleo en el mundo
Capítulo 3.
. . 23 . . 26 . . 29
¿Por qué y cómo crecen los países? . . . . . . . . . . 33 Surge el crecimiento económico moderno . . . . MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA . . . . . . . . . . . Malthus versus los tigres asiáticos Las fuentes del crecimiento. . . . . . . . . . . . . . . Los factores detrás del crecimiento económico
Capítulo 4.
. . 20
. . . . . . . . . 38 . . . . . . . . . 41 . . . . . . . . . 42 . . . . . . . . . 44
¿Que relación hay entre el dinero, la inflación y el tipo de cambio? . . . . . . . . . . . . 47 El dinero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 El mercado monetario y la tasa de inflación . . . . . . . . . . . 51 MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52 La historia del dinero y la ley de Gresham Los sistemas cambiarios alternativos. . . . . . . . . . . . . . . . . 56 El dilema de los países con tipo de cambio fijo . . . . . . . . . 60
Capítulo 5.
Déficit fiscales, inflación y crisis de la balanza de pagos . . . . . . . . . . . . . . 63 El déficit fiscal bajo tipo de cambio fijo y flexible. Crisis de balanza de pagos . . . . . . . . . . . . . . . . . México, 1994-1995 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Argentina, 2001-2002 . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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La crisis asiática. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74 MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 La crisis financiera asiática de 1997-1998
Capítulo 6.
¿Cuánto cuesta estabilizar una economía? . . . . . . 77 Costos de la inflación. . . . . . . . . . . . . . . . . . Inflación y desempleo. . . . . . . . . . . . . . . . . . Inercia inflacionaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA . . . . . . . . . . Estabilización basada en el tipo de cambio en América Latina El coeficiente de sacrificio . . . . . . . . . . . . . . Credibilidad y autonomía del Banco Central .
Capítulo 7.
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. . . . . . . 80 . . . . . . . 82 . . . . . . . 84 . . . . . . . 86
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La importancia del consumo y el ahorro . . . . . . . 91 La decisión entre consumo y ahorro . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 Las restricciones de liquidez y el ahorro precautorio . . . . . 97 El ahorro nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101 MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104 ¿Por qué ahorran tanto en Japón?
Capítulo 8.
La inversión productiva . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 Naturaleza de la inversión . . . . Otras formas de inversión . . . . Patrones de inversión. . . . . . . . Determinantes de la inversión. . MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA “Instinto animal”
Capítulo 9.
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La cuenta corriente y el endeudamiento externo . . . . . . . . . . . . . . 121 Las diferentes interpretaciones del saldo de cuenta corriente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Qué esconde el saldo en cuenta corriente de un país?. . . MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Fondo Monetario Internacional y la cuenta corriente Las determinantes de la cuenta corriente. . . . . . . . . . . . .
124 128 130 131
Capítulo 10. La política fiscal y sus repercusiones. . . . . . . . . 135
viii
Los ingresos y los gastos del gobierno . . . . . . . El ahorro, la inversión y el déficit fiscal . . . . . . . El patrón cíclico del déficit fiscal . . . . . . . . . . . . MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA . . . . . . . . . . . . El déficit fiscal, la deuda pública y el Tratado de Maastricht en Europa
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C ONTENIDO
Capítulo 11. La globalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147 El proceso de globalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El aumento del comercio internacional . . . . . . . . . . . El aumento de los flujos internacionales de capitales . La internacionalización de la producción . . . . . . . . . . La armonización de las instituciones económicas . . . . América Latina y la globalización . . . . . . . . . . . . . . . MACROECONOMÍA EN LA PRÁCTICA . . . . . . . . . . . . . . . . El malestar contra la globalización
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149 151 154 156 158 158 160
ix
PRÓLOGO
E
ste libro va dirigido a quienes deseen saber cómo la macroeconomía nos afecta a todos: en la empresa, en los estudios, en la casa, en el país y en el mundo; a quienes quieran comprender la discusión pública cotidiana, y las grandes tendencias de mediano y largo plazos; a todos los que tengan curiosidad intelectual por familiarizarse con una disciplina distinta, aunque no sea la propia; a todos los que busquen participar informadamente en la discusión económica en la oficina o en las convivencias sociales. En fin, está dirigido a todos, excepto a mis colegas, los macroeconomistas profesionales. Mi motivación para escribirlo parte de un convencimiento formado a través de más de dos décadas de ejercicio de la profesión: la creencia profunda de que toda persona instruida debería tener un conocimiento básico de macroeconomía, no únicamente por curiosidad intelectual, sino principalmente porque la macroeconomía nos ayuda a comprender muchos fenómenos importantes que tienen fuertes repercusiones en la vida cotidiana. Además de que la macroeconomía es una disciplina fascinante. Los efectos de la macroeconomía se sienten de una u otra manera en la vida diaria de cada individuo, aunque muchos no se dan cuenta. En las noticias escuchamos frecuentemente conceptos como el producto interno bruto (PIB), los distintos índices de actividad económica, la inflación, el gasto fiscal o el déficit de la cuenta corriente. Sin la comprensión de lo que estos conceptos significan estaríamos claramente en desventaja a la hora de tomar todo tipo de decisiones. La macroeconomía se ha metido tan a fondo en nuestras vidas, que rara vez podemos evitarla. Cualquier persona advierte sus efectos cuando percibe que los arriendos o dividendos, junto a la mayoría de los precios, están subiendo; en el momento que evalúa si conviene o no endeudarse; o, simplemente, cuando busca trabajo. Ni en las vacaciones se descansa de la macroeconomía, ya que, por ejemplo, para ir al exterior o permanecer en el país debemos fijarnos en un precio clave: el tipo de cambio.
xi
P RÓLOGO
xii
La crisis de Argentina entre 2001 y 2002 es un claro ejemplo de cómo la mala conducción macroeconómica llevó a dos millones de habitantes a la pobreza en menos de seis meses. Y los llevó también a la desesperanza, ya que en el peor momento de la crisis, uno de cada cuatro habitantes transandinos no tenía una fuente de trabajo para sustentar a su familia. Esta situación nos recuerda otra gran crisis: la Gran Depresión mundial de los años 30, que se sintió con fuerza devastadora en Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y las principales naciones de la época, con dramáticos efectos también sobre el mundo en desarrollo. Precisamente este fenómeno impulsó a varios economistas a tomar en serio la macroeconomía y a darle los fundamentos de una ciencia moderna. Para una persona ligada a la actividad empresarial, la trascendencia de la macroeconomía es mayor, pues los planes de ventas, los programas de inversión y las negociaciones salariales resultan afectados por el entorno económico. Las estrategias empresariales más exitosas no se implementan sólo por instinto, sino que detrás de ellas están el conocimiento y la comprensión del sistema económico. La experiencia está plagada de casos de proyectos que se evaluaron sin considerar el entorno macroeconómico, y que terminaron volviéndose grandes desastres luego de que cambiaran variables clave como el crecimiento de la economía, la tasa de interés o el tipo de cambio. Este libro ofrece las herramientas para interpretar lo que está pasando en las economías local y global a partir del análisis macroeconómico. El ordenamiento y la presentación de los capítulos están indudablemente influidos por un texto más extenso y especializado que escribimos a principios de la década de 1990 con Jeffrey Sachs. Me refiero a Macroeconomía en la economía global, cuya segunda edición apareció en 2002, y que ha sido por muchos años el texto de macroeconomía más vendido en el mundo de habla hispana, además de haberse traducido a diez idiomas, incluyendo chino, japonés y ruso. Quienes busquen mayor profundidad y detalles en el análisis pueden recurrir a ese texto. Para muchos, ésta será su primera experiencia con la macroeconomía, y espero que sea placentera. Con esa finalidad he intentado presentar los conceptos en forma sencilla y siempre relacionados con
P RÓLOGO
casos muy prácticos de aplicación. He recurrido también al humor, que enciende la mente y aumenta la expectativa de vida. Sin embargo, no he claudicado en la aspiración de hacer una modesta contribución intelectual a muchas personas que provienen de mundos ajenos al de la macroeconomía. Con el propósito de amenizar la discusión en algunos aspectos que quizá resulten un poco abstractos, y para ofrecer información de gran interés, pero que tal vez sea poco conocida, se incluyeron los recuadros “Macroeconomía en la práctica”, que están distribuidos a lo largo del libro, según los temas que se exponen. Sin importar el motivo por el cual usted se decidió a introducirse en este campo fascinante, abra su mente y dele una oportunidad al análisis macroeconómico. Yo lo he hecho durante más de dos décadas y para mí se ha convertido en más que una profesión, ¡se ha vuelto una pasión! Me apasiona la macro y vibro intensamente con ella. Espero poder transmitir algo de este sentimiento a través de este libro. ¡Suerte y éxito en el apasionante viaje al campo de la macroeconomía! Un libro es la suma de muchos esfuerzos, los cuales aprecio y agradezco. En ese sentido, deseo agradecer la eficiente asistencia en investigación de Pablo Mendieta y Se Kyu Choi, así como el apoyo recibido por Jaime Valenzuela y Marisa de Anta para la concreción de este proyecto. Agradezco también al personal de Pearson Educación y a mi editor, por su ayuda en la preparación de esta obra. Ofrezco una mención especial al equipo de la Clase® Ejecutiva, un programa de perfeccionamiento dirigido por El Mercurio y el Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad Católica de Chile, de cuyo material y experiencia se nutrió este libro. Esta obra está dedicada a mi mujer, Francisca, y a mis hijos, Felipe, María Francisca, José Tomás, Josefina y Agustín, a quienes aún no he logrado entusiasmar con la macroeconomía, pero, como son muy jóvenes, me quedan muchos intentos para hacerlo antes de perder la esperanza. FELIPE LARRAÍN B. Santiago de Chile, 2004
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capítulo 1
¿QUÉ
ES
LA MACROECONOMÍA?
¿Q UÉ
ES L A MACROECONOMÍA ?
L
a macroeconomía es la disciplina que estudia el crecimiento y las fluctuaciones de la economía de un país, desde una amplia perspectiva sin considerar demasiados detalles sobre un sector o negocio en particular, aunque su análisis resulta fundamental para el desempeño de las empresas y para la toma de decisión de los individuos. La macroeconomía es una rama de la economía que se centra en las cuestiones más importantes de la vida económica de cada nación y, en definitiva, de cada persona. Se trata de una disciplina que comprende asuntos tan fundamentales como: •
¿Por qué un país se enriquece o empobrece en un tiempo determinado? ¿Cuáles son las razones de las altas tasas de crecimiento en China, la gran potencia asiática, y en Botswana, una pequeña nación africana? ¿Por qué en el Congo y en el Líbano el nivel de producción nacional equivale hoy aproximadamente al 70% del obtenido en 1970?
•
¿Qué origina el desempleo? ¿Por qué hay tanta diferencia en la tasa de desempleo entre un país y otro: desde el 3% en Inglaterra hasta cerca del 12% en España, en 2002? ¿Por qué fluctúa tanto la tasa de desempleo dentro de una misma economía; por ejemplo en Chile, donde durante 1999 alcanzó el 10% y un año antes apenas superó el 6%?
•
¿Qué provoca la inflación? ¿Por qué hay diferencias tan colosales en la tasa de inflación como, por ejemplo, el 1% en Suiza contra el 7.600% en Perú en 1990? ¿Por qué en 2001 la inflación en Argentina fue del –1,5%, en tanto que el año siguiente superó el 40%?
•
¿Cómo afectan a un país las economías del resto del mundo? ¿Qué determina el valor del dólar estadounidense en comparación con el yen japonés? ¿Por qué el dólar ha perdido valor frente al euro desde 2002?
•
¿Por qué una economía fluctúa en el corto plazo? ¿Por qué la actividad económica mexicana cayó un 6,2% en 1995, si el año ante-
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
rior había crecido un 4,4%? ¿Cómo se explica la moderación de las fluctuaciones en Estados Unidos en la última mitad del siglo xx? Muchos de los temas clave que trata la macroeconomía involucran variables como el nivel general de producción, el desempleo, la inflación y el saldo en cuenta corriente.
PRODUCCIÓN,
BIENESTAR Y EMPLEO
La medida más importante de una economía es el producto interno bruto (PIB), un indicador estadístico que intenta medir el valor total de los bienes y los servicios que se producen dentro de los límites geográficos de un país en un periodo específico. Se calcula al sumar los valores de mercado de todos los millones de bienes y servicios. En el cuadro 1.1, donde se muestra el PIB para un grupo específico de países, se observa que Estados Unidos contribuye con alrededor del 30% de la producción mundial, mientras que los países desarrollados, en conjunto, aportan más de dos tercios. En tal contexto, América Latina y el Caribe participan apenas con el 6%. Cuadro 1.1 Producto interno bruto en países seleccionados, 2002 (millones de dólares) Paises industrializados
Países asiáticos
América Latina
Estados Unidos 10.445.625 Japón 3.992.217 Alemania 1.990.263 Inglaterra 1.557.243 Francia 1.422.938 Italia 1.187.955 Canadá 727.783 España 655.105
China 1.237.153 India 502.416 Corea del Sur 461.484 Taiwán 281.511 Hong Kong 162.980 Indonesia 173.217 Tailandia 126.407 Malasia 95.157
México 641.529 Brasil 448.668 Argentina 103.011 Venezuela 94.339 Colombia 71.220 Chile 64.453 Perú 54.820 Bolivia 8.069
PIB mundial: 32.127,900 Fuente: Panorama económico mundial del FMI (abril de 2003).
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Aunque todos los países calculan el PIB anualmente, aquellos con mayor información estadística también lo hacen cada trimestre. Aún más, algunas naciones cuentan con índices de actividad mensual, que compren-
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den la mayoría de los rubros que se utilizan para calcular el PIB y son un anticipo de cómo se presentará la actividad trimestral. Lo anterior se conoce en Chile como índice mensual de actividad económica o Imacec. Los especialistas en estadísticas económicas consideran dos tipos de PIB: nominal y real. El PIB nominal mide el valor de los bienes y servicios, de acuerdo con su precio de mercado corriente. El PIB real se encarga del volumen físico de producción para un periodo dado. En la figura 1.1 se aprecian las dos medidas para España entre 1970 y 2002. El año base para la construcción de los agregados macroeconómicos españoles es 1995, razón por la cual el PIB nominal es igual al PIB real en dicho lapso. Observe que si los precios de todos los bienes se duplican, pero la producción física se mantiene constante, la medida del PIB nominal también se duplica, mientras que el PIB real sigue igual. Lo anterior se debe a que las variaciones de precios no afectan la producción física.
Miles de millones de euros
700 PIB Real (en miles de millones de euros de 1995) 600
PIB Nominal (en miles de millones de euros)
500 400 300 200 100 0 1970
1974
1978
1982
1986
1990
1994
1998
2002
Año Fuente: Panorama económico mundial del FMI (abril de 2003) e INE de España (disponible en www.ine.es).
Figura 1.1
Trayectoria del PIB nominal y el PIB real en España, 1970-2002
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
El PIB por habitante, en una moneda común (generalmente el dólar estadounidense), se utiliza para comparar el grado de desarrollo entre naciones, suponiendo que en un país el nivel de bienestar tiene una estrecha relación con su ingreso promedio. Dichas comparaciones se observan con más detalle en el recuadro: “Macroeconomía en la práctica”.
Macroeconomía en la práctica El índice de desarrollo humano s normal comparar los niveles de desarrollo de los países vía el ingreso por habitante, para relacionar el bienestar económico con la calidad de vida de la población. Sin embargo, tal enfoque choca con algunas dificultades; por ejemplo, el PIB no mide “bienes” como el tiempo libre, ni “males” como la contaminación. Por ello, ciertos economistas dedican esfuerzos a depurar el PIB y a buscar una medida más acorde con la realidad. Otra dificultad es que en el plano internacional la moneda común (por lo general, el dólar estadounidense) tiene distinto poder de compra en cada país; por ejemplo, vale más en Haití o Bolivia (en vías de desarrollo) que en Inglaterra o Suiza (industrializados). Las comparaciones de ingreso por habitante se “corrigen” por dichas diferencias utilizando el dólar corregido por paridad del poder de compra (PPC) en lugar del dólar corriente. En 2001, en México el ingreso corriente fue de $6.031, mientras que en
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dólares corregidos fue de $8.430. En el otro extremo, Suiza tenía una entrada corriente de $33.951, que cayó a $28.100, en dólares PPC. Para que en el mundo se refleje mejor el bienestar, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) creó el índice de desarrollo humano (IDH), que combina, en un índice conjunto, el PIB per cápita con indicadores educacionales (tanto de alfabetización como de matrícula escolar) y de esperanza de vida. En su informe de 2003, el PNUD estimó que el nivel de desarrollo humano más alto del mundo se daba en Noruega, en tanto que el peor nivel le correspondió a Sierra Leona. Es interesante analizar las clasificaciones de países según su IDH y su PIB per cápita. En el cuadro 1.2 se presenta una muestra, cuya clasificación varía sustancialmente si se mide su bienestar por medio del IDH en lugar de hacerlo a través de su PIB per cápita.
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ES L A MACROECONOMÍA ?
Cuadro 1.2 PIB per cápita e índice de desarrollo humano en países seleccionados Clasificación 2001 IDH Noruega Australia Estados Unidos Japón Suiza Luxemburgo Alemania España Hong Kong (China) Singapur Corea del Sur Argentina Costa Rica Chile Kuwait México Federación Rusa Arabia Saudita Azerbaiyán Armenia China India Paquistán Angola Sierra Leona
1 4 7 9 10 15 18 19 26 28 30 34 42 43 46 55 63 73 89 100 104 127 144 164 175
PIB per cápita PPC 5 12 2 14 13 1 13 24 15 21 37 45 51 53 29 58 66 40 113 119 102 115 137 132 175
PIB per cápita (US$ PPC, 2001) 29.620 25.370 34.320 25.130 28.100 53.780 25.350 20.150 24.850 22.680 15.090 11.320 9.460 9.190 18.700 8.430 7.100 13.330 3.090 2.650 4.020 2.840 1.890 2.040 470
Fuente: UNDP, Informe sobre desarrollo humano 2003. Las principales tendencias que se observan son que los países árabes productores de petróleo y los de Asia Oriental (“Tigres Asiáticos”) retroceden si se les clasifica según su IDH, en comparación con el lugar que ocupan de acuerdo con su PIB per cápita. En contraste, los países europeos —en particu-
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EN L A PRÁCTICA
lar los escandinavos— y algunas de las antiguas repúblicas soviéticas avanzan respecto del IDH. Los países árabes cuentan con un nivel de PIB per cápita muy alto, aunque grandes segmentos de su población no tienen acceso adecuado a servicios de educación y de salud. Costa Rica, por ejemplo, supera a Kuwait en el IDH (países clasificados en los lugares 42 y 46, respectivamente), pero el PIB per cápita de Kuwait es casi el doble que el de Costa Rica. La razón es que el país centroamericano tiene una tasa de alfabetización de la población adulta mucho más alta, así como mejores indicadores en matrícula escolar y en esperanza de vida. Los países europeos tienen niveles de PIB per cápita similares a los de los Tigres Asiáticos, aunque los primeros muestran mucho mejores indicadores sociales. Por ejemplo, Singapur muestra un PIB per cápita más alto que el de España. No obstante, España ocupa el lugar número 19 en términos del IDH, mientras que Singapur se ubica en el lugar número 28, lo cual se debe a que en España la esperanza de vida es mayor y sus logros educacionales son superiores. Por último, algunas de las antiguas repúblicas soviéticas, como Armenia y Azerbaiyán, muestran un PIB per cápita muy bajo, pero niveles relativamente altos de esperanza de vida y de escolaridad.
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La figura 1.2 muestra la trayectoria del PIB real para un grupo seleccionado de países (Argentina, Chile, España y México), entre 1900 y 2002. Observe que el crecimiento del PIB puede ser positivo en un periodo largo, aunque muestre importantes altibajos. De hecho, el PIB cayó de un año a otro en varias ocasiones, tal como lo señalan las áreas sombreadas. La duración de la caída es por lo general de uno a dos años, luego de lo cual el PIB vuelve a crecer. Tales fluctuaciones de corto plazo, conocidas como ciclos económicos, se indican en la figura 1.3. Al momento de máxima expansión del producto dentro de un ciclo se le llama cima; mientras que al punto más bajo, sima. Un ciclo económico completo se extiende desde una sima hasta la siguiente. Cuando la economía va en ascenso, se dice que se está expandiendo; y cuando baja, que se está contrayendo. La recesión es la caída desde un cima a una sima; la expansión es el alza desde una sima hasta un cima. Es interesante notar que, salvo en Argentina, la frecuencia de los ciclos económicos ha disminuido. El desempleo es una segunda variable importante que estudia la macroeconomía. La tasa de desempleo mide el número de personas que
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Argentina
250 200 150 100 50
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 Año Periodos de crecimiento negativo del PIB
Miles de millones de pesos de 1993
300
0
PIB (en miles de millones de pesos de 1993)
Fuente: INDEC de Argentina (disponible en www.indec.gov.ar). Chile
35.000 30.000 25.000 20.000 15.000 10.000 5.000
Miles de millones de pesos de 1996
40.000
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 0 Año Periodos de crecimiento negativo del PIB
PIB (en miles de millones de pesos de 1996)
Fuente: Basado en información del Banco Central de Chile (disponible en www.bcentral.cl) y en Braun et al. (2000), “Economía chilena 1810-1995. Estadísticas históricas”. DT IE Nº 187 PUC Chile.
Figura 1.2
PIB real y ciclos económicos para un grupo seleccionado de países, 1900-2002 (continúa)
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EN L A PRÁCTICA
México 1.600 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 Año Periodos de crecimiento negativo del PIB
Miles de millones de pesos de 1993
1.800
0
PIB (en miles de millones de pesos de 1993)
Fuente: INEGI (disponible en www.inegi.gob.mx). España
500 400 300 200 100
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000
Miles de millones de euros de 1995
600
0
Año Periodos de crecimiento negativo del PIB
PIB (en miles de millones de euros de 1995)
Fuente: INE de España (disponible en www.ine.cl).
Figura 1.2 10
PIB real y ciclos económicos para un grupo seleccionado de países, 1900-2002 (continuación)
¿Q UÉ
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Tendencia Cima
Sima
Figura 1.3
Patrón hipotético del ciclo económico
buscan activamente un trabajo sin encontrarlo, como porcentaje o fracción de la fuerza laboral total. Los movimientos de corto plazo de la tasa de desempleo se relacionan con las fluctuaciones del ciclo económico, como indica la figura 1.4. Las reducciones del producto se asocian con aumentos súbitos del desempleo, en tanto que a las alzas del producto las acompañan reducciones graduales del desempleo. No debe sorprender que el estudio del ciclo económico se relacione íntimamente con el estudio de las fluctuaciones del desempleo. No obstante, la tasa de desempleo también guarda relación con la flexibilidad en el mercado laboral: cuanto más flexible sea, mayor será la creación de empleo.
INFLACIÓN
Y CUENTA CORRIENTE
Una tercera variable clave que interesa a los macroeconomistas es la tasa de inflación, la cual mide el cambio porcentual del nivel general de
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
Argentina 20 10 0 –10 20 15 10
0
1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
5
Desempleo
Crecimiento del PIB (%)
Fuente: INDEC de Argentina (disponible en www.indec.gov.ar). Chile 20 10 0 –10 20 15 10 5 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
0
Crecimiento del PIB (%)
Desempleo
Fuente: Banco Central de Chile (disponible en www.bcentral.cl) e INE de Chile (disponible en www.ine.cl).
Figura 1.4 12
Crecimiento del PIB real y tasa de desempleo: 1982-2002
¿Q UÉ
ES L A MACROECONOMÍA ?
los precios de la economía. El cuadro 1.3 compara la tasa de inflación de países seleccionados de América Latina con la de los países desarrollados para el periodo 1980-2002. La medida de inflación es la variación en el índice de precios al consumidor, que es un promedio de precios de bienes y servicios de consumo. Quizá lo más importante que se observa en el cuadro es el cambio en el patrón inflacionario hacia tasas de inflación cada vez menores. A lo largo del tiempo los altibajos de la inflación plantean varias cuestiones importantes, que se complican más al comparar tasas inflacionarias internacionales. Al respecto, las diferencias son enormes: Cuadro 1.3 Tasa de inflación en países y regiones seleccionados, 1980-2002 Año 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
América Países Latina industrializados (inflación promedio) 65,0 55,3 66,4 100,8 119,9 135,1 82,3 117,4 222,3 379,3 482,0 139,8 148,4 193,4 199,5 35,6 20,9 12,4 9,2 7,4 6,8 6,4 8,7
12,6 10,9 7,3 6,5 6,2 5,4 2,8 3,2 3,5 4,6 5,2 4,7 3,5 3,1 2,6 2,6 2,4 2,1 1,5 1,4 2,3 2,2 1,5
Argentina Brasil Chile (inflación a diciembre) 100,8 104,5 164,8 343,8 626,7 672,2 90,1 131,3 343,0 3.079,5 2.314,0 171,7 24,9 10,6 3,9 1,6 0,1 0,3 0,7 -1,8 -0,7 -1,5 41,0
99,3 95,7 104,8 164,0 215,3 242,2 79,7 363,4 980,2 1.972,9 1.621,0 472,7 1.119,1 2.477,1 916,4 22,4 9,6 5,2 1,7 8,9 6,0 7,7 12,5
Fuente: Banco Central de Chile, INDEC de Argentina, CEPAL y FMI.
11,8 10,1 20,7 23,1 23,0 26,4 17,4 21,5 12,7 21,4 27,3 18,7 12,7 12,2 8,9 8,2 6,6 6,0 4,7 2,3 4,5 2,6 2,8
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M ACROECONOMÍA
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EN L A PRÁCTICA
mientras que en los países industrializados la inflación superó el 10% sólo dos veces entre 1980 y 2002, en América Latina fue superior al 100% en 11 de los 23 años (¡en Argentina y Brasil fue superior al 1.000% por lo menos en dos oportunidades!). Se verá que altas tasas de inflación como éstas a menudo se asocian con un aumento de la oferta monetaria, como consecuencia de grandes déficit presupuestarios. Una cuarta variable clave para los macroeconomistas es el saldo en cuenta corriente, el cual, en términos generales, mide las exportaciones de bienes y servicios de un país al resto del mundo, menos sus importaciones de bienes y servicios desde el resto del mundo, más las transferencias (regalos) que el país recibe desde el exterior. Cuando un país exporta más de lo que importa, se produce un superávit en la cuenta corriente. Por otro lado, cuando lo que importa excede lo que exporta, hay un déficit en su cuenta corriente. El concepto de cuenta corriente está estrechamente ligado al de balanza comercial, como se explicará más adelante en el libro. Como se observa en la figura 1.5, en las décadas de 1960 y 1970, Estados Unidos reiteradamente se caracterizó por tener un superávit en su cuenta corriente. Sin embargo, en las dos décadas siguientes la situación cambió radicalmente, pues ese país no sólo pasó a tener saldos negativos en sus cuentas externas, sino que además mostró los déficit de cuenta corriente más grandes del mundo. En efecto, en 2002 su saldo negativo fue de casi 480 mil millones de dólares, equivalentes al 4,6% del PIB estadounidense y al 1,5% del PIB mundial. A pesar de la fortaleza de la economía estadounidense, algunos economistas lanzan una voz de alerta al respecto, ya que un déficit de esa naturaleza parece insostenible y el ajuste será inevitable. La pérdida del valor del dólar respecto del euro y el yen a partir de 2002, forma parte de dicho ajuste, aunque también se debió a la incertidumbre desatada por la guerra contra Irak y la lucha contra el terrorismo. ¿Por qué es tan importante el saldo en cuenta corriente, y qué determina sus movimientos de corto y de largo plazos? Una clave para comprender el saldo en cuenta corriente es reconocer que los desequi-
¿Q UÉ
ES L A MACROECONOMÍA ?
2 1
Porcentaje del PIB
0 –1 –2 –3
–5
1960 1962 1964 1966 1968 1970 1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002
–4
Fuente: Bureau of Economic Analysis (disponible en www.bea.doc.gov).
Figura 1.5
Saldo de la cuenta corriente en Estados Unidos, 1960–2002
librios se relacionan estrechamente con los flujos financieros entre países. En términos generales, cuando un país importa más bienes y servicios del resto del mundo que los que exporta, los residentes de ese país deben pagar tales importaciones, ya sea endeudándose con demás países o reduciendo sus tenencias de activos externos (dólares, por ejemplo). Por otro lado, cuando las exportaciones exceden a las importaciones, entonces los residentes del país generalmente le prestan al resto del mundo. Por lo tanto, nuestro estudio de los desequilibrios de cuenta corriente se asocia fuertemente al análisis de por qué los residentes de un país prestan dinero a los residentes del resto del mundo, o por qué se endeudan con ellos. La preocupación de los economistas en cuanto a Estados Unidos es que, a este ritmo, dicho país podría endeudarse a razón de 2 mil
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EN L A PRÁCTICA
millones de dólares diarios, lo cual en un momento determinado llegaría a ser insostenible. En los últimos años, el déficit de cuenta corriente se ha vuelto crucial para algunos países en desarrollo, los cuales se endeudaron tan fuertemente con el exterior que fueron incapaces de pagar los préstamos y luego cayeron en moratoria, con graves consecuencias económicas. El ejemplo más reciente y doloroso por sus consecuencias es el de Argentina. A pesar de que la macroeconomía parece estar tan lejana al comportamiento particular de empresas e individuos, sus efectos son evidentes. Por ejemplo, el mal manejo macroeconómico de finales de la década de 1990 en Argentina afectó profundamente las actividades de negocios en ese país. Durante 2001, en promedio quebraron 60 empresas cada semana —el doble del promedio histórico de los 21 años precedentes—, y diariamente 17.000 personas pasaron a engrosar las filas de la pobreza. En el momento más álgido de la crisis, la capacidad utilizada del capital de las empresas llegó casi a la mitad y el desempleo afectó a uno de cada cuatro argentinos, lo cual indica todo un desperdicio de recursos físicos y humanos. Conducir bien la política macroeconómica, así como saber interpretar y utilizar las señales provenientes del ámbito macroeconómico puede marcar una diferencia crucial para la calidad de vida de los habitantes de cualquier nación.
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capítulo 2
LA
PRODUCCIÓN
Y EL EMPLEO
LA
PRODUCCIÓN Y EL EMPLEO
U
na de las particularidades empíricas más reconocidas es la estrecha relación existente entre el crecimiento del PIB y del empleo. La figura 2.1a muestra tal relación para Estados Unidos en el periodo 1970-2002. Claramente, ambas variables están muy relacionadas: en las recesiones, la creación de empleo cae e incluso se torna negativa, mientras que en las expansiones la creación de empleo es positiva. Similares conclusiones se obtienen de la figura 2.1b, que señala la experiencia chilena para el periodo 1987-2002 (con una interesante excepción, que se analizará más adelante). No sucede lo mismo si se analiza la relación entre el crecimiento del PIB y la tasa de desempleo. Recuerde que este último concepto mide la proporción de personas que no tienen trabajo respecto de la fuerza laboral, es decir, todos aquellos que están dispuestos a trabajar y en condiciones de hacerlo. La principal conclusión que surge al observar las figuras Estados Unidos 1970–2002 20 15 10 5 –
Crecimiento del PIB
Tasa de desempleo
2002
2000
1998
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1978
1976
1974
1972
1970
–5
10 8 6 4 2
Crecimiento del empleo
Fuente: Bureau of Labor Statistics (disponible en www.bls.gov).
Figura 2.1a Crecimiento del PIB y del empleo en Estados Unidos, 1970-2002
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EN L A PRÁCTICA
Chile 1987-2002
20 15 10 5 –
14 12 10 8 6
Crecimiento del PIB
Tasa de desempleo (desestacionalizada)
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
1987
4
Crecimiento del empleo
Fuente: Banco Central de Chile (disponible en www.bcentral.cl) e Instituto Nacional de Estadísticas (disponible en www.ine.cl).
Figura 2.1b Crecimiento del PIB y del empleo en Chile, 1987-2002
2.1a y 2.1b es que las recesiones generan un aumento rápido e importante del desempleo, mientras que las expansiones tienden a disminuirlo de manera lenta y gradual. Tal hecho parece ser una aplicación más de la sabiduría popular expresada en el refrán “es más fácil destruir que construir”, aplicado, en este caso, a la creación y destrucción del empleo. En este capítulo se analizarán precisamente los principales aspectos que relacionan la actividad económica con el empleo; después se considerarán las características más importantes de la tasa de desempleo.
LA 20
RELACIÓN ENTRE PRODUCCIÓN Y EMPLEO
Para empezar se define el concepto de función de producción: es el nivel de producción que una empresa (o grupo de empresas) obtiene
LA
PRODUCCIÓN Y EL EMPLEO
con niveles dados de capital, trabajo y tecnología disponibles. El capital de una empresa se forma con la planta, los equipos y la cantidad de bienes primarios, semiprocesados y terminados (a los cuales se les llama existencias o inventarios), que ésta posee. El trabajo se relaciona con el número total de empleados y el número de horas que trabajan. La tecnología es la forma en la que se combinan capital y trabajo en la producción. Cuando se estudia el corto plazo (por ejemplo, un periodo de un año o menos), es posible suponer que el stock de capital y el nivel de conocimiento tecnológico de la economía son más o menos fijos. Por lo tanto, las grandes fluctuaciones del producto reflejan típicamente cambios en los insumos laborales, el clima y factores transitorios como huelgas, desórdenes civiles u otros shocks a la producción. A plazos más largos, las variaciones de la producción también reflejan cambios en el stock de capital y en la tecnología. La función de producción tiene dos características importantes. Primero, un aumento en la cantidad de cualquier insumo (capital, trabajo o tecnología) hace aumentar la producción. En tal sentido, la productividad marginal del trabajo mide el aumento de la producción, resultante de incrementar el trabajo en una unidad, un monto que casi siempre es positivo. Segundo, la productividad marginal de cada factor disminuye cuando se utiliza mayor cantidad del mismo y se mantiene fija la de los demás factores. Considere, como ejemplo, una planta de ensamblado de automóviles. Suponga que una máquina normalmente puede ser utilizada por 10 trabajadores, aunque por el momento sólo hay disponibles cinco por máquina. En dichas condiciones, si se contrata un trabajador adicional, la producción aumentaría de manera sustancial. Sin embargo, si la gerencia incorpora más trabajadores sin aumentar el número de máquinas, el incremento de la producción total generado por cada nuevo trabajador será cada vez menor. Si se amontonan 50 operadores alrededor de una máquina, contratar al número 51 agregaría muy poco o casi nada a la producción. La función de producción se representa de manera gráfica en la figura 2.2a.
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
Producto marginal del trabajo
Producción
Trabajo
Trabajo a)
b)
Figura 2.2 Función de producción y productividad marginal
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¿Cuánto trabajo debe contratar una empresa? Supóngase que la empresa recibe un precio determinado por su producto y contrata trabajo al salario vigente en el mercado. Su objetivo es maximizar las utilidades, es decir, ingresos menos costos de producción, que en este caso son simplemente los salarios y algunos costos asociados con el capital (los últimos se consideran fijos y, por lo tanto, irrelevantes para las decisiones a corto plazo). Los ingresos de la empresa son sólo la producción total multiplicada por el precio del producto. El propósito es, entonces, elegir el nivel de trabajo que maximice las utilidades de la empresa. Utilice ahora el ejemplo numérico que se muestra en el cuadro 2.1. Si el salario es de $20 por hora de trabajo y el precio de una unidad de producto es de $1, ¿cuánto trabajo debería contratar la empresa? En el cuadro se observa que el número de trabajadores que maximiza las utilidades es ocho. Agregar más trabajadores a partir de ese punto reduce las utilidades. ¿Qué tiene de especial el octavo trabajador? Observe que la productividad marginal del trabajo es de $20,2. El costo salarial extra de añadir un octavo trabajador es de $20. En consecuencia, el octavo trabajador “más que se paga a sí mismo”, puesto que las utilidades aumentan en $0,2. Se establece, entonces, un principio general muy importante: la empresa que maximiza utilidades contrata trabajadores hasta el punto en donde el producto marginal del trabajo iguala al salario real (que es
LA
PRODUCCIÓN Y EL EMPLEO
Cuadro 2.1 Ejemplo de maximización de utilidades Trabajo (1)
Producto (2)
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
44,5 74,8 101,3 125,7 148,7 170,4 191,3 211,5 231,0 250,0
Ingreso (3) =$1*(2) 44,5 74,8 101,3 125,7 148,7 170,4 191,3 211,5 231,0 250,0
Productividad marginal (4)° 44,5 30,3 26,6 24,4 22,9 21,8 20,9 20,2 19,5 19,0
Costo planilla (5) =$20*(1) 20 40 60 80 100 120 140 160 180 200
Utilidad (6) =(3)–(5) 24,5 34,8 41,3 45,7 48,7 50,4 51,3 51,5 51,0 50,0
° La productividad marginal del trabajo es igual a la variación del producto, que ocurre al agregar un trabajador adicional. Por lo tanto, cuando el trabajo es 3, la productividad marginal es igual a 26,6, que es igual a 101,3 (el producto con 3 trabajadores) menos 74,8 (el producto con 2 trabajadores).
igual al salario nominal dividido por el precio del producto). La figura 2.2b muestra este principio para obtener la demanda de trabajo: a mayor salario real menor es la cantidad demandada de trabajo, suponiendo que hay un nivel específico de acervo de capital y tecnología.
LA
OFERTA DE TRABAJO
Y EL EQUILIBRIO DEL MERCADO LABORAL El siguiente paso para entender cómo se determinan el empleo y el producto en la economía consiste en definir la cantidad de trabajo que las familias están dispuestas a ofrecer a las empresas. Se inicia con una decisión simple de oferta de trabajo, donde una persona debe elegir entre ofrecer trabajo o disfrutar del ocio. El día tiene sólo 24 horas, por lo cual cada hora adicional dedicada al trabajo es una hora menos disponible para el ocio. Se entiende por ocio las actividades de recreación
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EN L A PRÁCTICA
y descanso como leer por placer, escuchar música, practicar un deporte, ir al teatro, etcétera, y, por supuesto, dormir. Las familias deciden cómo dividir el tiempo entre el trabajo y el ocio. En la vida real, la decisión de la oferta de trabajo es, por supuesto, mucho más compleja. En función del salario de mercado, una persona destinará parte de su tiempo a trabajar para obtener ingresos y otra parte a descansar. El resultado es la oferta de trabajo, donde la cantidad ofrecida depende del salario real. Según se ha descubierto, curiosamente los salarios más altos no siempre provocan una mayor oferta de trabajo. De hecho, suelen producir una oferta de trabajo menor, e incluso muchas veces no tienen ningún efecto sobre la oferta laboral. Lo anterior se da porque cuando aumentan los salarios reales, las personas obtienen un mayor ingreso, lo cual les permite disfrutar mejor su tiempo libre. En lo sucesivo, no obstante, se supondrá que la oferta laboral es una función positiva del salario real. Se determinó la demanda por trabajo y la oferta de trabajo. Corresponde ahora dar un paso importante: combinar ambos elementos y determinar el equilibrio del mercado del trabajo. La versión más simple del equilibrio del mercado laboral, el enfoque “clásico”, supone que el salario real es flexible y que se ajusta para mantener en equilibrio la oferta y la demanda por trabajo. El trabajo está plenamente empleado, en el sentido de que las empresas desean contratar exactamente el trabajo que las personas ofrecen, al salario real determinado por el mercado. La figura 2.3b indica cómo se equilibra el mercado laboral en el punto de intersección entre la demanda y la oferta de trabajo. Por el nivel de empleo de equilibrio, la función de producción de la figura 2.3a determina el correspondiente nivel de producto de pleno empleo. No obstante, dicha relación entre producción y empleo podría romperse en forma temporal. Véase el ejemplo de la figura 2.1b que se encerró en un óvalo. Entre 1990 y 1998, la economía chilena creció, en promedio, 7,2% anual y el empleo 2,4%. Sin embargo, 2000 fue bastante contradictorio en materia económica, pues mientras el PIB chileno aumentó 4,2%, se perdieron 23 mil puestos de trabajo, lo cual resulta paradójico, pues históricamente, por cada punto de crecimiento del PIB,
LA
PRODUCCIÓN Y EL EMPLEO
Producción
Salario real
a)
Trabajo
Oferta de trabajo
Demanda de trabajo Trabajo b)
Figura 2.3 Relación entre producción y empleo
el empleo subía en torno a 0,7% por año. Vale decir que en 2000 se pudieron haber creado más de 100 mil empleos, inclusive descontando el efecto negativo del alza de 1,4% en el salario promedio. ¿Cómo se entiende esta situación inusual? Para ello, es necesario profundizar aún más en el análisis del mercado laboral.
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M ACROECONOMÍA
LA
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EN L A PRÁCTICA
TASA DE DESEMPLEO Y SUS BEMOLES
Un problema con el enfoque anterior es que, en teoría, la economía está siempre en pleno empleo, a pesar de que el desempleo es un fenómeno muy marcado en el mundo real. ¿Cómo se entiende esa aparente contradicción? En principio, es importante destacar que una parte del desempleo corresponde a la rotación normal y habitual existente en el mercado laboral, la cual recibe el nombre de tasa natural de desempleo, que varía de acuerdo con las características institucionales de los mercados laborales: cuanto más flexible es el proceso de determinación de los salarios, más baja será la tasa natural. En efecto, los mercados donde el trabajo llega a fluir libremente (es decir, cuando existen muy pocas trabas a la contratación o al despido de trabajadores) tienen menores tasas de desempleo que aquellos en los cuales subsisten estrictas regulaciones al respecto. Un estudio del Premio Nobel de Economía, James Heckman, midió el costo esperado por despido que enfrentaría una empresa típica al momento de contratar a un trabajador, a causa de las normativas laborales. Un extracto aparece en el cuadro 2.2, donde se aprecia con claridad que Estados Unidos tiene el mercado laboral más competitivo, mientras que Bolivia y Portugal poseen los mercados laborales más rígidos de los 36 países considerados. Chile, por su parte, ocupa el lugar 29, con un costo esperado de más de tres salarios mensuales. Desde esa perspectiva, no es extraño que en ocasiones en Portugal un individuo desempleado pase más de tres años sin obtener un nuevo empleo, mientras que en Estados Unidos apenas esperaría tres meses. De igual forma, las regulaciones laborales explican el tamaño del sector informal en Perú y Bolivia (más del 50% del PIB) y el hecho de que en Chile el desempleo haya permanecido sobre el 9% por más de tres años a partir de la recesión que afectó al país entre 1998 y 1999, considerando que antes la tasa de desempleo bordeaba el 6 por ciento. De igual manera, es importante notar que hay diferencias en la medición de la tasa de desempleo, que varían de acuerdo con el criterio con que se clasifique a las personas que forman el mercado laboral. Al respecto,
LA
PRODUCCIÓN Y EL EMPLEO
Cuadro 2.2 Índice de seguridad laboral en países seleccionados (finales de los 90)
Estados Unidos Nueva Zelanda Australia Reino Unido Brasil Paraguay Uruguay Venezuela Argentina México España Chile Colombia Perú Ecuador Portugal Bolivia
Índice (salario mensual) 0,0 0,2 0,4 1,5 1,8 2,2 2,2 3,0 3,0 3,1 3,2 3,4 3,5 3,8 4,0 4,2 4,8
% del salario anual 0,0 1,8 3,7 12,1 14,9 18,1 18,6 24,6 24,8 26,1 26,3 28,2 29,1 31,6 33,6 34,7 39,6
Clasificación 1 2 3 10 13 17 18 23 24 26 28 29 30 32 34 35 36
Fuente: James Heckman y Carmen Pagés “The Cost of Job Security Regulation”, Economía, Vol. 1, Nº 1, otoño de 2000.
surgen las siguientes interrogantes:¿debe estar incluida dentro del conjunto de los empleados aquella persona que, por ejemplo, trabaja pocas horas a la semana? ¿Qué sucede con quienes, desanimados por no encontrar empleo, simplemente dejan de buscarlo y abandonan la fuerza laboral? Tales diferencias se manifiestan incluso dentro de un mismo país. En Chile, por ejemplo, la Encuesta Nacional de Empleo del Instituto Nacional del Estadísticas (INE) estimó que la tasa de desempleo en la Región Metropolitana bordeó 8,6% en abril de 2002; mientras que la encuesta de empleo desarrollada en forma independiente por la Universidad de Chile señalaba que dicha tasa estaba en torno al 13,3%. No obstante, los resultados oficiales del Censo de Población del INE revelaron que la tasa de desempleo efectiva alcanzó el 12,4%, porcentaje muy superior a los resultados de la encuesta habitual de la misma dependencia, pero sólo un poco inferiores a los de la encuesta de la Universidad
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EN L A PRÁCTICA
de Chile. Esas diferencias se explican esencialmente por la dificultad de distinguir entre la inactividad (estar de manera voluntaria sin trabajo) y la desocupación (estar involuntariamente sin trabajo) de los encuestados, sobre todo de la población menor de 25 años y de aquella superior de 54 años. Se trata de un problema bastante común en los distintos países. Es mucho peor a la hora de comparar las tasas de desempleo entre naciones. Por dicha razón, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) intenta conciliar estas perspectivas. Algunas sociedades ya lo han hecho, como en la Unión Europea, que en la actualidad entrega información de la tasa de desempleo armonizada o basada en un proceso de medición similar para las naciones que la componen. Aspectos más específicos de tales diferencias entre países, se encuentran en el recuadro “Macroeconomía en la práctica”, un poco más adelante. Se debe tomar en cuenta que, cuando la fuerza de trabajo sufre cambios importantes, la tasa de desempleo no revela por completo la situación del mercado laboral. Dicho de otra forma, la tasa de desempleo puede comportarse de una manera distinta a la creación o desaparición de empleos. Por ejemplo, cuando el desempleo se mantiene varios periodos es posible que aparezcan dos efectos contrapuestos. Uno de ellos se liga al hecho de que cuando el jefe de hogar pierde su trabajo, los otros miembros de la familia que no participan en ninguna actividad laboral remunerada (como las amas de casa, los jubilados o simplemente los estudiantes) entrarían al mercado de trabajo para compensar la caída del ingreso familiar. Tal efecto, denominado del trabajador adicional, continuaría elevando la tasa de desempleo. Por otra parte, si alguien ha perdido su empleo y la búsqueda ha resultado infructuosa, es posible que opte por utilizar ese tiempo de espera en actividades domésticas y de capacitación, lo que significa una disminución de la fuerza de trabajo. Este otro efecto, que se conoce como del trabajador desalentado, disminuye la tasa de desempleo. ¿Cuál de los dos efectos predomina? Varía de un periodo y de un país a otro, es decir, se trata de un aspecto empírico. Por ejemplo, hay evidencia del trabajador adicional en Argentina durante la década de 1990, mientras que Chile, en 2000, fue más en la línea del trabajador desalentado.
LA
PRODUCCIÓN Y EL EMPLEO
Macroeconomía en la práctica Diferencias en la medición del desempleo en el mundo n muchos países la tasa de desempleo se calcula a partir de una encuesta familiar, a gran escala, que se realiza mes a mes; tales encuestas se conocen típicamente como encuestas a la fuerza laboral. Si bien las encuestas familiares son comunes en las naciones industrializadas, a menudo se utilizan métodos alternativos de recolección de datos como complemento, los cuales en muchos otros países son la principal fuente de información sobre desempleo. Esas fuentes alternativas incluyen conteos de personas registradas en el servicio de empleo público, información laboral aportada por los sindicatos respecto de sus miembros, planillas de empleadores, conteos administrativos de quienes reciben beneficios y el censo de población (que en general se realiza una vez por década). En Estados Unidos, estar desempleado se define como no tener un empleo remunerado y estar buscando trabajo durante las últimas cuatro semanas, o esperar comenzar a trabajar en cuatro, o haber sido transitoriamente despedido pero estar esperando volver al mismo puesto. Sin embargo, la distinción entre “estar desempleado” y “buscando de manera activa un empleo” no siempre es tan clara en los países en desarrollo. Por ejemplo, tal vez
E
haya un número importante de personas empleadas por apenas unas cuantas horas a la semana, o comprometidas en actividades de muy baja productividad, como puede ser la venta callejera. De ahí que quizá sea más útil centrar el análisis en el subempleo que en el desempleo. Hay que hacer también otra importante distinción entre el empleo dentro del mercado laboral y la producción fuera de mercado (o familiar). La participación femenina en la fuerza laboral llega a ser menor en muchos de tales países, puesto que el trabajo dentro del hogar (que no se contabiliza dentro de la fuerza laboral formal) puede ser una opción más productiva que trabajar en el mercado. Otros fenómenos importantes, que afectan la tasa de desempleo en los países en desarrollo, son la existencia de un número significativo de “trabajadores desalentados”, es decir, quienes dejan de buscar trabajo porque consideran que no hay vacantes disponibles, y la presencia de gente en el sector informal (no regulado) y en el mercado negro, que hace todo lo posible para que nadie obtenga información sobre sus actividades. También surgen diferencias de interpretación de los datos sobre el desem29
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
pleo en los países desarrollados. Por ejemplo, Japón, Suecia, Holanda y Suiza han dado a conocer tasas relativamente bajas de desempleo durante los últimos 20 años, aunque a menudo por motivos que distan de ser evidentes en los datos. Otro ejemplo es el de muchas mujeres japonesas, que operan con contratos de trabajo de corto plazo, y abandonan la fuerza laboral cuando sus empleos desaparecen durante los periodos recesivos, por lo cual no se contabilizan como desempleadas. En Suecia, el gobierno tradicionalmente ha utilizado agresivos programas de empleo y capacitación laboral para absorber a quienes no encuentran trabajo en el sector privado. Saber si éstos son “empleos reales” o sólo una manera de disimular el desempleo en las estadísticas oficiales, es una cuestión de opinión. Asimismo, los programas para discapacitados aumentaron en Holanda, a la par con el deterioro de las condiciones laborales, y muchos de los despedidos fueron reclasificados como discapacitados y no como desempleados. En Suiza, los trabajadores extranjeros fueron invitados a dejar el país tras una recesión económica a mediados de la década de 1970. En cada uno de los casos anteriores, las reducidas tasas 30
de desempleo no son lo que parecen a simple vista. Otras diferencias técnicas entre las definiciones de desempleo llegan a provocar variaciones en las tasas de distintos países. Las economías difieren, por ejemplo, en el límite de edad al cual se contabiliza a alguien como desempleado. Los tipos de actividad que se entienden como “buscando activamente” también varían, así como el trato de las personas que han sido despedidas por un tiempo. También hay diferencias en cuanto a cómo contabilizar actividades como trabajar en el ejército, en una finca familiar o como ayudante doméstico, así como en la forma de tratar a los estudiantes, pues cuando buscan empleo ciertos países los registran como desempleados y otros no. Las tasas de desempleo “estandarizadas”, como las que registra la OECD (siglas en inglés de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), incorporan muchos de tales problemas de comparación entregando un indicador útil y bastante confiable de las diferencias entre los países. Pero aunque tales mediciones pueden estandarizarse, sigue siendo útil pensar que quizás haya un problema de medición subyacente tras una parte de las diferencias.
LA
PRODUCCIÓN Y EL EMPLEO
Por otra parte, tal como se vio en la sección anterior, el alza del desempleo está ligada al ciclo económico, en específico a las recesiones. Una vez que se inicia la recuperación, es posible esperar una disminución en la tasa de desempleo. Sin embargo, habría efectos permanentes de una subida de la tasa de desempleo en la tasa “natural” (o de pleno empleo), un fenómeno que en la jerga económica se denomina “histéresis”. Lo anterior se debe a que, en determinadas circunstancias, los individuos desempleados pierden paulatinamente las habilidades conseguidas en un empleo anterior o se alejan de las redes de contacto e información existentes en el mercado laboral. No todos los incrementos en el desempleo están necesariamente ligados a periodos recesivos. ¿Qué razones explicarían tales alzas? Las explicaciones al respecto son variadas e incluyen, entre otras: •
periodos de fuerte crecimiento del salario mínimo, que afectan de manera importante a las personas con menor calificación, sobre todo a las más jóvenes;
•
cambios estructurales como la globalización que, a través de la necesidad de reducir costos, ha llevado a las empresas a disminuir personal, fusionarse y, por lo tanto, a utilizar menos trabajadores;
•
la incertidumbre por el curso que habrán de tomar los acontecimientos, tanto internos (por ejemplo, una reforma que haga rígido el mercado laboral) como externos (guerra o posible recesión mundial), los cuales obstaculizan la contratación de nuevos empleados.
Una de las principales lecciones que ofrece la evidencia internacional es que cuando los mercados laborales son más flexibles, el desempleo se vuelve menos persistente. Recuerde el caso de Estados Unidos, el mercado laboral más flexible en el mundo, donde las personas que pierden un empleo tienen la esperanza de encontrar uno nuevo en apenas tres meses. En contraste, en algunos países de Europa, que se caracterizan por una alta rigidez laboral, alguien que pierde su trabajo debe
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EN L A PRÁCTICA
prepararse para estar desempleado por un largo periodo, que puede ser de dos o tres años. Considere también el caso de España, que en los últimos 25 años sólo tuvo tres recesiones (1979, 1981 y 1993), entendidas como la caída del PIB por dos trimestres consecutivos. No obstante lo anterior, la tasa de desempleo ha sido, por mucho tiempo, la más alta en comparación con la del resto de los países de la Unión Europea. En efecto, los dos episodios de crisis del petróleo, en 1973 y 1979, así como la transición política y económica, a mediados de la década de 1970, produjeron un alza en la tasa de desempleo a más de 20% (véase la figura 2.4). Ello se debió sobre todo a la rigidez del mercado laboral español, ejemplificado en los generosos seguros de desempleo que desincentivan la búsqueda de un nuevo puesto de trabajo, y en el alto poder que adquirieron los grupos sindicales tras la transición política.
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15
10
1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
5
Porcentaje de la fuerza de trabajo
25
0
Año Periodos de crecimiento negativo del PIB Tasa de desempleo (como % de la fuerza laboral)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística de España (disponible en www.ine.es).
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Figura 2.4 Desempleo y ciclo económico en España, 1976-2002
capítulo 3
¿POR
QUÉ
Y CÓMO CRECEN LOS PAÍSES?
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QUÉ Y CÓMO CRECEN LOS PAÍSES ?
S
e calcula que en 1820 un ciudadano japonés tenía un ingreso per cápita de 670 dólares, mientras que un habitante de México tenía un ingreso promedio de 760 dólares (ambos expresados, en términos reales, en dólares de 2002). En consecuencia, un habitante del Imperio del Sol Naciente sentiría que su ingreso era menor al de un descendiente de los Imperios Azteca y Maya, tal como hoy lo sentiría un francés respecto de un canadiense, un paraguayo de un peruano, un brasileño de un uruguayo o el mismo japonés respecto de un ciudadano suizo (todos en términos PPC, como se explicó en el capítulo 1). Al inicio de este siglo —más de 180 años después— el ingreso promedio de un mexicano es de casi nueve veces el de 1820. Sin embargo, el ingreso promedio en Japón es de 30 veces el observado en
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1820. Por lo tanto, ahora un mexicano promedio recibe un ingreso que apenas representa la tercera parte de su correspondiente nipón. El caso anterior no es un hecho aislado dentro de la historia económica de los países o las regiones. Por ejemplo, el habitante latinoamericano en promedio tiene hoy un ingreso cercano a los 3.300 dólares anuales (que en términos reales es casi cinco veces mayor al de 1900), en tanto que el ingreso de un estadounidense promedio es de 36.200 dólares (que en términos reales es ocho veces mayor al de 1900). ¿Cuáles son las causas de tal diferencia? ¿Por qué un país crece más que otro? ¿Qué debe hacer un país para crecer más? Este capítulo tiene por objetivo explicar el proceso de crecimiento económico, que se define como el aumento sostenido del producto de un país o una región. Usualmente se mide como el incremento del PIB real en un periodo de varios años o décadas. Las tasas de crecimiento difieren sustancialmente de una economía a otra, como se muestra en el cuadro 3.1. Diferencias aparentemente leves en las tasas de crecimiento anual llegan a tener un fuerte impacto en el nivel del ingreso per cápita en un periodo largo. Con un crecimiento per cápita del 1% al año, toma 70 años duplicar el ingreso promedio de las personas; sin embargo, si el crecimiento es del 3% anual, un país tendrá que esperar sólo 24 años para duplicar su ingreso per cápita; y si la tasa llegara al 7% anual, tal ingreso se duplicaría en una década. Primero se analizarán con detalle las distintas etapas de desarrollo de una economía, señalando, además, los dramáticos cambios que experimenta un país cuando transita por la senda del crecimiento. Después, nuestra discusión se centrará en las fuentes del crecimiento económico, es decir, las fuerzas que impulsan a una nación a tener constantemente mayor actividad económica, lo cual servirá de base para entender por qué unos países crecen más que otros. Se destacarán los cambios que experimenta una economía durante varias décadas (largo plazo). Por lo tanto, no se considerarán las constantes fluctuaciones que se observan en los países, conocidas como ciclos económicos. Lo anterior no significa que los ciclos no afecten
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QUÉ Y CÓMO CRECEN LOS PAÍSES ?
Cuadro 3.1 Nivel y tasas de crecimiento del PIB per cápita en el mundo PIB per cápita, 2002 (US$ corrientes) Ingreso bajo Congo Mozambique Pakistán India China
Crecimiento real promedio anual 1970-2002
100 220 450 480 960
–4,5 1,4 2,1 2,6 6,9
Ingreso medio-bajo Marruecos Tailandia Perú Turquía República Dominicana
1.260 1.990 1.960 2.760 2.480
1,7 4,3 0,0 2,3 2,5
Ingreso medio alto Argentina Brasil Malasia Chile México
2.850 2.620 3.880 4.130 6.200
-0,1 2,1 3,9 2,2 1,5
9.600 21.700 24.130 31.340 36.210 36.740
5,9 5,0 1,9 2,7 2,0 0,9
Ingreso alto República de Corea Singapur Alemania Japón Estados Unidos Suiza
Fuente: FMI, Panorama económico mundial, abril de 2003.
el crecimiento económico. Al respecto, estudios recientes señalan que los países con mayor cantidad de fluctuaciones económicas (o, como se expresa en la jerga económica, “los países más volátiles”) presentan en el largo plazo menor crecimiento económico que aquellos más estables.
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SURGE
EN L A PRÁCTICA
EL CRECIMIENTO ECONÓMICO MODERNO
Para entender los cambios en la riqueza material del mundo, habrá que comenzar por examinar el desarrollo a través de los siglos. El cuadro 3.2 presenta la evolución de la población y del producto per cápita mundial desde los inicios de la era cristiana hasta nuestros días. Se observa que el verdadero salto se dio en la fase capitalista moderna, cuando la tasa de crecimiento del producto per cápita aumentó a 1,3% al año, y el crecimiento de la población fue de más del doble que en la etapa anterior. Dicho salto coincide con la Revolución Industrial, etapa en que se inició el crecimiento económico moderno. Cuadro 3.2 Crecimiento de la población y del producto per cápita en los últimos 20 siglos (promedio anual) Etapa Economía agrícola Economía agrícola avanzada Capitalismo mercantil Capitalismo
Periodo cubierto
Población
Producto per cápita
0–1500 1500–1700 1700–1820 1820–2002
0,04 0,16 0,46 0,99
0,02 0,04 0,07 1,27
Fuente: 0-1998: Angus Maddison, The World Economy: A Millennial Perspective, OECD, 2001. 1998-2002: Cálculos basados en FMI. Panorama económico mundial. Abril de 2003.
En la medida que una economía entra en la fase de crecimiento moderno, manifiesta importantes cambios en su estructura económica y, como resultado, surgen varios patrones comunes a los distintos países o a las diferentes regiones que inician ese proceso, cuyas características son las siguientes: •
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En las economías en crecimiento el tamaño relativo del sector agrícola, en términos económicos, tiende a reducirse. En consecuencia, mientras en 1810 el 70% de la fuerza de trabajo de Estados Unidos se dedicaba a la agricultura, en la actualidad la proporción llega apenas al 1 por ciento.
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80 70
(porcentaje del PIB)
60 50 40 30 20
Agricultura
Minería
Industria
1990
1980
1970
1960
1950
1940
1930
1920
1910
1900
1890
1880
1870
0
1860
10
Resto
Fuente: Braun et al., Economía chilena, 1810-1995: Estadísticas históricas. Documento de trabajo de la PUC, Núm. 187.
Figura 3.1 Participación en el producto interno bruto de Chile, 1860-2000
•
En las primeras etapas del crecimiento acelerado, el sector industrial aumenta rápidamente, luego alcanza un punto máximo y después su participación en la economía tiende a disminuir. El sector servicios, a la vez, se incrementa en forma constante y aumenta su participación en la economía a medida que la industria y la agricultura reducen la suya. La figura 3.1 ilustra tales cambios para el caso chileno.
•
Otro patrón del desarrollo es la urbanización, definida como “la concentración de la población en asentamientos relativamente grandes y densos”. En Chile, más del 70% de la población vivía en zonas rurales en 1865. Para 1907, la población urbana abarcaba un 43%, y en 2002, 87% de la población habitaba zonas urbanas. En todo el mundo, en 1880 quizá la población urbana
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no pasaba del 8%. La urbanización a escala mundial superó la barrera del 50% por primera vez en la historia en algún punto alrededor de 1990. •
Otra característica del crecimiento económico es un aumento de la división del trabajo y de la especialización. Esto es consecuencia de la capacidad, cada vez mayor, de los individuos para especializarse en un abanico relativamente estrecho de actividades económicas, con lo cual se obtienen destrezas específicas.
•
El avance tecnológico, que se traduce tanto en la creación de nuevos productos como en la habilidad para elaborarlos a menor costo, es uno de los más importantes impulsores del crecimiento económico. Si bien hay muchas fuentes para el progreso tecnológico, los esfuerzos específicamente dirigidos a la investigación y el desarrollo (I&D) son sin duda los más importantes. No obstante, las sociedades difieren marcadamente este rubro, en cuanto a los recursos que dedican a las tareas de I&D. Los países ricos suelen destinar entre el 1 y el 3% del PIB, distribuyéndolo entre laboratorios industriales, universidades e instituciones estatales de investigación. Por el contrario, las naciones pobres, por lo general, destinan recursos muy por debajo del 1% de su PIB a tales esfuerzos. Y como el PIB per cápita de un país pobre llega a ser una décima parte o menos del correspondiente a un país rico, la brecha del gasto per cápita en I&D con frecuencia difiere más de 20 o 30 veces.
Resulta interesante remontarse a siglos anteriores para analizar las diferencias entre las proyecciones de la época y los resultados de ciertos países durante el siglo XX. El siguiente recuadro compara las proyecciones de un destacado pensador del siglo XVIII con los acontecimientos de los últimos años.
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Macroeconomía en la práctica Malthus versus los Tigres Asiáticos a economía creció con tal lentitud durante tantos años, que a finales del siglo XVIII importantes pensadores dudaron que el crecimiento económico fuera algún día suficiente como para soportar un incremento rápido de la población. Thomas Malthus, un famoso pensador británico, veía con mucho pesimismo el aumento de la población que ocurría en su país. Además, estaba convencido de que el PIB per cápita sucumbiría bajo el peso de una explosión demográfica. Según su punto de vista, si la población superaba la capacidad económica, entonces el número de habitantes se ajustaría, si no por guerras, por desastres como hambrunas o epidemias. En sus propias palabras:
L
El poder de la población es tan superior al poder de la Tierra para producir la subsistencia del hombre, que la muerte prematura deberá de un modo u otro visitar a la raza humana. Los vicios de la humanidad son ministros activos y eficaces del despoblamiento. Son los precursores del gran ejército de la destrucción y a menudo completan el siniestro trabajo por sí mismos. Pero si fallan en esta guerra de exterminio, entonces vienen las enfermedades, las 1
epidemias, la pestilencia y las plagas, avanzando en terrorífica formación, barriendo a miles y decenas de miles. Si el éxito todavía es incompleto, gigantescas e inevitables hambrunas esperan en la retaguardia y con un soplido nivelan la población con los alimentos del mundo.1 Sin embargo, Malthus cometió uno de los errores más importantes de predicción de la historia económica del mundo. Aunque algunas regiones han avanzado mucho más que otras, en general la economía mundial ha experimentado un crecimiento económico sostenido y sin precedentes durante los últimos dos siglos. Un caso notable es el de los llamados Tigres Asiáticos: a comienzos de la década de 1970, Corea del Sur, Hong Kong, Taiwán y Singapur eran esencialmente economías pobres dependientes de la ayuda foránea. No obstante, entre 1960 y 2000, su PIB per cápita aumentó, en promedio, a una tasa del 6,0% al año. Tales cifras resultan más impresionantes si se comparan con el 1,6% anual observado en América Latina, y con el 2,7% al año experimentado por las naciones industrializadas, miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económi-
Thomas Malthus, First Essay on Population 1798, Macmillan, Londres, 1966, p. 139, citado en Angus Maddison, Phases of Capitalist Development, Oxford University Press, Oxford y Nueva York, 1982, p. 9.
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EN L A PRÁCTICA
cos (OECD) en ese mismo periodo. En Corea del Sur, por ejemplo, el PIB per cápita creció a una tasa promedio anual de 5.9% durante esas cuatro décadas. En otras palabras, en poco más de una generación el coreano medio se hizo ¡10 veces más rico! Aunque el tema se ha discutido mucho, hay cierto consenso respecto de los factores que promovieron ese “milagro” en las naciones asiáticas. Un conocido estudio del Banco Mundial considera que la inversión privada nacional y el rápido crecimiento del capital humano, sostenidos por altas tasas de ahorro, sirvieron de motor del crecimiento. A ello debe agregarse la presencia de políticas macro-
LAS
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económicas estables, apertura comercial y una fuerza laboral bien calificada. La población mundial creció con rapidez en los últimos cien años: de 2 mil millones de personas en 1930, a más de 6 mil millones a inicios del presente siglo. Según una proyección de la Organización de las Naciones Unidas, en 2050 habrá 8.900 millones de personas. En consecuencia, cada vez se sentirán más presiones sobre la ecología terrestre y los recursos naturales esenciales como el agua potable y la diversidad biológica de las zonas tropicales. Ello, sin embargo, no basta para reivindicar a Malthus.
FUENTES DEL CRECIMIENTO
En el capítulo anterior se indicó que la función de producción señala la relación entre el producto, los insumos y la tecnología. A partir de dicha relación, se considera que el crecimiento del producto se relaciona con el grado de innovación tecnológica y con el crecimiento del capital y del trabajo en la economía, estos últimos ponderados por su participación en la producción, como se observa en la parte superior del cuadro 3.3. Las participaciones del trabajo y el capital se miden como parte de las cuentas nacionales. En la mayoría de los países latinoamericanos, la participación del ingreso laboral en el PIB total es baja en comparación con lo que ocurre en los países desarrollados, porque el trabajo es relativamente abundante y los salarios son bajos, así como porque el autoempleo y la pequeña empresa hacen que lo imputado a salarios se confunda con las utilidades obtenidas por actividades propias. Se aclara este punto con un ejemplo. Suponga que la participación del trabajo en el producto es de 40%, mientras que la participación del ca-
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Cuadro 3.3 Las fuentes del crecimiento económico Crecimiento del PIB = participación del trabajo x crecimiento del trabajo + participación del capital x crecimiento del capital + innovación tecnológica Un ejemplo numérico: Crecimiento del PIB = 4.8% + +
40% (part. trabajo) x 1,8% (crec. del trabajo) 60% (part. capital) x 4,2% (crec. del capital) 1.6% (innovación tecnológica y ganancias de productividad)
pital es cercana al 60%. Imagine, en este sentido, que anualmente la fuerza laboral aumenta en 1,8%, la tecnología crece 1,6% y el stock de capital lo hace en 4,2%. En este caso, la expresión del cuadro 3.3 predice un incremento anual para el PIB del 4,8% [1,6% + 0,4 (1,8%) + 0,6 (4,2%)]. En general, los economistas no cuentan con una buena forma de medir el progreso tecnológico o, como se conoce en la jerga económica, el aumento en la productividad total de los factores (PTF). En consecuencia, calculan el cambio técnico en forma indirecta, como la diferencia entre el crecimiento observado del PIB menos aquella parte del crecimiento explicada por la acumulación de factores productivos. Lo anterior se interpreta como la fracción del incremento económico atribuible al progreso tecnológico, aunque en realidad es una medida de la ignorancia. El Premio Nobel de Economía, Robert Solow, creador del enfoque anterior, fue el primero en utilizarlo para medir las fuentes del crecimiento de Estados Unidos entre 1909 y 1949. Sus resultados fueron sorprendentes, pues encontró que 88% correspondía al residuo, es decir, al progreso técnico. Por otro lado, un estudio de las fuentes de crecimiento económico en los siete países más grandes de América Latina, desde la década de 1940, concluyó que la acumulación de capital explicaría una fracción mucho mayor del crecimiento del PIB per cápita que el progreso técnico. Entonces, retomando el análisis del recuadro “Macroeconomía en la práctica”, de este capítulo, existe un interesante debate sobre las fuentes
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del crecimiento acelerado que han experimentado algunos países en desarrollo, particularmente en Asia. Desde la década de 1960 hasta 2002, inclusive, el producto per cápita de muchos países asiáticos creció a tasas superiores al 5% anual, las más altas tasas de la historia. El origen del éxito del Este Asiático ha suscitado acalorados debates. Uno de los temas más polémicos es si Asia creció a consecuencia de mayor cantidad de factores productivos o si lo hizo como resultado de la modernización tecnológica. La evidencia señala que ambos factores desempeñaron un papel importante, aunque la acumulación de factores ha predominado en algunos países. Estudios recientes sobre crecimiento económico sugieren que el capital, incluyendo el humano (es decir, la inversión en educación y la capacitación de los trabajadores), puede tener un papel más importante del que se supone. La noción básica de los nuevos estudios es que la inversión en capital, ya sea en máquinas o en personas, mejora no sólo la capacidad productiva de la empresa o del trabajador que invierte, sino también la capacidad productiva de otras empresas y de otros trabajadores relacionados. Estos “derrames de conocimiento” ayudan a explicar por qué las empresas de alta tecnología tienden a agruparse en zonas específicas, como el Silicon Valley, ubicado cerca de San Francisco, y la Ruta 128, localizada alrededor de Boston, en Estados Unidos.
LOS
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FACTORES DETRÁS DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO
Las decisiones de ahorro e inversión, así como la eficiencia de tales inversiones dependen, en gran medida, de la política económica, de las instituciones e, incluso, de la geografía física que afecta los costos del comercio. En la actualidad se dispone de bastante evidencia para identificar los factores empíricos clave que explican mejor el crecimiento de distintos países durante los últimos 40 años. Entre los principales factores se cuentan:
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•
Las políticas económicas son fundamentales para el crecimiento. Por ejemplo, los países que mantienen mercados abiertos, tanto para el comercio nacional como para el internacional, son, por lo regular, más exitosos que las economías más cerradas donde el gobierno interviene activamente en los mercados.
•
Las instituciones políticas y económicas resultan también determinantes. Por ejemplo, los países cuyos gobiernos se rigen por una constitución escrita, y en donde un sistema judicial independiente hace cumplir los contratos de manera justa y dentro de la ley, tienden a mostrar mejores indicadores que aquellos donde el gobierno está al margen de la ley o es corrupto.
•
Ciertas características estructurales también inciden en el crecimiento. En este caso, la geografía (la ubicación del país, el clima, su acceso al mar, etcétera) afecta los costos inherentes al comercio, la productividad de la fuerza laboral y las utilidades por concepto de agricultura, entre otros factores.
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capítulo 4
¿QUÉ RELACIÓN HAY ENTRE EL DINERO, LA INFLACIÓN Y EL TIPO DE CAMBIO?
¿Q UÉ
RELACIÓN HAY ENTRE EL DINERO , LA INFLACIÓN Y EL TIPO DE CAMBIO ?
“P
oderoso caballero es don Dinero”, escribió Francisco de Quevedo hace 400 años. En realidad, aún en la actualidad así es. El dinero agrega capacidad de compra a los recursos y su tasa de expansión se relaciona estrechamente con la inflación. En este capítulo se analizará qué motiva a la gente a conservar dinero en su poder, cómo regulan las autoridades monetarias la circulación del dinero y cuál es la relación entre el dinero y la actividad económica. Además, se estudiarán dos temas estrechamente relacionados: la determinación de los precios y el rol del tipo de cambio. Con tales premisas, se entenderá qué impulsó a Chile a liberalizar su tipo de cambio en 1999, qué llevó a Ecuador a dolarizarse en 2000, y qué condujo a Argentina a modificar su caja de convertibilidad para lograr una flotación en 2002.
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EN L A PRÁCTICA
Qué debe hacerse con el tipo de cambio es un tema de permanente discusión entre las autoridades económicas de todos los países. A partir de 1990, ese tema se volvió aún más candente, porque el volumen de comercio internacional crece sustancialmente desde entonces y las relaciones financieras se han profundizado.
EL
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DINERO
El dinero es crucial para el desarrollo de las transacciones comerciales y financieras en cualquier economía moderna. Sin él, todas las operaciones tendrían que hacerse por medio del trueque. Aunque suene a un hecho del pasado, porque el dinero existe desde hace miles de años, el trueque aún se utiliza en algunas situaciones. Un ejemplo: a principios de 2002 Argentina estaba sumida en una profunda crisis y sufría escasez de medios de pago, debido al “corralito”, una medida que impidió retirar fondos de los bancos a los tenedores de cuentas corrientes y depósitos a plazo. En consecuencia, en algunas lugares, como los pequeños mercados públicos se recurrió al trueque para realizar transacciones económicas menores. No obstante, el trueque resulta sumamente ineficiente, porque se necesita que haya mutua coincidencia en las necesidades de las personas. Por ejemplo, un pintor enfermo requeriría un médico dispuesto a atenderlo a cambio de alguno de sus cuadros. Además, habría que fijar el precio de cada bien en términos de todos los demás: sería necesario calcular cuántas gallinas equivalen a una silla, cuántas a una clase de economía, etcétera. El dinero elimina la necesidad del trueque, ya que cumple con las funciones de medio de cambio, que es la capacidad que le permite ser utilizado en las transacciones económicas y de unidad de cuenta, debido a que todos los bienes pueden expresarse en términos monetarios y sólo se requiere emplear un precio único para cada bien. Por lo tanto, los precios son la tasa a la cual se intercambia dinero por bienes. El dinero también sirve, en determinadas circunstancias, como reserva de valor: las monedas y los billetes que alguien
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RELACIÓN HAY ENTRE EL DINERO , LA INFLACIÓN Y EL TIPO DE CAMBIO ?
lleva hoy en su bolsillo probablemente tendrán el mismo valor dentro de una semana, en términos de su capacidad para adquirir bienes. El caso práctico de este capítulo sirve para analizar brevemente la fascinante historia del dinero, y en él se destaca una característica peculiar de los países que tienen más de una moneda en circulación.
EL
MERCADO MONETARIO Y LA TASA DE INFLACIÓN
El dinero, al igual que la mayoría de los bienes y servicios que se conocen, se transa en un mercado; en este caso, el mercado monetario (que no es físico, como el mercado central o los de barrio), donde la oferta y la demanda determinan la cantidad de dinero que las personas y empresas utilizan.
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Macroeconomía en la práctica La historia del dinero y la ley de Gresham esde los albores de la historia de la humanidad, las sociedades han reconocido los múltiples inconvenientes del trueque, por lo cual han vuelto la mirada al dinero. No está claro, sin embargo, cuándo fue la primera vez que se usó alguna forma de dinero; lo que sí se conoce con precisión es que el dinero metálico comenzó a utilizarse alrededor del 2000 a. de C. Si bien los metales ofrecen muchas ventajas en relación con otras formas de dinero distintas del papel moneda, a través de la historia se han empleado todo tipo de mercancías como dinero: desde conchas marinas coloreadas en la India, hasta cigarrillos en los campos de prisioneros de la Segunda Guerra Mundial, o dientes de ballena en Fidji. En la isla Yap, en el océano Pacífico, los habitantes usaban discos de piedra de diversos tamaños: cuanto más grande fuera el disco, mayor era su valor. Algunos eran tan grandes que resultaba imposible moverlos. En consecuencia, cuando se hacía una transacción, la piedra se quedaba donde estaba, aunque todos sabían que ahora le pertenecía al vendedor. Cuánta sería la confianza que los isleños ponían en su dinero, que hubo un caso en que una familia rica era propietaria de una enorme piedra ¡que estaba en el fondo del mar! Un
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antepasado la había perdido en una tormenta mientras la transportaba desde la cantera, pero los isleños todavía daban crédito a la familia por la piedra, ya que su dueño no había tenido la culpa de perderla. Un dato interesante del uso del dinero en la Antigüedad, es el surgimiento de la llamada Ley de Gresham, bautizada así en honor a sir Thomas Gresham, fundador de la Real Bolsa de Comercio de Londres. Dicha ley señala que “el dinero malo desplaza al dinero bueno y lo saca del mercado”. Por ejemplo, en cierta época, en Tanzania el ganado sirvió como dinero y pronto la gente se dio cuenta de que en las transacciones sólo se utilizaban los animales más flacos y enfermos. La razón era muy sencilla: los valores de los bienes y servicios se expresaban en número de cabezas, sin distinguir entre ganado bueno y malo. Al respecto, puesto que el ganado guarda un valor intrínseco por su carne, su leche, su cuero y por los servicios de transporte que presta, era más conveniente pagar con ganado malo y conservar el bueno. La misma regularidad explica la necesidad que había de estandarizar y certificar formas de dinero basadas en metales preciosos. (No se debe olvidar que “no todo lo que brilla es oro”.)
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RELACIÓN HAY ENTRE EL DINERO , LA INFLACIÓN Y EL TIPO DE CAMBIO ?
La acuñación de monedas, que surgió en Grecia en el siglo VII a. de C., resultó una forma útil de aminorar tal problema, por lo que se popularizó rápidamente. Las monedas redujeron sustancialmente la necesidad de pesar y certificar los metales, con lo que se facilitaron las transacciones. Durante cerca de 400 años, hasta el siglo III a. de C., el dracma ateneo mantuvo su contenido de plata prácticamente inalterado; por lo cual fue, por mucho, la moneda predominante del Viejo Mundo. En los días del Imperio Romano, los romanos introdujeron un sistema bimetálico que se basaba en el denario de plata, el cual coexistió con el áureo de oro. Durante el siglo I, en tiempos del tristemente célebre emperador Nerón, el contenido de metal precioso de tales monedas comenzó a reducirse, al combinarse tanto el oro como la plata, con cantidades cada vez mayores de aleaciones. No debe sorprender el hecho de que los precios de los bienes expresados en estas unidades subieran a velocidades sin precedentes. Tras dicho proceso inflacionario se escondían crecientes déficit que el gobierno romano era incapaz de eliminar a través de controles sobre el gasto o las alzas de impuestos. El oro y la plata fueron por mucho tiempo los metales más usados como dinero, aunque en ocasiones también se utilizaron otros. En la batalla entre
la plata y el oro, la plata conquistó el liderazgo durante la segunda mitad del siglo XVI. El recién descubierto Nuevo Mundo demostró ser mucho más rico en plata que en oro, especialmente después de que se descubrieran y explotaran ricas minas de plata en Potosí (Bolivia) y Zacatecas (México). El papel moneda ganó fuerza a finales del siglo XVIII. Al comienzo tomó la forma de dinero respaldado, es decir, consistía en certificados de papel que prometían pagar una cantidad específica de oro o plata. Estas obligaciones eran emitidas por agentes privados (empresas y bancos), pero con el tiempo el gobierno tomó un rol cada vez más importante en ellas. Al mismo tiempo, apareció otra forma de papel moneda, el llamado dinero fiduciario. Tales billetes tenían un valor fijo en unidades de moneda nacional (dólares, marcos, francos, pesos, etcétera), pero no conllevaban la obligación de pagar ninguna cantidad de oro, plata u otra mercancía. Su valor descansaba simplemente en ser aceptados por otros agentes como medio de pago. En la segunda mitad del siglo XIX, el mundo fue testigo de una transición masiva al patrón oro. En dicho sistema, las monedas y los billetes eran convertibles en oro, según una paridad establecida. Para fines de ese siglo, el uso de la plata para contratos monetarios se redujo bruscamente. De todas las 53
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EN L A PRÁCTICA
naciones grandes, sólo China continuó con un sistema bimetálico basado en el oro y la plata. Al estallar la Primera Guerra Mundial, casi todos los países suspendieron la convertibilidad de sus monedas en oro, por lo cual el patrón oro se vino abajo. Los intentos de reinstalarlo después de la guerra no tuvieron éxito: la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial terminaron de enterrarlo. Hacia finales de la Segunda Guerra, en 1944, se volvieron a organizar los acuerdos monetarios. El acuerdo de Bretton Woods condujo a la aceptación generalizada de un patrón monetario basado en el dólar estadounidense, según el cual las principales monedas estaban respaldadas por el dólar a un tipo de
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cambio específico, pero ajustable, en tanto que el dólar era convertible en oro al precio de $35 dólares la onza. El acuerdo de Bretton Woods se derrumbó en 1971, cuando el presidente estadounidense Richard Nixon suspendió la convertibilidad del dólar en oro. Desde entonces, el mundo ha vivido en un sistema de distintas monedas fiduciarias nacionales, con tipos de cambio flexibles entre las principales monedas, y en donde algunas naciones prometen convertir sus monedas en dólares u otras monedas a una paridad fija. En enero de 1999, un grupo de 11 países europeos adoptó el euro como moneda única, que se transa libremente respecto del dólar, del yen y de otras.
¿Cómo se determina la demanda de dinero? Los agentes económicos necesitan una cantidad de dinero suficiente para realizar sus transacciones; sin embargo, tener dinero en efectivo implica perder los intereses que ese dinero ganaría, por ejemplo, si estuviera depositado en una cuenta de ahorros. Ambos factores establecerán cuánto dinero desean mantener las personas y las empresas. En consecuencia, se espera que haya una relación entre el crecimiento del dinero y la expansión de la actividad económica, como muestra la figura 4.1 en el caso mexicano. En ésta se aprecia la correspondencia entre la actividad industrial y el agregado monetario M2 (que comprende el dinero en efectivo, los depósitos en cuentas corrientes y los depósitos de ahorro). Este último, al igual que en el caso del PIB nominal y real que vimos en el capítulo 1, se dividió por el IPC y, por tanto está expresado en términos reales. La oferta de dinero se determina por la emisión, consistente en poner en circulación monedas y billetes. Por lo general, los países cuen-
RELACIÓN HAY ENTRE EL DINERO , LA INFLACIÓN Y EL TIPO DE CAMBIO ?
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Crecimiento de M2 real*
Crecimiento de la producción industrial*
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Índice de Producción Industrial
2002
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–15
–15
M2 Real
* Promedios móviles trimestrales. Fuente: Banco de México (disponible en www.banxico.org.mx).
Figura 4.1 Relación entre el crecimiento del dinero real y la actividad económica en México
tan con una institución oficial con autoridad legal para emitir dinero: el Banco Central. Entre otros, se conocen la Reserva Federal en Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco Central de la República Argentina y el Banco Central de Chile. Hasta hace pocas décadas, en la mayoría de los países la emisión de dinero se determinaba principalmente por la oferta de mercancías como el oro o la plata. Cuando se utilizaba papel moneda, normalmente estaba respaldado por metales preciosos a una tasa fija. En la actualidad, sin embargo, al dinero lo respaldan parcialmente las reservas de oro que mantiene el Banco Central y principalmente los instrumentos de ahorro seguros, como los Bonos del Tesoro estadouni-
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
dense. Por lo tanto, la política monetaria es el determinante principal, si no el único, de la oferta de dinero. El equilibrio del mercado monetario se manifiesta cuando se igualan la oferta y la demanda de dinero. Si se perturba tal equilibrio cuando, por ejemplo, el Banco Central emite mayor cantidad de la que desean mantener los agentes económicos, se genera un exceso de oferta de dinero. En una economía cerrada (aquella que no realiza transacciones comerciales y financieras con el resto del mundo) o en una economía abierta con tipo de cambio libre, el equilibrio del mercado monetario se llega a reestablecer mediante un alza de precios. De esa manera, las variaciones en la oferta monetaria que no son demandadas, se traducen en mayores niveles de precios, como se observa en la figura 4.2. En la mayoría de los casos, la inflación se eleva porque el gobierno financia su exceso de gastos imprimiendo más dinero.
LOS
SISTEMAS CAMBIARIOS ALTERNATIVOS
Crecimiento monetario (porcentaje)
En una economía abierta —aquella que comercia con el resto del mundo— se debe considerar una variable adicional: el tipo de cambio, que mide el valor de mercado de la moneda nacional en relación con otra moneda extranjera. 50 45 40 35 25 20 15 10 5 0
Perú
Corea Costa Rica
Turquía México Colombia
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Suecia Estados Unidos
20 30 Inflación (porcentaje) Fuente: FMI, Estadísticas financieras internacionales, varias ediciones.
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Zaire
10
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Figura 4.2 Inflación y crecimiento de la oferta monetaria: evidencia para distintos países, 1965–1985
¿Q UÉ
RELACIÓN HAY ENTRE EL DINERO , LA INFLACIÓN Y EL TIPO DE CAMBIO ?
Considere el tipo de cambio entre dólares y pesos chilenos. Si el tipo de cambio es 700, eso significa que se necesitan 700 pesos chilenos para comprar un dólar. Si, por ejemplo, el tipo de cambio sube a 720, es claro que el peso ha perdido valor en relación con el dólar, ya que se requerirán más pesos para comprar la misma cantidad de dólares; por lo tanto, se dice que el peso chileno se ha “depreciado”. En una economía abierta, los niveles de precios de un país y otro están conectados por el tipo de cambio. Suponga que una computadora portátil cuesta 1.800 dólares en Estados Unidos. Si se ignoran los costos del transporte y los aranceles a la importación, el precio de la máquina en Argentina sería de aproximadamente de 5.400 pesos. (La operación que da ese resultado es, por la paridad de 3 pesos argentinos por 1 dólar, 3 x 1.800 = 5.400.) En términos generales, si el conjunto de bienes producidos en dos países es similar y si ambos comercian libremente, se espera que los niveles de sus precios se relacionen por medio del tipo de cambio de mercado. Mientras que en una economía cerrada los incrementos de la oferta monetaria generan aumento en el nivel de los precios, el resultado en una economía abierta depende del régimen cambiario que el país elija. En la actualidad hay una amplia diversidad de regímenes cambiarios. Ecuador y Panamá no cuentan con moneda propia, ya que para sus transacciones utilizan el dólar estadounidense, opción que se conoce como dolarización. Algunas naciones, como Estonia, deciden fijar el precio de su moneda en una relación estricta respecto de otra, de tal manera que toda emisión que efectúan está respaldada por su equivalente en moneda extranjera; se trata de un esquema que se conoce como caja de convertibilidad. Países como Bolivia fijan implícitamente una tasa anual de alza de tipo de cambio (devaluación) de acuerdo con determinados objetivos de inflación y competitividad externa, en un esquema conocido como tipo de cambio reptante. Otros dejan que el tipo de cambio se determine libremente en el mercado, sistema que se conoce como tipo de cambio flexible o flotante, mismo que utilizan Estados Unidos, México y Chile. En un sistema de cambio fijo, el Banco Central de un país se compromete a comprar y vender moneda extranjera al precio que fijó
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M ACROECONOMÍA
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EN L A PRÁCTICA
previamente. Las consecuencias de dicho sistema son cruciales, aunque en la práctica no son muy comprendidas. Cuando un país se compromete con un sistema de cambio fijo o de caja de convertibilidad pierde control sobre la oferta monetaria. En términos simples, no puede hacer política monetaria, porque a cualquier aumento o disminución de la cantidad de dinero lo rige el aumento o la disminución de las reservas internacionales. En consecuencia, el Banco Central pierde la opción de dar crédito al gobierno o de otorgar liquidez al sistema bancario. Existen opiniones diversas respecto del sistema cambiario que debería utilizar un país. En un extremo, hay naciones o grupos de naciones que utilizan la misma moneda, como la Unión Europea con el euro. Si bien se trata de un sistema relativamente nuevo, la discusión acerca de utilizarlo no lo es tanto, ya que en la década de 1970 el profesor de la Universidad de Columbia y Premio Nobel de Economía, Robert Mundell, comenzó a analizar con seriedad dicha alternativa. Un sistema similar al anterior, aunque aún más rígido, es la dolarización, vigente desde hace poco en Ecuador y El Salvador, así como en Panamá, donde se utiliza desde hace casi un siglo. Chile ha experimentado con varios sistemas cambiarios. Tuvo un tipo de cambio múltiple a principios de la década de 1970, y un tipo de cambio fijo y unificado hasta la crisis de 1982. En la década de 1990 adoptó un sistema conocido como bandas cambiarias, el cual abandonó a finales de 1999 para optar por el sistema de tipo de cambio flexible. Pero, ¿cuál es la diferencia de adoptar uno u otro regímenes cambiarios? Para contestar a esa interrogante, analice la respuesta de un país pequeño ante una caída del precio de sus exportaciones. Suponga que sus exportaciones están concentradas en materias primas, cuyos casos serían los del cobre en Chile, del petróleo en Venezuela y Ecuador, y del café en Colombia. Considere a Venezuela. ¿Qué sucedería si por cualquier motivo baja el precio mundial del petróleo? Lo primero sería que se reducirían los ingresos por exportación y, por ende, el ingreso global de los
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RELACIÓN HAY ENTRE EL DINERO , LA INFLACIÓN Y EL TIPO DE CAMBIO ?
venezolanos disminuiría. En economías muy integradas, comercial y financieramente al resto del mundo, lo mencionado tendría un efecto muy leve, pues, como se verá en los capítulos 7 y 9, la caída del ingreso se compensaría con un mayor endeudamiento, de tal manera que no se afecte el consumo de los habitantes de ese país. Sin embargo, en el caso de economías como las latinoamericanas, la capacidad de endeudarse es limitada, por su ya alto nivel de endeudamiento previo; por lo tanto, es poco factible que lleguen a conseguir mayores recursos prestados. Suponga también que el volumen físico exportado de petróleo se mantiene inalterado. Puesto que entran menos dólares por el mismo volumen exportado, los dólares escasearían más y, por lo tanto, el tipo de cambio tendería a subir. Aquí entraría precisamente a escena el sistema cambiario, pues con un esquema de tipo de cambio flexible el bolívar se depreciaría, razón por la cual las exportaciones venezolanas serían más competitivas (o más baratas en dólares). Esto promovería el aumento de las exportaciones no petroleras, lo que, a la vez, ayudaría a recuperar la actividad económica global y contrarrestaría la caída del precio del petróleo. ¿Qué pasaría si el esquema cambiario fuera fijo? Piense en un caso extremo como el de Ecuador, que en la actualidad utiliza el dólar para sus transacciones, pero que, para efectos de nuestro ejemplo, tuviera una paridad fija de 25.000 sucres por un dólar (que era precisamente el tipo de cambio vigente en 2000, año en que se implantó la dolarización). Si cayera el precio del petróleo, el Banco Central de Ecuador tendría que adoptar una política que redujera el consumo y la inversión, sin poder utilizar el tipo de cambio. Ello generaría mucho mayor desempleo que un tipo de cambio flexible; ese desempleo disminuiría en la medida en que los salarios y los precios comenzaran a bajar para recuperar la competitividad externa. Pero, como demostró la experiencia argentina a principios de esta década, hay gran resistencia de parte de los trabajadores para reducir su salario y de los comercios a bajar sus precios. En tal caso, el ajuste se vuelve más lento y doloroso, pues se requiere un largo periodo de
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EN L A PRÁCTICA
alto desempleo y bajo nivel de ventas para recuperar el nivel de actividad que había antes del shock. Argentina pagó un fuerte precio por su elección de régimen cambiario, aunque, por supuesto, sus problemas resultaron mucho más profundos que eso. Ya en la década de 1950, el Premio Nobel Milton Friedman abogó por el sistema de cambio flexible. La investigación económica reciente tiende a avalar su propuesta.
EL
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DILEMA DE LOS PAÍSES CON TIPO DE CAMBIO FIJO
Un país con tipo de cambio fijo —ya sea por medio de una caja de convertibilidad o por medio del simple compromiso de la autoridad de mantener una paridad determinada— puede enfrentarse al dilema de flotar o dolarizar. Cada opción implica tanto costos como beneficios. Argentina enfrentó tal disyuntiva entre 2001 y 2002 por la falta de credibilidad respecto de su capacidad para cumplir con la política de cero déficit fiscal y las dudas, que demostraron ser correctas, sobre mantener el esquema de convertibilidad. Cuando el mercado apuesta consistentemente en contra de una moneda, puede forzar la devaluación y el cambio de régimen cambiario. ¿Qué lleva a un país a renunciar a su moneda? La dolarización elimina (o disminuye dramáticamente) la incertidumbre en cuanto al nivel futuro del tipo de cambio. Al reducirse o eliminarse dicho riesgo, las tasas de interés deberían bajar, lo cual reduciría el costo de las deudas públicas y privadas. Un beneficio adicional sería converger a la tasa de inflación del país cuya moneda se utiliza. Sin embargo, la opción señalada anularía por completo el instrumento de la política monetaria. Un país sin tal opción no podría responder a los shocks internos (sequías, inundaciones) o externos (caída de los precios de exportación), reduciendo las tasas de interés o permitiendo la depreciación de la moneda. La otra opción sería tener un tipo de cambio flexible que permitiera amortiguar los shocks externos y mantener el uso de la política
¿Q UÉ
RELACIÓN HAY ENTRE EL DINERO , LA INFLACIÓN Y EL TIPO DE CAMBIO ?
monetaria como un instrumento independiente. Lo anterior hace posible, por ejemplo, que el Banco Central acuda en ayuda del sistema monetario ante una probable crisis. Los incrementos de oferta monetaria no deseados bajo este esquema se traducen en mayores niveles de tipo de cambio y, por ende, de precios. Para mantener la inflación bajo control, resulta fundamental que el Banco Central sea autónomo. También ayuda la existencia de metas de inflación —como en Brasil y Chile, donde su Banco Central se compromete a alcanzar una meta específica de inflación. La experiencia indica que los países con bancos centrales independientes y metas explícitas de inflación (como Chile y México) han logrado mantener tasas de inflación bajas.
61
capítulo 5
DÉFICIT
FISCALES,
INFLACIÓN Y CRISIS DE LA BALANZA DE PAGOS
D ÉFICIT
FISCALES , INFLACIÓN Y CRISIS DE LA BALANZA DE PAGOS
¿Q
ué percepción tiene el resto del mundo de América Latina? Mucha literatura y el cine la muestran como una región de caudillos, con gobiernos ocasionalmente anárquicos, un desorden casi proverbial, así como con gente muy alegre y festiva. De hecho, si una película cualquiera enseña calles con alguna festividad folclórica o religiosa, es muy probable que el protagonista se ubique en América Latina. En el campo económico, la región también presenta algunas características especiales. ¿Qué fenómenos caracterizaron a América Latina a partir de la segunda mitad del siglo XX y hasta el presente? Con frecuencia, la región ha mostrado situaciones de alta inflación, importantes déficit fiscales, crisis de balanza de pagos, moratoria en sus pagos de deuda externa, alto nivel de desigualdad y debilidad de sus instituciones. Es difícil encontrar países latinoamericanos donde no haya ocurrido alguno de los fenómenos mencionados, por lo menos alguna vez en su historia. Por supuesto, también hay algunas buenas noticias. Entre los “grandes” de la región, Chile y México muestran las economías más sólidas; y entre los “chicos” sobresalen Costa Rica, El Salvador y República Dominicana. Tal como se vio en el capítulo 1, América Latina y otros países en desarrollo experimentaron tasas de inflación muy altas durante la década de 1980 y comienzos de la de 1990. En casi todos los casos, las altas tasas de inflación fueron provocadas por cuantiosos y persistentes déficit fiscales financiados por sus bancos centrales mediante emisión de dinero. En la práctica, el déficit del sector público se puede cubrir de tres maneras: por medio de endeudamiento (ya sea interno o externo), utilizando las reservas internacionales o emitiendo dinero. Los países que operan con déficit fiscales persistentes pierden reservas internacionales y enfrentan dificultades para obtener nuevos créditos. En ellos, las autoridades recurren tarde o temprano a la emisión de dinero para financiar el déficit.
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M ACROECONOMÍA
EL
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EN L A PRÁCTICA
DÉFICIT FISCAL BAJO TIPO DE CAMBIO FIJO Y FLEXIBLE
Si un país adopta un régimen de tipo de cambio fijo, el déficit fiscal financiado con emisión de dinero al final se traducirá en una pérdida de reservas internacionales. Lo anterior sucede porque en la medida que las personas poseen mayor cantidad de dinero de la que necesitan para sus transacciones, tratan de invertir en otras alternativas financieras, algunas de ellas en el extranjero. Para estas últimas, primero necesitan convertir el dinero nacional en dinero extranjero, pero cuando lo hacen el tipo de cambio tiende a subir. Para que la moneda local no se deprecie (es decir, para que el tipo de cambio no se incremente), el Banco Central vende reservas, con la finalidad de mantener el tipo de cambio. Por lo tanto, mientras haya reservas disponibles, el tipo de cambio logrará mantenerse fijo y el país evitará la inflación. Sin embargo, si el déficit persiste y las reservas se agotan, el Banco Central no tendrá más opción que devaluar su moneda (o dejar flotar el tipo de cambio). Finalmente, no será posible evitar la inflación. Con un sistema de tipo de cambio libre o flotante, un déficit persistente también es financiado de manera directa con emisión monetaria. No obstante, como en este caso el Banco Central no se compromete a mantener el tipo de cambio, se producirá una continua depreciación del tipo de cambio, lo cual hace aumentar los precios domésticos, en especial en aquellos bienes que son transables internacionalmente: los que se exportan, y los que se importan o sustituyen importaciones. Al final, el déficit fiscal conducirá a mayores tasas de inflación. Ello equivale a financiar el déficit con un impuesto —el impuesto inflación— que el gobierno cobra a quienes mantienen moneda nacional. Desde el punto de vista gubernamental, tal impuesto cuenta con las “ventajas” de que no necesita aprobación legislativa y recaudarlo no implica un costo administrativo. Sin embargo, es un impuesto bastante ineficiente, que afecta, en mayor medida, a quienes menos poseen. Es decir, es un impuesto muy regresivo.
D ÉFICIT
FISCALES , INFLACIÓN Y CRISIS DE LA BALANZA DE PAGOS
La experiencia chilena, entre 1970 y 1973, ilustra la relación entre déficit fiscal, pérdida de reservas e inflación. Durante ese periodo, el déficit del sector público pasó de poco más de 6% hasta llegar a un astronómico 30% del PIB. El déficit se financió, en su mayor parte, con emisión monetaria. No fue extraño, entonces, que las reservas internacionales cayeran del 41% al 9% de las importaciones anuales. En definitiva, buena parte del déficit fiscal se financió con la pérdida de reservas internacionales. Otra situación similar ocurrió en Perú, entre 1985 y 1988, durante el gobierno de Alan García. Un ejemplo más reciente es el caso argentino, donde la caída de reservas internacionales es menos pronunciada, ya que para evitarla hubo diversos programas de rescate financiero provenientes de organismos internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). 50 45
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Reservas/importaciones (%)
Déficit fiscal (porcentaje del PIB)
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Reservas/Importaciones
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Déficit como % del PIB
Fuente: F. Larraín, “Public Sector Behavior in a Highly Indebted Country: The Constrasting Chilean Experience”, en Larraín, F. y M. Selowsky, eds., The Public Sector and the Latin American Crisis, San Francisco: ICS Press, 1991.
Figura 5.1a
Déficit fiscal y reservas internacionales: Chile, 1970-1973
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EN L A PRÁCTICA
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Reservas/importaciones (%)
Déficit fiscal (porcentaje del PIB)
M ACROECONOMÍA
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1988 –20
–2 Reservas/Importaciones
Déficit como % del PIB
Fuente: C. Paredes “The Behavior of the Public Sector in Peru: A Macroeconomic Approach”, en Larraín, F. y M. Selowsky, eds., The Public Sector and the Latin American Crisis, San Francisco: ICS Press, 1991.
Figura 5.1b
Déficit fiscal y reservas internacionales: Perú, 1985-1988
Cuando la crisis se profundizó, se establecieron restricciones a las transacciones financieras; entre ellas, el famoso “corralito” o las limitaciones al retiro de los fondos depositados en cuentas corrientes y a plazos. Los tres casos, que se aprecian en la figura 5.1, dan una lección parecida: con un tipo de cambio fijo, y un déficit fiscal alto y creciente que al principio se financia con emisión de dinero, al final se financia con una pérdida de reservas internacionales y, por lo tanto, la situación se vuelve insostenible.
CRISIS 68
DE LA BALANZA DE PAGOS
Al colapso de un sistema de tipo de cambio fijo se le llama crisis de la balanza de pagos. Si el público prevé dicho colapso, los individuos
FISCALES , INFLACIÓN Y CRISIS DE LA BALANZA DE PAGOS
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Reservas/PIB (%)
Déficit fiscal (porcentaje del PIB)
D ÉFICIT
6 1994
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1999
Reservas/PIB
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2001
Déficit como % del PIB
Fuente: Basado en información de INDEC de Argentina (disponible en www.indec. gov. ar).
FIGURA 5.1c Déficit fiscal y reservas internacionales: Argentina, 1994-2001
que poseen dinero nacional se apresurarán a cambiarlo por moneda extranjera, dólares, en general. Tal fenómeno se conoce como ataque especulativo, y provoca el agotamiento de las reservas de moneda extranjera del banco central, o las lleva a un nivel mínimo.
MÉXICO, 1994-1995 Un buen ejemplo donde hubo un colapso de la balanza de pagos lo ofreció México a finales de 1994 y comienzos de 1995. En contraste con las recurrentes crisis de Argentina, cuyas principales causas estaban en los excesos del sector público, los problemas mexicanos no se originaron en un gran déficit fiscal (de hecho, el presupuesto estaba
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
casi en equilibrio), sino más bien en una inusual expansión del gasto privado, alimentada por un boom de crédito. Las reservas del Banco Central superaron los 20 mil millones de dólares durante la mayor parte de 1993 y alcanzaron un máximo de 29 mil millones en marzo de 1994, en parte como consecuencia de la integración de México con Estados Unidos y Canadá, vía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) en enero de 1994. En esa época, México vivía también las últimas etapas de su ingreso a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OECD). Las reformas económicas de la década anterior generaron una baja tasa de inflación y una reducción del déficit fiscal. Tales condiciones, junto con la mayor apertura internacional de México y su
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D ÉFICIT
FISCALES , INFLACIÓN Y CRISIS DE LA BALANZA DE PAGOS
favorable situación en los mercados financieros internacionales, contribuyeron a lograr los altos niveles de entrada de capitales al país, a comienzos de la década de 1990. Sin embargo, en el segundo trimestre de 1994, la tasa de interés de Estados Unidos comenzó a subir. Esto, sumado al asesinato del candidato presidencial mexicano Luis Donaldo Colosio en marzo de 1994 y la revuelta armada en Chiapas, frenó bruscamente la entrada de capitales hacia México. Las reservas del Banco Central comenzaron a menguar y siguieron cayendo todo el año (figura 5.2). El Banco Central mantuvo la paridad cambiaria mientras le duraron las reservas. En diciembre, las reservas llegaron a 5 mil millones de dólares (24 mil millones de dólares menos que en febrero); entonces la autoridad se vio obligada a dejar flotar el tipo de cambio.
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25.000
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Tipo de cambio
6 5
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Reservas, millones de DEG
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Reservas internacionales
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Jun–94
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Abr–94
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0
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1 –
Tipo de cambio
Fuente: FMI, Estadísticas financieras internacionales (CD-ROM).
Figura 5.2
Tipo de cambio y reservas internacionales en México, 1994-1995
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EN L A PRÁCTICA
Así se desató una ola de pánico financiero y los inversionistas abandonaron el país como si los persiguiera el diablo. México estuvo a punto de declarar suspensión en el pago de sus deudas en dólares, pues los mercados externos se negaban a otorgarle nuevos préstamos al gobierno. Sólo la ayuda de Estados Unidos y del FMI, a través de un enorme préstamo de emergencia, evitó que el gobierno declarara la bancarrota. Las reservas de moneda extranjera ya iban por los 4 mil millones de dólares en enero de 1995 y el tipo de cambio, que en noviembre se transaba alrededor de 3,4 pesos por dólar estadounidense, llegó a casi 7 pesos por dólar en marzo. El año 1995 marcó una profunda recesión en México, a pesar de la operación internacional de rescate, con lo que se demostró que una crisis financiera llega a tener efectos negativos muy costosos en la economía real.
ARGENTINA, 2001-2002
72
Otro ejemplo de crisis de la balanza de pagos, aunque con matices aún más dolorosos, ocurrió en Argentina entre 2001 y 2002, cuando colapsó el sistema de caja de convertibilidad vigente desde principios de la década de 1990. Tal como se observa en la figura 5.3, durante el primer semestre de 2001, el nivel de reservas del Banco Central se había mantenido estable en alrededor de 24 mil millones de dólares. No obstante, los tres años continuos de recesión, los altos índices de evasión tributaria y la reticencia gubernamental a bajar los niveles de gasto público hicieron que el déficit se volviera incontrolable. Lo anterior motivó que, entre julio y agosto de dicho año, las reservas disminuyeran en $6.500 millones de dólares, casi un tercio de su valor inicial. Un programa de rescate financiero del FMI, lanzado en septiembre, logró que las reservas se recuperaran y llegaran a los 21 mil millones de dólares, y que el sistema cambiario continuara. No obstante, se esfumó la confianza en el programa económico. Sin poder recurrir al financiamiento externo lo cual se reflejó en
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FISCALES , INFLACIÓN Y CRISIS DE LA BALANZA DE PAGOS
una sobretasa o prima por riesgo–país del orden de los 1.500 puntos base (15%), sobre la tasa del Bono del Tesoro de Estados Unidos a partir de julio (¡que superó los siete mil puntos en el peor momento del colapso argentino!), y enfrentando costos prohibitivos para endeudarse internamente, la autoridad al principio encaró la creciente demanda de moneda extranjera vendiendo sus reservas a un ritmo promedio de 400 millones de dólares mensuales. En diciembre de 2001, la situación se tornó crítica y las restricciones a las operaciones financieras se endurecieron con la finalidad de evitar un ataque especulativo masivo. Así, se instauró el “corralito financiero” que impedía a las personas utilizar sus fondos depositados
30.000
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Reservas (millones de dólares)
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Reservas internacionales
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Mar–02
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Ene–02
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Mar–01
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Ene–01
Tipo de cambio (pesos argentinos/dólares)
4,0
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Tipo de cambio
Fuente: Basado en información de Indec de Argentina (disponible en www.indec.gov.ar).
Figura 5.3
Tipo de cambio y reservas internacionales en Argentina, 2001-2002
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EN L A PRÁCTICA
en el sistema bancario. Lo anterior motivó una serie de conflictos sociales que provocaron la caída del presidente Fernando de la Rúa. Luego de un periodo de incertidumbre política, que se reflejó en el récord sin precedentes de cinco presidentes en menos de dos semanas, la administración del presidente Duhalde optó por devaluar como una forma de preservar las reservas internacionales, hasta que el peso se ubicara en una relación de 1,4 pesos por dólar, bajo el argumento de que una devaluación controlada evitaría que se disparara la inflación. Pero —como normalmente ocurre— la devalación no logró controlarse. Después se adoptó un régimen de tipo de cambio flexible, el cual subsiste hasta hoy. Aunque el peso argentino se recuperó en 2003, desde principios de 2002 perdió más del 60% de su valor respecto del dólar, y la inflación anual superó el 40 por ciento. El fenómeno mencionado no es nuevo para Argentina, pues a finales de la década de 1980 sucedió algo similar en la administración de Raúl Alfonsín, cuando el denominado Plan Austral colapsó.
LA
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CRISIS ASIÁTICA
La crisis del Sudeste Asiático, en la segunda mitad de la década 1990, que se analiza con todo detalle en el recuadro “Macroeconomía en la práctica”, es otro ejemplo de crisis de balanza de pagos. No obstante, deben hacerse ciertas distinciones acerca del origen de los hechos más recientes. El creciente flujo de información y la interconexión entre los mercados, fenómeno que se liga al tema de la globalización (que se verá con mayor detalle en el último capítulo), ofrece una pista acerca de cuáles son las diferencias entre los detonantes de las crisis (las ya comentadas y las de Asia). Por otro lado, la función del Estado en la gestación de la crisis asiática es distinta a la ya analizada para los casos de Chile, México y Argentina, en cuanto que en el caso asiático las autoridades no incurrieron en déficit fiscales insostenibles. En palabras de Paul Krugman, un respetado economista de Princeton University, la crisis asiática
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FISCALES , INFLACIÓN Y CRISIS DE LA BALANZA DE PAGOS
tuvo mucho menos de “crisis de balanza de pagos” que de “crisis de mala banca”, en el sentido de que el modelo usual que utilizan los economistas para analizar fenómenos de este tipo (gobiernos con altos déficit + inflexibilidad en mercados = pérdida de reservas + crisis) se “quedó corto” al tratar de explicar los sinsabores de la caída de los tigres asiáticos. Además, existe el fenómeno del contagio: las crisis traspasan fronteras y envuelven a otras economías aparentemente sanas.
Macroeconomía en la práctica La crisis financiera asiática de 1997-1998 n julio de 1997 se devaluó la moneda tailandesa (el baht), contradiciendo las repetidas declaraciones de las autoridades gubernamentales en el sentido de que eso no ocurriría. En cuestión de días, las monedas de Indonesia, Filipinas y Malasia recibieron fuertes embates, y comenzaron a derrumbarse. Para fines de octubre, el won, de Corea del Sur, colapsó y la crisis se generalizó en el continente asiático. Paradójicamente, apenas unos cuantos meses antes de las crisis, los analistas consideraban a tales economías como sólidas y estables. Estos países eran de los más observados por la comunidad financiera internacional, por lo que su crisis dejó perplejos a muchos. El hecho es que la mayoría de las economías asiáticas sufrieron una severa recesión en 1998. ¿Cómo pudo sufrir un colapso tan repentino y grave
E
una región que había tenido tanto éxito? La respuesta es que Asia vivió una clase particular de crisis financiera. El aumento del flujo de capitales hacia los mercados emergentes durante la primera mitad de la década de 1990 generó grandes volúmenes de inversiones, pero, al mismo tiempo, ocasionó la pérdida de competitividad de monedas asiáticas que operaban bajo un régimen de tipo de cambio fijo. A principios de 1997 al menos dos monedas, el baht tailandés y el won coreano, parecían estar listas para una devaluación. Los inversionistas nacionales y extranjeros empezaron a convertir parte de sus reservas de moneda local en moneda extranjera. Lo anterior provocó una pérdida gradual de reservas internacionales. En consecuencia, el Banco Central de Tailandia se vio obligado a devaluar el 2 de julio de 1997. 75
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
Muchos bancos asiáticos tenían cuantiosas deudas de corto plazo en dólares con inversionistas internacionales, especialmente con bancos de Europa, Estados Unidos y Japón. Cuando se devaluó la moneda tailandesa, los inversionistas aceleraron el retiro de sus préstamos a la región, pues temían que, de no hacerlo, buena parte de las deudas de corto plazo quedarían sin pagarse. Los bancos asiáticos no estaban en condiciones de pagar con facilidad a sus acreedores externos, pues contaban con dinero colocado en créditos para proyectos de inversión de largo plazo, como fábricas y propiedades inmobiliarias. Tales bancos no podían simplemente pagar el volumen de créditos de corto plazo que estaban venciendo. La posibilidad de incumplimiento de pagos aumentó y la sensación de caos inminente agravó el pánico entre los acreedores externos. Muchos deudores fueron empujados a la quiebra, y las monedas asiáticas comenzaron a desmoronarse a medida de que los inversionistas, internos y externos, trataban de retirar sus fondos de la región tan pronto como podían. Cuando uno de los países cayó presa del pánico, las
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naciones vecinas, además de lidiar con sus propios problemas, tuvieron que enfrentar los problemas que surgieron por el contagio. Investigaciones recientes demuestran que una vez que una nación cae en una crisis cambiaria, la probabilidad de que sus vecinos lo hagan aumenta, en promedio, en cerca del 10%; y dos terceras partes de quienes llegan a una probabilidad de crisis del 20% enfrentan, en efecto, una crisis en los 24 meses siguientes. El fenómeno de contagio explica parcialmente la depreciación del peso chileno entre 2001 y 2002. Refleja, además, el efecto de la integración financiera y comercial en la transmisión de las crisis internacionales. Las políticas económicas deben incluir el contagio como otro elemento de análisis. Por ello, se escucha crecientemente el término “blindaje financiero”, que se refiere a los intentos de los países por lograr una estructura financiera más sólida (por ejemplo, disponiendo de créditos contingentes) que los haga menos vulnerables a las retiradas abruptas de capitales privados.
capítulo 6
¿CUÁNTO
CUESTA
ESTABILIZAR UNA ECONOMÍA?
¿C UÁNTO
CUESTA ESTABILIZAR UNA ECONOMÍA ?
E
n el capítulo 1 se vio que, en la década de 1980, la tasa de inflación promedio en América Latina fue cercana al 150%, y que la de 1990 estuvo en torno al 60%, aunque —excluyendo a Brasil— la cifra se reduce al 23%; en tanto que en el trienio 1999–2001 el promedio fue de 7,6%. Sin embargo, en 2002 se vivieron importantes retrocesos en países como Argentina (41%), Venezuela (31%) y Uruguay (26%). Tales cifras plantean distintas interrogantes. Entre ellas, ¿por qué los países industrializados y las economías más dinámicas de Asia tuvieron consistentemente inflaciones menores que América Latina? ¿Cómo y por qué bajó la tasa de inflación en esta última región? ¿Hay costos asociados con dicho proceso? El presente capítulo aborda estas y otras cuestiones al respecto. Para entender el contexto histórico de la relación mencionada, hay que remontarse a las décadas de 1970 y 1980, cuando se suscitó un acalorado debate en los círculos académicos respecto de la manera menos costosa de detener la inflación, pues tal fenómeno apareció con una fuerza inusitada, azuzado por la fuerte subida del precio del petróleo en 1973 y por los altos déficit fiscales. La principal controversia no radicaba en si se debía o no reducir la inflación, sino en qué forma y a qué velocidad hacerlo. Muchos pensaban que una rápida caída en la inflación sólo podía conseguirse “provocando” una recesión, mediante el uso restrictivo de las políticas monetaria y fiscal. La otra alternativa consistía en reducirla gradualmente con una desaceleración económica más lenta, pero con el costo de aceptar por largo tiempo las indeseables consecuencias de la inflación. El problema también se vivió en Estados Unidos, donde la administración Reagan optó por la primera opción en 1981. Los costos fueron evidentes: una caída del 2% en el PIB en 1982 y un aumento del desempleo del 10%. No obstante, el beneficio también fue claro: la inflación bajó de 10,3% en 1981 a 3,2% en 1983. En la actualidad, en Estados Unidos, la discusión se refleja sobre todo en los textos sobre estudios económicos, ya que la tasa de inflación superó el 5% sólo una vez en las últimas dos décadas, gracias
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
en buena parte al desempeño de los presidentes de la Reserva Federal, en especial de Alan Greenspan, a quien los mercados reverencian. Un ejemplo sobre la manera alternativa y gradual de reducir la inflación proviene del sur del continente americano, específicamente de Chile, donde en 1990 la inflación llegó a 27,3%. Nueve años más tarde, en 1999, cayó a 2,3%. El mencionado proceso de estabilización ocurrió simultáneamente con el nacimiento de un Banco Central autónomo. De hecho, una parte importante del crédito de la estabilización corresponde a dicha institución, que en ese periodo adoptó un esquema de metas de inflación, enfoque que ganó alta credibilidad en el mercado. Varios países, además de Chile, también lograron la estabilización, reduciendo la inflación a tasas muy cercanas a las de las naciones industrializadas. El desafío de los bancos centrales de esos países es hoy, más bien, mantener la estabilidad. Por desgracia, algunas economías latinoamericanas volvieron a experimentar los sinsabores de la inflación en 2002. Sin embargo, hay que tener claro que generalmente la causa primaria de la inflación es un déficit fiscal alto y fuera de control. Mientras no se solucione ese problema, la inflación reaparecerá una y otra vez, como el Ave Fénix que renace de sus cenizas.
COSTOS
80
DE LA INFLACIÓN
Desde hace tiempo, hay un consenso generalizado respecto de que tasas de inflación altas y volátiles son costosas para la economía de un país. Ha llegado a pensarse que si los precios y los ingresos suben al mismo ritmo no habría ningún problema. Sin embargo, aun en este caso se tienen costos asociados con la inflación. En primer lugar, la inflación es un impuesto a la posesión de dinero que no requiere aprobación legislativa; como las personas necesitan dinero para realizar sus transacciones, éste pierde parte de su valor al utilizarlo como medio de intercambio. Por lo tanto, uno de los costos es que la gente evita utilizar el dinero.
¿C UÁNTO
CUESTA ESTABILIZAR UNA ECONOMÍA ?
Se trata de un comportamiento característico de los casos más extremos de alta inflación o de las hiperinflaciones. Hay hiperinflación si la tasa de inflación mensual supera el 50%. En la historia económica latinoamericana, cinco países han tenido hiperinflaciones: Bolivia, entre 1984 y 1985; Argentina, Brasil y Perú, entre 1989 y 1990; y Nicaragua, a partir de 1986. Este último estuvo “enfermo” de hiperinflación nada menos que durante 58 meses ininterrumpidos, con una tasa de inflación promedio de 260% al mes. El afán por cambiar de inmediato el dinero recibido por bienes o moneda extranjera es tan fuerte en estos casos que, con razón, se dice que “el dinero quema los bolsillos de las personas”. También se reconoce que la inflación llega a producir importantes redistribuciones del ingreso y de la riqueza. Por ejemplo, un
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
individuo que se endeude en pesos ganaría al aumentar inesperadamente la inflación, pues en términos reales el valor de la deuda pagado al final del préstamo sería menor que su valor esperado. Asimismo, pierden aquellas personas sujetas a contratos laborales de largo plazo y sin reajuste (o con un reajuste que subestima la inflación), o quienes no cuentan con instrumentos financieros para protegerse de la inflación, como sería la adquisición de dólares o el uso de cuentas bancarias indexadas. La inflación perjudica sobre todo a la gente pobre. No es extraño que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos argentino (Indec), la proporción de personas pobres haya subido del 35% al 58% entre septiembre de 2001 y octubre de 2002, en parte debido a la grave recesión económica en dicho país, pero en especial por los efectos de la inflación en la canasta básica. La inflación, además, hace que los precios pierdan su valor como proveedores de información, y normalmente induce a las personas a tomar decisiones erróneas de producción y consumo. En consecuencia, representa importantes costos, por lo cual, cuanto menor y más estable sea, será mejor para el país. ¿Pero cómo conseguirlo? ¿Existe algún costo de estabilizar los precios en términos de empleo o producto? Para responder las interrogantes, primero es necesario conocer si hay algún nexo entre tales variables.
INFLACIÓN
82
Y DESEMPLEO
El dilema entre inflación y desempleo, que se esbozó con el ejemplo inicial, ha sido constante objeto de estudio para los macroeconomistas durante el último medio siglo. La figura 6.1 muestra la relación entre las dos variables para Estados Unidos entre 1961 y 1969. ¿Hay alguna razón para que ambas variables se relacionen? Si en todos los mercados hubiera flexibilidad de precios (al alza y a la baja) y las personas tuvieran acceso pleno a la información económica pertinente, no cabría esperar ninguna relación entre inflación
¿C UÁNTO
CUESTA ESTABILIZAR UNA ECONOMÍA ?
6,0 5,5
Inflación (porcentaje)
5,0 4,5 4,0 3,5 3,0 2,5 2,0 1,5 1,0 3,0
3,4
3,8
4,2
4,6
5,0
5,4
5,8
6,2
6,6
7,0
Desempleo (porcentaje) Fuente: Informe económico del Presidente, 1998. Cuadro B-42, p. 64.
Figura 6.1
Inflación y desempleo en Estados Unidos, 1961-1969
y desempleo, lo cual se aclara con un ejemplo: suponga que abruptamente el Banco Central duplica la cantidad de dinero que existe en la economía. Ante tal eventualidad, la gente tendría más dinero para realizar sus compras, y subiría la demanda por todo tipo de artículos. Desde el tradicional almacén del barrio hasta los grandes centros comerciales verían crecer las ventas y los precios empezarían a subir como una forma de racionar la producción. Para elevar el nivel de producción y ventas, los empresarios intentarían contratar más trabajadores, quienes aceptarían gustosos, aunque por un salario mayor. Ante esas circunstancias, los empresarios trasladarían los costos salariales mayores a los precios de venta. Llegaría un momento en que se esperaría que los precios se duplicaran desde el nivel previo al de la expansión monetaria, y al final no ha-
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
bría ninguna repercusión en la actividad económica. Entonces, la mayor demanda no implica necesariamente que la producción aumente. Es más, si todas las personas supieran que el Banco Central duplicó la masa monetaria, es probable que la variación de precios fuera más rápida de lo que se describe en el párrafo anterior. Los precios y salarios subirían al doble y no aumentarían ni el empleo ni la producción. En otras circunstancias, sin embargo, se esperaría que la mayor demanda motivada por la expansión monetaria, resultara en un aumento de la producción y en una caída del desempleo. En primer lugar, los productores tal vez no sabrían con certeza si el mayor nivel de demanda es fruto de que, en efecto, se incrementó la demanda por sus productos o de que el Banco Central realizó una acción para elevar el nivel de actividad. En tal caso, el Banco Central puede afectar la producción vía medidas expansivas imprevistas. En segundo lugar, hay contratos salariales que se negocian típicamente por periodos de uno a tres años. Como resultado, un incremento de los precios de venta no tendría como contrapartida un mayor nivel de salarios. Más bien, el salario real caería y los empresarios se verían obligados a emplear más trabajo, como se vio en el capítulo 2. Los elementos clave, entonces, para determinar la relación entre inflación y desempleo —y por ende los costos de estabilizar la economia— son dos: las expectativas de las personas y la existencia de inflexibilidades en los salarios o los precios, como las que producen los contratos.
INERCIA
INFLACIONARIA
Existe una serie de factores que afecta el costo de estabilizar, es decir, de reducir la inflación con más o menos “dolor”, en términos de aumento del desempleo. Tales factores determinan el grado de inercia inflacionaria de una economía. A continuación se revisarán los más importantes: 84
•
Expectativas de inflación. Tal vez los salarios nominales aumenten porque los trabajadores esperan alguna “sorpresa in-
¿C UÁNTO
CUESTA ESTABILIZAR UNA ECONOMÍA ?
flacionaria”. Si no confían en que el gobierno mantenga la disciplina macroeconómica, y se ajustaron sus salarios hacia arriba, previendo un aumento en la cantidad de dinero, será más difícil estabilizar. Entonces, resulta aplicable un viejo adagio: no basta con que el Banco Central sea virtuoso, también debe parecerlo. •
Indexación de salarios. En algunos países, en especial aquellos que han atravesado largos periodos inflacionarios, como Brasil, los salarios nominales se reajustan automáticamente sobre la base de la inflación pasada. En presencia de indexación total, si los precios aumentan un 10%, los salarios se reajustarán de manera automática con un piso del 10 por ciento.
•
Contratos laborales a largo plazo. En tal caso, los acuerdos laborales se establecen en contratos que duran varios años. En un contrato a tres años, por ejemplo, puede especificarse que el salario aumentará a comienzos del primero, del segundo y del tercer años. El contrato establece entonces un salario nominal para cada año, que se determina en forma importante por las expectativas de inflación que se tienen al momento de negociarlo.
•
Poder de negociación laboral. Otra causa para explicar el aumento de los salarios es que los sindicatos y demás instituciones responsables de fijar los salarios adquieren mayor poder negociador.
Cuanto mayores sean las expectativas de inflación, más fuerte sea la indexación salarial, se usen más los contratos laborales de mediano y largo plazos, o sea mayor el poder de negociación de los sindicatos, mayor será la inercia inflacionaria y, por lo tanto, el costo de reducir la inflación en términos de empleo. En el siguiente recuadro se analizarán los intentos de varios países latinoamericanos por reducir la escalada en los precios a través del manejo del tipo de cambio.
85
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
Macroeconomía en la práctica Estabilización basada en el tipo de cambio en América Latina finales de la década de 1970, algunos países del Cono Sur —Argentina, Chile y Uruguay— intentaron poner fin a la alta inflación, principalmente fijando el tipo de cambio, sin tomar las precauciones correctas para frenar el aumento de los salarios nominales, que contenían varios elementos de inercia, en especial a causa de la indexación retrospectiva. Los precios internos continuaron subiendo rápidamente, y las industrias exportadoras se vieron en graves apuros. Al final, cada uno tuvo que revertir la política y aceptar una importante devaluación de su moneda nacional. En la década de 1990, algunos aspectos de tal experiencia se volvieron a vivir en el continente. Varios países, entre ellos Argentina, México y Brasil, sufrieron de inflación alta o hiperinflación, tras la cual se estabilizaron usando un tipo de cambio fijo. Una vez más, la sobrevaluación de la moneda planteó profundas dificultades subsecuentes. La experiencia argentina de finales de la década de 1970 es ilustrativa. En 1979 se introdujo en Argentina una política para mantener las devaluaciones cambiarias muy por debajo de la tasa de inflación vigente, con el propósito de reducirla con rapidez. Si bien esa polí-
A
86
tica tuvo éxito, en cuanto a terminar con la inflación de algunos productos, los salarios nominales continuaron subiendo con fuerza y la inflación general continuó siendo mucho mayor que la tasa de devaluación. Con la enorme brecha entre la inflación, por un lado, y la devaluación cambiaria, por el otro, el sector exportador se vio en graves apuros; y comenzaron las especulaciones manifestando que pronto habría que devaluar de manera significativa el tipo de cambio. Los argentinos convirtieron sus pesos a dólares, por lo que el Banco Central redujo sustancialmente sus reservas internacionales. Al correr del tiempo, el ente emisor se quedó sin recursos para sostener la medida, y la política cambiaria tuvo que abandonarse por completo. Chile fue aún más radical en su uso del tipo de cambio para reducir la inflación. Tras experimentar por un breve tiempo una serie de minidevaluaciones, la moneda chilena se fijó rígidamente al dólar en junio de 1979. Para entonces, los precios aún conservaban una importante inercia, en parte como herencia de una ley laboral de 1979, la cual obligaba a reajustar los salarios nominales al menos por la
¿C UÁNTO
inflación de los últimos 12 meses. Como consecuencia de la indexación de salarios, la inflación continuó siendo alta a pesar del tipo de cambio fijo. A mediados de 1982 fue necesario devaluar, al costo de una nueva ronda de altas tasas inflacionarias. A comienzos de la década de 1990, Argentina seguía batallando contra la hiperinflación, por lo que volvió a intentar una medida radical. En 1991, por ley fijó su moneda a la par del dólar de Estados Unidos y prohibió la expansión del crédito interno por parte del Banco Central. A tal combinación de tipo de cambio fijo y fin de la expansión crediticia se le llama caja de convertibilidad (o currency board). En esa época, la inflación interna era sustancialmente más alta que la inflación internacional; y lo que siguió fue una fuerte apreciación real del peso argentino. El plan resultó muy exitoso en cuanto a reducir la inflación, pero la consiguiente sobrevaluación lesionó al sector transable y contribuyó —al menos de manera indirecta— a las recesiones de 1995 y 1999. Más o menos por la misma época, México utilizaba un “ancla cambiaria” en forma de una depreciación lenta, aunque sostenida, de su moneda como instrumento para estabilizar sus precios, que venían sufriendo una alta inflación desde la década de 1980. También en esa nación la política tuvo un éxito
CUESTA ESTABILIZAR UNA ECONOMÍA ?
notable, pero sólo tras contribuir a una marcada apreciación real del peso mexicano. Cuando una tormenta política arrasó al país en 1994, año de elecciones, muchos mexicanos comenzaron a especular que el peso tendría que devaluarse. Por ello, convirtieron sus pesos a dólares y obligaron al Banco de México a intervenir para estabilizar la moneda nacional. Lamentablemente, por los mexicanos dudosos y los inversionistas extranjeros cada vez más alarmados, que paralizaron sus compras de activos mexicanos en 1994, sobrevino una pérdida masiva de reservas de moneda extranjera. Cuando ya las reservas se estaban agotando, se dejó flotar el peso mexicano. Brasil vivió el tercer caso dramatico de estabilización, por la vía del tipo de cambio, en América Latina en la década de 1990. En 1994, esa nación introdujo una nueva moneda, el real, estrechamente ligado al dólar estadounidense. La reforma monetaria, combinada con un tipo de cambio estable, hizo maravillas en cuanto a moderar la inflación e incluso contribuyó a que hubiera un auge de gasto y confianza por parte de los consumidores. No obstante, la inflación seguía alta, aunque iba cayendo verticalmente en 1994 y 1995, lo cual generó una fuerte apreciación del real. Para 1996 estaba claro que el Plan Real, como se le llamó, había
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
puesto en aprietos a los exportadores brasileños. En 1998, los inversionistas extranjeros en el país comenzaron a intranquilizarse a la luz de la inestabilidad monetaria y financiera del Asia Oriental. Sacaron sus préstamos de Brasil, especulando que éste sería el próximo país con tipo de cambio fijo que se vería obligado a devaluar. Brasil hizo esfuerzos por mantener su tipo de cambio fijo, pero sólo lo consiguió hasta enero de 1999. Las reservas internacionales se evaporaron (se perdieron unos $45 mil millones de dólares en el segundo semestre de 1998) y finalmente el tipo de cambio se dejó libre. Las implicaciones de los episodios mencionados todavía son tema de debate. Una opinión es que las estabilizaciones cambiarias fueron útiles al comienzo del programa antiinflacionario, aunque más tarde debieron permitir
EL
88
cierta flexibilidad del tipo de cambio, antes de agotar las reservas. Otros argumentan que la única verdadera solución era “encadenar la moneda y tirar la llave”, ya sea adoptando rígidos acuerdos de cajas de convertibilidad, como en Argentina (a riesgo de sufrir recesiones periódicas, que serían el precio por la estabilidad de la moneda), o ir todavía más lejos y abandonar la moneda nacional por completo, adoptando una moneda extranjera como el dólar de Estados Unidos. En tal caso, se acabaría el peligro de sufrir una crisis cambiaria, pero el valor internacional del dólar y la política monetaria estadounidense quizá no serían lo más adecuado para el país en cuestión. Más aún, para muchas naciones resultaría muy costoso comprar los dólares necesarios para hacer la conversión de la moneda.
COEFICIENTE DE SACRIFICIO
Una vez que la inflación se instala e incorpora a las expectativas, habrá probablemente un periodo de mayor desempleo para reducir la inflación. El coeficiente de sacrificio se define como el exceso de desempleo acumulado por encima del nivel de equilibrio (o “tasa natural” de desempleo) dividido entre la reducción de la inflación, de principio a fin, del programa de estabilización. En otras palabras, el coeficiente de sacrificio indica cuál es el costo, en términos de puntos de desempleo adicional, de cada punto de reducción en la inflación.
¿C UÁNTO
CUESTA ESTABILIZAR UNA ECONOMÍA ?
Considere un ejemplo de la experiencia estadounidense en la década de 1980. Entre 1978 y 1980, la inflación en Estados Unidos se mantuvo persistentemente en dos dígitos, un fenómeno que no se observaba desde hacía más de medio siglo. Durante su campaña presidencial de 1980, Ronald Reagan prometió enfáticamente reducir la inflación. Para ello utilizó una política monetaria contractiva que provocó una recesión, aunque la inflación cayó del 10,4% en 1980 al 3,2% en 1984. ¿Cuál fue el costo de la estabilización en términos de aumento del desempleo? El coeficiente de sacrificio, entre 1980 y 1984, se calculó utilizando 6% como la tasa natural de desempleo en Estados Unidos. Es decir, para cada año se calcula cuánto excedió el desempleo la tasa natural tomando como base el 6%. Entre el último trimestre de 1980 y el último de 1984, el exceso de desempleo acumulado, por sobre la tasa natural del 6%, fue del 10,8%. Desde el comienzo hasta el fin del periodo, la inflación cayó en 7,2%. Así, el coeficiente de sacrificio fue 1,5 (10.8 dividido entre 7,2), lo que significa que, por cada punto de reducción en la inflación, el desempleo aumentó 1,5 puntos porcentuales.
CREDIBILIDAD
Y AUTONOMÍA DEL
BANCO CENTRAL
Es fundamental que el sector privado sienta confianza en cuanto a que las autoridades toman muy en serio el control de la inflación. Cuanto más serio se perciba tal esfuerzo, más rápido se ajustarán hacia abajo las expectativas de inflación y más fácil será lograr el objetivo. Si el Banco Central es capaz de crear normas claras —como anunciar públicamente sus objetivos inflacionarios—, asociándolas con sus propios instrumentos de política, aumentará la credibilidad del programa antiinflacionario. En algunos países, cuando la gente percibe que el Banco Central se subordina al poder político, merma mucho la confianza en esa institución. Entonces, para fortalecer la credibilidad del Banco Central, numerosos países separan su gestión del control del gobierno y le
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
otorgan una autonomía suficiente como para negarse a aprobar un crédito al gobierno. En la práctica tal medida ya demostró que resulta muy eficaz. El cuadro 6.1 muestra un indicador del grado de independencia entre el Banco Central y el Poder Ejecutivo en 17 países industrializados durante el periodo de 1973 a 1988, junto con la inflación promedio de cada uno. En este caso, los bancos centrales se clasifican desde menos autónomos (índice de 1) a más autónomos (índice de 4). Esta información demuestra una clara relación entre el grado de autonomía y la inflación: cuanto más independiente sea el Banco Central, la tasa de inflación será menor.
Cuadro 6.1 Autonomía del Banco Central y tasas de inflación en distintos países, 1973-1988
País Nueva Zelanda España Italia Australia Reino Unido Francia Bélgica Noruega Suecia Dinamarca Canadá Holanda Japón Estados Unidos Alemania Suiza 90
Inflación promedio
Índice de autonomía del Banco Central
12,2 12,4 12,5 9,5 6,7 8,2 6,0 8,2 8,3 8,6 7,2 4,3 4,5 6,4 3,4 3,1
1,0 1,5 1,75 2,0 2,0 2,0 2,0 2,0 2,0 2,5 2,5 2,5 2,5 3,5 4,0 4,0
Fuente: Alberto Alesina y Lawrence Summers, “Central Bank Independence and Macroeconomic Performance: Some Comparative Evidence”, Journal of Money Credit and Banking, mayo de 1993.
capítulo 7
LA
IMPORTANCIA
DEL CONSUMO Y EL AHORRO
LA
IMPORTANCIA DEL CONSUMO Y EL AHORRO
E
l comienzo de la recesión en Estados Unidos, en marzo de 2001; el impacto psicológico de los atentados del 11 de septiembre del mismo año, y la guerra en Irak, en marzo de 2003, afectaron en forma significativa los índices de confianza de los consumidores, los cuales miden el estado de ánimo frente a condiciones económicas como el desempleo, la inflación y las expectativas sobre los acontecimientos futuros (figura 7.1). Como se verá a lo largo del presente capítulo, las perspectivas sobre el futuro de la economía resultan primordiales para entender el comportamiento del principal componente del PIB: el consumo, que es el destino principal de la producción. En efecto, comprender los factores que determinan el consumo de una familia y de un país resulta fundamental para entender cómo fun-
115
Inicio de la recesión
Índice (febrero de 1966 =100)
110 Guerra contra Irak 105 100 95 90 85
Atentados del 11 de septiembre
80
Ene–00 Mar–00 May–00 Jul–00 Sep–00 Nov–00 Ene–01 Mar–01 May–01 Jul–01 Sep–01 Nov–01 Ene–02 Mar–02 May–02 Jul–02 Sep–02 Nov–02 Ene–03 Mar–03 May–03
75
Fuente: Universidad de Michigan (disponible en www.sca.isr.umich.edu).
Figura 7.1
Índice de confianza de los consumidores estadounidenses, febrero de 1966 = 100
93
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
ciona la economía. En primer lugar, el consumo es el destino de la mayor parte de la producción nacional. Por ejemplo, el consumo representa el 74% del PIB en Argentina, el 71% en México, el 70% en Estados Unidos, el 66% en Chile y el 58% en España. En consecuencia, cuando una economía local se estanca o crece muy poco, una de las principales preguntas que las autoridades que administran las cuestiones económicas deben responder es cómo van a reactivar el consumo. En segundo lugar, las decisiones relacionadas con el consumo son la otra cara de la medalla de las decisiones de ahorro. Estudios recientes demuestran que los países que más ahorran tienden a crecer más. No es extraño entonces que países asiáticos con tasas de ahorro cercanas —o superiores— al 30% del PIB, hayan experimentado crecimientos sostenidos superiores al 7% anual durante más de tres décadas.
LA
94
DECISIÓN ENTRE CONSUMO Y AHORRO
Una cuestión clave para el análisis es la manera en que las familias determinan cuánto de su ingreso corriente van a ahorrar y cuánto a consumir. En particular, ¿cómo afectan las variaciones del ingreso y de las tasas de interés a los niveles deseados de consumo y ahorro en un momento específico? Para responder tales interrogantes, analizaremos el origen de los fondos que se destinan al consumo y al ahorro. En general, las familias periódicamente disponen de ingresos laborales o financieros, además de que tienen una idea aproximada de los ingresos que podrían recibir a futuro. Al mismo tiempo, poseen un nivel de riqueza acumulado a través del tiempo, producto de herencias o ingresos anteriores. La decisión entre consumo y ahorro no depende sólo del ingreso y la riqueza actuales, sino también de las expectativas futuras; por ello, se afirma que se trata de una decisión de carácter “intertemporal”. Con tales condiciones, y con el deseo de obtener el máximo bienestar, las familias toman simultáneamente las decisiones de cuánto consumir hoy y cuánto en el futuro. Dicho perfil temporal de consumo se
LA
IMPORTANCIA DEL CONSUMO Y EL AHORRO
revisa continuamente de acuerdo con las variaciones del ingreso familiar, de la tasa de interés o de las condiciones de acceso a los mercados de crédito. Sin embargo, la decisión de consumo se sujeta a una importante restricción. Es cierto que las personas pueden endeudarse y consumir más allá de su ingreso disponible durante algunos periodos, aunque a lo largo de toda su vida no deberían gastar más de lo que perciben. En cierta forma, los mercados financieros se aseguran que ello no ocurra. Las familias prefieren una trayectoria de consumo estable a una inestable. Puesto que el ingreso llega a fluctuar entre periodos, la relación entre consumo e ingreso corriente no es tan clara. Aquellas familias que pueden endeudarse en los mercados financieros determinan su consumo no sobre la base del ingreso presente, sino del ingreso permanente. Este último es una especie de promedio que se obtiene entre el ingreso actual y el ingreso futuro esperado. En el caso de una caída temporal del ingreso corriente, el ingreso permanente varía poco, en tanto que el consumo no disminuye significativamente. Como el consumo cae poco frente a una reducción del ingreso actual, se reduce el ahorro. No obstante, en caso de una caída permanente del ingreso —o que se perciba como permanente— el consumo disminuye en un monto similar al del ingreso, mientras que el ahorro no varía demasiado. Es posible argumentar que resulta difícil distinguir entre una variación del ingreso transitoria y una permanente. En algunos casos, sin embargo, la distinción es sencilla. Piense en el agricultor argentino que cultivaba trigo en la pampa. Tras una sequía poco común que afectó a Estados Unidos en 1988, destruyendo gran parte de la cosecha de trigo de ese país, el precio del grano prácticamente se duplicó en los mercados internacionales. La cosecha en la pampa fue buena ese año, por lo que el agricultor argentino disfrutó de un aumento importante en sus ingresos cuando exportó su trigo. Sin embargo, como no era probable que se repitiera la sequía en Estados Unidos en el futuro cercano (considerando el patrón de lluvias de este país), el agricultor quizás hizo bien en consi-
95
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
derar como transitorio buena parte de su ingreso de 1988. De acuerdo con los resultados anteriores, lo lógico sería que el agricultor ahorrara la mayor parte de su ingreso extra. Otra observación importante es que hay un patrón regular del ingreso durante la vida de las personas. Cuando son jóvenes, sus ingresos son bajos, por lo que a menudo se endeudan (o “desahorran”), ya que suponen que ganarán más con el correr de los años. Durante sus años productivos, sus ingresos alcanzan un máximo en la edad madura; pagan sus deudas contraídas con antelación y ahorran para cuando se jubilen. Al jubilarse, sus ingresos laborales caen, por lo cual deben consumir los recursos que acumularon hasta entonces. Observe que hay dos etapas de desahorro en la vida de un individuo —los
96
LA
IMPORTANCIA DEL CONSUMO Y EL AHORRO
Tiempo Inicio de actividades laborales Consumo
FIigura 7.2
Jubilación
Muerte
Ingreso
Hipótesis del ciclo de vida en el consumo e ingreso
primeros y los últimos años— y una de ahorro, los años intermedios, como se indica en la figura 7.2.
LAS
RESTRICCIONES DE LIQUIDEZ
Y EL AHORRO PRECAUTORIO En términos generales, la restricción de liquidez se define como la incapacidad de algunos individuos de endeudarse considerando sus ingresos futuros, lo cual se debe a que quienes otorgan el crédito suponen que esos individuos enfrentarán dificultades para pagar los préstamos, y no cuentan con las garantías adecuadas que los respalden. Esto llega a invalidar algunas de las conclusiones anteriores sobre el consumo, que se basaban explícitamente en el supuesto de que los agentes económicos son capaces de tomar y otorgar créditos libremente, dentro de los límites que le imponen sus ingresos a lo largo de toda su vida. Imagine, por ejemplo, a un estudiante universitario de primer año que piensa, con razón, que sus perspectivas de ingreso futuro son buenas. Si solicita un préstamo, tal vez logré obtener el suficiente finan-
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
ciamiento para cubrir todos sus estudios (quizá gracias a algún crédito fiscal), aunque con toda seguridad no conseguirá suficiente crédito como para aumentar su estándar de vida al nivel del ingreso permanente que espera. Los mercados financieros por lo general prestan contra una garantía, no sólo contra la promesa de que un deudor financiará el servicio de su crédito con sus ingresos laborales futuros. Una importante lección es que, con restricciones de liquidez, el consumo y el ahorro se relacionan con el ingreso corriente de forma más estrecha que si no existiesen tales restricciones. No es extraño entonces, desde esa perspectiva, que en los últimos 40 años el consumo y su complemento, el ahorro, se relacionen con el crecimiento económico en Bolivia, como se observa en la figura 7.3, a consecuencia del bajo desarrollo financiero del país; mientras tanto, en Estados Unidos la 30
10 0 50 –10
Porcentaje del PIB
40 30
–
20 –
10 0 1961
1966
1971
1976
1981
1986
1991
1996
2001
–
Ahorro doméstico bruto Crecimiento del PIB Crecimiento del consumo Fuente: Global Development Network Database del Banco Mundial.
Figura 7.3a 98
Ahorro doméstico bruto y crecimiento del PIB y del consumo en Bolivia, 1961-2002
Crecimiento promedio anual (%)
20
LA
IMPORTANCIA DEL CONSUMO Y EL AHORRO
5
0
–5
Porcentaje del PIB
20
0 1961
1966
1971
1976
1981
1986
1991
1996
Crecimiento promedio anual (%)
10
2001
Ahorro doméstico bruto Crecimiento del PIB Crecimiento del consumo Fuente: Global Development Network Database del Banco Mundial.
Figura 7.3b
Ahorro doméstico bruto y crecimiento del PIB y del consumo en Estados Unidos, 1961-2002
relación es más leve, porque en ese país se dispone de más instrumentos financieros para evitar que el consumo enfrente variaciones tan bruscas. Otro aspecto que debe considerarse, es el hecho de que el consumo depende de las expectativas de ingreso venidero; por lo tanto, a mayor incertidumbre sobre el futuro, las personas ahorrarán más. De acuerdo con ello, se esperaría que, entre dos individuos con ingreso promedio similar, ahorre más aquel cuyo ingreso sea más variable (un agricultor, por ejemplo) que aquel con un ingreso más estable (como sería el caso de un empleado público). Se trata de un fenómeno que sirve para entender por qué, luego de las recesiones, el consumo reacciona cautelosamente a la recuperación de la actividad económica, aunque no haya restricciones de
99
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
liquidez: las personas necesitan determinar claramente si el shock negativo tuvo una naturaleza transitoria o permanente; en consecuencia, el consumo sube en forma gradual hasta los niveles que se observaban antes de la crisis. La experiencia chilena de los últimos 40 años sirve para ilustrar los dos nuevos elementos. La figura 7.4 muestra que, durante gran parte de la historia reciente de dicho país, el crecimiento del PIB y del consumo se relacionaron estrechamente, señal inequívoca de la presencia de restricciones de liquidez. La ejecución de una serie de reformas financieras a mediados de la década de 1980, posibilitó la disminución de tales restricciones y la profundización financiera. El resultado, entre 1985 y 1997, periodo de oro de la economía chilena, fue que el consumo nacional creció a una tasa promedio anual del 9,4%, lo cual fue impulsado por el alto crecimiento del ingreso de
20 15
Variación anual (%)
10 5 0 –5
–10 –15
1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
–20
Crecimiento del PIB
Crecimiento del consumo
Fuente: Basado en información del Banco Central de Chile.
100
Figura 7.4
Crecimiento del PIB y del consumo en Chile, 1965-2002
LA
IMPORTANCIA DEL CONSUMO Y EL AHORRO
las familias, las buenas expectativas respecto del futuro y la profundización de los créditos al consumo. En 1997 el chileno promedio disfrutó de un nivel de consumo de algo más del doble que en 1985. No obstante, la recesión de finales de 1998 y de gran parte de 1999 llevó a una abrupta caída en el consumo. Muchas personas vieron caer su ingreso disponible, otras perdieron su empleo y —en general— las expectativas se deterioraron. Incluso quienes lograron conservar sus empleos vislumbraban expectativas menos favorables. En un país donde la tasa de desempleo afectaba a cerca de uno de cada 10 individuos, la mayoría percibió que sus empleos eran más precarios, por lo cual ajustaron su consumo a la baja. Adicionalmente, las altas tasas de morosidad en los créditos al consumo llevaron a las instituciones financieras a imponer mayores restricciones para su otorgamiento. Pese a que la producción creció en promedio 3,1%, entre 2000 y 2002, durante todo el periodo el consumo se incrementó medio punto por debajo del crecimiento del PIB. Además de la dificultad de acceso a los mercados financieros, la persistencia de altas tasas de desempleo motivó a los chilenos a volverse más cautelosos ante el futuro y a moderar su consumo. El pobre desempeño del consumo ocurrió a pesar de las constantes reducciones en la tasa de interés por parte del Banco Central, que se destinaron a fortalecer el consumo y la inversión. Lo anterior muestra el poderoso efecto de las expectativas en el consumo. Cuando éstas se deterioran, llegan a anular los efectos de las políticas económicas tradicionales.
EL
AHORRO NACIONAL
El análisis previo se construye principalmente alrededor de una familia individual “representativa”. Sin embargo, para avanzar en el estudio, habrá que referirse a cómo sumar o “agregar” tales decisiones individuales para obtener el consumo global y su complemento, el ahorro nacional. El ahorro agregado depende de la distribución por edades de la población y del crecimiento del ingreso, pues ambos factores ayudan a
101
M ACROECONOMÍA
102
EN L A PRÁCTICA
determinar la riqueza de los ahorrantes jóvenes, en comparación con los desahorrantes mayores. Cuanto mayor sea la proporción de individuos en edad de trabajar respecto de los más viejos o los muy jóvenes, mayor será la tasa de ahorro de un país. Asimismo, cuanto más rápido crezca la economía, mayor será la tasa de ahorro. El efecto de la tasa de interés sobre el ahorro y el consumo es ambiguo en términos teóricos, en tanto que los resultados empíricos no son concluyentes. Una tasa de interés mayor resulta un incentivo para aumentar el ahorro, lo cual, dado el nivel de ingreso, se conoce como “efecto sustitución”. Sin embargo, si la familia es acreedora neta (tiene más activos que pasivos financieros), el incremento de la tasa de interés también aumenta el ingreso futuro; por lo tanto, tiende a incrementarse el consumo y a reducirse el ahorro (“efecto ingreso”). En el caso de una familia que es deudora neta (cuenta con más pasivos que activos), ambos efectos del aumento de la tasa de interés van en la misma dirección: hacia un aumento del ahorro. En general, se considera que el efecto sustitución es más fuerte que el efecto ingreso, por lo que el ahorro responde positivamente a las alzas de la tasa de interés. Las tasas de ahorro difieren en forma significativa entre países. Por ejemplo, Estados Unidos ahorra una porción relativamente pequeña de su producto interno bruto, como se observa en la comparación internacional que muestra el cuadro 7.1. Ese país está entre aquellos con tasas de ahorro más bajas del grupo de las naciones desarrolladas. Las economías de Tailandia, Indonesia y Japón son una clase aparte, con tasas de ahorro que superan el 25% del PIB. De las economías latinoamericanas, la chilena exhibe la tasa más alta; mientras en el otro extremo la boliviana apenas ahorra el 7% del PIB. En el recuadro “Macroeconomía en la práctica” de este capítulo, se analizan las diferencias en las tasas de ahorro entre Japón y Estados Unidos durante la última mitad del siglo XX. Una regularidad empírica del ahorro es que las economías que crecen más rápido tienden a mostrar tasas de ahorro mayores que aquellas que lo hacen más lento. De hecho, como se observa en la figura
LA
IMPORTANCIA DEL CONSUMO Y EL AHORRO
Cuadro 7.1 Ahorro doméstico bruto en distintos países como porcentaje del PIB, 2001 o año más reciente Singapur China Arabia Saudita Tailandia Corea del Sur Japón Chile Alemania Francia
46,0 40,3 36,4 30,1 29,0 26,1 22,7 21,9 21,7
Italia Brasil México Estados Unidos Perú Argentina Uruguay Paraguay Bolivia
21,4 19,9 18,4 17,0 16,9 15,4 12,2 8,8 6,8
América Latina
18,6
Mundo
24,0
Fuente: Banco Mundial, World Development Indicators 2003.
8 Corea PIB per cápita (crecimiento anual, %)
6 4
Italia Estados Unidos
Japón
Israel Egipto 2
–20
–10
0 0 –2
China
10
Austria Francia
20
30 Suiza
40
50
Mozambique –4 6 Ahorro doméstico bruto (como % del PIB)
Fuente: Global Development Network Database del Banco Mundial.
Figura 7.5
Correlación entre el crecimiento y el ahorro en países seleccionados, 1970-1997
103
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
7.5, para un gran grupo de países, entre 1970 y 1997 el ahorro nacional se correlacionó positivamente con el crecimiento del ingreso per cápita. Una correlación como ésta ciertamente no demuestra relación de causaefecto. No se puede saber si el alto ahorro determina el alto crecimiento, o si es el alto crecimiento el que genera un gran ahorro. En la práctica quizá la causalidad vaya en ambas direcciones.
Macroeconomía en la práctica ¿Por qué ahorran tanto en Japón? uchos analistas tratan de explicar por qué las tasas de ahorro son tan altas en Japón en comparación con las de Estados Unidos, una brecha persistente desde la Posguerra. Mientras en 2001 en Japón la razón del ahorro interno y el PIB era del 26%, en Estados Unidos apenas llegaba al 17%. Parte de la diferencia en las tasas de ahorro se explica por la distinta forma de medirlo en ambos países, razón que aumenta, de manera artificial, la tasa de ahorro japonesa y reduce la estadounidense. Las familias en Estados Unidos gastan una mayor proporción de su ingreso en bienes duraderos como automóviles, televisores y refrigeradores. Convencionalmente este tipo de gasto se clasifica como consumo, en vez de inversión. En consecuencia, con una definición apropiada del consumo, la brecha entre las tasas de ahorro japonesa y estadounidense disminuiría. Pero aun corrigiendo, los problemas de defini-
M
104
ción y de datos, y comparando el ahorro entre grupos de edad similares en los dos países, las diferencias seguirían sin explicación. Fumio Hayashi, prominente analista del tema, argumenta que las altas tasas de ahorro de Japón durante la Posguerra quizá se deban al hecho de que la Segunda Guerra Mundial destruyó el stock de capital japonés, haciendo muy atractivo el retorno de los ahorros. También indica que los altos precios de las viviendas, si se suman a las restricciones de liquidez, obligan a los jóvenes japoneses a ahorrar mucho para comprarse una, con lo cual contribuyen a aumentar las tasas de ahorro. En la década de 1980, parte de la brecha entre las tasas de ahorro se explicaba por el hecho de que, a causa del rápido crecimiento económico de Japón, los ahorrantes jóvenes eran mucho más ricos que los desahorrantes mayores. Con ello se aseguró una alta tasa de ahorro
LA
IMPORTANCIA DEL CONSUMO Y EL AHORRO
nacional en el país, pero tal explicación perdió fuerza cuando la economía japonesa se estancó en la década de 1990. Otros estudiosos han destacado que el sistema tributario japonés promueve más el ahorro que el sistema estadounidense, además de que, como el sistema de seguridad social nipón tiene una cobertura menor, hay un incentivo adicional para economizar.
En el análisis final, sin embargo, la importancia relativa de tan distintos argumentos para explicar la diferencia entre las tasas de ahorro en Japón y Estados Unidos, continúa debatiéndose. En términos más generales, queda una fuerte sensación de que se necesitan nuevos argumentos para explicar las diferencias en el comportamiento del ahorro entre distintas naciones.
105
capítulo 8
LA
INVERSIÓN
PRODUCTIVA
LA
INVERSIÓN PRODUCTIVA
L
a década de 1970 fue una época de gran dinamismo para América Latina. El crecimiento promedio del PIB bordeó el 6%, gracias al enorme impulso de la inversión (o acumulación de capital), el cual estuvo cercano al 22% del producto. Los flujos de capital externo, en especial los créditos, ayudaron a que las economías de la región invirtieran recursos en grandes proyectos industriales y de infraestructura, liderados en su mayoría por el sector público. No obstante, el “alto crecimiento” tuvo como efecto colateral un “alto endeudamiento”, que a final de cuentas resultó insostenible, como lo demostró la crisis de la deuda externa que se suscitó a inicios de la década de 1980 (figura 8.1).
Porcentaje del PIB
30
20
10
5
0
Crecimiento (%)
0
1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
–5
Formación bruta de capital Crecimiento del PIB como % del PIB Fuente: Global Development Network Database del Banco Mundial y Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2002, de la CEPAL.
Figura 8.1
Tasa de inversión y crecimiento del PIB en América Latina, 1970-2002
109
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
La América Latina del nuevo milenio es distinta de la de las décadas de 1980 y 1990, ya que existe mayor énfasis en la participación del sector privado y mayor preocupación por la sostenibilidad de las cuentas públicas. A pesar de ello, los resultados no han sido nada espectaculares: en los últimos cinco años, el crecimiento del PIB apenas llegó al 1,2%. Entre los responsables del descenso se encuentra la caída de la inversión como porcentaje del producto, que bajó al 19% y restó más de un punto porcentual al crecimiento regional. El presente capítulo analiza las principales características de la inversión (o acumulación de capital) y los factores que la determinan. Las decisiones de inversión merecen estudiarse por varias razones importantes. Primero, añadir el estudio de la inversión al análisis del consumo que se planteó en el capítulo anterior, permitirá comprender mejor cómo se distribuye la producción en determinado periodo entre su uso actual (consumo) y su uso futuro (inversión para aumentar el consumo futuro). Segundo, las fluctuaciones de la inversión de las empresas juegan un papel central en la determinación del nivel de producto y empleo en el corto plazo. Por último, tal como se vio en el capítulo 3, la inversión contribuye de manera significativa al crecimiento económico de largo plazo. Lo anterior se observa claramente en la figura 8.2, donde se muestra que en promedio los países que invierten más crecen más rápido.
NATURALEZA
110
DE LA INVERSIÓN
En el capítulo 2 se señaló que la producción de bienes y servicios requiere de los insumos trabajo, capital y tecnología. Cuando se habla de “capital”, se hace referencia un amplio rango de factores durables de producción. El mismo concepto abarca el capital empresarial, como maquinaria y edificios; el capital ambiental, como agua limpia y suelo fértil; y el capital humano, como la educación y la experiencia laboral de la fuerza de trabajo. Es decir, la inversión es aquella parte de la producción que se utiliza para mantener o aumentar el stock de capi-
LA
10
China
8 Crecimiento promedio del PIB
INVERSIÓN PRODUCTIVA
Singapur Corea del sur
6 Chile 4
2
0
México Niger 0
10 Bolivia
20 30 Argentina
40
50
60
–2 Tasa de inversión doméstica promedio (% del PIB) Fuente: Global Development Network Database del Banco Mundial.
Figura 8.2
Correlación entre el crecimiento y la tasa de inversión en países seleccionados, 1980-1999
tal en la economía. Al aumentar el stock de capital, el gasto de inversión hace crecer la capacidad productiva futura de la economía. Así como en una economía hay muchas formas de capital, también existen diversas formas de inversión, aunque por lo general se identifican tres áreas principales: la inversión en activos fijos que mide lo que gastan las empresas en la planta (estructura física que ocupa una fábrica o una oficina comercial) y los equipos (maquinarias y vehículos); la inversión en estructuras residenciales que considera lo que se gasta tanto en mantener las viviendas existentes, como en producir viviendas nuevas (observe que cuando una familia adquiere una casa ya existente a otra familia no hay inversión, pues en este caso, desde el punto de vista de la economía como un todo, no varía el stock de capital, sino que éste sólo ha cambiado de manos); y la inversión en existencias (o inventarios) que mide el cambio en la dotación de materias primas, pro-
111
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
ductos semiterminados y bienes terminados que todavía no se han vendido al comprador final durante cierto periodo. Un incremento de las existencias constituye una inversión positiva, en tanto que una reducción de las existencias es una forma de inversión negativa.
OTRAS
FORMAS DE INVERSIÓN
Si bien la inversión fija de las empresas, la acumulación de existencias y las viviendas son las principales categorías de inversión que comúnmente se miden, ciertamente no son las únicas. Hay también otras maneras de gastar en bienes durables, que aumentan la capacidad
112
LA
INVERSIÓN PRODUCTIVA
productiva futura de la economía. Los bienes de consumo durable, como automóviles, refrigeradores y lavadoras, representan servicios de consumo que subsistirán por muchos periodos. Muchas de las compras de bienes nuevos de consumo durables debieran, entonces, considerarse una forma de inversión. Por lo común, sin embargo, dichas compras se registran en las cuentas nacionales como gastos de consumo del periodo y no como inversión. Los tipos de capital que se han mencionado hasta aquí se llaman capital “reproducible”, porque su stock puede aumentarse gracias a mayor producción. Otras clases de capital, como los terrenos y los yacimientos mineros, son capital “no reproducible”, puesto que no es posible aumentarlos por la vía de producir más. Los yacimientos mineros no sólo no son reproducibles, sino que también son “agotables”; esto es, cuanto más se utilicen, más rápido se agotarán. En una medida más amplia de capital se incluiría, asimismo, la calidad del ambiente: el aire, el agua y los suelos. El deterioro de los recursos naturales debería entonces contarse como inversión negativa, ya que reduce la capacidad productiva futura de la economía. Hasta la fecha no se ha progresado mucho en cuanto a la medición del capital ambiental. Los datos oficiales también pasan por alto muchas otras clases de capital intangible que debieran considerarse en el stock del capital nacional. Una fuerza de trabajo bien entrenada implica un tipo de “capital humano”, ya que la capacitación de los trabajadores aumenta la capacidad productiva de la fuerza laboral. Sin embargo, al igual que sucede con los bienes durables, el gasto en educación y capacitación generalmente se clasifica —erróneamente— como consumo y no como inversión. Una cuestión similar ocurre con los gastos en investigación y desarrollo. A la hora de medir la inversión, resulta crucial distinguir entre “inversión bruta” e “inversión neta”. La inversión bruta es el gasto total en bienes de capital, mientras la inversión neta es igual a la variación del stock de capital de un año a otro. La diferencia entre ambas es precisamente la depreciación del stock de capital, es decir, el monto en que el capital existente se gasta durante un año determinado.
113
M ACROECONOMÍA
PATRONES
EN L A PRÁCTICA
DE INVERSIÓN
El gasto en inversión es muchísimo más volátil que el gasto en consumo, lo cual salta a la vista en la figura 8.3, que indica la variación, año tras año, de la inversión bruta y del consumo en Estados Unidos, desde comienzos de la década de 1960. El resultado no es del todo sorprendente. El consumidor en general desea “suavizar” su consumo a través del tiempo —es decir, contar con un patrón de consumo estable. Como se verá, sin embargo, hay razones mucho menos poderosas para que la empresa desee suavizar su trayectoria de inversión. Si se compara la formación de capital fijo entre países industrializados, medida como porcentaje del PIB, Estados Unidos aparece al final de la lista. La figura 8.4 indica que Japón invirtió consis-
40
Consumo, inversión (porcentaje de crecimiento real)
30 20 10 0 –10 –20
Consumo Inversión Fuente: Bureau of Economic Analysis (disponible en www.bea.doc.gov).
Figura 8.3 114
Volatilidad de la inversión y consumo en Estados Unidos, 1960-2002
2000
1995
1990
1985
1980
1975
1970
1965
1960
–30
LA
INVERSIÓN PRODUCTIVA
Formación bruta de capital fijo (% del PIB)
38 36 34 32 30 28 26 24 22 20 18 16 14 12
1960 1965 1970 Francia Reino Unido
1975
1980 1985
1990 1995 2000
Estados Unidos Japón
Fuente: Bureau of Economic Analysis (disponible en www.bea.doc.gov). Institut National de la Statistique et des Etudes Economiques (disponible en www.insee.fr). National Statistics Online (Inglaterra) (disponible en www.statistics.gov.uk). Economic and Social Research Institute (Japón) (disponible en www.esri.cao.gov.jp).
Figura 8.4
Formación bruta de capital en países industrializados seleccionados, 1960-2002
tentemente cerca de un tercio de su PIB las cuatro décadas pasadas, aunque en los últimos años dicha proporción se redujo. La formación de capital fijo en Francia fue de entre el 20 y el 25% del PIB durante la mayor parte del mismo periodo. Este coeficiente fluctuó entre el 15 y el 20% en Estados Unidos y en el Reino Unido, que están entre los más bajos del mundo industrializado. No obstante, también se aprecia que la tasa de inversión registró un fuerte aumento en Estados Unidos durante la década de 1990, incremento ligado al boom de las tecnologías de la información.
115
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
En América Latina, con excepción de Chile, la tasa de inversión es menor que la de los países desarrollados. No obstante, la brecha es todavía mayor si se compara con la de los países del Sudeste Asiático, quienes por lo común destinan más de una cuarta parte de su producción a la formación de capital (cuadro 8.1). Desde esa perspectiva, no es extraño que en los últimos 40 años el crecimiento del ingreso por habitante de los Tigres Asiáticos fuera tres veces mayor que el de América Latina. Resulta evidente que hay otras diferencias, como la calidad de las instituciones, el respeto a la ley y la orientación externa, pero casi la mitad de la brecha corresponde a las diferencias en la acumulación de capital entre ambas regiones; de ahí que los gobiernos se interesen en promover la inversión, tanto interna como externa, como una forma de crecer más.
Cuadro 8.1 Formación bruta de capital como porcentaje del PIB en diversos países, 2001 o año más reciente China Singapur Corea del Sur Japón Malasia Tailandia Chile Alemania Estados Unidos
38,3 29,2 27,1 25,8 24,9 23,3 21,4 20,3 20,2
Francia Italia México Brasil Perú Venezuela Bolivia Argentina Uruguay
20,2 19,8 19,6 19,4 18,3 16,4 14,1 14,1 12,1
América Latina
18,4
Mundo
22,3
Fuente: Banco Mundial, World Development Indicators 2003.
DETERMINANTES
116
DE LA INVERSIÓN
Una interesante regularidad empírica es que —en el corto plazo— la inversión responde a la tasa de crecimiento del país. Cuando el crecimiento se acelera, la inversión aumenta; y cuando se desacelera, la inversión disminuye. Se trata de una relación que se explica con el hecho de que las empresas invierten para ampliar la capacidad
LA
INVERSIÓN PRODUCTIVA
40
(Porcentaje de crecimiento)
30 20 10 0 –10
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
–30
1990
–20
Formación bruta Producto interno bruto de capital fijo Fuente: Banco Central de Chile (disponible en www.bcentral.cl).
Figura 8.5
Crecimiento del PIB y de la inversión en Chile, 1990-2002
productiva futura y, por lo tanto, necesitan realizar una conjetura (o formar su expectativa) sobre el estado futuro de la economía. Una de las principales señales del estado futuro es precisamente el crecimiento actual de la producción. Altas tasas de crecimiento del PIB por lo general se interpretan como un signo de prosperidad futura. Tal característica ha estado presente en la actividad económica chilena, como se observa en la figura 8.5. Observe que a los periodos de recesión los acompaña una fuerte caída en la inversión; mientras que los periodos de fuerte expansión del PIB ocurren junto con un boom de inversión. Otro factor central en las decisiones de inversión es la comparación entre el costo de capital, que se relaciona estrechamente con la tasa de interés y la rentabilidad del proyecto. Cuando la tasa de interés cae resulta conveniente invertir más, porque el costo de financiar la inver-
117
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
sión es menor. Justamente por esa relación es que los gobiernos intentan influir en las decisiones de inversión. Por ejemplo, un aumento en el impuesto a las utilidades reduciría el beneficio neto (privado) de la inversión, en tanto que un incremento en el crédito tributario aumentaría el retorno privado de la inversión. En la práctica, no todas las personas ni todas las empresas pueden endeudarse libremente a la tasa de interés de mercado para financiar sus inversiones, aun cuando el proyecto sea rentable. Cuando a una empresa se le raciona el crédito, la inversión depende no sólo de la tasa de interés y la rentabilidad del proyecto, sino también del flujo de caja de la empresa. Tal fenómeno, al cual se le llama “racionamiento del crédito”, aparece sobre todo en dos casos: cuando el gobierno establece un “techo” a la tasa de interés, poniéndola por debajo del equilibrio de mercado, y cuando las instituciones de crédito no logran evaluar con precisión los riesgos de prestar dinero a ciertos deudores. Para finalizar, en el siguiente recuadro se analiza cómo entendía la inversión, hace más de 50 años, uno de los grandes precursores del análisis macroeconómico, John Maynard Keynes.
Macroeconomía en la práctica “Instinto animal” ohn Maynard Keynes es, sin duda, instinto (animal spirits, como lo definió) el defensor más influyente de la per- antes que a cálculos matemáticos precepción de que muchas de las fluctua- cisos: ciones que muestra la inversión reflejan La mayoría, probablemente, de nuesaumentos o reducciones de la confianza, los cuales no se explican por cambios tras decisiones de hacer algo positivo, en las variables fundamentales de la eco- cuyas consecuencias plenas se verán dentro de mucho, sólo pueden tomarse conomía. En su libro La teoría general del mo el resultado de animal spirit —es empleo, el interés y el dinero, Keynes decir de un impulso espontáneo a favor atribuye las decisiones de inversión al
J
118
LA
de la acción en lugar de la inacción— y no como el resultado de un promedio ponderado de beneficios cuantitativos multiplicados por probabilidades cuantitativas… Keynes pensaba que las fluctuaciones económicas son provocadas, en gran parte, por altibajos de la inversión, que son a la vez resultado de olas de optimismo o pesimismo que provoca el instinto. Una de las cuestiones más importantes de la macroeconomía es entender las causas de las fluctuaciones económicas, que se conocen también como ciclos económicos. Un artículo reciente intenta formalizar la percepción intuitiva de Keynes sobre la importancia de la confianza y el espíritu aventurero (el instinto) del inversionista, en la determinación de las fluctuaciones económicas y de la inversión. Su argumento es que las decisiones de inversión de la empresa las determinan las expectativas respecto de la actividad económica futura. Cuando los hombres de negocios se sienten optimistas y esperan que la economía crezca, invierten y producen más, pues esperan una alta demanda de sus productos. Lo anterior, a la vez, motiva a sus proveedores a invertir y producir más, y así
INVERSIÓN PRODUCTIVA
sucesivamente, con lo que se alienta un auge económico. Por el contrario, si los empresarios son pesimistas respecto del futuro económico, reducen la inversión, despiden a sus empleados y producen menos, quizá desencadenando una recesión. Las expectativas de los inversionistas tienden a ser profecías autocumplidas, es decir, cuando todos piensan que habrá una recesión, nadie invierte y…, en efecto, llega la recesión. Cuando todos piensan que la economía crecerá, todos invierten y producen más, convirtiendo la esperanza en una realidad. Esta conclusión llega a ser frustrante para la autoridad. Si el ciclo económico depende de los cambios de humor, ¿qué se puede hacer para mantener un crecimiento sostenido? Una respuesta la da el propio Keynes. Según él, los gobiernos debieran apuntar a mantener “una atmósfera política y social que sea conveniente para el hombre de negocios promedio”. Ello incluye mantener políticas fiscales y monetarias sanas, para garantizar el respeto por el Estado de derecho y los derechos básicos de propiedad, así como para evitar la violencia y la inestabilidad social.
119
capítulo 9
LA
CUENTA CORRIENTE
Y EL ENDEUDAMIENTO EXTERNO
LA
CUENTA CORRIENTE Y EL ENDEUDAMIENTO EXTERNO
1
993 fue la antesala de la crisis mexicana, también conocida como la Crisis del Tequila. Así como se señaló en el capítulo 5, las perspectivas promisorias para México, por su pronta integración a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD, el “club” de los países ricos) y al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA), influyeron en la llegada de importantes capitales externos, los cuales alimentaron un boom en el crédito interno y el consecuente crecimiento del gasto doméstico, de tal magnitud que las importaciones llegaron a crecer más del 20% ese año. Lo anterior originó un grave desequilibrio externo que se reflejó en un déficit de la cuenta corriente de 6,5% del PIB, como se advierte en la figura 9.1. El ajuste macroeconómico no se hizo esperar y significó una crisis que implicó para México una caída del 6% de su PIB en 1994.
6
2 0 –2 –4 –6 –8
1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
Cuenta corriente como % del PIB (promedio móvil anual)
4
Año Fuente: Basado en información del INEGI de México (disponible en www.inegi.gob.mx).
Figura 9.1
Saldo en cuenta corriente como porcentaje del PIB en México, 1980-2002
123
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
Desequilibrios transitorios de este tipo no sólo son característicos de las naciones emergentes. Algunos países industrializados también llegan a gastar algunos años más allá de sus ingresos. El mejor ejemplo es Estados Unidos, que al inicio de este milenio prácticamente se convirtió en una “aspiradora” de flujos de capital internacionales, pues absorbe casi 1 millón de dólares por minuto o, lo que es equivalente, unos 500 mil millones de dólares al año. La baja tasa de ahorro nacional (como se vio en el capítulo 7), el exceso de gasto privado (en parte por la inversión en los sectores tecnológicos) y los recientes déficit fiscales han contribuido a tal desequilibrio, no obstante que muy pocos dudan de la solvencia del país más grande del mundo. La depreciación del dólar, que comenzó con fuerza en 2002, refleja el interés de los mercados externos para que ese desequilibrio se corrija en forma gradual. El saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, que se vio en el primer capítulo, es el concepto clave en ese análisis. Si la economía opera con un déficit de cuenta corriente (saldo negativo), los residentes aumentarán su deuda neta con el resto del mundo. Tarde o temprano, en consecuencia, el país deberá reducir su gasto interno para cubrir la deuda que acumuló.
LAS
DIFERENTES INTERPRETACIONES
DEL SALDO DE CUENTA CORRIENTE
124
Los países miden las transacciones comerciales y financieras con el resto del mundo mediante la balanza de pagos, uno de cuyos principales componentes es el saldo en cuenta corriente (CC). A pesar de que las cuentas externas se construyen y presentan de una sola manera, hay cuatro formas de entender e interpretar el saldo en cuenta corriente. Cada una de ellas ilustra distintos aspectos de tan importante variable macroeconómica. La primera destaca el hecho de que en una economía abierta el ahorro nacional no tiene por qué ser igual a la inversión nacional, como sucedería en una economía cerrada. En
LA
CUENTA CORRIENTE Y EL ENDEUDAMIENTO EXTERNO
este sentido, la CC mide la diferencia entre el ahorro y la inversión de un país. Cuando el ahorro nacional es mayor que la inversión interna, el país goza de un superávit de CC; cuando el ahorro es inferior a la inversión, el país sufre un déficit de CC. ¿Qué ocurre cuando un país ahorra más de lo que invierte? Sus residentes —familias y empresas— acumulan derechos financieros sobre el resto del mundo. La economía nacional presta dinero a los extranjeros, tal vez por la vía de invertir en un banco externo, comprar bonos emitidos por una empresa extranjera o aportar capital para financiar proyectos de inversión en el exterior. Por lo tanto, la CC también se define como la variación de los activos financieros netos de un país sobre el exterior. Dicho de otra manera, es el cambio en la “posición de activos externos netos” (PAEN) del país. Cuando esta posición es positiva, el país es acreedor neto del resto del mundo; y cuando es negativa, es deudor neto. Un superávit de CC significa que el país acumula activos internacionales netos, es decir, sus derechos netos sobre el resto del mundo aumentan también. En muchos países, especialmente en el mundo en desarrollo, la posición de activos externos netos es negativa, pues la CC ha sido deficitaria por largo tiempo. Ésta es la forma en que las economías complementan el ahorro interno con ahorro externo, con la finalidad de financiar mayores tasas de inversión. No obstante, el fuerte endeudamiento de los países en desarrollo ha generado mucha atención y polémica durante las últimas tres décadas. En la de 1980 esto se conoció como la crisis de la deuda del Tercer Mundo. El cuadro 9.1 muestra la evolución de la CC de Estados Unidos y su posición de activos externos netos. Observe que los déficit de CC durante la década de 1980 transformaron a ese país de ser el mayor acreedor internacional del mundo a ser el más grande deudor neto. En efecto, para 2002, Estados Unidos había acumulado casi 2,5 billones de dólares en pasivos externos netos. Dicha suma representa casi tres veces las deudas netas de Brasil, la Federación Rusa, México, China y Argentina juntos, que son los mayores deudores del mundo en desarrollo.
125
M ACROECONOMÍA
126
EN L A PRÁCTICA
Así, por ejemplo, a finales de 2002 la deuda externa de Brasil era de 214 mil millones de dólares en tanto que la de Argentina era de 135 mil millones. A pesar de su magnitud, sin embargo, el problema de Estados Unidos se ve mucho menor si se le compara con su nivel de ingreso, ya que sus pasivos internacionales netos representan sólo el 23% de su PIB, mientras que la deuda neta de México, durante la década de 1980, era bastante más alta que la mitad de su PIB, y en Argentina, por la abrupta depreciación de su peso y la caída del producto, dicha relación llegó en 2002 al 130% del valor del PIB argentino en dólares. El desequilibrio externo en Estados Unidos fue una de las causas de la depreciación del dólar en el primer semestre de 2002, señal de la reticencia del resto del mundo a prestar fondos a la economía más grande del mundo, cuando ésta excede ciertos límites. De hecho, algunos cálculos indicaban que si se seguía con el mismo ritmo, Estados Unidos se endeudaría a razón de 2 mil millones de dólares diarios. La CC también se define como la diferencia entre la totalidad de ingresos que recibe una economía, conocida como producto nacional bruto (PNB), menos el gasto total. En ese sentido, los países enfrentan un déficit de cuenta corriente si gastan más de lo que ganan. Altos déficit de CC indican que los residentes en un país gastan muy por encima de su ingreso. En varias economías emergentes el sector público contribuye decisivamente al gasto. Por ello, se señala que una manera efectiva de mejorar la CC es por la vía de disminuir el déficit fiscal, que es simplemente la diferencia entre ahorro e inversión del gobierno. Una última definición, que se relaciona mucho con la forma de ordenar las cuentas de balanza de pagos, señala que el saldo de la CC es igual a la suma de las exportaciones netas (también conocida como balanza comercial) más los pagos netos a los factores de producción domésticos (PNF). Tales PNF corresponden a los intereses ganados sobre los activos externos netos, las utilidades netas sobre la inversión de los residentes en el exterior y las remesas netas que envían al país los nacionales que trabajan en el extranjero. Generalmente, el saldo de PNF es negativo para las naciones en desarrollo, porque acumulan endeudamiento externo neto y son fuertes receptores de inversión extranjera.
LA
CUENTA CORRIENTE Y EL ENDEUDAMIENTO EXTERNO
Cuadro 9.1 Cuenta corriente y PAEN en Estados Unidos, 1970-2002 (miles de millones de dólares corrientes) Año
Saldo de la cuenta corriente
Posición de activos externos netos
1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002
2,3 –1,4 –5,8 7,1 2,0 18,1 4,3 –14,3 –15,1 –0,3 2,3 5,0 –5,5 –38,7 –94,3 –118,2 –147,2 –160,7 –121,2 –99,5 –79,0 3,7 –48,0 –82,0 –117,7 –105,2 –117,2 –127,7 –204,7 –290,8 –411,5 –393,7 –480,9
58,6 56,1 37,1 61,9 58,8 74,6 164,8 171,4 206,4 316,9 360,8 339,8 329,0 298,3 160,7 54,3 –36,2 –80,0 –178,5 –259,5 –245,3 –309,3 –431,2 –307,0 –311,9 –496,0 –521,5 –833,2 –918,7 –797,6 –1.387,7 –1.979,9 –2.387,2
Fuente: Bureau of Economic Analysis (disponible en www.bea.doc.gov).
Algunas décadas atrás, bajo la influencia del último enfoque, se consideraba que para mejorar la CC se tenía que recurrir a la política comercial (por ejemplo, subvencionando las exportaciones e imponiendo
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
aranceles a las importaciones). Sin embargo, esa visión ha cambiado y los desequilibrios comerciales se entienden ahora desde una perspectiva macroeconómica más amplia y completa. Un déficit de CC indica que un país ahorra poco en relación con lo que invierte, y que gasta más allá de su ingreso. El primer sospechoso del exceso de gasto es el sector público.
¿QUÉ
ESCONDE EL SALDO EN CUENTA CORRIENTE
DE UN PAÍS?
128
Para familiarizarse con las cuentas externas, considere los saldos de la CC de varios países en 2001 (cuadro 9.2). Se observa que en Estados Unidos el déficit de la CC es casi un déficit comercial entero, con el resto de la CC muy cerca del equilibrio. En Japón, el superávit comercial es la causa principal del superávit de la cuenta corriente, además de que los pagos netos a factores desde el exterior son positivos, lo cual refleja su posición de acreedor neto. Para Brasil, un importante deudor neto, la CC mostró un gran déficit de 23.200 millones dólares en 2001, a pesar de tener un superávit comercial, aunque pequeño, de 2.600 millones. La diferencia se debe, en su mayor parte, a los intereses descomunales que paga el país por su deuda externa. Entre los pagos de servicios, las remesas de los trabajadores son una fuente muy importante de reservas internacionales en la cuenta corriente de países como México y El Salvador. Este último recibe, por este concepto, un ingreso del 14% de su PIB, lo cual revela que El Salvador ha sido mucho más exitoso al exportar salvadoreños a Estados Unidos que vendiendo mercancías a todo el mundo. Observe también que las remesas de trabajadores representan una importante salida de fondos desde Estados Unidos y Japón, ya que los trabajadores extranjeros que llegan a territorio estadounidense atraídos por los altos salarios, envían dinero a sus familias en sus naciones de origen. En otros países, el turismo es una fuente importantísima de moneda extranjera. En efecto, el turismo es la principal exportación de
LA
CUENTA CORRIENTE Y EL ENDEUDAMIENTO EXTERNO
Cuadro 9.2 Composición de la cuenta corriente en países seleccionados, en millones de dólares, 2001 (miles de millones de dólares)
Balanza comercial Exportaciones Importaciones Otros bienes, servicios y renta
Estados Unidos
Japón
Brasil
El Salvador México España
Chile
–424,2 721,8 1.146,0
70,2 383,6 313,4
2,6 58,2 55,6
–10,0 158,4 168,4
–1,9 2,9 4,8
–31,5 117,6 149,1
2,5 18,5 16,4
80,3
25,5
–27,5
–17,1
–0,3
14,7
–3,8
Viajes Intereses y dividendos
27,4
–23,2
–1,5
2,7
0,0
26,8
0,3
14,4
69,2
–19,7
–12,6
–0,3
–9,5
–2,8
Transferencias unilaterales
–49,5
–7,9
1,6
9,3
2,0
1,7
0,4
Transferencias oficiales
–7,0
–2,2
0,0
0,0
0,0
–5,5
0,3
Remesas de los trabajadores
–19,9
–1,1
1,0
8,9
1,9
1,9
0,0
Otros
–22,6
–4,7
0,6
0,4
0,1
5,3
0,1
Saldo de la cuenta corriente
–393,4
87,8
–23,2
–17,7
–0,2
–15,1
–0,9
Producto interno bruto
10.082
4.165
504
618
14
584
66
Fuente: FMI, Anuario de balanza de pagos 2002.
España, por ejemplo, con una contribución neta de casi 26.800 millones en 2001, es decir, alrededor del 4,6% del PIB. El bajo déficit de CC en Chile desde 2001 refleja la baja presión de gasto, y se caracteriza por un saldo comercial positivo, que es más que contrarrestado por los pagos de intereses por préstamos externos y por las utilidades de la inversión extranjera que han llegado en el pasado. En el contexto global, un aspecto que se relaciona con la CC en periodos de shocks adversos es la existencia de un sistema de pagos internacionales seguro, a cargo del Fondo Monetario Internacional, como se muestra a continuación.
129
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
Macroeconomía en la práctica El Fondo Monetario Internacional y la cuenta corriente l Fondo Monetario Internacional (FMI) se creó inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, para prestar asistencia a los países que tuvieran dificultades para realizar sus pagos externos y para promover la estabilidad internacional del sistema monetario. La pauta fundamental en las políticas crediticias del FMI es apoyar financieramente a las naciones frente a problemas transitorios, y recomendar ajustes macroeconómicos en caso de que se presenten shocks permanentes. En 1963, el FMI creó la Facilidad de Financiamiento Compensatorio (Compensatory Financing Facility o CFF), un fondo de crédito diseñado explícitamente para otorgar préstamos a los países que sufrieran caídas temporales de sus exportaciones; en 1988 modificó ligeramente el programa, transformándolo en el CCFF (Compensatory and Contingency Financing Facility), con la finalidad de ampliar su rango de acción más allá de eventos de caídas en exportaciones. El FMI otorga muchos otros tipos de préstamos, entre los que se cuentan aquellos para apoyar programas de ajuste estructural en los países más pobres, ayudar en los programas de estabilización y prestar asistencia en la administración de ciertas crisis de deuda externa. En promedio, el CFF y el CCFF representaron algo
E
130
menos de una quinta parte de los créditos otorgados por el FMI entre 1963 y 1998. Muchos de los programas del FMI despertaron controversia, aunque el CCFF no estuvo entre los temas que se discutieron, quizá porque su lógica económica subyacente es sumamente clara y se acepta en todas partes. Para calificar para un préstamo del CCFF, el país debe demostrar, en detalle, que sufrió una reducción de sus ingresos por exportación y que la baja es transitoria. Si la caída parece ser permanente, el FMI no otorga un préstamo a través del CCFF; en su lugar, aconseja al país que reduzca sus gastos de manera que absorba la caída de sus exportaciones. La idea de financiar un shock temporal, pero ajustarse al shock permanente, representa tanto una visión “normativa” (lo que debe ocurrir) como “positiva” (lo que va a ocurrir) sobre la cuenta corriente. Sin embargo, el enfoque positivo suele quedarse corto cuando se predice lo que realmente pasa en la cuenta corriente. La visión positiva de la cuenta corriente depende de diversos supuestos: que las personas actúan de manera racional y tienen en cuenta el futuro; que saben distinguir los shocks temporales de los permanentes; y que pueden captar y colocar dinero libremente
LA
CUENTA CORRIENTE Y EL ENDEUDAMIENTO EXTERNO
como respuesta a dichos shocks. No obstante, tales supuestos a menudo no representan la realidad. En particular, cuando los gobiernos reciben y otorgan préstamos, con frecuencia no piensan en el largo plazo. Por ejemplo, cuando varios países en desarrollo disfrutaron del mejoramiento de sus términos de intercambio (la relación de precios de exportaciones a importaciones) a finales de la década de 1970, no acumularon un superávit en su cuenta corriente, como predecía la teoría. Por el contrario, sus respectivos gobiernos actuaron a menudo como si los términos de intercambio hubieran mejorado en forma permanente y no transitoria, gastándose el total de la ganancia de sus ingresos reales, aunque era probable que tal ganancia no durara mucho. México, en este caso, gastó la montaña de dinero que recibió por las exportaciones de petróleo cuando los precios se dispararon en 1979-1980. Cuando los términos de intercambio se dieron vuelta a comienzos de la década de 1980, México y los demás
LAS
gobiernos en la misma situación se encontraron con niveles de gasto insostenibles, y enormes dificultades políticas para recortar el gasto y devolverlo a niveles manejables. En muchos casos hizo falta una profunda crisis económica y política para que el gasto gubernamental lograra retroceder y situarse en niveles sostenibles. Luego de una tregua en su uso, el CCFF llegó a convertirse en un activo instrumento de crédito del FMI durante los últimos años. Cuando Azerbaiyán y Pakistán sufrieron una caída de sus ingresos por exportación a causa de una mala cosecha de algodón por problemas climáticos, cada uno recibió un préstamo del FMI a través del CCFF. Los ejecutivos del FMI observaron, sin embargo, que la razón para prestarles era que al déficit lo causó el clima antes que una caída de los precios mundiales del algodón. Si este último hubiera sido el caso, aseguraron los ejecutivos, habría sido mucho más difícil demostrar que la baja de los ingresos de exportación era realmente una fluctuación transitoria.
DETERMINANTES DE LA CUENTA CORRIENTE
Los factores que influyen en la CC son varios y se ligan a las variables que determinan el ahorro, la inversión y el déficit fiscal. Por ejemplo, un incremento de la tasa de interés mundial tiende a mejorar
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M ACROECONOMÍA
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EN L A PRÁCTICA
el saldo de CC de un país pequeño, al aumentar el ahorro y reducir la inversión. Un aumento de la rentabilidad de los proyectos de inversión (por el descubrimiento de un recurso natural, por ejemplo) tiende a reducir el saldo de la CC. Otro factor crucial, por su relación con el ahorro, es el flujo de ingreso que reciben los residentes de una economía. En muchos países, el ingreso suele caer temporalmente por desastres climáticos u otros shocks exógenos, que golpean algún sector económico importante. Considere los casos de un país andino afectado por la corriente de El Niño o un país caribeño arrasado por un huracán. Las principales conclusiones sobre la determinación del consumo predicen que los individuos desearán mantener un nivel de consumo relativamente estable cuando enfrentan una reducción transitoria del ingreso, lo cual disminuye el ahorro agregado y deteriora la CC. Un ejemplo importante para los países exportadores de materias primas sería una caída transitoria del precio de su principal producto de exportación (el cobre en Chile, el petróleo en Venezuela, o el gas natural en Bolivia). Dicha caída repercutiría en un menor ingreso nacional, que tiende a disminuir el ahorro nacional y, por lo tanto, a deteriorar el saldo de la CC. Una disminución permanente del ingreso nacional, sin embargo, debiera tener un efecto menor o nulo sobre la CC, ya que el gasto total en consumo tendría que caer en cerca del mismo monto que la reducción del ingreso. Por supuesto, si el shock permanente se interpreta erróneamente como transitorio, entonces la CC se deteriorará de todos modos. En general, la respuesta óptima a este tipo de shocks (ya sea sobre el nivel del producto o sobre los términos de intercambio) se resume en la frase “financiar el shocks transitorio, ajustarse al shock permanente”. Aquí “financiar” significa acumular un déficit de cuenta corriente; y “ajustar”, reducir el consumo en cantidad suficiente como para absorber el shock sin recurrir al endeudamiento externo. Todo el análisis anterior supone que los préstamos se pagan. No obstante, algunos deudores caen en la insolvencia (incapacidad de servir totalmente sus deudas usando sus ingresos presentes y futuros);
LA
CUENTA CORRIENTE Y EL ENDEUDAMIENTO EXTERNO
mientras otros, que podrían pagar, optan por no hacerlo, sabiendo que para el acreedor externo es muy difícil exigir el pago de sus créditos. La dificultad de hacer cumplir los compromisos de crédito es especialmente grande cuando se trata de préstamos soberanos, esto es, cuando se les otorga a gobiernos extranjeros. Cuando el potencial acreedor comprende que el deudor puede tener motivaciones para no pagar o simplemente dificultades para pagar, restringirá la oferta de crédito a dicho deudor hasta el nivel que, piensa, podrá recuperar. Los problemas financieros que vivió Argentina revelan con crudeza la necesidad de evaluar muy bien al deudor antes de entregar el crédito.
133
capítulo 10
LA
POLÍTICA FISCAL
Y SUS REPERCUSIONES
LA
POLÍTICA FISCAL Y SUS REPERCUSIONES
P
ara algunos historiadores, los excesos fiscales resultaron decisivos en la decadencia del Imperio Romano. Otros, al analizar la declinación de España tras el reinado de Carlos V, concluyen que los problemas fiscales también jugaron un papel decisivo. Tales casos históricos sugieren que se debe prestar especial atención a las cuentas públicas. Por ejemplo, las tribulaciones de Brasil en 1998 y 2001-2002 también llevaban un fuerte componente fiscal. El gasto, el ahorro y la inversión del gobierno producen efectos importantes sobre las variables macroeconómicas principales; entre ellas, el ahorro, la inversión nacional y, por lo tanto, sobre el saldo de la cuenta corriente. El ahorro y la inversión son parte de la política fiscal general del gobierno, es decir, constituyen el patrón de las decisiones de gasto, impuestos y endeudamiento del sector público. En este capítulo se analizarán la política fiscal y sus efectos macroeconómicos.
LOS
INGRESOS Y LOS GASTOS DEL GOBIERNO
Uno de los principales instrumentos de las finanzas públicas es el presupuesto gubernamental, que describe ingresos y egresos del sector público. La diferencia entre ambos se conoce como balance fiscal: si es positivo, se dice que hay superávit; si es negativo, se presenta un déficit. El balance fiscal determina el monto de crédito que el sector público deberá otorgar o adquirir. Más precisamente, el déficit fiscal es igual al aumento de la deuda del gobierno, cuando éste no puede financiarse con emisión monetaria. Los impuestos, la fuente más importante de ingresos para el gobierno, se dividen en tres amplias categorías: los impuestos a la renta y a la propiedad, que pagan individuos y empresas, y los impuestos al gasto, que se asocian con la compra de bienes. Los dos primeros se conocen también como impuestos directos; el último corresponde a los impuestos indirectos. Los gobiernos de las economías desarrolladas tienden a derivar una alta proporción de sus ingresos de los impuestos directos.
137
M ACROECONOMÍA
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EN L A PRÁCTICA
En Estados Unidos, por ejemplo, la principal fuente de ingreso fiscal proviene de los impuestos directos, que contribuyen con más del 88% del total, cuya mayor proporción es pagada por los individuos. Los países en desarrollo, por el contrario, tienden a percibir la mayor parte de sus ingresos por la vía de impuestos indirectos, que incluyen los impuestos a las transacciones. De esta manera, alrededor de la quinta parte de los ingresos del gobierno chileno provienen de impuestos directos. Una razón por la cual los impuestos indirectos son tan importantes como fuente de ingresos en los países en desarrollo, es que, por lo regular, son más fáciles de recaudar que el impuesto sobre la renta. Sin embargo, un sistema tributario que se basa en los impuestos indirectos tiende a ser regresivo, ya que los impuestos que pagan los pobres representan una porción mayor de sus ingresos que los que pagan los individuos más pudientes. Las utilidades de empresas y agencias estatales son otra fuente (menos significativa, en general) de ingresos del gobierno. En muchos países en desarrollo, ricos en recursos naturales, los ingresos de las empresas productoras de recursos de propiedad estatal suelen representar una proporción sustancial de los ingresos públicos. En Venezuela, por ejemplo, el petróleo pertenece al Estado a través de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), compañía que ha proporcionado regularmente más de tres cuartas partes del ingreso gubernamental en las décadas de 1980 y 1990. En México, por otro lado, hasta un 30% de los ingresos fiscales provienen de la explotación de petróleo por parte de la compañía estatal, Petróleos Mexicanos (Pemex). En menor proporción, en Chile el sector público continúa dependiendo significativamente de los ingresos provenientes de la explotación del cobre mediante la estatal Corporación del Cobre (Codelco); cada centavo de dólar del precio del cobre representa un aporte bruto del orden de los 40 millones de dólares al erario público chileno. Incluso a los deprimidos precios de 2002, la explotación del mineral aportó directamente cerca de 500 millones de dólares a las arcas públicas por impuestos y utilidades, lo cual equivale a un 3,5% de los ingresos fiscales totales.
LA
POLÍTICA FISCAL Y SUS REPERCUSIONES
Cuadro 10.1 Composición de los ingresos fiscales para países seleccionados (porcentaje de los ingresos totales) País
Ingresos tributarios Impuestos directos
Ingresos no tributarios
Impuestos indirectos
Bienes y Ingresos y Seguridad servicios Comercio Año ganancias social nacionales internacional Ingreso alto Estados Unidos España
2001 1997
55,0 29,9
33,1 39,0
3,1 24,4
1,0 0,0
6,4 6,4
Ingreso medio alto República Checa 2001 Chile 2001
20,2 20,3
44,3 6,5
28,8 45,9
1,4 5,3
4,3 17,9
Ingreso medio bajo Bolivia 2001 Túnez 2000
6,9 20,3
10,5 17,3
47,9 38,2
5,1 11,5
19,1 8,9
Ingreso bajo Etiopía India
20,5 27,4
0,0 0,0
15,4 28,0
23,8 17,7
29,4 22,7
1999 2001
Fuente: FMI, Government Finance Statistics 2002.
El cuadro 10.1 contiene los patrones generales de recaudación, y describe las fuentes de ingreso fiscal en una selección de países, clasificados en cuatro categorías de desarrollo económico: ingreso alto, medio alto, medio bajo y bajo. Es claro que cuanto más desarrollado sea un país, mayor será la proporción de sus ingresos provenientes de los impuestos directos. Y cuanto más pobre sea el país, más ingresos derivarán de los impuestos indirectos (especialmente del comercio internacional) y de las utilidades de las empresas estatales. El gasto público también se puede agrupar en cuatro categorías: 1. consumo de gobierno, que incluye los salarios que el gobierno paga a los empleados públicos, así como las compras de bienes y servicios para el consumo corriente; 2. inversión de gobierno, que engloba una variedad de formas de gasto de capital, tales como la construcción de caminos y puertos; 3. transferencias al sector privado, que incluye
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
las pensiones de retiro, el seguro de desempleo, los beneficios a veteranos de guerra y otros beneficios; y 4. intereses sobre la deuda pública. Ocasionalmente se suele dividir el gasto fiscal en sólo dos grandes grupos: los gastos corrientes, que comprenden el pago de salarios, la compra de bienes y servicios, el pago de intereses y las transferencias, por una parte; y los gastos de capital o inversión pública, por la otra. El cuadro 10.2 presenta la estructura de los egresos del gobierno en países desarrollados y en países en vías de desarrollo. Se observa que una porción enorme va a partidas de gasto corriente, en tanto que la inversión se lleva una porción muy baja del gasto, por lo general inferior al 10% (aunque más de una categoría de inversión quizás está clasificada erróneamente como consumo).
140
LA
POLÍTICA FISCAL Y SUS REPERCUSIONES
Llama mucho la atención que los cuatro países desarrollados del cuadro (Francia, Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos) destinan un 5% o menos del gasto de gobierno a la inversión, si bien la participación del gasto de capital aumentó en forma significativa en Alemania inmediatamente después de la reunificación. En contraste, los gobiernos del Sudeste Asiático (Corea, Malasia y Tailandia) destinan más del 20% de sus egresos a la inversión. Advierta también que varios países en desarrollo (entre ellos Argentina y México) destinan una alta proporción de su presupuesto al servicio de las deudas externa e interna; aunque éste es un elemento importante del gasto público también en Estados Unidos. Antes de continuar el análisis, es necesario agregar una advertencia al significado económico de los términos gobierno y sector público. El primer término puede tener significados bien distintos, según el contexto. El concepto gobierno central se refiere a las agencias gubernamentales y administrativas en el ámbito nacional. El gobierno general incluye al gobierno central y a los gobiernos locales y regionales, así como a las instituciones descentralizadas como el Fondo Nacional de
Cuadro10.2 Estructura de los gastos del gobierno central en países seleccionados (porcentaje de los ingresos totales)
País
Año
Estados Unidos Francia Alemania Reino Unido Corea del Sur Malasia Tailandia Chile Argentina México
2001 1997 1998 1999 1997 1997 2001 2001 2001 2000
Gasto corriente Consumo Bienes y Pago de Subsidios y Gasto Salarios Servicios intereses transferencias de capital 8,4 15,9 7,7 5,9 10,3 25,5 28,9 19,4 14,1 16,5
21,1 7,7 24,1 22,7 11,3 14,6 53,2 27,1 18,3 24,1
11,5 6,6 7,1 7,6 2,3 11,7 6,1 2,1 22,1 12,9
Fuente: FMI, Government Finance Statistics Yearbook, 2002.
62,8 65,3 58,2 58,5 39,4 22,9 16,2 55,7 54,3 52,0
5,0 4,3 4,4 3,8 17,5 22,4 21,5 15,0 5,4 10,3
141
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EN L A PRÁCTICA
Pensiones y las universidades estatales. La consolidación del gobierno general y el sector de empresas públicas no financieras recibe el nombre de sector público no financiero. Finalmente, sumando a este último las cuentas del banco central y las instituciones financieras propiedad del Estado, se encuentra el sector público consolidado.
EL
AHORRO, LA INVERSIÓN Y EL DÉFICIT FISCAL
Al sector gobierno es posible integrarlo fácilmente al análisis de la cuenta corriente de la balanza de pagos. En el capítulo anterior se definió la cuenta corriente como ahorro menos inversión. Por lo tanto, también se afirma que es igual al superávit financiero privado (ahorro privado menos inversión privada) más el superávit del sector público (ahorro público menos inversión pública). El superávit público también se conoce como superávit presupuestario o fiscal. En consecuencia, manteniendo fijo el superávit privado, una caída del superávit fiscal —o un aumento del déficit— conduciría a una reducción del saldo de la cuenta corriente. Entonces, una manera de reducir el déficit en cuenta corriente hacia niveles sostenibles en el largo plazo es cortando el déficit fiscal. Un ejemplo de la importancia del déficit fiscal es su papel en el proceso de unificación monetaria que ocurrió en Europa. En diciembre de 1991, los países europeos acordaron reducir sus déficit como condición para participar de la moneda común: el euro, lo cual quedó estipulado en el Tratado de Maastricht. En el siguiente recuadro “Macroeconomía en la práctica” se analiza el tema con mayor detenimiento.
EL
142
PATRÓN CÍCLICO DEL DÉFICIT FISCAL
El ciclo económico también juega un papel importante en la determinación del tamaño del déficit fiscal. En los periodos recesivos, los déficit presupuestarios tienden a subir, mientras que en los auges eco-
LA
POLÍTICA FISCAL Y SUS REPERCUSIONES
Macroeconomía en la práctica El déficit fiscal, la deuda pública y el Tratado de Maastricht en Europa n 1957, el Tratado de Roma dio inicio al proceso de unificación económica europea. Dicho proceso comenzó como un acuerdo de libre comercio entre seis naciones y culminó en 1999, con la puesta en marcha de la Unión Monetaria Europea (UME). Los países miembros de la UME utilizan la misma moneda: el euro, y sus políticas monetarias son decididas por el Banco Central Europeo. Una piedra angular de la unificación monetaria fue el Tratado de Maastricht, firmado por los miembros de la Unión Europea (UE) en diciembre de 1991. Uno de los principales objetivos del acuerdo fue lograr cierta convergencia de las políticas económicas de los 15 países que componen la UE, para facilitar la instauración de una política monetaria común. Con ello, se establecieron varios criterios de convergencia como requisitos de admisión a la moneda única. Tales criterios fueron esencialmente cuatro: de precios, deuda y déficit fiscal, tipos de cambio, e intereses nominales. En el ámbito de la política fiscal, el criterio fue que el déficit del gobierno, planeado o efectivo, nunca debe sobrepasar el 3% del PIB; además, el gobierno no puede endeudarse más allá del 60%
E
del PIB. Para fines de 1999, prácticamente ninguno de los miembros potenciales de la UME tenía una deuda pública bruta inferior al valor de referencia. El cuadro 10.3 muestra la gran divergencia de las cifras de deuda pública para 2002, que va desde un 107% del PIB en Italia, al 3% en Luxemburgo. Mucho mejor fue el cumplimiento de los criterios referidos al déficit. Un caso impresionante es el de Italia, cuyo déficit era cercano al 10% del PIB en el momento de la firma del Tratado de Maastricht, pero había más que logrado el objetivo de 3% en 2002. Muchos consideran que el Tratado de Maastricht fue la principal influencia para la mejora de los indicadores fiscales en Europa durante la década de 1990, y que jugó un papel muy importante en la detención de la creciente proporción del gasto de gobierno en el PIB. Nadie asegura que el proceso haya resultado sencillo. Lograr poner el déficit en vereda se hizo especialmente arduo por el creciente desempleo europeo, lo cual se sumó a los generosos sistemas de apoyo a los desempleados, al envejecimiento de la población y a los sistemas de pensión estatales. 143
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
Cuadro 10.3 Europa: déficit fiscal, deuda pública y el criterio de Maastricht (porcentaje del PIB, 2002) País Alemania* Austria* Bélgica* Dinamarca España* Finlandia* Francia* Grecia* Holanda* Irlanda* Italia* Luxemburgo* Portugal* Reino Unido Suecia UE15 (países en la lista) Eurozona (países con *)
Deuda pública 60,8 67,9 105,4 45,2 54,0 42,7 59,1 104,7 52,6 34,0 106,7 2,9 58,0 38,6 52,4
Balance fiscal -3,6 -0,6 – 1,9 -0,1 4,7 -3,1 -1,2 -1,1 -0,1 -2,3 2,6 -2,7 -1,4 1,2
62,5 69,1
-1,9 -2,2
Nota: Los países en negritas son aquellos que han pasado el criterio de Masstricht de tener deuda pública menor al 60% del PIB y déficit fiscal menor al 3% del PIB. Fuente: Eurostat, Euro Indicators News Release, al 17 de marzo de 2003.
144
nómicos el balance fiscal tiende a mejorar. A dicho patrón contribuyen dos factores: uno, que la recaudación tributaria en ocasiones aumente drásticamente durante un auge y caiga durante una recesión; otro, que ciertas categorías del gasto de gobierno, como las transferencias a los desempleados, son “anticíclicas”. En otras palabras, el gasto en dichas categorías tiende a aumentar en los periodos recesivos y a disminuir cuando la economía se recupera. Debido al carácter cíclico de los déficit fiscales, es difícil calcular si el gobierno gasta más de lo que recibe por iniciativa propia o por problemas asociados al ciclo económico. Para solucionar tal cuestión, varios países utilizan un indicador conocido como “balance estructural”, que es el saldo fiscal que habría si la economía se encontrara en su nivel de producto potencial, es decir, excluyendo la influencia de los auges y las recesiones.
LA
POLÍTICA FISCAL Y SUS REPERCUSIONES
3 3 2
Porcentaje del PIB
2 1 1 0 –1 –1 –2 –2
Blance efectivo
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1990
1989
1988
–3
1987
–3
Balance estructural
Fuente: Marcel et al., “Balance estructural del gobierno central” (Estudio de Finanzas Públicas de DIPRES 2001), Informe de ejecución del presupuesto 2002, DIPRES, febrero de 2003.
Figura 10.1 Balance efectivo y estructural del gobierno central de Chile, 1987-2002
En el caso particular de Chile, el cálculo del superávit estructural incluye una corrección adicional relativa a los ingresos fiscales provenientes de la explotación del cobre, con la finalidad de que el balance estructural se calcule sobre la base del precio del cobre de largo plazo. Esta corrección, junto con la existencia del Fondo de Estabilización del Cobre, permite que el gobierno no gaste más de lo que debe cuando el precio del cobre es más alto que el de largo plazo. Como una forma de dar una señal de orden en el campo fiscal, a partir de 2000 el gobierno chileno se fijó como meta obtener anualmente un superávit estructural del 1% del PIB. Lo anterior representa la ventaja de proporcionar un mecanismo de estabilización automático: en los periodos recesivos se permite un déficit fiscal moderado; en los pe-
145
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
riodos de auge, se compromete un superávit. También significa una forma explícita de evaluar la política fiscal, aunque la forma en la cual se calcula el producto “potencial” y el precio del cobre de largo plazo (recuerde que el Estado chileno todavía es dueño de la principal empresa cuprífera del mundo) está sujeta a controversia. La figura 10.1 muestra el balance fiscal efectivo de cada año, junto a una estimación del balance estructural.
146
capítulo 11
LA
GLOBALIZACIÓN
LA
GLOBALIZACIÓN
L
a globalización es más que una expresión o un cliché. El término resume un importante cambio cualitativo que opera en la economía mundial, y afecta muchos aspectos de la vida de la gente y de la política económica de las naciones. Hoy más que nunca, tanto la autoridad de cualquier economía individual como los hombres de negocios deben tener conciencia de los vínculos de la economía nacional con la del resto del mundo. Este capítulo describe el proceso de globalización, sus implicaciones en la macroeconomía y su relación con los distintos temas analizados a lo largo de este libro. También se mencionan los procesos interrelacionados de la globalización, con especial énfasis en América Latina.
EL
PROCESO DE GLOBALIZACIÓN
La globalización ocurre al menos desde que Europa y China se dedicaron al comercio a largas distancias en los tiempos del Imperio Romano y del Imperio Han. A lo largo de la historia, y con el descubrimiento de nuevos continentes y nuevas formas de comunicación, el comercio mundial se ha ido incrementando de manera gradual. Sin embargo, su verdadero apogeo comenzó en el siglo XIX, cuando la revolución tecnológica, originada —entre otras causas— por el uso de las maquinas de vapor en los procesos industriales y la difusión de los ferrocarriles, elevó el comercio mundial desde el 2% del PIB en 1820 hasta el 10% del PIB en 1870. En este sentido, el periodo previo a 1929 se caracterizó por un aumento generalizado de los volúmenes de comercio y, sorprendentemente, de los flujos internacionales de capital. Razones tecnológicas, como altos costos de transporte y comunicación, explican por qué la magnitud de esos flujos fue menor a la que se ha visto en las últimas tres décadas, en que la proporción del comercio con el PIB mundial bordea el 50 por ciento. La figura 11.1 indica el volumen de exportaciones globales como proporción del PIB mundial, entre 1870 y 2002; además, permite apreciar con claridad que el intercambio comercial, en 1913 y 1929, fue
149
Exportaciones mundiales como porcentaje del PIB (%)
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
18 16.2 16 14 12 10.5 10
9.0 7.9
8
5.5
6 4.6 4 2 0
1870 1913 1929 1950 1973 2002 Fuente: Angus Maddison, The World Economy: A Millenial Perspective. OCDE. 2001, y FMI, Panorama económico mundial, abril de 2003.
FIGURA 11.1 Exportaciones globales como porcentaje del PIB mundial, 1870-2002
150
muy similar al que se observó en la década de 1970. Sin embargo, destaca el hecho de que, a mediados del siglo pasado, las exportaciones mundiales fueron muy similares a las de 1870, es decir, que el comercio mundial declinó. ¿Por qué hubo tal retroceso en el periodo comprendido entre las décadas de 1930 y 1960? La principal hipótesis es que la Gran Depresión —la caída generalizada de la producción en el mundo que sucedió a partir de 1929— resultó crucial para que la mayoría de los países aumentara los niveles de protección, elevando los aranceles (impuestos a la importación) e imponiendo barreras no arancelarias, con la finalidad de limitar la exposición de sus economías a los vaivenes internacionales. Además, las dos guerras mundiales y sus secuelas significaron duros tropiezos para el intercambio internacional.
LA
GLOBALIZACIÓN
Las barreras, no obstante, fueron disminuyendo gradualmente a medida que se impuso la idea de que un aumento en los flujos comerciales y financieros mejora el bienestar general de las economías. De esa forma, en la década de 1970 se llegó a recuperar el volumen comercial alcanzado en la década de 1930. (Se profundizará en estos aspectos más adelante.) Sin embargo, hay algo verdaderamente novedoso en la globalización de las últimas décadas, pues se están afectando la administración y las estrategias macroeconómicas de la mayoría de las economías del mundo. La globalización es la integración económica de países de todo el mundo. Cuando se piensa en “integración económica” lo primero que nos viene a la cabeza es el comercio internacional, pero la globalización es mucho más que eso. Más preciso sería definirla como un proceso de por lo menos cuatro componentes fundamentales: 1. un aumento del comercio internacional, 2. un aumento de los flujos financieros en el mundo, 3. una mayor internacionalización de los procesos productivos, y 4. un avance hacia la armonización de las instituciones económicas nacionales. Analicemos cada uno de estos componentes.
EL
AUMENTO DEL COMERCIO INTERNACIONAL
No cabe duda de que los países se han ligado mucho más por medio del comercio internacional durante el último medio siglo transcurrido desde la Segunda Guerra Mundial. Una forma de mostrar el crecimiento de la integración comercial global es destacando que el volumen de comercio mundial creció más rápido que el PIB mundial prácticamente todos los años desde 1960, como se observa en la figura 11.2. Al menos tres razones explican tan rápido crecimiento del comercio. La primera es una reversión de la tendencia que experimentó el comercio internacional durante el periodo comprendido entre 1914 y 1945. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) entorpeció el comercio tras un lapso de alta apertura.
151
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
50 40 30 20 10 0 1960 1962 1964 1966 1968 1970 1972 1974 1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002
Comercio mundial como porcentaje del PIB (%)
60
Años Fuente: Global Development Network Database del Banco Mundial, y Panorama económico mundial del FMI, abril de 2003.
Figura 11.2
152
Comercio mundial 1960-2002
Luego, la inestabilidad financiera de la década de 1920 lo congeló. La Gran Depresión, que comenzó en 1929 y duró casi toda la década siguiente, redujo el comercio aún más, no sólo disminuyendo la demanda agregada por los productos importados, sino también por las medidas proteccionistas que algunas naciones decidieron adoptar en medio del problema. Por último, la Segunda Guerra Mundial dio el “golpe de gracia” al sistema internacional. Cuando terminó el conflicto, la mayoría de los países se encontraban cerrados al comercio. Durante la posguerra se empezaron a eliminar progresivamente las barreras al comercio, algunas veces por la vía de medidas unilaterales de algunos países, y otras dentro del contexto de negociaciones bilaterales o multilaterales.
LA
GLOBALIZACIÓN
Índice del costo de comunicación en dólares constantes
100 90 80 70 60 50 40 30 10 0 1920
1930
Flete marítimo Flete aéreo
1940
1950 1960 Década
1970
1980
1990
Cargos satelitales Llamada transatlántica
Fuente: Baldwin y Martin, “Two Waves of Globalisation: Superficial Similarity and Fundamental Diferences”, en Siebert (ed.), Globalisation and Labour, Institute of World Economics, 1999.
Figura 11.3
Costo de comunicación 1920-1990
La segunda razón para el rápido crecimiento del comercio internacional es el progreso tecnológico. Los avances en el transporte han sido enormes; en especial, en cuanto a disponer de viajes aéreos menos costosos y más confiables, de barcos transoceánicos, y de innovaciones como el uso de contenedores estandarizados y sistemas logísticos computacionales. Dichos progresos trajeron consigo drásticas reducciones en los precios reales del transporte de bienes y pasajeros. Muchos de
153
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
los avances que hoy se dan por hechos fueron novedosos descubrimientos e invenciones del último medio siglo, los cuales redujeron los costos del comercio internacional por lo menos en un 70% (figura 11.3) y respaldaron el mayor volumen de transacciones. La tercera razón es política. Tras la Segunda Guerra Mundial, los países quedaron irreconciliablemente divididos en bloques políticos y económicos, con abismos que separaban a las ricas economías de mercado como Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, de las naciones socialistas como la Unión Soviética, Europa Oriental y China, así como de muchos países poscoloniales, los cuales se autodenominaron como no alineados. Las agudas divisiones entre los grupos mencionados, a los que se solía clasificar como países del “Primer Mundo” (economías de mercado con altos ingresos), del “Segundo Mundo” (las economías estatistas) y del “Tercer Mundo” (sobre todo países poscoloniales en desarrollo), comenzaron a desvanecerse en la década de 1970 y para la de 1990 virtualmente habían desaparecido. A lo anterior se sumó la creciente adhesión a la idea de que la integración comercial es un motor de desarrollo.
EL
AUMENTO DE LOS FLUJOS INTERNACIONALES
DE CAPITALES
154
Igualmente notable es quizá la liberalización de los flujos internacionales de capital. Así como ocurrió con el comercio de mercancías, el sistema de captación y colocación internacional de capitales colapsó con la Primera Guerra Mundial, luego de lo cual tardó en recuperarse, pues tras el conflicto vinieron la inestabilidad de la década de 1920 y las secuelas de la Gran Depresión en la de 1930. Al término de la Segunda Guerra Mundial, los arquitectos del sistema económico internacional de la Posguerra —economistas tales como John Maynard Keynes— hicieron serios esfuerzos para reactivar el comercio internacional, pero no los flujos internacionales de capitales
LA
GLOBALIZACIÓN
privados. Entonces prevalecía el sentimiento de que la movilidad internacional del capital era más una fuente de inestabilidad que de prosperidad. Sin embargo, el auge económico de la Posguerra que tuvo lugar en Estados Unidos, Europa y Japón con el tiempo restauró la confianza en los créditos internacionales y permitió que se reanudaran los préstamos de procedencia privada. Incluso a comienzos de la década de 1970, los países en desarrollo de América Latina y Asia vieron que eran capaces de atraer préstamos de bancos internacionales y de individuos ricos de los países avanzados. Durante la década de 1990, los flujos internacionales de capital aumentaron aún con mayor rapidez, en comparación con el comercio internacional que, a la vez, creció más que el PIB mundial. Tan rápido crecimiento de los flujos de capital en el mundo se observa en la fi-
30
Flujos brutos de capital privado como % del PIB mundial (PPC)
25 20 15 10 5
1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001
0
Años Fuente: Global Development Network Database del Banco Mundial.
Figura 11.4
Flujos brutos de capital privado, 1980-2001
155
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
gura 11.4, donde también se advierte la fuerte caída en las transacciones financieras internacionales en 2001, como consecuencia de la desaceleración en los principales países desarrollados y la mayor incertidumbre política generada por el terrorismo. El incremento de los flujos internacionales de capital se asocia a oportunidades y riesgos. Por el lado de las oportunidades, la preponderancia cada vez mayor de la inversión extranjera directa (IED), donde los inversionistas de un país compran un porcentaje mayoritario de un negocio en el exterior, merece atención por las grandes oportunidades que ofrece a las empresas y a los países en desarrollo. No obstante, por el lado de los riesgos, el aumento de los créditos internacionales de corto plazo se acompaña por periodos de pánico, cuando los deudores se encontraban de un día para otro con que ya no podían tomar más créditos y que además les obligaban a hacer pagos a gran escala, frecuentemente a costa de serias consecuencias macroeconómicas. De aquí que la polémica sobre los beneficios y costos de la movilidad internacional del capital continúe con toda su fuerza.
LA
156
INTERNACIONALIZACIÓN DE LA PRODUCCIÓN
El aumento del comercio internacional y de los flujos de capital son manifestaciones claras de la globalización. Más sutil —aunque no por eso menos notable— es la internacionalización de la producción. Un típico producto de inversión o consumo es nacional y extranjero a la vez, es decir, una parte se produjo y se ensambló en el país, y otra parte en el extranjero. No es raro encontrar bienes sofisticados —como computadoras o automóviles—, cuyos componentes provienen de más de una docena de naciones. Incluso, al vestuario a veces se le procesa en varios países: uno pone la fibra, otro la tela, un tercero el diseño y un cuarto el corte y la confección, antes de ir a dar a una vitrina en otro más. El resultado de lo anterior es un sistema productivo cada vez más globalizado. La producción de las multinacionales representa
LA
GLOBALIZACIÓN
una proporción grande y en aumento del total de mercancías que se producen y se transan. En un sistema de producción globalizado, cada empresa evalúa qué partes del producto producen mejor en casa y cuáles les resulta más conveniente comprar en el exterior. En general, tal consideración está muy influida por el costo de los factores en los distintos mercados proveedores potenciales. Ya que los salarios son bastante más bajos en la mayoría de los países en desarrollo que en los desarrollados, tiene sentido llevar a cabo las partes intensivas del proceso productivo en uno en desarrollo, dejando los procedimientos intensivos en capital o tecnología para la economía más avanzada. La producción globalizada existe desde hace siglos, pues las grandes compañías han mantenido filiales en el exterior para asegurarse el suministro de insumos básicos. Pero el alcance de los sistemas productivos globalizados creció de manera formidable en los últimos 30 años. Los responsables de esa tendencia son los cambios tecnológicos y políticos. La internacionalización de la producción cambió para siempre la estrategia de crecimiento económico de los países en desarrollo. Hace 50 o 100 años, los países latinoamericanos y los asiáticos se especializaban casi por completo en la producción agrícola o minera, que exportaban a los mercados internacionales, y usaban el producto de la venta para adquirir bienes manufacturados de las economías avanzadas. Con la globalización de la producción, algunos exitosos países en desarrollo encontraron un nicho bastante distinto en la economía mundial. En consecuencia, ahora son parte de la cadena de producción internacional de mercancías de alta tecnología, desarrollando componentes de complejos bienes finales, que luego se venden por todo el mundo. Estos países atraen la inversión de grandes corporaciones multinacionales de Europa, Estados Unidos y Japón. Como resultado, la producción local se transforma en una etapa más del sistema productivo internacional. Una estrategia muy exitosa en algunos países en desarrollo es establecer zonas de procesamiento de exportaciones (ZPE). Las ZPE son parques industriales que resultan convenientes para que las multi-
157
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
nacionales lleven a cabo sus operaciones productivas locales, con facilidades en términos de transporte, comunicaciones, abastecimiento energético y tratamientos tributarios favorables.
LA
ARMONIZACIÓN DE LAS INSTITUCIONES ECONÓMICAS
La globalización es más que un aumento del comercio, las finanzas y la producción internacional. Significa también que los gobiernos nacionales toman la decisión consciente de armonizar sus instituciones económicas, de manera que las “reglas del juego” sean cada vez más similares en todo el mundo. La idea es que las instituciones económicas equivalentes creen una sensación de equidad y certeza para realizar actividades de producción y comercio internacional (lo que algunos llaman “campo de juego nivelado”). De esta manera, se reduce el costo de hacer negocios con el resto del mundo y aumentan las ventajas de una buena integración económica internacional. En los últimos 20 años, el alcance de la armonización económica resultó tan digno de elogio como el crecimiento del comercio, el crédito y la producción global.
AMÉRICA LATINA
158
Y LA GLOBALIZACIÓN
Las economías latinoamericanas estuvieron abiertas al comercio internacional entre 1870 y 1914, cuando gran parte de la región exportaba abundantes recursos naturales a Europa y Estados Unidos. Esa época de libre comercio fue reemplazada por un crecimiento estatista, luego de los desastres globales ocurridos entre 1914 y 1945. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, casi toda América Latina había adoptado medidas proteccionistas frente al comercio internacional. La región, en su mayor parte, conservó las políticas proteccionistas junto a otras formas de fuerte intervención estatal, hasta que sucumbió en la grave crisis económica de la década de 1980. Los primeros caídos de la crisis fueron los gobiernos militares, que regían en gran parte de la región. En América Latina el retorno a la democracia
LA
GLOBALIZACIÓN
coincidió con el inicio de las reformas de mercado. Chile es una conspicua excepción a la regla, ya que allí las reformas económicas comenzaron bajo el gobierno militar que tomó el poder en 1973 y continuaron luego del retorno a la democracia en 1990. Los dos principales desafíos de las décadas de 1980 y 1990 fueron superar el legado de deuda externa y reorientar la economía para hacerla competitiva en un amplio rango de sectores, en especial el de bienes y servicios exportables. Los resultados de las reformas de mercado en América Latina tuvieron de dulce y de agraz. Chile, por ejemplo, logró con mucho éxito estabilizar su economía y estimular el crecimiento de las exportaciones, convirtiéndose en el país de más rápido crecimiento de la región; aunque todavía depende en gran medida de sus recursos naturales, en especial del cobre y de sus productos agrícolas. Por otro lado, Argentina y Brasil, si bien lograron avances notables en el control de la inflación, todavía sufrían falta de competitividad en los mercados mundiales, en parte porque mantuvieron sus respectivos tipos de cambio sumamente apreciados durante casi toda la década de 1990. A consecuencia de ello, la moneda brasileña sucumbió a una crisis de balanza de pagos en 1999 y el sistema de convertibilidad argentino colapsó a principios de 2002. Un caso muy interesante es el de México, donde la economía ha sido totalmente modificada en respuesta al comercio abierto con Estados Unidos. En 1993, aquel país firmó un tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (conocido como NAFTA). La idea era que México, una economía en desarrollo, aprovechara su proximidad con la nación más rica del mundo para acelerar su crecimiento económico a través del comercio. Además, se esperaba que se convirtiera en una importante base de producción para las fábricas estadounidenses, para atender el mercado nacional y el de su vecino del norte (produciendo en México y reexportando a Estados Unidos), así como para atender el mercado mundial con la producción de componentes a bajo costo para las multinacionales estadounidenses. Irónicamente, los primeros dos años del NAFTA tomaron a México en medio de una crisis financiera, pero después de 1995 el esperado
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M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
proceso por el que este país disfrutaría de un crecimiento por la vía de exportaciones, basadas en inversiones extranjeras, comenzó a dar frutos. La economía mexicana se fue integrando cada vez más estrechamente con la estadounidense por los cuatro canales de la globalización: comercio, flujos de capital, producción y armonización institucional. La participación de las exportaciones mexicanas en el producto saltó de un 11% en 1980 a un 30% del PIB en 2000. La globalización es un fenómeno sumamente interesante, aunque la discusión de todos los aspectos macroeconómicos que surgen alrededor suyo se extienda más allá de lo que permite la extensión de este libro. Problemas de política económica, manejo de tipos de cambio y flujos internacionales de capital, así como temas del ambiente y la ciencia, cobrarán especial relevancia en los años venideros, cuando se deberá mantener el delicado equilibrio entre desarrollo económico y bienestar social global. La globalización —¡y cómo no!— también tiene sus críticos. El siguiente recuadro trata precisamente del malestar contra la globalización. Invito al lector a llegar a sus propias conclusiones al respecto.
Macroeconomía en la práctica El malestar contra la globalización unto con el desarrollo que trae consigo la globalización, hay otros fenómenos sociales adjuntos que no pueden ser obviados. Las frecuentes manifestaciones populares contra la globalización en las reuniones de organismos internacionales como el Banco Mundial, el Foro Económico Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio, entre otros, son signo de una creciente preocupa-
J
160
ción por los problemas y las desigualdades del desarrollo global. El movimiento antiglobalización es difuso y alberga una amplia gama de posiciones: desde el ganador del Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, hasta el ciudadano común molesto por la pérdida de su empleo frente a un trabajador inmigrante que se contrató con un salario menor, pasando por ecologistas, humanistas y minorías de todo
LA
tipo. Sería presuntuoso y contradictorio ignorar las voces de protesta, ya que el objetivo del sistema económico es precisamente mejorar la calidad de vida de todos sus habitantes. Por lo tanto, resulta interesante analizar la postura antiglobalización a la luz del análisis macroeconómico. Uno de los argumentos que esgrimen quienes se sienten incómodos con la globalización es que, generalmente, se privilegian las necesidades y los deseos de unas pocas empresas multinacionales sobre las necesidades y los intereses de cada nación. No obstante, aquí se debe tener cautela, ya que este tipo de argumentos rara vez posee un sustento económico objetivo, más allá de señalar las grandes diferencias de ingreso entre los dueños de las multinacionales y los sectores más empobrecidos de cada país. Ante ello, puede argumentarse que la inversión extranjera directa actúa como un importante motor de crecimiento y empleo para los países en vías de desarrollo, ya que suple deficiencias tecnológicas y de inversión privada domésticas. Es el caso de Intel, en Costa Rica, y el de varias empresas multinacionales que se asentaron en Chile durante la primera mitad de la década de 1990. Sin embargo, tales resultados se esperarían sólo bajo un sistema legal eficiente, reglas tributarias claras y una estructura económica que promueva la competencia tanto interna como externa.
GLOBALIZACIÓN
La ecología y el cuidado de los recursos naturales también son temas recurrentes en los discursos antiglobalización. El calentamiento global por el uso de combustibles fósiles, el exterminio de ecosistemas únicos y el uso indiscriminado de recursos no renovables son cuestiones que preocupan a más de uno. A pesar de que esa línea de argumentos posee un espíritu correcto, no es un tema de la globalización por sí mismo, sino más bien se trata de las opciones tecnológicas disponibles y de las preferencias de las naciones por utilizar tal o cual recurso, por el nivel de su desarrollo. Se trata de un tema delicado, que se conjuga con la búsqueda del sutil equilibrio entre el desarrollo sustentable y el crecimiento del bienestar para las personas. De hecho, el cuidado de los recursos naturales y la biodiversidad son asuntos relevantes, pues incluyen bienes cada vez más escasos. Uno de los mayores críticos de la globalización es el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, profesor de la Universidad de Columbia y ex economista jefe del Banco Mundial. Sus críticas apuntan contra los organismos rectores del “nuevo orden mundial” (el FMI, el Banco Mundial y la OMC), que, de acuerdo con su perspectiva, aplicarían dogmáticamente programas para “aliviar” problemas en países en desarrollo, aunque sin la adecuada transparencia y con resultados desastrosos la mayoría de 161
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
las veces. Stiglitz (junto a otros) apunta que las acciones de estos organismos casi siempre perjudican a los países y benefician a un grupo selecto de empresas multinacionales y al gobierno de Estados Unidos. Una mirada más acuciosa al accionar de tales organismos arrojaría luces sobre el tema. A grandes rasgos, un programa típico de ayuda comprende la obligación del país beneficiario de ejecutar un plan de cuatro pasos: privatizar, liberalizar flujos de capitales, liberalizar controles de precios y abrir los mercados al comercio internacional. La finalidad de cada una de estas obligaciones es directa y con sólidas bases económicas, pues las privatizaciones buscan reducir el tamaño del Estado, volverlo más eficiente y eliminar algunas de las fuentes usuales de déficit fiscales, mientras que la liberalización de los flujos de capitales es esencial para acceder al mercado internacional y obtener recursos para cualquier economía en desarrollo. La liberalización de precios internos obedece a las lógicas del mercado, por cuanto, de ese modo, se asignan en forma más eficiente los recursos y se obtiene un aumento de la riqueza agregada. Por último, la apertura comercial promueve la competencia, la eficiencia, y es un importante canal de transmisión de conocimientos y nuevas tecnologías. En la práctica, sin embargo, muchas veces este tipo de políticas no re162
sultan como se planearon. Stiglitz acusa que, en muchas ocasiones, un tipo de arreglos así conlleva consecuencias desastrosas para la nación interesada. Las privatizaciones a veces generan corrupción, como fue el caso de Rusia en 1995. Abrir la cuenta de capitales da lugar al libre flujo de “dinero caliente” o recursos con fines especulativos, en los tiempos buenos, y a escapes masivos de capitales, en tiempos malos, como sucedió en la crisis asiática de 1997. Según Stiglitz, la crisis se acentuó principalmente por las recomendaciones del FMI a los países de la región. La liberalización de precios internos puede, a la vez, ocasionar disturbios sociales, como ocurrió en Indonesia en 1998, cuando el programa acordado con el FMI llevó a la eliminación de los subsidios a los alimentos y a la gasolina. Algunos analistas presumen que con la liberalización del comercio internacional, y dadas las intervenciones del Banco Mundial y la OMC, se produzcan verdaderas “barricadas” comerciales en contra de países fuera del orden mundial o enemigos de Estados Unidos. La visión de Stiglitz es crítica por el estado actual de las cosas. No obstante, los cuatro principios descritos no deben descartarse por los problemas derivados de su puesta en marcha. Hay liberalizaciones muy apresuradas y privatizaciones sin reglas del juego claras y pobres marcos legales, o simplemente
LA
plagadas de corrupción, lo cual atenta contra el éxito de los programas. La respuesta, entonces, es que hay que mejorar la instauración y no abandonar la política. Las privatizaciones logradas con transparencia y bajo un marco legal eficiente, la apertura financiera bien regulada y con un sector bancario saludable, la liberación de precios y distorsiones en mercados descentralizados, así como la apertura comercial después de la liberación de precios internos, son usualmente la antesala de un salto notable en el desarrollo de las naciones. Pese a los reparos mencionados, investigaciones recientes sugieren que —con todos sus bemoles— la globalización consiguió mejorar el nivel de vida de los países que se vieron inmersos en
GLOBALIZACIÓN
fuertes procesos de integración externa. La figura 11.5, tomada de uno de esos estudios, indica que, en promedio, las naciones que se orientaron hacia el exterior (“globalizadores”) crecieron más que aquellos que no lo hicieron (“no globalizadores”) e incluso más que los desarrollados. Además, estudios cuantitativos permiten afirmar que la pobreza disminuyó sobre todo en los países “globalizadores”. No hay evidencia contundente de que la desigualdad (dentro de cada país y entre los distintos países) aumente o disminuya con la globalización. De todas formas, el debate sobre ese interesante fenómeno económico continúa; además, pasará mucho tiempo antes de que finalice la discusión sobre los pros y contras de la globalización.
163
M ACROECONOMÍA
EN L A PRÁCTICA
6 5
Porcentaje
4 3 2 1 0 1960s
1970s
1980s
1990s
Décadas Globalizadores Ricos
No globalizadores
Fuente: Dollar, David y Aart Kraay (2001), “Comercio exterior, crecimiento y pobreza”, Finanzas y desarrollo (publicación trimestral del FMI), volumen 38, núm. 3, septiembre.
Figura 11.5
164
Crecimiento real del PIB per cápita en grupos de países seleccionados
ÍNDICE
A acuerdo de Bretton Woods, 54 activos externos netos, posición de, 125 agotables, 113 animal spirits, 118 ataque especulativo, 69
B balance estructural, 144 fiscal, 137 balanza comercial, 14, 126 de pagos, 124 blindaje financiero, 76
C caja de convertibilidad, 57 capital, 21 humano, 113 “no reproducible”, 113 “reproducible”, 113 ciclos económicos, 8 cima, 8 coeficiente de sacrificio, 88 Compensatory and Contingency Financing Facility, 130 Compensatory Financing Facility, 130 consumo, 93 durable, 113 contagio, 76 contratos laborales a largo plazo, 85
ANALÍTICO
crecimiento económico, 36 crisis de la balanza de pagos, 68 de la deuda, 125 cuenta corriente, 14
D demanda por trabajo, 24 depreciación, 113 derrame de conocimiento, 44 desempleo, 8 devaluación, 57 dinero fiduciario, 53 dolarización, 57
E efecto ingreso, 102 sustitución, 102 El Mercurio, xi El Niño, 132 encuestas a la fuerza laboral, 29 enfoque “clásico”, 24 expectativas de inflación, 84
F función de producción, 20
G gasto, 137 corriente, 140 de capital, 140
165
Í NDICE
ANÁLITICO
globalización, 149 gobierno, 141 central, 141 general, 141
H hiperinflación, 81 histéresis, 31
I impuesto inflación, 66 impuestos directos, 137 indirectos, 137 indexación de salarios, 85 índice de desarrollo humano, 6 de precios al consumidor, 13 mensual de actividad económica, 4 inflación, 11 informe sobre el desarrollo humano 2003, 7 ingreso permanente, 95 inventarios, 21 inversión, 110 bruta, 113 en activos fijos, 111 en estructuras residenciales, 111 en existencias, 111 neta, 113 investigación y desarrollo (I&D), 40
L
N NAFTA: Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica, 123
O OECD: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, 123, oferta de trabajo, 24
P PAEN: Posición de activos externos netos, 125, 127 pagos netos a los factores, 126 paridad del poder de compra, 6 patrón oro, 53 PIB por habitante, 6 poder de negación laboral, 85 política fiscal, 137 políticas económicas, 45 presupuesto gubernamental, 137 producción, 3-5 productividad marginal, 21 total de los factores, 43 producto nacional bruto, 126 potencial, 144 producto interno bruto, 4 nominal, 4 real, 4 profecías autocumplidas, 119 propiedad, 137
Ley de Gresham, 52
R M
166
macroeconomía, 3 medio de cambio, 50 mercado laboral, 23-26, 28, 31, 32 monetario, 51, 56 metas de inflación, 61, 80
racionamiento del crédito, 118 reformas económicas, 70 renta, 137 reserva de valor, 50 reservas internacionales, 65-69, 71, 73, 75 restricción de liquidez, 97
Í NDICE
S salario real, 22 sector público, 141 consolidado, 142 no financiero, 142 sima, 8 sistema tributario regresivo, 138 sistemas cambiarios 56, 58 stock, 21, 43, 104, 110, 111, 113 superávit, 125, 128, 131, 142, 145 fiscal, 142 presupuestario, 142 privado, 142 público, 142
T tasa de desempleo armonizado, 28 natural, 26 tecnología, 21
ANALÍTICO
Teoría general del empleo, 118 Tequila, efecto, 123 Tigres Asiáticos, 41, 75 tipo de cambio, 56 flexible o flotante, 57 reptante, 57 trabajador adicional, 28 desalentado, 28 trabajo, 21
U unidad de cuenta, 50 urbanización, 39
V valor de los bienes y servicios, 4 volumen físico de producción, 4
Z zonas de procesamiento de exportaciones, 157
167