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Spanish; Castilian Pages [103] Year 1995
LOS MILAGROS
DE JESÚS exégesis y proyección pastoral
EDICIONES
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SALVADOR CARRILLO ALDAY, M.Sp.S.
Los milagros de Jesús Exégesis y proyección pastoral Comentario final del P. Emiliano Tardif, M.S.C.
Ediciones Dabar México, D.F.
Diseño de portada: Ricardo Agilitar
índice
Tipografía y armado: Irma García Cruz
Bibliografía
NIHIL OBSTAT Carlos Zesati Estrada M.Sp.S.
IMPRIMATUR Jorge Ortiz CJonzález, M.Sp.S. Superior de la Provincia de México.
© EDICIONES DABAR, S.A. de C.V. Calzada del Acueducto 165-D Col. San Lorenzo Huipulcro Apartado Postal 69-710 14370, México, D.F. Tel. v Fax: 6-55-03-96 Tel. 5-73-87-78
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Bibliografía especial
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Abreviaturas
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Prólogo
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Introducción I. Actividad taumatúrgica de Jesús II. Inventario de los milagros III. Los milagros en cada evangelista IV. Claves para la interpretación de los milagros V. La realización de los milagros VI. El sujeto de los milagros VII. Curaciones y exorcismos VIII.Jesús y el judaismo carismático de su tiempo
19 19 21 24 27 29 30 31 34
CAPITULO I
LOS MILAGROS DE JESÚS EN EL EVANGELIO DE SAN MARCOS (Y LUGARES PARALELOS)
ISBN: 968-7506-08-3 Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial No. 2500 Impreso y hecho en México, marzo 1995.
Introducción I. El endemoniado de la sinagoga de Cafamaúm (Me 1,21-28; Le 4,31-37)
37 41
3.
5. 6. 7. 8. 9. 10.
11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18.
La suegra de Simón-Pedro (Me 1,29-31; Mt 8,14-15; Le 4,38-39) Curación de un leproso (Me 1,40-45; Mt 8,1-4; Le 5,12-16) Un paralítico y el perdón de los pecad (Me 2,1-12; Mt 9,1-8; Le 5,17-26) El hombre de la mano paralizada (Me 3,1-6; Mt 12,9-14; Le 6,6-11) La tempestad calmada (Me 4,35-41; Mi 8,23-27; Le 8,22-25) El endemoniado de Gerasa (Me 5,1-20; Mt 8,28-34; Le 8,26-39) Curación de la hemorroísa (Me 5,21-34; Mt 9,18-22; Le 8,40-48) Resurrección de la hija dejairo (Me 5,35-43; Mt 9,23-26; Le 8,49-56) Primera multiplicación de los panes (Me 6,34-47; Mt 14,15-23; Le 9,12-17; Jn 6,1-15) Jesús camina sobre las aguas "(Me 6,48-52; Mt 14,24-33; Jn 6,16-21) La hija de una sirofenicia (Me 7,24-30; Mt 15,21-28) Curación de un sordo tartamudo (Me 7,31-37) Segunda multiplicación de los panes (Me 8,1-10; Mt 15,32-39) El ciego de Betsaida (Me 8,22-26) El endemoniado epiléptico (Me 9,14-29; Mt 17,14-21; Le 9,37-43) Elciego dejericó (Me 10,46-52; Mt 20,29-34; Le 18,35-43) La higuera estéril (Me 11,12-14. 20-25; Mt 21,18-22)
CAPITULO II
LOS MILAGROS DE JESÚS EN SAN MATEO Y SAN LUCAS Introducción
121
1.
124
LOS MILAGROS EN MATEO-LUCAS
1. El criado del centurión de Cafarnaúm (Mt 8,5-13; Le 7,1-10) 2. El endemoniado ciego y mudo (Mt 12,22-28; Le 11,14-20) 2.
124
MILAGROS PROPIOS DE SAN MATEO
1. Curación de dos ciegos (Mt 9,27-31) 2. Un endemoniado mudo (Mt 9,32-34) 3.
MILAGROS PROPIOS DE SAN LUCAS
1. La pesca milagrosa (Le 5,1-11) 2. Resurrección del hijo de una viuda (Le 7,11-17) 3. La mujer encorvada (Le 13,10-17) 4. Curación de un hidrópico (Le 14,1-6) 5. Los diez leprosos (Le 17,11-19) 6. Curación de la oreja de Maleo (Le 22,49-51)
128 132
132 134 135
135 140 143 146 148 151
CAPITULO III
LOS MILAGROS DE JESÚS EN EL EVANGELIO DE SANJUAN Introducción 1. El agua convertida en vino (Jn 2,1-11) 2. El hijo de un funcionario regio (Jn 4,46-54) 3. El tullido de Bethesdá (Jn 5,1-18)
155 157 161 164
4. 5. 6.
El ciego de nacimiento (Jn 9,1-41) La resurrección de Lázaro (11,1-44) Aparición de Jesús y la pesca milagrosa
169 179
(Jn 21,1-14)
190
Epílogo Comentario final del P. EMILIANO TARDIF, M.S.C.
Bibliografía
197
B.A. Dumas, Los milagros de Jesús. Desclée, Bilbao 1984.
201
J. Gnilka, Jesús deNazaret. Mensaje e historia. (Giraciones y milagros, p. 145-172). Herder, Barcelona 1993. J.I. González Faus, Clamor del Reino. Estudio sobre los milagros deJesús. Sígneme, Salamanca 1982. A. Lefévre, Miracle. Dictionnaire de la Bible. Supplément. T.V. Letouzey et Ané, París 1957. Col. 1299-1308. X. Léon-Dufour (Ed), Los milagros de Jesús. Cristiandad, Madrid 1979. J. Peláez del Rosal, Los milagros de Jesús en los Evangelios Sinópticos. Morfología e Interpretación. Institución San Jerónimo, Valencia 1984. C. Quelle, Los Milagros. Ediciones Paulinas, México 1993. A. Richardson, The Miracle-Stories oj the Gospels. SCM Press Ltd, London 1959. L. Sabourin, TheDiviné Mímeles discussed and defendedCatholic Book Agency, Roma 1977. H. van der Loos, TheMiracles ojJesús. EJ.Brill, Leiden 1968. Varios autores, Los milagros del Evangelio. Cuaderno bíblico 8. Verbo Divino, Estella 1980. G. Vermes, Jesús eljudío. (Jesús y el judaismo carismático p. 63-87). Muchnik Editores, Barcelona 1979.
9
A. Weiser, ¿A qué llama milagro la Biblia? Ediciones Paulinas, Madrid 1979.
Bibliografía especial
L . C o e n e n - E . B e y r e u t h e r - H . B i e t e n h a r d , Diccionario Teológico del Nxwvo Testamento (4 volúmenes): Dynamis, Semeion, Teras. Ediciones Sigúeme, Salamanca 1980-1984. H.Balz-G.Schneider, Exegetical Dictionary of the New Testament (3 volúmenes): Dynamis, Semeion, Teras. Eerdm a n s Publishing C o m p a n y , G r a n d Rapids, Michigan 1990. G.KJUel-G.Friedrich-G.W.Bromiley, Theological Dictionary of the Neto Testament: Dynamis, Semeion, Teras. Eerdm a n s Publishing C o m p a n y , G r a n d Rapids, Michigan 1985.
Además d e la bibliografía g e n e r a l , h e utilizado para el estudio de los milagros de Jesús u n a a b u n d a n t e bibliografía especializada, sobre todo artículos de revistas, según los resúmenes q u e presenta la publicación New Testament Abstraéis d e 1981 a 1994. El análisis de esos artículos nos manifiesta el interés mayor o m e n o r q u e cada milagro evangélico h a suscitado en nuestro tiempo. Hay relatos q u e h a n sido muy estudiados, p o r ejemplo: La primera multiplicación de los panes (16 artículos), el vino d e Cana (16 art.), la resurrección de Lázaro (16 art.), la historia de la mujer sirofenicia (15 art.), el paralítico y el p e r d ó n de los pecados (11 artículos), la higuera estéril (11 art.), el ciego de nacimiento (10 art.). Otros milagros h a n captado gran interés, a u n q u e en m e n o r escala, p o r ejemplo: El ciego d e Jericó (9 artículos), el paralítico d e Bethcsdá (9 art.), el e n d e m o n i a d o d e la sinagoga de Cafarnaúm (8 art.), el e n d e m o n i a d o de Gerasa (8 art.), la hemorroísa (8 art.), la pesca milagrosa en J n 21 (8 art.). Alguno q u e otro milagro n o ha sido de particular atención para los especialistas d e la Biblia. El beneficio mayor al entrar en contacto con esa amplia bibliografía (216 artículos, publicados en 103 revistas) es constatar y apreciar los diversos énfasis, o diferentes centros d e interés, o variados enfoques, con q u e han sido estudiados los relatos d e los milagros d e Jesús. Son otras tantas posibles aproximaciones a los textos evangélicos. Unos autores estudian en tal o cual perícopa el problema sinóptico y su d e p e n d e n c i a de las fuentes; otros
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Abreviaturas
hacen un análisis diacrónico, echando mano del método histórico-crítico en toda su riqueza. Estos prefieren hacer una lectura sincrónica, mediante un análisis semiótico, descubriendo la estructura del texto; aquéllos más bien eligen aplicar a un determinado pasaje los cánones del análisis narrativo o retórico o pragmático o social o cultural. No faltan quienes se interesan por discernir el fondo rabíhico o tradiciones targúmicas de alguna escena; y quienes realizan la aproximación a un milagro desde la psicología general, del psicoanálisis, o de la psicología profunda.
Antiguo Testamento Biblia de Jerusalén, Nueva edición. 1975. Confronte, véase tal texto.
No es raro encontrar interés por una lectura hermenéutica -llamada también "actualización"- de tal o cual acontecimiento, aplicándola a situaciones actuales; y hay quienes investigan el sentido alegórico de alguna narración.
Nuevo Testamento
Estos se empeñan por descubrir en un relato las perspectivas propias de la comunidad cristiana en la cual y para la cual fue escrito el milagro; aquéllos estudian tin pasaje a partir de la historia de las religiones.
lugares paralelos
New Testament Abstráete página
Traduction Oecuménique de la Bible, París 1972. versículo
Como se puede fácilmente ver, "los milagros de Jesús" narrados en los evangelios, lejos de desmerecer la atención de los escrituristas, se han convertido en terreno privilegiado para poner en practica muy diferentes métodos actuales de interpretación bíblica (cf Pontificia Comisión Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia. PPC, Madrid 1994).
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Prólogo
LOS MILAGROS DE JESÚS son, sin d u d a alguna, u n tema evangélico de s o r p r e n d e n t e actualidad. 1. Con frecuencia se escucha q u e en la Iglesia católica se están volviendo a dar los "cansinas de curaciones", c o m o se e x p e r i m e n t a r o n en la Iglesia d e Jerusalén después d e Pentecostés, y en las primeras c o m u n i d a d e s cristianas (Hch 2,43; 4,30; 5,12-16; I C o 12,9; 2Co 12,12). En esa forma surgen p o r todas partes p e q u e ñ o s grupos de intercesión y se multiplican las reuniones d e oración en las q u e se pide a Cristo resucitado, vivo en la c o m u n i d a d , q u e sane a los enfermos de cuerpo y alma. En estas circunstancias, u n estudio exegético y pastoral d e los milagros realizados p o r Jesús de Nazaret nos p u e d e p r o p o r c i o n a r criterios luminosos, sanos y seguros, para discernir, con la claridad del Evangelio, el p o r q u é y el para qué de esas "acciones de poder", q u e el Señor está h a c i e n d o en el m u n d o y en la Iglesia de hoy. 2. Hasta hace algunos años, m u c h o s que leían o reflexionaban sobre los milagros d e Jesús, lo hacían consciente o inconscientemente a partir de u n a crítica racionalista o s o l a m e n t e d e s d e ciertas ciencias h u m a n a s recientes, principalmente las vinculadas con la psicología. De allí se concluía fácilmente a negar la realidad de los milagros; y mientras más sorprendentes parecían, eran calificados de m e n o s reales. Ante tal situación, se i m p o n e u n a seria investigación científica más amplia, practicada desde otros ángulos, en
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particular desde las perspectivas religiosas de la misma Biblia. U n a reflexión crítica d e los Evangelios h a h e c h o ver q u e los milagros de Jesús n o se p u e d e n j u z g a r adecuad a m e n t e sino a la luz del a m b i e n t e religioso en q u e se p r o d u j e r o n y del objetivo q u e tuvo el S e ñ o r al realizarlos. Desde luego, e n los evangelios los milagros son llamados "prodigios o portentos" (en griego "térata"), p e r o sobre t o d o "dynámeis", esto es, acciones d e p o d e r (Mt 7,22; 11,20.21.23; 13,54.58; Me 6,2.5.14; Le 10,13; 19,37). Este t é r m i n o recvierda, en lenguaje bíblico, "la fuerza o elpoder deDios" manifestado en las obras admirables q u e él realizó en la creación o en la historia d e su Pueblo. Es la "geburáh" d e Dios, cantada en la Escritura, especialmente p o r los Salmos (20,7; 21,14; 65,7; 66,7; 71,16.18; 80,3; 106,2; 145,4.12; 150,2). Los milagros son llamados también "signos" (en heb r e o "ot" y en griego "seméion"), vocablo igualmente bíblico q u e designa u n a admirable obra sensible, realizada o a n u n c i a d a p o r Dios a fin d e que el h o m b r e crea en u n a palabra suya, cuya profunda realidad sólo p u e d e ser aceptada en la fe (Ex 4,8-9; 7,3; 8,19; Is 7,11.14). Se c o m p r e n d e así el alcance d e las palabras de Jesús, repetidas con frecuencia, después d e obrar alguna sanación: "¡Vete en paz, tu fe te ha salvado!" (Mt 9,22; Me 5,34; 10,52; Le 8,48; 17,19)'. 3. Por otra parte, los milagros de Jesús n o d e b e n ser leídos y juzgados fuera de su contexto, pues sólo se comp r e n d e n en la perspectiva de la proclamación e instauración del Reino de Dios, y d e la revelación progresiva q u e Jesús fue h a c i e n d o del misterio d e su p r o p i a persona, c o m o Mesías e Hijo de Dios (cf Mt 8,27; 14,33). Dios se quiso revelar a su Pueblo en el AT m e d i a n t e "obras y palabras". Pues bien, ese mismo m é t o d o fue utilizado p o r Jesús. Su evangelización fue e n palabras y e n acciones. En esta forma, sus prodigios aparecen estrecham e n t e vinculados a su mensaje y son i n s t r u m e n t o d e
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revelación, tanto del p o d e r de Dios y d e su misericordia, c o m o d e la salvación integral ofrecida al hombre, en su espíritu, en su alma y en su c u e r p o . Por la simple lectura del Evangelio se ve q u e Jesús realizó sus milagros sobre todo en favor de las personas abiertas e n fe a la acción de Dios en Jesús, esto es, d e los "pobres de espíritu y humildes d e corazón"; en cambio se resistió a darlos a los q u e se creían sabios e inteligentes (Me 8,11-13; Mt 11,25; J n 9,39-41). ¡Cuan necesaria nos es la gracia de Dios para descubrir sus grandezas! El salmista hacía esta oración: "Ábreme los ojos y contemplaré las maravillas de tu voluntad" (Sal 119,18). Inclusive a sus discípulos.más allegados, q u e habían sido testigos oculares d e innumerables milagros y signos, Jesús les reprocha su falta de percepción y d e entendimiento: "¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada ? ¿ Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís?" (Me 8,17-18). 4. Ahora bien, el mensaje del Evangelio es y será siempre actual, pues está destinado para todos los tiempos, hasta el fin del m u n d o (Mt 28,20). C o m o consecuencia, el estudio d e los milagros del evangelio es u n a invitación para que abramos hoy los ojos del espíritu y así p o d a m o s discernir en la historia presente, c o m o "signos de los tiempos", las intervenciones milagrosas del p o d e r de Dios, que sigue llevando adelante su plan de salvación para el m u n d o . La h e r m e n é u t i c a bíblica tiene como objetivo generar, a partir del sentido literal histórico, u n sentido p r o p i o para el h o m b r e de hoy; esto es, h a c e actual y significativo para el creyente el análisis literal crítico. Así, la h e r m e n é u tica actualiza, aplicando al hoy d e la vida, los datos de la exégesis. En vista de esto, h e m o s q u e r i d o hacer, después del estudio d e cada milagro, u n a "actualización en plegaria", o "actualización en oración", sirviéndonos para ello de los
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mismos conceptos y términos q u e presenta el relato evangélico.
Introducción * * * * * * * * *
A la luz de estos principios, y después de u n a introducción general al tema, trataré d e analizar cada u n o de los 34 milagros de Jesús, que en forma circunstanciada e n c o n t r a m o s en los cuatro evangelios. H e p e n s a d o dividir ese material en tres capítulos. El p r i m e r capítulo estará dedicado a los milagros de Jesús en el evangelio de san Marcos, pues en él estos "actos d e p o d e r " forman como la estructura sólida del libro, que da consistencia a su mensaje doctrinal. Al texto de Marcos añadiremos n a t u r a l m e n t e las consideraciones q u e b r o t e n de los lugares paralelos. En el segundo capítulo se verán los milagros q u e presentan Mateo y Lucas, y que están ausentes en los demás evangelios. El tercer capítulo estudiará los milagros propios del evangelio de san J u a n . ¡Que Jesús de Nazaret, que pasó h a c i e n d o el bien, continúe o b r a n d o , en el p o d e r del Espíritu y p a r a gloria d e su Padre, numerosos "signos y prodigios", a fin de que conozcamos más y más quién es él, y veamos con nuestros propios ojos la realización de su historia de salvación en el m u n d o y en el h o m b r e d e hoy!
I. Actividad taumatúrgica
de Jesús.
Los testimonios post-pascuales insisten sobre la actividad taumatúrgica de Jesús. Camino de Emaús, Jesús p r e g u n t ó a los dos viajeros: "¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?"Ellos se detuvieron con aire entristecido, y le respondieron: "Lo deJesús elNazoreo, quefue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo" (Le 24,17.19). El día d e Pentecostés, Pedro dio testimonio de Jesús con estas palabras: "Varones israelitas, escuchad: Jesús, el Nazoreo, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y seriales, que Dios hizo por su medio entre vosotros, como sabéis... " (Hch 2,22). T i e m p o después, el mismo P e d r o proclamaba en Cesa rea: "A Jesús de Nazaret Dios lo ungió con el Espíritu Santo y con poder, y pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él" (Hch 10,38). / . Jesús,
profeta-taumaturgo.
En el Antiguo Testamento Dios acostumbraba h a c e r milagros y prodigios a través de los profetas. Elias y Elíseo fueron enviados de Dios, dotados con especiales dones carismáticos (IR 17,14-24; 2R 4,8-37.42-44). Pues bien, Jesús aparece c o m o u n h o m b r e singular, a quien Dios asiste (Jn 3,2), y a través del cual actúa con p o d e r (Le 5,17). Así, no es de extrañar q u e con frecuencia
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los evangelios le d e n a Jesús el título d e "profeta" (Mt 16,14; 21,11.46; Me 6,15; Le 7,16.39; 24,19; J n 4,19; 9,17). Para la fe cristiana, Jesús n o sólo es u n profeta, sino q u e es "elProfeta " a n u n c i a d o p o r Moisés (Dt 18,15;Jn 6,14; 7,40; H c h 3,22-26). Sin embargo, a partir de Pentecostés, c u a n d o c o m e n z ó a difundirse en la Iglesia el carisma profético (Hch 2,17; 11,27), el título de "profeta" d a d o a Jesús, fue cayendo en desuso, y fue suplido p o r títulos específicamente más cristológicos. 2.
El testimonio de los evangelios.
El Evangelio presenta ajesús a c t u a n d o p o r su p r o p i o p o d e r . Para obrar u n milagro, Jesús exige la fe, n o en Dios c r e a d o r y todopoderoso, sino en su propia persona y en su misión. A dos ciegos q u e se acercaron a él, pidiéndole su salud, Jesús les p r e g u n t ó : "¿Creéis que puedo hacer eso?". Ellos le contestaron: "Sí, Señor". Entonces les tocó los ojos, diciendo: "¡Hágase en vosotros según vuestra fe!". Y se les abrieron sus ojos (Mt 9,28-30; cfjn 14,1). 1Q Su g r a n d e actividad taumatúrgica es atestiguada p o r u n a serie de 34 milagros particulares y p o r repetidos sumarios y resúmenes: — "Recorría fesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó" (Mt 4,23-24). — "Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia" (Mt 9,35). Ver además: M t 8 , 1 6 ; 12,15; 14,14.35-36; 15,30-31; 19,2; 21,14. Me 1,32-34.39; 3,10-11; 6,54-56.
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Le 4,40-41; 5,15.17; 6,18-19; 7,21; 8,2; 9,6.11. J n 2,23; 3,2; 6,2; 12,37; 20,30. 2 S Jesús prodiga sus milagros d u r a n t e t o d o su ministerio evangélico, a partir de su bautismo en el J o r d á n hasta su m u e r t e y resurrección. H e a q u í algunos ejemplos: a) Al principio d e su ministerio: Sanación del poseso de Cafarnaúm (Me 1,21-28; Le 4,31-37); y el agua convertida en vino en Cana (Jn 2,1-11). b) A la mitad d e su vida pública, d u r a n t e la s e g u n d a Pascua (año 29): La multiplicación de los panes (Me 6,30; Mt 14,13-21; Le 9,10-l7;Jn 6,1-15: el único milagro narrado p o r los cuatro evangelistas); y el caminar de Jesús sobre las aguas (Me 6,45-52; Mt 14,22-23;Jn 6,16-21). c) En los últimos días d e su vida: La resurrección d e Lázaro (Jn 11,1-44). El ciego d e j e r i c ó (Me 10,46-52; Mt 20,29-34; Le 18,35-43). La higuera maldita (Me 11,1214.20-25; Mt 21,18-22). La sanación de la oreja d e Maleo (Le 22,50-51 ; c f j n 18,10). d) Después d e su resurrección: La pesca milagrosa n a r r a d a e n j n 21,3-14.
II. Inventario
de los
milagros.
1. Milagros concretos. Los milagros concretos y particularizados descritos en los evangelios suman u n total de 34. Esta cifra es aproximada, pues n o toma en cuenta problemas críticos especiales de algunos d e ellos. Por ejemplo: — ¿Hubo históricamente dos multiplicaciones d e panes y peces o solamente u n a , la cual h a sido redactada dos veces en los evangelios? (Mt 14,13-21; 15,32-39).
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— El relato del centurión, q u e pide la sanación de su siervo (Mt 8,5-13), ¿será el mismo caso del funcionario regio q u e suplica la curación de su hijo (Jn 4,46-54)? Los dos milagros tienen lugar en Cafarnaiím.
9) El e n d e m o n i a d o epiléptico (Mt 17,14-20; Me 9,14-29; Le 9,37-43). 10) El ciego de Jericó (Mt 20,29-34; Me 10,46-52; Le 18,35-43).
— La higuera sin higos, que se secó después d e la palabra dejesús, ¿esun milagro p r o p i a m e n t e dicho, o más bien u n a acción simbólico-profética? (Mt 21,20-22; Me 11,12-14.20-25).
Mateo-Marcos-Juan: 1) Jesús camina sobre las aguas (Mt 14,24-33; Me 6,48-52; J n 6,16-21).
— La pesca milagrosa narrada p o r Le 5,1-11 ¿no será la misma consignada p o r J u a n , en el apéndice de su evangelio (Jn 21,3-14)? 2.
Los milagros segiín las tradiciones
evangélicas.
a) Sólo un milagro es presentado por la tradición evangélica cuádruple: 1) La primera multiplicación d e los panes (Mt 14,15-23; Me 6,34-47; Le 9,12-17; J n 6,1-15). b) Once milagros pertenecen a la triple tradición: Mate o-Ma reos-Lucas: 1) La suegra de Simón-Pedro (Mt 8,14-15; Me 1,29-31; Le 4,38-39). 2) Curación de u n leproso (Mt 8,1-4; Me 1,40-45; Le 5,12-16). 3) U n paralítico y el p e r d ó n d e los pecados (Mt 9,1-8; Me 2,1-12; Le 5,17-26). 4) El h o m b r e de la m a n o paralizada (Mt 12,9-14; Me 3,1-6; Le 6,6-11). 5) La tempestad calmada (Mt 8,23-27; Me 4,35-41; Le 8,22-25). 6) El e n d e m o n i a d o de Gerasa (Mt 8,28-34; Me 5,1-20; Le 8,26-39). 7) La h e m o r r o í s a (Mt 9,20-22; Me 5,25-34; Le 8,43-48). 8) La hija de Jairo vuelta a la vida (Mt 9,18-19. 23-26; Me 5,21-24.35-43; Le 8,40-42.49-54).
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c) Seis milagros son de doble tradición: Mateo-Marcos: 1) La hija de u n a mujer cananea (Mt 15,21-28; Me 7,24-30). 2) La segunda multiplicación de los panes (Mt 15,32-39; Me 8,1-10). 3) La higuera estéril (Mt 21,18-22; Me 11,12-14.20-25). Mateo-Lucas: 1) El criado del centurión de Cafarnaúm (Mt 8,5-13; Le 7,1-10). 2) La sanación de u n poseso ciego y m u d o (Mt 12,22; Le 11,14). Marcos-Lucas: 1) Un e n d e m o n i a d o en la sinagoga d e Cafarnaúm (Me 1,21-28; Le 4,31-37). d) Dos milagros son propios de Mateo: 1) Curación d e dos ciegos (Mt 9,27-31). 2) Curación d e u n e n d e m o n i a d o m u d o (Mt 9,32-34). e) Hay dos milagros narrados sólo por Marcos: 1) U n sordo t a r t a m u d o (Me 7,31-37). 2) El ciego d e Betsaida (Me 8,22-26). f) Lucas: ofrece seis milagros: 1) La pesca milagrosa (Le 5,1-11).
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2) 3) 4) 5) 6)
El hijo de la viuda de Naín (Le 7,11-17). La mujer encorvada (Le 13,10-17). Curación de un hidrópico (Le 14,1-6). Curación de los diez leprosos (Le 17,11-19). Jesús cura la oreja cortada (Le 22,50-51).
g) Seis milagros son propios deJuan: 1) 2) 3) 4) 5) 6)
El vino de Cana (Jn 2,1-11). El hijo del funcionario regio (Jn 4,46-54). El paralítico de Besthesdá (Jn 5,1-18). El ciego de nacimiento (Jn 9,1-41). La resurrección de Lázaro (Jn 11,1-44). La pesca milagrosa (Jn 21,3-14).
III. Los milagros
en cada
evangelista.
Al leer los relatos de los milagros hay que tener en cuenta, para una lectura correcta y fructuosa, tres niveles: — El primer nivel correspondería al momento histórico en que Jesús obró el milagro. Este nivel, por el tiempo transcurrido entre el acontecimiento y su consignación por escrito en los evangelios, nos es difícilmente controlable. — El segundo nivel lo constituye el objetivo que tuvo tal o cual evangelista al narrar los milagros de Jesús dentro de la trama de su escrito, en vista a la instrucción que quería dar a la comunidad a la que dirigía su obra. Es el relato tal como lo leemos en los evangelios. — El tercer nivel es la "aplicación o actualización" de un milagro de Jesús para nuestro momento actvial. ¿Qué nos dice hoy tal o cual milagro de Jesús? Un signo puede cumplir su misión en determinada época, y no serlo más en otra; así Dios puede ciertamente dar signos adecuados a cada etapa de la historia. Sin embargo, la sanación
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otorgada sobre todo a los pobres y sencillos es un regalo y una gracia que bien cuadra en todos los tiempos. MATEO: 1) Curación de un leproso (Mt 8,1-4). 2) El criado del centurión (Mt 8,5-13). 3) La suegra de Simón-Pedro (Mt 8,14-15). 4) La tempestad calmada (8,23-27). 5) Los endemoniados gadarenos (Mt 8,28-34). 6) Curación de un paralítico (Mt 9,1-8). 7) La hemorroísa (Mt 9,20-22). 8) La hija de Jairo vuelta a la vida (Mt 9,18-19.23-26). 9) Curación de dos ciegos (Mt 9,27-31). 10) Un endemoniado mudo (Mt 9,32-34). 11) El hombre de la mano paralizada (Mt 12,9-14). 12) El endemoniado ciego y mudo (Mt 12,22-24). 13) Primera multiplicación de los panes (Mt 14,15-23). 14) Jesús camina sobre las aguas y Pedro con él (Mt 14,24-33). 15) Curación de la hija de una cananea (Mt 15,21-28). 16) Segunda multiplicación de los panes (Mt 15,32-39). 17) El endemoniado epiléptico (Mt 17,14-20). 18) Los dos ciegos dejericó (Mt 20,29-34). 19) La higuera estéril y seca (Mt 21,18-22). MARCOS: 1) El endemoniado de la sinagoga de Cafarnaúm (Me 1,21-28). 2) La suegra de Simón Pedro (Me 1,29-31). 3) Curación de un leproso (Me 1,40-45). 4) Un paralítico y el perdón de los pecados (Me 2,1-12). 5) El hombre de la mano paralizada ((Me 3,1-6). 6) La tempestad calmada (Me 4,35-41). 7) El endemoniado de Gerasa (Me 5,1-20). 8) La hemorroísa (Me 5,25-34).
9) La hija d e Jairo vuelta a la vida (Me 5,21-24.35-43 10) Primera multiplicación d e los panes (Me 6,34-47). 11) Jesús camina sobre las aguas (Me 6,47-52). 12) La hija de u n a sirofenicia (Me 7,24-30). 13) U n sordo t a r t a m u d o (Me 7,31-37). 14) Segunda multiplicación de los panes (Me 8,1-10). 15) El ciego de Betsaida (Me 8,22-26). 16) El e n d e m o n i a d o epiléptico (Me 9,14-29). 17) El ciego de Jericó (Me 10,46-52). 18) La higuera estéril (Me 11,12-14. 20-25). LUCAS: 1) U n e n d e m o n i a d o en la sinagoga de Cafarnaúm (Le 4,31-37). 2) Curación de la suegra de Simón (Le 4,38-39). 3) La pesca milagrosa (Le 5,1-11). 4) Curación de u n leproso (Le 5,12-16). 5) El paralítico de Cafarnaúm (Le 5,17-26). 6) El h o m b r e de la m a n o paralizada (Le 6,6-11). 7) El criado del centurión de Cafarnaúm (Le 7,1-10). 8) El hijo de la viuda de Naín (Le 7,11-17). 9) La tempestada calmada (Le 8,22-25). 10) El e n d e m o n i a d o d e Gerasa (Le 8,26-39). 11) Curación de la hemorroísa (Le 8,43-48). 12) La hija de Jairo vuelta a la vida (1x8,40-42.49-56). 13) La multiplicación de los panes (Le 9,12-17). 14) El e n d e m o n i a d o epiléptico (Le 9,37-43). 15) El poseso ciego y m u d o (Le 11,14). 16) La mujer encorvada (Le 13,10-17). 17) Curación de u n hidrópico (Le 14,1-6). 18) Los diez leprosos (Le 17,11-19). 19) Curación del ciego de Jericó (Le 18,35-43). 20) Curación de la oreja del siervo (Le 22,50-51). JUAN: 1) El vino de Cana (Jn 2,1-11).
2) El hijo del funcionario regio (Jn 4,46-54). 3) El paralítico de Bethesdá (Jn 5,1-18). 4) La multiplicación d e los panes y los peces (Jn 6,1-15). 5) Jesús camina sobre las aguas (Jn 6,16-21). 6) El ciego d e nacimiento (Jn 9,1-41). 7) La resurrección de Lázaro (11,1-44). 8) La pesca milagrosa (Jn 21,3-14).
IV. Claves para la interpretación de los milagros. Jesús realizó su evangelización con "palabrasy obras", en "obrasy palabras". Así lo proclama la Constitución "Dei Verbum" a propósito d e la revelación (DV 2), y lo recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica al hablar de Cristo, el Mijo d e Dios (Cat.Igl.Cat. n. 426). Así también hoy, la nueva Evangelización tiene que realizarse con la proclamación del mensaje y con las obras que Dios quiera realizar a través d e nosotros. El testimonio de los Evangelios es claro: — A la pregunta que Jesús hacía a los discípulos de Emaús, ellos respondieron: "Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo" (Le 24,19). — Al paralítico, llevado entre cuatro, Jesús le dijo: "Hijo, tus pecados te son perdonados ". Y luego agregó: "Para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados—dice al paralítico—: ¡Levántate, toma tu camilla y vetea tu casa!"Yc\ paralítico se levantó (Me 2,5-12; cfMcl,22.27; 4,39-40; 6,2-3). — C u a n d o la resurrección d e Lázaro, Jesús dijo primero: "¡Yo soy la resurrección!"Y después gritó: "¡Lázaro, salfitera!"Qn\\,25AS).
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l e La evangelización de Jesús fue, pues, con "palabras" y con "obras"; y los milagros d e Jesús estuvieron siempre ligados a su enseñanza. Si, p o r hipótesis, de los evangelios se extirparan los milagros, se produciría u n vacío e n o r m e , y muchas palabras y actitudes d e Jesús, al igual q u e numerosas reacciones d e la gente, q u e d a r í a n sin c o m p r e n d e r s e . El ejemplo más claro d e esto sería el evangelio de Marcos, en caso de q u e se le privara de sus dieciocho milagros. 2D Los milagros n o son, en m a n e r a alguna, u n a sobrecarga a la doctrina d e Jesús, sino más bien u n a parte esencial e indispensable d e su mensaje. Son c o m o la expresión perfecta y acabada de su revelación (Me 2,8-11). 3 Q Los milagros d e Jesús son ciertamente "hechos portentosos" (térata) y "acciones de poder" (dynámeis) q u e manifiestan en él u n dominio extraordinario sobre la naturaleza y sobre las personas; y, tomados en su conjunto, a p a r e c e n realizados p o r u n a virtud divina q u e él p o s e e c o m o propia (Me 4,41; J n 11,43). 4 B Pero, además, los milagros son "acciones-símbolos", son "signosreveladores " (seméia), semáforos, q u e están muy estrechamente vinculados a su persona y a su misión. Cada milagro proyecta u n mensaje p r o p i o . Por eso, n o basta afirmar de manera global q u e los milagros son "acciones d e poder", sino q u e es preciso percibir y escudriñar el significado o el mensaje q u e proyecta cada u n o d e ellos (Jn 9,5-7). 5 a A h o r a bien, el signo es percibido sólo p o r la fe. En el acontecimiento se encierran dos realidades: el h.echo sensible q u e p u e d e ser constatado p o r todos, y el signo q u e es la interpretación q u e sólo proviene d e la fe. El creyente r e c o n o c e en el h e c h o u n signo q u e Dios le ofrece (Jn 6,26). 6Q Jesús jamás realiza u n milagro p o r vanagloria o exhibicionismo, sino p o r u n fin superior: p o r compasión y misericordia hacia los pobres (Me 1,41; 6,34; 8,2; Le
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7,13), p a r a acreditar su misión mesiánica (Mt 11,4-6; 16,1-4), p a r a d a r garantía a su palabra (Me 2,10) o p a r a manifestar algún aspecto de su p r o p i o misterio (Jn 2,18; 4,48.54; 6,26.30; 11,25-26). Entonces accede a u n a petición o él mismo toma la iniciativa (Jn 5,6). 7Q En relación a la fe: Si Jesús hizo prodigios para q u e creyeran en él o en su misión (Me 2,10; J n 11,42), más f r e c u e n t e m e n t e los realizó p o r q u e creían en él (Me 5,34.36; 10,52; Le 5,20). Por tanto, si es h e r m o s o y admirable creer en Jesús p o r sus milagros, más admirable y h e r m o s o es creer en los milagros a causa de Jesús. La fe n o reposa en los milagros; la fe es adhesión a Jesús.
V. La realización
de los
milagros.
1. El n ú m e r o de milagros concretos consignado en los evangelios es muy discreto (34 casos), y son casos muy valiosos p o r su naturalidad, sobriedad y precisión. 2. Los prodigios son realizados sin ostentación, pero con suma autoridad. Con frecuencia, basta u n a sola palabra (Me 3,5). Lo serio, sencillo y simple de los milagros de jesús son u n a fuerte garantía de autenticidad. 3. Algunas curaciones p o d r í a n explicarse p o r u n a influencia psíquica, y esto es legítimo (Me 1,30-31); pero la mayor parte s u p o n e n u n p o d e r sobrenatural. 4. Los milagros n o son p o r sí mismos p r u e b a de la divinidad d e aquel q u e los realiza. H a habido, en efecto, en la historia religiosa de la h u m a n i d a d muchos taumaturgos. Sin embargo, en el caso de Jesús hay que examinarla m a n e r a , el sentido, la autoridad y la finalidad con que él realiza esas acciones. U n a consideración global de los milagros p u e d e constituir u n dato que conduzca a cierta manifestación d e su divinidad (Mt 8,27; 14,33).
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Vi. I Y él, arrojan-
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do su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. 51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: "¿Qué quieres que te haga?" El ciego le dijo: "Rabbuní, ¡que vea!" 52 Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado ". Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino. Jesús se detiene, m a n d a llamar al ciego. En m e d i o de aquella apoteosis, Jesús tiene tiempo p a r a Bartimeo, u n p o b r e ciego. Sí, él h a venido para los enfermos y los pecadores. Bartimeo avienta su m a n t o y, s u p e r a n d o los obstáculos d e su ceguera, salta y se llega ajesús. Este bien conocía la ceguera de aquel h o m b r e , p e r o quiere escuchar d e sus propios labios la necesidad más apremiante y el deseo más u r g e n t e de su vida. — "¿ O?'* quieres que te haga ? " — "Rabbuní ¡queyo vea!" — "¿Vete, tu fe te ha salvado!". "Rabbuní" = "Maestro mío", es u n título más solemne q u e el simple "Rabbí" y e m p l e a d o con frecuencia para dirigirse a Dios (Jn 20,16). "¡Que yo vea!". Lo q u e aquel h o m b r e más ambiciona es la luz d e sus ojos. Y Jesús le concede al instante la vista. Mateo dice q u e "Jesús, movido a compasión, tocóstis ojos, y al instante recobró la vista ". Marcos agrega: "Y le seguía por el camino". La fe n o sólo lo h a salvado-sanado, sino q u e lo impulsa a seguir a j e s ú s , convirtiéndolo en su discípulo. ¡Cuántas veces u n a sanación n o es sino el llamamiento para u n a conversión, u n cambio de vida, y u n seguimiento en pos de Jesús. La vida le h a cambiado! Lucas subraya q u e el ciego "le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó aDios". Lucas n o se cansa d e inculcar en sus lectores el deber, la necesidad y la alegría de dar gloria a Dios p o r sus obras d e misericordia y compasión.
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Con este milagro — q u e es u n paso de la ceguera a la visión, y de las tinieblas a la luz— colocado después del tercer a n u n c i o de la pasión-resurrección de Jesús, y de la afirmación categórica sobre el servicio de "dar su vida en redención de muchos", y antes d e e m p r e n d e r su subida definitiva a Jerusalén, el evangelista quiere enfatizar la necesidad absoluta y a p r e m i a n t e de abrir los ojos y contemplar con mirada d e fe cuanto va a acontecer con Jesús en los próximos días: será la culminación de su misión redentora. El milagro del ciego de Jericó es como u n evangelio en miniatura, pues c o m p r e n d e : fe, proclamación, encuentro personal con Jesús, súplica, liberación y seguimiento de Jesús. Es también m o d e l o acabado del a n h e l o de salvación q u e bulle en el corazón del h o m b r e sumido en el sufrimiento, en la enfermedad y en la pobreza. El ciego Bartimeo, p o r su parte, u n a vez iluminado, se transforma en discípulo que sigue a j e s ú s , — c o m o u n discípulo a su maestro—, en su subida a Jerusalén y en su camino a la cruz, q u e es instrumento d e liberación total. El relato acusa u n origen judío-cristiano, y posee fuerte colorido bautismal: el paso de la oscuridad a la luz, y el tránsito de la inactividad al seguimiento activo en pos de Jesús. En u n a lectura hermenéutica, actualizante, podemos ver en el ciego la situación de todo marginado, a quien la sociedad quiere tener callado, p e r o cuya esperanza lo lanza a seguir suplicando. Jesús actúa contra la actitud d e los circunstantes y otorga gratuitamente al ciego la vista que tanto deseaba, liberándolo de las tinieblas en q u e vivía. ACTUALIZACIÓN Jesiís de Nazaret, Hijo d e David! Aquí estoy p o b r e y ciego,
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sentado a la vera del camino de mi vida. N a d a p u e d o hacer; mi ceguera absoluta m e lo impide. Detente, Jesús, ante mi miseria, q u e quiero ver. C o m p a d é c e t e d e mí. Dame la luz, Maestro mío. Llénate de misericordia y toca mis ojos. Gracias, Jesús, p o r lo que me has d a d o . Quiero seguirte y ser discípulo tuyo. Yo te alabo y te b e n d i g o . Amén.
18. La higuera estéril (Me 11,12-14.20-25; Mt 21,18-22). /.
— De d ó n d e le viene a Jesús autoridad p a r a h a c e r lo q u e hace: triunfo mesiánico, expulsión de los traficantes del área del T e m p l o , curación de enfermos en ese lugar (Me 11,1-19.27.33; Mt 21,14). — Denuncia clara, p e r o puesta en parábola, del crimen q u e planean las autoridades del pueblo (12,1-12). — Con el p u e b l o j u d í o o con los Romanos, ¡decídete!: El tributo debido al César (12,13-17). — Intento de irrisión contra Jesús, a propósito de la resurrección de los muertos (12,18-27). — En definitiva, ¿qué piensas? Para ti ¿cuál es el m a n d a m i e n t o principal de la Ley (12,28-34)? — YJesús cierra las controversias con u n a pregunta, a la q u e n o p u e d e n contestar: ¿Quién es mayor: David o el Mesías (12,35-37)?
La higuera estéril en su contexto literario.
La sección del ministerio de Jesús en Jerusalén está d o m i n a d a p o r la oposición tenaz, d u r a y sistemática de los jefes religiosos d e l J u d a i s m o contra Jesús (Me 11-13). Tras las autoridades de la nación, Jesús ve, a la m a n e r a d e los antiguos profetas, a t o d o el Pueblo elegido c o m o u n a u n i d a d . Esta visión no es fácil de c o m p r e n d e r y p e r m i t e distinciones.
Mientras q u e la gente le oía con agrado y se maravillaba de él, las autoridades, calladas y vencidas p o r Jesús, trataban de d e t e n e r l o , p e r o n o lo hicieron p o r miedo a la gente (12,12.27.34). En medio d e este contexto e n c o n t r a m o s el último milagro de Jesús en el evangelio d e san Marcos: 2.
La higuera estéril se secó de raíz.
Por u n a parte, el p u e b l o sencillo le tributa a Jesús h o n o r y reconocimiento en la e n t r a d a mesiánica en Jerusalén (11,1-11). Pero p o r otra, las autoridades supremas del pueblo, el gran Sanedrín: sacerdotes, escribas y ancianos, a los q u e se suman los herodianos, se o p o n e n abiertamente a Jesús y tratan con insistencia de s o r p r e n d e r l o en algo a fin d e poderlo c o n d e n a r (11,27; 12,13).
Los evangelios sinópticos n o m a r c h a n p o r u n camin o único al presentar'los acontecimientos d e estos últimos días. Esto se explica p o r el trabajo d e redacción sobre las tradiciones evangélicas.
Los temas tratados en las controversias son de primera imporancia:
— Mateo y Lucas colocan en el mismo día la entrada mesiánica d e Jesús en Jerusalén y la expulsión de los
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I a Nota de crítica literaria.
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m e r c a d e r e s del T e m p l o . Marcos coloca esos acontecimientos en diferente día. — Mateo cuenta el episodio de la higuera maldita q u e se secó, como sucedido de inmediato, en el mismo día y en el mismo m o m e n t o . Marcos coloca la maldición en la m a ñ a n a d e u n día, y sólo hasta el día siguiente perciben q u e la higuera se h a secado. — C o m o en Lucas no aparece el pasaje de la higuera, p r o b a b l e m e n t e esta historia es u n elemento a ñ a d i d o posteriormente a u n a redacción más antigua, utilizada p o r Lucas. — El episodio de la higuera es u n a "acción-símbolo", a la m a n e r a d e ciertas acciones d e los profetas del AT, portadora de u n fuerte mensaje (Me 11,12-14.20-21). — Finalmente, p o r atracción de ideas, el evangelista ha colocado a continuación tres palabras de Jesús sobre la fe, la oración y el p e r d ó n (Me 11,22-25). 2fi Maldición de la higuera (11,12-14.20-21). 12
Al día. siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre. 1J Y, viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba, algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas. Es que no era tiempo de higos.14 Entonces le dijo: "¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!" Y sus discípulos oían esto. 20
Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca, hasta, la raíz. 21 Pedro, recordándolo, le dice: "Rabbí, ¡mira!, la higuera que maldijiste está seca ". La maldición de la higuera, h e c h o insólito y extraño, t o m a d o sólo en su materialidad, provoca i n m e d i a t a m e n t e esta pregunta: ¿Por q u é maldecir a u n árbol c u a n d o n a t u r a l m e n t e "no era tiempo de. higos'"? Esta reacción es lógica en el plano natural; p e r o Jesús, s u p e r a n d o este nivel, ejecuta u n a acción dramática q u e d e b e ser com-
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p r e n d i d a como "gesto simbólico" o "signo" o "parábola en acción", a la m a n e r a d e los gestos simbólicos de los profetas (cfjr 18,1-12). En esta perspectiva, al maldecir la higuera q u e n o ha d a d o frutos, Jesús n o quiere ocuparse del árbol c o m o tal, sino c o m o símbolo o figura de Jerusalén, estéril y castigada. En la Escritura, tanto la higuera c o m o la viña son frecuentemente símbolos de Israel (Jr 5,17; 8,13; Am 4,9; Os 2,14; H a 3,17; Jl 1,7.12). Más aún, colocado este episodio e n t r e dos visitas de Jesús al T e m p l o , la higuera estéril p o d r í a referirse más c o n c r e t a m e n t e al T e m p l o de Jerusalén, en el q u e Jesús Mesías n o ha e n c o n t r a d o fruto. "Las hojas brillantes de la higuera son tal vez el símbolo d e las bellas construcciones del T e m p l o , c o n d e n a d a s p o r su esterilidad religiosa" (TOB) (cfjr 8,13; Os 9,16-17; Mi 7,1;J1 1,7). Este prodigio es u n a p r u e b a del p o d e r d e j e s ú s . "Por u n a vez, h a querido hacer u n milagro q u e n o fuera directamente d e beneficencia, sino q u e pudiera servir d e lección útil a sus discípulos" (Lagrange). La aplicación y actualización de esta lección, rica en posibilidades, p e r m a n e c e siempre abierta a otras situaciones, ya sean colectivas o personales. Así, algunos autores piensan que la higuera estéril y maldita es símbolo d e la Ley, q u e ha d a d o ya sus frutos y d e b e terminar; o del Israel infiel (cf Le 13,6-9); o de la multitud que ha a b a n d o n a d o a Jesús; o del fin del imperio r o m a n o (D. Ellul); o d e la c o m u n i d a d cristiana a la q u e Marcos dirige su evangelio (E. L a V e r d i e r e ) . 3 a Cateqtiesis sobre la fe, la oración y el p e r d ó n (Me 11,20-25). a) El p o d e r de la fe. 22
Jesús les respondió: "Tened fe en Dios. 23 Yo os aseguro que quien diga a este monte: 'Quítatey arrójate al mar'y
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no vacile en. su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. La virtud d e la fe tiene como t é r m i n o a Dios mismo. La fe consiste en entregarse a él y confiar p l e n a m e n t e en su palabra. Por otra parte, aquí se trata d e la fe-carisma. Más tarde san Pablo aclarará que p o r encima de la fe carismática, q u e obra prodigios, está el amor-caridad (IGo 13,2). Cf Le 17,5-6. Este logion o palabra d e j e s ú s es u n testimonio d e su propia experiencia. La intención fundamental d e esa palabra es u n a invitación a u n a fe incondicional y a u n c o m p r o m i s o total con la obra d e Dios q u e quiere u n a renovación escatológica.
ACTUALIZACIÓN Señor Jesús: T ú me has d a d o la vida y m e has llenado de gracias. Ya tienes h a m b r e de mis frutos b u e n o s . Señor, ¡te h e sido infiel! Y n a d a tengo q u e ofrecerte. Pero, ¡compadécete y ten misericordia d e mí! No vayas a p r o n u n c i a r sobre mí u n a palabra d e esterilidad. A u m e n t a mi fe y fortalece mi plegaría. P e r d o n a mis infidelidades, y d a m e la fecundidad necesaria para p r o d u c i r fin tos de vida eterna. Amén.
b) Eficacia d e la oración. 24 "por eso os djg0: ¿0d0 cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis". El p o d e r que se predicaba de la fe se traslada a q u í a la fuerza que tiene la oración, c u a n d o va a c o m p a ñ a d a de la fe (cí'Mt 18,19). c) Necesidad de otorgar el p e r d ó n , antes d e orar. 25
"Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas. 26 Mas si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos perdonará vuestras ofensas ". Esta palabra de Jesús sobre el p e r d ó n que d e b e m o s otorgar a quien nos haya ofendido revela u n secreto de p r i m e r a importancia para q u e nuestra oración sea acepta ante Dios y goce de eficacia. El algunos Mt 7,7; 18,l;Jn
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v.26 r e p r o d u c e el dicho de Mt 6,15. H e a q u í textos q u e completan el tema sobre la oración: 17,20; 18,19-20; 21,21-22; Me 11,24; Le 11,9-13; 14,13; 15,7; 16,23; Sant 1,5-6; l j n 3,22; 5,14-15.
La acción simbólica de la higuera maldita es el último milagro de Jesús o "manifestación de su poder", q u e Marcos h a consignado en su evangelio. En seguida viene el Discurso escatológico (13,1-37), que tiene c o m o tema la ruina del T e m p l o y la gran tribulación d e Jerusalén. Es la descripción, en estilo apocalíptico, de la crisis mesiánica q u e se avecina, y de la salvación q u e se concederá a los elegidos (v.20). De h e c h o , con la ruina de Jerusalén y, sobre todo, con la destrucción d e su T e m p l o (y con ello el término de todo culto de inmolación de víctimas), c o m e n z ó para el p u e b l o judío u n a fase nueva de su milenaria historia, en la q u e se e n c u e n t r a hasta el día de hoy. Después del Discurso escatológico, Marcos narra la realización de la Pascua de Jesús a través de su pasión, m u e r t e y resurrección (Me 14-16). Es el cumplimiento de los tres anuncios que Jesús había h e c h o d u r a n t e su vida (Me 8,31; 9,30-32; 10,32-34). 119
II Los milagros de Jesús en san Mateo y san Lucas Introducción 1. Evangelio de san Mateo. El evangelista Mateo ha guardado en su evangelio diecinueve milagros concretos. I 9 Compartí: con los otros tres autores la primera multiplicación délos panes (Mt 14,13-21 y paralelos). 2° En diez casos coincide con la triple tradición sinóptica: 1) La suegra de Simón-Pedro (Mt 8,14-15; Me 1,29-31; Le 4,38-39). 2) Curación de un leproso (Mt 8,1-4; Me 1,40-45; 1x5,12-16). 3) Un paralítico y el perdón de los pecados 121
4) 5) 6) 7) 8) 9) 10)
(Mt 9,1-8; Me 2,1-12; Le 5,17-26). El h o m b r e de la m a n o paralizada (Mt 12,9-14; Me 3,1-6; Le 6,6-11). La tempestad calmada (Mt 8,23-27; Me 4,35-41; Le 8,22-25). El e n d e m o n i a d o de Gerasa (Mt 8,28-34; Me 5,1-20; Le 8,26-39). La h e m o r r o í s a (Mt 9,20-22; Me 5,25-34; Le 8,43-48). La hija d e Jairo vuelta a la vida (Mt 9,18-19. 23-26; Me 5,21-24.35-43; Le 8,40-42.49-54). El e n d e m o n i a d o epiléptico (Mt 17,14-20; Me 9,14-29; Le 9,37-43). El ciego de Jericó (Mt 20,29-34; Me 10,46-52; Le 18,35-43).
3 Q Presenta, con Marcos y Juan, a Jesús c a m i n a n d o sobre las aguas (Mt 14,22-23; Me 6,45-52;Jn 6,16-21). Con Marcos nos entrega tres milagros: La hija de u n a mujer c a n a n e a (Mt 15,21-28; Me 7,24-30); la segunda multiplicación de los panes (Mt 15,32-39; Me 8,1-10); y la higuera estéril y maldita (Mt 21,20-22; Me 11,12-14.20-25). 4Q Coincide con Lucas en presentar dos milagros: el criado del centurión de Cafarnaúm (Mt 8,5-13; Le 7,1-10) y el e n d e m o n i a d o ciego y m u d o (Mt 12,22; Le 11,14). 5 B Finalmente nos ofrece dos milagros propios: la curación de dos ciegos (Mt 9,27-31) y la de u n e n d e m o niado m u d o (Mt 9,32-34). 2.
2° Diez milagros se e n c u e n t r a n en la triple tradición: Mt-Mc-Lc. 1) La suegra de Simón-Pedro (Le 4,38-39; Mt 8,14-15; Me 1,29-31) 2) Curación d e u n leproso (Le 5,12-16; Mt 8,1-4; Me 1,40-45) 3) Un paralítico y el p e r d ó n de los pecados (Le 5,17-26; Mt 9,1-8; Me 2,1-12 ). 4) El h o m b r e d e la m a n o paralizada (Le 6,6-11; Mt 12,9-14; Me 3,1-6). 5) La tempestad calmada (Le 8,22-25; Mt 8,23-27; Me 4,35-41). 6) El e n d e m o n i a d o d e Gerasa (Le 8,26-39; Mt 8,28-34; Me 5,1-20). 7) La hemorroísa (Le 8,43-48; Mt 9,20-22; Me 5,25-34). 8) La hija de Jairo vuelta a la vida (Le 8,40-42. 49-54; Mt 9,18-19.23-26; Me 5,21-24.35.43). 9) El e n d e m o n i a d o epiléptico (Le 9,37-43; Mt 17,14-20; Me 9,14-29). 10) El ciego d e Jericó ( Le 18,35-43; Mt 20,29-34; Me 10,46-52). 3 e Con Mateo conserva el r e c u e r d o de dos curaciones: la del criado del centurión (Le 7,1-10; Mt 8,5-13); y la del poseso m u d o (Le 11,14; Mt 12,22-24); y con Marcos la saltación del e n d e m o n i a d o en la sinagoga d e Cafarnaúm (Le 4,31-37; Me 1,21-28). 4 9 Finalmente, nos entrega tina serie d e seis milagros q u e n o aparecen en los otros evangelios.
Evangelio de san Lucas.
El evangelio de san Lucas n a r r a veinte milagros circunstanciados. I a Entre ellos, c o m p a r t e la multiplicación de los panes con los otros tres evangelistas (Le 9,10-17 y paralelos).
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I. MILAGROS EN MATEO-LUCAS. 1. El criado del centurión de Cafarnaúm (Mt 8,5-13; Le 7,1-10). T a n t o en Mateo como en Lucas, la curación del criado del centurión viene después del Discurso evangélico (Mt 5-7; Le 6,20-49). La sanación del criado es el s e g u n d o en la serie d e diez milagros que Mateo coloca en la sección narrativa dedicada a la predicación del Reino d e los Cielos (Mt 8-10). En esta forma, a la predicación con palabras sigue u n a predicación en obras d e p o d e r , u n a "evangelización en acción". La narración de Mateo es concisa y solemne, y termina con u n a palabra importante sobre el llamamiento de los paganos al gran festín mesiánico. El relato de Lucas es más circunstanciado. H e aquí el relato de Lucas: 7,7
Citando hubo acabad/) de dirigir todtis estas palabras al pueblo, entró en Cafarnaúm. 2 Se encontraba mal y a punto de morir un siervo de un centurión, muy querido de éste. ? Habiendo oído hablar de Jesús, envió donde él unos ancianos de los judíos, para rogarle que viniera y salvara a su siervo. 4 Éstos, llegando donde Jesúis, le suplicaban insistentemente diciendo: "Merece que se lo concedas, 5 porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga ". El h e c h o sucede en Cafarnaúm, la ciudad q u e Jesús había escogido como su residencia, después d e dejar
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Nazaret (Jn 2,12). En el acontecimiento intervienen estos personajes: Jesús, el centurión, u n g r u p o de ancianos y el enfermo. Según la organización del Imperio r o m a n o , el "centurión" era u n militar q u e tenía a cargo cien soldados (una centuria). Sobre el centurión estaba el "tribuno", encarg a d o de u n a cohorte, formada p o r seis centurias, equivalentes a seiscientos soldados. Finalmente, diez cohortes constituían u n a "legión", que contaba con seis mil hombres. Mateo presenta al criado "paralítico y con terribles sufrimientos". Lucas, según su costumbre, insiste en la gravedad en q u e se e n c o n t r a b a el enfermo: "estaba mal y a p u n t o de morir". El centurión, n o sintiéndose digno d e presentarse p e r s o n a l m e n t e a Jesús, envía u n a embajada formada p o r notables d e la ciudad. Estos apoyan la petición del centurión, pues a u n q u e se trata de u n pagano, sin e m b a r g o es b i e n h e c h o r de la comunidad, pues les ha construido la sinagoga; es, sin duda, a la m a n e r a de Cornelio, simpatizante del j u d a i s m o (Hch 10). 6
Iba Jesús con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el centurión, a unos amigos a decirle: "Señor, no le molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo, ''por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo con unn palabra y mi criado quedará sanado. 8 Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: 'Anda', y va;y a otro: 'Ven', y viene; y a mi siervo: 'Haz esto', y lo hace". El centurión había oído lo q u e Jesús hacía, y la fe había nacido en su corazón. Su fe era tal que no sentía necesaria la presencia física d e Jesús ante su siervo. Bastaba con que lo ordenara con su palabra poderosa, así fuera a distancia: "¡Dilo con una palabra, y mi criado quedará sano!".
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El centurión era u n jefe subalterno. Pues bien, si a pesar d e ser subalterno, tenía autoridad y era o b e d e c i d o p o r sus subditos: ¡cuánto más la enfermedad obedecerá a Jesús, que goza d e u n p o d e r propio y absoluto, y dejará libre al enfermo! El centurión reconoce h u m i l d e m e n t e en Jesús u n señorío muy superior al suyo. Además, tal vez el centurión quería evitarle a Jesús u n conflicto, pues estaba p r o h i b i d o e n t r a r en casa de u n p a g a n o (cf H c h 11,2-3). 9
Al oír esto Jesús, quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la muchedumbre que le seguía: "Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande". Mateo escribe más enfáticamente: "En verdad os digo: en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande". La fe del centurión p a g a n o provoca la admiración d e Jesús. Israel, el pueblo elegido p o r Dios, p o r su larga experiencia histórica, debería ser ejemplo d e fe en el p o d e r de Dios presente en Jesús. Sin embargo, n o fue así. T a m b i é n a aquella pagana cananea, q u e h u m i l d e m e n t e le suplicaba la sanación d e su hija, Jesús le dijo: "¡Mujer: grande es tufe; hágasele como deseas!" (Mt 15,28). Y c o m o climax del relato y a b r i e n d o las perspectivas d e la salvación a todos los pueblos, Mateo agrega:
Para ello, Mateo utiliza las imágenes clásicas tradicionales: la del b a n q u e t e para hablar d e la felicidad celestial (Is 25,6; 55,1-2); y la d e las tinieblas exteriores con llanto y r e c h i n a r de dientes para describir la ira y el d e s p e c h o d e los impíos hacia los justos y en definitiva el castigo eterno (cf Sal 35,16; 37,12;"Mt 13,42.50; 22,13; 24,51; 25,30). El Reino de los Cielos, q u e estaba destinado a los judíos, h e r e d e r o s naturales d e las promesas, llamados "los hijos del reino", (Dt 1,31; Is 63,16), a h o r a pasará como herencia a los paganos. El b a n q u e t e mesiánico es el festín de la nueva Alianza ofrecida ahora a todo el m u n d o (Ex 24,9-11; H b 12,22-24). El adjetivo "muchos" equivale en h e b r e o a "incontables", a "müesy miles"; inclusive a "todos". San Pablo más tarde dirá q u e el rechazo de Israel entra en el plan d e salvación de Dios y q u e n o es definitivo: "No quiero que ignoréis, hermanos, este misterio: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará hasta que entre la totalidad de los gentiles, y así, todo Israel será salvo" (Rm ll,25-26a). Mateo termina su relato h a c i e n d o énfasis en la fe del centurión: "Y dijoJesús al centurión: 'Anda; que te suceda como has creído'. Y en aquella hora sanó el criado". Lucas comenta más simplemente: "Cuando volvieron a la casa, hallaron al siervo sano ".
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Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos, 12 mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes ". Se trata de dos afirmaciones capitales: p r i m e r o , u n a palabra venturosa sobre la vocación d e los gentiles a participar del b a n q u e t e mesiánico, a n u n c i a d o en las Escrituras (Gn 12,3; Is 2,2-3; Sal 47,10; 107,2-3; cf Rm 11,11.15); y, segundo, u n a palabra terrible sobre el rechazo de Israel infiel, p r e l u d i a n d o tesis fundamentales q u e tocará al final de su evangelio (Mt 21,28-32; 22,1-10; 23,1339; 26,28; 28,19-20).
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ACTUALIZACIÓN Señor Jesús: Mira a nuestros enfermos que tanto sufren, o están en peligro d e muerte. Ven a visitarlos; o, si prefieres, p r o n u n c i a sólo u n a palabra y sanaran. Conforta, Jesús, nuestra fe; e invítanos a participar en el b a n q u e t e del Reino de los Cielos. Amén.
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2. El endemoniado ciego y mudo (Mt 12,22-28; Le 11,14-20). Este milagro, relatado en forma sencilla y rápida, brinda a Jesús la o p o r t u n i d a d para e x p o n e r la razón última y definitiva de su actividad liberadora, en virtud de la cual rescata al h o m b r e del p o d e r y del imperio del demonio. Lo que está en juego es u n a lucha implacable y u n duelo a muerte. Jesús ha venido a establecer en el m u n d o "elReino de Dios". Pues bien, como consecuencia lógica, el reinado de Satanás será desplazado.
frecuencia en el Evangelio, y viene del Salmo 89,4-5.21-22 (cf Mt 9,27; 15,22; 20,30-31; 21,9.15). Por el contrario, los fariseos decían: Es en virtud d e Beelzebul, príncipe d e los d e m o n i o s , c o m o éste expulsa los d e m o n i o s . "Beelzebul" es el n o m b r e d e u n dios c a n a n e o , cuyo significado es "Baal el príncipe"; de allí el derivado "Príncipe de los demonios". En algunas versiones se lee "Beelzebub", c o m o se e n c u e n t r a en 2R 1,2. M e d i a n t e u n cambio de consonantes y con u n j u e g o burlesco de palabras, de Zebul se pasó a Zebub (que significa "mosca"), de d o n d e se deriva el título despectivo "Baal de las moscas". Hay, pues, u n a irreductible contraposición en las apreciaciones: o bien Jesús obra en virtud d e u n a fuerza superior, venida d e Dios; o bien es instrumento de Satanás. El problema se había t o r n a d o v e r d a d e r a m e n t e serio. 25
Los personajes q u e entran en escena son: Jesús, el ciego-mudo, la gente del pueblo y u n g r u p o de fariseos. 12,22 Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le curó, de suerte que el mudo hablaba y veía. 2J Y toda, la gente atónita decía: "¿No será éste el Hijo de David?" 24 Pero los fariseos, al oírlo, dijeron: "Este no expulsa los demonios más que por Beelzebul, príncipe de los demonios ". U n caso más en que la enfermedad, ceguera y mutismo, es presentada n o simplemente c o m o u n padecimiento físico, sino c o m o efecto de u n a influencia maléfica del d e m o n i o . Lucas emplea la frase: "un demonio que era mudo". Los evangelistas c u e n t a n sencillamente que Jesús curó al poseso-enfermo, y r e c u p e r ó su habla y su vista. P e r o dos reacciones contrapuestas se p r o d u j e r o n en el auditorio. La gente sencilla, los pobres d e espíritu, llenos d e estupor ante lo insólito del caso y p e r c i b i e n d o algo de s o b r e h u m a n o , se p r e g u n t a n : "¿No será éste el Hijo d e David, es decir, el Mesías esperado?" "El Hijo de David" era u n título p o p u l a r d a d o al Mesías, q u e a p a r e c e con
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El, conociendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no podrá subsistir. 2Ó Si Satanás expulsa a Satanás, contra sí mismo está dividido: ¿cómo, pues, va a subsistir su reino? 27 Y si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. 2 * Pero si por el Espíritu de Dios exfndsoyo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reina de Dios. Jesús penetra los pensamientos y el corazón de sus adversarios. Allí hay un milagro de o r d e n intelectual. Viene luego u n a cerrada argumentación de tres breves argumentos, con los q u e j e s ú s esclarece y define su propia actividad liberadora. 1Q Un a r g u m e n t o de principio. Un reino, tina ciudad o u n a casa (edificio, clan o familia) que sufre divisiones internas, necesariamente perecerá. Pues bien, si Satanás luchara contra sí mismo, estaría ya p e r d i d o . Por tanto, c u a n d o Jesús expulsa a Satanás n o p u e d e ser en virtud del mismo Satanás.
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2 e Un a r g u m e n t o "ad h o m i n e m " . Los discípulos d e los fariseos practicaban exorcismos sobre los enfermos. Pues bien, ¡que digan ellos en virtud d e quién arrojan fuera los d e m o n i o s : o en n o m b r e d e Dios, o e n virtud d e Beelzebul! Verán q u e sus mismos seguidores están de parte d e Jesús. 3 e El a r g u m e n t o decisivo "ex contrario". Aquí está la razón y la explicación última d e la actividad carismática-liberadora de Jesús: "Si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a nosotros el Reino de Dios". Sí, Jesús arroja los demonios; y esa actividad la ejerce con u n a fuerza s u p r e m a y u n s u m o p o d e r . Esa Fuerza y ese P o d e r es el Espíritu de Dios, presente y actuante en él. Además y en consecuencia: al echar fuera los demonios, Jesús está destruyendo el reinado d e Satanás e i m p l a n t a n d o el Reino d e Dios. El Reino d e Dios, q u e era presentado próximo en Mt 4,17, es a q u í a h o r a u n a realidad ya presente. Ese reinado divino q u e Jesús está estableciendo en el m u n d o es u n reinado único, p e r o en el q u e e n t r a n Dios, Jesús y el Espíritu Santo. Es el reinado de Dios-Padre, establecido por Jesús-Mesías, en el p o d e r del Espíritu Santo. Lucas presenta u n a variante al final d e este pasaje: "Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que hn llegado a vosotros el Reino de Dios " (Le 11,20). T a n t o en Mateo c o m o en Lucas, la idea es la misma. Las dos expresiones "el Dedo de Dios" y "el Espíritu de Dios" designan el Poder de Dios. Estos pasajes inspiraron la apelación del Espíritu Santo en el h i m n o "Veni Creator" c o m o "ElDedo de la diestra del Padre". El texto de Lucas es u n eco d e Éxodo 8,15. Ante la evidencia de la plaga de mosquitos enviada p o r Yahveh y la propia impotencia de los magos p a r a r e p r o d u c i r el 130
f e n ó m e n o , éstos se ven obligados a confesar ante Faraón: "¡El dedo de Dios está aquí!" En el caso d e Jesús, él echa fuera los d e m o n i o s "por el dedo de Dios", esto es, gracias al p o d e r divino q u e le lia sido comunicado. Jesiis es el nuevo Moisés, a n u n c i a d o en Dt 18,15.18. Algunos autores piensan que la expresión "el d e d o de Dios" p u e d e ser u n a alusión a Dt 9,10, d o n d e el hagiógrafo escribe: "Yahveh me dio las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Dios, en las que estaban todas las palabras que Yahveh os había dicho de en, medio del fuego, en la montaña, el día de la asamblea". En este caso Jesús sería p r e s e n t a d o c o m o u n nuevo Moisés Legislador. El texto d e Mateo es más rico. Jesús h a recibido la plenitud del Espíritu de Dios (Mt 3,16). Pues bien, es en virtud de esa Fuerza divina como él expulsa los d e m o n i o s . El Espíritu d e Dios arroja fuera los espíritus del mal. Y si Jesús expulsa a los demonios p o r la fuerza del Espíritu d e Dios, eso es signo d e q u e el reino d e Satanás está t o c a n d o a su fin. El reinado d e Satanás, Principe d e este m u n d o , sera desplazado p o r el reinado de Dios (Le 10,18s; J n 12,31s). El p u n t o central del pasaje es, pues, la revelación de la venida del reino de Dios, q u e h a h e c h o irrupción en la persona d e Jesús y en su misión, y la consiguiente d e r r o t a del imperio d e Satanás. ACTUALIZACIÓN Jesús, Hijo d e David: Libéranos de las asechanzas u opresiones del E n e m i g o . Ábrenos los ojos y suelta nuestra lengua. Establece en nosotros el R e i n o de los Cielos en el p o d e r del Espíritu Santo, con q u e has sido u n g i d o . Amén.
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II. MILAGROS PROPIOS DE SAN MATEO.
aclamación y el mismo gesto sanador: Jesús toca sus ojos. La virtud curativa brota de la palabra eficaz d e Jesús, u n i d a a su contacto físico corporal.
3. Curación de dos ciegos (Mt 9,27-31).
Otros detalles distinguen los dos casos: en éste, Jesús se halla en su p r i m e r ministerio en Galilea, u r g e el "secreto mesiánico", y exige la fe; en aquél, Jesús sale d e Jericó, está a p u n t o de subir a Jerusalén p a r a la gran Semana, y sana a los ciegos c o m o signo d e q u e los tiempos mesiánicos se h a n cumplido (cf Is 29,18; 35,5). Cada milagro tiene en el evangelio su significado p r o p i o .
Entre el S e r m ó n d e la m o n t a ñ a y el Discurso a los Apóstoles, san Mateo ha colocado u n a serie de diez milagros de Jesús, que forman u n abanico d e situaciones muy variadas: un leproso, u n a sanación a distancia, u n a mujer con simple fiebre, u n a tempestad calmada, los e n d e m o niados paganos, u n paralítico, la mujer hemorroísa, la resurrección d e u n a niña, dos ciegos y u n e n d e m o n i a d o m u d o (Mt 8-9). Esta gama tan rica d e prodigios es u n a "'evangelizarían con obras", al servicio d e la proclamación del Reino de los Cielos, hecha p o r Jesús (Mt 5-7) y q u e después continuarán sus discípulos (Mt 10). A este conjunto pertenece la sanación d e dos ciegos. En el cuadro de Mateo todo desaparece. Sólo se e n c u e n t r a Jesús; y ante él, los dos enfermos. 9,27
Los ciegos siguieron a Jesús. Este detalle, t e n i e n d o en c u e n t a la ceguera d e aquellos h o m b r e s , es importante. Manifiesta el interés de los ciegos, p e r o sobre t o d o su fe y la esperanza de ser sanados. Se diría q u e van en seguimiento de Jesxís Maestro, como discípulos suyos. Y "gritaban". El grito, i m p l o r a n d o piedad y misericordia, es la expresión sensible de quien percibe la trascendencia de u n m o m e n t o tal vez único en la vida. ¡Sus ojos están en tinieblas! P r o b a b l e m e n t e ha llegado la h o r a para salir de su triste situación. "¡Hijo de David!" Es u n título p o p u l a r d a d o al Mesías, que parte de textos mesiánicos del AT (2S 7,1-14; Am 9,11; Os 3,5; Is 11,1; J r 33,17.21-22; Ez 34,23-25; Za 12,8-10).
Citando Jesús se itm de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: "¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!" 2S Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: "¿Creéis que puedo hacer eso?" Dícenle: "Sí, Señor". 29 Entonces les tocó los ojos diciendo: "¡Hágase en vosotros segiín vuestra fe!" w Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: "¡Mirad que nadie lo sepa! " 31 Pero ellos, en cnanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.
Con frecuencia el NT, desde los Evangelios hasta el Apocalipsis, da a Jesús este título, q u e él admite sólo discretamente, dada la carga h u m a n a y nacionalista q u e encerraba (Mt 15,22; 20,30-31; 21,9.15; Le 1,32; Hch 2,2934; 13,22-23; Rm 1,3; Ap 22,16). A este t í t u l o j e s ú s prefiere más bien el misterioso apelativo: "el Hijo del hombre" (Mt 8,20).
Este milagro tiene u n paralelo muy semejante en Mt 20,29-34, en d o n d e hay también dos ciegos, la misma
El diálogo, que ya en la intimidad de la casa se teje entre Jesús y los dos ciegos, es el corazón de la escena. La clave es doble: En Jesús, su poder; en los ciegos, la fe.
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— "¿ Creéis que puedo hacer eso ? " — "Sí, Señor. — "¡Hágase en vosotros según vuestra fe!"
m . MILAGROS PROPIOS DE SAN LUCAS.
Y Jesús tocó los ojos d e aquellos ciegos, y "sus ojos se abrieron". Jesús les u r g e g u a r d a r el secreto mesiánico, p e r o ellos p r e g o n a n p o r toda aquella tierra el beneficio que lian recibido. La nueva evangelización, evangelización de hoy y para el m u n d o de hoy, requiere palabras ardientes y signos visibles, a los q u e debe seguir u n a proclamación de testimonio vivo y convincente. Pero el secreto para q u e el prodigio se obre es ¡la fe en el p o d e r del Señor Jesús! ACTUALIZACIÓN Jesús, Hijo d e David: Abre los ojos de nuestro c u e r p o y d e nuestra alma. Creemos q u e tú lo p u e d e s hacer. Deseamos proclamar p o r todas partes las maravillas q u e haces en nosotros. Amén.
4. Un e n d e m o n i a d o mudo (Mt 9,32-34). 9 32
- Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniada. 7 J Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: "Jamás se vio cosa igual en. Israel". *4 Pero los fariseos decían: "Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios ". Este milagro tiene u n paralelo muy p a r e c i d o en el mismo Mateo (Mt 12,22-28), cuyos e l e m e n t o s ya h e m o s estudiado.
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5. La pesca milagrosa (Le 5,1-11). Lucas es el ú n i c o de los sinópticos q u e narra la pesca milagrosa, escena q u e reemplaza el relato de la vocación de los cuatro primeros discípulos, contada p o r Mateo y Marcos (Mt 4,18-22; Me 1,16-20). Este llamamiento, colocado p o r Lucas en el centro de "acciones liberadoras" d e Jesús (Le 4,31-44 + 5,1-11 + 5,12-6,11), d e b e ser consider a d o c o m o parte del c u m p l i m i e n t o de la profecía de ísaías, proclamada p o r Lucas (Zs 61,1-2; Le 4,16-30). Este episodio tiene u n paralelo notable en el evangelio de san J u a n (Jn 21,1-13). A pesar d e las diferencias de t i e m p o y d e circunstancias bastante considerables, Lucas y J u a n tienen u n fondo c o m ú n . Tres detalles son particul a r m e n t e típicos: I a la pesca milagrosa tiene lugar después de u n a n o c h e d e trabajo gastada inútilmente; 2Q a pesar de la gran cantidad d e peces, la red n o se rompió; 3Q el relato de Lucas, como el de J u a n , termina con u n a palabra de Jesús a Pedro sobre su futuro apostolado. Pero u n a divergencia es esencial: en Lucas esta pesca milagrosa sucede al principio del ministerio d e Jesús, mientras q u e en Juan es u n a aparición de Cristo resucitado. T o d o esto parece sugerir q u e tanto Lucas c o m o j u a n d e p e n d e n de u n a fuente c o m ú n anterior a la última redacción de ambos evangelios. Y respecto al tiempo del suceso, algunos exégetas piensan q u e la pesca milagrosa fue primitivamente u n relato d e aparición d e Jesús resucitado. En tal caso, el último redactor d e Lucas lo trasladó
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al principio del ministerio de Jesús y, mediante retoques y adaptaciones, lo transformó en u n relato de vocación de P e d r o , Santiago y J u a n (cf M.E.Boismard, Synopse des Q u a t r e Evangíles, p.100-101). Conscientes de ese p r o b l e m a de crítica literaria, ¿cuál será el mensaje q u e Lucas h a querido transmitirnos en este milagro, colocándolo al principio de su evangelio? 5 1
' Estaba él a la orilla del lago de Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, 2 cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. J Subiendo a una de las barcas, que era. de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñal>a desde la barca a la muchedumbre. Los personajes y elementos q u e entran en escena son: Jesús, la gente en la orilla, y las dos barcas con sus respectivos pescadores, q u e son c o m p a ñ e r o s . De e n t r e ellos destacan tres: Simón en u n a barca; y en otra, Santiago y J u a n . En esta página evangélica, elaborada con notable arte literario, Lucas recuerda la predicación q u e Jesús solía hacer a orillas del Lago, y cómo la gente se agolpaba para escuchar "la Palabra de Dios", la Buena Nueva del Reino. C o m o en Me 3,9; 4,1 y Mt 13,2-3, Jesús sube a u n a barca para dar desde esa cátedra su enseñanza a la multitud. En Marcos y Mateo se trataba de la predicación del Reino de los Cielos en parábolas. Lucas informa q u e había dos barcas, y q u e Jesús escogió la de Simón. Este detalle y la secuencia del relato manifiestan que Lucas n o sólo quiere r e c o r d a r u n acontecimiento, sino c o m u n i c a r u n i m p o r t a n t e mensaje doctrinal respecto a Simón Pedro. H a q u e r i d o enfatizar, ya desde el principio de su evangelio, la relación personal q u e Jesús guardará con ese Apóstol. Quiso subrayar, desde el p r i m e r m o m e n t o , la misión particular q u e en la Iglesia le será e n c o m e n d a d a a P e d r o (cf Le 9,18-21.28; 22,31-
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34.61; 24,12; H c h l,15s; 2,14; etc.). Esto explica tal vez la anticipación q u e Lucas ha h e c h o del a c o n t e c i m i e n t o . También J u a n había anticipado, a la p r i m e r a semana del ministerio deJesiís, el nuevo n o m b r e d e "Kefá-Roca", d a d o a Simón, hijo d e Juan, síntesis d e su futura misión
Qn 1,42). 4
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar". 5 Simón le respondió: "Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescada nada; j>ero, en tu palabra, echaré las redes". 6 Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad depieces, de modo que las redes amenazaban romperse. 7 Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Simón es invitado p o r Jesús a dejar la orilla, internarse en aguas profundas y lanzar las redes al mar. ¡Inútil tarea, pues ya n o es h o r a de pescar, y lo q u e agrava la situación es q u e h a n pasado toda la n o c h e en esfuerzos vanos! Simón conocía bien su oficio; y, a pesar de eso, muestra docilidad y obediencia a la o r d e n del Maestro, envueltas en fe respetuosa, que es entrega a su palabra: "En tu palabra, echaré las redes ". El término griego "Epistátes", traducido por "Maestro", marca u n a fe más profunda en la autoridad de Jesús, q u e el habitual título didáskalos = maestro (cf Le 8,24.45; 9,33.49; 17,13). Y el milagro se produjo. Ahora bien, si todo milagro es "signo", en éste la carga significativa es mucho más intensa. Recogieron tal cantidad d e peces q u e las redes se r o m p í a n . La cantidad d e peces aquí, como la abundancia d e vino en Cana (Jn 2,1-11) y la multiplicación de panes en la soledad desértica (Le 9,12-17), son signos de la sobreabundancia d e los dones mesiánicos q u e brotan d e la ilimitada generosidad divina.
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Para la tarea evangelizadora futura, simbolizada en la abundantísima pesca, se requiere, ante todo, la presencia de Jesús: él es el s u p r e m o protagonista; él es el Evang e l i z a d o r p o r a n t o n o m a s i a ; l u e g o es n e c e s a r i a la colaboración eficaz de compañeros. El trabajo d e b e ser c o m p a r t i d o y las gracias serán numerosas para todos: "las dos barcas se llenaron de tal manera que casi se hundían". s
Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: "¡Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador!". 9Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. w Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "¡No temas. Desde ahora serás pescador de hombres!" Simón Pedro j u e g a u n papel p r o t a g o n i c e El tenía fe en Jesús; p e r o su impresión y estupor llegaron al colmo c u a n d o vio la manifestación del p o d e r divino en el Maestro, y cayó a sus rodillas. P r o b a b l e m e n t e Jesús c o n t i n u a b a sentado en la banca de la p o p a d e la barca. P e d r o cae a sus rodillas en actitud d e profunda adoración, e x p e r i m e n t a n d o la distancia abismal q u e existe entre la santidad d e Dios y el p e c a d o del h o m b r e . Simón recibe u n a doble iluminación: p o r u n a parte, Jesús es "el Señor", en quien está presente Dios; y, p o r otra, él es u n p o b r e h o m b r e pecador. Esta doble experiencia era clásica en los antiguos profetas (Is 6,1.5). El doble n o m b r e "Simón-Pedro", q u e es m u y frecuente en el evangelio de J u a n (17 veces), aparece en Lucas solamente aquí. Con mucha probabilidad el evangelista tiene en ello intenciones particulares. Este n o m b r e doble parece hacer referencia tanto a la condición p r o p i a de Simón, p e c a d o r como todo h o m b r e , c o m o a su carisma d e Roca, sobre la cual Jesús edificará su Iglesia. El t e m o r ante la presencia d e lo divino sobrecogió a Simón, lo mismo que a Santiago y J u a n , n o m b r a d o s a q u í
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p o r primera vez, c o m o adicionalmente, p e r o c o m p a ñ e r o s de Simón. Andrés (curiosamente n o n o m b r a d o aquí) iba s e g u r a m e n t e en la barca d e Simón. La palabra d e Jesús: "¡No temas; desde ahora serás pescador de hombres!" se dirige solamente a Simón, a pesar de q u e Santiago y J u a n h a n sido n o m b r a d o s . Simón retiene toda la atención de Lucas. Con esto el evangelista quiere p o n e r de relieve la misión de Simón Pedro. La escena hace recordar el llamamiento q u e Dios hizo a g r a n d e s personajes de la primera alianza: Moisés, Isaías, Ezequiel. El verbo griego utilizado p o r Lucas y traducido aquí p o r "serás pescador", originalmente significa "capturar vivo". La idea de la metáfora es, p o r tanto: "Capturaras hombres", esto es, los ganarás para el Reino d e Dios. En los relatos paralelos de Mateo y Marcos la palabra de Jesús está en plural, dirigida a Simón y a Andrés, y es n a t u r a l m e n t e aplicable a Santiago y J u a n . 11
Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, lo siguieron. Solamente Lucas subraya que "lo dejaron TODO"para seguir a Jesús. Es el radicalismo en el desprendimiento, exigido p o r la vocación apostólica. Lucas se complacerá en señalarlo con frecuencia a lo largo d e su evangelio (Le 5,28; 9,57-62; 12,33; 14,33; 18,22). ACTUALIZACIÓN Jesús Maestro: Predícanos la Palabra d e Dios. Habíanos del Reino de los Cielos. Invítanos a bogar contigo y o r d é n a n o s lanzar al agua nuestras redes p a r a pescar. Somos pecadores, p e r o q u e r e m o s ser colaboradores tuyos en la gran empresa
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de salvar el m u n d o . Dinos: "¡No temas! ¡Desde ahora serás pescador de hombres! Amén.
6. Resurrección del hijo de una viuda (Le 7,11-17). Este milagro de resurrección, p r o p i o d e san L u c ^ ' prepara y justifica la respuesta q u e Jesús dará a los e n v ^ ' dos de J u a n : "Id y contad aJuan lo que habas visto y oído: Los ciegos ven-, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y se anuncia a los pobres la Bu¿nfl Nueva..." (Le 7,22). Los actores en esta escena son Jesús, la viuda y su hijo m u e r t o . El acontecimiento es u n a visita consoladora de Jesús, d a d o r de vida, al pueblo d e Naín. El t e m a es la alegría d e la c o m u n i d a d q u e convive j u n t a . El c e n t r o de la narración es el milagro; las indicaciones geográficas son periféricas. 11
Y sucedió que a continuación se fue a una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. 12 Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad., sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. El caserío de Naín se e n c u e n t r a en el valle d e Esdrelón, entre Añila y el m o n t e Tabor. Dos n u m e r o s o s g n i p o s h u m a n o s se entrecruzan: Jesús entra al p u e b l o c o n sus discípulos y u n a gran m u c h e d u m b r e , c u a n d o j u s t a m e n t e sale de allí u n cortejo fúnebre: m u c h a gente a c o m p a ñ a b a a u n a mujer viuda, cuyo hijo único había fallecido.
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En otras dos ocasiones el evangelista notará qvie el beneficiado d e u n a obra de misericordia d e Jesús era u n a hija o hijo ú n i c o (la hija d e j a i r o : 8,42, y el m u c h a c h o epiléptico: 9,38), lo cual r e d u n d a b a en gracia para los p a d r e s . A d e m á s , ese r a s g o r e c u e r d a la historia d e Elias, q u e vuelve la vida al hijo de la viuda de Sarepta, q u e Lucas tiene presente y en alguna m a n e r a imita, subrayando, sin embargo, la superioridad de Jesús (1R17,17-24; cf 2R 4,8-37). El énfasis cristológico del pasaje es muy claro. Con tres rasgos subraya Lucas la tristeza d e aquella situación: u n joven difunto, u n hijo único, u n a m a d r e viuda. 1?
Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: "¡No llores!". ¡4 Y, acercándose, tocó la mortaja. Los que la llevaban se pararon, y él dijo: "Joven, a ti te digo: ¡Levántate!". 1S El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre. "El Señor". Con este título Lucas designa a Jesús c o m o el salvador q u e inaugura el Reino de Dios y marca la soberanía divina y el p o d e r misterioso q u e hay en él (Le 2,11). Al ver a la pobre m a d r e viuda, Jesús "se conmovió en sus entrañas". El verbo indica la profunda compasión q u e e x p e r i m e n t ó el Señor ante la aflicción de aquella mujer. Jesús ha t o m a d o verdaderamente nuestra naturaleza humana, capaz de sufrir y d e compadecerse d e nuestras flaquezas. Esta compasión es en Jesús el Jésed = a m o r d e misericordia y de ternura, que caracteriza a Dios (Os 2,25; Is 54,7; J r 31,20; Sal 103,8-13). Jesús es la transparencia del Padre. Quien ve a Jesús está viendo al Padre. El es la imagen visible del Dios invisible (Jn 14,9; Col 1,15). Este a m o r compasivo lo impulsa a t o m a r la iniciativa para actuar.
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Tocó la mortaja y dijo: "Joven, ¡levántate!". Un contacto físico con los restos mortales envueltos en la mortaja, y u n a o r d e n imperiosa mediante u n a sola palabra: "¡Ijruántate!". ¡Qué distancia tan e n o r m e entre la sencillez y autoridad suma de Jesús, c o m p a r a d a con los gestos penosos y las oraciones instantes del profeta Eliseo! El verbo griego "egeiro", e m p l e a d o en este texto, es s u m a m e n t e expresivo. H a sido utilizado para hablar d e la resurrección de los muertos desde los orígenes de esta creencia (Dn 12,2), c o m o también para referirse a las resurrecciones obradas p o r Jesús, a la resurrección del mismo Jesús, a la resurrección en el último día, al mensaje pascual primitivo, y a la resurrección espiritual en el bautismo (Le 7,22; 8,54; 9,22; 20,37; 24,6.34; H c h 3,15; 4,10; ICo 15,4; Ef 5,14). "Ylo dio a su madre". Esta cita d e I R 17,23 manifiesta q u e Lucas tiene ante su m e n t e la historia d e Elias. 16
El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: "Un gran profeta se ha levantado entre nasotros", y "Dios ha visitado a SIL pueblo". 17 Y lo que se decía de él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina.
ACTUALIZACIÓN Señor Jesús: Conmuévete de tantas madres q u e sufren y lloran p o r sus hijos muertos o desaparecidos. A cada u n a de ellas, diles: "¡No llores!"; y a cada hijo, ordénale: "¡Levántate!"; y, en tu compasión, devuélvelo a su m a d r e . Amén.
7. La mujer encorvada (Le 13,10-17). El análisis esmerado d e la estructura d e esta narración, d e su situación en el contexto y d e sus alusiones al AT, hace d e este pasaje evangélico u n a p e q u e n a j o y a de teología lucana, con implicaciones cristológicas, soteriológicas, eclesiológicas y escatológicas. El episodio presenta dos cuadros y u n a conclusión. Primer cuadro: La curación de la mujer.
Ante lo insólito del acontecimiento, la multitud es invadida p o r u n t e m o r s a g r a d o , da gloria a Dios y exclama: ''¡Un gran profeta ha surgido entre nosotros! ".Jesús es reconocido como "un gran profeta", semejante a los personajes del AT q u e habían o b r a d o resurrecciones inauditas. N o es todavía el reconocimiento d e él c o m o "elProfeta"anunciad o p o r Moisés (Dt 18,18), ni c o m o "el Señor".
' Estaba un sábado enseñando en una sinagoga, ¡1 y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. 12 Al verla Jesús, la llamó y te dijo: "¡Mujer, queda desatada de tu enfermedad!". 13 Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
"Dios ha visitado a su pueblo". El AT habla d e Dios que visita a su pueblo, tanto c u a n d o le hace gracia, c o m o c u a n d o lo castiga (Ex 3,16; Ez 34,11-12). Lucas h a hered a d o esta imagen (Le 1,78; 19,44).
De numerosos pasajes del Evangelio p o d e m o s deducir q u e Jesús ejercía su actividad salvadora, liberadora y sanadora, particularmente el día d e shabbat. Es lógico suponerlo, pues era el día en que la c o m u n i d a d j u d í a se congregaba en la sinagoga para el culto semanal (Le 4,31-37. 38-39; 6,1-5. 6-11; 14,1-6).
La "Judea"designa judíos.
aquí todo el país d o n d e viven los
í3 10
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En la sinagoga estaba presente u n a mujer q u e desde hacía dieciocho años estaba j o r o b a d a , sin poder enderezarse. Su e n f e r m e d a d la atribuye el evangelista a u n a influencia del d e m o n i o . En el AT hay textos que consideran la cabeza agachada c o m o signo de u n a actitud espiritual humillada (Gn 4,5; Ec 1,15; Sal 30,2-3; 57,7; Ra 2,18). „ Dios tiene el p o d e r de levantar al h o m b r e de esa postra- { ción. El Salmo 146 proclama que el Señor se ocupa d e los ciegos, de los encorvados, de las viudas y de los huérfanos (v.8-9). Jesús tomó la iniciativa: vio a la mujer, le impuso las manos y le dijo: "¡Mujer, queda desatada de tu enfermedad!". El verbo utilizado p o r Jesús está muy cargado de sentido. N o se trata sólo de u n a curación, sino de u n a liberación d e ataduras sufridas p o r m u c h o s años. Posiblemente la mujer ha padecido d u r a n t e la mayor parte de su vida, ya q u e la cifra 18, m e n c i o n a d a dos veces, es perfecta (3 x 3 = 9 x 2 = 18) y, p o r tanto, susceptible de u n simbolismo q u e p u e d e indicar u n a muy larga duración. Y al p u n t o q u e d ó enderezada. Nada p u e d e o p o n e r s e a la acción soberana de Jesús. Y comenzó a glorificar a Dios. La alabanza y glorificación a Dios p o r sus beneficios se identifica con la acción d e gracias. Es nota característica en el evangelio de san Lucas (5,25.26; 7,16; 17,15.18; etc.). En el presente caso, la liberación del mal corporal es signo claro y evidente de liberación interior, p u e s la enf e r m e d a d física era efecto de u n a atadura espiritual. Si Jesús cura el cuerpo, es p o r q u e quiere sobre t o d o liberar el alma y el espíritu (Le 5,17-26). S e g u n d o cuadro: Las reacciones de los jefes. 14
Pero eljefe de la sinagoga, indignado de queJesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: "Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado". 15 Replicóle el Señor: "¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en
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sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? 16 Ya ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?" A la acción liberadora d e Jesús sigue la controversia con el jefe d e la sinagoga. El título d e "Señor", q u e Lucas da a Jesús, subraya su autoridad y su p o d e r . En el plural "¡Hipócritas!" q u e d a n incluidos todos los q u e en la asamblea p e n s a b a n igual, y p r o b a b l e m e n t e también los escribas fariseos, responsables d e u n a interpretación demasiado material y rígida de la ley del reposo sabático, el cual, p o r otra parte, p r e t e n d í a imitar s a n t a m e n t e el ritmo del descanso divino (Gn 2,1-3; Ex 31,13-17). Con su actuación Jesús insiste n u e v a m e n t e en q u e el shabbat está o r d e n a d o a dar culto a Dios y a practicar la caridad con el prójimo. Dios h a establecido el shabbat para el h o m b r e y n o el h o m b r e para el shabbat (Me 2,27); y más todavía c u a n d o se trata d e u n a liberación de ataduras espirituales, c o m o es el arrancar del imperio de Satanás a esta "hija de Abraham", es decir, a esta mujer q u e no era u n a pagana, sino u n a creyente, hija del pueblo de Dios. Esta sanación, c o m o otras m u c h a s en Lucas, hay q u e c o m p r e n d e r l a en el contexto de la batalla escatológica librada porJesiís contra Satanás, y d e la implantación del Reino de Dios realizada p o r él. Conclusión: 17
Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que la gente se alegraba con las maravillas que hacía. Jesús es y sera signo p e r p e t u o de contradicción. Los sencillos y humildes perciben en las obras q u e él hace las maravillas d e Dios, pues tienen u n a mirada de fe; mientras q u e sus adversarios — c o m e n t a el evangelista— "quedaban cubiertos de vergüenza".
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Finalmente, este pasaje evangélico descubre los sentimientos de amplia comprensión del corazón de Cristo en favor d e la mujer. Es digno de notar el lugar q u e Lucas c o n c e d e a las mujeres a lo largo de su evangelio. Además de hablar de María, la m a d r e de Jesús, de Isabel y d e Ana (Le 1-2), presenta a la viuda de Naín (7,11-17), a la p e c a d o r a p e r d o n a d a (7,36-50), a las mujeres liberadas de opresión y convertidas en seguidoras de Jesús (8,1-3; 23,49.55), a Marta y María (10,38-42), a la mujer q u e bendice a la m a d r e del Señor (11,27-28), a las mujeres d e Jerusalén (23,27-31), y posiblemente a la mujer adúltera (Jn 8,1-11). ACTUALIZACIÓN Señor Jesús: En nuestra sociedad hay mujeres disminuidas, obligadas a caminar encorvadas d u r a n t e largos años. T o m a la iniciativa, impon tus m a n o s sobre ellas y p r o n u n c i a tu palabra soberana: "Mujer, ¡queda desatada de tu enfermedad!" R o m p e sus cadenas y haz q u e se e n d e r e c e n . Y q u e nosotros nos alegremos al e x p e r i m e n t a r las maravillas de tu b o n d a d y d e tu p o d e r . Amén.
8. Curación de u n hidrópico (Le 14,1-6). Este milagro, realizado e n día d e shabbat, es paralelo a la sanación del h o m b r e d e la m a n o seca, y la lección es muy similar (Le 6,6-11; Mt 12,9-14; Me 3,1-6). Además, está en cercana relación con la sanación de la mujer en corvada (Le 13,10-17), f o r m a n d o c o m o u n díptico, en el q u e se
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enfatiza la misma actitud compasiva d e Jesús y su misión salvífica y liberadora. 14,1 Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. 2 Había allí, delante de él, un hombre hidrópico. 3 Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: "¿Es lícito curar en sábado, o no?" 4 Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. 5 Y a ellos les dijo: "¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento ? " 6 Y no pudieron replicar a esto. Hay que a t e n d e r a las circunstancias especiales en quejesvis hace esta curación. Era shabbat, y él había sido invitado p o r u n o de los jefes de los fariseos a comer. La r e u n i ó n era de carácter socio-religioso. Allí también estaban presentes "legistas", h o m b r e s especializados en el conocimiento de la Ley. El enfermo de hidropesía era muy p r o b a b l e m e n t e u n o de los comensales. El h e c h o supone que los asistentes h a b í a n e n t r a d o en a n i m a d a discusión acerca de la interpretación d e la ley del reposo sabático: ¿Cómo hay q u e interpretar el mandato de la Toráh? Jesús aprovecha la ocasión para hacer, n o u n a interpretación académica con sólo palabras, sino u n a impactante interpretación en acto. P o n e p r i m e r o u n a p r e g u n t a provocadora: "¿Es lícito curar en sábado, o no?" Nadie resp o n d e nada. ¿Cómo iría a recibir el enfermo allí presente u n a respuesta negativa de quienes compartían el mismo b a n q u e t e sabáticoPAl p e r m a n e c e r todo m u n d o en silencio, Jesús entra en acción: T o m a al e n f e r m o hidrópico, lo sana y lo despide (en paz). En seguida e x p o n e la argumentación q u e justifica la obra realizada. Y, a c u d i e n d o al p l a n o existencial de la vida concreta, deja a los legistas-fariseos sin p o d e r replicar: ¿Quién d e vosotros n o actúa en sábado, si su hijo o su buey se le cae en u n pozo?
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ACTUALIZACIÓN O h Jesús: Tu n o m b r e y tu misión, Señor, es salvar. Para ti n o hay descanso sabático. ¡Tómame de la m a n o , y sáname! ¡Sácame del pozo en q u e me e n c u e n t r o h u n d i d o ! Mira q u e soy criatura tuya. Más a ú n : ¡Soy tu hijo! Gracias, Jesús, p o r q u e me has sanado.
9. Los diez leprosos (Le 17,1119). 17,11 y sucedió (pie, de camino ajerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea. Bien conocido es q u e el evangelio d e Lucas presenta u n a g r a n d e e importante sección, integrada p o r linos diez capítulos, con el tema: "La subida de Jesús ajerusalén" (Le 9,51-19,27). En Le 9,51 Jesús toma la firme decisión de subir definitivamente a la Ciudad Santa d o n d e se realizara "su asunción", esto es, su é x o d o de este m u n d o al P a d r e a través d e su pasión, m u e r t e y resurrección (9,31). Es preciso leer esta sección en u n sentido más teológico q u e geográfico: Jesús camina resuelta y l i b r e m e n t e a su Pascua! Jerusalén es el lugar sagrado escogido p o r Dios para q u e Jesús lleve a cabo su o b r a salvífica, que llegará a su culminación el día d e Pentecostés con la efusión del Espíritu Santo (Le 24,49). A partir d e ese m o m e n t o , se abrirá definitivamente para todos los h o m bres el acceso a la fe y a la salvación. Comenzara e n t o n c e s el t i e m p o d e la Iglesia.
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La subida d e Jesús a Jerusalén h a sido marcada g r a d u a l m e n t e p o r el evangelista en tres etapas: I a etapa: de 9,51 a 13,21; 2 a etapa: d e 13,22 a 17,10; y nuestro relato abre la 3 a etapa: de 17,11 a 19,28. Jesús pasaba p o r los confines entre Samaría y Galilea, esto es, bajaba p o r el valle de Yizreel hacia Betshán, p a r a seguir luego el curso del río J o r d á n hasta Jericó (18,35) y de allí subir a j e r u s a l é n . 12
Y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia 13y, levantando la voz, dijeron: "Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!" 14 Al verlos, les dijo: "Id y presentaos a los sacerdotes". Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Los diez leprosos n o se acercan sino q u e se mantien e n a distancia, respetando el p r e c e p t o d e la Ley, según la cual el afectado p o r la lepra, a d e m á s d e estar enfermo, será considerado i m p u r o mientras le d u r e la enfermedad, habitará solo y t e n d r á su m o r a d a fuera del c a m p a m e n t o (Lv 13,45-46). Al divisar ajesiís, le gritan: "Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros! "FA título Epistátes=Maestro "es puesto sólo en labios de los discípulos; p r o n u n c i a d o a q u í p o r los leprosos, insinúa tal vez que llegará tin día en q u e también los excluidos d e la c o m u n i d a d serán invitados a ser discípulos de Jesús y a beneficiarse de su salvación. La curación misma q u e van a recibir es u n signo y preludio de la futura participación en los beneficios d e la redención. Jesús también, como los leprosos, se muestra observante de la Ley, y les ordena que se presenten al sacerdote para q u e éste c o m p r u e b e su sanación (Lv 14,1-32). "Mientras iban, quedaron limpios". La curación n o fue instantánea, sino hasta después de c o m e n z a r a o b e d e c e r la o r d e n d e Jesús. Allí se percibe u n a p r u e b a y exigencia d e fe. Los leprosos creyeron en la palabra de Jesús, y en el camino consiguieron su purificación. 149
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Una de ellos, viéndose airado, se volvió glorificando a Dios en alta voz;16 y, postrándose rostro en tierra a los pies deJesús, le daba gracias. Y éste era un samaritano. 17Tomó la palabra Jesús y dijo: "¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dóndeestán?Is ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?" I9 Y le dijo: "¡Levántate y vele; tu Je te ha salvado!". Al verse curado, u n o de los leprosos —"y éste era samaritano", subraya Lucas— regresó d o n d e Jesús. Aquel samaritano estaba excluido d e la c o m u n i d a d n o sólo p o r su lepra, sino también p o r ser u n extrajera. Tres gestos exteriores descubren la actitud íntima de su ser: glorificaba a Dios en alta voz, daba ajesús el tributo d e su veneración-adoración, y le expresaba su gratitud. T o d o esto indica q u e el samaritano había e x p e r i m e n t a d o en su interior u n a nueva relación con Dios, q u e lo había sanado, liberado y salvado a través de Jesús. Lucas aprovecha siempre la ocasión para inculcar en sus lectores la obligación de glorificar y alabar a Dios p o r sus beneficios (Le 2,20; 5,25-26; 7,16; etc.). Jesús, u n tanto extrañado, pregunta: "¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?" La queja del Señor se vierte sobre los otros nueve sanados, pertenecientes al Pueblo de Dios. De ellos se esperaría n a t u r a l m e n t e la gratitud y mayor glorificación d e Dios. Nótese q u e j e s ú s n o les retira el regalo q u e les h a concedido, a pesar de su falta de a g r a d e c i m i e n t o . La lección es suceptible de muchas aplicaciones personales ante los d o n e s de Dios: ¿He sido siempre y p e r s o n a l m e n t e agradecido con el S e ñ o r p o r los beneficios q u e m e h a concedido.a lo largo de mi vida? "El extranjero" Pueblo elegido. En también el p a g a n o 10,29-37). El relato
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parece ser mejor q u e los hijos del la parábola del b u e n s a m a r i t a n o es quien j u e g a el papel edificante (Le termina p o n i e n d o de relieve el valor1
d e la fe, principio d e salvación: "¡Levántate y vete; tu Je te ha salvado!". En el centro del milagro está Jesús, que nos confronta a todos con su p r e g u n t a , como si nos dijera: ¿Cuál es tu relación conmigo y con el Reino de Dios que te h e participado? ¿Acaso m e h e a r r e p e n t i d o y he retirado de ti a l g u n o de los d o n e s q u e te h e regalado? ACTUALIZACIÓN Jesús Maestro: Mira q u e somos leprosos: enfermos, impuros, desechos d e la h u m a n i d a d . Ten compasión d e nosotros, purifícanos e intégranos a tu c o m u n i d a d santa. N o permitas q u e seamos ingratos contigo. Q u e r e m o s serte siempre agradecidos y glorificar a Dios p o r las b o n d a d e s q u e El nos ha h e c h o a través d e ti. Amén.
10. Curación de la oreja de Maleo (Le 22,49-51). La escena del p r e n d i m i e n t o d e Jesús y la intempestiva intervención d e Simón fueron para los apóstoles de singular i m p a c t o , ya q u e los cuatro evangelistas nos han conservado ese r e c u e r d o (Mt 26,51-52; Me 14,47; J n 18,10-11). Sin embargo, l a s a n a c i ó n de Maleo, manifestación extraordinaria de la misericordia y d e l p e r d ó n de Jesús, sucedida en el H u e r t o de Getsemaní, la n o c h e misma del p r e n d i m i e n t o , h a sido conservada solamente por Lucas.
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22,49 yiendo fas qUe estaban con. él lo que iba a suceder, dijeron: "Señor, ¿herimos con espada?" 50y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha. 51 Pero Jesús dijo: "¡Dejad! ¡basta ya!" Y tocando la oreja le curó. J u a n ofrece algunas precisiones más: "Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Maleo. Jesús dijo a Pedro: "Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?" Maleo era siervo del S u m o Sacerdote. Si el vocablo griego "doulos" equivale al h e b r e o "ebed", p u e d e tratarse n o d e u n simple criado sino de u n personaje importante al seivicio de la máxima autoridad del T e m p l o . ¿Seria acaso el representante del S u m o Sacerdote en aquella escolta? Si así fue, en aquel siervo, Jesús estaba ofreciendo sanación y p e r d ó n , p o r anticipado, al mismo S u m o Sacerdote, q u e después d e u n a s horas ¡lo iba a c o n d e n a r !
Pasadas u n a s horas, c u a n d o Jesús sea clavado en la cmz, p r o n u n c i a r á r e p e t i d a m e n t e la palabra del s u p r e m o p e r d ó n . En efecto, el evangelista escribe: "YJesús decía: '¡Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen!'" (Le 23,34). ACTUALIZACIÓN Jesús: Gracias p o r darnos ejemplo d e misericordia y de p e r d ó n a u n en los m o m e n t o s supremos d e tu vida. Señor, enséñanos a p e r d o n a r y ser misericordiosos y compasivos c o m o lo eres T ú . Amén.
La circunstancia es más q u e significativa. En el mom e n t o en q u e Jesús es apresado y cae en m a n o s d e sus enemigos, realiza u n a acción de misericordia y compasión, y ejerce u n acto s u p r e m o de p e r d ó n . Jesús bien sabe q u e más allá de lo q u e p r e t e n d e n los j u d í o s , está la voluntad del Padre: "La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?". Y Jesús había dicho: "Amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos" (Le 6,35). Pues bien, e n esta h o r a del p o d e r de la Tiniebla, Jesús p o n e en practica la enseñanza q u e tantas veces había d a d o . Toca la oreja de Maleo y lo sana. Por última vez, antes d e entregar su vida, la fuerza divina q u e hay e n él entra en acción y, al contacto físico de su santa h u m a n i d a d , aquella oreja cortada q u e d a restaurada. La historia n o nos ha dicho qué fue después d e Maleo...
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III Los milagros de Jesús en el evangelio de San Juan Introducción El autor del Cuarto Evangelio, al t e r m i n a r su obra, ha querido manifestar la finalidad q u e tuvo al escribir su libro: "Así pues, otros muchos signos hizoJesús ante sus discípulos, que no están escntos en este libro; pero éstos han sido escritos para que creáis queJesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su Nombre" (Jn 20,30-31). El evangelista llama "signos - semeia" a los prodigios q u e Jesús hizo, y q u e los Sinópticos llaman "actos de poder - dynámns". En el evangelio de J u a n estos "signos" tienen u n objetivo: h a c e r b r o t a r la fe en Jesús, Mesías e Hijo de Dios. El primer título coloca aJesús en la línea vé tero-testamentaria de las expectaciones mesiánicas; el s e g u n d o lo descubre en sus relaciones filiales únicas y exclusivas con respecto a Dios, a q u i e n él llama su Padre.
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La primera parte del Cuarto Evangelio (Jn 1-12) lleva justamente el título de "Libro de los signos", porque en él se narran siete signos concretos oblados porjesús durante su ministerio público; en la segunda parte (Jn 13-20) llamada "Libro de la gloria" se pueden discernir una acción simbólica: el lavatorio de los pies (Jn 13,1-20), y el gran signo de su "elevación", o regreso a su Padre, por la cruz y la resurrección (Jn 18-20). Al llamar "signos" a los milagros que Jesús hizo, el autor del evangelio quiere decirnos que cada uno de ellos es como un semáforo que tiene una doble función: proyectar una luz (roja, amarilla o verde) y mandar en ella un mensaje (¡alto! ¡atención! o ¡siga!). Así también cada milagro del evangelio de san Juan manifiesta una "obra de poder" realizada porjesús, que cualquier lector percibe, pero además a través de esa obra hay que descubrir un mensaje. Y este mensaje es lo más importante en el signo. Los siete "signos" o milagros del Cuarto Evangelio son: 1) El agua convertida en vino (2,1-11). 2) La curación del hijo de un funcionario regio (4,46-54). 3) El paralítico de Bethesdá (5,1-15). 4) La multiplicación de los panes (6,1-15). 5) Jesús camina sobre las aguas del mar (6,16-21). 6) El ciego de nacimiento recibe la vista (9,1-41). 7) La resurrección de Lázaro (11,1-44). Además, en el apéndice al evangelio, Juan narra un signo más: 8) Aparición de Jesús y la pesca milagrosa (21,1-14). Habiendo ya tratado, a propósito de los milagros en san Marcos, la multiplicación de los panes y el caminar sobre las aguas, nos quedan seis por examinar.
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1. El agua convertida en vino (Jn 2,1-11). Este acontecimiento cieña gloriosamente la Semana inaugural del ministerio de Jesús (Jn 1,19-2,11). El relato estáformado poruña introducción (2,1-2); un diálogo de la madre con su hijo (v.3-5); la conversión del agua en vino (v.6-10); y una conclusión (v.ll). 2¡1
Y al tercer día se celebró una boda en Cana de Galilea y estaba la madre de Jesús allí. 2 Fue llamad/) también Jesús y sus discípulos a la boda. Al tercer día del encuentro de Jesús con Natanael, se celebró una boda en Cana de Galilea, pueblecito situado a unos trece kilómetros al noreste de Nazaret. Al escoger una escena de bodas para coronar la semana de la epifanía deJesús, el evangelista tiene motivos particulares. Por su carácter de fiesta alegre y de convivencia popular, la celebración de nupcias es considerada a menudo como símbolo de los tiempos mesiánicos (Mt 22,1-14; 25,1-13; Le 12,35-38; Ap 19,7-9). Además, el banquete de Cana, leído a la luz de Is 25,1-9, aparece como un signo mesiánico:Jesús ofrece a los pobres y necesitados el vino del banquete escatológico, por largo tiempo esperado. El evangelista parece centrar su atención en la madre de Jesús, nombrándola en primer lugar. Sólo después añade que también Jesús fue invitado con sus discípulos. 3
Y, habiendo faltado vino, la madre de Jesús le dice: "No tienen vino". 4 Le diceJesús: "¿Que hay entre tú y yo, mujer? ¡Todavía no llega, mi hora! " 5 Dice su madre a los sirvientes: "Haced lo que él os diga ". Dejando a un lado otros detalles, Juan fija su interés en el vino que se había terminado. El "vino" es en los 157
profetas símbolo de la felicidad futura (Am 9,14; Os 2,24; J r 31,12; Is 25,6; Jl 2,19; Za 9,17); y en el N T el "vino nuevo " es imagen d e la era mesiánica y del festín escatológico (Me 2,22; Mt 26,29; Le 22,18). Ante la falta de vino, la m a d r e se dirige a su hijo, participándole el embarazo de los esposos. N o le pide explícitamente u n milagro, p e r o sus palabras incluyen la esperanza d e qtie él intervenga. La respuesta dejesús, en parte convertida en pregunta, no deja d e ser fuerte y lacónica: "¿Qué hay entre tú yo, mujer? ¡Todavía no llega mi hora!" La primera frase es utilizada en la Biblia para indicar q u e u n a oposición h a c o m e n z a d o a surgir entre dos personas (Jue 11,12; 2S 16,10; I R 17,18). Esto h a c e pensar que María y su hijo se están moviendo en diferentes niveles, p e r o Jesús la invita a caminar al mismo ritmo y en igual dirección. En cuanto a la palabra "Mujer", lejos d e indicar menosprecio, sugiere q u e Jesús quiere subrayar en su m a d r e , además de su oficio maternal q u e n u n c a le faltará, u n a nueva relación con respecto a él: en adelante será su c o m p a ñ e r a en la empresa evangelizadora q u e está p o r comenzar. Finalmente, "la Hora" de Jesús, q u e todavía n o h a llegado, es la h o r a d e su glorificación p o r su exaltación en la cruz y p o r su resurrección (Jn 7,30; 8,20; 12,23.27:13,1; 17,1). Esta escena, de clásico estilo j u á n i c o , c u b r e dos sentidos. María se refería simplemente al vino de la boda; peroJesús quiere interpretarla sugerencia d e María c o m o si le pidiera el vino definitivo q u e sólo p o d r á d a r c u a n d o llegue su hora. De allí el a p a r e n t e rechazo o al m e n o s la incomodidad de Jesús. En definitiva, la p a l a b r a de Jesús n o es u n r e p r o c h e a su m a d r e , sino u n a invitación para que, s u p e r a n d o el nivel de la boda d e Cana, considere la b o d a mesiánica del Reino q u e está p o r v e n i r c u a n d o llegue su hora.
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La reacción d e María: "Haced lo que él os diga" indica que, aun c u a n d o Jesús n o dé ese vino futuro, sin e m b a r g o va a intervenir de alguna manera. 6
Había allí seis tinajas de piedra, puestas para la purificación de los judíos, que contenían cada una dos o tres medidas. 7 Les dice Jesús: "Llenad, las tinajas de agua ". Y las llenaron hasta arriba. s Les dice luego: "Sacad ahora y llevad al maestresala". Ylellevaron. 9 Asíque el maestresala gustó el agua hecha vino (y no sabía de dónde venía, pero los simientes que habían sacado el agua sabían) llama el maestresala al esposo 1(> y le dice: "Todo hombre pone primero el buen vino, y cuando están bebidos el menos bueno. ¡Tú has guardado el buen vino hasta ahora!". Había allí seis tinajas para el agua de los ritos de purificación q u e los j u d í o s hacen antes de comer. Cada u n a contenía u n o s cien litros. Jesús o r d e n a llenarlas d e agua. Y el agua q u e d a convertida en vino. Si los seiscientos litros indican u n a e n o r m e cantidad d e vino, el comentario del jefe del b a n q u e t e : "¡Tú has guardado el buen vino hasta ahora!" pone de relieve la fina calidad del mismo. La frase incidental: "los sirvientes sabían de dónde habían sacado el agua", indica que los empleados sabían q u e el agua venía del pozo; pero q u e aquel vino nuevo venía dejesús, y, así, el cumplimiento del A T s e realizaba a través de Jesús. ;;
Esto hizo Jesús como principio de los signos en Cana de Galilea. Y manifestó su gloria y creyeron en él sus discípulos.
Este prodigio fue "el principio de los signos" de Jesús, p e r o a la vez será también la clave de las demás "señales": Jesús es y sera el d o n a d o r de los bienes mesiánicos. Siendo éste el p r i m e r signo, lleva también u n significado muy particular: El vino que se ha terminado simboliza la p r i m e r a Alianza, q u e ha llegado a su fin. Los ritos j u d í o s de purificación serán reemplazados p o r los d o n e s d e una nueva
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Alianza. C u a n d o llegue la H o r a d e Jesús, —la H o r a d e su exaltación p o r la cruz y d e su resurrección— comenzará la era mesiánica, y se sellará la Alianza nueva, a n u n c i a d a p o r los profetas (Jr 31,31-34) .Jesús es el novio de la b o d a mesiánica (Mt 22,2). Entonces, para el b a n q u e t e regio, él dará también u n vino nuevo, generoso y a b u n d a n t e , q u e n o se acabará. Clara y discreta alusión al futuro vino de la eucaristía (cf Me 2,22; Le 22,18.20). Más aún: al tratar de u n a Alianza nueva viene también a la m e n t e la idea de u n "Pueblo nuevo" y d e u n a " H u m a n i d a d nueva" q u e está p o r nacer. Por tanto, son necesarios u n "nuevo Hombre" y una "nueva Mujer". Así se c o m p r e n d e el inusitado título con q u e Jesús se dirigió a sil m a d r e , llamándola "Mujer", y q u e repetirá al estar clavado en la cruz. Allí esa mujer, siendo la m a d r e dejesús, será también la Madre Sión, m a d r e del nuevo Pueblo de Dios, m a d r e de la Iglesia (cf J n 19,26-27). El vino nuevo será d a d o debido a u n a intervención maternal d e la m a d r e d e jesús, q u e como nueva Mujer y nueva Eva, a c o m p a ñ a r á y colaborará con el nuevo H o m b r e - n u e v o Adán, en su misión mesiánica. Finalmente, tanto la expresión: "Al tercer día", q u e se lee al principio del relato, c o m o el c o m e n t a r i o del evangelista: "Y (Jesús) manifestó su gloria...", p o n e n e n relación — c o m o inclusión semítica— la s e m a n a inaugural d e la epifanía d e Jesiís con la semana de la Pascua d e Jesús, c u a n d o al viernes d e su exaltación en la cruz, siga el silencio del sábado, y luego, "al tercer día", manifieste "su gloria" mediante su resurrección. Entonces, la fe d e los discípulos, inicial en este m o m e n t o , llegará a su plenitud. ACTUALIZACIÓN Jesús Mesías, nuevo Adán: Por mediación e intercesión d e tu m a d r e , la nueva Mujer, la nueva Eva, d a n o s siempre el vino a b u n d a n t e y g e n e r o s o d e la nueva Alianza: ¡la Eucaristía!
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C o n c é d e n o s la gracia d e seguir siempre su maternal consejo: "¡Haced lo que él os diga!" Q u e r e m o s seguir siempre tus pasos y escuchar y cumplir tus m a n d a m i e n t o s . Manifiéstanos c o n s t a n t e m e n t e tu gloria, y c o n c é d e n o s la gracia d e "creer" siempre e n ti.
2. El hijo de un funcionario regio (Jn 4,46-54). La sanación del hijo de u n funcionario regio tiene parecido con la curación del siervo de u n centurión rom a n o , n a r r a d a p o r Mateo y Lucas (Mt 8,5-13; Le 7,1-10). Ambas curaciones acaecieron en Cafarnaúm, sólo q u e e n la p r i m e r a Jesús estaba a u n o s 40 kilómetros de distancia. Discuten los especialistas si se trata del mismo caso o son diferentes. Tal vez, con mayor probabilidad, es cuestión d e acontecimientos diversos. 4 46
- Llegó, pues, nuevamente a Cana de Galilea, donde había hecho el agua vino. Había un funcionario regio, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. 47 Este, habiendo oído que Jesús venía dejudea a Galilea, fue donde él y le pedía que bajaray curara a su hijo, pues estaba apunto de. morir. 48 Díjole, pues, Jesús: "Si no veis signos y prodigios, no creéis". Jesús se e n c u e n t r a en Cana, d o n d e había o b r a d o el p r i m e r signo: la conversión del agua en vino. El evangelista, e c o n o m i z a n d o detalles, presenta solamente a Jesús y a u n funcionario público, llamado "basilikós". Este era u n oficial gentil, cercano tal vez al rey H e r o d e s Antipas, tetrarca d e Galilea, p e r o muy p r o b a b l e m e n t e al servicio d e Roma.
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30b
El funcionario tiene a su hijo rmiy enfermo en Cafarn a ú m , aldea q u e está a unos 40 kms de distancia, con u n desnivel d e 500 metros d e altura. H a oído acerca d e Jesús, y la fe h a b r o t a d o en su corazón. Va al e n c u e n t r o de Jesús q u e regresa de J u d e a y con insistencia le niega que baje a Cafarnaúm. Si el p a d r e pide la sanación d e su n i ñ o , es p o i q u e tiene fe. Jesús escucha, p e r o , s u p e r a n d o el gesto sencillo y lleno de angustia de aquel padre, pasa a u n plano diferente. Sólo así se explica su respuesta enérgica que, más q u e rechazo, es invitación para pasar a u n a fe m u c h o más profunda. La palabra d u r a d e Jesús, trasladada a estilo directo, equivale a decir: "¡Creed! a u n c u a n d o no veáis ni signos ni prodigios". Se trata, pues, de u n llamado exigente a u n a fe vigorosa y pura, q u e n o se apoye sólo en milagros sino q u e se finque directamente en la p e r s o n a d e Jesús (cf Jn 20,29). La respuesta del Señor supera, pues, los alcances d e la petición del oficial, el cual es como representante de u n a colectividad. 49
Le dice el funcionario regio: "¡Señor, baja antes de que, muera mi niño!" 50a Dícele Jesús: "¡Anda, tu hijo vive!".
Creyó el hombre en la palabra que le dijo Jesús e iba de camino. 51 Ya cuando él bajaba, sus siervos le salieron al encuentro, dicirndole: "Tu niño vive". 5 2 Les preguntó luego la hora en que se había puesto mejory le dijeron: "Ayer, a la hora séptima, lo dejó la fiebre". 5 J Conoció entonces el padre que en aquella horafue cuando Jesús le dijo: "Tu hijo vive". Y creyó él y su casa entera. Aquel b u e n h o m b r e "creyó en la palabra" de Jesús y se m a r c h ó . Si había llegado movido p o r la fe, a h o r a regresaba con u n a fe m u c h o más viva y robusta. En efecto, u n a cosa es creer que Jesús hace milagros, pues éstos se ven y se palpan. Un segundo paso es creer en su palabra, pues el resultado p u e d e n o ser tan evidente. Y el tercer grado es creer directamente en Jesús, es decir, en su persona (cfjn 14,1). Al ir bajando hacia Cafarnaúm se e n c o n t r ó con sus criados q u e habían subido a buscarlo a fin de comunicarle la b u e n a noticia de q u e su hijo ya estaba bien. El evangelista, según su costumbre, precisa la hora de los acontecimientos: fue la hora séptima, es decir, la u n a de la tarde. Así, la palabra de Jesús y el m o m e n t o d e la curación del n i ñ o habían coincidido. Además, no hay q u e olvidar q u e el n ú m e r o siete es símbolo d e plenitud. Es la plenitud de los tiempos mesiánicos (cfjn 4,35).
El funcionario, sin arredrarse ante la desconcertante palabra dejest'is, insiste. Su insistencia revela ya u n afianzamiento o crecimiento en la fe. Ante la actitud perseverante de aquel h o m b r e , Jesús accede y otorga a distancia el favor solicitado.
El resultado de aquel maravilloso acontecimiento fue q u e el funcionario con sus familiares, sus amigos, sus allegados creyeron en Jesús. Por semejanza al final del p r i m e r signo, d o n d e se dice que "sus discípulos creyeron en él" (2,11), se p u e d e deducir también a q u í q u e la fe de aquella familia tuvo como término la persona misma de Jesús: "Creyó ély toda su casa" en Jesús.
Pero hay que p o n e r atención al lenguaje e m p l e a d o p o r Jesús. El Señor no le dice: "Tu hijo h a sanado", sino "¡Anda, tu hijo VIVE!". En este "ww?"hay u n sentido profundo. Este "vive" se o p o n e al "morir" de los v.47.49, y es c o m o tm estribillo repetido hasta tres veces (v.50.51.53). En este relato están en j u e g o dos ideas: "morir y vivir", "muerte y vida". Pues bien, Jesús es el d a d o r d e la vida.
Este pasaje evangélico es u n a evangelización e invitación poderosa a un crecimiento en la fe. J u a n termina su narración relacionando este prodigio-signo con el prim e r signo realizado también en Cana de Galilea: "Esto hizo de nuevo Jesíis corno segundo signo cuando regresó de Judea a Galilea".
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ACTUALIZACIÓN ¡Señor Jesús, fuente y manantial de vida! Dame u n a fe vigorosa en ti, y realiza en m í u n prodigio: c o m u n í c a m e tu vida p a r a vivir de ti y líbrame de todo peligro d e m u e r t e eterna. C o n c é d e m e b u e n a salud; y q u e ella sea signo sensible d e la vida eterna q u e m e has regalado. Amén.
3. El tullido de Bethesdá (Jn 5,1-18). La sanación del tullido d e la piscina d e Bethesdá tiene parecido con otras curaciones obradas p o r Jesús, c o m o la del paralítico d e Cafarnaúm (Me 2,1-12) y la d e la mujer encorvada (Le 13,10-17). Sin e m b a r g o , J u a n va m u c h o más allá de la curación, p e n e t r a n d o e n el sentido profundo de ese "signo". El evangelista h a tejido en su narración cinco encuentros: Jesús y el tullido (v.5-9); los j u d í o s y el h o m b r e sanado (v.lO-13);Jesúsy el antes enfermo (v.14); el h o m bre y los j u d í o s (v. 15-16); y Jesús y los j u d í o s (v.17). Los v.1-4 sii-ven d e introducción; y el v.18 es la conclusión. Introducción: La piscina d e Bethesdá (v.1-4). í,}
Después de esto, había una fiesta de los judíos y subió Jesús ajerusalén. 2 Hay en Jerusalén junto a la puerta de las Ovejas, una piscina, llamada en hebreo Bethesdá, que tiene cinco pórticos. B En ellos yacía una multitud de enfermos: ciegos, cojos, impedidos, paralíticos, que esperaban el movimiento del agua, 4 pues un Ángel del Señor de tiempo en tiempo bajaba a la piscina y se agitaba el agua; así, el primero que bajaba después de la agitación del agua
quedaba sano de cualquier enfermedad en que estuviera aprisionado. La fiesta a que alude el evangelista p u e d e ser la fiesta de las Siete Semanas (Pentecostés), o la d e los Tabernáculos. El n o m b r e de la piscina es "Betjesdá", es decir, "Casa d e misericordia". Al lado oriental d e la piscina de los cinco pórticos se p u e d e n ver todavía restos de u n santuario p a g a n o con baños medicinales, dedicado a Esculapio, dios de la medicina. En aquel lugar se daban cita creencias religiosas envueltas en supersticiones, y acudía allí la g e n t e del pueblo en busca de alivio. Jesús n o desdeña e n t r a r a ese lugar y encontrarse con los enfermos. Al obrar la curación de u n tullido, se manifestara a los ojos de la fe c o m o la verdadera "Casa de misericordia"'y eficaz s a n a d o r de enferm e d a d de c u e r p o y alma, tanto para j u d í o s c o m o para paganos. Algunas traducciones, partiendo de ciertos manuscritos, prefieren omitir c o m o inauténtico el v.4. La razón es q u e la idea de u n ángel q u e comunica p r o p i e d a d e s sanadoras al agua es u n a superstición. Por nuestra parte, t e n i e n d o en cuenta otros manuscritos igualmente importantes, creemos q u e es preferible m a n t e n e r l o . En esta opción, el evangelista, sin pronunciarse sobre el valor d e las creencias populares tejidas sobre aquella piscina, h a q u e r i d o pasar esa tradición q u e sirve admirab l e m e n t e para su teología: en adelante, n o será ya necesario esperar el instante preciso en q u e el agua sea puesta e n movimiento, así fuere p o r u n Ángel del Señor, ni la sanación estará ya vinculada a ese lugar d e t e r m i n a d o . Jesús es el verdadero "Enviado del Señor" q u e e n t r a en acción, y la auténtica "Casa de misericordia" d o n d e se halla la salud y la vida. I 9 La curación del tullido (v.5-9a). 5
Había, pues, un hombre allí que tenía treinta y ocho años en su enfermedad. 6 ViéndoloJesús tendido y conociendo que 165
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tenía ya mucho tiempo, le dice: "¿Quieres quedar sano?" 7 Le respondió el enfermo: "Señor, no tengo a nadie que me arroje a la piscina, cuando se agita el agua; pues en tanto que llego yo, otro baja antes de mí". s DkeleJesús: "¡Levántate, toma tu camilla y camina! " 9a Y al instante quedó sanó el hombre y tomó su camilla y caminaba. En los pórticos yacía u n tullido. T e n í a ¡treinta y o c h o años! d e estar así. T o d a u n a vida. Con esta cifra el evangelista subraya lo incurable de la enfermedad. Por tanto, la sanación será u n "signo" de algo muy importante. Algunos comentadores recuerdan a este propósito que Israel anduvo errante en el desierto treinta y o c h o años, antes de entrar en la Tierra prometida (Dt 2,14). En esta perspectiva, el tullido representa al Pueblo de Israel, para quien h a llegado la h o r a de e n t r a r en u n a nueva tierra prometida: la era mesiánica, inaugurada con la venida d e Jesús. Pero, para p o d e r e n t r a r en esta nueva Tierra de promisión, se requiere u n a gracia q u e sólo viene d e Dios. La descripción p o n e de manifiesto el sentimiento de compasión de Jesús y su conocimiento sobrenatural. Se teje luego u n corto diálogo. Sin exigir acto alguno d e fe, Jesús p r o n u n c i a u n a palabra s o b e r a n a m e n t e eficaz q u e devuelve al instante la salud al tullido. 2Q "Pero aquel día era shabbat" (v.91>13). %
Pero era shabbat aquel día. 10 Decían, pues, los judíos al que había sido curado: "Es shabbat y no te es lícito cargar tu camilla". n Mas él les respondió: "El que me sanó, ése me dijo: 'Torna tu camilla y camina'". 12 Le preguntaron: "i Quién es el hombre que te dijo: 'Tomay camina'?"13 Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido entre la muchedumbre que había en el lugar. Cargar algo el día de shabbat era c o n s i d e r a d o c o m o u n a violación al reposo sabático exigido p o r la Ley (Jr 17,19-27; Ne 13,15-22; Me 2,23-28). Se entabla e n seguida u n a discusión entre el beneficiado y los j u d í o s . El sanado
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se excusa. N o conocía ajesús. P r o b a b l e m e n t e en el verbo "nosabía"'el evangelista deposita dos sentidos: el paralítico n o sabía efectivamente quién era Jesús, p e r o m e n o s a ú n conocía el misterio de su persona. Jesús, p a r a evitar u n movimiento popular, se había deslizado e n t r e la m u c h e dumbre. 3° Jesús y el h o m b r e sanado (v.14). 14
Después de esto, lo encuentra Jesús en el Templo y le dijo: "Mira, has quedado sano; ya no peques, para que no te suceda algo peor". Jesús e n c u e n t r a en el T e m p l o al ex-tullido. Lo encuentra n o tanto al azar, sino p o r u n designio providencial. El verbo sugiere u n a búsqueda. La palabra q u e Jesús le dice al h o m b r e sanado requiere explicación: "Ya no peques, para que no te suceda algo peor". Jesús parte de la creencia c o m ú n de q u e la enfermed a d es consecuencia del p e c a d o (Sal 38,5; 107,17); y esta creencia se deriva a su vez de otro principio bíblico: el dolor entró en el m u n d o p o r el p e c a d o (Gn 3,16-19). Siendo así, Jesús n o necesariamente estaba atribuyendo la actual e n f e r m e d a d del tullido a u n p e c a d o personal, sino q u e confirmaba la creencia c o m ú n : hay u n a misteriosa conexión general entre p e c a d o y enfermedad. Luego pasa Jesús a hacerle u n a exhortación: "No peques, para que no te suceda algo peor". El p e c a d o es u n a ofensa contra Dios; y quien lo comete sufre tina muerte espiritual, q u e es en sí misma u n mal mayor q u e una parálisis de treinta y o c h o años. 4 a El ex-tullido y los judíos (v.15-16). 15
Se fue el hombre y anunció a los judíos que Jesús era quien lo había sanado. 16 Y por eso perseguían los judíos a Jesús: porque hacía estas cosas en shabbat. La información q u e el recién sanado da a los j u d í o s hay q u e e n t e n d e r l a bien. El de n i n g u n a m a n e r a intenta
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d e n u n c i a r a Jesús, e c h a n d o sobre él la responsabilidad d e cargar la camilla en shabbat; antes bien, en su gratitud y sencillez, quiere darles a conocer, proclamarles, anunciarles, hacerles saber, comunicarles u n a b u e n a nueva: ¡Es Jesús quien lo h a curado! 5Q Jesús y los j u d í o s (v.17). 17
Pero Jesíis les respondió: "Mi Padre hasta el presente trabaja, y yo trabajo ". Jesús acostumbraba hacer sus curaciones en shabbat y esto ocasionó en muchas ocasiones la ira d e escribas y fariseos, pues s u p o n í a n que con ello Jesús violaba el descanso sagrado (Me 1,21.29; 2,23; 3,6; Le 13,10-17; 14,1-6). Pero en las circunstancias presentes el p r o b l e m a se agravó, debido a la respuesta de Jesús: "Mi Padre trabaja hasta el presente; también yo trabajo". En esta palabra, los j u d í o s perciben que Jesús está h a c i e n d o dos afirmaciones d e alcances trascendentales: 1Q Confiesa q u e él tiene u n a filiación particular y exclusiva en relación con Dios: q u e Dios es su Padre y q u e él es su Hijo. Y corno consecuencia d e ello, él se estaba h a c i e n d o igual a Dios. 2Q Jesús n o infringe e n m a n e r a alguna la ley del shabbat, antes bien la lleva a plenitud, ya q u e él y Dios están realizando en c o m ú n u n a misma obra, así sea shabbat. La obra q u e en el presente hace el P a d r e y q u e también Jesús realiza es, en las perspectivas del Cuarto Evangelio, "dar vida eterna" a aquellos q u e el Padre le ha d a d o (Jn 3,14-17; 4,34; 5,36; 6,37-40; 17,4). Pero, si h a c e la misma obra q u e Dios, Jesús se está h a c i e n d o igual a Dios. Conclusión (v.18).
Este episodio evangélico, q u e había e m p e z a d o p o r u n a curación llena d e misericordia en favor d e u n p o b r e tullido, fue la ocasión para q u e el evangelista subiera a proclamar la filiación divina d e Jesús. ACTUALIZACIÓN Jesús, Hijo de Dios! ¡Casa d e misericordia! Continúa realizando con el Padre, en tu eterno shabbat, la obra q u e él mismo te ha e n c o m e n d a d o . Pronuncia sobre nosotros tu palabra siempre eficaz y o p e r a n t e : sana nuestras debilidades corporales; levántanos de nuestras parálisis espirituales; y, más aún, resucítanos, c o m u n i c á n d o n o s vida eterna. Amén.
4. El ciego de nacimiento (Jn 9,1-41). La historia del ciego de nacimiento es u n a obra maestra del genio literario d e san J u a n . Su potencial dramático alcanza u n a muy elevada c u m b r e . Este relato e m e r g e c o m o u n a d e las páginas más herniosas del evangelio. C o m o los otros milagros del Cuarto Evangelio, la curación del ciego d e nacimiento es u n "signo" cargado d e simbolismo. Por más d e u n detalle, este acontecimiento recuerda la curación d e N a a m á n , realizada p o r el profeta (2R 5). Jesús es u n nuevo Elíseo.
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Por esto, pues, más lo buscaban los judíos para matarlo, porque no sólo violaba el shabbat, sino que también llamaba a Dios 5M propio Padre, haciéndose igual a Dios.
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El d r a m a se desarrolla en siete actos, dispuestos en u n a estructura concéntrica.
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I u I.a (-uración del ciego (v.1-7). ''•' Y al pasar vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y le preguntaron sus discípulos diciendo: "Rabbí, ¿quiénpecó: éste o sus padres, para que naciera ciego?" 3 Respondió Jesiis: "Ni éste pecó, ni sus padres; sino para que se manifiesten las obras de Dios en él. 4 Nos es preciso obrarlas obras del que me envió mientras es de día; viene la noche, cuando nadie puede obrar". 5 Mientras estoy en el mundo, Luz soy del mundo. Jesús ha salido del T e m p l o , tal vez p o r la escalinata sur q u e mira hacia Siloé. Al ir c a m i n a n d o , e n c u e n t r a a u n ciego d e nacimiento. A la vista del enfermo, los discípulos interrogan al Maestro p a r t i e n d o de la creencia p o p u l a r j u d í a , según la cual la e n f e r m e d a d es consecuencia d e los pecados personales (Le 13,2); y en caso de q u e u n recién nacido sufra de algo, es que está cargando el p e c a d o de sus padres (Ex 20,5; 34,7; N m 14,18; Dt 5,9). Jesús supera estas ideas: "Ni éste pecó, ni sus padres". Y va más allá: en el caso de ese ciego, su e n f e r m e d a d sirve para q u e se manifiesten en él "las obras de Dios" (5,36; 10,32.37; 11,4; 14,10). Antes de la curación, Jesús p r o n u n c i a u n a palabra de p r o f u n d o significado que descubre de a n t e m a n o el sentid o del milagro. "¡Luz soy del mundo!". Jesús es la Luz del m u n d o . El es la Palabra luminosa y resplandeciente q u e estaba en Dios (Jn 1,1); y q u e ha venido para iluminar a t o d o h o m b r e q u e entra en este m u n d o (Jn 1,9). El es la luz a n u n c i a d a p o r el profeta Isaías 42,6. La curación del enfermo es todo u n símbolo d e la luz espiritual q u e Jesús tiene el encargo d e proyectar. El ciego pasó de las tinieblas a la luz, n o sólo física, sino también espirilualmente. Esa iluminación es u n a d e las obras q u e el Padre le ha e n c o m e n d a d o al Hijo. Algo nuevo, — c o m o sucedió en la p r i m e r a creación—, ha c o m e n z a d o con este signo realizado p o r Jesús-Luz. Ade-
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más, la vida de Jesús es como u n día d e trabajo, limitado p o r la n o c h e de su muerte. 6
Habiendo dicho esto, escupió en tierra e hizo lodo con la saliva y ungió con el lodo sus ojos. 7 Y le dijo: "Anda a lavarte a la piscina de Siloám" (que significa Enviado). Fue, pues, y se lavó, y regresó viendo. Bien h u b i e r a podido Jesús p r o d u c i r la curación al instante y con u n a sola palabra. Sin embargo, prefirió en este caso e n r i q u e c e r el signo con varios elementos. Es conocido el valor curativo q u e los antiguos atribuían a la saliva tratándose de enfermedades d e los ojos. Jesús quiso b o n d a d o s a m e n t e adaptarse a esta práctica p o p u l a r (cf Me 7,33; 8,23). Pero ante todo lo q u e pretendió fue h a c e r u n a acción simbólica al estilo profético, u n i e n d o dos elementos: su saliva, la saliva del Verbo-hecho-carne; y el polvo, con el q u e Dios hizo b a r r o y plasmó al p r i m e r h o m b r e (Gn 2,7). Se diría q u e a h o r a se trata c o m o d e u n a nueva creación. Y con ese lodo "ungió" los ojos del ciego. El simbolismo es manifiesto: él, "el Ungido", se sirve d e u n a unción para obrar el prodigio. Además, como en otras ocasiones, va a exigir del enfermo u n heroico acto de fe: "¡Anda, a lavarte a lapiscina de Siloám!". Sí, p e r o la piscina n o está allí cerca, sino q u e se e n c u e n t r a al sur de la antigua ciudad d e Jerusalén, al pie de la colina del Ofel, cerca de la confluencia del Cedrón y del Tiropeón, a bastante distancia del T e m p l o para u n ciego q u e tiene q u e descender, paso a paso, hasta llegar. J u n t o con esa exigencia de fe, hay u n simbolismo en ir a tal piscina. "Siloám", c o m e n t a el evangelista con libertad etimológica, quiere decir "Enviado"; p o r tanto, esa piscina lleva u n o de los calificativos más característicos de Jesús, "elEnviado"por excelencia (3,17.34; 5,36). El ciego fue, pues, a la piscina, se lavó y regresó ya viendo. Por primera vez, aquel h o m b r e recibió la luz en sus ojos, gracias a la u n c i ó n con lodo, h e c h o de tierra y
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saliva d e Jesús, y al contacto benéfico de las aguas del Enviado. Las aguas q u e ofrece la piscina d e Siloám son también todo u n símbolo del Espíritu Santo, el Agua viva q u e brota del interior de Jesús (7,37). 2Q Comentarios entre los conocidos (v.8-12). 8
Los vecinos, pues, y los que lo conocían antes como un mendigo, decían: "¿No es éste el que se sentaba y pedía limosna?" 9 Unos decían: "El es". Otros decían: "No, pero se le parece". El decía: "Yo soy". wDecíanle, pues: "¿Cómo se te han abierto los ojos?" n El respondió: "El hombre llamado Jesús hizo lodo y ungió mis ojos y me dijo: 'Anda a Siloám y lávate'. Una vez que fui y me lavé, vi. 12 Y le dijeron: "¿Dónde está ése?" Dice "No sé". El ciego era u n m e n d i g o que acostumbraba tal vez colocarse en alguna de las puertas del T e m p l o . Su curación causó gran asombro. Para el ciego, -hay q u e notarlo-, su b i e n h e c h o r n o es en este m o m e n t o sino "el hombre" b u e n o y compasivo, a quien llaman Jesús. 3 S El ciego y los fariseos (v.13-17). 13
más abiertos a la luz, se resisten a aceptar ese juicio negativo s o b r e j e s u s , y se p r e g u n t a n : "Pero, ¿cómo puede un hombre pecador hacer tales signos?" Y había divisiones e n t r e ellos (Jn 7,43). En c u a n t o al antes ciego, las discusiones e n t r e las autoridades lo h a n h e c h o reflexionar. U n a nueva luz espiritual h a p e n e t r a d o en su espíritu, y gracias a ella intuye en su b i e n h e c h o r u n misterio más p r o f u n d o , en q u e n o h a b í a p e n s a d o hasta ese m o m e n t o . Jesús n o p u e d e ser u n h o m b r e cualquiera. E interrogado n u e v a m e n t e r e s p o n d e : "¡Es un profeta!". 4Q Actuación d e los padres ante los fariseos (v. 18-23). 18
Pero los judíos no creyeron que había sido ciego y que había adquirido la vista, hasta que llamaron a los padres del hombre que veía, 19 y les preguntaron diciendo: "¿Este es vuestro hijo, del que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?" 20 Respondieron entonces sus padres y dijeron: "Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego; 21 pero, cómo ahora ve, no sabemos; o quién almo sus ojos, nosotros no sabemos. Preguntadle, edad tiene; él hablará por sí mismo ". 22 (Esto dijeron sus padres, porque temían a los judíos, pues ya habían establecido los judíos que si cúguno lo confesaba Mesías, fuera excluido de la Sinagoga. 2B Por eso sus padres dijeron: "Edad tiene, preguntadle").
Llevan ante los fariseos al antes ciego. 14 Ahora bien, era shabbat el día en queJesús hizo lodo y abrió sus ojos. 15 De nuevo, pues, le preguntaban también los fariseos cómo había visto. Y él les dijo: "Puso lodo sobre mis ojos, y me lavé, y veo". 16 Decían, pues, algunos de los fariseos: "Este hombre nú es de Dios, porque no guarda el shabbat". Pero otros decían: "¿ Cómo puede un hambre pecador hacer tales signos?" Y había división entre ellos. "Dicen, pues, nuevamente al ciego: "Ya que te abrió los ojos, ¿tú qué dices de él?" El dijo: "¡Es un profeta!".
Entran ahora en escena los j u d í o s . Se trata d e las autoridades religiosas d e Jerusalén. N o creen q u e jesús haya obrado la curación y p o r eso llaman a los padres del ciego. Estos reconocen q u e efectivamente es su hijo y q u e había nacido ciego.
El ciego fue llevado a los fariseos. Era s h a b b a t el día e n q u e Jesús hizo lodo y abrió los ojos del ciego. En esta p r i m e r a entrevista, los fariseos p a r e c e n a c e p t a r la curación milagrosa. Pero, estando p r o h i b i d o el trabajo en shabbat, u n o s d e ellos concluyen: "Este hombre no puede venir de Dios" (Dt 13,l-5;Jn 5,16.18). Otros, sin e m b a r g o ,
Los signos obrados p o r Jesús en Jerusalén habían llevado a muchos del p u e b l o a ver en él al Mesías (2,23). La sanación prodigiosa o b r a d a sobre su hijo había llevado p r o b a b l e m e n t e a los p a d r e s del ciego a c r e e r en Jesús. Sin embargo, n o lo confesaron abiertamente p o r temor a los j u d í o s , pues éstos habían p r o n u n c i a d o p e n a de excomu-
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nión para aquellos q u e confesaran a Jesús c o m o Mesías (7,13).
queréis oírlo de nuevo? ¿Acaso también vosotros queréis haceros discípulos suyos?
Esta p e n a d e expulsión de la Sinagoga nos refleja la situación polémica e n t r e la Iglesia y el J u d a i s m o hacia fines del siglo I. Durante su ministerio, Jesiís a n u n c i ó a sus discípulos q u e serían arrojados d e la Sinagoga (Mt 10,17; Le 6,22); p e r o esto n o aconteció d u r a n t e la vida del Maestro, sino m u c h o más tarde.
La malevolencia d e los fariseos crece; quieren escuchar n u e v a m e n t e los detalles para sacar partido contra Jesús. Pero el ciego p e r m a n e c e seguro en su afirmación y, a la insistencia d e aquéllos, reacciona con fina ironía.
En el libro d e los H e c h o s vemos a los Apóstoles ir al T e m p l o (I Ich 3-5); inclusive todavía en tiempos más avanzados (año 58) e n c o n t r a m o s a Pablo c u m p l i e n d o e n el T e m p l o los preceptos o r d e n a d o s p o r la Ley (Hch 21,26). La r u p t u r a total entre la Iglesia y el J u d a i s m o se llevó a cabo entre los años 85 a 90, y fue entonces c u a n d o los judío-cristianos fueron excomulgados definitivamente de la Sinagoga. 5 e De nuevo el ciego ante los fariseos (v.24-34). Se teje luego, en cuatro interlocuciones, u n diálogo lleno d e viveza y colorido. La refutación q u e el ciego ignorante va a hacer a las autoridades cultas es u n o de los más admirables trozos del evangelio d e san J u a n . 24
llamaron, pues, al hombre por segunda vez, al que había estado ciego, y le dijeron: "Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que este hombre es pecador". 25 Respondió entonces aquél: "Si es pecador, no lo sé; una cosa sé: que siendo ciego, ahora veo ". "Dar gloria Dios" es u n a fórmula bíblica d e j u r a m e n to para exigir a alguno que diga la verdad (Jos 7,19; 1S 6,5). El ciego sabía q u e era shabbat y conocía las prescripciones. Sin embargo, u n a cosa le h a c e pensar q u e Jesús está sobre esas prescripciones minuciosas, q u e más q u e d e Dios, son de los hombres: el h e c h o d e haberle abierto los ojos. 26 27
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Dijéronle, pues: "¿ Qué te hizo ? ¿ Cómo te abrió los ojos ? " Respondióles: "Os lo dije ya y no creísteis; ¿para qué
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Y lo insultaron y dijeron: "Tú eres discípulo de ése, pero nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés, pero de éste no sabemos de dónde es". 30 Respondió el hombre y les dijo: "Pues en esto está lo admirable, que vosotros no sabéis de dónde es y me abrió los ojos. yi Sabemos que Dios no oye a pecadores, pero si alguno es religioso y hace su voluntad, a éste lo oye. 32 Nunca se oyó que alguien haya abierto los ojos de un hombre nacido ciego. 33 Si éste no fuera de. Dios no podría hacer nada ". Los fariseos acuden al insulto; rechazan la posibilidad de llegar a ser discípulos de Jesús y se refugian en Moisés. La frase "De éste no sabemos de dónde es " está p r e ñ a d a de sentido. Las mismas autoridades se declaran 'ciegos' respecto de Jesús. Ceguera culpable, pues Jesús n o se ha cansado d e manifestar el secreto d e su persona (3,31; 8,23). En cambio, el ciego, h o m b r e ignorante, p o b r e y sencillo, que ha recibido la vista, va de claridad en claridad, p e n e t r a n d o en el misterio d e Jesús. La última intervención del ciego es u n a argumentación magistral en defensa d e su b i e n h e c h o r , a pesar de no conocerlo todavía, y llega en ella a u n a intuición más profunda sobre quién es Jesús. Si había ya confesado que Jesús es u n profeta, ahora está p e r s u a d i d o de que es u n "hombre de Dios". Además, el énfasis puesto en abrir unos ojos subyugados p o r las tinieblas desde el m o m e n t o de nacer, a la vez q u e subraya lo insólito del portento, es u n a invitación a ir descubriend o en él u n simbolismo escondido. 175
El diálogo termina con u n a terrible injuria llena de vileza de parte d e los fariseos, q u e consideran la enfermed a d del ciego c o m o u n a maldición divina: 34
Respondieron y le dijeron: "En pecado naciste todo tú, ¿y tú nos enseñas?" Y lo arrojaron fuera.
Consciente o i n c o n s c i e n t e m e n t e los fariseos, los maestros, los sin pecado, los q u e ven, los b u e n o s , se cierran para n o c o m p r e n d e r , p a r a no ver el misterio d e Jesús. En cambio, el ciego, el nacido en pecados, el ignorante, sumido p o r tanto en las más densas tinieblas espirituales y materiales, es librado d e sus pecados e iluminado en sus ojos p o r Jesús, Luz del m u n d o . 6Q Jesús, el Hijo del h o m b r e (v.35-38). 33
Oyó Jesús que lo habían arrojado fuera, y habiéndolo encontrado, le dijo: ''¿Tú crees en el Hijo del homlrre?" 36 Respondió él y dijo: "¿ Y quién es, Señor, para creer en él?" 37DíjoleJesús: "¡Ylo has visto! ¡Yel que habla contigo, ése es!" 3S Y él dijo: "¡Creo, Señor!" Y lo adoró. Diálogo breve y conciso en q u e la iluminación espiritual para el ciego llega a su c u m b r e . Oyó Jesús q u e lo h a b í a n arrojado de la sinagoga y lo e n c u e n t r a . Este hallazgo n o es fortuito, sino consciente y p r e t e n d i d o . Mientras q u e los j u d í o s rechazan a aquel p o b r e h o m b r e , Jestís lo busca y lo e n c u e n t r a (Jn 9,37; Sab 6,16). Jesús p r e g u n t a al q u e había sido ciego: "¿Crees tú en el Hijo del hombre?" Es decir, en el Mesías; p e r o con ese carácter particular con q u e lo presenta la profecía d e Daniel: u n ser misterioso, de origen celestial, q u e supera la condición h u m a n a , p e r o que d e b e ser elevado, y así atraer a todos hacia sí. En el evangelio d e san J u a n , Jesús se presenta con m u c h a frecuencia con este título trascend e n t e (Jn 1,51; 3,13-14; 6,62; 8,28; 12,23.34; 13,31). El ciego se muestra totalmente abierto p a r a recibir la revelación: "¿Quién es, Señor, para creer en él?" Y Jesús le
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r e s p o n d e : "¡Y lo has visto! ¿Y el que habla contigo, ése es!". El expresivo lo has visto" con toda su actualidad, revela la realidad espiritual q u e se h a o b r a d o en aquel h o m b r e . El texto griego utiliza el verbo en tiempo perfecto, subrayand o la actualidad d e la acción: "Lo estás viendo". La iluminación d e sus ojos n o era sino el símbolo d e la iluminación espiritual d e la fe. Ahora sí está viendo con toda claridad y en toda plenitud. Pues bien, aquel p o b r e ciego ignorante cree en Jesús y acepta su misterio sobrenatural. L e n t a m e n t e los ojos de su espíritu se h a n ido iluminando. Al principio n o veía en Jesús sino a u n simple "hombre", p e r o con n o m b r e teofórico 'Yahveh salva"; después pasó a considerarlo c o m o "un profeta"; en u n tercer m o m e n t o pensó en él como en u n "hombre venido de parte de Dios "; luego lo confesó c o m o "el Hijo del hombre". Y ahora finalmente lo a d o r a c o m o a su "Señor". Admirable progresión y crecimiento en la fe. En Jesús se realizan todas las esperanzas q u e Israel e n c u e n t r a en sus libros sagrados y en sus tradiciones vivientes. "Ylo adoró". Esta expresión, q u e de suyo n o designa sino u n a prosternación de profundo respeto, incluye tal vez en la m e n t e del evangelista su sentido cabal y completo de adoración divina, ya que el verbo "adorar" sólo aparece en el evangelio para designar la adoración de Dios (Jn 4,20-24; 12,20). 7B Ultima reflexión de Jesús (v.39-41). 39
Y dijo Jesús: "Para un juicio vine yo a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos". 40 Algunos de los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: "¿Acaso también nosotros somos ciegos?" 41 Les dijo Jesús: "Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero ahora decís: 'Vemos'. Vuestro pecado permanece ". Esta reflexión completa el significado p r o f u n d o de la curación del ciego y revela u n a cierta nostalgia en Jesús. "Los que no ven " son los humildes y sencillos como el ciego; y éstos verán. "Los que ven"son los q u e creen ver, bastán177
dose a sí mismos. Mientras q u e el ciego, d e su ceguera física pasó a u n a luz resplandeciente d e fe, los enemigos de Jesús recorren la trayectoria opuesta: creen ver y se h u n d e n en la ceguera espiritual más tenebrosa. Lo oyeron algunos d e los fariseos y le dijeron "¿Acaso también nosotros somos ciegos?". Jesús respondió: "Si frierais ciegos, no tendríais pecado". Si los fariseos aceptaran "no saber" a fin de ser iluminados, n o serían culpables. Pero no. Fiados en su ciencia, se cierran a las iluminaciones d e Jesús, Luz. del m u n d o . Por eso Jesús concluye: "Pero ahora decís: 'Vemos'; vuestro pecado permanece". ¡Frase terrible q u e descubre u n a t r e m e n d a dureza de corazón! Perspectivas bautismales. La Iglesia, desde los primeros tiempos, descubrió en el milagro del ciego de nacimiento motivos bautismales. Las unciones y el uso de la saliva en el bautismo provienen d e nuestro relato. Padres de la Iglesia c o m o I r e n e o , Ambrosio, Agustín, y comentadores m o d e r n o s e n c u e n t r a n también relaciones sacramentales entre la sanación del ciego y el bautismo. P u e d e ser q u e la práctica del bautismo en la Iglesia primitiva haya influido en la redacción del relato evangélico; p e r o a su vez, la narración del evangelio suministró detalles al rito y a la reflexión teológica del sacramento. ACTUALIZACIÓN ¡Oh Jesús, h e r m a n o nuestro, profeta enviado p o r Dios, Hijo del h o m b r e y Luz del m u n d o ! Toca nuestros ojos, úngelos con tu p o d e r s a n a d o r y purifícalos con el agua de tu Espíritu. Haz desaparecer de nuestra mirada las espesas tinieblas q u e nos envuelven desde nuestro nacimiento, y haz brillar tu luz divina en los ojos d e nuestro espíritu, para conocerte a ti y al Padre, en el Espíritu Santo.
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Renueva y a u m e n t a en nosotros la iluminación recibida en nuestro bautismo. Creemos en ti y postrados ante ti te rendimos el culto d e nuestra suprema adoración. Amén.
5. La resurrección de Lázaro (Jn 11,1-44). La m u e r t e y resurrección d e Lázaro son, en la trama del Cuarto Evangelio, como el preludio de la m u e r t e y resurrección del mismo Jesús. Este signo portentoso, es sin d u d a el más g r a n d e de los siete narrados p o r el evangelista en el cuerpo de su obra. "Jamás había sido n a r r a d o en Israel u n milagro más extraordinario; jamás la b o n d a d de Jesús se había manifestado de u n a m a n e r a más sensible. Es u n a c u m b r e en q u e su figura irradia esplendor divino" (MJ.Lagrange). Según el evangelio d e J u a n , este gran milagro provocó la reacción definitiva del Sanedrín que, r e u n i d o en sesión formal, d e t e r m i n ó d a r m u e r t e a Jesús (11,47-53). Además, la impresión profunda causada en el p u e b l o p o r este acto fuera de toda expectación estaba todavía fresca en los sentimientos de todos el día d e la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén (12,9-12). Sin embargo, u n gran p r o b l e m a surge a propósito de la resurrección de Lázaro. Si las cosas fueron c o m o las narra J u a n , ¿cómo explicar el absoluto silencio q u e los Sinópticos m a n t i e n e n en torno a la resurrección d e Lázaro? La tradición sinóptica, en efecto, ignora ese prodigio y en las grandes discusiones de Jesús con saduceos, escribas y fariseos, situadas en los días precedentes a su pasión, n o aparece la m e n o r alusión a ese acontecimiento.
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El p r o b l e m a es serio y real, p e r o n o insoluble. Para algunos comentadores radicales el problema se soluciona fácilmente, n e g a n d o la historicidad de tal resurrección. En ese caso, la narración de J u a n es ficticia, elaborada p o r el a u t o r con fines teológicos, a saber, enseñ a r q u e Jesús es la fuente d e la vida, más atín, q u e él es la Vida. Acerca de esta hipótesis d e b e m o s decir que éste sería u n camino fácil, siempre q u e se trate de solucionar dificultades reales y graves. Es la negación superficial de todo h e c h o histórico s o r p r e n d e n t e . N o c o m p r e n d o , luego n o existió. Para u n a posible explicación d e la resurrección o de la resuscitación de L á z a r o — c o m o alguno prefiere llamarla— hay que t e n e r en cuenta dos principios. 1 ° U n dato de la tradición evangélica detallada es q u e Jesús volvió la vida a la hija de Jairo, n a r r a d a p o r los tres sinópticos (Mt 9,18-26; Me 5,21-43; Le 8,40-56); y al hijo d e la viuda d e Naín (Le 7,11-16). A h o r a bien, J u a n en m u c h o s p u n t o s representa u n a tradición personal e indep e n d i e n t e d e la tradición sinóptica, en la q u e conserva otros h e c h o s y palabras de Jesús, n o recogidos p o r los otros evangelistas. Pues bien, la resurrección de Lázaro bien p u e d e ser u n o d e esos casos con q u e J u a n completa nuestra tradición evangélica. Así, en la resurrección de Lázaro hay u n núcleo histórico d e base. 2B Por otro lado, es bien sabido q u e J u a n teologiza p r o f u n d a m e n t e sobre las obras realizadas p o r Jesús (cf 5,1-47; 6,1-58; 9,1-41). La razón de esto es q u e p a r a el evangelista "las obras" n o son ú n i c a m e n t e h e c h o s , sino "signos" q u e encierran u n sentido profundo y q u e proyectan u n mensaje. En este descubrir y r e p e n s a r a la luz del Espíritu las obras de Jesús está el genio y la o b r a personal del evangelista. En esta forma, J u a n supo explotar el a c o n t e c i m i e n t o significativo d e la resurrección de Lázaro:
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1Q Viendo en él el anuncio de la propia m u e r t e y resurrección de Jesús; y de allí su presentación a l t a m e n t e teológica, cuya c u m b r e está en los v.25-26. 2Q Subrayando la conexión q u e tal prodigio tuvo en la determinación del Sanedrín para d a r m u e r t e a Jesús (v.45-53). Según u n análisis estructural de la narración, el cuadro presenta cinco escenas, cuya c u m b r e teológica está en el centro: "Yo soy la resurrección y la vida ", dice Jesús. La m u e r t e n o cuenta más, puesjesús, Resurrección y Vida p e r m a n e c e para siempre. I a Lázaro está enfermo (v.1-6). 11 i
' Había un enfermo, Lázaro de Betania, de la aldea de María y de Marta su hermana. 2 (María era la que ungió al Señor con perfume y enjugó sus pies con sus cabellos, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo). 3 Enviaron, pues, las hermanas a decirle: "Señor, mira, al que amas está enfermo". 4 Pero, habiendo oído fesús, dijo: "Esta enfermedad no es para muerte, sino en vista de la gloria de Dios, para que sea glorificado el Hijo de Dios por ella ". 3 (Amabajesús a Marta y a su hermana y a Lázaro). 6 Habiendo, pues, oído que estaba enfermo, sin embargo se quedó en el lugar donde estaba dos días. El evangelista comienza i n t r o d u c i e n d o a los tres personajes que entrarán en j u e g o : Lázaro, el enfermo; María y Marta, sus hermanas. Vivían en Betania, la actual El' Azariyeh, aldea al este d e j e r u s a l é n , atrás del M o n t e de los Olivos, d o n d e Jesús se h o s p e d a b a c u a n d o visitaba la Ciudad Santa ( M c T l l , l l ; 14,3; Le 10,38-42). U n paréntesis anacrónico (v.2) aclara p o r anticipado la identificación de María como aquella mujer q u e ungió a Jesús en Betania, seis días antes d e la Pascua, en casa de Simón el leproso (Mt 26,6-13; Me 14,3-9; J n 12,1-11). María es diferente d e la pecadora (Le 7,38), y también de María la Magdalena (Le 8,2).
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Enviaron, pues, las h e r m a n a s de Lázaro u n mensaje a Jesús diciendo: "¡Mira, al que amas está enfermo!". Esta frase denota q u e ellos eran discípulos d e Jesús y que u n lazo de especial afecto los u n í a con él. Las hermanas, al p r o p o n e r su pena, n o le piden a j e s ú s explícitamente u n milagro, p e r o le insinúan delicadamente q u e venga a intervenir. En la m e n t e del evangelista, Lázaro, a quien Jesús ama, es representante de los cristianos, objeto del a m o r d e j e s ú s (cfjn 13,23; 19,26); y así como dará la vida a Lázaro, también la dará a los discípulos que lo amen y lo sigan.
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Entonces, pues, les dijo Jesús abiertamente: "Lázaro murió. n Y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero, ¡vayamos a él!" 16 Dijo, entonces, Tomás, el llamado Mellizo, a sus condiscípulos: "¡Vayamos también nosotros para morir con él!". Los v.7-16, que tratan d e la decisión d e j e s ú s de volver a J u d e a , parecen cubrir dos estratos en la redacción de esta historia, a saber: v.7-10.16 y v. 11-15, ambos d e sabor netamente juánico. — Primer estrato: v.7-10.16.
El comentario d e j e s ú s revela de a n t e m a n o la importancia del milagro (9,3). La enfermedad de Lázaro n o terminará en muerte, sino en glorificación de Dios y del Hijo de Dios. La gloria d e Dios y la gloria del Hijo n o son sino u n a sola. Si la resurrección de Lázaro va a glorificar a Dios y a Jesús, no es sólo p o r el milagro mismo, sino p o r q u e ese prodigio va a d e s e n c a d e n a r los motivos q u e llevarán ajesús a su m u e r t e y a su resurrección, los cuales constituyen la verdadera glorificación del Padre y del Hijo (12,23-24; 17,1).
Esta sección q u e no m e n c i o n a a Lázaro se u n e perfectamente con los capítulos precedentes en q u e los Judíos querían m a t a r a j e s ú s (7,19; 8,59; 10,31.39), y en q u e Jesús se presentaba como la Luz del m u n d o (8,12; 9,5). La p e q u e ñ a parábola del día y de la n o c h e encierra dos ideas:
A pesar d e la noticia, Jesús no subió para c u r a r al enfermo. N o era falta d e interés, ni menos a ú n falta de cariño. J u a n deja e n t e n d e r veladamente el c o n o c i m i e n t o sobrenatural qtiejesiís tenía de la situación.
* La segunda idea gira e n t o r n o a j e s ú s mismo. El es la verdadera Luz del m u n d o (8,12; 9,5). Estar con él es caminar a su luz (12,46). Si alguno se aparta de él entra en la n o c h e y tropezará irremisiblemente, p o r q u e "en él no está la luz ".
2 a Jesús va a J u d e a (v.7-16). 7
Luego, después de esto, dice a los discípulos: "Vamos a Judea nuevamente". 8 Le dicen los discípulos: "Rabbí, ahora los judíos te querían apedrear y ¿de nuevo vas allá?" 9 Respondió Jesús: "¿Acaso no son doce las horas del día ? Si alguno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10 pero si alguno camina de noche, tropieza, porque la luz no está en él" n Dijo esto, y después de esto les dice: "Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido, pero voy a despertarlo". 12Dijéronle entonces los discípulos: "Señor, si se ha dormido, será salvo". i J Jesús había hablado de. su muerte, pero ellos pensaron que hablaba del reposo del sueño.
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* La vida d e j e s ú s es como u n día d e camino, d u r a n t e ei cual debe realizar su misión. No tropezará, esto es, n o morirá, mientras n o llegue su hora, la n o c h e de su m u e r t e (13,30).
Tomás, sin c o m p r e n d e r el alcance de las palabras de Jesús, dice a sus c o m p a ñ e r o s : "¡Vayamos también nosotros para morir con él!". — S e g u n d o estrato: v.l 1-15. Esta sección es la secuencia normal del v.6. Pasados los dos días, Jesús dice a sus discípulos: "Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido, pero voy a despertarlo". Palabra de dos sentidos, c o m p r e n d i d a p o r los discípulos del sueñ o natural. Pero Jesús, aclara el evangelista, hablaba del sueño de la m u e r t e . Este j u e g o de sentidos, a doble ni-
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vel, es clásico en el Cuarto Evangelio (2,20s; 4,15; 6,27s; 7,33-36). En la expresión "serásalvo" (v. 12),Juan deposita dos significados: la recuperación de la vida y la salvación espiritual. En el v. 14 Jesús revela claramente la m u e r t e de Lázaro, y manifiesta la finalidad q u e tiene de ir allá a volverle la vida: hacer q u e sus discípulos "crean". La resurrección de Lázaro será u n a r g u m e n t o decisivo para q u e los discípulos crean en Jesús y p r e p a r e n sus m e n t e s para el misterio terrible q u e se avecina: su muerte; p e r o a la q u e seguirá su resurrección gloriosa. La finalidad q u e aparecía en el v.4 era la gloria de Dios y del Hijo. Aquí, en el v.15, es "hacer n a c e r la fe". La gloria y la fe aparecían unidas también en el signo del vino d e Cana (2,11). 3 a Jesús y Marta (v. 17-27). 17
Habiendo, pues, llegado Jesús encontró que ya tenía cuatro días en el sepulcro. ls Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios, 19y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María para consolarlas por su hermano). 20 Cuando Marta oyó quejesús venía, le salió al encuentro, mientras María permaneció en la casa. Después d e la m u e r t e de Lázaro, numerosos j u d í o s d e Jerusalén habían ido a Betania, distante quince estadios (tres kilómetros) d e la ciudad. Al llegar Jesús, h a b í a n ya pasado cuatro días de la m u e r t e de Lázaro. Esto quiere decir q u e Lázaro murió i n m e d i a t a m e n t e después d e q u e sus h e r m a n a s habían enviado a Jesús la noticia d e la enfermedad. El día d e camino q u e hizo el mensajero, más dos días q u e se q u e d ó J e s ú s , más el día d e c a m i n o d e Jesús a Betania son los cuatro días del v.17. Oyó Marta q u e j e s ú s venía y salió a su e n c u e n t r o . El evangelista nota q u e María estaba en casa; hasta después supo q u e j e s ú s estaba allí (v.28). Al llegar Marta a Jesús, se entabla u n diálogo q u e es el centro y la c u m b r e teoló-
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gica del relato y descubre p o r anticipado la significación profunda del "signo" extraordinario q u e j e s ú s va a realizar (v.21-27). 21
Dijo, pues, Marta a Jesús: "Si hubieras estado aquí, no halma muerto mi hermano; 22pero aun ahora sé que cuanto pidas a Dios, te lo dará". La palabra de Marta encierra dos pensamientos: 1Q expresa, j u n t o con u n a delicada queja, su c e r t i d u m b r e total en el p o d e r sobrenatural de Jesús (v.21); y 2 9 la convicción plena de q u e Dios le seguirá c o n c e d i e n d o a Jesús cuanto le pida (v.22). Sin embargo, Marta n o llega a formular u n a petición formal; se detiene en u n deseo, en u n a sugerencia vaga de u n a cosa q u e bien p o d r í a Jesús hacer, p e r o q u e a b a n d o n a confiadamente a su b o n d a d . Marta, en efecto, estaba al tanto de quejesiís en ocasiones había vuelto a la vida a personas q u e habían fallecido (Me 5,41; Le 7,14). Pero en este caso, h a n pasado ya cuatro días. 23
Le diceJesús: "¡Resucitará tu hermano!"
Frase corta e impactante, capaz d e doble sentido, p e r o q u e Marta c o m p r e n d e , n o d e u n a resurrección inmediata, sino d e la del último día (Dn 12,2; Me 12,18; J n 5,28-29; 6,39-40; H c h 24,15). 24
Le dice Marta: "Sé que resucitará en la resurrección, el último día". 25 Le dijo Jesús: "Yo soy la resurrección y la vida". El que cree en mí, aun cuando muera vivirá, 26 y todo el que vive y cree en mí no morirá eternamente. "¿ Crees esto?". "¡Yo soy la Resurrección y la Vida!" Frase llena de solemnidad y de denso c o n t e n i d o doctrinal. Jesús es "la Resurrección", p o r q u e él es "la Vida". El Padre le ha d a d o al Hijo t e n e r la vida en sí mismo; y, siendo así, p u e d e vivificar a quien él quiera. Esta es la c u m b r e teológica del relato. Es la afirmación suprema. T o d o lo demás será la consecuencia (cf 4,26; 5,21.26; 6,35.51; 8,12; 10,9-10).
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"El que cree en mí, aun cuando muera, vivirá...". La m u e r t e es la consecuencia necesaria del pecado. El h o m bre d e b e morir. Pero gracias a la fe en Jesús, volverá a la vida, resucitará para n o morir más. Este logion, referido a la resurrección futura, p u e d e también mirar, en conexión con el v.26, a u n sentido espiritual, a saber: quien crea en Jesús, aun c u a n d o haya m u e r t o espiritualmente, p o d r á vivir, esto es: gracias a la fe en Jesús volverá espiritualmente a la vida y n o morirá j a m á s (cf 3,15-16.36; 4,14; 5,24-25.40; 6,40.47-48; 8,51; 10,28). 27
Dícele: "Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que ha de venir al mundo". La confesión de Marta denota u n a fe ya de tiempo, c o m o la d e P e d r o (6,69), no c o m o la del ciego de nacimiento que empieza a creer (9,38). Marta da a Jesús tres títulos: "el Mesías, el Hijo de Dios, y el q u e viene al m u n d o " . Tres títulos q u e e n c o n t r a m o s e n J n 1,41.49; 6,14. Sin e m b a r g o , n o h a llegado a c o m p r e n d e r p r o f u n d a m e n te q u e sijesús se ha proclamado "la Resurrección y la Vida" p u e d e , en esos mismos momentos, p r o d u c i r vida. Esto se verá claro en la reacción de Marta: "Señor, ya huele mal... " (v.39). Marta, pties, c o m o otros personajes del Cuarto Evangelio, p e r m a n e c e en u n nivel de incomprensión respecto d e la palabra d e Jesús en su sentido más p r o f u n d o (cf3,4; 4,11.15; etc.). 4 9 Jesús y María (v.28-37). 28
Y habiendo dicho esto, se fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: "El Maestro está aquí y te llama". 29 Ella, así que oyó, se levantó rápidamente y fue hacia él. 3fí (Todavía no había llegado fesús a la aldea, sino que estaba aún en el lugar donde Marta le salió al encuentro). 31
Los judíos, pues, que estaban con ella en la casa y que la consolaban, viendo que María se había levantado rápidamente y que había salido, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí.
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Así que María llegó a donde estaba fesús, al verlo cayó a sus pies, diciéndole: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano". 33 Entonces fesús, así que la vio llorar, y llorar a los judíos que venían con ella, se conmovió en su espíritu, y se turbó, 34 y dijo: "¿Dónde lo habéis puesto?"Le dicen: "Señor, ven a ver". 35 Llorófesús. 36 Decían, pues, los judíos: "¡Mirad cómo lo amaba!" 37 Pero algunos de ellos dijeron: "¿No podía éste que abrió los ojos del ciego hacer también que éste no muriera'?" La escena corre llana y natural. María, a los pies de Jesús, recuerda el cuadro de Le 10,39 yjn 12,3. La palabra de María es u n duplicado d e la de Marta. Los v.33 y 35 manifiestan a Jesús en la sencilla y conmovedora realidad de sus sentimientos h u m a n o s . Sufre el contagio del dolor y d e la pena, y se conmueve ante u n sufrimiento moral c o m o es la m u e r t e d e u n a persona a quien se ama entrañablemente. "fesús lloró". Frase corta, p e r o plena de sentimiento. Calladamente brotan las lágrimas d e los ojos de Jesiís. No es u n llanto clamoroso. Los j u d í o s c o m e n t a n : "¡Mirad cómo lo amaba!". Algunos, c o n o c i e n d o ya más ajesús, se preguntaban: "¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho que Lázaro no muriera?". 5 a Lázaro vuelto a la vida (v.38-44). 38
fesús, pues, nuevamente conmovido en. sí mismo, viene cdsepulcro. Era una cueva, y una,piedra eslalmpuesla sobre ella. 39 Dice fesús: "¡Quitad la piedra!" Dícele Marta, la hermana del difunto: "Señor, ya huele mal, pues es el cuarto día". 4() Dícele fesús: "¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios?" 41
Quitaron, pues, la piedra. Y fesús levantó sus ojos hacia arriba, y dijo: "¡Padre, te doy gracias porque me has oído. 42 Yosabía que siemprente oyes, pero por la muchedumbre que está presente lo he dicho, para que crean que tú me has enviado!".
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Y habiendo dicho esto, gritó con fuerte voz: "¡Lázaro, acá, Juera! ". 44 Salió el muerto atado con vendas los pies y las manos, y su rostro estaba envuelto con un sudario. Díceles fesús: "¡Desatadlo y dejadlo ir!". Jesús llega al sepulcro. Nueva c o n m o c i ó n h u m a n a . El sepulcro era u n a cueva y u n a losa lo cerraba. Jesús o r d e n a : "¡Quitad la piedra!". Marta observa: "Señor, ya huele mal, pues es el cuarto día". Ante la terrible realidad del cadáver descompuesto, Marta n o piensa en la posibilidad d e su resurrección en este instante. Las palabras enigmáticas del Señor no le habían h e c h o c o m p r e n d e r q u e él iba a intervenir aquí y a h o r a para devolverle la vida a su h e r m a n o . El milagro será tanto más grandioso, c u a n t o m e n o s posibilidad había de recuperación natural. Jesús replica: "¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios?" Alusión a la fe y llamado explícito a creer. La "gloria" (en h e b r e o "kabod", y en griego "doxa") es la manifestación sensible de la presencia o m n i p o t e n t e de Dios. El tema de "la gloria" engloba, en inclusión semítica, t o d o el relato. En efecto, ya Jesús le había dicho al mensajero: "Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que sea glorificado el Hijo de Dios por ella " (v.4). Y a Marta le había revelado q u e él era "la Resurrección y la Vida". Pues bien, ha llegado el m o m e n t o de actuar p a r a la glorificación del Padre y del Hijo. Quitan la piedra. Jesús eleva sus ojos al cielo para orar. N a d a le pide a Dios. El Padre conoce ya, desde siempre, lo q u e hay en el corazón d e su Hijo. Sólo hay necesidad d e alabar y d a r las gracias. En la breve oración q u e Jesús dirige filialmente a su Padre, brilla con esplendor la u n i ó n d e voluntades q u e existe entre los dos. "¡Para que crean que tú me has enviado...!" Las obras de Jesús le son dadas p o r el Padre para q u e los h o m b r e s crean que él es el Enviado d e Dios (5,30.36; 9,3; 10,32.37).
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Jesús n o reclama n a d a para sí, t o d o lo o r d e n a a su Padre: ¡Que él sea glorificado y q u e se reconozca su obra de vida al h a b e r enviado a su Hijo al m u n d o ! La certidumbre de q u e la oración es escuchada n o d e b e ser solamente privilegio d e Jesús sino también del verdadero discípulo q u e ora en su N o m b r e (Jn 14,13-16; Mt 7,7-11; Me 11,24; etc.). H a b i e n d o t e r m i n a d o su oración,Jesús con fuerte voz gritó: "¡Lázaro, acá, fuera!". Y salió el m u e r t o con vendas en los pies y manos, y envuelto su rostro con u n sudario. YJesiís les dijo: "¡Soltadby dejadlo ir!". La narración termina a b r u p t a m e n t e aquísin d a r m á s detalles. Con esta brevedad impresionante, J u a n quiere inculcar una vez más lo esencial: Jesús es la Vida. Y el h e c h o de h a b e r d a d o la vida física a Lázaro es u n "signo" sensible p o r anticipado de q u e él mismo dará y recuperara su propia vida (Jn 10,17-18), de q u e p u e d e c o m u n i c a r a los h o m b r e s "vida eterna" en este m u n d o , y d e q u e p o d r á volverlos a la vida física p o r la resurrección, en el último día (5,19-30; 6.39.40.44.54). ACTUALIZACIÓN ¡Oh Jesús, amigo mío! Ya sé q u e me amas. H e m e aquí delante d e ti, semejante a Lázaro, espiritualmente enfermo o m u e r t o . Ven, glorifica a tu Padre, y glorifícate a ti mismo, salvándome. Tú eres la Luz de la vida. Líbrame, Señor, de este letargo p r o l o n g a d o y p r o f u n d o en que me e n c u e n t r o . Despiértame d e este terrible sueño d e m u e r t e . Tú eres, Jesús, "la Resurrección y la Vida". Resucítame y c o n m u n í c a m e vida eterna. Yo creo en ti, y sé que, aun c u a n d o haya m u e r t o , viviré. Contigo, no moriré e t e r n a m e n t e .
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Creo q u e eres el Mesías, que eres el Hijo de Dios, q u e eres el que debía venir al m u n d o . Conmuévete, Jesús, y ten piedad de mí. Derrama tus lágrimas a causa de mi enfermedad mortal. Detente y manifesta en m í la gloria de Dale ya gracias a tu Padre, q u e siempre te Y ahora, jesús, p r o n u n c i a fuertemente mi y con tu palabra o m n i p o t e n t e devuélveme Amén.
Dios. escucha. nombre, a la vida.
6. Aparición de Jesús y la pesca milagrosa (Jn 21,1-14). El capítulo 21 del evangelio de J u a n es considerado c o m o un apéndice a la obra. La narración presenta u n a estructura característica del Cuarto Evangelio, p o r lo cual la autenticidad juánica está fuera de discusión. Sin embargo, este acontecimiento presenta u n delicado problema d e crítica literaria e histórica, d e b i d o a las semejanzas que existen entre este pasaje del evangelio de J u a n y la pesca milagrosa narrada p o r Lucas en 5,1-10. Los estudios críticos invitan a m a n t e n e r el h e c h o c o m o u n acontecimiento postpascual y a ver en el relato h i c a n o u n a cristofanía, colocada anticipadamente c o m o u n a narración vocacional. En el relato p o d e m o s descubrir u n a estructura en cuatro escenas. I a En el mar d e Tiberías (v.1-3). 21 ]
- Después de esto, se manifestó de nuevo Jesús a los discípulos en el mar de Tiberías. Se manifestó así. 2 Estaban juntos Simón-Pedro y Tomás, el llamado Mellizo, y Natanael de Cana de Galilea, y los dos hijos de Zebedeo y otros
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dos de sus discípulos. J Díceles Simón-Pedro: " Voy a pescar". Dícenle: "Vamos también nosotros contigo". Salieron y subieron a la barca y en aquella noche nada cogieron. El m a r de Galilea, así como había sido el teatro de la primera actividad de Jesús (Me 1,16-20), es a h o r a el lugar de la última aparición de Jesús a sus discípulos en el evangelio de san Juan. Siete discípulos se e n c u e n t r a n reunidos: Simón-Pedro, Tomás, Natanael, Santiago, J u a n y otros dos anónimos. A iniciativa de Pedro van a pescar. Man pasado la n o c h e en la tarea, p e r o sin resultado alguno. Varias consideraciones: a) El evangelista no había dicho c u á n d o regresaron de Jerusalén esos discípulos, ni p o r q u é se e n c u e n t r a n ahora reunidos en Galilea. Lo que le interesa es contar q u e fueron a pescar, p e r o que nada lograron. b) ¿Habían ya vuelto los discípulos a su antiguo trabajo? o ¿estarían todavía e s p e r a n d o algo de Jesús, q u e había muerto, p e r o a quien h a n visto vivo en algunas ocasiones? b) El n ú m e r o de discípulos es siete. No sería extraño q u e el evangelista haya querido ver u n simbolismo en esa cifra. J u a n no desaprovecha las oportunidades, y ésta p u e d e ofrecerle u n detalle elocuente. El siete simboliza perfección, plenitud, totalidad. Además, Simón P e d r o es el dirigente del p e q u e ñ o grupo. Es ya como u n a iglesia en miniatura: allí está Simón-Pedro, hay representantes de los Doce, y también se e n c u e n t r a n otros discípulos. 2 a La pesca milagrosa (v.4-6). 4
Siendo ya de mañana, se presentó Jesús en la ribera. Sin embargo, no sabían los discípulos que era Jesús. 5 Díceles Jesús: "Muchachos, ¿no tenéis algo que comer?" Le respondieron: "No". 6 Pero él les dijo: "Lanzad la red hacia la parte derecha de la barca y encontraréis ". Lanzáronla, pues, y ya no podían jalarla por la multitud de los peces.
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El estilo teológico de J u a n se revela en la frase "no sabían que era Jesús". C o m o María Magdalena, a h o r a los discípulos n o r e c o n o c e n ajesús (20,14). María lo reconoció p o r u n a palabra: "¡Mariám!", a h o r a el discípulo a quien Jesús a m a lo reconocerá p o r u n prodigio. Para reconocer ajesús, q u e ya n o es d e este m u n d o , p e r o q u e vive y h a subido a su Padre, se requiere siempre u n a superación e n el o r d e n del conocimiento. Jesús resucitado sólo p u e d e ser objeto de fe. Sin embargo, u n detalle d e tipo sensible, q u e b o n d a d o s a m e n t e él quiera dar, pued e servir d e instrumento y p u n t o d e partida para subir al nivel de la fe. La p r e g u n t a del desconocido: "¿No tenéis algo que comer?" suponía ya u n a respuesta negativa; p e r o a la sugerencia d e aquel h o m b r e , los pescadores acceden con sencillez y lanzan la red. La pesca resultó tan prodigiosa, q u e n o p o d í a n jalar la red a causa de la multitud de peces. 3 S "¡Es el Señor!" (v.7-8).
que cogisteis ahora". n Subió entonces Simón-Pedro y sacó la red a la tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, siendo tantos, no se rompió la red. A primera vista, el relato ofrece solamente el recuerdo de u n gran prodigio. Pero, en la m e n t e d e J u a n , esa pesca milagrosa es u n poderoso y elocuente "signo", a la m a n e r a de los siete que h a consignado en la primera parte de su evangelio. ¿Cuál es el simbolismo q u e allí se encierra? Este brota del análisis de los elementos del relato, y éstos son tres: Simón-Pedro, los ciento cincuenta y tres peces, y la red q u e n o se rompió. a) Simón-Pedro es el personaje principal. El hizo la invitación de ir a pescar y él vigiló el trabajo n o c t u r n o ; ahora él dirige la faena, se arroja al m a r y saca la red con los pescados capturados. b) Los ciento cincuenta y tres grandes peces.
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Dice luego a Pedro el discípulo aquel a quien amaba Jesús: "¡Es el Señor!". Entonces Simón-Pedro, habiendo oído que era el Señor, se puso su vestido, pues andaba desnudo, y se airojó al mar. 8 Los otros discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red de los peces, pues no estaban lejos de la tierra, sino como a doscientos codos. Nuevamente aparecen aquí Simón y el discípulo a quien Jesús a m a (Jn 13,23; 20,2). Aquel se caracteriza p o r su impetuosidad y su entrega; éste p o r su fina e intuitiva percepción de jesús. Simón-Pedro se lanza al m a r queriend o llegar c u a n t o antes a d o n d e estaba Jesús. Al discípulo a m a d o le basta u n a sola mirada y conoce p o r intuición q u e es el Señor. La barca estaba a u n o s 90 metros de distancia. 4Q En la playa (v.9-14). 9
Cuando descendieron a tierra, ven puestas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. 10Díceles Jesús: "Traed de los peces
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Ante todo, son peces buenos que valen la pena, pues se les llama "grandes". Y a la calidad se a ñ a d e la cantidad. En la cifra ciento cincuenta y tres debe esconderse con toda probabilidad u n simbolismo, p e r o q u e no es fácil descifrar. Entre muchas y diferentes hipótesis, h e aquí dos posibilidades: — Los zoólogos griegos decían q u e 153 eran todas las clases d e peces. Es pues, u n a cifra símbolo de totalidad. — Por otra parte, la cifra 153 es la suma d e los 17 primeros números: 1+2+3+4+5+6+7+8+9+10+11+12+13+ 14+15+16+17=153. Y153 puntos se p u e d e n a c o m o d a r en forma de u n triángulo equilátero con 17 puntos en las líneas base. Es, pues, u n n ú m e r o d e especial interés geométrico, u n n ú m e r o triangular, a partir del n ú m e r o u n o hasta el 17, n ú m e r o primo. Es u n a figura geométrica q u e indica cohesión, totalidad, plenitud y perfección. N o cabe u n p u n t o más. Además, 17 es la suma d e los cinco panes
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y los doce canastos d e fragmentos recogidos c u a n d o la multiplicación de los panes. c) La red es única y no se rompió. En el relato d e la pesca milagrosa q u e ofrece Lucas, las redes se rompían y las barcas eran dos (Le 5,6-7). El simbolismo e n c e r r a d o en este signo de la "pesca milagrosa" en san J u a n parece ser: La gran pesca espiritual que los discípulos harán, en el próximo futuro. Será una pesca posible, porque intervendrá Jesús: sin él nada es posible (Jn 15,5). Será una pesca bajo la dirección de Simón-Pedro. Será una pesca universal; por eso es capturado un pez de cada especie. Será, una pesca, perfecta y única; f>or eso es una red y no se rompe. Una de las notas de la Iglesia es "ser una". Sobre la pesca futura de los tiempos mesiánicos había hablado Ezequiel y el mismo Jesús (Ez 47,10; Mt 13,47-48). 12
Díceles Jesús: "¡Ea, comed!". Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿ Quién eres tií?, sabiendo que era elSeñor.}•'VieneJesús y toma el pan y se lo da, eigualmente el pez. Después del prodigio, los discípulos h a n abierto los ojos de su espíritu y reconocen al Señor. Sin embargo, ese Señorjesús, aun c u a n d o es el mismo que conocieron, da la impresión d e ser ahora diferente, de ser d e otro m u n d o . Jesús los invita a comer. Pero hay u n detalle curioso. Sólo les ofrece del pez y del pan q u e él mismo había p r e p a r a d o . ¿Qué ha pasado con los peces capturados q u e él les había o r d e n a d o traer? La escena sufre, en este detalle, u n a ruptura; y era el m o m e n t o crucial: ¡gozar de los peces ahora mismo capturados! La solución p u e d e ser ésta: a) Los peces capturados simbolizan los futuros creyentes conquistados para la fe. Por lo tanto, en el "signo" esos peces no están destinados a la m a n d u c a c i ó n . Se diría q u e la o r d e n de Jesús d e traer de los peces es para q u e
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también ellos, como creyentes, participen del b a n q u e t e que Jesús va a ofrecer. b) Al darles Jesús del pan y del pez q u e él había p r e p a r a d o , la escena toma otra dirección. T o d o comienza a desarrollarse en un ambiente eucarístico, q u e r e c u e r d a la multiplicación de los panes, en la q u e cinco mil h o m bres fueron alimentados con cinco panes y algunos pececillos, y los d i s c í p u l o s r e c o g i e r o n d o c e c e s t o s d e fragmentos (Me 6,34-44). Esta eucaristía es c o m o la celebración epifánica del Señor resucitado. En la primitiva iconografía eucarística el pescado sustituye con frecuencia al vino. Sin embargo, n o consta q u e el pescado haya formado alguna vez la materia del sacramento. El evangelista concluye su relato, escribiendo: "Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos, resucitado de entre los muertos" (v.14). ACTUALIZACIÓN Señor Jesús: Q u e r e m o s trabajar en la barca d e tu Iglesia para conquistar h o m b r e s para el Reino de los Cielos. Deseamos realizarlo bajo la dirección de tu Vicario, el S u m o Pontífice. Guíanos tú, Señor, en esta noble tarea y en esta entusiasmante empresa, pues "sin ti rinda podemos hacer". Dinos hacia d ó n d e hay que lanzar nuestras redes. Recibe nuestro h u m i l d e trabajo y particípanos de tu fecundidad. Danos mirada limpia para reconocerte, e invítanos a tu mesa para participar en el b a n q u e t e eucarístico q u e tú mismo nos has p r e p a r a d o . ¡Jesús, bendito seas!
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Epílogo H e m o s t e r m i n a d o el estudio d e LOS MILAGROS DE JESÚS c o m o los presentan los cuatro evangelistas, c o n sus diferentes énfasis y con sus propios fines doctrinales. Paso a paso h e m o s p o d i d o c o n t e m p l a r la figura de Jesús de Nazaret, q u e a nuestra vista iba surgiendo en toda su grandeza: p o r u ñ a parte, su inmensa compasión hacia los enfermos, los pobres y los marginados; y, p o r otra, la virtud divina que, e m a n a n d o de él, calmaba tempestades y sanaba a todos (M 4,39; Le 6,19). 1. Los milagros de Jesús de Nazaret-lo h e m o s dichon o se c o m p r e n d e n en su verdadera dimensión sino a la luz de la evangelización del Reino de los cielos, cuya venida, establecimiento y presencia él p r o c l a m ó con palabras de sabiduría divina y con toda clase de obras realizadas con p o d e r (Mt 12,28). Pero el gran milagro d e Jesús fue la entrega de su propia vida, ofrecida día con día a Dios su Padre, en favor de los h o m b r e s sus h e r m a n o s , y hecha patente en toda su amplitud y sublimidad en el d e r r a m a m i e n t o de su sangre d u r a n t e su pasión, y en su exaltación en la cruz. Allí lo dio todo, se dio todo. Mas Jesús n o murió para q u e d a r en el sepulcro e t e r n a m e n t e . Nosotros creemos y sabemos q u e ha resucitado y vive "constituido Hijo-de-l)ios-con-poder" (Rm 1,4). En Jesús resucitado actúa el p o d e r del Espíritu Santo que lo ha u n g i d o con sus d o n e s y carismas, y n o sólo p u e d e realizar, sino q u e de h e c h o realiza en la historia de la Iglesia y del m u n d o de hoy las "obras de p o d e r " con q u e continúa llevando a cabo la obra de la evangelización del m u n d o , que el Padre le ha e n c o m e n d a d o .
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Ahora bien, sus milagros son y serán siempre "signos"; p o r consiguiente, para poderlos discernir es preciso abrir los ojos del espíritu y percibir con luz divina las maravillas d e su misericordia y d e su poder. 2. Pero hay u n elemento importante. Jesús, ya durante su vida, quiso asociar a sus apóstoles a su propia misión evangelizadora y les confirmó autoridad para q u e en su n o m b r e realizaran signos y prodigios, siempre en función del establecimiento del Reino d e los Cielos (Mt 10,1.7-8).
conocido m u n d i a l m e n t e como u n gran evangelizador. La Nueva Evangelización, en efecto, a la q u e S.S.Juan Pablo II n o cesa de impulsarnos, para q u e sea auténtica y eficaz d e b e acudir a sus fuentes; y d e b e ser "nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión". Pues bien, el m u n d o contemp o r á n e o necesita ver y experimentar el p o d e r siempre antiguo y siempre nuevo de Cristo Jesús, C r e a d o r del universo y Señor d e nuestra historia, presente en su Iglesia hasta el fin del m u n d o .
N o será extraño, p o r tanto, q u e d u r a n t e el tiempo d e la Iglesia lo quiera seguir realizando a través d e apóstoles a quienes él elija en forma particular para ese ministerio, q u e manifiesta tan e l o c u e n t e m e n t e la misericordia y el p o d e r de Chisto resucitado, presente y actuante en su Iglesia: "En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él laminen las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo " (Jn 14,12-13). 3. A este propósito, S.S. Pablo VI, en su calequesis del 16 de octubre de 1974, refiriéndose a los d o n e s carismáticos en la Iglesia, dijo: "Esta forma carismática de dones, que son dones gratuitos y d e suyo n o necesario, p e r o dados p o r la sobreabundancia d e la e c o n o m í a del Señor, q u e quiere hacer a la Iglesia más rica, más a n i m a d a y más capaz d e autodefinirse y a u t o d o c u m e n t a r s e , se d e n o m i n a precisamente "la efusión d e los cansinas". Hoy se habla m u c h o d e ello. Y, si bien d e b e m o s t e n e r en cuenta la complejidad y la delicadeza del tema, n o p o d e m o s sino a u g u r a r que vengan esos dones, y ojalá con a b u n d a n c i a . ...Quiera al Señor que a u m e n t e todavía u n a lluvia de carismas para hacer fecunda, hermosa y maravillosa a la Iglesia, y capaz de imponerse incluso a la atención y al estupor del m u n d o profano, del m u n d o laicizante". En vista d e esto, h e m o s q u e r i d o t e r m i n a r este libro ofreciendo u n comentario final sobre "los milagros de Jesús hoy", escrito p o r el P. Emiliano Tardif, M.S.C.,
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Comentario
final
del P. Emiliano Tardif, M.S.C.
Los milagros de Jesús h o y P. Emiliano Tardif, M.S.C. Santo Domingo República Dominicana 31 de diciembre de 1994. Estimado Padre Camilo: Unas palabras a la carrera para desearle feliz y santo año nuevo; y a la vez para enviarle una pequeña reflexión que escribí después de leer su interesante estudio sobre los milagros de Jesús. No sé si en algo corresponderá mi reflexión a lo que me pidió por escrito cuando estuvo por aquí. Me siento muy pequeño para agregar una palabra a un estudio tan serio... Y, como siempre, traté de hacer algo a partir de algunos testimonios. Si le puede servir de algo, trate de corregir mi texto, de agregar o de quitar, como le parezca. Y si no es eso lo que me pedía, sencillamente lo puede dejar a un lado, sin mayor problema. Sin otro particular, atentamente le saluda, siempre unidos en la oración, Emiliano Tardif, M.S.C.
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Es para mí u n placer decir u n a palabra a nuestros amigos lectores a propósito de este estudio tan profundo q u e h a c e el Padre Carrillo sobre los milagros d e Jesús. Se me hace muy fácil creer en los milagros que Jesús hacía d u r a n t e su vida pública, ya que él los repite hoy delante d e nuestros ojosy nos vuelve a decir, como a sus discípulos: "¡Bienaventurados los ojos que ven lo que ustedes ven...!". Conozco a u n a niña, llamada Isabela María Pimentel, q u e nació ciega el 16 de octubre de 1993 en Puerto Plata, República Dominicana. Sus padres, muy a p e n a d o s p o r la enfermedad d e su hija, la llevaron a muchos médicos, incluso a u n gran oculista d e Miami, el cual dijo, después de u n e x a m e n muy serio, q u e la niña tenía el nervio óptico atrofiado y q u e eso n o se podía operar. El médico le dijo a la m a m á que tenía q u e resignarse a t e n e r u n a hija ciega. La m a d r e volvió a Santo Domingo muy triste p o r la respuesta del médico. En marzo d e 1994, estábamos celebrando u n a misa d e sanación en la Casa d e la Anunciación, en Santo D o m i n g o . La niña tenía entonces cinco meses. La mamá llevó a su niña a la misa de sanación. T o d o s le teníamos mucha compasión a la cieguita, y oramos p o r ella en la misa, después de la c o m u n i ó n . Y el mismo Jesús q u e sanó al ciego d e Jericó hace dos mil años, sanó a Isabela María d e su ceguera. Los días siguientes, la niña c o m e n z ó a ver. Sorprendidos, los padres llevaron d e nuevo a su niña al doctor Juan Battle, oculista d o m i n i c a n o , q u e se asombró. El no tenía explicación a este f e n ó m e n o y o p i n ó q u e era u n milagro... C u a n d o la mamá volvió d u r a n t e la tercera semana de julio de 1994, con la niña en los brazos, para d a r testimonio d e lo que había pasado y dar gracias al Señor p o r tan hermosa sanación, le dije al público: "El médico n o tiene explicación a lo q u e pasó; p e r o la explicación la tenemos nosotros: ¡Es queJesús está vivo! Y'élpuede hacer hoy lo mismo que hacía durante su vida pública, porque tiene el mismo poder y la misma compasión por los que sufren que cuando andaba por los caminos de Galilea, sanando enfermos y liberando a los que estaban oprimidos por el diablo ".
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En el ambiente cultural y religioso q u e conocemos, vivimos y respiramos, parece i n a d e c u a d o hablar d e milagros. Incluso son m u c h o s los supuestos especialistas q u e están tratando de vaciar el evangelio de su contenido, b u s c a n d o explicar los milagros d e Jesús d e m a n e r a psicológica, atribuyendo t o d o al p o d e r de la m e n t e , a ciertas influencias psicológicas o a f e n ó m e n o s d e autosugestión. Claro q u e necesitamos distinguir la fe y la ingenua credulidad q u e p u e d e e n g e n d r a r desórdenes espirituales y psicológicos. Sin embargo, los hechos están ahí. Y el S e ñ o r viene a recordar a nuestra generación incrédula su p o d e r d e sanar a los enfermos, h a c i e n d o hoy lo mismo q u e hacía d u r a n t e su vida pública. N o sólo se habla hoy de curación, —lo cual es algo digno de atención—, sino que realmente hay curaciones, lo cual es otro h e c h o . Se encuentra gran afinidad entre los textos evangélicos que hablan de curaciones y los testimonios actuales: la misma actuación centrada .-» el perdón de los pecados y la fe, importancia del gesto concreto, la •misma confesión deJesús Salvador, siendo la curación una señal para los que creen y un signo de contradicción para los que no creen. Sin q u e r e r establecer como en Lourdes u n a oficina para constatar las curaciones q u e hoy hace el Señor, somos testigos de q u e toda clase d e enfermedades psíquicas y físicas se h a n d e t e n i d o inmediata o progresivamente p o r el ejercicio del carisma de sanación. Las curaciones psíquicas son las más corrientes, p e r o hay m u c h o s casos de enfermedades físicas consideradas incurables, en las q u e tínicamente p o d e m o s constatar que, p o r el m o m e n t o y con la ciencia actual, somos incapaces d e explicar racionalmente su curación. Y Jesús sana hoy c o m o como lo hacía durante- su vida pública; y nos recuerda que él n o sana para p r o b a r n o s que él es Dios, sino q u e sana p o r q u e es Dios. Su p o d e r d e sanar viene de su mismo ser. C o m o lo nota el Padre Carrillo en este estudio, Jesús realizó su evangelización con "palabrasy obras", en "obras
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y palabras". Así lo proclama la Constitución Dei Verbum a propósito de la revelación (DV 2), y lo recuerda también el Catecismo de la Iglesia Católica al hablar de Cristo, el Hijo de Dios (Cat. Igl. Cat. n.426). Así lo vemos también hoy en la nueva Evangelización. Pero notamos que esos signos se realizan particularm e n t e c u a n d o proclamamos el kerigma, q u e vienen a confirmar. N o acostumbran realizarse c u a n d o se presenta u n a sólida tesis de teología, pues en este caso n o hacen falta signos para confirmar lo q u e se afirma, p o r q u e los argumentos bastan p a r a confirmar la tesis. Pero los signos se manifiestan en particular c u a n d o se proclama el primer anuncio, el kerigma: "Estas son las señales que acompañarán a los que creen..." (Me 16,17). Así, p o r ejemplo, h e m o s visto la sanación d e Alberto Parolini, d e Lago di Como, en Italia. Alberto era sordom u d o d e nacimiento, y a la e d a d d e 22 años, el S e ñ o r lo sanó d u r a n t e tina misa de sanación. ¡Qué alegría en la asamblea c u a n d o él se acercó al micrófono y c o m e n z ó a repetir palabras q u e yo le invitaba q u e dijera! Su primera palabra fue ]E-SUS..., y luego él repitió c o n m i g o MARI-A... Los milagros d e Jesús son signos d e su victoria sobre el pecado. El vino a liberarnos del p e c a d o y nos libera p e r d o n á n d o n o s . Y da signos d e su p o d e r d e p e r d o n a r los pecados destruyendo consecuencias del p e c a d o original, c o m o son la enfermedad y la m u e r t e , s a n a n d o e n f e r m o s y resucitando muertos. Y la gran señal d e su victoria sobre el p e c a d o fue su propia resurrección. El resucitó p a r a n o volver a morir. El liene en la m a n o la llave de la m u e r t e (Apc 1,18). El es el primogénito de entre los m u e r t o s . Vemos, c o m o dijo Jesús a los fariseos q u e n o c r e í a n en su p o d e r de p e r d o n a r los pecados: "Pues, para que los hombres sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados, —dijo al paralítico—: A ti te digo: ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!' Y al instante, levantándose
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delante d£ ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios" (Le 5,24-25). Jesús nos recuerda hoy día lo mismo. En el mes d e septiembre pasado, estaba yo p r e d i c a n d o u n retiro en la ciudad d e San P e d r o de Macorís, en República Dominicana, y d u r a n t e la misa de sanación, después de la comunión, oré p o r los enfermos. Recibí en mi corazón u n a palabra del Señor — q u e llamarnos "palabra d e conocimiento" ( I C o 12,8; H c h 14,9)—, y a n u n c i é q u e u n a persona, q u e sufría d e parálisis, estaba sintiendo algo muy fuerte en su organismo y q u e se estaba s a n a n d o . Pedí a la p e r s o n a q u e se levantara en fe y caminara. Al p o c o rato u n a señorita de 19 años, paralítica, q u e había sufrido d e u n a parálisis cerebral a la e d a d d e cuatro meses y q u e n u n c a había p o d i d o caminar, se levantó, y con m u c h o esfuerzo comenzó a caminar. Alguien la quiso ayudar; p e r o yo le grité: "¡No, no la ayude. Déjela c a m i n a r sola para q u e se vea la gloria d e Dios! "Y delante d e las dos mil personas presentes, la paralítica comenzó a caminar, bien despacio, como u n n i ñ o que da sus primeros pasos, p e r o sola, sin la ayuda d e nadie. Y se acercó hasta el altar, d o n d e yo estaba celebrando la misa. Bajé y le acerqué el micrófono, p r e g u n t á n d o l e : "¿Cuánto tiempo h a c e q u e Ud. n o podía caminar?" Ella me contestó: "Nunca. N u n c a h e p o d i d o caminar sola. Es la p r i m e r a vez". Entonces le p r e g u n t é : "¿Cómo se atrevió Ud. a levantarse y a caminar?" Ella m e dijo: "Durante la oración sentí algo muy fuerte en mi organismo, c o m o si fuera u n a corriente eléctrica q u e me invadió el c u e r p o , y entonces acepté la invitación q u e Ud. m e hacía a levantarme y a caminar. Y a q u í estoy." No era u n a corriente eléctrica q u e la invadió; era "el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos" (Rm 8,11) q u e la invadió, sanó su parálisis cerebral, y ella se puso a caminar. Y, c o m o en el evangelio, "todos alababan al Señor" (Mt9,8). Así vemos q u e Jesús es el mismo hoy, ayer y siempre. Y él sigue, s a n a n d o a su pueblo. El h a venido para eso:
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p e r d o n a r , liberar y sanar a su pueblo. La sanacion p u e d e ser u n a respuesta del Señor a la fe del enfermo, c o m o vemos en el caso d e la hemorroísa (Le 8,48); y también p u e d e ser u n a respuesta del S e ñ o r a la fe de los q u e oran p o r el enfermo, c o m o en el caso del paralítico del evangelio de Marcos: "Viendo Jesús la fe de ellos" (Me 2,5). En otros casos, la sanacion p u e d e ser u n llamado a la fe, c o m o h e m o s visto en la Universidad católica d e Taiwan, en septiembre d e 1993. Había allí u n estudiante pagano, q u e caminaba con dos muletas a causa d e u n accidente automovilístico sufrid o meses antes. Interpelado p o r la gran multitud d e gente que estaba d e n t r o y fuera de la capilla, quiso acercarse para ver lo q u e pasaba allí. Y llegó j u s t a m e n t e d u r a n t e la oración de sanacion. El estudiante, tocado p o r la gracia d e Dios, soltó sus muletas y comenzó a caminar. Y con m u c h a emoción, se acercó al altar y aceptó dar su testimonio. Comenzó diciendo: 'Yo no soy cristiano, n o soy bautizado. Andaba p o r a q u í y quise e n t r a r p o r curiosidad a ver lo q u e pasaba en esa gran multitud. Y sentí u n a sanacion muy fuerte en mis piernas y en mi columna. Solté mis muletas, c o m o me invitaron a hacerlo, y c o m e n c é a caminar. Ahora estoy muy agradecido p o r lo q u e me pasó, y deseo conocer a Jesu-Gristo". Para él, la sanacion sido u n llamado a la fe.
Emiliano Tardif, M.S.C.
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