Los Amos hablan: unas conversaciones entre un esclavo y su amo, aparecidas en el Ponceño, 1852-53 9781567581102


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Spanish Pages 183 [200] Year 1992

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Los Amos hablan: unas conversaciones entre un esclavo y su amo, aparecidas en el Ponceño, 1852-53
 9781567581102

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Jose curat

LOS AMOS HABLAN Unas conversaciones entre un esclavo y su amo, aparecidas en el Ponceno, 1852-53

editorial 0 cultural CALLE ROBLE NO 51 RIO PIEDRAS, PUERTO RICO 00925

Primera edicion, 1986 Segunda edicion, 1992

Copyright 1986 Jose Curet

Francisco M, Vazquez Editor

Diseno de portada: Jose Pelaez

Foto: Juan Rivas, El Mundo

i7

p/sl

"La escritura es una cosa bien extraha. Pareceria que su aparicion hubiera tenido necesariamente que determinar cambios profundos en las condiciones de la existencia de la humanidad y que esas transformaciones hubieran debido de ser de naturaleza intelectual... Sin embargo, nada de lo que sabemos de la escritura justifica tal concepcidn... Si se quiere poner en co­ rrelation la aparicion de la escritu­ ra con ciertos rasgos caracteristicos de la civilization, hay que investigar en otro sentido... Si mi hipotesis es exacta hay que admitir que la funcion primaria la comunicacion escrita es la de facilitar la esclavitud. El empleo de la escritua con fines desinteresados, para obtener de ella satisfacciones intelectuales y esteticas es un resultado secundario, y mas aun cuando no se reduce a un medio para reforzar, justificar o disimular otro". Claude Levi-Strauss, Tristes Tropiques "Creeds and schools in abeyance Retiring back a while sufficed at what they are. but never forgotten,... Walt Whitman, Leaves of Grass

I

NOTA

N

D I C E

9

ANO 1981

13

ASiO 1852

59

ANO 1853

95

A5IOS II y III — Suplemento, Epilogo...— .... 161

mm

-

N OT A : Hace ya algun tiempo, mientras realizaba investigaciones sobre la economia esclavista del siglo diecinueve, encontre en los escritos de un h'der abolicionista una referenda que me condujo al Ponceno, un periodico local del siglo pasado. Los Escritos eran de Jose Julian Acosta, y en ellos se hacfa alusion a unos arti'culos sobre la "falta de brazos", aparecidos en las portadas de algunos numeros del Ponceno. A la casualidad, o quiza a mi mal habito de investigador, de interrumpir la lectura obligada para entretenerme por largo rato leyendo las secciones marginales, se debio que me topara con unas conversaciones entre un amo y un esclavo, publi­ codas en las paginas interiores del semanario. En aquel momento no contaba con el tiempo suficiente para examinar minuciosamente el contenido de todos aquellos "dialogos". Mas tarde, condiciones que entonces juzgue desfavorables me permitieron dedicarme de lleno a esa tarea. Investigando los "dialogos" luego, me di cuenta que la existencia de los mismos habfa pasado casi inadvertida en nuestra historiograffa; don Emilio

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P-l«: e' 0niC ° que breve™nte exceptuo F t este olvido. En esta omision yo hubiese querido apoyarme para justificar hoy la publicacion reeditason n^05 di6'°^"> P todavi'a no se haian colocado faroles para alumbrar las calles En d vecin° p,ss".oc„o" rn " r un paseo por el pueblo se amesgaba a tropezar con un

de £r°bCa°rrilCU Ter °tr° °bjet°; "Ia ^tumbre de dejar bamles y terzones en la calle y de noche Xflo nadeenErpartl'C-U,° ? 'a edic6" Ano II, de LI Ponceno-haceoharaque akrnn nro * > » e,d i a p S X. 22

en las noches oscuras es cuando te quiero ver escopeta". En las calles de Ponce, durante las noches del ano de 1853, la voz del sereno que iba marcando las horas, muchas veces se quedaba en un ronquido, dejando al otro di'a constancia de "sus necesidades (las de los serenos) de obraise (sic) en las calles.. la pila y el mojao de sus meaos". Y esto, encima del "aire mefi'tico" que produci'an los "desperdicios de reses muertas de muchos di'as", depositados "en los techos de las casas", y que mantem'a a los transeuntes con sus manos constantemente ocupadas, cubriendose con panuelos o con los dedos las fosas nasales. "Y es muy melancolica —ya atestiguaba una "cronica local" de El Ponceno— la vista de las aves de rapina que reune aquel pesti'fero olfato". Pero como pueblo costero, al fin, el aire de mar que tambien banaba a Ponce ayudaba a disipar un poco el hedor de la ciudad. A lo largo de su historia pasada, la ciudad de Ponce siempre ha mirado al mar. Esto se podra apreciar graficamente de la ilustracion numero 1, un mapa de la epoca, preparado al implementarse el cordon sanitario cuando azoto la epidemia del colera morbo alia para 1855. Aquf se puede ver la elipse diminuta que era la ciudad de entonces, en comparacion con los campos y haciendas. Pero la mano de un artista de pluma gruesa no ayuda mucho a resaltar en ese mapa uno de los problemas mas serios con el que tuvieron que lidiar los poncenos durante el siglo pasado: la falta de caminos y puentes. El "camino de Ponce", por el cual "una vez abierto ... se podr (l'a) ir a Utuado en cinco ho­ ras muy descansadamente, mientras que ahora

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(1852) a paso regular se necesitan dos di'as", estaba todavia en planes para mediados de siglo En tiempo de lluvias, la ciudad quedaba incomunicada. Los dos puentes mas importantes del pueblo el puente de la Playa, que um'a la ciudad con la coiiiun a onllas del mar, y el puente de Guayama que comunicaba la ciudad con el interior de la Isla' estaban intransitables la mayor parte del tiempo' tanto en el de lluvias como en el de secas. "En un tiempo habi'a un puentecito para el transito de los carros -se recogia en la "Cronica Local" de EI ronceno en su edicion numero 48 del Ano IIpor falta de unos clavos se perdieron las tablas, luego las vigas y despues que desaparecio todo Io pereneaente al puente, los carros siguieron pasando hasta que rompieron las orillas de las zanjas". La falta de buenos caminos en aquella epoca, es preci­ se senalarlo, si bien impedia la comunicacion entre 0 mbi hab'a hecho mi" IaEroT * mas ^ i' agros. "en en T' Ponce era facil el^contacto con ul-

tramar que con el interior de la Isla. En un articuaparecido en Ia edicion niimero 21 o 21, Ano I, de El Ponceiio, se pod/a leer:

Parece increible y sin embargo es la pura verdad que cuesta mucho mas, por ejemplo, una pipa de vino llevada desde cualquier punto al centro de la sla que podra haber doce o catorce leguas que de EsPafia de una distancia de 1,500 (leguas)

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difiCU'tad del

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Ponceno, durante sus tres anos de vida, siempre pu­ blico la columna "Movimiento Mercantil" como seccion fija dentro de las paginas del periodico. Aqui nos enteramos de la salida y la entrada al puerto de buques (que eran mayormente goletas, balandras y polacras). Eracomunel que se registrara, en una semana normal y corriente, la llegada de entre dos a diez embarcaciones, para subir hasta el numero de treinta, en una sola semana, durante la epoca de zafra. Los "Partes Mercantiles" que se publicaban siempre, tambien en este mismo perio­ dico, suministraban informacion sobre el precio y cantidad de las mercancias o comestibles que entraban y salfan por el puerto del pueblo; aqui aparecian ademas los nombres de los pasajeros que llegaban o se iban de la ciudad. En las semanas fuera de zafra, Io mas que sali'a de Ponce para el exterior eran chinas; en la edicion numero 25 del Aho I, se informaba en El Ponceno que habi'a venido una goleta americana, "para cargar chinas;... se han exportado mas de un millon". Desde el puerto del pueblo tambien se haci'a cabotaje con otros puertos de la Isla a donde se enviaba bacalao, madera, viveres y harinas (que era lo que en mayor abundancia trai'an aqui los buques espanoles y extranjeros). En epoca de zafra, para el ano 1852, Ponce se inundaba —literalmente— con el azucar y el melao que se almacenaba en barriles y bocoyes, al intemperie, en un puerto que no tenia muelles ni un tinglado. En la edicion numero 15 del Ano I, aparecio un arti'culo de entrada en El Ponceno, donde se lei'a:

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Pasamos en silencio sin embargo el lago de miel que se forma en la playa ... (N)os pondnamos a cubierto de que los bocoyes se mojaran y estubieran flotando sobre la miel y el agua, ... y sobre todo para que el advenedizo no tenga a la vista esos espectaculos influyentes a hacer rebajar nuestra poblacion del acrisolado concepto en que antes se le hubiera tenido.

Y aun asi, Ponce siempre tuvo, durante el siglo pasado, una vocation de centro cosmopolita. No debiera extranarnos, entonces, que en esa ciudad con vocation de gran urbe fuera comun ver anunciado, en las paginas de El Ponceno, los servicios que ofreci'a un tutor frances, como D. Pedro Carlr°S DLu,dolPhe- "bachiller en letras de la Facultad de Pans, consagrado exclusivamente a la ensenanza pubhca en algunos colegios de Francia"; o los del arbero Justo Duchene, "maestro barbero y peluquero acabado de llegar de San Tomas a esta villa"; o los de Alejandro Molyneaux, ingeniero maquinista quien, se ofrec(ia) en su arte... a los senores habitantes que gusten honrarle" (el nombre de este m.smo ingeniero habria de aparecer mas tarde en U Ponceno, en los "Avisos judiciales", informando ahora de una cesion de bienes" que hab.'a efectuado a favor de sus acreedores). En El Ponceno aparecio el anuncio del Sr. Carlos Allard, "quien retmt0 1 n™* ' reabird Ia m^uina de sacar retratos al Daguerrotipo"; tambien se anunciaban alh los servicios del D. Luis Bacilici, "maestro sas 3 CSt3 vilIa donde ha fi" jado^su Sd Mr r reside"cla i como tambien los del relojero Mr. Gustavo Potier, "(quien) acaba(ba) de llegar a

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esta Villa,... procedente de Paris y otras capitales de Europa, (y) ofrec(fa) a los vecinos de Ponce sus servicios". En cambio, los servicios del profesor de musica, recien llegado a la villa, no gozaron del agrado de algunos vecinos. Y la razon, claro esta, se debio a la ambigiiedad de aquel anuncio suyo, aparecido en El Ponceno, cuyo texto lei'a asi: (P)rofesor de musica .. ofrece ensefiar el piano y el canto a una sola nina, en la propia casa de esta, por ocho pesos mensuales, si vive en el pueblo, o por doce si en la playa o en alguna hacienda, dandole tres lecciones por semana... Siempre que se le confi'e la ensefianza de dos ninas en una misma casa, exijira solo siete pesos por cada una; ... y siendo tres, pedira solo seis por cada una... Ledesma cree con bastante fundamento que encontrara facilmente la protection que necesita. La riqueza y la ilustracion de esta Villa crecen cada dfa mas; y no puede ponerse en duda que los pa­ dres de familia aprovechen la buena oportunidad que se les presenta de proporcionar a sus hijas el agradable conocimiento de la musica. —Ponce, Enero 27 de 1853. La reaction de los vecinos no se hizo esperar, y en un numero subsiguiente de El Ponceno, dentro de los "remitidos" al senor editor, apareci'a una airada protesta: (H)e visto un anuncio del profesor D. Gregorio Le­ desma, y me han chocado las palabras de aprovechar la buena oportunidad', palabras que yo mis-

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niu 110> ^ucuo comprender a que * ; nil 5C

EI subscriptor, entonces, le recordaba al profesor advenedizo que en Ponce: Todavia pasea(ba) por estas calles un gran profesor de musica, ... reconocido maestro por todas a companras de opera..., y maestro de'muchos que n el dia enseflan... Hemos tenido por espacio de mucho tiempo al Sor v n., a A i ha dado iecciones el cnr p V •• jP . - Einalmente, tenemos a D. ... cuvfals rnn. discipul(a)s son casi tod(a)s ... las sefioritas que tocan y cantan en las reuniones. ... (S)eguro que na veantaUreaVunPmita J3!; metodo «)nocerlo.

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color, otro pedazo con moscas, con cucaracha, todo crudo y de mala figura; .. mas vale que no hagan pan, que noenganen al publico con tan poca decencia. ... Aconsejamos a los vecinos que recojan toda la moneda macquina de mala ley, y corta, y que paguen con ella al panadero, y si se quejan decides: que quien vende mal pan, debe ser pagado en mala moneda. Asi' era, entre otras formas, como se dejaba sentir la presencia de los emigrantes, especialmente catalanes, venezolanos y europeos radicados en San Tomas, que habian ido llegando a Ponce en distintas oleadas durante el siglo pasado, nutriendo su poblacion. Este mismo hecho constataria mas tarde Albert E. Lee al afirmar: Ponce had all the provincial charm that it retained for many years, yet the influence of foreign cul­ ture was more marked there than in any other Puerto Rican community. Besides the foreign fa­ milies... English, American, German, Corsican, French and other, newcomers arrived in the city steadily. Esas mismas oleadas tambien llevaron, durante la primera mitad del siglo pasado, a miles de africanos a la costa poncena. Cerca de mediados del siglo pasado, Ponce, con una poblacion de 21,466 almas, tenia poco menos de 5,000 esclavos (una tercera parte de ellos eran domesticos o eran muy viejos o muy jovenes o estaban dedicados al trabajo de las estancias —son los calculos de El Ponceno). De ellos, todavfa hoy desconocemos gran parte de

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la historia. Fue para 1852 que aparecio el primer periodico local de la ciudad, El Ponceno. Desde antes de su pnmera tirada ya la censura del gobierno habria de estar presente, jugando con su suerte, como con la de otros tantos periodicos en Puerto Rico. Los Ue"°Lde E' P.°ncefio habian intentado publicar en 848 un penodico que hubiera sido titulado el Observador de Ponce. La clausura de otro periodico local, el Imparcial de Mayaguez, ese mismo ano, los oblige a posponer la publicacion y a cambiar de "ombre Esta no era una publicacion del go­ bierno. EI Ponceno era un semanario independiente, tundado con capital privado que habian reunido sus editores los hermanos Juan de Dios y Felipe Conde y el doctor dominicano Andres Lopez de Medrano entre otros; por lo que se vera quedaba brentendido que el gobierno, en aquellos anos, nrivL^1!"If e" ^°ntemPlaci°nes con la propiedad pnvada a la hora de censurar. Durante tres anos de vida, El Ponceno siempre salio regularmente todos los sabados (hubo s61o una edicion extraord.naria, un viernes 19 de no^'lo ^ rdna)- N° Cra U» Peri6dic° m"y grande, Io numeros que incluian un suplemento por 1° general no tuvieron mas de ocho paginas' Pero eso si, era un periodico con un formato aril para aqUei|a epoca, cosa rara en la historia de nuS-

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ciudad—en el que se fijo Antonio S. Pedreira para citar, "por la gracia que tiene", uno de esos avisos que aparecian alii publicados. "Para que los lectores tengan claras ideas del periodismo de aquella epoca -dice Pedreira en su Periodismo en Puerto Rico— vamos a copiar uno de esos avisos por via de ejemplo: Como la persona en cuyas manos ha parado una escupidera de sala de porcelana, que desaparecio de casa de su dueno a principios de esta semana, estara deseosa de restituirla, podra hacerla deposi tar en la oficina de esta imprenta, donde se le rembolsaran los gastos que haya tenido. No hay que olvidar que en su obra clasica, Insularismo, ya Pedreira habia emitido un juicio categorico sobre la literatura y el periodismo en Puerto Rico: Yo meatreveri'a a asegurar sin temor a equivocarme, que la mejor parte de la production intelectual nativa no esta en los libros publicados sino en las paginas de los diarios y las revistas. Es en nuestra Prensa donde mejor quedo exprimido el jugo de la conciencia colectiva; a ella debemos tambien la formation de caracteres sin dobleces, que fueron las piedras basicas de nuestro siglo XIX. Hoy la historia del primer periodico local que hubo en Ponce nos podra brindar una prueba que quiza desmienta unos juicios tajantes, sobre los cuales, muchas veces, se construyen falsas mitologias. Sigamos viendo ahora lo que se decia en El Ponceno.

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En las pnmeras paginas de El Ponceno siempre se podia encontrar recogida la discusion a fondo de a gunos de los asuntos economicos y sociales que se debatian con mayor intensidad en aquella epoca. La talta de un camino que uniera a Ponce con San Juan, el problema de la "vagancia", la falta de razos en las haciendas azucareras, o aquel proyecto mediante el cual hubieran venido a Puerto Rico braceros contratados desde el Archipielago de la China, ob igando(les) a trabajar a la par de la esclavitud , (un proyecto del cual El Ponceno se declaro partidano), la falta de un hospital en el pueblo la necesidad de crear un banco de emision en la Isla o la situacion de extrema laxitud en las de ,os artesanos -debida en parte, segun El p n,Cen°; 3. ausencla de gremios, "el origen fe° f cundo de inmensos males"- son tan solo algunos los problemas que se discutieron en esos articu* P01}3^ aparecidos en EI Ponceno. Estas primeras paginas de EI Ponceno, incluso sirvieron de exDresa^, ^u°$ haCendados d^ la Isla dejaron Cnte Pr°testa contra unos escritos abobri V? tos abohciorustas que venia publicando un joven abogado de la Capital, Jose Julian Acosta y Calbo En las paginas de adentro del periodico, en came puello AIL I" ' df °tros quefios^ juntos

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ocasionaron tropezones a varios vecinos, el desbor32

damiento de algun ri'o, o las aguas negras que tiraban los pulperos a la calle, algun problema en el puerto, o el dilema de aquellos esclavos a quienes sus amos mandaban a pedir limosna de puerta en puerta, como si fueran pordioseros libres, fueron, entre otros tantos asuntos, alii informados. En esas mismas paginas de adentro de El Ponceno aparecio por espacio de setenta y una semanas una columna bajo el epigrafe de "Dialogo Grotesco". Las primeras columnas de los "dialogos" aparecieron insertadas dentro de la seccion de "Variedades" o en la de "caprichos". Luego, en ediciones posteriores, estos dialogos ya empezaron a coger forma: aparecfan como columna independiente y, ademas, el esclavo habn'a de tener el mismo nombre, en un principio Pablo y luego, Congo —en un dialogo el propio esclavo explicara porque decide cambiarselo. Si bien en algunas ediciones estos dialogos habran de aparecer tambien bajo el ti'tulo de "dialogo semi-serio", tanto el formato co­ mo los personajes de los dialogos seran siempre los mismos, hasta la edicion numero 77, Ano II, en que desaparece Congo, el personaje central de los mismos. En esa edicion de El Ponceno, en la pagina 5 se da aviso de la defuncion de Congo, en la pagina 8 se le publica una esquela y en la pagina 4 aparecen unos versos dentro de un arti'culo de despedida a Congo. En la ultima oracion de esa columna se menciona a un tal Arevir. Este Arevir que se menciona aqui no es el autor de los "Dia­ logos Grotescos" Arevir (Rivera escrito alreves) era el seudonimo conque firmaba sus colaboraciones en El Ponceno un joven poeta puertorriqueno,

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El que me conozca a mi y lea El Ponceno, dice es • ...

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ANO 1853

Ano II*

Sabado 1 de Enero de 1853

Num. 27

DIALOGO DE UN DIALOGUISTA

Los redactores, editor y demas empleados del Ponceno tenemos la costumbre de reunimos en junta cada trimestre, para deliberar sobre la marcha del periodico, para reformarlo y para pasar revista a la caja. Todos tienen voz y voto, y lo que aprueba la mayoria, tiene para nosotros fuerza de ley. ... (C)omo en el libro de actas debe constar precisamente la del trimestre, mi buen Congo, mi nunca bien ponderado Congo, nos ha sacado del paso yendo de casa en casa, esplorando la voluntad de todos, y el resultado ha s;do concederle todos un voto de confianza para el venidero trimestre, por (*)Por un error, atribuible quiza a la impericia de un editor, al comenzar un nuevo ano natural, el periodico tambien cambio el numero del ano en el cabezote, en lugar de haber esperado hasta pasado el 10 de julio de ese ano para entonces cambiarlo. He respetado la numeracion original.

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una mayorfa absoluta. Va tienen UU. mis amados lectores a Ton

a-

p,=t-*f:r£S£ rector y dictador de] Po„Ccdo por SnadoT',

Como aim no ha empunado el timon de esta na a' es dear- como no ha tornado posesion de su ,V< a°an:"aC: "."d""0' ™ cia para trasladar en las columnas del periodico nuestro ultimo dialogo. Entro pues, muy ufano en mi despacho, dejo un papel sobre una mesita, y sentandose en una silia baja, me dijo: - Buen pnncipio de semana tiene el que en lunes lo ahorcan. -Y que, Congo, hay alguno en capilla? no, no puede ser! si son dias feriados ylajusticia descan- Quiero decir, mi amo, que he de principiar el ano echando fresco contra mi voluntad... — Pero hombre, espli'cate por Dios! sacame de esta incertidumbre, menos rodeo y al grano. El grano es, mi amo y senor, que un nino que me huele a medico, ha tornado a su cargo la defensa de una causa, que francamente no entiendo. Su merced se acuerda de que yo cante una contradanza que a su merced no le gusto, y yo le dije que era de una nina de 14 anos? — Si lo tengo muy presente.

98

P

M

rate su merced que ahora salimos con

m0S TaTe con una pedrada he muerto dos paja^074 Por unos, y ahora tenemos que lo

entetom0bre0!tr0sSera

posible? Qud rara y que feliz coincidencia! Si, hay cosas providenciales, Congo. _ Si mi amo; y por la boca muere el pez^ _ Pero lo que mas estrano, es lo que tume dices. — El que, mi amo? _ El que te huela a medico. , _ Si mi amo: a doscientas leguas me oho a discipulo de Esculapio. _ No, Congo, no puede ser. Bah! Como quieres tu que un medico se ocupara de estas cosas. El hombre que profesa la ciencia de curar, no se ocupa mas que de sus enfermos y de sus libros: cada dia se le presentan nuevos casos.... Seria una injuria pensar que un profesor de tan eminente ciencia se ocupara de contradanzas. - Pero mi amo, no sabe su merce que hubo un celebre escritor que escribio la comedia del medico a palos? Quien sabe sieste... no hay doctores en ambos derechos? - Si, que los hay. - Pues pudiera muy bien haberse examinado de contradancista, por que la tarantula se cura bailando. - Pero hasta aqui, no se a donde bas a parar, ni por que me has hecho tantas preguntas? - Por que? por que en primer lugar, dice su merced ha querido imitar amiamado Fray Gerun-

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aones A una persona de criterio seria una falta mperdonab e, y el fiasco, como tu dices, y el riy diculo, caera sobre el. - Pero por que, mi amo? Quien era ese Fray Gerundio y ese Tirabeque que le digo a su merced, y que mal hay en imitarlo? — El Fray Gerundio de nuestros di'as, ha sido el mejor critico de la epoca, y ningun mal habn'a en imitarlo, cuando el mismo ha tornado el nombre de otro Fray Gerundio que salio a la luz muchos anos atras, y cuando D. Modesto Lafuente escritor insigne imita a otro, que tal seri'a ese otro (?). — Ah! mi amo: con que no es malo imitar? - No: pero es el caso que no hay tal imitacion; mas como tienes ojos y no ves, y orejas y no oyes, has tornado el rabano por las ojas. Ven aqui, cabeza de chorlito. Fray Gerundio era escritor poh'tico, y ya ves si hay diferencia? Tirabeque no existi'a mas que en las capilladas, y tu vives y comes: y el Tirabeque de Fray Gerundio de Campazas significaba una cosa que tu no puedes comprender, ni yo te la quiero decir, por que no pienso desasnarte. Porque como dice el articulista del "fiujo

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»fSfiT«M uf«™p^ n

cirme plajiano y

bar^b"'le cae la

filosofi'a escn-

»" ™bTu.„Xe ulocoToces, ni te ha pasado nunca por "a cabeza, t.mpoco ha side mi dnimo

do omoramente trascord.do, por que has quendo decirme una cosa mala, y es por el contrano mu> buena. Que autor trajico no se daria con un can o en los pechos para poder dear, yo imito a Shakes­ peare? Que poeta no ha lmitado a Lord Byron. Que escritor dramatico no imitari'a a Schiller?... Compara el Otelo con Blanca y Montcasin? Anosto ha inventado el Orlando furioso que le ha dado la inmortalidad? Miguel Angel invento estatuas antes que Fhidias y Praxiteles? ... Todo se imita, y cuando no hay ejemplos del arte, se busca a la naturaleza. El celebre Canobas se pasaba horas y dias contemplando un fragmento de estatuas colosal (sic) que hay en la galena de Roma y que se cree comunmente parte de la estatua de Jupiter tonante de escultura griega, para poder imitar... y no temio copiar una obra maestra. Pero, por que me canso de hablarte de todo esto, si tu no conoces autores ingleses, ni franceses, ni alemanes, ni espanoies, ni italianos, ni has leido nada de provecho ni (1) Se esta refiriendo en este "dialogo,t al articulo aparecido en el Stmanario Mayaguezano en donde se criticaba rudamente al personaje de estos dialogos; vease el Cap. I, pag.

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HebpS qUCp HayNr2S bdlaS artCS que la contradanza como Podre persuadirte que ni he . °n"? atado de plajiar, ni de lmitar a nadie? Que de otro hay tanta diferencia como de ti a mi. — Asi me gusta , el amo, que a Io menos sea su merced bien cnado, que cuando hable de otro lo pongan siempre en lugar preferente... Ah? mi amo: su merced no sabe una cosa? — Que, hay mas? — Si mi amo, mucho mas: hemos hecho un gran descubrimiento. — Si? de veras? — Si senor, como lo oye su merced. He descubierto y es preciso que su merced convenga en ello oh! preciso! tr

— Pues dila, hombre, no seas escritor incomprensible. — Pues ha de saber su merced... Esta si que es gorda! que se ha descubierto a fuerza de cavilar, que sus dialogos tienen mas de jocosos que de serios" Ah!ja!... -Hombre!!! De veras? i iCa!!! no puede ser. ... Y como diantre se supo? quien ha sido el lince que ha descubierto, que ha sorprendido mi secreto? ... Que cerebro tan despejado! Que golpe! ... Y que descansado habra quedado el hijo de su madre. Y el di'a que por su desgracia muera... que entierro le haran, Congo! derechito va al panteon de Copernico, de Galileo, ... y Gutembert. — No mi amo, no ira. — Y por que hombre? pues no hadeir? dejusticia. A todo descubridor, todo honor.

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' roncedo; pero ira al cementerio de fcdonfc 1 Pero no te

a 105 huele

a medico?

"leb'eS'

M1 ame°enca^g"i^'me'cuide

muchofpor^qucUo ESm. n^ofo, del estado normal de, cerebro V

" " c o n g t ' n o lo has inventado tu!, mir, que

imitas...

mi am0i es

en el en-

en casade Orates si no me remed.an m.s mani'as. - Vaya, vete bendito de Dios. Ruego a UU. dispensen las inoce^adas de mi nernto y no me lo cuquen, pues seria muchisi ma desgacia para mi, si lo perdiese o perdiese el

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Ano II

Sabado 8 de Enero de 1853

Num.28

CONGO A LOS SRES. SUSCRIPTORES Siento en el alma no poder gustara todos, y mas lo siento aun cuando me maltratan depalabra o por escrito. Me dirijo, pues, a los ninos que me quieren, por que los otros, maldita la falta que me hacen. Mi amo ya les ha dicho a sus mercedes como este trimestre nadie manda en el Ponceno mas que yo, y para quedar airoso procurare que siga siendo variado, ameno y juicioso, y como he llegado a sa­ ber que a algunos les da grima el dialogo grotesco, procurare que en ningun periodico falte el consabido dialogo entre mi amo y este criado de sus mercedes. He discurrido mucho, muchi'simo en estos di'as, y no he discurrido mas aun, por el temor de los nervios del cerebro, de la sangre y todo aquello

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_ que

ha«

J . y mi amo ma q lidos. A fuerza jeneralmente nuncao^v o ^ para de discurnr he en (6 j de m; amo) con los ,„e „o leen m.» ^'"'"o^por que cuando los gusto yesdarse ^ les hacen mas grandes aun, „,6os tienen ' j medida se acostum-

do>

C lEteH pasando la murria y si no se les quita, ^Amados amos mios y mis

volven'a loco. Indirectas del padre Cobos! yo a la verdad temla que se cumpliese e, «».P°^ cuando un hombre se exaspera, esta muy ce c la locura, y cuando la sangre se va a la cabeza es ««y S perder el juicio... Tenia muchisimo miedo, y estaba triste y cabizbajo y todo m. humor se iba en puntos suspensivos, y decia para mi mismo. Si me vuelvo loco... Mi amo noto que yo estaba ensimismado y muy de mal talante, y como me preg.mtara la causa, yo que soy un cnado incapaz de mentirle a los amos, le conte mis temores. - No tengas miedo, Congo -me dijo prorrumpiendo en una estrepitosa carcajada! no tengas ningun cuidado! Tu no estas loco y con la ayuda de Dios no lo estaras nunca: no te espante el que te lo profeticen, por que has de saber que ts mu\ jeneral decir lo que somos nosotros a los demas, y en prueba de ello te voy a contar un caso mu\ curioso que paso al Sor. Rey Don Fernan o

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(Q.D.G.G.). Cuando este monarca fue a Barcelona, quiso visitar su tan celebrado hospital y en este establecimiento habi'a un militar retirado que de puro maniatico se habia vuelto loco, pero un loco pasivo, que en no hablandole de su mania era tan cuerdo corao todos nosotros, tanto que escribi'a en las oficinas del establecimiento y llevaba las cuentas y traduci'a y haci'a trabajos muy injeniosos, paseaba a su gusto, porque era muy inofensivo, y vesti'a con decencia. El Rey manifesto el deseo de visitar la casa de lo­ cos y pidio un gui'a al director que le enterase de las causas de la locura de todos aquellos desgraciados. El director llamo al oficial retirado para que sirviera de Cicerone, creyendole el mas enterado de todo lo que pasaba en aquella casa. Efectivamente se puso al lado del monarca y empezaron a caminar por la cuadra principal: detuvose en el primer cuarto y le dijo al rey: Senor, este hombre se volvio loco por que estaba enamorado y su amante le olvido; senor, este era un musico y siempre fue musico, y malo, muy adocenado y le dio por escribir, y en vez de llegar a ser un habil profesor, se quedo sin carrera y en sus manias dice que es Apolo; este otro se creyo un Narciso que se cnamoro de si mismo y pierde todo el dia en componerse y a falta de pomadas, usa saliva. En fin, fue esplicando todas las causas de una infinidad de locuras, y por ultimo llegaron a donde esta­ ba un hombre lleno de cintajos y clavos romanos puestos a manera de condecoraciones, y al verlo le

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o «te es el loco mas original de todos, dijo: Senor metido en la cabeza que es el Rey por que « le d mundo sabe que no hay ^ de Espana, cuand d me lo

mas Rey que Y ' ^

nertenece por sucesion here-

usurpado que m Pe ^arse ditana." El rey F ,„e creia cuesdoe esp.n.:

ha

el director se le ace Ca" yieSe d

ciendole:

de aquel modo dos

al

s atras. d

p

maniatico

di-

?er perTnaVM-Jse me habia olvibenor, p j Q pero mo-

f* -T5 ryt'contS

Sefior W

quie" me responde tado.

S" ™rced eom"»iC™""' ""f"U No me responde mas que "que se vo- no

czmZeT™ ^ * diga" " Y

nada

tumbre

pa,id°

VC°

*

™S: V f™" ^ de cos"

No' Cong°' todo lo pasado, pasado; si algun n ~ , pecado he cometido ya me he confesado. Doblemos la oja, Congo, y vamos... el domingo a la comedia, y despues a descansar. — Pero mi amo; se puede gritar viva el General? — Si hombre, si, todo lo cjue cjuieras. — iPues! Viva el General!... Viva! Viva!

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afll

CONGO

V

S U

A M O

Serian las ocho de la noche de un dia de la mana anterior: el Cielo estaba algo nebulosoytemiendo... un chaparron de agua como los que co frecuenciacaenenestos di'as, determine pasar toda la noche en mi casa, dejando de lr a tomar choco ate en el limpio y hermoso establecimiento que hay en la plaza. ...A la citadahora mande a mi cnado Congo, para que fuera a comprarlo, > comprara pan al mismo tiempo: dije a la citada hora, pero... seria una hora antes, poco mas o menos, seria a to que de animas. La criada tenia agua en la candela esperando el chocolate y Congo no volvfa. Dos ve ces se le seco la chocolatera, y Congo no volvia. Otras tantas pedi el chocolate y siempre se me contestaba que Congo no habi'a vuelto. Pasari'a una hora y Congo no apareci'a, el agua

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hervi'a y yo me desesperaba. Afortunadamente entre los papeles tirades de una herencia, que com-' -C' ^°"d^ntles de do* viejas como dc setenTa anos de edad habia tres novelitas manuscritas tra ducidas, sin duda por alguna de ellas, y me ent'reteA ^ h°ra' P°C° maS 6 menos> de leer lE r leer, Uega Congo cornendo, medio acalorado.cuyo color y limpieza, eran bastante cuestionables, y sb reparar en los muebles de la sala tropieza ilia, esta cae contra la mesita, oscila y tumba el qu.nquei el perro chino ladra, las criadas gritan el nino llora y en tanta confusion me levanto azorado creyendo que habia candela, 6 que un tern-

coJZ

a

0susob?choare CChaba

abaj°' V encuentro ^ susodicho Congo, que repuesto de la caida me miraba con ojos espantados, y en sus labios se es-

naTcoi!S ,raSapenaS P°dl'a baIbucear alguCon J?P P°r I3 man° Y lediJ'e:

pillamos su naejor bocado an.es vosotros ladrais os pegan qs ahullamos a nuestro placer,

°S „?ia La y los cristales, y roto se queda. rompemo a lo Y ^ cQmemos los mejores vamos a los gaWner J\ guardais de dia y de

Y

P°"r

r «S

pues, raaa despre-

n0Sei

Tndos debehvivir amarrados a la cadena, o >! Esta bien hecho lo que hacen con vosopor no veros desean'a que os esterminasen a

Ciab

^^Aaui llegaba la nocturna tertulia cuando ConSes.omudo y nues.ros .er.ubanos d.eron L salto y un ladrido, "S? _ Voto a... Congo, cpor que iuistes a lose iNo podias haber reprimido por un mom^ marcharte a otra parte? Me has impedido oir una conversation que quizas hubiera durado muc V que habn'a ido muy lejos Y _ Mi amo! Yo lo hice sin querer, no pude reprimirme, perdone su mereed: sin embargo nad^ hemos perdido con espantar a eso p ^ que queremos saber nosotros lo que sa mundo? Si todos fueramos a quejarnos, acaban'an las quejas de aquf al dia del jmcio No hay mas remedio, ni veo otro camino m aguantar y pedir a Dios que nos tenga en cuenta lo que sufrimos en este valle de lagrimas, pa . q

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pesando nuestros pecados con nuestros sufrimientos nos haga disfrutar la gloria celestial! — Amen!

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A MIS LECTORES ...

La

cuestion que ha„ dadoe»

sigue ocupando la "'""J" P i6di'cos de la Isla; id de las columnas la ca . ja originalidad de naturalidad de los Pe"sa™ ueilas circunstancias; Es el

'» Es tate V» un campo maa vasto ... crei que ... necesu y nrofUnda erudicion..., donde pudiese desPlega amargaba algun tanto , sin embargo de q« W « silencBio de los mi ecsaltada alegria, P llevar, como

Cbi

a^'en'-Sd sobre mo,

debiles cimientos. n^bulo a mis vani(b, como esta cr.enc.a dab, pabul^ ^ ^ dosos sentimientos, y dificil y triste raciones de los ignorantes, ... y > a los dar fe al espresivo silencio de los > ^ g primeros porque lisonjeaban mi van , Ro cie a los ultimos p o r q u e h u m l a b a n u g Solo faltaba, pues, elejir el ternen qu ejecutar mi elevado injenio; asi es que despue^ haber titubeado por bastante ^empoaqueasu deb,'a dirijir mi ateneion,... para luar m, talento terario, d(i') la preference a iahistona.yP P cantar en verso los hechos y hazanas del celebre y distinguido amigo mio, Congo, hace cri'tico de sus obras.

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Emprendi mi tarea aquella memorable noche de Noviembre, memorable en verdad, porque fue la noche de mi desengano: todos los hombres dotados de refleccion tienen un dia memorable, dias que unos consideran como una pagina negra de su historia, y otros como el termino feliz de sus sufrimientos: el dia del desengano. ... (N)o considerando ya, el renombre y la fama y la gloria co­ mo movil de sus acciones, se despejan uno a uno de sus mas ilusivos sentimientos, se consideran ta­ les como han salido de las manos del Criador, tales como son en realidad. Todos aquellos poetas que dotados de una imajinacion esaltada y de una sensibilidad esquisita han pintado al hombre con los mas vivos colores, pretendiendo embellecer hasta los actos mas inapercibidos de su existencia, no han hecho mas que elevarlo en apareiencia para que su caida sea mas terrible, para que el dia del desen­ gano llore amargamente los estravios de su mal aconsejado entendimiento. Perdona, lector mio, esta corta digresion. ... Sucedio, pues, que habiendo emprendido aque­ lla noche, componer la mencionada historia de Congo, trate de escribirla en octavas reales, para que la dificultad que presenta este metro hiciera mas meritoria mi composition; pero tengo que coniesarte, que habiendo compuesto, despues de mil trabajos, siete versos de la primera octava, ya borrando un epi'teto, para sustituir otro, ya cambiando un nombre porque asi lo pedia la fuerza del consonante en fin, despues de haber apurado to­ dos los recursos de mi ingenio, observe que debia buscar un consonante a indio pues era la ultima

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, , 7mo verso. Estuve mas de dos horas palabra e j' ba(ja imajinacion una voz que buscando en mi espresada, mas no pude pudiera consonar cop 1 1 otro j|ro 4 la conseguir mi o j ' espresion, inutil, elnuevoj

donde Sin, poeta ensalzado por los tes tuf dotes poPeticas? iDonde esta la eSa de tus espresiones, la fecundidad de tus conceptos cuando un simple consonante ha venido a detemerse en su vel (roto) carrera? A esta pregunta tuve que que contestarme: jamas las he p t0

^

espresaba la idea d h vis.

1

mien

soy un ignorante. . rea(E)l recuerdo de mi inmerecido renombre rea nimo mi abatido espiritu y propuseme llevar a cabo mi temeraria empresa. Una hora habia ra currido desde esta resolucion, y cuando creia habe llegado al termino de tantas cavilaciones, fue cuan­ do el estrepitoso ruido que causo el choque e puerta con la mesa me saco de mi profunda refleccion. Trate entonces, imitando lo que nos dicen del Tasso, de buscar al aire libre lo que no habia podido encontrar encerrado en mi aposento: dinji mis pasos hacia el no, esperando que su cnstalina corriente, la argentina luna que bnllaba en el zenit y el puro ambiente que respiraba, inspirarian mi confusa imajinacion: senteme en una roca, prosegui meditando, y al cabo de poco tiempo senti el contacto de un cuerpo estrano en la mano que te­ nia apoyada en la misma roca do estaba sentado, diriji sobresaltado mi vista hacia el objeto que me distraia y vi con asombro un gato flaco y maci

seido,

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lento quien en su idioma(*) me dirijio las siguientes palabras: tQue haces aqui tan solitario? Eres desgraciado? tTe sientes poseido de algun dolor que te priva de las dulces sensaciones? iHabla! Estas palabras fueron pronunciadas con tanta amabilidad que no pude menos de contestarle, reprimiendo la sorpresa, que ... me causaba: -Tu voz me sorprende! te presentas para averiguar mis mas reconditos pensamientos? - Soy un gato desenganado, un gato a quien el desengano enseno a aborrecer a todos los de tu raza, porque el dia que mis ojos se abrieron a la luz de la verdad, conoci que la mentira y la hipocresia encubrian vuestros audaces proyectos, vuestra ambicion, vuestra gloria. Despues que conoci' a fuerza (*) EI autor de estas lineas cuando estudiaba la Ideologia baio la direccion de un entendido e ilustrado catedratico, entro un dia en la polyorosa bibUoteca de este dltimo con el objeto de buscar el tratado de las sensaciones, de Condillac, y despues de revolver centenares de volumenes, dio con un libro manuscrito que era la Gramatica del .d.oma que hablan los gatos alia en los tiempos remotos. Picble tanto la cunosidad esta obra, que entre parentesis, era bastante volumrnosa, que se propuso a todo trance aprender su lenguaje, y puedo dear con satisfaccion que en poco menos de seis anos sab.'a leerloy escnb.rlo perfectamente. Hasta esta noche que el autor reH erh"°M hallado medio de practicarlo, pues si bien hay bestias do de lottos

'

ParCCe qUC CSta f3CUltad ha dcsaP"eci-

dC '0S lectores de esta curiosa, interesante y veridica hist P°dra" Pcnsar que no es mas que una ficcion, una fabula, la ^ ha h hi ,elBat°lec°ntoobjetando que los animales no hablan m han hablado jamas. Conozco igualmente que los que a tanto se atrevan tendran muy poco conocimiento de la Mc(?)anica; pues lo contrano nos asegura el abate Casti, al reproducir la hisloria de los

f"onf'SFedroUni f (N del(l)t

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t ^T'

'

'3

dramas, Congo y otros.

Sacra de los

SamanieS°»

rle fortuna cual era mi destino, y que Tde vosotros a estimaros en vuestro justo va3pren faueTmorando vosotros que os comprenl0r' P nit aba is ninguna de vuestras pretensiodia no °cultabal* ? £ do del mundo, porque p errairtc por es. nes, resolvime a v vi



1 t.*>llp7as de la naturaleza, vi qu las bellezas , t meditaciones, co-

^Tienes razon , soy un desenganado: quise ser poeta, pretendi elevarme mas de lo que per llCta y la verdad sin disfra^se presento ante mi vista; no quise creerla, y norciona. gar esperando que la naturaleza me proportion* n'a en este momento lo que al nacer me negara, mas tus palabras que para otros serian desconsoladoras han sido para mi un balsamo vmficador. - Me has inspirado tanta simpatia, poeta des­ enganado, que si quieres oir mi histona, meocupare el resto de esta noche, en contartela, y p venir a este lugar cada noche a la misma hora en donde te estate aguardando y oiras lo que jamas hubieras imajinado que pudiera haber aconteci - §iHabla, ya te escucho! esclame sobresaltado, al ver los altos designios de Dios al prepararme este raro suceso; y el gato principio su histona e manera"

tim.aral

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Ano II Sabado 24 de Diciembre de 1853 Num.78

R E M I T I D O S

iMurio Congo! ... —El que muere rico desde que deja de respirar es pobre, aunque gane la bienaventuranza eterna; y el que muere pobre es pobre dos veces, aunque vaya mejorando su fortuna. Muere uno, y al ver (el) cadaver, un viejo esclama: pobre! que virtuoso era! que santo! Eljovendice: pobre! que lastima! tan buen amigo!... El primero le reza un padrenuestro, el segundo le contempla dos minutos,... supira. Y el viejo no lo hace por temor de morirse pronto y no tener quien le rece, ni el joven por adular con su lijera contemplacion a los penados y amigos... Nace de eso: lo dicen de buena fe, porque asi lo sienten, si senor, asi lo sienten. Muchos han llorado la muerte de Congo, especialmente los individuos de la congregation del tusaismo, los que protejen las bellas artes, algunos

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, lf)S de Guayanilla perdieron ... de Guayama, hasta merecido del baiconlamuertede Congo^ ^ de la Conceple que empano e cQn notable arcion, cuando ya oca COnocimos en Conmoni'a y bUCn hUm°r;oLSSvoUdispuesto, exacto en go un ne^°^ deberes,... no podemos meel cumplimiento de hace un esce. ^ fama nos (que) echar de meno Jafalta lente cnadito. Los qu ^ diCen malas sus escritos debe con nombre lenguas que^ lego a un .nug ^ ignoramos (1), su P , • i satira para

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