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Spanish Pages 816 Year 2010
La Nicaragua de Los somoza 1936-1979
La Nicaragua de Los somoza 1936-1979
mª doLores Ferrero BLaNco
a r i a s
m o N t a N o
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2010 © Servicio de Publicaciones Universidad de Huelva © Mª Dolores Ferrero Blanco Tipografía Textos realizados en tipo Garamond de cuerpo 11, notas en Garamond de cuerpo 9/auto y cabeceras en versalitas de cuerpo 9,5. Portada Silueta de Sandino. Escultura del P. Ernesto Cardenal. Papel Offset Ahuesado de 90 g/m2 Certificado FSC Encuadernación Rústica, cosido con hilo vegetal Printed in Spain. Impreso en España. I.S.B.N. 978-84-15147-06-0 Depósito legal H 298-2010 Imprime Artes Gráficas Bonanza, S.L. Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso escrito del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva.
C.E.P. Biblioteca Universitaria La Nicaragua de los Somoza, 1936-1979 / Mª Dolores Ferrero Blanco. --Huelva : Universidad de Huelva, 2010 816 p.; 24 cm. . – (Arias Montano (Universidad de Huelva ; 100) ISBN 978-84-15147-06-0 1. Nicaragua – Historia – Siglo 20º. 2 Nicaragua – Historia – 1979, Revolución I. Universidad de Huelva. II. Título. III. Serie. 972.85”19”
A la juventud de Nicaragua, con el deseo de que este trabajo la anime a profundizar en la Historia de su pueblo. Con la aspiración de que ese conocimiento la lleve a reflexionar sobre su pasado y su presente.
ÍNdice geNeraL
I. Los FuNdameNtos deL sistema autoritario de Los somoza y La depeNdeNcia de ee.uu. (1936-1956) 1. Introducción .......................................................................................................... 27 2. La ingeniería política del régimen: del pactismo a la violencia creciente ........ 37 2. 1. El soporte militar del régimen: la Guardia Nacional ....................................... 39 2. 2. Los apoyos civiles y políticos: la burguesía emergente y los partidos legales .......................................................................................... 43 3. Las relaciones de Anastasio Somoza García con EE.UU. (1936-1956) ....... 55 ii. coNsoLidacióN y eNdurecimieNto de La dictadura (1956-1979) 1. Luis Somoza Debayle (1956-1963): la esperanza frustrada de reformismo ....................................................................................................... 87 1. 1. La política interior: malestar social y crisis económica ....................................... 88 1. 2. La política exterior: Luis Somoza Debayle, gendarme anticomunista del Caribe ........................................................................................................ 102 1. 3. El nacimiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Ideología y fases estratégicas ............................................................. 107 2. El primer gobierno de Anastasio Somoza Debayle (1967-1974): el giro en las alianzas somocistas ...................................................................... 140 2. 1. Oposición cívica y connivencia con EE.UU .................................................... 140 2. 2. El terremoto de 1972: Una oportunidad perdida de reestructuración ............... 143 3. El segundo gobierno de Anastasio Somoza Debayle (1974-1979): el pueblo es el enemigo ...................................................................................... 151 3. 1. El FSLN sale a la luz: la toma de la casa de Chema Castillo y sus consecuencias ............................................................................................... 155 3. 2. El ataque al cuartel de S. Carlos y la ampliación de la oposición. El Grupo de Los Doce..................................................................................... 175 3. 3. El asesinato de Pedro Joaquín Chamorro y el repudio masivo de la ciudadanía ................................................................................................... 196 3. 4. La toma del Palacio Nacional: Un golpe mortal al régimen ............................. 222 3. 5. La agudización de la crisis y la insurrección de septiembre de 1978 ................. 248 3. 6. La fase final de la dictadura: EE.UU. abandona a Somoza........................... 262
iii. eL iNcremeNto de La iNsurreccióN (1956-1973) 1. La represión tras la muerte de Anastasio Somoza García ............................ 277 2. La acción armada de la juventud conservadora: la invasión de Olama y Mollejones ......................................................................................................... 285 2. 1. El proyecto de invasión y la realidad ................................................................ 285 2. 2. La actitud de Luis Somoza y el Consejo de Guerra ......................................... 290 2. 3. La percepción de los implicados y de los embajadores europeos ........................ 294 3. La movilización estudiantil: la manifestación de “los pelones” de León ... 300 3. 1. La versión de “Visión Sandinista” ................................................................. 301 3. 2. La versión de la “Junta de Información” de la Guardia Nacional ................... 303 3. 3. Las reacciones de protesta ................................................................................ 307 4. De Río Coco a Zinica: los inicios de la guerrilla en la montaña .................. 309 5. La organización de la oposición cívica: La masacre de la Avenida Roosevelt .............................................................................................. 318 5. 1. Los inicios de la lucha urbana ......................................................................... 318 5. 2. La masacre de la Avenida Roosevelt ............................................................... 326 5. 3. El tratamiento de los hechos en la prensa ......................................................... 328 6. Las acciones de la clandestinidad urbana: los sucesos de Nandaime ......... 330 6. 1. Los antecedentes .............................................................................................. 330 6. 2. El enfrentamiento del FSLN con la Guardia Nacional en Nandaime ............ 335 6. 3. El análisis posterior del FSLN ...................................................................... 338 iV. La represióN eN La recta FiNaL deL régimeN (1974-1979) 1. El control de la oposición no legal en la montaña y en la ciudad ................. 345 1. 1. Los desmanes de los Jueces de Mesta y la Guardia Nacional............................ 358 1. 2. Los campos de concentración ............................................................................ 367 1. 3. La represeión urbana ...................................................................................... 372 2. Las condiciones de los encarcelamientos. El comportamiento de los presos políticos y la labor de información al exterior del FSLN .......... 374 2. 1. Las condiciones de los detenidos en la Central de Policía .................................. 377 2. 2. La cárcel Modelo de Tipitapa ......................................................................... 405 3. El Consejo de Guerra de 1976. La politización de la justicia ........................ 411 4. La represión de las insurrecciones en la fase final del régimen ..................... 421 5. La represión nicaragüense en el contexto latinoamericano............................ 450
V. Las deNuNcias de represióN aNte orgaNismos NacioNaLes e iNterNacioNaLes (1974-1979) 1. El posicionamiento de la Iglesia ante la represión .......................................... 455 1. 1. La Iglesia y su participación en la oposición antisomocista ................................ 455 1. 2. Las denuncias de Autoridades eclesiásticas y de sacerdotes ................................ 459 2. Las denuncias ciudadanas y de las Comisiones de Investigación ................ 472 2. 1. Las denuncias de los afectados ......................................................................... 472 2. 2. Las denuncias de los familiares ....................................................................... 475 2. 3. Las denuncias de ex Guardias Nacionales ...................................................... 483 2. 4. Las denuncias de las Comisiones de Investigación............................................. 485 3. Las denuncias en la fase final del régimen ...................................................... 488 3. 1. La empresa privada, el FAO, la Delegación Nicaragüense en la ONU y la Comisión Internacional de Derechos Humanos ................................ 488 3. 2. Las denuncias de la ciudadanía europea: el ejemplo del Comité de Solidaridad de la República Federal Alemana .............................................. 494 Vi. uN modeLo de dictadura crematÍstica: La permaNeNte acumuLacióN de propiedades
1. La evolución de la economía en la Nicaragua de los Somoza ..................... 501 1. 1. La producción de materias primas .................................................................. 505 1. 2. La actividad industrial .................................................................................. 511 2. El comienzo de la acumulación de bienes de Anastasio Somoza García: las propiedades de la década de 1950 ................................................ 515 2. 1. El inventario de bienes de 1951 ...................................................................... 522 2. 2. El inventario de1956 de las propiedades del Litoral Atlántico ........................ 534 3. La Declaración de Bienes de Luis Somoza Debayle ..................................... 536 3. 1. El capital en acciones ...................................................................................... 538 3. 2. El resto de las propiedades .............................................................................. 538 4. La Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967, año del inicio de su primer mandato ............................................................... 542 4. 1. La situación socioeconómica de Nicaragua en 1967 ........................................ 542 4. 2. La Declaración de Bienes de 1967 de Anastasio Somoza Debayle .................. 545 5. El Testamento de Anastasio Somoza Debayle, del 12 de agosto de 1977 .... 567
6. El inventario reconstruido por la oposición en el exilio costarricense: de la economía tradicional a los sectores inmobiliario y financiero ............ 575 6. 1. El acaparamiento de cargos públicos y negocios de la familia Somoza ............... 578 6. 2. Las actividades económicas de los Somoza ....................................................... 580 7. La corrupción generalizada y los comportamientos abusivos de los Somoza ........................................................................................................... 615 7. 1. La corrupción en la administración urbana y rural .......................................... 617 7. 2. La corrupción en los negocios ........................................................................... 620 Vii. coNsideracioNes FiNaLes ...................................................................................... 639 Viii. epÍLogo .................................................................................................................. 645 iX. apéNdices .................................................................................................................. 651 X. FueNtes y BiBLiograFÍa ............................................................................................ 801
géNesis de este LiBro La decisión de estudiar y escribir sobre la Nicaragua de los Somoza fue consecuencia, inicialmente, de un hecho fortuito. Mi sobrino Alfredo cumplió un antiguo deseo, durante el curso 2003-2004, viviendo un año en Nicaragua como cooperante de una ONG. Fui a visitarlo con un interés añadido al encuentro afectivo: el recuerdo de mi propia experiencia personal cuando se produjo el final de la dictadura. Ese 19 de julio de 1979, yo me encontraba con unos amigos en Huautla (Oaxaca, México), y juntos conocimos y celebramos el triunfo de la revolución. A mi regreso a España, me encontré con la sorpresa de que el hecho había tenido gran repercusión en mi país, hasta el punto de que algunos de nuestros alumnos de la Universidad de Huelva fueron después a colaborar con la campaña de alfabetización y varios amigos habían viajado a Managua para ver con sus propios ojos lo que estaba ocurriendo. A su vuelta, organizaron varias convocatorias en diferentes foros para transmitir sus impresiones y experiencias, y todos llegaban eufóricos y contagiados de la alegría general del país por haberse desprendido de la dictadura y por contemplar el fututo como un camino nuevo e ilusionante. El final de los Somoza no fue vivido en España como el final de otras dictaduras. Desconozco las razones, pero la Revolución Sandinista fue como un imán para los jóvenes estudiantes y una gozosa constatación para los profesores. A la par, eran para nosotros sumamente conocidas las canciones de Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina, de gran éxito en España, como también lo habían sido, antes y después, las de Víctor Jara, Violeta Parra, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez y tantos otros que nos acercaron a través de la vía musical a las realidades y dolores de ese continente hermano, que en España, ciertamente, siempre se ha sentido muy de cerca. En mi memoria quedó grabada esa feliz revolución, su enorme popularidad, su desarrollo envuelto en canciones y su desbordante alegría por haber logrado algo que, desde el exterior, parecía un milagro. Muchos años después, cuando en 2003 visité a mi sobrino en Nicaragua, inmerso en su proyecto de cooperación, él me habló del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA-UCA), y así, conocí la existencia del archivo privado de los Somoza. Me entusiasmé con la riqueza del material allí contenido y con el resto de archivos que se podrían consultar en Managua. Por aquel entonces, mis investigaciones giraban en torno al Bloque del Este durante la Guerra Fría. En concreto, los Sistemas Autoritarios en la Europa Central y Oriental y las disidencias que se habían producido frente al modelo político amparado por la URSS. Ante la abundancia de documentación de los archivos nicaragüenses, pensé que podía completar mi línea de investigación iniciando el estudio del Bloque Occiden-
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tal, a través de un ejemplo sin duda privilegiado: el Sistema Autoritario de los Somoza en Nicaragua, tolerado y sostenido por EE.UU. El proyecto era difícil por la gran distancia y por mis compromisos de trabajo en España. Pero, si mi sobrino renovó mi interés por Nicaragua, mi hermana Marisé me impulsó a emprender este trabajo cuando yo lo creía una empresa imposible. Y hoy se lo agradezco infinito. Tomada esa decisión, desde 2003, he realizado cuatro viajes a Managua, con estancias de entre uno y tres meses y he consultado ampliamente sus archivos; he leído cuanto he encontrado y, después de tantos años en que no pude dedicarle más tiempo que el que me permitían la docencia y el resto de mis investigaciones ya iniciadas, por fin, en agosto de 2010, se terminó este libro. Ha sido una tarea tan gratificante como compleja. Ha sido difícil despojarse de los prejuicios, de los tópicos, de las ideas preconcebidas sobre un tema que fue objeto de atracción y de controversia de muchos escritores, historiadores y periodistas, del país y del extranjero, algunos objetivos y otros apologistas. He intentado contrastar siempre mis fuentes y no he escatimado esfuerzos. He pensado mucho en lo que sostiene a las dictaduras y en lo que las puede hacer caer, en tan raras ocasiones. Y éste ha sido el resultado que, desde ahora, serán otros quienes juzguen si les aporta algo o les deja indiferentes. Los lectores, y sobre todo, la juventud lectora, tendrán el último veredicto sobre si el objetivo se ha cumplido. Por mi parte, me considero afortunada con lo que he aprendido y lo que me ha enriquecido el estudio de la experiencia del pueblo nicaragüense. De cómo se enfrentó a la injusticia y al autoritarismo hasta recuperar su dignidad como seres humanos.
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agradecimieNtos Son tantas las personas e instituciones que me facilitaron y acompañaron en esta investigación, y en estos años, que la relación va a ser prolija, pero es imprescindible. En primer lugar, quiero dar las gracias al Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva, por el esmero y cuidado en la edición, y al Vicerrector Manuel José de Lara por el esfuerzo y condiciones, siempre favorables, para que este libro fuera una realidad. A la Junta de Andalucía, que ha financiado mis viajes y estancias en Nicaragua, dentro de su programa de Estancias en Centros de Excelencia del extranjero, para investigadores de las universidades de Andalucía. A Carlos Malamud, experto conocedor de la historia latinoamericana, por su amabilidad al prologar este libro, al que contextualiza y prestigia con sus aportaciones, así como por su generosidad en la valoración de mi trabajo en su “Prólogo desde España”. A Ernesto Castillo, con quien he contraído una deuda impagable por haber puesto su biblioteca y archivo a mi entera disposición, por su continua atención, explicaciones y revisiones de mis borradores, además de la entrañable acogida familiar que me brindó, junto con su esposa Cuta. Sin las conversaciones sostenidas con él durantes mis estancias en Managua, y sin su ayuda y cuidados, el libro habría sido otro con carencias importantes. Igualmente le agradezco su “Prólogo desde Nicaragua”, tanto por el valor de las opiniones de quien ha vivido de cerca muchos de los hechos aquí expuestos, como por sus afectuosas palabras. A la Directora General del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA-UCA), de Managua, Margarita Vannini, que siempre me facilitó la preceptiva invitación de la Institución de Excelencia que preside, sin la que mi universidad no me hubiera permitido ausentarme, ni la Junta de Andalucía hubiera podido seleccionarme entre los beneficiados de sus ayudas. Asimismo, le agradezco encarecidamente que pusiera a mi disposición, en las mejores condiciones de accesibilidad y comodidad horaria y de toda índole, la documentación que necesité, sin restricción alguna. Y, por supuesto, el ofrecimiento del Salón de Actos del IHNCA para la presentación del libro en Managua. A Marielos Chirino, Directora entonces de la Biblioteca y Archivo del IHNCAUCA, por su ayuda inestimable, facilitación de contactos fuera y dentro de su ámbito, y solidaridad permanente con mi trabajo, tanto en aquellos años, como después, y hasta el final del libro. Siempre pude contar con su ayuda para mil pequeñas —y grandes— cuestiones, para establecer relaciones con otras personas de gran utilidad para mi trabajo, para conseguir datos olvidados y, en síntesis, para todo cuanto le he pedido constantemente hasta el cierre de estas páginas. También a través de la garantía que significaba su respaldo personal, logré la colaboración de Eduardo Marenco,
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al que hago extensivo mi agradecimiento por los documentos que me cedió y que han mejorado considerablemente mi texto. Igualmente, quiero expresar mi gratitud a Lissette Ruíz, a Mª Ligia Peña, a Mª Teresa Uriarte, a Aura Mª Olivares y al resto de personal del archivo del Instituto de Historia, por su ayuda y por hacerme tan agradables mis estancias en ese lugar. A Luis Latino, Director del Archivo de la Nación, quien me permitió las consultas con el apoyo personal que me fue necesario en aquel momento, y a la Responsable de Fondos y Servicios, Ivania Paladino, cuyas atenciones excedieron en mucho sus obligaciones. A Ricardo Wheelock, director del Archivo del Centro de Historia Militar, por el permiso de acceso y consulta, igualmente sin restricciones, que hizo posible la redacción de una parte fundamental de este libro. Y a Soraya Sánchez, Analista Documental de dicho archivo, por su ayuda material en la selección de documentos y por la cantidad de información que me proporcionó, explicándome las circunstancias de muchos de los hechos, que yo no hubiera comprendido igual sin su eficaz y útil colaboración. Al Padre Fernando Cardenal, que me ofreció un libro editado para uso exclusivo del Congreso de EE.UU., en el que se publicaron los abusos e injusticias que se sufrieron en Nicaragua durante parte del período más represivo de la dictadura, que él denunció ante el Subcomité de los Derechos Humanos del Congreso en 1976. A todos los ilustres nicaragüenses que me concedieron entrevistas en uno u otro momento —algunas incluidas directamente en este trabajo, y otras que se incluirán en el que espero continuar, posterior a la revolución—, como el Padre Ernesto Cardenal, Miguel Ernesto Vijil, Sergio Ramírez, Dora María Téllez, Henry Ruíz, Roberto Cajina, José Luis Rocha, Onofre Guevara, María López Vijil, Martha Isabel Cranshaw, Magdalena Úbeda, Rosario Valenzuela, Antonio Lacayo y Jaime Wheelock. Y quiero mencionar a algunos más que me concedieron entrevistas, que no pude realizar por cuestiones imprevistas —y que aún confío en hacer—, como Aldo Díaz, Domingo Sánchez, Víctor Hugo Tinoco y el ex-sacerdote jesuita Sanjinés. Tampoco puedo olvidar a otros amigos, tanto nicaragüenses, como españoles, que en un proceso tan largo, han participado de una u otra forma: en Nicaragua, a Virginia Vijil, por su generosa hospitalidad en dos de mis estancias en Managua, nuestras largas charlas, y su diligencia en ayudarme en cuestiones que me quedaron pendientes. Así como a Blanca Ramos, tan pronta a organizar un contacto profesional, como a ser compañera de ocios y descansos, y a María José Valenzuela, por su disponibilidad y apoyo en diferentes momentos. En España, a Ana de Haro, Amalia Perianes, Julia Manzano, Ana Sánchez y Matilde Eiroa, cuyas opiniones y sugerencias, siempre enriquecedoras, han quedado impresas en distintas partes de este libro. Finalmente, a Jesús Monteagudo, que revisó mi texto, y que tanto me ha ayudado a interpretar numerosos datos y a representarlos gráficamente. Y, sobre todo, porque siempre ha estado ahí y he podido contar con él cuando lo he necesitado. Gracias a todos, por vuestra amistad incondicional y porque el libro ha sido mucho mejor con vuestras intervenciones.
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próLogo desde españa Nicaragua: Un País de Cleptócratas, Aprovechados y Buena Gente Si ha habido un régimen cleptocrático por excelencia en América Latina, o crematístico como lo define Lola Ferrero en el presente libro, éste ha sido el de los Somoza, en Nicaragua, que se ha extendido entre 1936 y 1979. En efecto, el clan de los Tachos, los Tachitos y hasta de los Chigüines, en sus diferentes variantes familiares, generacionales y de estilo, supo hacer de su país una gran finca privada, que gobernó a su antojo y según su libre albedrío y “buen entendimiento”. En realidad se podría decir que los Somoza administraron Nicaragua según sus intereses, como si se tratara no de un país de ciudadanos sino de un patio particular, de algo eminentemente propio. De este modo, la familia impuso sus puntos de vista en Nicaragua cuando y como quiso. El terremoto de 1972 y sus dramáticas secuelas fueron sólo un ejemplo, uno más, de una larga lista, que explica claramente la forma patrimonialista en que los Somoza entendieron el poder. Para ellos, la premisa de los actuales populismos latinoamericanos de que “el poder es para siempre, no se comparte ni se reparte”1, era una de sus principales máximas de cabecera. Las dictaduras somocistas, en sus diversas variantes, entendían que las leyes y las instituciones, la democracia en definitiva, fuera formal o burguesa como la definían sus opositores, era una mera fachada, una ficción que había que respetar, hasta ciertos límites se entiende, si se quería seguir manteniendo el respaldo vital y estratégico de los Estados Unidos. Desde esta perspectiva la teoría decía que no debían excederse en la vulneración de las leyes o en la aplicación de políticas represivas. Pero para los Somoza una cosa eran las leyes y otra la dura realidad, que enfrentaban con una brutalidad extrema, especialmente con todos aquellos que discrepaban de sus métodos. Hay que tener presente que sin el apoyo estadounidense el régimen de los Somoza hubiera durado mucho menos, aunque ese respaldo, por si solo, es insuficiente para explicar todo lo que pasó en Nicaragua en los años centrales del siglo XX. Fue tal el nivel de desestructuración social, de descalabro económico, de atropellos a la legalidad, a la justicia y a los derechos humanos vividos en Nicaragua durante esos años de hierro, que buena parte de las elites económicas, sociales y culturales terminaron dándoles la espalda a quienes se habían presentado inicialmente como sus benefactores. Sin embargo, en esta conducta de un sector importante de la burguesía nicaragüense radica precisamente buena parte de la diferencia existente entre 1 Carlos Malamud, Populismos latinoamericanos. Los tópicos de ayer, de hoy y de siempre, Ediciones Nobel, Oviedo, 2010.
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los procesos revolucionarios de Nicaragua y El Salvador, del distinto desenlace de la lucha armada en uno y otro país. Por eso, la pregunta de por qué triunfó en Nicaragua el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) mientras en El Salvador el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) no pudo concretar sus objetivos es de gran relevancia para entender mejor los dramáticos sucesos vividos por aquellos años en América Central. Lola Ferrero, en su libro La Nicaragua de los Somoza (1936-1979), analiza de una forma pormenorizada y sistemática los más de 40 años de historia nicaragüense marcados por el peso de esta dictadura familiar. Se trata de una historia enmarcada, en un extremo, por la lucha de Sandino contra los invasores norteamericanos, y su posterior asesinato y por el impacto de la Guerra Fría, en un lugar tan sensible del mundo de aquel entonces como era América Central. No se olvide que en ese momento el Canal de Panamá era una pieza clave en el sistema de comunicaciones mundial y el enclave nicaragüense era vital para su vigilancia y control. Es más, la posibilidad de construir a través de Nicaragua una alternativa al canal sigue vigente, lo que explica en buena parte el interés de Estados Unidos en este pequeño país. Es aquí, más que en sus magros recursos económicos, muy escasos para una economía del tamaño de la de Estados Unidos, donde hay que fijarse para entender el interés del “imperio” en ese lugar perdido del mundo que se llama Nicaragua. Durante mucho tiempo, la historia de América que se practicaba en España se centraba en el período colonial. Se trataba, sobre todo, de escribir la historia de España en América más que de realizar una verdadera historia de América. Con el tiempo las cosas fueron cambiando y, poco a poco, el estudio de la contemporaneidad se añadió al listado de temas abordados por los historiadores americanistas españoles. Sin embargo, todavía hubo que esperar algo más de tiempo para que los temas tratados fueran más allá de los procesos de independencia o de la Guerra de Cuba. Y sobre todo, para que el americanismo español abandonara el antinorteamericanismo heredado de los años de la guerra con Estados Unidos y recuperado luego por el franquismo con una fuerza inusitada. Sin embargo, todo llega y en las últimas dos décadas, de la mano de algunos historiadores de lo contemporáneo, economistas y cientistas políticos se produjeron avances notables. De este modo España comienza a contar con verdaderos especialistas en la realidad actual y en la historia reciente de los distintos países latinoamericanos. Desde esta perspectiva destaca sobremanera el impresionante trabajo de Lola Ferrero. Los distintos aspectos del régimen de los Somoza son diseccionados con mano maestra, a través de un riguroso y sistemático manejo de fuentes editas e inéditas, especialmente en los archivos nicaragüenses, así como con numerosas entrevistas a algunos de los más destacados protagonistas de los sucesos relatados, especialmente aquellos vinculados con la Revolución Sandinista y la oposición a Somoza. El libro es un diálogo permanente entre dos procesos indisolublemente ligados a través del tiempo. Por un lado, la historia de las distintas dictaduras somocistas, y de los círculos concéntricos que los rodeaban, los más cercanos, más íntimos y más fieles y los más lejanos y menos fiables. Por el otro lado, el mundo de quienes se
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oponían por la vía de las armas o de los que preferían la lucha política en su enfrentamiento con el régimen somocista. A lo largo de todas estas páginas se siente permanentemente la proximidad de la autora con su objeto de estudio, sus estrechos e intensos vínculos con la Nicaragua que pugnaba por sacudirse el yugo dictatorial y autoritario que la atenazaba. De este modo, el proyecto revolucionario es visto con simpatía, aunque también con una cierta frustración, especialmente por los sucesos producidos tras el retorno reciente de Daniel Ortega al poder. Es que, como bien dice Lola Ferrero, “las revoluciones no triunfan. Suelen ser inmoladas. Son contadas las que en la historia han triunfado y, a veces, sólo unos días”. Esta decepción final, asentada en sólidas bases debido a la deriva populista y autoritaria de un gobierno que, lamentablemente, ha copiado muchos de los tics autoritarios y cleptocráticos de la dinastía de los Somoza y otros de un proyecto “bolivariano” con el que inicialmente no tuvo nada que ver. En este sentido, el matrimonio actualmente gobernante en Nicaragua ha demostrado la misma falta de respeto por las leyes y las instituciones, por la democracia y los derechos humanos que sus predecesores autoritarios o los populistas de otros países cercanos. Esperemos que esa decepción final de la que hablaba antes se convierta en el impulsor de un nuevo libro de Lola Ferrero, esta vez sobre los años más recientes, y también convulsos, de la realidad nicaragüense. Calos Malamud2
2 Carlos Malamud es catedrático de Historia de América en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) e investigador principal del área América Latina en el Real Instituto Elcano. En el año 1992-93 fue Spanish Senior Visiting Fellow en el Saint Antony’s College de Oxford. Posteriormente, ha sido subdirector del Instituto Universitario Ortega y Gasset, director de su programa de América Latina, director del Observatorio de Seguridad y Defensa en América Latina del mismo instituto y Subdirector del Observatorio Electoral de América Latina de Nueva Mayoría.
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próLogo desde Nicaragua Anastasio Somoza García publicó en 1936 un voluminoso libro: Sandino o el Calvario de las Segovias tratando de justificar su orden de asesinar al General Augusto C. Sandino y a sus acompañantes cuando regresaban de una cena en Casa Presidencial con el presidente Juan Bautista Sacasa. Desde entonces, hasta el triunfo de la Revolución Sandinista en julio de 1979, los libros sobre la lucha de Sandino no podían publicarse en el país y se mantuvo prohibida su introducción y circulación en Nicaragua. En el año 1933, Augusto C. Sandino le presentó a su compañera, Blanca Aráuz a un escritor vasco diciéndole: “Te voy a presentar a un señor de apellido muy largo que no hay manera de pronunciarlo al principio”. Se trataba de Ramón Belasteguigoitia y el libro era Con Sandino en Nicaragua. Se publicó por Espasa Calpe en Madrid el año de 1934, el mismo año en que Somoza García ordenara el asesinato de Sandino y sus acompañantes. Este español que llegó hasta el Chipote en el campamento de Sandino hizo posible que la lucha del guerrillero de la montañas de las Segovias nicaragüenses fuera conocida por miles de lectores y sigue siendo referencia para conocer los orígenes de esa gesta. Sesenta y siete años más tarde, la doctora en Historia, María Dolores Ferrero Blanco, Catedrática E.U. de Historia Contemporánea de la Universidad de Huelva, España, nos presenta aquí, en la Nicaragua de Sandino la otra cara de la Historia de Somoza: La Nicaragua de los Somoza 1936-1979. Después de conocerla personalmente y saber que estaba investigando para escribir sobre nuestra historia, leí su libro La Revolución Húngara de 1956. El despertar democrático de Europa del Este. En la lectura constaté su capacidad profesional para presentar, sin sesgos de orden político o ideológico, un fenómeno social tan complicado, iniciado en el rígido marco político de poder de ese entonces. Su estructuración a través de los protagonistas y la documentación pertinente de los hechos seleccionados, consigue que sea el lector, quien adopte sus propias conclusiones sobre las realidades objetivas que se presentan. Asistí, representando al FSLN, al último congreso del Partido Comunista de Rumanía en la época de los Ceaucescu. Nunca había presenciado tantos aplausos y lágrimas que las ofrecidas por los congresistas rumanos a la pareja de gobernantes. Generales y académicos, de pie, aplaudiendo con la frecuencia y ritmo preestablecidos. Muchos de ellos portaban carteles con la imagen de los Ceaucescu; los dos ya adultos mayores, pero, en los carteles, no: sus rostros no pasaban de los treinta años. Pocos meses después, ya sin aplausos ni lágrimas, el pueblo los fusilaba. De 1985 a 1990 desempeñé el cargo de embajador de la República de Nicaragua en la antigua URSS. Ese cargo me permitió conocer las diferencias entre la historia
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real de los pueblos y la historia oficial creada por quienes ejercen el poder. Las naciones que integraron la antigua URSS, aún están en proceso de recuperar su propia historia, y muchas se han visto envueltas en conflictos armados. Hay repúblicas que se gobiernan como si se viviera, todavía, en la época de los zares. El desplome de la economía socialista esquemática, a pesar de la Perestroika de Gorbachov, ha creado una economía tan liberal y democrática como la de cualquier país capitalista. El escritor polaco, Ryszard Kapu ci ski, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (2003) publicó en Editorial Anagrama (1994) su libro El Imperio sus encuentros con la URSS, iniciados en su primera infancia (1939) hasta 1993. Entregó a los lectores, en sólo 352 páginas, un retrato escrito de lo que fue la URSS, hasta el gobierno de Yeltsin. Muchos jóvenes devoramos con ansias las publicaciones de la Editorial Progreso de Moscú para tratar de conocer la historia iniciada en la Revolución de Octubre. Cinco años de embajador en la URSS y todas esas lecturas no me lograron explicar la realidad interna de los pueblos que la integraron. Ahora, la doctora Ferrero enmarca este nuevo libro en la época de la dictadura de Somoza García y sus hijos, iniciada con el asesinato de Sandino y la toma del control absoluto sobre la Guardia Nacional, como un ejército personal heredado de la intervención yanqui, sostenida por los gobiernos de los Estados Unidos y el apoyo de una emergente burguesía insertada en los partidos políticos tradicionales. En la preparación de este libro se puede afirmar, con certeza, que su autora se incluye en la calificación enunciada por Edelberto Torres Rivas en el prólogo al libro de Dirk Kuijt: Guerrilla: Guerra y Paz en Centroamérica: “Un investigador extranjero conoce a un país cuando lee sobre su historia, cuando se relaciona con los que la hacen o la viven, pero sobre todo, cuando lo hace una y otra vez. Y luego escribe en torno a temas clave de la historia de ese país”. Después de una amplia introducción, en los capítulos del III al V nos presenta, con hechos y testimonios, rigurosamente documentados, la lucha que la gran mayoría del pueblo nicaragüense y del FSLN como organización política, libraron hasta alcanzar la victoria en julio de 1979. Ese proceso de investigación, selección, análisis y organización de la documentación, entrevistas realizadas a sandinistas, militantes, colaboradores y actores de la lucha, grabaciones radiales de declaraciones de los protagonistas de la etapa objeto de su estudio, nos ayudará a entender no sólo el sandinismo de hoy y el somocismo del ayer, sino la Nicaragua de hoy, y en especial, a ese pueblo sencillo, generoso y abnegado, víctima todavía del poder político y económico que le sigue causando pobrezas y humillaciones. La doctora Ferrero realizó gran parte de trabajo en Nicaragua. Conoció nuestra tierra y nuestra gente y estoy seguro de que su libro será una referencia básica para que esa etapa clave de la vida de los nicaragüenses se conozca sin el temor de que los valores o defectos de nuestro pueblo sean manipulados, para exagerarlos, o demeritarlos. Así, las nuevas generaciones tendrán la oportunidad de conocer objetivamente esa difícil etapa que vivieron sus antepasados. La autora dejó como último capítulo, el VI: “Un modelo de dictadura crematística: La permanente acumulación de propiedades”, un abundante y minucioso bosquejo, que considero es el eje principal de su aporte para el conocimiento objetivo de esa etapa de nuestra historia.
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Se trata de un registro minucioso que resume la inmensa fortuna, compuesta de toda clase de bienes acumulados por la familia Somoza, desde el inicio de la dictadura, hasta julio de 1979. Aunque las actividades de rapiña de la familia Somoza han sido conocidas y divulgadas, aún en tiempos de la dictadura, la doctora Ferrero ha logrado, en un capítulo, organizar e identificar con sus particularidades, naturaleza, extensión, formas de adquisición etc. gran parte de los bienes saqueados al pueblo nicaragüense por los Somoza. Esa relación minuciosa será un instrumento útil para conocer las razones antiguas y actuales que siguen siendo causa de la pobreza de la gran mayoría de los nicaragüenses. Los montos que resultan de los bienes de toda clase identificados en ese capítulo, para fijar, de alguna manera, la cuantía de la inmensa fortuna acumulada con innumerables modalidades; desde extorsiones abiertas hasta operaciones sofisticadas, como explica la autora, son superiores al resultado aritmético. Subvaloraciones en documentos oficiales, precios estipulados en declaraciones fiscales, pago de impuestos, títulos notariales y los Registros de la Propiedad, nos ofrecen un punto de partida para conocer el inmenso saqueo del gobierno de los Somoza para su provecho personal. La autora presenta unas gráficas que nos permiten conocer, no sólo ese enorme saqueo que generó la fortuna de los Somoza, sino también los indicadores básicos que reflejan el abandono y pobreza, que generó ese sistemático robo, causado por las condiciones de pobreza y explotación impuestas a la inmensa mayoría de la población, privada de los más elementales medios para tener una vida digna. La historia de hechos vividos y sufridos por los nicaragüenses, y que la doctora Ferrero nos presenta en su libro con objetividad científica, no podrá evitar la natural subjetividad en la opinión de algunos que, de una u otra forma, vivieron y conocieron los acontecimientos que se dieron en Nicaragua en la etapa estudiada por la autora; y que en la actualidad, tienen forjada una historia propia para explicar esos hechos según sus intereses particulares, exaltar protagonismos individuales y reclamar exclusividad de lo que fue la gesta de todo un pueblo. En lo personal, como lector, espero que este libro genere en otros lectores dos preguntas: 1. ¿Este Frente Sandinista de hoy responde a los valores por los que luchó Sandino y los que murieron para legar a las nuevas generaciones una Nicaragua distinta a la vivida en el Somocismo? 2. ¿Quiénes son actualmente los dueños, usufructuarios actuales, de la inmensa fortuna acumulada por los Somoza y sus allegados durante tantos años? Ernesto Castillo Martínez Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Centroamericana. Universidad Nacional de Managua y Universidad Americana de Managua.1
1 Ernesto Castillo Martínez nació en Granada (Nicaragua) en 1939. Se graduó en la Universidad Nacional Autónoma de León. Desde la década de 1980, desempeñó los cargos de Procurador General de Justicia, Ministro de Justicia, Presidente del Consejo Nacional de Educación Superior y embajador de Nicaragua en la URSS, de 1985 a 1990.
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i. Los FuNdameNtos deL sistema autoritario y La depeNdeNcia de ee.uu. (1936-1956)
Anastasio Somoza García, joven. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
i. iNtroduccióN La concepción del Estado y la construcción del aparato político que definió al régimen de los Somoza fue producto tanto del pasado de Nicaragua, como de la proximidad y posición internacional preponderante de EE.UU. Como señala A. Pérez Baltodano, la Nicaragua independiente se gestó “entre el Estado conquistador y el Estado nación”1. Resulta evidente, y reiteradamente comprobado, que los pueblos tienden a reproducir los comportamientos y formas de vida que han vivido y que son los que les han trasmitido sus ancestros. Afortunadamente, andando el tiempo, las nuevas realidades a las que se tienen que enfrentar y los nuevos problemas que se ven impelidos a solucionar, van generando nuevas formas y concepciones que poco a poco se van solapando con las viejas, coexistiendo con ellas hasta superponerse finalmente, haciendo posible que una sociedad evolucione, se modernice y conciba la posibilidad de transformarse. La ineludible herencia que Latinoamérica recibió de la colonización española, de la que Nicaragua no estuvo exenta, fue la de un Estado conquistador que, enfrentado a múltiples calamidades y sinsabores, quiso compensar sus penurias con todos los beneficios que pudo arrancar a las nuevas tierras. Eso, unido a la lejanía y lentísimas posibilidades de comunicación de los conquistadores con la autoridad que les amparaba, la Monarquía española, les dio pie a una libertad de actuación casi ilimitada en un terreno propicio para cometer con los pueblos sometidos todo tipo de arbitrariedades y atropellos. Los colonizadores españoles, en efecto, consideraron legítimo obtener todas las riquezas, prebendas y ventajas que su fuerza les posibilitara de los lugares a los que arribaban, y la época en la que se llevó a cabo la conquista española coadyuvó a una indiferenciación entre lo público y lo privado. España se expandió por América con unas instituciones casi medievales, a pesar de que en Europa ya daba sus primeros pasos el autoritarismo monárquico. La sociedad en la que habían vivido hasta la fecha los conquistadores había sido feudal, de señores independientes con fuertes voluntades individuales y con poderes no sometidos a la Monarquía. Y, pese a que durante la conquista, continuamente se alude en los 1 Pérez Baltodano, A.: Entre el Estado conquistador y el Estado Nación. Providencialismo, pensamiento político y estructura de poder en el desarrollo histórico de Nicaragua. IHNCA-UCA, Fundación Friedrich Ebert en Nicaragua, Managua, 2003.
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documentos a que todo se emprende en nombre y para gloria de la Corona, los conquistadores fueron realmente “reyezuelos” independientes que impusieron modos de gobernar a su antojo la mayoría de las veces. La realidad de los abusos que se cometieron en numerosas ocasiones fue con cierta frecuencia denunciada y las sanciones o reproches que llegaron desde España en muchos momentos, dan buena cuenta de ello. Pero no sólo la práctica de los abusos tuvo una gran repercusión en el desarrollo posterior de los pueblos latinoamericanos, sino también la imposición de las instituciones del régimen colonial que nunca tuvieron en cuenta la historia y la cultura precedentes de los países a los que llegaron. En concreto en Nicaragua, se trasplantaron instituciones tales como las Cortes, los Cabildos o los Corregimientos, que en España eran formas de participación civil, pero que en Nicaragua perdieron su contenido por el carácter militar y despótico que se les dio desde un principio. El choque que supuso la imposición por la fuerza del concepto de Estado, y de un Estado militarizado, ajeno por completo a la historia de los pueblos a los que se trasplantó, tuvo como consecuencia que, en lugar de constituir un marco institucional propicio para el crecimiento demográfico y el desarrollo económico, el carácter ajeno de sus formas, la orientación hacia los intereses de la metrópoli y el comercio de esclavos, provocaron el descenso de la población y anularon las posibilidades de progreso económico. Igualmente, los modelos de las encomiendas y los repartimientos se implantaron por la fuerza ignorando las explotaciones comunales agrícolas y las formas colegiadas de gobierno que tenían los indígenas y que, como señala J. Wheelock, “eran más parecidas a un asentamiento vecinal que a un Estado”2. El trato dado a los indios durante la colonia fue brutal, con todo tipo de medidas para lograr su rendición: a los castigos crueles a los jefes rebeldes —ser quemados, aperreados (mordidos y comidos a veces por perros), descuartizados, etc.— se unió el arrasamiento de poblaciones enteras, los repartimientos de pueblos, la exigencia de tributos en especie, la expansión de la esclavitud —con el herraje en pleno rostro a los esclavos y comercio de los mismos—, además de la consideración de sus religiones como supersticiones, con lo que se añadía al maltrato físico el sometimiento ideológico y cultural. Ante esa actitud, los indígenas se rebelaron hasta el punto de “no dormir con sus mujeres para que no parieran esclavos de españoles”3. Pero a pesar de la resistencia, la dominación fue efectiva y las prácticas violentas, aunque recibidas con rotundo rechazo, quedaron impresas, sin embargo, en la memoria colectiva y, para muchos, asociadas a las formas de gobernar. 2 Wheelock, J.: “Siete tesis sobre la inestabilidad política en la historia de Nicaragua”, en VV.AA.: Historia y violencia en Nicaragua. Instituto de Investigaciones y Acción Social Martin Luther King de la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI) y UNESCO. Managua, 1997, p. 32. 3 Wheelock, J.: Raíces indígenas de la lucha anticolonialista en Nicaragua. Nueva Nicaragua, Managua, 1985, pp. 31-36.
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La hacienda extensiva, basada en la explotación de mano de obra repartida o servil, fue el eje económico de la colonia y determinó el desarrollo posterior de los dos polos urbanos del Pacífico, Granada y León que se vieron condicionados por la existencia de las haciendas de trabajo forzoso que se fueron conformando en sus respectivos territorios. Así, los encomenderos serían el precedente de los ganaderos comerciantes de Granada y León y los pueblos repartidos pasarían a ser después las peonías y colonos asentados en las extensiones ganaderas. Su evolución posterior daría lugar a una clase importante agropecuaria y comercial, al establecimiento de una relación de caudillaje y clientela y a unas luchas de poder entre las élites terratenientes que serían una constante en la historia política nicaragüense4. La evolución hacia un Estado nación o Estado de derecho, que separara lo personal o privado de lo público, y que estuviera regido por principios racionales, fue lenta en todas partes, pero mucho más en las tierras colonizadas. El proceso de independencia de Nicaragua había sido muy complejo, pero el 15 de septiembre de 1821 se proclamó en Guatemala el “Acta de Independencia” que no aceptó León por rechazo a Guatemala y, el 28 del mismo mes, la Junta Provincial de León tomó el acuerdo conocido como “Acta de los Nublados”. En ella se buscaba como fin primordial adquirir su propia libertad de acción frente a los que habían proclamado, en Guatemala, la independencia de España y asumido la dirección de Centroamérica sin tener clara la dirección hacia la que iban a conducir a sus pueblos. La independencia de España la aceptaban en León únicamente como una necesidad impuesta por las circunstancias, pero era algo secundario, siendo lo fundamental acordar la absoluta y total independencia de Guatemala. Mientras Granada y Costa Rica se separaron constituyendo gobiernos propios, los leoneses dirigidos por el obispo y gobernador intendente de Nicaragua, fray Nicolás García Jerez, sólo buscaban como acomodarse al derrumbe del Imperio español incorporándose al Imperio mexicano, y la Diputación Provincial de León asumió la soberanía de Nicaragua y Costa Rica. En Granada, en cambio, el 3 de octubre se juró la independencia general del Gobierno español por disposición del Coronel Crisanto Sacasa comandante de las fuerzas acuarteladas en la ciudad. Unos años más tarde, en 1823, Nicaragua se unió a la Unión Centroamericana, que habían constituido Guatemala, Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Se declaró independiente de México y se organizó como República Federal de Centroamérica, aunque la Federación no sobreviviría mucho tiempo. Nicaragua fue el primer Estado que se separó de ella de modo definitivo el 30 de abril de 1838 y una vez elaborada la Constitución de 1838 y aprobada una nueva ley electoral, tomó posesión como Director Supremo del Estado Fruto Chamorro, siendo elegido posteriormente primer presidente de Nicaragua en 1953. 4 Wheelock, J. (1997), Ob. cit., p. 34.
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Cuando Nicaragua fue finalmente independiente, los nuevos gobernantes, criollos en su mayoría, reprodujeron las fórmulas aprendidas y la antigua dependencia que habían tenido de la Corte española fue sustituida, en su formato moderno, por una “neocolonización” política y económica inglesa. Esa dependencia del exterior y, en el caso de EE.UU., de un país encaminado hacia un rol mundial de primera potencia, condicionó de un modo determinante el discurrir institucional de Nicaragua. Como ocurrió en otros países centroamericanos, Nicaragua fue un foco de atracción para Francia, Gran Bretaña y los EE.UU., sobre todo por el incentivo estratégico que suponía la posible construcción de un canal que uniera los océanos Atlántico y Pacífico, del que se derivarían incontables ventajas para los negocios comerciales. La principal rivalidad se había producido entre EE.UU. y Gran Bretaña, que en 1850, por el Tratado Clayton-Bulwer, quedaban situadas a la par en sus derechos. Pero en 1901, un nuevo tratado, el Hay-Pauncefote, demostraba la aceptación de Gran Bretaña de la preeminencia de EE.UU., que quedaba con los derechos en exclusividad para la construcción del canal. El proceso terminó en 1914 con la firma del Tratado Chamorro-Bryan, por el que Nicaragua cedía la concesión para la construcción del canal a EE.UU., a perpetuidad, y el acceso al mismo durante 99 años, así como el derecho a construir una base naval en el Golfo de Fonseca. Todo ello, a cambio de tres millones de dólares5. Así pues, desde la Compañía de Tránsito del Comodoro Cornelius Vandervilt, en el siglo XIX, hasta el Tratado Chamorro-Bryan, ya en 1914, esa idea llevó a Nicaragua a muchos aventureros y mercenarios que trataron de posicionarse en puestos políticos e influir apoyando a distintos grupos nicaragüenses —los gérmenes de los partidos conservador y liberal—, según sus conveniencias. Los partidos actuales, conservador y liberal, no tuvieron esas denominaciones desde un principio. Los primeros grupos, bandas en realidad, se llamaron Timbucos, los futuros conservadores y Calandracas, los futuros liberales. Después, durante la Guerra Civil de 1854, las dos facciones en lucha comenzaron a denominarse Legitimistas, los conservadores de hoy, y Democráticos, los actuales liberales. Y las rivalidades entre los democráticos, de León, y los legitimistas, de Granada, que habían comenzado desde la época en que la Diputación unificada de Nicaragua y Costa Rica se independizara de España, en 1821, continuaron cuando Nicaragua pasó a formar parte de la República Federal de Centroamérica desde 1823, y permanecían cuando se produjo la separación definitiva, en 1838. Durante la segunda mitad del siglo XIX, los conservadores se mantuvieron durante décadas en el poder debido al gran error de los liberales de utilizar al aventurero de Tennessee, William Walker para sus fines. Era ése un personaje 5 Malamud, C.: América Latina, siglo XX. La búsqueda de la democracia. Ed. Síntesis, Madrid, 1999, pp. 133-134.
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que ya se había entrometido de forma avasalladora en México y que llegó a autoproclamarse presidente de Nicaragua en 1856, reconocido por los EE.UU. Posteriormente, cuando ya no interesó a Norteamérica por estar volcada en su Guerra de Secesión, terminó siendo ejecutado en Honduras. Pero ya se había creado el precedente de una intensa intervención norteamericana. Los Democráticos o liberales no volvieron al poder hasta el período comprendido entre 1893 y 1909, con el gobierno de José Santos Zelaya, cuyo mandato fue una de las etapas más controvertidas de la historia nicaragüense. Sin negar que su nuevo proyecto político fuera calificado de republicano y nacionalista, como lo denominaron J. Wheelock o D. Nolan, y aceptando que las transformaciones que Zelaya emprendió fueron de gran calado, otros autores han hecho hincapié en su carácter más continuista que novedoso. Ciertamente, llevó a cabo reformas institucionales, creó nuevas bases agrarias e impulsó la economía nicaragüense a partir de la exportación del café6. Pero, si bien esas iniciativas fueron importantes, M. Vannini pone el acento en que no constituyeron una ruptura drástica con los “Treinta Años” conservadores. El incremento de las comunicaciones que se le ha reconocido, ya se había iniciado en el período anterior, aunque Zelaya amplió las vías ferroviarias, puertos, telégrafo y teléfono; en lo que se refiere a la consolidación de aparato estatal, también el esfuerzo se había iniciado ya por los conservadores, aunque es cierto que Zelaya negó a los EE.UU. la extraterritorialidad del canal interoceánico e hizo una gran defensa de la soberanía territorial; la enseñanza pública y gratuita se había establecido en 1877, pero con Zelaya se dedicó a la educación el 10% de presupuesto nacional; el Código Militar se había promulgado también años antes, incluso con servicio militar obligatorio, pero Zelaya lo convirtió en un pilar del régimen, igual que la agroexportación, también ya iniciada, pero a la que su régimen liberal otorgó un fuerte apoyo gubernamental. Sin embargo, el mayor paso de Zelaya hacia la modernización fue la constitución denominada la “Libérrima”, que era una ruptura clara con la de 1858 y que estableció novedades tan notables como el sufragio universal secreto, la eliminación de los requisitos de propiedad para ejercer derechos ciudadanos y ocupar puestos públicos, la abolición de la pena de muerte y el establecimiento de la libertad de cultos y del matrimonio civil. No obstante, tuvo un discurrir azaroso con suspensiones que le impidieron una vida larga7. En definitiva, aunque la mayoría de las iniciativas ya se habían puesto en marcha en los años anteriores, Zelaya les dio continuidad o las profundizó y amplió, dentro de un perfil nacionalista que todo indica que no pudo perdurar desde que el vecino del Norte se percató de su concepto de la soberanía nacional. Haciendo 6 Nolan, David: La ideología sandinista y la revolución nicaragüense. Ediciones 29, Barcelona, 1986, p. 29. ; Wheelock, J.: “Siete tesis…”, en VV.AA. (1997), Ob. cit., p. 38. 7 Vannini, M.: “La revolución liberal ¿Qué significó para Nicaragua?”, en VV.AA. (1997), Ob. cit., pp. 250-253.
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uso de ella, Zelaya podía autorizar a cualquier potencia extranjera a construir el codiciado canal que haría competencia al de Panamá, ya entonces en construcción y controlado por EE.UU. En 1909, Zelaya dejó el poder, según algunas opiniones presionado por EE.UU. y, según otras, voluntariamente. Lo cierto fue que, después de recibir la denominada Nota Knox —nombre del entonces Secretario de Estado norteamericano— se retiró y fue sustituido por el liberal José Madriz. Según A. Pérez Baltodano, EE.UU. aseguraba así sus intereses económicos al intervenir con la excusa de la ejecución de Cannon y Groce, los norteamericanos que habían apoyado la rebelión conservadora8. D. Nolan, más directo todavía, sostiene que EE.UU. envió a la Infantería de Marina para apoyar a los conservadores y derrocar a Zelaya9. En cualquier caso, esa intromisión de EE.UU. se enmarcaba en su proceso de expansión imperialista, entre 1900 y 1925, en que ocupó militarmente México, Cuba, Puerto Rico, Haití, República Dominicana, Colombia, Nicaragua y Panamá, buscando petróleo barato y materias primas, con la ventaja de contar, ya en los últimos años, con el paso del Canal de Panamá del Atlántico al Pacífico. La primera intervención de EE.UU., en 1912, había sido solicitada después de una queja emitida por el gerente del ferrocarril por el uso indebido de los terrenos e instalaciones del mismo por los rebeldes, por lo que el acorazado Annapolis se estacionó en Corinto con la justificación de proteger las vidas y propiedades americanas. En realidad, se llevó a cabo para aplastar la rebelión de los generales Mena, conservador, y Benjamín Zeledón, liberal, que habían pactado un “Ejército Aliado”, en contra de la intervención americana. Pero fueron vencidos y Mena tuvo que marcharse a Panamá y Zeledón murió combatiendo en las cercanías del Coyotepe (La Barranca) Masaya10. Años más tarde, el 4 de mayo de 1927, el entonces presidente de EE.UU., Coodlidge, envió al coronel Henry L. Stimpson para que firmara con el liberal nicaragüense José María Moncada el Pacto de El Espino Negro, por el que Moncada se comprometía a desarmar al ejército liberal y aceptar la intervención norteamericana permanente, aunque sustituyendo a los marines por la Guardia Nacional, que sería del país, aunque bajo el mando de oficiales norteamericanos. EE.UU., por su parte, se comprometía a apoyar a Moncada para que fuera candidato a la presidencia a los dos años del pacto. Fue entonces cuando se dio la ocupación militar de los marines de EE.UU. —la segunda intervención— que fue contestada firmemente por Augusto César Sandino, considerado el verdadero “padre” de la independencia nicaragüense. El 8 Pérez Baltodano, A., Ob, cit, p. 371. 9 Nolan, D., Ob. cit., p. 29. 10 Pérez Baltodano, A., Ob, cit, p. 380-400.
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pacto había logrado que el ejército liberal se desarmara, pero un grupo de combatientes se había negado internándose en la montaña y formando lo que llegaría a ser el ejército de Sandino. El control económico de Nicaragua por parte de EE.UU. —que ya venía de atrás, como resultado de los pactos Dawson, de octubre 1910 con algunos conservadores como Adolfo Díaz— lo estaban copando, cada vez más, empresas y funcionarios de EE.UU. y de eso era perfectamente consciente Sandino. Así como de que Moncada no sólo iba a aceptar la supervisión militar norteamericana, sino que facilitaría toda intromisión ya que representaba en Nicaragua los intereses de las compañías mineras de EE.UU.11. En esas circunstancias, Sandino, con un ejército que empezó siendo de 300 campesinos y mineros y llegó a contar con numerosos adeptos, procedentes de comarcas cada vez más extensas, y gracias a su conocimiento del terreno, se enfrentó a las fuerzas estadounidenses y logró arrinconarlas. Moncada, en efecto, fue nombrado presidente de Nicaragua en 1929 y el control norteamericano se hizo efectivo sobre la Guardia Nacional, continuando con la tradición de abusos en un lugar que consideraron realmente como terreno propio. El Estado conquistador ahondaba aún más su huella sobre el solar nicaragüense y esa marca se prolongaría posteriormente con el mandato de la familia Somoza. Anastasio Somoza García —también llamado Tacho— hizo su aparición en la escena nicaragüense como casual intérprete en la legación americana del Mayor L. Miller y por las simpatías que se había ganado entre algunos norteamericanos como el ministro Hanna. Logró ser, durante el gobierno de Moncada, secretario de la Comandancia General, ministro de la Guerra, ministro Plenipotenciario ante el gobierno de Costa Rica y subsecretario de Relaciones Exteriores. El 14 de noviembre de 1932 fue nombrado jefe director auxiliar de la Guardia Nacional y el 1 de enero de 1933, día en que Juan Bautista Sacasa, el sucesor de Moncada, asumió la presidencia de la República, su sobrino político, Anastasio Somoza, logró ser jefe de la misma, en sustitución del general norteamericano, Calvin. B. Matthews. Desde su nombramiento como presidente, Juan Bautista Sacasa había pactado con Sandino el desarme de su ejército. Sandino lo había aceptado, pero su proyecto respecto a la Guardia Nacional era convertirla en una institución que se dedicara a la defensa de la soberanía nacional y estuviera sometida al poder 11 La primera intervención norteamericana se había producido para aplastar la rebelión del general Mena y Benjamín Zeledón. Mena se tuvo que marchar a Panamá y Zeledón murió combatiendo en las cercanías del Coyotepe (La Barranca), en Masaya. Esta intervención fue solicitada en 1912 después de una queja del gerente del ferrocarril por uso indebido de propiedades del ferrocarril por los rebeldes conservadores. El acorazado Anápolis, que estaba estacionado en Corinto, intervino y la justificaron del ataque fue para proteger las vidas y propiedades americanas. Pérez Baltodano, A., Ob. cit., pp. 380-400
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Anastasio Somoza García y Augusto César Sandino, a la salida de la cena celebrada en honor de Sandino. Archivo de la Nación (A. N.). Managua.
constitucional del presidente. Eso hubiera dejado a Somoza sin la capacidad de maniobra que él deseaba ejercer como jefe del ejército, por lo que consideró imprescindible deshacerse de Sandino. Poco después, el 21 de febrero de 1934, a la salida de una cena que Sacasa y Somoza, habían celebrado en el Palacio Presidencial, en honor de Sandino, Somoza lo mandó detener y al día siguiente lo mandó fusilar. A continuación, ordenó eliminar a todas sus tropas, dejando libre la vía para su ascenso imparable al poder. Como era de esperar, las protestas y sospechas sobre la intervención de Somoza en la muerte de Sandino surgieron enseguida y, tanto Sacasa, como el mismo Somoza, respondieron a esas inquietudes con comunicados en los que aseguraban que investigarían el crimen y le aplicarían el correspondiente castigo12. Sin embargo, ya en 1936, James Saxon publicó en un libro que el propio Somoza le confesó su implicación en el asesinato de Sandino. Sus palabras literales fueron las siguientes: “Bueno, señor, ya es tiempo de que el mundo lo sepa. Estas habladurías no hacen bien a nadie. Se lo voy a decir pudiendo usted escribirlo. 12 “Manifiesto del Presidente de la República al Pueblo Nicaragüense”, de 23-2-1934, publicado en el diario de Managua La Noticia, 25-2-1934, y “Declaración del General Somoza, Jefe Director de la Guardia Nacional de Nicaragua”, en Castillo Martínez, E: Historias no contadas o a medio contar, Vol. II. Centro Nicaragüense de Escritores, Managua, 1999, pp. 339-340.
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Sandino en el Norte quemaba, mataba y arrasaba. Mataba a nicaragüenses, mis compatriotas, sus compatriotas, cuyas vidas era mi deber proteger. Bajo cualquier ley y en cualquier país, merecería la muerte. Pero por razones políticas, aquí en Nicaragua no podía ser aprehendido y ejecutado. Por eso es que yo, Jefe Director de la Guardia Nacional, ordené su ejecución13. Y por lo cual mis hombres lo capturaron y ejecutaron. Lo hicimos por el bien de Nicaragua”14.
Después de traicionar a Sandino, la literatura somocista logró tergiversar la historia y le convirtió en símbolo de la presencia estadounidense, mientras que Somoza y su Guardia Nacional simbolizaban el “nacionalismo nicaragüense”15. Al estilo de mandato que se inauguraba con la jefatura sobre el ejército de un personaje como Anastasio Somoza, se añadía la creencia generalizada entre las élites políticas latinoamericanas del siglo XIX de que el colonialismo español había dejado una doble herencia: absolutismo en el gobierno y carencia de virtudes ciudadanas en la población. De ello dedujeron que era inevitable la fórmula autoritaria y que el pueblo no estaba “preparado para ser libre”16. Y, como señala Macpherson, “aquello que cree la gente de un sistema político, no es ajeno a éste, sino que forma parte de él”17. Esa creencia se alimentó, además, con el modelo de economía dependiente que tuvieron los países centroamericanos, primero respecto a Europa y, después, respecto de EE.UU., a quienes servían como proveedores de todo tipo de materias primas. Al no existir una clase media nacional que pudiera gestionar ese tipo de sociedades, pobres y siempre reivindicativas, y garantizar una estabilidad, Estados Unidos impuso en esos países peculiares fórmulas de gobierno: por una parte, la necesidad de control de unas sociedades explosivas por sus míseras condiciones, le decidieron a elegir para ellas modelos dictatoriales fuertes. Por otra, como herederos que eran de la estructura política de la Inglaterra del siglo XVII, los Estados Unidos habían adoptado desde sus inicios, en consonancia con los tiempos, un sistema político constitucional, con la inclusión de la convocatoria de elecciones. Y el sistema de elecciones, en palabras 13 El término empleado por Somoza para calificar la muerte de Sandino, “ejecución”, está escogido cuidadosamente para ser exculpado de su acción. La “ejecución” se produce, en términos militares y jurídicos, en cumplimiento de una resolución de tribunal, en tiempo de paz, o por causa de una sentencia del mando militar en tiempos de guerra. Este no fue el caso de la orden de fusilar a Sandino. Fue una orden dada, después de una cena y despedida con abrazos, realizada en frío, a traición, y de forma premeditada. Fue un asesinato. 14 Saxon, J.: Sailing South American Skies, 1936, citado por Castillo Martínez, E., Ob. cit. (1999), p.345. 15 Camacho Navarro, E.: Los usos de Sandino. Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México D.F., 1991, p. 46. 16 Acuña Ortega, V.H.: “Autoritarismo y democracia en Centroamérica: la larga duración (Siglos XIX y XX), en Kinloch T., F. (Dir.), Ob. cit., p. 544. 17 Macpherson, C.: La democracia liberal y su época. Alianza Editorial, Madrid, 1981, pp.15-16.
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de Jaime Wheelock, servía “como elemento amortiguador de la brutalidad de las dictaduras en Centroamérica”18. De este modo se dio lugar a una de las singularidades de la estructura política de las dictaduras centroamericanas: dictaduras en todas sus facetas y manifestaciones, pero dictaduras con Constitución y con elecciones. Las elecciones, sin embargo, eran inevitablemente fraudulentas para poder mantener en el poder a mandatarios rechazados por el pueblo y, ciertamente, la práctica de manipular las elecciones no era una novedad. Es de sobra conocido que, ya en la España de la Restauración de los siglos XIX y XX, la alternancia de los partidos “dinásticos”, conservador y liberal, se pactaba y que los escaños se distribuían por los prohombres de los mismos con el sistema conocido como “el encasillado”, en la consideración de que el pueblo no estaba preparado para votar, idea que refrendaba el alto grado de analfabetismo. Junto a ello, era habitual la compra de votos, el recuento con fraude y todo tipo de irregularidades que sólo muy lentamente fue mejorando, tanto en transparencia, como en el número de partidos legalizados y capacitados para competir en la contienda electoral. Pero el jefe de gobierno del partido de turno era el que gobernaba cuando ese turno le llegaba. En ese proceso de consolidación del sistema liberal, el poder lo sustentaban las élites. Nunca se contempló que el pueblo tuviera posibilidades de gobernar y lo que primaba era el ejercicio del monopolio del poder y la búsqueda de mecanismos para evitar posibles revoluciones. Por ello se empleaba, siempre que se consideraba necesario, el recurso a la fuerza y a la intervención electoral, a la manipulación. El liberalismo precedió, en la historia de los sistemas, a la democracia, pero era realmente lo contrario de ella. El liberalismo fue esencialmente excluyente y, por definición, en su seno no tenían cabida las clases bajas, que tuvieron que luchar largamente para poder hacerse presentes en el juego del poder. Las dictaduras con sistemas electorales de Centroamérica, que se repartían los escaños del Congreso, tuvieron mucho de aquella concepción. Se transparentaba en su diseño político la herencia del sistema liberal, que se había ido conformando de forma muy similar en Centroamérica y en España. Pero la particularidad de estas dictaduras fue que existió siempre una figura, civil o militar, que estaba por encima de esos partidos, sin tener que rendir cuentas ante ellos, y que gobernaba y actuaba despóticamente controlando todos los poderes. Era, en el fondo, la inevitable herencia del caudillismo. Y, en Nicaragua, no sólo existió una figura de esa índole, sino una familia, los Somoza, que sucesivamente se situaron en la cúspide del poder durante 43 años. En Nicaragua, junto a las elecciones fraudulentas, la Constitución se reformó cada vez que la conveniencia lo hizo aconsejable. Lo importante eran las formas 18 Wheelock, J.: El gran desafío. Nueva Nicaragua, Managua, 1983, p.63.
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y que el sistema fuera aparentemente democrático, ya que el nuevo ingrediente añadido al pasado liberal era el modelo de EE.UU., el gran referente teórico al que querían parecerse —sólo en lo imprescindible— para su mejor aceptación entre su pueblo, para “el consumo interno”. Tener un sistema teórico que fuera la carta de presentación que tanto les beneficiaba entre sus ciudadanos. Lo que primaba era la ficción y la representación. Fue habitual la consecución del voto por medio de fiestas y banquetes —los famosos dispendios en golosinas y guaro en los procesos electorales nicaragüenses—, la debilidad de las instituciones y la alternancia de represión y paternalismo19. Con esa mezcolanza de comportamientos, el control de los Somoza no desapareció desde el ascenso al poder de Anastasio Somoza García en 1936 y la sucesión de sus dos hijos, Luis y Anastasio, hasta la revolución sandinista de 1979. Se mantuvo siempre la farsa electoral y se priorizó siempre como principal objetivo el mantenimiento del poder. 2. La iNgeNierÍa poLÍtica deL régimeN: deL pactismo a La VioLeNcia crecieNte El fundador de la dinastía, Anastasio Somoza García (1936-1956), integró en su esquema de gobierno la herencia de la historia anterior de Nicaragua, tan marcada por la colonización española como por la intervención directa norteamericana, aunque con particularidades propias: un ejército a su medida y conveniencia, la Guardia Nacional, un híbrido político entre el caudillismo y la demagogia, y una relación interdependiente con EE.UU. A su ascenso contribuyó incluso su matrimonio, celebrado en 1919, con una joven de posición social muy superior a la suya, Salvadora Debayle. Era hija del Louis Henri Debayle, un personaje respetado de León, al que llamaban “El Sabio Debayle” y Casimira Sacasa Sacasa, hija del presidente Roberto Sacasa y Sarria y hermana del presidente Juan Bautista Sacasa. Esa preeminencia social sería alimentada por el régimen que se ocupó de publicar la vida social del matrimonio y sus relaciones con lo más granado de Nicaragua —y, por supuesto, con EE.UU., cada vez que era posible— en una cantidad de portadas de prensa y difusión de fotografías familiares que inauguraban una labor de propaganda desconocida hasta entonces20.
19 Acuña Ortega, V.H., en Kinloch T., F. (Dir.), Ob. cit., pp. 548-550. 20 En este sentido, es sorprendente el volumen del archivo fotográfico que custodia el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica, en Managua (IHNCA-UCA). Se aprecia de inmediato ese concepto, realmente moderno para la época, de exponer la vida social buscando la admiración de la ciudadanía tanto por sus fiestas de sociedad como por sus actividades de toda índole.
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Fotos oficiales de Salvadora Debayle y foto con sus hijos Luis y Lilliam, niños. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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2.1. El soportE
militar dEl régimEn: la
guardia nacional
Una de las peculiaridades del sistema autoritario de los Somoza fue la conversión del que debía haber sido el ejército del país —la Guardia Nacional— en cuerpo sostenedor de su régimen desde un principio, con bases tan sólidas, que esa unión sería una de sus señas de identidad hasta el final de la dictadura. El reglamento originario de la Guardia había sido trasplantado directamente de los marines norteamericanos, pero en la realidad, con Somoza García, desde un principio tuvo asignadas las funciones de ejército y de policía, pese a que no contó con un entrenamiento apropiado ni para lo uno ni para lo otro. Y la función de policía iría creciendo con el tiempo. Desde que Somoza García fue nombrado Jefe Director en 1933, como recuerda R. Millett, el ministro de Estados Unidos en Nicaragua, Arthur Bliss Lane, —que fue una notable excepción entre los funcionarios norteamericanos— en una carta de 1935 a Willard Beaulac, del Departamento de Asuntos para América Latina, calificaba a la Guardia Nacional de “híbrido nicaragüense-norteamericano cuya instauración es el mayor tropiezo para el progreso de Nicaragua”. Criticó que la Guardia absorbiera entonces más de la mitad de los ingresos fiscales del Gobierno y lamentó el fracaso de EE.UU. de crear una Guardia armada apolítica en Nicaragua. Calificó de “ridículo” que se presentara como garante de elecciones libres, cuando su propio Jefe era claramente un candidato a las mismas: “Quienes crearon la Guardia Nacional no tenían un conocimiento adecuado de la psicología de este pueblo. De otro modo, no hubieran dotado a Nicaragua de un instrumento para borrar del mapa los procedimientos constitucionales. ¿Se les ocurrió alguna vez a los eminentes estadistas que crearon la Guardia Nacional que la ambición personal se esconde en el corazón humano, hasta en Nicaragua? En mi opinión, éste es uno de los ejemplos más dolorosos de nuestra incapacidad para comprender que no debemos meternos en los asuntos de otros pueblos”21.
En efecto, la creación de la Guardia, tal como fue concebida, y la ayuda militar permanente de EE.UU. marcarían durante toda su existencia la historia de Nicaragua. La Guardia Nacional tuvo tres etapas en su historia: la primera fue la que dirigió Anastasio Somoza García, desde 1933 hasta su muerte en 1956; la segunda, desde que Anastasio Somoza Debayle —conocido coloquialmente como Tacho II— heredó la jefatura de su padre, hasta el comienzo de su segundo mandato, es decir, de 1956 a 1974; y la tercera, desde el inicio del último mandato de Anastasio Somoza Debayle hasta la caída de la dictadura, o sea, de 1974 a 1979. En ese período, Tacho II delegó la jefatura de la Guardia, en la práctica, en su hermano 21 Millett, R.: Guardianes de la dinastía. La historia de la Guardia Nacional de Nicaragua. Grupo Editorial Lea, Managua, 2006, p. 298.
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natural José R. Somoza, quien compartió sus tareas con el hijo del presidente, Anastasio Somoza Portocarrero, el “Chigüín”22. El Presidente seguiría siendo el Jefe y su hermanastro José, el Inspector General. En la primera etapa de la Guardia —la correspondiente al mandato de Somoza García, de 1933 a 1956— se había creado el Primer Batallón Blindado Presidencial, para la guarda del presidente, que se situó en la Loma de Tiscapa. Su equipo lo había donado Israel en agradecimiento por el voto nicaragüense en la ONU, a favor de la creación del Estado judío y se completó en esos años con el equipamiento de la Fuerza Aérea y de la Guardia Marina. Pero desde entonces, no hizo más que decaer y buena parte de sus profesionales terminaron en el servicio civil. Una vez que Somoza García fue designado jefe, se fueron desarrollando unos hábitos de favores, chantajes, prebendas y coacciones que transformaron a una institución que debía haber sido apolítica, en otra que, en sólo 10 años, había ligado por completo su historia a la de la familia Somoza. En 1939, Somoza le había pedido ayuda a Roosevelt para crear una Academia Militar en Nicaragua y aquel le aseguró que enviaría a un oficial norteamericano como director de la misma. El cargo, en efecto, fue ocupado por el Mayor Charles L. Mullins, que sería el primer director, y se proyectó crear una Academia tomando como modelo la de Guatemala, con un curso de tres años que llenara el vacío existente desde la retirada de la Infantería de Marina de EE.UU. Según el capitán Justiniano Pérez, en esa Academia, donde el lema de los cadetes había sido “Patria, Honor y Disciplina”, ese lema se convertiría, al salir de ella, en “sumisión, dependencia, fidelidad” porque los cadetes apolíticos se transformaban en oficiales somocistas en cuanto iniciaban el servicio regular23. Siguiendo la misma tónica, también en esos años, los comandos departamentales —los cuarteles que había en cada departamento del país—, se convirtieron en auténticos centros de recaudación, ya que los comandantes gozaban de absoluta autonomía para imponer pagos por tránsito, peajes y multas de todo tipo —con los que obtenían muy buenos sobresueldos— siendo los más codiciados los comandos de Chinandega, León y Matagalpa24. En cuanto a sus efectivos, según D. 22 “Chigüín” es un término que en Nicaragua se utiliza para denominar a los niños. Aquí tiene el sentido de heredero, delfín de su padre. 23 Pérez, J.: Semper Fidelis. El secuestro de la Guardia Nacional de Nicaragua. Publicaciones Orbis, Colombia, 2004, p. 51. El Capitán Justiniano Pérez se había graduado en la Academia militar y completó su formación en la Escuela Básica de Infantería de Fort David en Georgia, en la Escuela de Fuerzas Especiales de Fort Dark, en Carolina del Norte y en la de los Rangers de Georgia. Fue uno de los personajes con más mando en los últimos años del régimen, en la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI). Critica la instrumentalización que hicieron los Somoza de la Guardia, pero no reconoce en ningún momento la brutalidad con que actuó la EEBI, en la que él tenía una gran capacidad de acción. 24 Un comandante de un comando mediocre podía obtener entre 20.000 y 60.000 córdobas al
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Kruijt, la Guardia Nacional nunca excedió de los 9.000 miembros, entre oficiales y clases25. Otra de las escasas opiniones críticas de un Guardia Nacional, respecto al cuerpo al que pertenecía, es la del coronel Francisco Boza, que habla en sus memorias de prácticas corruptas tanto de otros miembros de la Guardia como de los propios de la familia Somoza. F. Boza fue, en tiempos de Somoza García, Comandante de Granada y del Sector Oriental, en el comando de La Pólvora26; fue después director de la Academia Militar de Nicaragua en 1957, y más adelante, ostentó otros varios cargos importantes en diferentes momentos, hasta 1979. Se muestra, en su relato, como un hombre leal a su gobierno, con un alto sentido de la disciplina y del deber, que le hizo no aceptar propuestas de rebelión en varias ocasiones. Pero esa lealtad no le impidió reconocer la errónea política de promoción militar de los Somoza, en relación al otorgamiento de cargos, ya que los puestos más importantes no eran ocupados por los oficiales más capaces, sino por “los más leales a los dictadores de turno”27. También reconoció los malos hábitos de los guardias, de los que ofrece varios ejemplos que él conoció: la connivencia de guardias con ingenieros de la Casa Presidencial para construirse residencias particulares con materiales del Estado, la revisión semanal de la Guardia a los coches de caballos por la que se cobraba sin que existiera norma alguna; el cobro de permisos para cualquier asunto, siempre sin entrega de recibos; la imposición de impuestos ilegales, y muchas otras irregularidades que sugieren las prebendas poco controladas que tenían los soldados por el simple desempeño abusivo de sus cargos. Eran pingües complementos a sus salarios que hacían suficientemente atractivo el puesto sin necesidad de sentir una vocación militar, ni la admiración por sus gobernantes, como se había querido difundir. Asimismo, Boza también da ejemplos de favoritismo, arbitrariedad y premios que los Somoza otorgaban al servilismo. Cuenta que, en una ocasión, cuando él había procedido a cumplir la ley respecto al cierre de casas de juego, no pudo hacerlo en dos lugares porque le presentaron un permiso especial, extendido por el propio Presidente de la República, por estar regentados por una hermana de una amante que él tenía en esa ciudad. En otra ocasión, el propio Boza fue objeto de un descenso en el escalafón militar porque en una gira por Sudamérica, en calidad de Jefe de Estado Mayor Presidencial, se había negames; los intermedios, unos 80.000 córdobas y los mejores, 120.000. Los comandos de Migración, Tráfico y Policía obtenían recursos tan por encima de los mejores, que los comandantes se designaban por un solo año, para que hubiera un turno en unos puestos que eran privilegiados. Sin embargo, esto lo disfrutaron únicamente algunos oficiales. La mayoría nunca alcanzó esos dispendios y, por descontado, ningún soldado raso. Ibidem, p. 46. 25 Kruijt, D.: Guerrilla: guerra y paz en Centroamérica. F&G Editores. Guatemala, 2009, p. 65. 26 “La Pólvora” era un pequeño fuerte de época colonial, situado en la ciudad de Granada, que sirvió después como cuartel y como cárcel para presos comunes. 27 Boza, F.: Memorias de un soldado. Pavsa, Managua, 2007, pp. 189-193.
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do a cuidar del equipaje personal del Presidente, por no ser una tarea propia de su rango. Por ese motivo fue trasladado a la Compañía de Reclutas, como castigo por mal comportamiento. En cualquier caso, el propio F. Boza —que publicó estas memorias, en las que desvela algunas debilidades de la Guardia, y afirma que bajo su mando nunca permitió la corrupción ni ordenó fusilar a nadie— no parece del todo consciente de lo que significaba en el régimen somocista pertenecer a la Guardia Nacional. Seguramente era algo muy difícil para un militar, inmerso en el ambiente cerrado y viciado en el que los Somoza habían encorsetado a la institución, pero lo cierto fue que, con esa formación estricta y técnicamente militar, jamás se cuestionó su lealtad hacia la familia, ni siquiera en los asuntos de corrupción económica, que parecían ser los que más le escandalizaban. Así ocurrió cuando supo que su nómina aparecía como de 1.000 córdobas, aunque él cobrara 400, para que el resto pagara el servicio doméstico de la Casa Presidencial. Él lo relata aceptándolo, aparentemente sin ningún conflicto interno, o, al menos, sin expresarlo; o cuando le presentaban cheques de compras particulares y personales de la Primera Dama, Salvadora Debayle, para que los incluyera en los gastos de intendencia, en su función de tesorero, y lo ejecutaba sumisamente, aunque le repugnara28. Incluso, pese a no estar de acuerdo —según sus palabras— con las torturas y otros diversos métodos de presión, dice en sus memorias: (…) “me veo obligado a confirmar que, durante una emergencia nacional, y en el comando de Granada a mi cargo, lamentablemente se tuvieron que ejecutar torturas físicas a dos presos políticos, cumpliendo instrucciones directas del general Anastasio Somoza Debayle”29.
Fe ciega y conformismo, al fin, en la obediencia. Igual que Agustín Torres Lazo, aunque éste último terminó saliendo de la Guardia y abandonando el servicio a los Somoza30. Los escritos de ambos contribuyen a dar a conocer aspectos 28 Ibidem, p. 133. 29 Ibidem, p. 200. 30 Torres Lazo, A.: La saga de los Somoza. Hispamer, Managua, 2002, p. 442. Agustín Torres Lazo fue el Fiscal General Militar de la Corte de Investigación a que se sometió a los sospechosos, tras el atentado que causó la muerte a Anastasio Somoza García. Había llegado en septiembre de 1956 a Nicaragua, procedente de España, donde había estudiado Derecho durante seis años. Fue uno de los militares de prestigio en la Guardia Nacional de los que se rodeaba Somoza García para dar credibilidad a su gobierno. Al terminar el Consejo de Guerra, los hermanos Somoza le brindaron un puesto diplomático en Washington. Tiempo después lo dejó pero, como tenía otro hermano también militar, tuvo que esperar la ocasión en que ambos se encontraran en EE.UU. para entregar sendas cartas de renuncia. A un puesto en la Guardia Nacional no se podía renunciar y, si él abandonaba, temía represalias contra su hermano mientras aquél permaneciera en Nicaragua. Fueron acusados, en ausencia, de traidores a la Patria. Con la documentación y conocimiento privilegiados que le permitió su cargo de Fiscal General de la Corte de Investigación, escribió el citado libro, que aporta gran información, ya que relata todas las irregularidades que se
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interesantes de la historia de la Guardia Nacional, pero se percibe nítidamente que nunca llegaron a comprender del todo el gran respaldo que prestaban a un régimen degenerado, que encontraron justificado bajo la ética-estética de la lealtad militar y, sin duda, del temor a la familia gobernante. Ninguno de los dos puede evitar que sus testimonios sean en muchas ocasiones parciales, ni escapa al observador la necesidad que se les intuye de salvar su imagen, tal vez por haber sentido un tardío arrepentimiento. Así pues, con una perversión de sus objetivos profesionales, y con tempranas prácticas corruptas permitidas por los distintos Jefes, la Guardia Nacional actuó como un servicio privado de los Somoza. La mayoría de sus miembros se aprovechó de la ilegitimidad de la dinastía, y de la dependencia que tenía de ellos para cometer todo tipo de irregularidades y dar rienda suelta a su codicia y a sus más bajos instintos. Y en los casos menos graves fueron muchos más los que lo toleraron todo, que los que desertaron o abandonaron sus puestos, lo que era también absolutamente comprensible porque si no se lograba un asilo político en el exterior, la deserción se pagaba con la vida. 2.2. los apoyos civilEs y políticos: la burguEsía EmErgEntE y los partidos lEgalEs
La posición de Nicaragua en el comercio internacional, como abastecedora de materias primas para otros países —que manufacturaban y desarrollaban sus industrias, en un esquema clásico de relaciones Norte-Sur—, dio lugar a otro conjunto de particularidades propias y singulares que se desarrollaron con los Somoza. Una de ellas fue que el contexto socioeconómico no pudiera generar una burguesía nacional, tan necesaria como colchón amortiguador de las tensiones entre los más pudientes y los que apenas cubrían sus necesidades básicas. Por el contrario, surgió un pequeño grupo, los llamados “mengalos” —artesanos—, que serían capaces de sostener en el poder a un personaje como Anastasio Somoza García, al que se unieron muy pronto los aspirantes a enriquecerse: una burguesía a la que EE.UU. prestaba su apoyo, siempre que secundara sus intereses. Somoza hizo un pacto tácito con esa burguesía: que se dedicara a producir, y a enriquecerse, y que no se metiera en política. Si lo hacían así, él representaría sus intereses políticos31. Ese pacto fue el sustrato de un proceso de acumulación de un grupo reducido, que ahondó la brecha entre los que tenían y los que no tenían y sería fuente de problemas durante toda la dictadura.
dieron en el desarrollo del proceso y que él conoció de primera mano. Al libro, no obstante, no se le puede negar tampoco su carácter exculpatorio. 31 Entrevista a Bayardo Arce, en Invernizzi, G., Pisani, F. y Cebeiro, J.; Sandinistas. Vanguardia, Managua, 1986, p. 180.
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Pero todavía fue más complejo el diseño de apoyos que se propuso conseguir Somoza García y, durante un tiempo, también le siguieron los obreros y trabajadores asalariados, fascinados por su demagogia, fruto de la cual sería la emisión de un Código del Trabajo, lo que no le impidió, sin embargo, actuar siempre en defensa de los intereses de los empresarios. Sólo hostigó a algunos que le incomodaban y expropió a los caficultores alemanes con la excusa de su posición contraria a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, que fue el principio de la acumulación de sus propiedades y de su fortuna personal32. En el aspecto político, la propia naturaleza autocrática del régimen colonial, que había engendrado la figura del caudillo, quien además de ostentar funciones civiles y militares, era un hombre de empresa —hacendado, ganadero, concesionario de explotaciones mineras o comerciante de ultramar— inspiró siempre a los mandatarios de Nicaragua, desde Pedrarias Dávila, en el período colonial, hasta Somoza García. Y lo más grave de estos modelos políticos era que la figura del caudillo se concebía y aceptaba “por encima de la ley”, lo que eliminaba el valor de las instituciones y de los partidos políticos33. Somoza también aprovechó otros rasgos populistas, muy acordes con su personalidad, para atraerse a “caudillos locales” y para pactar con quien fuera necesario a cambio de ser aceptado como candidato a las elecciones cuantas veces pudo y lograr una prolongada permanencia en el poder34. Esa habilidad de Anastasio Somoza García de incorporar, a su manera, a las masas obreras y campesinas a la política nicaragüense señalaba una ruptura con la política tradicional y formaba parte de sus esfuerzos por hacerse un hueco en un mundo en el que le era difícil integrarse y para lo que necesitó encontrar compañeros de viaje, aunque fueran los más heterodoxos. Así pues, en su política interior, realizó una extravagante fusión entre algunos “toques de marxismo clásico” que le presentaban como “protector y aliado estratégico de la clase trabajadora”; parciales discursos del “modelo” fascista, para atraerse a los criollos familiarizados con el caudillismo y, por último, ciertos rasgos del liberalismo de corte estadounidense, con el fin de no perder ese respaldo fundamental y ser reconocido por aquéllos a quienes le sería tan rentable beneficiar. En realidad eran las políticas y orientaciones económicas subsecuentes al “crack de 1929”: el fascismo-nazismo en Italia y Alemania, el socialismo adoptado por la URSS y algunos 32 Walter, K.: The Regime of Anastasio Somoza, 1939-1956. Chapell Hill & London: The University of North Carolina Press, 1991, p. 190. Para mayor información sobre las relaciones e historia de los alemanes, Véase: Von Houwaldt, G.: Los alemanes en Nicaragua. Managua: Fondo de Promoción Cultural del Banco de América. Colección Cultural, Serie Histórica, nº 2, 1975. 33 Véase a este respecto: Lazarte, Jorge: “Partidos políticos, problemas de representatividad y nuevos retos de la democracia. Una reflexión con referencia empírica a la situación de Bolivia”, en Thomas Manz y Zuazo, Moira: Partidos políticos y representación en América Latina. Ed. Nueva Sociedad, Caracas, 1998. 34 Ramírez, S., en Kinloch T., F. (Dir.), Ob. cit., p. 414.
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otros países centroeuropeos durante el período de entreguerras y, junto a ellos, la democracia liberal de EE.UU., con los componentes adicionales que le imprimió la política de Roosevelt y su New Deal. Las tres corrientes tuvieron su representación en Nicaragua y de las tres bebió Somoza. Del modelo fascista se derivó la versión nicaragüense del Grupo Reaccionario o Camisas Azules, encabezado por jóvenes ilustres de tradicionales familias conservadoras, uno de los cuales, Luis Alberto Cabrales, llegó a llamar a Somoza “Ungido de la Providencia”35. William Krehm relaciona a ese grupo especialmente con España y recuerda que Somoza reconoció a Franco cuando aún se encontraba en las afueras de Madrid y, de hecho, él denominó al Grupo Reaccionario “la rama nicaragüense de la Falange española”36. Sin embargo, Somoza nunca visitó España. Los únicos países que conoció fueron EE.UU., Argentina, Brasil, Ecuador, República Dominicana, Haití, Honduras y Costa Rica. Del socialismo aprovechó la imagen y el lenguaje que podía aproximarle a los obreros y ganar adeptos para su causa, combinado con el populismo propio de los caudillos y la actitud paternalista en la que se desenvolvía con gran habilidad el padre de los Somoza. Y de su particular liberalismo, Knut Walter señala que es en el discurso de Horacio Espinosa de 1935, en el Ateneo Militar de Managua, donde se aprecia mejor esa interpretación personal. Según su versión, el liberalismo, que había evolucionado tras la crisis de 1929, del simple reconocimiento del individualismo a la reclamación de los derechos colectivos, fue muy bien readaptado por Somoza. El nuevo objetivo de proponer programas encaminados a la justicia social y al desarrollo de nuevas organizaciones sociales y económicas, como había hecho Roosevelt en EE.UU. —su “moderado socialismo de Estado”— llevó a Somoza a prometer demagógicamente tierras a los campesinos desheredados, a procurar ciertas consideraciones especiales a la clase obrera y a ofrecer apoyo estatal al comercio y a la industria37. Sin embargo, en ese “apoyo estatal al comercio y a la industria” estaba teniendo muy en cuenta a los propietarios nicaragüenses, a los que tranquilizaba asegurando que habría que “lograr una síntesis de ciertos aspectos del capitalismo imperante, al que en ningún caso se debía eliminar, con ciertos aspectos del colectivismo”38.
35 Esgueva, A.: “Conflictos y paz en la Historia de Nicaragua”. Managua: Taller de Historia, nº 7, p. 53. IHNCA, Managua, 1999. 36 En el despacho oficial de Somoza abundaban las fotografías de Franco, Hitler y Mussolini, aunque, más adelante, serían sustituidas de modo muy oportuno por las de Roosevelt en exclusiva. Krehm, W.- De la Selva, S.: Nicaragua en la primera mitad del s XX. Managua: Ed. Populares, 1976. (Originalmente en Krehm, W.: Democracia y tiranías en el Caribe, 1949, capítulo referido a Nicaragua). 37 Hoja de propaganda titulada “¿Por qué soy somocista?”, en la campaña electoral de 1935, en Walter, K., Ob. cit., p. 81. 38 Discurso de Horacio Espinoza en el Ateneo Militar de Managua. Ibidem, p. 80.
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Además de esa mezcolanza “ideológica”, la propia evolución económica que se produjo en Nicaragua en la década de 1950 fue muy hábilmente aprovechada por Somoza García para ir creando una base de sustentación de su régimen. Desde la Segunda Guerra Mundial, el incremento del precio de las mercancías había estimulado la producción de materias primas y el algodón pasó a ser el producto estrella que motivó que el PNB casi se duplicara entre 1948 y 1956. Cuadro 1: Exportaciones de algodón de Nicaragua en Miles de Toneladas Métricas Años M.Tm.
1948 0,2
1949 ---
1950 2,2
1951 4,3
1952 3,5
1953 15
1954 23
1955 21,7
1956 51,8
Fuente: Belli, H., en Historia y violencia en Nicaragua. UPOLI y UNESCO. Managua, 1997
Con ese alza de producción, que superó todas las expectativas, el Producto Nacional Bruto ascendió también desde los 1.324,7 millones de córdobas de 1948 hasta los 2.320, 9 de 1956. Con ese incremento, el Estado aumentó los fondos con los que pudo duplicar el número de sus empleados y triplicar el gasto público, como se puede comprobar en el cuadro 2. Cuadro 2: Incremento de empleados y asignación anual (en miles de córdobas) Años 1950 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959 1960
Empleados Estatales 9.700 9.797 10.409 11.856 12.898 13.859 16.332 17.822 18.168 18.286 18.524
Asignación anual 23.659 29.226 35.125 44.974 55.269 70.678 91.257 104.185 108.652 111.096 113.912
Fuente: Belli, H., en Historia y violencia en Nicaragua. UPOLI y UNESCO. Managua, 1997
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Cuadro 3: Gasto público (en millones de córdobas) Años 1950 1951 1957
GastoTotal 163,4 165 324,5
Inversiones 27,2 ---122,5
% 16,6 --48,8
Fuente: Belli, H., en Historia y violencia en Nicaragua. UPOLI y UNESCO. Managua, 1997
Un aumento tan notable del gasto público, dedicado en gran medida a la construcción de carreteras y otras obras públicas, y capaz de procurar trabajo a muchas personas, fue la iniciativa que evocaba claramente al New Deal de Roosevelt. Se quintuplicaron los kilómetros de carreteras, pasando de 964 Km. en 1946 a 6.267 Km. en 1962, a diferencia de la década de 1940 en que, por las necesidades del cultivo del café, se había construido la carretera de Managua a Matagalpa, pero no había una red nacional que uniera las ciudades. Pero, además, el incremento de los empleados públicos y de las inversiones estatales iba dando lugar a una clase media trabajadora afecta al gobierno. A su vez, las comunicaciones, tan necesarias para el comercio agroexportador, que desplazaron al sector minifundista y lo fueron sustituyendo por las plantaciones algodoneras, dieron origen a sectores comerciales, de finanzas y de servicios, a fortunas nuevas —al margen de los apellidos tradicionales, ligados en mayoría al conservadurismo— y a una nueva clase media del sector público y de servicios, que fueron forjando las bases del somocismo. Por añadidura, el propio enriquecimiento personal de la familia Somoza, en ascenso en estos años, y sus empresas y negocios les proporcionaron la posibilidad de otorgar recompensas económicas, puestos y privilegios a quien les convenía. De este modo, su imperio económico desempeñó también una función política que, a la postre, sería un lastre que les limitaría la capacidad de racionalizar sus empresas según los criterios modernos de eficiencia y tecnificación39. En su trayectoria política, Somoza García pasó su período de gobierno alternando entre los pactos con los que constituían una “oposición tolerable” y la represión, con los que estaban fuera de aquélla. El poder se había dividido en la historia de Nicaragua entre los “partidos dinásticos”, los históricos, que eran el Partido Liberal Nacionalista (PLN), su partido, y el Partido Conservador de Nicaragua (PCN) con el que estableció siempre que pudo acuerdos de reparto de poderes para mantenerse. Ambos se disputaban los puestos de mando, pero no tenían distintas concepciones ideológicas ni programas opuestos. Fuera de ellos se encontraba el resto de las opciones políticas. De ellas, las más consolidadas 39 Belli, H.: “De la Independencia a la Revolución cubana. Un ensayo de interpretación sobre las luchas políticas nicaragüenses”, en VV.AA. (1997), Ob. cit., pp. 168-174.
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Reunión de políticos con Anastasio Somoza García y esposa en la Casa Presidencial. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Rueda de prensa de reunión de políticos con Anastasio Somoza García en la Casa Presidencial. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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Reunión de Anastasio Somoza García y esposa con los ministros del Gobierno en recepción de Año Nuevo. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
eran una facción desgajada del PLN, el Partido Liberal Independiente (PLI), fundado en 1944, que manifestaba un rechazo profundo a los Somoza, y el Partido Socialista, que representaba los intereses de los obreros. Los dos fueron excluidos del juego partidario e ilegalizados. El partido de Somoza, el PLN, originario de los círculos poderosos de la ciudad de León, fue el brazo político en que se apoyó el régimen y al que él sustentaba, como señala K. Walter, con el recurso de la demagogia y con diversos medios propagandísticos. Entre éstos se contaban las llamadas “reuniones espontáneas”, donde los asistentes ensalzaban a Somoza y se difundía después en el diario de su propiedad, Novedades; las muestras individuales de adhesión, expresadas en el Libro Rojo de los liberales que estaba en todos los municipios. Allí firmaban, en presencia de testigos, los aspirantes a entrar en el partido, explicando sus motivos e, incluso por qué habían decidido salir de otro partido; las concentraciones populares que se propiciaban durante las campañas políticas, donde la movilización popular y el control de la población quedaban asegurados mediante el transporte y comida y bebida a discreción, como en el caso de la ciudad de Rivas, donde en 1950, unas 1.500 personas recibieron nada menos que 400 litros de aguardiente. Por último, se entregaba a los asistentes unas tarjetas de identidad, con la foto de Somoza, la “magníficat”, que constituía una prueba de que el portador había estado en la proclamación y eran de utilidad probada para el futuro. En lo que respecta a la demagogia, el PLN conocía las necesidades del pueblo y se mostraba muy orgulloso de los logros sociales de su “nuevo liberalismo”, 49
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—como lo describe Baltodano— que pretendió demostrar con la edición del Código de Trabajo de 1945, la creación de la Seguridad Social de 1956, el programa de viviendas emprendido o la reforma del impuesto sobre la renta. En contrapartida, los conservadores del PCN se oponían siempre a toda la legislación que permitiera al Estado inmiscuirse entre trabajo y capital o dar asistencia directa a los de bajos ingresos. El Partido Conservador (PCN), en el cual se había alineado tradicionalmente la burguesía de Granada, era el oponente legal del Partido Liberal y pretendía, además de una alternancia en el poder con aquel, obtener seguridades respecto a la protección de sus negocios. Pero eso no supuso un problema para Somoza que, aprovechando el crecimiento económico de la década de 1950, se comprometió a propiciar un desarrollo favorable a empresarios y terratenientes tanto del partido liberal, como del conservador. Fue el “comer y comamos todos” que le dio durante mucho tiempo una estabilidad que no sabrían mantener sus hijos. Sin embargo, y aún con esa política conveniente para sus objetivos, los conservadores empezaron a comprobar los deseos de permanencia en el poder de Somoza, que fue, a la postre, lo que le impulsó a buscarse apoyos, incluso entre las clases bajas. Con ese fin elaboró el programa de 1950, por el que entregó tierras vírgenes a los agricultores, otorgó títulos de propiedad a los que trabajaban tierras del Estado y hasta puso en marcha el sistema de seguridad social para atender las necesidades sanitarias y de vivienda. Pero todo ello era sólo letra impresa que quedaba en nada y los destinatarios de esas políticas sociales pronto se dieron cuenta de que en cada convocatoria de elecciones se ofrecía lo mismo y nunca se realizaba. Sin embargo, siempre trató de dar una imagen demagógica de “jefe obrero”, frente a los conservadores, lo que no le impidió llevar a cabo una fuerte represión de las organizaciones tanto obreras como campesinas en cuanto se presentaron los conflictos y reivindicaciones en la década de 1940, cuando supo que no podía confiar en nadie y tenía que consolidar su aparato coercitivo. Ello le hizo tomar bajo su control absoluto a la Guardia Nacional y propiciar el de ella sobre el pueblo40. Así, cuando en 1944, hubo que enfrentar una manifestación de estudiantes, Somoza envió a la Guardia que la reprimió duramente y logró descabezar el movimiento estudiantil, y a la incipiente oposición ciudadana. Se deshizo de los líderes enviándolos a la isla de Corn Island o desterrándolos del país y centenares de personas fueron confinadas en las cárceles de “El Hormiguero”, “El Campo de Marte” o el complejo militar de la Loma de Tiscapa. También en esta época se instituyeron unas fuerzas de choque conocidas como “Frentes Populares Somocistas”, conformadas por el ala Femenina Liberal, la Juventud Liberal, el Frente Obrero Liberal Somocista, el Frente Estudiantil Liberal y la AMROCS —Asociación de Militares Retirados, Oficiales y Clases Somocistas—. 40 Walter, K., Ob. cit., pp. 332-336.
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Esas fuerzas de choque fueron conocidas como turbas nicolasianas, porque estaban dirigidas por la Nicolasa Sevilla y su marido, Eugenio Solórzano. Eran personas que se sacaban de la cárcel en momentos puntuales, a cambio de que fueran contra el pueblo cuando se manifestara. Después, regresaban a las cárceles con una rebaja de sus condenas41. También con el campesinado, el origen del malestar surgió a partir de 1945, con la expansión del cultivo del algodón. Ante las perspectivas de grandes beneficios que ese cultivo iba a proporcionar, los hacendados desalojaron a miles de campesinos de sus plantaciones y hasta ocuparon los ejidos, que antes habían sido zonas de caza, leña y alguna agricultura de subsistencia. Tanto los políticos somocistas, como los oficiales de la Guardia intentaron aprovechar esa coyuntura y convertirse en nuevos propietarios de tierras, pero la vieja burguesía agraria los rechazó y ese rechazo fue aprovechado por los campesinos de Chinandega para ponerse en contra de los hacendados de siempre, que los habían desalojado42. De tal modo que, paradójicamente, se inició por parte del campesinado un inesperado y oportunista apoyo a Somoza. A la par que el auge algodonero, también en la década de 1950 se había extendido rápidamente la manufactura en algunos lugares de Nicaragua. En 1952, diez familias leonesas y chinandeganas fundaron El Banco Nicaragüense (BANIC), que controlaba, además del algodón, cerveza, leche, plásticos y químicos. Los conservadores crearon otro grupo que fundó el Banco de América (BANAMÉRICA) y un tercero fue el denominado GRUPO SOMOZA, que se dedicó a las agroexportaciones, manufacturas y comercio. Es decir, todos los propietarios se dividieron entre la preferencia por la economía agroexportadora o manufactura. Pero la mayoría favoreció desde entonces los negocios de la agroexportación por encima del desarrollo de una industria nacional, siguiendo el esquema de relaciones económicas N-S, convirtiéndose en proveedores de materias primas. Por ello no tuvieron interés ninguno en aumentar los salarios de sus trabajadores para crear una clase nicaragüense que pudiera tener poder adquisitivo y constituir un mercado interior solvente, como ya había existido en el más importante ingenio 41 Torres Lazo, A., Ob. cit., pp. 76-80. 42 El departamento de Chinandega está en el extremo NO, en una superficie de
4.600 Km2 y su franja de tierra más habitada está entre la cadena volcánica de los Maribios y el Pacífico; desde las faldas de los volcanes San Cristóbal, Casita y Chonco hasta los manglares de las playas del Pacífico. Allí se encuentran las plantaciones de caña de azúcar, algodón y banano más importantes de Nicaragua. Las tierras planas y volcánicas la han hecho la región más apropiada para la agricultura mecanizada. En un radio de 25 Km. a partir de la cabecera departamental se dio el escenario del desarrollo de los movimientos obrero y campesino entre 1912 y 1979. Gould, J.L.: Aquí mandamos todos. Lucha campesina y conciencia política en Chinandega, Nicaragua, 1950-1979. IHNCA-UCA, Managua, 2008, pp. 16-20.
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azucarero del país, el Ingenio San Antonio (ISA) antes del interés primordial por la exportación. El proceso por el que los campesinos de Chinandega terminaron por apoyar a Somoza, se repitió con los obreros, a pesar de su ideología socialdemócrata, de su simpatía inicial hacia Sandino y de haber sido un movimiento radical de artesanos —junto con los trabajadores del ISA— que desde la década de 1920 habían constituido una fuerza política predominante en la ciudad. En 1935, decidieron apoyar al gobierno, a cambio de promesas de una radical reforma laboral, que nunca llegó y, aunque Somoza García siempre intentó mantener esa imagen de protector, la confianza inicial de campesinos y obreros terminaría por completo cuando su muerte desató la represión en 195643. La política de Anastasio Somoza, bajo el lema de soberanía nacional, sumió al país en un auténtico terrorismo de Estado si nos atenemos a las palabras de Noel O’Sullivan que lo define como “la manera en que un grupo que detenta el poder resuelve alcanzar un conjunto de objetivos ideológicos por métodos que no sólo violan o ignoran las estipulaciones del derecho nacional e internacional, sino que además esperan tener éxito principalmente mediante la amenaza o el uso de la violencia”44. El “populismo” de Somoza, su carácter abierto y la simpatía que muchos contemporáneos le atribuyeron, no ocultó el recurso constante a la fuerza que se combinaba con el “pactismo” político, incluso inclinando la balanza en muchas ocasiones más hacia la represión que hacia los pactos, a través de la impunidad más absoluta de la Guardia Nacional. Cuando un sector o grupo social se rebelaba, la represión era durísima: ante las huelgas de obreros, estudiantiles e incluso con la oposición conservadora o de coaliciones de partidos, como la Unión Nacional Opositora (UNO). Esa represión fue una constante y se conocieron ya desde los primeros tiempos las torturas practicadas a personas detenidas de modo arbitrario y sin acusaciones concretas. El P. Fernando Cardenal relata en sus memorias algunos casos ilustrativos de esos manejos: uno fue referido a una denuncia que puso un amigo suyo por el robo de un caballo pura sangre, que terminó por retirar cuando conoció los crueles métodos de la Guardia en sus “investigaciones”. El denunciante supo que, al primer campesino que encontraron los guardias, le colgaron de las manos y lo molieron a culatazos, por lo que prefirió prescindir del caballo; o el caso del comandante Pedro Nolasco Romero, que sacaba por las noches a prisioneros a quienes después disparaba cazándolos “como si fueran venados”45. También el coronel Francisco Boza, Director de la Academia Militar de Nicaragua en 43 Gould, J.L., Ob. cit., pp 34-40. 44 O’Sullivan, Noel: Terrorismo, Ideología y Revolución, Alianza Editorial, Madrid, 1987, p. 2 45 Cardenal F.: Sacerdote en la revolución. Memorias. Tomo I. Anema, Managua, 2008, pp.36-37.
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1957, relató en sus memorias las torturas practicadas en la cárcel de El Hormiguero, que él había conocido ya en 1933, a dos detenidos de nombres Arana y Mendoza, con acusaciones deliberadamente falseadas. Se les aplicaron corrientes eléctricas en los lugares más sensibles de su cuerpo hasta llegar al desmayo, acusados de conspirar por tenencia de armas. F. Boza pudo comprobar después, en sus trabajos de inventario, que dichas armas estaban registradas como pertenecientes al armamento de la Policía de Managua, lo que demostraba la inocencia de los torturados46. Años después, hacia 1944, también F. Boza, descubrió en una celda del complejo militar de la Loma de Tiscapa a un prisionero colombiano, completamente aislado, al que vio empeorar hasta quedar como un esqueleto y morir tiempo después, por simples sospechas de que su llegada, tiempo atrás, a Managua, hubiera sido para atentar contra Somoza47. Tanto la Guardia Nacional —que constituyó la base de la violencia física organizada— como todo el sistema de funcionariado, que sustentaba civilmente al régimen, imprimió a la dictadura de los Somoza lo que Max Weber denominó “patrimonialismo patriarcal”. En ese entramado, la indiferenciación entre lo público y lo privado se convirtió en norma, la coerción y la fuerza, en métodos imprescindibles, y las prebendas y beneficios, en la base de la fidelidad al soberano. Todo lo contrario de la racionalidad; todo lo contrario de un Estado Moderno48. Pero no sería objetiva esta apreciación si se dejara de tener en cuenta y de mencionar que, lamentablemente, ese modo de proceder no era una excepción ni en la época ni en Nicaragua. Casi la totalidad de los países que fueron colonizados, y vivieron después diversos tipos de neocolonialismo, por la proximidad geográfica o política de vecinos poderosos, convivieron con la violencia, en el seno de revueltas frecuentes y luchas por el poder, además de una ausencia absoluta de preocupación por las necesidades de sus ciudadanos. La concepción de que los políticos fueran realmente representantes de sus pueblos y tuvieran alguna responsabilidad hacia ellos, requirió mucho tiempo y una madurez política inexistente en el contexto temporal y espacial de la época. La personalidad de Somoza García queda bien reflejada en la descripción que hace de él Agustín Torres Lazo, quien lo define así: “Somoza conoció como nadie la idiosincrasia de su pueblo y, viniendo de abajo, quebrantó la conformación social del país, imponiendo al tradicional mangoneo elitista la presencia de hombres del montón, quienes 46 Los oficiales torturadores fueron el coronel Samuel Santos y el mayor Diego López Roig, ambos en estado de embriaguez. Boza, F., Ob. cit., p. 83. 47 Ibidem, p. 132. 48 Véase al respecto del carácter patrimonialista: Zabludovsky Kuper, Gina: Patrimonialismo y modernización: poder y dominación en la sociología del Oriente de Max Weber. México, D.F. Fondo de Cultura Económica, 1993.
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como él venían de abajo y tenían algo más que ofrecer a la república que apellidos ilustres y patricios. En ese sentido, democratizó la función pública, aunque cayera después en la debilidad del adulo y los comportamientos lacayescos (…) Fue un caudillo a la vieja usanza: campechano, abrazador, simpático, demagogo y sentimental, inteligente, astuto e inculto. En todas sus manifestaciones de carácter y personalidad, era un producto auténtico de su patria (…) Presidió un régimen de terror en el que las torturas alcanzaron un máximo grado de sofisticación y refinamiento. Era implacable con sus adversarios y vulgarizó su propio concepto de las relaciones humanas bajo el lema de las tres pes: plata a los amigos, palo a los indiferentes y plomo a los enemigos (…) Fue corrupto y corruptor, ambicioso sin medida y egoísta consumado. Y tuvo el pecado mayor de haber gobernado sólo en función de sus intereses personales, sin considerar nunca los de Nicaragua y su gente”49.
Con el apoyo incondicional de EE.UU., el aparato represivo de la Guardia Nacional, su inserción en los centros económicos del país y los pactos con los opositores, los Somoza sustentaron su poder durante cerca de medio siglo. Sin embargo, esa misma forma de entender el poder y los métodos represivos permitidos a la Guardia Nacional, además de la ambición incontrolada y la reedición de promesas de mejoras nunca cumplidas, convertirían los pilares de su estabilidad en las razones de su caída. Somoza García se granjearía a través de los años de su mandato numerosas enemistades y el rechazo de un considerable sector de la población. Sin embargo, todo indica que su muerte fue el acto individual de un joven tipógrafo del diario de Rafael Corrales de León, Rigoberto López Pérez, que disparó a Somoza cuando se encontraba en una fiesta preelectoral, con sus correligionarios, en la Casa del Obrero de León, el 21 de septiembre de 195650. A este respecto, el Teniente ex-Guardia Nacional, Guillermo Marenco Lacayo escribió: “Los únicos que ayudamos a López Pérez en su misión fuimos los exGuardias Nacionales, exiliados en El Salvador, especialmente el capitán Adolfo Alfaro y este servidor. Le ayudamos, pero no participamos para nada en el proyecto que fue muy personal de Rigoberto”51.
49 Torres Lazo, A., Ob. cit., p. 174. 50 Véase en el Apéndice II.1: Carta de Rigoberto López Pérez a su madre 51 La Estrella de Nicaragua, marzo de 2008.
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3. Las reLacioNes de aNastasio somoza garcÍa coN ee.uu. (1936-1956) Las relaciones de los Somoza con EE.UU., con las inevitables diferencias entre cada uno de ellos y los distintos presidentes norteamericanos con los que se relacionaron, se podrían calificar, en conjunto, de “conveniencia mutua”. El asentamiento de la familia Somoza en el poder no fue exactamente una decisión predeterminada por parte de EE.UU. de apoyarla sin restricciones, ni estuvo la relación exenta de momentos en que la imagen de algún presidente norteamericano se podía resentir por esos contactos, que se debilitaban entonces coyunturalmente. Pero se dieron tres factores para que la relación fuera ininterrumpida durante el prolongado mandato de esa familia: en primer lugar, EE.UU. tuvo muy pronto necesidad del apoyo de Nicaragua, tanto por razones económicas como estratégicas. Por otra parte, los Somoza habían creado unos lazos con su ejército, la Guardia Nacional, que garantizaban la estabilidad del régimen y aseguraban a EE.UU. una relación fluida y muy conveniente si precisaba alguna ayuda de Nicaragua. Finalmente, tanto el padre como los hijos, se sometieron aparentemente al criterio de EE.UU., cuando se les sugirió en varias ocasiones que no se presentaran de nuevo a las elecciones. Esos vetos puntuales nunca les supusieron un problema real porque el candidato de sustitución, que tenía más consenso, siempre había sido manipulado o propuesto por los mismos Somoza y, en la práctica, ellos seguían gobernando desde la sombra. La alianza con EE.UU. procuró siempre a los Somoza unos beneficios cuantiosos, aunque indirectos. No se dio una afinidad política ni de formas de gobierno, ya que EE.UU. era formalmente una democracia modélica y ostentaba el honor de haber rescatado a Europa del nazismo. Pero, aún repugnándoles a varios de sus presidentes los métodos somocistas, pensaban que no había nadie en Nicaragua tan respaldado por el ejército como ellos ni que les pudiera beneficiar en igual medida. Ni el padre ni los hijos se sintieron constantemente aceptados por EE.UU., pero conocían su fuerza disfrazada de sometimiento y fidelidad incondicional y se aprovecharon para gobernar con total impunidad. Para gobernar y para enriquecerse como pocos gobiernos autoritarios del planeta. Anastasio Somoza García, fue nombrado presidente tras las elecciones de 1936, que fueron calificadas por la oposición de Golpe de Estado debido al fraude manifiesto y al manejo que personalmente hizo de todo el proceso. Los conservadores llegaron a solicitar a EE.UU. que no lo reconociera, pero Somoza había demostrado ser el dirigente más obediente que Roosevelt podía encontrar y, puesto que le interesaba mantener en sus puestos a los presidentes del resto de dictaduras centroamericanas, el 30 de abril de 1936 declaró que abandonaba oficialmente su política de no reconocer a los gobiernos de América Central que hubieran llegado al poder por medio de una revolución o
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de cualquier otro medio ilegal. La política de “buen vecino” no era compatible con tener un criterio para reconocer a los gobiernos de Centroamérica y otro distinto para el resto de América Latina52. Eso significaba que no intervendría por el momento en Nicaragua, y dejaba libre a Somoza para acceder al poder por cualquier método que empleara. Roosevelt ya había reconocido al dictador de El Salvador, Hernández Martínez, desde 1935, a Jorge Ubico, de Guatemala, desde 1933, y a Tiburcio Carias, de Honduras, también desde 1933 y, tras la muerte de Sandino, ya no temía por la continuidad de sus intereses en Nicaragua. No sólo reconoció a Somoza, sino que envió a un representante especial a la inauguración. En 1939, Somoza García fue con su esposa a la Casa Blanca, respondiendo a una invitación oficial, y se sentó en la mesa con los Roosevelt. Su yerno, el embajador en Washington, Guillermo Sevilla Sacasa, se encargó de que todo fuera de lo más conveniente para satisfacción y lucimiento de Somoza, pero no debían tener ni él ni Somoza mucha confianza en el recibimiento que se le dispensaría. Guillermo Sevilla Sacasa le escribió una carta, anticipándole los detalles del protocolo, y dice en ella: “Tengo la impresión de que te recibirán mejor de lo que pensábamos”53. En efecto, fue recibido en EE.UU. como “el gran defensor de la democracia al Sur del río Grande”, con un ceremonial que a él le emocionó y del que se dijo que no habían dedicado en los EE.UU. a ningún otro rey ni presidente. Sin embargo, según Torres Lazo, en realidad el protocolo que se le dedicó fue un ensayo para la futura recepción de Jorge V de Inglaterra al que esperaban un tiempo después54. Consciente de la necesidad de fortalecer sus fuerzas armadas, Somoza García solicitó instructores norteamericanos para la Academia Militar, que crearía en Nicaragua ese mismo año —cuyo resultado fue la llegada del General Charles Mullins—, y ayuda para que una canalización del río S. Juan vinculara las costas oriental y occidental de Nicaragua. Roosevelt le prometió que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército norteamericano emprendería un estudio sobre el tema, aunque finalmente todo quedó en la construcción de una carretera de comunicación entre ambas orillas, que no estaría terminada hasta la década de 1960. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. se interesó mucho por algunas materias primas de Nicaragua para avituallamiento y necesidades béli52 Millett, R., Ob. cit., p.282. 53 Carta de Guillermo Sevilla Sacasa a Anastasio Somoza Debayle sobre su viaje a EE.UU., invitado por Roosevelt, de 9-4-1939.AIHNCA, ASG, 737343. 54 El interés de EE.UU. queda reflejado en la conocida anécdota referida a la opinión de Roosevelt sobre Anastasio Somoza García. Un asesor suyo le dijo, queriendo advertirle: “Mr. President, he´s a son of a bitch” y Roosevelt le contestó: “Of course, but he´s our son of a bitch”. Torres Lazo, O, Ob. cit., p.66.
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Anastasio Somoza García., con Roosevelt, en visita a Washington en 1939. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Recibimiento A.S.G. en Nueva York. Carteles de rechazo a la llegada de Somoza. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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Anastasio Somoza García en visita a Nueva York, invitado por su yerno Guillermo Sevilla Sacasa, embajador en Washington. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Recibimiento de Anastasio Somoza García y esposa en Nueva York. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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Anastasio Somoza García en su despacho. Fotos de su esposa y de Roosevelt. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Anastasio Somoza García con uniforme de gala (Presidente 1937-56). Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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Coronación de Lilliam, hija de Anastasio Somoza García, por monseñor Lezcano, como Reina del Ejército, con la corona de oro de la Virgen de Candelaria. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Anastasio Somoza Debayle con su madre, Salvadora Debayle, en su nombramiento como “Mujer de Nicaragua”. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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cas, como caucho, madera, minerales y abastecimiento de productos alimenticios. Nicaragua no poseía riquezas de importancia, como lo podían ser el petróleo o níquel de Guatemala, o la bauxita de Jamaica, Surinam o Guyena, pero tenía algunos productos de los que carecía EE.UU. y que le interesaban. Otro de ellos sería el algodón, que buscó siempre que hubo crisis de producción en EE.UU., y, más tarde, el azucar cuando se rompieron las relaciones con Cuba. Por otra parte, el solar nicaragüense tenía una importancia geopolítica de primer orden por el posible canal interoceánico que se estuvo pensando construir durante la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX. La idea, sin embargo, se abandonó completamente en 1914, cuando se construyó el Canal de Panamá, que finalmente uniría los dos océanos55. En 1941, Somoza, en solidaridad con Roosevelt, declaró la guerra a Japón, a Alemania e Italia y, aunque los nicaragüenses nunca llegaron a entrar en combate, al final de la guerra Nicaragua había incrementado sus fuerzas de Marina y contaba con una base aérea con un cuantioso armamento renovado. La declaración de guerra de Somoza a Alemania —que se adelantó a la del propio Roosevelt— le sirvió de excusa para incautar sus bienes a los alemanes, lo que fue el inicio de su acumulación de propiedades56. Durante la guerra, Nicaragua — ya económicamente situada en el esquema de relaciones Norte-Sur— se convirtió en un país todavía más dependiente de EE.UU., sobre todo cuando la Agencia Interamericana de Desarrollo anunció su Plan para Nicaragua durante el período 1940-1944, en función del cual se estableció lo siguiente: 1. El crédito y el financiamiento se priorizaron o concedieron en exclusividad para las exportaciones agrícolas y para las de materias primas para la industria de guerra. 2. El Plan de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) sugería que no se crearan nuevas industrias productoras de bienes manufacturados, porque esos bienes podían ser suministrados por los países que los producían a gran escala y Nicaragua podía producir una gran variedad de materias primas que podrían ser explotadas “para el beneficio de su economía interna”57. Esas limitaciones se conocieron como “Control de cambios” y sirvieron a Somoza como instrumento para captar adeptos dentro de los comerciantes y castigar a los opositores de la oligarquía y burguesía emergentes. En pocas palabras, EE.UU. estaba cercenando la posibilidad del crecimiento 55 Molero, M., Ob. cit., p. 32. 56 Millett, R., Ob. cit, p.320. Véase el apartado VI de este trabajo. 57 “Conference of Interamericana Development Comition; Nicaragua Economic Development and Investment”, IDC, Washington D.C., 1944, pp. 126-127, citado por Wheelock, R. y Carrión, L.: El desarrollo económico y social en Nicaragua. Departamento de Propaganda del FSLN. Managua, 1981, p. 103.
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industrial de Nicaragua y de un proyecto nacional, como haría más tarde con Guatemala, en las épocas de Arévalo y Arbenz, en 1954, y con Panamá y la República Dominicana, ya en la década de 1960. El nacionalismo económico en América Latina era inaceptable para EE.UU., como lo sería en adelante en otras soberanías emergentes, uno de cuyos más claros ejemplos fue el del Egipto de Nasser. Cuando Egipto se liberó del yugo inglés, intentó una industrialización, pero EE.UU. se negó a prestarle ayuda. Ante esa negativa, Egipto firmó un acuerdo de ayuda mutua con la URSS y eso supuso el cierre absoluto de cualquier apoyo norteamericano. Documentos desclasificados en 1994 revelaron que EE.UU. había declarado que “la ayuda norteamericana dependería de que no redundara en el fortalecimiento del nacionalismo egipcio” y que “la industria egipcia debería limitarse a una serie de operaciones simples al alcance de las capacidades del trabajador egipcio”. Así pues, “para que el país recibiera una ayuda técnica o económica, debería seguir siendo un productor primario”58. Más tarde, en época de Nasser, cuando su gran proyecto era construir la presa de Assuan para poder irrigar y hacer posible una reforma agraria, solicitó un préstamo al Banco Mundial, pero le fue negado por la influencia de EE.UU., con la excusa del viejo tratado con la URSS. La realidad del rechazo fue el temor de que Egipto desarrollara su industria algodonera y fuera una competencia para el algodón norteamericano. Fue entonces cuando Nasser decidió nacionalizar el Canal de Suez, con la conocida consecuencia de la Segunda Guerra Árabe-Israelí de 1956. Finalmente, sería la URSS la que financiaría durante diez años la presa de Assuan que no llegó a ver Nasser y estrenó ya Anwar-El-Sadat59. A EE.UU. lo que le interesaba de Latinoamérica, como de otros países, era comprarles sus materia primas, para transformarlas en sus propias industrias y exportar capitales para explotar algunas de esas riquezas por sí mismos, impidiendo así que se desarrollaran industrialmente y pudieran hacerles competencia con sus precios. No obstante, ellos lo presentaban como algo de interés general y positivo para el comercio internacional. Así lo declaró el subsecretario de Estado para asuntos económicos en 1952, Harold F. Linder: “EE.UU. emergió después de la guerra con una maquinaria industrial muy ensanchada y, entre las principales naciones del mundo, es la única con un excedente de capitales privados disponibles para exportar. Estimular la inversión de este capital, era un asunto importante para nuestra economía doméstica y para el desarrollo económico y la prosperidad mundial”60. 58 Chomsky, N: El Nuevo Orden Mundial (y el viejo), ed. Crítica, Barcelona, 1996, p. 253. 59 Anwar-El-Sadat, sin embargo, pese a iniciar su mandato con el logro de la presa que tanto debía a la ayuda soviética, optó por el pragmatismo de favorecer las inversiones y se congració con EE.UU. en el encuentro de Camp David de 1978. 60 U.S. Senate, 82 th Congress 2nd Session on Treaties of Friendship, Commerce and Navigation between the United States and Colombia, Israel, Ethiopia, Italy, Denmark and Greece (U.S. Government
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En lo referente a la relación política que mantuvo Somoza García con EE.UU, hubo actuaciones de servilismo tan extremas que llegaron a poner en evidencia a sus interlocutores norteamericanos, como cuando declaró que pensaba quedarse en el poder al menos cuarenta años, aunque “si EE.UU. me hiciera la menor insinuación, abandonaría inmediatamente, pidiendo sólo garantías completas para mi persona”. Esa declaración se publicó en la prensa y Roosevelt se avergonzó61. En otras ocasiones, sus deseos de adulación le llevaron a prolongar comportamientos excéntricos, como la celebración del 4 de julio en Nicaragua —que Emiliano Chamorro había declarado fiesta nacional— pero Somoza también supo aprovecharse al máximo de la imagen de poder que le proyectaba la amistad con los EE.UU. en su pequeño país, para hacer y deshacer a su antojo. Una muestra de ello fue la hábil maniobra que llevó a cabo ante una peligrosa amenaza de huelga. Logró que el presidente de la Junta de Control de Precios y Comercio firmara una orden por la que “cualquier establecimiento que cerrara sus puertas, sería clausurado, se venderían sus bienes y se le denegaría el permiso para reanudar actividades de negocios. Además, cualquier extranjero que se uniera a la huelga, sería deportado”62. Al día siguiente, La Prensa denunció la medida y aseguró que la Junta de Control de Precios y Comercio había sido creada en 1941 para evitar el alza del coste de la vida provocado por la inflación y en ninguna de sus disposiciones se contemplaba que los comerciantes incurrieran en ninguna responsabilidad por el cierre de sus comercios63. Pero el miedo fue más fuerte y la huelga, por descontado, terminó en fracaso. El presidente Harry S. Truman no deseaba la continuidad de Somoza en las elecciones de 1947, ya que empezaba a estar muy cuestionado dentro y fuera de Nicaragua, e hizo todos los esfuerzos posibles para impedir su reelección. El embajador de EE.UU. en Nicaragua, Fletcher Warren, fue el encargado en todo momento de dialogar con él y hacerle comprender que no debía presentarse de nuevo. Somoza, astuto como era, le trasmitió que la Guardia Nacional lo veía “como un padre” y que él había permitido su postulación por parte de sus partidarios para mantenerla controlada. Por otra parte, advirtió al embajador que muchos funcionarios de su gobierno podrían tratar de lucrarse antes de las elecciones si temían que él no fuera elegido como nuevo presidente y, por ese motivo, convenía retrasar el momento de renunciar. Prometió que, si era reelegido, entrenaría a la Guardia para que aceptara un próximo presidente y, en lugar de mostrarse molesto por la sugerencia de EE.UU., respondió, como años atrás, que si el Departamento de Estado norteamericano no deseaba que él se presenPrinting Office: Washington, 1952), p. 4. 61 Torres Lazo, A., Ob. cit., p.67. 62 Circular nº 30 dedicada a los comerciantes. Alfaro, M.: 43 años de dictadura dinástica. Fondo Editorial CIRA. Managua, 1979, p.303. 63 La Prensa, 7-7-1944.
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tara, no lo haría e, incluso, los dos juntos, EE.UU. y Somoza, podrían escoger a su sucesor “para que sirviera patrióticamente a los intereses de Nicaragua y de EE.UU.” El Departamento de Estado norteamericano rechazó la propuesta inmediatamente y le demostró su distanciamiento negándose a proporcionarle los aviones de guerra y las armas que Somoza había solicitado. Somoza, pese a todo, insistió en presentarse como candidato por lo que Truman envió a Warren, para que le aclarara su posición. Le pidió que le trasladara el texto de una conferencia pronunciada en Pennsylvania por el director de la Oficina de Asuntos de las Repúblicas Americanas, E. O. Briggs, donde se reiteraba la política de “no intervención” en Latinoamérica y donde se señalaba que “la política de no intervención no significaba la aceptación de las tiranías locales”. Somoza no se dio por aludido y Warren tuvo que decirle abiertamente que lo consideraba un dictador. Somoza reaccionó manifestando que deseaba que el Departamento de Estado le transmitiera claramente qué quería de él y se comprometió por escrito a renunciar a su candidatura pidiendo solo 30 días para arreglar sus asuntos. El Departamento de Estado se mostró escandalizado ante una expresión tan evidente de sumisión y contestó que EE.UU. no podía aceptar su ofrecimiento puesto que se trataba de un asunto interno de Nicaragua. Somoza, según Warren, se mostró herido ante la respuesta y contestó: “sólo quería ser amistoso y nunca pensé en perjudicar u ofender a los EE.UU.”. En esa ocasión, terminó renunciando a su candidatura, aunque no a la jefatura de la Guardia Nacional64. Las opiniones dentro y fuera de Nicaragua estaban divididas y, a pesar de que un sector de la Guardia Nacional estaba descontento y algunos preferían la renuncia de Somoza, el embajador Warren llegó a la conclusión de que la mayoría le apoyaba y que, si no se presentaba Somoza, debía hacerlo alguien seleccionado por él para tener a su favor a las fuerzas armadas porque, en su opinión, el asunto más importante en Nicaragua no era Somoza, sino el control de la Guardia Nacional. La decisión que EE.UU. tomó finalmente fue la de apoyar a un presidente nuevo al que Somoza también aceptara y ni siquiera atendió a las peticiones de supervisar las elecciones que le hizo la oposición, que se había movilizado como nunca por el candidato Enoc Aguado. Éste, aunque provenía del PLI, se presentaba como candidato del Partido Conservador y era un personaje muy popular que contaba con el apoyo de una gran mayoría. Pero la negativa de EE.UU. a supervisar las elecciones, con el pretexto de proteger la soberanía nacional de Nicaragua, dejó claro que no iba a apostar por nadie que no estuviera respaldado por Somoza: “La responsabilidad para solucionar los problemas electorales de Nicaragua, recae exclusivamente en Nicaragua. EE.UU., por supuesto, ve sus esfuerzos en ese sentido con interés y verdadera simpatía y sinceramente 64 Walter, K., Ob. cit., p. 237.
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espera que ellos encuentren esa solución satisfactoria por esos medios pacíficos inherentes a la tradición democrática, a la cual América está dedicada. Pero la supervigilancia por parte de EE.UU. sería imposible, a no ser que lo solicitaran todos los partidos importantes, incluidos en Gobierno. Y, aún en ese caso, EE.UU. no estaría dispuesto a ejercer sólo esa supervigilancia, pues sin la comparecencia del sistema interamericano o de las Naciones Unidas, sería una actitud que debilitaría a esos sistemas, que es algo que todos queremos evitar”65.
Con esa respuesta estaba todo decidido y, en efecto, en mayo de 1947, en una votación nuevamente fraudulenta, el candidato liberal Leonardo Argüello asumió la presidencia. El verdadero candidato de los liberales, que iba a ser designado por la Gran Convención Liberal, era el gran cacique de Granada, Lorenzo Guerrero. Pero con ese candidato por parte de los liberales, y Enoc Aguado por los conservadores, Somoza tenía la seguridad de perder su influencia, por lo que, finalmente, con el apoyo de la Guardia, impuso a Leonardo Argüello. En esas elecciones se votaba en filas distintas y toda Nicaragua pudo ver la mínima concurrencia en la fila de votantes de Argüello y las multitudes en la de Enoc Aguado. Pero la Guardia Nacional recogió las urnas y al final se impuso a Argüello por aplastante mayoría, A Somoza le convenía, por una parte, porque era un candidato mucho más manejable para él y, por otra, porque era alguien que no estaba abiertamente comprometido con la política somocista. Así se evitaba la posibilidad de que hubiera votos liberales que se unieran a los conservadores. Enoc Aguado ganó realmente las elecciones de forma arrolladora, pero Somoza no tuvo reparos en declarar ganador a Leonardo Argüello, diciendo a la oposición de forma insolente: “vosotros ganasteis la votación, pero yo gané los votos contabilizados”66. Somoza había preparado su continuidad como Jefe Director de la Guardia y se había construido una nueva residencia en la Loma de Tiscapa —La Curva—, a donde se trasladaron las municiones almacenadas antes bajo la Casa Presidencial desde el día de la toma de posesión de Argüello. Pocos días después se inició un enfrentamiento entre los puestos de vigilancia de las dos fortalezas y los centinelas de La Curva llegaron a tener emplazadas las ametralladoras apuntando a la Casa Presidencial, a la espera de una orden para romper fuego que, afortunadamente, no se dio. Pero el general Somoza aprovechó la ocasión para realizar una 65 Carta de Spruille Braden, subsecretario de Estado al General Emiliano Chamorro. Publicada en La Prensa el 21-11-1946; Alfaro, M., Ob. cit., pp. 486-487. 66 Torres Espinoza, E.: “A Nicaraguan historian living in exile in Costa Rica, on intervention and violation of human rights in Nicaragua”. Additional Statements submitted for the record. Human Rights in Nicaragua, Guatemala, and El Salvador: implications for U.S. policy. U.S. Government Printing Office. Washington, June, 1976, p. 139.
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Boda de Anastasio Somoza Debayle con Hope Portocarrero. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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purga, con la captura de varios altos oficiales y de otros que habían mostrado su lealtad a Argüello, como el general Adán Medina Castellón, el coronel Alberto M. Baca y el coronel Hermógenes Prado y todos fueron encarcelados en los sótanos del edificio de La Curva67. Quedaba claro que Somoza simultaneaba su obediencia a EE.UU. con la clave de su verdadero poder, que era la adhesión de las fuerzas armadas a su persona. La victoria de Argüello causó la pérdida definitiva de cualquier grado de credibilidad en las elecciones, y más todavía cuando fue destituido por querer ejercer el cargo con independencia y haber sido apoyado por algunos oficiales de la Guardia Nacional. Porque Argüello había reservado una sorpresa a Somoza y, aunque gobernó menos de un mes, del 1 al 26 de mayo, en ese tiempo no fue el títere que el Jefe esperaba. Se mostró desde el principio decidido a terminar con el poder de la familia, empezando por quitar a su hijo menor, Anastasio Somoza Debayle, los cargos de Comandante del Primer Batallón e Inspector General de la Guardia. Acto seguido, despidió a cientos de empleados gubernamentales que en realidad trabajaban en propiedades privadas de Somoza, por lo que él respondió dando un Golpe de Estado con la guardia personal que tenía asignada a sus propiedades y a la residencia de La Curva, y lo sustituyó por otro liberal afecto a su persona, Benjamín Lacayo Sacasa. Poco después, ante las presiones de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de EE.UU., Lacayo Sacasa tuvo que presentar su renuncia en el mes de agosto, por nombramiento inconstitucional. Sin embargo, en su breve mandato, y evidentemente bajo la dirección de Somoza, tuvo tiempo de decretar el confinamiento de los principales dirigentes del Partido Socialista Nicaragüense (PSN) en la isla de Ometepe, por “pertenecer a una agrupación política identificada con una ideología extraña, prohibida por la Constitución”68. Somoza, aunque con las riendas del poder ya en sus manos, quiso congraciarse con EE.UU. y decidió no ofrecerse nuevamente como candidato y permitir el regreso del exilio del conservador Emiliano Chamorro, para que pudiera ser el candidato conservador, y dar así la apariencia de mayor limpieza en la contienda electoral. A Emiliano Chamorro lo recibieron, a su regreso, con manifestaciones masivas que sorprendieron a Somoza y fue por ello por lo que inició el trabajo político de tratar con elementos del Partido Conservador que darían sus frutos, finalmente. En primer lugar, los pactos con Emiliano Chamorro y, después, cuando éste apoyara la conspiración contra Somoza de abril de 1954, con otros grupos de conservadores. Ése fue el origen del colaboracionismo entre “partidos opositores” cuyos miembros fueron calificados por la población desde entonces como “Zancudos”. El Partido Liberal, con Somoza en la sombra, escogió esta vez a un tío suyo, 67 El general Medina había participado en la revolución liberal desde Jinotega. El coronel Baca había sido un funcionario importante durante las luchas contra Sandino y el coronel Prado había sido ayudante y médico personal de Somoza. Boza, F., Ob. cit., pp. 138-139. 68 Decreto del presidente Benjamín Lacayo Sacasa, de l5-7-1947. AIHNCA, A.S.G-160.
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Víctor Manuel Román y Reyes, que ostentaría finalmente la presidencia desde el 15 de agosto de 1947 al 6 de mayo de 1950, en que murió. Pero, como no era posible haber previsto un mandato tan corto, esa vez Somoza no se arriesgó a que el nuevo presidente pudiera fallarle y le obligó —junto a su vicepresidente, Mariano Argüello— a firmar un denigrante Pacto de Honor. Los “Pactos de Honor” que les hizo firmar tres días antes de la toma de posesión de Román y Reyes, fueron la condición ineludible para no oponerse a su designación. El texto de esos pactos habla por sí sólo de ese control: “Bajo mi palabra de honor, me comprometo a: 1. Nombrar Jefe Director de la Guardia Nacional de Nicaragua y ministro de la Guerra y Anexos al General Anastasio Somoza García o a la persona que éste designe. 2. A orientar la política de mi gobierno en acuerdo y armonía con el General Anastasio Somoza García. 3. A sostener la candidatura presidencial del General Somoza para el próximo período constitucional o, en su defecto, la candidatura de la persona que designe el General Somoza. Tal compromiso de honor lo firmo como un acto de consecuencia y de lealtad política hacia el Jefe del Partido Liberal Nacionalista, General Anastasio Somoza García, quien por la fuerza popular ha sido y es factor decisivo de la política que ha mantenido a nuestro partido en el poder. El General Anastasio Somoza García, por su parte, se compromete a prestar a mi Gobierno su concurso popular y su influencia en la Guardia Nacional de Nicaragua, a fin de que pueda desarrollar un programa amplio de progreso y de ideología liberal, manteniéndose inalterable la paz de la República. Firmo en la ciudad de Managua, a los doce días del mes de agosto de 1947, en carácter de futuro presidente de la República, toda vez que cuento con el apoyo e influencia del General Somoza ante los representantes a la Asamblea Nacional Constituyente. Firma también conmigo el General Somoza, en la parte que le corresponde69.” Firmado: Román y Reyes; Firmado: Anastasio Somoza García.
La única diferencia sustancial de ese texto con el firmado por Mariano Argüello era el punto primero, que en el caso de Argüello, decía: “Si por cualquier causa tengo que suceder al Presidente de la República, Victor Manuel Román y Reyes, nombraré Director de la Guardia Nacional a Anastasio Somoza García70”. Firmado: Mariano Argüello; Firmado: Anastasio Somoza García.
69 Pacto de Honor entre Víctor Manuel Román y Reyes y Anastasio Somoza García. 12-8-1947. AIHCA, A.S.G.-179-1. 70 Pacto de Honor entre Mariano Argüello y Anastasio Somoza García. 12-8-1947. AIHNCA, A.S.G.-179-2.
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Víctor Román y Reyes con banda presidencial y Anastasio Somoza García en uniforme de gala. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
La estrategia de Somoza en la presentación y defensa de la candidatura de Román y Reyes muestra claramente los métodos de control del General sobre las personas que supuestamente podían ser ulteriores presidentes. Somoza nunca dejaba cabos sueltos y cualquiera a quien ofrecía su apoyo, debía aceptarle como jefe de la Guardia Nacional e, incluso, comprometerse formalmente a no actuar en forma discrepante de su concepción política. La precaución de asegurarse la lealtad de Mariano Argüello no fue necesaria finalmente, pues con la muerte de Román y Reyes dos semanas antes de la jornada electoral de 1950, ya no le sucedería nadie más que Somoza, que para entonces había logrado que el Congreso le escogiera por unanimidad. Seguidamente, con el fin de diluir las reticencias del Departamento de Estado norteamericano, Somoza cambió la Constitución e incluyó fuertes disposiciones anticomunistas y otras que facilitaban el establecimiento de bases militares norteamericanas en Nicaragua. Parecía que no era fácil vencer la desconfianza de EE.UU., pero, desde que en 1950 se involucró en la guerra de Corea, y se puso en duda su supremacía
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en el sistema bipolar de la Guerra Fría, cambió el criterio de Truman sobre la necesidad de aliados. En consonancia con los tiempos, empezaban a surgir en el contexto centroamericano los proyectos y reformas de corte nacionalista que, sin duda, perjudicaban los intereses norteamericanos. Y no fue difícil calificar, para consumo interno norteamericano, a los nacionalistas como “comunistas” y obtener así la aprobación de la opinión pública para impedir tales iniciativas. De ese modo, cuando José Arévalo dio comienzo en 1944 a la denominada “Revolución de Octubre” en Guatemala, tras su elección como Presidente, EE.UU. elevó a Somoza a la categoría de aliado imprescindible en la zona centroamericana y el destino común de ambos quedó sellado. Terminaron las reticencias norteamericanas y se le empezó a considerar un valioso acompañante. También en este período pudo Somoza beneficiarse de la coyuntura mundial para reforzar su arsenal armamentístico. La política de Truman de “contención del comunismo” o “Doctrina Truman” dio origen en 1947 a la Organización de Estados Americanos (OEA) y al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Mediante éste último, EE.UU. se proponía crear un marco defensivo continental americano, ante el supuesto potencial peligro que suponía la emergencia del bloque comunista. Sin embargo, en ese momento, Latinoamérica se encontraba más preocupada por sus problemas económicos que por cualquier supuesta amenaza comunista. Incluso el estamento militar latinoamericano estaba más interesado en potenciar su eficacia material que en una cooperación multilateral defensiva, por lo que el TIAR se fue firmando por los diferentes países, sin prisas, y a lo largo de varios años. Pero Somoza lo firmó en 1947 y ello le permitió solicitar nuevas ayudas para fortalecer su Guardia Nacional. Como consecuencia, desde 1949 a 1954, la ayuda estadounidense aumentó de forma notable y el presupuesto militar de Nicaragua se duplicó. En el nivel protocolario, Truman demostraría su aprecio a Somoza invitándole oficialmente, con su esposa, a EE.UU. y agasajándole, en mayo de 195271. Con Eisenhower en el poder, Somoza obtuvo nuevas y sustanciosas ayudas cuando el Departamento de Estado norteamericano se decidió a derrocar al gobierno guatemalteco del sucesor de Arévalo, Jacobo Arbenz, en 1954. La oposición radical norteamericana contra él comenzó cuando la CIA se percató de que el Partido Guatemalteco del Trabajo contaba con más de dos mil miembros y con una dirección de carácter marxista. De ello dedujeron que Arbenz estaba siendo cada vez más receptivo a la influencia de la URSS. Eisenhower personalmente ordenó a la CIA que ayudara a los guatemaltecos que se opusieran a Arbenz72 La decisión de propiciar un golpe de estado que provocara su caída llegó cuando Ar71 Despacho del embajador de España en Managua, Manuel de Travesedo. AMAEX, R-3018-56. 72 Atice, Phillips, D.: “Guatemala, 1954”, in The Night Watch. Atheneum, New York, 1977, pp.210-211.
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Anastasio Somoza García con Eisenhower y Luis Somoza. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Anastasio Somoza García saludando a Eisenhower. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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Encuentro de la OEA en Panamá con Eisenhower. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Entrada en una recepción de la Sra. Whellan con A.S.G. y Salvadora Debayle con Monseñor Taif. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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benz decidió realizar una reforma agraria, para la que era preciso nacionalizar las tierras de la United Fruit Company, dueña del 10% de la superficie de Guatemala. EE.UU. planificó dar un Golpe de Estado con tropas que debían salir de Nicaragua, por lo que envió a Somoza grandes cantidades de armamento. Somoza entregó una parte a los exiliados guatemaltecos en Nicaragua, quienes, patrocinados por la CIA, dieron el golpe que triunfó en Guatemala y dio comienzo a la dictadura de Castillo Armas. Pero el resto del armamento, que era la mayor parte, quedó bajo el control de la Guardia Nacional, con el consiguiente incremento del arsenal nicaragüense73. En el interior de Nicaragua la oposición a Somoza continuaba y el 4 de abril de 1954 se produjo el más grave intento de atentado contra su persona por parte de un grupo de ex-oficiales desafectos al régimen, acompañados por otros civiles y encabezados por un joven desconocido de nombre Pablo Leal Rodríguez. El resto del grupo eran: Adolfo Báez Bone —teniente ex-Guardia Nacional—, Manuel Agustín Alfaro —teniente ex-Guardia Nacional—, José María Tercero Lacayo —capitán ex-Guardia Nacional—, Luis Felipe Báez Bone, civil, Luis Felipe Gabuardi Lacayo, también civil, y otros varios74. Con ellos había contactado el viejo conservador Emiliano Chamorro cuando supo que Somoza pensaba presentarse a la reelección en 1956. Pero el complot fue descubierto y, aunque algunos huyeron, fueron capturados y después sometidos a un consejo de Guerra, Pablo Leal y Adolfo Báez Bone, jefes militares de la conjura, junto con otros 18. Los asesinaron uno o dos días después en el sótano de Casa Presidencial, probablemente torturados por el propio coronel Anastasio Somoza Debayle, hijo menor del dictador. A ese respecto de las intervenciones del propio Anastasio en las torturas, dijo Agustín Torres Lazo: “Anastasio, de desbordante ambición y oportunismo, desde joven hizo todo lo posible por agradar a su padre, tratando de menoscabar a su hermano mayor. Llegó en ese afán, incluso, a involucrarse en frecuentes sesiones de tortura sin necesidad alguna, pretendiendo demostrar así que era digno hijo de su progenitor, pues eran las sesiones en que el General castigaba a sus enemigos. Más adelante, se sabría, además, que su naturaleza siempre había sido proclive a la violencia y al desprecio por la vida de sus semejantes”75.
Del interrogatorio de Adolfo Báez Bone es muy conocido el episodio de que éste escupiera a Anastasio Somoza, después de un puñetazo de aquel que le rompió varios dientes, manchándole de sangre la camisa. El hecho le trastornó tanto 73 Chomsky, N., Ob. cit., p. 201. 74 Véase quienes conformaban la totalidad del grupo y sus destinos en el Apéndice I.2. 75 Torres Lazo, Ob. cit., p. 194
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que, según el coronel F. Boza, en la Casa Presidencial se rumoreó que había sido enviado después por su padre a EE.UU. para recibir tratamiento psiquiátrico, como consecuencia de su participación personal en aquellos hechos76. Entre los torturados hubo otro caso destacable por haber sido totalmente inocente y objeto de rivalidades y venganza. Fue el del oficial Jorge A. Cárdenas, que había sido seleccionado para hacer estudios especiales de policía durante cuatro años en Perú, y a su regreso había sido nombrado Jefe de la Escuela Militar de Policía. Se le acusó de formar parte de la conspiración y estuvo preso en la cárcel de La Aviación, donde le aplicaron choques eléctricos, y en los baños de la Casa Presidencial soportó 21 días aislado y sin comer nada. Después de tres días de interrogatorio ininterrumpido, para el que los oficiales se turnaban cada seis horas, con una lámpara eléctrica en su cara, no obtuvieron ninguna información, pero le mantuvieron preso casi un año. Las torturas fueron dirigidas, según su propio relato, por Anastasio Somoza Debayle, acompañado de cuatro oficiales: Óscar Morales —Moralitos—, Iván Alegrett, Levy Sánchez y Germán Bello, con el objetivo de que diera nombres de los oficiales implicados “con él”. La realidad era que había sido motivo de intrigas por su designación como Jefe de una nueva Academia de Policía que Somoza García estaba planificando como consecuencia de las presiones de EE.UU. para que en Nicaragua se redujera el número de Guardias Nacionales y se aumentara el de policías. Las envidias le implicaron con el argumento de que había estado realizando días antes prácticas de tiro y porque el teniente Guillermo Duarte le había visitado proponiéndole unirse al grupo. Se sabía que él se había negado, pero se le involucró acusándole de simpatizante. Por ese motivo, cuando después fueron interrogados los sospechosos, ante la reconstrucción de los hechos, todos le mencionaron. Por otra parte, según él, los Somoza no le perdonaron nunca que no denunciara al teniente Guillermo Duarte y como castigo le implicaron y le separaron después del cuerpo77. A otros los ejecutaron tras hacerlos prisioneros en unos cafetales cercanos a Las Cuatro Esquinas y Diriamba, departamento de Carazo, o en su huída a Costa Rica, y fueron después quemados parcialmente y enterrados en fosas comunes. Los fusilados fueron veinte y, en la rueda de prensa que el Gobierno dio después a los corresponsales nacionales y extranjeros, se dijo que habían muerto en los cafetales en combate. Los restantes siete fueron capturados y sometidos después a un Consejo de Guerra78. Entre ellos se encontraba Pedro Joaquín Chamorro Cardenal79. 76 Boza, F., Ob. cit., p. 201. 77 Ibidem, pp. 192-200. 78 Véase la lista de ejecutados y sometidos al Consejo de Guerra en Apéndice I. 2. 79 Pedro Joaquín Chamorro Cardenal era de una familia acomodada y de antigua raigambre en Granada, hijo y nieto de presidentes conservadores, pero nunca comulgó con la práctica de los pactos con Somoza de sus antecesores y correligionarios. Fue director del diario más importante de Managua, La Prensa, desde cuyas páginas se convirtió en el azote de los Somoza hasta su muerte,
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A la conspiración se habían adherido los presidentes Prío Socarrás de Cuba y José Figueres de Costa Rica, donde estaba exiliado Pablo Leal, por lo que Somoza quiso dar también un escarmiento a Costa Rica y, en 1955, apoyado por los exiliados costarricenses en su país, cruzó la frontera para castigar a Figueres. Como era habitual, le acusó de “comunista” creyendo que EE.UU. lo aprobaría, pero a EE.UU. no le interesaba otro conflicto en la región y no se implicó, por lo que Costa Rica les derrotó80. En ese mismo año, el vicepresidente de Eisenhower, Richard Nixon, visitó Managua, de lo que Somoza se enorgulleció utilizándolo nuevamente como elemento de propaganda ante su pueblo. Simbólicamente, era una legitimación que daba a su gobierno el país más poderoso de la tierra. Ello no impidió que, al año siguiente, cuando se celebraba en León la nueva campaña para su candidatura, Somoza sufriera el atentado definitivo el 21 de septiembre de 1956. En la confusión de la fiesta del partido liberal, y en pleno baile, fue tiroteado por el joven Rigoberto López Pérez, que fue inmediatamente reducido y muerto. Rigoberto López Pérez había contactado con la colonia de exiliados políticos nicaragüenses de El Salvador, cuyo líder era Adolfo Alfaro, hermano de uno de los asesinados en 1954. Posteriormente, otro contacto fue Edwin Castro, que más tarde ofrecería, en sus declaraciones a la Corte Militar de Investigación, las más amplias informaciones sobre las personas relacionadas con el magnicidio81. Somoza había sido advertido días antes, por tres veces consecutivas, de que su vida podía peligrar e, incluso, había recibido un telegrama del presidente de la República Dominicana, Rafael L. Trujillo, diciéndole que corría el rumor por Centroamérica de que era hombre muerto, por lo que sus asesores le aconsejaron no asistir esa noche a la Casa del Obrero. Además, su servicio de seguridad no conocía a mucha gente en León y no les era posible ejercer un buen control, por lo que se le insistió en que llevara un chaleco antibalas y en que se registrara a todos los asistentes a la celebración. Pero él, ni lo autorizó, ni siquiera contestó a Trujillo porque decía que en ese tiempo abundaban los rumores de que iban a atentar contra él y no había que hacer caso. Herido de muerte, fue llevado primeramente al hospital de León y después al hospital Gorgas de la Zona del Canal de Panamá para recibir asistencia médica, a donde Eisenhower envió incluso a su médico personal. Le habían alcanzado cuatro balas que no eran mortales, pero por su condición de diabético e hipertenso, su estado general se agravó muy rápidamente82. En la Zona del Canal, Somoza aún estuvo lúcido para aprobar la declaración de Estado de Sitio en Nicaragua. Estuvo custodiado por un operativo del FBI en atentado, el 10 de enero de 1978. 80 Torres Lazo, A., Ob. cit., pp. 108-116. 81 Véase el desarrollo posterior a la muerte de Somoza García en el apartado III.1. 82 Fue atendido por tres equipos de médicos que se organizaron, pero le intervino el doctor Antonio González Revilla, panameño, formado en EE.UU., Torres Lazo, A., Ob. cit., p. 165.
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Richard Nixon y Pat Nixon subiendo escaleras de la Casa Presidencial (1955). Al fondo, Managua y el lago Xolotlán. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Anastasio Somoza García. muestra a Richard Nixon armamento decomisado en una recepción en la Casa Presidencial. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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Anastasio Somoza García y Richard Nixon, en conversación privada en la hacienda de Montelimar. IHNCAUCA. Managua.
Anastasio Somoza García y el vicepresidente Richard Nixon en una recepción de la Casa Presidencial. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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Cena en la Casa Presidencial en honor del vicepresidente Richard Nixon y esposa. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Pat Nixon en la recepción conversando con Salvadora Debayle de Somoza. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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Hope Portocarrero saludando a Pat Nixon. Detrás, Anastasio Somoza Debayle saludando a Richard Nixon. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Anastasio Somoza García bailando con Pat Nixon en recepción. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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El vicepresidente Richard Nixon bailando con Salvadora Debayle. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Fiestas de sociedad en Managua. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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Fiestas de sociedad en Managua. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
—por si se le volvía a intentar dar muerte— y por agentes de la Oficina de la Seguridad Nacional (OSN), que era la encargada de velar por la seguridad de la familia gobernante y del régimen. Había sido una creación de Somoza, en la que confiaba especialmente: “Somoza García había organizado la Oficina de Seguridad Nacional, (OSN), trayendo a Nicaragua a un ex Agente del Buró Federal de Investigaciones de los Estados Unidos (FBI), de nombre Richard Van Winckle, que la montó con una decena de oficiales de Nicaragua, algunos de los cuales eran Oscar Morales, Ruperto Hooker, Gregorio Pichardo, Agustín Torres López, Carlos García y Lázaro García. Todos ellos tuvieron participación en el andamiaje somocista de represión y se convirtieron en grandes torturadores. Van Winckle fue escogido porque en Nicaragua se tenían pocos conocimientos de Seguridad Nacional, de vigilancia de gobernantes, y le trajeron a él como un hombre que sabía; años más tarde Frank Barry, también ex agente del FBI y uno de los hombres de seguridad de la Casa Blanca, fue otro de los agentes de seguridad de “Tachito” junior y de la Hope (Portocarrero de Somoza) y los acompañaba a todas partes. Después, la Oficina de Seguridad fue dirigida por el Coronel Camilo González, que se hace cargo de ella” (…) “La Oficina de Seguridad tomó a su cargo los trabajos que antes estaban en manos de la Policía Nacional y los
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Foto familiar de Anastasio Somoza García, con hijos y nietos. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua. puso en manos de ciertos oficiales especializados en la materia, uno de los cuales fue Carlos Malespín, un conocido torturador de la Guardia Nacional, el inventor de las prácticas “del pozo” en el Primer Batallón”83.
Allí se le intervino para extraerle las balas y en el quirófano sufrió un paro cardíaco que le provocó la muerte. Muerto incluso, se le extrajeron las balas y se le diagnosticó “pronóstico grave” y sus hijos y su yerno, Guillermo Sevilla Sacasa, embajador de Nicaragua en EE.UU., consiguieron que los médicos declararan todavía que mostraba una pequeña mejoría, para retrasar la notificación del fallecimiento y dar tiempo a que el gobierno pudiera organizarse. Poco después, cuando se pidió a los médicos que presentaran un diagnóstico de “incapacidad permanente”, se negaron argumentando que eso era intervenir en asuntos internos de Nicaragua. Agustín Torres Lazo se preguntó —ante esos temores de los médicos— si estarían ganando tiempo para consultar a la Casa Blanca, o al Departamento de Estado norteamericano, sobre la pertinencia de tal diagnóstico. Finalmente, el cirujano que le había operado, González Revilla, aceptó firmar la “incapacidad total”, poco antes de la verdadera certificación de la muerte, 83 Entrevista de Roberto Fonseca a Agustín Torres Lazo. La Prensa, 21-7-2000.
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Misa fúnebre de A.S.G. Hope Portocarrero, Salvadora Debayle, Luis Somoza Debayle, Isabel Urcuyo, una persona no identificada, y Lilliam Somoza Debayle. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Concesión de Doctorado Póstumo a Anastasio Somoza García, otorgado por la Universidad de Tampa (EE.UU.). Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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mientras los hijos se repartían la sucesión84. Luis, que era ya presidente del Congreso desde principios de 1956, quedó como el más cercano candidato a sustituir a su padre, y Anastasio, graduado en West Point desde 1946 y en el momento de la muerte de su padre comandante de la Fuerza Aérea nicaragüense y Jefe Interino de la Guardia Nacional, como futuro Jefe de la misma85. El 29 de septiembre, el Congreso escogió como sucesor a Luis, hasta que concluyera el período de su antecesor. En las elecciones de 1957 fue reelegido convirtiéndose en el nuevo Presidente de Nicaragua.86
84 Según Torres Lazo, el doctor Antonio González Revilla, como latinoamericano, tuvo menos escrúpulos en corroborar el diagnóstico que le proponían los acompañantes de Somoza. Firmó la “incapacidad total” y presentó después una factura de 25.000 $ —que era una fortuna en aquellos tiempos— y que nunca fue pagada, a pesar de múltiples gestiones, incluso diplomáticas, que el médico hizo para obtener dicho cobro. Torres Lazo, A., Ob. cit., p. 170. 85 La Academia Militar de West Point no era únicamente el lugar donde se formaban militares hijos de familias distinguidas, pues admitía también a estudiantes de muchos países extranjeros que mantuvieran buenas relaciones con EE.UU., otorgando becas completas para la estancia y estudios durante cuatro años de forma totalmente gratuita. 86 Esquiere, A.: Documento no. 446 en Elecciones, reelecciones y conflictos, Ed. IHNCA, Managua, 2011, p.p. 555-556.
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ii. coNsoLidacióN y eNdurecimieNto de La dictadura (1956-1979)
Llegada de Panamá de los restos mortales de Anastasio Somoza García, rodeado de oficiales de la Guardia Nacional. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
1. Luis somoza deBayLe (1956-1963): La esperaNza Frustrada de reFormismo
A los pocos días del atentado de Somoza García, el Congreso nombró sucesor a Luis Somoza, que ejerció de hecho como presidente aunque las elecciones no se celebrarían hasta 1957. Después, durante el período electoral, hubo nominaciones de otros candidatos, pero sólo hasta el momento en que el embajador de EE.UU. en Nicaragua, Thomas Wheelan, tuvo noticias de ello. Entonces, Wheelan comunicó que EE.UU. sólo reconocería a Luis Somoza y su nombramiento fue irreversible. Luis Somoza cubrió el período 1957-1963, gobernando como un auténtico protegido del embajador de EE.UU.1. Luis Somoza había dado comienzo a su legislatura con la intervención directa de EE.UU., y, desde el mismo día de su toma de posesión, su nombramiento ocasionó un gran rechazo en la población. Pero, cuando se preparaban manifestaciones populares para demostrarlo, se dio una noticia que desvió la atención hacia otro lado: el poblado hondureño de Mocorón —limítrofe entre Honduras y Nicaragua y objeto de litigio desde antiguo— había sido ocupado por un grupo de militares de la Guardia Nacional, que después habían recuperado las tropas de Honduras y, como consecuencia, los militares nicaragüenses habían salido huyendo y se desconocía su paradero. Luis Somoza afirmó que los soldados huidos de Nicaragua habían sido masacrados por las fuerzas hondureñas, por lo que ordenó a la Guardia que se movilizara y rechazara la agresión. Se organizó una expedición de voluntarios para ir a la frontera de Honduras, que ni encontró a los soldados, ni obtuvo ningún resultado. Pero el incidente no sólo paralizó por el momento las manifestaciones populares, sino que atrajo la atención de la OEA, que ordenó constituir una Comisión Militar Mixta hondureño-nicaragüense para realizar una investigación. Se confirmó que ya no había en la frontera fuerzas de Nicaragua y se estableció un Plan de Conciliación entre ambas repúblicas. Pero el Plan de Conciliación pronto convertiría la Comisión Militar Mixta en una unidad de vigilancia fronteriza para controlar a los grupos rebeldes de ambos países, que era el verdadero objetivo de Nicaragua. Además, se estipuló que esa Comisión Militar Mixta debía dar en adelante una información pormenorizada a la oficina de la OEA de Washington. Algunos oficiales, como el coronel Francisco Boza, creyeron siempre que el episodio de Mocorón había sido una simple maniobra política para distraer la 1 Torres Espinoza, E., Ob. cit, p. 142.
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atención del rechazo de la sucesión dinástica de Luis Somoza —con la complicidad del gobierno de Honduras— y que la creación de la unidad de vigilancia de la frontera había sido realmente el propósito del gobierno de Nicaragua. Boza aseguró en sus memorias que incluso un amigo suyo, diplomático de la Embajada norteamericana, le había confirmado que todo lo de Mocorón había sido una farsa y que no había habido ningún muerto entre los soldados extraviados2. El mandato de Luis Somoza se inauguraba así teniendo que frenar los movimientos de una oposición ciudadana, que no cesaría durante todo su breve período de gobierno, y con la necesidad de vigilar posibles grupos rebeldes que podían ocultarse en la frontera hondureña. Ése fue el comienzo de un reinado que no auguraba buenos presagios. La represión sería un recurso al que Luis acudió con demasiada frecuencia e, incluso, durante casi todo su mandato estuvo vigente la Ley Marcial3. 1.1. la política intErior: malEstar social y crisis Económica Luis Somoza trató de implantar en su legislatura cambios que indicaran que era consciente de los principales motivos de oposición que había sufrido su progenitor y que intentó evitar o, al menos, maquillar convenientemente. Lo primero que, en su opinión, había sido objeto de crítica al régimen era la prioritaria atención que se había mostrado hacia la Guardia Nacional y, lo segundo, el deseo de perpetuarse en el poder que se atribuía a la familia. A fin de alejar las reticencias sobre ambas cuestiones, en primer lugar, comenzó por reducir el presupuesto militar en casi 1,5 millones de dólares para evitar el creciente rechazo social hacia la Guardia Nacional4. En segundo lugar, volvió a poner en vigencia los artículos de la Constitución que prohibían la reelección inmediata de cualquier presidente, o de un pariente que estuviera en activo y, en consecuencia, anunció que él sólo se mantendría durante una legislatura. Pero, sin embargo, demostró muy pronto que no estaba dispuesto a que se pusiera en duda su mandato y continuó desdeñando a la oposición que empezaba a ser más fuerte y más diversificada5. Sin embargo, hubo también aspectos de su personalidad que hicieron a algunos concebir esperanzas de cambio, ya que no se le consideraba un militar al uso, como su padre, sino un flamante ingeniero, más bien un intelectual, con facilidad de palabra, educado, y dialogante6. Esas características, que parecían responder a una mayor preparación y racionalidad, junto a sus esfuerzos por tener un buen nombre y reputación, consiguieron que la gente le empezara a denominar con 2 Boza, F., Ob. cit., pp.229-245. 3 Fiallos Oyanguren, M.: Nicaraguan Political System (tesis doctoral de la Universidad de Kansas), citada por Richard Millett (2006) y por Andrés Pérez Baltodano (2003). 4 Millett, R, Ob.cit., p. 352. 5 Véase a este respecto Esgueva Gómez, A (2002). 6 Grubbe, P: “Nicaragua vista por un alemán”, RCPC, Vol II, nº 10, 1961, p. 21., Citado por A. Pérez Baltodano, Ob. cit., p. 522.
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Luis Somoza Debayle, Presidente de Nicaragua (19571963). Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Luis Somoza Debayle rodeado de políticos liberales en reunión en la casa presidencial. Al fondo, Guardias Nacionales. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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el más que dudoso calificativo de “el bueno”7. Decían de él que era mucho más Sacasa que Somoza, como sus tíos, suaves y cordiales, aunque mentirosos y zalameros. Eran lo que en Nicaragua se llamaba guatuseros, que significaba, en definitiva, hipócritas y fingidores, que prometían a sabiendas de que nunca iban a cumplir su palabra. Incluso hubo quienes juraron que Luis era tan eficaz como su hermano en los procedimientos utilizados en las cámaras de tortura8. El sobrenombre se lo ganó, evidentemente, por comparación con su hermano, el Jefe de la Guardia y posterior sucesor, Anastasio Somoza Debayle, al que el pueblo apodaría “el malo”. 1.1.1. El malestar social Luis Somoza, ya en su primer año de gobierno, sufrió un complot, organizado por la oposición política y por una parte de la Guardia Nacional, descontenta por causa de la carestía creciente de los artículos de primera necesidad, que fue descubierto y abortado. Pero en 1959 se intensificó la crisis del régimen, tanto por el incremento las acciones en su contra, como por una crisis económica que provocó un descontento general, pese a que las cifras macroeconómicas siguieran indicando una etapa de crecimiento en términos globales. La oposición se encontró plenamente justificada para pronunciarse porque en el mandato de Luis Somoza se unieron las actitudes represivas del régimen con las penurias de la vida cotidiana. El malestar generalizado continuó provocando intentos fracasados de derrocar el régimen, sin duda animados por el reciente triunfo de la revolución cubana del 1 de enero de 1959, el más conocido de los cuales, en el mayo siguiente, sería el denominado “La Invasión de Olama y Mollejones” que, por diversos motivos, también fue descubierta y derrotada9. Se había comprobado la dureza que Luis Somoza había sido capaz de emplear tras el atentado de su padre, aun no siendo todavía presidente, con las redadas de detenidos y las arbitrariedades del proceso posterior, que fueron visibles para la oposición y le granjearon muy temprano numerosos enemigos10. A través de su hermano Anastasio —ya Jefe de la Guardia Nacional— se propuso actuar de modo ejemplarizante y, pese a que la responsabilidad directa era de Anastasio, la 7 Todavía en 2007 se hizo en la prensa nicaragüense una referencia a esas diferencias de carácter entre los hermanos, recordando una entrevista radiofónica a Luis Somoza. Al parecer, alguien le interpeló y le dijo: “Ingeniero Somoza, haga feliz a los nicaragüenses, entregue los restos del General Augusto César Sandino”. La pregunta ocasionó que se pusiera fin a la comparecencia, pero Luis Somoza, para hacer honor al apelativo de “el bueno”, ordenó a su seguridad personal que no detuviera a nadie, lo que hubiera sido impensable si el entrevistado hubiera sido su hermano Anastasio, considerado “el malo”. Jacinto Suárez Espinoza, El Nuevo Diario, Managua, 3-9-2007. 8 Torres Lazo, A., Ob. cit., p. 195 9 Véanse ampliamente los hechos de Olama y Mollejones en el apartado 2. de la Tercera Parte. 10 Véase el proceso de investigación de la muerte de Somoza García, hasta el Consejo de Guerra, en el apartado III.1.
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investigación del magnicidio le situó muy temprano como continuador de la peor política represiva de su padre. Ante las protestas reiteradas posteriores, careció de la habilidad de su predecesor, se sintió retado por quienes le solicitaban dialogar y llegó a contestar, en tono soberbio, que cuando la oposición lo deseara, él les facilitaría las armas para combatirle. Esas actitudes se criticaron tanto dentro como fuera del país y se percibieron entre los exiliados como “fanfarronadas” que sólo sirvieron para que se denunciara insistentemente la corrupción y las torturas que se practicaban en Nicaragua, incluso en la prensa de los países vecinos11. La población no cesaba en sus acciones de protesta y la oposición enviaba cartas al presidente que eran contestadas con exculpaciones y sin ninguna actitud receptiva. Así ocurrió con una propuesta enviada por los ciudadanos de Rivas que le sugerían que otorgara una verdadera amnistía, acortara el período presidencial y emprendiera una reforma de la Ley Electoral. Su respuesta fue asegurar que ya había promulgado el Decreto de Amnistía del 25 de junio de 1957 para los condenados del 4 de abril de 1954 y para los presos políticos de antes de julio de 1957 y que el acortamiento del período electoral no era posible sin infringir la Constitución ni tenía objeto cuando las elecciones habían sido totalmente legales y con reconocimiento internacional. Sobre la reforma de la Ley Electoral, argumentó que él no podía opinar porque era algo que debía decidir el Partido Liberal. Sin embargo, la reforma de la Ley electoral sí se llevó a efecto finalmente, cumpliendo su promesa de no dejar las puertas abiertas a su reelección, no sin antes manifestar que “esas demandas, hechas con buena intención, lo que hacen es desestabilizar y hacer el juego a los gobiernos extranjeros y a supuestos exiliados, que no saben ni señalar Nicaragua en el mapa y siempre están conspirando contra el amor a la paz del pueblo y contra el valor y eficiencia de la Guardia Nacional”12. Las reiteradas quejas intensificaron la represión interior que contó, incluso, con algunas adhesiones insólitas a la dictadura, como la de la Embajada de México que, en el mismo año 1959, negó el asilo político a personas perseguidas por la dictadura nicaragüense, rompiendo una larga tradición de hospitalidad. Uno de los casos fue el de Eloy Guerrero Santiago, catedrático de la universidad de León, del Partido Liberal Independiente (PLI), al que el embajador Miguel Alonso Romero negó el asilo y alegó que debía estudiar primero las condiciones de su petición para decidir después, aunque el procedimiento siempre había sido el contrario. Finalmente fue acogido por la Embajada de Honduras13. El descontento iba creciendo, igual que los rumores de que se podía estar preparando un movimiento armado por parte de los exiliados de Costa Rica con la ayuda del ex presidente Figueres y con contribución económica de Ve11 Diario de Hoy, San Salvador, 20-1-1959. AIHNCA, LSD-042. 12 Contestación de Luis Somoza a una carta de ciudadanos de Rivas. 13-21959. Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España (en adelante, AMAEX), R-5435-14. 13 Revista de México, 20-2-1959. AIHNCA, LSD-042.
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nezuela. Y, ciertamente, José Figueres, jefe de la Legión del Caribe, fue una de las preocupaciones constantes de Luis Somoza por su acogida de exiliados nicaragüenses en Costa Rica14. Hasta en los ambientes diplomáticos se percibía que se estaba gestando una oposición más radical que la de los partidos dinásticos, aún cuando todavía no existía el FSLN. A España llegaron en ese tiempo un gran volumen de despachos procedente de su embajador en Nicaragua asegurando que el movimiento de oposición estaba creciendo en el país y no iba a tener carácter “ni conservador ni liberal, sino de una izquierda bastante avanzada, que seguramente apoyarían hasta los conservadores y liberales porque podrían unirse a cualquier alianza contra Somoza”15 También desde la Embajada española de la República Dominicana llegó la información de que el servicio de inteligencia de Trujillo —considerado el mejor de Latinoamérica— había recibido el siguiente cable: “35 barbudos han desembarcado en Costa Rica en un buque de matrícula panameña. Piensan entrar por Honduras con destino a Nicaragua y se proponen internarse en las montañas, con un armamento para 500 hombres, bajo las consignas de Fidel Castro y con el apoyo de los países de la Cortina de Hierro”16. El embajador español interpretaba que los promotores de esa acción, además de Fidel Castro, de Cuba, eran Betancourt, de Venezuela, José Figueres, ex-presidente de Costa Rica, el gobernador de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín, y el presidente de Honduras, Villeda Morales, que les estaban dirigiendo por radio. Las valoraciones del embajador español —acordes con la mentalidad de un funcionario del gobierno de Franco—, eran de censura al grupo rebelde y contrario a las dictaduras, y de defensa de Somoza. Y, siendo los Golpes de Estado y el fraude electoral un patrimonio y práctica habitual de los Somoza, no deja de ser curioso su comentario al referirse a los posibles atacantes, cuando dice: “ese grupo hace caso omiso a la OEA y sigue a los terroristas con las técnicas de Golpe de Estado y de fraude electoral”17. Sin embargo, a pesar de la reconocida eficacia del servicio de inteligencia dominicano, poco después se desmintió lo dicho anteriormente sobre la posible invasión, aunque siguieron llegando informes acerca de que la oposición no ce14 La Legión del Caribe fue un movimiento que se propuso en la década de 1940 la erradicación de las dictaduras que se mantenían en la región centroamericana y del Caribe en unos años que fueron realmente de extensión de la democracia en la mayor parte de Latinoamérica. Eran las dictaduras de Somoza en Nicaragua, Rafael Leonidas Trujillo, en República Dominicana, Ángel Calderón Guardia, en Costa Rica y Marcos Pérez Jiménez, en Venezuela. 15 Despacho de Enrique Beltrán y Manrique, embajador de España en Nicaragua. La Nación, Costa Rica, 29-3-1959. AMAEX, R-5435-14. 16 Despacho de Alfredo Sánchez Bella, embajador de España en Ciudad Trujillo de 30-3-1959. AMAEX, R-5435-14-1. 17 El Caribe, República Dominicana, 30-3-1959. AMAEX, R-5435-14-2. No deja de ser curioso ese comentario cuando los Golpes de Estado y el fraude electoral fueron patrimonio y práctica habitual de los Somoza.
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jaba en sus objetivos y había creado la Unión Nacional Opositora (UNO), que hasta había elegido al que deseaban como próximo presidente y que éste había solicitado ayuda a Fidel Castro, aunque no la había conseguido. El personaje elegido por la oposición como futuro presidente, según la Embajada española, era “un prohombre de Nicaragua de nombre Lacayo Farfán”18. El embajador estaba ciertamente bien informado y en sus despachos se reflejaban los movimientos previos a lo que después sería el primer intento de ataque armado contra el gobierno, la mencionada invasión de Olama y Mollejones del 31 de mayo, dirigida por la UNO, aunque protagonizada por la juventud conservadora. Tiempo antes, en efecto, varios de sus líderes se habían entrevistado con Fidel Castro, aunque no fue posible lograr ayuda de su parte porque ya se rumoreaba que existía otra oposición más acorde con la forma de concebir la revolución del líder cubano. Días después, la prensa nicaragüense se hacía eco también de los hechos. El diario del régimen, Novedades, hablaba también del rechazo de Fidel Castro a Lacayo Farfán y decía que aquel habría apoyado a la UNO si su presidente hubiera sido Edelberto Torres —miembro de la Legión del Caribe—, pero la UNO lo había descartado por considerarlo de extrema izquierda. Según el diario, la oposición protagonizada por los grupos más radicales se estaba organizando rápidamente y lo expresaba diciendo, de forma un tanto prematura, que “el grupo que ha absorbido los poderes es dirigido por los comunistas”. Asimismo afirmaba que el peligro no era inminente porque Fidel Castro se había negado a devolver a Figueres las armas que aquel le había prestado para luchar contra Batista y ésas eran las armas con las que pensaban invadir Nicaragua19. Por su parte, La Prensa, el principal diario de la oposición, informaba también de que la situación cada día empeoraba y que hasta el clero de Carazo se había ofrecido como mediador para consultar al pueblo en un plebiscito sobre el gobierno que deseaba, pero se lamentaba de no haber obtenido respuesta20. Luis Somoza guardaba las formas con escaso éxito y era cada vez más consciente de que la oposición le estaba acorralando. Mantuvo actitudes muy contradictorias y se debatió entre su empeño en ofrecer una imagen de apertura o tolerancia y un convencimiento interno, nunca reconocido, de su derecho indiscutible a ostentar el poder, como se puso de manifiesto en la correspondencia que mantuvo con el conservador Pablo Antonio Cuadra, director a la sazón del diario La Prensa. Cuando Pablo Antonio Cuadra le señaló, en nombre de los conservadores, una serie de problemas latentes en el país y le conminó a buscar una “solución nacional cívica” a fin de evitar una revolución, Luis Somoza le aseguró que no habría ninguna revo18 Despacho de Enrique Beltrán y Manrique, embajador de España en Nicaragua. La Nación, Costa Rica, 15-4-1959. AMAEX, R-5435-14. Enrique Lacayo Farfán sería poco después uno de los líderes de la invasión de Olama y Mollejones y, más tarde, presidente del Movimiento Liberación Nicaragüense, grupo constituido en el exilio en Costa Rica. 19 Novedades, Managua, 25-4-1959. 20 La Prensa, Managua, 28-4-1959.
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lución porque él tenía medios para impedirla21. Cuadra le respondió que sin duda sus medios se referían a las armas, mientras que, para él, que era un civilista, los medios de impedir una revolución siempre debían ser medios cívicos. Luis Somoza le invitó a continuar la “política de conciliación” que habían sostenido los padres de ambos en el pasado, Anastasio Somoza García y Carlos Cuadra Pasos. Pero Pablo Antonio Cuadra le recriminó que lo que Anastasio Somoza García había llamado “política de conciliación” nunca había cedido en un punto: en el de su permanencia en el poder. Y, desde ese punto de vista, “los dictadores serían siempre conciliadores y los demócratas, irreconciliables”22. El 30 de mayo de 1959 se suspendieron las garantías constitucionales en el país porque los integrantes del “Comité de Acción Cívica” habían intentado realizar un paro general, a pesar de que Luis Somoza había hecho un ofrecimiento de crear una comisión mixta para estudiar los problemas del momento23. Luis Somoza, pese a sus primeras iniciativas modernizadoras, había demostrado muy pronto su apego al poder y colaboró siempre con su hermano en desdeñar y reprimir a una oposición, que cada vez se extendía por más capas de la sociedad. Desbordado ya por los acontecimientos, intentaba tener algún atisbo de permisividad, aunque siempre fue muy superior su recurso a la represión. Así, el 23 de julio de 1959, un nuevo brote de protestas provocó una tragedia en una manifestación estudiantil, la conocida como de los Pelones de León, que daría nuevas muestras de su perfil más duro24. Al año siguiente intentó de nuevo aparecer ante su país como magnánimo y abierto, llegando a aceptar cierta libertad de expresión, hasta en publicaciones críticas con su padre, y anunciando una amnistía para 1960 a favor de todos los presos políticos del país, incluso para los condenados por la participación en la trama conspirativa que había terminado con la vida de su padre. Pero lo que realmente hizo fue dejar salir de la cárcel a numerosas personas que él sabía que no habían estado implicadas, pero no a los cuatro principales encausados. Tres de ellos murieron al aplicárseles la Ley de Fuga en la cárcel de La Aviación y otro logró huir a Buenos Aires y se trasladó después a Miami, donde vivió hasta su muerte en 199425. 21 Los conservadores estaban planteando la necesidad de una reforma agraria, salario mínimo, convocatoria de elecciones municipales y reforma de la Ley electoral y reforma parcial de la Constitución Nacional. Carta del Secretario del Partido Conservador, Enrique Belli. 20-4-1959. 22 Comentario del director de La Prensa, Pablo Antonio Cuadra, a la carta del presidente Luis Somoza. La Prensa, Managua, 11-4-1959. AMAEX, R-5435-14. 23 Posiblemente se tratara de los tímidos intentos de algunos comerciantes de secundar el acuerdo que habían establecido con los invasores de Olama, como apoyo interno a la acción. Comunicado de Luis Somoza explicando los motivos de suspensión de las garantías constitucionales. Novedades, Managua 30-5-1959 24 Véase ampliamente la manifestación de los Pelones de León en el apartado III.3. 25 Torres Lazo, A., Ob. cit., pp. 443-444. Torres Lazo añade a las muertes por la Ley de Fuga el adverbio “presumiblemente”, pero se supo que efectivamente se produjeron. La Ley de Fuga era un recurso frecuente porque, según el Código Penal de la época, la pena de muerte no existía en
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Ante la cerrazón del gobierno, la oposición siguió consolidándose tanto en el exterior —la exiliada o refugiada en Costa Rica y Honduras— como en el interior, y en consecuencia, el año de 1960 fue tan violento como el anterior, con un incremento de acciones contra el régimen y, como consecuencia, de respuestas represivas. Durante las conmemoraciones del primer aniversario de la mencionada manifestación estudiantil de Los Pelones, de León, se volvieron a producir muertes y el rechazo popular fue en aumento. Parecía que el miedo se había perdido y los estudiantes de la Escuela de Periodismo se manifestaron en Managua, en la Avenida Roosevelt, junto a la Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN) —que había surgido en el contexto del entusiasmo creado por la Revolución cubana y por el fracaso de la acción de Olama y Mollejones— y que se definía como “un grupo de jóvenes comprometidos con la democracia y la justicia social, sin seguir el estandarte de ningún partido”26. Los enfrentamientos culminaron con el asalto a los cuarteles de Jinotepe y Diriamba, el 10 de noviembre de 1960, en una rápida acción sorpresiva, donde no existía un proyecto político definido. En esa acción tomaron parte personas de distintas tendencias como Herty Lewites o los hermanos Chamorro Rapaccioli y tanto conservadores, como liberales, y personas sin partido. Los cuarteles fueron recuperados por la Guardia en menos de 24 horas con refuerzos llegados de Managua y los atacantes se rindieron o huyeron a Costa Rica. Pero fue una experiencia que demostró la fragilidad de los cuarteles departamentales, donde la reacción, ante un ataque, era el acuartelamiento de los comandantes, que no combatían hasta que les llegaban refuerzos27. Una vez dominada rápidamente la incursión, los hermanos Somoza ya no repitieron las violentas represiones de 1954 y modificaron sus tácticas según fueran contra movimientos militares tradicionales o contra la guerrilla “comunista”, aunque dándoles el mismo tratamiento verbal. La protesta ciudadana se fue haciendo general y se alternaban en los disturbios una mezcolanza de somocistas, de grupos pagados afectos al régimen —las llamadas “turbas nicolasianas” que sembraban el desorden para dar justificación a posteriores represiones—, y de grupos conservadores y de izquierdas, que se enfrentaban continuamente en las calles con la Guardia Nacional28. Ésta, como contrapartida, se apresuraba a enviar al Ministerio de Relaciones Exteriores listas Nicaragua. Las muertes había que disimularlas. 26 “Principios de la JPN” y “El por qué, para qué y cómo de la JPN”. AIHNCA, LSD-041. 27 Pérez, J. (2004), Ob. cit., p.54. 28 Las “turbas nicolasianas” se llamaban así por ser reclutadas de distintas asociaciones somocistas por una cabecilla llamada Nicolasa Sevilla, junto a su marido, Eugenio Solórzano. Su coordinador era el médico neurólogo Amílcar Ibarra, que era cabeza de una Asociación de profesionales somocistas liberales que figuraba, con otras varias, como mampara de los elementos de choque: Frente Estudiantil Liberal (FEL); Ala Femenina Liberal; AMROCS (Asociación de militares retirados, oficiales, soldados, clases), Juventud Liberal Somocista; Frente Obrero Liberal Somocista y taxistas, cocheros y toda una gama de cobertura para asistir a manifestaciones de apoyo al régimen.
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confidenciales, obtenidas a través de sus “orejas” o de la Embajada de México en esos países, de personas tildadas siempre de “terroristas”, “pro-comunistas” o “comunistas”, normalmente residentes en Honduras o en Costa Rica29. Los movimientos de rebelión contabilizados en ese período sobrepasaron la veintena —aunque siempre fracasados por falta de los apoyos prometidos o por delaciones— y siempre estuvieron para el régimen bajo sospecha de influencia y ayuda cubana, por lo que en el mismo año se decretó la expulsión del embajador Quintín Pino Machado —por ser el que realmente intentó una ayuda más directa cubana de la que había existido hasta entonces— y se rompieron las relaciones con Cuba. Entre las frecuentes delaciones, hubo una que frustró un intento de golpe planificado para el 2 de noviembre de 1960, pero que tuvo que postergarse hasta el día 11 debido a unas inesperadas inundaciones. Sin embargo, no se llevó a efecto porque, entretanto, algún “oreja” delató a los conspiradores30. Parecía imposible que la oposición llegara a un entendimiento con Luis Somoza, el presidente supuestamente dialogante. Pero, además, junto a los desencuentros políticos, la situación precaria de la economía fue otro de los problemas que empezó a ser acuciante. 1.1.2. La crisis económica y los intentos de reforma A pesar de que las décadas de 1950 y 1960 contemplaron en Nicaragua un boom algodonero, fue evidente que ese hecho eliminó la posibilidad de que los campesinos pudieran seguir produciendo para su subsistencia. Los hacendados y el Estado los desalojaron de las tierras más fértiles —los departamentos de León y Chinandega— y más adelante de otras muchas zonas del país31. En esa coyuntura, el período de gobierno de Luis Somoza fue de grandes desequilibrios económicos, consecuencia de las actuaciones desarrolladas en los años precedentes. Debido al auge de la demanda algodonera, las regiones cerealistas del Pacífico habían quedado convertidas en áreas de monocultivo en un 80% de su superficie. La cantidad de algodón que se exportó en 1955 fue 120 veces superior a la de 1949, pasando de 379 toneladas en 1949 a 43.971 toneladas en 1955. Pero a partir de 1956 comenzó una crisis cíclica con una notable caída de los precios en el mercado mundial y la economía nicaragüense entró en una fase de estancamiento y crisis. La bajada de los precios repercutió en una sobreexplotación de los trabajadores y una rebaja 29 Informaciones confidenciales del Teniente Coronel Gustavo Montiel a René Schick, ministro de Relaciones Exteriores. AIHNCA, LSD-027. 30 Uno de los dirigentes del grupo fue Leonel Cabezas. Como Indalecio Pastora, fueron personajes que en algún momento tomaron armas en contra de Somoza, pero no construyeron movimientos cohesionados ni con definiciones ideológicas o políticas definidas. que fue capturado, aunque más tarde pudo escapar del hospital de Puntarenas en marzo de 1961. La Nación, 18-31961. Costa Rica. AIHNCA, LSD-024. 31 Dore, E.: Mitos de Modernidad: Tierra, Peonaje y Patriarcado en Granada, Nicaragua. Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA-UCA), Managua, 2008, p. 227.
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de los salarios para compensar las pérdidas. Pero la consecuencia inevitable fue el aumentó del desempleo y el descenso del poder adquisitivo de la mayoría de la población32. El recurso a la huelga, que se había inaugurado en 1953, proliferó tanto en las fábricas de Managua como en las haciendas cafetaleras de Matagalpa, siempre por la demanda de aumentos salariales. Y los sindicatos se hacían visibles, tanto el del Partido Socialista, fundado en 1944, como la Confederación General de Trabajadores (CGT), que era la federación obrera dominada por los somocistas fundada unos años después, en 1949. En 1959, la tensión estalló y el primero de mayo se desbordaron las protestas que se dirigieron abiertamente a señalar como culpable de la situación a la política económica de Luis Somoza. La crisis se manifestaba en el cierre de comercios; despidos de trabajadores hasta de las casas de mayor solvencia, y bancos que no podían hacer frente a la alta petición de créditos. El coste de la vida de Nicaragua llegó a ser el más elevado de todo el istmo centroamericano y la situación se agravó a tal punto que los Obispos ofrecieron una mediación para mitigar la inquietud de la población y buscar soluciones, aunque la propuesta cayó en el vacío. Dado que a las dificultades económicas se unía el malestar por la represión de cualquier acto de protesta, también de esa situación llegaron noticias a España desde su Embajada en Nicaragua. El embajador se mostraba alarmado porque todos los españoles residentes en Nicaragua, tanto directores de colegios como sacerdotes, coincidían en lo grave de la situación y estaban decididos a apoyar el movimiento contra los Somoza. Hasta decía saber de fuente fidedigna que los ministros del presidente no se opondrían a una sustitución del mismo por uno de ellos. Asimismo, los religiosos españoles que gestionaban grandes empresas de explotaciones comerciales, agrícolas e industriales, le habían comunicado que el hambre se estaba enseñoreando en medios en los que jamás se había sufrido y que el estallido llegaría con toda seguridad y “sin necesidad de barbudos”33. La situación era tan preocupante que, en su reunión semanal, los embajadores europeos en Nicaragua habían tratado extensamente el tema de la crisis. Ya entonces se culpaba al fundador de la dinastía —padre de Luis Somoza— de haberse quedado con la décima parte de las tierras del país y crecían los temores del cuerpo diplomático al observar que la oposición se iba haciendo general, desde los continuos pronunciamientos de los estudiantes hasta el acercamiento de la UNO al grupo Movilización Republicana, a la que antes siempre habían calificado de “comunista”. Los embajadores temían ser objeto de represalias por parte del Gobierno por la cantidad de solicitudes de asilo político que habían recibido provenientes de perseguidos nicaragüenses, ya que se había advertido, por acuerdo 32 Datos de CEPAL, en Wheelock, R. y Carrión, L., Ob. cit., pp. 27, 101 y 104. 33 Despacho de Enrique Beltrán y Manrique, embajador de España en Nicaragua. La Nación, Costa Rica, 2-5-1959. AMAEX, R-5435-14.
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tomado en el Consejo de Ministros, que se expulsaría a cualquier extranjero si se implicaba con la oposición, igual que a los que cerraran sus comercios. Y el Estado se incautaría de los bienes de cualquier expulsado34. El Secretario de la Confederación General de Trabajadores acusó al Gobierno de que jamás había cumplido las promesas hechas a los obreros y que casi todos los trabajadores del campo estaban parados en los sectores del algodón, del café y de los cereales, tanto por la depresión causada por el final de la época de bonanza, como por las prácticas corruptas permitidas por el régimen. Y a esas prácticas corruptas se había sumado ahora la depresión desde que habían terminado los buenos tiempos del algodón y del café. El diario La Prensa criticó el derroche gubernamental, sacando a la luz que se habían empleado 23.000 córdobas en muebles para la Embajada de Washington y 25.000 para el transporte de los mismos, lo que, unido a los gastos de armamento, los dedicados a premiar el espionaje y los muchos años de fraudes y desfalcos, habían agotado los bolsillos nicaragüenses. La responsabilidad del gobierno se consideraba tan evidente que se decía que iba a terminar con una dinastía que era la vergüenza de América y que iba a conseguir que “el general hambre volviera a Nicaragua acompañado de un cortejo de impuestos”35. Cuando Luis Somoza creó en 1959 el Instituto Nicaragüense de la vivienda y, en 1960, el Banco Central de Nicaragua —heredero del desaparecido Banco Nacional— , el Instituto Nacional de Comercio Exterior e Interior y se incorporó al país al Mercado Común Centroamericano (MERCOMUN), se alabó su política económica, ya que en los primeros años facilitó la inversión extranjera y proporcionó un incremento del PIB36. El Banco Central fue creado y gestionado por Francisco Laínez y no tuvo ninguna oposición en el giro que dio a su estructura porque, según él, nadie entendió lo que había hecho. Como en ese tiempo no había un gabinete económico, sino un “área económica” que comprendía Hacienda, Agricultura y Finanzas, no era fácilmente asimilable al cambio realizado. El instituyó que al Estado no se le volviera a dar crédito, pese a que estuviera en déficit fiscal y pudo permitírselo porque si la economía iba bien, era bueno para la política y eso lo entendió Luis Somoza. En opinión de Laínez, Luis Somoza tenía capacidad de estadista y fue duro como lo eran los Somoza, pero no como el hermano, sino duro con guantes de seda, con una estrategia más civilizada y con más visión de país y del desarrollo económico y social de Nicaragua37. Durante un tiempo, la burguesía se sintió complacida por los resultados y, cuando eran buenos, aquella se desvinculaba de la política. Era un proceder rei34 Era cierto que, según el artículo 26 de la Constitución, se podía expulsar a los extranjeros que se inmiscuyan en la política del país. Lo que no contemplaba el artículo era la incautación de bienes que, de hecho, no se había hecho público nunca anteriormente. 35 La Prensa, Managua, 5-5-1959. 36 De hecho, a lo largo de la década de 1960, las inversiones pasaron de 18,9$ a 41,5$ millones de dólares y de 1960 a 1965, el PIB creció en un 10%. Gould, J.L., Ob. cit., p. 253. 37 Entrevista a Francisco Laínez. La Prensa, 14-8-2007.
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terativo que su único vínculo fuera la financiación de las campañas electorales y su contribución a los manejos y fraudes de las elecciones. No tenía interés en lograr una hegemonía política y apoyaba a la dictadura mientras ésta defendiera sus intereses. Se sentía suficientemente representada si a la hora de una huelga podía llamar a la Guardia Nacional, “que apaleaba a los obreros y ponía fin al conflicto”38. Así pues, a comienzos de la década de 1960, la situación parecía enderezarse y hubo un breve período de calma y una leve esperanza de recuperación. Pero la participación de Nicaragua en el MERCOMUN terminó demostrando que sólo había prolongado la economía dependiente de Centroamérica y el agotamiento de sus posibilidades de expansión39. El auge económico fue para un sector tan minoritario que, en 1961, el 90% de los trabajadores industriales ganaban menos de 500 córdobas mensuales, que era el salario mínimo para satisfacer las necesidades de una familia40. La multitudinaria manifestación del primero de mayo de 1961 fue la confirmación de que el problema volvía a emerger a la superficie y Luis Somoza respondió con un programa de cierta modernización social. El gobierno volvía a crear esperanzas con el anuncio de una reforma laboral y de una reforma agraria. Se planteó una reforma laboral que estableció un salario mínimo y legalizó las huelgas en 1962. Sin embargo, la élite agro-exportadora, ahora descontenta, ya no colaboró con el programa del gobierno: lo rechazó, se negó a pagar el salario mínimo y persiguió a los sindicatos, por lo que entre 1960 y 1964, casi un millón de nicaragüenses asalariados participaron en 28 huelgas en demanda de esa inaplazable reforma, que nunca se llevaría a cabo. De hecho, en junio de 1963, un mes después de la muerte de Luis Somoza, René Schick quiso ser un continuador del proyecto y estableció un salario mínimo, pero jamás se puso en práctica tampoco41. En los años siguientes, la situación parecía que remontaba, ya que desde 1961 a 1965, las exportaciones de algodón se incrementaron de 68,4 a 149 millones de USA$ y, gracias a la Alianza para el Progreso, se facilitaron las inversiones, que, sólo en los primeros años, estuvieron supeditadas a las reformas políticas y sociales. En Nicaragua se llevaron a cabo con la aprobación de los comerciantes e industriales locales y con el entusiasmo de las compañías multinacionales. Los fondos se entregaron en forma de préstamos a diversas entidades autónomas y municipales en negociaciones con el Instituto de Fomento Nacional (INFONAC), que de nuevo se utilizaron de forma discriminatoria: la mayor parte fue para la cons38 Entrevista a Bayardo Arce, en Invernizzi, G., Pisani, F. y Cebeiro, J.; Sandinistas. Vanguardia, Managua, 1986. p. 180. 39 Wheelock, J. y Carrión, L., Ob. cit., p.108. 40 Gould, J.L, Ob. cit., p.163. 41 René Schick —su sucesor desde junio de 1963— tomó parte en el limitado proceso de democratización, que en 1966, a su muerte, se interrumpiría. Gould, J.L: To Lead as Equals. Tesis doctoral de la Universidad de Yale, 1988, p. 418, citado por Gould, J.L., Ob. cit., p.256.
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trucción de viviendas para empleados públicos adictos al régimen, suboficiales y soldados de la Guardia Nacional, y en mucha menor escala, para trabajadores, ampliación del servicio eléctrico, agua potable, alcantarillado, escuelas municipales y algunas industrias con participación de capital extranjero42. La realidad de su significación había sido, sobre todo, el ingreso del país en el Mercado Común Centroamericano, bajo el control de EE.UU. El nuevo auge exportador algodonero no había contribuido a la mejoría de la vida del campesinado por la enorme concentración de la tierra. La gravedad de la situación demandaba una reforma profunda, como lo demuestran algunos datos relevantes sobre la estructura de la propiedad: el 0,1% de la población rural poseía el 20% de las tierras y el 50% de la población no alcanzaba al 3% de las mismas43. Luis Somoza se propuso acometer esa otra reforma esperada, la agraria, que era imprescindible, si se pretendía una estabilidad social. Fue emprendida en abril de 1963, el último año de su gobierno, pero se llevó a cabo sólo parcialmente porque estuvo herida de muerte desde su concepción. La primera razón del fracaso fue la inexistencia de un verdadero interés en una reforma agraria porque el objetivo primordial de Luis Somoza —como el de la Alianza para el Progreso— era el logro de una aceptable estabilidad para evitar los movimientos insurreccionales. Luis creyó que por ese motivo lograría fondos de dicha institución que le permitieran realizar algunos cambios para terminar con la movilización campesina. Su proyecto de reforma consistía en proporcionar tierras al campesinado mediante la expropiación de latifundios, a lo que las élites de los hacendados se opusieron rotundamente desde el principio, y esa fue la segunda razón del fracaso. Los latifundistas estuvieron apoyados incluso por su propio hermano, Anastasio Somoza Debayle, que temía perder parte de las grandes extensiones de tierra de su familia. Ante la negativa de los grandes propietarios a aceptar el proyecto de reforma, Luis Somoza todavía intentó la única salida que parecía posible: expropiar indemnizando. Pero para eso el monto económico era tan grande que entonces fue el gobierno el que no estuvo dispuesto a financiar esa clase de reforma44. En definitiva, la reforma agraria apenas quedó reducida al reasentamiento de algunas familias campesinas, a las que no se las dotó de los medios necesarios para explotar sus parcelas. Fue lamentable que una reforma agraria que hubiera podido incrementar el poder adquisitivo de los campesinos y les hubiera convertido en un gran mercado interno para la producción industrial, quedara finalmente en una reubicación de una parte del campesinado, para dispersarlo y alejarlo de los lugares de conflicto. 42 En qué forma penetró en Nicaragua la llamada Alianza para el progreso de Kennedy. Archivo del Centro de Historia Militar (en adelante, ACHM), E-001, C-011, 000274. 43 Zimmermann, M.: Carlos Fonseca Amador y la revolución nicaragüense. Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN), PAVSA, Managua, 2003, p. 114. 44 Gould, J.L, Ob. cit., p. 264.
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La reforma agraria, en su dispersión, llevó a los afectados a zonas inapropiadas para la agricultura, no logró crear una clase campesina de pequeños propietarios y terminó favoreciendo de nuevo el latifundismo. Y la Alianza para el Progreso tampoco logró en Nicaragua frenar el movimiento revolucionario, dado que las medidas económicas que financió no satisficieron a nadie. Las protestas por las dificultades de la vida cotidiana y la represión posterior fueron en aumento45 El nuevo descontento y desengaño de la población, por esa reforma tacaña y arbitraria, sembraría las bases para que en la década de 1970 se dieran las condiciones para un verdadero movimiento revolucionario en el campo de Chinandega, donde se encontraban las más ricas producciones, y esa región se convertiría finalmente en uno de los apoyos campesinos del FSLN46. La época de Luis Somoza transcurrió, en suma, como un período de transición entre los principios del fundador de la dinastía y los que rigieron el mandato de su hermano y sucesor, Anastasio Somoza Debayle. Luis era del criterio que los Somoza debieron haber llegado sólo hasta su mandato, pero Anastasio tenía una ambición muy superior y en ese aspecto nunca hubo acuerdo entre ellos. Luis insistió incluso a Laínez para que convenciera a su hermano de que desistiera de ser candidato porque no creía que fuera el ideal, por su carácter, pero ninguno de los dos logró convencerle. Lo que quería Luis en el fondo era salir de la primera plana y quedar mandando tras bastidores47. Sin embargo, en la práctica, y debiendo permanecer a la cabeza y no por detrás, como hubiera deseado, el mandato de Luis fue la etapa más álgida del discurso populista y también la del desengaño de las clases más bajas, que fueron conscientes de que el Gobierno sólo atendió formalmente la miseria económica del país. La inicial demagogia para con obreros y campesinos quedó al descubierto con el fracaso de las reformas laboral y agraria, que le descubrieron su estrategia y lo dejaron con el único apoyo de la Guardia Nacional. Con la oposición también había comenzado pactando, pero el fracaso de su populismo le llevaría después a un enfrentamiento crudo y frontal con ella, que fue lo que lo diferenció fundamentalmente de su padre. La tibia e inoperante política económica de Luis Somoza y la falta de conexión de los partidos históricos con el campesinado y las clases trabajadoras, coadyuvaron a que fuera durante su mandato cuando se produjo el nacimiento del FSLN, que lograría esa conexión con las masas populares. Luis Somoza no podía realizar reformas en profundidad si no estaba dispuesto a socavar las bases del régimen, sus verdaderas estructuras, lo cual estaba por completo fuera de sus intereses. No dejó de ser un nuevo eslabón en la larga cadena del somocismo y en el breve espacio de su gobierno quedaron sistematizadas las premisas de lo que sería el último período de la dictadura hasta su derrota definitiva. 45 Wheelock, J. y Carrión, L., Ob. cit., p. 105. 46 Gould, J.L, Ob. cit., pp.163-260. 47 Entrevista a Francisco Laínez en La Prensa, 14-8-2007.
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1.2. la política ExtErior: luis somoza, gEndarmE anticomunista
dEl caribE
Luis Somoza supo ver la conveniencia de que la imagen exterior del régimen, sobre todo de cara EE.UU., se vinculara a las posiciones del momento de la Iglesia Católica que ya en 1956, en la Primera Carta Pastoral del Episcopado de Centroamérica y Panamá, había expresado su adhesión política a la democracia occidental y definido su firme posición anticomunista. Ese recurso a la identificación con el anticomunismo fue una continuación de la fuerte vinculación de la Iglesia al régimen que había logrado también su padre hasta el punto de que, ya en 1942, el arzobispo Lezcano y Ortega se había prestado a coronar a Lilliam, la única hija de Somoza García, como reina del ejército con la corona de oro de la Virgen de Candelaria. La prolongación de ese apoyo a Luis Somoza hizo afirmar a J. E. Arellano que “la Iglesia católica oficial nicaragüense tuvo como principal función “legitimar la dictadura somocista, al menos desde 1937 a 1967”48. La alianza estratégica de Luis Somoza con la Iglesia para rechazar al comunismo, no sólo la logró con la Católica, sino también con la Bautista, como señala Bardéguez, en el muy conveniente contexto de la Guerra Fría, que había alcanzado su punto culminante con el estallido de la revolución cubana49. La actitud de las Iglesias en esa época era defensiva ante un nuevo mundo que se erigía y que parecía preferir la laicidad, e incluso, el ateísmo. Así fue como los intereses derivados de una oportuna ayuda mutua llevaron a la Iglesia y a los dictadores latinoamericanos a compartir un anticomunismo beligerante50. Esa imagen anticomunista que Luis Somoza quiso proyectar se puso de manifiesto públicamente en su discurso de 1959 ante el Congreso, donde volvió a utilizar la fórmula más segura para agradar a EE.UU. y afirmó que el comunismo era “una amenaza contra Dios, la propiedad, la familia, el orden y las costumbres”51. Luis Somoza coincidió en el poder algunos años con Eisenhower y con la legislatura truncada de Kennedy, y en ambos casos tuvo ocasión de demostrar su posición de incondicionalidad para con EE.UU.
48 Arellano, J.E., Breve Historia de la Iglesia en Nicaragua, 1923-1979. Ed. Manolo Morales, Managua, 1986, p. 88. 49 Véase a este respecto: Bardéguez Román, J.L.: Los Evangelios y las cuestiones públicas en el Pacífico Nicaragüense: el caso de la Convención Bautista de Nicaragua antes de la Revolución Popular Sandinista, 1923-1978. Centro Intereclesial de Estudios Teológicos y Sociales (CIETTS) y Centro Antonio Valdivieso (CAV), Managua, 1980. 50 Ésa fue una misión que también se arrogó Franco en España y Pío XII le envió su bendición como a Somoza García. En Nicaragua se concedieron doscientos días de indulgencia a los fieles que asistieran a los sufragios por el dictador. Ibidem. 51 Mensaje que el Presidente de la República, ingeniero Luis Somoza Debayle, dirige al honorable Congreso Nacional al inaugurar su noveno Período Constituyente. Sesión Ordinaria, 15-abril, 1959. AIHNCA, LSD-005.
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Eisenhower tuvo una relación con Nicaragua de no interferencia en sus asuntos internos, agradecido porque, tanto Luis Somoza como su padre, siempre apoyaron sus votaciones en la ONU, además de que habían mantenido al país abierto a las inversiones norteamericanas y habían seguido en su política económica las recomendaciones económicas del FMI. Su período de gobierno fue uno de los que hicieron decir a M. Gambone que EE.UU. trató a la dinastía en diferentes momentos tanto de “partenaires” como de “clientes”, según le convenía, y, en contrapartida a esa actitud sumisa, los Somoza gozaron de total libertad para hacerse con riquezas y abusar de sus ciudadanos52. En consecuencia, lo mismo que Eisenhower había contado con Somoza García para el derrocamiento de Arbenz en Guatemala, en tiempos de Luis Somoza, comenzó a estudiar la forma de frenar el proceso cubano planificado con la CIA, contando con Nicaragua. Así, en marzo de 1960, EE.UU. diseñó una operación para hacer caer a Fidel Castro, aunque no le fue posible por la oposición de la OEA. Pero Kennedy lo intentaría de nuevo con la ayuda de Luis Somoza. J. F. Kennedy, en su famoso discurso de Tampa —en el que condenó las dictaduras latinoamericanas— aludió, visiblemente molesto, a los planes de invitar al general Anastasio Somoza Debayle a EE.UU. y señaló que actitudes de ese tipo eran las que creaban resentimiento en Latinoamérica, llamándole claramente “co-dictador nicaragüense”. Con motivo de dichas declaraciones, la oposición nicaragüense en el exilio envió el siguiente telegrama al Subsecretario de Estado, Chester Bowles: Chester Bowles Subsecretario de Estado Washington D.C. “Oposición democrática unificada nicaragüense en exilio, ante prometedores anuncios presidente Kennedy sobre trato tiranías, atentamente llama atención su ilustrado gobierno hacia caso sangriento dinastía Somoza instalada Nicaragua hace un cuarto de siglo, que acaba de ser señalada como tiranía donde no existe libertad de expresión, por Sociedad Interamericana de Prensa. Pedimos ustedes consecuentemente actual gobierno de Nicaragua tenga tratamiento ofrecido tiranías americanas. Atentamente, Enrique Lacayo Farfán Presidente Movimiento Liberación Nicaragüense”53.
52 Véase sobre el debate “cliente”-“partenaire”: Gambone, M: “Eisenhower, Somoza and the Cold War in Nicaragua (1953-1961), en The journal of American History, vol. 85, nº 4, Praeger Publisher, 1999. 53 La Administración Kennedy y los Somoza. Boletín México D.F., 16-3-1961. ACHM, E-001-C-003, 00041.
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Sin embargo, las expectativas de la oposición se vieron pronto frustradas. J. F. Kennedy, como más tarde Lindon Johnson, tuvo como asesor al economista Walt Rostow que, además de aplicar sus mejores teorías para justificar la necesidad de invadir Vietnam, fue un firme partidario de incrementar la ayuda a Latinoamérica en la creencia de que no había mejor forma de combatir la tentación comunista y favorecer la democracia que procurando a los países pobres todo lo esencial. Él sostenía que el desarrollo económico era un proceso estimulado por el deseo de mejorar la vida y lograr beneficios y que la modernización se caracterizaba por un periodo crucial de “despegue” y de rápido crecimiento, consecuencia de la expansión de sectores clave de la economía. Aseguraba que Estados Unidos debía acelerar ese proceso de modernización en lugares como el sureste asiático o Latinoamérica, y esforzarse hasta alcanzarlo para detener así, junto a todos los medios diplomáticos y militares, la infiltración de la guerrilla, que amenazaba con una toma de control por parte del comunismo54. Ése fue el espíritu de la Alianza para el Progreso de Kennedy, que pretendía ser casi un “Plan Marshall para Latinoamérica” y que, a través de la AID, impulsó durante un tiempo la promoción de reformas agrarias, viviendas, educación, sanidad y todo cuanto fue posible en el breve espacio de su legislatura, y que poco después de su muerte se abandonó por completo. No obstante, el fallo de ese pretendido “Marshall” fue que los fondos de la Alianza debían ser financiados en parte por EE.UU. y en parte por los países a los que llegara, pero una gran parte de las inversiones norteamericanas —que totalizaban unos 20.000.000.000 USA$, a lo largo de diez años— eran privadas. Se estimulaban desde el Gobierno, pero se llevaban a cabo por entidades privadas, por lo que nunca hubieran podido tener unos resultados como el verdadero Plan Marshall europeo que fue financiado por el Estado y que era tan a fondo perdido que Europa casi no devolvió ni una tercera parte55. En apariencia, sin embargo, la relación de Luis Somoza con EE.UU. fue ambivalente. Por una parte, siempre hizo gala de su defensa de los sagrados principios de la propiedad privada y la economía de mercado, lo que formaba parte del planteamiento económico irrenunciable que se debía practicar, y hasta vociferar, si se deseaba obtener el favor de la potencia del Norte. Por otra parte, aún así, y junto a lo anterior, como observó acertadamente A. Pérez Baltodano, Luis Somoza se atrevió a denunciar el histórico imperialismo norteamericano y a dedicar palabras de admiración a Sandino, de quien dijo que había sido un patriota opuesto a las intromisiones externas, en unas declaraciones bastante sorprendentes y que, sin duda, eran también muy adecuadas para consumo interno de Nicaragua. De todos modos y, como era previsible, a la vez que se jactaba de esos destellos de independencia, los aderezaba con declaraciones sobre la existencia de poderosas razones 54 Rostow, W.: The Stages of Economic Growth: A Non-Communist Manifesto, Cambridge University Press, 1960, pp.203-220. 55 Jones, M.A.: Historia de los EE.UU., 1907-1992. Ed. Actas, Madrid, 1995, pp. 101-120.
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geográficas y de contexto ideológico por las que Nicaragua no podía cuestionar sus buenas relaciones con los EE.UU56. La fidelidad a esa relación la demostraría en abril de 1961, cuando Kennedy se propuso el ataque a Cuba, que desembocaría en la frustrada invasión de Bahía de Cochinos. El gobierno cubano había nacionalizado todas las compañías estadounidenses de la isla en 1960, a lo que Washington respondió con la imposición del bloqueo comercial. Como consecuencia, en enero de 1961 se rompieron totalmente las relaciones diplomáticas entre ambos países y el 17 de abril 1.300 exiliados anticastristas, apoyados por la CIA, y entrenados por Estados Unidos, llevaron a cabo en el sur de Cuba el desembarco. Nicaragua ofreció su territorio para el ataque y la invasión partió en gran medida de las costas nicaragüenses —de Puerto Cabezas— ayudada por la fuerza aérea, también desde Nicaragua57. Ante dicha actitud norteamericana, y tras ser Cuba expulsada en 1962 de la Organización de Estados Americanos, Fidel Castro denunció al imperialismo yanqui y proclamó la República Democrática y Socialista de Cuba, radicalizando la posición del régimen con la colectivización de la propiedad privada e intensificando sus relaciones con la URSS. El episodio demostró a EE.UU. la fidelidad de los Somoza y estrechó definitivamente los lazos entre ambos países58. En 1962, tal como había prometido, Luis declaró que no se presentaría a las elecciones de 1963, aunque impuso a un candidato suyo, René Schick que, bajo el favor y control del presidente, obtuvo una victoria calificada mayoritariamente de farsa electoral, pero que le otorgó el poder sin problemas. En la época de Luis Somoza se consolidaron definitivamente tanto la dictadura, como la alianza con EE.UU, ambas inauguradas por su padre. Dejó afianzado en Nicaragua un potente sistema autoritario que, desde el triunfo de la revolución cubana, la hizo merecedora de ser considerada pieza clave de EE.UU. para el control de Centroamérica y El Caribe hasta el punto de que, en esta zona, las intervenciones norteamericanas contra cualquier proceso de carácter nacionalista habían superado la treintena al terminar el régimen en 1979 59. Transcurrido el breve paréntesis de los gobiernos de René Schick (19631966) y Lorenzo Guerrero (1966-1967), el tercer Somoza, Anastasio, alcanzó la presidencia.
56 Pérez Baltodano, A., Ob. cit, pp. 522-523 57 Véase para ampliación de estos hechos: Haynes, J. (Coord): The Bay of Pigs. Nueva york, Norton, 1964. 58 Todavía en època de su sucesor René Schick (1963-1966), detrás del cual seguía la dinastía acechando, ayudarían a EE.UU. en la invasión de Panamá de 1964 y de la República Dominicana, en 1965. 59 Molero, M : Nicaragua Sandinista : del sueño a la realidad (1979-1988), IEPALA, 1988, p. 10
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Luis Somoza Debayle, rodeado de un grupo de mujeres del Partido Liberal. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
Anastasio Somoza Debayle, René Schick, Luis Somoza Debayle. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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Lorenzo Guerrero, Anastasio Somoza Debayle, Salvadora Debayle y Luis Somoza Debayle. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
1.3. El nacimiEnto dEl Fsln. idEología y FasEs Estratégicas 1.3.1. La situación socioeconómica nicaragüense Durante los primeros años de la década de 1960, años de la gestación del FSLN, en Nicaragua se había vivido ya varios años de elevada tasa de crecimiento económico como resultado de las políticas emprendidas después de la Segunda Guerra Mundial. Entre 1950 y 1970, el crecimiento osciló entre el 5 y 6% y se empezó a superar una economía de casi monocultivo, junto a un desarrollo cada vez mayor de la industria. Pero ese crecimiento global no fue seguido de una redistribución de la riqueza, sino todo lo contrario. La propiedad se concentró en pocas manos y la vida cotidiana continuó sumiendo en la miseria a la mayor parte de la población. Todavía a finales de la década de 1960, después de diez años de objetiva prosperidad económica en el país, según datos de la OIT, la ingesta diaria media de calorías en la alimentación de la población era de 843, que en el campo descendía hasta 623, cuando según la OMS, un adulto no está bien alimentado con menos de 2.000 calorías. Un 25% de la población padecía bocio endémico y la ceguera noc-
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turna y la demencia eran males que sufrían pueblos enteros en el Norte. La mitad de la población moría antes de los 14 años, el 60% no tenía acceso a médico y la mortalidad infantil ascendía al 130 por mil. De los 450.000 habitantes de Managua, el 87% carecía de agua, luz, drenaje, alcantarillado, pavimentación y servicio higiénicos. Sólo un 20% disfrutaba de agua corriente en la capital y los índices del resto de las ciudades eran muy inferiores60. La pobreza en los barrios marginales era tan profunda que, en los últimos años de la década de 1960, todavía existía una miseria que describió D. Tijerino del siguiente modo: “…Era una casa con un solo cuarto, una habitación pequeñísima, sin agua potable. Como estas casas están situadas cerca del lago, si se cava, el agua se filtra y es la que toman. Un agua muy sucia, porque allí desembocan las aguas fecales de toda la ciudad (…) los padres salían a trabajar en la venta ambulante, vendiendo cada día una cosa distinta, y la niña mayor trabajaba de lavandera (…) tenían una cacerola cociendo y, cada vez que alguno de los chiquitos tenía hambre, se le servían unas cucharadas de esa comida, en la mano o en una hoja. Por supuesto, esos niños tenían diarrea todo el tiempo y la casa olía a excremento. Había un niño de dos años con el cuerpo lleno de granos, que no se debía haber bañado desde que nació. La hermana me dijo que lo había llevado al hospital, pero no le habían atendido porque no tenían los dos pesos que daban derecho a la consulta”61…
Era muy frecuente el alcoholismo y el abandono del hogar por parte de los hombres cuando perdían sus trabajos, por lo que la mujer tuvo una temprana incorporación a los más diversos y duros trabajos en múltiples ocasiones —desde el servicio doméstico a la venta ambulante y hasta la prostitución—, de una manera forzada por la necesidad de mantener a los hijos. En conjunto, el índice de incorporación al trabajo asalariado por parte de las mujeres creció desde un 14% en 1950 a un 21,9% en 1970 y hasta un 28,6% en 197762. Hasta 1965 el cultivo más importante del país había sido el algodón y, a partir de esa fecha, fueron en ascenso el café y la caña de azúcar, pero los tres cultivos fueron alternando sus puestos en la exportación nicaragüense, dependiendo de las oscilaciones de los precios. No obstante, en los tres casos, la propiedad siguió fuertemente concentrada y las explotaciones de este tipo de cultivos favorecieron el latifundismo. La otra actividad tradicional era la ganadería, que también en la década de 1960 tuvo un incremento muy notable porque se propagó la fiebre aftosa por 60 Informe de la OIT de 1969. 61 Tijerino, D: Somos Millones. La vida de Doris María, combatiente nicaragüense. Extemporáneos, México, 1977. p. 42-43. 62 Para una información más amplia, véase Ibarra Rojas, A.: La estructura ocupacional de la fuerza de trabajo femenino en Nicaragua, 1950-1977. Banco Central de Nicaragua. Departamento de Estudios Económicos. Managua, 1978.
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América del Sur y las importaciones que EE.UU. había venido haciendo de esa zona se sustituyeron por las compras a Nicaragua. Fue una coyuntura favorable para muchos pequeños y medianos productores, pero benefició sobre todo a las empresas multinacionales. La educación era otro asunto pendiente. En el curso de 1960-1961, de 82.160 alumnos matriculados en primer grado, sólo finalizaron el sexto grado, en 1965-1966, 9.033, lo que significaba que sólo lograba terminar la enseñanza primaria un 11% del alumnado63. En 1963, se dieron fuertes protestas contra la Ley Quintana, que perseguía restringir el número de estudiantes en la enseñanza pública. Por las movilizaciones que hubo contra esta ley se conocieron indirectamente algunos aspectos de las deficiencias que presentaba el sistema educativo público nicaragüense. Doris Tijerino relataba en su biografía que los estudiantes de extracción baja tenían grandes dificultades por no disponer ni de un ambiente tranquilo ni de un lugar adecuado para estudiar en sus casas. E, incluso, que era muy corriente que sufrieran desmayos por no haber desayunado o que no llevaran sus tareas hechas por no tener ni cuadernos ni los materiales más imprescindibles. Eso les hacía ser despreciados por ciertos profesores, entre los que se contaba uno que ella misma padeció, muy conocido por su crueldad en el Instituto Ramírez Goyena, pero que era muy distinto en el colegio privado de La Asunción, donde también impartía clases. Ella recordaba que en el Instituto les decía que “una dama” que estudiaba lo hacía porque tenía un papel que cumplir en la sociedad, pero que ellas —las estudiantes del Instituto— no eran nadie y lo que debían hacer era aprender a lavar, a planchar y a cocinar. Que estudiando lo único que iban a conseguir era “llenarse la cabeza de humo” y que “hasta doctoras” iban a querer ser64. Unos años después, en 1969, todavía, el 70% de la población era analfabeta y se llegaba al 86,2% en las zonas rurales, donde la mujer alcanzaba incluso un 93%. La universidad sólo albergaba al 0,3% de los nicaragüenses65. Ante una situación económica y social tan penosa, unida a la fuerte represión, la oposición convencional sólo llegaba algunas veces a acuerdos puntuales con Somoza (Pacto Cuadra Pasos-Somoza de 1948, Pacto de los Generales de 1950, o Pacto Somoza-Agüero de 1971), pero nunca logró contactar con los sectores más frágiles de la sociedad ni representarlos. Todo ello fue generando en la población un creciente sentimiento antisomocista, y es importante señalar que, no sólo se nutrió de elementos urbanos, como podría parecer por el éxito de la insurrección final, sino del movimiento campesino de las regiones más ricas y más explotadas. 63 Castillo Martínez, E.: “Una ponencia discutida: la Realidad Humana de Nicaragua”. Prólogo del Primer Encuentro Pastoral, titulado De Cara al futuro de la Iglesia de Nicaragua. Ediciones Fichero Pastoral Centroamericano. Managua, 1967, p. 146. 64 En la promoción de bachillerato de Doris Tijerino, de 600 estudiantes que empezaron, en 1963, sólo 250 pudieron terminar. Tijerino, D., Ob. cit. (1977), p. 30. 65 Informe de la OIT de 1969.
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En la conformación de ese rechazo al régimen, tuvieron una gran importancia los departamentos agro-exportadores de las regiones del Pacífico, Chinandega, León y Matagalpa. Allí las luchas del movimiento campesino habían ido madurando y evolucionado desde 1920 y, si entonces, para luchar contra los hacendados para los que trabajaban, se habían colocado al lado del primer Somoza, seducidos por su populismo, ya en la década de 1960, con Luis Somoza y los fracasos de sus reformas laboral y agraria, perdieron definitivamente las esperanzas. Más tarde, la masacre de la Avenida Roosevelt de 1967 y el terremoto de 1972, les abrió los ojos para siempre66. En opinión de J. Gould, ese ingrediente campesino se ha valorado muy poco en la génesis del antisomocismo. Él afirma que, aunque se acepte que la base del proceso insurreccional fue fundamentalmente urbana y popular, no hubiera sido posible sin la contribución de ese campesinado y la historia de explotación que arrastraba desde tanto tiempo atrás. La final unión interclasista fue debida a la estrategia del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), pero también a esa colaboración de campesinos y trabajadores con una experiencia de lucha anterior, que propició, entre 1974 y 1979, que el campesinado se uniera a los sandinistas. Asimismo, fue muy relevante la participación del sector radical cristiano, que integró a familias de posición económica elevada, antes incluso de que la empresa privada se sintiera atacada y se uniera contra Somoza. Sin esos antecedentes no sería comprensible que el FSLN, que todavía en 1977 tenía menos de 200 militantes, hubiera sido capaz de dirigir una revolución triunfante. En consecuencia, del mismo modo que la oposición legal antisomocista —que no contó nunca con las clases bajas descontentas— había ayudado sobremanera a la perpetuación del somocismo, el FSLN supo aprender la lección y su capacidad de conexión con todos los sectores descontentos fue la clave de su victoria. En ese contexto social, los primeros movimientos estudiantiles fueron logrando que la juventud mostrara cada vez mayor cohesión y determinación. Muchos de ellos fueron derivando hacia posiciones más a la izquierda e incorporándose más tarde al FSLN, que nacería como una organización político-militar, precisamente por el rechazo a los métodos de los partidos tradicionales. El FSLN proclamó el seguimiento de los principios de Sandino en su lucha por la soberanía del país y su objetivo fue derrocar la dictadura de los Somoza a través de la lucha armada, que consideraba la única forma de acceder al poder político y de lograr un cambio en el país. 1.3.2. El nacimiento del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) En Nicaragua, la oposición no legal había comenzado configurándose en torno al partido socialista, formado por trabajadores con poca vinculación con la intelectualidad marxista, que era muy escasa. Lo ocurrido a uno de esos pocos intelectuales constituye una muestra del carácter de aquel partido socialista orto66 Gould, J.L, Ob. cit., p. 288. Sobre la masacre de la Avenida Roosevelt, véase el apartado III.5.
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doxo y dogmático. Fue el caso de un respetado médico, Mario Flores Ortiz, que en su juventud había formado parte de la generación estudiantil de 1944, aquella primera promoción que se opuso en su día a la reelección de Somoza. Tuvo que huir a México por la represión de aquella movilización y cuando volvió quiso vincularse al partido socialista. Pero era un partido tan sectario que pensaba que un intelectual, sólo por el hecho de serlo, ya estaba destinado a convertirse en un adversario de la clase obrera. La explicación sobre este tema de un histórico socialista nicaragüense, Onofre Guevara, es muy clarificadora a este respecto: “El partido socialista aceptó a Mario Flores Ortiz como aliado, pero no como dirigente. Incluso se le consultaba mucho y él daba sus opiniones, pero siempre con cierta desconfianza…no era obrero, vamos. Él fue, sin embargo, uno de los que contribuiría a la formación e información de Carlos Fonseca Amador, uno de los fundadores del FSLN. Esa actitud del partido socialista provocaría en la práctica una retardación en su desarrollo. Se había quedado anclado en el esquema de la URSS, de la vanguardia de la clase obrera y no logró profundizar en las ideas de Marx y, menos aún, aplicarlas a Nicaragua”67.
El partido socialista se había centrado en la conquista de leyes de tipo social y reivindicaciones económicas inmediatas y había ido creciendo entre una clase obrera muy limitada, porque las empresas eran en Nicaragua más artesanales que industriales. Pero la conmoción que provocó el triunfo de la revolución cubana en toda Latinoamérica fue lo que les impulsó desde 1959 a elaborar un programa de lucha frontal contra la dictadura. Fue desde ese momento cuando el partido comenzó a enviar a algunos de sus miembros a Cuba para formarse y concedió becas para hacer estudios en la URSS. Sin embargo, hubo un hecho que impactó en su visión sobre la estrategia a seguir: el desmantelamiento del foco guerrillero de El Chaparral. El Chaparral era una zona de Honduras, en la frontera con Nicaragua, donde se había instalado uno de los primeros campamentos guerrilleros, el “Ramón Raudales”, que había contado en su momento con el apoyo extraoficial del propio presidente de Honduras, Ramón Villeda Morales y se había organizado bajo una cierta coordinación de Ernesto Che Guevara. Si embargo, cuando se instaló el campamento, Villeda Morales estaba pasando por un momento político difícil porque no contaba con el apoyo del ejército. En esa coyuntura, había creado un cuerpo de policía que le asegurara la fidelidad al régimen y el ejército se le sublevó, dando un golpe de Estado que elevó al poder al coronel Osvaldo López. Con el nuevo presidente, muy simpatizante de Somoza, la cooperación entre los ejércitos de ambos países —la Guardia Nacional nicaragüense y el ejército hondureño— se hizo mucho más fluida e intensa68. Así pues, aprovechando esas excelentes relaciones, la Embajada de EE.UU. en Honduras y la Organización de Estados Americanos 67 Entrevista de la autora a Onofre Guevara, Managua, junio de 2009. 68 Boza, F., Ob. cit., pp. 243-244.
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(OEA) recomendaron a ambos presidentes la destrucción del campamento guerrillero y el 24 de junio de 1959 se produjo el ataque combinado de los dos ejércitos. El resultado fue de 9 muertos, 12 heridos y 30 detenidos69. Después de ese hecho, el partido socialista sacó la conclusión de que la vía de la lucha armada había fracasado en Nicaragua y la desestimó en sus futuros planes estratégicos. Fue entonces cuando el estudiante Carlos Fonseca Amador, uno de los supervivientes de la acción de El Chaparral, se separó del partido y, junto a Silvio Mayorga y a Tomás Borge, entre otros, fundó a principios de 1959 la Juventud Democrática Nicaragüense (JDN), que sería uno de los precedentes del FSLN. El proceso había sido lento porque antes había habido algunas otras organizaciones, como la UNAP, creada por personas como Reinaldo Téfel o Ernesto Cardenal, que no eran estrictamente de izquierdas, pero sí personas avanzadas en cuanto a sus ideas sobre la responsabilidad social, y que se fundamentaban sobre todo en el pensamiento de Taillard de Chardin. En aquel momento, cualquiera que tuviera inquietudes, se acercaba, aunque fuera sólo para hablar, con alguien de ese grupo. También las librerías de izquierdas cubrieron un papel importante, de convergencia de estudiantes y jóvenes inquietos que no tenían dinero para comprar libros, pero notaban que cuando llegaban a esas librerías, se les permitía y facilitaba el leer allí. No había aún un movimiento que lograra aglutinar esos esfuerzos y en ese contexto, Carlos Fonseca tuvo una labor muy clandestina, por necesidades obvias de seguridad. Los Somoza no tenían miedo a movimientos que no fueran armados, temían a los que ellos llamaban comunistas, terroristas, sobre todo por la posible influencia cubana. Pero también sabían que Cuba no había apoyado a Pedro Joaquín y los de Olama y que en los viajes de los socialistas a Moscú, no volvían con armas, sino con libros, manifiestos, etc. De todos modos, Somoza empezó a reprimir muy pronto y tuvieron que marcharse a la clandestinidad, por lo que resultaba muy difícil para estos jovenes, que eran muy pocos, y fundamentalmente obreros —más tarde habría campesinos— la vinculación a movimientos armados. En esa situación, Carlos Fonseca vio la necesidad de hacerse presente, de dar a conocer que allí estaba empezando una fuerza nueva. Al principio, cuando aún no existía el FSLN, pusieron bombas en ocasiones para llamar la atención en contra del régimen —que era lo que Somoza trataba de controlar— a la vez que Carlos Fonseca intentaba fortalecer cuadros que pudieran realizar acciones. También, desde el comienzo, se planteó la necesidad de “recuperar” dinero para poder movilizarse, porque eso tenía un costo, y, sólo después, cuando ya se tuviera algún respaldo económico, vincularse con el campo y empezar a estudiar las posibilidades de una guerrilla de tipo cubano.
69 Expediente sobre el “Grupo de El Chaparral” recogido por la OSN. AIHNCA, LSD-002. Entre los heridos graves estaba Carlos Fonseca, al que durante un tiempo se dio por muerto. Ortega, H. Ob. cit, p. 111.
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No había aún ni suficiente gente ni suficientes recursos y, en las primeras acciones, como El Chaparral, estuvieron personas como Rafael Somarriba o Noel Santiago Guerrero, cuando todavía los cubanos no consideran que el líder de ese nuevo movimiento debiera ser Carlos Fonseca, sino que buscaban posibles líderes entre los antiguos, entre los que habían estado vinculados a movimientos en los que también había estado Fidel Castro en la época de Batista, como la Legión del Caribe.Y eso no quería decir necesariamente socialistas. Podían ser incluso liberales, disidentes del somocismo, como Guillermo Urbina Vázquez, contemporáneo de Eloy Guerrero Santiago, un liberal que se separó de su partido. Más tarde surgió otro movimiento un poco más cohesionado, que fue Movilización Republicana, donde estuvo Álvaro Ramírez González, que se desgajó del partido socialista. Era un hombre de izquierdas, de origen burgués, con contactos con el Frente, pero con el que no logró ponerse de acuerdo porque no compartían los mismos criterios. Después de Pancasán, Carlos Fonseca se dio cuenta muy claramente de que ni siquiera tenían todavía una visión clara de cómo constituir un nuevo movimiento armado, basado ya en las ideas sandinistas. Por eso para él Costa Rica y Cuba fueron lo que para otros la montaña, porque quería estudiar y planificar para el futuro, aunque siempre mantuvo la preocupación de no estar dentro del país. Los sandinistas consideraban a Cuba como un lugar de entrenamiento y a Costa Rica, su retaguardia. Pero, aunque tuvieron en Cuba algún tipo de entrenamiento, cuando se requirió una preparación militar propiamente dicha de los cuadros del Frente, no la hicieron enteramente en Cuba, dado que los cubanos no querían comprometerse porque ya se habían arriesgado mucho en Bahía de Cochinos. Y si los cubanos no lo asumieron, mucho menos los soviéticos, porque su ortodoxia les hizo que tardaran mucho en ver un movimiento revolucionario en el Frente, que no había salido ni del partido comunista ni del socialista y que, más tarde, hasta convocaría a la burguesía. De hecho, el apoyo armado de Cuba no se dio antes de 1978, que fue cuando se estableció una conexión con Costa Rica y Panamá para el traslado de armas, lo que ya liberaba a Cuba de un conflicto directo con EE.UU. Pero antes sólo había sido una ayuda, como practicar en campos de tiro, nunca un entrenamiento formal. Donde se dio el entrenamiento más serio fue en Corea y en Palestina, con la OLP70. Matilde Zimmermann sistematiza ordenadamente el proceso y confirma que Carlos Fonseca Amador y otros seguidores suyos habían empezado siendo un grupo heterogéneo de estudiantes vinculados al Partido Socialista Nicaragüense (PSN), inspirados por la victoria de la revolución cubana, y entusiasmados con el objetivo de derribar a los Somoza. Pero la progresiva pérdida de fe de Carlos Fonseca y sus compañeros de entonces en que el partido socialista nicaragüense pudiera llegar algún día a derrocar a la dictadura, dio comienzo al proceso que terminaría creando el Frente Sandinista. Sintieron la necesidad de un nuevo tipo 70 Entrevista a Ernesto Castillo, Managua, junio de 2009.
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de movimiento político que hiciera algo más que participar en elecciones y reformas legales. No obstante, el proceso fue lento y el FSLN se fue gestando entre 1960-1964. La fundación de la Juventud Democrática Nicaragüense (JDN) había sido un esfuerzo por llegar a la juventud urbana no estudiantil, pues la organización estaba abierta a todos los jóvenes que fueran “honestos y contrarios a Somoza”, y sus actividades consistían en pintar consignas revolucionarias en las paredes y participar en manifestaciones de apoyo a la revolución cubana. La JDN dejó de existir a finales de 1959, y algunos de sus miembros formaron otra organización llamada Juventud Revolucionaria Nicaragüense (JRN). Después, tomaron contacto con los exiliados nicaragüenses que asistieron a una conferencia en Venezuela, el 21 de febrero de 1960, en el vigésimo sexto aniversario del asesinato de Sandino. Ese encuentro había sido auspiciado por el Frente Unitario Nicaragüense (FUN), una coalición amplia de grupos de exiliados en México, América Central, los Estados Unidos y Venezuela, muchos de ellos con vínculos en el Partido Liberal Independiente (PLI) o con la oposición conservadora. Dos de los fundadores del FSLN, Silvio Mayorga y Carlos Fonseca, asistieron a la convención, el primero como delegado de la Juventud Revolucionaria Nicaragüense (JRN) y el segundo como representante de los estudiantes de la Universidad Nacional en León. Ambos firmaron el manifiesto del Frente Unitario Nicaragüense (FUN), titulado “Intervención sangrienta: Nicaragua y su pueblo”, y un “Programa mínimo”, y allí pudieron presentar su propio análisis de la situación de Nicaragua a los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela. En 1960, sin embargo, los dirigentes de Juventud Revolucionaria Nicaragüense (JRN), aunque sin presencia real dentro de Nicaragua, contactaron con un nuevo grupo estudiantil, la Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN), entre cuyos activistas se incluían otros dos jóvenes de Managua, de clase obrera, que llegarían a ser líderes del FSLN, Julio Buitrago y José Benito Escobar. Pero todavía ni Carlos Fonseca ni ninguno de sus compañeros tenían una idea clara de lo que supondría aplicar el ejemplo de Cuba a la realidad concreta de Nicaragua. Más tarde, cuando el movimiento desapareció, Fonseca alabaría la iniciativa de Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN), el entusiasmo de sus seguidores y su habilidad para movilizar a la juventud contra la dictadura y atribuiría la culpa de su extinción a su inexperiencia. Doris Tijerino, que dio sus primeros pasos como militante en la JPN, diría más adelante que era una organización pequeño-burguesa, pese a que en ella había elementos de extracción popular y que era demasiado amplia como para plantearse la conducción de una revolución71. 71 Doris Tijerino se integró en 1960 en la Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN), a través de Julio Buitrago. En 1962 participó en la fundación del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y desde 1963 a 1965 realizó estudios en la URSS. También en 1965 ingresó en el FSLN a través de Oscar Turcios. De 1965 a 1967 fue hecha prisionera tres veces. En 1969, fue nuevamente arrestada el 15 de julio, al caer Julio Buitrago y, en esa segunda ocasión, fue llevada a la Central de Policía y allí fue torturada: encapuchada, golpeada, y violada. En 1971 fue liberada por la presión popular y, en
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Fue a principios de 1961, en que se creó el Movimiento Nueva Nicaragua (MNN), cuando se dio el paso más importante hacia la formación del FSLN y se empezaron a oir los nombres de algunos ex dirigentes estudiantiles —Fonseca, Mayorga, Borge, Gordillo, Navarro, Francisco Buitrago y otros —, junto a algunos de la clase obrera como José Benito Escobar o el activista campesino Germán Pomares. Incluso hubo entre ellos algunos supervivientes de la guerra de Sandino contra los marines norteamericanos, como Santos López, que tenía ya casi cincuenta años en 1961. Uno de los componentes de ese grupo, Luis Rocha, dice de aquellos inicios: “El comienzo de mi vinculación con lo que después sería el FSLN fue en el Movimiento Nueva Nicaragua. En los primeros años de la década de 1960 todavía no se llamaba Frente Sandinista. Fue un proceso largísimo y cuando yo ingresé cada uno veníamos de un área diferente: a mi me reclutó Germán Gaitán y estaban en ese grupo también Fernando Gordillo, Manolo Morales, que era social-cristiano, yo que tendía más al socialismo…pero tanto ellos, como Tito Castillo, como yo, teníamos una amistad por encima de las opciones ideológicas (…) tratábamos de aglutinar a diferentes grupos y el nuestro estaba más radicado en Managua, con la misión de acaparar armas que iban a la montaña. Todos los planes eran fortalecer la guerrilla rural. No se pensaba ni por un momento todavía en la guerrilla urbana. Nosotros no sabíamos para quienes eran las armas, porque en caso de que nos capturaran, era mejor no saber. Cuando yo estaba en Nueva Nicaragua con Fonseca Amador y con Germán Gaitán, fuimos una tarde a dejarlos en la frontera, llevando sólo una pistola de calibre 22, para los tres. Eso te puede decir mucho del entusiasmo, del idealismo y de los riesgos, mística y entrega que existía, y de lo paupérrimos que éramos. Gaitán era hijo del coronel Francisco Gaitán, de la Guardia Nacional, pero que entonces era embajador en Argentina72. Germán hizo amistades en Argentina con personas de los movimientos obreros y, cuando llega a Managua y empieza a reclutar gente, porque él para Somoza y para la Guardia es el hijo de Francisco Gaitán, por lo que no era sospechoso. Nosotros escondía1972, fue delegada en el V Congreso de CLAE en Santiago de Chile, como representante del Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN), de Nicaragua. Entre 1974 y 1977 vivió en Cuba y trabajó con la Comisión de Información del FSLN. Fue detenida de nuevo el 13 de abril de 1978. Comisión de Información de la Representación en Cuba del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), La Habana (Cuba). ACHM, Tendencia GPP, Caja III, Fólder 4, Exp. 03898; La Prensa, 20-11-1967 y 177-1969 a 30-8-1969; Diálogo con Mónica Baltodano, Comandante Guerrillera sandinista. Entrevista realizada por Claudia Korol. Sao Paulo, octubre del 2003. Tras el triunfo de la revolución, Doris Tijerino se convirtió en la primera jefa de policía del mundo, al ser nombrada Jefa Nacional de la Dirección General de la Policía Sandinista, por el entonces ministro del Interior, Tomás Borge Martínez. Tijerino, D., Ob. cit., (1977), p. 26. 72 Fue otro de los casos en que Somoza envió afuera a un Guardia y le procuró otro cargo porque lo veía como un líder que le podía hacer sombra.
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mos armas en la propia casa de su padre, porque nos deba mayor seguridad. Aunque después hubo una denuncia y nos fueron capturando a todos”73.
El Movimiento Nueva Nicaragua (MNN) tenía principalmente sus bases en Honduras, pero estableció tres pequeñas células dentro de Nicaragua —en Managua, Estelí y León— e hizo su primera aparición pública con una protesta contra una campaña anti-Cuba que el régimen difundió en Managua un mes antes de la invasión de Playa Girón en abril de 1961. Pero también desaparecería al poco tiempo para dar lugar a otra organización que comenzó llamándose Frente de Liberación Nacional (FLN), tomando su nombre de la que estaba entonces enfrentada al dominio colonial francés en Argelia, cuya causa era vista por los jóvenes nicaragüenses como la segunda en importancia, después de la revolución cubana. Pronto, Carlos Fonseca propuso agregarle al nombre la palabra “sandinista” y llamar a la agrupación Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Sólo se terminó aceptando después de ciertas discusiones debidas a las reticencias del socialista Noel Guerrero, quien consideraba que Sandino se había declarado opuesto a la penetración extranjera, pero no al imperialismo. Así pues, la primera vez que aparecieron impresas las siglas FSLN fue en noviembre de 1963, en una entrevista hecha a Carlos Fonseca por la revista mexicana Siempre, y los primeros comunicados públicos se hicieron en septiembre y octubre de 1963. Por lo tanto, la versión de la historia del FSLN, que es la conocida tradicionalmente en Nicaragua y que se ha difundido en todos los libros, de que se fundó en una reunión en Tegucigalpa en junio o julio de 1961, a la que asistieron Silvio Mayorga, Carlos Fonseca y Tomás Borge, parece haber sido una construcción posterior a 1979. De hecho, en la versión de los participantes de los primeros tiempos, de antes de 1979, incluyendo los escritos de Fonseca y de Tomás Borge de 1976, no hay mención alguna a una reunión fundadora. Fue después de la revolución en 1979 cuando los discursos y artículos, tanto de Tomás Borge, como sobre él, comenzaron a presentarlo como el único superviviente de una junta de tres fundadores: él mismo, Carlos Fonseca y Silvio Mayorga. Tomás Borge, en un discurso a finales de 1979, “recordó”, incluso, que la fundación del FSLN había sido el 19 de julio de 1961, la fecha exacta del derrocamiento de Somoza, aunque dieciocho años antes. Rodolfo Romero, otro de los pocos supervivientes de los años iniciales del FSLN, dijo en una entrevista en 1994 que la reunión de los tres fundadores era realmente un mito: “Nunca hubo una reunión formal para fundar el Frente (…) El Frente Sandinista nunca tuvo ningún aniversario oficial; nunca hubo ningún congreso, ninguna convención, ninguna asamblea de fundación. No hubo nada. Jamás. El FSLN fue creado en el calor del combate74”.
73 Entrevista de la autora a Luis Rocha. Masatepe, junio 2009. 74 Zimmermann, M., Ob. cit., pp. 88-98.
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1.3.3. Planteamientos ideológicos y evolución del FSLN a) La gestación de un pensamiento: Sandinismo, Cuba, la URSS Desde que el Frente de Liberación Nacional incorporó a su nombre la palabra “sandinista”, a instancias de Carlos Fonseca, la organización se autodefinió como heredera de los principios ideológicos de Sandino e imprimió al movimiento el pensamiento nacionalista de aquel que, según Alejandro Bendaña, estaba conformado por cinco componentes que le dotaban de un carácter universal: la transformación social, la socialización de la propiedad, la insistencia libertaria, la dimensión étnico-cultural y la espiritualidad. Él precisaba que ésta última, entendida a la manera de Sandino, era “la capacidad de la persona de lograr la redención individual, social, nacional y universal, puesto que el proceso de transformación individual y de la sociedad es uno mismo. Dios es la historia que guía ese proceso de transformación revolucionaria”75. La interpretación de A. Bendaña, al respecto de la espiritualidad de Sandino, coincide con la de Volker Wünderich. Éste último considera que se ha interpretado a Sandino con cierta frecuencia desde una óptica religiosa e incluso esotérica, sin percatarse de que realmente el logro de Sandino fue que algunos conceptos religiosos, como el “programa de redención”, se vincularan a la política nacional y se impregnaran de un contenido totalmente profano. Así, en el manifiesto Luz y Verdad, Wünderich alude como ejemplo a un texto frecuentemente citado como escrito religioso de Sandino y que él sostiene que ha sido despojado de su importancia política. Es el siguiente: “Pues bien, hermanos: Muchas veces habréis oído hablar de un Juicio Final del mundo. Por Juicio Final del mundo se debe comprender la destrucción de la injusticia sobre la tierra y reinar el Espíritu de Luz y Verdad, o sea el Amor… No es cierto que San Vicente tenga que venir a tocar la trompeta, ni es cierto que la tierra vaya a estallar y que después se hundirá; no. Lo que ocurrirá es lo siguiente: Que los pueblos oprimidos romperán las cadenas de la humillación, con que nos han querido tener postergados los imperialistas de la tierra. Las trompetas que se oirán van a ser los clarines de guerra, entonando los himnos de la libertad de los pueblos oprimidos contra la injusticia de los opresores”76. 75 Bendaña, A.: “El nacionalismo universal en Sandino”, en Kinloch T., F. (Dir.), 1996, Ob. cit., p. 426. 76 Wünderich, V.: Sandino, una biografía política. Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamé-
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En el texto se puede comprobar que, al margen de cuáles fueran los sentimientos o creencias religiosas de Sandino, su nacionalismo no tenía una dimensión trascendental, sino que estaba orientado hacia la búsqueda de la justicia terrena en último término. Es posible que muchas de sus expresiones fueran una forma de lenguaje adecuado a una población cuyas percepciones del mundo, y de todo en general, estaban muy imbricadas con la religión. Junto a la importancia de la herencia del nacionalismo y antiimperialismo sandinista, de la que se consideraban deudores, los fundadores del FSLN, como muchos de los líderes posteriores, tuvieron desde el principio una formación teórica marxista y, en algunos casos, una preparación política y cultura notables. Sus integrantes de base urbana —fundamentalmente jóvenes estudiantes de secundaria y universidad— también pudieron tener cierto acceso a las lecturas básicas del marxismo-leninismo. Pero la mayoría de los militantes se orientaron fundamentalmente a la acción y no consideraron una prioridad el conocimiento doctrinario de ningún tipo en su estricto significado. Mucho menos los campesinos, analfabetos en la mayoría de los casos, que se integraron en el Frente por un impulso primario de rechazo ante la injusticia o una urgente cuestión de supervivencia. Sin embargo, dos ejes estuvieron muy claros desde el principio para los integrantes del Frente Sandinista: en primer lugar, la necesidad del conocimiento, más o menos profundo de la figura de Sandino, tanto de su coherencia personal, como de su nacionalismo independentista y antiamericano: el sandinismo, como identidad propia y específica de la reivindicación nicaragüense. En segundo lugar, una oposición rotunda al régimen somocista y a la Guardia Nacional, que sentían como indisolubles y que se plantearon combatir desde un principio a través de la lucha armada. A partir de su configuración, el FSLN se propuso ir ganando para sus filas, tanto a militantes urbanos, provenientes, como dijimos, de los movimientos estudiantiles, como a campesinos. Del mismo modo, se dio muy pronto una prioridad extraordinaria a la forma de lucha de la guerrilla rural, que también relacionaban íntimamente con la lucha de Sandino, cuando en el primer tercio del siglo XX combatió en Las Segovias oponiéndose a la intervención norteamericana. El triunfo de la revolución cubana y su adopción de la guerrilla como método de lucha tuvo una notable influencia en el FSLN, revalorizándola más aún ante sus ojos. Con ella Cuba había enfrentado y vencido a la dictadura de Batista, pronorteamericana como la de Somoza. Por ello, fue bastante previsible que la oposición de ambos países observara con admiración a otras regiones del planeta que se habían rebelado contra sus específicas formas de opresión: la URSS sobre todo, había derrotado al zarismo y se había convertido en la cabeza del bloque opuesto al de EE.UU, en el contexto de la Guerra Fría. Del mismo modo, el resto de países que habían puesto en práctica sistemas alternativos al capitalista, lo habían hecho aun cuando eso les hubiera enfrentado al país más poderoso del mundo. rica IHNCA-UCA. Managua, 2009. pp. 174-175.
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Desde que en 1960, el hostigamiento norteamericano contra Cuba llegó a suprimir las importaciones de azúcar, ésta se aproximó a la URSS y dio comienzo la orientación socialista de su desarrollo político y económico, idealizado también por una parte del FSLN, aún sin un conocimiento muy profundo de la realidad soviética. En la URSS, Lenin había basado su reflexión sobre la construcción del Estado Socialista, siguiendo al pie de la letra los textos del Marx “maduro”, determinista, de las décadas de 1850 y 1860, de donde se desprendía que para llegar al socialismo había que pasar necesariamente por una etapa previa de capitalismo. Rusia —entonces un país fundamentalmente agrario con una incipiente industrialización— tuvo que emprender una intensa aceleración industrial para tratar de crear un proletariado que pudiera ostentar la categoría de clase dirigente y rectora de la revolución. Y, como en el país tampoco había capitalistas, hubo que instituir un capitalismo donde el “empresario” fuera el Estado y el país entero, un inmenso sector asalariado. La propiedad, que debía socializarse, simplemente se estatalizó concibiendo una falsa y tergiversada identificación del poder de las masas con el poder del Estado. Desde ese momento, la interpretación leninista del marxismo había creado el embrión del modelo soviético, que incentivaba prioritariamente la industria pesada, colectivizando la agricultura, desatendiendo las industrias ligeras o de consumo —lo que agravaría las carencias y el descontento de la población— y atribuyendo el papel dirigente de la sociedad al proletariado, representado por el Partido Comunista. Ni Lenin ni Stalin leyeron al Marx “tardío”, de las décadas posteriores, cuando aquel había abandonado en gran medida su anterior determinismo, había admitido que no todas las sociedades debían pasar por las mismas fases, y se había llegado a plantear que la revolución rusa podía haber surgido a partir del campesinado, que estaba más fielmente vinculado a su historia anterior, y no necesariamente del proletariado77. La interpretación leninista extraída de las lecturas del “Marx maduro” —referida, naturalmente a la URSS— fue también la de J. Wheelock en el análisis que hizo de la sociedad nicaragüense en Imperialismo y Dictadura78. Él interpretó que la 77 Para el conocimiento conveniente del sistema soviético y del modelo que se instauró en toda el área del Este europeo, base de su temprana oposición a la URSS, véase la síntesis del proceso en: Taibo, C.: La Unión Soviética (1917-1991). Ed. Síntesis, Madrid, 1993 y Shanin, T. (Dir.): El Marx tardío y la vía rusa. Ed. Revolución, 1990. 78 Wheelock, J: Imperialismo y Dictadura, Ed. Siglo XXI, México, 1979. Después de la publicación de este libro en México y de su éxito de ventas, Ernesto Castillo lo importó en enero de 1977 para una librería que entonces poseía en Managua, donde se vendió rápidamente. Uno de sus lectores fue Felipe Rodríguez Serrano, entonces Director General de Aduanas, que encomendó a su asesor, Francisco Buitrago Martínez, emitir un juicio sobre el mismo y el libro fue calificado de “lesivo a los intereses del gobierno de Nicaragua porque su lectura perjudica y engaña a los estudiantes”. Ernesto Castillo fue condenado a sesenta días de cárcel inconmutables —en ausencia— y se rechazaron todas sus apelaciones, pese a que el libro se había vendido antes de que hubiera sido emitido el dictamen condenatorio. Carta de Ernesto Castillo a Pedro Joaquín Chamorro Cardenal de 14-12-1977. Archivo de Ernesto Castillo Martínez (en adelante, AECM). Sin catalogar (en adelante, S/C).
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burguesía cafetalera había controlado al Estado a finales del siglo XIX y, en los inicios del siglo XX, el gobierno de Zelaya (1893-1909) había sido el punto álgido de la revolución burguesa. Según esa lectura del desarrollo económico nicaragüense, en la década de 1970 se habría alcanzado un capitalismo maduro, donde los sectores empobrecidos habrían adquirido una conciencia proletaria y no aspiraban a obtener parcelas individuales de tierra, sino a obtener mejores salarios y mejores condiciones de vida. En su interpretación, puesto que ya se estaba en la fase de capitalismo maduro, se podía pasar a construir el Estado Socialista, que la experiencia rusa había concretado estatalizando la propiedad. Ese análisis tuvo gran influencia en el tipo de reforma agraria que el FSLN llevaría a cabo, después del triunfo de la revolución sandinista, en la que se dio prioridad a las empresas estatales. Por los Decretos Nº 3 y 38 de la Junta de Gobierno Reconstrucción Nacional (JGRN), se confiscaban las tierras de “Somoza y allegados”, en el primero, y “relacionados con el somocismo”, en el segundo. Eso afectaba al 20% de las tierras, que pasaron al Área de Propiedad del Pueblo (APP). Esas tierras no se distribuyeron, porque como se trataba de grandes plantaciones, el Gobierno estimó que no era conveniente distribuirlas entre los campesinos. Se organizaron en 1.500 haciendas estatales, bajo la administración del Instituto Nicaragüense de la Reforma Agraria (INRA). Así pues, cerca de 50.000 trabajadores fueron empleados por el Estado en esas empresas79. En opinión de Elizabeth Dore, la prioridad que se dio a las empresas estatales condujo a un tipo de reforma agraria y a un control de precios que realmente estuvo orientado “a poder alimentar a la ciudad”, lo que llevaría a muchos campesinos descontentos a sumarse después a “la Contra”, con la ayuda financiera de EE.UU80. En general, el análisis de J. Wheelock del proceso de maduración del capitalismo en Nicaragua es rebatido por Elizabeth Dore, quien considera que en Nicaragua, a principios del siglo XX, no se puede decir que existiera un proletariado. Por el contrario, había muy pocas empresas y la aspiración constante de los trabajadores del campo era entonces, y lo fue siempre, un reparto de tierras, pero no ser asalariados de empresas estatales ni estar organizados en cooperativas. En el mismo sentido, Dirk Kruijt, afirma hablando de un modo general para la región, que Centroamérica nunca fue un baluarte industrial y, por ello, nunca desarrolló un proletariado urbano-industrial grande o altamente organizado. Más bien, pequeñas élites oligárquicas ejercieron el poder económico mediante grandes posesiones rurales, azucareras, cafetaleras e, incluso, servicios bancarios y financieros o compañías de construcción81. 79 Rocha, J. L.: “A 31 años de la revolución: la contradictoria herencia de la reforma agraria sandinista”, en Envío, nº 340, Managua, julio, 2010. 80 Dore, E., Ob. cit., pp. 22 y ss. 81 Kruijt, D., Ob. cit., p.49.
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La interpretación de J. Wheelock respecto a lo que significaba la construcción del socialismo, contrasta, a su vez, con la de Carlos Taibo. Mientras el primero diseñó el programa de creación de empresas estatales, al considerar que en Nicaragua ya se daba un capitalismo maduro, según Taibo, la existencia de un capitalismo maduro, no significaba que el paso siguiente fuera estatalizar la propiedad para construir el socialismo. Taibo sostiene que la interpretación leninista del pensamiento de Marx, y su aplicación para el caso ruso, lo que logró fue estatalizar la propiedad. Se tergiversó así el genuino pensamiento marxista y el de los teóricos del Siglo XIX, que abogaban por una socialización de la propiedad, que no era lo mismo que una estatalización82. Evidentemente es un tema complejo y difícil dar una respuesta sobre cómo se hubiera podido socializar la propiedad y no estatalizarla. Pero lo cierto fue que, en la URSS, de esa estatalización partió una perversión de las ideas socialistas que daría lugar a un modelo condenado al fracaso. Aunque se lograron algunos éxitos hasta la década de 1960, ese modelo fue después incapaz de evolucionar y generó grandes sinsabores en la población, que lo harían desembocar en una crisis irrecuperable. Un ejemplo de las alternativas que promovió la disidencia, en el área de Europa del Este, se dio en la escasamente conocida revolución húngara de 1956. La revolución húngara —que fue un estallido popular y espontáneo contra el sistema estalinista que se mantenía en Hungría— reaccionó contra el modelo soviético, con la creación de unos consejos, compatibles con los partidos políticos, con la propuesta de una economía mixta y con pluripartidismo. La ideología que presidió esa revolución estuvo dotada de un elemento poco frecuente en la historia de las revoluciones, que fue la búsqueda de un modelo esencialmente antiautoritario, al menos en los documentos oficiales y en la doctrina teórica defendida por los principales líderes. Es posible que una gran parte del pueblo que siguió a esos líderes, deseara primordialmete el final de una dictadura y la llegada de una democracia, tal vez sin más aditivos. Pero el Proyecto de Constitución y los escritos y declaraciones de quienes la protagonizaron fueron una novedad en la teoría política de la época, que quizá hoy calificaríamos como de precoces “eurocomunistas”, aunque con elementos más complejos. Se declararon seguidores de Rosa Luxemburgo —en su vertiente de valoración de la voluntad de las masas—, fueron admirados por los disidentes trostkistas y ensalzados por politólogos como Castoríadis, que valoró ante todo la creación de los consejos83. Esas formaciones denominadas consejos hoy podrían ser llamadas “comités” tanto de empresa, como de otros ámbitos de la sociedad, si realmente tuvieran una capacidad decisoria notable. De hecho, lo que más resalta Castoríadis de estas creaciones fue su vertiente defensora de la democracia directa y su interés político, ya que no se pretendía que operaran en las fábricas únicamente, como en Yugoslavia o Checoslovaquia, sino en cualquier organización de la sociedad civil. 82 Taibo, C. Ob. cit., pp. 31-36. 83 Véase a este respecto: Castoríadis: “La fuente húngara”, en La exigencia revolucionaria. Acuarela, Barcelona, 2000.
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En definitiva, se pretendía que fueran unos instrumentos válidos para “controlar al controlador”, provenientes de un desengaño profundo del poder autoritario y del sindicalismo leninista. Aún así no se planteó como algo excluyente con la creación de partidos políticos, sino complementario. No se pudieron evaluar los resultados de esta insólita experiencia porque la revolución fue aplastada en menos de un mes por los tanques soviéticos84. De cualquier modo, el modelo soviético, en su esquema completo, tampoco se trasplantó nunca ni a Cuba ni a Nicaragua, y en ambos casos, cuando llegó el momento de gobernar, lo que se impuso fue el pragmatismo, que se percibió como realmente posible por encima de cualquier teoría. En concreto, en Nicaragua, a pesar del inicial programa de empresas estatales agrícolas, en vista de las demandas campesinas y del descontento con el sistema de las propiedades estatales, desde 1983, una gran parte de esas tierras se entregaron a trabajadores rurales organizados en cooperativas. Y, en conjunto, durante la década de 1980 se repartieron tierras a unas 60.000 familias, aunque los problemas no dejaran de aparecer por otros motivos asociados85. Pero eso no sería hasta después del triunfo de la revolución. b) Estrategia y táctica del FSLN: etapas y pensamiento político de sus líderes Es una certeza que, durante el proceso sostenido contra la dictadura, las formas de lucha rescataron en Nicaragua la validez de la guerrilla, mientras que en la revolución rusa sólo había estado vigente muy en sus inicios, cuando colaboró con el Ejército Rojo. Pero, si bien es cierto que Nicaragua se asemejó a Cuba en la elección de esa estrategia, contaba también con su propia referencia de las luchas de Sandino y con una larga tradición que avalaba la elección de “la montaña” como marco adecuado para la resistencia: los bandoleros europeos del Siglo XIX, las guerrillas europeas de muchos países durante la Segunda Guerra Mundial, la guerrilla de la Guerra Civil española, la experiencia zapatista en México y todas las posteriores a la revolución cubana, que en algunos casos habían logrado triunfar y en otros, al menos, combatir dignamente a un enemigo muy superior86. Además de esas experiencias previas, desde el éxito de la revolución cubana se produjo un fenómeno de “exportación de la guerrilla” que prendió como una mecha encendida en toda Latinoamérica, haciendo surgir movimientos guerrilleros en la década de 1960 en Paraguay, Uruguay, Guatemala, Perú, Argentina, Ecuador, Honduras, Colombia y Bolivia. Y todos ellos, después de la revolución cubana, fueron de carácter socialista. El éxito de la estrategia era debido a que la guerrilla se adaptaba bien a las posibilidades latinoamericanas, donde el desarrollo económico se había iniciado 84 Véase a este respecto: Ferrero Blanco, M.D.: La revolución húngara de 1956. El despertar democrático de Europa del Este. Universidad de Huelva, 2002. 85 Kinloch, F. (2005), Ob. cit. p. 334. 86 Núñez, O. (Dir): La Guerra y el campesinado en Nicaragua. CIPRES, 1995, pp.23-68.
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en la agricultura y el campesinado había sido el sector explotado desde la conquista y la colonización. Nicaragua no era una excepción, y como sus elementos revolucionarios no disponían de medios para enfrentarse al ejército regular que sostenía al aparato estatal del somocismo, tuvieron que recurrir a la que había sido siempre la forma de lucha de los más débiles. El inicio en la montaña fue un marco de protección para los guerrilleros y un entorno cargado de una mística de heroísmo, donde el débil podía enfrentar al fuerte y llegar a vencerle. Por otra parte, el FSLN, diseñó una combinación propia con acciones tanto en la montaña como en la ciudad que lo conduciría a encabezar un movimiento popular que los partidos políticos tradicionales nunca habían sido capaces de organizar. Al igual que la gestación del FSLN fue un proceso, el desarrollo y delimitación ideológica de los revolucionarios, su perfil, se fue precisando lentamente, a la par que se fueron concretando las fases o etapas de la lucha: hubo en sus filas disidentes de otras posiciones, tanto nacionalistas, como marxistas o cristianos, y, en gran parte de los casos, una mezcla de todos ellos. Y también fueron evolucionando sus planteamientos a medida que la necesidad y la experiencia iban aconsejando los cambios de estrategia. Algunos ejemplos ilustran ampliamente sobre algunos aspectos esenciales de las concepciones ideológicas de sus principales líderes, como Carlos Fonseca Amador, José Benito Escobar, Pedro Aráuz o el mítico Eduardo Contreras. El pensamiento político de Carlos Fonseca Amador —considerado el principal fundador del FSLN— fue evolucionando como se aprecia en sus textos de juventud y en otros ya de plena madurez, en los que hace declaraciones de principios. De su época de estudiante de secundaria en el Instituto Nacional del Norte (INN), de Matagalpa, destaca Werner Mackenbach, las concepciones histórico-políticas que se desprenden de algunos editoriales de la revista Segovia, que él fundó en 1954, y donde pronto una sección tomó el título de “Voz Obrera”, pese a estar en un entorno campesino y a que en Nicaragua no existía en sentido estricto una clase obrera. En sus páginas resulta obvio que los editores consideraban la Revolución Industrial como un fenómeno económico que, cuando se daba en una nación, indicaba que en ella se había dado un paso más hacia la civilización. Asimismo, expresaban la necesidad de que Nicaragua entrara en un proceso de industrialización y afirmaban que Segovia defendería “por medio de los proletarios de las Ciencias y las Letras a los proletarios de ahora”. En ese lenguaje se detecta la formación de los manuales del marxismo más determinista, antes mencionado, según los cuales todas las sociedades debían pasar por todas las fases que se habían dado en la evolución del Occidente europeo, por lo que no se podía pasar al socialismo sin pasar por el capitalismo y, por tanto, sin una industria floreciente87. Era evidente que Fonseca se había identificado con las 87 Véase a este respecto de la influencia de la evolución histórica de Occidente en los teóricos marxistas-leninistas: Taibo, C.: “Las dos occidentalizaciones. La Europa central y oriental en el siglo XX”, en Tamales, R. y Otros: Europa: Proyecciones y percepciones históricas. Ed. Universidad de
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ideas marxistas-leninistas propias del partido socialista nicaragüense, aunque las combinaba con la necesidad de crear una patria, entendida como el resultado de un esfuerzo cultural general. Por ello promueve, desde el Centro Cultural del INN, una campaña de alfabetización y en ella censura la falta de responsabilidad social de los malos estudiantes88. En esos escritos, hace referencia al pasado colonial de Latinoamérica y a la explotación que había perdurado, aún después de la independencia, encarnada en las dictaduras centroamericanas de Batista, Trujillo o Pérez Jiménez, aunque, como observa W. Mackenbach, en esos momentos no alude concretamente a la de Somoza, seguramente por la respuesta represiva que hubiera provocado89. También el joven Fonseca sintió una gran atracción por la figura de Sandino, del que se propuso destacar el carácter internacionalista de sus textos. Él le consideró como la versión nicaragüense de las ideas defendidas por Marx, Lenin y Ché Guevara, cuando decía: “Mi causa es la causa de mi pueblo, la causa de América, la causa de todos los pueblos oprimidos”90. En esos primeros años fue, como la mayoría, un admirador de la URSS, a donde asistió, en 1957, al Festival Mundial de los Estudiantes y la Juventud, como delegado del Partido Socialista. A su vuelta a Nicaragua fue detenido y en la cárcel escribió un folleto titulado “Un nicaragüense en Moscú”, donde pretendía contrarrestar la imagen negativa que los Estados Unidos estaban dando de la Unión Soviética. En él señala la desestalinización emprendida por Jrushchov y la insurrección de Hungría de 1956, como muestras de la existencia de una crítica constructiva dentro del comunismo. No fue receptivo, sin embargo, a que la revolución húngara había sido precisamente una muestra privilegiada de las limitaciones de esa desestalinización, al ser aplastada por el propio Jrushchov, que no toleró sus planteamientos antiautoritarios91. Mucho más tarde, en 1964, en el manifiesto titulado Desde la cárcel, yo acuso a la dictadura, Carlos Fonseca expuso los principios ideológicos que en su opinión debían presidir el FSLN y señaló cuál debía ser la actitud de sus integrantes para acoger a cuantos pudieran unírseles en la lucha frente a la dictadura. En este texto se hace evidente la evolución que ha sufrido su pensamiento, así como su compromiso decidido de oposición frontal a Somoza. En él quiso clarificar a los ciudadanos nicaragüenses su pensamiento político, distorsionado por las afirmaciones del diario de la familia Somoza, Novedades —que le calificaba de “militante Salamanca, 1997. 88 Tomás Borge explicaría más tarde que él y Carlos Fonseca habían sido amigos en el bachillerato y que, desde 1953, habían conocido las ideas marxistas a través de un compañero que había vivido en Guatemala. Allí, gracias a la revolución reciente, circulaban libremente las obras marxistas que aquel le pudo transmitir. Nolan, D., Ob. cit., p.33. 89 Mackembach, W.: “El problema de la nación en el pensamiento juvenil de Carlos Fonseca”, en Kinloch, T. (Dir.), Ob. cit., pp. 431-443. 90 Del “Ideario Político del General Augusto César Sandino”. Nolan, D., Ob. cit., p.31. 91 Ferrero Blanco, M.D. (2002), Ob. cit., pp. 46-57.
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comunista y adicto al marxismo-leninismo”— con las que no se identificaba e hizo una durísima crítica a la dictadura, tanto por la corrupción económica, como por la represión que practicaba92. Fonseca se definió entonces como revolucionario, anti-imperialista y popular porque deseaba recoger bajo esos adjetivos “la médula popular de las distintas ideologías”, marxismo, liberalismo y social-cristianismo, puesto que las tres podrían ser parcialmente utilizadas. En su opinión, el marxismo era útil por su interpretación de los problemas sociales y su severidad con los ricos; el liberalismo, por su defensa del individuo, para aglutinar a esos mismos ricos contra el gobierno somocista, ya que entre los descontentos se incluían parte de las clases más adineradas; la doctrina social-cristiana por su cercanía al pueblo. Según él, con las tres se podría crear una ideología revolucionaria nacional que atrajera, con esfuerzo, a las más extensas capas de la sociedad, comenzando por los obreros, campesinos y estudiantes, pero llegando también a los poderosos. Su mensaje, pues, fue claro y defensor, desde un principio, de un movimiento interclasista que, según sus palabras, “formara con entusiasmo, el Partido Sandinista”. Este comunicado se difundió desde la cárcel porque había sido detenido y acusado de los cargos de atentar contra la vida del Jefe-Director de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza Debayle y por el asalto al Banco de América93. En 1969, en otro texto, afirmó que el verdadero deber histórico del FSLN era lograr la culminación de la obra de Sandino, dado el sometimiento sufrido por Nicaragua, que había perdurado desde entonces: “El pueblo de Nicaragua sufre el sojuzgamiento de una camarilla reaccionaria impuesta por el imperialismo yanqui prácticamente desde 1933, año en que Anastasio Somoza García fue designado jefe director de la llamada Guardia Nacional, cargo que en las anteriores ocasiones había sido ocupado por oficiales yanquis. Esa camarilla ha reducido a Nicaragua a la condición de neocolonia, a la cual explotan los monopolios yanquis y la clase capitalista del país”94.
En este mismo sentido, en 1970, en su Mensaje al pueblo de Nicaragua, subrayó nuevamente que la misión de los nicaragüenses consistía en forjar un destino libre para la patria, después de haber soportado cuatro siglos y medio de agresiones extranjeras, de las cuales más de un siglo correspondían a agresiones yanquis. 92 Desde la cárcel, yo acuso a la dictadura. ACHM, E-001, C-008, 000432. 93 En 1963 se había producido el primer asalto a una sucursal del Banco de América, lo que el FSLN llamaba “una recuperación”, en alusión directa a lo que consideraban una injusta apropiación anterior del dinero del pueblo por dichas entidades bancarias. El Banco de América estaba controlado por uno de los grupos económicos más fuertes del país, el grupo de Alfredo Pellas. Manifiesto fechado el 8 de julio de 1964, escrito desde la prisión de “La Aviación” difundido como folleto por Editorial Antorcha, León, 1964. Desde la cárcel, yo acuso a la dictadura. ACHM, E-001, C-008, 000432. 94 Fonseca, Carlos: Obras. Tomo I. Bajo la bandera del sandinismo. Managua, Editorial Nueva Nicaragua, 1982, p. 75.
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Lo que los sandinistas afrontaban, por lo tanto, no era sino “una guerra de liberación que había de culminar en la emancipación del sujeto nacional, el fin último que fundamentaba las pretensiones de legitimidad de los combatientes”95. A pesar de la convicción de Carlos Fonseca de llevar a cabo esa “guerra de liberación” y para “atraer a las más extensas capas de la sociedad”, el FSLN no aceptó alianzas con esas otras capas sociales desde un principio, sino que pasó por distintas fases que marcaron sus cambios de estrategia y de táctica. Cronológicamente, fueron tres: La primera etapa, de 1961 a 1970, fue la de las acciones guerrilleras en Río Coco, Bocay y Pancasán, y la estrategia de esos años iniciales fue la que denominaron Guerra Popular Prolongada (GPP) —que daría el nombre al primer grupo del FSLN, del que más tarde se desgajarían otras dos facciones—, donde “el campesinado era el protagonista, la táctica, la guerrilla y el escenario, la montaña”96. Como expone Humberto Ortega, la GPP consideraba que la montaña era el “teatro militar” donde se debía enfrentar la intervención yanqui, donde se podría destruir a la Guardia Nacional y donde se podría construir un ejército revolucionario97. La defensa de esa estrategia procedía del estudio de las experiencias revolucionarias de China, Vietnam y Argelia y, sobre todo, de la obra de Mao-Tse-Tung, Sobre la guerra prolongada, de 1938. Era para ellos una cuestión pragmática y, a pesar de que, como sandinistas, admitían el axioma marxista de que la clase obrera era la destinada a encabezar la revolución, consideraban que Nicaragua era en lo fundamental una sociedad agraria y los campesinos eran el único sector con el que se podía contar. Por ello deberían instalarse de una forma permanente en las montañas98. Su planteamiento era que el FSLN se debía preparar para vivir décadas de guerra prolongada que pudieran desgastar todo régimen que no fuera el socialismo, ya fuera dictatorial o democrático. El enemigo inmediato no era para ellos la dictadura de Somoza, sino el imperialismo norteamericano, y sólo sería posible vencerlo llevando a cabo una lucha en la que se incorporara todo el pueblo, pero con la vanguardia del campesinado. Y ese pueblo debía prepararse mediante un trabajo de masas clandestino, para el que las ciudades eran demasiado inseguras, por lo que era preferible el trabajo en el campo. Ese análisis, si bien les distanciaba de las concepciones marxistas leninistas ortodoxas, no era del todo original, ni tampoco influido en especial por la interpretación del socialismo chino, sino que estaba indisolublemente unido al reciente éxito de la revolución cubana, con sus luchas en diferentes lugares de Sierra Maestra y su teoría de la conveniencia de crear “un foco” inicial en la sierra, en la 95 De Diego Romero, J.: “Revolución y legitimidad política en la América Latina contemporánea. Los casos de Cuba y Nicaragua”, en Revista Complutense de Historia de América 2003, nº 29, pp. 151-178. 96 Véase a este respecto: Núñez, O., Cardenal, G., Glorio, A, Agurto, S., Morales, J., Pasquier, J.y Matus, J.: La guerra y el campesinado en Nicaragua. Ed. Ciprés. Managua, 1995. 97 Ortega, H.: La epopeya de la insurrección. Grupo Editorial. Managua, 2004, p. 293. 98 Nolan, D, Ob. cit., pp. 60-62.
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montaña. La estrategia cubana había partido del “foquismo”, para pasar a la toma posterior del llano y lograr el éxito final de la entrada en las ciudades. No obstante ese planteamiento, fue ésa una etapa donde los sandinistas sufrieron tantas muertes en los encuentros con la Guardia Nacional, que la organización se empezó a plantear cambiar de táctica a partir de varios enfrentamientos fracasados en la montaña entre 1967 a 1969. Dos años después, la gran redada que tuvo lugar en Managua el 15 de enero de 1970, en la que cayeron Leonel Rugama, Roger Núñez y Mauricio Hernández, en una casa del barrio de El Edén, decidió al FSLN a pasar al repliegue99. En la segunda etapa, de1970 a 1974, la GPP adoptó coyunturalmente la llamada “acumulación de fuerzas en el silencio”. Sería un período en el que no se reivindicaría ninguna acción política o militar, sino que estaría dedicado fundamentalmente a fortalecer la organización y prepararla para poder realizar después una actividad sostenida y definitiva contra la dictadura. Era necesario evitar los enfrentamientos directos y el trabajo guerrillero debería orientarse a reclutar campesinos “discutiendo con ellos de uno en uno”100. De ese modo, poco a poco se fueron construyendo redes de afiliados y simpatizantes en los departamentos de Zelaya, Matagalpa y Jinotega. Sobre esa etapa diría Henry Ruíz, el Comandante Modesto: … “Desde 1970, nosotros discutíamos y veíamos que era mejor hacer un trabajo político, reclutar gente y hacer redes, pero llegar a esa conclusión fue una lucha interna que, finalmente, se estableció. A eso se le llamó “acumulación de fuerzas en el silencio” y los que fuimos a la zona rural pasamos a crear condiciones de tipo militar, logística, conocimiento del terreno, redes de población…para el nacimiento de una fuerza guerrillera, alimentada desde la ciudad con cuadros y con un reclutamiento de campesinos101.
Con ese objetivo, se prepararon cuadros política y militarmente dentro y fuera del país, en parte en Cuba, aunque también a través de las relaciones con la 99 Leonel Rugama, de familia muy humilde, había ganado un premio en 1968 con su ensayo El estudiante y la revolución y estaba en el primer año de universidad y Róger Núñez había sido detenido y torturado ya en 1967, pasando seis meses en la cárcel, pese a ser menor de edad. Había salido de la cárcel y se había integrado en el FSLN, hasta que fue capturado de nuevo y muerto en 1970. El guardia al que llamaban “El Pájaro” le dijo a una de las custodias de la cárcel, el día en que los mataron, que le iba a llevar a cuatro sandinistas que estaban matando cerca del Mercado Periférico, para que hiciera con ellos un “nacatamal” (comida típica del país, a base de masa de maíz y carne de cerdo). Tijerino, D., Ob. cit., pp. 56-57. El combate entre los ocupantes de la casa y la Guardia fue tan desigual que Somoza ordenó silenciar la transmisión en directo en cuanto empezó a emitirse en la radio. Ramírez, S: Adios muchachos. Ed. Aguilar, 1999, p.41. 100 Nolan, D, Ob. cit., p. 67. 101 Entrevista de la autora a Henry Ruiz, Comandante Modesto. Managua, 2004 Henry Ruíz sería posteriormente Ministro de Planificación entre 1980-1985. Ministro de Cooperación Externa (de nueva creación) entre 1985 y 1990.
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guerrilla Palestina de Al Fatah. En esos años hubo escasos encuentros con la Guardia Nacional, aunque en uno de ellos, en la ciudad, en una casa de seguridad de Nandaime (Granada), fue cuando murieron dos miembros de la Dirección Nacional, Oscar Turcios y Ricardo Morales en 1973102. La tercera etapa, de 1974 a 1979, la más intensa y de mayores discusiones internas, fue la que produjo la división de la organización, pero también la de la reunificación final. Se inauguró con la salida a la luz del FSLN, cuando se publicaron sus puntos programáticos, tras el asalto a la casa del ex-ministro de Agricultura y Ganadería José María Castillo —conocido en Managua como Chema Castillo—, en diciembre de 1974103. Esa acción desencadenó una ininterrumpida serie de enfrentamientos entre los guerrilleros y la Guardia e inició los años de mayor represión llevada a cabo por el régimen, tanto en la montaña como en la ciudad, hasta su final en 1979. Fue también la etapa de mayor producción de documentos teóricos del FSLN, de definición de su futura táctica y estrategia y de la alianza final con la burguesía y con todos los sectores que se prestaron a ello, con el único objetivo común de lograr la caída definitiva del sistema. La división empezó entre 1975 y 1976, cuando después del ataque a la casa de José María Castillo, se dio una gran afluencia al Frente de personas de diferentes procedencias y estratos sociales. La mayor diversidad de elementos que se acercaron al sandinismo dio lugar a que algunos sectores discreparan de los planteamientos de la GPP, y liderados por Jaime Wheelock, se agruparon en otra facción, la denominada Tendencia Proletaria (TP). Según Elizabeth Dore, la TP compartía con la GPP la creencia en un proceso de lucha prolongado, pero centraba su prioridad en el sector urbano y, específicamente, en la clase obrera. Eran defensores de la pureza del marxismo-leninismo y sostenían que el análisis de la sociedad que hacía la GPP no se correspondía con la realidad nicaragüense, que desde hacía mucho ya no era fundamentalmente campesina. Según J. Wheelock, la evolución económica de Nicaragua había incrementado mucho la clase proletaria en la ciudad y, con el paso del colonato al campesinado asalariado, éste había sufrido un proceso de proletarización. Por ello pensaba que el FSLN debía conducir a las clases trabajadoras a la revolución socialista, en vez de aliarse con las clases media y alta, para derrocar a la dictadura104. Por su parte, Humberto Ortega sintetiza la posición de la TP diciendo que ésta consideraba a los partidarios de la GPP como “guerrilleros románticos y pactistas, carentes de mayores análisis socio-económicos y políticos” y que, en la práctica, desechaba tanto la lucha en la montaña como las acciones espontáneas. Los proletarios (TP) siguieron apoyando el recurso a la lucha armada, pero rechazaron la violencia extrema y propusieron que fuera una violencia racional, lógica y justa en beneficio de la paz y el bienestar de todos. En consecuencia, abogaron por la crea102 Véase este tema más ampliamente en el apartado III.6. 103 Véase este tema más ampliamente en el apartado II.3-3.1. 104 Dore, E., Ob. cit., pp. 22-24.
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ción de grupos de autodefensa armados en los sindicatos capaces de imponer sus reivindicaciones a la patronal105. Respecto a la concepción de los proletarios sobre las alianzas con otros sectores sociales, en un principio rechazaron todo trato con la burguesía, pero después fueron también evolucionando y la aceptaron en pro de la unidad contra Somoza. J. Wheelock expuso los motivos de la existencia de una burguesía no nacionalista en Nicaragua y la conveniencia posterior de aliarse con ella. En su opinión, el proceso hacia la constitución de una burguesía propia del país, como sector político influyente, había sido abortado por EE.UU. cuando derrocó al gobierno nacionalista de Zelaya, en medio de una crisis económica que impidió la acumulación de capitales nacionales. Después, cuando se superó esa etapa, ya gobernaban los Somoza, y fueron ellos los que acumularon ese capital, junto a unas cuantas familias con las que compartieron su enriquecimiento. Así fue como se creó una oligarquía norteamericanizada que no podía subsistir sin el apoyo de EE.UU. ni tampoco le sería posible adoptar posiciones independientes de la cúspide de los Somoza. Eso había dejado como únicas fuerzas enfrentadas realmente al pueblo y a la dictadura. La burguesía se uniría, en efecto, al Frente, sólo como estrategia coyuntural, cuando Somoza les empezó a perjudicar, para echarlo del poder, pero no para plantear el mismo proyecto. La burguesía estaba contra Somoza, pero no al lado de la alternativa del FSLN106. En cuanto al modelo económico que proponía la TP, fue precisamente J. Wheelock, pese a su inicial pureza marxista, el que defendería después el sistema de economía mixta en los dos primeros años del gobierno revolucionario, pues, desde su punto de vista, el éxito llegaría “por la solución de los problemas económicos y no por la satisfacción de los ideales románticos”107. La escisión planteada por la TP fue muy mal recibida por la veterana GPP hasta el extremo de que fueron expulsados del Frente Sandinista sus tres responsables, Luis Carrión, Carlos Roberto Huembes y Jaime Wheelock. Eduardo Contreras — el Comandante Cero que dirigiría la toma de la casa de José María Castillo— sugirió a los sacerdotes hermanos, Ernesto y Fernando Cardenal, que presentaran su renuncia ante el Frente Sandinista como forma de presionar para que se admitiera a los expulsados y se abogara por la unidad108. Fernando Cardenal lo aceptó y envió una carta de renuncia de los tres hermanos —Ernesto, Fernando y Rodrigo Cardenal—, y de algunos militantes más, a Tomas Borge —veterano de la GPP—, firmada con su pseudónimo “Justo”, que Borge llevaba con él precisamente cuando fue capturado y encarcelado, junto a una agenda que contenía numerosos nombres y teléfonos de miembros del Frente. Cuando se supo de las torturas a las que Borge fue sometido, hubo una gran inquietud por la posibilidad de que no pudiera resistir 105 Ortega, H., Ob. cit., pp.293-294. 106 Wheelock, J. (1983), Ob. cit., p. 27. 107 Nolan, D., Ob. cit., pp. 82-84. 108 Roberto Huembes murió en El Dorado el 8 de noviembre de 1976 y Eduardo Contreras, junto a Silvio Reñazco, en el reparto Contreras Satélite Asososca, también el 8 noviembre de 1976. El martes, 9 de noviembre, se anunció igualmente la muerte de Carlos Fonseca en Zinica.
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sin hablar. Pero Tomás Borge no habló y su detención y apresamiento no tuvieron consecuencias en ese sentido109. Por último, la Tendencia Tercerista o Insurreccional (TI), la última en surgir, fue la que planteó como objetivo primordial aunar a la mayoría de la población para establecer alianzas con todos los segmentos de la sociedad que fuera posible. Se distanciaron del marxismo clásico al considerar que el desarrollo del capitalismo no conduciría inexorablemente a la creación de un proletariado en un país del Tercer Mundo, y la forma en que se tomara el poder tampoco determinaría la amplitud de las transformaciones posteriores. Ellos consideraban que la clase obrera nicaragüense no tenía conciencia de clase y el FSLN era el que debería adoptar esas posiciones de clase y ser la vanguardia revolucionaria. Como consecuencia, no había que esperar a las “condiciones objetivas”, porque la propia insurrección podría crearlas110. Al frente de esa concepción estuvieron Daniel y Humberto Ortega, que valoraban tanto la guerrilla urbana como la rural, pero se decantaban claramente por la acción en las ciudades. Daniel Ortega, que había sido dirigente del movimiento clandestino urbano, fue encarcelado en 1967 y pasó siete años en la cárcel. Humberto Ortega había huido del país después de la gesta de Pancasán, fue detenido en Costa Rica tras un intento de liberar a Carlos Fonseca de la cárcel y regresó a Nicaragua en 1975 convencido de que la estrategia de la GPP no tendría éxito. Cuando se encontró con la escisión de la GPP y la TP, trató de integrar ambas posiciones en la que llamó la “estrategia insurreccional”. Él resume su concepción del siguiente modo: “El movimiento de masas es el eje gravitacional del proceso insurreccional. El teatro de lucha principal es la ciudad, la periferia urbano-rural y las fronteras. La montaña ya jugó su papel en el pasado y en 1976-1977, el centro generatriz de la lucha es la insurrección (…) Los terceristas concuerdan con los proletarios en cuanto que el enemigo principal e inmediato es la Guardia Nacional-somocismo y no el imperialismo y la burguesía nacional, como piensa la GPP (…) La base social de la insurrección son todos los nicaragüenses inconformes con Somoza y no solamente el proletariado, que Marx señaló en su momento histórico para Europa, o la alianza obrero-campesina que impulsó Lenin en Rusia. Los terceristas, de acuerdo con su concepto de amplia base social, impulsan las alianzas con diversos sectores urbanos, como empresarios, sacerdotes, políticos, profesionales, jóvenes rebeldes, barrios marginales y clase media empobrecida sin espacio político. Los terceristas califican a los proletarios de teóricos y a la GPP de dogmáticos y sectarios, aunque los proletarios se identifican más rápidamente con los terceristas, a través de mi persona, ya que la distancia entre ellos y la GPP es mayor”111. 109 Cardenal, F: Sacerdote en la revolución. Memorias. Tomo I, Anama, Managua, 2008, pp. 100-101. 110 Guevara, Ernesto: Guerrilla warfare, University Press, Nebraska, p.15. 111 Ortega, H., Ob. cit., p. 295.
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Sin embargo, cuando todavía Daniel Ortega estaba en la cárcel en Managua y Humberto Ortega en Costa Rica, el personaje que encabezó el asalto a la casa de José María Castillo, a finales de 1974, fue otra figura que es imprescindible destacar: Eduardo Contreras, que tendría un gran peso político, aunque no conocería la caída de Somoza porque murió en Managua en un encuentro con la Guardia Nacional, en noviembre de 1976: Eduardo Contreras era una persona de gran cultura, que dominaba varios idiomas, había estudiado en Berlín y se había afiliado al FSLN en Lovaina. Llegó a Nicaragua clandestinamente y pronto fue miembro de la Dirección Nacional. Como señaló Sergio Ramírez, sus planteamientos chocaron pronto con el dogma del “foquismo” guerrillero de procedencia cubana, al que tan afecto era la GPP, y sus ideas fueron las que más tarde defendería la opción Tercerista: la ofensiva militar en las ciudades, la apertura a todos los sectores de la sociedad, el pacto con los empresarios y la búsqueda de un gobierno de unidad nacional112. Los terceristas, en resumen, demostraron una gran dosis de realismo al depositar su confianza en una fuerza interclasista compuesta por la pequeña burguesía y los sectores que se podrían considerar “medios” de la ciudad, y descartaron a los campesinos y al proletariado como auténtica base popular. La ofensiva de 1977 sería la puesta en práctica de esa teoría y el triunfo final daría la razón a sus planteamientos. La GPP, sin embargo, seguía recelando de la vía de los terceristas y, aunque algunos iban admitiendo la necesidad de una oposición amplia, se dieron en el camino numerosas reticencias que les impedían confiar firmemente en una alianza con la burguesía. En 1976, José Benito Escobar, miembro de la última Dirección Nacional de 1975, en un texto titulado Análisis sobre problemas del FSLN, expuso sus puntos de vista a medio camino entre las teorías imperantes. En él reflexiona sobre la evolución del FSLN hasta ese momento y sobre sus debilidades. En primer lugar, reconocía la deficiencia doctrinal de los “grupos sandinistas”, como se les llamó en un principio, admitiendo que, aunque hubieran surgido identificados con el marxismo-leninismo, sólo unos pocos habían tenido un dominio real de la teoría. En segundo lugar, criticaba que la estrategia de la GPP hubiera estado centrada exclusivamente en lo militar y, aunque compartía con aquella que a los Somoza no se les podía derrocar pacíficamente con un trabajo político, ese hecho había motivado que el FSLN naciera como grupo armado y no como partido político. A ello coadyuvó que la oposición legal hubiera demostrado que no iba a ser quien liderara el derrocamiento del régimen y el éxito de la revolución cubana terminó de consagrar la táctica de guerrilla. Todo ello había contribuido a que todo se supeditara a la estructura militarista, incluidos los estatutos de la Dirección del FSLN que había presentado Humberto Ortega, de un marcado predominio militar. En ellos, las estructuras jerárquicas contemplaban quién debía escoger a los miembros de la Dirección, pero no qué cualidades debían 112 Ramírez, S. (1999), Ob. cit., p. 86.
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tener los candidatos. También criticaba que se hubiera denunciado constantemente la represión militar y se hubiera olvidado con frecuencia la existencia de otros tipos de represión, como la económica, política o ideológica. En síntesis, su opinión era que haber juzgado al resto de fuerzas de oposición a Somoza sólo en cuanto a su decisión de ir o no a la lucha armada, había constituido una limitación importante. José Benito Escobar consideraba que la prioridad dada a lo militar había condicionado incluso la apertura que algunos se habían propuesto desde 1970. Desde entonces el FSLN había tenido un mayor contacto con las masas —obreros, indígenas, barrios y sectores cristianos— pero solo como un medio, para que realizaran un trabajo clandestino que sirviera de base a la actividad militar. Y esa concepción había marginado a grandes sectores de la población y limitado su influencia política. No se había comprendido que la revolución no se podría hacer sin un gigantesco movimiento popular que alcanzara a todas las clases y sectores y que culminara con una insurrección conjunta. Tras ese análisis, J.B. Escobar proponía crear la estructura de un partido político que aglutinara y tuviera en cuenta las necesidades de los obreros que participando con otros obreros llegaran finalmente a implicarse en los problemas políticos. Encontraba una confirmación de sus teorías en la experiencia de movimientos armados de otros lugares y señalaba el fracaso de Colombia, donde se había desarrollado una larga lucha armada que finalmente había sido estéril. Igualmente en Chile, que en su opinión había fracasado porque el empresariado chileno apoyó a Pinochet, por ser quien le defendía y garantizaba sus intereses. Por todo ello, la inmersión en la sociedad era imprescindible porque había que aislar a Somoza y conseguir que no tuviera el apoyo de la burguesía, establecer alianzas tácticas con ella y ocuparla en labores políticas de movilización y organización de masas. Con esa finalidad, instaba a aproximarse a otros sectores de los que habían estado alejados: al clero, porque no se podía menospreciar su rechazo de la injusticia y su denuncia de la represión, y a los grupos que estaban dentro de la Unión Democrática Liberal (UDEL)113. Si no se acercaban a esos grupos, ellos podían pactar con la dictadura y ello le conferiría una apariencia democrática que sólo conseguiría perpetuarla. Por ese motivo, especialmente en Nicaragua, era preciso tener a la burguesía del lado del Frente114. Igualmente abogaba por la unión con el Partido Socialista, porque 113 La Unión Democrática Liberal (UDEL) fue fundada por Pedro Joaquín Chamorro Cardenal en 1974 para aunar algunos partidos y sindicatos sin presencia reconocida: el Partido Liberal Independiente (PLI), Partido Social Cristiano (PSC), Movimiento Liberal Constitucionalista (MILC), Acción Nacional Conservadora(ANC), Partido Socialista Nicaragüense (PSN), Central de Trabajadores de Nicaragua (CTN) y Confederación General del Trabajo Independiente (CGTI). Sus objetivos transcendían el simple derrocamiento de la dictadura y su programa incluía, para la etapa posterior, un verdadero proceso de democratización. El Popular (Órgano Central del Partido Socialista Nicaragüense), 5-6-1978. 114 Análisis de José Benito Escobar, de noviembre de 1976, sobre problemas del FSLN. ACHM-E001-
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pensaba que no se podía hacer nada definitivo sin el apoyo internacional del campo socialista. Por su parte el Partido Socialista, suscribió el Programa Mínimo de UDEL, porque había evolucionado y hacía hincapié en que el camino hacia el socialismo pasaba por la democracia. En junio de 1978, el Partido Liberal Independiente (PLI) se radicalizó también calificando a Somoza de asesino y reconociendo al FSLN como “vanguardia de la rebelión popular”115. Aunque J. Benito Escobar continuaba en la GPP, es obvio que ya en ese análisis se aproximaba a las posiciones terceristas, aunque con desconfianza aún por los contactos con la burguesía, a la que había que captar, y con reticencias hacia EE.UU. porque no se sabía si se avendría a aceptar que era incuestionable que el liderazgo fuera del FSLN. Así lo expresaba en una entrevista de 1977: “Nuestra estrategia de Guerra Popular Prolongada no descarta que pueda existir el diálogo con otros sectores antisomocistas y antioligárquicos del país, pero sólo cuando sea posible que el partido socialista y el FSLN estén encabezándolos. El objetivo es terminar con los asesinatos y torturas de la G.N., pero también con la miseria, el hambre y la falta de educación, de vivienda y de salud. Creemos en la buena intención de algunos elementos de oposición fuera del FSLN, que tienen verdaderas inquietudes, pero también sabemos que están instrumentalizadas por el imperialismo y por la política de ilusión de Carter”116.
De forma similar, Pedro Aráuz, número uno en la Dirección del FSLN cuando la captura de Tomás Borge, hablaba también en 1977 de que no se debía dar una prioridad a la lucha armada y afirmaba que el FSLN nunca había descartado ninguna alianza con ningún partido antisomocista que tuviera un respaldo popular. Pero no terminaba de encontrar el momento adecuado de una alianza con la burguesía: “Nuestra organización es político-militar y nuestras unidades militares se originan en el trabajo político: nos organizamos para combatir y combatimos para organizarnos y volver a combatir. Es decir, que podemos afirmar que nuestro trabajo militar es producto de nuestro trabajo político” (…) “Una alianza con la burguesía debe tener un proceso de maduración gradual, en una combinación de acciones pacíficas y violentas. No obstante, esto no es tampoco una llamada a dicha alianza porque el FSLN tiene tareas prioritarias que demandan nuestra total atención y precisan de todas nuestras energías. Actualmente nuestra organización está enfrascada en la creación del ejército sandinista y en la consolidación de nuestra propia fuerza. Cualquier tipo de unidad deberá estar respaldada por las masas y con una preparación técnica y organizativa y ninguno de los grupos de C-014-000392. 115 Declaración de la Gran Convención Liberal Independiente. Junio de 1978. AECM-S/C. 116 Entrevista nº 00042 a José Benito Escobar, 1977. ACHM-E001-C-014-000396.
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la oposición burguesa a Somoza tiene actualmente una estructura que responda a las exigencias organizativas y conspirativas que exige en momento en que vivimos los nicaragüenses”117.
En conclusión, aún con esa clase de posicionamientos de la GPP, que se aproximaban más o menos al tercerismo, finalmente fue Humberto Ortega —integrante de la Dirección Nacional desde 1970 y encargado por Carlos Fonseca del estudio de la estrategia político-militar desde 1972— quien definió el cuerpo teórico de la estrategia insurreccional que terminaría por imponerse. En sus publicaciones más significativas, entre 1976-1978, se contiene ya en lo esencial la teoría de la insurrección: 50 Años de lucha sandinista, Plataforma político-militar para el triunfo de la revolución popular sandinista y Generalidades teóricas y prácticas de la insurrección armada revolucionaria en el proceso de la guerra popular revolucionaria. Especialmente en la Plataforma, de 1977, se propone influir en las bases militantes de las otras dos tendencias, sin negar frontalmente sus puntos de vista118. La GPP, no obstante, siguió defendiendo la lucha en la montaña casi hasta el final, cuando el movimiento guerrillero estaba ya en extinción, y siguió calificando a los proletarios de falsos marxistas que trataban de ocultar su origen burgués. Sin embargo, en 1979, Henry Ruiz, con el apoyo de Tomás Borge, planificó el desembarco de un avión con 80 hombres provenientes de Panamá en la zona minera del Atlántico —que era su último reducto en la montaña— y el descenso desde allí a la ciudad. La operación fracasó, pero después se sumaría al desenlace final, llegando desde Honduras en junio de ese mismo año119.
117 Entrevista hecha a Pedro Aráuz, “Federico”, Primer responsable de la resistencia urbana y del campo, realizada por un periodista hondureño, de pseudónimo “Abelardo”. La entrevista fue hecha en el campamento guerrillero “Carlos Reyna” (“en algún lugar de Nicaragua”), publicada en Tegucigalpa, en El Cronista Dominical durante varios días, empezando el 15 de mayo de 1977. ACHM-E-001-C014-000383. La expresión “en algún lugar de Nicaragua”, generalmente ocultaba la estancia en Costa Rica, aunque también lo utilizó la GPP, en la montaña, seguido o precedido del lema “En la montaña enterraremos el corazón del enemigo”, ideado por Henry Ruíz, el comandante Modesto. 118 En 50 Años de lucha sandinista, de 1977, analiza la experiencia histórica de la lucha en Nicaragua, dividiéndola en tres períodos: integración, de 1927 a 1934; descenso, de 1934 a 1956 y ascenso, de 1956 a 1975. En Generalidades Teóricas y prácticas de la insurrección armada revolucionaria, de 1978, trata las experiencias de guerra de Sandino y las experiencias internacionales exitosas y fracasadas. Humberto Ortega menciona como fuentes para la elaboración de este último documento varios escritos de Marx y Engels, de Lenin, de Che Guevara y de Fidel Castro; la experiencia de las luchas de liberación del continente asiático, escritos de Mao Tse Tung, de Kim II Sung, de Corea y de Lin Piao; de Ho Chi Minh, de las luchas anticolonialistas de Oriente Medio y de la lucha argelina de Ben Bella y Boumedienne, así como las insurrecciones posteriores a la Primera Guerra Mundial. Por último, aprovecha el análisis de las tácticas de guerra del general filipino Magsay-Say contra los guerrilleros de Filipinas, que ilustra sobre las enseñanzas que se impartieron después sobre “contrainsurgencia” en las escuelas norteamericanas de la Zona del Canal de Panamá. Ortega, H., Ob. cit, p. 301. 119 Ibidem., pp. 295.
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Junto a la formación marcadamente marxista de la mayoría de los líderes del FSLN y del fuerte sentimiento de identidad nacional, que en Nicaragua era el sandinismo, hubo otro componente relevante en la formación de muchos de sus integrantes: el pensamiento cristiano de la teología de la liberación. Ya desde 1970, los cursillos para jóvenes, “Jornadas de vida cristiana” —una derivación de los cursillos de cristiandad españoles— que habían sido impulsados por el P. Fernando Cardenal, habían promovido dinámicas de grupo en las que se hablaba de la necesidad de cambiar las estructuras y de que la pobreza tenía causas sociales. Así pues, los inicios de la formación de muchos jóvenes, como René Vivas, Iván García o Carlos Agüero, que ingresaron después en el FSLN, fueron los movimientos cristianos que proclamaban el pacifismo y se definían como sectores separados de los que ellos llamaban “comunistas”. Después, sobre todo al entrar en la universidad, la mayoría pasaban al Frente Estudiantil Revolucionario (FER). Esa afinidad se comprobó en la huelga de maestros que organizó el Movimiento Cristiano y cuya jefatura llegó a convertirse después en una célula del FSLN. Su evolución llevaría a estos militantes, incluidos algunos sacerdotes, a aceptar posteriormente la lucha armada y a unirse al Frente con todas las consecuencias. Así, la incorporación de los sacerdotes Ernesto y Fernando Cardenal al tercerismo y el auge de la teología de la liberación constituyeron un puente valiosísimo desde el FSLN hacia el pueblo nicaragüense de sólida tradición cristiana120. Como ejemplo de esa convivencia que se vivía sin problemas, las palabras de Dora María Téllez, dirigente junto con Edén Pastora y Hugo Torres, del asalto al Palacio Nacional en agosto de 1978, son clarificadoras: …“Éramos cristianos y éramos marxistas. No lo veíamos como algo separado. Esa separación la hizo después la derecha (…) Aquí ni siquiera se preguntaba la fe religiosa de cada uno para la entrada en el Frente, se decía que “entre cristianismo y revolución no hay contradicción”. Incluso el rostro estrictamente materialista del marxismo, nunca se vivió aquí como una contradicción con el catolicismo. La derecha si lo planteó: ‘o sois revolucionarios o estáis con la Iglesia’. Ellos sí plantearon esa dicotomía, pero nosotros no. Mucha gente desde su pensamiento cristiano llegó al sandinismo, que, en nuestro caso también era un poco diferente del marxismo ortodoxo porque el sandinismo era un pensamiento nacional, que se alimentaba de distintas corrientes. El sandinismo moderno tenía una vertiente marxista y un pensamiento socialista, pero también tenía otros componentes. No era la ortodoxia del Partido Comunista, por ejemplo. Era un pensamiento más nacional, que tenía que ver con Nicaragua, aunque tampoco era exactamente una interpretación marxista de la historia de Nicaragua. El sandinismo tiene también la categoría de antiimperialismo —más amplio que antiyanquismo—, tiene que ver con la justicia social, con una 120 Véanse a este respecto las palabras de Ernesto Cardenal en el apartado 1.1. de la Quinta Parte.
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opción política alternativa para obreros, campesinos, artesanos, indios… era y es un pensamiento de clase, desde luego. Y tiene que ver con todo un planteamiento de reformas económicas, sociales, políticas, etc., que no estaba tan apegado a la definición estricta del término marxismo”121.
También el sacerdote Fernando Cardenal expone esa irrelevancia de las creencias religiosas para los objetivos del FSLN. Él cuenta en sus memorias que, en 1975, el propio Carlos Fonseca le decía que la revolución debía hacerse con la participación de todo el pueblo y, dado que era absurdo que los cristianos se hicieran ateos, la opción más adecuada sería que los cristianos se hicieran revolucionarios122. En un encuentro que le propició Bayardo Arce con Oscar Turcios, cuando F. Cardenal le preguntó sobre la posición del Frente respecto a los cristianos, aquel le respondió: “a nosotros no nos interesa si usted cree que al morirse hay otra vida y a ustedes no les debe interesar si yo creo que al morirme me destruiré aquí en la tierra. Lo que nos debe interesar a los dos es ver si podemos trabajar juntos para transformar el país, para hacer una nueva Nicaragua a favor de los más pobres, de las mayorías abandonadas y marginadas”123. Con ese sincretismo de diferentes concepciones o creencias, no fue sencillo definir más tarde el proyecto político del FSLN, del que se pueden encontrar tantas matizaciones como personas a quienes se pregunte. Sergio Ramírez dijo al respecto: “Yo creo que el proyecto real del FSLN tenía dos ejes fundamentales: uno, confiscar el capital de los Somoza y llevar a cabo la expropiación generalizada de las empresas llamadas estratégicas (bienes de exportación, la propiedad industrial fundamental, la generación de energía eléctrica y de todos esos servicios estratégicos dando incluso una participación controlada al capital nacional, aunque fuera al grande) y, después, desarrollar un tipo de propiedad subalterna en base a cooperativas de pequeña y mediana producción. Ésa era la pretensión y, por otro lado, una economía que se saliera del mercado capitalista y que pudiera ingresar en el socialista, en el CAME, aunque ahí nunca nos hicieron caso. Al Bloque del Este no le interesaba, era muy complicado (…) el ‘modelo’ era tipo Europa del Este más que cubano... El proyecto que el FSLN tenía, si todo salía bien, cuando estuviera en el poder, era el de ser un partido hegemónico. Aquí nunca se habló de partido único, se hablaba de partido hegemónico, pues se defendía la tolerancia de agrupaciones subalternas. Un partido quizá como el de la RDA, pero unido a un deseo de tolerancia, de que hubiera ciertos partidos, tal vez, aunque no pudieran 121 Entrevista de la autora a Dora María Téllez. “Comandante Dos” en el asalto al Palacio Nacional. Comandante Guerrillera. Vicepresidenta del Consejo de Estado entre 1980-1984. Ministra de Salud entre 1985-1990. Managua, junio, 2004. 122 Cardenal, F. (2008), Ob. cit., p. 104. 123 Ibidem, p. 62.
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desafiar el poder político; partidos que realmente no tuvieran posibilidad de ganar en las elecciones, como de hecho ocurrió en 1984. Lo que pasa es que aquí también otra vez la realidad volvió a hacer presencia. Por ejemplo, en 1984, donde la verdadera oposición no se presentó por presiones de la CIA, sólo los partidos Liberal y Conservador, que sí fueron a esas elecciones, sacaron casi el 40% de los votos. Y El FSLN no era un partido que ‘sacara’ el 98% de los votos y el 2% se repartiera entre otras formaciones, no, Y eso que la UNO no participó, sino yo creo que la oposición hubiera sacado más del 40%. O sea, que lo del ‘partido hegemónico’ no funcionó ni siquiera en 1984 (…) la ley Electoral no estaba hecha para que solo venciera el FSLN. Era una ley tradicional que abría realmente la posibilidad de que otros partidos pudieran ganar, aunque la confianza absoluta nuestra era que ningún partido iba a conseguirlo. Y por esa confianza perdimos las elecciones de 1990, pero el modelo electoral era un modelo absolutamente abierto”124.
O como decía Ernesto Castillo, con referencia a las relaciones exteriores del Frente y al cuidado de mantener una visión nacionalista: “Nosotros nos concentramos en Somoza para evitar confrontaciones y las prisas de ir a la URSS en el primer viaje que hicimos allá, las tuvimos por querer asegurar la revolución. Y no me refiero a un aseguramiento jurídico, que eso lo íbamos a hacer nosotros, sino al aseguramiento militar y al petróleo. Te estoy explicando esto para que veas que la idea era claramente marxista desde el principio, pero no era para tomar el ‘modelo soviético’. Yo, incluso, ni siquiera acepté la participación de los cubanos. Fue un movimiento nacional y nadie de fuera lo podía entender como nosotros”125.
Visión muy distinta es la de Roberto Cajina, el asesor militar del Frente. Él sostiene que sí se dio un mimetismo de los sistemas soviético y cubano y critica el esquema rígido que, según su criterio, orientó a la revolución hacia dichos modelos. A diferencia de las afirmaciones vertidas anteriormente, dice así: …“Se impuso la versión de los manuales, de la teoría marxista más ortodoxa, de que la propiedad privada era el pecado original absoluto. No se podía vender, se podía heredar solo el usufructo, pero no la propiedad. Era la concepción del Estado Padre, que además imponía los modelos de producción, de comercialización…como los planes quinquenales Era el modelo soviético, pero también era el modelo cubano y lo fue en todo: en producción, en educación, en todo, pero no le echo la culpa al modelo cubano ni al soviético, sino a la incapacidad de la dirigencia sandinista para ver que esos modelos ya no estaban funcionando”126. 124 Entrevista de la autora a Sergio Ramírez. Integrante del grupo de Los Doce. Vicepresidente del Gobierno Sandinista entre 1984 y 1990), Managua, 2004. 125 Entrevista de la autora a Ernesto Castillo, Managua, 2004. 126 Entrevista de la autora a Roberto Cajina, Managua, 2004.
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En definitiva, responder a la pregunta de cuál fue la ideología que presidió el FSLN, o el modelo de sociedad que buscaba y por el que luchó, así como los componentes culturales o filosóficos que lo sustentaron, no es una tarea fácil. Si bien es cierto, como afirma D. Kruijt, que los principales líderes habían tenido una formación marxista —más o menos profunda— y las lecturas recurrentes fueron Los conceptos elementales del materialismo histórico de Marta Harnecker y otros escritos sobre Vietnam, Che Guevara o Mao, no hubo entre sus miembros unanimidad en una consideración “sombría y aburrida del comunismo soviético”, como él sostiene en referencia a Centroamérica. Entre los integrantes del Frente, muchos admiraban ese comunismo soviético, aun sin conocerlo mucho. Pero, indiscutiblemente fue muy superior la admiración por la revolución cubana y la percepción de Fidel Castro como del padre de toda revolución potencial en Latinoamérica. En las entrevistas que se realizaron para este trabajo —a diferencia de la experiencia de D. Kruijt— no hubo quienes hablaran de su identificación con movimientos de 1968, como el del mayo francés o el de México de Chapultepec, que D. Kruijt escuchara en Guatemala o El Salvador127. En Nicaragua no hubo un excesivo interés por una precisa definición política o ideológica y, menos todavía, se adhirieron a movimientos antisistema, como fueron, en gran medida, los “sesentayochos” mejicano o europeo. En Nicaragua se reivindicaba el sandinismo o la verdadera puesta en práctica del Evangelio, junto a otros planteamientos más teóricos marxistas que, sin duda, fueron minoritarios. El gran colectivo que después se fue integrando y que decidió emprender un camino sin retorno —pues eso significaba el grito más compartido ¡Patria libre o morir!— tenía antecedentes de militancia política estudiantil o educación familiar de componentes independentistas o cristianos. Incluso hubo otros, sin planteamiento alguno consciente, que se movilizaron por las demandas básicas de un cambio modernizador y más justo para su país. De este modo, gentes de muy diversa condición y procedencia social, lograron unir sus esfuerzos con el único objetivo de terminar con la dictadura. Algunos analistas se han preguntado con frecuencia si no hubiera podido existir una verdadera oposición en Nicaragua sin contar con el FSLN. A este respecto, Roberto Cajina considera que la intervención norteamericana castró el desarrollo de una clase política beligerante nicaragüense, porque estaba claro que oponerse a Somoza era oponerse a Washington. Que tal vez hubiera sido viable una opción de transición a la democracia sin el FSLN, pero ni Washington ni la débil e incipiente oposición nicaragüense supieron captar en su momento el desarrollo, crecimiento importantísimo y evolución que iba teniendo el Frente. Éstas fueron sus palabras: “Nadie supo percatarse del cambio que se iba dando en un movimiento de jóvenes que hasta ese momento no eran más que un grupo guerrillero que andaba ‘comiendo monos en las montañas’, como decía Henry 127 Kruijt, D., Ob. cit., pp. 101-102.
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Ruiz, el Comandante Modesto. A todo el mundo se le escapó el cambio que se estaba produciendo en el Frente Sandinista: desde su posición ortodoxa, foquista, guerrillera, guevarista y castrista hasta pasar a concebir un segmento insurreccional que se da cuenta de que no hay que llevar la guerra a la montaña, sino llevar la guerrilla a la ciudad, la guerrilla urbana que sería la opción de los terceristas. Y eso con una visión pragmática y aceptando las alianzas que fueran necesarias: con Felipe González, con Ernesto Cardenal, con Sergio Ramírez, con el padre de Joaquín Cuadra…con lo más rancio de la burguesía y con quien hiciera falta. Y se traslada la guerra de los lugares inhóspitos de las montañas a la ciudad y ahí es donde crece abrumadoramente, donde la gente les sigue, y se les escapa a Carter, a la burguesía y a todos los demás sectores el protagonismo del derrocamiento de Somoza. No es que fuera solo el Frente sandinista, pero el Frente sí fue el que condujo y lideró todo ese proceso porque la gente confiaba en ellos, los seguía y tenían siempre el mayor poder de convocatoria”128.
La actividad del FSLN a lo largo de los años transcurridos antes de su victoria, se desarrolló, en síntesis, en dos sentidos: primeramente, en la lucha concreta, las acciones encaminadas a ir erosionando a la dictadura o a responder a los ataques y represión de la misma. En segundo lugar, en la adopción de unas prácticas de comportamiento y de una estrategia, que los dirigentes iban lentamente perfilando tras las acciones exitosas o fallidas. En este segundo aspecto es sumamente interesante observar tanto las explicaciones, como los análisis que los miembros del FSLN hacen de sus enfrentamientos con la Guardia Nacional y de las causas de la muerte de compañeros, de la presencia de delatores o de otros reveses similares. Es decir, en sus textos no sólo se daba una descripción de lo ocurrido para que fuera veraz y no se enturbiara con la ofrecida por las fuerzas de seguridad o la propaganda del Gobierno, sino que, además, la información casi siempre iba seguida de reflexiones acerca de las experiencias extraídas de ese hecho, positivas o negativas y de las conclusiones a las que habían llegado, después de analizar las razones de sus errores o la oportunidad de sus aciertos129. 2. eL primer goBierNo de aNastasio somoza deBayLe (1967-1973): eL giro eN Las aLiaNzas somocistas
2.1. oposición cívica
y connivEncia con
EE.uu.
El año 1967, después del breve mandato de Lorenzo Guerrero (1966-1967), Anastasio Somoza Debayle decidió presentarse a las elecciones a la Presidencia. En plena campaña electoral, una manifestación organizada por la Unión Nacional Opositora (UNO), que apoyaba la candidatura del conservador Fernando Agüero 128 Entrevista de la autora a Roberto Cajina, Managua, 2004. Para mayor información, véase: Cajina, R.: Transición política y reconversión militar en Nicaragua, 1990-1995, Ed. CRIES Managua, 1996. 129 Esta práctica se refleja en muchos informes internos del FSLN, como se comprobará a lo largo de este trabajo. Expedientes del Archivo del Centro de Historia Militar de Managua (ACHM).
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Rocha, y protestaba contra las aspiraciones de Anastasio Somoza Debayle, fue reprimida por la fuerza pública con un resultado de muertos, nunca precisado, pero que el recuerdo popular cifra entre cien y doscientos. Fue la masacre de la Avenida Roosevelt, ocurrida el 22 de enero130. El año comenzaba con uno de los hechos que marcaron el inicio de otra nueva fase represiva del régimen. Un mes antes, algunos observadores opinaban que, por primera vez, un Somoza tenía por delante una oposición más fuerte y organizada, gracias al respaldo que la UNO había prestado al candidato del partido conservador. Empezaron a ser más frecuentes las críticas y comentarios irónicos en la prensa de algunos países vecinos, pero la respuesta del régimen indicaba que la farsa estaba ya decidida y mostraba la falacia que se mantenía y se trataba de transmitir. Basta como ejemplo la respuesta que el embajador de Nicaragua en la República Dominicana dio a un articulista de ese país cuando aquel le manifestó sus temores de la perpetuación, una vez más, de la dictadura somocista: “(…) En mi condición de diplomático, representando a mi patria nicaragüense, me veo precisado a contestar a los ataques al Gobierno que me honro en representar. El doctor Lorenzo Guerrero, apegado a las normas constitucionales, entregará el poder a quien el pueblo nicaragüense elija en sufragios libres y democráticos. En Nicaragua se vive en un régimen de derecho, con la legislación aseguradora del ejercicio democrático en pleno vigor, con libertad de pensamiento y con la garantía de todos los derechos individuales (…) El candidato a la presidencia, por el Partido Liberal Nacionalista, general Anastasio Somoza Debayle, quien cuenta con el respaldo mayoritario del país, es el primer interesado, por su preparación y capacidad de trabajo, en la ejemplaridad de las elecciones convocadas”131.
La permanente manipulación del lenguaje indicaba la continuidad de los métodos fraudulentos del régimen y la oposición, a la que se seguía despreciando, quiso dar una demostración de fuerza organizando la manifestación masiva de la Avenida Roosevelt. Aplastada aquella, y como era de esperar, Agüero “perdió” después las elecciones y Anastasio Somoza Debayle, segundo hijo del fundador de la dinastía, se autoproclamó presidente con un supuesto 70% de los votos, el 5 de febrero de 1967. Asumió el poder el 1 de 130 Véase ampliamente el desarrollo de la masacre de la Avenida Roosevelt en el apartado III. 5. La Unión Nacional Opositora (UNO) había sido fundada por Fernando Agüero Rocha, el candidato presidencial, y Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, y aglutinaba a los cinco partidos de la oposición, legal y no legal, al somocismo: el Partido Conservador de Nicaragua (PCN), el Partido Liberal Independiente (PLI), el Partido Social Cristiano (PSC), el Partido Socialista Nicaragüense (PSN) y el Partido Comunista de Nicaragua (PC de N), recién fundado ese mismo año. La coalición abarcaba, por tanto, desde los partidos de derecha hasta los de centroizquierda e izquierda. La Prensa sirvió a la campaña de la UNO poniendo en sus páginas sus lemas: “¡Basta ya!”, “No más Somoza en el poder”, “Pinolero, pinolero votá por Agüero” y “Aunque con Fernando ando, con Agüero muero”. La Prensa, 1966. 131 Carta del embajador de Nicaragua en la República Dominicana al director de la revista Ahora. Santo Domingo, 26 de diciembre de 1966. AIHNCA, LSD-018.
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Anastasio Somoza Debayle, con Banda Presidencial (1967-1979). Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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mayo de ese mismo año e inició su primera etapa de gobierno en un clima de violencia creciente132. Desde 1967, y con la excepción de un intervalo entre mayo de 1971 y agosto de 1974 —en que hubo una ficción de Junta Gobernante, manejada en la sombra por la familia— Anastasio Somoza Debayle ya no abandonaría la presidencia hasta que fuera desbancado por la revolución en 1979. Durante esos años, siguiendo la tradición de sus antecesores, Tacho II combinó el pactismo y la represión en el interior con la interesada subordinación a EE.UU. en el exterior. Los lazos con los presidentes de EE.UU. que cubrieron ese período se fortalecerían todavía más, tanto con. Lindon B. Johnson (196468), como con Richard Nixon (1968-74). Anastasio Somoza Debayle coincidió sólo un año con la administración Johnson, de 1967 a 1968, que, en los inicios de su mandato había anunciado prolongar, en política interior, la asistencia social de sus antecesores, ahora denominada La Gran Sociedad. En su relación con Latinoamérica, pretendió ser un continuista de los principios de Kennedy, pero, desde el momento en que dio comienzo la recesión económica, en 1965, dejó de lado por completo las teorías de W.W. Rostov, a las que tan afecto había sido Kennedy y sustituyó el lema de La Alianza para el Progreso por la Doctrina de la Seguridad Nacional. Ello supuso el paso desde una tolerancia de las dictaduras al establecimiento de francas alianzas con ellas. La prioridad norteamericana, a partir de entonces, fue el rearme y que los intereses económicos norteamericanos no se pusieran en duda en ningún lugar. De hecho, ya en 1964, durante la presidencia de René Schick, se había creado el Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA), con el objetivo de lograr la colaboración y coordinación de todos los ejércitos de Centroamérica. Así pues, el presupuesto norteamericano se dedicó preferentemente a la defensa y EE.UU. continuó buscando en los dictadores latinoamericanos aliados contra el “comunismo” —más estrictamente contra los nacionalismos— para preservar sus intereses al Sur de Río Grande. En esa coyuntura se insertaban como anillo al dedo las pretensiones de siempre de los Somoza, de engrandecer su armamento y su Guardia Nacional, y las de EE.UU., de ir tejiendo fidelidades incondicionales. Cada vez le interesaba más al Departamento de Estado norteamericano contar con servidores tan fieles como los Somoza que, también cada vez más, se habían configurado como sus guardianes en Centroamérica. No en vano, desde 1946 a 1969, la ayuda militar suministrada por EE.UU. a los Somoza sobrepasaría los 83.000.000 C$133. En 1971, dado que la Constitución no permitía la nueva reelección de Somoza, éste firmó el pacto Somoza-Agüero o Kupia-Kumi —que en el idioma miskito significaba “un solo corazón”— por el cual un triunvirato que constituyó la Junta Nacional de Gobierno (JNG) presidiría el país desde el 1 de mayo de 1972 al 1 de 132 Millett, R., Ob. cit., pp. 360-361. 133 Wheelock, J y Carrión, L., Ob. cit. p. 160.
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septiembre de 1974. El triunvirato incluiría a un conservador —Fernando Agüero— y dos liberales —Roberto Martínez y Alfonso Lovo—, aunque Somoza permanecería tomando las decisiones más importantes y gobernando de hecho bajo esa pantalla. Somoza garantizó así al jefe del partido Conservador, Fernando Agüero, la presencia de un 40% de sus correligionarios en el Congreso, a cambio de la promesa de apoyar posteriormente una modificación en la Constitución que le permitiera a él presentarse de nuevo en las elecciones que debían celebrarse en 1976. El pacto enunciaba, como principios básicos del reciente mandato, ya tradicionales en la familia, cuidar “la esencia de la civilización cristina” y enfrentar “la amenaza del comunismo internacional”134. Con ellos refrendaba las señas de identidad que le prorrogaban la absoluta confianza de EE.UU. y que le hicieron afirmar, ya en 1966 que su candidatura se basaba en “el repudio al comunismo”135. La firma del pacto con los conservadores, en 1971, fue radicalmente rechazada por Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, que se uniría a una serie de medianos y pequeños productores, creando la Acción Nacional Conservadora (ACN), que fue el germen de la organización Unión Democrática Liberal (UDEL), nacida tras el nuevo fraude electoral de 1974, con un programa que exigía elecciones libres, reforma agraria y autodeterminación nacional136. 2.2. El tErrEmoto dE 1972: una oportunidad pErdida dE rEEstructuración Aunque el triunvirato gobernó, teóricamente, desde el 1 de mayo de 1972 al 1 de septiembre de 1974, cuando el 23 de diciembre de 1972 tuvo lugar el gravísimo terremoto que conmocionó a Nicaragua, fue Anastasio Somoza Debayle —Tacho II—, al margen del pacto, quien se hizo con el mando total. Ese comportamiento tuvo como consecuencia política inmediata la salida de la Junta de Fernando Agüero y su sustitución por Edmundo Paguaga, mucho más manejable para Somoza. Somoza comenzó a tomar decisiones individualmente y constituyó de inmediato una Junta de Reconstrucción Nacional y un Comité de Emergencia, bajo su dirección. Se encargó personalmente de recaudar la ingente ayuda internacional que llegó de todas partes del mundo, de la planificación de todo el proyecto de nuevas construcciones, reubicación de familias y de todas las medidas que hubo que tomar en pocos días. Pero la aparente diligencia con que se emprendió la gestión, con la rápida creación de esa Junta, contrastó con el desastroso tratamiento que se dio a las labores de ayuda y asistencia a las víctimas. Ello tuvo consecuencias de tal gravedad que señalarían el inicio de la muerte del régimen. 134 El apelativo que le dio el pueblo de “Kupia-Kumi” era una referencia irónica a que todos eran una misma cosa. También se le llamó “el pata de gallina”, por ser la imagen de silla campesina de tres patas. Esgueva Gómez, A., Ob. cit. pp.1.070-1.080. 135 Novedades, Managua, 3-8-1966. 136 Molero, M., Ob. cit., pp. 18-19.
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Managua se encontró paralizada de la noche a la mañana y no era posible transitar ni para socorrer a los más afectados, pero la Junta no fue capaz de organizar ningún tipo de transportes alternativos ni logró el funcionamiento de los servicios más básicos. A ello se unió que el Gobierno, y el mismo Somoza, tuvieron una total falta de percepción de lo que estaba ocurriendo y no supieron valorar ni aprovechar lo que significaba la ayuda externa. Un ejemplo de ello fue el envío por parte del gobierno francés de un hospital de campaña, que estuvo bloqueado en el aeropuerto siendo extrema la necesidad de atención a numerosos heridos. O los obstáculos que se pusieron al aterrizaje de un piloto francés, al que Anastasio Somoza Portocarrero, “El Chigüín”, increpó y llegó a insultar. Para bochorno del gobierno, después se aclaró que llegaba para prestar ayuda de forma voluntaria, pero la desorganizada Junta de Emergencia no lo había identificado137. Se instalaron otros hospitales con ayuda cubana y de EE.UU., entre los que hubo grandes diferencias de planificación y de eficacia. Cuba instaló su hospital en el sector oriental —una de las zonas más pobres del país—, con especialistas en todas las ramas y dio medicinas y comida a todo el que llegaba a pedirlas. Pero el hospital estadounidense fue situado a espaldas de una hacienda de Somoza, donde estaba instalado el gobierno, y su atención fue prácticamente nula porque era una zona poco poblada y la gente no se acercaba a pedir nada a ningún lugar próximo a donde estuviera situada la Guardia138. La destrucción de la ciudad fue de enormes proporciones y, además de una elevadísima cantidad de muertos, mucha gente quedó sin techo alguno y sin poder cubrir sus necesidades más básicas. Muchos salieron a cualquier otro lugar fuera de la ciudad, y nuevamente el gobierno no supo garantizar el abastecimiento a la población que había permanecido en Managua, pese a la voluminosa ayuda que se empezó a recibir desde los primeros días. Fueron los familiares del interior del país los que tuvieron que acudir en ayuda de los de las zonas más afectadas de la capital. Otro hecho que agravó la responsabilidad del régimen en la gestión del terremoto, fue la decisión de prescindir de organizaciones de servicios o entidades experimentadas en circunstancias similares —como la Cruz Roja nicaragüense— o instituciones sin ánimo de lucro, como podía ser la Iglesia Católica de Managua, para las operaciones de control de ingreso y reparto, y en su lugar, se puso todo el operativo bajo las órdenes directas de Anastasio Somoza Portocarrero. Su abandono fue tal, que cientos de toneladas de todo tipo de productos y enseres se acumularon en los hangares de la fuerza aérea del aeropuerto internacional de “Las Mercedes”, y gran parte se deterioraron, en medio de la urgencia que la población tenía de recibir ayuda139. Ropa, utensilios domésticos, instrumental 137 La Prensa, Managua, 22-12-2002. 138 Tijerino, D., Ob. cit., pp. 62-63. 139 La mayor parte de las donaciones fueron amontonados en un hangar de la Fuerza Aérea, bajo la supervisión del hijo de Somoza y el hangar era conocido en Managua como “el supermercado de Tacho”, por el apodo que se le daba a Anastasio Somoza Debayle.
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médico y quirúrgico, víveres enlatados, cereales, frutas y plantas eléctricas, que habían llegado en aviones procedentes de EE.UU., Canadá, Alemania Federal, Francia, resto de Europa, México, Panamá, Venezuela, Colombia, Chile, Argentina, Cuba y el resto de países centroamericanos, permanecieron en el aeropuerto sin distribuirse, según informó la revista norteamericana Time. También coadyuvó al empeoramiento de la situación la insensibilidad de la Guardia Nacional. Un dramático ejemplo de ello fue la muerte de varias personas en pro de una cuestión de orden irrelevante en esas circunstancias: cuando las compañías lecheras se dispusieron a repartir leche por los barrios, porque se les iba a estropear y decidieron regalarla, la gente se abalanzó sobre los camiones de reparto y la Guardia, para ordenar el reparto, disparó y mató a varias personas. También murieron muchos en la antigua cárcel de La Aviación, que se destruyó por completo. En ella, muchos prisioneros habían muerto ya aplastados por el impacto del terremoto, pero otros perdieron la vida porque al intentar huir fueron ametrallados por la Guardia, porque consideró que, ni en esas circunstancias, podía permitir que los presos escaparan140. Pronto empezó a hacerse urgente el desescombro y enterramiento de los cadáveres, y ante la necesidad de personal, Somoza decretó el trabajo forzado a cambio de comida. Se reclutó a mucha gente, fundamentalmente en el Norte y en Carazo, que era llevada en camiones y a los que organizaron con el nombre de “Cuerpo Civil de la Reconstrucción” prometiéndoles que cobrarían un sueldo. Pero en los años 1973 y 1974, todavía se seguía protestando por la falta de aquellos pagos. A pesar de la rápida y voluminosa cantidad de donaciones de la ayuda internacional, los artículos nunca fueron distribuidos racionalmente a los damnificados. Muchos se despilfarraron y otros se pudrieron en las bodegas y gran cantidad de comida tuvo que ser quemada para no provocar mayores males por su mal estado. Con el resto de los productos de la ayuda —sobre todo tiendas de campaña, casas prefabricadas, conservas y ropas— se mostró otro aspecto sórdido de aquellos días: el de los saqueos a los aviones llenos de latas de comida y ropa perpetrados por la Guardia Nacional y algunos funcionarios, incluso por el propio Somoza. Se organizó un lucrativo mercado negro que vendieron funcionarios del régimen en diversos lugares del país y almacenes como “Maquinaria LUDECA”, “Casa Mántica”, “F. & S”., “Reyes”, “Casa Pellas” y “Casa Dreyfus”, de automóviles, electrodomésticos y maquinaria agrícola, fueron despojados de toda su mercancía que se transportó en camiones militares a puntos fuera de Managua, como a Chichigalpa, en el departamento de Chinandega, donde se abrieron tiendas por parte de las esposas de los militares autores del saqueo, ante la estupefacción de los observadores. Concretamente, en el almacén de un alto funcionario del gobierno, se encontraron artículos de lujo que se vendían en la Casa Mántica. La alta oficialidad la había saqueado y habían apilado allí sus productos, junto a los 140 Ibidem, p. 64.
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alimentos donados por la ayuda internacional. Algunos de esos oficiales fueron llevados posteriormente ante tribunales militares, por las presiones internacionales, pero terminaron siendo absueltos141. La utilización del propio presidente de las ayudas internacionales, para su propio enriquecimiento, fue patente y entre las más importantes se contó la prestada por EE.UU. en forma de toda clase de productos, medicinas y dinero. De hecho, desde el terremoto, quedó demostrado que el régimen era incapaz de funcionar sin las inyecciones dinerarias continuas de EE.UU. que, entre 1972 y 1976, suministró a Nicaragua la suma de 246 millones de dólares, sin contar lo aportado por el Banco de Desarrollo Interamericano y el Banco Mundial. El hecho de que gran parte de la reconstrucción se financiera a través de préstamos, incrementó notablemente la deuda externa de Nicaragua, que se estimó en 500.000.000 USA$. Ello significaba que cada nicaragüense debía 250 USA$ a EE.UU, sin que la inmensa mayoría de ellos hubiera obtenido ningún provecho de las viviendas, hospitales o becas de estudios que se había programado financiar con ella142. Según las cifras de la comisión Económica para América Latina (CEPAL) —institución dependiente de las Naciones Unidas— en los años siguientes todavía se incrementaría esa deuda, que alcanzó los 635 millones en 1975, 705 millones en 1976, 899 millones en 1977 y 1.240 millones en 1978143. El drenaje de los fondos hacia los negocios privados de Somoza fue tal que, incluso en 1976, cuatro años después del terremoto, la reconstrucción de las áreas devastadas de Managua todavía no había empezado, aunque entre 1975 y 1976 Somoza había recibido más ayuda que ningún otro país de Latinoamérica. Con motivo del voluminoso derrumbe de viviendas y de la necesidad de reconstrucción, se dio otro hecho que puso de manifiesto la rapiña de la familia Somoza: la AID de EE.UU. había concedido a Nicaragua un préstamo de emergencia de 3.000.000 USA$, destinados a recolocar a los cientos de nicaragüenses que habían perdido sus casas para que se les construyeran otras. Al recibirla, el embajador Turner Shelton, colaborador y asesor del presidente, envió ese dinero a la cuenta personal de Somoza, lo que ya fue suficientemente sintomático del destino que se daba a los fondos. Pero se descubrió después una transacción en el Registro de la Propiedad de Managua que verificaba rotundamente la apropiación de la ayuda enviada por parte de Somoza: tres días antes de ese ingreso, Somoza había comprado, a través de su empresa Inversiones Nicarao, S.A, unas tierras ocupadas por plantaciones de algodón en la zona de Los Brasiles, al Oeste de Managua, por un valor aproximado de 30.000 USA$, y esas tierras fueron 141 Inventario de bienes de la familia de Somoza, de San José (ISJ), marzo de 1979, pp. 66-67. AECM-S/C. 142 “Statement of The Reverend Fernando Cardenal, S.J.” en Human Rights in Nicaragua… Ob. cit., p. 20 143 CEPAL: El impacto de la mutación política, 1981, en Pérez Baltodano, A., Ob. cit., p. 544. Que la deuda fuera de tal volumen que correspondiera a 250$ por cada nicaragüense, era algo desorbitado porque, en esa fecha, en un mes, un obrero podía ganar 300 córdobas (48$) y un campesino, 100 córdobas (15$).
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vendidas después por Somoza al Estado —a través de Instituto Nicaragüense de la Vivienda (INVI)— por 3.000.000 USA$. Exactamente la cantidad recibida como préstamo de la AID de EE.UU., que fue a parar a la cuenta de Somoza. Las tierras se habían vendido al Estado por un precio cien veces superior al original, sin que jamás se construyeran las proyectadas viviendas para las víctimas del terremoto. Todo esto era posible porque los miembros de la familia tenían acceso a los fondos públicos, y los bancos estatales financiaban sus negocios privados y controlaban los préstamos o subvenciones de EE.UU.144 Uno de los bancos que fue objeto de las mayores críticas fue el Banco de la Vivienda. Ya venía de atrás una larga tradición de abusos, concediendo préstamos millonarios a quienes después no pagaban, favores a gente pudiente y olvido de los más pobres, etc. Pero, desde el terremoto, fueron en aumento. Se dieron tales manejos con los seguros contratados antes del terremoto —además de que nadie cobró hasta que fueron cubiertas todas las pérdidas de la familia Somoza—, que miles de personas permanecieron hasta dos años sin techo, esperando unas reparaciones que nunca llegaron. Se elevaron los alquileres para “hacer ajustes necesarios”, se cobraba la instalación de rieles para hacer “asísmicos” verdaderos tugurios y se compraron tierras al Estado a precios a todas luces sobrevalorados145. El gobierno de EE.UU. había donado también unas casas de madera dentro del “Programa Las Américas”, que eran casas provisionales, sin base y a las que se calculaba una duración de unos dos años como máximo, sólo para la emergencia del momento. Fueron donadas a barrios marginales también por el INVI, pero, incluso para esas casas, era necesario comprar tierras para situarlas. Cornelio Hüeck, presidente de la Cámara de Diputados, valiéndose de su cargo, compró tierras insalubres en 70.000 USA$, pero las vendió de inmediato al INVI por 700.000 USA$. Y eso no fue todo, porque las propias casas se adjudicaron de una forma escandalosa: el INVI recolocó allí a los que se habían quedado sin casa y les cobró alquileres, alumbrado, alcantarillado, a pesar de que habían sido donadas por el gobierno de EE.UU146. Esas irregularidades, o al menos parte de ellas, fueron conocidas por el Gobierno de EE.UU., cuya oficina General Accounting Office elaboró un documento acerca del destino y administración de préstamos y subvenciones norteamericanos especialmente donados para la reconstrucción de Managua. En él se acusaba al gobierno de Somoza de ineficiencia, desorden administrativo y especulación con tierras compradas para la reconstrucción. Incluso aseguraba que el gobierno somocista no había sido capaz de presentar la documentación acreditativa sobre la forma de apropiación de esas tierras147.
144 “Statement of The Reverend F. Cardenal, S.J.”, in Human Rights in Nicaragua, pp. 17-18. 145 La Prensa, noviembre de 1977. 146 Human Rights in Nicaragua, pp. 19-21. 147 La Prensa, febrero de 1977.
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Ya en 1974, en un Seminario organizado por la Defensa Civil de EE.UU. en San Juan de Puerto Rico, al que acudió enviado por el gobierno nicaragüense el Coronel de Infantería, G.N., Armando J. Fernández —Jefe de la Sección G-4 del Staff General de la Guardia Nacional de Nicaragua—, éste expuso a los presentes los principales datos relativos al desastre subsiguiente al terremoto del 23 de diciembre de 1972: 50.000 viviendas totalmente destruidas, 24.000 destruidas parcialmente, el 95% de las fábricas y pequeñas tiendas, 20.000 personas heridas y 10.000 fallecidas. Después, comparó la diferencia de este desastre con el causado por el terremoto de 1931. El delegado nicaragüense recordó a su auditorio que en aquel otro terremoto, el área destruida se había reconstruido en el mismo lugar y sin ninguna ley ni normas urbanísticas. Ahora, era esa zona reconstruida sin ningún control, la que se había destruido y donde vivía la mayoría de la población y estaban situados los centros comerciales, agencias culturales y muchos otros edificios de diversos oficios. Por añadidura, como Managua concentraba, en 1972, el 55% de la población del país y el 70% de las industrias y centros culturales y educacionales, aunque el terremoto destruyera solo Managua, se había visto afectado por él todo el país. El coronel Armando J. Fernández mostró los planos de la reconstrucción que estaba en marcha y lo que se había proyectado para que Managua fuera “la ciudad más bella de América Central”: carreteras que comunicaran de N. a S. y de E. a O., ciudad multicéntrica y en cada centro provista de todo tipo de abastecimientos profesionales, de vivienda y culturales, y toda una serie de planes urbanísticos de los que apenas se vio algún resultado. También habló de que el gobierno crearía fórmulas de financiación para que se aprovechara la necesidad de reconstruir todo, para instalar a las familias más pobres agua corriente, alcantarillado y luz eléctrica, techos de cemento, y no de uralita, casas con más de una habitación para que los padres pudieran tener alguna intimidad y un largo etcétera cargado de grandes proyectos. Y, para ello, consideraban que serían necesarios, aproximadamente, unos 4.500.000.000 C$ (642.800.000 USA$), sin contar los costes de mano de obra. Sin embargo, como se sabe, fue mucho más el dinero que se recaudó, pues sólo la AID entregó 3.000.000 USA$, y no fue más que una entre las numerosas donaciones que se enviaron desde el mundo entero, sin que los resultados de dichas ayudas fueran nunca visibles148. El terremoto, al que Anastasio Somoza Debayle había llamado “la revolución de las oportunidades”, resultó ser en realidad un gigantesco impulso a la concentración de la riqueza en sus manos y al empobrecimiento de la mayoría de la población. Los destrozos habían supuesto pérdidas económicas por valor de 845.000.000 USA$ y la descapitalización y el saqueo financiero alcanzaron casi 700 millones de dóla148 Civil Defense Conference: problems faced gy the Government of Nicaragua in reconstruction, zonine and planning. S. Juan de Puerto Rico, 6 a 10 de octubre de 1974. AIHNCA, A.S.D, 081.
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res149. Somoza no aprovechó ninguna oportunidad de reconstruir una ciudad más habitable y equilibrada, y hasta perdió la de haberse creado un liderazgo como buen gestor en la reconstrucción de Managua, que le hubiera sido fácil en un momento tan sensible, si hubiera aliviado las penurias cotidianas de la población. En lugar de eso, su comportamiento hizo evidente la vulnerabilidad estructural del sistema político y social, el grado de corrupción del Estado y la codicia sin límites del propio presidente, así como la total dependencia del gobierno norteamericano. El ejército de EE.UU. fue el que se hizo cargo de las labores de emergencia desde el primer momento y sólo gracias a la asistencia militar, técnica y económica de EE.UU. se pudo ir organizando de algún modo el desastre, ya que el propio Somoza alentaba a la población a que salieran de la ciudad porque, según él, no se les podía dar ninguna garantía de supervivencia si permanecían en ella. Otro motivo grave de desprestigio fue la incontrolada avaricia de Somoza que llevó a la burguesía a politizarse por primera vez, ya que el presidente en funciones comenzó a inmiscuirse en campos de enriquecimiento en los que nunca antes la familia se había introducido. La consecuencia fue un cambio en la percepción de ese sector: si antes la tónica había sido que los empresarios, rurales o industriales, no se involucraban en política, sino que pagaban a quienes la hacían, desde ese momento, las cosas iban a cambiar. Con la nueva actitud de Somoza a partir del terremoto, los que estaban en el gobierno se habían convertido en competidores de la burguesía, que fue entonces cuando sintió la necesidad de crear un partido político para disputarle su posición. Así nació el Movimiento Democrático Nicaragüense (MDN), como la expresión política de la organización empresarial, encabezada por Alfonso Robelo150. Somoza se había introducido en negocios urbanísticos, financieros y especulativos, y eso le indispuso con la burguesía dedicada a esos negocios, que se sintió desafiada. En este sentido, el terremoto tuvo como consecuencia un giro en las alianzas somocistas que se habían estado manteniendo desde los inicios del régimen. Según A. Baltodano, “El Grupo Somoza era competidor del Grupo del Banco de América, de filiación conservadora y del Banco Nicaragüense, de tradición liberal (…) y su actitud obligó a los grupos de capitalistas independientes a reconsiderar la separación entre el poder político y el económico, que estaba institucionalizada durante el somocismo”151. Desde entonces empezaron los mayores problemas de Somoza y su pérdida de apoyos, y el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) cada vez sería más crítico con él. Con su actitud de aprovecharse de la desgracia del terremoto, Somoza había excluido a sus antiguos socios, sus apoyos más firmes. En palabras 149 “Los antecedentes de la herencia somocista”, en El Modelo Económico de la Revolución Popular Sandinista. Plataforma Electoral del Programa para las elecciones de 1983. AECM-S/C. 150 Entrevista a Bayardo Arce, en Invernizzi, G., Pisani, F. y Cebeiro, J.; Sandinistas. Vanguardia, Managua, 1986, p. 181. 151 Pérez Baltodano, A., Ob. Cit., p. 544-546.
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Anastasio Somoza Debayle y Hope Portocarrero, en visita oficial a Taiwán, para apoyar la entrada de Chiang-Kay-Shek en la ONU contra la oposición de la China Popular. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
El Secretario General de la ONU, Kurt Waldheim, entrega un cheque al Ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Montiel, tras el Terremoto de 1972. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
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de Eduardo Marenco, “la ruptura de la alianza entre Somoza y los representantes del capital bancario y constructor, que fueron desplazados del paquete de la reconstrucción de Managua, hizo estallar la crisis en el sistema político”152. El tiempo que restaba hasta su segundo mandato transcurrió entre la gestión de sus nuevos negocios y la vigilancia y la represión a la oposición que iba en aumento. iii. eL
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aNastasio somoza deBayLe (1974-1979): eL
pueBLo es eL eNemigo
En septiembre de 1974, Somoza se autoproclamó de nuevo Presidente en una campaña electoral inmersa en críticas constantes y que, ya sin disimulo alguno, indicaba la aprobación de EE.UU., con un cartel propagandístico en inglés que rezaba “Somoza Forever”. La coacción a diferentes cuerpos profesionales fue tan indisimulada y prepotente que varios partidos políticos y centrales sindicales se agruparon para manifestarse en contra y presentar pruebas de dichas irregularidades153. Se envió al Tribunal Supremo Electoral un dossier con explicaciones de la inconstitucionalidad de la candidatura de Somoza, ya que la Constitución de 1974 prohibía expresamente la reelección, así como la elección de un militar que hubiera estado en activo seis meses antes de las elecciones. Desde el momento en que Somoza Debayle inició su período presidencial el 1 de mayo de 1967, ya no podía ser de ningún modo presidente en el próximo período que se iniciara en diciembre de 1974. Y tampoco podría acogerse a algún decreto o modificación, ya que la Constitución vigente, de 1974, en su artículo 332 decía: “La Constitución es la Ley Suprema de la República. No tendrán valor alguno las leyes, decretos, reglamentos, órdenes, disposiciones, pactos o tratados que se opusieran a ella o alteraren de cualquier modo sus prescripciones”154. Somoza reunía en su persona los dos obstáculos reseñados para acceder a la presidencia: había sido presidente en el período anterior y era Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y Jefe Director de la Guardia Nacional. El dossier de pruebas de ilegalidades manifiestas contenía fotografías de vehículos oficiales y de la Guardia Nacional con las matrículas tapadas por carteles con la imagen de Somoza; guardias portando pancartas y camisetas de propaganda, vehículos del ejército en manifestación pro-Somoza, así como copias de libelos de propaganda en oficinas públicas y convocatorias con coacción a diferentes grupos sociales: empleados públicos, maestros y personal de la alcaldía 152 Marenco, E: Nicaragua, entre el patrimonialismo de los Somoza y la corrupción de Alemán. Fondo Editorial Cira, Managua, 2003, p.65. 153 El grupo se constituyó por el Partido Liberal Independiente, Partido Social Cristiano, Partido Socialista Nicaragüense, Acción Nacional Conservadora, Movimiento Constitucionalista, Movilización Nacional, Movimiento de Salvación Nacional, C G T Independiente y Central de Trabajadores de Managua. 154 Carta e Informe al Tribunal Supremo Electoral. ACHM, ASD-023.
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adjuntaban una carta en la que se demostraba que la asistencia hospitalaria, aunque pagada por todos, se gestionaba por el partido liberal, motivo por el cual ya el equipo directivo anterior había dimitido para no someterse a esas órdenes155. La versión acerca de esas elecciones de su hijo, Anastasio Somoza Portocarrero, “El chigüín”, naturalmente, es otra. En una entrevista hecha por Fabián Medina, en 2009, en la que el periodista le preguntaba por qué había tenido su padre ese empeño en presentarse de nuevo en medio de tantos rechazos, él atribuyó el problema electoral del momento a causas muy distintas. Dijo que era la primera vez que en Nicaragua se tenía que emitir el voto en dos papeletas: una para el presidente y otra para los alcaldes, y la misma gente que votaba por el General a los liberales, votaba alcaldes conservadores. Así que, cuando se obtuvieron los primeros resultados, Cornelio Hüeck, presidente de la Cámara de Diputados, tuvo una gran responsabilidad al convencer al General de que no era posible que se permitieran unos resultados electorales donde se reflejara que Somoza ganaba y el partido perdía. “Fue Cornelio Hüeck el que presionó al General, que no era un autócrata, sino que se vio enfrentado con el Congreso. Y el resultado fue que todos los alcaldes conservadores dijeron que con esa gente no se podía hacer tratos, no se podía jugar el juego”156. Lo que estuvo claro en 1974 fue el bloqueo sistemático del régimen a la verdadera oposición y a los partidos que estaban fuera del pacto Liberal-Conservador, que no tuvieron siquiera la posibilidad de presentarse en las elecciones. Y no sólo el Partido Socialista, o el tradicionalmente rebelde Partido Liberal Independiente (PLI), sino incluso el Partido Social Cristiano y el resto de los otros muchos más pequeños, que en la realidad política del país no contaban apenas y eran casi invisibles. El Partido Social Cristiano, existente desde 1964, no pudo participar porque el Gobierno no sólo no lo había reconocido, sino que había impuesto tales condiciones para registrarse que lo impedían absolutamente, sin dar razón alguna de ese comportamiento. Se le requirieron 18.000 firmas para poder solicitar su representación legal y, pese a que las lograron reunir, después se les dijo que no cumplían todos los pre-requisitos y no se les podía legalizar. Y tampoco les fue posible apelar porque el Tribunal Militar estaba controlado por el Gobierno. Ese mismo método se había utilizado para el mismo partido en El Salvador, donde también se impidió que se registraran, pese a reunir las firmas requeridas, y también en Guatemala, entre 1963-68, donde se les llegaron a exigir 50.000 firmas. En la práctica, como siempre, sólo funcionaba el binomio liberal-conservador, que se repartía el poder al margen de los resultados electorales. Después de firmar un acuerdo, liberales y conservadores informaron que el Partido Liberal había obtenido el 70% de los votos y el Conservador, el 30% y ambos apoyaron, sin ningún tipo de discrepancias, la presidencia de Anastasio Somoza Debayle. El Partido Conservador continuó con su ya conocido papel de 155 Ibidem. Véase Apéndice II.5. 156 Medina Sánchez, F: Los días de Somoza. Imprenta La Prensa, Managua, 2009, pp. 69-70.
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no ejercer una verdadera oposición ni criticar las medidas tomadas por el partido gobernante, puesto que dependía de él —en realidad de Somoza— la cuota de poder que le habían asignado157. Sin embargo, esos manejos, que siempre se habían dado sin mayores problemas, cada vez iban teniendo más consecuencias y, a la par que se volvía a repetir la manipulación electoral, crecía la oposición popular y el descontento de los partidos que no entraban en los pactos. Fue entonces cuando Pedro Joaquín Chamorro Cardenal fundó el movimiento de oposición denominado Unión Democrática Liberal (UDEL). El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) —ya con más de 10 años de vida— denunció también en abril de 1974 la corrupción del régimen y la creciente penetración del capital e intereses norteamericanos en el país, en connivencia con Somoza. Con ese propósito, se elaboró un extenso comunicado que sintetizaba muy bien la situación de la economía nicaragüense pocos meses antes de la salida del Frente de la clandestinidad, cuando perpetraron el primer golpe que impactó a la sociedad nicaragüense, el asalto a la casa del ex ministro José María Castillo. En ese comunicado se hablaba de la intervención norteamericana en el sector agropecuario, en la industria, en los servicios, recursos naturales y complejo industria-militar. En síntesis, decía lo siguiente: a) En el sector agropecuario, el control norteamericano operaba abierta y solapadamente a través de la banca nacional y con la ayuda de las ventajas que les ofrecía el gobierno. La inversión directa controlaba las plantaciones de bananos y café, fundamentalmente las compañías Standard Fruit (UFCO) y el Banco Cafetalero Calley Dagnall, destacando la inversión en el Plan Prolacsa, de productos lácteos, además de la producción de algodón, carne y henequén, en la que intervenían con la concesión de empréstitos. b) En la industria, todavía incipiente, el control se ejercía tanto a través de inversiones directas, como de participación financiera. La inversión directa se centró en la industria petroquímica, aceites, grasas y metales, mediante la Standard Oil Co., Refinería Nicaragüense, S.A., Metasa, U.S., Steel y Pensal de Centroamérica, de sosa y cloro; la participación financiera se dirigió hacia la industria maderera, a través de compañías como Plywood, Tropical Developement Co., Inteli y Forestales del Caribe. Por otra parte, había corporaciones multinacionales que monopolizaban el capital destinado a maquinaria, insumos, materias primas, productos semielaborados, pegamentos, pinturas y productos fármaco-químicos, entre otras, a través de Shell, Grace Co., Colgate, Palmolive y Chimical Borden. c) En el sector servicios, UFCO controlaba también la Tropical Radio, la All American Cables y Siemens, compañías que delimitaban y determinaban la comunicación interior y exterior de Nicaragua. Además de la publicidad a través de Mc Cann Ericsson y la American Broad Casting Co. (ABC), que tenía el predominio de 157 “Statement of Dr. René de Leon Schlotter, Secretary General of The Christian Democratic World Union”, in Human Rights in Nicaragua, Ob. cit., pp. 64-66.
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los canales de televisión del país y la planificación y servicios de informática, por IBM y Xerox. d) En las infraestructuras —el fructífero negocio de la reconstrucción de Managua después del terremoto— estuvo dirigido, sobre todo, por la Central American Real State y por el American Housing Bank. e) Respecto a los recursos naturales, desde que en 1953, sólo en el Departamento de Chontales, se explotaban 150 minas de oro, bajo firmas americanas, se fue pasando a completar la extracción de oro con las de plata y cobre, a través de la Neptuno Gold Mine y Los Ángeles Mines Co., que habían registrado ganancias de 300 millones de USA$. Asimismo, la explotación de recursos madereros y pesqueros fue de tal intensidad que pusieron en peligro el equilibrio ecológico y las reservas locales, con las compañías Lumber y Magnavon, en maderas, y Pescanica, Atlas Frozen Foods y Dosth Nic. f) El petróleo y el gas natural estaban acaparados por la Esso, Petroleum Caribbean Co. Exxon y Chevron Mobil Oil, que abarcaban en total más de 33 millones de Hectáreas, lo que suponía más del doble de territorio nacional, por estar incluido el mar adyacente. Además, se estaba creando un auténtico complejo industrial militar estratégico, con la construcción de oleoductos interoceánicos, un gigantesco puerto petrolífero —que finalmente se prohibió por ser considerado peligroso ambientalmente para EE.UU.—, la explotación iniciada por Somoza y Hughes del lecho marítimo considerado por la ONU como reserva mundial, la canalización de la vía Río San Juan y lago Xolotlán —proyecto base para el eterno objetivo de canalización interoceánica—, el estudio de la utilización de recursos hidroeléctricos para abastecimiento de toda Centroamérica y la afirmación del enclave militar del golfo de Fonseca, que controlaban Nicaragua, Honduras y El Salvador desde el Pacífico. Por último, los norteamericanos y Somoza, en los últimos años, habían pasado a tener el control de todos los sectores, incluso del turismo, redes hoteleras, tráfico de estupefacientes —en relación con la mafia de EE.UU.— y hasta sangre humana, a través de Henno-Caribbean y el Centro de Exportación de Sangre (CEDESA)158. Esa asociación, cada vez más estrecha con EE.UU, y el acaparamientos de los negocios por parte de Somoza provocó que el conjunto de los partidos políticos y grupos de oposición empezaran a sentirse cada vez más preocupados por la marcha de la economía en Nicaragua, y el FSLN, que hasta ese momento había actuado en la clandestinidad y mediante acciones fundamentalmente de guerrilla, se decidió a modificar su estrategia. Había empezado a detectar que el rechazo a Somoza se había incrementado y generalizado mucho y temió que diversos grupos de oposición pudieran elaborar una alternativa al gobierno somocista que no condujera a una transformación estructural, que fuera un cambio de gobierno, pero 158 “La dominación yanqui en Nicaragua”, ACHM, E-001, C-010, 000253. Véase los negocios de Somoza ampliamente en el apartado VI. de este trabajo.
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no un cambio de régimen. Por ese motivo, el FSLN creyó llegado el momento de rescatar a sus presos y hacerse visible, dar a conocer sus objetivos y protagonizar la trayectoria que llevara al final de la dictadura. Así comenzó la estrategia con la que daría comienzo al período más duro de su historia, desde 1974 a 1979. 3.1. El Fsln salE a la luz: la toma dE la casa dE chEma castillo y sus consEcuEncias
En ese contexto, el 27 de diciembre de 1974, un comando del FSLN, de nombre “Juan José Quezada” tomó por asalto la casa del ex-ministro de Agricultura y Ganadería José María Castillo, en el barrio residencial Los Robles de Managua, cuando se celebraba una fiesta en honor al embajador Turner Shelton, y a donde se había invitado a lo más selecto de la sociedad nicaragüense. El objetivo primordial era la liberación de un buen número de presos políticos —que serían cuadros imprescindibles en la etapa que se avecinaba—, pero, además, se buscaba la salida a la luz y la difusión del ideario político del Frente Sandinista159. Los miembros del comando “Juan José Quezada” del FSLN, liderados por Eduardo Contreras, el Comandante Cero, llegaron a la casa del ex ministro de Agricultura y Ganadería, José María Castillo, disparando al aire para amedrentar a los allí presentes160. Allí se encontraban personalidades ilustres, como el embajador de Nicaragua en EE.UU., Guillermo Sevilla Sacasa, cuñado del presidente Somoza, el canciller Alejandro Montiel Argüello, Noel Pallais, primo del presidente, el embajador del gobierno de Pinochet, el embajador de Nicaragua ante la OEA y otros muchos empresarios, ministros y personas relevantes de la sociedad nicaragüense. El dueño de la casa y anfitrión de la fiesta, José María Castillo, opuso resistencia, se apresuró a buscar un arma e intentó distribuir otras entre los músicos que amenizaban la fiesta, aunque ellos se negaron a implicarse. Al salir con el arma, se inició un tiroteo en el que José María Castillo fue alcanzado y muerto, siendo la única muerte que se produjo entre los asistentes a la fiesta. También murieron dos guardias posteriormente. La impresión entre los invitados fue tal que nadie volvió a intentar ninguna maniobra de repulsa. Seguidamente, el comando dividió a los invitados en tres grupos, asignando un lugar de la casa a cada grupo, y liberó poco después a los músicos y a las mujeres. 159 En la lista de presos que entregaron hubo algunas exclusiones que, por diversos motivos, mantuvieron presos a algunos de ellos durante más años. Torres, H.: Rumbo Norte. Hispamer, Managua, 2003, p. 115. 160 El comando Juan José Quezada estaba integrado por: Omar Hallesleven, Germán Pomares, Joaquín Cuadra, Hugo Torres, Javier Carrión, Róger Deshon, Félix Pedro Picado, Juan Antonio Rivas, Leticia Herrera, Olga Avilés, Eleonora Rocha y Eduardo Contreras, el “Comandante Cero” o jefe del grupo. En el interior estaba apoyado, entre otros, por el matrimonio Leonel EspinozaCharlotte Baltodano, Silvio Casco y Álvaro Baltodano. Ortega, H., Ob. cit., p. 262.
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Guillermo Sevilla Sacasa, embajador de Nicaragua en Washington y cuñado de Anastasio Somoza Debayle y Chema Castillo, en la fiesta del día del asalto. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM)
Fiesta de Chema Castillo. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Comando “Juan José Quezada” (el que asaltó la casa de “Chema Castillo”). De pie y de izquierda a derecha: Leticia Herrera (Vicky), Hilario Sánchez (Ramiro), Javier Carrión (Roberto), Omar Halleslevens (Jairo), Joaquín Cuadra (Adolfo), Antonio Ríos, Roger Deshon (Rogelio), Eduardo Contreras (Marcos). Sentados y de izquierda a derecha: Germán Pomares (Pancho, Danto), Hugo Torres, Olga Avilés (Carmen), Eleonora Rocha (Clarita) y Felix Picado. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Salida de rehenes de la casa de Chema Castillo, 28 de diciembre de 1974. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Llegada de monseñor Obando a la casa de Chema Castillo, hablando con los guardias nacionales. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Mediadores entre el comando “Juan José Quezada” y Somoza. De izquierda a derecha: embajador de México, Joaquín Mercado Flores, embajador de España, José García Bañón, monseñor Obando y nuncio apostólico Gabriel Montalvo. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Bertha Argüello, viuda de Téfel identificando a Leonel Espinoza, esposo de Charlotte Baltodano. Bertha Argüello era la dueña de la casa de El Crucero, en el barrio de Las Nubes, que había alquilado el comando. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Casa de El Crucero, donde estuvo alojado el comando “Juan José Quezada”. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Somoza Debayle se enteró de los hechos en Corn Island, donde se encontraba de vacaciones, informado por su hermano, el hijo natural de Somoza García, general José R. Somoza, y se trasladó, junto con la patrulla presidencial, desde la isla en un vuelo especial a Managua. El comando solicitó la mediación del arzobispo de Managua, monseñor Obando y Bravo, para comunicarse con Somoza, mientras varias patrullas de la Guardia Nacional, cada vez en mayor número, iban rodeando la casa. El arzobispo fue y volvió desde la casa hasta la residencia de Somoza hasta una docena de veces para negociar con unos y otros y exponerle al presidente las condiciones de los asaltantes, que fueron, literalmente, las siguientes: 1. “Liberación de una lista de presos políticos que se entregaba al presidente: José Benito Escobar, Daniel Ortega, Carlos Guadamuz, Jacinto Suárez, Manuel Rivas, Julián Roque, Oscar Benavides, Jaime Cuadra Somarriba, Carlos Argüello Pravia, Adrián Molina, Daniel Núñez Rodríguez y sus dos hermanos y Lenín Cerna161. Estos presos deberán ser puestos en libertad y, junto con los integrantes del comando y los rehenes que se seleccionarán de entre los asistentes a la fiesta, deberán disponer de un avión de la empresa Lanica para marchar a Cuba, en un plazo de 36 horas a partir de la del mensaje. 2. Cinco millones de dólares reunidos en el mismo plazo de tiempo. 3. Inmediato decreto de ley elevando el salario mínimo en todo el país, de la siguiente forma: a. Trabajadores en general: 2,50 córdobas la hora. b. Trabajadores industriales: 3 córdobas la hora. c. Trabajadores del campo: 2,5 córdobas la hora, con alimentación y alojamiento. d. Trabajadoras domésticas: 350 córdobas mensuales, con alojamiento y alimentación, descanso semanal y vacaciones pagadas. e. Aguinaldo sobre el 100% de su salario mensual a los obreros de las siguientes ramas en todo el país: trabajadores hospitalarios, trabajadores de la construcción, obreros textiles, estibadores, chóferes y auxiliares, obreros de la Siemens, trabajadores de los ingenios azucareros y trabaja161 En esa lista, los integrantes del comando lamentaron tiempo después no haber incluido a René Núñez Téllez y a Leopoldo Rivas Alfaro (Polo Rivas). René Núñez Téllez era un miembro destacado de la organización, pero el comando ignoraba que había sido detenido al día siguiente del asalto, que se prolongó durante dos días. Eso le supuso cuatro años más de encarcelamiento, en los que sufrió un largo aislamiento y fue torturado. No pudo ser liberado hasta que se tomó el Palacio Nacional en agosto de 1978. Leopoldo Rivas fue otro de los presos que no fue liberado por un motivo diferente: dos de los miembros de la Dirección Nacional —José Benito Escobar y Daniel Ortega— sospechaban que colaboraba con la Seguridad (OSN), lo que le costó también cuatro años más de prisión. Fue liberado finalmente cuando la toma del Palacio Nacional y, al salir, volvió a incorporarse al Frente sin culpar a nadie. Cardenal, E., Ob. cit., p.129. Después del triunfo de la revolución, el FSLN reconoció públicamente su error y le otorgó a Polo Rivas la más alta condecoración del Frente: la Orden Carlos Fonseca. Torres, H., Ob. cit., p. 115.
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dores de las fincas bananeras contratadas por la Standard Fruit Company. f. Aumento de 500 córdobas mensuales a los rasos de la Guardia Nacional 4. Suspensión total de las medidas represivas 5. Inmediata e íntegra publicación de este mensaje con letra clara y en lugar destacado de los diarios La Prensa, Novedades y El Centroamericano; el mismo mensaje en los noticieros de Radio Extra, Radioinformacines, Reportaje, Sucesos, Diez en Punto y La Verdad, y los de Televisión, Extravisión y Telemundo. Léase así mismo con voz clara y sin tergiversaciones, e íntegramente, en la Cadena Nacional de radio a mediodía, durante dos días consecutivos. 6. Absoluta libertad de información a los medios hablados y escritos para divulgar los sucesos relacionados con esta acción. 7. Lo aquí indicado será cumplido, sin que le quepa a nadie la menor duda, con mano firme y segura. Nuestros combatientes han sido educados en una férrea disciplina consciente y están dispuestos hasta las últimas consecuencias a resistir. Todas las órdenes serán cumplidas menos una: rendirse. Patria Libre o morir. Unidad de combate “Juan José Quezada. Firmado: Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). 11 de la noche del día 27 de diciembre de 1974”
Se advirtió al presidente que, si no se cumplían las condiciones especificadas en un plazo de 36 horas, o no estaban en vías de cumplirse, sería “ajusticiado” el primer rehén162; doce horas más tarde, el segundo, y así sucesivamente. Finalmente, agregaron que las condiciones señaladas eran órdenes emanadas de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y no estaban, por lo tanto, sujetas a cambio alguno. Somoza se avino rápidamente a la liberación de los presos, incluso en el avión de Lanica, la línea aérea de la familia, para su traslado a Cuba, pero opuso más resistencia al dinero y a los comunicados. Por fin, en la madrugada del domingo 29, el presidente aceptó y el día 30 se empezaron a emitir los comunicados en todos los medios descritos anteriormente y los guerrilleros salieron en un autobús dispuesto por Somoza, cada uno con un rehén, con monseñor Obando, el 162 El lenguaje empleado en los partes de guerra y comunicados del FSLN no se comprendería sin situarlo en su contexto: la Guardia Nacional y Somoza tenían sus propias calificaciones de las muertes que ocasionaban, como la “aplicación de la Ley de Fuga”, dando a entender que la muerte se había producido al intentar fugarse, por no haber obedecido la orden de “alto” de la autoridad. El FSLN, por su parte, se consideraba inmerso en una guerra contra la tiranía, por lo que cuando provocaba una muerte, en un enfrentamiento con la Guardia, la calificaba como “muerte en combate” y cuando daba muerte a guardias o personas que traicionaban la causa de su movimiento, empleaba el término “ajusticiamiento”, como si dicho acto derivara de una sentencia de su propio código de justicia popular. Asimismo, si se robaba un banco —nunca para beneficio particular, sino para financiar la lucha contra la dictadura— se denominaba “acción de recuperación”, manifestando así que se había recuperado lo que previamente Somoza y sus allegados había robado al pueblo.
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Nuncio apostólico, el embajador de México y el de España. Éstos últimos irían con el comando hasta La Habana y en el aeropuerto de Managua debían estar esperándoles los presos que estaban en la lista de las condiciones impuestas. Se habían pactado con Somoza tres posibles rutas para salir hacia el aeropuerto, en las que se exigió que no hubiera un solo guardia, pero, aún así, tomaron una cuarta ruta que tenían pensada en secreto para mayor seguridad. Salieron de la casa el día 30 a las 11 de la mañana y, como ya se habían emitido los comunicados por radio, prensa y televisión y la población ya estaba enterada, el camino desde la casa asaltada de Los Robles hasta el aeropuerto se fue llenando de personas que les vitoreaban y aplaudían e, incluso, de muchos coches y motos que los seguían pitando. Hasta tal punto fue el acompañamiento y la algarabía que se iba formando a su paso, que uno de los miembros del comando, Hugo Torres, recordaba en sus memorias que monseñor Obando le había dicho: “Se ve que ustedes tienen pueblo”163. Cuando llegaron al aeropuerto, ya estaban allí los presos liberados en el avión que les esperaba, que intercambiaron por los rehenes, excepto aquellos les acompañarían hasta Cuba. Asimismo, al comando le fue entregado el dinero pactado —que finalmente había aceptado rebajar hasta 1.000.000 USA$— al que le faltaban sólo 5.000 USA$. Supusieron que los habría sustraído algún Guardia y no hicieron ninguna reclamación. Durante el vuelo, se puso vigilancia hasta en la cabina, por si los pilotos hacían una maniobra de regreso sin que ellos se percataran y, al llegar al aeropuerto de La Habana, tampoco aterrizaron hasta estar completamente seguros de que era a Cuba a donde habían llegado. Finalmente, aterrizaron sin problemas y allí les esperaban sus compañeros, Carlos Fonseca y Humberto Ortega, y fueron recibidos calurosamente por los políticos cubanos. En Nicaragua, aunque las exigencias del comando se habían cumplido, inmediatamente después, Somoza declaró el Estado de Sitio y la Ley Marcial, siendo suspendidas todas las garantías constitucionales. Hugo Torres relató tiempo después cómo le sorprendió aquella noche el comportamiento de algunos de los rehenes, que prestaron ayuda a los miembros del comando para localizar a otros invitados que se habían escondido en algún rincón de la casa; o la insistencia de uno de los retenidos en que no dejaran salir a las mujeres porque si se quedaban los hombres solos, no estaban seguros de que Somoza cediera a las condiciones exigidas para la liberación. También los presos de la cárcel Modelo de Tipitapa, que después serían liberados por órdenes del comando, explicaron posteriormente cómo habían vivido aquel hecho desde la cárcel. Habían estado puntualmente informados, gracias a sus contactos permanentes con familiares y a algunos guardias rasos que les pasaban noticias o actuaban como correos y, además, tenían radio y periódicos. Eso les permitió estar preparados y no dejar huellas de las ayudas de familiares ni de los guardias colaboradores, la mayoría de los cuales desertaron tiempo después.
163 Torres, H., Ob. cit., p. 143.
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Los guerrilleros quisieron dejar patente que no robaron nada de aquélla casa ni tampoco a sus rehenes —entre quienes hubo señoras con joyas muy valiosas— pese a que necesitaban mucho dinero para proseguir su lucha, motivo por el que habían solicitado los millones de dólares de la lista de condiciones a Somoza. Para evitar que los guardias robaran las pertenencias de los rehenes y después se lo imputaran a ellos, las metieron en una bolsa y se las entregaron a Monseñor Obando. Únicamente se llevaron las armas que había en la casa y algo de ropa para cambiarse después de los tres días del asalto. Cuando tres años más tarde se celebró el Consejo de Guerra Extraordinario del 25 de febrero de 1977 —con muchos de ellos en ausencia, de nuevo en la guerrilla— sólo se les pudo acusar de un robo por el monto aproximado de las armas de la casa de José María Castillo164. También mucho después se refirió a los motivos del asalto Henry Ruiz, el Comandante Modesto: …“Nosotros logramos voltear la ciudad con el asalto a la casa de Chema Castillo y eso sucedió porque nos estaban presionando ya mucho las condiciones políticas. Algunos considerábamos que era necesario incidir, ya teníamos la represión encima, se estaba ya preparando una fuerza de élite de la Guardia Nacional, la famosa EEBI, y en la toma de la casa de Chema Castillo es cuando se plantea por primera vez en todos los medios de comunicación qué es lo que quiere el FSLN. Ese fue el primer documento escrito y el resumen sería: queremos derechos humanos, queremos justicia, queremos libertad y queremos democracia. Así lo podríamos resumir. No una democracia formal, de la cual hoy día yo aún vengo renegando, sino una democracia donde se participara, pero donde la economía fuera parte de ese derecho”165.
La primera consecuencia del asalto, a escala internacional, fue que el mundo entero supo entonces que en Nicaragua gobernaba una dictadura dinástica protegida por EE.UU166. La segunda, el recrudecimiento de la represión en el interior del país, que llegó hasta tal extremo que se elevó una denuncia ante el Congreso de EE.UU. en junio de 1976. Haciendo acopio de todas las pruebas que fue posible reunir tanto a miembros del FSLN, como a sacerdotes católicos, entre ellos los capuchinos norteamericanos, la idea originaria fue que las presentara Pedro Joaquín Chamorro. Después, como por razones judiciales no pudo salir de Nicaragua, fue el sacerdote Fernando Cardenal, el que comparecería con ese informe, dando cuenta de la sangría económica a que estaba sometiendo al país la dictadura y de las atrocidades que había llevado a efecto la Guardia Nacional en los dos últimos años167. 164 Véase para ampliar estos aspectos: Torres, H., Ob. cit. y Halleslevens, O.: Y se rompió el silencio. Ed. Nueva Nicaragua, Managua, 1980. 165 Entrevista de la autora a Henry Ruiz. Comandante “Modesto”, Managua, 2004. 166 Ramírez, S. (1999), Ob. cit., p. 85. 167 “Statement of The Reverend F. Cardenal, S.J.”, in Human Rights in Nicaragua …. Fue pre-
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El régimen reaccionó con ensañamiento porque había empezado a percibir muy seriamente la nueva fuerza de oposición del FSLN, junto a las críticas generalizadas de toda la población, que habían arreciado desde 1972, cuando se comprobó el expolio de Somoza y su Guardia sobre los fondos destinados a subsanar los daños del terremoto. 3.1.1. La respuesta del régimen: represión y expolio económico La victoria que supuso para el FSLN el asalto a la casa de Chema Castillo y el reto de su salida a la luz pública, fue vivida por Somoza y por la Guardia Nacional como una humillación y un desafío intolerable. Desde el punto de vista de la oficialidad de la Guardia fue otra acción que debían enfrentar para la que no contaba con las unidades especiales necesarias. Como el presidente se encontraba en unos días de vacaciones en Corn Island, estaba con él la patrulla presidencial, que tuvo que ser aerotransportada desde la isla en un vuelo especial. La patrulla fue llevada al Polígono de Portezuelo, donde probaron las armas, hicieron algunos ejercicios de entrenamiento básico y se preparó un plan para repeler el asalto que se le entregó a José R. Somoza, pero nunca recibieron respuesta. Cuando más tarde oyeron las emisiones de radio con el comunicado del FSLN al país, supieron que ya no había nada que hacer. Los soldados tuvieron la sensación de navegar en un barco que se hundía y que se encontraban en él atados de pies y manos. Sintieron que se caía el mito de la invencibilidad de la Guardia y las críticas hacia el Jefe arreciaron. Vivieron el episodio de Chema Castillo como “el punto sin retorno en la historia mancomunada de los Somoza y la Guardia Nacional”168. Después, sin embargo, no sería así y la Guardia permanecería fiel a Somoza hasta el final. A los pocos días del asalto, en el mensaje de Año Nuevo, el presidente lanzó una acusación: la posible implicación en los hechos de Pedro Joaquín Chamorro, algo que ya era habitual cuando Somoza se veía desafiado en cualquier esfera. A ella contestó Pedro Joaquín en una carta abierta a Somoza, afirmando que no sólo no había estado implicado en ningún disturbio, sino que nunca había sido partidario del terrorismo y que era el propio régimen quien lo alimentaba no permitiendo a la juventud participar en la construcción de su país “a través de una actividad política viable”169. sentado ante el Subcomité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes del Congreso de EE.UU. los días 8 y 9 de junio de 1976. Hasta dos años después (12-10-1978) no se envió una comisión a investigar sobre el terreno a Nicaragua. La enviaría la OEA. Fondo M. E. Vijil, Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA) de Managua; Ramírez, S. (1999), Ob. cit., p. 90. Junto a éste hubo otros varios documentos de denuncia dirigidos a diferentes foros, siempre con la pretensión de incitar a la rebelión ante los abusos y atrocidades de la dictadura. Entre ellos: Documento de exiliados políticos de Nicaragua y exposición ante el Congreso de EE.UU., ACHM, E-100/C-016/000474,1976; Denuncias de Amnistía Internacional, en Legajo E-100/C-016/000465. ACHM de Managua, 1977; Informe del Padre Miguel D’Escoto, M.M., ante el Subcomité de Asuntos Exteriores de EE.UU., también en 1977. ACHM, E-100/C-016/000476, 1977. 168 Pérez, J. (2004), Ob. cit., pp. 73-74. 169 La Prensa, 2-1-1975.
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Días más tarde, se hizo eco del discurso de Año Nuevo el The Wall Street Journal y lo publicó, destacando que en el enfrenamiento de Guardia y guerrilleros del 27 de diciembre de 1974, se habían producido cuatro muertes debido al enardecimiento provocado por las continuas denuncias que el diario La Prensa hacía del régimen somocista. Pedro Joaquín Chamorro escribió a Edwuard Cony, el editor del The Wall Street Journal, informándole de cuál había sido desde siempre la actividad de su periódico y de su interés en que se investigara a fondo la situación de Nicaragua, bajo el mando de los Somoza. Añadió que él no tenía relación con los hechos del asalto a la casa de Chema Castillo, pero aseguró también que lo ocurrido no era más que el resultado de las actitudes de la familia corrupta que gobernaba Nicaragua, sin ofrecer otros cauces de participación. Para corroborar sus palabras, remitía a una certera definición que había hecho el New York Times, referida a los hechos del 27 de diciembre, al decir: “La dinastía Somoza, que ha gobernado con mano de hierro a Nicaragua durante cuarenta años, invita a la resistencia violenta”. Por último, recordaba al The Wall Street Journal que la calidad y profesionalidad de su periódico, La Prensa, estaba avalada por el reconocimiento reiterado de la propia Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)170. A la vez, desde el día siguiente al asalto, se desató una oleada de detenciones como nunca había ocurrido anteriormente, tanto en el campo como en la ciudad, siendo los años entre 1974 y 1979 los de mayor dureza represiva desplegada por el régimen, que ya sólo se mantenía por la fuerza171. Junto a la intensidad de la represión, en los años siguientes, se fue haciendo cada vez más evidente el desprestigio internacional de la dinastía somocista y la oposición interna daba signos de haber emprendido un camino sin retorno. Se detectaba, por primera vez, que el régimen podía haber entrado en una debilidad irrecuperable y podían terminar perdiéndolo todo. Así pues, tanto la familia Somoza, como los militares y funcionarios de su entorno empezaron a frenar las inversiones en el país y a sacar grandes cantidades de dinero de Nicaragua. Pero, a la vez, se fue produciendo un cambio cada vez más radical tanto entre los capitalistas jóvenes, como entre los tradicionales, de quienes era representativo el sector de los Pellas, tal vez los más ricos propietarios nicaragüenses172. Mientras los jóvenes se empezaron a situar en las filas de la oposición porque ante el marasmo económico que el somocismo estaba provocando veían dificultado su camino hacia el Mercado Común Centroamericano, los segundos se decidieron a participar cada vez más firmemente en el proceso de cambio —aún sospechando o sabiendo que el FSLN, que ya lo lideraba, era de tinte marxista— y hasta un buen 170 La Prensa, 30-1-1975. 171 El apartado IV. de este trabajo está dedicado específicamente a la represión en estos años. 172 El FSLN se llegó a plantear el secuestro de Pellas, porque cuando las acciones armadas habían partido de los conservadores, las habían financiado los capitalistas, pero cuando el FSLN empezó a condenar al régimen, no tenían ese apoyo y pensaron que sería una forma de obtener dinero y de retar al capital. Pronto pensaron que era una equivocación y que ese no era el camino y decidieron obtener el dinero asaltando bancos.
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número de sus hijos se implicó directamente pasando de una anterior militancia cristiana a una militancia marxista173. A este respecto, Raquel Pérez Márquez sostiene que la oligarquía conservadora inició sus vínculos con el sandinismo por las redes de parentesco, ya que muchos de ellos tenían a sus hijos militando en El Frente. Según sus propias palabras, “de este modo, tanto los obstáculos a la libertad económica en los negocios, como la represión política e ideológica sobre los jóvenes burgueses favorables al sandinismo, consolidarían las bases de una unión familiar opuesta al régimen de Somoza174. Esa oposición, cada vez más mayoritaria e interclasista, rechazaba la codicia de los Somoza y su ansia de cargos y negocios y el ambiente iba generando una atmósfera de rivalidades y enfrentamientos que se extendía cada vez más y con mayor rapidez. Alguna de las actividades que desempeñaban los cargos de la familia puede servir como ejemplo de la gestión desarrollada en la mayoría de los casos: la presidencia de la Junta Nacional y Asistencia Social (JNAPS), que controlaba los hospitales del país, y el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), era ostentada por Hope Portocarrero, esposa del Anastasio Somoza Debayle y ciudadana americana. El INSS limitaba su campo de acción a Managua, León y Chinandega, donde se aseguraba a algunos trabajadores y se brindaban prestaciones económicas de tan escaso volumen que algunas pensiones eran de 18 córdobas mensuales. Después de 24 años desde su instauración, el 19 de julio de 1979, el INSS cubría sólo a 122.597 trabajadores y únicamente de los departamentos mencionados. En otra de las facetas que atendía —la de la atención al menor en situación de riesgo— se contaba con una única guardería y un centro de protección administrado por comunidades religiosas, aunque de propiedad estatal. Asimismo, la atención a los minusválidos se desarrollaba en un centro con setenta camas para atender a todo el país175. Muchos de los organismos estatales mencionados se constituían más bien como un mecanismo de control estatal de las clases populares en un país en que los enormes contrastes sociales se habían ido acrecentando: el 0,6% de los propietarios tenía el 31% de las tierras, en propiedades de más de 700 Has., mientras que el 50,8% sólo llegaba al 3,4%, en parcelas de menos de 7 Has. En cuanto a los ingresos, el 50% de la población disponía anualmente de unos de 90 USA$, mientras el 5% acaparaba el 30% del producto nacional bruto, lo que significaba 1.800 USA$ al año. Todo ello, acompañado de una atención sanitaria y educativa tan deficiente, provocaba cada vez mayor miseria y rechazo entre la población: 173 Castillo, E.: “El problema de la propiedad y el de los propietarios”, en Envío, nº 187, pp. 16-17, Managua, 1997. 174 Pérez Márquez, R: “Relaciones clientelares y desarrollo económico: algunas hipótesis sobre la persistencia de ‘enclaves’ de Antiguo Régimen en las democracias de América Latina. El caso de Nicaragua (1990-2005)”, en Nuevo Mundo, Mundos Nuevos. Coloquios 2007. URL, http//nuevomundo.revues.org/index3.225.html, 5-1-2007. 175 “Gestión somocista en materia de Seguridad Social”, en Plataforma Electoral, 1983, AECM-S/C.
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el índice de alfabetización era de menos del 40% en total, aunque en las zonas rurales no llegaba al 20% y, en algunas de ellas, como en la zona del Norte era del 0%. El 47% de las familias no tenían atención sanitaria de ningún tipo. Había 6,8 médicos y 18,2 camas de hospital por cada 10.000 habitantes, con un índice de mortalidad infantil del 130%0. El 80% de las familias de Managua no tenía agua corriente y el 99% de las familias rurales, tampoco176. El Secretario General de la Unión Mundial de Demócratas Cristianos, León Schlotter, llegó a denunciar en un discurso ante el Subcomité de Derechos Humanos del Congreso de EE.UU., al régimen de los Somoza dentro de Nicaragua y señaló el peligro de somocización al que estaba expuesta América Central. En su opinión, la clase de régimen de los Somoza, que se enriquecía sin freno en un país donde imperaba la pobreza, podía extenderse y perpetuarse en Centroamérica por dos vías: a través de la penetración económica de los intereses de la familia en las economías de otros países, o porque esos intereses llevaran aparejada una penetración política y pudieran tomar el poder otros presidentes que aplicaran en sus países el mismo tipo de poder dictatorial. Él aseguraba que Somoza ya había dado los primeros pasos en ambas direcciones, pues era algo sabido que tenía grandes haciendas en Costa Rica y que había realizado allí negocios de compraventa con Robert Vesco —hombre de negocios conocido por sus cuantiosos fraudes inversionistas— en los que era muy probable que hubieran participado también otros altos oficiales del ejército. Era igualmente el propietario del ferry que realizaba el cruce del golfo de Fonseca, cuyo éxito se debía, por añadidura, al artificial mantenimiento de hostilidades entre Honduras y El Salvador y, asimismo, se creía que era propietario de numerosas empresas en Guatemala. En cuanto a la penetración política, también era conocida su participación en la política hondureña, oponiéndose a la reforma agraria que se había propuesto en el país, o bien colaborando en la instalación de regímenes similares al suyo, como lo era el de Arana en Guatemala. Las conexiones de Arana con las multinacionales que operaban en el país, o que estaban interesadas en sus recursos, le aseguraban unos ingresos fabulosos que podían tener una influencia muy notable en la política del país. Era una amenaza real que Somoza y Arana juntos pudieran constituir un frente estable que hiciera imposible la democracia en ambos países177. La permanencia del régimen de los Somoza, y el apoyo ininterrumpido de EE.UU. había sido refrendada con la actitud de algunos embajadores que siempre habían protegido los intereses personales de la familia e intentado ocultar la 176 USAID, Programa Latinoamericano del año fiscal 1977, Censo de Nicaragua de 1971, CEPAL (Comisión Económica Latinoamericana), Naciones Unidas (Secretaría permanente de Integración Económica), en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., p. 26. 177 Arana Osorio fue embajador de Nicaragua entre 1968 y 1969 y presidente de Guatemala entre 1970 y 1974. Junto a su hijo Tito era propietario de una de las principales empresas de furgones y camiones de Guatemala, con participación de Somoza. “Statement of Rene de Leon Schlotter, Secretary General of the Christian Democratic World Union, en Human Rights in Nicaragua … Ob. Cit., pp. 53-54.
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verdadera imagen de la dinastía al propio pueblo norteamericano. Habían contribuido progresivamente a su corrupción y facilitado sus abusos desde la época del embajador Thomas Wheelan (1951-61) —que sirvió como aliado y asesor a Somoza García y a su hijo Luis Somoza— hasta Turner Shelton, que ya desde que había sido Cónsul General en Nassau, entre 1966 y 1970, había estado más pendiente de sus intereses económicos con Howard Hughes y Bebe Rebozo — socios suyos en los negocios— que de los norteamericanos. Todos los embajadores de EE.UU. habían tolerado o fomentado la impunidad de los Somoza. Turner Shelton —en cuyo honor se estaba celebrando la fiesta de casa de Chema Castillo cuando el asalto— era embajador en Nicaragua desde 1970, nombrado por Richard Nixon en agradecimiento a ciertos favores especiales por él prestados durante un viaje a Europa. Desde que había llegado al país, había sabido combinar perfectamente sus propios negocios, con los de Hughes, y con el servicio a los Somoza. Y lo había hecho tan eficazmente que, en 1975, cuando terminó su período en Managua, Somoza lo despidió con suntuosas fiestas y retrasó su marcha hasta tal punto que, cuando llegó el nuevo embajador, Shelton todavía no se había marchado. Su sucesor, el embajador James Theberge iría, incluso a Washington al año siguiente, en 1976, cuando el Padre Fernando Cardenal presentó al Comité de Derechos Humanos del Congreso de EE.UU. el informe sobre la represión en Nicaragua, con el sorprendente objetivo de convencer a ciertos congresistas de la necesidad de “ponérselo fácil” a Somoza178. Los negocios y apropiación de lo público para beneficio privado siguieron en estos años alimentando las arcas personales de Anastasio Somoza Debayle con la tolerancia de EE.UU. Así, en 1976, el gobierno nicaragüense había pedido un préstamo de 24,4 millones de dólares al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para construir una carretera de circunvalación alrededor de Managua, cuya mayor parte sería prestada por EE.UU. al 2% de interés y reembolsable en 40 años. Pero cuando la comisión encargada estudió el plano, se descubrió que esa carretera estaba proyectada para que pudiera cruzar las propiedades del propio Somoza, que así se elevarían considerablemente de valor y el préstamo se congeló179. De no haber sido tan evidente el fraude, hubiera sido fácil para Somoza conseguirlo al amparo de Richard Nixon, que siempre le había protegido. De hecho, la definición de Nixon de la “política americana de bajo perfil” no significaba que EE.UU. ya no intervendría en las políticas internas de los países centroamericanos, sino que, en lugar de buscar su seguridad propiciando directamente gobiernos militares —como había hecho Eisenhower dando apoyo logístico al golpe de Castillo Armas, en la Guatemala de Arbenz—, lo haría con 178 “Statement of The Reverend Fernando Cardenal, S.J.”, en Human Rights in Nicaragua … Ob. Cit., p.28 179 Informe nº H3477, presentado al Subcomité de Asuntos Extranjeros, del Comité de Asignaciones del Congreso de EE.UU., el 27 de abril de 1976.
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programas de ayuda al desarrollo, para frenar las protestas populares y fortalecer las oligarquías nacionales. Al mismo tiempo, daría libertad a las corporaciones multinacionales para que apoyaran a gobiernos fuertes, siempre más estables y favorables a sus intereses180. La ayuda estadounidense a los Somoza no solo había sido siempre muy considerable, sino especialmente perjudicial por ser un elemento sostenedor de la dictadura. Pero, sobre todo, la que había sido particularmente dañina era la militar, que se apoyaba en la larga tradición de la intervención norteamericana en la formación de la Guardia Nacional nicaragüense. EE.UU. controlaba los entrenamientos de la famosa Escuela de las Américas, en la Zona del Canal de Panamá, donde tenía instalado el denominado “Comando Sur”. Ése era el encargado de estructurar la política represiva y se componía de catorce bases militares con más de 15.000 efectivos. Desde allí coordinaba a las tres ramas de las fuerzas armadas del continente, con los objetivos de defender el Canal, atender a las “crisis” latinoamericanas, enviar asesores militares y de entrenamiento y dirigir las escuelas militares de la Zona181. La vinculación de Nicaragua con la Zona del Canal era tan fuerte que los estudiantes de la Academia Militar nicaragüense pasaban allí su último año y de ese modo recibieron instrucción unos 5.000 miembros de la Guardia Nacional. Pero no era un lugar de “instrucción” militar solo para los futuros oficiales nicaragüenses, sino que por sus aulas pasaron estudiantes de muchos otros países de América Central y del Sur, como una muestra más de las políticas que imponía el vecino del Norte. EE.UU. vio muy tempranamente, y de un modo generalizado, el potencial de Latinoamérica como posible favorecedor de sus intereses políticos —siempre con un trasfondo económico y, en algunos casos, estratégico— y una de las características de su política, casi hasta la actualidad, fue el mantenimiento de una posición bastante homogénea respecto al subcontinente. Como señala Carlos Malamud, EE.UU. consideró a Latinoamérica como un bloque, en su conjunto, sin diferenciar apenas regiones o países, lo que propició unas relaciones con muchos puntos en común, como si de un todo se tratara182. Y ése fue un concepto del que derivarían consecuencias lamentables para Latinoamérica durante toda su historia contemporánea. Sin embargo, en lo que se refiere a la instrucción militar, los estudiantes nicaragüenses que pasaban por la Academia de la Zona del Canal, eran una cantidad muy superior a la del resto de países latinoamericanos. Baste decir que, con la ayuda militar, los denominados “Cuerpos de paz”, entre 1964 y 1968, completaron en Nicaragua 31 programas de los 39 que tenían proyectados. Y ésta era una 180 “Statement of Dr. René de Leon Schlotter, Secretary General of The Christian Democratic World Union”, en Human Rights in Nicaragua …Ob. Cit,, p. 55. 181 López, J. (et alter): La caída del somocismo y la lucha sandinista en Nicaragua. Educa, Managua, 1979, p. 242. 182 Malamud, C.: “EE.UU. y América Latina: nueva etapa de una complicada relación”, en Política Exterior, vol. 23, nº 129, pp. 131-141.
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cifra muy superior a la del resto de Latinoamérica, donde hubo 23 programas para Argentina, 22 para México, 15 para Guatemala, 5 para la República Dominicana y 4 para Ecuador183. Por añadidura, en la Zona del Canal no sólo había instructores norteamericanos, sino también algunos extranjeros que intervendrían después como fuerzas represivas en Nicaragua. Así por ejemplo, Gunter Wagner, un militar estadounidense de origen alemán, había llegado a Managua como experto de la AID para trabajar como asesor policial, pero, una vez terminado su contrato con la AID, siguió incorporado a las fuerzas de la familia Somoza. Después se supo que había viajado a Alemania en busca de otros 150 asesores, para que colaboraran en sus tareas. La ayuda militar, bajo el argumento de la colaboración económica norteamericana para lograr un ejército cada vez más moderno y eficaz, fue utilizada realmente para ejercer la represión interna en el país. Y con la represión desatada desde los hechos del 27 de diciembre de 1974, cada vez era más criticada y se denunció, junto al resto de acusaciones en el Congreso de EE.UU. en junio de 1976. Allí, Mr. Koch, representante del Departamento de Estado de EE.UU. tuvo que admitir que la ayuda militar de EE.UU. había sido la base que había mantenido a los Somoza en el poder y que, desde 1960, la familia Somoza había recibido cerca de 20 millones de USA$, de los que se habían destinado unos 3.000.000 USA$ anuales para armas y los otros 1.000.000 USA$ para entrenamiento militar. A través del Programa de Ayuda Militar también se proveía a la policía de Managua de vehículos usados para las tropas de la Brigada Especial Contra las Actividades Terroristas, la BECAT. Eran éstas unas tropas de choque organizadas por la dictadura e integradas por cientos de agentes de las denominadas “fuerzas especiales”. Su misión era desestabilizar para lo que campaban a su antojo por la ciudad con palos, barras de hierro, armas y piezas de artillería ligera, atacando a todo el que participara de alguna forma en cualquier manifestación de protesta. También se financiaban con la ayuda norteamericana los barracones policiales donde se confinaba a los prisioneros y se pagaba a los asesores que actuaban en muchos cuarteles de Managua184. Aún así, el régimen no se resignaba a ofrecer una imagen negativa, y pese a que provocaba la violencia cotidiana, la Secretaría de Información y Prensa de la Presidencia de Somoza seguía confiando en su capacidad de convencer y de hacer creer lo increíble. Haciendo oídos sordos a la realidad y a las numerosas denuncias, emitió un comunicado afirmando que “agitadores profesionales” estaban tratando de romper la paz de la Nación, que gozaba de la más completa calma y normalidad, por lo que no había razón alguna para disturbios estudiantiles ni de ninguna otra clase. El comunicado intentaba crear sospechas sobre la culpabilidad de los llamados “comunistas”, lanzando una advertencia: “El Gobierno usará los medios que las leyes le permitan para no tolerar el caos ni la discordia de las voces que pretenden alterar el orden acatando consignas internacionales reñidas con nuestra manera de ser”185. 183 Wheelock, J y Carrión, L., Ob. cit., p. 160. 184 Informe de Mr. Koch en el Congreso de EE.UU. Human Rights in Nicaragua…, Ob. cit., p. 66. 185 Comunicado de la Secretaría de Información y Prensa de la Presidencia de la República, de 30 de julio
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En cualquier caso, la propaganda engañosa y las amenazas no sirvieron de nada a Somoza y su seguridad se iba a ver pronto muy mermada. 3.1.2. El cambio de signo en las relaciones con EE.UU. Jimmy Carter tomó posesión como presidente de EE.UU en enero de 1977 cuando ya empezaba a preocupar seriamente la situación convulsa de Centroamérica. Poco antes de esa fecha, el Departamento de Estado norteamericano convocó a académicos de diversas universidades a un coloquio sobre América Central del que extrajeron dos conclusiones: en primer lugar, que en América Central no debía cambiar nada que pudiera afectar a los intereses norteamericanos; en segundo lugar, que habían subestimado al movimiento sandinista, al que habían calificado de “una pequeña y débil amenaza contra la familia Somoza”. Dicha apreciación, sin embargo, era comprensible en un momento en que eran mucho más activas las guerrillas salvadoreña o guatemalteca, y en que habían comenzado los movimientos de resistencia frente al operativo Cóndor en el resto de Latinoamérica, que estaban provocando una seria desestabilización y parecían haber proliferado desde mediados de la década de 1970. Los somocistas, sin embargo, apreciaron con mayor acierto los perjuicios que les podían sobrevenir con el cambio de poder en EE.UU, porque, aunque la administración Carter no se manifestó, como institución, en contra de los Somoza, el propio presidente si declaró que EE.UU. no iba a seguir tolerando automáticamente a las dictaduras de derechas solo porque aquellas demostraran su amistad para con ellos. Esas declaraciones —aunque se pronunciaron referidas al conjunto de los sistemas autoritarios que empezaban a ser mayoría en todo el subcontinente—, suscitaron un gran temor en el centreo de poder de Nicaragua porque invalidaban el modelo de comportamiento con el que siempre se habían sentido seguros los Somoza: se habían alineado con los países anti-Eje en la Segunda Guerra Mundial, habían prestado su territorio para invadir Guatemala y derrocar a Arbenz en 1954, habían colaborado en el proyecto Kennedy de Bahía de Cochinos, en 1961, y habían hecho todo lo que estaba a su alcance para que EE.UU. los considerara como los aliados más pronorteamericanos. Si esa fórmula no iba a funcionar en adelante, se sentían desorientados porque una de las claves del mantenimiento de su sistema político había sido siempre la apariencia, más o menos real, de contar con el apoyo de Washington, que les investía de una imagen de fuerza y seguridad en Nicaragua. Esa sensación fue tan nítida, que muchos políticos llegaron a pensar que la correlación de fuerzas que necesitaba EE.UU. inauguraba otra etapa y que la administración Carter tal vez podía prescindir de Somoza. Así lo percibió el político conservador Adolfo Calero Portocarrero, amigo de Pedro Joaquín Chamorro, y en buena relación con Anastasio Somoza, cuando le confesó a aquél su impresión de que podía perder a sus amigos de 1976. AIHNCA, ASD-013-1.
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“gringos”. Pero Somoza seguía sintiéndose fuerte y le respondió con prepotencia que él podía cuidarse de Carter. Calero diría después que no había pretendido advertirle, sino convencerle de que había llegado el momento del cambio186. Las advertencias de Carter se limitarían por algún tiempo, únicamente, al requisito de observancia de los derechos humanos que había impuesto a diferentes países, para lograr la ayuda norteamericana. Esa decisión, junto al Tratado Carter-Torrijos, acerca del retorno de la soberanía del Canal a Panamá para el año 2000, influyó en gran medida en todo el contexto centroamericano. En lo referente a los derechos humanos, los gobiernos salvadoreño y guatemalteco prefirieron perder la ayuda antes de someterse a las exigencias de EE.UU. y se les suprimió, de hecho, a la vez que a Argentina y Brasil. En Nicaragua, aunque no inmediatamente, el 28 de marzo de 1977 se declaró congelada la ayuda de la AID. En cuanto a la influencia del Tratado sobre el Canal de Panamá, Torrijos, que siempre había apoyado a la oposición antisomocista, tuvo que hacerlo en adelante subrepticiamente porque la condición para la firma del Tratado había sido la aceptación de su neutralidad en política exterior. Cuando la administración Carter anunció que supeditaría la ayuda militar a la observancia de los derechos humanos en cualquier país latinoamericano, llegó a proponer a la OEA que la ayuda del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fuera también subordinada a esa condición, pero ese asunto creó una división en el seno de la organización: Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica y Jamaica y México formaron un frente unido contra las dictaduras, pero el resto no lo aceptó. Sin embargo, y a pesar de las discrepancias, esas disposiciones empezaron a surtir efecto en septiembre de 1977 y Chile y El Salvador admitieron la entrada de una Comisión de Investigación de la ONU, seguidas de Honduras y de la República Dominicana, al año siguiente, cuando en 1978 EE.UU. logró abortar en este último país un Golpe de Estado. Más tarde, también por efecto de esas presiones, se restablecería la democracia en Ecuador y Perú entre 1979 y 1980. Somoza manifestó su desagrado porque EE.UU. estuviera poniendo en entredicho al régimen nicaragüense y el 4 de mayo de 1977, en que se conmemoraba el Pacto de El Espino Negro —cuando Moncada se había comprometido a desarmar al ejército de Sandino y sustituir a los marines por la Guardia Nacional—, y se celebraba también el 50 aniversario de la existencia de la Guardia Nacional, dio un discurso en el que ensalzaba sus virtudes y alababa, sin ningún pudor, el carácter se sustentadores de su gobierno por las armas. Despreció la influencia y apoyo constante de EE.UU., y aludió, sorprendentemente, a la “herencia francesa”, cuyos principios, según él, estaban incorporados a su régimen. El Presidente dijo: “La Guardia Nacional se constituyó como instrumento de paz e inauguró cincuenta años sin guerra civil y con elecciones libres (…) destruyó el bandolerismo y con su amor a la Patria ha garantizado la paz de cada 186 Christian, Shirley: Nicaragua. Revolución en la familia. Ed. Planeta, Barcelona, 1986, pp. 42-44.
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día” (…) Los liberales creemos y practicamos el respeto a los derechos humanos, que fueron promulgados por la Revolución Francesa y se incorporaron a Nicaragua mucho antes de que los negros votaran en los EE.UU (…) y que no me vengan con cuentos diciendo que a nosotros nos mantienen los yanquis en el poder. A este Gobierno son las armas y la fuerza liberal quienes lo sostienen”187.
Esa retórica oficial, sin embargo, no sólo no convencía, sino que no impedía que la oposición se siguiera organizando y, como si de una ironía se tratara, el mismo 4 de mayo de 1977, se difundió un importante documento del FSLN titulado Plataforma General Político Militar de lucha del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Era el momento en que Humberto Ortega estaba planificando, junto con Sergio Ramírez, el acercamiento del Frente a las clases empresariales y otros sectores no marxistas de la sociedad, como un paso más hacia la estrategia Tercerista. Dicha plataforma contenía una propuesta de plan mínimo para un gobierno que contara con pluralismo político y economía mixta, que debía integrar a empresas privadas y estatales, y no debía estar alineado a ninguno de los bloques, en el plano internacional. Se concretó en los siguientes puntos: 1. Desarrollo de un programa de gobierno libre de izquierdismos. 2. Creación de una amplio frente antisomocista, con grupos de oposición no marxistas. 3. Creación de una organización de masas para apoyar al FSLN. 4. Campañas de agitación para provocar la radicalización de la oposición moderada. 5. Campañas para socavar la integridad de la Guardia Nacional 6. Unificación de las tres facciones del FSLN bajo un mando único188. El objetivo de esa declaración de principios no era otro que el intento decidido, ya en esas fechas, de conseguir ayuda de grupos no marxistas y del convencimiento de que había llegado el momento de formar un frente común ciudadano contra Somoza. Por ello era necesario ir buscando adhesiones entre personas que respondieran a ese perfil y ello se materializaría poco después en la constitución del Grupo de Los Doce. La urgencia de actuar creció entre la oposición cuando Somoza sufrió su segundo infarto, en julio de 1977, y tuvo que ausentarse del país para ser hospitalizado en Miami. Ese año había sido el de mejores cifras macroeconómicas de todo el siglo: había crecido el PIB, los niveles de reserva, el precio del algodón, el café, la carne y el oro; la industria de la construcción y el mercado con Cen187 Discurso de Anastasio Somoza Debayle “Al Pueblo de Nicaragua” en la conmemoración del 50 aniversario del Pacto de El Espino Negro. 4 de mayo de 1977. AIHNCA, ASD-O10. 188 Christian, S., Ob. cit., p. 45. Humberto Ortega diría después que, de esos puntos concretos, ya había hablado él con Carlos Fonseca en 1975, lo que se corrobora en la evolución de pensamiento que había ido teniendo Carlos Fonseca. Véase a este respecto apartado II.1-1.3.
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troamérica. Pero la oposición no cejaba porque, además del mal reparto de la riqueza, el rechazo a la dictadura era ya esencialmente político189. Los problemas de salud de Somoza y el mismo hecho de su salida temporal del país por ese motivo, ayudaron a sus adversarios a contemplar la posibilidad de inhabilitarle, aunque después no se hizo. La incertidumbre sobre la sucesión, junto a la suspensión de la ayuda estadounidense, tuvieron más impacto del que se hubiera esperado en un principio: Se estaba comprobando que Somoza había perdido el apoyo de EE.UU. y, además, debía delegar en otros su poder. Pero sobre todo, la situación fue particularmente crítica por causa de la propia estructura del sistema creado en Nicaragua: mientras los militares en el poder de El Salvador o Guatemala, lo eran por la elección de las fuerzas armadas, Somoza no había sido elevado al poder por la institución armada, sino que él había sido sostenido por EE.UU. y él había sido el diseñador de una Guardia Nacional, que le apoyaba en base a una relación clientelar. Por ello, la suspensión de la ayuda militar estadounidense a Guatemala o El Salvador no implicaba una pérdida de poder de los militares en sus respectivos países, pero en Nicaragua, el abandono de EE.UU. dejaba al gobierno sin su principal sustento, más simbólico que material y, por ende, a la Guardia Nacional adscrita personalmente a Somoza190. En agosto de 1977 llegó a Managua el nuevo embajador de Carter, Mauricio Solaún, que estableció contactos con todo el espectro económico y político, a excepción de los sandinistas, porque eran ilegales. Con ello rompía con la trayectoria seguida por todos los anteriores embajadores que habían considerado su principal labor adular a los Somoza y no causarles ningún problema. Solaún empezó a escuchar las críticas y quejas de la ciudadanía común nicaragüense y le propuso a Carter un cambio en el partido liberal de Nicaragua que llevara a una solución de “un somocismo sin Somoza”. Pero no encontró suficiente respaldo en el Secretario de Estado, Warren Christopher, ni en la mayoría de los especialistas latinoamericanos del Departamento de Estado, que estaban divididos y más preocupados por los grandes regímenes militares de América del Sur. Sin embargo, más adelante, esa fórmula del “somocismo sin Somoza” sería una de las propuestas de solución contra la que tuvieron que oponerse tanto Los Doce, como el FSLN. El malestar y las nuestras de rechazo a la dictadura se acrecentaban día a día en Nicaragua y la Unión Democrática Liberal (UDEL) aprovechó la situación para elaborar y hacer público su programa que incluía la exigencia del fin del Estado de Sitio, el levantamiento de la censura de prensa y una amnistía general para los presos políticos. Paralelamente, los terceristas del FSLN estaban programando nuevas acciones guerrilleras en lo que denominaron “La ofensiva de octubre de 1977”, proponiéndose atacar los cuarteles de la Guardia Nacional en San Carlos, Nueva Segovia, Masaya y Rivas. 189 Ramírez, S. (1999), Ob. cit., p.121. 190 Bataillon, G: Génesis de las guerras intestinas en América Central (1960-1983). Fondo de cultura Económica, México, 2008, p. 152.
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3.2. El ataquE al cuartEl dE s. carlos y la ampliación dE la oposición. El grupo dE los docE El asalto al cuartel de San Carlos fue la más importante acción llevada a cabo en la ofensiva de octubre de 1977, previamente programada como una provocación que impulsara al levantamiento de las principales ciudades, con el propósito de establecer un nuevo gobierno y forzar la salida de Somoza. Después, quedaría más bien como una acción simbólica de una nueva táctica que comenzaba, pero sin trascendencia real en su momento, incluso con una fuerte sensación de fracaso, no siempre confesado por el FSLN. La acción del asalto a varios cuarteles se había planificado simultáneamente a la movilización de un sector intelectual-empresarial que estaba integrado por algunos exiliados en Costa Rica y otros recién llegados allí para esa acción, que desde comienzos de 1977 se habían ido reuniendo y clarificando sus objetivos. El grupo había partido de los contactos de los hermanos Ortega con Sergio Ramírez, que era miembro secreto del FSLN desde 1975191. A Ernesto Cardenal, también participante, se le había encomendado una visita a Fidel Castro para solicitarle ayuda. Después llegó de Honduras Daniel Ortega y, en mayo de 1977, en el Apartotel San José se dio la primera reunión clandestina de los que después formarían el primer gobierno revolucionario. Fue ahí donde, por medio de un contacto establecido a través de Herty Lewites, nació realmente el Grupo de los Doce192. Uno de sus miembros, Ernesto Castillo, abogado, dueño de una librería, y perteneciente en forma clandestina al FSLN, se dirigió a Costa Rica para hablar con Sergio Ramírez y regresó a Managua para buscar una red selecta de colaboradores que diera respetabilidad política a los sandinistas. Con ese propósito, el Grupo lo constituyeron personas de reconocido prestigio en Nicaragua que no militaban, al menos explícitamente, en ningún partido político: Sergio Ramírez, escritor conocido internacionalmente, miembro no público del FSLN y coordinador del grupo. Miguel D’Escoto, religioso católico que trabajaba para la orden Maryknoll en EE.UU193. Fernando Cardenal, jesuita y ex vice-Rector de la Universidad Centroamericana a cargo de su orden. Joaquín Cuadra Chamorro, conservador y abogado del grupo del Banco de América, del Grupo Pellas —el grupo económicamente más fuerte del país— que se incorporó fundamentalmente porque tenía un hijo en la guerrilla.
191 Nolan, D., Ob. cit., p.104. 192 Herty Lewites estaría al año siguiente presente en la planificación de la toma del Palacio Nacional, aunque fue de los que no creyó que la acción fuera factible. 193 Miguel D’Escoto apareció por la conexión que existía con los Maryknoll y fue propuesto por Sergio Ramírez porque pensó que podía ser útil su presencia.
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Guardia Nacional preparando un ataque de octubre de 1977, en el km. 14 de la carretera de Masaya. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Cuartel “La Fortaleza” en San Carlos, de la 21ª Compañía de la Guardia Nacional. Octubre de 1977. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Panfletos y libros capturados en Solentiname, después del ataque al cuartel de San Carlos. Octubre de 1977. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Los Doce: de pie, de izquierda a derecha: P. Miguel D’Escoto, Carlos Tünnermann, Ricardo Coronel Kautz, Arturo Cruz, P. Fernando Cardenal, Casimiro Sotelo, Joaquín Cuadra Chamorro, Sergio Ramírez. Sentados, de izquierda a derecha: Emilio Baltodano, Carlos Gutiérrez y Tito Castillo. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Emilio Baltodano Pallais, empresario, dueño de fincas de café y socio y gerente de la compañía del Café Soluble Presto, la más importante del sector en Nicaragua. Felipe Mántica, dueño de la cadena de supermercados más grande del país y de unos grandes almacenes vinculados con el grupo del Banco de América. Había apoyado años atrás al movimiento cristiano estudiantil, durante los conflictos de la UCA de la década de 1970 y había sido el impulsor del periódico Testimonio que fustigaba al régimen de Somoza desde las posiciones cristianas del movimiento de la Teología de la Liberación. En una entrevista posterior, Mántica recordó que cuando decidió incorporarse al Grupo, no le había preocupado el factor ideológico: “Yo pensaba que el régimen de Somoza era injusto, que estaba ahogando a Nicaragua, y que era necesario dar algunos pasos concretos para arrojar a Somoza del poder y establecer un nuevo régimen más justo. La parte ideológica no me interesaba demasiado. Tampoco había estudiado el marxismo ni me preocupaba. Yo actuaba principalmente por consideraciones cristianas. Pensaba que Somoza, como todos los dictadores de América Latina, estaba cometiendo un grave error al crear situaciones que podían conducirnos a una revolución explosiva. Pero pensaba que la solución en Nicaragua podía ser pragmática”194.
Arturo José Cruz, banquero y alto funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo de Washington, había sido compañero de estudios de Somoza y conservaba cierta amistad con él. Se aseguró antes de entrar en el Grupo de que, en el caso de una victoria sandinista, cabría en el país una empresa privada responsable y progresista, se convocarían elecciones y se despolitizaría a las fuerzas armadas. Cuando se le contestó afirmativamente a todo ello, aceptó unirse al grupo y dijo: “No lo hice sólo por la corrupción que reinaba en el seno del gobierno, sino porque se estaba llevando a cabo una burla de la República que yo amaba. Admito que la primera vez que Somoza ganó las elecciones, lo hizo con claridad. El pueblo, mayoritariamente, le entregó un cheque en blanco, pero utilizó el ejército para afianzarse de forma definitiva. Yo siempre creí que el poder civil debe prevalecer sobre el militar y ésa fue la razón por la que decidí unirme a ellos”195.
El resto de los componentes fueron: Carlos Tünnermann, ex Rector de la universidad de Nicaragua, UNAN, y residente en México; Ricardo Coronel 194 Felipe Mántica fue un elemento clave en el grupo porque era una persona muy respetada. Gracias a su prestigio, se estableció la primera comunicación con Carlos Andrés Pérez y propició que la burguesía nicaragüense modificara su percepción de los miembros del FSLN como fanáticos comunistas. Christian, S., Ob. cit., p. 46 195 Ibidem, p. 47
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Kautz, ingeniero agrónomo y uno de los técnicos más importantes del Ingenio San Antonio, propiedad de la familia Pellas, la más adinerada del país; Ernesto Castillo, abogado, ex profesor de la UCA y residente en Costa Rica desde el año anterior196; Carlos Gutiérrez, dentista residente en México y protector allí de los exiliados nicaragüenses y Casimiro Sotelo, arquitecto residente en California y principal cabeza de la solidaridad con el FSLN en San Francisco197. En julio de 1977 se diseñó un gobierno revolucionario que sería el que sustituiría a Somoza —si las acciones programadas tenían éxito— y quedó constituido en Cuernavaca, donde también se aprobó el borrador de un programa: 1. 2. 3. 4.
Régimen democrático de libertades públicas. Abolición de la Guardia de Somoza y creación de un ejército nacional. Expropiación de los bienes de la familia Somoza y sus allegados. Transformación del régimen de propiedad, empezando por una reforma agraria, bajo un sistema de economía mixta. 5. No alineamiento y fin de la dependencia de EE.UU198. Ese programa fue básicamente el mismo que se mantuvo hasta el triunfo de la revolución y el Grupo de los Doce tendría, cuando saliera a la luz, una significación social de gran importancia porque se definirían como sandinistas, antidictatoriales y con el propósito de generar una etapa democrática, una vez se hubiera derrotado a la dictadura. Ello supondría un mecanismo de desbloqueo en la conciencia de la población nicaragüense, frente al fantasma del comunismo, dado que el régimen llamaba a los miembros del Frente “sandino-comunistas” para desprestigiarlos y neutralizar sus posibilidades democráticas. Su composición social fue imprescindible para lograr la aceptación del resto de los grupos opositores199. El papel que representó el Grupo de Los Doce en la sociedad, en el momento de su aparición pública, se aprecia muy bien en las palabras de Henry Ruiz: “Las armas comienzan a entrar al país cuando Carlos Andrés Pérez —presidente entonces de Venezuela— empieza a apoyar al Frente Sandinista, como él dice, “a los muchachos”. Pero fue a través de Los Doce, no de los radicales. Yo estaba entre los radicales y no era por nosotros, sino por medio de los “más suaves”. Y ellos sabían que nosotros éramos radicales, pero no les importaba a cambio de tumbar a Somoza200.
196 Ernesto Castillo había abandonado su puesto en un prestigioso bufete de abogados y tenía una librería en Managua “Club de Lectores”. Fue acusado de introducir libros subversivos y tuvo que dejar Nicaragua, a punto de ser apresado, porque se había iniciado un juicio contra él. 197 Nolan, D., Ob. cit., p. 105. 198 Ramírez, S. (1999), Ob. cit., pp.95-98. 199 Antecedentes del ataque al Palacio Nacional. ACHM, Inventario de Frentes de Guerra- Frente Sur Benjamín Zeledón, Caja I, Fólder 9, Expediente 02638. 200 Entrevista de la autora a Henry Ruiz, Comandante Modesto. Managua, 2004.
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Fue en octubre de 1977 cuando Humberto Ortega expuso al Grupo de los Doce el plan que el FSLN pensaba realizar de inmediato, de ataques simultáneos a varios cuarteles, para sorprender a la Guardia: en Masaya, Rivas y Granada, al Sur de Managua; en Ocotal, al Norte del país; en Chinandega, al Occidente y en el Puerto de San Carlos, en la frontera de Costa Rica, en Río San Juan. Les aseguró que había 1.200 hombres entrenándose y que los cuarteles caerían fácilmente, la población les apoyaría y el gobierno que ellos formarían tomaría el poder sin problemas. Después de todos los ataques proyectados, el que realmente se llevó a efecto y tuvo más repercusiones fue el del cuartel de San Carlos. Para esa acción se había estado entrenando un grupo de jóvenes de la comunidad de Solentiname —un grupo organizado por el sacerdote Ernesto Cardenal en un archipiélago de pequeñas islas en el Departamento de Río San Juan—, con el propósito de que las acciones continuaran después con el ataque al cuartel de Rivas201. El plan establecía que, simultáneamente, el grupo de exiliados de Costa Rica, el llamado Grupo de los Doce, esperaría la señal de la victoria para entrar en Rivas, saldría a la luz y establecería el Gobierno provisional que ya estaba preparado hasta tal punto que, incluso, Felipe Mántica, previamente elegido como presidente, ya tenía escrito el discurso de su presentación202. El grupo salió a esperar a los de San Carlos en la población de Cárdenas, en la costa del Lago, para después ingresar a Rivas, pero el vehículo en el que iban tuvo una avería y tuvieron que regresar a San José. Allí supieron que los de San Carlos no habían podido llegar a Cárdenas y, en una reunión en San José con Humberto Ortega, éste manifestó que la operación no había resultado. Dio por terminados los planes, dejando al Grupo liberado del compromiso y dándoles a entender que se podían desintegrar. La experiencia había hecho que emergieran, de modo bastante evidente, los conflictos internos en el FSLN y el Grupo se percató de que era posible que no sólo existiera una guerra contra Somoza, sino entre las propias facciones del Frente, que empezaba a mostrar grandes debilidades. En esa situación, Felipe Mántica, decepcionado, decidió dejar de formar parte del grupo. El resto, respondió a Humberto Ortega que ya estaban integrados en la revolución y se iban a mantener, pero preferían continuar en Costa Rica esperando una situación más propicia para entrar en Nicaragua. Los Doce —ahora sólo once— siguieron apoyando al Frente, aunque les causó cierta frustración la actitud personal de Humberto Ortega, y a pesar de que hasta ese momento no habían sido informados de las enormes limitaciones de orden militar que tenía el FSLN. 201 La comunidad de Solentiname había sido organizada como un lugar de convivencia de los campesinos que pretendían vivir el Evangelio y rescatar la artesanía olvidada de su país. Se convirtió en un centro cultural con manifestaciones de pintura primitiva, cerámica, esmalte, poesía y arqueología. Fue totalmente destruida después del asalto al cuartel por la Guardia Nacional, que lo quemó todo y dejó allí un retén de 500 miembros en la Iglesia convertida en cuartel. 202 Para conocer estos hechos con detalles, consultar: Cardenal, E.: La revolución perdida. Ed. Anama, Managua, 2003.
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El fracaso de San Carlos dejó claro que no había condiciones para una ofensiva capaz de ser sostenida y que era imprescindible una red de apoyo exterior. Para ello se estructurarían después equipos de trabajo de solidaridad y respaldo que, en comunicación con Humberto Ortega, realizaran los contactos adecuados. Se crearía para ello una Comisión Política del Exterior constituida por Herty Lewites, Sergio Ramírez y Ernesto Castillo. Ernesto Cardenal fue destinado a tiempo completo a esa labor en el exterior. Entretanto, en Solentiname, Plutarco Elías Hernández, que había sido anteriormente el responsable del regional del FSLN en Chinandega, se había dejado vencer por el miedo y había traicionado a sus seguidores. Había huido en medio del combate a Costa Rica, y había dejado solos a los demás, sin el respaldo del resto de las acciones programadas203. Los de Solentiname, sin embargo, habían recibido la consigna de que no habría posible retirada y habían ido dispuestos a vencer o a morir en la acción. Ese supuesto fue trágico después porque no tuvieron noticias de que no se habían atacado los otros cuarteles y, ante la falta de seguimiento, algunos perdieron la vida por no replegarse, como habrían hecho de haber existido una buena comunicación. Al no ser tomados simultáneamente los otros cuarteles, la Guardia pudo concentrar todos sus esfuerzos en San Carlos y dos de los asaltantes murieron, otro fue apresado y el resto tuvo que huir y se entregó finalmente en la localidad de Los Chiles, en Costa Rica204. Cuando la Guardia destruyó la comunidad de Solentiname, Ernesto Cardenal escribió una “Carta al pueblo de Nicaragua”, que se publicó en La Prensa, donde explicaba que lo que había radicalizado a esa comunidad era el Evangelio, que comentaban cotidianamente en las misas: “Los campesinos de Solentiname, que profundizaron en el Evangelio, no podían dejar de sentirse solidarios con sus hermanos campesinos que, en otras partes del país, estaban padeciendo la persecución y el terror: los estaban encarcelando, torturando y asesinando, les violaban sus mujeres, les quemaban sus ranchos y los arrojaban desde helicópteros. También tenían que sentirse solidarios con todos aquellos que estaban dando sus vidas por amor al prójimo. Y esa solidaridad, para ser real, significaba que también uno tenía que comprometer su seguridad y su vida. En Solentiname se sabía que no íbamos a gozar siempre de paz y tranquilidad, si uno quería poner en práctica la palabra de Dios. Se sabía que la hora del sacrificio iba a llegar y esa hora ya llegó”205.
203 Plutarco Elías ya venía precedido de una historia sórdida: había sido el responsable de la muerte de Chicho Cepeda en Chinandega. Después, cuando Humberto Ortega se separó de la Dirección Nacional, Plutarco llegó a ser miembro de la misma. 204 Después de andar cinco días sin comida y agotados, se entregaron a la Guardia Civil de Costa Rica en Los Chiles. La Guardia de Costa Rica los curó y les dio comida y después los llevó en avión a San José por miedo a que los atacaran los aviones de Somoza que estaban patrullando por la zona. El que después cayó preso fue Felipe Peña y los dos muertos, Donald Guevara y Elbis Chavarría. Cardenal, E., Ob. cit., p. 46. 205 Cardenal, E., Ob. cit., pp. 50-51.
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Otra de las ciudades que debía ser tomada en la ofensiva de octubre era Ocotal, por una columna que entró por Honduras, constituida por unos cuarenta guerrilleros entre los que se encontraban Germán Pomares, Víctor Tirado, Daniel Ortega, Dora María Téllez y Joaquín Cuadra, entre otros. Pero supieron que se había dado un aviso a la Guardia y no pudieron seguir el plan previsto. Sus integrantes siguieron emboscados, atacando a la Guardia cuando podían y realizando acciones militares hasta la insurrección, y ese grupo fue el embrión del futuro Frente Norte Insurreccional. Finalmente, el tercer ataque planeado era el del cuartel de Masaya, que se asaltó ya tarde porque no llegó a los designados la señal esperada, y en el que actuaron sin buena coordinación al esperar refuerzos de Managua que tampoco acudieron. Por todo ello, los de San Carlos quedaron aislados y sufrieron las consecuencias206. Al respecto de esta acción, los informes dados por la Comandancia y por el FSLN no coinciden. La Comandancia de San Carlos registró el resultado de la siguiente forma:
206 Hubo varias muertes, entre ellas la de Israel Lewites, hermano de Herty Lewites, futuro candidato a la Presidencia de la República, en las elecciones de 2006, a las que no llegó por haber fallecido unos días antes.
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Informe de la Comandancia de San Carlos Departamento de Río San Juan Muertos de la G.N.:
Muertos del FSLN:
Mayor de Infantería José M. Delgadillo Subteniende de Infantería José A. Arévalo Cabo Dávila C., José Raso Rivera M., Isabel Raso Robert R., Antonio
Uno conocido como “El Chato” Supuestamente, Roberto Pichardo, muerto el día 15 Otro no identificado
Lesionados de gravedad de la G.N.
Miembros del FSLN huidos:
Sargento Torres I., Vicente Raso Díaz S., Armando Raso Gómez G., Fulgencio Raso Toruño A., Arnulfo Auxiliar Duque D.,Miguel Auxiliar Curtis B., Adolfo
Antenor, William y Álvaro Ferrey Bermúdez (hnos) Alejandro, Iván, J. Ramón, Donald, Miriam y Gloria Guevara Silva (hnos), José Bosco Centeno Aróstegui Laureano Mairena Aragón Elbis Chavarría Sequeira Nubia Arcia Mayorga Pedro Pablo Meneses Narváez Richard Lugo Illen Kinloch
Todos estos elementos estaban dirigidos intelectualmente por el cura (revolucionario) Ernesto Cardenal Martínez, en conjunto con los hermanos Luis y Carlos Coronel Kautz, quienes le prestaban dinero, entrenaban y dirigían a esos grupos guerrilleros. Firmado: Francisco E. Fajardo. Coronel de Infantería G.N. Fuente: Informe de la Comandancia del Cartel de San Carlos. AHINCA-ASD-O70.
La información dada por el FSLN fue diferente. En referencia a los atacantes del Frente añadió algunas precisiones y fue mucho más general con respecto a las bajas producidas en el ejército. En 1978, un texto relativo a estos hechos, decía así: “Después de dos horas de combate en San Carlos, el ejército sufrió 25 bajas, 20 muertos y 5 heridos, entre ellos el Oficial Ejecutivo del Comando, Mayor Delgadillo. Por parte del FSLN fue herido en un brazo Antonio Hernández, responsable militar de la operación, que fue evacuado a Costa Rica; Ernesto Medrano, costarricense, herido en una pierna, capturado
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por el ejército, trasladado en helicóptero a Managua y después asesinado; los compañeros Roberto Pichardo y William Torres, el primero capturado por el ejército y después asesinado, y el segundo, muerto en combate; los compañeros Donald Guevara y Elbis Chavarría, de la comunidad de Solentiname, capturados, dados por desaparecidos, a pesar de haber sido vistos por los habitantes de San Carlos cuando fueron detenidos y de haber reconocido sus detenciones el general Samuel Genie, Jefe de la Oficina de Seguridad Nacional (…) Después de la retirada de nuestras escuadras, el ejército lanzó una operación de represión indiscriminada que dejó un número todavía no especificado de civiles muertos, ametrallados a mansalva por la aviación, cuyos cadáveres fueron quemados en San Carlos para aterrorizar a la población”207.
Tras la toma del cuartel de San Carlos, el Estado Mayor de la Guardia Nacional mantuvo una reunión de emergencia en la Loma de Tiscapa, con el general McCoy, Agregado Militar de EE.UU., en Nicaragua. Asimismo, la aviación de Somoza atacó con ametralladoras al Ministerio de Seguridad Pública de Costa Rica, que estaba realizando un reconocimiento por el río Frío, en territorio costarricense, con varios periodistas, también de Costa Rica. Éstos afirmaron que, cuando los helicópteros bajaron a tierra, pudieron comprobar que había un oficial del ejército regular de EE.UU. dirigiendo las unidades de Somoza y que, poniendo la mano frente a una de las cámaras de televisión, manifestó: “Aquí ser Nicaragua. Aquí mandar nosotros” 208. No era algo extraño dado que el ataque a la comandancia del Coronel Fajardo en S. Carlos fue asistido por la Compañías 23 Piloto de la EEBI, que resolvió muy pronto a su favor el enfrentamiento. Así lo confirmó el Capitán Justiniano Pérez: “El Coronel Fajardo no tuvo que soportar un asedio prolongado porque la operación anfibia de la Compañía 23 Piloto fue hacia el objetivo y los atacantes optaron tempranamente por replegarse hacia Costa Rica (…) Las bajas fueron mínimas y la Compañía se empeñó, sobre todo, en la persecución de los atacantes (…) Finalmente incursionamos en Solentiname, de donde procedían buena parte de ellos, sin mayores resultados porque ya éstos disfrutaban en Costa Rica de la protección encubierta de las autoridades del país (…) A partir de entonces, el peso de todas las actividades de rescate a la mayoría de los comandos atacados caería sobre la EEBI”209.
No era cierto que en Solentiname “no había habido más resultados”. La comunidad fue arrasada y, aunque el capitán habla sólo de sus escasas bajas, tres de los miembros de Solentiname habían muerto, y habría después dos más entre 207 Boletín Informativo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, pp. 3 y 4. Enero de 1978. ACHM, Tendencia GPP, Caja III, fólder 4, Exp. 03898. 208 Ibidem, p. 5. 209 Pérez, J. (2006), pp.43-44.
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los huidos. No se encontraban disfrutando de la protección de Costa Rica, como aseguró el capitán J. Pérez. Dado que en los días del asalto al cuartel de San Carlos, Ernesto Cardenal había sido reclamado por el grupo de exiliados de Costa Rica y nombrado embajador Plenipotenciario del nuevo gobierno que se pensaba establecer, se encontraba allí durante el asalto. Se entrevistó después, en Caracas, con el presidente Carlos Andrés Pérez con la pretensión de que Venezuela fuera el primer país en reconocer al nuevo gobierno y obtuvo de él la promesa de una sustanciosa ayuda económica y el reconocimiento inmediato del nuevo gobierno nicaragüense en cuanto se proclamara210. En otra reunión, en la casa de Ernesto Castillo de Costa Rica, Los Doce habían decidido lanzar un manifiesto público apoyando al FSLN —lo que significaba formalizar su alianza con los terceristas— y salir a la luz como El Grupo de los Doce. Escribieron una carta pública al pueblo de Nicaragua, exponiendo que la dictadura de Somoza estaba “en una situación agónica y había que empujarla hacia la sepultura”, que ellos reconocían al Frente Sandinista como un grupo honesto, valiente y maduro y que era imprescindible crear un Frente Amplio Antisomocista. Querían apoyarlos y evitar que desde EE.UU. se impusiera una solución sin contar con el FSLN. Un mes después del asalto a San Carlos, Los Doce enviaron un comunicado que apareció en la primera página del diario La Prensa el 5 de noviembre de 1977, titulado “Los Doce producen nuevo documento”. Era un artículo, a la manera de manifiesto, en el que se repetía en forma de llamamiento el programa diseñado por el grupo que recogía su análisis y objetivos en otro anterior titulado Los doce puntos de Los Doce, que habían sido los siguientes: 1. “Abolición de la dictadura somocista y de todos sus resabios, incluyendo cualquier maniobra que signifique o pueda significar la continuación de ‘un somocismo sin Somoza’ para dar paso a la transformación integral de la sociedad nicaragüense. 2. Formación de un gobierno de carácter nacional, integrado por los sectores que hubieran participado efectivamente en la erradicación de la dictadura y que sirva para establecer las bases de un nuevo orden democrático en el país. 3. Eliminación del terror como sistema de gobierno, garantizando el respeto a los derechos humanos, tanto los que se refieren a la vida e integridad física y moral del nicaragüense, como los que atañen a sus derechos cívicos, libertad sindical, de organización e información, todos los cuales deben considerarse en el mismo plano de igualdad. 4. Eliminación de la corrupción administrativa en todas sus manifestaciones, tales como el desfalco, la defraudación, el soborno, contrabando, 210 Les envió enseguida 100.000 USA$ y 50.000 a La Prensa y les prometió la misma cantidad cada mes. Cardenal, E., Ob. cit., p.39.
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comisiones ilegales, extorsión y deslealtad de los servidores públicos a los intereses nacionales confiados a su cuidado, instaurando, en cambio, una absoluta honestidad administrativa capaz de devolver a los nicaragüenses la confianza en los valores morales. 5. Desterrar el injusto, corrompido y desleal dominio económico que la familia Somoza ha ejercido sobre Nicaragua, convirtiéndola en propiedad privada. Y, mediante la recuperación de sus propiedades, negocios e intereses, formar un sector público de la economía que impulse la transformación del país. 6. Abrir a los nicaragüenses una posibilidad real para el mejoramiento de la calidad de vida, mediante la garantía del derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación y a la cultura. 7. Realizar una Reforma Agraria, principalmente sobre la base de las tierras y explotaciones agrícolas recuperadas de la familia Somoza. La Reforma Agraria debe comprender la regulación de la renta de la tierra laborable, para evitar el agiotismo y la especulación y ser ejecutada con carácter integral, de manera que las unidades de producción reciban la asistencia técnica, educativa y financiera necesaria. 8. Poner en manos del Estado la explotación de los recursos naturales: minas, bosques, pesca y energéticos. 9. Nacionalización de todas las formas de transporte colectivo y garantía de que las líneas de buses funcionen con la participación de los usuarios en su operación y manejo, de manera que el servicio sea digno y humano. 10. Organización del ejército nacional como entidad realmente profesional, dedicado a salvaguardar la soberanía e integridad del país. 11. Recobrar para el país un sistema judicial que funcione con plena garantía de los derechos ciudadanos, sacándolo del estado de postración moral y de servidumbre en que le ha sumido la dictadura. 12. Garantizar el establecimiento de un régimen constitucional para la realización de una sociedad justa y democrática y, a esos efectos, formular una ley electoral que garantice plenamente el derecho de los ciudadanos a la participación política, sin discriminaciones ideológicas y sin restricciones en cuanto a la libre inscripción de partidos”211.
Desde que Los Doce habían hecho sus llamamientos, firmados por personas tan relevantes y pertenecientes a la empresa, intelectualidad e Iglesia, la sorpresa de la población había sido mayúscula al ver que apoyaban al Frente banqueros, empresarios y sacerdotes212. Pero cada vez más había que enfrentar el problema de los diferentes puntos de vista que iban surgiendo en diferentes facciones del FSLN, cada vez más profundos desde el ataque a los cuarteles. El sacerdote Ernesto Cardenal —aprovechando el prestigio que tenía entre la sociedad— reiteró 211 Firmado por todos los integrantes del grupo. Los Doce. 12 Puntos. AEMC, 0-21. 212 Ramírez, S.: La marca del Zorro. Hazañas del comandante Francisco Rivera Quintero contadas a Sergio Ramírez. Ed. Nueva Nicaragua, Managua, 1989, p. 161.
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su apoyo al Frente y de su texto se desprende la preocupación ante la fisura producida entre las distintas tendencias y su intento de mediar y disminuir la alarma que se podía generar entre la población: “El FSLN está dispuesto a luchar hasta las últimas consecuencias para lograr una Nicaragua libre y democrática y nuestro compromiso como cristianos y como revolucionarios es darle todo nuestro respaldo a la Dirección Nacional (…) Tenemos allí a José Benito Escobar, obrero de la construcción y uno de los fundadores del Frente, combatiente en la montaña y en la resistencia urbana, preso durante cinco años y liberado en la acción del 27 de diciembre de 1974. Está Henry Ruíz, estudiante de extracción popular, con diez años de militancia y cinco en la montaña, como comandante del Frente Nororiental ‘Pablo Úbeda’. Está también Daniel Ortega Saavedra, uno de los iniciadores del movimiento, de origen popular, responsable de la resistencia urbana y que ha estado preso durante siete años hasta el mismo 27 de diciembre. Actualmente es comandante del Frente Norte, ‘Carlos Fonseca Amador’. Otro es Victor Manuel Tirado López, relojero y otro de los fundadores del Frente, junto con Carlos Fonseca, combatiente en la montaña en Bocay, Pancasán y Zinica (…) Están Plutarco Hernández, uno de los forjadores de la resistencia urbana y Humberto Ortega Saavedra, iniciador del movimiento junto con la mayoría de los demás miembros, que ha sufrido cárcel y que actualmente es comandante del Frente Sur ‘Benjamín Zeledón’. Por último, Tomás Borge, otro fundador del Frente, participante en las luchas de la montaña y resistencia urbana y actualmente en prisión. Para las personas que no están bien informadas, y puedan ser objeto de la propaganda somocista, convendría aclarar que cuando un movimiento como el nuestro llega a ser grande, pueden surgir corrientes en su seno: en la actualidad hay dos grupos que no se ciñen a la Dirección Nacional. Uno de ellos, sostiene que todavía no es el tiempo de una insurrección popular, sino que es necesaria una previa labor prolongada de hostigamiento (GPP). El otro, es de jóvenes intelectuales (TP) y sostiene que primero hay que formar en Nicaragua un partido y sólo después pensar en tomar el poder, por lo que se oponen a una ‘ofensiva final’ (…) El Frente Sandinista es uno y su política insurreccional está siendo conducida por la Dirección Nacional. Como sacerdote y como revolucionario, yo les digo a mis compatriotas, a mis hermanos nicaragüenses, que debemos respaldar al Frente Sandinista y a su Dirección Nacional”213.
Como se puede apreciar en el texto, E. Cardenal menciona a líderes emblemáticos del FSLN, tanto de la Tendencia GPP como de la Proletaria, tratando de transmitir un mensaje de confianza en la unión, dado que todos eran combatientes de probada lealtad. No obstante, deja claro que él apoya a la tendencia Insurreccional. 213 Llamamiento de Ernesto Cardenal, noviembre de 1977. AEMC-022.
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Tras la toma del cuartel de San Carlos, otra escuadra del FSLN atacó el comando de Masaya, en la carretera que une Masaya con Managua, montando una emboscada para contener el avance del ejército y ese día murió uno de los miembros más valorados de la Dirección Nacional, Pedro Aráuz Palacios, “Federico”, en la carretera a Tipitapa, además de otros compañeros que fueron descubiertos en casas de seguridad. Por esas y otras consecuencias, las tomas de San Carlos y Masaya fueron motivo de serias discrepancias entre diferentes miembros relevantes del FSLN —integrantes de las tres tendencias— y, en especial, respecto a la visión que se tenía desde el exterior y desde el interior de Nicaragua214. 3.2.1. El análisis del FSLN sobre el asalto a los cuarteles El asalto a los cuarteles había sido pensado y realizado por la facción Tercerista, por lo que realmente, no se podría decir en rigor que fue un análisis del FSLN, sino de cada una de las facciones, cada vez con diferencias más enconadas. La Tendencia Proletaria (T.P.) se manifestó enseguida haciendo público su desacuerdo y hasta culpando a los protagonistas de la muerte de Pedro Aráuz, uno de los líderes emblemáticos de la GPP: “Las acciones de San Carlos, Ocotal y Masaya han sido organizadas y llevadas a cabo por una facción del FSLN, los terceristas, por lo que las declaraciones y entrevistas publicadas como oficiales del FSLN en distintos medios, son de exclusiva responsabilidad de los miembros de esa facción (…) El sectarismo político de la facción Tercerista y la sorpresa de las acciones contribuyó a la caída de cinco militantes de la GPP, incluso del jefe de la misma, Pedro Aráuz Palacios” 215.
La Tendencia Proletaria opuso fuertes objeciones a las acciones de asalto a los cuarteles y acusó a los terceristas de no tomar en cuenta el papel revolucionario de las masas ni la necesidad de fortalecer las organizaciones obreras y campesinas, con lo que dejaban de lado los postulados del socialismo. También les criticó la aceptación de la suma de fuerzas de la derecha y el haber permitido la intromisión del Departamento de Estado en los asuntos de Nicaragua. Ellos consideraban que la marcha hacia la unidad de todas las fuerzas revolucionarias y democráticas era una prioridad que habían olvidado los terceristas216. Los terceristas, sin embargo, optaron en su interpretación por el triunfalismo y atribuyeron a esos asaltos las movilizaciones que se produjeron días y meses después, que pusieron en evidencia la corrupción del régimen y la debilidad del 214 Información del FSLN de la muerte de 11 de sus miembros en los enfrentamientos de la carretera de Masaya. Boletín Informativo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, p. 6. Enero de 1978. ACHM, Tendencia GPP, Caja III, fólder 4, Exp. 03898. 215 Comunicado de la Tendencia Proletaria criticando las acciones de S. Carlos de 1977, p. 2. AECMS/C 216 Ibidem, p. 3.
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propio gobierno de Somoza. Entre esas movilizaciones destacaron algunas: una campaña periodística solicitando la abolición del código negro de radio y televisión, que censuraba fuertemente a todos los medios de comunicación; manifestaciones en barrios extremos y pobres, como “Open Tres”, “Bella Cruz” y “Bello Amanecer”, en demanda de medios de transporte hacia el centro de Managua —a donde sólo llegaban camionetas de carga, como las del ganado— y se denunció que ello se debía a que el concesionario de dicha ruta era el general Victoriano Lara, ayudante personal de Somoza; la agitación laboral del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) por las represalias tomadas contra el presidente de su sindicato de trabajadores, quien se había opuesto a las maniobras del director para crear un sindicato “blanco”; las protestas del campesinado por una usurpación de tierras en la zona denominada Las Playitas por parte de un coronel; las agitaciones de obreros de la multinacional Julios Berger de Corinto, de las empresas mineras El Limón, El Septentrión y Santa Pancha, y de la de construcción de León, por mejores condiciones de trabajo, y así otra serie de percances anunciaban cada vez más que la ciudadanía estaba perdiendo el miedo. Todas esas protestas y agitaciones las atribuyeron los terceristas a la conciencia que habían adquirido las masas gracias al ataque a los cuarteles, mayoritariamente interpretado por la población como el inicio del final de la dictadura. Asimismo, consideraron que las acciones de octubre habían dado lugar a una serie de acontecimientos que habían dejado al descubierto la débil estructura económica del sistema, que se había empezado a resquebrajar. Como muestra de ello, argumentaron que la fuga de 100.000.000 USA$ al exterior, junto con las ganancias de los representantes del café y del algodón, que salían igualmente hacia otros países, era una muestra clara de la desconfianza creciente de la burguesía en el sistema. De igual forma se interpretó el abandono por parte del Estado del programa de Emergencia Económica —que permitía cierto control por parte del gobierno de los artículos básicos y de primera necesidad— y la vuelta a la “libre empresa” sin restricción alguna, más propia del siglo XIX, con el único fin del régimen halagar y agradar a los sectores más duros de la burguesía. Otros indicios de ese temor nuevo del gobierno —según la Dirección Nacional del FSLN, que ahora se atribuían los terceristas— eran la ausencia de una política forestal que antes controlaba la deforestación practicada por las empresas algodoneras y madereras, o el vertiginoso endeudamiento externo que había hecho subir la deuda del país en un 700% en cinco años, pasando de 100.000.000 C$ en 1972 a 7.000.000.000 C$ en 1977. Es decir, que se multiplicaban las medidas que tomaba el gobierno para “agradar” a la burguesía, ante la extrema necesidad de que no les fallara como aliada. Por último, mencionaban que se había producido un aumento en el presupuesto de Defensa del 100%, pasando de 194.000.000 C$ a 389 —que se pensaba financiar en buena parte también con crédito externo— para compra de equipo militar y ampliación de instalaciones, aunque no para la mejora del sueldo de los
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soldados rasos entre los cuales, por añadidura, habían aumentado las quejas217. En conclusión, los terceristas interpretaban que el sistema se resquebrajaba y, en su opinión, se había hecho visible tras el asalto a los comandos de San Carlos y Masaya218. Sin embargo, la versión oficial no era compartida por todos y, además de la protesta ya mencionada de los proletarios, el desacuerdo de la GPP fue notorio. José Benito Escobar —de la GPP— mantuvo una correspondencia con los hermanos, Humberto y Daniel Ortega, y con Víctor Tirado —terceristas—, que estaban fuera de Nicaragua, entre diciembre de 1977 y enero de 1978. En esas cartas se trasluce un profundo desacuerdo con el modo de proceder de los terceristas, frente a los que se consideraban los genuinos, los más antiguos y los verdaderos integrantes del FSLN y, por tanto, la Dirección Nacional legítima: la GPP. No se trataba sólo de una discrepancia puntual frente a la estrategia de la toma de los cuarteles, sino de un sentimiento de usurpación de protagonismo y de capacidad de decisión, según ellos, totalmente injustificada. Por añadidura, los terceristas siempre habían estado mayoritariamente en el exilio —aunque hubiera algunos miembros dentro de Nicaragua—, eran llamados “los del exterior”, y la GPP les reprochaba no haber sufrido a la dictadura dentro del país y desconocer los aspectos más cotidianos de la realidad nicaragüense por no estar viviéndola. El trasfondo de esas diferencias estaba en que en esa etapa llegó a haber, en la práctica, dos direcciones, una en el interior del país y otra fuera, en el exilio. José Benito Escobar y Henry Ruiz consideraban que la GPP había gestado al FSLN, y que eran sus miembros los que siempre habían librado la lucha sobre el terreno. No atribuían el mismo mérito a los que estaban en el exterior —exiliados en Costa Rica— ni consideraban que los últimos en llegar, y desde fuera, se convirtieran en su Dirección. Ciertamente, la GPP quedó como una facción porque surgieron las otras dos, pero había sido el germen del movimiento y, como seguidores del “foquismo” de la tan admirada revolución cubana, habían sufrido años de aislamiento y toda clase de condiciones miserables en la montaña, que en ese momento parecían no ser valoradas por los nuevos integrantes del Frente de las otras dos facciones. La GPP consideraba a los terceristas como unos advenedizos que, además, podían poner en peligro toda una estrategia muy diferente, ya largos años estudiada y mantenida. Una muestra de esas discrepancias entre las facciones —que alcanzaron, a veces, tensiones muy graves— fue el caso del Responsable del Regional Occidental, de la tendencia GPP, Emerson Velázquez (conocido como “Sergio”, “Hernán” o “Carlos”). Fue acusado dentro de la GPP por “problemas disciplinarios” hasta el punto de que fue desarmado y expulsado de la organización e, incluso, le ordenaran salir del país, entre abril y agosto de 1977. Él aceptó la expulsión y, después, se unió a la Tendencia Tercerista o Insurreccional, que repudió las agresiones a las que había 217 Los soldados rasos cobraban en ese año 600 córdobas mensuales, unos 80 dólares. 218 Boletín Informativo…, pp. 9 y 10.
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sido sometido, enviando un comunicado en agosto 77 a los militantes de Chinandega y León, donde se situaba el Regional que le había condenado. En abril del 78, la Dirección Nacional de la Tendencia Insurreccional lo nombró responsable del Frente Occidental Rigoberto López Pérez, lo que era una rehabilitación en toda regla y una demostración de la preeminencia que ya había alcanzado la Tendencia Tercerista219. Con referencia al otro motivo de crítica del momento, el asalto a los cuarteles —que realmente solo era la punta del iceberg de la crisis interna del FSLN—, en opinión de José Benito Escobar, se había cometido un grave error que demostraba que los exiliados tenían una visión muy distorsionada de los hechos. Según su percepción, la toma de los cuarteles de San Carlos y Masaya había sido un fracaso al no haber obtenido ninguna respuesta del interior, y no había desatado ninguna insurrección porque los pueblos iban a una insurrección cuando se les había organizado para ello, pero en esa ocasión no se les había organizado en absoluto. Acusó a sus interlocutores, —Humberto, Daniel, Plutarco y Tirado— de haber firmado un manifiesto como “Dirección Nacional”, a pesar de que el 4 de octubre de 1977, la GPP había anunciado la expulsión de Daniel, Humberto y Tirado, y de que Plutarco había sido excluido por deserción ya anteriormente. José Benito Escobar denunció que ni él ni Henry Ruiz conocían el Manifiesto Tercerista, ni firmado nada. Les reprochó que no hubieran valorado el descalabro provocado por la muerte de “Federico”, Pedro Aráuz. Incluso, él interpretaba que hasta les había supuesto un cierto alivio, sin valorar que él era el que tenía mayor experiencia clandestina y mayor dominio sobre el trabajo político de masas220. Incluso, les llegó a acusar de estar “divorciados de los principios revolucionarios de la organización” y calificó los planteamientos de Humberto, Daniel y Tirado de utópicos, si creían que con un cambio democrático iba a ser posible un paso al socialismo, además, en un sólo país. Él sólo concebía la lucha de Nicaragua insertada en la de Centroamérica, para lograr un desarrollo armonioso en la región que pudiera hacer frente al imperialismo. Terminaba diciendo que cuantos estaban con él condenaban la actitud del grupo del exterior y no reconocían ninguna autoridad ni política ni moral en Humberto, ni en Daniel, Tirado o Plutarco221. En el mismo sentido, una carta de Melissa (Gioconda Belli), también de la GPP, manifestaba su solidaridad con los que habían criticado los asaltos a cuarteles, a los que llamó “golpes militares”, así como su oposición al ascenso de cuadros que hasta hacía poco tiempo habían sido simples simpatizantes o colaboradores y más tarde se habían impuesto como ideólogos, incluyendo en esa trayectoria la decisión de haber delegado y derivado su propia representación hacia el Grupo de Los Doce222. 219 Véanse comunicados a este respecto en Apéndice III. 8. 220 Pedro Aráuz, “Federico”, había muerto el 17 de octubre de 1977 en esas acciones. 221 Correspondencia de José Benito Escobar a Humberto, Daniel y Tirado y los compañeros de base. Diciembre de 1977. ACHM-E-001, C-014, 000390. 222 Cartas de Melissa a Damián. AECM-040.
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En definitiva, se había materializado en una serie de acciones un problema de fondo que se estaba viviendo desde 1975: las diferentes interpretaciones existentes dentro del FSLN y que eran producto de rivalidades internas del movimiento, difíciles de ocultar, que les hacían discrepar sobre quien y cómo debía conducirse la lucha hasta el derrocamiento de la dictadura. Las tendencias sobrevivieron, aunque menos visibles, hasta después del triunfo de la revolución y realmente no decidieron unirse hasta que Fidel Castro les hizo saber que si no se unían, Cuba no ayudaría. Cada sector o tendencia consideraba la auténtica “su” dirección y podía “expulsar” a otros que, a su vez, eran fieles a la propia y descalificaban a los que estaban fuera de ella. 3.2.2. Las consecuencias de la aparición pública del Grupo de Los Doce El Gobierno estaba desconcertado. Le habían surgido casi a la vez dos problemas: esa nueva actividad guerrillera de los ataques a cuarteles de la Guardia en las ciudades y las declaraciones de un insólito Grupo de Los Doce, aparecido inesperadamente, que llamaba al pueblo a la insurrección y declaraba públicamente su apoyo al FSLN. Ese sector era un nuevo frente contra el régimen que representaba a segmentos de la sociedad, antes silenciosos, y de muy buena reputación. Tratando de frenar la situación creada, al mes siguiente del asalto a los cuarteles, en noviembre de 1977, desde el Gobierno se interpuso una querella criminal contra cada uno de los miembros del Grupo de los Doce, acusándoles de seis delitos: asociación ilícita para delinquir, apología del delito, rebelión, delitos contra la Constitución Política del Estado y delito por comprometer la paz de la República. Se les acusaba de haber infringido el Código Penal de Nicaragua, donde los mencionados delitos estaban tipificados en la siguiente forma: 1. “Delitos contra el Orden Público (Capítulo I): De la asociación e instigación para delinquir y de la apología del delito, según los artículos siguientes: a) Artículo 493: “El que forme parte de una asociación o banda de más de tres personas, organizada con el propósito permanente de cometer delitos, mediante el común acuerdo y recíproca ayuda de los asociados, incurrirá en prisión de uno a tres años, sin perjuicio de la sanción que le corresponda por los delitos que cometa. Tal pena se aumentará hasta en una tercera parte para los que actúen como jefes o directores de la asociación”. b) Artículo 494: “El que de manera pública y directa incite a otro u otros a cometer un delito determinado, incurrirá en arresto de dos meses a un año y multa de cincuenta a mil córdobas, siempre que tal acción no esté prevista como delito de mayor gravedad en otra disposición”. c) Artículo 495: “El que de manera pública y directa hiciera apología de un delito o género de delitos, incurrirá en arresto de uno a seis meses y en multa de veinte a quinientos córdobas. En la misma pena incurrirá el que, de manera pública, incite al encubrimiento de una ley o la denigre en cualquier forma o haga mofa
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de sus disposiciones. Se considerará que hace mofa de una ley cualquier persona que, a juicio del juez, la señale con nombres peyorativos. No se entenderá que use nombres peyorativos cuando se la llame por el nombre de quien la haya propuesto, si éste fuese conocido y no negare ser el autor del proyecto de ley”. 2. Delitos contra la seguridad interior del Estado (Capítulo I): Rebelión y Sedición: Artículo 501: “Cometen delito de rebelión los que promueven, encabezan o dirigen un alzamiento en armas para cualquiera de los fines siguientes. -Para derrocar al Gobierno Nacional legalmente constituido. -Para cambiar o suspender, en todo o en parte, el régimen constitucional existente. -Para sustraer a la Nación o a las fuerzas armadas, en todo o en parte, de la obediencia del gobierno constituido. -Para deponer alguno de los poderes públicos o impedir el libre ejercicio de sus facultades constitucionales, su formación o renovación en los términos y formas legales”. 3. Delitos contra la Constitución Política del Estado (Capítulo IV): Artículo 521: “La tentativa para destruir o alterar pos vías de hecho la Constitución Política del Estado, será castigada con arresto inconmutable de uno a dos años”. 4. Delitos que comprometen la paz o la dignidad de la República (Capítulo II): Artículo 545: “Cometerá delito contra la paz de la República el que por actos hostiles, no autorizados por el Gobierno, diera motivo al peligro de una declaración de guerra contra la Nación, expusiera a sus habitantes a vejaciones o represalias en sus personas y bienes, o alterase sus relaciones amistosas con algún Estado. Los reos comprendidos en este inciso sufrirán prisión de uno a cinco años”. En consecuencia, las penas solicitadas por la acusación eran, en síntesis: Por el artículo 493, asociación para delinquir, de 1 a 3 años. Por el artículo 494, instigación, de 2 meses a 1 año. Por el artículo 495, apología, de 1 a 6 meses. Por el artículo 501, rebelión y sedición, confinamiento de 3 a 5 años. Por el artículo 521, contra la Constitución Nacional, de 1 a 2 años. Por el artículo 545, contra la paz de la República, de 1 a 5 años”223. A las acusaciones contestaron personalmente cada uno de los componentes del grupo ya conscientes de que Somoza iba hacia un final irreversible. Así lo demuestra el tono de las argumentaciones, seguro y en ocasiones hasta insolente y desafiante, si se piensa que era dirigido al presidente. Las respuestas fueron desde la negación de los cargos calificándolos de absurdos o imputándolos al propio ré223 Delitos contra Los Doce. AECM-023.
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gimen, que era el que distorsionaba la paz de la república y provocaba la sedición y la rebelión, hasta la aceptación de todos los cargos —si ello significaba ir contra un régimen injusto y corrupto—, o con titulares atrevidos, como la carta pública que le envió a Somoza el P. Fernando Cardenal, titulada “Mi respuesta al tirano”224. La contestación de Sergio Ramírez podría ser una síntesis del sentir común de los acusados, un ejemplo entre las diversas respuestas, aunque singular en las formas por su calidad de escritor y por su carácter poético: “Un día, cuando sea de día y se haya terminado la noche oscura y el pasado no sea sino una triste y lejana pesadilla de la que al fin habremos despertado, alguien desempolvará, por acaso, en el viejo juzgado clausurado, el expediente amarillo de humedad y de abandono, y entonces, al pasar curioso las páginas, recordará vagamente que hubo la noche en que andaban sueltos los vampiros, chupando la sangre de su prójimo y suelto el tigre comiéndose a mis hermanos, desnucando niños, despanzurrando mujeres y suelta la zopilotera225. En el festín amargo, zopilotes enjoyados y buitres endosando cheques, firmando contratos, rubricando licitaciones con sus estilográficas de oro; y en el juzgado, que quizás vaya a ser demolido, como habrá sido demolido el pasado, ojeando con desgano el expediente, verá el nombre de un juez y su rúbrica, y el nombre de un representante del ministerio público y su rúbrica, los dos ya olvidados. Y se extrañará de palabras como asociación para delinquir, incitación para cometer un delito de apología de un delito o género de delitos, porque la palabra delito la habrán llevado en su huída los buitres, tigres y vampiros, entre los colmillos y las patas para siempre. Pero, entre todos aquellos cargos hechos con palabras ya muertas, habrá una en el expediente que me salvará a mí injustamente del olvido: rebeldía. Y ya nadie alcanzará a saber que no la mereciera. Sergio Ramírez, diciembre de 1977”226.
Tiempo después, el sector considerado representante de la burguesía continuaba organizándose y Pedro Joaquín Chamorro quiso entablar un contacto con Los Doce. Se planificó un encuentro con Daniel Ortega y con Sergio Ramírez en México, en la asamblea anual de la Sociedad Interamericana de Prensa, que se iba a celebrar en Cancún. Ese encuentro no llegó a tener lugar, pero meses antes, en la dedicatoria de un libro que Pedro Joaquín regaló a Sergio le decía: “A Sergio, del probable número trece. Con un abrazo, PJCH”227. 224 Véase Cardenal, F. (2008), Ob. cit., p.212. 225 El término significa en Nicaragua la confabulación de un grupo contra alguien, difamación o mala intención, con el objetivo de que el sujeto, objeto de la misma, tenga mala imagen ante otros. 226 Respuesta de Sergio Ramírez ante la acusación de la querella criminal impuesta por el Gobierno. Delitos contra Los Doce. AECM-023. 227 Sergio Ramírez aclaró más tarde que esa dedicatoria no significaba que Pedro Joaquín Chamorro tuviera en mente unirse al Grupo de Los Doce, sino que la orden de prisión que pesaba sobre Los Doce podía hacerse extensiva a él en cualquier momento, pudiendo ser así el número
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Esos contactos incrementaron las suspicacias en el seno de la GPP y José Benito Escobar se sintió nuevamente fuera y utilizado por Humberto Ortega cuando fue a México, a donde él acudió pensando que era una misión exploratoria para tratar con el Grupo de los Doce y, a su vuelta, se dio cuenta de que realmente los terceristas ya habían pactado con ellos, dejándole excluido de las negociaciones. De todos modos, pese al distanciamiento entre las facciones del FSLN, los contactos continuaron y las aproximaciones individuales de los considerados representantes de la burguesía se dieron también a escala institucional. Así, junto a la salida a la luz pública de Los Doce, se había dado también la de la Unión Democrática Liberal (UDEL) y la del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), que era la organización que unía a la mayor parte de las empresas privadas de Nicaragua y cuyo presidente era Alfonso Robelo Callejas. La Iglesia, representada por el arzobispo Miguel Obando y Bravo, estaba a su vez tratando de crear un comité para establecer un diálogo nacional y la empresa privada se involucró en el grupo del arzobispo porque se había hecho una investigación en los establecimientos comerciales y se había comprobado que las ventas disminuían cada vez que tenía lugar una acción guerrillera, lo que suponía una desestabilización económica que debía frenarse. La empresa privada, además, seguía muy afectada por el modo en que se había llevado a cabo la reconstrucción de Managua después del terremoto y Alfonso Robelo había sido el líder del grupo que había presentado, cuatro años antes, las quejas por la mala administración de la ayuda recibida. Todo ello le impulsó a él y al organismo que representaba a unirse a la oposición claramente y la UDEL y el COSEP, apoyados por la Iglesia, constituyeron una Comisión Pro-Diálogo para intentar un entendimiento con Somoza, con el objetivo principal de que no se presentara de nuevo a las elecciones cuando terminara su período presidencial228. Somoza prometió dialogar con la oposición, aunque intentó que el FSLN fuera excluido de la misma. Después, cuando comprobó que eso no sería aceptado, se avino a que participaran, incluso, los partidos sin personalidad jurídica —lo cual era una notable novedad—, aunque con la condición de que fuera después de las elecciones municipales de febrero de 1978, ya que no quería enturbiar con nada su proceso electoral. Pero fue denunciado por la UDEL y por el FSLN, porque ambos comprobaron que las listas de inscripción estaban siendo falseadas y tan incrementadas que hasta los oficiales del ejército habían sido obligados a inscribirse, lo que era una violación de las propias leyes somocistas. En consecuencia, la UDEL emitió un comunicado donde denunciaba públicamente la violencia y represión que el gobierno había emprendido contra el puetrece que reclamaran. Ramírez, S. (1999), Ob. cit., pp. 164-165. 228 La “comisión pro-diálogo” estaba formada por el obispo Manuel Salazar y Espinosa, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua; monseñor Pablo Vega, obispo de Juigalpa; onseñor Miguel Obando y Bravo, Arzobispo de Managua; Alfonso Robelo, presidente del INDE y el reconocido jurista Feliz Esteban Guandique. Ortega, H., Ob. cit., pp. 324-332.
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blo y aseguró que no estaba dispuesta a apoyar el posible diálogo sin condiciones. Propuso una serie de requisitos para el inicio de las conversaciones: 1. Amnistía para los presos políticos. 2. Investigación de las violaciones de derechos humanos. 3. Investigación de la corrupción administrativa. La Comisión Pro-Diálogo no fue del agrado del FSLN porque seguía pensando que sólo perseguía una solución reformista y aún, si llegaban a un acuerdo, no se terminaría con la estructura del régimen. La situación se presentaba cada vez más difícil para Somoza, incluso en sus apoyos tradicionales centroamericanos. Se supo que había participado en el frustrado golpe de estado que se había intentado contra el general Melgar Castro en Honduras, gracias a las declaraciones posteriores al golpe de los implicados. Y se supo, igualmente, que la condición de Somoza para participar había sido que el gobierno golpista se comprometiera a perseguir a los sandinistas en Honduras y a controlar el movimiento de simpatía de la universidad hacia el FSLN. La debilidad de la dictadura se detectaba en este tipo de acuerdos, ya que antes, cuando Somoza tenía realmente una posición fuerte en el área centroamericana, no hubiera tenido que acudir a esos medios para conseguir aliados. Asimismo, tuvo que dar explicaciones al gobierno de Costa Rica cuando la Comisión Investigadora de la OEA declaró que Somoza había sido culpable de un ataque perpetrado al Ministerio de Seguridad Pública229. El diálogo se presentaba con muchas dificultades, pero todo el proceso iba a dar un giro trascendente con el asesinato en enero de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. 3.3. eL asesiNato de pedro JoaquÍN chamorro y eL repudio masiVo de La ciudadaNÍa
3.3.1. Las motivaciones del atentado Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, según el Informe Forense, adjunto al expediente del juicio, “murió el día 10 de enero de 1978, entre las 8:00 y 9:00 horas a.m, como efecto preciso de hemorragia intracraneal, hemo-neumotorax y lesión de vísceras vitales, corazón y pulmones por heridas de arma de fuego (escopeta). Al señor Chamorro le dispararon a una distancia de uno a uno y medio metros y el disparo o disparos fueron hechos desde el lado derecho”230. Pedro Joaquín Chamorro había sido un símbolo de la resistencia pacífica, denunciando al régimen desde las páginas del diario opositor de su propiedad, La Prensa, tras haber participado años atrás en la invasión de Olama y Mollejones. 229 Boletín Informativo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, p. 5. Enero de 1978. ACHM, Tendencia GPP, Caja III, fólder 4, Exp. 03898. 230 El dictamen médico legal fue hecho por el médico forense Miguel Ángel Aragón Picado, a solicitud de la jueza Zoilaluisa Ferrey de Ocón, el 10 de enero de 1978, a las 10 horas de la mañana, Véase el informe completo del médico forense en Apéndice II.9.
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Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, asesinado. Archivo Ernesto Castillo Martínez (AECM). Managua.
Gozaba de un prestigio generalizado como persona luchadora, íntegra y coherente con sus principios y su asesinato fue la señal de salida del último estallido popular que pondría fin a la tiranía. Sobre la autoría de ese atentado se ha escrito mucho y hay versiones opuestas y diversas. Hubo quienes afirmaron que habían estado detrás los sandinistas porque era algo que les convenía ya que sabían que sería un trauma para la mayoría de la población e incidiría de forma contundente en el rechazo al régimen. Pero la gran mayoría del pueblo nicaragüense atribuyó la responsabilidad a Somoza por las denuncias de los abusos del régimen y de los excesos de la represión de la Guardia Nacional, que Pedro Joaquín Chamorro publicaba constantemente. El periodista Jack Anderson, del The Washington Post, al que Pedro Joaquín Chamorro enviaba frecuentemente noticias sobre la situación de Nicaragua, escribió sobre el tema tres días después del asesinato. En su columna decía que Anastasio Somoza Debayle estaba siendo investigado por la muerte de Pedro Joaquín y que, aunque había cuatro detenidos, ninguno había declarado quien estaba detrás del crimen. Él sospechaba de la llamada Liga Anticomunista de Nicaragua (LINAC), ya que su jefe, Roberto Cranshaw, había afirmado meses atrás que había grupos que se estaban armando para liquidar a los oponentes de Somoza y que el escuadrón de la muerte, “La Mano Blanca” había elaborado una lista de políticos e intelectuales de la oposición que debían ser eliminados. Anderson
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hablaba de sus temores de que en esa lista figurara también Julio Molina —el líder de un movimiento de no violencia, inspirado en Martin Luther King, cuyo objetivo era la protesta por el régimen represivo de Somoza— quien le había ayudado mucho en sus investigaciones sobre el enriquecimiento de la familia. Él le había dicho que quizá no viviría más de unos años y Anderson quiso hacerlo público para proteger su vida y que no fuera la próxima víctima231. El poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, primo hermano de Pedro Joaquín Chamorro, y al que había estado muy unido, en una carta personal dirigida a Violeta Chamorro, le decía que para él estaba claro que el régimen había querido neutralizarlo porque lo habían matado precisamente cuando planeaba ir a México, a tener conversaciones con miras a un entendimiento con la lucha armada. Además, pensaba que podría ser obra de su hijo, Anastasio Somoza Portocarrero, y tal vez, con colaboración de la CIA, en cuyo caso el presidente Carter sería un encubridor, porque no era posible que no supiera nada y, si no lo sabía, era porque no lo había querido averiguar232. También en su libro La Revolución Perdida, sostiene que cuando se enteró Fidel Castro de la muerte de Pedro Joaquín, no dudó de que hubiera sido Somoza y le había dicho a él personalmente que no se explicaba cómo había cometido ese error. Y continúa diciendo al respecto E. Cardenal en su libro: “…y, como sabemos, no lo cometió. El asesinato lo planearon su hijo, su querida y unos cuantos más, entre ellos el presidente de un negocio vampiresco de exportación de sangre que tenía Somoza, y que Pedro Joaquín había denunciado valientemente muchas veces. Somoza no fue de los autores y, al enterarse de la muerte, exclamó: ¡Eso lo hizo un enemigo mío!, sin saber que lo habían hecho los suyos”233.
Con el término “su querida”, Ernesto Cardenal se refería a Dinorah Sampson, la amante de los últimos años de Anastasio Somoza Debayle y el presidente de “un negocio vampiresco” era Pedro Ramos, que dirigía la empresa de extracción de sangre para obtener plasma, denominada Plasmaféresis. Esa versión fue corroborada muchos años después por Edén Pastora, el comandante Cero del asalto al Palacio Nacional, que afirmó en una entrevista que el asesinato había sido el resultado de un complot entre Dinorah Sampson y “el Chigüín”, junto con el círculo de Pedro Ramos y de Fausto Zelaya, presidente del INVI durante esa época, además de otros colaboradores como el abogado de Pedro Ramos y Ríos Montiel, sobrino del general Montiel, entonces ministro de Hacienda. Según su 231 Julio Molina era hijo de un rico terrateniente que había abandonado muchos años antes su hogar para incorporarse a la guerrilla, llegando a ser famoso porque escapaba de toda trampa de la Guardia Nacional, hasta tal punto que le llamaban “el brujo”. En 1963, se benefició de una amnistía y en 1975 fue elegido diputado. Anderson, Jack: “Nicaraguan may be on death list”. The Washington Post, 4-2-1978. 232 Carta de Ernesto Cardenal a Violeta Chamorro, sin fecha. AECM-S/C. 233 Cardenal, E: La revolución perdida. Ed. Anama, Managua, 2003, p. 150.
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versión, ese grupo habría contratado después a Silvio Peña y al resto de los ejecutores y el motivo habría sido la certeza de que con la nueva política de EE.UU. se iba a abandonar a Somoza y en círculos norteamericanos se había insinuado que un candidato de prestigio para ser apoyado por ellos era Pedro Joaquín Chamorro. Pastora aseguró que “el Chigüín” había mandado un helicóptero para ametrallar la lancha en donde iban Ríos Montiel y el abogado de Pedro Ramos, en el centro del lago de Managua, para que desapareciera el eslabón que los unía a la cadena criminal. Al parecer, Dinorah y “el Chigüín” le habían planteado a Somoza, varias veces, eliminar a Pedro Joaquín Chamorro y él no lo aceptaba, pero finalmente le convencieron234. Entrevistado Anastasio Somoza Portocarrero, en 2008, por Fabián Medina, negó absolutamente su implicación, atribuyó toda la responsabilidad a Silvio Peña e insinuó también que pudieron estar implicados los sandinistas. Sus palabras fueron: “Marcel Pallais Checa, mi primo, tuvo una muerte bastante nebulosa al comienzo de la revolución, que se dice que fue porque encontró a los asesinos de Pedro Joaquín Chamorro. Y después veo a Peña con contactos con grandes empresarios y sandinistas y que llega a decir a abogados parientes míos que viene de parte de quienes son hoy en día grandes figuras del sandinismo a ofrecer arreglos sobre un asunto de la propiedad de la cementera de los Somoza (…) A los sandinistas no se les atribuyó… sinceramente no se buscó cómo halarlos hacia la muerte de Pedro Joaquín (…) Después que llega la revolución, comienzan a sucederle cosas a los prisioneros que estaban involucrados en la muerte, y todas son favorables. Si los sandinistas dicen que su héroe era el Doctor Chamorro, ¿por qué sueltan a los asesinos? (…) Aunque salieron libres en el gobierno de Violeta Chamorro, yo te diría que averiguaras exactamente cuándo salió de la cárcel esa gente”235.
Por el contrario, una de las prisioneras de la Central de Policía, tras el asalto a la casa de Chema Castillo, Charlotte Baltodano, habla de que coincidió allí con los asesinos de Pedro Joaquín Chamorro y de que le sorprendió mucho el trato de favor que les dispensaban los guardias: “Como estamos intercalados con los asesinos de Pedro Joaquín Chamorro, podemos ver como Silvio Peña se abraza con los oficiales y el trato superespecial que tiene con él y con todos los implicados. Inmediatamente les trajeron platos, vasos y cucharas de las que usa la Guardia Nacional. Están de lo más tranquilo y no hay ninguna señal de que hayan sido torturados. Silvio Peña hace el parapeto como si estuviera ronco, pero a ve234 Aguirre Aragón, S: “Entrevista exclusiva al ex comandante Edén Pastora”. Nuevo Diario, Managua, 10-1-2000. 235 Entrevista de F. Medina a Anastasio Somoza Portocarrero en Guatemala, en enero de 2008, en “El hijo del Dictador”, en Medina Sánchez, F., Ob. cit., p.120.
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ces se le olvida ronquear. El hermano, que es su abogado, ha entrado al pabellón para verlo, cosa nunca vista en ningún reo durante nuestro ciclo carcelario. Se ve a todas luces que hay una gran confianza entre asesinos y oficiales de la Guardia”236.
En conclusión, hasta el día de hoy se siguen oyendo todo tipo de interpretaciones y comentarios de diferentes sectores. Pero si se estudian las declaraciones hechas por los implicados, en el juicio a que fueron sometidos, aparecen como fantasías o versiones interesadas porque los acusados se autoinculparon y los hechos fueron aclarados, a excepción de la participación posible de los Somoza, de la que de inmediato había sospechado la población. A ese respecto no hay declaración alguna y las posibles responsabilidades que la opinión pública o los expertos le atribuyeron, son deducciones derivadas de que quedó demostrado en el juicio que algunos de los planificadores tenían vínculos con la Oficina de la Seguridad Nacional (OSN), el servicio de inteligencia de Somoza. Los hechos fueron como sigue: cuando Pedro Joaquín Chamorro se dirigía a su lugar de trabajo, su coche fue interceptado por otro y, tras un choque y varios disparos de escopeta, resultó muerto. Al parecer, los ejecutores habían planeado que pareciera un choque fortuito, con una discusión posterior que finalizara en disparos, y haber huido después. Pero el plan salió mal porque el coche quedó averiado y no se pudo sacar de la escena del crimen. Entonces se intentó hacer creer que el vehículo chocado había sido robado, pero tampoco pudo sostenerse. Finalmente fueron detenidos y procesados el dueño del coche, Silvio Peña Rivas, que tenía negocios con miembros de la OSN, Silvio Vega Zúñiga, que era miembro de la OSN, el conductor del coche, Domingo Acevedo Chavarría, una hija que le acompañaba de nombre Susana, Juan Ramón Acevedo Medina y Harold Cedeño. Algunos otros, detenidos en un principio, fueron después exculpados. Según las conclusiones del juicio, el asesinato lo perpretó personalmente Domingo Acevedo. Silvio Peña Rivas —un contrabandista de electrodomésticos que compartía negocios con Pedro Ramos y con algunos Guardias Nacionales— declaró haber organizado el asesinato con Pedro Ramos, con el que había mantenido una docena de reuniones para planificarlo y afirmó que Pedro Ramos, junto con Cornelio Hüeck y Fausto Zelaya, a partes iguales, habían financiado la operación. Más tarde, tanto Cornelio Hüeck, en enero, como Fausto Zelaya, en abril, escribieron al juez Guillermo Rivas Cuadra, cabeza del proceso, y a Xavier Chamorro, negando su participación237. Pedro Ramos era un exiliado cubano anticastrista, nacionalizado estadounidense, que traficaba con todo tipo de mercancías y era el presidente de la empre236 Carta de Charlotte Baltodano de 13 de febrero de 1978 desde la Central de Policía. ACHM, E001-C-017-000499. 237 Las cartas de ambos exculpándose aparecen anexas al expediente del juicio. AECM-096.
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sa Plasmaféresis, S.A., dedicada a la compra y venta de sangre clandestina. Esa sangre se trataba para obtener plasma que se vendía a hospitales de EE.UU. y en Nicaragua era comprada siempre a las personas más necesitadas del país. La denuncia de ese turbio negocio en La Prensa estaba siendo la última batalla de Pedro Joaquín Chamorro, que calificaba de “vampiros” a los participantes. Poco antes de morir había concedido una entrevista al New York Times —publicada ya después de su muerte— en la que aseguraba que Plasmaféresis era propiedad de Somoza porque tenía la prueba de que aparecía consignada en una de las listas de la Oficina de Supervigilancia y Control de las empresas del General A. Somoza Debayle, la sede donde se registraban sus propiedades. La afirmación se acompañaba de una fotografía de la lista en la que figuraba la inscripción de la empresa238. La ciudadanía no dudó que el asesinato había sido una venganza de Somoza y no sólo por la investigación de Plasmaféresis y toda la trayectoria anterior de Pedro Joaquín Chamorro, sino porque suponía que estaba ya, o podría estar en breve, en conversaciones con el “Grupo de los Doce” exiliado en Costa Rica. La opinión pública consideró probada la culpabilidad de Somoza cuando se conoció la relación con la OSN de Silvio Vega y Silvio Peña. Además, hubo testigos en el proceso que afirmaron haber visto guardias todo el tiempo en el lugar de los hechos y se comprobó que, en efecto, los guardias nacionales, mayor Humberto Lagos y mayor Juan Ramón Bermúdez, habían estado allí desde el primer momento. Se llegó también a la conclusión de que el resto de los implicados habían sido contratados a sueldo y el propio Domingo Acevedo, el conductor, declaró que él había hecho tres disparos de escopeta239. Según Ernesto Castillo, de todo el expediente del juicio se deducen claramente algunas conclusiones: que no fue el juez destinado, Guillermo Rivas Cuadra, quien condujo realmente las investigaciones, sino los investigadores militares; que Pedro Ramos fue quien encargó el crimen; que los gastos realizados por Silvio Peña en dos meses —unos 500.000 C$—, más lo que hubo que pagar al resto de los implicados, no podía haber sido aportado sólo por Pedro Ramos; que Silvio Peña, además, afirmó haber ganado entre 170.000 y 200.000 USA$ en los mismos dos meses trabajando para Silvio Vega, y por gestiones a Luis Pallais —primo del Presidente y diputado del Congreso Nacional—, otros 100.000 C$; que Silvio Peña fue utilizado, aprovechando que tenía un carácter excéntrico, para crear confusión, aunque él no pudo ser el planificador de la trama; que otros militares que conocieron del caso, como Humberto Lagos, Gustavo Montiel, Alesio Gutiérrez, el capitán Silvio Vega y los oficiales Armando Parajón, Bayardo Jirón y Samuel Genie, no fueron citados a declarar; que tampoco se citó a Cornelio Hüeck, Fausto Zelaya ni Luis Pallais y que todo se orientó a que quedara claro que Domingo Acevedo había sido el único que había disparado, aunque él y 238 La Prensa, Managua, 23-10-1977. Véase la compañía Plasmaféresis incluida en la lista de la Oficina de Supervigilancia, en Apéndice VI. 239 Expediente del juicio por la muerte de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. AECM-096
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Silvio Vega estuvieron juntos todo el tiempo y Acevedo había declarado también que Silvio Vega le había arrebatado la escopeta y había disparado igualmente; que Silvio Peña arregló su entrega con la OSN confiando en que toda la culpa recaería en Acevedo240. Además, cuando la versión preparada de antemano se complicó, y no se pudo sostener que el coche que interceptó al de Pedro Joaquín Chamorro había sido robado, Silvio Peña había estado dos horas hablando por teléfono con los coroneles Bayardo Jirón y Alesio Gutiérrez en la oficina de José Somoza, cosa que nunca hubiera podido hacer en el caso de haber sido un preso común. En opinión de E. Castillo, “en ese lapso de tiempo, Somoza Debayle y la OSN debieron haber tomado la decisión de cómo enfrentar los hechos. Las alternativas seguramente estaban previstas desde antes”241. 3.3.2. El repudio masivo de la ciudadanía El asesinato de Pedro Joaquín Chamorro fue el detonante que aceleró todo el proceso de oposición al régimen que culminaría con el fin de la dictadura. A los funerales asistieron personas de todas partes de Nicaragua, que convirtieron el acto en una manifestación de protesta y donde algunos incendiaron posesiones y empresas de Somoza. Pocos días después, como reacción al asesinato, la UDEL convocó un paro en todo el país que se iba haciendo más masivo con el paso de los días, hasta que fue total el 24 de enero. Se solicitaba insistentemente la renuncia de Somoza y el día 25, los terceristas del FSLN empezaron a urgir la insurrección y decidieron que en 72 horas deberían entrar en el país todos los combatientes que había en Costa Rica, lo que se tendría que producir en medio de la división de las tendencias y con el rechazo de la Proletaria y de la GPP. Era evidente que los terceristas habían decidido asumir individualmente el protagonismo de las acciones futuras y que habían optado porque la lucha se desarrollara en el medio urbano. La experiencia posterior demostró lo acertado de su estrategia pero los medios de imponerla, la actitud de una cierta prepotencia y excesiva seguridad, darían lugar todavía a muchos problemas. La decisión de que los de Costa Rica llegaran urgentemente a Nicaragua fue muy criticada por los miembros del Grupo de los Doce, que no habían sido consultados, y que se sentían responsables de los jóvenes costarricenses, a los que una convocatoria tan precipitada podía enviar a la muerte. Por ello, los únicos representantes de Los Doce que estaban en Costa Rica en esos momentos —Ernesto Castillo, Emilio Baltodano y Fernando Cardenal— celebraron una reunión el día 27 y comunicaron al 240 Cuando posteriormente fueron a la cárcel y coincidieron con las presas políticas, Charlotte Baltodano menciona en una de sus cartas desde la cárcel que le habían interceptado una carta a Silvio Peña, dirigida a Pedro Alfaro, en la que le pedía unas medicinas y que confíara en el mensajero que era el sargento de guardia del pabellón, Espinoza. Carta de Charlotte Baltodano, desde la Central de Policía, 13 de febrero de 1978. ACHM, E-001-C-017-000499. 241 Castillo Martínez E: Historias no contadas o a medio contar. Vol. II. Centro Nicaragüense de Escritores, Managua, 1999, pp. 97-100.
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resto del grupo su percepción acerca de la situación creada. El documento refleja los temores y análisis de un núcleo significativo del Grupo de los Doce, con respecto a su visión de la capacidad operativa que tenían en ese momento los diferentes sectores de oposición. Ellos consideraban que el FSLN no estaba todavía en condiciones de emprender una insurrección, aún utilizando todos sus recursos, porque en el interior del país no había capacidad para emprender una lucha frontal con la Guardia y porque el Frente Sur, “Benjamín Zeledón” sólo estaba aún en fase de organización. Únicamente el Frente Norte, “Carlos Fonseca Amador”, contaba con la capacidad militar necesaria. De otra parte, concluyeron que la movilización que se había producido tras el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro, había sido capitalizada por la UDEL, por lo que su opinión era que si la UDEL y la iniciativa privada lograban con sus acciones la renuncia de Somoza, tratarían de neutralizar al Frente, a no ser que éste se hiciera presente con alguna acción militar de impacto. Si dicha acción tenía lugar, tendrían que reconocerle al Frente una mayor participación política. Era imprescindible, por todo ello, que se actuara con prudencia porque el Frente no podía arriesgarse a perder cuadros que serían necesarios para el proceso que se avecinaba242. De su análisis se deduce que, si bien el FSLN debía valorar detenidamente sus fuerzas, también era necesaria una acción contundente para situarse en la posición de vanguardia que creía que debía corresponderle. La decisión final de Los Doce fue que, si se emprendían acciones en Managua esa misma noche, sacarían un comunicado para convocar a los combatientes de Costa Rica, pero de lo contrario no lo harían porque consideraban un gran riesgo esa convocatoria sin la seguridad del respaldo de una insurrección en la capital. El resto de los miembros de Los Doce estaban en el extranjero, en EE.UU. y México, recabando apoyos, pero poco después, cuando pudieron acudir Carlos Tünnermann y Joaquín Cuadra, compartieron sus reticencias y su desacuerdo respecto a la entrada en Managua243. Días después, el 29 de enero de 1978, el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) decretó otro paro que el FSLN analizó después como de singular significación porque había sido un Paro General Empresarial, puesto que la convocatoria había sido hecha por los empresarios. En él, el reducido sector trabajador que se encontraba empleado en ese momento suspendió su trabajo y se retiró en la mayoría de los casos ganando su salario o parte del mismo. El protagonismo de los empresarios y el rechazo al somocismo se hacía cada vez más fuerte244. La huelga se prolongó durante tres semanas y muchos esperaban una intervención directa de EE.UU., pero la administración Carter seguía tratando el tema de Nicaragua como un asunto específicamente de violación de los derechos hu242 Reunión en Costa Rica de Ernesto Castillo, Emilio Baltodano y Fernando Cardenal, 27-1-1978. Los Doce. Comunicados. AECM-019. 243 Cardenal, F. (2008), Ob. cit., pp. 210-224. 244 ACHM, Inventario de Frentes de Guerra, Frente Sur Benjamín Zeledón, Caja I, fólder 9, Exp. 02638-1.
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manos y pensaba que los esfuerzos debían centrarse en conseguir la liberación de los presos políticos y la anulación de las restricciones a la Constitución, pero no se pronunciaba respecto a la renuncia de Somoza. Esa postura de no involucrar directamente a los Somoza en la solución de Nicaragua desagradó a la mayoría de la oposición nicaragüense, que empezó a aproximarse a las posturas de los sandinistas245. Los ánimos estaban cada vez más exaltados y desde todos los rincones llegaban informaciones de que la población esperaba la entrada de El Frente, y a la vez se recibían iniciativas de solidaridad desde muchos países: la propia prensa norteamericana comparó a Somoza con Amín de Uganda y el Congreso de EE.UU. sostuvo varias audiencias para investigar los horrores de la dictadura y recomendar al gobierno norteamericano el cese de toda ayuda económica y militar al gobierno. El boicot a Somoza empezó a ser una realidad entre los países limítrofes y el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, suspendió las comunicaciones telefónicas y telegráficas con el gobierno de Nicaragua, y por decisión de los trabajadores petroleros, decretó también una suspensión de los envíos de petróleo al gobierno nicaragüense. Somoza entonces comenzó a abastecerse de petróleo en la isla de Trinidad, pero el sindicato de trabajadores petroleros de Trinidad también decretó el embargo del envío de petróleo a Nicaragua. Por otra parte, la disminución de ayuda de EE.UU. había sido también un hecho desde 1977 en que América Latina en general había abogado por una solución pacífica para Nicaragua y EE.UU. se había sentido muy presionado por el entorno. En consecuencia, había empezado a cortar la ayuda militar —una asignación de 3.100.000 USA$— desde el 28 de marzo de 1977, congelando los fondos de la AID a Somoza, y justificando ese cese por la ausencia de respeto de los derechos humanos246. Sin embargo, no se había suprimido totalmente entonces porque, si bien ya no llegaba desde EE.UU., muy pronto hubo voces que denunciaron que había continuado a través de Israel y, al parecer, ésta se prolongó hasta que EE.UU. le presionó para que terminara con los envíos. Algunos datos indican que eso ocurrió en abril de 1979, pero otras fuentes aseguran que la compra de armamento a Israel fue un hecho hasta las batallas finales de julio de 1979. Lo cierto fue que durante las insurrecciones de Matagalpa o Estelí, había armamento israelí, reciente o adquirido tiempo atrás y, además, era muy apreciado. Somoza había logrado de Israel armamento, camionetas y todo tipo de avituallamiento. Pero, paralelamente, o porque fueran disminuyendo las facilidades con Israel, en Nicaragua se había recurrido también a España, en donde Somoza estuvo vinculado a un grupo financiero del que formaba parte el ex-embajador de España en Nicaragua, José García Bañón, quien había tenido excelentes relaciones con la familia. A través de él, el Gobierno consiguió un crédito de 70.000.000 USA$, 245 Christian, S., Ob. cit., p. 55. 246 Alegría, C., Ob. cit., 300-319. Entrevista hecha en Cuba a José Benito Escobar, noviembre de 1977. ACHM-E001-C-014-000396
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armamento e incluso aviones, para transporte de tropas, lo que se conoció como “el paquete España”. Además, se le había facilitado una representación de la compañía Pegaso y fue con dinero español con el que Somoza se construyó un aeropuerto privado en terrenos de una de sus fincas. Ernesto Cardenal escribió una carta al rey de España en la que denunció la represión de Monimbó y emitió una protesta ante el gobierno español porque durante su transición a la democracia estuviera enviando ayuda militar al dictador Somoza. Según E. Cardenal, siendo José García Bañón director del Instituto de Cultura Hispánica en esos momentos, había pactado con “el Chigüín” aquella ayuda compartiendo ambos una comisión millonaria. Y de esos envíos de armas habían salido las fuerzas de los BECAT y los aviones push and pull, que bombardeaban las ciudades. La coyuntura española, donde las acciones del Gobierno y su visión de la situación nicaragüense no coincidían con la oposición de ese momento, ni con el sentir del pueblo español, facilitó el cambio de actitud. Los principales partidos de la oposición protestaron en el Parlamento y el 22 de febrero —coincidiendo con el 44 aniversario del asesinato de Sandino— se hizo público un comunicado de solidaridad con el pueblo nicaragüense y se declaró suprimida totalmente la ayuda247. El comunicado fue firmado por Felipe González, Enrique Múgica y Luis Yáñez, entre otros dirigentes políticos, sindicales y sociales españoles afines a la izquierda ideológica. Tiempo después, García Bañón fue destituido y el Instituto de Cultura Hispánica transformado en Instituto de Cooperación Iberoamericana, aunque E. Cardenal se apresuró a decir en sus memorias que no creía en absoluto que se hubiera debido a sus denuncias, sino al proceso de cambio que se estaba viviendo en España248. Mientras los países del entono intensificaban su rechazo a los Somoza, el FSLN tomó la decisión de hacerse presente y atacó los cuarteles de Granada, Rivas y Peñas Blancas, en la convicción de que, si no era todavía el momento de tomar el poder, al menos sí podía ser el momento de actuar más frecuentemente y observar la respuesta de la población. Pero los empresarios comunicaron que abandonaban la huelga y el Frente, ante esa decisión, pospuso sus planes de insurrección. La petición de renuncia de Somoza, sin embargo, era cada vez más generalizada y fue firmemente apoyada desde finales de enero por el sector de la Iglesia Católica encabezado por monseñor Obando, que el 9 de febrero hizo pública una carta en la que aprobaba “la resistencia armada colectiva en casos extremos”249. Que la Iglesia legitimara la resistencia armada ante la represión que se estaba ejerciendo contra el pueblo era un apoyo trascendental para un sector muy signi247 Ahora el mundo entero está contra Somoza, comunicado de Ernesto Cardenal de 22-2-1978. AECM, S/C. 248 Cardenal, E., Ob. cit., p. 96. 249 Carta de Monseñor Obando y Bravo. La Prensa, 9-2-1978.
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ficativo en Nicaragua. Los obispos declararon que la Iglesia no podía callar ante las desapariciones de personas y denunciaron el enriquecimiento de funcionarios públicos al amparo del poder, el juego falso de los partidos, la ausencia de libertad sindical de los trabajadores, la falta de libertad de expresión y la calificación que se hacía de “subversiva” a la acción de la Iglesia en el terreno social250. Tanto Los Doce, como el FSLN, comunicaron de inmediato a la Comisión ProDiálogo que estaban de acuerdo en unirse a ellos, dado que ahora todos partían del rechazo absoluto a Somoza. Por otra parte, los países colindantes incrementaron su apoyo al FSLN y el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, decidió que era más eficaz suspender el boicot del petróleo que había mantenido, y hacer gestiones ante la OEA para que enviara una comisión de investigación a Nicaragua que testificara la represión desatada por el gobierno de Somoza. El general Torrijos, de Panamá, también prestó su ayuda poco antes de morir en un helicóptero, donde —según versión de Panamá— la CIA le había colocado una bomba. También había podido dejar firmado el Tratado Torrijos-Carter que aseguraba la devolución del Canal a los panameños para el año 2000. Cuando el 10 de febrero de 1978 se celebraba una misa por el aniversario de un mes de la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, en la iglesia del barrio indígena de Monimbó, en la ciudad de Masaya, la población convirtió el acto en una jornada de protesta. El proceso se aceleraba, pero la gran sorpresa se dio días después, cuando ese barrio protagonizó una auténtica insurrección que se prolongó desde el día 21 hasta el 26, con barricadas, bombas caseras, escopetas y las pocas armas de que pudieron disponer. Según D. Nolan, a los habitantes de Monimbó les influyó fuertemente la carta de monseñor Obando y Bravo aprobando la lucha armada como último recurso, puesto que los indios eran de profundas convicciones religiosas y, aunque les había llegado también la propaganda del FSLN, “rechazaron públicamente el comunismo y apelaron a la ayuda del Arzobispo en su lucha para reemplazar al General, que tiene el poder por la fuerza, por dirigentes sensatos y entregados al servicio de las cosas públicas”251. El levantamiento fue aplastado por la Guardia, con el resultado de medio centenar de muertos y muchos heridos252. Pero repercutió en el cambio de estrategia del FSLN que, en adelante, abandonó los ataques esporádicos a cuarteles y empezó a centrarse en la posibilidad de promover una verdadera insurrección de las masas ciudadanas. La insurrección de Monimbó se extendió hacia León —en las luchas de los indios del barrio de Sutiaba—, Managua, Rivas, Chinandega, Diriamba, Jinotepe, 250 ACHM, Inventario de Frentes de Guerra- Frente Sur Benjamín Zeledón, Caja I, fólder 9, Exp. 02638-2. 251 Nolan, D., Ob. cit., p. 124. 252 Entre los muertos de Monimbó, el 26 de febrero cayó el comandante del Frente Sur Benjamín Celedón, Camilo Ortega Saavedra, junto a Moisés Rivera y Arnoldo Quant. Comunicado del Frente Sandinista de Liberación Nacional al pueblo de Nicaragua. Marzo de 1978. ACHM, Frente Interno, Caja IV, Fólder 10, Exp. 05773.
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Combatientes con bombas de contacto en las manos en la insurrección del barrio indígena de Monimbó, con las máscaras tradicionales. Febrero de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Mujeres del barrio indígena de Sutiaba (León), convocando con un “atabal” guerrillero, en 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Estelí, Granada, Nueva Segovia, Matagalpa y Río San Juan y la movilización del pueblo, cada vez más radical, se había ampliado con el apoyo de los sectores empresariales y de la Iglesia, que resultaron ser algo fundamental y definitivo A la vez que el empresariado pedía a Somoza su renuncia, la Iglesia emitía un nuevo e importante documento, en la Conferencia Episcopal de 1978, denunciando las desapariciones, muertes y detenciones que estaban sumiendo al país en una situación de injusticia. A partir de entonces, los enfrentamientos se incrementaron y la represión de la Guardia Nacional se disparó como nunca. La rebelión brotaba en todas partes, mientras Anastasio Somoza, como en otras ocasiones, demostraba no ser consciente de la situación tan explosiva que se estaba generando en el país e intentaba justificarse, interpretando a su conveniencia las declaraciones ajenas, como hizo en referencia al presidente Carter, en un esfuerzo inútil que no lograba ya engañar a nadie: “Me agrada especialmente la reafirmación del Presidente Carter respecto a la política de no intervención en los asuntos internos de otras naciones (…) En Venezuela, un periodista le preguntó si le preocupaba la violación de los derechos humanos en Nicaragua y el presidente le contestó que le preocupaba la violación de los derechos humanos en cualquier parte del mundo. Ni respaldó las quejas del periodista, ni dijo que hubiera violaciones de los derechos humanos en Nicaragua (…) Nicaragua siempre ha compartido los ideales de nuestra cultura americana y siempre ha defendido el derecho del hombre a ser libre (…) Mi gobierno resistirá todo intento de aquéllos que traten de disminuir o eliminar los derechos del pueblo nicaragüense con ideologías extrañas y políticas estériles de violencia”253
Pese a la ceguera de Somoza, la oposición continuaba organizándose y el FSLN, se dirigió el 1º de mayo al pueblo de Nicaragua esbozando ya un programa básico que diera a conocer las líneas maestras de sus planes para el futuro del país, cuyos puntos principales eran los siguientes: 1. Un gobierno que recuperara las tierras, empresas, negocios y bienes usurpados por la familia Somoza y sus cómplices políticos o militares. 2. Un gobierno que estableciera el control obrero en la gestión y administración de los bienes expropiados o nacionalizados, que reconociera los préstamos usureros impuestos por EE.UU. y que pusiera el sistema bancario al servicio del desarrollo económico del país. 3. Una reforma agraria que terminara con el latifundismo capitalista y feudal, que entregara la tierra gratuitamente a los campesinos que la trabajaran y que desarrollara un plan agropecuario en el que los trabajadores del campo pudieran recibir asistencia técnica y ayuda crediticia para la comercialización de sus productos, mediante cooperativas y previa liberación de sus deudas. 253 Discurso de Anastasio Somoza Debayle al inicio de la Conferencia de Prensa ofrecida en el Casino Militar el 4 de abril de 1978. AIHNCA, ASD-010.
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4. Una revolución en la cultura y la enseñanza, que extirpara el analfabetismo y garantizara la educación gratuita en todos los niveles para todos los nicaragüenses, así como que rescatara los valores culturales secuestrados por la dominación colonial. 5. Una legislación laboral y una seguridad social justas, que proporcionaran viviendas adecuadas y atención médica gratuita, además de esparcimiento deportivo y cultural. 6. Emancipación de la mujer mediante la igualdad económica, política y cultural, que desterrara la prostitución y la discriminación de los hijos concebidos fuera del matrimonio. 7. La incorporación de la Costa Atlántica, sumida en el abandono, que integrara a sus habitantes y terminara con la discriminación padecida por las razas allí existentes. 8. Respeto a las creencias religiosas y estricta libertad de culto. 9. Honestidad administrativa que impusiera castigos severos para el negocio de los impuestos públicos y el contrabando. 10. Política exterior independiente, al margen de la intervención norteamericana y que abogara por la unidad de los pueblos centroamericanos. 11. Un ejército popular patriótico, que sustituyera a la Guardia Nacional. Se formarían tras un servicio militar obligatorio y podría incluir a los militares del actual ejército, con vocación profesional, que no hubieran participado en los crímenes de la dictadura o que se hubieran sublevado contra la misma. 12. Un gobierno que castigara a los que resultaran culpables de haber cometido crímenes contra el pueblo254. También por estas fechas Los Doce estaban ampliando sus contactos con otros presidentes de Latinoamérica y con empresarios de Nicaragua para conseguir dinero y organizar futuras acciones, que no fracasaran por falta de medios económicos como la de San Carlos. Además de la ayuda de Carlos Andrés Pérez, también se hicieron contactos con el general Omar Torrijos, presidente de Panamá, con el que se celebró una reunión a la que asistieron también dos miembros de Los Doce: Sergio Ramírez y Ernesto Castillo. Panamá ofreció asilo político a Germán Pomares (Mateo), que se encontraba preso en Tegucigalpa y acudió también a la reunión. Su presencia en Panamá y su asilo político obedecieron a la urgencia de buscar la unidad entre las tenencias y evitar que se ahondara más la crisis en un momento en que estaban mejorando las posibilidades de lucha, fundamentalmente por el apoyo internacional. Pomares jugó un papel importante en la reunión impulsada por Torrijos donde se debatió sobre las discrepancias en el seno de las tendencias. Él escribió, desde 254 Este tipo de manifiestos siempre terminaban con el citado lema: “En la montaña enterraremos el corazón del enemigo. Algún lugar de Nicaragua”. El FSLN a los trabajadores del pueblo nicaragüense. ACHM, tendencia GPP-Caja IV, fólder 5, Exp. 05776. 1 de mayo de 1978.
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la cárcel de Tegucigalpa, una carta abierta Al Pueblo de Nicaragua en un tono conciliador y de esperanza respecto a la unión de las mismas y asegurando que la ideología del FSLN era sólo una255. Igualmente se celebraron reuniones con José López Portillo, de México y con Daniel Oduber, de Costa Rica, con el que todavía se estrecharían más los lazos ya existentes con su sucesor, Rodrigo Carazo. Esas relaciones de amistad permanecieron con el ex-presidente José Figueres de Costa Rica y el país se convirtió en adelante en la verdadera retaguardia de la lucha guerrillera. 3.3.3. Las actitudes del FSLN, el MPU y el FAO Paralelamente, se estaban reorganizando los dos movimientos de oposición, surgidos tras la ofensiva de octubre de 1977: el Frente Amplio Opositor (FAO), que había nacido concretamente después del paro nacional de enero a febrero de 1978, y el grupo formado por los que habían defendido la libertad de los presos políticos, a los que se unían en un proceso acelerado otros sectores, y que terminarían constituyendo, meses después, el Movimiento Pueblo Unido (MPU)256. Como Los Doce no formaban un movimiento político autónomo, sino de respaldo a la lucha del FSLN, era necesario aglutinar el apoyo político del resto de las fuerzas políticas, tanto de las tradicionales no somocistas, como del resto de sectores, tanto de la empresa privada como de la población en general. Con ese fin, la estrategia fue aprovechar las que se habían unido en el Frente Amplio Opositor (FAO), que aceptó, a su vez, los principios del Grupo de los Doce. Esa idea de aglutinar a todos los grupos o partidos opuestos a Somoza en el llamado inicialmente Frente Amplio Antisomocista, se refleja ya en un texto que forma parte de su declaración de mayo de 1978: “(…) A raíz de nuestro llamamiento para buscar una solución nacional, de la cual debe ser parte el FSLN, y de nuestro público apoyo a la patriótica lucha que éste encabeza, fuimos procesados por el régimen y nos fue impuesto un auto de prisión que habrá de figurar en la historia como uno de los más significativos descréditos del sistema judicial dominado por la tiranía. Es por causa de semejante auto represivo que nos hemos visto obligados a permanecer fuera de nuestra patria (…) una vez reintegrados en el país, concentraremos todos nuestros esfuerzos en promover el Frente Amplio Antisomocista, que propusimos desde el primer momento”257. 255 Véanse a este respecto los Apéndices III.9 y III.10. 256 El FAO estaba dirigido por el empresario Alfonso Robelo, que era el jefe del Movimiento Democrático Nicaragüense (MDN). Entre el FAO y el sector que integraba 23 organizaciones de las tres tendencias del FSLN —que formaron el “Comité pro-libertad de los Reos Políticos y Cese de la Represión”, a cuyo frente estaban Moisés Hassan (de la GPP) y Julio López Campos (TP)— se había aglutinado en conjunto a la derecha no somocista y a la izquierda, incluidos al Partido Conservador Auténtico, comunistas y socialistas, además del Consejo de Unificación Sindical, al que ahora apoyaba también el COSEP. 257 Declaración del Movimiento de Los Doce de 23 de mayo de 1978. Los Doce. Comunicados.
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La expectación causada por las declaraciones del Los Doce, y por el auto de prisión que se había dictado contra ellos, motivó un buen número de entrevistas que se realizaron a diferentes grupos y partidos. Entre otros, fueron entrevistados Alfonso Robelo, del Movimiento Democrático Nicaragüense (MDM) y Luis Pallais Debayle, del Partido Liberal Nacionalista (PLN). Interrogados sobre el auto de prisión y sobre las repercusiones que podía tener la llegada de Los Doce a Managua, Robelo contestó que el grupo, con esa decisión, hacía un reconocimiento palpable de su error al haber buscado la subversión en Nicaragua y que deberían haber decidido lo mismo antes de causar tantos problemas, como fueron los producidos por el ataque al cuartel de San Carlos, con derramamiento de sangre. Y él opinaba que tendrían que someterse a la justicia258. Luis Pallais, ante la pregunta sobre si la llegada de Los Doce supondría una alteración para el gobierno liberal, contestó que él no le tenía miedo a que llegara el Grupo ni a que se integrara en el FAO, porque los liberales tenían la convicción de que ellos contaban con el apoyo mayoritario de la población. El hecho de que existiera ese Frente Amplio Opositor era debido a la reforma de la Constitución que había propiciado el Gobierno, para que participaran más partidos. Si a su llegada se integraban en ese Frente Amplio, no era ningún problema y la existencia de ese auto de prisión era algo sobre lo que no procedía que él se pronunciara porque no era abogado y, como vicepresidente de la Cámara de Diputados, creía en la independencia de los poderes y en que cada uno debía limitarse a su cometido. Cuando ellos llegaran no tenía porqué existir temor a nada, excepto si ellos traían alguna idea planeada con el Frente Sandinista que trajera zozobra al pueblo de Nicaragua. “Y, si fuera así, no estarían jugando limpio y serían responsables de una sola gota de sangre que pudiera derramarse y estarían actuando antipatrióticamente. La ley es dura, pero la ley debe cumplirse, lo que no quita, como ya ha dicho el presidente, que cuando haya otro clima, él pudiera conceder una amnistía como para cualquier caso similar al de Los Doce”259. Se entrevistó también al Secretario conservador Eduardo Chamorro, que afirmó que para ellos era una buena noticia que Los Doce llegaran a sumarse a la lucha contra el somocismo. A su juicio, se había cometido un error con ese auto de prisión porque cualquier nicaragüense debía tener derecho a regresar a su país y el partido conservador estaba luchando por conseguir una amnistía para todos los presos políticos y para constituir un Frente Amplio contra el somocismo y restablecer la democracia. Por su parte, Alfonso Moncada, dijo que el grupo de Los Doce había dado el año anterior una “campanada” que había sido importante y su última decisión de incorporarse en el suelo patrio, podía representar una AECM-019. La cursiva es de la autora. 258 Declaraciones de Alfonso Robelo ante el anuncio de la llegada de Los Doce. Emisiones radiadas de mayo de 1978. 259 Declaraciones de Luis Pallais ante el anuncio de la llegada de Los Doce. Emisiones radiadas de mayo de 1978.
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ayuda para el proceso democrático. Que el problema podía ser del Gobierno, si seguía empecinado en procesarlos, en vez de hacer honor a lo que llevaba tiempo diciendo: que quería un pluralismo y, como consecuencia, los debía dejar expresarse y actuar como lo habían venido haciendo hasta ese momento260. Era evidente que las opiniones de los diferentes grupos políticos, muy mayoritariamente, estaban a favor de la llegada de Los Doce al país y de que se eliminara ese auto de prisión en su contra. Y así ocurrió al mes siguiente, cuando la Corte de Apelación de Masaya revocó la sentencia contra ellos, y declaró nulo el auto de prisión, en junio de 1978. El hecho, sin embargo, indignó al cuerpo de juristas porque no hacía más que demostrar el menosprecio del gobierno por la institución de la Justicia. Los juristas argumentaron que esa falta de respeto era un hecho si se observaba todo el proceso, repleto de improvisaciones y desarrollado al dictado del Gobierno —o sea, de Somoza— puesto que en Nicaragua no existía la separación de poderes, que era el requisito imprescindible en una democracia: “Primeramente, se ordenó al pobre representante del Ministerio Público que se les acusara. Luego, al no menos pobre Juez que dictara auto de prisión hasta por cinco delitos. Cuando Los Doce dicen que van a regresar, a pesar de la orden de captura, se ordena nuevamente al pobre acusador que se eche encima todos los odios del país, demandando las órdenes de captura. Después se ordena al pobre funcionario de emigración que no se les den las visas. Se refuerzan los puestos fronterizos con guardias resueltos a la captura, para que no puedan entrar. Y, al final, todo lo atrás mandado queda anulado por el último fallo de la Corte de Apelación”261.
En otras emisoras contrarias a Los Doce, y en apoyo de Somoza, se les insultó y se les acusó de ser todos millonarios, de que estaban muy cómodamente en sus casas de Costa Rica, y de que allí celebraban “bacanales y fiestas a costa del dinero que se mandaba de los que les esperaban en Managua”262. Cuando la sentencia fue revocada, se entrevistó, también en la radio, en Costa Rica, a varios miembros de Los Doce, en el consulado, a donde habían llegado para presentar los papeles y les habían dicho que tenían que consultar con las autoridades de Managua. Carlos Tünnerman, manifestó la decisión del grupo de constituir el Frente Amplio antisomocista, para aunar todos los esfuerzos contra la dictadura. Ernesto Castillo fue preguntado sobre una previa conferencia de prensa que había dado Somoza, en la que había dicho que Los Doce eran un grupo de personas que habían hablado más de la cuenta y, en tono amenazante, que en Nicaragua los esperaban. Ernesto Castillo contestó que a ellos no les interesaban las opiniones de Somoza, puesto que su pretensión era que no hubiera más conferencias de prensa de Somoza, ni más “Somozas”. También añadió que sabían lo que significaba decir “aquí los espero”, expresión conocida desde antes de la muerte de Pedro Joaquín 260 Entrevistas radiadas a Eduardo Chamorro y Alfonso Moncada, mayo de 1978. 261 Crítica y protesta por radio Mi Preferida, del periodista Aquiles. 262 Emisiones grabadas por la emisora de radio El Fabuloso Siete.
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Chamorro. Sin embargo, no eran palabras que fueran a quebrantar su decisión de llegar a Managua, como una parte más del pueblo nicaragüense que estaba decidido a poner fin a la dictadura. Seguidamente, Sergio Ramírez fue preguntado sobre la confusión que existía en la anulación de la sentencia, a lo que respondió que era lo habitual en el sistema judicial nicaragüense. Que ese auto de prisión y su anulación no eran más que maniobras para confundir a la opinión pública nacional e internacional y nunca había dependido de ellos la decisión del grupo de entrar en Nicaragua. Era lo mismo que las afirmaciones de investigar el paradero de los desaparecidos, o del proceso que se había seguido tras la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, o de las muertes diarias de adolescentes en las calles de Managua. Como en Nicaragua no existía separación de poderes, aunque lo enfatizara pomposamente la Constitución, el auto de prisión había sido decretado directamente por el gobierno. La confusión la provocaba el propio gobierno, cuando su diario oficial, Novedades, decía que el proceso contra Los Doce había sido declarado nulo, cuando lo único que se había declarado mulo era el proceso a partir del auto de prisión, de manera que todo el resto del mismo quedara vigente y en cualquier momento podía ser declarado de nuevo el auto de prisión contra ellos. Sergio Ramírez terminó confirmando que ellos iban a regresar a Nicaragua, independientemente de esos procesos263. En otra entrevista, ya próximo el día de su proyectado regreso, Los Doce expusieron los planes que tenían para cuando entraran. El p. Fernando Cardenal explicó a los periodistas el itinerario previsto y dijo que primeramente, desde el aeropuerto, se desplazarían a hacer una visita al pueblo de Monimbó, como un símbolo de su respeto, y después harían una visita a la tumba de Pedro Joaquín Chamorro. El resto tendrían que acordarlo con el comité de recepción que los esperaba en Managua. Ellos no esperaban nada especial en su llegada a Managua y querían darle el sentido de un acto de solidaridad con los que estaban en el interior del país luchando contra la tiranía. Todos consideraban que a ellos no había que hacerles ningún homenaje, puesto que no tenían ningún merecimiento para que se les dispensara un homenaje, sino que llegaban para solidarizarse y celebrar el levantamiento del pueblo de Nicaragua que era el que lo merecía. No habían calculado nada sobre el número de personas o de pueblos que fueran a recibirlos, ni había ninguna preocupación por cuestiones de esa índole. Cuando fue preguntado sobre la renuncia de Felipe Mántica a seguir en el Grupo, contestó que ellos no tenían ningún comentario que hacer, que él había preferido salir del grupo y que, como el pueblo los bautizó como Grupo de los Doce, seguirían llamándose así aunque fueran once. El p. Fernando Cardenal dijo que se sentía orgulloso en ese momento de poder integrarse con ese pueblo que se había alzado “porque cuando los pueblos son débiles, los dictadores son fuertes, y cuando los pueblos son fuertes, los dictadores son débiles”. El pueblo había demostrado ser fuerte, al contrario de cuando él se avergonzaba porque entre 263 Emisiones grabadas por la emisora de radio El Fabuloso Siete.
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todos estuvieran sosteniendo a una dictadura y ahora se enorgullecía de que esa actitud hubiera cambiado y estaba decidido a que si Somoza todavía necesitaba más sangre para marcharse, él ofrecería la suya. También se sentía orgulloso de haber podido integrarse con ese grupo de hombres —Los Doce— porque nunca había conocido a personas tan desinteresadas y con tanto amor a su pueblo, sin ningún currículum político ni a la búsqueda de nada. A la pregunta de si pensaban unirse a algún partido de los existentes en Nicaragua, contestó que ellos no eran políticos ni pensaba formar un partido político, pero lo que siempre quisieron promover era el Frente Amplio Antisomocista y, como grupo, su único objetivo era que se organizara todo el pueblo en ese antisomocismo e integrar en ese Frente, amplio de verdad, a todas las organizaciones populares que estaban contra Somoza. Reveló que habían recibido amenazas de muerte de medios oficiales, pero que seguían con la decisión firme de llegar a Managua a pesar de todo. También se les había informado de que se les responsabilizaría de las muertes que pudiera haber, por lo que ellos querían aclarar a todos que eran pacíficos, que no iban armados, y que si hubiera sangre, serían otros los que la provocarían. Así pues, desde ese momento, también ellos responsabilizaban al gobierno de cualquier cosa que pudiera ocurrirles o de la sangre que se pudiera derramar264. De hecho, en una reunión celebrada el 26 de junio de 1978, en la que se planificó ya la entrada en el país para el 5 de julio, Los Doce acordaron tres cuestiones principales: 1. No se incorporarían al FAO, sino que entrarían en el país para impulsar el Frente Amplio Antisomocista y se reunirían con los representantes del FAO para convencerles de la necesidad de un movimiento mucho más amplio del que debería formar parte el FAO. 2. Dentro de ese Frente Amplio Antisomocista, Los Doce establecerían un programa mínimo, del que dos puntos no serían negociables: la expropiación de todos los bienes e intereses de la familia Somoza y la creación de un ejército nacional que defendiera realmente la soberanía e integridad del país. 3. Deberían ganarse la confianza de las masas, como el grupo más avanzado del Frente Amplio, pero sin perder la confianza de los sectores representativos de la burguesía. Y deberían también incrementar, paulatinamente, su identificación con el programa del FSLN, aunque manteniendo su independencia como grupo265. 3.3.4. El empeoramiento de la crisis económica En el mismo mes, el 12 de junio, se hicieron públicos los resultados de la encuesta industrial, que situó en la primera fila la resolución de los problemas financieros y de la caída de la demanda que se había extendido por todo el país. En conjunto, sin 264 Entrevista radiada al P. Fernando Cardenal. 265 Minuta de Acuerdos. Reunión de 26-6-1978. AECAM-019.
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embargo, los resultados económicos del año 1977/1978 habían sido favorables y las perspectivas para el de 1978/1979, se suponía que deberían haber contribuido a que hubiera un buen panorama económico. Pero, muy al contrario, se percibía constantemente un progresivo deterioro porque el gobierno tenía que dedicar todos sus esfuerzos a mantenerse y a la represión de una sociedad que cada vez le era más adversa. La crisis política estaba siendo causante del incremento de la crisis económica. El análisis del analista económico Francisco Lainez determinó que el gran problema era la crisis de confianza y focalizó su causa en la permanencia en el poder del presidente Somoza. Acusó al gobierno de que, ante una tal crisis de confianza política y de reconocida extrema corrupción administrativa, no estaba enfrentando los problemas y era el único que podía hacerlo. Un ejemplo de esa irresponsabilidad era un reciente decreto por el que el gobierno asumía pasivos del Banco de la Vivienda por valor de 233.129.253, 85 C$266. Una operación de esta índole, cuando los ingresos del gobierno se basaban únicamente en los impuestos directos e indirectos, podía conducir a mayores cargas impositivas para la producción y para el consumo, con lo que sería peor el resultado que la propia crisis. Por otra parte, el alza de costes de las materias primas a escala internacional, influía inevitablemente en el país y provocaba una subida de precios que, como no se podía sostener por la ausencia de poder adquisitivo de la mayoría de la población, originaba el cierre de empresas y, con él, el desempleo y la renovada falta de confianza. Todo ello sólo podría resolverse mediante inversiones e incentivos al mercado, que no estaban recibiendo la atención debida por parte del gobierno, preocupado antes que de nada de su propio mantenimiento a costa de lo que fuera necesario. Su análisis concluía invitando a los industriales a preguntase si estaban dispuestos a continuar con el mismo gobierno, al que debían exigirle medidas de política económica claras que pudieran encaminarse a solucionar la crisis. De no ser así, no cabía más que “dedicarse a lo que se debía hacer dentro de ese propósito”267. 3.3.5. La llegada de Los Doce a Managua Los Doce llegaron finalmente en la fecha prevista, el 5 de julio, entre el entusiasmo popular, que les dio un recibimiento propio de jefes de Estado, con las masas apiñadas durante todo el recorrido. Después, se distribuyeron por diferentes ciudades para explicar su cometido y eliminar desconfianzas, ya que su entrada a Managua sólo había sido apoyada por los terceristas, con el rechazo intenso de las otras dos tendencias. En ese recorrido por las ciudades, explicando sus puntos de vista, los ciudadanos acudían, pese a las presiones y amenazas de la Guardia, y se percibía un ambiente que vislumbraba ya un éxito en la unidad de las fuerzas contra Somoza. 266 La Gaceta, nº 120, 2-6-1978. 267 Laínez, en forma velada, con un lenguaje velado, estaba claramente diciendo a los industriales que o le exigían a Somoza otra política o tendrían que ir contra él. Memorandum del asesor Francisco Lainez a Benjamín Gallo, presidente de CADIN. Junio de 1978. AECM-S/C.
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En esas concentraciones convocadas en las ciudades, hablaban duramente de la brutalidad de la dictadura, recordaban a los muertos caídos por enfrentarse a ella y daban esperanzas de una mejor vida con el cambio. Hasta en el lenguaje, aunque estaban vigilados por la Guardia, se apreciaba que ya se arriesgaban a hablar sin moderación, lo que era una muestra de que realmente sentían que la dictadura no sobreviviría. Apelaban con frecuencia al sentimiento cristiano de quienes les escuchaban, que era, por lo general, un mensaje más familiar y cercano al pueblo que los complicados análisis políticos o ideológicos. Por ejemplo, en Somoto, la capital del departamento de Madriz, el P. Miguel D’Escoto se dirigió a los congregados de la siguiente forma: “Los somoteños han sido leales a Somoza y ¿de qué les ha servido? Esta es una de las zonas donde hay más pobreza. Tenemos un monstruo entronizado, pero el resto de Nicaragua está despertando ya y se nota después de los 9 meses que hemos estado en el exilio. Hay revueltas en todas partes y continuos vivas a Sandino. También Somoto es un pueblo cristiano, por lo que no puede seguir apoyando a un régimen diabólico. Compañeros, el somocismo es pecado, pero el no comprometerse también es pecado porque hay compañeros dando su vida y otros que la han perdido. Les pido que todos, conscientes de las barbaries, procedan yendo a sus casas con paz y tranquilidad. Que no tengan miedo de aquellos que lo único que nos pueden hacer es quitar la vida de nuestro cuerpo. Unámonos todos como cristianos, nicaragüenses y hermanos”268.
Los campesinos apoyaban gritando “Pueblo, únete”, “Sandino, Sandino” y Los Doce fueron seguidos en todas partes por una gran caravana y con banderas de Nicaragua y otras y rojas y negras del sandinismo. En otros lugares fue más visible el sesgo ideológico, como en Yalí, en el departamento de Estelí, donde una multitud reunida frente a la Iglesia, después de una misa, organizó una manifestación por todo el pueblo, con pancartas, banderas y carteles que decían “no queremos capitalistas”, “queremos socialismo”, unido a voces de una multitud que coreaba: “Pueblo únete,” “La marcha hacia la victoria no se detiene,” “Viva la Patria de Augusto Sandino, muera Somoza, traidor y asesino”, “El pueblo unido, jamás será vencido”, “Patria Libre o morir”, “Patria o muerte, venceremos”, “el pueblo armado, jamás será vejado”. Finalmente, en la plaza del pueblo tomaron la palabra algunos dirigiéndose a los presentes y les hablaron de que Somoza tenía mucho dinero en bancos que no eran sólo los de EE.UU. y de que él no conocía la miseria del pueblo, ni le importaba que mientras sus “esbirros” explotaban, hubiera niños que morían de desnutrición269. En Granada intervinieron varios oradores acerca del camino que estaba emprendiendo Nicaragua y que EE.UU. estaba programando “un somocismo sin 268 Emisiones radiadas o televisadas de los acontecimientos de julio de 1978. 269 Emisiones radiadas desde Yalí del recorrido de Los Doce por diferentes departamentos de Nicaragua.
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Los Doce entrando en Managua en medio de la multitud que salió a recibirles. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Los Doce entrando en León, entre la multitud que les aclama. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Somoza” para ellos inaceptable. Que estaban queriendo llegar a un entendimiento y a un diálogo que era imposible. La multitud grutaba vivas a Camilo Ortega, a Pedro Joaquín Chamorro, al FSLN y coreaba el himno nacional y las mismas máximas que en los lugares anteriores. Habló un miembro del FAO de Granada, celebrando la unidad del Frente Opositor, acogido con entusiasmo por todos los presentes y atribuyó a Los Doce el mérito de ser los aglutinantes de toda la oposición, y les dio las gracias por ello. Después de afirmar que Nicaragua estaba pasando por su peor momento y su peor incertidumbre por la creciente crisis política y por la subida de impuestos, advirtió que existía el peligro de que pudiera darse un golpe militar que empeorara la situación. Si embargo, la burguesía que antes había estado con Somoza, se le había separado y eso había que mantenerlo, porque “el monstruo está herido, pero lanza todavía zarpazos de sangre”. El representante del FAO aseguró que estaban en un proceso sin retorno hacia la democracia y que formarían un gobierno representativo de todos los sectores con un programa que contemplara: 1. Amnistía para todos los presos políticos. Respeto a los derechos humanos de parte de todas las autoridades civiles y militares. 2. Absoluta honestidad administrativa y aplicación de sanciones a los infractores. Libertad de comercio con el objetivo de sacar a nuestro país del atraso en el que está. 3. Instauración de un sistema de pluralismo político y de un proceso de democratización acelerado. 4. Reconocimiento de un sindicalismo libre y de mejora de las vidas de trabajadores y campesinos. 5. Instauración de un sistema de pluralismo político y de un proceso de democratización acelerado 6. Reconocimiento de un sindicalismo libre y de mejora de las vidas de trabajadores y campesinos. Después intervino una estudiante que empezó por recordar a los muertos del 23 de julio de 1959, en la manifestación de Los Pelones de León, y aseguró que no sería ésa una sangre derramada en vano. Hizo un llamamiento a los que aún no estaban integrados y dijo que cada nicaragüense tenía sobre sí la responsabilidad de la situación en la que se encontraban porque la victoria de Nicaragua marcaría a toda Latinoamérica. Finalmente Joaquín Cuadra hizo una mención de la gesta de Sandino, al que se opuso el fundador de la dinastía somocista, que nació con un crimen. Mencionó los doce puntos básicos de Los Doce y advirtió nuevamente del peligro del somocismo sin Somoza. Recordó a quienes estaban en las cárceles, que eran personas que pensaban como ellos y estaban allí por eso. Por lo tanto, había que pedir amnistía y el regreso de todos los exiliados. Terminó invitando a la lectura de las octavillas que habían repartido con los Doce Puntos para que supieran qué deseaban ellos
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Manifestación en Managua con pancarta a la llegada de Los Doce. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Manifestación que acompaña a Los Doce en su llegada a Managua. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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para después de Somoza y que su bandera era el sandinismo, que era lo mismo que patriotismo —patria digna, soberana e independiente, con fe y amor por los nicaragüenses— porque, como había proclamado Sandino “la dignidad y la soberanía de un pueblo no se discuten, se conquistan con las armas en la mano”270. El recorrido de Los Doce por diferentes ciudades, a juzgar por el tipo de consignas que se coreaban y por el tono de los oradores, muestra una voluntad popular decidida a terminar con la dictadura y muy consciente de la coyuntura en la que se encontraban. De una parte, de los planteamientos del FAO se desprende una búsqueda de la democracia y de la soberanía nacional, aparentemente sin más aspiraciones. De otra, sin embargo, se vitoreaba constantemente al FSLN, se criticaba al capitalismo y se mencionaba al socialismo. No resulta fácil deducir qué deseaba la ciudadanía mayoritariamente para cuando cayera el somocismo porque los organizadores de las concentraciones en las ciudades visitadas por Los Doce eran las personas más concienciadas de la comunidad y era normal que fueran antiguos sindicalistas o sandinistas. Lo único que se percibe, sin lugar a dudas, es que existía una saturación del régimen, provocada por las arbitrariedades e injusticias, y que los asistentes a los mítines de Los Doce estaban resueltos a ponerle fin. En ocasiones, podría afirmarse que la esperanza más clara era lograr una democracia, sin más matizaciones, y, en otras, parecen seducidos por las propuestas de Los Doce o del FSLN, que sólo veían en el final de la dictadura el primer paso para establecer una legalidad, en su opinión, muy superior y ventajosa para el pueblo, que la democracia formal. Era lo que realmente querían expresar, aunque no se describiera en todos sus aspectos, cuando rechazaban el “somocismo sin Somoza”. El gobierno de EE.UU., sin embargo, parecía seguir sin percatarse de la situación que se estaba viviendo en Nicaragua y del ambiente que había propiciado, desde un mes antes, el anuncio de la llegada de Los Doce. Algunas de las muchas declaraciones demagógicas que Somoza había hecho a la prensa sobre medidas aperturistas que pensaba tomar, y el hecho de que no se hubiera opuesto a que entraran de Los Doce en el país, había ocasionado que la administración Carter le escribiera una carta a finales de junio, en nombre del presidente, que tendría más adelante consecuencias negativas: “Querido Señor Presidente: He leído su declaración a la prensa del 19 de junio con gran interés y aprecio. Los pasos a favor de los derechos humanos que está tomando en consideración son signos importantes y cordiales y si se hacen realidad, señalarán un avance importante para su nación, en respuesta a ciertas críticas que recientemente se han dirigido contra el gobierno de Nicaragua. Me siento satisfecho de saber su buena disposición a cooperar con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Creo que las instituciones multilaterales pueden constituir el medio más apropiado y efectivo para proteger los derechos humanos y aliviar las preocupaciones expresa270 Emisiones radiadas de la concentración del Grupo de los Doce en Granada, 31-7-1978.
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das sobre ellos. Confío sinceramente en que su gobierno pueda llegar con rapidez a un acuerdo con la Comisión sobre la fecha de su visita. La Comisión quedará impresionada favorablemente por la decisión de permitir que los miembros del llamado “Grupo de Los Doce” puedan regresar a Nicaragua para continuar sus vidas pacíficamente en el país. La libertad de movimientos y expresión, que están en juego en este caso, se cuentan entre los derechos humanos más importantes que la Comisión trata de proteger. Ha hablado usted de una posible amnistía para los nicaragüenses que se mantienen en prisión por razones políticas. Le ruego acelere esos trámites prometedores que usted mismo ha sugerido. Esto servirá, sin duda, para mejorar la imagen exterior de la situación de los derechos humanos en Nicaragua. También me he alegrado de oír sus sugerencias a favor de una reforma del sistema electoral tendente a asegurar la celebración de elecciones libres e independientes en las que puedan participar todos los partidos políticos sin ningún tipo de restricción. Ese paso es esencial para el funcionamiento de la democracia. También me gustaría aprovechar esta ocasión para animarle a usted a firmar y ratificar la Convención Americana de Derechos Humanos. Yo he firmado este acuerdo y estoy trabajando duramente para conseguir que mi país ratifique la Convención. Deseo que sus decisiones se vayan haciendo realidad y aprecio mucho su anuncio de estos actos constructivos. Espero que siga en plena comunicación con mi embajador, Mauricio Solaún, que goza de mi completa confianza. Sinceramente. Jimmy Carter”271.
Somoza se apresuró a utilizar la carta a su favor y hasta se puso en comunicación con el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, para buscar su apoyo, haciéndole creer que había llegado a un acuerdo con Carter y que los sandinistas se querían apoderar de su país. Pero la carta terminó por filtrarse en el The Washington Post, y Carlos Andrés Pérez lamentó haber tenido esa entrevista con Somoza, porque fue evidente que él había tergiversado toda la información que le trasmitió. De cualquier modo, era muy poco lo que Somoza podía hacer. Para estas fechas, en el FSLN había ya una gran mayoría que estaba de acuerdo en modificar su estrategia y estaban venciendo las posiciones Terceristas de inclusión de la burguesía y de recabar el apoyo masivo de la población: el Grupo de los Doce había dado su apoyo al FAO y el FSLN, en conjunto, unía en realidad a toda la izquierda bajo el paraguas del Movimiento Pueblo Unido (MPU), que se había constituido el 17 de julio de 1978, y había integrado, incluso, a las organizaciones sindicales y políticas socialistas y comunistas, que antes nunca habían aprobado los métodos del FSLN
271 Carta del presidente Carter a Somoza del 30 de junio de 1978. Christian, S., Ob. cit., pp. 64-65.
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ni habían estado de acuerdo en ninguna unión272. El MPU hizo un llamamiento al paro para dos días después, el día 19, como jornada de lucha contra la dictadura, por los presos políticos, por el cese de la represión y por el castigo a los culpables de las masacres. Asimismo, el 17 de agosto, el FAO había redactado en 16 puntos su criterio acerca del nuevo Gobierno Nacional transitorio que debería constituirse en Nicaragua, dando su apoyo pleno a la Carta Pastoral de los Obispos273. Los intentos desesperados de Somoza de buscar aliados ya no tenían eco en ninguna parte y tampoco frenaban el curso de los hechos. La oposición estaba unida y Los Doce estaban en Nicaragua. Por todas partes se percibía en el ambiente la viabilidad de un rápido desenlace. Pero, poco después, todas las acciones programadas se vieron interrumpidas por la toma del Palacio Nacional de Managua por un comando del FSLN. 3.4. El Fsln toma dEl palacio nacional: un golpE mortal al régimEn La toma del Palacio Nacional fue otro de los hitos decisivos, en 1978, y fue la concreción de la acción de impacto que el FSLN consideraba imprescindible para afirmar, de ahí en adelante, su liderazgo en el camino hacia el final de la dictadura. El 22 de agosto, el centro neurálgico de la política nicaragüense fue asaltado por el comando del FSLN “Rigoberto López Pérez”, de la facción Tercerista, compuesto por veinticuatro personas y encabezado por Edén Pastora Gómez, Comandante Cero, Hugo Torres, Comandante Uno y Dora María Téllez, Comandante Dos. El resto tenían los números subsiguientes y se llamaban por ellos para evitar sus nombres. Salvo los tres primeros números, ninguno se conocía, ni sabían en qué iba a consistir la acción. Edén Pastora tenía entonces cuarenta y dos años y veinte de militancia. Había estudiado tres cursos de medicina en la Universidad de Guadalajara, México, en los que había empleado cinco años porque los alternó con períodos en la guerrilla y sólo cuando ésta sufría derrotas, volvía a la Escuela de Medicina. Cuando tenía siete años, su padre fue asesinado por la Guardia Nacional de Anastasio Somoza García y ésa fue, al parecer la principal motivación por la que siempre se sintió enemigo frontal de los Somoza. Fue designado comandante de la operación, enviado por los hermanos Ortega (Humberto y Daniel) desde Costa Rica. De acuerdo con una norma tradicional del FSLN, por ser el comandante dirigente de la operación, sería distinguido con el número Cero. El segundo fue Hugo Torres Jiménez, un veterano guerrillero de treinta años, de larga experiencia en la montaña, que había participado ya en la toma de la casa de José María Castillo, en 1974. Condenado en ausencia a treinta años de cárcel, desde entonces vivía en Managua en clandestinidad absoluta y fue designado por el Frente Interno para la operación. Él fue el número Uno. 272 Véase en Apéndice II.12: Manifiesto de surgimiento del Movimiento Pueblo Unido (MPU), 17 de junio de 1978. 273 Véase en Apéndice II.13: FAO: Dieciséis Puntos para el gobierno Nacional, 17 de agosto de 1978.
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Por último, Dora María Téllez, la única mujer del comando, de veintidós años, había estado integrada en los movimientos estudiantiles de secundaria de los primeros años de la década de 1970, pasando después directamente al Frente Sandinista, sin el acostumbrado puente del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), ni de los movimientos cristianos, que era la trayectoria habitual. También había estudiado tres años de medicina en León, lo que motivó que fuera enviada a Cuba en 1975 para estudiar cirugía de guerra, con el propósito de ser útil después en la montaña. Pero, finalmente no logró entrar en Cuba hasta 1976 —ya clandestina— y regresó a Nicaragua a mediados de 1977. Fue entonces cuando participó en la ofensiva de octubre, en el ataque a la guardia en la ciudad de Ocotal (Nueva Segovia), y, procedente del Frente Norte “Carlos Fonseca Amador”, fue designada para la operación de la toma del Palacio por el Frente Interno, igual que Hugo Torres. Ella fue la número Dos. En opinión de Dora María Téllez, la elección de los tres dirigentes fue un reflejo de las fuertes tensiones que se estaban produciendo en el seno del FSLN entre los miembros de la organización que estaban en el interior del país y los que estaban en el exilio. Edén Pastora fue enviado por los hermanos Humberto y Daniel Ortega —“los de afuera, los del exilio”—, desde Costa Rica, mientras que Dora María y Hugo Torres fueron puestos por el Frente Interno, el primero como jefe militar y, la segunda, como negociadora política274. 3.4.1. La preparación del asalto Somoza estaba ya desgastado, pero la administración Carter, junto a sectores del gran capital nicaragüense, y de la parte más conservadora de la Iglesia Católica, estaban tratando de apartarle del poder, aunque dejando intactos los pilares del Régimen, lo que el FSLN llamó “un somocismo sin Somoza”. El FAO había aceptado ya sin reservas la condición indispensable de no dialogar con Somoza, pero no consideraba esencial excluir a la Guardia Nacional, por lo que el FSLN buscaba el momento propicio para dar un golpe contundente y lograr una posición de fuerza para plantear la innegociable caída de toda la estructura somocista. Por otra parte, concebía ese ataque como una acción que inaugurara ya la ofensiva armada que tendría lugar en el próximo septiembre. Con esa perspectiva, en el FSLN se decidió a dar el golpe de efecto que fue el asalto al Palacio Nacional. Según Dora María Téllez, los objetivos de la operación eran dos: el primero, una llamada de atención acerca de que los partidos políticos legales no contemplaban otro tipo de opciones que no fueran “el somocismo sin Somoza” y, el segundo, sacar de la cárcel a los presos políticos275. A más largo plazo, la mirada también estaba puesta ya, sin duda, en la necesidad de recuperar sus cuadros, encarcelados, para el futuro que se aproximaba 274 Entrevista de Fabián Medina Sánchez a Dora Maria Téllez, en Los Días de Somoza, Ob. cit., p. 221. 275 Medina Sánchez, F., Ob. cit., p. 218.
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Dora María y Edén Pastora en el Salón de Sesiones del Palacio Nacional. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Dora María Téllez, Comandante DOS del asalto al Palacio Nacional. Comando Rigoberto López Pérez, agosto de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Dora María Téllez, Comandante DOS del asalto al Palacio Nacional. Comando Rigoberto López Pérez, agosto de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
70. Dora María Téllez, Comandante DOS, y Hugo Torres, Comandante UNO. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Dora María Téllez, Comandante DOS, y Edén Pastora, Comandante CERO, con rehenes en el suelo. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
En las pistas del aeropuerto de Managua. Comando Rigoberto López Pérez, recibiendo el maletín con el dinero del rescate de la toma del Palacio Nacional. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Contando el dinero del rescate de la toma del Palacio Nacional. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Presos liberados tras la toma del Palacio Nacional tomando el avión a Panamá: de arriba abajo: Auxiliadora Cruz (con la mano levantada), Fernando Chamorro (“Negro Chamorro”) y Rosa Argentina Ortiz (“Sofía”). Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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El relato de lo ocurrido se difundió con profusión de detalles y con algunas variaciones en los diferentes diarios, radios y descripciones de testigos y protagonistas276. La síntesis que recoge lo que es esencial y común a la mayoría de esas versiones, es la siguiente: Desde 1970, Edén Pastora Gómez había planeado la toma del Palacio Nacional y se lo había propuesto a Oscar Turcios, Pedro Aráuz Palacios y Ricardo Morales Avilés, en la casa de la familia Bervis, en León. Pero entonces se llegó a la conclusión de que el FSLN no tenía capacidad para una acción semejante. Más tarde, en el 1972, Edén lo volvió a plantear en una reunión en la montaña con la GPP, pero se volvió a descartar, concretamente por Henry Ruiz y Tomás Borge, por razones similares a las anteriores277. Pero en julio de 1978, las condiciones habían cambiado y las secuelas del comportamiento del régimen y sus allegados respecto a la reconstrucción de Managua tras el terremoto, y la intromisión de Somoza en los negocios inmobiliarios y financieros, habían incrementado en gran medida la oposición. En otra reunión en San José de Costa Rica, los terceristas se propusieron de nuevo hacer algo rotundo para sacar a la luz en los medios de comunicación la actividad del FSLN y dar una muestra de su fuerza y de su seguridad en que la única opción era la lucha armada. Se reunieron allí Daniel Ortega, Humberto Ortega, Víctor Tirado, Edén Pastora, Herty Lewites, Carlos Coronel Kautz y Edén Pastora. Humberto Ortega planteó entonces la necesidad de una acción definitiva. Edén volvió a exponer la idea de la Toma del Palacio Nacional, que Herty Lewites y Humberto Ortega no vieron factible, pero Carlos Coronel y Víctor Tirado la apoyaron. Finalmente, se aceptó la idea y Edén fue enviado a Nicaragua. El plan se decidió de forma definitiva cuando se creyó que Estados Unidos había resuelto ayudar a Somoza a permanecer en el poder o a sustituirlo por alguien que no supusiera un verdadero cambio. Había aprobado tres nuevos préstamos de cuarenta, cincuenta y sesenta millones de dólares para Nicaragua y se había conocido la carta que Carter había dirigido a Somoza en la que casi lo felicitaba por una supuesta mejoría de los derechos humanos en Nicaragua. Fue entonces cuando la Dirección Nacional del FSLN, estimulada por el ascenso notable de la agitación popular, consideró que era urgente dar una respuesta terminante, y ordenó que se pusiera en práctica el plan tantas veces congelado, y aplazado durante ocho años. Como se trataba de secuestrar a los parla276 El relato de estos hechos procede de Torres, H: Rumbo Norte, Ob. cit., pp. 385-448; García Márquez, G.: El Asalto: el operativo con el que el FSLN se lanzó al mundo, escrito en base a los testimonios de los participantes en el asalto, en 1978, y reproducido en la revista fundada por Sergio Ramírez, Carátula, nº 1, Nicaragua, agosto del 2004; Diarios La Prensa y Novedades. Emisiones de radio, agosto y septiembre de 1978, y Eduardo Manfut: Internet para Nika: www.manfut.org. 277 Tomás Borge se incorporó a la lucha guerrillera en 1956, lo que le impidió llegar a graduarse en Derecho. Fue detenido a la muerte de Somoza, juzgado en Consejo de Guerra y condenado a siete años de prisión. Una gran movilización de masas le permitió salir a los dos años y medio y continuó en prisión domiciliaria hasta que se escapó a Costa Rica en 1959, donde fundó la Juventud Revolucionaria de Nicaragua (JRN), precedente del FSLN.
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mentarios del régimen, se le puso a la acción el nombre clave de “Operación Chanchera”278. Ya en Nicaragua, después de una reunión en casa de Leonel Poveda y otras en Ticuantepe y en la finca Santa Laura, se trasladaron a la casa de Nicho Marenco y su esposa, Daisy Zamora, de donde salieron posteriormente para la toma del Palacio Edén Pastora y Dora María Téllez279. Decidida la toma del Palacio, se iniciaron conversaciones entre las tres tendencias. Pérez Cassar, de la Tercerista, tenía buena relación con William Ramírez, de la GPP, y ambos sospechaban que las dos tendencias estaban planeando operaciones de gran impacto. Cuando Pérez Cassar le propuso a William intercambiar información, supo que la GPP planeaba secuestrar a Anastasio Somoza Portocarrero, “el Chigüín”, y le convenció de que suspendieran la operación, porque ellos tenían algo más importante: la toma del Palacio Nacional. Según Hugo Torres, los terceristas pidieron a las otras dos tendencias que se unieran a ellos, pero la Proletaria rechazó la oferta y la GPP se puso a organizar el plan por su cuenta sin informar a los demás. Al parecer, lo que había ocurrido era que la GPP había desistido de su plan de secuestro, pero había planeado también el asalto al Palacio para las 14 horas de ese mismo día. De ello se enteraron los terceristas por una llamada que recibió Edén Pastora después, durante el asalto, y la GPP fue en ese momento cuando supo que el golpe ya lo estaban realizando los terceristas. La Tendencia Proletaria, encabezada por Jaime Wheelock Román, se había retirado en cuanto tuvo conocimiento del plan por considerarlo suicida. En unas declaraciones posteriores de Tomás Borge, la versión de la GPP discrepaba de la anterior. Según él, la acción se había planteado conjuntamente y, por fallos de comunicación interna y de un correo que no llegó, los terceristas, sin esperar la participación de las otras dos tendencias, se lanzaron solos. Pero la GPP y los proletarios tenían preparados a sus combatientes280. En cualquier caso, finalmente, la acción fue emprendida exclusivamente por los terceristas. 3.4.2. La operación del asalto, según sus protagonistas El Palacio Nacional estaba custodiado por la Guardia desde la entrada y el comando tuvo que idear la forma de pasar desapercibido para no provocar un enfrentamiento desde su llegada. Para ello, se vistieron con los mismos uniformes y botas de los oficiales de la EEBI, y se dirigieron al Palacio en camiones y jeep, pintados y tapados con lonas del color verde281. En ese tiempo, la jefatura de 278 El nombre era de carácter despectivo e irónico para el Parlamento, pues “chanchos” se llama a los cerdos en Nicaragua. La “chanchera”, por tanto, era la pocilga. 279 Leonel Poveda era un hombre de negocios que había trabado amistad con Edén Pastora. Dionisio Marenco, también era hombre de negocios y amigo de Leonel Poveda. 280 Entrevista a Tomás Borge por el periodista Pedro Costa en septiembre de 1978. ACHM, tendencia GPP, Caja III, fólder 13, Exp. 18179 (II). 281 Los uniformes nuevos y todas las armas del asalto fueron enviados por Humberto Ortega
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la Guardia Nacional, en la práctica, la regentaba el hermano natural de Somoza Debayle, José R. Somoza, que compartía el mando con el hijo del presidente, Anastasio Somoza Portocarrero. La misión era sumamente arriesgada, dado que el edificio solía estar muy concurrido y el comando estaba compuesto de jóvenes combatientes urbanos, de una edad media de veinte años y cuyo lema era “Patria libre o morir”, pero que lo único que sabían de armas era tirar granadas a los jeeps de la policía. La mayoría de los componentes del grupo no conocía el Palacio y no conocían Managua. Sólo los tres dirigentes habían estudiado pormenorizadamente un plano muy detallado del edificio. Cada uno llevaba una mochila de campaña con el pañuelo rojo y negro del FSLN, dos pañuelos de bolsillo por si sufrían heridas, una linterna, máscaras y gafas contra gases, bolsas de plástico para almacenar agua en caso de urgencias y bicarbonato para afrontar los gases lacrimógenos. Además, en la dotación general del comando, llevaban diez cuerdas de nylon de metro y medio para atar a los rehenes y tres cadenas con candados para cerrar por dentro todas las puertas del Palacio Nacional. No incluyeron equipo médico porque sabían que en el Salón Azul había servicios y medicinas de urgencia. Por último, se les repartieron armas que eran las que usaba la Guardia Nacional, porque casi todas habían sido capturadas en combate282. Se tuvieron que cortar el pelo y afeitarse los que llevaban barba, porque a ningún miembro de la Guardia Nacional se le permitía llevar cabellos largos ni barbas, y solo los oficiales podían usar bigote. Se arreglaron entre ellos y, a Dora María, una compañera le cortó su melena para que no se ve viera que era una mujer bajo la boina guerrillera negra. Tal como se había temido, en el Palacio se encontraba un altísimo número de personas —según las últimas versiones, unas mil quinientas—, entre los sesenta diputados, los guardaespaldas, los periodistas, el público que había ido para presenciar los debates y otros muchos que realizaban gestiones. Ese elevado número era normal, dado que en ese edificio, además del salón de Sesiones de la Cámara de Diputados, se encontraban los despachos ministeriales de Gobernación, Hacienda y Crédito Público y otras dependencias como la Dirección General de Ingresos, la Tesorería General y el Tribunal de Cuentas. Aprovechando la circunstancia de que era un proceder habitual de la EEBI desarmar a quien estuviera en cualquier edificio, incluso a otros Guardias, si iba a llegar Somoza, el comando llegó diciendo que llegaba “el Jefe” y desarmó sin problemas a los que lo custodiaban. Así pudieron neutralizar a quince guardias que se encontraban en las entradas sin tener que hacer uso de las armas. Acto desde Costa Rica, tal vez financiados por el presidente José Figueres. El enmascaramiento de los camiones y jeep, según testigos, fue burdo y realizado con prisas, pero nadie se percató de ello en el camino hacia el Palacio y el comando llegó al Palacio y entró sin problemas. 282 Disponían de dos subametralladoras UZI, un G3, un M3, un M2, veinte fusiles Garand, una pistola Browning y cincuenta granadas, además de trescientas balas para cada uno
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Anastasio Somoza Debayle con su hijo Anastasio Somoza Portocarrero (con traje militar). Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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seguido, algunos miembros del comando se colocaron en las puertas delantera y trasera del edificio, otros resguardando el resto de puertas y ventanas principales y, seguidamente, Edén Pastora, Cero, entró dirigiendo la operación y subiendo al segundo piso donde estaba la Cámara de Diputados. La sesión había comenzado a las 11,45 de la mañana y se estaba tratando sobre la subida de precios de artículos de primera necesidad. El comandante Cero tenía la misión específica de entrar en el Salón Azul y amedrentar a los diputados, sabiendo que todos los liberales y muchos de los conservadores estaban armados. La comandante Dos debía cubrir la puerta del piso de arriba que dominaba la entrada principal del edificio, pues a ambos lados de esa puerta había siempre dos policías armados, igual que abajo, en la verja de la entrada principal. Así pues, los comandantes Cero y Dos, seguidos por sus escuadras, se abrieron paso por entre la muchedumbre hasta la puerta del Salón Azul, donde tuvieron que desarmar a dos policías. Los agentes empezaron a sospechar que aquello era un engaño, escaparon escaleras abajo y los dos guardias de la entrada dispararon y fueron contestados muriendo uno de ellos, que era capitán de la Guardia Nacional, y quedando herido otro. Al oír los disparos, los miembros del comando, apostados en las puertas laterales, desarmaron a los policías y cerraron las puertas por dentro con cadenas y candados para reforzar a sus compañeros. Seguidamente, Dos fue al bar de los diputados y encontró a un grupo que se habían tirado al suelo al oír los primeros disparos. Sus guardaespaldas, creyendo que en efecto se trataba de la Guardia Nacional, se rindieron sin resistencia. Mientras tanto, Cero abrió la puerta del salón Azul y dijo primeramente que eran la Guardia y que todo el mundo se colocara cuerpo a tierra. Y, a la vez, lanzó ráfagas de ametralladora contra el techo del hemiciclo, para atemorizar y evitar respuestas de los diputados. Éstos se escondieron bajo los asientos y, más tarde, ellos mismos explicaron que habían creído que la Guardia Nacional había dado un golpe contra Somoza y que venían a fusilarlos. Poco después entraron al salón Uno y Dos y creyeron que todo había fracasado porque no vieron a nadie. Pero era el momento en que los diputados se habían escondido tras los escaños y parecía que Cero estaba sólo en la sala. Toda la operación había durado exactamente tres minutos. Edén Pastora, Cero, volvió a gritar que eran el Frente Sandinista de Liberación Nacional y que estaban cometiendo un asalto. Y comenzó a amenazar con que morirían si Somoza no se avenía a sus condiciones. Nombró a algunos de ellos, conocidos por su ensañamiento anterior con miembros del Frente o por haber sido somocistas declarados, para que supieran que se conocían sus comportamientos, a la vez que aseguró que salvaría a otros que les habían prestado ayuda en varias ocasiones. Después se dirigió al presidente en funciones del poder legislativo, Luis Pallais Debayle, y le ordenó que hablara urgentemente con Anastasio Somoza, del cual era primo. Somoza, una vez enterado, ordenó que se disparara sin discriminación contra el Palacio Nacional y, durante quince minutos, un helicóptero pasó disparando ráfagas de metralla contra las venta-
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nas y alcanzó a herir a un guerrillero en una pierna. Pero las patrullas militares no pudieron acercarse porque las escuadras sandinistas los rechazaron con un fuego intenso desde las ventanas de los cuatro costados y colocaron a algunos diputados frente de los ventanales, intentando detener así los ataques de la Guardia desde el exterior, que eran dirigidos por instructores norteamericanos y vietnamitas. Con la presencia de los diputados en las ventanas, cesó el ataque y no hubo mayores consecuencias. Cero llamó de nuevo a Pallais y le ordenó que transmitiera a Somoza que el FSLN negociaría con monseñor Miguel Obando y Bravo, arzobispo de Managua, — de una gran experiencia por haber mediado durante el ataque a la casa del ministro José María Castillo—, los monseñores Manuel Salazar y Espinoza, obispo de León y Leovigildo López Fitoria, Obispo de Granada y los embajadores de Costa Rica, México, Venezuela y Panamá. Después, por parte de las embajadas, sólo participaron Costa Rica y Panamá porque los otros dos embajadores se encontraban fuera del país. La comisión negociadora se reunió con la encargada de las negociaciones, Dora María Téllez, a las 14,30 de la tarde y las peticiones del comando fueron las siguientes: 1. “Amnistía General para todos los prisioneros políticos encarcelados por el somocismo en ciudades, poblados, zonas montañosas y en cualesquier otra parte del país. 2. Liberación inmediata de las cárceles de una lista de prisioneros que se adjuntaba, que deberían ser enviados en transporte aéreo a Venezuela, Panamá y México283. 3. Publicación de los comunicados y de todos los partes de guerra del FSLN en el diario del régimen Novedades, en la Radiodifusora Nacional, en Cadena Nacional de Radio y en la televisión. 4. Ausencia absoluta de Guardias Nacionales o civiles en un perímetro de 300 metros en los alrededores del Palacio Nacional. 5. La entrega de 10 millones de dólares, en billetes de 100 dólares. 6. Garantías absolutas de que los aviones de salida del país no serían interceptados en el aire”.
El proceso fue difícil porque los guerrilleros llevaban tres noches sin dormir y al cansancio se unieron otra clase de tensiones. Dora María Téllez recuerda que hubo también discrepancias por la rivalidad mencionada entre los miembros del Frente Interno y los que estaban en Costa Rica: Edén se consideraba el verdadero jefe de la operación e insistía en exigir la mayor dureza con Somoza, pero ella tenía otro criterio y era a quien el Frente interno había seleccionado para que negociara. De la actitud y afán de protagonismo de Edén Pastora, dice literalmente Dora María: “Edén hace una deformación que ya ha llegado a ser ofensiva. Prácti283 La lista contenía cincuenta nombres. Más tarde lamentaron que hubieran quedado quince compañeros en la cárcel porque el comando no tenía información de que habían sido detenidos en los últimos tiempos.
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camente ya no existe más que él en ese comando, pero la verdad es que a Edén se le meten dos, Hugo y Chombito (Walter Ferreti), que mantuvieron en lo esencial todo el control de la parte militar que fue la parte clave de la operación”284.
Por parte del gobierno, quien se hizo cargo de las negociaciones fue el propio Anastasio Somoza Debayle, desde su bunker, y muy presionado por los distintos sectores: de un lado, la alta oficialidad de la Guardia, que prefería tomar el Palacio aunque costara algunas vidas, ya que el asalto había sido una humillación y un duro golpe que dejaba al descubierto que los servicios de seguridad e inteligencia habían fallado. Entre ellos, Michael Echanis —mercenario norteamericano y veterano de Vietnam— y el general José Iván Alegrett. De otro lado, los diputados retenidos, entre los que había familiares suyos, que habían sido autorizados a llamarle por teléfono para pedirle justamente lo contrario, que cediera y así poder salvar sus vidas. Y, por último, Estados Unidos, que sólo insistía en la busqueda de una solución pacífica. Por fin, a media noche del día 23, Somoza acabó por aceptar todas las condiciones de los sandinistas, excepto la cifra inicial del dinero, que quedó reducida a medio millón de dólares, alegando que no podía reunir ese dinero en efectivo en el tiempo que le habían marcado. Cedieron por ambas partes y, como en el asalto a la casa de José María Castillo, el comando tuvo que aceptar la rebaja monetaria de Somoza y que no facilitara la información que se le había pedido sobre una lista adicional de detenidos, de compañeros de los que no se sabía nada. Más tarde, ya en el aeropuerto, se averiguaría que ya estaban muertos285. También, a petición de los negociadores, y a través de la Cruz Roja, se permitió la salida de mujeres embarazadas, niños, enfermos, heridos y muertos —pues hubo doce muertos en el enfrentamiento—, quedando finalmente liberadas un gran número de personas. Somoza tuvo que ceder en todo lo demás. Interrogado mucho tiempo después sobre los motivos por los que accedió a la negociación, dijo: “Yo sabía que si esas personas morían en el Palacio Nacional, la gente que estaba tratando de derrocar mi gobierno iba a matar a más personas. Además, el asalto al Palacio no fue el primer asalto que hicieron. En 1974, en el asalto a la casa de José María Castillo, se liberaron setenta y nueve terroristas. Si pudiera volver atrás, ahora haría lo mismo”286.
284 Medina Sánchez, F., Ob. cit., p.221. 285 Los prisioneros de esa lista no llegaron con los liberados cuando se efectuó posteriormente el canje con los rehenes y en ese momento fue cuando se confirmó que habían sido asesinados. Hasta después de julio de 1979 no se pudieron localizar algunos de sus restos. Entre ellos estaban: Donald Guevara, Elbis Chavarría, Pedro Antonio Jiménez, Gregorio Montoya, J. Francisco Tijerino, Azucena Suárez Mesa, Marcos Silva Molina, José Jarquín y Antonio Mairena Lugo. 286 Entrevista hecha a Somoza por la revista argentina Gente, en 1980. Medina Sánchez, F, Ob. cit., p. 218.
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La realidad de los hechos, sin embargo, no apunta a las razones humanitarias dadas por Somoza. Echanis dijo que, cuando fue con Alegrett a ver a Somoza y le expuso su plan de asalto, le aseguró que él había calculado que si se atacaba podría haber habido 200 o 300 muertos —que, según dio a entender, no era un alto precio— pero Somoza no lo había aprobado, según él, por la única razón de que entre los rehenes estaba el hijo de “Papá Chepe”287. Es posible que eso fuera una razón de peso, pero también debió tener en cuenta que en el Congreso se encontraba el pleno de los líderes de su partido, el PLN, además de otros muchos familiares. En opinión de Dora María Téllez, si se hubiera recurrido a las armas, se hubiera producido un tiroteo que no hubiera dejado vivo a ningún diputado, ni a ninguno de ellos y la desaparición de las cabezas del Partido Liberal hubiera aniquilado uno de los pilares del poder de Somoza288. Incluso el otro pilar del Régimen, la Guardia, hubiera sufrido numerosas bajas y la masacre hubiera desacreditado totalmente a Somoza. Pasada la noche, a las 8 de la mañana, Edén Pastora abrió una sesión especial en el Congreso y dio un discurso en el que celebró el éxito de la misión y Dora María Téllez habló también exponiendo las razones de los sandinistas. Algo más tarde, un grupo de personas que trabajaba en el Palacio, le pasaron una nota a Hugo Torres, con el siguiente texto: “Palacio Nacional, 24-8-78. Para los compañeros del FSLN: Como una muestra de reconocimiento por el operativo en pro del pueblo de Nicaragua, y certero golpe al régimen somocista que está en agonía, jamás nos consideramos como rehenes, sino como compañeros y como combatientes del FSLN. ¡Viva la liberación de Nicaragua! ¡Viva el FSLN! Firmado: Los compañeros del segundo piso del Palacio Nacional”289.
Es muy posible que esos empleados tuvieran una esperanza en el cambio y se sintieran realmente solidarios con el Frente. Pero, incluso, si hubieran enviado esa nota como prevención para mayor seguridad suya en un futuro, eso evidenciaba que la población veía ya al FSLN como la vanguardia de la lucha contra Somoza. Poco después, a las 9 de la mañana, llegaron varios autobuses del Instituto Primero de Febrero para transportar a los guerrilleros, junto a varios rehenes, hasta el aeropuerto internacional Las Mercedes y para dejar a otro grupo de diputados en sus casas, a la vez que se ponía a los periodistas en libertad. En el trayecto ya se conocía la noticia y la carretera se llenó de simpatizantes que vitoreaban a los guerrilleros. El diputado conservador Eduardo Chamorro se mostró asombrado de aquella explosión de júbilo popular y el comandante 287 Se conocía por ese nombre a José R. Somoza, el hijo natural que había tenido Somoza García cuando contaba 19 años. Era en esos momentos jefe de la Guardia Nacional. Christian, S., Ob.cit., p. 72. 288 Medina Sánchez, F., Ob. cit., p. 220. 289 Diarios La Prensa, Novedades y emisiones de radio. Agosto y septiembre de 1978.
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Uno, que viajaba a su lado, le dijo: “Ya ve, esto es lo único que no se puede comprar con plata”. Los rehenes seleccionados para viajar con el Comando fueron el ministro de Gobernación, José Antonio Mora Rostrán, los diputados Luis Pallais Debayle —primo del dictador—, José Somoza Ábrego —sobrino del dictador—, René Molina y Eduardo Chamorro Coronel. Cerca del mediodía del día 24, los guerrilleros, y los rehenes salieron y, en medio de los vítores de la gente que se agolpaba a su paso, se dirigieron al aeropuerto de Managua, donde les esperaban dos aviones, uno de Panamá y otro de Venezuela, con los presos liberados ya dentro y con el medio millón de dólares que se había pactado finalmente en la negociación. Los presos liberados eran de diferentes cárceles del país y allí apareció también Felipe Peña, el apresado en la toma del cuartel de San Carlos y del que no se había sabido nada hasta ese momento. Al subir al avión, Edén Pastora no preservó su anonimato como había hecho Eduardo Contreras, el comandante Cero del asalto a la casa de José María Castillo. No resistió la tentación de descubrir su cara y, como diría después Sergio Ramírez “su foto dio la vuelta al mundo, pero aquel desliz nunca le sería perdonado”290. La mayoría de los componentes del comando y presos liberados, se quedaría después en Panamá o viajaría desde allí a Cuba291. 3.4.3. La vivencia de los periodistas del Congreso Los periodistas que se encontraban en el Palacio Nacional, en su comparecencia habitual de trabajo, vivieron los hechos de forma diferente a los asaltantes y a los diputados. El FSLN les diferenció, les atendió y les permitió usar el teléfono, sin limitaciones, tanto para tranquilizar a sus familiares, como para comunicar con sus emisoras, aunque no pudieron hacerlo porque Somoza las cerró en cuanto tuvo noticias de lo ocurrido. En un principio, cuando todavía no sabían de qué se trataba, y desconocían que a ellos se les iba a considerar un grupo diferenciado de los diputados, habian manifestado en su relato que experimentaron un terror e incertidumbre como cualquiera de las numerosas personas que ocupaban las estancias de ese lugar y, en especial, los diputados reunidos en sesión. Los periodistas destacaron el impacto que les produjo la interrupción de la sesión a los escasos veinte minutos de su comienzo. Cuando llegó Cero, gritando y dando órdenes, y les comunicó que lo que estaba ocurriendo era un asalto, 290 Ramírez, S. (1999), Ob. cit., p. 65. 291 Como agradecimiento al presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, Edén le llevó la bandera del Congreso para que la custodiara hasta que Somoza fuera derrocado. Torres, H., Ob. cit., pp. 385-448; García Márquez, G.: El Asalto: el operativo con el que el FSLN se lanzó al mundo, escrito en base a los testimonios de los participantes en el asalto, en 1978, y reproducido en la revista fundada por Sergio Ramírez, Carátula, nº 1, Nicaragua, agosto del 2004; Eduardo Manfut: Internet para Nika: www.manfut.org. Diarios La Prensa, Novedades y emisiones de radio. Agosto y septiembre de 1978. Véase lista de diputados y presos liberados en Apéndice V. 3.
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una acción sin precedentes, todos creyeron que era un golpe de la Guardia, probablemente del hijo del presidente, “el Chigüín”, en una rebelión contra su propio padre. Todos se lanzaron al suelo atemorizados por las ráfagas de ametralladora y el tono violento de las voces de Cero. Más tarde, él les diría a los periodistas que las ráfagas y los gritos habían sido programados de ese modo para aterrorizar y provocar que los diputados no intentaran responder con las armas, porque todos iban armados. Inmediatamente, Cero lanzó el grito acostumbrado de ¡Patria Libre o Morir!, mientras enseñaba en su mano un pañuelo rojo y negro, símbolo del sandinismo. Entonces fue cuando todos supieron que no era la Guardia, aunque llevaban los uniformes de la EEBI, sino que se trataba de la acción de un comando sandinista. Mencionaron también en sus escritos que muchos de los diputados temblaban de temor porque allí había millonarios, grandes hacendados, caciques acusados reiteradamente por el pueblo de ser explotadores voraces de los campesinos y líderes somocistas parásitos del presupuesto nacional durante décadas enteras. Acto seguido, Cero les ordenó que se pusieran en pie. Salieron con las manos en alto y, después de ser colocados en fila, los guerrilleros les ataron las manos por las muñecas, con los brazos hacia atrás y procedieron a identificarlos. Mientras tanto, la Guardia ya había sido avisada y se encontraron de pronto con disparos desde fuera del edificio que provenían de todas partes. Cero preguntó quién era Luis Pallais Debayle y, cuando se identificó, le ordenó que llamara por teléfono a su primo, el presidente, y le dijera que ordenara el cese inmediato del fuego, que ya se había intensificado con la ayuda de un helicóptero que lanzaba bombas de fragmentación. Puesto al teléfono Cero, en comunicación con Somoza, utilizó el mismo tono agresivo e intimidante, le insultó y le dijo que si no retiraba a la Guardia al menos doscientos metros del Palacio, empezaría a ejecutar diputados, empezando por su primo Luis Pallais y por el cacique más explotador de campesinos, Francisco Argeñal Papi. Poco después apareció, impávido y con las manos también atadas, el ministro de Gobernación, Antonio Mora Rostrán, al que habían capturado en su propio despacho, después de un intenso tiroteo con sus guardaespaldas. Permaneció allí en silencio más de una hora. Cero, entonces, compareció y presentó a sus acompañantes a los allí concentrados y les dijo que ellos eran el “Comando Rigoberto López Pérez”, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y que habían llevado esa acción a cabo para lograr la liberación de los presos políticos que llenaban las cárceles de Somoza y para demostrarle a éste que su régimen de terror no era invencible. Pidió a los periodistas que ocuparan su lugar de costumbre y los separó de los diputados. Después anunció que Somoza no estaba cediendo a sus exigencias y que, si no lo hacía, no iba a salir nadie con vida de aquel lugar. Los periodistas recordaban días después de terminar todo, que las horas parecían no pasar, que el hambre y la sed habían empezado a ser apremiantes, y que el miedo los mantuvo en un silencio total, hasta la llegada de monseñor Obando
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y Bravo, que aplaudieron todos los que no estaban maniatados. En su compañía también habían llegado los embajadores de Panamá y Costa Rica, además de los camilleros de la Cruz Roja porque cuando se había producido el ataque de la Guardia, el enfrentamiento había dejado muertos y heridos. La primera noche —que definieron como de pesadilla— se había distribuido algo de agua, estrictamente racionada, y también les habían dado cigarrillos a los periodistas. En medio de la incertidumbre del momento, señalaron que siempre se atendió primero a los niños y a las mujeres y que vieron a los guerrilleros atender también a los heridos antes de que llegara la Cruz Roja y distribuir medicamentos. Había corrido el rumor de que se iba a producir otro ataque de la Guardia, porque se oía el ruido de tanques por los cuatro costados, por tanto, como una medida preventiva, los diputados fueron desplazados a otro lugar para evitar que corriera peligro la vida de los rehenes. El estruendo de los tanques se mezcló con una tormenta que había comenzado con profusión de relámpagos y hasta con un temblor de tierra que, afortunadamente, no se repitió. Para las necesidades fisiológicas se habían repartido papeleras para las mujeres y botellas para los hombres, y los deshechos los sacaban después los guerrilleros. Pero la situación empeoraba por momentos por el cansancio, la tensión, la suciedad y las necesidades de todo tipo. Durante veinticuatro horas, Somoza no cedió, hasta que Cero les comunicó que, por fin, el presidente estaba dispuesto a aceptar sus condiciones principales y, como se había anunciado, a las 7 y ½, se liberó a mujeres, niños y ancianos. También se empezó a repartir comida, después de 33 horas sin haber ingerido nada sólido. Después Cero dio un discurso y Dos habló también pidiéndoles que tuvieran confianza y calma. Les dijeron que eran del Frente Sandinista, Tendencia Tercerista, y que estaban dispuestos a llevar su lucha hasta el final de la dictadura. En 45 horas, sólo habían comido unas cajitas de pollo, pero ni el hambre, ni la sed, ni las necesidades fisiológicas habían sido tan duras como el temor al desenlace que todavía se podía producir en cualquier momento, y la preocupación por sus familiares. Otro acto que quedó en la memoria de los periodistas fue que Cero y Dos descolgaron la bandera de Nicaragua de su asta, la plegaron cuidadosamente y la guardaron mientras aseguraban que la devolverían cuando hubiera en Nicaragua un régimen de justicia y democracia. En ese momento, hubo un detalle “sentimental”, al decir de los periodistas, cuando dos diputados les entregaron a los comandantes sus insignias de parlamentarios y ellos se las prendieron en la parte frontal de sus boinas guerrilleras. Poco después empezaron a salir todos hacia los autobuses reclamados por los guerrilleros y que ya había dispuesto el Gobierno, y en el trayecto hacia el aeropuerto, se empezó a formar una caravana de vehículos que les acompañaban y una verdadera manifestación de la ciudadanía, que se había enterado ya a esas horas por los comunicados emitidos por radio y prensa, y que les aplaudía constantemente en su recorrido.
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Los periodistas firmantes de este texto, lo terminaban diciendo que, una vez todo pasado, y después de las 45 horas de pesadilla, lo recordaban como uno de los episodios más interesantes de toda su vida y como “una maravillosa experiencia que, tal vez, jamás volveremos a tener”292. 3.4.4. Consecuencias de los hechos y análisis del FSLN En cuanto se conoció en el país el éxito de la operación del Palacio Nacional, el Frente Amplio Opositor (FAO) convocó “A los empresarios, trabajadores y al pueblo consumidor” a una cruzada contra el somocismo, a una huelga que fue apoyada desde todos los ámbitos, desde los sindicatos hasta los partidos políticos. La respuesta de la población fue abrumadora, la resistencia se radicalizó y el día 31 de agosto el país entero estaba en huelga general. En el análisis posterior de esta acción —que había sido la más arriesgada hasta el momento— los terceristas declararon que las condiciones que se habían exigido para liberar a los rehenes respondían a los objetivos planteados al decidir el asalto al Palacio: 1. Necesidad de liberar a sus compañeros prisioneros para que pudieran estar operativos en la posterior ofensiva armada, que ya se proyectaba. 2. Impactar a la población para preparar la llamada posterior a la insurrección. 3. Desmitificar la idea de omnipotencia de la Guardia Nacional. 4. Afianzar la confianza del pueblo en el FSLN. Del mismo modo, la publicación de sus planteamientos políticos en los medios de comunicación respondió al deseo de definirse y desmarcarse de otras posiciones, queriendo dejar claras sus posturas: 1. La reivindicación de su posición revolucionaria diferenciada del resto de la izquierda. 2. La separación de sus objetivos estratégicos e ideológicos respecto a los partidos de la burguesía opositora. 3. La participación exclusiva de la facción Tercerista en la acción como precedente de la línea que se seguiría desde ese momento en adelante. La posición tercerista había quedado definida al plantear su acercamiento a algunos grupos políticos de los que estaban integrados en el FAO, al reconocer al Grupo de los Doce una actitud progresista, y al haber reconocido igualmente a Pedro Joaquín Chamorro como un demócrata y luchador antisomocista. Asimismo, habían dejado claro, al asaltar al Palacio Nacional, que consideraban que el somocismo estaba constituido por un aparato militar —la Guardia Nacional— y por un organismo civil que tenía su expresión en los ministros, senadores, diputa292 La toma del Palacio Nacional, relatada por los periodistas Enrique Argüello Prado y Aarón Sánchez Bello. AECM- 018.
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dos, jueces, alcaldes y empleados públicos y que era un enemigo del pueblo. Con su acción, denunciaban a las fuerzas que buscaban la alianza con Somoza, como los representantes del gran capital, el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), el Partido Conservador (PCN) y los sectores de la Iglesia que se prestaran a ello, y acusaban a EE.UU. de apoyar a Somoza, aunque reconocieran también la protesta minoritaria de algunos sectores del gobierno norteamericano293. Por lo que se refiere a las repercusiones que la acción había tenido para el gobierno de Somoza y para los planes del FSLN, el Frente sintetizó su opinión en los siguientes puntos: 1. “El gobierno, en su propaganda, hizo aparecer la acción como un precedente del inminente deseo de implantación del comunismo en el país. 2. En el contexto exterior, hubo una reacción inicial muy favorable de Costa Rica, aunque después, por causa de un incidente de violación de su espacio aéreo por la fuerza aérea de Nicaragua, su actitud fuera, por un tiempo, mucho más reticente. 3. El Paro Nacional que se inició el 25 de agosto fue convocado por todos los sectores de la oposición a través del Frente Amplio Opositor (FAO) y por el Movimiento Pueblo Unido (MPU) y en la convocatoria jugaron un papel de primer orden los medios de comunicación independientes, especialmente el diario La Prensa. 4. El Paro Nacional posibilitó conocer los diferentes enfoques de las organizaciones que lo apoyaron respecto a si había llegado o no “el momento” de asestar el último golpe a la dictadura: el Movimiento Democrático Nicaragüense (MDN), liderado por el empresario Alfonso Robelo —que se había desgajado de UDEL en marzo de 1978 e impulsado la creación del Frente Amplio Opositor (FAO)—, declaró sucintamente que ‘el paro era un instrumento para erradicar al somocismo y para iniciar el proceso de democratización, puesto que se estaba viviendo una guerra civil en la que la oposición se estaba inmolando en una forma nunca antes vista’294; el FAO en su conjunto lo concibió como el inicio de la confrontación, para la que también estuvo de acuerdo en que el momento había sido el propicio; el Movimiento Pueblo Unido (MPU) instó a la clase obrera a que participara en él para lograr el derrocamiento del régimen por las fuerzas populares, pero lo concebía todavía como una jornada preparatoria, porque los sectores populares no tenían aún la madurez requerida para un enfrentamiento decisivo. Finalmente, en el seno del propio FSLN había habido diversas opiniones, según las tendencias: para los proletarios tampoco había llegado el momento decisivo y llamaban a intensificar los preparativos para más tarde; la GPP no se 293 Aspectos clave del Manifiesto de la Dirección Nacional del FSLN, leído por Dora María Téllez en el Palacio Nacional. Nolan, D., Ob. cit., p. 128. 294 Manifiesto del Movimiento Democrático de Nandaime, junio de 1978. AECM-S/C
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había pronunciado al respecto, y los terceristas sí lo entendieron como el inicio del final, lo que confirmarían los hechos posteriores al producirse el estallido de la insurrección del 9 de septiembre de 1978295. 3.4.5. Las conclusiones de Somoza en su Conferencia de Prensa También Somoza manifestó sus opiniones sobre el significado de la toma del Palacio, en una conferencia de prensa emitida por radio, dos días después del asalto, el 24 de agosto de 1978. No hay datos respecto a si fueron vetados algunos medios o si no intentaron asistir, pero, a la luz de las intervenciones, la concurrencia allí reunida, de periodistas nicaragüenses y extranjeros, estaba integrada casi al completo por partidarios suyos. Las respuestas de Somoza estuvieron continuamente salpicadas de aplausos, e igualmente, se reflejaba en el tono y lenguaje empleado por los periodistas una actitud de rechazo o desprecio hacia los sandinistas296. Comenzaron preguntándole si él creía que el Frente había necesitado dar ese golpe y pedir ese dinero porque estaba casi exterminado y debía muchísimo a Venezuela, a Costa Rica y a Panamá. Y si pensaba que, con la liberación de los presos, podrían dar continuación al movimiento. Él contestó: “No sé qué tipo de contactos podría tener el Frente en esos países, pero sí sé que en ellos hay unos ‘Comités de Solidaridad con el pueblo Nicaragüense’, que mayormente están formados por comunistas reconocidos. También sé que al Frente se le había casi liquidado en las guerrillas del Norte, y se había detenido a todas las personas que cometieron actos delictivos en los tres primeros años de mi administración y yo consideraba que estaban casi todos ellos a buen resguardo. También habían perdido a su jefe máximo, el señor Carlos Fonseca Amador, y su jefe secundario, José Benito Escobar, a Mungía, a Carlos Agüero Chavarría, y algunos más. Así que se puede decir que el Frente estaba prácticamente liquidado y que la nueva gente que vino a hacer este asalto, mayormente son gente nueva, que han recogido (…) El líder de este asalto entiendo que es un señor Pastora, de reconocida militancia, que estaba en Costa Rica en las últimas fechas. Por lo tanto, se supone que él se infiltró a Nicaragua desde Costa Rica, ilegalmente, para hacer este golpe. Nuestra apreciación es correcta y lo que han hecho con este golpe ha sido primordialmente para recuperar a la gente que estaba en la cárcel y el resto, asunto publicitario, y tal vez recoger un poco de dinero, porque el resto de las demandas las volaron inmediatamente, al principio de la negociación”. 295 Análisis del FSLN tercerista del ataque al Palacio Nacional. ACHM, Inventario de Frentes de Guerra- Frente Sur Benjamín Zeledón, Caja I, fólder 9, Exp. 02638. 296 La transcripción de la Conferencia de Prensa se hace sin indicar qué medio pregunta —porque no es posible, dadas las dificultades de audición—, pero las preguntas no están hechas por la misma persona, sino por varias.
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Pregunta: Señor presidente: en la Sierra Maestra, Fidel Castro engañó al mundo. Pero en las declaraciones de estos sandinistas criminales ya está claro que van a implantar el comunismo contra el capitalismo ¿Cree usted que estas declaraciones que se han oído en toda Nicaragua, en el exterior, y en el gobierno norteamericano, fortalecen más a su gobierno y a su partido? “Yo considero que la declaración que ellos pidieron que se emitiera por radio y prensa y televisión, si se analiza detenidamente, eso afecta a su movimiento. Se ve que se han definido —para los que aún tuvieran dudas de quienes eran— y, que eso afecte a gobiernos que tenían buenas relaciones con nosotros, como el norteamericano, sí, porque con ello, han desautorizado aquel giro que quería darles el periodista norteamericano, Alan Riding, que se había ofrecido a ellos como vocero, cuando ellos decían que querían un gobierno democrático y que aceptaban cualquier ideología297. Yo creo que esto ha fortalecido a mi gobierno porque quienes tenían dudas de las intenciones de estos señores, ahora ya no las tienen”.
Pregunta: Señor Presidente: ¿Cree usted que eso va a obstaculizar en alguna forma la campaña de reestructuración que ha venido realizando usted últimamente, en el Partido Liberal Nacionalista, en cuanto a las elecciones de 1981? “En absoluto. No va a obstaculizar nada. Vamos a seguir con la reestructuración y reorganización del partido y vamos a seguir con el plebiscito para preparar la Gran Convención”.
Pregunta: ¿Sabe para dónde han salido esos aviones? “Conozco la procedencia del líder del movimiento, el señor Edén Pastora. La última vez que nosotros sabemos de él, estaba en Costa Rica. Los aviones fueron dos, uno panameño y otro venezolano. A Panamá llevaron a algunas personas y a los guerrilleros que hicieron el asalto y otros fueron llevados a Venezuela”,
Pregunta: Señor Presidente: Me ha llamado la atención el comentario de un periodista extranjero que dice que aquí en Nicaragua hay un entusiasmo por apoyar a los comunistas. Yo quisiera preguntarle de cuántos miembros se compone el Partido Liberal Nacionalista, que son los que a usted le apoyan, para demostrarles el apoyo que tiene usted. “Activistas, son aproximadamente 45.000 en todo el país, unas 2.000 mesas electorales. Por los votos, en la última de 1974, el PLN depositó 750.000 votos a su favor. Y como punto de chequeo, habría que ver las elecciones municipales pasadas, en que Managua no tomó parte. Si Managua hubiera participado, se hubiera llegado a más de 600.000 y 650.000 votos”. 297 Alan Riding y Shirley Cristian, ambos del New York Times, y como Karen de Young, del The Washington Post fueron tres periodistas que tuvieron la oportunidad de conocer las interioridades en todo lo relacionado con el FSLN, EE.UU. y OEA.
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Pregunta: Los evadidos no se dirigieron a Cuba ¿cree usted que tendría Cuba algo que ver? “Sólo hay que escuchar Radio Habana, además de funcionarios cubanos en Costa Rica”.
Pregunta: El documento publicado en todas las emisoras, ¿es un grito de alerta para el capital nicaragüense? ¿Puede repercutir en el resto de la oposición? “Todo golpe que se da contra un gobierno, se da contra la estabilidad de ese gobierno. Pero yo no considero que este acto vaya a interrumpir el desarrollo ordenado de nuestra Constitución. El señor Edén Pastora tomó parte en el ataque a la ciudad de Rivas; hace como tres meses tomó parte en el ataque a la ciudad de Cárdenas, y después ha trabajado a las órdenes de Los Doce”.
Pregunta: Señor Presidente: ¿Cuáles son las medidas que se van a tomar a partir de ahora en lo político, en lo económico y en lo social? “En lo político, estamos ya iniciando la apertura política para que puedan hacerse presentes en las elecciones partidos políticos pequeños, con otras ideologías diferentes del partido conservador y del liberal. En lo económico, hemos adoptado la tesis de introducir impuestos en aquellos sectores que hoy tienen excepciones: se va a modificar el impuesto sobre la renta y, en lugar de que sea desde 33.000 córdobas, será desde 48.000, para ayudar a nuestra ciudadanía media, para mejorar su salario. Vamos a extender el seguro social al campo, vamos a la pasar la ley del servicio civil y vamos a reformar el Código del Trabajo en ciertos aspectos. Se va a incorporar a las domésticas al seguro social. El Estado seguirá propiciando el desarrollo económico, contando en la actividad económica con una situación sin precedentes en los precios del café, del ganado, de los mariscos, del algodón y del oro. Así que Nicaragua, en los próximos tres años, tiene un futuro brillante simplemente por los precios del mercado mundial. Ello traerá un bienestar económico para toda la ciudadanía de Nicaragua”
Pregunta: Señor Presidente: después de la prolongada crisis financiera que ha sufrido el país, ¿qué soluciones se pueden buscar? “La crisis financiera se debió a una serie de factores que tenían que venir al país. Desde el terremoto de 1972, todos los aportes de seguros y de reinversión de capital se han venido invirtiendo en la reconstrucción de Managua. La ayuda internacional fue exagerada para evitar que hubiera hambre y desocupación y la economía fue empujada a esferas extraordinarias nunca vistas anteriormente en la actividad económica de Nicaragua. Y como el país volvió a su ritmo y la ciudad volvió a ser ciudad, las ayudas internacionales han venido aminorando y también ha venido aminorando la reinversión de los seguros, porque ya se está ter-
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minando. Entonces, lo que hemos tenido en Nicaragua en las últimas fechas, que era predecible, es un reajuste de la economía. La depresión económica que estamos viviendo hoy en Nicaragua es la depresión que nos vuelve a poner en el nivel de crecimiento que Nicaragua tenía antes de la inyección de la ayuda internacional por el terremoto. Así que esa depresión a mi no me asusta, porque de aquí en adelante Nicaragua va a tener un proceso normal, pero no como cuando la inyección del capital de la ayuda internacional. Es el rendimiento normal que Nicaragua ha tenido en los últimos cuarenta años. Respecto a la situación fiscal, se quiso hacer una reforma fiscal en 1974, que pudiese caminar con el crecimiento del país, pero hubo circunstancias que no le permitieron funcionar como debía. Y con la baja de la actividad económica del país, la recaudación del impuesto no ha llegado a la altura que pensaron los que hicieron aquella reforma fiscal. Y, para no devaluar el córdoba, que es la moneda de la que viven los trabajadores, hemos querido protegerlo y por ello, hemos preferido hacer una reforma monetaria y no fiscal para no perjudicar al pueblo”.
Pregunta: Señor Presidente: ¿Cómo está el gobierno después de lo del Palacio y quién va a realizar las investigaciones? “Creo que la moral del gobierno está alta y, como no hay suspensión de garantías ni ley Marcial, los jueces, de acuerdo con el Código Penal, se harán cargo de las investigaciones”.
Pregunta: Señor Presidente: Me dolió mucho ver que se quitara nuestra bandera del Congreso y se pusiera una roja y negra que para nosotros no es la representación de nuestra Patria ¿cómo podríamos mantener nuestra bandera y no la roja y negra que han colocado en el Congreso? ¿Qué tendrían que hacer las familias, la escuela, todos, según su opinión, que es el primer ciudadano? “Hago propias esas palabras y les repito que, ante cualquier circunstancia, ante cualquier ideología, debemos mantener nuestros símbolos patrios. Creo que el partidarismo no debe ser más grande que la Patria misma (…) Yo hoy y ayer estaba pensando en cómo cambian las actitudes de los ciudadanos. Ahora están calificando esto de actos políticos y lo dicen los que pertenecen a una agrupación comunista. Antes eran asaltos comunes. Tenemos que revaluar el sistema de valores que tenemos. Ese asalto es un delito, no un acto político. Eso sólo ocurre en el mundo occidental. Vamos a tener que gastar en seguridad y se lo recomiendo a todos, que tomen medidas para la seguridad de posesiones y de su libertad. Se está atentando contra la tradicional manera de vivir del pueblo de Nicaragua que vivía mucho antes de que llegaran aquí los occidentales. Todos los que creen que el partidarismo es mayor que la Patria misma, lo que hacen es pensar en sus intereses particulares”.
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Finalizó la audiencia con la intervención de los periodistas del diario de la familia, Novedades, quienes le agradecieron que hubiera salvado a las 1.428 personas que estaban en el Palacio, a pesar de tener que rebajarse en sus derechos —y, para algunos, hasta en sus deberes— para salvar a esa gente que estaba allí dentro. Y terminaron asegurándole enfáticamente que ellos no le iban a fallar “porque él no les había fallado”298. 3.4.6. La repercusión exterior de la toma del Palacio Pese a la propaganda del régimen, identificando al FSLN con el comunismo, el asalto al Palacio Nacional provocó un cambio radical y de gran trascendencia a escala internacional, intensificando los apoyos que ya tenía el Frente en Costa Rica, Venezuela y Panamá, tanto diplomáticos como logísticos y militares, y añadiendo otros muchos desde el extranjero. Antes de este momento, el FSLN había dispuesto de exiguos medios, muy pocas armas y recursos obtenidos sobre todo como resultado de robos a bancos. Desde entonces, sin embargo, pudo contar con armas y todo tipo de pertrechos, gracias a la ayuda de los países mencionados, especialmente de Costa Rica, en la presidencia de José Figueres —aunque su mandato terminó pocos meses después del asalto al Palacio Nacional—, que fue un apoyo muy conveniente a la causa sandinista porque la dotaba de una imagen de moderación y contenido democrático asimilable a la revolución de Costa Rica de 1948. D. Nolan menciona a este respecto que el propio Edén Pastora, un mes después, cuando volvió a las proximidades de Costa Rica para dirigir el Frente Sur, había explicado a los periodistas occidentales que lo acompañaron que el objetivo de su lucha era una democracia al estilo de Costa Rica, con elecciones libres, que él era un conservador, y que, después del triunfo de la revolución, la extrema izquierda desaparecería con el resurgir del pluralismo político. El carisma de que gozaba entre la población desde que había sido el Comandante Cero del asalto al Palacio, fue utilizado por Humberto Ortega que hasta lo nombró Jefe del Ejército Sandinista en octubre de 1978, aunque solapadamente había indicado a sus acompañantes que siguieran enviando sus informes directamente a la Dirección Nacional y no a través de él299. Los dos presidentes costarricenses que sucedieron a Figueres, Daniel Oduber y Rodrigo Carazo, también declaradamente antisomocistas, ayudaron igualmente desde el principio. Oduber era, como Figueres, del Partido de Liberación Nacional (PLN), de tendencia socialdemócrata, y Rodrigo Carazo se desligó del PLN y fundó el Partido Renovación Democrática, una coalición de partidos opositores, aglutinados alrededor de posiciones demócrata-cristianas. Rodrigo Carazo, sobre todo, colaboró con la oposición nicaragüense, permitiendo el exilio masivo de sandinistas a Costa Rica. Advirtió siempre al gobierno de Somoza que no cruzara la frontera en su afán de perseguir a los sandinistas e 298 Conferencia de Prensa emitida por radio del general Somoza de 24 de agosto de 1978. Grabaciones del archivo de Ernesto Castillo Martínez (AECM). 299 Carta de Humberto Ortega a Francisco Rivera, en Nolan, D., Ob. cit., p. 129.
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inició planes para crear una fuerza de defensa que luchara contra el presidente nicaragüense en cualquier intento de ataque a su frontera. Sin embargo, en relación a esos problemas fronterizos, el primer año del mandato de Rodrigo Carazo se dio un episodio confuso en noviembre de 1978, en el que hubo guardias civiles de Costa Rica que cruzaron la frontera nicaragüense y fueron tiroteados por guardias nacionales de Nicaragua, con resultado de muertos y heridos. Interrogados posteriormente los Guardias Civiles costarricenses acerca de por qué habían cruzado la frontera, declararon que había habido una lamentable confusión porque ellos habían confundido a los guardias nicaragüenses con sandinistas, según dijeron, “mientras realizábamos una de las habituales operaciones limpieza, porque teníamos orden del gobierno de detener a cuantos sandinistas encontráramos”300. Todo indica que fue una excusa que buscaron convenientemente de cara a la Guardia Nacional y al gobierno de Somoza, pues Carazo, como su predecesor, ayudó siempre al Frente y no hay datos de que existiera ninguna “operación limpieza” ordenada por él. También la población civil costarricense colaboró constantemente con la causa sandinista, tanto a través de su prensa, como con la contribución económica de un gran número de ciudadanos residentes en Costa Rica, aunque la mayoría eran de origen nicaragüense. En algunos casos, la implicación llegó hasta tal punto que muchos se integraron en la guerrilla. También se creó un Comité Costarricense de Solidaridad con Nicaragua, constituido por representantes de partidos políticos e intelectuales del propio país, que supusieron una importante ayuda. Esos contactos fueron el verdadero apoyo externo el FSLN porque, a pesar de su consideración de “comunistas” por los sectores afectos a Somoza, y de la relación que se les suponía con la URSS, la realidad era muy otra y durante todo el proceso insurreccional, los sandinistas nunca tuvieron ayuda económica de la URSS ni sus relaciones con el PCUS fueron jamás comparables a las que tuvieron otros países de América Latina. La URSS sólo había tenido relaciones con el Partido Socialista, y aún con éste, habían sido muy débiles, casi limitadas a invitaciones menores a conferencias, congresos, visitas y a la concesión de algunas becas de estudios. En Centroamérica los contactos de la URSS se limitaron al partido Vanguardia Popular de Costa Rica, un Partido Comunista que operaba de forma ortodoxa, pero al que la democracia costarricense no satanizó ni reprimió porque no lo consideraron un peligro, ya que había declarado formalmente que no utilizaría métodos de guerrilla o insurrección armada. Con el FSLN, la URSS no tuvo apenas relaciones antes del triunfo de 1979. Incluso personas de primera línea 300 Carazo había comenzado su mandato el 8 de mayo de 1978 y los hechos ocurrieron el 21 de noviembre del mismo año Resulta dudoso que Carazo hubiera dado orden de “operaciones limpieza” contra sandinistas, dada su actitud permanente de rechazo al somocismo. Declaraciones de guardias civiles de Costa Rica, ante la Guardia Nacional, por enfrentamientos en la frontera. A.N. Fondo Guardia Nacional, Sección: Comandancia de la G.N., Exp. 33, Caja IV.
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del FSLN, como el mismo Carlos Fonseca, Henry Ruiz y otros, tuvieron pocos vínculos y siempre referidos a las tradicionales visitas de estudios o congresos. Fue después de 1979 cuando se iniciaron las relaciones, que comenzaron con una gran desconfianza, ya que a los dirigentes del PCUS se les hacía difícil entender las alianzas del FSLN con los sectores empresariales y eran muy renuentes hacia la heterodoxia de los movimientos no vinculados al PCUS por las vías formales301. El Frente, sin embargo, tuvo algunas ayudas puntuales, y con carácter excepcional, de ciertos sectores de EE.UU. y de Europa El otro país que se ha considerado tradicionalmente un gran apoyo para la causa sandinista fue Cuba. Sin embargo, también la índole de ese apoyo necesita de precisiones: aunque es cierto que acogió a algunos jóvenes del FSLN, antes y después de que éste comenzara a desarrollarse como un incipiente movimiento guerrillero, en el período transcurrido desde la toma del Palacio Nacional, agosto de 1978, a enero de 1979, el único apoyo que Cuba facilitó fue de entrenamiento militar. Además, Fidel Castro siempre trató de cohesionar la división interna del movimiento y de ampliar la comunicación con el campo socialista. Hasta 1979 fue únicamente un puente para contactos con otros regímenes comunistas o movimientos de izquierda de diversa índole, desde maoístas a Corea del Norte, o a cualquier otro país que tuviera la posibilidad de ofrecer entrenamiento militar, pero el propio Carlos Fonseca nunca logró reunirse con Fidel Castro. De cualquier forma, el apoyo económico y mediático se había ido ampliando progresivamente con los países de América Latina. Al que siempre había brindado Costa Rica, se añadieron después México, Venezuela y Panamá, aunque el de los dos últimos no fue nunca comparable al de Costa Rica. Venezuela y Panamá prestaron a la causa antisomocista un notable apoyo logístico y algún armamento que hacían llegar con sus propios medios hasta la frontera y, en ocasiones, transportaron hasta allí incluso armas procedentes de Cuba, porque la vía más directa estaba más vigilada302. No sería hasta enero de 1979 cuando visitarían Cuba representantes de las tres tendencias del FSLN, que ya conocían el criterio de Fidel Castro respecto a que su única alternativa era la unidad. Primeramente se había pensado en una invitación al grupo de Los Doce, para ir a la Habana, vía México. Pero se cambió de opinión y, tanto los cubanos como el FSLN, decidieron por consenso enviar una delegación que representara a las tres tendencias. Por ello, acudieron al encuentro Ernesto Castillo, Walter Ferreti (Chombo) y Álvaro Hernández, por la Tendencia Insurreccional (Tercerista); Gioconda Belli, por la GPP y Luis Carrión, por la Proletaria. La visita no se hizo pública y todos los que viajaron lo hicieron 301 Fue poco tiempo después del triunfo de la revolución sandinista cuando se llevó a cabo el primer contacto directo con la Unión Soviética, más a nivel de gobierno que de partido. Moisés Hassan y Henry Ruiz estuvieron en esas primeras reuniones, junto a Ernesto Castillo y otros compañeros. Entrevista de la autora a Ernesto Castillo, Managua, junio de 2009. 302 Bataillon, G., Ob. cit., p. 163.
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con pasaporte e identidad distinta, seguramente porque les debieron haber aconsejado desde La Habana que una visita pública podría perjudicar el apoyo de los sectores social demócratas y de otros que habían contribuido hasta entonces. Fidel Castro los recibió y centró su intervención en el mismo tema de su inevitable vuelta a un único FSLN y en el condicionamiento de la ayuda cubana a esa unión. Desde entonces se iniciaron los esfuerzos de unificación y fue cuando el flujo de comunicación y el apoyo del campo socialista se desarrollaron significativamente. Fidel Castro, tiempo después, cuando la revolución ya había triunfado, mandó a Palo Alto (Costa Rica) a Renán Montero, Jefe de la Inteligencia cubana, y a Julián López, que sería el primer embajador de Nicaragua en Cuba, a asesorar a Humberto Ortega en su oficina operativa en Costa Rica. Cuando Fidel Castro aceptó contactar y ayudar a Nicaragua, todas las vías que anteriormente habían estado cerradas empezaron a abrirse y llegaron también ayudas de otros partidos comunistas, como del de Chile303. Pero para eso todavía faltaba más de un año. 3.5. La agudizacióN de La crisis poLÍtica y La iNsurreccióN de septiemBre de 1978 3.5.1. El gobierno acorralado y la insurrección de 1978 Tras el éxito sandinista de la toma del Palacio Nacional, cuando se convocó el paro general en el país, las cámaras y asociaciones gremiales no hicieron pronunciamientos como lo habían hecho con el paro del enero anterior, tal vez porque ese espacio ya lo llenaba el Movimiento Democrático Nicaragüense (MDN) y por el clima de creciente represión que se estaba viviendo en el país. La institución que apoyó el paro decididamente fue la Cámara de Comercio y el cierre fue casi total en Managua, y total en el resto de los departamentos. Desde el momento en que la huelga se hizo efectiva, Somoza Debayle demostró tener el control de todos los poderes fácticos de Nicaragua, incluido el Banco Central. Su presidente, Roberto Incer, amenazó al empresariado que tuviera negocios y que cerrara por la convocatoria de paro, con no avalar sus demandas de préstamos extranjeros y, por el contrario, prometió respaldar en dichas gestiones a quienes no los cerraran. Era un intento abiertamente manipulador de presionar al sector privado, negándole el ejercicio de su legítimo derecho a adherirse a la 303 Las relaciones con Chile se enturbiaron después, lamentablemente, por causa de un grupo nicaragüense, el Movimiento de Acción Popular (MAP), que se organizó como izquierda radical, y que cuestionó al FSLN por la “alianza con la burguesía”, pese a que sus integrantes siempre tuvieron algún tipo de relación con el FSLN. Uno de los dirigentes de ese grupo, Melvin Wallace, director del diario Pueblo -persona respetada entonces y actualmente en Nicaragua-, empezó a recibir a combatientes internacionalistas, sobre todo de Chile y Uruguay. Esos internacionalistas, en los primeros meses de la Revolución, intentaron crear en el Norte una resistencia campesina armada y por ese motivo se expulsó del país a los extranjeros del grupo, y se mandó a prisión a los nacionales. Entrevista de la autora a Ernesto Castillo, Managua, junio de 2009.
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huelga. La actitud del presidente del Banco Central fue denunciada por el Instituto Nicaragüense de Desarrollo (INDE), lo que le costó una sanción inmediata del Ministerio de Gobernación de la Presidencia de la República. Se acusó al INDE de haber incurrido en “flagrante desviación del objeto y fines para los que fue fundado” y se acordó la cancelación de sus Estatutos304. Ante ese hecho, el INDE emitió una declaración pública donde expuso que su decisión y la del resto de instituciones financieras y políticas del país había sido motivada por la insostenible situación de Nicaragua. Denunciaba la injusta distribución de la riqueza en el país, el elevado índice de mortalidad infantil, el analfabetismo superior al 50%, el sistema fiscal regresivo y el hambre y la desnutrición que padecía la población. El INDE, haciendo memoria de los contactos habidos con Somoza, recordó que, junto con la Cámara de Comercio, la Cámara de Industrias, la Cámara de Construcción y los dirigentes sindicales y políticos, unidos en el FAO, habían intentado por todos los medios un diálogo nacional y habían remitido al Gobierno reiteradas demandas nunca respondidas hasta ese momento. Asimismo, cuando la Iglesia Católica hizo un llamamiento para la formación de un gobierno nacional transitorio, el FAO había apoyado también esa iniciativa, pero Somoza les había contestado: “Ni Somoza ni el Partido Liberal se van del poder”. Y esa respuesta provocadora era la que había decidido a los empresarios a la convocatoria de la huelga nacional305. A la vez que se pronunciaban la Cámara de Comercio y el INDE, desde el 27 de agosto, unos días después de la toma del Palacio, la juventud también se había lanzado a las calles: jóvenes armados se habían sublevado en la ciudad de Matagalpa en un acto tan espontáneo como lo había sido la insurrección de Monimbó, siendo aplastados por las nuevas fuerzas de la EEBI, que produjeron innumerables muertes. Era sólo una muestra de que las masas estaban ya empujando las acciones y el FSLN tuvo que pasar decididamente a seguir, casi más que a provocar, las insurrecciones que continuarían durante todo el mes de septiembre. Con ese objetivo, desde el día 9, la estrategia del Frente fue comenzar sus acciones aprovechando el momento en que, sin duda, se debilitaba del paro. Así pues, la huelga derivó en una sincronización planeada de brotes insurreccionales de la población, a la par que se atacaban los cuarteles militares de los departamentos de las principales ciudades: León, Chinandega, Estelí, Masaya y Managua. El FSLN pretendía fraccionar la capacidad de respuesta de la Guardia al obligarla a dividir sus fuerzas entre todos los levantamientos simultáneos. Según los planes, al ataque coordinado en las ciudades habría que añadir el de la frontera Sur con Costa Rica, por donde se esperaba la entrada del armamento pesado y otros refuerzos capaces de dominar la ciudad de Rivas, y tal vez Granada, con lo que se ejercería un control total de la zona del Pacífico: el Frente Sur Benjamín Zeledón, a cargo de Edén Pastora. 304 Acuerdo del Ministerio de Gobernación contra INDE, de 31 de agosto de 1978. AIHNCA, ASD-024. 305 Declaración de INDE de 4 de septiembre de 1978. AIHNCA, ASD-025-1.
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El objetivo final del Frente, una vez que se neutralizara a la Guardia, era establecer un gobierno provisional que permitiera después una mayor capacidad de convocatoria a escala nacional e internacional, buscando el reconocimiento de Venezuela, Panamá y Costa Rica y, de ese modo, impedir la posible intervención del Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA). Pero la Guardia rechazó el ataque y, con ello, se vino abajo el proyecto y se retrasó toda la operación. Incluso hubo que desarticular brotes surgidos espontáneamente en varios departamentos. Pese a ese intento de prudencia, la insurrección popular ya había llenado las ciudades de barricadas construidas con adoquines de cemento, cuya fabricación era precisamente uno de los monopolios de Somoza. Lucharon durante un mes contra la Guardia Nacional, que reprimió la movilización con tanquetas, helicópteros y aviones que bombardearon las ciudades sublevadas, atacándolas de una en una hasta lograr retomarlas. Finalmente, los sublevados tuvieron que replegarse y huyeron al campo y a las montañas. Pero, aun comprobando la retirada del FSLN, Somoza puso en marcha la denominada “Operación Limpieza”, un ataque de tal brutalidad que provocó el pronunciamiento de Costa Rica, Panamá, Venezuela y México a favor de la lucha sandinista y las protestas por la actuación del gobierno de Somoza llegaron a ser internacionales. Se condenó al régimen de Somoza en los Congresos de Guatemala, República Dominicana, Colombia, Costa Rica, Venezuela y Panamá. En este último, los representantes de los Comités de Solidaridad de Latinoamérica y de Estados Unidos, las tres tendencias del FSLN, y el Movimiento Pueblo Unido (MPU), acordaron una serie de puntos en los que se aprecia ya el total reconocimiento por parte de los países latinoamericanos del protagonismo del FSLN. Fueron los siguientes: 1. “Realizar una Jornada Mundial de Solidaridad con el pueblo de Nicaragua del 21 al 28 de octubre, llevar su problemática a la Conferencia de Países No Alineados, elevar el caso a la ONU y proponer otro acto mundial de solidaridad al Consejo Mundial de la Paz. 2. Reconocer al FSLN como vanguardia del pueblo nicaragüense y apoyar al gobierno provisional, siempre que cuente con la aprobación del FSLN. En consecuencia, rechazar las políticas de mediación que pretendan aislar al FSLN de un futuro gobierno de Nicaragua. 3. Acusar a Somoza de genocidio con su pueblo y proponer la ruptura de relaciones diplomáticas con su gobierno. 4. Denunciar la cooperación y venta de armas de algunos gobiernos a la dictadura somocista. 5. Designar a Panamá como lugar de recepción de toda la ayuda económica que se recaude a escala mundial, que se podrá enviar a la cuenta bancaria que controlará un Comité Ejecutivo”306. 306 Informe sobre los acuerdos tomados por el Congreso Continental de Solidaridad con Nicaragua, celebrado
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En general, en todos los Congresos se atacó la política norteamericana respecto a Nicaragua, así como en los servicios exteriores de radio de Alemania, Inglaterra, Holanda y España, que ya había decretado la prohibición de vender armas a Nicaragua. También denunciaron el ataque somocista las instituciones económicas y los partidos de la oposición nicaragüenses307. La insurrección había demostrado la respuesta masiva de la población, pero la GPP seguía manteniendo una postura discrepante en cuanto al método de provocar la que ya llamaban “la ofensiva final”. De todos modos, los principales representantes, dentro de la GPP, seguían manteniendo posiciones discrepantes, lo que hacía más complicado presentar una alternativa común: Henry Ruiz, manifestaba que cuando ellos hablaban de “ofensiva” se referían al desencadenamiento guerrillero, pero no a una ofensiva como la de septiembre que, en su opinión, había terminado por fortalecer a Somoza, que había ganado tiempo hablando después de una posible mediación; Tomás Borge, menos radical en su discurso, no rechazaba la movilización en las ciudades, aunque también seguía insistiendo en que había que llevar la guerra al terreno más desfavorable para el enemigo, que era la guerrilla en la montaña, que había sido, de hecho, el lugar a donde se habían replegado tácticamente después de la insurrección; Bayardo Arce, sin embargo, valoró la insurrección como una victoria porque, aunque no se logró derrocar a la dictadura, sí fue un triunfo militar que movilizó al pueblo y profundizó la crisis del régimen308. En lo que estuvieron de acuerdo los distintos representantes de la GPP después de la insurrección, se podría sintetizar como sigue: 1. Somoza había utilizando la estrategia de agotar militarmente al Frente para dejarlo marginado de las posteriores negociaciones. Había que tener muy presente que él había exteriorizado su propósito de prolongar su mandato hasta 1981 y de liquidar la guerrilla. 2. La insurrección había logrado no ser derrotada, porque se había impuesto un repliegue táctico y, para ello, había sido muy útil el trabajo hecho en las montañas y en el campo. 3. Para evitar un descenso de la combatividad, y mantener acosado al enemigo, la GPP consideraba esencial seguir con la guerra de guerrillas, para fortalecer la montaña, que era donde se encontraba la parte fundamental del ejército sandinista. 4. La figura de Somoza no era lo fundamental en el proceso de derrumbe de la dictadura, sino la Guardia Nacional, que inevitablemente debía ser sustituida por otro tipo de ejército. Ese punto la GPP lo consideraba innegociable.
en Panamá del 29 de septiembre al 1 de octubre de 1978. Comunicado del FSLN. ACHM- S/C 307 Análisis de la situación tras el ataque al Palacio Nacional y la insurrección. ACHM, Inventario de Frentes de Guerra- Frente Sur Benjamín Zeledón -Caja I, fólder 9, Exp. 02638. 308 Entrevistas a Henry Ruiz, Tomás Borge y Bayardo Arce del periodista Pedro Acosta en septiembre de 1978. ACHM, tendencia GPP, Caja III, fólder 13, Exp. 18179 (I).
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5. A pesar de que grupos paramilitares y organizaciones de ultraderecha de El Salvador y de Guatemala habían participado respaldando a Somoza, internacionalmente se había demostrado que el régimen estaba desprestigiado y que el propio gobierno norteamericano ya tenía reparos en apoyarle. De hecho, el Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA) no había intervenido como tal en los días de la insurrección309. Lo cierto era que, si dentro de una misma tendencia había discrepancias, las facciones del FSLN tenían puntos de vista mucho más diversos y a veces irreconciliables. Para los terceristas se había comprobado que, aún con el repliegue final, las ciudades habían respondido al unísono, pero la GPP continuaba con sus reticencias hacia la lucha urbana que, para ellos, era precipitada y arriesgada. De alguna manera seguían magnificando el crisol de la montaña y de la prolongada formación guerrillera en un medio hostil como forjadora de hombres. Sin embargo, era un hecho que la insurrección había demostrado la entrega del pueblo y, ciertamente, que el desenlace final iba a situar en primer término la lucha urbana aparecía como irrefutable. 3.5.2. La reacción ambivalente de EE.UU. Después de la respuesta extremadamente represiva de Somoza a la insurrección de septiembre de 1978, EE.UU. ya no podía hacer oídos sordos a la situación. El vicesecretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, convocó una reunión de consulta de los ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, donde informó de que en Nicaragua, en el mes de septiembre, se habían denunciado derramamientos de sangre, torturas, arrestos en masa y matanzas indiscriminadas de civiles, por lo que había recibido una petición de ayuda de una amplia gama de grupos representativos en Nicaragua, entre ellos, de los jerarcas de la Iglesia. En dicho llamamiento, se pedía una intervención directa de las organizaciones internacionales para poner fin a los sufrimientos del pueblo nicaragüense, por lo que EE.UU. había trasladado esa petición a la Comisión Internacional de la Cruz Roja, al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En el primer caso, en solicitud de un envío urgente de medicinas y alimentos; en el segundo, para que se atendiera a los refugiados nicaragüenses en Honduras y Costa Rica; y, en el tercero, para que se investigara sobre el terreno lo que estaba sucediendo en el país. Warren Christopher insistió en que se debía visitar Nicaragua para confirmar la situación y para responder a monseñor Obando y Bravo, quien había rogado en su petición de ayuda que se contribuyera “con generosidad a poner fin al luto y a la angustia, a la masacre y al odio, para poder devolver a Nicaragua la paz e iniciar un diálogo civilizado”310. 309 Entrevistas a Tomás Borge y a Bayardo Arce por el periodista Pedro Costa en septiembre de 1978. ACHM, tendencia GPP, Caja III, fólder 13, Exp. 18179 (II). 310 Discurso de Warren Christopher ante la OEA, del 22 de septiembre de 1978. AIHNCA, ASD-
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La decisión de EE.UU. de presionar a Somoza se confirmó cuando el embajador, Mauricio Solaún, llegó a comunicarse con el FAO y le trasladó que su Gobierno había previsto, en sus presupuestos para el año fiscal entrante, 8.000.000 USA$ en préstamos y donaciones para Nicaragua, pero que sólo los concedería si se promovía un proceso de democratización311. Y todavía se extremaría más esa presión después del incidente diplomático que provocó una incursión de miembros de la Guardia Nacional en Costa Rica, en una persecución de guerrilleros, que llegó a poner en peligro la paz entre los dos países por las implicaciones fronterizas. EE.UU., a través de la OEA, el FAO, Los Doce y el FSLN, hizo una declaración sobre la necesidad inmediata de detener la extrema violencia y de urgir un Proceso de Mediación. No obstante todo lo anterior, Somoza seguía teniendo en estos momentos sus defensores dentro del Congreso de EE.UU. En consecuencia, también llegaron a la administración Carter mensajes en defensa de su régimen, ya que los intereses norteamericanos prevalecían en un amplio segmento del Congreso —un auténtico “lobby” somocista, con negocios en Nicaragua— y, aún con conocimiento de lo que allí estaba ocurriendo, seguían utilizando un lenguaje oportunista que degradaba los movimientos de protesta y que trataba de desprestigiar una lucha reconocida ya en estas fechas como legítima en el mundo entero. Era obvio que no compartían el criterio del presidente Carter de denunciar la violación de Derechos Humanos, si era a costa de perder aliados convenientes, y esa discrepancia les llevó a escribirle responsabilizando al pueblo de Nicaragua de la inestabilidad que se había instalado en el país. Cerca de un centenar de congresistas de la Cámara de Representantes enviaron un documento a Carter, firmado por todos ellos, donde le exponían que, “con documentación y evidencia absoluta”, habían tenido conocimiento de que en Nicaragua se estaba viviendo una campaña de violencia, terrorismo urbano y casi guerra civil, protagonizada por un grupo revolucionario cuyos líderes habían sido entrenados en La Habana y en Moscú, con el objetivo de convertir Nicaragua en la nueva Cuba del Hemisferio Occidental. Por ello urgían al Presidente que ayudara al gobierno de Nicaragua y al presidente Anastasio Somoza Debayle, cuya familia había demostrado ser una de las más antiguas y firmes aliadas de los EE.UU312. Aún con esos apoyos de Somoza, Carter se mostró decidido a participar en un Proceso de Mediación y Somoza tuvo que aceptarlo. Lamentablemente, no coincidieron los criterios de los participantes de Nicaragua con los de EE.UU. respecto a los países que debían participar como mediadores: mientras Nicaragua propuso a México, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Venezuela y Colombia, 025-3. 311 Carta del embajador de EE.UU. en Managua al FAO, del 30 de septiembre de 1978. AIHNCA, ASD-025-6. 312 Petición de un grupo de congresistas, al presidente Carter, para apoyar para el Gobierno nicaragüense de Somoza Debayle, septiembre de 1978. AIHNCA, ASD-O91.
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EE.UU. deseaba incluir a Guatemala y El Salvador —regímenes dictatoriales—, pero no a México, Costa Rica, Panamá y Venezuela, que habían condenado el régimen de Somoza ante la ONU y calificado la situación de genocidio. También el Consejo Presbiteral de la Archidiócesis de Managua envió una carta al presidente de EE.UU., Carter, apoyando a Nicaragua. Carter había mantenido desde su toma de poder una postura diletante con respecto a Nicaragua. Primero había creído que sería capaz de imponer una nueva forma de convivencia en Latinoamérica supeditando la concesión de sus ayudas a la observancia de los derechos humanos y limitó a esa declaración un tanto vaga el tratamiento de la crisis, cada vez mayor, de Nicaragua. Después, aunque le llegaban informes frecuentes de la situación de rechazo al régimen de Somoza, subestimó el problema de Nicaragua, considerando más peligrosa la guerrilla de El Salvador y tampoco actuó con la necesaria diligencia. Finalmente, comenzó a alarmarse por el descenso de la actividad industrial y comercial en el país y por la fuga de capitales y fue cuando quiso urgir la aceptación por parte de Somoza del Proceso de Mediación encabezado por la OEA. A todo ello se unió la coyuntura que EE.UU. estaba viviendo en su política exterior. En vísperas de la insurrección, Carter tenía la prioridad de acudir a Camp David, a la cumbre de Próximo Oriente con Anwar al-Sadat y Menahem Begin, que debía cerrar la crisis de la cuarta guerra árabe-israelí del Yom Kipur, de 1973. Por otra parte, era evidente que en la administración Carter, y en especial en el departamento de Política Exterior, se estaba sufriendo el “síndrome de Vietnam”: varios funcionarios de ese departamento habían dimitido de sus cargos durante esa guerra por no estar de acuerdo con los métodos de EE.UU. y habían ingresado después en el gobierno de Carter. Pero debido a sus experiencias anteriores, su criterio era que no beneficiaba en nada la intervención de EE.UU. en las políticas internas de otros países, por lo que también se oponían a una actuación directa de EE.UU. en Nicaragua313. Sin embargo, Washington quería evitar a toda costa un protagonismo del FSLN. Deseaba para Nicaragua un gobierno democrático y una renuncia de Somoza, pero sustituido por otro miembro del Partido Liberal que pudiera mantener a la Guardia Nacional, la institución que, según la visión norteamericana, había asegurado a EE.UU. la estabilidad favorable a sus intereses. Aceptar al FSLN exacerbaba demasiado el temor a un movimiento que mostraba claros signos de contener componentes ideológicos marxistas entre sus principios, y el hecho de que ese movimiento tuviera excelentes relaciones con Cuba estuvo presente en todo momento314. Finalmente, prevaleció la selección de países que había preferido EE.UU. y el tema del mantenimiento de la Guardia Nacional se convertiría en un escollo insalvable, en un punto de extremo desencuentro, y de acuerdo imposible.
313 Christian, S., Ob. cit., pp. 60-84. 314 Bataillon, P., Ob. cit., p. 152.
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3.5.3. La autodefensa del Gobierno de Somoza Ante la acumulación de protestas y denuncias procedentes de todos los organismos mencionados, y ante la firmeza reciente de la administración Carter, el gobierno de Somoza no desaprovechó la ocasión de defenderse, indirectamente, a través de la Guardia Nacional. La Guardia emitió un comunicado exponiendo su propio análisis de los hechos y señalando la gran preocupación del Señor Presidente por la “grave amenaza comunista que se cernía sobre el área centroamericana”315. En el informe se calificó la situación del momento como la cima de la campaña emprendida por el FSLN que, junto a una oposición heterogénea desde finales de 1977 y 1978, había culminado en un estado de violencia masiva. El documento se dividía en dos partes: en una atacaba en todo lo que le era posible al Frente y, en la segunda, denunciaba que prestaba apoyo a terroristas de otros muchos países latinoamericanos. a) Las acusaciones contra el Frente y el panegírico sobre la tolerancia del régimen La Guardia aseguró que el ataque simultáneo armado de septiembre, cuando los insurrectos habían querido destruir las instalaciones militares de las principales ciudades, había traído consigo la destrucción de zonas comerciales e instalaciones públicas y había ocasionado cuantiosas pérdidas de vidas humanas y económicas en Managua, Matagalpa, Masaya, León, Chinandega, Estelí y Diriamba. Acusó al FSLN de haber atacado en tres frentes principales: uno, los cuarteles; otro, realizando un reclutamiento armado forzoso de estudiantes y ciudadanos, y otro, habiendo provocado el saqueo, pillaje, vandalismo y construcción de barricadas. Denunció que los sandinistas violentaban las puertas de las casas para incautar armas y llevarse alimentos hasta de las más humildes viviendas, que “ajusticiaban” a los ciudadanos calificados como capitalistas y liberales amigos del gobierno, y que situaban a francotiradores en los techos de iglesias, edificios altos y árboles para que dispararan a todo el que se interpusiera en su camino. En contrapartida, defendía al Gobierno y afirmaba que siempre había mantenido una actitud encaminada a buscar soluciones frente a la intransigencia y brutalidad de la oposición de la extrema izquierda —que se había adherido a los planes subversivos del FSLN, y éstos a las consignas emanadas de la Cuba comunista— se planteaba de forma inclaudicable y como única solución la renuncia del Presidente. b) Las acusaciones contra países antisomocistas de Latinoamérica La Guardia Nacional acusó a los países del entorno, sobre todo a Cuba, de participación directa en el entrenamiento y protección de los terroristas a través del gran aparato de propaganda de Radio Habana y Radio Monumental. Al gobierno 315 Informe de la Guardia Nacional sobre la situación política durante la insurrección de septiembre de 1978. AIHNCA, ASD-038.
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de Venezuela y al propio presidente Carlos Andrés Pérez, por su actitud en la OEA que calificaron de intervencionista en los asuntos internos de Nicaragua, así como de “haber enviado una flota de aviones bombarderos y cazas armados desde la frontera costarricense”, lo que era una exageración de la Guardia. En realidad, fueron avionetas sin características militares y equipadas artesanalmente en Costa Rica. Paul Atha fue el encargado y los pilotos fueron ex guardias que se habían integrado al Frente, como Modesto Rojas y otros. Casi hasta al final del proceso no se trasladaron armas, procedentes de Cuba, en cantidades que fueran decisivas, y siempre con la anuencia del presidente Carazo. También fue denunciado el presidente Arroyo de Panamá, designado por el Jefe de Estado de aquél país, general Omar Torrijos, del que la Guardia dijo que había expresado su adhesión al FSLN y organizado brigadas de voluntarios para ir a Nicaragua a combatir, además de ofrecer una fuerza aerotransportada de tropa regular y una flotilla de helicópteros de asalto. Finalmente —y dándole un énfasis desproporcionado— acusaron a Costa Rica nuevamente por el apoyo a los insurrectos de Radio Reloj y por haber desoído las informaciones que le había proporcionado la sección de Inteligencia de la Guardia Nacional de Nicaragua sobre los campos de entrenamiento y actividades terroristas que había en su territorio, en la zona fronteriza con Nicaragua. En concreto, denunciaron que el 24 de mayo de 1978 se había informado al gobierno de la existencia de campos de entrenamiento y adoctrinamiento marxista en territorio costarricense, dirigidos por Plutarco Hernández Sancho, en las localidades de Desamparados, Upala, Santa Clara y Los Chiles, pero no se había obtenido respuesta alguna. Posteriormente, el embajador de Nicaragua había vuelto a comunicar al gobierno costarricense, el 18 de agosto, que el llamado “Frente Sur” del FSLN, dirigido también por Plutarco Hernández Sancho, preparaba acciones bélicas contra Nicaragua en las localidades de Capernón, Infiernillo y Upala, todas en territorio de Costa Rica. La Guardia aseguraba que, por causa de la indiferencia de Costa Rica, entre el 12 y 17 de septiembre pudieron efectuarse cinco ataques terroristas desde territorio costarricense a los poblados de Peñas Blancas y Sapoá y a las ciudades de Granada y Rivas316. Pese a ese despliegue informativo, plagado de acusaciones —que curiosamente parecía estar describiendo en muchos de sus detalles el proceder de la Guardia y no el de los insurrectos— y, aunque la ayuda de los países mencionados eran cierta, la Guardia Nacional había tenido una historia suficientemente larga y visiblemente cruenta como para que sus declaraciones tuvieran credibilidad ante las fuerzas políticas opositoras. De hecho, a la vez que se publicaba ese informe, dio comienzo una campaña de radio y televisión por la que la Oficina de Información del gobierno de Nicaragua optó por obligar a las radios y cadenas televisivas a emitir una propaganda que invitaba a la delación. En consecuencia, el 10 de octubre, la Guardia lanzó 316 Ibidem, AIHNCA, ASD-038.
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panfletos desde una avioneta, sobre la ciudad de Masaya, invitando a delatar células sandinistas o almacenes de armas, prometiendo un premio de 5.000 C$ a quienes denunciaran317. En medio de esa ofensiva publicitaria y de denuncias de la jefatura de la Guardia, el FSLN —como ya había hecho en múltiples ocasiones— llevó a cabo numerosos intentos de atraerse a los miembros de la misma que quisieran desertar, de rescatar cuantos fuera posible, a sabiendas de que en muchas ocasiones sólo se habían integrado en el ejército por necesidades de supervivencia. Así se muestra en las proclamas dirigidas a ellos, una de las cuales se encabeza con unas estrofas de Nicolás Guillén, que sintetizan poéticamente el espíritu con que se hacían esas llamadas: “No sé por qué piensas tú, Soldado, que te odio yo, ´ Si somos la misma cosa tú y yo. Tú eres pobre, lo soy yo. Soy de abajo, lo eres tú, ¿De dónde has sacado tú, soldado, que te odio yo?318
Otra de ellas, firmada por Henry Ruiz, el comandante Modesto, podría ser representativa del resto. En un breve extracto de la misma queda patente el tono en que reiteradamente se convocaba a la Guardia: “Nosotros, como revolucionarios de fusil, comprendemos que las órdenes no se discuten, se cumplen, pero no admitimos al autómata, al enajenado, al que mata sin motivaciones. Únicamente la enajenación histórica con la que nace la Guardia Nacional da cabida para comprender su conducta, que ceda su destino a la voluntad de un tirano (…) Les hacemos un llamado histórico para que abandonen las filas de esa institución y comprendan que ustedes sólo son peones, alfiles, de intereses oscuros, y que desobedecer las órdenes de asesinar a jóvenes en las iglesias, violar campesinas en la montaña y asesinar madres no es indisciplina, es deber patriótico (…) Vuestra institución es un gigante con pies de barro y el propio pueblo armado será, en definitiva, quien dé origen a una nueva institución en donde tendrán cabida ustedes, oficiales, rasos y alistados honestos de la Guardia Nacional (…) Nosotros, los sandinistas, nos hemos planteado la destrucción de la Guardia Nacional como institución, no del guardia nacional como soldado, ciudadano, hombre. Nuestra línea es ser implacables en el combate y generosos en la victoria (…) Dejad de combatir a los sandinistas, gritad ‘me rindo’, que nuestros compañeros sabrán 317 Entrevista a Bayardo Arce del periodista Pedro Costa, tras la insurrección de 1978. ACHM, tendencia GPP, Caja III, fólder 13, Exp. 18179 (II). 318 Del Frente Sandinista de Liberación Nacional a la Oficialidad honesta, alistados y clases de la Guardia Nacional, mayo de 1978. ACHM, tendencia GPP, fólder 5, Exp. 05776.
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reconocer vuestro gesto (…) Comparad los ejemplos que han originado la historia del pueblo y la de la Guardia: el pueblo ha parido a los hermanos Báez Bone, a Tejada, Carlos Fonseca, Pablo Úbeda (…) La guardia ha parido a ‘Caín’, ‘Vulcano’, ‘Leopardo’, ‘Moralitos’319, Somoza; el pueblo ha parido Monimbó, Matagalpa, Estelí (…) La Guardia ha parido Waslala, Río Blanco, las oficinas de la Seguridad Nacional (…) El pueblo ha parido al FSLN, la Guardia, a la EEBI (…) Abandonad vuestro papel de instrumento del crimen institucionalizado y acortemos la guerra que nos aleja de la hermandad futura”320.
Era obvio que la Guardia Nacional era un elemento esencial a tener en cuenta, si se deseaba realmente un verdadero cambio de régimen, dado que la oposición más radical consideraba que era más importante su erradicación que la del propio Somoza, que podría ser sustituido sin que se destruyera el régimen si la Guardia permanecía. La cuestión de su mantenimiento o eliminación en el país se había convertido en un símbolo de la clase de futuro que se podía esperar, por lo que dicha cuestión ocasionó importantes discrepancias. En el programa del FAO no se descartaba rotundamente la presencia de la Guardia Nacional, pero se planteaba que no sería posible ningún acuerdo sin que tuviera una reorganización profesional, con la asesoría de un Consejo Técnico. Pero el PLN —el partido de Somoza— manifestó que la Guardia no necesitaba ninguna asesoría técnica porque había existido siempre y continuó defendiendo a ultranza el buen comportamiento de la Guardia, afirmando que de la Academia Militar de Nicaragua salían oficiales que se habían caracterizado siempre “por su ponderación, caballerosidad, responsabilidad en su servicio y respeto al ciudadano, al que siempre habían protegido como parte de su misión de trabajo”321. El gobierno de Somoza, aún con sus defensores, iba teniendo una posición cada vez más insalvable. La administración Carter logró convencer al FMI de que pospusiera la concesión de un crédito de 20.000.000 USA$, a los que Nicaragua tenía derecho según las reglas del FMI. Ello que fue un duro golpe para Somoza, que seguía empeñado en su permanencia en el poder hasta el final de su mandato, en 1981. Sin embargo, las instituciones del régimen continuaron emitiendo declaraciones a favor del Presidente sin ver el deterioro de la situación. Entre esas instituciones, el Consejo de Ministros fue uno de los organismos que más se esforzó en mostrar argumentos que avalaran su política y, a ese efecto, la Secretaría de Información y Prensa de la Presidencia de la República emitió un texto tan ilustrativo de sus planteamientos, como de su falta de percepción del descrédito en que había caído el régimen, al que 319 Todos los entrecomillados son referidos a pseudónimos de guardias conocidos por su maltrato a sandinistas. 320 A los oficiales, rasos y alistados honestos de la Guardia Nacional, de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional, ACHM, E-001-C-017-000484. 321 Comunicado del PLN a la OEA, septiembre de 1978. AIHNCA, ASD-093.
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Anastasio Somoza Debayle dando discurso en mitin Liberal, en 1978, protegido por cristal antibalas. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Anastasio Somoza Debayle saludando durante un mitin liberal, protegido por cristal antibalas. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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los ministros trataban inútilmente de salvar y exculpar. La distancia existente entre la visión de los políticos parlamentarios y la situación desesperada que estaba viviendo el pueblo era infranqueable, pero ellos todavía se creían capaces de explicar lo que estaba ocurriendo como algo externo a la vida política de Nicaragua. Con ese convencimiento, justificaron su proceder y la contundencia de la represión: “Es urgente proteger a las clases trabajadoras de los elementos indeseables y de la agresiva conspiración exterior internacional de Gobiernos interesados en la implantación de las doctrinas marxistas que parecen desconocer la Resolución XVII de la OEA que proclama y defiende el principio de ‘no intervención’; han sido las organizaciones terroristas del país, en connivencia con esos Gobiernos, quienes han amedrentado a la población amenazándola en sus personas y en sus bienes, y es extrema la necesidad de proteger la producción agrícola y el desarrollo socioeconómico en todos los ámbitos para asegurar la tranquilidad en el país y, en especial, la del campesinado”322.
Días después, un discurso del ministro de la Gobernación, J. Antonio Mora Rostrán, repitió de nuevo los argumentos oficiales del régimen y volvió a insistir en el objetivo del gobierno de proteger a la población civil. El ministro afirmó que, cuando surgieron los “pillajes de mercados y de casas particulares de los amigos del gobierno”, la fuerza pública estaba acuartelada y estaban llegando a Managua tropas de auxilio por lo que fue necesario suspender las garantías constitucionales. Insistió en que la insurrección se debía a “una conjura terrorista respaldada por gobiernos extranjeros y del territorio costarricense” y que era necesario poner en práctica las medidas de seguridad indispensables y el toque de queda “para capturar a los subversivos, requisar las armas de las casas desde donde disparaban francotiradores y para que pudieran circular sin problemas los coches de las patrullas y de la Cruz Roja”323. Con esas declaraciones, el Gobierno pretendía demostrar la necesidad de imponer la Ley Marcial, trasladando a los comandos departamentales la orden de que fuera aplicada en sus respectivas jurisdicciones. El Toque de Queda comenzó en Masaya y Estelí y la exclusión, en un principio, de otras zonas era significativa porque el comunicado especificaba que no se impondría ni en Zelaya, ni en Río San Juan, ni en Chontales, ni en Madriz, ni en Nueva Segovia. La Orden distinguía así las zonas peligrosas de las más tranquilizadoras para el régimen. Se decretó el Toque de Queda desde las 20 horas hasta las 4 del día siguiente, y desde ese día, 12 de octubre de 1978 hasta el 12 de abril de 1979. Pese a los años anteriores de lucha en los departamentos de la montaña, 322 Comunicado de Prensa de la Secretaría de Información y Prensa de la Presidencia de la República. 12 de octubre de 1978. AIHNCA, ASD-013-2. 323 Discurso del ministro de Gobernación en el Congreso Nacional de 30 de octubre de 1978. AIHNCA, ASD, 010.
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para entonces ya existía la seguridad de que la batalla final se iba a entablar fundamentalmente en las ciudades, en el medio urbano324. Al poco tiempo, el INDE volvió a manifestar la preocupación creciente de la empresa privada e insistió en la urgencia de una nueva Mediación, ante la situación creada en el país en los meses de agosto, septiembre y principios de octubre. Se refirió preferentemente a la necesidad urgente de que cesara la oposición armada, así como la represión gubernamental y la violencia. Además, hacía hincapié en la imposibilidad de desarrollarse el sector privado si no era en un clima de estabilidad y de justicia democrática325. Paralelamente, el FSLN seguía con sus disputas internas, ahora incluso entre los de una misma facción, en algunos puntos referentes a la estrategia. Pero al igual que el gobierno, percibían ya claramente la opción de la estrategia insurreccional. Por ejemplo, en el seno de la GPP, mientras José Benito Escobar seguía considerando imprescindible una mayor organización de las masas ciudadanas, Henry Ruiz le seguía restando importancia a la actividad organizativa y afirmaba que la conciencia popular había sido más estimulada por la acción armada que por la organizativa. Él esbozó un programa que repetía en buena medida el del 1º de mayo de 1978, algunos de cuyos puntos fueron los siguientes: 1. Se reafirmaba en la irrenunciable reestructuración del ejército, puesto que no era posible conjugar los altos mandos del mismo con la erradicación del somocismo. Era indiscutible que, aunque el FSLN no había cesado de enviar comunicados a la Guardia invitándoles a abandonar, y aunque había habido ejemplos de que la Guardia era penetrable —como lo fue el caso de los de los hermanos Tejada, ex-oficiales—, no se debía obviar que estaban igualmente integrados en la Guardia miembros de reconocida brutalidad con la oposición, como Gonzalo Evertz, Lee Vong, Romero, Medina, Sánchez, Genie y Alesio Gutiérrez326. 2. Consideraba la confiscación de los bienes de Somoza como la base para que el país empezara a despegar económicamente, para llevar a cabo una auténtica reevaluación de la economía, ya que la burguesía que se encontraba fuera de su esfera no tenía posibilidades de desarrollo ante la inmensa fortuna y acumulación de tierras y empresas de la dinastía. 3. No era deseable ninguna forma de ayuda mediante una intervención directa extranjera, porque podrían infiltrarse elementos del CONDECA o tratar de desviar el protagonismo del Frente mediante intervenciones de la OEA o del 324 Comunicado de Prensa de Secretaría de Información y Prensa de la Presidencia de la República, octubre de 1978. AIHNCA, ASD-013-2. 325 Comunicado Mediación de INDE, de 12-10-1978. AHINCA, ASD-023. 326 Todos ellos eran destacados Guardias y muy conocidos como represores. Alesio Gutiérrez fue famoso por su crueldad con los presos de la Cárcel de La Aviación y por su trato despiadado con la población campesina. Además, fue acusado de practicar “el peso de las putas” o “mordida” que las prostitutas sufrían por parte de algunas autoridades. Tijerino, D., p. 36.
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Pentágono de EE.UU. El único modo efectivo de cooperación desde el exterior era la aceptación de refugiados, como lo hacía Costa Rica327. De cualquier modo, y por encima de numerosas diferencias en ciertas cuestiones de táctica y estrategia del FSLN, y de los esfuerzos del régimen para permanecer en el poder, la oposición en su conjunto ya había nombrado oficiosamente para esas fechas un gobierno provisional. 3.6. la FasE Final dE la dictadura: EE.uu. abandona a somoza 3.6.1. El fracaso de los intentos de negociación Los propósitos de negociación se encontraban estancados desde que la oposición había rechazado el Proyecto de Mediación por falta de entendimiento con EE.UU. Meses después, se empezaron a dar pasos hacia otras soluciones y, en diciembre, los terceristas se reafirmaron en su negativa a participar en ninguna otra mediación e hicieron un llamamiento a la unidad de la izquierda, a que se diera un impulso al Movimiento Pueblo Unido (MPU) y a la unidad de las tres tendencias del Frente328. Los Doce terminarían retirándose del FAO, tanto por el escollo de la posible permanencia de la Guardia después de Somoza, como por la actitud de EE.UU. —que insinuaba un acuerdo incluso con representantes somocistas, lo que era dejar prácticamente intactas las estructuras del régimen— y, seguidos de otros grupos, junto con el MPU, crearían por fin el Frente Patriótico Nacional 329. De hecho, siempre habían considerado que el MPU debería ser el eje del Frente Patriótico Nacional, cuya acta constitutiva se firmó en noviembre de 1978, aunque se hizo pública en febrero de 1979330. Uno de los miembros del Grupo de Los Doce, Arturo Cruz —que se había seguido identificando como conservador—, estuvo en desacuerdo con la retirada del FAO porque pensaba que desacreditaba a los conservadores. Más tarde, cuando se enteró de los lazos que unían al Grupo de Los Doce con el FSLN, sacó la conclusión de que Los Doce no aceptarían ninguna fórmula que no incluyera la preeminencia del FSLN y eso convertiría en dudosa la promesa que le habían hecho a él de emprender la búsqueda de un proceso democrático cuando se de327 “Entrevista al primer responsable del FSLN, Henry Ruiz, Modesto”. El Trabajador (Órgano del Movimiento Revolucionario del Pueblo de Costa Rica). 1ª quincena de octubre de 1978. ACHM, tendencia GPP, Caja III, fólder 13, Exp. 18179 (I). 328 Análisis de la situación en Nicaragua. Estado Mayor Regional Frente Occidental “Rigoberto López Pérez” (FSLN), 11 de diciembre de 1978. ACHM- Inventario de Frentes de Guerra-Frente Occidental-Caja IV, fólder 2, Exp. 04085. 329 El FSLN con el Grupo de los Doce, el Movimiento Pueblo Unido (MPU), el Partido Liberal Independiente (PLI) y el Partido Popular Social Cristiano (PPSC) formaron el 1 de febrero de 1979 el Frente Patriótico Nacional (FPN). 330 Del Grupo de Los Doce al pueblo nicaragüense. Los Doce. Comunicados. Noviembre de 1978, AECM-019. Circular Ejecutiva de febrero de 1979, AECM-S/C.
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cidió a entrar en el grupo. Se convenció de que, si hubiera concluido con éxito el Proceso de Mediación, hubieran llevado al poder a un gobierno de centro en el que el FSLN hubiera tenido una participación minoritaria, y eso era algo que Los Doce no iban a aprobar331. En el mismo mes de diciembre, la oposición liberal, encabezada por Somoza, propuso la celebración de un Plebiscito para comprobar la capacidad electoral relativa de cada uno de los grupos de la oposición. Al que resultara más fuerte, se le permitiría unirse al gobierno hasta la celebración de las próximas elecciones, que no tendrían lugar hasta el final del periodo presidencial, en 1981. En ese Plebiscito, el pueblo aceptaría o rechazaría la creación de un gobierno provisional que eligiera después, en las elecciones, a un presidente constitucional332. A esa oferta, Somoza añadió la concesión de una amnistía general para los numerosísimos detenidos durante la insurrección de 1978. Toda la oposición pensaba que la única pretensión de Somoza con la propuesta del Plebiscito era ganar tiempo y que no tenía la menor intención de retirarse del poder, ni en 1981, ni en ningún otro momento. También en EE.UU. creían que ese era el objetivo de Somoza y todavía lo consideraban viable. La Agencia Central de Inteligencia (CIA) señalaba, en los análisis que le transfirió a Carter en esos días, que Somoza podía llegar hasta 1981, final de su período presidencial, sin grandes trastornos ni complicaciones333. Ante la iniciativa del Plebiscito, los mediadores redactaron una alternativa denominada Acta de Compromiso, que suscribieron los integrantes de la Comisión Internacional de Cooperación Amistosa y Esfuerzos Conciliatorios, los embajadores de República Dominicana, Guatemala, y EE.UU., los representantes del Partido Liberal Nacionalista (PLN), la comisión política del Frente Amplio Opositor (FAO) y el propio Somoza 334. En ese documento se abogaba por la formación de un Gobierno de Reconciliación Nacional que celebrara una consulta popular a partir del 5 de enero de 1979, con todas las garantías constitucionales, con las fuerzas de la Guardia concentradas en sus cuarteles, con la prohibición de que el FAO o el PLN utilizaran recursos del Estado en su favor y con supervisión internacional. Ese último punto de la supervisión internacional fue rechazado rotundamente por Somoza, alegando que era una violación de la soberanía nacional de Nicaragua, lo que pro331 Christian, S., Ob. cit., p. 82. 332 Ibidem p. 89. 333 Pérez, J. (2006), Ob. cit., p.14. 334 El documento se firmó por Julio C. Quintana, canciller de Nicaragua, Orlando Montenegro, ministro del Distrito Nacional, Alceo Tablada, secretario del PLN, Alfonso Robelo, Rafael Córdoba y Luis Sánchez, como Comisión del FAO, el canciller Ramón Emilio Jiménez, de la República Dominicana, Alfredo Obiols, embajador de Guatemala, embajador William G. Bowdler, de EE.UU., general J. R. Somoza, Director Interino de la Guardia Nacional, General Anastasio Somoza Debayle, Presidente de la República. Acta de Compromiso de la Secretaría del Partido Liberal Nacional. Diciembre de 1978. AIHNCA, ASD-094.
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vocó la salida del FAO de la Comisión y el final de sus intentos negociadores con el Presidente. A la vez que se producía el deterioro acelerado del régimen y las negociaciones fracasaban, la comunicación entre las tres tendencias del FSLN se había dificultado. El Frente Interno, de la Tendencia Tercerista, tenía problemas con el resto porque persistían las diferencias de criterio respecto al peso específico de los que estaban dentro de Nicaragua y los que estaban en el exterior. Por ello cada vez eran mayores las exigencias de que los hermanos Ortega ingresaran en el país, aunque nunca llegó a ser una realidad y los canales de comunicación fueron Joaquín Cuadra y Oscar Pérez Casar. Sin embargo, aun con esos problemas internos, la posición del FSLN se había reforzado mucho con el apoyo de Los Doce. EE.UU. no podía ocultar su temor ante la situación que podía presentarse en una Nicaragua sin Somoza, pero eran hechos consumados el rechazo general de la población y las críticas internacionales. Así, en un penúltimo intento de ejercer algún tipo de control en el proceso nicaragüense, EE.UU. envió a Nicaragua al comandante en jefe del Comando Sur, el general Dennis T. McAuliffe, un antiguo héroe de Vietnam y amigo personal de Pinochet y Stroessner, para que tratara de convencer a Somoza de que era el momento de abandonar. La misión de Dennis T. McAuliffe se había decidido apelando a los lazos militares entre West Point y Nicaragua335. McAuliffe, acompañado del nuevo embajador Bowdler, se entrevistó con Somoza, que seguía utilizando el argumento de que no podía permitir que rigiera los destinos de Nicaragua un gobierno “comunista”. Era la baza que tantos éxitos le había proporcionado siempre con EE.UU., aunque en ese momento, la resistencia de Somoza también se había convertido ya en una cuestión personal de enfrentamiento con el FSLN. Bowdler llegó a decirle a Somoza que, por causa de la historia electoral de Nicaragua, el FAO no podía tener confianza en unas elecciones limpias sin ser supervisadas por extranjeros, no sólo por observadores del país, y que por ello no renunciaría a la supervisión internacional. McAuliffe todavía fue más directo y le confesó a Somoza que él no creía que fuera ya posible su permanencia en el gobierno, pero que EE.UU. no tenía la intención de permitir un gobierno del que fuera excluida la Guardia Nacional. Por lo tanto, era conveniente un gobierno moderado, en el que ya no figurara el nombre de Somoza, y pudiera permanecer la Guardia. Somoza no aceptó los términos y los mediadores regresaron a EE.UU. abandonando definitivamente la idea del Plebiscito336. EE.UU., en realidad, ya había dejado de contar con Somoza. Muy poco después de la insurrección de septiembre de 1978, en un documento impactante de la Embajada de EE.UU. en Nicaragua, procedente de Washington, se revelaban ya las verdaderas intenciones del Departamento de Estado norteamericano. En él 335 López, J. (et alter), Ob. cit., p. 244. 336 Christian, S., Ob. cit., p. 90.
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se aprecia con claridad que ya se consideraba a Somoza incapaz de poder seguir en el poder y hasta se contemplaba —con una fría y sorprendente naturalidad—, la posibilidad de una guerra civil en Nicaragua, como la única salida posible para el mantenimiento de los intereses de EE.UU. en ese territorio. Así se desprende del documento de la Embajada americana, de octubre de 1978 “La situación actual se orienta hacia un enfrentamiento militar entre el ejército somocista y el Frente de Liberación Nacional. En efecto, la mediación política, es decir, el reparto de poder, fracasará. No porque, como dicen algunos, la oposición esté dividida, sino simplemente porque el General Somoza, como verdadero dictador que se respete, no la aceptará. ¿Cuáles son nuestros intereses en este enfrentamiento? y, antes que nada, ¿cuales serán la salidas? Aquí se dan dos posibilidades: a) Si el General Somoza sale como vencedor, las destrucciones realizadas a nivel de las estructuras económicas y sociales del país nos permitirán destruirlo a él sin demora (porque se encontrará entonces totalmente incapacitado para hacer funcionar económicamente el país) y poner en su lugar a nuestra gente, que podrá beneficiarse políticamente del título de “libertador de la Patria”, y, económicamente, de la ayuda internacional. La difícil tarea será facilitada en dos campos: por el hecho de que la oposición más radical habrá sido considerablemente reducida, y porque el territorio estará, por fin, al provecho de los capitales nacionales y extranjeros. b) Si el ejército somocista se ve puesto en reales dificultades militares. Esta eventualidad parece poco posible porque el General Somoza y su Estado Mayor han demostrado en el último mes de septiembre que su determinación puede ir hasta la destrucción completa de las ciudades. Sin embargo, si esa eventualidad se presentara, habría todavía tiempo de hacer intervenir, de manera neutralizadora, a las fuerzas militares de la OEA (o de la ONU, en el caso de que las tensiones fueran demasiado fuertes entre las dictaduras y democracias de la OEA), para pacificar al país y servir a un gobierno cuyo control militar nos estaría asegurado. Así pues, una guerra civil que surgiera de manera inminente, es desde nuestro punto de vista, la única medida para mantener nuestra civilización en Nicaragua, porque si las fuerzas populares no se agotan en el terreno militar —el único terreno en el cual el gobierno en el poder es actualmente competente— existe el peligro de que esas fuerzas populares, fortalecidas por la crisis económica presente, se desencadenen socialmente a un nivel tal, que el fenómeno será entonces muy difícil de contener en el interior de las fronteras. No es sin gran tristeza que terminamos este informe y pensamos en todas las futuras víctimas de esa próxima guerra. Pero ese es el precio que tiene que pagar el hombre para salvaguardar los progresos de su civilización, y nuestros vecinos de las dictaduras comunistas no nos contradecirán en este grave asunto. Washington, 26-10-1978”337. 337 Documento secreto de la Embajada de EE.UU., 26-10-1978. AIHNCA, ASD-014. Véase el
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A la vez que EE.UU. contaba ya con un futuro enfrentamiento armado y consideraba un peón descartado del juego a Somoza, los diversos frentes de guerra en el interior de Nicaragua todavía soportaban una implacable resistencia, aunque iban ganando terreno a nivel militar. Numerosos comunicados del FSLN dan cuenta en esos días de “recuperaciones” en bancos, ataques a cuarteles, maniobras de repudio de emboscadas de la Guardia Nacional, insurrecciones populares y recrudecimiento de la represión en todo el país. La situación era delicada porque la caída de Somoza se veía inevitable, pero acompañada de incertidumbres y todos los partidos políticos y todos los sectores sociales tenían sus preferencias y sus diferencias respecto a la situación que deseaban para el momento posterior. Las diversas formas de alianzas antisomocistas que se habían ido produciendo tenían la seguridad de que el pueblo seguiría al FSLN. Y no todos los integrantes de esas alianzas —en el fondo más estratégicas que de otra clase— estaban dispuestas a que el FSLN tuviera una importante cuota de poder después de Somoza, y mucho menos, a que fuera protagonista de la situación. Por su parte, el FSLN, muy consciente de ello, debía efectuar movimientos efectivos y contundentes para ganarse ese protagonismo que consideraba absolutamente merecido después de sus años de oposición y de la estrategia por ellos elaborada. En ese contexto, y aprovechando el fracaso del intento de Plebiscito, fue cuando se produjo —al menos formalmente— la unión de las tres tendencias del FSLN, en marzo de 1979, que tuvo lugar en Panamá, Quedaron dirigiendo el Frente Sandinista nueve comandantes, tres por cada una de ellas y las bases del Proceso de Unidad fueron las siguientes: 1. “Constituir con las Direcciones Nacionales de las tres tendencias una sola Dirección Nacional Conjunta que será el organismo máximo del Frente Sandinista de Liberación Nacional. 2. La Dirección Nacional firmará los documentos oficiales y asumirá la representación política a nivel nacional e internacional. 3. La Dirección Nacional estará integrada por nueve miembros, tres por cada tendencia y se acreditarán como Miembros de la Dirección Nacional Conjunta a los siguientes hermanos sandinistas: Henry Ruíz (GPP), Humberto Ortega (TI), Jaime Wheelock (TP), Tomás Borge (GPP), Daniel Ortega (TI), Luis Carrión (TP), Víctor M. Tirado (TI), Carlos Núñez (TP) y Bayardo Arce (GPP)”338. A partir de ese momento, era necesario llevar a Managua el documento de la unidad y una fotografía en la que aparecieran los nueve miembros de la Dirección Nacional Conjunta. La madre de los sacerdotes hermanos, Fernando y Ernesto Cardenal, se ofreció a trasladarse desde Costa Rica y lo llevó a la sede del diario La Prensa, donde se publicó. También se creyó necesario que algunos miembros del Grupo de los Doce se trasladaran a Managua para ser el enlace entre texto del documento completo en el Apéndice II.14. 338 Circular Ejecutiva de la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a la militancia sandinista en genera, de. 22-3-1979. AECM-S/C.
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los compañeros que ya preparaban la insurrección inminente. Esos miembros fueron Ernesto Castillo, Fernando Cardenal y Ricardo Coronel, que al llegar a Managua se integraron en el Movimiento Pueblo Unido (MPU) en que ya estaban las antiguas tendencias del Frente, el Partido Socialista, el Partido Comunista, diez organizaciones sindicales y los movimientos estudiantiles. Es decir, toda la izquierda unida339. EE.UU., por su parte, se había quedado sin una política concreta para Nicaragua, después de los fracasos de la Mediación y el Plebiscito. Pero, además, a Carter se le planteó de nuevo la urgencia de conseguir los votos de las dos Cámaras del Congreso para que le aprobaran leyes complementarias imprescindibles para uno de sus principales proyectos a su llegada a la Casa Blanca: la aplicación del tratado de devolución del Canal a Panamá. A este respecto, la legislación debía ser redactada por el Comité de Marina Mercante y Pesca, cuyo presidente era el neoyorquino John Murphy, uno de los mejores amigos de Somoza desde su juventud, que ya se había destacado increpando al P. Fernando Cardenal cuando compareció ante el Congreso norteamericano en 1976340. El senador Murphy insinuó que podía bloquear la legislación sobre el canal si Carter persistía en querer forzar a Somoza a retirarse del poder. A Carter le interesaba mucho la firma de ese tratado y eso fue una de las razones de la ralentización de sus decisiones sobre Nicaragua. También otro amigo de Somoza de la Cámara de Representantes de EE.UU. Charles Wilson, de Texas, para presionar a favor de aquel, puso en peligro el programa de Ayuda Exterior de Carter, pues era miembro del Comité de Asignaciones y había manifestado que estaba considerando negar su voto a la Ley de Ayuda Exterior si no se protegía a Somoza341. Sin embargo, pese a los muchos apoyos que Somoza había encontrado en EE.UU., era ya un personaje del pasado. En la segunda quincena de junio llegó a Nicaragua el nuevo embajador, Lawrence Pezzullo, que llevaría a cabo los últimos intentos de convencer a Somoza de que intentara una retirada digna, mientras él no dejaba de recordarle los servicios prestados en la Guatemala de Arbenz y en el ataque estadounidense a Bahía de Cochinos contra Fidel Castro. Ni Bowdler, ni Pezzullo, ni el secretario de Estado, Cyrus Vance, más tarde, podían convencer a Somoza de que, finalmente, tendría que aceptar su renuncia. Todavía desató una masacre en el tiempo restante hasta que pudo asimilar su derrota el 17 de julio de 1979, cuando por fin saldría del país, no sin antes haberse asegurado una extradición y acogida en Miami, aunque, finalmente, terminaría sus días en Paraguay, protegido por Stroessner.
339 Cardenal, F., Ob. cit., p. 258. 340 Véase a este respecto el apartado V.1-1.2. 341 Christian, S., Ob. cit., p. 95.
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Anastasio Somoza Debayle, en su despacho Presidencial del “Bunker”. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
3.5.2. El triunfo de la oposición y la renuncia de Somoza El día 4 de junio de 1979 se hizo una convocatoria de huelga general revolucionaria, por parte del FSLN, Frente Amplio Opositor (FAO) y el Movimiento Pueblo Unido (MPU) y al día siguiente el país amaneció paralizado. Desde el día 5, el paro en Managua era del 99% y en el resto de los departamentos, del 80%. Tras la liberación de Matagalpa, que fue la primera ciudad liberada, desde allí se emitió el primer manifiesto de la Junta de Reconstrucción de Matagalpa, que declaró no reconocer la autoridad de Somoza. El 18 de junio se llevó a cabo la primera proclama del Gobierno de Reconstrucción Nacional, a la par que la Guardia y las fuerzas especiales de la EEBI arrasaban las ciudades. El Gobierno de Reconstrucción Nacional hasta su conformación final pasaría por un largo proceso: la idea original, desde octubre de 1977, había sido nombrar a Felipe Mántica presidente por no ser político activo y ser una persona reconocida y respetada por todos los sectores, al que acompañarían Sergio Ramírez como canciller y Ernesto Castillo, como ministro del Interior. Cuando después Felipe Mántica abandonó al Grupo de Los Doce, se seguía pensando que en la Junta de Gobierno no debía estar nadie que fuera abiertamente militante o dirigente del FSLN, fuera de la tendencia que fuera, para no crear reticencias en el resto de los grupos políticos. Llegado junio de 1979, un mes antes de la entrada triunfal en Managua, el FSLN convocó a los diferentes sectores que representaban al país para diseñar definitivamente esa Junta y tampoco
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entonces se creyó conveniente que se involucraran miembros de las tres fracciones del FSLN. De una parte, por la fragilidad de la reciente reunificación y, de otra, por evitar problemas con la Guardia Nacional, ya que hasta tres o cuatro días antes del final del régimen no se tuvo la certeza de que la Guardia se desmoronaría. Por ese motivo los primeros elegidos fueron Sergio Ramírez —como intelectual—, Violeta Chamorro —precedida del prestigio de su esposo Pedro Joaquín Chamorro—, y Alfonso Robelo, como representante del sector empresarial. Después, y como consecuencia de la reciente unidad de las tendencias del FSLN, se hizo una ronda de consultas a nivel interno para elegir a un representante de las otras dos. Se debatió sobre la conveniencia de que fuera un miembro de la GPP, Moisés Hassan, o uno de los proletarios, Julio López Campos, ambos integrados en el MPU, y con buenas relaciones con el FSLN. Finalmente se designó a Moisés Hassan. Por último, Humberto Ortega incluyó a su hermano Daniel. Con esa composición, en caso de dificultades, el FSLN consideraba garantizada su mayoría por la presencia de Daniel Ortega, Moisés Hassan y Sergio Ramírez. Y también, estando Daniel en la Junta, los terceristas ejercerían un poder mayor que los miembros de las otras tendencias. Así pues, la Junta de Gobierno quedó integrada, finalmente el 18 de junio de 1979, por cinco miembros que representaban aparentemente a todos los grupos, pero entre los que la presencia del FSLN era superior: Daniel Ortega (FSLN), Sergio Ramírez Mercado (Grupo de Los Doce, aunque secretamente del FSLN), Moisés Hassan Morales (coordinador del MPU, pero ligado al FSLN), Alfonso Robelo Callejas, (presidente del MDN, un grupo empresarial, pero con simpatizantes del FSLN) y Violeta Barrios de Chamorro, por ser la esposa de Pedro Joaquín Chamorro, y también porque tenía dos hijos integrados en el FSLN: Carlos Fernando (Tendencia Proletaria) y Claudia (Tendencia Tercerista)342. La concentración de poder del FSLN en la Junta fue ya entonces percibida por algunos, y así como alentó a los que la vieron con esperanzas, alertó a quienes intuyeron la futura radicalización de la Revolución. Su composición dio origen a que quienes la veían, con terror, como “una nueva Cuba”, optaran tiempo después por la agresión armada. Pese a ello, el programa de la Junta fue democrático, previendo elecciones libres, con un proyecto de economía mixta y de integración en los países No Alineados. En los últimos días de junio y primeros de julio, el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) volvió a insistir en sus declaraciones sobre la necesi342 Sólo cuando se vio que el régimen se desplomaba, se incluiría a Moisés Hassan, como representante del MPU, y a Daniel Ortega por el FSLN. La elección de Daniel Ortega fue hecha por Humberto Ortega, cuando ya no se pensaba en que hubiera recelos por parte de los otros sectores del Frente. El miembro de la Junta menos vinculado al FSLN era Alfonso Robelo, pero se pensó en él desde la dimisión de Felipe Mántica. Robelo representaba a la empresa privada, pero también estaba muy bien relacionado con miembros y colaboradores del FSLN que habían llegado del sector privado como Nicho Marenco o los hermanos Coronel.
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dad de la retirada de la familia Somoza para propiciar el alto al fuego y el cese del derramamiento de sangre. Hizo un llamamiento conjunto al ejército, en especial a los pilotos de la Fuerza Aérea Nicaragüense (FAN) y a los países miembros de la OEA, a la vez que instaba al cuerpo diplomático acreditado en Nicaragua a realizar gestiones para facilitar el traspaso de poderes. A este respecto, solicitó al nuevo gobierno que se respetaran la vida e integridad física de los funcionarios públicos y de los miembros del ejército y que se proporcionara el debido proceso legal, prohibiendo cualquier tipo de ejecución sumaria y facilitando una transición ordenada343. Su Secretario, Leonel Argüello Ramírez, entregó al funcionario del Departamento de Estado de EE.UU, Barnaby, que se encontraba en Nicaragua, un mensaje para que fuera entregado a todas las Embajadas acreditadas en Managua, comunicando que el COSEP apoyaba a la Junta de Reconstrucción Nacional y tampoco aceptaría ninguna solución sin la participación de la misma. A esa declaración añadía, literalmente, que solicitaba el apoyo del resto de los países amigos americanos “para detener el holocausto de la población” 344. El Frente Amplio Opositor (FAO) corroboró el planteamiento del COSEP y afirmó que, frente a las informaciones que estaban circulando dentro y fuera del país, respecto a que el cambio fuera sólo formal para mantener intacto al régimen somocista, la renuncia del general Somoza a la presidencia de la República sólo sería positiva como paso inicial y previo a un proceso de erradicación total de la dictadura. Por tanto, rechazaba “toda maniobra tendente a preservar las estructuras de dominación y opresión somocista”345. Aún así, a principios de julio, el FAO se dirigió por última vez a la proyectada Junta de Reconstrucción Nacional, transmitiéndole una serie de proposiciones que consideraba fundamentales para darle su apoyo. Fueron las siguientes: 1. “Una vez Somoza fuera derrotado, la Junta debería estar tres años, pasados los cuales, se celebrarían elecciones y asumiría el poder un presidente electo democráticamente. 2. El Consejo de Estado —futura cámara legislativa— no debería compartir funciones legislativas con ningún otro órgano estatal y debería ser ampliado a cuarenta miembros, distribuidos en la siguiente forma: 6 del FSLN, 14 del FPN, 14 del FAO y 6 del COSEP. 3. La Corte Suprema de Justicia, máximo órgano del poder judicial, estaría a cargo del Consejo de Estado, a fin de garantizar la separación de poderes”346.
343 Declaración del Consejo Superior de la Empresa Privada de Nicaragua de 27 de junio de 1979 AECM-S/C. 344 Carta de Leonel Argüello Ramírez a Alfonso Robelo Callejas, de 1-7-1979. AECM-S/C. 345 Comunicado del Frente Amplio Opositor (FAO), de 27 de junio de 1979. AECM-S/C. 346 Comunicado del Frente Amplio Opositor (FAO), de 6 de julio de 1979. AECM-S/C.
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Mientras se desarrollaban todas las negociaciones políticas, el gobierno demostró que no iba a abandonar sin combatir y durante el mes de julio la violencia y los enfrentamientos se extremaron, siendo bombardeados de nuevo el sector de los barrios orientales de Managua —donde unas cien mil personas quedaron sin hogar—, León, Masaya y Estelí, en cuyo hospital, como en el de Rivas, murieron tanto el personal sanitario, como los enfermos que se encontraban en su interior. Poco después, el FSLN consiguió tomar Sebaco, Rivas casi por completo, Jinotepe, León y Siuna. La Iglesia, a través de monseñor Obando, emitió una Carta Pastoral en donde condenaba los crímenes de guerra, mientras que la población, en medio de los bombardeos, se organizó creando comités de defensa, hospitales clandestinos, depósitos de alimentos para los combatientes y barricadas para impedir el paso a los tanques de la Guardia Nacional. Se excavaron túneles bajo las casas y agujeros en las paredes que llegaron a comunicar hasta ocho casas, y así podían trasladarse los combatientes sin ser vistos en el exterior. Como no era posible el paso de vehículos o tanques por tierra, por las zanjas de las barricadas, las fuerzas de Somoza desde aviones y helicópteros bombardearon las ciudades y, como en la insurrección de 1978, no sólo se lanzaron bombas, sino fósforo blanco347. Se había previsto un plan de levantamiento por el que población liberada confluyera después en Managua. Pero no fue posible llevarlo a cabo por el ataque tan duro de que fue objeto la ciudad y hubo que realizar un repliegue para evitar una masacre mayor. La población de Managua se dirigió hacia Masaya donde se refugiaron unas 6.000 personas. Dora María Téllez dirigió la liberación de León, a donde entró sólo con 160 combatientes, pero a los que respaldó todo el pueblo, siendo la primera ciudad totalmente liberada y, simbólicamente, el triunfo más importante. Granada también fue liberada por otra mujer, Mónica Baltodano, casos éstos que constituyeron sólo una muestra de la alta participación de las mujeres, junto a un número muy elevado de jóvenes y adolescentes casi niños348. Entretanto, con el objetivo de desconcertar a la Guardia y dividir sus fuerzas, se había producido una vuelta a las acciones en la montaña, hasta que EE.UU. decidió pronunciarse rotundamente: primero, la OEA, en su sesión XVII, excluyó a Somoza como miembro de la misma y, después, el Departamento de Estado consideró que ya no existía posibilidad alguna de permanencia para Somoza. Fue entonces cuando Carter envió al secretario de Estado, Cyrus Vance, a recomendarle seriamente a Somoza que abandonara su empeño de continuar en el poder.
347 Cardenal, E., Ob. cit., pp. 239-240-262. 348 Ibidem, pp. 266-290.
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Carter fue muy criticado desde diversas posiciones cuando tomó la decisión de prescindir de Somoza. Para algunos, se equivocaba porque se sabía ya que el abandono de Somoza por EE.UU. supondría dar vía libre hacia el poder a los sandinistas. Para otros, porque en Nicaragua se había producido una auténtica tragedia y EE.UU. había actuado demasiado tarde. Pero el comportamiento de Carter, aparentemente contradictorio, no lo fue en realidad desde la óptica norteamericana: en primer lugar, porque no era algo nuevo que EE.UU. retirara su apoyo a un gobierno cuando comprobaba que tenía en contra a la mayoría de sus ciudadanos. Muy al contrario, había sido ésa una política mantenida de forma constante por las administraciones norteamericanas, dado que lo importante para ellos era salvar al Estado y no al régimen. Un régimen determinado se podía dejar caer, y hasta se debía dejar caer, si ya no era capaz de ofrecer una estabilidad que pudiera sostener los intereses de EE.UU. En segundo lugar, el bloqueo de la ayuda norteamericana a Nicaragua se había retrasado porque Carter había complacido al “lobby” somocista del Congreso norteamericano para sacar adelante el Tratado del Canal de Panamá. Era un hecho que el Tratado con Torrijos había estado planeando todo el tiempo sobre los movimientos de Carter y que era para él una prioridad mayor que el tema de Nicaragua349. El régimen estaba ya moribundo y las presiones de la OEA y EE.UU. consiguieron que se llegara a un acuerdo: Somoza saldría del país y el 17 de julio de 1979, sintiéndose traicionado, se vio obligado a presentar su renuncia, cediendo el poder a un gobierno provisional, que debería efectuar después el traspaso de poderes a la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. En una sesión de emergencia del Congreso de Nicaragua, en el Salón Rubén Darío del Hotel Intercontinental, en la madrugada del 17 de julio de 1979, se leyó el siguiente texto: “Honorable Congreso Nacional. Pueblo de Nicaragua: Consultados los gobiernos que verdaderamente tienen interés en pacificar el país, he decidido acatar la disposición de la Organización de los Estados Americanos y por este medio renuncio a la presidencia a la cual fui electo popularmente. Mi renuncia es irrevocable. He luchado contra el comunismo y creo que cuando salgan las verdades, me darán la razón en la Historia. Firmado: A. Somoza, Presidente de la República de Nicaragua”350.
349 Véase sobre este tema, Morley, M.H.: “Washington, Somoza and the Sandinistas. State and regime in U.S. policy toward Nicaragua (1969-1981)”, in Journal of American History, vol. 82, nº 2, Cambridge University Press, New York, 1995. 350 Alegría, C. y Flakoll, D.J: Somoza: expediente cerrado. La historia de un ajusticiamiento. Ed. Anama, Managua, 1993, pp. 11.
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Seguidamente, Somoza salió precipitadamente para exiliarse en Miami351. Con su marcha, el Partido Liberal quedaba prácticamente descabezado y muchos de sus miembros eligieron el exilio; los pertenecientes a la empresa privada, no comprometidos abiertamente con el somocismo, trataron de situarse en las nuevas circunstancias y los vinculados al somocismo también optaron por el exilio. La iglesia católica y los sectores profesionales, en general, apoyaron la nueva realidad. Ya solo faltaba el acto del traspaso de poderes y, como coordinador de las negociaciones por parte de EE.UU. se había designado a William Bowdler, que había hecho lo imposible por no tener que pactar nada con el FSLN. Cuando tuvo conocimiento de la renuncia de Somoza, salió hacia Managua porque debía ser garante del traspaso junto con Monseñor Obando, y de la cuestión militar de la Guardia, ya que había que decidir la composición de un ejército nacional. Por parte del FSLN, llegaron también desde Costa Rica Dionisio Marenco y Ernesto Castillo, acompañados por el ex-Guardia Nacional Bernardino Larios, al que habían nombrado provisionalmente ministro de Defensa, como persona que podría ser aceptada por toda la oposición. Pero en cuestión de horas se precipitó el desplome de la Guardia y se tuvo que cancelar el plan previsto anteriormente, en comunicación con Daniel Ortega y Sergio Ramírez, que estaban en León, y con Humberto Ortega, que aún permanecía en Costa Rica. Nadie esperaba que la Guardia Nacional se autodisolviera a sí misma, pero su reacción fue la huída en cuanto tuvo noticias de que su jefe se había marchado. La vox populi nicaragüense ha repetido siempre en un tono entreverado de satisfacción y desprecio, que la Guardia huyó “dejando todo tipo de pertrechos, uniformes, y residuos de su marcha precipitada en las pistas del aeropuerto de Managua”. Se desplomó literalmente y quedaría repartida entre al exilio y la cárcel. Esa Guardia, que tanto había aterrorizado al pueblo, terminó su trayectoria, a su juicio, en forma coherente: había sido la Guardia de una familia y si la familia ya no estaba, su papel había concluido. Ante esa inesperada situación, W. Bowdler y toda la comisión tuvieron que quedarse en el aeropuerto y allí mismo se hizo el traspaso de poderes, cuando se resolvió el asunto del poder militar de la manera mas favorable para el FSLN: dado que se había producido el derrumbe de la Guardia, se aceptó por la co351 Anastasio Somoza Debayle se exilió primeramente en Miami, aunque después fue acogido por Stroessner en Paraguay, donde fijó su residencia permanente. Allí fue víctima de un atentado que terminó con su vida el 17 de septiembre de 1980, perpetrado por un comando del argentino Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). El PRT había tenido contactos con el FSLN desde 1978 e, incluso, estuvieron participando en 1979 en el Frente Sur, en la columna “Benjamín Zeledón”, en labores de colaboración y entrenamiento. Por ese motivo, siempre ha habido comentarios acerca de alguna posible participación del FSLN en la muerte de Anastasio Somoza Debayle. No obstante, no existen datos de ninguna relación entre ambos grupos en lo referente al accidente que terminó con su vida. Ibidem, 21 y 22.
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misión que Bernardino Larios fuera sustituido como ministro de Defensa por Humberto Ortega. Cuado se conoció la huída de la Guardia, ni siquiera el mismo Humberto Ortega pudo detener la marcha hacia Managua de los frentes internos, aunque lo que estaba planeado era la entrada por el Sur de las fuerzas que estaban bajo su control y el de Edén Pastora, que eran las que tenían más recursos y figuras de grupo militar formal. Así pues, el 19 de julio de 1979, las columnas del FSLN entraban en Managua aclamadas de forma entusiasta por las multitudes que las vitoreaban a su paso. El día 20, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGNR), realizó su juramento de toma de poder ante Monseñor Manuel Salazar, obispo de León, en el Palacio Nacional y promulgó el Estatuto Fundamental de la República352. Según el Estatuto, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional quedaba como poder ejecutivo provisional y un Consejo de Estado, como legislativo, con la función primordial de redactar una ley electoral para la convocatoria de elecciones en tres años. De esas elecciones deberían salir los futuros miembros del Parlamento o Asamblea Nacional. La dictadura había terminado, pero se abría la puerta de una etapa más difícil y compleja de lo que en esos momentos se esperaba.
352 Inicialmente estaba previsto que el juramento se hiciera ante monseñor Obando y Bravo, pero el Grupo de Los Doce tuvo noticias de que Obando se encontraba en Venezuela, junto a algunos miembros del partido conservador, en un viaje propiciado por EE.UU. para tratar de imponer un gobierno “pluralista” de transición democrática, excluyendo al FSLN. Ante esa información, se consideró que monseñor Obando no era la persona adecuada para tomar el juramento. Cardenal, F., Ob. cit., pp. 267-268.
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iii. eL iNcremeNto de La iNsurreccióN (1956-1973)
Anastasio Somoza García, herido de muerte, en el hospital del León, antes de ser trasladado a Panamá (21 de septiembre de 1956). Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
1. La represióN tras La muerte de aNastasio somoza garcÍa Desde el 21 de septiembre de 1956, en que Anastasio Somoza García sufrió el atentado que le costó la vida, sus hijos iniciaron una oleada represiva para buscar a los culpables. En la Casa del Obrero de León, donde ocurrieron los hechos, inmediatamente después de que Somoza se desplomara tiroteado —y se diera muerte también en el acto a su ejecutor, Rigoberto López Pérez—, se dio orden de bloquear la salida y detener a todos los asistentes, excepto a los que habían llegado con el presidente. Se arrestó también a todos los opositores del Departamento de León, llevándoles después a la sede del Comando de la Guardia Nacional de la ciudad. Anastasio Somoza Debayle, ya jefe de la Guardia, se estrenó endureciendo los métodos represivos de la época de su padre en el proceso de investigación del magnicidio. Buscó enseguida la colaboración de la Oficina de la Seguridad Nacional (OSN), y como en Nicaragua, ejército y policía eran un mismo cuerpo, para que la OSN interviniera en los interrogatorios, se dio el argumento de que era necesaria una participación militar, ya que cabía la posibilidad de que el ejército hubiera intervenido en el atentado. El método de los interrogatorios fue el habitual de la OSN: cuando algún interrogado declaraba no saber nada de la conspiración, lo llevaban preso y a los 15 días, tras el empleo de todas las técnicas “disuasorias” acostumbradas, firmaba lo que le ordenaran en un acto denominado “ampliación de la declaración”. Los interrogadores fueron los tenientes de la absoluta confianza de Anastasio Somoza Debayle: Oscar Morales Sotomayor, Carlos Malespín, Lázaro García, José Iván Alegrett y José Silva Reyes. Agustín Torres Lazo fue nombrado Fiscal General Militar de la Corte de Investigación1. En la jefatura de la institución, Tacho II inauguró la segunda etapa de la Guardia Nacional, que se extendería desde la muerte de su padre hasta el comienzo de su segundo mandato presidencial, es decir, de 1956 a 1974. En estos años, la actitud y actividades corruptas y represivas de la Guardia fueron en aumento. En opinión de Pedro Joaquín Chamorro, el Jefe empezó a seleccionar para las filas de la Guardia Nacional a personas desviadas, sádicas y enfermas mentales, a las que introdujo en las prácticas de la tortura, las violaciones y los abusos de todo tipo, a los que él personalmente acompañaba, lo que encajaba dentro de su perfil psicológico, que mostró desde joven desequilibrios evidentes. Él afirmó haber comprobado en su reclusión que, al entonces joven Tacho II, le gustaba ir a pre1 Torres Lazo, A., Ob. cit., pp. 198-199.
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senciar las torturas que se infringían a los presos, cuando no era misión suya en absoluto y hubiera podido evitárselo, aunque él fuera quien diera las órdenes para dichos tratamientos2. Fue en esos años cuando los comandos departamentales de la Guardia Nacional se consolidaron como verdaderas estaciones de policía y se intensificaron sus manejos e irregularidades. Cobraban comisiones a cualquier local, desde cantinas a prostíbulos o casas de juego; cobraban por permitir serenatas o fiestas, y en otro capítulo, impuestos ilegales de todo tipo como el de la salida de vehículos de las principales carreteras del país, al que denominaban “el peso del coronel”3. Con todas esas ventajas y tolerancia por parte del Jefe, la Guardia mantenía una absoluta fidelidad a la familia y un comportamiento servil, que complacía sobremanera a los Somoza, quienes se jactaban de tener una auténtica guardia pretoriana. Sin embargo, el teniente Agustín Torres Lazo sostiene que, aunque los Somoza habían pretendido anular en la Guardia cualquier individualidad y convertirla en un instrumento ciego de sus ambiciones personales, nunca lo consiguieron del todo. Ni tampoco era cierto lo que pretendieron hacer creer al pueblo: que fuera una guardia pretoriana que hubiera dado su vida por ellos. Según él, el comportamiento servil de la Guardia respondía a un temor enorme a incomodar a la familia y sus miembros habrían aceptado ir en contra de sus compañeros, y hasta en contra de sus propias familias, si hubieran sido sospechosos de cualquier oposición al implacable régimen. Muestra de ello había sido su comportamiento tras el atentado que costó la vida al fundador de la dinastía: Torres Lazo recordaba que los oficiales ni siquiera se atrevían a preguntar, después de los hechos, si el Presidente había muerto por si alguien pudiera pensar que ellos lo deseaban así, o que tenían algún interés especial en informarse. Apenas hacían comentarios y casi no hablaban entre ellos porque el temor a las filtraciones era un sentimiento constante. Así fue como los Somoza “lograron la corrupción sistemática del ejército, creando una nueva clase parasitaria”4. De la investigación se dedujo que a Somoza García le dio muerte un solo hombre, que actuó aisladamente, y decidió inmolarse para terminar con la tiranía. Ello no excluye que existiera un rechazo generalizado hacia el régimen, evidente en el país, y que un gran sector de la ciudadanía se congratulara de la muerte del dictador. Pero no hubo ninguna trama conspirativa, pese a que, inicialmente, se hubieran planificado algunas ayudas y un débil y confuso plan de escape para Rigoberto López Pérez, que había sido el siguiente: Cornelio Silva Argüello, amigo del viejo general conservador Emiliano Chamorro, y conservador como él, junto con un grupo de Chontales, había llegado a León el 21 de septiembre y se suponía que a la hora del atentado ese grupo debía haber tirado cohetes para amortiguar el ruido de los disparos. Ausberto Narváez 2 Chamorro Cardenal, P.: “Diario de un preso”, en Revista Conservadora. Managua, 1961, p. 61. 3 Pérez, J. (2004), Ob. cit., p. 51. 4 Torres Lazo, A., Ob. cit., pp. 25-42.
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Parajón debía esperar en la esquina de la Casa del Obrero y, cuando oyera los disparos, encender tres veces las luces de su coche y, al ver esa señal, Edwin Castro y otros acompañantes tomarían la planta eléctrica de Sutiaba para dejar sin luz el sector de la Casa del Obrero y así facilitar la huida de Rigoberto. Pero no se cumplió el plan. No hubo algarada de los de Chontales, Ausberto Narváez dudó y no fue a esperar con el coche, y no se hicieron las señales previstas de las luces, por lo que Edwin Castro y el resto, al no recibirlas, se marcharon sin llevar a cabo el ataque a la central eléctrica. Anastasio Somoza Debayle declaró inmediatamente el Estado de Emergencia para llevar a cabo la investigación, desde el día siguiente del atentado. Y también ese día, el sargento Toribio Obando capturó a la madre y hermanos de Rigoberto, siendo la familia trasladada a las cárceles de la Aviación, “donde sufrieron indecibles torturas a manos de los esbirros del mayor Miguel Icaza, comandante del cuartel”5. El proceso para juzgar a los implicados se fundamentó en la Orden General nº 46 de 1943 del Reglamento para Gobierno y Disciplina de la Guardia Nacional, después conocido como el Código de Enjuiciamiento Militar (CEM). Este Código permitió crear Tribunales Militares de Excepción y, siempre que estuvo vigente, se pudo juzgar a militares y a civiles, se rompió la irretroactividad de las leyes, y se condenó a prisión o al destierro a cientos de personas, en numerosos casos inocentes. Todo empezó en una Corte de Investigación y terminó en un Consejo de Guerra que daría comienzo en enero de 1957. Uno de los primeros detenidos fue Edwin Castro, la persona que más nombres dio cuando fue interrogado en la Corte y al que se debieron múltiples detenciones tomadas tangencialmente y sin consistencia, que permitieron a los Somoza castigar o librarse de todos aquellos de quienes desconfiaban. Edwin Castro había logrado huir a la Isla del Venado, pero fue traicionado y el 11 de octubre llegaron allí a detenerle los tenientes Oscar Morales —el conocido Moralitos— y Humberto Corrales, acompañados de una patrulla del comando de León. Lo trasladaron a Managua y, después de ser torturado durante cuatro días en una pequeña habitación de la Casa Presidencial —que por su utilización originaria recibía aún el nombre de “el cuarto de costura”— y de nuevo con la participación de Somoza Debayle en los interrogatorios, se procedió al resto de las detenciones6. Los supuestos colaboradores de Rigoberto López Pérez habían tenido algunos contactos con la colonia de exiliados nicaragüenses en El Salvador, que constantemente hablaban de emprender acciones contra Somoza. Entre ellos estaba el ex capitán Adolfo Alfaro, a quien los Somoza habían asesinado un hermano en los sucesos de abril de 1954 y de lo que quería vengarse. Alfaro había visto en Rigoberto a un joven dispuesto y fácil de enardecer y le había puesto en contacto con Edwin Castro, que era un ferviente antisomocista. El resto de 5 Ibidem. p. 153. 6 La Prensa, Managua, 23-7-2000.
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ex militares, y varias personas más a las que se involucraría después, se vieron envueltos en una trama enrevesada de contactos casuales o intrascendentes que habían tenido unos u otros con Rigoberto. En las declaraciones se comprobó que mayoritariamente se habían producido contactos rutinarios y conversaciones respecto a cómo estaba la situación en Managua o manifestaciones verbales acerca de que, si los exiliados no se movían desde fuera, dentro no se podría hacer nada. Conversaciones triviales, en su mayor parte, que tuvieron después dramáticas consecuencias. Después se habló repetidamente de que había existido toda una “conspiración para asesinar a Somoza García”, pero A. Torres Lazo, tras el análisis y estudio pormenorizado de los datos aportados por los supuestamente implicados, así como del comportamiento durante la investigación de los hermanos Somoza, llegó a las siguientes conclusiones: 1. A los detenidos se les aplicaban torturas para que admitieran su culpabilidad y dieran nombres de otros sospechosos en “el cuarto de costura”, donde no actuaba la OSN, sino un equipo de tortura “familiar”, integrado por los hermanos Somoza —Luis y Anastasio— y por algunos oficiales de la Guardia. Agustín Torres Lazo lo explicaba así: “Se formó un equipo que no necesariamente tenía que incluir a miembros de la Seguridad Nacional, sino con personal de Somoza. Era un equipo de tortura que funcionaba como sistema institucionalizado no sólo para extraerle la verdad a la gente, sino para que los prisioneros dijeran lo que los Somoza querían que dijeran. Esa era la doble función y en ese equipo estaban José Iván Alegrett, Oscar Morales, Lázaro García, Agustín Torres López, con Anastasio Somoza Debayle a la cabeza, y también con Luis Somoza. Tenía su base de operaciones en el famoso “cuarto de costura”, situado donde estaba la Casa Presidencial, y se llamaba así porque había tenido esa función en tiempos de los presidentes Moncada y Sacasa”7.
Allí vio el coronel Francisco Boza a Pedro Joaquín Chamorro y al periodista de La Prensa Horacio Ruíz cuando el general Somoza le llevó a visitar a los que estaba torturando. Le preguntó qué pensaba él de lo que se hacía con los prisioneros y, ante la respuesta de Boza, de que infringía las leyes internacionales y que en el futuro él podía ser presidente y se le acusaría de torturador, Somoza le respondió que él debía conocer personalmente lo que hacían sus subalternos. 2. A los hermanos Somoza les interesó difundir la creencia falsa de que existía una “trama de los coroneles” para no tener a su lado a militares veteranos y profesionales avezados del círculo de su padre que les pudieran cuestionar sus manejos o tener demasiado ascendiente sobre el grueso de la Guardia, entre los que había muchos descontentos. Deseaban ante todo hacerse su propia “Corte” que les debiera favores y se vinculara directamente a sus personas. 7 La Prensa, Managua, 21-7-2000. Véase: Chamorro Cardenal, P. J. (2001), Ob. cit., p. 68 y ss.
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Después de todo, era lo que habían aprendido del fundador de la dinastía. Con ese objetivo, llevaron a cabo una depuración del ejército y se deshicieron de algunos oficiales que no les interesaba que permanecieran una vez desaparecido su padre, especialmente de tres de ellos, íntimos de Somoza García y todos oficiales de prestigio: los coroneles Lisandro Delgadillo, Francisco Gaitán y Federico Davidson Blanco. El coronel Lisandro Delgadillo, Comandante Militar del Departamento de León, había intervenido en la captura del propio Sandino y dirigido la escuadra de su fusilamiento. A la llegada de Somoza García a la ciudad de León el día de la convención liberal en la Casa del Obrero, él se había ofrecido a cooperar en la seguridad, dado que contaba entre sus filas subalternas con militares que conocían a la mayoría de “elementos peligrosos” que pudieran atentar contra la vida del presidente. Pero el coronel Humberto González, jefe de la Seguridad Nacional en aquellos momentos, junto con 60 soldados y el teniente Morales —que eran los acompañantes del presidente y responsables de su protección— rechazaron su ofrecimiento. Tras el atentado, y pese a su disponibilidad anterior, Delgadillo fue detenido con la excusa de que había tenido noticias de un rumor procedente de El Salvador sobre maniobras para atentar contra Somoza, que después sirvió para afirmar que él había tenido conocimiento de la preparación del atentado. Fue interrogado y torturado con el objetivo de que confesara nombres de otros Guardias, a lo que él no se prestó. Según relata el coronel Francisco Boza en sus memorias, cuando el general Anastasio Somoza Debayle les dio instrucciones respecto al interrogatorio del coronel Delgadillo, no les indicó que le aplicaran torturas físicas y su sorpresa fue que encontró al prisionero sentado en una banco de madera, en un cuarto oscuro y con una lámpara de gran potencia a poca distancia de la cara. Fue el capitán Morales quien había dado la instrucción de mantener la lámpara encendida las veinticuatro horas del día. Pero el coronel Delgadillo le dijo a Francisco Boza que de todos los que le habían interrogado —ya que los interrogadores se turnaban cada dos horas— sólo el coronel Roberto Martínez Lacayo le había aplicado torturas. El coronel Boza apagó la lámpara en cuanto empezó el interrogatorio y el propio Delgadillo le dijo: “Mirá Bozita, lo que ellos quieren que yo diga es que ustedes cinco estaban metidos en esto. Pero yo prefiero morir aquí en este banquillo y bajo esta luz de mierda antes de cometer la canallada de involucrarlos a ustedes”8. Asimismo, Boza mencionó la opinión de Delgadillo respecto a que Somoza Debayle lo que quería realmente era dar de baja a los viejos oficiales de la Guardia Nacional. Mucho tiempo después, el coronel Delgadillo fue puesto en libertad, abandonó el país y murió años más tarde en los Estados Unidos9. 8 Los interrogadores del coronel Delgadillo fueron: el coronel Francisco Boza, el coronel Roberto Martínez Lacayo, el coronel Camilo Gómez Cervantes, el coronel Heberto Bermúdez y el capitán Luis Ocón. Boza, F., Ob. cit., pp. 233-234. 9 Ibidem, p.235.
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El coronel Francisco Gaitán había sido igualmente un hombre de Somoza García, absolutamente fiel al presidente y a su familia, muy popular entre sus compañeros y hasta entre la ciudadanía. Se decía, incluso, que arrastraba más votos que el propio presidente. Había declarado durante su interrogatorio haber recibido una carta anónima desde México, donde se le decía que había llegado el momento de que él se hiciera cargo del poder. Él la había entregado al Presidente de inmediato y éste le había dicho que no se preocupara, porque “esa gente lo quería embarrar”. Sin embargo, después fue detenido y la disculpa de Somoza Debayle para justificar su implicación, pese a todo, fue que Gaitán le había preguntado durante una comida si había pensado en lo que haría cuando muriera su padre. Después Anastasio traería a colación esa pregunta para infundir sospechas de que a Gaitán le interesaba saber sus proyectos futuros porque “debía estar metido en algo”. Somoza Debayle pretendió que dejara voluntariamente el ejército, pero ante su negativa y la imposibilidad de destituirle sin más, porque ningún compañero hubiera creído en una traición por su parte, finalmente le obligó a aceptar la embajada de Nicaragua en Argentina y de ese modo se deshizo de él. Murió allí, aunque después sus restos fueron trasladados por su familia a Managua10. Federico Davidson Blanco también había sido combatiente contra Sandino y era uno de los oficiales más aceptados entre personas relevantes de la oposición. Los Somoza le consideraban peligroso porque tenía una gran capacidad de mando en ambientes hostiles y se les podía enfrentar en algún momento. Se le marginó sin razón alguna del ejército, sólo por una mención de las que hizo Edwin Castro. Moriría años después en Managua. En el mismo tiempo de esas depuraciones, Luis y Anastasio Somoza Debayle rescataron del ostracismo a su hermanastro, José Somoza, que nunca soñó con entrar en el círculo privilegiado de su poderosa familia y, sumamente agradecido, se convirtió en otro de los incondicionales que tanto agradaban a los hermanos, siendo rápidamente ascendido a Inspector General, el segundo puesto militar más importante, después del presidente. 3. Los implicados civiles fueron igualmente personas “non gratas” para los hermanos Somoza de las que también quisieron deshacerse. Enrique Lacayo Farfán, un médico respetable, radicalmente opuesto a la dictadura, perteneciente al Partido Liberal Independiente (PLI), fue torturado sin tener participación alguna en el atentado. Sufrió el “pozo de ahogamiento”, la “lámpara incandescente”, y la permanencia en “la Chiquita”, sólo por haber sido mencionado por Edwin Castro11. 10 Torres Lazo, Ob. cit., pp. 254-266. 11 El “pozo de ahogamiento” consistía en sumergir a una persona colgada de las manos, atadas, y los pies, también atados y ambas extremidades unidas con otra atadura, para bajarlo al fondo del pozo hasta casi el ahogamiento y subirlo después, reanimarlo y volverlo a hacer hasta que dijera lo que los interrogadores deseaban. La “lámpara incandescente” era una potente luz a unos centímetros de los ojos, que producía escalonadamente dolor de ojos, de cabeza, fiebre y quemaduras en
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A Lacayo Farfán se le quiso hacer confesar que el coronel Delgadillo había formado parte de la trama conspirativa contra Somoza y se le aplicaron tales torturas que a veces asentía en algo, que al día siguiente negaba. Le sometieron incluso a un careo con Delgadillo, en la Corte de Investigación, después del cual, Lacayo Farfán sufrió una crisis que lo puso al borde de la locura. La realidad era que Lacayo Farfán había sido un fuerte opositor al régimen, algo sabido desde siempre, y por ello, formaba parte de las purgas que estaban preparando los hermanos Somoza. Y Delgadillo era el jefe de la plaza de León donde se había producido el atentado contra su padre. Después, Pedro Joaquín Chamorro fue testigo de que Lacayo Farfán escribió una carta a monseñor González y Romero, arzobispo de Managua, en la misma mesa donde se había celebrado el Consejo de Guerra, retractándose de todo lo que había dicho anteriormente: “Monseñor: sirva la presente para declarar ante usted, como si fuera en la presencia misma de Dios, a quien llevo en mi corazón, que todo lo que yo he dicho acerca del coronel Lisandro Delgadillo en el juicio que se me sigue, es falso. Le ruego utilizar esta carta una vez que yo haya sido sentenciado, porque no quiero que vayan a decir después que la hice así para favorecer a mi persona. Hoy nos permitieron un sacerdote para que nos confesara y diera la comunión. A él y a Cristo les he dicho lo mismo: soy inocente de todo lo que me acusan”12.
Otra víctima civil fue Rafael Corrales Rojas, otro fiel a los Somoza, que había oído algo respecto a una carta en la que se hablaba de un posible atentado. Él lo puso en conocimiento de las autoridades desde el principio y no le habían dado la más mínima importancia. Pero después le tergiversaron el conocimiento de ese rumor acusándole de haber tenido noticias del magnicidio. Incluso de haberle mostrado a Somoza García un periódico en el momento en que le dispararon, para facilitar el blanco al tirador. Y hasta consideraron una prueba el que hubiera reconocido el cadáver de Rigoberto López Pérez después de los disparos, como si ese hecho fuera una razón para involucrarle. Fue torturado como los demás y murió a los pocos meses sin que se supiera realmente de qué, porque nunca comprendió qué había ocurrido. Tras interminables interrogatorios, se acusó definitivamente a una veintena de personas, a unos de coautores y a otros de encubridores, por lo que debían pasar ya a ser sometidos al Consejo de Guerra que dio comienzo el 8 de enero de 1957. Sólo entonces se dejó en libertad a centenares de detenidos que estaban en las cárceles desde el día del atentado o días posteriores. la piel. La “Chiquita” era una celda situada en el hueco de una escalera, de forma triangular, donde sólo se podía estar acostado y con los pies rozando el techo, como un ataúd oscuro, caluroso y maloliente. De todo ello habla P. J. Chamorro, con quien Lacayo Farfán compartió la cárcel y los maltratos del famoso “cuarto de costura” de la residencia presidencial, en su libro Estirpe Sangrienta: Los Somoza. La Prensa, Managua, 2001, p. 68 y ss. 12 Chamorro Cardenal, P. J. (2001), Ob. cit., pp.165-166.
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El Fiscal y los abogados defensores del Consejo empezaron por cuestionar la competencia de éste para juzgar a personas civiles, pero en unos minutos se decidió que sí era competente, dado que era una situación de emergencia y desde el principio del gobierno de Anastasio Somoza García se habían suspendido las garantías constitucionales siempre que se había creído conveniente. Seguidamente, las declaraciones se fueron tomando a quienes, a priori, ya se había calificado como culpables. Anastasio Somoza Debayle, con la conformidad de su hermano Luis, indagó si sería posible lograr apoyos entre sus fieles y amigos dentro del proceso para decretar penas de muerte para los principales implicados, aunque la pena de muerte no estuviera contemplada en el ordenamiento penal de Nicaragua. Ello equivalía a saltarse totalmente la legalidad, con la excusa de la declaración de estados de excepción, por expresa voluntad de los Somoza. Pero, finalmente, se avinieron a renunciar a dicha pretensión, cambiándola por una pena de 15 años de cárcel, seguida de otras inferiores para los que no se consideraron cabecillas13. El Consejo de Guerra duraría nueve meses, desde el 8 de enero de 1957, en que comenzó, hasta el 21 de septiembre en que se dictó sentencia. Los reos convictos fueron trasladados a las cárceles de La Aviación, excepto Pedro Joaquín Chamorro que fue castigado con 40 meses de confinamiento en el puerto lacustre de San Carlos, de donde pudo escapar una noche de la Semana Santa de 195714. En 1959, Luis Somoza proclamó una amnistía para todos los presos políticos del país, incluidos los procesados de 1957, aunque excluyendo a los que se consideró realmente culpables: Edwin Castro, Ausberto Narváez, Cornelio Silva y Juan Calderón. Su destino final fue objeto de diferentes versiones, pero A. Torres Lazo afirmó que, según sus averiguaciones, él se decantaba porque a los tres primeros se les había aplicado la Ley de Fuga en la cárcel de La Aviación15. Juan Calderón, que no había seguido con el resto hasta el final, consiguió huir años después, terminando sus días en Argentina. La amnistía realmente no había sido más que la puesta en libertad de simples opositores que los Somoza sabían perfectamente que no habían estado implicados en la muerte de su padre, y que sólo habían sido condenados para que sirviera de acto ejemplarizante, de advertencia ante la ciudadanía. Los que fueron verdaderamente sospechosos no salieron con vida de aquel proceso16.
13 Torres Lazo, Ob. cit., pp. 200-427. 14 Expediente del Consejo de Guerra por la muerte del General Somoza. AIHNCA, ASG-109. Véanse los cargos y Sentencia en Apéndice I.2. 15 Torres Lazo, A., Ob. cit., pp. 443-444. 16 Pese a que la sentencia no mencionaba penas de muerte, porque no se contemplaba en el Código Penal de Nicaragua, los principales encausados fueron ejecutados, mediante el subterfugio de la aplicación de la Ley de Fuga.
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2. La accióN armada de La JuVeNtud coNserVadora: La iNVasióN de oLama y moLLeJoNes A los pocos meses del triunfo de la revolución cubana, que había gozado de la simpatía del mundo entero, incluso del partido socialista norteamericano, los ánimos de la oposición nicaragüense se exaltaron al concebir la posibilidad de que la dictadura podía también ser derrotada en Nicaragua. Empezaron a proliferar los mítines, reuniones y conspiraciones de diversos grupos dispuestos a enfrentarse a los Somoza y uno de ellos fue el encabezado por Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el general Carlos Pasos, Luis Cardenal y Reinaldo Téfel, que serían los protagonistas de los hechos de Olama y Mollejones. Pedro Joaquín Chamorro era residente en Costa Rica y los demás habían llegado allí en enero de 1959. La juventud conservadora no quiso arriesgarse a que fueran grupos más radicales los que llevaran la iniciativa de la lucha contra Somoza y planificaron la entrada por vía aérea en Nicaragua, desde el exilio de Costa Rica, el 31 de mayo de 1959. 2.1. El proyEcto dE invasión y la rEalidad El plan consistía en el aterrizaje en los llanos nicaragüenses de Olama y Mollejones, de dos grupos provenientes del país vecino, para sorprender al régimen somocista. En Nicaragua esperaban ser respaldados por campesinos y por un supuesto “Frente Interno” que debía promover una huelga general a la que siguieran acciones de desestabilización, de modo que todos esos movimientos unidos provocaran la crisis del régimen. Pero, finalmente, los planes se vinieron abajo por diferentes motivos y los protagonistas de la acción terminaron siendo capturados por la Guardia Nacional. Las opiniones acerca de ese intento de socavar a la dictadura son muy diversas, pero se podrían agrupar en torno a tres: las de Róger Mendieta, Luis Cardenal y Adán Selva. Mendieta, que disculpa todos los errores de la expedición, expresa en su obra el deseo de hacer un reconocimiento a la juventud conservadora nicaragüense, que fue a luchar contra la dictadura sin preguntar siquiera a dónde iban, a la par que hace una mención especial a su jefe político, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, asesinado años después, el 10 de enero de 197817. Luis Cardenal, que también formaba parte del grupo, sostuvo que el fracaso fue el resultado de una mala planificación18. Adán Selva, por último, critica fuertemente la acción por considerarla improvisada, sectaria y falta de contenido19. Para Róger Mendieta, el movimiento de Olama y Mollejones fue “el primer grito frente a la dictadura de los Somoza”, aunque él considera que el derrumbe 17 Mendieta Alfaro, Roger: Olama y Mollejones. Impresiones Carqui. Managua, 1992. 18 Cardenal, L: Mi Rebelión. Ed. El Pez y la Serpiente. Managua, 1979. 19 Selva, A: “Consideraciones sobre el fracasado movimiento de Olama y Mollejones”, en Lodo y ceniza de una política que ha podrido las raíces de la nacionalidad nicaragüense. Managua, Agel, 1960.
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del régimen había empezado ya tras la brutal represión de abril de 1954. Mendieta había presenciado frente a la hacienda “La Amistad” la violencia ejercida contra los prisioneros y, cuando el 5 de abril Somoza mandó lanzar octavillas desde una avioneta ofreciendo 10.000 USA$ a quien diera información sobre los conjurados, él avisó a los Tercero y a los Gabuardi y estuvo dispuesto a sumarse al complot que se estaba gestando, aunque no fue posible. Meses después, en la cárcel de La Aviación tuvo el primer contacto con Pedro Joaquín Chamorro y los demás presos políticos acusados de complicidad con el intento de atentado contra Somoza de 1954, por estar en celdas contiguas. Allí dijo haber visto morir a hombres que se quejaban toda la noche y negar la medicación a otros con extrema necesidad de ella, lo que le hizo comprender “la magnitud que podía alcanzar la injusticia”. Al salir de allí fue cuando él se unió al movimiento de la juventud conservadora20. Los dirigentes del grupo de Costa Rica eran conscientes de que necesitaban apoyos exteriores, por lo que Reinaldo Téfel consiguió contactar con el entonces presidente, José Figueres, —que ya había participado antes en el trasiego de armas y entrenamiento de exiliados cubanos en México y otros países— y Pedro Joaquín Chamorro contactó también con exiliados nicaragüenses en Sto. Domingo y Honduras. Pero tuvieron una desilusión cuando comprobaron que Cuba no les ayudaría. Fidel Castro les recibió amistosamente diciéndoles que había derivado hacia Ché Guevara los temas de Nicaragua. Pero, al parecer, ya había concretado su ayuda a “otro grupo ideológicamente más afín”21. Pedro Joaquín Chamorro, Enrique Lacayo Farfán y Reinaldo Téfel fueron a ver al Ché, que igualmente les dijo que ya existía un Comité representativo de la unidad del pueblo nicaragüense y que era a ése al que iban a ayudar. Téfel dijo de esa entrevista: “al Ché se le notó cierta aprensión hacia nosotros”22. También Pedro Joaquín Chamorro diría posteriormente al referirse a ese encuentro: “Con Fidel y el Ché hablamos sobre el caso de Nicaragua y nos dijeron que Cuba no podía ayudar a los nicaragüenses porque EE.UU. estaba vigilante de cualquier acción cubana en el Caribe para caerles encima. Tuvo algunas expresiones bastante escépticas acerca del pensamiento político de lo que en Nicaragua se conocía como conservadores o liberales, diciendo, 20 La Juventud Conservadora había tenido su Primer Congreso Nacional en el cine Luciérnaga, donde había logrado convocar a 216 delegaciones y más de 1.000 acompañantes que tuvieron que situar en pasillos y aceras para no provocar a las patrullas policiales de los alrededores. Ese movimiento sufrió el 5 de noviembre de 1958 el acto vandálico de las turbas somocistas que irrumpieron en el auditorio de Radio Mundial cuando se estaba celebrando el mitin de solidaridad con las esposas de los presos políticos. Según Mendieta, aquello les había empujado a acciones como la de Olama y Mollejones. Mendieta Alfaro, R.: Olama y Mollejones. Impresiones Carqui, Managua, 1992, pp. 12-21. 21 El grupo más afín entonces era la Juventud Democrática Nicaragüense (JDN), fundada por Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y Tomás Borge. 22 Mendieta, R., Ob. cit., p. 44.
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entre otras cosas, que era una forma anacrónica sin contenido revolucionario por la que no valía la pena hacer una revolución”23.
También en abril se había entrevistado Lacayo Farfán con Fidel Castro, presentándose como jefe de los exiliados de Costa Rica, para solicitarle ayuda para una revolución contra Somoza. Fidel Castro le repitió lo mismo que a los anteriores: que nunca apoyaría a un liberal porque no era un revolucionario. La respuesta de Fidel Castro era comprensible si se tiene en cuenta que los únicos movimientos interesados en levantar una ola revolucionaria en Hispanoamérica eran los que encabezaban los partidos marxistas-leninistas, como los de Venezuela, Colombia, Bolivia y Chile. Fidel Castro no ayudó a los conservadores porque los calificaba de pequeño burgueses y quizá eso influyó en la decisión de los otros gobiernos, que tampoco les apoyaron. Sólo Venezuela ayudó con 30.000 USA$ y Costa Rica con algún apoyo logístico24. En cuanto a los contactos con el interior de Managua, no fueron difíciles y la juventud conservadora logró reunirse en menos de tres meses con unos 600 jóvenes que, de un modo u otro, prometieron secundar el movimiento. Téfel obtuvo incluso cierto apoyo moral y algún apoyo logístico de algunos amigos suyos empresarios y políticos y, junto a Mendieta y Mario Cajina Vega, simpatizante de la juventud conservadora, captaron voluntarios que planificaron salir en avión hacia las montañas nicaragüenses, con la ayuda de Enrique Arana Arceyut, que administraba una agencia de viajes25. Sin embargo, la realidad fue muy otra. La llegada a Nicaragua del grupo que debía aterrizar en el llano de Mollejones, tuvo lugar a las 5:30 de la madrugada del 31 de mayo de 1959, pero dos horas después el avión Curtis Commander todavía buscaba donde aterrizar por lo desprotegido del terreno. Finalmente lo hizo en los llanos de Chontales, donde unos setenta jóvenes tomaron tierra cuando el avión, chocando contra la maleza, les dejó y volvió a alzar el vuelo. Tenían asignada una columna de radio para transmitir las arengas militares desde sus enclaves de la montaña, pero el trasmisor pesaba demasiado y tuvieron que abandonarlo. Para el aterrizaje del otro avión, en Olama, habían despegado desde Punta Llorona, en Costa Rica, a las 7,30 de la mañana. Llegaron a Nicaragua una hora después, buscando un claro entre las nubes para poder descender, pero tuvieron que hacer dos intentos en dos días consecutivos y ello tuvo nefastos resultados. Como desde el otro punto de Mollejones, ya habían sido detectados por la Guardia de los comandos departamentales de Boaco y Matagalpa, éstos habían dado el 23 Ibidem, p. 53. 24 La Hora, 11 de abril de 1959, transmitido de Radiodifusora del Caribe. Según la Embajada de España en Managua, Fidel Castro añadió que apoyaría a Edelberto Torres, pero los conservadores prefirieron continuar con Somoza, antes que apoyarle, porque consideraban que Torres era de extrema izquierda. Despacho de la Embajada española en Nicaragua. AMAEX, R-5435-14. 25 Mendieta, R., Ob. cit., pp. 23-24.
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aviso y los aviones Mustang de Somoza ya estaban esperando a los que aterrizaron en Olama. Allí se reunieron guardias y jueces de Mesta que habían dado la voz de alarma diciendo que “una invasión aérea con la ayuda de Fidel Castro había atacado Nicaragua”26. Además, la vigilancia se había reforzado con las llamadas “reservas civiles”, que eran colaboracionistas del régimen, politizados, que desempeñaban funciones de información especiales. Así pues, cuando la Guardia recibió la orden de enviar patrullas, el comandante de Boaco, Jorge Granera, lo notificó también al jefe de la reserva civil de la Guardia, coronel Camilo González, que acudió a reforzar a los que esperaban el aterrizaje27. Por otra parte, en Olama, el apoyo de los campesinos con el que habían contado, fue nulo, algo explicable porque para los campesinos no era fácil confiar en un grupo de extraños que les cayera del cielo por sorpresa, cuando ellos habían sido siempre el sector más golpeado en la historia de Nicaragua. El temor les había hecho, incluso, prestarse a colaborar con la Guardia porque ni conocían a los desembarcados, ni podían sentirse tranquilos con el despliegue de fuerzas que se había extendido repentinamente por el campo. Mendieta atribuyó el fracaso de la acción a tres factores: a la falta de apoyos exteriores, sobre todo el que les hubiera podido prestar Cuba; a que EE.UU. no tenía ningún interés en el éxito de la acción porque Somoza seguía siendo la persona siempre disponible cuando convenía al Congreso o al Departamento de Estado norteamericano, con el argumento reiterado del liderazgo anticomunista de Somoza. Pero, sobre todo, a que les falló el “Frente Interno”, cuya misión era provocar un clima de protesta que hubiera puesto en apuros a Luis Somoza. Ésa fue la causa de la derrota que todos los implicados señalaron como más importante28. Cuando los dos grupos se encontraron en las montañas, sin comunicación con el esperado “Frente Interno”, tuvieron un total desconocimiento de la situación porque se había planificado que cada grupo no supiera nada del otro y no habían previsto tener que subsistir aislados mucho tiempo, ni enfrentar a la Guardia directamente29. Ellos esperaban tener noticias en cuanto desembarcaran porque se suponía que su aterrizaje era la señal de puesta en marcha de toda una serie de actos 26 Ese calificativo permitiría después a Somoza denunciar los hechos ante la OEA, porque le confirió el carácter de un ataque del exterior. 27 Camilo González había participado en el asesinato de Sandino y formaba parte de los grupos que Somoza enviaba a hacer sus “compras personales”, ametralladora en mano. Había, pues, una denominada “reserva civil”, de la que se dijo que en esos días: “cooperó brillantemente llevando a muchos civiles al cuartel y comenzando a hacerse cargo de la vigilancia de la ciudad”. Mendieta, Ob. cit., pp.105-120. 28 El llamado “Frente Interno” estaba compuesto por Roberto Lacayo Fiallos -en un tiempo líder de la Cámara de Comercio e Industrias de Nicaragua-, el viejo conservador, general Emiliano Chamorro, Manuel Morales Cruz, Abel Gallard, Ramiro y Arturo Gurdián, Julio Chamorro Benard y Julio Cardenal Argüello. 29 Algunos culparon a Adán Selva, que debía haber estado con Mario Cajina al frente de Radio Rebelde, trasmitiendo las andanzas del grupo desembarcado, y no lo había hecho.
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desestabilizadores que debían producirse en Managua. Pero en esa espera hubo tiempo de avisar a Somoza y fue cuando empezaron a llegar los Mustang y a lanzar bombas. Entonces trataron de esquivar a la Guardia y no quisieron enfrentarse directamente porque comprendieron que se habían metido en una empresa de la que sólo conocían el principio, y para la que no estaban preparados ni física ni logísticamente. Muy en consonancia con la mística de los guerrilleros, y hasta con cierta ingenuidad, dirían después que “debían primeramente aclimatarse y endurecerse militarmente como lo habían hecho Sandino y Fidel”30. Luis Cardenal puso el acento en los fallos de la estrategia, sobre todo en el desembarco en una zona sin protección arbórea y en la falta de realismo sobre las ayudas que iban a tener. Desde que él llegó a Costa Rica el 28 de mayo y un mensajero de Managua le dijo que el lugar donde debían aterrizar era Mollejones, en la zona de Chontales, lo consideró un error y no estuvo de acuerdo con el plan. El mensajero le presentó un panorama idílico y magnificado sobre los preparativos, asegurándole que allí les esperarían 300 hombres, que la huelga en Managua comenzaría a la vez y que el éxito estaba asegurado porque habría un paro total; que tenían listas las bombas para oscurecer la ciudad y cortar el agua; que las células volarían puentes ferroviarios, carreteras y líneas de comunicación de todo el país y que habría francotiradores en las calles donde lucharían los del “Frente Interno”. Ellos sólo entrarían para desconcertar al enemigo y hacer creer al gobierno que la invasión era de cuatrocientos hombres. Según el mensajero, el resto sería un “paseo militar” por Managua, pero Luis Cardenal dice que nunca lo creyó y que, al ver en un mapa el lugar llamado Mollejones, se opuso rotundamente, aunque el grupo decidió votar y él perdió la votación. Después comprobó que él estaba en lo cierto, y en ese lugar se vieron obligados a enfrentar a la Guardia en una lucha abierta en la que ellos no tenían ninguna posibilidad de éxito, ya que jamás habían sido soldados y habían tenido sólo unos días de entrenamiento en Punta Llorona. Les venció el hambre y el agotamiento, pues tampoco llegaron los vaqueanos —los improvisados guías conocedores de los atajos, terreno y abrevaderos—, que eran su esperanza porque, en su día, habían asegurado el éxito a Sandino en su lucha contra la intervención norteamericana31. También otro de los implicados, Carlos Masis, acusó a los dirigentes del movimiento de haber tenido una visión distorsionada de los hechos y de creer que “el pueblo nicaragüense se levantaría en rebeldía para que unos ‘muchachos bien’ de la alta sociedad salieran de su escondite de la montaña y llegaran en una marcha gloriosa y heroica hasta la Loma de Tiscapa”32. 30 Ya en estos momentos se aprecia el mito de la montaña como forjadora de combatientes fuertes y preparados. Mendieta, Ob. cit., pp. 31-37. 31 Cardenal, L., Ob. cit., pp. 76-99. 32 “Relato del revolucionario Carlos Masis Vega, soldado del fracaso de mayo y junio de 1959, contra los Somoza, que excursionó en Los Mollejones y que terminó con la entrega a la Guardia Nacional en Fruta del Pan y otros lugares”, en Selva, A., Ob. cit., p.206.
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La conclusión de la hazaña fue que la Guardia les lanzó desde avionetas de la fuerza aérea a Mollejones, en las montañas de Matagalpa y Chontales, unas octavillas tituladas “A los invasores” y en ellas les advertían que la Guardia sabía que no tenían ya municiones ni esperanza de recibirlas; que no podrían resistir más sin zapatos, ni comida, ni ropa y que debían rendirse. Si lo hacían, ellos les garantizaban la vida y quedarían sometidos a las leyes de la República. Junto a ese aviso, en la zona de “Fruta del Pan” parte del grupo encontró a periodistas del Times y de La Prensa que les informaron de que estaban rodeados, que no podían escapar y que algunos de los desembarcados en Olama habían sido ya capturados. Les informaron también de que el “Frente Interno” había fallado en Managua y que en el resto del país nadie se había movilizado. Entonces supieron que la huelga general había fracasado estrepitosamente, que los líderes de los partidos políticos estaban escondidos, presos o asilados y que todos los poblados cercanos estaban fuertemente vigilados. Por si fuera poco, de Olama les llegó la noticia a los de Mollejones de que el avión había sido alcanzado por una bomba de los Mustang y se había incendiado, por lo que, posiblemente, todos sus pasajeros habían muerto. Era cierto que el avión se había incendiado, pero sus ocupantes pudieron salir ilesos. Con toda esa información decidieron rendirse: colocaron una sábana blanca fuera del refugio en que se encontraban hasta que apareció la Guardia que les invitó a salir de tres en tres. El 15 de junio de 1959 fueron trasladados al Comando Guardia Nacional de Boaco y de allí a la residencia del Jefe Director de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza Debayle, en donde fueron interrogados. Los que siguieron a Pedro Joaquín, en el sector de Banadí, a orillas de S. Pedro de Lóvago, quisieron resistir hasta el final, pero cuando comprendieron que no tenían alternativa, decidieron soltar las armas y salir brazos en alto. Sólo quedaba ya la comparecencia ante la Junta Militar de investigación y la cárcel en la Casa Presidencial y en la Aviación. 2.2. la actitud dE luis somoza y El consEjo dE guErra Ya antes de la invasión, cuando se estaba preparando, y era ya conocida por muchos, le llegaron noticias al propio Luis Somoza de algún tipo de complot. Con el objetivo de frenar la posible acción, el Presidente hizo llegar a la oposición conservadora una propuesta a través de una comisión encabezada por el general Emiliano Chamorro y compuesta por José Joaquín Cuadra Cardenal, Pablo Antonio Cuadra y el padre jesuita León Pallais Godoy, Rector de la Universidad Centroamericana (UCA). En ella, Luis Somoza sometía a su aprobación un listado de 15 puntos para solucionar los problemas del país y ponía como garantes al presidente democrático de Costa Rica, Mario Echandi y al dictador de Honduras, Ramón Villeda Morales. Los 15 puntos tocaban casi todo lo imaginable y Pedro Joaquín Chamorro se negó a considerarlos y afirmó que no se podían creer. Además de la fama que los Somoza tenían de engañar y no respetar ningún acuerdo, todos opinaron que, en caso de que Luis Somoza
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lo hubiera respetado para ganar tiempo, jamás lo hubiera aceptado su hermano Anastasio, porque de haberlo hecho, era un suicidio político para él. La propuesta fue totalmente desestimada, pero tiene un gran interés, para la correcta valoración de los hechos, porque es una muestra de los esfuerzos de Luis Somoza para llegar a un acuerdo, porque su gran preocupación era la procedencia social de los conspiradores. Pablo Antonio Cuadra aseguró que tuvo noticias de que, cuando la invasión se llevó a cabo, y todavía no habían capturado a los invasores, “Luis Somoza no dormía pensando en el gran problemón que se le venía encima si la Guardia mataba a los hijos de los Cardenal, los Chamorro, los Téfel, y los demás porque todos eran ‘hijos de familia”33. La desconfianza en los Somoza era de tal grado que no sólo la oposición se había negado a negociar antes de la invasión, sino que, en plena acción y cuando se creían ya derrotados, el grupo de Pedro Joaquín Chamorro estuvo dispuesto a todo antes de entregarse. Cuando se vieron cercados, Pedro Joaquín se había dirigido a la tropa y les había hablado de que las circunstancias les obligaban rendirse, pero que él no podía hacerlo porque prefería enfrentar las vicisitudes de la montaña antes que caer en manos del “aprendiz de dictador que tenía su cueva en la Loma de Tiscapa”. La represión que había seguido a la experiencia del 4 de abril de 1954, y al magnicidio del viejo Anastasio Somoza García, había sido suficiente prueba: Enrique Lacayo Farfán, Enoc Aguado, Francisco Frixione, Noel Jirón Balladares, Emilio Borge González, Benjamín Robelo, Domingo Aguilar, José María Avilés, y él mismo, habían soportado las torturas y la cárcel; Cornelio Silva Argüello, Norberto Narváez Argüello y Edwin Castro Rodríguez, habían terminado muertos, en aplicación de la famosa Ley de Fuga. Era previsible que las consecuencias de lo que estaban protagonizando fueran graves y, probablemente, Pedro Joaquín Chamorro fuera el más castigado por su permanente oposición al régimen. Según Mendieta, Pedro Joaquín, hubiese tenido o no participación, “siempre era una especie de chivo expiatorio, en donde las fuerzas de la represión descargaban su injusticia y la ira de su látigo”34. En aquel momento, incluso Luis Cardenal y Reinaldo Téfel dijeron también a todos que para estar en las cárceles de Nicaragua era preferible huir y sufrir las intemperies de la montaña. Así pues, aunque la mayoría se entregaron, quince de ellos, con Pedro Joaquín Chamorro, siguieron adelante35. Finalmente, cuando no les quedó más remedio que rendirse, se entregaron y fueron juzgados por un Tribunal Militar integrado por los coroneles de Infantería Fulgencio Sevilla y Rodolfo Dorn B., los Mayores José Agurto y Francisco Ulloa A., el capitán Florencio Mendoza G., y el teniente Luis Manuel Larios. El cargo contra ellos fue el de “Traidores a la Patria” y el de ser “invasores en su propio 33 Jarquín, E.: Pedro Joaquín ¡juega! Ediciones Centroamericanas, Managua, 1998, pp. 135-138. 34 Mendieta, R., Ob. cit., pp. 140-143. 35 Extracto de la declaración del encausado Carlos Masis ante la Corte de Investigación. La Prensa Gráfica, 12 de diciembre de 1959.
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país en unión de fuerzas del extranjero”, por lo que fueron castigados con una prisión inhumana y un juicio humillante, “medieval”, según Pedro Joaquín Chamorro, y de interminables interrogatorios36. Los acusados negaron rotundamente los cargos y no aceptaron la defensa por las irregularidades cometidas durante el proceso. Lo manifestaron en dos cartas escritas a finales de 1959: una, del 30 de septiembre de 1959, de Emiliano Chamorro a Carlos Cuadra Pasos, que fue el que encabezó al equipo de juristas que asumió la defensa gratuita de los acusados de “Traición a la Patria”. Otra, de Pedro Joaquín Chamorro a la Comisión de Paz de la OEA, desde la Cárcel del Primer Batallón, del 30 de octubre de 1959. En esta última, Pedro Joaquín Chamorro argumentaba que, puesto que la principal finalidad de la OEA era velar por la seguridad exterior de los países miembros, a ellos se les había acusado ante esa organización de “traidores a la Patria”, lo que quería decir “entreguistas”. Pero ellos no habían querido entregar su Patria a nadie, sino que habían ido desde un país vecino, por sus propios medios, hasta su propio país, Nicaragua, por la que habían expuesto sus vidas. Era el criterio de los Somoza, el que calificaba los hechos de “invasión externa”, lo que afectaba a toda América, para implicar a la OEA. Lo cierto fue que, como la acusación era contra jóvenes del Partido Conservador Tradicionalista, tomaron a Pedro Joaquín Chamorro como bandera y él se sintió profundamente ofendido por la acusación. Su contestación a los que les criticaron por haberse entregado fue que “nunca tendrían la oportunidad de rendirse quienes jamás habían tenido el valor de rebelarse”37. El Consejo de Guerra condenó a 107 invasores y absolvió a dos. A 99 de ellos les acusó de “Delito de Rebelión” y a 8 de “Traición a la Patria”38. Los condenados por “Traición a la Patria” se declararon en huelga de hambre y manifestaron que no lo hacían por ellos, sino por el engaño del presidente al Arzobispado de Managua, al que le habían prometido que no los condenaría. Anastasio Somoza Debayle felicitó a la Guardia Nacional después de la captura de los sublevados y en su discurso, aunque empleó palabras despreciativas hacia ellos, no pudo ocultar su alivio porque “los hijos de familia”, como les había calificado su hermano Luis tiempo atrás, no hubieran resultado muertos: “Vale más la vida de un Guardia Nacional que la de todos estos Fidel Castro juntos, por lo cual les doy las gracias, soldados, de que no hubo derramamiento de sangre. Ustedes fueron generosos en no matarlos, bueno, está bien que haya sido así. Les jugamos al garrote y los asustamos de 36 Expediente de procedimientos e interrogatorios de los participantes en “Olama y Mollejones”, 25 de septiembre de 1959. AHINCA, LSD-004. 37 Chamorro, P. J. (1961), Ob. cit., p. 11. 38 Los dos absueltos fueron Manuel Morales Cruz y Edgar Santos Fernández. Los ocho acusados de “Traición a la Patria”, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, Reinaldo Antonio Téfel, Luis Cardenal, Roger Mendieta Alfaro, José Medina Cuadra, Ronald Abaunza Cabeza, Freddy Fernández y Ramiro Cardenal Chamorro. La Prensa Gráfica, 12 de diciembre de 1959.
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verdad. Con bravuconadas dijeron estos mentecatos, estos mismos que están aquí, que pelearían hasta morir. Ustedes han sido nobles al permitirles que sigan con vida. Como soldado y como Jefe Director, éste es el día más feliz de mi vida”39.
En la empresa habían muerto siete hombres, entre los que estaban los ex guardias Víctor Manuel Rivas Gómez y Napoleón Ubilla Baca, que fueron capturados huyendo a Costa Rica. Su decisión de huir a Costa Rica fue debida a que sabían que el régimen les cobraría el haber desertado y, de hecho, no fueron asesinados por haber participado en las acciones de Olama y Mollejones, sino por haber sido desertores de la Guardia Nacional. Fueron heridos cuatro más y hubo otro grupo detenido, que no fue fusilado por la intervención del coronel José María Silva, cuya llegada fue providencial, cuando ya los capturados estaban en el suelo tendidos para ser ejecutados, no respetando la promesa de salvarles la vida que habían asegurado en las octavillas lanzadas desde el avión. El desenlace final fue el siguiente: cuarenta y cinco detenidos en Fruta del Pan (Chontales), catorce en Banadí (Chontales), cuatro en Acoyapa (Chontales), tres en Muhán (Chontales), uno en Juigalpa, cuatro en Morrito y dos en Santo Tomás. Otros cuatro lograron huir y seis permanecían aún en la cárcel cuando al año siguiente se decretó una amnistía40. Algunos otros oficiales de la Guadia Nacional emitieron también sus opiniones sobre la invasión de Olama y Mollejones. El capitán Justiniano Pérez, tan crítico con el gobierno por el mal entrenamiento que ofrecía al común de la Guardia y el escaso avituallamiento de que los dotaba, despreció, en esta ocasión, junto con el resto de la oficialidad, la acción de los exiliados de Costa Rica y diría de este episodio que “desde el punto de vista táctico no tuvo ninguna relevancia por la incapacidad de los invasores”41. El coronel Boza y Mendieta revelaron mucho después que los sublevados habían propuesto a algunos guardias unirse al movimiento y que ellos se negaron, pero nunca les delataron ante los servicios de seguridad de Somoza. El propio coronel Boza aseguró en sus memorias que él fue uno de los consultados que no aceptó, pero que, en efecto, nunca los delató. Mendieta opinaba al respecto, como ya dijera en otros momentos Torres Lazo, que los miembros de la Guardia vivían aterrorizados por la disciplina castrense y el lavado de cerebro a que se les sometía, pero que era un cuerpo permeable y con la mayoría de ellos se podía hablar de los problemas políticos, incluso de los Somoza. De hecho, él consideraba que, por falta de sensibilidad social e intuición política, era posible que una institución posiblemente rescatable se hubiera perdido y los llegaba a justificar diciendo: “no debemos olvidar que, a fin de cuentas, eran militares y los cuerpos 39 Cardenal, L., Ob. cit., p. 295. 40 Relato de C. Masis en Selva, A., Ob. cit., pp. 231-233. 41 Pérez, J. (2004), Ob. cit., .53.
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castrenses sólo saben obedecer, cumplir órdenes, agachar la cabeza y vivir retroalimentados por un sentimiento de brutalidad y una pasión destructiva”42. En cuanto al trato que se dio a los responsables de la invasión, se conoce también a través del coronel Boza. Él estaba entonces al frente de la Comisión Militar Mixta hondureño-nicaragüense encargada de la vigilancia de la frontera, y debido a esa circunstancia, había presenciado la llegada de los capturados a la plazoleta de la residencia presidencial de La Curva43. En sus memorias escribió a este respecto que Pedro Joaquín Chamorro y Luis Cardenal habían comparecido sucios, agotados y muertos de hambre en la plaza, y que Luis Somoza les había insultado y anunciado la aplicación de fuertes castigos. Pero en esa plazoleta había estado también el Padre Luis Pallais —familiar y consejero de los Somoza—, igual que en las reuniones que hubo para decidir el destino de los sublevados. Boza pensó siempre que fue por esa intervención por lo que se suavizaron las penas y por lo que fue relativamente leve el castigo que se les impuso finalmente. El P. Pallais había aconsejado a los hermanos Somoza que no ejercieran venganza contra los alzados en armas porque “eran hijos de distinguidos matrimonios de la sociedad de Nicaragua y que era contraproducente atentar contra sus vidas”44. La mayoría de los inculpados fueron condenados a prisión y después quedaron libres por el decreto de amnistía de 1960. 2.3. la
pErcEpción dE los invasorEs y dE los EmbajadorEs EuropEos
a) La percepción de los invasores La intencionalidad y valor que dieron los implicados en los hechos a la acción de Olama y Mollejones fue también diversa y de interés para comprender sus motivaciones, sus diferencias personales y sus concepciones sobre la lucha contra los Somoza. A. Selva fue siempre el más crítico con la preparación y comportamiento de los sublevados y culpó a la juventud conservadora del fracaso de su intento por querer crear un movimiento revolucionario armado en el que se pretendía no disparar un solo tiro ni tener que exponer la vida. Según él, los conservadores quisieron adelantarse a invadir con armas Nicaragua porque se enteraron de que comunistas o izquierdistas, ayudados por Fidel Castro, estaban preparando un movimiento similar contra Somoza, pero con ello, habían demostrado un alto grado de irresponsabilidad. Por otra parte, la juventud nicaragüense no había respondido a “la excursión” 42 Mendieta Alfaro, R., Ob. cit., pp. 81-82. 43 El coronel Boza estaba ya jubilado de su cargo de Director de la Academia Militar de Nicaragua, pero ostentaba el nuevo cargo de Jefe de la Comisión Militar Mixta hondureño-nicaragüense, en virtud de una gestión que había llevado a cabo para Luis Somoza. Éste le había encomendado que se pusiera en contacto con el nuevo presidente de Honduras, Oswaldo López -muy amigo de los Somoza-, para reforzar la frontera, a lo que el presidente hondureño había accedido gracias a sus buenos oficios. 44 Boza, F. Ob. cit., pp. 269-271.
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de Olama y Mollejones porque no le presentaron un programa ni un objetivo claro y porque los conservadores hicieron todo lo posible para participar solo ellos, excluyendo a los otros cinco partidos de la Unión Nacional Opositora (UNO). Era la juventud de la clase más alta y habían dicho claramente que no aceptarían a ningún obrero ni campesino porque “haciendo una revolución la clase más alta conservadora, esa revolución sería de Nobles Ideales y no lo sería si se mezclaban los liberales independientes que, pese a su nombre, eran de izquierdas”. Por ello, no permitieron participar al Partido de Renovación Nacional, ni al Partido Social Cristiano, ni menos aún Partido de Renovación Nacional (MR), por considerarlo refugio de comunistas y marxistas vergonzantes, que influían en el Partido Liberal Independiente (PLI) y en otros micro-partidos. Así pues, fueron ajenos a los problemas de las clases más bajas: de vivienda, de carestía de la vida, de injusticia, y de todos los demás problemas que enfrentaba la ciudadanía de forma cotidiana. El propio partido de Selva, el Partido Liberal Independiente (PLI), se llegó a quejar de la escasa participación que les habían dejado, a lo que Carlos Pasos respondió que ellos “iban al sacrificio, a enfrentarse con la muerte, con la Guardia Nacional”, por lo que el PLI ya no insistió más, pero el mismo Selva había dejado abandonado su negocio —su dirección de El Gran Diario— y defendido a los invasores en la radio. Selva también reprochó más tarde a los conservadores que se hubieran permitido decir que no contaron con otros grupos para que los ideales fueran nobles, cuando él, desde las columnas de su periódico, había estado martilleando y predicando la necesidad de una democracia representativa durante nueve años. Y les criticó igualmente que hubieran hablado de “la necesidad de contactos íntimos con el obrerismo para poder trabajar por él y para hacerles ver los errores en que incurrieran”, y que hubieran declarado que “para hacer algo por el obrerismo se necesitaba un interés de velar por los trabajadores”, en un tono paternalista que demostraba un gran desconocimiento de la realidad y de las capacidades de ese sector social. Por último, acusó al líder Fernando Agüero de representar al Consorcio de la Nicaragua Sugar States, dueña de casi la totalidad de la riqueza industrial y agrícola del país, que había sido administrada de tal forma que sólo había provocado miseria, ignorancia y desnutrición. Agüero había programado enviar brigadas de médicos que viajarían por toda la república, con lo que confundía peligrosamente la caridad cristiana y la beneficencia, con la asistencia social moderna, y el derecho del pueblo, con una afición filantrópica45. Mendieta diría después que Selva había insistido en llamar “fracaso” al resultado y no “derrota”, porque “derrota es haber luchado y perder, pero fracaso es 45 Les acusó de no saber que el analfabetismo existente era de un 72%, de no haber mencionado que sólo había 800 camas de hospital para una población de 1.300.000 habitantes, ni los bajos salarios obreros y campesinos, ni la necesidad de una reforma agraria. Véase para mayor ampliación: Selva, A: “Consideraciones sobre el fracasado movimiento de Olama y Mollejones”, en Lodo y ceniza de una política que ha podrido las raíces de la nacionalidad nicaragüense, Agel, Managua, 1960.
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llegar a medio camino y no luchar”46. Él, sin embargo, tuvo una percepción muy distinta, superficial y condescendiente con lo sucedido. Dijo que, cuando aparecieron los dos aviones de Lanica volando bajo, “esas ocho horas y media de bombardeo no se las deseo ni a mi peor enemigo”. Pero esa descripción dramática estuvo acompañada de otras varias manifestaciones en las que se detecta el deseo de aventura, de novedad y hasta de frivolidad, cuando describe sus impresiones: “Tuve la sensación de que muchos de nosotros vivimos toda aquella magnífica odisea como se vive un viaje de turismo, de una manera simpática y fraternal ¡Fue todo tan fácil! ¡Tan espontáneo! ¡De un aprendizaje tan entrañablemente heroico y positivo! ¿De qué otra forma en la época radiante de la juventud, cuando las condiciones lo requieren, se puede ser patriota, dar un paso al frente, manifestar quienes somos, comunicar lo que estamos pensando, sino como lo hicimos nosotros y como lo hicieron los que nos precedieron en cualquier país del mundo? Era la edad y el tiempo de hacer cosas absurdas que muchas veces nos resultan buenas y que, por ese mismo motor de la condición humana, de la forma providencial y romántica de ver la vida, nos montamos en corceles de aire —pegasos maravillosos de aluminio— con los que creemos acortar el tiempo para llegar justamente cuando pensamos que estamos haciendo falta, cuando intuimos que debemos llegar primero”47.
Y todavía es más ingenuo, inconsciente y falto de realismo cuando se refiere al momento que precedió al enfrentamiento con las patrullas de Somoza: “En la emoción de estar tan cerca de la experiencia guerrillera, me sentía ensayando mentalmente cómo debería hacer el primer disparo del triunfo, tan esperado como la primera carta de amor, tentando como el primer beso furtivo o como la ratificación del primer acto sexual en donde al fin te toca palpar tu interioridad primaria y espontánea. Escuchaba el cuchicheo de los comandantes, la elaboración de una sabia estrategia de lucha que llevaría a la cristalización del propósito idealista que nos había mantenido juntos. Para mí no había nada por qué preguntar, nada de qué dudar. Todo era una especie de rito necesario: ejecutar para obtener la sensatez de una respuesta muy personal. Las solas vivencias de ese momento del hipotético enfrentamiento con las patrullas de la Guardia de Somoza, me hicieron perder la perspectiva de lo que estaba sucediendo a mi lado. Tenía temor, pero tuve la sensación de estar montado sobre él”48.
De la percepción de otros participantes se deduce, sobre todo, que creyeron que era una acción con grandes posibilidades de triunfo porque contaban con el apoyo de EE.UU., siempre que no se derramara sangre. Éste fue un aspecto que salió a relucir cuando se celebró el Consejo de Guerra, donde 46 Mendieta, R., Ob. cit., pp. 169-181. 47 Mendieta, R., Ob. cit., pp. 69-71-108. 48 Ibidem, 130-131.
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el mayor Guillén y el teniente Quintana declararon que Somoza había dado instrucciones de evitar todo derramamiento de sangre porque, de lo contrario “enlutarían a un gran número de familias respetables de la sociedad nicaragüense”. Debían detenerlos “sin hacerles ningún daño y tratándoles con consideración”. Abundando en esta interpretación, Carlos Masis sostuvo que un representante de Eisenhower había utilizado casi las mismas palabras de Pedro Joaquín Chamorro para referirse a ellos: había dicho que se trataba de un grupo “con una responsabilidad por sus apellidos y por el sentido aristocrático de la clase alta”, a la que no hacía falta dinero por lo que no se inmiscuirían en las propiedades de nadie. EE.UU. había exigido que fuera una revolución sin un solo tiro, apoyada por el cierre de los principales establecimientos, que eran en su mayoría de conservadores49. Era toda una afirmación de principios del más rancio sabor conservador y con elementos decimonónicos, que parecían calcados de cuando se defendía que la política fuera cosa de personas pudientes para que no tuvieran tentaciones de aprovecharse económicamente de sus cargos. Era la misma defensa que se había hecho tanto tiempo del sufragio censitario, dado que los pobres no estaban preparados para la política y podrían querer medrar para mejorar su nivel de vida. Los conjurados estuvieron de acuerdo y respondieron que sería una revolución social-cristiana, ejemplo para Latinoamérica, y no como la de Fidel Castro50. También Alejo Icaza, dirigente del PLI, redunda en esta versión. Según ésta, un alto empleado de la Embajada norteamericana le había invitado a una reunión, días antes de los hechos, donde se iba a tratar la formación de un gobierno de coalición integrado por la oposición democrática del país. Pero más tarde regresó desdiciéndose porque había sido informado de que 45 insurgentes se habían rendido en Fruta del Pan y que se esperaba capturar al resto en breve51. Según estas manifestaciones, parece muy probable que EE.UU. estuviera interesado en apoyar un movimiento claramente controlable y que se adelantara al que podían estar preparando otros grupos que admiraran el modelo de Fidel Castro y pudieran contar con su ayuda. Pedro Joaquín Chamorro niega la improvisación de la acción y dice que tuvieron durante más de un mes a más de 100 personas armadas y que habían realizado “una enorme operación de contrabando revolucionario”, pero que fueron lanzados a un desenlace pobre de planteamientos por una razón fundamental: llegaron a tener la convicción de que iban a ser descubiertos de un momento a otro en Costa Rica y el Frente Interno no les pudo preparar un aeropuerto en las condiciones solicitadas. Por ello, se encontraron con que debían salir de Costa 49 Según esta interpretación, el resto de los puntos de apoyo interior, que debían desestabilizar y promover la huelga general, sólo existían en la propaganda. Ellos contaban con que fuera suficiente el cierre de los comercios principales, pero ni eso se produjo en cantidad suficiente. 50 Relato de Carlos Masis Vega, en Selva, A., Ob. cit., pp. 243-252. 51 Ibidem, p. 269.
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Rica, por necesidad, y debían aceptar en Nicaragua lo que se les ofreciera. Finalmente, de la supuesta gran maquinaria nacional, que debía estallar en Nicaragua, sólo fue una realidad la huelga parcial del comercio52. De aquélla gesta diría después Pedro Joaquín Chamorro: “Nosotros buscábamos llevar a cabo una revolución que restableciera la limpieza del proceso electoral y conservara muchas de las formas tradicionales nicaragüenses en la parte que tiene de buena, cristiana, y legítimamente democrática. También nuestra actitud respecto a EE.UU. tenía que ser de realidades, sin violencia y de cooperación dentro del sistema occidental panamericano. Por último, nosotros somos esencialmente anticomunistas y no creemos que organizaciones de ese tipo tengan cabida dentro del mundo democrático occidental” 53. Parece claro que en Olama y Mollejones hubo diferentes interpretaciones, según el lugar que desempeñaron los participantes en la jerarquía del grupo invasor. Para la mayoría, fue un intento de una juventud, probablemente bienintencionada, de derrocar a la dictadura, aunque todo apunta a que también existieron altas dosis de notoriedad, que no se vio apoyada ni desde el exterior ni desde su propio país. Que se pretendía un cambio democrático que superara la corrupción existente, pero que no contó con un programa claro y cuyos planteamientos eran condescendientes y faltos de calado político. b) La percepción de los embajadores europeos en Managua La información que transmitió sobre los hechos el embajador de España en Managua, Enrique Beltrán y Manrique, junto con el resto de los embajadores de Europa, que se reunían semanalmente, fue que la opinión generalizada en el país coincidía con el análisis de varios de los conjurados: con la acción de Olama y Mollejones, los conservadores se habían adelantado al resto de grupos de la oposición, pero a los invasores les falló el apoyo “cobarde” de los de dentro del país. El embajador de España dijo que la opinión de Centroamérica era que Fidel Castro tenía un objetivo en su punto de mira para la región: terminar con los gobiernos de Somoza y Trujillo y que el presidente de Honduras, muy poco simpatizante de Somoza, dejaba hacer y su país se había convertido en refugio de “mercenarios” de Cuba, Guatemala y Venezuela. Todos los embajadores europeos consideraban que Somoza tenía los días contados, pero más bien porque había “otra oposición en Nicaragua que 52 Chamorro Cardenal, P. J. (1961), Ob. cit., pp. 73-74. 53 Como puede apreciarse, Pedro Joaquín Chamorro tenía su ideología bien definida. Él expresa su pensamiento político con contenidos muy claros en múltiples escritos, tanto en editoriales del periódico que dirigía, La Prensa, como en la Selección de escritos realizada por Mario Cajina titulada: El pensamiento nicaragüense de Pedro J. Chamorro. La Patria de Pedro. Editorial, La Prensa, Managua, 1981. Cabe, por tanto, la posibilidad de que sí existiera un programa, pero que no fuera explicitado.
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era claramente comunista, que actuaba con inteligencia y estaba arrastrando a la juventud”54. También llegaron noticias a España de su Embajada en Washington y de la polémica que suscitó la petición de Luis Somoza de que se ejerciera una condena de la invasión del país por la OEA. El embajador de Nicaragua en Washington, Guillermo Sevilla Sacasa, cuñado de Luis Somoza, había convocado al Consejo de la OEA, a EE.UU. y a otros dieciséis países para que votaran la creación de una comisión que estudiara el asunto. La comisión estuvo compuesta por Brasil, Uruguay, México y EE.UU. y en ella el embajador invocó el Tratado de Río de Janeiro para desviar la atención a averiguar si los disturbios acaecidos en Nicaragua suponían una amenaza para la paz del Hemisferio Occidental. La situación era complicada porque Nicaragua alegaba que, aunque los invasores hubieran salido de Costa Rica, eran nicaragüenses y la OEA no intervenía en asuntos internos de ninguno de sus miembros, lo que fue corroborado por Cuba y Venezuela. El embajador español discrepaba de esas sutilezas porque decía que era algo sabido que la invasión había sido apoyada por el ex presidente de Costa Rica, José Figueres y también por Cuba y Venezuela. Finalmente, EE.UU. manifestó no tener suficiente conocimiento de la situación interna de Nicaragua, por lo que optó por no aceptar un pronunciamiento de la OEA55. En definitiva, la gesta de Olama y Mollejones fue considerada una aventura de irresponsables, pero también el inicio de una lucha armada. El propio Tomás Borge reconocería años después el valor de lo que denominó “un intento reaccionario, dentro de la historia insurreccional de Nicaragua”56. Ciertamente, parece haber sido una acción improvisada, sin proyecto, y muy criticada posteriormente, pero fue también una de las últimas veces en que los partidos tradicionales —comunista, liberal o conservador— emprenderían una acción armada57. Asimismo, tampoco se puede negar que fuera la primera vez que un grupo adoptó la táctica de guerrilla y que, al menos en teoría, confíó en el apoyo de un “Frente Interno”, que sería después el esquema básico de la táctica del FSLN. No obstante, los conservadores no repetirían jamás una acción similar y el líder de Olama, Pedro Joaquín Chamorro, sustituiría en adelante la guerrilla por una posición pacífica, de permanente crítica y desobediencia civil desde las páginas del diario de su propiedad, La Prensa. A la juventud, después de los hechos de El Chaparral y de Olama y Mollejones, se le abrieron dos opciones: una, la universitaria, que no tenía porqué ser de izquierdas, pero que se percibía como tal después de la revolución cubana. Y la otra, la del sector oligárquico, la de Olama y Mollejones, donde los organizadores 54 Despachos del embajador de España en Managua, Enrique Beltrán y Manrique. Junio y julio de 1959. AMAEX, R-5435-14. 55 Despachos del embajador de España en Washington, José María de Areilza, 8 de junio de 1959. AMAEX, R-5435-14. 56 Nolan, D., Ob. cit., p.29. 57 Zimmermann, M., Ob. cit., p. 84.
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habían actuado por primera vez por sí mismos. Antes, en la etapa de las antiguas tradiciones montoneras del viejo Emiliano Chamorro, los jefes, conservadores o liberales, tenían sus escaramuzas o enfrentamientos enviando a la lucha a jóvenes residentes en sus haciendas, pero ellos no iban personalmente. La primera vez que lo hicieron los propios sublevados fue en esta ocasión de Olama. Este episodio, junto con el atentado frustrado de abril de 1954, cerró las puertas al tipo de revueltas armadas que se habían dado hasta ese momento. Los sectores de la burguesía que antes habían financiado estas acciones, dejaron de hacerlo y no se volvieron a enfrentar hasta 1977, cuando la posición de la dictadura se hizo insostenible. A partir de Olama y Mollejones, la burguesía nicaragüense hizo múltiples esfuerzos por entenderse con la dictadura y el espacio de la oposición quedó abierto a la formación de movimientos armados de izquierdas. En el FSLN se pensaba, incluso, que la desaparición de Somoza por cualquier método no convenía a las fuerzas de izquierda porque alejaría la posibilidad del desarrollo efectivo de las acciones revolucionarias. La dictadura salió momentáneamente fortalecida, tanto por el fracaso de El Chaparral, como por el de Olama y Mollejones, y empezó a pregonar la invencibilidad de la Guardia Nacional. Pero pronto Luis Somoza tendría que dedicar toda su fuerza a combatir a la guerrilla, a la vez que, siguiendo el ejemplo de su padre, se propuso captar a los conservadores a través de los pactos. 3. La moViLizacióN estudiaNtiL: La represióN de “Los peLoNes” de LeóN Dos meses después, el movimiento estudiantil de la universidad de León quiso manifestarse, con un cariz politizado por primera vez, el 23 de julio de 1959. El precedente de la movilización había sido un hecho significativo del año 1958: el logro de la autonomía universitaria, tras el nombramiento de Mariano Fiallos como Rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). Fiallos había tomado posesión de su cargo el 6 de junio de 1957, nombrado por el propio Luis Somoza, que jamás imaginó que el nuevo Rector no cejaría hasta lograr la deseada autonomía. Carlos Fonseca Amador, que era entonces un estudiante de Derecho en la facultad de León y que dirigía su órgano de prensa oficial, El Universitario, era también uno de los líderes que habían luchado por la autonomía, junto a otros estudiantes como Humberto Obregón Aguirre, Joaquín Solís Piura, Alejandro Serrano, Fernando Gordillo y Manolo Morales. Sus esfuerzos dieron resultado y el 27 de marzo de 1958, La Gaceta oficial publicó el decreto presidencial donde, por fin, la autonomía universitaria era un hecho y culminaba una etapa de demandas de más de veinte años. Sin embargo, el logro de la autonomía no llegó acompañado de la paz y ya en ese año se dio una primera manifestación en protesta por la invitación que se había hecho a Milton Eisenhower, hermano del presidente Dwight D. Eisenhower, para visitar la universidad58. 58 Milton Eisenhower era en aquel entonces Director de las tres principales universidades norteamericanas: la de Kansas, la de Pensilvania y la Johns Hopkins. Visitaba Nicaragua, como delegado de su gobierno, para recibir un título honorífico que le otorgaba la Junta de la Universidad.
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Al año siguiente, en 1959, los estudiantes de esa misma universidad serían víctimas de una acción represiva contra ellos que intensificaría la oposición a los Somoza: el ataque de la Guardia a la manifestación de los pelones. El motivo de la concentración estudiantil era una tradición de los estudiantes de León que celebraban el carnaval a principios de curso, en el que se disfrazaban y se exhibía a los novatos, rapados, de donde provenía el apelativo de pelones. Pero, en esa ocasión, a instancias de dos de ellos, Fernando Gordillo y Manolo Morales, la fiesta se convirtió en un motivo de reivindicación política y solidaridad por las recientes muertes ocurridas en El Chaparral59. Los estudiantes de la universidad de León salieron en manifestación y la Guardia disparó contra ellos con un saldo de cuatro muertos y un número indeterminado de heridos. Como en otros casos, referidos a enfrentamientos entre guerrilleros y Guardia Nacional, también con respecto a este hecho existen dos versiones de lo ocurrido: una breve narración del semanario del FSLN, Visión Sandinista y otra mucho más extensa en el Informe de la Junta de Información de la Guardia Nacional de León, con su propia narración de los hechos. 3.1. la vErsión dE “visión sandinista” “Esa tarde, el alegrísimo carnaval estudiantil, con el desfile de ‘los pelones’, tendría una connotación política y de protesta por los acontecimientos de El Chaparral”60. Así daba comienzo la noticia en el semanario Visión Sandinista, para pasar seguidamente a explicar lo ocurrido aquel inusual comienzo de curso, el 23 de julio de 1959. Semanas antes, los estudiantes habían intentado ya ofrecer una misa por los muertos de El Chaparral en el templo de El Calvario, pero la Guardia, bajo el mando del mayor Anastasio Ortiz, les había impedido la entrada. Los estudiantes contaban con un liderazgo fuerte procedente de la lucha que se había estado llevando en esos años por la autonomía universitaria. Entre ellos estaban Fernando Gordillo, Francisco Buitrago, Jorge Navarro, Luis Felipe Pérez, Humberto Obregón, Alfonso Robles, Natasha Mena, Manolo Morales Peralta y Eduardo Conrado, liderados por Joaquín Solís Piura, quien se daría a conocer más tarde por denunciar al mundo los planes de invasión a Cuba por parte de los mercenarios de Playa Girón. Las versiones de ambos, estudiantes y Guardia, como es habitual, no coinciden y, básicamente, se diferencian en que los estudiantes acusaron a la Guardia de haber disparado sin avisar y la Guardia acusó a los estudiantes de haberla Los estudiantes se opusieron y no llegó a pisar el edificio. 59 Blandón, J. M.: “A 47 años de masacre estudiantil”, El Nuevo Diario, Managua, 30-7-2006. 60 Los ánimos estaban caldeados porque la ciudad entera, y especialmente la universidad, se habían estremecido ante la masacre del campamento, especialmente porque creían que Carlos Fonseca Amador, herido de bala en un pulmón, había resultado muerto. El estudiante Manolo Morales lo había comunicado así, casi llorando, en el atrio de La Merced, durante la manifestación en memoria de los caídos. Sólo más tarde se sabría que no era cierta la noticia.
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provocado. Sin embargo, la Guardia no pudo disculpar su actuación, a la vista de numerosos testigos, más que atribuyendo los disparos a una confusión de los guardias rasos. Sintetizando ambos informes, expondremos a continuación, el desarrollo de los hechos que se deduce de ambas versiones. El FSLN publicó en Visión Sandinista las declaraciones de los estudiantes y testigos a los que pudieron consultar. Según el estudiante Fernando Gordillo, ellos habían querido eliminar el “bufonesco carácter acostumbrado” del desfile y habían acordado que fuera en silencio y vestidos de luto por la masacre reciente de “El Chaparral”. La marcha no había tenido un itinerario fijado, pero más tarde se decidió que fuera hacia el barrio de Sutiaba, que se había escogido por su probada disposición a la lucha antisomocista. Partiendo de allí, no habían avanzado mucho cuando vieron aparecer a los primeros guardias. El ex-alcalde de León, Luis Felipe Pérez, confirmando la versión de Fernando Gordillo, añadió que ambos grupos, Guardia y estudiantes, se habían detenido frente a frente para dialogar. Dijo que los estudiantes habían estado discutiendo con el mayor Anastasio Ortiz, excitados, pero no de forma violenta y, al final decidieron que todos darían un paso atrás y se retirarían, unos a la Universidad y, otros, a su cuartel. El ex-alcalde recordó que el Mayor Anastasio Ortiz les había dicho, entre sereno y burlesco, que él esa tarde tenía orden de disparar. La marcha estudiantil se estaba retirando a la universidad, cuando le llegó la noticia de que se había detenido a varios estudiantes de derecho en otra parte de la ciudad, entre otros, a Eduardo Conrado e Iván Mendieta. Ante ese hecho, la manifestación decidió formar una comisión que fuera a solicitar la excarcelación de los dos detenidos y, una vez constituida la comisión, los estudiantes se dirigieron hacia el Comando de la Guardia de León, con banderas de Nicaragua y de la UNAM. Pero al poco tiempo, en la esquina Oeste del Club Social de León, apareció el pelotón de la Guardia y uno de ellos, procedente del cuartel, corrió a decirle algo al mayor Ortiz, que, levantó un brazo y dio comienzo el lanzamiento de gases lacrimógenos. Enseguida se produjo el desconcierto y los estudiantes emprendieron la retirada, pero, cuando la multitud huía de espaldas, la Guardia disparó. Algunos testigos afirmaron haber visto que los guardias se habían tendido en el suelo y habían disparado con fusiles automáticos Browning, mientras los oficiales lo hacían con subametralladoras. Todo había ocurrido con una gran rapidez y, momentos después, había más de 100 heridos, 45 de ellos graves, y 4 estudiantes muertos. Las emisoras de radio empezaron a pedir por todo el país sangre para transfusiones y, días después, los leoneses, indignados, llegaron a prender fuego a la casa del mayor Anastasio Ortiz”61.
61 Visión Sandinista. Declaraciones de estudiantes y de el ex-alcalde de León Luis Felipe Pérez. Archivo de la Nación (en adelante, A.N.). Fondo Guardia Nacional, Caja III-Exp. 33-1.
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3.2. la vErsión dE la junta dE inFormación dE la guardia nacional La versión del jefe del comando de León —jefe de policía—, el mayor Anastasio Ortiz, difiere mucho de la anterior y empieza su declaración afirmando que el jueves 23 de julio de 1959, no había habido un tal desfile de pelones, como el de todos los años, sino que los estudiantes no iban rapados como había sido costumbre, sino vestidos con pantalón oscuro, camisa blanca y corbata negra y las mujeres, también llevaban vestidos oscuros. Según él, los estudiantes habían empezado por no cumplir con la ruta pactada para la manifestación, pues habían salido de la universidad a las 3 de la tarde en dirección al Sur y, a la altura de la farmacia Portocarrero, él les había salido al paso, acompañado del Subteniente René Barberena y de 20 alistados más, y les había conminado a que no pasaran al parque —a lo que ellos previamente se habían comprometido—, pero habían desobedecido la orden. Según su versión, la manifestación insistió en pasar haciendo burla de los guardias, azuzada por algunos estudiantes exaltados y por los señores Ricardo Argüello Peñalba y Noel Guerrero, que no eran estudiantes. Después de dialogar con la Guardia unos 30 minutos, los manifestantes acordaron que retrocederían, pero al poco tiempo regresaron y golpearon a un hombre al que creyeron Guardia, aunque en realidad era un ex-auxiliar, de nombre Enrique Martínez, que pasaba por allí por asuntos personales. Ése fue el motivo por el que varios alistados detuvieran a unos 20 estudiantes, a los que llevaron al Comando de la Guardia de León. Cuando se conoció la detención, se presentó en el Comando una comisión formada por cuatro estudiantes que habían solicitado permiso para hablar con el Comandante, en demanda de libertad para los detenidos. El Comandante les prometió que soltaría a todos en cuanto se disolvieran y hasta el presidente del Centro Universitario, Joaquín Solís Piura, les había arengado también para que se disolvieran porque ya tenían la palabra del comandante, pero, aún con esa promesa, ellos no lo hicieron y la comisión volvió al encuentro de la manifestación. Después de que pasaron otros 30 minutos sin acatar la recomendación, el comandante coronel Juan César Prado, desde el balcón de su oficina, dijo al raso Pedro Silva que comunicara al Mayor Ortiz la orden de lanzar al aire dos bombas lacrimógenas. El raso intentó cumplir la orden, pero como no pudo pasar, le trasmitió el recado al cabo Toribio Obando V., que la pasó a su vez al mayor Anastasio Ortiz y éste al subteniente René Barberena, que fue el que lanzó seis bombas lacrimógenas a la manifestación. El drama llegó, cuando, a la vez que los gases, sin que nadie pudiera evitarlo, los alistados empezaron a disparar sus armas y, aunque los oficiales inmediatamente dieron el alto al fuego, ya se habían disparado cerca de 60 cartuchos, según ellos, sin ninguna orden superior. El tema de los disparos sin ninguna orden fue el punto de principal discrepancia porque la población no creyó que unos guardias alistados, de la tropa, se fueran a atrever jamás a disparar sin una orden superior. Se dijo que nada así ocurría en la Guardia Nacional y que la disciplina militar lo impedía absolutamente.
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A consecuencia de los disparos, resultaron cuatro jóvenes muertos: Eric Ramírez, de Chichigalpa, José Rubí, de El Viejo, Mauricio Martínez, de Chinandega, y Sergio Saldaña, de León y hubo, además, en su versión, 39 personas heridas entre estudiantes y ciudadanos. Según la Guardia, como los manifestantes, al oír los disparos, empezaron a huir en dirección Norte, la mayoría de los muertos y heridos habían recibido los impactos por detrás. La oficialidad insistió en que había habido una confusión con los detonantes de los gases lacrimógenos, porque muchos guardias, al oírlos, habían creído que sus compañeros habían recibido orden de disparar y lo hicieron con balas. Los testigos, sin embargo, aseguraron que se había disparado a los estudiantes por la espalda cuando empezaron a huir después del lanzamiento de los gases lacrimógenos. Después, el día 27 del mismo mes, a manera de represalia, algunos estudiantes y un grupo de habitantes de León de todos los sectores sociales, habían salido otra vez en manifestación y algunos portaban armas. Habían asaltado la residencia del mayor Anastasio J. Ortiz y la habían incendiado. Los guardias no habían podido evitarlo porque habían sido concentrados en su cuartel precisamente para evitar violencias similares a la del día 23. Por ello, no hubo vigilancia y pudo producirse el incendio. El mayor Ortiz y el Subteniente Barberena afirmaron estar casi seguros de que el día 23, el Comandante ni se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo porque no había salido de su oficina. En opinión de los dos altos mandos, había habido mucha desorganización a la salida de los oficiales y los alistados. El subteniente René Barberena, que actuaba de Oficial Mayor de Campo, dijo que él sólo había dicho al Teniente Gastón Cajina que le tuviera preparada a la Guardia, pero que los alistados ni habían sido instruidos en lo que debían hacer, ni tenían un oficial al frente. Se había reclutado ese día a unos 40 hombres de diferentes servicios y únicamente habían recibido la orden de no disparar62. Según las declaraciones de la Guardia Nacional, la Junta de Información, que se constituyó para la investigación de los hechos, había intentado averiguar con exactitud lo ocurrido, pero en un acto de rebeldía, los estudiantes y otras muchas personas no se habían prestado a colaborar y no había sido posible obtener declaraciones de testigos. Incluso, el Centro Universitario, por medio de sus portavoces, los estudiantes Manuel Morales y Joaquín Solís Piura, había comunicado a la Guardia que no autorizaba a ningún estudiante a declarar ante la Junta de Información. Por ello, después de la reconstrucción de los hechos que se había podido hacer, sin haber podido interrogar a testigos, la Junta llegó a tres conclusiones: 1. Ni el jefe de policía de León, mayor Anastasio J. Ortiz, ni el subteniente Barberena, habían actuado con la energía necesaria para disolver la manifesta62 De nuevo, este particular fue muy rebatido: no se consideró verosímil el hecho de que se hubiera advertido a la Guardia que no disparara, y que lo hubiera hecho, sin ninguna orden oficial posterior.
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ción sin necesidad de llegar al trágico desenlace. Y, lamentablemente, no se había podido averiguar quiénes habían sido los alistados que dispararon a personas y quiénes dispararon al aire. 2. Se consideró responsables a algunas personas ajenas a la universidad y a algunos estudiantes exaltados, que azuzaron a los demás estudiantes contra las autoridades. A los alistados que efectuaron los disparos sin ninguna orden, pero después de tres horas de tensión por el amotinamiento y los insultos, los excusó porque habían podido confundir las detonaciones de las bombas lacrimógenas, que eran nuevas, con el sonido de los disparos. En opinión de la Junta, los alistados debieron creer, en tal ambiente de violencia, que estaban siendo atacados, por parte de la manifestación, con armas de fuego cortas y quisieron defenderse. 3. Se consideró también responsables a los que se habían reunido ilegalmente dentro de la zona militar señalada como prohibida para el desfile y a todos los que habían participado en el asalto a la casa del mayor Anastasio J. Ortiz, que habían cometido “delito de asonada”63. En consecuencia con todo lo anterior, la Junta de Información dio por concluida la investigación con las siguientes recomendaciones: que fueran retirados de sus cargos el comandante coronel Juan César Prado, el jefe de la Policía, mayor Anastasio J. Ortiz, el subteniente René Barberena, y todos los alistados que habían tomado parte en los sucesos. Que se procediera a retirar el Comando de la Guardia Nacional del sitio donde estaba y se trasladara a otro más alejado de la plaza. Que se designara a un cuerpo de policía bien entrenado y equipado, con miras a que en el futuro se comprendieran policías y estudiantes. Para ello, se debía desarrollar una campaña de civismo encaminada a armonizar a las dos instituciones que tenían que estar permanentemente en la vida de la Nación: la Guardia Nacional y la universidad. Que se constituyera un Consejo de Guerra para juzgar a todos los responsables, después de una exhaustiva investigación que dirimiera las responsabilidades. Que, si eso no posible, dado lo complejo de los hechos, por la cantidad de personas implicadas, se debería dar por terminado el asunto mediante un sobreseimiento que, a manera de amnistía o indulto, liberara a todos de responsabilidad64. En esas conclusiones de la Junta de Información se hizo bastante evidente que, pese a que tratara de disculpar a sus hombres, tenía conciencia de su responsabilidad por el incumplimiento de sus fuerzas y no acertó a dar una justificación creíble de la decisión de disparar y de que la intervención de los guardias hubiera terminado con muertos y heridos. Que la Junta dijera que los alistados pudieron confundir las detonaciones de las bombas lacrimógenas con el sonido de los dis63 No respetar la prohibición había violado el artículo 12 de la Ley de 11 de marzo de 1924. Atacar la casa del Mayor, el artículo 160 del Código Penal. 64 El Informe de la Junta se firmó a las 11 horas del 17 de septiembre de 1959, por José María Escobar M., Coronel de la Guardia Nacional, Miembro Superior, Francisco Buchting, Mayor de la Guardia Nacional y Julio Gutiérrez R., Mayor de la Guardia Nacional. A.N., Fondo Guardia Nacional, Caja III-Expediente 33-2.
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paros, indignó a la población porque demostraba una falta total de profesionalidad por su parte y, más aún, si habían respondido con fuego de balas. El informe sobre los hechos fue una nueva decepción para la ciudadanía y la imagen de la Guardia salió muy perjudicada. Después de muchos años, el 23 de julio de 2002, el periodista J. Salomón Manzanares Calero entrevistó para el Nuevo Diario a una participante en aquélla manifestación, Fantina Palma, en aquel entonces una niña de trece años. Ella contó su experiencia de la siguiente forma: “Cuando nosotros llegamos al parque, yo vi apostada a la Guardia en tres filas. Una primera, de los que estaban acostados en el suelo, una segunda, poniendo la rodilla en el suelo y una tercera, que estaba de pie. Entonces, el mayor Anastasio Ortiz dio la señal para dispararles a los estudiantes, pues se quitó el puro de su boca y lo bajó y ahí fue cuando comenzaron a disparar. Llegará hasta el último día de mi vida y nunca lo voy a olvidar, siempre voy a escuchar el tableteo de las metralletas y de todo tipo de detonaciones. Luego comencé a ver que todos mis compañeros venían cayendo unos encima de otros y la sangre corría como agua por la calle, los lamentos de las madres, los gritos de los universitarios, los ruidos de los disparos, el gas asfixiante de las bombas lacrimógenas. Yo fui la última en caer porque cuando yo me iba cruzando la calle para salvarme, el Guardia me vio y dijo, ‘faltabas vos hija de la gran P., aquí te va’. Y yo caí. Sentí el impacto de la bala que me suspendió y luego rodé. Ahí perdí el conocimiento”65.
Aunque algunos creyeron que el Mayor Anastasio Ortiz había dado la “señal en clave” de disparar, quitándose el puro de la boca, Somoza no hubiera permitido que Anastasio Ortiz, un miembro de la oligarquía militar, hubiera dado esa orden, que le hubiera implicado inevitablemente a él. Más fiable es la versión de que el responsable fuera el subteniente Barberena, que estaba al mando del pelotón. Testigos presenciales aseguraron haberle visto de rodillas dando la orden de fuego al resto de los guardias que se situaron, igualmente, rodilla en tierra. Y, según el Código Militar, nadie se arrodillaba sino era para disponerse a disparar. Otros expresaron los hechos diciendo que “la Guardia disparó a los estudiantes a mansalva y la sangre corría por las cunetas”. Después de los primeros disparos, los allí presentes dijeron que habían tenido la certeza de que había orden de disparar a quien se moviera. Hubo varios mutilados, como el profesor universitario Gonzalo Alvarado, que pedió una pierna y numerosos heridos, además de los cuatro muertos. Por ello, cuando el líder estudiantil Fernando Gordillo quiso avanzar con la bandera, le convencieron de que se retirara a la universidad para evitar una tragedia mayor66. 65 “Testimonio de un reportaje realizado para la radio, elaborado en la Universidad Centroamericana en 1999”. Nuevo Diario, Managua, 23 de julio de 2002. 66 Entrevista de la autora a Ernesto Castillo. Managua, 2009.
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El episodio de los pelones puso de manifiesto el apoyo de los estudiantes a los guerrilleros, ya que ése había sido el inicio de su protesta, pero su fracaso influyó en la decepción de la juventud, que veía que no se conseguía nada ni por la vía armada —Olama y Mollejones y El Chaparral—, ni por la vía pacífica, con manifestaciones como la suya. Del mismo modo, quedó patente el tipo de explicaciones de la Guardia, tras sus investigaciones, que se repetiría en adelante en muchas ocasiones y con los mismos pasos: que el conflicto se había iniciado por parte de los protagonistas de las protestas, que habían provocado a los guardias y que entre la Guardia había habido malentendidos en las órdenes dadas. En cualquier caso, el resultado de muerte en ésta y otras ocasiones, no hacía más que incrementar el descrédito de las fuerzas del orden de la dictadura. 3.3. las rEaccionEs dE protEsta Los hechos de León provocaron una reacción de solidaridad generalizada con los manifestantes, que comenzó con la protesta formal del Rector de la universidad, Mariano Fiallos, enviando un telegrama a todos lo periódicos en los siguientes términos: “Afirmo enfáticamente que los horribles sucesos del día 23 en esta ciudad constituyeron un asesinato ejecutado por la espalda contra jóvenes estudiantes indefensos que huían de las bombas de gases lacrimógenos, que se arrojaron previamente, y que son culpables de tan horrible crimen tanto oficiales como soldados de la Guardia Nacional, que por acción u omisión tomaron en él participación, directa o indirectamente”67.
Asimismo, declaró que había enviado ese telegrama de repudio a todos los diarios de Managua, pero que no pudo ser publicado en La Prensa porque fue censurada el día 27. Sin embargo, el diario del régimen, Novedades, le había hecho una entrevista telefónica, tergiversando después gravemente sus palabras, por lo que le acusaba y protestaba enérgicamente. El diario había escrito, entre otras cosas, que el Rector había dicho que lo acontecido había sido el resultado de “una psicosis de grupo motivada por los sucesos de Olama y Mollejones” y que “los estudiantes, jactanciosos y algo temerarios, podían llegar a tener actitudes agresivas”, lo que fue negado rotundamente por el Rector68. La información de este hecho llegó, como era habitual, al Ministerio de Asuntos Exteriores de España a través de la Embajada de España en Managua. El embajador, Enrique Beltrán y Manrique, dio cuenta también de otra reunión que habían tenido todos los embajadores de Europa en la Embajada española, en la que habían considerado de suma importancia la manipulación de las palabras del Rector, así como la situación que se había creado en el país, donde seguían las movilizaciones de protesta contempladas por guardias dispuestos a disparar, y 67 Telegrama del Rector de la UNAN, Mariano Fiallos. AIHNCA, LSD-041. 68 Novedades, Managua, 27 de julio de 1959.
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donde “no se encontraba una persona que hiciera causa común con el gobierno en ese desdichado asunto”69. La prensa de El Salvador y Costa Rica reflejó también las reacciones ante los sucesos. En El Salvador, la oposición manifestó que Eisenhower no reaccionaría porque había comprado la lealtad del Gobierno de Nicaragua, dado su posicionamiento anticomunista. Pero aconsejaba a los países centroamericanos —El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica—, que iban a celebrar una reunión de la OEA en Chile, que expulsaran de la organización a Nicaragua porque no se podía invocar la no intervención para un régimen que estaba al margen de todas las normas éticas y jurídicas reguladoras de los actos de los Estados civilizados. La embajada de Nicaragua en El Salvador fue ocupada por estudiantes salvadoreños en protesta por lo ocurrido a los estudiantes nicaragüenses y el embajador de Nicaragua pidió protección a la cancillería salvadoreña, pero lo hizo sólo de palabra y no se atrevió a presentar una protesta oficial. También desde Costa Rica se informó que un sacerdote norteamericano, el padre Marck A. Hurley, había declarado allí que él estaba en Nicaragua cuando se produjeron los hechos y fue testigo directo de los mismos. Aseguró haber visto cómo la Guardia disparaba contra los manifestantes que iban desarmados, y que él había dado la absolución a los muertos, cuando terminó el tiroteo. Acusó a EE.UU. de ser responsable de esa matanza por sus relaciones demasiado amistosas con los Somoza. La presencia del Padre Marck A. Hurley en Nicaragua fue confirmada por numerosos manifestantes, que hasta concretaron que se encontraba en la acera de doña Consuelo de Castro Wasmer. Asimismo fue corroborada, de un modo oficial, por el Obispado de la Diócesis de León, que emitió un comunicado lamentando la muerte de los universitarios que dijo que se había producido “sin causa justificada y de manera sorpresiva”70. Las muertes de León tuvieron repercusiones, incluso después de un año, cuando el 23 de julio de 1960 los estudiantes celebraban el aniversario de la manifestación, junto al de de la revolución cubana. Pretendieron colocar una placa conmemorativa en honor de los caídos el año anterior, y celebrar una misa en la capilla del Hospital General de Managua. Pero poco antes de empezar la misa, se presentó la Guardia Nacional y empezó a golpear tanto a los allí reunidos, como a los propios enfermos del hospital. Se produjo entonces la muerte de un estudiante, Julio Oscar Romero, y la de otro, Ajax Delgado López, en las cárceles de La Aviación, por lo que los estudiantes se manifestaron de nuevo por toda la ciudad tratando de alcanzar la Avenida Roosevelt, donde querían colocar la placa. El pueblo entero reaccionó durante el entierro destruyendo establecimientos comerciales y quemando vehícu69 Despacho de la Embajada de España en Managua. AMAEX, R-5435-14. 70 El Diario de Hoy, 28-29 de julio de 1959; La Prensa Gráfica, 28 de julio de 1959. Comunicado del Obispado y Clero de la Diócesis de León ante los graves sucesos del 23 de julio. AMAEX, R-5435-14.
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los, y en otro enfrentamiento con la Guardia, hubo de nuevo heridos y detenciones, muriendo incluso otro estudiante de quince años que estaba impedido71. La Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN) siguió con las protestas durante varios meses por el estudiante muerto y contra el acoso del gobierno nicaragüense a los diplomáticos cubanos. También solicitaron el cambio de nombre de la Avenida Roosevelt en Managua por Avenida Sandino. Las movilizaciones, desde el 23 al 25 de julio, no sólo se dieron en la capital, sino también en las áreas rurales aledañas a Managua, e incluso, en Matagalpa y Carazo72. En el breve espacio del gobierno de Luis Somoza quedaron sistematizadas las bases de lo que sería el último período de la dictadura hasta su derrota definitiva: el final de la estrategia populista, la intensificación de la política represiva y el mantenimiento de los pactos con la oposición legal. En los años siguientes, las protestas estudiantiles continuarían sin tregua por los más diversos motivos siendo las más destacables las motivadas por la permanencia en la cárcel de los presos políticos. 4. de rÍo coco a ziNica: Los iNicios de La guerriLLa eN La moNtaña En la década de 1960, la existencia de auténtica pobreza que soportaban los campesinos de las zonas Norte y Oeste del país les fue impulsando a sindicarse y, como consecuencia, a aparecer como subversivos y a atraer hacía sí una mayor represión en el campo. Los sindicatos eran oficialmente legales en Nicaragua, pero ateniéndose al Código de Trabajo de 1944, estaban permitidos en la ciudad, pero prohibidos en el campo, por lo que se fichaba y perseguía a los que se sabía que militaban en ellos, como fue el caso de uno de los primeros dirigentes campesinos, Bernardino Díaz Ochoa, que terminó detenido, torturado y muerto. Si no se encontraba a los hombres, se interrogaba a las mujeres, solas con los hijos, sobre el paradero de los maridos huidos y si la respuesta de ellas era el silencio, la de la Guardia era la tortura y la violación. Ese fue el destino de muchas campesinas que fueron un inestimable soporte de la guerrilla. Ese campesinado maltratado había empezado a incorporarse también al partido Socialista y muchas de sus mujeres a la Organización de Mujeres Democráticas. Ese comienzo de la organización del campesinado, junto con la marcha de los primeros guerrilleros a la montaña, dio lugar al incremento de las incursiones y control de la Guardia Nacional, pero también acercó a guerrilleros y campesinos. Éstos recibían en sus casas, cada vez con más frecuencia, a los miembros del Frente Sandinista a los que ayudaban en todo lo que podían y, poco a poco, muchos de ellos fueron entrando a formar parte del Frente. Se unían a la guerrilla en los campamentos de la montaña o les procuraban comida y algún reposo momentáneo en sus casas, sin delatarles ante la Guardia. 71 En esa ocasión fue detenida por primera vez Doris María Tijerino y puesta en libertad después por ser hija de militar por el teniente Nicolás Valle Salinas, el mismo que la detendría de nuevo el 22 de enero de 1967. Tijerino, D., Ob. cit., p. 28. 72 AIHNCA, LSD-041.
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La formación de ese campesinado analfabeto era muy deficiente a todos los niveles, pero algunos de ellos que estaban integrados en el partido socialista, junto a otros militantes o simpatizantes de la ciudad, entraron en contacto con la URSS, gracias a invitaciones o becas que el PCUS facilitaba a las juventudes del Partido Socialista. Por ese medio asistían allí a ciertos encuentros de índole política o iban a estudiar algún tiempo a Moscú, en un momento en que todavía no eran evidentes los preliminares de su estancamiento económico y posterior cuestionamiento político. Muy poco después, cuando el Pacto de Varsovia invadió Praga en 1968 y abortó los intentos de reforma en Checoslovaquia, la URSS suscitaría un repudio general, incluso de parte de los partidos comunistas de Europa Occidental73. Pero ese momento aún no había llegado y la imagen de la URSS en un país pobre como Nicaragua, tan masacrado por una dictadura apoyada por EE.UU. de forma constante, todavía se revalidaba más que en cualquier otro lugar por tener un sistema opuesto y alternativo a aquel que era cómplice de los causantes de su miseria. Así pues, la estancia de algunos de estos jóvenes nicaragüenses en Moscú y el contraste con lo que conocían, les produjo un impacto sumamente positivo y tuvo importantes consecuencias en su vida. Gladys Báez, la primera mujer que llegó a la montaña para quedarse, fue enviada por el partido socialista a un Congreso de Mujeres que se celebró en Moscú. Procedente del pueblo de Juigalpa, se referiría después a ese viaje, consciente de lo extraordinario del hecho, diciendo “fui a la URSS sin conocer Managua”. De allí regresó entusiasmada con lo que el Congreso de Moscú le había aportado y dijo que había aprendido más en esos días que anteriormente en años74. Pero ese viaje le costó un alto precio ya que, a su regreso a Nicaragua, el sacerdote de su pueblo la excomulgó, por lo que la gente dejó de comprarle en la venta de la que vivía y de hacerle encargos de costura, que era con lo que complementaba su sustento. Más tarde, gracias a que empezó a visitar a enfermos hospitalizados y se ofreció para transmitir mensajes suyos del hospital al pueblo y a hacer pequeños favores a los familiares, poco a poco la fueron aceptando de nuevo. Esa actitud de su párroco fue una muestra del comportamiento de la Iglesia oficial más conservadora, muy enraizada en estos años en los pueblos, que rechazaba todo lo que sonaba a subversión. Así, también en 1967, cuando murió la madre del guerrillero Filemón Rivera y la llevaron a la iglesia de El Laborío de Matagalpa para el responso de difuntos, el cura dijo que no podía rezarle a la madre de un terrorista y despidió el ataúd sin responso75.
73 Ferrero Blanco, M.D.: “Las reacciones europeas a la invasión soviética de 1968”, en Flores Juberías, C.: Estudios sobre la Europa Oriental. Universidad de Valencia. Valencia, 2004. 74 Gladys Báez hizo referencia a las discrepancias que hubo entre las mujeres rusas y chinas, y vislumbró en el Congreso, pues ya había empezado en China la crítica fuerte contra la URSS. 75 Ramírez, S. (1989), Ob. cit., p.27.
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Carlos Fonseca fue otro de los primeros que fue a la URSS para participar en el Congreso Mundial de las Juventudes —celebrado en Moscú en 1957 y patrocinando por la Federación Mundial de la Juventud Democrática— y en el Congreso Sindical Mundial, organizado por la Federación Sindical Mundial. También Doris Tijerino estuvo estudiando en la URSS de 1963 a 1965, en la universidad Patricio Lumumba. Tenía sólo 18 años y únicamente logró la autorización paterna amenazando a su padre con integrarse en un grupo guerrillero si no le permitía el viaje a Moscú. Allí realizó estudios de marxismo y mantuvo una estrecha relación con Oscar Turcios, quien la convenció de la conveniencia de regresar a Nicaragua e integrarse en el Frente Sandinista. Oscar Turcios regresó en 1964 y ella en 1965, tras un matrimonio y el nacimiento de su primer hijo76. Otra experiencia de una visita a Moscú, por un tiempo prolongado, fue la del jefe de la montaña, Henry Ruiz, el Comandante Modesto, que vivió allí su encuentro con el FSLN: …“Yo procedo del partido socialista. Como era militante, me dieron una beca porque el Partido daba esas becas a gente pobre, alguna de extracción media, para que fuera a estudiar a Moscú. Estuve solo 14 meses, en 1966-67 y en ese año me incorporo al Frente Sandinista, pero no aquí en Nicaragua, sino en Moscú, porque es allí donde me encuentro cuando en Nicaragua ocurre lo de Pancasán y allí estoy esperando la reacción de mi partido respecto a ese suceso que marca ya el resurgimiento de una fuerza que era guerrillera. Como nosotros sabíamos que la lucha legal no era posible, las juventudes del partido socialista comenzábamos a decir que habría que pasar a “la forma superior”. Y yo me encuentro con esa forma “superior” en Moscú: con el Frente Sandinista. En 1968 yo ya estoy en La Habana, listo para entrenarme y, desde ese tiempo es cuando yo me considero militante de la lucha armada que, para mí es también una concepción política de doctrina. La guerrilla no era más que un método, urbana o rural, solo es un método para enfrentar una fuerza superior. El objetivo era cómo hacer que el sandinismo creciera con el menor sacrificio de sangre posible, muertos concretamente. No se trataba de prisioneros, sino muertos, evitar muertos”77.
Una modalidad de formación muy distinta que se impartía también en la URSS era la que se ofrecía en la Alta Escuela de Estudios Políticos, mucho más exclusiva, para militantes escogidos de los partidos comunistas de Europa del Este, que podrían ser futuros líderes políticos. Uno de los invitados a esa Escuela en la década de 1950 fue el líder de la Primavera de Praga, Alexander Dubcek y es digna de mención la diferencia entre la percepción que tuvo Henry Ruiz acerca de cierta enseñanza crítica que él conoció, y la que vivió Alexander Dubcek, plena de dirigismo político: 76 En Moscú entró en relación con la guerrillera guatemalteca Nora Paíz y con otros venezolanos y cubanos que también pasaban algún tiempo allí. Ella calificó esa etapa como una de las más valiosas de su experiencia. Tijerino, D., Ob. cit., pp. 31-32. 77 Entrevista de la autora a Henry Ruiz, Managua, 2004.
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“Todo allí se estudiaba desde el punto de vista de la filosofía marxistaleninista, pero nunca pudimos estudiar objetivamente a Trotsky, Kautsky o Rosa Luxemburgo. Ni siquiera se estudiaba el movimiento cooperativista del siglo XIX en Europa y todo se atribuía a invención y creación rusa. Allí se me ocurrió en el último año comparar a Marx y Lenin y encontré que Marx era democrático y Lenin no, pero nunca lo expuse”78.
Alexander Dubcek había asistido a esa Escuela porque el PCUS enviaba allí a un grupo “prometedor” de miembros del partido, tanto rusos como del resto del mundo. Se admitía a unos 1.000 alumnos, de los que 100 eran de Europa del Este y, cuando fue Dubcek, los escogidos de Checoslovaquia fueron doce. Dubcek explicaría después que creía que él había estado incluido en la lista de los “prometedores” porque se había afiliado al Partido Comunista desde antes de la guerra, porque nunca había sido conflictivo en la fábrica donde trabajaba y porque hablaba ruso fluido ya que de 3 a 17 años había vivido con su familia en Kirguizistán y Gorka79. Por el contrario, Henry Ruiz, tuvo la inusual suerte de encontrar en la URSS maestros críticos con la situación económica y política, y dice de su experiencia: …“Allí se hablaba más críticamente de lo que se sabe y, por ejemplo, con Breznév, había círculos en los que se criticaba el ‘inmovilismo’. Entre los jóvenes más inquietos se veía a algunos políticos como al mausoleo de Lenin, como personajes de película…se criticaba que los jóvenes no tenían acceso a la información, aunque yo creo que tampoco en los países capitalistas los jóvenes tienen acceso a los lugares donde de verdad se cuecen las grandes discusiones, donde se puede presionar al sistema…se veía un gran desarrollo en las ciencias, en las exposiciones. Yo allí veía que los trabajadores tenían derechos, que había trabajo, y que la URSS en muy corto tiempo se había convertido en una potencia, a pesar de la presencia de Stalin. Porque a Stalin se le defendía porque allí había sido un poder… pero, cuando uno lee ahora la historia, todo fue a pesar de Stalin. Con el poco ruso que aprendí me lograba comunicar con los obreros y los maestros nos señalaban las dificultades que tenían, nos indicaban que debían reducir la industria militar pesada y pasar a las industrias ligeras para obtener bienes de consumo. A mí, como iba a estudiar física y matemáticas, todo me interesaba”80.
Es de suponer que la Alta Escuela de Política, el centro oficial de la pureza doctrinaria, no podía albergar a quienes tildaran a los políticos del régimen de “inmovilistas”, pero sí podía darse en otros ámbitos menos controlados. Y eso, a pesar de que la época de la que habla Dubcek fue la de Jrushchov —aparen78 Dubcek, A. y Hochman, J.: Dubcek, autobiografía del líder de la Primavera de Praga. Barcelona: Ed. Prensa Ibérica, 1993, pp. 94.-96. 79 Ibidem, p. 97. 80 Entrevista de la autora a Henry Ruiz, Managua, 2004.
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temente de mayor aperturismo— y la de la estancia de Henry Ruiz era ya la de Breznév, más cerrada y rígida81. El hecho es indicativo de las dificultades que tuvo Jrushchov con sus intentos de reforma —y de su reacción represiva ante la revolución húngara de 1956— así como del inevitable reconocimiento del estancamiento que se sufrió ya en la época de Breznév, en los finales de la década de 1960, que preludiaba la decadencia del sistema desde la crisis de 1973. Sin embargo, al margen de esas breves y poco significativas estancias en la URSS de algunos nicaragüenses provenientes del socialismo, la formación concreta guerrillera se dio de otras dos formas: en las pequeñas escuelas básicas de entrenamiento, donde los más avezados enseñaban a los que llegaban después, o en los entrenamientos más formales en Cuba. Con la breve formación de las escuelitas, tuvieron que enfrentar los guerrilleros las dos primeras acciones en la montaña, en 1963 y 1967. En 1963, en el “foco” de Río Coco, unos sesenta estudiantes, apenas entrenados y recién convertidos en guerrilleros, dirigidos por el coronel Santos López y Tomás Borge, atravesaron el río para apoderarse de Raití. Pero allí, después de algunos ataques a la Guardia Nacional en el río Coco y Bocay, fueron arrestados casi todos y el grupo quedó reducido a unos diez hombres. Años después, en 1967, la segunda acción se daría en agosto, en Pancasán (Matagalpa), donde Carlos Fonseca y la mayoría de los miembros del Frente establecieron un campamento guerrillero secreto, aprovechando los trabajos que el pionero Rigoberto Cruz había llevado a cabo durante tres años con los campesinos. Allí ya habían superado la idea del “foquismo” y estaban interesados en poner en práctica la estrategia de la guerra popular de China y Vietnam82. Pero la Guardia les descubrió y destruyó la escuadra de Silvio Mayorga, de unos treinta y cinco hombres, de los que murieron 1383. Entre los que se salvaron estaban Carlos Fonseca, Tomás Borge, Germán Pomares y Gladys Báez. Esta última se libró porque había tenido que ir a Managua, por enfermedad, pero sería detenida después, en noviembre del mismo año, e incomunicada durante dos meses en la Central de Policía, donde sufrió toda clase de vejaciones84. 81 Para mayor información sobre las limitadas reformas de Jrushchov, Véase: Taibo Arias, C.: “El deshielo jruschoviano”, en La Unión Soviética (1917-1981). Madrid: Ed. Síntesis, 1993. 82 Nolan, D., Ob. cit., pp. 42-52. 83 En dicha redada murieron Rigoberto Cruz, Carlos Reyna, Francisco Moreno, Fausto García, Silvio Mayorga, Oscar Danilo Rosales, Otto Casco, Fermín Díaz, Ernesto Fernández, Felipe Gaitán y Carlos Tinoco. Tijerino, D., Ob. cit., pp. 36-37. 84 Gladys Báez relató que durante su encarcelamiento en la Central de Policía, le aplicaron “chuzos eléctricos” en la cabeza y la trastornaron. Estuvo un año y medio sin poder mover la cabeza ni el brazo derecho; sufría dolores y episodios de amnesia y tuvo que retirarse a su pueblo porque no podía trabajar. Llegó a decidir tener otro hijo para que los compañeros la respetaran, pues, en su opinión, si podía tener un hijo, podía hacer cualquier cosa. Lentamente se fue recuperando y colaboró en la gestación de AMPRONAC. Randall, M.: Todas estamos despiertas. México, Siglo XXI, 1980, pp. 222-225. El título de M. Randall se debe a un episodio vivido por Doris Tijerino la última vez que fue capturada en abril de 1978: estando presa oyó por la radio que su compañero había caído. Ante la noticia, le preguntó a otra compañera presa, que también tenía una radio -Rosa Argentina
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Según las apreciaciones de la Guardia Nacional, Pancasán fue el primer aviso importante que dio el FSLN desde el punto de vista militar. La Guardia, que no contaba todavía con unidades de contrainsurgencia, tuvo que organizar rápidamente patrullas con personal de diversas unidades y sólo después de varias semanas pudo neutralizar al foco guerrillero. El resultado final se debió a que los nuevos entrenamientos para oficiales y cadetes de la Escuela de las Américas de la Zona del Canal, empezaban a dar sus frutos y el FSLN tuvo en esa acción sus primeras bajas importantes en Danilo Rosales y Silvio Mayorga85. La Guardia Nacional se sintió fuerte tras su victoria en Pancasán y la dictadura no desperdició la ocasión para adularla y difundir su versión sobre la resistencia guerrillera. Cuando las tropas regresaron a Managua, su jefe, Anastasio Somoza Debayle, felicitó a sus mandos, los capitanes Edmundo Meneses y Gustavo Medina, por su patriotismo y su victoria, en un discurso que precedió a la concesión de una semana de permiso, como premio a su hazaña. En su alocución, y haciendo una síntesis de su discurso, el presidente se definió a sí mismo como “gobernante electo en comicios justos, libres y honestos” y se refirió que los jóvenes a los que habían combatido como muchachos engañados por Fidel Castro, que era un títere del comunismo, y que no tenía otro deseo que esclavizar a América, como ya lo estaba haciendo en Cuba. Felicitó a los guardias por haber garantizado la seguridad y la paz del campesinado, a los que no habían ido a combatir, sino a liberar de los engaños de los delincuentes entrenados en La Habana. Agradeció también los servicios de su cuerpo médico, que había trabajado en esas zonas con tantas dificultades por la escasez de rutas y caminos —algo que había estado en su agenda como una prioridad a resolver—, así como la asistencia técnica de todo tipo y bancaria, para que esos campesinos siguieran disfrutando de libertad y mejoraran su nivel de vida. Por último, mencionó que, antes de que llegaran a Nicaragua los españoles, los caciques nicaragüenses eran elegidos popularmente, por lo que “nadie tenía que enseñarles a los nicaragüenses nada sobre la forma en que se elige a un líder”86. El discurso es un buen ejemplo de la manipulación habitual de Anastasio Somoza en sus arengas a la Guardia Nacional, además de un elemento de propaganda para aquéllos que pudieran haberlo oído o tuvieran conocimiento de él. La interpretación de la actividad de la Guardia en sus acometidas en la montaña era de una falsedad absoluta, así como la existencia de cuidados médicos o la intención de establecer bancos, o atención médica o vías de comunicación con las Ortiz- si estaba despierta. Cuando ella le contestó desde su celda que sí, supo que ya había oído la noticia. Y entonces, otra compañera -Margine Gutiérrez- le contestó desde otra celda “todas estamos despiertas”. Doris Tijerino dijo que había sido el apoyo más fuerte que había recibido en esos momentos. La frase fue elegida por M. Randall para el título de este libro de testimonios de las mujeres nicaragüenses. 85 Pérez, J. (2004), Ob. cit., p.56. 86 Discurso del General Anastasio Somoza Debayle al regreso de las tropas que combatieron a las guerrillas del Norte. 1967. AIHNCA, ASD-O10.
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ciudades del Sur para mejorar la vida de esa población. El campesinado mísero de esas latitudes sólo tenía con la Guardia una relación de temor tanto a la represión, como a los robos y pérdidas de sus bienes, algo que tanto jefes de la Guardia como tropa sabían, pero que se disfrazaba hacia el exterior como mantenimiento de la paz y el orden. La verdad era muy otra y de ello existen múltiples manifestaciones de las que se dará cuenta a lo largo de este trabajo. El Estado Mayor de la Guardia, después de Pancasán, anunció que había desarticulado totalmente al movimiento armado y, en efecto, allí murieron líderes sandinistas y fueron muertos y encarcelados decenas de campesinos, entre ellos varios miembros de las familias Martínez, Ramos y Moncada. De la familia Martínez habían sido también torturadas y violadas varias mujeres y se sucedieron ataques brutales a muchas otras muchas sin tener en cuenta ni siquiera sus edades87. El FSLN empezó a organizar otro grupo con los campesinos supervivientes de la masacre de Pancasán, entre los que estaban Carlos Fonseca Amador, Tomás Borge, Germán Pomares y Gladys Báez, grupo del que nacería después la Columna Pablo Úbeda88. También en 1968 subió José Benito Escobar a la montaña y, a finales de 1969, fue cuando creó la base de apoyo de la Zona Norte, concretamente la de Waslala, bajo la dirección de Oscar Turcios. Ésa sería la base guerrillera de Zinica, al norte de Matagalpa y Jinotega, que sería desmantelada también al año siguiente cuando llegó la Guardia Nacional. La irrupción de la Guardia en Zinica ocasionó otro de los trágicos episodios de esos años, después míticamente recordado, que fue el de “las mujeres del Cuá”, llamado así por haberse dado en el municipio Cuá-Bocay, del Departamento de Jinotega. Esas mujeres eran un grupo de campesinas originarias en su mayoría de Kuskuwás, del Departamento de Matagalpa, que habían estado apoyando a los sandinistas desde los inicios de la actividad guerrillera, dándoles cobijo y formando una especie de servicio de inteligencia que facilitaba sus labores logísticas, como la transmisión del correo, la intendencia y la ocultación de guerrilleros. Fueron, entre otras, Petrona Hernández (de seudónimo Amanda Aguilar), sus sobrinas Laurelia, Emelina, Martina, Cándida María González Donaire, Julia y Angelina Díaz Aguilar, su nuera89. Petrona, a la cabeza de ellas, era la veterana 87 La matanza de la familia Martínez se registró como el caso nº 1688, presentado a la Comisión del Congreso de los EE.UU., por el P. Fernando Cardenal, el 15 de agosto de 1976. 88 La “Columna Pablo Úbeda” se llamó así en memoria de Rigoberto Cruz, que fue quien comenzó la movilización en la montaña, y que utilizó ese seudónimo desde 1963 a 1967. 89 Petrona Hernández se llamaba realmente María de la Cruz, y su alias era Amanda Aguilar, nombre por el que fue mucho más conocida. Era una anciana centenaria que había sido cocinera del general Sandino. El resto de las mujeres fueron Cándida Martínez, Martina González Hernández, Aurelia Hernández, Facunda Catalina González, Natividad Martínez Sánchez, María González Hernández, Facunda Catalina González Díaz, Ángela Díaz, Luz Marina Hernández, Apolonia González Romero, Esperanza Hernández García y Natividad Martínez. Y fueron hechas prisioneras Matilde Hernández, María Venancia Aguilar, Luz Amanda Aguilar, Benigna Mendiola, la esposa
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del grupo, que protegería y ayudaría a lo largo de su vida a Carlos Fonseca, Víctor Manuel Tirado López, Henry Ruiz, Edén Pastora, Germán Pomares y Carlos Agüero Echeverría, prácticamente los hombres que llegaron a ser los símbolos de la lucha guerrillera sandinista. Era madre de Jacinto Hernández (Efigenio), el primer campesino que llegó a ser suplente de la Dirección Nacional y todos sus hijos también fueron organizados en El Bijagüe Norte y, desde allí, pasaron a formar parte del FSLN. Las fuerzas gubernamentales se habían fijado ya en esa comunidad en 1966, porque muchos de sus miembros se habían sindicado por sus contactos con Bernardino Díaz Ochoa que ya era miembro de la Dirección Nacional del FSLN. Como era costumbre en la Guardia, cuando tenía conocimiento de los contactos de campesinos y guerrilleros, llegaba a sus fincas destruyendo los cultivos e incendiando los pueblos y, en esta ocasión, después de incendiar las viviendas, las mujeres y los niños huyeron hacia las faldas del campamento guerrillero de Zinica, en Matagalpa, para ocultarse. Pero la Guardia descubrió el campamento y, aunque los guerrilleros pudieron escapar, los campesinos y las mujeres fueron detenidos en Santa María de Tasuá, en Bocay, y enviados al cuartel de El Cuá para interrogarlos. Muchos de los miembros masculinos, después de los interrogatorios, fueron subidos en helicópteros y dejados caer sobre el cerro El Chachagón, como fueron los casos de los hijos de Petrona Hernández, Esteban, Juan Hernández, que no fueron hallados nunca90. Las mujeres fueron torturadas para averiguar el paradero de los demás guerrilleros perseguidos, en especial para localizar a Bernardino Díaz Ochoa. A ellas las sacaban a medianoche, las amenazaron con tirarlas también desde los helicópteros y matarlas si no decían la verdad y las tuvieron 15 días sin comida. Una de ellas, la anciana centenaria Venancia Hernández, que era la madre de Petrona Hernández, murió meses después debido al maltrato físico padecido. A Martina González Hernández, que estaba embarazada, la violaron y abortó, y a Cándida Martínez, que era casi una niña, también la violaron. El episodio heroico de estas mujeres fue inmortalizado en un poema del poeta y sacerdote Ernesto Cardenal y, más tarde, en una canción de Carlos Mejía Godoy91. Otro hecho brutal fue el de otra campesina de Matagalpa, Amada Pineda Aráuz, casada y madre de ocho hijos de los que murieron cuatro, violada por un sargento y sus 16 compañeros, miembros de una patrulla encabezada por el sargento Soto. Abusaron de ella durante varios días y la dejaron muy enferma. El desenlace fue de un cinismo tal que los acusados fueron juzgados por una falsa Corte Marcial y declarados inocentes, mientras que ella salió acusada de haber emitido insultos y calumnias contra la autoridad. Amada Pineda relató su historia explicando el trauma que le quedó, incluso a su hija de 15 meses que presenció las de Bernandino Díaz Ochoa, y Marling Hernández. 90 Represión en Matagalpa y Jinotega. Barricada, 12-11-1979. 91 Ibidem.
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agresiones, y afirmó que era el trato normal que la Guardia tenía con las mujeres de campesinos, para destruirlas a ellas y a sus esposos porque pensaban que después nunca volverían a socorrer a los guerrilleros ni a participar en nada. Pero ella afirmaba que la consecuencia era todo lo contrario: “un odio permanente contra la Guardia y una solidaridad para siempre con los guerrilleros”92. El desastre de Zinica decidió al FSLN a cambiar de estrategia y pasar a la fase de repliegue, la que llamaron “acumulación de fuerzas en el silencio”. Si hasta ese momento se había dedicado sobre todo a entrenarse para la guerrilla y a asaltar bancos para conseguir comprar armas, desde ese episodio se empezó a considerar el trabajo de creación de redes de relaciones en las zonas rurales, alimentadas desde la ciudad con cuadros, con logística y con formación política. De este modo, a principios de 1970 se fueron incorporando más jóvenes al monte y empezaron a hacer ese tipo de trabajo, que les sometía a constantes emboscadas y delaciones. A ese respecto dice Henry Ruiz, el Comandante Modesto: “Cuando yo subí a la montaña, a principio de 1970, ese esfuerzo había sido muy golpeado en Zinica. Habían matado a familias, habían muerto compañeros, había una desmoralización fuerte y nos pidieron refuerzos, y ahí fue cuando yo subí y lo hice con la mentalidad de ser un cuadro político, no un diestro militar ni un Napoleón, aunque algunos quieren construir un mito de grandes estrategas…y allí se incorporaron algunos jóvenes y empezamos a hacer un trabajo en el que algunos caían por emboscadas, denuncias…No eran muchos los que subían al monte, pero en la guerrilla había muy pocas deserciones. Y eso usted debe decirlo porque eso fue así, esa es la verdad: hubo muy pocas deserciones”93.
A pesar de que la destrucción de Zinica decidió al FSLN a pasar a la fase de repliegue, a partir de 1970 se incrementó la impunidad con que actuaba la Guardia en la montaña y las redadas contra los campesinos por lo rentables que resultaban. Aunque el motivo permanentemente alegado era que “escondían y protegían a los guerrilleros”, también era un negocio muy sustancioso, tanto para los guardias como para los Jueces de Mesta, porque, una vez denunciados y detenidos o asesinados los campesinos, ellos se quedaban con sus tierras abandonadas. El procedimiento normal era la proclamación por la autoridad de “una operación de paz y limpieza para ir contra los encubridores de los terroristas guerrilleros”, a los que interrogaban con el empleo sistemático de la tortura94. 92 Randall, M., Ob. cit., pp. 120 y ss. 93 Entrevista de la autora a Henry Ruiz, Managua, 2004. 94 Los métodos habituales, descritos en numerosos documentos, según las declaraciones de los que sobrevivían eran la picana eléctrica, la extracción de uñas, las quemaduras con cigarrillos, los ayunos prolongados, la desnudez, el sometimiento a la intemperie durante días y noches y la exposición a la voracidad del jején y el zancudo. Otras veces se realizaron masacres de campesinos amarrados a cepos, acusándolos de cuatreros, bandidos o guerrilleros. Datos reiterativos en los expedientes del ACHM.
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La respuesta de los campesinos, cuando alguna vez contestaron esos métodos avasalladores, tuvo dramáticas consecuencias. Así, por ejemplo, ya en septiembre de 1973, los campesinos habían ocupado sus tierras, usurpadas por un grupo de terratenientes en Sutiaba (León), pero la Guardia dio la razón a los usurpadores y fueron detenidos como ladrones 23 dirigentes indígenas95. Pese a todo, en la montaña continuó el trabajo con núcleos de campesinos en la zona de Jinotega, y en algunos casos hasta con grandes propietarios en los Departamentos de Matagalpa y Chontales. 5. La orgaNizacióN de La oposicióN cÍVica: La masacre de La aVeNida rooseVeLt 5.1. los inicios dE la lucha urbana En los últimos años de la década de 1960, también en las zonas urbanas se habían empezado a organizar los estudiantes de secundaria, a través del Frente Estudiantil Revolucionario (FER). El 28 de octubre de 1967, los estudiantes universitarios —entre los que estaba la poeta y teóloga Michelle Najlis—, desplegaron en el estadio nacional durante la inauguración de la XI Serie de Béisbol Profesional una pancarta que decía: “Basta ya, no más Somoza”. La Guardia se lanzó contra los universitarios, que en un primer momento lograron resguardarse, pero como se cerraron todas las salidas del estadio, dejando abierta sólo una puerta por donde salió corriendo la gente, allí murieron aplastadas 12 personas, en su mayoría menores de edad. También entonces cayeron presos Casimiro Sotelo y Nicho Marenco96. Pero no era necesario que se pronunciara algún grupo abiertamente contra Somoza para que la represión cayera sobre ellos. La Guardia ejercía una vigilancia continua para detectar cualquier manifestación de desafección hacia la familia, en muchos asuntos menores. Hasta tal punto era así que, si en la Casa Presidencial se recibía la acusación de que alguien había hablado mal de régimen —algo que era habitual por parte de cualquier ciudadano—, el asunto debía ser meticulosamente comprobado por la Guardia Nacional, que informaba después al propio presidente. Así ocurrió con una denuncia, que después se demostró falsa, pero que es buen ejemplo de ese tipo de acusaciones. Decía literalmente: “…Excelentísimo Sr. Presidente de la República, General Anastasio Somoza Debayle: En las oficinas de la Empresa Nacional de Luz y Fuerza se encuentra trabajando un electricista de nombre Daniel Zamora, que hace reuniones con otros compañeros. El señor Zamora tiene intenciones criminales, es comunista y dice que “mejor muere conservador o comunista que somocista”. Tiene el propósito de cortarle la luz eléctrica en 95 ACHM, Tendencia GPP, CAJA 4, Fólder 1, Exp.14.943. 96 Barberena, E.: Michelle Najlis y la célebre manta “Basta ya, no más Somoza” Nuevo Diario, Managua, 13-12-2008.
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su residencia, con intenciones criminales y es muy peligroso para su gobierno. Lo mismo que le sucedió al Sargento, señor Lacayo, le sucedería al Teniente Alesio Gutiérrez, porque tiene un asunto pendiente con él. Firmado: Roberto Antonio Gutiérrez.”97.
La carta fue enviada a la Guardia Nacional para que investigara exhaustivamente, tanto al firmante como al acusado. Después, el capitán F.A. Wheelock, encargado del Despacho de la Oficina de la Seguridad Nacional (OSN), se dirigió nuevamente al Secretario Privado de Somoza, para tranquilizarle, una vez comprobada la falsedad de la denuncia: “(…) Señor José María Zelaya, Secretario de la Presidencia: Fue llamado a las oficinas de la OSN el señor Roberto Antonio Gutiérrez y se comprobó plenamente que la firma estampada no era la suya, como se ve claramente en la firma al pie de los documentos que se adjuntan. Fue detenido el señor Daniel Zamora y se comprobó que era liberal somocista y amigo de la Guardia. Después de haber sido plenamente investigadas las personas antes mencionadas, se llegó a la conclusión de que la carta era anónima y posiblemente producto de enemistades personales”98.
Si el proceder que demuestra ese tipo de comunicaciones entre las instituciones del régimen es ya indicativo del control que se ejercía sobre la población, todavía se incrementaría más en los años siguientes. En 1969, el hecho más relevante acontecido en Managua fue el ataque de la Guardia Nacional a una casa de seguridad cercana al salón cervecero “Las Delicias”, por lo que el lugar era conocido popularmente como “Las Delicias del Volga”, al Occidente de Managua. Las “casas de seguridad” eran lugares no conocidos por la Guardia, casas de amigos, o alquiladas por los miembros del FSLN que eran “legales”, especialmente en períodos de gran tensión, o tras algún acto contra la dictadura. Si se decretaba la Ley Marcial o supresión de los derechos individuales y se podía detener a cualquier sospechoso de subversión, los militantes más destacados se trasladaban durante algún tiempo a estos domicilios provisionales y clandestinos y desde allí podían desarrollar sus actividades y tratar de continuar sus tareas, en medio de la represión que les rodeaba99. En la casa de “Las Delicias del Volga” había sido descubierta una célula sandinista —por la confesión de un “oreja”— y allí murió el 15 de julio de 1969, en un enfrentamiento con la Guardia, Julio Bui97 El aludido Gonzalo Lacayo fue un conocido guardia torturador que había sido asesinado. Alesio Gutiérrez era en esos momentos otro conocido torturador. Carta dirigida al Excmo. Sr. Presidente de la República. 2 de enero de 1968. A.N., Fondo Guardia Nacional, Sección: Correspondencia Estado Mayor G.N., Exp. 78, Caja XV. 98 Carta dirigida a José María Zelaya, Secretario de la Presidencia. 12 de enero de 1968. A.N., Fondo Guardia Nacional, Sección: Correspondencia Estado Mayor G.N., Exp. 78, Caja XV. 99 Cabezas, O.: La montaña es algo más que una inmensa estepa verde. Nueva Nicaragua, Managua, 1987, p. 33.
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trago, que era miembro de la Dirección Nacional del FSLN y el primer jefe de la resistencia urbana100. Con él estaban también Gloria Campos —que era legal, y la que había alquilado la casa— con su hija Martha, Mirna Mendoza, Doris Tijerino y Ramón Rizo, al que después el Frente apartó, tal vez porque salió de la casa101. Cuando llegó la Guardia, Doris fue hacia el patio para llevarle a Gloria a su hija y decirle que tratara de escaparse, pero no hubo tiempo y ambas fueron capturadas. Doris Tijerino fue torturada en la Central de Policía, en una de las varias ocasiones en las que hubo sospechas de que el propio Somoza había participado en las torturas. Ella relató que, después de que su custodio hubiera dado ordenes a sus subalternos de que cesaran los malos tratos, llegaba todas las noches un grupo que la desnudaba y la golpeaba. Como estaba encapuchada, no podía ver quién era, pero oía hablar del “señor” y “amigos del señor”. Cuando ella preguntó al custodio qué había ocurrido, aquel le contestó: “Usted sabe que aquí viene gente a la que yo no puedo impedir que hagan lo que quieran”. Ella dedujo de esas palabras que podía tratarse de los hijos de Somoza o del mismo Somoza y sus amigos102. La casa de seguridad de “Las Delicias del Volga” fue rodeada por los guardias convencidos de que iban a protagonizar una acción espectacular y que el apresamiento de un grupo de guerrilleros sería una magnífica propaganda para el régimen y una muestra de fuerza y eficacia. Somoza envió a casi 300 guardias con tanquetas y aviones que bombardearon la casa y sostuvieron un enfrentamiento de cerca de tres horas, que se filmó, y todo el mundo pudo ver por televisión. Pero cuando sus ocupantes debían salir derrotados, la sorpresa fue que sólo salió de ella un joven, Julio Buitrago, al que la Guardia disparó y mató mientras huía103. Su muerte conmocionó a la ciudad porque la actuación de la Guardia supuso un hecho vergonzoso por la desproporción de los medios empleados. El descrédito que esa operación le ocasionó a Somoza, tuvo como consecuencia que nunca más permitiera filmar ningún enfrentamiento con los sandinistas104. 100 Julio Buitrago compartía la Dirección Nacional del FSLN, en esos momentos, con Carlos Fonseca, Tomás Borge, Humberto Ortega, Oscar Turcios, Ricardo Morales, José Benito Escobar y Efraín Sánchez. Mandos del FSLN. ACHM, S/C. 101 El FSLN tenía normas estrictas sobre el comportamiento de sus miembros. Si Ramón Rizo salió de la casa, ante el ataque de la Guardia, y hubiera recibido la orden de permanecer, era suficiente para que fuera expulsado. Incluso se les negaba la defensa de abogados de la confianza del Frente, en caso de ser detenidos, si habían incurrido en indisciplinas. 102 Doris Tijerino denunció posteriormente, ante el tribunal, que le habían provocado una hemorragia. El Jefe de la OSN, Samuel Genie, negó los hechos, pero la Corte estipuló que Doris fuera examinada por dos médicos forenses que confirmaron la violación y los abusos. Al mes siguiente, en León, tuvo lugar una manifestación de 5.000 personas en protesta por la falta de garantías que tenían las mujeres en la OSN. La Prensa, 20-11-1967 y 17-7-1969 a 30-8-1969; Tijerino, D., Ob. cit., p. 47. 103 Los datos de su partida de defunción eran: Julio César Buitrago, de 23 años, estudiante, 114 libras de peso y 5 pies y 7 pulgadas y media de altura. Enterrado en la Fosa nº 14016. ACHM, E-001-C-012-000335. 104 Ramírez, S. (1999), Ob. cit., p. 41.
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Captura de Gloria Campos con su hija, que estaban en la casa. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Doris Tijerino capturada en coche blindado de la Guardia Nacional. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Julio Buitrago con su madre en 1967. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Julio Buitrago de 23 años, en 1969. Era Jefe de la resistencia urbana cuando murió. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Casa de seguridad de Las Delicias del Volga (en la esquina), envuelta en bombas lacrimógenas. 15 de junio de 1969. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
La tanqueta frente a la casa con OSN en ella y curiosos en la puerta de la casa. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Julio Buitrago huye de la casa mientras la Guardia le dispara. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Julio Buitrago es alcanzado por las balas. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Julio Buitrago muerto. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Cuando asesinaron a Julio Buitrago, entre sus ropas apareció un diario donde relataba que había abandonado su casa para ir a Cuba en 1967, después había ido a Costa Rica y había regresado de nuevo a Nicaragua a mediados de abril de 1969105. Explicaba en el diario que el motivo de escribirlo era poder revisar continuamente sus actuaciones y llevar notas sobre la situación general del FSLN, que le ayudarían posteriormente a analizar los métodos de trabajo. Hablaba también de su temor a ser capturado y de que había sido golpeado salvajemente años antes en la cárcel. Mostraba sus discrepancias con Carlos Fonseca Amador respecto a la decisión de haberle enviado a la ciudad —por su calidad de jefe de la resistencia urbana—, porque se encontraba aislado y sin conexión con los compañeros. Sus palabras manifiestan un profundo desacuerdo con una situación que él calificaba de coexistencia con el enemigo y son un ejemplo de los diferentes puntos de vista que tuvieron en muchos momentos los dirigentes del Frente y de la disciplina que, pese a todo, observaban entre ellos, como se aprecia cuando dice que, “de no haber recibido esas órdenes de David (Carlos Fonseca), habríamos desatado una guerra indiscriminada contra nuestros enemigos”106. Se estaba refiriendo al punto de vista de una parte del FSLN que no estuvo de acuerdo con el repliegue posterior a los hechos de Pancasán y Zinica —la etapa de “acumulación de fuer105 En 1968 fue capturado en Costa Rica a su regreso de Cuba. Quedó en libertad el 12-3-1968 y entró clandestino en Nicaragua, siempre como responsable de la Resistencia Urbana. 106 Diário de Julio Buitrago. ACHM, E-001-C-012-000335-2.
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zas en el silencio”— porque la Guardia no cesaba en la persecución de guerrilleros y, muchos hubieran preferido seguir en la montaña, y a la ofensiva. Además de esos retazos del diario que revelan la percepción que Julio Buitrago tuvo de la estrategia adoptada en aquel tiempo por el FSLN, existe una correspondencia entre él y su familia, donde expresa los difíciles contactos que la clandestinidad imponía. Los sentimientos de responsabilidad, sacrifico y “destino”, que impregnan sus palabras, dejan traslucir su opción de vida como una obligación moral incuestionable, incluso “mesiánica” en su confianza en que el pueblo “seguirá sus banderas”, lo que es una vivencia relativamente frecuente en algunos miembros del FSLN107. El tiempo demostraría que, en efecto, el pueblo les seguiría, aunque todavía faltaban años para que esa certidumbre personal fuera una realidad. 5.2. la masacrE dE la avEnida roosEvElt Paralelamente a la movilización guerrillera, la oposición de los partidos políticos considerados legales también se iba manifestando en forma creciente y la masacre que se produjo en Managua, en la Avenida Roosevelt, el 22 de enero de 1967 fue la respuesta del régimen a la aparición en la escena política del movimiento cívico de oposición denominado la Unión Nacional Opositora (UNO). Los hechos tuvieron como antecedente las aspiraciones de Anastasio Somoza Debayle de ocupar el poder en las elecciones siguientes y se precipitaron cuando el presidente René Shick murió repentinamente el 3 de agosto de 1966. Fue nombrado, hasta completar la legislatura el entonces ministro del Interior, Lorenzo Guerrero, también del Partido Liberal Nacionalista (PLN) y de la absoluta confianza de Somoza. Pero la oposición conocía perfectamente las intenciones de Somoza de presentar su candidatura, pues, de hecho, ya había sido designado candidato por su partido en 1966 para las elecciones del 5 de febrero de 1967. El candidato de los conservadores era Fernando Agüero Rocha y, en cuanto se produjo el ascenso automático de Lorenzo Guerrero y se preveía un seguro nombramiento de Somoza, la oposición, aglutinada en la UNO, decidió oponerse públicamente a las pretensiones de Somoza. Fernando Agüero era un hombre de gran prestigio, buen comunicador, y todo indicaba que podía ganar las elecciones. Cuando ya estaba próxima la fecha, la UNO acordó organizar una manifestación de rechazo a la candidatura somocista el domingo 22 de enero de 1967. Días antes se había celebrado una reunión con el Nuncio Apostólico de Su Santidad, monseñor Sante Portalupi y, al parecer, también se había hablado con el Rector Fiallos y con el general Gustavo Montiel, jefe de la Guardia Nacional, por lo que muchos de los que allí se habían reunido creían que en la concentración se le iba a pedir a Somoza que renunciara y que lo iba a hacer Portalupi. En opinión de algunos de los participantes, debió existir 107 Correspondencia familiar de Julio Buitrago. ACHM, E-001-C-012-000331- 1 y ACHM, E001-C-012-000331-2. Véanse Apéndices III-3 a III-6.
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una especie de acuerdo entre el general Gustavo Montiel y el nuncio Portalupi, para pedir al propio Somoza esa renuncia, ya que Fernando Agüero y Pedro Joaquín Chamorro no hubieran protagonizado la convocatoria de no haber tenido la seguridad de que existía ese acuerdo. Pero no ocurrió así y se sospechó que Portalupi hubiera terminado revelándole los planes a Somoza. Tras haber estado convocando a sus simpatizantes durante semanas, la UNO logró reunir el día de la cita a una multitud de cuarenta a sesenta mil personas en la Plaza de la República. Era la última manifestación permitida antes de las elecciones y en ella se cantaron canciones contra Somoza que exacerbaron los ánimos de los Guardias que estaban vigilando y tratando de interrumpirla. Una de esas canciones decía: “Tacho Somoza asesino, Para llegar al poder, Tuvo que matar primero, A Augusto César Sandino. Somoza, siendo animal, Se retrató en el dinero, Y para subir la loma, Mató a Sandino primero”.
La manifestación salió de la plaza a las cinco de la tarde y fue por la Avenida Roosevelt en dirección al Campo de Marte, donde estaba acuartelada la Guardia Nacional. La concentración comenzó con un discurso del candidato opositor Agüero, donde explicó el motivo de la protesta y afirmó que la oposición no tenía nada en contra de los guardias, a la vez que los allí concentrados pedían a gritos parlamentar con ellos. En realidad se estaba lanzando una invitación a la Guardia Nacional para que se rebelara contra Somoza108. Pero su comandante Gustavo Montiel respondió al llamamiento de los allí concentrados diciendo que la Guardia no tenía nada que hablar con los manifestantes. Ellos, no obstante, se mantuvieron allí hasta bien entrada la tarde, que fue cuando comenzó un tiroteo en la esquina del Banco Nacional de Nicaragua y empezaron los choques entre los manifestantes y el ejército. La Guardia Nacional había interceptado la marcha y había abierto el fuego, primero desde la mencionada avenida y después por detrás del edificio del Banco. Testigos presenciales afirmaron que la Guardia había hecho uso de la Cruz Roja y que se habían subido en sus ambulancias para que la gente les dejara pasar sin levantar sospechas, pero que, después, se habían bajado de los coches disparando a la multitud. Nunca se pudo confirmar el número exacto de muertos, pero se calculó en unos doscientos de los manifestantes y tres Guardias: un oficial, el teniente Sixto Pineda Castellón, guardia piloto de la Fuerza Aérea, y dos guardias rasos, Jesús Martínez y Redín Sánchez. 108 Pérez Baltodano, A., Ob. cit., p. 542.
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Cuando se produjo el tiroteo, la muchedumbre se dispersó en todas las direcciones, pero muchos —entre ellos los líderes convocantes— se refugiaron en el Gran Hotel, cerca del Banco Central, y tomaron a algunos residentes del hotel como rehenes. Según diversas fuentes periodísticas, en el hotel había cerca de mil personas, la mayoría gente humilde y muchos campesinos que habían llegado desde distintos lugares en autobuses para asistir a la manifestación. Poco después, inesperadamente, se dirigió hacia el hotel un tanque Sherman al mando del general Iván Allegrett, disparando directamente a la fachada ante el estupor de los que observaban. Después de largas negociaciones, se logró impedir la entrada al Gran Hotel a los miembros de la Guardia Nacional, gracias a que se había nombrado mediador al embajador de EE.UU., Aaron Brown, y a que muchos de los rehenes eran ciudadanos norteamericanos109. Al día siguiente, el 23 de enero, tras una nueva mediación de Monseñor Sante Portalupi y de monseñor Donaldo Chávez y Núñez, obispo Auxiliar de la Diócesis de Managua, salieron del Gran Hotel los líderes refugiados. Agüero salió libre, pero Pedro Joaquín Chamorro, Carlos Guadamuz Portillo, Samuel Santos López, los hermanos Sergio y Danilo Aguirre Solís, Edén Pastora Gómez y otros 24 líderes de la UNO fueron detenidos y confinados en la cárcel de El Hormiguero. En total hubo 31 detenidos, que fueron liberados finalmente por una amnistía del Congreso Nacional el 4 de mayo siguiente. 5.3. El tratamiEnto dE los hEchos En la prEnsa La repercusión de los hechos tuvo alcance fuera y dentro del país y el tratamiento en la prensa fue diverso respecto a las dos cuestiones fundamentales: quiénes habían sido los responsables de las muertes y quién había iniciado los disparos. El diario Novedades, propiedad de Somoza, como en otras ocasiones, repitió los argumentos de incumplimiento de lo pactado por parte de los manifestantes y de la presencia de francotiradores, justificando así la necesidad de imponer el orden. Afirmó que los manifestantes habían excedido el tiempo permitido para la manifestación y modificado el circuito acordado y que la Guardia se había visto obligada a disparar, en defensa propia, porque los francotiradores les habían disparado, dando muerte al teniente Sixto Pineda y a los otros dos rasos. Incluso, para explicar el gran número de muertos que dejó finalmente el choque entre manifestantes y Guardia, la prensa oficial dijo que los francotiradores se habían puesto a disparar sin control y habían alcanzado tanto a la Guardia, como a los allí concentrados110. También algunos diarios extranjeros, como La República, de Costa Rica, hablaron insistentemente de los “Agüero-comunistas” haciendo referencia a que habían sido los comunistas nicaragüenses los que habían manejado 109 Al parecer, ésa fue la verdadera razón de que no se produjera una tragedia mayor. Véase el Apéndice III.1 110 Novedades, Managua, enero y febrero de 1967.
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la situación y provocado la masacre apostando francotiradores en los edificios y desencadenando la tragedia111. El edificio del periódico La Prensa de Managua, propiedad de Pedro Joaquín Chamorro, fue allanado por la Guardia y, como había predicho su director cuando supo que habían entrado sin autorización, le acusaron de posesión de armas. Con ese pretexto cerraron el periódico y acto seguido se promulgó una Ley de Prensa que prohibía las “publicaciones subversivas”. Cuando más tarde se acordó su reapertura, el rotativo expuso ampliamente los hechos y fue publicando progresivamente los nombres de los muertos que se iban conociendo, aunque no se pudo concretar el número exacto ni de muertos, ni de heridos, ni de los heridos que murieron posteriormente porque un gran número de familias no denunciaron las muertes por miedo a futuras represalias112. El diario El Centroamericano, de León, fue uno de los que ofreció una de las versiones más amplias de lo ocurrido en una serie de capítulos sucesivos escritos por el ex-secretario de Información de la Casa Presidencial, Hernán Aróstegui, durante los gobiernos de los presidentes Schick y Guerrero, que también se emitió a través de Radio Mil con el título “La Guerra de Managua”. En esa serie de reportajes se expusieron con detalle los hechos y Aróstegui relató que el Mayor Iván Alegrett había llegado cerca de las dos de la madrugada del día de los hechos para dar su informe, diciendo que había lanzado unos cuantos cañonazos contra el Gran Hotel porque habían disparado contra su gente y hasta fue capaz de encontrar una estética al drama con su expresión de que “las trazadoras se veían preciosas en la noche”. El General Somoza le había felicitado y, seguidamente, Meneses y Aróstegui habían redactado el comunicado, a partir de un borrador dictado por Luis Somoza. Las ideas básicas del mismo eran: que los manifestantes eran culpables de haber violado el permiso que se les había dado, de haber disparado contra un oficial de la Guardia y de que, al refugiarse en el Gran Hotel, habían tomado como rehenes a un grupo de ciudadanos norteamericanos113. La Prensa Libre, de Costa Rica, publicó durante muchos días noticias sobre el enfrentamiento, incluyendo un texto del ex-diputado Mario Leiva. En su escrito se manifestó en contra de todas las dictaduras, de izquierdas y de derechas, y denunció el diferente tratamiento que EE.UU. daba a las mismas. Señaló la contradicción que suponía estar luchando en Vietnam contra la posible expansión de una dictadura comunista o haberse escandalizado al ver los tanques soviéticos lanzar obuses contra los edificios de Budapest en 1956, mientras que habían seguido apoyando a Somoza cuando los tanques Sherman habían dirigido sus cañones contra el Gran 111 La República, Costa Rica, 27 a 31-1-1967. 112 La Prensa, Managua, enero y febrero de 1967. 113 En la reunión donde el Mayor Alegrett dio sus explicaciones estaban reunidos Gonzalo Meneses Ocón, Francisco J. Laínez, el Coronel Guillermo Noguera, Luis Somoza, Anastasio Somoza, el presidente Guerrero y Hernán Aróstegui. Como es obvio, pese a ser el titular de la presidencia Lorenzo Guerrero, eran los hermanos Somoza los que dirigían la operación. El Centroamericano, León (Nicaragua), 9 a 14-2-1968.
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Hotel de Managua, repleto de disidentes y rehenes y cuando se había utilizado el fuego para disolver una manifestación de opositores al Gobierno114. En Perú, El Comercio, La Prensa y La Crónica denunciaron el atentado contra el edificio del diario La Prensa de Managua y la Ley de Prensa que se había promulgado en Nicaragua, que abría el camino hacia la censura legal y a los cierres de periódicos cuando no eran favorables al Gobierno. Asimismo, la Asociación de Periodistas de Guatemala, la Asociación de Periodistas de Centroamérica y la Sociedad Interamericana de Prensa, emitieron sendos comunicados denunciando también la censura impuesta en Nicaragua y conminaron a las autoridades a revocarla por el respeto irrenunciable a la libertad de información y de expresión115. Los manifestantes aseguraron, en los medios que los entrevistaron, que la Guardia había abierto fuego cuando vio la multitudinaria manifestación, sin provocación alguna previa. Las versiones nunca coincidieron, pero el resultado de cerca de doscientos muertos entre los manifestantes, y únicamente tres entre los guardias de las fuerzas del orden, no abundó en la afirmación de que la manifestación fuera fuertemente armada y hubiera francotiradores que atacaran a los guardias. En definitiva, lo realmente lamentable, además de las numerosas muertes, fue que la oposición legal, que había logrado movilizar a la población, se había vuelto a mostrar incapaz de dirigir un movimiento de masas contra la dictadura. Por añadidura, se terminaba de nuevo con la vieja solución del pactismo. Después del gran costo humano de la respuesta popular, el desenlace fue el Pacto SomozaAgüero, que era una componenda más entre los partidos tradicionales116. La izquierda acusó a Agüero de haber provocado a la Guardia y, fuera cierto o no, él evitó después a toda costa un enfrentamiento con Somoza y aceptó el pacto. Esa actitud fue posiblemente el final del poco prestigio que le quedaba a la oposición legal y la desautorizó ante la ciudadanía tanto como lo estaban los somocistas. Otra importante consecuencia del proceder del gobierno fue un giro hacia la izquierda de la oposición, además de la aproximación del movimiento cristiano radical a los sandinistas. Y ese movimiento cristiano fué un puente que necesitaban algunos sectores de la población, como el campesinado de Chinandega, que apenas había conocido al FSLN, pero que sería desde entonces terreno abonado para aceptar el sandinismo117. 6. La represióN de La cLaNdestiNidad urBaNa: Los sucesos de NaNdaime 6.1. los antEcEdEntEs Desde la masacre de la Avenida Roosevelt, el 22 de enero de 1967, hasta 1973, la movilización urbana, estudiantil fundamentalmente, y la represión consecuen114 La Prensa Libre, Costa Rica, 27-1-1967. 115 Diario de las Américas, 31-1-1967. 116 Wheelock, J.: Vanguardia y revolución en las sociedades periféricas. Vanguardia. Managua. 1989, p. 54. 117 Gould, J.L., Ob. cit., p. 288.
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te, fueron en aumento. Las acciones de la Guardia Nacional se centraron en la persecución de las “casas de seguridad” de las ciudades y asestaron varios golpes de profunda repercusión entre la ciudadanía y del FSLN. En noviembre de 1967, una patrulla dirigida por uno de los más conocidos torturadores —Alesio Gutiérrez— descubrió la casa de seguridad en que fueron apresados los sandinistas Casimiro Sotelo, Roberto Amaya, Hugo Medina y Edmundo Pérez. Cuando los cadáveres fueron entregados a las familias, el de Casimiro Sotelo presentaba una herida de bayoneta en la yugular y el de Roberto Amaya tenía quemaduras de cigarrillos en el cuerpo. En el mismo mes tuvo lugar una nueva captura de Doris Tijerino, incluso de su madre, días antes, para presionarla a que se entregara. En esta ocasión, Doris estuvo seis meses en la cárcel y allí coincidió con Gladys Báez, Yolanda Núñez, Elba Campos y otras ocho mujeres. Por esa estancia de Doris Tijerino se supo que Gladys Báez había sido desnudada, maltratada y obligada a mantenerse apoyada contra la pared sólo con las puntas de los dedos pulgares de las manos y de los pies; Yolanda Núñez, embarazada, había sido desnudada también y forzada a ponerse en posiciones humillantes, además de haber sido brutalmente golpeada delante de su compañero para obligarle a que hablara; Elba Campos, también embarazada, estaba detenida sólo por ser la compañera de un militante. De las ocho restantes, tres fueron violadas y se supo que uno de los violadores había sido un agente de la seguridad —de nombre Albarenga— y que en esas violaciones había participado el propio Somoza118. Al año siguiente, en los primeros meses de 1968, otro hecho brutal mostraba el peor rostro de la represión desplegada. Los hermanos Tejada, David y René, que eran ex militares y estudiantes universitarios, fueron capturados cuando David era ya un dirigente estudiantil. David era un ex subteniente, asignado al Cuerpo de Ingenieros y René había sido dado de baja mientras estudiaba en la Zona del Canal de Panamá. El Guardia Oscar Morales —Moralitos—, segundo en ese tiempo de José R. Somoza, era muy conocido por su crueldad y mandó trasladar a los hermanos a la tercera compañía que él dirigía y a la que llamaba “Los Pumas”, donde fueron salvajemente golpeados, especialmente David, que murió por los golpes en la cárcel el 5 de abril de 1968. El hecho lo denunció posteriormente ante la Corte su hermano que lo encontró con un ojo casi vaciado y con marcas de haber sido azotado con un alambre. René Tejada le vio morir sin poder prestarle ayuda por la situación en que él mismo se encontraba, también muy golpeado. Pero se dio el caso excepcional de que otro guardia, que era médico, Fernando Cedeño, denunció a Moralitos, pese a ser su superior jerárquico, que era algo que jamás había ocurrido antes. La presencia de Cedeño había sido requerida a última hora por su condición de médico, pero encontró al detenido tan grave que recomendó que fuera llevado urgentemente al hospital. El Mayor Morales no lo permitió y esa noche murió David Tejada. Hubo guardias que afirmaron que el mayor Morales había ordenado que tiraran su cuerpo al cráter del 118 Tijerino, D (1977), Ob. cit., pp. 37-38.
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volcán Santiago, en Masaya, para ocultar los hechos, pero la denuncia del guardia Fernando Cedeño lo impidió. Sin embargo, los que participaron en el asesinato, afirmaron que el cadáver de David había sido incinerado y enterrado en el cuartel Mokorón que controlaba el Mayor Morales y que estaba situado en las alturas de la loma ubicada frente al Recinto Universitario de la UNAN119. La valiente actitud de Cedeño y la osadía que vio en ella Moralitos, tuvo graves consecuencias: en un permiso penitenciario, Oscar Morales se cruzó con Cedeño y le disparó causándole la muerte. Fue algo tan notorio e imposible de ocultar, que Morales fue condenado, pero, finalmente, desapareció de la cárcel misteriosamente. No obstante, el acto de denuncia de un guardia a otro, y sobre todo, siendo el denunciado un superior, impactó fuertemente a la población y radicalizó el rechazo hacia el régimen. El Centro Universitario organizó una velada fúnebre permanente exigiendo que se entregara el cadáver de David Tejada. La gente del pueblo asistió masivamente y hubo manifestaciones diarias, tanto en Managua como en los departamentos, incluso marchas hasta el propio volcán. El cuerpo nunca se encontró, pero la repulsa ante ese hecho consolidó la lucha estudiantil y la amplió120. Probablemente el cuerpo no apareció porque fuera cierta la versión del capitán Justiniano Pérez y se hubiera enterrado en Mokorón. Meses más tarde, el Frente Estudiantil Revolucionario (FER) tuvo noticias de que se esperaba la visita del presidente Lindon Johnson para el 8 de julio de 1968 y a partir de mayo se intensificaron las movilizaciones y las detenciones. El Jefe de la Seguridad, Samuel Genie llegó a anunciar que el FSLN había sido exterminado y, para demostrar que no era cierto, la organización asaltó la sucursal Buenos Aires, del Banco de América, el 8 de septiembre de 1968121. En diciembre del mismo año fue detenido el profesor Ricardo Morales, compañero de Doris Tijerino, y perteneciente a la Dirección Nacional del FSLN, al que se acusó de haber participado en la toma del banco. En las redadas posteriores, se localizó la casa en que se encontraba de la que pudieron escapar el resto de los sandinistas que la habían ocupado, pero finalmente fue capturado. Tres años después sería en otra casa, en Nandaime (Granada) donde viviría sus últimos días. El movimiento estudiantil —tanto de inspiración cristiana como del FSLN— se había hecho cada vez más presente en los medios urbanos y, desde 1970, a las acciones de los estudiantes del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) de la Universidad pública de Nicaragua, la UNAN —considerada por muchos marxista-leninista o comunista, en un sentido despectivo— se unieron las de la Universidad Centroamericana de los jesuitas de Managua (UCA). Ésta se había creado con gran participación del propio Somoza, y hasta en terrenos de la familia, pensando que fuera un contrapunto de la “comunista” UNAN. Pero en la UCA empezaron también las reivindicaciones estudiantiles solicitando la 119 Pérez, J. (2004), Ob. cit., pp. 58-59. 120 Cardenal, F., Ob. cit., 69-70. 121 Tijerino, D., Ob. cit, p. 38-40.
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reforma de los estatutos y una mayor participación en los asuntos universitarios. Su rector, el Padre Pallais, fue derivando desde una posición de inicial apertura y apoyo a las reivindicaciones, hasta la condena de las actitudes estudiantiles, lo que no evitó que algunos profesores sacerdotes apoyaran a los estudiantes —el Padre Fernando Cardenal, que era vicerrector de los estudiantes y el Padre Sanjinés, entre otros— y llegaran a protagonizar acciones que hasta ese momento nunca habían imaginado122. Por otra parte, los miembros del Consejo Unitario de la Universidad Nacional (CUUN) —del que el FSLN había logrado la dirección desde 1959— eran constantemente vigilados por la Guardia, que informaba de sus movimientos y reuniones al propio presidente, quien daba después órdenes al respecto. Ejemplo de ello sería uno de los numerosos telegramas recibidos en la Casa Presidencial en estos años: “Al Excmo. Sr. Presidente de la República, General Anastasio Somoza: Permítame informar a su Excelencia que para las 18:00 horas de hoy está señalada la primera reunión a nivel plenario de la Junta Universitaria en la Universidad Nacional, que conocerá el caso de representación estudiantil y miembros del Consejo Unitario de la Universidad Nacional (CUUN), sobre las peticiones de reformas académicas universitarias (…) para nombrar la nueva Junta Editora o Imprenta Universitaria, que estará compuesta por tres estudiantes miembros del Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y tres catedráticos afines a las células del mismo Frente, con el consabido propósito de editar afiches, comunicados, retratos, proclamas y propaganda del Che Guevara, que no les ocasionará ningún gasto porque tendrán a su disposición todo el control de la Editora o Imprenta Universitaria. 29 de octubre de 1971. Coronel Ricardo López, Comandante G.N. del Departamento de León”123.
Este tipo de telegramas era recibido por el Secretario Privado de Somoza, Noel Pallays Debayle, que lo remitía de inmediato al Jefe de la Seguridad, Samuel Genie, para que actuara en consecuencia. Sin embargo, y a pesar de esa estricta vigilancia, los estudiantes fueron evolucionando desde esas primeras reivindicaciones, puramente académicas, a reunirse para planificar acciones de respuesta ante la represión que se estaba viviendo en el país. En medio de este proceso se produjo la expulsión de sesenta alumnos de la UCA, que se sumaron a las protestas por las detenciones de universitarios, lo que no hizo más que radicalizar sus posiciones. Los ataques de la Guardia Nacional y las represalias estudiantiles 122 La actitud del Padre Pallais se insertaba en el contexto originario de los objetivos de la UCA, de contrarrestar las tendencias “comunistas y alborotadoras” de los alumnos de las demás universidades. 123 Telegrama del coronel Ricardo López al Presidente de la República de 29 de octubre de 1971. A.N., Fondo Guardia Nacional, Sección: Correspondencia Estado Mayor G.N., Exp. 78, Caja XV.
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fueron respondidos con la toma de aulas, catedrales, centro de la Cruz Roja y se emprendieron huelgas de hambre y encierros para presionar por la libertad de los presos políticos —a las que se unieron las madres de los detenidos y los propios presos—, que no cesaron hasta que los pusieron en libertad124. Finalmente, se eligió al profesor de derecho Ernesto Castillo para ir a Roma en representación de la UCA y de los padres y de los estudiantes, con el propósito de entrevistarse con el Padre General de los Jesuitas, el padre Arrupe, y poco después el Rector de la UCA sería relevado125. Entre la juventud universitaria, tanto de la UCA, como del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), las movilizaciones iniciaron un camino sin retorno que más tarde les uniría sin distinciones. Una gran parte de esos estudiantes de formación cristiana pasarían a integrarse en el FSLN. Incluso el P. Fernando Cardenal entró en el Frente Sandinista en 1973. Sus palabras sobre esa juventud de procedencia cristiana, lo confirman: “En esos meses se fue dando la entrada progresiva e individual al Frente Sandinista de los miembros del Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR). La entrada de esos jóvenes llevó elementos totalmente nuevos a ese grupo guerrillero. Por primera vez en su historia entraba en el Frente un buen número de jóvenes que venían de la clase media alta o de la clase alta, gente adinerada. Tenían buenos estudios sobre el marxismo, venían mejor formados en esa materia que los más antiguos sandinistas, más ortodoxos, pero con menos conocimientos científicos”126.
En efecto, en 1973, el FSLN se había hecho más fuerte en Managua y, después de los fracasos de la guerrilla rural entre 1967 a 1970, el denominado Frente Interno simbolizaba ya la resistencia armada urbana. Comenzó en ese tiempo también una firme retaguardia en Costa Rica y Cuba, para la preparación de sus cuadros y, desde México y algunos sectores de EE.UU., sobre todo para la consecución de armamento127.
124 Una de las prácticas de detención de la Guardia Nacional, motivo de estas huelgas, era el denominado “pisicorre”: un simple miembro de la Guardia Nacional, nombrado improvisadamente juez de Policía, podía castigar con seis meses de cárcel a los que atentaran contra la Constitución Política del Estado, lo que se aplicaba a cualquier clase de protesta. Pero lo grave era que, al cumplir los seis meses de cárcel, lo sacaban de la prisión y en la propia puerta lo volvían a detener con la acusación de llevar un arma o alguna otra excusa y le condenaban a otros seis meses. Hubo quien tuvo hasta cuatro “pisicorres”. La presión de esos días estuvo orientada a evitar que a los detenidos les hicieran los “pisicorres”. Cardenal, F., Ob. cit., p. 54. 125 Ibidem, pp. 28-60. 126 Ibidem, p. 94. 127 Existen referencias de ataques a los comandos de la Guardia en Granada y en Rivas, de personas procedentes de Costa Rica, ya en 1970. Comunicado nº 8 de la Guardia Nacional de Nicaragua. AIHNCA, LSD (S/C)
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6.2. El EnFrEntamiEnto dEl Fsln con la guardia En nandaimE En este contexto, desde la ciudad de Nandaime, del Departamento de Granada, los sandinistas Oscar Turcios y Ricardo Morales —dos miembros de la Dirección Nacional del FSLN desde 1969— habían empezado a trabajar con las organizaciones de masas y a tratar de articular la ciudad con la montaña y con el exterior del país. Pero el movimiento que había crecido en las zonas urbanas no había pasado desapercibido para el régimen y la vigilancia y represión también se habían incrementado. Cuando se estaba preparando el regreso a Nicaragua de los compañeros residentes en Cuba, entre otros, el de Carlos Fonseca, se recibió en La Habana la noticia de la muerte de Oscar Turcios y Ricardo Morales, junto con otros dos compañeros, entre el 17 y 18 de septiembre en la casa que tenían alquilada como “casa de seguridad” en Nandaime, por lo que ese viaje se postergaría después hasta 1975128. Lo ocurrido en los días 17 y 18 de septiembre de 1973 en Nandaime muestra la situación que se vivía en la lucha urbana y, como en otros enfrentamientos, disponemos de la versión de los hechos de la Guardia Nacional y del FSLN129. Ambas coinciden en lo fundamental, pero en la del FSLN se añaden detalles que los autores del informe deducen del proceder de sus compañeros y de la actuación de la Guardia Nacional, muy interesantes como nuevo ejemplo de los análisis y revisiones que la organización hacía después de cada encuentro con las fuerzas de Somoza. El relato sintético de los hechos, donde coinciden básicamente ambos informes, es el siguiente: En una de las “casas de seguridad”, en Nandaime, se encontraban en el mes de septiembre Oscar Ariel Turcios Chavarría y Ricardo Morales Avilés. Junto a ellos estaban otros dos militantes, no tan conocidos ni significados por no ostentar cargos en la organización, que eran Jonathan González Morales y Juan José Quezada Maldonado. Los nombres de los cuatro sólo fueron conocidos por la Guardia Nacional después de los hechos, no en el transcurso del encuentro. Aparecieron por primera vez al final del Informe, en el resumen de muertos y heridos. Se dijo que también estaban con ellos algunas compañeras de las cuales no se llegó a tener datos en los días en que sucedieron los hechos de Nandaime130.
128 Ortega, H., Ob. cit., p. 251. 129 De la versión de la Guardia Nacional: Reporte operacional del 20 de septiembre de 1973 sobre Nandaime, ACHM, E001-C013-000363; Sobre la visión del FSLN: Dos análisis diferentes de lo ocurrido en Nandaime, E-001-C013-000365; Acerca de las matizaciones que hizo el FSLN: Informe, con participación de Carlos Fonseca, sobre asuntos organizativos y un análisis de los sucesos de Nandaime, del 20-10-1973. ACHM, E-001-C013-000366. 130 Según “El Zorro”, la única superviviente de la casa fue una muchacha de pseudónimo “Alicia”, sobrina de los Bervis de León, madre de un hijo de Pedro Aráuz. Ramírez, S. (1989), Ob. cit., p. 76.
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Cerca de esa casa se hallaba el hospital de la población, que había estado sufriendo robos de alimentos y medicinas en días precedentes, por lo que cualquier elemento extraño en el barrio era objeto de desconfianza. Así ocurrió en la noche del día 17, en que la administradora del hospital observó que rondaba por los alrededores un coche amarillo poco corriente, que ya en los días anteriores había estado aparcado en las proximidades del hospital, y del que salían y entraban jóvenes que iban después a una casa cercana de cuyos inquilinos nadie sabía nada ni tenían contacto alguno con las gentes del barrio. Por causa de un incidente sin importancia aparente —una de las enfermeras se había quejado de que a su entrada del turno de noche casi había sido arrollada por el mencionado coche amarillo—, se hizo una llamada desde el hospital al Comando de la Guardia de Nandaime para solicitar que un coche patrulla acudiera a investigar los alrededores. La patrulla fue al lugar donde estaba estacionado el coche y encontraron allí a dos jóvenes131. Les preguntaron qué hacían y ellos contestaron que habían ido “a ver a una mujercita”, pero al registrarles y encontrarles armas, les detuvieron y les llevaron al comando sin que ellos opusieran resistencia alguna. Les preguntaron que a quién conocían allí y ellos dieron un nombre132. Los mantuvieron esa noche en el calabozo y hasta les dieron colchones porque, según los guardias, “se miraban bastante decentes”133. A la mañana siguiente, el día 18, hacia las 8 a.m., tres guardias fueron a investigar la casa en donde les habían dicho que iban a visitar a la mujer y, nada más intentar entrar en la casa, fueron abatidos a tiros134. El tiroteo se había oído en el hospital y desde allí llamaron al Comando comunicando la escucha de las ráfagas. Los guardias acudieron y, al comprobar la matanza, avisaron y pidieron refuerzos a otros comandos de Granada, Masaya, Rivas y Jinotepe, que llegaron sobre las 9 de la mañana. Se organizó enseguida una patrulla al mando del teniente Urbina de Granada y salieron a perseguir a los que habían matado a los guardias, que ya habían huido. Una hora después, sobre las 10, se trasladó a Nandaime el mayor Alfredo Juárez con más refuerzos y en ese momento fue cuando supieron que habían muerto tres guardias aquélla mañana al intentar entrar en la casa y que había dos detenidos desde el día anterior. A las 12,30, la patrulla que había encabezado el teniente Urbina regresó informando de que habían dado alcance a los huidos en una montaña propiedad de los Mendoza, donde les conminaron a rendirse, pero ellos habían respondido 131 Los jóvenes, no reconocidos por esa patrulla, en ese momento, eran Oscar Turcios y Ricardo Morales. 132 Mencionaron a María Auxiliadora Calderón, vecina del lugar desde hacía 15 años. Ella declaró después que conocía a algunas personas nuevas en la vecindad, acogidas por otras en los días del terremoto del año anterior, cosa que había sido muy frecuente después del derrumbe de tantas viviendas. 133 Literal del Reporte Operacional… ACHM, E001-C013-000363. 134 Murieron en ese ataque el Subteniente Francisco Salguera, el Cabo José Ángel Ruiz y un telegrafista que se les había unido en el camino, Basilio Cerdá, todos Guardias Nacionales.
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disparando y mataron a un guardia e hirieron a otro135. Como la patrulla había tenido que repeler el ataque, habían resultado muertos Jonathan González y Juan José Quezada. Después, habían registrado la casa de seguridad, donde habían encontrado abundante material subversivo de propaganda. Cuando murió Juan José Quezada, la Guardia creyó que había matado a Carlos Fonseca porque eran de contextura parecida. Se llegó a registrar su fallecimiento oficialmente el 20 de septiembre de 1973, pero es difícil de entender que la Guardia Nacional no comunicara a sus padres que podían ir a la Morgue a retirar el cadáver hasta el 19 de octubre, al mes siguiente. En todo un mes, no se había dado autorización a la familia para que fueran a llevarse a su hijo136. Después, cuando se aclaró su identidad, y el verdadero fallecido era Juan José Quezada, su familia, de origen humilde y siempre en desacuerdo con sus actividades, no quiso ni recibir el cadáver137. A las 16,30 de ese mismo día, salió otra patrulla acompañada de los dos detenidos la noche anterior, Oscar Turcios y Ricardo Morales, para que les ayudaran a localizar a las dos mujeres que también habían estado en la casa y estaban en paradero desconocido. Según la Guardia, los prisioneros señalaron una ruta, pero al llegar a un lugar montañoso, quisieron aprovechar la situación huyendo a la carretera y, cuando la patrulla les ordenó detenerse, no lo hicieron y fueron tiroteados resultando muertos138. 135 La patrulla de Granada llegó al mando del coronel Guadalupe Pineda y, con él, el teniente Urbina y el José Potosmo R.; de Rivas llegaron el Teniente Ricardo Guerrero y el Cabo Maldonado y, de Masaya, el raso Pérez Lesio. En el tiroteo murió el raso Potosmo y fue herido el raso Lesio Pérez. 136 Véanse los documentos oficiales que confirman la confusión sobre la muerte de Carlos Fonseca, el Apéndice II.11, 1 y 2. 137.Ramírez, S. (1989), p. 81. 138 En la Dirección Nacional de esa época estaban también Carlos Fonseca y Humberto Ortega. Oscar Turcios había participado desde 1958 en el movimiento estudiantil. En 1965 interrumpió sus estudios universitarios para pasar a ser clandestino del FSLN. En 1966 pasó varios meses en la guerrilla de Guatemala, en misión del Frente. Fue después a las montañas de Nicaragua donde contribuyó a forjar la guerrilla de Pancasán. En 1967 participó en lo que el FSLN denominaba “el ajusticiamiento de un esbirro somocista”, el sargento Gonzalo Lacayo, y salió del país siendo perseguido en Costa Rica, aunque rescatado después por la solidaridad popular. Pudo volver clandestinamente a Nicaragua en 1970 y en 1973 fue asesinado en Nandaime. Por su parte, Ricardo Morales había comenzado su actividad antisomocista de estudiante y se vinculó al Frente en 1965 en la Universidad. En 1967, ya graduado en Pedagogía, pasó a ocupar responsabilidades en la actividad clandestina. En 1968 fue capturado y torturado en la cárcel de La Aviación, donde redactó escritos sobre los problemas de la lucha sandinista, además de poemas. Una masiva solidaridad le rescató de la prisión en 1971, incorporándose de nuevo a la actividad clandestina, hasta su muerte en 1973 en Nandaime. Informe de José Benito Escobar sobre Oscar Turcios y Ricardo Morales. ACHM, E001-C-014-000388. Uno de los poemas que escribió en la cárcel, dedicado a su esposa y titulado “Doris María, camarada”, inspiraría años después el título del libro de Doris María Tijerino, Somos Millones. La vida de Doris María, combatiente nicaragüense. Extemporáneos, México, 1977. Véase el poema completo en el Apéndice 3.6.
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De ese desarrollo de los hechos, básicamente igual en las dos versiones, en el informe del FSLN se matizan algunos aspectos que contradicen las afirmaciones de la Guardia y se añaden después comentarios y deducciones propias del análisis que era habitual en el Frente después de sus acciones. Desmenuzan sus reacciones y el comportamiento de los guardias en cada caso con el objetivo de establecer si los fallos cometidos fueron evitables o no y de extraer conclusiones. 6.3. El análisis postErior dEl Fsln El FSLN, en su reconstrucción posterior de los hechos, consideró que los dos capturados en la noche del día 17, Oscar Turcios y Ricardo Morales, se debieron dejar detener para distraer a los guardias y hacerse pasar por ladrones para proteger a sus compañeros de la casa de seguridad. Habían tratado de sobornar a los guardias, pero no lo lograron porque levantaron sospechas al intentar el soborno con dólares —lo que era sospechoso— y habían sido encarcelados. Según su propia versión, Oscar llevaba un arma y Ricardo iba desarmado, aunque la Guardia afirmara después que ambos portaban armas. El día 18, los guardias llegaron a la casa de seguridad a las 8 de la mañana y fueron tiroteados al intentar entrar por Jonathan González y Juan José Quezada. El FSLN interpretó que Jonathan y Juan José debieron esconderse después y no fueron descubiertos hasta las 10,30, que fue cuando huyeron, aunque finalmente no lograrían escapar de las montañas de Mendoza, donde les alcanzaron y dispararon. Entretanto, las patrullas de refuerzo que habían llegado de Granada, Rivas y Jinotepe, solicitadas por el Comando de Nandaime, se habían unido a la búsqueda, desplegando en total 74 efectivos, respaldados por tres o cuatro helicópteros139. En el Informe del FSLN, se dice que “supuestamente” hacia las 16,30 de la tarde salió una de esas patrullas, acompañada de Oscar Turcios y Ricardo Morales, para buscar a las mujeres y que al tirarse del coche en marcha, les tuvieron que disparar. Pero ellos no creyeron que los hechos se desarrollaran de ese modo y lo único cierto era la hora de la muerte. Pensaron que el informe de la G.N. se debió falsear porque, si el Mayor Alfredo Juárez se había trasladado a Nandaime a las 10 de la mañana y la muerte de Oscar Turcios y Ricardo Morales se había producido a las 16,30, no se entendía lo ocurrido en tantas horas vacías. Desde las 10 hasta las 16,30, la Guardia había dispuesto de varias horas en las que los habían podido interrogar y torturar. Así pues, según el FSLN, la mayor duda que surgía de la versión de la Guardia era que había unas horas que no estaban explicadas. Doris Tijerino, esposa de Ricardo Morales, afirmo posteriormente que a Óscar y Ricardo los habían matado, después de haber sido torturados. Ella estaba 139 En el informe de la Guardia no se menciona nada de ese despliegue de medios, ni de la cantidad de hombres, ni de los helicópteros. En dos textos distintos del FSLN se cuantifican las fuerzas de la Guardia en “cerca de un centenar”, en uno, y en setenta y cuatro, en otro. Informe, con participación de Carlos Fonseca, sobre asuntos organizativos y un análisis de los sucesos de Nandaime, del 20 de octubre de 1973. ACHM, E-001-C013-000365.
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Óscar Turcios en Cuba. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
De izquierda a derecha: Dionisio Marenco, Pedro Aráuz, compañera chilena, Óscar Turcios y Víctor Meza. Delante: Juan José Quezada. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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segura porque conocía algunas costumbres de la Guardia y había obtenido ciertas informaciones. Por una parte, era una práctica habitual de la Guardia explicar las muertes por la aplicación de la Ley de Fuga. Pero, en este caso, era una justificación burda porque los vehículos de la guardia eran cerrados y no transportaban a ningún preso sin estar maniatado, lo que imposibilitaba que se hubieran podido lanzar del vehículo en marcha. Por otra parte, ella, que estaba en la cárcel en ese tiempo, había sido informada por los compañeros que vieron los cadáveres del estado en que los habían encontrado y sus heridas desmentían que hubieran muerto porque hubieran intentado huir. Oscar presentaba orificios de bala por todo el cuerpo, y estaba también mutilado, y Ricardo había sido tiroteado en las manos, piernas, y pecho, y tenía señales de golpes y fracturas140. Junto a esas deducciones, el informe del FSLN termina señalando cuáles habían sido los fallos cometidos por ellos para tenerlos en cuenta en adelante: 1. Haber llevado un vehículo nada corriente —coche amarillo— en un lugar donde eran mucho más comunes los jeep y no haber cambiado en todo el tiempo el lugar del aparcamiento, por lo que llamaron la atención en el barrio. Igualmente, haber sido vistos al trasladarse del vehículo a la casa, y de la casa al vehículo, por estar muy cerca y facilitar así a los vecinos que asociaran ambas cosas. Tampoco tuvieron en cuenta que era importante que se hubieran relacionado en el lugar donde estaban viviendo con algún vecino, aunque esa relación se estableciera sin crear un compromiso de tener que invitarle a la casa. Pero era una seguridad para los ocupantes que se relacionaran con alguien, ya que se llamaba más la atención si nadie salía ni entraba de la casa porque sus moradores parecerían conspirativos y extraños. 2. Que dos compañeros de la Dirección Nacional estuvieran juntos (Oscar y Ricardo), simplemente porque tenían el hábito de trabajar juntos, lo que constituía un blanco fácil y era un error. Lo mismo que un compañero de los que denominaban “quemado” —perfectamente conocido—, como Ricardo Morales, llevara a un clandestino, como Oscar Turcios, porque con ello estaban sugiriendo la posible identidad del que no era conocido por la Guardia. A ello habría que añadir que carecían totalmente de escolta, llamándole “escolta” al menos a un individuo que estuviera pendiente de la seguridad de los compañeros que eran responsables en la organización.
140 D. Tijerino aludió a la semejanza de otro caso, el de Denis Enrique Romero Zamorán, asesinado en 1972 y del que la Guardia también aseguró que le habían aplicado la ley de fuga. La responsable había sido la patrulla de Orlando Hislop, que había infiltrado a uno de sus miembros en la universidad como estudiante, al que ella denunció cuando lo supo. La propia Guardia terminó aportando el documento que demostraba que, en efecto, habían infiltrado a un guardia y él propio infiltrado admitió finalmente que había matado a Denis Enrique. Además, el cadáver estaba destrozado y la ropa limpia, lo que fue considerado una evidencia de que no se había tirado de ningún vehículo y de que lo habían torturado desnudo. Tijerino, D., Ob. cit., p.73.
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3. No haber tenido especial cuidado al salir de la casa, aunque ya sabían por experiencia que era el momento crítico en que se solía atacar. Asimismo, atribuían a Guardia el error de haber entrado directamente en la casa sin tomar precauciones, motivo por cual les habían podido disparar. 4. Por último, fue por la falta de conocimiento del terreno por parte de Jonathan y Juan José, por lo que no lograron huir, mientras que las compañeras —que llevaban allí más tiempo— sí pudieron. Era, pues, necesario conocer el terreno donde se actuaba. Después de ese repaso minucioso de los hechos, el análisis hacía mención de otras acciones que habían llegado a buen término, para que sirvieran en adelante como ejemplo de buenos resultados. En ese sentido, señalaron una ocasión en que varios compañeros, que habían sido interceptados, dijeron que eran trabajadores, lo que era creíble porque llevaran una bolsa con herramientas de trabajo, pero en fondo de la bolsa tenían una pistola con la que pudieron disparar. Después, con algún conocimiento del terreno, pudieron huir. También ponderaron la estrategia de esperar durante horas escondidos hasta la noche en que siempre disminuía la vigilancia para escapar entonces. O bien desconcertar a la Guardia disparando un solo tiro al aire y salir huyendo posteriormente. En un caso similar, la Guardia había interpretado que se habían topado con un borracho y así se había podido proteger a un cuadro de la organización. De todo lo anterior, los sandinistas sacaron como principal conclusión que no se podía exponer a cuadros del FSLN conocidos, y menos aún de la Dirección Nacional. Y terminaban diciendo: “Aunque lo más necesario sea tener algún elemento infiltrado en las filas del enemigo, también es imprescindible atender a los detalles y a la vigilancia constante, así como no hundirse con los reveses, ni embriagarse con los éxitos”141.
141 Informe, con participación de Carlos Fonseca, sobre asuntos organizativos y análisis de los sucesos de Nandaime, del 20 de octubre de 1973. ACHM, E-001-C013-000365.
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iV.
La represióN eN La recta FiNaL deL régimeN (1974-1979)
Columna de la Guardia Nacional, entrando en Estelí, tras la toma del pueblo, después de la Insurrección de septiembre de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
1. eL recrudecimieNto de La represióN eN La moNtaña y eN La ciudad La etapa más represiva del régimen somocista se inició en 1974, después del asalto a la casa del ex-ministro de Agricultura y Ganadería, José María Castillo. Sin embargo, el hostigamiento de la Guardia Nacional venía de muy atrás y se había cebado, hasta este momento, sobre todo en la montaña, en el campesinado de las regiones Norte, Central, Atlántica y Pacífica, aunque también en esos años atacó en las zonas urbanas a profesionales y obreros, no siempre dirigentes políticos. Carlos Fonseca había escrito, ya en 1972, tras el escándalo de la gestión del terremoto: “Desde 1956 a 1972, cada año ha habido rebeliones, combates guerrilleros rurales y urbanos, manifestaciones de protesta de estudiantes y otros sectores y, actualmente, uno de los sectores que se ha sumado a la lucha ha sido la Iglesia que hoy asume una posición crítica en relación al sistema y camarilla somocista. En este período, la denuncia y lucha guerrillera ha sonado en Yaule, El Chaparral, Pueblo Nuevo, Chachagón, Yamale, Las Bayas, el Dorado, Río San Juan, Río Poteca, El Bijao, Raití, San Esquipulas, Río Bocay, Ayaspal, Uluse, Pancasán, Yaosca, Caratera, Zinica, El Rosario, La Virgen, Las Delicias, Rota, El Redentor, La Ermita y Posoltega”1.
Desde 1970 y hasta 1974, el trabajo del FSLN en la montaña había consistido en retomar el contacto con sandinistas veteranos, incluso de las luchas de Sandino, para recabar información sobre los movimientos de la Guardia y para ir creando redes de campesinos que pudieran ser colaboradores o integrarse como combatientes en las escuelas de entrenamiento. También había que restablecer los correos entre las comarcas, tener localizados y controlados a los jueces de Mesta —ayudantes civiles de la Guardia Nacional—, conocer bien el terreno para elegir los lugares más convenientes para acampar y los lugares propicios para esconder armas o avituallamiento de todo tipo, que cada vez llegaba en mayor cantidad desde la ciudad, a través de los guerrilleros que subían a la zona montañosa desde el Pacífico. Era todavía la etapa de la “acumulación de fuerzas en el silencio”, cuando la consigna era no llevar a cabo acciones ofensivas, sino dedicarse al conocimiento del terreno y estar a la espera, lo que fue objeto de 1 Fonseca, C.: Actas para la Historia, 1972. ACHM, E-001-C-013-000365.
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polémica interna y de muchas discrepancias, porque muchos guerrilleros no entendían cómo se podía estar a la defensiva, cuando la represión iba en aumento. Desde finales de 1974, sin embargo, el FSLN cambió de táctica y ordenó ya a los guerrilleros pasar a la ofensiva, según les comunicaron, “porque en la ciudad iba a ocurrir algo grande”, que no era sino la toma de la casa de José María Castillo que ya se estaba preparando. Fue entonces cuando se formaron dos grandes columnas en la montaña: una, la Pablo Úbeda, con Carlos Agüero, “Rodrigo”, a la cabeza, que estaba organizada como núcleo guerrillero central, para atacar las guarniciones militares de Zelaya Norte, y otra, la de Víctor Tirado López, para el departamento de Matagalpa. Allí se concentraron algunos militantes llegados de Cuba, estudiantes y obreros desde las ciudades y los campesinos reclutados. Se pasó a la ofensiva por un breve espacio de tiempo y el ataque que entonces se perpetró al cuartel de la Guardia en Waslala quedó como un hecho simbólico, por ser la primera vez que la guerrilla atacaba una guarnición fuertemente defendida. Poco después se atacó el cuartel de Río Blanco, pero muy pronto se recibieron de nuevo órdenes de cese de la actividad, lo que extremó las discusiones porque la Guardia se había hecho fuerte, estaba matando a guerrilleros y las órdenes se discutieron como nunca e, incluso, se desoyeron2. Desde los hechos de Nandaime, en septiembre de 1973, se había producido un incremento de jóvenes dispuestos a colaborar activamente con el FSLN, unas veces, en la forma que ellos llamaban “legal” y otras veces, como “clandestinos”. Los “legales” eran los que no tenían necesidad de ocultarse porque no eran conocidos, pero los “quemados”, tenían que vivir clandestinamente, protegidos en las “casas de seguridad”. Trabajaban en los barrios, en el movimiento estudiantil, haciendo de correos o asaltando bancos para obtener dinero para el avituallamiento de la guerrilla. A ella se fueron incorporando tanto hombres como mujeres y éstas, pese a que en un principio fueron minoría en las tareas propiamente militares, en los últimos años tuvieron una incorporación masiva y, al final, después de la revolución, constituyeron el 92% de los instructores políticos de la Escuela Militar3. El inicio de la militancia de los jóvenes que se iban incorporando al FSLN, tenía siempre como horizonte la integración en la guerrilla, en los primeros tiempos rural y, más tarde, urbana. Pero lo que fue un mito común a todos ellos hasta muy tarde, prácticamente hasta las insurrecciones de la fase final del régimen, fue “la marcha a la montaña”. Después de los hechos de El Chaparral, Pancasán y Zinica y, pese al desmantelamiento progresivo que la Guardia Nacional había logrado de los focos guerrilleros de esas comarcas, persistía la imagen idílica de “enmontañarse”, incluso como una auténtica pedagogía de la resistencia por la que debía pasar todo combatiente. Como señala David Nolan, era incluso la 2 De hecho, fue en septiembre de 1975 cuando se llevó a cabo la emboscada a la Guardia de San Antonio de Kuskuwás, dirigida por Víctor Tirado López. Ramírez, S. (1989), Ob. cit., pp.93-98. 3 Entrevista a Dora María Téllez. Randall, M., Ob. cit., p. 180.
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forma en que los estudiantes de clase media y alta, mayoritarios en el Frente, “podían lavar el alma de la culpa de ser burgueses”4. O, como les repetía René Tejada, “Tello”, a los jóvenes que entrenaba, en la montaña se abandonaban los malos hábitos y de ella debía surgir “el hombre nuevo”5. La idea, muy similar en todos, la resumía Henry Ruíz, diciendo: “para nosotros la montaña era como un crisol donde realmente se forjaban los cuadros”6. La admiración por la táctica de guerrilla venía de mucho antes, desde la revolución china y, más recientemente de la cubana, pero se había intensificado en la década de 1970, cuando la guerra de Vietnam y la agudización de los conflictos en Próximo y Medio Oriente extremaron las críticas de sectores cada vez más amplios hacia la política exterior de los EE.UU. Desde entonces, se fue dando una auténtica explosión de movimientos nacionalistas y antiimperialistas que se extendieron por el Tercer Mundo y el Caribe y fue en esa década también cuando empezó a crecer ininterrumpidamente en Nicaragua una oposición al régimen que abarcaba a los más amplios sectores de la sociedad. Esa oposición se fue uniendo al FSLN o simpatizando con él y el movimiento guerrillero rural, sumamente acosado en los últimos años de la década, iría iniciando su desplazamiento a la ciudad para concluir en una revolución que después sería fundamentalmente urbana. Pero todo había comenzado en la montaña. Antes de integrarse en la guerrilla, los dirigentes organizaban cursos en escuelas, más o menos improvisadas para que los nuevos integrantes estudiaran algo de política, cultura general y nociones de primeros auxilios pero, muy especialmente, formación militar. Desde ahí, unos salían a la montaña y otros a los barrios de la ciudad. Pero el entrenamiento específicamente guerrillero se había llevado a cabo desde el principio en Cuba. Entre 1969 y 1970, en que el gobierno de Cuba desautorizó esas actividades en su territorio, el FSLN se vinculó por un tiempo al Frente Democrático de Liberación de Palestina, a través de la Organización Trotskista de la IV Internacional. No obstante, desde 1971, en que se restableció el apoyo de Cuba, por la mediación de Carlos Fonseca, sería de nuevo el centro principal de entrenamiento, aunque también hubo algunos contactos puntuales con la República Popular Democrática de Corea del Norte e, incluso, con Pekín7. Algunos de los testimonios más completos sobre la vida en la montaña, la formación guerrillera y el trabajo con los campesinos, fueron los de Francisco Rivera Quintero “El Zorro” —originario de Estelí y hermano de uno de los primeros combatientes, Filemón Rivera, partícipe de los hechos de Pancasán—; los de Omar Cabezas, que estuvo en la montaña desde 1973, después de un período de intensas luchas estudiantiles en León; y los de Hugo Torres, cuyas vivencias corresponden a 4 Nolan. D., Ob. cit., p. 64. 5 Cabezas, O., Ob. cit., p. 110. 6 Ibidem, p.18. 7 Ortega, H., Ob. cit., pp. 220-221.
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los años 1976 a 1978. Éste último fue uno de los asaltantes de la casa de José María Castillo, el 27 de diciembre 1974, y después, dirigente —junto con Edén Pastora y Dora María Téllez— de la toma del Palacio Nacional, el 22 de agosto de 19788. Los testimonios, o relatos de vivencias en primera persona fueron muy importantes para el conocimiento de diversas realidades. Sólo algunos publicaron estos relatos, pero, como indica Johm Beverley, ”cada testimonio particular evoca, en ausencia, una polifonía de otras voces posibles, de otras ‘vidas’ (…) que demuestran el deseo del narrador de no ser silenciado, de imponerse a una institución de poder desde una posición excluida o marginal”9 Así pues, el valor testimonial de los relatos individuales trasciende en mucho el interés de sus biografías particulares para pasar a convertirse en “modelos” o ejemplos de una realidad compartida. En consecuencia con esa premisa, se comprueba constantemente que la llegada a la montaña de los jóvenes que abandonaban sus seguridades familiares y urbanas era, por lo general, un cambio de vida muy duro. Se internaban en ella y solían afrontar las dificultades con entusiasmo y con una buena dosis de mitificación, sin la que, seguramente, no hubieran podido resistir. Pero también con una certeza de la necesidad de extender sus vínculos con los campesinos, como un complemento imprescindible del trabajo en la ciudad. Omar Cabezas dice al respecto: “Yo me fui a la montaña con una fe infinita. Porque no era sólo el sentimiento romántico de aquella marcha, sino que detrás de eso ya había toda una práctica política, una práctica organizativa, una práctica de combate —en este caso callejero—, de movilización de masas (…) ése fue un factor importante para que yo no pensara en desertar porque el impacto que te causa cuando pasas abruptamente de un medio a otro y, sobre todo, cuando no estás preparado físicamente para eso, es muy fuerte10”
Como la mayoría de los estudiantes, que se internaron en la montaña, la preparación teórica de Omar Cabezas se basaba en El Diario del Che, escritos sobre Vietnam, la revolución china, relatos sobre los movimientos guerrilleros de América Latina y el manual que todos mencionan de Martha Harnecker. Después, el entrenamiento en el medio duraba algo más de un mes, dirigido por compañeros ya avezados en ese tipo de vida y, por lo general muy duro: ejercicios físicos agotadores, manejo elemental de armas y el logro de la supervivencia que era una misión diaria y, a veces, casi imposible. Francisco Rivera, “El Zorro”, también subió a la montaña en 1973, con 18 años, y comenzó allí con una base de operaciones en El Chile, entre los departamentos de Zelaya Norte y Matagalpa, además de encargarse del trabajo de las comarcas vecinas de Waslala, Kuskuwás y Yaosca Central. Desde su ubicación estableció comunicaciones con la escuadra de Víctor Tirado López, de nuevo 8 Torres, H.: Rumbo Norte. Hispamer, Managua, 2003. 9 Beverley, J.: “Anatomía del testimonio”, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, 1987, p.6. 10 Cabezas, O., Ob. cit., p. 64.
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en la zona de Pancasán, y con Carlos Agüero, que se encontraba organizando la brigada Pablo Úbeda en las zonas de Zinica y del río Iyás. Permaneció allí cuatro años, hasta que mucho más tarde sería el organizador de las tres insurrecciones en Estelí de 1978 y 187911. Sobre el tipo de formación que se impartía en Cuba, “El Zorro” ofrece un amplio relato, ya que él pudo vivirla durante el año 1972. Con ese objeto, el viaje desde Nicaragua a Cuba no era algo fácil y eran precisos vericuetos tales como ir primero a Suiza y Checoslovaquia, para llegar finalmente a la isla. En su caso, sin embargo, como eran los años del gobierno en Chile de Salvador Allende, la ruta se estableció saliendo de Nicaragua a México y de allí a Santiago de Chile y a Cuba. Él llegó a La Habana con 18 compañeros entre los que estaban Jaime Wheelock, Manuel Morales Fonseca y Juan de Dios Muñoz, que pasaron seis meses encerrados combinando estudio y entrenamiento militar, con una estricta disciplina. Allí estudiaban Historia de Nicaragua, de Centroamérica y de América Latina, los movimientos de liberación del mundo y las figuras de Sandino, Martí, Bolívar y Che Guevara. Todas las noches debían presentar un informe crítico y autocrítico de las actividades del día y, al final de la semana, se hacía una reunión de análisis. Posteriormente, pasaron otros seis meses en las montañas del Oriente de Cuba, con instructores que eran capitanes y tenientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y allí recibieron una intensa preparación física y todo tipo de tácticas insurgentes. Finalmente regresaron otra vez por Chile y después por Colombia y Honduras, entrando a través de pasos clandestinos a Nicaragua12. Después quedaban ya integrados en la guerrilla. Cuando no era posible ir a Cuba, los futuros guerrilleros se entrenaban igualmente en cualquier lugar en que fuera posible en Nicaragua. Allí, además del entrenamiento propiamente militar, orientado a combatir a la Guardia Nacional, el objetivo primordial era ampliar sus contactos con los campesinos e ir ganándolos para su causa. En este sentido, Marlene Chavarría, “Yaosca”, también campesina, manifestó que admiraba el trabajo que los guerrilleros hacían con el campesinado y su preocupación por hacerles distinguir las diferencias entre ellos y la Guardia, porque la Guardia difundía entre el campesinado la idea de que el FSLN mataba y violaba, lo que era, por el contrario, su comportamiento habitual. Los guerrilleros observaban la norma de no pedir nada a los campesinos, de esperar a que ellos les dieran algo y de comprarles lo que necesitaban siempre que podían, porque eso sólo ya constituía una diferencia fundamental con los saqueos de la Guardia. Les explicaban por qué estaban luchando y que lo hacían para que mejoraran sus propias vidas”13. Omar Cabezas habla de sus relaciones con los campesinos hacia 1974-1975, cuando la Guardia extremó la represión en el Norte y había tomado la zona 11 Ramírez, S. (1989), Ob. cit., p. 65. 12 Ibídem pp. 71-72. 13 Entrevista a Marlene Chavarría. Randall, M., Ob. cit., p. 187.
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próxima a Ocotal y las capturas habían sido masivas. Su grupo se planteaba regresar a Managua porque ya estaban cercados y el hambre arreciaba, pero él tenía la orden de seguir haciendo trabajo en la montaña. En ese intento se aprecia cómo, en ocasiones, los campesinos los acogían de un modo inicialmente forzado, sin atreverse a rechazarlos de entrada, pero con un miedo enorme y aceptándolos sólo por pocos días. La montaña estaba plagada de jueces de Mesta y Orejas —espías de la Guardia Nacional— y cada campesino temía ser descubierto ocultando a sandinistas y que su casa fuera quemada y su familia asesinada. Después, con el tiempo, muchos se fueron poniendo de su lado, tras muchas horas de conversación y labor de convencimiento; de darles dinero cuando ellos podían, tratar de resolverles problemas y ganarse su confianza, valorando que, si no les denunciaban, ya era un éxito. De ese modo se iba contando con casas a las que podían acudir en caso de urgencia y en donde les podían proporcionar algo de comida y refugio. En algunos casos se dieron excepciones, en los encuentros con antiguos combatientes de la época de Sandino, como la de Bonifacio Montoya —don Bacho— y su esposa, ya octogenarios, que les acogieron como si les hubieran estado esperando14. Toda la familia de don Bacho era sandinista, hijos y nietos, y el matrimonio fue asesinado a palos más tarde por la Guardia Nacional en una de las orgías de sangre que llevaban a efecto absolutamente ebrios y desquiciados15. Respecto a la actitud y modo de vida de los campesinos, “El Zorro” resaltó también esa entrega a la causa revolucionaria de los que habían sido antiguos colaboradores de Sandino, además de viejos dirigentes sindicales procedentes al partido socialista. Incluso les habían prestado colaboración otros, partidarios incluso del viejo caudillo Emiliano Chamorro e identificados con el Partido Conservador, que también eran antisomocistas. Las condiciones de vida descritas por él no dejan dudas sobre la miseria de ese mundo rural, que no era el de los obreros agrícolas que trabajaban regularmente la tierra ajena, sino el de los mozos de las haciendas de café o fincas de ganado, que trabajaban esporádicamente por una paga miserable y que tenían que aventurarse a cazar animales del monte o pescar en los ríos, con el temor de ser echados en cualquier momento por los jueces de Mesta o por la Guardia. Dice él que era un campesinado harapiento, que nunca había salido de la montaña, que vivía en chozas con techo de palma que sólo les servían para resguardarse a duras penas de las lluvias y cuyos niños vivían en estrecha convivencia con los animales, descalzos y mal nutridos. Como hasta allí nunca habían llegado las escuelas, todos 14 Véase sobre el matrimonio Montoya y otros casos de represión: Relato de una experiencia represiva, firmado por César Augusto Salinas Pinell. Apéndice IV. 3. 15 Los guardias tomaron a un bebé de la familia de tres meses y lo mataron lanzándolo hacia arriba varias veces y ensartándolo con las bayonetas cada vez que caía. Al matrimonio le arrasaron la casa, les ataron a un árbol y les mataron a golpes. En el encuentro de los guerrilleros con Don Bacho, aquel les había entregado una pequeña mochila militar de la época de Sandino con algunas balas en su interior, enterrada y casi deshecha, que había guardado durante años pensando que los sandinistas regresarían algún día. Cabezas, O., Ob. cit., pp. 190-196.
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ellos eran analfabetos, no conocían la luz eléctrica, ni las medicinas y su único modo de festejar el domingo era “la ingesta de guaro hasta perder el sentido”16. Casi en los mismos términos se expresaba Omar Cabezas respecto a los campesinos, después de la sequía terrible de 1975: “No quedaba comida, ni siquiera maíz. Se habían comido ya todas las gallinas, no había ni frijoles ni arroz (…) los campesinos con aquel terror cuando les hablábamos, con aquella humildad que nos recibían y con aquella pobreza, todos casi desnuditos, flacos del hambre y con una tristeza horrible”17.
O. Cabezas relata que, cuando les preguntaban si la tierra que trabajaban era suya, la respuesta siempre era negativa. Los terratenientes de aquel momento, o sus padres o abuelos, les habían ido despojando de sus tierras paulatinamente en un proceso de desalojo violento, o legal según los Planes del Consejo de Defensa Centroamericano (CONDECA). Ellos expresaban que les habían enchiquerado, reducido y rodeado de alambres. Trabajaban la tierra y el ganado del terrateniente y una parte del tiempo sembraban las tierras que el terrateniente les alquilaba. Al sacar su cosecha, tenían que vendérsela al mismo terrateniente y le tenían que comprar a su vez la sal, los machetes, las medicinas y todo lo necesario en un “comisariato” que tenía el terrateniente. Los calificados como “rancheros” todavía estaban peor porque su tierra era cedida por el terrateniente y vivían en unos ranchos que construían en un par de días, con palos y paja, pudiendo ser echados en cualquier momento. Todos tenían ansias de tierra y por ello —según el testimonio de O. Cabezas— los guerrilleros, aunque nunca les prometieron una reforma agraria, los invitaban a luchar para conseguirla18. Junto a la pobreza campesina, otro de los temas que es recurrente entre los que vivieron en la montaña es el de la dureza de la vida de los que allí se internaban. Pero la represión obligaba a responder con urgencia, como afirmaba Henry Ruiz, el Comandante Modesto, el responsable superior en ese medio, en donde estuvo desde 1970, por lo que seguían yendo a pesar de las dificultades: …”La supervivencia en los macizos montañosos era muy difícil en un país como el nuestro, con pocas vías de penetración y con la población desintegrada. Era algo muy duro. Fíjese que en 1970, en Nicaragua, éramos sólo 2.399.000 habitantes en 129.994 Km2. Pero la situación del país había empeorado y, a pesar de que la Guardia Nacional era pequeña, era lo que se llamaba “el batallón Somoza”, con no más de 500 hombres, tenían aterrorizado al país. Cualquiera podría pensar ‘ese batalloncito, ¿por qué no lo sacamos?’, pero nosotros no teníamos armamento, solo teníamos alguna pistola y otras pocas armas averiadas…hubo compañeros que lo intentaron y murieron en el camino”19…
16 Ramírez, S. (1989), Ob. cit., pp. 86-88. 17 Cabezas, O., Ob. cit., p. 215. 18 Ibidem, p. 240-241. 19 Entrevista de la autora a Henry Ruiz en Managua, junio, 2004.
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Ana Julia Guido, campesina de Matagalpa, que pasó también dos años y medio en la montaña, de 1975 a 1977, no la consideraba tan dura, pero también reconocía que necesitó seis meses para adaptarse y no sentir tanto el cansancio y el hambre, que se engañaba con “puros carbohidratos y con la excepción de la caza de algún mono”20. Otra campesina, “Yaosca”, se refería a su vida en la montaña en términos parecidos a Ana Julia, como una vida difícil, aunque más llevadera para ella, porque era muy hábil y resistente en los ejercicios militares debido a que, según sus propias palabras, “la mujer campesina tiene condiciones físicas21. Hugo Torres habla igualmente sobre la organización en la guerrilla y explica cómo se distribuían en “columnas”, con un campamento central, de entre veinticinco y treinta hombres, que estaban al frente de “escuadras” de unos diez hombres cada una. Los miembros del campamento central eran los que decidían los avances o retiradas y los de las escuadras tenían como misión el mantenimiento y ampliación de las redes de colaboradores campesinos, el abastecimiento del campamento central y los “ajusticiamientos” de algún juez de Mesta o represor asesino. Él estuvo casi siempre con hombres, pero también menciona a algunas campesinas en proporción muy inferior, aproximadamente una mujer por cada diez hombres o más que, a menudo, eran ejemplos de fortaleza22. Las penurias de la vida guerrillera se ilustran también en su exposición con detalles muy expresivos de diverso tipo, desde los inconvenientes de las botas de goma, necesarias para cruzar mejor los ríos o aislarse de la vegetación cerrada, pero que producían rozaduras y sudores a los que costaba acostumbrarse, hasta la necesidad de cargar con mochilas muy pesadas porque en ellas llevaban todo el aprovisionamiento necesario, de armas, comida, hamacas para dormir y todo aquello que inevitablemente tenían que transportar. Sin embargo, aún cuando las molestias eran incontables, ninguna fue para él tan terrible como cuando se hizo presente la sensación continua de hambre, cuando las condiciones de represión se extremaron y los campesinos no les podían proveer. Antes, cuando encontraban casas de campesinos que les daban de comer o a los que ellos podían comprar carne o huevos, se alimentaban mejor, porque las proteínas, siempre esporádicas, sólo formaban parte de la dieta cuando había posibilidad de cazar algún mono o tapir americano, que en Nicaragua se conoce como “danto”. Pero hubo épocas de comidas frugales de guineos cocidos, caracoles de río o algún panal de miel y hasta días enteros sin comida o con un poco de sal y agua. Otras veces, teniendo posibilidades de caza, no se lo podían permitir porque intuían a la Guardia en 20 Entrevista a Ana Julia Guido. Randall, M., Ob. cit., p. 181-186. 21 Entrevista a Marlene Chavarría. Randall, M., Ob. cit., p.189. 22 Hugo Torres cuenta el caso de una campesina de su escuadra, Reynita, de 16 años, que resistió hasta una herida de bala sin emitir queja alguna, pero que nunca había estado en una ciudad y, finalmente, eso fue lo que la hizo abandonar al grupo. Ella no sabía lo que eran los coches, ni la televisión, ni la electricidad y a veces, cuando trataban de explicárselo, se mostraba incrédula, creyendo que se reían de ella. Finalmente decidió quedarse con unos campesinos antes de la bajada del grupo a Managua porque le asustaban todas esas cosas tan desconocidas. Torres, H., Ob. cit., 344-346.
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sus cercanías y no podían arriesgarse a que se oyeran los disparos. Y en alguna ocasión, hasta les fue imposible guisar la carne por el peligro que suponía que la Guardia pudiera descubrirlos por el humo del fuego y tuvieron que comer crudas las vísceras y las partes más blandas de los animales. Él recordaba que “era un hambre distinta a lo que habitualmente llamamos hambre. Lo otro es apetito, lo que sentimos cuando se aproximan las horas de comida. Pero el hambre es otra cosa: ansiedad permanente y reclamo primario de supervivencia”23. Hugo Torres hace también hincapié en otros peligros que se presentaban en la vida guerrillera, como el cuidado sumo que debían tener en sus recorridos por la espesura montañosa, borrando sus huellas después de pasar para que no las vieran los guardias y, a la vez, estar atentos a las huellas de ellos, que, por fortuna, nunca se ocupaban de enmascarar. O los problemas de salud, como las infecciones de muelas, las picaduras de insectos y hormigas, los desarreglos de estómago provocados por la falta de una dieta equilibrada o por pasar desde algún ayuno forzoso a comer mucho. Pero la más temida era la “lepra de montaña” —la leishmaniasis— que era relativamente frecuente y producía llagas que en los pies que podían dificultar o impedir el andar, con lo que ello significaba en una vida de movimiento constante. El tratamiento les llegaba de Costa Rica y, cuando no lo había, se cauterizaban las llagas con machetes puestos al rojo en el fuego24. Otro aspecto en el que coinciden los que vivieron en la montaña es en el reducido número de personas que realmente se internaba en ellas, pero que llegaba magnificado hasta la ciudad, envuelto en tal halo místico de idealización de la necesidad de curtirse en sus profundidades y de toda una serie de valores épicos, que produjeron no pocas desilusiones cuando por fin se llegaba allí. A este respecto, también “El Zorro” habló de la realidad de la montaña cuando él fue enviado para organizar la brigada Pablo Úbeda, bajo las órdenes de Carlos Agüero, en 1973, cuando todavía eran muchos menos. Entonces, Modesto estaba coordinando el trabajo político y militar en miles de kilómetros, en docenas de comarcas de los departamentos de Matagalpa y Jinotega hasta la profundidad de las selvas de Zelaya Norte, y allí era donde se suponía que debía asentarse la brigada. Su trabajo en ese tiempo consistió en contactar campesinos, localizar lugares para buzones de armas y medicinas y buscar sitios apropiados para establecer los campamentos. Pero había muy pocos hombres, como él pudo comprobar: “El trabajo guerrillero era prácticamente inexistente y el ejército rebelde que iba a derrotar a la dictadura estaba solamente en los sueños de unos pocos hombres. Y más que victorias, el Frente Sandinista lo que conocía eran fracasos militares, fracaso tras fracaso a lo largo de los años. Allí estaban Modesto, Tirado López, Filemón Rivera, José Valdivia y René Tejada. En eso consistía toda la fuerza guerrillera, que no llegaba a quince hombres en total, dispersa en ese inmenso territorio de filas montañosas, 23 Ibidem, p. 269. 24 Ibidem, p. 291.
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valles, ríos y espesura de la selva. Cada pequeño grupo separado de los otros por largos días de marcha. Lo demás era un puñado de campesinos de las comarcas, cañadas y caseríos, que actuaban como colaboradores, correos y baquianos (…) ya para entonces yo sabía bien, porque lo estaba viendo con mis propios ojos, que las cosas no eran totalmente como me las había pintado Humberto al informarme que iba destinado al frente guerrillero de la montaña. Lo que existía era la montaña, pero no el frente guerrillero. Y la montaña, inmensa, había que patearla a pie, de un lado a otro, para ir tejiendo con paciencia las redes de colaboradores buscando reclutas. Un trabajo de hormiga25.
No obstante, él terminaba diciendo que eso no le quitaba el entusiasmo y que esa era su vida, que no estaba dispuesto a cambiar por ninguna otra cosa del mundo, casi como Hugo Torres que decía que “mística sí existía y bastante”26. Omar Cabezas —cuyo grupo fue entrenado por René Tejada, “Tello”, y Carlos Agüero, “Rodrigo”—, sintió de forma parecida una decepción cuando comprobó la poca gente que estaba en el soñado campamento, cuando él llegó desde la ciudad: “Al ir entrando, vimos unos plásticos verdes, como unas diez champas…la cocina, ollas grandes y peroles…Aquí sí es el campamento. Efectivamente, tenía cara de campamento. Así como yo lo imaginaba…pero no se veía apenas gente. Pensé que andaban en algún otro lugar, pero qué va, ésa era toda la gente que estaba allí y nosotros los que estábamos llegando. Eso lo fui asimilando poquito a poco, porque también sabía que estaban por allí Filemón Rivera y Víctor Tirado a unos 600 kilómetros”27.
Por último, en otros asuntos no materiales, es destacable la mención que todos hacen de tratar de no quejarse de las extremas condiciones para no minar la moral del resto, lo mismo que la necesidad de observar una lealtad sin fisuras entre ellos y no delatar a nadie aunque les capturaran y torturaran. A ese respecto, tenían acordado que, cuando fueran detenidos —tanto en la montaña como en la ciudad— debían aguantar el interrogatorio durante una semana para dar tiempo a los compañeros a ocultarse. Pasada la semana podían hablar para salvar la vida. En consecuencia, todos se llamaban siempre por pseudónimos y se comunicaban mediante claves cuando hablaban a distancia, por si eran interceptados por la Guardia. La soledad era difícil de combatir y, a menudo, hacía estragos. Omar Cabezas hablaba así de su lenta y dolorosa adaptación: “Era como irse desprendiendo de la propia carne. Ya no vas a ver el tipo de gente que mirabas en la ciudad, las casas, el cine, la luz eléctrica, los colores…sólo ves verde. Tu físico se va transformando, el cuerpo se 25 Ramírez, S. (1989), pp. 77-78-83. 26 Torres, H., Ob. cit., p. 241. 27 Cabezas, O., Ob. cit., p. 100.
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te pone blanco pálido, los dedos callosos…hubo un tiempo en que pasé como un año sin verme la cara en el espejo y la mirada va cambiando (…) Te das cuenta de que ya estás al otro lado, que ya sos otro (…) La sensación del absurdo, las distancias kilométricas de siete u ocho días andando, el cansancio, la nostalgia de mi madre, mi casa, mi cuarto (…) Era la sociedad del absurdo y teníamos que hacer cosas que en una sociedad normal no teníamos que hacer28”.
Otro de los guerrilleros que recordaba intensamente la soledad fue Roberto Calderón, que estuvo meses perdido en la montaña en 1977 y aseguraba que, más que las privaciones, lo que le había hecho sufrir era no poder hablar con nadie. Fue tan fuerte ese sentimiento que, al no encontrar ninguna ciudad, pero sí un comando de la Guardia, decidió entregarse. Lo sorprendente fue que, como era un caso insólito, la Guardia no le creyó, temiendo que fuera alguna estratagema de los guerrilleros para atacar el cuartel, y le dijo que regresara al día siguiente. Tuvo que convencerles de que estaba sólo para que lo detuvieran. También él hablaba del hambre en la montaña, donde tuvo que comer carne cruda porque, como a otros muchos, se le terminaron las cerillas y, en ocasiones, hasta la corteza de un árbol llamado “garra de león” después de tenerla hirviendo durante mucho tiempo. Las condiciones eran tan míseras que él fue testigo de que algunos incluso murieron de hambre. Roberto Calderón había llegado también a la mitificada montaña creyendo, como dice Ernesto Cardenal, que se iba a encontrar con “una reforma agraria, programas de alfabetización y hasta con bancos que prestaran dinero a los campesinos”29. Pero todo lo que encontró fue un puñado de guerrilleros de los que tuvo que separarse al toparse con unos guardias y, tras la dispersión, no volvió a encontrarlos. Cuando finalmente la Guardia comprobó que estaba solo y le encarceló, estuvo preso hasta la liberación que se dio con la toma del Palacio Nacional. Entre los enmontañados, también era frecuente la sensación de estar desconectados, de no tener noticias de lo que ocurría en el país y preguntarse si el país sabría de ellos, después de tantos sufrimientos y carencias como estaban soportando. El aislamiento era debido, además de la posibilidad de extraviarse como en el caso de Calderón, a que las columnas a veces perdían la comunicación entre sí o no podían llegar a las citas acordadas y se podían pasar hasta años sin noticias del resto de los compañeros y sin saber nada de lo que ocurría en el mundo. En otras ocasiones, el aislamiento se producía porque la Guardia había detenido a alguien, al que había conseguido hacer hablar, y con esa información habían sido interceptadas las rutas entre la montaña y la ciudad, por lo que habían quedado desconectados de todo. A ese respecto, muchos guerrilleros estaban decididos a emprender ofensivas en la montaña, en desacuerdo con las órdenes de Modesto 28 Ibidem, pp. 233-244. 29 Cardenal, E., Ob. cit., pp. 127-129.
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—que continuaba firme en su estrategia de seguir a la defensiva— para impedir que se prolongara la represión que se estaba radicalizando, tanto hacia campesinos, como hacia ellos mismos. En otros aspectos referidos a las relaciones personales, hay a menudo quejas de cierta frialdad o aspereza en el carácter de Modesto, aunque en otros casos, se le cita como un estudioso incansable y de una honestidad y entrega siempre probada. Así, dice de él Omar Cabezas que no podía ver a un niño sin abrigo porque se desprendía de él, y eso en la montaña era realmente difícil. Y que, cuando la mayoría estaban hastiados y apáticos, ante las esperas y la inactividad de muchos períodos, a Modesto se le veía leyendo teoría política y, pese a que muchos no le entendían cuando les explicaba, confiaban en que lo que él decía era lo acertado: “…Modesto tenía un léxico complicado. Era un extraordinario compañero, pero tan agudo e inteligente que a veces costaba entenderle. En aquel tiempo yo casi no le entendía, pero de lo que no dudábamos era de que él siempre tenía la razón”30.
La montaña estaba cada vez más plagada de patrullas de guardias, perros y helicópteros, hasta el punto de que, cuando Carlos Fonseca llegó allí, muchos se sorprendieron por el riesgo que comportaba y por sus problemas de salud y de visión. Pero él tenía mucho interés en celebrar una reunión con Modesto y planificar un cambio de estrategia para pasar a la ofensiva, como muy tarde para enero de 1977. Su deseo era que la montaña empezara a actuar de una forma autónoma, abandonando la dependencia de la ciudad. Que no se sintiera desde el medio urbano a la montaña “como una carga”31. Carlos Fonseca había planificado esa reunión para el 15 de noviembre de 1976, pero el día 7 cayó en una emboscada que le ocasionó la muerte en Boca de Piedra, comarca de Zinica. La tan buscada reunión nunca llegaría a celebrarse32.
30 Cabezas, O., Ob. cit., pp. 156-157. 31 Ramírez, S. (1989), p.114-115. 32 Al día siguiente, el lunes 8 de noviembre de 1976, cayeron también Eduardo Contreras —el comandante Cero, o Marcos, de la toma de la casa de Chema Castillo— y Silvio Reñazco, emboscados por la Guardia Nacional en Satélite Asososca. El enfrentamiento fue presenciado por Hugo Holmann, sobrino de Pedro Joaquín Chamorro. También Roberto Huembes, que fue emboscado en Residencial El Dorado. El martes, 9 de noviembre, se anunció la muerte de Carlos Fonseca y la noticia se publicó en La Prensa el miércoles, día 10. Chamorro Cardenal, P. J.: Diario Político. Nueva Nicaragua, p. 208 y 210. En el período de espera a Carlos Fonseca, murieron en la montaña, igualmente abatidos por la guardia, Carlos Agüero y su compañera Claudia Chamorro. Entre agosto y noviembre de 1976, cayeron en enfrentamientos con la Guardia Nacional, otros muchos como Edgar Mungía, Julio César Rivera Maldonado, y los anteriormente mencionados. La GPP informó a la vez de la muerte de los guardias Miguel Espino e Inés Rugama y denunció la presencia de tropas extranjeras en Nicaragua, de mercenarios norteamericanos y brasileños. ACHM, Tendencia GPP, Caja III, fólder 2, Exp. 18841(II).
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La muerte de Carlos Fonseca fue una conmoción para sus compañeros y un éxito para sus captores, que llegaban a decir, a veces, que era como un fantasma que aparecía y desaparecía, sin que nadie fuera capaz de apresarlo. A los pocos días de su muerte varios periodistas fueron invitados por la plana mayor militar a una conferencia de prensa, para darles a conocer una noticia que a todos les costaba creer. La rueda de prensa se llevó a cabo en las instalaciones de la Oficina de Leyes y Relaciones Públicas de la Guardia Nacional, a cargo del coronel Aquiles Aranda Escobar. En esa oficina se encontraban también los generales Gustavo Medina, Napoleón Suazo e Iván Alegrett; los coroneles Roger Sandino, Humberto Lagos y Efraín Santamaría y los capitanes Isidoro López Prado y Noel Pizza. Brindaban con vodka y whisky y acompañaron sus bebidas con una comida preparada en el Casino Militar. Brindaban por la desaparición física del comandante Carlos Fonseca Amador, pero, al decir de Tomás Borge, a la vez temblaban y reían nerviosamente. Al tercer día de su muerte en la Oficina del G-2, donde efectuaron un Consejo de Guerra, que condenó a 111 personas vinculadas al Frente Sandinista, el cerebro de la Oficina de Seguridad Nacional, el coronel Sergio Calderón Mendieta, permitió una entrevista para Extravisión, del Canal 2 Televicentro de Nicaragua, aunque advirtió que no la dejarían pasar. En efecto, el coronel Alberto Luna Solórzano hizo funcionar el “código negro” y, además de censurar la entrevista, confiscó el video-casette. La entrevista, realizada con René Núñez Téllez y Tomás Borge Martínez, fue confiscada, pero se entregó una copia y la original la guardó Manuel Espinoza Enríquez, director de Extravisión. En la entrevista hablaban René Núñez y Tomás Borge de la ternura y la fortaleza de Carlos, de su originalidad y su talla de hombre, y dijo de él René: “Carlos nos enseñó a rasgar la tierra para encontrar nuestras raíces”. Tomás expresó que Carlos les enseñó a leer con antorcha —en medio de la penumbra— el pensamiento del general Sandino. Que fue el primer dirigente de izquierda de América Latina que actuó consecuente con su palabra, sobre la necesidad de la vinculación con los cristianos para la búsqueda de la tierra prometida. Y que fue el primero junto con el Che Guevara en hacer enfoques críticos de la experiencia marxista33. La vida en la montaña sufría esas tragedias más intensamente, si cabe, por las condiciones en que se vivía y por otras insatisfacciones que, fuera de ella, no eran fáciles de imaginar. Uno de esos singulares motivos de insatisfacción, del que se lamenta Hugo Torres, hablando en nombre de muchos, era el referido al trato que les daban algunos jefes a los enmontañados que provenían de la ciudad. Como en todas las escuadras había mezcla de personas del campo y de 33 Para ver con mayor detalle: Blandón, M.: Entre Sandino y Carlos Fonseca. Segovia, Ediciones Latinoamericanas, Managua, 1980; Borge, T.: Carlos, el Amanecer ya no es una tentación. Memorias. Ediciones de la Unión. Col. Nuestros Países. La Habana, 1980. Escrito en una de sus estancias en la cárcel.
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la ciudad, éstos últimos comentaban entre sí que sentían un trato discriminatorio hacia ellos, que atribuían a la desconfianza y prejuicios de los jefes por considerarlos “pequeño-burgueses”. Concepciones que respondían sin duda a unos planteamientos doctrinarios bastante rígidos enraizados en la mitificación marxista más ortodoxa del proletariado o, en este caso, campesinado. Sin embargo, es igualmente cierto que sus testimonios siempre traslucen una moral alta alimentada por la mística de la lucha. No en vano, la constatación del terror que los campesinos tenían a la Guardia y la intensificación de la represión en 1976-1977, llenaba de sentido su esfuerzo y su ideal de terminar con la triste situación de injusticia del país34. Para el FSLN, por tanto, el “enmontañamiento” tuvo una parte idealizada, pero también era fruto del convencimiento de la GPP de que las bases de la revolución en la Nicaragua agraria debían ser los campesinos y era imprescindible convencerlos y atraerlos a la causa. Había que ir integrando a los campesinos como combatientes e ir construyendo lazos de solidaridad y confianza con ellos. Por otra parte, fue necesario ocultarse en el monte para poder atacar puestos de la Guardia cuando era posible y para huir después de alguna acción por la que se les estuviera persiguiendo. Finalmente, sentían que había que dar una respuesta a las ínfimas condiciones de vida y represión, cada vez más fuerte, a la que estaba siendo sometida la población del campo, que era doble: una, la provocada por los desmanes de los jueces de Mesta y la Guardia Nacional, y otra, la de los campos de concentración. 1.1. los dEsmanEs dE los juEcEs dE mEsta y la guardia nacional La pobreza en que vivía el campesinado era ya en sí misma un modo de represión y de mantenimiento de una situación injusta, con salarios de miseria y literalmente de hambre. La media del salario no había mejorado desde la década de 1960 y era de 5 córdobas al día por 10 y 12 horas de trabajo, que aún se reducía más porque ciertos pagos se abonaban en especie como sal, azúcar, zapatos, ropa frijoles, maíz y otros varios35. Como el salario no les alcanzaba, era algo normal en las zonas Norte, Central, Atlántico y Pacífico vender su trabajo por adelantado, lo que se convirtió en una auténtica “ley socio-económica”: que los campesinos trabajaran toda su vida para morir endeudados con el patrón. Pero ni siquiera la muerte les liberaba ya que, normalmente, tenían familias con ocho hijos de media, muy mal mantenidos, que una vez adultos continuaban la cadena interrumpida por el padre, de modo que el patrón nunca perdía nada. Los hijos heredaban las deudas de los padres y las quejas no habían hecho más que intensificarse con los años, pero pronto apren34 Torres, H., Ob. cit., pp. 248-279; 35 Ya en la década de 1960, los campesinos afirmaban que no se podía vivir con menos de 12 córdobas al día. Documentos del FSLN, 21-2-1975. Comité de Lucha “Vietnam Heroico”, F.R.U. ACHM, Tendencia GPP, CAJA 4, Fólder 1, Exp.14.943.
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dieron que después de las reclamaciones llegaban las denuncias y las amenazas y no obtenían ninguna compensación. 1.1.1. Los Jueces de Mesta Los jueces de Mesta formaban parte de una verdadera organización paramilitar que existía en la montaña. El terrateniente con más recursos era el capitán de cañada y su autoridad abarcaba un territorio que incluía varias comarcas donde se hacía respetar porque iba armado y respondía directamente ante la Guardia Nacional. Por debajo de ese terrateniente estaban los jueces de Mesta, que eran figuras que ligaban la represión económica con la represión política. Entre ellos hubo terratenientes, dirigentes del partido político de Somoza —el Partido Liberal Nacionalista (PLN)—, ex guardias nacionales y pequeños o medianos propietarios, a los que atraía fundamentalmente tener poder en su comarca o comunidad campesina y beneficiarse, como los guardias, todo lo que pudieran. Armados de escopetas o revólveres, recorrían las comarcas sembrando el terror. Solían encabezar cuadrillas de cinco o seis campesinos auxiliares, también armados, que eran gentes de extracción humilde, pero que, a menudo, aspiraban a ser como el jefe, vendidos a los privilegios que se les otorgaban y que, con malos modos y una actitud despótica, convertían en un infierno la vida del campesinado. Por menos de nada se podía ser acusado de subversión y a eso le seguían los encierros y detenciones que las autoridades locales ejecutaban, normalmente de madrugada36. Esa organización se había creado, en sus inicios, para mantener el orden, dilucidar pleitos, capturar a los culpables de delitos de sangre, deslindar cercos y todo tipo de cuestiones que se debían dirimir en el campo. Pero, desde 1966 en que apareció la guerrilla, su principal función pasó a ser la de reprimir y asesinar a los sospechosos de colaboración con la guerrilla y el Juez de Mesta podía ordenar a los campesinos que se presentaran, voluntariamente o forzados, a cumplir sus órdenes, sin paga alguna, para patrullar los campos con los auxiliares o como guías para ir en busca de guerrilleros37. Otra de sus competencias era el cobro de multas por algún “delito” que, junto con indisimulados robos, convertían su gestión en un sistema que se podía calificar de cohecho y chantaje dirigido a despojar de tierras a los campesinos pobres. Las multas promedio del juez de Mesta ante cualquier acción que aquel consideraba reprobable era de 50 córdobas. Además de que con mucha frecuencia chantajeaban a los campesinos, con promesas de libertad, para que les dieran sus cerdos (chanchos) y gallinas, y ante una acusación de cualquier delito, era inútil discutir o suplicar. Fue un dicho común entre las gentes que los campesinos tenían “los ojos tristes y de un color amarillo que eran consecuencia de la desnutrición” 38. 36 ACHM, Tendencia GPP, CAJA 4, Fólder 1, Exp.14.943. 37 Ramírez, S. (1989), Ob. cit., p. 89. 38 El salario era de 5C$, con los que tenía que comprar, como mínimo, 1 libra de sal, 1,5 bolas de jabón, 1,5 botellas de gas, 2 sobres de “Amebac” (pues siempre padecían gastroenteritis), 0,20
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Los jueces de Mesta informaban a los comandos de los cuarteles de la Guardia de los más insignificantes encuentros con los guerrilleros, ante los que nunca se deban a conocer, temerosos de que la Guardia pudiera pensar que ellos no habían cumplido con su cometido. Un ejemplo, entre muchos de los informes que entregaban, puede dar una idea del contenido de esos informes: “Sr. Comandante de El Chilamate: Le informo que ahora, que yo no estaba, que andaba en Jinotega, llegaron dos del Frente Sandinista a mi casa por dos veces, el jueves día 24, y cuando se fueron agarraron para una montaña de Piedra Colorada. Le dijeron a mi esposa que no dijera nada porque corrían peligro. Le preguntaron que dónde estaba la Guardia, que si estaba cerca del puesto y mi señora les contestó que no sabía dónde estaban. Juez de Mesta Regino Díaz, del Puesto de la comarca de Santa María de Tapascún. 29 de noviembre de 1976”39.
1.1.2. Los abusos de la Guardia Nacional La Guardia Nacional, ejército y policía, que había sido el principal elemento de coacción del somocismo, tanto en el campo como en la ciudad y, especialmente en la montaña, donde su objetivo fue siempre combatir al movimiento guerrillero —el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y su base social—, había sembrado el pánico durante toda su historia, hasta el punto de que el campesinado la veía como sinónimo de saqueo de sus pocas pertenencias, sufrimiento y muerte. La tercera etapa de su existencia fue la más represiva, y se extendió desde que Anastasio Somoza Debayle delegó en la práctica en su hermano natural, José R. Somoza —quien compartió las tareas con el hijo del presidente, Anastasio Somoza Portocarrero, el “Chigüín”— hasta la caída de la dictadura, o sea, de 1974 a 1979. El Presidente seguía siendo ostentando el título de jefe y su hermano José era el Inspector General, pero en la práctica, fue el período del hermano y el hijo, en un mando compartido. En los primeros años de incursiones en la montaña, se había establecido que la Guardia Nacional fuera la autoridad suprema que tenía bajo su mandato a los Jueces de Mesta, que eran los que le facilitaban el trabajo en territorios alejados de las ciudades y a donde acudían sólo de vez en cuando a revisar la situación. Sólo cuando el movimiento guerrillero se extendió y, después de 1973 sobre todo, patrullaron personalmente con más frecuencia y se internaron en el monte persiguiendo a los guerrilleros que los acosaban y que intentaban atacar sus puestos de comandos, y a los campesinos, que al ser considerados por norma colaboradores, fueron objeto de continuos malos tratos. Castigaban los supuestos delitos que c/u de Mejoral (pues siempre padecían dolores) y 8 botellas de cususa. “Represión en Matagalpa”. Barricada, 12-11-1979. 39 Cuartel General de la Zona Norte, Río Blanco. ACHM, Fondo OSN, Exp. 07639.
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aquéllos cometían igual que los Jueces de Mesta, pero si aquellos cobraban 50 córdobas de multa, las de la Guardia Nacional nunca bajaban de 8040. En 1974, previniendo revueltas durante el período pre-electoral, se dio otra oleada de represiones violentas, por lo que una escuadra campesina secuestró a un terrateniente somocista. La Guardia Nacional respondió haciendo listas de campesinos de conocida militancia opositora, que se vieron obligados a huir de sus tierras para salvar la vida. Como siempre, cuando eran encarcelados o forzados a escapar a las montañas, se resolvía con el consiguiente beneficio para la Guardia Nacional que, sistemáticamente, se apropiaba de las cosechas abandonadas 41. En los últimos años de la Guardia, se cometieron los mayores abusos de todo tipo que desprestigiaron la institución militar. Ya desde sus inicios, sus miembros se habían beneficiado hasta donde habían podido de un sinnúmero de multas, pagos confusos y “mordidas” de diversa índole. Pero desde que su jefe, Anastasio Somoza Debayle, inició su relación extramatrimonial con Dinorah Sampson, se inmiscuyó un extraño nuevo elemento en el discurrir cotidiano de la Guardia. Dinorah tuvo protegidos tanto militares, como civiles, a los que conseguía ascensos y destinos lucrativos por su control de nombramientos en sectores preferentes: Dirección de Migración y Extranjería y Dirección General de Ingresos. Ella se beneficiaba exigiendo el 50% de participación en todos los cargos y nombramientos que lograba, además de emprender negocios particulares, cuyos productos pasaban sin aduana desde Miami a Managua, con la complicidad de la Guardia y sin control alguno42. La Guardia seguía apareciendo como servil e incondicionalmente fiel a los Somoza. Pero, como señalaba A. Torres Lazo, para la etapa de Anastasio Somoza García, el capitán Justiniano Pérez, que fue el segundo a bordo de José R. Somoza en esta última fase, corroboraría esa relación de sumisión y le atribuiría, incluso, las derrotas y deriva final de la Guardia: “la fidelidad debía ser una cualidad indispensable en las fuerzas armadas, pero debía haberse dirigido hacia la Nación, no hacia una familia”43. Dinorah Sampson. Vivió con Anastasio Somoza Debayle los últimos años de su vida. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua. 40 ACHM, Tendencia GPP, CAJA 4, Fólder 1, Exp.14.943. 41 Ibidem. 42 Pérez, J. (2004), p. 61. Véanse los negocios de Dinorah Sampson en el apartado 5. de la Sexta Parte. 43 Ibidem, p.128.
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Cuando Somoza Debayle incrementó las responsabilidades de su hijo, desde 1975, la represión fue a más y se intensificó el terror en la montaña con la quema de chozas de los campesinos, destrozos de campos y matanzas de animales. Todo lo que pudiera alimentar se destruía para que fuera imposible mantener a los guerrilleros y obligarles a pasar hambre. La aparición de los grupos guerrilleros había sido un elemento indeseable y odioso para los regímenes controlados por militares en todas partes y éstos se defendieron con una brutalidad organizada y un terror indiscriminado. Los gobiernos militares se sintieron en guerra contra un amplísimo sector de la población a la que calificaban enseguida de “terroristas” y “comunistas” y el resultado fue una persecución indiscriminada de la población campesina, primero, y de verdaderas campañas de terror en las ciudades, más tarde44. En enero de 1975, a causa del reciente asalto a la casa de Chema Castillo, comenzó una campaña contra los guerrilleros en la Zona Norte del país, que seguía siendo uno de los principales lugares de actividad del FSLN donde los campesinos les seguían ayudando en su supervivencia. Volvieron a estar de triste actualidad la crueldad y abusos de la Guardia en los ataques a los departamentos de Matagalpa, Nueva Segovia, Jinotega o Zelaya, zonas rurales y montañosas donde con más frecuencia se internaban los guerrilleros, cometiendo los acostumbrados desmanes, incendios de ranchos y hasta bombardeos45. Se empezó por el departamento de Matagalpa y, como los ascensos en la Guardia se producían por fidelidad al Jefe, y no por popularidad o competencia profesional, Somoza encargó esta operación al coronel Gonzalo Evertz, cuyo currículum destacaba por la brutalidad de su trato con los campesinos. Una de sus acciones fue reunir a los hombres de una aldea rural y fusilar a veinte de ellos. Cuando el arzobispo protestó por estos asesinatos, la respuesta de Somoza fue intensificar la censura para que se extendiera a las transmisiones por radio y publicaciones de la Iglesia46. Más tarde, entre abril y agosto del mismo año, la Guardia emprendió una “campaña de saneamiento ambiental” con la que se intensificaron las detenciones, saqueos y torturas. Se amplió el campo de acción y, además de Matagalpa, llegaban a los campos y montañas de Jinotega, Zelaya y Nueva Segovia, a donde irrumpían en helicópteros. Allí, muchos campesinos fueron acusados de “cuatreros” y de tener armas escondidas en sus casas, y, por ello, capturados y asesinados o desaparecidos. Incluso se dieron casos tan deleznables como el de El Naranjo, donde fueron violadas ocho mujeres por guardias que llegaron allí con la excusa de vacunar niños47. 44 Kruijt, D., Ob. cit., p.46. 45 Uno de los más conocidos fue el de El Varillal, donde se había asesinado incluso a niños y donde familias enteras habían sido quemadas vivas. 46 Millett, R., Ob. cit., p. 385. 47 Estos testimonios de la represión se conocen gracias a un informe ofrecido con motivo del 41 Aniversario del asesinato de Sandino, que hace acopio de la represión entre septiembre de 1973 y 1975. En esos meses fue capturado Luis García Cardenal, con otros 26 campesinos más, incluidos mujeres y niños. Algunos de los nombres que se conocen fueron: María Felicia de García, con su
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En otros lugares, como Palo Alto y Palo Grande, algunos campesinos se habían enfrentado para recuperar tierras anteriormente usurpadas por la Guardia Nacional. Por ello, la Guardia al mando del Coronel Evertz, se lanzó a reprimir a la población indiscriminadamente y encarceló a 48 familias con sus viejos y sus niños48. Por añadidura, como la Guardia tenía conocimiento de que cada vez participaban más mujeres, por la creciente desaparición de los hombres, se multiplicaron los testimonios sobre capturas y violaciones, incluso se dijo que tiraban a los niños desde helicópteros o los pasaban por el filo de sus bayonetas echándolos después a sus perros hambrientos. Al año siguiente, en 1976, se empezaron a llevar a cabo las maniobras de contrainsurgencia de la “Operación CONDECA, Águila VI”, que agrupó a miles de tropas enviadas por los gobiernos dictatoriales de Guatemala y El Salvador, con la participación de equipos y observadores del llamado “Comando Sur”, de la Zona del Canal de Panamá —donde se instruía y asesoraba a las dictaduras latinoamericanas— y fue dirigida al área montañosa del país para luchar contra la guerrilla sandinista. Desde la óptica del gobierno de Somoza, el cometido del CONDECA y de la operación Águila VI era la “defensa de las instituciones democráticas y de los ideales de justicia y libertad ante las agresiones del comunismo internacional”49. La operación culminó en noviembre con un desfile de esas tropas, en el que se exhibieron por las calles de Managua. Y fue ese período de colaboración entre las maniobras del Águila VI y de la Guardia Nacional, cuando murió Carlos Fonseca Amador y fue capturado Tomás Borge50. El director de la operación Águila VI era el General Dennis T. McAuliffe, que se había propuesto terminar con el FSLN, no sólo políticamente, sino físicamente51. Pero los mayores índices de represión se alcanzaron cuando el “Chigüín”, Anastasio Somoza Portocarrero, en su afán por mejorar la imagen y fiereza del ejército, pasó a dirigir la EEBI, situada en el búnquer de su padre. La EEBI no fue creada por Anastasio Somoza Portocarrero, sino que había existido desde 1927, aunque con otros nombres hasta que, en mayo de 1977, el “Chigüín” fue ascendido a Mayor y nombrado oficialmente por su padre comandante de la EEBI, cargo que ostentaría hasta el final, en 1979. Su carrera militar había comenzado con el rechazo de West Point, pero se preparó en la prestigiosa escuela inglesa de Sandhurst, en Fort Benning y en Fort Leavenworth de Kansas. Se prohijo de 7 meses, Lucio Martínez y Abelina Muñoz de Martínez, con 4 hijos menores de edad, y Mario, Genaro y Rodolfo Martínez, todos ellos en paradero desconocido. A la vez, en Somotillo, fue asesinado por una patrulla de la Guardia Nacional el sandinista Alfredo Medina. Represión entre septiembre de 1973 y 1975. ACHM, tendencia GPP, CAJA 4, Fólder 1, Exp.14.945. 48 Allí irrumpían los camiones, por orden de la “plumífera” —vendida a la autoridad— Irma Ferreti. Documentos FSLN, 21-2-1975. Comité de Lucha “Vietnam Heroico”, F.R.U. ACHM, Tendencia GPP, CAJA 4, Fólder 1, Exp.14.944. 49 Comunicado del FSLN a la clase obrera y al pueblo de Nicaragua. ACHM, tendencia GPP, Caja III, fólder 2, Exp. 03777 (II). 50 Ramírez, S. (1989), Ob. cit., p. 107. 51 Lozano, L.: De Sandino al triunfo de la Revolución, Siglo XXI, 1981, p.97
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puso reformar la EEBI para que fuera un auténtico ejército profesional que cambiara la imagen pobre y corrupta de la Guardia Nacional y el mando compartido de José R. Somoza y su sobrino, “El Chigüín”, fue la unión de quien concebía la Guardia como una institución inmutable, a la vieja usanza —el primero— y el joven que deseaba a toda costa renovar y profesionalizar la institución —el “Chigüín”—. La EEBI se convirtió bajo su mando en una unidad militar privilegiada, un cuerpo de élite con un perfil más profesional, a la vez que más duro y despiadado; la unidad más formada, pero también la más represiva de su historia. Estuvo compuesta de entre 2.500 y 5.000 hombres, según las épocas, y recibía un presupuesto anual de más de 10.000.000 USA$ (75.000.000 C$) por lo que podían pagar a los soldados rasos unos 120 dólares, mientras que los de otros cuerpos cobraban la tercera parte52. Anteriormente, la Guardia había salido siempre barata al Estado nicaragüense. En sus comienzos, con Somoza García, había sido fácil de someter con algunos “complementos” que se añadieron a los sueldos de sus integrantes, que habían estado congelados durante años, y se recibieron como una mejora considerable. Más tarde, las diferencias entre los sueldos de los guardias rasos y los de los oficiales se incrementaron, lo que no dejaba de ser un factor de descontento de la tropa, aunque lo aceptaba resignada mucho más por temor que por fidelidad al régimen53. Lo que les mantenía fieles al Jefe era la seguridad de que las represalias podían ser temibles cuando la obediencia no fuera absoluta, pero, en forma creciente, el pago a los servicios de la Guardia había sido, sobre todo, la impunidad para cometer atropellos con los que obtenían sustanciosos beneficios. Una total falta de sanciones y una permisividad absoluta en sus manejos y negocios particulares se utilizaba para colmar su avaricia y deseos de ascender económicamente54. Sin embargo, a los de la EEBI se les aprovisionaba de todo lo más selecto, tanto en comida, como en caprichos, del tipo de bebidas, cigarrillos o dulces, además de gozar de buenos servicios médicos y de toda índole. Tenían también el mejor vestuario, el mejor armamento y los mejores medios de transporte. A los oficiales se les complementaba, incluso, con frecuentes sobresueldos55. Según Justiniano Pérez, los hombres formados en la EEBI fueron, desde el punto de vista militar, los que suplieron, en la medida de lo posible, la in52 Pérez, J.: La EEBI. Los quijotes del ocaso. Publicaciones y distribuciones Orbis, Managua, 2006. p. 1 a 16. 53 En 1960 el sueldo de un guardia raso era de 180 córdobas al mes (cuando una trabajadora doméstica ganaba 150) y en 1977, el sueldo de los rasos había subido a unos 350 córdobas, mientras que, ya en 1970, un médico privado podía cobrar 100 córdobas por consulta. Los rasos se quejaban de que por un mísero sueldo se ganaban la enemistad del pueblo, mientras que los oficiales, tenían buenos sueldos, y no corrían peligro alguno porque “no se revolvían” con él. Tijerino, D., Ob. cit., p. 27 y 51; 54 Millett, R., Ob. cit., p.317; Medina Sánchez, F., Ob. cit., p.34. 55 Pérez, J. (2006), Ob. cit., p. 35; Mayo Sánchez, A.: Nicaragua, Año Cero. Ed. Diana, S.A., México D.F., p. 120 y ss.
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eficacia e inoperancia de los antiguos comandos departamentales que estaban miserablemente equipados, que apenas contaban con estrategias defensivas y que eran fácilmente desbancados por cualquier grupo guerrillero. En la etapa final del régimen, los miembros de la EEBI, integrados en grupos móviles, fueron los que auxiliaron a los comandos sitiados por toda Nicaragua cuando las luchas se hicieron permanentes en las ciudades. Si la Guardia Nacional, a través de su existencia, se había politizado, la EEBI, aunque pretendió rectificar, como parte del sistema que era, acabó también prolongando la vida de la dinastía56. Desde el punto de vista ciudadano, los militares de la EEBI fueron los más deshumanizados, contando entre sus mandos con “voluntarios extranjeros para ayudar en los entrenamientos”, que eran torturadores reconocidos procedentes de otras operaciones de limpieza y fuerzas antiguerrilleras, como los que el “Chigüín” había conocido en la Escuela de Guerra Psicológica y de Guerra Especial de Fort Benning: los mercenarios, Michael Echanis, conocido como “Mike el mercenario”, y Charles ‘Chuck’ Sanders, que eran ex combatientes de Vietnam y expertos en lucha antiguerrillera. Fueron directamente recomendados por el editor de la revista Soldado de la Fortuna y Somoza Portocarrero los contrató como instructores especiales de los comandos antiguerrilleros. Más tarde, se asociaron con Iván Alegrett —otro de los más conocidos y odiados jefes la Guardia Nacional— y murieron después los tres, junto a Van Nguyen, mercenario ayudante de Echanis, en el mismo accidente aéreo en los meses finales de la Guardia57. Somoza Portocarrero logró que se identificaran con los valores y credos de los ejércitos chilenos y brasileño. Su formación se pone de manifiesto en uno de los “diálogos” entre el jefe y los guardias, que se hizo tristemente famoso y fue sobradamente conocido por los vecinos de la zona porque se oía desde las casas cercanas al patio de entrenamiento. En él se evidencia el “lavado de cerebro” a que esas tropas eran sometidas: -¿”Qué debe hacer un soldado? -¡matar, matar, matar! -¿Qué son ustedes? -¡soldados! -¿Qué son realmente? -¡Tigres! -¿Y de qué se alimentan los tigres? -¡De sangre roja! -¿Y de quién es esa sangre? -¡Del pueblo, sangre del pueblo!” 58. 56 Pérez, J. (2006), Ob. cit., pp. 35-36. 57 Para mayor información, véase: Oleg Ignatiev y Guenrij Borovik: La agonía de una dictadura; Revista de entrenamiento militar de la EEBI. El Infante, en el Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). 58 Para una visión más detallada, véase: Carballo, Marco Aurelio: “Somoza III. La represión,
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Con esa formación y adhesiones a la familia por pura supervivencia —y en el caso de la EEBI, también por privilegios de mayor consideración—, la Guardia Nacional, y la EEBI en particular, eran odiadas por el pueblo y, en esa situación, todos sus miembros sabían que sólo contaban con el apoyo de los Somoza y que no le podían fallar y perder su amparo59. Pero que la EEBI fue la del cuerpo más brutal y represivo se deduce incluso de las palabras del capitán Justiniano Pérez, cuando dice “dejando aparte el factor político, la EEBI, fue indiscutiblemente un hervidero de orgullo militar para todos los que pertenecimos a ella”60. En la montaña se extremó la vigilancia desde 1977 y se incrementó el número de efectivos para perseguir a los guerrilleros. Los informes de los guardias a sus comandantes son numerosos y en ellos se aprecia el tipo de contactos que tenían con los jueces de Mesta y las descripciones que hacían de lo que sospechaban, las valoraciones de los efectivos que necesitan conocer para patrullar y la información hasta de los más ínfimos detalles. Un informe de un capitán a su comandante de Waslala muestra la práctica de sus incursiones y pesquisas: “En reunión con los Jueces de Mesta de esta comarca, el Juez Felipe Sobalvarro recordó que fueron vistos siete por esta zona, con carabinas y escopetas, pero los dos que fueron capturados el 25 de julio de 1977, no llevaban más que pistolas de calibre 45, por lo que debieron dejar enterradas las otras armas en Kilambé. El Juez de Mesta recordó otro detalle que olvidó comunicar y es que en una de las pistolas de calibre 45, al examinar la bala que tenía en boca dicha pistola, vio en el cascabillo la siguiente inscripción: ‘Te amo, ayúdame. Tu Flaco’. Le ruego ver si es posible indagar sobre el lugar donde han podido ser enterradas las armas y descifrar el mensaje de la ojiba del cartucho calibre 45. Para vaquear a conciencia este cerro son necesarias por lo menos diez patrullas trabajando dos meses de forma concatenada y continua. También tengo una información no confirmada de que en ‘Laguna Verde’, en coordenada 435073 de Carta Kilambé, la semana pasada se vio a dos sospechosos con aspecto de gente de ciudad. Ya alerté sobre el particular al Juez de Mesta de Plan de Grama, cercano a ese lugar, y estoy esperando resultados, de lo que le escribiré en cuanto tenga esa información”. Capitán Manuel López B., de la Patrulla “Casimiro”. Waslala, 10 de octubre de 197761. una especialidad”, en el diario Uno Más Uno. México, mayo, 1979, así como el relato de Echanis en la revista Soldado de Fortuna, citado por Medina Sánchez, F., Ob. cit., p. 36. Este tipo de adoctrinamiento del ejército recuerda el recreado magistralmente por M. Vargas Llosa en su novela La fiesta del chivo, referida al dictador Trujillo de República Dominicana. No en vano, este modelo de dictadores centroamericanos podrían estar reflejados con escasas diferencias en la descripción hecha en dicha novela. 59 Mayo Sánchez, A., Ob. cit, p. 123. 60 Pérez, J. (2006), Ob. cit., p.35. Lo resaltado en cursiva es de la autora. 61 Informe Operacional enviado por el capitán Manuel López B., de la Patrulla Casimiro, al Comandante CGSB. Waslala, 5-10-1977. ACHM, Fondo OSN, Exp. 07639.
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Asimismo, cuando a la EEBI se le encomendó, en 1978, la toma de las ciudades de León, Chinandega y Estelí, entre las sugerencias que “El Chigüín” les hizo respecto a la forma de vencer a los guerrilleros, insistía en que no entraran en combate con ellos, que era su fuerte, sino que se centraran en impedir su financiación, entrenamientos y alimentación, siempre con la ayuda y apoyo “del pueblo amigo”62. En la ciudad, igual que en el campo, la Guardia Nacional podía actuar sin límites y, en especial en las cárceles, el trato a los presos era brutal y algunas prácticas carcelarias constituían otra fuente de ingresos complementaria. La Guardia hacía negocios con los prostíbulos, que surtían sus establecimientos de campesinas llegadas a la ciudad con engaños y promesas de dedicarse al trabajo doméstico. Del mismo modo, las reclutaban en la cárcel, pagando las multas de las campesinas que elegían, con el compromiso de que fueran a trabajar a sus cantinas. La colaboración de algunos guardias directamente relacionados en esas dueñas de los prostíbulos era tal que, cuando ya no servían en los prostíbulos, las volvían a llevar a la cárcel, de donde salían y entraban continuamente63. El FSLN logró difundir clandestinamente a los ciudadanos las circunstancias de la cárcel y la solidaridad con los presos políticos fue muy grande. La ciudadanía llevo a cabo una campaña de protestas ciudadanas desde todos los ámbitos, a la que la Guardia respondía con desprecio. Hubo momentos tan penosos como los ocurridos al atender las reclamaciones de los padres que llegaban a la morgue a buscar a sus hijos muertos, en que se dieron casos de crueldad gratuita. Uno de ellos fue el que relató una trabajadora de León, Marina Solís, cuyo hijo de 14 años había caído en la toma de la iglesia de El Calvario en Matagalpa, donde mataron a todos los participantes. Cuando ella, con otras madres, fue a la morgue a solicitar los cadáveres de sus hijos, les hicieron pagar 80 córdobas para poder retirarlos. Les dijeron que tenían que pagar “las balas que se habían tragado”64. 1.2. los campos dE concEntración La Guardia Nacional organizó otra forma extrema de represión en la montaña, los campos de concentración, que constituyeron una de las manifestaciones más siniestras de la crueldad y el ensañamiento de los métodos de control de la dictadura. Se establecieron en las regiones de Kilala, en Chinandega y del Norte y Atlántico, en Siquía, Macuelizo, Amatillo, Ococona, Río Blanco y Waslala. Las familias que eran llevadas a estos campos eran extraoficialmente acusadas de formar parte de la guerrilla, aunque en muchos casos sólo eran los ya 62 Con el eufemismo “el pueblo amigo” aludía al campesinado, que presionado y atemorizado desde siempre, era el sector que podía cortar toda ayuda a la guerrilla. AIHNCA, ASD-030. 63 Una de las dueñas de prostíbulo que frecuentaba la cárcel era la madre adoptiva de un conocido torturador, “El Pájaro”, y otra era la concubina oficial del comandante de la cárcel, Alesio Gutiérrez. Tijerino, D., Ob. cit., p. 51. 64 Randall, M., Ob. cit., p. 269.
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mencionados propietarios de pequeñas parcelas de tierra que se habían negado a venderlas o cederlas a altos cargos de la Guardia Nacional. En esos campos se practicaba a los prisioneros las más refinadas clases de torturas y los campesinos se sentían aterrorizados por esos lugares, de los que muchos no volvían nunca. Cuando se les capturaba, se les cubría la cabeza inmediatamente con una capucha y se ataba al cuello con una cuerda, que a duras penas les permitía respirar, para comenzar los interrogatorios en los que era práctica normal que fueran insultados, amenazados y golpeados, especialmente en el estómago, pecho y cabeza65. Algunos de los casos que se conocieron, como los de las montañas de Cosigüina, eran campos de concentración de donde no entraba ni salía nadie sin permiso de la guardia nacional, construidos para someter a la población campesina de la comunidad de Kilala, que hasta tenía que vender sus cosechas a quien autorizara la Guardia Nacional y al precio que aquélla dispusiera. También en el campo de concentración de Nueva Guinea, fueron golpeados por exigir mejor precio para sus cosechas, otros fueron encarcelados para obligarlos a abandonar sus tierras y muchos otros desaparecieron sin dejar rastro 66. Del campo de concentración de Waslala existen datos por algunas revelaciones de guardias nacionales arrepentidos. Los conocidos como “rasos”, el estrato inferior de la jerarquía, eran captados con mucha frecuencia por proceder de una vida llena de miseria y, aunque hubo muchos a quienes cegó la ambición y el deseo de cometer tropelías con toda impunidad, otros no estuvieron de acuerdo con los procedimientos empleados o con las órdenes que les daban sus jefes y tiempo después abandonaban sus puestos o revelaban sus experiencias. Por esas fuentes conocemos que en Waslala los prisioneros eran ocultados, unos encima de otros, en letrinas comunales o fosos de barro, que se tapaban por la noche con planchas de madera. Durante el día, mujeres, niños y ancianos estaban a la intemperie, expuestos al fortísimo sol de la estación seca o a las lluvias tropicales 65 Inicialmente, los prisionero podían ver a sus torturadores, pero eso cambió después de las ejecuciones de los guardias nacionales Gonzalo Lacayo y Roberto Sánchez, en 1968. Los oficiales de la OSN exigieron protección para su identidad. Desde entonces, a los prisioneros se les colocaban en la cabeza una especie de bolsa de lona, llamada “la capucha”, para que no pudieran ver a quiénes los estaban torturando. Véase apéndice III. 66 Entre los campesinos despojados de sus tierras se conocen los nombres de Andrés López, Miguel Ángel Pozo, José Montenegro, Alfonso Florián, Teresa Zeledón Pérez, Domingo Dávila Zeledón y Estanislao Romero, por instrucciones del “plumífero” Cornelio Hüeck. Entre los campesinos desaparecidos se contaron Santos y Genaro Díaz, Pedro Hernández, María y Juan Castil, Victor Flores, Juan López, Agustín Mendoza, Julio Pineda, Felipe Aguilar y su padre; la familia González, José Ángel Martínez, casi todos los miembros de la familia Losa, los cuatro niños y las dos mujeres que estaban con César Flores en una cueva de Yaosca Central (Matagalpa), Sabino y Demetrio Centeno, Victoria Díaz y otros cuatro que habían sido asesinados por el mismo motivo en Rancho Grande. Tampoco se supo nada de cinco dirigentes campesinos capturados en Chinandega, a raíz de la toma de tierras en Palo Alto y Palo Grande. Documentos FSLN, 21-2-1975. Comité de Lucha “Vietnam Heroico”, F.R.U. ACHM, Tendencia GPP, CAJA 4, Fólder 1, Exp.14.943.
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de la estación húmeda. Allí fueron habituales los castigos extremos y las fosas comunes encontradas años después. Uno de esos guardias rasos arrepentidos, que había estado en Waslala era Nieves López Mantilla y, durante el cumplimiento de un destino posterior en la Central de Policía de Managua, relató su experiencia anterior a una de las mujeres del FSLN allí detenidas, Charlotte Baltodano67. Ella la copió literalmente, cuando estaba presa en 1977, fecha en que las cosas habían empeorado respecto a años anteriores. Del raso Nieves dijo Charlotte Baltodano que tenía una facilidad enorme de comprensión y captaba muy rápido las cosas, lo cual —según sus palabras— era muy raro en un raso. También añadió que, cuando le estaba exponiendo su relato, no podía contener las lágrimas. Esas confidencias entre un guardia nacional y una sandinista eran muy escasas porque eran sumamente peligrosas y constituían un verdadero riesgo, dado que los guardias tenían terminantemente prohibido contar las cosas que hacían o veían, incluso, hablarlas entre ellos. Aún así, Nieves dictó su historia a Charlotte Baltodano y es un testimonio tan duro y excepcional que merece ser expuesto al completo como ejemplo de la actuación de las fuerzas represivas en la montaña y de los campos de concentración que allí se improvisaron. Dice así: “Llegué a Waslala el 2 de febrero de 1977. Estuve en las montañas del Norte nueve meses. Al llegar me di cuenta de que había varios campesinos en el hoyo68. Tenían aproximadamente 6 meses sin sacarlos al sol. El comandante era el Mayor José Juan Villalta, alias “Amín”, que murió en un accidente. Allí en Waslala, como a los 15 días, sacaron del hoyo a 4 compañeros que estaban, según pude observar, con un alto grado de desnutrición. Se les daba de comer un poquito de arroz crudo y guineos (plátanos). Sólo los sacaron media hora para tomar un poco de sol y los volvieron a meter. Una semana después llegó de la montaña un helicóptero trayendo dos campesinos que fueron metidos en ese mismo lugar. Más tarde fueron sacados por un agente de seguridad de los que llamábamos “Ojón”. Les llevaron a una sala destinada a interrogatorios y torturas. Como a las 6 de ese mismo día le aplicaron la “Ley de fuga” a uno y fue atrozmente acribillado a balas por un centinela. Vi como cayó en un acantilado. Baja67 Charlotte Baltodano había sido una de las liberadas por las exigencias del FSLN, tras la toma de la casa de José María Castillo. Después, volvió a la cárcel porque se supo que ella y su esposo, Leonel Espinoza, habían alquilado la casa de El Crucero, donde se ocultaron algunos de los que tomaron de la casa del ex-ministro José María Castillo el 27 de diciembre de 1974. Otros ocupantes de la casa en esos momentos fueron Tomás Borge Martínez, Germán Pomares Ordóñez, Melba del Carmen, Castillo Aramburu y Olga López Avilés. Tiempo después se supo que la dueña de la casa alquilada creyó que se habían marchado sin pagarle y los delató. Finalmente, fue de nuevo detenida el 4 de mayo de 1977, después de un ataque a una patrulla de la BECAT en Managua. Torres, H., Ob. cit., p. 195. 68 El “hoyo” era un agujero excavado en el suelo, que servía de letrina, y en donde metían a los presos y los tapaban con tablones hechos de los troncos de los árboles, para que vivieran en la oscuridad como una tortura cotidiana y permanente.
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mos a ver y todavía estaba vivo por lo que yo pedí una camilla para que lo lleváramos, pero un oficial me dijo que lo arrastráramos y así lo hicimos y fue enterrado allí mismo en el cuartel, en el PC (Puesto del Comando). El que quedó en el hoyo desapareció y no lo volví a ver. En marzo llegaron a Waslala cuatro personas, una de ellas de apellido Rizo. Llegaron a visitar a un hermano de Rizo que vivía allí en Waslala. Los oficiales se dieron cuenta de que eran guerrilleros e inmediatamente fueron hechos prisioneros. Llegó un helicóptero y se los llevó con rumbo desconocido. Me imagino que los tiraron del helicóptero porque uno de los guardias que trabajaba en el PC me informó. Por esos mismos días llegaron unos padres norteamericanos que trabajaban en esa región y preguntaron por un sin número de campesinos que habían sido capturados por las patrullas. El Mayor “Amín” les dijo que no tenían a nadie preso allí y que no sabía de quiénes le estaban hablando. La política de Derechos Humanos estaba activa y nosotros nos dimos cuenta de que una misión Internacional de Derechos Humanos llegaría a muchos cuarteles en el Norte. Fue cuando nos seleccionaron para cumplir una misión especial y al día siguiente fuimos trasladados en un helicóptero al interior de la montaña. Puestos allí, empezamos a excavar y a hacer el hoyo más profundo y empezamos a notar un olor fétido y hediondo y seguimos excavando hasta encontrar un sin número de cadáveres hasta de 42 personas, de ambos sexos y todo tipo de edad: niños, jóvenes, mujeres, hombres, viejos...que habían sido asesinados en diferentes formas. Unos a tiros y otros con arma blanca. Entonces comprendí cuál era nuestra misión especial. Sacamos los cadáveres, les echamos gasolina y les quemamos hasta reducirlos a cenizas. Éramos 15 guardias y un oficial y los restos que quedaron los enterramos allí mismo y no dejamos ninguna huella. El helicóptero nos trasladó nuevamente a Waslala. Nos formaron y nos dijeron que nadie se debía acercar a nosotros y nos dijeron (el tte. Ilarios y el comandante Pejsiando —su pseudónimo—) que nosotros no sabíamos nada, que no habíamos visto ni hecho nada, que solamente habíamos andado en la zona de Kiskiwita. Más tarde supe que la patrulla que había cometido esas atrocidades fue la patrulla al mando del Tte. Ilarios. Días antes, esa patrulla había tiroteado a un sin número de ellos con el pretexto de que eran colaboradores del FSLN. La verdad era que los habían matado para hacerse con todo lo que tenían porque eran campesinos que tenían pequeñas riquezas económicas. Más tarde fuimos asignados a otra misión que consistía en fabricar huellas que acusaran a otros propietarios como colaboradores del FSLN. Estuvimos en otra patrulla al mando del Tte. Kenny o Kennedy. Después se saqueó y se incendio un rancho y se recogió todo el ganado, que se vendió posteriormente a personas que no pude identificar. Pero nosotros nunca pensamos que el propietario fuera a denunciar. Pero él se fue a Matagalpa al Comando a presentar sus quejas y se creó una junta militar
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para dirimir responsabilidades. El Tte. Kenny fue retirado de la patrulla y reconcentrado en el cuartel de Waslala para investigarlo. Pero según me di cuenta, él negó toda participación en el robo e implicaron como único responsable a un guía de la patrulla, que era un campesino del que nunca pude saber el nombre. Era auxiliar de la Guardia y parece que lo mataron porque por las noches él me manifestó miedo y estaba aterrorizado porque iban a matarlo. El hombre que mataba a todos los campesinos era Atimo Briceño. Ese individuo se vanagloriaba de haber matado a más de 70 personas. Por su nombre me di cuenta de que era Mosco. El cementerio donde estaban los campesinos se situaba en la falda del Cerro donde se posaba el helicóptero allí, en el cuartel de Waslala. Otro sitio en el que se pueden encontrar cadáveres de personas asesinadas es donde están actualmente las instalaciones de Abastos, donde se encuentran las armas y municiones del cuartel general de Waslala. Después fuimos a otra misión con 3 alistados más a una zona de Yaosca a traer víveres para la tropa. Llegamos a la casa de un campesino. Le preguntamos si tenía huevos y él contestó que no tenía, pero un alistado se introdujo en la casa y encontró una cesta de huevos. Entonces el campesino fue acusado de colaborar con el FSLN y fue sacado con violencia y torturado para que dijera dónde estaban los del FSLN. Él negó todo y nosotros le destrozamos la choza y lo dejamos allí. El jefe era un sargento y le dijo que eso era para que se acordara siempre de nosotros. Nos marchamos con los víveres y regresamos al cuartel. Cabe aquí decir que los huevos y la carne de res son para los oficiales, que nosotros comemos comida enlatada que nos mandan los EE.UU., de la que utilizaban en Vietnam, y arroz y frijoles. Quince o veinte días después fuimos en otra patrulla al sector de Iyás, a seguir a elementos subversivos que se encontraban en esa zona, según gente (Jueces de Mesta) que llegaron a denunciar. A los dos días llegamos a una finca donde los propietarios no querían cooperar con nosotros. Había dos muchachas muy bien parecidas y hermosas y enseguida empezamos a buscar la manera de hacerles el amor. Al no lograr nuestro objetivo, un soldado alistado y un “clase bujía” agarraron a las muchachas, las violaron y las golpearon de una manera salvaje69. Después les advirtieron que no fueran a denunciar porque si lo hacían, al regreso ellos iban a incendiar la finca y a arrasar todo. Anduvimos haciendo reconocimiento de toda la zona, pero no encontramos absolutamente nada y regresamos al cuartel”70.
En 1976, en Cuscuwás, en la zona Atlántica, se sacaron por la fuerza de sus casas a cuarenta y cuatro personas y las casas, como era habitual, fueron quemadas y saqueadas. Esos ciudadanos eran capturados por la Guardia y 69 Juana y Fca. Cruz Paíz, hermanas de los muchachos Paíz, fueron las violadas. “Statement of Father Fernando Cardenal”, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., p. 22. 70 Carta de Charlotte Baltodano de 13 de febrero de 1978. ACHM, E-001-C-017-000499.
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conducidos a los campos de concentración u otros destinos desconocidos, pero no eran juzgados nunca y sus vidas estaban desde esos momentos en peligro. El campo de concentración de Laguna de Perlas, uno de los mayores, cerca de Bluefields, era uno de los lugares de destino de los prisioneros de Matagalpa, Jinotega y Zelaya71. En el mismo año fueron devastadas por la Guardia Nacional las zonas de Sofama, Dudú, Río Iyás, Siuna, Ocotal y Matagalpa, en los departamentos de Zelaya, Estelí y Matagalpa, con sus casas quemadas, las cosechas destruidas, y cientos de familias desaparecidas. Además de los desaparecidos, ese año hubo asesinatos confirmados. Se contabilizaron en Cuscuwás diez víctimas; en Waslala hubo seis asesinatos comprobados, otros seis en Dipina, once en Guacotal y doce de otros varios lugares; en Bilampí, uno; en Guapotal, una familia completa y en El Naranjo, tres familias. Entre los anteriores y algunos de otras zonas, se contabilizaron treinta más y todos atribuidos a la Guardia Nacional72. Por último, en el campo de concentración de Río Blanco se llevaron a cabo, incluso, experimentos de torturas realizadas por extranjeros. Algunas personas que excepcionalmente salieron vivas de allí, informaron que habían detectado en ese campo la presencia de asesores brasileños y que habían visto a docenas de campesinos prisioneros junto a torturadores rubios, altos y fuertes, que no era la fisonomía común de un campesino nicaragüense. Algunos de los identificados fueron un antiguo oficial vietnamita, Linge Vahn y un antiguo asesor de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) en temas policiales, el alemán Gunther Wagner. Estos casos demostraban la relación entre los asesores y las escuelas de control y represión que se intercambiaban personas y técnicas en los diferentes lugares en que los EE.UU tenían influencia. Se trataba de personas provenientes de Vietnam unas, o antiguos nazis o de la inteligencia norteamericana otras, que después eran contratadas muy frecuentemente, por dictadores al servicio de los intereses norteamericanos, como era el caso de los Somoza73. También el FSLN denunció la existencia del campo de Río Blanco, dirigido por el guardia Flores Obregón, e informó de que se habían detectado grandes fosas para el ocultamiento de las víctimas74. 1.3. la rEprEsión urbana Además de la represión campesina, también la hubo en las ciudades. En León, en Lomas de Panecillo, muchas familias fueron llevadas a la cárcel y sometidas a 71 “Al pueblo de Nicaragua”, agosto de 1976. ACHM, tendencia GPP, Caja II, fólder 2, Exp. 18841 (I). 72 Lista documentada de 90 nombres de desaparecidos, en “Statement of the Rever-
end Fernando Cardenal”, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., pp. 19-22. 73 Informe del Congreso de los EE.UU, nº H 3350, de 13 de abril de 1976. 74 “Al pueblo de Nicaragua”, agosto de 1976. ACHM, tendencia GPP, Caja II, fólder 2, Exp. 18841 (I).
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tratamientos brutales y en Los Arcos, también de León, fueron capturadas treinta y seis familias por defender sus tierras. Las tropas de las Brigadas Especiales contra Actos de Terrorismo (BECAT), que era un grupo de la policía política, patrullaban por las calles de Managua y otras ciudades principales a todas horas con absoluta impunidad: podían detener vehículos y arrestar o disparar a cualquiera que no obedeciera sus órdenes de detenerse, aunque, teóricamente, no tenían funciones civiles. En 1976, patrullas de las BECAT rodearon la Colonia Centroamérica de Managua y allanaron muchas casas sin orden judicial, llevando a los vecinos a las celdas de la Central de Policía, donde algunos permanecerían hasta el Consejo de Guerra. Esas brigadas represivas estaban formadas por empleados del servicio civil, como basureros, barrenderos, vigilantes de noche, empleados de casas ilegales de juego y de prostitución y tenían que ser obligatoriamente miembros de la asociación paramilitar somocista, denominada Asociación de Militar de Oficiales Retirados, Obreros y Campesinos Somocistas (AMOROCS), porque para conseguir ese tipo de trabajos y similares, debían demostrar su pertenencia a ella75. Otro tipo de represión urbana fue la selectiva en contra de sindicatos de profesores, trabajadores de hospitales, constructores, trabajadores autónomos y todo movimiento que existiera en defensa de sus condiciones de trabajo, pues la dictadura se cebó con los obreros, dirigentes o no y con los profesionales, como respuesta a sus exigencias laborales o políticas. Sus miembros eran acusados irremisiblemente de comunistas por el Ministerio del Trabajo de Nicaragua. Esto ocurría aún cuando el Código de Trabajo de 1944 seguía vigente, y autorizaba los sindicatos y las huelgas en las ciudades, sin embargo, sólo había habido tres huelgas que se hubieran considerado legales en 33 años. Los líderes de los sindicatos sufrían persecuciones arbitrarias y eran llevados a la cárcel donde se les sometía a tratamientos infames en confinamientos aislados durante muchos meses sin ser juzgados. Los ejemplos abundan: así había ocurrido en noviembre de 1973, cuando los trabajadores de la Licorera Nacional se habían puesto en huelga por las condiciones de trabajo y habían sido duramente reprimidos. También en Matagalpa, León, Chinandega, Corinto, Managua, Granada, Masaya, Carazo y Rivas fueron detenidos dirigentes obreros, en un afán de atemorizar a los huelguistas. O cuando se organizó una movilización popular para liberar de la prisión a Francisco Ramírez Urbina y al profesor salvadoreño Efraín Nortalwalton. Entonces la represión se orientó masivamente hacia los barrios, centrales sindicales y centros de trabajo, castigando a los manifestantes a diario con gases lacrimógenos, aunque los dos detenidos, finalmente, fueron excarcelados. Poco después, no obstante, se detuvo a otros 35 dirigentes obreros, a los que la Guardia Nacional interrogó y torturó, siendo finalmente también liberados por la presión popular y de las organizaciones internacionales. 75 “Statement of the Reverend Fernando Cardenal”, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., p. 23.
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Las redadas continuaron en febrero de 1974, en que se capturó en la ciudad de Rivas a catorce cabezas de familia que también fueron sometidos a intensos interrogatorios y torturas, antes de dejarlos en libertad76. Otro ejemplo fue el de seis líderes sindicales encarcelados sin cargos durante meses, en 197577. Los profesionales de la sanidad, médicos y enfermeras, que ofrecieron resistencia en esos años porque demandaban un mejor trato y un mejor sueldo, fueron igualmente objeto de represión. La Guardia Nacional llegó a desalojar y allanar hospitales valiéndose para entrar de ambulancias de la Cruz Roja78. Años después, tras el triunfo de la revolución sandinista, el capitán Justiniano Pérez de la EEBI, que fue la cabeza de las durísimas operaciones de las tomas de Nueva Guinea, León y Chinandega, no aceptaba que la Guardia torturara —según su testimonio, eso solo se daba en la policía, en la Seguridad (OSN)— y hasta afirmó que era incierto que se hiciera desaparecer a campesinos en las operaciones limpieza, a excepción de algunos excesos encubiertos que habrían sido inevitables79. Sin embargo, en otros momentos, criticando la falta de profesionalidad a que los había obligado la Jefatura de los Somoza, admitió que había habido “quejas de hombres que fueron sacados de sus casas y que jamás regresaron y la superioridad nunca inició una investigación formal. Los desmanes rurales siempre quedaron impunes”80. La aportación de J. Pérez es interesante al respecto de la denuncia que hace de la falta de condiciones logísticas y carencias profesionales de la Guardia, debidas a ese forzado servilismo a la familia Somoza que les hizo confundir y pervertir sus objetivos. Pero su testimonio pierde rigor cuando apenas reconoce los innumerables abusos de la Guardia, tan documentados y refrendados y, mucho menos, la crueldad y dureza de los métodos de la propia EEBI que él dirigió y sobre la que tuvo total capacidad de acción y decisión. 2. Las coNdicioNes de Los eNcarceLamieNtos. eL comportamieNto de Los presos poLÍticos y La LaBor de iNFormacióN aL eXterior deL FsLN La arbitrariedad de las detenciones se conocía desde siempre, pero se había incrementado paralela a la radicalización de la oposición. Desde la década de 76 Allí cayeron Manuel Avilés, en febrero y Ramón González en abril. 77 Domingo Sánchez Delgado estuvo detenido y aislado de agosto del 1975 a enero de 1976; Juan Chávez Triana, brutalmente interrogado y aislado de junio de 1975 a febrero de 1976; Gonzalo Navarro, detenido en febrero de 1975 durante tres meses, de nuevo en junio fue interrogado durante horas encapuchado y encarcelado otro mes y por tercera vez en agosto, durante otros tres meses. José Antonio Dávila y Alejandro Solórzano Obregón, acusados por su propio jefe, encarcelados y aislados desde agosto de 1975 a marzo de 1976; Antonio Castro Borge fue detenido 4 veces, entre 1975 y 1976, interrogado encapuchado en una ocasión durante 15 días y brutalmente golpeado en dos ocasiones. Véanse ampliamente estos casos en el apartado 2. de la Quinta Parte. 78 “Statement of The Reverend Fernando Cardenal”, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit. 36 79 Entrevista a Justiniano Pérez en Medina Sánchez, F., Ob. cit., pp. 173-181. 80 Pérez, J. ( 2004), Ob. cit., p. 130.
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1960, las capturas y confinamiento prolongado en las cárceles de jóvenes politizados y de campesinos había ido en aumento, aún en momentos en que no pudieran imputárseles cargo alguno. La Constitución de Nicaragua disponía que la policía (OSN) debía remitir al detenido al Juzgado en veinticuatro horas y éste debía dictar Auto de Prisión o ponerlo en libertad en diez días. Pero, en lugar de eso, la policía enviaba a los detenidos a la cárcel de La Aviación y, si no disponían de dinero, podían pasar años allí sin que ninguna autoridad interviniera. Un caso que puede ejemplificar esas prácticas de la justicia fue el del campesino Catalino Flores, cabeza de la columna Pablo Úbeda, en los finales de la década de 1960, constituida con los supervivientes de la guerrilla de Pancasán de 1967. Catalino Flores había sido detenido sin cargos en julio de 1969 por sentencia del coronel Ocón y, después de siete meses, el abogado Ernesto Castillo —que se ocupaba de los asuntos judiciales de personas que no podían acudir al asesoramiento jurídico pagando— interpuso un recurso de Exhibición y logró que el juez ordenara su libertad. Pero la policía incumplió la orden y E. Castillo se quejó ante la Corte de Apelaciones de Masaya solicitando certificación para poder acusar a los responsables. Pero la Corte se la negó sin fundamento alguno. Cinco meses después, como consecuencia de otro recurso, se ordenó su libertad, firmada por los coroneles Ocón y Rodríguez Somoza, pero de nuevo la orden se incumplió y el detenido fue trasladado desde la cárcel de La Aviación a la de El Hormiguero. La explicación que dieron fue que era un vago incorregible y que al salir de La Aviación, le habían encontrado un revólver, lo que era un motivo alegado repetidamente por la policía para efectuar una detención arbitraria. Este proceder no era un caso aislado, sino una muestra de la falta de respeto que los militares tenían por la justicia y, en palabras de E. Castillo, del “delito, no tipificado en el Código Penal, que era en Nicaragua ser pobre”81. Hubo personas que estuvieron en prisión hasta siete años sin ser juzgadas por no haber cumplido la policía el trámite de tomarles declaración, o alegando falta de vehículos, o de la falta de los diez córdobas que cobraban para llevar al reo al juzgado. Se liberaba a delincuentes o se condenaba a inocentes según la decisión del coronel o las posibilidades económicas de las víctimas, puesto que el juez de Policía imponía unas famosas fianzas que se pagaban en dinero o con una prenda del detenido de valor similar. La situación de las mujeres era todavía peor. Podían obtener la libertad pagando grandes sumas de dinero en concepto de multas y algunas tenían que recurrir a dueñas de prostíbulos, a las que después debían rembolsar ese dinero trabajando para ellas. Asimismo, la falta del pago de seis pesos que se exigía 81 “Patética exposición sobre la justicia”. Carta abierta al Presidente de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua del abogado y catedrático de la Escuela de Leyes, Ernesto Castillo Martínez en La Prensa, 14-81970. El autor afirma en este artículo tener en sus archivos más de doscientos casos registrados de detenciones sin fundamento.
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por el “boleto de carcelaje” podía suponer un retraso de meses en la puesta en libertad. La situación se agravaba porque las cárceles eran lugares de corrupción generalizada, donde hasta los niños eran víctimas de abusos sexuales. Eran verdaderos antros de suciedad, infectados de insectos y donde la alimentación era pésima, consistiendo en una tortilla pequeña con frijoles tres veces al día82. Con los años, la situación de impunidad ante las irregularidades no mejoró y era tan denunciada por los medios de comunicación que el Gobierno terminó promulgando nuevas leyes de censura para la prensa y la radio con el fin de que no se publicara lo que estaba ocurriendo en el país. Cuando el 27 de diciembre de 1974 se dio el asalto a la casa del ministro José María Castillo —Chema Castillo para los nicaragüenses— se suspendieron en el país las garantías constitucionales y con la Ley Marcial y el Estado de Sitio se hicieron redadas masivas, se cometieron abusos constantes con los detenidos y todavía se amordazó más la información, siendo sometida toda investigación o procesamiento a los Tribunales Militares. La justificación legal del sistema que empezaron a aplicar a los detenidos, en la que se amparó el régimen, no estuvo basada en leyes ni en medidas que tuvieran carácter de ley, sino en el denominado Reglamento para Gobierno y Disciplina de la Guardia Nacional. Dado que uno de los objetivos principales del comando que tomó la casa de José María Castillo había sido la salida a la luz del FSLN con la difusión por radio y prensa de sus principios y demandas, los apresamientos o detenciones de miembros del Frente y de personas simplemente sospechosas fueron muy numerosos a partir de esa acción y la represión se desató como nunca desde 1975. Hubo una oleada ininterrumpida de detenciones en las que el proceso era el siguiente: primero eran llevados a la Oficina de la Seguridad Nacional (OSN), que era la comisaría de policía, donde la ausencia de ley era la norma. Después, en los calabozos de la Central de Policía podían permanecer mucho tiempo hasta ser juzgados finalmente por el Tribunal Militar o Corte de Investigación. Posteriormente debían cumplir la condena en la cárcel Modelo de Tipitapa. Sin embargo, la estancia en la Central de Policía se prolongaba muy a menudo por tiempo indeterminado con la demanda constante, por parte de los detenidos, de su traslado a la cárcel Modelo, que gozaba de condiciones mucho mejores y de mayores garantías de seguridad personal. Paralelamente a las detenciones de miembros urbanos del FSLN, la dictadura se ocupó con ahínco también del campesinado, para seguir con el desmantelamiento de los apoyos que la organización pudiera tener en el campo. Los campesinos capturados, como ocurría con los detenidos en zona urbana, eran llevados a la Central de Policía, y allí permanecían sin cargos durante meses o 82 Ibidem, p. 2
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años, a la espera de alguna resolución y sin que ningún tribunal, ni militar ni civil, se ocupara de ellos83. Los detenidos en la redada posterior a la toma de la casa de Chema Castillo, hicieron un enorme esfuerzo por difundir desde la Central de Policía y, después, desde la cárcel Modelo de Tipitapa, una serie de cartas y comunicados colectivos e individuales, dirigidos a autoridades e instituciones, incluso hojas sueltas que se encabezaban con el titular “Al pueblo de Nicaragua”. Se escribían con la esperanza de que fueran publicados en algún medio de comunicación —lo que se consiguió en numerosas ocasiones— para dar a conocer a la ciudadanía las condiciones de los encarcelamientos. Se sacaban de la cárcel clandestinamente, a través de algún guardia nacional amigo o de familiares de los propios presos, para ser entregados a los compañeros e informar a los ciudadanos con la esperanza de que el contacto con el pueblo fuera permanente84. 2.1. las condicionEs dE los dEtEnidos En la cEntral dE policía La Oficina de la Seguridad Nacional (OSN), situada en la Loma de Tiscapa, en los sótanos donde estuvo la propia casa presidencial antes del terremoto de 1972, fue el primer destino de los detenidos. Allí se les interrogó para informarles de los cargos de los que se les acusaba y quedaron a la espera del juicio y de su traslado a la cárcel. Pero ese paso tenía otro intermedio que era el de los calabozos de la Central de Policía que, como era habitual, no fue tampoco en esta ocasión el tránsito rápido preceptivo, sino que en esas dependencias las estancias se prolongaron sin límites en la mayoría de los casos. Los detenidos, después de pasar por la Central de Policía, quedaron bajo la tutela y responsabilidad de la Corte Militar de Investigación. Allí fueron obligados a declarar de nuevo, sin asistencia de abogados, y obligados a refrendar la declaración anterior, hecha en la OSN en las condiciones descritas. La Corte Militar dejó de actuar el 24 de julio de 1975 y, entonces fueron puestos bajo la autoridad de un Consejo de Guerra que, según el criterio de los militares, sería el que efectuaría el “verdadero juicio”, que, para algunos llegaba casi a los dos años de la primera detención. El Consejo de Guerra no inició sus sesiones hasta mayo de 1976 y dictó sentencia en febrero de 1977. 83 Este fue el caso de algunos como Pablo Zamora, Pablo Díaz, Rafael Antonio Pérez Rodríguez, Jorge Lovo, Armando Acuña Rodríguez, Leopoldo Rodríguez Membreño, José Luis Valle Lazo, los hermanos Juan y Leonel Espinosa Ramírez, de los que no se sabía nada desde agosto de 1975 y ya habían pasado dos años. ACHM, E-001-C-017-000499. 84 Las cartas o mensajes se escribían con letra diminuta y se doblaban una y otra vez hasta quedar en un mínimo volumen que se camuflaba entre cualquier pertenencia de los familiares que semanalmente llevaban comida a los presos. La letra era tan pequeña que los escritos para poder leer y presentar la información en este trabajo tuvieron que ser digitalizados con zoom.
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Algunos ejemplos del trato que los detenidos tuvieron en la Central de Policía, son los testimonios de algunos detenidos varones, las cartas colectivas de hombres y mujeres, y los testimonios de las presas políticas. 2.1.1. Las reclusiones de Tomás Borge, Marcio Jaén y René Núñez Téllez Fruto de las redadas que se iniciaron tras aquel 27 de diciembre de 1974, fue la detención de Tomás Borge en febrero de 1976 y las condiciones de su reclusión podrían contarse entre las peores que conocemos85. En varias cartas escritas durante su encarcelamiento, él explica con detalle el trato recibido, que es un ejemplo de los procedimientos de la Guardia Nacional con los presos políticos más destacados. Según su testimonio, los primeros 15 días de su detención los pasó encapuchado y desnudo, esposado a una argolla sujeta en la pared, lo que le permitía sentarse, pero no acostarse, siendo golpeado con extrema brutalidad por todo el cuerpo, incluso cara y testículos. Le fracturaron las costillas y él afirma haber tenido tantos dolores que apenas podía estar de pie, estornudar o respirar por el intenso dolor en el costado. Durante esos 15 días estuvo sin comida y con un vaso de agua cada 24 horas. La sed era tan intensa que él bebía a pesar de que antes los guardias escupían en el vaso, según él, quizá porque les habían dado esas instrucciones. Tampoco se le permitió ir al servicio, lo que daba lugar a un hedor insoportable en la celda, tan intenso que él recuerda que el propio agente que le golpeaba en los interrogatorios no pudo contener el vómito en varias ocasiones, a pesar de que la limpiaban cuando iban a interrogarle. En los interrogatorios le preguntaban por las “casas de seguridad” donde se refugiaban sus compañeros y, como no hablaba, los malos tratos fueron ininterrumpidos. Después de esos días, fue llevado a un calabozo, donde le dejaron de nuevo sujeto por esposas, pero esta vez a la reja. Allí, cuenta con cierto alivio, que pudo acostarse por primera vez y que, desde ese momento le golpearon “sólo” tres veces al día y le empezaron a dar algo de comida cada tres días86. Cada vez que se le interrogaba, era trasladado desde la celda a una sala con aire acondicionado puesto al máximo volumen para que, al permanecer desnudo, el frío fuera parte de la tortura. Y en ese cuarto, además del frío, debía soportar el ruido del aire acondicionado, que con el tiempo, pasó de ser una simple molestia 85 Tomás Borge, miembro de la Dirección Nacional, era buscado desde hacía años y fue detenido el 4 de febrero de 1976 en un encuentro con los agentes de la Seguridad y una patrulla de la BECAT. En el enfrentamiento fueron detenidas también Ruth Marcenaro y su hija Rhina Campos y perecieron Mildred Abaunza y el guardia nacional, teniente Sequeira Connolli. Ruth y su hija estuvieron 14 meses detenidas en condiciones infrahumanas entre la Central de Policía y la cárcel. Hasta otra hija de Ruth, de sólo 10 años estuvo detenida durante unos días presenciando los malos tratos a los presos. Randall, M., Ob. cit., p. 260-262. 86 La alimentación se limitaba a una bolsa de plástico con arroz y frijoles, comida básica que en Nicaragua recibe el nombre de “gallopinto”, pero que no contiene carne alguna ni aporte de proteínas animales. Se la tiraban diciéndole: “tomá perro”.
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a clavarse “como un cuchillo agudo en el cerebro”. Por la noche era devuelto al calabozo, donde tenía que estar de pie, pues en esa etapa —que duró un mes— la tortura consistía sobre todo en estar de pie, excepto durante 4 ó 5 horas en las que se le permitía dormir. Al estar así tanto tiempo, se le hincharon los pies hasta reventarle la piel de tal modo que le permitieron descansar durante tres días. Cuando fue empeorando y la debilidad llegó a ser extrema, le empezaron a dar comida tres veces al día, pero la ración era tan exigua que el hambre era constante y le incrementaba la sensación de angustia. También le permitieron ir a un inodoro una vez al día durante dos o tres minutos, pero, si no era el momento adecuado, no había alternativa. Durante todo el confinamiento, se alternaban los períodos de dureza con los de algún descanso para que los presos pudieran resistir, por lo que, después de unos días, le bañaron con una manguera y le dieron por primera vez bien de comer, añadiendo al “gallopinto” carne y queso. Es significativo que él reseñara en su exposición, que ése fue el primer día en que le llamaron por su nombre. A principios de mayo volvió la mala comida y el racionamiento del agua sin razón aparente, aunque después se supo que habían detenido a su guía-chofer, que no era un compañero, sino solo un empleado, y que le habían sacado toda la información que tenía de amigos y compañeros. Por esa declaración se había podido efectuar una gran oleada de detenciones, tanto del Comité Regional de Managua, como de los guerrilleros de la montaña. La estancia en el calabozo de Tomás Borge se prolongó hasta agosto en que fue llamado a declarar en la Corte de Investigación Militar, donde pudo ver por primera vez a sus compañeros y familiares. Después, pese a que el procedimiento normal era el traslado a la cárcel Modelo, a él le devolvieron al calabozo y fue cuando decidió iniciar otra huelga de hambre. Después de 50 días en huelga, se le trasladó a la Cárcel Modelo de Tipitapa y allí volvieron a aislarlo hasta el extremo de que el agente que le llevaba la comida tenía prohibido dirigirle la palabra. Le quitaron las esposas, según sus palabras, “después de cinco mil horas de estar con ellas”. En enero de 1977 —fecha última de la firma de estos relatos— llevaba de nuevo 36 días en huelga de hambre para romper el aislamiento87. No salió de la cárcel hasta la toma del Palacio Nacional, el 22 de agosto de 1978. Otros prisioneros de los que tenemos datos de su situación en la Central fueron Marcio Jaén, detenido el 24 de septiembre de 1976, que estuvo aislado a la vez que Tomás Borge casi tanto tiempo como él, y René Núñez Téllez, que estuvo preso también casi dos años. René Núñez fue detenido en León donde recibió múltiples puñetazos, fue obligado a desnudarse para aplicarle el “chuzo eléctrico”, pero una llamada de la Seguridad ordenó su inmediato traslado. En la Seguridad, siguieron los 87 Cartas de Tomás Borge desde la cárcel, ACHM, E-001, C-016-000440; Cartas de Tomás Borge a mano desde la prisión, ACHM, E-001-C-016-000464.
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golpes de puños y puntapiés y fue obligado a hacer ejercicios hasta la extenuación con las manos esposadas hacia atrás. Después, en el cuarto de interrogatorios, continuó la tortura del aire acondicionado al máximo volumen y fue obligado a permanecer en cuclillas, en una posición imposible de mantener: las rodillas dobladas de modo que las piernas y muslos formaran un ángulo recto, con los brazos hacia delante. A la vez, el torso tenía que formar otro ángulo recto con los muslos y, cuando se derrumbaba por el dolor, era levantado a golpes. También fue obligado a permanecer de pie durante días enteros, con una mano esposada a una argolla de la pared hasta que los pies se inflamaran. Cuando esto ocurría, volvían los golpes de nuevo y el garrote en cabeza, clavícula, pecho, espalda y estómago y todo el tiempo encapuchado. Permaneció aislado 124 días88. No obstante, el aislamiento más largo fue el de Tomás Borge y Marcio Jaén. Con ellos se solidarizaron el resto de los presos políticos emprendiendo una huelga de hambre el 1 de diciembre de 1976, que duró 59 días. En ese tiempo fueron logrando algunas de las demandas reiteradamente solicitadas: que diera comienzo el Consejo de Guerra, que comparecieran ante la Corte de Investigación varios compañeros que llevaban meses presos en la Central y que fueran puestos en libertad otros doce presos que no tenían cargo alguno89. Pero otras viejas reivindicaciones, como el traslado a la Cárcel Modelo, y sobre todo el fin del aislamiento, no se consiguieron. El aislamiento era especialmente temido no sólo porque podía dar lugar a la muerte bajo la justificación de intento de huída —la aplicación de la Ley de Fuga, que en esas circunstancias nadie presenciaba y era imposible de rebatir—, sino porque, aún sin ese peligro, podía ocasionar con el tiempo desequilibrios mentales en el reo. Por este motivo fueron excepcionalmente intensas las demandas de poner fin a los aislamientos que contaron con una solidaridad del pueblo sin precedentes. La decisión de terminar con la huelga la tomaron cuando se anunció el comienzo del Consejo de Guerra para que pudieran salvar la vida muchos compañeros que podrían tener esa oportunidad al finalizar el tribunal sus tareas90. La campaña de difusión de los compañeros de dentro y fuera de la cárcel, y la movilización de las madres y familiares de presos, fue de tal intensidad que promovió una respuesta masiva de la ciudadanía. Los presos políticos que se solidarizaron con Tomás Borge y Marcio Jaén habían sido casi todos detenidos en las redadas posteriores a 1974 y escribieron una gran cantidad de cartas, tanto colectivas como individuales, que enviaron al exterior siempre clandestinamente, sobre todo entre 1977 y 1978.
88 Denuncias de torturas sin fecha. ACHM, E-001, C-018-000546. 89 Entre ellos estaban Samuel Franco y Tito Córdoba. 90 Escritos desde la Central de Policía, ACHM-E-001, C-018-000519.
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2.1.2. Las cartas colectivas de hombres y mujeres Una parte de las cartas colectivas tuvieron como objetivo dar explicaciones minuciosas de las condiciones carcelarias respecto a la alimentación, higiene, trato a los detenidos e, incluso, denuncias de casos particulares que los firmantes consideraban más graves y en cuyo caso mencionaban los nombres de los afectados. Los firmantes fueron siempre los mismos, a excepción de alguno que estuviera enfermo, y del que se advertía que no había firmado por circunstancia insoslayable. Eran entre quince y veinte personas, hombres y mujeres, detenidos entre 1975 y 1978. En 1977, una de esas cartas resume bien el régimen carcelario que seguían teniendo los presos políticos. Además de una lista de quejas, se añadía la situación de los presos que tenían problemas adicionales. El conjunto de las quejas y asuntos que aparecen en esa carta, se repitieron total o parcialmente en otras muchas. He aquí una de ellas como modelo. Dice así: “Nosotros, los prisioneros políticos que nos encontramos en la Central de Policía, pedimos que se publique esta carta, cuyo objetivo es dar a conocer a nuestro sufrido y explotado pueblo nicaragüense la situación carcelaria que padecemos. Son conocidos por todos las inhumanas condiciones carcelarias que imperan en nuestro país. Sin embargo éstas se acentúan hasta límites increíbles para los que guardamos prisión por luchar en contra de un régimen tiránico que atenta constantemente contra los más elementales derechos humanos. El carácter eminentemente represivo de la dictadura se manifiesta una vez más en el régimen carcelario que nos han impuesto y el que a continuación detallamos: 1. Estamos ubicados en un pabellón totalmente aislado del resto de prisioneros y en donde solamente se abre el portón de hierro para los tres tiempos de las comidas. 2. Dentro del pabellón, de por sí aislado, nos encontramos incomunicados entre nosotros porque estamos en celdas individuales, distribuidas de tal manera que no podemos ni siquiera vernos. Estas celdas son bien reducidas, de 2 por 3 metros, dentro de las que se encuentra un enorme camarote (plataforma de cemento sobre la que se acostaban, con o sin colchones) de tres pisos (a modo de literas) que ocupa un gran espacio de la celda y no permite movilidad dentro de la misma. 3. Una compañera nuestra se encuentra en una celda especial que la aísla de todo lo que la rodea. 4. Las celdas de este pabellón fueron construidas para reos en proceso de investigación y para castigo. Cuando un reo es castigado, lo trasladan inmediatamente a estas celdas, conocidas cada una de ellas como “la chiquita”, lo que significa que nosotros nos encontramos en castigo permanente.
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5. A los compañeros varones se les pasa la comida a través de los barrotes, sin que en ningún momento se abra la puerta, por lo que la mitad de la comida queda en el plato y la otra mitad en el piso. 6. Nuestra alimentación es pésima, basada fundamentalmente en almidón. Consiste generalmente en tallarines mazosos y frijoles duros91. 7. No recibimos baños de sol, indispensables par nuestra salud y a los que el régimen penitenciario nos da derecho por lo menos 1 hora tres veces por semana. 8. Durante mes y medio nos privaron de la visita de nuestros familiares. En la actualidad son esporádicas y bajo las siguientes condiciones: -No hay días estipulados para visita -Nuestros familiares tienen que solicitar permiso por escrito al Comandante que casi nunca se encuentra. Logran el permiso después de 2 ó 3 horas de espera. -Solamente nos conceden 10 minutos de visita, a través de dos mallas, distantes medio metro una de la otra, donde no se puede ni tocar a nuestros familiares y para que puedan escucharnos, tenemos que hablar en voz alta. Todo ello en presencia de los guardias. -Hay compañeros que tienen más de un año de recibir visitas en estas condiciones y durante todo ese tiempo no se les ha permitido ni siquiera abrazar a sus familiares. -Permanecemos enllavados las 24 horas del día y no tenemos absolutamente nada en qué distraernos. -Estamos completamente aislados del mundo exterior. Los medios informativos están prohibidos y no tenemos ni radio ni periódicos. 9. El servicio médico que recibimos es pésimo. Para todas las enfermedades nos recetan analgésicos. El médico viene una vez al mes a hacernos visitas relámpago y la mayoría de las veces lo vemos de lejos. No recibimos servicios odontológicos y muchos de nosotros los necesitamos. 11. Nuestra compañera María del Carmen Gómez, embarazada de 5 meses, aún no ha recibido ninguna vista médica, lo que es una muestra de inhumanidad. El reducido espacio de su celda no le permite hacer ejercicio, por lo que frecuentemente se le hinchan los pies y, aunque en innumerables ocasiones hemos pedido que se le permita al menos dar un paseo diario dentro del pabellón, no lo hemos logrado. 12. Denunciamos la injusta prisión del campesino hondureño Asunción Núñez Cruz, capturado hace más de un año en el departamento de Matagalpa, sin que hasta el momento haya sido puesto a la orden del Juez. Este campesino, originario de Inope, departamento de El Paraíso, Honduras, fue salvajemente torturado en Matagalpa aplicándole choques eléctricos en sus partes nobles y en los meses posteriores fue 91 Era lo que los presos llamaban “la chupeta”: frijoles en bala y tortilla.
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brutalmente golpeado en las oficinas del Comandante por haber denunciado ante la Cruz Roja Internacional todos los vejámenes de que había sido objeto. 13. Denunciamos también la injusta detención de Dominga Jarquín, una humilde muchacha del barrio Open 3, detenida desde el 18 de octubre, sin que hasta el momento se le haya formulado cargo alguno. 14. Denunciamos las torturas salvajes que les propinan a los reos comunes, mujeres, hombres y hasta niños. Hasta nuestro pabellón llegan los gritos y lamentos de los torturados y las voces soeces de los esbirros que los torturan. Estos gritos desesperados nos mantienen en constante tensión. En reiteradas ocasiones hemos expuesto esta denigrante situación a las autoridades correspondientes, sin que ellas, hasta el momento, hayan dado los pasos necesarios para ponerles fin. En vista de que la única respuesta que hemos recibido es que en este penal no hay condiciones para que se nos suspenda la incomunicación, poder realizar actos culturales, tener contacto con nuestros compañeros y recibir un trato más humano, EXIGIMOS nuestro traslado inmediato a la Cárcel Modelo de Tipitapa, pues no hay razón de que estemos aquí, ya que todos hemos pasado el proceso investigativo. Denunciamos ante nuestro pueblo este sinnúmero de arbitrariedades e injusticias de que somos objeto y demandamos su efectiva solidaridad para acabar con el régimen carcelario que nos han impuesto. Sin nada más que agregar por el momento, nos despedimos de ustedes agradeciendo la publicación de la presente carta”92.
Otro tipo de cartas colectivas fueron las enfocadas a divulgar los principios de lucha y estrategia del FSLN. Los presos se identificaban como pertenecientes a la tendencia de la Guerra Popular Prolongada (GPP) y, después de hacer una crítica a la oposición, hacían un llamamiento a campesinos y obreros para que se unieran a la lucha. En muchas de ellas se manifestaba de modo transparente la división de las tendencias del FSLN producida en 1975, por lo que defendían su posición y censuraban al resto. Explicaban que la GPP había considerado que la primera fase de la lucha debía ser la defensiva para dar primordial importancia a la Acumulación de Fuerzas en el silencio, haciendo uso de la táctica de la guerra de guerrillas en las montañas, campos y ciudades, sin pasar a la acción, “para ir minando poco a poco la fortaleza del enemigo sustentado por el ejército títere local, la Guardia Nacional”. Condenaban, por tanto, las acciones que calificaban “de cuartelazo de algunos grupos armados” y se desmarcaban de ellos, asegurando que habían sido expulsados de su organización y estaban relacionados con la 92 Carta Colectiva de 1977, firmada por Margine Gutiérrez, María Auxiliadora, Gloria M. Traña, Charlotte Baltodano, Mónica Baltodano, Martha Isabel Cranshaw, Asunción Núñez Cruz (un campesino hondureño), Carlos Sequeira, Silvio Porras, Arnoldo E., Francisco Cuadra Serrano, Francisco Mercado Rojas, Adán Navarrete, María del Carmen Gómez y siete firmas ilegibles. ACHM, C-017-000527.
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burguesía y los yanquis. Evidentemente se referían a los proletarios y a los terceristas y, las “acciones de cuartelazo” eran la estrategia de la toma de los cuarteles de la Guardia Nacional que ambas tendencias defendían, así como la convicción, cada vez más firme, de la necesidad de establecer alianzas con los miembros de la burguesía que estuvieran en la oposición. A los proscritos los calificaban de desertores y “marxólogos”, indicando con ese apelativo un desprecio a su interpretación de la lucha, pese a que los miembros del FSLN, de cualquiera de las tres tendencias, tenían mayoritariamente una formación marxista93. 2.1.3. Los testimonios de las presas políticas Sobre las vivencias de las presas políticas, es sumamente ilustrativa la experiencia de una de esas mujeres detenidas tras la toma de la casa de Chema Castillo —Martha Isabel Cranshaw— gracias a una extensa entrevista realizada en 2009, que aporta una información detallada de las condiciones de su confinamiento en la Central de Policía, a lo que se añade el valor de su visión y reflexiones de dicha etapa después de tantos años. A ella se añaden otra serie de cartas colectivas e individuales, sólo de mujeres, que completan la información sobre sus vivencias carcelarias. a) El proceso de organización de la mujer en las actividades políticas La incorporación de las mujeres en la lucha contra la dictadura había comenzado con las campesinas que habían sufrido vejaciones, represión y castigos desde la década de 1960, por ayudar a los guerrilleros y fueron utilizadas por la Guardia como instrumento de desmoralización de las poblaciones rebeldes del campo y de la montaña. Solo hacia 1972-73 fue cuando las mujeres del medio urbano se fueron integrando, con algunas excepciones, como las de Gladys Báez, Doris Tijerino y Luisa Amanda Espinosa, que se habían incorporado al FSLN muy en los inicios del movimiento. La primera reunión de mujeres se había celebrado en 1963 en Juigalpa, en el departamento de Chontales y a esa primera convocatoria sólo acudieron tres, entre ellas Gladys Báez, que fue la que habló a las otras dos y consideró ese día como una fecha histórica94. Doris Tijerino, otra de las primeras mujeres que militaron en el FSLN, impulsó, ya desde la década de 1960, la primera organización de Mujeres Democráticas —derivada de las que se habían integrado antes en la Juventud Socialista— y, más tarde, participó en la Alianza Patriótica de Mujeres Nicaragüenses. 93 Estas cartas están firmadas por el mismo grupo de presos que hablan de las condiciones de la Central de Policía y la forma habitual de terminar son las expresiones: ¡Viva el inmortal ejemplo de Augusto Sandino! ¡Viva el FSLN! ¡Viva la GPP! o “En la montaña enterraremos el corazón del enemigo”. Cartas Colectivas, ACHM, E-001, C-018-000515. 94 Discurso pronunciado por Magda Enríquez en un mitin en San José, California, el 20 de febrero de 1984. Perspectiva Mundial, nº 218, 1984, USA.
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La Alianza Patriótica era una organización legal de mujeres fundamentalmente de extracción popular que luchaba por mejorar sus condiciones de trabajo, el logro de prestaciones sociales para las trabajadoras domésticas, el derecho a tener vacaciones y a un día libre a la semana, y la paridad salarial con sus homólogos hombres. Eran reivindicaciones motivadas por las pésimas condiciones de trabajo en las que se encontraban la mayoría de las mujeres obreras, sobre todo en las fábricas en las que eran mayoría, como las textiles y la fosforera, donde las retribuciones eran especialmente bajas. La participación del FSLN en la organización no era como miembros de la misma, sino como orientadores e impulsores sobre todo de la mayor participación de la mujer en los cuadros sindicales y en los puestos de dirección de dichos sindicatos. Era notorio que las mujeres estaban mucho menos sindicadas, pero incluso cuando lo estaban —como en el caso del Magisterio—, las maestras tampoco ocupaban apenas puestos de dirección en los órganos sindicales. El objetivo, por tanto, era hacer participar más a la mujer del pueblo95. Las dos organizaciones femeninas mencionadas fueron los precedentes de la Asociación de Mujeres ante la Problemática Nacional (AMPRONAC), que empezó en 1977 sólo con 25 mujeres, pero que abrió camino a las incorporaciones posteriores96. AMPRONAC hizo una convocatoria en septiembre de 1977 en la iglesia de Las Palmas y el recinto se llenó. Allí empezó a crecer el movimiento de mujeres de todos los sectores, incluso de la burguesía, porque la incorporación se vivía como una respuesta antisomocista y en esas fechas el rechazo al régimen era ya interclasista. Y el hecho de que algunas fueran de la burguesía fue muy útil porque podían entrevistarse con altos cargos del ejército y presentar reivindicaciones con muchas más garantías que si hubieran sido mujeres sin posibilidades económicas. Las demandas de estas mujeres de clase alta o media alta, que provocaban un gran desconcierto en los políticos del régimen y en la Guardia, fueron muy numerosas. Incluso, de las 25 que se incorporaron primero a AMPRONAC, sólo tres eran del FSLN. Las demás no eran militantes y fueron una inestimable ayuda para el resto97. De esa asociación nació después, en 1979, la Asociación de Mujeres Nicaragüenses “Luisa Amanda Espinoza”, como homenaje a la primera mujer sandinista caída. Luisa Amanda Espinoza había sido una obrera de familia muy pobre, casi analfabeta, que, al decir de quienes la trataron, leía todo lo que encontraba. Se había unido al FSLN y había trabajado como correo y en cualquier otra tarea que se le encomendaba. Cuando la mataron, a los 23 años, el 3 de abril de 1970, su familia sólo pudo rescatarla de la morgue —por no disponer ni de una caja 95 Tijerino, D., Ob. cit., p. 41. 96 Su comité ejecutivo estuvo integrado por Carmen Brenes, Tere Delgadillo, Clarisa Álvarez y Lea Guido. Randall, M. Ob. cit. p. 40. 97 Las tres del FSLN eran Lea Guido, Gloria Carrión y Julia García.
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como ataúd— por la intervención de Pedro Joaquín Chamorro. La represión era ya tan grande que sus familiares tardaron días en preguntar por ella por miedo y, cuando fue una hermana suya a reclamarla, la encañonaron e interrogaron, aunque no la llegaron a maltratar, en su opinión, quizá porque estaba embarazada98. A Luisa Amanda la seguirían después muchas más mujeres de todos los sectores sociales. En los ambientes más populares, era tan alta la frecuencia de una paternidad irresponsable —que en su propio medio se expresaba como que “los hombres se desobligaban”— que convertía a la mujer en el verdadero eje del hogar en todos los aspectos y fue muy rápida la convicción de esas mujeres de la necesidad de organizarse contra la dictadura para mejorar la situación en que vivían, como muchas expresaron, “precisamente en defensa de la vida de los hijos y en defensa de la juventud en general”. En otros ámbitos, por la concepción militante de la prioridad de la lucha frente a la vida privada, muchas mujeres se vieron forzadas a dejar a los hijos con las abuelas para ir a la montaña o a otros lugares a luchar, en muchos casos embarazadas y, en otros, separándose de ellos. Leticia Herrera, integrante del grupo que asaltó la casa de Chema Castillo, dejó un niño de dos meses que no volvió a ver hasta los siete años. En su relato de estos hechos, ella decía: “en el aspecto de las relaciones personales hubo bastante inestabilidad. A las parejas, la lucha las separaba y, a veces, definitivamente. Nosotros veíamos los deberes más que las cuestiones personales”. Daisy Zamora, esposa de “Nicho” Marenco, estuvo años deseando adoptar un niño y tuvo que faltar cuatro veces a la cita para ese fin por impedimentos de la lucha. No pudo cumplir su deseo hasta el triunfo de la revolución: “la causa fue el trabajo y esa cosa que tiene uno de no querer dejar un problema de la revolución por atender a un asunto personal”99. Mónica Baltodano, compañera de Bayardo Arce y una de las dirigentes de la ofensiva final de la capital, dejó también a su madre un niño de tres meses mientras estuvo presa cerca de un año en Matagalpa y Managua100. Además, le pidió a su madre que al niño le pusiera por nombre Pancasán, en recuerdo de la gesta de 1967. Nora Astorga, que tuvo que desaparecer de su entorno habitual después de engañar y propiciar el secuestro y muerte de uno de los más temidos guardias —Pérez Vega101—, dijo al recordar que su acción le supuso una ruptura total familiar: “yo 98 Luisa Amanda era la esposa de Mauricio Hernández Baldizón, caído el 15 de enero de 1970. 99 Daisy Zamora fue una de las organizadoras del asalto al Palacio Nacional. Los tres dirigentes del grupo se concentraron durante la semana anterior en su casa. Fue después viceministra de Cultura en el Gobierno de Reconstrucción Nacional. 100 Mónica Baltodano, Comandante Guerrillera, fue después la coordinadora de la línea de política de las organizaciones de masas. 101 Pérez Vega era general de la Guardia Nacional, un torturador y chantajista con las mujeres de detenidos a cambio de favores sexuales. La intención del grupo de Nora Astorga era inmovilizarle para que les diera información, pero opuso resistencia y le mataron para no ser descubiertos.
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tenía dos hijas a las que estaba terriblemente apegada, pero una de las razones de mi decisión fue precisamente la existencia de mis hijas, porque iba a ayudar a darles a ellas y a los demás niños un mundo mejor”. Para todas esas mujeres, como diría después Dora María Téllez, “la lucha por la revolución fue lo primero y la creencia en que el pueblo se tenía que levantar, aunque tardara cuarenta años, era casi una obsesión”102. En algunas ocasiones, otras mujeres del FSLN, hijas de la alta burguesía nicaragüense, se integraron en el Frente desde posiciones de privilegio y vivieron situaciones muy difíciles. O bien el distanciamiento de sus padres durante mucho tiempo, o el sufrimiento de las complicaciones que su opción política acarreó a sus familias. Uno de esos casos fue el de Marisol Castillo, hija de Chema Castillo, que a pesar del asalto del 27 de diciembre a su propia casa y de la muerte de su padre, se incorporó también al FSLN. Su familia se trasladó a los EE.UU. y nunca comprendieron su proceso. Asimismo, Sofía Montenegro, hermana de Franklin Montenegro, Sagitario, uno de los oficiales de la Guardia más odiados, que fue capturado cuando intentaba salir de Nicaragua por mar, el 18 de julio del 79. Estuvo preso 80 días y se le ejecutó el 6 de octubre de 1979. Su madre le había suplicado a Sofía que, como sandinista, intercediera por él, pero Sofía no podía hacerlo y ella dijo entonces: “el día de la muerte de Franklin salí de mi casa asesina”. No pudo reconciliarse con su madre hasta 1984103. El padre de Sofía y Franklin Montenegro había sido también guardia nacional, pero abandonó su puesto por desacuerdo con sus métodos. El padre, enfermo, le había insistido a su hijo para que hiciera lo mismo, pero Franklin era un guardia somocista tan convencido, que llegó a decir en el lecho de muerte de su padre “en esta habitación somos hermano y hermana, pero si nos encontramos en la calle y tengo un arma, mejor disparen porque estén seguros de que yo lo haré”. Sofía no pudo hacer nada para salvarle porque a él se le había grabado volado casas con sus ocupantes dentro en Estelí, su ciudad, y ningún vecino hubiera apoyado que saliera inmune de esas acciones. Su madre no se lo perdonó a Sofía nunca y fue una tragedia personal para ella104. b) La experiencia de Martha Isabel Cranshaw El relato de Martha Isabel Cranshaw aporta una visión de gran interés para comprender cómo se desarrolló la situación de estas mujeres en la cárcel y cómo es su valoración actual de la militancia femenina. Procedente de movimiento cristiano, entró en el FSLN en 1973 y fue detenida en mayo de 1977. Su estancia en la Central de Policía coincidió con otras nueve mujeres, con las que firmó nume102 Entrevistas a Leticia Herrera, Daisy Zamora Mónica Baltodano, Nora Astorga y Dora María Téllez. Randall, M., Ob. cit., pp. 90-92-108-138-174. 103 Entrevistas a Marisol Castillo y Sofía Montenegro. Randall, M. Ob. cit. pp. 45-59-70. 104 Cardenal, E., Ob. cit., p.254
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rosas cartas colectivas, pero su testimonio merece ser conocido por la sinceridad y calidad de sus observaciones. De Martha I. Cranshaw dice Margaret Randall que, cuando se encontró con su padre, al que vio después de haber estado incomunicada y haber sido torturada en la Central de Policía, su reacción fue la de no reconocerla105. Pero ella ha aclarado años después, como se publicó en La Prensa, que fue un hermano que acompañaba a su padre quien la desconoció como hermana y, respecto a su padre dijo: “Saludé a mi papá, que estaba de lo más serio, entre emocionado y afectado”. Pero lo saludó precisamente porque él había ido a preguntar por su hija y eso obligó a que la Guardia la presentara públicamente. Y, de hecho, aunque en ese momento reaccionara duramente, en la cárcel, ese mismo padre le llevaría después las provisiones cada semana. Martha I. Cranshaw fue consciente de lo que habían sufrido sus padres y diría mucho tiempo después, que no se arrepentía de su opción de vida, pero que —aunque tuvo en cuenta a su familia antes de tomar la decisión— nunca pensó que repercutiera en la forma en que lo hizo en su familia: “Cuando decidí pasar a la clandestinidad, tuve clara esa parte, pero nunca el impacto que iba a producir en mi familia. Nunca llegué ni a una aproximación de lo que iba a significar eso. Nunca me imaginé, ni aproximadamente, lo qué podía pasar. Mi papá —que había sido jefe político y representante del partido somocista (PLN) en el departamento de Managua— perdió inmediatamente la confianza política que los gobernantes de Somoza tenían para con él: la misma Guardia, los de su partido, etc. Pero si eso no le afectó demasiado, la cárcel sí significó un cisma para mi familia. Mis padres tomaron medidas con mis hermanos más pequeños, que tuvieron que sufrir restricciones en sus vidas. No tuvieron las libertades que yo tuve para salir a la calle, para andar a pie…Los llevaban y los traían a la escuela en el vehículo, los controlaban…mis hermanos sí sufrieron el efecto. Y mis padres, además de perder la confianza política, perdieron algunos vínculos sociales de los que tenían. Pero fue cuando caí presa cuando ya el nivel de confrontación era con el sistema. Después, cuando estalló la insurrección, mi grupo familiar sufrió un sismo muy grande porque mi hermano, ya casado, tuvo que irse del país, en medio de la guerra, con la esposa embarazada…mis hermanos se fueron exiliados a EE.UU., los mandaron antes de la guerra, y fue todo muy traumático para mi familia. Los últimos salieron en septiembre de 1979 y su inserción en otro mundo, otro ambiente, fue todo muy difícil para ellos. Después mi papá estuvo preso año y medio, sus tierras fueron confiscadas, se quedaron sin casa, les quemaron sus bienes, fotos, documentos, perdieron todos sus muebles….fue una etapa muy dolorosa para ellos. A mi mamá una familia la alojó en su casa en Jinotepe, mientras mi papá estaba preso. Tuvieron que emigrar y eso llevó a una separación familiar 105 Entrevista a Martha I. Cranshaw. Randall, M. Ob. cit. p. 270.
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conmigo, a un cuestionamiento de mi militancia y a una cierta ruptura. Nosotros éramos hermanos que habíamos crecido bastante unidos y con uno de ellos me llevó treinta años recuperar de nuevo su confianza. Yo jamás en mi imaginación, y aunque no me arrepiento de la decisión que tomé, pude suponer el costo familiar tan elevado que tuvo mi militancia”106.
Martha Isabel Cranshaw era uno de los ejemplos de la juventud acomodada que se había integrado en el Movimiento Cristiano Revolucionario, del que había sido fundadora en León. Ella los define como independientes del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), el de la juventud del FSLN, pero dice también que se fueron acercando poco a poco porque, en realidad, el Frente se abrió para captar a jóvenes que tuvieran creencias religiosas y que, desde su posición de fe, podían comprometerse con Nicaragua. Así ocurrió con sus compañeras de clase, donde 13 de las 33 que eran, participaron en el proceso de oposición a Somoza o de acercamiento al FSLN. Se trataba de una juventud rebelde y en actitud de búsqueda, de lograr un cambio para Nicaragua Además de ella, cita a Milagros Leytón, Carmen Dolores Córdoba, Ruth Castro, Mª Isabel Maltéz, Alina Gómez, Nora Habed, Amelia Mallona, Mireille Vijil, Dulce María, Claudia Pereira, Martisabel Barrios, Mª. Lourdes Mayorga (ya fallecida) y Mª. José Álvarez. Otros cristianos que se integraron entonces a la lucha en la clandestinidad, y que eran los más cercanos a su nivel de vida y a sus condiciones, fueron Martha Angélica Quezada, Óscar Robelo y Walter Pentzque. Después ya, integrada en los grupos cristianos, se unieron otros como Vanesa Castro, Flor de María Monterrey, Arlén Siu, Mónica Baltodano y compañeros, como Salvador y Marcelo Mayorga, Óscar Pérez Casar, Carlos y Luis Carrión, Baltodano y Alonso Porras, que compartían con ella el ser del movimiento cristiano y tener una posición económica parecida o superior a la suya. Martha Isabel, después de pasar más de un año en la clandestinidad, había estado en una situación muy difícil entre 1974 y 1975. Los colaboradores de la zona donde estaba, en Chinandega, estaban aterrados por las muchas detenciones que había habido y porque algunos habían hablado en los Tribunales Militares. Ella se dedicó a avisar a todas las casas de seguridad que pudo y a tratar de no ser encontrada, sin tener dónde quedarse en algunas ocasiones. Fue detenida, finalmente, en mayo de 1977, en Chichigalpa (Chinandega), donde había participado en la organización de los trabajadores del ingenio S. Antonio de la familia Pellas y el primero de mayo de ese año se estaba preparando el inicio de una huelga, por lo que la vigilancia era muy grande. Después fue trasladada a la Oficina de la Seguridad Nacional (OSN), la comisaría de policía de Managua, de cuya estancia dice lo siguiente: “Allí, en las mazmorras de la “Seguridad”, el método era desnudarnos — lo que ya habían hecho en Chinandega— porque, al ser mujeres muy jóve106 Entrevista de la autora a Martha I. Cranshaw. Managua, octubre de 2009.
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nes, teníamos mucho pudor y ellos jugaban con nuestros miedos sexuales: el manoseo y la violación. En mi caso no hubo violación, pero sí en el de otras compañeras y uno tenía que estar preparado para eso. Inspeccionaron todo mi cuerpo de arriba abajo, cada detalle, y preguntaban por sus hallazgos. En la plática con el Coronel, en Chinandega, me había quedado claro que ellos me ubicaban a mí en la montaña. Así que hice cambios al “manto” o historia que una tenía que repetir y repetir convincentemente para proteger la vida de quienes quedaban fuera. En la “Seguridad” estaba con la esposa amarrada a la pared, vendada v encapuchada. Nos ponían a hacer ejercicios hasta el agotamiento. Conmigo fue hasta el desmayo (…) Allí llegabas a desarrollar el oído de tal forma, que sabías cuando venían, pues las personas con poder llegan a caminar de un modo que no te equivocabas y sabías si venía el jefe. Yo le puse mucha atención a la voz del jefe y le dije: “vos sos Genie”107. Yo lo conocía porque vivía cerca de mi casa y tenía unos perros Dobermann increíbles, además de que él tenía muy mal humor, pues cuando los chavalos vecinos pasaban por la acera con sus patines, hacía una gran bulla. Ladraban los perros y gritaba él. Yo lo había oído y reconocí su voz. Me golpearon en la espalda y en el pecho, pero yo volví a decirle: “seguro que sos Genie”. Ellos pensaron que yo estaba viendo por algún lado, aunque estaba encapuchada, y como no les estaba dando ninguna información nueva, llegó un momento en que pensaron que no hacía nada allí y además ellos estaban seguros de que yo había bajado de la montaña porque tenía cicatrices en las piernas y ralladuras en mi cuerpo. Les empezó a entrar el temor de que más bien iba yo a estarlos reconociendo a ellos. Además, como yo había trabajado en Corinto, en una célula de pescadores y allí, cuando subía la marea, en los manglares, la tierra pintaba de colorado nuestros pies, se manchaban igual que pasaba en la montaña. Ellos pensaron que las cicatrices eran debidas a que había sido baleada y todo les confirmaba que yo estaba recién bajada de la montaña. Así que desde ese momento ya no me preguntaron ni por Chichigalpa, ni por Corinto, ni por nada de Chinandega y sólo me preguntaron por la montaña. Eso fue muy importante, porque uno puede ser fuerte, pero si no sabe lo que le están peguntando, sea fuerte o no, no puede dar información. Así que me patalearon, me golpearon y me insultaron, pero yo no podía hablar porque no sabía nada de lo que me estaban preguntando. Así fue que me di cuenta que la batalla no era sólo usando la fuerza o el valor, sino de inteligencia. Llevarlos a ellos a donde yo quería que se concentraran en el interrogatorio, me hacía reír… de suerte que ellos no me podían ver. A su vez, saberme protegiendo a otros compañeros, me daba fuerza y moral (…) ése fue el proceso del interrogatorio. Cuando se dieron cuenta que yo no iba a decir nada, ya por entonces estaba mi papá preguntando por mí y los compañeros ya habían denunciado mi captura. Fue cuando vi a mi hermano y a mi papá y después nos trasladaron a la Central de Policía”. 107 Se refiere al jefe de la OSN, el general Samuel Genie, uno de los guardias más temidos.
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En la Central de Policía, Martha I. Cranshaw estuvo aislada e incomunicada y no deja de sorprender su forma de relatar ese período. Su instinto de supervivencia le hizo posible sacar todos sus recursos para ocupar el día, habilitar más personalmente su espacio y hasta contarlo con ciertas dosis de humor. Éstas son sus palabras: “En la Central de Policía yo estuve en la celda nº 2 y en ese momento, cuando yo había sido trasladada, sólo estaban allí Charlotte Baltodano y Rosa Argentina Ortiz. Ésa era una cárcel para presos comunes y nos ubicaron ahí, en el pabellón del lado izquierdo. En la celda 2 estaba yo, en la 4, Charlotte y en la 8 estaba Rosa Argentina. Después ya llegaron otras compañeras y llegamos a ser 10 mujeres. Unas en celdas de a dos, y otras, incluso tres, si así se quisieron quedar. Yo estaba sola. Mi celda, la nº 2, era una celda construida como para castigo, aislada, no tenía comunicación con ellas y mi puerta tenía acceso a un lugar cerrado sin visibilidad, que era el mecanismo para tenerla aislada (…) Yo estuve en la cárcel año y medio. Mi puerta nunca se abría. Ellos me pasaban la comida entre las rejas y la “chupeta” del desayuno, que llegaba normalmente a las cinco o cinco y media de la mañana, era una cochinada de comida y la única compañera que se levantaba a recibirla era yo. Me levantaba porque, a veces, tenían “la confianza” de abrirme las rejas para entregarme la comida y dejarme estar unos minutos fuera de mi celda. Me levantaba a recibir esa comida todos los días del mundo porque era la única posibilidad para mi de dos cosas: una poder hablar cara a cara con la gente aunque fueran presos comunes y solo para decir “qué tal, buenos días”, y ya era algo. Y, la segunda, porque podía estar unos minutos fuera de mi celda, aunque sólo fuera un metro más allá. Nuestra vida allí nos enseñó rápidamente tres cosas: la primera, que teníamos que tener mucha disciplina: cada una se impuso su propia autodisciplina combinando actividades que le gustaran con actividades que le hicieran crecer, como la lectura. Charlotte pintaba y yo bordaba y tejía, que eran cosas que odiaba, pero había que tener la mente ocupada. La segunda era que había que hacer mucho ejercicio. Charlotte hacía muchísimo…todas hacíamos mucho ejercicio, de una a dos horas diarias y nos bañábamos, en una ducha que era un tubo con un chorro, durante horas porque el inodoro estaba allí mismo y esa era una actividad refrescante108. Y la tercera fue que había que ser muy solidario. En mi caso, empecé a cambiar la visibilidad de esa celda. Le pedí a mi papá que me mandara una cortina preciosa y tapé para no ver el inodoro y, como no tenía tapa, con un pedazo de cartón lo forré con bolsas de colores y le hice una tapadera. Al tubo de la ducha le puse bolsas de plástico para ampliar su espacio y unos faldones con agujeros para la caída del agua y también le pedí a mi papá que me llevara una silla playera de 108 “Bañarse” es sinónimo en Nicaragua de ducharse.
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madera grande para leer y la pinté en azul celeste, para hacerme la idea de que estaba en el mar. Mi celda tenía un camarote de tres camas de madera —para dormir tres personas como en literas— y yo separé “mentalmente” las camas y las distribuí como cuartos de una casa. Con un colchón que me trajeron y que puse en el camarote de abajo, ése era mi dormitorio. En el segundo piso, la cocina y el comedor y ahí tenía toda la provisión que era posible tener (porque cada semana nos la podían traer las visitas y así a la cárcel le salíamos baratas): huevos, leche en polvo, miel, fruta, avena, azúcar, incluso soja —de la que era fanático mi papá en un tiempo que ni se conocía— y toda clase de víveres que nosotros llamábamos “el barco”. Mi papá se asombraba de la cantidad que le pedía, pero era porque allí compartíamos y era costumbre, sobre todo, darles a los que no les llegaba visita ese día. La cocina la había hecho con latas de leche: se les abrían tres o cuatro hoyos en la parte de arriba y la boca era el asiento donde se ponía la olla, y a los lados tenía unos agujeros para que entrara el aire. Dentro se ponía una lata pequeña, de atún por ejemplo, y dentro de ella una veladora aceitada, envuelta por una tela gruesa preferentemente de drill, como la de los jeans. Encendíamos la veladora y la tela y con eso calentábamos le leche y hasta hacíamos arroz en leche y un “queque” de galletas que sabía hacer Charlotte y que nos gustaba mucho109. Y calentábamos y modificábamos algo la comida que nos daban, la “chupeta” que le decíamos, que era siempre una cosa horrorosa. El tercer piso era mi sala de lectura y allí me subía cuando quería leer, aunque estaba prohibido todo, menos “Vanidades”, “Hola”, “Selecciones” o la Biblia. Todo lo demás, hasta lo más tonto, requería permiso y nunca lo daban. Así que entrábamos los libros clandestinamente. Los que nos los llevaban los cortaban en grupos de 10 páginas, las doblaban en cuatro partes y las pegaban por dentro a las bolsas de papel que nos traían. Y luego nosotros los armábamos en cinco o seis visitas de familiares y finalmente los leíamos pasando por todas las manos. Allí leímos sobre Sandino, los sociólogos de la época, Martha Harnecker y otros. Mi familia, por ejemplo, no me mandaba esos libros, pero a otros compañeros sí. Y en mi caso, en dos ocasiones, unos compañeros se hicieron pasar por familiares para poder darme correspondencia de mi tendencia política. Mi manera de sacar mensajes era bordar en telas unas flores pequeñísimas, de esas que se pueden prender en la ropa, y en el centro de los pétalos, que eran diminutos, iba escondido el mensaje. Además, siempre elegía para eso los turnos de los oficiales más descuidados”.
Como es de suponer, todo no se podía vivir desdramatizando y, en un tono muy distinto, expresa la dureza de las huelgas de hambre: 109 “Queque” se llama en Nicaragua a las tartas.
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“Nuestra rutina en la cárcel pasó también por las huelgas de hambre, que fueron tres: la primera de dos meses, la segunda, de dos meses y medio, y la tercera de mes y medio. Se nos deterioró mucho la salud, sobre todo a las más delgadas, como Rosa Argentina, para la que fue muy difícil. Se nos caía el pelo y hasta las uñas y no teníamos fuerzas para movernos. En los últimos días teníamos siempre una inmovilidad total. Después de la primera huelga conseguimos que nos concedieran ‘salidas al sol’ y eso era que nos permitían, al menos una vez a la semana, poder caminar”.
Habló también de su relación con las presas comunes, del mal trato que les dispensaban los custodios y de la admiración que ellas les tenían a los políticos: “A las presas comunes las trataban muy mal, como prostitutas, y nosotros armábamos escándalo cuando oíamos que las maltrataban y ellas, muy agradecidas, nos prestaban radios. Y como les tocaba barrer fuera, nos llevaban los periódicos e incluso medicinas. Tuvimos una relación muy interesante con las presas comunes y vimos que éramos sumamente respetados por ellas y era porque nos veían gente valiente y ellas admiraban mucho a la gente con coraje”.
Otra de las actividades de las presas políticas consistía en tratar de enterarse de cuando se estaba torturando a alguien y en procurar obtener información sobre la identidad de los Guardias: “Una de nuestras acciones era protestar a la hora en que estaban torturando a los compañeros. El cuarto de tortura estaba al otro extremo de mi celda, muy cerca de la celda de Doris Tijerino, que era normalmente la primera persona que hacía ver que había alguien en el cuarto de interrogatorios. Nosotras, como indios navajos, pegábamos el oído a la pared y al suelo a ver qué podíamos captar de quien era la persona, quién lo estaba torturando, por qué la habían llevado ahí, con un silencio completo en todo el pabellón. Y no tienes idea de la información que nosotros logramos obtener aún en esas circunstancias para poder saber a dónde llevaban a la gente: si la llevaban a “la chiquita”110, al otro extremo del pabellón, o a otro sitio. Y de esa manera, muchos presos comunes, como Federico López, Flor de María Monterrey o Milagros Leyton, me hicieron saber mucho después, cuando salimos, que habían sido conocedores de nuestras palabras y de nuestros gritos de solidaridad para con ellos”
Por lo que se refiere a su valoración de la vida en la cárcel y de lo que estaban haciendo otros compañeros, dice: “La cárcel puede ser un lugar donde uno puede perderse y destruirse como ser humano, lo que empieza por la traición o por echarse a morir, o uno puede crecer como ser humano gracias a la solidaridad. Yo siempre 110 Las “chiquitas” eran unas cuantas celdas diminutas que se utilizaban como de castigo y de aislamiento.
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digo que fue una gran oportunidad para nosotros para conocernos a nosotros mismos y saber de qué talante estábamos hechos. Y siempre supimos que la cárcel era otra trinchera de combate y actuábamos considerándola así. Además, en esa época, afortunadamente ya la movilización popular insurreccional era muy grande y nosotros los oíamos. Fue como un proceso de retroalimentación entre el pueblo y nosotros porque ellos sabían de nuestras huelgas de hambre y se animaban mucho a seguir luchando. Fue como un proceso muy natural entre ambas partes. Salí en 1978, con la liberación de presos que hubo por el asalto al Palacio, y ése es uno de mis vínculos más fuertes con Dora María. Tengo la ventaja de que reconozco que, aunque fue una acción realizada por el Frente Sandinista, hubo allí seres humanos directamente involucrados y Dora María va a ser para mi siempre una heroína, no solo por lo que hizo, sino por su vida… y es muy importante para uno reconocerlo en otras personas”
Por último, habló de lo que supuso la lucha para las mujeres, de cómo eran sus peculiaridades desde su punto de vista “Una vez llegó Tomás Borge a un acto en el Día Internacional de la Mujer, hacia 1983 ó 1985, no recuerdo, y reconoció públicamente —y espero que no se arrepienta de haberlo dicho— que jamás había habido una mujer que hubiera traicionado a nadie. Que eso de que las mujeres eran el sexo débil no era cierto y que en el Frente las mujeres habían sido mucho más puestas en tela de juicio que los hombres y nunca habían fallado”.
De hecho, ella consideraba que las pérdidas de las mujeres habían sido mayores que las de los hombres, sobre todo porque, en muchos casos, en la época de la lucha contra Somoza, las mujeres del Frente provenían de sectores medios o altos y la voluntad de servir a los pobres las llevó necesariamente a un proceso de “pasar a ser pobres”: “Siendo campesina, una se integraba en el Frente y seguía viviendo en condiciones más o menos similares, pero nosotras no sólo dejamos de comer carne, ensalada y arroz y pasamos a comer frijoles —y no tienes idea de lo que nos costó— sino que también había que tener resistencia física, capacidad de cargar peso y cocinar con leña. Teníamos muchas cosas que aprender. Ya ahí se demostraba nuestra voluntad. Por eso yo puedo entender perfectamente a las compañeras que no quieren dar entrevistas o las que permanecen en las estructuras del Frente porque te puedo asegurar que el proceso de ruptura fue muy fuerte. Nosotras éramos “hijas de papá y mamá”, mientras que los hombres habían sido educados culturalmente en una muy superior independencia. Así que nuestro ingreso en las organizaciones fue un proceso personal fuerte y profundo de rupturas. La decisión de las mujeres que entramos fue de entregar la vida y de cambiar nuestras vidas. Y cuando una pasa ese tipo de proceso, una no es militante política, es militante de vida”.
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Más adelante, cuando a esas mujeres les tocó tener hijos, se les sumó esa responsabilidad y para muchas fue una carga muy pesada compaginar sus compromisos políticos, su rol revolucionario y su rol como madres de familia. Sobre todo cuando algunas tuvieron que superar hechos muy dolorosos a los que no pudieron atender en el momento en que se producían y ello no se supera sólo con el tiempo. Martha Isabel vuelve a valorar a este respecto los sacrificios de algunas compañeras y comprende que sigan en el FSLN, aunque ella haya tomado un camino diferente: “Nosotras concebimos nuestra lucha no solo para el FSLN, para el pueblo, o para la revolución, sino que fue una apuesta de por vida y en ese contexto, si uno no ha podido trabajar los duelos anteriores, la separación del FSLN, se convierte en el siguiente duelo. Y dice la Psicología que, en cada duelo, los procesos son más fuertes, más profundos y más consecutivos y se van acumulando a ese duelo todos los anteriores. Una Doris Tijerino que perdió a su hija en aquel avión cubano que cayó y que, según mi percepción fue un ataque, la hace a una preguntarse: dejé a mi papá y a mi mamá y qué está ocurriendo…el papá de la Doris era militar, un poco más alejado porque era de la radiotecnia, pero era Guardia, y sus condiciones de vida eran muy cómodas. Perdió a dos compañeros de vida, perdió a una hija…vivió una situación de cárcel muy violenta…de modo que ¿cuántos duelos resueltos tiene, por poner un ejemplo, Doris? Solo por poner los más graves que yo veo: su violación, la separación de su familia, la pérdida de Ricardo Morales Avilés, la de José Benito Escobar, la de su hija…y suele ocurrir que, mientras estuvimos en la clandestinidad pasando cualquier desventura, mientras estuvimos en la cárcel, mientras estuvimos en el poder en la década de 1980, se suele pensar que eso es “normal”, que era un costo que teníamos que pagar y, por ello, no se trabaja en la persona, no se presta atención a los duelos. Por ello, yo creo que la Doris tiene por lo menos esos cinco grandes duelos dentro, más el terremoto, seis, más la derrota electoral, siete…y te digo esos por decirte algunos, y ninguno de ellos hemos tenido tiempo de trabajarlos”.
Recuerda con asombro que ella tardó un fin de semana para decidirse a romper con su casa e ingresar en la clandestinidad, pese a que significaba su ruptura con los 16 años anteriores. Y, sin embargo, le costó un año y medio plantearse la posibilidad de irse separando del FSLN. Y, ante la pregunta de cuál era la causa de que ésa decisión hubiera sido tan difícil, contestó: “¿Por qué? Porque yo sostengo que en el caso de la militancia sandinista, y en particular en el caso de las mujeres, el gran amor de nuestras vidas no fueron nuestros maridos, sino el Frente Sandinista. Y yo, como mujer separada, tengo que decirte que romper mi relación de pareja me dolió. Ambas decisiones tenían una dosis emocional muy fuerte, pero el FSLN me dolió muchísimo más porque había sido una opción de vida, por eso tiene gran costo emocional porque obliga a tener el valor de replantearte
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toda tu vida, de reconocer aciertos y errores y, solo en segundo lugar, es una decisión racional, mientras que en la decisión de separarme de mi marido la razón se impuso. Por todo eso, creo yo, y te lo digo con mucha sinceridad, que esa es la razón por la que muchas compañeras no pueden plantearse una ruptura con el FSLN porque lo entienden como una ruptura con sus vidas, con sus compromisos y por ello no pueden hablar de lo que sienten. Hay que respetar sus silencios y sus procesos. Yo, respeto la vida, la historia y el compromiso de Doris María Tijerino; ella fue para mí un ejemplo en la cárcel y para muchas de nosotras una heroína y una leyenda. Conociéndola, puedo asegurarte que si me pones en una mesa con ella a analizar cualquier temática, estoy completamente segura de que va a coincidir conmigo más que con muchas otras personas y estoy también completamente segura de que, digan lo que digan los demás, Doris sigue pensando que yo soy una compañera suya. Porque entre las mujeres hay procesos construidos de confianza, de conocimiento profundo, que no se han deshecho y yo estoy completamente segura de que por mucho que haya cambiado, Doris sigue siendo la misma persona —excluyendo el tema de la edad— y tiene los mismos valores morales, ideológicos, sociales y políticos que la llevaron a ingresar en el Frente. Yo tengo una gran confianza en lo que ella es y, si ella ha construido en sí misma lo mismo que cuando entró al Frente, ella deberá estar viviendo un gran conflicto porque este Frente Sandinista de ahora no es el mismo que aquél en el que ella ingresó”111.
c) Las cartas colectivas de mujeres Desde 1975, las cartas de las mujeres detenidas tras el asalto a la casa de José María Castillo constituyen una muestra de la organización femenina, mayoritariamente de la ciudad. Un solo ejemplo de las cartas de 1976, es también suficiente para conocer las numerosas acciones que emprendieron las presas para difundir entre la población los maltratos de la dictadura. Está fechada el 6 de septiembre y dirigida a “Los Señores Miembros de la Honorable Corte Militar de Investigación”. Su objeto era informar que las presas se declaraban en huelga de hambre por las condiciones de la Central de Policía, que, en palabras de las firmantes sobrepasaban el límite de la resistencia del ser humano e incidían directamente en su equilibrio psico-biológico: En condiciones similares a las que cuenta Martha Isabel Cranshaw, explican que estaban totalmente incomunicadas las veinticuatro horas del día, en celdas de dos por cuatro metros con los techos de zinc y dos por cada celda, donde tenían que caber también el inodoro y el lavabo, por lo que el calor y la humedad se les hacían insoportables. Las separaba sólo un muro de los presos comunes, entre los que había prostitutas y drogadictos en abstinencia, lo que provocaba escándalos continuos y sacudidas de rejas. Apenas podían dormir, tanto por el calor y las voces, como porque siempre permanecía encendida una 111 Entrevista de la autora a Martha I. Cranshaw, Managua, octubre de 2009.
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fuerte lámpara de neón. La comida era una masa de arroz servida en carretillas de las de la construcción, que les pasaban a través de los barrotes de la celda que se impregnaban de grasa y comida, a la vez que la comida recogía su suciedad. Sólo se les permitía la visita del domingo durante 5 minutos, a través de la misma doble malla que denunciaban los presos y en presencia de guardias y oficiales. Por último, la asistencia médica, que fue una demanda constantemente reiterada desde la Central de Policía, era tan deficiente que sólo se les concedía después de días de fiebre y de gritar durante horas112. En 1977, junto a las mismas demandas, se insiste sobre todo en el sufrimiento que les ocasionaban las vulgaridades que tenían que escuchar por la mezcla con los presos comunes y la situación de los puestos de vigilancia de los guardias en el patio, que se asomaban constantemente a sus ventanas y les impedían la más imprescindible intimidad113. Desde 1978, las cartas desde la Central de Policía son sólo de mujeres, ya que en febrero se había trasladado a los compañeros varones a la cárcel Modelo. Las mujeres nunca fueron trasladadas, a pesar de reiteradas peticiones. En ese año, aunque la mayoría de las demandas seguían siendo las mismas, insisten con especial intensidad en la necesidad de ser trasladadas para no escuchar los gritos desgarradores de las torturas, lo que es un síntoma del incremento de las detenciones posteriores a la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, por los brotes insurreccionales que había tenido lugar en Granada, Rivas, Monimbó, Sutiaba y León. Cuando arreciaron los conflictos estudiantiles, en 1978, las presas empezaron a quejarse de que cada vez eran más insultadas por los guardias y que estaban mal de salud y en peores condiciones. Asimismo, denunciaban en sus escritos los problemas que estaban viviendo los campesinos de Tonalá (Chinandega) y la despedida en masa que se había producido de periodistas y trabajadores de radio y televisión, manifestando su solidaridad con todos ellos114. Dado que, en ese tiempo, cada vez eran más abundantes las denuncias desde fuera de la cárcel a los organismos internacionales, recibieron la visita del delegado de la Cruz Roja Internacional, Raymond Chevalier, y excepcionalmente las 112 Carta de las prisioneras políticas del 6 de septiembre de 1976, firmada por Rhina Campos Marcenaro, Adriana Cover Knust, Ruth Marcenaro de Campos, Hilda Herrera, Martha Beltrán Baca, Liana Benavides Grutter, Damaris Calderón Román, Amparo Jara Guerrero y Rosario Rivera Lanuza. ACHM-E-001, C-018, 000507. 113 Cartas colectivas de las prisioneras políticas de la Central de Policía, de abril de 1977. Firmadas por Rosa Argentina Ortiz, Liana Benavides, Doris Tijerino, Ruth M. y Martha Beltrán. ACHM, E-001, C-018-000515. 114 Respecto al grupo suyo, informaban de que a Gloria Campos la habían golpeado con la culata de un fusil por haber hablado unos minutos con un preso común; a Doris Tijerino, le negaban las salidas al patio y las visitas familiares; Margine Gutiérrez seguía necesitando urgentemente ser intervenida y Nubia Salvadora Aguilar, muy enferma, seguía también sin atención médica. Carta colectiva de las prisioneras políticas de la Central de Policía de 26 de junio de 1978. Firmada por: Margine Gutiérrez, María Auxiliadora, Rosa Argentina, Gloria Mª Campos, Mónica Baltodano, Martha Isabel Cranshaw y Charlotte Baltodano ACHM, E-001, C-018-000515.
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sacaron de las celdas. Pero ellas, cuando estuvieron ante el delegado, le hablaron delante de los guardias jefes de su situación y del incumplimiento de las recomendaciones de la Cruz Roja y del propio Somoza, que el junio anterior le había prometido a monseñor Obando que daría un mejor trato a los detenidos cuando él había pedido al Gobierno que cesara el terror. El delegado de la Cruz Roja había ido acompañado del coronel Parajón, el capitán Pablo Rivas, el teniente Almendáriz y el Dr. Francisco Baltodano y ellas expusieron delante de todos su situación para que fueran testigos de sus protestas y de las promesas que la Guardia les hiciera115. Los jefes aseguraron a los allí presentes que ellas ya no seguirían encerradas, pero no lo cumplieron. Las cartas de 1978 también denunciaban que los guardias rasos y alistados, que no las maltrataban, estaban siendo objeto de amenazas por parte de sus superiores. Por último, en lo referente a la asistencia médica, pedían que se permitiera la entrada a la Central a especialistas no comprometidos con el régimen somocista, porque desconfiaban de los del Hospital Militar. A él habían sido llevadas Margine Gutiérrez, que tenía tumores que no le diagnosticaban, y Charlotte Baltodano, a la que no pudieron realizar los análisis prescritos en un examen ginecológico por no contar dicho hospital con los laboratorios adecuados116 Las presas políticas soportaban a menudo peores condiciones que los hombres. Éstos tuvieron en algunas épocas, en la cárcel Modelo, cocina colectiva, acceso a juegos de ping-pong, televisión y visitas conyugales. Pero las mujeres nunca117. d) Las cartas individuales de mujeres Además de las colectivas, hay numerosas cartas individuales de mujeres, de las que mencionaremos algunas, por el interés de la información que aportan. Son de Charlotte Baltodano (Eva), Rosa Argentina Ortiz (Sofía), Doris Tijerino (Orquídea), Luisa y Nubia Salvadora Aguilar. El tono de estas cartas es diferente al de las anteriores porque no hay pretensión de difundir nada del FSLN, ni de informar al pueblo. Son mucho más personales, dirigidas a algún compañero al que, a veces, se dirigen por el nombre y otras sólo como “compañero”. En todas ellas el objetivo es hacer partícipes a los miembros del FSLN, que están fuera de la cárcel, de la información que ellas obtienen dentro. Se esfuerzan por dar nombres de los guardias que las tratan mal y de los que las tratan mejor, para prevenirles por si caen en futuras detenciones, 115 Las denuncias a la Cruz Roja por parte de los encarcelados no siempre se producían. Felipe Peña, el apresado en el asalto al cuartel de San Carlos, y en la cárcel de ese comando, de 1977 a 1978, contó que también tuvieron una visita de inspección y que los guardias les asearon y les metieron en la celda un catre, periódicos y radio. Cuando el enviado de la Cruz Roja interrogó a los presos si ésas eran sus condiciones habituales, todos dijeron que sí. Cardenal, E., Ob. cit., p. 48. 116 Carta Colectiva de las prisioneras políticas de la Central de Policía de 10 de julio de 1978. ACHM, E-001, C-018-000515. 117 Entrevista a Mónica Baltodano. Randall, M., Ob. cit., p.108.
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así como de qué médicos las atienden y de que forma. Pero también demandan información sobre lo que ocurre fuera de la cárcel y se quejan de que allí nos les permiten tener ni radio ni periódicos. Quieren que sus compañeros les hagan llegar noticias políticas, resúmenes de sus reuniones o textos referidos a la organización para que ellos puedan estar enterados de la vida en el exterior. Otra de las cuestiones que aparece en muchas de esas cartas es referente a sus encuentros con los detenidos por la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, de las que se deduce la posible implicación de Somoza u otras autoridades, ya que la Guardia tiene un trato amistoso y muy diferente con ellos. No deja de sorprender que todos esos escritos, aunque narran los padecimientos que sufren, siempre manifiestan su disposición a realizar lo que se les ordene, a la vez que aseguran que su entusiasmo y voluntad no decaen, pese a las circunstancias. En ocasiones, son tantos los detalles que dan de cómo transcurre su labor de atraer a su causa a otros presos, de cómo ven ellas ese proceso, de los datos que dan sobre los guardias con los que tienen contactos, que llega a ser un rasgo característico la disciplina que se desprende de todo su comportamiento, así como la moral alta y la entrega de la que hablan en sus escritos, donde expresan literalmente que no cesará hasta que su objetivo se consiga: el triunfo sobre la dictadura. La despedida fija en las cartas de este período seguía siendo “Patria libre o morir” o la máxima de la GPP “En la montaña enterraremos el corazón del enemigo”. En cualquier caso, hay diferencias parciales entre ellas, en cuanto a los temas tratados. Charlotte Baltodano (Eva), de la tendencia GPP habla en sus cartas de su labor política en la cárcel y de sus contactos con otros compañeros por los que sabía que había gran confusión entre sus preferencias por estar en la GPP o sentirse más próximos a las posiciones terceristas. Incluso alguno había manifestado su deseo de pasar a la GPP, pero que pensaba que no le iban a aceptar y por ello no lo solicitaba. Uno de los motivos de la desmoralización que expresaban había sido el fracaso de la acción de San Carlos y el convencimiento —que ellos juzgaban sin fundamento— de Humberto Ortega de que en unos meses estarían en el poder y ellos veían mucho más lejano118. Ese comentario reflejaba los problemas de la fragmentación en las tres tendencias del FSLN, pero también que ya en esta fecha empezaba algún acercamiento entre ellas, aunque no fue general hasta después del éxito de la toma del Palacio Nacional, protagonizado por los terceristas. De todas formas, la unión real de las tendencias fue muy tardía y nunca estuvo libre de reticencias, ni siquiera después del triunfo de la revolución. Respecto a las condiciones de la Central de Policía se lamenta de que se habían endurecido y, como resumen de la situación, dice: 118 Charlotte Baltodano había sido detenida en esta ocasión el 4 de mayo de 1977, después de un ataque a una patrulla de la BECAT en Managua.
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“Aquí se vive un clima de guerra. Han estado restringiéndonos las condiciones de las visitas: cada vez hay más seguridad, horas fijas y estrictas. Han estado vigilando nuestras salidas en el tiempo de las comidas, incluso se las vigilan a los sargentos de guardia que están de servicio por si nos facilitan las cosas. La situación nuestra se agrava cada vez más (…) no tengo más información porque casi siempre estuve aislada. No tengo ningún indicio sobre los hermanos”119.
Charlotte denunció también que un guardia, al que llamaban “mano negra”, violaba a una presa común por la noche y torturaba psíquicamente a las políticas, abriéndoles la puerta como si fuera a entrar, aunque después no lo hiciera, y procurando que ellas no tuvieran ni el mínimo tiempo permitido de comunicarse. Sin embargo, junto a esas impresiones, también percibe otras veces que los guardias muestran temor a enfrentarse con ellas y eso se traduce en no castigarlas después de algunas protestas fuertes, en que los guardias rasos les llevan periódicos o las tratan con amabilidad e, incluso, en una ocasión, en las palabras de un mayor de la Central, que les llegó a decir que él “las comprendía y que no deberían estar presas”120. Aprovechando esas aproximaciones de algunos guardias, Charlotte Baltodano y Rosa Argentina Ortiz trataron de comunicarse con los que les parecían más sensibles, que muy a menudo estaban en la Guardia sólo por la necesidad de un puesto de trabajo, pero no por una identidad ideológica con los planteamientos de sus jefes. Ellas trataban de explicarles que lo que ellos estaban haciendo era ir contra su propio pueblo y, en ocasiones, con ello les convencieron u obtuvieron informaciones valiosas. Otro ejemplo de ese trabajo con la Guardia, fue la relación que Mónica Baltodano sostuvo con la policía Carmen Azucena Rodríguez Prado, “La Prado”, como la llamaban sus compañeros. Mónica Baltodano había sido detenida en julio de 1977, en Matagalpa, y estuvo allí tres meses en la cárcel. Cuando se celebró el juicio fue absuelta, pero finalmente se le prolongó la condena, siendo trasladada a Managua, a la Central de Policía donde estuvo otros seis meses, que fue cuando coincidió con Charlotte Baltodano y el resto de presas. “La Prado” era de familia somocista, y tenía un hermano teniente de la EBBI, pero ella había entrado como policía porque el salario era necesario en su casa y apenas tenía estudios para aspirar a otro trabajo. Fue una de las guardias que custodiaban a Mónica cuando estuvo en Matagalpa y empezó a hablar con ella. Carmen Azucena le contó que había estado destinada en el trabajo con menores como policía y empezó a rechazar los métodos de sus compañeros cuando vio cómo en la cárcel se maltrataba incluso a estos menores en los interrogatorios. Después, al conocer a Mónica Baltodano, sus charlas la decidieron a volverse en contra de la Guardia y a 119 Carta de Charlotte Baltodano de 1 de diciembre de 1977. ACHM, E-001-C-017-000499. 120 Carta de Charlotte Baltodano de 14 de diciembre de 1977. ACHM, E-001-C-017-000499.
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cambiar de vida hasta que llegó a salir de la Guardia en 1978 y posteriormente se integró en el Frente121. Un ejemplo más fue el que relató la propia Charlotte sobre el caso, ya expuesto, del raso Nieves López Mantilla, con el que hablaban a menudo tanto Rosa Argentina Ortiz como ella durante su estancia en la Central de Policía. Pero el cuidado que debían tener para no ser delatadas les hizo solicitar información al exterior para saber si podían seguir hablando. Así lo demuestran las palabras de Charlotte sobre sus contactos con Nieves: “Por el momento hemos analizado a uno que vemos bastante decidido y que es un gran simpatizante del FSLN. Les pasamos aquí los datos para ver si con la ayuda de ustedes podemos comprobar si es buena gente. Su nombre es Nieves López Mantilla, vive en Matagalpa, del Banco Nacional, dos cuadras al Este. Es un muchacho moreno, recio, de 23 años. Tiene dos cicatrices en la mejilla en forma de rayos. Estuvo en la montaña de 1975 a 1977 y fue testigo de muchos crímenes cometidos por la G.N. en los campos de concentración de Waslala, Rancho Grande y La Carpa”122.
Su interés procedía de lo que Nieves había dictado a Charlotte sobre sus experiencias en el campo de concentración de Waslala, que ya hemos mencionado123. El contacto con esos rasos, que eran muchos, les hacía preguntarse si habría “un ejército revolucionario dentro de la Guardia Nacional”, aunque no se demostró nunca que algo similar hubiera existido. Charlotte habla también de los encausados por el atentado del 10 de enero de 1978 contra Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, que fueron llevados a la cárcel mientras ella se encontraba allí. De ellos dice que unas compañeras les habían podido interceptar cartas, porque desconfiaban de ellos, y habían comprobado que se mentían constantemente y se acusaban unos a otros. Las cartas eran de Silvio Peña, Silvio Vega, Domingo Acevedo Chavarría y su hermana Susana, y decía que las habían leído para tener datos de ellos y que les asombraba la relación de amistad que mantenían con los guardias. Silvio Peña le había confesado a Charlotte B. que el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro no estaba planeado como salió. Que Pedro Joaquín Chamorro, antes de morir, siguió unos metros con su coche y chocó con el de Chavarría y por ese choque estaba él detenido. Pero el plan era no dejar ninguna huella y nadie hubiera sospechado de él. Que Domingo Acevedo Chavarría había sido el autor material del crimen y que era un matón a sueldo, conectado con la OSN, lo mismo que Silvio Vega124. 121 Randall, M., Ob. cit., pp. 294-297; “Discurso de Mónica Baltodano”, en Adital. Noticias de América Latina y El Caribe, Managua, 6-8-2008. 122 Carta de Rosa Argentina Ortiz, 13 de febrero de 1978. ACHM-E001, C-017, 000515. 123 El relato completo del campo de Waslala, del raso Nieves, se ha expuesto anteriormente, en el Apartado IV. 1. 2. 124 Carta de Charlotte Baltodano de 13 de febrero de 1978. ACHM, E-001-C-017-000499.
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Por último, sigue aludiendo a la pésima atención médica que recibe todo el grupo: Rosa Argentina Ortiz había tardado mucho en ser visitada, pese a haber sufrido continuos vómitos y mareos. A ella misma, la habían llevado al hospital después de un mes de tener la orden firmada y le habían hecho una extracción de una muela con tal brutalidad que tuvo una rotura del labio y necesitó anticoagulantes por la hemorragia provocada. Pero, pese a ello, querían participar en la huelga de hambre que por ese tiempo habían iniciado en la cárcel Tomás Borge y Marcio Jaén, aunque no porque confiaran en que diera resultado, sino “por no dejar tranquilo nunca al enemigo”, la Guardia, de la que dice: “El enemigo ha cambiado indudablemente, con una máscara de sonrisa, pero actúa igual. He tenido noticias de que ningún Guardia Nacional quiere estar a nuestro cuidado. Nosotras en todo momento estamos listas para cualquier represión, que casi siempre consiste en quitarnos comida, agua y visitas y hacernos registros inesperados. Pero eso no nos quita la moral altísima que tenemos. No nos doblegamos jamás y denunciamos enérgicamente a nuestro pueblo la terrible injusticia que existe para contribuir a la crisis dictatorial. Estamos felices de los atentados de hostigamiento. Especialmente se ve que seguimos firmes en lo político-militar. Sabemos que ha sido difícil mantenernos por tantas bajas que hemos tenido, pero sabemos que el trabajo continúa y se agranda”125.
Rosa Argentina Ortiz (Sofía), que era la jefa del grupo de mujeres de la Central de Policía, era de la tendencia GPP. Había sido capturada ya antes en 1974 y llevada en helicóptero desde Waslala hasta Managua para ser juzgada por un Consejo de Guerra. Después, en 1977, fue detenida en las montañas de Yaosca por una patrulla de la Guardia Nacional, con una herida en la cabeza y otra en la mano izquierda. Debido a su trayectoria, sus cartas ofrecen una doble información de los lugares de confinamiento: por una parte, sobre su estancia en el cuartel de Río Blanco, en la montaña, y, por otra, sobre la Central de Policía126. Expone los padecimientos a los que había sido sometida cuando fue trasladada al cuartel de Río Blanco, donde inmediatamente le hicieron un intenso interrogatorio y la aislaron, dejándola esposada por los pies a un tubo de hierro durante veinticuatro horas. Posteriormente, en otro cuarto, soportó una de las peores torturas que se aplicaban a las mujeres y que, desgraciadamente no era nada infrecuente: “la piñata”, que unos diez Guardias le hicieron por tres veces: le ataron una camisa a la cabeza para que no pudiera ver; la desvistieron —ella dice que fue “pieza por pieza y con gran morbosidad”—, la esposaron con las manos hacia delante y la colgaron de una cuerda al techo. Después, dice literalmente, “me manosearon sádicamente todo el cuerpo, pero haciendo énfasis en 125 Se refiere a la insurrección que está en marcha en el país y a la cruenta lucha que está teniendo lugar. Carta de Charlotte Baltodano del 3 de abril de 1978. ACHM, E-001-C-017-000505. 126 En ocasiones se dirige a su interlocutor, “el hermano Genaro”, con el encabezamiento: “De la célula PAP a nuestros hermanos”.
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mis partes más íntimas y abriéndome los muslos salvajemente”. La golpearon con el puño cerrado en el estómago y la mecieron para todos lados, en realidad, como una piñata. Acto seguido, la bajaron y le cambiaron la posición de las esposas, esta vez con las manos hacia atrás, volviendo a hacer exactamente lo mismo. Todo ello, según sus propias palabras, “riéndose con el cinismo que les caracteriza y acompañado de un sinnúmero de improperios”. Después la amenazaron con matarla y le colocaron una pistola en la frente127. Un año después, en otra carta “al compañero Genaro”, Rosa Argentina le informa ya sobre la propia Central de Policía, en la que había habido cambios en la distribución de las celdas por el ingreso en prisión de los implicados en el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro y se muestra extrañada de la familiaridad con que esos detenidos trataban a los guardias —que, según ella, con toda seguridad no los habían torturado— y de los privilegios que se les otorgaban. Esa amistad y buena relación entre Guardia Nacional y los implicados en el asesinato de P. J. Chamorro parecía confirmar la sospecha generalizada de que era Somoza quien lo había mandado asesinar. Ofrece explicaciones muy detalladas de sus actividades en la cárcel y del trabajo con otros presos políticos donde se aprecia otra vez la aproximación de las tendencias del FSLN, ahora en sentido inverso al relato de Charlotte Baltodano. Se extiende en explicar que algunos compañeros de celda, terceristas, estaban desmoralizados por los fracasos de S. Carlos y Masaya y consideraban a Humberto Ortega un utópico “que creía que estarían en el poder en diciembre”128. Los terceristas les habían insinuado que querrían entrar en la GPP, pero ellos habían decidido tantearlos más a fondo y tratar de que les pasaran informes escritos sobre lo que sabían. En otros aspectos, informa de que las mujeres seguían aisladas, pero como tenían las celdas contiguas, habían hecho pequeños huecos en las paredes para poder comunicarse. También se queja de que se encontraban muy desconectadas y pedía que les mandaran información del exterior, igual que ellas lo hacían con todo lo que iban averiguando129. Termina mostrando la preocupación constante por el estado de salud de sus compañeras: sospechas de tumores, quistes en el busto, infecciones y demanda constantemente desatendida de que las viera un ginecólogo130. Las tres últimas cartas de mujeres desde la Central de Policía son de Doris Tijerino, Nubia Salvadora Aguilar y “Luisa”, que hablan de la detención de Nubia 127 Carta de Rosa Argentina Ortiz del 22 de febrero de 1977. ACHM, E-001, C-018-000497. 128 Se refiere a la imposibilidad de la toma del Cuartel de S. Carlos y a las muertes de compañeros en la insurrección de Masaya, ciudad próxima a Managua. Ibidem. 129 Pocos días después, agradece que les hayan enviado por fin comunicaciones de lo que se está haciendo fuera y sigue comentando las averiguaciones que les van llegando de ellos sobre los verdaderos asesinos de P. J. Chamorro. Cartas de Rosa Argentina Ortiz del 17 y 24 de enero de 1978. ACHM, E-001, C-017-000515. 130 Carta de Rosa Argentina Ortiz del 27 de febrero de 1978. ACHM, Ibidem.
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en Masaya y de la relación que Luisa tuvo en la Central también con los detenidos por el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro. Doris Tijerino había sido capturada por última vez el 13 de abril de 1978 en el “Valle del Tablón”, a ocho kilómetros de la frontera con Honduras, en un enfrentamiento con la Guardia Nacional en donde también cayó Mauricio Cajina Pérez. Durante su permanencia en la Central escribió al doctor R. Sandino rogándole que atendiera a Margine Gutiérrez, cuya enfermedad estaba avanzando y especialmente preocupada por la desatención médica del Hospital Militar, en donde le habían asegurado que no tenía nada en el busto, pese a las molestias de que se quejaba. Examinada después por el doctor R. Sandino, le había localizado varios tumores en el pecho, advirtiendo que precisaba de una intervención quirúrgica que ya desde antes se venía solicitando de forma urgente. En su carta, D. Tijerino agradecía al doctor las atenciones que había tenido tiempo atrás con su madre —a la que ya habían examinado demasiado tarde— y le pedía que ayudara para que no le ocurriera igual a Margine, ya que las autoridades médicas de la Central de Policía le habían dicho que la operación dependía de que él la planificara131. Nubia Salvadora fue detenida el 17 de octubre de 1977 en una casa de Masaya, tras un enfrentamiento con la Guardia, que había intervenido con tanquetas y hasta con aviones que bombardearon la zona. La detuvieron porque ese día las fuerzas sandinistas, dirigidas por Israel Lewites, habían atacado Masaya y emboscado la carretera para impedir el paso de las tropas desde Managua, y como consecuencia, habían muerto algunos Guardias132. En su carta relata que, tras los acostumbrados golpes y encapuchamiento, la habían llevado ante el Juez de distrito a declarar y más tarde estuvo incomunicada durante un mes. Después se centra en detallar rasgos físicos y nombres de un buen número de guardias con los que había tratado y de las informaciones que había podido obtener sobre los que habían hecho o estaban haciendo Cursos de Inteligencia en Panamá133. Por último, “Luisa” vuelve a sacar a colación el encuentro en la Central con los detenidos por la muerte de Pedro Joaquín Chamorro y vuelve a confirmar las relaciones de amistad de esos detenidos con los guardias. Dice que Silvio Peña le había contado a ella que un guardia le había aconsejado que implicara en el asesinato a Pedro Ramos, el presidente de la empresa Plasmaféresis, ya que eso sería creíble porque había tenido anteriormente problemas con Pedro Joaquín Chamorro. Y que Pedro Ramos le había pedido a su vez a Silvio Peña que declarara que él (Pedro Ramos) había obtenido su fortuna mediante transacciones ilegales y sobornos porque prefería ser acusado de sobornos que de asesinato134. 131 Carta de Doris Tijerino al Dr. René Sandino. ACHM E-001, C-017-000501. 132 Allí murió también Pedro Aráuz, el número dos del FSLN, después de Carlos Fonseca. 133 Carta de Nubia de agosto de 1978. ACHM, E-001, C-017-000515. 134 Carta de Luisa del 13 de febrero de 1978. ACHM, E-001, C-017-000515.
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A Silvio Peña se había referido también Edgar Lang, en otros comunicados al pueblo de Nicaragua, acusándolo de haber extorsionado a su padre, manejando informaciones exclusivas de la Oficina de la Seguridad Nacional, lo que volvía a ser una prueba de los contactos de Peña con la Guardia. Peña había asegurado al padre de Edgar conocer el lugar donde se encontraba su hijo y la necesidad que éste tenía de que le fuera entregada una cuantiosa suma de dinero para cubrir los gastos de viaje y asistencia médica por encontrarse gravemente herido. Su padre, engañado, le había pagado 10.000 USA$, y tenía conocimiento de que Peña había chantajeado también a otras personas, utilizando siempre información privativa de la Oficina de Seguridad, lo que era una prueba sus excelentes relaciones con la Guardia Nacional135. 2.2. la cárcEl modElo dE tipitapa También desde la cárcel modelo de Tipitapa salieron constantemente denuncias y llamamientos, cartas e informes burlando la vigilancia de las más diversas formas. En ellos, igual que desde la Central de Policía, se daban a conocer a la ciudadanía las condiciones del confinamiento, que allí eran mucho mejores que en la Central de Policía por estar separados de los presos comunes y por las condiciones materiales de las celdas, pero donde las autoridades seguían incumpliendo la ley penitenciaria y seguía existiendo la tortura136. Sin embargo, aunque hubo peticiones sobre las condiciones generales, en las cartas que lograron sacar al exterior, los temas más constantes se refirieron a la demanda de celebración de los juicios, a que los compañeros de la Central de Policía fueran trasladados allí, y a que se pusiera fin a los aislamientos. Desde comienzos de 1974, el Juez de Policía estaba denunciado por haber dictado condenas que violaban la Constitución Política y se había iniciado ya la resistencia de los presos y las huelgas de hambre por la libertad de dos presos, que habían cumplido su condena y seguían encarcelados, y por un obrero que llevaba preso seis meses sin que se supiera dónde estaba. Se denunciaba que ninguno de ellos había cometido delito alguno y sólo eran objeto de represión política137. Asimismo, eran numerosas las peticiones al jefe de la Seguridad Nacional, general Samuel Genie, a través del alcaide de la cárcel, el coronel Sebastián López, urgiendo la celebración de juicios que se aplazaban indefinidamente. Las demandas insistían en que se les sometiera a los tribunales, si se encontraban motivos y, de lo con135 Carta de Edgar Lang Al pueblo de Nicaragua. ACHM-E-001, C-017, 000537. Edgar Lang estaba casado con Marisol Castillo y, como ella, pertenecía a la alta burguesía. 136 Véase lista documentada de cuarenta y tres prisioneros políticos de la Cárcel Modelo de Tipitapa, detenidos entre 1974 y 1976 y clase de torturas en Apéndice IV. 2. 137 Los que habían cumplido ya su condena eran Francisco Ramírez Urbina y el ciudadano salvadoreño Efraín Nortalwalton. El obrero en paradero desconocido era Ascensión Menocal. Carta del 8 de enero de 1974 de Álvaro Montoya Lara y Gustavo Tablada Zelaya. ACHM-E-001, C-018, 000506.
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trario, se les pusiera en libertad; que cesara su incomunicación —que también en la cárcel de Tipitapa llegaba a ser de hasta dos y tres meses sin que se les pudiera imputar un delito—, y que se les aplicara la ley penitenciaria que estaba vigente, que era mucho más humana en el texto que la práctica que se había instituido138. Todo el año 1975 transcurrió sin ninguna noticia sobre la marcha del proceso de los detenidos tras el asalto a la casa de Los Robles del ministro José María Castillo. Por ello, los comunicados desde la cárcel, a partir de esa fecha, se centraron especialmente en la petición reiterada de que se celebrara el anunciado Consejo de Guerra, al que sabían que iban a ser sometidos, y que no se demorara la permanencia en la cárcel sin esa perspectiva. Una de las cartas dirigidas al coronel Nicolás Valle resume las demandas que se hicieron en ese año. Las que son novedosas, respecto a las de la Central de Policía, son la referencia expresa al deseo de ser juzgados cuanto antes, y la solicitud de que cesara el aislamiento de Tomás Borge y Marcio Jaén, además de algunas otras referencias a varios casos individuales: 1. “Que se celebre de inmediato el Consejo de Guerra, que todos llevamos meses esperando, y algunos, más de un año. 2. Que Tomás Borge y Marcio Jaén, aislados, pasen a donde estaban los demás presos. Comunicamos el inicio de una huelga de hambre hasta que se logren nuestros objetivos. 3. Que sean presentados ante los tribunales los compañeros detenidos por la Seguridad en montañas, campos y ciudades, que no han comparecido todavía ante ninguna autoridad competente y que nuestras compañeras Rosa A. Ortiz, Martha Beltrán, Liana Benavides y Ruth Campos, que se encuentran en condiciones infrahumanas en la Central de Policía, sean trasladadas a la Modelo, a la galería nº 4139. 7. Que se ponga en libertad a Ángel Pablo Zamora Peralta, detenido 20 meses atrás sin causa alguna”140. 138 El resto es una repetición de las demandas hechas desde la Central de Policía, como que se les permitieran las visitas reglamentarias, la permanencia diurna en el pasillo de las celdas, el respeto a las dos horas de sol dos veces por semana, que hubiera agua 24 horas al día y una mejor atención médica y alimentación, que continuaba siendo sólo de arroz y frijoles todo el día. Carta del 5 de abril de 1974, firmada por Donald Duare Toledo, Alejandro Canales Maradinga, Juan Díaz Torres, Alfonso Pérez A., Jaime Castillo M., Plutarco Anduray, Alejandro Lindo Montes, Enrique Sánchez, Juan Cajina Martínez, Carlos Villalobos Ch., Osmaldo Martínez R., Samuel Espinales M., Arístides Rojas S., Oscar Zamora Soza, Silvio Herrera M., Genaro Luna Castillo, Antonio Castro Borge, Eleazar Herrera H., Gustavo Vargas González, Dimas Suares R. Justo Pastor Núñez, Rodolfo Amador Gallegos, Orlando Castillo Estrada, Wilfredo Marín Olivas, Juan Matus López. ACHM-E-001, C-018, 000506. 139 Los compañeros detenidos eran, entre otros, Samuel Franco, Tito Córdoba, Felipe Barreda, Violeta Jiménez (detenida en El Jícaro), Edmundo Agurcia (detenido en Ocotal), Camilo Bustamante (detenido en Ocotal), Reinario Lazo, Felipe Pérez, Esteban Lazo, Marcial Velázquez, Toribio Bidas (detenido en Puerto Cabezas) y Armando Blandón (detenido en Puerto Cabezas). 140 Carta del 1 de diciembre de 1975, al Coronel Nicolás Valle, desde la Cárcel Modelo de Tipitapa.
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Presos políticos en la Cárcel Modelo de Tipitapa, 1968 (primero de la derecha: Jacinto Suárez y tercero de la derecha Domingo Sánchez, veterano sindicalista y del Partido Socialista). Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Carlos Argüello Pravia (FSLN) mostrando señales de tortura de un preso. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Esas peticiones se habían presentado anteriormente al Alcaide de la cárcel, pero habían quedado sin respuesta. Sin embargo, cuando se anunció la decisión de emprender otra huelga de hambre, se incrementaron las represalias con nuevos traslados a celdas incomunicadas y con suspensión de las visitas dominicales y los servicios de luz y agua. En los primeros meses de 1976 se siguió sin ningún dato nuevo sobre la celebración del Consejo de Guerra, ni hubo ninguna modificación en las condiciones carcelarias141. Pero, ante un nuevo anuncio de los presos de dar comienzo a otra huelga, las autoridades les hicieron saber que se fijaría la fecha del Consejo de Guerra que, finalmente, inició sus sesiones en mayo de 1976. El comienzo del juicio, en contra de toda esperanza, no significó el final de los aislamientos, por lo que a los pocos meses de su inicio, en noviembre de 1976, Tomás Borge se puso en huelga de hambre y, desde ese momento, las cartas limitaron sus peticiones casi exclusivamente a su traslado, junto con el de Marcio Jaén, que ya llevaban en esos momentos 17 y 8 meses de aislamiento respectivamente. Se pedía que se les trasladara a la galería nº 2, con el resto de presos, y se extendía la petición a que también fueran trasladadas las mujeres, que estaban en la Central de Policía, a la galería nº 4, que había sido hecha para ellas, para que dejaran de soportar las condiciones pésimas a las que estaban sometidas. Las cartas empezaron a ampliar su radio de difusión y a dirigirse a los partidos políticos que se habían ido uniendo desde el terremoto de 1972 y que ahora se denominaban “partidos de la oposición antisomocista”, que no eran otros que los que habían creado la Unión Democrática Liberal (UDEL)142. Paralelamente, los presos tenían ya toda una estrategia de aproximación a todas las fuerzas que se pudieran enfrentar coyunturalmente a Somoza y se dirigían a ellos solicitando que divulgaran sus peticiones entre las organizaciones estudiantiles, sobre todo en el Frente Estudiantil Revolucionario (FER) y en el, ahora denominado Centro Universitario de la Universidad Nacional, (CUUN), entre las autoridades universitarias y entre toda la ciudadanía de a pie a la que se pudiera llegar143. Firmada por Maximiliano Martínez, Leopoldo Rivas Alfaro, Juan José Úbeda Herrera, Javier Carrión, Ernesto Montiel, René Núñez Téllez, Francisco Maldonado, Javier Pichardo, Guillermo G. Banad, Teófilo Alfaro, Orlando Castillo, Iván Montenegro Báez, Luis Armando Guzmán Luna, Francisco Guzmán Pasos, Rodolfo Amador Gallegos, Félix Pedro Meneses, Julio Gómez, Lucas Cortés, Lorente Ruiz Amilcar, Apolonio Martínez Hernández. En ella advierten que uno de los firmantes, Félix Pedro Meneses no se pone en huelga de hambre porque tiene una úlcera sangrante, pero está de acuerdo con todo el contenido de la carta. ACHM-E-001, C-018, 000510. 141 Ver en Apéndice IV. 2. la lista de algunos prisioneros políticos de la Cárcel Modelo de Nicaragua, detenidos entre 1974 y 1976 y el trato que se les daba. 142 La UDEL, fundada por Pedro Joaquín Chamorro, estaba constituida por el Partido Liberal Independiente (PLI), Partido Social Cristiano, Movimiento Liberal Constitucionalista, Acción Nacional Conservadora, Partido Socialista Nicaragüense, Central de Trabajadores de Nicaragua y Confederación General de Trabajadores Independiente. 143 Carta de los Prisioneros Políticos Sandinistas de la Cárcel Modelo a los partidos de la oposición antisomo-
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A los dos meses de la huelga de hambre, en enero de 1977, los presos pidieron la mediación de una Comisión de Personalidades, pero sólo se les concedió que trataran con el presidente de la Cruz Roja, Ismael Reyes, que dedicó todos sus esfuerzos a intentar que finalizara la huelga, pero no buscó otro tipo de solución. Igualmente recurrieron a monseñor Obando que, después de varias evasivas y vacilaciones, manifestó su negativa rotunda a interponer sus oficios. Sin embargo, los Rectores de las universidades y el escritor Pablo Antonio Cuadra sí hicieron todas las gestiones posibles, aunque sus pretensiones fueron rechazadas144. Las huelgas de hambre por el prolongado aislamiento de Tomás Borge y de Marcio Jaén, y de sus compañeros presos, acompañadas desde el exterior por las madres y familiares, habían conseguido que la sociedad nicaragüense se volcara en su ayuda y no sólo se radicalizó el rechazo a la dictadura, sino que habían logrado forzar el comienzo del Consejo de Guerra. Pero cuando terminó, y después de dictar sentencia en febrero de 1977, el aislamiento continuaba por lo que en junio se repitieron y ampliaron las demandas de traslados, dirigiéndose esta vez a los miembros de la Comunidad Universitaria, Sindicato de Trabajadores de la UNAN (León y Managua), Asociaciones de Profesores de la UNAN (de León y Managua), Junta Universitaria, Juntas Facultativas, Asociaciones de Estudiantes de las Escuelas y Facultades de la UNAN145. Cada vez se implicaba más a diferentes autoridades y colectivos a los que la situación de violencia en el país había ido haciendo más receptivos. Por ello, desde abril de 1977 hasta mayo de 1978, proliferaron de nuevo las cartas y escritos tanto de presos, como de madres y familiares. Denunciaron, incluso, que se estaba dando un trato a los detenidos sandinistas peor que a los asesinos de P.J. Chamorro; pidieron que cesaran los malos tratos y que los presos que estaban en las prisiones de Masaya, San Carlos, Jinotega, Puerto Cabezas, Ocotal y otros lugares fueran traslados también a la cárcel Modelo. Con ese conjunto de reivindicaciones, volvieron a dirigirse al presidente Somoza y le expusieron sus quejas: “Los sandinistas no somos radicales por el simple hecho de serlo, sino porque estamos cansados del atropello y de las pretensiones imperialistas, de no conocer el paradero de centenares de hermanos campesinos desaparecidos, del genocidio de la dictadura que lanza a la Guardia Nacional contra los indefensos pobladores de Monimbó Sutiaba, Jinotega, Granada, Diriamba, Jinotepe, Matagalpa y Managua. Que asesina a estudiantes desarmados e impide cualquier protesta cívica. Que toma represalias contra sus opositores y ampara a los autores intelectuales del crimen de P.J. Chamorro, que defiende abiertamente a los malversadores de fondos cista. Diciembre de 1976. ACHM-E-001, C-018, 000516. 144 Carta de de los Prisioneros Políticos Sandinistas de la Cárcel Modelo De enero de 1977.
ACHM-E-001, C-018, 000521. 145 Carta de los Prisioneros Políticos Sandinistas de la Cárcel Modelo. De junio de 1977. ACHME-001, C-018, 000521.
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públicos. Que permite a la Comandancia de este Penal que disponga de lo que se ha dado en llamar “período de adaptación carcelaria” de tres meses, aplicada sólo a los presos políticos, como fueron los casos de Roberto Calderón y Edgar Lang y, actualmente, los de Roberto Montenegro y Arnoldo Amador Guzmán, ambos aislados y en precario estado de salud. Que ha prolongado el aislamiento de Tomás Borge y Marcio Jaén. Que se ha enriquecido a la sombra del poder y que se mantiene en la Presidencia obstinadamente, llevando sangre y luto al pueblo de Nicaragua”146.
Seguidamente, escribieron al coronel Isaías Cuadra, el alcaide de la cárcel y al ministerio de la Gobernación, apoyando a la madre de Marcio en sus temores por el desequilibrio físico y psíquico de su hijo que se estaba derivando del aislamiento tan prolongado. Se le comunicó al coronel que Marcio había tenido crisis nerviosas, pese a los medicamentos paliativos, y que había temores fundados de que las crisis pudieran degenerar en demencia. Por ello, solicitaban ser ellos trasladados voluntariamente a la galería nº 4 para acompañar a los dos aislados, ya que no se atendían sus demandas anteriores. Finalmente, y en vista de que no se producía ningún cambio, los presos iniciaron otra huelga de hambre, tomando exclusivamente agua147. Al mes siguiente, el coronel Isaías Cuadra contestó acerca de las quejas de los presos asegurando que en la cárcel se hacía deporte, se recibían visitas conyugales y no había ningún maltrato. Que si no podían cambiar a Tomás Borge y a Marcio Jaén de celdas era porque no había otras seguras y vacías para tenerlos acompañados y prometió que la Cruz Roja visitaría la cárcel. La madre de Marcio calificó de falsas las respuestas sobre el régimen de los presos y la falta de celdas y de inútil la visita de la Cruz Roja. Ella se había informado de que en la galería nº 2, donde estaban el resto de presos políticos, que eran 33, había 12 celdas en la planta baja y 44 en la planta alta, por lo tanto sabía que había 56 celdas vacías y seguras. Incluso, en la galería nº 4, donde estaban Tomás y Marcio, había otras 48 celdas también vacías y seguras. Es decir, que en total le constaba que había 104 celdas en las que podrían estar los presos seguros y juntos. En cuanto a la Cruz Roja, dijo que esa visita no cambiaría nada porque 146 Se añadía a las quejas anteriores, el caso particular de una compañera, Carmen Gómez Palma, que había dado a luz recientemente y seguía prisionera. Carta al General Somoza de 10-4-1978, firmada por Tomás Borge, Marcio Jaén, Maximiliano Martínez Torres, Juan José Úbeda Herrera, Javier Carrión, Ernesto Montiel, René Núñez Téllez, Francisco Maldonado, Javier Pichardo, Juan Castro, Iván Montenegro Báez, Luis Armando Guzmán Luna, Rodolfo Amador Gallegos, Edgar Lang, Gustavo Moreno Gutiérrez, Victor Moreno, Lucas Cortés, Roberto Calderón, Francisco Cuadra Serrano, Carlos Sequeira M., Arnoldo Real, Arnoldo Amador, Silvio Porras García. ACHM-E001, C-018, 000528. 147 Carta de los presos dirigida a las Autoridades del Ministerio de Gobernación y a la Comandancia del Penal, de 22-4-1978. Firmada por Roberto Calderón, Edgar Lang, Ernesto Montiel, Juan José Úbeda, Luis Armando Guzmán, José Victor Moreno, Rodolfo Amador Gallegos, Gustavo M. Gutiérrez, Roberto M. Ewan, Juan Castro López, René Núñez, Guillermo Cáceres Banad, Javier Carrión. ACHM-E-001, C-018, 000529.
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se sabía por experiencia que después informaba sin opinar y que se debería haber llamado a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU o, al menos, de la OEA148. A los esfuerzos de las madres se unieron los de los presos de la galería nº 2, que escribieron también varias cartas al coronel Isaías Cuadra, a las Autoridades del Ministerio de la Gobernación y a la Comandancia del penal. Finalmente, se concedió a un grupo de presos el traslado a la galería nº 4 para acompañar a los aislados, con la condición de que sus salidas de las celdas y las visitas familiares y conyugales las hicieran Tomás y Marcio separados del resto. Los presos contestaron aceptando las condiciones y fueron trasladados en abril de 1978149. 3. eL coNseJo de guerra de 1976. La poLitizacióN de La Justicia El Consejo de Guerra para juzgar a los implicados en el asalto a la casa de José María Castillo, el 27 de diciembre de 1974, comenzó en mayo de 1976 y terminó en febrero de 1977. Durante todo su desarrollo estuvo plagado de irregularidades, primero a causa de su tardanza en comenzar, y de ser pospuesto en varias ocasiones y, después, por las numerosos incumplimientos de lo establecido en el Código Penal. Desde la imposición de la Ley Marcial, la justicia fue administrada por los Tribunales Militares y por los Comandos Militares Departamentales. Prácticamente fueron suspendidas todas las Cortes Civiles y, a los catorce meses, habían sido juzgadas más de 300 personas, de toda clase y profesión: doctores, ingenieros, arquitectos, industriales, trabajadores, campesinos y amas de casa. Los procedimientos de la Ley Marcial eran pobres traducciones de los utilizados por el Cuerpo de Marines de los EE.UU., durante la segunda intervención en Nicaragua en 1926-1933, y los derechos de los acusados se encontraban limitados por dicha ley y por una censura absoluta. Los abogados no tenían permitido estudiar los historiales fuera de la Corte y las mociones eran sistemáticamente denegadas. Los cargos contra los acusados se basaban en sus propias “confesiones”, conseguidas siempre con tortura y violencia. 148 Contestaciones del coronel Isaías Cuadra y de las demandas de la madre de Marcio Jaén, contenidas en las cartas de los presos. ACHM, E-001, C-018, 000528. 149 Cartas de los presos de 8 de marzo y 10, 22 y 25 de abril de 1978, firmadas por Roberto Calderón, Edgar Lang, Luis Armando Guzmán, Roberto M. Ewan, Juan Castro López y Roberto Montenegro. Se adjunta otro pliego de firmas en el que aclaran que Félix Pedro Meneses no se había puesto en huelga de hambre porque tenía una úlcera sangrante, pero que estaba de acuerdo con todo lo demandado. Los nombres de ese pliego adjunto eran: Maximiliano Martínez Torres, Leopoldo Rivas Alfaro, Juan José Úbeda Herrera, Javier Carrión, Ernesto Montiel, René Núñez Téllez, Francisco Maldonado, Javier Pichardo, Guillermo G. Banad, Teófilo Alfaro, Orlando Castillo, Iván Montenegro Báez, Luis Armando Guzmán Luna, Francisco Guzmán Pasos, Rodolfo Amador Gallegos, Félix Pedro Meneses, Julio Gómez, Amilcar Lorente Ruiz, Apolonio Martínez Hernández, Gustavo M. Gutiérrez, José Victor, Lucas Cortés, Juan Bautista Cortés, Alejandro López, Roberto Calderón, Francisco Cuadra Serrano, Arnoldo R. Espinoza, Carlos Sequeira M., Roberto M. Ewan, Isidoro Alfaro C., José Genaro López García y Silvio Porras García. ACHM, E-001, C-018, 000528
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Los acusados eran llevados ante los jueces militares directamente desde los lugares de tortura y llegaban a declarar mental y psicológicamente quebrados. Antes de su declaración inicial, no se les permitía comunicarse con nadie ni tener asesoramiento legal, y muchos de los prisioneros fueron tipificados como “testigos” para poder negarles ese asesoramiento, ya que se suponía que los testigos no lo necesitaban. Pero, con ese procedimiento, se daba la paradoja de que había “testigos” encarcelados. El número de acusados en espera de juicio llegó a ser muy grande y el Tribunal Marcial Extraordinario era arbitrario, con procedimientos que violaban constantemente la legalidad, a saber: 1. El hecho de interrogar a muchos acusados, como testigos para eludir el derecho a la defensa de los mismos, violaba el artículo 53 de la Constitución que consignaba que nadie podía ser obligado a declarar contra sí mismo, así como los artículos 32, 39 y 89 del Código de Enjuiciamiento Militar (CEM), que establecían que la declaración debía ser voluntaria y no se podía incriminar al confesante. 2. El hecho de que el Fiscal no les preguntara si querían declarar o no, ni si querían nombrar un abogado defensor, iba contra los artículos 135, 210 y 246 del código de Enjuiciamiento Militar (CEM), 24, 25 y 63 AG y 50 de la Constitución. 3. El hecho de no exigir la presencia del acusado en todo el procedimiento, vulneraba el artículo 208 del CEM150. La aplicación de esas normas era, además, inconstitucional porque no eran normas procedentes de la legislación del país. Simplemente se aplicaban por orden del Anastasio Somoza Debayle, pero esas disposiciones nunca habían sido aprobadas por el Congreso de Nicaragua, por lo que nunca se habían publicado en La Gaceta, la prensa oficial donde era preceptivo que todas las leyes debían hacerse públicas para ser aplicadas. El inicio del Consejo de Guerra de 1976, se demoró en exceso y se inició sólo por presión, por las numerosas protestas y huelgas de hambre de presos y familiares de los mismos, y después, durante las sesiones, fue objeto de múltiples denuncias de los abogados defensores y hasta de algunos reos por las incontables ilegalidades del procedimiento y porque los letrados cuestionaron hasta la legitimidad de su fundamento jurídico Los abogados defensores consideraron una prioridad la puesta en libertad de los detenidos sin cargos y argumentaron a su favor que el propio Presidente anterior de dicho tribunal, el fallecido coronel José Ernesto Calderón, había tomado en cuenta la solicitud de agilizar los trámites y había asegurado que era ostensible la inocencia de muchos de los detenidos. Sin embargo, pese a ese reconocimiento, el proceso se posponía una y otra vez y no se le veía visos de finalización. Ello 150 Texto del 29 de junio de 1976, de los abogados defensores dirigido a la Corte Militar Permanente de Investigación. ACHM-E-001, C-018, 000511.
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motivó que se emitieron numerosas quejas ante los miembros de la Corte Militar Permanente de Investigación, tanto por las medidas que denigraban el ejercicio de la abogacía en su derecho a la defensa, como porque se había incluido a muchas personas ajenas a los sucesos. En síntesis las demandas concretas que hicieron los abogados en las diversas peticiones, fueron las siguientes: a) Poner en libertad a los que eran citados como testigos, especialmente a Tomás Borge, que había sufrido las más duras condiciones en prisión. Al resto de los prisioneros, se les debían formular los cargos para que tuvieran derecho a defensa, y si no había cargos contra ellos, se les debía dejar en libertad. b) Atenerse a la Constitución, según la cual, los juicios debían ser públicos, ya que, hasta el momento, se habían venido realizando de forma casi privada, en un simple despacho, donde no había entrada libre ni para los familiares. c) Terminar con los continuos recesos y establecer que las audiencias no fueran reducidas al mínimo posible. d) Evitar la demora en la presentación de testigos e impedir que fuera extensiva a testigos sin conexión ni a actuaciones que no tuvieran relación directa con la investigación de los hechos del 27 de diciembre de 1974, que fueron los que originaron la formación de la Corte. Excedía el marco legal que se hubiera ampliado a hechos, en muchos casos, anteriores a los enjuiciados en este proceso. La síntesis de sus demandas era que se pusiera final al largo y tormentoso proceso político a que estaban sometidas tantas familias y que, con ello, terminara la justificación de la Ley Marcial que imposibilitaba el ejercicio de las garantías constitucionales básicas151. Al año siguiente, 1977, dado que las irregularidades persistían, se presentó otro escrito a la Corte Suprema de Justicia denunciando la improcedencia de las actuaciones de los funcionarios judiciales, puesto que estos también debían someterse a las leyes y a la Constitución. Para ello se acogieron al precedente de dos sentencias muy anteriores, una del 17 de enero de 1947 y otra del 15 de octubre de 1957, en las que se afirmaba que “los tribunales militares son funcionarios judiciales y las actuaciones de las que deben tratar tienen que ser netamente judiciales”152. Seguidamente, en base a una resolución del Consejo de Guerra por la cual los abogados tenían derecho a presentar diariamente peticiones y protestas de sus defendidos, denunciaron que a los acusados se les había prohibido hablar acerca del sistema carcelario al que habían estado sometidos y del estado físico y maltrato que muchos de ellos habían estado sufriendo. De hecho, varios presos habían sido maltratados, vejados y golpeados en esos mismos días, en presencia 151 El texto se envió, asimismo, a los Rectores de la UNAM y de la UCA y a varios organismos internacionales: La Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Comisión de Derechos Humanos de la OEA, Subcomisión del Senado de EE.UU., Asociación Internacional de Juristas, Federación Internacional de Abogados, Amnistía Internacional. Estaba firmado por Augusto Montealegre, Roberto Argüello, Mario Mejía, Melvin Wallace, Aquiles Centeno, Luis Andara, Alberto Saborio, José Medina y Francisco Frixione. 152Boletín Judicial, pp. 5.518 y 19.733.
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de varios oficiales de la prisión participantes en el Consejo de Guerra. El propio Tribunal tenía como prueba la imposibilidad de algunos de concurrir a la audiencia y las señales de los golpes recibidos por otros, que sí acudieron, y las presentaban todavía153. Tampoco se les había permitido informar de una nueva huelga de hambre, que habían emprendido, y que, en esos momentos, duraba ya más de un mes. Los abogados pidieron una investigación exhaustiva de todo lo ocurrido, sin resultado alguno, porque el presidente del Tribunal, sin consultar siquiera con los otros miembros, tomó la decisión unilateral de no dar voz a los afectados, por lo que ellos optaron por retirarse de la audiencia, no sin antes denunciar la violación de las garantías consagradas en la Declaración Universal de Derechos Humanos154. Ante su respuesta, los defensores se dirigieron a la Corte Suprema de Justicia para solicitar una decisión disciplinaria y correccional contra el presidente del Consejo de Guerra Extraordinario, coronel Rafael A. Lola, encargado de juzgar a los civiles, y manifestaron que si no se les iba a permitir realizar su labor profesional sin restricciones, abandonarían la defensa155. Los reos maltratados redactaron otro escrito desde la cárcel, dirigido Al Pueblo de Nicaragua, en el que daban más detalles de lo sucedido y aseguraban que los guardias los habían golpeado después de 36 días de huelga de hambre en condiciones de extrema debilidad, lo que agravaba las consecuencias. Explicaron que el día cuatro de septiembre, a la una de la tarde, en presencia y con la aprobación de la oficialidad del penal, habían sido introducidos en sus celdas “a golpes, patadas y clavazos” por unos 15 miembros de la Guardia Nacional. Como resultado de ese trato habían salido lesionados cuatro de ellos, Francisco Maldonado Lovo, Ernesto Sirias Montiel, Juan José Úbeda Herrera y Javier Pichardo Ramírez y otros dos, Javier Carrión McDonough y a Iván Montenegro Báez, habían sido golpeados con especial brutalidad. Después de esa exposición de hechos, el texto añadía nombres y actividades de algunos de los guardias “para que el pueblo sepa saldar esas deudas en un día no muy lejano”156. 153 Se refiere a Javier Alonso Carrión, Maximiliano Martínez, Amilcar Lorente Ruiz e Iván Montenegro Báez. Ese día no habían concurrido a la audiencia ni Lorente Ruiz ni Maximiliano Martínez por lo que pensaron que algo grave les había ocurrido. Carrión y Montenegro, además, tenían señales de golpes en la espalda y en la boca. Los ultrajes habían sido presenciados por el teniente Mario A. Casco, Oficial de día, y el capitán Preboste, Señor Hernández. 154 Aludieron al Art. 5: “Nadie será sometido a tortura ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes” y al art. 11: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad”. 155 Texto del 7 de enero de 1977, dirigido a la Corte Suprema de Justicia, firmado por los abogados Rafael Córdova Rivas, Bayardo Cuadra Gutiérrez, Julio López Miranda, Francisco Frixione Saravia, Arturo Morales Guzmán, Augusto Montealegre Valle, Álvaro Ramírez González, Roberto Argüello Hurtado, Luis Felipe Pérez Caldera, Mario Mejía Álvarez, Aquiles Centeno Pérez y Humberto Obregón Aguirre. ACHM-E-001, C-018, 000511 156 Los guardias mencionados eran: Nicolás Valle Salinas, comandante de la Cárcel Modelo de Tipitapa, que fue quien dio las órdenes; Jacobo Ortegaray, Oficial Ejecutivo del penal, que sustituía
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94. Javier Carrión en el Consejo de Guerra de 1977, donde se juzgó a los implicados en la toma de la casa de Chema Castillo. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Tomás Borge en el Consejo de Guerra de 1977, donde se juzgó a los implicados en la toma de la casa de Chema Castillo. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Charlotte Baltodano en el en el Consejo de Guerra de 1977, donde se juzgó a los implicados en la toma de la casa de Chema Castillo. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Manolo Morales (sentado) en el en el Consejo de Guerra de 1977, donde se juzgó a los implicados en la toma de la casa de Chema Castillo. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Parte del comando “Juan José Quezada” y de presos liberados, en Cuba. De pie y de izquierda a derecha: Julián Roque Cuadra, Rufo Marín, Germán Pomares, no identificado, Omar Halleslevens y Alfonso Núñez. Sentados y de izquierda a derecha: Felix Pedro Carrillo, Olga Avilés y Oscar Benavides. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Rueda de Prensa en Cuba. Parte del comando “Juan José Quezada” y de presos liberados. De izquierda a derecha: Daniel Ortega, Eduardo Contreras (encapuchado), José Benito Escobar y Olga Avilés (encapuchada). Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Algunos de los prisioneros se acogieron al derecho que estipulaba el Reglamento Militar de declarar en su propia defensa y aprovecharon la circunstancia para hacer todo un alegato de los principios ideológicos del FSLN y de sus motivaciones. Así lo hizo Javier Alonso Carrión Mcdonough, capturado el 1de junio de 1976 y también Tomás Borge, el 4 de febrero de 1977. Ambos centraron sus declaraciones en señalar las irregularidades del proceso que se estaban cometiendo en el juicio y las violaciones de la Constitución y del propio Código de Enjuiciamiento Militar. Estos dos casos informan sobradamente de cómo discurrió el Consejo de Guerra. Javier Carrión Mcdonough expuso, en primer lugar, que el hecho de declarar no significaba que reconociera en quienes le enjuiciaban a un tribunal imparcial, porque ese tribunal juzgaba con las leyes militares justificadas por el Estado de Sitio. Por otra parte, sus miembros pertenecían a la institución castrense de la Guardia Nacional, que había sido creada para consolidar el dominio norteamericano en Nicaragua y que sólo había podido gestarse a costa de destruir la resistencia antiyanqui, con el asesinato de Sandino y el genocidio de las familias sandinistas de Wiwilí. La Guardia Nacional, además, estaba destinada a preservar el estado social, jurídico y económico de Nicaragua, que era justamente lo que perseguía abolir el FSLN, que deseaba crear un orden social, económico y jurídico nuevo. Seguidamente, recordó que la Constitución del país definía al Estado nicaragüense como democrático y republicano, pero eso nunca había garantizado el respeto a los derechos de las clases populares, y en Nicaragua, no existían las más elementales premisas de una democracia real, sino que lo que, desde hacía 40 años, imperaba era la dictadura más represiva de la historia del país157. Declaró también que lo que había dicho en la Corte de Investigación —en donde él había reconocido su participación en la acción política del 27 de diciembre de 1974— no había sido una “declaración voluntaria”, como se decía en el registro de procedimiento, sino hecha bajo torturas físicas y amenazas en las oficinas de la Seguridad Nacional (OSN). Además, el Fiscal y las autoridades convocantes le habían acual anterior en su ausencia; los tenientes Giovanni Martínez, Robledo y Mario Casco, participantes todos en los malos tratos y el último también en la represión de Ocotal de 1975, en Somoto y otros pueblos vecinos, donde había encabezado las torturas y asesinado personalmente a los hermanos Luciano y Ricardo Alvarado Sánchez, de S. José de Cusmapa, a quienes se había hecho desaparecer. Por último, Edgar Hernández, capitán Preboste del Consejo de Guerra Extraordinario, al que veían implicado en malos tratos por segunda vez, siendo la primera cuando había golpeado con la culata a Martha Beltrán Baca, pese a encontrarse embarazada. El escrito estaba firmado por: Juan José Úbeda Herrera, Javier Carrión, Ernesto Montiel, René Núñez Téllez, Francisco Maldonado, Javier Pichardo, Guillermo Cáceres Banad, Teófilo Alfaro, Orlando Castillo, Iván Montenegro Báez, Luis Armando Guzmán Luna, Francisco Guzmán Pasos, Rodolfo Amador Gallegos, Félix Pedro Meneses, Julio Gómez, Lucas Cortés, Apolonio Martínez Hernández, Tomás Borge, Marcio Jaén S. y Roberto M. Ewan. De este escrito existen dos copias de diferente procedencia: una salida de la cárcel Modelo de Tipitapa y otra idéntica, procedente de La Habana y firmada por la Comisión de Información de la Representación del FSLN en Cuba. ACHM-E-001, C-018, 000518. 157 Al respecto de que tener una Constitución no era ninguna garantía para los intereses de las clases populares, alude a casos como el derrocamiento de Jacobo Arbenz Guzmán, en 1954 en Guatemala, a Juan Bosch, en 1963 en Sto. Domingo o a Salvador Allende, en 1973 en Chile.
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sado de pertenecer a una banda de delincuentes y de haber cometido un “asesinato”, un delito común, pese a que el Tribunal había demostrado que conocía el carácter antisomocista y antioligárquico del FSLN y, en consecuencia, debía admitir que los detenidos eran prisioneros políticos. De hecho, así se había reconocido tanto por la opinión pública nacional, como por los organismos internacionales que velaban por los Derechos Humanos. Carrión Mcdonough, no sólo no negó su pertenencia al FSLN, sino que, incluso, justificó la necesidad de la existencia de dicha organización. Hizo una breve exposición de la situación de Nicaragua como país subdesarrollado y dependiente, abastecedor de materias primas y mercado para los productos elaborados de los emporios económicos multinacionales, donde el Gobierno sólo incentivaba a los sectores económicos que eran de interés para aquéllos, lo que enriquecía únicamente a una minoría de la población. Ese carácter de Nicaragua, de país netamente agroexportador, basado en el monocultivo, era una de las cuestiones que el FSLN luchaba por cambiar. El argumento de su defensa quizá más singular, y que demuestra la importancia que daba el FSLN a la calificación del tipo de muerte que se producía, y en qué circunstancias, fue al respecto de la acusación de “asesinato” que se hacía contra él. Carrión argumentó que los caídos ese día debían considerarse como “caídos en combate en tiempo de guerra”, ya que habían muerto a consecuencia de un enfrentamiento armado entre dos fuerzas de intereses antagónicos, la Guardia Nacional y el FSLN, pero nunca se les podía calificar como “asesinados”. Se defendió, además, de las acusaciones de muerte de José María Castillo y de las lesiones de Danilo Lacayo Rapaccioli. Del primero dijo que se había producido porque opuso resistencia armada, desoyendo la llamada a la rendición, lo que era una prueba de que no había muerto por causa del arma que él llevaba. Del segundo, explicó que la lesión sufrida por Danilo Lacayo fue realizada por la Guardia Nacional, cuando abrió fuego mientras buscaba cómo penetrar en la casa, lo que se podía comprobar por el lugar donde él se encontraba a la hora de los disparos y la situación topográfica de la casa. Y, en cuanto al cargo de “exposición al peligro” de la Sra. Irene Castillo de Carpenter, no se podía sostener porque, precisamente, después de avisar y asegurarse de que la Guardia Nacional no dispararía, decidieron sacarla de la casa para protegerla. Finalmente, sintetizando las intenciones que habían conducido al FSLN al asalto a la casa del ex ministro, dijo que se habían visto obligados a realizar esa acción movidos por razones profundamente humanitarias. Que ellos habían tomado como rehenes, temporalmente, a un grupo de diplomáticos para que respondieran por la libertad de sus hermanos prisioneros, mientras que el somocismo sí tomaba rehenes para asesinarlos y torturarlos, capturaba mujeres para violarlas, y asesinaba a campesinos, obreros y estudiantes en las montañas, ciudades y comarcas sólo por oponerse a la dictadura158. 158 Mensaje nº 1 de la Unidad de Combate Juan José Quezada, referido a esta acción del 27 de diciem-
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Tomás Borge también decidió declarar en su propia defensa y, como el anterior, comenzó cuestionando al propio Tribunal, ya que en el Tratado de Fundación de la Guardia Nacional se especificaba claramente que los Consejos de Guerra sólo podían juzgar a oficiales y alistados, pero no a civiles. Negó igualmente la legitimidad del Código de Enjuiciamiento Militar (CEM), puesto que no emanaba de un Decreto Legislativo sino de una orden que ni siquiera había sido promulgada, por lo que no podía derogar leyes que sí lo habían sido. Después, expuso que él había sido llamado a declarar como testigo de los sucesos de la Colonia Centroamérica, pero no de los hechos que habían convocado a ese tribunal. Su presencia allí era improcedente, dado que las declaraciones presentadas como prueba instrumental no se referían a los sucesos de la Colonia Centroamérica e, incluso, habían sido tomadas después de que él hubiera sido enviado al Consejo de Guerra159. Seguidamente, hizo una mención precisa de las violaciones de la ley hechas durante el procedimiento: se le había interrogado impropiamente “como testigo” en los sucesos del 27 de diciembre de 1974 con el único objetivo de negarle su derecho a la defensa. En consecuencia, el Fiscal ni le había preguntado si quería declarar, ni si quería nombrar un abogado defensor, ni se había cumplido el requisito exigido de la presencia del acusado en todo el procedimiento. Denunció que el cargo que se le imputaba de “inducción al asesinato, robo y extorsión” había sido una maniobra para inculparle: como él no había estado presente durante los hechos del 27 de diciembre de 1974 —lo que había sido reconocido por la propia Fiscalía— se le había acusado de ser el inductor. Sin embargo, la orden del asalto a la casa del ministro José María Castillo había sido dada por el Secretariado General del FSLN y aprobada por la Dirección Nacional del mismo, por lo que él no era culpable de inducción alguna. Su papel se había limitado al entrenamiento militar del personal para diferentes tácticas, como era habitual en otros sectores en los que se ejercitaban trabajos similares. En este punto comparó su actividad, irónicamente, con la de los oficiales que entrenaban tropas en la Zona del Canal de Panamá para reprimir a los pueblos latinoamericanos, a los que nunca se podría acusar, jurídicamente hablando, de las actividades que realizaran posteriormente las tropas a las que entrenaban. Por último, y como solía ser la costumbre de los militantes sandinistas, reconoció su solidaridad con sus compañeros del FSLN, dijo que era un “subversivo del orden público”, que consideraba las leyes injustas y discriminatorias, incluso las constitucionales, y que él luchaba por un régimen socialista. En este punto, sus palabras literales fueron: “por un régimen socialista, y no comunista, como señalan los cargos, ya que el comunismo es una etapa muy superior del desarrollo bre de 1974. Declaración de Javier Alonso Carrión Mcdonough del 5 de febrero de 1977. ACHM-E-001, C-018-000514 159 Se refiere al encuentro con la Guardia Nacional, el 4 de febrero de 1976, en la colonia Centroamérica, donde fue apresado.
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social”. El final de la declaración tiene un tono poético que vuelve a denotar aspiraciones de posteridad, tan comunes en los escritos sandinistas, especialmente si eran miembros de la Dirección Nacional: “El FSLN no se niega a caminar por el tiempo y el camino que sean necesarios con otras agrupaciones políticas, pero no olvida que la soledad política de un movimiento revolucionario sólo existe cuando no tiene a su lado la presencia firme, segura y reconfortante de obreros y campesinos. Somos idealistas, no desde el punto de vista filosófico. Somos idealistas en un luminoso y difícil universo moral. Luchamos por nuestros hijos, por los hijos de ustedes, soldados enemigos, por los hijos de todos, por las generaciones futuras, para que los hombres de mañana sean mejores que nosotros, para que la paz sea engendrada por el amor y no sea el fruto bastardo de la imposición y la violencia de las clases explotadoras. Hoy el amanecer es apenas una tentación”160.
El Consejo de Guerra, celebrado de conformidad con los artículos 9, 89 y 90 de la Ley Marcial, dictó sentencia el 25 de febrero de 1977161. Los procesados salieron de las cárceles en agosto de 1978, cuando el FSLN tomó el Palacio Nacional, y el resto, en julio de 1979, cuando triunfó la revolución. 4. La represióN de Las iNsurreccioNes eN La Fase FiNaL deL régimeN (deL 9 de septiemBre de 1978 aL 17 de JuLio de 1979) El año siguiente de dictar sentencia el Consejo de Guerra, el hecho más relevante fue el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el 10 de enero de 1978, que suscitó un masivo rechazo popular y propició el estallido de la insurrección de septiembre. Comenzó en los barrios de Monimbó, en Masaya, y de Sutiaba de León, que fueron duramente reprimidos por la Guardia, y se extendió rápidamente al resto de las principales ciudades. Tanto la muerte de una personalidad tan emblemática como Pedro Joaquín Chamorro, como la actuación represiva del régimen, concitaron el apoyo decidido de los sectores empresariales y de la Iglesia, cada vez más firmes contra la dictadura. Meses después, tras la toma del Palacio Nacional por el FSLN, el 22 de agosto, con la liberación de los presos políticos y la huelga general posterior que siguió el país en pleno, los acontecimientos se precipitaron. La próxima acción que se había planteado el FSLN era el ataque simultáneo a los cuarteles de las ciudades de Matagalpa Managua, Masaya, Estelí, Chinandega, Diriamba, Jinotepe, Rivas y León y, para dar tiempo a las ciudades a organizarse, los combatientes del Frente Sur trataron de retener a la Guardia en la frontera, pero la Guardia repelió el ataque y no cayó en la trampa de la 160 Declaración de Tomás Borge en el Consejo de Guerra, p. 6-12. ACHM-E-001, C-016,000464. 161 Sentencia Firme del Consejo de Guerra1977. ACHM-E-001, C-018-000517.Véase Apéndice II.6.
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dispersión de fuerzas. Tampoco fue posible para los sandinistas limitarse a atacar en los puntos específicos planeados, sino que la ciudadanía, ya dispuesta a todo, salió a las calles y se levantó en una insurrección generalizada, a partir del 9 de septiembre. La Guardia, por su parte, tenía también su plan de lucha: una vez controlada Managua, permitió que el Frente controlara León, Chinandega y Estelí, mientras se concentraba en Masaya —a la que consideraban más peligrosa por su apertura hacia el Sur y por sus conexiones con Carazo, Jinotepe y Diriamba— y, desde allí, se dirigió a León, Chinandega y Estelí, para dejar establecida una ruta. El ataque fue brutal, abriéndose camino con toda la potencia armamentística, hasta llevar a cabo la mayor represión urbana que se había conocido hasta entonces, a la que bautizaron con un nombre de trágico recuerdo de los tiempos de la lucha en la montaña: la “Operación Limpieza”. Cuando se producían esas “Operaciones Limpieza”, en palabras del Frente, “la Guardia no combatía, sino que optaba por el genocidio”. Fue claramente un ataque a la población civil y un verdadero programa de matanza de jóvenes por la simple presunción de que hubieran combatido o porque pudieran combatir más adelante, además de una modalidad de escarmiento y de infundir terror en las poblaciones. El alzamiento insurreccional de Matagalpa se adelantó a los planes acordados y dio la impresión de un fallo de sincronización entre los dirigentes, pero fue debido a que sus circunstancias locales coyunturales la predispusieron a ello. Se había dado una respuesta muy masiva de la juventud y del pueblo en general, que después apoyó el FSLN, pero había partido de una iniciativa que había sido espontánea. El 27 de agosto, los jóvenes matagalpinos habían conseguido gran cantidad de armamento acumulado, robado en parte, para comenzar lo que llamaron “la guerra del pueblo contra el régimen de Somoza”. Pero, a los tres días, la Guardia recibió refuerzos y, sin previo aviso, inició un bombardeo, que duró tres horas, sobre las barriadas más pobres, que se extendían por las colinas que rodeaban la ciudad. El jefe de la sucursal de Time, de la ciudad de México, Bernard Diederich, visitó la zona poco después y certificó la muerte de catorce personas y dijo que lo hospitales estaban llenos de heridos162. Se arrasó de tal forma que en algunas ciudades, como Estelí, hubo constancia del lanzamiento de napalm y fósforo blanco y, en palabras de Ernesto Cardenal, “Masaya quedó como Managua cuando fue destruida por el terremoto y Estelí, desde un avión, se veía como un cuadrilátero negro entre los colores del paisaje, como un cuerpo carbonizado” 163. A Masaya la definió el diario La Prensa, como “una ciudad inmolada”, que soportó 76 horas de horror, y como una ciudad “sumida en una batalla campal”164. También se supo que la destrucción de León no fue ejecutada sólo por nicaragüenses, sino por 162 La Prensa, Managua, 30-8-1978. 163 Cardenal, E., Ob. cit., pp.147-148. 164 La Prensa, Managua, 8-9-1978.
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soldados salvadoreños y guatemaltecos y por mercenarios norteamericanos, lo que fue evidente para los observadores, dado que las órdenes se transmitían en inglés. Las ciudades fueron bombardearlas con tal intensidad, y se produjeron tantas muertes de civiles, que las protestas rebasaron las fronteras y pasaron a ser internacionales: Honduras, México, Panamá, Colombia y Venezuela condenaron públicamente a Somoza ante la ONU y denunciaron que se estaba produciendo un genocidio en Nicaragua. También se produjeron denuncias de la OEA —tan denostada por el Presidente— que volvió a condenar, sin ningún voto en contra, al régimen de Somoza, así como otro buen número de organizaciones internacionales. Uno de los testimonios más amplios y detallados, que muestra los hechos concretos ocurridos en algunas de esas ciudades, fue el publicado en Alemania por la prestigiosa revista Stern —que había enviado a Nicaragua corresponsales— donde se afirmó que, mientras Somoza se encontraba encerrado en su búnker, unos 7.500 soldados de la Guardia Nacional, encabezados por su hijo, Anastasio Somoza Portocarrero, habían salido a aplastar la sublevación llevando a cabo asesinatos en masa, “como bandas hitlerianas y de modo sólo comparable a lo ocurrido en Camboya165”. Los periodistas temían que los combates pudieran extenderse al resto de Centroamérica porque era evidente que los sandinistas estaban apoyados por Costa Rica, Panamá y Venezuela y el gobierno podría lograr el apoyo de los dictadores de Guatemala y El Salvador. Somoza, entretanto, no dejaba de calificar los acontecimientos como “una conspiración comunista contra la democracia” 166. Junto a las declaraciones de estos reporteros, se cuenta con informaciones obtenidas de grabaciones de los sandinistas, que interceptaban las conversaciones entre los guardias y sus mandos, que no hacen más que confirmar o completar lo publicado por los reporteros de la revista Stern. Los reporteros hicieron hincapié en que lo que allí había ocurrido no era una guerra, sino que se estaba matando al pueblo por orden del Gobierno y que lo que habían contemplado era una concentración de atrocidades y crímenes. Señalaron que ellos habían sido testigos presenciales de lo que exponían, o habían contrastado las noticias que les habían dado otros testigos, a las que siempre habían incorporado los datos que les fue posible confirmar. Lo más destacable de su Informe, en las diferentes ciudades en que estuvieron, expresó su impresión a la llegada a las mismas:
165 Informe sobre represión en Nicaragua de reporteros de la revista Stern, p. 3. Oficina de Nicaragua en Alemania, 12 de octubre de 1978. AIHNCA, ASD-064 166 Ibidem, p.7.
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1. Chinandega: “Estamos en Chinandega y es el día decimoprimero de la guerra civil. La carretera está sembrada de casquillos de bala y los coches de los alrededores han sido destruidos por la artillería y quemados. A nuestro lado yacen cadáveres medio carbonizados, que unos perros mordisquean. Ayer, los soldados de Somoza aniquilaron aquí los “últimos focos subversivos comunistas” y a partir de hoy se tiene “paz”, según dicen el periódico del régimen —único que aún se edita— y la Emisora Nacional, la única de las dieciséis existentes que aún tiene permiso de transmitir. En realidad, prevalece el odio, la miseria y la desesperación. Barrios enteros han sido arrasados. Seres humanos de caras petrificadas escarban con sus manos en las ruinas aún ardientes, buscando los últimos restos servibles de sus bienes: tarros abollados, fuentes de plástico chamuscadas y trozos de zinc que fueron los tejados de sus casas. Hombres, mujeres y niños, sucios y descalzos, hacen una larga cola en el puesto de la Cruz Roja esperando que les den comida. “No puede haber paz con Somoza”, dice uno de los ayudantes de esa institución. “Si quiere quedarse en el poder, tiene que exterminar al pueblo entero”167.
En Chinandega hubo posteriormente ejecuciones colectivas y, de dos de ellas, pudieron obtener noticias concretas: una, de un número indefinido de hombres, cuyos cuerpos habían sido arrojados por los soldados a la cuneta con un buldózer, en una improvisada fosa común, que todavía mostraba parcialmente los cadáveres. Los soldados habían separado hombres de mujeres, de un grupo de 60 personas, habían ordenado a los hombres que se tumbaran boca abajo y habían disparado “hasta que ninguno se movía”168. Otra información fue facilitada por un médico que dio testimonio de otra matanza, también cerca de la carretera, en la que habían sido fusilados 22 hombres169. Por conversaciones interceptadas y grabadas por los sandinistas —también en Chinandega— se supo que el día 18 de septiembre había habido dos ataques brutales de la Guardia: a las 10:30 p.m., el general Noel Genie, comandante de Chinandega, informó de tener a cuarenta sospechosos de haber participado en el alzamiento y recibió la orden de fusilarlos inmediatamente de parte del jefe 167 Ibidem, p.12. 168 Los reporteros se enteraron por una testigo presencial, una joven de 17 años de nombre Verónica, que había logrado esconderse y con la que pudieron hablar. Después ellos comprobaron las señales de la matanza. 169 El médico encontró a las esposas, hermanas y madres llorando y una de ellas, María Paz Hernández, residente en el barrio de los pobres llamado Reparto Vigil, le explicó lo ocurrido. Los periodistas quisieron confirmar los hechos y fueron al barrio —de barracas de madera y cinz— a preguntar por María Paz Hernández. Un viejo les dijo que ella se había vuelto loca y la habían llevado a un manicomio. Preguntaron si sabían lo de los fusilados y, aunque les costó que confiaran en ellos, finalmente el viejo sacó un papel con la lista con los nombres de 22 fusilados y con indicación de sus edades, el mayor de los cuales tenía 51 años y el menor, 17.
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Barricadas con sacos y combatientes en Matagalpa (Barrio El Laborío). Insurrección de septiembre de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Bombardeo de las fuerzas somocistas en Masaya, septiembre de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Transporte en carretilla de cadáver en los combates con la Guardia en Masaya. Septiembre de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Combatiente popular de Masaya, con máscara típica (era su tradición, en lugar de pasamontañas). Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Velatorio de combatientes en Jinotepe, en el centro universitario de Carazo. Imagen de Sandino al fondo y siglas del FSLN en las paredes. Insurrección de septiembre de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Entierro de los muertos en Jinotepe. Foto de Arlen Siu, muerta en El Sauce (León), pero nacida en Jinotepe. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Entierro de los muertos en Jinotepe con gran participación popular. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Bomba casera de Somoza de las denominadas “barrilitos”: toneles de metal llenos de explosivos o combustibles y con un detonador. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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de la Seguridad, coronel Bayardo Jirón. Media hora más tarde, a las 11 p.m., se captó otra conversación del mayor Santamaría con su amante, a la que le dijo que habían volado a 500 chavales. La mujer, alarmada, le peguntó si eran guerrilleros sandinistas. El Mayor contestó que no lo sabía, que lo habían hecho por precaución, porque podían causar problemas170. 2. Masaya Allí, los reporteros de Stern habían visto entrar camiones, jeeps, tanquetas y helicópteros y el centro de la ciudad había quedado reducido a escombros. Se interceptaba la entrada de vehículos de la Cruz Roja, que tenían que pedir permiso para atender a cada uno de los heridos y a las ambulancias que contaban con permisos para pasar, sólo se les permitió distribuir pan y agua. El presidente de la Cruz Roja les informó de que habían encontrado unos 200 cadáveres, que sólo podían enterrar en los jardines públicos. También hubo confirmaciones de la presencia de personal del CONDECA en Masaya al haber encontrado cadáveres con rasgos asiáticos171. 3. León Lo primero que vieron los reporteros de Stern, a la entrada de la ciudad, fue un coche de la Cruz Roja, con la bandera todavía visible, volcado, con las ruedas destrozadas por disparos, y con los asientos ensangrentados. Más tarde supieron que formaba parte de un convoy que el día anterior había ido a llevar comestibles a León, que había sido tiroteado y habían muerto sus dos ocupantes172. El informe de la CIDH cuenta con una grabación de radio sobre la conversación que sostuvieron el Coronel Humberto Corrales, Jefe del Estado Mayor de la Presidencia, y el Mayor Anastasio Somoza, “El chigüín”, Director de la EEBI , donde se demuestra la culpabilidad de este último en la muerte de los dos miembros de la Cruz Roja173. Al día siguiente, un avión con un altavoz ordenó a la población salir de sus casas y, como no salieron porque estaban las calles plagadas de tanquetas, los soldados con ametralladoras dispararon contra ellas destruyendo a muchas e incendiando a otras. Por la tarde se bombardeó la ciudad con dos aviones y un helicóptero y, cuando los periodistas pudieron entrar en León, encontra170 Relatado por Bayardo Arce en Entrevista a Bayardo Arce del periodista Pedro Costa tras la insurrección de 1978. ACHM, tendencia GPP, Caja III, fólder 13, Exp. 18.179 (II). 171 Informe sobre represión en Nicaragua de reporteros de la revista Stern. Oficina de Nicaragua en Alemania, 12 de octubre de 1978. AIHNCA, ASD-064. 172 Los colaboradores de la Cruz Roja muertos eran José Dolores Estrada y Marvin Flores, ambos de 22 años. La información la facilitaron dos representantes de la Cruz Roja Internacional, los médicos suizos Raymond Chevalley y Naimund Birehler. Ante su protesta al Gobierno, les contestaron que la Guardia se había defendido de disparos realizados desde el coche de la Cruz Roja. Un día después, desde el bunker se admitió que se había tratado de “un lamentable error”. 173 La conversación está transcrita en: Medina, F., Ob. cit., p.40.
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ron barrios enteros destruidos y cadáveres por toda la ciudad, que la Guardia sacaba y llevaba en camiones a algún lugar desconocido. La Cruz Roja tenía localizados a unos 300, pero sospechaba que encontrarían muchos más y los testigos oculares coincidían en que no habían muerto en combates, sino que la Guardia había llevado a cabo ejecuciones en masa. El único superviviente de una matanza, José Zeralda, les contó que él y otros ocho hombres estaban refugiados en una casa, de donde habían sacado a las mujeres y a los niños. Llegaron allí los soldados, que iban disparando a todas las casas que no les abrían la puerta enseguida y, cuando les abrieron, sin preguntar nada, se pusieron a disparar. Él se salvó porque la bala no le alcanzó, pero se dejó caer como si le hubieran matado174. Otro testigo presencial dijo haber visto, en el barrio de Sutiaba, sacar a seis jóvenes de una casa, a los que obligaron a arrodillarse y a los que mataron con una descarga entera 175. Un niño de 14 años, en silla de ruedas, informó de que forzaron la puerta de su casa, fusilaron a su hermano y a él el dispararon alcanzándole en la pierna 176. En León se cavaron fosas comunes porque no había tiempo ni forma de poder llegar al cementerio y muchos adolescentes de 13 a 18 años fueron enterrados por sus familiares en los patios de las casas por temor a las represalias de la Guardia177. 4. Estelí: un ejemplo de ataque brutal y de la mayor resistencia Los ataques que sufrió la ciudad de Estelí fueron de tal intensidad y tan duros y largos —de los peores que se perpetraron sobre las ciudades que habían iniciado la insurrección de septiembre de 1978— que merecen una exposición detallada. Se dieron tres insurrecciones y tres liberaciones entre 1978 y 1979. La primera empezó el 8 de septiembre de 1978 y duró 23 días: la segunda fue durante la Semana Santa de en abril de 1979 y la tercera, en junio-julio de 1979, hasta que el día 16 se convirtió en el último reducto somocista vencido, la última ciudad liberada antes de la cíada de la dictadura. Francisco Rivera, “El Zorro” —al que se sigue considerando actualmente en Estelí un genio de la estrategia enormemente popular— dirigió la lucha armada en las tres insurrecciones, durante los 40 días de combate y crudísimos bombardeos aéreos del ejército somocista. Los ataques eran supuestamente contra la guerrilla, pero en realidad los sufrió igual la población civil. En el comienzo de los ataques, esa población era mucha, pero después los aviones bombardeaban a la que se quedaba en la ciudad por imperativos ineludibles, porque la mayoría salía 174 El informante no conocía a tres de los fusilados porque les habían acogido sin saber quiénes eran. El resto de los ejecutados fueron: Humberto Madariaga, José Castillo, Arnoldo Zeralda -su hermano-, Tonio Parada y Roberto Cajina. 175 Este testigo no quiso dar su nombre, pero los periodistas lo confirmaron posteriormente. 176 El niño se llamaba José Centeno y el fusilado era su hermano Efraín. El médico confirmó que el niño tenía cinco balazos en la pierna. 177 La Prensa, Managua, 13-9-1978.
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huyendo y se escondía donde podía: en el campo, en casas alejadas del núcleo urbano, y en cualquier lugar que les alejara del fuego permanente. La ciudad se vaciaba por el temor al enfrentamiento entre el ejército somocista y las respuestas de los guerrilleros que combatían desde todas partes: desde las barricadas, desde las casas particulares y desde las iglesias. En la primera insurrección, en septiembre de 1978, la ciudad entera, bajo la dirección de “El Zorro”, se alzó levantando barricadas en todas las calles principales y los sandinistas, tanto de la GPP, como Terceristas, organizaron la resistencia, ayudados por civiles y campesinos del entorno. Desde el día 14 comenzó el ataque de tanquetas y aviones que disparaban con metralletas y bombas rockets, mientras la población abandonaba el pueblo y huía hacia cualquier lugar de refugio. La ciudad se incendió y se tuvo que combatir, a la vez que se trataba de cortar los incendios. El bombardeo fue brutal y hasta la Cruz Roja fue varias veces interceptada por la Guardia por sospechar que pudiera refugiar combatientes. Al terminar el enfrentamiento, se comprobó que había habido más de cien muertos y más de 200 heridos entre la población178. Los reporteros de Stern afirmaron que en Estelí la carretera de entrada con que se encontraron estaba totalmente minada y los soldados utilizaron la insignia de la Cruz Roja para camuflar sus coches y atacar las barricadas. Confirmaron también los testimonios de los sandinistas por haber sido testigos de que los soldados habían disparado a una ambulancia, matando a una mujer herida que iba dentro, y a un niño en circunstancias difíciles de creer: la ambulancia a donde habían subido una camilla con el niño fue obligada a detenerse y uno de los soldados sacó la camilla, la colocó en el suelo y disparó al niño 179. En contra de las acusaciones contra la Guardia Nacional, el Jefe del Estado Mayor de Estelí, general Armando Fernández, culpó a las “bandas salvajes castro-comunistas” de las destrucciones y asesinatos de civiles que habían tenido lugar en Estelí. Dijo que los sandinistas se habían dividido en tres grupos: uno para atacar al comando de la Guardia Nacional, otro para asesinar a la gente —disfrazados de Guardias, para inculparles a ellos después— y el tercero, para saquear e incendiar. Pero los sandinistas habían logrado grabaciones, también en Estelí, de las conversaciones entre los guardias, e incluso, entre Somoza y su hijo, donde quedaba demostrado quiénes habían dado las órdenes de destruir las ciudades y de asesinar a los civiles. Una de las conversaciones captadas fue la del comandante de Estelí, coronel González Martínez, informando de los bombardeos, que habían lanzado sobre tres puntos de la ciudad, y de una gran 178 Represión en Estelí, ACHM, Tendencia GPP, Caja III, fólder 6, Exp. 040070. 179 La mujer herida que mataron se llamaba Adulena Ruíz de Jiménez y el niño asesinado, Tomás Acuña, según declaraciones del médico Roberto Argüello y del ayudante de la Cruz Roja José Peterson.
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explosión en un almacén de armas. Entre otras cosas, se grabó literalmente: “la población de los alrededores y casas vecinas ha quedado completamente descuartizada”180. Las afirmaciones vertidas en el artículo de la revista Stern fueron replicadas por el embajador de Nicaragua en Alemania, Florencio Mendoza, protestando por lo “tendencioso de la información” y precisando otra serie de crímenes cometidos por los sandinistas: que la Guardia Nacional había tenido 300 bajas entre muertos y heridos, lo que demostraba que los sandinistas estaban matando181; que, cuando la Guardia entró en cada ciudad, había sido recibida con barricadas y a balazos, por lo que tuvo que defenderse; que los sandinistas asesinaban a todos los que no querían cooperar con ellos y después lo atribuían a la Guardia Nacional, e incluso, que se disfrazaban con sus uniformes para inculparlos. Y hasta se dijo que, en una ocasión, habían capturado a tres guardias, los habían atado con alambres y los habían quemado vivos. El embajador terminaba diciendo: “Los llamados sandinistas no son otra cosa que comunistas que forman parte de una conspiración internacional para obtener posiciones estratégicas en el tablero del futuro conflicto mundial para desgracia de la sufrida humanidad. Algunos capitalistas que se han unido a ellos, son aquellos que han creído que se podían valer de los muchachos para después imponerles su propio criterio. Somoza no está sólo, lo respalda por lo menos el 70% del pueblo que lo ha demostrado en elecciones libres. Los parámetros por los que se quiere medir a los países latinoamericanos no son aplicables a nuestra condición porque nosotros aún vivimos épocas ya superadas por los países europeos, que pasaron por tiempos peores que los nuestros. Nosotros hemos tenido 45 años de paz, sólo turbada por extremistas resentidos, aventureros y rebeldes sin causa. Hasta ahora no se ha roto la paz, y es consecuencia de los grandes intereses internacionales, para poner el pie firme en lugares estratégicos, como ha sucedido recientemente en África y en el mar Caribe, queriendo también dominar Centroamérica para poder dislocar la defensa de todo el continente americano”182.
Sin necesidad de realizar un esfuerzo para contrastar las versiones oficiales, todas las vivencias de la población en Estelí contradijeron las palabras del embajador o las del jefe del Estado Mayor y fueron suficientemente expresivas del terror a que estuvo sometida la población y del verdadero proceder de las fuerzas del régimen. En entrevistas realizadas a dos de las pocas personas que tuvieron que permanecer en el núcleo urbano por circunstancias personales, durante el 180 Relatado por Bayardo Arce en Entrevista a Bayardo Arce…ACHM, tendencia GPP, Caja III, fólder 13, Exp. 18.179 (II). 181 En contraste con esas cifras, el coronel Justiniano Pérez, dice textualmente: “Al final de la ofensiva de septiembre, la EEBI había tenido 4 bajas y había perdido un fusil Galil en la zona de Chinandega”. Pérez, J. (2004), Ob. cit., p. 105. 182 Carta del embajador de Nicaragua en Bonn, Florencio Mendoza, al Redactor Jefe de la revista Stern. 20 de octubre de 1978. AIHNCA, ASD-064.
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108. Barricada de adoquines en Estelí. Insurrección de septiembre de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Bombardeo de Estelí por las fuerzas somocistas durante la Insurrección de septiembre de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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110. Barricadas destruidas por los bombardeos en Estelí. Insurrección de septiembre de 1978. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Calle con múltiples barricadas en Estelí. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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infierno de los bombardeos, se aprecia con claridad el desarrollo del proceso, la actitud de los combatientes y la colaboración y el terror de los vecinos. Magdalena Úbeda, Coordinadora del Movimiento Social Cristiano en Estelí, y Rosario Valenzuela, no adscrita a ningún partido político. Sus versiones se complementan y ofrecen una visión de la cotidianeidad vivida por la población civil en las tres insurrecciones que estallaron en la ciudad, tanto de la represión que se desató contra ellas como de la ayuda que la población prestó a los guerrilleros. La riqueza de sus relatos y la veracidad que se desprende de ellos, merece que se expongan casi al completo. Magdalena Úbeda recuerda así aquellos días: “Antes de la insurrección, ya había habido manifestaciones relámpago: pasaban los muchachos y pasaba la Guardia detrás. Entonces, les tiraban bombas lacrimógenas y, haciendo valor, la gente de las casas les poníamos vasos de agua con bicarbonato para que no les afectara tanto el gas de las bombas. La gente ayudaba mucho, incluso algunos somocistas. Daban comida, lo que podían, pero todo oculto. Era pecado mortal ayudar a los sandinistas y esta casa en la que estamos fue “casa de seguridad”. Aquí venían Bayardo Arce, José Benito Escobar, Manuel Morales (…) Aquí vivió dos meses un revolucionario muy tierno que se llamaba Rufo Marín, pero yo no sabía quién era y le llamé Oscar y Oscar se quedó. Ese muchacho, Rufo Marín, estuvo dos meses conmigo, pero pronto lo mataron…y es que los buenos se murieron. En Estelí, antes de la insurrección, ya estaba preparado el ambiente. Muchísimos “chicos bien” tomaron las armas, hicieron barricadas y disparaban contra la Guadia. En Estelí había un comando fortísimo, aunque Somoza dijo que Estelí no era importante. Y los muchachos tenían un lema: “Somoza, enterraremos tu corazón en el fondo de la montaña”183. De modo que esa insurrección, casi toda fue de “chicos bien”. Nos bombardeaba un avión todo el día. Pasaban las tanquetas y avisaban que el ejército iba a bombardear, pero ¿a dónde íbamos a ir? Simbólicamente, nos metíamos debajo de las camas, pero cualquier bomba traspasa un colchón. Murió mucha gente civil dentro de sus casas. Sin embargo, ese primer levantamiento fue romántico…aquí se quemó todo y una noche yo me fui con mis hijos. Tenía a mi cargo a las dos muchachas, mi padre anciano y un hijo adolescente. Cuando venían los guerrilleros, nos conocían porque les dábamos de comer, comíamos todos y después nos poníamos a cantar. Una guerra romántica”184…
Otra vivencia diferente, la de Rosario Valenzuela, que se define a sí misma como persona no politizada y ama de casa, fue recordada como sigue: 183 Se refiere al lema de la GPP, modificado en el recuerdo de la entrevistada. Aunque el sentido es el mismo, el lema exacto era: “En la montaña enterraremos el corazón del enemigo” 184 Entrevista de la autora a Magdalena Úbeda, coordinadora del Movimiento Social Cristiano de Estelí. Estelí, junio de 2009.
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“Yo tenía un diario escrito porque nos reuníamos en mi casa conocidos del barrio y familia, para darnos valor y ánimo, y yo escribí un diario, pero fui a ver a mi hija y me lo llevé junto con otros papeles…y era de vivencias mías. Yo no sabía lo que estaba sucediendo, yo era un ama de casa que tenía 59 años, ahora tengo 89. No nos metíamos en política y yo estaba en la farmacia de mi hermana trabajando con ella. Mandamos a nuestras hijas fuera, para Guatemala, para ver que las hijas pudieran seguir estudiando (…) “Estuve en la de septiembre y la segunda de Semana Santa, pero mi sistema nervioso no lo resistía: tiros, bombas, disparos… era una tensión que terminó poniéndome enferma porque nos cayó una bomba al lado y estábamos en las camas y todo quedó destrozado. Nos encontramos la bomba después, como un tanquecito de 15 o 20 libras, reventado. El barrio de El Calvario, que era sandinista, sufrió una bomba de 100 libras, de la que también están los restos allí. Bombardeaban todos los días”185.
Respecto a la relación de las familias colaboradoras con los combatientes, dicen ambas entrevistadas: “Ellos llegaban en la noche y yo antes le había dicho a la empleada que preparara comida. Guardaba grandes cantidades de comida y, cuando llegaban se la daba, porque yo sabía que se hospedaban en casas en las que no había que comer, porque realmente todo estaba destruido y desorganizado y no había nada qué comer. Ellos comían y yo hacía lo que no había hecho en mi vida: lavaba los platos por la noche, para que la empleada no lo notara a la mañana siguiente. Los muchachos tenían entre 15 y 20 años. Les dábamos comida y ellos nos traían lo poco que encontraban también. Tuvimos una relación cordial y nunca les oí una palabra gruesa. Tenían una irregular formación política, pero yo pensaba que “esa inocencia puede ser buena en este momento. Es de esperar que al triunfo de la revolución se puedan capacitar y formar”. Se informaban por Radio Sandino, Radio Reloj de Costa Rica y por la nueva emisora de Radio Insurrección de Matagalpa186. *** (…) “Lo que más nos dolió fue que había unos muchachos por esta parte de la casa y se habían ido a la farmacia, que estaba en la calle principal. Yo tenía un negocito de vender pollos, arroces, cosas de comer, antes de unirme con mi hermana Aminta en la farmacia. Y ese día fue mi esposo con otros hombres a por cosas —ellos que se atrevían más a salir porque era un gran peligro— y trajo pollos congelados de la tienda, así que íbamos a preparar una comida buena un día. Los muchachos se salieron a la acera y yo salí a decirles que no se quedaran allí, que entraran 185 Entrevista de la autora a Rosario Valenzuela, Estelí, junio de 2009 186 Entrevista citada a Magdalena Úbeda.
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a la casa, aunque no se habían oído tiros aún. Entraron todos, menos uno de 17 años y se oyó el primer disparo del Jueves Santo y le dio. No murió instantáneamente y lo queríamos meter, porque estaba tendido en la acera, pero empezó una balacera terrible que no nos dejaba auxiliarle. Al final, mi esposo y otro lo cogieron por los pies y lo metieron a la casa y no lo pudimos llevar al hospital porque nos mataban. Y tardó dos horas en morir. Estaba en agonía y ya no habló nada, pero no pudimos más que rezar por él y acompañarle hasta que murió. Para nosotros fue un duelo tal que nos olvidamos de los pollos y como ya no había refrigeradora, los tuvimos que enterrar porque ya se estropeaban. También hubo que hacer una zanja para enterrar al muchacho porque no lo podíamos sacar de la casa. Los hombres estaban en el patio haciendo eso y las balas caían. Se turnaban para hacer la zanja entre los hombres, cada uno un rato, y nosotras lo envolvimos en una sábana blanca y bien cubiertito, así lo enterramos. Y fíjese que, al año, vinieron los familiares, que se querían llevar el cuerpo. Yo pensé que iba a estar fatal y no quise acercarme, pero no había ni una sola mancha, estaba hasta la sábana blanquita. El terreno era cascajoso, no era puro lodo, y lo debió conservar bien por eso. Sus familiares eran de El Jicaral (León) y allí se lo llevaron más de un año después de que había sido enterrado”187.
Otro recuerdo dramático es el de las operaciones limpieza que solía desplegarse después de terminar cada etapa de ataques y bombardeos. La versión de Rosario Valenzuela es la siguiente: (…) nos dijeron que nos teníamos que marchar porque venía una “operación limpieza” y esa vez nos fuimos. Salimos a la carretera y unos japoneses, que debían venir apoyando al Frente, nos advirtieron188. Fuimos a la carretera, a una gasolinera, pero allí había una casa muy grande, una mansión que era de una familiar nuestra, nuestra prima Azucena, y, cuando llegamos, allí estaba medio Estelí refugiado. Llevábamos unos maletincitos con jugos y cosas para los niños…y no había donde apoyar ni poner nada porque estaba todo lleno de gente. A la mañana siguiente, todos los niños lloraban porque allí no había nada, la gente había salido sin nada y los biberones de los niños estaban vacíos. La casa estaba deshabitada porque los propietarios se habían marchado de Estelí, y entonces, Aminta y yo nos pusimos a buscar y encontramos arroz y frijoles y nos pusimos a cocinar en unas ollas enormes. Algunos querían irse al monte, pero era muy peligroso porque los veían y los podían matar (…) En la “operación limpieza”, iban casa por casa, entraban y buscaban sin preguntar, como si fueran suyas. Yo tenía a mi hija con 14 años y un amigo norteamericano y temíamos que entrara la Guadia y les mirara las manos, porque si estaban sucias, eran guerrilleros. 187 Entrevista citada a Rosario Valenzuela. 188 La señora entrevistada no pudo aportar mas datos, solo que a ella le parecieron japoneses.
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Pero fíjese otra cosa increíble que nos pasó: venía un pelotón de la Guardia por cada lado —porque así era su manera de registrar las casas en busca de jóvenes—, para ir casa por casa hasta encontrase ellos. Pero cada uno creía que el otro grupo ya había revisado esa casa (la nuestra) y unos por un lado y otros por el otro, no entraron en ella. No llegó la “operación limpieza” a mi casa, por eso yo digo que la protección del Señor era enorme. Y hasta mi esposo, que ya estaba harto, se sentaba en la puerta de la casa. Yo le decía que entrara, pero él ya ni quería, decía que lo mataran si querían, pero que no se metía en la casa. Y nunca le ocurrió nada”189.
Ese mismo tema, lo describe así Magdalena Úbeda: (…) cuando terminó la guerra, la “operación limpieza” que llamaba la Guardia, fue horrible. En una de esas “operaciones” fue cuando me quemaron la casa. Se fueron muchos a la montaña a entrenarse, y luego se iban ya con los guerrilleros. Entre abril y mayo de ese año tratamos de recomponer lo que podíamos porque Estelí no parecía una ciudad. Se llevaban presos a los muchachos que tenían alguna señal de que habían andado combatiendo. De manera que había grupos de muchachas, de “chicas bien”, que les limpiaban perfectamente las manos y los bañaban, para que no se notara que eran combatientes y, sobre todo, que no llegaban de la montaña. Llegaba la Guardia y miraba sus manitos limpias y se salvaban de momento. Iban casa por casa. La “operación limpieza” fue así, casa por casa190.
Desde enero de 1979, como en Estelí, también en otros lugares la represión se había incrementado de modo muy considerable y los Comités Regionales del FSLN informaron con gran prolijidad —en auténticos y detallados partes de guerra— de los compañeros sandinistas caídos y de los Guardias “ajusticiados”191. Se denunció en los meses siguientes la presencia en el departamento de Rivas del coronel Gonzalo Evertz, comandante militar de la Zona Norte, del cuartel de Río Blanco, que era uno de los veinte torturadores principales que el Padre Fernando Cardenal había señalado en su Informe presentado al Congreso de EE.UU. en junio de 1976192. Se referían a él como “el asesino de Río Blanco” y denunciaron que se estaban practicando, en el departamento de Rivas, los mismos métodos de exterminio que entonces. Los campesinos seguían siendo expulsados de sus tierras, que pasaban a manos de oficiales y jueces de Mesta y afirmaban que “así era como se había enriquecido Evertz en Río Blanco”193. También denunció la 189 Entrevista citada a Rosario Valenzuela. 190 Entrevista citada a Magdalena Úbeda. 191 Véase un ejemplo de los partes de guerra en el apéndice IV. 7. 192 Ver apéndice IV. 4. 193 Uno de los mencionados entre los muertos en combate, en diciembre de 1978, fue el sacerdote Gaspar García Laviana, junto a Luis Arroyo, a los que se refieren como “ejemplos de honestidad, coraje y conciencia”. Comunicado del Comité Regional del FSLN (Insurreccional) de Rivas. ACHM, tendencia Insurreccional, S/C. Enero de 1979.
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GPP el genocidio practicado en las zonas rurales de León, además de Estelí, donde el despliegue de las fuerzas del régimen estaba utilizando métodos similares a los practicados en la Zona Norte y Central entre los años 1974 y 1977, donde se habían contabilizado entonces más de 3.000 asesinatos y desapariciones y también daban a conocer los nombres de los guardias que habían caído en los enfrentamientos194. La segunda insurrección de Estelí, entre el 8 y el 14 de abril de 1979, nada menos que 1.500 civiles se unieron a la guerrilla y planificaron su marcha hacia la montaña porque la resistencia en la ciudad era insostenible. Pero la Guardia Nacional puso tres cercos de soldados bien armados en todos los posibles puntos de escape. Sin embargo, “El Zorro” los burló y pudo sacar ilesos tanto a los pocos efectivos sandinistas que habían entrado a la ciudad, como a los civiles —hombres y mujeres— que se les habían unido a combatir con ellos, todos mal armados con pistolas, rifles 22 y armas totalmente inadecuadas e insuficientes. Magdalena Úbeda habla, en esa etapa, de la personalidad y actitud de “El Zorro”: “La segunda insurrección fue terrible. Comenzó un domingo de Semana Santa y la ocupó toda, la ‘Semana Santa Roja’ de 1979. Llegaron los guerrilleros de la parte Norte, a eso de las 3 de la tarde. Tomaron el banco que ahora se llama BAMPRO y tomaron toda la ciudad. Fue terrible, todo se había endurecido muchísimo porque la Guardia había castrado a unos muchachos que ayudaban al Frente. Fue una insurrección que no saltó porque los muchachos quisieran hacerla, sino porque querían llamarle estratégicamente la atención a la Guardia. Antes, había habido un tiempo de calma chicha, en que se reconstruyó lo que se pudo. Yo cambié el techo, se arreglaron muchos de los destrozos de la primera vez. Pero, cuando terminaron los combates, no quedaban casas. Con nosotros dentro, todo fue quemado. Eso fue sobre el 18 y lo quemó todo la Guardia. A mi ya me habían amenazado y, cuando triunfó la revolución, alguien me llevó una página de un libro en que estaba mi foto, con datos, partido, hasta el nú194 En este caso, se informaba del intento de ajusticiamiento de José Santos Reyes, de San José de Achuapa (León), que después se comprobó que sólo había sido herido. De los ajusticiamientos de Polo Guardado, de El Consuelo (León), de la informante y colaboradora de la Guardia, Nora Vílchez, en el Valle Las Pilas (Chinandega), del juez de Mesta Julio Reyes, cuya esposa se interpuso y también quedó herida de gravedad, y del ajusticiamiento de Juan Daniel Bucardo, en El Sauce. Completa el informe la toma por asalto de la mina de yeso de Santa Rosa del Peñón y el ajusticiamiento del capataz de la mina, Porfirio Rico, por su “trato bestial a los trabajadores y colaboración con la Guardia”. Por el voto unánime de la población, se perdonó la vida al telegrafista y al alcalde, pese a que se sospechaba que eran colaboradores. De esas acciones se “recuperaron” de los aliados del régimen explosivos, armas y dinero. De la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional al Pueblo Nicaragüense y Pueblos hermanos del mundo entero. Publicación Regional Central “Julio Buitrago”. T.I. “U.Z.U.”. ACHM, tendencia GPP, Caja IV, fólder 6, Exp. 05829 (I). Otras informaciones de muertes ocasionadas por la represión de la Guardia, no en combate, se pueden ver: Relato de una experiencia represiva, en Apéndice IV.3.
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mero de teléfono, todo, y ya me habían dicho que había orden de captura contra mí. Una puerta estaba condenada y salimos por la única que había con mi hijo enfermo, mis dos niñas y mi padre. A las dos de la mañana llamamos a los bomberos, pero no nos atendieron. Sabían que yo estaba comprometida. En el caso mío, a mi me conquistó una señora estupenda, Elisa Moreno que me dijo como me tenía que llamar, como me tenía que vestir y todo era tan oculto que no lo sabían ni mis hijos (…) te voy a contar un episodio que nadie sabe: como en la insurrección de Masaya le habían tomado la plaza al coronel González Martínez, que era el jefe, como castigo y como prueba, lo mandaron a Estelí. Pero aquí le tomaron también la plaza, de manera que se vio la vulnerabilidad de la Guardia, que era lo que ellos no podían consentir. Y, entonces, ¿sabe lo que hizo la Guardia? Fue entonces cuando ordenó lo de los tres anillos. Fue por eso, porque ya le habían tomado dos plazas. Lo de los anillos fue así: en el primero había puestos de Guardia, muy bien armados, cada 10 metros, haciendo un anillo; en el segundo, cada 50 metros, y en el tercero, cada 100 metros. Pero aún así, los volaron, lograron deshacerlos. El jefe de operaciones era “El Zorro”, un estratega natural, que había recibido entrenamiento en Cuba. Él llegaba a Estelí y se levantaba con sus amigos, y los amigos de esos amigos. Y surgían amigos por todas partes, aunque no nos conocíamos entre nosotros, pero éramos amigos. “El Zorro” no era un “chico bien”, era de los barrios, pero tenía muchos amigos y le seguían también los “chicos bien”. El que si era un “chico bien” era el que se llamaba Noel, y era poeta. El ejército somocista fue el hazmereír de toda Nicaragua por la valentía y estrategia de “El Zorro”, ese muchacho guerrillero sin escuela y sin nombre. Fue una aventura romántica esa primera insurrección y lo importante de la resistencia de los guerrilleros, fue que entraron 20 guerrilleros y, cuando salieron, eran 150”195.
En el nuevo ataque a los cuarteles de la Guardia Nacional, se liberaron los presos y se multiplicaron las barricadas en todas partes y se generalizó el enfrentamiento entre la población civil y la Guardia Nacional196. Pero en medio de los triunfos militares de los sandinistas, se dieron también algunos reveses como el de la derrota de mayo en Nueva Guinea, al SE de Nicaragua, un episodio muy poco mencionado por el FSLN y muy revalorizado por la Guardia Nacional: allí, se había situado una columna de 140 combatientes, que se desgajó del Frente Sur para atraer a parte de los 3.000 guardias situados en la frontera Sur, cerca de Costa Rica, que era donde el Frente Sur tenia su base de operaciones. Pero la Guardia 195 Entrevista citada a Magdalena Úbeda. 196 El único caso documentado en contra del levantamiento, fue el del alcalde de Malpaisillo, del departamento de León. Desde su alcaldía se pidieron armas al comando de la Guardia Nacional de León, considerando que estaban amenazados y no tenían cómo defenderse. Pero fue algo excepcional y la insurrección fue generalizada. Carta de la Alcaldía de Malpaisillo al Comandante del Departamento de León, General G.N. Gonzalo Evertz, 31 de mayo de 1979. AIHNCA, ASD-089.
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112. Anastasio Somoza Debayle, con traje de camuflaje, viendo planos que le enseña el general Pablo Emilio Salazar, durante la insurrección de 1979. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Nacional, ayudada por colonos partidarios del Gobierno, logró interceptar a los sandinistas y su columna fue destruida. Humberto Ortega consideró que el fracaso se había debido a que se habían desplazado allí 1.500 guardias que la destrozaron. Por el contrario, el capitán Justiniano Pérez afirmó que nunca había habido más de 750 hombres en la frontera Sur y que su éxito se debió al desplazamiento de unidades móviles de la EEBI, en una de sus acciones más profesionales y de éxito militar, silenciada por los sandinistas197. En junio de 1979, en la “ofensiva final”, atendiendo al llamamiento del FSLN, estalló una nueva insurrección en todo el país. Se habían ido reforzando los frentes de guerra constituidos desde 1978, y cada vez la oposición, encabezada por el FSLN, tenía más claro que la única salida que le quedaba era la militar.
197 Pérez, J., Ob. cit., pp. 78-81.
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Kinloch, F.: Historia de Nicaragua. Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA-UCA), Managua 2005. Cortesía del Instituto de Historia.
Los frentes habían ido tomando posiciones por todo el país: el Frente Norte, Calos Fonseca, en la parte Norte; el Frente Sur, Benjamín Zeledón, en la parte Sur; el Frente Pablo Úbeda, en la parte central de las montañas; el Frente Oriental, Carlos Roberto Huembes, en Chontales; el Frente Occidental, Rigoberto López Pérez, en León y Chinandega; el Frente Central, Camilo Ortega, en la zona de Masaya y Carazo y el Frente de Managua, que era el centro neurálgico de la lucha, en la capital. Se liberaron Matagalpa y Chinandega y, en la primera quincena de junio, en pleno Estado de Sitio decretado por Somoza, se levantaron en León los barrios de El Laborío, Zaragoza, Sutiaba y El Coyolar. En Managua, los de Mozarán, San Judas, Monseñor Lezcano, Loma Verde, Santa Rosa, Bolonia, Linda Vista, Los Robles, el Cortijo y Las Américas, y San Luis de Belén, en Rivas. Somoza respondió protagonizando la última batalla con la “operación arrase”, sobre las ciudades sublevadas del país, con tanques Sherman, aviones y artillería pesada. Según declaró el comandante Carlos Núñez, del Estado Mayor de Managua, después de la caída de la dictadura, “los aviones dejaban caer bombas de más de 500
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Grupo en el Frente Sur, 1979: de izquierda a derecha, fila de atrás: Álvaro Ferrey, P. Gaspar García Laviana, Roberto Castillo, Rafael Solís y Josefa García (La Chilo). Delante: al frente, Carlos Casco (Pato, internacional chileno) y a la derecha con fusil, Cáceres. Resto no identificado. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Estado Mayor del Frente Oriental: de izquierda a derecha: Miguel Guzmán (Ramiro), Horacio Cuadra (Virus), Luis Carrión (Pancho), Miguel Cruz (Melchor) y Gerardo Arce (Raúl). Toma de La Gateada (Chontales), 1979. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Levantamiento de barricadas en Managua con los adoquines de la fábrica de Somoza. Junio de 1979. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Velatorio de Fanor Urroz (Mariano) el 18 de julio de 1979 en León. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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libras y barriles llenos de gasolina con gelatina, fósforo blanco y aserrín para provocar incendios”198. Los bombardeos provocaron cientos de muertos y un aluvión de protestas internacionales. Todo el mes de junio, y parte de julio, los habitantes insubordinados permanecían en sus barrios en pie de combate hasta que llegaban los sandinistas y los iban liberando, a veces sin resistencia porque la Guardia huía. Uno de los ejemplos significativos de esta fase fue nuevamente la represión de la ciudad de Estelí, por la dureza de los ataques y la resistencia tan tenaz de sus vecinos. Su liberación, la última del país, fue el 16 de julio, el día anterior de la huída de Somoza. Siguiendo los mismos testimonios de quienes habían vivido muchos años en la ciudad, Magdalena Úbeda ofrece una visión detallada, hasta con fechas que no se borraron de su memoria, sobre el sufrimiento de sus habitantes: “La última insurrección también fue horrible, del 4 de junio al 19 de julio de 1979 y duró cuarenta días. Llegaban disparando las BECAT, unos jeeps anaranjados, que España les dio, y también disparaban con rifles Garant con gas. La Guardia mató de una forma horrible a un muchacho que era transportista y a D. Jesús Laguna, y a su primo hermano, D. Tomás Blandón, los degollaron. A la familia Mantilla y a la familia Ochoa, también los asesinaron a tiros en su casa y en ambas había niños. Era el comandante Zúñiga, al que llamaban “El Ogro” sus propios compañeros y para la gente de la calle era ‘Sombra’. Ese mes fue larguísimo. Los guerrilleros sacaban a la Guardia, comando por comando, y sólo quedábamos aquí los que no nos podíamos ir, como yo que tengo un hijo con síndrome de Dowm y me quedé, pero se fueron todos. Otra vez se vació la ciudad. Toda la gente del partido que fuera, entregó todo, todos colaboraron. Se veían manifestaciones espontáneas, de los sandinistas, pero no los guerrilleros, sino de la gente civil, aunque seguro que había algún guerrillero entre ellos, estarían de acuerdo, pero era como una defensa civil. Pero la población que quedó en Estelí podía abastecerse de los puestos montados por el FSLN para comer y no pasaron necesidad: arroz, frijoles, tortillas, hasta jabón y algunas golosinas. La contraseña que se daba avisando del inicio de la insurrección era “llegó la Navidad”. Horribles bombardeos producidos por tres aviones también el día 19 de junio. El día 22 de junio tomaron los muchachos el Banco de Amèrica. El 24, el Comandante “Sombra” mandó bombardear lo que quedaba de Estelí. Desde el 25 de junio, la Guardia fue desalojada de la Catedral, de Telcor y de otros cuarteles y se encerró durante 15 días en su comando. Pero le llegaban refuerzos. El 27 una guerrillera me pidió que les ayudara a hacer tortillas y me avergoncé de no saber ni moler ni hacerlas. Y fui consciente del enorme abismo que me separaba de ellas” 199.
198 Cardenal, E., Ob. Cit., p. 265. 199 Entrevista citada a Magdalena Úbeda.
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En julio siguieron los bombardeos y, aunque se había asegurado que la presión norteamericana había logrado el cese de la ayuda israelí, el día 19 de abril de 1979, según las versiones de los vecinos, la ofensiva final estuvo llena de armas de Israel y Argentina que se seguían comprando en grandes cantidades. El día 1 de julio, la Guardia entró en el hospital de Estelí y mató a todos los que estaban allí, médicos y enfermos, heridos recién operados a los que se les había salvado la vida hacía horas o días. Dice al respecto Magdalena Úbeda: “Al día siguiente, los aviones que bombardearon eran de los que Israel le había vendido a Somoza. Mataron a personas muy importantes, como el Doctor Selva y el Doctor Dávila Bolaños. El Doctor Selva había ido al hospital porque había muchos heridos. Allí los sacaron y los mataron, quemándolos después. Las familias no pudieron recoger ni las cenizas y sólo encontraron una pluma y algo más”200.
El 13 de julio volvieron los aviones a tirar bombas de 500 libras y se rumoreó que la dotación del cuartel era de 60 vietnamitas y coreanos y 40 nacionales. El 16 parecía que iban a caer las bombas encima del cuartel somocista. Eran los aviones Push-Pull vendidos por EE.UU. a Somoza, de los que odiaban su ruido y el de las tanquetas anaranjadas porque sabían que eran del “Paquete España”, que tanto dolor habían causado arrebatando hijos a sus madres casa por casa. El día final y su impresión de la etapa siguiente, lo expresaron así las entrevistadas: “El 16 de julio, el FSLN tomó el cuartel de Estelí. Encendieron fogatas para que se orientara la avioneta fumigadora201. Llevaba cuatro bombas de fabricación casera que habían fabricado entre muchos vecinos y, de cuatro que lanzaron, sólo una cayó en el blanco. Para que los guardias no oyeran a la avioneta, los vecinos hicieron ruido con latas, pitos y bocinas. Entonces, los muchachos entraron con un cañoncito que habían rescatado de León y el ataque, entre todo, fue desde las 4 de la madrugada hasta las 9 en que unos 25 guardias trataron de escapar por un corredor que se había dejado abierto para emboscarles después, siendo unos hechos prisioneros y otros muertos. Desde las 9 hasta las 11, tres aviones somocistas ametrallaron la ciudad. Los muchachos dispararon al cuartel con un tractor cargado de adoquines y rompieron dos paredes. Sólo había ya 16 guardias entre muy viejos y muy jóvenes. De la parte sandinista, murieron dos y hubo cuatro heridos en el asalto202. A las 3 de la tarde de ese mismo día, el Coronel Vicente Zúñiga, “Ogro” o “Sombra”, cayó abatido por las balas cuando huía por el corredor. Estelí fue liberada el 16 de julio y el 17 huyó Somoza. 200 Ibidem. 201 La pilotaba “Saúl”, que era Alonso Pineda. 202 En ese grupo iban El Ronco, René, Omar, Herminio, Adrián, Roque y Fernando.
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Sepultura de Róger Álvarez, combatiente heroico de Masaya en la calle que actualmente lleva su nombre. Fue capturado por la Guardia y asesinado el 9 de junio de 1979. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
La Cruz Roja observa muertos carbonizados. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Muertos durante “el repliegue” de Managua a Masaya. Junio de 1979. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Vecinos desenterrando muertos cuando ya había triunfado la revolución. Doña Angelina González de Morales. Septiembre de 1979. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
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Se cumplió el vaticinio del FSLN de abril: “Estelí, con tu nombre rubricaremos el epitafio sobre la tumba del tirano”203.
*** “El 16 de julio, los sandinistas entraron con unos tractores y derribaron las cercas y los Guardias salieron a la carrera, que ya estaban también aburridos y con los nervios, y no presentaron combate. Algunos fueron muertos y otros se encerraron en la catedral, pero allí mismo los mataron y aún está la sangre allí. Cuando volvimos, al final de todo, en la farmacia no quedaba ni una medicina. Las volcaron todas en sacos, lo dejaron limpio, y todo mezclado, con lo que no había quien lo buscara. Valía más que lo hubieran dejado como estaba, porque fue una desorganización. Todo el tiempo, como teníamos farmacia, venían a llevarse medicinas, se llevaban lo que querían…pero todo era tan grave que no sentíamos nada lo material. A mi me quemaron la casa donde tenía mi negocio y no sentí nada porque la preocupación era salvar la vida. Uno no sentía el menor pesar por quedarse sin nada material”. (…) “la gente tenía muchas esperanzas porque todos estábamos hartos de tantos años de Somozas y se dispusieron muy bien los ánimos para hacer la revolución. Pero, a mi modo de pensar, ellos no estaban maduros y preparados para darle un vuelco como el que hacía falta a la situación nicaragüense. Quedaron gobernando nueve comandantes y uno no se metía ya en esas cosas, porque la política a mi me gusta poco porque se juega sucio. En mis escritos, eran sólo mis vivencias, nuestra preocupación, nervios y una tensión horrible, por salvar nuestras vidas y las de nuestras familias”. Después, cuando ellos gobernaron, estaba todo destruido, pero ellos decían que “de las cenizas saldría la nueva sociedad”. La Guardia tampoco estaba organizada, se dieron muchos abusos. Pero después la gente estaba muy contenta y muy alegre y crearon la misa campesina. Quedamos racionados, pero los familiares de otras ciudades nos llevaban cosas. Pero una revolución, claro, todo lo revuelve y todo fue muy desorganizado y muy difícil”204.
Los guerrilleros con los que habían convivido durante un mes, volvieron a despedirse de esas mujeres que les habían protegido. Se alinearon en cuatro grupos de 25 y el jefe, René, tenía 23 años. Uno de ellos les llevó un papelito, que decía: “Fue una alegría inmensa la que sentimos, pero después todo fue un sueño despiertos, pero era una realidad. Tanto tiempo y lo que conseguimos en mes y medio se nos esfumó en segundos”. 17-7-1979 Fdo: Roque, Franzúa y Cherman. Patria Libre o Morir205. 203 Úbeda de Rodríguez, Magdalena: Estelí, 1979. Junio-Julio. Editorial Alemana, S.A., Managua, 15 de diciembre de 1979. 204 Entrevista a Rosario Valenzuela. 205 Úbeda de Rodríguez, Magdalena, Ob. cit., p. 26.
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Todavía se dieron en otras partes varios episodios trágicos en algunos lugares, mientras otros ya estaban bajo la autoridad de El Frente y uno de ellos tuvo lugar en el mismo día del triunfo de la revolución, el 19 de julio. Llegaron guardias disfrazados de sandinistas a un pequeño pueblo de Rivas, Belén, diciendo a la gente que ya habían triunfado y que se reunieran en la plaza. Cuando la multitud se congregó allí, dispararon y mataron a 80 personas y, a las mujeres, las violaron antes de matarlas y las echaron a un pozo206. Sin embargo, por deleznables que fueran hechos como éstos, la historia seguía ya su curso y el proceso era irreversible. Somoza había huido ya el día 17, la Guardia se había desmoronado, y la Junta de Reconstrucción Nacional entró en Managua el 20 de julio, abriendo para el país una nueva etapa, que para la mayoría de los nicaragüenses estaba llena de esperanza. 5. La represióN NicaragüeNse eN eL coNteXto LatiNoamericaNo Si estableciéramos una comparación entre las principales dictaduras de Latinoamérica con la de los Somoza, para poder hacer una valoración más ponderada, habría que contemplar tanto las formas de violencia y coerción como el número de víctimas que resultaron de las mismas. Con respecto a los métodos de control y represión de la población, la última etapa del somocismo con Anastasio Somoza Debayle —en la que se produjo el verdadero combate contra el régimen— transcurrió paralela al desarrollo de la Operación Cóndor, promovida por la CIA y enmarcada en el contexto de la Doctrina de la Seguridad Nacional de EE.UU. De ella formaron parte los dictadores de Argentina (Junta Militar), Chile (Augusto Pinochet), Brasil (Emílio Garrastazu Médici), Paraguay (Alfredo Stroessner), Uruguay (Juan María Bordaberry) y Bolivia (Hugo Bánzer), cuyo objetivo más explícito fue erradicar la izquierda del Cono Sur. Tanto las dictaduras implicadas en Operación Cóndor como la de los Somoza tuvieron en común su sostenimiento por el Departamento de Estado norteamericano y las formas represivas que se adoptaron para mantener sus intereses. Sus programas de enseñanza provenían de la Escuela de las Américas, situada en la Zona del Canal de Panamá, donde los EE.UU. habían instalado el denominado “Comando Sur”, que era el encargado de estructurar la política represiva y coordinar las tres ramas de las fuerzas armadas del continente. Desde allí se dirigían las escuelas militares y se enviaban asesores para entrenamiento en “políticas preventivas” a los gobiernos que lo solicitaran. La vinculación de Nicaragua con la Zona del Canal fue tan intensa que, como ya se mencionó en el lugar correspondiente, de un total de 20.000 militares que recibieron instrucción de toda Latinoamérica, 5.000 fueron miembros de la Guardia Nacional nicaragüense, que era una cantidad superior a la de todos los países latinoamericanos. 206 Relato de un testimonio represivo. ACHM S/C.
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Por lo que se refiere a la valoración cuantitativa de las víctimas —tomando como referencia los datos de población de un año intermedio, 1975— en los países de la Operación Cóndor, con una población total de 154.982.000 habitantes, se calculó que fueron asesinadas 50.000 personas, 30.000 desaparecidas y 400.000 encarceladas. En Nicaragua, con 2.797.000 de habitantes, según denunció la Cruz Roja al triunfar la revolución en julio de 1979, los muertos durante la insurrección habían sido aproximadamente 20.000, sólo en Managua, y en toda Nicaragua, unos 50.000. Pero es necesario precisar que en Nicaragua no se pueden contabilizar únicamente las víctimas del año transcurrido desde la insurrección de septiembre de 1978 hasta el triunfo de la revolución en julio de 1979, en que se libró un auténtico combate entre el pueblo entero levantado y las fuerzas más sofisticadas y duras de la historia del régimen —la EEBI—empeñadas en aniquilar a la oposición. Es imprescindible añadir las muertes que se produjeron en los 43 años de dictadura en la represión de las manifestaciones, en las torturas en las cárceles, en los campos de concentración en la montaña y en las “desapariciones” de campesinos desde 1970. Y si tuviéramos en cuenta la guerra sucia, encubierta primero, y abierta, después, que EE.UU. emprendió contra el gobierno sandinista, una vez derrocada la dictadura, el cálculo de muertes se elevaría a 100.000207. A ellos habría que añadir, además, una gran cantidad de lisiados, jóvenes en su mayoría, con lo que ello significó para el futuro desarrollo del país. Sea el que fuere el recuento, el número de víctimas en Nicaragua ocupó un lugar muy destacado, en relación a su población, incluso si la comparamos con las dictaduras centroamericanas de las décadas de 1970 y 1980. En El Salvador, con 4.233.000 habitantes, la Comisión de la Verdad estimó, a la baja, que se habían alcanzado las cifras de entre 70.000 y 75.000 muertes, y en Guatemala, con 6.204.000 habitantes, el Organismo de Reparación Histórica contabilizó un genocidio de 200.000 personas en las “operaciones limpieza”208. En cualquier caso, la apreciación cuantitativa tiene un valor limitado, incluso irrelevante, si se tiene en cuenta el impacto que un trato injusto y brutal tiene sobre una población ignorada por el aparato de poder y que carece de medios para combatir la impunidad del mismo. En Nicaragua la lucha contra los Somoza fue un combate desigual, siempre asimétrico y en el que no se podía combatir sin estar dispuesto a morir. Bajo la dirección del FSLN el pueblo entero se fue involucrando hasta su estallido final en una insurrección interclasista, y lo entregó todo en el empeño de erradicar definitivamente la dictadura.
207 Kruijt, D., Ob. cit., p. 47. 208 Datos de población de 1975. Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE). División de población de la CEPAL; División de Población de las Naciones Unidas: Panorama de la Población Mundial, Revisión 2008, base de datos de población. Datos de represión: Stella Calloni: “Las garras del Cóndor”, en Los años del lobo. Operación Cóndor, pp. 181-198, o bien en “Los Archivos del Horror del Operativo Cóndor”, en revista Covertaction, EE.UU., Otoño de 1994, editada electrónicamente por el Equipo Nizkor, Madrid, a 8 de agosto de 1998.
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V. Las deNuNcias de La represióN aNte orgaNismos NacioNaLes e iNterNacioNaLes
(1975-1979)
El sacerdote S. J. Fernando Cardenal. Denunció la represión y abusos cometidos en Nicaragua ante el Congreso de EE.UU. Foto de colección particular.
1. eL posicioNamieNto de La igLesia y sus deNuNcias 1.1. la iglEsia y su participación En la oposición antisomocista Aunque la Iglesia como institución no tuvo un pronunciamiento global como un sector de la oposición política en los primeros tiempos del somocismo, sí se fue dando una evolución, y con el tiempo, muchos de sus miembros se fueron adhiriendo a la disidencia. Poco a poco, arzobispos, obispos, sacerdotes y órdenes religiosas se fueron sumando a la iniciativa de emprender denuncias contra el régimen, aunque la solución propuesta para sustituirlo fuera muy diversa según los sectores. Por una parte, la jerarquía, representada por monseñor Obando, aunque no estuvo con la revolución, sí estuvo contra Somoza. Los prelados deseaban un orden social que no dudaban que se había destruido en Nicaragua y, en consecuencia, rechazaron a Somoza, aunque su opción fuera la de una democracia sin mayores pretensiones, o, como decían los sandinistas, “un somocismo sin Somoza”. Junto a esa alternativa, otro sector de cristianos laicos, y muchos eclesiásticos católicos y de otras confesiones, tomaron un camino mucho más radical y se unieron al proyecto del FSLN, como consecuencia de los planteamientos del Concilio Vaticano II. A partir de su celebración fue surgiendo en toda Latinoamérica aquélla nueva lectura de los Evangelios que daría como fruto la “Teología de la Liberación”. Sobre todo, después del trascendental Encuentro de Obispos latinoamericanos en Medellín, que fue el que marcó un cambio total de posiciones respecto a los principios que habían imperado desde 1917. En la primera Conferencia Episcopal de 1917, la principal función que la Iglesia había señalado para los fieles había sido la de santificar los días festivos. En la segunda, en 1923, se insistió en el mantenimiento del espíritu cristiano dentro de la familia y —en la relación concreta Iglesia-Estado— la jerarquía aún defendía el origen divino del poder para reconocer al Presidente de la República como una extensión del derecho divino de los reyes1. Pero la publicación de mayor relieve en ese sentido fue la Pastoral de 1950, en la que los obispos hicieron público su rechazo a la Constitución de ese mismo año, porque afirmaba que el Estado no debía tener religión oficial, que habría libertad de cultos y que la enseñanza estatal sería laica. Su oposición a que la enseñanza fuera laica la justificaban diciendo que los fondos estatales los aportaba la nación y la nación nicaragüense era católica. 1 “Monseñor Lezcano y Ortega: Carta Pastoral de 1922 con motivo de las elecciones”, en Arellano, J. E., Breve Historia de la Iglesia en Nicaragua, 1923-1979. Managua: Ed. Manolo Morales, 1986, pp. 88-92.
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La Iglesia oficial, por tanto, frágil como se sentía en un mundo cada vez más secularizado, decidió obviar la Constitución y hacer causa común con el régimen al que la unía su adhesión al anticomunismo. Así, en la Primera Carta Pastoral del Episcopado de Centroamérica y Panamá, en 1956, dejó clara su posición anticomunista, ya que “para los prelados el comunismo es el gran conflicto político-religioso de nuestro tiempo”2. Sin embargo, fue también en esa Pastoral cuando se comenzó a hablar de la doctrina social de la Iglesia y de la necesidad de justicia, equidad, reparto de tierras y protección eficaz del obrero, ideas cuyo desarrollo pleno llegaría bastante más tarde3. El anticomunismo, que compartirían tanto la Iglesia Católica como la Bautista, unido a la defensa de los pilares de la propiedad privada y comercio libre que fueron adoptando todos los gobiernos dictatoriales de Latinoamérica, no solo fue una excusa de los gobernantes para oponerse a muchas reformas sociales, sino que respondía a una táctica que formaba parte de un modelo económico irrenunciable, si se deseaba obtener el favor de los EE.UU. Pese a todo, la renovación de la Iglesia no se detuvo. En la Carta Pastoral de 1971, los obispos se hicieron eco de los principios planteados por la Teología de la Liberación y criticaron el régimen somocista condenando “la existencia de estructuras sociales que generaban pobreza y desigualdad en el país y afirmaban la capacidad, derecho y responsabilidad de los nicaragüenses para crear estructuras sociales dignas y justas para todos”4. De 1972 a 1978, las Cartas Pastorales cada vez hablaban más de “la necesidad de ser sujetos de la Historia”, del deber de crear “estructuras justas” y de la “responsabilidad social de los cristianos”5. Cada vez más, se reclamaba a los fieles el deber de contribuir a una más justa distribución de la riqueza y ello influyó sobremanera en el planteamiento de compromiso cristiano de muchos de sus seguidores. De hecho, fue algo singular en la lucha contra el somocismo en Nicaragua hasta el punto de que algunos miembros de la Iglesia, tras un proceso frecuentemente muy costoso de evolución personal, manifestaron su comprensión —incluso de los métodos de lucha armada— y algunos hasta participaron de ellos6. El sacerdote y poeta Ernesto Cardenal, que había entrado en el monasterio Trapense de Kentucky a los 31 años y había sido discípulo del conocido contem2 Bardéguez Román, J.L.: Los Evangelios y las cuestiones públicas en el Pacífico Nicaragüense: el caso de la Convención Bautista de Nicaragua antes de la Revolución Popular Sandinista, 1923-1978. Centro Intereclesial de Estudios Teológicos y Sociales (CIETTS) y Centro Antonio Valdivieso (CAV), en Pérez Baltodano, A., Ob. cit., p. 786. 3 Arellano, J. E., Ob. cit., p. 91. 4 Ibidem, p.120. 5 Véase a este respecto: Castillo Martínez, E.: “Una ponencia discutida: la Realidad Humana de Nicaragua”. Prólogo del Primer Encuentro Pastoral, titulado De Cara al futuro de la Iglesia de Nicaragua. Ediciones Fichero Pastoral Centroamericano. Managua, 1967. 6 Véase sobre este tema: Medellín y Encuentro Pastoral. Testimonio. Nicarahuac, Managua, 1980.
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plativo Thomas Merton, protagonizó una de las transformaciones más radicales cuando pasó a colaborar directamente en la lucha contra la dictadura junto al FSLN. Es lo que él llama “mi conversión”. Interrogado a este respecto, éstas fueron sus palabras: …“Eso fue una evolución a lo largo de toda mi vida. Yo tuve una vocación de monje y eso significaba encerrarme en un Monasterio para toda mi vida y desinteresarme de todo lo que había sido anteriormente. A mí me había interesado mucho la política y la rebelión. No era todavía revolucionario propiamente, pero tenía un espíritu rebelde y era políticamente rebelde y antisomocista. Tenía una gran preocupación por todo lo social y lo político. Así que, cuando llegué allá, poco a poco, Thomas Merton me empezó a hacer ver que el contemplativo no tenía por qué renunciar a lo que había sido y que yo debía seguir con las preocupaciones e intereses que había tenido siempre, que Dios no me quería distinto. En la dirección espiritual que me daba, siempre me estaba hablando de Nicaragua, de Somoza y de otros dictadores de América Latina. Lo que yo creía que ya no debía ser mi preocupación en un Monasterio Trapense era la preocupación de él y, sin que nunca me lo dijera directamente, en la práctica me lo hacía ver, igual que me hablaba de literatura y de tantas cosas. Finalmente estuve sólo dos años y tres meses y cuando salí de la Trapa estaba cambiado (…) Otros monjes eran convencionales, pero Merton tenía esa mentalidad y entonces fue cuando pensamos que yo fundara una comunidad religiosa en mi país y él me aconsejó que tenía que estar fundamentada en los problemas sociales y políticos porque un contemplativo no podía estar desinteresado de los problemas de su pueblo y menos en América Latina donde había tantas dictaduras militares. Él pensaba que no se podía buscar una unión con Dios y estar desinteresado de esas cosas. En mí eso era una tendencia natural, me supuso volver a lo que yo ya era, nada más Así que, cuando fundé en Solentiname, yo leía los periódicos, estaba interesado en el país, hasta que poco a poco, cuando ya tuvimos la comunidad allí, empezamos a saber del movimiento guerrillero. Al principio yo estaba muy distanciado de eso, pero poco a poco empezamos a compartir con ellos (…) Yo al principio tampoco quería colaborar por la diferencia que yo sentía que teníamos en cuanto a los métodos de lucha. Yo tenía la formación de la “no violencia”, la formación Ghandiana y no quería cooperar en la lucha armada. Poco a poco, a través de varios años, yo fui cambiando en eso y no solo yo, sino el país entero, y también muchos otros sacerdotes que al principio eran como yo. Mi hermano Fernando también7. Nos fuimos dando cuenta, junto con todo el país, de que la única forma de 7 Fernando Cardenal fue Ministro de Educación durante la etapa de gobierno del Frente Sandinista. Antes fue coordinador de la Cruzada Nacional de Alfabetización realizada en cinco meses del año 1980, del 23 de marzo al 23 de agosto. Logró disminuir la tasa de analfabetismo en Nicaragua del 50,3% al 12,9%. Lamentablemente, no pudo ser entrevistado por causa de una indisposición personal durante el período en que se realizaron el resto de las entrevistas.
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acabar con la dictadura era como lo estaban haciendo los guerrilleros en la montaña, y, por último, la gente nuestra empezó también a participar en la guerrilla. El comandante guerrillero Luis Carrión, por ejemplo, que llegó a ser de la propia Dirección Nacional, era de un grupo cristiano que pasó a la revolución (…) Hasta el Papa Pablo VI había dicho en Colombia que era lícita la lucha armada contra una tiranía evidente y prolongada. Y lo de Nicaragua no podía ser más evidente y más prolongada porque duró casi cincuenta años No hubo otra dictadura más prolongada en toda América Latina. Y eso venía de Pablo VI, que era muy moderado y hasta conservador, que no era Juan XIII, pero en eso fue bien claro. Incluso hubo otras declaraciones parecidas en el Concilio, que llegó a decir que era inmoral confundir la violencia justa con la violencia injusta: la justa era la que surgía por defenderse de un agresor injusto, y la injusta, la que ejercía el agresor injusto. Violencia la ejerce una policía armada en un aeropuerto y no pensamos que eso es inmoral, es una defensa (…) el proceso fue algo completamente natural y, finalmente, tres meses antes del triunfo, hasta los obispos escribieron una Pastoral diciendo que era lícita la lucha armada, tres meses antes, cuando el pueblo de Nicaragua ya tenía años de saberlo. Entonces citaban a S. Agustín y a Sto. Tomás diciendo que era lícita la defensa, el principio de la defensa y de la guerra justa…pero el pueblo ya lo sabía desde mucho antes sin necesidad de haber leído a Sto. Tomás de Aquino. Esa fue la evolución”8.
También el sacerdote católico, Gaspar García Laviana, misionero del Sagrado Corazón, hizo un llamamiento a sus compañeros de Orden y superiores, en la carta titulada A mis hermanos los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, explicando sus motivos para entrar en el Frente Sandinista, del que presentamos un extracto: “La mejor contribución que puedo hacer al pueblo de Nicaragua y a la Iglesia Católica es la declaración explícita de mi compromiso inalienable con la revolución de Nicaragua, visible y activa en el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Quiero que seáis vosotros quienes primero conozcáis los motivos que me llevaron a este crucial compromiso, que no ha sido otro que el estado de ignorancia, vejación y miseria que sufren la mayoría de los nicaragüenses. Nuestra vocación, no sólo debe redimir a las personas de nuestro pueblo del pecado individual, sino del pecado social con que el régimen de Anastasio Somoza humilla a los nicaragüenses. Nuestro compromiso de librarles de la ignorancia y opresión somocista 8 Entrevista de la autora a Ernesto Cardenal, ministro de Cultura entre 1979-1984. Managua, 2004. Durante su visita a Managua en marzo de 1983, el Papa Juan Pablo II amonestó a Cardenal en público y le recordó que tenía que arreglar sus “asuntos” con la Iglesia. Dos años después fue suspendido “a divinis” por el Vaticano, que consideró incompatible su misión sacerdotal con su cargo político. El poeta asegura que obedece la sanción del Vaticano pese a considerarla “injusta”, y destacó en una entrevista, en 2009, que, pese a las desavenencias, no se ha planteado romper con la jerarquía eclesiástica. La razón que esgrimió fue: “Yo soy sacerdote siempre”. Soitu. es. http:// www.soitu.es/soitu/2009/08/13/info/1250195635_860309.html, actualizado en 2009.
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nos convierte en enemigos de los explotadores (…) Los feligreses más activos son intimidados, humillados y torturados en los cuarteles y ¿no es entonces el mismo Cristo el torturado y la misma Iglesia asesinada en cada uno de sus hijos? No podemos quedarnos como mudos espectadores de la tragedia (…) Yo no puedo callar porque estaría contribuyendo a sostener ese gobierno brutal y desorientando a los cristianos (…) La liberación de un pueblo oprimido es parte integrante de la redención total de Cristo (…) La unidad fecunda y poderosa de la Iglesia aún puede obligar al gobierno somocista a retirarse vencido y nosotros pondremos un hito en la historia siendo el primer grupo de la Iglesia que lucha en una revolución cristiana para derrocar un régimen asesino y construir una sociedad nueva en donde se vivan los ideales cristianos de justicia, de amor y de paz”9.
En cualquier caso, estos ejemplos fueron minoritarios, pero muchos otros miembros de la Iglesia Católica, aunque no llegaran a adoptar opciones tan comprometidas, fueron rechazando progresivamente el somocismo y denunciaron ante el mundo la represión brutal del régimen. 1.2. las
dEnuncias dE autoridadEs EclEsiásticas y sacErdotEs y El rE-
chazo dE los organismos EstatalEs
A medida que la represión ejercida por el régimen se iba haciendo más visible y más intensa, se elevaron muchas voces individuales de religiosos y religiosas, especialmente en la década de 1970, en que la violencia alcanzó sus más altas cotas. Y, ante esa situación, el Gobierno reaccionó poniendo trabas a la libre manifestación de la Iglesia que se pronunciaba contra los crímenes somocistas. Por se motivo, empezaron a surgir manifestaciones de repulsa ante la coacción del gobierno que protagonizaron algunos obispos, sacerdotes y misioneros a título particular, como monseñor Obando y Bravo, arzobispo de Managua, monseñor Julián Barne, obispo de Matagalpa, monseñor Salvador Shaffer, obispo del Departamento de Zelaya, los misioneros Capuchinos, el padre Gaspar García Laviana, el padre Uriel Molina y el padre Miguel D’Escoto, entre otros. obispos, arzobispos, sacerdotes y algunas órdenes religiosas se dedicaron a recabar datos y confeccionaron informes sobre la represión habida en sus comunidades. Después, las enviaron al Padre Fernando Cardenal que logró presentarlos en 1976 ante la Cámara de Representantes de los EE.UU. El P. Fernando Cardenal explica en sus memorias que el comandante Marcos (Eduardo Contreras) le informó de que el Frente Sandinista había conseguido —a través de la Washington Office of Latin America— que se organizara una audiencia en el Congreso norteamericano a favor de la causa de la justicia y democracia en América Latina, para denunciar los abusos, torturas y asesinatos que se esta9 Carta del Padre Gaspar García Laviana de diciembre de 1977. ACHM, Inventario de Frentes de Guerra- Frente Sur Benjamín Zeledón- Caja I, fólder nº 4, Exp. 24441.
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ban dando en Nicaragua, Guatemala y El Salvador, y que deseaban que fueran allí Pedro Joaquín Chamorro y él para declarar sobre Nicaragua. El P. Fernando Cardenal aceptó, apoyado incluso por su comunidad jesuítica, y Eduardo Contreras le entregó la documentación, completada después por otros miembros dirigentes del Frente, que estaban exiliados en Costa Rica, como Ernesto Castillo, Sergio Ramírez y Luis Carrión. A Pedro Joaquín Chamorro no le concedieron el visado en Nicaragua, a pesar de que el congresista Mr. Koch le había enviado una invitación para que compareciera en dicha audiencia. Cuando el gobierno le impidió salir del país, los testimonios tuvieron que ser presentados exclusivamente el P. Fernando Cardenal10. El informe constaba de una parte declarativa sobre los más diversos aspectos de la dictadura —como el destino de los fondos de las ayudas internacionales que recibía Nicaragua, en concreto de los EE.UU.—, y de un considerable número de declaraciones de personas que avalaban sus afirmaciones sobre los malos tratos y torturas practicadas a los presos políticos, campesinos y trabajadores líderes de sindicatos, así como desapariciones de personas y represión en general. El texto detallaba nombres y apellidos de muertos, desaparecidos y torturados en Kilambé, Dudú, Iyás, Sofana, Kuskuwás y Waslala. El conjunto era una descripción terrorífica de la represión ejercida en las zonas montañosas donde se encontraba la guerrilla y corroboraba los datos aportados por guardias arrepentidos que habían relatado sus cometidos cuando estuvieron destinados en la montaña11. El informe hablaba de lanzamientos de personas vivas desde helicópteros, violaciones, asesinatos de niños y destrucciones de campos cultivados como represalia por supuestas o verdaderas ayudas a los guerrilleros. Terminaba haciendo un llamamiento a la Comisión Internacional de la ONU para que interviniera en Nicaragua y pusiera fin a esa situación. Ese Informe fue presentado ante el Subcomité de Organizaciones Internacionales, del Comité sobre Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de los EE.UU en junio de 1976 que, unido a otros de El Salvador y Guatemala, fue editado después, como libro para uso interno exclusivo del Congreso de los EE.UU12. El contenido del libro en su conjunto denuncia, además de lo referido a Nicaragua, hechos paralelos y similares ocurridos en los países vecinos, El Salvador y Guatemala. Sin embargo, la aportación del P. Cardenal tiene la particularidad de ser un dossier de abundantísima información, tanto de corrupción económica de los Somoza, como de la represión y abusos cometidos a personas, con múltiples testimonios de todos los afectados a los que pudo llegar, y cuyas declaraciones de violaciones de derechos humanos fueron documentadas y recogidas ante notario, antes de la elaboración de dicho informe. Su recopilación es mucho más com10 Cardenal, F, Ob. cit., pp. 106-108. 11 Un ejemplo fue el relato del guardia raso Nieves, expuesto en apartado IV. 1. 2. 12 El libro que se editó fue el citado: Human Rights in Nicaragua, Guatemala, and El Salvador: implications for U.S. policy. U.S. Government Printing Office. Washington, june, 1976.
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pleta que las aportaciones que se adjuntaron de los otros dos países, en los que la similitud con Nicaragua estribaba en que las muertes y desapariciones —también en su mayor parte de campesinos— habían sido perpetradas por las autoridades estatales, aunque ocultas tras los escuadrones de la muerte, con el objetivo de que fueran atribuidas a la guerrilla o a grupos incontrolados13. Sin embargo, y a pesar de los datos ofrecidos y de las torturas, desapariciones y muertes comprobadas, la declaración del P. F. Cardenal fue, en cierto modo, vilipendiada y objeto de un interrogatorio posterior en el foro donde la hizo. Los defensores de Somoza en el Subcomité pusieron en duda sus declaraciones, retándole a que explicara cómo había podido salir él de Nicaragua, e iba a volver a entrar en el país, en la situación descrita, aún cuando el Gobierno de allí sabía que había ido a declarar a los EE.UU. en su contra. Asimismo, pretendieron minimizar la represión de Nicaragua comparándola con el número de muertes habidas en las dictaduras de Chile, Uruguay o Guatemala y pretendiendo que el Padre situara el número de víctimas de Nicaragua en un ranking de uno a diez con respecto a los otros países. El P. F. Cardenal explicó la farsa de la apariencia política de Nicaragua, que era una dictadura con elecciones en donde él no había votado nunca y donde siempre había habido una oposición teórica, pero la oposición nunca triunfaba. Aseguró que la situación en el país era desastrosa y que, en sus 42 años de vida, siempre con los Somoza, la violación de los derechos humanos había sido indiscutible e ininterrumpida. Él calculaba que entre 1974 y 1976 habían desaparecido 150 campesinos y podía asegurar que todos los casos incluidos en su informe habían sido conocidos por él personalmente. Todavía le preguntaron cómo explicaba la libertad con que P. Joaquín Chamorro escribía en la prensa contra el régimen, si era tan grave la represión, a lo que él respondió que el director de La Prensa era una persona notable en el país, incluso apoyado por organizaciones internacionales, y eso marcaba una diferencia sustancial con los nombres que él había dado allí, de campesinos pobres o trabajadores, ninguno de los cuales tenía negocios ni era persona propietaria de nada en el país14. Era evidente que tantas reticencias venían dadas por las muchas ocasiones en que EE.UU. se había visto apoyado por los Somoza y por su condición de gendarmes en Centroamérica. De ello se percató, sin duda, el P. Cardenal, como lo demuestran sus palabras, respondiendo a las intervenciones de los congresistas Mr. Murphy y Mr. Koch, cuando le interrogaron sobre la comparación de la represión en Nicaragua con la represión en Chile y sobre su calificación de los 13 Los datos que aporta ese Informe, y el libro del que forman parte, se han incorporado a este texto en los lugares correspondientes, según la temática de que se tratara. Han podido ser utilizarlos gracias a la gentileza del Padre Fernando Cardenal, que puso dicha publicación a disposición de este trabajo sin reserva alguna. 14 P. J. Chamorro, aún así, sufría constantemente períodos de censura y cierre de su periódico y había sido, ya en 1956, encarcelado y torturado. Véase a este respecto: Chamorro, P.J. (2001), Ob. cit., p. 68.
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asaltantes de la casa de José María Castillo. Un extracto de sus respuestas es el siguiente: “No conozco cuánta gente ha sido asesinada en Chile, pero declaro que en Nicaragua, con la asistencia norteamericana, se asesinó en los dos últimos años al menos a 150 personas. Que con el dinero del pueblo norteamericano se está asesinando a campesinos. El congresista Murphy (…) no conoce Nicaragua. Él sólo conoce el castillo de los Somoza y en los muchos viajes que ha hecho a Nicaragua nunca se ha entrevistado con intelectuales, universitarios, sacerdotes o trabajadores del campo. Por añadidura, Mr. Murphy posee una falsa información tanto sobre los nicaragüenses, como sobre la Embajada de EE.UU. en Nicaragua. El actual embajador ha estado en Washington hace unos días para mentir y presentar una falsa imagen de Somoza, como ya se demostró en 1974, en tiempos del embajador Shelton (...) Es común a los embajadores presentar a Somoza como un bastión contra el comunismo. Y lo que sucede es lo contrario: regímenes como el de Somoza lo que hacen es promover el comunismo en el pueblo. Tanto tiempo como los dictadores secuestren las libertades y mantengan al pueblo hambriento, desnutrido y pobre, habrá comunismo en sus países. Ni con todo el poder militar de los EE.UU. podrán erradicarlo. Vietnam es un ejemplo de ello. Creo que el Papa Pablo VI tuvo un gran acierto cuando dijo: “si queréis paz, trabajad por la justicia” (…) No estoy pidiendo nada a EE.UU. Sólo que nos permitan a nosotros mismos solventar nuestros problemas. No queremos que, mientras ustedes celebran el bicentenario de su independencia, nos priven a nosotros de hacer lo mismo porque estén ustedes salvando a los Somoza (…) Respecto a la otra cuestión, así como en la Revolución Americana hubo mucho derramamiento de sangre y después se hablaba de sus impulsores como de patriotas, en Nicaragua se esta luchando por una libertad que no es posible bajo los Somoza. Los que ahora son llamados “bandidos” por Somoza, mañana serán llamados patriotas15”
El P. F. Cardenal expuso que los campesinos desaparecidos habían sido víctimas del ataque de las fuerzas del régimen para que no asistieran con comida ni ayuda de ningún tipo a los guerrilleros que se decía andaban por las montañas. Pero ni eso se sabía con seguridad, porque no se permitía publicar nada en la prensa ni hablar de ello en la radio. Sólo estaban permitidos los comunicados de la Guardia Nacional. Se habían encontrado tres fosas comunes, por lo que se esperaba que los campesinos desaparecidos estuvieran muertos o en prisión, al igual que otros 100 hombres, mujeres y niños, que el Obispo de Zelaya había 15 El P. Cardenal comentaría después, en sus memorias, que realmente Mr. Koch no era prosomocista y respondió airado a esa respuesta, pero la situación en que le había colocado era muy difícil y él no iba a calificar de terroristas a los sandinistas en ningún caso. “Statement of the Reverend Fernando Cardenal”, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., pp. 58-60; Cardenal, F., Ob. cit., p. 117.
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denunciado como desaparecidos en su diócesis, y sobre los que había preguntado a Somoza, sin obtener respuesta alguna. Se presentó una lista de los veinte principales torturadores de la Guardia Nacional, con sus nombres y apellidos, pese al peligro que entrañaba para él —dado que debía regresar a Nicaragua después de esa comparecencia en el Congreso norteamericano— y pese a que sus propios colaboradores en la confección del Informe y recopilación de los documentos se lo desaconsejaron. Pero él insistió en que hablar de torturas y malos tratos en general, se había hecho muchas veces. El mencionar los nombres completos era lo que lo hacía más creíble, comprobable y era el verdadero valor del testimonio16. Presentó también una relación de presos políticos, detenidos entre 1974 y 1976, que permanecían en la Cárcel Modelo de Tipitapa, también con nombres y apellidos y especificando las torturas a que habían sido sometidos. En esa relación es digno de destacar que el P. Fernando Cardenal y sus colaboradores tuvieron un cuidado exquisito en ser absolutamente fieles a la verdad y en no homogeneizar las torturas o exagerar lo más mínimo. En este sentido, sorprende comprobar que en esa lista de torturas de los presos de la Cárcel Modelo, se repiten algunas en varios de ellos —pues había una cierta rutina en los métodos que los torturadores aplicaban—, pero se especifican todas las diferencias en los casos en que las hubo. Incluso es reseñable el hecho de indicar “no se conoce que hubiera torturas”, en algún caso en que no se pudieron ratificar17. Con el mismo objetivo de ser absolutamente fiel a la verdad, ya en 1970, el P. F. Cardenal había destacado la valiente actitud del capitán de la Guardia Nacional Fernando Cedeño, el denunciante del Guardia conocido como Moralitos. Fernando Cardenal quiso ser fiel a la verdad dejando constancia de ello en sus memorias, pese a ser algo tan excepcional en un guardia, y resaltando que su comportamiento ejemplar había sido fruto de un cambio personal que había experimentado Fernando Cedeño. La denuncia le costaría la vida a Fernando Cedeño, tiempo después, a manos del propio Moralitos18. El resto de documentos que completaron el Informe del P. Cardenal le fueron proporcionados por otras personas, tanto civiles como eclesiásticos. Uno de ellos, el arzobispo de Managua, monseñor Obando y Bravo, se había dirigido al presidente de la República en mayo de 1976, protestando por la censura a la que estaban siendo sometidos algunos sermones de diferentes sacerdotes y otras expresiones religiosas, que suponían una verdadera obstrucción de la misión evangélica de la Iglesia: no se había permitido publicar la crónica periodística de un encuentro entre empresas privadas y miembros de la Curia, cuya finalidad había 16 Véase Apéndice IV. 4. 17 Véase Apéndice IV. 2. 18 Este hecho se dio en 1970, cuando F. Cardenal estaba inmerso en los cursillos y formación de la juventud que se integró en el Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR). A uno de esos cursillos había asistido Fernando Cedeño y al terminar le había dicho: “Yo hasta ahora he sido un guardia de mierda, pero desde ahora seré un soldado de Cristo”. Cardenal, F., Ob. cit., pp. 69-70.
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sido la cooperación entre ambos sectores por el bienestar de los trabajadores; se había censurado incluso un discurso del Papa Pablo VI, ante la Asociación de Prensa Extranjera, acreditada en Roma, en el que se defendía el derecho de la Iglesia a ejercer sus actividades en la esfera temporal, y tampoco se había permitido la emisión de una grabación en Radio Mundial, cuyo contenido era referido a orientaciones en materia de moral. En base a todo ello, monseñor Obando llamaba la atención del Presidente respecto a que en la inauguración del Segundo Período de Sesiones del Congreso Nacional, ya se había formulado una pregunta sobre el restablecimiento de la libertad de expresión de que siempre había gozado antes la Iglesia y se esperaba una contestación positiva a su restablecimiento19. Días después, otros obispos acudieron a una entrevista que les había concedido el presidente Somoza, quien los recibió en la oficina presidencial. Fueron monseñor Julián Barne, de Matagalpa, Clemente Carranza, y monseñor Salvador Shaffer, obispo del Departamento de Zelaya, para solicitar información sobre los campesinos desaparecidos. Le presentaron una lista de más de los desaparecidos en el área de Matagalpa, Ocotal y Siuna y el Presidente les prometió información sobre esa lista. Haciendo uso de algún atisbo del populismo que había desplegado siempre su padre, llamó allí mismo al general José R. Somoza y al general Samuel Genie ordenando que les dieran explicaciones utilizando incluso un mapa detallado, pero los obispos nunca recibieron ninguna respuesta20. Los Misioneros Capuchinos, domiciliados en Michigan, enviaron otro informe para que lo presentara el P. Fernando Cardenal, exponiendo que habían escrito al presidente Somoza y al presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, Monseñor Manuel Salazar, un conjunto de cartas firmadas por 33 capuchinos que trabajaban en Nicaragua. Esos capuchinos habían realizado la encomiable labor de recoger los testimonios de las víctimas de los últimos años de la dictadura. En sus cartas denunciaron serias violaciones de los derechos humanos en las poblaciones que vivían en las montañas cerca de Siuna, Matagalpa, en el departamento de Nueva Segovia y en el departamento de Zelaya, así como la profunda preocupación de las familias por la desaparición de campesinos en esas regiones, capturados por la Guardia Nacional, además de los abusos perpetrados por el gobierno de Somoza en la costa del Caribe. Todo ello documentado y firmado por los misioneros. Su actitud tuvo consecuencias y sufrieron ataques del régimen, amenazas y la expulsión de uno de sus miembros, Fray Evaristo Beltrán21. Posteriormente esa docu19 Letter from his Excellent Monsignor Obando Bravo, Archbishop of Managua, to his Excellent General Anastasio Somoza Debayle, President of the Republic, on the freedom of speech and the unrestricted freedom of the church in its evangelizing mission, 13-5-1976, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit pp. 163-164. 20 Carta Pastoral de Monseñor Salvador Shaffer, Obispo del Departamento de Zelaya enviada al Padre F. Cardenal, referida a desaparecidos en las zonas de Matagalpa, Ocotal y Siuna (Sofana, Dudú, Río Iyás y otros lugares). Bluefields, 20-5-1976. Documento enviado para ser adjuntado a la declaración del P. Fernando Cardenal en su comparecencia en el Congreso de los EE.UU. en 1976, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit. p. 29. 21 Letters and attached documentation of Human Rights Violations sent by 31 Capuchin missionaries to the
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mentación fue también enviada, a través del P. Fernando Cardenal, al Subcomité de Derechos humanos del Congreso de los EE.UU. La carta que los Capuchinos enviaron a monseñor Manuel Salazar, a la Casa Episcopal de León, decía así: “Nosotros, los Capuchinos Americanos al servicio de la Iglesia local de Nicaragua, en las diócesis de Estelí y en el Vicariato católico de Bluefields, al terminar nuestro retiro anual, queremos compartir con ustedes una honda preocupación, que sin duda les conmueve a ustedes también. Nos referimos a la tensa situación que se vive en Nicaragua en general y, en particular, en las montañas de Siuna y Matagalpa. Queremos hablar y actuar en plena sintonía con ustedes. No podemos de ninguna manera ser pasivos. La fuerza del Evangelio que predicamos y procuramos vivir con todo el pueblo nicaragüense, nos urge a hacer algo: apoyamos los esfuerzos que ustedes están realizando para aliviar la situación de miedo, desconfianza y hasta odio, causada por los desaparecidos, torturados y encarcelados. Informes recibidos de las montañas de Zelaya en estos últimos días indican que sigue la desaparición de campesinos y que sus familiares están preocupados y temen por sus vidas. Por el momento, queremos dar más información sobre los mismos hechos publicados por Monseñor Salvador Shaffer y Berg, en su carta del 20 de mayo pasado. También nos interesa estimular a las fuerzas vivas del pueblo nicaragüense, y juntos, buscar soluciones evangélicas. Por eso pedimos sigan unidos en sus enérgicos esfuerzos por anunciar la Buena Nueva y denunciar las infracciones de los derechos humanos, realizadas —según los informes— por miembros de la Guardia Nacional de Nicaragua. Continúen pidiendo las garantías de respeto hacia los campesinos en las zonas afectadas. Otra vez repetimos nuestro total apoyo a todos sus evangélicos esfuerzos. Firmado por el P. Bernardo Wagner, Delegado Provincial de Quilalí, Nueva Segovia, y Daniel Rabat, Superior Regular de Bluefields, Zelaya”. Siguen las firmas de los 33 miembros de la comunidad22.
En éstas y otras cartas, los capuchinos hacían un recuento de las personas desaparecidas o muertas y añadían que las personas incluidas en la relación que presentaban eran todas conocidas por ellos: 92 personas, hombres, mujeres y niños, de los que no se había sabido nada desde sus encuentros con la Guardia Nacional, entre febrero y noviembre de 1976. Además, describieron el tipo de torturas físicas y psicológicas, similares a las de anteriores declaraciones y en algunos casos más duras todavía23. President of Nicaragua and the President of the Catholic Episcopal Conference in Nicaragua. Signatures handed by P. Bernardino Wagner, Delegado Provincial de Quilalí, Nueva Segovia and Daniel Kabat, Superior Regular de Bluefields. Zelaya, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., pp. 238-243. Para consultar los documentos que adjuntaron los Capuchinos. Apéndice V. 1. Relación adjunta a la carta de los Capuchinos Americanos de Nicaragua a Monseñor Salazar, presidente de la Conferencia Episcopal. AECM-S/C. 22 Carta de los Misioneros Capuchinos a Monseñor Salazar de 13 de junio de 1976. AECM-S/C. 23 Mencionan palizas, golpes en la cabeza, ahorcamientos, dientes arrancados, uñas arrancadas,
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Al año siguiente, en noviembre de 1977, el padre Augusto Seubert, de la Casa Parroquial de Siuna se unía a las denuncias afirmando que las listas que se habían hecho públicas de cristianos capturados por el ejército, llevados presos y no vueltos a ver, eran exactas y sin ninguna exageración, sino al contrario. Que sólo estaban consignados allí una parte de los desaparecidos. Incluso señalaba que, para poner al día esas listas, debían excluir a 16 personas que se habían liberado de la cárcel después de más de un año sin proceso jurídico, pero ninguna más. Aseguró que se habían contabilizado exactamente 39 capturadas en Sofana, 31 en Dudú, 47 de Yaosca, Ocote y Las Vallas, 43 de Plátano-Kaskita y 44 en El Varillal, donde también había cinco presos de los que se sabía que uno había salido y otro había muerto en la cárcel, pero no habían tenido ninguna noticia de los otros tres. Terminaba diciendo que los desaparecidos de otras comunidades, que se habían incluido en las listas de esa Parroquia, la mayoría habían sido “liquidados” y se conocían los sitios donde habían sido enterrados buena parte de ellos24. En diciembre del mismo año, otro testimonio importante fue el del sacerdote Gaspar García Laviana cuando escribió su carta abierta, ya mencionada, A mis hermanos los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. El P. García Laviana no sólo entró en el FSLN, sino que se involucró en la lucha como un combatiente más. De hecho, esta carta fue escrita el 29 de diciembre de 1977 cuando se encontraba combatiendo en el Frente Sur Benjamín Zeledón”25. En 1978, el P. García Laviana habló incluso de su aceptación de la lucha armada en los siguientes términos: …“Me tocó quizás lo más oprobioso, lo más miserable, lo más oprimido de Nicaragua. Intenté salvar esa situación de un modo cristiano, en sentido pacifista, de promoción humana, social; buscar, levantar a esa gente con sus propios medios o con los medios del gobierno. Pero me di cuenta de que todo era mentira, todo eran engaños (…) me empecé a desalentar al ver que tanto trabajo no servía para nada, que tanta ilusión quedaba en el aire, porque la gente seguía viviendo igual. Por eso me integré a este movimiento violento, ya que me di cuenta en ese entonces que nada pacífico era posible…de otro modo hubiera sido deshonesto con todo un pueblo y conmigo mismo”26. colgamientos por los pies, andar descalzos grades extensiones cubiertas de espinas, con las bocas tapadas con trapos y con los ojos vendados, atados por el cuello y llevados como animales, descargas eléctricas, encerramientos de dos o tres días y ejercicios físicos forzados y excesivos hasta el límite de la resistencia. Entre las psicológicas más comunes, interrogatorios ininterrumpidos día y noche, amenazas de violaciones a las mujeres, lenguaje obsceno y obligación de escuchar cómo se torturaba a los compañeros. Letters and attached documentation...en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., pp. 238-243. Para consultar los documentos que adjuntaron los capuchinos, véase Apéndice: V. 1. 24 Carta del P. Augusto Seubert de 3-11-1977. Informe del P. Miguel D’Escoto en el Congreso de EE.UU. AECM-S/C. 25 Carta de Gaspar García Laviana de 29 de diciembre de 1977. Inventario de Frentes de Guerra. Frente Sur Benjamín Zeledón. Caja 1, fólder 4, exp. 24.441. 26 Entrevista publicada por “Uno más Uno”, 31-12-1978, México, en El camino hacia nuestra li-
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Ese tipo de manifestaciones y la participación de parte de los sacerdotes no fue del agrado de algunos sectores de la sociedad nicaragüense ni, por supuesto, del Gobierno. De hecho, las declaraciones del P. Fernando Cardenal en el Congreso de EE.UU. tuvieron consecuencias a su regreso a Nicaragua El ministro de Relaciones Exteriores, Canciller de Nicaragua, Alejandro Montiel Argüello, escribió al embajador de EE.UU. en Managua protestando por las actividades del propio Subcomité de Derechos Humanos del Congreso de EE.UU. Las calificó de actividades de injerencia en los asuntos internos de Nicaragua, a la vez que afirmaba que el P. Fernando Cardenal había declarado falsedades sobre un país que tenía un gobierno constitucional y donde se celebraban elecciones libres, que eran las que lo habían legitimado27. También reaccionó contra las declaraciones de los religiosos que estaban denunciando los atropellos que se producían en el país, la denominada Liga Anticomunista de Nicaragua (LINAC), cuyo presidente de Honor era el propio presidente de la República, Anastasio Somoza Debayle, y de la que Roberto Cranshaw, hermano de Martha Isabel Cranshaw, se presentó en calidad de Secretario general. William Cranshaw, su padre, lanzó gravísimas acusaciones contra algunos sacerdotes y, particularmente, contra el padre Uriel Molina, incluso afirmando que lo que había que hacer era “empezar a matar curas” y que él sería uno de los que comenzaría a hacerlo. Poco después, Roberto Cranshaw no sólo repitió las acusaciones de su padre, sino que involucró a todo el clero nacional y, además del P. Uriel Molina, mencionó especialmente a monseñor Obando, a Vicente Caudellí, al p. Ernesto Cardenal, al p. Fernando Cardenal, a los misioneros capuchinos, a los Jesuitas y a las monjas de la Asunción. Roberto Cranshaw entregó un documento a los periodistas —que según el Consejo Presbiteral era irrespetuoso y amenazante— donde informaba de que existía una organización, la Mano Blanca —integrada por militares, civiles y personas de la iniciativa privada— que estaba dispuesta a actuar y que sólo él conocía hasta el momento. Con esas palabras, él mismo descubría la triple relación existente entre esa organización terrorista —la Mano Blanca—, la LINAC, y el propio Roberto Cranshaw. Sin embargo, y aún después de esas declaraciones, se prohibió oficialmente a los sacerdotes y religiosos, afectados o amenazados, defenderse o explicarse, aún cuando la Mano Blanca había asegurado que combatiría sus actitudes y que ya tenía “una lista de elementos progresistas a los que pensaba liquidar”28. Todo ello motivó que el Consejo Presbiteral, en calidad de Cuerpo Consultivo del arzobispo monseñor Miguel Obando y Bravo, se enfrentara a las autoriberación. Centro de Investigaciones Históricas, UNAN, Ministerio de Cultura, Managua, julio, 1980, p. 19. 27 Diplomatic note received from Government of Nicaragua, June 25, 1976, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit. p. 237. 28 Texto de la LINAC. ACHM, E-001, C-016-000479.
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dades de la nación y las acusara de estar llevando a cabo una verdadera campaña de propaganda en contra de la Iglesia. Les conminó a pronunciarse claramente sobre ella: si no estaban de acuerdo, para ponerle fin y, si lo estaban, para que el Consejo pudiera denunciarlo ante las naciones del mundo y organismos internacionales religiosos y civiles. Desde el Gobierno se les contestó decretando la prohibición de defenderse o responder ante las opiniones difundidas por aquél. Ante esa actitud, el Consejo manifestó que se había violado la libertad de expresión y de difusión y que podría oponer una acusación “contra el silencio impuesto” y “abuso en el ejercicio de la censura”, según los artículos 260 y 261 del Código Penal (Pn). Asimismo, afirmó que los hechos se habían agravado por darles una especial publicidad, lanzado hojas sueltas desde avionetas y helicópteros, en esos días, en varios departamentos del país, con las declaraciones antes mencionadas contra los sacerdotes, lo que podría ser otro motivo de acusación por “injurias y calumnias”, según los artículos 169 y 195 del Pn, y por “coacciones y amenazas”, según los artículos 232 y 237 del Pn. Finalmente, el Consejo deseó precisar que su protesta había sido firmada sólo los miembros que eran nicaragüenses —aunque todos estaban de acuerdo— para que no se pudiera calificar de intromisión extranjera la inclusión de las firmas de los miembros no nicaragüenses, lo que hubiera podido causarles su expulsión del territorio nacional29. También el Parlamento de Nicaragua reaccionó ante la comparecencia en los EE.UU. del P. Fernando Cardenal y, cuando él regresó a su país, se encontró con que en el Parlamento se estaba estudiando una resolución para expulsarle de su puesto en la Universidad Nacional. Había sido calificado de “subversivo” por sus declaraciones ante el Subcomité de Derechos Humanos y todo apunta a que, si ello no ocurrió finalmente, se debió a la preocupación del Director del Subcomité de Organizaciones Internacionales del Congreso, Donald M. Fraser. Éste, en cuanto tuvo noticias de ese hecho, escribió directamente al Secretario del Departamento de Estado, entonces Henry A. Kissinger, denunciando la situación del P. Fernando Cardenal en Nicaragua y apelando al compromiso que ese Comité tenía contraído con el bienestar y protección de los testigos que presentaban informes, cuando regresaban a sus países30. El Departamento de Estado contestó a Mr. Fraser que la Embajada de los EE.UU. en Nicaragua les había asegurado que no había tenido noticia alguna de ese asunto y que, en una reunión con el P. F. Cardenal, él les había dicho que 29 Carta abierta al ministro de Gobernación, Antonio Mora Rostrán, del Consejo Presbiteral, 26 de mayo de 1977. La protesta se dirigió también al presidente de la República, al Excmo. Congreso Nacional, a la Excma. Corte Suprema de Justicia, al Sr. nuncio apostólico de Su Santidad, a los Sres. Obispos de Nicaragua, al diario La Prensa, al diario Novedades y al diario El Centroamericano. ACHM, E-001, C-016-000480. 30 Letter from Donald M. Fraser, Chairman, Subcommittee on International Organizations to Hon. Henry Kissinger, Secretary, Department of State, August, 9, 1976, en Human Rights in Nicaragua…Ob. Cit., p. 249.
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esa expulsión había sido propuesta por el decano de la Universidad, pero que no había tenido apoyo y se había desestimado31. Sin embargo, el P. Cardenal contestó ese mismo mes a Mr. Fraser, agradeciéndole su interés por él y diciéndole que, sin duda, su intervención había frenado el proceso de su destitución, lo que indica que sí debió estar en tela de juicio su permanencia. El P. F. Cardenal se había encontrado a su regreso a Nicaragua con una situación precaria y peligrosa y se había llegado a proponer un proyecto de ley para declararle traidor que, de haberse aprobado, le hubiera supuesto el exilio a algún rincón remoto del país. En efecto, en los meses posteriores a su comparecencia en el Congreso de los EE.UU., el diario del gobierno, Novedades, estuvo repleto de calumnias y ataques contra él, hasta el punto de haberle relacionado con otros dos profesores encarcelados —a los que él ni conocía— y de haber tenido el teléfono intervenido y la correspondencia revisada. El P. F. Cardenal explicó también a Mr. Fraser cuál había sido su contacto con la Embajada y cómo una serie de silencios por parte del gobierno de Nicaragua había sido la mayor prueba de la veracidad de su declaración. Un fragmento de la carta enviada por el P. Cardenal a Mr. Fraser aclara esta cuestión: “El agregado de la Embajada de los EE.UU. en Nicaragua quiso reunirse conmigo y me preguntó si había tenido algún problema en la universidad o en el Congreso. Le dije que por el momento no había pasado nada, pero en cuanto quise profundizar y hablarle de la situación de Nicaragua, noté que él no tenía ningún interés por saber lo que estaba ocurriendo en el país y pronto se excusó de que debía ir a otra reunión. Me quedé con la sensación de haber sido engañado y que él sólo quería poder escribir a Washington y decirles que había hablado conmigo, que todo estaba arreglado y que Somoza no tenía nada contra mí (…) El gobierno de Somoza me ha acusado de mentir, pero no ha sido capaz de probar ninguna de sus alegaciones. Me ha insultado, pero no ha sido capaz de refutar ninguno de los testimonios que yo presenté en el Subcomité. No ha sido capaz de probar que ni una sola de las personas en la lista de muertos estuviera viva. Que ni uno solo de los desaparecidos hubiera vuelto a su casa. Y no ha sido capaz de explicar la corrupción administrativa del gobierno ni su increíble enriquecimiento personal. Ni tampoco qué pasó con la comida, dinero y ropas, enviadas a Nicaragua por naciones y organizaciones amigas después del terremoto de 1972. No ha sido capaz de demostrar que ni una de las personas torturadas mintiera. Lo único que el gobierno ha sido capaz de hacer ha sido calumniar e insultar a los testigos”32. 31 Letter from Robert J. McCloskey, Assistant Secretary for Congressional Relations, to Hon. Donald Fraser, Chairman Subcommittee on International Organizations, September, 8, 1976, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., p. 249-250. 32 Letter from Father Cardenal to Subcommittee Chairman Fraser concerning State Department Allegations of his refusal to speak with State Department Officials in Nicaragua. Jesuits, Managua, Nicaragua, September, 28, 1976, en Human Rights in Nicaragua… Ob. cit., p. 252-253.
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Dos años después, en febrero de 1978, el padre Miguel D’Escoto, M.M. —director del Departamento de Comunicaciones Sociales Catholic Foring Misión Society of America Maryknoll, de New Cork, 10.545— presentó otra denuncia ante el mismo Subcomité, de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos. Su discurso comenzó advirtiendo que no iba a solicitar ninguna ayuda de los EE.UU. por la trágica situación de Nicaragua —pese a que se le había acusado de tal cosa—, sino para solicitar precisamente que los EE.UU. reconocieran a Nicaragua como una nación soberana y su derecho de autodeterminación. Acusó al gobierno de EE.UU. de las ayudas militar y económica que no habían cesado de prestar al gobierno de Somoza y, aunque reconocía que con el gobierno Carter se había disminuido esa ayuda, aún en esos momentos, el Departamento de Estado acababa de aprobar 150.000 USA$ para entrenamiento militar33. Ésa era una cantidad muy inferior a las de otras ocasiones, pero el P. Escoto quería que se plantearan si esa ayuda era justa, teniendo en cuenta que la denominada Guardia Nacional nicaragüense, ni era nacional, ni era nicaragüense, puesto que solo servía a la familia Somoza y había sido impuesta por los EE.UU. Además, decía literalmente, “el hecho de que los americanos controlaran ese entrenamiento no la había hecho más profesional y apolítica, sino que se les entrenaba para luchar y obedecer ciegamente a los asesinos bajo cuyas órdenes estaban”34. El padre Miguel D’Escoto presentó numerosas pruebas documentales como el testimonio de dos ex-guardias nacionales —que habían desertado y huido a Costa Rica—, el subteniente Robleto y el ayudante de enfermero Humberto Cruz, que explicaron los motivos de sus deserciones y relataron sus experiencias. Igualmente, denunciaron el desprecio de varios políticos somocistas ante las pruebas que el presidente del Partido Demócrata Cristiano de Nicaragua, conocido como “Social Cristiano”, Roger Miranda, había presentado sobre la represión que se estaba practicando en el país, además de que Somoza había negado la personalidad jurídica a su partido. Acusó al portavoz de la familia Somoza, Luis Pallais Debayle, de haber calificado las informaciones de los P. Capuchinos de “cuentos chinos de curas comunistas”, al Jefe de Leyes y Relaciones Públicas, por haber dicho acerca de otras denuncias que eran “películas de vaqueros” y al Jefe del Ejecutivo, que se había referido a los Obispos diciendo que lo que denunciaban era “el mismo cuento del año pasado”. Además, aseguró que en los últimos cuatro años, desde 1974 a 1977, en que el país había estado bajo Estado de Sitio, el número de muertos y desaparecidos había sido de unos 33 La administración Carter había logrado suprimir la ayuda de la AID a Nicaragua el 28 de marzo de 1977. Sin embargo, se siguieron concediendo ayudas puntuales en algunos momentos posteriores. 34 Declaración de Miguel D’escoto ante el Subcomité para organizaciones Internacionales, del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos. 16-2-1978, p.2. AECM-S/C.
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3.00035. Presentó también el testimonio del padre David Zyweyc, manifestando su convencimiento de que la mayoría de los campesinos desaparecidos estaban muertos, así como una carta del Padre Augusto Seubert del 3 de noviembre de 1977, certificando que las listas de personas desaparecidas estaban confirmadas y hasta eran incompletas. El P. Escoto añadió a su documentación una declaración de la Unión Democrática Liberal (UDEL) pidiendo la renuncia de Somoza, otra del Partido Conservador, declarando que el gobierno somocista no estaba en condiciones de ofrecer justicia, ni orden, ni confianza, y otras adhesiones de representantes de congregaciones religiosas y comunidades cristianas36. Informó también de que el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro se había atribuido por el noventa por ciento de los nicaragüenses a Somoza, como quedaba demostrado por la protesta que masivamente decidió hacer el pueblo con una huelga general que comenzó al día siguiente de la muerte. Acusó a Somoza de decretar un “estado de emergencia económica” ante la huelga, que era inconstitucional, ya que por el artículo 148 de la Constitución nicaragüense, ese decreto era prerrogativa exclusiva del poder legislativo cuando estaba en sesión. Finalmente, lamentaba que el Informe del Departamento de Estado norteamericano dijera que las cosas en Nicaragua estaban mejorando y que el congresista de Texas, Charles Wilson, compareciera en la televisión hablando a favor de que se permitiera a Somoza terminar su período presidencial en 1981, dado que él entregaría el mando en esa fecha puesto que la Constitución de Nicaragua no permitía la reelección. Eso no era creíble, si se conocía la cantidad de veces que se habían reformado las constituciones en Nicaragua para poder ser reelegidos los Somoza. Y finalizaba su alocución sugiriendo a los EE.UU. que, por su propio honor, pusieran fin a las ayudas al gobierno de Nicaragua37. En enero de 1978, los obispos denunciaron una vez más las condiciones inhumanas de Nicaragua y publicaron una extensa lista de adversidades de todo tipo que se sufrían cotidianamente. Además protestaron por la campaña del gobierno que les acusaba de “subversivos” por querer despertar al pueblo ante las injusticias sociales y aseguraron que se estaba dando una persecución de dirigentes eclesiásticos, que habían sido deportados, apaleados y algunos torturados. Un breve fragmento es significativo del tono de la carta: “El gobierno afirma que los sandinistas están dominados por los marxistas, pero los sacerdotes y dirigentes cívicos responden que el movimiento representa a verdaderos luchadores por la libertad, provenientes tanto de comunidades rurales, como de familias prominentes (…) La situación 35 Hacía especial mención a la familia Tijerino, compuesta por él, su esposa y tres niños, uno de ellos de pecho, y a la de Gregorio Montoya. Informe de Miguel D’Escoto, p. 5. 36 Listado de pruebas documentales, adjunto al testimonio del P. Miguel D’Escoto. Op. cit., p. 13. 37 Declaración de Miguel D’escoto ante el Subcomité para organizaciones Internacionales, del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos. 16-2-1978, p. 1-12. AECM-S/C.
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ha llegado a un punto tal que un valioso sector de nuestro pueblo, incluyendo a la juventud universitaria y campesina, no ve otra solución patriótica que recurrir a las armas”38.
El mismo mes, los religiosos y religiosas de la Archidiócesis de Managua de diversas órdenes se unieron al mensaje de los Obispos y se dirigieron a la comunidad cristiana explicando que no podían seguir callados ante la situación que estaba viviendo la mayoría de la población y que hacían responsables a los que mantenían en el país el régimen de terror39. Meses después, tras la insurrección de 1978, el Consejo Presbiteral volvió a denunciar, de forma unánime, la situación dramática de Nicaragua ante los EE.UU.40. 2. Las deNuNcias ciudadaNas y de Las comisioNes de iNVestigacióN Entre los años 1974 y 1979, cuando se extremó la represión y se incrementaron las detenciones, hubo muchas denuncias de represaliados y demandas colectivas de algunos familiares que no dejaron de dirigirse a todas las personas u organismos a los que pudieron llegar, solicitando mejores condiciones para sus detenidos y que se aplicara siquiera la legalidad del Estado de Sitio. Un buen número de esas personas que fueron detenidas, quisieron dejar constancia, declarando bajo juramento, de la arbitrariedad, ilegalidad y maltrato del régimen hacia ellos. Más tarde, el texto escrito de sus experiencias se adjuntó a los muchos documentos que recopiló el P. Fernando Cardenal, siempre ante notario, cuando él se presentó ante el Congreso de los EE.UU.41. 2.1. las dEnuncias dE los aFEctados Varias denuncias de esas personas represaliadas son muestra de las detenciones que se practicaban sin cargos y sin ningún juicio previsto, y de que las detenciones eran selectivas, especialmente de líderes sindicales, confinados sin cargos, y en las que se confirmaban malos tratos y torturas. Una de las más llamativos fue el del Secretario del Comité Ejecutivo de la Confederación General de Trabajo (CGT), Domingo Sánchez Salgado, que denunció haber sido detenido a su llegada desde Tegucigalpa al aeropuerto de Managua y conducido a un distrito policial y después a una celda. Su caso fue declarado “tabú” por lo que permaneció todo el tiempo incomunicado y con la 38 Carta de los Obispos de Nicaragua publicada en NC News Service el 6 de febrero de 1978. AECM-S/C. 39 La carta estaba firmada por 70 representantes de 15 ordenes religiosas. “Ordenes religiosas con Obispos y paro”, La Prensa, 30-1-1978. 40 Carta del Consejo Presbiteral de la Archidiócesis de Managua a Carter en defensa de Nicaragua. 20-91978, AIHNCA, ASD-015. 41 Todo ello se publicó en el libro citado, Human Rights in Nicaragua, Guatemala, and El Salvador: implications for U.S. policy. U.S. Government Printing Office. Washington, june, 1976, para uso exclusivo del Comité de Relaciones Internacionales del Congreso de EE.UU.
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prohibición de hablar con alguien. Se le castigó con escasísima y poco nutritiva comida y con luz artificial día y noche, desde el 13 de agosto de 1975 al 24 de enero de 1976, sin ningún tipo de explicación y sin hacerle una sola pregunta. La única causa de su detención había sido ser sindicalista42. Otro caso fue el tipógrafo Juan Sánchez Triana, líder del Sindicato de Trabajadores Gráficos, llevado a la Central de Policía, encapuchado e interrogado durante siete horas, acusándole de delitos que no había cometido. La alimentación que se le proporcionaba, similar al anterior, se calculaba en unas 500 calorías diarias y durante dos meses estuvo en una celda de un metro por dos, incomunicado, con un calor insoportable y durmiendo en el suelo. Fue liberado el 16 de febrero de 1976, siete meses después de su captura y sin explicación de cargos en todo el tiempo de su detención 43. Un tercer líder sindical, Gonzalo Navarro Marín, de la ciudad de Diriamba, también fue detenido el 6 de febrero de 1975, sin ser interrogado hasta veinte días después. Más tarde le informaron que su detención había sido por el conflicto de la fábrica conocida como “Saca” —la Sack Factory de Diriamba—, donde el día anterior habían sido tiroteados algunos trabajadores cuando reclamaban mejoras en el trabajo. Le sometieron a interrogatorios dos veces en diez días y durante los interrogatorios le preguntaron por sus actividades en el sindicato y querían que confesara que era miembro del Partido Socialista. A los dos meses lo pusieron en libertad. En el mes de junio fue detenido otra vez, interrogado y amenazado si no reconocía que había distribuido panfletos. Como él lo negara, lo encarcelaron otro mes, igualmente incomunicado. Por tercera vez, fue detenido en agosto mientras acompañaba a varias mujeres a retirar sus ahorros de la Cooperativa de la Compañía de Plásticos. De nuevo, sin cargo alguno, permaneció incomunicado tres meses hasta que lo soltaron en octubre. Él, como en el resto de los casos, sólo pudo atribuir sus detenciones a su condición de líder sindical44. Alejandro Solórzano Obregón, otro líder del Sindicato de Carpinteros y de la Construcción, fue detenido en agosto de 1975, con ocasión de una jornada de protestas en la empresa constructora Néstor y Armando Pereira, por causa de recortes no autorizados en los salarios y descuentos en los cheques de pago de sus trabajadores. Cuando los trabajadores estaban redactando una carta al Ministerio de Trabajo para solicitarle que mediara con la empresa, el propietario llamó por radio a la Guardia Nacional, que llegó de inmediato ordenando el desalojo de la planta. Entonces, Alejandro Solórzano Obregón, fue detenido junto a otro trabajador, José Antonio Dávila, de la misma empresa, aunque los encarcelaron por separado. El sindicalista pasó los primeros 25 días encadenado en las habituales 42 “Notarized statement of Domingo Sánchez Delgado, labor leaders detained without charges during 1975-76” en Human Rights in Nicaragua, Ob. cit., p.159. 43 “Notarized statement of Juan Sánchez Triana, labor leaders detained without charges during 1975-76” en Human Rights in Nicaragua, Ob. cit., p. 160. 44 “Notarized statement of Gonzalo Navarro Marín, labor leaders detained without charges during 1975” en Human Rights in Nicaragua… Ob. cit., p. 161.
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condiciones y, como en los demás casos, incomunicado. No fue liberado hasta siete meses después, en marzo de 1976, y entonces se enteró de que también al otro trabajador lo habían mantenido seis meses preso, ambos sin cargos explicitados45. Por último, otro líder de la Confederación Independiente General de Trabajadores, Antonio Castro Borge, fue detenido 13 veces entre 1970 y 1976. Por mencionar sólo algunos de los hechos vividos por este sindicalista, nos referiremos a sus tres últimas detenciones: después de ser capturado en Matagalpa, tras los hechos del 27 de diciembre de 1974 —asalto a la casa de Chema Castillo—, fue esposado, encapuchado e interrogado durante 15 días, en los que fue golpeado tan brutalmente que quedó colapsado. Después, en la cárcel Modelo de Managua, estuvo incomunicado cinco meses En noviembre de 1975 fue detenido de nuevo durante tres días, recibiendo tales palizas que tuvo que permanecer veinte días en cama. Una tercera vez, en marzo de 1976, fue arrestado, acusado de tener propaganda subversiva y se le sentenció a seis meses de prisión, que después le conmutaron por un pago de 500 córdobas. Él declaró que en todo el tiempo él nunca vio a un juez, nunca se le acusó formalmente de nada, nunca tuvo un proceso y atribuyó todo lo ocurrido a su pertenencia al sindicato46. En otro ámbito muy distinto, el de los intelectuales disidentes, se presentó también el testimonio de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director de La Prensa, detenido en febrero de 1976 por orden del coronel Franklin Wheelock y llevado a los pabellones de la Central de Policía. Sobre esa estancia redactó un informe que daba cuenta de las irregularidades de que había sido testigo en ese lugar. Menciona, con sorpresa, haber visto entrar por la noche en las celdas a personas encapuchadas —que no había contemplado en sus anteriores detenciones de 1954 y 1956—, acompañadas de soldados, y haber oído después toda clase de golpes, como de personas chocadas contra las rejas de la celda, y seguidas de súplicas de los detenidos para que dejaran de golpearlos y pidiendo ayuda. Otros presos le dijeron más tarde que esos sonidos, gritos y lamentos se oían allí cada noche. También en su celda descubrió manchas inconfundibles de sangre y huellas de tortura y, al ser trasladado después a Masaya, vio a su paso por el corredor unas 15 celdas no superiores a dos metros cuadrados —sin duda las denominadas “chiquita”— con un hombre cada una de ellas que “parecían muertos en sus tumbas y que no parecían estar conscientes”47. 45 “Notarized statement of Alejandro Solórzano Obregón, labor leaders detained without charges during 1975-76 and José Antonio Dávila, worker, operator of a mixerof the fern Néstor and Armando Pereira from Managua” en Human Rights in Nicaragua… Ob. cit., p.161-162 46 “Notarized statement of Antonio Castro Borge, leader the CGT Independence (Independent General Workers Confederation), 1971-1976 en Human Rights in Nicaragua… Ob. cit., pp. 162-163. 47 “Sworn statement of Dr. Pedro Joaquín Chamorro concerning the torture of prisoners witnessed during the night of February 11, 1976” en Human Rights in Nicaragua… Ob. cit., pp. 164-166.
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También con referencia a las torturas practicadas a los presos, otro documento recopilatorio de los maltratos y abusos cometidos —que también se entregó para adjuntarlo al informe del padre F. Cardenal en el Congreso de los EE.UU.—, fue el presentado por profesor Edelberto Torres, exiliado en Costa Rica, elaborado a partir de la información conseguida por él. Fue una exposición durísima y pormenorizada del tratamiento a los detenidos por parte de Anastasio Somoza Debayle y una compilación de la variedad y crueldad de las torturas infringidas por los tres hermanos Somoza desde los comienzos de la resistencia a la dinastía48. 2.2. las dEnuncias dE FamiliarEs dE los prEsos políticos Cuando el 28 de marzo de 1977, la administración Carter declaró congelada la ayuda de la AID a Somoza, era la primera vez que EE.UU. tenía ese comportamiento acorde con el requisito de supeditar las ayudas a Latinoamérica a la observancia de los derechos humanos. En Nicaragua, animados por esa decisión, cada vez se unían más las fuerzas políticas legales en organizaciones antisomocistas y la represión y detenciones, tanto en el campo, como en la ciudad, habían aumentado. Los presos políticos seguían engrosando las cárceles y la situación de aislamiento de algunos permaneció, pese a la finalización del Consejo de Guerra que se había celebrado para juzgar a los asaltantes de la casa de Chema Castillo, que había terminado en febrero de 1977. La reacción de las madres de los presos del FSLN no se hizo esperar y en mayo de 1977 comenzó la huelga de hambre de las madres y otros familiares, que lograría movilizar a la sociedad como nunca hasta esa fecha. 48 Algunas de estas torturas son de la mayor dureza y no conocidas hasta este momento: golpes en el estómago hasta que vomitaban sangre y, cuando eso ocurría, les obligaban a limpiar el suelo con la lengua. Hacerles tragar agua salada, forzándoles al límite de la asfixia, extracción mecánica de uñas, amputación de pechos de mujeres, dislocación de brazos o piernas por colgamientos. Obligación de estar en cuclillas hasta el agotamiento forzándoles después a levantarse con golpes, bofetadas en la cara, y culatazos de rifle o de porra y, cuando la víctima no podía ya resistir, se la arrastraba literalmente hasta el hospital militar. Colocación de capuchas en la cabeza durante días enteros antes de abofetearles y golpearles. Toma de declaraciones a las mujeres desnudas y obligación de estar en cuclillas en ese estado. Insultos y burlas haciendo mofa de las víctimas durante la tortura. Días enteros y noches con las manos atadas a la espalda y colgados del techo. Asesinatos con apariencia de suicidio. En muchos casos los prisioneros fueron arrojados de helicópteros en vuelo. Violaciones de mujeres, castraciones de hombres y violaciones de homosexuales, aplicación de descargas eléctricas que hacían a los presos correr hasta que caían extenuados y entonces los levantaban a golpes. Colocación de bombillas de 500 watios frente a los ojos, encerramientos en jaulas próximas a animales salvajes, encerramientos en huecos de roca, que llamaban “el ataúd”, donde tenían que estar inmóviles. Intentos de ahogamiento colocando a la víctima en un canal o tumba con la cabeza hacia abajo, sonidos que destrozaban los oídos y alfileres con los que pinchaban en todas partes del cuerpo. “Statement submitted by Edelberto Torres A Nicaraguan historian living in exile in Costa Rica on intervention and violation of human rights in Nicaragua”, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., p. 144.
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La participación de las madres había empezado desde mucho antes, desde la muerte de Julio Buitrago, en 1969. Santos Buitrago, su madre, junto con Zulema Marcenaro —madre de Mónica Baltodano— Albertina Serrano Jaén —madre de Marcio Jaén— Esmeralda Martínez de Gutiérrez —tía de Tomás Borge— Velia Peralta, y otras muchas, organizaron el Comité de Familiares de Reos Políticos y lograron ayuda de AMPRONAC sobre todo para comprar comida y complementar cuando era posible la dieta de los presos49. Santos Buitrago, la madre de Julio Buitrago, fue la precursora de esas madres que se solidarizaron con los hijos y se unieron a su causa incondicionalmente. Había sufrido por su condición de madre soltera y se había tenido que sacrificar mucho para que su hijo lograra terminar el bachiller. Julio manifestó en una ocasión cómo le preocupaba su madre porque si él moría, ella no lo iba a poder resistir. Pero cuando Julio murió, ella se convirtió en la continuadora de su obra, participando en cualquier acto contra la dictadura y ayudando a organizar al resto de madres y familiares de los presos50. Todas estas mujeres, madres, y otros familiares, se fueron comprometiendo cada vez más y buscaban casas de seguridad y colaboradores que contribuían con 100 córdobas al mes, además de que eran las que sacaban las cartas de la cárcel para publicarlas en La Prensa. Después, durante la insurrección final, incluso se hicieron bombas en sus casas, se ocultaron armas, se vieron obligadas a cambiar de casa a menudo y cocinaron en grandes cantidades para todo el que lo necesitara51. El grupo se autodenominó Madres, esposas, hija y tía de ciudadanos que se encuentran injusta y arbitrariamente confinados en diversas cárceles del país. Escribieron al presidente de la República, Anastasio Somoza Debayle, en nombre de la Constitución de Nicaragua y Declaración Universal de Derechos Humanos, e hicieron el escrito extensible a la Conferencia Episcopal de Nicaragua, Comisión Episcopal de Justicia y Paz, Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Comisión de Derechos Humanos de la OEA, Cuerpo Diplomático, Amnesty International, Asociación de Mujeres ante la problemática nacional (AMPRONAC), Rector de la Universidad Autónoma de Nicaragua (UNAN), Rector de la Universidad Centroamericana (UCA) y Rector del Instituto Politécnico. Denunciaron que, según los artículos nº 197 de la Constitución y nº 2 de la Ley Marcial, el Presidente era directa y personalmente responsable de los abusos que se cometieran durante el período 49 En una ocasión, Zulema Marcenaro, Lidia Saavedra y otras mujeres de AMPRONAC participaron también en la toma del edificio de las Naciones Unidas, para denunciar al régimen. Discurso de Mónica Baltodano. Adital. Noticias de América Latina y El Caribe, Managua, 6-8-2008. 50 Tijerino, D., Ob. cit., p.51. 51 Zulema Marcenaro, madre de Mónica Baltodano, dijo que sacaban las cartas de las presas, cuando había visita familiar, en los tapones de los vasos de refresco y que en su casa se cocinaba sólo gallopinto y pinolillo, pero había para todo el que se refugiaba allí. Perdió a una hija en uno de los bombardeos de Somoza y otra de sus hijas se quedó sin manos al explotarle una bomba casera que ella misma estaba fabricando. Randall, M., Ob. cit., pp.116-120.
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de suspensión de las garantías constitucionales y que, a tenor del artículo nº 195 de la Constitución, el Presidente era el único que podía decretar la detención de ciudadanos, pudiendo retenerlos sólo hasta diez días. En ese intervalo de tiempo, debían ser puestos en libertad o bajo la autoridad de los jueces competentes, normas que no se habían cumplido, puesto que sus familiares se encontraban detenidos sin cargos, ni plazos fijados para un juicio. La carta estaba firmada en las Oficinas de la Comisión Permanente Prodefensa de los Derechos Humanos en Nicaragua (CPDH) por Sara María Silva Narváez, Eustaquia Hernández de Hernández, Rosalpina Membreño de Tijerino, Juana Castillo de Montoya, María Estelí Montoya y Natalia Sequeira de Chavarría52. Las protestas y denuncias de familiares fueron secundadas por la ciudadanía de forma intensiva, especialmente desde la Navidad de 1977. A iniciativa del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), al que se unieron otros muchos grupos organizados, se movilizaron los más diversos grupos y organizaciones de Managua para apoyar a las madres de los presos, en la campaña denominada Pueblo, reclama a tus hijos encarcelados. En diciembre, los familiares de Tomás Borge y Marcio Jaén, junto con el resto de familiares de otros detenidos, se dirigieron al ministro de la Gobernación, con demandas sobre la reubicación de los presos en la Central de Policía. Les recordaron que la galería nº 4 se había construido para que las mujeres estuvieran tranquilas sin contacto ni físico ni visual con los varones y hasta con policías mujeres, pero, por tener en dicha galería a Tomás y a Marcio, las mujeres seguían en hacinamiento y promiscuidad. Por otra parte, manifestaban que la razón aducida para el aislamiento de Borge, de “no propiciar el adoctrinamiento marxista” era absurda dado que muchos de los reos eran catedráticos y estudiantes, familiarizados con las teorías políticas y que, además en la cárcel no se permitía nunca la entrada de libros y casi nunca de prensa53. Meses después, las mujeres familiares de campesinos desaparecidos ocuparon pacíficamente la sede de la ONU en Nicaragua para denunciar las violaciones de derechos humanos que estaban sufriendo sus padres, hermanos e hijos que, 52 Carta del 30 de diciembre de 1977 de mujeres familiares de reos políticos al Presidente de la República y a diversos organismos internacionales. Las peticiones concretas eran de Sara María Silva Narváez y Natalia Sequeira de Chavarría, que solicitaban ayuda ante la desaparición del sobrino de la primera, Donald Guevara Silva, y el hijo de la segunda, Elbis Chavarría Sequeiro. Ambos estaban dados por desaparecidos por las autoridades, aunque después se supo que se encontraban recluidos en La Caliente; Eustaquia Hernández pedía que fueran liberados su esposo, Pánfilo Hernández López, y sus cuñados Justiniano, Santiago, Alejandro y Luis, todos humildes campesinos que no habían cometido delito alguno; Rosalpina Membreño de Tijerino pedía la inmediata liberación de su hijo, Francisco Tijerino y su esposa, Esmeralda Rivera de Tijerino, además de sus cuatro nietos. Por último, Juana Castillo de Montoya, junto a su hija María Estelí Montoya, pedían la liberación de su esposo, Gregorio Montoya, que había sido visto en la cárcel del Chilamate, en el Departamento de Zelaya, y que se encontraba enfermo. Carta del 30 de diciembre de 1977 de mujeres familiares de reos políticos. ACHM-E-001, C-018, 000525. 53 Carta firmada por Esmeralda Martínez de Gutiérrez, tía de T. Borge, y Albertina Serrano Jaén, madre de Marcio Jaén, de 27-12-1977. ACHM-E-001, C-018, 000521.
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después de haber sido capturados por patrullas de la Guardia Nacional, estaban desaparecidos o en las cárceles en condiciones infrahumanas. Denunciaron el aislamiento de los presos y la falta de noticias de Donald Guevara y Elbis Chavarría, de los que no se sabía nada desde la toma del cuartel de San Carlos, en el octubre anterior54. Apelaron a todas las organizaciones cívicas y de Derechos Humanos del país, a los cristianos, al Pueblo de Nicaragua y a todos los pueblos hermanos, a la ONU, por medio de su representante en Nicaragua y, en especial, a las mujeres que, según ellas, comprenderían mejor su dolor y desesperación55. En 1978, esas mujeres escribieron diversas cartas comenzando por recordar que la situación de violencia de Nicaragua ya había sido denunciada en las cartas pastorales de los Obispos de Nicaragua y de varios sacerdotes, además de otras de grupos de cristianos y organismos de Derechos Humanos. Las denuncias se habían hecho con nombres, lugares y fechas, incluyendo los nombres de las patrullas de los guardias que habían practicado las detenciones y las circunstancias en que esos cientos de campesinos habían sido apresados, subidos en helicópteros y desaparecidos. Pero ni había habido respuesta, ni se había sabido el destino de esos helicópteros. Expusieron que habían conocido las masacres de El Varillal, Cusulí, Kepos, Kaskita y Cuiscuisnita, donde tenían constancia de que se habían quemado casas hasta con niños dentro. Y afirmaban que algunos elementos de la Guardia Nacional, conmovidos por las atrocidades que habían visto o que les habían obligado a cometer, habían dado abundante información sobre lo ocurrido en esos lugares, dando, incluso, en su escrito nombres, como los del teniente Robleto Siles, el auxiliar René Espinoza y el enfermero Humberto Cruz. Después de esa exposición, se refirieron también al asesinato de Pedro Joaquín Chamorro pidiendo que se buscara a los culpables y diciendo: “él se hizo eco de nuestro dolor y no podemos dejar de ver una relación entre su muerte y su firme actitud de denuncia”56. Las familias habían hecho cuanto estaba en su mano presentando denuncias formales ante la Oficina de Leyes y Relaciones de la Guardia Nacional y recursos de Habeas Corpus ante los tribunales comunes. Habían intentado que se investigara en el Congreso Nacional, sin conseguirlo, y habían hecho gestiones ante monseñor Obando, la Cruz Roja y otros organismos internacionales, acompañadas en varias ocasiones por llamamientos pacíficos de jóvenes en las iglesias, pero todo había sido inútil. Pero la indiferencia había sido tal, que no sólo no hubo 54 ACHM-E-001, C-018, 000548. 55 Los grupos denunciantes que acompañaron a los familiares fueron los Comités Obreros Revolucionarios (COR), la Federación de Movimientos Juveniles de Managua (FMJM), el Movimiento Estudiantil de Secundaria (MES), el Comité Universitario de Solidaridad con el Pueblo (CUSOP), el Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR) y el Frente estudiantil Revolucionario Marxista Leninista (FER-M-L). Campaña “Trabajadores, rescatemos a nuestros hermanos de la cárcel”. ACHM-E-001, C-018, 000548. 56 Cartas de familiares de los presos políticos. ACHM-E-001, C-018, 000525 (I)
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contestaciones oficiales ni se percibió ningún interés por indagar qué había ocurrido con los desaparecidos, sino que la información que les llegó a los familiares fue que las reacciones habían sido irónicas y sumamente despreciativas. Incluso, el propio Somoza, en una conversación con periodistas extranjeros, les había dicho que se trataba “del mismo cuento de la Primera Carta Pastoral” y que nadie podía probar la existencia de esos desaparecidos. Ante la falta de respuestas, en una segunda petición realizaron las siguientes demandas: 1. Que se constituyera una comisión, con amplias garantías, formada por representantes de la Iglesia Católica, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de Amnistía internacional, de la Cruz Roja, de la ONU y de los organismos nacionales de Derechos humanos, para investigar los asesinatos y otros actos de barbarie cometidos en las montañas contra familias campesinas, así como el paradero de los desaparecidos, el trato que se estaba dando en las cárceles a los prisioneros políticos y el asesinato de P.J.Ch., hasta su total esclarecimiento. 2. Que se garantizara un castigo ejemplar a los que resultaran culpables 3. Que fueran puestos en libertad los prisioneros que se encontraban en las cárceles sin cargo alguno, como Juan Francisco Tijerino y familia, Elbis Chavarría, Gregorio Montoya y muchos más. 4. Que se decretara la libertad de los reos políticos que estuvieran cumpliendo condena, sentenciados en juicios injustos e ilegales y sufriendo toda clase de torturas y arbitrariedades para arrancarles confesiones. Y que retornaran los exiliados políticos con las suficientes garantías57. Las denuncias se corroboraron y completaron también por el FSLN, en sus boletines informativos, que denunciaron la desaparición de 350 campesinos, dentro de los que se contaba la familia Tijerino, desaparecida al completo. Los nombres de los 350 campesinos —que ya se habían presentado en el Congreso de EE.UU., en 1976— fueron mostrados de nuevo por los Padres Capuchinos en una asamblea en la iglesia de Las Palmas. Algunas otras denuncias que se adjuntaron, dignas de destacar, fueron las siguientes: 1. Prisión de los doctores Juan Ignacio Gutiérrez Sacasa y Joaquín Ufión, por dar asistencia médica a supuestos sandinistas, por considerarlo una “amenaza a la ética médica”. 2. Tortura en prisión a Silvia Amador, de la que dijo posteriormente la Corte de Investigación, que ella misma se había torturado quemándose con cigarrillos. Los denunciados como torturadores, fueron absueltos. 3. El caso de Mónica Baltodano, absuelta por un Tribunal Jurado, pero condenada a 180 días por el coronel Alesio Gutiérrez, comandante de la policía 57 La petición estaba firmada —en una escritura que delataba casi en su totalidad a personas seguramente analfabetas— por Ferdinda Díaz Mairena, Elida Waynez de Jiménez, Ramona López de Jiménez, Yelba Campos, Esmeralda Noguera de Mairena, Sonia Mora, María H. de Siura y Luisa Pérez de Real. Carta del 25 de enero de 1978 de las mujeres familiares de campesinos desaparecidos que dirigieron “Al pueblo de Nicaragua y a todos los pueblos hermanos”. ACHM-E-001, C-018, 000525 (II).
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de Managua, por “andar pegando papeletas y afiches, aunque sólo dentro de la cárcel”. 4. Persecución religiosa, denunciada por el obispo de Chontales, en las personas del sacerdote Daniel Altiguieri, anciano de 80 años, José Luis Sandoval —que tuvo que abandonar el país— y Adilia Mercado, hermana religiosa de Cristo Rey. Las declaraciones fueron acompañadas de testimonios de otros hechos, igualmente delictivos que reflejaban el contexto de impunidad y corrupción en que se amparaban los ejecutores, como la irrupción del general Iván Alegrett en la Embajada de México, con una subametralladora, para intentar desalojar a los sandinistas allí refugiados58. El otro asunto por el que tampoco habían cesado las protestas ciudadanas era el, ya tratado, del aislamiento de Tomás Borge y Marcio Jaén y, para colaborar, se intensificaron las acciones del FSLN: en junio de 1977, la Escuadra Selim Shible de la GPP tomó una emisora de radio para informar de la situación de los casi dos años de aislamiento que llevaban en ese momento Tomás y Marcio, que desde hacía dos meses estaban otra vez en huelga de hambre. Se habían sumado a su huelga otros miembros del FSLN, encerrándose en siete iglesias de Managua, León, Estelí y Matagalpa y las muestras de solidaridad habían empezado a llegar de toda Centroamérica, de Panamá, Venezuela, México y Cuba, y hasta de los EE.UU. De hecho, en Nueva York había sido tomada la sede del Consulado de Nicaragua exigiendo que se presionara para poner fin al aislamiento59. En vista de que el aislamiento continuaba, la madre de Marcio Jaén, Albertina Serrano Jaén, se dirigió a las Asociaciones de prensa, sindicatos de estudiantes, Cruz Roja, médicos psiquiatras y cualquier organización de Derechos Humanos para llamar la atención sobre el estado de su hijo y “la desmesurada e inhumana dureza con que ha sido tratado en su calidad de preso político”. Expuso que, desde septiembre de 1976, en que había sido capturado, se encontraba aislado, pese a todo tipo de peticiones, protestas, huelgas de hambre de compañeros y todo lo que se ha intentado para poner término a esa situación. Denunció que el psiquiatra de la cárcel, Dr. Florencio Saavedra, había buscado como única solución 58 Otros aludían a acusaciones de corrupción económica, como la del Banco de la Vivienda de Nicaragua y la del ex-ministro de Educación Pública, Leandro Marín Abaunza: se presentó una demanda de once firmas de empresas constructoras del país al Banco de la Vivienda por tener hasta un año de mora en el cumplimiento de sus pagos. El gobierno le prestó al banco 13 millones de córdobas y, posteriormente, la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) reclamó al mismo la falta de 4 millones de córdobas —que no aparecieron— para el programa de construcción de viviendas para pobres; el ex-ministro de Educación Pública, Leandro Marín Abaunza fue denunciado por una malversación de fondos de 9 millones de córdobas, que fue claramente comprobada, pese a lo cual, el citado funcionario no tuvo que responder ante los tribunales. Boletín Informativo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, enero de 1978. ACHM, Tendencia GPP, Caja III, fólder 4, Exp. 03898. 59 ACHM, Tendencia G.P.P., Caja IV, Fólder 3, Exp. 02390.
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administrarle sedantes, por lo que ella apelaba al resto de médicos del país para que describieran los efectos a los que podía estar expuesta una persona, en delicado estado emocional, a la que sólo se administraran sedantes como solución. Agotadas todas las posibilidades de demandas al ministro de la Gobernación y a todas las autoridades, anunció que ella se ponía en huelga de hambre también hasta que a su hijo se le diera por finalizado el aislamiento60. Albertina Serrano se extendió en su denuncia contradiciendo las razones que le habían dado para el aislamiento de los dos confinados, ya que habían sido distintas, según quien hubiera sido la autoridad: el teniente Isidoro López Prado había dicho que Tomás era un reo de “alta peligrosidad”; el ministro Mora, que estaba aislado porque sus compañeros le querían matar; el coronel Valle Salinas, de la OSN, argumentaba que no podía sacarlo del aislamiento porque no quería propiciar una escuela de adoctrinamiento marxista; el capitán Jacobo Ortegaray, que Tomás era una especie de general y no era posible que estuviera con los rasos y que Marcio era su guardaespaldas; el coronel Isaías Cuadra, que a Marcio no le podían quitar el aislamiento porque si dejaban sólo a Tomás, éste se convertiría en una bandera y que no quería “propiciar la organización de los presos de la galería nº 2”; y al Doctor Rafael Córdoba Rivas se le había dicho que no siguiera haciendo gestiones para poner fin al aislamiento porque los aislados estaban allí “por órdenes superiores”. Albertina Serrano insistió describiendo algunos de los sufrimientos a los que estaban sometidos Tomás y Marcio, que eran poco conocidos: aunque teóricamente se había dicho que estaban en un aislamiento ya menos rígido que antes, no se les permitía ver a nadie ni hablar con nadie, bajo ninguna circunstancia, excepto las escasísimas y breves visitas familiares, hasta el punto de haber sido sancionados algunos guardias por haberlo propiciado; sus visitas familiares habían sido de 8 horas al mes, mientras el resto de los reos tenían 12 y sólo les permitía salir al sol a un patio distinto de los demás reos y donde no veían tampoco a nadie; eran frecuentemente insultados y amenazados de muerte por parte de los guardias del penal; cuando había falta de agua y a los demás reos les había llegado en cisternas desde fuera, a ellos se les había negado y habían tenido que utilizar la del inodoro; no se les permitía tener ni lápiz ni papel, ni habían podido recibir libros tales como La energía mental o Teoría Literaria por haber sido tildados de subversivos; a Marcio se le había negado el permiso para contraer matrimonio, por parte del ministro de la Gobernación y, cuando estuvo enfermo, se le atendió a las seis horas, después de tener que llamar a gritos. Por todo ello, la madre informaba que persistía en su huelga de hambre61. Una última carta de la madre de Marcio al presidente de la República, junto con otros organismos que se le unieron, recordaba a Somoza que él mismo, en una entrevista, había reconocido que era injusto el trato dado a Marcio y a Tomás, pero nada había cambiado desde entonces. Recriminaba a las autoridades 60 Carta de la madre de Marcio Jaén de 29-3-1978. ACHM-E-001, C-018, 000548. 61 Carta de la madre de Marcio Jaén de 12-4-1978. ACHM-E001, C-018, 000526.
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de la cárcel que, cuando un grupo de presos se habían ofrecido para acompañar a Marcio y a Tomás en la llamada “galería triste”, en vez de aceptar ese ofrecimiento, se había trasladado a dicha galería a cinco presos con serios trastornos nerviosos, “como si se pretendiera convertir la galería nº 4 en una sucursal del psiquiátrico”. Como esos cinco reos eran, además, de escasos recursos económicos, el resto de los presos les habían proporcionado alimentos y otras necesidades antes de ser trasladados, pero después ya no tenían quien lo hiciera, por lo que ese traslado les iba a perjudicar psíquica y materialmente. También tuvo un recuerdo para las muchachas de la Central de Policía, que seguían en condiciones deplorables. Le decía también a Somoza que acceder a lo que es justo no era debilidad, sino fortaleza y que ella pensaba continuar la huelga de hambre hasta la victoria o la muerte62. Las denuncias continuaron en los meses siguientes informando sobre múltiples desapariciones y nuevas detenciones, así como las medidas arbitrarias tomadas sobre los medios de comunicación, cierres de radios y protestas por el denominado “código negro” de radio y televisión. Entre abril y junio de 1978 fueron numerosas las jornadas de solidaridad y manifiestos, cada vez por temáticas más variadas —como lo fue por el mismo tiempo, el problema agrario de los campesinos de Chinandega—, junto a la protesta continuada por las condiciones carcelarias63. En agosto de 1978, esos detenidos salieron libres después de la toma del Palacio Nacional.
62 Carta de la madre de Marcio Jaén de 19-4-1978, junto con otros organismos que la amparaban. Está firmada por Albertina Serrano, viuda de Jaén; Benjamín Córdoba y Juan Romero, Representantes del Comité de Acción Juvenil del Barrio San Judas; Patricio Largaespada; Asociaciones Estudiantiles de la UNAN; Noel Martínez, de CUUN; Santos Buitrago y Yelba del Campo, Representantes del Comité de Familiares de reos políticos y desaparecidos; Humberto López, Federación de Movimientos Juveniles, Olando Paguaga, CNT., y Milviana Jerez, Sindicato de Radioperiodistas de Managua ACHME001, C-018, 000526. 63 Se denunciaron en esos meses las capturas y desapariciones de Ada Julio Bredes Peña, Ramón Quintanilla Medal, Dámaso Picado Martínez -detenido bajo las órdenes del general Gonzalo Evertz Vélez- y el profesor Marcos Antonio Cruz Pérez, detenido por el teniente Gilberto Sequeiro. Las firmaban un conjunto de organizaciones cada vez más amplio: Comités Obreros Revolucionarios (COR), la Federación de Movimientos Juveniles de Managua (FMJM), el Movimiento Estudiantil de Secundaria (MES), el Comité Universitario de Solidaridad con el Pueblo (CUSOP), el Movimiento Cristiano Revolucionario (MCR) y el Frente estudiantil Revolucionario Marxista Leninista (FER-M-L), Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN), Frente Estudiantil Revolucionario (FER), Confederación General del Trabajo (CGT), Unión de intelectuales y artistas progresistas de Centroamérica (UIAPCA), Movimiento Obrero Revolucionario (MORE), Central de Acción y Unidad Sindical (CAUS), Organización de Mujeres Democráticas de Nicaragua (OMDN), Asociación de Abogados Democráticos de Nicaragua (AADN), Unión Nacional de Empleados (UNE) y Asociación de Profesores del Recinto Rubén Darío (STR-URD). Comité Pro-Libertad de los reos políticos ACHM- E-001, C-018, 000548.
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2.3. las dEnuncias dE Ex guardias nacionalEs Los testimonios del teniente José Antonio Robleto Siles y del guardia nacional Humberto Cruz Guevara son ejemplos de la actitud de algunos guardias que no soportaron lo que el estado de represión vigente les obligaba a ejecutar. José Antonio Robleto Siles desertó de la Guardia y estuvo asilado un tiempo en la Embajada de Costa Rica en Nicaragua. Posteriormente, escapó de allí el 31 de diciembre de 1977 y fue a Costa Rica. Sus testimonios se publicaron en el diario nicaragüense La Prensa, el 29 de octubre de 1977, en el costarricense La Hora, el 4 de enero de 1978 y en el también costarricense, Pueblo, en la semana del 9 al 16 de enero. En La Prensa se identificó como del Primer Batallón de Ingenieros G.N. y estudiante de periodismo en la Facultad de la UNAN, condenando enérgicamente a la dictadura de Somoza y adhiriéndose a las fuerzas vivas del país que reclamaban la inmediata democratización del régimen. Dijo, entre otras cosas: “En Nicaragua hay 600.000 niños menores de cinco años y el 25% sufre desnutrición grave (…) nuestra sociedad está en un proceso de degeneración biológica, física y social y el culpable de todo es Somoza. Si el nicaragüense que vive en la ciudad se diera cuenta de cómo viven nuestros hermanos campesinos en las montañas del Norte…yo lo digo porque estuve patrullando en las montañas a la caza de nuestros hermanos guerrilleros. Las muertes en las montañas sobrepasan las 3.000. Quiero que el pueblo comprenda que la Guardia no es culpable, que son en su mayoría analfabetos a los que no queda otra salida que ingresar en el ejército, donde están mal pagados, mal alimentados y son tratados como animales (…) Somoza los ocupa como aparato represivo y, por haber pasado yo los últimos meses en el servicio de Inteligencia, he visto que hay un cargamento de 5.000 fusiles M-16 y 5.000.000 de tiros, así como cañones y tanques accionados por computadoras, que el ejército norteamericano ha enviado a su amigo Somoza (…) a los oficiales les recuerdo que la capacidad intelectual no sirve de nada en el ejército; que los estudios, méritos y sacrificios son en vano porque los que sobresalen son los más serviles, que más tarde se convierten en millonarios. Tampoco hay que olvidar que el hijo de Somoza —“el Chigüín”— está en su puesto por capricho, sin méritos militares”64.
En la prensa de Costa Rica declaró haber presenciado más de 600 ejecuciones durante el último año, y confesó que hasta había tomado parte en ellas. Pero que los cinco años que había estado en el ejército de Somoza, en la zona Norte del país, le habían provocado un cambio radical al darse cuenta de los métodos que se utilizaban contra los campesinos. Afirmó haber comprobado en los archivos de Inteligencia Militar que había habido no menos de 3.000 ejecuciones de esos campesinos y que el Congreso Nacional había declarado improcedentes 64 “Mensaje del Guardia Nacional asilado”. La Prensa, Managua, 29-10-1977.
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las mociones para investigar las desapariciones, a la vez que la Corte Suprema se había considerado también incompetente para realizar una investigación. Añadió que esas ejecuciones se encubrían mediante la construcción de cementerios clandestinos en Río Blanco, Waslala, Matagalpa y Sofana. También afirmó que los soldados nicaragüenses seguían entrenándoles en las escuelas y bases navales de EE.UU., como la Escuela de las Américas de la Zona del Canal y Fort Benning, en Georgia, y confirmó la existencia de torturas —como las practicadas con agujas hipodérmicas en genitales y dinamo electrificada en los dedos de los pies—, y ejecuciones masivas en territorio de Nicaragua, en su mayoría ejecutadas con bayonetas65. En cuanto al número y condiciones de vida de los guardias, dijo que eran más de 7.000 en ese momento y que unos 2.000 de ellos estaban dedicados exclusivamente al servicio de Seguridad e Inteligencia, que eran los que gozaban de un presupuesto ilimitado y viajaban constantemente por toda Centroamérica. Los oficiales tenían derecho a libre distribución de vehículos y podían comprar cualquier artículo sin pagar impuestos, fuera local o importado. Podían buscar trabajo para familiares y amigos en la administración pública en cuestión de horas y jamás se les negaba un servicio ni en la empresa privada. Tampoco tenían que fusilar a un detenido más que en muy raras ocasiones. De eso se encargaba a los “clases” y a los “rasos”, que siempre estaban entre la espada y la pared: “Los ‘clases’ sean cabos o sargentos, son los que han concluido los estudios primarios. Los ‘rasos’ son totalmente iletrados, semi-animales, hombres no pensantes, de absoluta extracción campesina y muy proclives al lavado de cerebro (…) El régimen se encarga de enseñarles a leer y escribir un poco, casi sólo para que sepan firmar. Pero les somete a un entrenamiento muy duro para convertirlos en auténticas máquinas de matar. Además, el adoctrinamiento político ocupa un lugar destacado y se les inculca que el FSLN es una banda de malhechores y delincuentes a los que hay que eliminar a cualquier precio66.
También denunció secuestros y violaciones a mujeres, aunque sólo por algunos grupos de depravados, como el “comando de los Cara-Mala”67. Antonio Robleto, al regresar de un permiso, decidió desertar y pedir asilo en la Embajada de Costa Rica. Otro caso fue el del guardia nacional Humberto Cruz Guevara que, después de abandonar el ejército, se entregó a las autoridades de Costa Rica. Estaba en la Guardia desde hacía seis años y en los últimos meses había sido auxiliar de enfermería del Primer Batallón Blindado de la Guardia. Hizo un llamamiento a 65 “Guardia Nica relata crímenes de campesinos”. La Hora, Costa Rica, 4-1-1978. 66 Pueblo, Costa Rica, semana del 9-16 de enero de 1978 67 Esta matización contrasta con la del raso Nieves, que sí habló de violaciones como un hecho bastante más común que si fuera perpetrado sólo excepcionalmente por algún comando. Véase el texto sobre el campo de concentración de Waslala, en el Apartado IV. 1-1. 2.
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la Cruz Roja Internacional, “para que interviniera y ayudara a los campesinos y al pueblo de Nicaragua y les brindara asistencia médica”68. 2.4. las dEnuncias dE las comisionEs dE invEstigación Los organismos que asesoraron o enviaron Comisiones de Investigación a Nicaragua o redactaron los informes más extensos en estos años fueron: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, Amnistía Internacional, la Federación Internacional para los Derechos del Hombre, el Movimiento Internacional de Juristas Católicos Pax Romana, la Comisión Permanente de Derechos Humanos de Nicaragua (CPDH) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). También la Cruz Roja se esforzó en muchas ocasiones por obtener pruebas de la represión visitando las cárceles. Pero era algo sabido, y denunciado por los presos, que cuando se anunciaban sus visitas, era inmediata la mejora temporal de las condiciones carcelarias, que desaparecía con la misma rapidez en cuanto la comisión abandonaba la cárcel. En 1974, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA denunció la muerte de un padre y sus tres hijos, perpetrada el 4 de abril de 1970, en la región de Waslala y en el departamento de Jinotega. Se trataba de Pedro Félix Moncada y sus tres hijos, Jesús, José Santos y Francisco, asesinados a sangre fría por una patrulla de la Guardia Nacional, encabezada por el capitán René Zelaya y el teniente Ortega y Villalobos, por el que se censuró firmemente el régimen de la familia Somoza69. Una misión de Amnistía Internacional compuesta por el abogado alemán Kart Madlener, especialista en derecho penal, y Michel McClintock, investigador norteamericano sobre violaciones de derechos humanos, visitó Nicaragua en mayo de 1976, pero se le negó la posibilidad de hablar con los presos políticos. Sin embargo, ya en 1975, Amnistía Internacional, con ayudas indirectas, había elaborado un listado de detenidos, con nombres y apellidos y con especificación del tipo de torturas que había padecido cada uno de ellos. La propia comisión admitió que no era completo, pero sí suficiente para dar una idea de los sectores sociales más castigados y de la clase de torturas que se practicaban en la cárcel Modelo de Tipitapa, donde, pese a tener unas condiciones arquitectónicas y de infraestructura mucho mejores que la Central de Policía, los interrogatorios con maltratos de todo tipo se practicaban habitualmente. De 34 casos documentados, el 25% eran campesinos; el 17,5%, estudiantes y el 15%, ganaderos. El resto estaba bastante repartido entre médicos, empleados, profesionales liberales y un comerciante. Se reseñaron los malos tratos que les habían infringido70. 68 “Otro G.N. que se fue: Cruz roja debe intervenir”. La Prensa, 7-1-1978. 69 Fue el caso nº 1688, presentado a la Comisión de la OAS el 15 de agosto de 1970 y recogido en la “Statement of The Reverend Fernando Cardenal, en Human Rights in Nicaragua… Ob. cit., p. 20. 70 Documents submitted by Reverend William Wipfler (Amnesty International): Translation
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También en octubre de 1975, la Federación Internacional para los Derechos del Hombre y el Movimiento Internacional de Juristas Católicos Pax Romana enviaron a Nicaragua una Comisión investigadora formada por los abogados Daniel Jacoby, de Francia y Carlos Fernández del Real, de México. Ellos pudieron ver a “Rangers” de los EE.UU. en Managua, saliendo del Hotel Intercontinental donde estaban alojados, en trajes de combate, y subiendo a furgonetas militares. Estos Rangers —mandados por los coroneles Ferguson y Van Norman— tenían sus barracones en el Campo de Marte, cerca de la Loma de Tiscapa, donde el presidente Somoza tenía su bunker. También tenían otro destacamento en el aeropuerto de Las Mercedes, donde operaba una base de helicópteros norteamericanos. La Comisión no pudo acceder a las prisiones porque no obtuvieron el permiso de los funcionarios, pero pudieron deducir de las propias dificultades de su gestión la situación que se estaba padeciendo en Nicaragua y así lo reflejaron en el Informe firmado en México, a 4 de noviembre de 1975: “Hemos ido a Nicaragua enviados por la Federación Internacional para los Derechos del Hombre y el Movimiento Internacional de Juristas Católicos Pax Romana. Lo primero que deseamos aclarar es que esto es una organización no gubernamental, que ha comparecido ante la ONU y la UNESCO. Enviamos un telegrama al presidente Somoza diciéndole que la misión consistía en recopilar información sobre la situación de los presos políticos en el país e intentamos conectar con funcionarios del Gobierno de Nicaragua. Pero al parecer, en Nicaragua, el Gobierno es el Presidente y como se encontraba en ese momento en una reunión de presidentes en Guatemala, no hubo permiso para visitar ninguna prisión ni pudimos ser recibidos oficialmente por ningún funcionario. Estas misiones por nuestra parte son frecuentes y las hemos realizado en muchos otros países de Latinoamérica, como Uruguay, Chile, Bolivia, Argentina y México, siendo siempre bien recibidos. En ocasiones no se nos ha permitido visitar a los presos políticos, pero siempre hemos sido recibidos por los funcionarios del Gobierno. Incluso, en las visitas a Chile, pudimos hablar con el mismo Pinochet y discutir con él sobre los presos políticos. Por ello, ante el comportamiento de las autoridades nicaragüenses, debemos concluir que no haber podido hablar con los presos ni ser recibidos por los funcionarios oficialmente, aporta una prueba para considerar que las denuncias existentes tienen una base sólida. Cuando las visitas se niegan a una Delegación como la nuestra, debemos concluir que hay hombres y mujeres que podrían decir cosas al mundo entero que el Gobierno no tiene interés en que se conozcan. Pero hemos sido capaces de enterarnos de lo sucedido por abogados, periodistas, parlamentarios y of document listing the names of political prisoners in El Modelo Prison, Nicaragua, and the nature of the tortures inflicted upon them”, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., p. 171. Véase al respecto el Apéndice IV. 2.
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personas con autoridad moral en el país en lo concerniente a la represión de las víctimas. Sintéticamente, podríamos asegurar que en Nicaragua se vive en estos momentos una auténtica guerra civil, que el Gobierno llama “rebelión” y que es muy importante interrogar allí sobre el destino de muchos guerrilleros. De acuerdo con el informe que hemos recibido, los guerrilleros mueren en combate, o son asesinados inmediatamente después de ser detenidos, sin ser sometidos a ningún juicio. Los que son llevados a juicio nunca son guerrilleros y el Gobierno saca ventaja con la excusa de esta guerra para extender la represión a su oposición política. También tenemos información de que muchos campesinos que han estado en contacto con los guerrilleros por encontrarse con ellos o, a veces, por haberles dado comida u otras cosas, son detenidos y maltratados”71.
El 20 de abril de 1977 se creó en Managua la Comisión Permanente de Derechos Humanos de Nicaragua (CPDH), como una organización privada, no gubernamental, de carácter cívico y humanitario, con el propósito de promover el conocimiento y el respeto de los derechos fundamentales de todos los nicaragüenses consignados en las leyes nacionales y en los convenios internacionales suscritos por el Gobierno. Durante sus dos años de existencia bajo el régimen de los Anastasio Somoza Debayle, la CPDH se destacó por la eficacia de su labor proporcionando asesoría jurídica a las innumerables víctimas de violaciones de derechos humanos; realizando gestiones ante las autoridades para impedir tales violaciones; localizando y defendiendo a los campesinos capturados por la Guardia Nacional y proporcionando informaciones y testimonios ante diversos organismos humanitarios internacionales en los que se denunciaban casos concretos de dichas violaciones y que serviría de base para el ya citado Informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Nicaragua, al que puso objeciones el Gobierno intentando justificar el proceder de la Guardia, aunque sus tentativas resultaron un rotundo fracaso. Somoza terminó viéndose acorralado por las múltiples denuncias y la firmeza de la oposición interna y fue entonces cuando se avino a entablar conversaciones, derogó la Ley Marcial el 7 de diciembre y decretó una amnistía general el día 16 de diciembre de 1978, con el fin de aplacar los ánimos. Todo ello no impidió que la comisión preparara su informe con datos irrefutables de la existencia de abusos y vejaciones y concluyera que había habido “serias violaciones de los derechos contra la seguridad personal mediante torturas”. Tanto la Iglesia Católica, como Amnistía Internacional ya habían condenado lo mismo reiteradamente y el Gobierno respondía siempre asegurando que, tras las denuncias, daba instrucciones de investigar a sus fuerzas del orden, pero nunca había habido constancia de cargos gubernamentales contra algún acusado. 71 “Statement of the Reverend Fernando Cardenal”, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., p. 21.
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3. Las deNuNcias eN La Fase FiNaL deL régimeN Desde la insurrección del 9 de septiembre de 1978, las ciudades fueron bombardeadas con tal intensidad, y se produjeron tantas muertes de civiles, que las protestas rebasaron las fronteras y pasaron a ser internacionales: Honduras, México, Panamá, Colombia, Venezuela condenaron públicamente a Somoza ante la ONU, denunciando que se estaba produciendo un auténtico genocidio en Nicaragua. La OEA, tan denostada por Somoza, volvió a condenar, sin ningún voto en contra, su régimen e igualmente lo hicieron otros organismos e instituciones, como el Instituto Nicaragüense de la Empresa (INDE), la delegación de la ONU y la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH). 3.1. El indE, El Fao, cidh
la
dElEgación nicaragüEnsE En la onu y la
El Instituto Nicaragüense de la Empresa (INDE), que era el vehículo a través del que realizaba sus denuncias la empresa privada, hizo públicas las ilegalidades que se estaban produciendo en su propio seno. Denunció la existencia de presos del sector privado encarcelados en diferentes lugares del país, sin cargos, ni proceso alguno y urgió la necesidad de una mediación de países amigos para la búsqueda de soluciones, ante la gravísima situación del país. En un Informe dirigido “Al Pueblo de Nicaragua, a la ONU, a la OEA, a los Gobiernos y Pueblos de América, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a la Cruz Roja Internacional y a los Pueblos del Mundo”, la institución dio cuenta de los numerosos esfuerzos que había emprendido para encontrar una salida pacífica a la crisis, dialogando con el sector privado, con la Iglesia, con las Cámaras de Comercio y con los partidos políticos, y siempre sin conseguir nada del Gobierno72. Meses antes, el INDE había dado a conocer también los informes del Banco Central de Nicaragua que, pese al control de Somoza, no pudieron dejar de mostrar el reflejo de la crisis política en la desastrosa situación económica del país. Sus previsiones de crecimiento para 1978 eran del 3,3%, que, de confirmarse, suponía un descenso notable respecto a los años anteriores, en que siempre se había superado el 6%. Y, si se contabilizaban las pérdidas ocasionadas por la reducción de las cosechas, por el descenso del consumo y por la destrucción de edificios en función de su contribución al PNB, se esperaba que la tasa real de crecimiento económico, en vez del 3,3%, se situara en el 4% negativo. Según sus análisis, esos resultados eran atribuibles a la contracción de la inversión privada en el interior y al flujo masivo de capitales que se estaba dirigiendo hacia el exterior. Ello era debido a la reacción de los empresarios ante una situación a la que no se le veía el final, y que había provocado, sólo en ese mes de septiembre, la salida ilegal de unos 60 millones de dólares del país, con lo que el nivel de reser72 Informe sobre actividades del INDE durante la crisis de septiembre de 1978. 21-9-1978. AIHNCA, ASD-025-2.
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vas netas del Banco Central era ya negativo. También se habían suprimido los préstamos del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por las condiciones políticas del país. Por todo ello, el Instituto Nicaragüense de Desarrollo calificó la situación de empeoramiento económico severo y advirtió que la falta total de confianza de los inversores en una recuperación política y estable, no podría superarse más que si se encontraban soluciones democráticas y estabilizadoras73. Por si fuera poco, el endeudamiento había alcanzado unos niveles que mostraban la precariedad del Estado. El propio presupuesto que se había previsto para 1978 contemplaba, sólo para cubrir el pago de la deuda pública, 707.000.000 C$, de los que 311 correspondían al pago de intereses y 396 para amortizaciones, lo que suponía que el 20% del presupuesto se debería destinar a esa finalidad74. El Frente Amplio Opositor (FAO), en su conjunto, emitió un comunicado confirmando que el Gobierno había respondido con una ciega y brutal represión militar al derecho legítimo de los ciudadanos a sumarse a una huelga. Denunció que se había utilizado el bombardeo indiscriminado de ciudades, el ametrallamiento de la población civil, agresiones a miembros de la Cruz Roja, a hospitales y a centros de bomberos, de tal intensidad, que sólo se podían calificar de genocidio. Por ello, se dirigía a la mediación internacional para que encontrara urgentemente una solución a la crisis humanitaria e instaba más que nunca a la resistencia “total y activa contra la tiranía para acelerar la caída del régimen somocista”75. El propio embajador de Nicaragua en la ONU, Enrique Paguaga Fernández —que era miembro del partido conservador y uno de los delegados que ejercía sus funciones en la ONU, como representante permanente alterno— escribió al presidente del XXXIII Período de Sesiones de la Asamblea General, exponiéndole su punto de vista acerca de la situación tan crítica que estaba viviendo el país. Paguaga recordó que su partido, ya en 1975, había denunciado la arbitrariedad del régimen somocista, la censura de prensa, la corrupción administrativa, la miseria económica y la injusticia social. Y había acusado muy especialmente al gobierno del terror que se había establecido en el campo, bajo el pretexto de la “subversión comunista”. Pero, en referencia a los últimos meses, el embajador expresó que se había decidido a intervenir porque, en conciencia, no podía dejar de hacerlo, y deseaba unir su voz a las denuncias que se elevaban desde todas partes por las atrocidades cometidas por las fuerzas del régimen. Volvió a confirmar la desaparición de centenares de campesinos, la práctica de torturas y asesinatos en Managua y en otras ciudades, la complicidad del sistema judicial para encubrir a los autores de la represión, la matanza despiadada de los habitantes del barrio de Mo73 Circular de INDE sobre las perspectivas económicas de 1978, del 28 de septiembre de 1978. AIHNCA, ASD-025-5. 74 Boletín Informativo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, p. 9. Enero de 1978. ACHM, Tendencia GPP, Caja III, fólder 4, Exp. 03898. 75 Comunicado oficial del Frente Amplio Opositor, del 24 de septiembre de 1978. AIHNCA, ASD-025-4.
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nimbó de la ciudad de Masaya, los fusilamientos sin previo aviso de adolescentes, mujeres y niños en las calles de León, Chinandega y Estelí; el ametrallamiento de ambulancias de la Cruz Roja en plena labor de socorro, el reclutamiento de mercenarios extranjeros y los ametrallamientos y bombardeos contra la población civil en Masaya, León, Chinandega, Jinotepe, Diriamba, Rivas, Estelí y Matagalpa. Y, sobre todo, la destrucción casi total de Masaya y Estelí, ciudad ésta última que se había hecho acreedora del título de “la Guernica de América”76. Acusó también, sin mencionarlo, al gobierno de los EE.UU., diciendo: “Denuncio la complicidad silenciosa de quienes durante los últimos cuarenta y cinco años instalaron, apoyaron y apertrecharon a la dinastía Somoza y, a estas alturas, proclaman una neutralidad en la que ningún nicaragüense que se respete puede creer”77.
También denunció —y en forma más directa— la actitud parcial de importantes medios de comunicación norteamericanos que soslayaban el hecho de que, junto a la lucha armada, en Nicaragua se estaba desarrollando un movimiento cívico y democrático para derrocar a la dictadura, al que apoyaban todas las fuerzas vivas de la sociedad nicaragüense. Y agradeció a los gobiernos de Costa Rica, Panamá y Venezuela sus esfuerzos para frenar el derramamiento de sangre, a la vez que solicitaba ayuda y auxilio a Costa Rica y Honduras, para los miles de nicaragüenses que habían cruzado las fronteras huyendo hacia allí, por ser los países limítrofes con Nicaragua. Por último, el embajador quiso dejar claro que no estaba pidiendo una intervención ni unilateral, ni multilateral, que ya se había demostrado en la historia del país que eran muy negativas, hasta el punto de que alguien había dicho que “Somoza fue el último marine que dejaron los norteamericanos”78. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tuvo que ser autorizada por el gobierno de Somoza a que visitara Nicaragua en octubre de 1978, inmediatamente después de la insurrección urbana —gracias a las presiones y repercusión internacional— por lo que pudo comprobar ampliamente las actividades gubernamentales y denunciarlas en el Informe de la Investigación Internacional y No Gubernamental sobre violaciones de los Derechos Humanos79. Se pudieron documentar numerosas denuncias, aunque algunos de los miembros de la Comisión Investigadora fueron detenidos y hubo intentos de impedir o entorpecer esas investigaciones. En dicho Informe, la comisión denunció la represión generalizada contra chicos entre catorce y veinte años de edad, a lo que 76 Carta de Enrique Paguaga, embajador de Nicaragua, delegado en la ONU, a Indalecio Liévano, Presidente de la XXXIII período de Sesiones de la Asamblea General de la ONU. Nueva York, 27 de septiembre de 1978. AIHNCA, ASD-034, P. 3. 77 Ibidem, p. 4 78 Ibidem, pp. 5 y 6. 79 Informe sobre Derechos Humanos en países receptores de ayuda de los EE.UU., 1979. AIHNCA, ASD-090-091.
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el Gobierno respondió que las “bajas” reseñadas eran de guerrilleros muertos en combate. Ciertamente, había habido combates y los ataques guerrilleros habían sido continuos desde septiembre a diciembre de 1978, pero la Guardia Nacional había provocado numerosas muertes entre ciudadanos civiles, no combatientes, y la campaña de destrucción emprendida por el gobierno no pudo quedar oculta. La Comisión informó de que sólo en 1978 —ya antes de la amnistía general de diciembre— se había detenido a cerca de 1.300 personas por “actividades antigubernamentales”, alcanzando el punto máximo de agosto a octubre de 1978. Y certificó que las condiciones de las cárceles eran tan deficientes que la manutención de los presos dependía en gran medida de su capacidad de obtener asistencia de familiares y amigos. El Comité Local No Gubernamental de Derechos Humanos documentó estos hechos y la arbitrariedad de los mismos, a la que se sumaba la falta de cargos. Los datos recabados llegaron a suscitar tal escándalo para los observadores internacionales, que el Gobierno tuvo que liberar a muchos de los detenidos, incluso a través de los Tribunales Militares, a pesar de que la Ley Marcial aún estaba vigente. Se denunciaron también otras violaciones de derechos humanos, tanto en el campo como en la ciudad. En el campo, los cientos de inexplicables desapariciones en las llamadas “operaciones rurales de contrainsurgencia” y los allanamientos de moradas, que se podían practicar sin mandamientos judiciales. En las ciudades, la discrecionalidad absoluta con la que se había actuado en el reconocimiento o no de ciertos sindicatos y en la declaración de huelgas legales o ilegales sin justificación alguna. Asimismo, aunque teóricamente se seguía respetando la libertad de creencias religiosas, se confirmaron afrentas contra la Iglesia y críticas por parte del Gobierno contra el arzobispo católico de Managua y contra otras organizaciones religiosas perfectamente legales. La CIDH refrendó que, en la práctica, los sacerdotes y clérigos tenían serias restricciones para el ejercicio de su Ministerio, corroborando las denuncias de septiembre de la Archidiócesis de Managua: la Guardia Nacional había infringido malos tratos a sacerdotes y ametrallando iglesias acusadas de ser lugares de operaciones de francotiradores urbanos. Se supo que habían sido asesinados o deportados sacerdotes católicos por haber apoyado públicamente al movimiento guerrillero o haberse unido a él. La CIDH confirmó que cientos de personas se habían tenido que exiliar a Honduras y a Costa Rica, aunque algunos habían vuelto clandestinamente y se habían unido al FSLN. Pero las salidas al exterior eran en muchos casos clandestinas porque los pasaportes se denegaban por cualquier cuestión pendiente, o por no haber pagado las tasas, por lo que era frecuente que los opositores del régimen se encontraran con dificultades o retrasos para la obtención de sus visados. En el interior del país —y aunque la movilidad no había sido restringida, excepto cuando se buscaban vehículos con armas o material subversivo— la Guardia Nacional había continuado hiriendo o asesinando cuando se violaba el toque de queda durante la Ley Marcial.
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En referencia concreta al comportamiento del Gobierno y la Guardia Nacional durante las insurrecciones de septiembre de 1978, la CIDH logró elaborar un Informe in situ, entre los días 3 y 12 de septiembre, que se publicó el 17 de noviembre del mismo año. El Informe, como los anteriores, calificó la represión ejercida de genocidio y su exposición completa sobre las violaciones de derechos humanos en que había incurrido el Gobierno de Nicaragua, fue la siguiente: 1. “El Gobierno de Nicaragua es responsable de graves atentados al derecho a la vida, en trasgresión, además, de las normas de derecho internacional humanitario, al reprimir excesiva y desproporcionadamente las insurrecciones que tuvieron lugar en septiembre de 1978 en las principales ciudades del país. Los bombardeos de la Guardia Nacional a las poblaciones se hicieron indiscriminadamente y sin previa evacuación de la población civil, lo que trajo como consecuencia una situación dramática tipificada como crímenes de guerra y de lesa humanidad. 2. El Gobierno de Nicaragua es responsable de muchísimas muertes ocurridas con posterioridad a los combates, en razón de los abusos cometidos por la Guardia Nacional en la llamada “operación limpieza” y en otras acciones que tuvieron lugar varios días después de terminadas las hostilidades, en las que se ejecutó, sumaria y colectivamente, a numerosas personas por el solo hecho de habitar en barrios o caseríos donde habían actuado miembros del FSLN. Se asesinó a jóvenes y niños indefensos, lo que se tipifica como crímenes de lesa humanidad. 3. El Gobierno de Nicaragua ha obstaculizado la labor de la Cruz Roja al impedirle actuar durante los combates a fin de atender a los heridos, recoger cadáveres y, en general, llevar a cabo su labor humanitaria. Además, dicho gobierno es responsable de la muerte de socorristas de la Cruz Roja y de la utilización indebida de ambulancias y emblemas de esa institución, lo que se tipifica como crímenes de guerra. 4. El Gobierno de Nicaragua es también responsable de muertes, graves abusos, detenciones masivas y otras violaciones a los Derechos Humanos de grupos de campesinos, lo que se tipifica como crímenes contra la humanidad. 5. En los sucesos de septiembre, y aún antes de ellos, se violó gravemente el derecho a la integridad personal al aplicarse torturas y otros apremios físicos a numerosos detenidos. 6. Una situación especial que preocupó hondamente a la Comisión fue la referida a los menores. Además de numerosos adolescentes y jóvenes que se encuentran detenidos en las cárceles, en promiscuidad con delincuentes comunes, la Comisión pudo comprobar una represión generalizada por parte de la Guardia Nacional en contra de todo varón entre 14 y 21 años de edad, lo que está tipificado como Crímenes de lesa humanidad. 7. La libertad física de las personas se encuentra seriamente afectada, como lo demuestran las muchas detenciones arbitrarias que se produjeron a comienzos del mes de septiembre. Además, se ve agravada por el sistema
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de administración de justicia existente en Nicaragua y por los poderes de que gozan los Jueces de Policía, algunos de los cuales, incluso, son Comandantes de la Guardia Nacional, para imponer penas de privación de la libertad hasta por seis meses sin otro requisito que oír al Sindicato, y por las facultades de los Tribunales Militares para juzgar en períodos de emergencia a los civiles. De todo lo dicho se desprende que ha habido violación al derecho de protección contra la detención arbitraria y a proceso regular, en particular al de tener una adecuada defensa. 8. La libertad de expresión del pensamiento se encuentra severamente restringida al limitarse, en los hechos, la información de lo que ocurre en Nicaragua, principalmente a lo que expresan los diarios, emisoras y estaciones de televisión, controladas directa o indirectamente por el Gobierno. En el caso de la prensa escrita u oral, independiente u opositora al Gobierno, si bien en los períodos en que no haya sido censurada se ha dispuesto de una relativa libertad, sus propietarios, directivos o periodistas han sufrido graves atentados o amenazas a su vida, libertad o seguridad. 9. Las libertades de culto, conciencia y religión, aunque formalmente respetadas, en la práctica han sido difíciles de ejecutar, debido a los atropellos de palabra y obra de que han sido objetos los sacerdotes y religiosos de diferentes congregaciones católicas. 10. En la actualidad no es posible ejercitar el derecho de reunión y, ya antes, encontraban serias limitaciones los derechos de asociación en general y los de asociación sindical y política, en particular. 11. También está sometido a obstáculos de orden práctico el derecho al sufragio. Las violaciones de los derechos humanos a que se ha hecho referencia en el presente Informe, han afectado a todos los sectores de la población nicaragüense. Sus víctimas han sido continuas, siendo especialmente personas de limitados recursos económicos y jóvenes entre 14 y 21 años. Los daños y sufrimientos provocados por esas violaciones han hecho surgir entre la población nicaragüense, de una manera más patente, un intenso y general sentimiento favorable al establecimiento de un sistema que garantice la observancia de los Derechos Humanos”80.
Finalmente, otro tema objeto de denuncia fue el institucional. La Constitución incluía el sufragio universal para los mayores de 21 años y contemplaba un sistema pluripartidista, pero la Ley Electoral había dificultado siempre el acceso a los partidos que no fueran los “dinásticos” tradicionales: los liberales (PLN) o los conservadores (PCN). La Comisión sacó la conclusión de que el gobierno de Nicaragua había sido responsable de serias, persistentes y generalizadas violaciones de los derechos humanos y que los continuos fraudes electorales habían sido 80 Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre la situación de los Derechos Humanos en Nicaragua. Septiembre de 1978.OEA/Sr. L II 45 doc. 16 rev. 1. AIHNCA, ASD-090-091.
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la causa de que el resto de los pequeños partidos, que eran dieciséis, se agruparon en el Frente Amplio Opositor (FAO) en julio de 1978, sólo un mes antes de la toma del Palacio Nacional. El Gobierno desprestigió los informes de la CIDH con el argumento de que en ellos se ignoraban las atrocidades cometidas por los insurgentes del FSLN. Sin embargo, tuvo que prometer tomar medidas allí donde los cargos de la CIDH fueran comprobados, aunque nunca hubo evidencia alguna de su cumplimiento, como tampoco ratificó nunca la Convención Americana de Derechos Humanos81. 3.2. las dEnuncias dE la ciudadanía EuropEa: El EjEmplo dEl comité dE solidaridad dE la rEpública FEdEral alEmana En la totalidad de los países europeos, el sentimiento de rechazo hacia el régimen de Somoza se fue haciendo unánime en sus últimos años de existencia. Incluso, en los países que habían tenido dictaduras más prolongadas, como España, Portugal y Grecia, ya habían desaparecido, por lo que la solidaridad ciudadana con la lucha por derrocar a Somoza pudo expresarse y fue generalizada. Sin embargo, los sectores que realmente colaboraron fueron organizaciones no gubernamentales que, de hecho se reunieron en Madrid, del 29 de septiembre al 2 de octubre de 1978. Treinta comités de solidaridad de todos los países europeos, junto con tres representantes del FSLN programaron un gran número de actividades, entre las que se dio mucha importancia al apoyo material a la resistencia82. En España, los comités más importantes fueron los de Madrid, Barcelona y Valencia, pero también se constituyeron en Italia, Portugal, Bélgica, Francia y Países Escandinavos, junto a los que ya existían en Canadá, en Estados Unidos —en Washington, San Francisco, Los Ángeles y Nueva York—, y en América Latina, en Colombia, Ecuador, Perú y costa Rica. Ya unos meses antes de la insurrección de septiembre de 1978, el jefe de la Seguridad (OSN) de Nicaragua le había reclamado a un alto funcionario del gobierno de Costa Rica que allí había unos 500 sandinistas que no estaban controlados y ese funcionario le contestó: “Dispense, General, pero no hay 500 sandinistas, son dos millones y medio”83. Tras la insurrección, se había producido, incluso, una toma de consulados de Nicaragua simultánea a la de las principales ciudades europeas, como Bonn, Roma, Madrid, París, Ámsterdam y Estocolmo84. 81 Ibidem. 82 En Alemania, algunos de los apoyos concretos que se dieron a los sandinistas fueron la apertura de una cuenta en el Bank Für Gemeinwirtschaft, sucursal de Essen, y la celebración de varios conciertos del grupo de Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina, exiliados de su país desde 1978 y residentes en España. Se celebraron esos conciertos en Kiel, Berlin, Göttingen, Colonia, Munich, Frankfort y Friburgo, entre octubre y noviembre de 1978. 83 “Ahora todo el mundo está contra Somoza”. Comunicado de Ernesto Cardenal de 22-2-1978. AECM, S/C. 84 Cardenal, E., Ob. cit., p. 158.
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Los gobiernos, como tales, se manifestarían oficialmente más tarde, pero la sociedad civil se solidarizó inmediatamente. Como ejemplo de la percepción ciudadana europea, expondremos la actuación del Comité de Solidaridad de la Alemania Federal85. Entre todas las manifestaciones de apoyo, fue especialmente destacada la actuación del denominado Comité de Solidaridad Alemán con el pueblo de Nicaragua (Büro Nicaragua), que estuvo constituido por integrantes de las ciudades de Berlín, Friburgo, Hamburgo y Wuppertal. El Comité dio publicidad a la carta que el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal había enviado a todos los sacerdotes y parroquias de Alemania solicitando ayuda material y suministro de servicios médicos para “la etapa final de la liberación de Nicaragua”86. Difundió también el 12 de octubre de 1978 un análisis de la situación de Nicaragua, procedente de fuentes directas nicaragüenses, con el objetivo de que se conociera la verdadera situación del país, y denunció el comportamiento y falta de colaboración de las empresas automovilísticas alemanas Mercedes Benz y Siemens, así como la actitud del embajador de Alemania en Nicaragua. El Comité había tenido conocimiento de que se estaba limitando la información sobre lo que ocurría en el país y de que se estaban falseando las noticias para dificultar la solidaridad con Nicaragua, por fuentes directas nicaragüenses. Por ello, en síntesis, el Büro Nicaragua hizo públicas las siguientes cuestiones: 1. La violencia de los últimos meses no se había debido a la instigación del FSLN, sino que había sido la represión estatal la que había provocado sublevaciones espontáneas de la población que, como no tenía armas, utilizaba piedras y escopetas de caza. Por ese motivo, en situaciones como las del barrio de Monimbó —de la ciudad de Masaya— de febrero, o la de Matagalpa, en agosto, el FSLN había tenido que enviar unidades militares y preparar la sublevación para evitar un baño de sangre, pues estaba resultando muy difícil convertir la furia y determinación del pueblo en un movimiento militar disciplinado. 2. La lucha emprendida en septiembre de 1978 había tenido por objeto realizar ataques coordinados a cuarteles militares. Pero, después de los primeros tiros, la población salió a la calle, levantó barricadas, incendió casas de los amigos de Somoza, y creó una nueva situación, ya que no se había previsto ocupar las ciudades. Cuando la 85 También tuvo lugar una reunión similar en Panamá, al mismo tiempo, en la que participaron más de cuarenta “Grupos de Nicaragua” del continente americano. Informe de la Embajada de Nicaragua en Bonn, enviado al coronel Bayardo Jirón, Jefe de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), sobre las actividades del Comité de Solidaridad Alemana con Nicaragua. Octubre-noviembre de 1978. AIHNCA, ASD-064. 86 Carta de Ernesto Cardenal de 13 de septiembre de 1978. Oficina de Nicaragua en Alemania, 12 de octubre de 1978. AIHNCA, ASD-064.
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situación se puso difícil, el FSLN salió de las ciudades con un gran número de habitantes que lo siguieron, replegándose para proteger a la población, pero Somoza, aún así, las bombardeó, como castigo a la población civil, aún sabiendo que el FSLN ya había salido. Se calculó que habían muerto unas 5.000 personas y que había habido más de 15.000 desaparecidos. 3. El FSLN había tenido contactos con fracciones descontentas del ejército. 4. Se hacía necesaria una rápida campaña de solidaridad internacional, que promoviera la ruptura de relaciones diplomáticas con el régimen de Somoza, para aislarlo. Después, sería necesario el reconocimiento del Gobierno Provisional creado, y posteriormente, preparar la celebración de elecciones libres. 5. Se advertía del peligro de cualquier intervención extranjera —lo que estaba siendo una amenaza—, pues se sabía que los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Honduras tenían la intención de intervenir dentro del marco del Consejo de los Ejércitos Norteamericanos (CONDECA). Igualmente había habido intentos por parte de la OEA y se había llevado a cabo ya una intervención oculta de parte de los ejércitos guatemaltecos y hondureños, que habían intervenido ya en los combates, así como más de 1.000 mercenarios de los EE.UU. y cubanos exiliados en Miami87. Con respecto al resto de cuestiones antes mencionadas, se informó de que se había escrito a los directores de las empresas Siemens y Daimler Benz, solicitando, a la primera, que suprimiera toda colaboración con Somoza y, a la segunda, que rompiera el contrato por el que Somoza era el representante de la firma en Centroamérica. La Dirección General de Siemens no contestó a la carta y la de Daimler Benz contestó que comprendía sus razones políticas, pero que su contrato ya existía desde 1954 y que una ruptura sería muy desventajosa para la numerosa clientela que tenían desde hacía veinte años88. El Ministerio de Relaciones Exteriores alemán y el embajador alemán en Nicaragua, no tuvieron tampoco una actitud de colaboración con el pueblo nicaragüense. Desde el Comité de Solidaridad se envió una carta al ministro de Relaciones Exteriores de la República Federal Alemana, Genscher, exigiéndole que rompiera las relaciones diplomáticas con el régimen de Somoza y que “tomara en serio la declaración del Gobierno Federal de no pactar con terroristas”89. A 87 Denuncia del Büro Nicaragua. AIHNCA, ASD-064 88 Según los datos en poder de Büro Nicaragua, eran los oficiales de la Guardia Nacional los que tenían la mayoría de los coches Mercedes en Nicaragua, sin pagar impuestos. 89 La alusión a las declaraciones del Gobierno Federal de no pactar con terroristas hacía referencia al gobierno de Helmut Schmidt (1974-1982), del partido socialista alemán (SPD), que actuó
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ello contestó Genscher que sólo manteniendo las relaciones diplomáticas podía su gobierno proteger a los ciudadanos alemanes en Nicaragua y fomentar los intereses alemanes, además de obtener información sobre el país y difundirla. Fue entonces cuando el Büro Nicaragua le recriminó la forma en que se estaban desarrollando dichas relaciones diplomáticas, dado que era bien conocida la estrecha relación del embajador de Alemania en Nicaragua con Somoza. Eso le había conducido a no transmitir a la República Federal la documentación de la Comisión Permanente de Derechos Humanos, que se había recibido en todas las Embajadas de Managua, por lo que había impedido que la conocieran las organizaciones de la Iglesia alemana que se dedicaban a la ayuda a países en desarrollo. Por otra parte, le hacía saber que los ciudadanos alemanes en Nicaragua, jamás habían corrido peligro alguno y, por el contrario, la Embajada alemana no estaba prestando auxilio a los nicaragüenses que podían haber acudido a refugiarse allí porque consideraban que la Embajada alemana era el peor sitio donde podían buscar ayuda. Lo que sí hacía la Embajada era proteger los intereses económicos de las empresas alemanas en Nicaragua, y la empresa Siemens no había tenido escrúpulos en entregar a sindicalistas a la policía de Somoza. Asimismo, desde el Büro se solicitó al Ministerio de Cooperación Económica que no se diera cumplimiento al contrato de 1977 en virtud del cual Bonn debía prestar a Nicaragua diez millones de marcos alemanes para la amplificación de las telecomunicaciones. La gestión de ese préstamo se había encargado a la empresa Siemens —aún con el conocimiento que se tenía de su complicidad con el sistema de corrupción de los Somoza— y, cuando el Büro solicitó que se anulara por las condiciones de guerra civil del país, y lo incierto de su destino, el Ministerio había respondido que debía hacerse efectivo y no se podía rescindir90. El Büro, como era previsible, emitió una nueva protesta. Del Comité de Solidaridad alemán habló también Ernesto Cardenal en sus memorias y contó que su editor, Hermann Schultz, había tomado la revolución de Nicaragua como propia y había creado 150 comités de solidaridad —que después se fundirían en uno— con Enrique Schmidt, un nicaragüense con antepasados alemanes que había estado en la cárcel en Nicaragua y, cuando salió, se asiló en Alemania. Tras el triunfo de la revolución, Schmidt llegó a ser jefe de la Policía de Managua y después ministro de Comunicaciones. Finalmente moriría combatiendo a la Contra91. con extrema dureza con respecto a la banda terrorista alemana Baader-Meinhof. En la petición del Büro Nicaragua se estaba asimilando el terrorismo alemán al terrorismo de Estado de Somoza. 90 Informe de la Embajada de Nicaragua en Bonn, enviado al coronel Bayardo Jirón, Jefe de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), sobre las actividades del Comité de Solidaridad Alemana con Nicaragua. Octubrenoviembre de 1978, p. 5. AIHNCA, ASD-064. 91 Ernesto Cardenal fue a Alemania y viajó por todo el mundo, ya antes de que hubiera triunfado la revolución, porque la Dirección Nacional opinó que había que aprovechar su fama literaria para buscar ayuda. El primero de esos viajes fue a Alemania, porque era uno de los lugares donde tenía más lectores y era muy conocido. Él consideraba que había sido en Alemania donde se habían
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Paralelamente se estaba organizando una Conferencia Mundial de Solidaridad con Nicaragua que se había programado para los días 13 al 15 de julio. La reunión preparatoria se celebró en Panamá los días 29 y 30 de abril de 1979 y a ella asistieron delegados de EE.UU., Costa Rica, Honduras, Panamá, Puerto Rico, Venezuela, México, Perú, Ecuador, Colombia, Cuba, Vietnam, URSS y Nicaragua. Allí se denunció la última campaña represiva de bombardeos y asesinatos y el sostenimiento del régimen por EE.UU. Se hizo un llamamiento a todos los países progresistas y democráticos del mundo para que hicieran suyos los siguientes objetivos: 1. Crear Comités Nacionales de apoyo para que la Conferencia Mundial fuera un foro de apoyo a los nicaragüenses y denunciar y dar a conocer al mundo el genocidio del régimen para con su pueblo. 2. Hacer un reconocimiento a escala mundial de la actitud combativa del FSLN. 3. Apoyar a todos los sectores del pueblo que luchen contra la dictadura. 4. Promover acciones económicas de respaldo. 5. Exhortar a los gobiernos democráticos a romper relaciones con la dictadura. 6. Coordinar esfuerzos para hacer efectivo un boicot económico de carácter inmediato a la dictadura. 7. Divulgar los grandes esfuerzos unitarios realizados por el pueblo nicaragüense y sus organizaciones democráticas que se concretan en el Frente Patriótico Nacional92. La conferencia programada para julio ya no se llegó a celebrar porque se empezaron a precipitar los acontecimientos y, las fechas previstas fueron, finalmente, las vísperas del triunfo de la revolución.
creado más comités de solidaridad. Cardenal, E., Ob. cit., p. 60. 92 Comité Nacional de Defensa de la soberanía y la paz (CONADESOPAZ), miembro del Consejo Mundial de la Paz. Comité panameño de Solidaridad con el Pueblo de Nicaragua. AECM- S/C.
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Vi. uN modeLo de dictadura crematÍstica:
La permaNeNte acumuLacióN de propiedades
i. La eVoLucióN de La ecoNomÍa eN La Nicaragua de Los somoza Durante los primeros tiempos de la Colonia, la economía nicaragüense se había basado en la producción del añil y cacao, utilizados como tributos, además de la explotación ganadera, la construcción de barcos, los recursos forestales y la extracción de productos mineros, sobre todo oro y plata. Pero desde el último tercio del siglo XVIII, cuando Europa estaba sumida en la revolución industrial, Nicaragua, como el resto de las colonias, se vio inmersa en lo que podría denominarse primer circuito de comercio internacional, y con ello, en un marasmo de transformaciones. Pasó de una aceptable diversificación en sus productos, que se elegían en función de las necesidades del consumo interior, a ser productora de lo que se demandaba desde el exterior y, en poco tiempo, a la sucesión de monocultivos. La revolución industrial había comenzado en Inglaterra, que durante casi un siglo fue “la tienda de Europa”, dado que su producción mecanizada podía ser adquirida solo por los círculos minoritarios de los países de su entorno, que aún no habían alcanzado el mismo nivel de tecnificación. Sin embargo, en la primera mitad del siglo XIX, el resto de los países de Europa Occidental fueron entrando en el mismo proceso e iniciando sus revoluciones industriales. El poder adquisitivo de la mayoría de la población no era capaz de absorber la cantidad de productos que la proliferación de máquinas hacía posible y la crisis de superproducción de 1873 estableció la señal de alarma. Fue entonces, desde el último tercio del siglo XIX, cuando se empezó a pensar en buscar nuevos mercados en los países menos desarrollados: tanto en la Europa del Sur, como en Rusia y Turquía o África y Latinoamérica. En el hemisferio Norte se decidió realizar inversiones de capital, sobre todo en minería, cuyos productos cada vez eran más necesarios para las exigencias de la modernización urbana, y en vías ferroviarias, dado que ya daba comienzo la denominada segunda revolución industrial, la revolución de los transportes. Pero en África y Latinoamérica, además de la inversión de capitales europeos, dio comienzo una gran demanda de productos que eran escasos o exóticos en Europa, seleccionados y muy específicos. Por su parte, EE.UU., tras el final de su Guerra de Secesión (1861-1865), se interesó en ampliar sus mercados en los países más próximos geográficamente y a importar lo que le interesaba de aquellos que estuvieran dispuestos a cultivar un pequeño número de productos, en función de su demanda. La consecuencia fue una extensión sin precedentes de varios “monocultivos” en muchos de los países
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del hemisferio Sur que distorsionarían y condicionarían gravemente el futuro de sus economías, la estructura de su propiedad y sus formas de tenencia de la tierra. Como señala Frances Kinloch, en América Latina se formaron varios grupos de actividades productivas: 1. El cultivo de cereales se propició en regiones de clima templado, como Argentina y Uruguay. 2. El cultivo de café, en las zonas altas de los trópicos, desde Brasil hasta América Central. 3. El cultivo de la caña de azúcar, en las Antillas. 4. El cultivo del banano, en las regiones de clima tropical húmedo, sobre todo en la costa atlántica del Caribe. 5. La extracción de caucho silvestre, en las selvas del trópico húmedo. 6. La extracción de recursos minerales como oro, plata, cobre, estaño y, posteriormente, petróleo, en cualquier parte donde los había1. En Nicaragua, en concreto, Jaime Wheelock destaca también una serie de etapas definitorias de su desarrollo económico: 1. La Dominación Oligárquica, de 1850 a 1880: fue la etapa que discurrió entre la economía comercial y la demanda exterior masiva del café. 2. La reforma burguesa y el predominio del café, de 1880 a 1909: corresponde a los años del gran ascenso de la burguesía agropecuaria, que empezó a constituir, económicamente, una clase media y, políticamente, una burguesía nacionalista. 3. La frustración del proyecto burgués, de 1909 a 1925: se dieron por finalizadas las posibilidades de una burguesía nacionalista y se abrió la vía libre al dominio y control de las compañías norteamericanas. 4. La guerra de Liberación Nacional, de 1927 a 1934: cuando Sandino se enfrentó con sus tropas a la intervención norteamericana, que finalmente le costaría la vida. 5. El estancamiento económico y la dictadura contrarrevolucionaria, de 1934 a 1945: la depresión mundial hizo a Nicaragua dependiente de sus exportaciones de oro. Se produjo el ascenso al poder del primer Somoza y la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial situó a Nicaragua en una atractiva posición geoestratégica, por permitir la instalación de bases militares y por sus materias primas, sobre todo caucho y minerales, imprescindibles para la guerra. 6. La consolidación del capitalismo dependiente, de 1945 a 1958: fueron los años del auge de los monocultivos, café primero y algodón después. Se realizaron importantes obras de infraestructura para facilitar el comercio exterior y se crearon los primeros bancos. La importación de grandes cantidades de maquinaria y tecnología de EE.UU. consolidó el papel de Nicaragua como economía dependiente. 7. La crisis del capitalismo y la reintegración del movimiento revolucionario, 1 Kinloch, F. (2005), Ob. Cit., p. 178.
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de 1958 a 1979: comenzó el auge de la burguesía local, que se organizó en grandes grupos económicos y se enfrentaría en los últimos tiempos con las aspiraciones de la familia Somoza. Ello, unido a la intensificación de la represión, daría lugar a alianzas, antes impensables, que provocarían, finalmente, la caída del régimen2. En la etapa de los Somoza, de 1936 a 1979, desde los comienzos de su mandato, la trayectoria económica se vio marcada por la dependencia de EE.UU., que le impuso su lugar en el diseño del circuito comercial mundial: el del modelo económico de relaciones N-S, que le otorgaba el papel de proveedor de materias primas y comprador de manufacturas. Nicaragua quedaría en ese esquema como abastecedora de productos destinados a la exportación a Europa y EE.UU. y, en consecuencia, condicionada por la demanda preferente de los compradores, según el momento. Desde la década de 1960, sobre todo, Nicaragua se fue convirtiendo en base de operaciones de compañías multinacionales norteamericanas que fueron interviniendo sucesivamente en el sector agropecuario, en la industria, en el comercio y en el sector bancario. Ello provocó una desproporción manifiesta entre los diferentes sectores económicos y empezó a marcar un desequilibrio que tendría consecuencias negativas con posterioridad: una dedicación casi exclusiva al sector agroexportador, una desnacionalización de la producción industrial y un sector raquítico de productos destinados al consumo interior. Al llegar al primer quinquenio de la década de 1970, esa desproporción tuvo como consecuencia varias particularidades, dada su situación geográfica y las posibilidades productivas del país y sus regiones o departamentos. El total de la superficie de tierra firme era de 120.339,46 Km2, la de lagos y lagunas, 10.033,93 y la superficie total del país, 130.373,39 Km2 Las zonas más significativas del país eran las siguientes: a) La Zona del Pacífico, lugar privilegiado de las mejores tierras y cultivos, fue objeto de una dotación acelerada de infraestructuras, caminos, puertos y consumo de energía. Allí, el sector destinado a la exportación llegó a suponer el 55,8% del total, centrado especialmente en el algodón, el café y la carne congelada b) Las Zonas Centro y Norte, que eran las destinadas al consumo interior, sufrieron una carencia grande de infraestructuras, y comercializaron sus productos a través de intermediarios. c) Los pequeños “ruedos” alrededor de las ciudades, que las abastecían de granos, frutas y hortalizas, gozaron de una mayor modernización y pudieron beneficiarse también de las infraestructuras de los sectores exportadores del Pacífico3.
2 Véase para mayor amplitud: Wheelock, J: Imperialismo y Dictadura, S. XXI, México, 1975. 3 Wheelock, J y Carrión, L (1981), Ob. cit., pp. 7-9.
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División Política Administrativa de Nicaragua N°
Departamentos
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Chinandega León Managua Masaya Carazo Granada Rivas Estelí Madriz Nueva Segovia Jinotega Matagalpa Boaco Chontales Río San Juan Región Autónoma Atlántico Norte Región Autónoma Atlántico Sur
1 2
Sup. (km²)
% Sup. Nac.
Municipios
Cabeceras Dep.
4,822.42 5,138.03 3,465.1 610.78 1,081.4 1,039.68 2,161.82 2,229.69 1,708.23 3,491.28 9,222.4 6,803.86 4,176.68 6,481.27 7,540.9
4 4.27 2.88 0.51 0.90 0.87 1.80 1.85 1.42 2.90 7.66 5.65 3.47 5.39 6.27
13 10 9 9 8 4 10 6 9 12 8 13 6 10 6
Chinandega León Managua Masaya Jinotepe Granada Rivas Estelí Somoto Ocotal Jinotega Matagalpa Boaco Juigalpa San Carlos
33,105.90
27.27
8
Bilwi
27,260.02
22.89
12
Bluefields
Fuente: Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (INETER).
Nicaragua y sus departameNtos
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Departamentos (de N a S): *N.S.: Nueva Segovia *J.: Jinotega. *R.A.A.N.: Región Autónoma del Atlántico Norte. *M.: Madriz *E.: Estelí *M.: Matagalpa *R.A.A.S.: Región Autónoma del Atlántico Sur. *Ch.: Chinandega. *L.: León. *M: Managua. *Ma.: Masaya. *B.: Boaco. *C.: Carazo. *G.: Granada. *R.: Rivas. *R. S. J.: Río San Juan.
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1.1. la producción dE matErias primas Como proveedora de materias primas, Nicaragua se centró en sus inicios exportadores en la producción de café y, después, en el algodón y el azúcar, dependiendo de las coyunturas. Además, fue también muy notable la extracción y comercialización del oro y el caucho, y la venta de carne, que propició un gran negocio de cría y exportación de ganado. Los “productos estrella” de cultivo, sin embargo, fueron evidentemente el café, el algodón y el azúcar. 1.1.1. El cultivo del café Durante la mayor parte del siglo XIX y hasta principios del siglo XX, en Nicaragua se fueron produciendo las transformaciones necesarias para introducir a gran escala el cultivo del café, uno de los productos a los que se adecuaban perfectamente la morfología y climatología del país. A la par, se iniciaba aceleradamente un proceso de privatización de la tierra y de la designación por parte del Estado de las tierras altas para este cultivo. Bajo el dominio español, y por lo que se refiere a la tenencia de la tierra, casi toda había pertenecido a la Corona, a la Iglesia Católica y a las comunidades indígenas. Consecuentemente, la privatización se llevó a cabo inicialmente en las tierras estatales, o baldíos, y en las eclesiásticas4. Pero se continuó con las de los ejidos y las de las comunidades indígenas, o de ladinos, que anteriormente les habían sido asignadas y que siempre habían sido explotadas en forma colectiva con derecho a usufructo. Con las diferencias propias de su entorno y de su particular proceso, en conjunto, tanto el desarrollo, como las consecuencias, fueron similares a los de Europa y España en sus procesos de desamortizaciones civil y eclesiástica, también del siglo XIX. El resultado común fue el triunfo de la privatización5. El objetivo teórico del proceso desamortizador en España había sido poner todas las tierras en venta para eliminar la ineficacia y absentismo que era habitual en las explotaciones de nobles y alto clero —“los llamados bienes de manos muertas”— y crear una clase de pequeños y medianos propietarios campesinos, que proporcionaran estabilidad social y rendimiento económico. Pero después, con la urgencia de la Corona de obtener dinero para financiar las guerras carlistas, terminaron vendiéndose al mejor postor y se produjo una concentración de propiedad en los que tuvieron un mayor poder adquisitivo. Es lo que en España definió el proceso desamortizador como de “un simple cambio de manos”. 4 Véanse a este respecto las aportaciones de Dore, Elizabeth: Mitos de modernidad. Tierra, peonaje y patriarcado en Granada, Nicaragua. Ed. Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA-UCA), Managua, 2008, y Gould, J.L: Aquí mandamos todos igual. Lucha campesina y conciencia política en Chinandega, Nicaragua, 1950-1079. IHNCA-UCA, Managua, 2009. 5 Las desamortizaciones, o liberalización de bienes para ser vendidos y comprados, se produjeron en España en dos fases: la de Mendizábal, la eclesiástica, en 1836 y la civil, la de Madoz, en 1858.
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En Nicaragua, sin embargo, la marcha hacia la privatización no fue ni tan rápida ni tan lineal y tuvo, en un principio, consecuencias diferentes. Siguiendo a Elizabeth Dore, que estudió el modelo de Diriomo, en el departamento de Granada, donde se desarrollaron las haciendas cafetaleras y ganaderas pertenecientes a la oligarquía, podemos observar ciertas singularidades. Mientras en Europa se dedicaron con ímpetu a vender y comprar tierras, en Nicaragua, entre 1830 y 1910, se promulgaron unas sesenta leyes agrarias, salieron a la luz las discrepancias entre liberales y conservadores y se entabló un debate sobre las ventajas e inconvenientes de la propiedad privada. Incluso los liberales más apasionados encontraron incompatible la libertad laboral en las condiciones sociales del país y sus propios intereses económicos y se pusieron de manifiesto las dificultades propias del Estado para definirse. Finalmente, la Constitución de 1858, junto a otras disposiciones gubernamentales, consagró la propiedad privada para fomentar el cultivo del café. Así, durante la década de 1860, se estipuló que la tierra sería distribuida a discreción por los políticos locales, y que únicamente serían atendidas las solicitudes de los que ya estuvieran cultivando, aunque esto último, en la práctica, apenas se cumpliera. Pese a todo, las élites nacionales mostraron un gran interés en promover una economía agroexportadora y, si antes de 1870 predominaba la tenencia de la tierra colectiva, hacia 1920 la mayor parte de las propiedades habían pasado ya a manos privadas. Ello fue posible porque los indios se percataron de que no podrían conservar sus derechos comunales y la propia elite indígena opuso poca resistencia a la privatización. Conscientes de que la pervivencia de lo comunal era una batalla perdida, lucharon por adquirir un título de propiedad y la gran mayoría buscó esos títulos sin que llegaran a tener relevancia las divisiones étnicas. E. Dore desmonta así la reiterada afirmación —predominante en la historiografía latinoamericana— de la expropiación forzosa del campesinado, ya que, en su opinión, los que fueron realmente despojados de sus parcelas, desplazados sin su consentimiento, fueron una minoría. Ciertamente, hubo leyes relativas al trabajo forzado que podían interpretarse como que el único motivo de existencia del peonaje había sido la coerción. Pero también hubo muchos que se esforzaron en cultivar una relación duradera con un patrón, para que les ayudara en épocas difíciles. Por ello, la conclusión de E. Dore fue que el peonaje conjugó tanto la coerción como el consentimiento y ésa fue, según la autora, una de las principales razones de su perdurabilidad. Cuando después se involucraron en la adquisición de títulos de propiedad el resultado del proceso fue una “campesinización” mucho más que una expropiación6. El gran argumento de los defensores de la privatización fue siempre que los campesinos tendrían mayor interés en cultivar las tierras y en invertir en su producción, si sabían que podrían heredarlas sus descendientes. Y, si bien fue cierto que surgieron un buen número de pequeños propietarios que con sus propias 6 Dore, E., Ob. cit., pp. 116-153.
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tierras se sintieron más estimulados para su trabajo, se dio con el tiempo una concentración en los más poderosos, en aquellos que podían comprar sus tierras al resto menos favorecido, lo que terminó por modificar seriamente la estructura de la propiedad. Esa concentración en pocas manos hizo finalmente similar el resultado al que se había logrado en España y en otras partes de Europa. El estudio de los grupos que fueron dominando el sector cafetalero, en Matagalpa y Jinotega, estuvo relacionado con los adelantos en la producción y preparación del café para la exportación. Hasta 1910, la elaboración del café era muy incipiente y se exportaba sin beneficiar: lo que se denominaba “exportación en pergamino seco” y no “en oro”, que era el beneficiado. Pero ya en 1920 se instaló en Matagalpa un trillo para beneficiar el café y sus promotores, los ingleses David Dagnall y Mr. Calley, crearon una compañía a la que dieron el nombre de Beneficio de Café Calley-Dagnall, S.A7. Cuando la dictadura de los Somoza hizo su aparición en 1937, el mundo estaba sufriendo las consecuencias de la depresión de 1929 y las repercusiones en Nicaragua fueron muy profundas hasta el final de la segunda guerra mundial. El precio del café, tuvo un descenso tan fuerte desde 1926 hasta 1944, que el valor de sus exportaciones estuvo, proporcionalmente, muy por debajo del que se esperaba de las cantidades exportadas. Cuadro 1: Exportaciones de café (1926-1944) Años 1926 1929 1931 1933 1936 1938 1941 1944
Nº toneladas 17.672 13.284 15.846 13.704 13.107 14.261 12.668 13.071
Miles de USA$ 8.100 5.903 3.319 2.214 2.115 2.031 2.676 3.734
Fuente: Memorias de recaudación de Aduanas y Banco Central. Wheelock, J. y Carrión, L: El desarrollo económico y social de Nicaragua. SENAPEP del FSLN, 1980, p.198.
Ante esta situación, la compañía Beneficio de Café Calley-Dagnall, S.A. supo aprovecharse de la crisis del momento comprando a los pequeños productores y llegó a acumular hasta 300.000 manzanas. Su carrera ascendente le permitió convertirse en un grupo financiero en la década de 1950 y, aunque era de carácter regional, del Centro y Norte del país, empezó a operar como entidad bancaria en varias ciudades. El resto de los productores de café no llegaron a unirse en 7 Wheelock, J. y Carrión, L., Ob. cit., pp. 126.
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un grupo económico, sino que se subordinaron a los grupos ya constituidos. Por ejemplo, la exportadora Comercial Internacional, S.A. (CISA), y la Casa Palazio, dos de los más representativos, se subordinaron al Grupo Banco de América (BANAMER), constituido en 1952, a partir de los beneficios del algodón, que también había tenido un ascenso vertiginoso desde 1950. Otros se subordinarían, en otras actividades, al Grupo Banco Nicaragüense (BANIC)8. Sin embargo, la caída vertiginosa de los precios del café, y con ellos de su cultivo, se libró de provocar una ruina en el país porque se vio compensada con el ascenso de las exportaciones de oro, cuyo valor experimentó una subida desde el final de la segunda guerra mundial, pasando de 686.000 USA$ en 1926 a 7.117.000 USA$, en 1945. El café volvió a tener un moderado ascenso desde la década de 1950 y, a partir de 1965 se introdujeron nuevas variedades resistentes a las plagas, con lo que se superó uno de sus principales problemas. De ese modo se logró doblar la producción entre 1963 y 1977, por lo que su cultivo continuó siendo rentable y los ingresos de la exportación, que fueron de 29.000.000 USA$, en 1955, se incrementaron hasta 190.000.000 USA$, en 19779. 1.1.2. El cultivo del algodón A la vez que descendía coyunturalmente el cultivo del café, las décadas de 1950 a 1970, con oscilaciones, constituyeron la época álgida del cultivo del algodón. Tanto las instituciones del país, como el Banco Mundial mimaron su expansión, concediendo créditos para los agricultores y construyendo las infraestructuras necesarias. Todas las condiciones óptimas para su cultivo se daban en los departamentos de León y Chinandega, en la costa del Pacífico, que ya en la primera mitad del siglo XX, había sido llamada “el granero de Centroamérica”, aunque desde la década de 1950, la sobreexplotación y el exceso de pesticidas terminaron convirtiéndola en una llanura árida. La “fiebre del algodón” que se desencadenó desde entonces elevó las exportaciones a 71 millones de USA$ en 1965, lo que significaba el 46% de la producción total del país. Esto, en palabras de J.L. Gould, “influyó en el paisaje de Nicaragua y la convirtió en una región deforestada y de caminos polvorientos con interminables plantaciones de algodón, frente a los campos, bosques y huertos de naranjas que antes se extendían hasta el volcán El Viejo”10. Los salarios eran tan bajos que el algodón era altamente rentable, incluso cuando caían los precios. Esa circunstancia y el hecho de que el trabajo manual consiguiera una fibra de mayor calidad —que se exportaba a precios muy elevados—, decidió a los productores a no tecnificar durante los primeros años. Más tarde, ya en la década de 1960, se introdujo la maquinaria y también en el algodón 8 Ibidem, pp. 126-128. 9 Kinloch, F. (2005), Ob. cit., p. 297. 10 Gould, J, Ob. cit. pp. 20-30.
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se combatió el problema de las plagas, aunque con una inversión en pesticidas que suponía el 40% del ingreso que proporcionaban las exportaciones11. A la carestía del cultivo se unió el incremento de los problemas sociales porque se produjo poco a poco el desalojo de los campesinos de las mejores tierras. Por ello, si con Anastasio Somoza García, la rentabilidad del algodón había dado lugar a que se convirtiera en un monocultivo, cuando le sucedió su hijo Luis Somoza, la caída de los precios y los problemas derivados de la excesiva superficie cultivada y del malestar social, situaron la producción en una profunda crisis12. La solución a la que acudieron los productores fue bajar los salarios para compensar las pérdidas, lo que no hizo más que empeorar la situación. El resultado fue una radicalización de los conflictos laborales y un descenso del poder adquisitivo de los cultivadores, que encrespó los ánimos y repercutió en el ámbito económico general13. A ello se unió el desengaño de la incorporación del país al Mercado Común Centroamericano, a comienzos de la década de 1960, que fue de éxito transitorio y únicamente para una minoría. Aunque, en términos macroeconómicos, las cifras parecieran exitosas —ya que se dio una tasa de crecimiento de entre el 5 y 6% entre 1950 y 1970— no se dio una redistribución de la riqueza y los desequilibrios de una propiedad cada vez más concentrada, extensiva, ineficiente y de rentistas, ahondaban el descontento. Por otra parte, las crisis cíclicas habían conducido a una mayor diversificación de la economía, pero ni esa medida, ni el inicio de una actividad industrial, fueron suficientes para que el crecimiento fuera acompañado de un verdadero desarrollo. Desde entonces se hizo evidente que la estructura de la propiedad, sumamente desequilibrada, era lo que realmente imposibilitaba la resolución de los problemas14. El sistema de tenencia de la tierra empeoraba la situación creada por la concentración de la propiedad. La tenencia se distribuía entre la mediería, la aparcería y el colonato, siendo este último el sistema más extendido en las grandes haciendas, en las que se perpetuaban sus más antiguos rasgos: los colonos tenían derecho a cultivar una parcela para su sustento —siempre que el dueño no la necesitara, — pero el resto del tiempo trabajaban en las tierras del dueño de la propiedad. Ello creaba una inestabilidad a la que se unió una coyuntura que no hizo más que empeorarla: como la demanda del exterior no había hecho más que crecer, el Estado facilitó créditos a bajo interés para la mecanización, que entonces ya interesaba, y provocó un desempleo como antes no se había conocido. Se empezó a extender el trabajo asalariado, pero estaba siempre tan mal pagado, que sólo dejó a esos campesinos la salida de la emigración. Como consecuencia, se dio un trasvase masivo de los colonos de la costa del Pacífico que abandonaron 11 Kinloch, F (2005), Ob. cit., pp. 296-297. 12 Dore, E. (2008), Ob. cit., p. 227. 13 Wheelock, R. y Carrión, L. (1981), Ob. cit., pp. 101-104. 14 Zimmermann, M. (2003), Ob. cit., p. 114.
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los cultivos del algodón y se instalaron en el departamento de Zelaya, roturando el bosque y sembrando cultivos de subsistencia para poder mantenerse. Pero no eran los únicos interesados en esa nueva ubicación, sino que, paralelamente, fueron entrando compañías multinacionales para explotar la madera, resinas y aceites, que ocuparon cada vez más superficie llegando a explotar, en 1975, el 40% del departamento de Zelaya15. Así pues, como indica F. Kinloch, los años que mediaron entre 1950 y 1979, contemplaron una expansión inusitada del cultivo algodonero, que alcanzó las 310.800 manzanas, con 4.775 productores. Pero con una estructura en que el desequilibrio no había hecho más que aumentar: el 25% de los agricultores tenían sólo explotaciones de 3 manzanas; el 40%, de 10 a 50 manzanas y el 35% restante era propietario de grandes latifundios16. 1.1.3. El cultivo de la caña de azúcar Desde 1965, el cultivo del algodón empezó a dar paso a la caña de azúcar por dos razones: la bajada coyuntural de los precios del algodón y la conveniencia de cubrir las carencias norteamericanas de azúcar por el bloqueo norteamericano a Cuba tras la crisis de los misiles. Todo ello convirtió a Nicaragua en proveedor azucarero de EE.UU. y los tres cultivos —café, algodón y azúcar — se fueron alternando posteriormente, según las fluctuaciones de sus precios. Sin embargo, en los tres casos la propiedad siguió fuertemente concentrada y las explotaciones de este tipo de cultivos siguieron favoreciendo el latifundismo. El cultivo de la caña de azúcar creció de forma muy notable y con la ayuda de nuevas y más modernas mecanizaciones, y en 1965, la excelente tierra de Chinandega aportaba el 50% de la producción total de azúcar de Nicaragua17. Los dos ingenios más importantes —el de San Antonio y el Monte Rosa— ampliaron su superficie cultivada desde 10.857 manzanas, en 1967, a 14.281 en 1971. También ampliaron sus cultivos los pequeños propietarios —que vendían su producto después a los grandes ingenios— que pasaron de 4.000 manzanas cultivadas, en 1967, a 10.285 en 1971. Como los principales ingenios estaban en las regiones algodoneras de León y Chinandega, pudieron ir alternando ambos cultivos según el ritmo de los precios del mercado internacional. De todas esas fuentes de riqueza participaron los Somoza en un proceso acelerado de acumulación de propiedades en todos los sectores agrarios, además de los ganaderos, como veremos más adelante.
15 Wheelock, J. y Carrión, L. (1981), Ob. cit., pp. 56-58. 16 Desde 1971, en que había 9 algodoneros que tenían más de 1.000 manzanas cada uno, se había pasado a que en 1978-79, 12 propietarios tenían una media de 1.754 manzanas cada uno. Kinloch, F. (2005), Ob. cit., p. 298. 17 Gould, J., Ob., cit. pp. 20-30.
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1.2. la actividad industrial Las actividades industriales de todo tipo se fueron desarrollando en Nicaragua como resultado de una evolución lógica de las fuentes de inversión. Se fue pasando de una financiación que procedía del dinero excedente de la producción de las grandes haciendas, de las rentas de propiedades urbanas, o de préstamos a particulares, a la creación de bancos y entidades financieras que proporcionaron la inversión monetaria de los grandes propietarios. Pero el proceso fue lento y costoso. El comienzo de la actividad industrial en Latinoamérica, en general, había sido ocasionado por la necesidad de suplir el freno del comercio con Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Las dificultades de los fletes interoceánicos por el obstáculo de la guerra, y el autoabastecimiento a que se vieron obligados los europeos durante la misma, ocasionaron el decrecimiento de la demanda desde 1945. Del lado latinoamericano, tampoco pudieron proveerse en esos años de lo que les aportaba Europa, lo que estimuló el proceso de sustitución de importaciones antes que en otros lugares y obligo a muchos de estos países a dejar de ser simples productores primarios y, con ello, a abandonar el esquema de transacciones N-S. De ese modo, lo que inicialmente pareció un problema acuciante fue después una gran ventaja para su posterior desarrollo manufacturero e industrial. En la década de 1950, algunos países de Europa Occidental comenzaron su proceso de integración empezando por crear un mercado común que redujera costes y les librara de la dependencia excesiva de EE.UU., anterior a la guerra. Fue el proceso que empezó con acuerdos bilaterales, siguió con un intercambio exclusivamente comercial, pero culminaría con la formación de la Unión Europea de 1993, con aspiraciones de lograr incluso unas políticas exterior y de seguridad comunes, que todavía son, en la realidad, una utopía más que una realidad. El ejemplo, pese a sus limitaciones, fue seguido por muchas otras áreas en todo el planeta, que contemplaron las integraciones regionales como una fórmula idónea de organización, siendo una de esas áreas el ámbito centroamericano. Pero allí, el sistema de relaciones comerciales, que les había condenado a ser proveedores primarios —para que los países desarrollados fueran los industriales, y después vendieran a los anteriores sus productos—, había desarrollado sobremanera los modelos agroexportadores, de los que no fueron capaces de escapar y realizar una verdadera transformación. Por otro lado, también fue un hecho que la excelente acogida de muchos de sus productos en los mercados mundiales en forma de ingentes demandas, les había procurado unos excedentes de capital que poco a poco se replantearon invertir de forma más moderna y rentable en la industria. Dentro de ese proceso, el origen de la banca privada en Nicaragua se debió a que en los inicios de la década de 1950 —cuando todavía eran muy reducidos los niveles de crecimiento y muy escasas las infraestructuras y los servicios— los
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propietarios más importantes crearon sus propios bancos, a partir de los cuantiosos beneficios proporcionados por el algodón y, en 1952-53, aparecieron BANIC y BANAMER, aunque después ambos evolucionaron y ampliaron sus actividades. BANIC, de 1953, el banco denominado “el liberal”, resultó de la unión de los algodoneros de Occidente con industriales o comerciantes de Managua y tuvo como principales accionistas a las familias Montealegre, Reyes, Gurdián, Blandón, Guerrero, Lang y Lacayo, entre otras. BANAMER, su contrapunto, fundado en 1952, había sido el banco que representaba los intereses de la oligarquía granadina y fue llamado “el conservador” por la procedencia de sus principales socios. De hecho, sus fundadores fueron personas muy relevantes de ese partido, como las familias Pellas, Chamorro, Baltodano o Hollman. Fue creado por el grupo que resultó de la fusión de la oligarquía nacida del cultivo del azúcar y elaboración del alcohol, unidos a la explotación ganadera, y su objetivo fue la financiación de actividades fundamentalmente agropecuarias18. Dado que las circunstancias de Nicaragua eran similares a las de otros países del entorno centroamericano, fue el motivo por el que la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), dependiente de las Naciones Unidas, propuso una fórmula similar a la europea, incluso empezando, como en Europa, por establecer relaciones bilaterales, pero que llegó en 1960 a crear un verdadero Tratado de Integración Económica: el Mercado Común Centroamericano (MCCA). Fueron años en que la economía, alentada por el fuerte impulso del cultivo del algodón, adquiere un dinamismo desconocido y el PIB por habitante logra el mayor promedio del período somocista. La iniciativa del MCCA fue la que dio un impulso al BANIC, que fue el precursor del cambio y que después, cuando cayeron los precios del algodón, amplió su radio de acción a otras áreas como cerveza, leche y productos plásticos y químicos. Así, fue evolucionando desde unos objetivos agro-exportadores hasta convertirse en una institución financiera de ahorro e inversiones, que en 1960 se empezó a orientar hacia la industria y la vivienda. El Mercado Común Centroamericano, como ya se indicó brevemente, comenzó siendo un éxito que, en la década de 1960, proporcionó un inusitado crecimiento del comercio interregional al que se añadió la creación del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social. Dicha institución, aunque no cubría a trabajadores no cualificados, incluyó a los trabajadores urbanos asalariados con un sistema que también siguió el modelo europeo de creación de un fondo común monetario con aportaciones de tres partes: el trabajador, el empresario y el Estado. Ambas iniciativas lograron que la burguesía nicaragüense se animara a invertir sus capitales, procedentes de la agricultura, en el sector de la industria, aunque las potencialidades del Mercado Común fueran finalmente frustrantes.
18 Wheelock, J. (1975), Ob. cit., pp.144-159.
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Cuadro 2: Producto interior per-cápita en córdobas constantes de 1980 Años 1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979
PIB per-cáp. en C$ Tasa crecimiento 6.682,9 6.957,9 4,1 7.472,9 7,4 8.024,2 7,4 8.680,9 8,2 9.202,6 6,1 9.213,0 0,0 9.544,6 3,6 9.368,1 (1,8) 9.638,9 2,9 9.461,7 (1,8) 9.462,0 0,0 9.363,0 (1,0) 9.645,3 3,0 10.662,2 10,5 10.305,6 (3,3) 10.509,5 2,0 11.039,2 5,0 9.861,4 (10,7) 7.027,5 (28,7)
Fuente: Banco Central de Nicaragua (BCN)
El problema que tenían estos industriales para no depender de la demanda exterior era, en primer lugar, la necesidad de lograr primeramente la articulación de su mercado nacional, para el que era imprescindible el establecimiento de unas infraestructuras buenas, sobre todo de comunicación, de las que no disponían. En segundo lugar, la inmensa mayoría de la población no tenía el poder adquisitivo suficiente para convertirse en el principal mercado de sus propios productos, que antes habían surtido sólo a círculos privilegiados o habían sido exportados. Con el objetivo de mitigar esos problemas se orientaron los esfuerzos de los breves gobiernos de Luis Somoza y René Schick, con sus intentos de reformas laboral y agraria. Pero, como es sabido, ninguna de las dos opciones pudo finalmente materializarse por la resistencia de los hacendados a subir los salarios y por la negativa del gobierno de dedicar el suficiente capital para financiar las expropiaciones19. El proceso de modernización se completó con la creación del Banco Central de Nicaragua, para garantizar la estabilidad monetaria, pero ni siquiera esas iniciativas consiguieron solucionar los problemas de fondo. Según C. Malamud, si en Europa la integración regional avanzó —salvando todas las distancias con el caso latinoamericano— fue porque tanto Alemania como Francia fueron conscientes 19 Gould, J., Ob. cit., p.280.
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del papel que debían desempeñar y sus gobiernos asumieron los costes de ese liderazgo20. Posiblemente no existían condiciones para algo similar en Centroamérica, donde, como señala Frances Kinloch, lo que se percibió fue un fuerte desequilibrio donde los países más beneficiados fueron Guatemala y El Salvador, a mucha distancia de Nicaragua y Honduras, aunque en el conjunto los países miembros hubiera habido un crecimiento medio de de un 6%21. Por otra parte, se introdujeron en la región sucursales de compañías norteamericanas fuertes, mientras que las propias del país acusaron la falta de capital suficiente para incorporar las nuevas tecnologías. Por añadidura, los puestos de trabajo creados tampoco fueron paralelos al incremento de la población, por lo que no se pudo resolver el problema del desempleo. A esas deficiencias se sumaría la inflación surgida en los países más industrializados, como resultado de la crisis del petróleo de 1973, con la correspondiente subida de precios que desequilibró la balanza de pagos hasta el punto de ser altamente deficitaria22. Sin embargo, todavía en la década de 1970, el apoyo constante de EE.UU. —no en inversiones directas, sino a través de agencias norteamericanas y organismos financieros internacionales, como la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID), el Banco Mundial (BM) o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) — consiguió cubrir su enorme déficit tanto de la balanza comercial, como del sector público. Pero entre 1970 y 1979, la deuda externa había crecido desde 145 millones de USA$ a 1.600 millones23. En esas circunstancias, el proceso de sustitución de importaciones, que tanto interesaba, y que se había esperado del MCCA, no solo no logró sus objetivos, sino que las importaciones en Nicaragua pasaron de representar un 38,5%, en 1963, a un 47,5% en 1977. Asimismo, a finales de la década de 1970, la mitad de la producción agropecuaria llegaba al consumidor y a la exportación sin ningún procesamiento industrial y las empresas manufactureras que existían —que seguían siendo muy minoritarias comparadas con el dominio de la agroindustria— abastecían sólo al mercado interno. Por añadidura, la crisis del petróleo de 1973, con el encarecimiento de los precios del crudo, provocó que la industria fuera uno de los sectores más deficitarios de la economía nicaragüense24. Como es obvio, el problema era de carácter estructural y no coyuntural y los intentos de solucionar los problemas sociales del país una y otra vez eran “parches” ocasionados por la urgencia y del todo insuficientes, lo que iría mermando cada vez más la confianza en algún tipo de solución para erradicar la pobreza dentro del estrecho corsé impuesto por el régimen. 20 Malamud, C.: “La integración que no acaba de llegar”, en Revista de Libros, nº 142, 2008, p. 11. 21 Kinloch, F. (2005), Ob. cit., p. 307. 22 El déficit de la balanza de pagos pasó de 283.000.000$ en 1973 a 1 billón, 132 millones $ en 1978. Kinloch, F. (2005), pp. 307-308. 23 Molero, M., Ob. cit., p. 12. 24 Ibidem, p. 13-14.
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Los propietarios se habían ido diversificando entre agroexportadores y manufactureros, pero la gran mayoría fueron conservadores y se sintieron más inclinados a volcar sus esfuerzos en la agroexportación conocida que en arriesgase a desarrollar una industria nacional. Por ello no tuvieron interés en aumentar los salarios para crear una clase nicaragüense que pudiera constituir la base de un verdadero mercado nacional, como lo había habido en los tiempos del ingenio de San Antonio (ISA), lo que tendría después consecuencias sociales graves por causa de las reformas laborales pendientes y nunca seriamente abordadas25. En todo ese proceso, y junto a los anteriores grupos, empezó a desarrollarse un tercero, el GRUPO SOMOZA, al que Jaime Wheelock llamó “el grupo de los dados cargados”, que se dedicó, casi desde sus inicios a todos los sectores: a las agroexportaciones, a las manufacturas y al comercio. La familia Somoza había aprendido a beneficiarse, a desviar dinero y a navegar sobre los problemas. En una situación privilegiada de poder, utilizó los fondos accesibles de la banca estatal y estableció mecanismos para financiar su propio desarrollo inversionista. Eso le permitió llegar a crear empresas de una envergadura muy superior a las capacidades del capital tradicional, como lo fueron las compañías navieras y de transporte aéreo. Así, entre 1936 y 1979, los Somoza pasarían de ser “simples usurpadores de bienes ajenos a grandes propietarios y a incursionar en la modernización que estaban experimentando las formas propietarias del sector privado”26. ii. eL comieNzo de La acumuLacióN de BieNes de aNastasio somoza garcÍa: Las propiedades de La década de 1950 Anastasio Somoza García inició la acumulación de su ingente fortuna a partir de la modesta herencia que había recibido de su padre, Anastasio Somoza Reyes. Pero la incrementó de tal forma, y sus hijos más tarde, que la familia llegaría a tener una fortuna tan considerable, gestionada con tantos intermediarios y sociedades interpuestas, que, hasta el momento, no ha podido ser evaluada. El patrimonio que se les calcula a los Somoza, a través de sus 42 años de gobierno, es actualmente considerado como uno de los más grandes en comparación con otras dictaduras contemporáneas. Si bien en el aparato represivo que utilizaron de forma sistemática y creciente, son evidentes las similitudes con otros sistemas autoritarios latinoamericanos, en lo que se refiere al enriquecimiento personal, la dinastía obtuvo un puesto de primera fila. Sólo la dictadura de Trujillo en la República Dominicana hace sospechar una magnitud parecida, que no será posible confirmar hasta que se desclasifiquen sus archivos al completo y se haga posible su estudio. Sin embargo, aunque otros presidentes centroamericanos no alcanzaran esas magnitudes, todos estaban inmersos en una misma cultura que les condujo a 25 Gould, J., Ob. cit., pp. 40-48. 26 Castillo, E.: “El problema de la propiedad y el de los propietarios”. Managua: Envío, nº 187, p. 17, 1997.
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actuar como si sus países fueran espacios propios y en sus gobiernos y manejo de negocios nunca diferenciaron lo público y lo privado. Son varios los ejemplos que confirman esta afirmación: se sabe que Trujillo, que rigió los destinos de la República Dominicana de 1930 a 1961, en los primeros nueve años de su mandato llegó a poseer una fortuna de 25.000.000 USA$; Maximiliano Martínez, presidente de El Salvador de 1932 a 1944, también acumuló una fortuna, no evaluada todavía, pero de la que se conoce que fue posible gracias a su control de los recursos del Estado; Jorge Ubico, que gobernó Guatemala de 1931 a 1944, y se enriqueció en subastas en las que nadie se atrevía a competir, llegó a ser el tercer propietario más importante de Guatemala, con propiedades que sumaban más de 60.000 Has. Son casos suficientemente expresivos para dar una idea del ambiente, del entorno de corrupción, y de la ausencia total de sentido del Estado que imperaba en la zona, de la que Somoza no sólo no fue una excepción, sino uno de sus mejores representantes27. En otras áreas latinoamericanas, como en Paraguay, también Stroessner dio numerosas muestras de entender el poder como un vehículo fácil para el enriquecimiento. Incluso, en algunas de las formas, recuerda las actitudes de los Somoza —y sobre todo de su Guardia Nacional—, cometiendo tropelías en las zonas campesinas, bajo la excusa de “buscar comunistas”. Si en Nicaragua, la Guardia llegaba a “comprar” tierras para Somoza García, con metralleta en mano, o campaba libremente por la montaña —supuestamente buscando campesinos que ayudaran a los guerrilleros—, quemando ranchos y aterrorizando para apropiarse de todo lo que podía, fueran colaboradores guerrilleros o no, en Paraguay, los métodos fueron similares. Ya en la época de Anastasio Somoza Debayle, entre 1974 y 1976, los militares de Stroessner atacaron a 1.300 familias de agricultores, quemaron casas y torturaron a algunos para atemorizar a los demás. Y, cuando se investigó el hecho, se supo que la dictadura no estaba buscando comunistas, sino representando los intereses de una multinacional española-paraguaya, que pretendía obtener 40.000 hectáreas en la región y vender después parte de ellas a Brasil28. Como podremos comprobar, la dimensión cuantitativa de las propiedades que llegaron a acumular los Somoza habla por sí sola de lo que fue uno de los objetivos primordiales de un régimen liderado por una familia cuyos métodos de enriquecimiento nunca fueron ni legales, ni considerados normales. Pero tan interesante como es aproximarse, aunque sea de lejos, al patrimonio acumulado, lo es interrogarse sobre qué fue lo que hizo posible tal acumulación. A este respecto, como señala Eduardo Marenco, Anastasio Somoza García, el fundador de la dinastía, sentó las bases del régimen concentrando hábilmente el poder mili27 Véase para mayor ampliación: Krehm, W: Democracias y Tiranías en el Caribe. Planeta Colombiana Editorial S. A., Bogotá, 1998. 28 Nilson Cézar, M: Operación Cóndor. Terrorismo de Estado en el Cono Sur. Ediciones LohléLumen. Buenos Aires, 1998, p.131.
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tar, político y económico, al ser jefe de la Guardia Nacional, cabeza del Partido Liberal y uno de los propietarios más poderosos del país. Una concentración de poder de esas características —político y económico— en un régimen presidencial al que no controlaba el parlamento y que no tenía una oposición política real, “promueve la corrupción política, debido a que otorga al presidente un alto grado de concentración de poder y de discrecionalidad”. Y ello permitió a los Somoza “desarrollar un patrimonialismo voraz que impidió el surgimiento de un Estado moderno”29. La combinación de esa serie de elementos durante el largo período de gobierno de la dictadura, tuvo como consecuencia un régimen con características singulares. La situación de Nicaragua como país de producciones primarias, la impunidad conseguida por los gobernantes, como pago a una fidelidad incuestionable al poderoso vecino del Norte, la instrumentalización de la relación por parte de EE.UU. para que Nicaragua fuera una plataforma contra el “comunismo” —al menos en teoría—, la cultura caudillista como herencia colonial originaria…todo ello dio a luz un sistema dictatorial perfectamente coherente con su gestación y dotado de todos los mecanismos necesarios para un desarrollo que tuvo como fin primordial su propia permanencia en el poder. El régimen, al igual que en otras dictaduras, se nutrió de lazos clientelares y de un importantísimo aparato de represión que propiciaba una práctica cotidiana de violencia de Estado que lo impregnaba todo de temor; de la certeza de todos los que rodeaban al Jefe de que sólo estaban a salvo sólo si se hacía su voluntad, y del miedo justificado, si aquella se contrariaba. Los ladrillos que fueron construyendo el sistema político y económico que fue la dictadura de los Somoza fueron muchos y diversos y es obvio que se produjo una fusión imprescindible entre los elementos que hemos mencionado para que el régimen pudiera discurrir y desarrollarse, pese a los muchos obstáculos que se le presentaron a lo largo de los años. Fue de importancia esencial el contexto de la Guerra Fría y la doctrina norteamericana de la Seguridad Nacional para dar lugar a una relación de interdependencia de Nicaragua con EE.UU., alimentada de conveniencias mutuas. A ello ayudó la situación política del ámbito centroamericano en los inicios de la dictadura, donde proliferaron regímenes similares, e, incluso, la procedencia social de los Somoza y su fascinación por el poder. Pero si tuviéramos que jerarquizar los elementos que hicieron posible la fortuna que lograron poseer durante su mandato, tres serían los que ocuparían los primeros lugares: el miedo que lograron inspirar entre sus coetáneos, la ausencia de una burguesía auténticamente nacional y la connivencia y condescendencia con las intromisiones del capital norteamericano en Nicaragua. Con los pequeños comerciantes o propietarios agrícolas o industriales del país, el miedo lo facilitó todo y lo permitió todo. Los intereses compartidos entre 29 Marenco, Eduardo: Nicaragua, entre el patrimonialismo de los Somoza y la corrupción de Alemán. Fondo Editorial Cira. Colección Monografías Universitarias, Managua, 2004, p. 53.
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la familia gobernante y los empresarios o hacendados más fuertes, permitieron métodos abusivos mientras todos se beneficiaron y pudieron así incrementar sus capitales. Pero esos pactos implícitos no durarían eternamente. Llegó un momento en que la codicia del tercero de los Somoza, Anastasio Somoza Debayle, rebasó los límites. Se confió en exceso, perdió la perspectiva y no supo dónde debía situar el freno de sus aspiraciones, siquiera para mantenerlas, y su propia torpeza y codicia ocasionarían su suicidio político. El terremoto de 1972 y las posibilidades que le brindó de enriquecerse y extender el ámbito de sus empresas fue una tentación demasiado grande que le arrastraría hasta su propio final. Sólo siete años después tendría que abandonar de un modo humillante del país y con él saldrían los Somoza para siempre de la historia de Nicaragua. De las grandes dimensiones del patrimonio que acumularon los Somoza, se conocen gran parte de las empresas o haciendas que les pertenecieron y se tienen múltiples referencias de la existencia de cuentas en bancos nacionales y extranjeros. Sin embargo, es necesario advertir de entrada que este estudio no se aproximará siquiera a lo que se sospecha que fue la fortuna que realmente alcanzaron el padre y los hijos, ni siquiera será un logro de este trabajo la enumeración de todas las propiedades que acumularon, lo que parecería, en un principio, más fácil de reconstruir. La continua utilización de testaferros, sociedades interpuestas, compañías domiciliadas en el extranjero y cuentas en diversos lugares del mundo, hacen por el momento imposible un recuento que pretenda ser realista. Sin embargo, y pese a todas las dificultades, el acceso a algunos archivos, que ofrecen una información parcial, y la generosa cesión de algunos documentos de relevante importancia por parte de personas que quisieron contribuir al mejor resultado de este libro, ha permitido llegar a un perfil y caracterización del tipo de patrimonio que fue el de los Somoza, y a intuir el desmesurado volumen de sus negocios y la evolución de sus intereses. El método elegido para el análisis de la documentación de la que se ha dispuesto ha consistido en exponer cronológicamente la evolución del incremento de la fortuna, ofreciendo una muestra en algunos momentos clave. En cada uno de los apartados se ha concentrado toda la información disponible, explicitando las fuentes utilizadas y comentando previamente la calidad de la aportación y las limitaciones de la misma. Se han ofrecido algunos indicadores básicos para contextualizar esos datos en la situación socio-económica de cada una de las épocas y se han comparado las principales etapas entre sí. Por último, se ha ilustrado el momento de documentación más detallada —La Declaración de Bienes de 1967, de Anastasio Somoza Debayle— con abundante material gráfico, que permite una visión rápida de sus rasgos más característicos. El aparato estadístico de donde proceden dichos cuadros y gráficos, se adjunta en los apéndices en una forma fácil para ser consultado. Comenzando por el padre de la dinastía, Anastasio Somoza García, ha llamado la atención de cualquier estudioso que, pese al imperio económico que alcanzó, no procedía de una familia acomodada e inició su patrimonio a
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partir de unas modestas propiedades. Por el testamento de su padre, Anastasio Somoza Reyes, redactado el 20 de febrero de 1925, se conoce que le dejó en herencia cuatro fincas de café, en el oriente de Nicaragua: El Porvenir, de 124 manzanas, con un valor de 1.000 C$, El Llano, de 40 manzanas y valorada en 500 C$, La Pita, de 121 manzanas, y El Bosque, de 92 manzanas, que sumaban 500 C$ entre las dos. Fincas tan modestas que, entre las cuatro, no sobrepasaban los 2.000 C$30. Su primer movimiento, tras la recepción de esa herencia, fue la constitución de la Sociedad Agrícola Somoza el 17 de julio de 1929. Su madre, Julia García, ya viuda de Somoza Reyes, confirmó que otorgaba a cada uno de sus hijos una quinta parte de la citada herencia valorada en los 2.000 C$. Es decir, tres partes para sus hijos, una para ella y la quinta restante se sumaba a la de su hijo Anastasio Somoza García, en pago por una deuda que tenía con él uno de sus hermanos. Con todo ello constituyeron la sociedad Somoza y Compañía, con una duración de diez años prorrogables, al cabo de los cuales se disolvió porque, ya para esa fecha, Somoza García tenía el control de todas las propiedades de su padre. Tanto sus hermanos, como su madre, le vendieron sus acciones y no hubo necesidad de liquidación oficial31. Partiendo de ese modesto capital, y una vez Somoza García en el poder, pronto se convirtió en un hombre rico, aunque los datos de la cuantía de esa riqueza presentan diferencias muy notables según las fuentes. Así, mientras E. Marenco sostiene que desde los primeros años, su capital ascendió a 5,3 millones de córdobas de la época, R. Millett afirma que en los 3 primeros años, Somoza García ya acumuló una fortuna entre 3 y 4 millones de USA$, que era una cifra a la que no se había aproximado ningún presidente anterior. La diferencia puede ser significativa porque, antes de 1932, cuando los marines campaban por Nicaragua, EE.UU. invirtió dinero en lograr la paridad del dólar con el córdoba. Pero, después del terremoto de 1931, se emitieron billetes sin control para sufragar los desastres, y se inició una inflación que crecería después por actuaciones personales del propio Somoza García. Según William Krehm, una de las claves de la desestabilización del córdoba había sido que el propio gobierno había permitido el mercado negro de dólares a los amigos e intermediarios de Somoza, que pagaban a algunos ministros una “licencia” para poder comerciar en dólares. La otra razón, las enormes cantidades de dinero que Somoza había enviado al exterior para cualquier eventualidad que pudiera surgirle, además de que la mayoría de sus propiedades las tenía hipotecadas con el Banco Nacional a precios sobrevalora30 Fonseca, R: “La fortuna original de los Somoza”, en El Observador Económico, Managua, Edición nº 66, julio de 1997, pp. 23-28. La abreviatura utilizada en Nicaragua para expresar su moneda, el córdoba, es $C. Las equivalencias con el dólar $USA se irán explicando cuando corresponda. 31 En la redacción del documento se incluía que su madre aprobaba el papel de administrador y apoderado general de su hijo y, a cambio, Somoza García concedía a su madre el usufructo de por vida en la hacienda El Porvenir, además de que asumía las pérdidas sufridas por un incendio en los beneficios del café estimadas en 80.000 C$. Ibidem, p. 26.
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dos. Ya entonces había previsto que no le sorprendiera una revolución teniendo la totalidad de sus bienes en Nicaragua32. El resultado fue que, a mediados de la década de 1940, el cambio había llegado a ser de 1C$ = 0,20 USA$, por lo que la diferencia de cantidades, anteriormente mencionada, es considerable. Pero, pese a esa devaluación, la seguridad económica del Presidente y su pronto manejo de los recursos del Estado se revela, como un ejemplo, en el presupuesto que consideró necesario para su uso personal en el viaje que hizo a EE.UU. a visitar a Roosevelt, en el que “tomó para sus gastos” 185.000 USA$33. Una de las circunstancias que contribuyó de forma muy notable al inicio del enriquecimiento de Somoza García fue la Segunda Guerra Mundial. Concretamente después de Pearl Harbor, Nicaragua empezó a destacar como uno de los productores más importantes de caucho, material muy preciado en las circunstancias de guerra y posguerra. Somoza, para sacarle provecho a la situación, dividió el territorio cauchero entre diversos amigos suyos, que estaban interesados en el negocio, y a los que el Banco Nacional les adelantó dinero. Con ese dinero pudieron centralizar el caucho de los pequeños recolectores en sus dominios y convertirse en los únicos poseedores del producto, de lo que extrajeron grandes beneficios, ya que lo compraban a 60 C$ y lo revendían a EE.UU. a 130 C$. El abuso fue tan notorio que EE.UU, a través de la Rubber Reserve Corporation amonestó a Somoza y mandó a sus hombres a comprar directamente a Nicaragua. Acto seguido, como para Somoza fue siempre una prioridad no incomodar a Washington, desistió inmediatamente de ese negocio. No obstante, al situarse políticamente al lado de EE.UU. durante la guerra, y ofrecer el territorio de Nicaragua para lo que Roosevelt pudiera necesitar, de nuevo sacó sustanciosas ventajas. La principal de ellas fue unirse al bando de los aliados, declarando en 1941 la guerra a Alemania y Japón antes que ningún otro gobernante. Así encontró el pretexto para confiscar las propiedades de ciudadanos alemanes y apropiarse de ellas más tarde en subastas que él mismo organizaba y en las que era el único que pujaba. Somoza actuó en este caso, como en otros, con la complicidad y fidelidad incondicional de sus hombres y, para esta operación, con la del jefe del Estado Mayor, coronel Camilo González Cervantes. La ocasión se le presentó en 1942, cuando The Anglo South American Bank Limited decidió poner en remate la finca Alemania del gran propietario Julio Bahlke. A una hora acordada, el coronel Camilo González —que fue después conocido popularmente como “el hombre del maletín”— se presentó, después de la confiscación de los bienes de los alemanes, cuando las propiedades salieron a subasta pública, con una metralleta en una mano y un maletín lleno de dinero en la otra, para disuadir al resto de los candidatos y pagar la compra según su propio criterio. De esa manera, Somoza 32 Krehm, W. (1998), Ob. cit., pp. 239-240. 33 Marenco, E: “El origen de la fortuna de los Somoza”, en el diario La Prensa, Managua, 18 de junio de 1999, p. 1.; Millett, R.; Guardianes…p. 315.
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se apropió de los bienes de la colonia alemana –también de las fincas El Retiro y El Porvenir- y de muchas otras haciendas y fincas cafetaleras. Desalentando al resto de los compradores con métodos tan eficaces, Somoza consiguió la finca por unos 60.000 USA$, que era la décima parte de su valor real”34. Su gran colaborador, el coronel Camilo González no había sido militar de carrera, pero había comenzado su trayectoria cuando Somoza consiguió la jefatura de la Guardia Nacional, con un simple cargo administrativo. La confianza entre ambos era tal que el 21 de febrero de 1934, horas antes de la muerte del general Augusto C. Sandino, cuando Somoza estaba reunido con los trece hombre que formaban el pelotón que lo asesinaría, todos eran militares menos Camilo González35. La amistad, pues, venía muy de atrás y basada en graves complicidades. Era tal la sumisión de Camilo González al Jefe que, unos años después, en mayo de 1946, renunció a una pre-candidatura por lealtad a Somoza y lo explicó en un Manifiesto Público, cuyo texto decía lo siguiente: “Deseo no contribuir a la división del Partido Liberal y poner mi modesta cooperación en mantener compactas las filas del somocismo: hago un paro a mis actividades pro-candidaturales, esperando lo que resuelva el General Somoza, jefe supremo del liberalismo o la gran Convención, la augusta asamblea legal del partido en que he militado desde mi infancia y por cuyo triunfo estoy dispuesto a cualquier sacrificio”36.
Con ese tipo de amistades que se procuraba y los procedimientos adoptados, más el apoyo de EE.UU., y la coyuntura de la guerra, Somoza empezó a tener un enorme poder económico. Ya en 1944, además de haber incorporado a su patrimonio las propiedades de los alemanes, contaba con un complejo azucarero de ocho grandes plantaciones de azúcar, con varias centrales de refinado, entre las que destacaba Montelimar, que se planificó para que se convirtiera en la más fuerte del país en producción de azúcar y licores. Según W. Krehm, tenía 51 haciendas de ganado y 46 fincas cafetaleras, que le habían convertido en el mayor propietario de café del país37. También poseía ya una tenería en León y era socio principal de la Compañía de Fósforos Momotombo, la Nacional Productora de Cemento y la Nacional de Seguros. En esa misma década de 1940, Somoza emitió una serie de leyes y decretos para reducir las importaciones y el mercado de divisas, que afectaron a los grandes comerciantes porque añadían dificultades de abastecimiento a las ya existentes creadas por la guerra. A través de dos organismos, el Control de Operaciones de Cambio y la Junta del Control de Precios, Somoza manipulaba los permisos de importación o los otor34 Krehm, W. (1999), Ob. cit., p. 8. 35 La Prensa, 21-7-2000. 36 Manifiesto fechado en Managua el 16 de mayo de 1946, y en papel membretado con la dirección: Avenida Bolívar No. 580. Entrevista de Roberto Fonseca a Agustín Torres Lazo. La Prensa, Managua ,21-7-2000. 37 Ibidem, pp. 10-15.
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gaba a parientes y amigos38. Ello tuvo consecuencias no sólo económicas para su persona —el inicio de su enriquecimiento favorecido por esas restricciones comerciales—, sino también políticas. Fue cuando pactó con los conservadores para poder presentarse de nuevo en las elecciones, a cambio de lo cual se comprometió a que la oposición participara en un tercio en todos los organismos colegiados y a garantizarles libertad de comercio. Una vez sellado el pacto, Somoza no cumplió con esa última garantía, que fue siempre discrecional, a su criterio, y con la que afianzó sus prácticas clientelares y su política de favores39. 2.1. El invEntario dE biEnEs dE anastasio somoza garcía dE 1951 Las políticas, siempre diseñadas para el propio beneficio de la familia gobernante, lograron que, en 1951, el Inventario de bienes de Anastasio Somoza García incluyera ya entre 140 y 150 propiedades40. Para la comprensión de ese Inventario son necesarias una serie de precisiones: 1. El listado del Inventario está distribuido en tres partes: Una primera, con señalamiento del nombre de la propiedad, fecha de la venta al general Somoza, propietario que vende, extensión de la propiedad y tipo de adquisición; otra segunda, en la que señalan los títulos y antecedentes de las propiedades, se indica el nombre de la propiedad y algunos de los dueños anteriores a Somoza, sin fecha de los traspasos ni del paso definitivo a Somoza; otra tercera, que se refiere tanto a Somoza como a su esposa, aunque en este último caso no indica las fechas de adquisición. 2. En los dos primeros listados —Cuadro 3, Primera y Segunda Partes—, dado que aparece el lugar del registro, permite situar la ubicación de las propiedades, y por la diferencia entre el término “venta” en el primero, o “propiedad otorgada” o “título extendido”, permite también en el segundo conocer la forma de adquisición. En ellos se contabilizan 32 propiedades en Managua, 28 en Carazo, 1 en Masaya, 1 en Zelaya y 1 en Costa Rica, en total, 63. 3. También es necesario aclarar, para la correcta valoración de las transcripciones de este Inventario, que por ser innecesario para el propósito de este trabajo, no se han tenido en cuenta los antecedentes de las fincas, sino únicamente el último traspaso de las mismas, o sea, el último propietario que fue el que le vendió la propiedad a Somoza. 4. En las relaciones de propiedades llama la atención el ritmo vertiginoso de adquisiciones, que fue creciente desde 1935 a 1941, disminuyendo después hasta 38 Cordero Reyes, M., Castro W. C. y Pasos, C: Nicaragua bajo el régimen de Somoza. San Salvador, 1944, pp. 9 a 13. 39 Wheelock, J. y Carrión, L., Ob. cit., p. 141. 40 El número exacto de propiedades es, a veces, difícil de precisar porque el recuento se puede hacer por lotes o predios separados o en conjuntos según los lugares o denominaciones más conocidas. En ese sentido puede variar la forma de interpretar los listados. Inventario de propiedades de Anastasio Somoza García en 1951. AHINCA, ASG-028.
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1949. Los dos años centrales, 1941 y 1942 destacan con mucho del resto, con 18 propiedades en 1941, adquiriendo una por mes desde febrero, 10 de ellas sólo en el mes de marzo, y 9 en 1942. Una de las razones de esa acumulación es que, en esos años, fue cuando Somoza García se benefició de las expropiaciones a los alemanes (ver Cuadro 3, 1ª parte). 5. También es digno de mención el hecho de que, como se trata de un inventario y no de una declaración de bienes a un Tribunal, se precisan los modos de adquisición sin ningún interés de ocultamiento. Así, en el Cuadro 3. 1ª Parte, entre las calificadas como “ventas”, que son 35, aparecen cuatro que se señalan literalmente como “venta forzada”, dos como “venta prometida” y otra como “ejecutada en contra de”. Es sorprendente que las “ventas forzadas”, que fueron hechas en Jinotepe, se hicieran con la misma legalidad aparente que las demás, ya que están realizadas ante notario —a veces, incluso ante el Juez de Distrito— y con todas las formalidades preceptivas. Tres de las “ventas forzadas”, las autorizadas por el notario Guillermo Mora, fueron: una de Salomón Vanegas, de 450 manzanas, otra de Ceferino Estrada, de 20 manzanas, y otra de José Ángel Berroterán, de casi 3 manzanas. En los datos de las escrituras se especifica que las de Ceferino Estrada y José Ángel Berroterán fueron realizadas ante el Juez de Distrito. La cuarta, de Jose María Mena, de 3 manzanas, fue autorizada por el notario Carlos Humberto Sánchez, también en Jinotepe. Las otras dos descripciones de ventas, señaladas en un caso como “adquirida por ejecución contra” y, en otros dos, “en cumplimiento de promesa” no serían objeto de comentario alguno de no ser por el conocido contexto de abusos y presiones que Somoza García ejercía en sus compras con demasiada frecuencia. Una adquisición “por ejecución contra alguien” no es, en principio, más que el cumplimiento forzoso de una sentencia dictada por un Juez y que podría ser motivada por el impago de una deuda contraída por alguien, que cancelara otra persona a cambio de dicha propiedad. Sin embargo, teniendo en cuenta que la transacción se hacía entre un particular y el presidente de la nación, no debiera haber sido habitual que un ciudadano cualquiera recibiera un préstamo del presidente, o que hubiera contraído una deuda personal con él, que implicaría una relación de amistad que no podía ser generalizada. Sería más lógico que existiera un impago al fisco, por ejemplo, en cuyo caso la orden que se ejecutara contra él, tendría como consecuencia que esa propiedad pasara al Estado, pero no al propio presidente. En estos casos podría tratarse de que existiera una deuda de arrendamiento o de un préstamo con intereses, contraídos con algún capataz de las fincas del presidente o algún intermediario, y que después —en una relación de propiedades, privada, del archivo del presidente, como lo es este Inventario— apareciera directamente con su nombre. También se podría tratar de alguno de los numerosos casos —que se generalizarían después del terremoto de 1972, pero que podían darse ya en esta fecha— en que se seguía el método de la “ven-
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Cuadro 3: Inventario de las propiedades de Anastasio Somoza García en 1951 (1ª Parte: ventas al general Somoza) Propiedad
Reg. Público
Fecha
El Llano Finca Rústica Urbana S. Marcos Finca S. Antonio Anexo S. Antonio Anexo S. Antonio Anexo S.Antonio El Ojochal Anexo al Ojochal Anexo al Ojochal Anexo al Ojochal El Prado Moj. Guisquiliapa El Dulce Nombre La Vainilla Comalcalpa La Gallera (urb.) La Gallera (urb.) Chila Roiz (urb.) Urb. frente Brenes Urb. cantón NW Bodega Urb2. S. A. (Man) Urb. S. Ant. (Man) Las Piedrecitas Urb. en Tipitapa Urb. Sta. Rosa Urb. S. Antonio Urb. Sta. Ros Urb. Buenos Aires Casa en Jinotepe Trillo en Jinotepe Urban. en Jinotepe Urban. en Jinotepe Trillo y bodegas Urban. en Jinotepe Fábr. La Estrella3 Ometepe en Rivas Predio Urbano Finca Rústica Finca Rústica
Masaya Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Managua Managua Managua Managua Managua Managua Managua Managua Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Carazo Managua Managua Managua Managua
11-2-35 27-3-39 5-6-41 14-3-47 19-4-48 10-11-49 18-2-49 15-12-48 27-6-43 23-2-47 20-5-43 1-7-49 29-9-49 26-9-42 6-8-48 3-10-49 6-10-42 18-2-49 10-2-45 13-2-42 10-11-49 18-6-49 21-4-42 16-9-41 21-3-44 24-12-41 25-7-41 17-2-43 19-8-41 15-1-38 8-12-44 18-8-48 20-6-42 31-12-48 10-3-41 6-8-49 2-11-47 6-3-36 22-7-38 13-10-39 25-2-39
Ext. (mz. vs.)1
Otorgante
41 Josefina Somoza* 1,7 Rosa Blas* 40 v. Carmen Calero* 450 Salomón Venegas* 4 Concepción Rojas* 20 Filemón Molina* 20 Mariano Jirón* 15 Rosa R, y Luisa N* 1.223 v. Abelardo Cruz* 8 m. /7.500 v Venancia Petronila* 10 Alberto Sotomayor* 14 Alejand. Solórzano* --Bráulio Morales 3 José Mª MENA* 20 Ceferino Estrada* 2,7 J. Angel Berroterán* 300 v. Juan Argüello* 300 v. Ninfa Veja/família* 1.050 v. No se indica 780 v. Salomón Gómez R.* 210 v. Benjamin López A* 150 v. José García M.* - Ju. Manuel Morales* 242v. Ron. Delgadillo* 3.085,7 P. Emil. Montalbán* Ana Mª Rivas Vega* - Plácida Gutiérrez L.* Emelina Castro M.* 600 vs. Julio César López* - Manuel Argüello A.* - Alba Tapia de Rdgz.* - Luz Dávila de Arias* René de Valeri* Luis José León* 4.2 Matil. Ofelia Porras* - Elisa Rdgz.Mayorga* ------------------------------------------- Sofía Gómez Araúz - Rosario Emilia M. Ignacio Guerrero Cornelio M. T.
Transacción Venta Venta Venta Venta forzada Venta Venta Venta Venta Venta Venta Venta Venta Ejec. Contra Venta forzada Venta forzada Venta forzada Venta Venta Inscrit. Somoza Venta promet. Venta Venta Venta promet. Venta Venta Venta Venta Venta Venta Venta Venta Venta Venta Venta Venta Venta -----------------Otorg al G.S.4 Otorg al G.S Otorg al G.S Venta- 3.000C$
Fuente: Elaboración propia a partir del Inventario de las escrituras de fincas del general Somoza. 8 de agosto de 1951. Archivo de la Nación (A.N.), Caja I-ASG-028 1 Aunque en la extensión aparezcan manzanas, varas y metros, el cómputo total de las propiedades que tienen datos está traducido a manzanas al final de todos los listados del inventario. 2 Urb. S. A. significa “finca urbana en el Barrio de San Antonio” y así sucesivamente las demás. 3 Fábrica de Aguardiente “La Estrella”: escritura por la que Julio Somoza asume todos los derechos de la Sociedad Colectiva Limitada para explotar la fábrica. Solamente aparece inscrita en el Registro la cancelación, a favor del Coronel. 4 “Otorg. al G.S.” quiere decir “Otorgada al Gral. Somoza”. No especifica de qué modo o si es una venta si fue por una venta u otra modalidad.
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Cuadro 3: Inventario de las propiedades de Anastasio Somoza García en 1951 (2ª Parte: Títulos extendidos y otorgados a favor del general Somoza) Propiedad
R. Público
Fecha
Extensión1
7ª parte de la ½ rústica en Nejapa Derechos heredit. Rancho Grande Rancho Grande Terreno Porción minerales Urbana en S. José Guineo y Tichaná Ometepe, Rivas Taller “El Fénix” Mª Auxiliadora Plantaciones Lote de terreno “El Trabajo” Finca agrícola Parcela terreno Lote Ometepe Lote en Managua Finca rústica Finca rústica Finca rústica Planta Eléctrica
Managua Managua Managua Managua Managua Zelaya Costa Rica Managua Managua Managua Managua Managua Managua Managua Managua Managua Managua Managua Managua Managua Managua
1939 1939 1939 1940 1940 1940 1941 1941 1941 1941 1941 1941 1941 1941 1941 1941 1941 1941 1942 1942 1942
2,1 Lotes de terreno -Parte Rancho -Parte Rancho 3/20 del total2 Lotes de terreno Plant. Agrícolas Taller Tipográfico Lancha En Rancho Gran. En Cuajachillo Isla de Ometepe S.Antonio/Rivas
Managua
1942
En Chinandega
Otorgante
Transacción
Luciano Gª e Hijos Sic. Feliciano Murillo Ángela Rosa Mend. Lorenzo Fonseca M. Joaquín Navas Sacasa Rosa G./ Tom. Tejada Luis Mena Solórzano Margarita Castillo P. Tomás Castillo Ernesto Roiz Catalina Hafnner R. Benito Castillo Acev. Salvador Cajina R. José Solórzano Díaz Eustaquio Torres Claudia A. Bojorge Alejandro Cárdenas Gilberto Miranda Sol. Mariano J. Almondar. Julio H. Baldizón Ignacio Selva Salas
Extend. G. S.3 Otorgada G.S. Extend. G. S Otorgada G.S. Otorgada G.S. Otorgada G.S. Venta a G.S. Otorgado G.S. Otorgada G.S. Otorgado G.S. Otorgada G.S. Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Otorgado G.S. Otorgado G.S. Otorgada G.S. Otorgada G.S. Otorgada G.S.
Novoa e Hijo, S. L
Otorgada G.S.
Fuente: Elaboración propia a partir del Inventario de las escrituras de fincas del General Somoza. 8 de agosto de 1951. Archivo de la Nación (A.N.), Caja I-ASG-028
1 Pese a existir manzanas, varas y hectáreas, porque son propiedades urbanas y rústicas indistintamente inventariadas, el total de las propiedades que indican la extensión se expresará al final en manzanas y hectáreas. En total, 3.702 mz o 2.754,3 Has. 2 Se trataba de porciones de minerales de las minas “Hilo de Oro nº 1”, “Hilo de Oro, nº 2” e “Hilo de Oro, nº 3”, situada en Prinzaploka, Zelaya. 3 Indica que el título de unos derechos sobre esa finca se extienden a favor del general Somoza.
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ta” sin título de propiedad, ya que no se entregaba hasta haber completado todos los pagos. Cuando el comprador debía uno solo de esos pagos, se le expulsaba de la propiedad que regresaba al dueño original. La referida en estos términos fue “adquirida por ejecución” contra Braulio Morales” y ante el mismo notario de Jinotepe, Guillermo Mora. Finalmente, otras dos propiedades en las que se indica que fueron vendidas “en cumplimiento de promesa”, la razón de una “promesa”, para que se ejecutara la venta, tampoco es en sí misma demostrativo de ninguna transacción ilegal, pero resulta extraño que se explicite, dado que cualquier venta va precedida de un acuerdo o promesa de realización y resulta innecesario reiterarlo y consignarlo. Máxime cuando en el resto del listado solo aparece el término “venta”. Los dos casos que describen de ese modo la operación constan a nombre de Salomón Gómez Rodríguez, ante el notario Carlos Humberto Sánchez, en Jinotepe, y de Juan Manuel Morales, ante el notario Alejandro Romero Castillo, en Managua. Otra característica de los vendedores es que aproximadamente un tercio de los mismos eran mujeres, probablemente viudas o solteras que no podían mantener las propiedades. No era un caso infrecuente en Nicaragua que las mujeres tuvieran propiedades a su nombre, tanto por ser herederas como porque los esposos las titulaban a de ese modo para protegerse, si sus negocios iban mal, y declararse insolventes. Esa práctica llegó a ser tan habitual que, incluso, tiempo después, se exigió la firma de la esposa, si el marido iba a hacer alguna transacción, y las propiedades estaban a nombre de ella. La esposa debía avalar esa gestión para asegurarse de que ella respondería si el negocio “quebraba”. Aunque en varios de los casos de propietarias mujeres, se indica expresamente la condición de viudas, en otros, sus nombres y apellidos van seguidos de los apellidos de los maridos, en cuyo caso lo único que revela la forma de inscribirlas es que estaban casadas. Algunos ejemplo de ventas de mujeres viudas a Somoza García serían, en 1937, Rosa Núñez, viuda de Plata, que vendió la finca S. Gabriel, o en 1941, Ana María Rivas de Vega, un predio urbano de Tipitapa, el caso de Rosa Rodríguez, viuda de Narváez, que en 1948, le vendió la finca El Ojochal de 9 manzanas o el de Ninfa Vega, viuda de Román, en 1949, que vendió otra finca urbana, La Gallesa, de 300 varas de extensión41. En el cuadro 3, 3ª parte, también encontramos dos casos de cancelación de créditos hipotecarios y adeudos hipotecarios: “Cancelación de crédito hipotecario otorgando por Gerardo Lacayo, representante de los menores Lacayo Pasos, a favor de Salvadora Debayle”, y otra del mismo “a favor del Gral. Somoza”. Son casos que aludían a la imposibilidad de continuar con las hipotecas contraídas que se subrogaban al general Somoza y esposa. No hay datos en estos inventa41 El resto de mujeres podían encontrarse en los dos casos anteriormente mencionados: o casadas, con las propiedades a su nombre por la conveniencia de no tenerlas registradas el esposo, o solteras herederas.
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rios de las condiciones en que se cancelaban y si los deudores perdían por completo la propiedad o se les abonaba la parte que ya hubieran pagado. En cuanto al modo en que se hicieron las transacciones, excepto en dos casos -en 1935 y 1939- en los primeros años las propiedades se vendieron directamente al general Somoza, pero después de 1940 se hizo siempre a través de su representante Julio Somoza42. Esta relación de propiedades no hizo más que aumentar con los años y muchas de ellas no están consignadas como lo demuestran algunos hallazgos puntuales que se conocen indirectamente en documentos separados de estos inventarios. Por ejemplo, en lo que se refiere a las propiedades urbanas, casas en concreto, en el extranjero, existen datos de cuatro al menos: una en Costa Rica, otra en Panamá, otra en Tegucigalpa y otra en México que, casi con toda seguridad, no eran las únicas. Las casas no eran viviendas normales sino auténticas residencias de lujo rodeadas de amplias extensiones de jardines, con todo tipo de comodidades, que vuelven a ser buenos ejemplos de transacciones semiforzadas, hechas con presión o con componentes fraudulentos. Por ejemplo, una casa que Somoza García adquirió en Panamá en 1954, propiedad de Mariano Hernández, no fue comprada en la forma habitual por una persona de su solvencia económica. Somoza no la compró, la adquirió mediante una permuta que a él le convino: propuso al dueño que, como él tenía una casa en Panamá, de valor muy inferior, y deseaba una residencia más lujosa, se hiciera una permuta en las siguientes condiciones: su casa estaba valorada en 42.000 balboas, lo que, como hizo observar al comprador, era equivalente a que se las pagaran a él en efectivo, algo muy difícil en esos tiempos. Después, él añadiría 33.000 balboas más, hasta completar la suma de 73.000, que sería el precio total que ofrecía pagar por la nueva casa. Según el vendedor, aunque aceptaba los términos, su casa, de reciente construcción, le había costado mucho más de 80.000 balboas, lo que aseguró poder demostrar con las facturas43. También expuso que él había 42 Existen también en el inventario algunas fincas que están contabilizadas sin fecha ni otros datos y algunas con sus antecedentes: Título de la finca rústica “Montelimar” y sus antedecentes; títulos de “La Mascota” u “Ometepe” extendidos por varias personas; títulos de Antonia Mora, después Benjamín González y, después, G. S. Títulos de “S. Gabriel” que pertenecían en 1951 al G. S; antecedentes de “Mérida”, “S. Ramón” y “El Corozal”; antecedentes de la hacienda “Las Mercedes”; antecedentes de los minerales S. Albino. Existe una escritura de adeudo hipotecario de 8.000C$ otorgado por Eduardo Amador Alemán a favor del Gral.Somoza y escritura de aceptación del mismo. Existe el dato de que hay copia de declaración de capital del General Somoza de 1939. Un recibo de Esther Eva de Chamorro al General Somoza. Otro recibo de Morris Pataky a favor del General Somoza. Figura el dato de una sociedad “Carlos A. Castro Wassmer y Cia. Limitada”, constituida por Carlos A. Castro Wassmer y el Gral. Somoza. Por último, existe una certificación de Matrimonio Civil del Gral. Somoza y Salvadora Debayle de Somoza, como justificación de la propiedad conjunta indicada y, por ello, su inclusión en estos listados de propiedades. 43 El vendedor la había puesto en venta porque la familia se trasladaba a vivir a España y, probablemente, le interesaba para comprar otra en su nuevo destino. Es de suponer que no fuera para él lo más conveniente obtener menos dinero, mediante una transacción de permuta, ni segu-
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Lote de terreno Fi. Mérida, Corozal y S. Ramón Acciones y cuotas sociales Finca Guyscoyol Finca El Clavel Sitio comunero S. Pedro Predio urbano Predio urbano Sitio comunero S. Gabriel Propiedad Finca rústica Finca rústica La California Finca rústica S. Gabriel Finca S. Ramón Predio urbano Finca urbana Tres predios semiurbanos Finca Rústica Finca Sta. Feliciano Predio urbano Finca urbana Finca rústica Predio urbano Finca urbana Finca semiurbana Quinta Nina Predio urbano Finca rústica El Mero Cuatro Poción minerales “S. Albino”1 Porción minerales “S. Albino” Porción minerales “S. Albino” Porción minerales “S. Albino”--
Propiedad
Otorgante Gerardo Lacayo, en repres. de sus hijos Margarita Castillo de Padilla Amalia Somoza de Reyes Mariana Hollmann de Mitchel Margarita Debayle de Pallais Andrea Serrano de Selva Benjamín Abaunza Raúl Lacayo Lacayo Alcibíades Fuentes Solórzano Otorgante Benjamín González Gómez Ramiro Constantino Arcia (su madre) Rosa Núñez de Plata y Filadelfo José N. Maria del Tránsito Zamora Rosario Emilia Matamoros de Altamirano Manuel Sirera Enrique Peña Inciano González Berta Bermúdez de Solís Egberto Bermúdez Per. Alonso, P. Neret, P. de Johnson, etc. Ignacio Guerrero Ernestina Rosales de Lacayo Agustín Porras Agnes Woodrow de Lupone Francisco Brockmann José Heliodoro Robleto Patrick J. Frawley Patrick J. Frawley Quan On Lon and Company D. R. Ballentyne, A. Icaza y J. Dreyfus
Año 1931 1934 1935 1937 1937 1937 1937 1937 1937´ Año 1937 1937 1937 1938 1938 1938 1938 1938 1938 1938 1938 1938 1938 1938 1938 1938 1933 1939 1939 1939 S/F
Extend. al G. S2 Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Transacción Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S Extend. G. S
Transacción
Cuadro 3: Inventario de las propiedades de Anastasio Somoza García en 1951 (3ª Parte: Fincas urbanas y semiurbanas pertenecientes al Gral. Somoza y Salvadora D. de Somoza1)234567
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1 En este listado no aparecen datos de extensión de la propiedad o superficie y, en numerosos casos, falta la fecha. S/F significa: Sin Fecha. 2 S. Albino, en la jurisdicción de del El Jícaro, departamento dedeNueva Fuente: Elaboración propia a partir Inventario de las escrituras fincas Segovia. del General Somoza. 8 de agosto de 1951. Archivo de la Nación (A.N.), Caja I-ASG-028 3 Extendido a favor del General Somoza. 4 Extendido a favor de Salvadora Debayle 5 Extendido a favor de Salvadora Debayle (aclara que es vendido de G.S. a D. S.) En este listado no aparecen datos de extensión propiedad 61 Extendido a favor de Salvadora Debayle (aclara de quela es vendido odesuperficie G.S. a D. y,S.)en numerosos casos, falta la fecha. S/F significa: Sin Fecha. S. Albino, en la jurisdicción de ElDebayle Jícaro, departamento de Nueva 72 Extendido a favor de Salvadora (aclara que es vendido deSegovia. G.S. a D. S.) 3 Extendido a favor del general Somoza. 4 Extendido a favor de Salvadora Debayle 5 Extendido a favor de Salvadora Debayle (aclara que es vendido de G.S. a D. S.) 6 Extendido a favor de Salvadora Debayle (aclara que es vendido de G.S. a D. S.) 7 Extendido a favor de Salvadora Debayle (aclara que es vendido de G.S. a D. S.)
Finca rústica en Nejapa S/F Cornelio Medrano Tejos Extend. G. S Hacienda Las Mercedes S/F Orontes Lacayo Extend. G. S Terreno desm. de Quinta Nina S/F --Extend. G. S Lotes de terrno en Alta Gracia S/F Ramón Marín Extend. S.D3 Extend. G. G. SS Dchos, urbano herd. Ramón Marín S/F --Predio 1938 Francisco Brockmann Extend. Extend. G. G. SS Antec.rústica Finca urbana S/F Marta Castro deRobleto Mendieta Finca El Mero Cuatro 1933 José Heliodoro Extend. Extend. G. G. SS Predio urbano en S.“S.Antonio S/F Marta de Mendieta Porción minerales Albino”1 1939 PatrickCastro J. Frawley Extend. Extend. G. G. SS Predio en La Penitencieraía S/F Marta de Mendieta Porciónurb. minerales “S. Albino” 1939 PatrickCastro J. Frawley Extend. Extend. G. SS Predio urbano S/F Clotilde Durán Porción minerales “S. Albino” 1939 Quan On Lon and Company Extend. G. Extend. G. SS Predio urbano Managua S/F Haydeé de Dumas Porción minerales “S. Albino”-S/F D. R. Ballentyne, A. Icaza y J. Dreyfus Extend. G. Extend. G. G. SS Fi. urb.rústica en cantón La Candelaria S/F Elisa PayzMedrano V. de Radcosky Finca en Nejapa S/F Cornelio Tejos Extend. Extend. G. G. SS Parte minerales S. Albino S/F Leyland Matteson y Elvira de Matt. Hacienda Las Mercedes S/F Orontes T. Lacayo Extend. Extend. G. G. SS Finca urbana S/F Delgadillo Carvajal- - Terreno desm. de Quinta Nina S/F Extend. Extend. S.D G. S3 Varias de fincas S/F Ricardo Chávez Lotes terrno en Alta Gracia S/F Ramón Marín Extend. Extend. Finca La Sultana S/F Juan José Martínez Dchos, herd. Ramón Marín S/F --Extend. G. G. SS Extend. G. Finca rústica S/F Ángela Rosa Mendoza de Jarquín Antec. Finca urbana S/F Marta Castro de Mendieta Extend. G. SS Extend. Porción minerales “S. Albino” S/F Lorenzo Fonseca Morales Predio urbano en S. Antonio S/F Marta Castro de Mendieta Extend. G. G. SS Extend. Finca rústica S/F Cia. E.Castro Palaziodey Mendieta Cia. Ltda. Predio urb. en La Penitencieraía S/F Marta Extend. G. G. SS Predio urbano S/F Clotilde Durán Extend. G. S Predio urbano Managua de Dumas Extend. G. SCaja I-ASG-028 Fuente: Elaboración propia a partir del Inventario de las escriturasS/F de fincas del Haydeé General Somoza. 8 de agosto de 1951. Archivo de la Nación (A.N.), Fi. urb. en cantón La Candelaria S/F Elisa Payz V. de Radcosky Extend. G. S Parte minerales S. Albino S/F Leyland T. Matteson y Elvira de Matt. Extend. G. S Finca urbana S/F Delgadillo Carvajal Extend. G. S Varias fincas S/F Ricardo Chávez Extend. G. S Finca La Sultana S/F Juan José Martínez Extend. G. S Finca rústica S/F Ángela Rosa Mendoza de Jarquín Extend. G. S Porción minerales “S. Albino” S/F Lorenzo Fonseca Morales Extend. G. S Finca rústica S/F Cia. E. Palazio y Cia. Ltda. Extend. G. S La Nicaragua de Los somoza
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pensado en permutar, y tenía varias propuestas de compra, pero como había sabido que Somoza la había estado inspeccionando durante una visita a Panamá y había sido de su agrado, le comunicaba que esperaba una respuesta para saber a qué atenerse44. El motivo por el que este vendedor se plegara a las condiciones ofrecidas por Somoza, no se expone en la carta. Una segunda casa en Panamá, propiedad del ingeniero Fran Morales, fue gestionada igualmente por el embajador Adrián Cuadra. Somoza quería la casa para situar la Embajada que, aunque normalmente los inmuebles para dicho fin se alquilaban, él las compraba si podía hacer un negocio rentable. El embajador le aconsejó comprarla por la magnífica situación y lujo del inmueble, pero le sugirió que solicitara una rebaja del precio, ya que estaba valorada en 150.000 USA$, pero él le aseguraba que allí nadie la compraría por más de 100.000 USA$. Era una mansión de 4.200 m2, totalmente amueblada con las mejores calidades. A la vez le informaba de que la actual Embajada estaba situada en una zona que la expansión de la ciudad había convertido en comercial y de oficinas, por lo que, con poco gasto se podría acondicionar la planta baja, para tiendas, y la alta, para oficinas. En total se le podría obtener una renta de 500 USA$ el mes45. La casa fue comprada, finalmente, por 50.000 USA$, según consta en un telegrama que le envió el embajador donde le informaba de que había cerrado la compra, por la que le felicitaba. Otra casa que adquirió en Tegucigalpa, en el mes de junio de 1955, cuya transacción la realizó el Mayor Roberto Sánchez, la compró dentro de un terreno que estaba a precio de mercado a 6 lempiras la vara cuadrada, pero a él se le ofrecía a 2 lempiras, “si el General tuviera interés en adquirirla”. La inmobiliaria vendedora le incluyó en la oferta, hecha en junio, los datos de la propiedad con la vivienda amueblada, en las condiciones en que se había redactado en el anterior mes de abril, en que todavía se tasaba, como precio mínimo, a 4 lempiras por vara cuadrada, pero ya había subido el precio a 6 para ese mes de junio. Aún así, a Somoza se le ofrecía a 2 lempiras la vara cuadrada.. La casa era una edificación más lujosa todavía que las anteriores. Entre los detalles que se consignaban en el dossier explicativo del valor de la vivienda, había una exhaustiva enumeración de los materiales con que se había construido: recubrimientos de piedra de la cantera del aeropuerto de Toncotín —de la mejor calidad—, con cimientos especiales, con calefacción solar en 1955, que era algo realmente insólito y que abarataba el mantenimiento general, con comedor de caoba y armarios para la ropa de cedro y así un sinfín de pormenores que haramente, conservar una casa en Panamá que no iba a habitar. 44 La casa de Somoza en Panamá estaba en la Avenida Justo Arosemena, y la del vendedor, en la Calle 50, en una zona mucho más valorada que la de Somoza. Carta de Mariano Hernández al embajador de Nicaragua en Panamá, Adrián Cuadra, de 17-8-1954. Archivo de la Nación (en adelante: A.N.), Fondo Presidencial, CAJA I, ASG-026. 45 Carta del embajador de Nicaragua en Panamá, Adrián Cuadra, a Anastasio Somoza García, de 10 de noviembre de 1954. A.N., Fondo Presidencial, CAJA I, ASG-026.
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Casa de Anastasio Somoza García en Panamá. Archivo de la Nación (A. N.). Managua.
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Casa de Anastasio Somoza García en Panamá. Archivo de la Nación (A. N.). Managua.
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cían de la residencia una construcción singular en Tegucigalpa. El arquitecto era Cliff May, uno de los mejores de EE.UU., y todo el sistema de cañerías lo había diseñado un ingeniero de Miami, además de que la mayoría de materiales habían sido objeto de tratamientos especiales: maderas cortadas muchos meses antes de emplearlas para que estuvieran perfectamente secas, e introducidas antes en pentaclorofenol para evitar que se pudrieran. Un auténtico lujo para una vivienda donde nunca hubo noticias de que Somoza viviera o pasara siquiera temporadas que justificaran el interés por esa casa. Pero se le había vendido como un terreno, mucho más barato de su precio real, y con una vivienda de primerísimo calidad ya construida y totalmente acondicionada46. Los mismos manejos se observan en otros casos de ventas hechas por Somoza, pues también para vender encontraba siempre métodos que le procuraran a la postre los términos más favorables. La forma en que efectuaba estos negocios se aprecia muy bien en otra carta de 1947, del abogado mexicano, Gustavo R. Velasco —que era el que se encargaba de estudiar las mejores condiciones para Somoza en México— a Alejandro Argüello Montiel, su intermediario en este caso y viejo amigo del presidente47. Somoza se proponía efectuar la venta de una propiedad, con casa, que poseía en las Lomas de Chapultepec, en México D.F., la zona mas valorada del distrito federal, y el abogado mexicano escribía a Argüello Montiel para ponerle al corriente de sus gestiones. En la carta le comunicaba que se había puesto en contacto con el subgerente del Banco de Fomento Urbano, S.A., Miguel Herrera y Laso, para que le buscara un comprador, en las mejores condiciones. Le aclaraba que Herrera le había dicho que estaba informado de que pronto se reanudarían los préstamos sobre inmuebles y que, como habían desaparecido los controles oficiales, era de esperar que se intensificara la construcción y le fuera fácil realizar la venta. Tras esas explicaciones, le seguía informando: “Por lo que se refiere al impuesto predial, espero recibir aviso del Sr. embajador Sevilla Sacasa de que ya le notificaron la liquidación que logré que se formulara y que tiene fecha 2 de enero de 1947, según copia que obtuve”48
Como se puede observar, por una parte, el abogado intermediario mexicano busca a un alto cargo del Banco de Fomento Urbano para que le asesore, sin duda, en condiciones de dar una información privilegiada. Por otra parte, la redacción del párrafo alusivo a la liquidación del impuesto, también parece indicar 46 Compra de casa en Tegucigalpa al Sr. Jett por traslado de aquél a EE.UU. Carta de la Oficina de corretaje Merriam & Merriam al Mayor Roberto Sánchez, representante de Somoza., de 24-6-1955. A.N., Fondo Presidencial, CAJA I, ASG-024. 47 Alejandro Argüello Montiel era un liberal somocista, embajador en México en esos momentos, y más tarde embajador en Cuba hasta la salida de Batista. 48 Carta de Gustavo R, Velasco a Alejandro Argüello Montiel, de 17-1-1947. A.N. Fondo Presidencial, ASG-025.
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que se ha buscado una certificación de pago falsa. En vez de decir “la liquidación que ya efectué”, lo que dice es “la liquidación que logré que se formulara”. La expresión parece indicar que el impuesto realmente no se abonó o que “el logro” del abogado fuera, al menos, un cambio de fecha conveniente, ya que la especifica. De cualquier modo, el hecho claro es que quien escribe desea dar a conocer que consiguió algún favor para Somoza. Pero si el inventario de propiedades de 1951 es ya llamativo por su volumen, todavía se completó con otro separado que especificaba las propiedades ubicadas en el Litoral Atlántico. 2.2. El invEntario dE las propiEdadEs dEl litoral atlántico y zElaya dE 1956 Otro importante inventario es el referido a las propiedades situadas exclusivamente en la zona del Litoral Atlántico. Allí, Somoza adquirió un importante número de terrenos y otros bienes de diverso tipo, que sus administradores organizaron en otro inventario en 1957, un año después de su muerte49. En él se expresa el nombre de la propiedad, la extensión de la misma, el vendedor y la fecha de la adquisición por parte de Somoza García. La suma toal de estas propiedades asciende a 192.903,4 manzanas o 106.320,12 Has. Algunas de las propiedades arriba reseñadas eran terrenos de gran extensión, situados en zonas de gran importancia boscosa y requieren ciertas explicaciones complementarias, a saber: 1. La propiedad denominada Loma Mico, en la región de Kukra Hill, jurisdicción de Laguna de Perlas, constaba de diferentes lotes: a) Los dos primeros, llamados “mitad superior de Changuinolita” y “mitad inferior de Changuinolita”, de 4.566 y 4.402 Has respectivamente, fueron comprados a la Kukra Developement Company, en 1955. b) Otra parte de un lote de nombre “Lote Sevilla”, de 5.000 acres, quedó como una fracción de Loma Mico. c) Los lotes llamados “Gómez nº 1” de 213 Has. y “Vidaurre nº 1”, de 1.946 Has., habían sido comprados a la United Fruit Company anteriormente por el general Somoza, en 1954, y fueron reincorporados posteriormente a este inventario. 2. La Kukra Hill Development Company vendió también al general Somoza todas las construcciones y mejoras hechas en los terrenos anteriores, así como los materiales y artículos que tenía dicha compañía en el paraje denominado Schoomer Kay, lo que se otorgó en escritura de igual fecha. El listado termina con la información de que el 22 de febrero de 1951 se constituyó la sociedad Somoza, Astorga & Cia. Limitada, ante el notario Felipe 49 A.N., Fondo Presidencial, CAJA I, ASG-022.
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Serrano Rodríguez, de la que los únicos socios fueron el general Somoza y el general Luciano Astorga Fonseca. Por convenio firmado el 2 de agosto de 1951, acordaron que los bienes inmuebles que ellos aportaran a la sociedad, volverían al dominio de cada cedente al extinguirse por cualquier causa la compañía. El general Somoza traspasó a esa sociedad el Aserrío del predio de 20 Has., al Norte de Bluefields, por escritura de 2 de agosto de 1951, ante el mismo notario, Felipe Serrano Rodríguez. Cuadro 4: Inventario de propiedades de 1956 pertenecientes al General Anastasio Somoza, ubicadas en el Litoral Atlántico de la República de Nicaragua Propiedad Aserrío N. de Bluefields Buena Vista (1/2) cerca de Rama Buena Vista (1/2) cerca de Rama La Batea en Muelle Bueyes Dchos. expl. Mad. en Prinzapolka La Esperanza cerca de Rama Islote Bª Bluefields: Half Way Key Mina Hilo de Oro 1,2 y 3 en Prinzapolka Loma Mico en Kukra Hill Macantaca en Río Grande Las Mañanas en El Rama Presillas Grandes en Muelle Bueyes Punta Gorda en Monkey Point Piedra Mesa en Río San Juan Santa Isabel jurisd. de ciudad Rama Terrenos en Monkey Point Terrenos en Monkey Point Terrenos en Monkey Point Lote en Kukra Hill Lote en Kukra Hill Lote en Kukra Hill Terrenos rústicos en Cabo Gracias a D. Terrenos rústicos en Punta Gorda Terrenos rústicos en Kukra Hill Terrenos rústicos cerca de Bluefields Terrenos rústicos a orilla río Rama Terreno urbano en Bluefields Terreno cercano a Bluefields
Año
Vendedor
1950 1942 1947 1955 1951 1950 1943 1939 54/55 1939 1953 1953 1952 1952 1952 1954 1953 1954 1954 1954 1954 1951 1952 1950 1943 1952 1952 1950
Central America Mahogany Co. Rosa Pereira de Mierisch Augusto Fornos Sequeiro Alejandro Guido Martinez Mercedes Reyes de Hoocker Fco. Pichardo vend. en 60.000 C$ C. L. Samuda, vda. de Hoocker Rosa, vda. de Bográn y T. Tejada Kukra Develop. Co. y U. Fruit Co. A. Jaime, A. Romero, J.A. Sánchez Amelia Ramírez de Mallona Eusébio Mejía Agustín Sánchez Salinas Agustín Sánchez Salinas Francisco Salgado Leonor Cast. de Wheelock y hnos. C. Vizcaíno Gómez de Hess y fam. Fernando Abaunza y S. Barquero United Fruit Company United Fruit Company United Fruit Company José Julián Castellón United Fruit Company Matilde Ramírez de Mairena Mercedes Reyes de Hoocker Narcisa Molina vend. en 4.000 C$ Mercedes Reyes de Hoocker Central América MahoganyCy.
Ext. (mz.) 26,9 1.060 1.060 403,2 33.765 522 9 4 18.988 28.226 419,3 672 6.400 1.024 80,6 808 3.232 808 5.128,2 6.064,5 6.736,5 6.041,6 7.415,3 391 6.677,4 80,6 156 26,9
Fuente: Elaboración propia a partir del Inventario de propiedades pertenecientes al General Anastasio Somoza, ubicadas en el Litoral Atlántico y Departamento de Zelaya (1956). Archivo de la Nación (A.N.), Caja I-ASG-022
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Además de estas propiedades rústicas y urbanas, el capital de Anastasio Somoza García al final de su mandato es imposible de calcular, pero sí se conoce que ya entre 1950 y 1955 tenía relación con numerosos bancos extranjeros con los que realizaba transacciones de todo tipo. Entre ellos se contaban: The Anglo South American Bank Limited —con el que el presidente operaba desde que expropió la finca Alemania de Julio Bahlke en 1941—, The National City Bank of New York, The Bank of America, Whitney Nacional Bank of New Orleans, The Riggs National Bank of Washington, The Chase National Bank of New York, The First National Bank of New York y Pan American Bank of Miami50. iii. La decLaracióN de BieNes de Luis somoza deBayLe Luis Somoza, tras suceder a su padre desde el 29 de septiembre de 1956, y lograr el tiempo electoral en 1957, presentó una declaración de bienes el 6 de marzo de 1958. Para poder situarse en el contexto socioeconómico del país en esa fecha, pueden ser de interés una serie de artículos que Pedro Joaquín Chamorro escribió en La Prensa, a finales de ese mismo año, en los que ofrecía una visión rápida de algunas cuestiones que arrojan luz sobre la Nicaragua de ese momento. Tituló a esa columna, que apareció durante 10 días “Dos Presupuestos, dos modos de vida”, porque de una forma sencilla y con un objetivo divulgativo, realizaba una comparación de varios indicadores económicos de Nicaragua con la vecina Costa Rica, país de mayor nivel de vida y con un Gobierno que los nicaragüenses admiraban. Para demostrar la pésima gestión de los recursos nicaragüenses por parte del Gobierno, puso en paralelo los gastos presupuestarios de capítulos tan importantes como Presidencia, guerra, educación y otros. La comparación era sencilla porque se especificaba que, en esa fecha, 1 córdoba equivalía a 0,87 colones, y la población de ambos países era de 1.608.000 habitantes, en Nicaragua, y de 1.129.000 habitantes, en Costa Rica51. Comparando la diferencia de población con la diferencia de gastos empleados en los distintos sectores de actividad política y económica, se hacía evidente una diferencia abismal entre la concepción del presupuesto de un país democrático y la del que no lo era. El presupuesto destinado para la Presidencia nicaragüense era de 8.810.997 córdobas, mientras que el de la vecina Costa Rica era tan sólo de 1.302.550 colones. Y ello, teniendo en cuenta que en Nicaragua en ese presupuesto no entraba el referido a policía y ejército y en Costa Rica se incluían esos sectores, o de modo más preciso, el de policía, porque no existía propiamente el ejército. En relaciones diplomáticas, Nicaragua gastaba 10 millones de córdobas y Costa Rica, cuatro. 50 A.N., Fondo Presidencial, Caja I, ASG-033, 034, 035, 036, 037, 038, 039 y 040. 51 Datos de población del Censo de 1955. Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE). División de población de la CEPAL; División de Población de las Naciones Unidas: Panorama de la Población Mundial, Revisión 2008, base de datos de población.
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En concepto de gastos de guerra, Nicaragua empleaba 45.519.000 córdobas y Costa Rica, 12.875.000 colones. En Educación, sin embargo, Nicaragua gastaba 34.083.338 córdobas, mientras el país vecino alcanzaba los 70.083.730 colones, pese a tener menos población. Estos dos últimos capítulos, guerra y educación, eran los más gráficos en cuanto a las diferencias: Nicaragua empleaba un tercio más en guerra que en Educación, mientras Costa Rica casi multiplicaba el de Educación por seis, respecto al de guerra. Para desarrollar sus proyectos y actividades en Economía y Hacienda, Nicaragua necesitaba 53.258.588 córdobas, en lo que Costa Rica empleaba 18.472.715 colones. Esa diferencia desmesurada era debida, según Pedro Joaquín, a una nefasta administración en Nicaragua, enredada en una gran burocracia, abundancia de puestos fantasmas en las dependencias del Estado y un infamante despilfarro. Sin embargo, a la Justicia, un departamento tan importante y representativo de lo que un país valora en relación a sus habitantes, Nicaragua sólo destinaba 5.003.770 córdobas, mientras Costa Rica alcanzaba los 13.588.300 colones, con menos población y en un territorio menor. Finalmente, Nicaragua tenía una especie de ministerio de Fomento, al que denominaba “Construcciones Nacionales”, que estaba bajo el control directo del presidente y para su beneficio privado. En síntesis, esas cifras significaban que el gobierno nicaragüense gastaba más en mantenerse que en mantener a sus ciudadanos. Todo ello, concluía Pedro Joaquín, era una demostración del tipo de régimen existente: un régimen que se mantenía por la fuerza y por ello tenía que consumir muchos más recursos que una verdadera democracia. Un régimen que “mandaba, pero no gobernaba”52. Sin embargo, en medio de esa organización presupuestaria, la fortuna de los Somoza no hacía más que incrementarse. Según señala Eduardo Marenco, partiendo de la herencia de su padre, Anastasio Somoza Reyes, el 7 de marzo de 1957, los cuatro herederos de Somoza García —su esposa, Salvadora Debayle de Somoza, y sus hijos Lilliam Somoza Debayle, Luis Somoza Debayle y Anastasio Somoza Debayle—, constituyeron cuatro sociedades anónimas: 1. La Compañía Agropecuaria Santa Julia, con un capital inicial de 1,6 millones de córdobas, para administrar las fincas cafetaleras Alemania, de 400.000 cafetos y 600 hectáreas; La Flor, de 60.000 cafetos, la finca de potreros El Guapinolar de 1.200 hectáreas y la finca, también cafetalera Palmira, de 43.000 cafetos. 2. La Sociedad Anónima Agropecuaria Ometepe, con un capital inicial de 1,6 millones de córdobas, para administrar las fincas de la Isla de Ometepe, de alrededor de 4.000 manzanas y 1.000 hectáreas. Prácticamente eran dueños del Volcán Maderas. 3. La Sociedad Anónima Compañía Pecuaria El Tamarindo, con un capital inicial de 500.000 córdobas, para administrar varias haciendas ganaderas. 52 La Prensa, 3 a 12 de diciembre de 1958.
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4. La Sociedad Agropecuaria El Porvenir, con un capital inicial de 1,6 millones de córdobas para administrar las fincas cafetaleras de San Marcos, Jinotepe y Santa Teresa. Desde la creación de esas sociedades, el capital distribuido en acciones se dividía automáticamente en cuatro partes, una de las cuales era de Luis Somoza. 3.1. El capital dE luis somoza En accionEs Dado que en 1958 Luis Somoza llevaba un año en el poder, se podría suponer que, para esta fecha, el monto de sus propiedades se redujera a la herencia recibida por la Sucesión Somoza. Sin embargo, hay datos que contradicen dicho supuesto (ver Cuadro nº 5 y Gráfico 1). En primer lugar, aunque la herencia de Anastasio Somoza García diera pie a la constitución de varias sociedades en 1957 —y, por tanto, a la emisión de acciones y atribución de ellas a los herederos—, la declaración no se limita a lo heredado del padre. De hecho, las acciones señaladas con un asterisco, indican que están en adquisición, aún no completamente pagadas) En segundo lugar, como puede comprobarse en el cuadro anterior, en todos los casos en los que figura la fecha de constitución, las sociedades son de 1957, pero en algunos casos se indica que las acciones están en adquisición todavía —por tanto, no completamente pagadas— cuando se realiza esta declaración de bienes, en marzo de 1958. Ese hecho pone de manifiesto que, aunque las propiedades básicas existieran, la mayoría de las sociedades se constituyeron cuando Anastasio Somoza García ya había muerto y en la fecha de esta declaración, Luis Somoza estaba adquiriendo acciones nuevas o pagando parte de las que hubiera adquirido antes53. Analizando la relación de acciones en las diferentes compañías, es destacable que las más caras son las agropecuarias —a 100.000 C$ la acción—, de las que Luis Somoza no posee más de 4 ó 5 acciones en cada una. Pero las compañías con mayor cuantía de dinero total, aunque el valor por acción fuera muy inferior, son otras cuatro: la Nacional Productora de Cemento, cuyas acciones están valoradas en 800.000 córdobas, y otras tres que sobrepasaron el millón de córdobas: Líneas Aéreas de Nicaragua, Azucarera Montelimar, S.A. e Hilados y Tejidos El Porvenir54. 3.2. El rEsto dE las propiEdadEs La relación de propiedades urbanas y rústicas, que Luis Somoza Debayle enumera en su declaración de 1958, presenta escasas diferencias con las de la declaración de Anastasio Somoza Debayle de 1967, pero no son idénticas: en primer lugar, hay algunas propiedades que constan en la declaración de Luis y no en la de Anastasio, bien porque Anastasio se hubiera desprendido de ellas antes 53 Véase listado completo, con datos de número y valor de cada acción en Apéndice VI. 54 Véase listado original con el precio de cada acción en Apéndice VI.
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Cuadro 5: Declaración de Bienes de Luis Somoza Debayle. Valor en C$ de las acciones en diferentes compañías Compañías Año Const. Valor acc. C$ Banco Nicaragüense 235 Cía. Nacional Prod. de leche, S.A. 9.100 Cía. Nacional de Seguros de Nicaragua 10.000 Cía. Nacional de Seguros de Nicaragua 10.000 Cigarrera y de Industrias Mombacho, S.A*. 12.000 Televisión de Nicaragua, S.A. 1957 25.000 Cía. Nacional Prod. de leche, S.A*. 32.550 Cigarrera e Industrias Mombacho, S.A*. 50.000 Cía. Nacional Prod. de leche, S.A. 68.250 Banco Nicaragüense 83.000 Pecuaria Guiscoyol-Miramar,S.A. 125.000 Pecuaria Las Mercedes, S.A. 1957 125.000 Pecuaria El Tamarindo 1957 125.000 J. Rodríguez y Cia. Limitada[1] 1957 166.660 L. y A. Somoza D. y Compañía Lta. 250.000 Agropecuaria El Porvenir, S.A. 400.000 Agropecuaria La Fundadora, S.A. 1957 400.000 Agropecuaria Sta. Julia, S.A. 1957 400.000 Agropecuaria Ometepe, S.A. 1957 400.000 Azucarera El Apante, S.A. 1957 500.000 Azucarera Santa Rita, S.A. 1957 500.000 Cía. Nacional Productora de Cemento 1957 825.000 Líneas Aéreas de Nicaragua, S.A. 846.000 Líneas Aéreas de Nicaragua, S.A. 846.000 Az. Montelimar, S.A. 1.250.000 Hilados y Tejidos El Porvenir 1957 1.375.000
Valor acc. USA$ 33,6 1.300,0 1.428,6 1.428,6 1.714,3 3.571,4 4.650,0 7.142,9 9.750,0 11.857,1 17.857,1 17.857,1 17.857,1 23.808,6 35.714,3 57.142,9 57.142,9 57.142,9 57.142,9 71.428,6 71.428,6 117.857,1 120.857,1 120.857,1 178.571,4 196.428,6
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Luis Somoza Debayle de 1958. Archivo de la Nación, Caja VIII, A.S.G.-269.
de 1967, o que no las incluyera en su declatación por algún motivo desconocido. En segundo lugar, en la declaración de Luis sólo constan las propiedades existentes en la ciudad de Managua y departamento de Managua, tanto rústicas como urbanas, pero no hay nada del resto de los departamentos, que sí están incluidos en la declaración de Anastasio de 1967. Respecto a la primera de esas diferencias entre ambas declaraciones, las propiedades que sólo constan en la declaración de Luis Somoza y no en la de su
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Gráfico 1. Declaración de Bienes de Luis Somoza Debayle en 1958. Valor en USA$ de las acciones en diferentes compañias.
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
hermano, en 1967, son las siguientes: Entre las fincas urbanas de Managua: una casa y solar frente a C/Colón, valorada en 875 C$, varios lotes de la finca Quinta Nina, valorados en 280.000 C$, más otros lotes, fincas o fracciones con el mismo nombre de Quinta Nina de 25.000, 14.670, 40.000 y 12.000, respectivamente, que suman en total 371.670C$. La finca urbana Quinta Adela, valorada en 17.410,70 y otros lotes próximos a la carretera Interamericana, valorados en 130.000 C$. Entre las rústicas de Managua: una finca en la comarca Casa Colorada, valorada en 20.000 C$. Todos esos lotes, que no constan en la declaración de Anastasio, debieron ser adquiridos por Luis e incorporados posteriormente al documento de su declaración, aunque en su mayor parte fueran de la Sucesión Somoza. En total, en la declaración de Luis, —sólo referida al departamento y ciudad de Managua— habría propiedades que superan en 522.524 C$ a las declaradas por su hermano Anastasio en 1967, en el mismo departamento55. 55 El resto de la declaración —propiedades rústicas y urbanas del departamento de Managua— no se incluye aquí ya que es idéntico a la declaración de Anastasio Somoza Debayle, y es este
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En el resto de la relación de propiedades, —las comunes a ambos hermanos—, se presentan y analizan más adelante, en el epígrafe siguiente correspondiente a Anastasio Somoza Debayle. Luis no declara propiedades más que en el departamento de Managua, mientras que sí constan en casi todos los departamentos, en la declaración de su hermano Anastasio. Es posible que el documento de Luis Somoza, en que constaran propiedades de otros departamentos, esté incompleto56. O, en caso contrario, que Anastasio Somoza Debayle hubiera seguido adquiriendo propiedades en los departamentos restantes —fuera de Managua— hasta completar la declaración que presenta en 1967. Ésta, sin embargo, no es una opción muy viable, puesto que 1967 era la fecha en que comenzaba su primer período presidencial y no parece probable que ya antes hubiera obtenido una cantidad tan grande de propiedades. La opción que parece más lógica es la de que el documento de Luis Somoza sea sólo parte del original, pero que fuera muy similar al de su hermano, de 1967, aunque con las escasas variaciones señaladas. Y que el monto de lo declarado fuera en su mayor parte de la Sucesión Somoza. De hecho, en la parte correspondiente a las propiedades rústicas y urbanas —separada de las acciones— se precisa que sólo le corresponde a Luis la cuarta parte de esos bienes. En cualquier caso, lo que se declara es mínimo si se contrasta con otro dato del que se dispone referido a 1963, año en que Luis Somoza abandona la presidencia de la República. Ese dato, del periodista norteamericano Jak Anderson, resulta clarificador respecto a la cuantía posible del capital de la familia Somoza, muy superior al que se deduce de los bienes antes reseñados. Jak Anderson investigó ampliamente sobre los bienes de la familia y publicó artículos desde 1975 en numerosos diarios de EE.UU. y de otros muchos países57. En uno de esos artículos alude a una fuente muy valiosa, un cablegrama confidencial de 17 páginas de la Embajada americana, del 10 de agosto de 1963, en que se decía literalmente: “Los Somoza poseen, controlan o tienen participación en una amplia variedad de bienes económicos dentro de Nicaragua, cuyo valor, estima la Embajada, que es aproximadamente de 38.810.029 USA$. (…) También tienen una indeterminada cantidad de bienes en el exterior, que se calculan último el que se analiza en el lugar correspondiente. Véase Apéndice VI. 56 La declaración de bienes de Luis Somoza, sólo referida al departamento de Managua, es la única registrada como: Declaración de Bienes de Luis Somoza Debayle de 1958, Archivo de la Nación (A.N.), Caja VIII, A.S.G.-269. 57 Carlos Tünnermann, después de casi diez años como Rector de la UNAN, se trasladó a Washington D.C. gracias a la obtención de una beca Guggenheim en marzo de 1974. Allí, en 1975 entregó a Bill Brown de The Washington Office on Latin America (WOLA), un material preparado por Sergio Ramírez en Alemania y traducido al inglés por Miguel D’Escoto en Nueva York, sobre las propiedades y negocios de la familia Somoza, que dio lugar a una devastadora serie de artículos del famoso periodista Jack Anderson en The Washington Post sobre “El gobernante más codicioso del mundo”, que socavaron el prestigio de Somoza en el Congreso de los Estados Unidos y que Pedro Joaquín Chamorro reprodujo en La Prensa, traducidos al español. El Nuevo Diario, 11-1-2001.
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entre 15 a 20 millones de USA$. (…) Es poco probable que los Somoza paguen impuestos proporcionales a su capital. Y estas cifras son deliberadamente conservadoras (…) Los perfiles económicos secretos del Departamento de Estado norteamericano muestran que los Somoza tenían un mínimo de 54.000.000 USA$ ya en 1963, en base a lo cual, es posible que en esa fecha los Somoza poseyeran el 10% de la riqueza de Nicaragua”58.
iV. La decLaracióN de BieNes de aNastasio somoza deBayLe de 196759. 4.1. la situación socioEconómica dE nicaragua En 1967 La declaración de bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967 ofrece una perspectiva de gran interés por ser como una fotografía instantánea de un proceso, un corte puntual, que incluye la herencia de sus antecesores y, por tanto, informa parcialmente de la trayectoria de enriquecimiento de la familia, doce años antes de su final. La pormenorizada exposición de sus propiedades abarca tal diversidad de valores que, en su relación, señala desde un córdoba, en un terreno rústico de Managua, hasta 300.000 USA$ en unas propiedades del antiguo departamento de Zelaya. La ingente cantidad de terrenos o solares, urbanos y rurales, que se muestran en esta declaración, denota una notabilísima concentración de la propiedad en sus manos, pero estaría carente de un valor relativo si no existiera un conocimiento del contexto socioeconómico del país en estos momentos y de la estructura de la propiedad en Nicaragua, a fin de establecer alguna comparación. Por ello, es de gran interés ofrecer previamente algunos datos extraídos del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), de la Memoria del Banco Central de Nicaragua de 1967 y del Informe de la OIT de 1969, además de un conjunto de referencias bibliográficas, que situarán mucho mejor el peso específico de estas propiedades en el contexto en que se declararon. La población había crecido en el país desde 1930 a 1970 a un ritmo inusual y, mientras la tasa de crecimiento de 1930 a 1940 había sido del 1,39% anual, la de 1940 a 1950 había llegado ya a 2,54, y la de 1950 a 1960 alcanzó el 3,20% anual. Cuadro 6: Incremento de población en Nicaragua de 1950 a 1970 Años Habitantes
1950 1.295.000
1955 1.508.000
1960 1.774.000
1965 2.063.000
1970 2.399.000
Fuente: Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE). 58 Anderson, Jack: “El capital de los Somoza”. La Prensa, 15-8-1978. 59 Según Decreto Legislativo nº 306 del 6 de marzo de 1958, publicado en el diario oficial, La Gaceta, nº 68 del día 21 de marzo de 1958. Fue presentada el 24 de mayo de 1967. La exposición completa de esta declaración de bienes ha sido posible gracias a la generosidad y gentileza de Eduardo Morenco, que me facilitó el documento presentado al tribunal de Cuentas de Nicaragua.
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División de Población de la CEPAL. Revisión de datos de 2008.
En esas condiciones de incremento demográfico, la Memoria del Banco Central de Nicaragua aporta datos de interés sobre las condiciones de vivienda y la atención a la salud, además de otro conjunto de indicadores económicos60: El desequilibrio entre el número de viviendas que se construyeron en ese año, dado el valor dinerario y las dimensiones de las pobres y de las ricas, ofrece datos reveladores: Cuadro 7: Viviendas construidas en Managua en 1967 Nº de viviendas 69 58
Valor en C$ 150.000
Sup. construida 5.000 m2 19.300 m2
Fuente: Elaboración propia a partir de la Memoria del Banco Central de 1967
La mayoría de esas viviendas carecía, además, de instalaciones de primera necesidad. Existían sólo 284.937m2 de alcantarillado en el país, de los que 210.000 estaban en Managua y ello significaba —pese a ser la capital y la que concentraba la mayor parte de la red— que sólo un 20% disfrutaba de agua corriente. Los índices del resto de las ciudades eran todavía muy inferiores61. Por lo que se refiere al nivel de vida medio, un buen indicador sería el salario mayoritario de la población que —teniendo en cuenta que el ingreso per cápita en 1967 había sido de 2.322 C$— debería haber correspondido, en una distribución teórica equitativa, a 193 C$ mensuales por persona, o a 6,5 C$ diarios. Sin embargo, la realidad era que el 33% del ingreso lo absorbía únicamente el 5% de la población y el 16% del mismo era percibido por el 50% de la misma. Ello significaba que la mitad de la población recibía un salario bastante inferior a los 6,5 C$ diarios, del todo insuficientes para un mantenimiento básico62. Ya en 1960 la media del salario sólo alcanzaba 5 C$ al día y hasta el campesinado, que era el sector de la población que más pobremente vivía, afirmaba que no era posible mantenerse con menos de 12 C$ al día63. Incluso, en 1961, los trabajadores industriales consideraban que no se podía mantener una familia con menos de 500C$ mensuales, o 16 C$ diarios64. 60 Memoria del Banco Central de 1967, sintetizada por Castillo Martínez, E.: “Una ponencia discutida: la Realidad Humana de Nicaragua”. Prólogo del Primer Encuentro Pastoral, titulado De Cara al futuro de la Iglesia de Nicaragua. Ediciones Fichero Pastoral Centroamericano. Managua, 1967, pp.144-150. 61 Informe de la OIT de 1969. 62 Castillo Martínez, E (1967), Ob. cit., p. 146. 63 Documentos del FSLN, 21-2-1975. Comité de Lucha “Vietnam Heróico”, F.R.U. ACHM, Tendencia GPP, CAJA 4, Fólder 1, Exp.14.943. 64 Gould, J., Ob. cit., p. 163
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Todavía es más apreciable la escasa atención a la población si se comparara el presupuesto destinado a salarios en el Ministerio de Defensa con el destinado a Salud. Los salarios militares en 1967 ascendieron a un total de 36.000.000 C$, mientras que los de los sanitarios no pasaron de 19.282.000 C$65. Y en esas cifras habría que tener en cuenta que los salarios de los guardias eran muy precarios, excepto si se trataba de oficiales66. La atención sanitaria y hospitalaria era igualmente muy deficiente. Con una población de más de 2.000.000 de habitantes, sólo había 4.410 camas en hospitales y clínicas y sólo se contaba con 4,8 médicos, 22 enfermeros y 0,4 dentistas por cada 10.000 habitantes 67. Por último, el déficit de la balanza de pagos se reveló como otro indicador negativo de la marcha de la economía, que permanecía desequilibrada y dependiente, en especial de EE.UU. En el período de 1960 a 1967, las exportaciones se incrementaron en 88.000.000 USA$, mientras que las importaciones lo hicieron en 132.000.000 USA$, a lo que habría que añadir que las exportaciones sufrieron fluctuaciones, mientras que las importaciones se mantuvieron en una tónica ascendente de forma continuada. Así pues, al finalizar el año 1967, la deuda pública externa de Nicaragua era de 92.687.000 USA$, de los que 81.000.000 USA$ se debían a EE.UU68. Por lo que se refiere a la estructura de la propiedad rural cultivada en 1967, de 102.201 explotaciones, con una superficie ocupada de 5.461,162 manzanas, la distribución era la siguiente: Cuadro 8: Estructura de la propiedad Propietarios (%)
Tipo de fincas
Nº de explotaciones
%
79.902 (78,2) 20.795 (20,4) 1.495 (1,4)
De 1 a 50 manzanas De 50 a 500 manzanas De 500 y más
89.223 2.408,628 2.248.311
14,7 44,0 41,2
Fuente: Memoria del Banco Central de 1967
Como puede comprobarse, el 1,4% de los propietarios acaparaban el 41,2% del total de la superficie cultivada, mientras que 78,2% sólo tenía el 14,7%. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ofrece cifras muy similares al afirmar que el 1,6% de los agricultores controlaba el 42% de la tierra cultivable, mientras el 35% de los mismos no disponían más que de 2,5%. Y a esto se añadía que el 65 Castillo Martínez, E (1967), Ob. cit., p. 145. 66 Años después, en 1970, cuando el sueldo de los guardias rasos era de unos 250 córdobas, un médico privado podía cobrar 100 córdobas por consulta. Con 250 córdobas al mes, el jornal diario era de algo más de 8 córdobas. Tijerino, D (1977), Ob. cit., p. 51. 67 Castillo Martínez, E (1967), Ob. cit., p. 144. 68 Memoria del Banco Central de 1967.
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minifundismo mayoritario estaba representado por parcelas de unas 3 Has. y los campesinos minifundistas vivían en ranchos de paja, sin asistencia médica ni educación y tenían que salir a trabajar a los latifundios para poder conseguir unos ingresos que les permitieran sobrevivir casi en la miseria. Las cosas no habían cambiado mucho si tenemos en cuenta que, en 1963 —cuando Luis Somoza intentó su fracasada reforma agraria— el 0,1% de la población rural poseía el 20% de las tierras y el 50% de la población no alcanzaba al 3% de las mismas69. En esas circunstancias y con los datos aportados, es posible realizar una valoración más ponderada y contextualizada de los bienes que declaró Anastasio Somoza Debayle, de la superficie ocupada por ellos y del valor dinerario de la relación de bienes y propiedades que se presentan en dicha declaración. 4.2. la dEclaración dE biEnEs dE 1967 dE anastasio somoza dEbaylE Éste es un documento de excepcional importancia por el cálculo que ofrece del monto de la fortuna acumulada y reconocida por el declarante ya en esa fecha —y teniendo en cuenta que está evaluada “a la baja” — a la que todavía faltaría todo cuanto adquiriera en los 12 años que aún transcurrieron hasta su derrocamiento. Otro motivo para analizar esta declaración de bienes es que es muy similar al inventario perteneciente a su hermano Luis Somoza Debayle, en 1958, porque una gran parte de ella procede de la Sucesión Somoza, aunque ya hay más propiedades que las declaradas por Luis y que es de suponer que Anastasio Somoza Debayle habría ido adquiriendo antes de iniciar su presidencia. Asimismo, posteriormente, su testamento de agosto de 1977, permitirá conocer la evolución, diez años después, aunque sólo será posible comparar las acciones porque en el testamento no se incluyen propiedades ni rústicas ni urbanas. En la declaración de 1967, se distinguen tres partes: la inversión hecha en acciones de compañías, las propiedades rústicas y urbanas en el departamento de Managua y las propiedades rústicas o urbanas en el resto de los departamentos. 4.2.1. El capital invertido en acciones En el primer apartado de la declaración de bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967, como en el caso de Luis Somoza, la relación especifica el número de acciones que tenía en cada compañía, el valor de la acción, el lugar de domiciliación de cada compañía y la fecha de adquisición. Por tanto, es sencillo conocer el capital invertido en cada compañía, así como el total de su capital en acciones en ese momento70. Desde la muerte de Anastasio Somoza García, la caída de los precios del algodón y del café había sido tan considerable —los del algodón cayeron en un 25%, y los del café, en un 32%—, que paulatinamente obligaría a los Somoza, como a 69 Zimmermann, M. (2003), Ob. cit., p. 114. 70 Véase listado completo, con datos de número y valor de cada acción en Apéndice VI.
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Cuadro 9: Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle. Valor en C$ y USA$ de las acciones en las diferentes compañías Compañías L. y A. Somoza D. y Compañía Ltda. Cia. Nacional Prod. de leche, S.A. Pecuaria Guiscoyol-Miramar,S.A. Pecuaria Las Mercedes, S.A. Pecuaria El Tamarindo Pecuaria Río S. Juan Trillos de Arroz, S.A. Desmontadora Los Manguitos, S.A. Hotelera de Nicaragua, S.A. Agropecuaria El Porvenir, S.A. Agropecuaria La Fundadora, S.A. Agropecuaria Sta. Julia, S.A. Agropecuaria Ometepe, S.A. Azucarera El Apante, S.A. Azucarera Santa Rita, S.A. Ed. Novedades, S.A. Az. Montelimar, S.A. Fomento Atlántico Nicaragüense, S.A. Envases Industriales, S.A. Vegas de Jalapa, S.A. Asociación Nicaragüen. de Tabaco, S.A.
Fecha de Valor acciones constitución en C$ 1962 12.500 --68.250 1957 125.000 1957 125.000 1957 125.000 1957 125.000 1957 125.000 1958 125.000 1966 385.000 1957 400.000 1957 400.000 1957 400.000 1957 400.000 1957 500.000 1957 500.000 1965 500.000 1957 1.250.000 1965 1.750.000 SD SD* SD SD SD SD
Valor acciones en USA$ 1.785,71 9.750,00 17.857,14 17.857,14 17.857,14 17.857,14 17.857,14 17.857,14 55.000,00 57.142,86 57.142,86 57.142,86 57.142,86 71.428,57 71.428,57 71.428,57 178.571,43 250.000,00 SD SD SD * SD: sin datos.
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
la mayoría de los empresarios o propietarios agrícolas, a una reestructuración de las orientaciones empresariales de los negocios en dos sentidos: una racionalización de los agropecuarios y una intensificación en las industrias e inversiones más modernas71. En consecuencia, se crearían nuevas empresas como Aislite, Alumex, Espumas Sintéticas de Centroamérica, Pesqueros Anticorrosivos, Productos Carnic, Central Meat Packers, S.A. y otras muchas. Sin embargo, las acciones aquí reseñadas sólo aparecen referidas a empresas que en su inmensa mayoría son de 1957, por lo que todavía no se había producido ese cambio de rumbo, que se podrá comprobar de forma clara en el testamento de A. Somoza Debayle de 1977, así como en la lista de la Oficina de Supervigilancia y control de las Empresas de A. Somoza Debayle, de febrero de 1979 y en el inventario de San José de marzo de 1979, todos tratados en este trabajo en epígrafes posteriores. El resto de lo bienes declarados en 1967, aparte de las acciones, alude a las propiedades rústicas y urbanas habidas en casi todos los departamentos de Nicaragua. 71 Datos de 1959 de la CEPAL.
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Gráfico 2: Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle en 1967. Valor en $ USA de las acciones en diferentes compañías.
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
El Cuadro 9, de distribución de las acciones por compañías, que incluye tanto el valor dinerario de las acciones de cada compañía, como el total de las mismas, posibilita realizar dos apreciaciones interesantes: en primer lugar, se puede conocer cuáles fueron las empresas que más interesaron a Anastasio Somoza Debayle o que heredó de su padre y en las que se hizo una mayor inversión. En segundo lugar, las fechas de constitución que permiten seguir la evolución del tipo de compañías, del objeto de las mismas, desde 1957, que es la fecha más antigua del listado, hasta 1966, que es la más tardía. En este sentido, se observa que la mayoría de las compañías en que tuvo acciones Anastasio Somoza Debayle proceden de 1957, pero algunas se constituyeron entre 1958 y 1965, como la Desmontadora Los Manguitos, S.A., en 1958; Ed. Novedades, S.A, en 1965; Fomento Atlántico Nicaragüense, S.A, en 1965 también y Hotelera de Nicaragua, S.A, en 1966. El Cuadro 9 y Gráfico 2 se complementan en los datos sobre el valor de las acciones. En el cuadro 9 se puede apreciar que las empresas con las acciones más caras del listado, a 100.000 C$ la acción, fueron las mismas de su hermano Luis, las agropecuarias: Agropecuaria El Porvenir, S.A, Agropecuaria La Fundadora, S.A, Agropecuaria Sta. Julia, S.A, Agropecuaria Ometepe, S.A, Azucarera El Apante, S.A. y Azucarera Santa Rita, S.A, de las que poseía cuatro ó cinco acciones de cada una. Sin embargo, en el Gráfico 2 se puede comprobar que las empresas en las que más se había
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invertido fueron otras cinco y, en dos de ellas, la inversión sobrepasó el millón de córdobas en cada una: a) La primera fue Fomento Atlántico Nicaragüense, S.A, de Bluefields, con 1.750.000 C$. No es algo que sorprenda dado que, desde el Inventario de Bienes de Anastasio Somoza García de 1956 se comprobó que era significativamente superior el número de adquisiciones que los Somoza hicieron en esa zona, la entonces Zelaya, sobrepasando al resto, tanto en superficie como en el coste invertido. b) La segunda empresa en la que más se había invertido fue Azucarera Montelimar, S.A., no en vano una de las más rentables, de la que tenía 1.250.000 C$ en acciones. El núcleo de esa compañía era la Central Montelimar, que comprendía, además de la hacienda central del mismo nombre, que estaba junto al Océano Pacífico, las haciendas de Atzacualpa, El Porvenir, San Antonio, El Zapote, El Apante y San José del Carmen. En Managua y Rivas estaban, además, Pansa, Dolores y Santa Rita y la principal firma de esa zona fue la Empresa Azucarera Monverman. Junto a ellas se contaban también en el ramo del azúcar, el Ingenio Piloto y el Ingenio General Cipegsa, en Tierra Dorada, y el Ingenio de Kubra Hill en el departamento de Zelaya, que se explotaban a través del consorcio Central de Ingenios y Anexos, S.A, que permanecía aún en 197972. c) Las otras tres, de las que poseía acciones por valor de 500.000 C$ en cada una, eran Editorial Novedades, S.A, y las azucareras: Azucarera El Apante y Azucarera Santa Rita, S.A. Esta última se abastecía de caña de los enormes latifundios de Guiscoyol y Miramar. d) Si comparamos las acciones de Luis Somoza con las de su hermano Anastasio, podemos observar lo siguiente: Las compañías que aparecen en las dos declaraciones de bienes son las tradicionales agrícolas y pecuarias, además de la que compartían ambos hermanos, Luis y Anastasio Somoza Debayle y Cia. Limitada. Luis Somoza declara otras compañías que aparecen solo en su declaración y que indican la continuación de actividades tradicionales y una dedicación a negocios de mayor modernidad, como la televisión, la banca o los seguros. Finalmente, las que son una novedad en la declaración de Anastasio Somoza, muestran claramente la evolución del objeto: aunque persiste el interés por el sector primario —madereras, agricultura y ganadería, hasta 1965 aproximadamente— a partir del comienzo de la década de 1960 se van aproximando a los valores de las actividades tradicionales algunas otras secundarias o de servicios, como hoteles, prensa o compañías de exportación, cuya variedad de contenidos no dejará de diversificarse en el futuro. Cuadro 10: Comparación entre las acciones de Luis Somoza y 72 El Consorcio “Central de Ingenios y Anexos” tenía su sede en el Km. 3 de la carretera a Masaya, contigua al Banco de Centroamérica
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Anastasio Somoza Compañías en ambas listas
Cías. sólo en lista de LSD
Cías. solo en lista de ASD
Agropecuaria El Porvenir, S.A. Pecuaria Guiscoyol-Miramar,S.A
Banco Nicaragüense Televisión de Nicaragua, S.A.
Pecuaria Río S. Juan Trillos de Arroz, S.A.
Agropec. La Fundadora, S.A.
Cigarrera e Ind. Mombacho, S.A. Desmont. Los Manguitos, S.A.
Agropecuaria Sta. Julia, S.A
Cia. Nac. de Seg. de Nicarag.
Fomento Atlántico Nicar., S.A.
Agropecuaria Ometepe, S.A
Ed. Novedades, S.A.
Pecuaria Las Mercedes, S.A.
Hotelera de Nicaragua, S.A.
Pecuaria El Tamarindo
Envases Industriales, S.A.
Cia. Nac. Prod. de leche, S.A.
Vegas de Jalapa, S.A
Azucarera El Apante, S.A.
Asoc. Nicarag. de Tabaco, S.A.
Azucarera Montelimar, S.A.
Exportadora Nicaragüense, S.A.
Azucarera Santa Rita, S.A. L. y A. Somoza D. y Cia. Ltda* * Se indica que es la octava parte del capital de dicha sociedad, de la que tiene 12.500C$.
4.2.2. Las propiedades rústicas y urbanas En el segundo apartado de la Declaración de Bienes de 1967 se expone la relación propiedades rústicas y urbanas situadas tanto en Managua, como en el resto de los departamentos del país, que compartía con el resto de la familia, por tratarse de la Sucesión Somoza. De hecho, se expresa en la declaración que a él, personalmente, le correspondía la cuarta parte. Para el análisis y representación de las mismas, se han elaborado diversos gráficos, para cuya correcta interpretación es necesario tener en cuanta lo siguiente: a) Siguiendo un criterio más cualitativo que cuantitativo, que indique fundamentalmente las tendencias, se han considerado únicamente las propiedades en las que aparecían los datos de valor dinerario, o los de extensión superficial, o ambos a la vez. Cuando ha sido necesario cruzar las dos variables, sólo se han representado y tenido en cuenta aquellas en las que se conocían ambos valores. b) El coste declarado de cada propiedad aparece en la documentación original en córdobas y la extensión de las mismas —cuando son rústicas— en manzanas y caballerías, preferentemente, y en alguna ocasión en hectáreas. Y, cuando son urbanas, en varas cuadradas. A ese respecto de las unidades de valor y medida empleadas, aquí se ha buscado una homogeneidad, además de una más fácil comprensión para los lectores españoles, por lo que todas las propiedades rústicas se han unificado en hectáreas y todas las urbanas en metros cuadrados. No obstante, para facilitar igualmente la lectura en Nicaragua y respetar las medidas más comunes empleadas allí, se han incluido en los apéndices los listados originales en manzanas y en varas cuadradas. Con el mismo criterio, en el valor dinerario,
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se ha realizado la equivalencia en dólares, aunque en los apéndices, se muestran también los valores en córdobas. c) Otro punto que es necesario mencionar es que para expresar las cantidades con las que se ha realizado el trabajo estadístico para la elaboración de los gráficos, se ha utilizado el sistema español en que las cantidades que expresan miles se señalan con un punto y los decimales con una coma. Por ejemplo, para expresar cinco mil córdobas, en Nicaragua se escribiría 5,000.00 y en España, por el contrario, 5.000,00 o más comúnmente, sólo 5.000. Dado que el libro se edita inicialmente en España, el criterio seguido ha sido el español, al que se ha traducido el formato original para operar con las cantidades pertinentes. Los gráficos elaborados expresan los siguientes aspectos: a) Valor de cada propiedad, tanto rústicas como urbanas de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle, de 1967 (Gráfico 3) b) Valor acumulado de las propiedades en dólares, tanto en la suma total, como en rangos —intervalos de valor—, y en categorías —rústicas y urbanas— (Gráfico 4). c) Valor de las propiedades en dólares, tanto en la suma total, como por departamentos, y diferenciando rústicas y urbanas (Gráfico 5). d) Número total de propiedades distribuidas en intervalos de valor en dólares (Gráfico 6). e) Extensión superficial de propiedades urbanas y rústicas, expresado en m2 y Has. respectivamente (Gráfico 7). f) Valor total e intervalos de extensión en Has.y m2, en las propiedades rústicas y urbanas (Gráfico 8). g) Extensión superficial de las propiedades rústicas con intervalos de superficie en hectáreas (Gráfico 9). h) Extensión superficial de las propiedades urbanas con intervalos de superficie en metros cuadrados (Gráfico 10). i) Extensión superficial de las propiedades —rústicas y urbanas— expresada en m2 y Has. respectivamente, tanto en el conjunto del país, como por departamentos (Gráfico 11). j) Extensión superficial de las propiedades rústicas y urbanas, en USA$/m2 y en USA$/Has. por departamentos. (Gráfico 12). k) Número de propiedades, tanto rústicas como urbanas, total y por departamentos, consideradas en USA$/m2 y en USA$/Has. (Gráfico 13). a) El coste de las propiedades Antes de comentar lo que reflejan los gráficos anteriores, es necesario tener presente que se está analizando una declaración de bienes al Tribunal de Cuentas. Es decir, que lo declarado en un documento, cuyo contenido implicaba un pago de impuestos, llevaba aparejada la dificultad de que las valoraciones hechas por los propietarios, para asuntos fiscales, se tergiversaban a su favor en la medida 550
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que fuera posible. No son un buen indicador, ya que era algo normal que se estipularan precios ínfimos y que se permitieran a cambio de sobornos o comisiones, dado que los notarios no tenían obligación de verificar valores y se aceptaban los que declaraban los interesados. En este caso —y teniendo en cuenta las prácticas conocidas de Somoza García, del que provenían muchas de las propiedades— parece ser indicativo de un gran número de “ventas forzadas” o de donaciones encubiertas de ventas. Se podría asegurar, además, que en esa época de Nicaragua, los números oficiales de cualquier índole, no reflejan la realidad. De hecho, si la familia Somoza, o un alto militar, solicitaba un préstamo al Banco Nacional y le pedían una garantía hipotecaria para cumplimentar las formalidades, podían presentar un título de muchas manzanas de tierra en el centro de la montaña que prácticamente no tenía ningún valor y, por supuesto, el banco lo aceptaba. Teniendo en cuenta esas limitaciones, a la vista de los Gráficos 3 al 6, referidos a los valores dinerarios de las propiedades contempladas, se pueden extraer las siguientes conclusiones: 1. Resulta llamativo el escaso valor que se atribuye, en general, a las propiedades, incluso en algunas hasta poder ser calificadas entre las que se podrían denominar de “precios temerarios”, con referencia al objetivo para el que estaban descritas, que era una declaración a la Hacienda Pública. Sin embargo —como se ha dicho anteriormente— no es algo extraño en el contexto de los años tratados, donde el valor real de las propiedades privadas se conocía únicamente por las transacciones entre particulares, pero nunca en una relación elaborada para la fiscalidad. 2. En lo referente al número de propiedades, se aprecia un predomino de la propiedad rústica respecto a la urbana. La razón podría ser, de una parte, la herencia del viejo Somoza, más apegado a las formas tradicionales que valoraban fundamentalmente las fincas rurales, mientras que el interés por lo urbano es mucho más moderno. 3. En las curvas de valores totales se observa que ya desde su inicio comienzan las propiedades urbanas con valores superiores a las rústicas y el precio medio es más alto en las urbanas. 4. El capital total invertido en las propiedades rústicas siempre es muy superior al de las urbanas, pero es porque el número de propiedades rústicas casi las duplica. 5. Consecuentemente con lo anterior, existe una tendencia clara a la gran propiedad, porque las mayores inversiones en dólares corresponden a pocas fincas, pero muy caras. 6. En las propiedades urbanas existe un número muy considerable en el intervalo de 100 a 1.000 USA$, ya muy importante, tratándose de propiedades urbanas, puesto que se están contabilizando metros cuadrados y no hectáreas. El precio medio es más alto que el de las rústicas. 7. En los gráficos de proporciones por intervalos de dólares se mantiene una
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Gráfico 3: Propiedades inmobiliarias, urbanas y rústicas, según su valor, en la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle, de 1967
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
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Gráfico 4: Propiedades rústicas y urbanas. Valor total e intervalos de valor en USA$
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
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Gráfico 5: Valor de las propiedades en USA$, tanto en la suma total, como por departamentos, y diferenciando rústicas y urbanas
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
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Gráfico 6: Número total de propiedades, rústicas y urbanas, distribuidas en intervalos de valor en USA$
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
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tendencia proporcional en el valor de las adquisiciones urbanas y rústicas, excepto una urbana y una rústica muy caras. Asimismo, en las propiedades de menos valor —en el intervalo de 1 a 100 USA$—, hay un predominio de las rústicas —un 22% frente a un 6% de las urbanas— y, sobre todo, en el siguiente escalón —de 100 a 1.000 USA$— se encuentran más de la mitad del total de rústicas, un 56%, frente a un 26% de las urbanas. Ello demuestra un predominio acusado de fincas de tipo medio, pero no significa que la preferencia fuera por la mediana propiedad, sino que podría darse una de las prácticas frecuentes en los sistemas autoritarios que consistía en presionar a los pequeños y medianos propietarios, siempre más vulnerables, y forzarlos a vender para reunir sus propiedades posteriormente en grandes latifundios. Sin embargo, en las urbanas, es menor el porcentaje respecto al total porque no es lógico comprar predios o casas urbanas para unirlas posteriormente. b) La extensión superficial de las propiedades Atendiendo a la extensión superficial total, los gráficos 7, 8, 9 y 10 presentan el número de propiedades totales tanto rústicas, como urbanas; la superficie, tanto en rústicas como en urbanas, distribuida en intervalos de extensión, y la superficie de rústicas y urbanas diferenciada por departamentos. La totalidad de la superficie ocupada por las propiedades, tanto rústicas como urbanas, se pueden apreciar en el gráfico 7, del que es conveniente destacar lo siguiente: Gráfico 7: Extensión superficial y valor de las propiedades urbanas y rústicas, expresados en m2 y Ha.
1. En la abcisa, cifras señalan a de unala Declaración las propiedades, y en Fuente: las Elaboración propia auna partir de Bienes de la ordenada, Anastasio Somoza Debayle de 1967
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Gráfico 8: Propiedades rústicas y urbanas. Valor total e intervalos de extensión en Has y m2
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
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en escala logarítmica, se precisan los valores numéricos, que deben leerse como hectáreas o metros cuadrados, según se trate de unas u otras. De este modo, es posible conocer la extensión superficial de cada propiedad individualmente, relacionando el número de la propiedad con la altura alcanzada por la curva correspondiente. 2. Ni en este gráfico, ni en los restantes es posible apreciar cuáles son las propiedades concretas porque se han ordenado de menor a mayor en ambos valores, modificando así el listado original. Pero pueden consultarse los nombres de las propiedades y sus datos concretos —como los de las empresas— en los apéndices y en el apartado estadístico que se adjunta73. 3. De la curva de las propiedades rústicas se deduce que existe un predomino de las pequeñas propiedades y de las de valores medios, dado que la mitad de las mismas son menores de 100 Has., siendo muy inferior el número de las que sobrepasan las 1.000 Has., y mínimo el que está por encima de las 10.000 Has. 4. Las urbanas, sin embargo, no existen por debajo del límite 50 m2 y están en su mayoría entre 100 y 1.000 m2, aunque existe una pequeña parte entre 10.000 y 100.000 m2. Por lo que se refiere a la extensión superficial de las propiedades agrupadas por intervalos, tanto rústicas como urbanas, en los gráficos 8, 9 y 10 se comprueban notables diferencias entre las dimensiones de ambas y se pone de manifiesto la preferencia por unidades de medida distintas si se trata de unas —las rústicas, en hectáreas— o de otras, las urbanas, en metros cuadrados. Para mayor comodidad, se han desglosado los valores de los gráficos 8, 9 y 10 en dos cuadros: el 12, para las rústicas y el 13 para las urbanas. Cuadro 11: Extensión superficial por intervalos de las propiedades rústicas en Has. Intervalos de ext. en Has. De 0,1 a 9,9 De 10 a 49,9 De 50 a 99,9 De 100 a 499,9 De 500 a 999,9 De 1.000 a 9999,9 De 10.000 a 21.000 TOTAL
Nº prop. por intervalo 34 27 14 31 11 18 2 137
Ext. acumulada en Has 136,14 723,17 1.019,28 8.947,05 8.215,47 60.296,36 31.905,40 111.242,87
Concretamente en las rústicas —en el cuadro 11, con los datos del gráfico 73 Véase Apéndice VI.
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Gráfico 9: Extensión superficial de las propiedades rústicas con intervalos de superficie en hectáreas
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
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9—, se pueden observar algunos rasgos: 1. Los intervalos con mayor número de propiedades son el de 0,1 a 9,9 Has. y el de 100 a 499,9 Has., que tienen respectivamente 34 y 31 propiedades. En ese sentido, parecería que existe una preferencia por la mediana y pequeña propiedad, por la gran cantidad de fincas que se encuentran en esos dos grupos (ver gráfico 8). 2. Sin embargo, si lo que se observa es la extensión, aunque sean esos intervalos los que agrupen el mayor número de propiedades, no agregan el mayor número de hectáreas. Las propiedades incluidas en dichos intervalos suman en total 9.083,19 Has., mientras que el intervalo más alto, de 10.000 a 21.000, que sólo tiene 2 propiedades, juntas alcanzan una extensión de 31.905,40 Has. Ello refrenda nuevamente la tendencia —que ya se había manifestado antes, en los gráficos referidos al valor dinerario— de una clara preferencia por la gran propiedad. Por lo tanto, se puede afirmar que son muy pocas propiedades las que acumulan el mayor capital invertido y que son muy pocas propiedades las que suman el mayor número de hectáreas. En el cuadro 12 —correspondiente al gráfico 10—, se pueden apreciar las siguientes características: Cuadro 12: Extensión superficial por intervalos de las propiedades urbanas en m2 Intervalos de ext. en m2 De 1 a 299,9 De 300 a 499,9 De 500 a 999,9 De 1.000 a 4.999,9 De 5.000 a 9.999,9 De 10.000 100.000 De 100.000 y más TOTAL
Nº de prop. por intervalo
Ext, acumulada en m2
10 6 24 14 5 5 1 65*
2.023,84 2.339,40 16.721,25 27.636,70 32.291,70 174.126,40 209.828,50 464.967,79
*Solo 65 propiedades urbanas, de las 78 totales, señalan su superficie.
1. El intervalo mayor en número de propiedades es el de 500 a 999,9 m2, con un total de 24. Los restantes grupos están todos muy por debajo: los dos menores que el primero —que oscilan entre 1 y 499,9— y los cautro mayores —que oscilan entre 1.000 a 210.000 m2—. Habría que sumar todas las propiedades de todos esos intervalos para que se acercaran a la cantidad del grupo central de 500 a 999,9 m2, ya que por debajo de él hay sólo 16 y por encima de él, 25. La elevada cantidad de propiedades de ese intervalo central, de 24, sin tener en cuenta la extensión de las fincas, podría arrojar la conclusión de que existiera una preferencia 560
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Gráfico 10: Extensión superficial de las propiedades urbanas con intervalos de superficie en metros cuadrados
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
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Gráfico 11: Extensión superficial de las propiedades —rústicas y urbanas— expresada en m2 y Ha., por departamentos.
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
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Gráfico 12: Valor de las propiedades rústicas y urbanas, en USA$/m2 y en USA$/Ha. por departamentos
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
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de tamaño por la propiedad media. Pero cotejando ese número de propiedades con la superficie que ocupan las mismas, los resultados son otros: 2. A la vista de los datos de la extensión superficial acumulada en cada intervalo, la valoración anterior cambia: el grupo de 500 a 999,9 m2, que suma las 24 propiedades mencionadas, sólo acumula 16.721,25 m2, mientras que el intervalo de 5.000 a 9.999,9 m2, suma el doble de la superficie del anterior, ya que con solo 5 propiedades acumula una extensión de 32.291,70 m2, destacando el de 10.000 a 100.000, con sólo otras 5 propiedades, alcanza los 174.126,40 m2. Finalmente, como ya se ha dicho, sólo un predio en Managua tiene una extensión de 209.828,5 m2. Ello significa que en los dos mayores intervalos se acumula casi el 83% del total de la superficie de las propiedades urbanas. Es evidente, por tanto que, en las urbanas, existe también una clara preferencia por la gran propiedad. Gráfico 13: Total de propiedades inmobiliarias, rústicas y urbanas, en USA$/m2 y en USA$/Has.
Fuente: Elaboración propia a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
Por lo que se refiere a la relación entre los precios de las propiedades y su extensión superficial, los Gráficos 12 y 13 presentan la relación valor dinerariosuperficie en cada departamento y en cada propiedad respectivamente, y arrojan unos resultados del precio por m2 y del precio por Ha. El Gráfico 12 referido al valor USA$/ m2 y valor USA$/Ha., por departamentos, muestra una diferencia extraordinariamente llamativa entre el valor de la hectárea o del metro cuadrado, dentro del mismo departamento, entre unas propiedades y otras. Algunos casos pueden ser aclaratorios: a) En el departamento de Managua, por ejemplo, y en fincas rústicas, la del precio por hectárea más barato es la “Finca S, Francisco” 74, de 300 manzanas (223,2 Has.) y por la que se pagaron 50 C$ (7,4 USA$), lo que 74 Declaración de Bienes de ASD, pp. 31-32. Inscrita: Nº 15674, folio 205, tomo CCXL, asiento 2º.
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significa que salió a 0,03 USA$/ Ha.. En el extremo opuesto, la propiedad más cara, inventariada como “Mejoras de casas”, se explica en su descripción que consta de un patio y una cocina, que se encuentran en un solar de 3.000 m2, por los que se pagaron 20.000 C$, lo que resulta a 9.600 USA$/ Ha,75. Es decir, que los precios oscilan de una forma que parece disparatada entre un mínimo de 0,03 USA$/Ha. y un máximo de 9.600 USA$/Ha. b) En la ciudad de Managua, en propiedades urbanas, la más valorada es “Solar situado en barrio de La Parroquia” 76. Con una superficie de 900 varas cuadradas (630 m2) costó 360.000 C$ (51.428,57 USA$), por lo que el precio de la propiedad salió a 57,14 USA$ /m2. En el otro extremo, la menos valorada fue “Dos lotes de terreno al pie de la Loma de Tiscapa”. Con 35.000 varas cuadradas (24.500 m2) por las que se pagaron 2.000 C$ (285,71 USA$). En ésta última, por tanto, el precio fue de 0,01 USA$ /m2. c) Un último ejemplo es especialmente ilustrativo por los precios que se pagaron tan sumamente bajos: en los de departamentos más ricos, como lo eran León y Chinandega, los de latifundios de algodonales y otros cultivos extensivos, sorprende tanto el escaso número de fincas declaradas —aunque sí eran muy grandes—, como el precio de las mismas. Aunque una explicación pudiera ser que fueran adquiridas por el viejo Somoza, o con sus mismos métodos, y por ello tuvieran un precio muy inferior al de mercado, no deja de sorprender la diferencia con lo que se conoce de las transacciones entre particulares. La media del precio por manzana en las tierras más ricas de esos departamentos, en 1967, podía alcanzar hasta 3.000 USA$ y en las de menor rendimiento hasta 700 USA$. Sin embargo, en las propiedades de León, los precios distan exageradamente de esas referencias: Anastasio Somoza Debayle declara en León únicamente dos fincas: “San Cayetano”77 —de 6.221 manzanas, cuyo coste fue de 100.000 C$— y “Santiago de Guayabal”78, de 64 manzanas, que costó 500 C$. Según esos datos, en “San Cayetano” la manzana se valoró a 16,07 C$ (3,08 USA$/Ha) y en “Santiago de Guayabal” a 7,8 C$ (1,50 USA$/Ha ). Ambos precios estaban muy lejos de ese arco mencionado entre 700 y 3.000 USA$/manzana. Todavía menos valorada se encuentra otro caso en Chinandega, donde sólo hay datos de superficie y valor dinerario de una propiedad rústica: la finca “El Clavel”. Esta propiedad, con una extensión de 127,6 manzanas (95 Has.), costó 500 C$ (71,4 USA$), lo que arroja un precio de 3,9 C$ (0,56 USA$) por manza75 Declaración de Bienes de ASD, pp. 38. Inscrita: Nº 30230, folios 111 y 113, tomo 405, asiento 3º. Para más detalles y transcripción de unidades de medida y de valor, véasae Apéndice estadístico en apartado VI. 76 Declaración de Bienes de ASD, p 18. Inscrita: Nº 665, folios 179 y 180, asiento 7º. 77 Declaración de Bienes de ASD, p 49. Inscrita: Nº 12.652, folio 15, Tomo CC, asiento 4º 78 Declaración de Bienes de ASD, p 49. Inscrita: Nº 1.233,, folio 156, Tomo CCXXXIX, asiento 21.
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na79. Ese coste aún distaba más del que se suponía que debería valer una propiedad en esas codiciadas tierras. Sintetizando, todo parece indicar la existencia de irregularidades muy evidentes, que podían deberse a dos razones: o bien, la frecuencia de ventas forzadas en la ciudad y la herencia del despojo de tierras que se hizo, en las rústicas, a los campesinos cuando empezó el boom del algodón —con precios irrisorios—, o bien que estos datos sean un nuevo ejemplo de las deformaciones de precios, de “precios amañados”, que convenían a la familia gobernante, ante el objetivo de ser destinados a una Declaración de Bienes. Finalmente, el gráfico 13 expresa las grandes diferencias en el valor del suelo, tanto rústico como urbano. Las propiedades están ordenadas de menor a mayor precio del suelo por unidad de superficie y se puede comprobar la distancia de estos precios viendo los valores que aparecen en el eje de ordenadas. Asimismo, se puede completar este análisis observando los cuadros estadísticos de los anexos correspondientes, en el apartado de Apéndices. 4.2.4. La declaración de bienes de Hope Portocarrero En la misma declaración de Anastasio Somoza Debayle, hay además otras dos páginas correspondientes a la declaración de su esposa legítima, Hope Portocarrero de Somoza que, tras definirse como “de oficio Dama de Hogar”, expone que era la Presidenta de la Junta Nacional de Asistencia Social, cargo por el que no devengaba sueldo alguno, y seguidamente da cuenta de sus bienes, que eran: Cuatro mil trece acciones (4.013), de 100 C$ cada una de la Fabrica de Hilados y Tejidos El Porvenir, S.A., por lo que sumaban 401.300C$. Una acción con un valor nominal de 50 C$ de la sociedad anónima Productos Carnic, lo que sumaba 50C$. Una acción de la sociedad anónima Oleoductos Nicaragüenses, con un valor nominal de 100C$, que sumaba 100C$. Tres mil seiscientos cincuenta y una acciones (3.651), de la Distribuidora Mercedes Benz, S.A., con un valor nominal de 50 C$ la acción, lo que sumaba 182.550C$.
Hope Portocarrero, esposa de Anastasio Somoza Debayle y madre de sus hijos. Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (AIHNCA). Managua.
79 Declaración de Bienes de ASD, p 50. Inscrita: Nº 4,214,, folio 239, Tomo LXXVI y folio 187, Tomo CCXXIX, asiento 6º.
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Una acción de la sociedad Morrillo, S.A., con una valor nominal de 100C$ cada una, con un total de 100C$. Una acción de la sociedad Morro, S.A., con 100 C$ de valor nominal, que daba un total de 100C$. Noventa y cuatro acciones (94) de la sociedad Plywood de Nicaragua, S.A., a 1.000 C$ cada una, que sumaba en total 94.000 C$ Por último, afirmaba que era dueña de la mitad de la Sociedad A. Somoza y Cia. Limitada, cuyo capital total ascendía a 100.000 C$, por lo que le correspondían 50.000 $C80. Cuadro 13: Declaración de Bienes de 1967 de Hope Portocarrero de Somoza Compañía Fabrica de Hilados y Tejidos El Porvenir S.A Productos Carnic Oleoductos Nicaragüenses Distribuidora Mercedes Benz, S.A. Morrillo, S.A. Morro, S.A Plywood de Nicaragua, S.A
Nº de acciones
Valor acc. en C$
4.013 1 1 3.651 1 1 94
TOTAL
100 50 100 50 100 100 1.000
7.762
Total C$ 401.300 50 100 182.550 100 100 4.000 678.200
Fuente: Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de 1967
5. eL testameNto de aNastasio somoza deBayLe, deL 12 de agosto de 1977. Como en los casos anteriores, antes de exponer la fortuna que Anastasio Somoza Debayle declaró en su testamento —donde faltan otra gran cantidad de bienes que se mencionan sólo en conjunto, aludiendo a “seguros de vida, cuentas de ahorro, títulos de crédito, derechos y depósitos de bancos”—, se ofrecen algunos datos sobre la situación socioeconómica del país, para poder valorar nuevamente la desproporción de una tal acumulación de bienes. En 1977, un 5% de la población nicaragüense recibía el 25% del total del ingreso nacional y un 50%, apenas el 15% del ingreso. Cuadro 14: Distribución del ingreso por familia en Managua (%) De 0 a 99 USA$ De 100 a 214 USA$ De 215 a 499 USA$ De 500 USA$ y más
50,42 29,36 10,13 5,14
Fuente: Censo de 1975, del Ministerio de Planificación Urbana de Managua 80 Fue atestiguado y firmado por el abogado Luis Molina Rivera, a 23 de junio de 1967. Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle de agosto de 1967.
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En la sección rural, la situación era aun más crítica. Un informe de la Unidad de Análisis Sectorial (UNASEC) del Ministerio de Agricultura revelaba que más del 60% de la población rural padecía hambre crónica y la deuda externa había ascendido en 1975 a 642 millones de USA$, lo que significaba que, en una teórica distribución equitativa, cada habitante debía 297 USA$. En lo referente a la estructura de la propiedad, el rasgo definitorio era la permanencia de la gran concentración de propiedad en pocas manos: 36.206 pequeñas fincas (minifundios de menos de 4 manzanas) que representan el 34,5% del total de fincas, apenas poseían 84.370 manzanas, es decir, el 1,5% del total de la tierra. En el otro extremo, 10 fincas (latifundios de más de 2.500 manzanas), que apenas representan el 0,1 de las fincas, son dueños de 1.101.272 manzanas, el 20,1% de las tierras: Cuadro 15: Estructura de la propiedad rural en 1977 Tot. Mz.
Tipo de fincas
84.370 De 1 a 4 mz. 1.101.272 Más de 2.500 mz.
% total % total Nº explotaciones fincas tierras 36.206 34,5 1,5 10 0,1 20,1
Fuente: Informe de la Unidad de Análisis Sectorial (UNASEC) del Ministerio de Agricultura de Managua
Todo ello se daba en un contexto de un 20,2% de desempleo en Managua, sobre un 26% de ocupación81. Frente a esa situación de miseria, sólo el valor de las acciones que Somoza Debayle incluía en su testamento, a dividir entre sus hijos legítimos, ascendía a 209.994.375 C$, es decir casi 30.000.000 USA$. Las otras piezas del testamento —las acciones a beneficio de una hija ilegítima y de Dinorah Sampson—, no revelan el valor de la acción, por lo que no se pueden calcular su cuantía dineraria. El testamento de Anastasio Somoza Debayle se redactó en el Protocolo número cuarenta del notario público y abogado, Óscar Sevilla Sacasa, cuñado de su única hermana Lilliam Somoza Debayle, y hermano del único embajador de Nicaragua en EE.UU. durante toda la duración de la dinastía Somoza. Anastasio Somoza Debayle estableció el 28 de julio de 1977 dos poderes generalísimos, a favor de su hijo mayor, Anastasio Somoza Portocarrero, en Managua, antes de viajar a Miami para tratarse, después de haber sufrido por segunda vez un infarto. Uno de ellos, para que su hijo le representara en todo lo que fuera necesario, en lo referente a sus bienes y a asuntos económicos, y el segundo, especialísimo, acerca de las decisiones que fuera preciso tomar con respecto a la salud de su padre. Poco más tarde, el 12 de agosto de 1977, redactó tres donaciones revocables y un testamento abierto, ya en Miami Beach (EE.UU.). 81 Datos extraidos de la declaración de Javier Alonso Carrión Mcdonough en su defensa en el Consejo de Guerra del 5 de febrero de 1977. ACHM-E-001, C-018-000514.
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a) Las dos primeras donaciones fueron hechas a nombre de su hija natural, Julia Patricia Urroz de Rappold, residente en Zurich (Suiza) y a favor del hijo que estaba por nacer de Dinorah Sampson Lagos —con la que convivía desde años atrás— especificando que si “la aludida persona no naciera por cualquier causa, o se malograse su nacimiento, la donación revocable deberá hacerse efectiva, por sustitución, a Dinorah Sampson Lagos”. En ambas donaciones se otorgaba el mismo número de acciones82: 900 acciones de Reliance Group of Industries, cotizadas en la bolsa de valores de Nueva York (New York Stock Exchange). 37.900 acciones de Valmac Industries, cotizadas en American Stock Exchange. 26.000 acciones de United States Steel, cotizadas en cotizadas en la bolsa de valores de Nueva York (New York Stock Exchange). 1.000 acciones de la Seboard Coast Lines cotizadas en la bolsa de valores de Nueva York (New York Stock Exchange)83. b) En una tercera donación revocable, el compareciente dejaba a sus cinco hijos, por partes iguales, las siguientes acciones y derechos: Cuadro 16: El Testamento de Anastasio Somoza Debayle de agosto de 197784 C$ 4.999 5.000 5.000 6.000 6.900 8.000 9.800 9.800 9.800 50.000 50.000 64.000 98.000 99.300
USA$ 714,1 714,3 714,3 857,1 985,7 1.142,9 1.400,0 1.400,0 1.400,0 7.142,9 7.142,9 9.142,9 14.000,0 14.185,7
Compañías1 Año de constit. Agrotécnica, S.A.* 1973 Sociedad Vegas de Jalapa, S.A. 1966 Procesos y Sistemas, S.A.* 1973 Agencias Marítimas Nicaragüenses, S.A. 1970 Dormicentro, S.A. (DORESTA)* 1973 Cía. Desarrollo comercial, S.A. 1968 Porqueriza El Regalo, S.A.* 1974 Oleoductos Nicaragüenses, S.A. 1963 Hacienda Morrillo y Anexos, S.A. 1965 Promociones Habitacionales, S.A.* 1975 Corporación de Seguros La Capital, S.A.* 1975 Comercial F.A. Mendieta, S.A. 1969 Empaques Multiwall Ultrafort, S.A. Compañía de Pesqueros Anticorrosivos, S.A. 1972 .../...
82 Sólo aparecen en este listado las compañías de las que se indica el valor total invertido. El resto (acciones sin valor nominal), aparece en lista completa en Apéndice. Se especificaba que todas esas acciones eran de su exclusivo dominio y propiedad y estaban manejadas por la firma Dean Witter and Company Incorporated, domiciliada en el número 660 de la Madison Avenue de New York, diez mil veintiuno (10.021), Estados Unidos de América. 83 De estas acciones no hay dato alguno respecto al valor de la acción por lo que no es posible calcular el total dinerario de la herencia que les otorgaba. 84 Estas compañías pueden verse con ampliación de datos en el apartado VI., en el epígrafe dedicado al Inventario de San José.
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mª doLores Ferrero BLaNco .../... C$ 100.000 114.000 165.000 489.900 490.000 500.000 524.500 543.500 572.600 690.000 725.130 924.000 1.000.000 1.004.600 1.081.000 1.366.000 1.541.000 1.594.000 3.499.800 4.542.000 5.093.500 5.889.940 6.298.000 9.500.000 9.970.000 9.999.400 13.426.000 14.998.000 24.768.000 29.998.000 37.421.000
USA$ Compañías1 Año de constit. 14.285,7 Almacenadora Nicaragüense, S.A. (ALMA1975 NICA)* 16.285,7 Murciélago Limitada 1961 23.571,4 Pesquera del Mar, S.A. 1968 69.985,7 Espumas Sintéticas de Centroamérica, S.A. 1968 (ESINCA) 70.000,0 Aislite, S.A. 1964 71.428,6 Interfinanciera Nicaragüense, S,.A.* 1974 74.928,6 Nicaragua Cigars, S.A. 1968 77.642,9 Distribuidora de Automotores, S.A. (DIS1967 MOTOR) 81.800,0 Central Meat Packers, S.A.* 1973 98.571,4 Aluminios Extruidos, S.A. (ALUMEX) 1964 103.590,0 Embases Industriales de Nicaragua, S.A. (EINSA) 132.000,0 Televisión de Nicaragua, S.A. 1957 142.857,1 Editorial Novedades, S.A. 1965 143.514,3 Productos CARNIC, S.A. 1961 154.428,6 Hotelera de Nicaragua, S.A. 195.142,9 Casas Instant. Man. y Nic., S.A.* 1973 220.142,9 Banco de Centroamérica 1972 227.714,3 Pescanica, S.A. 1963 499.971,4 Pozos Energéticos, S.A. 1975 648.857,1 NICALIT, S.A. 1966 727.642,9 Líneas Aéreas de Nicaragua, S.A. (LANICA). 1944 Prod. Marítimos Bluefields, S.A. (PROMAR841.420,0 BLUE) 899.714,3 Marítima Mundial (Ferry), S.A. 1.357.142,9 Mayco Industrial, S.A.* 1976 Cabotajes y Estibadores Nic, 1.424.285,7 1955 S.A.(COMCABESNIC) 1.428.485,7 Materiales y Construcciones., S.A.* 1973 1.918.000,0 Hilados y Tejidos El Porvenir, S.A. 1953 2.142.571,4 Pesquera Intercontinental. S.A. 1972 Marina Mercante Nicaragüense, S.A. (MA3.538.285,7 1953 MENIC) 4.285.428,6 Pesquera Solec, S.A.* 1974 5.345.857,1 Cia. Nac. Productora de Cemento, S.A. 1940 10.000,0 Enervest, N.V. (En Curacao) 1.000,0 Santiago Incorporated (En Texas) Fuente: Elaboración propia a partir del testamento de Anastasio Somoza Debayle de agosto de 1977.
1 Las señaladas con un asterisco fueron constituidas después del terremoto de 1972.
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Como puede observarse en el cuadro que indica el valor invertido en acciones en cada compañía, y la fecha de constitución de las mismas, de 47 compañías que aparecen en el testamento, constituidas entre 1940 y 1076, algunas de ellas son de las primeras que creó el fundador de la dinastía, el viejo Somoza, como la Mamenic Line, Lanica, Comcabesnic, Hilados y Tejidos El Porvenir y la gigante Productora de Cemento, que sigue siendo la que suma la mayor inversión, con mas de 5.000.000 USA$. En un segundo grupo se contarían las constituidas en la década de 1960 —15 en total— en las que se aprecia ya una tendencia a la diversificación en sus objetos, aunque con un predominio de las dedicadas al comercio o distribución y a elementos para la construcción, que empezaron a interesar ya antes del terremoto, como Nicalit, Dismotor, Esinca o Aislite. Y, por último, en un tercer grupo, 13 de ellas —la cuarta parte del total— se constituyeron después del terremoto y solo en 4 años, entre 1973 y 1976. Son las siguientes (ver Cuadro 17): Cuadro 17: Compañías constituidas después del terremoto de 1972 Cias. constituidas entre 1973 y 1976* Agrotécnica, S.A Procesos y Sistemas, S.A Dormicentro, S.A. (DORESTA) Porqueriza El Regalo, S.A, Promociones Habitacionales, S.A Corporación de Seguros La Capital, S.A Almacenadora Nicarag., S.A. (ALMANICA) Interfinanciera Nicaragüense, S,.A Central Meat Packers, S.A Casas Instant. Man. y Nic., S.A Pozos Energéticos, S.A. Mayco, S.A. Materiales y Construcciones., S.A Pesquera Solec, S.A
Valor acciones en USA$ 714,1 714,3 985,7 1.400,0 7.142,9 7.142,9 14.285,7 71.428,6 81.800,0 195.142,9 499.971,4 1.357.142,9 1.428.485,7 4.285.428,0
Fuente: Elaboración propia a partir del testamento de Anastasio Somoza Debayle de agosto de 1977. * Estas compañías pueden verse con ampliación de datos en el apartado VI., en el epígrafe dedicado al Inventario de San José.
Este último grupo es un reflejo del cambio de orientación que dio Somoza Debayle a sus negocios tras el terremoto de 1972 y de la inversión en terrenos que antes sólo había bordeado. En el tipo de empresas se percibe que el interés
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por la construcción ya es mucho más relevante y hasta dos de ellas se sitúan entre las tres con mayor inversión, sobrepasando el millón de dólares: Materiales y Construcciones., S.A. y Mayco, S.A. A ésas, las siguen otras también dedicadas a la actividad inmobiliaria, como Promociones Habitacionales, S.A o Casas Instant. Man. y Nic., S.A, además de las de seguros o las financieras, como Corporación de Seguros La Capital, S.A —de tan tristemente famoso comportamiento en el desastre del terremoto— o la Interfinanciera Nicaragüense, S,.A., dedicada a la financiación de créditos para la reconstrucción de Managua, lo que se hizo con fondos de organizaciones de ayuda internacional para beneficio propio y personal. El valor total de las acciones del testamento a repartir entre los hijos legítimos (la tercera donación) ascendió a 209.994.375 C$ ó 30.000.000 USA$. En ella se expresa que la esposa legítima del compareciente era Esperanza (Hope) Portocarrero Debayle —prima hermana suya— de la que había tenido cinco hijos legítimos —Anastasio, Julio Néstor, Hope Carolina, Carla Anne y Roberto— y que a los hijos donaba también por partes iguales los derechos hereditarios que les correspondían de la sucesión de su padre, Anastasio Somoza García, de la masa hereditaria antes mencionada85. Asimismo, volvió a recordar el notario, que a Anastasio Somoza Debayle le había correspondido la cuarta parte indivisa de la sucesión de su padre, Anastasio Somoza García, muerto el 29 de septiembre de 1956. Las otras tres partes habían correspondido a sus hermanos, Luis y Lilliam Somoza Debayle y a su madre, Salvadora Debayle de Somoza. Finalmente, y en el mismo día, 12 de agosto de 1977, expresó el compareciente, Anastasio Somoza Debayle, que había decidido hacer su testamento y expresado de viva voz su ultima voluntad en el sentido de que “el resto de sus bienes que no estaban incluidos en las donaciones revocables otorgadas por separado, y que no estaban sujetos a regulaciones especiales, tales como: seguros de vida, cuentas de ahorro, títulos de crédito, los cuales, de conformidad con dichas regulaciones tenían beneficiario instituido, instituía como sus únicos y universales herederos de todos esos otros bienes, derechos, depósitos de bancos, acciones, presentes y futuros, a los mencionados hijos legítimos, por partes iguales, sin perjuicio de lo que pudiera corresponder a su esposa, como complemento de la porción conyugal, en el caso de que el valor de los bienes que ella tuviere fuera inferior al de dicha porción conyugal”86. Años después, el Gobierno nicaragüense declaró poseer documentos fehacientes que demostraban la existencia de cuentas numeradas y secretas que Anastasio Somoza Debayle poseía en Suiza, según había revelado un despacho procedente de Ginebra de la corresponsal del diario mexicano El Sol. La corresponsal señalaba que, aunque las autoridades helvéticas hubieran afirmado desconocer el inicio de 85 Los derechos hereditarios incluían tierras, mejoras, muebles, inmuebles, derechos y acciones en compañías formadas por Anastasio Somoza García o en las que él hubiera tenido participación. 86 Terminaba el testamento deseando que sus hijos se mantuvieran unidos y dejando sin ningún efecto cualquier testamento anterior. Se cerró el testamento el día 31 de diciembre de 1977.
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Gráfico 14: Testamento de Anastasio Somoza Debayle en 1977. Valor en USA $ de las acciones en diferentes compañías.
Fuente: Elaboración propia a partir del Testamento de ASD de 1977.
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alguna gestión judicial por parte del Gobierno de Nicaragua, se había sabido que el abogado Rudolf Schaller, secretario general de la Asociación de Juristas Democráticos, se había pronunciado asumiendo las gestiones en favor de la devolución a Nicaragua de los capitales depositados en ese país por el ex-dictador. En el mismo despacho había otras declaraciones hechas por un periodista de la agencia de noticias TAS, por el miembro de la Junta de Reconstrucción Nacional Arturo Cruz y por el canciller Miguel D’Escoto, afirmando que, “solamente en los EE.UU., la familia tenía acciones por un valor superior a 500 millones de USA$, pero que el grueso de su fortuna estaba depositado en bancos suizos, bajo la protección de cuentas numeradas. Arturo Cruz señaló incluso que el Gobierno no descartaba ejercer futuras acciones para que el pueblo nicaragüense recuperara el capital sustraído por el dictador, especialmente en momentos en que los intereses anuales de la deuda externa de Nicaragua ascendían a más de 100.000.000 USA$. Se concluía que las empresas que tenía en Nicaragua eran sólo una ínfima parte de sus propiedades y que, en el testamento se había disfrazado como “donación revocable” lo otorgado a Julia Patricia y al hijo de Dinorah, pero como Dinorah había perdido ese niño en el mismo año —lo que se podía comprobar en la clínica de Huston en donde había sido atendida—, había pasado a ser dueña, de inmediato, de las 65.800 acciones, otorgadas “por sustitución”. A su esposa legítima Hope Portocarrero —seguía diciendo el corresponsal— la había dejado “en la ruina”, pues al atribuirle la cuarta parte de los bienes que tenía en Nicaragua, junto con sus hijos, la condenaba a no tener nada, ya que tendría que volver a Nicaragua si quería reclamar sus bienes. El diario seguía asegurando que la fortuna era inmensa. Especialmente en Colombia, a través de cuatro compañías de negocios relacionados con el carbón: Stella Maris Investment, Stella Maris Mining Developement, Stella Maris Cosmopolitan y Carbón del Pacífico, S.A. La dueña de las acciones de estas empresas era la Compañía Marítima Mundial, con sede en Panamá, que también lo era de otras como PROMARBLUE, PACSA, Ferry y de las revistas Visión y Progreso. Como su hijo, el Chigüín, y Dinorah tenían las cuentas congeladas por la demanda de extradición que ya había presentado el Gobierno Nicaragüense, los paquetes de acciones heredados por Dinorah y Julia Patricia eran los únicos que tuvieron valor. Los bienes de la Sucesión Somoza estaban bloqueados, pero las acciones, por ser al portador, tenían siempre un valor facial. Se supo también que Anastasio Somoza Debayle tenía edificios de apartamentos en Miami, Washington y Nueva York y una cadena hotelera en España. Además, en Guatemala era dueño de la cadena de rosticerías “Pollos Campero” y contaba asimismo con acciones en empresas internacionales de transportes87. El Gobierno afirmó que no había otro testamento posterior a éste, firmado el 12 de agosto de 1977.
87 La Prensa, Managua, diciembre de 1977.
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6. eL iNVeNtario recoNstruido por La oposicióN eN eL eXiLio costarriceNse: de La ecoNomÍa tradicioNaL a Los sectores iNmoBiLiario y FiNaNciero
En un documento, fechado en su portada en San José de Costa Rica, marzo de 1979 —y que en su interior se fecha de nuevo en Managua, en septiembre de 1977— se detalla un inventario de empresas de la familia Somoza, acompañado de muchos detalles y sustanciosos comentarios, que fue el resultado de una paciente recopilación hecha por numerosos exiliados, miembros del FSLN, a lo largo de varios años. Es, obviamente, un documento colectivo, fruto de distintas fuentes, y sólo incluye las propiedades que la familia tenía en Nicaragua. No constan las del exterior, algunas de las cuales se encuentran en el testamento. En los últimos años de la dictadura se constituyó, por indicación de Humberto Ortega, una Comisión Política del Exterior que se encargó de establecer una red de contactos, de organizar las actividades de propaganda y de buscar apoyos políticos y económicos al FSLN. En ella fue fundamental la actividad de Herty Lewites, en especial para las relaciones con el gobierno de EE.UU. y con los medios de comunicación, en cuyo contexto el periodista Alan Riding, del New York Times, entre otros, prestó una gran ayuda. Por otra parte, como ya se mencionó anteriormente, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez colaboró en la ordenación de este trabajo y, a través de Carlos Tünnermann —ambos de El Grupo de Los Doce—, contactó con el ya mencionado periodista del The Washington Post, Jack Anderson, que fue finalmente el elegido para divulgar los datos que se habían ido reuniendo sobre el enriquecimiento de los Somoza, porque escribía habitualmente una columna que se publicaba, no solo en varios periódicos estadounidenses, sino en los principales de otras partes del mundo. En su columna, Anderson denunció múltiples ilegalidades de Anastasio Somoza Debayle y dio a conocer que también el gobierno de EE.UU. le había investigado y había caracterizado el perfil de su riqueza. Anderson lo contrastó con su propia investigación y ambas eran coincidentes. Confirmó, asimismo, que el comienzo de la riqueza fue la fortuna que acumuló su padre, el viejo Somoza, iniciada con las expropiaciones a Julio Bahlke y a otros alemanes. Y afirmó que sus artimañas eran tanto la expropiación, como las ventas forzadas. Sus investigaciones le llevaron a averiguar que sus inversiones comerciales fuera de Nicaragua rondaban los miles de millones de dólares y que, a través de Cia. Agropecuaria y Sucesores del General Somoza, había logrado tener más del 50% de la propiedad privada de Nicaragua, de la que el 30% era de la parte rústica más valorada. Él aseguró que la extensión de sus propiedades en Nicaragua, se podría comparar con la de la República de El Salvador, pero que, además, la familia tenía fincas también en Guatemala, Costa Rica y El Salvador. También divulgó una lista de propiedades que se había elaborado que, expuestas en or-
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den alfabético, no dejaban ninguna letra vacía, incluyendo de la A a la Z. Jack Anderson difundió el contenido de la lista de la A a la Z, explicando que todo lo que podía hacer un nicaragüense en un día cualquiera, beneficiaba a los Somoza: desde que se levantaba y se vestía, desayunaba, tomaba un transporte, llegaba al trabajo, utilizaba sus instrumentos de trabajo cotidianos, comía, dormía, o llevaba a cabo cualquier actividad, estaba haciendo uso de objetos o productos en los que tenían participación los Somoza e, incluso, que se beneficiaban de negocios turbios como casas de juego y prostitución. Además, denunció que por el sistema de ayudas que les prestaba EE.UU., se estaban aprovechando de los impuestos pagados por los ciudadanos norteamericanos, puesto que era de ellos de donde salía lo que EE.UU. donaba a Nicaragua anualmente. La fortuna de Anastasio Somoza Debayle fluctuaba, según las revelaciones de Jack Anderson y, más recientemente, de Laurence R. Bims —dirigente del Council on Hemispherie Affairs—, como mínimo, entre los 200 y 400 millones de USA$88. Se había convertido en uno de los hombres más ricos del mundo, con capitales en Suiza, en EE.UU. y en otros muchos lugares, mientras los más pobres de Nicaragua vivían en chozas ganando un promedio de 30 centavos de dólar la hora89. Días después, el embajador de Nicaragua en Washington, Guillermo Sevilla Sacasa, cuñado de Somoza, acusó a J. Anderson de haber calumniado al Presidente, por haberle atribuido manejos corruptos, haberle calificado como el “más avaricioso del mundo”, y haber publicado que con su familia y colaboradores controlaba cada negocio boyante de Nicaragua. Sevilla Sacasa envió una carta a Catherine Gram, la editora del The Washington Post, que imprimía la columna de Anderson, y a William Payett, el presidente del sindicato que distribuía sus artículos. En esa carta, que hizo pública, Sevilla Sacasa decía que Somoza siempre había reconocido que era un hombre rico, pero que todas sus propiedades e intereses eran conocidos y legales en Nicaragua. Negó todo lo que había dicho Anderson respecto a las casas de prostitución y demás acusaciones, pero Anderson contestó que también los oficiales de la Guardia que estaban en Costa Rica habían negado que Somoza hubiera construido un aeropuerto y unos cuarteles en su territorio y era algo demostrable por sí solo para quien quisiera visitarlos90. Pese a todas las protestas, Sevilla Sacasa no emprendió acciones legales, lo que hubiera hecho sin lugar a dudas de no haber tenido la certeza de que le era imposible contradecir lo publicado por Anderson y demostrar su falsedad. Al año siguiente, cuando el padre Fernando Cardenal llevó sus denuncias al Congreso de EE.UU., en junio de 1976, ya estaba preparado y documentado casi todo lo que se había podido averiguar sobre las propiedades de la familia, junto al resto de 88 Selser, Gregorio: “Nicaragua: el terremoto personal de Somoza”, en El País, 12-8-1077. 89 Para contrastar estas informaciones, los periodistas trataron de comunicar con Guillermo Sevilla Sacasa, el embajador de Nicaragua en Washington, pero les dijeron que se encontraba fuera de la ciudad y no les fue posible hablar con nadie. Anderson, Jack and Whitten, Les: “Nicaragua ruler is World’s greediest”, The Washington Post, 18-8-1975. 90 Associated Press: “Anderson’s charges denied by Nicaragua”, The Washington Post, 26-8-1975.
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documentos acreditativos de las acusaciones de crímenes y desapariciones. Por exigencias de la prudencia necesaria en el momento en que se estaba elaborando la relación de propiedades de la familia, el FSLN presentaba al exterior los asuntos de esta índole a través de personalidades militantes o colaboradores del Frente que no fueran guerrilleros. Por eso se encargó a Pedro Joaquín Chamorro y al padre Fernando Cardenal, aunque finalmente el primero no obtuviera el visado y lo hiciera únicamente el P. Cardenal. Él presentó esos documentos en Washington, pero los testimonios allí recogidos fueron proporcionados por aquellos que más conocían del tema económico y por los que habían sido testigos o sufrido los malos tratos, muertes o torturas. Por lo que se refiere a las fuentes con las que fue posible reconstruir este dossier de empresas, la nota explicativa que aparece al inicio del mismo es la que lo puede aclarar del mejor modo y la que expone la obligada discreción de sus autores en aquella fecha, por cuestiones evidentes de seguridad. La introducción dice literalmente así: “El presente trabajo es la obra de un equipo formado en Nicaragua y que ha hecho un cuidadoso trabajo a lo largo de varios años compulsando distintas informaciones reunidas alrededor del tema del capital de la familia Somoza y sus múltiples empresas y negocios. Esta información ha sido analizada seriamente en cada uno de los casos y puesta al día hasta donde ha sido posible. El grupo está consciente de que no se trata sino de una aproximación muy precaria a la verdadera magnitud de los intereses de la familia Somoza, acumulados a lo largo de más de cuarenta años de un irrestricto ejercicio del poder político y, por ende, de una libertad para hacer negocios a la sombra del Estado, que no ha conocido ningún freno. Es mucho más lo que queda aún escondido, sobre todo en lo que se refiere a las riquezas que la familia ha logrado sacar de Nicaragua y a sus inversiones en EE.UU., Brasil, Colombia y Europa. La realización de este trabajo no hubiera sido posible sin la patriótica colaboración de funcionarios y empleados de entes autónomos del Estado, principalmente del Banco Central, INFOMAC, INCEI y Banco Nacional de Nicaragua, así como de las propias empresas de la familia. Sus nombres, es obvio, deben quedar bajo la más estricta reserva. En cuanto a nuestros propios nombres, es lógico que tampoco puedan ser revelados, pero sí podemos decir que en nuestro equipo de trabajo se encuentra un economista, un administrador de empresas —ambos con formación académica en universidades norteamericanas—, un contador público, especialista en auditorías bancarias, y un abogado, versado en registro de la propiedad y en sociedades mercantiles. Nuestro grupo consultó a amplios sectores de personas vinculadas a la industria, el comercio, las finanzas y los círculos gubernamentales para verificar las informaciones recabadas. Cabe decir que buena parte de la información general queda sin ser incluida aquí por cuanto no pudo ser suficientemente comprobada” 91. 91 Inventario de San José, Archivo de Ernesto Castillo Martínez (en adelante: ISJ-AECM).
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Como ya se ha dicho, el documento original quiso demostrar que los negocios y empresas de todo tipo de los Somoza abarcaban todas las letras del abecedario, hasta el punto que numerosos autores se referían a él indicando que era el inventario “De la A a la Z”. No obstante, en este trabajo, se ha optado por una presentación diferente: tras una exposición breve que indica la implicación de los más representativos miembros de la familia Somoza en una mezcolanza de empresas y cargos públicos, la sucesión de negocios que lograron conocerse en esos años se han expuesto por actividades, Según la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) del Instituto Nacional de Estadística, de 2.009. Finalmente, se han expuesto en epígrafe separado, los casos más notables de la corrupción que acompañó constantemente a la acumulación de los negocios. 6.1. El acaparamiEnto dE cargos públicos y nEgocios dE la Familia somoza Además de los tres presidentes sucesivos que conformaron la dinastía —Anastasio Somoza García, Luis Somoza Debayle y Anastasio Somoza Debayle—, otros miembros de la familia controlaron una gran variedad de cargos, a la vez que gestionaban negocios, tanto en la administración central del Gobierno —Ministerios, Aduanas, Ejército—, como en los entes autónomos y servicio exterior. La voracidad de la familia había ido en aumento y al frente de las instituciones públicas siempre se encontraba alguno de sus miembros, o bien personalmente, o bien con la intermediación de algún oficial obediente que velaba por sus intereses económicos. Algunos ejemplos serán suficientes para ilustrar sobre este aspecto: Anastasio Somoza Portocarrero, hijo mayor de Anastasio Somoza Debayle, el denominado “Chigüín”, fue nombrado capitán de la Guardia Nacional, sin haber pasado los rangos anteriores, y ostentaba el mando militar sobre oficiales de mayor graduación. Fue ascendido a Mayor y nombrado comandante de la Escuela de Adiestramiento en 1977. Fue, además, presidente de las Juventudes Somocistas, pese a la preceptiva “apoliticidad” del ejército. También dirigía su propio grupo de negocios, sobre todo de automóviles, camiones y tractores. Hope Portocarrero de Somoza, ciudadana norteamericana, fue esposa de Anastasio Somoza Debayle. A pesar de que terminó residiendo permanentemente en Inglaterra, mantenía el cargo de presidenta de la Junta Nacional de Asistencia Social (JNAPS), que controlaba el Instituto de Seguridad Social (INS) y todo el sistema hospitalario del país. José R. Somoza era hijo natural de Anastasio Somoza García y de una sirvienta del barrio Los Tocopichos de Masatepe (Masaya). Durante su niñez nunca logró ir a la escuela, aunque más adelante aprendió las primeras letras. Su padre lo introdujo en la Guardia Nacional, en donde ingresó como raso en 1933. Desde 1954 era Mayor y su hermano, Anastasio Somoza Debayle, le ascendió durante su mandato a general de Brigada, primero, y a comandante del Batallón Blindado
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“General Somoza” más adelante. En los últimos años del régimen, terminó siendo Inspector General del Ejército, el número dos en el ranking militar, después del propio presidente92; su hijo, José Somoza Abrego, sería diputado del Congreso Nacional. Guillermo Sevilla Sacasa, el cuñado del presidente, esposo de Lilliam, la única hija de Anastasio Somoza García, era bien conocido en Washington como el eterno embajador de Nicaragua durante 33 años. Sus fiestas y excesos, su tren de vida en la Embajada y demás “gastos de representación” le costaban al país cerca de 1.000.000 USA$ al año, ya que disfrutaba de privilegios por ostentar, por antigüedad, el cargo de Decano del Cuerpo Diplomático93. Óscar Sevilla Sacasa, hermano del anterior, fue presidente de PROLACSA, de la Compañía Nacional de Seguros y Canciller de la República. Luis Manuel Debayle, nonagenario tío carnal de Anastasio Somoza Debayle fue Presidente de la Compañía de Luz y Fuerza —ENALUF—. José Debayle Sevilla, primo hermano de Anastasio Somoza Debayle, fue secretario de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional, “electo”, en las elecciones fraudulentas de 1974. Luis Pallais Debayle, otro primo, fue diputado del Congreso Nacional y Director del diario Novedades, propiedad de la familia. El hermano del anterior, Noel Pallais Debayle, fue presidente del Instituto de Fomento Nacional (INFONAC), que sirvió siempre de banco a la familia para financiar sus negocios. Dinorah Sampson, amante oficial de Anastasio Somoza Debayle, aparte de sus negocios particulares —una extensa cadena de boutiques en Managua, donde se vendía ropa y joyas importadas de modo fraudulento—, tenía influencia para promocionar a amigos en la Guardia Nacional y en otros sectores y sacaba de ello sustanciosos beneficios. Además, contaba con una guardia personal de seguridad, automóvil blindado y secretaria privada. También poseía una cuenta en el Bank of American de EE.UU., a la que no debía atender con escrupulosa puntualidad en sus pagos, según se aprecia en una comunicación que recibió en 1976:
92 El documento original dice de él literalmente: “Nicaragua tiene el carretero más desgraciado y más ignorante como Jefe Inspector del Ejército. Con el poder que tiene, adelanta dinero a la gente pobre que, durante la temporada del café, tienen que recoger su cosecha a un precio promedio de 0,50 centavos menos de lo que rige en la zona. Los pobres campesinos se quejan, pero no pueden hacer nada so pena de ser encarcelados”. ISJ-AECM), p. 19. 93 Con evidente ironía, en el documento se refieren a él mencionando un dato grotesco: ´“Según un reportaje de la extinta revista Life, era dueño de un record mundial indiscutible: el haber asistido a más almuerzos y comidas de gala que ningún otro hombre en el mundo y haber cenado y almorzado hasta tres y cuatro veces en el mismo día”. ISJ-AECM, p. 19.
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Comunicación del Bank of American a la señora Dinorah Sampson BANCAMERICARD DINORAH SAMPSON MANAGUA, NICARAGUA “We have not received your past due Bank Americard payment. A late charge of 5% ($1.00 min.-$5.00 max.) of your monthly past due payment has been added to you account. You can´t avoy future late charge by remitting your monthly payments prior to the due date indicated on your monthly statements”. Date Account Orig. due Balance on Remit this Last charge number date last stateaccount to amount to ment bring your your account account to a current status 03/16/76 111/256/034 03/01/76 818b2 14b0 1b0 Fuente: Cuenta en Bank of America de Dinorah Sampson. AIHNCA, ASD-027
Estos casos sólo fueron un ejemplo del entramado político-económico que se manejaba en la familia. La mayoría de los negocios tenían como gerentes a guardias, a los que los sucesivos presidentes habían agradecido su fidelidad, o a cubanos exiliados después de la revolución, que seguían siendo afectos a Batista y, por consiguiente, afectos a Somoza. 6.2. las actividadEs Económicas y EmprEsas dE los somoza Los Somoza se sirvieron constantemente de los bancos e instituciones del país para sus negocios particulares y para financiar sus inversiones —como el Banco Nacional de Nicaragua o el INFONAC—, entre los que destacó el Banco de Centroamérica como cabeza financiera del control de las empresas de la familia y como puente para realizar todas sus operaciones en el exterior. El plan había sido diseñado por Eugenio Dudkiewicz, quien hasta mayo de 1977 figuraba no sólo como cabeza ejecutiva del banco, sino también como coordinador general del conjunto de propiedades que poseían los Somoza, o en las que tenían participación. Esas empresas, junto con otras que las amparaban, eran gestionadas por varios administradores, gerentes y otros subalternos en la denominada Oficina de Supervigilancia y Control del General Somoza Debayle, que contaba con tal organización que funcionaba realmente como otra empresa. Incluso aparece en ocasiones en las relaciones de empresas como otra más de los listados. Esa oficina iba elaborando listados de las empresas que poseía el presidente en cada momento y las ponía al día, indicando que las anteriores estaban anuladas. Por ello, dado que la última es de febrero de 1979, un mes antes de la fecha en que está fechado el Inventario de San José, que se expone aquí, y unos meses antes de la caída de la dictadura, se ha tomado como una referencia importante. Por ese motivo, se señalan en los pies de página los casos en que las empresas mencionadas aparecen en el Testamento, en el Inventario de San José y en la Lista
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de la Oficina de Supervigilancia y Control, o cuando aparecen sólo en uno de los casos, en dos o en los tres94. Las actividades tanto agrícolas, como industriales o de servicios, a que se dedicaron los Somoza, abarcan todos los códigos de grupos en que aquellas se encuentran clasificadas en el CNAE. Podrían completar también un abecedario, como en el caso del listado original del documento, cuando las enumeraron en relación con su contenido. Estos grupos de actividades son los siguientes: 6.2.1. Agricultura, ganadería, pesca y selvicultura a) Agricultura La agricultura fue una de las primeras actividades desarrolladas por el fundador de la dinastía, dado que la herencia que Anastasio Somoza García recibió de su padre fue de cuatro fincas de café. Esas pequeñas propiedades fueron creciendo vertiginosamente y a mediados de la década de 1970 —según las investigaciones de Jack Anderson ya comentadas anteriormente— las haciendas que la familia poseía en Nicaragua ocupaban aproximadamente 20.000 Km2 de tierras agrícolas, lo que casi alcanzaba la extensión de la República de El Salvador. Esas propiedades, situadas en todos los departamentos del país, comprendían plantaciones de café, algodón, cacao, ajonjolí, sorgo, trigo, caña de azúcar, soja, maíz, arroz, frijoles, tabaco, bananos, pastos, cítricos y bosques. Algunas de estas haciendas estaban incluidas en los grupos Somoza-Urcuyo, Sevilla-Somoza y Somoza-Abrego, y el resto estuvieron administradas por distintas sociedades, según las épocas: las Compañía Agropecuaria, S.A, Compañía Pecuaria, S.A, Sucesores de Somoza & Cia. y Hacienda La Mía, S.A, que no aparecen con esas exactas razones sociales en la última “Lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de las Empresas del General Somoza Debayle y Sucesores de Somoza”95. Pero sí se enumeran las empresas sucesoras de aquellas, junto a otras, entre las década de 1960 y 1970, que son las siguientes: Hacienda Morrillo y Anexos, S.A. (1965), Vegas de Jalapa, S.A.(1966), Agrotécnica, S.A (1973) y algunas sin fechar, pero presentes aún en 1979 y sucesoras de las primeras, como Compañías Agropecuarias Sucesores de A. Somoza, S.A, Compañías Pecuarias Sucesores de A. Somoza, S.A, Central de Ingenios y Anexos, S.A, y Oficina Particular Sucesores de A. Somoza, Somoza García llegó a poseer 51 haciendas ganaderas, y puede servir como muestra que solo las del departamento de Río San Juan sumaran aproximadamente 300.000 manzanas: Palo de Arco, San Francisco, Machuca, Boca Negra, Las Tablillas, San Antonio, La Esperanza, Morrillo, Copalito, Quimichapa, El Rosario, San 94 Estos listados de la Oficina de Supervigilancia y Control de las empresas del General Somoza, y sus correspondencias con el resto de los listados del Testamento e Inventario de San José, se pueden consultar en el Apéndice VI. 95 Lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de Anastasio Somoza Debayle. Circular nº 142-RESTRICTA-, Apartado nº 3010, Managua, Nicaragua. AIHNCA, ASD - 004.
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Bartola, La Flor, Palo Ralo y La Roosevelt. A ellas se añadían otras, principalmente de ganado, en países vecinos de Centroamérica como Guatemala, Honduras y Costa Rica. En territorio costarricense las propiedades más conocidas eran El Murciélago, constituida en 1961, y otras doce fincas situadas en la margen del río San Juan —en el cantón de Los Chiles— cuya extensión total, según el registro catastral, era de unas 23.000 manzanas (17.300 hectáreas). Además, la situación fronteriza de las propiedades, en el límite Norte era la república de Nicaragua, daba a Somoza la oportunidad de disponer de un paso franco para el contrabando de ganado de uno a otro país, que fue otra de sus principales fuentes de enriquecimiento. En el territorio ocupado por sus propiedades —sobre el que se denunciaba que Somoza ejercía su soberanía política y militar, desafiando la integridad territorial de Costa Rica— se construyeron instalaciones militares, un aeropuerto para la fuerza aérea de Nicaragua en Managua, e incluso, destacamentos de soldados de la Guardia Nacional96. Esos cuarteles controlaban el acceso a El Murciélago y obstaculizaban el trabajo de los pescadores costarricenses, siendo fuente de constantes quejas y problemas. Se inscribieron a nombre de Murciélago Ltda. (1961) y Compañía Agropecuaria La Esperanza, S.A97. Las propiedades de Costa Rica procuraban a los Somoza una considerable riqueza pesquera, junto a sus explotaciones agrícolas y ganaderas, ya que por el Este se extendían hasta el Océano Pacífico y comprendían toda la bahía de Santa Elena. Dicha bahía, al ser rica en pesca y tener entradas naturales en su costa, convertía el litoral en un puerto seguro tanto para pesqueros, como para barcos de gran calado. La flota de Somoza pescaba allí como si estuviera en aguas nicaragüenses, lo que provocó en más de una ocasión serios conflictos fronterizos de alcance internacional. La apertura de caminos de penetración y carreteras asfaltadas, construidas con préstamos norteamericanos, se diseñaban a conveniencia de las necesidades de comunicación de las haciendas de la familia. Y los trabajos de construcción de terrazas, movimientos de tierras, canales y drenajes se realizaban con equipos y maquinarias de Acción Cívica de la Guardia Nacional y del Ministerio de Obras Públicas. Por lo que se refiere a los pagos de los salarios de las haciendas de la familia, hasta bien entrada la década de 1950, los trabajadores cobraban asignados a las planillas de la Guardia Nacional y del Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua. Y los miembros de la Guardia Nacional en los años finales de la década de 1970 eran mantenidos como mandadores y administradores. 96 Anderson, Jack and Whitten, Les: “Nicaragua ruler is World’s greediest”, The Washington Post, 18-8-1975. 97 Agropecuaria La Esperanza, S.A. no aparece ya ni en el testamento de A. Somoza Debayle ni en la última lista de la Oficina de Supervigilancia.
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El arroz Uno de los cultivos más extensos del país era el de arroz anegado y seco, sobre todo en las haciendas Palo Ralo y El Morro, en las riberas del Gran Lago de Nicaragua. Eran tierras agrícolas, de primera calidad, que pertenecían al Estado según la legislación nacional, pero que explotaba como suyas la familia. Tanto el arroz como sus subproductos eran sacados por el puerto de El Morro, en el lago, y para tal operación se utilizaba el barco Ometepe, que había sido donado por el gobierno de Perú al gobierno de Nicaragua. Parte de la producción de arroz se explotaba a través de la compañía Morrillo y Anexos, S.A, constituida en 197598. Su financiamiento se obtenía preferentemente del Instituto de Fomento Nacional (INFONAC) y producía las marcas “Arroz Diamante”, “Arroz Azul” y “Arroz Popular”, que se distribuían por todo el país a través de una red de agencias. Además de ese consorcio, había otras plantaciones en Río San Juan, Zelaya y Jinotega. Otra parte de la producción se explotaba por el “Grupo Somoza-Urcuyo”, que era dueño de las compañías productoras Altamira, S.A. y San Juan, S.A99. Poseían plantaciones en Bosco, en la costa del Gran Lago, y en Tipitapa y producían arroz bajo las marcas Caribe, Rex Oro, Tío Toño y El Cocinero. La caña de azúcar Fue otras de las grandes producciones que la familia tuvo en las tierras cálidas del Pacífico y del Atlántico, en los departamentos de Managua, Zelaya y Rivas, en plantaciones de enormes extensiones territoriales. En los departamentos de Managua y Rivas se situaron las centrales azucareras de Montelimar, Pansa, Dolores y Santa Rita100; en Tierra Dorada, el Ingenio Piloto y el General Cipegsa, y, en el departamento de Zelaya, el Ingenio de Kukra Hill. Todas ellas se explotaban a través del consorcio Central de Ingenios y Anexos, S.A, que permanecía en 1979 y cuyo principal productor fue la Empresa Azucarera Monverman101. Muchas de esas extensiones azucareras habían sido municipales, del poblado de San Rafael del Sur, del departamento de Managua, pero la familia las tomó como propias.
98 Sus oficinas centrales estaban en Managua, en el edificio Bolonia. El gerente general era el cubano batistiano Manuel Porro y el gerente administrativo, otro batistiano, Francisco E. Tormes (las calificaciones de batistianos se utilizan en el original siempre que aluden a cubanos exiliados y afectos al extinto régimen de Batista). 99 La sede de estas compañías se encontraba en Managua, en Ciudad Jardín, 08. 100 El Ingenio Santa Rita, en el departamento de Rivas, se abastecía de caña de los enormes latifundios de Guiscoyol y Miramar. 101 El Consorcio “Central de Ingenios y Anexos” tenía su sede en el Km. 3 de la carretera a Masaya, contigua al Banco de Centroamérica
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Los bananos Las plantaciones de bananos surgieron de un acuerdo directo de la familia con la Standard Fruit Steamship Co., subsidiaria de Castle Cooke. Esta compañía firmó en 1970 un contrato con el INFONAC para la instalación de plantaciones de banano en las áreas de Chinandega y León y en 1972 se realizó el primer embarque de bananos Cavendhis. Los países productores de banano se propusieron formar un cártel (UPEB), por iniciativa de Panamá y Costa Rica, para concertar un alza en los impuestos de exportación por racimo, pero la familia, por sus intereses con la Estándar Fruit, consiguió que el gobierno de Nicaragua boicoteara su formación. El café El cultivo del café se inició ya Somoza García y fue una actividad tan rentable que llegó a poseer 46 fincas cafetaleras, en grandes haciendas situadas en los departamentos de Managua, Carazo, Masaya, Matagalpa, Jinotepe, Nueva Segovia, Madriz y Estelí, en las que no sólo se cultivaba, sino que también se beneficiaba el grano. Llegó a ser el productor más importante de café, adquirido en numerosos casos mediante sus habituales astucias, una de las cuales, según él mismo aconsejaba a sus hijos era “comprarle a los herederos”102. Su explotación se controlaba a través del consorcio formado por Agricultura Inc., Aerotécnica (1973) y Compañías Agropecuarias, S.A, que permanecía aún en 1979103. Dentro de ese consorcio se constituyeron compañías para el cultivo del café como El Porvenir, S.A., Santa Julia, S.A., Ometepe, S.A. y La Fundadora, S.A, cuya producción suponía más de un tercio de la producción nacional. El negocio del café incluía el comercio y la exportación que la familia llevaba a cabo a través de otras compañías como Grano de Oro, S.A., Agronica, S.A. y la firma Manuel Estrada Aspiá. El tabaco El cultivo del tabaco fue otro de los negocios florecientes de la familia, que ocupaba las tierras más ricas de los departamentos de Estelí y de Nueva Segovia para su producción, orientada a la fabricación de cigarros habanos Por medio de coerciones similares a las que era habitual que utilizaran en otros diversos ramos, los Somoza no sólo fueron dueños de las explotaciones más rentables, sino que ejercieron su dominio sobre los pequeños y medianos productores de tabaco de la zona. Las principales compañías de tabaco de la familia fueron las siguientes: La Mía, S.A, para el tabaco procedente de la hacienda La Mía, que era el eje de 102 Krehm, W. (1976), Ob. cit., p. 235. 103 Aparece en la lista de la Oficina de Supervigilancia de febrero de 1979. Los gerentes de estas compañías eran Byron García Figueroa, Manuel Porro -cubano batistiano- y Eduardo Amador.
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la producción tabacalera, y constituía un latifundio en la región de Jalapa, en el departamento de Nueva Segovia. Además de tabaco para habanos, La Mía suministraba también tabaco Virginia para otra industria de cigarrillos, también propiedad de la familia. Otras compañías relacionadas con el tabaco eran la Asociación Nicaragüense de Tabaco, S.A, Industrial Tabacalera del Norte, S.A. y Hoyos de Nicaragua, S.A., también en la región de Jalapa, junto al consorcio Vegas de Jalapa, S.A (1966)104. El algodón El cultivo del algodón ocupaba extensas propiedades de los departamentos de Chinandega, León, Managua y Masaya y era controlado por el consorcio formado por las compañías Agricultura Inc., Agrotécnica, S.A. (1973) y Compañías Agropecuarias, S.A. La miel de abeja Fue también una producción de los apiarios de la isla de Ometepe, a través de la Compañía Agropecuaria Ometepe, S.A105. b) Ganadería y derivados: crianza, producción y exportación La crianza, producción y exportación de ganado vacuno fue otro de los pilares fundamentales en los que se asentó históricamente el imperio económico de la familia Somoza. La familia gestionaba sus numerosas haciendas de ganado vacuno para leche, y engorde de hatos, en los departamentos de Chontales, Zelaya, Boaco, Río San Juan, Rivas, Matagalpa, Jinotega y Managua, a través de Compañías Agropecuarias, S.A. y Compañías Pecuarias106. Las haciendas se modernizaban con créditos del Banco Nacional y del INFONAC, —para construcción de plantas de ordeño, silos, establos, drenaje y riego de pastos— y gozaban también de la asistencia gratuita del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) para los controles de salud e inseminación artificial107. La producción de carne procedía de tres mataderos de la familia, el principal de los cuales era Carnic, S.A., o Productos Carnic (1961), S.A. (Km. 10 de la carretera Norte en Managua), cuyo gerente general era Alfonso Robles Salbalbarro, hermano de la entonces ministra de Educación Pública. Los otros mataderos eran Igosa —del grupo Sevilla-Somoza— y Condega. En los tres se destazaba y procesaba carme de vacuno y de cerdo proveniente de haciendas y porquerizas 104 El negocio lo dirigía el cubano batistiano Daniel Rodríguez. 105 No aparece en el testamento de Somoza Debayle, de 1977, pero formaba parte del consorcio Agricultura Inc., Aerotécnica y Compañías Agropecuarias, S.A, que permanecía aún en 1979. 106 Fueron las denominadas en 1979 Agropecuarias Sucesores de A. Somoza, S.A, y sus oficinas centrales estaban junto al Banco de Centroamérica en Managua. 107 El gerente general era Guillermo Sánchez Lazo.
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de la familia, además de la que adquirían de productores independientes, a los que imponían sus precios de compra utilizando presiones estatales, manipulaciones de los precios internacionales y extorsiones por medio de los financiamientos para engorde. También controlaban la venta de semen congelado de las razas de vacas lecheras, especialmente de la raza chanina. Pero la carne no solo iba a los mataderos, sino a la exportación, principalmente hacia Costa Rica, a donde llegaba de forma ilegal, aunque relativamente fácil, puesto que la familia poseía propiedades a ambos lados de la frontera. El contrabando de ganado hacia Costa Rica fue organizado desde la década de 1940 por Somoza García y obtuvo sustanciosos beneficios con él porque lo organizó de tal forma que era una exportación exclusiva. En 1941, una carta desde Costa Rica, firmada por Luis Mena Solórzano, y dirigida al general Somoza, revela los tratos que ambos tenían para la entrada clandestina del ganado desde Nicaragua a Costa Rica. Luis Mena le confirmaba al General, confidencialmente, que el ganado había entrado furtivamente, con el silencio de las autoridades del ministerio de Hacienda de Costa Rica y, como la comisión de Control de Cambios, no podía extender la Letra sin los documentos acreditativos de la importación, él tranquilizaba a Somoza, diciéndole que ya había hablado con un intermediario llamado Wolf —que era el que tenía que abonar el dinero— porque sabía que ya lo había reunido en divisas del mercado negro. Como por cada cabeza de ganado se pagaban 40 colones de impuestos, la entrada furtiva evitaba ese pago al comprador y beneficiaba al vendedor que lo ofrecía a buen precio, al descontarse los impuestos. En Costa Rica, además, tenía también el monopolio de la carne el comprador y, para despistar, hasta publicaban en la prensa que no se importaba ganado de ningún sitio, como si el país se autoabasteciera. Así, al difundir esas informaciones, en poco tiempo, podrían evitar importar carne de ningún otro lugar y sería Somoza el único vendedor. Luis Mena terminaba la carta aconsejando a Somoza forzar un poco al comprador amenazándole con que si no le pagaba mejor su ganado lo vendería a Panamá108. Del mismo modo, a través de sus allegados militares, encontró la forma más fácil de engrosar sus hatos: dispuso una ordenanza por medio de la cual toda partida de ganado que tuviera que desplazarse en el país, desde los lugares de crianza hasta los mercados ganaderos, debía obtener una autorización telegráfica suya, personal. Como normalmente salían de viaje sin esa autorización, las partidas eran sorprendidas por patrullas de la Guardia Nacional que debían detenerlos en lugares desolados hasta que la obtuvieran para seguir adelante. Pero esa autorización no llegaba nunca, mientras sí llegaba un comprador de Somoza —generalmente el coronel Camilo González— al que los ganaderos se veían obligados a vender las reses a precios ínfimos antes de que se murieran de sed. Allí mismo se pesaban con una romana que llevaba siempre el Coronel y, a esas alturas, los animales habían adelgazado considerablemente y la pérdida de peso era muy favorable a Somoza. 108 Carta de Luis Mena Solórzano al General Somoza, 5-6-1941. AIHNCA, ASG-023.
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A comienzos de la década de 1950, Somoza García se comprometió a vender reses a varios países de América del Sur, principalmente a Perú y se vendieron unas 50.000, pero las autoridades ganaderas de estos países no las recibían en sus territorios, sino en el puerto de Corinto, en Nicaragua. El método que se utilizaba para conseguir el máximo número de reses era la habitual coerción: se presionaba a los ganaderos para que vendieran sus animales directamente, pagándoles precios muy por debajo de su valor real, y para lograr así que Somoza apareciera como el único exportador en el negocio109. La exportación ganadera fue la que le dio pie para iniciar la fundación de una marina mercante, Mamenic Line, y así poder trasladar el ganado en sus propios barcos. Además, el ganado salía de su propio puerto, el Puerto Somoza, para evadir costes arancelarios, y del matadero del IFAGAN, para controlar totalmente a los ganaderos independientes110. La historia se repetiría con Somoza Dabayle, que utilizó los mismos procedimientos en 1976, al constituirse en exportador único de otra venta de 10.000 vaquillas al gobierno de Venezuela. Unos años antes, en 1971, Eugenio Dudkiewicz —gerente del Banco de Londres y Montreal en Managua—, concertó un préstamo agropecuario de 2.000.000 USA$ para Carnic, S.A. a un interés bajo. Con ese préstamo, Somoza Dabayle financió a los ganaderos independientes a un interés de 1,4% mensual, a cambio de que los productores vendieran únicamente a su matadero el ganado engordado. Cuando se llevó a cabo una auditoria por expertos llegados de la sede central del Banco de Londres, comprobaron las irregularidades de la transacción y Dudkiewicz fue despedido. Fue entonces cuando Somoza Debayle lo nombró asesor financiero de sus empresas y, más tarde, gerente general del Banco de Centroamérica. Somoza Debayle siguió ejerciendo el control de los ganaderos independientes a través del IFAGAN y de sus propios mataderos, que eran los que financiaban a los productores el engorde de partidas de novillos, siempre con préstamos usurarios y elevados costes para el solicitante por la serie de trámites a los que se les obligaba. Además del ganado vacuno, dominaban también la producción y destace de carne de cerdo, a través de la compañía Porqueriza del Regalo, S.A., constituida en 1974, y establecida en la ciudad de Estelí111. En ella se criaban y destazaban cer109 Expediente referido a la compra-venta de ganado del general Somoza a Perú. AIHNCA, ASG-023. 110 El IFAGÁN (Instituto de Fomento Agropecuario y Ganadero) era teóricamente una institución estatal de apoyo al desarrollo ganadero del país, pero actuaba en realidad como una empresa de los Somoza. Utilizaba los mismos sistemas de extorsión a los ganadearos y participaba en la manipulación de precios internacionales en beneficio de la familia. Su gerente fue Onell Pérez, antiguo cabeza de los negocios tabacaleros de Somoza. 111 Esta compañía estuvo domiciliada en Managua en 1964 y, después, en Costa Rica, en 1976, según el testamento de Anastasio Somoza Debayle, de 12 de agosto de 1977. Su gerente general era Héctor Torres.
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dos criollos y cerdos de raza, para consumo interno y para la exportación, cuyas operaciones eran financiadas también por el INFONAC. La familia poseía igualmente granjas avícolas para producción de huevos y carne de pollo, para consumo nacional y para exportar al resto de países centroamericanos, especialmente a Costa Rica. Varias de estas granjas fueron establecidas en sociedad con militares retirados de la Guardia Nacional y eran financiadas, igual que las de cerdos, por el INFONAC. Respecto a los negocios derivados de la ganadería, el más destacable y rentable fue la producción y comercialización de leche. La familia entró a finales de la década de 1940 en el negocio de la pasteurización de la leche y en la obtención industrial de productos afines, con el establecimiento en Managua de la planta “La Salud” perteneciente a la Compañía Productora de Leche, S.A. Entonces se prohibió comerciar leche cruda en el área de Managua para favorecer la empresa familiar y cuando, a pesar de todos sus privilegios, se declaró en quiebra fue vendida al INFONAC, que siempre jugó el papel de eterno “paño de lágrimas” de la familia Somoza. Ya en la década de 1970, el gran negocio de leche fue el de la Compañía de Productos Lácteos, S.A. —PROLACSA—, donde la familia participaba con Nestlé Alimentaria, de Vevey, en Suiza, que era la multinacional más poderosa del ramo. PROLACSA estableció en Matagalpa una planta para producción de leche descremada y en polvo y leche condensada para heladerías, con una inversión inicial de 2,5 millones de USA$, que en 1972, fue ampliada por el INFONAC en 1,2 millones de USA$ más. Incluso, el gobierno de Nicaragua construyó, para beneficio de PROLACSA, una red de 480 km. de caminos de penetración, para que la compañía pudiera acaparar fácilmente la producción lechera de la zona. Con el objeto de favorecer aún más la rentabilidad, y dado que las plantas procesadoras de leche que operaban en el área de Managua estaban sometidas a un control de precios de compra a los productores, PROLACSA fue eximida de esa regulación y podía adquirir la leche al precio que decidiera, lo mismo en invierno —cuando el producto abundaba—, como en verano, cuando escaseaba112. El negocio de producción, almacenamiento y embotellamiento de la leche, lo mismo que el procesamiento de sus derivados, para consumo interno, era gestionado a finales de la década de 1970 por Hacendados Unidos, S.A. y Leche La Completa, ambas controladas por el grupo de Luis Manuel Debayle, tío carnal de Anastasio Somoza Debayle. La asociación de Somoza con Nestlé Alimentaria dio pie para que en los círculos financieros de Centroamérica se hablara insistentemente de que Somoza tenía una participación en Nestlé de Guatemala, o una apreciable cantidad de acciones en la multinacional misma.
112 El presidente de PROLACSA era Óscar Sevilla Sacasa, Canciller y hermano del embajador de Nicaragua en Washington Guillermo Sevilla Sacasa.
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c) Pesca En la explotación de recursos marinos por medio de la pesca, la familia ocupaba un lugar casi exclusivo y manejaba una auténtica red de empresas: La Fish Meal Company of Nicaragua, tenía instalaciones valoradas en 3.000.000 USA$ en el puerto de la familia, Puerto Somoza, que incluían muelles, cámara de refrigeración, plantas de procesamiento y empaque y hasta una fábrica de harina de pescado113. El puerto estaba situado entre la costa del Pacífico, en el departamento de León, dentro de la Hacienda “El Tamarindo”, también de la familia. Se construyó en 1955, bajo la dirección personal de Anastasio Somoza García, como un capricho personal, ya que era un lugar desprotegido y con aguas de escasa profundidad. Era tan inadecuado que los buques tenían que atracar muy lejos de los muelles y la carga se tenía que transportar en lanchas, lo que era sumamente costoso y, por sus altos riegos, duplicaba el costo de los seguros. Además de la pesca, en el área de Puerto Somoza funcionaban también oficinas e instalaciones de muchas otras empresas de la familia: de cabotaje, marina mercante, agencias marítimas, sosacloro y sal114. La Pesquera Solec, S.A. o Solec Fisheries, S.A., cuya flota operaba también en aguas del Océano Pacífico, tenía un capital de 2.000.000 USA$ y se dedicaba a la obtención de camarones y langosta115. Otras dos compañías del ramo fueron la Pesquera del Mar, S.A. (1957/1968) y la Marítima Mundial de Pesca116. Ambas formaron un consorcio con base en Corn Island, en el Océano Atlántico, que pescaba y procesaba camarones, langostas, filetes de pescado y tortas117. La Compañía de Productos Marítimos de Bluefields, S.A. (PROMARBLUE) tenía su base en el departamento de Zelaya y plantas en Corn Island, Laguna de Perlas, Bismona y Puerto Cabezas, y junto a Bio Nica, S.A., se dedicaba a la pesca del camarón, comprando los productos a los pequeños pescadores artesanales118. 113 El gerente general de la compañía era el peruano Carlos Checa. 114 Se llegó a construir un ramal férreo del Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua —empresa estatal, cuyo presidente era el propio Anastasio Somoza Debayle— hasta Puerto Somoza para comodidad de los negocios del Presidente, pese a que siempre fue una empresa en quiebra. ISJAECM, p.56. 115 Se constituyó en Panamá en 1964 y en Managua en 1976, según el testamento de Anastasio Somoza Debayle, de 12 de agosto de 1977. Su gerente general era el coronel Octavio Gutiérrez, que era entonces militar en servicio activo de la Guardia Nacional. 116 Estuvo inscrita en 1957 en Managua y en 1968 en Panamá, según el testamento de Anastasio Somoza Debayle, de 12 de agosto de 1977. 117 Su gerente general era Alfonso González y el consorcio tenía sus oficinas en el Edificio Bolonia de Managua. 118 PROMARBLUE se constituyó en Panamá en 1970 y después en Managua en la misma fecha, según el testamento de Anastasio Somoza Debayle, de 12 de agosto de 1977. Bio Nica, S.A. ya no aparece ni en el testamento de Somoza Debayle, ni en 1979. Ambas empresas eran dirigidas por Renata True.
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Pescanica, S.A., constituida en Managua en 1963, fue la empresa que canalizó los productos de las compañías anteriores para su exportación a EE.UU119. Exportaba langostas, langostinos, camarones, pescado en filetes y en tortas. Tenía su propia flota con asiento en Schooner Bay, Bluefields120. Por último, Pesquera Intercontinental, S.A. fue la empresa con la que se cubría la cuota asignada al país de atún de aleta amarilla, con el barco “Esperanza”, cuyo nombre fue impuesto en honor a la esposa de Anastasio Somoza Debayle121. El barco fue construido en Bilbao (España) con un coste de 6.000.000 USA$ y fue botado en noviembre de 1976 en Puerto Corinto, en un acto presidido por el propio Somoza. La cuota de atún, de 4.000 Tm. anuales, le fue asignada a Nicaragua al ingresar en la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT). Para la asistencia técnica en materia de pesca, la familia se valía de la asistencia prestada al Estado por la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO). La Cámara Nacional de Pesca de Nicaragua en tiempos de Somoza Debayle, tenía como presidente a Bernabé Somoza Urcuyo —sobrino del presidente— y era la dueña de la Booth Nicaragua, S.A., de la que también había indicios de vinculaciones con los Somoza. La Booth Nicaragua, S.A. era una filial de la Booth Fisheries que era a su vez parte de la Consolidated Food Corporation. d) Bosques La compañía Celta de Nicaragua, S.A, con sus aserraderos y oficinas establecidos en la ciudad de Granada, explotaba una extensión de 50.000 hectáreas de bosques en Río San Juan y producía maderas para la exportación a EE.UU122. Las maderas, que se embarcaban por la costa Atlántica —caoba y otras maderas preciosas— estaban sujetas a un impuesto de 20 USA$ por cada 300 metros de la superficie roturada de las mismas123. 6.2.2. Actividades extractivas Junto con la ganadería y la agricultura, la explotación de minas en asociación con empresarios norteamericanos fue la fuente principal de la formación de capital de la familia en la década de 1940. Los minerales de oro y plata de la región Norte y Centro del país —el distrito conocido como Neptuno—, fueron pronto propiedad de la familia, a través de convenios de explotación, de los que Somoza García obtenía jugosas participaciones. A cambio de ello se permitió un 119 Pescanica está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. 120 Su gerente general era Leonel Aguirre. 121 Se constituyó en 1972 en Panamá y en 1976 en Managua, según el testamento de Anastasio Somoza Debayle, de 12 de agosto de 1977. 122 Su gerente general era el teniente de Infantería, guardia nacional, Guillermo Cano. 123 Krehm, W., Ob. cit., p. 237.
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régimen de “tierra de nadie” para firmas como The Jabalí Mine Co, The Neptune Mine Co, La Luz Mine Co. o The Septentrion Gold Mine Co. —todas de las décadas de 1940-1950—, que jamás cumplieron leyes laborales, requisitos de seguridad y salubridad, ni pagaron impuestos. La asociación de las empresas mineras con la familia se mantuvo en el tiempo y en la década de 1960, Nicaragua fue el quinto productor de oro del continente, con un volumen de más de 3.000 kg. anuales, lo que era el 60% del volumen total de las exportaciones. La producción de minerales alcanzó en el país en esa misma década, un total de 15.000.000 USA$ en exportaciones. Sin embargo, los impuestos pagados al Estado fueron mínimos y las condiciones laborales en las minas fueron durante todo el tiempo lamentables. A finales de la década de 1970, las minas se utilizaban para la obtención de broza, que se exportaba para ser procesada en EE.UU. y no por los puertos estatales, sino por otro puerto privado propiedad de la familia —Puerto Isabel—, en la boca del río Prinzapolka, con lo cual lograba la total evasión de impuestos124. En el negocio de las minas, la familia estuvo tradicionalmente asociada al norteamericano Herbert Spencer, cuyos hijos ocuparon puestos públicos en tiempos de Somoza Debayle. Las minas que seguían funcionando a finales de la década de 1970 en Nicaragua, con participación indirecta de la familia, eran: The Septentrion Mine Co, The Rosita Mine Co, the Siuna Mine Co. y The Neptune Mine Co125. Esas minas producían oro, plata, cobre, estaño, bauxita y, posiblemente, minerales estratégicos. También en esa década de 1970, la familia adquirió grandes yacimientos de carbón mineral en Colombia, adelantándose a las investigaciones que se estaban llevando a cabo en los EE.UU., sobre la aplicación industrial del carbón líquido como combustible. En Bogotá funcionaba una oficina, con técnicos norteamericanos y administradores nicaragüenses, como Max Zolly, ingeniero y ex-alumno de West Point, que era el que proyectaba el desarrollo de las obras. A finales de la década, se denunció en Colombia que Somoza era dueño de la mayor parte de los yacimientos carboníferos y el ministro de Minas y Energía de Colombia, Alberto Vázquez Restrepo, admitió haber tenido información sobre la infiltración de Somoza en las operaciones carboníferas de su país. Las empresas de Somoza explotaban en esos años más de la mitad de las zonas carboníferas, que se calculaban en 1.100.000 has., lo que suponía unas 50.000 Tm. de carbón. Somoza utilizó las empresas inversionistas Stella Maris y Landassim para lograr concesiones como las del yacimiento de Matusín. Esas empresas se infiltraron en la industria de Colombia con dinero de Somoza Debayle, hasta tal punto, que a 124 Además de utilizarse para la exportación ilegal de minerales, Puerto Isabel servía también para la entrada de grandes volúmenes de contrabando a bordo de furgones procedentes de EE.UU.. 125 Los gerentes generales, respectivamente, eran: Fern Kettel, Ed. Smith, R.L.Swain y J.R. Stringhan.
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finales de la década de 1970, el presidente de Nicaragua era el principal beneficiario del carbón colombiano. En la extracción de cal, la compañía Mayco Industrial, S.A., constituida en 1976, se dedicaba a la producción de de cal común y de “supercal para mortero de construcciones”, una cal que requería ser mezclada con cemento para lograr consistencia. Las caleras de la familia estaban situadas en San Rafael del Sur, aunque el plantel de empaquetamiento se encontraba cercano a la ciudad de Managua, y en Sapoá (Rivas)126. Somoza Debayle también participó en los últimos años de la década de 1970, con la americana Hughes Tool Corporation y con la Rucker Company, de Ockland —cuyo objeto era la explotación de petróleo y minerales— en un proyecto para la exploración submarina de minerales en las costas de Nicaragua, que tendría un costo de 2.000.000 USA$. 6.2.3. Industria manufacturera a) Confección de prendas de vestir y tejidos La fábrica Vestidos, S.A., de confección de ropa, situada en la ciudad de San Marcos (departamento de Carazo), se instaló con un capital de 500.000 USA$127. Exportaba principalmente hacia el mercado de EE.UU. y de allí recibía telas bajo el amparo de una importación temporal, en lo que se denominaba “zona secundaria”, para eludir el pago de impuestos128. En lo referente a tejidos y telas, la fábrica Hilados y Tejidos El Porvenir, S.A., constituida en 1953, y situada en el Km. 4, carretera Norte, de la ciudad de Managua, fue iniciada por Somoza García en la década de 1940, en base a una maquinaria comprada a Surplus en el estado de California y utilizada para la fabricación de mezclilla destinada a los uniformes de los penales. La idea de Somoza fue acaparar el negocio de provisión de telas para uniformes de la Guardia Nacional, como haría más tarde con las propias botas de los militares, para que sus empresas vistieran y calzaran a toda la tropa129. El Porvenir producía manta cruda, dril azul, dril kaki, telas estampadas y lonas y gozaba de toda la protección estatal en cuanto a dispensa de impuestos, pese a lo cual era una empresa en permanente estado de quiebra y a cuyo rescate tenían que acudir las instituciones bancarias del Estado130. 126 Los gerentes de la calera de Sapoá eran Bayardo Argüello y Fernando Chan. 127 Vestidos, S.A no aparece en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977, pero sí en la lista de la Oficina de Supervigilancia de febrero de 1979, sin fecha de constitución. 128 Su gerente general era el norteamericano John Miller. 129 Anderson, Jack and Whitten Les: “Nicaragua ruler is World’s greediest”, The Washington Post, 18-8-1975. 130 Su gerente general durante varios años fue Teodoro Picado, un costarricense y socio de Somoza en múltiples asuntos, entre los que se incluyó la organización de la invasión de Bahía de
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Otra empresa del ramo que funcionaba adscrita a Hilados y Tejidos El Porvenir, S.A. fue Tejidos Circulares El Porvenir, S.A., que se concibió como una firma “pantalla” para la importación fraudulenta de tejidos circulares desde EE.UU., que eran vendidos en Nicaragua como de fabricación nacional. El socio de Somoza fue el norteamericano Sharinton, que a finales de la década de 1970 estaba prisionero en Nicaragua131. b) Fabricación de hielo La familia poseía dos compañías dedicadas a la fabricación de hielo: la Hielo Polar, S.A. y La Hielera, S.A., que era la fábrica de hielo más grande de Nicaragua132 c) Productos farmacéuticos La Compañía de productos farmacéuticos SOLKA estaba situada en el Km. 16 ½ de la carretera a Masaya, en Managua y fue una de las últimas y más singulares adquisiciones de la familia. Fue una de las más antiguas empresas farmacéuticas del país en la rama de producción de medicamentos y proveía de vitaminas, antibióticos, sueros glucosados, analgésicos, antimaláricos y pomadas133. d) Fabricación de estructuras metálicas A través de la razón socia, Metales y Estructuras, S.A. (METASA), la familia era dueña —junto con la participación de la multinacional Standard Steel— de una planta principal en Tipitapa, departamento de Managua, que producía puentes, varillas, tubos galvanizados, angulares, perfiles, láminas galvanizadas, tubos industriales, silos y tanques de almacenamiento de agua134. Bajo la misma razón social, METASA, los Somoza poseían otra planta más productora de metal en El Salvador, en el puerto de Acajutla. e) Refinado de petróleo y aprovechamiento de agua potable Además de las vinculaciones de Somoza con el grupo SUMMA, encabezado por Hughes Tool Corporation en explotaciones submarinas y en aviación, Cochinos desde Puerto Cabezas, y el tráfico de drogas junto a Allan Veater. 131 El gerente de la empresa era el batistiano Portú Parrado, que huyó con los libros de contabilidad al revelarse una estafa del Banco de Centroamérica relacionada con el contrabando de telas. 132 La Hielera, S.A. aparece en la lista de la Oficina de Supervigilancia de febrero de 1979 y estaba situada frente a la Iglesia Santa Ana de Managua, administrada por Eduardo Amador. 133 SOLKA fue fundada por Porfirio Solórzano y después administrada por sus hijos. Dos de ellos, Roberto y Ariel, entablaron vínculos con Somoza a quien le cedieron participación para asegurar el suministro a Hospitales por medio de la Junta de Asistencia Social que presidía Hope Portocarrero de Somozano. 134 METASA no aparece ni en el testamento de Somoza Debayle de 1977, ni en la lista de la Oficina de Supervigilancia de febrero de 1979.
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sus contactos económicos fueron mucho más amplios, a partir de sus relaciones políticas. Un hombre de Hughes, Turner Shelton, fue nombrado embajador de EE.UU. en Managua por el presidente Richard Nixon para facilitar los negocios Hughes-Somoza, a cambio de mantener la seguridad de ciertos proyectos en los que estaba vinculada la CIA. Por ejemplo, el barco Glomar Explorer, que se dedicaba a exploraciones submarinas de minerales en costas nicaragüenses, había sido una creación de la CIA, según revelaciones posteriores de la propia prensa norteamericana. Y esas vinculaciones le ofrecieron gran seguridad a Somoza para continuar con sus manejos económicos, durante la administración Nixon. El embajador Turner Shelton, el protegido de Nixon, estuvo presente en una reunión que Hughes y Somoza mantuvieron en Managua en 1979, a bordo de un jet privado en el aeropuerto de “Las Mercedes”, donde se discutieron proyectos de creación de cadenas hoteleras, casinos de juego y una gran refinería de petróleo en Monkey Point, en la costa atlántica, que se inició a mediados de la década de 1970 y que prosiguió después de la muerte de Hughes. El objetivo de la refinería era procesar crudos en Nicaragua —para consumo del mercado de EE.UU. — procedentes de Venezuela y de los países árabes. La razón de que el refinado del petróleo se hiciera en Nicaragua era simple: las leyes de ciertos estados, como el de Massachusetts, prohibían la instalación de ese tipo de plantas en sus costas por el peligro de los posibles derrames que causaban a menudo los grandes tanques de los buques, que eran fatales para el medio ambiente. Esos peligros, además de comprometer la seguridad de los habitantes del país y de los países vecinos del Caribe y Centroamérica y de hacer peligrar el equilibrio biológico del mar, al provocar la destrucción de los recursos naturales, tenían la grave implicación de lesionar la soberanía de Centroamérica, pues se estaban construyendo bases militares y aeropuertos con el argumento de proteger la refinería. Ese proyecto, además, se unió a otro ya avanzado, de extracción y transporte de agua potable del Gran Lago de Nicaragua para llevarla por medio de un acueducto al puerto de San Juan del Sur, en el Pacífico. Desde allí, sería después cargada en buques-tanques de Arabia Saudí y Emiratos Árabes para ser transportada al Lejano Oriente. Se conseguiría así que los buques-tanques no volvieran vacíos a los países árabes después de descargar su petróleo en EE.UU., sino que podrían cargarlos de agua y realizar un segundo desembarco en su camino de regreso. La compañía que se haría cargo de esa extracción era Agua Potable de Nicaragua, S.A135.
135 La compañía no aparece ni en el testamento de Somoza Debayle de 1977, ni en la lista de la Oficina de Supervigilancia de febrero de 1979. El último proyecto del aprovechamiento de los buques con el agua, se advierte en el original que no estaba confirmado todavía. ISJ-AECM, P.3.
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f) Elaboración de cemento y cemento-asbesto La Compañía Nacional Productora de Cemento, S.A. se estableció en el año 1945, con un capital de 25.000.000 USA$, como uno de los primeros monopolios industriales de la familia. La única fábrica de cemento que existía y siguió siendo un monopolio hasta el final, se instaló entre Pablo Dambach y Somoza, con dinero estatal y con precios fijados a su criterio. Se estableció como monopolio deshaciéndose de las fábricas extranjeras al imponerles unas tarifas aduaneras que no les permitieran competir. Cuando la fábrica pasó por herencia a Somoza Debayle, él la eximió de todo impuesto y concedió todo tipo de exacciones tributarias, de modo que ni instituciones como el Banco de América, o el Grupo BANIC, o el de San Antonio, podrían poner una fábrica de cemento, como decía sarcásticamente Pedro Joaquín Chamorro, “porque tendrían que tener un presidente de la cementera que fuera además presidente de la República, y que, además, fuera una persona que confundiera sus intereses con los intereses del Estado”136. La fábrica producía todo el cemento que consumía el país, lo mismo que formaba parte del proceso de fabricación de adoquines para pavimentación de calles y carreteras, siendo el mercado principal de estos últimos las municipalidades, que estaban obligadas a su compra y que se vieron forzadas a utilizarlo con un exceso inusitado después del terremoto. En el diseño de reconstrucción de Somoza y sus colaboradores, abundaron las carreteras, pistas de enlace, techos de cuarteles, cauces, y todo tipo de camino donde se pudieran colocar los adoquines en una proporción a todas luces innecesaria137. Las marcas de cemento era “Canal” y “Espartaco” y las distribuía Mayco, S.A, constituida en 1973-76, que fabricaba los adoquines con el cemento que producía la fábrica138. Junto a la producción de cemento, la compañía Nicalit, S.A., constituida en 1966, poseía instalaciones valoradas en 2.000.000 USA$ y producía distintos tipos de tecnos (canaleta, teja, láminas lisas y de pizarra) y otros artículos de asbesto-cemento destinados al ramo de la construcción, además de ser exportados al resto de países de Centroamérica139. g) Elaboración y exportación de tabaco De la exportación del tabaco en rama para todo el área centroamericana, se ocupó la Centroamericana de Tabaco, S.A. y de la exportación, sobre todo a Miami, la Nicaragua Cigars, S.A, que se constituyó en 1968 y permanecía aún en 1979. Ésta última tenía establecidas sus plantas en la ciudad de Estelí y producía ci136 La Prensa, 28-12-1974. 137 Sus plantas estaban localizadas en el municipio de San Rafael del Sur, departamento de Managua, y sus oficinas en Managua, en la entrada de Batahola, en la carretera Sur. 138 El gerente general era el cubano Julio Fenú y las finanzas eran manejadas por el norteamericano John Brethouse. 139 La sede de Nicalit, S.A estaba en la carretera al plantel de Batahola, en Managua. El gerente general era el ingeniero Marvin Téllez.
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garros puros, tipo habanos, a razón de 30.000 unidades diarias140. La fábrica se abastecía del tabaco producido en las distintas plantaciones de la familia y tenía también oficinas de venta y distribución en los EE.UU. Además del tabaco en rama y de los cigarros puros, la familia se atribuyó el monopolio de la fabricación de cigarrillos, a través de la compañía Tabacalera Nicaragüense, S.A. (TANIC). Esta compañía había sido establecida por Brown & Williamson Tobacco Co., que era subsidiaria a su vez de la British American Tobacco Co., en la que la familia tenía una parte de las acciones141. h) Producción de aceite La Aceitera Corona, S.A., con sus plantas ubicadas en la ciudad de Managua, producía grasas vegetales para uso industrial: aceite refinado para cocinar y otros aceites extraídos de semillas de ajonjolí, algodón y palma africana. La United Fruit Company, subsidiaria de United Brands, era dueña del 76% de las acciones de la fábrica y la familia Somoza, del 26% restante. i) Fabricación de cartones y papeles La fabricación de productos de papel, cartón y celulosa representaba por parte de la familia una inversión superiora los 30.000.000 USA$ y se controlaba por medio de dos compañías: Papeles y Cartones de Centroamérica, S.A. —donde también tenía participación el consorcio de la Nicaragua Sugar States— y Embases Industriales de Nicaragua (EINSA)142. Las fábricas estaban destinadas principalmente a la producción de embalajes para exportación de bananos y otros diversos tipos de envases de papel. j) Fabricación de cerillas La Compañía Fosforera Momotombo, S.A, para la producción de cerillas, fue otro de los más viejos monopolios de la familia en Nicaragua143. k) Fabricación de celulosa La fabricación de celulosa se llevaba a cabo a través de la compañía Celulósica Subnara, S.A., dirigida por otro miembro de la familia, Noel Pallais Debayle y situada en la carretera Norte de Managua, Km. 8. 140 Nicaragua Cigars, S.A.. estaba dirigida por el cubano batistiano José Antonio Sánchez, que fue el que repuso a Onell Pérez, posterior gerente de IFAGAN, el matadero del Estado. Casi un centenar de batistianos vivían en Estelí, al amparo de Somoza, como técnicos de cigarros. 141 Las plantas y oficinas estaban situadas en la carretera Norte de Managua. 142 Embases Industriales de Nicaragua (EINSA) aparece en el testamento de Somoza Debayle de 1977, pero no en la lista de la Oficina de Supervigilancia de febrero de 1979. 143 La compañía ya no aparece ni en el testamento de Somoza Debayle de 1977, ni en la lista de la Oficina de Supervigilancia de febrero de 1979.
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l) Fabricación de cueros y zapatos Los artículos de cuero y zapatos se producían en una fábrica propiedad de la familia, la Chontal, fundada por Somoza García en Masaya para aprovisionar de zapatos y zapatones a la Guardia Nacional y se dirigida por militares, aunque se tratara de una fábrica “privada” y de aprovisionamiento exclusivo. Más tarde, la Fábrica Nacional de Cueros y Artículos Derivados La Chontal, S.A, diversificó su producción y elaboraba cueros lisos y finos, gamuzas, charoles, cueros de baquete y de tipo napa, ya que sus plantas de curtido y procesamiento fueron renovadas con créditos del INFONAC144. m) Producción de sal La producción de sal se llevó a efecto por dos compañías, la Corporación Salinera, S.A. —OLORSALINA— y Salinas Nicaragüenses, S.A. —SANISA—. La primera tenía una planta para la producción de sal industrial en “El Tamarindo”, el latifundio del departamento de León, donde funcionaba Puerto Somoza. La sal se obtenía por el procedimiento de desecación solar y la planta se estableció gracias a un préstamo millonario del INFONAC. La segunda, Salinas Nicaragüenses, S.A. —SANISA—, producía sal para usos domésticos e industriales y para alimento del ganado, en salinas del Océano Pacífico, también sobre todo en “El Tamarindo”145. Sus métodos modernos de desecación y empaque, con plantas financiadas por el INFONAC, fueron eliminando paulatinamente a los pequeños productores que habían tenido la sal como base de una economía de subsistencia. n) Fabricación de fertilizantes. Un complejo de empresas multinacionales, con participación de la familia, manejaba la producción de fertilizantes e insecticidas en Nicaragua, para consumo interno y para exportación al área del Mercado Común. La participación principal de la familia al complejo estaba basada en la aportación de materias primas a través de la firma Sosacloro de Nicaragua, S.A, que establecida en Managua, recibía la sal de OLORSALINA para la producción de insecticidas y fertilizantes a gran escala. El consorcio internacional Hercules Inc. participaba en Sosacloro de Nicaragua, constituyendo otra de las inversiones a gran escala de la familia en Nicaragua. La compañía Adela Investments Company, de Luxemburgo, junto con el IN144 La compañía no aparece ni en el testamento de Somoza Debayle de 1977, ni en la lista de la Oficina de Supervigilancia de febrero de 1979. La fábrica estuvo situada en la zona de Portezuelo y la planta en el barrio de Altagracia, en Managua. Su gerente general era entonces el coronel Eger, militar en servicio activo de la Guardia Nacional. 145 Salinas Nicaragüenses, S.A. (SANISA) aparece en la lista de la Oficina de Supervigilancia de febrero de 1979. El gerente general era Álvaro Montenegro Mallona y las oficinas centrales están en Managua, desde la Iglesia de Santa Ana, 1 cuadra del lago.
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FONAC y la familia, manejaba Industrias Químicas, S.A. —INQUISA—, un holding de plantas químicas. INQUISA era, a su vez, propietaria del 40% de las acciones de Hercules de Centroamérica y del 60% de Electroquímica Pennsalt. Finalmente, Abonos Superiores, S.A., que tenía su planta de fertilizantes en Corinto, resultó de una aportación mayoritaria de capital de la compañía multinacional Ore Fertilizer Company —INTERORE—, subsidiaria de la Occidental Petroleum Co., de Los Ángeles, en participación con la familia Somoza. La inversión era de más de 12.000.000 USA$146. ñ) Fabricación de insecticidas Hercules de Centroamérica, S.A., era una empresa subsidiaria de Hercules Powder de Wilmington. Fue constituida con una aportación de capital de INQUISA, a través de la que entró en el negocio la familia. La planta de 4.000.000 USA$, se estableció en 1967 y producía insecticidas para las plagas del algodón. Recibía sus materias primas de Pennwalt y de Sosacloro de Nicaragua, S.A. y, parte de todo el complejo químico, con una inversión total de 9.000.000 USA$, era controlado por la misma Pennwalt. 6.2.4. Actividades de información, comunicaciones y publicidad a) Edición de libros y periódicos La Editorial Novedades, S.A. editaba el diario propiedad de la familia Somoza, Novedades, dirigido por Luis Pallais Debayle, primo hermano de Somoza Debayle147. El periódico actuaba como portavoz oficial del gobierno, de la familia y del Partido Liberal Nacionalista (PLN) y fue durante toda su historia el oponente del principal diario de la oposición, La Prensa, cuyo director y propietario era Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. El pueblo llamaba a Novedades “el álbum”, por la gran cantidad de fotos de los miembros de la familia que publicaba. Su escasa circulación —de menos de 5.000 ejemplares diarios— lo convertía en una empresa deficitaria que ni siquiera lograba canalizar el volumen de publicidad de las empresas del Estado, ni de la familia misma, pero que continuó editándose durante todo el período de la dictadura. La Imprenta Novedades era una empresa gemela de la anterior, la que imprimía el diario Novedades. Tenía un rotativo offset “Color Mina Fairchild”, con una capacidad de tiraje veinte veces superior a la necesaria para la tirada que conseguía distribuir. La imprenta hacía también trabajos de impresión de revistas, afiches, 146 En esta compañía participaban como socios los hermanos Gurdián, costarricenses de origen nicaragüense. Era práctica común de los Somoza el “obtener alguna participación accionaria” en las compañías extranjeras que se instalaban en Nicaragua. 147 La compañía fue constituida en 1975 y permanecía en 1979. Se situaban en el Primer Callejón, Colonia Mántica, en Managua.
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carátulas de discos y papelería comercial. b) Producción de discos y grabaciones La compañía Sonido Industrial, S.A. —SISA—, era regentada por el Grupo Pallais Debayle148. Se trataba de una firma con estudios de grabación, que producía casettes, cintas magnéticas de carrete y discos de acetato para el mercado centroamericano. Poseía la licencia de prensado y reproducción de la 20th Century Records, Barcley, Polter, Bradley y otras compañías. Por lo que se refiere a la publicidad, a través de la firma Conglomerado de Inversiones de Centroamérica, S.A. —CRINCASA—, la familia dirigía el consorcio de servicios publicitarios más grande de Nicaragua149. Las empresas del grupo CRINCASA eran: - Publicidad Alfa Omega, S.A., asesoraba en comunicaciones y mercadotecnia y manejaba el volumen de cuentas publicitarias más grande del país. - Editora de Publicaciones, S.A. —DEPISA—, que editaba revistas —entre las que se contaba Acción Cívica, de la Guardia Nacional—, la Guía Telefónica de Nicaragua y algunos folletos y desplegables de instituciones estatales. - ALFATEC Industrial, S.A., fabricaba rótulos plásticos y de neón y rótulos de carretera. - Servicios Publicitarios, S.A. —SEPESA—, vendía servicios en artes gráficas, textos, fotomecánica y rotulaciones. - Artécnica, S.A., que era una agencia de publicidad adquirida por el consorcio, dedicada a valorar las cuentas de empresas competidoras a Alfa-Omega. - Revista Visión, de quien la familia Somoza poseía la mayor parte de las acciones. La compra por la familia Somoza de esta revista internacional provocó la renuncia de su director y de los principales editorialistas, entre los que se contaban Alberto Lleras Camargo o Felipe Herrera. c) Gestión de recursos informáticos La compañía Procesos y Sistemas, S.A. —PROSISA—, constituida en 1973 y propiedad de la familia Somoza, utilizaba equipos IBM de computación electrónica para procesamiento de datos y vendía sus servicios principalmente al Estado y a sus entes autónomos150. 148 Estaba situada en el Km. 13 y ½ de la carretera de Xiloá, en Managua. 149 A la cabeza de la firma aparecían el viceministro del Distrito Nacional para Planificación Urbana, Iván Osorio Peters, y su esposa, Rosa Argentina de Osorio, que actuaba como presidenta. El gerente de operaciones era César Espinoza. 150 Sus oficinas su sede en Managua estaba en Hospital Ocón, 75 varas al Sur, y su gerente general era el norteamericano Richard Caso Weil.
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d) Gestión de radiodifusoras y televisión La firma Estación Equis era una radiodifusora de 50.000 watts. de potencia, con plantas de transmisión y estudios en la ciudad de Managua y con emisión en frecuencias de ondas larga y corta151. La familia Somoza poseía también una empresa de televisión, Televisión de Nicaragua, S.A, constituida en 1957, que fue un monopolio durante muchos años e incluía la importación de aparatos receptores de la marca Philips, reservada igualmente a la familia para su distribución. Operaba en el canal seis de televisión y sus repetidoras fueron el sistema más grande del país152. 6.2.5. Comercio exterior e interior a) Exportación de carne y derivados. La industria del destace y procesamiento de carne vacuna a través de sus propios mataderos y del IFAGAN, situaba a Somoza en posición de manipular a su conveniencia los precios internacionales y las cuotas asignadas al país para la exportación. La exportación de la carne de sus mataderos estaba a cargo de la Central Meat Packers, S.A, constituida en 1973153. La familia tenía también un establo de caballos pura sangre que dirigía el norteamericano Allan Veater, para ser exportados a los EE.UU. El mismo Veater dirigió también en Rivas, un matadero de caballos, cuya carne era exportada igualmente a EE.UU, además de cueros de caballo, carne para animales y harinas de carne, sangre y huesos. Somoza mantenía a Veater en esa posición porque su esposa era quien le corregía los discursos en inglés y le acompañaba a EE.UU. en todos sus viajes. b) Monopolio de artículos de Duty Free Shops La familia tenía el control de todas las compañías con concesiones estatales para explotar el negocio de venta de artículos libres de derechos de aduanas en los aeropuertos y puestos fronterizos del país. El negocio se manejaba por los descendientes de José Somoza Rodríguez, a 151 Se encuentra en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. Su sede se encontraban en Carretera Sur, Km. 5, de Managua, y su directora general era Lily Chang de Cano, esposa de Rafael Cano, quien manejaba también la empresa de televisión de la familia. 152 Está tanto en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977, como en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. Los estudios y oficinas estaban en el Paseo de Tiscapa de Managua y su gerente general fue Rafael O. Cano. 153 La Central Meat Packers, S.A. aparece en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977, pero no en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. Tenía su sede en Los Brasiles, en Managua y el agente de Somoza para la colocación de la carne en los mercados de Florida y Puerto Rico, era el batistiano Manuel Artimo.
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través de la compañía Puerto Libre de Nicaragua, S.A, que tenía sus bodegas más importantes en el aeropuerto internacional “Las Mercedes” de Managua. c) Comercio de automóviles y camiones La importación y distribución de vehículos y repuestos automotores se hacía a través de las empresas Dismotor —Distribuidora de Automotores, S.A.—, constituida en 1967, Comdecosa —Compañía para el Desarrollo Comercial, S.A.—, constituida en 1968, y A. Somoza & Cia. Ltda., constituida en 1952, que formaban un consorcio154. El consorcio tenía la exclusiva de distribución en el país de marcas como Citroen y Mercedes Benz, entre otras, por lo que hasta los coches con los que patrullaba la Guardia Nacional o los camiones de basura eran Mercedes Benz155. El último grupo que se constituyó, y que encabezaba Anastasio Somoza III, el Chigüín, poseía la compañía Autos del Pacífico, S.A., concesionaria de los automóviles Pony de fabricación coreana156. Las personas interesadas en adquirir vehículos distribuidos por la familia no pagaban los impuestos de importación y consumo, ni ninguna otra tasa, ya que las mismas distribuidoras negociaban las llamadas “libres”, franquicias de libre importación concedidas por el propio presidente a miembros del ejército y allegados del régimen. Por otra parte, los radiopatrullas de uso de la policía, los vehículos oficiales de ministerios y entes autónomos y los autobuses del gobierno utilizaban exclusivamente las marcas distribuidas por la familia. d) Comercio de azúcar La Central de Ingenios y Anexos, S.A., a través de la Compañía Azucarera Nacional, S.A. —CANSA— compartía el cartel monopolístico de comercio interior y exportación del azúcar con la Nicaragua Sugar States, que era la dueña del ingenio San Antonio157. El cartel controlaba en total más de 200.000 Tm de azúcar. e) Comercio de alcoholes En la hacienda Montelimar, además de la producción de azúcar, se incluyó el negocio de destilar alcohol y se instaló la Destilería Montelimar, que producía ron y aguardiente embotellados y sin embotellar. El comercio del aguardiente era exclusivo del Estado y autorizaba su producción por medio de patentes. La familia 154 Dismotor, Comdecosa y A. Somoza & Cia. Ltda aparecen tanto en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977, como en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. Su sede estaba en Las Colinas, Paseo del Club, nº 203, en Managua, y su gerente general era Benjamín Elizondo. 155 Anderson, Jack and Whitten, Les: “Nicaragua ruler is World’s greediest”, The Washington Post, 18-8-1975. 156 Su sede estaba en el Km. 4, carretera Sur, Managua. 157 La Central de Ingenios y Anexos, S.A está en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979.
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Somoza, que era dueña de una de las pocas patentes que se concedían, vendía al propio Estado, sobre todo, alcohol sin embotellar, cuyo principal consumidor era la población campesina, dado que era el más barato. f) Comercio de maquinaria agrícola y maquinaria pesada El Grupo de Anastasio Somoza Portocarrero “El Chigüín” o “Tachito III” se encargaba de la importación y distribución de maquinaria agrícola —tractores agrícolas, arados mecánicos y cosechadoras— y de la importación de maquinaria pesada para obras civiles, proveniente de fábricas españolas y financiada por bancos españoles, a través de Maquinarias y Tractores —MATRA— y de Comercial Ibérica, S.A158. Esto fue posible gracias a que Somoza Portocarrero realizó un viaje a España, a finales de 1976, a la cabeza de una misión gubernamental que integraban también el entonces alcalde de Managua, Valle Olivares y el ex-ministro de Obras Públicas, Amiel González, para contratar el préstamo de 30.000.000 USA$, que logró para la adquisición de maquinaria. En esa operación, Tachito III percibió una comisión de 3.000.000 USA$, además de haber asegurado la venta de maquinaria al Distrito Nacional y al Ministerio de Obras Públicas, a través de sus compañías. Para el negocio de la maquinaria pesada —donde la familia operaba tanto en compra como en alquiler— se buscó también la financiación a través de otro empréstito de 43.000.000 USA$ de bancos de Japón, que fue ratificado por el Congreso Nacional de Nicaragua. “El Chigüín” logró —a través de Tractores, Repuestos y Accesorios Komatsu, S.A. —TRAKSA—, que representaba a la casa Komatsu de Japón— una fabulosa licitación con el Ministerio de Obras Públicas para la venta de 179 unidades: 46 tractores de oruga, 40 niveladoras, 15 cargadores frontales de llanta de 3 y 1/2 yardas cúbicas, 10 cargadores modelo FG-20. El equipo fue entregado en agosto de 1977159. Finalmente, Intucasa, S.A. era otra compañía que se encargaba de la venta y alquiler de maquinaria pesada para construcción, dragados y apertura de tranchas160. g) Comercio al por menor en tiendas y centros comerciales Las tiendas de la familia se dedicaban fundamentalmente a la venta de muebles y artículos del hogar y a electrodomésticos. El Grupo Aislite, S.A., que se había constituido en 1964, a través de la fábrica de la firma DORESTA, producía sobre todo colchones y colchonetas de poliuretano para una cadena de tiendas situadas en los principales centros comerciales de Managua —Nejapa, Bello Ho158 Comercial Ibérica, S.A está en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. Ambas compañías tenían la misma sede en Managua, en el Km. 4 de la carretera Sur. 159 TRAKSA está en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. 160 Tenía su sede en Managua, en el Edificio Bolonia, y estaba dirigida por David Stine II.
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rizonte, Ciudad Jardín, Las Palmas—, de León, de Masaya y de Granada. Además de la venta principal de colchones y colchonetas, incluía camas y toda una línea de muebles en madera, formica y aluminio161. Los electrodomésticos se vendían a través de la firma Comercial F.A. Mendieta, constituida en 1969, que se dedicaba principalmente a televisores, radiotocadiscos, grabadoras y toda una línea de aparatos electrónicos, representando a las marcas Westinhouse, Silver, Hoover y Admiral. Formaba parte del Centro Comercial Managua, módulo C-49 y Supercentro Comercial Nejapa, módulo C-3162. Otras tiendas de electrodomésticos eran Alicia y Televisión de Nicaragua, S.A. Ésta última era un establecimiento subsidiario de la empresa que controlaba las estaciones de televisión163. En ellas se distribuían radios, radioconsolas, implementos RCA Víctor, lavadoras Hoover, frigoríficos Westinhouse, cocinas Tropigás y televisores Admiral. En el proceso de reconstrucción de Managua, la familia entró en participación con el Consorcio Banco de América para la edificación de otro gran proyecto de centro comercial, Plaza España, S.A., en las cercanías de la hacienda El Retiro. Allí, además de tiendas, almacenes, restaurantes, cafeterías, centros de diversión, se proyectó construir el hotel Managua Sheraton, que nunca llegó a ser una realidad. 6.2.6. Transporte y almacenamiento a) Depósitos de almacenamiento La familia poseía la principal compañía, Almacenadora Nicaragüense, S.A. —ALMANICA—, que tenía sus instalaciones en la ciudad de Managua, en el Km. 6 ½ de la carretera Norte, y que estaba valorada en 2,5.000.000 USA$164. b) Transporte marítimo de mercancías La COMCABESNIC —Compañía de Cabotaje y Estibación de Nicaragua, S.A. —, constituida en 1955, controlaba la descarga, almacenamiento y transporte por rieles y carretera de todo tipo de carga marítima que ingresaba en Nicaragua, a través de Puerto Somoza y de otros puertos marítimos y fluviales165. 161 El gerente general era Ernesto D. Kunz y las tiendas eran gestionadas por Luis Daniel Cano. 162 Estaba situada en el Paseo de Tiscapa y su gerente general era Rafael O. Cano. 163 Las tiendas Alicia estaban en la intersección del By-Pass Sur, en la Carretera de Masaya y Televisión de Nicaragua, S.A, en el Centro Comercial Managua, en el paseo de Tiscapa. 164 Aparece en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977. El control gerencial lo ejercía Manuel Centeno Cantillano, a su vez Secretario de la Presidencia de la República con rango de ministro de Estado, y la administración, Carlos Muñíz. 165 La COMCABESNIC está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. Su gerente general era Manuel Centeno Cantillano, Secretario de la Presidencia.
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c) Transporte marítimo de ganado, carne otros productos La familia poseía, como otro de sus monopolios, la única línea naviera internacional del país, Marina Mercante Nicaragüense, S.A. —Mamenic Line—, que fue constituida en 1955, inicialmente para la exportación del ganado, pero que fue ampliando sus usos con el tiempo166. Al amparo de un decreto ley, cubría las rutas marítimas de Nicaragua desde Corinto, Puerto Somoza y San Juan del Sur —en el Pacífico— y desde Puerto Cabezas, Bluefields y La Esperanza —en el Atlántico—, hacia Europa, Estados Unidos y América del Sur. Ninguna otra compañía tenía permitido abanderar barcos en Nicaragua167. La compañía se ocupaba también del tráfico de carga por el sistema de containers (roll off-roll on), que se realizaba entre Miami, Florida, y Puerto Esperanza, en el Río Escondido, cuyas necesidades permanentes de dragado se realizaban por cuenta del Estado. Por ese sistema se exportaba principalmente carne. La flota de carga de la familia, con barcos propios y arrendados, controlaba también todo el negocio de exportación de café, algodón, bananos y madera y ofrecía además servicios de cabotaje entre los puertos centroamericanos. d) Transportes por Ferry La Marítima Mundial Ferry, S.A., constituida en 1952, realizaba el tráfico, con una embarcación comprada de segunda mano en EE.UU, a través del Golfo de Fonseca, entre el Puerto de Potosí de Nicaragua y el de la Unión, en El Salvador168. La oportunidad de emprender este negocio le surgió a la familia a raíz del conflicto armado entre Honduras y El Salvador en 1968, cuando se cerró el tráfico de mercancías y personas en la frontera de ambos países. e) Transporte urbano El transporte urbano en Managua también era un negocio que se repartían la familia Somoza y sus allegados, con el mismo criterio con el que manejaban otros negocios ilícitos, como lo fueron los de drogas, prostitución, contrabando y juegos de azar. Los grupos de José Somoza Rodríguez y de Dinorah Sampson aparecían a la Las oficinas centrales de depósito estaban en el edificio Bolonia, Managua. 166 Marina Mercante Nicaragüense, S.A.(Mamenic Line) está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. 167 La Mamenic Line tenía sus oficinas centrales en Managua (contiguas al Banco de Centroamérica). Su gerente general era Fausto Amador y su gerente administrativo, Domingo Chamorro Mora. 168 Aparece en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. Tenía sus oficinas en el Edificio Bolonia, en Managua y su gerente general era el mayor Octavio Gutiérrez, militar en activo de la Guardia Nacional.
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cabeza de un grupo de altos oficiales de la Guardia Nacional, que eran igualmente dueños de diferentes empresas de transportes. El Consejo Nacional de Transportes —una dependencia del Ministerio de Economía— adjudicaba arbitrariamente las concesiones de explotación de rutas a esas empresas y las eximía del cumplimiento de los requisitos mínimos exigidos, como el de revisión de las unidades, cumplimiento de horarios, disposiciones de seguridad, etc. y, sobre todo, la regulación de los precios de los pasajes. Eso agravó en la década de 1970 la caótica situación del transporte urbano en Managua, ya que después del terremoto de 1972, los lugares de trabajo habían quedado lejos de los nuevos sectores habitacionales. Por ese motivo, la Corte Suprema de Justicia emitió un tímido mandato sobre una adjudicación de rutas en 1976, pero fue desobedecido por las empresas de transporte, que eran propiedad del grupo de José Somoza Rodríguez. El resto de los dueños de empresas de transporte, generalmente altos oficiales de la Guardia Nacional, debían pagar su participación en el negocio a la familia. Algunos de esos oficiales fueron el general Guillermo Noguera Zamora, jefe del Estado Mayor, el general Gustavo Montiel, ex-ministro de Hacienda y el guardaespaldas del propio Somoza Debayle, el mayor Victorino Lara. Otro caso “modélico” de abuso de monopolio encubierto —incluso entre presidentes de diferentes países— fue el de la empresa de autobuses Cóndor, S.A, que se dedicaba al transporte de pasajeros entre las capitales centroamericanas, también con unidades de segunda mano adquiridas a empresas norteamericanas. A ésta se añadió otra empresa de transporte urbano, Cóndor, S.A. de Guatemala, que logró desplazar a las demás líneas urbanas de la ciudad de Guatemala, ya que era propiedad conjunta de la familia Somoza y del presidente Arana Osorio de Guatemala169. Otra de las consecuencias de ese monopolio fue la decisión de las autoridades de transporte de Nicaragua de cerrar las fronteras, en septiembre de 1976, a la empresa Ticabus, S.A., de Costa Rica, con el argumento de que no tenía su franquicia en regla. De ese modo, el gobierno costarricense no tuvo más remedio que autorizar a Cóndor, S.A. a que operara en su territorio.
169 Arana Osorio, ex presidente de Guatemala (1970-1974), había sido embajador en Nicaragua entre 1968 y 1969 y su amistad con los Somoza provenía de entonces. Había sido también Jefe Militar de la Zona de Zacapa, donde fue acusado del exterminio de campesinos. Junto con su hijo, Tito Arana España, había dirigido la organización terrorista de derechas, MANO (Movimiento Anticomunista Nacional Organizado) —más conocida como “La Mano Blanca” —, además de otras organizaciones paramilitares como NOA (Nueva Organización Anticomunista) y el Comité Anticomunista de Guatemala, que surgieron a partir de 1966 y a las que se consideró responsables del asesinato de cientos de personas. Los vínculos de Arana con Somoza y su afinidad en los métodos de combatir el “terrorismo comunista” los relacionó con organismos radicales en Miami, como el CORU. De hecho, las dos familias habían conectado a través de inversionistas batistianos, como Gerardo San Pedro y Domingo Moreira. ISJ-AECM, p. 36.
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f) Transporte en furgones y camiones La familia Somoza estableció una flota de furgones con el norteamericano Abe Danches, el dueño de una fábrica de aluminio en Cuba antes del triunfo de la revolución. La flota estaba destinada a exportar la carne del matadero del Estado, IFAGAN, y de la propia empresa de los Somoza, Carnic, S.A, constituida en 1962, a otros puntos de Centroamérica170. Los furgones se utilizaban también para llevar de regreso a Nicaragua grandes cantidades de llantas de contrabando desde Guatemala171. Por otra parte, en sociedad con Arana Osorio y su hijo Tito, los Somoza fueron asimismo dueños de la empresa de furgones y camiones más grande de Guatemala, que transportaba las cargas entre la ciudad de Guatemala y Puerto Barrios, en el Atlántico y entre la ciudad de Guatemala y el puerto de San José, en el Pacífico. g) Transporte aéreo La única empresa de aviación de bandera nicaragüense fue siempre Líneas Aéreas de Nicaragua —LANICA—, fundada por Anastasio Somoza García en 1944, con participación de capital de la Panamerican Airways, con el objeto de explotar las rutas domésticas en el interior del país172. De este modo, se construyeron con fondos estatales aeropuertos en las ciudades de Bluefields, Siuna, Bonanza, Corn Island y Puerto Cabezas, muy aisladas, y con gran necesidad de vías de comunicación. Pese a ese aislamiento, como el interés comercial de los Somoza fue comercial precisaba de los viejos bimotores DC-2 —que permanecieron aptos para el servicio hasta el final de la dictadura—, siempre fracasaron los proyectos de construcción de carreteras hacia esos lugares. La Panamerican Airways terminó por deshacerse de sus acciones de LANICA, que inmediatamente fueron adquiridas por la familia. Desde ese momento, los Somoza empezaron a explotar el servicio de carga y pasajeros hacia Miami y, posteriormente, hacia México, Panamá, Guatemala y San Pedro Sula, ya con aparatos Jets Convair, de cuatro turbinas, que habían adquirido al producirse una ampliación de capital de la empresa cuando participó Howard Hughes —como 170 Carnic, S.A está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. 171 El negocio de las llantas, junto a la de puntillas y machetes, venía ya de antiguo, desde la época de la Segunda Guerra Mundial, en que hubo una gran escasez. Somoza García, a través de amigos interpuestos, las había vendido multiplicando su precio de 200 a 600 veces. El escándalo llegó a ser tan visible que se vio obligado a entregar el control de precios al administrador de aduanas estadounidense, el Mayor T.G. Downing, pero tampoco aquél pudo hacer nada porque no tuvo libertad para tomar medidas. Krehm, W: Democracias y Tiranías …p. 237. 172 LANICA está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979.
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parte de la alianza Hughes-Somoza, que emprendió también otros negocios—, a través de la Hughes Tool Corporation173. El presidente de la compañía fue hasta 1974 Guillermo Sevilla Somoza —hijo de Guillermo Sevilla Sacasa, el embajador de Nicaragua en Washington y yerno de Somoza García—, que era la cabeza visible del “Grupo Sevilla-Somoza” y el gerente de la compañía. Sin embargo, fue destituido por su tío Anastasio Somoza Debayle en 1976 y a comienzos de 1977 fue sustituido por el cubano Miguel Murciano, quien después sería también separado violentamente por Somoza junto a setenta empleados más. 6.2.7. Hostelería Somoza fue dueño de una parte del hotel Managua Intercontinental, que se construyó en el edificio de la pirámide de Bolonia, en Managua, que era propiedad de la compañía Hotelera de Nicaragua, S.A174. El edificio fue arrendado por la Hotelera de Nicaragua, S.A a la Panamerican World Airways, a través de la subsidiaria Intercontinental Hotels, para la construcción del hotel, por el corte de 1,9 millones de USA$, garantizados por EE.UU. a través de una corporación privada de inversión175. Una parte de las acciones del hotel fue cedida por Panam a Somoza, quien, con esa operación pudo obtener grandes beneficios. Hotelera de Nicaragua, S.A. era dueña también del “Hotel El Recreo” construido en Managua en 1976 con un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE)176. También en el extranjero tenía la familia otros hoteles, en Costa Rica, El Salvador y en España: En Costa Rica, el Grupo Somoza-Urcuyo era dueño de la mayoría de las acciones de la Compañía Hotelera Irazú , en la autopista al aeropuerto Santa María en San José. En San Salvador, la familia era dueña del edificio que ocupaba el Gran Hotel San Salvador, arrendado a la compañía O´Connor & Jacobson. En España, Somoza era dueño del Hotel Villamagna de Madrid y tenía intereses en otras cadenas de hoteles en la Costa Brava. 173 Howard Hughes era un multimillonario que había llegado a Nicaragua en 1972 huyendo de la justicia norteamericana. Gracias a que el entonces embajador de EE.UU. en Managua, Turner Shelton, había sido crupier de uno de sus casinos en Las Vegas —motivo por el cual Shelton le consideraba su patrón— logró asilarse en Nicaragua a cambio de la promesa de asociar a Somoza en los negocios de la aviación. Ramírez, S. (1999), Ob. cit., p.76. 174 Su gerente era Daniel Tapia Mercado. 175 Anderson, Jack and Whitten, Les: “Nicaragua ruler is World’s greediest”, The Washington Post, 18-8-1975. Una curiosidad recordada del hotel “Managua Intercontinental” es que allí estuvo alojado el magnate Howard Hughes hasta la noche del terremoto. Después el lugar fue ocupado por la Crown Plaza. 176 Hotelera de Nicaragua está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977, pero no aparece ya en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979.
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6.2.8. Agencias auxiliares y agencias de viajes Antes de 1975, la familia Somoza operaba con la agencia Brown & Montiel, cuyo socio más visible era el general Gustavo Montiel jefe de la OSN y después Ministro de Hacienda, por intermediación de su esposa Gina En 1975, el grupo Somoza-Urcuyo adquirió la agencia de viajes Arturo Cuadra & Cia, cuyo presidente era Luis Somoza Urcuyo, hijo de Luis Somoza Debayle. Otras agencias fueron Viajes American —registrada a nombre del general Heberto Sánchez, gerente también de TELCOR— y Viajes Universo, en Estelí, Matagalpa, Chinandega, Jinotepe y Managua177. 6.2.9. Actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento a) Gestión de salas de espectáculos Después del terremoto de 1972, la familia entró de lleno en la gestión de salas de cine en Managua, que se comenzaron a construir en las zonas comerciales y residenciales. La participación de los Somoza en el negocio se daba fundamentalmente a través de las distribuidoras de películas para Nicaragua a quienes se cobraba por la introducción en los cines del país. Prácticamente ejercían la presión por medio de la “censura”. Existía un sistema de esa naturaleza para cobrar por la exhibición de películas “inadecuadas”. Era una especie de mordidas como las del tránsito. Se hizo sobre todo a través de dos grandes cadenas de cine, que estaban presentes también en salas en otras ciudades del país, una de las cuales era la Operadora de Cines, S.A., una compañía que estaba asociada con el ex-ministro de Educación, Leandro Marín Abaunza y el dueño de la Constructora Prado, Carol Prado. Éste último era uno de los empresarios que solía obtener licitaciones del Estado. El circuito de la Operadora de Cines incluía el Autocine Bolonia y las salas Aladino, San Judas, Open 3 y Schick. Existió también una cadena de cines RAP (Ricardo Arguello Pravia) que fue privilegiada por Somoza. b) Actividades recreativas y deportivas En septiembre de 1976 se inauguró un club náutico, bajo la firma Club Naútico Xiloá Managua, S.A., en el que se construyeron instalaciones recreativas y deportivas junto a la laguna de Xiloá, en las afueras de Managua178. La familia poseía en otros muchos lugares del país balnearios privados, bajo permanente vigilancia armada de efectivos de la Guardia Nacional. Era dueña de espacios de recreo y entretenimiento en playas del Pacífico, Río Escondido, la Laguna de Apoyo, la Laguna de Masaya y Río San Juan. 177 Las oficinas en Managua, estaban en Ciudad Jardín, N-12, 178 El presidente de su Junta Directiva era Luis Pallais Debayle.
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6.2.10. Actividades de servicios auxiliares La compañía Agencias Marítimas, S.A. —AMARNIC—, constituida en 1970, estuvo establecida en Managua, Corinto, Puerto Somoza y San Juan del Sur, y actuaba como agente aduanero de carga internacional para exportaciones e importaciones179. En las actividades marítimas la mayor fuente de ingresos para la familia Somoza se estableció por medio de “la Autoridad Portuaria”. Esta institución fue conocida especialmente por las tropelías de dejar pasar sin documentación y pago de impuestos mercaderías de cualquier tipo mediante pago que todo el mundo sabía llegaba hasta los Somoza. Fue famoso el último gerente Tommy Thompson que operaba en Corinto, puerto principal del Pacífico. Era típico que los Somoza en forma directa o por testaferros manejaban todo tipo de negocios. Así aprovechaban que compras y servicios del sector público se contrataran con ellos y en las grandes empresas, sobre todo extranjeras donde no tenía inversión directa se creaban mecanismos para obtener regalías y comisiones. 6.2.11. Otros servicios a) Lavanderías Otro de los negocios, en este caso del Grupo Sevilla-Sacasa, era una cadena de lavanderías, en seco y para planchado —dry-cleaning—, en distintas áreas de Managua, dirigidas por la compañía Lavomatic, S.A. b) Joyerías La Joyería Dreher, S.A. era administrada por los ciudadanos suizos Walter y Franz Dreher, quienes prestaban su apellido a la firma, pero todas las acciones pertenecían a Somoza. Vendía joyas y relojes importados de contrabando180. 6.2.12. Actividades de construcción e inmobiliarias Los capitales iniciales de Nicaragua que, en gran parte, habían sido fruto del boom algodonero y eran los que habían empezado a fortalecer la banca privada, fueron sustituyéndose más tarde por los procedentes de los negocios inmobiliarios, generalmente concentrados en manos de grandes dueños de inmuebles y fundamentalmente en Managua. El procedimiento habitual había sido que los grandes propietarios adquirieran las propiedades en juicios hipotecarios a deu179 Está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de empresas de Anastasio Somoza Debayle de febrero de 1979. En Managua tenía sus oficinas contiguas al Banco de Centroamérica y el gerente general era Domingo Chamorro Mora, familiar del alcalde de la ciudad de Granada y miembro del partido conservador. 180 Estaba situada en el nº 13 de la Avenida S.E., en Managua.
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dores que les habían solicitado préstamos para costearse la modernización de la agricultura o para introducirse en actividades del comercio o de la industria. El sector inmobiliario se fue desarrollando sobre todo mediante el arriendo, y con el tiempo, esos propietarios urbanos tradicionales fueron organizándose en compañías urbanizadoras que edificaban en los sectores donde vivían las familias de ingresos altos y medios, aunque también hicieron negocios en los barrios donde residía la población de menores recursos. Allí era donde se concentraba la migración campesina y se generalizó la práctica de la “venta” sin título de propiedad: el título no se entregaba hasta haber completado todos los pagos, de modo que, cuando los compradores no eran capaces de cubrir, incluso uno solo de los pagos, eran desalojados para ofrecer la vivienda a otro comprador y así sucesivamente. Así se iba creando una cadena de “propietarios” sin título, que estaban imposibilitados de inscribir sus propiedades en el Registros de la Propiedad. Como es fácil suponer, ese mecanismo de transmisión de propiedades generaba grandes ingresos a los casatenientes y les permitía en numerosos casos conservar siempre la propiedad. Después del terremoto de Managua de diciembre de 1972, el negocio inmobiliario experimentó una notable expansión y las grandes empresas constructoras desarrollaron urbanizaciones periféricas. En esas circunstancias, los Somoza adquirieron grandes extensiones de terreno donde se había planificado construir la nueva Managua y, como consecuencia de esas actuaciones, miles de pobladores, sin posibilidad de acceder a créditos para la construcción de viviendas, fueron desplazados a barrios marginales sin urbanizar y levantaron sus nuevas casas, otra vez sin tener ningún título de propiedad. Como ya se expuso al tratar de las consecuencias del terremoto, los propietarios se agruparon en dos bloques de poder: el del capital tradicional, en torno a la familia Pellas —uno de los mayores capitales del país y dueña del ingenio San Antonio— y el del nuevo capital de técnicos vinculados a los Somoza o protegidos particularmente por ellos para competir con los propietarios tradicionales Y, junto a los Somoza, salieron beneficiados también militares y funcionarios del régimen que se convirtieron en propietarios por dos vías diferentes: o compraban fincas deficientemente explotadas, que alquilaban a colonos a cambio de parte de su producción, o compraban viviendas en barrios que no requerían de inversión en obras de urbanización y servicios, para explotar en forma de alquiler181. La necesidad sobrevenida de reconstruir y edificar después de tanta destrucción, tuvo como consecuencia que los negocios más rentables fueran los de desescombrar, alquilar viviendas, adquirir terrenos urbanos y construir viviendas nuevas. Así, gran cantidad de empresas dedicadas a la inmobiliaria —de construcción y de venta, de casas y de todos sus derivados— resurgieron o aparecieron a través de negocios de nueva creación aprovechando el contexto del desastre.
181 Castillo, E., (1969), Ob. cit., p.16.
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a) Equipos industriales para eliminación de residuos Después del terremoto de 1972, el primer problema que hubo que enfrentar fue la limpieza de escombros y el acarreo de los mismos para poder empezar las labores de reconstrucción. Para ese acarreo, que se decidió que fuera hasta la costa del lago Xolotlán, se constituyó una compañía cuyos socios, además del propio Somoza, fueron el ministro del Distrito Nacional, Luis Valle Olivares, y el Jefe de Acción Cívica de la Guardia Nacional, coronel Iván Allegrett. Se utilizaron camiones, volteadoras, palas mecánicas, tractores y otros equipos pertenecientes al Distrito Nacional y a la Acción Cívica, donados por la AID y por el Programa del Departamento de Defensa de EE.UU. para uso de los ejércitos. También estuvo relacionada con la preparación de terrenos la compañía Energéticos, S.A., de contratistas y perforaciones, constituida en 1975. b) Materiales para la construcción Nicalit, S.A, que era una fábrica de los Somoza desde 1966, dedicada a la producción de techos de asbesto cemento, corrugados y lisos, canaletas y tabiques, cobró auge después del terremoto acaparando todos los contratos públicos de techos para programas de viviendas financiadas con fondos norteamericanos o internacionales182. Concreto Premezclado, S.A. fue otra de las compañías de Somoza que, tras del terremoto, se constituyó en 1974 y se convirtió en el monopolio de materiales para la industria de la construcción183. Derivadas de la anterior, surgieron otras para elaborar la base de los mezclados de concreto y de otros usos de la construcción, para los que era necesaria la explotación de canteras para la trituración de la piedra fina184. A ello se dedicaron, desde 1976, Mayco Industrial, S.A. o Maquinarias y Construcciones, S.A185. Otra compañía de la familia que operaba en la misma rama fue Productos de Concreto, S.A. —PROCON—, que vendía estructuras prefabricadas de concreto, mampostería y adoquines de concreto, ADOCON186. La importación de hierro en varillas fue un nuevo monopolio de la familia y sus allegados ante la necesidad de ese material para las labores de reconstrucción, 182 Está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de febrero de 1979. Su sede se encontraba en el camino de Batahola, contigua a la cementera, en Managua, y su gerente general era Marvin Montenegro. 183 Está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de febrero de 1979. Se encontraba en la Mansión Teodolinda, dos cuadras al Sur y 85 varas abajo, en Managua. 184 “Concreto” es un término utilizado en Nicaragua como sinónimo de cemento. 185 Está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de febrero de 1979. 186 Tenía sus plantas en el Km. 6 y ½ de la carretera nueva a León y el gerente general de ambas empresas era el norteamericano John Fairey.
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también tras el terremoto. Una vez que lograron acaparar lo que consideraron suficiente, el Ministerio de Economía prohibió a terceros la importación y el monopolio permitió, además, la manipulación de los precios. Ante la solicitud de una investigación al respecto por parte de un diputado del Congreso Nacional, el ministro de Economía Juan José Martínez compareció ante la comisión del Congreso para dar explicaciones. Reconoció ser socio de la compañía que había acaparado las importaciones y justificó la prohibición a terceros argumentando que se contaba ya con suficientes reservas para abastecer al mercado187. El Grupo Aislite, S.A, constituido en 1964, era la cabeza de un grupo industrial que producía artículos de poliuretano, aluminio y otros y que incluía varias empresas188. Las fábricas del grupo estaban situadas en terrenos municipales del departamento de Managua y tenían un valor de 8,5 millones de USA$. Entre ellas destacaba Aluminios Extruidos, S.A. o Alumex, S.A, constituida también en 1964, que producía principalmente perfiles de aluminio y tubos de irrigación que se exportaban al mercado centroamericano189. También formaban parte del grupo Doresta, constituida en 1972 para fabricar muebles de madera y formica y Espumas Sintéticas de Centroamérica —ESINCA—, constituida en 1968, que tenía una fábrica en Managua para la producción de materiales aislantes como el poliuretano, con aplicación industrial en la rama de la construcción, además de fabricación de muebles, con una inversión alcanzó la suma de 1,5 millones de USA$190. Aislite, S.A. también producía cielos rasos que se utilizaron en forma de monopolios en los proyectos de viviendas iniciadas después del terremoto de 1972, con fondos las agencias internacionales USA/AID, BID y BIRF. c) Propiedades inmobiliarias La compañía Inmuebles, S.A. era la que controlaba la mayor parte de la propiedad horizontal de los Somoza. Al producirse el terremoto la familia Somoza poseía, sólo en el área del desastre, que era el radio central, más de 500 propiedades urbanas, en su mayoría inscritas en el Registro Público de la Propiedad a nombre de Doña Salvadora Debayle, viuda de Somoza García. Se trataba en algunos casos de colonias enteras para personas de escasos recursos, como la Colonia Somoza, situada en las vecindades del Estadio General Somoza, al Noroeste de la ciudad; en otros casos, de edificios de apartamentos en barrios residenciales, construcciones 187 ISJ-AECM, p. 43. 188 Aislite está en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de febrero de 1979. 189 Alumex está sólo en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977. Su sede estaba en el bulevar Kennedy de Managua y el ingeniero Ernesto Kunz era el que actuaba como gerente general. 190 Tanto DORESTA como ESINCA están en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de febrero de 1979. Esinca tenía sus oficinas del teatro Alcázar, una cuadra al Sur, en Managua, y el gerente general era Ernesto Kunz.
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para almacenes comerciales, edificios para embajadas y oficinas públicas, como la “Casa Lilliam”, donde funcionaba el Ministerio de Relaciones Exteriores. También tenían propiedades de edificios en el extranjero, donde funcionaban las Embajadas de Nicaragua, en Washington D.C. y en San José de Costa Rica, por ejemplo, y casas de habitaciones en barrios residenciales, como en los alrededores del Hotel Irazú, en la carretera al aeropuerto internacional, también en San José de Costa Rica. Otros edificios de apartamentos, también de la familia, estaban en Miami Beach y Coral Cables, en Florida. Asímismo era de su propiedad el reparto Bellavista de Tegucigalpa, en Honduras. 6.2.13. Actividades financieras y de seguros a) En Nicaragua Junto con la construcción, las actividades financieras y de seguros fueron los nuevos ramos en que se introdujo la familia Somoza con mayor ímpetu después del terremoto. La Compañía Nacional de Seguros, S.A. —conocida como LA NACIONAL— era la más antigua del país y uno de los primeros negocios del sector financiero en que se introdujo la familia, ya a finales de la década de 1940. Se inició con la venta de seguros de vida, pero fue creciendo hasta tener el capital de operaciones más grande en su género y abarcar todos los tipos de pólizas. Durante el terremoto de 1972, LA NACIONAL retuvo los pagos a los asegurados víctimas de la destrucción de sus negocios y propiedades hasta que la familia fue resarcida. Doña Salvadora Debayle de Somoza, propietaria de la mayoría de las casas de alquiler y edificios en Managua, fue la más favorecida por dicha medida y hasta que los seguros no le abonaron sus propiedades destruidas, no se empezó a pagar al resto de los afectados. El hecho fue cuestionado por los consorcios aseguradores internacionales, aunque sin consecuencia alguna y el caso todavía se agravó aún más porque la familia compartía el más importante stock de acciones de la compañía aseguradora con el Banco Nacional de Nicaragua, lo que garantizaba el control de sus actividades por completo191. En 1975 se constituyó otra empresa de seguros, Corporación de Seguros La Capital, S.A, que aparece con ese nombre en el testamento de Somoza Debayle de agosto de 1977 y ya no hay mención alguna de La Nacional. b) En el sector financiero internacional Las implicaciones del capital de la familia Somoza en el espectro financiero multinacional fueron muy difíciles de precisar, pero hubo indicios de su existencia, incluso aportados por los propios protagonistas, como la vigorosa defensa que Anastasio Somoza Debayle hizo en el Congreso Norteamericano, en 1977, 191 El presidente de la junta directiva de La Nacional era Guillermo Sevilla Sacasa, tío de Somoza Debayle, y el gerente general era Leonel Argüello Ramírez.
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al discutirse la suspensión de la ayuda militar al régimen de Nicaragua. El hecho de que esa intervención tuviera lugar, a pesar de las repetidas acusaciones de violaciones de los derechos humanos, dio pie a pensar en intereses no declarados y fuertes vinculaciones con el capital internacional. Su intervención fue apoyada al año siguiente por un amplio sector del Congreso —realmente un auténtico “lobby” somocista, con negocios en Nicaragua—, que estuvo en desacuerdo con el criterio del presidente Jimmy Carter cuando denunció la suspensión de ayuda por causa de la violación de Derechos Humanos en el país. Dicho sector, de cerca de un centenar de congresistas de la Cámara de Representantes, envió un documento a Carter, firmado por todos ellos, donde responsabilizaban de la violencia de Nicaragua a “un grupo revolucionario cuyos líderes habían sido entrenados en La Habana y en Moscú, con el objetivo de convertir Nicaragua en la nueva Cuba del Hemisferio Occidental192. Posiblemente la mayor ayuda que recibió Somoza en ese sentido, fue la de Howard Hughes. Somoza se había vinculado al Grupo SUMMA, encabezado por la Hughes Tool Corporation y, a través de ella había podido acceder a los círculos del partido republicano norteamericano hasta conseguir que uno de los empleados de Hughes, Turner Shelton, fuera nombrado embajador de Nicaragua. También se habló insistentemente de cuantiosas contribuciones de Somoza a las dos últimas campañas de Richard Nixon. El Lobby de Somoza en EE.UU. estaba encabezado a finales de la década de 1970 por altos representantes del partido republicano. Junto a ellos, quienes se encargaban de defender los intereses de Somoza en el Congreso eran el exrepresentante de la Cámara Baja de Florida y miembro del Consejo Ejecutivo del partido republicano, William Cramer —a través del Bufete Cramer, Haber & Becker— y su abogado directo para el Congreso, que era el representante por Nueva York, Jack Murphy, repetidamente mencionado en el escándalo de los pagos del gobierno coreano a compatriotas norteamericanos por lo que llegó a estar bajo investigación. Otro abogado de Somoza del Bufete Korth & Korth, fue Fred Korth, un antiguo secretario de la Marina de la Administración Kennedy. Se sabe que Somoza participaba en empresas de exploración de petróleo y minerales, como la Rucker Company, y en banca, como la Morgan Trust Company y se sabía también que, antes de su enfermedad cardiaca, viajaba al menos dos veces al año a EE.UU. para asistir a Juntas de Negocios en Florida, Texas o Illinois. Otras vinculaciones de Somoza con el capital multinacional se dieron con las compañías United Fruit Company, Standard Fruit Steamship —subsidiaria de Castle Cooke—, Mercedes Benz AG, Adela Investment Company, International Ore Fertilizers, Hercules Powder Company, Nestlé Alimentaria, Standard Steel Corporation e Intercontinental Hotels, subsidiaria de Panam.
192 Petición al presidente Carter de un grupo de congresistas para apoyar para el Gobierno nicaragüense de Somoza Debayle, septiembre de 1978. AIHNCA, ASD - 091.
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6.2.14. Actividades de gestión de fondos La Nicaragüense de Ahorro y Préstamo, S.A. (NIAPSA) pertenecía al “Grupo Banco de Centroamérica” y operaba en el ramo de cuentas de ahorro, certificados a plazo fijo, cédulas hipotecarias, bonos hipotecarios, préstamos personales, préstamos industriales, préstamos para la construcción y desarrollo urbano, liberación de hipotecas y préstamos para mejoras y ampliaciones de construcciones. La Centroamericana de Ahorro y Préstamo, S.A. (CAPSA), era manejada por un consorcio en el que participaban el “Grupo Banic”, el “Grupo Banamérica” y el “Grupo Somoza-Urcuyo”. CAPSA se dedicaba al ramo del financiamiento de la construcción de viviendas y era dueña de los repartos Bello Horizonte, Lomas de Villa Fontana y, parcialmente, de Ciudad Jardín. Dentro de un ciclo cerrado de financiamientos sucesivos, CAPSA obligaba al comprador de una casa a utilizar a sus compañías asociadas en diseño, urbanización, construcción, decoración, muebles, seguros y hasta servicios legales para suscripción de hipotecas. En ese ciclo entran, entre otras, Viviendas, S.A. (VIVISA), Arquitectos e Ingenieros, S.A. (AISA) y otras. Como se aprecia en esta extensa relación, los negocios en los que fue interviniendo la familia a lo largo de los años fueron teniendo una evolución, desde las actividades más tradicionales a las más modernas. El padre había empezado fundando compañías agropecuarias y compras de tierras y minas, fundamentalmente, y los hijos, sobre todo Anastasio, se fueron interesando por nuevos negocios, como los transportes, incluso aéreos y marítimos, que requerían grandes cantidades de capital, banca, equipos industriales, financieras y aseguradoras. Desde el terremoto de 1972, el último de los Somoza se introdujo con mayor intensidad en la especulación de terrenos y la inmobiliaria y esa evolución y el excesivo celo con que emprendió este último ramo, le ocasionó la pérdida del favor de la empresa privada, que empezó a verlo como un competidor amenazante. Y que la empresa se separara de él fue una de las causas principales de su caída. 7. La corrupcióN geNeraLizada y Los comportamieNtos aBusiVos de Los somoza. En septiembre de 1978, un documento del Congreso de EE.UU. enviado al presidente Jimmy Carter acerca del clima de violencia y de la crisis económica en que se encontraba sumida Nicaragua —muy expresivo de la crisis social y del despilfarro administrativo— calculaba la fortuna de Anastasio Somoza Debayle en 400 ó 500 millones de USA$, a la vez que contabilizaba un billón de dólares de deuda externa, de la que el 95% se había contraído con EE.UU. Otros datos referidos a la desintegración social y desequilibrios económico-sociales, que se añadían a los económicos, denunciaban una mortalidad infantil, anterior a los 4 años, del 140 0/00 y casi la mitad de esas muertes era ocasionada por desnutrición o enfermedad. La educación y la salud
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pública se calificaban como las peores de Centroamérica y la ratio de gastos militares respecto a educación era de 2 a 1193. Este somero retrato de carencias tan considerables y el consecuente descontento de la población con respecto a sus gobernantes, sitúa en un primer plano una pregunta: ¿cómo había sido posible tanta “colaboración” de empresarios y de propietarios agrícolas con el Jefe, sin la cual su enriquecimiento económico no hubiera sido posible? Y la respuesta que aparece cada vez que se analizan las prácticas económicas, pone de manifiesto la importancia de un contexto de perfiles clientelares en todos los aspectos. Los Somoza lograron convertir en algo “normal” la aceptación de toda la sociedad de una especie de deber para con ellos. Los sucesivos Somoza supieron emitir el mensaje de que no se les podía contradecir. Sus dos apoyos permanentes, casi hasta el final de sus días, fueron los partidos dinásticos y la Guardia Nacional. Y si en el ámbito político lograron vaciar de contenido el sentido de la propia existencia de esos partidos, —a cambio de prebendas o limitadas cotas de poder—, en el seno de la Guardia era norma sagrada, aunque nunca escrita, que solo la fidelidad total a la familia les podría procurar paz y seguridad. Con la falta de conexión con el pueblo de los dos partidos legales, liberal y conservador, y el temor que inspiró la Guardia Nacional, la desmovilización e impotencia de la sociedad duró lo suficiente como para que sus gestores pudieran consolidar un imperio económico. Del mismo modo, en el mundo de los negocios, los poderosos comprendieron igualmente de inmediato la conveniencia de aceptar la extensión de ese tipo de relaciones194. Las primeras referencias sobre las formas abusivas de enriquecimiento de los Somoza, son de Richard Millett —uno de los primeros autores en haber incidido en ese rasgo del sistema somocista—, que dividía las formas de enriquecimiento en menores y mayores. Entre las que él denominaba menores, pero que suponían cantidades respetables a escala nacional y de las disponía Somoza García como si se tratara de una cuenta suya personal, destacaban el tributo de centavo y medio por cada libra de ganado exportada, la contribución obligada de las industrias mineras y textiles y el 5% de los salarios de todos los empleados estatales para financiar el Partido Liberal Nacionalista (PLN), pero que él utilizaba como si se tratara de una cuenta personal. Entre las formas de acumulación de mayor envergadura siempre ocupó el primer lugar la adquisición de propiedades tanto urbanas como rurales y las rurales eran rápidamente dotadas de infraestructuras para que dispusieran de luz, agua, carreteras, etc., sin que ese diseño estuviera previsto en ninguna planificación estatal o departamental. Ese patrimonio se fue 193 Congress of The United States. House of Representatives. Washington D.F., 20515. Informe del Congreso de EE.UU. enviado al presidente Jimmy Carter sobre la situación en Nicaragua, firmado por los congresistas y con estadísticas elaboradas por Epica Task Force. Washington D.F. AHINCA-Fondo ASD-091. 194 Al respecto de los perfiles clientelares, véase: Casar, María Amparo: “Las relaciones gobierno-partido en México”, en Cansino, César (Coord.): Gobiernos y Partidos en América Latina: un estudio comparado. Centro de Estudios de Política Comparada, México D.F., 1999, p. 102-106.
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incrementando con el tiempo de forma exponencial, siempre subrepticiamente, como dice R. Millett: “El General casi nunca ‘robó’ tierras, sino que prefería comprarlas al propietario legal, con un método muy particular: iba a la casa del dueño y le ofrecía un precio que solía ser cercano a la mitad de su valor real. El dueño ya tenía noticias de que debía aceptar porque quienes no lo habían hecho se habían tenido que enfrentar a una auténtica campaña de hostigamiento, aumento de impuestos, y otras medidas hasta que cedían”195.
La corrupción impregnó todos los ámbitos de la sociedad, de los cuales dos fueron los más representativos: la corrupción en la administración pública y la corrupción en los negocios. 7.1. la corrupción En la administración urbana y rural Dado que la corrupción económica se convirtió en norma en el comportamiento de la familia gobernante, el saqueo y la rapiña fueron también practicados por los guardias, subalternos, empleados y funcionarios, en menor escala, a imitación de la ambición con mayúsculas que aprendieron de sus Jefes. Eso generó una pirámide de corrupción, que se extendió a todos los ámbitos del país, y la utilización de los recursos económicos y la confusión o indiferenciación entre lo público y lo privado afectó a toda la Administración del Estado. Los ocupantes de cargos estatales reprodujeron las formas de enriquecimiento de sus jefes hasta límites insospechados. La Embajada de Nicaragua en Washington, presidida por su embajador “vitalicio”, Guillermo Sevilla Sacasa, yerno de Anastasio Somoza García y esposo de su única hija Lilliam, constituye un ejemplo privilegiado de las actitudes aprendidas de su jefe. No solo en el despilfarro de medios y en los lujos cotidianos, sino en el tráfico de influencias y utilización de los “favores”. Una de las costumbres de Sevilla Sacasa era atribuirse méritos que no le correspondían, dando a entender intervenciones suyas en designaciones de cargos apetecibles, ya decididos por el Presidente, para que el favorecido creyera que le debía un favor inconmensurable. En cuanto tenía noticias de alguna de esas decisiones, se apresuraba en informar al designado de que él estaba intentando su elección para el cargo, de modo que, cuando se le comunicaba oficialmente al elegido, éste tenía la seguridad de los esfuerzos del embajador en la designación. Ese sencillo procedimiento de adelantarse a informar, aunque fuera unas horas antes del nombramiento oficial, le procuraba un estatus de persona influyente que le resultaría muy rentable en adelante. Crear una red de favores y de débitos contraídos allanaba el camino para posteriores demandas del embajador a esas personas, que se sentían obligadas a corresponderle. Y ello no era sino una forma menor del mismo sentido de patrimonialismo de poder que el régimen había alimentado. Si el poder se 195 Millett, R., Ob. cit. p. 264-265.
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consideraba como un activo, y era propiedad de alguien, resultaba normal que ese alguien, para protegerse y perpetuarse, tratara de repartir, incluso de compartir, parte de ese capital con quines pudieran apoyarle. Y los favores y el nepotismo se constituyeron así en métodos normales de una estrategia de crear endeudamientos y gratitudes que revirtieran en una mayor seguridad de quien los fomentara. También fue conocido que Sevilla Sacasa, pese a gozar de un generoso presupuesto como pago a sus actividades como embajador, sustraía habitualmente para su uso personal una parte de los salarios que llegaban de Nicaragua para pagar al servicio doméstico y otra parte de la cantidad destinada propiamente al mantenimiento de la cancillería196. En el ámbito rural, donde se enseñoreaba la autoridad de los terratenientes, existen numerosos testimonios de desmedida avaricia y abusos en todo el largo mandato de los Somoza. Un ejemplo de 1968, procedente del Sindicato Agrícola de Estelí es muy ilustrativo del proceder habitual de estos potentados. Por una parte, el sindicato acusaba a los terratenientes de cometer abusos, de los ya mencionados, como pagar con salarios de hambre a los campesinos y quitarles sus tierras, citando casos concretos, como los del valle de la Plazuela y la comarca de Pueblo Nuevo, en las haciendas de Margarito Espinoza y Pastor Lovo, que aseguraban que habían sido creadas con lo despojado a campesinos pobres. Por otra parte, denunciaban que los dueños hacían negocios con las cosechas de los campesinos sacando una gran rentabilidad de sus manejos, pues no sólo se las compraban por adelantado a precios bajísimos, sino que las vendían después a un precio diez veces superior. Entre esas deplorables prácticas estaba la de alquilar la tierra y proporcionar semillas a los campesinos, a cambio de la mitad o más de la cosecha que se obtuviera197. En la comarca de Pueblo Nuevo, en la hacienda Palo Verde de Ramón Lovo, la variante consistía en que la forma de pagar era por tarea y por día. Pero era tan escaso el pago —cinco córdobas al día—, que el campesino se veía obligado a implicar a toda su familia para terminar la tarea en el menor tiempo posible y poder emprender otra lo antes posible. Sin embargo, y pese a esa necesidad de que ayudara toda la familia, se pagaba sólo a una persona. La situación se agravaba porque tampoco tenían ninguna ayuda técnica de los organismos estatales especializados, que gastaban una fortuna en instalaciones de oficinas y sostenimiento de técnicos. 196 Se dio el caso de que el mecanógrafo particular de Sevilla Sacasa, Juan Asensio, llegó a estar tan indignado por la merma y retraso constante de sus emolumentos que, cuando estos hechos se repetían, gritaba por toda la Embajada, sin ninguna precaución, que los Somoza eran unos ladrones. Torres Lazo, A., Ob. cit., p.438. 197 En ese año, 1968, en Palacagüina pagaron la arroba de maíz a 2 córdobas y la vendieron después a 20 y la de frijoles, a 5 y la vendiéndola ellos a 40. En el valle de San Antonio, uno de los compradores era el INCEI, que también compraba por adelantado y la libra de frijoles, que vendían a 0,85 centavos, les costaba a ellos 0,20. El alquiler de la tierra se cobraba a 50 córdobas por manzana.
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Otro caso denunciado fue el del Valle de Los Capules. Alli, a pesar de que existía una cooperativa nacional, los campesinos estaban en la misma situación que en las otras comarcas donde no existía. Se les compraba por adelantado a los precios impuestos por el comprador, pero ellos debían comprar sus víveres al precio de mercado en Pueblo Nuevo. Por si fuera poco, tenían trabajo sólo dos meses al año en la corta del café y cobrando al día los mismos cinco córdobas. En el valle de Palagua, en la comarca de Telpaneca, en las haciendas de Colorado, de Gustavo Adalí y Doroteo Castillo y en la hacienda de Luis García, los trabajadores estaban obligados a pagar tres córdobas diarios por la comida. Lo mismo ocurría en el valle de Las Lajitas, en la comarca de Telpagua, en el valle Pericón, en la hacienda Los Limones, en la hacienda Santa Ana de Alfonso Lovo —padre del ministro de Hacienda—, en el valle Guasulluca, en la hacienda San Francisco de José María Castellón, en el valle de San Pedro en la hacienda de Rodeo Grande, de Ulises, Nora, Oscar, Nelly y Roger Molina y en la hacienda El Chiguiton de Pastor Midence. En algunos casos, como el de Telpaneca, su alcalde, Francisco Herrera, obligaba a los campesinos a través de los jueces de Mesta, a trabajar en el pueblo limpiando las riberas del río, las rondas del pueblo y el cementerio. Al que no acudía a trabajar se le multaba con cinco córdobas y si no podía pagar se le llevaba preso. El alcalde también cobraba por los rezos de final de año, de los muertos y de los festejos, y si además “se detonaban triquitraques”, el precio se incrementaba hasta siete córdobas. En cuanto a las atenciones a la educación y a la salud, en estas haciendas —que eran el espacio casi exclusivo en que se movían los campesinos— no había ningún servicio mínimo de botiquines y el centro de salud más cercano estaba a 14 leguas. Como consecuencia, proliferaban las enfermedades, sobre todo las infecciones intestinales y las fiebres palúdicas. La alimentación era pésima, compuesta únicamente por fríjoles, tortillas de maíz y café hecho también de maíz. Las mismas carencias se daban en la educación. El sindicato denunciaba que, en el valle de Palagua había unos 50 niños en edad escolar, de los que sólo asistían menos de la mitad a una escuela en estado ruinoso. En esas haciendas los campesinos vivían juntos, en la más absoluta promiscuidad y estaban obligados a llevar con ellos sus aperos de trabajo y su propia leña para la cocina. No se les pagaba el día festivo semanal, el domingo, ni tenían vacaciones ni fiestas198. El ejemplo de los problemas de salud de Estelí era un caso más en el conjunto del país, donde las condiciones permanecían casi inmutables desde 1969, con un 16,4 ‰ de mortalidad general y un 121‰ de mortalidad de niños de menos de 1 año. Las principales causas de muerte eran las enfermedades infecciosas, digestivas y epidemias, que se agravaban fácilmente por las deficientes condiciones 198 Comunicado que firma el Sindicato Agrícola de Estelí y que explica la situación del campesinado en la zona Norte del país (1968-1969) ACHM, E-001-C-012-000336.
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sanitarias y ambientales. El porcentaje de desnutrición era del 67,8 % en niños menores de seis años y la esperanza de vida al nacer era de 52,9 años199. 7.2. la corrupción En los nEgocios En el mundo de los negocios, el ejemplo extremo de prácticas corruptas lo protagonizó la propia familia Somoza. La utilización permanente de su posición para su propia acumulación y enriquecimiento es un hecho constatado que ya se puso de manifiesto anteriormente, en la diversidad y cantidad de propiedades con que fueron engrosando su capital desde los inicios de la dictadura. No obstante, algunas modalidades de las que emplearon en sus actividades económicas clarificarán más, si cabe, las ilegalidades con las se desenvolvieron. a) La minería de oro fue la industria de exportación que figuraba, en ciertos casos como la primera fuente de ingresos y, en otros, como la segunda, pero no hay duda de que, junto a la ganadería, constituyó la base de la formación del capital de Somoza García. Una de las manipulaciones habituales, según Edelberto Torres, fue que las compañías mineras tenían la opción de entregar al general 400 USA$ anualmente, a cambio de no pagar los derechos fiscales preceptivos y de no reconocer sus derechos a los trabajadores200. En un viaje a EE.UU., Somoza García consiguió que le acompañaran los entonces gerentes de las compañías mineras que operaban en Nicaragua: J. Williams —de Bonanza y Nepturno—, Frank Cameron —de La Luz— y Donald N. Spencer —de La India y El Limón— y en EE.UU. los directivos de las compañías dieron su aprobación a sus exigencias: para que dichas minas pudieran trabajar libremente y con el apoyo de las autoridades y del ejército de la Guardia Nacional, el general Somoza pidió y logró para él personalmente el 10% del producto bruto de las exportaciones de oro de cada mina. Se le propuso que fuera sobre el producto líquido, pero él prefirió la entrega de un cheque en dólares después de cada exportación por dos razones: por una parte, porque el proceso se demoraría unas seis semanas y porque si era en líquido, el volumen habría descendido. Ese porcentaje se consideró como un “bonus” especial que las compañías mineras debían entregar a cambio de la garantía de una paz estable dentro de la República, que él garantizaba como jefe de la Guardia Nacional. Dado que en la década de 1940 las exportaciones mensuales de oro sobrepasaron los 500.000 USA$, a Somoza le habrían correspondido unos 50.000 USA$ al mes201. Otra contribución posterior fue de 17 USA$ por kilo, pero había dos más adicionales que le proporcionaban, aproximadamente, un 2,25% del valor total de 199 “La herencia somocista”, en el Informe del Ministerio de Salud de la Plataforma Electoral de 1984. AECM-080. 200 Torres, E.: Procesos y estructuras de una sociedad dependiente. Ed. PLA, Santiago de Chile, 1969, p. 24. 201 Carta del empleado de las minas José Martínez C. a Casimiro Sotelo Montenegro. AECM-008.
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la producción, lo que se traducía en 175.000 USA$ anuales que los propietarios mineros giraban sin subterfugios, al “General Somoza García” o al “Presidente de Nicaragua, General Somoza García”202. La mina S. Albino, en concreto, había sido hurtada, junto a otros yacimientos auríferos en las Segovias, por haber pertenecido a familiares de combatientes contemporáneos de Sandino203. b) La ganadería fue uno de los sectores en que más se extremaron los métodos monopolísticos y abusivos de la familia Somoza. Desde la década de 1940, Somoza García, comenzó la acumulación de pingües beneficios con el contrabando de ganado hacia Costa Rica. La astucia de Somoza y su especial sentido para la obtención de ganancias en todo aquello que emprendía logró que lo que podía haber sido un obstáculo se convirtiera en uno de sus más rentables negocios: el impuesto a la importación de ganado que se había establecido en Costa Rica, ya en la época de su antecesor, el presidente Sacasa. Como Costa Rica también era ganadera, en la década de 1930 estableció la obligación del pago de 40 colones por cada cabeza de ganado que entrara de Nicaragua y el entonces presidente de Nicaragua, Sacasa, molesto, prohibió las exportaciones. Pero esa prohibición no se llevó a efecto hasta que llegó Somoza al poder. Entonces, diseñó un plan perfecto para revertir la desventaja en ventaja empezando por controlar exhaustivamente todo el ganado de Nicaragua, para que nada escapara a la prohibición. La Guardia Nacional tenía encomendada la realización de un censo de todo el ganado hasta el extremo de que los ganaderos tenían que solicitar un certificado de defunción cuando moría un animal, como prueba de que ese descenso en el número de su cabaña no era el resultado de ninguna venta. Una vez controlado todo el ganado ajeno, Somoza se reservó la exportación ilegal, claramente como contrabando. Sólo en algunos casos excepcionales, permitió algunas licencias a otros ganaderos, previo pago de cheques —sobornos— que se cobraban en bancos estadounidenses. El tráfico monopolista de ganado, que procuró enormes beneficios a Somoza, se pudo comprobar claramente al comparar las estadísticas de exportación desde Nicaragua y las de importación de Costa Rica: así, por ejemplo, en 1942, el Informe de Estadísticas de Costa Rica indicaba que las importaciones de ganado desde Nicaragua habían sido de 8.652 cabezas, pero en el Anuario de Nicaragua del mismo año, que incluía otras exportaciones a Panamá y Perú, solo constaban 1.467. También en 1943, salieron desde Nicaragua 5.000 cabezas a Panamá y otras tantas a Perú, pero esas exportaciones tampoco constaban en los informes aduaneros204. La actividad ganadera se completaba con la gestión de los mataderos, que eran monopolizados por la familia. Así podían imponer los precios a los productores independientes, utilizando presiones estatales, manipulaciones de los precios internacionales y financiaciones extras para el engorde. A eso se añadía otro 202 Krehm, W., Ob. Cit., p. 235. 203 Wheelock, J. y Carrión, L., Ob. cit., p.155. 204 Krehm, W., Ob. cit., pp. 232-234.
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elemento de extorsión utilizado con los ganaderos que les vendían sus animales. Consistía en conminarles a que les vendieran la carne en “canal caliente”, cuyo significado era el siguiente: al ser sacrificado el novillo, se le quitaban el cuero, las vísceras y cola, el 100% del sebo y el 50% del tocino, todo lo cual no estaba incluido en el pesaje que se hacía partiendo el novillo en dos mitades ya limpias. Al separar esos subproductos, como deshechos, antes de pesar los animales, su coste disminuía, pero después esos supuestos desechos no se tiraban: la grasa y el sebo se llevaban en camiones de la Acción Cívica de la Guardia Nacional a la fábrica de jabón de la familia; las vísceras eran vendidas por altos oficiales de la Guardia, encabezados por el coronel Adonis Porras, en los mercados populares de Managua; las cabezas, patas y huesos eran procesados en los mismos mataderos para convertirlos en harina que se exportaba como alimento de aves a El Salvador y a Guatemala. Y el cuero se aprovechaba en la fábrica de curtidos de la familia, La Chontal. Y como todo ello se había aprovechado sin pago alguno, realmente se les estaba robando a los productores. c) La leche, producto de esas haciendas ganaderas, constituyó otro negocio asociado al del ganado en el que la familia entró a finales de la década de 1940 introduciendo la pasteurización de la leche y la obtención industrial de productos derivados. Fue cuando se estableció en Managua la planta “La Salud” que perteneció a la ya citada Compañía Productora de Leche, S.A. La pasteurización de la leche fue tan rentable, que desde 1953-54 se organizó en forma monopolística instaurando la prohibición de que se comerciara con leche cruda en todo el área de Managua. Toda la leche tenía que ser concentrada y vendida a través de “La Salud”, bajo amenaza de fuertes multas a quienes incumplieran la orden. Para favorecer a la planta de los Somoza, los inspectores sanitarios del gobierno llegaron a inutilizar la leche de los que pretendían saltarse la prohibición con pastillas de permanganato. Pero el equipo técnico de que disponía “La Salud” no tenía capacidad más que para pasteurizar una quinta parte de la leche que se consumía en la ciudad y la solución a la que se llegó fue uno de los más descarnados fraudes: los lecheros salían de la planta con un gran volumen de leche sin pasteurizar y así la distribuían a las casas de los clientes, pero les cobraban 1,80 C$ por una leche “supuestamente pasteurizada” y, a su vez, pagaban a “La Salud” 60 centavos para la “pasteurización”. El negocio se completaba con la calificación arbitraria, por parte de la familia, de la calidad de la leche que entregaban los productores, a los que siempre fijaban los precios por galón sumamente bajos. A ello se añadía un derroche inadmisible en las circunstancias económicas de Nicaragua: como la planta caracía de medios para procesar más de una quinta parte de la leche que se consumía, los “excedentes” de un país tan pobre eran tirados en la costa del lago de Managua205. 205 Wheelock, J. y Carrión, L., Ob. cit., p. 158.
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Ya en quiebra, la compañía fue vendida al INFONAC, eterno “paño de lágrimas” de los negocios fracasados. Después, hacia la década de 1970, cuando el gran negocio de la familia fue otra compañía, Productos Lácteos, S.A. —PROLACSA—, el gobierno de Nicaragua construyó para su beneficio una red de 480 km. de caminos para que pudiera acaparar fácilmente la producción lechera de la zona. El segundo paso fue eximir a PROLACSA del control de precios de compra a que estaban obligados todos los productores, de modo que podía adquirir la leche al precio que considerara oportuno, lo mismo en invierno, cuando el producto abundaba, que en verano, cuando escaseaba206. e) Los modos de adquisición de la propiedades agrarias, que la familia poseía en casi todos los departamentos del país (véanse gráficos de propiedades por departamentos), y que comprendían plantaciones de café, algodón, cacao, ajonjolí, sorgo, trigo, caña de azúcar, soya, maíz, arroz, frijoles, tabaco, bananos, pastos, cítricos y bosques, fueron generalmente fraudulentos. Los Somoza acudieron principalmente a las compras “legales” —en realidad obligadas bajo amenazas a sus propietarios legítimos— y a las “participaciones en remates de propiedades hipotecarias” al Banco Nacional de Nicaragua y al extinto Banco Hipotecario. Otra fórmula fue la del despojo forzoso o expulsiones de campesinos de sus parcelas acosados por la Guardia Nacional, como ocurrió en 1965, en la isla de Ometepe, en el volcán Madera, y en el Norte del país desde 1970. Sin olvidar que el comienzo de esas prácticas, se había dado ya durante la Segunda Guerra Mundial, con la “Adjudicación de las propiedades expropiadas a los alemanes”, sobre todo en los departamentos de Matagalpa, Jinotega y Managua207. Otro método que se utilizó a menudo fue la usurpación de tierras estatales, municipales y ejidales, cuyo ejemplo más reseñable fue el de las tierras que se dedicaron a las plantaciones de azúcar. La familia inventaba incluso formas jurídicas inexistentes, como las denominadas “cooperativas anónimas” —que utilizaron para llevar a cabo las exportaciones de algodón— que no eran más que empresas encubiertas que especulaban en los mercados internacionales con las ventas futuras, negándose a cumplir con sus tratos si no les interesaba, como ocurrió en 1972, cuando se produjo un alza en la bolsa de cotizaciones. En otras ocasiones, las presiones se realizaban mediante verdaderos chantajes, como el que la Standard Fruit Steamship Co., subsidiaria de Castle Cooke, firmó en 1970 con el INFONAC, para la restauración de plantaciones de banano en las áreas de Chinandega y León. La Standard con la participación y aprobación de So206 El presidente de PROLACSA era Guillermo Sevilla Sacasa, cuñado de Anastasio Somoza García y embajador de Nicaragua en Washington. ISJ-AECM, p. 46. 207 Véase: Von Houwaldt, G.: Los alemanes en Nicaragua. Fondo de Promoción Cultural del Banco de América. Colección Cultural, Serie Histórica, nº 2, Managua, 1975. Fue el embajador acreditado en Managua hasta 1975.
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moza en la operación, garantizaba créditos a los productores por medio del Bank of América, a cambio del derecho a la compra del total de la producción. f) El chantaje a grandes compañías, del que son suficientes dos ejemplos: La Compañía Azucarera Nacional, S.A. (CANSA) compartía el cártel monopolístico de comercio interno y la exportación del azúcar con la Nicaragua Sugar States, dueña del ingenio San Antonio. Como Somoza cultivaba azúcar de menor calidad que el del ingenio San Antonio, logró que la Nicaragua Sugar obligara a sus propios clientes a adquirir por cada 5 bolsas de 60 libras de azúcar refinado del Ingenio San Antonio, una bolsa del mismo peso de azúcar en grano de Somoza. A cambio de ese “arreglo”, el Presidente le permitía a la Nicaragua Sugar el monopolio del cártel. Otra compañía multinacional norteamericana, la Magnavox, que estaba establecida en la costa atlántica del país para la explotación de bosques y maderas preciosas, para poder exportar a los EE.UU. pagaba anualmente un promedio de 60.000.000 USA$. a la familia. A cambio de esa crecida suma, la “protección” de Somoza incluía el derecho de la compañía explotadora al incumplimiento de las leyes de reforestación y protección de los bosques y recursos naturales. De ese modo, Magnavox terminó dejando cientos de kilómetros cuadrados desiertos entre Bluefields y Puerto Cabezas. g) Los negocios financiados por instituciones estatales o empresas del Estado fueron otra modalidad de corrupción muy frecuente. Ya en tiempos de Somoza García, el hecho de que no hubiera corporaciones financieras privadas hizo que las principales entidades bancarias pertenecieran teóricamente al Estado. Pero en esa indiferenciación que caracterizó al régimen entre lo público y lo privado, en la realidad convirtió a esas entidades en un respaldo para los negocios personales de la familia. Algunos de estos organismos fueron el Banco Nacional de Nicaragua, el Banco Hipotecario, la Caja Nacional de Crédito popular, el Ferrocarril del Pacífico de Nicaragua, la Empresa de Luz y Energía Eléctrica, la Empresa de Agua Potable, la Empresa de Vapores de Nicaragua, la Recaudación de Aduanas y la de mercados u hospitales, entre otras208. La utilización de una empresa como Ferrocarril del Pacífico es otra muestra de su manejo de las empresas estatales: toda la organización de los talleres del ferrocarril se realizó en función de las necesidades de las empresas agrícolas e industriales de Somoza García. Se dedicaron a transportar las mercancías del presidente, de forma gratuita, además de que tenía permitido interceptar las del resto de los comerciantes. El ferrocarril le construyó su residencia de Managua y sus ramales llegaban a su hacienda predilecta, Montelimar. Además, Somoza se nombró único director, como gerente de la institución y se asignó a sí mismo un sueldo de 3.000 C$ mensuales209. Más adelante, los hijos siguieron el ejemplo del padre y algunos casos serán 208 Cordero Reyes, M., Ob. cit., pp. 9 y 10. 209 Ibidem, p. 8.
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suficientemente representativos de otros muchos que no es necesario detallar por la similitud de los mecanismos empleados: los productos agrícolas de sus propiedades particulares se exportaban utilizando los medios del Instituto del Comercio Exterior e Interior (INCEI). Asimismo, las Compañías Financieras operaban obteniendo créditos ilegales, como ocurrió con la Interfinanciera, S.A. Esta empresa, constituida por la familia después del terremoto, tenía como propósito principal participar en la financiación de créditos para la reconstrucción de Managua, para lo que no tuvo el menor reparo en utilizar los empréstitos de la USA/AID el BIRF y el BID. O el caso de la compañía PANELAF, creada específicamente para arrebatar a cualquier otro interesado las licitaciones para la construcción de hospitales y clínicas periféricas del Instituto de Seguridad Social (INS). Fue constituida también después del terremoto y ganó todas las licitaciones para la construcción de centros hospitalarios, que se financiaron con préstamos internacionales y del gobierno de Estados Unidos. Su principal accionista era la esposa de Anastasio Somoza Debayle, Hope Portocarrero. También los fondos aportados por la USAAID, en la década de 1960, tuvieron otro destino digno de mencionar. Dentro de los planes de la Alianza para el Progreso, la familia participaba a través de la “Corporación Nicaragüense de Inversiones” (CNI), en la promoción de inversiones industriales rentables que pudieran probar la efectividad de una cooperación conjunta entre el capital extranjero y el nacional. Para lograr esos fondos, la familia logró reunir a los tres grupos económicos más importantes del país —Banco de América, Banco Nicaragüense y Grupo Somoza— y pudo dominar y aprovechar la disposición de ese capital para realizar inversiones que ascendieron a 15.000.000 USA$210. Otra operación licitada por el Ministerio del Distrito Nacional fue la de los contadores de tiempo para el estacionamiento de automóviles, cuando se instalaron en el área central de Managua, en 1968. La licitación fue “ganada” por una firma a cuyo frente aparecía José Somoza Rodríguez e Hijos. Esa licitación puso todos los sitios rentables de aparcamiento de la ciudad en manos de la familia —que los explotaba a través de sus allegados— incluyendo el estacionamiento del aeropuerto internacional “Las Mercedes”, administrado por el coronel Adonis Porras, aunque más tarde, el terremoto terminaría con el negocio. La adquisición de maquinaria fue otra de las misiones que se presentaron como una necesidad estatal. Así, a finales de 1976, Somoza Portocarrero —el “Chigüín”— viajó a España a la cabeza de una misión gubernamental que integraban también el alcalde de Managua, Valle Olivares y el ex-ministro de Obras Públicas, Armel González, para contratar el préstamo de 30.000.000 USA$, que financiara dicha adquisición. En esa operación, Somoza Portocarrero percibió una comisión de 3.000.000 USA$, además de que se aseguró, a través de sus compañías, la venta de esa maquinaria al Distrito Nacional y al Ministerio de Obras Públicas. 210 El representante de Somoza ante la CNI era León Debayle, primo hermano de Anastasio Somoza Debayle.
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En la preceptiva revisión de vehículos para asegurar la seguridad del parque automovilístico, en Nicaragua, como en todas partes, existía la disposición legal que obligaba a las inspecciones periódicas de las condiciones mecánicas de los vehículos automotores. Sin embargo, la especificidad que imponía la familia Somoza era que cada trimestre se vendía a los propietarios una calcomanía “demostrativa” del revisado para ser fijada en el parabrisas. Sin embargo, esa revisión no se efectuaba nunca y era la causa principal del desproporcionado índice de accidentes de tráfico que había en Nicaragua. Por último, el Instituto de Fomento Agropecuario Ganadero (IFAGAN), que era teóricamente una institución estatal de apoyo al desarrollo ganadero del país, actuaba en realidad como una empresa privada de Somoza que siguió con los mismos sistemas de extorsión a los ganaderos y participó en la manipulación de precios internacionales en beneficio de la familia. h) La especulación con terrenos urbanos, favorecida por la circunstancia del terremoto, fue el resultado de una de las más desenfrenadas carreras de la familia Somoza para engrosar el volumen de sus propiedades. La familia, con el control de las decisiones sobre los sitios donde se deberían construir las urbanizaciones, se dedicó a la compra de terrenos por precios irrisorios que revendía al Estado pocos días después en millones de córdobas, utilizando de nuevo para esas transacciones los préstamos provenientes de USA/AID y el BID. La agencia USA/ AID, ante lo confuso de la utilización de sus fondos, ordenó una investigación que fue confiada al bufete Reyes, Portocarrero & Palacio, de Managua. Se realizó un extenso y detallado estudio en el que quedó demostrada la especulación ilícita que había envuelto a los negocios de terrenos. Algunos ejemplos entresacados del Informe que el bufete presentó a Mr. Emerson Melaven, de USA/AID, el 23 de diciembre de 1976, fueron los siguientes: La empresa Agencia de Representaciones Nicarao, S.A., constituida en agosto de 1972, inscrita en el libro de Sociedades del Registro Público de la Propiedad de Managua, y autorizada por el notario Henry Hueck Plata, hijo de Cornelio Hueck, uno de los testaferros de la familia, se demostró que era una empresa fantasma. Se pudo comprobar que los miembros de la directiva de la sociedad eran un portero, un barrendero y una mecanógrafa del bufete Hueck-ManzanaresCarrión, donde se había alzado la escritura. Cada socio de la empresa poseía una única acción de 1 córdoba. El 18 de octubre de 1972, la Agencia de Representaciones Nicarao, S.A. había comprado a Julieta Amador de Ortega, Carlos Alberto Amador, Nubia Amador y otros, un total de 53 manzanas de tierra en el lugar donde posteriormente se levantaría el Reparto Las Américas, en los campos algodoneros del sector de Los Brasiles, al Oeste de la ciudad. El notario que había autorizado la escritura había sido también Henry Hueck Plata y el valor de la compra se había elevado ya a 120.000 C$ (17.000 USA$). Al mes siguiente, el 2 de noviembre de 1972, la Agencia de Representaciones Nicarao, S.A. había vendido al Banco de la Vivienda —siendo una institución
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del Estado— las 53 manzanas por la suma de 8.000.000 C$ (más de 1.000.000 USA$). La escritura la había autorizado el notario Carlos Calleja Moreira — abogado personal de Somoza— y no se había inscrito en el Registro de la Propiedad hasta el 7 de febrero de 1973, después del terremoto. Lo que se había comprado en 17.000 USA$ se había vendido, menos de un mes después, en 1.000.000 USA$. Por añadidura, en el momento de realizar esa transacción, aparecía ya como presidente de la Junta Directiva de Agencia de Representaciones Nicarao, S.A. Edgar Solano Luna, que era en ese momento un protegido de Cornelio Hueck y más tarde Secretario Privado de Somoza, pese a que en ningún momento existiera constancia en el Libro de Sociedades de que se hubiera incorporado a la sociedad211. Finalmente, para completar la construcción del Reparo Las Américas, era necesaria un área de terrenos colindantes. El Banco de la Vivienda compró a Cornelio Hueck 52 manzanas aledañas por 6.300.000 C$ (900.000 USA$), que había adquirido también días antes a precios muy inferiores212. Las dos anteriores operaciones juntas habían sumado 2.000.000 USA$, lo que se correspondía exactamente con la primera donación de emergencia que USA/ AID había hecho al gobierno de Nicaragua para hacer frente al déficit de viviendas que había dejado el terremoto. La familia Somoza había obtenido 2.000.000 USA$ de ganancias, a través de la mencionada serie de operaciones, aprobadas por el embajador Turner Shelton, que inauguró junto con Somoza el complejo habitacional de Las Américas cuando estuvo terminado. Pocas semanas después se inundó por el lodo de las corrientes porque no se había hecho ningún trabajo de drenaje ni alcantarillado. La finca conocida como “La Fuente”, una lengua al Este de la ciudad de Managua, con un área de 54 manzanas, fue un tercer ejemplo del año 1975. La había adquirido el coronel Adonis Rafael Porras, militar en servicio activo y jefe de la guardia personal de Somoza, por la suma de 500.000 córdobas (71.000 USA$) en una transacción realizada el 4 de julio. El 24 de septiembre del mismo año, el coronel Porras, representante de la familia en muchos de sus negocios, vendió al Estado, Fisco o Hacienda Pública 32 manzanas de aquella finca, adquirida menos de tres meses antes, por la suma de 14 millones de C$ (2.000.000 USA$). El resto de la finca terminó de venderse por 8 y 1/2 millones de córdobas (1,2 millones de USA$) el 31 de marzo de 1976. En total, la familia había vendido al Estado un terreno por el que había pagado 71.000 USA$ por 3,2 millones de USA$213. 211 La operación quedó registrada en el Tomo 1.602, folios 75 y 76, Nº 64.153 del Registro de la Propiedad Pública de Managua. 212 Tomo 1.065, folio 230, Nº 62.260 del Registro de la Propiedad de Managua. 213 La finca La Fuente era la Nº 69.857 y las escrituras fueron autorizadas por el notario Gustavo Manzanares Enríquez. Las operaciones fueron certificadas por el Registrador Auxiliar de la Propiedad de Managua, que perdió su puesto a consecuencia de los hechos.
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La Urbanizadora Polanco, representada por Juan Bautista Sacasa, sobrino de Somoza, adquirió el 14 de septiembre de 1974 terrenos por valor de 1 millón de córdobas (150.000 USA$) y el 19 de septiembre —cinco días después— Juan Bautista Sacasa vendió parte de ellos al Estado por la suma de 5.000.000 C$ (710.000 USA$), que el Banco de la Vivienda utilizó para anexionarlos al Reparto Las Américas. La compañía Aluminios Extruidos, S.A. —ALUMEX—, propiedad de Somoza, compró 50 manzanas de terreno el 11 de septiembre de 1975 por la suma de 1.646.413.47 córdobas. Al año siguiente, el 11 de septiembre de 1976, ALUMEX vendió al Estado 20 manzanas de esa finca por 6,8 millones de córdobas (1.000.000 USA$) y todavía le quedaron 30 manzanas para negociar posteriormente214. ALUMEX había comprado las tierras a VIVISA, una de las compañías del grupo Compañía de Ahorro y Préstamo, S.A. (CAPSA) y las 20 manzanas revendidas más tarde al Estado fueron adquiridas por la Junta Nacional de Asistencia Protección Social (JNAPS) que presidía Hope Portocarrero de Somoza para la construcción de un complejo de salud. El negocio se completaba con otra actividad de la Compañía de Ahorro y Préstamo, S.A. (CAPSA), que se dedicaba al financiamiento de construcción de viviendas. Cuando aquellas eran vendidas, se obligaba al comprador de una casa a utilizar a sus compañías asociadas para todos los servicios necesarios para hacerla habitable, como diseño, decoración, muebles, y hasta seguros y servicios legales para la suscripción de sus hipotecas. Los terrenos colindantes con el aeropuerto de Managua, que se estaba proyectando, constituyeron una de las apropiaciones más cruentas de Somoza. El gobierno de EE.UU. y la Pan American Airways planificaron el Airfields Development Project, para la creación del nuevo aeropuerto “Las Mercedes”. En cuanto lo supo Somoza se lanzó a comprar terrenos en los alrededores del lugar estratégico, pero se dio el caso de que un propietario de parte de esos terrenos se negó a vendérselos. La reacción de Somoza fue enviarle a la Guardia Nacional que lo golpeó y le hizo saber que las palizas seguirían hasta que vendiera sus tierras. Finalmente el propietario se las vendió y Somoza se les entregó a EE.UU, como continuación de su relación, siempre servil, que le resultaba tan beneficiosa215. Finalmente, Somoza se apropió también de terrenos situados en el poblado de Veracruz, todos ellos registrados como propiedad municipal, en la zona oriental del departamento de Managua, para aprovechar sus ricos yacimientos de piedra fina y explotar sus canteras. En este caso, para la elaboración de materiales relacionados con el ramo de la construcción. 214 La finca estaba registrada con el Nº 63.910. 215 Krehm, W., Ob. cit., p.235.
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El resultado de tanta especulación fue que, entre 1967 y 1978, el régimen construyó únicamente 23.360 viviendas, y la mayoría de ellas después del terremoto, avaladas por los programas de emergencia. Es decir, se construyó un promedio de 1.069 viviendas por año, concentradas casi en su totalidad en el área urbana y el 86% de ellas en Managua. El programa desarrolló la política de los organismos estatales conocidos como BAVINIC y VIMPU que consistía en favorecer a unos cuantos allegados de Somoza con grandes negocios turbios, que afectaba a las familias más pobres y que se llevaba a cabo mediante un flagrante abuso de los bienes del Estado. Por otra parte, se sumió en la indigencia e insalubridad a cerca del 60% de las familias nicaragüenses, siendo el aspecto más dramático la situación a la que se sometió a la población de Managua, donde más del 55% vivía en condiciones deplorables y donde los repartos ilegales y asentamientos espontáneos proliferaron en lugares insalubres y peligrosos. Además, se dejaron de lado las necesidades de las zonas rurales y del resto del país216. i) La explotación de mujeres y otros negocios ilícitos, tampoco faltaron entre las formas de enriquecimiento. En las mujeres, los grados se extendieron desde la simple explotación a escala laboral de las trabajadoras, hasta la más dura de las casas de prostitución. En el aspecto laboral, un ejemplo demostrativo de la obsesión por los beneficios, fue el de las fábricas de tabaco. A quienes las visitaban les resultaba impresionante el silencio que reinaba y que se imponía a centenares de mujeres obreras, que trabajan hacinadas en un galerón. La esposa del gerente, que trabaja como capataz de operarias en la fábrica —doctora en Pedagogía e Inspectora de Escuelas Municipales en el régimen de Batista en Cuba— fue entrevistada en julio de 1977 por el diario La Prensa y, ante la pregunta de por qué se hacía observar a las trabajadoras ese riguroso silencio, que no era lo usual en las fábricas de tabaco, ella respondió: “no podría ser de otra manera, porque la charla genera desorden y el desorden baja la producción”. En una escala superior de la explotación femenina se contaban los burdeles y casas de citas, que estaban prohibidos por la ley, pero que eran consentidos porque pagaban un “impuesto” en los departamentos a los Comandantes Militares de la plaza, excepto en Managua, donde se pagaba al jefe de la Policía. Los “impuestos” variaban según la categoría del establecimiento y las recaudaciones anuales alcanzaban millones de dólares, repartidos proporcionalmente entre las autoridades militares, según su rango, hasta alcanzar la comisión final que correspondía a la propia familia Somoza. Dada la prohibición gubernamental y legislativa, ésa era la única manera que tenían de funcionar, La ganancia obtenida por los impuestos de las casas de citas no era el único negocio, sino que el propio Somoza tenía participación, junto con altos oficiales del ejército en la explotación directa de moteles de alta prostitución. Prácticamente todos los moteles y prostíbulos en todos los departamentos del país, o 216 “La herencia somocista”, en el Informe de Vivienda y desarrollo urbano de la Plataforma Electoral de 1984, AECM-080.
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eran propiedad de familiares de oficiales de la Guardia, o se autorizaban a amigos y colaboradores mediante pago de comisiones. El general Gustavo Montiel, ex ministro de Hacienda, aparecía a la cabeza del negocio de moteles. j) Los negocios de contrabando y casas de juego. El contrabando se desarrolló haciendo proliferar un amplio comercio ilegal de todo tipo de objetos (relojes, electrodomésticos, perfumes, cigarrillos, licores, encendedores, ropa fina y productos electrónicos) realizados bajo la protección de la familia, en una red dirigida por la amante oficial de Somoza Debayle, Dinorah Sampson, y con la participación en ella de oficiales de la Guardia Nacional y funcionarios del Gobierno y sus esposas. Las importaciones se realizaban desde Miami y la Zona Libre de Colón en Panamá, por medio de aviones de la Fuerza Aérea Nicaragüense y las ventas se hacían en la cadena de Boutiques Letty de la señora Sampson, a domicilio por medio de furgonetas o en el Casino Militar, que era el Club de Oficiales. Como consecuencia, las firmas de la capital que tenían la representación de estos productos dejaron de importarlos por lo desigual de la competencia, ya que el público se volcaba en comprar esos productos que estaban libres de impuestos. Para el almacenamiento de esos productos, en ocasiones, se implicaba a otras empresas, como la de Productos Carnic, S.A., que tenía conexiones con el contrabando de artículos eléctricos porque en sus bodegas se depositaban las mercancías bajo la vigilancia del coronel Leónidas Solórzano. O el contrabando de llantas importadas desde Guatemala, que se hacía en furgones propiedad de la familia y arrendados al IFAGAN, que realmente tenía el cometido de la exportación de carne217. Los casinos de juego estaban prohibidos en el país, pero el Presidente sí tenía derecho a explotarlos. Además, tanto las autoridades militares en los departamentos, como las de policía en Managua, permitían el funcionamiento de ruletas, mesas de naipes y dados, mediante el pago de altas comisiones y en Managua existían clubs elegantes donde se jugaba, fundamentalmente regentados por militares. Con una parte de los beneficios que Somoza obtenía de ellos, pagaba a sus oficiales más fieles y, con otra, se beneficiaba personalmente218. k) Otros negocios fraudulentos fueron posibles por el hecho de que la familia contaba con el Banco de Centroamérica, un banco propio que les permitió capitalizar parte del ahorro nacional y obligar a las instituciones estatales a abrir sus cuentas en el mismo, como fue el caso de la Autoridad Portuaria de Corinto, que tenía el 85% de sus fondos depositados en dicho banco. Pero a través de una cuantiosa estafa, que fue descubierta en mayo de 1977, se llegó a conocer el papel fraudulento de las operaciones. Algunos allegados íntimos de Somoza, como Teodoro Picado, 217 Esas operaciones de contrabando se dirigían por Abe Danches, en un tiempo asociado con Richard Weldy, un norteamericano que fue gerente de Carnic. También participaba en el negocio un tal Bellamente que se dedicaba, además, al envío de niños nicaragüenses destinados a la adopción en EE.UU. 218 Chamorro, P. J. (2001), Ob. Cit., p. 206.
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Sharinton y Pataky —a quienes se conocía como “una verdadera mafia asociada a gansters norteamericanos y cubanos batistianos de Miami”— formaron compañías fantasmas para introducir en el país cuantiosos cargamentos de mercancías de contrabando, especialmente telas. A través de Ship Chandler y Tejidos Circulares se estuvieron importando fraudulentamente, hasta mayo de 1977, partidas de 300.000 yardas de tela de promedio, traídas desde Miami y amparadas ilícitamente bajo un régimen de importación temporal. Lo que se argumentaba era que les faltaba un proceso de elaboración en el país, para darles un valor añadido, pero eran vendidas realmente como telas producidas por la compañía, ya mencionada, Hilados y Tejidos El Porvenir, S.A., propiedad de Somoza219. La compra de estas mercancías en EE.UU. era financiada a través de sobregiros de cuentas abiertas por Sharinton y Pataky en el Banco de Centroamérica, que con un capital social de 2.000.000 USA$ había llegado a autorizar cantidades hasta de 3.000.500 USA$ para estas operaciones. En determinado momento, Pataky retuvo en Miami los fondos librados a título de sobregiro y los trasladó a Nassau, lo que provocó la caída del poderoso Eugenio Dudkiewicz y la de los gerentes y funcionarios del banco. La indignación que provocó en Somoza fue tal —porque lo interpretó como un desafío a su poder, al haberse visto como víctima de una estafa de semejante calibre—, que ordenó al Juez que estaba en conocimiento de la causa, Mario Barquero, que impusiera a los indiciarios todas las penas posibles incluyendo la que merecía el delito de asociación ilícita que el Código Penal, que sólo estaba tipificaba para los delitos políticos. Dudkiewicz tuvo que guardar “casa por cárcel” y alegó a sus amigos que él había autorizado los cuantiosos sobregiros siguiendo órdenes de Dinorah Sampson, quien percibía una comisión por cada uno de ellos. Sin embargo, Eugenio Dudkiewicz fue más tarde puesto en libertad por Somoza porque él sabía que Dudkiewicz era una de las pocas personas que tenía conocimiento de sus fugas de capital al extranjero, ya que él, junto a Allan Veater, inglés nacionalizado en EE.UU., viajaban con mucha frecuencia a Europa para sacar el dinero de Somoza. l) Los Automóviles robados constituyeron otro negocio ilícito poco habitual, que se conoció gracias a las pesquisas del FBI e INTERPOL. Docenas de automóviles de lujo habían sido robados en Georgia, Louisiana y La Florida y habían ingresado en Nicaragua con documentación falsa. De igual forma, vehículos de las casas Mercedes Benz, Lincoln Continental y Jaguar se encontraban en manos de particulares, y se descubrió que habían pagado por ellos precios muy inferiores a los del mercado. Como en otros casos, los “peones” del negocio fueron arrestados, pero no se investigó siquiera quien estaba detrás de ellos. La compañía importadora de 219 En el contrabando resultaron implicados Eugenio Dudkiewicz, cerebro financiero de Somoza, y Teodoro Picado, gerente de la fábrica de Hilados y Tejidos El Porvenir. Para protegerse, Somoza ordenó procesar a ambos y los destituyó de sus cargos. Dudkiewicz huyó del país, pero Picado fue hecho prisionero por orden directa de Somoza.
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los vehículos robados tenía como socios principales al general Gustavo Montiel, Ministro de Hacienda de Somoza, y a su sobrino, Oficial Mayor del mismo Ministerio y Oficial asimilado de la Guardia Nacional, Hollmann Ríos Montiel. ll) Negocios ilícitos de estupefacientes. Tras la supresión de cultivos de opio en Turquía por presión de EE.UU., comenzó a incrementarse en el Sur del continente latinoamericano una “fiebre de la cocaína”. La droga se cultivaba en Perú y Bolivia y se llevaba después hacia EE.UU, vía Panamá y Nicaragua, mediante contrabandistas con pasaportes falsos en la mayoría de los casos. El diario Tampa Tribuna de Florida publicó que la policía había incautado documentos en los que se comprobaba la participación de Anastasio Somoza Debayle en el tráfico de drogas. Los dos traficantes a los que se incautaron los documentos resultaron ser Raymond Grady Stannel y Bryan Lodner, miembros de una banda internacional, y ambos individuos fueron condenados por el tribunal, pero no se supo nada de que se hubiera molestado siquiera a Somoza. Algo más tarde, en 1976, el avión particular de Teodoro Picado, socio y administrador de empresas de Somoza, fue también detenido cuando llegaba desde Colombia, al ingresar, en el aeropuerto internacional “Las Mercedes” de Managua, por presiones de la INTERPOL. El registro aduanero determinó que en el avión había un cargamento de cocaína y marihuana. Las culpas fueron echadas sobre la cabeza del hijo de Picado, a quien se dio una leve pena de 30 días de prisión, pero todo el mundo supo quienes eran las verdaderas cabezas del negocio; y se supo también que el vuelo requisado no era más que uno de un verdadero puente que servía al tráfico de las drogas entre Colombia, Nicaragua y EE.UU. m) Los privilegios de diverso tipo en sus empresas eran moneda corriente. Por ejemplo, las unidades de Pesqueros Anticorrosivos S.A. —CPACSA— eran exportadas a otros países de Centroamérica, pero servían principalmente a la propia flota pesquera de la familia en las dos costas. El comercio del aguardiente era exclusivo del Estado, que autorizaba su producción por medio de patentes. Somoza García era dueño de una de las pocas patentes y en su propia Hacienda Montelimar había construido una destilería para la producción de licores de muy baja calidad, por ser los que más consumía la población en general. Como existía la prohibición de vender alcohol en las haciendas, Somoza introdujo “la patente ambulante”, mediante la cual se autorizaba a los vendedores de licor a llevarlo en “tabernas sobre ruedas”. Así, los vendedores ambulantes iban directamente a las haciendas a vender su mercancía, pero el sistema impedía que se pudiera decir que se vendía en la hacienda220. Los negocios aeronáuticos se limitaban a la única empresa de aviación de bandera nicaragüense, la ya mencionada Líneas Aéreas de Nicaragua —LANICA—. Hasta 1974, el gerente de la compañía había sido Guillermo Sevilla Somoza, pero fue destituido por su tío Anastasio por haberse negado a prorrogar a su amante, 220 Krehm, W., Ob. cit., p. 236.
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Dinorah Sampson, el negocio que ella tenía establecido con el anterior gerente, Coronel Heberto Sánchez. Ese negocio consistía en la venta de los denominados “pases firmados” con los que los pasajes salían a mitad de precio y cuyos beneficios eran para Dinorah. Un pasaje Managua-Miami, que costaba 200 USA$ ida y vuelta, Dinorah, con sus topes, podía venderlo por 100 USA$, por lo que tenía una venta asegurada y una buena rentabilidad. En el caso del cemento, además de que el precio era fijado por el Estado, o por la familia, que era lo mismo, gozaba de inmensos privilegios, entre otros la exención de impuestos de importación en las materias primas, en productos elaborados, semielaborados, combustibles y lubricantes; se concedía una exención del impuesto sobre la renta y utilidades en lo referente a los activos y el patrimonio, y otra exención de impuestos también sobre las ventas. Las cerillas que fabricaba la familia a través de la Compañía Fosforera Momotombo, S.A, que era uno de sus más viejos monopolios, y que tenía fama de fabricar “las peores cerillas del mundo”, se vendieron mediante el ardid de que el Estado llegó a prohibir la importación de encendedores. La producción de hielo de las compañías Hielo Polar, S.A. y La Hielera, S.A., en marquetas y cubitos, gozaba también de un monopolio que incluía el abastecimiento de los hospitales del Estado y de los cuarteles del ejército. Finalmente, la protección a la empresa Metales y Estructuras, S.A. (METASA) fue otro de los casos señalados en mayo de 1977. El Ministerio de Economía recibió órdenes de Somoza de cancelar al régimen preferencial a varias pequeñas compañías competidoras, bajo el alegato de que METASA estaba “siendo perjudicada”. Con ese simple argumento, los pequeños industriales fueron de nuevo grabados con altos impuestos, mientras METASA conservó su régimen total de exenciones. n) Negocios turbios los relacionados con la salud, se dieron tanto en el sector de la farmacia como en el de la venta de sangre. La Compañía de Productos Farmaceúticos SOLKA adquirió un préstamo de 60.000.000 C$ del Banco Nacional de Nicaragua para la expansión y modernización de sus instalaciones industriales. Pero los propietarios no invirtieron debidamente el crédito y se vieron con muy serias dificultades para hacer frente a su reembolso. Sin otro recurso, visitaron a Somoza, a quien ofrecieron una gruesa participación en las acciones, a cambio de un arreglo. El arreglo consistió en que, una vez dueño Somoza de parte de SOLKA, el crédito podía ser abonado con medicamentos que entregara al Instituto de la Seguridad Social, regentado por la esposa de Somoza, Hope Portocarrero y, después, el Instituto pagaría directamente al banco. La venta de quinina fue objeto de otro de los escándalos conocidos en tiempo del viejo Somoza. La quinina se vendía a precios exorbitantes en regiones donde abundaba la fiebre, por lo que fue uno de los productos de mayor rentabilidad. Pero, además de que los usuarios tenían que abonar los altísimos precios reque-
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ridos, lo normal era que estuviera mezclada con grandes cantidades de harina, con las consecuencias lógicas de ineficacia o perjuicio para sus consumidores. En el caso de Nicaragua, Lorenzo Guerrero, el que sería después “presidente fantoche” en en1966-67, que era médico, estando de embajador en México fue el que le organizó el negocio a Somoza García. Le envió quinina para una cruzada contra el paludismo, pero como era adulterada no fue efectiva para combatirlo. Desde entonces a Lorenzo Guerrero se le conoció como “Lorenzo Quinina”. También la venta de sangre fue otro de los negocios de Somoza. La compañía Centroamericana Plasmaféresis, S.A. se había fundado en 1971 con una capital de 500.000 USA$. El propio Somoza había visitado Haití en 1971 para observar las técnicas de esta clase de negocio, establecido por entonces allí por Baby Doc Duvalier y el negocio consistía en comprar a la gente más pobre y miserable —principalmente a alcohólicos— sangre a 5 USA$ el medio litro. Una vez procesada la sangre, se exportaba a EE.UU, Suecia, Bélgica y España, en forma principalmente de plasma, con un valor del 1000% superior al que lo habían pagado. El conocido financiero Eugenio Dwdkievicz, ex-supervisor de todos los negocios de Somoza, era uno de los ejecutivos de Plasmaféresis y Somoza había preparado mucho antes la cuestión legal para la implantación de ese negocio en Nicaragua: para incrementar aún más los beneficios, la “industria” fue catalogada por el Ministerio de Economía de Nicaragua entre los “productos biológicos de carácter nuevo”, que gracias al decreto nº 52, publicado en el Diario Oficial, La Gaceta, el 28 de julio de 1971, “otorgaba” grandes exacciones al procesamiento de esa clase de productos por un período renovable de 10 años221. El negocio no llegó a subsistir los primeros diez años porque en febrero de 1978, en una manifestación, tras la muerte de Pedro Joaquín Chamorro, el pueblo incendió los locales como repudio al régimen222. o) El aprovechamiento de sumas de rescate en el enfrentamiento con el FSLN de 1974. Incluso en una ocasión tan de desventaja política para Somoza, como lo fue la negociación que se vio obligado a llevar a cabo con el comando del FSLN que protagonizó el asalto a la casa de Chema Castillo, en diciembre de 1974, el presidente supo sacar un nada despreciable beneficio económico. La demanda original fijada por el comando “Juan José Quesada” del FSLN para liberar a los rehenes capturados durante el asalto incluía el pago de una suma de rescate de 5.000.000 USA$. Al final de las negociaciones, que concluyeron con la libertad de los rehenes y el traslado de los miembros del comando a Cuba, éste aceptó la contrapropuesta de Somoza de 1.000.000 USA$, una vez satisfechas las otras demandas. 221 La Prensa, 4-10-1977. 222 La planta estuvo situadas en el Km. 3 ½ de la carretera de Masaya. El negocio era dirigido por el cubano batistiano Pedro Ramos y los asuntos técnicos por el médico nicaragüense Rolando Santamaría.
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Pero el proceso de la obtención del dinero y de los pagos se conoció posteriormente y había sido el siguiente: Somoza, directamente y por medio del presidente del Banco Central, Roberto Incer, había gestionado con el Federal Reserve Bank de EE.UU. el envío de los 5.000.000 USA$, en billetes de denominaciones mezcladas. Un funcionario de la Embajada de Nicaragua en Washington, en ausencia del embajador Sevilla Sacasa, que se encontraba entre los rehenes, se encargó de obtener el dinero y los sacos lacrados fueron transportados en un jet, especialmente fletado desde Miami, hasta Managua, que Incer recibió en el aeropuerto “Las Mercedes”. Los sacos fueron puestos en una furgoneta blindada del Banco Central y allí había 5.000.000 USA$, pero el comando recibió antes de despegar hacia Cuba sólo el millón ya mencionado. Somoza no quiso revelar nunca a cuánto había ascendido el rescate pagado y el Estado nunca recuperó la parte sobrante. De ese modo, el secuestro de sus más íntimos allegados la noche del 27 de diciembre de 1979 significó para Somoza una ganancia de 4.000.000 USA$. p) Los agasajos a la familia Somoza eran también motivo de enriquecimiento para sus amigos. Los grupos adeptos a la familia realizaron brillantes negocios organizando “homenajes” a Anastasio Somoza Debayle. A estos agasajos y banquetes debían asistir los empleados y maestros bajo amenazas de destitución, y para su organización se pagaban cuotas obligadas. En el mes de diciembre de cada año, “los amigos” de Anastasio Somoza Debayle celebraban largas reuniones antes de decidirse por un regalo apropiado de cumpleaños, que se compraba también a base de contribuciones. Entre esos regalos hubo toros de raza, caballos, yates, y hasta una piara de cerdos extranjeros. q) Los depósitos bancarios no declarados fueron otra de las actividades denunciadas incluso por la prensa extranjera, pero muy difíciles de demostrar. Se daba por sabido que la familia poseía cuentas bancarias numerosas en Suiza y EE.UU., como respaldo ante una eventual salida precipitada del país, que temieron desde años antes de que se diera el final del régimen. Las compañías extranjeras que tenían negocios con la familia, o que debían pagarle comisiones, abonaban directamente sus pagos en esas cuentas y, a través de ellas, se contribuía también a la financiación de las campañas políticas. Ya años antes de la caída de la dictadura, la valoración que se hacía de los activos de la familia sobrepasaba los 400 millones USA$ y se calculaba que la mitad debía encontrarse en bancos extranjeros223. *** Pese a todo lo descrito, es evidente que en este trabajo se ha logrado solo un acercamiento modesto a la voluminosa cantidad de propiedades de todo tipo que acumuló la familia Somoza. Por ello, dadas las limitaciones insalvables en 223 New York Times, 9-5-1974, citado por Wheelock, J y Carrión, L, Ob. Cit., p. 164.
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el momento actual, se ha tratado de ofrecer una perspectiva más cualitativa que cuantitativa de la incuestionable ambición que persiguió a la familia gobernante hasta su derrota final. Después de haber finalizado un intento de esta índole, surge inevitablemente la duda acerca del juicio que merecería a los protagonistas su trayectoria vista desde la actualidad. Qué pensarían ahora, después de tantos años, del modo en que ejercieron su gestión empresarial y de los métodos de acumulación de su fortuna. Y, a este respecto, es del máximo interés la excelente entrevista del periodista nicaragüense Fabián Medina Sánchez a Anastasio Somoza Portocarrero, “El Chigüín”, actualmente sin actividad política conocida y residente en Guatemala. Sus respuestas, sobre los temas más variados, sorprenden e impactan y pueden ser una muestra de la visión actual de los vástagos de la familia Somoza que vivieron y conocieron los años de la dinastía en el poder. Como es habitual en casos similares, no hay en su análisis asomo alguno de autocrítica o de reconocimiento del manejo de medios ilícitos —sino ilegales, dada la facilidad de convertir lo ilegal en legal cuando interesaba a los mandatarios del régimen— para el logro del enriquecimiento de la familia224. El “Chigüín” —con un cinismo, en realidad previsible— contesta a Fabián Medina que de haber sido la de su familia una fortuna ilícita, se debería haber procedido judicialmente, haber probado esas irregularidades y haber aplicado la ley. Sin embargo él, que tiene los títulos de todas las propiedades, no ha visto más que cartas de compra y venta, pero no confiscaciones ni expropiaciones225. Incluso, a la pregunta de la procedencia de ese dinero para comprar la cantidad de bienes que, según él habían sido comprados, contesta que su abuelo, Anastasio Somoza García, el fundador de la dinastía, creía en el crédito, y que eso está documentado. Afirma que, por ello, al morir dejó una enorme deuda con el Banco Nacional de Nicaragua —que sus sucesores tienen todavía que liquidar— pero que no fue una persona que mandara imprimir plata para pagar. Como síntesis de la forma en que acumularon propiedades su padre y su abuelo, la explicación que da, y de la que “El Chigüín” parece satisfecho, es que “eran personas que vivían en un país, se involucraban en él y vieron las oportunidades226”. Eso, al parecer, lo resumía todo.
224 Entrevista a Anastasio Somoza Portocarrero en: Medina Sánchez, F: Los días de Somoza. Imprenta La Prensa, Managua, 2009, pp. 53-85. 225 Ese comentario es una alusión directa y acusadora de las confiscaciones y expropiaciones a los Somoza de la legislación sandinista. 226 Medina Sánchez, F., Ob. Cit., p.73.
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Vii. coNsideracioNes FiNaLes
Plaza de la República atestada de gente el día de la llegada de la Junta de Gobierno, el 20 de julio de 1979. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
Como síntesis de los temas centrales del presente trabajo, o parámetros que se desarrollaron durante el régimen de los Somoza, habría que destacar los siguientes aspectos: 1. La compleja ingeniería política elaborada por el fundador del somocismo, Anastasio Somoza García —el logro del apoyo incondicional de su ejército-policía, la Guardia Nacional, la combinación de pactismo y represión, el ejercicio de la demagogia populista y el servilismo con respecto a EE.UU.— no fue seguida con la misma habilidad por sus hijos. Luis Somoza Debayle también se lo propuso, pero no lo logró porque su juego populista y las raquíticas reformas que llevo a cabo, pusieron en evidencia sus limitaciones y, con Anastasio Somoza Debayle, la cada vez más burda persecución de sus oponentes alcanzó cotas que provocaron duras críticas internacionales hasta desembocar en su caída. La dictadura de los Somoza fue un ejemplo muy significativo de los sistemas autoritarios de la Guerra Fría, siempre al amparo de las grandes potencias. Pero, si bien el modelo soviético de la URSS se trasplantó al Bloque del Este sin rectificaciones apenas, como un esquema fotocopiado, en del Bloque Occidental, y sobre todo en Centroamérica, se adoptó una perversión del modelo norteamericano. Siempre respaldado por EE.UU., y con una apariencia institucional “democrática”, fue sólo una capa superpuesta a sistemas dictatoriales. Unas dictaduras con Constitución y con elecciones, pero dictaduras sin nada que las diferenciaran de las que no las tenían, y que en nada mermaban las arbitrariedades e impunidad de sus Jefes de Estado, fueran civiles o militares. El interés prioritario y permanente de los EE.UU. en Nicaragua, como en el resto de las dictaduras que apoyaron, fue primordialmente el económico. Ello se puso de manifiesto desde los inicios del régimen, en la colaboración directa de Somoza García en el derrocamiento de Jacobo Arbenz de Guatemala, en 1954, donde se utilizó el argumento de la defensa del país “frente al comunismo”, pese a que el proyecto de Arbenz fuera estrictamente nacionalista. Más tarde, desde la revolución cubana de 1959 —cuando Luis Somoza Debayle ofreció el solar nicaragüense para el ataque a Bahía de Cochinos, y la invasión, ayudada por la fuerza aérea, partió en gran medida de Puerto Cabezas— el destino de Nicaragua quedaría sellado al de los EE.UU. Los Somoza se reafirmarían como los “gendarmes anticomunistas del Caribe” y así siguieron hasta el final de la dinastía. Sin embargo, detrás de ese objetivo, tan coherente con los planteamientos de la Guerra Fría, en todas partes fueron los intereses económicos los que realmente primaron, dado que las políticas que se opusieran a ellos eran tildadas de inmediato de “comunistas”, porque con sus nacionalizaciones y reformas agrarias obstaculizaban las inversiones norteamericanas.
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2. Por lo que se refiere a las relaciones con la oposición, la dictadura somocista alternó desde sus inicios los pactos con la oposición legalizada y la represión para con los grupos o partidos no legales, los que representaban los intereses de las capas más bajas del espectro social y económico, a través de su aparato represivo: la Guardia Nacional, a la que los Somoza despojaron de su identidad de ejército de la nación para convertirla en servidores y protectores de su familia. Sin embargo, los grupos sociales no reconocidos, y denostados por la política oficial, comenzaron pronto a enfrentarse a la dictadura y a organizarse lentamente alrededor del protagonismo del FSLN. En el lado contrario de la trinchera, las largas garras de la Operación Cóndor alcanzaron a Nicaragua, como a buena parte del continente latinoamericano en la etapa más dura del enfrentamiento, la década de 1970. Su metodología, aprendida en la Escuela de las Américas, de la Zona del Canal de Panamá, con sus asesores para entrenamiento en “políticas preventivas” y “operaciones de contrainsurgencia”, caló en Nicaragua con especial intensidad, ya que allí transcurría una parte de la formación de los oficiales de la Guardia Nacional. Compartieron con el resto de las dictaduras del continente la formación teórica de “odio al comunismo”, sus prácticas de coacción y sus métodos de tortura, que practicaron algunos oficiales, aunque la mayoría delegaban en la tropa. Ésta, con muy poca formación y mal pagada, utilizó formas brutales de sometimiento y se aprovechó de su posición cometiendo todo tipo de abusos. La muerte y desaparición de campesinos y el maltrato en las cárceles fueron conocidos por numerosos testimonios y por cartas clandestinas de los presos políticos, y la guerra que Somoza libró contra su propio pueblo fue tan excesiva que escandalizó al mundo y lo situó del lado de la revolución. El balance de la represión en todo el período arroja unas cifras de muertos y desaparecidos en Nicaragua que son, proporcionalmente a su población, de las más elevadas de América Latina. 3. El sistema económico-social, y las redes de relaciones clientelares que mantuvo y sostuvo la familia Somoza, le procuraron un excepcional enriquecimiento, junto a una reducida élite, durante casi todas sus etapas de gobierno. No obstante, desde la desastrosa gestión de la ayuda internacional recibida tras el terremoto de 1972, se abriría una brecha insalvable entre la familia y su antigua corte de halagadores enriquecidos. La codicia del último Somoza le costaría el abandono de sus antiguos compañeros de viaje, que se unirían a la oposición no legal, a la que antes nunca se habían aproximado. El desenlace sería el triunfo de la oposición, ya en un solo bloque, y la derrota final de la dictadura. Pero ello no llegó de manera pacífica, sino con una auténtica guerra civil entre un régimen que no se resignó nunca a su caída y una oposición decidida a vencer o morir. Así pues, la situación de crisis y empobrecimiento a la que llevaron los combates de los dos últimos años, unido a la masiva salida de capitales, tanto de los Somoza como de muchos de los empresarios más adinerados del país, dejaron para el futuro un país descapitalizado y una herencia desastrosa. Cuando en julio de 1979 triunfó la revolución, la estructura de la propiedad era sumamente desequilibrada: 1.651 grandes propietarios rurales —el 1,9% de las empresas agrícolas— concentraban casi el 50% de la tierra. En el otro extremo, los
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65.732 pequeños propietarios —el 75,7% de los empresarios agrícolas— apenas poseían el 13% de la tierra. En la industria manufacturera, 140 fábricas, con un capital fijo de 15 millones de córdobas, controlaban más del 50% de la producción total del sector. La agricultura, debilitada por el reducido flujo de inversiones, vendía como materia prima su producción exportable, a la vez que la producción de granos básicos y alimentos se había desplazado a las peores tierras. La industria, mal organizada, con maquinaria obsoleta, y del todo dependiente de suministros importados, no podía tener más que una escasa articulación con la agricultura y unos niveles muy bajos de procesamiento de las materias primas del país. Todo ello afianzó la situación de dependencia extrema de las importaciones y condicionó el carácter de las exportaciones. Las inversiones se habían canalizado hacia actividades improductivas: especulación urbana, volcada a la construcción de viviendas e infraestructuras sólo para los sectores altos y medios, y especulación financiera. De hecho, en toda la década de 1970, los niveles de productividad en ganadería, algodón, café y azúcar siguieron siendo los mismos que en la década anterior, y la inversión industrial, apenas fue significativa. El producto interior bruto decreció un 32, 7%, entre 1978 y 1979 y dejó el ingreso por habitante en los niveles de 1962; la deuda heredada ascendió a 1.600.000.000 USA$, de los que el 53% se debían a la banca privada internacional. En definitiva, los daños estimados por la ONU y el BIRF fueron de 4.328.000.000 USA$, lo que suponía el producto interior bruto de dos años y los ingresos de las exportaciones de ocho años. La destrucción de activos fijos de los últimos años de la dictadura sumó 520.000.000 USA$, más la pérdida del hato ganadero, de la mitad de la flota pesquera y más de la mitad de la capacidad constructiva. En consecuencia, las reservas internacionales brutas, únicamente ascendían, en el momento de la caída de la dictadura, a 3.000.000 USA$, lo que apenas permitía financiar las importaciones de un día y en el ciclo agrícola 1979-1980 sólo se pudieron sembrar 50.000 manzanas de algodón1. 4. Después del triunfo de la revolución, y de que las primeras instituciones fueran las de una democracia formal —la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN), como ejecutivo provisional y un Consejo de Estado pluripartidista, como legislativo, con la misión de promulgar una ley electoral—, la primera reunión importante de los cuadros dirigentes del FSLN, la denominada Asamblea Sandinista, realizada del 21 al 23 de septiembre de 1979, marcó el inicio de un cambio de rumbo. Allí se acordó acelerar el proceso revolucionario y crear las estructuras necesarias para ese fin, lo que significó prácticamente construir los instrumentos necesarios para garantizar la hegemonía del FSLN y acelerar el proceso revolucionario. Con ese objetivo, se decidió el mantenimiento de las leyes de emergencia por más tiempo del previsto 1 “La herencia somocista”, en el Informe sobre el Modelo Económico de la Revolución Popular Sandinista de la Plataforma Electoral de 1984. AECM-080.
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anteriormente, se incrementó la representación de las organizaciones integradas por sandinistas en el Consejo de Estado y se mantuvieron los Tribunales Especiales y las Leyes económicas de orden público. Todo ello tendría consecuencias en la etapa recién estrenada. 5. A todo ese cúmulo de circunstancias y a la desastrosa situación económica en que se encontraba el país, deberían enfrentarse los nicaragüenses a partir de ese momento. La labor era gigantesca y pronto sería interrumpida por la administración Reagan, contraria a las reformas que se plantearon los sandinistas en cuanto comenzaron a gobernar. A partir de ese momento, tanto el FSLN como la oposición tradicional tuvieron claras sus posiciones: el FSLN entendió que los sectores tradicionales se plegarían a la solución militar impulsada por EE.UU, que ya por entonces se hacía a través del ejército de Argentina y con la colaboración de Honduras. Los sectores políticos tradicionales, así como a la empresa privada, también supieron que los apoyos del FSLN estarían fundamentalemente en Cuba, la Unión Soviética y sus aliados. El rechazo de EE.UU. y de la nueva administración Reagan se concretaría pronto en la intervención de la CIA, con la colaboración de ex guardias nacionales y del sector campesino descontento con las disposiciones de la reforma agraria sandinista, que se unirían en la denominada “Contra”, originando al recién nacido régimen un nuevo problema que sembraría desde sus inicios una de las semillas de su caída.
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Viii. epÍLogo
Llegada de los sandinistas a la Plaza de la República el día del triunfo de la revolución, 20 de julio de 1979. Archivo del Centro de Historia Militar (ACHM). Managua.
El final de un trabajo como el que se ha desarrollado en este libro tiene inevitablemente una implicación personal. La objetividad del historiador es una pretensión obligada, pero igualmente obligado es exponer con claridad la relatividad con la que ésta puede abordarse. Si en la actualidad es sobradamente reconocido que el experimentador de laboratorio debe contar con la variable de su propia intervención en el experimento, mucho más se da este hecho innegable en un tema de carácter humanístico. Pretender aislar el factor de la influencia del estudioso sobre el tema objeto de estudio, rozaría la imposibilidad y el hecho de no reconocerlo sería deshonesto. La convivencia durante mucho tiempo con documentos primarios, testimonios, cartas, memorias de protagonistas, bibliografía especializada y entrevistas a muchos de los que vivieron los hechos aquí relatados, no otorga, a mi entender, una licencia para emitir un juicio, pero sí para expresar una opinión sin más valor que la percepción personal de la esencia ya destilada de todo lo leído, de todo lo pensado y reflexionado, acerca de un período de casi medio siglo en que un país tuvo que realizar un enorme esfuerzo para cambiar y reescribir su historia en circunstancias muy difíciles, y que lo logró. En toda la historia de Nicaragua, desde el primer rechazo a los marines, en la gesta primigenia de Sandino, hasta la elaborada estrategia del FSLN, en su planteamiento de la insurrección final, alternando períodos de latencia con otros de lucha enconada, no hubo tregua ni abandono de una actitud de oposición frontal a la dictadura. Oposición al poder arbitrario, oposición a la intervención y dependencia extranjera, oposición a la injusticia, al abuso y, en definitiva, a la violación de la dignidad nacional e individual. Y, cuando finalmente, surge la pregunta clave ¿cómo se pudo derrocar una dictadura y cómo pudo triunfar la revolución?, la reflexión vuelve de nuevo, porque las revoluciones no triunfan. Suelen ser inmoladas. Son contadas las que en la historia han triunfado y, a veces, sólo unos días. En Nicaragua confluyeron una serie de factores que la hicieron singular, y tal vez por ello, irrepetible. Porque, pese a que se mantenga tantas veces, la historia no se repite nunca. Y en este caso tampoco. Pero es útil repensarla cuantas veces sea posible y es imprescindible estudiarla a fondo, desmenuzarla y analizarla. En el proceso de lucha contra la dictadura, en Nicaragua se arrastraba un sustrato de malestar continuado de la población económicamente más débil, un desequilibrio social inadmisible, a lo que se enfrentó la actitud valiente y arries-
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gada de sus gentes, que fue creciendo exponencialmente hasta que dio lugar a una respuesta revolucionaria de toda la población. Pero no hubiera sido posible sin las dosis de generosidad y pragmatismo de todos los sectores que lograron encontrar puntos de unión dentro de su diversidad. Los sectores más pudientes, los que no comulgaban con los principios sandinistas, los revolucionarios, los más pobres, los eclesiásticos y cristianos. Todos con motivaciones distintas frente a las mismas injusticias, supieron encontrar un objetivo común: poner término a la dictadura. Y lo rubricaron finalmente con la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGNR) que demostraba, teóricamente, ese intento de entendimiento. La JGNR —compuesta por Violeta Barrios de Chamorro, Moisés Hassan Morales (MPU), Alfonso Robelo (MDN), Sergio Ramírez Mercado (grupo de Los Doce) y Daniel Ortega (FSLN)— aparecía como un compendio de todos esos grupos que se habían unido para hacer posible el cambio. Sin embargo, en la propia composición de la Junta estuvo ya el inicio de posteriores disensiones. Tres de sus miembros estaban muy ligados realmente al FSLN: Sergio Ramírez era de Los Doce, pero secretamente pertenecía al FSLN desde 1975; Moisés Hassan era del Movimiento Pueblo Unido (MPU), pero con fuertes relaciones con el FSLN y, según algunas fuentes, también militante secreto; Daniel Ortega, de la tendencia insurreccional, fue situado en la Junta por su hermano Humberto que, como jefe del ejército, era un personaje con gran peso político en la cúpula directiva. Y sólo con esos tres miembros, el FSLN, se aseguraba una mayoría en caso de discrepancias. En cuanto a los dos restantes, Violeta Barrios de Chamorro provenía de un sector cristiano conservador, además de representar el notable capital político heredado del prestigio de su esposo, Pedro Joaquín Chamorro. Pero un hecho que ayudó en su elección fue que tuviera dos hijos en el FSLN, Carlos Fernando y Claudia. Aunque bien es cierto que pronto dejaría su puesto precisamente por estar en desacuerdo con la preeminencia sandinista. Por último, Alfonso Robelo, representaba a la empresa privada, pero con las más fluidas relaciones con el FSLN, y aún así, también saldría de la Junta poco más tarde. En el FSLN, aunque desde los inicios de Carlos Fonseca y algunos de sus líderes más formados se pensara en una revolución socialista, no dejaba de ser una aspiración teórica que no estuvo acompañada de una estrategia orientada a lograr esa finalidad. Por un lado, en Nicaragua, la izquierda tradicional era muy limitada ideológicamente y, por otro, en América Latina las discusiones de orden teórico sobre si era preferible la línea de Moscú —incluidas sus diferencias internas y las del Bloque del Este de Europa— o la de Pekín, no tuvieron la repercusión que en otros lugares. Ni siquiera las más cercanas geográficamente, como las experiencias frustradas de la Revolución Mexicana o el APRA en Perú influyeron gran cosa.
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Fue la revolución cubana la que realmente influyó por las afinidades con Nicaragua respecto a su carácter más latinoamericano y antiimperialista. Sin embargo, y dada la diversidad de grupos que posteriormente se fueron aglutinando en torno al FSLN, éste no tuvo un proyecto realmente definido hasta 1979, y lo que había motivado a los otros sectores ajenos a los partidos tradicionales había sido el rescate de las ideas de Sandino, relacionadas con la solidaridad latinoamericana, y la autonomía frente a la política norteamericana. El mismo FSLN, si bien tuvo sus discusiones internas en el orden teórico, aun con la admiración hacia Cuba, difícilmente podría haber concebido un cambio posterior a Somoza que implicara una sociedad socialista y unas estructuras de poder formales propias de un Partido Comunista. Se podía pensar como algo deseable, pero muy lejano en el tiempo. Incluso el Programa de Gobierno, que fue el documento madre para la futura organización —que contemplaba elecciones, pluripartidismo y economía mixta— se dio a conocer de manera especial a gobiernos social-demócratas y social-cristianos, en especial a México, Costa Rica y Venezuela, y no a los países comunistas Fue al desmoronarse totalmente el régimen somocista, pocos días antes del triunfo de la revolución, cuando se concibió más seriamente la posibilidad de implantar un régimen socialista en un futuro no tan lejano como se había creído hasta ese momento. Así pues, ese cambio de coyuntura se vería reflejado en las conclusiones de la Asamblea Sandinista de septiembre de 1979 y en la promulgación de los decretos de abril y mayo de 1980. Desde entonces, el dominio efectivo de El Frente quedó asegurado y el resto de los grupos que antes le habían prestado su apoyo, se lo irían retirando en poco más de un año. El FSLN había escalado un durísimo camino para llegar al triunfo que significó derrocar a la dictadura somocista. Había perdido a muchos de los suyos en ese trayecto y varios de sus líderes tenían, además, la convicción doctrinaria de que en el futuro se precisaba un partido de vanguardia para hacer efectivo el cambio. Ciertamente, no había garantías que pudieran desechar los temores de una posible involución, ni tenían motivos en su historia para valorar la democracia formal. Para ellos era prioritaria la “democracia económica”: el poner fin a las desigualdades y el asentar unas instituciones que crearan un verdadero nuevo orden social más justo. La evolución posterior, contemplada desde la perspectiva que da el tiempo, desde la distancia actual, requiere ser nuevamente analizada. Lamentablemente, los hábitos y aprendizajes condicionan los futuros y el pueblo nicaragüense, como tantos otros, había aprendido que el poder era un privilegio. Que las elecciones eran siempre manipulables. Que con el vecino del Norte, poderoso, había que transigir para sobrevivir. Que a la dictadura, había que aceptarla o estar dispuestos a perder la vida. Y que era algo normal que se encumbraran los que
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tenían el poder. Sin embargo, aún con esa carga, alimentaron el sueño de desterrar el pasado y empezar de nuevo. Y consiguieron por un momento tener ante sí un futuro esplendoroso. La revolución triunfó, pero se malogró. Y las razones fueron múltiples. Algunas, las externas, fueron inevitables, o al menos, incontrolables. Pero para comprender el peso de las otras, de las generadas dentro de la propia casa, será imprescindible regresar críticamente sobre el sendero recorrido, observar los aciertos y los errores, ya que en ese trayecto se dañaron sus frutos. La dureza de la lucha contra la dictadura, el alto coste personal y humano pagado por ese pueblo, que lo dio todo en su empeño por derrocarla, explica en gran parte la situación actual de Nicaragua. Por una parte, la experiencia de haber vencido a la tiranía sólo con un enfrentamiento muy violento, pareció transmitir a una gran mayoría la certeza de que el cambio político sólo era posible con una revolución. Y el precio había sido tan grande que terminaría siendo un factor de freno y conformismo social. Por otra, la fidelidad de los nicaragüenses a las siglas que entonces defendieron sus muertos, ha ido dando lugar a una fuerte inercia en el voto, pese a las sustanciales diferencias de comportamientos del actual partido gobernante con las de aquel Frente Sandinista que derrotó a la más prolongada dictadura de América Latina. Analizar y extraer conclusiones del pasado no servirá nunca para obtener una receta salvadora, pero será la herramienta para encontrar alternativas, para explorar nuevos senderos y dejar que broten nuevas soluciones, que jamás serán las mismas, sino las de otras gentes, las de los hijos del mañana.
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Xi. apéNdices
La Sombra de Sandino, en la Loma de Tiscapa. Escultura del P. Ernesto Cardenal.
apéNdice i: Los FuNdameNtos deL sistema autoritario (1936-1956) I. 1. Carta de José María Moncada a Salvadora Debayle de Somoza de 6 de febrero de 1933 Doña Salvadora de Somoza. Managua: “Estimada Yoya: amanecí con buen humor para invitarla a venir a Masatepe el día de Trinidad, en mayo o junio. El Señor de Trinidad es un Cristo de ébano que suda de su cuerpo muy claras gotas. La gente lleva algodones y, con todo respeto, limpia el sudor del Cristo para conservarlo como talismán. Algo parecido ha pasado ahora en Managua con la llegada de Sandino. Todos, con el debido respeto, le han limpiado el cuerpo de sudor. Usted que tiene toda la confianza con su marido, pídale un algodoncito empapado en Sandino y me lo envía, para guardarlo aquí como Talismán. Si no pudiera Tacho hacerme ese servicio, tal vez me lo haría el doctor Federico Sacasa, o su hermano, el señor presidente, o alguno de los que se sentaron a la mesa con el famoso bandolero. Ésta es de humor, pero puede servir para que Don Tacho, su marido, se acuerde de los galeotes, a quienes don Quijote libertó, o de aquél consejo de Galart, un escritor militar, quien decía que un buen jefe nunca debe dormirse confiado en la buena fe de un tratado. Muchos saludos y recuerdos de su afectísimo. José Mª Moncada”1.
1 Carta enviada al mes del nombramiento de Sacasa como Presidente y de su pacto con Sandino sobre el desarme de su ejército. AIHNCA, ASG-116.
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I. 2. Lista completa de ejecutados y sometidos al Consejo de Guerra tras el intento de atentado contra Anastasio Somoza García del 4 de abril de 1954: Capturados y sometidos a Consejo de Guerra
Ejecutados Pablo Leal Rodríguez: civil, jefe de la rebelión Adolfo Báez Bone, teniente, ex G.N. Luis Felipe Báez Bone, civil Manuel Agustín Alfaro, teniente ex G.N. Carlos U. Gómez Ugarte, teniente ex G.N. Rafael Choseul Praslin, teniente ex G.N. José María Tercero Lacayo, capitán ex G.N. Luis Felipe Gabuardi Lacayo, civil Eduardo Granillo, civil Edgar Gutiérrez, civil Ernesto Peralta, civil Francisco Madrigal, civil Miguel Reyes Ramírez, civil Juan Martínez Reyes, civil Juan Ruiz, civil Humberto Ruiz, civil Pedro José Reyes, civil Francisco Caldera, civil Octavio Morazán, civil hondureño Amador Soler, civil hondureño
Jorge Rivas Montes, militar hondureño Amadeo Baena, teniente ex G.N. Adolfo Zavala, capitán ex G.N. Julián Salaverry, civil Eduardo Avilés Castellón, civil Luis Morales Palacio, civil Fernando Solórzano Chamorro, civil
Fuente: Boza, F.: Memórias de un soldado. Pavsa, Managua, 2007, pp. 202-203
1.3. Retrato sobre el régimen de Somoza García de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, su eterno crítico desde las páginas del diario La Prensa “Durante el tiempo que gobernó Somoza García, como ocurría en todos los países latinoamericanos dominados por dictaduras, Nicaragua aparentaba ser una democracia, pero no lo era. Había cambiado la Constitución todas las veces que le había hecho falta para ser presidente. Tenía un Congreso presidido por su hijo Luis, que llevaba todos los días, desde el palacio de su padre, la vigilante consigna de lo que se debía hacer. En sus bancas había cabida para un grupo de opositores que gritaban de vez en cuando algunas verdades al Gobierno, pero sus votos jamás podían derrotar a la mayoría impuesta por Somoza. Su Corte Suprema había ido cayendo desde una relativa independencia hasta la más absoluta dependencia de sus caprichos y órdenes (…) Él tenía los rasgos típicos del dictador occidental: violación constante de la Ley por el más fuerte, voluntad arbitraria, necesidad de hacer prevalecer su capricho sobre las normas legales (…).
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Su carrera fue hija de la ocupación norteamericana en Nicaragua (…) y los ministros no eran más que escribientes del presidente (…) Muchos hombres padecieron largas prisiones sin juicio y una verdadera legión de nombres corresponden a los asesinados (…) Somoza y la ley eran contradictorios. Él era un tirano en todo el sentido de la palabra, un hombre que pretendía estar encima de todo y que sólo obedecía los dictados de su propia emotividad. (…) Había un puerto que llevaba su nombre, un pueblo que se llamaba “Villa Somoza”, una avenida Somoza, un parque con el nombre de su hija Lilliam, cuyo retrato también estaba impreso en los billetes de un córdoba. Tenía innumerables bustos, lo condecoraban cinco o seis veces al año y, frente a la entrada principal de un estadio, al que puso también su nombre, había una estatua suya de bronce, que lo representaba a caballo, vestido de militar y cuajado de medallas. Para él, lo esencial era sobresalir en todo: su equipo de béisbol no podía perder, sus caballos pura sangre debían ganar en el hipódromo y sus ejemplares vacunos, tenían que salir premiados de las ferias agropecuarias (…) Nicaragua estaba poblada de fotografías suyas en toda clase de posiciones, entre las que había una que ostentaba el título de “Pacificador” y, otras que, imitando la fraseología del ex-Dictador de Argentina, Juan Perón, decían: “Somoza Cumple” o “Somoza creó una doctrina y forjó una nueva Patria” (…) Su megalomanía lo llevó a veces al ridículo de propalar por todos los medios de publicidad conocidos, lemas como uno que decía: “Nicaragua en marcha, con Somoza al frente”. En realidad, una copia de la conocida frase de la marca de automóviles Ford: “El mundo en marcha, con Ford al frente”2. apéNdice ii: coNsoLidacióN y eNdurecimieNto de La dictadura (1956-1979) II. 1. Carta de Rigoberto López Pérez a su madre, escrita días antes del atentado a Anastasio Somoza García Mi querida madre: “Aunque usted nunca lo ha sabido, yo siempre he andado tomando parte en todo lo que se refiere a atacar al régimen funesto de nuestra patria y en vista de que todos los esfuerzos han sido inútiles para tratar de lograr que Nicaragua vuelva a ser (o sea por primera vez) una patria libre, sin afrenta y sin mancha, he decidido aunque mis compañeros no querían aceptarlo, el tratar de ser yo el que inicie el principio del fin de esa tiranía... Espero que tomará estas cosas con calma y debe pensar que lo que yo he hecho es un deber que cualquier nicaragüense que de veras quiera a su patria debía haber llevado a cabo hace mucho tiempo. 2 Chamorro Cardenal, P. J.: Estirpe Sangrienta: Los Somoza. La Prensa, Managua, 2001, pp. 56-60.
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Lo mío no ha sido un sacrificio sino un deber que espero haber cumplido. Si usted toma las cosas como yo deseo, le digo que me sentiré feliz. Así que nada de tristeza que el deber que se cumple con la patria es la mayor satisfacción que debe llevarse un hombre de bien como yo he tratado de serlo... Si toma las cosas con seriedad y con la idea absoluta de que he cumplido con mi más alto deber de nicaragüense, le estaré muy agradecido”3. Su hijo que siempre la quiso mucho, Rigoberto II. 2. Cargos de la Corte de Investigación a los acusados de la muerte de Anastasio Somoza García, del 20 de noviembre de 1956 y Sentencia del Consejo de Guerra de 21 de septiembre de 1957 a) Cargos de la Corte de Investigación: 1. Edwin Castro Rodríguez, Ausberto Narváez Parajón, Cornelio Silva Argüello y Juan Calderón Rueda: coautores del delito de asesinato, autores del delito de rebelión contra el gobierno constituido y autores de atentado contra la autoridad. 2. Enoc Aguado Farfán, Ricardo Wassmer Montalbán y Enrique Lacayo Farfán: coautores de los delitos de atentado contra la autoridad y autores del delito de rebelión. 3. Emilio Borge González, Alonso Castellón, Benjamín Robelo, Gabriel Urcuyo Gallegos, Abelardo Baldizón, Hernán Argüello, José María Barrera Sanabria, Noel Jirón Balladares, Emilio Larios, Francisco Frixione Saravia y Pedro Joaquín Chamorro Cardenal: encubridores del delito de asesinato y del delito de rebelión. 4. Tomás Borge: encubridor del delito de asesinato, de atentado contra la autoridad y de delito de rebelión. 5. Julio Alvarado y Ramón R. Martínez: encubridores del delito de asesinato y coautores del delito de rebelión contra la autoridad”. b) Sentencia del Consejo de Guerra: 1. “Edwin Castro Rodríguez, Ausberto Narváez Parajón, Cornelio Silva Argüello y Juan Calderón Rueda: 15 años de cárcel. 2. Enoc Aguado Farfán, Ricardo Wassmer Montalbán, Enrique Lacayo Farfán, Julio Alvarado Ardila, Ramón R. Martínez, Noel Jirón Balladares, Emilio Borge González, Alonso Castellón, Benjamín Robelo y Tomás Borge: 9 años de cárcel. 3. Francisco Frixione Saravia y Pedro Joaquín Chamorro Cardenal: 40 meses de confinamiento”4 3 Selser, Gregorio: Nicaragua de Walker a Somoza, Mex Sur editorial, México, 1984. 4 Expediente del Consejo de Guerra por la muerte del General Somoza. AIHNCA, ASG-109.
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II. 3. Carlos Fonseca Amador: ¿Qué es un sandinista? “1. El revolucionario sandinista debe evitar la fraseología revolucionaria y, en su lugar, acompañar las palabras con una profunda identificación con los principios revolucionarios. 2. El sandinista sabe cómo unir la teoría revolucionaria con la práctica concreta, lo cual permite —en estrecho contacto con las masas— asimilar las experiencias que se deducen de la puesta en práctica de nuestras fuerzas de lucha. 3. El sandinista debe poseer auténtico espíritu crítico, pues la crítica constructiva da mayor cohesión a la unidad y contribuye a su robustecimiento y continuidad; debe entenderse, sin embargo, que aquellas críticas mal interpretadas, que ponen en riesgo la unidad del movimiento, pierden su sentido revolucionario y se convierten en actitudes regresivas. 4. La modestia revolucionaria es de capital importancia para el militante sandinista, cualidad que es de mayor trascendencia de lo que parece a simple vista. Pues la modestia permite, quizá de manera decisiva en algunos casos, la vida colectiva, la actividad de un grupo de personas. 5. El espíritu militante tiene como uno de sus puntos fundamentales la conciencia colectiva, o sea, la conciencia que da vida al grupo de hombres que integra la vanguardia. Dicho espíritu colectivo, apoyado en la modestia, debe trasformarse en la pasión que anima al militante revolucionario. 6. Nunca debe olvidar el revolucionario el distintivo que ostentan los combatientes sandinistas: HERMANO. Pero ello no está reñido con la energía y el rigor, tan necesarios para soportar las duras condiciones de la clandestinidad y la vida guerrillera. Es necesario ser severo y riguroso, aunque ello no significa olvidar el respeto, la sinceridad y la fraternidad. 7. Donde quiera que se halle, el sandinista debe participar de cualquier modo en la vida del pueblo trabajador. 8. El sandinista sabe que la ideología correcta no vale nada si no va acompañada de la práctica consecuente, aunque también es cierto que la práctica correcta es insuficiente si carece de la ideología revolucionaria. 9. El sandinista es consciente de que solamente estando en estrecho contacto con los obreros puede llegar a adquirir verdadera educación política. 10. La paciencia y la sinceridad forman parte de la conducta del sandinista, pero ellas no deben dar pie a la indulgencia, pues hay que ser paciente sin ser indulgente, sin pasar por alto las claras violaciones de los principios. 11. Para el revolucionario sandinista no basta con la resolución de enseñar a las masas, sino que, al mismo tiempo, debe estar dispuesto a aprender y ser discípulo de las masas populares. Todos y cada uno de los actos del militante deben llevar impreso el signo del pueblo.
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12. Es obligatorio subordinar los problemas personales a los intereses de la causa sandinista, a los intereses del pueblo sojuzgado de Nicaragua, a los intereses de los explotados y oprimidos de Nicaragua. 13. El sandinista debe saber cómo ayudar a que sus camaradas reconozcan sus faltas y debilidades, pero debe tener claro que el carácter comprensivo no es una necesidad derivada de razones tácticas, sino que es exigido por los mismos principios revolucionarios. 14. El sandinista debe llevar a la práctica las opiniones de la gente, de manera que sus palabras estén de acuerdo con sus actos. Es fácil hablar de grandes ideas, lo difícil es llevarlas a la práctica. 15. El revolucionario es consciente de que, independientemente de dónde se halle, su deber es luchar por la humanidad. 16. El sandinista nunca debe ser ni muy optimista, ni muy pesimista. 17. El sandinista sabe que, cuando es necesario emitir un juicio, éste debe ser hecho de manera objetiva e imparcial, evitando caer en el uso de epítetos. Se trata de realizar análisis, de manera que recalquen nuestra serenidad y no para responder al insulto con el insulto5. II. 4. Fragmentos de un poema de José Benito Escobar escrito en la Cárcel Modelo de Tipitapa en octubre de 1972 Como la montaña “Mis poemas son tristes como la tarde, como el rostro enjuto del campesino por el hambre (…) La montaña es triste, sin rascacielos ni luces de mercurio, ni de neón. Sin discotecas, ni colores sicodélicos. Sin restaurantes, ni salones de belleza, sin country club, ni club terraza (…) Y más triste es el rostro del niño muerto de hambre, y el rostro de la madre, que la preñaron de hambre, que lo parió con hambre, que lo crió con hambre, lo vio morir con hambre. Sus lágrimas no son de pesar, sino de hambre”6. 5 Barricada, 8-11-1980. 6 ACHM, E-001, C-014-000391.
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II. 5. Coacciones en la campaña electoral de Somoza Debayle de 1974: convocatoria del Magisterio Masaya, 3 de junio de 1974. Profesor/ra…. “Apreciables profesores liberales: Muy especialmente invito a usted, para que el 9 de junio se haga presente en la Alcaldía Municipal, a las 8 ½ a.m., hora oficial, residencia en la que se reunirá todo el Magisterio que, voluntariamente, participará en la Gran Concentración Liberal que el departamento de Masaya le tributará a ese gran hombre, abanderado del partido y protector de Maestros, General de División, Anastasio Somoza Debayle, y a su culta y digna esposa, Doña Hope Portocarrero de Somoza. El Magisterio en cuerpo, saldrá hacia el estadio “Roberto Clemente” a las 9 en punto de la mañana, por lo que encarecidamente le ruego puntual asistencia. No omito manifestarle que la Junta Departamental y Legal del Partido está consciente de que muchos maestros están afiliados a diferentes organizaciones liberales como: Ala Femenina, Juventud Liberal Somocista, Unión Liberal ProSomoza, etc., pero en este grandioso día el Magisterio se presentará como un solo cuerpo unido, a brindarle su respaldo y apoyo al Candidato Único del Partido, General Anastasio Somoza Debayle, líder de líderes y futuro presidente de la República para bien de todo el pueblo nicaragüense. Maestro: si te consideras liberal, tu cita está el domingo, 9 de junio. Asiste. Le saluda cordialmente. Guillermo Escobar Pérez. Inspector Departamental de E.P”7. II. 6. Sobre Eduardo Contreras, el “Comandante Marcos”, “Comandante Cero”, en la toma de la casa de Chema Castillo8. (Del Homenaje del 5º aniversario de su muerte. Con los testimonios de su esposa, María Isabel Aramburu, Ramiro Contreras, René Núñez, Leonel Espinoza, Fernando Cardenal, Comandante Hugo Torres, Comandante Joaquín Cuadra y compañero Mario Martínez). a) Datos biográficos: Nace en Ticuantepe el 4 de septiembre de 1945. A los 6 años se traslada su familia a Managua y vive en el barrio de Altagracia (infancia muy pobre, vende leche clandestina -fuera de la distribuidora de Somoza- y pasa penurias). Estudia en la escuela pública República de Colombia (alumno destacado. Escribe un poema a su madre con 8 años). 7 AHINCA, ASD-023. 8 AHCM-E001-C-014-000374.
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En secundaria, en el Instituto Ramírez Goyena, donde vivió “la masacre de los pelones” de León. Conoce allí a Oscar Turcios, Julio Buitrago y Carlos Fonseca, que era bibliotecario del Instituto. Termina su bachiller con 15 años. Pide su ingreso en la Juventud Socialista Nicaragüense y se le deniega por la edad. Se conecta con un incipiente grupo guerrillero (se desconoce a qué edad) que intentaba entrar al país por Jalapa. Cae preso en Chinandega y, aunque se busca un apellido falso –Montealegre- es identificado por una mujer de la burguesía local y va preso a la cárcel de la Aviación, donde pasa varias semanas. Allí conoce a Ajax Delgado. Cuando logra ser liberado, Ajax muere acribillado por la ley de fuga de la G.N. Por la amistad con una señora alemana, que le enseña alemán en sólo 3 meses, ella le regala un pasaje de avión y 10 USA$ y viaja a Berlín Occidental. Allí hace todo tipo de trabajos y en los 6 años que pasa, se gradúa como ingeniero industrial y economista. En Alemania estudia la filosofía alemana y lee las obras de Marx, Engels y Lenin y domina la historia de Latinoamérica y de Nicaragua. En 1970 entra en contacto con grupos revolucionarios del Tercer Mundo o internacionalistas. A mediados de ese año, es reclutado en Francia por el FSLN por medio de Jacobo Marco French (por el que después elegirá el seudónimo de “Marcos”). Es comisionado, junto con Pedro Aráuz y Patricio Argüello, a recibir entrenamiento militar en los campamentos de la organización guerrillera palestina de Al-Fatah. (Después serían nombrados “ciudadanos honorarios” de aquel pueblo). En 1972 logra enviar un cuantioso equipo militar a la montaña, comprado en el mercado negro de EE.UU. Ayuda a perfeccionar los canales de comunicación con la dirigencia clandestina en el extranjero, sobre todo con Carlos Fonseca y Tomás Borge que se encontraban en La Habana. En 1973, se incorpora al trabajo organizativo en Managua. b) Cualidades: Exigencia, firmeza, crítica, no permitirse fallas (Hugo Torres). Intensamente tierno, dulce, fraterno, amante de los niños, humano, muy respetuoso con los demás en su forma de decir las cosas, fino y cuidadoso con las relaciones personales (su esposa). Equilibrio, serenidad de vocabulario, personalidad impactante. “Fue el personaje político que mayor impacto tuvo en mi vida” (Fernando Cardenal). Valentía, decisión y una natural fuerza magnética que inspiraba profunda admiración y absoluto respeto de quienes lo iban conociendo (Germán Pomares).
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En 1973, a la caída de Óscar Turcios y Ricardo Morales (Nandaime) se convirtió en miembro de la Dirección Nacional. Desde allí ejerció de instructor político para las primeras escuelas militares de la ciudad. Además, tenía la responsabilidad organizativa en las regionales de Managua, Masaya y Rivas. En 1974: Asalto a la casa de Chema Castillo: se celebra en la más absoluta clandestinidad una reunión de la resistencia urbana con el mando de la montaña y una de las decisiones que se tomó fue realizar una acción de contenido político que repercutiera tanto en las masas nacionales, como en el exterior. Se le designó como responsable del comando Juan José Quezada9, que llevó a cabo una de las acciones de mayor trascendencia del mundo: secuestra a una gran cantidad de ministros y allegados al régimen de Somoza y luego canjearlos por presos del FSLN. Captura un botín en dólares, logra la publicación escrita y oral de los objetivos del FSLN en todos los medios de comunicación y traslada a los liberados a la República de Cuba. Hasta mediados de 1975 estuvo en Cuba, fecha en que se reincorpora al trabajo de solidaridad internacional. Entrevista al General Omar Torrijos en Panamá y logra su apoyo incondicional para la revolución sandinista. Logra que se creen los Comités de Solidaridad de México, Honduras, Venezuela, Panamá y Perú. En 1976, regresa a Managua por Costa Rica, acompañado de Daniel Ortega y de Germán Pomares y trabaja en este tiempo en tratar de solucionar fraccionamientos y conflictos por los que atraviesa el FSLN. El 7 de noviembre de 1976, a la salida de una reunión en Satélite Asososca, cae en una emboscada de la G.N., junto con Silvio Reñazco y Rogelio Picado. El abogado Rodolfo Argüello, defensor de los reos políticos del régimen, relata la última vez que le vio en la morgue somocista: “La Guardia Nacional llevó a Tomás Borge y Javier Carrión, esposados y amarrados, y los bajó de un vehículo a puntapiés. De ahí se les condujo, ya desamarrados, hasta el cadáver de Eduardo. Al verlo, Javier perdió el color y a Tomás se le vio como si lo hubieran golpeado. Hubo silencio y horror. Lentamente, Tomás tocó la frente y el brazo del héroe caído. Espontáneamente y al unísono, los dos luchadores sandinistas se cuadraron y frente al cuerpo y al mundo gritaron: “Comandante Marcos, ¡Presente!”.
9 Procedía del departamento de León, donde se incorpora a la actividad revolucionaria. Renuncia por ella a seguir una carrera universitaria. El 4 de noviembre de 1969, en una acción de homenaje a los revolucionarios inmolados en 1967, se desvía una nave aérea propiedad de la familia Somoza para lograr el cumplimiento de una tarea revolucionaria. Después, pasa a cumplir misiones clandestinas en distintos puntos de Nicaragua.
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II. 7. Sentencia del Consejo de Guerra de los acusados tras la toma de la casa de Chema Castillo, en febrero de 1977 “El Consejo de Guerra, de conformidad con el artículo 9 de la Ley Marcial y los artículos 89 y 90, dicta sentencia a los procesados Javier Alonso Carrión McDonough, Germán Pomares Ordóñez, Hugo Torres Jiménez, Olga López Avilés, Vicky Herrera, Joaquín Cuadra Lacayo, Oscar de Jesús Romero May, Álvaro Miranda Baldizón, Leonel Espinosa Linarte, Charlotte Baltodano Egner de Espinosa, Pedro Aráuz Palacios, Henry Ruiz Hernández, Victor Manuel Tirado López y Plutarco Elías Hernández Sancho”. Según los tipos de delitos, les serían aplicadas las siguientes penas: Delito de asalto con armas de fuego en las personas de Guadalupe Catún Sandoval y Félix Cordonero Álvarez (taxistas), al obligarles bajo amenazas y coacción a desviarse de su ruta y abandonarlos con las manos atadas en un predio en las inmediaciones de la colonia Nicaragua cuando conducían sus vehículos taxi: 9 años de prisión. Delito de robo de los vehículos taxi: 10 años de prisión. Delito de asesinato con arma de fuego en la persona de Lázaro Muñiz Tapia, cuando éste se encontraba en el área frontal de la casa-hogar de José María Castillo Quant del Reparto “Los Robles”: 21 años de prisión. Delito de homicidio con arma de fuego del alistado Rolando Espinoza Arcia, G.N., con premeditación y alevosía, cuando éste llegaba a su deber de mantener el orden en la casa-hogar de José María Castillo: 10 años de prisión. Delito de homicidio frustrado en la persona de Félix Medina Saavedra, estudiante y de este domicilio, al dispararle sin lograr el propósito de darle muerte a fin de eliminar cualquier oposición al asalto, cuando éste se encontraba en la acera frontal de la casa: 3 años de prisión. Delito de violación de domicilio de la casa-hogar de J.M.C.: 4 meses de arresto inconmutables y 200 córdobas de multa. Delito de asalto con armas de fuego en las personas de Yolanda Castillo, Haydeé Villarreal, Ana María Pellido de Castillo, Mª Teresa Poessy, Patricia Castillo, Marisol Castillo, Roger Martínez, Sonia D. de Chamorro, Leopoldo Huete, Leonardo Espinoza, Fernando J. Ortiz Ramos, Agustín García Mena, Salomón Gómez Hernández, Ramón Antonio López Castrillo, Noel Antonio Ampié, José de la Cruz Acevedo, Thelma de Gallo, Silvia de Osorio, Noel Pallais Debayle, Laura Checa de Pallais, Louis N. de Montiel, Mirna del Valle Olivares, Guillermo Lang, Marina de Lang, Alejandro Montiel Argüello, Guillermo Sevilla Sacasa, General Alfonso Deneken-Die, Venice Alberti de Deneken-Die, Denis Gallo L., Mª Mercedes de Gallo, Benjamín Gallo L., Filadelfo Chamorro C., Danilo Lacayo, Alfredo Osorio, Laszlo Pataky, David Carpenter e Irene C. de Carpenter, que se encontraban en una reunión social en casa de J.M.C.: 9 años de prisión.
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Delito de secuestro en las personas antes citadas, que se encontraban en reunión social, desde el día 27 de diciembre de 1974, a las 22:00 horas, hasta el día 29 del mismo mes a las 10:00 horas, dos días en que les permitieron las salidas escalonadamente: 5 años de prisión. Delito de homicidio con arma de fuego en la persona de José María Castillo, con premeditación y alevosía, en su casa-hogar: 14 años de prisión. Delito de exposición de las personas al peligro en la persona de Irene Castillo de Carpenter, al obligarla a salir al patio, donde permanecía secuestrada en el momento en que se producía el cambio de fuego de diferentes armas entre miembros de la G.N. y los asaltantes, con el fin de que diera aviso a la autoridades de lo que estaba sucediendo: 3 año de prisión. Delito de lesiones con arma de fuego en la persona de Danilo Lacayo Rappacciolli: 4 meses de prisión. Delito de daños en la casa-hogar de J.M.C. al destruir puertas, closet, ventanas y deterioro de paredes con disparos de armas de fuego: 3 años de prisión. Delito de robo de 120 córdobas de la limpiadora de la casa y por llevarse: dos ametralladoras, una carabina, tres rifles, cinco escopetas, un revólver, dos pistolas y munición, todo propiedad de J.M.C., valoradas en 19.600 córdobas, apoderamiento que se produjo en los días 27, 28, 29 y 30 de diciembre de 1974. Delito de extorsión en perjuicio a la República de Nicaragua, al exigir al Gobierno de la República la íntegra publicación de dos mensajes en lugares destacados de los diarios La Prensa, Novedades y El Centroamericano y la transmisión de los mismos en la Cadena Nacional de Radio y en todos los noticieros principales de la capital. Mensajes que incitaban a la subversión, calumniando e injuriando al Gobierno y a la Guardia Nacional y exigiendo la excarcelación de los prisioneros José Benito Escobar, Daniel Ortega, Carlos Guadamuz, Jacinto Suárez, Manuel Rivas, Julián Roque C., Oscar Benavides y Lenín Cerna, quienes se encontraban en la cárcel Modelo de Tipitapa cumpliendo sentencia judicial, y la de Jaime Cuadra Somarriba, Carlos Argüello Pravia, Adrián Molina M., Daniel Núñez Rodríguez, Alfonso Núñez Rodríguez y Alberto Núñez Rodríguez, detenidos para investigar delitos comunes cometidos por la banda de delincuentes a que pertenecían. Además, la entrega de 5.000.000 USA$, en billetes de distinto valor; un vehículo para ser trasportado desde la casa asaltada al aeropuerto, una nave para su traslado a la República de Cuba, acompañados de los excelentísimos señores Gabriel Montalvo, Nuncio apostólico de Su Santidad, Monseñor Miguel Obando y Bravo, Arzobispo de Managua, Joaquín Mercado Flores, embajador de México en Nicaragua y José García Bañón, embajador de España en Nicaragua: 2 años de prisión y 25.000 córdobas de multa. Delito de excarcelación de reos, al exigir la excarcelación de los prisioneros Benito Escobar, Daniel Ortega, Carlos Guadamuz, Jacinto Suárez, Manuel Rivas, Julián Roque C., Oscar Benavides y Lenín Cerna quienes se encontraban en la cárcel
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Modelo de Tipitapa cumpliendo sentencia judicial, y la de Jaime Cuadra Somarriba, Carlos Argüello Pravia, Adrián Molina M., Daniel Núñez Rodríguez, Alfonso Núñez Rodríguez y Alberto Núñez Rodríguez, detenidos para investigar delitos comunes cometidos por la banda de delincuentes a que pertenecían, favoreciendo con ello su evasión el 30 de diciembre de 1974, a las 10:00 horas: 4 años de prisión. Delito de atentar contra las Autoridades y sus Agentes, al disparar con armas de fuego contra la Guardia Nacional en los días 27, 28, 29 y 30 de diciembre: 3 años de prisión. Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión. Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. SEGUNDO: el Consejo sentencia a Jaime Cuadra Somarriba (agricultor), Carlos Argüello Pravia (odontólogo), Adrián Molina M. (comerciante), Daniel Núñez Rodríguez (comerciante), Alfonso Núñez Rodríguez (comerciante), y Alberto Núñez Rodríguez (comerciante), todos con domicilio en Matagalpa, por: Delito de asalto en su calidad de encubridores a la Sucursal Bancaria Rural “Las Cuchillas”, en la Comarca del El Sardinal, en el Dpto. de Jinotega, el 18 de diciembre de 1974, no dando parte a la autoridad con la oportunidad debida: 7 años de prisión. Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 3 años de prisión. Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. TERCERO: Sentencia del procesado Tomás Borge Martínez: Antes del asalto a Chema Castillo: Delito de homicidio con arma de fuego en la persona del subteniente Rodolfo Sequeira Connolly, cuando, después de dar la señal de alto al vehículo en que viajaba
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Tomás Borge Martínez con Mildred Abaunza y otra persona, se dirigió a él para identificar a sus ocupantes el 4 de febrero de 1976: 14 años de prisión. En el asalto a Chema Castillo: Delito de asalto en las personas de Guadalupe Catún Sandoval y Felix Cordonero Álvarez (taxistas), al obligarles bajo amenazas y coacción a desviarse de su ruta y abandonarlos con las manos atadas en un predio en las inmediaciones de la colonia Nicaragua cuando conducían sus vehículos taxi: 9 años de prisión. Delito de robo de los vehículos taxi: 10 años de prisión. Delito de asesinato con arma de fuego en la persona de Lázaro Muñiz Tapia, cuando éste se encontraba en el área frontal de la casa-hogar de José María Castillo Quant del Reparto “Los Robles”: 21 años de prisión. Delito de homicidio con arma de fuego del alistado Rolando Espinoza Arcia, G.N., con premeditación y alevosía, cuando éste llegaba a su deber de mantener el orden en la casa-hogar de José María Castillo: 10 años de prisión. Delito de homicidio frustrado en la persona de Félix Medina Saavedra, estudiante y de este domicilio, al dispararle sin lograr el propósito de darle muerte a fin de eliminar cualquier oposición al asalto, cuando éste se encontraba en la acera frontal de la casa: 3 años de prisión. Delito de violación de domicilio de la casa-hogar de J.M.C.: 4 meses de arresto inconmutables y 200 córdobas de multa. Delito de asalto con armas de fuego en las personas de Yolanda Castillo, Haydeé Villarreal, Ana María Pellido de Castillo, Mª Teresa Poessy, Patricia Castillo, Marisol Castillo, Roger Martínez, Sonia D. de Chamorro, Leopoldo Huete, Leonardo Espinoza, Fernando J. Ortiz Ramos, Agustín García Mena, Salomón Gómez Hernández, Ramón Antonio López Castrillo, Noel Antonio Ampié, José de la Cruz Acevedo, Thelma de Gallo, Silvia de Ososrio, Noel Pallais Debayle, Laura Checa de Pallais, Louis N. de Montiel, Mirna del Valle Olivares, Guillermo Lang, Marina de Lang, Alejandro Montiel Argüello, Guillermo Sevilla Sacasa, General Alfonso Deneken-Die, Venice Alberti de Deneken-Die, Denis Gallo L., Mª Mercedes de Gallo, Benjamín Gallo L., Filadelfo Chamorro C., Danilo Lacayo, Alfredo Osorio, Laszlo Pataky, David Carpenter e Irene C. de Carpenter, que se encontraban en una reunión social en casa de J.M.C.: 9 años de prisión. Delito de secuestro en las personas antes citadas, que se encontraban en reunión social, desde el día 27 de diciembre de 1974, a las 22:00 horas, hasta el día 29 del mismo mes a las 10:00 horas, dos días en que les permitieron las salidas escalonadamente: 5 años de prisión. Delito de exposición de las personas al peligro en la persona de Irene Castillo de Carpenter, al obligarla a salir al patio, donde permanecía secuestrada en el momento en que se producía el cambio de fuego de diferentes armas entre miembros de la G.N. y los asaltantes, con el fin de que diera aviso a la autoridades de lo que estaba sucediendo: 3 año de prisión.
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Delito de lesiones con arma de fuego en la persona de Danilo Lacayo Rappacciolli: 4 meses de prisión. Delito de daños en la casa-hogar de J.M.C. al destruir puertas, closet, ventanas y deterioro de paredes con disparos de armas de fuego: 3 años de prisión. Delito de robo de 120 córdobas de la limpiadora de la casa y por llevarse: dos ametralladoras, una carabina, tres rifles, cinco escopetas, un revólver, dos pistolas y munición, todo propiedad de J.M.C., valoradas en 19.600 córdobas, apoderamiento que se produjo en los días 27, 28, 29 y 30 de diciembre de 1974. Delito de extorsión en perjuicio a la República de Nicaragua, al exigir al Gobierno de la República la íntegra publicación de dos mensajes en lugares destacados de los diarios La Prensa, Novedades y El Centroamericano y la transmisión de los mismos en la Cadena Nacional de Radio y en todos los noticieros principales de la capital. Mensajes que incitaban a la subversión, calumniando e injuriando al Gobierno y a la Guardia Nacional y exigiendo la excarcelación de los prisioneros José Benito Escobar, Daniel Ortega, Carlos Guadamuz, Jacinto Suárez, Manuel Rivas, Julián Roque C., Óscar Benavides y Lenín Cerna, quienes se encontraban en la cárcel Modelo de Tipitapa cumpliendo sentencia judicial, y la de Jaime Cuadra Somarriba, Carlos Argüello Pravia, Adrián Molina M., Daniel Núñez Rodríguez, Alfonso Núñez Rodríguez y Alberto Núñez Rodríguez, detenidos para investigar delitos comunes cometidos por la banda de delincuentes a que pertenecían. Además, la entrega de 5.000.000 USA$, en billetes de distinto valor; un vehículo para ser trasportado desde la casa asaltada al aeropuerto, una nave para su traslado a la República de Cuba, acompañados de los excelentísimos señores Gabriel Montalvo, Nuncio apostólico de Su Santidad, Monseñor Miguel Obando y Bravo, Arzobispo de Managua, Joaquín Mercado Flores, embajador de México en Nicaragua y José García Bañón, embajador de España en Nicaragua: 2 años de prisión y 25.000 córdobas de multa. Delito de........reos, al exigir la excarcelación de los prisioneros Benito Escobar, Daniel Ortega, Carlos Guadamuz, Jacinto Suárez, Manuel Rivas, Julián Roque C., Oscar Benavides y Lenín Cerna quienes se encontraban en la cárcel Modelo de Tipitapa cumpliendo sentencia judicial, y la de Jaime Cuadra Somarriba, Carlos Argüello Pravia, Adrián Molina M., Daniel Núñez Rodríguez, Alfonso Núñez Rodríguez y Alberto Núñez Rodríguez, detenidos para investigar delitos comunes cometidos por la banda de delincuentes a que pertenecían, favoreciendo con ello su evasión el 30 de diciembre de 1974, a las 10:00 horas: 4 años de prisión. Delito de atentar contra las Autoridades y sus Agentes, al disparar con armas de fuego contra la Guardia Nacional en los días 27, 28, 29 y 30 de diciembre: 3 años de prisión. Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión.
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Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. CUARTO: Sentencia del procesado Carlos Agüero Echevarría: Antes del asalto a Chema Castillo: -Delito de asesinato atroz en la persona de Leoncio Cantillano, agricultor, de la comarca El Naranjo de Jinotega, Juez de Mesta, el 14 de septiembre de 1974, asesinado en el mismo plan criminal en el que fueron asesinados Santos Peralta, Santos Ramón Granados e Hilario Peralta: 22 a 30 años de prisión. En el asalto a Chema Castillo: Delito de asalto con armas de fuego en las personas de Guadalupe Catún Sandoval y Félix Cordonero Álvarez (taxistas), al obligarles bajo amenazas y coacción a desviarse de su ruta y abandonarlos con las manos atadas en un predio en las inmediaciones de la colonia Nicaragua cuando conducían sus vehículos taxi: 9 años de prisión. Delito de robo de los vehículos taxi: 10 años de prisión. Delito de asesinato con arma de fuego en la persona de Lázaro Muñiz Tapia, cuando éste se encontraba en el área frontal de la casa-hogar de José María Castillo Quant del Reparto “Los Robles”: 21 años de prisión. Delito de homicidio con arma de fuego del alistado Rolando Espinoza Arcia, G.N., con premeditación y alevosía, cuando éste llegaba a su deber de mantener el orden en la casa-hogar de José María Castillo: 10 años de prisión. -Delito de homicidio frustrado en la persona de Félix Medina Saavedra, estudiante y de este domicilio, al dispararle sin lograr el propósito de darle muerte a fin de eliminar cualquier oposición al asalto, cuando éste se encontraba en la acera frontal de la casa: 3 años de prisión. Delito de violación de domicilio de la casa-hogar de José María Castillo: 4 meses de arresto inconmutables y 200 córdobas de multa. Delito de asalto con armas de fuego en las personas de Yolanda Castillo, Haydeé Villarreal, Ana María Pellido de Castillo, Mª Teresa Poessy, Patricia Castillo, Marisol Castillo, Roger Martínez, Sonia D. de Chamorro, Leopoldo Huete, Leonardo Espinoza, Fernando J. Ortiz Ramos, Agustín García Mena, Salomón Gómez Hernández, Ramón Antonio López Castrillo, Noel Antonio Ampié, José de la Cruz Acevedo, Thelma de Gallo, Silvia de Ososrio, Noel Pallais Debayle, Laura Checa de Pallais, Louis N. de Montiel, Mirna del Valle Olivares, Guillermo Lang, Marina de Lang, Alejandro Montiel Argüello, Guillermo Sevilla Sacasa, General Alfonso Deneken-Die, Venice Alberti de Deneken-Die, Denis Gallo L., Mª Mercedes de
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Gallo, Benjamín Gallo L., Filadelfo Chamorro C., Danilo Lacayo, Alfredo Osorio, Laszlo Pataky, David Carpenter e Irene C. de Carpenter, que se encontraban en una reunión social en casa de J.M.C.: 9 años de prisión. Delito de secuestro en las personas antes citadas, que se encontraban en reunión social, desde el día 27 de diciembre de 1974, a las 22:00 horas, hasta el día 29 del mismo mes a las 10:00 horas, dos días en que les permitieron las salidas escalonadamente: 5 años de prisión. Delito de homicidio con arma de fuego en la persona de José María Castillo, con premeditación y alevosía, en su casa-hogar: 14 años de prisión. Delito de exposición de las personas al peligro en la persona de Irene Castillo de Carpenter, al obligarla a salir al patio, donde permanecía secuestrada en el momento en que se producía el cambio de fuego de diferentes armas entre miembros de la G.N. y los asaltantes, con el fin de que diera aviso a la autoridades de lo que estaba sucediendo: 3 año de prisión. Delito de lesiones con arma de fuego en la persona de Danilo Lacayo Rappacciolli: 4 meses de prisión. Delito de daños en la casa-hogar de J.M.C. al destruir puertas, closet, ventanas y deterioro de paredes con disparos de armas de fuego: 3 años de prisión. Delito de robo de 120 córdobas de la limpiadora de la casa y por llevarse: dos ametralladoras, una carabina, tres rifles, cinco escopetas, un revólver, dos pistolas y munición, todo propiedad de J.M.C., valoradas en 19.600 córdobas, apoderamiento que se produjo en los días 27, 28, 29 y 30 de diciembre de 1974. Delito de extorsión en perjuicio a la República de Nicaragua, al exigir al Gobierno de la República la íntegra publicación de dos mensajes en lugares destacados de los diarios La Prensa, Novedades y El Centroamericano y la transmisión de los mismos en la Cadena Nacional de Radio y en todos los noticieros principales de la capital. Mensajes que incitaban a la subversión, calumniando e injuriando al Gobierno y a la Guardia Nacional y exigiendo la excarcelación de los prisioneros José Benito Escobar, Daniel Ortega, Carlos Guadamuz, Jacinto Suárez, Manuel Rivas, Julián Roque C., Óscar Benavides y Lenín Cerna, quienes se encontraban en la cárcel Modelo de Tipitapa cumpliendo sentencia judicial, y la de Jaime Cuadra Somarriba, Carlos Argüello Pravia, Adrián Molina M., Daniel Núñez Rodríguez, Alfonso Núñez Rodríguez y Alberto Núñez Rodríguez, detenidos para investigar delitos comunes cometidos por la banda de delincuentes a que pertenecían. Además, la entrega de 5.000.000 USA$, en billetes de distinto valor; un vehículo para ser trasportado desde la casa asaltada al aeropuerto, una nave para su traslado a la República de Cuba, acompañados de los excelentísimos señores Gabriel Montalvo, Nuncio apostólico de Su Santidad, Monseñor Miguel Obando y Bravo, Arzobispo de Managua, Joaquín Mercado Flores, embajador de México en Nicaragua y José García Bañón, embajador de España en Nicaragua: 2 años de prisión y 25.000 córdobas de multa.
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Delito de excarcelación de reos, al exigir la excarcelación de los prisioneros Benito Escobar, Daniel Ortega, Carlos Guadamuz, Jacinto Suárez, Manuel Rivas, Julián Roque C., Oscar Benavides y Lenín Cerna quienes se encontraban en la cárcel Modelo de Tipitapa cumpliendo sentencia judicial, y la de Jaime Cuadra Somarriba, Carlos Argüello Pravia, Adrián Molina M., Daniel Núñez Rodríguez, Alfonso Núñez Rodríguez y Alberto Núñez Rodríguez, detenidos para investigar delitos comunes cometidos por la banda de delincuentes a que pertenecían, favoreciendo con ello su evasión el 30 de diciembre de 1974, a las 10:00 horas: 4 años de prisión. Delito de atentar contra las Autoridades y sus Agentes, al disparar con armas de fuego contra la Guardia Nacional en los días 27, 28, 29 y 30 de diciembre: 3 años de prisión. Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión. Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. QUINTO: Sentencia de Amílcar Lorente Ruiz (obrero). Antes del asalto a Chema Castillo: Delito de asesinato en la persona de Narciso Cepeda Vázquez, que también era de la banda, profesor, en la finca S. Luis, Dpto. El Viejo, de Chinandega, el 4 de octubre de 1974: 30 años de prisión. Después del asalto a Chema Castillo: Delito de asesinato en la persona de Narciso Flores, que también era de la banda, agricultor, en la finca S. Luis, Depato. El Viejo, de Chinandega, el 13 de agosto de 1975: 30 años de prisión. Delito de asesinato en la persona de Gustavo Andino Trejos, que también era de la banda, agricultor, en la finca S. Luis, Dpto. El Viejo, de Chinandega, el 18 de septiembre de 1975: 30 años de prisión. Delito de asesinato en la persona de Bertín Hernández, que también era de la banda, agricultor, en la finca S. Luis, Dpto. El Viejo, de Chinandega, el 20 de agosto de 1975: 30 años de prisión Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión.
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Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. SEXTO: Sentencia de Juan José Úbeda Herrera (agricultor, de El Viejo, de Chinandega) Antes del asalto a Chema Castillo: Delito de asesinato en la persona de Narciso Cepeda Vázquez, que también era de la banda, profesor, en la finca S. Luis, Dpto. El Viejo, de Chinandega, el 4 de octubre de 1974: 30 años de prisión Después del asalto a Chema Castillo: Delito de asesinato en la persona de Francisco Flores, que también era de la banda, agricultor, en la finca S. Luis, Depato. El Viejo, de Chinandega, el 18 de agosto de 1975: 30 años de prisión. Delito de asesinato en la persona de Gustavo Andino Trejos, que también era de la banda, agricultor, en la finca S. Luis, Dpto. El Viejo, de Chinandega, el 18 de septiembre de 1975: 30 años de prisión. Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión. Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. SÉPTIMO: sentencia de Lucas Mariano Cortéz Canales (agricultor) Después del asalto a Chema Castillo: Delito de asesinato en la persona de Gustavo Andino Trejos, que también era de la banda, agricultor, en la finca S. Luis, Dpto. El Viejo, de Chinandega, el 18 de septiembre de 1975: 30 años de prisión. Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión. Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras 668
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socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. OCTAVO: Sentencia de Maximiliano Martínez Torres. Después del asalto a Chema Castillo Delito de asesinato en la persona de Gustavo Andino Trejos, que también era de la banda, agricultor, en la finca S. Luis, Dpto. El Viejo, de Chinandega, el 18 de septiembre de 1975: 30 años de prisión. Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión. Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, con intento de cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. NOVENO: Sentencia de Juan Castro -Después del asalto a Chema Castillo Delito de asesinato en la persona de Francisco Flores, que también era de la banda, agricultor, en la finca S. Luis, Depato. El Viejo, de Chinandega, el 18 de agosto de 1975: 30 años de prisión. Delito de asesinato en la persona de Bertín Hernández, que también era de la banda, agricultor, en la finca S. Luis, Dpto. El Viejo, de Chinandega, el 20 de agosto de 1975: 30 años de prisión Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión. Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. DÉCIMO: El Consejo sentencia a los procesados: Teófilo Alfaro Cáceres, Isidoro Alfaro Cáceres, María Martha Beltrán Baca, Guillermo Cáceres Bands, Francisco Guzmán Pasos, Julio Gómez Quintero, Alejandro López Guillén, Francisco Maldonado Lovo, Felix Pedro Meneses, ..............ilegible.........., Roberto M. Alvarado, Rosa Argentina Ortiz Corrales, Javier Pichardo Ramírez, Juan de Dios Torres Juárez, Orlando Castillo Estrada, Ernesto de Jesús Sirias Montiel, ..........ilegible........., Apolonio Martínez Hernández, Rodolfo Amador Gallegos,
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Lila Argentina Aguilar Morales, Carlos Manuel Antúnez, Bayardo Arce Castaño, Jorge Sinforoso Bravo Sáenz, Raquel Balladares Bustamante, María Rosalía Carrasco García, Federico Cerda Mairena, Lumberto Campbell Hooker, Vanessa Castro Cardenal, Cesar Cabezas Lacayo, Roberto Calderón Meza, Manuel Calderón Chávez, Silvio Casco, Martha Cranshay Guerra, Ruy Delgado López, Mario Estrada Gómez, Eduardo Iván Gutiérrez Cabezas, Ruth Zelam Herrera, Antonio Jarquín Toledo, Patricio Lorente Ruiz, Marcelo Langrand Hernández, María Luisa Moreno de Jarquín, Edgar Lang Sacasa, Manuel Mairena Gutiérrez, Mauro Monzón Córdoba, Pastor Montoya Marín, Denis Moncada Colindres, Ramón masis Henríquez, Roberto Montenegro Pastrana, Denis Palma Blanco, Crescencio Rosales Cabrera, Miriam Ramírez, Gilberto Rostrán Bervis, Roberto Raskosy Ramirez, Socorro Sirias Castillo, Juan de Dios Torres Aguilar, Dora María Téllez, Edna Vélez Lacayo, Ermeson Velázquez Bucardo, Orlando Castellón Silva, Amado Martínez Flores, César Estrada Gómez, Juan del Carmen Rosales Porras, Otoniel Aráuz, Alberto Martínez, Agustín Lara Valdivia, Sohaila Marcos French, todos de generales ignoradas, por lo que hace a los delitos de: Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión. Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. UNDÉCIMO: Sentencia de los procesados Luis Armando Guzmán Luna, Iván Montenegro Báez, René Núñez Téllez, Ramiro Contreras Escobar, Carlos Vicente Ibarra Padilla, Carlos Manuel Morales Fonseca, William Ramírez Solórzano, Luis Carrión Cruz, todos de generales ignoradas, por lo que hace a los delitos de: Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión. Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 4 años de arresto inconmutable. DÉCIMO SEGUNDO: Sentencia de los procesados Enrique Schmidt Cuadra (licenciado en administración), Plutarco Anguray Vanegas (agrónomo), Leana
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Rosa Benavides Grüter (estudiante), Jacobo Marcos French (médico psiquiatra), Ruth Marcenaro Briceño (trabajadora social), Noel Nicolás Marín (profesor de educación), Carlos Antonio Hurtado Cabrera (estudiante), Gioconda Belli Pereira, todos mayores de edad por lo que hace a los delitos de: Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 18 meses de arresto inconmutable. DÉCIMO TERCERO: Sentencia de los procesados Heberto Incer Moraga (economista) Delito de asociación e instigación para delinquir e incitar a la inobservancia de la Constitución, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 24 meses de arresto inconmutables. Sentencia también a Roberto Chamorro Chamorro (estudiante) Delito de asociación e instigación para delinquir, alterando el orden público con entrenamientos de guerrillas, aportaciones de dinero, participación personal directa y reclutamiento para su ingreso en la Banda de delincuentes que se autollama Frente Sandinista de Liberación Nacional: 4 años de prisión. Delito de tentativa de destruir o alterar por vías de hecho la Constitución Política del Estado e incitar a la inobservancia de la Constitución, intentando cambiar las estructuras socio políticas y económicas de nuestro Estado por otro comunista, como lo proclaman en panfletos y hojas sueltas: 20 meses de arresto inconmutables. DÉCIMO CUARTO: El Consejo hace constar que, de conformidad con la Ley, los reos cuyas sentencias hayan sobrepasado 30 años, sólo deberán cumplir 30 años. DÉCIMO QUINTO: El Consejo hace del conocimiento de los procesados que, de acuerdo con la Ley Marcial, ninguna sentencia dictada por los tribunales militares deberá ejecutarse sin la previa aprobación del Presidente de la República o la Autoridad Superior Revisora —lineado— con premeditación y alevosía —vale—. Managua, D.N. 25 de febrero de 1977, a las 09:30 horas. Firmado: Rafael Lola, Coronel Inf. G.N., Presidente del Consejo de Guerra Ex-
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traordinario; Adolfo Solís B., Teniente Coronel Inf. G.N., miembro; Octavio A. Castillo S., Teniente Coronel Inf. G.N., miembro; Carlos Agurto R., Teniente Coronel Inf. G.N, miembro, y Ernesto Chavarría y Teniente Coronel Inf. G.N., miembro”10. (Todos fueron liberados cuando se tomó el Palacio Nacional, el 22 de agosto de 1978). II. 8. Ejemplo de comunicado del FSLN sobre una “recuperación de un Banco11 Comunicado nº 5: Del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) Al Pueblo de Nicaragua “El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) informa que: 1. El 17 de abril de 1978, en la ciudad de Yalí, departamento de Jinotega, se llevó a cabo el operativo “Coronel Abraham Rivera” contra la sucursal del Banco Nacional de esa localidad. 2. Como resultado de esa acción, se recuperaron C$126. 046, 50. 3. Que como resultado de la acción no hubo daños personales, ni bajas de ninguna de las partes. 4. Que, como es costumbre en nuestra organización, los militantes y colaboradores sandinistas se responsabilizan de las consecuencias del quehacer revolucionario y no se permite que personas ajenas e inocentes sufran las consecuencias de nuestras acciones. En tal sentido, el FSLN aclara y confirma que el señor Bayardo Ramírez Rivera, a quien se le confiscó temporalmente su carro para realizar la acción, NO TIENE NI HA TENIDO QUE VER CON NUESTRA ORGANIZACIÓN”. 5. Que el dinero recuperado servirá para fortalecer nuestros destacamentos guerrilleros en campos, ciudades y montañas”12. En la montaña enterraremos el corazón del enemigo Patria Libre o Morir Frente de Liberación Nacional (FSLN) Algún lugar de Nicaragua Mayo de 1978
10 Sentencia del Consejo de Guerra con motivo del asalto a la casa de José María Castillo. ACHM-E-001, C-018-000517. 11 Los sandinistas denominaban a los asaltos a bancos “recuperaciones”, considerando que era dinero sustraído previamente al pueblo por el corrupto sistema vigente. 12. ACHM, Tendencia GPP, Caja IV, Fólder 5, Expediente 05776.
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II. 9. Informe forense sobre Pedro Joaquín Chamorro Cardenal (10-1-1978) (Del médico forense Miguel Ángel Aragón Picado a la Jueza Tercera Local del crimen de Managua, Zoilaluisa Ferrey de Ocón) “Hoy, a las 9: 45 a.m. me personé en la morgue del Hospital Oriental para reconocer el cadáver del Dr. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. En el simple reconocimiento se constatan múltiples heridas de arma de fuego, escopeta, que interesan cara, cuello, tórax y miembros superiores. Los proyectiles (perdigones) llevaron una trayectoria de derecha a izquierda. Se constataron: a) cuatro heridas en cara, una en nariz y tres en mejilla derecha. b) en cuello: un refilón y dos orificios de entrada en cara lateral derecha. c) en hombro derecho: dos refilones y un orificio de entrada. d) en cara anterior de tórax, se constataron ocho orificios de entrada al lado derecho de la cara anterior del tórax, y se constataron también cinco orificios de salida en la cara anterior de la axila izquierda. Es decir, cinco de los proyectiles que recibió en el tórax tuvieron trayectoria tangencial, sin penetrar en dicha cavidad Tres de las heridas descritas en el tórax eran grandes y anfractuosas por entrada de varios proyectiles en un mismo orificio. Se constató que en las heridas anfractuosas había unos trozos redondos del tamaño de una moneda de cinco céntimos, de cartón, que fueron retirados y entregados a la Sra. Jueza del crimen. Una herida de las del tórax, que tenía su orificio en la cara anterior de la axila derecha, seguía a la izquierda y atrás, atravesaba un espacio intercostal y seguía en dirección hacia el corazón. Dos heridas más de las del tórax se constataron penetrantes en el mismo. En el tercio inferior del brazo y articulación del codo izquierdo, se constaron doce heridas de arma de fuego entre orificios de salida y entrada, no pudiéndose precisar en ese caso cuáles eran entradas y salidas. Había fractura conminuta de los huesos de la articulación del codo. En la muñeca y mano derecha se constataron diez heridas de arma de fuego con fractura conminuta de la muñeca y la mano. Uno de los proyectiles que penetraron en la región derecha del cuello, siguió hacia atrás quedando en la región cervical, de donde fue extraído y entregado a la Dña. Zoilaluisa F. de Ocón. Era un perdigón de escopeta. En la región occipital izquierda se constata hematoma, lo que hace pensar que uno de los proyectiles interesó la base cerebral de su cámara anterior; lo mismo que las heridas penetrantes del tórax, que causaron neumotorax y lesión de vísceras vitales: corazón y pulmón. Las heridas de los miembros superiores no eran mortales de necesidad. CONCLUSIÓN: el Dr. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal murió el día 10 de enero de 1978, entre las 8:00 y 9:00 horas a.m. COMO EFECTO PRECISO DE: hemorragia intracraneal, hemo-neumotorax y lesión de vísceras vitales, corazón y pulmones por heridas de arma de fuego (ESCOPETA). Al señor Chamorro le dispararon a una distancia de uno a uno y medio metros, y el disparo o disparos fueron hechos desde el lado derecho. El proto-
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colo de la autopsia que se le está practicando en estos momentos determinará definitivamente las lesiones internas causadas por los proyectiles. Managua, D. M., a las 11:00 hs. a.m. del día 10 de enero de 1978. Firmado: Dr. Miguel Ángel Aragón Picado, médico forense del Distrito Judicial de Manágua.” 13 II. 10. Informe de J. Benito Escobar donde expone y analiza el proyecto del FSLN, a finales década de 1970, sobre el Plan de la Ofensiva Insurreccional “Estoy pendiente de tener una entrevista con “Federico” y paso 13 días en Panamá esperando un contacto que no llegó. “Federico” me envía una carta por medio de “Jacobo” (responsable por parte de Federico en Tegucigalpa) en la que me explica su imposibilidad de ir a Honduras a entrevistarse conmigo, pero me anuncia que pondrá en práctica un operativo para garantizar su entrada en el país y entrevistarse. La carta me llega cuando ya he ido a México a la segunda reunión de los que participarían en el futuro Gobierno Provisional. Ante la dificultad de vernos, me hace una grabación de dos horas en la que me planteaba la situación: sobre la unidad, choques entre compañeros, problemas del exterior y conocimiento de las actividades de los que planteaban la ofensiva insurreccional. Me traslado a Costa Rica, donde vuelvo a esperarle 6 días y tampoco fue posible la entrevista. Durante las estancias en Honduras, México y Costa Rica sostuve conversaciones con Víctor Tirado, Humberto y Enrique, con los que discutí sobre la ofensiva insurreccional. Ellos la veían como la única vía para la caída a corto plazo de Somoza, sobre todo, ahora más fácil después de la enfermedad. Hasta ese momento, se había planeado un ataque simultáneo por tres frentes: Norte (Ocotal-Somoto), Oeste (Chinandega-León) y Sur (Río S. Juan, Rivas, Masaya, Granada). El Frente Norte: después de tomados los Comandos, enviaría escuadras a la montaña para emboscar a las fuerzas enemigas que bajaran a defender a los Comandos tomados; el Frente Oeste: tomaría el Comando de Chinandega, y marcharía hacia León, Corinto y a Managua por el lago; El Frente Sur: tomaría el Comando de S. Carlos y marcharía a reforzar la toma del cuartel de Rivas, ocupando posiciones para resguardar la frontera. En Granada y Masaya se tomarían también los Comandos y después, objetivos secundarios (vías de comunicación, carreteras, telégrafos y teléfonos). El avance hacia la capital se haría por caminos y carreteras, haciendo uso de barricadas. Y entrarían en acción “escuadras de ajusticiamiento” a connotados verdugos, altos oficiales y personeros civiles del régimen e intentarían secuestrar a la familia del alcaide del penal y a él mismo si fuera posible, para exigir la inmediata libertad de los presos políticos (esto se planificó para 13 Expediente del juicio por el asesinato de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. Juicio P. J. Ch-AECM-096.
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días antes de la insurrección, pero no pudo llevarse a cabo porque se descubrió el plan de ajusticiamiento de uno de ellos. Otro plan era enviar un jeep cargado de explosivos al Retiro para que explotara dentro, que también se descartó días antes). Se planificó también la toma de la emisora de radio, desde donde se harían llamadas al pueblo para que se sumaran a la ofensiva insurreccional, así como otras escuadras con la misión de incautar bienes de los bancos. El objetivo fundamental era ocupar una parte del territorio, donde se instalaría un Gobierno Provisional, que llamaría al pueblo y publicaría algunos decretos. Se habían preparado unos 200 compañeros en escuelas militares en Honduras y Costa Rica. Todo ello era paralelo a la existencia del trabajo político en los departamentos de los diferentes frentes, dentro de los sectores obreros, campesinos, de estudiantiles y de la pequeña burguesía. Se esperaba, a través de los compañeros cubanos, una solidaridad de la comunidad socialista, así como el envío de armas, dinero y regreso de los compañeros que se encuentran en Cuba, además del reconocimiento del Gobierno Provisional. La ofensiva, a corto plazo, estaba fundamentada en la crisis que en ese momento vivía el somocismo, del que parece querer deshacerse ahora el imperialismo, pues considera a Somoza una figura muy desprestigiada. Parece que puede darse una maniobra política con la renuncia de Somoza para ser sustituido por alguien que pueda unificar los sectores oligárquicos y políticos del país. Se maneja el nombre de Pablo Rener (Presidente del Senado con Somoza Debayle, en 1974) e, incluso, Guillermo Sevilla Sacasa. Hasta la dirigente de los Frentes Populares somocistas, Nicolasa Sevilla, ha mencionado que el “Presidente —Somoza— debería dimitir para que descanse”. La situación es de crisis: el Presidente, con una incapacidad física para regir los destinos del país; ambiciones de mando dentro de los sectores somocistas, tanto civiles, como militares; situación crítica de toda la izquierda nicaragüense, divididos tanto el FSLN, como el partido socialista. Dentro del Frente hay dos concepciones: una cortoplacista, la ofensiva insurreccional; otra, la tradicional o histórica, la Guerra Popular Prolongada. Por añadidura, la crisis del principal baluarte de la lucha revolucionaria nicaragüense, la guerrilla, en vez de crecer, decrece y, de no superarse, puede llegar al exterminio, siendo la fuerza que goza de todas las simpatías del pueblo. En mi opinión, no se ha visto con el espíritu analítico necesario la crisis que padece el Frente en estos momentos, ya que se dejan entrever problemas más personales que estrictamente políticos. Este Informe se basa en la apreciación que tuve de la situación, tras las conversaciones con los compañeros que plantean la ofensiva insurreccional, ya que no me fue posible la entrevista con el compañero “Federico”. El motivo fundamental de mi viaje es para informar al Gobierno cubano de los planes, pues considero que, de acuerdo a los planes de la ofensiva insurreccional, el Gobierno cubano estará implicado directa o indirectamente.
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Hago una petición de trabajar por la unidad, cuya ausencia sólo puede perjudicar y la división puede afectar a la ayuda de Cuba y de la comunidad socialista. Estoy preocupado por la expulsión de Tirado, Humberto y Enrique —de ser realmente suscrita por “Federico”—, porque aún dificulta más los planes de unidad. Otra dificultad es el fracaso habido con las ofensivas en S. Carlos y Ocotal, porque si ahora se aceptara discutir la unidad interna o la estrategia a seguir, se podría considerar oportunista. Las informaciones que tengo de lo ocurrido son muy pobres (de la captura de los cuatro compañeros en S. Carlos). Parece ser que un lote grande de armas ofrecidas en venta al compañero Mora fue el cebo para las posteriores capturas. Sobre los argumentos para poner en práctica el plan de la ofensiva, una vez descubierto, no tengo ninguna información”14. II. 11: Registro de muerte de Carlos Fonseca, confundido en Nandaime con Juan José Quezada REGISTRO DEL ESTADO CIVIL DE LAS PERSONAS Managua, Distrito Nacional II. 11. 1. “El suscrito, encargado de sentar las actas de los Libros de Registro, que lleva esta Oficina Registral, hace constar: que hoy se dio aviso de que Carlos Alberto Fonseca Amador falleció a las 12.30 p.m. del día 18 de septiembre de 1973, baleado en un encuentro con la Guardia Nacional, a la edad de 35 años. Nicaragüense, casado con María Haydée Terán. No testó. Hijo de Fausto Amador y Justina Fonseca”15. Managua, 20 de septiembre de 1973. II. 11. 2. Guardia nacional de nicaragua memorandum 19 Octubre de 1973 Teniente Ignacio Arias, G.N. Enc. Morgue- Hospital El Retiro Managua, D.N. “Bajo la responsabilidad de esta Oficina de Leyes, G.N., ruégole entregar al señor FAUSATO AMADOR (previa identificación y datos personales referentes a la familiaridad que le liga) el cadáver que se encuentra sin identificación de nuestra parte en la Morgue de este hospital. Apreciaré su informe y aviso de recibo”16. 14 Informe de J. Benito Escobar. ACHM-E-001-C-014-000393 15 Registro Civil de la muerte de Carlos Fonseca, el 20-9-1973. ACHM-E-001-C-07-000431 16 Orden de la Guardia Nacional de entrega del cuerpo a la familia, el 19-10-1973. ACHM-E001-C-07-000431
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Firmado: ALBERTO MONTEALEGRE Coronel Inf., G.N. JEFE DE LEYES Y RELACIONES PÚBLICAS, G.N. II. 12: Manifiesto de constitución del “Movimiento Pueblo Unido” (17 de julio de 1978) “Después de un largo proceso de fructífera discusión entre las 23 organizaciones que integramos el Comité Pro Libertad de Todos los Reos Políticos y el cese de la represión, los organismos abajo firmantes convenimos avanzar conjuntamente por el camino de la lucha unitaria contra el régimen somocista. En este sentido, la resolución a la que hemos llegado es: constituirnos en un solo bloque de fuerzas populares, cuyo nombre es Movimiento Pueblo Unido (MPU). Para satisfacción profunda de la clase obrera, de los campesinos, estudiantes, de las amplias masas de trabajadores y de todo el pueblo de Nicaragua, consignamos que ha cristalizado ya el movimiento unitario de combate económico, político y social de todos los sectores populares. Sus objetivos de lucha son tres: Movilizar al pueblo para el derrocamiento de la dictadura; incrementar la organización y unificación de los amplios sectores populares. Impulsar el desarrollo del proceso unitario de las fuerzas revolucionarias. Con al agudización de la crisis, se amplían las perspectivas de triunfo revolucionario que se ofrecen a nuestro pueblo. Y, de estas coyunturas, se derivan jornadas de gran envergadura, cuyos exitosos desarrollos no pueden ser obra de ningún partido ni grupo por separado. Consciente de ello, el MPU surge a la palestra para cristalizar las más acuciantes tareas unitarias que tienen ante sí la clase obrera, los campesinos, los estudiantes, y los demás sectores sociales de nuestro pueblo, y para garantizar también la independencia política de las masas populares en la lucha contra la dictadura dinástica. Estamos seguros que con la profundización del proceso unitario, que supone nuestro tercer punto de los objetivos de lucha, culminaremos con la adopción de un completo programa y de una línea política conjunta que exprese la constitución de un sólido bloque de las fuerzas revolucionarias. Finalmente, llamamos al proletariado en general, a los estudiantes y a todos los sectores y organismos del pueblo a robustecer la batalla contra el somocismo, cerrando filas en el MPU, que es el gran frente de lucha popular, que representa los más elevados intereses del proceso y que, por ello mismo, constituye una plena garantía a la independencia de clase y de partido de las masas y sus organismos de combate17.” Managua, Nicaragua, 18 de julio de 1978. Firmado: Partido Comunista de Nicaragua (PCN), Partido Socialista de Nicaragua (PSN), Frente Estudiantil Revolucionario (FER), Frente Estu17 Manifiesto de surgimiento del “Movimiento Pueblo Unido” (17 de julio de 1978). AECM, S/C
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diantil Revolucionario marxista-leninista (FER-ML), Movimiento Obrero Revolucionario (MORE), Juventud Socialista Nicaragüense (JSN), Juventud Revolucionaria Nicaragüense (JRN), Central de Acción y Unidad Sindical (CAUS), Confederación General del Trabajo Independiente (CGTI), Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN), Asociación de Estudiantes de Secundaria (AES), Movimiento Estudiantil de Secundaria (MES), Centro Estudiantil de la Universidad Politécnica (CEUPOLI), Organización de Mujeres Democráticas de Nicaragua (CMDM), Asociación de Profesores del Recinto Universitario Rubén Darío (APRURD), Pueblo Trabajador (PT), Unión Nacional de Empleados (UNE), Comité de Lucha por la Libertad Sindical (CLLS), Unión de Intelectuales y Artistas Progresistas de Centroamérica (UIAPCA), Asociación de Abogados Democráticos de Nicaragua (AADN), Federación de Movimientos Juveniles de Managua (FMJM) y Comité de Madres y Familiares de Reos Políticos. II. 13. FAO: Dieciséis Puntos para el Gobierno Nacional, 17 de agosto de 1978 “El Frente Amplio Opositor expone al pueblo nicaragüense las bases sobre las cuáles debe asentarse el Gobierno Nacional transitorio, que todos los actores del país reclaman en el enfrentamiento total de nuestro pueblo contra la dictadura somocista. Este Gobierno Nacional debe dar pie a ‘un nuevo orden socio-político que haga posible condiciones humanas para la mayoría de nuestro pueblo en las esferas de la salud, de la alimentación, de la educación, de la vivienda, del trabajo, de la tierra, de los salarios y de los Derechos Humanos’, tal como expresa la Carta Pastoral de los Obispos de Nicaragua. El Frente Amplio Opositor (FAO) declara en primer término, que la formación de este Gobierno Nacional, para que sirva verdaderamente a los intereses del pueblo nicaragüense, implica la erradicación de la dictadura somocista, y que, por tanto, no pueden surgir, como fruto de diálogos con el somocismo, pactos y componendas políticas, o golpes militares de espaldas al pueblo. El Frente Amplio Opositor considera que, para el desmantelamiento de las estructuras de poder somocista, y para el inicio de la democratización de Nicaragua, el Gobierno Nacional deberá, al constituirse, instrumentalizar de inmediato un programa mínimo que incluya los siguientes puntos: 1. Organización del ejército Nacional, como una entidad al servicio de las libertades e intereses del pueblo. Sustitución de los Reglamentos Militares heredados de la intervención norteamericana por una Ley Orgánica del ejército, que garantice un régimen social y económicamente justo para los ‘clases’ y soldados, y un sistema racional de promoción y remuneración. Prohibición del juzgamiento de civiles por militares y creación de un cuerpo de policía estrictamente separado del ejército.
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2. Erradicación de la corrupción que ha caracterizado a la dictadura somocista, tal como apropiación fraudulenta de bienes, contrabandos, exenciones y dispensas ilícitas de impuestos; fraudes en las licitaciones; ventas amañadas en los negocios de tierras; malversación de fondos del Estado; adjudicación ilícita de préstamos; comisiones injustas de empréstitos y otros negocios sucios. 3. Derogación de todas las leyes de represión política y establecimiento de respeto absoluto a los derechos humanos, especialmente en la dignidad e integridad de la persona, terminándose con los asesinatos, las desapariciones, las torturas, las capturas ilegales y los allanamientos de hogares. Los órganos represivos, como la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) y las bandas armadas, disfrazadas de civiles, serán abolidas. 4. Inmediata libertad de todos los reos políticos y regreso a la Patria de todos los exiliados. 5. Derogación de las leyes que reprimen la libre expresión y difusión del pensamiento y de la libertad de información, empezando por la abolición del “Código Negro” 6. Inmediatas garantías para la libre y plena organización sindical y gremial, tanto en la ciudad, como en el campo, así como las reformas de las leyes laborales que hagan efectivo el derecho al trabajo, el fuero sindical, la indemnización por los años de servicio y la participación en las utilidades de la empresa. 7. Inicio de una verdadera reforma agraria integral que sirva para establecer nuevas y justas formas de producción agrícola y propiedad campesina. 8. Adopción de medidas urgentes para dar solución a problemas de salud y bienestar de los ciudadanos, en la ciudad y en el campo, en todo a lo que se refiere a seguridad social, asistencia médica y hospitalaria, y protección del niño y de la madre. 9. Inicio de una verdadera reforma urbana que resuelva los problemas de los barrios marginales, de los repartos clandestinos, de la insalubridad ambiental, de la especulación con alquileres y que se estimule la construcción de viviendas dignas para los sectores populares. 10. Atención inmediata al grave problema del transporte colectivo, organizándolo en forma humana y eficiente. 11. Efectivo control de los precios de los artículos de primera necesidad, incluyendo las medicinas, para evitar el agiotismo y la especulación. 12. Inicio de un efectivo Plan de Alfabetización, dentro de un sistema educativo realmente democrático. 13. Reforma del sistema fiscal, de modo que se asegure la equidad de la carga tributaria y se termine con la arbitrariedad y la evasión en la recaudación de impuestos. 14. Reconstrucción del Poder Judicial, para erradicar la corrupción en la administración de la Justicia y la venalidad y sometimiento de los jueces. 15. Plena autonomía política, económica y administrativa de los municipios y pueblos.
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16. Instauración de un nuevo orden político, que garantice un proceso electoral verdaderamente libre, tanto a nivel nacional, como municipal; y la organización y funcionamiento de todos los partidos políticos, sin discriminaciones ideológicas de ninguna clase”18. Managua, 17 de agosto de 1978. Firmado: Unión Democrática de Liberación (UDEL), Rafael Córdoba Rivas, Presidente, Rodolfo Robelo Herrera, Secretario; Partido Liberal Independiente (PLI), Virgilio Godoy Reyes, Presidente, Sócrates Flores, Secretario; Partido Social Cristiano, Edgar Macías, Presidente, César Delgadillo Machado, Secretario; Partido Conservador (ANC), Santiago Rivas Haslam, Presidente, Hernaldo Zúñiga Montenegro, Secretario; Partido Socialista Nicaragüense, Gustavo Tablada, Presidente, Adolfo Evertz, Secretario General; Movimiento Liberal Constitucionalista, Ramiro Sacasa Guerrero, Presidente, Pedro J. Quintanilla, Secretario; Partido Socialista Nicaragüense, Domingo Vargas Morales, Presidente, Julio Briceño Dávila, Secretario General; Confederación General del Trabajo Independiente (CGTI), Alejandro Solórzano, Secretario General, Domingo Sánchez, Secretario; Central de Trabajadores de Nicaragua (CTN), Daniel Tijerino, Secretario General, Alba Marina Torres, Secretaria de Actas y Acuerdos; Consejo de Unificación Sindical, Mariano Mendoza, representante CUS: Partido Conservador Auténtico, Adolfo Calero Portocarrero, Coordinador; Partido Conservador de Nicaragua, René Sandino Argüello, Presidente: Movimiento Democrático de Nicaragua (MDN), Alfonso Robelo Callejas, Presidente, Xavier Zabala Cuadra, Secretario; Movimiento de los Doce: Sergio Ramírez Mercado, Tito Castillo Martínez, Partido Social Cristiano Nicaragüense (PSC), Róger Miranda Gómez, Presidente Nacional, Guillermo Córdoba Rivas, Secretario General en funciones: Partido Conservador de Nicaragua, Fernando Agüero Rocha, Presidente Nacional, Julio César Avilés, Secretario Político, Enrique Sotelo Borgen, Delegado Nacional del PC de Nicaragua al FAO. II. 14. “La única manera de salvar nuestra civilización en el istmo centroamericano” (Documento secreto procedente de la Embajada de EE.UU. en Managua, fechado en Washington, a 26-10-1978) “Desde hace aproximadamente un año, nuestro sistema atraviesa, en forma muy aguda, una profunda crisis en ese pequeño y rico país que es Nicaragua. La dictadura somocista, la única capaz hasta ahora de desarrollar y mantener nuestro modelo de intervención histórica en ese país, es objeto de un cuestionamiento, 18 FAO: Dieciséis Puntos para el Gobierno Nacional, 17 de agosto de 1978. AECM, S/C.
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cada día mayor, por parte de la casi totalidad de la población y de una parte importante de los sistemas de representación política de los países vecinos. Este cuestionamiento nos parece natural en la medida que el somocismo, como todo sistema dictatorial, no ha podido disponer de ningún mecanismo jurídico y político, para establecer socialmente su legitimidad, en la medida en que ha permitido, como toda forma social de desarrollo del intercambio mercantil, la realización de un cierto desarrollo de la conciencia sociocultural de la población. No debemos ocultar más que la familia Somoza, después de haber establecido en Nicaragua las grandes bases de nuestro sistema, destruyendo los últimos obstáculos estructurales para esta imposición, y combatiendo el comunismo internacional mientras éste representaba un real peligro para nosotros, por el hecho de la ausencia de una verdadera conciencia mercantil en la población, es actualmente un verdadero obstáculo a nuestra política, al despliegue de nuestro poder en un país donde tenemos que realizar aún muy grandes progresos económicos. Tampoco debemos olvidarnos de que, durante la historia, nuestro sistema ha superado sus crisis económicas y políticas, caminado hacia un mayor progreso económico y político y no hacia un retorno hacia atrás, inspirado en modelos del pasado. No es tampoco a través de una dictadura que salvaremos la situación en Nicaragua. Sería, además difícil en ese campo, hacerlo mejor que como lo está haciendo el General Somoza. Al subempleo que se desarrolla en un largo período en Nicaragua, y que no hay que confundir con el desempleo estructural o institucionalizado de nuestras naciones avanzadas, hay que contestar con la incorporación de mayores cantidades de capitales que creen empleos, para que no se les ocurra olvidar socialmente a nuestros empleados el fundamento material de su existencia: el trabajo, creador de nuestra riqueza y de nuestra civilización. Frente a la falta de legitimidad de la dictadura somocista, hay que instaurar un verdadero sistema de representación política, en el cual, cada capa social pueda, en la medida de sus posibilidades, expresarse relativamente en el lugar que ocupa dentro de nuestro sistema, para que no se exprese directamente en contra de nuestro sistema. Ésos son los grandes ejes del desarrollo que debe seguir Nicaragua, si quiere conocer los grandes progresos de nuestra civilización. Pero hoy dos obstáculos mayores impiden la realización de ese progreso: 1. El primero es simplemente la dictadura. En efecto, el somocismo, por su naturaleza económica de garrote internacionalizado, por su notoria y permanente falta de respeto a la competencia, y por la crisis estructural profunda que le está afectando y que no podrá jamás superar, no procura ninguna garantía a nuestras inversiones productivas a largo plazo. Por otro lado, por su naturaleza política, que sólo conoce la violencia policial para hacerse respetar (la naturaleza mentirosa de su propaganda no encuentra parangón en la grotesca falta de discernimien-
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to con la que opera su policía) no tolera ninguna otra representación política que no le sea subordinada. La historia de nuestras sociedades avanzadas —así como las de las burocracias comunistas, de una manera menos elaborada— nos han enseñado que el desarrollo de nuestros sistemas productivos necesitó de sistemas de representación política, dentro de los cuales, las aspiraciones de las capas productivas, podían estar canalizadas y depuradas de cualquier espíritu de rebeldía. Actualmente, la medida más eficaz de apagar los gritos de rebeldía popular en contra de nuestro sistema es darle al pueblo la palabra dentro del marco de nuestras instituciones, para que la rebeldía se transforme en discurso, la forma de comunicación más adaptada a la democracia y que, utilizada por uno de nuestros enemigos, lo transforma en uno de nuestros aliados. Los nuevos trastornos sociales que se han producido en muchos países a partir de 1967 (EE.UU. Japón, Alemania, Francia, Checoslovaquia, Portugal, Italia) nos han demostrado, con horror, que existe solamente un peligro en el mundo, desde el punto de vista de la defensa de nuestra sociedad: el que los trabajadores lleguen a hablarse de sus condiciones y de sus aspiraciones entre ellos, sin INTERMEDIARIOS. Y eso amenaza con ocurrir en Nicaragua, si toda representación política queda imposibilitada. 2. El segundo obstáculo, a pesar de ser menos visible, no es menos grave: se trata de ciertos aspectos del movimiento opositor a la dictadura. En efecto, si bien este movimiento, en su amplísima representatividad, se opone al somocismo “con o sin Somoza”, solamente en tanto que es una forma de nuestro sistema, que se ha vuelto hoy en día públicamente inadaptada, algunos de sus aspectos menos controlables, parecen cuestionar la naturaleza misma de nuestro sistema. A manera de ejemplo, citaremos solamente ciertas huelgas de la producción, en particular en el sector agrícola, que no deben confundirse con los paros de la actividad patronal, que fueron en gran parte, relativamente bien controlados. Ciertas agresiones contra la propiedad privada o colectiva: asaltos a bancos, saqueos populares, destrucción de medios de transporte colectivo, incendios de fábricas, ocupaciones ilegales de tierras cultivables; una cierta organización de su vida por parte del pueblo humilde en los lugares de vivienda, organización que llega hasta su propia defensa armada. Además, la crítica muy difundida, a la familia Somoza, y a la Guardia Nacional, puede volverse realmente peligrosa, si la crisis se prolonga, porque podría pasar a convertirse en una crítica generalizada de la burguesía y de su ejército. Frente a estos dos obstáculos principales, nuestra preocupación medular es qué hacer para salvar de la violencia popular EL INTERCAMBIO MERCANTIL, que es y ha sido la única actividad portadora de progreso de nuestra civilización. La situación actual se orienta hacia un enfrentamiento militar entre el ejército somocista y el Frente Sandinista de Liberación Nacional. En efecto, la mediación
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política, es decir, el reparto de poder, fracasará. No porque, como dicen algunos, la oposición esté dividida, sino simplemente porque el General Somoza, como verdadero dictador que se respete, no la aceptará. ¿Cuáles son nuestros intereses en este enfrentamiento? y, antes que nada, ¿cuales serán las salidas? Aquí se dan también dos posibilidades: a) Si el General Somoza sale como vencedor, las destrucciones realizadas a nivel de las estructuras económicas y sociales del país, nos permitirán destruirlo a él sin demora (porque se encontrará entonces totalmente incapacitado para hacer funcionar económicamente el país) y poner en su lugar a nuestra gente, que podrá beneficiarse, políticamente, del título de “libertadora de la Patria”, y económicamente, de la ayuda internacional. La difícil tarea será facilitada en dos campos: por el hecho de que la oposición más radical habrá sido considerablemente reducida, y porque el territorio estará, por fin, al provecho de los capitales nacionales y extranjeros. b) Si el ejército somocista se ve puesto en reales dificultades militares. Esta eventualidad parece poco posible porque el General Somoza y su Estado Mayor han demostrado en el último mes de septiembre que su determinación puede ir hasta la destrucción completa de las ciudades. Sin embargo, si esa eventualidad se presentara, habría todavía tiempo de hacer intervenir, de manera neutralizadora, a las fuerzas militares de la OEA (o de la ONU, en el caso de que las tensiones fueran demasiado fuertes entre las dictaduras y democracias de la OEA), para pacificar al país y servir a un gobierno cuyo control militar nos estaría asegurado. Así pues, una guerra civil que surgiera de manera inminente, es desde nuestro punto de vista, la única medida para mantener nuestra civilización en Nicaragua, porque si las fuerzas populares no se agotan en el terreno militar —el único terreno en el cual el gobierno en el poder es actualmente competente— existe el peligro de que esas fuerzas populares, fortalecidas por la crisis económica presente, se desencadenen socialmente a un nivel tal, que el fenómeno será entonces muy difícil de contener en el interior de las fronteras. No es sin gran tristeza que terminamos este informe y pensamos en todas las futuras víctimas de esa próxima guerra. Pero ese es el precio que tiene que pagar el hombre para salvaguardar los progresos de su civilización, y nuestros vecinos de las dictaduras comunistas no nos contradecirán en este grave asunto. Washington, 26-10-1978”19.
19 Informe secreto de la Embajada de EE.UU., 26-10-1978. AIHNCA, ASD-014.
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apéNdice iii: eL iNcremeNto de La iNsurreccióN (1956-1973) III. 1. Sobre las negociaciones en el Gran Hotel, tras la masacre de la Avenida Roosevelt del 22 de enero de 1967 (Fragmento incompleto y entrecortado de un informe titulado “Conversaciones para el recuerdo”) “Monseñor Portalupi llamó al Dr. Agüero, pero no fue él, sino que mandó a Pasos Argüello. Monseñor Chávez habló con Pasos Argüello, pero después que se saludaron, Monseñor Chávez le dijo que él estaba en la Presidencial buscando la forma de arreglar el asunto. Pasos le dijo a Monseñor Chávez que ellos eran 500 armados con pertrechos, que había 600 huéspedes, y entre ellos, 25 americanos. “Tome en cuenta, le dijo Pasos Argüello a Monseñor Chávez, que nosotros tenemos ventaja”. Monseñor Chávez le respondió que querían platicar con ellos y entonces le propuso que fueran allá Monseñor Portalupi, Monseñor Chávez y Gonzalo Meneses Ocón, por parte del Gobierno para platicar en el Palacio Episcopal. Monseñor Chávez pensó que eso era muy difícil, porque tenían que ir y regresar, por lo que sugirieron ir al Gran Hotel, en vez de al Arzobispado. Pasos le dijo que había llegado el Teniente Alegrett a hablar con Agüero, enviado por el Dr. Lorenzo Guerrero, para entablar una conversación telefónica con ellos, pero que el Teniente no había hablado con Agüero, sino que lo hizo por medio de un señor de apellido Oprallán. Pasos le dijo que ellos estaban dispuestos a morir y que tenían 25 rehenes americanos en su mismo cuarto, que ya se habían comunicado con Mr. Brown. Monseñor Chávez le contestó que ellos querían evitar más derramamiento de sangre y que tomara en cuenta que la Guardia estaba dispuesta a terminar con todos, a lo que respondió Pasos, de nuevo, que ellos estaban dispuestos a morir y que recordara a los americanos que estaban allí, que en cuanto la Guardia entrara los podían matar y que le dijera al Dr. Guerrero que se acordara de lo que pasó en El Salvador, que por sólo una muerte de un americano, cayó el gobierno y que aquí eran 25 americanos los que podían morir. El Dr. Agüero habló por teléfono con Monseñor Chávez, que estaba en la Cruz Roja y le dijo que quería parlamentar sobre la situación, que estaba muy seria y muy grave. Agüero le dijo: “tenemos gente de varias nacionalidades, y cinco o seis heridos, y hasta ahorita la ambulancia vino por ellos”. Monseñor Chávez le dijo que existía la impresión de que la ambulancia, en uno de los viajes, había sacado a un herido y se lo había entregado a la Guardia, porque aquella había encañonado al chofer de la ambulancia y le había obligado a entregarle el herido. Y que iban a protestar por eso. Monseñor Chávez le dijo que iba a hablar con la Presidencial para que los dejaran pasar, porque allí había un cordón de guardias.
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Monseñor Chávez le preguntó a Agüero si quería que llegara a hablar también el Nuncio y él dijo que sí, por lo que ordenó a un empleado de la Cruz Roja que llamara al número 6351 de la Nunciatura y le dijeran al Nuncio la petición del Dr. Agüero, que esperaría en el teléfono. Alguien habló también por teléfono al Dr. Agüero y le dijo que esperara un momentito porque estaba hablando con el Sr. Presidente. Después salió otro señor que dijo llamarse Ricardo Bermúdez y le confirmó al Dr. Agüero que en uno de los últimos viajes de la Cruz Roja, sacaron del hotel a un herido y que la Guardia encañonó al chofer de la ambulancia para que se lo entregara, además de que fue detenido momentáneamente el personal de la Cruz Roja. Bermúdez le dijo que eso había ocurrido hacía una hora y media o dos horas y que el herido se apellidaba Castañeda. Bermúdez le dijo a Agüero: “Bien, yo le pongo esto en conocimiento como una queja” y Agüero le agradeció el informe al Sr. Bermúdez. Nuevamente tomó el teléfono Monseñor Chávez y dijo al Dr. Agüero que estaba esperando al Nuncio, que iba a llegar a la Cruz Roja para dirigirse al Gran Hotel. Y que también acababa de hablar con el Sr. Presidente al que le había manifestado que solamente temía por la vida de ellos, de Monseñor Portalupi y de Monseñor Chávez. Pero que el Presidente le había contestado: “van bajo su propia responsabilidad”. Agüero le dijo a Monseñor Chávez que, por parte de ellos, no tenían nada que temer y que los esperaban a los dos para parlamentar.”20 III. 2. Comunicado de ajusticiamiento de los Guardias Nacionales Roberto Sánchez y Gonzalo Lacayo, octubre de 1967 De la Escuadra “Félix Pedro Picado” Al Pueblo Nicaragüense “Hermanos nicaragüenses: aplicando la justicia popular revolucionaria, ha sido ajusticiado el esbirro de la Guardia Somocista Roberto Sánchez. Este despiadado criminal al servicio de la tiranía somocista y del imperialismo yanqui, actuaba como ministro de Defensa y representaba al tirano Anastasio Somoza ante el llamado Consejo de Defensa Centroamericana (CONDECA), organismo al servicio de las fuerzas más reaccionarias de Centroamérica, que intentan en vano contener a sangre y fuego el avance victorioso de los movimientos revolucionarios, así como de toda fuerza progresista que intente un cambio que abra el camino a la paz, la justicia, y la verdadera democracia en el istmo. Bajo la responsabilidad directa de dicho verdugo, nuestro suelo patrio fue pisoteado por las fuerzas militares de gobiernos títeres e intervencionistas en la denominada “Operación Águila VI”. Fue precisamente en los días de dicha intervención, que se recrudeció la persecución contra humildes campesinos acu20 Conversaciones para el recuerdo. AIHNCA, ASD-083.
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sados de colaborar con las fuerzas guerrilleras sandinistas, bombardeos aéreos, ametrallamientos desde helicópteros. Patrullas punitivas asesinaron y asesinan hombres, mujeres, ancianos y niños. Eran ésas, entre otras, las tareas de “defensa nacional” del flamante general. “Somos implacables en el combate y generosos en la victoria”. Los hechos así lo confirman. El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ajusticiará a los elementos de la Guardia Nacional (G.N.) que se han ensañado con sus propios hermanos. Verdugos como Gonzalo Lacayo y Roberto Sánchez han sido ejemplarmente castigados. En cambio, rasos, clases y oficialidad de la G.N., que no hayan manchado sus conciencias con sangre de hermanos, serán acogidos en las filas del Ejército Popular Sandinista, y no como les ha mentido el tirano y los G.N. corrompidos, al hacerles creer que están condenados a muerte por el FSLN. Todo G.N. honrado debe volver su fusil contra el tirano y sus secuaces. Ejemplos de estos militares patriotas son: el teniente David Tejada, capitanes Carlos Ulloa, Napoleón Ubilla o Arturo Báez Bone. Francisco Ramírez Urbina es un ex-raso G.N. que hoy lucha en las filas del verdadero ejército del pueblo. Ministros, altos funcionarios somocistas e ideólogos inescrupulosos, que se han enriquecido con el crimen, la explotación y la traición, que son copartícipes de masacres en la montaña, campo y ciudad, perpetradas por la G.N. ¡También serán castigados! En cambio, aquellos trabajadores públicos que no se han vendido desvergonzadamente al tirano, serán acogidos en las futuras tareas para la reestructuración del país. Reafirmamos ante nuestro pueblo, que su organización de vanguardia, el FSLN, mantiene enhiesto el fusil en montaña, campo y ciudad. De Bocay a Pancasán y Fila Grande, de Pancasán y Fila Grande a Zinica, de Zinica a Waslala y Kuskuwás, de Waslala y Kuskuwás a Ocotal, San Carlos y Masaya, marchan victoriosas las columnas guerrilleras. De combate en combate, se va forjando un verdadero ejército revolucionario, fiel heredero de las tradiciones libertarias de nuestro aguerrido e ingobernable pueblo, que sintetiza en uno solo el ideal de Benjamín Zeledón, Augusto César Sandino, Rigoberto López Pérez y Carlos Fonseca”21. III. 3. Correspondencia entre Julio Buitrago y su familia (enero de 1968 a febrero de 1969) Carta de la madre de Julio Buitrago a su hijo (14-1-1068) “Mi adorado hijito: Qué gran alivio fue para mi recibir tu cartita. Ya sabía yo que en cualquier momento lo llegarías a hacer. Yo me conformo con saber que estás bien siempre, que estás en un lugar seguro. Sólo Dios sabe los días amargos que estoy pasando, sabiendo la vida difícil que llevas. En los días de más angustia, cuando el escándalo de periódicos y radio, llegaron los de La Prensa y yo me negué, no quise dar lástima ante nadie. Dispuse mejor mandar una carta bien 21 ACHM, Frente Interno, Caja IV, Fólder 10, Expediente 05865.
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redactada que Pedro Joaquín Chamorro no quiso publicar en su periódico. Sólo en La Mundial y en la 590 la aceptaron. El 22 de diciembre tenía preparada la gallina para tu cena y con qué amor te lo había preparado, pero cuando el 24 mandaste a por ella, no lo creí prudente porque estábamos bien vigilados, y por un asunto sentimental, podía suceder algo. No sabes cuánto sufrí porque la teníamos y no te la mandé. No fue para mi noche de paz y de amor, fue de dolor cuando las campanas lanzaban al aire voces de amor, yo lanzaba el más amargo suspiro y rezaba una plegaria al Altísimo, pidiéndole mil bendiciones para vos y tus compañeros (…) tu papá tiene bastante trabajo, se está portando como nunca. No te preocupés por nosotros y si ves difícil comunicarte, no lo hagas. Tenemos que ser prudentes. Tratá siempre de estar en un lugar seguro. Recibe besos de tu madre”22. Carta de Julio Buitrago a su madre (30-4-1968) “Mi recordada Madre: recibí tu hermosa carta y me he apresurado a contestarte y hoy tendré la oportunidad de hacértela llegar. Mañana, día de los trabajadores del mundo, estaré de nuevo en la casa de Las Palmas, ya que aquí no es adecuado seguir. Mamá, a pesar del tiempo y la distancia que nos separa, tu ejemplo me acompaña y tu dolor me hace más firme, ya que si tú sufres por mi, si tú correspondes, yo creo que mis ideales valen la pena, pues he pagado por ellos con lo más amado, con tu propio sufrimiento. Quizás tú no hayas entendido por qué me fui de Costa Rica, pero es que me querían obligar a trabajar para ellos, por eso me soltaron. Son iguales que los nicas, dirigidos por la Embajada Yanquee. Lo único que los diferencia son los métodos: en Nicaragua torturan, en Costa Rica sobornan. Me he enterado del brutal asesinato del compañero Tejada. Quizá eso les haga a ustedes, las madres nicaragüenses, pensar en cuidar a sus hijos para que no corran la misma suerte. Pero ésa es la sangre de nuestros muertos, que lo que clama es venganza, la ira popular contra el tirano. Y ahí es donde deben enfilarse nuestras madres, en las luchas con el pueblo. Por personas amigas me he enterado de cómo están y me preocupa que no cuides tu salud. Si no nos podemos ver, por favor, recuerda que yo quiero verte sana, llena de alegría y no como una florcita marchita. Mamá, quizá no podamos escribirnos con frecuencia, pero lo haremos a pesar de las dificultades. Cuidate y cuida al viejo. Tu hijo. Julio”23.
22 Carta de la madre de Julio Buitrago, 14-1-1968. ACHM, E-001-C-012-000332. 23 Carta de Julio Buitrago a su madre, 30-4-1968. ACHM, E-001-C-012-000331.
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Carta de Julio Buitrago a su padre (22-7-1968) “Papá: he querido escribirte estas líneas porque creo que te debo alguna explicación de mi conducta, después de su llegada a C.R. Quizás usted piense que desperdicié la oportunidad que me brindaron las autoridades ticas en mi difícil situación y que he defraudado la esperanza suya de que yo pudiera hacer una vida cómoda y tranquila en aquel país. Pues bien, desde hace un tiempo, yo había decidido en forma inquebrantable, darlo todo, hasta las últimas consecuencias, por la liberación de este martirizado pueblo de Nicaragua. Creo haber tomado el camino más difícil para luchar, pero el más correcto. Es conocido que la solución de los graves problemas de nuestro país no está en el cambio ficticio del régimen de turno, sino en una verdadera transformación socioeconómica y política, y eso significa que no podría conseguirse con discursos, ni desde un escritorio de abogado, sino combatiendo al lado del pueblo, con las armas en las manos. Abandoné el país, no por asegurarme mi existencia, sino porque quería prepararme para poder combatir esta tiranía, que ahoga a diario, con el hambre y la miseria, a las amplias masas explotadas de nuestro país. Mi experiencia en otras tierras, donde los hombres viven como seres humanos, donde el pueblo se gobierna, donde los niños no conocen ni el hambre ni el frío, donde las tierras cultivadas pertenecen a los brazos que las trabajan, donde no hay caseros que les den horas a los inquilinos para que abandonen la casa, donde los cuarteles se convirtieron en escuelas y se forjan nuevos horizontes con brazos de obreros y campesinos. Es esa experiencia la que me ha dado fuerza para seguir adelante y es el amor a este pueblo el que me ha dado valor para abandonarlo todo, a los seres que más amamos en esta vida. Yo sé que muchos no podrán comprender esto, no podrán encontrar explicación, pero ellos, los que cierran los ojos ante la realidad, y buscan teorías reformistas y mentiras de papel, conscientemente se convierten en instrumentos de los enemigos del pueblo y su egoísmo lo quieren tapar con falsas posiciones cristianas. Y es por eso, porque la vergüenza y el honor andan en el mercado, y el patriotismo quiere ser falsificado, por lo que nosotros, como pueblo consciente de nuestra realidad histórica, hemos resuelto romper las cadenas, aunque eso signifique romper nuestras vidas. Ésas son las razones por las que abandoné Costa Rica. Ahora quiero rogarle que esta carta se la dé a mis hermanos para que puedan juzgarme. Fraternalmente, Patria Libre o Morir. Julio”24.
24 Carta de Julio Buitrago a su padre, 22-7-1968. ACHM, E-001-C-012-000331-1.
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Carta de Julio Buitrago a su madre (10-2-1969) “Mi recordada madre: hace rato recibí tu carta y no sabes qué pena me causa saber que te encuentras enferma y que sea el corazón el que te esté molestando. Desde hace días estaba inquieto por saber de ustedes y sobre todo de tu salud. No sabes la inquietud que me causa saber que cualquier día tú puedes morir y yo sin hacer nada más que recordar tus consejos y rogar que te cuides. Mamá, quizás yo he sido muy simple contigo y te he causado más penas que alegrías y, a veces, he parecido indiferente a tus malestares. Hoy no estoy a tu lado cuando me necesitas, pero te he amado de tal manera que sólo he podido sacrificarte por luchar por este pueblo que tú llamas ingrato, pero que sólo es mártir del terror de 30 años de sangre y fuego. Pero no es cobarde, y no lo es porque nos ha dado a nosotros, a quienes la historia escogió para levantar sus banderas. Nosotros las alzaremos, pero él, el pueblo, marchará con ellas. He de decirte que en medio de la pena por tu enfermedad, se me hincha el pecho orgulloso de ti. No todo lo he aprendido en los libros de la universidad. Lo firme y sólido de mi, lo aprendí de ti. Es mentira que en la escuela me enseñaran a querer y a honrar a la Patria. No fue así. Con el ejemplo de mis profesores, sólo podría haber sido un delincuente detrás de un escritorio. Pero con el tuyo, madre, con tu sacrificio, con tu ejemplo de moral y dignidad, has hecho de mi un hombre y ese hombre hoy es un revolucionario (dice El Ché, que es el grado más alto de la especie humana). Yo creo que me falta mucho para alcanzarlo, pero lo lograré. Perdona por haber interpretado mal tu silencio ante los periodistas. Yo sé bien que te afecta el peligro que corro, y es natural que, ante la alarma, se altere tu quebrantada salud. A mi papá dile que él también se cuide, que para velar por mí tiene que estar bien él. Y que no sea tan ingrato, que busque cómo comprarte los anteojos. A la negra, que espero de ella lo mejor y que supere todos los obstáculos necesarios para mejorar la situación de la familia, pequeña, pero unida. Que si físicamente no estoy con ustedes, mi presencia moral debe sentirse, desde cualquier lugar en que yo me encuentre, con ustedes, siempre presente. Tu hijo 25”.
25 Carta de Julio Buitrago a su madre 10-2-1969. ACHM, E-001-C-012-000331-2.
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III. 4. Ejemplo de historiales de la OSN: Historial de Óscar Ariel Turcios Chavarría, 16-1-196826 Datos personales: Fecha y lugar de nacimiento: 14-9-1942. Managua D. N. Dirección actual del sujeto: la misma que los padres Descendencia: nicaragüense Nacionalidad: nicaragüense Color: trigueño Estatura: 5.10 pies Peso: 180 libras Ojos: café Pelo: castaño Profesión: estudiante ingeniero civil Historial: 14-3-1964: regresado de la Unión Soviética, por inclinarse hacia los ideales de Mao Tse Tung. 7-10-1964: planea regresar a Rusia muy pronto. 25-12-1964: participa en reunión de Humberto F. Linares. 4-1-1965: conseguirá dinero para hacer volantes pidiendo libertad de Carlos Fonseca Amador a nombre de Unión Nacional de Estudiantes. 8-1-1965: organiza desfile a la Embajada de Guatemala. 15-1-1965: se encuentra organizando Unión Nacional de Estudiantes Revolucionarios. Dice que hay elementos en la montaña. Que los mejores elementos irán a recibir cursos de guerrillas al extranjero y que él es encargado de la organización en Masaya. 10-2-1965: da órdenes de hacer lista de elementos que recibirán clases. Hace circular folletos de teoría comunista. Ha estado impartiendo charlas. 15-3-1965: mencionado como principal instructor del FSLN y que prepara folletos con material subversivo. 29-3-1965: sujeto clave en todo el movimiento estudiantil. En reunión en la facultad de economía, es electo, junto con otros, para comisión que asistirá a las festividades en Argelia. 5-5-1965: asiste a reunión en casa de César Pérez Arévalo. Miembro de la Comisión Redactora de Manifiesto Pro-Dominicana. 16-5-1965: asiste a reunión en casa de Sócrates Flores Vivas. Se le menciona como posible Secretario General del Comité Provisional formado por estudiantes medios y superiores. 26 Fecha en la que fue detenido.
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20-5-1965: asiste a reunión en casa de Salvador Pérez Arévalo. Es electo Secretario General del Seccional de Managua. 3-6-1965: mencionado como elemento importante del FSLN. 8-6-1965: se supone que está en la montaña desde el 4-6-1965. 21-6-1965: jefe de célula en la facultad de Economía. 29-6-1965: se ausentó de sus clases de la UNAN por quince o veinte días. Cursó estudios intensivos de economía en Rusia. 17-7 1965: participa en reunión en casa de Salvador Pérez Arévalo. Se acuerda agitar a los estudiantes en los institutos para efectuar huelga el 22 de julio de 1965. 13-8-1965: asiste a reuniones clandestinas en casa de Sócrates Flores Vivas, en León. 16-8-1965: se efectúa una asamblea para elegir Directiva del CUUN. Piden expulsión del sujeto y otros elementos. 6-9-1965: viajará a Masaya para impartir clases de arme y desarme de fusiles. 20-9-1965: estudiantes de León tratan de ayudarle para que no sea expulsado de la facultad de Economía. 20-10-1965: participa en reunión de Comisiones del FSLN y JSN sobre situación del FER. 7-11-1965: se efectúa festival del JSN en su casa. 8-11-1965: se encuentra muy activo como miembro del FSLN. 18-2-1966: reunión en su casa. Se forman comisiones para celebración de muerte de Sandino, lo que les servirá de fachada para atacar al Gobierno. 13-12-1966: se encuentra en Costa Rica, junto con Silvio Mayorga Delgado. 9-12-1966: ingresó al país procedente de Guatemala, en compañía de Carlos Fonseca Amador, Edmundo Pérez Flores y 18 hombres más, entre ellos dos cubanos, los cuales tienen bajo su responsabilidad la instrucción en guerrillas. 18-12-1966: mencionado por elementos del FSLN en Diriamba sobre un sabotaje a realizar el día 1 de enero de 1967 en la gasolinera de Ariel González Montiel. 22-12-1966: se encuentra en Costa Rica, junto con Silvio Mayorga Delgado. 29-1-1967: se encuentra en Managua, hospedado en casa de Miriam Vargas. 15-3-1967: visita a Balmaceda y le dice que en las montañas se están entrenando grupos guerrilleros y que necesita mujeres como ella. Que estos grupos estarán activos antes del 1 de mayo de 1967, en un movimiento armado general. 15-8-1967: visita a Vicky Martínez y le entrega la suma de C$ 700.00, para que ella viajara a México para hacer un contacto. 16-10-1967: participa en reunión con Carlos Fonseca Amador, Tomás Borge Martínez, Rolando R. Fonseca y José Daniel Ortega Saavedra, en la cual se dijo que era necesario efectuar un atentado contra elementos conocidos de la Guardia Nacional.
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23-10-1967: señalado como uno de los participantes en el asesinato del Sargento Gonzalo Lacayo. 12-11-1967: se encuentra viviendo en barrios orientales de la capital, en compañía de otros miembros del FSLN y, cuando salen, lo hacen vestidos de militares. 7-12-1967: mencionado como uno de los firmantes del FSLN atacando al Gobierno por la muerte de cuatro miembros del FSLN27. III. 5. Declaración a la O. S. N. de José Benito Escobar Pérez respecto a sus movimientos desde 1967, hasta que fue capturado, el 19 de septiembre de 1970. “Nací el 20 de marzo de 1936 en Managua, tengo 34 años, estoy casado con Gladys Argüello, y no tengo ninguna ocupación. Soy clandestino. En 1963 salí de Managua a Honduras para hacer contactos subversivos con NOEL GUERRERO SANTIAGO. En 1964 fui a la Ciudad de México para ver al mismo GUERRERO. En 1966 fui detenido por pertenecer al FSLN. Desde 1967 a 1970 mis actividades han sido las siguientes: En marzo de 1967 salí de la cárcel. Estuve en mi casa de marzo a mayo. En junio de 1967 me reincorporé al trabajo clandestino en una casa del barrio Monseñor Lezcano. Después me trasladé a León con LORENTE RUÍZ a una casa del barrio Laborío. La casa era de una señora hondureña y su marido, de apellido ARRIAZA. Se hizo contacto con RICARDO, LUIS ÁLVAREZ ALVARADO, RENÉ CARRIÓN, SÓCRATES FLORES VIVAS, con los que trabajé hasta la muerte de los compañeros de Pancasán. Luego nos trasladamos nuevamente a Managua, a la casa del barrio Monseñor Lezcano en donde estaban ROQUE FONSECA, ROLANDO, MAGDA NARVÁEZ Y DANIEL ORTEGA. Ahí estuvimos hasta finales de 1967. En enero de 1968 nos fuimos a Estelí y sobre marzo hicimos contacto con CARLOS FONSECA AMADOR y luego nos trasladamos a Managua, al caserío de S. Isidro de la Cruz Verde. Allí estaban RIVERA QUINTERO FILEMÓN, RIVERA BARRIOS MARCO ANTONIO Y MARÍN. FONSECA AMADOR llegó en tres ocasiones y una de ellas con RICARDO MORALES AVILÉS28. En esa casa estuve tres meses. Después, fui de nuevo a Estelí con RIVERA QUINTERO FILEMÓN. Ahí estuvimos -como la vez anterior- en casa de HILDA 27 ACHM-E-001, C-013-000356. 28 Ricardo Morales comienza su actividad como estudiante. Se vincula al F.SLN en 1965 en la Universidad. En 1967, ya graduado en Pedagogía, pasa a ocupar responsabilidades en la actividad clandestina. En 1968 es capturado, manteniéndose firme ante las torutras. Burlando la vigilancia en la prisión redacta escritos que dan luz sobre los problemas de la lucha sandinista. Una masiva solidaridad le rescata de la prisión en 1971, incorporándose de nuevo a la actividad clandestina, hasta que muere en 1973 en Nandaime.
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e hice contacto con GUTIÉRREZ OSOGUEDA ADRIÁN (EL CHELITO), MACHADO JUAN, LOZA MOLENA SALVADOR, PAVEL Y “EL VIETCONG”. Ahí estuve hasta el día en que llegó LORENTE y me pidió que fuera a la montaña con él. La gente de Estelí estaba al cargo de SALVADOR LOZA. En agosto de 1968 fuimos a la montaña todos los que estábamos en Estelí, excepto LOZA MOLINA y se agregaron MORALES LÓPEZ JAIME y ÁLVAREZ ALVARADO LUIS. Allí nos estaba esperando DENIS ORTEGA (EL VIEJITO) por la Iglesia de Matagalpa. En la montaña, eran contactos y colaboradores la FAMILIA RAMOS. La familia RAMOS estaba compuesta por JULIÁN, DOROTEO Y MATEO RAMOS, todos de El Bijao. El campamento estaba instalado en Zinica, que era una montaña espesa y deshabitada. El mando del grupo, después de que bajara de allí LORENTE, lo tenía yo; después, EL VIEJITO (DENIS ORTEGA) era el encargado de las relaciones con los campesinos; HERIBERTO (JACINTO GRANADOS) era el encargado de las exploraciones del terreno; EL CABO, encargado de los abastecimientos; ADRIÁN GUTIÉRREZ OSEGUEDA (EL CHELITO) era colaborador en la preparación política de la gente. Yo estaba a cargo de la preparación política de todos. El propósito era el adoctrinamiento y el conocimiento del terreno para futuras acciones, pues esperábamos que llegara gente de la ciudad para ensanchar el área de la guerrilla. El abastecimiento casi siempre lo solucionaban los campesinos. Muchos de los que integraban la guerrilla, eran de esa zona y daban maíz, frijoles, chalotes y tenían chanchos, etc. Los nombres de los campesinos que integraban el grupo eran: DENIS ORTEGA, HERIBERTO, EL CHELÓN, SANTOS, EL GORDO, CHALE, DANIEL, SERAFÍN, EULALIO, ALTAMIRANO, ROGER, EL CABO, EL GATO, EL CHIRIZO Y EUGENIO. Los nombres de los de la ciudad eran: JAIME MORALES, EL CHELITO, EL VIET CONG, ENRIQUE O PAVEL y yo. Hasta el mes de enero no llegó SILVIO (MELÉNDEZ PICADO EDWIN). En febrero de 1969 bajé de la montaña con MORALES. Cuando yo bajé, quedaron como responsables DENIS ORTEGA (EL VIEJITO), HERIBERTO, EL CABO y EL CHELITO y encargados de las cuestiones militares TIRADO LÓPEZ y CAMPBELL, ya que ellos tenían preparación militar y sus opiniones iban a ser tomadas muy en cuenta. Después de la captura de MORALES, me fui a León a la casa de WHEELOCK JAIME. Esa casa la conocí por medio de EFRAIN SÁNCHEZ, que un día me llevó de Estelí a León. LORENTE bajó de la montaña un mes después de cuando yo llegué y se había ido a vivir a León, por lo que yo después fui a vivir a su casa. En la casa que ocupaba LORENTE en León, había dos mujeres: la que murió con él y su esposa. Después me trasladé a Managua con EFRAIN SÁNCHEZ a la casa de Monseñor Lezcano, que era de GUILLERMINA o TINA. Ahí vivía SERGIO (LEOPOLDO RIVAS ALFARO).
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Cuando los sucesos de León, la muerte de LORENTE y del Tte. ABAUNZA nos dividimos en diferentes casas y yo me trasladé a casa de CARLOS ALEMÁN con SERGIO. A los tres días vi a TURCIOS29, que me dijo que tenía casa y podíamos ir a vivir a ella. Llegamos a la casa de la señora LIGIA STUBBER, a donde nos llevó LEOPOLDO MONTENEGRO y ahí estuvimos varios meses hasta que cambió de casa. En enero de 1970 llegaron TIRADO LÓPEZ, VICTOR MANUEL (LORETO) y CAMPBELL, que eran los responsables del entrenamiento militar. El 8 de agosto de 1970, el día del tiroteo, dormí en la casa de LIGIA STUBBER de la que salí como a las 05:00 y TURCIOS Y JULIÁN ROQUE salieron como a las 05: 30 horas. La forma de contactarme con TURCIOS era en la calle, con cita previa, en Iglesia Sta. Ana, en la gasolinera Texaco...y quien le acompañaba el día del tiroteo era MARIO (JULIÁN ROQUE) A MARINO CASTRILLO lo he visto en su casa. En unas tres ocasiones he visto a GUTIÉRREZ MAYORGA ALEJANDRO, que, en una ocasión andaba con MARIO ROQUE JULIÁN. Visité la casa de la Dra. AURA ROCHA para hablar con GUTIÉRREZ y decirle que trabajara. En la ciudad, hasta el momento antes de ser capturado, las gentes que conocí y con las que hablé fueron: MARINO CASTRILLO, GUTIÉRREZ MAYORGA ALEJANDRO, CAMILO ORTEGA y los contactos que hacía eran con DAVID (ARNULFO OROZCO), JAVIER y TURCIOS. Daba ayuda económica SILVIA VILLAGRA, no mayor de 50 ó 100 córdobas. También LEOPOLDO MONTENEGRO. Ambos eran comensales de LIGIA STUBBER, cuando ésta vivía por el cine Luz. También iba a comer a esa casa NATHÁN SEVILLA y otros profesores y profesoras. Dos de ellos, de apellido QUINTANILLA y MORGAN, con los que no se tenía ningún tipo de relaciones. Las casas seguras que tiene el FSLN en Managua eran: De la gasolinera de Ciudad Jardín, dos al lago y una y media abajo, a mano izquierda; la quinta de Monte Tabor; la casa de la Colonia Morazán; la casa de LIGIA STUBBER; la casa de CARLOS ALEMÁN; la del profesor KARL RICHARDSON (MORTON HODSON HODSON), que trabaja en la escuela República de México. Las personas que hemos utilizado como mensajeros o correos han sido: el profesor JUAN ALBERTO HENRÍQUEZ, la profesora BERTILDA BRAVO y ARNULFO OROZCO (DAVID). 29 Óscar Turcios participó desde 1958 en el movimiento estudiantil. En 1965 interrumpe sus estudios universitarios para pasar a clandestino del FSLN. En 1966 pasa varios meses en la guerrilla de Guatemala, en misión del Frente. Pasa después a las montañas de Nicaragua donde contribuye a forjar la guerrilla de Pancasán. En 1967, por haber participado en la muerte de un odiado somocista, sale del país yendo hacia Costa Rica. La solidaridad popular le permite volver clandestinamente a Nicaragua en 1970. En 1973 es asesinado en Nandaime.
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A la casa de la madre de JORGE NAVARRO, en el Reparto de Bello Horizonte, llevé a vivir a EL VIET CONG. El nombre de los miembros del FSLN que asesinaron al agente de seguridad de la ciudad de Estelí, barrio de El Rosario, fueron, según me contaron, ADRIÁN GUTIÉRREZ OSEGUEDA y DENIS ORTEGA M., que también salieron heridos: GUTIÉRREZ se encuentra en Honduras y DENIS en la montaña. La persona que envía dinero al FSLN es el profesor EDELBERTO TORRES, que lo enviaba por giro postal a EFRAIN SÁNCHEZ SANCHO. Cuba últimamente no manda dinero por causa de los fracasos que hemos tenido. Las personas que empezaron a formar células del FSLN en Estelí fueron ADRIÁN GUTIÉRREZ y FAUSTO GARCÍA. Las actividades de VICTOR LÓPEZ MEZA (OMAR) eran de preparación política. Fue autorizado por ÓSCAR TURCIOS para dar charlas sobre orientación política a los miembros del FSLN. RUFO MARÍN está preso en Costa Rica. Las fincas de El Bijao que ayudaban a la guerrilla eran de ROSARIO HERNÁNDEZ, INÉS HERNÁNDEZ, ORTEGA MADRIGAL, JACINTO GRANADOS y la del CHIRIZO. El objeto de la guerrilla no era implantar el sistema socialista, sino una revolución democrática y nacionalista. El 19 de septiembre de 1970, el día de mi captura, había hablado con CAMILO ORTEGA, que me dijo que él quería realizar tareas de tipo legal”30. III. 6. Poema de Ricardo Morales Avilés, de 1970: Doris María, camarada “Vengo, camarada, con las manos llenas del polvo de esta tierra sobre los hombros, cargando los dolores de este pueblo. Vengo hasta ti, con el alma sudando todo el odio porque alguien inventó la esclavitud, cogió su arma y alguien más tuvo hambre y frío y empezaron a morir nuestros hermanos, nuestros padres y nuestros hijos. Vengo cantando y hay dolores trenzados con la piel de mi cuerpo. Tú me comprendes, camarada 30 ACHM, E-001-C-014-000388. Los nombres se han escrito en mayúsculas conservando la literalidad de la declaración. Se han trascrito las respuestas de José Benito Escobar, obviando las preguntas del interrogador, ya que él comienza sus respuestas repitiendo las preguntas.
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porque también te pesan estos escrúpulos que nos han echado encima. Vengo jubiloso para juntar a tu cruzada la audacia de mi brazo fuerte. La lucha está difícil y hay que seguir adelante y cuesta. Cuesta arriba. Todo el que anda derecho tiene en su haber una sonrisa y una onza de plomo. No hay otra manera de contar la historia. El fusil para todos, lágrimas, flores y recuerdos para todos. Hay que seguir entonces la Historia tiene un solo sentido. Hay siempre y cada vez nuevas espadas Y una vieja manera de levantar la frente. Hay que cambiar tantas cosas, camarada. Primero el poder, la propiedad, nosotros, y después…aire fresco y maíz para todos, ternura para calentar los pies desnudos, una canción, una camisa, luz para el camino, manos para la producción y el amor, campanas, palabras para la sonrisa de los niños. Hay que cambiar tantas cosas. Por esto he venido. A pedir que nos eches una mano. Tanto como de ti se acumula en nuestro esfuerzo. Por eso he venido. A seguir el trazo de tus pies de tierra nueva, a iluminarme con el ardor de la intervención de tu palabra. Tú has sabido de injusticias y te pusiste a inventar la esperanza y así se fue desparramando por todos los rincones de la Patria. Has sabido de alegrías recortadas, de ultrajes, Persecución y prisiones… tanto para confeccionar lecciones y tu dolor se mezcla con el crepitar de nuestra sangre. No he venido solo. No estamos solos.
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Somos muchos, camarada, somos millones. Nuestro grito recorre la piedra vertebral de nuestra América, piedra del mundo para juntarse después de la montaña. Este país se levantó con el sol de mediodía y le damos la bienvenida a la mañana guerrillera. Somos millones, Doris María de Nicaragua, muchacha combatiente del pueblo. geografia de nuestros campos, de nuestras costas y de nuestros ríos. Somos millones y desde pequeños estamos soñando Y la insistencia vuelve otra vez a retoñarnos. Somos millones y tú eres bandera y escudo, chispa y camino, ejemplo y llave, Doris María, camarada”31. Cárcel de La Aviación, 1970 III. 7. Carlos Fonseca: Llamamiento a América Latina y a quienes en otros continentes compartan la lucha por la liberación, 1972. “Los prisioneros sandinistas están con frecuencia en peligro de muerte y sometidos a represión y torturas. Están presos Daniel Ortega, Carlos Guadamuz, Jacinto Suárez, José Benito Escobar, Manuel Vallecillo, Julián Roque, Óscar Benavides, Francisco Ramírez y Lenín Cerna, algunos de los cuales llevan hasta cinco años sufriendo prisión y torturas en las cárceles somocistas y sus vidas corren peligro de muerte. No obstante, rompiendo clandestinamente la incomunicación a la que estaban sometidos, Daniel Ortega, estudiante, y Carlos Guadamúz, periodista, emitieron llamadas para que fueran difundidas incluso fuera del país, demandando solidaridad, porque “ser detenido en Nicaragua es equivalente a estar condenado a muerte”. Y una muestra de ello es la siguiente: El dirigente estudiantil David Tejada fue asesinado mediante tortura eléctrica por el ayudante personal de Anastasio Somoza Debayle, arrojando su cuerpo, quizás agonizante todavía, al cráter de un volcán. Al líder campesino Bernardino Díaz, le cortaron la lengua y le ahorcaron. A un catedrático universitario, al que despellejaron vivo cuando iba a suministrar asistencia médica a Silvio Mayorga y a otros guerrilleros heridos y también asesinados después. 31 Morales Avilés, R: Obras. No pararemos de andar jamás. Ed. Nueva Nicaragua, Manágua, 1981, p. 32.
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El dirigente estudiantil Casimiro Sotelo y los jóvenes Edmundo Pérez, Hugo Medina y Roberto Amaya fueron asesinados después de ser capturados en Managua a pleno día. Desfiles estudiantiles pacíficos han sido atacados teniendo más de un centenar de víctimas entre muertos y heridos. El sacerdote Francisco Mejía y Mejía fue brutalmente golpeado. Efraín González, Rommel López, Porfirio y José Luis Barrera, fueron asesinados por sus actividades sindicales. Agustín Fuentes, Luciano Vilchez, Ajax Delgado, Edwin Castro, Cornelio silva, Ausberto Narváez, Luis Armando Morales Palacios y Jorge Rivas, fueron asesinados, casi todos después de varios años en prisión. Óscar Armando Flores fue despellejado vivo y asesinado. Felipe Gaitán y Fermín Díaz —ambos ancianos—, Leocadio y Moisés Picado, Fabián Rodríguez y muchos más han sido dados por desaparecidos, pero se tiene la certeza de que han sido asesinados. A Denis Romero lo lanzaron desde un vehículo en marcha, lo lanzaron en la cuesta del Coyol, cerca de Managua y entregaron el cadáver como si se tratara de un suicidio. De modo parecido fue asesinado René Carrión. Un helicóptero de número 511 ó 512 lanzó desde el aire a campesinos acusados de colaborar con los guerrilleros del FSLN. En varias ocasiones, miembros del FSLN han combatido durante horas ante la agresión de cientos de mercenarios armados, apoyados por tanques y aviones, contra escondites urbanos. En ese tipo de combates cayeron Julio Buitrago, Mauricio Hernández, Marcos Rivera, Leonel Rugama, Roger Núñez, los obreros Alesio Blandón, Hanibal Castrillo y Enrique Lorente y la obrera Luisa Espinoza. El 4 de junio de 1972, fue asesinado el peón agrícola Carlos Matus en El Crucero, cerca de Managua, por la Guardia Nacional con un pretexto trivial”32. III. 8. Defensa de EMERSON VELÁZQUEZ (“Hernán”, “Sergio”, “Carlos”). Del Estado Mayor Guerrillero del Frente de Guerra Occidental, Rigoberto López Pérez, del FSLN. A los Militantes, colaboradores y simpatizantes sandinistas de León y Chinandega. Agosto de 1977. III. 8. 1. (…) “Hoy, la revolución nicaragüense ha tenido que enfrentar problemas de índole interno, producto de concepciones e ideas que se sostienen en cuanto a la forma de derrumbar a la tiranía somocista. Hay, quienes aferrándose a determinadas concepciones, no ven en los actuales momentos posibilidades de derrocar a la tiranía (…) Dichos compañeros sustentan su trabajo bajo el criterio de la Guerra Popular Prolongada y, por lo tanto, no llegan a ver las situaciones favo32 Fonseca, C.: Actas para la Historia, 1972. ACHM, E-OO1-C-013-000365.
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rables que continuamente se presentan a favor de la lucha revolucionaria (…) Por otro lado, vale la pena aclarar que dicha concepción de Guerra Popular Prolongada penetró en los movimientos revolucionarios de Centroamérica cuando aún no eran capaces de desarrollar una estrategia propia, que partiera de la realidad particular y de su natural proceso histórico. Es importante señalar que los revolucionarios guatemaltecos influyeron enormemente en nuestro movimiento, que buscaba por el año 1966, desesperadamente, la experiencia de organizaciones revolucionarias. Esto llevó a que nosotros trasladásemos, en ese entonces, de manera mecánica, el concepto estratégico de las tres etapas, que a su vez ellos habían recogido de la experiencia china en la lucha antijaponesa. Da la casualidad de que, cuando los guatemaltecos han rectificado, y corregido con espíritu autocrítico, tal concepción estratégica desde el año 1969, todavía existen algunos compañeros dentro de nuestra organización que se aferran a dicha concepción. Desde el año 1975, el grueso de nuestra Dirección Nacional, se ha replanteado tal concepción y al calor de la experiencia, éxitos y reveses de una situación cada vez más favorable para las fuerzas patrióticas, que expresa una línea que, partiendo del papel fundamental de la montaña, exige una participación ofensiva del campo y de la ciudad, que permita debilitar aceleradamente a la tiranía somocista, hasta lograr su derrumbamiento. La concepción insurreccional que planteamos permitirá el derrocamiento a corto plazo de la tiranía, siempre y cuando sepamos entenderla y aplicarla dentro de un proceso de lucha ininterrumpida, que lleva más de 15 años, y que poco a poco, ha ido debilitando a nuestro enemigo inmediato. Todos esos conceptos son ampliamente expresados en la Plataforma General de Lucha del FSLN, publicada el 4 de mayo del presente año. Por otro lado, hay que dejar claro que hay compañeros que no han sabido ni saben enfrentar el problema de las diferentes concepciones en el seno de la organización, lo que les lleva a tergiversar hechos, recurrir a calumnias, agresiones físicas y amenazas de muerte, todos ellos métodos reñidos con la calidad revolucionaria. En este sentido, queremos sentar nuestro repudio a las agresiones sufridas por el compañero EMERSON VELÁZQUEZ (“Hernán”, “Sergio”, “Carlos”), desde el momento en que decidió seguir los lineamientos estratégicos de la Dirección Nacional. Nuestra posición, ante tan peligrosa actitud de los compañeros que sustentan la Guerra Popular Prolongada es la de hacerles un llamado fraternal para que dejen de un lado tales formas de enfrentar los problemas y enfrenten nuestras posiciones con argumentos, pues en caso contrario estarían llevando al FSLN a una situación de lucha intestina que solo reportaría beneficios a la tiranía. Queremos dejar constancia de que los militantes, colaboradores, simpatizantes, etc. Que apoyan nuestros planteamientos e impulsan el trabajo revolucionario, dentro y fuera del país, en ningún momento han sido coaccionados por nuestra Dirección, cuadros responsables o militantes, y ocupan un puesto de combate
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de manera voluntaria y consciente. Tampoco nos hemos molestado con quienes no están de acuerdo con nuestras concepciones, pues somos de la opinión de que todo el que lucha contra la tiranía, contra el imperialismo, y por un verdadero cambio revolucionario, merece nuestro respeto y apoyo y es una voluntad más que se sumará, a la hora del derrocamiento de la tiranía. Queremos refirmar nuestra posición de no identificación con los planteamientos que hace la facción de Jaime Wheelock, por considerar que están totalmente fuera de la realidad nicaragüense y son una traslación mecánica de la experiencia chilena. Por último, queremos hacerles un llamado a la integración inmediata de los organismos militares, con la disciplina y entusiasmo que el pronto derrocamiento de la tiranía somocista exige. Nuestros esfuerzos deben concentrarse en la militarización de todas nuestras estructuras, con el fin de estar preparados para ocupar nuestro puesto de combate en la ofensiva que se avecina”33. III. 8. 2. Héroes de Pancasán: presente Agosto de 1977 A los cuadros intermedios, militantes y colaboradores sandinistas “Hermanos, el portador de la presente, compañero EMERSON VELÁZQUEZ (“Hernán”), sigue en funciones como responsable de ese Regional Occidental y se encuentra abocado a la solución de una serie de tareas que le ha encomendado la Dirección Nacional del FSLN. Por lo tanto, pedimos se dé el respaldo necesario que las condiciones históricas imponen al compañero “Hernán”. Cabe aclarar que la presente es motivada por las calumnias e infundios que, gratuitamente, son lanzados contra el mencionado compañero por quienes, limitados en lo político, son incapaces de abordar con altura la problemática interna del FSLN. Queremos dejar también constancia de que el compañero “Hernán” en ningún momento ha estado ligado a los elementos fraccionalistas que encabezan Jaime Wheelock y Luis Carrión. Como será del conocimiento de ustedes, dicha fracción representa una corriente que deja la lucha armada en segundo plano y se dedica a construir lo que ellos llaman “partido comunista”. Recalcamos que el compañero “Hernán” nunca ha respaldado los planteamientos de los fraccionalistas y, muy al contrario, su trabajo se encuentra en la línea y estrategia definida en la recién publicada Plataforma Programática del FSLN, en la que se define la urgencia de preparar condiciones para el derrocamiento inmediato de la tiranía somocista. Confiando en que la presente sea debidamente atendida”34. Fraternalmente: Enrique Moisés Por la Dirección Nacional del FSLN 33 ACHM, Colección MR, Serie Frente Occidental Rigoberto López Pérez 34 ACHM, Colección MR, Serie Frente Occidental Rigoberto López Pérez.
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III. 8. 3. De la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a la militancia del Frente de Guerra Occidental “Rigoberto López Pérez”. Algún lugar de Nicaragua, abril de 1978 “El pueblo de Nicaragua vive actualmente momentos cruciales de su historia. Se acerca el día del enfrentamiento definitivo en el que, unidos todos los sectores que luchamos por la auténtica libertad de nuestro pueblo, derrocaremos a la oprobiosa dictadura somocista. En la actual coyuntura, y dentro de la estrategia insurreccional, planteada y vanguardizada por el FSLN para derrocar a nuestro enemigo común, el sistema dictatorial de los Somoza, el Frente de Guerra Occidental, “Rigoberto López Pérez”, juega un papel estratégico en el desarrollo de la lucha. La zona de Occidente, por su capital importancia en el desarrollo económico del país, y por las contradicciones actuales de la lucha de clases, es un baluarte para el derrocamiento revolucionario de la dictadura y la instauración de un gobierno revolucionario Democrático Popular en Nicaragua. Hoy, más que nunca, la lucha nos exige un alto grado de disciplina, de firmeza, de consolidación revolucionaria, ya que sólo así será posible llegar al objetivo planteado para este momento de nuestra historia (…) La Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional CONFIRMA Y RATIFICA que es el compañero EMERSON VELÁZQUEZ (“Hernán”) quien ha merecido el alto honor de ocupar la responsabilidad en el Frente de Guerra Occidental, “Rigoberto López Pérez”. Sólo en él reconocemos autoridad para la correcta ejecución en Occidente de las directrices emanadas de la Dirección Nacional y es el compañero “Hernán” el único autorizado para delegar cualquier función de responsabilidad en la militancia. Estas orientaciones deberán ser acatadas en forma consciente y disciplinada, y defendidas con verdadero celo sandinista por todos nuestros militantes, quienes tienen la obligación de ejercer la crítica y autocrítica revolucionaria como uno de los instrumentos principales para la consolidación de la vanguardia del pueblo nicaragüense: el FSLN”35. Patria Libre o Morir Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
35 ACHM, Colección MR, Serie Frente Occidental Rigoberto López Pérez.
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III. 9. Carta abierta, de mayo de 1978, de Germán Pomares al Pueblo de Nicaragua y a los Pueblos Hermanos (Sobre problemas de las tendencias del FSLN), “Sin el menor intento de alterar los ánimos de los pueblos que apoyan la justa causa del pueblo nicaragüense, que por más de 40 años ha estado sometido indiscriminadamente a una dictadura feroz, creada, impulsada y amamantada por el imperialismo yanqui, me dirijo a los obreros y campesinos, a los líderes políticos revolucionarios, a las organizaciones estudiantiles de izquierdas y a todas aquellas fuerzas políticas democráticas y progresistas del mundo, y que hoy nos acompañan en esta hora decisiva, a los que deseo hacer llegar mi patente posición revolucionaria desde esta cárcel de Tegucigalpa, Honduras. Absolutamente para nadie resulta un secreto que la organización del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) al cual pertenezco, con mucho orgullo, desde su origen, se halle seriamente dividido en los momentos actuales, donde nuestro pueblo, en el tiempo presente, se apresta a liquidar cuentas con la dictadura somocista, combatiendo contra el enemigo en manifiesta desigualdad de condiciones. Sin embargo, el pueblo de Nicaragua, está ofreciendo formas de lucha revolucionaria jamás vistas y se levanta como ejemplo ante los demás pueblos de América Latina. Es doloroso, e igualmente bochornoso, sacar a la luz pública nuestras contradicciones, máxime cuando la dictadura se encamina a su destino final en un plazo corto. No obstante, es necesario. Algunos compañeros que conforman la división interna, valúan nuestras contradicciones a causas direccionales; para otros consiste en el momento y el empleo de aplicar la violencia armada revolucionaria. Por supuesto que semejantes argumentos no dejan de tener cierta validez. Empero, el meollo de las contradicciones internas no está sujeto a simples conceptos superficiales y, en efecto, las divergencias son producto, sin lugar a dudas, de la manera de interpretar una realidad que nos rodea en Nicaragua. Son, pues, en resumen, diferentes concepciones de la lucha revolucionaria. La existencia de tres posturas diferentes, claramente destacadas en la vida del país, nos lleva de inmediato a señalar, como por ejemplo, la concepción tradicional de la Guerra Popular Prolongada (GPP). Dicho criterio aprecia de qué manera se desarrolla la guerra y establece su línea fundamental en la montaña, el paso primero a dar para luego atravesar por las etapas clásicas de la guerra, hasta llegar a organizar el ejército que posteriormente atacará la base fundamental de la tiranía: la Guardia Nacional. A simple vista, pareciera conveniente tal razonamiento. No obstante, la práctica demostró acerca de la expresión de esa línea su fracaso, pues, en primer lugar, no se combatió en la montaña de Matagalpa y Zelaya, en la debida oportunidad.
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Por el contrario, en todo momento se mantuvieron a la defensiva y, en otras ocasiones, a la huída desorganizada. Y, en segundo término, a consecuencia de ello, se volvió imposible alcanzar la formación del ejército. A lo que más llegó el movimiento armado de la GPP en los departamentos de Matagalpa y Zelaya fue a prolongar no solo la guerra, sino también los sufrimientos del pueblo nicaragüense, al insistir en la torpeza estratégica de prolongar la guerra, fallida de antemano. La segunda concepción sobre la guerra se localiza en la llamada Tendencia Proletaria del Frente Sandinista de Liberación Nacional (TP). A diferencia de los primeros, éstos se autollaman fieles representantes de la clase obrera y plasman en su concepción una línea de lucha entre la burguesía y el proletariado, como se presenta en los países capitalistas desarrollados. Por otra parte, para ellos es imposible el desarrollo de la guerra contra la tiranía sin la existencia de un partido marxista-leninista y por los “Frentes de masas”, concepción ortodoxa tradicional que la realidad se ha encargado de demostrar su falsedad. Se olvidan estos señores que el grado de desarrollo organizativo y las formas que adquiere responden a las particularidades concretas de la lucha de clases en cada país y que el nuestro tiene sus propias particularidades. Por lo tanto, dichos planteamientos no corresponden a la realidad y fueron rechazados por el pueblo. Y, por último, nos hallamos nosotros que, para bien o para mal, nos llaman Terceristas. Nosotros partimos, en cuanto a la guerra, sobre condiciones reales de impulsarla sin esperar demasiado tiempo. La existencia de la dictadura, asentada por largos años, nos da los elementos políticos fundamentales para desencadenar las acciones bélicas. Hemos estudiado el proceso armado de la montaña y, adaptando con atinada certeza toda esa experiencia negativa que dejó la Guerra Popular Prolongada, llegamos a la conclusión de que la guerra de guerrillas no cabe a estas alturas como forma principal de la guerra. La etapa bélica del proceso revolucionario que nos toca impulsar, va más allá de la guerra de guerrillas. El grado de lucha popular se desenvuelve dentro de otras formas de lucha política, diferentes a las del pasado, donde la insurrección de las masas juega el papel principal. Por tanto, las próximas acciones armadas tendrán que apoyarse en ese estado de ánimo hasta llegar a desencadenar la Insurrección Armada Popular, para derrocar a la dictadura e instaurar un gobierno revolucionario, democrático y popular. Las meras diferencias internas no se centran solo en las diferentes concepciones de interpretaciones, sino que, además, conllevan una conducta de actuación y, en tanto se relaciona con la actividad de cada uno de nosotros, significa, por otro lado, la decisión de combatir al somocista, pero ya: con las armas en la mano, si se está dispuesto a desencadenar una ofensiva insurreccional. He aquí el quid de otra cuestión: combatir o no combatir.
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En virtud de lo anterior, las acciones armadas, iniciadas en el Octubre Sandinista del año pasado, no son más que la continuación de todo un proceso armado anterior, aun con toda su insuficiencia y negatividad, pues en ningún momento nos podemos desprender de él, y también el desenlace futuro de otras acciones armadas próximas a realizarse, de mayor envergadura, serán por consecuencia de la exclusiva y única responsabilidad de nuestra organización, FSLN. Las otras dos corrientes –la Guerra Popular Prolongada y la Tendencia Proletaria– sólo fueron simples espectadoras de una obra en la que no les tocó participar directamente. En todo caso, las dos posturas, apuntadas atrás, no estuvieron de acuerdo en sumarse al combate armado revolucionario de octubre. Por el contrario, nos atacaron de la manera más vulgar y, aún así, no les reprochamos nada. Es más, les hago una llamada para que se integren y cierren filas en torno a la insurrección popular existente. Lo puntualizado arriba no significa que las distintas corrientes no se beneficien de los frutos que nosotros impulsamos con nuestras acciones, aún hasta las fuerzas opositoras. Sin embargo, dada la situación política reinante actualmente en el país, se aprovechan las corrientes políticas. Es lógico. Pero que lo hagan en mi nombre, es otra cosa, como hace la tendencia de la Guerra Popular Prolongada y, por supuesto, no estoy de acuerdo, y me veo en la necesidad de aclararlo entre los pueblos que han brindado incondicionalmente su apoyo a mi pueblo de Nicaragua, del cual provengo de la más profunda raíz obrera. Que apliquen, eso sí, su concepción estratégica a la condición creada, y saquen sus propias conclusiones, pero jamás sustituyan aquella por mi nombre. Puestas las cosas en su lugar, deseo dejar bien sentada mi posición ante las otras corrientes internas del FSLN. Pertenezco al Frente Sandinista de Liberación Nacional desde su fundación, reconozco la responsabilidad de aquellos compañeros que han conducido la organización sin apartarse de los principios sintetizados en la Dirección Nacional. Es justo reconocer la participación de los compañeros muertos en combate y que ofrendaron su vida dirigiendo a la organización desde la Dirección Nacional, tales como Jorge Navarro, Silvio Mayorga, Óscar Turcios, Ricardo Morales, Carlos Fonseca, Eduardo Contreras, Carlos Agüero, Pedro Aráuz, Filemón Rivera, Santos López, Julio Buitrago, Casimiro Sotelo, todos forjadores de una línea de conducta, por la cual los compañeros miembros de la Dirección Nacional actual son fieles continuadores de esa obra. Por último, quiero destacar acerca de nuestra ideología, que es una sola, y está vinculada íntimamente a los intereses de las masas trabajadoras del país y es, por consecuencia, revolucionaria. Nunca ha existido diversidad de ideología, como llegan a afirmar algunos compañeros. Se mantienen incólumes los principios revolucionarios de nuestra organización. Y yo, para finalizar, subrayo lo siguiente: lo anotado atrás, no persigue otro fin que cimentar mi posición frente a las otras concepciones internas, ya que utilizan mi nombre en busca de proselitismo ante el
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pueblo de Nicaragua. Sin embargo, espero que ello no contribuya a profundizar la división, en base a la honradez y a los principios que cada uno mantiene”36. VIVA LA INSURRECCIÓN POPULAR SANDINISTA PATRIA LIBRE O MORIR Firmado: Germán Pomares Miembro del Estado Mayor del Frente Norte, Carlos Fonseca Amador del FSLN. III. 10. Concesión de asilo político a Germán Pomares en Panamá. Mayo de 1978 REPÚBLICA DE PANAMÁ Ministerio de Relaciones Exteriores D.M. Nº 043 “El Ministerio de Relaciones Exteriores presenta sus atentos saludos a la Honorable Embajada de la República de Honduras y tiene el honor de hacer del conocimiento de esa Honorable Embajada lo siguiente: el Gobierno Nacional, por razones humanitarias, ha decidido brindarle asilo al ciudadano de nacionalidad nicaragüense, señor García Pomares, de reconocida trayectoria política, de quien tenemos conocimiento que en el actualidad se encuentra en manos de las autoridades hondureñas. El Ministerio de Relaciones Exteriores agradece al señor embajador transmitir esta solicitud a las autoridades respectivas del ilustre Gobierno hondureño y todas las gestiones que estén al alcance de Vuestra Excelencia poder realizar, a fin de hacer llegar al señor Pomares al territorio panameño. El Ministerio de Relaciones Exteriores aprovecha la oportunidad para reiterar a la Honorable Embajada de la República de Honduras las seguridades de su más alta y distinguida consideración”. Panamá, 19 de mayo de 1978 A la Honorable Embajada de la República de Honduras. Ciudad37. apéNdice iV: La represióN eN La recta FiNaL deL régimeN (1974-1979) IV. 1. Testimonio desde San José de Bocay, de febrero de 1975 “Cerca de S. José de Bocay se encuentran las tumbas de Modesto Duarte, Jorge Navarro, Iván Sánchez y Francisco Buitrago, mártires del Bocay (sandi36 Carta abierta de Germán Pomares al Pueblo de Nicaragua y a los Pueblos Hermanos. ACHME-001, C-015, 000409. 37 Asilo político a Germán Pomares (Pancho) en Panamá. ACHM- E-001, C-015, 000409.
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nistas muertos en 1963). Algunas personas que han visto las tumbas dicen que a veces el monte las cubre, pero no falla alguna persona que, por simpatía u otras razones, las limpia. Se afirma que estos compañeros fueron denunciados ante el juez de Mesta del lugar, Bernardino Palma, por un campesino dueño de un cañal donde nuestros hermanos llegaron y se estacionaron, dando tiempo para que la patrulla llegara al lugar y los cercara. No hay certeza de que hubieran ofrecido resistencia. El anillo, posiblemente de bachillerato, de Modesto Duarte, así como una radio, quedaron en posesión de Bernardino Palma. Un campesino de un lugar próximo a San José de Bocay afirma haber tenido contacto con un compañero alto, delgado, de ojos verdes, que posiblemente fuera Rigoberto Cruz, y que este hermano le dijo que ese lugar —el Cedro— no ofrecía condiciones para la lucha armada por ser muy descombrado, por lo que regresó al lugar de donde provenía. Rigoberto Cruz pasó posteriormente a las Vallas, llegó a la finca de un campesino llamado Narciso Hernández, pariente cercano de Dña. Nacha Hernández, en donde recibió ayuda junto con cuatro compañeros más. Desde allí fue a donde la anciana Nacha Hernández, cuyos hermanos fueron combatientes en el ejército defensor de la Soberanía Nacional y de ahí fueron al Naranjo, en donde Carlos Chavarría les prestó ayuda también. En el Naranjo nos contó Carlos Chavarría que Pablo Úbeda se vio obligado a ir donde Santos Peralta a pedir permiso para carrilar un pedazo de montaña y hacerse pasar por inmigrante. De ahí Carlos Chavarría pasó a Waslala, en donde se dejó varias armas guardadas, que había sacado meses antes de Pancasán. Poco tiempo después de que las armas hubieran sido sacadas de Waslala, llegó uno de los acompañantes de Pablo Úbeda, negro, de pelo crespo, hondureño, de ojos verdes, acompañado de una patrulla de la G. N. a señalar el sitio donde habían quedado. Fueron detenidos Teodoro Jiménez, y un compañero de Pablo, que se había quedado viviendo en el lugar por delación de aquel traidor o que, posiblemente, fuera un agente enemigo infiltrado. Teodoro Jiménez regresó después de varios meses en la cárcel de La Aviación. El otro compañero no regresó. Posiblemente fue asesinado. Pablo Úbeda había conocido a todos los compañeros antes mencionados cuando pasó por esas comarcas, junto con Chele Haslam. Los Hernández de Las Vallas fueron asesinados cuando la represión contra los Corderos y decenas de campesinos más fueron torturados y asesinados en esa misma ola represiva. La G. N. se aprovechó de los actos delictivos de los Corderos para reprimir a campesinos honrados y de posición antidictatorial y otros campesinos torturados fueron: Eusebio Ochoa, los hijos de Dña. Nacha, Santiago e Isaías Hernández. En Rancho Grande fueron asimismo asesinados 8 campesinos parientes de los Corderos y sus cadáveres fueron lanzados a un barranco.
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En Waslala fueron asesinados Carlos Matías y Julio Pérez por las mismas razones. Pedro y Macario Cordero no fueron capturados por las patrullas y éstas descargaron sus impulsos vengativos sobre parientes, amigos y opositores. Macario Cordero murió poco antes de las guerrillas de Zinica, en un encuentro con Jueces de Mesta, cerca de Cerro Verde, cuando con Denis Ortega y Efraín se disponía a juntarse con las guerrillas. Otro campesino asesinado en esa represión fue José Luis Tinoco. El esbirro que se distinguió en esa matanza fue el cabo Miguel Tinoco. Cabe recordar aquí que Manuel Tinoco cayó acribillado a balazos por su sobrino, también miembro de la G.N. hace poco tiempo en Matagalpa, cuando estaba con él ingiriendo licor en las cantinas de la ciudad. Observaciones de nuestro trabajo en las montañas. Fallas: 1. La Coordinación: la falta de coordinación se produce por deficiencias materiales. Una excesiva dispersión y una carencia de suficiente personal dificultan las comunicaciones, cuando en una guerra es esencial la rápida comunicación. Esa falla puede superarse limitando la zona guerrillera y preparando al personal necesario para realizar esa función, junto con la electrónica, que puede ser un factor determinante. Son necesarios 4 ó 5 aparatos con pilas, y situados cercanos entre sí. 2. La desigual distribución de los recursos. Es evidente si comparamos los recursos de la zona “Pablo Úbeda” y la zona donde operan Moisés, Ventura y los demás hermanos. 3. La ausencia de una línea político-militar definida: hay que definir nuestra táctica. La lucha armada se ha sacrificado ante el ingreso de hermanos en la montaña. Pero, a mi entender, nuestra organización ha creado las condiciones para operar con ventaja sobre el enemigo y nuestros lineamientos podrían simplificarse en las siguientes actividades: -Propaganda armada. -Ajusticiamiento de espías enemigos -Emboscadas de hostigamiento a la G.N. -Emboscadas de aniquilamiento cuando estemos en mayoría. Hay que tener presente que la preparación y ejecución de las acciones armadas requiere compañeros con un nivel político—militar medio o excelente, pues en las condiciones nuestras no solamente se trata de la preparación técnica de la emboscada, sino que ella implica la solución de una gran cantidad de detalles y dificultades pequeñas que, en conjunto, suponen el éxito o el fracaso de la acción. No hay que minimizar que nosotros conocemos mejor el terreno que le enemigo y que soportamos mejor los rigores del tiempo y de la naturaleza. Las acciones deben generalizarse al máximo y la dispersión de las fuerzas enemigas debe ser un objetivo fundamental a lograr por nuestra organización. Hay que llevar a la G. N. al dilema al que han sido llevados todos los ejércitos opresores del mundo: concentrarse y perder tiempo, dispersarse y perder fuerza. 707
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A mi entender, es necesario primero dispersar al enemigo, pues, aunque su dispersión implique también la nuestra, significa para nosotros ganar experiencia combativa, que puede servir de base a nuestra futura concentración con fines militares. Yo no me opongo a una concentración con fines políticos y militares, pero centrada exclusivamente en fines militares, la considero excesivamente arriesgada porque nuestros combatientes no tienen el fogueo necesario para operar al nivel de columna. Y, por otra parte, la operatividad de una columna se vuelve difícil, pues su mantenimiento y actividades implican una serie de pistas que nuestro trabajo político no está en condiciones de encubrir. La centralización del mando de la guerrilla y una relativa dispersión, a mi entender, no son contradictorias, si se cuenta con comunicaciones eficaces. No hay que olvidar que el trabajo político es la base sobre la que se asienta la actividad militar y que se efectuó en una zona bastante extensa y a la dificultad de las comunicaciones se le sumó la represión. La extensión de la zona trabajada ha sido un factor favorable porque el enemigo sólo puede controlar una parte de ella y eso ha favorecido las acciones de la columna Pablo Úbeda cuando la represión ha convertido algunas zonas en desfavorables. El desconcierto del enemigo ha sido total. Del mismo modo hay que estudiar perfectamente los abastos necesarios: en ropa, lámparas, medicamentos, y saber qué es más útil en las condiciones de la montaña: plasma, sueros, equipos y hospitales portátiles. Todo ello es imprescindible para dar el mejor uso a los recursos de que disponemos”. Firmado: Silvestre (Andrés) 38. IV. 2. Lista de cuarenta y tres prisioneros políticos de la Cárcel Modelo de Tipitapa, detenidos entre 1974 y 1976 y clase de torturas documentadas 1. Isidoro Alfaro Cáceres, campesino: garrotazos, patadas, golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, golpes simultáneos en ambos oídos. 2. Luis E. Alfaro Díaz, campesino: garrotazos, patadas, colgamiento de los testículos, puñetazos y culatazos. 3. Teófilo Alfaro Cáceres, campesino: ocho días consecutivos de garrotazos, patadas, corrientes eléctricas y culatazos. Golpes en la cabeza y testículos. 4. Luis Felipe Moncada, físico: golpes en pecho, abdomen, cuello y por todo el cuerpo. 5. Alejandro Alonso Salmerón, dentista: garrotazos, patadas, pinchazos, golpes en la cabeza con culata de rifle, ejercicios físicos extremos, cinco días sin agua ni comida. 6. Absalón Bervis Mercado, escritor: expuesto durante siete días al aire acondicionado sin protección, cinco días sin agua ni comida, garrotazos, pin38 ACHM, Tendencia GPP, CAJA 2, Fólder 3, Exp. 18.840.
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chazos y golpes en los oídos. Su columna vertebral quedó seriamente dañada por los golpes. 7. Alejandro López Guillén, ranchero: cinco días consecutivos de golpes, puñetazos y culatazos. Corrientes eléctricas. Tímpanos y costillas rotos. 8. Francisco Maldonado Lovo, obrero: quemaduras de cigarros, colgamiento por los pies, culatazos, cinco días sin agua ni comida. 9. Noel Marín Olivas, profesor: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, patadas en los testículos. 10. Pablo Velásquez Hernández, campesino: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, patadas y puñetazos. 11. Jaime Agurcia Moncada, ranchero: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, patadas y puñetazos. 12. María Marta Beltrán, campesina: golpes por todo el cuerpo, amenazas de violación, corrientes eléctricas. 13. Rodolfo Amador Gallegos, ranchero: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, golpes simultáneos en ambos oídos. 14. Ernesto Montiel Sirias, estudiante: golpes simultáneos en ambos oídos, cuello pisado con la presión de los pies, golpes por todo el cuerpo. 15. Javier Alonso Carrión, estudiante: golpes por todo el cuerpo, quemaduras de cigarrillos, ácido vertido sobre los pies, corrientes eléctricas, golpes simultáneos en ambos oídos, ejercicios físicos extremos. 16. Jacobo Marcos French, físico: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas. 17. Leana Benavides Grutter, estudiante: golpes y patadas por todo el cuerpo, corrientes eléctricas, golpes simultáneos en ambos oídos, desvestida la parte superior del cuerpo y golpeada con cables y el borde de una regla. 18. Noel Blandón Chavarría: golpes con culata de rifle por todo el cuerpo, corrientes eléctricas. 19. Maximiliano Martínez Torres, campesino: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, golpes simultáneos en ambos oídos. 20. Donald Calderón Román, estudiante: golpes por todo el cuerpo, culatazos, corrientes eléctricas. 21. Guillermo Cáceres Bansd, electricista: culatazos, puñetazos y patadas, corrientes eléctricas, colgado de los testículos, cabezazos contra la pared, golpes en la columna y región occipital, daños severos en pierna y pie, costillas rotas. 22. Orland Castillo Estrada, estudiante: inmersión en tanque de agua, colgado por los brazos atados, cinco días de aire acondicionado, golpes con culata de rifle, golpes simultáneos en ambos oídos, ejercicios físicos extremos, golpes contra la pared. 23. Juan Alberto Blandón López, empleado público: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, cinco días sin comida ni agua.
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24. Lucio Martínez López, ranchero: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, golpes simultáneos en ambos oídos, patadas, golpes en la cabeza, golpes con pistola. 25. Gilberto Ribera Amador, ranchero: similar a Lucio Martínez. 26. Ernesto Morazán Herrera, comerciante: No hay información de torturas. 27. Donato Agurcia Espinoza, obrero: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, patadas. 28. Jorge Ulises Calderón, profesor: no fue torturado por tener lesiones de corazón y columna vertebral. 29. Tobías Gadea Medina, comerciante: corrientes eléctricas, siete días sin agua ni comida. 30. Félix Pedro Meneses, cooperativista: corrientes eléctricas con cables unidos a los oídos, pies y testículos. Golpes con culata de rifle, golpes simultáneos en ambos oídos. Su esposa fue también torturada. 31. Jesús Olivas Mairena, obrero: encapuchado, golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, golpes simultáneos en ambos oídos, encadenado a una piedra durante tres meses. 32. Vicente Godoy Bustamante, campesino: Similar a Olivas Mairena. Oídos severamente dañados por los golpes. 33. Pedro Joaquín Rivera, agricultor: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, golpes simultáneos en ambos oídos. 34. Félix Pedro Carrillo Valle, estudiante: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, golpes simultáneos en ambos oídos. 35. Lucas Mariano Cortés, campesino: golpes con culata de rifle, patadas y puñetazos, golpes simultáneos en ambos oídos. 36. Damaris Calderón Román, empleado público: golpes con culata de rifle, corrientes eléctricas, carbones calientes aplicados a los pies. 37. Heberto Incer, economista: encapuchado e incomunicado durante cuatro meses, culatazos, encapuchado y con aire acondicionado durante cinco días. 38. Luis Guzmán Luna, estudiante: nueve días encapuchado y con aire acondicionado, donde fue obligado a permanecer de pie y sufriendo culatazos en las espinillas, codos, cabeza y cuello. Puñetazos, patadas, corrientes eléctricas. Encapuchado e incomunicado durante 95 días. 39. Enrique Schmidt, economista: puñetazos y patadas. 40. Juan José Úbeda, estudiante: encapuchado durante dos meses, colgado por los brazos, golpes en la cabeza, puñetazos, patadas, incomunicado durante cuatro días, golpes simultáneos en los oídos. 41. Rosario Rivera Lanza, secretaria: corrientes eléctricas, desvestimiento de la parte superior del cuerpo, encapuchada, golpes con mangueras y reglas, tres días sin comida, puñetazos. 42. María Adelina Beltrán, campesina: se le dio una paliza.
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43. Nubia Maradiaga Moraga, obrera: fue golpeada hasta abortar a su hijo, apaleada, corrientes eléctricas39. IV. 3. Relato de una experiencia represiva, en 1976, firmado por César Augusto Salinas Pinell “Hoy estamos convencidos de que Nicaragua será libre solamente a balazos, a costa de nuestra propia sangre”. Augusto César Sandino “A todo joven comunista se le plantea ser esencialmente humano...ser tan humano, que se acerque a lo mejor de lo humano. Purificar lo mejor del hombre por medio del trabajo, del estudio, del ejercicio de la solidaridad continuada con el pueblo y con todos los pueblos del mundo. Desarrollar al máximo la sensibilidad hasta sentirse angustiados cuando se asesine a un hombre en cualquier rincón del mundo y para sentirse entusiasmado cuando en algún rincón del mundo se alce una nueva bandera de libertad”. Ernesto Che Guevara
“La historia alude a un pequeño rancho situado en un lugar conocido como El Bosque, en el municipio de Macualizo, en el departamento de Nueva Segovia, en el que vivía un matrimonio anciano de más de 85 años, llamados Bonifacio Montoya y Juana Marín, junto a un niño de diez meses, René Montoya. El anciano, al que cariñosamente llamaban Don Bacho, había pasado su juventud en las luchas del propio Sandino. Más tarde, estuvo bajo la dirección de Ramón Raudales, hasta que después, en plena vejez, se alistó al FSLN. Le gustaba hablar de sus experiencias sandinistas y ante una misión revolucionaria, nunca se negó. Y su compañera, doña Juana, también había sido sandinista desde su juventud. Cuidaban del nieto, abandonado por su madre, y encomendado a ellos por su padre. El matrimonio tenía dos hijos, Pastor y Sebastián Montoya. Pastor, también sandinista, había militado, como su padre, en las filas de Ramón Raudales y vivía en Ocotal. El ranchito del matrimonio era de lo más humilde y parecía que amenazaba con caerse, como a 50 varas del río Coco. Pero, además, ni siquiera era de ellos. Eran sólo los “rancheros” (cuidadores) y Don Bacho sembraba en terreno ajeno para ir subsistiendo. Lo único realmente de su propiedad era un burrito y dos perros. Allí estuvo el firmante de este relato con el compañero Fidel y dice de 39 “Statement of the Reverend Fernando Cardenal”, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., pp. 171-172.
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aquella visita que les complació tanto que les costó marcharse y continuar con sus obligaciones. Pero ambos regresaron a los pocos días, sorprendiéndose de que los perros empezaron a ladrar y una voz militar preguntó “¿Quién vive?”. Le contestaron con sus seudónimos sandinistas y el que interrogaba correspondió diciéndoles que él era “Gregorio”, que era un seudónimo también sandinista en honor de Gregorio Colindres. Otro día llegaron con el compañero Julio y el niño René estaba grave, con diarrea y calenturas, y los abuelos temían que pudiera morir porque no tenían ni comida ni pastillas para darle. Ellos pudieron darle pastillas para la diarrea de un botiquín que llevaban, pero la respuesta de la abuela no deja de sorprender a día de hoy. Ella, apesadumbrada, temía por la vida del niño, pero la dureza de sus vidas y la prioridad de la militancia, le hizo pronunciar palabras que el visitante reprodujo literalmente: “Si muere, qué vamos a hacer, aunque sea sin cajón lo enterramos, pero ojalá que crezca para que sea un guerrillero sandinista, porque el muchacho que crece conmigo tiene que ser sandinista, sino que se vaya a la porra”. Mientras Don Bacho les contaba de sus andanzas con Sandino, su esposa se fue al monte y regresó con una bolsa de plástico llena de libros, revistas, periódicos y folletos, entre los que estaba El General de hombres libres, de Gregorio Selser, y les explicó que el olor que despedían a DDT era para librarlos de las polillas. Que ellos no sabían leer, pero sabían que hablaban de la revolución y que se los habían regalado otros compañeros que habían pasado por allí, como Carlos Fonseca, Tomás Borge, Marvin Guerrero, Heriberto Rodríguez, Victor Manuel Tirado, José Benito Escobar y otros...Después, Don Bacho les enseñó un saco (chaqueta) de color plomo y les contó que se lo había regalado Victor Manuel Tirado a su hijo Pastor una vez que lo llevó a Tegucigalpa y que él no se lo ponía ni cuando hacía frío por cuidarlo y por lo que lo apreciaba. La anciana, acto seguido, fue adentro y volvió también con una lata y les contó que también aquello era un recuerdo. Era de una visita de Marvin Guerrero que había llegado en un momento en que ellos no tenían nada para darle de comer, por lo que él abrió esa lata, comió y le regaló la latita. Ella la guardó siempre, la utilizaba para beber agua, pero también la cuidaba40. Asimismo, los ancianos contaron que el compañero Julio llegó un día necesitando un guía que conociera el lugar y que estando Don Bacho delicado de salud, comió y se repuso un poco y no dejó de acompañarle por una incómoda travesía. El 28 de julio de 1975, pasó él junto con Donato Ramón Argucia Espinosa41 por la casa de los ancianos con motivo de la persecución y existencia de 40 Este es un ejemplo de la mitificación y hasta endiosamiento en que algunos de estos campesinos tenían a los sandinistas y el comportamiento, casi religioso, con que guardaban alguna pertenencia de ellos, como una auténtica reliquia. 41 Donato Ramón Argucia Espinosa fue desertor días más tarde, culpable de la captura de
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campos de concentración en los que se practicaban torturas y asesinatos por la G.N. como Macuelizo, Siquía, el Ocote Seco, El Paraisito, El Junquillo, La Playa, Ococona, Santa Rosa, el Recuerdo y otros, por culpa de la delación de Francisco Cáceres Salgado y su madre Carmela Salgado. Don Bacho les llevó a ver cómo podía esconderlos y fue a Totogalpa en busca de un compañero para que éste le ayudara a sacarlos del lugar. La esposa, Juana, les llevó mangos y les prometieron toda su ayuda. Después llegó un colaborador, “Andrés”, huyendo de la represión de Ocotal y contando que las bandas asesinas eran las del primer batallón blindado de Anastasio Somoza Debayle. Los ancianos nos contaron otras noticias: 1. Santiago Rodríguez y Germán Sandoval, dos campesinos de Amatillo, fueron capturados en sus casas, salvajemente torturados y después asesinados sin ser entregados los cadáveres a las familias. Santiago había sido guía de nuestra organización y Germán desconocía totalmente nuestra presencia por esos lados. La G.N. dio un comunicado por radio y prensa diciendo que habían muerto dos guerrilleros en un enfrentamiento con la G.N. y que ellos no habían tenido ninguna baja. 2. En San José de Cusmapa (Departamento de Madriz) fueron capturados por la G.N. varios ciudadanos, entre ellos, los hermanos campesinos Ricardo y Feliciano Sánchez Alvarado, asesinados días después en Ocotal, pasándoles el cuerpo con bayonetas. Tampoco fueron entregados a sus familias. 3. En El Rodeo, el campesino Víctor Alfaro Díaz fue torturado y lanzado a un pozo de 50 varas de hondo y en el momento en que se ahogaba, fue sacado y continuaron las torturas. 4. En Siquía, la G.N. creó un campo de concentración, en el que torturaron a más de 200 personas, con el fin de sacarles información sobre nuestro paradero y organización. Las gallinas, chanchos (cerdos), vacas, y todo animal que encontraban eran comidos por ellos, mientras sus dueños padecían hambre. Los cultivos fueron destruidos y apaleaban a los caballos delante de sus dueños”42. IV. 4. Lista presentada por el Padre Fernando Cardenal al congreso de los EE.UU. de los 20 principales torturadores de la Guardia Nacional de Nicaragua (Junio de 1976) 1. General Samuel Genie, Jefe de la Oficina de la Seguridad Nacional 2. Coronel Orlando Gutiérrez 3. Coronel Edmundo Meneses 4. Coronel Franklin Wheelock, Jefe de la Policía de Managua 5. Coronel Gonzalo Evertz, Comandante Militar de la Zona Norte, del cuartel de Río Blanco compañeros campesinos y, probablemente, de la muerte de Don Bacho y su familia 42 Relato de una experiencia represiva, dedicada a la Escuadra Bonifacio Montoya, del FSLN. 30 de marzo de 1976. ACHM, Tendencia GPP, Caja II, folder 2, Expediente 18.841.
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6. Teniente Coronel Bayardo Jirón, Oficial Ejecutivo en el cuartel de Río Blanco 7. Coronel Alesio Gutiérrez, del Comando departamental de Jinotega 6. Coronel Jerónimo Linarte, de la Oficina de la Seguridad Nacional 9. Coronel Alfredo Juárez 10. Coronel Miguel Blessing 11. Coronel Pablo Zamora 12. Coronel Gregório Pichardo 13. Coronel Ivan Allegrett 14. Coronel Alfonso Urbina 15. Teniente Coronel Juan Lee Wong, de la Oficina de la Seguridad Nacional 16. Mayor Jacobo Ortegaray 17. Mayor Luis Villalobos 18. Mayor Meville Hodgson 19. Mayor Edgar Altamirano 20. Capitán Sergio Calderón43 IV. 5. Lista presentada por el padre Fernando Cardenal al congreso de los EE.UU. de personas de la Comunidad de Sofana (Zelaya) desaparecidas en los días 23, 24 y 25 de febrero de 1976 (Junio de 1976) Fernando García, Presidente de la Capilla Pastor Hernández, Vicepresidente de la Capilla Vacilia Hernández de García, Presidenta de la Organización de Amas de Casa Agustín Hernández, hijo del Pastor Hernández Francisco López, suegro del Pastor Hernández Pascual López Cirilo López Florencia López Luciana López Eleuterio Pérez Justo Mairena Sergio Rodríguez Margarito López Valoy Díaz Santos Díaz Florencio Centeno Estanislao Rodríguez Isabela Hernández, hermana del Pastor Hernández Agapito Hernández Tomás Hernández 43 Statement of Father F. Cardenal, en Human Rights in Nicaragua…Ob. cit., p.30.
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Coronado Hernández Máximo Manzanares Daniel López Hermenegilda de Sánchez Timoteo López Juan López Los guardias nacionales que dirigían las tropas de choque de la región Norte eran: el Teniente Raúl Sánchez, conocido como “Fallon”, el teniente Nahun Zeledón, conocido como “Pantera”, el teniente Óscar Bello, conocido como “Gigante”, el teniente Franklin Montenegro, conocido como “Mariposa”, el teniente Hilario Bayer y el teniente Isidoro López44. IV. 6. Carta de mayo de 1978, “A la Madre sandinista”, desde la Cárcel Modelo de Tipitapa “Madre, no vamos a expresarle en esta oportunidad palabras de gratitud; no vamos a mencionar a Julio. Julio es demasiado grande para limitarlo a una simple referencia. Únicamente le diremos que la respetamos y queremos; que es usted la mujer que nos parió con dolor desde su corazón de madre sandinista y que, en definitiva, es usted afortunada porque tiene tantos hijos como combatientes tiene el Frente Sandinista. Cada vez que a nuestras filas llega un nuevo número, jura ser fiel a la Patria y a Sandino. Ese juramento es un nuevo beso en la frente de usted, madre heroica, ejemplo de fidelidad a la sangre de nuestros mártires y a la lucha de nuestro pueblo”. Firmado: Luis Armando Guzmán Luna, Edgar Lang, Juan José Úbeda Herrera, Ernesto Montiel, René Núñez Téllez, Maximiliano Martínez, Francisco Maldonado, Iván Montenegro Báez, Roberto Montenegro, Francisco Guzmán Pasos, Rodolfo Amador Gallegos, Félix Pedro Meneses, Julio Gómez, Lucas Cortés, Amilcar Lorente Ruiz, Apolonio Martínez Hernández, Gustavo Moreno Gutiérrez, Roberto Calderón, Rodolfo Mc Evan, Javier Carrión, Juan Castro, Charlotte Baltodano, Rosa Argentina Ortiz, Margine Gutiérrez, Gloria Traña, Nubia Aguilar, Martha Cranshaw, Doris Tijerino y Tomás Borge”45. IV. 7. Ejemplo de parte de guerra sobre represión de enero de 1979 “La Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), al reportar sus acciones de guerra, denuncia ante la faz del mundo los crímenes de la Guardia Somocista, apoyados por la fuerza del CONDECA, que han desatado una brutal y cruel represión en contra de nuestro campesinado: 44 Ibidem, p. 31 45 Carta a la madre sandinista. ACHM-E-001, C-018, 000530-531.
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1. La represión ha afectado a familias de las siguientes localidades: Los Bordos, Llanos de Ocotal, El Llano, El Carrizo, Monte Verde, Las Javillas, Palo Blanco, Las Tablas, La Almaciguera, El Despoblado, Santa Rosa del Peñón, Las Lajas y El Guayacán, de los departamentos de Estelí y León. 2. En la devastadora acción han quedado un sinnúmero de víctimas: las familias Bucardo, Monje y Ramírez, fueron asesinadas, así como el firme colaborador de la causa sandinista, Germán Castillo, viejo y ejemplar campesino de la zona. 3. En el Llano de Ocotal, El Sauce, fueron sacados de sus casas y llevados en helicópteros, para aparecer después, descuartizados e irreconocibles, los hermanos Sergio, Róger y Efraín Bucardo, de 18, 14 y 20 años respectivamente, lo mismo que su padre. Igual suerte corrieron los siguientes vecinos: David Trujillo, Juan Machado y su hijo Sergio, Silvestre Ramírez y un hijo, Banicio Martínez, Víctor y Trino Monge. 4. El 23 de enero fueron capturados y salvajemente torturados los campesinos de Santa Cruz: Salvador, Yolanda, Aganor y Danilo Cruz, y un tío de ellos, Sergio Espinoza Orozco. La captura fue hecha por fuerzas especiales de la G. N., ya que dijeron no ser de la G. N., expresando textualmente: “no somos tan pendejos como los de aquí”, refiriéndose a las tropas acantonadas en Estelí. 5. En Monte Verde fue capturada y torturada, hasta quedar inconsciente, la campesina Valentina Reyes. 6. La Guardia Somocista ya se ha apoderado del Valle de la Almaciguara, donde dejan sentir su terror disparando indiscriminadamente contra las casas de las laderas, para así, según ellos, prevenir ataques guerrilleros. Los campesinos de este valle, como de otros, son obligados a servir de vaqueanos a las patrullas somocistas, so pena de ser ejecutados como “amigos de los sandinistas”. 7. Denunciamos el uso de NAPALM, fósforo blanco y otros materiales inflamables por parte de la fuerza aérea somocista sobre trabajaderos de los campesinos, donde suponen que pueden guarecerse nuestros combatientes. 8. Denunciamos la institucionalización del terror en este pedazo de Nicaragua, donde la Guardia Somocista, en su labor punitiva, se desplaza desde los valles de La Laguna y Almaciguara, bajando hasta Santa Rosa del Peñón y acabando con todo lo que encuentra. 9. Desde el 10 de enero el servicio de Información Popular ha reportado la entrada de dos camiones de G.N., la misma noche de la toma de Santa Rosa: 7 yipones entraron el 16 de enero; 15 yipones y dos trailer de guardias el 17 de enero. Los vuelos en helicópteros y aviones son permanentes y las tropas somocistas sobrepasan los 600 efectivos”46. 46 De la Dirección Nacional del FSLN al pueblo nicaragüense y pueblos hermanos del mundo entero. Publicación Regional Central “Julio Buitrago”, T.I. “U.Z.U.” ACHM, Tendencia GPP, CAJA IV, fólder 6, Expediente 05829 (I).
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NO NOS VENDEMOS NI NOS RENDIMOS PUEBLO TRABAJADOR: PODER SANDINISTA VIVA LA UNIDAD DEL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO EN LA MONTAÑA ENTREGAREMOS EL CORAZÓN DEL ENEMIGO ¡PATRIA LIBRE O MORIR! DIRECCIÓN NACIONAL DEL FRENTE SANDINISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL (FSLN) 25 de enero de 1979. Algún lugar de Nicaragua apéNdice V: Las deNuNcias de represióN aNte orgaNismos NacioNaLes e iNterNacioNaLes
V. 1. Documento adjunto a la carta de los Padres Capuchinos sobre represión en las montañas. “Situación del terrorismo: En el departamento de Nueva Segovia y parte del departamento de Madriz: 1. Cuatro muertos, o sea, desaparecidos, conocidos personalmente: dos de Macuelizo y dos de Cuamapa. 2. Veintiún torturados física, psicológicamente o de ambas formas. Sólo tomamos en cuenta a los que conocemos personalmente, la mayoría de los cuales han trabajado activamente por el progreso de las comunidades. a) Formas de tortura física: golpes, schock eléctricos, ayuno dos o tres días, ejercicios físicos forzados y excesivos. b) Formas de tortura psíquica: interrogatorios constantes y sorpresivos, día y noche, amenazas contra la virginidad de las señoritas, palabras soeces, hacer escuchar torturas a otros prisioneros. 3. Cuando la Corte repasó los casos de los presos, quedó uno sin ser presentado que lleva ya cinco meses en prisión. 4. Las capturas han sido realizadas igualmente durante la noche, que en medio de la calle, o durante la celebración del culto. Generalmente fueron subidos a vehículos y conducidos al cuartel del pueblo más próximo. En el municipio de Siuna, en el departamento de Zelaya: Las gentes de Siuna nos han dado a conocer varios hechos dolorosos ocurridos en los últimos meses. Según sus informaciones, han desaparecido, por lo menos, 92 personas, llevadas por la Guardia Nacional. 1. Diez de ellas fueron sacadas de las comarcas de Boca de Piedra y Puerto Viejo en noviembre de 1975. 2. Cuarenta y tres más, hombres, mujeres y niños, fueron llevados de la comarca de Sofana en febrero de 1976. De algunos se presume que estén muertos.
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3. Veintiuna personas, hombres y mujeres, fueron llevadas a la comarca de Boca de Dudú en febrero de 1976. De algunos se presume que estén muertos. 4. Cuatro personas fueron llevadas de Zapote de Dudú, en febrero de 1976. No se ha sabido más de ellas. 5. Dos personas de Villa Nazareth fueron llevadas. La primera, por orden de la Guardia, en noviembre de 1975. La segunda fue matada por una patrulla en febrero de 1976. 6. Cuatro personas fueron llevadas de la comarca del Plátano, tres hombres y una mujer, en febrero de 1976. 7. Dos cadáveres fueron encontrados en la comarca de Irlán después de Semana Santa. Uno era un campesino de la comarca de Yucumalí y el otro, un muchacho de ocho años, que fue ahorcado y degollado. 8. Dos personas fueron matadas cerca del Salto de Boboqué (Río Tuma), antes de Semana Santa. Uno de ellos vivía en la comarca de Bilwas y el otro, en Lauló. 9. Varias personas de la comarca de Yucumalí fueron llevadas presas en mayo de 1976. Por lo menos de tres se presume que están muertas. En la comarca de Río Iyás, cerca de una sepultura, se encontraron zapatos y ropa de las personas desaparecidas. Informes de torturas hechas por patrullas de la Guardia Nacional, cerca de la capilla de Sofana, en febrero de 1975: Patadas, golpes con rifles, golpes con el casco militar en la cabeza, colgamientos del cuello, arrancamiento de muelas, colgamientos de los pies, obligación de caminar sobre espinas, les metían trapos en la boca y las vendaban, amarrados por la nuca y jalados por animales, heridas en la cara con cuchillos, robo de objetos del hogar y ganado, violación de mujeres, sacados todos de sus hogares con engaños y esposados. También iban guardias disfrazados de guerrilleros a las casas de los campesinos para que se confiaran. 1. Ninguna persona desaparecida ha vuelto a su comarca. Ninguna ha sido acusada públicamente ni presentada a la Corte Militar de Investigación, ni se conoce su situación actual. 2. Las patrullas han quemado casas particulares sin ninguna compensación a sus dueños. Esto ha sucedido en Sofana, Boca de Dudú y Yucumalí. 3. Desde el 1 de mayo de 1976 hubo casos de helicópteros de la Guardia Nacional que abrieron fuego con armas sobre las comarcas de Sofana, Boca de Piedra, Parasca, Yucumalí y Dipina. 4. Todos esos sucesos han interrumpido la vida normal del campesinado en estas zonas y se ha instalado el miedo en las comarcas. Varias familias han huido, dejando abandonados terrenos y casas. En mayo de 1976, en la comarca de Sofama, quedaron sólo siete familias de las más de cuarenta que vivían allí.
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5. En mayo de 1976, en la comarca del Plátano quedaron sólo doce familias, de las cuarenta que vivían allí seis meses antes. En el municipio del Rama Dos hombres, hermanos de la comarca de Raicilla, fueron a Río Blanco a visitar a su familia. Fueron capturados por la Guardia Nacional y no se ha sabido nada de ellos desde entonces. Luego, la patrulla llegó a Raicilla buscando al tercer hermano de los dos capturados y allí mismo lo mataron, según testigos”47. V. 2. Relación Cronológica de masacres de 1959 a 1979 1959: Chaparral: allí fue herido el comandante Carlos Fonseca Amador, más tarde jefe del FSLN. Esta masacre fue ejecutada por militares yanquis, hondureños y nicaragüenses. 1967: Pancasán: hubo otra redada en la que, primero fueron varios sandinistas capturados y torturados y, después, muertos a tiros. Allí sobrevivieron los comandantes Carlos Fonseca, Tomás Borge, Germán Pomares y Gladys Báez. 1968: Rancho Grande: cayó otro grupo de sandinistas asesinados por los “orejas”. “Amanda Aguilar” cobró notoriedad cuando el sacerdote y poeta trapense Ernesto Cardenal Martínez le dedicó un poema llamado “Las mujeres de El Cua”, por su resistencia a la dictadura de los Somoza. Fue una histórica colaboradora del conocido como “general de hombres libres” de Nicaragua, Augusto C. Sandino, y de los guerrilleros sandinistas. La vida e historia de esta madre campesina de cinco hijos, cuatro de ellos asesinados durante la dictadura somocista, se desarrolló en la comarca montañosa El Carmen, municipio norteño de Rancho Grande, en el departamento de Matagalpa, al Norte del país. La longeva mujer, y otras 19 campesinas de Rancho Grande, fueron encarceladas y torturadas en 1968 por la Guardia de Somoza, por proteger a guerrilleros sandinistas que se habían ido a la clandestinidad a las montañas de este país para derrocar al régimen. 1975 (febrero): en las comunidades de Quililí y Quililón, de Matagalpa, asesinados 15 campesinos. 1976 (de febrero a marzo): 15 campesinos asesinados, todos capturados en distintos lugares de Matagalpa: comarca de Bilamí, El Zapote y Río Blanco. Los hechos fueron perpetrados por “orejas”, entre ellos, Carmenza Salinas, que aparece mencionada en decenas de hechos represivos en Matagalpa. 47 Carta Pastoral de Monseñor Salvador Shaffer, Obispo del Departamento de Zelaya enviada al Padre F. Cardenal, referida a desaparecidos en las zonas de Matagalpa, Ocotal y Siuna (Sofana, Dudú, Río Iyas y otros lugares). Bluefields, 20-5-1976. AECM-S/C.
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1976 (mayo): en Wanawás, Río Blanco, nueva captura de los hermanos Hernández González, de los que tres fueron asesinados y otro huyó. El grupo genocida estaba encabezado por Carmenza Salinas. 1976 (diciembre): en Kuskuwás, llegaron encabezados por “Ulises” y sacaron de las casas a dos hermanas de Pedro Aráuz, miembro de la Dirección Nacional del FSLN, además de a otras dos personas. 1976 (diciembre): al día siguiente del anterior, al mando de “Reinaldo”, aparecieron otra vez en Kusluwás y mataron a cinco personas. La justificación fue que eran “colaboradores de la guerrilla sandinista” 1977 (10-enero): capturados los hermanos Sánchez Martínez en la comunidad de Guapotal, en Matagalpa. Fue una de las “desapariciones” que señaló la Comisión de Derechos Humanos. 1977 (22-enero): un escuadrón de la muerte de Somoza, llamado “Mano Blanca”, asesinó a un grupo de campesinos de los que sólo logró huir Genara Torres Rivas. 1977 (septiembre): otro grupo capturado, torturado y asesinado por “orejas”. 1978 (febrero): en la propia ciudad de Matagalpa, una mujer y dos niños fueron asesinados. A la entrada de la ciudad detuvieron a cuatro periodistas —entre ellos Ernesto Aburto Martínez—48, los llevaron al comando de la G.N. y les advirtieron que no escribieran sobre lo que habían visto en las calles de Matagalpa. 1978 (julio): apareció una carta en La Prensa, firmada por Carmen Huerta Rosales, que interrogaba públicamente a Somoza sobre el paradero de Gloria Chavarría de Mairena, capturada en diciembre de 1976 con 11 familiares suyos. La captura se produjo en la comarca de Bilampí y nunca más se supo de ellos, aunque el jefe de la patrulla que los capturó fue “Chavelo”. 1978 (30-agosto): masacre brutal en el Hotel Soza, en Matagalpa, donde hay cuatro asesinados. 1978 (1-septiembre): La Prensa informó que, al día siguiente de lo del Soza, fue masacrada Matagalpa por aire y tierra. La ciudad fue bombardeada con “rockets”, bombas de 500 libras y gran cantidad de tiros de ametralladoras, que se introdujeron en las casas y mataron a 30 personas, la mayoría no identificadas. Se pasearon por la ciudad con tanques Sherman y tanquetas, mientras 40.000 matagalpinos huían de la ciudad. La matanza fue dirigida personalmente por “El Chigüín” y, junto a él: Flores Lovo, Andrés Espinoza, Santos Cano, Arasmo Zeledón, Joaquín Martínez Solano y Víctor Manuel 48 Premiado en 1999 por su obra y trayectoria, en el 75 aniversario del nacimiento de P. J. Chamorro. Estaba en Matagalpa como corresponsal en 1978.
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Fiallos. El 3 de septiembre se contabilizaron 80 civiles asesinados. Una de las víctimas, el ingeniero Róger Miranda, al que castraron49. 1979 (mayo): dos muertes de dos hombres que pasaban por la calle, tras no encontrar los de las “Becat” a ningún sospechoso, después de la explosión de una bomba casera en el barrio de Guacaná. 1979 (junio): fueron capturadas en Sébaco (Matagalpa) cuatro personas que después aparecieron muertas, como era habitual50. V. 3. Diputados y presos liberados en el asalto al Palacio Nacional el 22-8-1978 Diputados en el Palacio
Presos liberados y destinos Panamá: Tomás Borge Martínez Marcio Jaén Roberto Montenegro Javier Carrión Luis Gúzman Íván Monterrey Jorge Guerrero Javier Pichardo Carlos Sequeira Francisco Cuadra Francisco Mercado Domingo Robledo Edgard Lang José Úbeda Roberto Calderón
Liberales: Mary Cantillano Luis Felipe Hidalgo Alfredo Brantome Ulises Fonseca Guillermo Álvarez Jorge Granera Rafael Pallais Luis H. Debayle Francisco Argeñal Papi Octavio Guerrero Enrique Sánchez H. Victoriano Sáenz Bayardo Urcuyo Salvador Caldera Manuel Zurita
.../... 49 En 1987, Róger Miranda, un comandante de 34 años, que ocupaba el puesto de jefe de gabinete del ministro de Defensa de Nicaragua, general Humberto Ortega, desertó, huyendo a los EE.UU. Se llevó, al desertar, valiosos secretos militares sobre la estructura de defensa de Managua, organización de la fuerza aérea, de la artillería, de las brigadas de carros de combate y los planes para poner en armas a 600.000 nicaragüenses en caso de invasión. En una conferencia de prensa en Managua, el general Ortega, hermano del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, denunció que a Miranda “lo enamoraron y prostituyeron” en EE UU para convertirlo en “traidor a la Patria” y al Ejército sandinista. La Prensa de Estados Unidos calificó la deserción de Miranda como la más importante después de que el comandante revolucionario Edén Pastora abandonó Nicaragua para combatir con las armas al sandinismo, aunque en Nicaragua dicen que lo que le puede decir a Reagan y a sus militares, ya los sabían ellos por el espionaje. 50 Véase para mayor detalle: Blandón, M.: Entre Sandino y Carlos Fonseca. Segovia, Ediciones Latinoamericanas, Managua, 1980.
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Diputados en el Palacio
Presos liberados y destinos
Nubia de Pomar Carlos Guevara Orlando Morales Francisco Carcache Alejandro Martínez Alba Rivera de Vallejos Ralph Moody Antonio Coronado Humberto Castrillo Francisco Salinas Orlando Flores, Juan Palacios Daniel Somarriba René Molina José D. Rayo Alejandro Blandón Marta Elisa de Espinoza Victor Manuel Talavera Rosa Quiñonez Conservadores: Fernando Zelaya Rojas Eduardo Chamorro Coronel Roberto Vélez Julio González Efraín Tijerino José Medina Alberto Saborío Arnulfo Rivas Carlos Largaespada Róger Mendieta Alfaro José Cuadra, René Sandino Arguello Agapito Fernández Róger Velázquez Carlos Masís Ali Mahamud Humberto Guerrero Julio Lacayo Stanford Cash Arturo Cerna Edgar Paguaga
Francisco Gúzman Álvaro González Marta Cranshaw Rosa Argentina Ortiz Gloria Campos Ismael Brenes Isidoro Alfaro Julio Gómez Juan Castro Aurelio, Manuel, Rogelio y Felipe Martínez Venezuela: René Núñez Charlotte Baltodano Felipe Peña Margine Gutiérrez Gustavo Moreno Yadira Baltodano Víctor Moreno Félix Pedro Meneses Auxiliadora Cruz Eloy López Apolonio Martínez Leopoldo Rivas Eddy González Rodolfo Amador Lucas Cortéz Guillermo Cáceres Maximiliano Martínez Roberto McEwans Amílcar Lorente Miguel Galiano Roer Urey Eddu González Doris Tijerino Fernando Chamorro México: Donald Guevara Elbis Chavarría Pedro Antonio Jiménez Antonio Silva Rocha .../...
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Diputados en el Palacio
Presos liberados y destinos Róger García Molina Cándido Ruiz Talavera Epifanio Cruz Torres Catalino Gúzman Gertrudis Molina Alfredo Talavera Donald Gaitán Marcos Silva Francisco Tijerino Gregorio Montoya José Jarquín Azucena Suárez Antonio Mairena Lago Santiago Lagos José Cruz Sandoval
Gustavo Altamirano Cristóbal Genie Lucas Vílchez Luis Peralta Julio Molina Mendoza
Fuente: Diario La Prensa, Managua, agosto de 1978
V. 4. Carta a “Patricia” (Dora Maria Téllez) de su padre el 19-5-1979 “Adorada hijita: conmovido, adolorido e inmensamente feliz se sentiría éste, tu viejo, si pudiera abrazarte. Sería para mí como vivir un retacito de eternidad. Sé que has pasado por muy duras experiencias. Y me sorprende mucho y gratamente que tu optimismo no decaiga, que tu fe se mantenga viva, que tus sueños tengan calor y por sobre todo, que tu alma se mantenga libre de odios y tu corazón dulce. Y de todo eso nos ha dado, a tu madre y a mi, noticias tus últimas líneas. Como podrás comprender, nos inquieta tu seguridad hasta lo indecible. Nos tortura mucho no poderla acrecentar con nuestros propios medios o acciones. Pero, ¿qué le podemos hacer? Entendemos que continuar como hasta ahora, en la brega: tu madre, con sus devociones; yo, con mis esperanzas. Mi vida a cambio de la de ustedes, me digo en mis monólogos. Y continúo: yo, ya cumplí. Si aún tengo algunas hojas en mi calendario, las trocaría gustoso por las de ustedes. Créemelo, hijita. Yo estoy listo para una permuta así. Me parece que el optimismo es conveniente, e incluso necesario, para mantener la lucha. Pero, el optimismo que no autoriza la razón, puede ser fatal. Induce fácilmente a cálculos optimistas, alegres, desasidos de realidad, lo cual es sumamente peligroso. Hay que llamar en nuestro auxilio, una y otra vez a Doña Razón, para mantenerse alerta. Los retratos que deseas conservar los sacaremos del país en los próximos días, en la primera oportunidad. Esto, porque consideramos que aquí, en ninguna
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parte pueden estar seguros. Lo mismo haremos con el álbum que contiene todas tus fotos, que incluyen las que nos mandaron de Alemania de la revista aquella, cuyo nombre he olvidado. Tu madre y yo estamos físicamente bien. Más canas y más pelón yo, deambulando de un lado para otro sin poder disimular la inquietud que me consume. La gente dice que tengo en la cara un vago aire de tristeza. Yo creo que siempre lo he tenido. Es la marca distintiva de los soñadores de imposibles, de los enamorados de inasibles quimeras, de inalcanzables utopías. Bien, mi amor, cuídate mucho. Y, como antes, cuando eras chiquilla, un millón de “colchoneritas” en las mejillas. ¿Las sientes?”51. Tu papá V. 5. Gobierno de Reconstrucción Nacional. Al heroico Pueblo de Nicaragua y a los valientes combatientes de Sandino. “La JUNTA DE GOBIERNO DE RECONSTRUCCIÓN NACIONAL (JGRN), proclamada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional y respaldada por el pueblo nicaragüense, el Frente Amplio Opositor (FAO) y el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), es decir, con el apoyo de todos los sectores políticos, económicos y sociales del país, representados en su estructura, surgió a la vida política de la nación nicaragüense para unificar los esfuerzos en la victoria popular contra la genocida dictadura somocista y en la reconstrucción de la Patria sobre sólidas bases democráticas con justicia y progreso social. Antes de constituirse esta Junta con la totalidad de sus miembros en el territorio nacional, ha encaminado su actividad política, principalmente, a lograr el total aislamiento de la dictadura somocista y su reconocimiento internacional como el legítimo representante del pueblo nicaragüense. Así se logró de países amigos que la OEA condenara a la dictadura por su “conducta inhumana” y reconociera que “la solución al grave problema corresponde exclusivamente al pueblo nicaragüense” y que el primer paso para que Nicaragua vuelva a ser República es el “reemplazo inmediato y definitivo del régimen somocista”. En esta línea de conducta internacional ya son varios los países latinoamericanos que han roto relaciones con la dictadura somocista y que han otorgado su reconocimiento a esta Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. Ya rompieron con Somoza: Costa Rica, México, Panamá, Brasil, Ecuador, Perú y Granada. En cuanto al reconocimiento de nuestra Junta, la República de Panamá ha dado el ejemplo a los pueblos hermanos de América Latina y a los gobiernos democráticos del mundo. El caluroso recibimiento tributado por el pueblo y el gobierno panameños, compromete nuestra gratitud y solidaridad con la hermana República de Panamá. 51 ACHM. Miembros FSLN. Caja I, Fólder 1, Expediente 00821.
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En la heroica lucha del pueblo de Nicaragua se ha recibido la solidaridad de muchos pueblos y gobiernos democráticos, entre los que mencionamos muy especialmente a los pueblos de Costa Rica, México, Venezuela, República Dominicana y Panamá. Toda esta solidaridad internacional está siendo canalizada para respaldar a los heroicos combatientes del pueblo de Sandino en su ejemplar lucha de liberación nacional. Para que brille en el suelo patrio “el sol de la libertad”, como decía el General de Hombres Libres, la población civil está sufriendo estoicamente los horrores de una guerra genocida decretada por el tirano Somoza contra el pueblo que lucha por su autodeterminación y por el establecimiento de una democracia efectiva. Los crímenes de guerra de la dictadura somocista llenan de santa indignación a los familiares de las víctimas y a todo el pueblo. Esta justa ira popular debe canalizarse hacia la aplicación de la justicia en los tribunales comunes de la República, cuando inmediatamente después del triunfo democrático, se establezca un régimen judicial apegado al Derecho. Esta Junta de Gobierno se compromete a llevar a los tribunales comunes a los criminales de guerra, a los torturadores, asesinos y desfalcadores de los bienes del Estado. La consigna del pueblo, de los combatientes y del Gobierno de Reconstrucción Nacional, frente a la brutal represión somocista y a los 45 años de latrocinio y opresión, debe ser: justicia sí; represalias individuales, no. Tal como lo anuncia el FSLN, seremos generosos en la victoria. Estamos luchando por la plena vigencia de los derechos humanos, tanto en el campo político, como económico, social y cultural. Por eso, en nuestro Programa de Gobierno garantizamos todos los derechos consignados en la Declaración Universal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y en la Declaración Americana de los Derechos del Hombre de la Organización de Estados Americanos (OEA). Estamos luchando por la plena vigencia de un Régimen de Democracia Efectiva, de Justicia y Progreso Social. Por eso en nuestro Programa de Gobierno establecemos un Consejo de Estado que compartirá las funciones legislativas con la Junta de Gobierno, durante el período provisorio de reconstrucción nacional. “Dicho Consejo asegurará una amplia representatividad a las fuerzas políticas, económicas y sociales que han contribuido al derrocamiento de la dictadura somocista”. Estamos luchando por la construcción de una nueva Patria sin los vicios y crímenes del somocismo. Por eso, el Programa de Gobierno establece que “se disolverán todas las estructuras de poder somocista, las que serán reemplazadas por nuevas estructuras democráticas”. Por eso mismo se estatuye que “se organizará un nuevo Ejército Nacional, cuyos principios fundamentales serán la defensa del Proceso Democrático y de la Soberanía Nacional e Independencia de la Nación, así como la integridad de su territorio. Ese Ejército estará formado por
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los combatientes del FSLN; por los soldados y oficiales que hayan demostrado una conducta honesta y patriótica frente a la corrupción, represión y entreguismo de la dictadura y por los que se hayan sumado a la lucha por el derrocamiento del régimen somocista; por todos los sectores de la Nación que hayan combatido por la Liberación y deseen incorporarse al nuevo Ejército, y por los ciudadanos aptos que, oportunamente, presten servicio militar obligatorio. Estamos luchando para que el pueblo nicaragüense sea dueño de su destino y escriba con independencia su propia historia. Estamos luchando para que se “abra a todos los nicaragüenses la posibilidad real del mejoramiento de la calidad de vida, mediante el establecimiento de una política que tienda a erradicar la desocupación y que haga efectivo el derecho a la vivienda, la seguridad social, la salud, el transporte eficiente, la educación, la cultura, el deporte y la sana diversión”. En fin, estamos luchando por una Nueva Nicaragua. Por eso combate heroicamente la juventud nicaragüense. Por eso mueren bajo los bombardeos genocidas los niños nicaragüenses, durante el Año Internacional del Niño. Por eso son torturados y asesinados miles de ciudadanos. Por eso está sufriendo la población civil bajo la criminal represión somocista. Pero, por eso también la victoria está cerca. La voluntad indomable del heroico pueblo de Nicaragua alcanzará en breve el triunfo final. La lucha armada contra la genocida tiranía de Somoza ha sido ganada por el ejército sandinista y la derrota total del enemigo es cuestión de corto tiempo. La iniciativa mantenida en todos los frentes por las escuadras sandinistas, que han logrado imponer su plan estratégico; la colocación de la Guardia de Somoza en posición defensiva en la mayor parte de los frentes; las retiradas estratégicas de nuestras fuerzas efectuadas de acuerdo con el plan general de la guerra y su extraordinaria capacidad de reagrupación; la liberación militar de extensas zonas del territorio nacional, tanto en el Norte como en el Occidente, el Oriente, el Centro y el Sur, mediante la toma y asedio de las principales ciudades, poblaciones y cuarteles; y el control por nuestras fuerzas armadas de las vitales vías de comunicación terrestre de la capital con el resto del país, corroboran la opinión de analistas militares. Y, por último, reafirma nuestra fe en la victoria militar lograda, el total apoyo que en las ciudades y en el campo presta la población a nuestras fuerzas armadas y a nuestros combatientes incorporados. Ante la inminencia de la victoria militar, el Gobierno de Reconstrucción Nacional hace una llamado al patriotismo y honradez de todos los nicaragüenses para rechazar con firmeza todo intento extranjero de ingerencia en nuestros asuntos internos encaminados a privar a nuestro pueblo del derecho a ser el único juez de su propia conveniencia y el único artífice de su propio destino. Asimismo, exhortamos a todos los sectores políticos, económicos y sociales a que mantengan
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con firmeza el apoyo al Gobierno de Reconstrucción Nacional constituido, si se quiere logra para nuestra patria una paz permanente y efectiva. En esta hora de cambio, la Patria llama a todos los nicaragüenses sin distingos: obreros, campesinos, empresarios, profesionales, agricultores, estudiantes, soldados y oficiales patriotas, sacerdotes, amas de casa, jóvenes y viejos. Todos en unidad patriótica para vencer52”. VIVA EL HEROICO PUEBLO DE NICARAGUA VIVAN LOS VALIENTES COMBATIENTES DE SANDINO VIVA LA NUEVA NICARAGUA AÑO DE LA LIBERACIÓN POR LA JUNTA DE GOBIERNO: VIOLETA BARRIOS DE CHAMORRO SERGIO RAMÍREZ MERCADO ALFONSO ROBELO CALLEJAS DANIEL ORTEGA SAAVEDRA MOISES HASSAN V. 6. Retiro “forzoso” de Anastasio Somoza Debayle, General de División, el 16 de julio de 1979 Cuartel General de la Guardia Nacional de Nicaragua Oficina de Retiros y Pensiones Managua, D.N. “Las diez de la mañana del día dieciséis de julio de Mil Novecientos Setenta y Nueve. En vista de que el General de División, DON ANASTASIO SOMOZA DEBAYLE, G.N., cumplió el término máximo establecido en el Inciso nº 2 de la Reglamentación del Código de Retiros y Pensiones de la Guardia Nacional de Nicaragua, procédase de inmediato, de conformidad con el artículo 26 del Código de Retiros y Pensiones de la Guardia Nacional de Nicaragua, a levantar de oficio las diligencias del caso para decretar “RETIRO FORZOSO” del General de División, SOMOZA DEBAYLE, ANASTASIO, G. N. Ábrase a prueba este juicio, notifíquese de este auto al oficial en referencia y oígase dentro del término de tres días a contar desde la presente fecha”. Firma y sello: Manuel A. Sandino Coronel de Infantería Servicio de Retiros y Pensiones, G. N. “Las diez de la mañana del día dieciséis de julio de Mil Novecientos Setenta y Nueve. Notifíquese el auto anterior, leyéndoselo íntegramente, al Oficial de referencia, quien quedó entendido y firma” 52 Comunicado del Gobierno de Reconstrucción Nacional. AECM, S/C
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Firmado: Anastasio Somoza Debayle General de División, G.N. Ante mi (firma y sello): Manuel A. Sandino, Coronel de Infantería, Servicio de Retiros y Pensiones, G.N. Carné con fotografía. Datos: SOMOZA DEBAYLE, ANASTASIO. GENERAL DE DIVISIÓN FECHA DE RETIRO: 15 -JULIO- 1979 MOTIVO: “FORZOSO” ÚLTIMO SUELDO: C$ 4.831.00 PORCENTAJE: 100% PENSIÓN: C$ 4.831.00 DIRECCIÓN: EL RETIRO53 V. 7. Propuesta de ajusticiamiento de Anastasio Somoza Debayle, dos días antes del triunfo de la revolución, 17 de julio e 1979 Peñas Blancas, territorio libre, julio, 17 de 1979 Señores Miembros del Estado Mayor (Copia a la Dirección Nacional del FSLN) “Apreciados compañeros: reciban ustedes un cordial y revolucionario saludo. Igualmente me congratulo con ustedes y todos los combatientes por la culminación de esta primera etapa de nuestra campaña, que termina con la salida del país del dictador y que nos plantea un inmenso trabajo de reconstrucción en el porvenir. Desde que mi hermano Rigoberto López Pérez ajustició a Anastasio Somoza García, he creído que, por muchas razones, mi compromiso con el pueblo implica no solo la lucha armada, a la que he dedicado largos años y permanentes esfuerzos, sino también el ajusticiamiento físico del tirano Anastasio Somoza Debayle, para lo cual requiero su autorización. Solicito a ustedes encarecidamente se me permita adelantar tan honrosa misión, de acuerdo a los planes que se elaborarían conjuntamente con ustedes. Creo que sobran, por redundantes, las consideraciones que apuntan a la necesidad de que la mano del pueblo haga justicia en quien asesinó a miles y miles de personas inocentes e indefensas, y plagó nuestro país de dolor y miseria durante tantos años”. Revolucionariamente54. Cdte. Víctor. 53 AIHNCA, A.S.D.-081. 54 ACHM, Inventario de Frentes de Guerra. Frente Sur Benjamín Zeledón, S/C.
728
La Nicaragua de Los somoza
apéNdice Vi. uN modeLo de dictadura crematÍstica: La permaNeNte acumuLacióN de propiedades
VI. 1. Declaración de bienes de Luis Somoza Debayle de 195855 VI. 1. 2. Valor de las propiedades de Luis Somoza Debayle en la ciudad de Managua CUADRO 2: VALOR DE LAS PROPIEDADES URBANAS SITUADAS EN MANAGUA (De Luis Somoza Debayle es la cuarta parte de estos bienes) Propiedad
Valor total en C$
Casa y solar frente a C/Colón Solar d 4. finca El Cerrito Casa y solar en La Parroquia Predio urb. en La Penitenciaría Lotes d. Quinta Nina (E de Ma.) Predio cantón S. Antonio Dos lotes al pie de La Loma Lotes SO Man. en finca de Vinicultura, otra SO y otra en Barrio de Sajonia……………. Finca urbana “Trillo Sajonia” Finca urb. Oriente de Managua Solar barrio Largaespada (SO) Predio orillas Loma Tiscapa Urbana al Occidente Managua Casa y solar (cerca Pal. Nac.) Urbano cerca barrio S. Miguel Lote oriente Laguna Tiscapa Casa y solar Cantón S. Miguel Lotes varios Predio al oriente (Chico Pelón) Lote Cantón Aviación (Este M.) Dos lotes d. urb. Quinta Nina Lote en Quinta Nina Finca urb al S. de Manágua Finca Quinta Nina (varios lotes) Finca El Porvenir (SE Manag.) Lote d. Quinta Nina Fina urb. Quinta Adela (E. Ma) Lotes d. Quinta Adela Casa y solar cantón S. Antonio Solar en cantón de la Parroquia
75 390 50.000 800 53.200 140.000 2.000 99.000 10.000 150 16.200 125.000 10.000 60.000 $ 73.000 2.500 30.000 50.000 10.000 371 10.000 5.000 12.100 280.000 9.091 7.000 100.000 17.410,70 250.000 151.200 .../...
55 Según Decreto Legislativo nº 306 del 6 de marzo de 1958, publicado en el diario oficial La Gaceta, nº 68 del día 21 de marzo de 1958. Archivo de la Nación, Caja VIII, A.S.G.-269.
729
mª doLores Ferrero BLaNco
Propiedad .../...
Valor total en C$
Lote d. Quinta Nina Lote d. Quita Nina Lote d. Quinta Nina Lote en Villa de Tipitapa Predio El Cerrito Urbano en camino Los Brasilitos Urbano Este de la ciudad Solar en barrio La Parroquia Urbano 5ª Calle NO. Cuarta parte de Quinta Nina Otro lote d. Quinta Nina Casa y solar Cantón S. Miguel Lote en barrio El Calvario Urbano La Perla (SO Managua) Urbano en Cantón Candelaria Urbano en Villa de Tipitapa Urbano en Villa de Tipitapa Lote en Managua Finca urbana parte oriental Lote al N. Calle Aviación Dos predios en El Calvario Lotes cerca carr. Interamericana Lotes barrio S. Jacinto Finca Quinta Nina Dos lotes Quinta Nina Lote orillas S. S.R.S. Lote en barrio Sta. Rosa Lote en Villa de Tipitapa Predio Este de Managua Finca urbana Finca “La Perla” al SO ciudad Terreno urbano
25.000 14.670 50.000 24.000 60.000 21.600 2.500 1.000 1.000 1.000 20.000 20.500 130.000 10.000 40.000 12.000 1.200 800 500 870.130 1.200 2.000 1.600 5.000 14.400 1.000 2.000 400 3.000 4.000 360.000 75.000
Fuente: Decl. Bienes de Luis Somoza Debayle de 1958, Archivo de la Nación (A. N.), Caja VIII, A.S.G.-269.
730
La Nicaragua de Los somoza
VI. 1. 3. Valor de las propiedades de Luis Somoza Debayle en el departamento de Managua CUADRO 3: PROPIEDADES RÚSTICAS DEPARTAMENTO DE MANAGUA Propiedad Lote d. de la finca El Rodeo Sitio “La Mina” Hacienda de ganado S. Carlos Finca en comarca. Casa Colorada Dchos. Hered. Finca 49 Has Lote a orillas y Poniente de Managua Lote de Oriente a Poniente Lote en el ejido de S.R.S1. Lote en campo aviación Las Mercedes Lote en S.R.S. Finca La Calera (camino Tipitapa) Parte finca S. Ramón (camino Nejapa) Finca El Trabajo (comarca Cuajachillo) Finca rústica al SO Finca Santa Feliciana (al S.) Finca al SO Dos fincas rústicas en Tipitapa Finca rústica en Cuajachillo Finca rústica S. Francisco Finca rúst. en S. Pedro (S. R. S.) Finca al E. de Tipitapa Finca en Tipitapa Finca en Santiago, de Managua Finca Esquipulas o El Triunfo Hacienda Montelimar, en S.R. S. Finca en Cuajachillo Parcela de 2.160 m2 Finca en comarca Sto. Domingo 6/7 partes de finca San Diego Finca que es la isla de Momotombito Finca en el Valle Zambrano Finca S. Cristóbal, en comarca Nejapa
731
Valor en C$ 2.411, 30 2.400 50.000 20.000 1.500 ……. 13.000 600 500 900 150 50.000 100 800 2.000 30.000 1.400 70.000 1.100 50 1.000 5.000 2.100 2.000 56.000 No aparece2 4.000 1.000 1.000 10.300 (toda) 100.000 1.000
mª doLores Ferrero BLaNco
Finca comarca Nejapa Dchos hereditarios en indiviso “La Luz” Finca en S.R.S. Dos lotes Lote en S.R.S. Derecho en terreno “Las Nambiras” Finca Rústica El Zapote o San Bartolo Finca La Ceiba Finca El Zapotillo Finca La Palmita Finca La Palmira Finca El Zapote de los Indios Hacienda e Ingenio de azúcar El Apante Terreno en “San Pedro” Lote en San S.R.S. y derechos hereditarios en absol. de Jerónima Mendieta de suc. de su padre Dchos. en “S. Pedro”, en S.R.S. Dos lotes en S.R.S. Lote en Tipitapa d. de finca El Triunfo Mejoras de casas Lote d. de finca S. Juan de Ostoquita 1/7 parte de la mitad de finca cerca de comarca de Nejapa Finca rústica en comarca Pochocuape Finca San Antonio, cerca de Tipitapa Lote en Santiago de Managua Lote en Tipitapa Hacienda de ganado mayor Sta. Rita Hacienda La Concepción Dchos. en San Pedro en S. R. S. Finca al SE Predio en Motastepe Finca San José en El Carmen Lote que es mitad de la finca El Parque Lote d. de San Francisco Lote en camino de Nejapa Parcela d. de S. Andrés de Oyotepe
732
17.852,50 3.000 175.000 12.000 7.371,173 8.000 2.000 60.000 40.000 200.000 60.000 60.000 30.000 498.000
2.000 650 9.000 50.000 20.000 60 300 5.000 35.000 9.150 3.000 1.000 500 30.000 2.500 1.500 40.000 18.000 325.000 3.600 4.500
La Nicaragua de Los somoza
Dos derechos comuneros en S. Pedro y una finca rústica en S. Pedro. Lote de 1 manzana Lote de más de 1 manzana Dos lotes al S. de Managua Dos fincas en comarca Chiquilistagua Lote de 15.847 m2 37 centésimas de m2 d. de El Porvenir -Parcela de 9.003, 7 varas cuadr. d. de Las Nubes Parcela de 2.175 varas cuadradas Lote SO y orillas carret. Interamericana Finca de 8 manzanas Lote de 15 manzanas en S. Pedro Dchos. hered. en absoluto en S. Pedro Finca El Porvenir de 2.800 manzanas Lote de 49 Has. al S, de Managua Dos lotes de la finca anterior Finca de agric. de 32 manzanas Lote en Nejapa (Managua) Lote de 40 manz. en Nandayosi (Manag) Dchos herd. absolu. en S. Pedro (S.R.S.) Finca “Loma Alegre”, en S. R.S. 500 Manz. S. José, sitio Bárcenas (S.R.S.)
1.000 13.330 26.670 100.000 742 9.090 1.000,32 1 100 100.000 4.000 1.000 12.000 45.000 18.000 18.000 4.600 800 6.000 800 50.000 25.000
Fuente: Decl. Bienes de Luis Somoza Debayle de 1958, Archivo de la Nación (A. N.), Caja VIII, A.S.G.-269.
1 S.R.S.= San Rafael del Sur. 2 Indica que no debe figurar en la presente lista porque pertenece a la Empresa Azucarera Montelimar. 3 Indica que tiene un gravamen hipotecario de 8.628,23 C$.
733
La Nicaragua de Los somoza
apéNdice Vi. 2.: aNeXto de datos acerca de La decLaracióN de BieNes de aNastasio somoza deBayLe de
1967
Aclaraciones para la comprensión del anexo sobre datos de las propiedades: 1. El tratamiento de estos datos ha sido elaborado por la autora a partir de la Declaración de Bienes de Anastasio Somoza Debayle, de 1967. 2. En los departamentos las propiedades están ordenadas de mayor a menor valor atendiendo a la columna de valor en córdobas. 3. Las equivalencias son las siguientes: Un córdoba equivale a 1/7 USA$ o dicho de otro modo: un USA$ son 7 córdobas. Una manzana son 0,744 Hectáreas, por lo que siempre habrá menos hectáreas que manzanas. Una vara cuadrada son 0,7 metros cuadrados, y de igual manera siempre habrá menos metros cuadrados que varas cuadradas. 4. El conjunto de todas la propiedades se ha organizado por intervalos y ordenado de menor a mayor. 5. En todos los anexos se han consignado las propiedades de las que se tiene alguna información. Esto tiene como consecuencia que no habrá el mismo número de propiedades, si nos referimos a su valor, que si nos referimos a su extensión, o si nos referimos a la relación valor/extensión. Se puede tener información de valor y no de extensión, o viceversa, o se puede tener información de ambos. Evidentemente, cuando no se tiene información ni de valor, ni de extensión, la propiedad, a estos efectos, no existe. 6. En el cuadro o tabla 1 están las propiedades, urbanas y rústicas, por Departamentos. 7. En el 2 están todas las propiedades, rústicas y urbanas, atendiendo a su valor en C$. Intervalos de menor a mayor. 8. En el 3 están todas las propiedades, rústicas y urbanas, atendiendo a su valor en USA$. Intervalos de menor a mayor. 9. En el 4 están todas las propiedades rústicas atendiendo a su valor en C$. Intervalos de menor a mayor. 10. En el 5 están todas las propiedades rústicas atendiendo a su valor en USA$. Intervalos de menor a mayor.
735
mª doLores Ferrero BLaNco
11. En el 6 están todas las propiedades urbanas atendiendo a su valor en C$. Intervalos de menor a mayor. 12. En el 7 están todas las propiedades urbanas atendiendo a su valor en USA$. Intervalos de menor a mayor. 13. En el 8 es la síntesis, por intervalos, de todas las propiedades inmobiliarias, rústicas y urbanas, según su valor en C$ y en USA$. 14. En el 9 están todas las propiedades urbanas atendiendo a su extensión en varas2. Intervalos de menor a mayor. 15. En el 10 están todas las propiedades urbanas atendiendo a su extensión en m2. Intervalos de menor a mayor. 16. En el 11 están todas las propiedades rústicas atendiendo a su extensión en Manzanas. Intervalos de menor a mayor. 17. En el 12 están todas las propiedades rústicas atendiendo a su extensión en Hectáreas. Intervalos de menor a mayor. 18. El 13 es la síntesis, por intervalos, de todas las propiedades inmobiliarias, rústicas y urbanas, según su extensión y medida utilizada. 19. El 14 es la síntesis, de menor a mayor, de la relación valor/extensión superficial urbana expresado en distintas medidas (C$/varas2 y USA$/m2). 20. El 15 es la síntesis, de menor a mayor, de la relación valor/extensión superficial rústica expresado en distintas medidas (C$/Manzanas y USA$/ Hectáreas).
736
Urbano La Perla (SO Managua)
Lotes d. Quinta Nina (E de Ma.)
Casa y solar en La Parroquia
Lotes varios
Casa y solar cantón S. Miguel
Casa y solar cantón S. Miguel
Lotes fusionados a Q. Nina
13
14
15
16
17
18
19
Lotes SO Man. finca Vinicultura, otra SO y otra Barrio Sajonia
9
Casa y solar (cerca Pal. Nac.)
Fina urb. Quinta Adela (E. Ma)
8
12
Predio orillas Loma Tiscapa
7
Urbano cerca barrio S. Miguel
Predio cantón S. Antonio
6
11
Solar en cantón de la Parroquia
5
Urbano 5ª Calle NO.
99.000,00
Casa y solar cantón S. Antonio
4
10
100.000,00
Finca El Porvenir (SE Manag.)
3
737 26.500,00
30.000,00
50.000,00
50.000,00
50.000,00
53.200,00
60.000,00
60.000,00
73.000,00
75.000,00
125.000,00
140.000,00
151.200,00
250.000,00
280.000,00
360.000,00
Solar en barrio La Parroquia
2
870.130,00
Valor en C$
Predio Este de Managua
Propiedades urbanas
1
Nº
3.785,71
4.285,71
7.142,86
7.142,86
7.142,86
7.600,00
8.571,43
8.571,43
10.428,57
10.714,29
14.142,86
14.285,71
17.857,14
20.000,00
21.600,00
35.714,29
40.000,00
51.428,57
124.304,29
Valor $USA
Propiedades urbanas en Managua
-
750,00
1.530,00
34.700,00
-
5.320,00
10.004,00
1.598,00
-
-
2.958,00
101.000,00
51.260,00
783,00
432,00
1.296,00
9.068,00
900,00
299.755,00
varas2
-
525,00
1.071,00
24.290,00
-
3.724,00
7.002,80
1.118,60
-
-
2.070,60
70.700,00
35.882,00
548,10
302,40
907,20
6.347,60
630,00
209.828,50
m2
-
40,00
32,68
1,44
-
10,00
6,00
37,55
-
-
33,47
0,99
2,44
178,80
350,00
192,90
30,88
400,00
2,90
C$/vara2
.../...
-
5,71
4,67
0,21
-
1,43
0,86
5,36
-
-
4,78
0,14
0,35
25,54
50,00
27,56
4,41
57,14
0,41
USA$/m2
La Nicaragua de Los somoza
Lote en barrio El Calvario
Urbano en cantón Candelaria
Dos predios en El Calvario
Lote al N. calle Aviación
Lotes d. Quinta Nina
Solar barrio Largaespada (SO)
Lote d. Quita Nina
Finca urb al S. de Manágua
Finca urbana “Trillo Sajonia”
Urbana al Occidente Managua
Predio al oriente (Chico Pelón)
Lotes d. finca urb. Quinta Nina
Lotes barrio S. Jacinto
Lote d. Quinta Nina
Predio barrio S. Antonio
Lote em Quinta Nina
Lote d. Quinta Nina
Urbano Oeste de la ciudad
Urbano en camino Los Brasilitos
Lote oriente Laguna Tiscapa
Urbano en Villa de Tipitapa
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
Propiedades urbanas
20
Nº
.../...
738 2.500,00
2.500,00
3.000,00
4.000,00
5.000,00
5.000,00
5.000,00
7.000,00
10.000,00
10.000,00
10.000,00
10.000,00
10.000,00
12.100,00
14.400,00
16.200,00
17.410,70
20.000,00
20.500,00
21.600,00
24.000,00
Valor en C$
357,14
357,14
428,57
571,43
714,29
714,29
714,29
1.000,00
1.428,57
1.428,57
1.428,57
1.428,57
1.428,57
1.728,57
2.057,14
2.314,29
2.487,24
2.857,14
2.928,57
3.085,71
3.428,57
Valor $USA
Propiedades urbanas en Managua
2.160,00
900,00
450,00
1.953,00
1.208,00
1.400,00
266,00
1.040,00
363,50
1.512,00
1.650,00
630,00
7.297,00
4.500,00
1.152,00
540,00
2.787,00
1.000,00
-
1.200,00
960,00
varas2
1.512,00
630,00
315,00
1.367,10
845,60
980,00
186,20
728,00
254,45
1.058,40
1.155,00
441,00
5.107,90
3.150,00
806,40
378,00
1.950,90
700,00
-
840,00
672,00
m2
1,16
2,78
6,67
2,05
4,14
3,57
18,80
6,73
27,51
6,61
6,06
15,87
1,37
2,69
12,50
30,00
6,25
20,00
-
18,00
25,00
C$/vara2
0,17
0,40
0,95
0,29
0,59
0,51
2,69
0,96
3,93
0,94
0,87
2,27
0,20
0,38
1,79
4,29
0,89
2,86
-
2,57
3,57
USA$/m2
mª doLores Ferrero BLaNco
739
Solar finca El Cerrito
Lote cantón Aviación (Este M.)
Finca urb. Oriente de Managua
55
56
57
55.274,59 10.000,00
MEDIANA
3.150.651,70
150,00
371,00
390,00
400,00
500,00
800,00
800,00
1.000,00
1.000,00
1.000,00
1.000,00
1.200,00
1.200,00
1.600,00
2.000,00
2.000,00
2.000,00
MEDIA ARITMÉTICA
TOTAL
Predio El Cerrito
54
Lote en Managua
49
Lote en Villa de Tipitapa
Urbano en Villa de Tipitapa
48
53
Lote d. Quinta Nina
47
Lote en barrio Sta. Rosa
Finca urbana
46
52
Lote orillas S. S.R.S.
45
Predio urb. en La Penitenciaría
Terreno urbano
44
51
Finca “La Perla” al SO ciudad
43
Finca urbana parte oriental
Lote en Villa de Tipitapa
42
50
Dos lotes al pie de La Loma
41
1.428,57
7.896,37
450.093,10
21,43
53,00
55,71
57,14
71,43
114,29
114,29
142,86
142,86
142,86
142,86
171,43
171,43
228,57
285,71
285,71
285,71
1.208,00
12.723,55
623.454,00
900,00
8.862,00
-
900,00
-
900,00
846,00
320,00
630,00
2.000,00
750,00
1.062,50
10.900,00
-
5.311,00
750,00
35.000,00
728,00
7.656,45
436.417,8
630,00
6.203,40
-
630,00
-
630,00
592,20
224,00
441,00
1.400,00
525,00
743,75
7.630,00
-
3.717,70
525,00
24.500,00
4,14
31,66
5,05
0,17
0,04
-
0,44
-
0,89
0,95
3,13
1,59
0,50
1,33
1,13
0,11
-
0,38
2,67
0,06
0,59
4,52
1,03
0,02
0,01
-
0,06
-
0,13
0,14
0,45
0,23
0,07
0,19
0,16
0,02
-
0,05
0,38
0,01
La Nicaragua de Los somoza
Propiedades urbanas
Hacienda e Ingenio de azúcar El Apante
Lote d. de San Francisco
Finca El Zapotillo
Dchos hereditarios en indiviso “La Luz”
Finca que es la isla de Momotombito
Dos lotes al S. de Managua
Lote SO y orillas carret. Intermericana
Dos fincas rústicas en Tipitapa
Finca rústica El Zapote o San Bartolo
Finca La Palmita
Finca La Palmira
Finca Esquipulas o El Triunfo
Hacienda de ganado S. Carlos
Finca La Calera (camino Tipitapa)
Lote en Tipitapa d. de finca El Triunfo
Finca “Loma Alegre”, en S. R.S.
Finca El Porvenir de 2.800 manzanas
Finca La Ceiba
Nº
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
740
11
12
13
14
15
16
17
18
40.000,00
45.000,00
50.000,00
50.000,00
50.000,00
50.000,00
56.000,00
60.000,00
60.000,00
60.000,00
70.000,00
100.000,00
100.000,00
100.000,00
175.000,00
200.000,00
325.000,00
498.000,00
Valor en C$
5.714,29
6.428,57
7.142,86
7.142,86
7.142,86
7.142,86
8.000,00
8.571,43
8.571,43
8.571,43
10.000,00
14.285,71
14.285,71
14.285,71
25.000,00
28.571,43
46.428,57
71.142,86
Valor $USA
m2
1.850,00
2.800,00
1.300,00
500,00
444,30
1.611,30
883,00
-
302,00
1.064,00
99,00
10,60
41,00
277,00
500,00
-
33,80
1.376,40
2.083,20
967,20
372,00
330,56
1.198,81
656,95
-
224,69
791,62
73,66
7,89
30,50
206,09
372,00
-
25,15
12.800,00 9.523,20
varas2
21,62
16,07
38,46
100,00
112,54
31,03
63,42
-
198,68
56,39
707,07
9.433,96
2.439,02
361,01
350,00
-
9.615,38
38,91
C$/vara2
4,15
3,09
7,39
19,20
21,61
5,96
12,18
-
38,15
10,83
135,77
1.811,44
468,32
69,32
67,20
-
1.846,27
7,47
USA$/m2
mª doLores Ferrero BLaNco
Lote a orillas y Poniente de Managua
Finca en S.R.S.
Dchos. hered. en absoluto en S. Pedro
6/7 partes de finca San Diego
Lote en Santiago de Managua
Lote desmenbrado de El Porvenir
32
33
34
35
36
37
Lote que es mitad de la finca El Parque
27
Lote de 1 manzana
Mejoras de casas
26
31
S. José, sitio Bárcenas o Brokman (S.R.S.)
25
Finca S. Cristóbal, en comarca Nejapa
Lote de más de 1 manzana
24
30
Dchos. en San Pedro en S. R. S.
23
Dos lotes de la finca anterior
Finca El Zapote de los Indios
22
29
Finca Santa Feliciana (al S.)
21
Lote al S, de Managua
Finca San Antonio, cerca de Tipitapa
20
28
Finca San José en El Carmen
19
741 9.090,00
9.150,00
10.300,00
12.000,00
12.000,00
13.000,00
13.330,00
17.852,50
18.000,00
18.000,00
18.000,00
20.000,00
25.000,00
26.670,00
30.000,00
30.000,00
30.000,00
35.000,00
40.000,00
1.298,57
1.307,14
1.471,43
1.714,29
1.714,29
1.857,14
1.904,29
2.550,36
2.571,43
2.571,43
2.571,43
2.857,14
3.571,43
3.810,00
4.285,71
4.285,71
4.285,71
5.000,00
5.714,29
22,00
410,00
454,00
-
97,00
123,50
1,00
40,00
-
65,80
10,00
0,40
500,00
2,00
1,50
1.092,00
149,00
1.024,00
19,00
16,37
305,04
337,78
-
72,17
91,88
0,74
29,76
-
48,96
7,44
0,30
372,00
1,49
1,12
812,45
110,86
761,86
14,14
413,18
22,32
22,69
-
123,71
105,26
13.330,00
446,31
-
273,56
1.800,00
50.000,00
50,00
13.335,00
20.000,00
27,47
201,34
34,18
2.105,26
.../...
79,34
4,29
4,36
-
23,75
20,21
2.559,52
85,70
-
52,53
345,62
9.600,61
9,60
2.560,48
3.840,25
5,28
38,66
6,56
404,24
La Nicaragua de Los somoza
Finca al SE
Lote d. de la finca El Rodeo
Sitio “La Mina”
Finca en Tipitapa
Finca rústica al SO
Finca en Santiago, de Managua
Derecho en terreno “Las Nambiras”
51
52
53
54
55
56
57
Finca en Cuajachillo
46
Lote en Tipitapa
Parcela d. de S. Andrés de Oyotepe
45
50
Finca de agric. de 32 manzanas
44
Finca comarca Nejapa
Finca rústica en comarca Pochocuape
43
49
Finca al E. de Tipitapa
42
Lote en camino de Nejapa
Lote de 40 manz. en Nandayosi (Manag)
41
48
Dos lotes
40
Finca de 8 manzanas
Lote en S.R.S.
39
47
Dos lotes en S.R.S.
Propiedades rústicas
38
Nº
.../...
742 2.000,00
2.000,00
2.000,00
2.100,00
2.400,00
2.411,30
2.500,00
3.000,00
3.000,00
3.600,00
4.000,00
4.000,00
4.500,00
4.600,00
5.000,00
5.000,00
6.000,00
7.371,17
8.000,00
9.000,00
Valor C$
285,71
285,71
285,71
300,00
342,86
344,47
357,14
428,57
428,57
514,29
571,43
571,43
642,86
657,14
714,29
714,29
857,14
1.053,02
1.142,86
1.285,71
Valor $USA
430,00
50,00
28,50
7,00
500,00
4,80
13,00
14,00
25,70
3,00
8,00
8,00
180,00
32,00
8,00
18,00
40,00
35,00
315,80
450,00
Manzs.
319,92
37,20
21,20
5,21
372,00
3,57
9,67
10,42
19,12
2,23
5,95
5,95
133,92
23,81
5,95
13,39
29,76
26,04
234,96
334,80
Has.
4,65
40,00
70,18
300,00
4,80
502,35
192,31
214,29
116,73
1.200,00
500,00
500,00
25,00
143,75
625,00
277,78
150,00
210,60
25,33
20,00
0,89
7,68
13,47
57,60
0,92
96,46
36,93
41,15
22,41
230,41
96,01
96,01
4,80
27,60
120,01
53,34
28,80
40,44
4,86
3,84
C$/Manz. USA$/Ha
mª doLores Ferrero BLaNco
142,86 142,86
1.000,00 1.000,00 1.000,00
Predio en Motastepe
Finca al SO
Finca rústica en Cuajachillo
Finca rúst. en S. Pedro (S. R. S.)
Parcela de 2.160 m2
Finca en comarca Sto. Domingo
Finca en el Valle Zambrano
Hacienda de ganado mayor Sta. Rita
Dos derechos comuneros en S. Pedro y una finca rústica en S. Pedro
Lote de 15 manzanas en S. Pedro
Lote en campo aviación Las Mercedes
Finca El Trabajo (comarca Cuajachillo)
Lote en Nejapa (Managua)
Dchos herd. absolu. en S. Pedro (S.R.S.)
Dos fincas en comarca Chiquilistagua
Dchos. en “S. Pedro”, en S.R.S.
Lote de Oriente a Poniente
61
62
63
64
65
66
67
68
69
70
743
71
72
73
74
75
76
600,00
650,00
742,00
800,00
800,00
800,00
900,00
1.000,00
1.000,00
1.000,00
1.000,00
1.100,00
1.400,00
1.500,00
85,71
92,86
106,00
114,29
114,29
114,29
128,57
142,86
142,86
142,86
142,86
142,86
157,14
200,00
214,29
214,29
60
1.500,00
Dchos. Hered. Finca
285,71
59
2.000,00
Terreno en “San Pedro”
58
2,00
190,00
5,30
-
-
99,00
96,70
15,00
-
896,00
68,00
50,00
0,30
1.579,00
5,50
12,00
576,00
65,80
40,00
1,49
141,36
3,94
-
-
73,66
71,94
11,16
-
666,62
50,59
37,20
0,22
1.174,78
4,09
8,93
428,54
48,96
29,76
300,00
3,42
140,00
-
-
8,08
9,31
66,67
-
1,12
14,71
20,00
3.333,33
0,63
200,00
116,67
2,60
22,80
50,00
.../...
57,60
0,66
26,88
-
-
1,55
1,79
12,80
-
0,21
2,82
3,84
640,04
0,12
38,40
22,40
0,50
4,38
9,60
La Nicaragua de Los somoza
744
Finca rústica S. Francisco
Parcela desmembrada de Las Nubes
Finca rústica en comarca Casa Colorada
Hacienda Montelimar, en S.R. S.
85
86
87
88
30.007,30 4.600,00
MEDIANA
2.580.627,97
-
-
1,00
50,00
60,00
100,00
100,00
150,00
MEDIA ARITMÉTICA
TOTAL
Lote d. de finca S. Juan de Ostoquita
Parte finca S. Ramón (camino Nejapa)
82
84
Lote en S.R.S.
81
Otra Parcela
200,00
Lote San S.R.S. y derechos hereditarios en absol. de Jerónima Mendieta de suc. de su padre
80
83
300,00
1/7 parte de la mitad de finca cerca de comarca de Nejapa
79
500,00
Hacienda La Concepción
78
500,00
Valor C$
Lote en el ejido de S.R.S.
Propiedades rústicas
77
Nº
.../...
657,14
4.237,48
368.661,18
-
0,14
7,14
8,57
14,29
14,29
21,43
28,57
42,86
71,43
71,43
Valor USA$
50,00
581,91
47.134,99
6.776,00
0,19
1,00
300,00
84,00
0,20
5,00
12,70
20,00
2,20
5.512,80
22,30
Manzs.
37,20
432,94
35.068,46
5.041,34
0,14
0,74
223,20
62,50
0,15
3,72
9,45
14,88
1,64
4.101,52
16,59
Has.
100,00
1.678,87
54,75
-
-
1,00
0,17
0,71
500,00
20,00
11,81
10,00
136,36
0,09
22,42
20,21
330,52
10,51
-
-
0,19
0,03
0,14
96,01
3,84
2,27
1,92
26,18
0,02
4,31
C$/Manz. USA$/Ha
mª doLores Ferrero BLaNco
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
Nº 15.000,00 15.000,00 14.000,00 14.000,00 12.000,00 8.000,00 4.000,00 1.000,00 1.000,00 600,00 200,00 84.800,00 7.709,09 8.000,00
TOTAL MEDIA ARITMÉTICA MEDIANA
Valor C$
Urbano en Villa Sta. Teresa Casa y solar en S. Marcos Lote urbano de Oriente a Poniente Predio en S. Marcos Predio urbano en S. Marcos Casa y solar en S. Marcos Urbano en Jinotepe Finca urbana en Cantón O. de Jinotepe Finca urbana en Cantón NO de Jinotepe Finca urbana en Cantón NO de Jinotepe Lote d. de finca urbana del Cantón NO
Propiedades urbanas
745 12.114,29 1.101,30 1.142,86
2.142,86 2.142,86 2.000,00 2.000,00 1.714,29 1.142,86 571,43 142,86 142,86 85,71 28,57
Valor USA$
4.207,00 467,44 384,00
900,00 253,00 384,00 660,00 800,00 270,00 370,00 420,00 150,00
Varas2
Propiedades urbanas en el departamento de Carazo
2944,90 327,21 268,80
630,00 177,10 268,80 462,00 560,00 189,00 259,00 294,00 105,00
m2
20.16 17,44 14,81
16,67 55,34 36,46 18,18 10,00 14,81 2,70 1,43 1,33
C$/vara2
4,11 3,56 3,02
3,40 11,29 7,44 3,71 2,04 3,02 0,55 0,29 0,27
USA$/m2 La Nicaragua de Los somoza
746
Dos fincas rústicas en Guisquiliapa, que unidas (10 manzanas) se llaman “El Mojón”
Finca El Ojochal, en Jinotepe
Finca “El Pochote”
Finca rústica en Jinotepe
Finca 69 manzanas en Jinotepe
Lote en S. Marcos
Finca en COMALCAPA, en Sta. Teresa
Lote de 10 manzanas en S. Marcos
Finca de 10 manzanas en Jinotepe
Finca de 3 manzanas en Jinotepe Dchos. herd. de sucesión intestada de Benita Narváez, que correspondían a Victoria Josefa Ramírez Dchos hereditarios de dos lotes de terreno
Finca en Jinotepe
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
17
16
TOTAL MEDIA ARITMÉTICA MEDIANA
4.559,00
Finca “La Broma”, en Diriamba
4
15
8.000,00
Finca “El Sol”, al S. de Sta. Teresa
3
93.327,00 6.221,80 600,00
-
-
20,00
200,00
400,00
400,00
448,00
500,00
600,00
600,00
2.000,00
2.000,00
12.000,00
21.600,00
Dos fincas de café en S. Marcos
2
40.000,00
Valor C$
Finca “Sta. Fe”, en Diriamba
Propiedades rústicas
1
Nº
45,70
0,37
-
3,00
10,00
10,00
2,50
-
69,00
0,12
40,70
10,00
10,00
121,00
450,00
-
450,00
Manzs.
13.332,43 1.222,39 888,83 87,31 85,71 10,00
-
-
2,86
28,57
57,14
57,14
64,00
71,43
85,71
85,71
285,71
285,71
651,29
1.142,86
1.714,29
3.085,71
5.714,29
Valor USA$
Propiedades rústicas en el departamento de Carazo
909,46 64,96 7,44
34,00
0,28
-
2,23
7,44
7,44
1,86
-
51,34
0,09
30,28
7,44
7,44
90,02
334,80
-
334,80
Has.
76.35 518,44 66,39
-
-
-
66,67
40,00
40,00
179,20
-
8,70
5.000,00
49,14
200,00
455,90
66,12
26,67
-
88,89
C$/Manz.
16,27 99,55 12,75
-
-
-
12,80
7,68
7,68
34,41
-
1,67
960,06
9,44
38,40
87,54
12,70
5,12
-
17,07
USA$/Ha
mª doLores Ferrero BLaNco
747
Finca Sta. Cruz, potrero “Vilan” (26 Has)
7
-
-
15.000,00
Lote de 5.262 manz. en Río Coco o Wanky
6
9.640,00
MEDIANA
Finca “La Concordia”, de 216 manzanas
5
10.000,00
30.928,00
Lote en “La vigía”, de 356 Has., cerca río Coco
4
15.000,00
MEDIA ARITMÉTICA
Lote de 131 Has
3
30.000,00
154.640,00
Finca de 102 manz. En El Guale
2
90.000,00
Valor en C$
TOTAL
Finca “Jigüina” de 1.582 Has.(2.216 manzanas)
Propiedades rústicas
1
Nº
2.142,86
4.418,29
22.091,43
-
-
1.377,14
1.428,57
2.142,86
4.285,71
12.857,14
Valor USA$
216,00
1.199,41
8.395,86
34,95
5.262,00
216,00
478,49
176,08
102,00
2.126,34
Manzs.
Propiedades rústicas en el departamento de Jinotega
160,70
892,36
6.246,52
26,00
3.914,93
160,70
356,00
131,00
75,89
1.582,00
Has.
42,33
69,59
18,42
-
-
44,63
20,90
85,19
294,12
42,33
C$/Manzs.
8,13
13,36
3,54
-
-
8,57
4,01
16,36
56,47
8,13
USA$/Ha La Nicaragua de Los somoza
mª doLores Ferrero BLaNco
Propiedades rústicas en el departamento de Río San Juan Nº
Propiedades rústicas
Valor en C$
Valor USA$
Manzs.
Has.
C$/ Manzs.
USA$/ Ha
1
Lote en Puerto de S. Juan del Norte (65 por 110 pies)
2.000,00
285,71
3,00
2,23
666,67
128,01
Propiedades rústicas en el departamento de Masaya Nº
Propiedades
Valor C$
Valor USA$
1
5 y ½ caballerías proindivisas en El Coyolito, en Tisma
1.500,00
214,29
Manzs.
Has
C$/ Manz.
USA$/ Ha
4,26
0,82
352,00 261,89
Propiedades rústicas en el departamento de Granada Valor USA$
Manzs.
C$/ Manzs.
Nº
Propiedades rústicas
Valor C$
Has
1
Otra mitad de la finca El Diamante (18 manz.)
200.000,00
28.571,43
2
Hacienda El Diamante
8.000,00
1.142,86
TOTAL
208.000,00
29.714,29
18,00 13,39
11.555,56
2.218,81
MEDIA ARITMÉTICA
104.000,00
14.857,14
18,00 13,39
-
-
18,00 13,39 -
USA$/Ha
11.111,11
-
2.133,47
-
-
Propiedades urbanas en el departamento de León Nº 1 2
Propiedades Finca en barrio El Calvario de la ciudad de León Predio en barrio San Juan Bautista, en ciudad de León
Valor C$
Valor USA$
45.000,00
varas2
C$/ vara2
m2
6.428,57 4.682,00 3.277,40
USA$/ m2
9,61
1,96
8.000,00
1.142,86
-
-
-
-
980,00
5,36
1,09
3
Finca en barrio San Juan de Dios
7.500,00
1.071,43 1.400,00
4
Otra finca en El Calvario
7.000,00
1.000,00
-
-
-
-
5
Casa y solar barrio S. Juan Bautista, en ciudad de León
3.000,00
428,57
-
-
-
-
TOTAL
70.500,00
10.071,43 6.082,00 4.257,40
11,59
2,37
MEDIA ARITMÉTICA
14.100,00
2.014,29 3.041,00 2.128,70
7,48
1,53
7.500,00
1.071,43 3.041,00 2.128,70
7,48
1,53
MEDIANA
748
La Nicaragua de Los somoza
Propiedades rústicas en el departamento de León Nº
Propiedades
1
Finca San Cayetano
2
Una caballería de tierra en Santiago de Guayabal TOTAL MEDIA ARITMÉTICA
Valor C$
Valor USA$
Manzs.
C$/ USA$/ Manz. Ha 4.628,42 16,07 3,09 Has.
100.000,00
14.285,71
6.221,00
500,00
71,43
64,00
47,62
7,81
1,50
100.500,00
14.357,14
6.285,00
4.676,04
15,99
3,07
50.250,00
7.178,57
3.142,50
2.338,02
11,94
2,29
C$/ vara2
USA$/ m2
Propiedades urbanas en el departamento de Chinandega Nº
Propiedades urbanas
Valor C$ Valor USA$
varas2
m2
1
Solar en barrio El Calvario
45.000,00
6.428,57
1.520,00
1.064,00
29,61
6,04
2
Finca en barrio El Calvario, de la ciudad de Chinandega
2.000,00
285,71
840,00
588,00
2,38
0,49
3
Fundo urbano
1.200,00
171,43
94,70
66,29
12,67
2,59
4
Parcela al N. de la Línea en el Pto. de Corinto (3 lotes)
1.000,00
142,86 26.792,00 18.754,40
0,04
0,01
49.200,00 12.300,00 1.600,00
7.028,57 29.246,70 20.472,69 1.757,14 7.311,68 5.118,17 228,57 1.180,00 826,00
1,68 11,17 7,53
0,34 2,28 1,54
TOTAL MEDIA ARITMÉTICA MEDIANA
Propiedades rústicas en el departamento de Chinandega Nº
Propiedades rústicas
1
Finca El Progreso, O. de Chinandega
2
Finca El Clavel TOTAL MEDIA ARITMÉTICA
Valor C$
Valor USA$
Manzs.
C$/ Manz.
Has.
USA$/ Ha
1.000,00
142,86
-
-
-
-
500,00
71,43
127,60
94,93
3,92
0,75
1.500,00 750,00
214,29 107,14
127,60
94,93 -
3,92 -
0,75 -
749
750
1 2 3 4 5 6
Nº
31.000,00 15.500,00
4.428,57 2.214,29
Valor C$ Valor USA$ 16.000,00 2.285,71 15.000,00 2.142,86 1.250,00 -
varas2 1.250,00 -
100.000,00 10.000,00 10.000,00 7.000,00 2.000,00 129.000,00 25.800,00 10.000,00
Finca “Vijía” en Quilalí Diez caballerías en Ciudad Vieja en Quilalí Finca “San José” en El Jícaro Finca “Peña Blanca” en El Jícaro Una caballería en Sabana Grande Finca innominada
TOTAL MEDIA ARITMÉTICA MEDIANA
Valor C$
18.428,57 3.685,71 1.428,57
14.285,71 1.428,57 1.428,57 1.000,00 285,71 -
Valor USA$
3.304,70 550,78 470,00
1.024,70 640,00 300,00 200,00 64,00 1.076,00
Manzs
Propiedades rústicas en el departamento de Nueva Segovia
Propiedades
TOTAL MEDIA ARITMÉTICA
Nº Propiedades urbanas 1 Solar en barrio El Progreso 2 Predio urbano
Propiedades urbanas en la ciudad de Matagalpa
2.458,70 409,78 349,68
762,38 476,16 223,20 148,80 47,62 800,54
Has.
875,00 -
39,04 42,56 33,33
C$/ Manz. 97,59 15,63 33,33 35,00 31,25 -
12,80 -
m2 C$/vara2 875,00 12,80 -
7,50 8,17 6,40
18,74 3,00 6,40 6,72 6,00 -
USA$/Ha
2,61 -
USA$/m2 2,61 -
mª doLores Ferrero BLaNco
Propiedades rústicas
Dos lotes “Changuinolita” y tres en “Cukra Hull” Lote al N. de Bluefields Finca “La Esperanza” en Ciudad Rama Finca de ganado “El Cacao”, en El Jícaro Dos lotes en Punta Gorda Mitad de “Buena Vista” en Ciudad Rama 4/8 partes de terreno de 101 caballerías Lote en márgenes del Río Coco Lote “Dos Bocas”, cerca de Bluefields Finca “Macantaca” (21.000 Has) en Río Grande Predio “Sta. Isabel” en Ciudad Rama Finca “La Batea” en Muelle de los Bueyes Predio “Auxilio” en Ciudad Rama Lote en caserío Cukra Hill Finca “Las Mañanas” en Ciudad Rama Octava parte de lote de 101 caball., junto rio Rama Octava parte lote 101 caball., junto a río Rama Dos octavas partes lote 101 caball., junto rio Rama Mitad de “Buena Vista”, em Ciudad Rama Finca “Presillas Grandes”, Muelle de los Bueyes Islote “Half Way Key”, en Bahía de Bluefields Lote junto a río Punta Gorda (1.500 Has) Sexta parte de lote “Punta Gorda” en Monkey Point Banana de Río Grande, en La Cruz (4.006 Has) TOTAL MEDIA ARITMÉTICA MEDIANA
Nº
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24
USA$
2.100.000,00 300.000,00 100.000,00 14.285,71 70.000,00 10.000,00 30.000,00 4.285,71 27.265,00 3.895,00 20.000,00 2.857,14 18.000,00 2.571,43 14.000,00 2.000,00 8.000,00 1.142,86 6.000,00 857,14 4.000,00 571,43 4.000,00 571,43 4.000,00 571,43 3.492,00 498,86 3.000,00 428,57 3.000,00 428,57 3.000,00 428,57 3.000,00 428,57 2.500,00 357,14 2.000,00 285,71 2.000,00 285,71 1.200,00 171,43 1.000,00 142,86 2.429.457,00 347.065,29 105.628,57 15.089,80 4.000,00 571,43
Valor C$ 14.657,80 26,80 261,00 7.417,80 2.120,00 3.232,00 6.041,80 6.677,40 28.225,80 80,60 403,20 80,60 122,30 419,30 808,00 808,00 1.616,00 530,00 672,00 9,00 2.016,00 1.066,60 5.384,40 82.676,40 3.594,63 808,00
Manzs.
Propiedades rústicas en el departamento de Zelaya 10.905,40 19,94 194,18 5.518,84 1.577,28 2.404,61 4.495,10 4.967,99 21.000,00 59,97 299,98 59,97 90,99 311,96 601,15 601,15 1.202,30 394,32 499,97 6,70 1.499,90 793,55 4.005,99 61.511,24 2.674,40 601,15
Has 143,27 3.731,34 268,20 3,68 9,43 5,57 2,32 1,20 0,21 49,63 9,92 49,63 28,55 7,15 3,71 3,71 1,86 4,72 2,98 222,22 0,60 0,94 29,39 197,86 4,72
27,51 716,46 51,50 0,71 1,81 1,07 0,44 0,23 0,04 9,53 1,90 9,53 5,48 1,37 0,71 0,71 0,36 0,91 0,57 42,67 0,11 0,18 5,64 37,99 0,91
C$/Manz. USA$/Ha
La Nicaragua de Los somoza
751
mª doLores Ferrero BLaNco
2. Todas las propiedades, rústicas y urbanas, atendiendo a su valor en C$. Intervalos de menor a mayor FINCAS. INTERVALOS EN C$ Nº fincas Valor C$ Valor TOTAL Nº fincas 1.000 a intervalo intervalo 9.999 1 1.000 2 1.000 3 1.000 4 1.000 40 5 1.000 6 1.000 7 1.000 8 1.000 9 1.000 45 10 1.000 11 1.000 12 1.000 13 1.000 14 1.000 50 15 1.000 16 1.000 17 1.000 18 1.100 19 1.200 55 20 1.200 21 1.200 22 1.200 23 1.400 24 1.500 60 25 1.500 26 1.500 27 1.600 28 2.000 29 2.000 65 30 2.000 31 2.000 32 2.000 33 2.000 34 2.000 .../...
FINCAS. INTERVALOS EN C$ Nº fincas Valor TOTAL Nº fincas Valor C$ intervalo 1 a 999 intervalo 1 1 1 2 20 3 50 4 60 5 5 100 6 100 7 150 8 150 9 200 10 10 200 11 200 12 300 13 371 14 390 15 15 400 16 400 17 400 18 448 19 500 20 20 500 21 500 22 500 23 500 24 500 25 25 600 26 600 27 600 28 650 29 742 30 30 800 31 800 32 800 33 800 34 800 35 35 900 15.032 752
La Nicaragua de Los somoza
.../...
.../...
FINCAS. INTERVALOS EN C$ Nº fincas Valor C$ Valor TOTAL Nº fincas 1.000 a intervalo intervalo 9.999 70
75
80
85
90
95
35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63
2.000 2.000 2.000 2.000 2.000 2.000 2.000 2.100 2.400 2.411 2.500 2.500 2.500 2.500 3.000 3.000 3.000 3.000 3.000 3.000 3.000 3.000 3.492 3.600 4.000 4.000 4.000 4.000 4.000
FINCAS. INTERVALOS EN C$ Nº fincas Valor C$ Valor TOTAL Nº fincas 1.000 a intervalo intervalo 9.999 100
105
110
115
120
125
.../...
753
64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90
4.000 4.000 4.500 4.559 4.600 5.000 5.000 5.000 5.000 5.000 6.000 6.000 7.000 7.000 7.000 7.371 7.500 8.000 8.000 8.000 8.000 8.000 8.000 9.000 9.090 9.150 9.640
305.813
mª doLores Ferrero BLaNco
2. Todas las propiedades, rústicas y urbanas, atendiendo a su valor en C$. Intervalos de menor a mayor .../...
Nº fincas TOTAL
130
135
140
145
150
155
FINCAS. INTERVALOS EN C$ Nº Valor C$ Valor fincas 10.000 a intervalo intervalo 49.999 1 10.000 2 10.000 3 10.000 4 10.000 5 10.000 6 10.000 7 10.000 8 10.000 9 10.300 10 12.000 11 12.000 12 12.000 13 12.000 14 12.100 15 13.000 16 13.330 17 14.000 18 14.000 19 14.000 20 14.400 21 15.000 22 15.000 23 15.000 24 15.000 25 16.000 26 16.200 27 17.410 28 17.853 29 18.000 30 18.000 31 18.000 .../...
Nº fincas TOTAL
160
165
170
175
180
754
FINCAS. INTERVALOS EN C$ Nº Valor C$ Valor fincas 10.000 a intervalo intervalo 49.999 32 18.000 33 20.000 34 20.000 35 20.000 36 20.500 37 21.600 38 21.600 39 24.000 40 25.000 41 26.500 42 26.670 43 27.265 44 30.000 45 30.000 46 30.000 47 30.000 48 30.000 49 30.000 50 35.000 51 40.000 52 40.000 53 40.000 54 45.000 55 45.000 56 45.000 1.155.728
La Nicaragua de Los somoza .../...
Nº fincas TOTAL
185
190
195
200
FINCAS. INTERVALOS EN C$ Nº Valor C$ Valor fincas 50.000 a intervalo intervalo 99.999 1 50.000 2 50.000 3 50.000 4 50.000 5 50.000 6 50.000 7 50.000 8 53.200 9 56.000 10 60.000 11 60.000 12 60.000 13 60.000 14 60.000 15 70.000 16 70.000 17 73.000 18 75.000 19 90.000 20 99.000 1.236.200
FINCAS. INTERVALOS EN C$ Valor C$ Nº 100.000 Valor fincas a intervalo intervalo 499.999 8 125.000 210 9 140.000 10 151.200 11 175.000 12 200.000 13 200.000 215 14 250.000 15 280.000 16 325.000 17 360.000 18 498.000 3.404.200
Nº fincas TOTAL
FINCAS. INTERVALOS EN C$ Nº Valor C$ Valor fincas 500.000 intervalo intervalo y más 220 1 870.130 221 2 2.100.000 2.970.130
Nº fincas TOTAL
FINCAS. INTERVALOS EN C$ Nº Valor C$ Nº fincas 100.000 Valor TOTAL fincas a intervalo intervalo 499.999 1 100.000 2 100.000 3 100.000 205 4 100.000 5 100.000 6 100.000 7 100.000 .../...
755
mª doLores Ferrero BLaNco
3. Todas las propiedades, rústicas y urbanas, atendiendo a su valor en USA$. Intervalos de menor a mayor Nº fincas TOTAL 1
5
10
15
20
25
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Nº fincas USA $ Valor intervalo 0,1 a 99,99 intervalo 1 0,14 2 2,86 3 7,14 4 8,57 5 14,29 6 14,29 7 21,43 8 21,43 9 28,57 10 28,57 11 28,57 12 42,86 13 53,00 14 55,71 15 57,14 16 57,14 17 57,14 18 64,00 19 71,43 20 71,43 21 71,43 22 71,43 23 71,43 24 71,43 25 85,71 26 85,71 27 85,71 28 92,86 1.341,43
Nº fincas TOTAL
30
35
40
45
50
55
756
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Nº USA $ Valor fincas 100 a intervalo intervalo 999,99 1 106,00 2 114,29 3 114,29 4 114,29 5 114,29 6 114,29 7 128,57 8 142,86 9 142,86 10 142,86 11 142,86 12 142,86 13 142,86 14 142,86 15 142,86 16 142,86 17 142,86 18 142,86 19 142,86 20 142,86 21 142,86 22 142,86 23 142,86 24 142,86 25 157,14 26 171,43 27 171,43 28 171,43 .../...
La Nicaragua de Los somoza
.../...
.../...
Nº fincas TOTAL
60
65
70
75
80
85
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Nº USA $ Valor fincas 100 a intervalo intervalo 999,99 29 171,43 30 200,00 31 214,29 32 214,29 33 214,29 34 228,57 35 285,71 36 285,71 37 285,71 38 285,71 39 285,71 40 285,71 41 285,71 42 285,71 43 285,71 44 285,71 45 285,71 46 285,71 47 285,71 48 285,71 49 300,00 50 342,86 51 344,43 52 357,14 53 357,14 54 357,14 55 357,14 56 428,57 57 428,57 .../...
Nº fincas TOTAL
90
95
100
105
110
757
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Nº USA$ Valor fincas 100 a intervalo intervalo 999,99 58 428,57 59 428,57 60 428,57 61 428,57 62 428,57 63 428,57 64 498,86 65 514,29 66 571,43 67 571,43 68 571,43 69 571,43 70 571,43 71 571,43 72 571,43 73 642,86 74 651,29 75 657,14 76 714,29 77 714,29 78 714,29 79 714,29 80 714,29 81 857,14 82 857,14 27.243,43
mª doLores Ferrero BLaNco
3. Todas las propiedades, rústicas y urbanas, atendiendo a su valor en USA$. Intervalos de menor a mayor
Nº fincas TOTAL 1
5
10
15
20
25
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Nº USA$ Valor fincas 0,1 a 99,99 intervalo intervalo 1 0,14 2 2,86 3 7,14 4 8,57 5 14,29 6 14,29 7 21,43 8 21,43 9 28,57 10 28,57 11 28,57 12 42,86 13 53,00 14 55,71 15 57,14 16 57,14 17 57,14 18 64,00 19 71,43 20 71,43 21 71,43 22 71,43 23 71,43 24 71,43 25 85,71 26 85,71 27 85,71 28 92,86 1.341,43
Nº fincas TOTAL
30
35
40
45
50
55
758
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Nº USA$ Valor fincas 100 a 999,99 intervalo intervalo 1 106,00 2 114,29 3 114,29 4 114,29 5 114,29 6 114,29 7 128,57 8 142,86 9 142,86 10 142,86 11 142,86 12 142,86 13 142,86 14 142,86 15 142,86 16 142,86 17 142,86 18 142,86 19 142,86 20 142,86 21 142,86 22 142,86 23 142,86 24 142,86 25 157,14 26 171,43 27 171,43 28 171,43 .../...
La Nicaragua de Los somoza
.../...
.../...
Nº fincas TOTAL
60
65
70
75
80
FINCAS. INTERVALOS EN USA$
Nº fincas TOTAL
Nº USA$ Valor fincas 100 a 999,99 intervalo intervalo 29 171,43 30 200,00 31 214,29 32 214,29 33 214,29 34 228,57 35 285,71 36 285,71 37 285,71 38 285,71 39 285,71 40 285,71 41 285,71 42 285,71 43 285,71 44 285,71 45 285,71 46 285,71 47 285,71 48 285,71 49 300,00 50 342,86 51 344,43 52 357,14 53 357,14 54 357,14 55 357,14 .../...
85
90
95
100
105
110
759
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Nº USA $ Valor fincas 100 a 999,99 intervalo intervalo 56 428,57 57 428,57 58 428,57 59 428,57 60 428,57 61 428,57 62 428,57 63 428,57 64 498,86 65 514,29 66 571,43 67 571,43 68 571,43 69 571,43 70 571,43 71 571,43 72 571,43 73 642,86 74 651,29 75 657,14 76 714,29 77 714,29 78 714,29 79 714,29 80 714,29 81 857,14 82 857,14 27.243,43
mª doLores Ferrero BLaNco
3. Todas las propiedades, rústicas y urbanas, atendiendo a su valor en USA$. Intervalos de menor a mayor .../...
Nº fincas TOTAL
115
120
125
130
135
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Valor Nº fincas USA$ Valor intervalo 1.000 a intervalo 4.999,99 1 1.000,00 2 1.000,00 3 1.000,00 4 1.053,00 5 1.071,43 6 1.142,86 7 1.142,86 8 1.142,86 9 1.142,86 10 1.142,86 11 1.142,86 12 1.285,71 13 1.298,57 14 1.307,14 15 1.377,14 16 1.428,57 17 1.428,57 18 1.428,57 19 1.428,57 20 1.428,57 21 1.428,57 22 1.428,57 23 1.428,57 24 1.471,43 25 1.714,29 26 1.714,29 27 1.714,29 28 1.714,29 29 1.728,57 .../...
Nº fincas TOTAL
140
145
150
155
160
165
760
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Valor Nº fincas USA$ Valor intervalo 1.000 a intervalo 4.999,99 30 1.857,14 31 1.904,29 32 2.000,00 33 2.000,00 34 2.000,00 35 2.057,14 36 2.142,86 37 2.142,86 38 2.142,86 39 2.142,86 40 2.285,71 41 2.314,29 42 2.487,14 43 2.550,43 44 2.571,43 45 2.571,43 46 2.571,43 47 2.571,43 48 2.857,14 49 2.857,14 50 2.857,14 51 2.928,57 52 3.085,71 53 3.085,71 54 3.428,57 55 3.571,43 56 3.785,71 57 3.810,00 58 3.895,00
La Nicaragua de Los somoza
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Nº fincas Valor TOTAL Nº fincas USA$ Valor intervalo 1.000 a intervalo 4.999,99 59 4.285,71 170 60 4.285,71 61 4.285,71 62 4.285,71 63 4.285,71 64 4.285,71 140.925,57
Nº fincas TOTAL 175
180
185
190
195
Nº fincas TOTAL.
200
205
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Valor Nº fincas USA$ Valor intervalo 5.000 a intervalo 9.999,99 1 5.000,00 2 5.714,29 3 5.714,29 4 5.714,29 5 6.428,57 6 6.428,57 7 6.428,57 8 7.142,86 9 7.142,86 10 7.142,86 11 7.142,86 12 7.142,86 13 7.142,86 14 7.142,86 15 7.600,00 16 8.000,00 17 8.571,43 18 8.571,43 19 8.571,43 20 8.571,43 21 8.571,43 149.885,71
210
215
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Nº Valor USA$ Valor fincas 10.000 a intervalo intervalo 99.999,99 1 10.000,00 2 10.000,00 3 10.428,57 4 10.714,29 5 12.857,14 6 14.142,86 7 14.285,71 8 14.285,71 9 14.285,71 10 14.285,71 11 14.285,71 12 14.285,71 13 14.285,71 14 17.857,14 15 20.000,00 16 21.600,00 17 25.000,00 18 28.571,43 19 28.571,43 20 35.714,29 21 40.000,00 22 46.428,57 23 51.428,57 24 71.142,86 554.457,14
FINCAS. INTERVALOS EN USA$ Nº fincas Nº Valor USA$ Valor TOTAL. fincas 100.000 y intervalo intervalo más 220 221
761
1 2
124.304,29 300.000,00
424.304,29
mª doLores Ferrero BLaNco
4. Todas las propiedades rústicas atendiendo a su valor en C$. Intervalos de menor a mayor
Nº fincas rústicas 1
5
10
15
20
25
Fincas rústicas. Intervalos en C$ Nº fincas C$ intervalo 1 a 999 1 1 2 20 3 50 4 60 5 100 6 100 7 150 8 200 9 200 10 300 11 400 12 400 13 448 14 500 15 500 16 500 17 500 18 500 19 600 20 600 21 600 22 650 23 742 24 800 25 800 26 800 27 900
Nº fincas rústicas
Valor intervalo
30
35
40
45
50
11.421 55
762
Fincas rústicas. Intervalos en C$ C$ Valor Nº fincas 1.000 a intervalo intervalo 9.999 1 1.000 2 1.000 3 1.000 4 1.000 5 1.000 6 1.000 7 1.000 8 1.000 9 1.000 10 1.000 11 1.100 12 1.200 13 1.400 14 1.500 15 1.500 16 1.500 17 2.000 18 2.000 19 2.000 20 2.000 21 2.000 22 2.000 23 2.000 24 2.000 25 2.000 26 2.000 27 2.100 28 2.400 .../...
La Nicaragua de Los somoza .../...
Nº fincas rústicas
60
65
70
75
80
85
Fincas rústicas. Intervalos en C$ C$ Valor Nº fincas 1.000 a intervalo intervalo 9.999 29 2.411 30 2.500 31 2.500 32 3.000 33 3.000 34 3.000 35 3.000 36 3.000 37 3.000 38 3.492 39 3.600 40 4.000 41 4.000 42 4.000 43 4.000 44 4.000 45 4.500 46 4.559 47 4.600 48 5.000 49 5.000 50 6.000 51 6.000 52 7.000 53 7.371 54 8.000 55 8.000 56 8.000 57 8.000 58 9.000 59 9.090 60 9.150 61 9.640 214.113
Nº fincas rústicas
90
95
100
105
110
115
120
763
Fincas rústicas. Intervalos en C$ C$ Nº fincas Valor 10.000 a intervalo intervalo 49.999 1 10.000 2 10.000 3 10.000 4 10.300 5 12.000 6 12.000 7 12.000 8 13.000 9 13.330 10 14.000 11 15.000 12 17.853 13 18.000 14 18.000 15 18.000 16 18.000 17 20.000 18 20.000 19 21.600 20 25.000 21 26.670 22 27.265 23 30.000 24 30.000 25 30.000 26 30.000 27 30.000 28 35.000 29 40.000 30 40.000 31 40.000 32 45.000 712.018
mª doLores Ferrero BLaNco
Fincas rústicas. Intervalos en C$ C$ Nº fincas Valor 50.000 a intervalo intervalo 99.999 1 50.000 2 50.000 3 50.000 4 50.000 125 5 56.000 6 60.000 7 60.000 8 60.000 9 70.000 130 10 70.000 11 90.000 666.000
Fincas rústicas. Intervalos en C$
Nº fincas rústicas
Nº fincas rústicas Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
135
140
Fincas rústicas. Intervalos en $C Nº fincas C$ Valor rústicas Nº fincas 500.000 y intervalo intervalo más 143
1
2.100.000
2.100.000
FINCAS RÚSTICAS TOTAL $C 143 5.601.552
764
C$ 100.000 a 499.999
Valor intervalo
100.000 100.000 100.000 100.000 100.000 100.000 175.000 200.000 200.000 325.000 498.000 1.998.000
La Nicaragua de Los somoza
5. Todas las propiedades rústicas atendiendo a su valor en USA$. Intervalos de menor a mayor
Nº fincas urbanas 1
5
10
15
20
Fincas rústicas. Intervalos USA$ USA$ Nº fincas Valor 0,1 a intervalo intervalo 99,99 1 0,14 2 2,86 3 7,14 4 8,57 5 14,29 6 14,29 7 21,43 8 28,57 9 28,57 10 42,86 11 57,14 12 57,14 13 64,00 14 71,43 15 71,43 16 71,43 17 71,43 18 71,43 19 85,71 20 85,71 21 85,71 22 92,86 1.054,14
Nº fincas urbanas
25
30
35
40
45
50
765
Fincas rústicas. Intervalos USA$ Nº fincas USA$ intervalo 100 a 999,99 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31
106,00 114,29 114,29 114,29 128,57 142,86 142,86 142,86 142,86 142,86 142,86 142,86 142,86 142,86 142,86 157,14 171,43 200,00 214,29 214,29 214,29 285,71 285,71 285,71 285,71 285,71 285,71 285,71 285,71 285,71 285,71
Valor intervalo
.../...
mª doLores Ferrero BLaNco .../...
.../...
Nº fincas urbanas
55
60
65
70
75
Fincas rústicas. Intervalos USA$ Nº fincas USA$ intervalo 100 a 999,99 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56
300,00 342,86 344,43 357,14 357,14 428,57 428,57 428,57 428,57 428,57 428,57 498,86 514,29 571,43 571,43 571,43 571,43 571,43 642,86 651,29 657,14 714,29 714,29 857,14 857,14
Fincas rústicas. Intervalos USA$ Nº fincas USA$ Valor urbanas Nº fincas 1.000 a intervalo intervalo 4.999,99
Valor intervalo
85
90
95
100
105 19.272,00
Fincas rústicas. Intervalos USA$ Nº fincas USA$ Valor urbanas Nº fincas 1.000 a intervalo intervalo 4.999,99 80
1 2 3 4
1.000,00 1.053,00 1.142,86 1.142,86
110
115 .../...
766
5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37
1.142,86 1.142,86 1.285,71 1.298,57 1.307,14 1.377,14 1.428,57 1.428,57 1.428,57 1.471,43 1.714,29 1.714,29 1.714,29 1.857,14 1.904,29 2.000,00 2.142,86 2.550,43 2.571,43 2.571,43 2.571,43 2.571,43 2.857,14 2.857,14 3.085,71 3.571,43 3.810,00 3.895,00 4.285,71 4.285,71 4.285,71 4.285,71 4.285,71 85.038,43
La Nicaragua de Los somoza
Fincas rústicas. Intervalos USA$ Nº fincas urbanas
120
125
Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
USA$ 5.000 a 9.999,99 5.000,00 5.714,29 5.714,29 5.714,29 6.428,57 7.142,86 7.142,86 7.142,86 7.142,86 8.000,00 8.571,43 8.571,43 8.571,43
Fincas rústicas. Intervalos USA$ Nº fincas USA$ Valor urbanas Nº fincas 10.000 a intervalo intervalo 99.999,99
Valor intervalo
1 2 3
130
135
140 90.857,14
4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14
Fincas rústicas. Intervalos USA$ Nº fincas urbanas 143
Nº fincas intervalo 1
USA$ 100.000 y más
Valor intervalo
300.000,00 300.000,00
FINCAS RÚSTICAS TOTAL USA$ 143 814.507,43
767
10.000,00 10.000,00 12.857,14 14.285,71 14.285,71 14.285,71 14.285,71 14.285,71 14.285,71 25.000,00 28.571,43 28.571,43 46.428,57 71.142,86 318.285,71
mª doLores Ferrero BLaNco
6. Todas las propiedades urbanas atendiendo a su valor en C$. Intervalos de menor a mayor .../... Fincas urbanas. Intervalos en C$ Nº fincas C$ Valor intervalo 1 a 999 intervalo 1 1 150 2 200 3 371 4 390 5 5 400 6 500 7 800 8 800 3.611
Fincas urbanas. Intervalos en C$
Nº fincas urbanas
Nº fincas urbanas
30
35
Fincas urbanas. Intervalos en $C Nº fincas urbanas
10
15
20
25
Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17
C$ 1.000 a 9.999 1.000 1.000 1.000 1.000 1.000 1.000 1.000 1.200 1.200 1.200 1.600 2.000 2.000 2.000 2.000 2.500 2.500
Valor intervalo
Nº fincas intervalo 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29
C$ 1.000 a 9.999 3.000 3.000 4.000 4.000 5.000 5.000 5.000 7.000 7.000 7.500 8.000 8.000
Valor intervalo
91.700
Fincas urbanas. Intervalos en C$ Nº fincas C$ Valor urbanas Nº fincas 10.000 a intervalo intervalo 49.999 1 10.000 2 10.000 40 3 10.000 4 10.000 5 10.000 6 12.000 7 12.100 45 8 14.000 9 14.000 10 14.400 .../... .../...
768
La Nicaragua de Los somoza
.../...
Nº fincas urbanas
50
55
60
Fincas urbanas. Intervalos en C$ C$ Nº fincas Valor 10.000 a intervalo intervalo 49.999 11 15.000 12 15.000 13 15.000 14 16.000 15 16.200 16 17.410 17 20.000 18 20.500 19 21.600 20 24.000 21 26.500 22 30.000 23 45.000 24 45.000 443.710
Fincas urbanas. Intervalos en C$ Nº fincas urbanas
75
65
70
Nº fincas intervalo
C$ 50.000 a 99.999
1 2 3 4 5 6 7 8 9
50.000 50.000 50.000 53.200 60.000 60.000 73.000 75.000 99.000
1 2 3 4 5 6 7
100.000 125.000 140.000 151.200 250.000 280.000 360.000
Valor intervalo
1.406.200
Fincas urbanas. Intervalos en C$ Nº fincas C$ Valor urbanas Nº fincas 500.000 y intervalo intervalo más 78
870.130
870.130
FINCAS URBANAS TOTAL C$ 78 3.385.551
Fincas urbanas. Intervalos en C$ Nº fincas urbanas
C$ Nº fincas 100.000 a intervalo 499.999
Valor intervalo
570.200
769
mª doLores Ferrero BLaNco
7. Todas las propiedades urbanas atendiendo a su valor en USA$. Intervalos de menor a mayor
.../... Fincas urbanas. Intervalos USA$ Nº fincas urbanas 1
5
Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6
USA$ 0,1 a 99,99 21,43 28,57 53,00 55,71 57,14 71,43
Fincas urbanas. Intervalos USA$ Nº fincas urbanas
Valor intervalo
25
287,29
30
Nº fincas intervalo 19 20 21 22 23 24 25 26
USA$ 100 a 999,99 357,14 428,57 428,57 571,43 571,43 714,29 714,29 714,29
Valor intervalo
7.971,43
Fincas urbanas. Intervalos USA$ Nº fincas urbanas
10
15
20
Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
USA$ 100 a 999,99 114,29 114,29 142,86 142,86 142,86 142,86 142,86 142,86 142,86 171,43 171,43 171,43 228,57 285,71 285,71 285,71 285,71 357,14
Valor intervalo
Fincas urbanas. Intervalos USA$ USA$ Nº fincas Valor 1.000 a intervalo intervalo 4.999,99 1 1.000,00 2 1.000,00 35 3 1.071,43 4 1.142,86 5 1.142,86 6 1.428,57 7 1.428,57 40 8 1.428,57 9 1.428,57 10 1.428,57 11 1.714,29 12 1.728,57 45 13 2.000,00 14 2.000,00 15 2.057,14 16 2.142,86 .../...
Nº fincas urbanas
.../...
770
La Nicaragua de Los somoza
Fincas urbanas. Intervalos USA$ Nº fincas USA$ Valor urbanas Nº fincas 1.000 a intervalo intervalo 4.999,99 17 2.142,86 50 18 2.142,86 19 2.285,71 20 2.314,29 21 2.487,14 22 2.857,14 55 23 2.928,57 24 3.085,71 25 3.428,57 26 3.785,71 27 4.285,71 55.887,14
Fincas urbanas. Intervalos USA$ Nº fincas urbanas
70
75
Nº fincas intervalo
USA$ 10.000 a 99.999,99
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
10.428,57 10.714,29 14.142,86 14.285,71 17.857,14 20.000,00 21.600,00 35.714,29 40.000,00 51.428,57
Valor intervalo
236.171,43
Fincas urbanas. Intervalos USA$ Nº fincas urbanas
Fincas urbanas. Intervalos USA$ Nº USA$ fincas Nº fincas Valor 5.000 a urbanas intervalo intervalo 9.999,99 60
65
1 2 3 4 5 6 7 8
6.428,57 6.428,57 7.142,86 7.142,86 7.142,86 7.600,00 8.571,43 8.571,43
78
Nº fincas intervalo
USA$ 100.000 y más
1 124.304,29
Valor intervalo 124.304,29
FINCAS URBANAS TOTAL USA$ 78 483.650,14
59.028,57
771
mª doLores Ferrero BLaNco
8. Síntesis, por intervalos, de todas las propiedades inmobiliarias, rústicas y urbanas, según su valor en C$ y en USA$ PROPIEDADES RÚSTICAS INTERVALOS CÓRDOBAS Nº FINCAS 1 a 999 11.421 27 1.000 a 9.999 214.113 61 10.000 a 49.999 712.018 32 50.000 a 9.9999 666.000 11 100.000 a 499.999 1.998.000 11 500.000 y más 2.100.000 1 TOTAL 5.701.552 143
PROPIEDADES URBANAS INTERVALOS CÓRDOBAS Nº FINCAS 1 a 999 3.611 8 1.000 a 9.999 91.700 29 10.000 a 49.999 443.710 24 50.000 a 99.999 570.200 9 100.000 a 499.999 1.406.200 7 500.000 y más 870.130 1 TOTAL 3.385.551 78
INTERVALOS 0,1 a 99,99 100 a 999,99 1.000 a 4.999,99 5.000 a 9.999,99 10.000 a 99.999,99 100.000 y más TOTAL
INTERVALOS 0,1 a 99,99 100 a 999,99 1.000 a 4.999,99 5.000 a 9.999,99 10.000 a 99.999,99 100.000 y más TOTAL
DÓLARES Nº FINCAS 1.054,14 22 19.272,00 56 85.038,43 37 90.857,14 13 318.285,71 14 300.000,00 1 814.507,43 143
PROPIEDADES INMOBILIARIAS TOTAL INTERVALOS CÓRDOBAS Nº FINCAS 1 a 999 15.032 35 1.000 a 9.999 305.813 90 10.000 a 49.999 1.155.728 56 50.000 a 99.999 1.236.200 20 100.000 a 499.999 3.404.200 18 500.000 y más 2.970.130 2 TOTAL 9.087.103 221 INTERVALOS 0,1 a 99,99 100 a 999,99 1.000 a 4.999,99 5.000 a 9.999,99 10.000 a 99.999,99 100.000 y más TOTAL
DÓLARES Nº FINCAS 1.341 28 27.243 82 140.926 64 149.886 21 554.457 24 424.304 2 1.298.158 221 772
DÓLARES Nº FINCAS 287,29 6 7.971,43 26 55.887,14 27 59.028,57 8 236.171,43 10 124.304,29 1 483.650,14 78
La Nicaragua de Los somoza
9. Todas las propiedades urbanas atendiendo a su extensión en varas2. Intervalos de menor a mayor .../... Nº fincas urbanas
Fincas urbanas. Intervalos en varas2 Nº fincas intervalo
varas2 1 a 299,99
1 2 3 4 5
94,70 150,00 253,00 266,00 270,00
1
5
Nº fincas urbanas
10
Nº fincas urbanas
15
20
Nº fincas urbanas
Valor intervalo
25 1.033,70
Fincas urbanas. Intervalos en varas2 Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7
varas2 300 a 499,99 320,00 363,50 370,00 384,00 420,00 432,00 450,00
30
Valor intervalo
varas2 500 a 999,99
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
540,00 630,00 630,00 660,00 750,00 750,00 750,00 783,00 800,00 840,00
Nº fincas intervalo
varas2 500 a 999,99
11 12 13 14 15 16 17 18
846,00 900,00 900,00 900,00 900,00 900,00 900,00 960,00
Valor intervalo
14.339,00
Fincas urbanas. Intervalos en varas2 Nº fincas urbanas
2.739,50
Fincas urbanas. Intervalos en varas2 Nº fincas intervalo
Fincas urbanas. Intervalos en varas2
35
Valor intervalo
40
45 .../...
773
Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17
varas2 1.000 a 4.999,99 1.000,00 1.040,00 1.062,50 1.152,00 1.200,00 1.208,00 1.250,00 1.296,00 1.400,00 1.400,00 1.512,00 1.520,00 1.530,00 1.598,00 1.650,00 1.953,00 2.000,00
Valor intervalo
.../...
mª doLores Ferrero BLaNco
.../... Fincas urbanas. Intervalos en varas2
Fincas urbanas. Intervalos en varas2 Nº fincas urbanas
Nº fincas intervalo 18 19 20 21 22
50
varas 1.000 a 4.999,99 2
Nº fincas urbanas
Valor intervalo
2.160,00 2.787,00 2.958,00 4.500,00 4.682,00 40.858,50
60
Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6
varas2 10.000 a 99.999,99 10.004,00 10.900,00 26.792,00 34.700,00 35.000,00 51.260,00
Valor intervalo
168.656,00
Fincas urbanas. Intervalos en varas2 Nº fincas urbanas Nº fincas intervalo
55
1 2 3 4 5
varas2 5.000 a 9.999,99 5.311,00 5.320,00 7.297,00 8.862,00 9.068,00
Valor intervalo
Nº fincas urbanas
65
Fincas urbanas. Intervalos en varas2 varas2 Nº fincas Valor 100.000 y intervalo intervalo más 1 101.000,00 2 299.755,00 400.755,00
TOTAL FINCAS URBANAS EN VARAS2 65 664.239,70
35.858,00
774
La Nicaragua de Los somoza
10. Todas las propiedades urbanas atendiendo a su extensión en m2. Intervalos de menor a mayor
Nº fincas urbanas 1
5
10
Fincas urbanas. Intervalos en m2 Nº fincas intervalo
m2 1 a 299,99
Valor intervalo
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
66,29 105,00 177,10 186,20 189,00 224,00 254,45 259,00 268,80 294,00
2.023,84
Fincas urbanas. Intervalos en m2 Nº fincas m2 Nº fincas Valor urbanas 500 a intervalo intervalo 999,99 1 525,00 2 525,00 3 525,00 20 4 548,10 5 560,00 6 588,00 7 592,20 8 630,00 25 9 630,00 10 630,00 11 630,00 12 630,00 13 630,00 30 14 672,00 15 700,00 16 728,00 17 743,75 18 806,40 35 19 840,00 20 845,60 21 875,00 22 907,20 23 980,00 40 24 980,00 16.721,25
Fincas urbanas. Intervalos en m2 Nº fincas m2 Nº fincas Valor urbanas 300 a intervalo intervalo 499,99 1 302,40 2 315,00 3 378,00 4 441,00 15 5 441,00 6 462,00 2.339,40
775
mª doLores Ferrero BLaNco
Fincas urbanas. Intervalos en m2
Fincas urbanas. Intervalos en m2 Nº fincas urbanas
45
50
Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14
m2 1000 a 4999,99
Nº fincas urbanas Nº fincas intervalo
Valor intervalo
1.058,40 1.064,00 1.071,00 1.118,60 1.155,00 1.367,10 1.400,00 1.512,00 1.950,90 2.070,60 3.150,00 3.277,40 3.717,70 3.724,00 27.636,70
60
1 2 3 4 5
m2 10.000 a 99.999,99
Valor intervalo
18.754,40 24.290,00 24.500,00 35.882,00 70.700,00 174.126,40
Fincas urbanas. Intervalos en m2 Nº fincas m2 Valor urbanas Nº fincas 100.000 y intervalo intervalo más 65 1 209.828,50 209.828,50
TOTAL FINCAS URBANAS EN m2 65 464.967,79 Fincas urbanas. Intervalos en m2 Nº fincas urbanas 55
Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5
m2 5000 a 9999,99 5.107,90 6.203,40 6.347,60 7.002,80 7.630,00
Valor intervalo
32.291,70
776
La Nicaragua de Los somoza
11. Todas las propiedades rústicas atendiendo a su extensión en Manzanas. Intervalos de menor a mayor
Nº fincas rústicas 1
5
10
15
20
25
Fincas rústicas. Intervalos en Manzs. Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25
Manzanas 0,01 a 9,99 0,12 0,19 0,20 0,30 0,37 0,40 1,00 1,00 1,50 2,00 2,00 2,20 2,50 3,00 3,00 3,00 4,80 5,00 5,30 5,50 7,00 8,00 8,00 8,00 9,00
Nº fincas rústicas
Valor intervalo
30
35
40
45
50
83,38
55
777
Fincas rústicas. Intervalos en Manzs. Nº fincas Manzanas Valor intervalo 10 a 49,99 intervalo 1 10,00 2 10,00 3 10,00 4 10,00 5 10,00 6 10,60 7 12,00 8 12,70 9 13,00 10 14,00 11 15,00 12 18,00 13 18,00 14 19,00 15 20,00 16 22,00 17 22,30 18 25,70 19 26,80 20 28,50 21 32,00 22 33,80 23 34,95 24 35,00 25 40,00 26 40,00 27 40,00 28 40,70 29 41,00 30 45,70 710,75
mª doLores Ferrero BLaNco .../... Nº fincas rústicas
60
65
70
Nº fincas rústicas
75
80
Fincas rústicas. Intervalos en Manzs. Nº fincas Manzanas Valor intervalo 50 a 99,99 intervalo 1 50,00 2 50,00 3 64,00 4 64,00 5 65,80 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Nº fincas rústicas
85
65,80 68,00 69,00 80,60 80,60 84,00 96,70 97,00
90
95
99,00 99,00
1.133,50
Fincas rústicas. Intervalos en Manzs. Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
Manzanas 100 a 499,99
Nº fincas intervalo
Manzanas 100 a 499,99
14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28
300,00 300,00 302,00 315,80 352,00 403,20 410,00 419,30 430,00 444,30 450,00 450,00 450,00 454,00 478,49
Valor intervalo
8.204,57
Fincas rústicas. Intervalos en Manzs.
Valor intervalo
Nº fincas rústicas
102,00 121,00 122,30 123,50 127,60 149,00 176,08 180,00 190,00 200,00 216,00 261,00 277,00
Fincas rústicas. Intervalos en Manzs.
100
105
110
.../...
778
Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Manzanas 500 a 999,99 500,00 500,00 500,00 500,00 530,00 576,00 640,00 672,00 808,00 808,00 883,00 896,00
Valor intervalo
7.813,00
La Nicaragua de Los somoza
Fincas rústicas. Intervalos en Manzs. Nº fincas rústicas
115
120
125
130
Nº fincas intervalo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24
Manzanas 1.000 a 9.999,99 1.024,00 1.024,70 1.064,00 1.066,60 1.076,00 1.092,00 1.300,00 1.579,00 1.611,30 1.616,00 1.850,00 2.016,00 2.120,00 2.126,34 2.800,00 3.232,00 5.262,00 5.384,40 5.512,80 6.041,80 6.221,00 6.677,40 6.776,00 7.417,80
Nº fincas rústicas
Valor intervalo
135 137
Fincas rústicas. Intervalos en Manzs. Nº fincas intervalo
Manzanas 10000 y más 12.800,00 14.657,80 28.225,80
Valor intervalo
55.683,60
TOTAL FINCAS RÚSTICAS EN MANZANAS 137 149.519,94
75.891,14
779
mª doLores Ferrero BLaNco
12. Todas las propiedades rústicas atendiendo a su extensión en Hectáreas. Intervalos de menor a mayor .../... Nº fincas rústicas 1
5
10
15
20
25
Fincas rústicas. Intervalos en Has. Nº fincas intervalo
Hectáreas 0,01 a 9,99
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25
0,09 0,14 0,15 0,22 0,28 0,30 0,74 0,74 1,12 1,49 1,49 1,64 1,86 2,23 2,23 2,23 3,57 3,72 3,94 4,09 5,21 5,95 5,95 5,95 6,70
Nº fincas rústicas
Valor intervalo
30
Nº fincas rústicas 35
40
45 .../...
50
780
Fincas rústicas. Intervalos en Has. Nº fincas intervalo
Hectáreas 0,01 a 9,99
Valor intervalo
26 27 28 29 30 31 32 33 34
7,44 7,44 7,44 7,44 7,44 7,89 8,93 9,45 9,67
135,16
Fincas rústicas. Intervalos en Has. Nº fincas intervalo
Hectáreas 10 a 49,99
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17
10,42 11,16 13,39 13,39 14,14 14,88 16,37 16,59 19,12 19,94 21,20 23,81 25,15 26,00 26,04 29,76 29,76
Valor intervalo
.../...
La Nicaragua de Los somoza .../... Nº fincas rústicas
55
60
Fincas rústicas. Intervalos en Has. Nº fincas intervalo
Hectáreas 10 a 49,99
18 19 20 21 22 23 24 25 26 27
29,76 30,28 30,50 34,00 37,20 37,20 47,62 47,62 48,96 48,96
Fincas rústicas. Intervalos en Has. Nº fincas rústicas
Valor intervalo
80
723,21 85
Nº fincas rústicas
65
70
75
Fincas rústicas. Intervalos en Has. Nº fincas intervalo
Hectáreas 50 a 99,99
1 2 3 4 5 6 7
50,59 51,34 59,97 59,97 62,50 71,94 72,17
8
73,66
9 10 11 12 13 14
73,66 75,89 90,02 90,99 91,88 94,93
Valor intervalo 90
95
100
1.019,51 105
781
Nº fincas intervalo
Hectáreas 100 a 499,99
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31
110,86 131,00 133,92 141,36 148,80 160,70 194,18 206,09 223,20 223,20 224,69 234,96 261,89 299,98 305,04 311,96 319,92 330,56 334,80 334,80 334,80 337,78 356,00 372,00 372,00 372,00 372,00 394,32 428,54 476,16 499,97
Valor intervalo
8.947,48
mª doLores Ferrero BLaNco
Fincas rústicas. Intervalos en Has. Nº fincas rústicas
110
115
Nº fincas intervalo
Hectáreas 500 a 999,99
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
601,15 601,15 656,95 666,62 761,86 762,38 791,62 793,55 800,54 812,45 967,20
Fincas rústicas. Intervalos en Has. Nº fincas rústicas
Valor intervalo
137
120
125
130
135
Nº fincas intervalo
Hectáreas 1000 a 9999,99
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
1.174,78 1.198,81 1.202,30 1.376,40 1.499,90 1.577,28 1.582,00 2.083,20 2.404,61 3.914,93 4.005,99 4.101,52 4.495,10 4.628,42 4.967,99 5.041,34 5.518,84 9.523,20
Hectáreas 10000 y más
1 2
10.905,40 21.000,00
Valor intervalo
31.905,40
TOTAL FINCAS RÚSTICAS EN HECTÁREAS 137,00 111.242,86
8.215,48
Fincas rústicas. Intervalos en Has. Nº fincas rústicas
Nº fincas intervalo
Valor intervalo
60.296,62
782
La Nicaragua de Los somoza
13. Síntesis, por intervalos, de todas las propiedades inmobiliarias, rústicas y urbanas, según su extensión y medida utilizada
PROPIEDADES URBANAS
PROPIEDADES RÚSTICAS
INTERVALOS VARAS 1 a 299,99 1.033,70 300 a 499,99 2.739,50 500 a 999,99 14.339,00 1000 a 4999,99 40.858,50 5000 a 9999,99 35.858,00 10000 a 99999,99 168.656,00 100000 y más 400.755,00 TOTAL 664.239,70
Nº FINCAS 5 7 18 22 5 6 2 65
INTERVALOS 0,01 a 9,99 10 a 49,99 50 a 99,99 100 a 499,99 500 a 999,99 1000 a 9999,99 10000 y más TOTAL
INTERVALOS 1 a 299,99 300 a 499,99 500 a 999,99 1000 a 4999,99 5000 a 9999,99 10000 a 99999,99 100000 y más TOTAL
Nº FINCAS 10 6 24 14 5 5 1 65
INTERVALOS HECTÁREAS Nº FINCAS 0,01 a 9,99 135,16 34 10 a 49,99 723,21 27 50 a 99,99 1.019,51 14 100 a 499,99 8.947,48 31 500 a 999,99 8.215,48 11 1000 a 9999,99 60.296,62 18 10000 y más 31.905,40 2 TOTAL 111.242,86 137
2
METROS2 2.023,84 2.339,40 16.721,25 27.636,70 32.291,70 174.126,40 209.828,50 464.967,79
783
MANZANAS Nº FINCAS 83,38 25 710,15 30 1133,5 15 8204,57 28 7813 12 75891,14 24 55683,6 3 149519,34 137
mª doLores Ferrero BLaNco
14. Síntesis, de menor a mayor, de la relación valor/extensión superficial urbana expresado en distintas medidas .../... Nº Fincas urbanas 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33
C$/varas2 USA$ /m2 0,04 0,01 0,04 0,01 0,06 0,01 0,11 0,02 0,17 0,02 0,38 0,05 0,44 0,06 0,50 0,07 0,89 0,13 0,95 0,14 0,99 0,14 1,13 0,16 1,16 0,17 1,33 0,19 1,33 0,27 1,37 0,20 1,43 0,29 1,44 0,21 1,59 0,23 2,05 0,29 2,38 0,49 2,44 0,35 2,67 0,38 2,69 0,38 2,70 0,55 2,78 0,40 2,90 0,41 3,13 0,45 3,57 0,51 4,14 0,59 5,36 1,09 6,00 0,86 6,06
Nº Fincas urbanas 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65
0,87
Media Aritmética
.../...
Mediana
784
C$/varas2 USA$/m2 6,25 0,89 6,61 0,94 6,67 0,95 6,73 0,96 9,61 1,96 10,00 1,43 10,00 2,04 12,50 1,79 12,67 2,59 12,80 2,61 14,81 3,02 15,87 2,27 16,67 3,40 18,00 2,57 18,18 3,71 18,80 2,69 20,00 2,86 25,00 3,57 27,51 3,93 29,61 6,04 30,00 4,29 30,88 4,41 32,68 4,67 33,47 4,78 36,46 7,44 37,55 5,36 40,00 5,71 55,34 11,29 178,80 25,54 192,90 27,56 350,00 50,00 400,00 57,14 27,39
4,13
6,06
0,89
La Nicaragua de Los somoza
15. Síntesis, de menor a mayor, de la relación valor/extensión superficial rústica expresado en distintas medidas .../... Nº Fincas rústicas 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32
C$/Manzs. 0,09 0,17 0,21 0,60 0,63 0,71 0,94 1,00 1,12 1,20 1,86 2,32 2,60 2,98 3,42 3,68 3,71 3,71 3,92 4,26 4,65 4,72 4,80 5,57 7,15 7,81 8,08 8,70 9,31 9,43 9,92 10,00
Nº Fincas rústicas
USA$/Ha 0,02 0,03 0,04 0,11 0,12 0,14 0,18 0,19 0,21 0,23 0,36 0,44 0,50 0,57 0,66 0,71 0,71 0,71 0,75 0,82 0,89 0,91 0,92 1,07 1,37 1,50 1,55 1,67 1,79 1,81 1,90 1,92 .../...
785
C$/Manzs.
USA$/Ha
33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45
11,81 11,94 14,71 15,63 15,99 16,07 16,07 20,00 20,00 20,00 20,90 21,62 22,32
2,27 2,29 2,82 3,00 3,07 3,09 3,09 3,84 3,84 3,84 4,01 4,15 4,29
46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64
22,42 22,69 22,80 25,00 25,33 26,67 27,47 28,55 31,03 31,25 33,33 34,18 35,00 38,46 38,91 40,00 40,00 40,00 42,33
4,31 4,36 4,38 4,80 4,86 5,12 5,28 5,48 5,96 6,00 6,40 6,56 6,72 7,39 7,47 7,68 7,68 7,68 8,13
mª doLores Ferrero BLaNco .../...
.../...
Nº Fincas rústicas
65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100
$C/Manzs.
$USA/Ha
44,63 49,14 49,63 49,63 50,00 50,00 56,39 63,42 66,12 66,39 66,67 66,67 70,18 76,35 85,19 88,89 97,59 100,00 105,26 112,54 116,67 116,73 123,71 136,36 140,00 143,27 143,75 150,00 179,20 192,31 198,68 200,00 200,00 201,34 210,60 214,29
8,57 9,44 9,53 9,53 9,60 9,60 10,83 12,18 12,70 12,75 12,80 12,80 13,47 16,27 16,36 17,07 18,74 19,20 20,21 21,61 22,40 22,41 23,75 26,18 26,88 27,51 27,60 28,80 34,41 36,93 38,15 38,40 38,40 38,66 40,44 41,15
Nº Fincas rústicas
101 102 103 104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 123 124 125 126 127 128 129 130 131 132 133 134 135 Media Aritmética Mediana
.../... 786
$C/Manzs.
$USA/Ha
222,22 268,20 273,56 277,78 294,12 300,00 300,00 350,00 361,01 413,18 446,31 455,90 500,00 500,00 500,00 502,35 518,44 625,00 666,67 707,07 1.200,00 1.800,00 2.105,26 2.439,02 3.333,33 3.731,34 5.000,00 9.433,96 9.615,38 11.111,11 11.555,56 13.330,00 13.335,00 20.000,00 50.000,00
42,67 51,50 52,53 53,34 56,47 57,60 57,60 67,20 69,32 79,34 85,70 87,54 96,01 96,01 96,01 96,46 99,55 120,01 128,01 135,77 230,41 345,62 404,24 468,32 640,04 716,46 960,06 1.811,44 1.846,27 2.133,47 2.218,81 2.559,52 2.560,48 3.840,25 9.600,61
1.270,48
243,96
49,63
9,53
La Nicaragua de Los somoza
apéNdice Vi. 3.: Listado de empresas —coN Las Fechas de coNstitucióN— que apareceN eN eL testameNto de aNastasio somoza deBayLe1. a) En Nicaragua: 1. A. Somoza y Cia. Ltda.-1952/52 3. Agencias Marítimas Nicaragüenses, S.A. (AMARNIC)-1970/70 4. Agrotécnica, S.A.-1973/73 5. Aislite, S.A.-1964/71 6. Almacenadora Nicaragüense, S.A. (ALMANICA)-1975/75 7. Aluminios Extruidos), S.A. (ALUMEX)-1964/64 8. Banco de Centroamérica-1972/72 9. Casas Instantáneas para Managua y Nicaragua, S.A.-1973/73 10. Central Meat Packers, S.A.-1973/73 11. Comercial F.A. Mendieta-1969/69 12. Compañía de Cabotajes y Estibadores Nicaragüenses (COMCABESNIC)-1955/55 13. Compañía de Desarrollo Comercial, S.A. (COMDECOSA)-1968/71 14. Compañía Nacional Productora de Cemento, S.A-1940/46 15. Compañía Pesqueros Anticorrosivos, S.A. (CPACSA)-1972/72 16. Concreto Premezclado de Nicaragua, S.A.-1974/74 17. Corporación de Seguros La Capital-1975/75 18. Distribuidora de Automotores (Dismotor), S.A.-1967/67 19. Dormicentro, S.A. (DORESTA)-1972/73 20. Editorial Novedades, S.A.-1965/73 21. Envases Industriales de Nicaragua, S.A. (EINSA) S/F. 22. Empaques Multiwall Ultra Fort-S/F 23. Espumas Sintéticas de Centroamérica, S.A. (ESINCA)-1968/68 24. Estación X -S/F 1 Contenido en Protocolo número cuarenta de Oscar Sevilla Sacasa. En este trabajo se utilizaron dos copias, cedidas generosamente, una por Sergio Ramírez Mercado y otra por Ernesto Castillo Martínez. Actualmente existe una copia en el Archivo del Instituto de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA-UCA). NOTA DE LA AUTORA: la primera fecha indica la constitución de la sociedad. La segunda, la inscripción. S/F significa: Sin Fecha.
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mª doLores Ferrero BLaNco
25. Fábrica de Hilados y Tejidos El Porvenir, S.A.-1953-53 26. Hacienda Morrillo y Anexos, S.A.-1965/68 27. Hotelera de Nicaragua, S.A. S/F 28. Interfinanciera, S.A.-1974/74 29. Líneas Aéreas de Nicaragua (LANICA)-1944/44 30. Marina Mercante Nicaragüense, S.A.(MAMENIC)-1953/53 31. Materiales y Construcciones, S.A.-1973/73 32. Mayco Industrial, S.A.-1976/76 33. Nicalit, S.A.-1966/66 34. Nicaragua Cigars, S.A.-1968/68 35. Oleoductos Nicaragüenses, S.A. (CONSA)-1963/63 36. Pescanica, S.A.-1963/63 37. Pesquera del Mar, S.A.-1968/68 38. Porqueriza El Regalo, S.A.-1974/74 39, Pozos Energéticos, S.A.-1975/75 40. Procesos y Sistemas, S.A.(PROCISA)-1973/73 41. Productos Carnic, S.A.-1961/62 42. Promociones Habitacionales, S.A.-1975/75 43. Televisión de Nicaragua, S.A.-1957/57 44. Vegas de Jalapa, S.A.-1966/66 b) En el extranjero: 1. Enervest, N.V.-En Curaçao (Antillas Holandesas)-S/f 2. Santiago Incorporated-En Texas.-S/F 3. Marítima Mundial, S.A.-En Panamá.-S/F 4. Murciélago Ltda..-1961-En Costa Rica.-S/F 5. Marítima Mundial S.A.(Pesca)-1957/68- En Panamá 6. Productos Marítimos de Bluefields, S.A. (PROMARBLUE)-1970/70-En Panamá 7. Marítima Mundial, S.A (Ferry)-1957/72- En Panamá 8. Pesquera Intercontinental, S.A.-1972/76- En Panamá 9. Pesquera Solec, S.A. (SOLEC FISHERIES, S.A.)-1964/76-En Panamá 10. Reliance Groups of Industries.-En EE.UU.-S/F 11. Seaboard Coast Lines.-En EE.UU -S/F 12. United States Steel.-En EE.UU -S/F 13. Valmac Industries.-En EE.UU -S/F
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apéNdice Vi. 4.: Listado compLeto de empresas de La FamiLia somoza, segúN eL iNVeNtario de saN José
(ISJ: Texto de Costa Rica, marzo de 1979)2 a) En Nicaragua: 1. A. Somoza y Cia.-1952/52* 2. Abonos Superiores, S.A. 3. Aceitera Corona, S.A. 4. Afianzadora La Esperanza-G.N. 5. Agencia de Representaciones Nicarao, S.A.-1972/72 6. Agencias Marítimas Nicaragüenses, S.A. (AMARNIC)-1970/70* 7. Agricultura Inc. 8. Agronica, S.A. 9. Agropecuaria de Ometepe, S.A. 10. Agropecuaria La Esperanza, S.A. 11. Agropecuarias Sucesores A. Somoza, S.A*. 12. Agrotécnica, S.A.-1973/73* 13. Aislite, S.A.-1964/71* 14. Alfatec Industrial, S.A. 15. Almacenadora Nicaragüense, S.A. (ALMANICA)-1975/75 16. Altamira, S.A. 17. Aluminios Extruidos, S.A. (ALUMEX)-1964/64 18. Arquitectos e Ingenieros, S.A. (AISA) 19. Artécnica, S.A. 20. Arturo Cuadra y Cia.-1975 21. Asociación Nicaragüense de Tabaco, S.A. 22. Autos del Pacífico, S.A. 23. Banco de Centroamérica-1972/72 24. Bio Nica, S.A. 25. Brown & Montiel-Década de 1970 26. Capital de Seguros, S.A. 27. Carnic, S.A.*-1961-1962 28. Casanica, S.A. 2 La primera fecha que aparece al lado de la razón social es la de la constitución de la sociedad. La segunda, la de la inscripción en el Registro Mercantil. S/F significa: Sin Fecha. -Las sociedades con fechas o con S/F son aquellas que se encuentran también en el testamento de 1977. Las que no tienen ninguna fecha, ni S/F, o en las que se indica “década”, es porque sólo aparecen en esta lista de 1979. * Las compañías con asterisco coinciden con las de la Lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de las Empresas del General Somoza Debayle y Sucesores de Somoza. También hay compañías en las Listas de la Oficina de Supervigilancia que no aparecen en este inventario y se exponen más adelante.
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29. Celta de Nicaragua, S.A. 30. Celulósica Sibnara, S.A. 31. Central de Ingenios y Anexos, S.A*. 32. Central Meat Packers, S.A.-1973/73 33. Centroamericana de Plasmaféresis, S.A. 34. Centroamericana de Tabaco, S.A. 35. Centromericana de Ahorrro y Préstamo, S.A. (CAPSA) 36. Club Náutico Xiloá-Managua, S.A. 37. Comercial F.A. Mendieta-1969/69* 38. Comercial Ibérica, S.A*. 39. Compañía Azucarera Nacional, S.A.(CANSA) 40. Compañía de Ahorro y Préstamo, S.A. (CAPSA) 41. Compañía de Cabotajes y Estibadores Nicaragüenses (COMCABESNIC)-1955/55* 42. Compañía de Desarrollo Comercial, S.A. (COMDECOSA)-1968/71* 43. Compañía Nacional de Seguros, S.A. (LA NACIONAL)-Década de 1940 44. Compañía Nacional Productora de Cemento, S.A-1940/46*. 45. Compañía Pesqueros Anticorrosivos, S.A. (CPACSA)-1972/ 46. Compañías Pecuarias Sucesores A. Somoza, S.A*. 47. Concreto Premezclado, S.A.-1974/74* 48. Cóndor, S.A. 49. Cóndor, S.A. de Guatemala 50. Conglomerado de Inversiones de Centroamérica, S.A. (COINCASA)* 51. Corporación Banquera de Ultramar, S.A. 52. Corporación Salinera, S.A. (OLORSALINA) 53. Cueros y Artículos Derivados La Chontal, S.A.-Década 1940-1950. 54. Destilería Montelimar, S.A. 55. Distribución de Automotores (Dismotor), S.A.-1967/67* 56. Dormicentro, S.A. (DORESTA)-1972/73* 57. Editora de Publicaciones, S.A. (DEPISA) 58. Editorial Novedades, S.A.-1965/73* 59. El Porvenir, S.A. 60. Embases Industriales de Nicaragua, S.A. (EINSA) S/F 61. Empresa Azucarera Monverman, S.A. 62. Energéticos, S.A.-1975/75* 63. Espumas Sintéticas de Centroamérica, S.A. (ESINCA)-1968/68* 64. Estación X –S/F* 65. Fábrica de Hilados y Tejidos El Porvenir, S.A.-1953-53 66. Fábrica Nacional de Cueros y Artículos Derivados (LA CHONTAL) 67. FANSA 67. Fish Meal of Nicaragua, S.A.
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68. Fosforera Nacional (Momotombo), S.A. 69. Geotérmica de Nicaragua, S.A. 70. Grano de Oro, S.A 71. Hacendados Unidos, S.A. 72. Hacienda La Mía, S.A. 73. Hacienda Morrillo y Anexos, S.A.-1965/68* 74. Hacienda Santa Julia, S.A. 75. Hércules de Centroamérica, S.A.-1967 76. Hielo Polar, S.A. 77. Hotelera de Nicaragua, S.A. S/F 78. Hotelera Irazú, S.A.-En Costa Rica 79. Hoyos de Nicaragua, S.A. 80. IFAGÁN- (manejada como una empresa de Somoza) 81. Imprenta Novedades 82. Industria de clavos y alambres (INCA) 83. Industrias Químicas, S.A. (INQUISA) 84. INICSA, S.A. 85. Inmuebles, S.A. 86. Interfinanciera, S.A.-1974/74 87. INTUCASA, S.A. 88. Joyería Dreher, S.A. 89. La Fundadora, S.A. 90. La Hielera, S.A.* 91. La Marítima Mundial (Ferry), S.A.-1957/72* 92. La Nicaragüense de Ahorro y Préstamo, S.A. (NIAPSA) 93. La Rosita Mine Co. 94. Lavomatic, S.A. 95. Leche La Completa, S.A 96. Líneas Aéreas de Nicaragua (LANICA)-1944/44* 97. Maquinaria y Tractores (MATRA) 98. Maquinarias y Construcciones, S.A. (MAYCO)-1973/73* 99. Marina Mercante Nicaragüense, S.A.(MAMENIC LINE)-1953/53* 100. Marítima Mundial S.A.(Pesca)-1957/68- En Panamá. 101. Marítima Mundial, S.A.-S/F-En Panamá*. 102. Mayco Industrial, S.A.-1976/76* 103. Metales y Estructuras, S.A. (METASA) 104. Murciélago -1961-En Costa Rica 105. Nicalit, S.A.-1966/66* 106. Nicaragua Cigars, S.A.-1968/68* 107. Nicaragüense de Ahorro y Préstamo, S.A. (NIAPSA) 108. Oficina Particular Sucesores A. Somoza*
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109. Oleoductos Nicaragüenses, S.A. (CONSA)-1963/63* 110. Operadora de Cines, S.A. 111. PANELFAB, S.A.-1973 112. Papeles y Cartones de Centroamérica, S.A. 113. Pescanica, S.A.-1963/63* 114. Pesquera Intercontinental, S.A.-1972/76- En Panamá (**.) (*) 115. Pesquera Solec, S.A. (SOLEC FISHERIES, S.A.)-1964/76-En Panamá (**.) (*) 116. Porqueriza El Regalo, S.A.-1974/74 117. Procesos y Sistemas, S.A.(PROSISA)-1973/73* 118. Productora de Leche, S.A. 119. Productos de Concreto, S.A. (PROCON) 120. Productos Farmacéuticos SOLKA 121. Productos Lácteos, S.A. (PROLACSA) 122. Prod. Marítimos de Bluefields, S.A. (PROMARBLUE)-1970/70-En Panamá (**.) (*) 123. Publicidad Alfa Omega, S.A. 124. Puerto Libre de Nicaragua, S.A. 125. S. Juan, S.A. 126. Salinas Nicaragüenses, S.A. (SANISA)* 127. Servicios Publicitarios, S.A. (SEPESA) 128. Siuna Mine Co. 129. Sonido Industrial, S.A. (SISA) 130. Sosacloro de Nicaragua, S.A. 131. Sucesores de Somoza & Cia. 132. Tabacalera del Norte, S.A. 133. Tabacalera Nicaragüense, S.A. (TANIC) 134. Tejidos Circulares El Porvenir, S.A. 135. Televisión de Nicaragua, S.A.-1957/57* 136. The Siuna Mine Co.-Décadas 1940-50. 137. The Septentrión Mine Co.-Décadas 1940-50. 138. The Rosita Mine Co.-Décadas 1940-50. 139. The Neptune Mine Co.-Décadas 1940-50. 140. TRAKSA* 141. Tubos Centroamérica, S.A. 142. Urbanización y Desarrollo, S.A. (URDESA)* 143. Vegas de Jalapa, S.A.-1966/66* 144. Vestidos, S.A*. 145. Viajes American-G.N. 146. Viajes Universo-G.N. 147. Viviendas, S.A. (VIVISA)
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b) Vinculadas con el capital internacional3: 1. Adela Investment Co. (Insecticidas, Fertilizantes) 2. Compañía Hotelera Irazú, en Costa Rica 3. Standard Fruit Steamship, subsidiaria de Castle Cooke (Bananos) 4. Hercules Powder Co. ( Insecticidas) 5. Intercontinental Hotels, subsidiaria de Pan Am (Hoteles) 6. International Ore Fertilizers ( Fertilizantes) 7. Mercedes Benz AG ( Distribución de utomóviles) 8. Morgan Trust Co. (Banca) 9. Nestlé Alimentaria (Leche) 10. Rucker Co. (Petróleo) 11. Standard Steel Corp. (Acero) 12. Summa Corporation (Aviación) 13. United Fruit Co. (Aceites y Grasas Vegetales) apéNdice Vi. 5: Listados de empresas de La oFiciNa de superVigiLaNcia y coNtroL (oFVico) de empresas deL geNeraL aNastasio somoza deBayLe y suc. somoza VI. 5. 1. Lista de empresas de la Oficina de Supervigilancia y Control (OFVICO) de empresas de Anastasio Somoza Debayle (sin fecha)4 1. A. Somoza y Cia. Ltda.-1952/52 2. Agropecuarias Sucesores A. Somoza, S.A. 3. Aislite, S.A.-1964/71 4. AMARNIC 5. BIONICA 6. CASANICA, S.A. 7. Central de Ingenios y Anexos, S.A. 8. Comercial F.A. Mendieta-1969/69 9. Compañía de Desarrollo Comercial, S.A. (COMDECOSA) 10. Compañía Nacional Productora de Cemento, S.A-1940/46 11. Compañías Pecuarias Sucesores A. Somoza, S.A. 12. Distribución de Automotores (Dismotor), S.A.-1967/67 13. Editorial Novedades, S.A.-1965/73 14. Espumas Sintéticas de Centroamérica, S.A. (ESINCA) 15. Estación Equis 16. Hacienda Morrillo y Anexos, S.A.-1965/68 17. Hilados y Tejidos El Porvenir, S.A. 3 Empresas del mismo documento de S. José de 1979 (ISJ), en que Somoza tiene implicaciones con el capital internacional. Como en los casos anteriores, la primera fecha que aparece al lado de la razón social es la de la constitución de la sociedad. La segunda, la de la inscripción en el Registro Mercantil. S/F, o ningún dato, significa: fecha de constitución desconocida. 4 Empresas del General Somoza Debayle. Lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de Anastasio Somoza Debayle y Suc. Somoza. Apartado 3.310. Managua, Nicaragua. AIHNCA, ASD-004.
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18. La Hielera, S.A. 19. Líneas Aéreas de Nicaragua, S.A. (LANICA)-1944/44 20. Marina Mercante Nicaragüense, S.A.(MAMENIC LINE)-1953/53 21. Marítima Mundial (Ferry), S.A.-1957/72 22. Marítima Mundial (Pesca) 23. Mayco Industrial, S.A.-1976/76 24. Nicalit, S.A.-1966/66 25. Nicaragua Cigars, S.A.-1968/68 26. Oficina Particular Sucesores A. Somoza 27. Oleoductos Nicaragüenses, S.A. (CONSA)-1963/63 28. Pescanica, S.A.-1963/63 29. Pesquera del Mar, S.A. 30. Pesqueros Anticorrosivos, S.A. 31. Plasmaféresis, S.A. 32. Procesos y Sistemas, S.A.(PROSISA)-1973/73 33. Productos Carnic, S.A.-1961/62 34. Productos Marítimos de Bluefields, S.A. (PROMARBLUE) 35. 1970/70-En Panamá 36. Salinas Nicaragüenses, S.A. (SANISA) 37. Televisión de Nicaragua, S.A.-1957/57 38. Urbanización y Desarrollo, S.A. (URDESA) VI. 5. 2. Listado de las empresas de la Oficina de Supervigilancia y Control de las Empresas del General Anastasio Somoza Debayle y Suc. Somoza5 (Apartado nº 3010, Managua, Nicaragua. Circular nº 142 —RESTRICTA—)6 (20 de febrero de 1979) 1. A. Somoza y Cia. Ltda.-1952/52 2. Agencias Marítimas Nicaragüenses, S.A. (AMARNIC)-1970/70 3. Agropecuarias Sucesores A. Somoza, S.A. 4. Agrotécnica, S.A.-1973/73 5. Aislite, S.A.-1964/71 6. AISTECSA 5 Las compañías que tiene dos asteriscos (**) indica que estuvieron primero domiciliadas en el lugar que se indica en el listado y después en Nicaragua. 6 Se trata de la Lista enviada por el capitán Alan Veater —Contralor General de la República y miembro del Grupo Somoza— el 20 de febrero de 1979 a Anastasio Somoza Debayle, en la que se indica que está actualizada e invalida la anterior de agosto de 1978. Lista de la Oficina de Supervigilancia y Control de Anastasio Somoza Debayle y Suc. Somoza. Apartado nº 3010, Managua, Nicaragua. Circular nº 142 —RESTRICTA—. Las compañías se consignadas en ella son las pertenecientes al Grupo Somoza, con sus respectivos Gerentes Generales, direcciones, teléfonos y las personas que quedan encargadas en ausencia del Gerente de la Compañía. AIHNCA, ASD-004. Como en los casos anteriores, la primera fecha, que aparece al lado de la razón social, es la de la constitución de la sociedad. La segunda, la de la inscripción en el Registro Mercantil. S/F, o ningún dato, significa: fecha de constitución desconocida.
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7. ALCASA 8. Astilleros del Caribe, S.A. 9. Central de Ingenios y Anexos, S.A. 10. Comercial F.A. Mendieta-1969/69 11. Comercial Ibérica, S.A. 12. Compañía de Cabotajes y Estibadores Nicaragüenses (COMCABESNIC)-1955/55 13. Compañías Agro Industrial, S.A. 14. Compañía de Desarrollo Comercial, S.A. (COMDECOSA)-1968/71 15. Compañía Nacional Productora de Cemento, S.A-1940/46. 16. Compañías Pecuarias Sucesores A. Somoza, S.A. 17. Concreto Premezclado, S.A.-1974/74 18. Conglomerado de Inversiones de Centroamérica, S.A. (COINCASA) 19. Distribución de Automotores (Dismotor), S.A.-1967/67 20. Dormicentro, S.A. (DORESTA)-1972/73 21. Edificio Bolonia 22. Editorial Novedades, S.A.-1965/73 23. Energéticos, S.A.-1975/75 24. Espumas Sintéticas de Centroamérica, S.A. (ESINCA) 25. Estación Equis -S/F 26. Greytown Maritime Co. of Nicaragua 27. Hacienda Morrillo y Anexos, S.A.-1965/68 28. La Hielera, S.A. 29. Líneas Aéreas de Nicaragua, S.A. (LANICA)-1944/44 30. Maquinarias y Construcciones, S.A. (MAYCO)-1973/73 31. Marina Mercante Nicaragüense, S.A.(MAMENIC LINE)-1953/53 32. Marítima Mundial, S.A.-S/F-En Panamá** 33. Marítima Mundial (Ferry), S.A.-1957/72 34. Mayco Industrial, S.A.-1976/76 35. Nicalit, S.A.-1966/66 36. Nicaragua Cigars, S.A.-1968/68 37. Oficina de Promoción Humana 38. Oficina Grupo Sevilla-Somoza 39. Oficina Particular Sucesores A. Somoza 40. Oficina de Supervigilancia y Control de las Empresas del General A. Somoza Debayle y Sucesión Somoza 41. Oleoductos Nicaragüenses, S.A. (CONSA)-1963/63 42. Pescanica, S.A.-1963/63 43. Pesquera del Mar, S.A. 44. Pesquera Intercontinental, S.A.-1972/76- En Panamá** 45. Pesquera Solec, S.A. (SOLEC FISHERIES, S.A.)-1964/76- En Panamá** 46. Procesos y Sistemas, S.A.(PROSISA)-1973/73 47. Productos Carnic, S.A.-1961/62 48. PRODEMASA 49. Productos Marítimos de Bluefields, S.A. (PROMARBLUE) - 1970/70 En Panamá.** 795
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50. Salinas Nicaragüenses, S.A. (SANISA) 51. Televisión de Nicaragua, S.A.- 1957/57 52. TRAKSA 53. Urbanización y Desarrollo, S.A. (URDESA) 54. Vegas de Jalapa, S.A.-1966/66 55. Vestidos, S.A. apéNdice Vi. 6.: coNsigNacióN de Las empresas eN Las diFereNtes Listas VI. 6. 1. Compañías que aparecen en el testamento de Anastasio Somoza Debayle, de 12 de agosto de 1977 y no en la Lista de la Oficina de Supervigilancia y Control del General Anastasio Somoza Debayle, de 20 de febrero de 1979 1. Hilados y Tejidos El Porvenir, S.A.-1953 2. Marítima Mundial (Pesca), S.A.- 1957 3. Murciélago Limitada, S.A. (Costa Rica)- 1961 4. Aluminios Extruídos, S.A.- 1972 5. Banco de Centroamérica, S.A.- 1972 6. Pesqueros Anticorrosivos, S.A.- 1972 7. Casas Instantáneas para Managua y Nicaragua, S.A.- 1973 8. Central Meat Packers, S.A.- 1973 9. Materiales y Construcciones, S.A.- 1973 10. Porqueriza El Regalo, S.A.- 1974 11. Almacenadora Nicaragüense, S.A.- 1975 12. Corporación de Seguros La Capital, S.A.- 1975 13. Promociones Habitacionales, S.A.- 1975 14. Embases Industriales Nicaragüenses, S.A.- S/F 15. Empaques Multiwall Ultra Fort (EE.UU.)- S/F 16. Enervest N.V. (Curacao, Antillas Holandesas)- S/F 17. Hotelera de Nicaragua, S.A.- S/F 18. Santiago Incorporated (Texas-EE.UU.)- S/F VI. 6. 2. Compañías que aparecen en la Oficina de Supervigilancia y Control del General Anastasio Somoza Debayle, de febrero de 1979, y no aparecen en la Lista de S. José de marzo de 1979 1. AISTECSA 2. ALCASA 3. Astilleros del Caribe, S.A. 4. Compañía Agro Industrial, S.A. 5. Edificio Bolonia 6. Greytown Maritime Co. of Nicaragua 7. Oficina de Promoción Humana
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8. Oficina Grupo Sevilla-Somoza 9. Oficina de Supervigilancia y Control de las Empresas del General A. Somoza Debayle y Sucesión Somoza 10. Pesquera del Mar, S.A. 11. PRODEMASA VI. 6. 3. Compañías que coinciden en el testamento de Anastasio Somoza Debayle, de 12 de agosto de 1977 y en la lista de la Oficina de Supervigilancia y Control del General Anastasio Somoza Debayle, de febrero de 19797 1. A. Somoza y Cia. Ltda.-1952/52 2. Agencias Marítimas Nicaragüenses, S.A. (AMARNIC)-1970/70 3. Agrotécnica, S.A.-1973/73 4. Aislite, S.A.-1964/71 5. Comercial F.A. Mendieta-1969/69 6. Compañía de Cabotajes y Estibadores Nicaragüenses (COMCABESNIC)-1955/55 7. Compañía de Desarrollo Comercial, S.A. (COMDECOSA)-1968/71 8. Compañía Nacional Productora de Cemento, S.A-1940/46. 9. Concreto Premezclado, S.A.-1974/74 10. Distribución de Automotores (Dismotor), S.A.-1967/67 11. Dormicentro, S.A. (DORESTA)-1972/73 12. Editorial Novedades, S.A.-1965/73 13. Energéticos, S.A.-1975/75 14. Espumas Sintéticas de Centroamérica, S.A. (ESINCA) 15. Estación Equis -S/F 16. Hacienda Morrillo y Anexos, S.A.-1965/68 17. Líneas Aéreas de Nicarágua, S.A. (LANICA)-1944/44 18. Marina Mercante Nicaragüense, S.A.(MAMENIC LINE)-1953/53 19. Marítima Mundial, S.A.-S/F-En Panamá 20. Mayco Industrial, S.A.-1976/76 21. Nicalit, S.A.-1966/66 22. Nicaragua Cigars, S.A.-1968/68 23. Oleoductos Nicaragüenses, S.A. (CONSA)-1963/63 24. Pescanica, S.A.-1963/63 25. Pesquera Intercontinental, S.A.-1972/76- En Panamá 26. Pesquera Solec, S.A. (SOLEC FISHERIES, S.A.)-1964/76-En Panamá 27. Procesos y Sistemas, S.A.(PROSISA)-1973/73 7 Como en los casos anteriores, la primera fecha que aparece al lado de la razón social es la de la constitución de la sociedad. La segunda, la de la inscripción en el Registro Mercantil. S/F, o ningún dato, significa: fecha de constitución desconocida.
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28. Productos Carnic, S.A.-1961/62 29. Productos Marítimos de Bluefields, S.A. (PROMARBLUE) -1970/70-En Panamá. 30. Televisión de Nicaragua, S.A.-1957/57 31. Vegas de Jalapa, S.A.-1966/66
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X. FueNtes y BiBLiograFÍa
Monumento ecuestre del general Somoza derribado, tras la revolución. Foto de colección particular.
ARCHIVOS CONSULTADOS: Archivo del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA-UCA), Managua: AHINCA Archivo del Centro de Historia Militar, Managua: ACHM Archivo de la Nación, Managua: A.N. Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, Madrid: AMAEX Centro de Investigaciones Históricas, UNAN, Ministerio de Cultura, Managua HEMEROTECA La Noticia, Managua La Prensa, Managua Novedades, Managua Nuevo Diario, Managua Carátula, Managua El Popular (Órgano Central del Partido Socialista Nicaragüense), Managua Boletín Informativo del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Managua El Infante (Revista de entrenamiento militar de la EEBI), Managua. Diario de Hoy, San Salvador La Prensa Gráfica, El Salvador La Nación, Costa Rica La Hora, Costa Rica Pueblo, Costa Rica El Caribe, República Dominicana La Prensa Libre, Costa Rica La República, Costa Rica Diario de las Américas, Miami, EE.UU. Revista Convert Action, EE.UU The journal of American History, EE.UU. Revista Stern. Alemania Revista Complutense de Historia de América, Madrid Perspectiva Mundial, Buenos Aires, Argentina. Uno más Uno, México D.F. Revista de México, México D.F.
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“La Nicaragua de los Somoza 1936-1979” se acabó de imprimir el 25 de Octubre de 2010 día de la festividad de San Crispin en los talleres de Imprenta Bonanza, S. L. y estando al cuidado de la edición el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Huelva