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Spanish Pages [352] Year 2014
OBRAS ESCOGIDAS DE CARLOS IVÁN DEGREGORI VOLUMEN II
IEP Instituto de Estudios Peruanos
Serie: Ideología y Política, 35
© IEP Instituto de Estudios Peruanos Horacio Urteaga 694, Lima 11 Telf. (511) 332-6194 Fax (511) 332-6173 Correo-e: Web:
ISSN: 1019-455X Primera edición, noviembre de 2000 Segunda edición, agosto de 2001 Primera edición en la colección Obras Escogidas, Lima, febrero de 2012 Edición digital, octubre de 2013
Degregori , Carlos Iván La década de la antipolítica: auge y huida de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Lima, IEP, 2012 (Obras Escogidas II; Ideología y Política, 35) RELACIONES GOBIERNO FUERZAS ARMADAS; FUJIMORI, ALBERTO, 1990-2000; MEDIOS DE COMUNICACIÓN; POLÍTICA INTERNACIONAL; MONTESINOS TORRES, VLADIMIRO; GÉNERO; POLÍTICA; PERÚ
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PRÓLOGO, por Roxana Barrantes
11
PRESENTACIÓN
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Introducción ȍȎ
21
SECCIÓN I.
25
1. El ascenso de la antipolítica (1990-1992)
27
2. La apoteosis de la antipolítica (1993-1996)
41
3. El fujimorismo clásico: un cuerpo invertebrado, hidrocefálico
55
4. La construcción frustrada de un exoesqueleto (1996-2000)
69
SECCIÓN II.
EN EL CUARTO DE ESPEJOS. CONSTRUYÉNDOSE UN CUERPO POLÍTICO: UNA DÉCADA NO BASTA
EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS. POLÍTICA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN
89
5. La palabra y la imagen
93
6. La insoportable levedad del ser político
99
7. El “Doctor” y su escuadrón de la muerte (chicha)
115
8. Una temporada en las alcantarillas: leyendo la prensa amarilla
129
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10. You are garbage, Mr. Wolfenson (Father of the Motherland)
165
11. Magaly, las … y el presidente Gonzalo
171
SECCIÓN III. EN LA SALA DE IMPLANTES DE MEMORIA. FIN DE LA HISTORIA, ENVILECIMIENTO DEL PRESENTE Y APRENDIZAJE DE LA LIMPIEZA 12. Historia, memoria y olvido. Dinosaurios discursivos y shamanes mediáticos
181
13. Miedo al futuro y memoria salvadora
191
14. Montesinos o el envilecimiento: “Nadie es un monstruo si lo somos todos”
201
15. Aprendizaje de la limpieza
209
16. La captura de Feliciano y la batalla por la memoria
227
17. Fiestas patrias
233
SECCIÓN IV. EN EL PARQUE TEMÁTICO. O EL REGRESO AL PASADO CON TUDELA Y TRAZEGNIES
237
18. El nacionalismo ± de Francisco Tudela
241
19. Fernando de Trazegnies o el buen salvaje blanco
253
20. Agorafobia: Francisco Tudela y la comunidad internacional
261
SECCIÓN V.
179
ELECCIONES 2000. EN EL TÚNEL DEL TIEMPO
273
21. La última batalla de Alberto Fujimori (con fuga de )
275
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23. Muerte.com.pe
289
24. La mosca
291
25. Huayco . Tsunami. Diez años después, el sorpresivo Dr. Toledo
295
EPÍLOGO
299
26. Vladivideos: el poder de la imagen y la imagen del poder
301
27. Apostillas
317
ANEXOS
323
BIBLIOGRAFÍA
337
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AMPE AP APRA APRODEH BID BM C90 CADE CAEM CCD CIDH CNM CODELCO COFOPRI CTAR DINCOTE FARC FIM FMI FREDEMO FREPASO INDEC IU JNE MINPRE MNR MRI MRTA MRTK NDI NM
Asociación de Municipalidades del Perú Acción Popular Alianza Popular Revolucionaria Americana Asociación Pro Derechos Humanos Banco Interamericano de Desarrollo Banco Mundial Cambio ‘90 Conferencia Anual de Ejecutivos Centro de Altos Estudios Militares Congreso Constituyente Democrático Corte Interamericana de Derechos Humanos Consejo Nacional de la Magistratura Corporación Nacional del Cobre (Chile) Organismo de Formalización de la Propiedad Informal Consejo Transitorio de Administración Regional Dirección Nacional contra el Terrorismo Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Frente Independiente Moralizador Fondo Monetario Internacional Frente Democrático Frente País Solidario (Argentina) Instituto de Defensa Civil Izquierda Unida Jurado Nacional de Elecciones Ministerio de la Presidencia Movimiento Nacional Revolucionario Movimiento Revolucionario Internacionalista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru Movimiento Revolucionario Túpac Katari National Democratic Institute (EE. UU.) Nueva Mayoría
OEA ONG ONPE ONU OTAN PBI PEA PPC PRI PRONAA RENIEC RUC SIE SIN SITRAMUN SL SNPP SUNAT TGC UNMSM UPP VV
Organización de Estados Americanos Organismo no gubernamental de desarrollo ϐ
Organización de las Naciones Unidas Organización del Tratado Atlántico Norte Producto Bruto Interno Población Económicamente Activa Partido Popular Cristiano Partido Revolucionario Institucional (México) Programa Nacional de Asistencia Alimentaria Registro Nacional de Identidad y Estado Civil Registro Único del Contribuyente Servicio de Inteligencia del Ejército Servicio de Inteligencia Nacional Sindicato Único de Trabajadores Municipales Sendero Luminoso Servivio Nacional de Promoción Profesional Superintendencia Nacional de Administración Tributaria Tribunal de Garantías Constitucionales Universidad Nacional Mayor de San Marcos Unión por el Perú Vamos Vecino
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ĚĆēĉĔ Ěē ĆēęėĔĕŘđĔČĔ hace análisis político, los lectores estamos a la espera de una lectura acerca de las personas y grupos que tienen y ejercen poder, como se espera de un sesudo análisis político, pero también de una ϐ×
quienes ostentan el poder. En el presente libro, segundo volumen de las
de Carlos Iván Degregori, uno encuentra precisamente esta combinación única de análisis junto a la narración de la imagen. De hecho, son varias las referencias al lenguaje audiovisual del cine, lo que hace la lectura fácil y evocativa —diría placentera si no fuera por el tema estudiado. A diferencia de otros trabajos suyos, en este, el autor nos lleva de la mano durante uno de los periodos más oscuros de la historia del Perú. A contrapelo de la falta de transparencia que caracterizó la acción política, económica y social de la década de 1990, en este libro Carlos Iván da luces sobre la manera cómo sectores sociales importantes —y por varios momentos también mayoritarios— acompañaron con la aprobación, el silencio o la inacción, un régimen que negó una parte importante de la esencia de la política, es decir, el logro de acuerdos, para privilegiar las otras partes asociadas al ejercicio déspota del poder. Carlos Iván Degregori dedicó los últimos días de su vida a preparar sus
. Ello le demandó un esfuerzo importante que tomaba cada vez más de la energía que le dejaba la pelea contra la enfermedad que lo terminó venciendo más temprano de lo que sus amigos y colegas hubiéramos querido. La decisión tomada nos permite ahora contar con su pensamiento lúcido,
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ϐ× sobre la sociedad peruana. Por la crudeza de la realidad analizada, a varios de nosotros nos gustaría que muchos de sus textos, particularmente aquellos que discurren sobre perio-
dos oscuros de nuestra historia, pasen pronto a ser parte de las publicaciones
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tan rápido, sin embargo, y la obra de Carlos Iván seguirá vigente mientras carguemos los lastres asociados a las diferentes desigualdades que dividen a los peruanos. De hecho, la construcción de una nación de ciudadanos tiene que pasar necesariamente por el reconocimiento respetuoso de las diferencias, y a ello contribuyen de manera importante los variados trabajos de Carlos Iván. Este, el segundo volumen de sus
, es el primero que ve la luz luego de su partida en mayo de este año. Con esta publicación, el Instituto
ϐ valiosas de sus investigadores y, en este caso, de uno de los intelectuales que más contribuyó a las ciencias sociales en la región. Buscamos que la renovada discusión motivada por la divulgación de las
de Carlos Iván Degregori facilite la construcción de una sociedad más inclusiva y democrática. ǡͶͷͷ
Roxana Barrantes Cáceres ĎėĊĈęĔėĆ ĊēĊėĆđĉĊđ ēĘęĎęĚęĔĉĊĘęĚĉĎĔĘĊėĚĆēĔĘ
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“¡Para la bulla, pitos, pitos pa’la bulla!”. Aparecieron de un momento a otro los vendedores de vinchas, banderitas peruanas, la verdadera historia de Alejandro Toledo, los tradicionales chicles, cigarrillos, caramelos, confundiéndose entre la multitud surgida súbitamente de la nada, primero virtual en las encuestas de las semanas previas, ahora real y furibunda agolpada frente al Sheraton, “El Chino y Laura Bozzo, al mismo calabozo”, agitando consignas hasta ese día impensables, entonando una y otra vez el himno nacional mientras una enorme bandera peruana se paseaba incansable por sobre sus cabezas. Y en las principales ciudades del país: domingo, lunes, martes, miércoles... hasta cambiarle el libreto al gobierno, forzando una segunda vuelta electoral que no estaba en sus planes. También me cambiaron el libreto, porque este volumen comenzó a cocinarse luego de que Alberto Fujimori anunciara su candidatura para un tercer ÀÀ
ͳͻͻͻǤ±ϐ dudas, de evasivas hipócritas, de mentir diciendo que no era el momento de pensar en elecciones sino de gobernar, mientras sus ayayeros repetían a coro que tenían que esperar y acatar la decisión presidencial antes de hablar del tema. En vísperas de Navidad, el congresista Delgado Aparicio declaraba: “Me siento como un niño esperando el anuncio de la candidatura del ingeniero Fujimori”.1
1.
Declaraciones en , 21.12.99.
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Carlos Iván Degregori
Algunos se dejaron llevar por ese suspenso, construido burdamente como en los tiempos en que no existían efectos especiales y se notaban los decorados de cartón piedra y el Godzila de plástico. A raíz de los viajes del Presidente a los EE. UU., supuestamente para enseñarle matemáticas a su hijo Kenyi, se habló incluso de un supuesto cáncer a la garganta, la lengua o las amígdalas, que le impediría postular. Enfermo o no, la postulación estaba decidida por lo menos desde 1996 y la dilación no tenía que ver solo con la discreción oriental, suspensos propios de una estrategia electoral bien montada o la opción racional del más poderoso actor político, sino también con la crueldad juguetona del que se cree gato en un país de ratones. Este libro quería contribuir a contrarrestar la desmoralización de los peruanos contrarios a la segunda reelección presidencial. Porque hasta un mes antes del 9 de abril, esa reelección era vista como una fatalidad. Así, mientras la intención de voto por el candidato presidente bordeaba el 40%, al margen de sus preferencias electorales más del 70% de ciudadanos pensaban que el ing. Fujimori ganaría las elecciones.2 El país no fujimorista parecía resignado a la imposición forzada del candidato presidente en unas elecciones que la mayoría del país, incluyendo una tajada de votantes gobiernistas, consideraba fraudulentas.3 En ese clima, la presidenta del Congreso se declaraba a favor de la reelec
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y nombrando heredero a su hijo Kenyi, se sumaban otros que hablaban de ϐ
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siempre como presidente-tótem del Perú. No habría sido el primer caso en América Latina. Hacia mediados del siglo XIX, el cadáver embalsamado del dictador ecuatoriano García Moreno permaneció en el sillón presidencial del palacio de Carondelet en Quito, mientras la élite política se ponía de acuerdo
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le preguntó qué pasaría si falleciera, Fujimori la calmó diciéndole que no se preocupe pues seguiría gobernando el Perú desde el otro mundo (Bowen 2000: 258). Como si el SIN (Servicio de Inteligencia Nacional) ya hubiera corrompido algún arcángel para que le franquee la entrada fraudulenta al reino de los cielos.
2. 3.
Véase Apoyo Opinión y Mercado (2000: 27). Tres semanas antes de la primera ronda, el 64% de ciudadanos consideraba que
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××ϐ inscripción de Perú 2000 (Apoyo Opinión y Mercado 2000: 32). Una semana después de la votación, el 56,8% creía que se había cometido fraude (Asociación Calandria 2000: 8).
Presentación
15
Su objetivo inicial explica el tono, por momentos irónico de este volumen, que ojalá sintonice con el talante indignado pero al mismo tiempo cachaciento y festivo que ha impregnado las manifestaciones callejeras a partir de abril. Amparado, pero no oculto en esas multitudes, me tomo la licencia de ser irreverente y ordenar el libro a la manera de un parque de diversiones (macabras). La primera parte es un recuento de la década fujimorista. La segunda trata sobre medios de comunicación y política. La tercera sobre la (ausencia de) historia, la batalla por la memoria y el miedo como instrumento disciplinador y desmovilizador. La cuarta parte relata la última batalla de Alberto Fujimori, aquella que inicia luego de su pírrica victoria del 28 de mayo y que lo enfrenta a quien terminará por derrotarlo: el pueblo peruano. Los acontecimientos de los últimos meses han hecho que las ideas centrales del libro pierdan parte de su novedad, si alguna vez la tuvieron. Porque el tiempo histórico no es lineal ni uniforme como el del reloj. Hay momentos en
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Ǣ lo que parecía “natural” se descubre como una construcción. El poder aparece de repente cuestionado y se abren nuevos escenarios donde amplios sectores descubren que el orden que se impone, ni es natural ni es el único posible. El país atraviesa una de esas coyunturas en las cuales los mecanismos del poder se vuelven evidentes y el rey aparece en toda su obscena desnudez. Tanto que, según las encuestas de opinión, los propios fujimoristas, o un sector de ellos, tuvieron vergüenza y ocultaron su voto. En los artículos que conforman el libro se argumenta que el régimen fujiǡ
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× y los partidos tradicionales, logró esos triunfos a costa de construirse como régimen alrededor de la antipolítica, la personalización del poder y la defensa cerrada de la actuación del Estado en los años de violencia. El autogolpe de 1992, la ley de amnistía de 1995 y la reelección presidencial de ese mismo año consolidaron esa opción. La situación de emergencia política, supuestamente temporal, se volvió permanente. Por eso las huellas de ese nacimiento violento se exhiben hasta hoy y el gobierno se vuelve cada vez más autoritario, desligándose de cualquier representación hasta convertirse en un régimen de
ǡϐǡ un pasado que se resiste a serlo. Para mantener al país secuestrado en el pasado, el gobierno juega con el miedo que imperaba en el momento de su nacimiento, construyendo una “memoria salvadora” 4
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4.
Sobre la “memoria salvadora”, véase Steve Stern (1998).
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Carlos Iván Degregori
sobre la subversión y el único garante de la paz. Para consolidar esa memoria y para inocular el miedo al cambio en una sociedad que mayoritariamente ya lo dejó atrás, el control de los medios de comunicación ha jugado un papel inédito en nuestra historia. El lema “Perú país con futuro” en boca del gobierno resulta pues incongruente y sarcástico, porque desde 1996 hemos entrado en el túnel del tiempo y mientras caemos hacia el pasado vemos pasar ante nuestros ojos el nacionalismo velasquista, el fraude electoral odriísta, la obsesión reeleccionista y el culto a la personalidad de la era de Leguía, y vemos cómo se acercan en el horizonte los tiempos anteriores a la llegada de la Misión Francesa o al surgimiento del Partido Civil, cuando no existían partidos políticos y las FF. AA. eran botín de caudillos. Incluso en campos como la estabilidad económica y las relaciones internacionales, donde el gobierno logró victorias importantes, la situación comienza a revertirse. Por un lado, la crisis económica iniciada en 1998 no tiene cuándo terminar, la brecha entre ricos y pobres ha crecido y el desempleo es el problema más angustiante del país. Por otro, para defender su estrategia durante los años de violencia y su autoritarismo, el régimen ha optado por una postura arcaica e insostenible sobre los derechos humanos y democracia, sustentada en escritos y conferencias por Francisco Tudela y Fernando de Trazegnies. En el actual contexto de globalización económica y política, esa concepción que restringe la globalización al campo económico ϐ
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À llevado a la estrepitosa derrota del gobierno en la XXX Asamblea General de la OEA, celebrada en Windsor. Este texto quiere contribuir a explicar la década de Alberto Fujimori, pero como puede advertirse, no pretende una objetividad ilusoria. Es un testimonio de parte, que ofrece un balance negativo del actual régimen y concluye con un rotundo voto en contra. No porque ignore ciertos logros económicos más bien mediocres y cierto orden (autoritario) que no teníamos hace una década, sino por razones éticas y políticas. Porque la desenfadada exhibición de hipocresía, cinismo, prepotencia y corrupción en las esferas más altas del poder constituyen el más grave envilecimiento de la república en muchas décadas. Dominantes y subalternos se construyen mutuamente. En ese sentido, es cierto que el gobierno recoge y expresa ciertos rasgos de la nueva cultura peruana. Pero en vez de separar la paja del grano y potenciar sus aspectos más vitales, democráticos y solidarios como correspondería a una verdadera élite modernizadora, el fujimorismo concentra y acentúa el lado oscuro de esa nueva cultura y lo lanza de regreso como un rayo de luz negra sobre la sociedad, amenazando con reducir a cenizas lo poco de ética y valores democráticos
Presentación
17
que todavía nos quedan. El ejemplo que emana del poder —arbitrariedad,
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fujimorismo tendría consecuencias devastadoras, no sólo para el desarrollo económico y la institucionalidad democrática sino sobre todo para nuestra autoestima ciudadana. Por dignidad, los peruanos no deberíamos estar dispuestos a aceptarlo por un vaso de leche, una hamburguesa, una franquicia, un arancel y ni siquiera por una mina de oro. Felizmente, a contrapelo de lo que pensaba Macera (1988a, 1988b)
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À FF. AA. o Sendero Luminoso, el autoritarismo en cualquiera de sus vertientes no resulta una condena ineluctable. Como en cualquier país, existen sedimentos históricos y tradiciones políticas autoritarias, que persisten por factores estructurales como la pobreza y el incipiente desarrollo ciudadano, y pueden actualizarse y agudizarse en circunstancias de crisis, no sólo por necesidad sino también por las opciones políticas y la conducta de actores concretos, en este caso el Presidente y la élite económica, política, tecnocrática y militar que lo secunda. Pero nuestra cultura política es bastante más compleja y la democracia no le es extraña, como ilustran los acontecimientos de los últimos meses. Inicié la redacción del libro en un clima de resignación; lo termino en un escenario diferente. El régimen, surgido de la guerra, ha comenzado a librar su última batalla, esta vez contra un sector estratégicamente mayoritario del pueblo peruano. Hay batallas que pueden ser muy largas; la de Leningrado, por ejemplo, duró más de tres años. Pero si la mitad más activa, joven, informada y politizada del país persiste, encontrará la manera de inclinar esta batalla ϐǤ
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Agradezco a Pablo Sandoval y Rodolfo Acevedo por su colaboración en armar cada capítulo, soportando mi desorden. Sus valiosos aportes quedarán grabados en piedra, introducida en una cápsula espacial junto a las creaciones más valiosas del homo sapiens; dicha piedra será enviada al espacio con la esperanza de que sea encontrada por alguna patrulla del Imperio Galáctico que por medio de una máquina del tiempo los lleve a Trantor, el planeta capital,
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Ǥ5 Agradezco también a los superamigos —Alberto Adrianzén, Romeo Grompone, Nicolás
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ǡϐ menester en eventuales viajes siderales.
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Carlos Iván Degregori
Lynch, Martín Tanaka— que nos ayudaron a absolver diversas cuestiones de teoría política. Sus opiniones, así como las de Julio Cotler, Carlos Tapia y Sinesio López han sido muy valiosas. Agradezco asimismo a Lourdes Hurtado del IEP, Alejandro Ponce de APRODEH y Flor Huillca de ï
por su generosa colaboración. Agradezco, por cierto, al Instituto de Estudios Peruanos, a Cecilia Blondet y a todo el Comité Directivo, especialmente a Carlos Contreras, por apostar por un libro que, como puede verse, no es estrictamente académico. ***
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Ǥ Lima, 21 de noviembre de 2000
Presentación
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Han pasado nueve meses desde el derrumbe del régimen de Alberto Fujimori y la primera edición de este libro. Esta segunda edición incluye un nuevo capítulo, a manera de Epílogo, sobre los vladivideos que desde septiembre de 2000 remecieron al país: “Vladivideos, el poder de la imagen y la imagen del poder”. Además se han realizado otros cambios: Se suprimió cuatro artículos que en la primera edición se agruparon bajo la categoría de “artículos periodísticos”; otros dos artículos de la misma clase se fundieron en uno y a otros se les hizo cambios menores. Por último, se añadieron algunas “Apostillas”. Todo lo demás permanece igual, salvo la corrección de algunas erratas advertidas a tiempo. Lima, agosto de 2001
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BIENVENIDOS AL PARQUE DE DIVERSIONES (macabras)
ĎĕĆŃĘĊĘĚēĆĒĔēęĆŕĆ rusa. Apenas uno se cree seguro en su vagoncito, una caída súbita lo lanza a velocidad de vértigo en direcciones insospechadas. Por eso en mi país el que pestañea pierde. Te duermes una mañana más de la cuenta y ya se engulleron un canal de TVǤϐ regresar ya no hay Tribunal Constitucional. Apagas el televisor porque en el
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resultados electorales, y cuando lo vuelves a prender al candidato ganador le han robado la elección. Por eso en mi país, el que se va a Barranco pierde su banco. Tienes que ser mosca, tienes que ser bien rata para oler el peligro y escapar antes que el barco se hunda. En noviembre de 1992, apenas se enteró que estaba en marcha un contragolpe, el Presidente corrió a refugiarse en la Embajada de Japón. Curioso, el Presidente ya gobierna diez años y hasta el 9 de abril parecía ϐǡǡÀ
× estar trepado en una montaña rusa. Si el Presidente está a punto de batir récord de permanencia en el cargo en el Perú y de convertirse en vicedecano de los presidentes latinoamericanos, segundo sólo de Fidel Castro, ¿por qué esta persistente incertidumbre À
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ϐÀ como la antimateria, volátil como el alcohol y potencialmente explosiva como la nitroglicerina. Sólo puede subsistir con el balón de oxígeno que le proporcionan “poderes fácticos”, externos al sistema político que la antipolítica aborrece y busca demoler.
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Carlos Iván Degregori
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satanizan la política como actividad pública e institucionalizada y pretenden su reemplazo por mecanismos “naturales” como el mercado, cuya vigilancia está
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(2000: 23).1 Esta satanización tiene como blanco fundamental a los partidos, y busca reemplazarlos por un ǡ un independiente incontaminado por cualquier compromiso político previo, que desarrolla un liderazgo “salvador” de carácter plebiscitario y una representación simbólica, buscando la ϐ
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× un contexto de crisis en el cual las diferenciaciones clasistas parecen diluirse, las identidades pierden consistencia y las representaciones políticas colapsan. En efecto, la irrupción victoriosa de un en 1990 fue posible por la crisis generalizada del país, la política y los partidos. Según Barnechea2 fue como si en los EE. UU. hubieran coincidido laGuerra deSecesión, la recesión de la década de 1930 y la prohibición del alcohol, equivalentes de la subversión, la ϐ
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ǡ añadiría El Niño de 1983 y un contexto internacional muy complejo, signado ϐ Àǡ
y el auge del neoliberalismo. Esas crisis golpearon al unísono un país de instituciones frágiles, democracia reciente y partidos políticos que, luego de doce años de gobierno militar (1968-1980), no pudieron seguir el ritmo vertiginoso de los cambios y [re]encontrarse con el nuevo Perú surgido de los movimientos campesinos, la Reforma ǡ
×
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×Ǥ3 Los efectos sobre el incipiente sistema político fueron devastadores. Entre abril de 1992 y junio de 1995 se derrumbaron los grandes partidos peruanos del siglo XX, que expresaron y en cierta medida canalizaron la 1.
2. 3.
Sobre “la política de la antipolítica”, véase también el sugerente análisis de Mayorga ȋͳͻͻͷȌ
Ǥ ǡ ϐ ×
ǣ “[...] una política electoral llevada a cabo por actores ajenos al sistema partidario —los — que compiten en el juego electoral con recursos sacados del arsenal de una crítica radical contra los partidos y las élites políticas establecidas”. Mayorga añade un rasgo clave: las tendencias de la antipolítica no apuntan en una sola dirección y pueden incluir desde sectores radicales hasta ultraconservadores. Véase su intervención en el conversatorio, “El despertar del letargo”, , n.° 126, mayo de 2000. Según Romeo Grompone (comunicación personal), la rapidez de los cambios sociales y la intermitencia del sistema democrático impidieron que entre las mayorías se sedimente la conciencia de derechos ciudadanos, y que una serie de prácticas democráticas se rutinicen.
Bienvenidos al parque deante diversiones (macabras) Jóvenes y campesinos la violencia política
23
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país, y les proporcionaron identidad y representación. Sin embargo, dijimos
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tanto tiempo? Más aún, si un sistema de partidos constituye la columna vertebral de la democracia, ¿qué es y cómo funciona este cuerpo invertebrado? Democracia delegativa, neopopulismo, democracia liberal, autoritarismo, democradura, dictablanda, dictadura a secas.4 ϐ
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ϐ×Ǥ preferimos explicar primero cómo funciona el cuerpo invertebrado, y luego hacer un breve recuento de los principales cambios que se producen en esta extraña criatura política a lo largo de la década.
4.
Sobre la caracterización del gobierno de Fujimori puede consultarse: Cotler (1995), Grompone (1998), López (1993), Lynch (1999), O’Donell (1996) y Zakaria (1997).
Jóvenes y campesinos ante la violencia política
I EN
EL CUARTO DE ESPEJOS
Construyéndose un cuerpo político: una década no basta
Sección I
EN EL CUARTO DE ESPEJOS Construyéndose un cuerpo político: una década no basta
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Una décima de don Nicomedes Santa Cruz comienza con estos versos fúnebres. En tanto el fujimorismo se resiste a morir, desplegando una riqueza de recursos ilícitos para alcanzar la vida eterna como los vampiros y otros muertos viǡǡǡϐ
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construyen los arqueólogos. Así podríamos distinguir, en líneas generales, un fujimorismo temprano o protofujimorismo entre 1990 y 1992, un fujimorismo clásico o victorioso entre 1992 y 1996 y un fujimorismo tardío, epigonal o en descomposición, que se inicia con la llamada ley de interpretación auténtica de agosto de 1996. ¿Cómo rotularíamos el periodo que se inicia con la fraudulenta re-reelección? Tal vez fujimorismo sepulcral o Ǧ. Total, el hombre ha prometido seguir gobernándonos desde el más allá.
ĆĕŃęĚđĔͳ EL ASCENSO DE LA ANTIPOLÍTICA (1990-1992)
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ĚĊ đĆ ĒŮĘĎĈĆ de fondo del verano del 92. Repetida hasta el cansancio, la canción de los ±
sonaba en todo Lima, desde las
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ϐ×ǡ donde merodeaba Sendero Luminoso. Sonaba en costa, sierra y selva. Curiosa situación: cuando más arreciaba la violencia, un grupo de rock nacional se atrevió a lanzarla, las radios a tocarla hasta la saturación y todo el país a escucharla, corearla y bailarla. Escandalizado, , vocero senderista, se apartó excepcionalmente de sus temas habituales para dedicar casi una página a criticar el anarquismo de esos rockeros que no sabían distinguir entre la reacción y la revolución. El rock nacional más escuchado de todos los tiempos expresaba el hartazgo del país con el conjunto de la clase política. Si dirigentes y analistas le hubieran prestado atención, el autogolpe de principios de otoño no los hubiera tomado tan por sorpresa. Pero en aquellos tiempos, a pesar de que Ricardo Belmont, rey de las Teletones y propietario de una radio y un canal de TV era
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nicantes entre política, medios y cultura popular.
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Carlos Iván Degregori
Un tsunami llamado Fujimori Dos años antes, la arrolladora victoria del Ing. Alberto Fujimori en las elecciones presidenciales de junio de 1990 había constituido la mayor sorpresa electoral del Perú contemporáneo.1 Nadie imaginaba todavía todas las sorpresas que nos depararía la década que apenas comenzaba. Cuando asumió el gobierno, un mes después, Fujimori encontró un país en escombros. Desde septiembre de 1988 el Perú experimentaba una brutal ϐ
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ͶΨPBI; el desempleo y subempleo afectaban a más del 70% de la PEA, la infraestructura colapsaba. A ello se sumaba la corrupción en todos los ámbitos del Estado, el desprestigio de los partidos políticos y el avance de Sendero Luminoso. Como buen , el capital inicial de Alberto Fujimori fueron su inde
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ǡDzǡ tecnología y trabajo”. El resto se lo prestó: del FREDEMO el programa económico; de las FF. AA. la estrategia antisubversiva. Como se recuerda, el candidato triunfante había prometido no aplicar el
económico anunciado por Mario Vargas Llosa. Sin embargo, apenas dos semanas después de asumido el gobierno, Fujimori hizo suya buena parte del programa de su derrotado rival y procedió a un durísimo ajuste sin un adecuado programa de emergencia social. ¿Cómo pudo llevarse a la práctica un ajuste tan severo sin una sólida base de apoyo político, sin grandes estallidos de violencia social y con resultados favorables en los sondeos de opinión? Una de las razones centrales fue, paradójicamente, Sendero Luminoso (SL). El
se aplicó en las calles vacías de un país traumatizado por la violencia, donde cualquier movilización podía ser vista como sinónimo de terrorismo. La población, cansada de guerra y deseosa de diferenciarse del accionar de SLǡϐ×ǤǯȋͳͻͻȌ diría que “el país había tocado fondo” y ello hacía posible la aplicación de las Ǥ
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×
× los rigores de la subsiguiente recesión. La apertura de la economía desper×
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ǡ contra empresarios “mercantilistas”, acostumbrados a los subsidios estatales.2
1. 2.
Sobre las elecciones de 1990, véanse, entre otros: Sally Bowen (2000), Degregori y Grompone (1991), Álvaro Vargas Llosa (1991), Mario Vargas Llosa (1993). Sobre la trayectoria política y personalidad de Alberto Fujimori, veáse Jochamowitz (1993). El término “mercantilistas” fue popularizado por Hernando de Soto en su Ǧ El otro sendero, que jugó un papel importante en la construcción de la hegemonía intelectual del neoliberalismo.
El ascenso de la antipolítica 29
Por último, nunca existió una oposición coherente a la política gubernamental. Nadie ofreció alternativas concretas. Por cierto no la clase política, ni los sindicatos y organizaciones sociales, exhaustos por la crisis. Más extraño aún, tampoco hubo partido ni alianza de partidos que impulsaran organizadamente la transformación neoliberal. Para todo efecto práctico, Cambio 90, el movimiento que llevó al poder a Fujimori, dejó de existir al día siguiente de las elecciones. Durante el primer año de gobierno, los partidos que habían sido parte del FREDEMOϐ
moderación las diferentes medidas, sin comprometerse abiertamente en su defensa en tanto veían a un advenedizo llevando a la práctica un programa semejante al suyo. Tampoco hubo, hasta el autogolpe de 1992, algún sector
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×Ǥ Ni los gremios empresariales, divididos; ni siquiera las Fuerzas Armadas, que en Chile fueron pilar de los llamados “Chicago Boys” se jugaron en un primer momento a fondo a favor del programa económico, aunque contaron desde el primer momento con el aval presidencial a su estrategia antisubversiva.3 Como señala Grompone (1998), el régimen fujimorista tuvo que inventar su propio estilo. Triunfante en la segunda vuelta con los votos de los partidos opuestos al programa del FREDEMO y consciente de cuán duro se anunciaba el inminente ajuste, el 28 de julio de 1990 Fujimori invitó a personalidades vinculadas a la izquierda y a Acción Popular a integrar un gabinete de amplia base.4 La alianza duró muy poco. Entre diciembre de ese año y febrero de 1991, con la renuncia de Hurtado Miller a la cartera de Economía el ciclo concertador se cerró para siempre. En realidad, no se trató de una cabal concertación. Los ministros no fujimoristas participaban a título personal y, visto en perspectiva, el ejercicio tuvo más de maniobra para cubrirse las espaldas que de iniciativa concertadora.
3.
4.
Recuérdese que en julio de 1990, antes de jurar como Presidente, Fujimori se mudó a vivir al Círculo Militar. Ahora (9/6/2000) que las FF. AA. adelantan inconstitucionalmente su reconocimiento a Fujimori como Comandante General, habría que recordar que desde su etapa prenatal el gobierno muestra esta tendencia a buscar refugio y fortaleza en las FF. AA. Fujimori subió del 24,6% de votos en la primera vuelta, al 56,5% en la segunda, mientras el Frente Democrático (FREDEMO), que agrupaba a Acción Popular, el Partido Popular Cristiano y el movimiento Libertad, liderado por Mario Vargas Llosa, subió solo del 27,6% al 33,9%. En su primer gabinete, Fujimori incluyó a Gloria Helfer en la cartera de Educación, Carlos Amat y León en Agricultura y Fernando Sánchez Albavera en Energía y Minas, los tres vinculados a la izquierda. Asimismo, a Carlos Hurtado Miller, hasta ese momento militante de Acción Popular, que pasó a la historia por ser quien anunciara al país el
del 8 de agosto de 1990.
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Carlos Iván Degregori
El nombramiento de Carlos Boloña, tecnócrata por excelencia, en reemǡ
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× del régimen respecto del debilitado conjunto de actores sociales y políticos. A partir de entonces, el aval más seguro del gobierno fueron los organismos ϐ
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car los programas de ajuste. El ascenso por entonces todavía subrepticio de
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×ǤDz otro tecnócrata”, versión moderna de las antiguas eminencias grises de los regímenes autoritarios, encargado por entonces de montar una suerte de tecnosoplonaje y, sobre todo, de ir tejiendo la telaraña en la cual atraparía a las FF. AA.5 Más allá de organismos internacionales y tecnócratas, el gobierno se apoyó en una esperanza difusa que se expresaba en las encuestas, y en la hegemonía mundial lograda por el pensamiento neoliberal luego del descalabro del populismo y el marxismo. Parecíamos vivir una revolución en el vacío en un país exhausto. Ante esa suerte de relativo vacío político, que por otro lado le otorgaba gran autonomía, se abrían ante Fujimori diferentes caminos. Uno
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ǡϐ su alianza con las Fuerzas Armadas. El más progresivo pasaba por el fortalecimiento de las instituciones democráticas, la negociación y la búsqueda de acuerdos entre el Ejecutivo y el Legislativo, en tanto no existía mayoría ϐǤ6 Ese camino implicaba la autorreforma del sistema político y otorgaba, por tanto, un papel central a los partidos. Partidos: una implosión inesperada ϐ
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solo económica sino de representatividad política, incomunicación cultural y autoridad moral. Esa crisis arrastró consigo no solo a actores sociales ligados al modelo populista, como los sindicatos, sino que erosionó al conjunto de
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Ǥ consecuencias centrales de la crisis fue el desgaste de los partidos políticos, incapaces de sintonizar con las aspiraciones ciudadanas y/o encontrar formas de articulación con actores sociales también en crisis.
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FF. AA. véanse Bowen (2000), Gorriti (2000), Loayza (1998). En los dos quinquenios anteriores, el partido o la alianza de gobierno obtuvo mayoría en ambas Cámaras y legisló a voluntad.
El ascenso de la antipolítica 31
Hacia 1990, sin embargo, la crisis de los partidos era mucho menos per
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cias. El triunfo de Ricardo Belmont como candidato independiente a la alcaldía de Lima en 1989 debió ser una clarinada de alarma, pero pasó inadvertida. A pesar de su desgaste tras cinco años de (mal) gobierno, el APRA se seguía considerando eterna, tal vez porque según su eslogan, “el APRA nunca muere”. Por otra parte, la división en 1989 de Izquierda Unida, segunda fuerza política durante toda la década, parecía compensada por el surgimiento del FREDEMO. Se trataba, al parecer, de un simple deslizamiento del espectro político hacia la derecha. Por eso el los tomó tan por sorpresa. Entre agosto de 1990 y marzo de 1992, movidos por el desconcierto y el instinto de supervivencia, los partidos ensayaron cambios y adoptaron una actitud de cooperación con el nuevo gobierno. El APRA y la izquierda reaccionaron con prudencia, posiblemente excesiva, al
económico de agosto de 1990 y la posterior ofensiva contra los derechos y las organizaciones laborales. Durante esos 20 meses, incluso luego del desmantelamiento del gabinete plural, el Congreso de mayoría opositora delegó quince veces poderes legislativos al Ejecutivo,7 a cuyo amparo se dictaron 158 decretos legislativos. De esta forma entraron en vigencia, por ejemplo, los nuevos códigos Penal, Procesal Penal, Procesal Civil, la Ley Orgánica del Poder Judicial, la reforma ǡ
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ǡción sobre fomento al empleo e inversión privada, diversas normas laborales
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×Ǥ A diferencia de otros países de la región, como Ecuador, la crisis del sistema
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×Ǥ debatir este tema cuando la tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo llegó a su punto máximo y donde se advierte que el autogolpe fue una decisión madurada largo tiempo. La cuenta regresiva comenzó en noviembre de 1991, cuando el
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×ǡ exhibían un sesgo militarizante: otorgaban poderes mucho más amplios al SIN y a los comandos políticos militares en las zonas de emergencia; imponían nuevas obligaciones a los ciudadanos para que informasen al SIN y apoyasen a las FF. AA. cuando lo requiriesen; establecía penas draconianas para los periodistas que publicaran información considerada secreta por autoridades militares y servicios de inteligencia; abría la posibilidad de acusar de traidor a la patria a quien publicara críticas al programa contrainsurgente en el exterior.8
7. 8.
Véase Samuel Abad y Carolina Garcés (1993). Véase Bowen (2000: 108-110). Sobre el debate alrededor de estos decretos, véase también Rospigliosi (1996), Tapia (1996).
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Carlos Iván Degregori
En el Congreso, sin embargo, desde liberales hasta socialistas se pusieron
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Ejecutivo, que colocaban el eje fundamental de la estrategia antisubversiva en la lucha política contra SL y, por tanto, otorgaban al gobierno civil en todas sus instancias y a las organizaciones sociales un papel protagónico en la lucha contra el terror. Las fuerzas militares se articulaban a todo nivel en instancias de mando en las cuales participaban también las autoridades democráticamente electas y las organizaciones sociales. Las leyes así aprobadas pasaron al Ejecutivo para su promulgación. Fujimori hizo algunas objeciones técnicas por lo cual las leyes volvieron al Parlamento. En vísperas de Navidad el debate se suspendió hasta una legislatura extraordinaria, programada para enero de 1992. Ese verano, varios acontecimientos caldearon los ánimos entre el Ejecutivo y el Legislativo. Mencionemos solo uno: la aprobación de una Ley de Control al Ejecutivo sobre los actos normativos del Presidente de la República.9 Sin advertir su propia fragilidad, los partidos trataban de acotar la acción de un presidente que se les escapaba de las manos. Fujimori respondió acusando al Parlamento de “irresponsable, estéril, antihistórico y antinacional” (Bowen 2000: 115). À
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Ejecutivo y las FF. AA. en contra hubieran podido llevar a la práctica el paquete legislativo que hubiera podido ser aprobado por mayoría en el Congreso. Porque dos días antes del inicio de la nueva legislatura ordinaria, programada para el 7 de abril, Alberto Fujimori quemó naves y optó por el camino autoritario. Puso sobre la mesa su capital no declarado, su lado oculto que había estado allí desde el principio, pero que a partir del autogolpe ocupó el primer plano. La yuca se incrustó en el centro del escenario político, amenazando con opacar al anticuado árbol de la quina del escudo nacional. El estilo confrontacional; el autoritarismo y la personalización del poder; la maniobra y el engaño se convirtieron en práctica cotidiana de gobierno. Y con ellos la incertidumbre.10 El autogolpe del 5 de abril de 1992 fue en muchos ámbitos exitoso. Gozó desde el primer momento de la aprobación mayoritaria de la opinión pública. La captura de Abimael Guzmán el 12 de septiembre de 1992, si bien no se puede atribuir directamente al autogolpe, pues fue producto de un proceso
9.
La ley establecía el control por el Congreso de las atribuciones presidenciales para Dz
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estados de excepción contemplados en al artículo 231 de la Constitución”. 10. Ahora que la prensa gobiernista ha decidido construir un Toledo mentiroso y poco
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aun antes de iniciado su primer período presidencial, con Pampa Bonita, el bacalao de la Semana Santa de 1990 y luego con el
de agosto de ese año.
El ascenso de la antipolítica 33
más complejo iniciado antes de 1990, consolidó su aprobación por una opinión pública convertida en termómetro estratégico y casi único ante el colapso institucional. Luego, las sucesivas victorias en las elecciones para el nuevo Congreso Constituyente en noviembre de 1992 y en el referéndum para aprobar la constitución redactada por dicho Congreso en octubre de 1993, convirtieron a Alberto Fujimori en el antipolítico más radical y más exitoso de la región, precursor de un nuevo autoritarismo post-Guerra Fría y Guerra del Golfo, imitado no solo en nuestro continente. Quizás estirando demasiado la analogía, Max Cameron (1998) compara el autogolpe del 5 de abril con el intento de autogolpe de Serrano en Guatemala en 1992, la clausura de la Duma por Boris Yeltsin en Rusia y hechos similares en Ucrania y Kazajistán. El éxito, y sobre todo la larga duración de la antipolítica en el Perú, tuvo que ver directamente con el colapso de los partidos. Y este se produjo, entre
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preocuparon por igual a todo el espectro político. Por ejemplo, la elección de Alan García como secretario general del APRA en 1991 y su decisión de dar
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como el Poder Judicial y el Tribunal de Garantías Constitucionales, auguraban más de la misma vieja política en los años por venir. Lo peor, sin embargo, fue que para la ciudadanía en general, los tibios esfuerzos de renovación llegaron tarde, mal y nunca. A esas alturas, en lo más hondo de la crisis económica y la violencia terrorista, la mayoría ni se dio por enterada. Por eso el autogolpe contó con la aprobación de más del 70% de la población. Recién entonces se hizo visible la magnitud de la crisis. Los partidos habían estado pegados con salivita, como las casonas de Barrios Altos a las que se les puede pintar la fachada pero colapsan si una pareja se recuesta con demasiada pasión contra sus muros. Pero el derrumbe no solo tuvo que ver con los errores de las propias organizaciones políticas, pues estas no jugaban solas en la cancha. El hundimiento de los denominados socialismos reales y del populismo latinoamericano arrastró en su remolino a los partidos ubicados desde el centro hasta la extrema izquierda. Ese colapso se sintió aquí más temprano y con más fuerza que en el resto del continente por las ï
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la erosión y debilitamiento de todas las instituciones de la sociedad civil. Era ϐÀ
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cada vez más desarticulada, en la cual se abrían demasiadas avenidas hacia la extrema pobreza. Por otro lado, el conjunto de partidos se vio sometido al ataque incesante de dos actores extrasistémicos: el convertido en gobernante y SenǤïϐ
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violentos y mortíferos. Pero la batalla ideológica del gobierno, aprovechando
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para crear un clima de rechazo a la política en general. ϐXX no pudo ser más humillante. En los días siguientes al 5 de abril, Lima fue testigo de la impecable soledad de su clase política. Personajes, varios de ellos respetables y honestos, defendiendo una causa justa como la vigencia del Estado de derecho, resultaron repudiados por transeúntes que los insultaban y les arrojaban monedas en la plaza Bolívar; aislados en el local del Colegio de Abogados durante la juramentación sin gloria del vicepresidente Máximo San Román como presidente constitucional; jibarizados en las encuestas. La decisión de los partidos más importantes —APRA, AP, IU— de no participar en las elecciones para un nuevo Congreso Constituyente en noviembre de 1992, profundizó su crisis al dejar el escenario libre a los independientes antipolíticos. Los partidos apostaron al derrumbe del fujimorismo o, en el peor de los casos, a su derrota en las elecciones de 1995; pero su entierro en los comicios de ese año no pudo ser más desolador. El APRA salvó su inscripción legal porque bastaba alcanzar el 5% en la votación parlamentaria y no necesariamente en la presidencial.11 ϐǡ
×Ǧ, le permitió a Acción Popular volver a inscribirse antes de que una nueva ley ͷͲͲïϐǤ12 Pero el deceso de ×ϐ
ʹͲͲͲǤ La muerte de los grandes partidos sin poder reformarse, y la imposibilidad de construir otras representaciones políticas adaptadas a los nuevos tiempos ha sido uno de los hechos más nefastos de la década, pues permitió el imperio de la antipolítica más allá de cualquier pronóstico. En este punto, el Perú representa un caso límite. Así, en los EE. UU., Ross Perot pasó rápidamente de amenaza a curiosidad. ǡ
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ϐ À13 fue seguido por una pronta recomposición y el gran antipolítico, el empresario mediático y futbolístico Silvio Berlusconi, una suerte de megaBelmont, terminó
11. En 1995 el APRA obtuvo el 4,11% (306.108) de los votos para la Presidencia. 12. La nueva ley 26452 del 10 de mayo de 1995, elevó al 5% del padrón de electores las ϐ
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Ǥ 13. Durante los años de la Guerra Fría, uno de los objetivos centrales del denominado “mundo libre” fue evitar que el Partido Comunista Italiano, el más poderoso de Occidente, entrara al gobierno. Hacia la década de 1970, la única manera de lograrlo fue construyendo una muralla política, apodada , conformado por democristianos, socialistas, republicanos, socialdemócratas y liberales. Corroído por la corrupción, ese muro político cayó en 1992, en medio de escándalos.
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por institucionalizarse. En Argentina y Uruguay la crisis de los partidos tradicionales no llegó al total colapso. Para canalizar las aspiraciones de nuevos sectores surgieron por la izquierda el FREPASO en Argentina y el Frente Amplio en Uruguay, como antes había surgido el Partido de los Trabajadores en Brasil. El primero es hoy parte de la alianza de gobierno; el segundo estuvo a punto de vencer en las recientes elecciones uruguayas de marzo de 2000 y forzó a una inusual alianza entre enemigos históricos, Blancos y Colorados; el tercero está hoy a la cabeza en las encuestas de intención de voto. En Chile, por lo menos hasta las elecciones de diciembre de 1999, la crisis se sentía como desgaste de un sistema en el cual los partidos resultan más bien demasiado centrales, ϐ
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× las nuevas generaciones. Pero no hablemos solo de países centrales como Italia o EE. UU., o países del Cono Sur donde la democracia se va consolidando. Según Gamarra (1996), “la construcción de coaliciones es la única fortaleza del sistema político boliviano”. En realidad exagera, pues podría mencionarse también la inclusión de ciertas demandas étnico-culturales de los indígenas y sectores urbanos “cholos” (Degregori 1998: 209).Pero lo cierto es que luego de una transición democrática accidentada, conquistada en las calles y pagada con sangre por los civiles, Bolivia, antes sinónimo de inestabilidad y golpes de Estado recurrentes, ha logrado mantener desde 1982 una continuidad democrática
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× 1984-1985, el
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Ǥ14 Tal vez las recientes movilizaciones que han conmocionado ese país desde marzo de 2000 sean signo de un desgaste peligroso, pero lo cierto es que la construcción de alianzas, en un grado que puede parecer extremo y que vuelve borrosa la línea divisoria entre el pragmatismo y el oportunismo, ha contribuido sin embargo a la persistencia del sistema democrático. En el Perú, por el contrario, alianza, coalición, negociación, acuerdo, consenso, se han convertido en palabras obscenas; la propaganda del régimen las degrada hasta volverlas sinónimas de otras que tienen que ver más con el lado oscuro de la política: amarre, componenda, “mazamorra negra”, “reparto de torta” y sobre todo “debilidad”. Porque otra de las supuestas ventajas del es que por su independencia no tiene aparentemente compromisos, “no se casa con nadie”. Por eso sería capaz de aplicar su saber técnico, teóricamente aséptico, sin ceder a las presiones de los grupos de interés o los intereses creados,15 atendiendo solo a los intereses superiores de la nación. 14. Para igualar al Perú sólo faltaron Sendero Luminoso y el MRTA, que fracasaron en sus intentos por expandir su guerra al país vecino. 15. En el Perú de inicios de la década pasada, esto se refería especialmente a las cúpulas partidarias, sindicales y a los empresarios mercantilistas.
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Un presidente como tú, unas FF. AA. y un Plan Verde Pero volvamos al 5 de abril de 1992, esa suerte de nudo o escena primordial ϐϐ±
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a los partidos, sino también a quienes resultaron los principales protagonistas del autogolpe: el Presidente y las FF. AA. Más que del Presidente, hablemos de la presidencia de la República como institución. Una tradición caudillista todavía cercana, sumada a una constitución presidencialista y a la crisis de los partidos, otorgaron a los mandatarios demasiada libertad de acción. En la década de 1980, en vez de ayudar a revertir la tendencia a la desarticulación, los presidentes la acentuaron. Belaúnde reposó fuertemente en el apoyo de parientes y allegados personales. Alan García, a pesar de haber sido electo como candidato del APRA, el partido más antiguo y mejor organizado del país, gobernó prescindiendo de ella o sometiéndola a su voluntad personal, rodeado de amigos e incondicionales. Ambos engrosaron las planillas burocráticas como forma de retribuir o asegurar lealtades clientelistas. Fujimori pudo haber hecho de Cambio 90 el movimiento que canalizara las inquietudes de los ciudadanos cansados de los partidos tradicionales. Esa tarea no le interesó. Luego de las elecciones, su modesto local de la avenida
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vió a pedir una asamblea del movimiento, fue destituido sin miramientos y devuelto al anonimato hasta la actualidad. De esta forma, Fujimori congeló el intento de organizar lo que hasta ese momento era más un estado de ánimo que una agrupación política y gobernó al margen de su movimiento, su bancada parlamentaria y sus vicepresidentes. Y si bien se las arregló para hacer clientelismo sin despertar las iras de los organismos internacionales, acentuó la tendencia a rodearse de un pequeño círculo cerrado que no respondía ni responde por sus actos ante ninguna instancia, conformado por familiares, amigos , compañeros de colegio y de universidad, los llamados “molineros”. De estos últimos, el más famoso sería con los años Absalón Vásquez. Por otro lado, en vez de construir alianzas y concretar acuerdos, dirigió desde un primer momento críticas demoledoras contra el Parlamento, el Poder Judicial, la Contraloría y otras instituciones que, por cierto, merecían las críticas pero no podían ser simplemente demolidas sin alternativas concretas para reformar y consolidar el régimen democrático. Hoy que el estilo lumpenesco de un Cáceres Velásquez provoca escalofríos, es bueno recordar que Fujimori
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Ǥ16 16. de Desco, octubre, Lima, 1990.
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Por su parte, debido a la forma en que se planteó la transición democrática, en la Constitución de 1979 las FF. AA. resultaron con escasas prerrogativas en comparación con sus homólogas de Brasil, Chile o Guatemala, para mencionar algunos ejemplos.17 Sin embargo, a lo largo de la década de 1980 y conforme se expandía SL, los gobiernos respondieron con lo que ya en 1984
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declaraba en Estado de emergencia zonas cada vez más amplias del país, las cuales quedaban bajo control de un comando político militar que acaparaba de facto todo el poder. De esta forma, se fue creando una tensión estructural, agudizada por la crisis, en tanto las responsabilidades políticas que asumían en las zonas declaradas en Estado de emergencia no estaban respaldadas por las prerrogativas correspondientes,18ϐ
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ǡ19 precisamente cuando arreciaban las críticas de los organismos de derechos humanos, en tanto el país ocupó entre 1988 y 1991 el primer lugar en el mundo en detenidos-desaparecidos. Frente a esta evolución y en el contexto de la discusión sobre los decretos
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Àrrogativas militares y asumía la conducción de la guerra, como se insinuaba ϐ
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nocían política y legalmente. Con el autogolpe, Fujimori optó por este último camino. La sucesión de hechos previos, el contexto de asesores que lo rodeaba y la propia personalidad presidencial, abonaron en favor de esta opción. Si hablamos de personalidad, habría que mencionar un incidente familiar que puede haber contribuido a precipitar la decisión. Pocas semanas antes del autogolpe, la entonces Primera dama, Susana Higuchi, denunció a parientes
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donaciones de ropa usada procedente de Japón. La acusación era menor, pero teniendo en cuenta quién la formulaba y sobre todo el estilo extremadamente À
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17. Sobre prerrogativas militares en Brasil y Chile, veáse Stepan (1989). Sobre las relaciones civil-militares entre 1980 y 1992, Degregori y Rivera (1994), Mauceri (1989), Obando (1999). Sobre el paquete legislativo de noviembre de 1991 y sobre las FF. AA. y el autogolpe véase Rospigliosi (1996), Tapia (1996). 18. Por ejemplo, protección frente a acusaciones por violaciones de DD. HH. o ampliación del ámbito de acción de la justicia militar, entre otras atribuciones que consiguieron luego del autogolpe. 19. El haber básico de un General de división en junio de 1991 equivalía a unos $210 dólares, muy por debajo de lo que percibían sus similares de los países limítrofes: Ecuador, $558; Bolivia, $910; Colombia, $915; Chile $1115; Brasil $3700 (À, Lima 9.6.91, p. 15).
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À Presidente. En todo caso, el potencial de situaciones similares se vio en años más recientes en Brasil, Argentina y Venezuela. Pero no cabe duda de que la razón central del autogolpe fue que a esas À ϐ
× subversiva sobre la cual se basaba su alianza con las FF. AA., estrategia que subordinaba a la sociedad civil y en la cual el Presidente y los militares teÀïǤϐ
× el Este y el Oeste, las FF. AA. carecían de un proyecto ideológico, a diferencia de las del Cono Sur en la década previa; o de un liderazgo carismático como el de Pinochet en Chile. A ello se sumó, como señala Grompone (2000), que Fujimori y Montesinos les robaron la iniciativa, esgrimiendo el discurso del orden y reivindicando la intervención de los militares, al mismo tiempo que delimitaban su papel en una jugada perfecta. Como si ello no bastara, añade Grompone, “dirigieron el desmoronamiento del Estado de derecho con más audacia e imaginación que lo que podrían haber hecho los mandos militares”. Esta combinación de impaciencia, desorientación y carencia de liderazgo propio, sumada al contexto internacional desfavorable a los pronunciamientos militares, explicarían por qué los altos mandos militares no participaron en el autogolpe como protagonistas centrales sino detrás de Fujimori. Finalmente, es necesario mencionar también el famoso Plan Verde, elaborado por las FF. AA. en las postrimerías del gobierno de García, que combinaba estrategia antisubversiva con economía de mercado, impulsadas por un gobierno que se perpetuaba por décadas. El Plan, aceptado por Fujimori y revelado por la revista Oiga,20 calculaba que un golpe militar aislaría internacionalmente al país. Eso contribuyó a que el 5 de abril las FF. AA. se ubicaran detrás del Presidente civil. Pero para entonces ya Montesinos era el mediador entre el Presidente y las FF. AA., había logrado imponer a Hermoza Ríos como Comandante General y, casi sin darse cuenta, la institución militar iba siendo lentamente deglutida por el Servicio Nacional de Inteligencia (SIN). Di-sol-ver: un golpe precursor De esta forma, con el apoyo de las FF. AA. y la aprobación de más del 70% de la población, el 5 de abril de 1992 Alberto Fujimori disolvió el Parlamento e intervino los gobiernos regionales, el Poder Judicial, el Tribunal de Garantías Constitucionales, la Contraloría General de la República y el Jurado Nacional
20. Véase, Oiga, 12.7.93 y 19.7.93.
El ascenso de la antipolítica 39
de Elecciones. Todo el poder quedó concentrado en el Ejecutivo, convertido a partir de ese día en Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional. Con la interrupción del régimen constitucional, Fujimori dio la segunda gran sorpresa en menos de dos años. Pero lo más impresionante fue el apoyo masivo de la opinión pública, que según los sondeos bordeó el 80% en los estratos socioeconómicos de todo el país.21 El apoyo reveló un rasgo que a lo largo de la década se hizo común en varios países de América Latina: el har
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democráticas y la frivolidad de la clase política, encuadrada en estructuras partidarias antidemocráticas, aferrada a formalidades obsoletas y enfrascada Ǥǡ
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ǡ moralidad y participación. A esto se sumaba la necesidad de orden en un país en guerra y la ilusión de que el Ejecutivo resolvería más fácilmente la crisis sin lo que aparecía como obstrucción de los otros poderes. Ǭ±
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ǫ el cuento infantil, en medio de la crisis todos los reyes estaban desnudos. Sin embargo, uno de ellos tuvo la habilidad de ocultar sus vergüenzas y dejar en evidencia las del resto. Veamos alrededor de qué hechos políticos acumuló fuerzas para construir su hoja de parra mientras los otros la perdían. El más importante fue el papel que jugó el incremento del terrorismo. En ͳͻͻʹ ϐ
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los asesinatos de dirigentes barriales y populares. En medio de esa ofensiva, el Poder Judicial volvió a exhibir su miseria: semanas antes del golpe estalló el escándalo de centenares de presos senderistas liberados por magistrados corruptos o temerosos, aprovechando diversos resquicios legales (cfr. Pease 1995: 294). Otro fue el temor a Alan García y al APRA. Durante 18 meses el Parlamento gastó buena parte de sus energías en acusar al ex Presidente de corrupción. Pero la Corte Suprema, cuya mayoría había sido designada durante su gobierno, sin siquiera abrirle proceso declaró que no había lugar a juicio. Al margen de si era constitucionalmente correcta, esta decisión empañó todavía más la
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encuestadoras, sobre todo en países como el Perú, donde las diferencias étnicas y
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de modernización capitalista. En tanto no es el propósito de este trabajo discutir en ǡ
ϐ por las encuestadoras, dejando constancia de la necesidad de retomar el debate sobre la composición de las clases sociales y su articulación con otras dimensiones como raza, etnia, género y generación en el Perú.
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imagen ya deteriorada del Poder Judicial. Como dijimos, apenas quedó libre de acusaciones, García fue elegido Secretario General del APRA, que desde ese ϐ
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×±Ǥ Para el éxito de su autogolpe, aparte de su carisma y su externalidad a los partidos, Fujimori contó con la ausencia de consensos entre los partidos sobre ciertos problemas básicos del país. Sin esos consensos, cuya concreción por lo demás el Presidente siempre boicoteó, el Parlamento aparecía ante la opinión pública como un lugar de polarizaciones innecesarias. Los debates no eran vistos como el saludable cotejo de opiniones para encontrar soluciones sino
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Ǥ22 De esta forma, en tanto la misma persona elegida en 1990 seguía a la cabeza del gobierno, lo sucedido no aparecía como golpe sino como depuración, desentrampe, posibilidad de cumplir las promesas electorales y alcanzar el bien común.23 La ausencia de una represión masiva, facilitada a su vez por el apoyo de la población, favoreció esta percepción. También aquí, la captura incruenta de Abimael Guzmán por la DINCOTE mientras Fujimori pescaba en la Amazonía, fue un regalo inesperado, pues un plan alternativo mucho más sangriento estaba en marcha en esos mismos meses. Este plan, que pudo haberse impuesto, pues, sintonizaba mucho más con el estilo del régimen y la sensibilidad de sus hombres más poderosos, tenía como punta de lanza al Grupo Colina y como inspirador, según muchos indicios, a Vladimiro Montesinos. Recuérdense los dos hechos más sangrientos, aunque no únicos, de dicho grupo: la masacre de Barrios Altos, ocurrida el 3 de octubre de 1991; y la de La Cantuta, el 18 de julio de 1992, después del autogolpe. La captura de Guzmán y los acontecimientos
ǡϐmicidas continuaron irrumpiendo intermitentemente a lo largo de la década, por ejemplo en el asesinato de campesinos en Chuschi, el descuartizamiento de Mariela Barreto y la tortura vesánica de Leonor La Rosa, o la más reciente serruchada de mano al periodista Fabián Salazar. Tuvimos así, entre abril y noviembre de 1992, un gobierno que constitucionalmente era una dictadura que centralizaba todos los poderes. Sin embargo, esa fue una situación de transición.
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ǡ parlamentarios y su tendencia a favorecer “intereses especiales”, el crecimiento de la burocracia parlamentaria como forma de retribuir favores y mantener clientelas. Pero, una vez más, iguales críticas hubiera merecido el Poder Ejecutivo. 23. Sobre el “bien común” como herencia de la tradición católica en la historia política de América Latina, véase Richard Morse (1982).
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LA APOTEOSIS DE LA ANTIPOLÍTICA (1993-1996)
Subibaja en la montaña rusa (1993-1995) ϐ
contexto internacional y la nueva política exterior norteamericana, que enfatizaba al mismo tiempo el liberalismo económico y la democracia política, junto con el respeto de los derechos humanos. El viraje se había iniciado durante el gobierno de Jimmy Carter (1977-1980), luego de la derrota en Vietnam y la crisis moral producida por el escándalo Watergate y la renuncia de Nixon. ±
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instrumento en la última etapa de la Guerra Fría y se convirtió en política de Estado, continuada por las administraciones republicanas de Reagan y Bush.
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×ÀÀ×1 se hizo realidad en Europa Oriental, donde uno tras otro se derrumbaron los denominados socialismos reales y en toda la región se abrió una fase de transiciones democráticas. Incluso en China, un movimiento de jóvenes e intelectuales por la democracia culminó en la masacre de Tiananmen en mayo de 1989. En América Latina, la fase de transiciones democráticas, abierta una década antes en Ecuador y Perú, llegaba a su culminación con la derrota de Pinochet en el plebiscito chileno de 1988. Fue precisamente en Chile donde, en 1991, la Asamblea General de la OEA aprobó la Resolución 1080 o Declaración de Santiago, que excluía del sistema interamericano a aquellos países donde se produjera una interrupción abrupta del régimen democrático. En ese contexto de esperanza, el autogolpe aparecía como un corrosivo balde de 1.
Los geopolíticos de la Guerra Fría sustentaron la intervención norteamericana en ϐ
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una tras otra. Se trató, en parte, de una profecía autocumplida porque, por lo menos en el caso de Camboya, la victoria del Khmer Rojo, que tanta desolación causó en dicho país, no puede entenderse sin la intervención masiva de los EE. UU.
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ácido para las frágiles democracias latinoamericanas y chocaba con la sensibilidad mayoritaria. El 13 de abril de 1992, los cancilleres de la OEA reunidos en Washington rechazaron por unanimidad el autogolpe y llamaron al “restablecimiento urgente” del orden constitucional democrático.2 Cediendo a la presión internacional, en mayo Fujimori tuvo que viajar apresuradamente a la asamblea de la OEA en Barbados y convocar a elecciones para un nuevo Congreso Constituyente. La resolución 1080 y los acuerdos de Barbados exigían que esas elecciones, así como las municipales pendientes y un referéndum para aprobar la nueva Constitución, fueran producto de un diálogo entre el gobierno y la oposición. Sin embargo, el Presidente se las ingenió para soslayar el diálogo e imponer condiciones y cronograma. Lo logró no solo por la debilidad de los partidos opositores y el apoyo de la opinión pública, sino por la vista gorda de la OEA y la ambigüedad de los EE. UU., que si bien reprobaban el autogolpe, apoyaban la política económica del régimen, convertido ϐ
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ǤïǡEE. UU. y el Perú negociaban una política antidrogas en momentos en que, terminada la Guerra Fría, el
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EE. UU. con los países andinos se “narcotizaban” (cfr. Cotler 1999). Por otro lado, a partir del autogolpe buena parte del empresariado pasó del apoyo pasivo a un compromiso más activo con el gobierno. En un contexto de violencia y al mismo tiempo esperanza en el modelo neoliberal, mientras se les garantizara seguridad y reglas de juego claras dentro de una economía de mercado, los empresarios en el mejor de los casos apostaron a que la democracia se ÀÓǤǡϐ
ϐDzdzǤ De esta forma, el solitario ͳͻͻͲ×ϐ
una sólida base de apoyo cuyos pilares eran el SIN y las FF. AA., el empresariado
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Ǥ cristalización de esta suerte de bloque de poder ayuda a comprender también el aislamiento abismal de los partidos y el fracaso de un intento de contragolpe el 13 de noviembre de 1992, pocos días antes de las elecciones para el Congreso Constituyente, sarcásticamente apellidado “Democrático” (CCD). Dichas elecciones habían sido convocadas en un momento especialmente ϐÀ
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años de “guerra popular”. Sin embargo, el 12 de septiembre la Policía Nacional capturó a Abimael Guzmán, el endiosado “Presidente Gonzalo”, así como a los
2.
ǡDESCO, año XV, n.° 665, Lima 10-14 de abril de 1992.
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principales miembros del buró político de SL. La captura aseguró la victoria de Fujimori en las elecciones para el nuevo Congreso. Una opaca mayoría se apresuró desde entonces a redactar una nueva Constitución, que entronizaba los principios neoliberales eliminando toda posibilidad de jaque al rey, es decir a las FF. AA., al incrementar las prerrogativas militares; y a la reina, es decir a la propiedad privada, al cambiar la fórmula “economía social de mercado” por la pura “economía de mercado” y eliminar las menciones a otras formas de propiedad que no fueran la privada (social, cooperativa, etc.).3 Al mismo tiempo, la nueva Constitución acentuaba el presidencialismo y el centralismo. Sin embargo, los temas más debatidos fueron la reelección presidencial y la instauración de la pena de muerte para los cabecillas terroristas. Una vez que el proyecto estuvo listo, el gobierno convocó a un referéndum para darle legitimidad al régimen, especialmente a escala internacional. La oposición estaba totalmente desarticulada. Más aún, sorpresivamente, un mes antes de la votación, Abimael Guzmán comenzó a enviar cartas al Presidente, solicitando conversaciones de paz. Aparentemente con todos los ases en la mano, el gobierno decidió convertir esa fácil confrontación en un plebiscito: se trataría de aprobar no tanto o no solo una nueva Constitución, sino la Ǧ
del propio Fujimori. Todos esperaban una victoria abrumadora que le abriría de par en par las puertas a su reelección en 1995. Pero entonces, el 31 de octubre de 1993, volvimos a sentir el vértigo de la montaña rusa. La Constitución fue aprobada por un margen de apenas 52% 48% .4 Un margen tan estrecho no legitima una Constitución, ley de leyes que se quiere duradera y respetada por el conjunto de ciudadanos, especialmente si no fue producto de un diálogo previo a la elección de los constituyentes, esquivado por el gobierno, ni de un trabajo amplio y sostenido de concertación durante el funcionamiento del CCD. Más aún, si en esa votación se habló por primera vez de fraude (cfr. Chávez Molina 2000). Pero ¿qué pasó ese 31 de octubre de 1993? Por cierto, no se trató de una resurrección de los partidos. Más que la fuerza de la oposición, el referéndum mostró por primera vez los límites del estilo de gobierno fujimorista y de ciertos aspectos del programa neoliberal. a. . Ese día el país constató por vez primera los límites de la “política de la antipolítica”. Fujimori había hecho un buen trabajo de demolición 3. ͶǤ
Sobre jaques al rey, véase O’Donnell (1996); y sobre democracia liberal y propiedad privada, Franco (1998). ϐ
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Ǥ se toman en cuenta los votos blancos y nulos, las cifras cambian: 47,63% a favor, 43,38% en contra, 2,64% de votos blancos y 6,34% de votos nulos. La abstención superó el 25% de votantes registrados.
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de instituciones viejas y corruptas, pero fue incapaz de construir nuevas y
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ϐǤ no tenía ni uno ni otro. Para las elecciones al CCD reunió algunos tecnócratas más bien opacos y decididamente obsecuentes, inventó una nueva sigla, NM (Nueva Mayoría) y la unió con un guión a Cambio 90, que para entonces era tan solo otra sigla. El Presidente no había montado todavía el engranaje de clientelismo y amedrentamiento que, teniendo como eje al SIN, las FF. AA., prefectos, subprefectos, presidentes de CTAR y un Ministerio de la Presidencia cada vez más ϐǡÀ
Ǥ× en muchas provincias, y no pudo presentar candidaturas en las elecciones municipales del mes siguiente, ni siquiera en Lima. b. . El voto por el No cuestionaba algunas de las reformas neoliberales incluidas en la nueva Carta, o al menos la forma en que ellas fueron presentadas a los ciudadanos. Entre los temas más controvertidos estuvieron el centralismo5 y la supresión de los derechos sociales, especialmente la educación gratuita y derechos laborales. En menor medida, algunos sectores votaron contra la pena de muerte, la reelección y/o contra el gobierno en general. Aquí podría ubicarse alrededor del 20% de votantes que por entonces continuaba respondiendo todavía a los partidos políticos “tradicionales”. Más allá de ellos, podría hablarse de un núcleo duro, democrático que incluso en los peores momentos superó el 30% de ciudadanos, opuestos por ejemplo a la pena de muerte en plena ofensiva senderista. El referéndum probó que la reelección de Fujimori no estaba asegurada. El Ingeniero corría el riesgo de pasar a ocupar el lugar en el cual había quedado arrinconado Vargas Llosa en 1990: Lima, especialmente en los distritos de altos ingresos, donde el Sí obtuvo los más altos porcentajes. El abierto apoyo de ciertos obispos y personalidades del Opus Dei reforzaba esas semejanzas. El diario , en esos tiempos progobiernista pero todavía no ayayero del régimen, comenzó a barajar la posibilidad de un “fujimorismo sin Fujimori”, es
5.
Las regiones y los gobiernos regionales fueron borrados del proyecto de Constitución. Después de las protestas con que fue recibida esta medida, la mayoría retrocedió e introdujo algunos cambios menores, que no colmaron las expectativas regionalistas. Más aún, la nueva Constitución instituyó el Congreso unicameral y el distrito electoral nacional. Así, con el 30% de la población y casi el 40% de los votos, Lima incrementó su
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chocante en tanto en abril de 1992 Fujimori atrajo el apoyo popular al atacar a los políticos que habían perdido contacto con la población.
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decir, la consolidación de las reformas económicas y las políticas neoliberales
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ͳͻͻͷǤ Con tenacidad y habilidad táctica, Fujimori decidió conjurar estos peligros. ǡϐ
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FF. AA. Como se vio a principios de 1994 durante el desenlace del caso La Cantuta, uno de los pilares de esa alianza fue la defensa de las prerrogativas militares, especialmente la impunidad para los uniformados implicados en violaciones de derechos humanos. En caso de que por presión de la opinión pública y/o de organismos internacionales tuvieran que ser juzgados, lo serían en tribunales militares.6 Más aún, con Sendero Luminoso en práctica bancarrota, el SIN —para entonces ya entre los más poderosos servicios de inteligencia de América Latina— concentró sus fuerzas en asegurar la reelección, contando con el apoyo de un núcleo de congresistas que propugnaba militantemente lo que Stepan (1988) llama “acomodamiento civil desigual”, en otras palabras, la subordinación del gobierno civil a las FF. AA. De esta forma, el SIN montó lo que en comparación con lo sucedido en las elecciones del año 2000 podría
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, con acciones como el “chuponeo” telefónico masivo de opositores, incluyendo al principal candidato opositor, Javier Pérez de Cuéllar; el reparto de almanaques por parte de las FF. AA. y el hoy famoso “huanucazo”, maniobra que fraguó la votación de 3000 mesas en Huánuco. Consolidada esa alianza y con los recursos provenientes de exitosas priva
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ǡ el gobierno le dio una mayor “dimensión social” al programa económico. Con $4600 millones para gasto social concentrados en organismos dependientes del Ministerio de la Presidencia como el PRONAAǡ ϐ
×sitas a provincias y barrios pobres de Lima, especialmente a aquellos lugares donde el No había triunfado en el referéndum, inaugurando locales escolares, 6.
En febrero de 1994, una nueva Corte Suprema conformada después del autogolpe de ͳͻͻʹ ×
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Cantuta serían juzgados en el fuero común o en el fuero privativo militar. Pero cuando los magistrados se hallaban en pleno proceso de decisión, el Congreso dio una ley reduciendo el número de votos necesarios para la toma de decisiones de la Corte Suprema, y el caso pasó al fuero militar con apoyo de los jueces gobiernistas. Así, a menos de dos meses de ǡ
×ϐǤ reacción de la opinión pública nacional y las presiones internacionales llevaron a que los militares inculpados fueran procesados con extrema rapidez en los Tribunales militares
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comprobaron después periodistas de diferentes medios, los condenados cumplieron su sentencia en cárceles doradas y apenas un año después, en junio de 1995, se vieron ϐ
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obras de infraestructura, regalando computadoras, practicando lo que algunos analistas han llamado “neopopulismo”.7 Dispuesto como siempre a todo para ǡ×
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“farra electoral”, cuyo precio tuvimos que pagar todos los peruanos después de las elecciones con un nuevo ajuste y recesión en 1996. Paralelamente, con el Poder Judicial sometido, el gobierno estrenó su política de: “para mis amigos todo, para mis enemigos la ley”. En 1994 el
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a la Presidencia. El gobierno emitió entonces el Decreto Supremo 776, que reordenaba el gasto municipal y recortaba los ingresos a los municipios metropolitanos de las grandes ciudades, especialmente Lima. Al margen de sus alcances redistributivos, pues otorgaba mayores ingresos a distritos rurales ǡÀ±Ǥ×ϐ a la municipalidad de Lima y eliminó a Belmont como competidor a costa de postergar la recuperación de la ciudad, que siguió deteriorándose, maloliente y caótica.8 De estas múltiples formas, Fujimori logró revertir un resultado que hasta un año antes de las elecciones se le presentaba adverso. Así, en abril de 1994 la intención de voto por Pérez de Cuéllar era del 44% contra el 38% de Alberto Fujimori. Un año más tarde, el 9 de abril de 1995, el candidato-presidente barría en primera vuelta con el 64,4% de la votación contra un 22,8% para Pérez de Cuéllar. ͳͻͻͷǣ ϐï
Apenas cinco años antes era un oscuro profesor universitario. Para abril de 1995, Alberto Fujimori había logrado derrotar a tres de las cuatro personalidades peruanas más reconocidas internacionalmente: al escritor Mario Vargas Llosa; al ex Secretario general de las Naciones Unidas Javier Pérez de ±ǡϐ×Ǧǡ ǡ la “cuarta espada del marxismo”.9 Para su reelección, Fujimori utilizó a su favor todos los recursos de un Estado presidencialista. Pero como él mismo lo dijo, Belaúnde en 1985 o
7. ͺǤ 9.
Para una crítica al uso del término “neopopulismo”, véase Lynch (1999). ϐ
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Ǥ El cuarto peruano más reconocido sería Gustavo Gutiérrez, uno de los padres de la Teología de la Liberación.
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logró abolir prácticamente todas las brechas que atraviesan el país: de clase, región, etnia, género y generación. Fujimori ganó con un porcentaje sorprendentemente parejo en costa, sierra y selva; en Lima y en provincias. Arrasó entre los votantes de los distritos más ricos de Lima, pero también en Puno y en Ayacucho, el departamento más golpeado por la violencia; ganó entre jóvenes y viejos, entre hombres y mujeres. Solo bajó algo entre las clases medias, pero subió entre los votantes más jóvenes. Con estos resultados el ingeniero pudo gobernar cómodamente, pues logró una mayoría absoluta de 67 parlamentarios sobre un total de 120. ×
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×ϐ de las grandes identidades políticas de masas del Perú contemporáneo; las únicas modernas y de dimensión nacional: el APRA, primer partido plebeyo surgido en la década de 1920; Acción Popular, que galvanizó a las nuevas clases medias de las décadas de 1950 y 1960; Izquierda Unida, que aglutinó a importantes sectores populares del campo y de la ciudad durante la década de 1980.10 ϐ
diferentes lugares del espectro político al paradigma de la modernización / integración nacional; al estatismo / populismo. Partidos en cuya dirección predominaban criollos y mestizos, o al menos sus estilos de hacer política. Partidos lastrados, en mayor o menor medida, por la herencia oligárquica. Si a ellos les sumamos a Sendero Luminoso, la voluntad política más fuerte y feroz de la historia peruana, derrotado estratégicamente entre 1992 y 1993, el panorama político peruano de 1995 se asemejaba a un campo de batalla sin sobrevivientes. Y en medio de los escombros, un único y sonriente vencedor. Era la apoteosis de los independientes, algunos más exitosos que otros. La oposición apostó por uno, Javier Pérez de Cuéllar y él apostó por la segunda vuelta. Él y su reducido grupo de asesores evaluaron que Fujimori
10. El APRA (1,64% del voto presidencial), pagó y sigue pagando el precio de su devoción a Alan García y su actuación al frente de un gobierno que, entre 1985 y 1990 llevó al país al borde de la bancarrota y la desintegración en medio de lo que todavía hoy es percibido como un frenesí de irresponsabilidad y corrupción. AP (1,64%) pagó el precio de ser un partido construido por y para su fundador, Fernando Belaúnde. IU, cuya votación había ϐ
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elecciones de 1990 por su división. Para 1994 se encontraba en coma profundo. Pero en vez de construir una nueva alternativa acorde con los tiempos, los antiguos dirigentes optaron por resucitarla con propósitos estricta y desagradablemente electorales. Lo ï
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cualquier reconstrucción. IU alcanzó apenas el 0,57% de los votos presidenciales.
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tenía un techo de alrededor del 45% de la votación y dedujeron que la mejor estrategia era no hacer olas, realizar la menor cantidad de movimientos para cometer la menor cantidad de errores, pensando ganar con votos ajenos, es decir, agrupando alrededor suyo a todo el voto no fujimorista en la segunda vuelta, triunfar y llevar adelante un gobierno de concertación, punto fuerte de un diplomático de tal calibre y algo que Fujimori siempre había despreciado. A partir de esa evaluación, Pérez de Cuéllar desarrolló la campaña más deslucida de las últimas décadas y Fujimori le pasó el tractor. El 22,8% de
ϐ×ï(UPP), lo hicieron a pesar
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ϐ democrático, concertador y social. Porque además de su inmovilismo político, fue Javier Pérez de Cuéllar quien terminó ofreciendo la misma imagen que proyectó Vargas Llosa en 1990. Un candidato criollo, de apellido compuesto
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desconectado de un país que había cambiado profunda y vertiginosamente. Si la democracia y la renovación de la política debieron haber sido los puntos más fuertes de Pérez de Cuéllar, tampoco en ellos tuvo una destacada
. Por el contrario, el diplomático resultó peor que el escritor. El núcleo de allegados se convirtió en un círculo de hierro alrededor del candidato. Impenetrable y arbitrario, sin siquiera el del círculo de Ǧ que rodeaba a Vargas Llosa. Más aún, en 1990 el escritor articuló Libertad como un movimiento con un mínimo de estructuras y dirección nacional, con reuniones de bases y Congresos que elegían a los dirigentes. Pérez de Cuéllar y su círculo no construyeron nada. La UPP nunca fue mucho Ǥǡͳ
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ǡ pasaron de ser un conglomerado heterogéneo de empresarios, intelectuales, militares retirados y políticos de izquierda, que terminó dispersándose: para el año 2000 solo quedaban seis. Fujimori y el electorado: ¿atracción fatal? ¿Cómo explicar esa nueva sorpresa de Alberto Fujimori? Hoy se reconoce uná
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× dos pilares de esa victoria. El Presidente giró, y quiere seguir girando, contra el capital ganado entre 1990 y 1993. A ello se sumaba la necesidad de orden. La crisis económica y el terrorismo llevaron la sensación de desgobierno y descomposición a límites intolerables. La oposición no fue capaz de ofrecer una alternativa convincente de política económica y de orden democrático. El electorado se inclinó entonces por la oferta autoritaria que tenía, además, la
de honradez. Nada indicaba que la inmoralidad en el gobierno
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hubiera desaparecido, o incluso disminuido sensiblemente. Especialmente
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Ǥ salvo los problemas conyugales de Fujimori con Susana Higuchi, ningún escándalo de proporciones había salpicado todavía al Presidente o su entorno. Por el contrario, el mandatario aparecía austero y dedicado íntegramente a su trabajo. El contraste con el gobierno de García seguía siendo tajante. Existía, además, un contexto propicio para que la población hiciera la vista gorda: aun cuando hubiera corrupción, el gobierno “hacía obras”. A partir de 1993-1994 el gasto social comenzó a elevarse, férreamente centralizado en el Ministerio de la Presidencia. Paralelamente, otras instancias como los municipios de las capitales departamentales, especialmente el de Lima Metropolitana, veían recortados sus fondos para la ejecución de obras públicas. De esta forma, era el señor Presidente quien aparecía como el gran y único constructor. La concentración en escuelas, carreteras o postas sanitarias ofrecía obras tangibles y acrecentaba el contraste con el anterior gobierno, que dejó la infraestructura en escombros. A partir de ese contraste, el neopopulismo presidencial resultaba fácil... y barato, dado el estado de postración de la población. Una escuela, una pileta, no costaban mucho pero en el Perú de 1995, y todavía hoy, hacían renacer la esperanza en que lo peor había pasado. Jugó también a favor del Presidente un elusivo factor étnico.11 Hijo de ǡ
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ï actual, compuesto mayoritariamente por migrantes que “desbordan” las viejas ciudades criollas. , en contraste con la vieja clase política criollomestiza, Fujimori aparecía cercano a las poblaciones andinas y jugaba con esa cercanía, hasta convertirse en el hombre de los mil trajes. No hubo poncho, chullo,
, sombrero o que no hubiera vestido en una suerte de neopopulismo del traje, el gesto y el lenguaje corporal, que alcanzaría su clímax cinco años más tarde con el “baile del Chino” (cfr. también Oliart 1999). En ese contexto, nada lo afectaba. Las críticas se estrellaban contra sus dis
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se decía de Ronald Reagan. Veamos algunas de las críticas, todas ellas reales: Ǥ. Pero en el Perú no hay una gran tradición de autogobierno político. La hay más a escala social, en comunidades campesinas, asociaciones barriales, sindicatos, organizaciones femeninas, pero no en el plano político. La tradición de gobierno municipal contemporánea se remonta apenas a 1980. Ahora aparecía un gobierno central que desconcentraba el gasto y
11. Sobre el factor étnico-cultural en el triunfo de Fujimori y la derrota de Vargas Llosa en 1990, véase Degregori y Grompone (1991).
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hacía obras en las diferentes regiones, compensando a través de ellas la falta de decentralización de las decisiones de gobierno. Ǥ. Pero comparado con SL, o incluso con las feroces dictaduras del cono sur, todavía frescas en la memoria regional, sus pecados aparecían veniales. Además, ya hablamos de la necesidad de orden que permeaba a todos los estratos y rincones de la sociedad peruana.
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ǤPero el Perú tiene tradición presidencialista. Además, a principios de la década el Parlamento aparecía totalmente desprestigiado, inoperante, irrelevante. Por supuesto que el propio Fujimori contribuyó a esa imagen al criticar constantemente al viejo Parlamento y a los “políticos tradicionales” y al integrar las listas parlamentarias de Nueva Mayoría-Cambio 90 con representantes absolutamente grises y carentes de iniciativa propia. Ǥ
. Pero este se hallaba tan corrompido que los cambios introducidos por el gobierno, que hoy se revelan negativos, bastaban todavía para resaltar el contraste en una luz favorable al régimen. Ǥ
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. Nuevamente, la comparación con SL favorecía ampliamente al régimen. Además, al disminuir el accionar de SL y el MRTA, disminuyeron también las violaciones más aberrantes. Se volvía a un À
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× sin una sólida tradición de libertades individuales y que reclamaba “mano dz
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×. Pero el accionar senderista empedró el camino para la
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manos de las FF. AA., los sucesivos gobiernos civiles, incluyendo el actual, le otorgaron a los militares buena parte del crédito por la victoria. La humillante captura de las FF. AA. por Montesinos y su gente no resultaba todavía evidente
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ǡ terminado en un empate con sabor a derrota, que podría haber afectado el prestigio de las FF. AAǤǤͳͻͻͷ
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con el Ecuador no era un tema decisivo en el Perú, como sí lo era en el país Óǡ
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×ǡ sin afectar la vida cotidiana de la mayoría de la población. Por último, si se hubiera hecho una encuesta entre la población, es seguro que mayor temor le tenían los peruanos a SL que a una guerra con el Ecuador. Ǥ ×
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ϐciencia sin poner igual énfasis en el desarrollo institucional, al punto que acaba
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legitimando también el oportunismo y/o el ventajismo. Si a ello se suma la “viveza” criolla, interiorizada como valor positivo, las mentiras de Fujimori aparecían en el mejor de los casos como pecados veniales y, en el peor, como cualidades. Ǥ
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. Esta crítica sí afectó al gobierno en el referéndum de 1993. Pero este fue capaz de revertir dicha percepción. Puno fue un ejemplo palpable. En 1993 el voto en contra de la nueva Constitución se aproximó al 80%. Desde entonces, Fujimori visitó Puno más de 30 veces; el gobierno construyó escuelas, reparó caminos e inició los trabajos de la hidroeléctrica de San Gabán, una de las reivindicaciones regionales más antiguas y sentidas. En las elecciones de 1995, Fujimori triunfó en Puno con más del 70% de los votos. La gran esperanza oriental
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ǤEE. UU., a Bill Clinton le pasaron por agua tibia sus aventuras con Mónica Lewinsky porque la economía iba mejor que nunca. En 1995, en el Perú, los esqueletos de Alberto Fujimori pudieron seguir ocultos en el closet por la mayoritaria en que la economía iba a estar mejor que nunca. Hacia 1992 se hablaba en la prensa de la posibilidad de
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dónde entrarían las tropas norteamericanas, chilenas y brasileñas para salvar un país inviable, que se caía a pedazos. En medio del éxodo masivo de peruanos al extranjero, el retiro creciente de la cooperación internacional, el colapso del turismo y las penurias internas, las comparaciones más frecuentes eran con el Líbano de los años ochenta, con Bosnia o Somalia. Para 1995, por el contrario, todos los estratos tenían esperanzas en el futuro. Al menos en su futuro individual. En el número de mayo de la revista ǡ el 64% de los entrevistados consideraba que le iría mejor en el futuro; solo un 6% pensaba que le iría peor. El gobierno y los medios, por su parte, fomentaban la esperanza de que el Perú se convirtiera en el segundo tigre, puma u otorongo de América del Sur,12 después de Chile. Y ϐ
Àǡ crecimiento del PBI durante 1994 fue el más alto del mundo: el 12,5%. 12.
¡Qué tiempos aquellos! Cuando este texto entraba a la imprenta, se supo de la quiebra del banco Orión, cuyo gerente general, Pablo Bustamante, obsequió al Presidente el cuadro de un otorongo en el CADE de diciembre de 1996. Como recuerda ï
(18.6.00), el auditorio empresarial aplaudió de pie. La crisis recién empezaba. Fujimori acababa de regresar de Filipinas, Malasia y Tailandia, y los “tigres del Asia” aparecían todavía emulables. Como alguien le dijo poco después a Bustamante en una conferencia en ǡ×
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machistas/autoritarias y está, después de todo, en nuestro escudo nacional.
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×ïtema económico global. Por las altas tasas de interés, el país comenzó a atraer por esos años capitales de corto plazo, que dieron una cierta sensación de bonanza y modernidad. Fueron los años de gloria de la Bolsa de Valores. Éramos uno de los mercados emergentes más atractivos. Las privatizaciones atrajeron capitales, la rebaja de aranceles permitió la invasión de productos importados —desde autos usados que desbordaban las calles de las ciudades hasta comida chatarra, que adquiría acá un estatus impensable en los EE. UU.—, mientras proliferaban casinos y descomunales servicentros. A pesar de las críticas a la
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balanza comercial, vivíamos nuestra luna de miel con la globalización o, más precisamente, con el neoliberalismo: reingeniería era el término de moda, nacionalismo una palabra impronunciable. La apoteosis de la antipolítica Según O’Donnell, la ampliación de los horizontes temporales de los actores y el fortalecimiento de las instituciones sociales y políticas son las claves para salir del hueco negro de las que él llama “democracias delegativas”. En el caso peruano, era evidente que desde 1992 se habían ampliado los horizontes temporales del conjunto de actores. Pero no se advertía ninguna voluntad de fortalecer las instituciones sociales y políticas. El mandatario siguió presidiendo sobre un país amorfo, llevando adelante un programa económico internacionalmente aceptado y con más que un mínimo de gobernabilidad autoritaria. A punta de exhibir resultados concretos, había evitado hasta ese momento el “consumo político vertiginoso”, que Cavarozzi (1993) asociaba al colapso del sistema de partidos y de instituciones. El fujimorismo podía presentarse como vía tecnocrática autoritaria de recuperación para países semicolapsados. No en vano el Banco Mundial y el propio FMI querían hacer del Perú un
de recuperación tutelada, en un momento en el cual los actores internacionales se convertían en actores internos como parte del proceso de globalización y de redimensionamiento de la soberanía nacional. Empresarios y periodistas cercanos al régimen postulaban que la democracia se daría por añadidura, como producto natural del desarrollo de la economía de mercado, lo mismo que la justicia social.13
13. Hoy esas concepciones vienen siendo cuestionadas, incluso por instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial. Pero sobre todo, por países que en las décadas previas las impulsaron. En la reciente reunión cumbre de la “tercera vía”
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Varios analistas, no solo cercanos al gobierno, creyeron que luego de una
ϐÀǡÀ más autoritarias y presidiría un gobierno más dialogante y democrático. Erraron totalmente. Apenas reelecto, el gobierno encarceló a militares retiÀ
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× los partidos; decretó la reorganización del Jurado Nacional de Elecciones, a cargo de delegados del Ejecutivo y del Congreso, mas no del propio Poder Electoral; y promulgó una ley de reorganización de las universidades nacionales, interviniendo de un día para otro la Universidad de San Marcos y La Cantuta. Y era apenas el principio... Porque no solo vivíamos la apoteosis de los independientes, sino de la antipolítica. Diez años antes, luego de que el APRA ganara holgadamente las elecciones presidenciales de 1985 y las municipales de 1986, los gobiernistas de entonces comenzaron a hablar de una reedición del PRI mexicano: un partido que dominó el escenario político durante 50 años. En 1995, con casi los dos tercios de la votación y en medio de la debacle general de los partidos, era imaginable que NM-C90 aspirara a convertirse en una suerte de PRI peruano. Nada más alejado de la voluntad presidencial. Al igual que el 31 de octubre de 1993, la noche del 9 de abril, luego de la tradicional conferencia de prensa no había seguidores que festejaran el triunfo, ni local partidario donde el Presidente pudiera celebrar su victoria. Fujimori volvió a pasar la noche errante, de estación en estación de televisión, concediendo entrevistas. Preguntado en diferentes medios si convertiría sus siglas en organización política, Fujimori respondió: “No he querido formar una estructura política, a propósito. [NM-C90] es una estructura abierta, con un núcleo que convoca a los más idóneos, a los más capaces”. Y más adelante: “El grupo gobernante debe ser un grupo convocante, que llame a los más capaces profesionalmente. Podemos de esta manera elegir a la mejor gente que dirija los destinos del Perú”.14 Al hablar de “núcleo”, el Presidente debió haber pensado en el átomo de hidrógeno que tiene un solo protón; y cuando hablaba en primera persona del plural habrá estado usando el pluralis majestatis, porque el núcleo de NM-C90 ±Ǥ
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ϐ× sobre un país amorfo, basado en una alianza de poderes fácticos: servicios
en Berlín (3.6.2000), los presidentes de la mayoría de países europeos, de los EE. UU. y de tres países latinoamericanos —Argentina, Brasil y Chile— reivindicaron el papel del Estado y se comprometieron a buscar un nuevo equilibrio entre Estado y mercado. 14. Declaraciones en
(9.4.1995).
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de inteligencia, Fuerzas Armadas, empresarios, medios de comunicación
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ǡ “cónsules locales del capital internacional”. Pero incluso las Fuerzas Armadas como institución, la prensa cercana al régimen y los empresarios para quienes Fujimori parecía ser un instrumento temporal, útil mientras se reconstruía el país y descartable en el mediano plazo, comenzaban a ver cómo el otrora oscuro agrónomo adquiría cada vez más vida propia en olor de multitudes.
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Un cuerpo invertebrado, hidrocefálico
DzÀǤǤǤdz Alberto Fujimori1
El asombroso ingeniero Fujimori y su increíble democracia, que sobrevive sin espina dorsal Si la vida fuera un carnaval, como canta Celia Cruz, o si el baile del Chino se hubiera inventado para la primera reelección, hacia 1995 el título de este acápite bien podría haber sido la carta de presentación del régimen en ferias pueblerinas o eventos internacionales. ¡Pasen pueblos del mundo y compruébenlo...! Porque si un sistema de partidos constituye la columna vertebral de la democracia, he allí ese cuerpo político invertebrado, victorioso en su guerra
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× ǡ mayoría de votos, aceptado por una comunidad internacional según la cual cumplía al menos los requisitos de una “democracia de baja intensidad”, trastabillando hacia un futuro que en esos años la mayoría imaginaba brillante. ¿Cómo pudo suceder? Hidrocefalia En primer lugar, si bien la columna vertebral se hizo polvo, la cabeza siguió funcionando. No solo siguió funcionando sino que creció hasta convertir al sistema político peruano en un extraño ser hidrocefálico. Creció no solo el
1.
Declaraciones a la cadena ǯ , 22.5.1995.
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Poder Ejecutivo sino, literalmente, la cabeza del Estado: el Presidente hiperactivo, incansable, todopoderoso, omnipresente, siempre en campaña. Los modernos medios de transporte le permiten trasladar a la política la estética del videoclip. Puede despachar en la mañana en Palacio, volar con sus gheishas2 a revisar alguna obra en Puno, trasladarse en helicóptero a Cusco, regresar en la tarde a algún asentamiento humano en los conos de Lima y volver en la noche a Palacio para ofrecer una cena para algún sátrapa oriental tipo Mahathir Mohamad (si es que no lo llevó consigo por todo su recorrido). Desde el autogolpe, todos los poderes se concentraron en el Ejecutivo. El Ministerio de la Presidencia pasó a obtener el pedazo más grande de la torta presupuestaria3 y sus carteles saturan desde hace años el paisaje peruano, reemplazando u opacando a los ministerios del sector social: Salud, Educación, Transporte. Ubicada dentro de una larga tradición de presidencialismo, paternalismo y clientelismo, la Presidencia se convirtió en una institución altamente legitimada en relación al Congreso y al Poder Judicial. La captura de este último comenzó como una verdadera violación. Durante el autogolpe del 5 de abril, una de las primeras medidas fue el asalto al Palacio de Justicia por parte de lo que Gorriti llamó los “comandos de la amnesia” y el robo en camiones del Ejército de miles de legajos donde se supone habían pruebas incriminatorias contra Vladimiro Montesinos, el propio Alberto Fujimori y otros personajes del régimen, así como datos comprometedores que contribuyeron a montar el sistema de chantaje a personajes incómodos para el régimen. En los años siguientes, un conjunto de leyes sometió al Poder Judicial y lo convirtieron en un instrumento de persecución de opositores y legalización de todas las arbitrariedades del Ejecutivo. Los principales eslabones de la cadena del sometimiento fueron la creación de comisiones interventoras en el Poder Judicial y el Ministerio Público; el recorte de atribuciones a éste último, traspasándolas a una nueva Comisión Ejecutiva en manos de la sumisa Blanca Nélida Colán;4
2. 3. 4.
En el libro citado de Sally Bowen (2000) hay una excelente descripción de la relación entre el Presidente y las reporteras que cubren las noticias en Palacio de Gobierno. El presupuesto para 1992 era de 222’552.021 millones de soles; para 1993, 1.216’731.057 y para 1995 se incrementó a 1.955’502.363 millones de soles. Véase, ï
(1992-1998). Blanca Nélida era una oscura juez provincial del Callao, que emergió de la penumbra durante el autogolpe. Fue nombrada Fiscal de la Nación y en 1995, en uno de sus últimos actos, el CCD prolongó su periodo al frente de la Fiscalía mediante la que fue bautizada como Ley Colán (véase Bowen 2000: 256). Cuando ya no fue posible prolongar más su estadía en dicho cargo, se le recortaron las atribuciones y se creó para ella la Comisión Ejecutiva, por encima de la Fiscalía. Con sus ahorritos durante tantos años al servicio del ±ǡ
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la amputación de las funciones del Consejo Nacional de la Magistratura;5 la dependencia directa de la Academia de la Magistratura del secretariado ejecutivo del Poder Judicial; y sobre todo la mantención de una insólita y abrumadora À
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enteras de la Corte Suprema.6 Por su parte, con su desmembramiento en tres organismos (ONPE, RENIEC y JNE), el Jurado Nacional de Elecciones pasó de ser un poder independiente que no había sido objetado desde la primera transición (1978), a un Sistema Electoral, manejado “al 99,97%” como se ha visto con la actuación de la ONPE en las recientes elecciones y los escandalosos fallos del JNE en el caso del congresista Luis Cáceres Velásquez, entre otros.7 Detengámonos algo más en el Congreso. ***
±ǣ Secuestrado durante el autogolpe del 5 de abril y reaparecido siete meses después luego de una lobotomía perfecta, el otrora primer poder del Estado quedó completamente sumiso y ansioso de jugar un papel subordinado. En tanto terminaron las antiguas disputas entre el Ejecutivo y el Legislativo, algunos analistas arguyen que la lobotomía contribuyó a la gobernabilidad, pero no por cierto a una gobernabilidad
Ǥ Al no haber funcionado los gobiernos regionales previstos en la Cons
× ͳͻͻǡ ϐÀ ͳͻͻͲ ͳͻͻʹǡ especialmente la Cámara de Diputados elegida por departamentos fue hasta 1992 una de las pocas instancias en las que, en cierta medida, se expresaban demandas regionales y se ejercía cierta
vertical y horizontal.
5.
6.
7.
“Según la Constitución, el CNM
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Ǥ de esas facultades han sido recortadas y solamente tiene una facultad expedita —la ϐ
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ÓǡCNM no hace nada” (entrevista a Jorge Avendaño,
, 25.6.2000, p. A8.) Sin seguridad en el cargo, provisionales y suplentes son presas fáciles de la manipulación. “En este momento tenemos en el Poder Judicial 1200 jueces entre provisionales y suplentes contra 345 titulares. En el Ministerio Público tenemos 1093 provisionales contra 176 titulares... [En la Corte Suprema] de 30 vocales más el presidente, 16 son provisionales y sólo 14 son titulares” (Jorge Avendaño, entrevista citada). Sobre la reforma del Poder Judicial, véase Rubio (1999). Sobre la subordinación del Poder Electoral véase Chávez Molina (2000).
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Por
entendemos la posibilidad de pedir y rendir cuentas. La vertical, cuando los ciudadanos piden cuentas a sus representantes. La horizontal, cuando un poder pide cuentas a otro. El Congreso unicameral surgido luego del autogolpe de 1992 resultó jibarizado, reducido a una sola cámara de 120 congresistas elegidos por Distrito Electoral Único. Al mismo tiempo fue lobotomizado, extirpándole su
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horizontal) y deliberación. Fue, por último, “cortesanizado”. Usamos el término recordando a los reyes absolutos que neutralizaban a los señores provincianos trayéndolos a la Corte. El Distrito Electoral Único alejó a los parlamentarios de su electorado, eliminando prácticamente cualquier
vertical y los acercó a un Palacio de Gobierno (Ejecutivo) que los subordina pero les otorga al mismo tiempo privilegios jamás habidos en el Perú contemporáneo: sueldos muy ǡϐ
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ǡde asesores, viajes, comunicaciones. El mismo Fujimori demagogo que en abril de 1992 preguntaba a las masas en la plaza San Martín si querían que los congresistas ganaran sueldo mínimo y no fueran nunca reelectos, ha terminado “cortesanizándolos”, incluidos a muchos de la oposición, transformados en una “leal oposición a su majestad”, incapaces de gestos radicales como la renuncia en momentos en que esta pudo haber sido un importante mecanismo de presión. Ello fue en 1995. El año 2000, con la repulsiva compra de curules y el descaro de muchos congresistas electos para cambiar de camiseta, el régimen ha perdido todo escrúpulo y revela su intención de pervertir todavía más al Congreso, convirtiéndolo en “cortesano” como sinónimo de “prostituto”. Sin embargo, hacia mediados de la década, la mayoría fujimorista en el Congreso jugó un papel en la legitimación de un régimen centralista, en tres ámbitos diferenciados. Ǥ
×. La mayoría sustentó militantemente el recorte de sus propias atribuciones, expresado básicamente en la delegación de funciones legislativas al Ejecutivo, basándose en una supuesta necesidad ϐ
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× de la oposición, especialmente de los “partidos tradicionales”, considerados “desleales” al sistema político. La congresista Martha Chávez dio un ejemplo cristalino cuando el Parlamento debatía la posible investigación de una compra de armas: “¿Quién puede guardar mejor el secreto: una institución que escoge a su gente [la Contraloría] o una institución en la que puede haber desde comunistas extremos hasta
8.
Para el periodo 1995-2000 los congresistas reciben un sueldo de 29.000 soles mensuales, ¡16 veces al año!
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derechistas del Ku Klux Klan porque eso lo decide el electorado?”.9 Ninguna
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ver directamente con: Ǥ
×ǡ entre los que destacan: La democracia entendida unilateralmente como gobierno discrecional de la mayoría y no como construcción de alianzas o respeto de los derechos de las minorías. ii) “Usos del pasado”. En otras palabras, la legitimidad del actual Congreso se deriva del descrédito en el que cayeron los anteriores del periodo 1980-1992, lo que se recuerda constantemente en el discurso y la práctica parlamentaria actual. Ȍ
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×. El Congreso no cumple ya funciones de representación ciudadana, pero sí de intermediación y de vinculación clientelista con una población atomizada, en un país sin partidos políticos y con las organizaciones sociales muy debilitadas. En este contexto, donde no existen representaciones estrictamente políticas, los parlamentarios ϐ
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blación, multiplicando su capacidad de llegada. Unos a través de los medios de comunicación. Otros acompañando al Presidente a lugares del país donde tenían base social, por ejemplo por nacimiento; vinculándose directamente con esos “feudos regionales”; organizando en tándem, con los CTAR, el SIN y las FF. AA., los diferentes núcleos políticos ad hoc que el gobierno construyó para cada elección, por ejemplo
en la campaña municipal de 1998. Traducido a la coyuntura actual, unos serían hasta cierto punto los chavistas o los tudelistas, otros los absalonistas. A pesar de estar desconectados de su electorado en cuanto al
, estos últimos mantienen una cercanía “de piel” étnica y sociocultural, especialmente con los estratos D y E. *
*
*
El cuerpo invertebrado y cabezón se mantuvo de pie y logró incluso avanzar tambaleándose gracias a un conjunto de apoyos externos al sistema político, que lo sostenían desde arriba, por los costados, por detrás y por debajo. Eran los poderes fácticos,10 instituciones y personajes que reemplazaron a los
9. Declaraciones en: , 25.9.99. 10. Sobre el papel de los poderes fácticos, véase López (1995).
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componentes tradicionales de un sistema político y formaron un conjunto de apoyaturas y correajes que reemplazaron a la columna vertebral. Por arriba: los apoyos internacionales Desde su viaje con Hernando de Soto por las grandes capitales económicas antes de asumir por primera vez el mando,11 y la posterior aplicación del
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internacionales. Luego del aislamiento de García, el regreso peruano al redil de los pagadores puntuales de la deuda y aplicadores del Consenso de Washington le ganaron el favor del FMI, el BID y el BM. El apoyo de Japón no llegó a ser espectacular como se había creído, pero su aval fue importante. Estos organismos lo ayudaron a llevar adelante las reformas económicas y la primera fase de la reforma del Estado. Colaboraron también a que se pase por agua tibia el autogolpe de 1992, contentándose con que se cumplieran “mínimos democráticos”: elecciones, libertad de prensa, existencia de un Congreso, no importa si lobotomizado; reforma del Poder Judicial, haciendo la vista gorda sobre su falta de independencia. En la década de 1970 hubiéramos dicho que el gobierno era títere del imperialismo y esos apoyos eran los hilos que hacían danzar la marioneta. Pero la realidad era más compleja y matizada. Hasta entrada la década, Fujimori fue bienvenido en Wall Street y mal visto en Washington; querido por los banqueros y los grandes estudios de abogados de Nueva York, pero mirado
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ǡ organismos de DD. HH. no tragaban su estilo autoritario. Sin embargo, en la otra orilla del río Potomac, la CIA y el Pentágono callaban y otorgaban, especialmente por la política antinarcóticos del gobierno. Por los costados: economía y guerra, empresarios y FF. AA. Las FF. AA. y los empresarios se convirtieron en el brazo derecho y el izquierdo del régimen. La cúpula militar apoyó al gobierno desde el momento en que
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× consagración legal de sus nuevas prerrogativas,12 que hoy son las más grandes
11. El viaje concluyó con el despido de su primer equipo económico, el de los llamados siete samuráis. Sobre este episodio y sobre dicho periodo en general, véase Jochamowitz (1993) y Bowen (2000). 12. Sobre prerrogativas, véase: Stepan (1988). Sobre FF. AA., democracia y fujimorismo: Degregori y Rivera (1993), Mauceri (1989), Rospigliosi (1996).
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de la región junto a las de las FF. AA. de Chile y Ecuador. Los disidentes, que se expresaron en núcleos como COMACA (comandantes, mayores y capitanes) o León Dormido, fueron purgados con ayuda del SIN. Las FF. AA. adquirieron así una presencia política e incluso electoral ajenas a lo que sería su misión normal en una democracia. La lucha contra SL y el MRTA, así como la guerra contra Ecuador, legitimaron su papel y sus privilegios institucionales ante amplios sectores de la opinión pública. Los empresarios, por su parte, vieron con expectativa cómo el gobierno asumía buena parte del programa económico del FREDEMO, que los había encandilado. Aun cuando diferentes sectores expresaron reservas sobre
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ϐ deshuesado. Varios factores se entrecruzaron en esa decisión: legítimos deseos de modernización y de volverse competitivos en una economía abierta;
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ǡ por la férrea política antilaboral del régimen. Salvo excepciones y para disgusto de Mario Vargas Llosa, el autogolpe no los molestó. La actitud distantemente tecnocrática de Carlos Boloña, entonces Ministro de Economía y cabeza visi
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ǡ de nuestros neoliberales, que no miraban más allá de sus narices, es decir del Chile pinochetista, sin darse cuenta (o sin importarles) que la verdadera Àϐ
ǡdizados por el avance terrorista, para construir una economía basada en el Estado de derecho, incorporando las libertades políticas dentro de su credo. Por detrás: los asesores ocultos Hasta aquí nos movemos en predios conocidos, recorriendo la clásica base de apoyo de los “gobiernos fuertes” y las viejas dictaduras. Lo relativamente novedoso comienza con el apoyo masivo que el gobierno recibe de expertos, que reemplazan a los intelectuales orgánicos y los ideólogos, que parecen ya no ser más necesarios, lo mismo que los militantes y los votantes leales de épocas pasadas. Como señalan Grompone y Mejía (1996: 31): […] el militante comprometido desiste o se vuelve oportunista ya que no existen ideales a los cuales valga la pena dedicar sus mejores esfuerzos. El votante ϐ
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en las orientaciones partidarias y por una u otra de ambas razones asume un obligado pragmatismo.
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regresan de trabajar en organismos internacionales para crear lo que ellos
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mismos llaman “bolsones de excelencia” en ciertos ministerios, con sueldos ×
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cionales que sostienen al régimen. Por otro, asesores ocultos que actúan tras bambalinas, sin rendir cuenta a nadie. Varios eran familiares del Presidente, otros miembros de su promoción de colegio o de la Universidad Agraria. Y en el círculo más íntimo, asesores totalmente encubiertos como mujeres afganas. Santiago Fujimori, el hermano que daba la sensación de ser un niño precoz porque la única foto que salía en los medios, tomada antes de que decidiera cubrirse el rostro, era la de su libreta electoral. Sigisfredo Luza, psicólogo de película de horror, a cargo de los operativos psicosociales; Rafael Merino,
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ϐ que fuera asesor del general Velasco. Y quien pronto se convirtió en el más importante: el asesor del SIN Vladimiro Montesinos. Fue hazaña periodística de conseguir en 1984 la primera foto contemporánea de ese ex capitán del Ejército, dado de baja por espiar para la CIA en la década de 1970. Secretismo. Los más importantes asesores del Presidente no responden ante nadie. Hasta 1996 el gobierno insistía en que Montesinos era asesor del SIN y, por tanto, fuera del alcance de cualquier investigación. Aún hoy, el gobierno anuncia como otras veces que “en algún momento” el asesor podría salir a la luz pública. En una mirada retrospectiva, resulta asombroso cómo se pudo pensar que era posible modernizar el país con equipos construidos sobre la base de lealtades tan primarias, fuera de toda institucionalidad y
. El reclutamiento de este segundo tipo de asesores revelaba la precariedad institucional del fujimorismo. ͳͻͻͳǡ
ϐcación legal que permitió la permanencia del general Hermoza Ríos como jefe del Comando Conjunto de las FF. AA. después de su pase al retiro,13 hasta el autogolpe del 5 de abril y el fracaso del contragolpe del 13 de noviembre de 1992, Montesinos y el SIN pasaron de estar entre quienes sostenían el cuerpo invertebrado por la espalda y subieron hasta enquistarse en la cabeza hidrocefálica como una
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ϐ del SIN hasta superar los 5000 efectivos. Si la función del cerebelo es guardar el
13. El 12 de noviembre de 1991 se promulgó una ley que otorgaba al Presidente el poder de nombrar a los jefes de las diversas ramas de las FF. AA., que no tendrían que retirarse necesariamente al cumplir 35 años de servicios, como sucedía anteriormente. El primer ϐ
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otra vez como Comandante General de las FF. AAǤ ϐ ͳͻͻͺǤ ±ǡ (2000: 72), Rospigliosi (1996).
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E-, enero; J-, junio; a-, año. Elaboración propia.
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equilibrio del cuerpo, el control que Montesinos y el SIN iban logrando sobre las FF. AA., los medios masivos y la represión a los opositores (chuponeo telefónico, utilización de la SUNAT, chantajes diversos) sería la manera privilegiada de preservar el equilibrio, léase gobernabilidad autoritaria, del cuerpo invertebrado. Por debajo un piso sólido: la opinión pública El cuerpo invertebrado y cabezón no se hubiera consolidado y ni siquiera sobrevivido sin el apoyo constante y por momentos abrumador de la opinión ï
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×cialista con un nuevo pragmatismo explica ese apoyo más bien Àǡ que no llegó a cuajar como identidad política sólida, en tanto no había institución À
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ser un cheque en blanco como el que en algún momento se le endosó a Alan García, cuando su aprobación superaba el 90% y una pancarta en la plaza de Armas proclamaba: “Alan, haz lo que quieras”. Una cierta identidad política surgió en alguna medida en los tiempos del fujimorismo tardío, especialmente a partir de la creación de Vamos Vecino (1998) y en zonas urbano marginales y rurales. Pero es una identidad muy a la defensiva (el voto vergonzante del año 2000) y mayoritariamente dependiente de las dádivas (los manifestantes acarreados en buses de estos últimos meses). Por su lealtad a una a cambio de obras o dádivas, la actual identidad fujimorista se parece a la odriísta que surgió y se mantuvo hasta los años sesenta en lugares como Tarma, Tacna o San Martín de Porres. Pero volvamos a mediados de la década. En esos tiempos se constata que la ciudadanía había pasado de expresarse a través de movimientos sociales
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Ǧ te e intermitente. La opinión pública era la única que podía poner coto a los excesos gubernamentales, por ejemplo en casos de abusos de derechos humanos o de excesiva concentración del poder en el Ejecutivo. Pero debido al debilitamiento de la esfera pública, solo podía hacerlo momentáneamente, sin mayor capacidad de incidencia, sin llegar a tocar nervio. Ese límite se vio, por ejemplo, alrededor del caso Cantuta. La masacre de nueve estudiantes y un profesor de esa universidad en 1992 provocó un mayoritario rechazo, que se volvió abrumador cuando en 1994 se descubrieron los cuerpos, luego de que la congresista Martha Chávez, llegara a sostener con insolencia que las víctimas se habían autosecuestrado. Atrapado entre una opinión
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pública nacional desfavorable y el repudio de los organismos internacionales de DD. HH., el régimen se vio obligado a retroceder y condenó en tribunales militares ϐ
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×ǡ amnistió a los asesinos sin que hubiera una mínima respuesta ciudadana salvo, otra vez, el rechazo mayoritario a la ley de amnistía en las encuestas.14 Hidra de una sola cabeza Esta insólita criatura política tenía, felizmente, varios talones de Aquiles. El más importante no estaba precisamente en el pie, sino en la cabeza, única e intransferible, tanto que los rumores sobre una hipotética enfermedad del Presidente provocan escalofríos no solo en el Perú sino en la prensa internacional.15 Menem tenía el partido peronista. En el Perú nadie sabía quién era el primer vicepresidente, y menos el segundo, que por lo demás no hacían nada o muy poco. El Congreso era aburrido y sin lustre alguno. Los parlamentarios más conocidos en las encuestas hacia 1996 eran Martha Chávez, la presidenta del Congreso, agresiva hasta casi la procacidad, y Susana Díaz, la
peruana. De esta forma, el modelo condenaba a Fujimori a un activismo frenético. Dz
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Óǡ grababa el videoclip político de cada día. Solitario, entregado como un monje al trabajo, soñando según confesión propia con mujeres de buenas piernas, nadie podía negar su asombrosa capacidad de trabajo. Martha Hildebrandt, la ruda presidenta del Congreso, alaba esa capacidad con inusual ternura: —¿Qué tipo de presidente es Fujimori? ȄÀϐ
Ǥǡǡ duerme poquísimo, pasa de los 4000 metros al nivel del mar en un solo día, exige a su organismo un esfuerzo muy grande. Cuando uno llega a renunciar a las horas de sueño —como me pasa a mí pero nunca al nivel del Presidente— para sacar adelante el país... Las mujeres que estamos cerca de él —no tanto porque él es muy hermético— se lo decimos. ¡Por favor duerma, Presidente, duerma!, le dije yo anteanoche.16
14. El 14 de junio el Congreso promulgó una de sus “leyes de medianoche”, sustentada elegantemente por Francisco Tudela. En nombre de la reconciliación, los miembros de las FF. AA. y la Policía Nacional acusados por violaciones de derechos humanos, desde mayo de 1980 en adelante, fueron perdonados y exonerados de futuras acusaciones. De esta forma quedaron libres los ocho miembros del grupo Colina que habían sido condenados por el crimen de La Cantuta y se dio por terminada la investigación de la masacre de Barrios Altos. 15. Eso sucedió, por ejemplo, el 15.1.00, a raíz de las declaraciones de Álvaro Vargas Llosa. 16. Véase , 17.2.00.
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Con una sola cabeza y sin columna vertebral, la criatura fujimorista no pudo presentar candidatos a las elecciones municipales de 1992, ni siquiera en Lima, donde retiró sin miramiento alguno en plena campaña a su candidato Pablo Gutiérrez cuando lo dio perdedor. En 1995, en la cúspide de su éxito, concentró fuerzas en Lima y dejó en libertad a sus simpatizantes para armar listas o votar por quien quisieran en el resto del país. Aprovechando la segunda luna de miel después de la reelección, Fujimori buscó instalar a otro ingeniero nisei, Jaime Yoshiyama en el sillón municipal. “Con todo el apoyo” decía su eslogan. El objetivo era cerrarle el paso a Alberto Andrade, el
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ϐÀǤ×Ǥ carisma del Chino no era transferible. Quedó claro que Fujimori estaba condenado a la reelección perpetua. ¡Qué hermosa condena!, dijo seguramente, parafraseando a Abimael Guzmán ÀϐǣDz
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×ϐdente, si bien es una las mayores fortalezas del régimen, es también una de sus más grandes debilidades, y lo convierte en una suerte de imagen espejo de SLǡ×
×ϐǤǤǤ y no pudo sobrevivir a su caída. La necesidad de que la misma persona se eternice en el poder era el primer síntoma de que la consolidación del engendro antipolítico condenaba al país a girar sobre sí mismo, a revivir obsesivamente el momento fundante del fujimorismo, su escena primordial violenta. La decisión de guardar los esqueletos en el clóset y no permitir la más mínima revisión de las violaciones de los DD. HH. cometidas por el Estado en esos años, revela las otras dos fallas congénitas del modelo: la militarización de la política y la falta de transparencia. Con los partidos destruidos y el SIN y las FF. AA. reemplazándolos casi como partido de gobierno, las estrategias y las tácticas de la guerra se trasladaron a la política. Las emboscadas se convirtieron en la principal táctica política, expresada de manera rotunda en el consejo que Fujimori diera a su ex ministro de economía, Carlos Boloña: “primero actúa, después explica”.17 Los operativos psicosociales reemplazaron en buena medida a las campañas políticas.18 17. Véase , 24.5.91. 18. En tanto volveremos sobre este tema, aquí sólo menciono la forma en que el gobierno manejó la captura de Guzmán, y sobre todo las cartas que este envió en octubre de 1993 solicitando conversaciones de paz. Lo hizo como un operativo de guerra psicológica, aunque en cierto momento el tiro salió por la culata. En efecto, en un principio las negociaciones con Guzmán no fueron mal vistas por la opinión pública, pero se volvió demasiado obvio que el gobierno usaba las cartas del preso senderista con propósitos
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Si la política se militariza, todo puede volverse secreto militar. Más aún si el escenario político colapsa con la desaparición de los partidos. Luego de ese colapso, la acción continuó principalmente tras bambalinas. Los ciudadanos convertidos en espectadores escuchan sonidos, gritos y susurros; de vez en cuando ven sangre que se escurre tras las cortinas, de repente un cuerpo es
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FF. AA. a la prensa permitieron encontrar los cuerpos de los nueve estudiantes y el profesor de La Cantuta en 1994; o cuando
, en la época opositora de Baruch Ivcher, reveló el descuartizamiento de Mariela Barreto y la destrucción corporal de Leonor La Rosa, agentes de un SIN que comenzaba a devorar a sus propias hijas. El resultado de la inexistencia de partidos y de la militarización de la política fue una falta de transparencia que, en lugar de atenuarse, se ha profundizado y complejizado con los años. El régimen estaba obligado a “mostrar” debido a las formalidades democráticas que tenía que guardar, sobre todo cuidándose de la comunidad internacional. Pero al mismo tiempo cubría lo mostrado con veladuras: comisiones investigadoras copadas por la mayoría, que no investigaban o terminaban investigando a los denunciantes; negativa ϐ
ǡ una emergencia o un estado de guerra permanente; hasta llegar al cinismo, la disociación y la esquizofrenia que hoy vivimos.
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ϐ salvaje, de quien el Presidente dijo alguna vez que si se hubiera dado el caso lo hubiera matado con sus propias manos y por el cual la pena de muerte iba a ser restaurada en el ÀȄǡ
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un interlocutor potencial.
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LA CONSTRUCCIÓN FRUSTRADA DE UN EXOESQUELETO (1996-2000) Àǡ
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ĚēėĆ “En el momento de máximo apogeo, se incuban las semillas de la decadencia”. Ese fue un cliché. “En todo linaje, el deterioro ejerce su domino”. Este fue un poema. Elijan, o construyan otra frase. Lo cierto es que en 1995, en el preciso momento en que Alberto Fujimori era ungido presidente con la más alta votación alcanzada por candidato alguno en el Perú desde 1950, él mismo construía la jaula, entonces todavía invisible para la mayoría, que aprisionaría al país en el pasado, como si todos tuviéramos que pagar por los crímenes de Abimael Guzmán. ǣϐ
× para el gobierno mucho más importante que la modernización económica. Segundo barrote: el rechazo tajante a construir una organización política ϐ
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DD. HH. por parte del Estado era el cimiento de esa autocracia. Cuarto: la indiferencia ante el rechazo de la opinión pública a la ley de amnistía, reveló que uno de los pocos diques al ejercicio del poder omnímodo se había derrumbado.1 En efecto, en los primeros años la opinión pública jugó un cierto papel regula
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ϐ victoria, a partir de 1995 Fujimori mostró por el contrario que estaba dispuesto a gobernar ignorando o manipulando a la opinión pública, domándola,
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que el Congreso impida al Poder Judicial procesar a los militares implicados en casos de violación de los DD. HH. Y el 78% expresó su rechazo a la Ley de Amnistía.
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domesticándola, distrayéndola, desmoralizándola hasta convencerla de que
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× fácticos prevalecería siempre. ϐ
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ca de un estilo de gobierno que jamás se pretendió hegemónico sino que se basaba en el enfrentamiento; nunca dispuesto a incorporar al adversario sino a aniquilar al enemigo, trasladando las tácticas bélicas a la arena política. La guerra contra el terrorismo prácticamente había terminado; la danza guerrera de Fujimori y Montesinos apenas comenzaba. Un topo a pleno sol Durante los primeros meses, para el segundo fujimorismo la guerra fue un paseo. Fujimori “inventaba un país”. El gobierno desplegaba a voluntad sus ǡ
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nombre: Jaime Yoshiyama, parte del círculo íntimo de Fujimori, empresario, cabeza de lista de C90-NM en las elecciones de 1992, presidente del CCD hasta ͳͻͻͷ
ϐÀ Ǥ× mate al último bastión importante de la oposición: la Municipalidad de Lima. Sin embargo, el 12 de noviembre de 1995 el gobierno mordió por primera vez polvo y supo lo que era la derrota. Resistiendo la campaña de saturación y en plena luna de miel con el segundo fujimorismo, el 52,2% del electorado se inclinó por Alberto Andrade contra el 47,8% que votó por Yoshiyama. Al igual que en el plebiscito de 1993, en este caso no estaba en juego la Presidencia y eso posiblemente animó a muchos tímidos a contrariar la voluntad presidencial. Si en 1993 jugaron un papel importante reivindicaciones económicas y regionalistas, en 1995 lo hicieron las reivindicaciones vecinales:
À×ϐǤ esta vez se advirtió también un rechazo más explícito al estilo aplanadora de la Presidencia. En apariencia inmutable, apenas conocidos los resultados Fujimori nombró ϐÀ
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À en algunos casos pasaban por encima de las municipales. El mejor alcalde, el rey. Óǡ
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ǡ recortándole atribuciones, bloqueando préstamos internacionales, negándose al diálogo, regateando la cooperación policial en la reubicación de ambulantes y azuzando a los trabajadores municipales despedidos del Sindicato de Trabajadores Municipales de Lima (SITRAMUN) para que vandalicen sistemáticamente
La construcción frustrada de un exoesqueleto
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las actividades y obras municipales, especialmente en el centro histórico. Súbitamente el gobierno se mostraba compasivo con esos trabajadores despedidos después de haber sido el del movimiento laboral. Así, la única cohabitación a la que se vio obligado el Presidente, se reveló imposible. ¿Alguien creyó que iba a resignarse a un tercer gobierno con minoría en el Congreso? La derrota de Yoshiyama debe haber despejado cualquier duda y pulverizado cualquier escrúpulo (ingenuo yo que admito esa posibilidad) para proceder con la segunda reelección. Así, curándose en salud cuando el clima político no le era todavía adverso, el 23 de agosto de 1996 el Congreso aprobó la ley 26657 de “interpretación auténtica” del artículo 112 de la Constitución,2 abriendo de ese modo las puertas a una nueva postulación de Fujimori, ¡con cuatro años de antelación! Según Sally Bowen, el factor decisivo para que el gobierno se decidiera por la “ley de interpretación auténtica” fue el escándalo desatado por Demetrio ÓǡDz
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público que pagó a Vladimiro Montesinos cincuenta mil dólares mensuales entre julio de 1991 y agosto de 1992, y que si dejó de hacerlo fue porque el asesor subió su precio a cien mil dólares mensuales.3 De ser cierta la hipótesis, el cuadro se volvería todavía más siniestro pues probaría que el régimen estaba ya entonces corrompido hasta el tuétano (lo cual se contradice con su carencia de columna vertebral), o más precisamente hasta el cerebelo. Como
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tribunal y recluido en la Base Naval del Callao, de donde salió visiblemente disminuido —al parecer había recibido
— para balbucear una retractación a medias que nadie creyó.4 2.
3.
4.
El artículo 112 de la Constitución de 1993 establece que: “el mandato presidencial es de cinco años. El Presidente puede ser reelegido de inmediato para un período adicional. Transcurrido otro período constitucional como mínimo el ex presidente puede volver a postular sujeto a las mismas condiciones”. A pesar del espíritu del debate constitucional de 1993, los gobiernistas aducían que el período 1995-2000 era el primero de Alberto Fujimori con la nueva Constitución. Incluimos solo una de las muchas pruebas esgrimidas en contra de este argumento. En 1995, ante una tacha presentada contra Alberto Fujimori, el JNE se pronunció señalando que la tacha no procedía porque, de acuerdo con la Constitución de 1993 le estaba permitida en 1995 una reelección. Por consiguiente, según el propio criterio del JNE, la del año 2000 sería inconstitucional. “Si uno mira hacia atrás, ve que todo empieza con las declaraciones de “Vaticano”... Si recuerda, justo en ese momento el Congreso lanzó la ley de interpretación auténtica. Si ×À
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qué se planteaba la reelección, era muy temprano. Creo que en gran medida fue para tapar el escándalo de Vaticano (entrevista de Mariella Balbi, ï
, 13.2.00). Según una encuesta de Analistas y Consultores publicada la primera semana de septiembre, el 67% de entrevistados creía que las acusaciones de Vaticano eran ciertas.
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El topo siniestro había quedado irreversiblemente expuesto y de la peor manera. También salió a luz su descomunal poder. Porque en los días siguientes a las revelaciones de Vaticano, quienes detentaban las más altas À
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las FF. AA. del Perú, general Hermoza, dijo que las declaraciones de Vaticano eran risibles, el Ministro de Economía las llamó abominables, y la Fiscal de la Nación, Blanca Nélida Colán, adelantó opinión diciendo al borde del llanto que eran “una patraña, una declaración inaudita”. El oscuro capitán, alguna vez acusado de espía y traidor a la patria, era sin duda el segundo hombre más poderoso del Perú (cfr. Rospigliosi 1998, Bowen 2000: 269); y al momento de escribir estas líneas, seguir ubicándolo en segundo lugar ya es una subestimación. Entonces Montesinos, de seguro en coordinación con Fujimori, decidió que la mejor defensa era el ataque. Y atacó, con todo su poder de fuego, escogiendo para dar batalla el terreno que le era más propicio: sarcásticamente, la política antidrogas norteamericana; y el momento más favorable: la visita a Lima del zar antidrogas norteamericano Barry Mc Caffrey. Así, la última semana de octubre de 1996, el doctor se exhibió por primera vez en público al Ǥ
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ocultar con los cabellos de los parietales su avanzada calvicie. Para cuando ϐï
ǡÀǡϐȋʹͲͲͲǣͷȌǡDzcultor campesino o al semianalfabeto indígena en el último rincón del Perú”. Curiosamente, para entonces varios personajes claves habían salido de escena. Poco después de la “interpretación auténtica” y del escándalo Vaticano, Yoshiyama renunció al Ministerio de la Presidencia, volvió a sus negocios personales y nunca regresó a la política. Poco antes, Santiago Fujimori había caído en desgracia y salido del entorno presidencial. Por esos mismos días cayó también el gabinete Córdoba que había mostrado cierta vocación aperturista. Desde entonces, uno de los empeños más repulsivos del régimen ha sido el de tratar de legitimar su lado oscuro, de volver honorable a quien mil indicios señalan como torturador, asesino y corrupto. En todo caso, ha sido su ϐÀ
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ǤÀǡ cuando los ecos del escándalo Vaticano aún no se habían extinguido, personal del SIN apareció implicado en atentados contra miembros del Tribunal de
Otra encuesta de la misma empresa, dada a conocer la segunda semana de septiembre, mostraba que el 97% estaba de acuerdo en que se investigue a Montesinos.
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Garantías Constitucionales, contra estaciones de TV, así como en el secuestro del general (r) Rodolfo Robles. Especialmente este último caso, provocó un abrumador repudio ciudadano.5 De rehenes, torturadas y descuartizadas Como se ve, 1996 fue el año políticamente más complejo desde 1992. El país
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ǤͳͻͻͶ PBI creció más del 12%, en 1995 la cifra bajó al 6% y en 1996 a solo el 2%.
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nomía nunca se llegó a recuperar del todo a lo largo del quinquenio. El Niño, el efecto Tequila, la gripe asiática, golpearon sucesivamente a un gobierno cuya voluntad de reforma aparecía subordinada a los intereses políticos del grupo en el poder y que, además, no exhibía ideas originales, si alguna vez las tuvo, para emprender las denominadas reformas de segunda generación. En el contexto de crisis económica, la confrontación como estilo comenzaba a resultar contraproducente. En Lima, a lo largo de 1996 la mayoría de la opinión pública tomó consistentemente partido por el David municipal en su enfrentamiento con el Goliat presidencial. Por otro lado, un gobierno que en la percepción de las mayorías no aparecía corrupto, se vio hundido hasta el cuello en el escándalo Vaticano; y las acciones paramilitares del SIN, que parecían cosa del pasado, volvieron a cobrar actualidad. El empecinamiento del régimen en mantener y exhibir a Montesinos, se volvía irritante para sectores crecientes de la ciudadanía. En una coyuntura tan favorable, la oposición comenzaba a salir después de mucho tiempo de su catalepsia, articulándose alrededor de la recolección ϐ±
×niero Fujimori el año 2000. En las encuestas de opinión, la popularidad del gobierno declinó lentamente a lo largo del año, hasta que en noviembre, por primera vez en cuatro años, el porcentaje de los que desaprobaban la gestión presidencial superó al de quienes la aprobaban (véase cuadro 1), y el gobierno aparecía a la defensiva.
5.
Robles había denunciado que miembros del grupo Colina, amnistiados en 1995, eran los autores de atentados contra la repetidora de en Puno, como parte de un Plan Bermuda de amedrentamiento a la prensa opositora. El 26 de noviembre de 1996 fue secuestrado, cuando compraba diarios en un kiosco cercano a su domicilio, a plena luz del día y delante de testigos. Después de varios días recluido en instalaciones militares fue liberado, entre otras causas debido a la existencia de testigos y al rechazo que provocó el secuestro: el 77,5% de encuestados según IMASEN y el 78,3% según Apoyo S.A.
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Entonces, súbitamente, el 17 de diciembre el MRTA irrumpió de modo
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ϐͳͲ la ubicación de los actores. Otra vez la montaña rusa. Un grupo militar que se creía extinguido asaltó la residencia del embajador del Japón, tomando totalmente por sorpresa no solo a los centenares de invitados que celebraban el onomástico del emperador Akihito, sino a todo el Perú.
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y contribuyó, como constataron las encuestas, al rebrote de la popularidad presidencial por primera vez en el año.6 Es que la toma de la residencia le dio aire al régimen, lo regresó a la atmósfera que se respira en su planeta, cuando
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ǡ desde la derrota estratégica de Sendero Luminoso entre 1992 y 1993, el problema del orden y la seguridad había ido perdiendo importancia, mientras que las preocupaciones económicas saltaban al primer plano. La acción del MRTA volvió a colocar a la seguridad en un lugar destacado de la agenda, dándole al Presidente la oportunidad de interpretar una vez más su papel de líder duro ϐ
Ǥ Pero luego de superar el desconcierto y la torpeza inicial del gobierno
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periodistas de todo el mundo que aterrizaron instantáneamente sobre Lima comenzaron a bajar la guardia, opositores y gobiernistas retomaron el hilo del debate político mientras la residencia con 72 rehenes y el último comando emerretista fue quedando como lo que en realidad era: un hecho terrible pero al margen de la dinámica social y política del país. Esa dinámica siguió siendo de enfrentamiento. El gobierno no dio tregua. Resulta increíble (es un decir), pero ni siquiera en momentos tan graves mostró voluntad de concertar y aglutinar fuerzas para presentar un frente unido contra el terrorismo. Como esos jugadores que se bajan los pantalones cuando ï
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de la crisis.7 Cuatro meses más tarde, la “crisis de los rehenes” había sido ϐ
6. 7.
Diferentes encuestadoras coincidieron en que el Presidente había recuperado entre 6 y 12 puntos de aceptación entre diciembre y enero. IMASEN, que encontró el 42% de aprobación presidencial en diciembre, midió el 50,3% a un mes de iniciada la crisis. Así, por ejemplo, el 10 de enero la mayoría en el Congreso reeligió a Blanca Nélida Colán como Fiscal de la Nación. Por lo arbitrario de la medida, diez días después la reemplazaron por Miguel Aljovín, pero la trasladaron a la Secretaría Ejecutiva del Ministerio Público,
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Ǥͷ febrero el gobierno expropió a los municipios la capacidad de titular terrenos y entregó
×ϐ COFOPRI, dependiente del Ministerio de la Presidencia. El 12
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sangrientas dentro de los servicios de inteligencia, que salieron a luz cuando ǡ ǡ
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lo que la oposición venía denunciando hacía tiempo: la existencia de los planes Bermuda, Narval y El Pino, destinados a amedrentar a periodistas, políticos de oposición y gobiernos locales. Àϐ
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abril del cadáver desmembrado de otra agente de inteligencia, Mariela Barreto.8ϐ
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otros crímenes eran producto de la recomposición del temible Grupo Colina, amnistiado en 1995.9ǡ
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copias de la declaración de impuestos de Vladimiro Montesinos. Los 80 mil dólares mensuales declarados a la SUNATǡ
ϐmaciones previas de Fujimori, quien insistió primero en que Montesinos era asesor ad honorem del SIN ×ϐ
sueldo de $2000 mensuales. Finalmente, el 13 de julio, el mismo canal reveló las masivas interceptaciones telefónicas realizadas por el SIN a personalidades y políticos de oposición, “chuponeo” del cual no se salvó ni el mismo Javier Pérez de Cuéllar. Esas revelaciones, que conmocionaban casi cada noche al país, sumadas
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económico volvieron a afectar la popularidad presidencial, que una semana antes del rescate bajó por primera vez desde el autogolpe a menos del 40% de aprobación.10 Las denuncias resultaron tan abrumadoras y las confesiones tantas, que por primera vez en siete años un ministro de Fujimori, Juan Briones Dávila, de Interior, se vio forzado a renunciar. La prensa extranjera
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nuevas agrupaciones políticas. El 21 de marzo, los policías municipales (cascos azules) se enfrentaron a la policía nacional durante el desalojo de vendedores ambulantes en el Mercado Central de Lima. 8. Sobre los casos de Leonor la Rosa, Mariela Barreto, así como también la masacre de La Cantuta y la expropiación de
en 1997, véase Álvaro Vargas Llosa (2000). 9. El Grupo Colina fue responsable de la masacre de La Cantuta en 1992 y es acusado del asesinato del dirigente sindical Pedro Huillca, además de haber perpetrado la masacre de Barrios Altos en noviembre de 1991. Este caso ha sido aceptado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). 10. A raíz de los casos La Rosa y Barreto, la popularidad presidencial descendió según ǤǤ del 48 al 38% entre la primera y la tercera semana de abril, en tanto la desaprobación a su gestión subió del 43 al 47%. De otra parte, el 70% se mostró a favor de que Montesinos renunciara a su cargo en el gobierno (DESCOǡ, año xix, n.° 915, Lima, 16-22.4.97).
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señaló como motivo el mal manejo del problema con el MRTA. Muy pocos mencionaron este otro lado sangriento de esa historia. Pero el 22 de abril, otra sorpresa. Por un túnel cavado mientras se desarrollaban las conversaciones entre los secuestradores y el gobierno, un comando del Ejército incursionó en la residencia tomada y rescató a los rehenes. Fue la exitosa operación Chavín de Huántar. La aprobación presidencial subió por última vez como la espuma. De allí en adelante, cada pérdida de popularidad tuvo que recuperarla a pulso, cavando todo tipo de túneles. Ya esa vez
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aprobara una acusación constitucional contra tres miembros del Tribunal de Garantías Constitucionales (TGC), los cuales fueron destituidos poco después. Fue un plato de venganza que el gobierno comió bastante frío, cuatro meses después de que el 3 de enero, en uso del “control difuso”, el TGC declarara inaplicable la “ley de interpretación auténtica”,11 con lo cual cerraba el paso a la segunda reelección de Fujimori. Únete a la resistencia La respuesta a la destitución de los miembros del TGC fue también inusitada. La primera semana de junio, en plena Asamblea General de la OEA, estudiantes, trabajadores y partidos de oposición salieron a las calles para mostrar un rechazo que por primera vez en toda la década se expresaba de modo masivo más allá de las encuestas. Se abría así un primer frente de lucha contra el fujimorismo, llamémosle una resistencia de baja intensidad, que ponía a la democracia en el centro de sus preocupaciones y tenía a los estudiantes como punta de lanza. La expropiación de
en septiembre de 1997, luego de haberle quitado la nacionalidad a su propietario, Baruch Ivcher, volvió a encender la mecha de las protestas democráticas. Un año más tarde, tal como lo estipulaba la propia Constitución fujimoǡ
××ϐ someter a referéndum la postulación de Fujimori en las elecciones del año 2000 y derrotarlo en su propia cancha. El Congreso, sin embargo, se apresuró ʹͷͻʹǡDzdzÀϐ
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conseguir el apoyo de 48 congresistas. Utilizando garrotes y zanahorias, el gobierno impidió que la oposición reuniera esos 48 votos. La televisión no había sido todavía secuestrada y el país pudo seguir en vivo y en directo los 11. Sobre los argumentos de los cuatro miembros del TGC contra Fujimori y los detalles de su destitución, véase Rubio (1999), Chávez Molina (2000).
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incidentes de la votación. Esa vez, las marchas desbordaron Lima y se desparramaron por el país. A principios de septiembre de 1998 la población se manifestó no solo en la capital sino en Iquitos, Cusco, Cajamarca, Puno, Trujillo, Tacna, Juliaca, Huancayo, Cerro de Pasco. Habían pasado exactamente seis años desde la captura de Abimael Guzmán. Un año antes, el 9 de septiembre de 1997 había llegado a Lima una cabalgata de alcaldes huancavelicanos, encabezados por Federico Salas, que capturó la imaginación de la opinión pública y abrió un segundo frente de baja intensidad contra el fujimorismo. Este nuevo frente ponía el centralismo en la mira y pronto se expandió a otros departamentos, especialmente del gran sur y el oriente. Las manifestaciones y disturbios en Iquitos a propósito de los acuerdos de paz con Ecuador y las manifestaciones en Tacna cuando se discutían los puntos pendientes del Tratado de Paz de 1929 con Chile, deben entenderse dentro de este contexto; más que como reacciones xenófobas,
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por el poder central. ϐǡ
jimori y Montesinos imaginaron. El país no se dejaba inventar tan fácilmente.
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primer periodo no se repetían y el gobierno seguía girando contra el capital
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Ǥ El crecimiento del PBI era más bien mediocre (véase cuadro 1) y el modelo no generaba empleo. A partir de 1998, los restos del movimiento sindical abrieron un tercer frente, que se expresó en las calles especialmente a través de los trabajadores de construcción civil. Pero el malestar por la falta de empleo se extendió mucho más allá de los paros y marchas, intermitentes y más bien reducidos,12 hasta convertirse en la primera preocupación para la mayoría del país. El Niño de 1998 produjo también sorpresas. El gobierno se había preparado concienzudamente. Fujimori, como siempre incansable, recorría especialmente el frente Norte, donde El Niño suele desatar sus golpes más feroces, buscando en la guerra contra la naturaleza una manera de recuperar el tono vibrante de otros tiempos. Pero la naturaleza lo atacó por la espalda, en Ica, y desbordó sus líneas defensivas en diferentes puntos del frente de batalla. Eran literalmente desbordes masivos, como esos de los chinos en la guerra 12. El 30 de septiembre de 1998 una marcha de estudiantes y trabajadores se dirigió a la plaza Mayor y encontró al palacio de gobierno sospechosamente desprotegido. Algunos ǡ ϐǡ ǡ
y robaron algunos uniformes de los Húsares de Junín. Al día siguiente Martha Chávez opinó: “se merecían un balazo”.
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de Corea, pero líquidos. Y de la honradez solo quedaba el eslogan amarillento de 1990. En los meses siguientes se le abrió un juicio al jefe del Instituto de Defensa Civil (INDECI), general Homero Nureña por defraudación al Estado y corrupción.13
× ǡϐ de la paz con Ecuador el 26 de octubre de 1998, resultó un proceso controvertido y empañado por manifestaciones en Iquitos y otros puntos del país. La causa, según muchos analistas, fue el estilo secretivo del gobierno y la consiguiente falta de comunicación con la población, especialmente del oriente. El pasivo político más neto pero al mismo tiempo inevitable del segundo fujimorismo fue Vladimiro Montesinos. Inevitable porque fue en ese quinquenio cuando se hizo evidente que, si bien no nacieron así, él y Fujimori han devenido siameses imposibles de operar. De otra forma no se comprende la obsesión por legitimar a Montesinos desde que el doctor fuera expuesto por Vaticano en agosto de 1996. En este terreno, el segundo fujimorismo puede leerse como una constante huida hacia adelante. A la aparición con Mc Caffrey en octubre de 1996 le siguió el paseíllo por la residencia recuperada junto al presidente Fujimori: Darth Vader y el emperador entre los cadáveres de los emerretistas. Luego, en abril de 1998 la utilización de McCaffrey aprovechando otra de sus visitas de inspección a Lima, en un video donde el zar parecía legitimar a Montesinos.14 Hasta la famosa entrevista a Fujimori y Montesinos vestidos de mellizos en ±
, ofreciéndole al país en abril de 1999 su versión del ya antiguo rescate de los rehenes. Para entonces, hacía tiempo había quedado claro que a pesar de haber sido declarado “general victorioso” y haber paseado un par de veces sus tanques amenazadores por las calles de Lima, el comandante general Nicolás Hermoza Àϐ
Ǥ pugnas sobre el papel de cada cual en la crisis de los rehenes, que incluyeron dimes y diretes, el 20 de agosto de 1998, en medio de las negociaciones de paz con Ecuador y al parecer por sostener una posición belicista y por presión de los garantes y en especial de los EE. UU., Hermoza fue relevado del cargo.
13. Según Zapata y Sueiro (1999: 42): En una entrevista concedida en condición de anonimato, uno de los amigos del General argumentó que no había hecho nada fuera de lo común, que sus coimas habían sido las habituales y que era el chivo expiatorio arrojado a la arena para calmar la sed de los leones. Sobre el caso INDECI hay amplia información en la página web de
. 14. Poco después, de regreso en Washington, McCaffrey señaló que Montesinos “es una ϐ
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Cuadro 1 ĆėĎĆĈĎŘēĉĊđėĔĉĚĈęĔėĚęĔ ēęĊėēĔȋΨȌ
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1993
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1994
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1995
7,3
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1996
2,4
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1997
6,9
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1998
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Tasa de crecimiento anual. : INEI 2000; elaboración: Pablo Sandoval
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Construyéndose un exoesqueleto La combinación de crisis económica, autoritarismo y creciente corrupción no era la mejor tarjeta de presentación electoral para el régimen. En octubre de 1998, Andrade ganó por segunda vez las elecciones a la alcaldía de Lima con ͷͻΨ
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ǡ Miller. La novedad: Hurtado candidateaba por una nueva agrupación salida de la inagotable manga presidencial, Vamos Vecino. *
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El 5 de marzo de 1998, Vamos Vecino (VV) se había inscrito ante el JNE con ͷͲͲϐǤ15À
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ǡ pero según todos los indicios su mentor era el ex ministro de Agricultura, × Ǥ ϐ eran estrictamente vecinales. ¿Tenían ya entonces vergüenza de ser identiϐ
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lo segundo. En pocos meses, VV se extendió hasta el último rincón del país. Nunca un partido peruano cubrió tan tupidamente el territorio nacional ni tuvo tantos recursos para hacerlo. En las elecciones municipales de octubre, presentaͳ͵ʹ
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ÀǤϐǡ después de ocho años y dos derrotas en las municipales de 1992 y 1995, el gobierno parecía reconocer que requería alguna organización que fuera algo más que una sigla, necesitaba rostros y liderazgos de carne y hueso en diferentes partes del país. Vamos Vecino recogía la vitalidad de un importante sector de nuevos líderes locales surgidos en la década de 1990. Esa vitalidad, unida al uso masivo del aparato estatal, le permitió al gobierno obtener por primera vez un resultado decente en elecciones municipales: 25,2% a escala nacional, cuatro puntos detrás de Somos Perú (29,2%). Obtuvieron incluso, más alcaldías que Somos Perú: 76 sobre un total de 194 alcaldías provinciales y 597 sobre 1622 alcaldías distritales (véanse cuadros 2 y 3). Poco después, VV logró capturar la Asociación de Municipalidades del Perú (AMPE) que, una vez en sus manos, entró en un estado de catalepsia muy conveniente para el gobierno. Sin embargo, que no hubieran barrido con un porcentaje mayor a pesar de contar “con todo el apoyo” del gobierno y con la debilidad de las fuerzas ǡϐ
ǡ resultado probaba al mismo tiempo la capacidad de resistencia que le otorgaba el atrincheramiento en el aparato estatal. Porque VV nació colgado y confundido con ese aparato estatal. Algo semejante se podría decir también del PRI mexicano. Pero en México, si bien Estado y partido se entrelazaban hasta confundirse, fue el partido el que se apoderó del Estado y organizó corporativamente a la sociedad, encuadrándola dentro del partido y manteniendo siempre a las FF. AA. estrictamente fuera de la política. El PRI era el instrumento clave, tenía vida propia, organización nacional jerarquizada,
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Cuadro 2 đĈĆđĉŃĆĘĉĎĘęėĎęĆđĊĘČĆēĆĉĆĘĕĔėĆĒĔĘĊĈĎēĔĊēͳͻͻͺ
ĊĕĆėęĆĒĊēęĔĘ Amazonas Ancash Apurímac Arequipa Ayacucho Cajamarca Cusco Huancavelica Huánuco Ica Junín La Libertad Lambayeque Lima Loreto Madre de Dios Moquegua Pasco Piura Puno San Martín Tacna Tumbes Callao Ucayali Total
ĆĒĔĘĊĈĎēĔ ĔęĆđ 36 58 32 30 50 56 27 30 19 19 46 16 10 48 13 6 6 7 15 24 30 9 5 1 4 597
% 46,8 39,7 43,8 30,0 51,0 49,1 28,7 34,9 30,2 50,0 40,4 22,9 28,6 30,0 31,7 85,7 35,3 28,0 26,8 25,3 44,8 40,9 55,6 20,0 40,0 36,8
ĔęĆđĎĘęėĎęĔĘ 77 146 73 100 98 114 94 86 63 38 114 70 35 160 41 7 17 25 56 95 67 22 9 5 10 1622
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: Vega y Cáceres 2000; elaboración: Pablo Sandoval
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Cuadro 3 đĈĆđĉŃĆĘėĔěĎēĈĎĆđĊĘČĆēĆĉĆĘĕĔėĆĒĔĘĊĈĎēĔĊēͳͻͻͺ ĊĕĆėęĆĒĊēęĔĘ Amazonas Ancash Apurímac Arequipa Ayacucho Cajamarca Cusco Huancavelica Huánuco Ica Junín La Libertad Lambayeque Lima Loreto Madre de Dios Moquegua Pasco Piura Puno San Martín Tacna Tumbes Callao Ucayali Total
ĆĒĔĘĊĈĎēĔ ĔęĆđ 2 9 1 2 10 7 4 3 2 0 4 3 2 4 2 3 2 3 3 1 6 1 0 0 2 76
% 28,6 45,0 14,3 25,0 90,9 53,8 30,8 42,9 18,2 0,0 44,4 25,0 66,7 40,0 33,3 100,0 66,7 100,0 37,5 7,7 60,0 25,0 0,0 0,0 50,0 39,18
ĔęĆđėĔěĎēĈĎĆĘ 7 20 7 8 11 13 13 7 11 5 9 12 3 10 6 3 3 3 8 13 10 4 3 1 4 194
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͵ đĈĆđĉŃĆĘĕėĔěĎēĈĎĆđĊĘČĆēĆĉĆĘĕĔėĆĒĔĘĊĈĎēĔĊēͳͻͻͺ
: Vega y Cáceres 2000; elaboración: Pablo Sandoval
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locales, asambleas, congresos, y era la arena donde se forjaban liderazgos (también, por cierto, cacicazgos) y se procesaban discrepancias. En el caso peruano, las FF. AA. se encargaron de la logística, el SIN reemplazó a la comisión de credenciales, seguridad y disciplina, los locales funcionaron solo durante las elecciones, no hubo asambleas, menos aún congresos; existen, por tanto, pocos cuadros partidarios y prácticamente ningún activista, porque ambos son cedidos temporalmente por los organismos del MINPRE, los CTAR, alcaldías, alfabetizadores y promotores de salud. Por otro lado, si en México el PRI organizaba y encuadraba autoritaria
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×ǡ solo se fomentaban clientelas. Salvo los comedores populares, ni el gobierϐ
ï institución social.16 *
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ÀEl Diario de Marka
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16. Por eso sonaron tan extravagantes y fuera de lugar las propuestas de Macera de revitalizar el movimiento sindical. Poco después, parece que decidió deglutir sus palabras y sumirse en el silencio.
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En Vamos Vecino no llegaron a existir, pues, instancias estables. Nunca un Congreso regional o nacional. Solo líderes locales sin canales para ascender por inexistentes escalones partidarios, sin siquiera seguridad en sus puestos, que dependen siempre del núcleo de altos funcionarios estatales, especialmente Absalón Vásquez, que les tienden la mano o los condenan. Peor aún, el núcleo organizador de VV era un destilado de lo más inescrupuloso y maniobrero de los partidos tradicionales contra los cuales supuestamente había insurgido el régimen en 1990. Sobrevivientes con gran capacidad organizativa y manipuladora del APRA, el PPC, la izquierda e incluso gente que alguna vez fue simpatizante o militante del MRTA.17 En otras palabras, la criatura política fujimorista rehusó dejar de ser un nematelminto cualquiera y evolucionar hasta convertirse en vertebrada. En
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de los insectos; segregó desde el Estado un conjunto de núcleos operativos para la competencia política, como brazo que sujetan diferentes partes del cuerpo político. Tullidos por opción, como quien se niega a sanar pudiendo hacerlo, hoy algunos fujimoristas plantean la posibilidad de crear un partido político, ¿lo lograrán? ϐǡ
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ǡ si regresamos a diciembre de 1998 y repasamos las encuestas de intención de voto para las elecciones presidenciales del año 2000, Fujimori corría en un lejano tercer lugar con el 12,8% de preferencias, detrás de Andrade (34%) y Castañeda Lossio (17,3%).18
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ǡǡ Kitasono, antiguo secretario de organización de ese partido y luego asesor del gobierno Ǥ ± ϐ À
ǡ PPC, o Eyzaguirre ex Izquierda Unida. 18. Analistas y Consultores (29.12.98).
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Carlos Iván Degregori
“Antiguos espíritus del mal, conviertan este cuerpo decadente en ǡ dz El contraataque de Alberto Fujimori a partir de 1999 es uno de los hechos más impactantes de la política peruana de los últimos decenios, imposible de ïϐͳͻͺ͵
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ͳͻͺͺǡ todo si se toma en cuenta que lo emprendió en medio de una crisis económica
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ǡ ± lo es, que sabe jugar con el marcador en contra, que está dispuesto a convertir la derrota en victoria a cualquier precio, incluso apelando a los más antiguos y tradicionales espíritus del mal de la política peruana. Eso es lo que hizo, más que nunca, en los últimos 18 meses. Si hasta el momento viene logrando su único objetivo, que es mantenerse en el poder, ha sido antes que nada por la debilidad de las fuerzas opositoras, conformada por partidos que no se renovaron y por “agrupaciones independientes”, incapaces de articular voluntades alrededor de objetivos comunes y con mecanismos institucionales claros. Agrupaciones construidas alrededor de individuos rodeados por un núcleo minúsculo de parientes, amigos y conocidos; y una periferia de conocidos y desconocidos, reclutada en muchos casos al azar en un país de 25 millones de habitantes. Hemos regresado, en cierta forma, a los viejos partidos de notables; pero aquellos tenían al menos el poder del dinero y de la posición social, que pesaban en el contexto oligárquico.19 No es de extrañar entonces el destino de la UPP, cuyos parlamentarios se desgranaron en cámara lenta de la mazorca parlamentaria a lo largo del quinquenio. Ni la arremetida del gobierno contra los alcaldes de Somos Perú, cuando entre el 9 de agosto y el 15 de septiembre de 1999, 23 alcaldes renunciaron a esa agrupación. Fueron solo preludios de la actual fuga de congresistas hacia el ϐ
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rrota de los independientes. Conociendo a sus adversarios, requisito fundamental en cualquier guerra, el gobierno concentró sus fuerzas en los estratos D y E, buscando capturarlos a través de la manipulación de los programas de asistencia social.20
19. Lynch (1999) distingue ciclos partidarios en el Perú. El primero, de partidos de notables, entre los que destaca el Partido Civil. El segundo sería el ciclo populista, del cual forman parte el APRA, Acción Popular, el PPC y la IU, entre otros, que se habría cerrado en 1992. 20. Sinesio López (2000) ha analizado cómo las dimensiones sociales de la ciudadanía pesan más en esos sectores que las estrictamente políticas. Yusuke Murakami (2000) aborda desde otro ángulo un tema parecido;
ïD coloca en primer
La construcción frustrada de un exoesqueleto
87
Para esa captura, que tenía como objetivo general la opinión pública
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D y E, el gobierno desarrolló varias líneas de trabajo: 1. 2. 3.
Inoculación del miedo al regreso del terrorismo o a la pérdida de los programas de asistencia social. Control de los medios de comunicación. Nacionalismo oportunista.
La debilidad estratégica del fujimorismo se expresó en que ni el manejo de los recursos del Estado para construir una clientela, ni las líneas de trabajo mencionadas, especialmente el control de los medios de comunicación, le ϐ
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de la victoria fue el fraude a través del manejo del sistema electoral tricéfalo (JNE, RENIEC, ONPE) y el control del Poder Judicial. Sobre el proceso electoral fraudulento, lo fundamental está dicho. El resto del libro tratará sobre las tres grandes líneas de trabajo que a partir de 1999 sacan al país de la jaula en la cual estaba atascado, para introducirlo en el túnel ǡ
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lugar reivindicaciones sociales, privilegia el pragmatismo y cambia libertades políticas por seguridad. En una ambiciosa crítica a las teorías de la transición democrática latinoamericanas, Carlos Franco (1998: 24) llama la atención sobre estos aspectos y ϐÀ×
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esfera independiente, deshistorizando el análisis de sus reglas, instituciones y actores; subestimando los factores estructurales que acotan la acción de los jugadores. En nuestro caso, subestimaron la pobreza, que aleja a los sectores populares del ciudadano bien informado y los vuelven presa fácil del clientelismo, más aún cuando este se inscribe en nuestras tradiciones políticas. Véase, además, Coronil (1998).
Sección II
EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS Políticas y medios de comunicación*
* En colaboración con Pablo Sandoval
En homenaje a Gustavo Mohme, que combatió con dignidad la infamia.
ĆėęĊđ: un Fujimori con el ceño fruncido empuña una cadena de la cual jala una perritacon el rostro de Laura Bozzo. Consignas: El Chino y Laura ǡ
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Ǥ La reina de losǦ, triunfadora en y, se convirtió en los últimos meses en blanco de los ataques más feroces, coreados en mítines, pintados en paredes y monumentos, exhibidos en carteles y pancartas. Luego de la caída del triunviro Nicolás Hermoza Ríos y con los dos restantes en control del poder militar, el espacio vacío fue llenado en el imaginario popular por la más conspicua representante del fujimorismo en los medios de comunicación. La furia opositora constituye entonces una suerte de reconocimiento ciudadano al extraordinario papel que los medios de comunicación —y en especial la televisión— juegan en la política contemporánea y por supuesto en el Perú, donde el colapso de los partidos les ha dado un peso todavía mayor. Es, además, un reconocimiento a la forma innegablemente innovadora en que el gobierno ha utilizado el control de medios ya existentes y la creación de otros para apuntalar su dictadura. En los siguientes capítulos trataremos sobre política y medios de comunicación en el fujimorismo, especialmente sobre el papel jugado por los medios para asegurar la segunda reelección presidencial.* [Grito] ¡Que pasen los medios de comunicación! ȗ
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Ǥ un título de Umberto Eco, podríamos distinguir entre apocalípticos e integrados y
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Ǥ × apocalíptica o negativa de los medios no sólo para la democracia sino para el futuro de la humanidad en general tiene una distinguida genealogía que se remonta a la Escuela de Fráncfort e incluso a Ortega y Gasset. Marcuse sería su exponente más saltante; y entre los más recientes, Giovanni Sartori (1998). De esta corriente se critica, entre otros aspectos, su elitismo. En el otro extremo, “integrados” serían quienes subrayan los aspectos positivos del desarrollo de los medios. Su genealogía se remonta a Marshall
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dzǤ En el Perú, en cierta medida cabe en este lado del espectro Guillermo Nugent (1998). En sus análisis, se critica —entre otras cosas— que subestiman la desigual distribución del poder económico, político y simbólico.
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đĔđĆėČĔĉĊđĘĎČđĔ, nuestros políticos practicaron la retórica, que es el arte del buen decir, de deleitar, persuadir o conmover con la palabra o su versión escrita. Con su verbo desparramado por calles y plazas, espacios públicos por excelencia, los políticos deleitaban multitudes, levantaban ánimos, conmovían y encendían pasiones. Pero la palabra y el discurso escrito tenían un importante componente logocéntrico, es decir, buscaban persuadir también a través del raciocinio, el intercambio de ideas, el diálogo. ǡϐÀ
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te andina y amazónica; García nutrición con productos autóctonos; Vargas Llosa nos dio clases de economía aterradoras.1 Ironías aparte, los partidos políticos intermediaban, representaban y creaban identidad a partir de la
1.
Para quienes no los escucharon, vale recordar que los discursos de Haya de la Torre eran con frecuencia una versión multitudinaria de los cursos de “educación ciudadana”, que hoy las ONG realizan trabajosamente. Haya inculcaba además la fe en “la nueva ×dzǡ
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de que la juventud se preparara “para la lucha y no para el placer”. Ello incluía la higiene y el ejercicio. Por la década de 1960 esto se convirtió en caricatura cuando en las celebraciones por el Día de la Fraternidad aparecieron carros alegóricos con gimnastas y pesistas. Sobre las dimensiones culturales y políticas del APRA véase Vega Centeno 1991. ïǡǡ
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À imaginariamente en sus discursos y terminó centrándose obsesivamente en la carretera Marginal de la Selva, para regocijo de imitadores y caricaturistas. García, por último, descubrió en algún momento el valor alimenticio de ciertas plantas andinas, y nos lo recordó durante todo su quinquenio. Alguna vez, connotados líderes apristas fueron invitados a un banquete en Palacio donde el bufé estaba compuesto de sopa de kiwicha, picante de kiwicha, torreja de kiwicha, jugo de kiwicha, postre de kiwicha (hubo más kiwicha pero solo esto recuerdo).
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Carlos Iván Degregori
Ǥǡϐǡraban idearios y programas; tenían locales donde se dictaban conferencias o se desarrollaban “escuelas de cuadros”; realizaban eventos partidarios que tomaban posición sobre temas de importancia nacional. Estas dimensiones ciudadanas estuvieron, sin embargo, lastradas por el caudillismo: el jefe tenía siempre la última palabra. Una delgada línea borrosa ×
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que se quiere defender lo falso. La “facilidad de palabra” permitía que el jefe convenciera de demasiadas cosas a sus bases. Desde siempre, nuestros políticos se movieron en esa frontera difusa entre la demagogia y la formación ciudadana. ¿Qué pasó en el espacio público para que la palabra se desgastara hasta
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palabra estalló por exceso retórico. Cuenta Carlos Reyna (2000: 16) que la primera aparición importante de Alan García fue al lado de Haya de la Torre, durante un mitin en la plaza San Martín. García, entonces de 29 años, fue una revelación: pareció ser la reencarnación del Haya de los años 20. Esa fue su principal arma para seducir, primero al APRA y luego a todo el país. En los primeros meses de su gobierno alcanzó más del 90% de aprobación. Inventó
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×ϐ que durante los primeros años fueron el escenario de un romance entre un Romeo en el balcón y una Julieta colectiva en la entonces plaza de Armas. Dicen que Haya fue todavía mejor orador y cometió tantos o mayores excesos retóricos. Pero eran otros tiempos. Además, era más fácil ocultar la distancia entre realidad y discurso estando en la oposición. La masacre de los ͳͻͺ
×ϐ× la credibilidad de la palabra alanista. Tratando de mostrarse severo con los À
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naba el lugar de los hechos, aparentemente conmovido: “o se van ellos o me voy yo”. Nadie se fue. Pero a Vargas Llosa, otro político de la palabra, también le fue mal a pesar de su buen uso del idioma, su sinceridad descarnada, la ausencia toDz
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Ǥ otros tiempos, sino otros públicos, otras tecnologías de comunicación y otras formas de generar identidades. Las masas urbanas de Haya cedían el paso a multitudes compuestas mayoritariamente por migrantes, para muchos de los cuales el castellano no era su lengua materna y que, si bien se deleitaban con ϐ
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joven criollo. Otros eran los ámbitos donde forjaban sus nuevas identidades: el de sus antiguas lealtades regionales y locales, por un lado; el de los medios de comunicación, por otro.
La palabra y la imagen
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A García le tocó ser, entonces, el último líder populista cuando el proyecto populista entraba en bancarrota en todo el continente y se iniciaba el tsunami neoliberal.2 Fue un político del ágora y de la palabra hasta la exacerbación, justo cuando la política se deslocalizaba e incluso se desmaterializaba al volverse mediática, y cuando la palabra cedía paso a la imagen. Tan joven y le tocó ser dinosaurio. Una suerte de Bebé Sinclair. Como en otros ámbitos, también aquí Fujimori fue la némesis de la clase política. El Ingeniero reniega de la palabra. No es buen orador; ni siquiera maneja bien “el habla culta”.3 Según Sally Bowen, tampoco es lector. Sin embargo, convierte esas características en activo político. Gobierna en silencio. Un silencio que produce alivio luego de los excesos verbales de los años previos, y que por lo demás resulta funcional a la táctica de la emboscada, que es una de sus formas preferidas de hacer política: Yo trabajo así, silenciosamente. Ustedes querían una escuela para sus hijos, y acá está ahora, para que sus hijos la disfruten. Yo no hago falsas promesas. Cuídense de los que van a venir para ofrecerles cosas que después no cumplirán. Ya ustedes los conocen y me conocen y saben bien que cumplo lo que ofrezco.4
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lenguaje, que no sea un comunicador político. Lo que sucede es que estamos en tiempos de la política de la imagen, que “vale más que mil palabras”. El Presidente no necesita discursos, hablados o leídos, porque ahora “hablan las imágenes”. Usa un lenguaje de gestos, actos simbólicos, rituales, que manejó muy bien hasta antes de la reciente campaña electoral en que, a su vez, pecó por exceso y se convirtió en una caricatura de sí mismo danzando la tecnocumbia. Fujimori desarrolla así un “liderazgo mediático” (Protzel 1994) e incluso produce desde muy temprano “eventos mediáticos” (Oliart 1999) como por ejemplo el de las vírgenes que se echaron a llorar a inicios de su primer gobierno. En algunos casos, la frontera entre estos eventos y los operativos psicosociales resulta muy borrosa. Por otro lado, Fujimori crea una sensación de cercanía sin palabras, a partir de actos informales que rompen las convenciones previas sobre lo que 2.
3. 4.
Por esos mismos años, Víctor Paz Estenssoro, líder histórico del MNR boliviano, primo ideológico del APRA y conductor de la Revolución nacional popular de 1952 en ese país, fue elegido Presidente en 1985 y, en las antípodas de su sobrino peruano, sea por realismo u oportunismo encabezó a edad bastante avanzada el primer ajuste económico neoliberal en democracia en la región andina. Uso el título de un libro de Martha Hildebrandt. Discurso en la inauguración de un colegio en Huaycán en octubre de 1994. Tomado de Oliart (1999: 405).
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era un presidente, yendo mucho más allá del “baño de masas” que solían darse los políticos desde la época oligárquica: “puede jugar a tirarle agua a la gente, montar bicicleta, burro o motocicleta, treparse a un tractor, o simplemente decidir mojarse los pies en un riachuelo camino a algún pueblo alejado” (Oliart 1999: 406). La clave: sabe que ese gesto, que por ejemplo en la época en que Belaúnde recorría el Perú a lomo de mula tenía que ser repetido mil veces en mil sitios distintos para lograr una suerte de construcción molecular de imagen, será visto ese mismo día por todo el país en los noticieros de televisión,
ϐǤ El péndulo ha girado de un extremo a otro. Destruidos los partidos políticos no existe contrapeso a esta nueva “forma de hacer política”, que depende de la conexión mediática. En diez años, a pesar de la proliferación de nuevos ǡ
ϐǡ par de hojas donde expongan su ideario, no pudieron presentar un programa durante las últimas elecciones. Algunos voceros dijeron que su programa eran las obras realizadas por el gobierno, otros que era la Constitución de 1993, que ellos mismos comenzaron a violar a los pocos meses de aprobada. Salvo los plenitos de parlamentarios en el Pentagonito, no han realizado ninguna convención, congreso o reunión nacional. Ni siquiera para sellar las alianzas entre Cambio 90 y Nueva Mayoría en 1992, o entre estos y Vamos Vecino y ïʹͲͲͲǤǡ
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ǡ pesar de que fue candidato en 1995 en la lista de Cambio 90-Nueva Mayoría. DzÀǡdzǡϐ ï rubor y gesticulando despectivamente: “el presidente Fujimori decidió la lista completa” ( 16.3.00). El cuerpo invertebrado no solo carece entonces de columna vertebral (poÀ
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× apelar a lo que Adrianzén (2000) denomina “representación espejo”. Fujimori Dz
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ïdzǣDz envuelve en cualquier cosa que le den, escoge sombreros, ponchos, cushmas, tocados de plumas y hasta banderas. Sabe decirle a la gente que él es uno de ellos” (Oliart 1999: 407). Este uso ritual de los trajes es muy antiguo en nuestra historia. Está allí desde los incas que hacían diplomacia, establecían jerarquías y anudaban
ϐÀǡï±dose una casaquilla nacional sudada después de una victoria de la selección de fútbol. En general, la dimensión simbólica es inherente al poder y su ejercicio. Coronaciones, juramentaciones, besamanos, son las formas rituales que “señalan al centro como centro y le otorgan su aura” (Geertz 1994: 150).
La palabra y la imagen
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ǡǡϐǡ cañonazos, himnos, banderolas. Los ejemplos citados en párrafos anteriores muestran la forma radical en que el actual mandatario transforma la simbología del poder, la “informaliza” y ubica este aspecto “informal” en el centro del centro. Por un lado, vestir poncho o montar bicicleta son rituales de inclusión, que expresan una democratización en el plano de la imagen y de la construcción del imaginario social y nacional. Pero en el plano político, este capital simbólico es puesto al servicio de un proyecto cuya naturaleza autoritaria se descubre por ejemplo en el reforzamiento simultáneo de los rituales militares: izamientos de banderas y difusión generalizada y obsesiva de los ϐǡǤ5 Entre rituales militares que se refuerzan y rituales políticos que se informalizan, quedan en sándwich los rituales más estrictamente cívicos o republicanos. El ejemplo más dramático sería el desplazamiento a un segundo plano del reconocimiento del nuevo Presidente por el Congreso el 28 de julio, reemplazado por el reconocimiento guerrero y altisonante que le otorgó la cúpula militar en el Pentagonito el 8 de junio. Tal vez la política del logos, de la palabra y la escritura haya sido solo un breve paréntesis en la historia del poder, vinculado a la ilustración y la modernidad que hoy ceden paso, como diría Umberto Eco, a una nueva Edad Media (virtual). En todo caso, en el Perú la desaparición de la política de la palabra
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× sector es con el personaje metapolítico y mediático creado por el propio Presidente. Por eso Fujimori no puede dar un discurso ǡ necesita el
de El Baile del Chino, las bailarinas, el coro y el estribillo cada tantas frases [¿alguien sacó el promedio?], lo cual convierte a Alberto Fujimori y Francisco Tudela en los Milli Vanilli de la política peruana. El Presidente solo ǡϐ
ǡ anunciar medidas (¡di-sol-ver!). Si el régimen carece de ideología, entonces tampoco necesita lo que Althusser llamaba “aparatos ideológicos de Estado”, es decir, instituciones como la escuela o medios de comunicación que reproduzcan la “ideología dominante”. Por eso la política educativa del gobierno enfatiza la construcción de escuelas y el equipamiento con computadoras. Los maestros le importan un bledo y la preocupación por los contenidos, cuando existe, se concentra en
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Ǥϐ y no le interesa el , usando una dicotomía expuesta por Alfredo Barnechea. Necesita, más bien, operativos psicosociales y/o eventos mediáticos para generar empatía con el
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en la parte III de este mismo volumen.
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mandatario y para denigrar y satanizar a los adversarios. No necesita asumir el control directo de los medios, como las dictaduras de antes para trasmitir mensajes, que no tiene, sino lograr su “control difuso” para anular los mensajes opositores y difundir sus spots publicitarios. No pone los medios al servicio de la reproducción de un discurso hegemónico, que no existe, sino al servicio de la reproducción de su carisma y su supervivencia política.6 Podríamos estar entonces, casi sin darnos cuenta, ante la primera dictadura posmoderna de la región, que mostraría además las contradicciones y peligros del posmodernismo extremo. A pesar del Plan Verde, del énfasis de las FF. AA. en geopolítica y proyectos nacionales, no obstante la necesidad y las ansias de reelección permanente, este es un gobierno que privilegia la táctica por sobre la estrategia.7 No desarrolla estrategias de largo plazo pensando en el país como totalidad, sino tácticas de corto plazo pensando en la supervivencia de la camarilla, lo cual convierte su gobierno en un interminable videoclip sin argumento, una secuencia de acciones y eventos. Tal vez mi país no sea una montaña rusa, sino un peligroso juego de video. En todo caso, sin adherir necesariamente a las ideas de Marcuse, creo que estamos en manos del hombre unidimensional, que con su asesor oculto conforman una pareja de antihéroes de tira cómica, planos, sin profundidad ni perspectiva.
6. 7.
No se trata, por cierto, de volver a un pasado de ideologías pesadas y demagogia ligera, sino de inventar una democracia para los nuevos tiempos. Tal vez esto tenga que ver con que, a diferencia de otros gobiernos autoritarios, las FF. AA
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ϐ medida de las necesidades de reproducción de la camarilla en el poder. Usamos camarilla como lo emplea Grompone (2000).
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LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER POLÍTICO
ĊĘĉĊĚēĕėĎēĈĎĕĎĔǡ uno de los factores con los cuales contó Fujimori para contrarrestar la inexistencia de un partido gobiernista fue el carácter mediático de su liderazgo. Así, el gobierno dependió desde un principio y en gran medida de la buena voluntad de los medios, especialmente la televisión. Por eso, si la buena voluntad escaseaba, la conquistaba. Desde muy temprano usó el garrote y la zanahoria para inclinar a su favor los medios. Implantó un sistema de canje perverso, que se plasmaba en la colocación selectiva de la publicidad estatal, el acceso preferencial a conferencias de prensa, viajes en ×
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facilitadas por el SIN, especialmente sobre terrorismo, tema candente en la primera mitad de la década pasada.1 ǡ ϐ ǡϐ×
× SUNAT para lograr la autocensura o la complacencia de las empresas, aprovechando sus deudas tributarias. Y para los insumisos, el Poder Judicial, cuyo control se reveló decisivo para la superviviencia de un autoritarismo que buscaba ocultar la corrupción y controlar los medios, moviéndose dentro de los marcos del neoliberalismo periférico, respetuoso en apariencia de la economía de mercado y la independencia de poderes.2 Así, como en una mala
1. 2.
Cabe recordar que hasta la ruptura de Baruch Ivcher con el gobierno,
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Ǥ Para ciertos medios, la sumisión es una estrategia de supervivencia. En el reciente proceso electoral, en los siete canales de TV de señal abierta prácticamente no hubo debate político. El 3 de febrero embargaron la antena transmisora de ͷͷͼͶ, a pocas horas del inicio de un programa dirigido por César Hildebrandt. Aparte de los pasquines, sobre los que hablaremos más adelante, el gobierno llegó a controlar, a partir de sus deudas, los diarios ± y , así como el canal noticioso de cable: . El 3.12.99, Liberación informó que tenía deudas por más de $ 13 millones, de los cuales $ 3.667.000 le pertenecen a la SUNAT, que tiene embargada sus cuentas
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telenovela, los pleitos entre accionistas, reales o incentivados por el régimen, se convirtieron en la modalidad preferida para fagocitar empresas de TV. “El tiburón cuando mata, tiñe en sangre sus aletas, pero Mackie tiene guantes para ocultar sus hazañas”, como decía una canción de × de Bertold Brecht. El hermano mayor se prepara para vigilarte El súbito cambio de camiseta de Ivcher debe haber resultado traumático para el gobierno. En la Fábrica3 y en el Pentagonito deben haber decidido que tan crucial como la ley de interpretación auténtica era el control absoluto de la televisión de señal abierta y el desarrollo de una política mucho más agresiva con respecto a los medios en general. Un líder mediático y un régimen sin pulmones partidarios, no podían sobrevivir sin ese balón de oxígeno. La expropiación de
en 1997 y el lanzamiento de los ǡ
ϐ×Àtica mediática del fujimorismo. Tal vez, como en otros campos, se trató de una suma de tácticas más que de una estrategia. Pero el resultado fue el mismo, porque “está en la naturaleza” del régimen antipolítico el ejercer el poder sin ningún freno, chequeo o balance; y por ese camino fueron avanzando. Durante 1998, los programas políticos de formato tradicional desaparecieron de la TV abierta. El último fue ǡ de César Hildebrandt, convertido más que pulga en la oreja o piedra en el zapato del régimen, en el estilete que lo iba desangrando. Si bien la caída de la popularidad de Fujimori durante los años 1997-1998 no se puede explicar por una sola causa, y en ella tuvo mucho que ver la crisis económica, también es cierto que los destapes de y luego los de contribuyeron en grado importante a
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ǡ recesión se prolongó a lo largo de 1999, el régimen fue capaz de recuperar popularidad a pesar de la crisis económica, entre otras causas por la absoluta ausencia de crítica televisiva. El control de los medios culminó justo antes del inicio de la campaña electoral, y la congeló. No había programas políticos; las notas policiales
3.
desde 1997. ϐ
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Ǥ independiente y/u opositora —
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×, y dos diarios especializados en economía, × y À, así como Canal N, de cable— se dirigieron principalmente a los sectores económicos A y B, mientras la TV abierta y los pasquines del régimen fueron consumidos mayoritariamente por los sectores populares. Sobre la prensa en el Perú, véase: Catherine Conaghan (1999) Nombre con el que se conoció en la época a las instalaciones del SIN.
La insoportable levedad del ser político
101
abrían los noticieros, seguidas por “temas humanos”; no se permitía siquiera propaganda electoral pagada al contado.4 Aparentemente, el objetivo del régimen era la despolitización del electorado, el clásico pan y circo.5 Sin embargo, la despolitización como objetivo es una verdad a medias. Porque en realidad, el secuestro de la TV de señal abierta y el acoso a los medios independientes fueron parte de una “reeducación política” o politización autoritaria perversa. En efecto, apenas suprimidos los programas políticos se produjo la politización del principal Ǧ de la TV, el de Laura Bozzo, que de esa forma se convirtió durante 1999 en el símbolo de la televisión emasculada y principal instrumento de agitprop del régimen (véase anexo 1). Un día hacía lamer axilas, comer gusanos o besar pezuñas a sus esclavovidentes; el domingo siguiente conducía un especial atacando el proceso de paz en Colombia. Otro día incestuosos, adúlteros o proxenetas se daban de golpes en su programa. El domingo siguiente conducía un especial sobre la paz, sí, la paz en el Perú. La politización del Ǧ fue una de las puntas de lanza de esta “nueva forma de hacer política”, que supuestamente debía reemplazar a la de los partidos tradicionales. Otra fue el copamiento y
× de la mayoría de tabloides o diarios populares, y la fundación de otros nuevos, hasta formar una suerte de escuadrón de la muerte chicha. Podríamos añadir una tercera punta de lanza virtual, de menor impacto pero digna de mención por lo novedosa. Si las dos primeras tenían como público objetivo los estratos D y E, esta, como para probar que la “tecnología” seguía entre las preocupaciones del régimen, fue la apertura de una página Web a cargo de una asociación de fachada llamada Asociación Pro Defensa de la Verdad (APRODEV), encabezada por el argentino Héctor Faisal, antiguo colaborador de los militares fascistas de ese país.6 Por lo menos en América Latina no se conoce otro gobierno que haya importado fascistas desempleados para armar una página Web y usar Internet para difamar opositores y ensalzar personajes de los servicios de inteligencia. La página de APRODEV reproducía sistemáticamente las calumnias
4. ͷǤ
6.
Denuncia formulada en reiteradas ocasiones por Rafael Rey de
Ǥ En otros casos, las empresas ponían tarifas exorbitantes para los políticos. ×
×
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ǡ× , secuestró a varios artistas cómicos como Carlos Álvarez y Tulio Loza, primero prohibidos de hacer humor político y luego convencido el primero para ofrecernos un patético humor político al servicio del régimen. Si alguna duda hubiera habido sobre su conexión con el SIN, para disiparla bastaría ver lo que sucedió con las juezas Greta Minaya y Antonia Sakicuray, que fueron destituidas fulminantemente en mayo de 1999 cuando aceptaron tramitar las demandas interpuestas por los periodistas difamados por Faisal.
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difundidas por la prensa amarilla contra periodistas y políticos opositores y tenía, además, un insólito con un sitio, “Sobre el Doctor”, dedicado a alabar a Vladimiro Montesinos: Todo el PERÚ debe estar agradecido al Doctor Vladimiro Montesinos Torres, sobre todo aquellas personas jóvenes como nosotros, ya que gracias al trabajo que realiza como asesor principal de Inteligencia, permite que vivamos en un país libre de aquel enemigo terrorista que sumía al país y a su pueblo en una situación de extremo peligro, contra el cual era necesario luchar tenaz e implacablemente,
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el cambio total de su estructura política, social y económica, no precisamente para mejorar lo que hoy tenemos sino todo lo contrario.7
Basta ver sus fotos para comprobar que Faisal está lejos de ser joven. Pero lo más amenazante es la cita del Kaiser Guillermo II que cierra el mensaje: Dz
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×ϐdzǤ Con los Ǧ y los diarios amarillos como puntas de lanza, el gobierno desplegó su estrategia À
, que tenía tres ejes: 1) la propaganda masiva a favor del gobierno, especialmente a través de avisos del Ministerio de la Presidencia, tanto que para 1999 el dinero gastado por el régimen en publicidad era mucho mayor al invertido por la industria cervecera, tradicionalmente la principal anunciadora. En medio de la crisis y mientras la inversión en publicidad de cervezas, bancos, gaseosas, detergentes y champús (principales anunciantes) caía entre el 36 y el 52%, entre 1997 y 1999 la publicidad estatal creció en un 109% (véase cuadro 1); 2) el desarrollo de una campaña masiva e inédita de difamación y calumnia contra los candidatos de oposición y; 3) la reavivación de viejos miedos o la inoculación de otros nuevos: miedo al terrorismo de SL y del MRTA, pero también a las FARC colombianas; miedo a la posibilidad de interrupción de los programas asistenciales; miedos más difusos trasmitidos por los Ǧ.
Según Adrianzén (2000), con una opinión pública tan segmentada el gobierno se concentró en el control de los sectores C y especialmente D y E, receptores de la ayuda directa del Estado, dándose el lujo de permitir ciertos medios de oposición escritos, consumidos principalmente por los sectores medios y altos. Estos le resultaban incluso funcionales, una suerte de coarϐÀÀ
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7.
, 15.4.99: 27.
La insoportable levedad del ser político
103
Cuadro 1 ĔĘęĔĘĉĊĕĚćđĎĈĎĉĆĉĉĊĔėČĆēĎĘĒĔĘĉĊđĘęĆĉĔ (en nuevos soles) 1997
1998
1999
(+/-)1997/1999%
Cervezas
65.989.720
51.488.722
39.204.460
(-)40,59
Bancos
49.638.101
44.540.122
23.737.345
(-)52,18
Gaseosas
49.151.456
40.218.081
31.244.163
(-)36,43
Detergentes
37.833.007
21.703.239
23.390.155
(-)38,18
Champús
34.311.702
21.633.244
19.353.216
(-)43,60
Org. del Estado
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38.615.298
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, n.º 18, Transparencia, enero de 2000.
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aún, según Adrianzén, la reacción tan drástica del gobierno contra Ivcher y Hildebrandt no fue solo porque sus misiles apuntaban al corazón militar del poder, sino porque le abrían una brecha de credibilidad en los sectores populares, que el gobierno no podía permitir. Pero siempre hay acontecimientos inesperados. El gobierno no calculó el impacto producido por la aparición de de
, que a pesar de transmitir solo por cable, se convirtió en el único baluarte de pluralismo y oposición por Ǧ.8 El periodismo internacional advirtió desde el principio la coartada, tanto que en los tres últimos años Fujimori ha aparecido entre los diez mayores eneæ©ǡ ǡ Castro, Mohatir Muhamad y otros dictadores. En el Perú, la reacción tardó en tomar cuerpo. Sin embargo, la desfachatez con la que el gobierno ejerció ese control, cuyo clímax fue la transmisión en cadena de los mítines de cierre de campaña de Alberto Fujimori, como si se tratara del
cubano,9 provocó la reacción furiosa de un amplio sector de ciudadanos, y es un factor importante para entender el repudio a la Bozzo, las marchas y vigilias en las puertas de ±
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e incluso la agresión a reporteros de esos medios en algunas manifestaciones. El espectáculo como política Hace tiempo se han diluido las diferencias entre cultura culta y cultura popular o de masas; se han adelgazado las líneas siempre borrosas que separaban la política del espectáculo. Con el derrumbe institucional, el escenario político quedó vacío y esas líneas prácticamente se borraron de modo que hoy en el Perú hemos pasado en cierta medida de la política como espectáculo al espectáculo como política y, en ciertos momentos claves, la farándula ha tomado por asalto el escenario político vacío. Entre política y espectáculo hubo siempre puntos de encuentro. El circo romano es el ejemplo más manido. El poder tuvo siempre dimensiones rituales ±
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por Telefónica del Perú, la aparición de hizo saltar tremendamente hacia arriba la demanda por cable en los meses previos a las elecciones. A pesar de las grandes
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ǡ× encontrar lejanas semejanzas entre y la radioǦͿæ©Ǥ mismo podría decirse de las múltiples radios provincianas de oposición.
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importantes, algo semejante solo se había visto en la TV nacional cuando Perú disputó la ϐÀ
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las manifestaciones apristas o las convenciones de los partidos norteamericanos, por ejemplo. Por otro lado, la sátira política existió siempre. A todos nos Ó×ϐ
llas escritas en la isla del Gallo, aun antes de que el nombre Perú hubiera sido siquiera pronunciado: “Pues señor gobernador, / mírelo bien por entero, / que allá va el recogedor/ y aquí queda el carnicero”. Desde el siglo XIX, la caricatura política fue infaltable en diarios y revistas. Desde inicios del siglo XX, revistas como y nombres como Málaga Grenet fueron pioneros en ese arte en nuestro país. Más recientemente, la sátira incursionó en la radio con imitadores como “Los Chistosos” y en la TV con personajes como “Camotillo el Tinterillo”, programas como “El Barrio del Movimiento” y multitud de imitadores. Sin embargo, en los puntos de encuentro entre política y espectáculo, era la política la que llevaba la voz cantante y decidía cuándo y cómo ponerse en escena. Por otro lado, políticos y satíricos (o imitadores) pertenecían a mundos distintos, o así lo decretaban las convenciones sociales y el canon académico. Los unos habitaban el universo serio, épico y trágico de los héroes y los padres de la patria; los otros el mundo de la comedia. Esas distinciones comenzaron a resquebrajarse ï±
Ǥϐ±ǡϐ ǣ El encuentro entre imitador e imitado lleva estas voces a la cacofonía, al punto de no saberse quién está hablando por quién, en el vano intento del personaje objeto de burla de acercarse al imitador, que ya no lo interpela desde la complicidad ϐǤ
× simpática deriva en la ruptura de un compromiso tácito, que autorizaba a reírse de las jerarquías a condición de tenerlas, sin embargo, en cuenta. (1999: 26)
No fueron imitadores, pero sí gente del mundo del entretenimiento ϐ±
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establecer cabeceras de playa en el territorio de la política. Todo empezó con Ricardo Belmont, rey de las teletones, dueño de un canal de “antena fría” y una exitosa estación de radio en la que conducía un programa de micrófono abierto, “Habla el pueblo”. Allí conversaba con los oyentes sobre dramas humanos, problemas sociales y secundariamente temas políticos. Por su estilo coloquial, criollo y populista, fue apodado el Hermanón.10 En 1989 postuló exitosamente a la alcaldía de Lima. 10. Cabe recordar que Laura Bozzo se inició en la vida pública como regidora de la Municipalidad de Lima, elegida en la lista que encabezaba Belmont, quien le dio un programa en su canal de antena gélida, , desde donde criticaba a Fujimori con la misma virulencia con la que hoy ataca a los opositores. Si bien cambió de , su estilo altisonante siempre al borde del desmadre continúa siendo su
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La irrupción de este en la escena política pudo haber contribuido a una saludable democratización y al derrumbe de fronteras elitistas. No se trató, además, de un caso aislado. En Bolivia, para referirnos al ejemplo más cercano, apareció por la misma época el Compadre Palenque. Surgió de más abajo, como cantante folclórico que compró primero un espacio radial y luego la que lo transmitía, hasta llegar a conformar un pequeño imperio mediático, el Sistema Radio y Televisión Popular (RTP), que incluía el canal de mayor audiencia en sectores populares de La Paz, ciudad de la cual llegó a ser alcalde. El programa radial que lo hizo conocido tenía un nombre muy parecido al de Belmont, “Tribuna Libre del Pueblo”. Pero mientras el Hermanón actuaba solo, el Compadre tenía una contraparte femenina, la Comadre Remedios. Juntos formaron CONDEPA (Conciencia de Patria), partido con el cual ganaron no solo la alcaldía de La Paz sino la de El Alto y se convirtieron en la tercera fuerza política nacional.11 CONDEPA se incorporó al sistema político boliviano y, al margen de sus rasgos caudillistas y propuestas populistas, ϐ
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expresión, especialmente a sectores migrantes aimaras de La Paz y El Alto. Belmont, por el contrario, terminó arrastrado por el colapso del sistema político peruano. Aquí, conforme los partidos agonizaban y se debilitaban las organizaciones de la sociedad civil, las identidades políticas se fueron desdibujando y cerrando los canales de mediación y representación. Los políticos perdieron entonces anclaje social, se desgajaron de los grupos sociales, regiones o clientelas a los que representaban, cortaron amarras y se elevaron como globos de gas. El quiebre de jerarquías no dio entonces lugar a una relación más horizontal, sino que devino en una inversión de jerarquías. Al desaparecer su escenario, los políticos quedaron sin carpa propia. Desde entonces, muchos de ellos dan la impresión de no existir si no son imitados, al punto que los imitadores parecen más reales y los políticos caricaturas pálidas, aburridas y en algunos casos incluso más grotescas que los imitadores. Los primeros tienen más legitimidad, sus opiniones gozan de mayor credibilidad y logran mayor impacto.12
marca de fábrica. Sobre su época de opositora rabiosa del gobierno, véase una especie de antología de Laura en:
×ǡ 30.3.00: 8. 11. El Alto surgió a raíz de las migraciones como una extensión popular de La Paz, pero creció hasta tener casi tantos habitantes como esta y convertirse en ciudad independiente. Sobre Palenque, que murió a los 50 años en 1998 y sobre CONDEPA, véase: Archondo (1991), Saravia y Sandóval (1991). ͳʹǤ
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con razón por
(30.6.00) como el mejor noticiero de la televisión peruana
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Esta no es una defensa cerrada de los fueros de la clase política. En todas partes, los ídolos mediáticos han adquirido credibilidad y protagonismo más allá de sus respectivos campos. La Chola Chabuca pronunciándose contra el SIDA, los jugadores de la selección contra las drogas, Vanessa Robbiano o Mónica Sánchez lavando la bandera en la plaza Mayor, cumplen un deber o ejercen un derecho ciudadano, son “formadores de opinión” y aun si esta fuera radical o conservadora, resulta totalmente legítima. Lo que aquí se critica es la utilización de este colapso de las fronteras entre los géneros para consolidar el autoritarismo dándonos gato por liebre. No a la que ejerce un derecho ciudadano, ϐ
× campaña política como si fuera un programa de entretenimiento. El ejemplo más claro fue el programa de Laura Bozzo sobre la supuesta hija de Alejandro Toledo (véase anexo 1). Más grave aún: no existe una institucionalidad política democrática que pueda contrarrestar los efectos corrosivos de estas campañas.
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conforme crecía el papel de los poderes ocultos. Los ciudadanos convertidos en espectadores escuchábamos gritos y susurros, veíamos cómo de vez en cuando se escurría sangre o se arrojaban cadáveres al escenario vacío. Precisemos ϐǤǡ
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sino colocar en su centro un inmenso televisor. No es de extrañar entonces que los personajes del mundo del espectáculo, la farándula, Chollywood, incursionaran en la política y encontraran espacio para difundir su versión como la verdadera. O, más precisamente, como una versión verosímil, con mayor credibilidad que otras. Pasamos, de esta forma, de la política como espectáculo al espectáculo como política o, en palabras más exactas, a los escenarios propios de los espectáculos —un set de TV, un estrado de baile— como arena política.13 Tampoco es de extrañar que haya congresistas dispuestos no solo a ser imitados sino a bailar cualquier tipo de danza y pasar cualquier tipo pues tocaba los principales temas de actualidad de modo más pluralista, más audaz y más crítico que los noticieros serios. Pero esta es una excepción muy reciente, impensable por lo demás sin la masiva reacción ciudadana de los últimos meses en contra del lado oscuro de esta confusión entre espectáculo y política. 13. Esta incursión arranca con Susana Díaz en 1995 y alcanza su clímax con la politización de Laura Bozzo. En algunos casos tiene éxito, en otros no. Así, descartando periodistas profesionales como Denis Vargas, tenemos desde personajes como el abogado Delgado Aparicio, alias Saravá, conductor de un erudito programa radial de salsa y congresista electo por NM-C90 en 1995; hasta Jimmy Santi y Fulvia Cellica, caracteres farsescos y candidatos frustrados a la alcaldía de Jesús María en 1995; pasando por otros cómicos como el Cholo Cirilo, Manolo Rojas, Adolfo Chuiman, Percy Arévalo —ex esposo de Susy Díaz—, para mencionar algunos que no llegaron a alcanzar una curul en el Congreso.
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de prueba ante cámaras, con la angustiosa esperanza de contrarrestar así la insoportable levedad de su persona política.14 [Grito] ¡Que pase Laura Bozzo! Es indudable el éxito de Laura Bozzo y se han expuesto ya muchas razones para explicarlo: la posibilidad que da a los excluidos de ser protagonistas en una sociedad en la cual todos quieren tener su cuarto de hora de fama; la presentación de “casos de la vida real”; la compulsión de ofrecer o presenciar confesiones catárticas; la posibilidad de “actuar” violencias contra familiares y amigos que por lo general mantenemos reprimidas;15 morbosidad; voyeurismo; gusto de “olfatear la mugre ajena”;16 dinero recibido en el caso de los protagonistas, entre otras. Sin negar ninguna de las anteriores, quisiera añadir un par de razones que inciden en el vínculo entre Laura, el modelo económico y la política fujimorista. Los sectores excluidos por el modelo neoliberal periférico, la necesitan. Su programa tiene el formato de las telenovelas. Es un espejo invertido de las telenovelas, concentrado en una hora. Ǥ
×Ǥ En las telenovelas, la verdad, o las verdades cuya revelación es el centro de la trama, demoran aproximadamente un año en salir a la luz. Acá, la trama se resuelve en una hora. En tiempos de videoclips, de incertidumbre sobre la supervivencia familiar al día siguiente y ocaso de las
14. Es interesante que este colapso de las fronteras entre realidad / imitación / disfraz se reproduzca
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×Ǥ sólo travestis que la TV populariza, como Coco Marusix o Naamin Timoyco, ni personajes como la Chola Chabuca; ni siquiera que los Cómicos Ambulantes casi no encuentren otra manera de hacer reír que travistiéndose, al punto que pareciéramos de regreso en los tiempos cuando las mujeres no podían actuar (lo que fue comedia se repite como farsa). Ahora también los llamados ϔ, artistas que no pudieron sobresalir como galanes, tienen que travestirse para sobrevivir, como en ÓǤϐ
modernidad y audacia, pero lo que los empuja es el mismo afán de no evaporarse en el olvido. 15. “Es probable que el falso hermano celoso disfrute en denigrar el comportamiento de su hermana inventada o una persona llamada a representar a un hijo llegue a amenazar o a ϐ
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una situación verdadera” (Grompone 1999: 132). 16. Dice Vargas Llosa: “La prensa sensacionalista no corrompe a nadie; nace corrompida, vástago de una cultura que, en vez de rechazar las groseras intromisiones en la vida privada de las gentes, las reclama, porque ese pasatiempo, olfatear la mugre ajena, hace más llevadera la jornada del puntual empleado, del aburrido profesional y la cansada ama de casa... [es] la frivolidad, reina y señora de la civilización posmoderna” (“Olfatear la mugre ajena”, en: “El Dominical”, suplemento de
, 2.3.1999: 17).
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esperanzas de movilidad social, los excluidos necesitan emociones más fuertes. Zapear de una telenovela a “Laura en América” es como cambiar un pito de marihuana por una inyección de heroína a la vena. ǤǤǡϐ reveladas permiten que los personajes y el público asciendan a una realidad ética y estéticamente más “elevada” de aquella en que habitaban; una realidad que por derecho les correspondía, aun cuando no lo supieran (niña buena no se sabía heredera de magnate; niño pobre no se sabía hijo de una baronesa), y/o que por sus cualidades morales y los sufrimientos soportados les correspondía de manera también “natural”. Ascienden, además, a otro estatus social. Óǡ
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Ǣ viceversa. Los malos mueren. Catarsis. . En el Ǧ, las verdades que se revelan en apenas una hora, a cada cual más horrenda, nos hacen más bien
hacia una realidad infernal. El inicio del programa presenta a los invitados en un mundo ilusorio, como los habitantes de la caverna de Platón. Laura, demiurgo de su , los conduce a trote rápido, a gritos y empellones hacia la realidad. Pero no es el ascenso hacia un universo de prototipos ideales, sino el descenso a través de
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Ǥ —Madre, ¿creías que tu hija estudiaba en la academia?... [Grito] ¡Que pase el amante anciano! [Video en que un anciano manosea a una adolescente. Madre se retuerce desesperada en el set]. —Amante anciano, ¿creías que esta joven estaba contigo por amor?... [Grito con ojos desorbitados] ¡Que pase el proxeneta! [Anciano trata de avalanzarse sobre proxeneta, mientras Madre no sabe sobre quién avalanzarse, todos refrenados a medias por fornidos guardias foucaultianos vestidos de terno negro al servicio de Laura].
Todo con tecnología de punta: micrófonos y cámaras ocultas que, si los casos fueran reales, violarían la privacidad y la legalidad. Si bien las cámaras ocultas se habían utilizado en programas cómicos, este nuevo giro tiene también antecedentes en la época de la violencia, cuando las fuerzas policiales y los servicios de inteligencia hacían ovise (observación, vigilancia y seguimiento). La impunidad con que esta tecnología se emplea de manera indiscriminada,17 nos remite a la militarización de la vida cotidiana. Nos revela, por otra parte, cómo el “hermano mayor” se achica y se multiplica en pequeños dispositivos ocultos en carteras, corbatas, anillos. A diferencia del biopoder, que disciplina 17. Véase el artículo sobre Magaly Medina en el capítulo 11 de este mismo volumen.
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y domestica los cuerpos “desde dentro”,18 este tecnopoder los vigila desde fuera. Los mil ojos y oídos de Sendero Luminoso, artesanal y arcaico, eran de carne y hueso. Estos son cibernéticos. Luego tiene lugar una suerte de “juicio popular”, que produce un empo
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conductora. Especialmente en aquellos programas que presentan múltiples Óǡ
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dzϐÀǡ de simbólica cama redonda en la cual, en vez de sexo, los protagonistas intercambian puñetes y patadas entre gritos de perra, jugadora, prostituta, para mencionar solo los adjetivos más suaves. El público ruge mientras Laura hace pasar a los personajes, cada uno portando nuevas revelaciones. “Tranquilízate” es la palabra más repetida por la conductora, que pisa el acelerador y el freno al mismo tiempo, pues es ella misma quien fomenta la intranquilidad. Este doble discurso es el trasfondo de todo el fenómeno Laura. Su libro se llama
(2000) y ella se presenta como defensora de la mujer, ensañándose con los hombres a los cuales insulta y ridiculiza con el beneplácito de las mujeres que conforman el público. Pero está lejos de representar algún tipo de “liberación femenina”. Luego del gran desmadre que producen las revelaciones, de la ruptura aparente de cadenas y convenciones, lo que hace la conductora es increpar a los hombres en nombre de valores convencionales. Desde un discurso patriarcal hegemónico o benévolo, que tiene como paradigma a un varón monógamo, responsable y protector de su familia, ella reprocha a los machos que practican un patriarcalismo subalterno, abusivo, sacavueltero, irresponsable con la familia [“me da S/. 5 para la comida”, “se va con la trampa”, “no reconoce a mi hija”]. La doble paradoja es que al mismo tiempo, Laura se pone al servicio de un régimen cuya conducta, si bien muestra rasgos de patriarcalismo benévolo (hace obras, se preocupa por los pobres) corresponde predominantemente al patriarcalismo subalterno, abusivo y sacavueltero, al punto que la yuca es su símbolo.19 Y, si como todo indica sus casos son falsos, ella misma estaría lejos de practicar la seriedad que predica. Su patriarcalismo benévolo, al igual que la democracia del gobierno al que apoya, se vuelven discursos vaciados de contenido, cáscaras en
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±À catarsis: la mujer golpeada vuelve con el marido que promete no golpearla; 18. Sobre “biopoder”, véase Foucault (1988). 19. Sobre patriarcalismo hegemónico y subalterno, véase Stern (1999).
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la adolescente descarriada se arrepiente... y punto. Los protagonistas ganan entre 50 y 100 soles por actuaciones bastante buenas y golpes varios, y si te he visto no me acuerdo. Cada cual sigue en su sitio. No hay princesa ni príncipe azul de telenovela que los saque de pobres, ni regalos o sorpresas como en los programas de antes. Fin de la movilidad social. Realismo. Basta de utopías o falsas esperanzas. En muchos sentidos, Laura es a Gisela lo que el neoliberalismo al populismo. Gisela chillona, pero llena de redondeces y blanduras; protectora pero con las garras siempre listas; codiciada y siempre a punto de caer en brazos
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ǡǡ con los ojos casi fuera de las órbitas, temida y siempre al borde de la histeria, divorciada que vive para su trabajo, su éxito y su poder, tan parecida al Presidente y su asesor. Tal vez por eso le manda besitos a Vladimiro Montesinos. Gisela es la última en una línea que viene de Ferrando, de populismo pa[ma]ternalista y sensiblero, donde el público es por lo general actor secundario pero puede en ocasiones llevarse algún premio suculento. Laura, con sus guardianes foucaultianos, es la brutalidad descarnada del neoliberalismo ±
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ϐǡ ella los tranquiliza: “te voy a dar ayuda psicológica”. Paliativo, muy moderno por cierto, para el horror. En términos más generales, la doctora “hace obra social”, con ayuda del Presidente (véase anexo 1), que por su parte hace gasto focalizado. Mientras el populismo trataba de encubrir engañosamente las diferencias sociales dentro del común denominador de “pueblo”, el actual modelo naturaliza esas diferencias presentándolas como estratos y ofrece a los D y E ayuda psicológica, obra social o gasto focalizado. Qué remoto suena el eslogan: “¡tú también puedes ser empresario!” Siglo XXI, Cambalache “Verás que todo es mentira”, decía el famoso tango de Discépolo que pretenÀϐXX y ya podemos ir jalándolo hasta el XXI. Todos sabemos que los reality show no son reales, pero igual los vemos. Incluso con un guiño de complicidad,20 como leemos los horóscopos —anota agudamente
20. El género parece estar evolucionando y, conforme se abre paso la idea de que los casos no son reales, los elementos farsescos se potencian como en esas películas de horror , que uno ve para reírse. Ojalá, el género discurra en el futuro por esas vías irónicas, “posmodernas”, pero durante la presente coyuntura, la exposición obscena de miserias humanas y la complicidad con la dictadura han sido sus rasgos emblemáticos.
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Jaime Lértora. O las [tele]novelas: no son verdaderas, pero son verosímiles.
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ϐzén (2000: 10), comentando a Schutz, la crisis política hace que “[…] el fundamento de la democracia se desplace de la razonabilidad ciudadana hacia la credibilidad del sentido común no informado” (Adrianzén 2000: 10). En ese contexto, al recoger ciertos elementos del sentido común y potenciarlos, los Ǧ ganan legitimidad, generan identidad y se posicionan estratégicaϐÀ
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está el miedo: Como señala Morse: De la alborotada violencia de los animales en las primeras obras de Disney al ϐ
TV, el mensaje de los medios de comunicación es que el individuo de cualquier clase debe resignarse a ser permanentemente víctima de ataques y humillaciones. Los guionistas nos hacen recorrer pacientemente todas las “situaciones” horripilantes que debemos “enfrentar” sin alarmarnos: la violación, la familia negra en el vecindario, el hijo mongólico, el atleta estrella que muere de leucemia, el colérico veterano parapléjico, niños maltratados, esposas golpeadas, el padre alcohólico, el adolescente drogadicto, el hijo homosexual, la hija encinta o prostituta, el ama de casa que añora una profesión. (1982: 164)
El resultado, según Morse, es que “[…] si la vida es […] una serie de ‘problemas’ a resolver y si hay ‘respuestas’ para todo, el individuo pierde capacidad de experimentar su individualidad”. Y si logramos experimentarla y nos alarmamos o enfurecemos, el psicólogo o los guardias de Foucault nos tranquilizan. Si las fronteras entre política y farándula colapsan y si la segunda invade los fueros de la primera, bien podemos leer las recientes elecciones como una edición especial y de larga duración del Ǧ más popular de América. —¿Creías que tenías el derecho de elegir libremente a tu Presidente y a tus congresistas? [Grito destemplado]. Ȅǩϐ
×ϐǤǤǤǨ —¡Que pasen los fabricantes de vladipolos...! —¡Que pasen los digitadores de la ONPE...! —¡Que pasen los congresistas tránsfugas...!
Y si ante tanta humillación se te ocurre reclamar tus derechos, como hicieron las mujeres que marcharon al hotel donde se alojaba la misión de la OEA:21 21. Marcha de Mujeres por la Democracia al Swiss Hotel el 27.6.00.
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—¡Tranquilízate! —¡No seas radical! —¡Te voy a dar ayuda psicológica! —¡Te voy a formar una comisión democratizadora!
Como la enfermera de , la Ministra de la Mujer sale a pedirle a las mujeres saturadas de gases y encerradas en el manicomio Perú, que se tranquilicen, que sean respetuosas, que conversen si quieren conversar pero sin desmadrarse (¡pero si conversar era lo que querían y no las dejaron!).22 ±ǣǬ
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actriz que ganó el Oscar por su papel de enfermera sádica en ǫϐÀ
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en la gestualidad y en el papel interpretado por esa enfermera y el que desempeñan ciertas personalidades del régimen como Martha Hildebrandt o Martha Chávez?
22. Declaraciones de la Ministra de la Mujer, Luisa María Cuculiza en diferentes medios el 28.6.00. “Tía Cucu asada con jermas bulleras” como tituló (28.6.00).
ĆĕŃęĚđĔ DzdzV (chicha)
ĚĆēĉĔ đĆ ęĆėĉĊ đĆēČĚĎĉĊĈĊ aparecen los tabloides, como avergonzados de ver la luz del día. Estamos en la Lima de mediados del siglo pasado, que se
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Ǥ± diarios vespertinos y fueron creación de los países anglosajones, para que los trabajadores que regresaban a casa en trenes, subterráneos u ómnibus, ǤÀǡ
ϐÀ , que también salía en la tarde pero sin una sola foto y hasta hace pocos años sin color, americanos y británicos leían vespertinos que combinaban policiales, deportes, farándula y escándalo político en formato tabloide y con estilo estándar: grandes titulares, poco texto, lenguaje popular y mucha imagen, tanto que el rey de los tabloides alemanes se llama (Imagen). En el Perú, el primer tabloide vespertino tuvo por nombre l. Por su uso desenfadado de “replana”, sus detractores la llamaron “la cloaca de ”. Si hubieran imaginado lo que serían los nietos de l cuarenta años después, hubieran medido sus palabras. Pero en parte tenían razón: el diario era de ǡ que vivía los años gloriosos de Pedro Beltrán, pionero de la modernización del periodismo nacional. l tenía calle, la calle; la piedra angular de su éxito fue el uso creativo de la jerga urbana en una ciudad joven en explosivo crecimiento. Usaba ese lenguaje para
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Pedro, en especial a los “rojimios”. Pero comparada con las de hoy, fue una cloaca de aeropuerto suizo. El éxito de l propició la salida de
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ǡ cuando esta era una provincia mediática del imperio Prado. Incluso Ǧ
intentó tener su vespertino,
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, pero duró poco tiempo. Sin embargo, en las décadas siguientes, y parieron exitosos vespertinos, y respectivamente. Para entonces, hacía tiempo que no eran vespertinos. Rápidamente habían comenzado a salir a mediodía, luego a media mañana y por último de madrugada, confundiéndose con los grandes.
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En realidad, tampoco podía distinguírseles por el tamaño. ×
1 siempre fue tabloide y los matutinos y , fundados en la década de 1960, tenían también ese formato. En la década de 1980, en una Lima que se había vuelto metropolitana, desmesurada y provinciana, , contracara de ï
, acertó al destacar en su nombre el rasgo que siempre había distinguido a esa prensa.
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Dzrios de menos de un sol” sufrieron radicales transformaciones. En primer ǡ ϐ
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ǡ ǡ deportivos.2 Por otro lado, la mayoría se independizó de los “diarios serios”. Algunos, como , por la desaparición de su diario padre. Pero los que iban a marcar la década fueron fundados como empresas independientes. , por ejemplo, también Ó y , aparecidos todos durante el primer fujimorismo (véase cuadro 1). Cuadro 1 ĊĈčĆĘĉĊĆĕĆėĎĈĎŘēĉĊĉĎĆėĎĔĘĉĊĒĊēĔĘĉĊĚēĘĔđ ĈĆĕęĚėĆĉĔĘĔċĚēĉĆĉĔĘĕĔėĊđČĔćĎĊėēĔ El Mañanero El Chino La Chuchi El Tío Referéndum (segunda etapa) El diario Más El Men La Yuca
junio de 1992 mediados de 1995 enero de 1998 marzo de 1998 enero de 1999 abril de 1999 mayo de 1999 febrero del 2000
El contenido era parecido al de la antigua prensa popular: principalmente notas policiales y chismes de la farándula, luego amenidades, algo de notas nacionales, locales y deportivas.3 El formato es también similar: grandes foϐÀǡǡ
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planas y las páginas centrales ahora son a todo color, con la paleta cargada 1. 2. 3.
Fundada en 1912 por Clemente Palma. Al momento de entrar en prensa este volumen se han publicado libros de Juan Gargurevich y Jackelin Fox sobre este tipo de prensa y su participación en las recientes elecciones, que no hemos podido consultar.
×ǡÀy, entre los más duraderos. Algunos como
incluyen historietas eróticas bastante explícitas. À sale con suplemento porno, , que se entrega envuelto en celofán.
El “doctor” y su escuadrón de la muerte
117
con los tonos más vivos. Una exhibiendo el trasero en gran formato es el pan de cada día, a veces con su chicharrón de cuerpos chamuscados, machucados o destripados completando la primera plana. La jerga se ha actualizado, el lenguaje se ha vuelto mucho más explícito pero igualmente ingenioso. En general, parecen los diarios populares de antes, pero con los rasgos exacerbados en una suerte de versión hiper(i)rrealista.4 Una novedad de esta prensa, advertida por Grompone (1999), es el despliegue de un estilo coloquial, de crónica familiar de la cual han desaparecido no solo los personajes de la “alta sociedad” sino incluso los artistas de primera línea. Copan sus páginas “casi exclusivamente las bailarinas o que aparecen como telón de fondo en los programas cómicos o actúan por su cuenta en escenarios populares de Lima o de provincias” (1999: 134), exhibiendo “más su fragilidad que su belleza” (1999: 141). Ellas se muestran atemorizadas por perder el empleo, por ejemplo, o por las maledicencias de otras que pugnan por hacerse un lugar en el mundo del espectáculo. El estilo coloquial invade no solo las notas locales y sobre la farándula, sino las crónicas policiales, las columnas editoriales y las noticias políticas. Esto es tal vez un ejemplo del resquebrajamiento general de las barreras entre lo público y lo privado. Los acontecimientos políticos son comentados a partir de situaciones cotidianas y con lenguaje coloquial, por ejemplo, a través de diálogos entre personajes populares inventados por un editorialista.5 Grompone advierte una cotidianización no solo de la política sino incluso de las crónicas policiales, que son tratadas como crónica familiar más que como problema de “seguridad ciudadana”. Más que las grandes bandas de asaltantes de bancos o
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ǣDz todos lados acecha o ya ocurrió una relación sexual con el cuñado o la cuñada, el compadre o la comadre, el vecino o la vecina” (Grompone 1999: 143). Esta especialización en de segunda línea y en los llamados ϔǦ ǡ así como esta concentración en el pequeño crimen pasional, podría verse como una estrategia de para un mejor posicionamiento en un mercado segmentado. Pero el éxito de los nuevos diarios populares tiene
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Para referirnos a los “diarios de menos de un sol” aparecidos en la década de 1990, que son objeto de este análisis, usaremos el nombre “prensa popular” hasta su captura por el SIN y el de “prensa amarilla” o “prensa del SIN” a partir de esa captura. Salvo en el título del capítulo, no usamos el adjetivo “chicha” porque consideramos —como Guillermo Nugent— que, en muchos casos, dicho adjetivo se utiliza como una nueva forma de “choleo”.
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página editorial de Ǥ
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también razones más estructurales. Decíamos que Gisela es a Laura lo que el populismo al neoliberalismo. No solo Laura es funcional y producto de nuestro liberalismo periférico. Estos nuevos diarios están destinados también a los excluidos sin esperanzas, en un contexto en el cual las expectativas de movilidad social se han marchitado y cada cual vuelve a “estar en su sitio”. Los diarios son la crónica de la fragilidad de los sectores populares (ahora D y E), antes vistos como conquistadores o nuevos héroes. En una situación de derrota, se vuelve prominente el lado oscuro que toda sociedad y todo sector social lleva consigo. Grompone señala acertadamente que: […] los medios muestran o introducen, de manera soterrada a veces, proclamándolo con énfasis en otras, una extendida violencia social, que no solamente se expresa en la perpetración de un delito sino en el modo que se entablan las relaciones personales, y tengo la impresión que los periodistas peruanos son particularmente capaces de expresarlas con mayor acuciosidad y virulencia que en otra sociedades. Queda entonces una conclusión entrampada por sus equívocos. Registramos la democratización, el desamparo y la violencia y no sabemos bien establecer tajantemente las diferencias. (1999: 155)
La última frase define a los nuevos diarios como un producto ambiguo, con luces y sombras. Quisiera enfatizar estas últimas líneas, ese lado siniestro, oculto por la creatividad lingüística, el estilo coloquial que da la ilusión de democratización, cercanía y horizontalidad comunicativa, así como por la habilidad de los periodistas para reflejar la sensibilidad popular. Los nuevos diarios populares exhiben, por ejemplo, una gran facilidad para entretejer lo horrendo y lo obsceno de manera “natural” en el entramado de la vida cotidiana. Lo antes reprimido aflora, pero no principalmente como catarsis liberadora6 sino, como advertía Morse, para inmovilizarnos por el miedo: así es la vida, no hay nada que hacer. Nos acostumbran al envilecimiento de la vida pública y privada, y nos lo hacen pasar como “moderno”. Un segundo rasgo siniestro es que la derrota y el languidecimiento de las expectativas de movilidad social producen frustración, que se traduce en rencor y envidia hacia quienes destacan. Desde la psicología, dirían que se
6.
Que salgan a la luz aspectos ocultos, socialmente reprimidos o estigmatizados, puede resultar liberador. Los ejemplos son múltiples: la información pública sobre el uso de condones para prevenir el SIDA o controlar la natalidad, la campaña “yo sé cuidar mi cuerpo”, la desestigmatización de madres solteras, minorías étnicas, raciales, orientaciones sexuales minoritarias o el desenfado en el lenguaje como recurso expresivo y
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trata de un mecanismo de desplazamiento por el cual, en vez de dirigirse hacia las causas reales del problema, la violencia se desplaza hacia otros objetos más asequibles. Desde la antropología, hablaríamos de la “imagen del bien limitado”, que funciona en sociedades tradicionales, cerradas e igualitarias, en las cuales no existe crecimiento económico. En ese contexto, si alguien destaca por encima del promedio lo estaría haciendo a costa del resto. La reacción es hundir por cualquier medio —brujería en las sociedades tradicionales,
ϐÀ DzdzȄ ×Ǥ ǡ vemos cómo en un contexto de debilidad de las instituciones sociales y un modelo económico que no “chorrea” e incrementa la exclusión, el mensaje individualista puede terminar produciendo una lucha sin cuartel , que va más allá de la clásica metáfora del palo encebado: no solo me alegro si quien está trepando se resbala, sino que una vez caído, en tanto yo no puedo subir, lo hago leña. Esto lleva a que múltiples discriminaciones inunden las páginas de los nuevos diarios populares, principalmente a las mujeres, homosexuales y cholos; a que los celos y las malidicencias entre las , por ejemplo, sean una de las principales materias primas que alimentan sus notas. En un solo día (29.4.00), encontramos ejemplos en los seis diarios que revisamos: “Daysi [Ontaneda] peleada con macho” (Ó, primera plana). “Tula [Rodríguez] dizque conducirá un programa tropical para tumbarse a la [Janet] Barboza” (, “La Rajona”, p. 9). Dz
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ȏÀȐǯ ϐǦdzǤȋ, pp. 6-7). “Rocío Polo: ‘varias de mis colegas parecen mujerzuelas’ ” (À, p. 8). “Paco Ferrer denuncia por estafa a Fulvia Célica” (
, p. 10).
La nota sobre Ferrer y Célica comienza con la siguiente frase: “El transformista Paco Ferrer le tiró barro a su colega Fulvia Célica...”. Barro parece ser el único bien ilimitado en los diarios populares. Por otra parte, la igualdad
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Ǥ Solo algunos ejemplos de ese mismo día: “Bruno Cavassa... se cree el rico y todo porque estuvo con la ‘señito’ GISELA VALCÁRCEL. ¡Qué tal raza! O sea que por estar con la tía se te suben los humos; qué va papito, bájate de la nube porque tú a nadie le has ganado...” (Óǡ “La Pezziduri”, p. 8). “Uno que jura que sigue siendo el más rico de todos es el ‘Calígula’ JULIÁN LEGASPIǡ
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que por haber sido protagonista por una vez de una cebollera eso quiere decir que se es buen actor... Ay papito, lo mejor será que te ubiques bien y te dejes de decir tontería y media...” (ibíd.).7 “Y hablando de roedores, nos preguntamos, qué autoridad puede tener el rosquetazo ese de CARLOS CACHO para salir a hablar si fue justa o no la reciente elección del Miss Perú Universo. De cuando aquí un cabro con letras mayúsculas... puede tomarse atribuciones que no le corresponde”. (, “Que viva el chongo”, p. 9).
Grompone analiza un caso paradigmático: el de Gisela Valcárcel.8 Ella fue de plumas y lentejuelas, que de pronto triunfó en la TV y se convirtió en “la reina del mediodía”. Abandonó su inicial cautela y se aventuró a opinar sobre diversos temas y a hablarle a los telespectadores de su vida personal. Se mudó a un barrio residencial exclusivo, se casó con un jugador de fútbol de clase media y su boda se transmitió por televisión. Luego de un tiempo pasó su momento de auge, en parte por la decadencia de los programas de concursos “y por una suerte de crisis de representación (que no se limita a la política), porque descuidó por un tiempo a las ‘señitos’, las mujeres de pueblo que la escuchaban, y en el camino trató despectivamente a la prensa de espectáculos con la que se establece un vínculo de necesidad y de rencores”. Su descendió... Entonces la envidia latente se desbordó sin piedad. La prensa de la farándula olió sangre, se dio cuenta de la angustia y perplejidad de la que fuera estrella y se abalanzó sobre ella como jauría carroñera. “Se desató entonces una dinámica cruel en la que la animadora procuraba seguir asida a su momento de gloria, manteniendo sus gestos, sus risas, sus concursos con premios cada vez menores por el retiro de los anunciantes, mientras periodistas y público se solazaban en la denigración...”. La irreverencia, la agudeza en descubrir el lado débil o ridículo de individuos para construir caricaturas esperpénticas, así como el ingenio lingüístico se canalizan hacia la destrucción gozosa de personajes que son parte del Nosotros popular que constituye el público objetivo de estos diarios, en una suerte de canibalismo simbólico. Hacia 1997, estos diarios, con su balance ambiguo y contradictorio de democratización, desamparo y violencia; con su aspecto secundario ligeramente bajtiniano, carnavalesco, irreverente, aparentemente cuestionador de jerarquías, si no dialógico al menos coloquial, comenzaron a ser puestos al servicio de una política de comunicaciones fascistoide cuyo objetivo era la destrucción de la competencia democrática. Ǥ 8.
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DzdzǤ Resumimos, en parte con nuestras propias palabras, la historia presentada en Grompone (1999: 139-141).
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El inicio de esta sorprendente mutación coincidió con el pase a la oposición de
y la transformación de Somos Lima en Somos Perú,
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para el año 2000. Fue por esa época que los diarios populares comenzaron a ser capturados por el SIN y se transformaron en verduguillos untados con excremento, que se hundían diariamente en el cuerpo de los candidatos opositores. Más que una campaña de demolición era una de desgaste e infección. No solo se trató de una mutación de los diarios ya existentes, con excepción de , sino que como en una metástasis proliferaron nuevos diarios de menos de un sol, cada vez más obscenos en sus nombres y en su intención política. ϐ±
nizan en los Ǧ, Grompone señala: “Quizás ocurre que las frustraciones, los odios y los rencores de los excluidos no tienen una dirección precisa y terminan siendo orientados contra todos y contra nadie, que son acciones espectaculares y sin efecto” (1999: 132). Cuando el SIN puso los diarios populares a su servicio y los convirtió en prensa política amarilla, esas frustraciones, odios y rencores encontraron una dirección precisa y terminaron orientados contra los candidatos presidenciales opositores. Si esta estrategia tuvo éxito no fue solo por las malas artes de un régimen autoritario que “engañó” a los sectores D y E. El libreto estaba allí, lo que hizo el gobierno fue incorporar personajes políticos en la historieta. El quiebre de las fronteras entre lo público y lo privado y entre política y farándula facilitó que los opositores fueran tratados como , ϔ o criminales, utilizando la misma jerga y el mismo formato coloquial. *
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Véanse los trabajos de James Scott (1985, 1990). También Gilbert y Nugent (1994). Sobre la construcción mutua entre culturas dominantes y subordinadas, Muratorio (1994). Sobre hegemonía en este contexto: el trabajo ya citado de Gilbert y Nugent; también Laclau y Mouffe (1988); o el propio Gramsci (1981).
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ǡ 10. No entramos a discutir aquí detalladamente “de qué hablamos cuando hablamos de cultura popular”. Cuando usamos el término, nos referimos a la cultura que comienza a
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ï profundas transformaciones en los últimos tres lustros. Es la que a veces peyorativamente se denomina “cultura chicha”, a la cual consideramos un fenómeno complejo, que a estas alturas no es sólo urbano y tampoco coincide exactamente con los llamados sectores C, D y E. ͳͳǤ ±
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ϐ ȋͳͻͻͶȌǡ la resistencia de los subalternos se construyen apelando a símbolos e instituciones que surgen de los mismos procesos que han subordinado a estos grupos. Están, por así decirlo, “contaminados” por las estructuras simbólicas e institucionales de dominación.
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Elecciones 2000: El lado oscuro de la fuerza Para 1999 el gobierno contaba con una infantería absolutamente disciplinada, que sincronizaba sus titulares diariamente, presta a virar rápidamente y 12. Romeo Grompone (comunicación personal) hace una interesante distinción entre “tomar en cuenta” y reconocer. ‘Tomar en cuenta’ cabe dentro de una relación autoritaria, una suerte de paternalismo benévolo. El reconocimiento, por el contrario, supone una relación vertical entre actores iguales. En el plano de la diversidad cultural, reconocimiento tendría que ver con lengua, territorio, autonomía, que son puntos de agenda en países como Ecuador, Bolivia, Colombia y el mismo Chile.
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en bloque para incrustar sus verduguillos en uno u otro candidato según lo dictaran las necesidades reeleccionistas. Batallón disciplinado a través de prebendas, lugares en las listas parlamentarias o simple y llanamente dinero.13 Se dirá que los diarios amarillos se venden poco, y es cierto en la mayoría de los casos. Varios no sobrevivirían sin subsidios de un Estado que los suprimió en el resto de la economía. De hecho, el más vendido es , el único que no fue capturado o manufacturado por el SIN. Pero el propósito principal, especialmente de los diarios más recientes, no parece haber sido su venta sino su
× diaria en los kioscos donde los peruanos de todo el país tenemos la
ÓϐÀ del día, costumbre que los noticieros de TV no han logrado borrar y que la crisis más bien acentúa, porque muchos no pueden comprar diarios, pero allí leen las primeras planas. Eso explica los enormes titulares y la discrepancia entre estos y las escuálidas notas en páginas interiores, a veces apenas pequeñas columnas de 20 líneas. Cumplen, entonces, un papel crucial en el espacio público, porque saturan el “ágora” de mensajes que son como esas interferencias radiales, que ϐ
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Ǥ Así, en los meses previos a las elecciones el público seguía día a día en los kioscos las calumnias aparecidas en las primeras planas contra los políticos opositores, casi como quien lee una tira cómica que siembra la curiosidad por la pachotada que aparecerá al día siguiente. De hecho, Gustavo Mohme, director de ï
, José Luis Risco, dirigente de la CGTP e incluso el senderista Feliciano, fueron durante largo tiempo protagonistas de tiras cómicas con escenas explícitamente homosexuales en las primeras planas de . Dos rasgos le dieron a la ofensiva política de la prensa amarilla ritmo de vals siniestro: la mentira y la crueldad. Sus calumnias destruían la honra ajena con una mezcla de frivolidad lúdica y obsesión macabra de un asesino en serie. Inventaban declaraciones y diálogos perversamente graciosos si hubieran sido solo bromas pesadas y no parte de una batalla decisiva por la democracia. Citaban entre comillas declaraciones imposibles del jefe emerretista Víctor Polay o del viejo cantante Jimmy Santi, sin necesidad alguna de sustentar sus ϐ
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À estigmatizadas,14 se lanzaban contra los candidatos opositores aprovechando el menor resbalón, real o inventado; cualquier imperfección intrascendente, ϐÀ
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À herida sobre la que convergían como pirañas hasta construir una caricatura monstruosa de la víctima. 13. Así lo denunciaron los propios periodistas de algunos de esos diarios (véase anexo 1). 14. El adjetivo “estigmatizadas” es tomado de Grompone (1999).
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Contra la difamación, los candidatos opositores se encontraban maniatados. Por un lado, debido al sometimiento del Poder Judicial no tenían manera de responder o protegerse de la violencia verbal que los golpeaba. Usando como metáfora categorías weberianas, diríamos que a través del control del Poder Judicial y de los medios de comunicación el gobierno consiguió no solo
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Ǥ Pero en cierta medida, los calumniados estaban también atrapados en la camisa de fuerza del discurso machista hegemónico: los hombres no lloran. Cuando los agredidos se quejaban, saltaba por ejemplo la ministra-enfermera a encajarles la camisa de fuerza: “La contienda es de los valientes, es de los hombres... que quieren hacer patria, no es de los quejosos”.15 Por otro lado, algunos de esos diarios sí se venden, en especial Ǥ Moisés Wolfenson, dueño de y , postuló al Congreso con el número 6916 en la lista de Perú 2000. En medio de traseros exuberantes, cadáveres achicharrados, rostros hechos puré por algún camión que les pasó por encima, historias de drogas, sexo y muerte, todo expuesto en el lenguaje más explícito, asomaba el rostro de Wolfenson llamando a sus lectores a votar por él. Su lema: “Por el deporte y los niños”. Salió electo con 38.911 votos en el puesto 14 entre los congresistas de Perú 2000, muy por encima de otros
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Soto (puesto 61) y Jorge Trelles de
(puesto 78), que no lograron curul. Wolfenson quedó también por encima de Pablo Macera (puesto 25), único intelectual fujimorista de peso según Mario Vargas Llosa. Alas, estrategias, transiciones Mientras la prensa amarilla demolía opositores, el fujimorismo naranja se lavaba las manos. “Nunca leo esos diarios”, reiteraba Martha Hildebrandt, “aduanera del lenguaje” que hubiera tenido muchísimo trabajo corrigiéndoles ϐÀ
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que cubren el Parlamento.17 “Eso sucede en todas partes y en EE. UU. se llama
” declaraba Francisco Tudela en . La prensa amarilla existía en una suerte de universo paralelo, inaprehensible desde la 15. Luisa María Cuculiza. CPN, 21.3.00. 16. Todo un símbolo del doble sentido. Por otro lado, Wolfenson es una suerte de vínculo entre la prensa amarilla y la televisión amarilla, en tanto es cuñado de uno de los hermanos ǡϐ
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concepción del lenguaje que no explicaría ni el cambio lingüístico ni el contacto de lenguas en el Perú. Véase: , 15 de agosto de 1999.
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alta política. Si alguien trataba de probar legalmente lo contrario, los jueces se lavaban las manos, y si no lo hacían, como hemos visto, resultaban castigados. Los diarios del SIN eran de esta forma una suerte de chancherías informales, imposibles de erradicar en nombre de la libertad de prensa y empresa. En un principio, la vieja táctica de Poncio Pilatos pareció rendir frutos, pero los dos universos comenzaron a aproximarse conforme se acercaban las
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Ǥ18 Hacia septiembre de 1999, la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidiendo nuevo juicio para cuatro terroristas chilenos del MRTA y el retiro peruano de la competencia contenciosa de la CIDH, marcaron ϐ×ǤÀǡ el que bautizó a la CIDH como “la tremenda corte”, rótulo que la prensa amarilla hizo suyo. Por otro lado, mientras los diarios amarillos tildaban a Castañeda Lossio de “débil-lucho” y llorón por haber opinado que se debería respetar el fallo de la CIDH, en pleno Congreso de la República el primer ministro Alberto Bustamante llamaba “acusetes” a quienes denunciaban violaciones de los derechos humanos ante la CIDH. En los meses previos a las elecciones, conforme los nubarrones se volvían tormenta, las diferentes estrategias convergieron en una sola, signada por el tono, el ritmo y los colores de la prensa amarilla. Tres hitos marcaron esta
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, y los diarios amarillos hablaron al unísono de una “telaraña roja” conformada por
, la Defensoría del Pueblo y todos quienes apoyaron la denuncia. Fue , que por esos días terminó de adquirir un tono amarillo bilis, el que acusó a uno de los jóvenes que hicieron la denuncia de criminal, enfermo mental y homosexual. El segundo hecho fue el inesperado ascenso de Toledo en las encuestas, que volvió a sincronizar a todos los medios gobiernistas en su contra y obligó a Laura Bozzo a saltar otra vez al cuadrilátero para acusarlo de inmoral, mentiroso, inestable, populista e incluso comunista, presentando en una de sus ediciones a una supuesta hija de Toledo.19 Por último, cuando el Presidente decidió iniciar su campaña
18. Precisemos que desde su expropiación en 1997,
pertenece al universo de la prensa amarilla, una suerte de versión audiovisual de los pasquines. Por tanto, si bien en los próximos capítulos este análisis se centra en los diarios amarillos, las conclusiones valen también en lo fundamental para
y en cierta medida para el resto de la TV de señal abierta, por lo menos hasta la primera ronda electoral de abril del año 2000. 19. Fuera o no verdadera la denuncia, el caso había sido zanjado judicialmente varios años antes y el momento elegido para hacerla pública revelaba indudables propósitos electorales.
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en sentido estricto20 primero en el coliseo Amauta y luego en las plazas de Àǡϐǣ ǡ
ǡ danzando el baile del Chino con . Ninguna dictadura es monolítica y la acción política de la oposición na
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grietas y en alas: duros/blandos, halcones/palomas, aperturistas/dinosaurios. La mayor parte de las transiciones democráticas se negocian con alas aperǡϐÀ
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más duro. En todo caso, junto con la politización del Ǧ y la difamación a través de Internet, la conversión de la mayoría de diarios populares en un comando de la infamia muestra que por lo menos desde 1996 ese proyecto reeleccionista canalizó la creatividad del régimen para asegurar su supervivencia más que para la modernización económica o la institucionalización política. ¿Se imaginan que la misma energía hubiera sido orientada en direcciones más constructivas? Porque estos fenómenos son inéditos en la historia del Perú y América Latina; quién sabe del mundo.21 Echemos, pues, un vistazo a este excepcional engendro del fujimorismo en el momento de su apogeo durante la reciente campaña electoral.
20. Hasta ese momento la campaña había sido muy intensa, pero disimulada en avisos del Ministerio de la Presidencia y en viajes presidenciales para la inauguración de obras. 21. La opinión pública internacional critica con razón al presidente venezolano Hugo Chávez, que tiene harta a la televisión privada porque la hace repetir sus rimbombantes
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ǡ±ϐ a los pobres con un bate de beisbol, su deporte favorito. Pero Chávez, al menos en el manejo de los medios, parece un niño de teta comparado con su homólogo peruano. Por otro lado, en este tema Filipinas nos aventaja en el cine. En ese país, los represores y violadores de derechos humanos durante la dictadura de Marcos, los mismos que luego de la transición democrática se levantaron en armas contra Cory Aquino, fueron amnistiados y luego se reinventaron como héroes de películas de acción que reventaron taquillas en ese país asiático.
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Leyendo la prensa amarilla
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El capital político más sólido de Alberto Fujimori sigue siendo, aun hoy, el que
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×Ǥ ϐÀ±ǡǡ pasado oprobioso, lastrado por la incapacidad y la corrupción encarnada en los partidos tradicionales, especialmente el APRA, que nos mantenían atrapados en el pasado y bloqueaban nuestra mágica transformación en otorongos, aptos para sobrevivir y engordar en la jungla neoliberal. Frente a ellos se alza, cual Santiago Mataindios, Alberto Fujimori, representante de un futuro luminoso y ǡϐ
Ǥ Pero tanto o más importante que los triunfos mismos fue la forma en que los consiguió. Perú fue el único país donde no hubo negociaciones de paz, acuerdos de paz, comisiones de la verdad, informes sobre la violencia ejercida tanto por los grupos alzados en armas como por los agentes del Estado, ninguno de los cuales cumple hoy condena por violación de los derechos humanos. Los triunfos se consiguieron, por tanto, sin conversaciones, acuerdos, pactos o concesiones. En dialecto peruano: a lo macho.
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Ese machismo, que marca al gobierno desde su nacimiento y se aliϐ
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ǡ producto de su alianza con las FF. AA., y contribuyó a que muy temprano
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enganchó además muy bien con diferentes sectores sociales, especialmente aquellos ubicados en los dos extremos de la pirámide. Para ciertos empresarios, Fujimori fue el Pinochet que hace tiempo pedían, implacable en su lucha contra el movimiento laboral organizado. Para algunos tecnócratas, a los cuales les incomodaba que los actores irrumpieran en su mundo de modelos macroeconómicos y regresiones estadísticas, fue la persona dispuesta a llevar adelante la reingeniería económica sin reparar en costos sociales. Para los ideólogos del ala radical o fundamentalista del neoliberalismo, fue el
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real para la mayor gloria del modelo. En la base de la pirámide social, el “re
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×±ϐǤ En un contexto de crisis general, amplios sectores buscaron hace una década un Presidente “que no le temblara la mano”. Más que un discurso, Fujimori supo ofrecer un estilo de gobierno y personal, incluso una gestualidad que ×ϐ
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× en las recientes elecciones. A partir de estas dos grandes dicotomías: pasado/futuro, masculino/ femenino, es posible entender el tratamiento de la prensa amarilla a los candidatos opositores por un lado, y al “presi” o “Fuji” como lo llaman, por otro (véase diagrama 1). La oposición representa el pasado Hoy, los “partidos tradicionales” estarían representados por el APRA, por un genérico e inclusivo “comunismo” y por una “pituquería” todavía más difusa. Para que pareciera verosímil que los candidatos opositores del año 2000 representaban el pasado oprobioso, la prensa amarilla tuvo que construirles un vínculo de carne y hueso con él (véase diagrama 2). Quién mejor que Alan García, cuyo nombre todavía provoca asociaciones con tiempos de corrupción, ǡϐ
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Ǥ Ǥ À Los candidatos opositores fueron entonces presentados como “títeres de Alan”. En realidad, “Caballo Loco” entró a formar parte de un elenco donde los otros personajes ya habían sido construidos como caricaturas a partir de
Una temporada en las alcantarillas
131
Diagrama 1 ĆĘĆĉĔěĊėĘĚĘ ĚęĚėĔ ĆĔĕĔĘĎĈĎŘēĈĔēęėĆĊđćĎĊēȋĒĆĈčĔȌǡđĆěĊėĉĆĉĞđĆćĊđđĊğĆ
FUJIMORI
OPOSICIÓN
I Futuro
I Pasado
Honradez Capacidad Manejo económico sano Paz / seguridad Verdad / "sí cumple"
Corrupción Ineptitud Populismo KLSHULQÁDFLyQ Terrorismo Engaño
II Macho
II Feminizados
Macho 1 (popular) Popular
Antipopulares Pitucos, abusivos, prepotentes Sometidos al extranjero Hacen pactos (diabólicos)
Nacionalista Solo (con el pueblo) Macho 2 (Valiente) Fuerte Seguro No le tiembla la mano Tranquilo Ecuánime
Cobardes Débiles Inseguros Dudosos Nerviosos Locos
Macho 3 (Heterosexuales)
Homosexuales (Locas)
Cuerpos Repulsivos
sus debilidades, reales o inventadas.1 Al “reo contumaz” le fue asignado el papel de director de un gran guiñol en el que los títeres eran seres infantiles, embobados, nerviosos, comelones, pero sobre todo incapaces y corruptos.
1.
En el caso de Andrade, esa construcción se había producido en las campañas de prensa dirigidas por el SIN contra la alcaldía de Lima Metropolitana. En el de Castañeda, a partir de las acusaciones por su actuación al frente de la Caja del Pescador.
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Diagrama 2 ŘĒĔĆęėĆĕĆėĆđĆĔĕĔĘĎĈĎŘēĊēĊđĕĆĘĆĉĔ Pasado (1990)
Partidos tradicionales
Pitucos
Vínculos ALAN
Presente
Corrupción Ineptitud Terrorismo Populismo Engaño
ROJOS
Gustavo Mohme (ï
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(Ricardo Uceda) Defensoría del Pueblo
Oposición
Alberto Andrade, el primero que se lanzó al ruedo electoral, fue también el primero que sufrió la embestida: “Alan y la familia Andrade deciden lanzar a pitucón. Reo contumaz está regalón y reparte billete a todo el mundo. Alcalde feliz con arreglo económico” (À 14.8.99). “Reo contumaz ordena a pituco Andrade abandonar la alcaldía y postularse. Alcalde negocia pago por sus servicios” ( 15.8.99). “Andrade cierra el pico y esconde la panza, es la orden de Alan. El loco se le pone
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dzȋÀ 15.8.99).
Con la incorporación del economista Javier Silva Ruete al equipo de Somos ïǡϐ
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de Silva con los gobiernos de Morales Bermúdez y García, resultaban ideales ϐ
ǣ “Con plan ‘cementerio’ cocho Silva Ruete ‘bocaza de Alan’ hunde a Andrade” ( 21.8.99).
Una temporada en las alcantarillas
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“Andrade manda a vejete Silva Ruete a Colombia pa’ recibir instrucciones de Alan” ( 22.8.99).
Cuando Castañeda Lossio lanza su candidatura, la orquesta amarilla ejecuta la misma partitura, incluyendo también los rasgos caricaturescos con los
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ǣ “Alan... Alan... tengo mucho miedo, dice Castañeda Lossio” ( 21.12.99). “Castañeda Lossio un copión de Alan. No sabía qué decir... temblaba de nervios. Reo contumaz le dio discurso feliz y contento” (À 21.12.99).
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Si representan el pasado y son títeres de Alan, entonces son incapaces: DzǦ
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Àdz(± 18.10.1999)ǤPero sobre todo corruptos. Otra vez, Andrade es el primero en ser atacado. El “caso de los paneles publicitarios” fue el único que tuvo un referente real:2 “Lo chapó la contraloría. Tras paneles descubren a ‘chancho’ Andrade. Lo delata la panza y el billete” (À 9.7.99). “Ante rumores de negociados declaró el reo contumaz Alan: ‘Andrade es honrado como yo, tiene sus pecaditos pero es un buen muchacho’” ( 10.9.99).
En el caso de Castañeda Lossio, su actuación al frente de la Caja del Pescador desató una campaña de saturación que se prolongó varios meses. Comenzó con una suerte de prólogo en el que el ataque se concentró en la supuesta incapacidad del candidato: “El lado negro de Castañeda Lossio: desastrosa y cuestionada gestión en Caja del Pescador ( 4.8.99). Miles de pescadores pierden pensiones por desastrosa gestión de Castañeda Lossio en la caja” ( 5.8.99).
Pero rápidamente los ataques derivaron hacia la corrupción: “Figuretti Castañeda Lossio es un caradura que limpió y dejó calata la Caja del Pescador.
2.
Esta campaña se inició con la denuncia contra el regidor de Lima por Somos Perú, ǡϐ
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en las calles de Lima.
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(6.8.99)”. A partir de entonces se prolongaron, incansable y coordinadamente durante más de un mes, con imperceptibles variaciones en toda la prensa amarilla, incluyendo al diario Ǥϐǡ
ÓDz× con sello de oro” en una suerte de epílogo lapidario: “Castañeda Lossio no pudo con la Caja menos podrá con el país ( 28.10.99). Ǥ
ǡǡ Fuera del mundo de los pasquines hay un Otro, que implícitamente se idenϐ
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ǡ porque hoy el poder lo tiene “un presidente como tú”. Ese Otro es el pituco Ǥ
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tración en la recuperación del centro histórico, el cuidado de los jardines y su
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del “populorum”; que es enemigo de los trabajadores informales “chamberos”: “Andrade amenaza despedir a miles si llega al poder, anuncia que barrerá con ambulantes y microbuseros. Pituco tiene programa de acción en donde se le prende a los pobres” (À6.9.99). ¡Quién decía que la lucha de clases había desaparecido! Más aún, sus viajes como alcalde de la capital lo convirtieron para la prensa amarilla en “turista”: “En el sillón de la alcaldía de Lima hay un ... Pituco Andrade hecho de yeso. El verdadero está de turista, esta vez en Ica” (À 13.7.99). “Pantaleón Andrade se arranca a Iquitos. Llegó de España y al toque se quitó. El alcalde es misma visitadora ... Lima sigue en total caos” (À 30.10.99).
Supuestamente alejado de la ciudad y de sus necesidades, el alcalde es convertido en esas primeras planas en enemigo de los pobres, abusivo y violento. Vemos aquí cómo la violencia del propio gobierno y su política de despidos masivos es proyectada en los opositores, convirtiéndolos literalmente en chivos expiatorios que limpian al régimen de sus culpas y se transforman en sus páginas en pequeños sátrapas o virreyes vengativos, en plan de juerga mientras: “Cascos azules se tiñen de sangre luego de arremeter contra trabajadores. Alcalde no visitó a los heridos” ( 13.9.99). “Basura Andrade quiere vengarse de ambulantes. Cascos azules preparan otra golpiza a trabajadores. Alcalde se esconde y fuga al extranjero en plan de juerga y trago” (À 21.9.99).
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“Increíble: Virrey Andrade felicita a cascos azules. Dice que los desalojos son un éxito. Perdieron chamba miles de trabajadores” (À 24.10.99).
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×dor de los pleitos entre policía municipal y comerciantes informales, en los casos de Castañeda Lossio y Alejandro Toledo esta construcción encontró su momento cuando estos candidatos opinaron sobre el PRONAA y los comedores populares. En febrero lo hizo Castañeda, Toledo en marzo, en una reunión de
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ǤÀϐ× comedores: “en el corto plazo, hasta que los niveles de producción crezcan”. Y luego añadió que era: “indigno que a la gente se le robe el orgullo y la autoestiǤ
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×ǡϐǡ la política de subsidios “se presta para el manejo político”. Ese era el resbalón que la jauría necesitaba para abalanzarse sobre sus víctimas: “Nerviosón Castañeda cerrará comedores. Quiere matar de hambre a los pobres. Madres preparan marcha para pegarle aclare a candidato” (
2.2.00). “Nerviosón Castañeda pelea feo con comedores populares. Candidato las ofende y llama mendigas a dirigentas” (4.2.00).
“Ni madres escapan a mentiras de Toledo, candidato desesperado busca votos, las insultó, las maltrató y ahora jura que las va a apoyar” (Ó, 10.5.00)
Ǥ El pasado oprobioso fue el tiempo en el cual el terrorismo crecía por debilidad, cobardía o corrupción de los políticos tradicionales. Mucho de eso fue cierto, pero luego de la captura de Feliciano el tema de la violencia política parecía ϐÀ
Ǥǡ que era uno de sus activos más rentables, el gobierno trató de mantenerlo vigente, aunque para ello fuera necesario construir otra caricatura, la de los candidatos “pro terroristas”. La oportunidad llegó con el retiro unilateral del Perú de la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a raíz del caso de cuatro chilenos del MRTA condenados por tribunales peruanos por “traición a la patria”. La CIDH pidió para ellos un nuevo juicio que siguiera el debido proceso y una indemnización de $10.000 para los familiares.
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ǡÓϐ×ïÀ acatar el fallo de la CIDHǤ±ϐ×ǡ
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para que los diarios chicha decidieran centrar sus dentelladas en la próxima
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víctima: Castañeda. Reproducimos Ó de las baterías descargadas únicamente entre el 28 de septiembre y el 24 de noviembre y fundamentalmente en ǡϐ
ï 2000, Moisés Wolfenson. A pesar de ser muy parcial, la reproducción resulta abrumadora y monótona. La presentamos para tratar de transmitir la sensación de bombardeo, de saturación que producían esos ataques, copando todos los kioscos con el mismo mensaje en una plasmación casi literal de la máxima de Goebbels: “miente, miente, que algo queda”. Porque ni Castañeda ni la CIDH pidieron la liberación de los chilenos, menos la de Polay. Pero los diarios armaron una secuencia que se prolongó por lo menos dos meses, durante los cuales los insultos fueron subiendo de tono y las mentiras llegaron al delirio. Esta campaña constituye un clásico ejemplo de terrorismo del discurso y de la imagen. De los coches-bomba de inicios de la década, pasamos a las bombas fétidas lanzadas por los pasquines. “Terrucos chilenos felices. Castañeda Lossio declara que hay que bajar la cabeza frente a la tremenda corte” ( 28.09.99). “Terrucos chilenos apoyaron a Castañeda Lossio. Les ha prometido someter al país a sus demandas” ( 29.09.99). “Ante rechazo a declaraciones pro terrucas de Castañeda Lossio, candidato no quiere declarar y se va de paseo a Miami” ( 30.09.99). “Apoyo de Castañeda Lossio a terrucos genera amplio rechazo. Indignación entre víctimas del terrorismo” ( 1.10.99). “Gracias a Castañeda Lossio cientos de terrucos piden indemnización, nuevo juicio y hospedaje de lujo” ( 2.10.99). “Castañeda Lossio respalda libertad de Polay. ‘Si lo manda la tremenda corte hay que hacerlo’” ( 9.10.99). “Castañeda Lossio insiste en darles nuevo juicio y diez mil dólares a terroristas chilenos aunque sean asesinos” ( 11.10.99). “Castañeda Lossio no cambia: ¡A la orden señores de la tremenda corte. Yo daré 10.000 dólares y juicio nuevo a sus terruquitos chilenos” ( 14.10.99). “Para Castañeda Lossio los terrucos no son nuestros enemigos. Hay que darles nuevo juicio, 10000 verdes y mucha comprensión” ( 15.10.99). “Castañeda Lossio: los 10,000 dólares son poco para los tucos chilenos. Merecen mucho más” ( 16.10.99).
Las voces autorizadas, los “formadores de opinión” que los diarios del SIN invocan en su apoyo, no son los clásicos analistas o políticos destacados,
sino gente del espectáculo, con los cuales la empatía de los lectores podría ser mayor. El tono se vuelve “vedettero”:
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“Alan Wong indignado: ¡Me voy! ¡No acepto que Castañeda Lossio les dé 10,000 verdes a cada tuco chileno!” ( 23.10.99). “Polay pide a terrucos que voten por Castañeda Lossio. Candidato es de los nuestros” ( 28.10.99).
Se citan entre comillas frases suyas o de Víctor Polay,3 que nunca fueron dichas. Pero eso es lo de menos, pues la impunidad de la que gozan es total. Como dijimos, tanto Andrade como Castañeda denunciaron a los diarios amarillos, y
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desprestigiada y triturada, el terrorismo discursivo da un salto hacia el escarnio: “Castañeda Lossio no quiere que lo reconozcan por apoyo a terrucos chilenos y le pide a Jimmy Santi que le recomiende a su médico para cambiar de cara” ( 24.11.99).
Feminización de los opositores Jimmy Santi y la cirugía plástica nos llevan al segundo gran tema: la feminización de los opositores, a los que se les achacan todas las características que el machismo tradicional atribuye a las mujeres. Ǥ ǣ “Aeróbico Alan Wong contra ‘blandengue’ Castañeda Lossio. ¡Candidato no puede dar 10,000 dólares y nuevo juicio a tucos!” ( 24.10.99). “‘Blandengue’ Castañeda Lossio se achica fácil con tucos chilenos. Les regala nuevo juicio y 10,000 dólares” ( 27.10.99).
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ÓǤ los terroristas. Le falta coraje” ( 25.1099). “Alan Wong lo enfrenta: ¡Castañeda Lossio se hombre de una vez! No se puede aceptar un nuevo juicio y 10,000 verdes para tucos chilenos” ( 26.10.99). “Emocionado, el débil-lucho pide perdonen a tucos. Castañeda Lossio llora por terrucos, repite que les dará nuevo juicio y bille gordo” ( 28.10.99).
3.
Jefe del MRTA, preso de por vida en una cárcel de seguridad, donde apenas pueden visitarlo mensualmente familiares directos.
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dzǡǣ “Castañeda Lossio raja feo del Perú ante extranjeros. Nos tira barro con ventilador y para colmo... pide apoyo para tucos extranjeros” ( 29.10.99).
Ǥ ǡǡǣ “Dudas y nerviosismo en lanzamiento de Castañeda Lossio” (± 18.12.99). “Los nervios de Castañeda son su peor enemigo” (± 26.1.00). “Por nervioso Castañeda confunde jarro con taza: papelón en CADE” (± 25.1.00). Dz×Ó
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Ǥ tomó el agua, luego le dio hambre” ( 25.1.00).
“Sufrir de los nervios”, “estar enfermo de los nervios” son expresiones polisémicas, muy antiguas pero de uso muy extendido en sectores populares. Se supone que de los nervios sufren sobre todo las mujeres, casi como en los tiempos de Freud. Resulta fácil, entonces, el tránsito de la nerviosidad a la locura, en los dos sentidos de la palabra: enfermedad mental y homosexualidad. La escalada terrorista da entonces otro salto, del escarnio a la farsa: Ǥ ȋDz
dzȌǣ “Jimmy Santi: «¡Ayyy... Castañeda Lossio se ha puesto muy nervioso! No soporta a las mujeres, son unas brujas” ( 25.1.00). “‘Locas’ organizan mitin a su ricotón Castañeda Lossio. Chavones de la calle juntan su bille para otra cirugía. Jimmy Santi hace vestuario para que el candidato se vea regio” (
16.12.99).
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dzȌǣ “Castañeda Lossio es recontra manso. Vecinos dicen que ladra todas las noches de puro inestable. No usa collar ni cuando lo pasean por la calle” (À, 16.12.99). “Castañeda Lossio se aloca y revienta focos de su barrio a punta de balazos y pedradas. El candidato no soporta que lo vean nerviosón y sigue consejos de Jimmy Santi” (, 16.12.99). “Nervios y depre tienen locazo a Castañeda Lossio. No descansa, no come ni piensa. Se le agudiza delirio de persecución” (
18.12.99).
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ǡvesamos la farsa esquinera de la mano de Jimmy Santi, el antiguo cantante convertido en caricatura de sí mismo a punta de cirugías faciales, para luego descender al círculo de lo grotesco, donde nos espera Mario Poggi, el excéntrico pseudopsicólogo que algún día asesinó a un preso: “Loco Poggi asesora a Castañeda Lossio. ‘Con Lucho haremos cualquier cosa’. Candidato perdió fe en Jimmy Santi y lo deja tirando cintura” (À 18.12.99). “Loco Poggi asesor de Castañeda Lossio. ‘Yo le voy a enseñar a dominar sus nerǯǡ
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ǯǡϐdz (À26.1.00).
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ǣ “Castañeda Lossio se miró al espejo y casi se desmaya. No le gusta su cara recién operada. ‘Me siento inseguro, la cirugía está mal hecha’” ( 16.12.99). “Castañeda Lossio se peleó con cirujano que le hizo nueva cara ¡Me estafaron ... está igual que la anterior!” ( 18.12.99). “Andrade es un gordo grasoso, dice Castañeda. Le recomienda que se mejore la pepa. Jimmy Santi sería asesor del alcalde” (, 4.1.00). “Castañeda Lossio le pide a turista Andrade se arregle fachada. Le presta a su asesor Jimmy Santi. Es gordo y seboso... así no puede ser candidato, dicen los chavones” (Àǡ 4.1.00).4
Pactos contranatura Si los opositores pertenecen al pasado y tienen características femeninas, entonces
Ǥ Trastocando las leyes de la política democrática, los pactos son presentados como la concentración de todos los males. Son diabólicos,
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to. Así, luego del lanzamiento de la candidatura de Andrade, titula: “Pacto diabólico: reo Alan y alcalde Andrade sellan pacto. Demonio contumaz celebra en Colombia” ( 2.09.99). Pero cuando el SIN realmente huele peligro es cuando diferentes fuerzas
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ǡϐ× con actores sociales y políticos atomizados, pero sobre todo porque el acuerdo 4. 5.
Nótese que los dos últimos titulares son del mismo día. Con frecuencia, seis o siete diarios repetían el mismo titular con ligeras variaciones. Entre las principales: Perú Posible, Somos Perú, Solidaridad Nacional, AP, APRA, UPP.
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atentaba contra la raíz misma de su concepción de la política como guerra. El pacto lo regresaba a los días previos al 5 de abril de 1992, cuando la gran disyunȀ
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ǣ “Andrade y Castañeda Lossio se amarran con APRA y rojos. Firman pacto de amor secreto para que regrese Alan García libre al Perú” (À 26.11.99). “‘Los chicos tienen mucho que aprender’, dijo Mohme. Comunistas y Apra inventaron pacto para que jueguen Castañeda Lossio y Andrade. Candidatos están como bobos” ( 26.11.99). “Pacto de Castañeda Lossio con APRA y comunismo pide nuevo juicio para tucos chilenos y 10 mil verdes de regalo por Navidad” ( 27.11.99). “Castañeda Lossio, rojos y Andrade se rifan el Perú. Hacen pacto manejado por el APRA para comerse la torta... Ahora sálvese quien pueda” (À 27.11.99).
Fujimori: solo con el pueblo Frente a aquellos que ocultan su femenina debilidad en el contubernio, se alza el Presidente, solo como Rambo o El Llanero Solitario y su ayudante Vladi, pero ahora Silver es un helicóptero. Así, mientras: “Entorno de Castañeda es cuna de lobos... Nada impide postulación de presidente Fujimori. La claridad legal en el camino de la nueva elección” (±27.12.99). Cuando el Presidente entra en escena, el escarnio y la sátira son reemplazados por una suerte de éxtasis. Los diarios del SIN se vuelven una versión popular del antiguo “Pan del alma” que las beatas repartían en las puertas de las iglesias. Solo se atreven a decirle “presi” y “Fuji”. Apenas algunas veces “el Chino”. Durante la campaña, “el presi” ocupó las primeras planas de la prensa del SIN fundamentalmente en tres coyunturas: su lanzamiento y los días alrededor de la primera y la segunda vuelta. Así, cuando lanzó su candidatura lo habría hecho recogiendo el anhelo de no volver al pasado: “Fujimori escuchó la voz del pueblo. Esta es la plancha de Perú 2000: Fujimori-Tudela-Márquez. En oposición a los candidatos neopopulistas que hacen peligrar conquistas tan dolorosamente conquistadas” (± 8.12.99). Por consiguiente, Fujimori: 1. 2.
Es el futuro: “Fujimori postula a la reelección para evitar volver al pasado. Inversionistas extranjeros recontra japis con el anuncio” ( 28.12.99). Es un futuro con chamba y paz: “El Perú sí tiene futuro: Fujimori 2000. Fuji lanzó su candidatura y va con alianza Perú 2000. Promete más chamba y acabar con los tucos” ( 28.12.99).
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3. 4. 5.
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Es felicidad, calidad: “¡Populórum feliz ... El chino se lanzó con equipazo para el 2000. Acá queremos al presi... grita la gente. Tudela y Márquez van con Fuji” ( 28.12.99). Es bienamado: “Fuji ganaría a Andrade y Castañeda Lossio en primera y segunda vuelta. Crece aprobación de la ciudadanía a la gestión del Presidente” (À 20.12.99). Y su asesor, como una suerte de Robin o Jaime Olsen es, por cierto, honrado y ¡transparente!: “Patrimonio de Montesinos es legítimo y transparente:
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ϐdzȋ 22.12.99).
Luego, en vísperas de la primera vuelta electoral, los diarios amarillos se bañan, se peinan, se enjuagan la boca, se dejan de disfuerzos y desplazan los ataques a los opositores a un segundo plano. Es hora de entonar alabanzas al señor:6 “Fuji arrasa en todo el país. El Chino llena las plazas de todo el Perú y al ritmo de su cumbia sigue barriendo a los otros candidatos. Trabajo seguro, mejores sueldos y educación, son la base de su programa económico” (6.04.00). “¡Fuji imparable al ritmo del chino! El candidato a la presidencia culminó su campaña con un mitin de más de 100 mil personas que colmaron el paseo de la República por primera vez en la historia. El populórum vibró al ‘ritmo del chino’ y votará el 9 de abril por Fujimori porque combatirá la pobreza, creará más puestos de trabajo, dotará de computadoras a los coles y mejorará pensión a los jubilados” (7.4.00). Dzǩ
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×FONAHPU!” (8.04.00). “Gas no subirá de precio. La economía está estabilizada y las madres felices por la medida. Chino aumentará FONAHPU a más de 1,200 soles” (9.4.00). “¡El Perú con el Chino! El populórum dio su respaldo total en las urnas a Fujimori. OEA
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Ǥ ǡ Óǡ Salas, Ataucusi, AP, APRA y UPP desaparecen. Moisés al parlamento con Absalón, Tudela, Martha y 36 más de Perú 2000” (10.04.00). [Mientras tanto] “‘Ridículo’ Alejandro celebró falso triunfo con resultado bamba” “Llorones de la oposición no aceptan que el pueblo les dijo que NO” “Populórum no suelta al Chino” (11.04.00). [Mientras tanto] Dz
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Ǥ resultados de la ONPE y cuadra a Toledo por caldear ánimos” (11.04.00). 6.
Todos los titulares de esta sección son de Ǥ
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Salvo la insólita normalización del lenguaje, todo es tan elemental y previsible, las mentiras tan burdas y las promesas tan electoreras, que no vale la pena mayor comentario. 72 horas después de las elecciones, la prensa amarilla regresa a las alcantarillas: “Toledo por picón arma escándalo asociado con comunistas y apristas” “Gringos locos por Yesabella y potoncita. Son consideradas reinas de los videos porno” (12.04.00).
Y colorín colorado, solo faltaría escribir . Pero ese mismo miércoles que volvía a la normalidad, el Toledo picón y sus asociados lograban que la ONPE diera marcha atrás en el más escandaloso conteo de votos del último medio siglo y desistiera de proclamar ganador a Fujimori en primera vuelta. Entonces, la prensa amarilla mostró su rostro oculto; aunque tal vez sería mejor decir su poto oculto. El ingenio, el chongo y la cachita con que recubrían las manoplas para no dejar huella visible de los golpes, cedieron paso al odio desnudo y concentrado contra Toledo y Eliane Karp.
, el más nuevo y más sucio de los pasquines, fue la abanderada de esta nueva oleada de ataques a cuchillo descubierto. Pero detengámonos por última vez un momento. *
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ǣ La risa pertenece originalmente al diablo. Hay en ella algo de malicia (las cosas resultan diferentes de lo que pretendían ser), pero también algo de alivio bienhechor (las cosas son más ligeras de lo que parecen, nos permiten vivir más libremente, dejan de oprimirnos con su austera severidad). Cuando el ángel oyó por primera vez la risa del diablo, quedó estupefacto. Aquello ocurrió durante algún festín, estaba lleno de gente y todos se fueron sumando, uno tras otro, a la risa del diablo que era fantásticamente contagiosa. El ángel comprendía con claridad que esa risa iba dirigida contra Dios y contra la dignidad de su obra, porque los ángeles no son partidarios del bien, sino de la creación Ǥǡ
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ción racional. El ángel sabía que debía reaccionar pronto, de una manera o de otra, pero se sentía débil e indefenso. Como no era capaz de inventar nada por sí mismo, imitó a su adversario. Abriendo la boca emitió un sonido entrecortado,
7. 8.
Los argumentos más extensos de Jorge de Burgos se encuentran en Eco (1985: 566580). Los siguientes párrafos están tomados del capítulo “Las dos risas”, con algunos cortes y alteraciones en el orden de las frases.
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brusco, en un tono de voz muy alto, pero dándole un sentido contrario. Mientras que la risa del diablo indicaba lo absurdo de las cosas, el grito del ángel, al revés, aspiraba a regocijarse de que en el mundo todo estuviese tan sabiamente ordenado, tan bien pensado y fuese bello, bueno y pleno de sentido. Así, el ángel y el diablo, frente a frente, con la boca abierta producían más o menos los mismos sonidos, expresando cada uno, en su clamor, cosas absolutamente opuestas. Y el diablo, mirando reír al ángel, reía más aún, mejor y más francaǡÀϐÀ
Ǥ Una risa que hace reír es el desastre. Sin embargo, los ángeles lograron alcanzar algunos resultados. Nos engañaron a todos con su impostura semántica. Solo hay una palabra para designar su imitación de la risa y la risa original (la del diablo). Hoy la gente ya no se da cuenta de que la misma manifestación exterior esconde dentro de sí dos actitudes internas absolutamente contradictorias. Existen dos risas y no tenemos palabras para distinguir la una de la otra.
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Para reconocer la risa autoritaria ¿Cómo evitar quedar atrapado en este sinsentido y reconocer en qué casos, detrás de lo que aparece como la risa subversiva del demonio se oculta no solo la risa sino el poder descarnado de un régimen autoritario? La primera señal es que el gobierno jamás ríe de sí mismo. No se incluye entre los blancos de las burlas. Reléanse si no los titulares citados que aluden a Fujimori. Por el contrario, según Bajtin (1974: 17) la risa popular escarnece a los mismos burladores. El pueblo no se excluye a sí mismo del mundo en evolución. También él se siente incompleto y, por tanto, objeto potencial de burla. Esa es una de las diferencias esenciales que separan la risa festiva popular de la risa puramente satírica, que solo emplea el humor negativo, se
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coloca fuera del objeto aludido y se le opone, lo cual destruye la integridad del aspecto cómico del mundo, mientras que la risa festiva está dirigida contra toda concepción de superioridad. Esta misma distinción fue advertida por Mariátegui cuando comparó el humor de Felipe Pardo y Aliaga con el de Palma. Toda la inspiración de la sátira de Pardo “[...] procede de su mal humor de corregidor o de ‘encomendero’ a quien una revolución ha igualado, en la teoría si no en el hecho, con los mestizos y los indígenas. Todas las raíces de su burla están en su instinto de casta” (1975: 240). Por el contrario, “10 institución u hombre de la República escapó a la mordedura tantas veces tan certera de la ironía, el sarcasmo y siempre el ridículo de la jocosa crítica de Palma” (1975: 247). La segunda y más decisiva señal es que, puesto a la defensiva, el poder no se ríe de sí mismo y de sus predicamentos, sino que se le cae la careta. En el ataque es retorcidamente creativo pero en la defensa es picón, no sabe mantener el buen humor cuando juega con el marcador en contra. Entonces saca la guadaña y es, literalmente, la muerte. La primera prueba la tuvimos a un mes de las elecciones, cuando
y la Defensoría del Pueblo denunciaron ϐ
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× Perú 2000. Allí se les congeló la risa y los pasquines salieron a morder con el insulto puro y duro, como se ve en el cuadro 1. Dzǡ
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dz Otra careta cayó por esos mismos días cuando Toledo comenzó a subir en las encuestas. Los pasquines no lo habían tomado en cuenta y cuando inició su ascenso faltaba poco para terminar el partido. Entonces el candidato de Perú Posible recibió el más concentrado chorro de lodo. Entre la primera y la segunda vuelta, por la presión nacional e internacional, y por el temor a que el exceso resultara contraproducente, el SIN se vio impedido de lanzar sus grandes bombas de demolición transmitiendo videos donde el candidato opositor aparecía en situaciones comprometedoras. Quedaron los pasquines, que concentraron sus misiles más fétidos contra un solo objetivo. Cada titular era a su vez un concentrado de todos los insultos y discriminaciones, algunos de los cuales habían permanecido hasta entonces apenas insinuados. Por ejemplo, la discriminación racial, el “choleo” en diarios que tienen como público objetivo principalmente al sector denominado cholo. “Choledo”, el sobrenombre generalizado del candidato, asumido incluso por él mismo cuando se declaraba cholo o indio, sobrenombre en el 10. Itálicas mías.
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cual la discriminación había aparecido hasta entonces de manera disimulada, corriendo de boca en boca entre sectores conservadores de clases medias y altas, apareció con la fuerza, la rabia y el desprecio de antaño, pero en diarios supuestamente populares. Veamos solo algunos titulares aparecidos en apenas una semana, en vísperas de la segunda vuelta, cuando el “cholito de Harvard”,11 “nacido para perder”,12 fue acusado de todo: “Alejandro Toledo (a) ‘choledo’, ‘venao’, ‘terruco’ o ‘traidor a la patria’ ni siquiera llevándolo al hospital Larco Herrera podrían arreglarle los tornillos que se le han soltado, razón por la cual anda más cruzado que una cabra” (
22.5.00). “Su locura se debe a que es un inconsciente cerebral; lo que sumado a su demencia senil lo hace actuar para llamar la atención a nivel mundial, crear el caos y tratar de desestabilizar al gobierno” (Ó 22.5.00). “Sí, Alejandro “Choledo” más conocido como el ‘venao’, resultó ser un cholo bamba. Un ‘cabrilla’ de miér...coles que se arruga al menor problema. Felizmente que se ha retirado de la contienda, porque un candidato de la calaña de él desprestigia a todos los peruanos” (
22.5.00). “El toledismo prosigue con su campaña de sabotaje electoral. Al estilo de Sendero Luminoso, Perú Posible busca impedir las elecciones con una escalada de violencia” (± 23.5.00). “Toledo hizo mitin con rojos, apristas y políticos quemados, candidato perdedor sigue pegándola de rebelde” (Ó 29.5.00). “Por culpa de Toledo se desató el vandalismo, candidato como siempre incitó al salvajismo” (
30.5.00).
Dos semanas más tarde, un epílogo redondea el choleo acompañándolo con sus correspondientes epítetos: explícitos “cholo igualado” (de Harvard), e implícitos “cholo ignorante”. Epítetos que muestran la entraña conservadora y antipopular de esos diarios, así como por qué antiguos gamonales como los Cáceres Velásquez pueden sentirse tan cómodos en Perú 2000: “Basta ya de lamentos, cholito de Harvard y dedícate a prepararte para ver si postulas el 2005” (16.6.00). Finalmente, en vísperas de la segunda vuelta, cuando el repudio popular comenzó a perseguir al Presidente en las plazas públicas, cayó la última careta y las risas irónicas fueron reemplazadas por acusaciones de terrorismo. Las escenas del mitin del 21 de mayo en Arequipa, con un Fujimori protegido tras enormes escudos mandando reprimir a los contramanifestantes sin dejar de moverse torpemente cual teletubbie 11. 24.5.00. 12.
29.5.00.
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Cuadro 1 đĉĊċĊēĘĔėĉĊđĕĚĊćđĔǡĊđĒĎđđŘēĉĊċĎėĒĆĘ ĞđĔĒĊėĈĎĔĊēđĆĕėĊēĘĆĉĊđĘĎē
FECHA
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03 de marzo 04 de marzo
04 de marzo
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04 de marzo
05 de marzo
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06 de marzo
06 de marzo 06 de marzo
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07 de marzo
CONTENIDO Diario El Comercio inventa gran trafa. Diario pituco El Comercio es cueva de rojos comunistas. Comunistas controlan pituco El Comercio. Rojos de El Comercio se alocan por denuncia de diarios populares. Desnudan plan de El Comercio y la Defensoría del Pueblo. Tratan de frustrar elecciones. El Comercio y Defensor del Pueblo enemigos del Perú. ϐ×Dz
dzǤǤǤ descubrieron todo. Pobre populórum, ¿en mano de quién estás? Comunista Mohme dicta serie de mentiras a rojo Uceda de El Comercio. Comunista Uceda de El Comercio coimeó a loquito asesino y le regaló viaje a Costa Rica. Gran trafaza preparaban El Comercio y Defensor rojo. El Defensor del Pueblo usa choro, asesino y loco como gran testigo. Rojos y Defensor del Pueblo trafero tomaron control de El Comercio. Defensor del Pueblo zafa y tira caca a El Comercio. Calatean farsa del Defensor del Pueblo y El Comercio. Defensor del Pueblo mentiroso quiere limpiarse tirando dedo a comunistas de El Comercio en trafaza ϐ
Ǥ Defensor del Pueblo tira barro a El Comercio. Defensor del Pueblo rojazo y El Comercio, socios en
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comunistas. Rojos, Defensor del Pueblo y El Comercio socios en la farsa. El Comercio coimeó a delincuentes prófugos. Al descubierto gran trafa de El Comercio, Defensor del Pueblo cómplice en el engaño. Defensor del Pueblo y pitucos de El Comercio ahora se tiran la pelota.
Una temporada en las alcantarillas
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maligno al ritmo del Chino son dignas por sí solas de un estudio sobre la risa y el poder como espectáculo. Los límites del terrorismo informativo La estrategia mediática del régimen tocó esos días sus límites, precisamente cuando el monopolio de la TV de señal abierta llegaba al clímax con la transmisión en vivo y en cadena del mitin de cierre del presidente-candidato. El balance de esa estrategia permite varias lecturas. Una de ellas diría que la estrategia logró un éxito notable. En medio de una prolongada crisis econó
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×ϐͳͻͻͺ netamente adversa gracias en buena parte a su política mediática. Al éxito del gobierno contribuyó el carácter masivo e inédito de la guerra sucia, pero también el tipo de adversarios que enfrentó. La guerra sucia contra Andrade fue la más abrumadora, comenzó muy temprano porque el alcalde fue el primero en lanzar su candidatura y siguió ϐ
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surgidos en la década fujimorista que trató de construirse como partido, con programa, plan de gobierno y bases organizadas. Eso le permitió resistir la guerra sucia, aunque cada vez más maltrecho, hasta que surgió Toledo. El cuadro 2 le pone de alguna manera cifras y curvas al análisis que hemos realizado en las páginas previas y permite visualizar mejor la masividad de la campaña en la prensa amarilla y los blancos contra los cuales esta disparó sus baterías entre el 11 de enero y el 10 de marzo de 2000. Vemos que contra Andrade se desarrolló un clásico enfrentamiento clasista, aprovechando los problemas de la alcaldía en su política respecto al centro histórico,13 para construirle una imagen de pituco prepotente y enemigo de los pobres (39% de menciones). El éxito de esa campaña se muestra en el cuadro 3. Un mes antes de las elecciones presidenciales, más de la mitad de los limeños consideraba representante de los ricos y abusivo a quien había ganado las elecciones municipales en 1995 y 1998. Más aún, con la excepción de Villa el Salvador en 1995, Andrade había ganado fundamentalmente en distritos de clase media, mientras en octubre de 1998 ganó también en Ate, Comas, San Martín de Porres, Villa María del Triunfo y nuevamente en Villa el Salvador.14
13. Choques con vendedores ambulantes ante la pasividad policial, acoso de los trabajadores del SITRAMUN, por ejemplo. 14. Somos Perú ganó también en San Juan de Lurigancho, pero luego “perdió en la mesa” ante Vamos Vecino, a partir de dudosos forcejeos en el recuento de votos.
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Carlos Iván Degregori
Quince meses después, el régimen lo había moldeado a su imagen y semejanza, tarea facilitada por los errores del propio Andrade. La debilidad estratégica de las candidaturas opositoras estaba en su fragilidad institucional, que los llevaba a cometer errores tácticos en sus campañas. Ello puede verse más claramente en el caso de Solidaridad Nacional y Castañeda Lossio. Sin equipo ni programa, su candidatura resultó más deleznable. Surgió tarde, avanzó haciendo el muertito mientras el candidato no se pronunciaba y cayó pronto. Para marzo, los ataques contra Castañeda prácticamente habían cesado, mientras continuaban contra Andrade y se iniciaban fulminantes contra Toledo (véase cuadro 4). También contra Castañeda, la campaña de los medios gobiernistas fue exitosa. El 34% de limeños consideraba que había estafado a los pescadores y el 35% que quería liberar a los terroristas chilenos (cuadro 3). Aunque los porcentajes no llegan a ser tan altos como en el caso de Andrade, hay que advertir que la actuación de Castañeda en la Caja del Pescador era prácticamente desconocida por la ciudadanía antes de la campaña electoral, y que fue objetivamente falso que Castañeda pidiera la libertad de los terroristas chilenos.15 Cuando comenzó a ascender en las encuestas, la organización de Toledo era casi tan feble como la de Castañeda, pero cometió menos errores en su campaña y, sobre todo, proyectó una imagen que logró abrir una grieta signiϐ
ǡ Fujimori corría en solitario. Otra lectura nos diría que la estrategia del gobierno fue un fracaso, pues a pesar de su control mediático y su guerra sucia, el gobierno tuvo que montar de todos modos el proceso electoral más groseramente fraudulento de nuestra historia contemporánea para poder imponerse. La mayor falla de su estrategia fue exhibir demasiado sus mecanismos de demolición, desoyendo
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ǣ No se debe repetir el credo hasta la saciedad. Sobre todo no creer que la mejor manera para servir al gobierno nacional sea hacer retumbar marchas noche tras noche. La radiodifusión no debe ser descaradamente machacona pues se nota la intención y uno se disgusta.16
Ya hacia noviembre de 1999, un 48% de encuestados consideraba que los diarios llamados “chicha” estaban manipulados por el gobierno, mientras 15.
La encuesta no incluye preguntas sobre la estabilidad emocional del candidato, por lo cual no podemos saber en qué medida caló el mensaje que lo presentaba como “nervioso”. 16. Goebbels. Citado en: Carlos Bejarano, “Periodistas o pájaros”.
9.4.00:10.
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Cuadro 2 ĔęĆđĉĊĒĊēĈĎĔēĊĘĞęĎęĚđĆėĊĘĊēĕĔėęĆĉĆȋͳͳĉĊĊēĊėĔĆđͳͲĉĊĒĆėğĔȌ ĊĒĆ
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En contra de los pobres, burgues (“pituco”)
64
30
0
0
Agitador, violentista y pro terrorista
35
1
0
0
Trastornos emocionales
1
39
0
0
Asociado a entorno homosexual
0
9
0
0
Ingresos económicos dudosos. Estafa
0
26
10
0
Mentiroso
0
0
5
0
Relación con Alan García
1
5
0
0
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0
0
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31
En contra del terrorismo
0
0
0
12
Obras
0
0
0
10
Otros
22
6
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8
TOTAL
123(39%)
116(36%)
19(6%)
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, n.° 27, Transparencia, marzo de 2000.
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, n.° 18, Transparencia, enero de 2000.
61(19%)
Cuadro 3 DzĊěĔĞĆđĊĊėĚēĆĘĊėĎĊĉĊĆċĎėĒĆĈĎĔēĊĘĖĚĊĘĊčĆēčĊĈčĔĊēđĆĈĆĒĕĆŕĆĊđĊĈęĔėĆđĞđĊěĔĞĆĕĊĉĎėĖĚĊ ĒĊĉĎČĆĘĎđĆĘĈĔēĘĎĉĊėĆěĊėĉĆĉĊėĆĘĔċĆđĘĆĘdz
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×ǤǤǤ Andrade es sobrado y representa a los ricos Andrade es abusivo Castañeda estafó a los pescadores Castañeda quiere liberar a los terroristas chilenos Toledo asesoró a CLAE Toledo es un mentiroso Fujimori es corrupto/protege a los corruptos Fujimori quiere perpetuarse en el poder, es un dictador ǣ Total de entrevistados en Lima: 512. ǣ ×, Apoyo, marzo de 2000.
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40 23 34 49
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35
11
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que solo un 27% pensaba que las campañas contra Andrade y Castañeda las desarrollaban porque eran “simpatizantes del presidente Alberto Fujimori”.
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× solo involucra a un emisor y a un receptor pasivo, parado frente a un kiosco o sentado frente a su aparato de televisión. Se ha insistido en el carácter ac
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sentimiento de indignación moral en un sector importante de la ciudadanía. Más aún, no se trata solo de receptores activos pero atomizados y en el aire, sino inmersos en un contexto socioeconómico en el cual se incubaban muchos descontentos: crisis económica, falta de empleo, centralismo, que no encontraban expresión en los medios ni representación en candidato alguno. Finalmente, faltando un mes para la primera vuelta electoral, se reeditó un fenómeno en cierta medida similar a otro que había tenido lugar diez años antes: la irrupción de un candidato hasta ese entonces marginal. Otra vez, levantándose contra el poder de los medios, los electores volvieron a fabricar su propio candidato: Alejandro Toledo. Cuando la prensa gobiernista se abalanzó sobre él, era muy tarde. No solo porque faltaba muy poco tiempo para el día
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sus descontentos y decidió no recepcionar mensajes en su contra. Muchos no quisieron enterarse de la vida privada del candidato, o porque estaban hartos de que la TV y los diarios hurgaran en sus intimidades, o porque no lo consideraban importante o porque simplemente ya habían decidido Ǥ Óϐǡ IMASEN, apunta agudamente que cuando los
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×ǡ tratan de cambiársela. En otras palabras: apagan la tele.17 De esta forma, en una encuesta de Datum realizada después de la primera vuelta, preguntados por qué no habían votado por Perú Posible, solo el 2,9% del electorado femenino, a escala nacional, respondió que no lo hizo por el caso de la hija supuestamente abandonada por Toledo y un 3,2% por las declaraciones del candidato sobre los comedores y el Vaso de Leche, exageradas por los medios Ǥǡǡϐ
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17. , 4.5.00: 74. 18. , 4.5.00: 73.
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Cuadro 4 ěĔđĚĈĎŘēĉĊđēŮĒĊėĔĉĊęĎęĚđĆėĊĘĞĒĊēĈĎĔēĊĘĊēĕĔėęĆĉĆ ĉĚėĆēęĊĊđđĆĕĘĔĔćĘĊėěĆĉĔ FECHAS CANDIDATOS
11-20 enero
21-30 enero
31 enero 10-19 20-29 – 09 febrero febrero febrero
01-10 marzo
Total
Alberto Andrade
19
23
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34
21
8
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Luis Castañeda
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10
35
0
7
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116
Alberto Fujimori
4
1
13
8
20
15
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Alejandro Toledo 0
0
0
0
0
19
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, no 18, Transparencia, enero de 2000. Elaboración: Pablo Sandoval.
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La obsesión de la prensa amarilla por feminizar a los candidatos opositores Ȁ
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plos de masculinidades subordinadas, incapaces para el ejercicio del poder autoritario, que implica fuerza y control. Como se sabe, la teoría feminista distingue el sexo biológico del género, que sería la simbolización cultural de esa diferencia biológica. Por consiguiente, si bien hombres y mujeres están determinados biológicamente, la manera en que los hombres se comportan masculinamente y las mujeres femeninamente, es decir el género, es una construcción cultural y varía de una sociedad a otra, de una época a otra. De esta forma, no hay una sino varias masculinidades históricamente diferenciadas. Más aún, el género se inserta en complejas estructuras de poder, en las que las inequidades entre hombres y mujeres se articulan con inequidades de clase, etnicidad, edad, orientación sexual, entre otras. Por tanto, cada
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su ubicación socioeconómica, su capital simbólico y el grado de poder que ostenta (Kaufman 1997: 127). Existen, entonces, masculinidades hegemónicas y subordinadas. El rasgo común de las formas dominantes de la masculinidad contemporánea es que se equipara ser hombre con tener algún tipo de poder (Kaufman 1997: 127). La fuente de este poder no está en la psique individual sino en la sociedad que enseña e ejercer ese poder como natural y propio. Desde niños nos socializamos en espacios patriarcales —escuela, iglesias, medios masivos, mundo laboral— que van cimentando una visión masculina del mundo y que moldean personalidades masculinas con una gran capacidad de exclusión. En otras palabras, las relaciones de género y en especial la masculinidad se construyen a partir de una interacción entre la personalidad individual y las
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instituciones y estructuras de poder patriarcales. De este modo, poder y género enrumban por un mismo y tortuoso camino. Según Kaufman: La adquisición de la masculinidad hegemónica (y la mayor parte de las subordinadas) es un proceso a través del cual los hombres llegan a suprimir una gama de emociones, necesidades y posibilidades, tales como el placer de cuidar de otros, la receptividad, la empatía y la compasión, experimentadas como inconsistentes con el poder masculino. (1997: 127)
De acuerdo con Giddens (1996: 248), al apartarse de la fuente emocional de sus vidas, muchos hombres de diferentes clases y categorías dieron origen a lo que se denomina la “inexpresividad emotiva masculina”. En general, dejaron que las mujeres se ocuparan de esas áreas en su calidad de “especialistas del amor”. Sin embargo, tales emociones y necesidades no desaparecen; simplemente se reprimen porque se asocian con la feminidad rechazada y porque podrían restringir la capacidad y el deseo de autocontrol ǤDz
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desarrollar relaciones jerárquicas. Lo contrario sería femenino. El machismo tradicional está asociado, por tanto, a personalidades e instituciones autoritarias. Los hombres tienen que construirse una coraza impenetrable, mantener el control, dar las órdenes, lograr objetivos y vencer. Mientras tanto, aprenden a eliminar sentimientos, esconder emociones y suprimir necesidades (Kaufman 1997: 120). Pero el poder asociado con la masculinidad dominante puede convertirse en fuente de enorme dolor pues sus símbolos constituyen, en última instancia, ilusiones infantiles de omnipotencia, imposibles de lograr. Los hombres siguen experimentando una gama de necesidades y sentimientos —receptividad, empatía, compasión— considerados incompatibles con el concepto dominante
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hombre, lo cual, en una sociedad que confunde sexo con género, quiere decir no ser macho. Este temor tiene que ser reprimido porque atenta contra los fundamentos de la personalidad masculina dominante. En nuestra sociedad “este temor se experimenta como homofobia o, para expresarlo de otra manera, la homofobia es el vehículo que simultáneamente transmite y apacigua este temor” (Kaufman 1997: 131-132). Cuanto más alta se ubica la varilla de la masculinidad y cuanto más inseguridad se tenga de no estar a la altura de ese Rambo imaginado, mayor la homofobia. Feminizando a los opositores, la prensa amarilla practica el exorcismo. Arroja fuera sus propios temores y los deposita en los opositores, convirtiéndolos en chivos expiatorios. Así, mientras Fujimori es un asceta que solo duerme tres o cuatro horas, vive solo desde su separación, sin poder rehacer
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su vida1 porque trabaja “día y noche, sin descanso”,2 “[el] Jardinero Andrade Ǥϐ
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y solo come diez veces al día” (À 8.7.99). Pero cuando la prensa amarilla hace escarnio y se ríe de quienes se desvían del ideal corporal machista del guerrero, se ubica en las antípodas de la risa popular carnavalesca, que se ríe de sí misma y subvierte el orden celebrando, entre otras transgresiones, los excesos en la comida y la bebida. La prensa amarilla ha internalizado el disciplinamiento y la domesticación del cuerpo impuesta desde el poder, como parte de su sistema de vigilancia y castigo, ejercido en este caso a través de la burla.3 La apoteosis del patriarca El antropólogo ecuatoriano Xavier Andrade relata cómo, ante la amenaza de cierre del Banco del Progreso, el alcalde de Guayaquil, León Febres Cordero, líder conservador y “personaje que es percibido generalmente como ilustrativo de una forma de masculinidad local” convocó a un mitin en marzo de 1999: “¡Yo no me agüevo jamás!”, vociferó Febres abriendo su discurso desde los balcones de la alcaldía y provocando el estruendo de decenas de miles de personas. Pero ese inicio no fue solo un recurso retórico de Febres para enardecer a las masas. En realidad, fue su respuesta a los manifestantes que lo esperaban cantando “¡León, no te agüeves!” (Andrade 2000: 149). El acto de “agüevarse” denota una falta de virilidad de carácter pasajero, que la arenga masiva trata de impedir para avanzar en su agenda política. Con su “¡Yo no me agüevo jamás!”, Febres intenta por su parte brindar un carácter estable a una virilidad vista por las masas como potencialmente frágil, por más que se trate de un personaje famoso por su dureza. Él “jamás” revela la paradoja de una virilidad construida para mantenerse perpetuamente al ͳͲͲΨǡ
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ǡǡ su carácter como construcción cultural (Andrade 2000: 150). Según Andrade, como miembro de la burguesía, Febres era percibido por los manifestantes como aniñado, alguien quien por su dinero, poder, educación y vida cómoda ha
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ǡ ͳǤ 2. 3.
ϐÀ del año 2000. Palabras del ing. Fujimori en su discurso ante las FF. AA., Policía Nacional y el SIN el 29.7.00. Sobre el disciplinamiento del cuerpo por el poder capitalista, también sobre el poder que vigila y castiga, véase Foucault (1979) y Sennett (1997).
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que se perciben a sí mismos como inherentemente machos y exigen que, para representarlos, la burguesía pruebe su masculinidad, la construya como el ǡ
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proporciones que la obscenidad manda (Andrade 2000: 150).4 Andrade nos presenta un ejemplo muy concreto de cómo las culturas
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ϐgurando un círculo vicioso que consolida el orden patriarcal y machista. El avance de la modernidad, el desarrollo del mercado y de los movimientos sociales, especialmente el movimiento feminista, resquebrajaron ese orden patriarcal, en todo el mundo y también en el Perú. Muchos estados han recogido las demandas que surgen de la sociedad, en algunos casos se han adelantado a ellas, y han atenuado la inequidad de género y sofrenado el machismo. En ese terreno, si bien se han producido avances legales en políticas sociales y en la participación pública de la mujer, en el terreno ×
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Ǥdad del mandatario, el papel de las FF. AA., de los medios de comunicación e incluso el que juegan varias de las mujeres más destacadas del régimen contribuyen a reforzar el patriarcalismo más tradicional. Porque el género no es algo decorativo ni políticamente neutral. Los discursos de género dominantes articulan, catalizan y movilizan prácticas de dominación política. Como señala Giddens: [... los] personajes de la política que activan permanentemente nociones de masculinidad para su ejercicio de poder, son igualmente dominantes y van desde el desenfrenado “macho” que utiliza los espacios públicos como extensión de su hipermasculinidad, hasta el frío tecnócrata cuya capacidad de control lo constituye como un ordenador civilizatorio. (1996: 159)
Si el dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo fuese ejemplo del macho de sexualidad desbocada,5 tanto Fujimori como los agentes del SIN o los tecnócratas que acaban de regresar al gabinete con Carlos Boloña a la cabeza serían ejemplos de tecnócratas fríos, sin asomo de Parkinson, “no les tiembla la mano” en ninguna circunstancia. Pueden inaugurar obras, ϐ
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ǤǬ las mujeres?
4. 5.
La “yuca”, como símbolo del Chino, podría considerarse un equivalente en el caso peruano actual. Personaje de la novela de Mario Vargas Llosa, ϔ
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La prensa amarilla produce un doble discurso en el que a las audaces y en apariencia liberadas que exhiben sus cuerpos en las primeras planas y son objeto de sus chismes, se les exige6 una moral convencional como madres y esposas. El 28 de junio una nota editorial de aconseja a sus lectoras y a través de esos consejos expone los dos mandatos, en apariencia contradictorios, y la forma en la cual las mujeres comunes, que no aparecen en sus primeras planas, pueden cumplirlos y salvar sus matrimonios. ͽ
Estas líneas se las dedico a todas las mujeres que siguen esta columna y como lo prometí para ellas un sano consejo que les puede servir... Expongo lo que a mi concepto considero lo que no hacen bien, es por ello que nosotros los hombres muchas veces nos alejamos y buscamos ver en otras personas lo que nuestras mujeres no muestran en casa. Ello es el descuido, la dejadez de ánimo... y veo que mayormente las mujeres descuidan hasta sus atuendos, bajo el pretexto que están dentro de casa. No es así, y no debe ser así. No es posible que una persona descuide sus uñas (todas despintadas), no se peine, no se lave y se acostumbre a las sayonaras. No es aceptable para nosotros los hombres que, se supone debemos valorar a una mujer, nos demos con la sorpresa que la nuestra, sea la esposa o conviviente, nos espera al regresar del trabajo toda descuidada, inclusive sin lavarse. Los hombres en realidad valoramos el esfuerzo de una buena mujer por más hijos que ésta tenga y ello radica en la forma muy especial cuando no se descuida para nada, su cara, sus pies, y manos, como repito no solo es lavarse la cara y punto. Es saberse dar tiempo para tratar de verse más agradable ante su esposo, o pareja. No descuidar el pintado de las uñas (son desagradables cuando están despintadas) peinarse y ponerse una ropa cómoda y coqueta si es posible. Todo el secreto está en saber estar a la altura de la coquetería y no dejarse llevar por la dejadez. No podemos decir vagamente que se descuidan por culpa de los hijos. La dejadez se convierte en hábito cuando se pierde el interés en verse agradable. Es allí donde pecan de ingenuas y generarán que el hombre busque en la calle lo que no encuentran en su casa. Estas líneas pueden servir a las mujeres ya que en ellas se encierra la razón de los cuernos y, por qué no decirlo, el rompimiento del vínculo en muchos hogares... Si estás leyendo estas líneas, tan solo pon atención a tu cuerpo y si no tengo la 6. 7.
Y ellas mismas exigen, como se deduce de sus declaraciones a esos medios. ǡʹͺǤǤͲͲǤ
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razón da vuelta la página o caso contrario trata de cambiar y salvarás tu hogar. Uno nunca sabe más que los demás, sin embargo sé que tengo la razón. Con amor Eddie PD.- La coquetería es parte del encanto de una mujer. No necesariamente tienes ǡϐ
× sin pecar en la exageración. También un hombre se enamora de la belleza espiritual y si la tienes tendrás un lugar, ocuparás su espacio ya que un hombre, un buen hombre es lo que en una mujer más valora. OTROSÍ.- No quiero tocar el tema del sexo ya que eso depende de cada persona y su intimidad, pero sí me atrevo a darles un pequeño consejo. En el sexo, no puede ni debe existir “tabús” ya que la entrega debe ser total, sin complejos y sobre todo saber dar para recibir. El amor permite lo inconcebible y sepan ser accesibles a sus fantasías y deseos, es mi concepto y con él me quedo. Gracias.
Salvo el fetichismo de Eddie con las uñas femeninas, la columna repite los lugares más comunes del machismo tradicional, que sin embargo resultan muy útiles para entender cómo la prensa amarilla puede encajar tan fácilmente dentro del proyecto autoritario. Solo algunas anotaciones: Según Eddie, “las mujeres que siguen esta columna” son amas de casa que cuidan todo el día de los hijos, lejos de las mujeres populares que trabajan, pero tal vez cerca de las que han perdido el empleo o subempleo y han vuelto al hogar. En todo caso, el ama de casa sigue siendo su mujer ideal. Si las mujeres trabajadoras cumplen “doble jornada”, laborando fuera de casa y luego atendiendo las tareas del hogar, las de Eddie deben cumplir otra doble jornada: atendiendo el hogar y cuidando su apariencia, especialmente sus uñas. Es que sobre ellas pende como espada de Damocles la amenaza del patriarca: el hombre buscará en la calle lo que no encuentra en su casa. A
ϐque, porque ella es por naturaleza sedentaria y pertenece al ámbito privado. Fuera están las mujeres de las primera planas, de uñas muy bien cuidadas, con las cuales cualquier quisiera encontrarse al volver a casa. Misión Imposible III: competir con ellas “por más hijos que tengas”. Por eso, tal vez para reducir la angustia femenina, la postdata matiza con benevolencia conmovedora el mandato patriarcal: “no necesariamente tienes que ser bella”. Pero eso sí, arreglada... ¡y liberada! Porque la clave está en el OTROSÍϐǡ
× negociada que está dispuesto a permitir el machismo de la prensa amarilla. “En el sexo no debe existir ‘tabús’.” Ruptura con la moral victoriana, que prescribía la pose del misionero y las mujeres en camisón con apertura. “Liberación” sexual
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pero dentro de la casa (o más precisamente dentro de la cama) y dentro de la ǡ
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para el hombre, que se sigue reservando el derecho de salir de cas/za. ǣ
¿Tiene todo esto algo que ver con la política peruana? Sí, porque como hemos visto la política no se desarrolla en un compartimiento estanco. Una de las revoluciones más importantes y duraderas del siglo XX ha sido el resquebrajamiento de las estructuras patriarcales de dominación y el acceso de la mujer a una mayor equidad en el ámbito privado y un mayor acceso al ámbito público.8 El poder patriarcal se bate en retirada pero no sin oponer resistencia, negociando para adecuarse a las actuales circunstancias en las que ya no es posible “la dominación total”.9 En el Perú, donde el acceso de la mujer al mercado de trabajo y a la vida política ha sido notorio en las últimas décadas, los dos ejemplos más impactantes de incorporación negociada de la mujer a la política y de reformulación del imaginario social sobre lo femenino se encuentran en Sendero Luminoso y el fujimorismo. Estos dos proyectos, por cierto muy distintos aunque emparentados por el autoritarismo, han incorporado sorprendentemente mujeres ϐ
ǡ políticos con un discurso democrático no han logrado traducir estos discursos en una práctica que promueva de la equidad de género.10 Es que tal vez sea más fácil la incorporación de mujeres a proyectos autoritarios, pues implica compromisos negociados con el patriarcalismo tradicional y no una ruptura fundamental con él. De esta forma, a las mujeres audaces y liberadas pero subordinadas al macho de la prensa amarilla, corresponderían las mujeres guerreras pero subordinadas a los caudillos patriarcales de Sendero Luminoso y del fujimorismo. SL llegó a extremos demenciales, convirtiendo a sus militantes mujeres no solo en guerreras en sentido literal de la palabra sino en terroristas, encargadas de dar el tiro de gracia en muchos asesinatos.
ϐjos, por cierto, de esos extremos, pero apuesta también a incorporar mujeres en alcaldías, puestos públicos, Congreso, ministerios. Este año copan la mesa 8. Para un balance del movimiento de mujeres véase entre otros, Vargas (1992). 9. El término es tomado de Portocarrero (1993). 10. Esa es una de las causas más importantes de la obsolescencia de los partidos tradicionales ϐ
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directiva del Congreso. Son mujeres que juegan un papel activo y liberado, pero masculinizadas. En ese sentido, y políticas se encuentran en los dos extremos del patriarcalismo negociado. A las primeras se les exige ser liberadas pero hiperfemeninas, literalmente objetos de placer (sin tabúes sexuales). Las segundas se liberan pero para ayudar al patriarca a ejercer un control,11 que ellas también disfrutan ejerciendo. Son las enfermeras sádicas de , pero subordinadas militantemente al macho que dirige el hospital. Martha Hildebrandt tiene predilección por el control lingüístico, ¡guay del periodista que cometa errores gramaticales!, y ahora se prepara a trasladar una disciplina todavía más férrea al Congreso. Con el Presidente, sin embargo, a Hildebrandt le sale el lado maternal: “yo le digo, duerma sr. Presidente”. Pero del resto, ninguna duda en desenvainar la espada y convertirse en gladiadora. Laura Bozzo hubiera estrangulado a Feliciano con sus propias manos.12 Si hubiera sido policía, Martha Chávez se hubiera sentido con todo el derecho a disparar al cuerpo de los manifestantes el 28 de julio.13 La ministra Cuculiza llamó “viejos decrépitos” a los miembros de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que ordenaron revisar el proceso a los cuatro chilenos del MRTA: “se necesita no ser peruano y no tener sangre en las venas para aceptar ese fallo. Bien hecho que el Presidente es remacho y ha dicho aquí nomás”.14 Pero la ministra es una amazona tránsfuga, porque las originales no reconocían autoridad de varón mientras ella es una soldado dispuesta a dar batalla donde el remacho decida: “Yo no puedo caminar a paso ligero mientras él no ha tomado una decisión. Él sabrá dónde lo voy a ayudar a trabajar”.15 Eliane Karp podría compartir ciertas características de las mujeres de Fujimori, pero al no estar en el poder no es posible saberlo. En todo caso, al margen de cómo se evalúe su actuación pública, Karp no aparece subordinada a un Toledo “macho”. Fueron y el diario , que a pesar de todo se ubican fuera del universo de la prensa amarilla, quienes levantaron sistemáticamente lo que
11. “El partido tiene mil ojos y mil oídos” sin distinción de género, habría que añadir. 12. Véase “La captura de Feliciano y la batalla por la memoria”, capítulo 16, en la parte II de este mismo volumen. 13. Declaraciones en “Beto a saber”, , 31.7.00: “A esos vándalos, si la policía hubiera tenido el propósito de causar daño, con todo derecho les hubiera disparado a matar... Para evitar que esos seis peruanos murieran quizá se habría tenido que matar a 50 con ×ǡϐdzǤ 14. Mayoría de diarios, 25.6.99. 15. , “Agenda del Día”, 1.9.99. Comentando su posible participación en la plancha presidencial gobiernista.
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originalmente fue un “ampay” de . Según esta versión, Toledo y Karp no estarían casados. Ella sería “su socia” y ambos “una sociedad”. Parecen no darse cuenta de que el matrimonio es también una “sociedad conyugal”. En
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× mucho más Ǥ Por eso Eliane Karp, como en su momento Susana Higuchi, que no era solo socia sino motor principal de los negocios del matrimonio Fujimori,16 desbordan los marcos de negociación patriarcales, se convierten en un peligro y tienen que ser destruidas. Fujimori no dudó en encerrar a su esposa en Palacio, disputarle los hijos, anularla políticamente en las elecciones de 1995, mostrando no solo su mezquindad personal sino la venganza del macho con la hembra que no sabe cuál es su sitio. En el caso de Eliane Karp, rompiendo las barreras entre lo público y lo privado, la prensa amarilla prolonga esa horizontalidad en la vida política hacia la vida privada, transformando a Toledo automáticamente en un cachudo, “cabrilla”, porque no es Ó de Eliane, solo es su socio, no la puede controlar. En ese universo jerárquico, una relación horizontal constituye la negación radical de la masculinidad dominante, Toledo no puede ser varón heterosexual: “... esta ‘tramposa’ remata su ‘papa... ya’ al primero que encuentra... y me está dejando sin zambos... me quiero morir... síííí...” (
23.5.00). Si tienen una relación horizontal en la política, entonces ambos pueden “salir de casa”. Toledo tampoco podría controlar entonces la sexualidad salida de madre que parecería ser característica, sino de todas las mujeres, al menos de las que se salen de “su lugar” y no aceptan la subordinación al macho: “Eliane no perdonó ni al personal de limpieza del lujoso hotel donde se hospedaba. Dicen que se les chantó a todos y los dejó extenuados. Sí, porque la gringa es una insaciable de primera. ¿Y cómo dura tanto? Se mete unos tiros bravos que la ponen como una leona sedienta de placer” (
24.4.00). “[...] mejor será que siga poniéndole los cachos a su marido, como está acostumbrada, en lugar de estar hablando estupidez y media...” (Ó 22.5.00).
Detrás del “desborde popular” y la informalidad cachosa o lumpenesca de la prensa amarilla, se advierte así una de las facetas más repulsivas y retrógradas de nuestra cultura, azuzada desde el poder para envilecernos, bloquear la democratización de nuestra vida cotidiana y nuestra práctica política.
16. Ella manejaba el dinero, él era un simple profesor universitario. Véase Jochamowitz (1993).
ĆĕŃęĚđĔͳͲ ǡǤ (Father of the Motherland) ĔĒĎēČĔʹͲĉĊċĊćėĊėĔ. Hojeo , uno de los diarios del congresista Moisés Wolfenson y en la página 4 encuentro, ¡oh sorpresa!, una columna de opinión. Es un artículo escrito en respuesta a Alberto Andrade que, cansado de insultos, llamó “diarios basura” a y sus congéneres. La leo y recibo una descarga de odio que solo he sentido al leer , vocero senderista, o , vocero del MRI, que agrupaba a los grupúsculos hermanos de SL en diferentes partes del mundo. Pocos la habrán leído, porque el fuerte de no son las páginas editoriales. Sin embargo, revisar los diarios del SIN después de leer esta columna permite verlos bajo otra luz, descubrir cómo detrás del tono frívolo, la cachita y los colores alegres asoman las mil caras del odio, el resentimiento y la muerte, que son su marca de fábrica y los convierten —hasta cierto punto— en una prensa pornosenderista. Así, el autor se pone el pasamontañas, titula la nota “El diario de un
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× ǡ À ǡ de guerra: Eddie. Transcribimos la columna advirtiendo que las frases que a continuación se reproducen pueden herir susceptibilidades: El diario de un desconocido1
Hace mucho tiempo no hago una ecuación política; no se extrañen que estoy adquiriendo experiencia y creo que así se aprende a ser “Analista Político”, como muchos atorrantes se hacen llamar, verdad, Pedro Planas, Fernando Rospigliosi, etc., etc. ϐǣ BASURA + ESTIÉRCOL = ALBERTO ANDRADE CARMONA. —Sí, a ti te dedico esta columna, gordo mentiroso, tramposo, acosador, difamador, calumnidador, ególatra, soberbio, creído y sobre todo, estúpido; ya que entre 1.
, domingo 20 de febrero de 2000. Mayúsculas y negritas en el original. Los errores de redacción son fallas de origen.
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todos los políticos tradicionales eres un TONTO ÚTIL, solo mira a tu alrededor y te darás cuenta quiénes postulan en tu lista; no menciono nombres, ya me cansé ǡ
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ǡ ganador, triunfador, campeón; ¿de qué? De haber salido dos veces de alcalde de Lima, de haberle mentido al pueblo que no postularías a la Presidencia, cuando esa era verdaderamente tu intención farsante; de haber traicionado a tu agrupación política el PPC, la misma que te dio la oportunidad de ser conocido y crear tu propia agrupación “SOMOS NADA”, sin lineamientos ni principios, ni ética ni planes de gobierno sino con una sola consigna: hay que derrotar al chino. ¿Me equivoco?, pero quiero ir más lejos; por qué no me demuestras y a todos los simpatizantes que crees tener; (ya que solo te usarán como un “condón”, para luego tirarte al piso) que estoy equivocado, que terminaste de estudiar Derecho, que egresaste como bachiller, que te recibiste de abogado, que llevaste maestría y que culminaste doctorado. Qué otro idioma hablas: pruébamelo, demuéstrame que sabes “another language”, requisito indispensable para doctorarse, o crees que las frases salpicadas de
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ϐ que utilizas contra el gobierno es otro requisito de acuerdo a tu ignorancia para
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Ǥ No vas a salir nunca presidente del Perú y ¿sabes por qué?, muy sencillo: no tienes clase, cultura, modales, trato, profesión, lo poco que sabes de municipalidades es porque siempre ha sido al guerrazo, dominando con el apoyo de tus miles de cascos azules, mismo dictador; y si alguna vez te iba bien en la empresa “ALDA” de tu señora esposa, quien me merece todo el respeto y admiro por (soportarte), quien sinceramente es una dama y lo reconozco, se lo debes a ella ¿o no?. Me olvidaba, ¿nunca acosaste a una empleada? ”OJO” es una pregunta, no soy como la colega Magaly Medina, pero mi pregunta es directa. Hoy por hoy te has atrevido a llamarnos prensa basura, mira TONTO ÚTIL recorre Lima un poquito, ya que por tu campaña la tienes abandonada muchos meses ¿verdad? Y te darás cuenta con tu realidad. Lima hoy en día es una basura gracias a tu dejadez, tu pretensión, ambición, mariconada, capricho y demás cojudeces de querer ser presidente, basta ya infeliz y compórtate como un hombre, aunque ϐ
Ǥ CON AMOR. EDDIE. ǤǤǦDz dzǡ
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Ǣïǡ pero en realidad eres una “BASURA DE MIERDA”. Pido mil disculpas a los amigos
que puedan simpatizar con esta columna por los excesos que puedo haber cometido, sé quién es Andrade, por eso así le escribo.
Yor are garbage, Mr. Wolfenson
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OTROSÍ.- De cualquier forma, vota por Fujimori marcando PERÚ 2000 y escribien-
do el N.º 69 de Moisés Wolfenson, al Congreso.
No es cualquier odio. Es un odio lleno de matices muy peruanos. No de cualquier peruano, sino de los peruanos más tradicionales, conservadores, reaccionarios. La columna muestra en una nuez cómo los (anti)valores y las sensibilidades más arcaicas pueden ser relanzados en envolturas de apariencia novedosa y ser parte de una campaña cuyo irónico lema es “Perú país con futuro”.
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ǡ columna utiliza la vieja treta del ladrón que para librarse de sospechas grita: “¡al ladrón!”. Eddie adjudica a Andrade varios de los rasgos más distintivos de la prensa del SINǣDz
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ϐdzǢ gobierno: “sin lineamientos, ni principios, ni ética ni planes de gobierno”, “dominando con tus miles de cascos azules, mismo dictador”. Así, desde su supuesta superioridad moral, Eddie ataca. Su estilo, además de confuso y mediocre, es el de la metralleta. Una especie de bombardeo de saturación a través de la repetición de insultos, tal vez queriendo así: “machacar las ideas en la mente de los hombres”, como solía decir Abimael Guzmán. Las dos primeras baterías de insultos son más bien monótonas: 1. 2.
Mentiroso, tramposo, difamador, calumniador, farsante, traidor. ¿Por qué? Fundamentalmente por no decir desde un principio que iba a postular a la Presidencia. Creído, ególatra, soberbio, patán, pretensioso, ambicioso. ¿Por qué? Fundamentalmente por querer ser Presidente.
A Eddie, que Andrade pretenda ser Presidente lo exaspera. Esa ambición le parece un capricho y, por consiguiente, una mariconada. Por eso termina
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ǡϐ que eres decente”. El subtexto: basta ya [de pretender ser presidente], aprende cuál es tu lugar. Si no lo haces vas a perder tu hombría y tu decencia, que parecerían sinónimos. ¿Cómo es posible que no comprenda cuál es su lugar y pretenda ocupar el que por derecho parecería corresponderle únicamente al otro Chino? Es que se cree vencedor, ganador, triunfador, campeón. ¿Por qué? Por haber salido dos veces alcalde de Lima. No señor, si no conoce su sitio hay que enseñárselo, hay que bajarlo. Hace ǡ
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los limeños y el palo encebado. Si alguien está tratando de escalar un tal palo, en cualquier otra parte el público lo anima; en Lima lo jalan para que no suba
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y aplauden si se cae. Es la pulsión de igualar hacia abajo, tan ajena a la actual ideología hegemónica neoliberal, que premiar al triunfador, pero que al parecer vale solo para los estratos A, B y quién sabe C. Para D y E vale más bien esa otra pulsión de igualar hacia abajo, propia de los excluidos sin esperanzas de movilidad social, que recogió Sendero Luminoso y también, a veces, Alberto Fujimori, como cuando en un arrebato de demagogia preguntó en 1992, a una concentración de simpatizantes en la plaza San Martín, si querían que los congresistas ganaran sueldo mínimo. Así que, a bajarlo. Para ello se recurre a dos viejas tretas de la política más tradicional. 1.
2.
Hay que acojudarlo. Una amiga psicóloga, nacida en los EE. UU. pero radicada entre nosotros desde hace muchos años, dice que cuando los ȋȌ
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Ǥ ubicarlo entre los segundos. Tiene la mariconada, capricho
de querer ser Presidente. “Basta ya infeliz... te usarán como un ‘condón’ para luego tirarte al piso”. No recuerdo haber leído en la prensa peruana una imagen tan atroz y procaz. Hay que ningunearlo. Su partido es “Somos Nada”. Nuevamente estamos de regreso a Salazar Bondy, que criticaba el ninguneo, una práctica de la sociedad criolla tradicional de . Hay que probar que no es lo que parece y, por consiguiente, no puede llegar a ser lo que pretende. Demuéstrame, reta Eddie: si terminaste Derecho, si egresaste como bachiller, te graduaste de abogado, llevaste maestría y culminaste doctorado.
La obsesión por los títulos. La pleitesía al cartón, parte de la herencia colonial que llenó el país de “clérigos y doctores”. Qué lejos del discurso de 1990, “¡tú también puedes ser empresario!” (sin importar el título) y qué cerca de los tinterillos y gamonales del Perú más tradicional. Esta herencia la recogió ±Ǥϐ±
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Osmán Morote, número 2 de SL. Luego de preguntarle sus generales de ley, el juez comenzó el interrogatorio con una pregunta rutinaria: —¿Conocía Ud. al señor Abimael Guzmán? —Morote saltó de su asiento y poniéndose en pie corrigió enfáticamente al juez: —Al
Abimael Guzmán. Morote no hacía sino seguir la escuela de su jefe. Cuando era autoridad universitaria en Huamanga, Guzmán se dirigía a los profesores cuidándose siempre de mencionar su título. Si se enteraba de que alguno había obtenido su doctorado, al día siguiente al cruzarse con él en la plaza Sucre, cambiaba su saludo: “
Fulano, buenos días.”
Yor are garbage, Mr. Wolfenson
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Esta obsesión se mantiene en ciertos círculos hasta hoy. Ahora “el doctor” es Vladimiro Montesinos. Laura Bozzo, supuestamente tan cerca del “popu×dzDz
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cartón de periodista profesional: ella no es una improvisada. La inseguridad, la incongruencia de estatus y/o la baja autoestima llevan a querer distinguirse desesperadamente a través de títulos y conocimientos supuestamente prestigiosos. Pruébame, espeta Eddie, qué otro idioma hablas. “”, le dice, alardeando como nuevo rico de su inglés, que exhibe a lo largo de la
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Ǥ A lo largo del siglo XX, en el Perú fuimos pasando de la discriminación étnica y racial a la discriminación por grado de instrucción. O, menos benévola y más exactamente, aprendimos a ocultar la discriminación étnica con esta otra, que parecía una forma más moderna de trazar fronteras, marcar la distinción, exhibir la superioridad y, por tanto, discriminar. Como ya no suena bien decirle a alguien “indio”, ahora se le dice “ignorante”. Los usos de esta palabra en el Perú son múltiples y poco estudiados. Pero la pepa aparece entera cuando Eddie sentencia: “No vas a salir nunca presidente del Perú y ¿sabes por qué?, muy sencillo: no tienes clase, cultura, modales, trato, profesión”. Al columnista se le salió la tía limeña. Andrade sería el tipo de hombre que una abuela de antaño jamás hubiera querido para su nieta. No ha seguido los cursos de etiqueta de Déborah de Souza. Todo indica
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fracaso de los últimos 20 años en construir un país más moderno, incluso en sus formas de discriminar. Este fracaso desembocó en un callejón sin salida durante el segundo fujimorismo, que en vez de retirarse nos embarca en un túnel del tiempo donde se vuelven a fortalecer los prejuicios del pasado, que aunque retrocedieron en las décadas previas, nunca desaparecieron. Así, el discurso de Eddie tiene resonancias con el de la élite cusqueña de la década de 1920,2 que se alejó de las nociones biológicas de raza como una forma de limpiar sus culpas racistas, pero reemplazó la discriminación abiertamente racial por la educativa. En las décadas siguientes ese discurso se generaliza por todo el país. Como dice una de las protagonistas del libro de Marisol de la Cadena en 1992: “En nuestro país la raza ya no manda, ahora manda
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progresista, pero también su lado oscuro cuando, al mismo tiempo, la educación formal es usada para seguir discriminando y ninguneando como parte
2.
Véase al respecto, Marisol de la Cadena (2000).
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y de género que, por lo visto, sigue gozando de buena salud en nuestro país. ±
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ϐǣ “CON AMOR, EDDIE”Ǥ
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ǡ± viene una posdata en la que el autor parece asustarse de tanto odio y termina disculpándose ante sus lectores. Pero no hace sino enredarse, porque uno es el lenguaje de las primeras planas, las provocativas o repulsivas imágenes, los titulares cachosos, terreno en el que los escribidores de parecen experimentados y curtidos; otro es el lenguaje de la columna de opinión. Tal vez Eddie siente que tiene que pedir disculpas porque cuando incursiona en ese tipo de discurso escrito el odio aparece en toda su obscenidad; se advierte más claramente que no sabe dónde poner sus odios y sus amores, o más bien, que que escribió en la columna es en realidad el amor/odio para la prensa amarilla, y quizá en algún nivel sea cierto que Eddie ama a su manera a Alberto Andrade. Tal vez sea esa la forma que adopta el amor en el universo perverso que han construido los diarios del SIN, en cuyas páginas coexisten el insulto y la calumnia política con los traseros y las crónicas de amores traicionados. Tal vez ese CON AMOR×
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Ǥ±ǡǬ qué hablamos cuando hablamos de amor? Estos diarios recogen y reproducen, distorsionadas y exageradas, ciertas pulsiones tanáticas de los peruanos, las naturalizan y cada mañana, cual baja policía al revés, las depositan en todos los kioscos, como cargamentos de basura dirigidos fundamentalmente a los sectores populares. P.DǤ
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ϐ×Àǡ donde después de su descarga de odio el columnista llama con toda naturalidad a votar por Fujimori y por Wolfenson, que en la mitad superior de la página siguiente aparece haciendo campaña en favor de la niñez. Dice el titular: “DEPORTE ALEJARÁ A LA NIÑEZ DE LAS DROGAS: MOISÉS WOLFENSON. Candidato al Parla con el 69 por ‘Perú 2000’ luchará desde una curul contra la pobreza y el desempleo”. [Dos fotos de Moisés, una junto a una net de voley, otra de un mitin en Parcona.]
Más adelante, en la página 7, un robapágina a colores del candidato-dueño
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de la primera plana: “Moisés Wolfenson. Por el deporte y los niños”. OTROSÍ. Por favor, señores estudiantes. En su próxima jornada de escupita-
jos, incluyan en la galería de fotos la del Sr. Moisés Wolfenson, pornosenderista ϐ
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ĆĕŃęĚđĔͳͳ ǡǤǤǤ Y EL PRESIDENTE GONZALO1
ͳʹĉĊĘĊĕęĎĊĒćėĊ de 1992 (todos los canales). Encerrado en una jaula de hierro, un tipo desgreñado, barbudo y con el traje a rayas de los presos de
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Ǥ ǡϐnalmente apresado después de doce años de “guerra popular” desencadenada por sus huestes. Toda la violencia acumulada por siglos en el cuerpo social pareciera concentrarse dentro de esa jaula, dentro del llamado “Presidente
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máxima seguridad. El genio de la violencia ha regresado a la botella. Un suspiro
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Ǥ Sin embargo, como en ciertas películas de terror, nadie advirtió ese día que en el momento en que partía rumbo a su última morada, la violencia concentrada en Guzmán salía de él, se escurría por entre los barrotes y se encarnaba en otras partes del tejido social y en el gobierno. En realidad, el genio sigue suelto y, ocho años después, nos sigue castigando multiplicado y multiforme, de manera más sutil pero quién sabe si igualmente nociva.2 Crecen la violencia social, la violencia delincuencial, las pandillas juveniles. Cierto que este es un rasgo común a toda América Latina. Pero hay un tipo de violencia simbólica, cuya exacerbación en el Perú de hoy es herencia de los 1. 2.
Artículo aparecido en , n.° 126, marzo, 2000. Por cierto que la violencia no comenzó con Abimael Guzmán y Sendero Luminoso (SL), ni se concentró únicamente en ellos. Muchas formas de violencia recorren la historia del Perú y contribuyen a explicar el surgimiento de SL. Luego, la respuesta de las FF. AA., especialmente en los primeros años, produjo muchas víctimas entre la población civil y violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos. Finalmente, la forma en que se cerró el capítulo de la guerra contra SL y el MRTA, sin ninguna negociación, ni Comisión de la Verdad y gran impunidad para los agentes estatales de la violencia, ayuda a explicar el carácter autoritario del actual régimen y la exacerbación de la violencia simbólica que a continuación analizamos.
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tiempos de Sendero Luminoso (SL) y de la guerra sucia. Es la violencia de los discursos, una violencia simbólica que puede dejar huellas “en el rostro más ϐdzǤǡ
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Ǥ En este terreno, Cuba sigue siendo líder en la región mientras nosotros nos limitamos por ahora a disputar el segundo lugar con Venezuela. Por otro lado, indesligable de la anterior, la violencia del discurso en los medios de comunicación, especialmente en los llamados diarios “chicha” y en la televisión de señal abierta. En este rubro somos un caso único, indiscutiblemente primeros y pioneros en el continente. * * *
“Tome, profe, para que se entretenga”. El chofer que me trae del aeropuerto me ofrece un ejemplar de À. Flanqueada por alabanzas al chino Fujimori y ataques homofóbicos al candidato Castañeda Lossio, una foto enorme de Yesabella y un titular machista sobre el escándalo de las “prostivedettes”.3 Esa noche, viendo “Magaly TV”, sentí cuán atrapados estamos por el pasado violentista; pude constatar las sorprendentes semejanzas entre los nuevos medios y el viejo Sendero Luminoso. También, por cierto, comprobé las diferencias, pero comencemos por los parecidos. Àȋ
×
Ȍ Uno de los lemas más atemorizantes de SL era el foucaultiano: “el partido tiene mil ojos y mil oídos”. El canal también los tiene: electrónicos. La colocación de cámaras ocultas en los lugares menos pensados y la impunidad de quien tiene el poder y los recursos, en este caso la conductora del programa, naturalizan la intromisión en la vida íntima de los ciudadanos y borran de manera perversa la separación entre lo privado y lo público.4 Si hace algunos años se discutió ardorosamente el atropello del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) que “chuponeaba” los teléfonos de políticos y
3.
4.
El denominado escándalo de las “prostivedettes” se desencadenó cuando el programa sobre chismes de la farándula, “Magaly TV”, introdujo cámaras ocultas en un hostal donde un varón contratado por la conductora pagó supuestamente por los favores sexuales de dos Óǡ×
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con el valiente y anónimo varón. Las escenas aparecieron en el programa, que se transmite a las 9 p. m., con la imagen distorsionada pero con los diálogos totalmente entendibles. Si la violencia no se inició con SL, tampoco el hurgar en la intimidad del prójimo es producto peruano recién patentado. Desde el surgimiento de la prensa amarilla, el cine y la televisión, los paparazzi han sido parte del paisaje mediático. Sin embargo, lo que nos
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Magaly, las vedettes... y el Presidente Gonzalo
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candidatos opositores, incluyendo a Javier Pérez de Cuéllar, hoy esa batalla ha sido ganada de facto por el poder. No por casualidad es
, el canal expropiado a Baruch Ivcher, capturado por testaferros del gobierno y al servicio de los operativos psicosociales del SIN, el que puede violar la intimidad de las personas sin provocar mayores reacciones À
y sin ningún temor a acciones legales de las cuales se siente protegido por el poder. Lo que hizo “Magaly TV” fue un “operativo de inteligencia”, término que en el castellano del Perú hace tiempo no se limita a la terminología militar y policial, a la lucha contra la subversión o la delincuencia organizada sino que, con ayuda de un líder de opinión tan importante como el Presidente de la República, ha ampliado su campo semántico hasta incluir prácticamente cualquier ámbito. El hermano mayor te vigila, no importa cuán pequeño y sin importancia seas. Y en la pequeñez encontramos otra semejanza. Presas fáciles En efecto, los mil ojos y oídos de Sendero Luminoso vigilaban y castigaban por lo general a soplones de pequeñas aldeas, abigeos, comerciantes abusivos, tinterillos; pocas veces servían para hacer el reglaje a peces gordos. Para SL, eso era parte de su táctica de acumulación molecular de fuerzas cercando las ciudades desde el campo. En el caso de las , los ojos y oídos del canal gobiernista ya no se concentran, como en los últimos tiempos de Ivcher, en denunciar las torturas del SIN, los ingresos de Vladimiro Montesinos o los escándalos de altos personajes vinculados al régimen, ahora son mujeres, que por cierto no son ángeles, como tampoco lo eran los pequeños delincuentes y/o abusivos ajusticiados por SL, pero aparecen tristemente vulnerables, presas fáciles que no tienen capacidad real de respuesta y en el mejor de los casos viven la ilusión de un “poder mediático” sobre el cual no tienen ningún control. A esas presas fáciles se les arma una suerte de “juicio popular” mediático. Sus reclamos de inocencia son contrastados con las pruebas audiovisuales que el canal ha acumulado en secreto. “Mentira”, clama una voz en con tono moralista, cada vez que las hacen algún descargo (“no cobré”, “era un amigo”, etc.). Para subrayar las “pruebas” audiovisuales, a la voz en se añaden subtítulos con comentarios irónicos: “ampay”. Castigo ejemplarizador Como en los “juicios populares” senderistas, no basta que las condenadas en el juicio mediático reciban la pena máxima, en este caso la destrucción de
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su imagen, su muerte simbólica. Es necesario su aniquilamiento. Así como
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ϐǡ volaba en mil pedazos el cadáver de sus víctimas, en este caso también hay que cebarse en ellas, destrozarlas en sucesivos programas, ridiculizarlas y humillarlas en los titulares de la prensa chicha. Tanto los “juicios populares” senderistas como los juicios mediáticos producen “castigos ejemplarizadores” que tienen como objetivo atemorizar y envilecer. Por un lado, inocular el miedo en la polis paralizándola por el terror que inspira ese poder oculto que vigila en la oscuridad. Se trata de atemorizar a políticos opositores,5 pero también a los ciudadanos comunes y corrientes, para que no se metan en política. Mejor, como en el poema de Belli: Yo, mamá, mis dos hermanos y muchos peruanitos abrimos un hueco hondo, hondo donde nos guarecemos [...] y optamos por hundirnos en el fondo de la tierra, más abajo que nunca, lejos, muy lejos de los jefes, hoy domingo, lejos, muy lejos de los dueños, entre las patas de los animalitos, porque arriba hay algunos que manejan todo, que escriben, que cantan, que bailan, que hablan hermosamente, y nosotros rojos de vergüenza, tan solo deseamos desaparecer en pedacitititos.6
Un subproducto del miedo es la construcción de ciudadanos no solo pasivos sino convencionales. Los destapes de “Magaly TV” pretenden romper con los convencionalismos y las hipocresías. Pero en realidad se ubican dentro de los marcos de una moral machista, conservadora, intolerante, frente a la cual los comportamientos de las condenadas aparecen desviados. También SL
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5. 6.
Sigue circulando por ejemplo, hasta hoy sólo como parte del folclor político, el rumor ϐSIN en un burdel limeño. Carlos Germán Belli. “Segregación N.°1”, en:
, Montevideo: Editorial Alfa, 1967, pp. 15-16.
Magaly, las vedettes... y el Presidente Gonzalo
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en nombre de principios supuestamente revolucionarios, pero en realidad tremendamente puritanos. Magaly, y especialmente Laura Bozzo, fomentan un caos aparentemente trasgresor pero bastante controlado, para concluir muchas veces con moralejas conservadoras propias de predicadores mediáticos, de esos que son sorprendidos después... con prostitutas. Envilecimiento, y por supuesto machismo Pero, sobre todo, los juicios mediáticos envilecen. SL obligaba a participar como “masa” a los habitantes de los pequeños pueblos donde hacía sus “juicios populares”. En Afganistán, cuando los talibanes cortan la mano al ladrón, o en China, cuando se fusila a delincuentes, la gente es invitada a presenciar la ejecución pública en los estadios. Ellos acuden por miedo o por morbosidad. Nosotros por morbosidad, aunque quién sabe qué papel jugará el miedo en la atracción fatal que ejercen esos programas. En todo caso, somos la “masa” captada por los medios masivos y participamos del juicio como público (televidente). Y nos envilecemos. Una última semejanza. Tanto en los juicios de SL como en los juicios mediáticos, las masacradoras tienden a ser mujeres. Se discutió alguna vez si eso era prueba de la igualdad de los sexos o la liberación femenina. En realidad, las mujeres de SL estaban “sujetas” (por escrito) a un gran patriarca, el Presidente Gonzalo. Por su parte, Magaly es mujer pero su moral es netamente machista, y no por azar opera dentro de El Canal (masculino), expropiado por el gobierno para desarrollar con él una estrategia de doble entrada. Por un lado, los noticieros y el programa “Contrapunto” se deshacen en loas al gobierno y ataques histéricos a la oposición, incluyendo a la Defensoría del Pueblo e instituciones de vigilancia electoral como Transparencia, condenadas como parte de una supuesta “telaraña roja” (ni la guerra fría ni la caliente han terminado en el canal expropiado). Por otro lado, maniobras de distracción y envilecimiento de las cuales el escándalo de las es solo el más reciente y el más abusivo. No importa si este escándalo fue o no diseñado como un operativo psicosocial, una maniobra de distracción en época electoral. Porque es el conjunto de la programación la que, jugando en pared con más de media docena de diarios chicha contribuye a crear un clima político y cultural de envilecimiento ciudadano. Y uno de los principales hilos que articula los distintos componentes de esta estrategia política mediática es el machismo. El gobierno niega que tenga nada que ver con estos temas porque se considera absolutamente respetuoso de la libertad de expresión. Pero es revelador que en el programa en que se proyectaron los videos con los actos sexuales aparecieran avisos publicitarios del Ministerio de la Mujer. Allí el régimen
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Carlos Iván Degregori
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dzȋͳͻͻͺǣͳͶͷȌǤ Diferencias: la vida es un carnaval Sin embargo, también hay diferencias notables entre la violencia del viejo SL y la de los actuales medios masivos, que explican en buena parte la derrota del primero y el éxito de los segundos. No solo la distinción obvia entre la violencia simbólica pero al mismo tiempo contundentemente letal de SL, y la estrictamente simbólica, discursiva, de los medios. Tanto o más importante es la
× de la violencia mediática. Los “juicios” senderistas tenían lugar en la plaza del pueblo o algún otro espacio público. Los juicios mediáticos pueden verse en el último rincón del ÀǢϐ
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social; borran los límites entre lo público y lo privado. Como el dolor de Vallejo, ǡϐǡ
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7 hasta volverse sentido común y cae como una lluvia ácida. Y sabemos que, cuando llueve (ácido) todos se corroen.8 Sin embargo, tal vez la diferencia clave sea el lugar desde el cual ambos ejercen su violencia. Guzmán y SL se ubicaban por encima de todos y repartían premios y castigos cual divinidades sanguinarias. Magaly no se pone por
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ǣDz
Ǥ también soy morbosa. Yo gozo con esto, no tengo problemas con mi conciencia, me gusta el rating”.9 En otras oportunidades ha reconocido en su propio programa ser “una basura”. 7.
8.
9.
Para construir su hegemonía, Guzmán propugnaba: “machacar con ‘acciones’ contundentes las ideas en la mente de los hombres” (Bases de Discusión, 8.1.88). Por tanto, SL “actuaba” la violencia, no era capaz de simbolizarla de manera tan ϐ
Ǥ No comparto la tesis de la omnipotencia de los medios, ante los cuales los receptores seríamos meras víctimas pasivas. Sin embargo, tampoco es cierto que en nombre de la libertad de expresión y de empresa no haya nada que hacer, pues tenemos la libertad de apagar el televisor o cambiar de canal. Ello supone una horizontalidad entre emisor y receptor, inexistente en un mundo en el cual las empresas emisoras concentran un capital económico y simbólico abrumador. Declaraciones de Magaly Medina en ±
ǡ durante el programa “Hora 20:00” del 6 de febrero del 2000. Recordemos, por contraste, el impacto que causó el video donde aparecía Abimael Guzmán entrado en copas y bailando Zorba el Griego como cualquier mortal, después de haber cultivado una autoimagen de divinidad distante y majestuosa, “terrible como ejército formado en batalla”.
Magaly, las vedettes... y el Presidente Gonzalo
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ǡ juzgaba desde la razón o la verdad histórica. Constituía en ese sentido una perversión, no la única pero sí una de las más extremas, del hegelianismo y del marxismo. Magaly “juzga” desde una moral extremadamente pragmática, ×ϐ×ϐ
individuales cuya agregación produce supuestamente el bien común. Es en ese sentido una perversión del liberalismo, muy a tono con la versión extrema de neoliberalismo hoy hegemónico
ǡ más que en la práctica paternalista del régimen. Así, si bien las diferencias entre la vieja y la nueva violencia son abismales, los extremos se tocan. Para ambas, todo vale. “Salvo ǡ×dzǡϐ ǤDz, todo es ilusión”, podemos parafrasear a Magaly, Laura y compañía. Otra impactante diferencia. Las víctimas del juicio mediático no “mueren” simbólicamente. No es que se retiran avergonzadas de la vida pública o se encierran en un convento. A los pocos días, después de haber llorado en otros programas defendiendo su condición de artistas y de madres y de haber amenazado con enjuiciar a quien violó su intimidad, regresan a una farándula en la cual, al parecer, el escándalo ha subido sus bonos (“No importa si hablan bien o mal de ti, con tal que hablen...”). El ser objeto de voyeurismo ilegal acaba convirtiéndose en una forma torcida de acceder a la celebridad, o de incrementarla. Así, del 15 de febrero titulaba: “Potoncita [Adaro] se forra de plata por video de sexo. Le subieron los bonos cuando apareció en pleno chuculún. Ahora le llueven chambas, se hace de rogar y cobra como gringa”. Ante semejante desenlace podríamos cerrar este artículo con la música de fondo de
Ǥ Pero aclarando que el verdadero carnaval tiene una vena cuestionadora del poder, una carga de inversión del mundo y quiebre de las jerarquías. Por tanto, frente a la carnavalización bamba secuestrada y digitada desde el poder es necesario resistir de mil formas, sin olvidar la carcajada carnavalesca que proclame que el rey y sus ayayeros hace rato están desnudos.
Sección III
EN LA SALA DE IMPLANTES DE MEMORIA* Fin de la historia, envilecimiento del presente y aprendizaje de la limpieza
*
Título tomado de la película:
Ǥ.
Como si los peruanos no tuviéramos memoria, estos agitadores se han paseado por las calles de la capital con banderas rojas, comunistas, con la hoz y el martillo,
ϐϐ Ǥ a cualquier costo la instalación del nuevo gobierno, un sector recalcitrante de esa oposición... tenía entre sus planes un plan comparable con el del MRTA, una acción totalmente delirante: incendiar el Congreso de la República para que el presidente electo no pudiera juramentar...*
Pregunta: los anteriores son fragmentos de un discurso pronunciado por el ing. Fujimori durante las Fiestas Patrias de: a. b. c. d. e. f.
ȗ
1992. 1997. 1933 en Weimar, después del incendio del Reichstag. El tiempo es circular y hemos regresado a 1992. El tiempo ha sido abolido. El Perú sufrió una experiencia traumática en la década pasada y no ha podido elaborarla, por lo cual gira sobre sí mismo, condenado a repetir eternamente esa experiencia. Ninguna de las anteriores.
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FF. AA., FF. PP. y el SIN el día 29 de julio de 2000 (30.7.00). Las cacofonías y faltas de concordancia son fallas de origen.
ĆĕŃęĚđĔͳʹ ǡ Dinosaurios discursivos y shamanes mediáticos
ĔĉĔėĊĎēĔ tiene su Edad de Oro, todo linaje sus héroes culturales, toda nación mitos de origen, toda república próceres, héroes y heroínas alrededor de los cuales se tejen narrativas y se elaboran rituales que dan sentido al tiempo y permiten ubicarse en un espacio, en este caso nacional. Y, sin embargo, henos aquí como suspendidos fuera del tiempo, o más bien atrapados en un momento, el de la guerra interna, sin poder reemprender nuestra marcha hacia el futuro. Al principio del libro advertimos la paradoja de la montaña rusa: un país políticamente imprevisible a pesar de más de una década de fujimorismo en apariencia sólido como granito. He aquí otra paradoja, la del perpetuo presente de un régimen que promete un país con futuro.1 El tiempo transcurre más rápido que nunca, pero el régimen se empeña en embalsarlo. UNDERGROUND: en el sótano
fue una película del bosnio Emir Kusturica, que tuvo bastante éxito en el circuito alternativo. La trama comienza en la II Guerra Mundial, cuando un partisano yugoeslavo da refugio en su casa a un grupo de familias que, ocultas en el sótano, comienzan a fabricar armas para la resistencia. No recuerdo si eran comunistas, judíos, gitanos o simples patriotas perseguidos. Lo cierto es que todos contribuyen a la victoria, pero cuando los nazis son ϐ
sótano, que se vuelven sus cautivos, no se enteren de que la guerra ha termi
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1.
Una idea similar, de presente continuo, es desarrollada para el caso chileno por Lechner (1995) y para el caso de los jóvenes limeños por Grompone (1991).
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Algo semejante sucede en el Perú. Desde hace tiempo el país permanece
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×ǡDz tradicionales” y la subversión. Atrapado en: a. b. c.
Un ajuste económico interminable, sin lograr pasar a las denominadas “reformas de segunda generación”. Un autogolpe interminable, sin poder ingresar a una etapa de consolidación democrática. Una guerra antisubversiva interminable, sin poder transitar a una etapa de reconversión militar y reconciliación civil.
Mantener vivo el fantasma de la guerra sirve para seguir legitimando un régimen cuya frágil institucionalidad y cuyo estilo bélico de hacer política exhibe las marcas de la violencia en medio de la cual nació. Las tácticas de la guerra bloquean el tránsito de la política como
×schmitteriana del enemigo, a la política entendida como acuerdos, negociaciones o alianzas; de la democracia entendida solo como el derecho de la mayoría a gobernar, a la democracia entendida además como participación ciudadana y como protección de los derechos de las minorías. Abolición del tiempo En , a los personajes atrapados en el sótano se les escamoteaba el futuro. En el Perú, como encapsulados en una burbuja inmóvil, no accedemos al futuro pero, además, vamos perdiendo conexiones con nuestro pasado. Porque para el ing. Fujimori y los tecnócratas que se aúpan a su tractor, la historia del Perú comienza con ellos. Según su versión, en el principio era el
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×ǡǢ políticos tradicionales. Hasta que en 1990, como Saulo en el camino de Damasco, en el avión que lo transportaba a Nueva York y Tokio en compañía de Hernando de Soto, Fujimori tuvo una epifanía y vio la luz del neoliberalismo. Una diferencia: no se cayó del avión. Eso le permitió destruir dos años más tarde ese viejo universo político, semejante a esas humanidades fallidas de los mitos prehispánicos, conformadas por hombres de piedra, o de palo, desatinos de dioses que practicaban la prueba y el error con sus criaturas. Hoy, por primera vez el Perú tiene un gobierno que no elabora narrativas sobre el pasado. A Fernando Belaúnde, por ejemplo, podía trazársele sin diϐ
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el Frente Nacional (1945-1948), con Víctor Andrés Belaúnde, Piérola y más lejos con los Incas, reinventados como constructores de caminos. En pleno
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sesquicentenario de la Independencia, el gobierno de las FF. AA. presidido por Velasco Alvarado regresaba a los próceres, y en vísperas del centenario
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ϐ Ǥtica y sorprendentemente, ensalzaba la de Túpac Amaru. Fue posiblemente ï
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civil, y además indígena, prevaleció sobre los héroes militares.2 El FREDEMO
×ϐïblica Aristocrática. Alan García y los apristas se imaginaban herederos de una tradición que los enlazaba con Haya de la Torre, González Prada, Simón Bolívar y su proyecto de integración latinoamericana. La izquierda tenía en Mariátegui a su héroe cultural y padre fundador, y lanzaba sus sondas más lejos en el tiempo para cobijarse como nieta o bisnieta de todos los rebeldes, entre ellos, por cierto, Túpac Amaru. ¿Y Alberto Fujimori? Los tecnócratas no tienen memoria histórica sino memoria ram. Los antipolíticos no imaginan comunidades ni inventan tradiciones,3 no necesitan conectarse con el pasado, salvo como conjunto de yacimientos turísticos.4 En los mensajes de Fiestas Patrias, por ejemplo, momento ritual privilegiado para invocar los manes del pasado, solo encontramos en 1992 una paráfrasis de la proclama de San Martín.5 La mayoría de veces ϐ
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que empieza a construirse con el esfuerzo de todos los peruanos” —Mensaje de 1993 (Martín-Sánchez 2000: 204).6 Eso fue en los años más optimistas. Recientemente, sea por soberbia o por agotamiento, se advierte, como anota Juan Martín Sánchez (2000: 206), una cierta displicencia en los mensajes: “No ǡǤ
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ǡ presente y, por lo tanto, el futuro de mis compatriotas” (Mensaje de 1999). ¿Qué pasa cuando el discurso histórico se adelgaza hasta prácticamente desaparecer?, ¿cuando la memoria se apelmasa hasta distinguir apenas un antes y un ahora? 2. 3. 4.
5. 6.
Idea expuesta por Guillermo Nugent comentando la conferencia de David MayburyLewis en la Maestría de Antropología de la UNMSM en julio del año 2000. Alusión a los títulos de Anderson (1992) y Hobsbawm y Ranger (1992). Así, el Señor de Sipán es recibido con Marcha de Banderas a su regreso de Alemania, aunque a la Dama de Ampato la pasean por el mundo sin ningún respeto por su antigua humanidad. Si hubiera un movimiento indígena vigoroso, o simplemente una conciencia nacional más fuerte, la protesta por su traslado habría sido mayor. “Me dirijo a la nación en esta fecha en la que por voluntad de sus pueblos y por la justicia
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×dzȋ Nación del 28 de julio de 1992, en Martín-Sánchez 2000: 203). En adelante las citas de los discursos serán del texto citado de Juan Martín-Sánchez (2000).
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Fujimori no admira a nadie según le contestó, desconcertado, a Sally Bowen. Por tanto, no se vincula con ningún personaje o acontecimiento del pasado.7 Podría pensarse en un hombre demasiado soberbio, o más benévolamente en un migrante de primera generación en tierra hostil, que no hace suya una historia que siente ajena, en algo semejante a los migrantes provincianos que no sintieron propios ni el espacio ni el limeños. Pero
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de origen. ¿Qué recrea el ingeniero que perdió el idioma y, al parecer, muchos de los mejores valores japoneses? ¿El trabajo? ¿Le quedó el lokau8 como una esquirla descontextualizada de identidad? Atención: la indiferencia presidencial por el discurso histórico no signiϐ
±ÀǤ ï ǡ
ϐǤ9 Después de todo, hay amores que matan como el de Sendero Luminoso.10 Fujimori y los suyos por ahora solamente amenazan,11 pero ojalá amaran la democracia tanto como al Perú y al poder. De rituales... No es solo una cuestión de personalidades y amores. Hay factores nacionales y globales que inciden en este ahistoricismo. Por un lado, la antipolítica rompe la “cadena de pagos” simbólica, que crea sentido y proporciona identidad, y cuyos eslabones eran: narrativa histórica / rituales / rutinas. En la década fujimorista la narrativa histórica se agota y entonces el sentido de los rituales que se engarzaban con ella se diluye y las rutinas tienden a volverse repeticiones
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desdibujamiento de los marcos discursivos, que eran al mismo tiempo marcos
7.
El ingeniero no se vincula con el pasado, pero otros sí lo vinculan. Historiadores y analistas políticos han discutido, por ejemplo, sobre sus parecidos con Leguía. 8. Literalmente “exceso de trabajo o labores”. Semejante al inglés
. 9. “[... ] de una manera fanática, como lo quiere el peruano de primera generación...” (
± 2000). 10. Sendero Luminoso, cuyo jefe ansiaba: “llegar al corazón mismo de la clase y del pueblo” (PCP-SL 1988: 36), el mismo pueblo que “aniquilaba” en sus incursiones terroristas. ͳͳǤ ±ǡ ǡ ϐ
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matanza de manifestantes durante la Marcha de los 4 Suyos, o de las declaraciones en las cuales Bozzo o Cuculiza se imaginaban con fruición estrangulando a Feliciano con sus propias manos. Más recientemente, a través de las profusas amenazas de muerte difundidas por Internet, por teléfono y a domicilio, a periodistas, estudiantes, profesionales y opositores al régimen en general.
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identitarios.12 Rituales como el izamiento de la bandera, tradicionalmente engarzado con una narrativa sobre independencia, héroes y próceres; o rutinas
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subsistir su dimensión disciplinadora. Hemos omitido un eslabón clave de la cadena simbólica, que en realidad está conformada por: narrativas /
/ rituales / rutinas. Las narrativas tienden a plasmarse en instituciones que luego las transmiten, interpretan y reinventan, organizan los rituales y vigilan su “autenticidad” (sin lograrlo nunca del todo).13 En el plano político, los partidos están entre los principales encargados de elaborar, reinterpretar y transmitir la narrativa nacional, y por supuesto la partidaria; de elaborar discursos y rituales que pueden celebrar y consagrar el orden, pero también su transformación.14 De las instituciones del “viejo orden”, anterior a 1990, una de las sobrevivientes es la Fuerza Armada. Pero en el nuevo contexto, a pesar de su alto ϐÀ
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×ǡ ejemplo, en la década de 1930 y en cierta medida en la de 1970. Según Macera (1974: 91-92), los intelectuales conservadores ligados a las dictaduras de las décadas de 1930 y 1940 revaloraron el papel de los militares en la historia del Perú, elaboraron el mito Castilla y, a través de su control de San Marcos y de la ×
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×À por los textos escolares hasta la década de 1960. Los pocos intelectuales reclutados por el actual régimen tratan de esbozar un extraño nacionalismo ahistórico (Tudela, Trazegnies); o se dedican a una promoción cultural bastante plural,15 como para lavar sus culpas autoritarias a la manera de los viejos hacendados, que regalaban propiedades a la Iglesia para salvar sus almas. El actual discurso militar acepta el “año cero” propuesto por el régimen y su dicotomía antes/ahora, limitándose básicamente a reivindicar un papel
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Ǥ16 No buscan ya universalizar una visión de la historia y el destino del Perú, sino la naturalización de los símbolos patrios y de ciertos rituales y rutinas militares.
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como Turner (1980) o Douglas (1966). 13. En la religión católica, por ejemplo, la Iglesia ha sido la institución intérprete y guardiana de la tradición por dos mil años. 14. Incluyendo su transformación revolucionaria. Las narrativas revolucionarias del siglo XX han sido las más “históricas” en el sentido hegeliano y marxista: “lo nuevo surge de lo viejo”. 15. Como la que desarrolla Martha Hildebrandt a través de sus charlas y publicaciones en el Congreso de la República. 16. La caída del general Hermoza los deja algo disminuidos en las elaboraciones sobre este último acontecimiento.
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El punto de viraje parece haber tenido lugar ya en la década de 1980 cuando para enfrentar a Sendero Luminoso y su narrativa cósmica, que se remontaba al big-bang y ubicaba a ese partido como punta de lanza de “15 mil millones de años de materia en movimiento”,17 las FF. AA. respondieron generalizando ϐ
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los “trapos rojos”.18 El izamiento de la bandera cada domingo (día sagrado), se expandió desde entonces hasta el último rincón del país.19 Su corolario fueron los rituales en los cuales los arrepentidos de SL y el MRTA quemaban sus emblemas y besaban, izaban y juraban lealtad a la bandera peruana. Más ampliamente, se exacerbó ×ϐǤ
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participan en ellos como tales, sino que se les uniformiza y se les hace marchar a paso de ganso, militarizándose más bien la vida cotidiana. Tal vez SL, como un último dinosaurio discursivo sucumbió bajo el peso de su denso andamiaje ideológico ante un rival que enarbolaba símbolos ya sin mayor vinculación con un discurso histórico, que quizás no era necesario reiterar porque para las mayorías sus hitos centrales se habían vuelto sentido común, o se iban volviendo sentido común en esos mismos años, más a través de prácticas repetidas y luego diseminadas por los medios de comunicación, que a través de elaboradas narrativas. Pero si el viraje se inició antes de 1990, entonces el ahistoricismo antecedería al actual régimen y algo diría sobre la crisis de las grandes narrativas, los proyectos nacionales y las visiones teleológicas de la historia, así como también sobre la llamada “condición posmoderna” en países de la periferia y, por último, sobre el papel de las FF. AAǤϐ ÀǤÀmos pensar entonces que si el discurso nacionalista civil se agotó con García, el militar se agotó antes, con Velasco. Más por instinto de supervivencia que por
×
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ϐ de la década de 1980 habrían optado por la economía de mercado, silenciando la retórica nacionalista, prominente desde la fundación del CAEM en la década 17. Véase, PCP-SL (1986: 20). 18. Esta imagen recurre en el discurso de Alberto Fujimori en las Fiestas Patrias del año 2000: “Y las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y el Servicio de Inteligencia Nacional, que tienen como único partido el partido del Perú, cuyo símbolo no es una bandera roja, comunista, antisocial, antiperuana, sino una bandera rojiblanca, van a marchar con el pueblo” (, 30.7.00). ͳͻǤ Àǡ Ó
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ayacuchanas: “Si antes lo ocupaba la placita con su iglesia católica, hoy se encuentran: la cancha de fútbol, que es al mismo tiempo y literalmente “plaza de Armas” pues es el lugar en el que cada mañana y cada noche forman “o formaban” los ronderos; el asta donde se iza casi obsesivamente la bandera; la capilla evangélica, y la escuela” (Degregori 1996: 20).
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de 1940, e incluso la retórica republicana, más antigua,20 concentrándose en los rituales patrióticos que siempre fueron parte constitutiva de su profesión
ϐ
Ǥ ... Doctores... En este nuevo contexto, el agotamiento de las clásicas narrativas históricas no debilita necesariamente al poder, pues surgen o cobran mayor importancia otros modos de crear identidad y dar sentido. Ya hemos mencionado banderas ϐǡȋͳͻͻͺȌDz
dzǡ21 que nutre ϐ
×, promoviendo una suerte de identidad subcutánea que no necesita discurso escrito, ni siquiera oral; le basta el gesto, la expresión corporal (cuadrarse, llevarse la mano al pecho, marchar con paso de ganso, ordenar y responder con gritos secos, tajantes) que adoptan desde ǡ
ϐ ÓÓϐ
Ǥǡ asociando comunidad nacional con comunidad militarizada. Parecería no haber otra forma de participar en la primera si no es pasando por el aro de la segunda. Hay dimensiones todavía más siniestras. Durante el ciclo anterior los militares elaboraron “proyectos nacionales”, articulados en mayor o menor medida a las doctrinas de seguridad nacional imperantes durante la Guerra Fría.22 En el contexto actual, se debilitan los proyectos nacionales, pero en unas FF. AA. que no han pasado por ningún proceso de reconversión, subsiste por
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del siglo XIX, que se apresuraban a elaborar constituciones y montar algún andamiaje representativo para legitimarse. Véase Aljovín (2000). Nuestro caudillo actual solo habla de “verdadera democracia” cuando lo acorralan. La Constituyente de 1993 le fue exigida por la comunidad internacional porque el autogolpe tuvo lugar luego de la declaración de Santiago de la OEA (1991) y de la caída del muro de Berlín. En otro contexto, Fujimori hubiera gobernado por decretos, como Velasco, con quien, en este plano como en otros, se advierten continuidades. 21. El término “nacionalismo banal” no tiene intención peyorativa. Billig lo usa para contrastarlo con los “nacionalismos vehementes”, que aparecen como los únicos
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como EE. UU., donde la bandera y otros símbolos son parte del paisaje cotidiano. Billig
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ǡ la ciudadanía acepte pasivamente, por ejemplo, gastos en armamentos o agresiones a los “nacionalismos vehementes”, que son presentados como los malos de la película. En nuestro caso, el nacionalismo banal es utilizado directamente para la militarización de la vida cotidiana. 22. A diferencia de las dictaduras sangrientas del Cono Sur, en el Perú el proyecto militar no estuvo tan vinculado a las doctrinas de seguridad nacional sino a una de seguridad
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inercia y por necesidad de reproducción institucional la vieja concepción de “seguridad nacional”. El mítico Plan Verde, por ejemplo, podría verse como la contracara del “Plan Inca” de Velasco, pues su larga duración (20 años en el poder) tiene por objetivo no solo derrotar el terrorismo sino garantizar ϐÀ
À dentro de un marco de economía de mercado. Pero eliminado el terrorismo ϐ
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ï su carácter de camarilla, esa larga duración pierde cualquier sentido y se convierte en un plan para durar por durar, desligado no solo de narrativas y proyectos históricos sino de valores como el honor, tan importantes para la institución militar. Esto contribuye a explicar la facilidad con la que el “doctor” Montesinos logró desinstitucionalizar las FF. AA., incorporar a la cúpula militar como
ϐǡ
políticos y la ciudadanía. ... Y Shamanes De otro lado, desde el poder civil no hay construcción de narrativa histórica pero sí apropiación de ropajes y potajes, que expresan, como señalamos en capítulos anteriores, un “tener en cuenta” que se queda corto del reconoci
ϐ presidencial, incluso cuando se vuelve utilización abierta durante la campaña electoral. Más interesante aún, la ausencia de narrativa histórica desde el poder, el desinterés de Alberto Fujimori por inscribirse en alguna genealogía canónica o crear otra nueva, lo vuelven una suerte de página en blanco donde quienquiera puede inscribir su historia . El mismo Fujimori lo advierte: “La propia población que quiere un presidente como ellos me pone chullo y un poncho. A algunos les parece huachafo, ¡un chino con poncho! Pero ese es mi estilo” (Mensaje de 1995, en Martín-Sánchez 2000: 219). Como señala Juan Martín-Sánchez: Fujimori se ofrece como instancia de representación, como ídolo intercambiable al que se le ponen y suman las marcas —chullo, poncho— de cada comunidad que lo adopta. Es la población la que actúa, la que habla, Fujimori se transforma en el medio y la metáfora de esa comunicación comunal, como el chamán o el
integral, más endógena, elaborada principalmente en el CAEM, y que inspiró el nacionalismo reformista de Velasco.
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brujo que permiten la catálisis de la comunidad siendo el vínculo con el más allá de su orden, con lo moderno, con la globalización, con el poder del Estado... [Fujimori se] muestra como un gran catalizador de imágenes y referentes más que como un vehemente emisor de ellas, tal como pretendió Alan García o Velasco. No crea nuevos referentes, sino que los fusiona en un nuevo orden, “¡un chino con poncho!”, redistribuyendo la atención y las identidades mediante el nuevo código. (2000: 219-220)
Pero ese nuevo orden simbólico es al mismo tiempo un nuevo terreno de disputa. Tiene un momento inclusivo y democratizador. Sin embargo, el poder busca recapturarlo y, una vez puesto a su servicio, potenciarlo a través de los medios de comunicación. Así, la condición de “conjunto vacío” ϐǤ23 El antipolítico elude la rigidez institucional y adquiere un carácter proteico, escapa a la “insoportable pesadez” del ser histórico, a la trampa de las identidades; en parte tiene razón
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Ǥ Pero esa ausencia de compromisos con el viejo orden no es puesta al servicio de la construcción de otro más democrático sino para envolvernos en uno que, inscrito menos en una narrativa histórica que en una cultural-mediática, resulta escurridizo y amorfo, pero tanto o más opresor y autoritario. La ligereza se convierte en desarraigo y en oportunismo; en la ligereza de la yuca y de los tránsfugas.24 De esta forma, mientras en el escenario andino Hugo Chávez aparece como el último iguanodonte populista, grandilocuente, antiimperialista y bolivariano, desbordante de historia y de retórica, Fujimori con su antipolítica mediática podría considerarse en cierto modo el primer autoritario postmo×ǡϐ garantiza una sociedad más libre, al menos en la periferia. Aquí, desestimar la historia desdibuja los futuros colectivos, sean “proyectos nacionales” o ÀǤǡϐǤǬ ±
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À mercado y democracia liberal,25 sino de economía de mercado (a medias) y autoritarismo?; ¿qué pasa cuando la última utopía, la del individuo libre y desarrollando a plenitud sus potencialidades y virtudes cívicas se convierte en la pesadilla del individuo solo y atemorizado, bloqueado en el desarrollo
23. Sobre el tema, véase Oliart (1999), Degregori, Coronel y del Pino (1997). 24. Según el diccionario, ligereza es “prontitud, agilidad”, pero también puede ser Dz
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ϐdzǤ 25. Así lo imaginaba Francis Fukuyama (1992).
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de sus potencialidades?; ¿cuándo en vez del carpe diem hedonista prevalece un presente angustiante y paupérrimo? Envilecimiento del presente y miedo al futuro son los mecanismos de ese poder distópico para romper las defensas de la sociedad, quebrarla moralmente y someterla de modo que acepte o se resigne a sus decisiones cada vez más arbitrarias.
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ĔęĔĉĆđĆĉĴĈĆĉĆ estuvimos atrapados en el sótano. Entre 1990 y 1996 se abrieron horizontes que la violencia política y la crisis económica habían clausurado. Como buenos tecnócratas, Fujimori y los suyos miraban hacia adelante, y después de mucho tiempo había un adelante, no un abismo. Ellos lo habían abierto, o al menos esa fue la percepción ciudadana, que por eso aceptó mayoritariamente el autogolpe y reeligió al Presidente en 1995. Sin embargo, construir un futuro con los esqueletos escondidos en el closet resultó complicado. Porque el autogolpe de 1992, esa apuesta por imponer el orden que el país anhelaba por la vía autoritaria, se reveló en última instancia como una huida hacia adelante. Fue así que hacia 1996 comenzaϐ
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atemorizante comenzaba a quedar atrás, y con ella el atractivo de un orden autoritario. Pero como ese era el único orden que el gobierno podía y quería ofrecer, su respuesta fue el encapsulamiento en los tiempos de violencia repetidos como presente perpetuo, que tuvo como emblema la reelección permanente decidida en 1996. Desde entonces, el régimen comenzó a dilapidar el gran capital político y simbólico que había ganado cuando abrió horizontes futuros, y se empeñó más bien en recrear o recordar el clima de violencia, lo cual condujo crecientemente a la paradoja señalada por Lechner (1995: 92): “las dictaduras prometen eliminar el miedo. En realidad, sin embargo, generan nuevos miedos”. Una memoria salvadora Desde entonces, emanan del poder dos mensajes contradictorios. Se anuncia por ïÀ
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± estuviera inseguro de poder conquistar limpiamente ese futuro, nos advierte al mismo tiempo que la violencia política continúa o que su reinicio es una amenaza siempre inminente. Otra forma de decirnos que sigue siendo indispensable.
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En un primer momento, la táctica del régimen recibió la involuntaria ayuda del MRTA, que al irrumpir en la residencia del embajador japonés reabrió heridas y revivió memorias todavía frescas. Pero durante los cuatro meses de la crisis de los rehenes quedó claro que el comando emerretista se encontraba absolutamente aislado y que era posiblemente el último.1 Esa percepción contribuyó a que los réditos obtenidos por el gobierno con el exitoso rescate se diluyeran rápidamente.2
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ϐǤ Así, con el objetivo de seguir presentándose como el partido del orden en las elecciones del año 2000, a partir de la segunda mitad de 1999 el gobierno desarrolló varias líneas de trabajo: Ǥ À
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ϐ con Chile sobre el Tratado de 1929 con la victoria sobre el terrorismo, presentándose como un gobierno conquistador de la paz externa e interna. Las otras líneas resultaron decididamente cuestionables. Por ejemplo: b. Sobredimensionar acontecimientos como la captura de Feliciano, líder de Sendero Rojo, que continuaba operando con muy reducida fuerza militar y nulo impacto político.3 c. Tergiversar la decisión de la CIDH, que exigió un nuevo juicio a cuatro emerretistas chilenos acusados de traición a la patria por tribunales militares. d. Construir al Estado como víctima central de la violencia política, desarrollando campañas masivas en las que los 25 mil muertos de esos años se convertían en 25 mil víctimas del terrorismo, eximiendo así de toda ϐ
de los DD. HH. Este intento de reescribir la historia e implantarnos un
con otra memoria de los años de violencia incluyó varios especiales televisivos de Laura Bozzo, convertida en la principal comunicadora del régimen, y culminó el 9 de diciembre, día del Ejército, con un minuto de silencio en todo el país por los 25 mil muertos. 1.
2. 3.
En realidad, tanto SL como el MRTA se encontraban estratégica e irreversiblemente Ǥǡ
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captura de Guzmán y de la mayoría del Comité Central senderista en 1992, las cartas de Guzmán a Fujimori pidiéndole conversaciones de paz en octubre de 1993 y el acogimiento masivo de cuadros senderistas y emerretistas a la ley de arrepentimiento entre 1993 y 1995. En abril de 1997, la recaptura de la residencia tomada cuatro meses antes por el MRTA
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ǡ acciones militares que de vez en cuando desarrolla SL, redundan en última instancia en ϐ
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Ǥ Véase el cuadro 1, en la p. 63. Véase el artículo “La captura de Feliciano y la batalla por la memoria” en el capítulo 16 de este apartado.
Miedo al futuro y memoria salvadora
193
Ǥ
Ǥϐ para mantener viva la memoria del miedo, se aprovechó la crisis en el país vecino. No fue la larga guerra en Colombia sino el inicio de conversaciones de paz en ese país lo que despertó el interés del gobierno peruano, que desencadenó una agresiva campaña contra las negociaciones, jugando en pared con sectores del gobierno norteamericano4 y de las FF. AA. colombianas, como el general Harold Bedoya, entrevistado por diferentes medios gobiernistas. El mensaje insistente era que “con los terroristas
dzÀϐ
×FARC en territorio peruano. Al margen de la evaluación sobre las negociaciones de paz en Colombia y de cuán grave era el peligro en nuestra frontera norte, el objetivo de la campaña era crear el clima de un país en peligro. De esta forma, se trataba de mantener vivo el fantasma de la violencia para lograr la adhesión al régimen. Asimismo, se buscaba volver hegemónica una “memoria salvadora” (Stern 1998) en la cual el Presidente, su asesor y las FF. AAǤÀÀϐ
ǡ en que triunfaron la única posible.5 La respuesta a estas campañas fue social y callejera. Y se dio convirtiendo explícitamente al miedo en un tema de disputa. El miedo y las elecciones del año 2000 Desde que a partir de 1997 se iniciaron las movilizaciones contra el gobierno, una de las consignas entonadas con más fervor fue: “el miedo se acabó”. Las manifestaciones de 1997 contra la destitución de los miembros del Tribunal de Garantías Constitucionales, ampliadas el año siguiente cuando el gobierno bloqueó la realización del referéndum sobre la segunda reelección, y seguidas por marchas sindicales y estudiantiles, así como por movilizaciones regionales, especialmente en Iquitos y Tacna, estuvieron todavía signadas por el fantasma del terrorismo. “Somos estudiantes (o ciudadanos, o trabajadores), no somos terroristas” era otra consigna esgrimida como escudo por los manifestantes, que cada vez en mayor número se atrevían a reconquistar el espacio público. ±
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de manejar para el régimen fue la protesta callejera masiva e imposible de vincular al terrorismo. No estaba en su repertorio, en su imagen de un país
4. 5.
Antes de la aprobación del Plan Colombia. Véase artículo: “La captura de Feliciano y la batalla por la memoria”,
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donde la política se había vuelto irreversiblemente mediática. Su cuerpo invertebrado no tenía agilidad para moverse en ese escenario. En 1990 no pudo y en 1995 no quiso organizar los tradicionales mítines de cierre de campaña.6 Habiendo emasculado de raíz a la TV de cualquier vestigio de independencia, bloqueando incluso la posibilidad de propaganda pagada opositora en nombre de la libertad de empresa, todo estaba preparado para que la del año 2000 fuera una elección sedada. El ing. Fujimori haría una campaña corta, ǡ
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× asesinato, despellejamiento y despedazamiento virtual de los candidatos opositores a cargo de la TV eunuca y la prensa amarilla, encargadas de inocular el miedo y, paralelamente, celebrar la memoria salvadora y los logros del régimen a través de inauguraciones de obras con presencia del presidente-candidato porque: “El Perú no puede parar”. Por eso, cuando un sector importante de ciudadanos, especialmente en provincias, decidió salir a las calles porque no les quedaba otra forma de expresarse, el miedo volteó en U. El cambio de escenario descolocó a un poder acostumbrado a tener al frente algo tan vago como una opinión pública potencialmente manejable con campañas psicosociales mediáticas y fechorías electrónicas en las cuales tenía gran experiencia: desde el chuponeo telefónico de siempre hasta el montaje de APRODEV y el manejo del de la ONPE.
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± dan las batallas, entonces entre marzo y julio del año 2000 el régimen quedó por primera vez a la defensiva. El tránsito de opinión pública a movimientos sociales y ciudadanos, esto último algo nuevo en nuestra historia, los debe haber desconcertado mucho por serles incomprensible. Más aún cuando los opositores, convertidos para entonces en toledistas o confundidos con ellos, le comienzan a robar el al candidato-presidente en diferentes ciudades en las cuales las contramanifestaciones acaban siendo mayores y
ϐÀǤǡ entre el 9 y el 12 de abril, en medio de manifestaciones contra el fraude en todo el país, el gobierno se ve obligado a aceptar una segunda vuelta y recibe 6.
En 1995, Fujimori cerró su campaña el domingo previo a las elecciones con entrevistas en “La Revista Dominical” (±
) y ï. Días antes, el 28 de marzo, había visitado los avances de la Central Hidroeléctrica de San Gabán (Puno). Más
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Ó en provincias: Pérez de Cuéllar en Cusco y Mercedes Cabanillas del APRA en Arequipa. El ï
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AP, realizado en San Juan de Lurigancho.
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su primera derrota contundente en una década. Lo que no pudieron hacer ni los partidos políticos ni el general. Salinas Sedó, lo lograron una mezcla inédita de movimientos sociales y ciudadanos que resultó inmanejable por los métodos usuales. El periodo que va del retroceso de la ONPE, forzada a no darle a Fujimori el 50% de los votos, y los días previos al 28 de mayo, cuando los contramanifestantes exasperados por el fraude se volvieron violentos en Ayacucho, Chimbote y Arequipa, marcó un punto de viraje después del cual la relación “shamánica” entre Fujimori y los sectores populares no volvió a ser la misma. El gran catalizador de imágenes, acostumbrado al afecto y al engreimiento popular, se convirtió en imán sobre el cual comenzaron a converger todos los descontentos (con el desempleo, con la globalización, con el poder autoritario del Estado). La emboscada del 28 de julio: profecía autocumplida Como caracol que esconde sus antenas retráctiles y se refugia en su concha, el régimen reaccionó replegándose casi instantáneamente sobre la acerada caparazón militar que protege su cuerpo invertebrado. Si ante el intento de contragolpe del 13 de noviembre de 1992 Fujimori se refugió en la Embajada de Japón, siete años después, como prueba de su intimidad con los militares, lo hizo en el Pentagonito. Allí las FF. AA. le ofrecieron el 9 de junio un incons
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× ϐ Fiestas Patrias el 29 de julio. Fue un periodo en el cual el cuerpo invertebrado no solo buscó protección militar sino que trabajó activamente para prevenir
ϐFF. AA., base fundamental de su estabilidad. Porque las movilizaciones masivas habían comenzado a martillar ferozmente la verde coraza protectora, amenazando fracturarla. Es también desde allí que el régimen preparó su respuesta al mayor ϐÀ
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ͶǤciembre de 1996 un actor externo e imprevisto, el MRTA, ayudó al régimen proporcionándole la coartada que necesitaba para volver al pasado, en julio del año 2000 fue el propio régimen el que preparó la emboscada que le permitiera contragolpear y pasar a la ofensiva con la férrea voluntad de mantener al país secuestrado en el sótano de la emergencia. Ayudado, claro, por las debilidades y errores de un movimiento opositor aluvional, heterogéneo e incipiente, marcado todavía por la antipolítica que imperó en toda la década. En tanto fue un operativo secreto, es imposible precisar sus alcances,7 pero de que fue emboscada no queda duda. Cualquier historiador del futuro,
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revisando simplemente los archivos de la prensa y la televisión gobiernista de los días previos y posteriores al 28 de julio llegaría a esa conclusión.8 Fue una campaña mediática que jugó consciente, inteligente y sistemáticamente con la memoria de la violencia terrorista. Montaron un , con víctimas desgraciadamente reales, para convencernos de que estamos todavía en la situación traumática de inicios de la década, para bloquear la elaboración y superación del trauma impidiendo su incorporación en nuestra secuencia discursiva como parte del pasado. En la narrativa elaborada esos días por los medios del régimen, los terroristas seguían vivos o redivivos.9 La iconoϐÀǡ
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alucinado contra un fondo de ciudad en llamas, transformando la crónica de los desgraciados sucesos en una película de posesión diabólica: el cuerpo de Toledo había sido poseído por el espíritu de Abimael Guzmán (véase anexo 2). En los días siguientes al 28 de julio, el gobierno y su escuadrón de la muerte mediático se dedicaron a lo que en jerga senderista se denominaba “batir el campo” para demoler la imagen de Toledo. El racismo llegó esos días al paroxismo: “cholo de Harvard”, “cholo agitador”, “cholo revoltoso”, “cholo conchán”. No solo fueron de la partida los medios amarillos sino también los gobiernistas “serios”. Martha Chávez, quien lleva años echando sal sobre las heridas que la violencia política abrió en el país, sostuvo el derecho policial de matar a los manifestantes si provocaban violencia. Al día siguiente de los acontecimientos, Jorge Morelli sostenía que la violencia del 28 había sido parte de un “designio político perfectamente organizado”. Y luego añadía, casi relamiéndose de gusto, antes todavía del entierro de las víctimas, “Me alegro que esto esté ocurriendo, enhorabuena que se produzca esto, para acabar con la desinformación internacional, porque esta vez los peruanos no se van a confundir” (, 29.7.00). Una semana más tarde, la campaña remató con sello de oro durante la presentación del Ministro del Interior en el Congreso, que usó como pieza fundamental de su explicación de los sucesos un video preparado por el SIN,10 que era una selección de las más insidiosas imágenes transmitidas los días previos por la TV gobiernista, especialmente
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Ǥ 8.
Si por momentos casi parecía estar en Ruanda en 1993. Allí, la radio predicó durante meses el odio contra los tutsis, hasta que una chispa encendió el genocidio. Felizmente, aquí el contexto era radicalmente distinto. Pero no nos libramos del “discurso del odio”, que esos días alcanzó cuotas mucho más altas que durante la campaña electoral. 9. Nos concentramos en la dimensión simbólica y es por eso que no destacamos otros hechos igualmente importantes, como la represión sistemática a manifestantes y organizadores, especialmente provincianos, antes y después de la marcha. 10. A partir de materiales editados por ±
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A la manera de tiro de gracia, los tránsfugas acusaron sin pruebas al hijo del congresista Waisman de ser uno de los vándalos.11 El remate con sello de oro, al igual que los de su antecesor senderista, tenía por objetivo inocular temor. Pero acorde con los tiempos, no fue un remate violento sino mediático, y estuvo acompañado de acciones complementarias destinadas a prolongar el efecto atemorizante en el mediano plazo. Después del
del 28 de julio era necesaria una suerte de dosis de mantenimiento para lograr que el miedo se difundiera por todas las células del cuerpo social, produciendo una sensación vaga e inasible que indujera a la desmovilización. ϐ
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Dzϐdzǡ es necesario un lavado de cerebro. El nuevo autoritarismo no indoctrina ni moviliza como el fascismo. Su penetración es subcutánea; le basta trabajar los miedos. Esto es, demonizar los peligros percibidos de modo tal que sean inasibles. (1995: 95)
Pishtacos, sacaojos y sidosos
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ǡ se desató en Ayacucho una oleada de pánico por el regreso de los
ǡ seres míticos andinos cuyo antecedente más antiguo es el degollador, la divinidad que aparece representada en templos, mantos y vasijas prehispánicas. La oleada de pánico llegó a Lima, donde los
se transformaron en sacaojos; ya no buscaban la grasa de sus víctimas, sino sus órganos para venderlos a los expertos en trasplantes. Cuando la ola de rumores llegó a su paroxismo, las clases debieron ser suspendidas en varios colegios donde los padres de familia se agolpaban para recoger a sus hijos, temerosos de que fueran raptados y enceguecidos (Ansión 1989). Una década más tarde, junto a la campaña para estigmatizar a Toledo y los marchantes como terroristas, los operadores psicosociales lanzaron varios brulotes. Algunos de ellos, ultramodernos, navegaban por Internet, avanzaban por las líneas telefónicas o, más modestamente, eran introducidos por debajo de la puerta de estudiantes, profesionales, intelectuales y políticos opositores, amenazándolos de muerte.12 Otros, en cambio, a pesar de la modernidad del medio, se emparentaban en su contenido y objetivos con pishtacos y sacaojos. 11. El hijo de David Waisman, candidato a la segunda vicepresidencia por Perú Posible y
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y los tránsfugas Alberto Kouri y Jorge Polack. Tres semanas después, los Waisman presentaron descargos contundentes, pero los acusadores quedaron impunes. 12. Véase: “Muerte.com.pe”, en la quinta parte este mismo volumen, capítulo 23.
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Así, por correo electrónico y de boca en boca se difundió un documento supuestamente originado en la Policía Nacional, una verdadera joya de lo que se denominan “rumores urbanos”: Asunto: RV: ADVERTENCIA Policía Nacional del Perú Fecha: Thu, 10 Aug 2000 15:18:28 -0500 IMPORTANTE Hemos recibido esta información y consideramos que ustedes deben conocerla, no queremos alarmarlos, sino prevenirlos y que tomen las precauciones pertinentes. Por favor revisen su silla cuando van al cine. La mayoría de nosotros solo nos aventamos al asiento sin revisarlo. Mueva el asiento varias veces para ϐÀǤ
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con una aguja y una nota diciendo “BIENVENIDO AL MUNDO REAL. YA ERES VIH POSITIVO”. En los teléfonos públicos se ha detectado el mismo problema: un grupo de dro
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×ȏȐ aquel que introduzca la mano se infecte. Este mensaje ha sido enviado a todo el mundo para que nos mantengamos alejados del peligro. Atentamente, Policía Nacional del Perú. P.D. Esperamos que esta información sea de ayuda de todos y agradeceremos hacerla extensiva a quienes más puedan.
El mensaje y la insistencia en recomendar su difusión, harían las delicias, o el horror, de Susan Sontag (1990), quien analizó el SIDA como metáfora de la estigmatización social. Fue lanzado luego de la campaña que asoció marchantes con terrorismo, sinónimo de estigmatización política. Sin llegar a reproducir el pánico de los sacaojos de una década atrás —son otros tiempos—, el rumor se expandió por la capital, incluyendo sectores populares sin acceso a Internet.13
13. Paralelamente, “Panorama” inauguró una línea de reportajes con cámaras ocultas sobre la inseguridad ciudadana: robos entre las avenidas Colmena y Tacna del centro de Lima, en grandes almacenes y en supermercados, robos de autopartes en la populosa avenida México. Cualquiera podía ser el ladrón: el padre de familia cleptómano con sus hijos ladronzuelos, el ama de casa, la joven universitaria, cualquier vecino o amigo de
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Ǩ, Carlos Germán Belli).
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Pero si bien la campaña tuvo éxito en neutralizar por un tiempo a un sector que el mismo régimen comenzó a denominar de “oposición moderada”, estuvo lejos de obtener los resultados esperados. Algo más profundo había cambiado en el ánimo de una porción muy amplia de peruanos. Intelectuales, artistas y ciudadanos de diversa procedencia siguieron saliendo a las calles cada semana para continuar sus rituales democráticos como el de lavar la ǡ
ǡϐ dando ejemplo de civismo. En un plano más general, la campaña del gobierno no llegó a calar en la opinión pública con la facilidad de antes. Así, a pesar de la despiadada y masiva andanada de ataques, y de la gran debilidad de los partidos de oposición, incluyendo el suyo, la aprobación de Toledo no sufrió mayor merma.
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Ǥ muchos rostros de ese envilecimiento, uno sobresale por méritos propios: Vladimiro Montesinos.
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“Nadie es un monstruo si lo somos todos”
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¿Cuál es la función de Vladimiro Montesinos? Asesor de la jefatura, asesor mío. Es el asesor de los elementos de inteligencia de la Marina, la Fuerza Aérea y del Ejército. ¿Su cargo, es un cargo presupuestal rentado? Él trabaja Ǧ. ¿De qué vive? Bueno, no puedo responder por eso, tendría que preguntárselo a él.1
La legitimación y desenfadada exhibición del lado oscuro del régimen se ×
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público que pagaba a Montesinos cincuenta mil dólares mensuales. Poco después,
destapó los ingresos millonarios de quien había sido presentado como asesor ad-honórem, una suerte de ermitaño de la inteligencia y apóstol de la paz. Finalmente, en abril de 1997, el mismo canal denunció el asesinato de Mariela Barreto y la tortura de Leonor la Rosa, ambas agentes del SIN. Como la de Abimael Guzmán, también la de Montesinos es la historia de una constante huida hacia adelante. Cuando los golpean, no retroceden,
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ϐ los paguen. En este caso, al ser expuesto, el agente que años antes enjuició a porque había publicado una foto suya, decidió continuar avanzando 1.
El 1 de junio de 1993 el general Salazar Monroe, entonces jefe del SIN, compareció ante la comisión del Congreso que investigaba la desaparición de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad de Educación La Cantuta. Transcribimos parte del diálogo que allí sostuvo con los miembros de dicha comisión. RC es el congresista Róger Cáceres, GH es Gloria Helfer y SM, por cierto, Salazar Monroe (tomado de Rua 1996).
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a rostro descubierto como cualquier ciudadano y así “normalizar” la corrupción y la tortura. “Nadie es un monstruo si lo somos todos”. Alguien recordó estos días la frase de Simón de Beauvoir. Desde entonces, el ladrón se empeñó todavía con mayor ahínco en que todos seamos de su misma condición, en quebrar las defensas morales de la sociedad y naturalizar el horror. ¿Habían condiciones para hacerlo? Algunas. El resto las creó desde el poder y con la plena complicidad presidencial. Por un lado, el régimen se había fortalecido con la reelección, contaba con mayoría absoluta en el Congreso y el control de las FF. AA., el Poder Judicial y el Ministerio Público. En teoría, podía hacer casi lo que les viniera en gana. Pero al mismo tiempo, el piso sobre el cual se asentaba el cuerpo invertebrado comenzaba a crujir. Recordemos que es un régimen plebiscitario, dependiente en grado muy alto del favor de la opinión pública, que por entonces comenzaba por primera vez a serle mayoritariamente adversa. La respuesta fue la “ley de interpretación auténtica”. Antes, como dijimos, habían salido de escena Jaime Yoshiyama, Santiago Fujimori y el gabinete Córdoba. La ley de interpretación auténtica abrió las puertas a una segunda reelección que, hoy podemos verlo, no solo tuvo que ver con garantizar un modelo político autoritario en el cual la cabeza era intransferible y menos un modelo económico neoliberal que el propio Fujimori comenzó a traicionar en aras de la perpetuación en el poder. Con esa ley los antipolíticos iniciaron
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todas sus energías para asegurar la segunda reelección, utilizando el control del Estado para reconquistar la mayoría por la razón o la fuerza.2 En otras palabras, la campaña de legitimación pública de Montesinos no fue posible sin la activa participación de Fujimori, no sabemos en qué medida capitán de
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ϐïǤ Tal vez Fujimori fabricó su propia trampa, porque en la memoria salvadora elaborada sobre los años de violencia, acabó dándole a Montesinos un papel tanto o más protagónico que el suyo. El Presidente lo eligió, es por tanto su paladín, su superhéroe. superhéroe, porque en esa memoria salvadora la INTELIGENCIA, subrayada y con mayúscula, ocupa un lugar central y desde un principio Montesinos apareció como sinónimo de inteligencia. Posiblemente ʹǤ
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social organizado. Es un núcleo que se constituye desde un poder que en 1990 cae en sus manos sin que hubieran construido un referente político previo. Sin el poder del Estado no eran nada y, en tanto nada construyeron en toda la década, es posible que vuelvan a Ǥϐ
Óǡ a Montesinos y vinculándose estrechamente con las FF. AA., convertidas en la prótesis partidaria del régimen.
Montesinos o el envilecimiento
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asombró al Presidente electo con su habilidad para arreglarle sus problemas
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en décadas, maniobrando en los callejones oscuros, los traspatios y letrinas del poder con inteligencia.3 O quién sabe Montesinos es tan inteligente como se dice. En todo caso, una inteligencia psicótica que le resultó indispensable al autoritario Ǥ Para ubicar la Inteligencia en el altar central, fue necesario extirpar de ϐ
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en una nebulosa prehistoria. Se han borrado, asimismo, las memorias de Barrios Altos, La Cantuta y las ejecuciones extrajudiciales de inicios de la década,4 mientras toda la gloria va al Servicio de Inteligencia Nacional. Fujimori se vanagloria de haber derrotado a SL con inteligencia. Y Montesinos es
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Ǧ tuninja, habitante perpetuo de las alcantarillas del poder: “Este año son nueve años que vivo aquí en estas instalaciones las 24 horas del día, como lo sabe el presidente Fujimori, dedicado exclusivamente a cumplir las obligaciones propias de mi función”.5 Para sacar a Montesinos de sus húmedos sótanos era necesario ocultar, producir todavía otra extraordinaria veladura. Porque el operativo de inteligencia más importante de la década y probablemente de todos los tiempos fue la captura de Abimael Guzmán. Y esa no fue obra del SIN, por si alguien lo ha olvidado, sino de la DINCOTE, unidad de inteligencia de la Policía Nacional. Fue necesario entonces que el SIN deglutiera a la DINCOTE como una boa a su presa, y que la memoria de Ketín Vidal, jefe de la operación, fuera borrada de ϐ
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× en su patria: En febrero de 1948, el líder comunista Klement Gottwald salió al balcón de un palacio barroco de Praga para dirigirse a los cientos de miles de personas que
3.
4. 5.
Inteligencia es, por otro lado, una palabra cargada de prestigio para muchos migrantes de primera generación sin recursos económicos, que se abrieron paso contando con su inteligencia y su capacidad de trabajo. Fujimori es un ejemplo de ello y tal vez sobredimensionó el término, intuyendo su poder simbólico en un país de migrantes. En el mejor de los casos, se admite que hubo excesos inevitables. Sin embargo, entre 1988 y 1991 el Perú fue el país con el mayor número de detenidos-desaparecidos en todo el mundo. Declaraciones en la entrevista conjunta con Alberto Fujimori, concedida en el local del SIN y transmitida por ±
[25.4.99].
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llenaban la Plaza de la Ciudad Vieja. Aquél fue un momento crucial de la historia de Bohemia. Uno de esos instantes decisivos que ocurren una o dos veces por milenio. Gottwald estaba rodeado por sus camaradas y justo a su lado estaba Clementis. La nieve revoloteaba, hacía frío y Gottwald tenía la cabeza descubierta. Clementis, siempre tan atento, se quitó su gorro de pieles y se lo colocó en la cabeza a Gottwald. El departamento de propaganda difundió en cientos de miles de ejemplares ϐÀ
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camaradas a su lado, habla a la nación. En ese balcón comenzó la historia de la
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À en los carteles de propaganda, en los manuales escolares y en los museos. Cuatro años más tarde a Clementis lo acusaron de traidor y lo colgaron. El departamento de propaganda lo borró inmediatamente de la historia y, por supuesto, ϐÀǤ
×Ǥ sitio en el que estaba Clementis aparece solo la pared vacía del palacio. Lo único que quedó de Clementis fue el gorro en la cabeza de Gottwald.
De Vidal no quedó ni el quepí. Solo así fue posible que se abriera paso la siguiente falacia gubernamental: si la derrota de SL fue producto de un operativo de inteligencia y Montesinos es sinónimo de inteligencia, entonces la derrota de SL fue obra de Montesinos. *
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ǣ En las viejas películas de terror de serie B, cuando iba a aparecer el condenado, la momia, el zombi, el Monstruo de la Laguna Negra u otros seres de ultratumba, el cielo se oscurecía, súbitamente soplaban vientos fríos, un hedor insoportable invadía el bosque o el pantano, y un aullido diabólico acompañaba el crescendo de la música de fondo. De modo similar, un conjunto de signos ominosos para la moral pública
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centro de la escena política (véase anexo 3). Uno de los signos más siniestros de la normalización de lo abyecto fue impulsado por el propio Montesinos: la multiplicación
× de la prensa amarilla. Pero en otros casos no existió, hasta donde se sabe, una relación directa sino solo el clima favorable creado por el neoliberalismo periférico. Dijimos que Estado y sociedad, o también hegemónicos y subalternos, se construyen mutuamente. No hablamos, pues, de un astuto villano que victimiza a un país (aunque algo hay de eso), sino de un proceso más complejo en el cual nuestros propios “lados oscuros”
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convergen en determinadas coyunturas históricas con mensajes y acciones que emanan del poder autoritario. De alguna manera estamos pagando el cheque casi en blanco que le extendimos al fujimorismo antipolítico entre 1992 y 1996; la ilusión de que todos podíamos ser empresarios y de que bastaba una reingeniería de la “empresa Perú” para solucionar nuestros problemas
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nuestro personaje. Así, el auge de “Magaly TV” en la
ya expropiada a Baruch Ivcher y el de “Laura en América” coincidió con el comienzo de las apariciones públicas del asesor. En cualquier caso, no fue por puro azar que los canales adictos al régimen fueran la punta de lanza del envilecimiento y nos hundieran en abismos a los cuales otros países del neoliberalismo periférico no se atreven a asomarse. Ni es casual que Laura Bozzo haya terminado no solo defendiendo políticamente al asesor, sino expresándole su admiración como hombre, mandándole besitos y sintiéndose orgullosa de que en la prensa de espectáculos se rumoree su romance con el Doc. Cierre de paréntesis. *
*
*
El pez se pudre por la cabeza En cualquier servicio de inteligencia serio, cuando un topo queda expuesto se le pasa al retiro o se le fondea todavía más, inevitablemente en otra ubicación. En el Perú, todo criterio técnico y profesional en el trabajo de inteligencia se abandonó conforme el régimen se cerraba cada vez más sobre sí mismo, y se atrincheraba en contra de una opinión pública que desde esos tiempos pidió masiva y consistentemente la renuncia del asesor. Y Montesinos comenzó a aparecer en público, como el Padrino que lava su dinero y se convierte en ciudadano respetable6ϐ
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×Ǥ ϐǡǡ le suba hasta el codo, si ya era cómplice se convierte en agente activo y feroz del envilecimiento. El pez se pudre por la cabeza. Es asombroso releer la historia de la relación Fujimori-Montesinos como la historia de la corrupción en la presente década. 1990: Pampa Bonita y el amor a primera vista cuando el Doctor le soluciona
6.
¿Recuerdan a Michael Corleone negociando con el estado Vaticano su pase a la respetabilidad? Véase la película El Padrino III.
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los problemas tributarios al entonces Presidente electo7 1992: autogolpe como respuesta, entre otras causas por cierto, a la denuncia de Susana Higuchi sobre ϐ
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Presidente. 1996: ley de interpretación auténtica para tapar las denuncias de Vaticano y
. Es impresionante ver cómo ambos personajes ϐ
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ser hasta la muerte y que tiene sus puntos culminantes en las dos ocasiones en que aparecen solos. La primera, paseando por sobre los cadáveres de los jóvenes emerretistas en la residencia recuperada del Embajador del Japón. La segunda, en la entrevista que dan a ±
vestidos de gemelos. Sería conmovedor si fuera una historia de amor en tiempos de cólera, o de antihéroes como Butch Cassidy y el Sundance Kid, pero Alberto y Vladimiro no son bandoleros fugitivos de la ley sino los que la mangonean a su antojo. Y los ministros, jueces y congresistas, siguiendo el ejemplo presidencial, ponen todos una y otra vez por él la mano al fuego, nerviosos, casi desesperados por servirlo. Dicen no comprender por qué la ciudadanía no reconoce los méritos del héroe, que derrotó al terrorismo y conquistó la paz. Las FF. AA. le rinden pleitesía. Desde 1997, al iniciar sus discursos los Jefes del Comando Conjunto de las FF. AA. no dudan en incluir al Doctor en los saludos protocolares con los que se dirigen al Presidente, al Cardenal, o
ǤϐǡʹͻʹͲͲͲǡ SIN de Montesinos queda convertido en quinta arma, al lado del Ejército de Bolognesi, la Marina de Grau, la Aviación y la Policía Nacional. Montesinos se ha convertido en mariscal de facto. Conforme el régimen se deslegitima y se corrompe, cuanto más pierde vitalidad para construir futuro, tanto más se exacerba su necesidad de envilecer el presente. El proceso llega a su clímax en las elecciones de 2000, con la
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×ONPE hasta el operativo para controlar
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los Cáceres Velásquez o Moisés Wolfenson. Como señaló Vargas Llosa,8 el gobierno atrae a los tránsfugas no solo para ganar la mayoría en el Congreso sino: “para mostrar a la luz pública con pruebas vivientes, que la política es malvada y vil, que gobernar consiste en chapotear en el fango y la crueldad”. Que algunos se confundan al ver cómo se sumergen en el lodazal del régimen personajes blancos, “decentes” y de apellidos blasonados como Tudela,
7. 8.
Problemas por evasión de impuestos a partir de la subvaluación de su fundo de Huaral, Pampa Bonita. Mario Vargas Llosa, “Viles y malvados”, en 10.8.00: 34-35.
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Trazegnies, Boloña o Chlimper, solo muestra la dimensión de nuestro racismo, que lleva creer que el color de la piel y la clase social garantizan la moral y, como antes, hasta el acceso al cielo. Para ocultar su debilidad, el gobierno envilece y trata de moldear a la opinión pública de modo que pierda cualquier capacidad de imaginar futuros alternativos y cunda la resignación a cinco años o más del mismo poder. La desmoralización tiene su expresión máxima en el reclamo de que Vladimiro
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Ǥ Como si no fuera un secreto a voces que nadie le tomará cuentas. El pedido refuerza la naturalización del horror, el acostumbramiento a vivir con el asesino al lado, callados, en el silencio de los corderos. Coda comparativa En los últimos años, el Perú ha presenciado varios intentos de legitimación de sus lados oscuros, de diferentes signos y en diferentes campos. En agosto de 1999, cuando vio que su rating caía, la señora Magaly Medina, el rostro emblemático de
expropiada, decidió mostrar unos senos de látex, simulando los propios, ante los televidentes, a pesar de que eran de las pocas partes de su anatomía que no había sido sometida a cirugía estética. Dijo que ella era capaz de hacer “todo por el ”. Poco después tendría lugar el famoso programa “todo por dinero”, donde los invitados de “Laura en América” lamieron axilas por unos cuantos soles. Nadie me quiere y qué. Soy chismosa y mala, urraca, víbora, pero tengo poder. Así es la televisión. Así es la vida. Chuponeo y qué. Asesoro a narcos y qué. Filmo en secreto, rapto, espío, corrompo, pero tengo poder. Así es la política. Estos personajes tuvieron un precursor, cuyo impacto en la degradación ïÓÀǤϐ
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de campesinos en Lucanamarca como una acción destinada a que las FF. AA. comprendieran que los senderistas estaban “dispuestos a todo, todo sin excepción”. Ǭ±
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ǫ vale. Todo se compra, todo se vende. Títulos de telenovelas exitosas que nos hablan de un contexto que favorece la aparición de estas personas. Lo que las vincula es el envilecimiento al que arrastran al televidente (inducido a ver y hacer suya la lógica del igualamiento hacia abajo); al ciudadano (obligado a aceptar como natural el soplonaje y el miedo al poder oculto); al militante (obligado a asesinar con saña, y a morir) y a la “masa”, (obligada a aceptar como natural la vigilancia de “los mil ojos y mil oídos” del partido). Todo en
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Si mucho los vincula, algo importante los separa. A pesar de ser agentes del terror, los senderistas creían que tenían “un mundo por ganar”. No busco ϐ
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monstruosas como las que se detectaron en otros países como Cambodia, por ejemplo. Quiero solo enfatizar la diferencia con la situación actual en la que, según Santuc, “la despolitización generalizada y la sumisión generalizada a la economía” provocan un pesimismo que favorece una tendencia a “la atracción sublime por la crueldad” (1996: 101). Esa atracción alimenta “una visión disociante del dolor del mundo”, que el pesimismo tranquiliza “destruyendo el valor propio de la realidad, cuyo carácter evanescente y engañoso se ha hecho evidente” (1996: 101). Según Simmel, citado por Santuc, en ese desprecio se encuentra la fuente de una exaltación destructora: “El destructor siente que
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aquel que posee”. En ese placer de destruir, el Yo goza pues extiende su poder. El placer de ver sufrir o de hacer sufrir a los demás puede llegar a ser un medio para aumentar la propia conciencia de existir (1996: 101). Esta situación favorece el surgimiento de los que Santuc llama “funcionarios del mal”.
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ēĘęĆđĆĉĔĘĊēĚēĕėĊĘĊēęĊ envilecido, sin historia y sin futuro, vivimos estos años congelados en la inmovilidad. El repliegue de las movilizaciones sociales y el adelgazamiento del discurso histórico se retroalimentaron mutuamente a lo largo de la década. Hasta que el hielo se comenzó a resquebrajar. Cuando la sociedad empezó a desperezarse y ponerse en movimiento, lo
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Ǥ Traía en sus mochilas historias más antiguas y también nuevos sueños, que
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±nos impuestos por el fujimorismo.2 Fue dentro de esos marcos que creció la
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Ǥ Contrarrituales: Lava la bandera ͿͶͶͶǤï
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Si del antiguo discurso sobre la nación quedaron centralmente los símbolos patrios, entonces esos símbolos se convirtieron en uno de los ejes de contestación. A lo largo del siglo XX se enfrentaron ideologías, generando discursos y contradiscursos: indigenismo hispanismo, aprismo civilismo, socialismo aprismo. Se contrastaron incluso personajes: Pizarro Túpac Amaru durante el gobierno del general Velasco, por ejemplo. Hoy, una de
1. 2.
El título de este capítulo copia el de un libro del poeta Rodolfo Hinostroza. Esta manera de plantear el surgimiento de los movimientos de oposición al régimen se inspira en Gilbert y Nugent (1994: 20).
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las disputas simbólicas más intensas se da alrededor de los símbolos patrios,
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×Ǥ No es la primera vez. En el Perú la bandera carga una antigua polisemia. Fue enarbolada muy temprano en diferentes contextos por sectores excluidos, como contraseña de inclusión dentro de una comunidad nacional que durante la mayor parte de nuestra historia republicana fue bastante excluyente: “Banderita, banderita / bandera peruanita / qué bonito jugaremos / en los carnavales”, dice un antiguo carnaval ayacuchano. Ya en 1875, en la comunidad
×ϐ todas las obligaciones “paganas y perniciosas” por ser “atroces, nocivas y contrarias al progreso y adelanto del pueblo”, así como “al buen curso de la civilización”. Por tanto, banderas peruanas habían de reemplazar antiguos ornamentos prehispánicos, bajo pena de multa.3 Tal vez la bandera haya sido la contraseña necesaria para acceder a la tierra prometida del progreso más que a la comunidad nacional. Tal vez ambas eran percibidas como sinónimas. Lo cierto es que en el camino se fue generan
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designaba fue percibida ella misma como contraseña de reconocimiento, que permitía acceder a la “comunidad imaginada” nacional y adquirir los derechos que esa condición supuestamente conllevaba. Una de las historias que cuenta La casa verde es la de los aguarunas de Urakusa. Con el ligero impulso de un par de maestros, ellos organizaron una cooperativa para vender directamente el caucho y otros productos, escapando de las garras de los intermediarios, cuya respuesta no se hizo esperar. Una expedición punitiva atacó a traición a los aguarunas. Jum, el cacique, fue hecho prisionero, llevado a Santa María de Nieva y suspendido de unas capironas en la plaza del pueblo como escarmiento para los nativos. Colgado como un Cristo, Jum repetía terca, incansablemente, la palabra que pronunció cuando salió al encuentro de la expedición, sin sospechar de la emboscada: “¡[somos] ǡ
ǨdzǤ×ϐȄ Jum sobrevive— cada vez que regresa al puesto policial o a la guarnición militar, a reclamar su caucho, o sus pieles, su hija y los silabarios que le habían quitado: en otras palabras, a reclamar derechos. Sin embargo, “¡piruanos!”, esa palabra que era para él como una fórmula mágica destinada a provocar el reconocimiento y la solidaridad de sus interlocutores, solo producía el
3.
Así también, los bizcochos que adornaban el anda de la Virgen del Rosario, patrona del pueblo, serían reemplazados por “adornos más honestos y decentes” (Degregori y Golte 1973: 12). Un siglo después, banderas, bizcochos, reliquias coloniales y ornamentos
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asombro y/o la burla de los poderes locales “civilizados”, que la tomaban como extravagancia de un pagano peculiar.4 En las siguientes décadas, el poder adoptó una posición menos excluyente. La “magia del Estado”, materializada en héroes y símbolos patrios se expandió por todo el territorio nacional a través de la ampliación del aparato estatal y su red de prefectos, subprefectos, gobernadores y agentes municipales, sus ceremonias y conmemoraciones, pero sobre todo a través del Servicio Militar Obligatorio y la escuela, puntas de lanza de la misión civilizatoria, homogeneizante y disciplinadora del Estado. En ese nuevo contexto, los movimientos campesinos y urbanos de las décadas de 1950-1970 resignificaron también los símbolos nacionales de manera más beligerante. Ya no buscaban solo la inclusión en el plano festivo o religioso sino también social e implícitamente ciudadano, movilizándose por tierra, vivienda, salarios.5 Las hileras de campesinos avanzando con banderas peruanas al viento sobre los grandes latifundios andinos e incorporándose al mismo tiempo a la gran narrativa de construcción nacional popular, forman parte de la épica peruana del siglo XX. También las masas compactas de migrantes invadiendo el desierto que rodea Lima y otras ciudades costeñas. Las banderas tuvieron allí, entre otros usos, uno similar al de esos amuletos religiosos llamados , que hacen retroceder al demonio. A diferencia del caso de Jum, esta vez funcionaron, frenando en buena medida, no al demonio sino a la represión policial.6 De esta forma, sea asumiendo más consecuentemente que los dominantes el “mito del progreso”, sea reclamando derechos o estirando los bordes de la identidad peruana, a lo largo de todos esos años los excluidos complejizaron el simbolismo de la bandera más allá de la dimensión homogeneizante y disciplinadora del poder, practicando una “política del reconocimiento” antes de que el concepto se acuñara. Hoy que la inclusión de los subalternos ha sido en buena medida impuesta/conquistada; que los dominantes no requieren tanto del discurso histórico y que el izamiento de la bandera se vuelve una rutina de disciplinamiento y 4. 5. 6.
Analicé este episodio de la novela de Vargas Llosa en Degregori (1991). Sinesio López (1997) trabaja ampliamente el desarrollo de la ciudadanía en el Perú a partir de la lucha por derechos sociales, antes que por derechos civiles y políticos. Así, entre 1958 y 1964, decenas de miles de campesinos organizados se movilizaron recuperando o invadiendo (según la ubicación del observador) cientos de miles de hectáreas a través de los Andes. Sin embargo, durante esos seis años se produjeron menos víctimas que las que causó la violencia política en los primeros diez días de agosto de 1991. Por supuesto que las razones para este balance relativamente incruento son bastante más complejas. Véase al respecto Degregori 1992: 413.
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militarización tanto o más que de identidad e inclusión, lo que surgen son contrarrituales y contrarrutinas. Así, en pleno proceso electoral de 2000, un puñado de artistas conformaron el colectivo Sociedad Civil. En medio de las movilizaciones posteriores a la primera vuelta, velaron y enterraron frente al Palacio de Justicia un ataúd que simbolizaba a la ONPE. Luego de varias intervenciones similares, el 29 de mayo, al día siguiente de la segunda vuelta, cuando el régimen trataba de consolidar su pírrica victoria buscando que la indignación se convirtiera en resignación, los artistas llevaron a la plaza Mayor un par de bateas, detergente y un puñado de banderas peruanas que fueron lavadas y colgadas en cordeles. Algunos los vieron como una extravagancia episódica, pero el ritual se repitió desde entonces cada viernes y comenzó a reproducirse en diferentes plazas de Lima y otras ciudades del país, e incluso entre las colonias peruanas en el extranjero, concentrando mayor sentido y congregando mayor concurrencia conforme salía a luz la suciedad del régimen. El lavado adquiría sentido como ritual democrático, insertado en un discurso que se ubicaba más ±
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× reapropiación ciudadana, que nacional popular. Sin llegar a ser masivo,7 fue ampliando su radio de acción y su base social, enriqueciendo sus sentidos al converger con otros actores. En tanto tenía lugar en las plazas centrales, le era fácil compartir el mismo espacio, por ejemplo con quienes en provincias se manifestaban contra el centralismo, o con quienes en Lima marchaban por trabajo o mejores salarios, articulando clases medias con sectores populares movilizados. Al convertirse en evento mediático, fue atrayendo a políticos que se apresuraban a lavar la bandera para salir en los medios. No solo por eso, sino porque además el rescate y limpieza del principal símbolo patrio es una performance política que se ubica en el epicentro de las contradicciones generadas por el fujimorismo entre autoritarismo y democracia, corrupción y honradez, suciedad y limpieza, redibujando al mismo tiempo las fronteras entre lo público y lo privado, la política y la vida cotidiana. La bandera, invicta ï
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× inversión, en las antípodas del ritual de izamiento tal como se generalizó y exacerbó durante la década.
7.
El número de personas que participan varía entre decenas y centenas.
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LAVA LA BANDERA: RITUAL DE INVERSIÓN ĆěĆđĆćĆēĉĊėĆǣėĎęĚĆđĉĊĎēěĊėĘĎŘē IZAMIENTO IZAMIENTO
LAVADO LAVADO
Domingo (día sagrado y símbolo Domingo (díasagrado) sagrado y
Viernes (suciedad acumulada durante la Viernes (suciedad acumulada durante la semana en el símbolo semana en el símbolo sagrado)
símbolo sagrado)
sagrado)
Ritual militarizado
Ritual civil
Ritual militarizado
Convocatoria jerarquizada Convocatoria jerarquizada ȋ
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Asistencia obligatoria Asistencia obligatoria / / institucional institucional
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Ȍ Asistencia voluntaria/ / Asistencia voluntaria individual individual
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×ϐ (caos creativo) creativo) (caos
El ritual extrae su fuerza de la transgresión, es un acto sacrílego que se vuelve sagrado al expropiar el símbolo de manos del Estado para volverlo en contra de ese mismo Estado, que lo ha deshonrado.8 El lavado permite que emerjan los sagrados poderes del símbolo, extrae y expone su magia interior. Además, a través de él la sociedad recupera la fuerza de la patria, que le es dada por nosotros mismos pues, según Taussig, el Estado es un fetiche, una Dzϐ
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dzȋͳͻͻǣ͵ȌǤ De esta forma se amplían los márgenes de la política y se hacen visibles sus dimensiones simbólicas y éticas. Para los ciudadanos activos que se movilizan, el desempleo, la pobreza y el centralismo aparecen como telón de fondo fundamental, pero el detonador de las movilizaciones lo constituye la demanda por democracia y ética. Esto descentra la secuencia marxista, que ordenaba jerárquicamente la acción colectiva en lucha económica, política y armada, y concebía al partido del proletariado como el motor que posibilitaba el ascenso de las formas inferiores a las superiores. En este caso, la ͺǤ
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el robo de la espada de Simón Bolívar de un museo de Bogotá en enero de 1974. Fue la primera acción de guerra del M-19, como se ve, más simbólica que armada. Por contraste, a partir de visiones más utilitaristas el Partido Comunista no pudo visualizar el potencial simbólico del acto, considerando que la espada no era sino un ”artefacto de museo”.
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cultura, ni siquiera presente en la anterior secuencia, aparece articulando horizontalmente las luchas económicas, sociales y políticas, ofreciéndoles a través del ritual un momento y un lugar para incorporar y/o hacer explícita una dimensión ética. No son los partidos sino estos colectivos, con una alta participación de mujeres, los articuladores de una acción colectiva que se À
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Ǥ En los meses siguientes los rituales se multiplican, impulsados por colectivos cuya organización contrasta con la personalización y jerarquización de las organizaciones políticas, tanto las tradicionales como las nuevas. Con el lema “pon la basura en la basura”, los propios integrantes de Sociedad Civil impulsaron en tiempos más recientes una suerte de guerrilla urbana, atiborrando de bolsas de basura con los rostros impresos de Fujimori y Montesinos
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×ǡcluido el Palacio de Gobierno. También hicieron famosas pequeñas jaulas que contenían monigotes con el rostro de Montesinos o Fujimori en traje a rayas, y que se vendían por el costo de la jaula “porque lo que está adentro no vale nada”. Las Mujeres por la Democracia impulsaron la fumigación del Palacio de Justicia. Ellos y otros colectivos juveniles impulsaron también el Muro de la Vergüenza, una suerte de a la peruana, en el cual se exhibe una galería de tránsfugas y corruptos, que pueden ser escupidos o pintarrajeados por los transeúntes, que pueden asimismo realizar inscripciones sobre el mural portátil. Son todos movimientos de ciudadanos activos,9 que convergen se superponen y entremezclan con viejos y nuevos movimientos sociales, comprobando
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×Ǥ10 “Viejos” movimientos laborales o regionales coinciden con “nuevos” movimientos juveniles o femeninos y con movimientos de vigilancia electoral o contra la corrupción. La defensa masiva del voto en los días posteriores al 9 de abril, el reclamo por dignidad, ética y “
” expresado en pancartas con inscripciones como “Kouri, devuélveme mi voto”, la preocupación por temas como la independencia de poderes (electoral, judicial) o la libertad de prensa, atraviesan por primera vez y con gran fuerza al conjunto de las movilizaciones. Sin estructura sólida, los partidos y movimientos independientes de oposición que participaron en las elecciones fueron sobre todo el canal a través del cual esos reclamos pudieron expresarse masivamente en un momento y un lugar determinado: los centros de votación el día de las elecciones. Pero
9. El término lo tomo del trabajo de Sinesio López (1997). 10. En la década de 1980 y hasta principios de los “90 prosperó esta distinción entre viejos y nuevos movimientos sociales, que en la actualidad ha sido relativizada. Véase al respecto: Starn (1992); Escobar y Álvarez (1993); Álvarez, Dagnino y Escobar (1998).
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fue esta combinación, que iba más allá de la mera elección, la que desbordó los marcos hegemónicos del fujimorismo, los quebró y han hecho de este tercer gobierno un fujimorismo post-mórtem.
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fundamental del telón de fondo de recesión, pobreza y desempleo, ni el papel decisivo de la presión internacional, especialmente de la OEA y los EE. UU. en la coyuntura del año 2000.11 Menos aún pensar que los movimientos sociales pueden traerse abajo una dictadura y posibilitar una transición democrática sin la presencia en primer plano de organizaciones políticas (véase al respecto, Garreton 2000). Solo quiere ayudar a repensar la política y a explicar cómo ese año el régimen perdió la batalla por imprimirle sentido a los acontecimientos a través de las declaraciones y acciones del Presidente, sus voceros políticos, la prensa y la TV amarillas. Por eso el voto fujimorista del año 2000 fue en ϐ
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Ͷ Esta convergencia entre viejos y nuevos movimientos sociales con movimientos ciudadanos y partidos políticos culminó en la denominada Marcha de los 4 Suyos. Al margen de cómo evaluemos la actuación política de Alejandro Toledo, su convocatoria a la marcha después de la segunda ronda electoral salvó la dignidad y canalizó la indignación de los sectores más movilizados de la oposición, estableciendo un vínculo con los movimientos regionales y con los sectores populares más pobres, hoy llamados D y E, donde su imagen y su mensaje habían logrado penetrar. El propio nombre, “marcha”, rescataba para la ciudadanía una palabra y una acción que en la última década habían quedado reducidas a su sentido militar, saturando el escenario público y subsumiendo a la civilidad, que solía
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ǦǤ Durante tres días, en la marcha convergieron ciudadanos individuales (en oposición a clientes) con lo que quedaba de las organizaciones gremiales y profesionales, los restos de las viejas organizaciones políticas y los contingentes caóticos que conformaron los nuevos movimientos independientes, así como los recientes movimientos sociales de mujeres, jóvenes, intelectuales, todos juntos con delegaciones provincianas que nunca antes habían marchado sobre la capital de manera simultánea. 11. Estos actores jugaron en pared con los actores internos en una dinámica muy compleja en la cual, es preciso reconocerlo, los golpes decisivos están llegando principalmente de los actores externos.
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Los dos primeros días, 26 y 27 de julio, fueron pletóricos de rituales de inversión: la marcha de mujeres más grande que ha visto Lima, en un país donde a pesar de los avances12 la política es todavía predominantemente masculina; el juramento de lealtad y defensa de la democracia tomado a los manifestantes por una niña de 12 años; la entrega de la banda presidencial a representantes de los movimientos estudiantiles, tenían por objetivo remarcar la ilegitimidad del nuevo gobierno y acentuar el contraste pureza/impureza, suciedad/limpieza, nuevo/viejo. Al mismo tiempo, esos dos días fueron una mezcla de rabia producida por la convergencia de todos los descontentos, con la alegría desbordante producida por la abolición del miedo, la euforia generada por la reconquista del espacio público y la sátira contra un poder que se planteó siempre solemne, militarizado e implacable (“nunca le tembló la mano”). Los lemas, las pancartas, los disfraces acentuaban esta suerte de inversión carnavalesca de las Fiestas Patrias, un carnaval de la indignación totalmente silenciado por los medios sometidos a la dictadura. À
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Àǣϐ sobre la multitud; el himno entonado por primera vez en muchos años con mayor entusiasmo, insistencia y beligerancia que en los escenarios deportivos. Al mismo tiempo, se actualizó la vigencia de una comunidad nacional que se
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dz y que dejaba de ser solo imaginada para corporizarse durante el paso de las delegaciones provincianas, unánimemente ovacionadas. Todo en medio de un cuidado extremo de la abrumadora mayoría de participantes por mantener
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Ó violencia política.
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ǡϐǡ realizó por primera vez en el Pentagonito. El contraste con las Fiestas Patrias de 1978, durante la primera transición democrática, resulta ilustrativo. Ese año se instalaba la Asamblea Constituyente presidida por Haya de la Torre. Mientras los elegidos juraban entre las cuatro paredes del Congreso, reabierto después de 10 años, una gigantesca manifestación colmaba la plaza Bolívar. Lo que vimos ese día fue una sorprendente conjunción entre representantes electos y movimientos sociales con una fuerte presencia de grupos políticos radicales que no creían en la democracia o no la conocían y que, sin embargo, en el contexto de una dictadura institucional de las FF. AAǤϐ
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Ǥ 12. Sobre mujeres y política, véase entre otros, Blondet (1998).
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En las Fiestas Patrias del año 2000, lo que vivimos fue una radical disyun
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ϐ y no institucional, que se aferraba al poder a cualquier costo. Las manifestaciones de los días previos, de una multitud que en su abrumadora mayoría À
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ǡ terminaron en la tragedia del 28 de julio. Esta vez, quienes no solo no creen sino que han pervertido las formas democráticas están dentro del local de un Congreso enlodado por tránsfugas salidos de elecciones fraudulentas. Esa disyunción, ese divorcio radical entre el Estado y un sector decisivo de la sociedad movilizada se hizo visible en la pantalla dividida de , una de cuyas mitades registraba los enfrentamientos callejeros, mientras la otra transmitía las ceremonias en el local del Congreso; o cuando los comentaristas invitados por el canal opinaban sobre el fondo de una ciudad en llamas. *
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ʹͺ Nunca pensamos que veríamos, como transportados por una máquina del tiempo, una versión peruana del incendio del Reichstag. Si hubieran sido solo efectos especiales de una película de Spielberg, hubiera sido grandioso, pero ʹͺǤ
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×ǡ basta recordar que la emboscada es la marca de fábrica del régimen;13 o la yuca, si se elige ser grosero, para aceptar que es la hipótesis más fuerte. El objetivo del gobierno era claro: necesitaba construir una oposición violenta para revivir el fantasma terrorista, atemorizar al centro u “oposición moderada”, neutralizar las movilizaciones y así encapsular el debate sobre las reformas democráticas exigidas por la OEA dentro de un Parlamento ya 13. Si bien ciertos acontecimientos sorprendieron al gobierno, hay que reconocer que los contragolpes los planeó con todo detalle. De la captura de Guzmán mientras Fujimori pescaba en lo más recóndito de la Amazonía y Vladimiro sabe Dios qué hacía, a las cartas del Presidente Gonzalo pidiendo conversaciones de paz; de la toma de la residencia del Embajador japonés a la recaptura y aniquilamiento de los últimos emerretistas; del desconcierto por la irrupción de Toledo en marzo de 2000 a la emboscada de 28 de julio, hay un hilo conductor en el estilo del régimen. Sin embargo, también hay diferencias. Los anteriores fueron enfrentamientos contra grupos terroristas, este fue contra el Ǥ
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de Guzmán el gobierno casi pierde el referéndum para aprobar su Constitución; a los pocos meses de la Operación Chavín de Huántar se iniciaba una caída sostenida en la aprobación presidencial, que no se detuvo hasta enero de 1999. Esta vez la victoria parecía todavía más pírrica.
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copado con los tránsfugas, abriendo al mismo tiempo otros escenarios en los cuales el régimen se sentía todavía más confortable, como la economía14 o la seguridad.15 ¿Por qué entonces cayó la oposición en la emboscada? Esta pregunta descubre sus límites y lleva a otra: ¿se pudo evitar la emboscada si el movimiento opositor era todavía un magma? Recordemos que hasta febrero de 2000, DzÀdzǤ
ϐ×nal un heterogéneo movimiento opositor y, por segunda vez en una década, los votantes construyeron de la nada su propio candidato. Pero la oposición
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ǡ16 ni había cuajado en representaciones políticas sólidas.
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signas de insinuación xenófoba como “Toledo al sillón, el Chino al Japón”, o en referencias a los “peruanos auténticos” y a los candidatos “nacidos en el Perú”. Mensajes peligrosos en un país con techo de vidrio por su diversidad racial. Y en el momento culminante, al conglomerado opositor le faltó un
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marcha hacia el Congreso y los objetivos de la movilización del 28. Contra ese liderazgo conspiraron la falta de experiencia de los nuevos protagonistas y la
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×Ǥ Algunos parecían todavía parcialmente atrapados en los viejos discursos. Así, en medio de la violencia Ricardo Letts citaba en abstracto un derecho a
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ϐ×À ǡDz turba democrática”.17 Por otro lado, la pobreza y la marginalidad de sectores desestructurados
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ǤÀ los marginales que se confundieron con la multitud, algunos azuzados posiblemente por los propios servicios de inteligencia, como aquellos que encendían el fuego en el Palacio de Justicia a vista y paciencia de la TV y en ausencia de
Ǥϐȋͳͻͻ͵ǣ͵ͲǦ͵ͳȌǣ Todo movimiento social comporta una cara luminosa, la que construye el portador de un proyecto, el actor positivo que impugna en nombre de su propio 14. Con el regreso al gabinete de Carlos Boloña en compañía de otros empresarios en ϐ
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FARC, que le resultó un búmeran. 16. La marcha misma, si bien fue la manifestación más importante de la década, no congregó la multitud que los organizadores esperaban y su organización fue laxa, especialmente el 28. 17. , 28.7.00.
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aporte la acción de aquellos que dirigen la sociedad. Pero todo movimiento social acarrea también una cara sombría, defensiva, impedida más que desposeída, excluida más que dominada, alienada más que dirigida, colérica antes que guiada por un proyecto. Estos dos aspectos pueden muy bien aparecer en la práctica como disociados.18
Así, durante la marcha, cierta mezcla de cólera e impotencia apareció en los márgenes de una oposición mayoritaria pero de organización incipiente, ante un poder estratégicamente débil pero coyunturalmente fuerte e impermeable a cualquier negociación. En conclusión, según indicios abrumadores la violencia fue provocada fundamentalmente por el Estado; en segundo lugar por marginales, algunos de ellos posiblemente sembrados también por el gobierno; y en tercer lugar por pequeñas franjas muy minoritarias de la propia marcha. Esto, sin embargo, no fue de ninguna manera su aspecto principal. Por eso el viernes siguiente a los
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Ǧ mente el incendio del Banco de la Nación, eran “el Tarata de Toledo”,19 el lavado de la bandera se reanudaba a pesar del clima de cacería de brujas. Por eso en las semanas posteriores, si bien en Lima se produjo un repliegue, en otras partes del país no solo la bandera se convirtió en terreno de disputa, sino ±ϐ
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ϐ en ellos, levantando sus propias reivindicaciones, banderolas y pancartas. ǡϐǡ
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ledo con el terrorismo resultó contraproducente. Porque la emboscada del 28 no fue el Tarata de Toledo sino el mega Chuschi de Fujimori y Montesinos, provocado no por un pequeño grupo en una lejana comunidad andina sino por el Estado. Ese atentado contra el pueblo no fue la primera acción sino el 18. Wieviorka pone como ejemplo el movimiento obrero: “[... ] durante mucho tiempo ǡǡ
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ǡ una destreza y, por otro lado, por la conciencia proletaria de peones y operarios... La conciencia orgullosa sabe negociar, es incluso corporativa: la conciencia proletaria está más tentada por la ruptura y por la revuelta. La conciencia orgullosa ataca directamente a los amos del trabajo, que son también los que controlan el mercado; la conciencia proletaria tiene una imagen más difusa de su adversario, la de un orden lejano del que únicamente conoce a los agentes que le son más próximos, los capataces, los jefecillos... [Sin embargo] cuando falta la conciencia proletaria, preñada de rabia y cólera, este último pierde su carga de ruptura y se encamina hacia prácticas autónomas [comunitaristas o corporativas, nota mía] que le impiden hablar en nombre de una liberación social general” (1993: 31). 19. Raúl Chanamé en y Ǥ
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inicio de la última batalla de Alberto Fujimori por aferrarse al poder. Su éxito ϐ
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Ǣ de empresarios venales con supervivientes desesperanzados contra la parte más ciudadana y portadora de las mayores reservas morales del país. Pero ese peligro parece conjurado.20 *
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9 de abril. Rebelión [mediática] contra los medios Si el régimen fue eminentemente mediático, la respuesta opositora ubicó a los medios gobiernistas como uno de sus blancos principales. Porque el uso intensivo de los medios para compensar el adelgazamiento del discurso his×
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ϐ comunicación logran abolir el sentido de tiempo y espacio. El ejemplo peruano le daría la razón de manera perversa y a veces literal, como el 9 de abril de 2000, cuando en vez de informar sobre los resultados de las elecciones presidenciales, los medios controlados por el Estado se empeñaron en sacar a todo un país de la historia. Como se sabe, mientras se realizaba el conteo de votos más controvertido de nuestra historia contemporánea, el canal del ÀÀ
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nos entretenía con una repetición más de “El Chavo del 8” y
con el escalofriante largometraje “Chucky, el muñeco diabólico”Ǥ Los medios pueden ser, pues, usados para congelar y normalizar un presente marcado por el envilecimiento que fomenta un poder autoritario. En ese sentido, las semanas previas al 9 de abril, cuando la mayoría de votantes decidió “apagar la tele” y hacer oídos sordos a las campañas de demolición mediática orquestadas por el gobierno; el propio 9 de abril y el periodo de movilizaciones que se abrió entre ese día y el 28 de julio, constituyeron una rebelión no solo contra el autoritarismo sino contra el monopolio gobiernista de los medios, que incluyó manifestaciones y ataques, reales y simbólicos
20. La derrota de la guerra de Fujimori y Montesinos contra el pueblo peruano se selló el 14 de septiembre con la transmisión del famoso video Kouri-Montesinos. Dos días más tarde, menos de 50 días después del incendio del Banco de la Nación, cuyas ruinas permanecían sospechosas y abandonadas en La Colmena, Toledo convocó de un día para otro un mitin. La tragedia había quedado atrás, también el miedo: “Papa con ají, hígado frito, pan serrano remojado en emoliente, pancita y choncholí. Los olores se mezclaron mientras las personas reunidas en la plaza San Martín desde las seis de la tarde, esperaban a Alejandro Toledo” (
, 19.9.00: 3).
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(pintas, pancartas, bolsas de basura) contra personal e instalaciones de los medios más agresivamente gobiernistas, así como contra personajes mediáticos como Laura Bozzo.21 Sintomáticamente, fue una rebelión mediática contra los medios. Los protagonistas de las manifestaciones sabían que sus acciones serían difundidas o tenían la esperanza de que lo serían, sino en el país, en el extranjero, y actuaban teniendo en cuenta ese escenario virtual, probando que es imposible mantener una hacienda informativa en la aldea global.22 Olvido y memoria: en su propia telaraña Ǭ×
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El deshielo que se inicia con las movilizaciones de 1997 marcó también un descongelamiento de la memoria.23 Pero cuando la gente comienza a escarbar en el baúl de los recuerdos lo hace mayoritariamente dentro de los marcos ϐ±ǤÀǡ
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historia empezaba en 1990, cuando algunos comienzan a recordar la violencia À
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primordial: Sendero Luminoso, el MRTA y gobiernos ineptos que permitían el avance terrorista. A pesar de haber escrito un libro, nadie recuerda al general Noel (1989), que en 1983 desató un verdadero genocidio en Ayacucho. Pocos recuerdan las terribles masacres de Uchuraccay, Socos, Accomarca, Umaro, Bellavista, Cayara, que han quedado reducidas a memorias marginales.24 ¿Por qué ese olvido? Por un lado, la memoria es selectiva y las campañas psicosociales del gobierno tuvieron éxito al enganchar con ciertos sentidos comunes presentes en amplios sectores. Las víctimas de los años ochenta fueron fundamentalmente campesinos quechuas, aimaras o amazónicos; fueron indios que habitaban lugares lejanos. En un país centralista y fuertemente racista, donde la población rural suma solo el 30% del total del país, podían ser olvidados.
21. Al mismo tiempo, se produjeron marchas de agradecimiento hacia el local de , el único que permitía que los sectores con acceso al cable recuperaran el sentido del tiempo y el espacio, que no querían perder. 22. La frase es de Guillermo Nugent. Véase el capítulo 18 “El nacionalismo ± de Francisco Tudela”, en la parte IV de este mismo volumen. 23. Para la diferencia entre historia y memoria, véase Nora (1997). 24. Sobre memorias marginales véase Stern (1998), Portelli (1998).
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Por otro lado, entre 1992 y 1996 predominó una voluntad de olvido, no solo por la esperanza que despertaron el modelo económico y la derrota de SL, sino por la forma en que esta última se produjo. En el imaginario nacional, la película de terror terminó con SL como el actor más desenfrenadamente violento. Frente a Tarata, los paros armados y el asesinato de dirigentes populares, la captura incruenta de Guzmán no solo prestigió a la DINCOTE, sino que limpió al Estado y las FF. AA., que terminaron altamente legitimados. La mayoría se mostró dispuesta a aceptar que las violaciones de los DD. HH. durante la guerra no fueron sistemáticas y que los “lamentables excesos” eran un costo necesario y podían perdonarse. El estruendo de Tarata y la euforia producida por la captura de Gonzalo acallaron los gritos de La Cantuta y Barrios Altos, o los hicieron aparecer como males menores. Por último, la población es joven. Los nuevos votantes del año 2000 acababan de nacer cuando el Ejército se hizo cargo de la lucha antisubversiva en Ayacucho en diciembre de 1982. Más de la mitad de los nuevos votantes eran menores de edad en los tiempos de Noel. Si bien los organismos de DD. HH. y núcleos opositores mantenían viva la memoria de las violaciones de la década previa y las masacres del grupo Colina,25 los jóvenes comienzan a recordar masivamente en un contexto muy especial: las denuncias de
Ǧ sobre Leonor La Rosa y Mariela Barreto son el detonador mediático que produce un primer estallido de memorias. Son, inicialmente, memorias de la posguerra, que cobran fuerza a partir de una ubicación ética con respecto , más que como una reparación por las violaciones del pasado. En efecto, las denuncias sobre las atrocidades sufridas por estas dos agentes del SIN se producen en el preciso momento
×
ǡϐ corrupción del régimen y sobre todo se incrementaban las arbitrariedades a partir de la segunda reelección: ley de interpretación auténtica, destitución de miembros del TGC, entre otras. El estallido muestra el peso que han adquirido los medios en la vida nacional. La Cantuta se recuerda más que Barrios Altos, a pesar de que allí murieron quince personas, incluyendo un niño de 8 años, porque alrededor de La Cantuta se fue elaborando una historia, un discurso a partir de la investigación de la revista Àǡϐ
propias FF. AA., hasta llegar al encuentro de los cuerpos en un desolado pedregal en los alrededores de Lima. Pero luego de la Ley de Amnistía de 1995
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25. Por ejemplo, en la coyuntura de la Ley de Amnistía en 1995.
Aprendizaje de la limpieza
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volvieron a la memoria cuando los peruanos proyectaron hacia el pasado la tortura de La Rosa y el atroz asesinato de Barreto y se encontraron con los mismos victimarios: no los estigmatizados senderistas sino el redivivo grupo Colina. Era el SIN que comenzaba a devorar a sus propias hijas y revelaba el
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Ǥͳͻͻʹlina pudo ocultar sus crímenes bajo las ruinas que dejaban los coches bomba senderistas, y si en 1995 el gobierno pudo ocultar los esqueletos en el closet con la ley de Amnistía en medio de los cohetones de la reelección presidencial, esta vez quedaron al descubierto a través de la televisión, justo cuando el carisma presidencial comenzaba a agotarse. Además, las víctimas eran mujeres en la década de la mujer. Y Leonor la Rosa sobrevivió para convertirse en un “lugar de memoria” móvil, omnipresente a través de la TV. Una
. Por eso en los mítines, primero tímida y después masivamente, el grito de “¡a-se-si-nos!” se vuelve desde hace tres años contra el régimen que supuestamente trajo la paz al país. Rápidamente, ϐ
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ǣǤjimos que para exhibir, el régimen tenía que ocultar. Para ensalzar los méritos de Montesinos, tenía que ocultar esqueletos en el closet y mezquinar méritos a otros actores. Él nos salvó del terrorismo. Le debemos la vida. Trabaja las 24 horas del día por todos nosotros enterrado en los sótanos del SIN, no se ϐÀǤ
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Vaticano, en vez de replegarse o de que lo replieguen, Montesinos decidió
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± en pleno. El envilecimiento que esa acción provocó se tradujo en cinismo.
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del lado oscuro del poder. El cinismo reconoce la acción cuestionable, pero
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el poder y especialmente el control del aparato judicial. Como dice Fernando Vivas en :26 “el cínico suele incluir en su discurso esa terrible verdad de que se lo acusa para transformarla en mentira. Se apropia de la acusación, con las ventajas que le da el poder, se la embute, la chaccha y la escupe como un bolo de mentirillas”. Tomamos de Vivas, un par de pócimas de cinismo de Delgado Aparicio: “¿Qué podemos hacer nosotros si la TV no quiere propagandizar a los candidatos de oposición? Estamos en una democracia y el gobierno no puede obligar a los señores Winter o Crousillat a pasar spots que no quieren pasar” (RPP, 2.3.00).
26. ǡ 2.3.00: 43-44.
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“El Gral. Gamero es un general en retiro y si estaba en La Victoria no era necesariamente para comprar polos. Él puede hacer lo que quiera, podía estar comprando un helado, por ejemplo” (RPP 17.2.00).
Por tanto, es principalmente por oponerse al envilecimiento y al cinismo representados por Vladimiro Montesinos, que la gente se empeña en recordar. Por cada bondad que el Presidente, ministros, congresistas, militares, funcionarios y medios de comunicación adjudican a Montesinos, se recuerda el lado oscuro. Recordar es la forma fundamental de oponerse. Al éxito de la operación Chavín de Huántar se contraponen las memorias de Barrios Altos y La Cantuta. A los éxitos reales o supuestos en la lucha
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× del trabajo de inteligencia (es decir de Montesinos), que no utiliza la fuerza sino la información, se contrasta con los cuerpos destrozados de Leonor la Rosa y Mariela Barreto. Montesinos se convirtió así en un desencadenante de memoria(s), semejante a Pinochet en Chile. Otro “lugar corporizado de memoria”, que el propio Presidente se encargó de restregarnos en la cara cuando en vez de destituirlo
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ϐǡ su carisma al querer trasladárselo u ocultarlo bajo su paraguas protector, hasta que Montesinos (que para su mala suerte rima con asesinos) se volvió sinónimo de todo lo malo, lo opuesto de un chivo expiatorio, pues es culpable, a diferencia del inocente caprino. Estallido de memorias La inmovilidad no genera ni necesita memoria. Cuando se reinicia el movimiento se quiebra la cápsula que nos atrapaba en el presente y junto con la demanda ética renace la curiosidad por la historia más allá (más atrás) de 1990. La necesidad de recordar parece ser más intensa en los jóvenes que no fueron protagonistas directos de los sucesos previos a 1990. Así, en el año 2000 se produce un verdadero estallido de memorias. En el 50 aniversario del levantamiento de Arequipa contra la dictadura del general Odría, los alumnos del colegio Independencia, baluarte del movimiento democrático de 1950, tomaron el local del plantel exigiendo ser incluidos en las conmemoraciones. En Ayacucho, por primera vez en muchos años, el Frente de Defensa del Pueblo convocó a una marcha y romería, todaÀ
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͵ͳ de los movimientos por la gratuidad de la enseñanza que conmocionaron Huamanga y Huanta en 1969 y que tuvieron a los jóvenes secundarios y uni-
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versitarios como protagonistas centrales. El 19 de julio, el aniversario de la masacre de La Cantuta concitó mayor concurrencia e interés mediático que en años anteriores.27
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memorias, incluyendo algunas hasta hace poco estigmatizadas, como las radicales no senderistas de los años ochenta. Lemas izquierdistas como “el pueblo unido, jamás será vencido” e incluso el saludo “clasista y combativo” de la representante estudiantil, una joven alumna de La Cantuta, se codearon con las nuevas consignas y
. Y esto es saludable, porque si el recuerdo de la violencia política de la década de 1980 sigue siendo solo un magma caótico, si todas las voces y las diferentes memorias no se incorporan dentro del discurso de una comunidad democrática, no superaremos el trauma y seguiremos condenados a permanecer en el sótano.
27. Por su parte, la Defensoría del Pueblo prepara por primera vez un informe sobre los más ͶͲͲͲǦ
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noventa.
ĆĕŃęĚđĔͳ LA CAPTURA DE FELICIANO 1 ĆĈĆĕęĚėĆ de Feliciano tuvo mucho de esos documentales sangrientos del
. Una sequía feroz e interminable obliga al último cocodrilo del pantano a refugiarse en una cueva para evitar el calcinante sol de mediodía. El tigre sabe que el cocodrilo está en la cueva, sabe que tarde o temprano tiene que salir, y espera pacientemente. Se lame, dormita, se relame, estira los músculos y bosteza frente a nuestros ojos... hasta que el viejo cocodrilo, debilitado y famélico, sale. Solo que este tigre, por coincidencia asiático, organizó una puesta en escena digna de una cacería de leones, se disfrazó de cazador nativo y convocó a la prensa para que el mundo supiera que había cazado un dragón. El Presidente es un cazador solitario. Casi. En realidad caza en pareja, pero hasta ahora no había tenido suerte. El premio mayor, el verdadero dragón, lo cobraron los sabuesos de la DINCOTE mientras él pescaba zúngaros en Caballococha el 11 de septiembre de 1992. En la residencia del Embajador japonés, si bien tuvo un papel protagónico en la preparación del operativo, solo pudo pasearse entre cadáveres con su compañero de cacería, y él no es un carroñero. Cuando la escena salió en TV le restó puntos, porque solo faltaba la respiración acezante como sonido de fondo para que él y su asesor parecieran Darth Vader y el emperador galáctico pisoteando a los vencidos. Como buen felino, el Presidente necesitaba una presa que pudiera parecer de valor, viva, para jugar con ella durante largo tiempo al gato y al ratón. Todos coinciden en que la puesta en escena de la captura de Feliciano tuvo mucho de acto preelectoral rumbo a la re-reelección. Cierto, pero tanto ese espectáculo como la denuncia parcial del Pacto de San José forman parte de un plan de mayor alcance y sinceramente más siniestro que el simple tercer mandato de un Presidente que de acuerdo con el mezquino cálculo costoϐ
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1.
Publicado en , n.° 121, agosto de 1999.
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En realidad, asistimos a un proyecto de reconstrucción consciente de la historia, de estilo estalinista o si se quiere orwelliano, que supera largamente los alcances de un “operativo psicosocial” y se asemeja más a lo que antes se denominaba “proyecto nacional”. Este proyecto tendrá éxito si logra forjar un
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×dzǤ La batalla de la memoria Para imponer ese nuevo sentido común, el gobierno desarrolla una intensa lucha por la memoria de lo que fueron los años de violencia política, en algo semejante a la que lucha que tuvo lugar por la memoria de lo que fueron el Estado populista y especialmente el desastroso gobierno de Alan García. En esa lucha, las fuerzas neoliberales resultaron ampliamente victoriosas y crearon un nuevo sentido común en el plano económico: el actual modelo sería ï
modelo, no existiría ninguna posibilidad alternativa. Por lo menos en esa dimensión, dice el discurso hegemónico, habríamos llegado efectivamente ϐǤ El actual proyecto de manipulación histórica tiene como objetivos, por un lado, construir al Estado como À
de la violencia terrorista, ante el CIDH y la comunidad internacional que no lo comprenderían, pero sobre todo ante la opinión pública nacional.2 Por otro, construir una memoria en la cual el país es salvado por dos actores principales —un Presidente y su asesor— con las Fuerzas Armadas y Policiales como actores bastante secundarios. Del resto ǡϐ
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dzǡ por lo general en papeles de malvados,3 mientras la casi totalidad del país es reducida a la condición de espectadora pasiva, necesariamente agradecida a la pareja de superhéroes. Para conquistar este doble objetivo, de construirse como víctima y de implantar la memoria del presidente salvador, el Estado necesita atomizar y fagocitar la sociedad, ocultar su propia violencia y legitimar su lado oscuro, volviéndolo “decente”.
se expresa, por ejemplo, en el sobredimensionamiento del Ministerio de la Presidencia, en dar preferencia a los 2.
3.
Esta construcción tiene a los medios de comunicación como escenario central. En las últimas semanas forman parte de ella, por ejemplo, la campaña pro víctimas del terrorismo en la TV, o el aviso periodístico de organizaciones de familiares de militares y policías víctimas de violencia terrorista contra la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos en torno al tema de la CIDH. Por ejemplo, las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, las ONG, los senderólogos, la Iglesia progresista, los “partidos tradicionales”.
La captura de Feliciano y la batalla por la memoria
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municipios sobre los gobiernos regionales y a los municipios distritales sobre los provinciales. Pero aquí nos interesa la memoria de los años de violencia. En ese terreno, la fagocitación implica la legitimación del papel de las FF. AA. más allá de sus límites profesionales y la militarización de la sociedad. Se incluyen aquí aspectos que van desde la multiplicación de atribuciones y campos de acción de un SIN fuera de todo control, pasando por el sobredimensionamiento de la Justicia Militar, hasta aspectos de la vida cotidiana como la exacerbación
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Ǥ4 En todo caso, así como durante el populismo militar la construcción del “binomio Pueblo y Fuerza Armada” borraba las diferencias entre el Estado y las organizaciones sindicales y populares, ahora pretende borrar las fronteras entre Estado y sociedad civil en su conjunto. Para
el Estado parte de un hecho real: la violencia de SL contra la población civil fue increíblemente vesánica, especialmente en los últimos años de su guerra. Eso hizo que la violencia estatal fuera percibida como un mal menor. Pero a inicios de la década, la memoria de la violencia estatal estaba todavía fresca. En realidad, lo que había en esos años era una pugna de las FF. AA. porque se reconociera su papel central en la lucha antisubversiva y se le otorgue impunidad a las violaciones de los derechos humanos. En este terreno el Estado se encontraba todavía a la defensiva. El cambio de la situación se advierte si se compara la coyuntura “Cantuta”, cuando el repudio nacional obliga a condenar a los culpables del asesinato masivo; con julio de 1995, cuando el Presidente promulga la amnistía para los asesinos aprovechando que acababa de ser reelecto y el país estaba distraído; y con el actual retiro de la CIDH, que a pesar de la oposición de un sector importante de la opinión pública se llevó adelante sin ninguna vergüenza y decididamente a la ofensiva. El manto de olvido se tupe así cada día más alrededor de la violencia producida en esos años por agentes estatales. Pero como en un escenario freudiano, la violencia que se trata de ocultar chorrea por todos lados. No solo
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Ǣ los diarios chicha, los Ǧ o los cómicos ambulantes sino también en
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colegio de Zarumilla, recibidos como héroes a su regreso, al punto que el entusiasta alcalde les llegó a ofrecer un terreno a cada uno. En todo caso, la localidad ganadora, escenario de una de las principales acciones militares de la guerra con el Ecuador de 1941 parece haber sido escogida con cuidado y con criterios estratégicos muy precisos, un poco como se escogía a la Miss Universo en los tiempos de la Guerra Fría.
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Carlos Iván Degregori
El Presidente habla de jueces civiles que se orinan de miedo y la ministra Cuculiza de jueces decrépitos, mientras la inminente congresista Laura Bozzo
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Feliciano lo mataba con sus propias manos. Así como antes se etiquetaba el discurso popular como respetuoso y más recientemente como franco, especialmente cuando se quería utilizar jerga, hoy presenciamos cómo desde el poder se procede a una “naturalización” de lo popular como achorado. Operación Vladimiro Pero el aspecto más espectacular de esta batalla por la memoria es la legitimación del lado oscuro del poder. Al principio, Vladimiro Montesinos no se atrevía a salir en público. Conseguir su primera foto reciente fue una hazaña periodística de . Podían aducirse razones de seguridad para ese perϐÀǡ
ǤÀ además otras razones: su pasado de capitán dado de baja del Ejército por agente de la CIA
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ǡ y quedaban muchas huellas. Los prolegómenos de su aparición pública fueron tal vez la sustracción de expedientes del Palacio de Justicia después del autogolpe de abril de 1992 y en 1996 el rapto de Vaticano. Ambos borraron huellas. Entonces pudo aparecer, todavía sin audio, en Palacio de Gobierno junto al zar antidrogas Barry MacCafrey en 1996. Luego vinieron sucesivas declaraciones públicas, hasta
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entrevista de la “Revista Dominical” de±
Ǥ En las últimas semanas la trayectoria ascendente alcanza nuevas cimas con el reconocimiento de su papel en la captura de Feliciano, que le valió una felicitación del Congreso, y su presencia en la ceremonia de reconocimiento del nuevo Jefe del Comando Conjunto, general Villanueva, donde recibió reconocimientos y agradecimientos, gesto posiblemente inédito en la historia de las Fuerzas Armadas (recuérdese que se trata de un capitán dado de baja por razones bastante oscuras). La verdad, si fuera todavía militar solo le quedaría ser nombrado mariscal. La legitimación y desenfadada exhibición del lado oscuro del régimen en las esferas más altas del poder constituyen el más grave envilecimiento de la República por lo menos desde 1956. Si esta memoria es implantada en nuestros cerebros, las consecuencias van mucho más allá de las elecciones del año 2000 y pueden ser devastadoras no solo para la institucionalidad democrática sino también para nuestra
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ǡ así como en la economía no hay alternativa, tampoco la hay en la política. Se
La captura de Feliciano y la batalla por la memoria
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volvería sentido común, que la única solución para el Perú es un caudillo mesiánico a la cabeza de un gobierno cívico-militar, con servicios de inteligencia sobredimensionados y sin control. El objetivo inmediato de esta batalla por la memoria sí tiene que ver con el 2000 y consiste en desmoralizar al 60% de peruanos que no quiere votar por Fujimori, convenciéndolos que, aun cuando sepan que todo es mentira, nada pueden hacer porque así es la vida, la política, el Perú. ϐ
ïÀǡ su necesidad de seguridad y el privilegio que otorgan al modelo económico por sobre la democracia, los gremios empresariales parecerían estar entre los más dispuestos a aceptar este argumento. Podrán decir de un gobierno que no necesariamente es de su agrado, lo que los EE. UU. decían de ciertos dictadores latinoamericanos en la época de la Guerra Fría: será un hijo de puta, pero es hijo de puta. El objetivo de mediano y largo plazo es la construcción de un modelo que adopta diferentes nombres: democracias liberales, delegativas, defectuosas. Así las llaman quienes no viven en estos países y no conocen nuestra realidad, diré imitando al Presidente y a todos los voceros gobiernistas. En realidad, con todas las salvedades y matices del caso, se trata de la versión chicha del modelo asiático: economía de mercado sin democracia, con gobiernos autocráticos o abiertamente dictatoriales que se eternizan en el poder y terminan
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esa combinación nos convertirá en tigres, otorongos o pumas económicos o acabaremos más bien cual gatos medio famélicos y además domesticados.
ĆĕŃęĚđĔͳ FIESTAS PATRIAS1
ĎěĔċėĊēęĊ a un colegio, trabajo frente al Campo de Marte y odio la militarización de las Fiestas Patrias. Uno de mis mayores anhelos para el siglo XXI son unas Fiestas Patrias mucho más civiles. Óϐǡ
la tribuna y comprobar mi crecimiento anual conforme cambiaba mi lugar ×ϐ
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enjaezados y sus jinetes disfrazados de Húsares que los tanques. Pero en la última década esto se ha salido de madre. Desde junio, mañana, tarde e inclusive en las primeras horas de la noche, muchachos y muchachas entrenan ǡϐϐǤǡÀ campeonáramos en fútbol o que volviéramos a campeonar en vóleibol. Todo el día la misma música y los muchachos esforzándose por marcar el paso, azuzados por instructores y brigadieres que imitan más a Rambo que a Miguel Grau. No solo muchachos. El otro día eran señoras y señoritas, todas vestidas de la misma manera, marcando el paso. Y esto se repite hasta en el ï
×ÀǤǡǬϐǫ Es curioso, o más bien explicable, que esto suceda en la década en que se acabó el nacionalismo económico y el país se pone en venta o, como se dice, busca socios estratégicos. Chile mantiene CODELCOǡϐǤ acabaron las aerolíneas de bandera, pero marcamos cada vez más fuerte el paso. La música tradicional peruana agoniza en los medios masivos, pero todos los colegios tratan de tener bandas militares. No tengo nada contra los chilenos, ni contra MTV, solo señalo la contradicción. Me acuerdo de un poema de Ernesto Cardenal sobre Marilyn Monroe, que cuanto más odiaba el maquillaje, más se maquillaba. Cuanto más nos 1.
Publicado en , n.° 119, julio de 1999.
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desnacionalizamos, más se desborda este nacionalismo epidérmico y autoǡϐ
Humanos, pero le abre los brazos a las transnacionales... y marca el paso. Es, por un lado, legado de la guerra interna; regalo de Fiestas Patrias de Sendero ×
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dz triunfado. Pero Sendero ya fue, y no se va a conjurar un resurgimiento terrorista con marchas militares. ϐ
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ϐ con guaripoleras y saltimbanquis, con señoras y señores, jóvenes y niños disfrazados de ñustas, tapadas, Húsares o quipucamayos, que ni sé cómo se vestían, o como personajes de Pancho Fierro y no como pequeños rambos
ϐǤ Anhelo unas Fiestas Patrias con paseos de antorchas, con muchos fuegos ϐ
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nicos al alcance de todos hasta en los pueblos más apartados. Que los colegios se equipen con bandas si lo desean, pero también con guitarras, charangos, quenas o sikuris, por lo demás baratos, y entrenen mañana y tarde a ver si sale otro Felipe Pinglo, que nació hace cien años... o formen bandas de rock “sin ninguna vergüenza”, a ver si nos sale un Soda Stereo. Y para los estudiosos, concursos sobre ciudadanía. Ya se ha avanzado algo con la elección de alcaldes escolares, pero falta muchísimo. Si el Perú es libre e independiente por la voluntad general de los pueblos, ¿cuáles son los deberes y derechos de los peruanos? Si los niños aprenden a cuidar su cuerpo, cosa excelente, también podrían aprender a defender la Constitución, a ver si la rescatan más adelante de los viejos y viejas que la secuestran y la violan. ϐ
ǡǤǤǤ lo dije... y no se me ha pasmado la mano ni se ha introducido un virus divino en mi computadora. Se dirá que atento contra el sentimiento religioso de la mayoría de peruanos. ÀǡϐǦ dad, con su quinta parte de fundamentalistas como los EE. UU., mantienen una separación estricta entre Iglesia y Estado. Ni qué decir de Francia o Alemania. Es que más que con nuestra tradición religiosa, esto tiene que ver con la tradición latinoamericana de mezclar la religión y la política. Creo que Dios estaría muy contento si viera que en nuestros países se han consolidado las instituciones democráticas y no necesitamos instituciones tutelares, porque solo se tutela a los menores de edad o a los incapacitados. ÀϐÀ
los EE. UU. Pero no, pienso también en Costa Rica, Guatemala, el mismo Chile.
Fiestas Patrias
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Hasta donde conozco, en ninguno se vive este frenesí de bandas, pasos militares e izamientos de bandera hasta en el último rincón del país. El Estado y las FF. AA. tienen otros medios para legitimarse y ganarse el indispensable respeto ciudadano. Porque en el país de las pandillas, las barras bravas, el desempleo juvenil y el cinismo político, ¿somos más patriotas, practicamos más virtudes
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Sección IV
EN EL PARQUE TEMÁTICO Jurasic Park o el regreso al pasado con Tudela y Trazegnies*
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En colaboración con Rodolfo Acevedo.
Un señor Tudela, un señor Trazegnies, no van a empeñar su prestigio en algo que no tenga fundamento... Ellos están de paso por la política. ĆėđĔĘĔėėĊĘĞĔėėĊĘĆėĆ ( 26.12.99)1
A lo largo de la década, el régimen fue reclutando un tipo peculiar de especialistas. No eran los habituales tecnócratas que manejaban la economía y diseñaban las políticas sociales, sino intelectuales de corte señorial, especializados en Derecho y Relaciones Internacionales. Parecían como agua y aceite en un ±ϐ
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permanecían en el gobierno, fue quedando claro que no estaban de paso por la política, ni que el régimen se hubiera propuesto construir con ellos un parque temático donde pacieran ejemplares de especies que se creían extinguidas, no tanto como en la noche de los tiempos, pero por lo menos hacia los años de la República Aristocrática. Más bien, el gobierno utilizaba sistemáticamente, tanto sus conocimientos como la magia que todavía conservan en el país el abolengo y la condición de “señor”. Así, fueron los únicos que elaboraron un discurso para tratar de fundamentar con argumentos las posiciones del régimen2 en temas controversiales como las violaciones de DD. HH. Sustentaron la Ley de Amnistía, el retiro de la Corte
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exterior del segundo fujimorismo y terminaron igual de enlodados, con su representante más sinuoso como vicepresidente de la República, surgido de elecciones que no veíamos desde los tiempos del pisco y la butifarra. Sus tiempos. Por eso, detenerse en este Parque Jurásico y criticar el pensamiento de quienes contribuyeron a hundir al Perú en el túnel del tiempo, no es gastar pólvora en pterodontes fósiles. 1. 2.
Torres y Torres Lara se refería al acuerdo de Tudela y Trazegnies con la resolución del
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de Fujimori. A menos que se consideren las
À de Carlos Boloña como el ideario económico del régimen.
ĆĕŃęĚđĔͳͺ BELLE ÉPOQUE DE FRANCISCO TUDELA
đėĴČĎĒĊēēĆĈĎŘ enarbolando las banderas de la reinserción en la comunidad económica internacional y acumuló capital político a partir de la esperanza que despertó la apertura económica y tecnológica al mundo globalizado.1 Sin embargo, por su naturaleza antipolítica y autoritaria, terminó cerrándose sobre sí mismo en el plano político, disgustado primero y asustado después por otras dimensiones de la globalización que nunca quiso comprender. Entonces, así como en 1990 hizo suyo en gran parte el programa económico del FREDEMO y adoptó la estrategia antisubversiva de las FF. AA., en la segunda mitad de la década, conforme arreciaban las críticas de la comunidad internacional a su autoritarismo y su falta de respeto por los DD. HH., decidió reclutar un equipo
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decisiones en el campo de las relaciones internacionales. Este fue el único ámbito en que el régimen creyó necesario contar con un discurso para defenderse de los Otros, los políticos extranjeros que supuestamente no entendían el Perú.2 Sus autores eran blancos, políglotas, tenían apellidos compuestos y, a veces, hasta títulos de nobleza; parecían cosmopolitas, cultos y modernos, pero resultaron parroquiales, ignorantes y arcaicos, ×
ϐ×DzǤǤǤ y Francisco Tudela... son intelectuales de segundo orden y cuya autoridad no va más allá del Cercado de Lima”.3 Junto con Beatriz Ramacciotti, Embajadora ante la OEA y los ministros Bustamante y Mosqueira, Tudela y Trazegnies
1. 2. 3.
Recuérdese, por ejemplo, la obsesión presidencial con las computadoras escolares, en desmedro del capital humano, léase profesores. En la relación con los organismos económicos internacionales, la tecnocracia reclutada ×ϐ
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À que Fujimori era odiado en Washington pero mimado en Wall Street. La crítica incluía a Martha Hildebrandt y contraponía a los tres con Macera, quien: “sí es una persona culta e inteligente”. Véase: Mario Vargas Llosa, n.° 700: 6.5.00.
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llevaron al régimen a un callejón sin salida que nos ha convertido en la suerte de semiprotectorado de la OEA que somos mientras escribo estas líneas. Los dos ejes centrales del discurso con el cual el gobierno planteó su defensa en los foros internacionales fueron la soberanía nacional, el respeto a las diferencias y el relativismo cultural. El discurso sobre soberanía, fundamentalmente a cargo de Francisco Tudela, no puso en el blanco la globalización económica sino la injerencia extranjera en nuestra política interna, especialmente durante el último proceso electoral. El discurso sobre relativismo cultural, a cargo de Fernando de Trazegnies, no tuvo como objetivo promover la diversidad cultural o recoger las reivindicaciones de los pueblos indígenas o afroperuanos, sino cuestionar la universalidad de los derechos ϐ
Ǥǡǡ estrictamente instrumentales. La soberanía nacional según Francisco Tudela Los principales argumentos de Tudela están expuestos en su texto ǡ
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Ǥͺ Allí, el autor constata una paradoja:
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× del ciudadano que en ningún otro momento de la historia moderna [...] Cuando
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puerto, habrá allí una pantalla de computadora; y el policía que la consulta puede ser que sepa, en ese momento, más sobre nosotros de lo que entonces hay en nuestra memoria. (4)
Por supuesto, quienes vivimos en el Perú de Montesinos lo sufrimos en carne propia. Sin embargo, ese mismo Estado nacional que fortalece su control sobre la población, ve debilitada su “libertad de acción internacional tal como fue concebida por Hobbes en su Leviatán, generando el sistema internacional actual” (6). La principal responsable de este debilitamiento es la concepción actualmente hegemónica de los DD. HH., que Tudela considera extremadamente peligrosa pues se fundamenta en un nuevo monismo que puede llevar a sangrientas cruzadas en nombre de lo “políticamente correcto”. Si estas concepciones continúan avanzando, podríamos estar de “una pesadilla de 4.
El texto, publicado el año 2000 por el Fondo Editorial del Congreso del Perú, es una versión bastante corregida de una conferencia que Tudela ofreció en el Congreso en agosto de 1999. Todas las citas del presente capítulo son de ese texto, por lo cual nos limitamos a consignar el número de página entre paréntesis.
El nacionalismo belle époque de Francisco Tudela
243
celo y furor doctrinal” (31). ¿Cómo hemos llegado a situación tan tremebunda? Para responder a esta pregunta, Tudela se pasea por la historia de Occidente, desde la Edad Media hasta nuestros días. En el principio era la ecúmene medieval, la “república cristiana” cuya ca
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y su corrección política alrededor del catolicismo, que era en ese entonces lo “políticamente correcto” (16). La reforma protestante fracturó la ecúmene. En medio de grandes conmociones, después de las guerras de religión y la Guerra de los Treinta Años, el monismo católico medieval desaparece y: “el pensamiento ǡϐÀ
trado alrededor del concepto de ‘razón de Estado’, gana la mano sobre cualquier consideración sentimental o religiosa del mundo medieval” (16-17). El cardenal Richelieu aparece como el mejor ejemplo de esa moderna razón de Estado, instrumental por excelencia. Príncipe de la Iglesia, se alió con Gustavo Adolfo de Suecia, protestante, para liquidar lo que quedaba del antiguo Imperio Romano Germánico, encarnación de la ecúmene medieval: “un claro ejemplo de realismo político en la prosecución de la independencia conceptual respecto a los restos de lo ‘políticamente correcto’ de la herencia medieval” (17-18). ϐǡͳͶͺ
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era la religión del Estado. Nació así el Estado moderno, “libre de pretensiones ideológicas, ecuménicas y universales” (18).5 De esta forma, en el siglo XVII el mundo “pasa formalmente del monismo medieval al dualismo de la Edad Moderna”, que diferencia: “entre las normas de conducta internacionales... y las normas de cada actor individual, de cada Estado, que sí dependen de las ideas y las decisiones propias de cada comunidad política o de su soberano” (18). Este dualismo rigió los tres grandes sistemas internacionales bajo los cuales se produjo el desarrollo del Estado nacional. Ȍ El denominado Balance de Poderes, que se originó en la Paz de Westphalia y duró hasta la Revolución francesa. Esta marcó: “el inicio de la irrupción de las masas homogeneizadas en la historia. La soberanía, hasta entonces depositada en
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ciudadana...” (20). ȌDerrotada la Revolución francesa, el Congreso de Viena de 1815 estableció el segundo sistema internacional moderno, el Concierto de Europa, un sistema permanente de consultas entre las principales potencias, que duró hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.
Ȍ A 5.
Para una versión bastante más compleja del surgimiento del Estado moderno como
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Ǣ desarrollo de un nuevo sentido del tiempo, así como de la consolidación de las lenguas nacionales y el capitalismo de la imprenta, véase: Anderson (1993).
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Carlos Iván Degregori
partir de entonces, Dzϐ
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dzǤ Tudela habla de tres sistemas, pero dice que “no hay etiquetas realmente descriptivas” para el tercero. Y no podía haberlas pues entre 1914 y 1991: DzǡϐÀǡ
ǡ se hunde en una guerra civil universal” (23). La Segunda Guerra Mundial y el casi medio siglo de Guerra Fría son para Tudela parte de este largo interregno, aquella parte durante la cual se enfrentan “dos utopías monistas puramente instrumentales” (24). La Guerra Fría termina en diciembre de 1991. Desde entonces, el capitalismo democrático global es la utopía victoriosa y superviviente. Ocho años más tarde, la guerra de Kósovo, una suerte de cruzada provocada por el “candor de los optimismos utópicos” en nombre del “humanismo paternalista más indzȋʹͻȌǡ
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advenimiento de “un nuevo sistema internacional, de fuerte tendencia monista, que descansa en dos concepciones de la acción política: el libre mercado y los derechos humanos; un modo de producción determinado y una religión
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precedentes en la historia humana” (26). En este nuevo contexto inquisitorial, los estados periféricos van siendo acorralados por lo “políticamente correcto”. Se les exige unilateralmente, por ejemplo la preservación del medio ambiente y pronto se les impondrán las agendas sindicales del Primer Mundo (léase mejores sueldos para los Ȍǡ
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Ǥ Estas presiones acabarán por arruinarnos, pues generarían “demandas sociales imposibles de satisfacer, que nos conducirían a la confrontación revolucionaria violenta” (28). Una vez arruinados, pregunta Tudela: “¿nos tomarán... a su cargo, como si fuéramos una reservación indígena o un parque ecológico?” (29). Las principales responsables de la erosión de la soberanía de los Estados nacionales, el regreso del monismo y el imperio de lo “políticamente correcto” son las ONGǡ
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XVIII (8). La diferencia es que: “El salón, hoy en día, ha sido reemplazado por una computadora y una línea telefónica para el correo electrónico. Ya no hay sillas Luis XV, ni pintura barroca: eso terminó. Lo que ahora hay es un académico o un intelectual, en esencia idéntico al de los salones franceses del siglo XVIII, sentado frente a una computadora de más de 500 Mhz, y conversando con sus pares por correo electrónico” (8). Tudela parece haber escrito el párrafo con
como música de fondo, pero sigamos adelante.
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El nacionalismo belle époque de Francisco Tudela
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existentes;6 2) no asumen ninguna responsabilidad política ante los ciudadanos. Si se equivocan, el problema no es de ellos. La opinión, correcta o equivocada, se lanza al espacio informático y allí termina toda responsabilidad, pues: “no han sido elegidos por sufragio universal, ni son nombrados por autoridad pública nacional o internacional ninguna” (8-9). De esta forma, las ONG socavan: “la legitimidad real y exclusiva de los representantes elegidos, mediante sufragio universal, para proteger y representar los derechos de la sociedad” (11). “¿Si las ONG representan a la sociedad civil, entonces a quién representan las autoridades elegidas?”, se pregunta Tudela,7 que imagina a las ONG promoviendo: “una confrontación permanente, dialéctica, entre el poder político y la sociedad civil” (12), para que el primero aparezca siempre como enemigo de la segunda. ϐ×ϐ
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ONG tendría el rigor y la intensidad de una religión organizada, no teológica, sino antropológica. “Una especie de pasión por el hombre divinizado en sus derechos... Quien no profesa la ortodoxia humanitaria es excluido y marginado” (13). Lo peor es que ese monismo es “compartido por el mundo universitario occidental y aceptado dócilmente por los políticos”. Por eso: “nos preguntamos si en el futuro habrán cruzadas o Santa Inquisición del humanitarismo de los derechos humanos” (14). El idiota ilustrado Tudela no menciona al Perú ni su historia, pero es obvio que elige hablar de Occidente para ensayar una defensa “culta” y en lo posible deslumbrante del fujimorismo. Sin embargo, su paseíllo por la historia occidental es tan asombrosamente frívolo, sus silencios tan pasmosos y sus argumentos tan anacrónicos, que prueban la existencia del idiota ilustrado. Un océano de conocimientos de un centímetro de profundidad no le alcanzan para construir la hoja de parra que cubra y racionalice su rabia contra las ONG de DD. HH. y la ciudadanía participativa, que asedian a su gobierno. La asociación (casi) libre al armar su argumento le sirve para aturdir incautos, acumular prestigio intelectual y autoridad política, aprovechando nuestro racismo y nuestra 6.
7.
Según Tudela, las ONG ×
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± al corporativismo fascista, a los soviets comunistas y en general a todo lo que no sea estrictamente liberal, porque “estamos frente a una extraña combinación del ejercicio ϐ×ϐ
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ninguna de las responsabilidades y funciones típicas de la democracia representativa” (11). En el Perú de hoy, retrucaríamos, ¿a quién representan los congresistas tránsfugas?
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herencia colonial. Pero al mismo tiempo revela su pasadismo, su estadolatría descarnada y su atracción por el soberano autoritario. Ǥ ϐ
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en la política internacional y, por consiguiente, la soberanía nacional prácticamente irrestricta. Se siente más cómodo en el periodo que va de la Paz de Westphalia a la 2, cuando predominaba la libertad del Estado “tal como fue concebida por Hobbes en su ” (6). Anclado en ese periodo de la historia, apenas le dedica algunas líneas a casi medio siglo de Guerra Fría, etapa tan importante y tan intensa desde el punto de vista de las relaciones internacionales, pues fue entonces cuando surgieron los embriones de un sistema mundial más bien kantiano con las Naciones Unidas y la multitud de tratados y alianzas regionales, desde la OTAN y la Unión Europea hasta la OEA y nuestra modesta Comunidad Andina. Tal vez por eso no toca la Guerra Fría, porque quiebra su argumento de una soberanía estatal que se prolonga irrestricta hasta el surgimiento de las ONG.8 Además, porque es la época de irrupción del Tercer Mundo y los países no alineados, que no encajan dentro de su visión eurocéntrica de las relaciones internacionales. Si descentrara mínimamente su análisis, emergería una imagen menos idílica y más real de la época de oro del Concierto de Europa. Esa fue la época del auge imperialista, cuando las potencias europeas se repartieron África en el Congreso de Berlín; época de Bwanas y Sahibs, del rey Leopoldo y las tropelías de la colonización belga en el Congo, de la guerra del opio y la humillación de China por el concierto europeo, para mencionar solo algunos ejemplos. Y en América Latina, época de la diplomacia de las cañoneras, de las invasiones de EE. UU. a México y América Central. ¿Alguna vez funcionó la libertad irrestricta de los Estados nacionales en nuestra región?, ¿en nuestro país? Tudela añora un bien perdido que nunca tuvimos. Pero su posición no es fruto de la ignorancia. Tudela conoce esa historia pero habla desde Europa y opta por la razón de Estado, instrumental por excelencia. Repetidas veces a lo largo del texto, en nombre del realismo se alza contra toda utopía (15). No es de extrañar que se sienta cómodamente instalado en nuestro presente envilecido, dispuesto también él a todo: a fundamentar la Ley de Amnistía en 1995, a bailar la tecnocumbia en el año 2000, o a intentar darle sustento teórico al nacionalismo coyuntural del ͺǤ
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de agentes no gubernamentales.
El nacionalismo belle époque de Francisco Tudela
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régimen en su pleito contra la CIDH, el Centro Carter, el NDI, Transparencia o la Coordinadora Nacional de DD. HH. Su texto podría ser leído como una ×ϐ
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Ley de Amnistía en 1995. Tal vez despierte empatía su visión crítica del proceso de globalización. Es cierto que en la aldea global campean la asimetría y la exclusión. Hay Estados ϐǡ±
nacional, hay diferencias económicas, políticas y culturales. La clave es ver en nombre de quién y desde qué ubicación se critica la globalización. La de Tudela es cristalinamente una crítica en nombre de los Estados autoritarios, que sienten afectada su libertad de abusar de sus ciudadanos en nombre de la razón de Estado y la soberanía nacional. Así por ejemplo, le preocupa que vayan a exigirle a nuestros Estados pagar salarios equivalentes a los del Primer Mundo, pero no dice nada sobre el pago de la deuda externa, ni sobre las trabas a la libertad de la fuerza de trabajo para realizarse allí donde es mejor remunerada, con las consecuentes restricciones a la inmigración y las reacciones xenófobas en el Primer Mundo. Ǥ
ϐ ONG como organizaciones de intelectuales con supercomputadoras, casi
que no le rinden cuenta a nadie, ¿no estará pensando en APRODEH, la ONG del Sr. Faisal, sicario de Montesinos en el ciberespacio? Si cambiamos “intelectual” por “delincuente”, es la única en el ï
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×ǣǡǡble e impune pues el régimen la protegió de cualquier juicio. ¿Está haciendo Tudela una autocrítica? En realidad, las ONG son un fenómeno mucho más antiguo y complejo. Hay una inmensa literatura crítica sobre ellas pero, al igual que las multinacionales, constituyen un nuevo actor ineludible en el panorama nacional y mundial, tanto que, le guste o no a Tudela, hasta tienen un nombre en las relaciones internacionales: tercer sector. En el Perú nacen en la década de 1960. Hoy son centenares, y en el mundo decenas de miles. Cubren prácticamente todos los campos de la actividad social y todo el espectro ideológico y político, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda; desde el liberalismo duro de fundaciones como Cato o Soros, hasta el asistencialismo de CARE, el ecologismo verde o el socialismo. Muchas se dedican a la educación ciudadana o a la vigilancia electoral y quieren, por tanto, fortalecer la democracia representativa, no ser sus sepultureras. En muchos casos, la relación con los Estados puede ser de cooperación y no de confrontación.
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Inclusive en el Perú, hasta entrada la década y a pesar del autoritarismo, han habido una serie de proyectos conjuntos entre ONG y Estado. Pero si existe voluntad de fraude, ¿cómo puede ser armónica la relación entre el gobierno y, digamos, Transparencia? Lo que hace Tudela con las ONG es entonces un ejercicio schmitteriano de construcción de un enemigo, dotando al adversario de ciertas características,
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intencionalmente la realidad, presentándolo como dispuesto a la hostilidad de manera natural.9 Ǥ DzÀ
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Ǥcedentes de lo que hoy se denomina “corrección política” están en los grandes movimientos sociales por derechos civiles, contra la discriminación racial, étnica y/o cultural, por los derechos de la mujer y otros de los denominados “nuevos movimientos sociales”. Los logros de estos movimientos son innegables y se encuentran entre los avances más importantes de la humanidad en la segunda mitad del siglo XX.
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ϐbre esos movimientos y en muchos casos los acompañaron, se academizan, se concentran en la pureza del lenguaje hasta llegar a un barroquismo extremo10 y se vuelven en muchos casos intolerantes. Pero pensar que la “corrección política” se está apoderando del mundo pues sus planteamientos son “aceptados dócilmente” por políticos que estarían a punto de iniciar sangrientas cruzadas es una exageración tan reaccionaria, que ubica a Tudela junto a esos extremistas de Montana que piensan que las mujeres deben quedarse en sus casas a servir al marido y entienden al mundo a través de la teoría de la
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×À la ONU está conspirando para apoderarse de los EE. UU., por ejemplo. Por algo la teoría de la conspiración fue una de las pocas líneas de defensa del régimen para explicar el aislamiento internacional peruano: conspiración de las ONG, de la prensa internacional, etc.11
9. Véase Thompson (1983). 10. A Tudela, por ejemplo, no se le podría decir “pelao”, sino “escaso de cabellos”. Lo contrario sería políticamente incorrecto y, por tanto, ofensivo y discriminador. 11. Esta línea, desarrollada con entusiasmo por ǡ y el propio Tudela llega al clímax de la paranoia entre el 20 y el 28 de mayo, en vísperas de la segunda ronda electoral. ȋʹͲ ʹʹǤͷȌ ϐ×
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Francia y EE. UU. “Contrapunto” y (23.5.00) entrevistaron a Daniel Small, vinculado
El nacionalismo belle époque de Francisco Tudela
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Ǥ × Un fenómeno tan complejo y doloroso no puede caricaturizarse presentándolo como una cruzada imbuida de candor y paternalismo, instigada por el equivalente contemporáneo del monje Juan L’Eremite,12 es decir, las ONG de DD. HH.
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decisiva sobre la política exterior de los EE. UU. y la OTAN. La realidad es distinta. Para comenzar, muchas ONG estuvieron en contra de esa guerra librada al margen del Consejo de Seguridad de la ONU.13 Quienes la desataron fueron Estados nacionales guiados no solo por razones ideológicas ϐ×ϐ
ǤÀǡǡ y complejo: el genocidio de albano kosovares en una Europa que había vivido esos horrores hacía medio siglo y que estaba siendo fuertemente criticada por haber permitido que se insinúe en Bosnia y se desboque en Ruanda en 1994.14 No se trataba entonces de imponer un “deber ser” kantiano sino de detener el regreso a una suerte de estado de naturaleza hobbesiano. Y había también intereses muy tradicionales, como la expansión de la OTAN hacia el Este en pugna con la Rusia postsoviética, para mencionar solo uno. No fue entonces una guerra precisamente santa y tuvo mucho de vieja arrogancia imperial, bastante más antigua que la actual centralidad de los Derechos Humanos que desvela a Tudela. Ǥ ×
En un artículo titulado sugerentemente, ×
, Werner Weidenfeld (2000: 75) ofrece una visión distinta, realista y sin histerias de la actual situación: al extremista Lyndon Larouche, que denunció una supuesta conspiración de grupos norteamericanos apoyados por los carteles de la droga y ciertos especuladores como George Soros, para derrocar al gobierno de Fujimori y legalizar la droga. 12. El temor legítimo a cruzadas y guerras religiosas es esgrimido por Tudela en las
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Ǥ utilizó, por ejemplo, para fundamentar su apoyo a la Ley de Amnistía en 1995: “No hay que olvidarnos que el tipo de guerra que ha vivido el Perú es similar a aquellas guerras horrorosas del s. XVI y s. XVII, que fueron guerras de religión” (. Segunda Legislatura Ordinaria de 1994. Sesiones Complementarias. Tomo I, p. 176). 13. No sólo las ONG, si no el conjunto de la intelectualidad europea e incluso norteamericana estuvo desgarrada por esa guerra. Tuvo impacto en los medios la polémica entre Susan Sontag, a favor de la intervención, y Peter Handke, en contra. En Francia, mientras Pierre Bourdieu o Regis Debray se oponían a la guerra, Bernard Henri-Lèvy se declaraba decididamente a favor. Para un panorama de las diferentes posiciones, véase: À, 4.4.99. 14. Especialmente criticada era Francia, que por eso, entre otras razones, terminó apoyando de mala gana una guerra contra Serbia, tradicional aliado francés en los Balcanes.
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Hoy estamos viviendo el adiós al modelo de orden internacional de Metternich,
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el s. XXI
±ǤǤǤȏȐϐ como unilaterales y nacionales, si bien es tan viejo como los mismos estados nacionales europeos, es un hábito malo [...] La “soberanía de las decisiones de
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las acciones de los estados nacionales tienen que tener en cuenta nuevos actores y nuevas formas de cooperación.
Nuevos actores como las ONG, añadiríamos, o las multinacionales y también los movimientos sociales transnacionales, para mencionar algunos. Y si el sistema de soberanía estatal plena que surgió en el s. XVII fue hijo de los horrores de las guerras religiosas, las actuales transformaciones no son capricho de intelectuales computarizados, son hijas del Holocausto, el Gulag, los detenidos-desaparecidos, los genocidios y las limpiezas étnicas. Pero Tudela ϐ
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×ǣ defensivo, que pinta de cuerpo entero al autor como representante de los que podríamos llamar “poderes locales” derrotados por la globalización, que manejaron a su antojo los Estados latinoamericanos aprovechando la “libertad de acción internacional de los Estados”, muchas veces en complicidad con el poder imperial, especialmente durante la Guerra Fría. De ellos, los más consecuentes fueron los regímenes populistas, que dentro de los viejos parámetros internacionales trataron de conquistar soberanía nacional sobre la base de la creación de un mercado interno, es decir, a partir de la soberanía económica. Tudela retoma más bien la tradición liberal del siglo XIX y principios del siglo XX, anterior al ciclo populista. Y la retoma en su variante autoritaria, antigua en el continente. Varios de los dictadores más sombríos de América Latina fueron liberales. El guatemalteco Ubico, por ejemplo, inspirador de Ó de Miguel Ángel Asturias. Lo que distingue a los nuevos de los viejos liberales es, precisamente, que combinan liberalismo económico con democracia política. Por eso el liberalismo en el Perú, después de la desaparición de , está por construirse, por fuera y en oposición al fujimorismo.
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Debe ser paradójico para este admirador de Richelieu que su gobierno, incapaz de desplegar una política exterior como la del Cardenal, esté muriendo como
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él. Richelieu, quien en vida fue un ser autoritario como pocos, tanto así que la sola mención de su nombre despertaba pavor, tuvo una muerte horrenda:
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ϐ al ano y estaba obligado así a vivir en la fétida atmósfera de sus propias supuraciones. El almizcle y el ámbar podían disimular mas no anular ese hedor a carroña y a ruina. Richelieu nunca pudo evitar el humillante conocimiento de ǡ
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ȏǤǤǤȐ el cuerpo podrido del hombre real y la gloria de la persona, el abismo era insalvable [...] Ese espontáneo hedor, esos gusanos que se cebaban en un cadáver vivo parecían poéticamente justos y apropiados. En las últimas horas del cardenal, cuando los médicos lo hubieron desahuciado, se llamó a una anciana curandera. Pronunciando convenientes conjuros, la mujer administró su panacea: cuatro onzas de estiércol de caballo maceradas en una pinta de vino blanco; de suerte que fue sintiendo el gusto de excrementos como el árbitro de los destinos de Europa rindió su alma.15
15. Tomado de: Alberto Servat, “Los últimos días de Richelieu”, en:
, 6.1.00.
ĆĕŃęĚđĔͳͻ FERNANDO DE TRAZEGNIES O EL BUEN SALVAJE BLANCO
ͳͻͻ͵ǤĆęĆėĉĊĉĊđĉĊĆČĔĘęĔ, día nacional de Bolivia, el profesor aimara Víctor Hugo Cárdenas tomó posesión como Vicepresidente de la República y Presidente del Congreso.1 Flanqueado por su esposa de pollera, doña Lidia, y con una bufanda de vicuña en el hombro, el dirigente katarista inició un histórico discurso: “Después de 500 años de silencio colonial y después de 168 años de exclusión republicana, tomamos la palabra para decir nuestra verdad. Hemos vivido una historia de permanente lucha por la libertad y la justicia, por la democracia pluricultural y multiétnica”. Luego de entretejer mensajes en quechua, aimara y guaraní a lo largo de su discurso, Cárdenas concluyó: Sueño con una Bolivia, con un continente americano y con un mundo donde haya respeto entre pueblos y culturas diferentes y también reconocimiento entre diferentes. Podemos y debemos cambiar profundamente, pero este cambio será sin dejar de ser lo que somos, sin perder nuestras identidades históricas y culturales.
Siete años después, el 13 de septiembre de 2000, ante la Asamblea General de la ONU reunida luego de la Cumbre del Milenio, el canciller peruano Fernando de Trazegnies Granda, apelando también al reconocimiento de las diferencias, pidió que: “se respeten democráticamente las diferentes maneras que los países tienen para vivir la democracia” (
17.9.00). Al margen de la evaluación que se haga de la actuación de Cárdenas en la vicepresidencia de Bolivia, su demanda de un mundo donde haya respeto
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1.
Cárdenas, dirigente del Movimiento Revolucionario Túpac Katari (MRTK), participó en las elecciones en sorprendente alianza con el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), partido histórico de la revolución boliviana de 1952, que presentó como candidato a la presidencia a Gonzalo Sánchez de Losada, economista de tendencia neoliberal. Las citas del discurso de Cárdenas son tomadas de Albó (1993: 34-35).
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democrática.2 Terminado su periodo, el gobierno del cual formaba parte entregó el poder a la oposición en comicios que nadie objetó. ǡϐ×
ïǡclamaba el reconocimiento de las diferencias para exigir que la comunidad internacional acepte las tropelías que el régimen acababa de cometer en el proceso electoral, porque: “toda idea de cruzada, aun en nombre de la democracia, resulta antidemocrática por intolerante” (
17.9.00).3 La exposición del Canciller fue expresión de una posición madurada largamente y expuesta por primera vez de manera sistemática en diciembre ͳͻͻͺǡ
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dinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para conmemorar el 50 aniversario de la Declaración Universal de los DD. HH.4 Esa noche Trazegnies
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para pronunciarse apenas veladamente en contra de la captura de Pinochet en Londres, acaecida dos meses antes; y para ir curándose en salud por los casos que el Perú enfrentaba en la CIDH, preparando el camino para la retirada que se concretó meses después. Los argumentos de Trazegnies Trazegnies inició su argumento deslindando con las “verdades universales y atemporales... [porque] salvo en materia de religión, no puedo aceptar sino verdades relativas, sujetas a un juicio histórico” (46). En el caso de los DD. HH.: “los valores que ellos encarnan responden a la manera de ver la sociedad y el mundo que tiene una cultura determinada en una época histórica determinada” (47). Esa sociedad es la sociedad liberal que se desarrolló en Occidente; y la época, aquella que se inicia a partir del siglo XVI. El Canciller se siente parte de esa cultura y sus valores. A partir de ellos puede, por ejemplo: “criticar prácticas tales como la ablación del clítoris, aunque ello sea aceptado y defendido por muy amplias comunidades de África y
2.
3. 4.
Durante el gobierno de Sánchez de Losada y Cárdenas se dieron varias leyes que concernían directamente a los pueblos indígenas. Entre las más importantes: la ley de tierras, la ley de educación intercultural y la ley de participación popular (descentralización). Véase, entre otros, SNPP (1997). Implícitamente, Trazegnies sustentaba también el retiro del Perú de la Corte Interamericana de DD. HH., producido un año antes. En el número 117 de (abril de 1999) se reprodujeron extractos de la intervención de Trazegnies y comentarios de diversos autores, varios de los cuales citamos en este capítulo. En tanto todas las citas de Trazegnies provienen de ese número de , nos limitamos a señalar la página entre paréntesis.
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Asia” (47). Pero: “una cosa es plantear una crítica moralmente legítima y otra es pretender sancionar a todos los que no piensan como nosotros, pasando por encima de las convicciones y de las decisiones de los pueblos... La voluntad de sanción ejercida desde fuera... puede ser una manifestación de arrogancia moral y cultural” (47). Porque para Trazegnies “la declaración de los Derechos Humanos, aun cuando tiene el carácter de norma internacional, es antes la
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ǣ función es más pedagógica que legal” (46). El Canciller parece levantarse contra el derecho positivo o, en todo caso, contra la concreción de la declaración de los DD. HH. en normas legales, porque: “El derecho no funciona en el vacío sino que es parte del proceso político de la sociedad [y]... los procesos políticos pertenecen a los pueblos que los llevan a cabo; son, en verdad, una expresión de ese valor sagrado en una democracia que es la libre determinación de los pueblos” (47). No se podría entonces imponer un derecho supranacional porque habría que respetar algo así como el espacio-tiempo histórico de cada Estado nacional: Nadie —ni siquiera en nombre de los derechos humanos— puede desconocer la voluntad de los pueblos e imponer la suya propia. Así, si un país decide libremente resolver sus problemas de una cierta manera y resuelve avanzar hacia la democracia realizando ciertas concesiones que responden a su idiosincrasia y a su realidad, no puede una persona singular, ajena a dicho proceso político, erigirse en autoridad supranacional y sobrehumana, despreciar la voluntad popular y, considerándose por encima de lo que piensan los interesados directos, promover un caos político ahí donde los propios involucrados habían tenido la sabiduría de encontrar una salida con el menor costo social. (47-48)
Sus palabras parecen expresar una genuina preocupación nacionalista ante una globalización que “puede no ser otra cosa que una forma de imperialismo” (48). Sin embargo... La crítica a esos argumentos Es cierto que los derechos humanos fueron una elaboración del liberalismo occidental. Pero los occidentales no son extraterrestres abismalmente separados del resto del mundo. Por un lado, la elaboración conceptual de los DD. HH. expresa en muchos casos principios o conductas presentes en diferentes culturas, que en temas fundamentales habían llegado, a veces antes y por caminos distintos al de la racionalidad cartesiana, a las mismas premisas: el respeto a la vida, por ejemplo. Por otro lado, esa sistematización occidental
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de los DD. HH. se ha ido difundiendo y en muchos casos
en su interacción con otras culturas. No todo ha sido imposición. Ǭ±
ϐ DD. HH. en el siglo XX no son occidentales? Gandhi desarrolló su doctrina y su gesta no violenta antes de la Declaración de la ONU. Martin Luther King se inspiró en Gandhi. Nelson Mandela es hijo del pueblo Xhosa de Sudáfrica. Se dirá que King, a pesar de ser negro, es producto de Occidente. Cierto, pero eso nos lleva a otros puntos: qué es Occidente y desde qué ubicación se impulsan principalmente los DD. HH. Occidente no es un bloque monolítico y también allí los derechos humanos se han conquistado a veces tardíamente.5 Por otro lado, los personajes mencionados ilustran que los DD. HH. se desarrollan principalmente desde los grupos excluidos, discriminados, subalternos en general; con relación y muchas veces en contraposición a los Estados nacionales. Los desarrollos conceptuales constituyen la materia prima con la cual se va construyendo, con frecuencia en medio de presiones y
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lucha por la conquista real de esos derechos. Los pueblos no occidentales han participado activamente, tanto en el establecimiento del marco jurídico como, una vez que este ha sido establecido, en la exigencia de su cumplimiento. Menciono solo la resolución 169 de la OIT, aprobada por el Perú, que recoge un conjunto de demandas de los pueblos indígenas y que hoy es enarbolada por ellos mismos en diferentes partes del planeta. Los DD. HH. avanzan, entonces, a partir de la interacción mutua entre Estado y sociedad, dominantes y subalternos, Occidente y no Occidente (sabiendo que estos últimos términos implican una generalización abusiva). Lo que sucede es que Trazegnies es unas veces relativista e historicista y otras universalista y ahistórico, según le convenga. No le gustan verdades universales y atemporales, pero habla de la soberanía nacional como si lo Ǣ
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Ȍǡ discretas y mutuamente excluyentes. Así, habla de como si fueran bloques estáticos, “absolutamente uniformes e impermeables” (Portes, Guarnizo y Landolt 1999). A partir de esa concepción le es posible al gobierno, por ejemplo, motejar de “acusetes” o enemigos de la patria a los peruanos que reclaman derechos ante la CIDH. Esa visión de pueblos y países que deciden libremente sus destinos resulta, además, demasiado idílica. Olvida Trazegnies que esos pueblos están atravesados por relaciones asimétricas de poder, por
5.
Como señala
( 117: 61), EE. UU. empezó a desmantelar su esquema de segregación racial apenas en 1954; Francia dio el voto a la mujeres en 1944 y Suiza recién en 1971, bastante más tarde que el Perú.
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diferencias no solo raciales o étnico-culturales sino regionales, clasistas, generacionales y de género.6 Trazegnies confunde ideología con política; idiosincrasia con correlaciones de fuerzas. Es obvio que cuando habla de “un país que decide libremente
dzϐ transición pactada que tuvo lugar en Chile. Pero esta no tuvo tanto que ver con idiosincrasia y relativismo cultural, sino con correlaciones de fuerzas nacionales e internacionales. ¿Qué fue lo que hoy cambió, esas correlaciones o la idiosincrasia chilena? Idiosincrasia es otra generalización arbitraria. ¿Las masacres de La Cantuta y Barrios Altos son parte de nuestra idiosincrasia? La Ley de Amnistía de 1995, ¿se dio porque los peruanos decidimos libremente realizar algunas concesiones que responden a nuestra idiosincrasia? Las encuestas de opinión muestran persistentemente lo contrario. ¿El fraudulento proceso electoral Ó ʹͲͲͲ ϐ Dz
determinación de los pueblos”?, ¿fue producto de nuestra idiosincrasia? Tal vez sí, de sus aspectos más atrasados y retrógrados, de aquellos que eran hegemónicos en los tiempos del pisco y la butifarra. Porque las idiosincrasias también están históricamente condicionadas e incluso en cualquier momento ×
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ǣ Los luchadores por los DD. HH. árabes o iraníes son tan parte de la cultura islámica como sus gobernantes o como los fundamentalistas en sus países. Por tanto, ¿quién es más representativo de los valores asiáticos: Mahatir Mohamad, el Primer Ministro malasio que ha encarcelado... a su más cercano colaborador por disentir de él, o Aung San Suu Kyan, Premio Nobel de la Paz que lidera la asediada oposición en Myanmar? (“The Economist”, enǣ 1999).
La clave es, entonces, al igual que en el caso de Tudela, precisar desde qué ubicación Trazegnies reivindica el relativismo cultural y la soberanía estatal. ¿Desde las culturas discriminadas y excluidas para incorporarlas y construir ese país pluricultural y multilingüe al que se refería Víctor Hugo Cárdenas? ǡ
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los que he llamado “poderes locales” (nacionales) amenazados por los aspectos más progresivos de la globalización. Poderes acostumbrados a violar los 6.
Los estudios de género precisamente nos han hecho ver que ni siquiera la familia, mencionada por Trazegnies como ámbito de libertad, es la célula idílica que toma decisiones consensuales y es bastión del libre albedrío. Si no, que lo digan las mujeres de la India o Afganistán. Casos extremos sin duda pero no únicos, si no ¿para qué existe la DEMUNA en el Perú?
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derechos humanos en nombre de la soberanía nacional, otro universal que Trazegnies no cuestiona pero que es también histórico y que cada vez más: “va a ser aceptado solo en la medida en que se trate de Estados que respeten los derechos básicos de sus ciudadanos”.7 La alusión indirecta al caso chileno muestra cómo Trazegnies se ubica también netamente a la defensiva, resaltando los peligros de la globalización del Derecho en vez de pensar en “la necesaria renovación de los criterios éticos y jurídicos [...] que el mundo de hoy exige” (Tubino 1999: 55). Peor aún, cuando ϐDD. HH. pertenecen al ámbito de la ϐϐÀǡÀǡ
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valores contenidos en la Declaración, a través de normas precisas que permitan hacerlos exigibles sin perturbación del orden jurídico y de manera que las infracciones puedan ser sancionadas dentro de los procedimientos regulares del derecho” (46). Como si la Declaración recién acabara de ser aprobada. Luego añade que “los valores tienen que objetivarse [...] ser expresados en términos absolutamente racionales”, porque: “nada es más grave que tomar sentimientos y pasiones y darles un valor vinculante” (47). Lo dice cuando el Perú —como la mayoría de países del mundo— participan desde hace tiempo en una red cada vez más tupida de tratados y resoluciones supranacionales vinculantes, netamente objetivados y en muchos casos constitucionalizados. Ante ese desfase entre la realidad y los anacrónicos temores expuestos por
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derecho a la diferencia, sino la conducta de un gobierno autoritario que patea el tablero de sus compromisos internacionales, como sucedió con la Corte Interamericana. Digamos, entonces, las cosas por su nombre. Que Fernando de Trazegnies, caballero de la Orden de Malta, enarbole el relativismo cultural, solo tendría sentido si estuviera ejerciendo una “representación ventrílocua”,8 es decir, hablando en nombre de indígenas, afroperuanos u otros grupos excluidos o discriminados. Como dice Tubino (1999: 55): “El relativismo cultural tiene su lugar. Sirve para evitar actitudes etnocéntricamente autoritarias de imposición cultural”. Por ejemplo, la imposición de Lima sobre las regiones; o de criollos y mestizos sobre los pueblos indígenas; para mencionar solo algunas. À
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ǡción del clítoris, que por suerte no existe en el país ni en América Latina, Trazegnies podría haber hablado de la pobreza y de la inequidad, que golpea 7. 8.
“The Economist”, en: n.° 117: 62. Véase Guerrero (1993).
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principalmente a las regiones y a los pueblos indígenas, tendencialmente los más pobres entre los pobres.9 Podría haber hablado de descentralización, en tanto la diversidad se expresa principalmente en las regiones. Podría haber
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tural promoviendo políticas como la “ceguera al color” en el mercado laboral; ϐ
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× bilingüe intercultural, respetuosa de las diferencias pero poniendo al mismo tiempo énfasis en los intercambios culturales, las fertilizaciones mutuas, las ϐ
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Ǥ Felizmente, ni la ablación del clítoris ni el cuestionamiento radical de la democracia representativa se encuentran hoy en la agenda de las organizaciones populares, regionales, de los pueblos indígenas u otros sectores excluidos o discriminados del país. Poner por delante la defensa de un supuesto camino peruano, léase fujimorista, a la democracia en nombre del respeto a
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autoritarias del régimen.
9.
Esta situación conduce al empobrecimiento y posible extinción de muchas
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ĆĕŃęĚđĔʹͲ AGORAFOBIA: FRANCISCO TUDELA Y
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En la película de Ridley Scott, siete astronautas desembarcan en un planeta
ϐǤ advierten que una criatura extraña, un alienígena, ha anidado en uno de ellos. Encerrados en la nave espacial, son atacados uno a uno por el monstruo sin poder pedir auxilio. En la noche espacial, tienen que enfrentarlo absolutamente solos. Ese es el sueño de todo autoritarismo. Cuanto más radical, más completo quisiera que fuera el aislamiento de sus subordinados/víctimas. Sendero Luminoso fue un caso extremo. En nuestra memoria ha quedado asociado con explosiones, pero en el plano social producía en realidad una implosión. Allí donde llegaba, eliminaba o expulsaba cualquier agente externo que pudiera hacerle competencia: autoridades estatales, partidos políticos, Iglesias, ONG, cooperación internacional. Luego desactivaba las organizaciones sociales existentes, muchas veces a costa del asesinato de sus dirigentes; o las sometía, parasitándolas a través de sus “mandos”, que reemplazaban a las dirigencias y pasaban a ejercer el control. Dioses de una religión beligerantemente monoteísta, no admitían a nadie más en su Olimpo; querían ser los únicos ordenadores del mundo. Semejante fue el sueño de los gamonales, que duró más porque se sustentaba no solo ni principalmente en la fuerza de las armas sino en el , estaba enraizado en la vida cotidiana, en el habla, incluso en gestos que daban por sentado cuál era el lugar de cada quien.1 Julio Cotler le puso nombre geométrico a ese sueño: “triángulo sin base”.2 En el vértice tronaba siempre el 1. 2.
Véase: Guerrero (1993). Véase: Cotler (1968).
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patrón. Por él pasaban todas las decisiones, especialmente las relaciones con el mundo más allá de la hacienda. Y él y sus ayayeros —autoridades locales, jueces, tinterillos, policías, muchas veces también curas y maestros— se las arreglaban para bloquear o destruir cualquier asociación política entre los siervos. Por eso en la hacienda clásica no entraban por lo general comerciantes ni maestros, ambos mensajeros del mundo exterior, portadores de ideas que amenazaban el monopolio económico e ideológico del gamonal: “indio leído, indio perdido”, solían decir. Por su actuación en los últimos meses, Francisco Tudela parece compartir un sueño semejante. Primero la emprendió contra las ONG que, cual modernos corsarios, lanzaban sus misiles contra Estados nacionales con la complicidad del neocolonialismo occidental. Luego, cuando el gobierno se vio obligado a retroceder y enfrentar una segunda ronda electoral, comenzaron sus quejas contra la prensa internacional. Los derechos humanos según Francisco Tudela Movilizan millonarias sumas de dinero, actúan como cañoneras ideológicas ϐǤ al gobierno de los EE. UU., ni a sus ciudadanos, ni a la OEA, ni a la ONU... Entonces, ¡que me digan a quién diablos representan! (ϔÀ 19.3.2000)
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Tudela perdió la compostura con las misiones internacionales que observaban el proceso electoral. Eso fue antes de subirse al carromato presidencial a hacer números de baile. Hablaba en serio y se cuidaba de distinguir entre la OEA y los observadores no gubernamentales. Estos últimos: “son un neocolonialismo ideológico... ahora la cañonera se ha vuelto ideológica, el barco de su majestad ONG llega y apunta sus cañones hacia las costas y naturalmente nos fulmina ideológicamente” (ï
20.3.2000) “No tienen nada que hacer aquí” (La Hora , 27.3.2000). No fueron exabruptos. Esa apelación a un viejo nacionalismo en boca del vocero de un régimen que, para usar antiguas palabras de Macera, “se abre de piernas” ante el capital transnacional, forma parte de una posición consistentemente ǡ
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(DD. HH.). En junio de 1999, en una exposición ante el Congreso de la República,3 Tudela sustentó ampliamente esa posición. Según él, la doctrina de los DD. HH. fue: 3.
Las citas son tomadas de: Congreso de la República, Ciclo de Conferencias “Globalización y políticas nacionales”, Lima, 16 de junio de 1999. Transcripción magnetofónica. Esta
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[...] esgrimida como el arma esencial de las democracias occidentales contra el socialismo marxista de la Unión Soviética y sus aliados [...]. Sin embargo, la revolución tecnológica e informática que se produce en los últimos años de la Guerra Fría [...] hace que estas premisas ideológicas, que durante la Guerra Fría fueron controladas por los Estados nacionales que la libraban, desbordara la política estatal de los propios países occidentales y pasara a ser controlada por grupos de opinión que actúan fuera del Estado, dentro de sus sociedades y a escala internacional simultáneamente; y estos grupos son los que conocemos hoy como las ONGs. (5)
¿Cuál es el problema con las ONG? No solo que, según Tudela, ellas serían como los salones franceses anteriores a la Revolución, sino que para imponer su verdad, estos monistas de la democracia y los DD. HH. podrían volverse cruzados, inquisidores (7). “Y un fanático indignado de los derechos humanos, no es muy diferente de un fundamentalista islámico, un cátaro o un bogomilo” (11).4 Este monismo potencialmente fanático habría comenzado a reemplazar al dualismo que rigió las relaciones internacionales desde la paz de Westphalia (1648) hasta la guerra de Kósovo (1998). Ǥ La realidad es mucho más compleja. En un principio, los Estados vencedores en la Segunda Guerra Mundial esgrimieron los derechos humanos contra el fascismo, a raíz de algo tan atroz como el Holocausto. Fue en ese contexto que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración de los Derechos Humanos en 1948. Desde antes de esa Declaración, sectores de la sociedad civil se habían
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Ǥ Menciono solo el gigantesco movimiento dirigido por Gandhi en la India (¿ante quién diablos era responsable Gandhi?). Luego aparecieron movimientos sociales cuyos objetivos se ubicaban dentro de los marcos de la Declaración, o la ampliaban, porque el concepto de DD. HH. es dinámico. Así por ejemplo, el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos en los EE. UU., dirigido por Martin Luther King; el movimiento ecologista; el movimiento feminista. Pueden haber sido en un principio muy pequeños y ferozmente atacados, sea directamente desde el poder o por el sentido común en ese
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conferencia sirvió de base para el texto de Tudela que comentamos en el capítulo anterior: ǡ
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. Referiremos el número de página solo entre paréntesis. En mi diccionario encontré “bogotano” pero no “bogomilo”. Leído pero ignorante el ex Canciller, como veremos.
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momento mayoritario, pero fueron sensibilizando a la opinión pública y legitimándose, no por ser parte de ningún Estado sino por la pertinencia de sus planteamientos. ǡϐǡ
a convertirlos en leyes nacionales y tratados internacionales. Convenios para la protección del medioambiente, por ejemplo, o contra la discriminación racial. ±
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Cuotas, por ejemplo, impulsada desde hace tiempo en diferentes países por muchas ONG, e incorporada a la legislación electoral peruana desde 1997.5 ϐ
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ǡ Occidente esgrimió contra los socialismos reales durante la Guerra Fría fue en realidad un conjunto de valores abstractos, supuestamente “occidentales y cristianos”, que serían intrínsecos al “mundo libre”. Pero no estaban objetivados en leyes y tratados. Por eso se usaron abusivamente como sustento de la Doctrina de Seguridad Nacional, que inspiró a las dictaduras del continente en la segunda mitad del siglo XX. Por eso, enarbolando esos valores abstractos como hoja de parra, dictaduras como las de Pinochet y Videla cometieron horrores, sátrapas centroamericanos y caribeños se eternizaron en el poder, los EE. UU. auspiciaron a través de la CIA la invasión a Guatemala en 1954, o apoyaron el golpe militar de 1973 en Chile. En ambos casos, en nombre de valores supuestamente occidentales y cristianos se derrocaron gobiernos democráticamente elegidos.6 No fueron los únicos. Ese dualismo imperante durante la Guerra Fría se revela en la famosa frase, que algún presidente norteamericano utilizó para referirse a algún tirano caribeño: “será un hijo de puta pero es hijo de puta”. ¿Es ese dualismo el que extraña Tudela? ¿Le hubiera gustado que a cambio de apoyo
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ǡ hacer lo que le viniera en gana en materia de democracia? Contra esa doble moral actuaban desde tiempo atrás ONG como Amnistía Internacional o
. En la década de 1970 se incorporaron al combate por los DD. HH.ǡϐ famosa Carta de los 77, entre cuyos animadores se encontraba Vaclac Havel.7 En América Latina, la brutal represión en el Cono Sur produjo en amplios sectores 5. 6. 7.
Sobre el tema, véase el capítulo anterior: “Fernando de Trazegnies o el buen salvaje blanco”. En 1999, durante una visita a al país centroamericano, Clinton pidió disculpas al pueblo guatemalteco por los sufrimientos causados a raíz del golpe de 1954, que abrió un periodo de 35 años de violencia política. Actual presidente de la República Checa y dirigente en 1989 de la “Revolución de terciopelo” en Checoeslovaquia.
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una nueva conciencia sobre el valor de la democracia y los DD. HH. Sumergidos en el túnel del tiempo, voceros gobiernistas acusaron a los organismos de DD. HH. y a la Defensoría del Pueblo de “aprocomunistas” y a algunas ONG de “marxistasleninistas”.8 Sin embargo, vale mencionar que esa toma de conciencia incluyó a buena parte de la izquierda del continente. En el Perú, la violencia política vivida durante la década de 1980 produjo un efecto similar. Hasta que, durante el gobierno de Jimmy Carter, los EE. UU. recogen esa demanda y comienzan a exigir ciertos estándares, bastante razonables y nada fundamentalistas, en materia de democracia. En parte porque recién parecen descubrir, con ayuda de los 77, entre otros, que la democracia y los DD. HH. practicados y no solo predicados podían ser un arma en la Guerra Fría. La política de Carter se vuelve política de Estado, bipartidista, de modo que los gobiernos republicanos de la década de 1980 continuaron, aun cuando atenuados, los lineamientos de Carter. Por eso hoy el autoritarismo peruano tiene en contra no solo al ala radical del Partido Demócrata, sino a casi todo el Congreso norteamericano, incluyendo a republicanos conservadores como Jesse Helms. Y en medio de la esperanza que despiertan las transiciones democráticas en la América Latina de los años ochenta, la nueva política logra consenso en la OEAǤÀǡ×ͳͻͻͳϐ
×ǡ donde se acuerda desconocer a cualquier gobierno que no fuera elegido democráticamente en elecciones libres, justas y equitativas. ¿Qué habría pasado ï±ͳͻͻʹϐ Declaración de Santiago? Fujimori no hubiera tenido que correr a la reunión de la OEA en las Bahamas a prometer elecciones para un Congreso Constituyente y posiblemente no hubiéramos tenido elecciones desde entonces. Por tanto, es recién desde la década pasada que “las premisas ideológicas” que sustentan la democracia y los DD. HH. son “controladas por los estados
dz×ǤÀϐǤ ONG persisten para su tormento. ¿Por qué lo hacen? Porque solo en la imaginación de Tudela existe esa ecuación perfecta en la cual los Estados tienen responsabilidad política (supongo que ante sus ciudadanos), mientras que fuera del Estado campea la irresponsabilidad y no se le rinde cuenta a nadie. El régimen fujimorista prueba lo contrario. Sobran los ejemplos de violaciones constitucionales, quiebras de las reglas de juego y falta de mecanismos de
(responsabilidad política). Por algo de eso renunció Tudela en 1997,9 pero la carne es débil. El año ʹͲͲͲǡ
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8. 9.
Véanse por ejemplo, entre muchas otras, las declaraciones de Richard Amiel (). Tudela renuncia a la Cancillería en 1997 cuando al ciudadano Baruch Ivcher le quitan la nacionalidad peruana y su canal de TV. A continuación una reseña de Sally Bowen:
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×micos o tamaño del Estado (“La Hora N”, 27.3.00), cuando de lo que se trata, si hablamos de democracia representativa, es de respeto a las reglas de juego. Jospin y Chirac en Francia, o los Demócratas y los Republicanos en los EE. UU., pueden discrepar en política económica y muchos otros temas,
. Y en ese plano, al gobierno del cual Tudela es vocero podríamos espetarle una variante de su propia frase: “¡que nos digan a quién diablos rinde cuentas!”. En realidad, la sociedad civil, los ciudadanos en general y también las ONGǡ
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leyes y tratados. Los propios Estados lo admiten y reconocen la necesidad ϐ
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cumplimiento de esos tratados y la razón de Estado. Lo vemos en el caso de los EE. UU., que mide con distinto rasero a diferentes violadores de derechos humanos, China y Cuba por ejemplo. Zanahoria para la primera, con sus bombas atómicas y su mercado de más de mil millones de habitantes, palo para la segunda desde hace 40 años. Lo vemos en las relaciones “narcotizadas” de los propios EE. UU. con los países andinos. Como la lucha contra las drogas es para ellos más importante que la lucha por la democracia en nuestra región, toleraron largo tiempo a un personaje como Montesinos con tal que fuera el hombre del zar McCaffrey en el Perú. Aunque a diferencia de procesos electorales anteriores, los pronunciamientos de la misión de la OEA han sido tanto o más duros que los de las ONG que Tudela critica.10 No solo porque la democracia como valor sea hoy más preciada en la región, sino por lo insolentes e indignantes que resultaron las irregularidades del proceso electoral. ǡÀǡǬ±ϐ
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ǫ Ǥ ǡ× Como cuando acusó a la oposición de estar en el túnel del tiempo en materia económica, también acá Tudela proyecta en otros sus propios defectos. Solo “Posteriormente explicó (Tudela) que, mientras que la ley de amnistía y los actos del Congreso contra el TC eran, desde su punto de vista. ‘discutibles pero legales’, la movida contra Ivcher era ‘más que un ataque a la libertad de expresión’. ‘Perjudicaba los derechos fundamentales’ y constituía una amenaza para la propiedad privada. Su renuncia se debía a razones de principio: ‘El mundo interconectado de hoy requiere de un marco de
ϐǯǡdzȋʹͲͲͲǣ͵ͳȌǤ 10. Interesante que por los mismos días en que Tudela se esforzaba en separar a las ONG “irresponsables” de la misión de la OEA, esta lanzara su tercer comunicado con críticas
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amenazando con declarar su nulidad.
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ONG actúan en un vacío y que si se equivocan no es su problema. Sin pretender idealizar a la sociedad civil, es necesario aclarar, sin embargo, que fuera del Estado también hay formas de representar y rendir cuentas. Por ejemplo, una empresa cuyo producto es malo, sale del mercado. Le toman cuentas los consumidores.11 Un dirigente social le rinde cuentas a sus bases. Las ONG
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ǡ les otorga prestigio y legitimidad. Por eso los gobiernos las invitan, como sucedió con los observadores criticados por Tudela, invitados por el propio gobierno peruano. Esta mezcla de miedo y desprecio por la sociedad civil viene del medioeǡ
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que en las sociedades modernas el Estado sea producto de un pacto entre los ciudadanos, que se plasma en una Constitución; que el Estado moderno surge en última instancia de la sociedad civil, y que esta no es el reino de la irresponsabilidad sino de la ciudadanía, de instituciones y movimientos que,
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mocráticos. En la Edad Media, los gobernantes lo eran por voluntad divina y los súbditos les debían sujeción. Hoy la concepción estadocéntrica ha perdido su halo religioso para convertirse en una suerte de Estadolatría. Y en última instancia, si solo quedara elegir entre la religión del hombre, que según Tudela representan las ONG, y la religión del Estado, me quedo con la primera. Esa concepción bismarkiana en la cual el Estado domina y prácticamente crea la sociedad, fue un importante punto de encuentro entre Tudela y Alberto Fujimori, que no permitía sociedad civil que no fuera controlada por el Estado. No fuera a ser que se “desbordaran”, para usar palabras de Tudela. El ejemplo máximo fue la creación desde el Estado de Vamos Vecino y Perú 2000, no solo
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×ϐÀ pasividad. Fuera del Estado, todo es ilusión. À
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ǡǡdor de ciertos valores. Anteriormente se postulaba que los latinoamericanos (y sus Estados) éramos portadores de ciertos valores espirituales, muy nuestros y diferentes a los anglosajones. Una tal concepción estuvo muy extendida en la intelectualidad hispanoamericana de hace un siglo. Rodó lo expresó 11. Y si estafa, INDECOPI debiera tomarle cuentas.
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de manera muy clara en el choque entre Ariel y Calibán, el espiritualismo y el materialismo. Según esta concepción, los anglosajones podrán progresar materialmente, tendrán dinero pero no valores. “Que inventen ellos”, llegó a decir Unamuno. Esas concepciones fueron apropiadas posteriormente por el franquismo y el Opus Dei, donde se logra un híbrido inesperado de que practican la ingeniería de la empresa y la calidad total, y al mismo tiempo un catolicismo muy conservador. Estas concepciones dispararon fuego de apoyo a Tudela en su ofensiva contra los observadores internacionales. No fue Rafael Rey, sino monseñor Cipriani quien, hablando como militante del Opus Dei y no como obispo de todos los limeños, repitió burdamente los conceptos del ex Canciller. “Las ONG, no la OEA que representa Estados, vienen a desatar un carnaval en el país”. ǡϐ±EE. UU.: “lo que necesitamos son sus inversiones”. Y más adelante, perdiendo todo decoro: “De los EE. UU. lo que queremos es su dzǤϐ
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À repetir la vieja idea de los arielistas: ellos tienen dinero, pero en cuanto a valores no tienen nada que enseñarnos, y menos vigilarnos. Pero le salió feo, como si fuera el cardenal de un país puto. Ǥ ǤǤǡ
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El problema de quienes fueron reclutados para la “misión imposible” de defender ante el mundo el récord del gobierno fujimorista en democracia, elecciones y derechos humanos, fue que quedaron en neta minoría. Antes las dictaduras latinoamericanas, la España de Franco y otros Estados conservadores compartían sus posiciones. En el año 2000, hábil y luchadora como es, la embajadora Beatriz Ramaciotti las perdió casi todas en la OEA. Por eso Perú terminó votando con frecuencia en los foros internacionales con los fundamentalistas islámicos, China, Corea del Norte o Cuba. Empero, si bien perdió muchas batallas, el Perú de Fujimori encabezó una ofensiva para reformar organismos de la OEA como la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Según Ariel Dulitzky, el Perú y sus aliados: “[...] creen que el problema no es con la violación de los derechos humanos sino con la Comisión y, eventualmente, con la Corte, por señalar tales abusos” (Dulitzky 2000: 50). Lamentablemente, el proceso actual no parte de la pregunta básica sobre cuál es la situación de los derechos humanos en cada uno de los países y cómo se puede modelar un sistema que contribuya a mejorar esa situación. El Perú y sus aliados no están interesados en preguntarse por el funcionamiento del Poder Judicial, las condiciones carcelarias, la marginación de los pueblos indígenas,
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la discriminación contra la población de color, la violencia y discriminación de mujer, la violencia policial, las amenazas y riesgos que confrontan los defensores de derechos humanos y otros líderes sociales, la vigencia de la libertad de expresión y la legislación de emergencia. La negativa a reconocer o siquiera analizar esa realidad los lleva a proponer medidas exclusivamente tendientes a proteger los “intereses” —que obviamente no son los derechos humanos— de sus gobiernos. Por ello, buscan un Sistema ±
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el cumplimiento de aquéllas. O formulan propuestas inconsecuentes incluso con el mínimo rol que le otorga el Sistema Interamericano en la promoción de los derechos humanos. (Dulitzky 2000: 51-52)
También en este campo nos quisieron regresar por el túnel del tiempo, tal vez a la época de Richelieu, el Cardenal que abrazó el dualismo y la razón de Estado como eje de la política exterior francesa y uno de los ídolos de Tudela. Que recuerde que Richelieu se pudrió en vida. No vaya a terminar también así. Aunque viéndolo en el carromato electoral de Fujimori, pagando el precio de la vicepresidencia que incluye dejarse tratar como Ferrando a su elenco,12 me pregunto si él y Macera no están ya en ese proceso y habría que repetirles los versos de González Prada: “para verme con los muertos, ya no voy al cementerio”. Dzdzǣ
Al dar cuenta ampliamente de los mítines opositores en los días siguientes a la primera ronda electoral, esa prensa no habría estado cubriendo una de las noticias más importantes de América Latina en esos días, sino cayendo en una trampa sutil porque en el Sheraton y en la plaza San Martín todo habría estado fríamente calculado: “más que impresionar a los peruanos, lo que se ha buscado es impresionar a los televidentes extranjeros” (±
, 12.4.00). ¡Pero bueno, con el cerrojo informativo local, tampoco había manera de impresionar a los televidentes nacionales! Inmediatamente después, para oponerse al tribunal de ética que reclamaba la oposición para garantizar la limpieza de la segunda vuelta, Tudela presentó a la candidatura gobiernista como víctima de una elección globalizada, que trascendía nuestras fronteras y no se podía, por tanto, controlar por un tribunal peruano. El tribunal de ética es inviable porque el actual proceso está globalizado y, por ello, si uno de los candidatos siente que un medio de comunicación que le es adverso 12. Señalamiento de Mirko Lauer.
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ha hecho una observación sobre su vida personal, “se ira a una plaza pública y dirá que se ha roto el código de conducta y a los cinco minutos todas las agencias internacionales dirán: Perú 2000 rompe código de conducta” [...] El impacto mediático es “tremendo”, provocaría pronunciamientos de cancillerías extranjeras y una “verdadera lluvia de plomo derretido de la prensa internacional”. (21.4: 2)
Lluvia de plomo derretido. A tono con sus apellidos, el ex Canciller se imagina en medio de una batalla medieval, o torturado por una inquisición mediática, mártir de la iglesia fujimorista: Para el momento en que el tribunal se reúna a evaluar el caso, ya se ha hecho un juicio mediático de antemano, ante el cual no hay apelación porque sabemos que en un proceso político la decisión es política y que ante un juicio mediático, aunque la información no sea exacta, no hay apelativo y cualquier resolución de un tribunal ya no tiene ningún impacto. (21.4: 2)
Pobre, tan indefensa pinta a la candidatura gobiernista que un lector extragaláctico podría incluso sentir lástima. Sin embargo, para cualquier observador nacional o extranjero, resulta claro que juicio mediático es lo que la prensa gobiernista le hizo a todos los candidatos opositores antes de la primera ronda, sin que tuvieran posibilidad alguna de defensa.13 Resulta entonces asombroso cómo Tudela se ubica totalmente a la defensiva. Un ex Canciller, cosmopolita y políglota, no quiere jugar en cancha extranjera, ni siquiera con extranjeros en las tribunas (observadores y corresponsales), aun cuando la cancha está inclinada a su favor, controla al árbitro, los jueces de línea, los recogebolas, los aguateros, los locutores en castellano y hasta la policía que resguarda el estadio. ¡Con un gobierno tan acomplejado, cómo podemos llegar al mundial! Su admisión de impotencia es total: Se informaría sobre ello, las agencias lanzarían esto fuera [del país], se produciÀ×ǡϐ
×ǡ por ejemplo, buscarían pronunciamientos de las cancillerías para que esto regrese mediáticamente al Perú, y para cuando se reúna el tribunal, ya el juicio estará hecho, y de repente la acusación ha sido falsa. (23.4: 5)
Varias cosas quedan claras. Una: Tudela reconoce su derrota en la aldea global. Dos: da por hecho que la acusación va a ser contra Perú 2000, cuando en realidad quienes piden un tribunal de ética son justamente los opositores,
13. Véanse los capítulos de la Parte II de este volumen.
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a raíz de meses de acusaciones falsas, que demolieron por lo menos dos candidaturas. Tres: por el tono lloroso parece un pastorcillo de las églogas de Garcilaso, Salicio o Nemoroso incapaz de moverse en un mundo globalizado y agresivo. La prensa amarilla no hubiera sido tan amable. Por mucho menos le hubieran dicho de “nerviosón” para arriba. Y si hubiera sido consecuente,
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dzǤ Lo más conmovedor, siempre desde el punto de vista de un extraterrestre, pero cínico para cualquier mortal, viene cuando el candidato a la vicepresidencia declara que: “Ambos aspectos, el de la globalización de la elección y el de la prensa extranjera... introducen un factor que es ajeno a la simetría que está pensada simplemente en términos nacionales” (23.4: 5). Exige simetría luego del proceso electoral más asimétrico de la historia del Perú contemporáneo. Después de haber hecho lo que quisieron con la TV Ó
Óǡϐ mori y hasta el día mismo de las elecciones. Ahora comienzan a darse cuenta que eso no bastaba, que el control en realidad no era total. Los ciudadanos peruanos no estaban solos y el Perú no era una nave espacial, ni una “hacienda informática en la aldea global” como apuntó genialmente Willy Nugent. Mas no quieren darse cuenta de las razones por las cuales la prensa extranjera les lanza lluvia de plomo: “El ardor de la primera vuelta y tal vez
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ha llevado a la adopción en la prensa internacional de una serie de tesis que, a priori, son adversas a Perú 2000” (23.4: 5. Itálicas mías). Tuvieron hasta millonario en Washington D. C., tuvieron asesor de imagen español y muy famoso que cobró cinco mil dólares diarios. Tuvieron
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ǡϐ que perdieron la batalla con la prensa internacional por un problema de “falta de comunicación”. No fue por la ley de interpretación auténtica, la anulación ±ǡ
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dalosas irregularidades de la ONPE. No. Solo fue cuestión de comunicación. ¡Pero si dicen que el ex Canciller habla siete idiomas!
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Ó Ǥ discursos bonitos había que mirarle las manos, decía. En el caso de Tudela ni siquiera es necesario, basta escuchar con atención el contenido y no solo la forma, amablemente cínica de sus discursos.14 14. P.D. Averiguamos quiénes eran los bogomilos. Una secta fundada por el sacerdote búlgaro Bogomilo (927-969) en el siglo X. “Creo recordar que en eslavo Bohu es Dios”, me dice mi informante, que también es muy culta. Pasaron a Bizancio cuando estaban en ͳͲͳͺǤ
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albigenses del siglo XII (Rogier 1964: III, 313 ss.).
Sección IV
EN EL TÚNEL DEL TIEMPO
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ϐ× sobre Palacio de Gobierno, nunca el Perú pasó tanta vergüenza. Desde que Mariano Ignacio Prado fugó del país con el dinero de los ciudadanos, nunca un Presidente había vuelto a huir en medio de una guerra, en este caso, la guerra que el propio Alberto Fujimori desató contra la mayoría de peruanos cuando decidió postular por tercera vez a la Presidencia. Los dos desbordes ϐ
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primera transición democrática (1977-1980). Primero, los proyectos populistas y socialistas que hegemonizaban la escena política3 resultaron desbordados por la ultraizquierda terrorista de Sendero Luminoso. Luego, el proyecto 1. 2.
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Música popular japonesa. Traducción adaptada de “We don’t Need Another Hero” ȋȌ, canción de Terri Britten y Graham Lyle. En la versión original dice “niños” en vez de “jóvenes”; y “cúpula del trueno” en vez de “cúpula del miedo”. Pero creemos que este último cambio respeta el espíritu de la canción. ϐAPRA y a Izquierda Unida respectivamente, que se vuelven mayoría política a partir de las elecciones municipales de noviembre de 1983. En las presidenciales de 1985, acapararon entre los dos más del 80% del voto.
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liberal liderado por Mario Vargas Llosa y , fue a su vez desbordado por el autoritarismo neoliberal a partir del 5 de abril de 1992. Paradoja. Socialistas y populistas corrían contra el tiempo, pues en Amé
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reales colapsaban en todo el mundo. Se les pudo acusar de corrupción en el caso del APRA, o de haber zanjado demasiado tarde con SL en el caso de un sector de la izquierda, pero siendo ideológicamente lejanos o inclusive opuestos a ella, se mantuvieron dentro de los marcos de la democracia representativa y de la Constitución de 1979. Resultaron más democráticos que buena parte de los liberales que, a pesar de correr con el viento mundial a su favor, se pasaron con camas y petacas al bando autoritario luego del autogolpe. En el
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su opuesto marxista-leninista y creyeron que cambiando la base económica (es decir, llevando adelante las reformas económicas), lo demás se daría por añadidura, incluyendo la democracia.4 Vargas Llosa se convirtió en blanco de ácidas críticas de muchos de sus antiguos partidarios. Pero lo que nadie imaginó fue que este segundo desborde resultaría tanto o más nocivo para el país. ¡Qué ingenuo aparece hoy el denominado presidente Gonzalo en su solemnidad megalómana, diseñando una estrategia para tomar el poder a través de una guerra prolongada! Montesinos tocó de frente la puerta de Palacio en el momento preciso, entró y el resto es historia conocida. Guzmán creyó que manejaba las leyes de la historia y que serían necesarios À
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proletariado. Montesinos supo manejar los hilos del poder, redujo pragmática
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más bien ríos de coca y dólares para implantar su narcodictadura. La secta fundamentalista ideologizó jóvenes, en su mayoría provincianos y populares, los convirtió en fanáticos dispuestos a matar y morir por la revolución, hundió al país en el miedo y causó 25 mil muertos.5ϐ
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pió a las más altas esferas del poder, comenzando por Palacio de Gobierno,6
4. 5. 6.
Fue la postura asumida coherentemente por , antes de su descomposición. La frase es retórica. Si bien SL tiene la responsabilidad principal en la violencia de los ÓͳͻͺͲǦͳͻͻ͵ǡ
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FF. AA. y FF. PP., especialmente en Ayacucho en los primeros años de la guerra. No sólo corrompió sectores claves del Poder Judicial, el Congreso y otras instituciones del Estado, sino que envileció sectores importantes de la sociedad civil, especialmente a los de muy arriba y los de muy abajo, aquellos en los que predomina la sensibilidad
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La última batalla de Alberto Fujimori
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hundió al país en la desmoralización y dejó mucho más de 25 mil muertos en vida, muertos cívicos y morales.7 ϐ Secta ϐǡ
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unos meses nos prometía “un país con futuro”, nos regresó a los tiempos de ǡ
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ϐ± de los hermanos Humala. Lo que calló fue su activa y danzarina contribución a ese regreso al siglo XIXǡ
ϐ×SIN.
ϐϐϐ benefactor aparece escindida. Pablo Escobar comandaba sicarios que sembraban la muerte en Medellín y al mismo tiempo hacía obras de bien en su pueblo natal. Aquí Montesinos era el señor del mundo de abajo, de los escuadrones de la muerte: reales, virtuales y morales. Por su parte, en el mundo de arriba, Fujimori recorriendo incansable el país era el patrón recolectando clientes que consciente o inadvertidamente se convertían en sus cómplices. Los personajes más (ser)viles conectaban los dos mundos, encargados del trabajo sucio: Blanca Nélida Colán, Rodríguez Medrano, los sicarios mediáticos, Crousillat, Wolfenson, Winter. El o el celular reemplazaron la marca de los antiguos esclavos. Porque hoy no solo es claro que los dos mundos en
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ǡ sombras era el que detentaba una cuota abrumadora del poder. El mundo al revés Ó Óǡ Ǥ ĆđĉĊėŘēĉĊđĆĆėĈĆ
Si Marx puso a Hegel sobre sus pies, Montesinos puso a Platón de cabeza. Para el griego este mundo era una ilusión, vivíamos en una caverna desde donde
7.
de la supervivencia. Ambos viven del Estado, que salva a los de muy arriba con ϐ
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con políticas sociales manipuladas. (Esta idea ha sido expuesta por Sinesio López en diferentes artículos.) Como para recordar el poema de González Prada: Dz
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podíamos apenas intuir las sombras de otro mundo luminoso de arquetipos, que existía fuera de la cueva. El segundo video8 mostró que más bien la caverna (sótano del SINȌǡϐ
éramos apenas sombras viviendo nuestras ilusiones, afanando y pretendiendo que elegíamos a nuestros representantes, por ejemplo; que decidíamos sobre la gobernabilidad del país, el autoritarismo o la democracia, sin darnos cuenta que la gobernabilidad, la democracia y el poder (anti)arquetípicos existían y adquirían sustancia en la caverna del SIN. ϐ
ǡ9 el segundo fue macabro. Una misa negra que en lugar de una cruz invertida podría haber estado presidida por una Constitución de cabeza. Una versión política de El bebé de Rosemary, un mundo ϐ
Ǣ resultaba más verdadero, en el sentido de más poderoso, que aquel donde los peruanos medrábamos y vivíamos nuestras ilusiones. Los comandantes de las FF. AA. y FF. PP. reunidos en el local del SIN, agrupados alrededor de Vladimiro Montesinos como en torno a un Antipapa, celebrando su victoria electoral y preparándose para las nuevas contiendas políticas contra la “antipatria”, es decir contra nosotros, sin pronunciar nunca el nombre de Alberto Fujimori, causan tanto o mayor estupor que el video Kouri-Montesinos, por su inédita crudeza. El asesor del SIN y para entonces poder supremo del país enunciaba vocablos para destruirlos en una suerte de terrorismo semiótico, de perversión del sentido, adueñándose de las palabras para volverlas sus antónimos, corromperlas, viciarlas, pervertirlas más allá de cualquier polisemia, algo que ×
ϐONU que la democracia peruana tenía sus particularidades. Grupos políticos derrotados en la reciente contienda electoral... no se resignan ni aceptan democráticamente que el Perú les dijo basta [...] Estos grupos que Ȅ
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× ×ϐ las técnicas de desinformación clásicas, satanizando personas e instituciones; más la participación de ONG, integradas en su mayoría por elementos de extrema izquierda marxista y pro senderista, y utilizando como masa de maniobra a estudiantes y grupos desplazados delincuenciales— se han propuesto crear un gran frente de oposición para desestabilizar el país e impedir que el gobierno elegido lleve a la práctica sus planes.
8. 9.
Transmitido el 13 de noviembre del año 2000, registra el discurso pronunciado por Vladimiro Montesinos ante la cúpula en pleno de las FF. AA. y FF. PP., durante una reunión celebrada en el SIN luego de la segunda vuelta electoral del 28 de mayo. Reproducido de
, 14.11.00; a4.
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Dentro de esos propósitos, como es fácil comprender, los blancos fundamentales de sus ataques van a ser las FF. AA., la PNP y el SIN, no solo por el papel que les ha tocado jugar en la derrota de sus planes anteriores, sino porque ahora más que en ninguna otra oportunidad de la historia han percibido con la más absoluta claridad que somos los pilares para garantizar la gobernabilidad del país y la preservación de la democracia y el Estado de derecho.10
Dijimos en la introducción al presente volumen que lo opuesto de la política no era la gerencia sino la guerra. Este discurso goebbelsiano y fascistoide nos da la razón. Ellos eran el Estado mayor (anti)político, ellos preparaban y conducían las batallas (anti)políticas contra la oposición democrática convertida en antipatria. El lenguaje de la guerra es utilizado para vaciar de contenido a la política y mantener por siempre al país en el sótano de la guerra y del miedo. El video parece una secuela de aquel en el cual Abimael Guzmán celebraba el éxito del Primer Congreso de SL bailando Zorba el Griego. La diferencia es que en el video del SIN los brindis recién comenzaban y la celebración era excluyentemente masculina. Como inobjetable comandante en jefe, Montesinos levanta su copa y brinda felicitando a su Estado mayor: ȏǤǤǤȐ
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que han pasado y las comunicaciones permanentes que han tenido con sus respectivos comandos y con quien habla. He sido testigo del profesionalismo, de la calidad de todos ustedes. Por eso solicité a los ministros del Interior y de Defensa, al presidente del Comando Conjunto, a los señores comandantes generales y al director de la PNP para tener la gran oportunidad de recibirlos [...] aquí, en nuestra casa [...] para decirles gracias y sigamos adelante unidos, que es la única garantía de que nuestro país podrá prosperar y lograr los objetivos y metas que nos hemos propuesto.11
Por eso cuando Fujimori, acorralado por la presión nacional e internacional decidió deshacerse de Vladimiro Montesinos, la única forma que encontró fue iniciando un harakiri en cámara lenta de un año de duración. Solo muriendo el perro, terminaría la rabia. Pero no contó con que los estertores de la lenta agonía fueran tan dolorosos, le faltó el coraje de sus antepasados y así, desorientado y desfalleciente sin la fuerza que le infundía su asesor, terminó deambulando por el mundo como alma en pena... y dando pena y òǡϐǤ
10. Dio la vuelta al mundo el 14 de septiembre de 2000, registrando el momento en el cual Vladimiro Montesinos sobornaba al congresista tránsfuga Alberto Kouri. 11. Reproducido de
, 14.11.00; a4.
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La cobardía también lo hermana con Guzmán, el proclamado señor de la guerra, que abominó de cualquier negociación,12 pero una vez capturado se ×ϐ
ǡ en la estacada. Ambos terminaron enseñándonos la diferencia entre el coraje y la bravuconada del que no le tiemblan las manos en las emboscadas y los ataques por la espalda, pero no puede enfrentar cara a cara su destino. Ojalá estos dos “desbordes” nos vacunen no solo contra el caudillismo y el autoritarismo sino también contra su contraparte, el machismo. No necesitamos más héroes (de ese tipo), sino que se valore más bien el heroísmo de la vida cotidiana, que no tiene género ni edad y se expresa en vivir la vida dura con dignidad, honradez, solidaridad y cuidando a quienes están a nuestro cargo. ϐǡ El 13 de noviembre de 1992, cuando el general Salinas Sedó intenta un contragolpe, Fujimori huye y se refugia en la embajada de Japón, mientras Montesinos lo monitorea por teléfono y dirige los operativos de las FF. AA. que culminan con la derrota de Salinas. Cómo la mayoría no calibramos en su real dimensión hasta bastante después la cobardía presidencial y, más importante, el poder de Montesinos que posiblemente era ya entonces el más fuerte de los siameses. Fueron algunos periodistas de investigación quienes primero ϐ
poder: Gustavo Gorriti, Fernando Rospigliosi, Edmundo Cruz, Ricardo Uceda fueron, entre otros, precursores desde las revistas À y ǡ y desde el diario ï
. En la reacción más tardía de la mayoría de analistas políticos pesó posiblemente la cercanía de los acontecimientos, pero también la ϐ
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que recortan nuestro campo de visión en vez de profundizarlo.13 ͳͻͻͲǡ ϐ×mo. Entre la indigestión del bacalao y la gripe asiática en Tokio, un rastro de mentiras recorre la década. ¿Cómo muchos no le dimos la importancia debida a esta “falla de carácter”? Nuestra permisividad subdesarrollada y machista ͳʹǤ
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Ǧͳͻǡ sandinistas de Nicaragua, a los del Farabundo Martí salvadoreños por haber entablado negociaciones y llegado a acuerdos de paz. Según él, la Guerra Popular se prolongaría entre 50 y 100 años hasta triunfar no solo en el Perú sino en el mundo entero. ͳ͵Ǥ
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sobre todo al auge del “neopopulismo” como categoría para entender el régimen de Fujimori, así como a la teoría de la elección racional, que tendía a volver unidimensional un fenómeno tan complejo como el fujimorismo.
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con las criolladas, con quienes no son “caídos del palto”, se vio reforzada por el pragmatismo sin límites del neoliberalismo periférico, que posiblemente enseña en las aulas de algunas universidades exclusivas el texto de Fukuyama
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en su versión criolla. Todo en un contexto en el cual los peruanos queríamos olvidar, después del trauma de la violencia y la crisis económica, cerrar los ojos
ϐ nos resolverían los problemas. Entre la indignación y la esperanza ǡ
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del senderismo. En medio de la indignación y la vergüenza, estalla también la alegría y renace la esperanza. Porque durante la primera transición, los grandes movimientos sociales que contribuyeron a arrinconar a la dictadura militar enarbolaban principalmente reclamos económicos. La democracia no estaba en un lugar central de su agenda. Esta vez, por el contrario, las multitudes que en las calles hirieron de muerte al régimen entre marzo y septiembre, si bien no olvidan reclamos por empleo y descentralización, tienen un inédito contenido ciudadano: exigen el respeto al voto, la independencia de poderes, el fortalecimiento de instituciones, la refundación de un sistema de partidos y sobre todo ética, honestidad de los gobernantes. Una nueva oportunidad, quién sabe la última, se abre hoy para el país. Nos espera un largo aprendizaje de la limpieza, la ciudadanía y la equidad.
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ĚĈĆĊēėĎĘęėĊ, el ingeniero Fujimori irrumpió en la política peruana con un tractor y varias frases célebres. La más sabrosa: “yo no soy un caído del palto”. Sin embargo, en los últimos días los2 se empeñan en desdecirlo. ϐ
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××ϐǡ±À qué haberlo sabido. Tal vez recordando sus tiempos de militante populista, Jorge Trelles ( 16.3.00) se inventaba un Fujimori recortado en el mismo molde de Fernando Belaúnde, apoltronado en una nube junto con todos sus candidatos al Congreso. Allí, a Daniel Chuan, candidato en 1995 en la lista de Cambio 90-Nueva Mayoría, nadie lo conoce. Nadie sabe qué es el “Frente Independiente Perú 2000”, ni quienes postulan al Congreso por ese movimiento en la lista gobiernista. “Aquí no ha habido asambleas, ni primarias”, afirma Trelles gesticulando despectivamente: “el presidente Fujimori decidió la lista completa”. Si fue así, entonces Fujimori debía saber con quién se juntaba... o es un caído del palto. Por su parte, Absalón Vásquez afirmó que el SIN había revisado los antecedentes de todos los precandidatos. Por tanto, debería estar en condiciones de aclararnos todo sobre el pasado de Chuan, incluyendo sus dudosos antecedentes como médico... o es que en el SIN son caídos del palto. Por angas o por mangas, hemos sido estafados. O el Presidente y el SIN eran en realidad unos caídos del palto (esta es la hipótesis más improbable), o el futuro que nos venden es en realidad un pasado vergonzante. Veamos:
1. 2.
Publicado en ï
el 26.03.2000. El nombre se los puso el propio Presidente, así con mayúsculas y negritas (en realidad, esmalte).
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ͷǤ Nos han dicho durante diez años que a diferencia de los partidos tradicionales, ellos son apolíticos, técnicos, en realidad gerentes de una empresa en proceso de privatización llamada Perú S.A. Bueno, valga. Pero, ¿qué empresa moderna se alía o se fusiona con otra
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ǡ estar seguras que no se están juntando con narcos que tratan de lavar dinero o ǤǬ×ϐ
ǫ Quizás, en vez de recurrir al JNE o a la Fiscalía habría que dirigirse a INDECOPI para que los retire del mercado por caídos del palto... a menos que los otros socios (C90-NM-VV) sean también empresas no muy santas. Ǥ Nos han dicho hasta el cansancio que ellos son los únicos que tienen plan de gobierno, tanto que ni necesitan presentarlo; que saben gobernar el país
ϐǤǬ± salió a la cancha y no tiene la menor idea de dónde está el arquero, quiénes son los delanteros, si el volante de contención está dopado o el jugador de al lado es un paquete o tiene una punta en el chimpún? Así, ¿cómo pretender jugar en primera división, alcanzar a Chile, ser los otorongos del siglo XXI? Ǥ
Con gente del Opus Dei salpicada en la lista gobiernista; con monseñor Cipriani “sacándose la careta” (son sus palabras) y bajando de las tribunas para meterse en la cancha a defender a sus muchachos, vale la pena recordar que existe lo que se llama ignorancia culpable y pecado por omisión. En ciertas
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Ǥ deber enterarte y tenías los medios para hacerlo, la ignorancia no es excusa. El Papa acaba de pedir perdón por los católicos que “no se enteraron”, por ejemplo, del Holocausto. ͺǤ ï “El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra”, dijo Cristo defendiendo a la mujer adúltera. A este argumento se han acogido con entusiasmo los voceros gobiernistas, entre ellos Torres Lara ( 18.3) o Jorge
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Trelles (, 17.3). Pero también la Fiscalía, que ha recogido los planillones de TODOS
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tadas por el conjunto de partidos inscritos supera al total de electores en casi ǤǡÀϐ
ϐǤ Esta acción de la Fiscalía implica un reconocimiento implícito de culpa y el retroceso hacia una nueva línea de defensa. Hace acordar a la defensa legal de Pinochet, que cuando ya no pudo negar la participación del dictador en violaciones atroces a los derechos humanos, se atrincheró en aducir razones humanitarias y fabricó la imagen de un Pinochet achacoso y senil. À
ïǡϐǡ pueden tener algo de razón. En efecto, es posible que varios o todos los parϐǡǡ tan descaradamente los resortes del poder. Sería como poner en un mismo saco al chofer que se pasó una luz roja con aquel que conduciendo borracho atropelló a algún transeúnte y fugó creyendo que nadie lo veía. ǡ
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organismo del Estado, el JNEϐ
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Ǥ mire, ésta es entonces una defensa débil. Como dice el refrán: mal de muchos, consuelo de tontos... o de caídos del palto. ×ϐï Se daban el lujo de tener tres (3) siglas políticas reconocidas ante el JNE. Ǭ ±
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× ϐ ǫ3 Se han mencionado pugnas internas en el bloque fujimorista; los diez años de poder prácticamente incontestado que les da una sensación de impunidad y omnipotencia, como si hubieran querido poner a prueba esa frase popuǣDzǡdzǤ
ϐ de su estilo de hacer política. Por algo estas son las elecciones más sucias desde 1950. Estamos atrapados en el túnel del tiempo con un régimen que, si bien en sus primeros años tuvo éxitos reconocidos, hoy se encuentra atollado: en un ajuste económico interminable, sin lograr pasar a las denominadas “reformas de segunda generación”; una emergencia política o, más duramente, un autogolpe interminable, sin poder ingresar a una etapa de consolidación democrática y más bien adentrándose por los caminos del autoritarismo; y
3.
Según Monseñor Cipriani: “estarían arrojando piedras sobre su propio tejado”.
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una guerra antisubversiva interminable, sin poder transitar a una etapa de reconversión militar y reconciliación civil. Cicatrices de guerra Estamos atrapados en el túnel del tiempo, en alguna época previa al surgimiento de los partidos modernos. Porque el atolladero del régimen se advierte en carne viva en los partidos del Presidente. ¿Qué clase de alianza es Perú 2000? El congresista Trelles parecía responder implícitamente a esta pregunta
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al Frente Independiente Perú 2000 liderado por Daniel Chuan decía la otra noche, de modo totalmente natural: “no tengo por qué saberlo, no somos como los partidos tradicionales, que se reunían constantemente” ( 16.3). En efecto, no lo son, pero tampoco representan su superación. Más que a un partido o movimiento político democrático y moderno, la alianza gobiernista según la pintan sus voceros se parecería a los aparatos político-militares, centralizados y compartimentalizados, donde los miembros de una célula no conocen a los de las otras pero todos se sujetan a la jefatura, en este caso al presidente Fujimori. En otras palabras, el cazador acabó mimetizándose con la presa. La alianza de gobierno habría terminado reproduciendo en la arena electoral una estructura compartimentalizada en la que se advierten semejanzas con SL (y con el SIN). Otro legado de los años de violencia. Por ello, las estrategias de la guerra siguen rigiendo la política. Allí está Martha Hildebrandt, diciendo que las elecciones “son una guerra sin cuartel”. À
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testigos, fue un clásico operativo de guerra interna. Y allí están, desde el principio, las siglas que Fujimori va sacando del sombrero como conejos —Cambio 90, Nueva Mayoría, Vamos Vecino, Perú 2000— que no tienen nada que ver con movimientos políticos o asociaciones civiles en general. En cualquier asociación la gente se conoce, se reúne y participa en actividades colectivas, es reconocida y luego algunos son elegidos, por lo general de acuerdo a algún estatuto o reglamento. Las siglas de AFF no son partidos ni asociaciones civiles. Salvo Vamos Vecino, construido desde el aparato estatal, no tenían ni locales. En 1995, la noche en que Alberto Fujimori es reelecto abrumadoramente, no tiene dónde ni con quién celebrar y vaga dando entrevistas de canal en canal. “¿Va Ud. a formar un PRI?”, le pregunta algún periodista, tal vez Lúcar. “No, seremos un núcleo abierto que convocará a los mejores”, responde el Presidente. Posiblemente no hablaba en ese momento como candidato ni como Presidente sino como ingeniero y pensaba en el átomo de hidrógeno, cuyo núcleo tiene un solo protón, porque en las siglas
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que componen la alianza gobiernista el núcleo de decisión se reduce a una persona: él. Núcleo con mando hipercentralizado como en tiempos de guerra. Núcleo caudillista como en los viejos tiempos de nuestra República. Núcleo que no aglutina militantes sino . Todos los son, porque al no representar nin
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×Ǥ pueden plantear debates ni proponer cambios de rumbo: ¿en qué instancias?, ¿ante quiénes? Por el contrario, sus intervenciones públicas son verdaderas “cartas de sujeción” habladas. Veamos solo una de hace algunos meses: Yo soy amigo del Presidente y como amigo del Presidente, tengo que ser leal a él. Hay entre 1000 y 2000 precandidatos dispuestos a trabajar con el presidente Fujimori si se presenta a la reelección, a postular en las listas parlamentarias. Pero todo depende del presidente Fujimori. A quién elegirá, de él depende decidir. Nosotros estamos sujetos a lo que diga el presidente Fujimori.
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× lista parlamentaria gobiernista (, diciembre de 1999). En el túnel del tiempo Estamos, pues, atrapados en el túnel del tiempo del que habló Tudela proyectando en otros partidos sus propios defectos, que son los defectos del neoliberalismo, agudizados hasta lo grotesco en esta periferia que habitamos. Como decía Bourdieu en la conversación con Günter Grass, que reprodujo “Domingo” de ï
(12.3.00): “[...] la revolución neoliberal es una revolución conservadora. Y una revolución así es algo extraño: restaura el pasado, pero disfrazándose de progresismo. Transforma la regresión en “progreso”... ese es el gran fraude de las revoluciones conservadoras”. Peor cuando se corrompen, añadiríamos.
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DzĚĊėĊdz era el título del mensaje electrónico. Lo abrí y el contenido era tajantemente lacónico: “Muere bastardo”. El remitente se ocultaba bajo las siglas “mgfu”, escribía desde una cabina pública y lanzaba su mensaje a una “lista de destinatarios oculta”. Eso fue el viernes 4. El lunes 7 lo volvió a enviar. Ese día supe que una colega había recibido también dos veces el mismo mensaje. ¿Un loco suelto en estos días de polarización política? Nuestra hipótesis ×
× ϐ alguien deslizó bajo su puerta un papel que decía: “¿Has leído de hoy?” No era el diario de su preferencia, pero ante tan misteriosa misiva fue a comprarlo, intrigado. Encontró la previsible combinación de sangre, sexo y chismes, pero nada que llamara especialmente su atención. Hasta que al
×ϐǤ de una multitudinaria manifestación servía de fondo a un estridente titular contra Toledo. La foto era antigua, cientos de jóvenes en veraniegos polos o en mangas de camisa miraban a la cámara. Luego de observarla un buen rato se descubrió, minúsculo, entre los manifestantes. ¿Un ejército de locos? Esta hipótesis se vuelve más plausible conforme nos enteramos de innumerables misivas repartidas estos días a domicilio o electrónicamente.2 En otros casos, las amenazas de muerte se reparten insistentemente por teléfono. Nuestro Hermano Mayor parece establecer jerarquías. A dos amigos les llegó un correo cuyo título no era “Muerte” sino solamente “Aviso”. Están ustedes en aviso a partir de ahora. Han tenido seguimiento y tenemos todos sus movimientos. Sabemos quiénes son sus amigos y qué hacen. Algunos
1. 2.
Publicado en , 18.08.00 y en ï
, 20.08.00. Incluyendo, por ejemplo, a Carlos Noriega, corresponsal de ͷ de Buenos Aires.
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de ellos han escrito contra el gobierno y se han movilizado. Han salido en fotos en los periódicos, “cobrarán”, por eso. Ustedes manténganse al margen. Están a tiempo. todos los comunistas de San Marcos serán revisados así como ustedes. Primer aviso.
Como se ve, el remitente era más locuaz y, digamos, didáctico pero en clave senderista. Sin embargo, su dirección electrónica era mucho más ominosa: “Colina 2000”. ¿Tétrico homenaje al grupo asesino del mismo nombre, o el mismísimo grupo redivivo? Más que la indignación o el miedo, predominan en nosotros la pena y la vergüenza por nuestro país, porque si bien no tenemos pruebas concluyentes, existen indicios razonables para sospechar que esto es parte de una estrategia ϐ
×Ǥ Se agolpan en nuestras mentes innumerables preguntas. ¿Qué racionalidad tiene esto, Sr. Ministro de Economía? ¿Por qué tenemos que pagar con nuestros impuestos un ejército patético de paniaguados que dedican sus días a
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À telefónicas y el ciberespacio con mensajes de odio? ¿Se trata, ing. Fujimori, de un rubro semejante al turismo en el cual, por cada dos manifestantes se crea un puesto de trabajo? No les trasladamos nuestras preguntas sobre democracia y derechos humanos, pues todo indica que son temas que los tienen sin cuidado pero, ¿qué tiene esto que ver con la reforma del Estado, Sr. Primer Ministro? Por otro lado, ¿por qué ningún ciudadano agraviado denuncia estos acosos y parecen asumirlos resignadamente como parte de un que, según Martha Hildebrandt, es “absolutamente distinto” del europeo o norteamericano. Dese cuenta, quienquiera que sea el responsable de esta campaña, que está entrando en un callejón sin salida. Tal vez logre atemorizar y desmoralizar a algunos por un tiempo. ¿Cuánto? ¿Un año, dos, cinco, diez? Cuanto más éxito tengan, más sufrirá el Perú, porque un país con la columna vertebral quebrada, con los opositores comprados o amedrentados no tiene porvenir. ¿Qué mentes pueden imaginar que de esta forma puede construirse un país con futuro? Exigimos a quien corresponda que cese esta campaña inútil que envilece al Perú. Porque si persiste, solo quedan dos alternativas. O las amenazas no se cumplen, y entonces todo no pasa de ser un ejercicio ridículo y costoso. O se cumplen, y entonces los perpetradores se habrían convertido en la imagen invertida de Sendero Luminoso. Por uno u otro camino, corremos el peligro de que, parafraseando versos de Brecht, entre los pueblos de la tierra despertemos solo la risa o el espanto.
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ĊĘĉĊĖĚĊ Calígula nombró cónsul a su caballo, no se recuerda empecinamiento tal de un gobernante en mantener a su lado a un personaje tan persistente y mayoritariamente repudiado como Vladimiro Montesinos. ¿Pura terquedad? No solo. En realidad, habiendo nacido libres Fujimori y Montesinos se volvieron siameses, de esos que la ciencia no puede separar sin provocar la muerte de ambos. Por eso, cuando la situación del segundo se ×±
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ǡ no fue posible. El asesor arrastró al Presidente en su caída. Pero como en los cuentos de horror, no han muerto. Ambos han quedado bastante maltrechos pero vivos, tratando de encauzar una transición que les permita impunidad para el doctor y un eventual regreso para el ingeniero el año 2006. Fusión genética ϐ
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Ǥϐ de la película es tan repugnante como el que hoy vivimos. Pero en el caso de Fujimori, la fusión genética no fue casual sino absolutamente consciente. Por ǡϐ
del ingeniero de acortar su mandato, es necesario hacer historia.
1.
Publicado en , 21.09.00 y en ï
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Todo comenzó en 1990, cuando un Presidente electo, ansioso por reemplazar la política por la gerencia del país, se encontró con un abogado de narcos, que había sido militar y ya era para entonces miembro de los servicios de inteligencia. Ambos eran astutos, trabajadores obsesivos y carecían de escrúpulos.2 Si revisamos su relación durante toda la década, este último rasgo es el que parece haber producido un amor a primera vista entre el lado oscuro de un Presidente débil, sin partido ni experiencia, y un personaje que parece no tener lado alguno que no sea tenebroso. En el principio fue, pues, la suciedad: Pampa Bonita y los problemas tributarios del entonces Presidente electo. Desde el principio, el Presidente sabía para lo que le podía ser útil el defensor de narcos.3 Pero hasta ese momento, nada extraordinario. Todo poder suele tener su lado oscuro. “No importa que el gato sea blanco o negro, con tal que cace ratones”, decía Deng Xiao Ping. Mas pronto se inició el proceso de fusión entre ambos, como producto de dos huidas hacia adelante: el golpe de abril de 1992 y la re-reeleción, que abrió este capítulo infame de nuestra ǡ
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ÀǤ La simbiosis entre ingeniero tecnócrata y tinterillo con vocación de topo produjo esa combinación de modernización económica y arcaísmo político; esa temprana voluntad no solo de reemplazar la política por operativos psicosociales, sino de controlar tanto el Congreso que dicta las leyes como el Poder Judicial, que las hace cumplir. Para 1998, cuando salieron en TV a contar sus hazañas, ya parecían una vieja pareja. Vestían como los padres suelen vestir a sus hijos mellizos, pero en vez de marineritos eran señores de sobrios trajes oscuros y corbatas gemelas. En esa entrevista Montesinos dijo: “nosotros los hombres de inteligencia trabajamos siempre en el silencio, esa es nuestra misión, esa es nuestra tarea...”. Sin embargo, no solo la entrevista desmentía sus palabras. Para entonces, hacía tiempo que buscaba hacerse un espacio público, tanto que poco antes el zar antidrogas norteamericano, Barry McCaffrey, había mostrado su incomodidad al ser utilizado por Montesinos en su proceso de legitimación.
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te Vaticano declaró en pleno juicio que le pagaba $ 50 mil mensuales. Poco después, como se sabe, a Vaticano lo volvieron loco en una prisión militar. Pero el topo había quedado irremediablemente expuesto. Según Sally Bowen,
2. 3.
Alberto Fujimori había llegado a ser Presidente de la Asamblea Nacional de Rectores, donde se abrió paso en uno de los ambientes más rudos de la micropolítica tradicional: la política universitaria de los años ochenta. Lo dijo explícitamente cuando hacia 1997 defendió su presencia en la lucha antinarcóticos argumentando que: “su experiencia en ese medio puede ser útil ahora que trabaja para el Estado”.
La mosca
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las declaraciones de Vaticano fueron uno de los motivos que precipitaron la “interpretación auténtica” de la Constitución para proceder a la segunda reelección. Sí, el asesor trataba de salvar el pellejo eternizándose en el poder, pero además la fusión de genes proseguía y Montesinos se iba convirtiendo en la otra mitad de Fujimori, algo así como el hombre público a cargo de asuntos secretos... y sucios. La caída del general Hermoza Ríos aceleró la legitimación del lado oscuro, banalización del mal y envilecimiento de la política y la vida ciudadana.
ϐ dos siameses, pero entre la caída de Hermoza Ríos y el ascenso del general Villanueva Ruesta y la promoción 1966, su promoción, a los más altos cargos del Ejército, Vladimiro Montesinos se volvió el siamés más fuerte. ÀDz
dz Mientras Fujimori y Vamos Vecino ganaban adeptos entre los sectores D y E, Montesinos hacia crecer la reclutando subalternos, muchos de ellos “gente decente”, de clase media y alta, de piel clara y nombres “respetables”. Nuestro racismo tiende a que los miremos con benevolencia, pero todos los que pasaron por
ϐ
×À±perimento de fusión genética se entregaban. No podían ignorar el futuro de moscas morales que les esperaba, pero según parece lo aceptaban contentos y
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Àǡ el Perú. Por eso el horror de Gregorio Samsa, que amaneció un día convertido en cucaracha, se convertía para ellos en alegría por “ingresar a las grandes ligas”. Incluso los altos personajes del fujimorismo que no pasaron por esas ϐ
Dz±dzǡȄȄǡÀÀcedía de la misma forma que un dirigente del partido nazi no podía ignorar la existencia de los campos de concentración. Y si no lo sabían fue porque no quisieron y eso en cristiano se denomina “ignorancia culpable”. Sin embargo, hasta el momento de escribir estas líneas solo Cecilia Martínez vda. de Franco ha tomado una actitud digna: “he estado esperando a ver si el congresista Kouri renunciaba, pero en vista de que él no lo hiciera, decidí hacerlo yo”.4 Ningún otro líder fujimorista ha mostrado indignación moral. Todos, incluyendo a los más blancos y decentes, se han reagrupado alrededor de la tesis de la nobleza presidencial y el “error humano” de su asesor para, desde allí, dar su última batalla por impedir la extinción de las moscas.
4.
Declaraciones a 20.9.00. Reproducidas en ï
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Hacer justicia también es humano ǡ
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À propiciar una ordalía contra nadie”,5 requerirá acuerdos y transacciones que posiblemente incluyan a Alberto Fujimori y la cúpula militar, no es cierto que el gesto presidencial de acortar su mandato haya sido grande y noble. En el mejor de los casos, fue sensato. Todavía cuatro días después, Fujimori reiteraba que Montesinos era: “una persona que contribuyó considerablemente a derrotar el terrorismo... que ha cometido errores como todo ser humano, ±
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×ÀdzǤ6 Su gesto es, pues, el de un gobernante acorralado, que no tiene la fuerza para amputarse una parte de sí mismo destituyendo al asesor y que gana tiempo para librar su última batalla por el control de la transición y la imposición de un sucesor que garantice un fujimorismo sin Fujimori. Debido a la simbiosis existente entre ambos, controlar la transición no le será posible si se destituye y juzga al asesor. Por tanto, es indispensable que la ciudadanía concentre esfuerzos en exigir fundamentalmente destitución efectiva, detención y juicio a Montesinos. Los pedidos de renovación de la cúpula militar, el Congreso y la renuncia del presidente Fujimori dependen de este primer punto central.
5. 6.
21.9.00: a17. Conferencia de Prensa en Palacio de Gobierno, transmitida por TV el 20.9.00. Habrá momento para ponderar serenamente esa contribución y ver cuánto tiene de mito. La derrota de SL ϐ Ó
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× campesinas y el cambio de estrategia de las FF. AA. premontesinistas; y alcanza su momento culminante con la captura de Guzmán por la DINCOTE. Montesinos entra pues a la
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patadas a propios y extraños, sin que nadie se atreva a sacarle siquiera tarjeta amarilla. Su contribución fundamental, para el régimen, mas no para el país, ha sido más bien el control de la población en la época post-senderista.
ĆĕŃęĚđĔʹͷ HUAYCO VSǤ 1 Diez años después, el sorpresivo Dr. Toledo
ĆćŃĆĚēĆěĊğ un rey que tenía tres hijas y vivía feliz en su pequeño país montañoso, hasta que un imperio en expansión, con un ejército de sucios gladiadores, comenzó a presionar sobre sus fronteras. El rey, alarmado, ur×Ǥ ××ϐǡ ϐÓ±
Ǥ×À un bosque de lanzas; los arqueros con sus dardos envenenados; la caballería
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minaba, porque el ejército daba la vuelta por detrás de una colina —¿o era un Campo de Marte?, el tiempo torna borrosos mis recuerdos— y volvía a marchar delante del emperador, que asombrado de la formidable máquina de guerra de su próxima víctima, canceló la invasión. Y el rey y sus hijas vivieron felices comiendo perdices. Ese rey de mi infancia resuena en mi memoria cuando escucho a Toledo amenazar con sus ocho sabios de Harvard, sus tres reyes magos y su ejército de funcionarios internacionales que dejarán las comodidades de la capital imperial para volver a servir al Perú. Tenemos equipo, dice, nos hemos venido preparando cinco años, insiste. Y sabemos que es , que necesita bluffear porque a veces, hasta cierto punto, se superponen las estrategias de la guerra, la política y el póquer. Especialmente si eres el más reciente en una sucesión de que han monopolizado el escenario político peruano en la última década. Pero solo hasta cierto punto. No solo por razones éticas sino porque el emperador del cuento debe haber sido muy miope y su Gran Visir debe haber estado pensando en hacer el amor con las princesas y no la guerra; mientras el nuestro es trejo, también él fue alguna vez reyezuelo y sabe de , tanto que la yuca se convirtió en su emblema; y su visir tiene mil ojos y mil oídos.
1.
Publicado en
, N.º 123, marzo-abril, 2000.
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Carlos Iván Degregori
¿Podrá el último derrotar la maquinaria imperial? Y si lo hace, ¿qué garantía tenemos de que no terminará ciñéndose la corona de su antecesor o arruinándolo todo? ¿Garantía?, ninguna. Sin embargo, después del 9 de abril se abren nuevas posibilidades. Chino vs. cholo Con la irrupción de Alberto Fujimori en 1990 se introdujo también en los análisis un nuevo y escurridizo “factor étnico”. No por capricho ni mero diletantismo. A lo largo de la década, el “chino” Fujimori derrotó a los nombres más insignes de lo que algunos llaman la República Criolla: Mario Vargas Llosa y Javier Pérez de Cuéllar. Otros, de menor prosapia intelectual pero apellidos todavía más sonoros como Fernando de Trazegnies, caballero de la Orden de Malta o Francisco Antonio Gregorio Tudela van Breughel-Douglas, han pasado por el aro y bailado la tecnocumbia. También acabaron demolidos por la maquinaria mediática del régimen “criollos” como Belmont, Andrade y en cierta medida Castañeda. Hasta que apareció el Cholo. Toledo, encarnación del Perú nuevo, sería el único capaz de derrotar al Chino, quien habría sido solo una transición en el proceso de sinceramiento cultural del país. La anterior hipótesis tiene algo de verdad, pero en el Perú esto del factor étnico aparece bastante más enredado que en Ecuador o Bolivia. Es cierto que ϐDz
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ta. Tendencialmente sus votantes son mestizos y cholos, jóvenes, educados, informados y hartos del centralismo, el desempleo y más recientemente del autoritarismo. Sus más altas votaciones están en el sur y en las ciudades de provincias. En Lima ganó en los sectores B y C. Entre sus votantes parecería
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Ǧǡ de aquellos a los que podemos llamar “hijos del progreso”; los que llegaron antes de la crisis de los años ochenta y pudieron hacerse un lugar en la ciudad; y sus hijos. Sin embargo, la mayoría de los indígenas quechuas, aimaras y amazónicos están con Fujimori. Especialmente las mujeres. En parte porque no conocen a Toledo y porque tienen miedo, que el gobierno fomenta: miedo al rebrote ϐ asistencia social. Fujimori, por su parte, los ha visitado reiteradas veces y el gobierno ha construido numerosas obras de infraestructura. Entre los limeños más pobres, el “factor étnico” podría haber jugado en contra de Toledo. Tal vez no les guste mucho el cholo “exitoso”, además casado con gringa, porque es un modelo demasiado lejano, que deja su derrota demasiado en evidencia; mientras que su relación con Alberto Fujimori es la
Huayco vs. tsunami
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de un matrimonio por conveniencia, que más o menos funcionó y envejece resignado, sin esperanzas de amor pero con miedo a cualquier aventura. Así, Toledo pega más entre los jóvenes que nunca tuvieron vergüenza de ser cholos o los adultos que la perdieron, mientras el voto por Fujimori es más rural, femenino, limeño-pobre, menos informado y escolarizado. Su mayor hazaña en el último año fue recuperar ese voto con una mezcla de clientelismo desde el aparato estatal y control de los medios. Pero el precio ha sido alto.
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Habiendo hecho a su manera una revolución de esperanzas entre 1992 y 1996, Fujimori ha terminado refugiándose en el voto más conservador, representando el pasado. Entre sus electores, un sector de los más ricos se entremezcla con aquellos pobres sin esperanzas de mejorar pero sí con miedo a perder lo poco que les permite sobrevivir y que lo reciben mayoritariamente del Estado. Según Apoyo, en abril de 1995 un 52% del sector D
ϐ suerte mejoraría en los próximos doce meses. En abril de este año, solo 36% del sector D y 33% del E, lo creen así.2 En un programa radial, Martha Chávez lo admitió: “más vale chino conocido que cholo por conocer”, dijo. Si nos ceñimos al refrán original, el chino sería el malo. El pez por la boca muere. En los días siguientes al 9 de abril, la esperanza y la alegría estaban del lado de Toledo o, más precisamente, en la orilla opuesta a Fujimori. Porque, arrinconados entre la espada gobiernista y la debilidad del resto de candidaturas, los opositores fabricamos nuestro propio candidato. Una de las fortalezas de Toledo es que sabe que el movimiento democrático lo trasciende. ¿Dije democrático? Es que por primera vez en ocho años, la democracia sale de los márgenes y se aproxima al centro del debate, provocando movilizaciones en las ciudades más importantes del país. Uno de los detonantes para ese desplazamiento parece haber sido la parcialización de la TV. Fue tan descarada, y la televisión se ha vuelto tanto parte de la vida cotidiana de los peruanos, que su secuestro ha tenido gran impacto. Y todavía más en el plano internacional. Por segundo año consecutivo, Fujimori aparece entre los diez ǡæ©ǡ Castro y Jiang Zemin. El pleito no es pues, solo de chino Ǥ cholo, sino también de democracia Ǥ autoritarismo, pasado Ǥ futuro, ciudades de provincia Ǥ Lima. Las brechas que Alberto Fujimori cerró con su arrolladora victoria de 1995 vuelven 2.
La erosión de la esperanza es general. En 1995, del total de encuestados, el 62% pensaba que su situación mejoraría en un año; hoy solo el 41% lo cree así.
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a abrirse, dejándolo en una posición desventajosa, incluso si eventualmente se reelige. El hábito sí hace al monje, en parte En
, obra de Sartre, el protagonista es un revolucionario que apenas llegado al poder comienza a quedar atrapado por los mismos mecanismos contra los cuales insurgió. Esa es siempre una posibilidad, sobre todo cuando se es un en un contexto institucional tan débil y con un equipo que ya
ϐÀ calzándose los botines o amarrándose la vincha. Que esa posibilidad se vuelva realidad depende, sin embargo, de factores como la mencionada debilidad institucional, pero también de los actores políticos, de la personalidad de los líderes y del contexto internacional. Supongamos que Fujimori y Toledo fueran igual de ambiciosos y autoritarios. Los contextos, sin embargo, son distintos. Cuando Fujimori triunfa en 1990 promete que no habrá
Ǥ Pero en la situación límite del país y en un contexto internacional que presionaba por ajustes estructurales, el
resultaba inevitable. Por eso el país aceptó su espectacular viraje y le ×ϐ
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programa antisubversivo, compró el de las FF. AA. con sus dosis de autoritarismo y su cláusula de impunidad, y de yapa se encontró con Montesinos. À Àǡ
ǡ ϐ jugado un papel decisivo. Hoy Toledo ofrece democracia y reconstrucción de instituciones. El contexto internacional presiona en el mismo sentido. La guerra ha terminado y sus votantes no aceptarán un viraje autoritario. El hábito hace, en cierta medida, al monje. Su punto débil: su bancada parlamentaria que comienza a desbandarse aun antes de entablar batalla. Pero es un punto débil compensado solo porque la derrota del fujimorismo precipitaría su resquebrajamiento.
EPÍLOGO
ĆĕŃęĚđĔʹ VLADIVIDEOS: el poder de la imagen y la imagen del poder1
đĆćėĚĕęĔ colapso del gobierno de Alberto Fujimori, tan rápido y sorpresivo
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ϐ× antipolítica solo podía subsistir con el balón de oxígeno que le proporcionaban poderes fácticos, externos a un sistema político que Fujimori aborrecía. Hacia mediados del año 2000 el poder fáctico más importante, los Estados Unidos, bajó el dedo y el castillo de naipes y billetes verdes se derrumbó casi sin estrépito. En esos momentos, luego de la Marcha de los 4 Suyos y su accidentada juramentación, Fujimori parecía haber capeado lo peor del temporal y el Perú se preparaba para un tercer periodo más autoritario y represivo. Las fuerzas democráticas apostaban, en el mejor de los casos, por un escenario dominicano,2 que implicaba un recorte de mandato y una nueva elección presidencial antes de 2005. Sin embargo, cuando todo parecía consumado, el efecto “montaña rusa” volvió a activarse y nuestro país-vagón fue lanzado una vez más a velocidad de vértigo en dirección insospechada. El 14 de septiembre del 2000, la transmisión de un video en el cual el congresista electo Alberto Kouri recibía US$ 15.000 de manos de Vladimiro Montesinos en el local del SIN precipitó el colapso del régimen.3 Pero esta no fue la causa principal. Creerlo le costó
1. 2.
3.
Este capítulo se enlaza con el capítulo 21, profundizando algunas de sus intuiciones. En 1994, Joaquín Balaguer fue electo por séptima vez Presidente de la República Dominicana en elecciones fuertemente cuestionadas dentro y fuera del país. La OEA promovió un acuerdo entre el nuevo gobierno y la oposición, por el cual Balaguer aceptó la reducción de su mandato y la celebración de elecciones anticipadas supervisadas por la OEA en 1996. Véase cronograma del colapso del régimen en el Anexo 4. Sobre los últimos días del fujimorismo, véase también Cotler 2000 (capítulo 5).
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su curul a Fernando Olivera y de carambola quién sabe si la presidencia a Lourdes Flores.4 En realidad, la difusión del video “[…] fue el pretexto buscado cuando ya se le había bajado el dedo al asesor” (Grompone 2000: 153).5 Sin embargo, la dinámica que puso en marcha el video contribuyó a acelerar el derrumbe y, junto a los centenares que salieron a luz en los meses siguientes,
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×× partir de noviembre de 2000. Vladivideos: el poder de la imagen y la imagen del poder De pronto descubrimos atónitos la insoportable levedad de nuestro ser. Nosotros, que nos creíamos con los pies bien en el suelo, nos habíamos ido diluyendo en sombras al tiempo que la realidad se volvía más densa en esa especie de
ͼ donde habitaba el antiguo traidor a la patria que se adueñó del país. “Salvo el poder, todo es ilusión”. De acuerdo con el conocido lema de Abimael Guzmán, que Montesinos con seguridad haría suyo, conforme el asesor llegaba a manejar (casi) todos los hilos del poder, más y más peruanos se iban convirtiendo en ilusión, disolviéndose en leves sombras sumisas, cómplices o ignorantes. Vimos en diferentes capítulos cómo aquellos que resistían se convertían en blancos de campañas de demolición. Luego de los vladivideos, sería más preciso llamarlas campañas de disolución. También es posible comprender mejor los alcances e implicancias de uno de los
4.
5.
6.
Después de abstenerse de participar en las masivas movilizaciones de los primeros meses del año 2000, el parlamentario Fernando Olivera se lanzó como candidato a la
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Ǧ paña, a pesar de su bajo porcentaje de intención de voto en las encuestas, se negó a ǡ
ϐÀǡ× vuelta por menos de 3% y a quien todas las encuestadoras señalaban como favorita en un eventual con Toledo. Sobre los diversos factores que contribuyeron a la caída del régimen —recesión, fraude, corrupción, movilizaciones sociales, alejamiento de ciertos empresarios, distanciamiento de los inversionistas extranjeros y sobre todo el enfrentamiento con los EE. UU. y la comunidad internacional— véase Cotler (2000), Grompone (2000), Marcus-Delgado y Tanaka (2001).
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À la especial fascinación de Montesinos por el mundo de abajo. Casas con hasta cuatro sótanos y túneles. Lujosísimos sótanos de mármol italiano, piscinas subterráneas, ϐ
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Ǥ exiliado, un
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momentos estelares del fujimorismo, el mensaje del 5 de abril de 1992, cuando el entonces presidente lanzó su grito de guerra, que fue a la vez programa, el único que se empeñó en cumplir hasta el último día: “di-sol-ver, di-sol-ver”7... la legalidad, las instituciones, las memorias. Esta sensación de irrealidad reproduce, invertida como en un espejo, la que generaban los campos de concentración nazis. Cuenta Primo Levi8 que quienes eran llevados a un campo tenían la terrible sensación de entrar a otro mundo, que lo que les sucedía no era real, que no les estaba pasando a ellos; peor aún, que si tuvieran la posibilidad de contarlo, nadie les creería. Tampoco nosotros podemos creer que lo que vemos fue real. Pero nuestro caso fue inverso. No era Montesinos en su sótano, sino nosotros los que estábamos ǡǡ
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existieran los vladivideos. Curiosa paradoja, la realidad virtual de la televisión e Internet convalida y sostiene nuestra realidad “dura”. La sensación de inversión del mundo y de la realidad abarca hasta el lenguaje y las expresiones corporales. De pronto escuchamos a curas y mujeres, peor aún, a obispos y ministras, utilizando lenguaje de barracas.9ϐ delante de la cámara oculta a generales, sumisos como reclutas o pongos de
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dzǤ10 El mundo al revés. Dz
dzǡϐ Foucault (1989) citando extensamente tratados de los siglos XVII y XVIII: “Lleva en sí [...] los signos naturales de su vigor y de su valentía, las marcas también de su altivez; su cuerpo es el blasón de su fuerza y de su ánimo...”. Un tratadista del siglo XVII propone que al soldado se le enseñe “[...] a no poner jamás los ojos en el ǡdzǤ
ϐ régimen, durante la conferencia de prensa del 21 de agosto, cuando Montesinos y Fujimori dieron cuenta de su Operación Siberia,11 vimos cómo el ministro de
7.
En ese momento Fujimori se refería a la disolución del Parlamento. Sobre la reaparición nueve meses más tarde del Congreso, convertido en su sombra, véase el capítulo 2. 8. Citado en Vezzetti (2000: 14). ͻǤ
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ȋ de 1999) o la ex ministra Luisa María Cuculiza, en vladivideo con el presidente Fujimori donde tilda de cobarde y homosexual al entonces cardenal Vargas Alzamora. 10. Arguedas, Ó (1988). 11.
× fue el nombre clave que dio el gobierno a la supuesta intercepción de un cargamento ilegal de armas destinadas a las FARC colombianas. Según Fujimori y Montesinos se trató de una operación impecable realizada por el SIN. Sin embargo, poco después se descubrió que más bien el SIN, Montesinos y probablemente Fujimori estaban involucrados en el contrabando.
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Defensa y el jefe nominal del SIN permanecían todo el tiempo mudos y con las cabezas gachas, nadie sabe si en señal de humildad, vergüenza, sujeción o todo a la vez. La inversión del mundo desbordaba los sótanos del SIN. ǬÀǫϐ ǡjante se les hacía a los alemanes sobre los campos de concentración. Tal vez no todos lo ignorábamos. Tal vez no del todo. Recordemos el monopolio de la TV de señal abierta, el control de los diarios llamados
ǡ la “memoria salvadora” que el régimen había construido alrededor de la lucha contra el terrorismo. Todo eso desenfocaba las imágenes de la corrupción o les sobreponía otras que atenuaban su impacto. Según Lauer, lo que más impacta en el informe Waisman12 es “[…] cuánto de lo descubierto ya se sabía, e incluso se decía [...] Lo sorprendente es que el gobierno siguiera tan en su sitio tanto tiempo con tantas de esas evidencias ventiladas en la prensa no corrupta” (La ï
15.6.01: 6). Muchos no quisieron saberlo, o no querían afrontar las consecuencias de su saber. En todo caso, todas nuestras fantasías fueron superadas por la realidad de los videos, que acabó por silenciar incluso las voces que inϐ
Ǥ ǤYa es lugar común decir que una de ellas vale más que mil palabras.
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y las transcripciones en la prensa escrita eran tediosas, entrecortadas, llenas de paréntesis. Pero también se hacía añicos. En un sugerente artículo, Deborah Poole (2000) constata que el video Kouri-Montesinos no fue la primera evidencia del transfuguismo. Más aún, hoy ϐ
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ǡ que fotos y videos comienzan a ser fuertemente cuestionados como pruebas judiciales. Además, a esas alturas el gobierno tenía en apariencia el pellejo ϐ
Ǥ ¿Por qué el video tuvo entonces un efecto tan devastador? Para responder a esta pregunta, Poole propone una lectura antropológica del concepto de Estado. La lectura predominante de la ciencia política lo considera fundamentalmente como un conjunto de instituciones y prácticas administrativas. Pero habría que ver además al Estado como un
cuya legitimidad y modo de dominación depende no solo de la estabilidad institucional y la racionalidad burocrática, sino también de las creencias y representaciones colectivas que sobre él existen. Según diversos autores,13
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ǡ presidida por el congresista David Waisman, que entregó su informe en junio de 2001. 13. Corrigan y Sayer (1985), Gilbert y Nugent (1994), Alonso (1994), entre otros.
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305
la formación del Estado es también un proceso cultural con consecuencias ϐǢ
materializa a través de rutinas, rituales, discursos y prácticas. A partir de ellas se consolida una del Estado, que sería “[...] el conjunto de entendimientos y percepciones que se hace la gente sobre la forma en que opera el Estado y sobre su lugar, tanto en la sociedad como con respecto a ellos mismos” (Poole 2000: 56). Para lo que nos interesa, el Estado así entendido administraría entonces una suerte de “economía visual”, pautando aquello que se puede y aquello que no se puede ver. El estado “dicta los términos del conocimiento” y regula la visión (Abrams citado en Poole 2000). Ǥ × ǡ
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ÀÀ asistido no solo a la crisis del Estado como sistema de instituciones, sino del Estado como idea y como administrador de conocimiento y de imágenes. Esas imágenes utilizadas contra el APRA en la segunda ronda electoral de 2001 —caos, explosiones, muertes, carestía— muestran que hacia 1990 el Estado no solo no administraba la visión. No administraba (casi) nada. Por consiguiente, a principios de la década pasada, tanto o más que el Estado como sistema de instituciones y prácticas, se recompuso también la ϐ
ǣ Ǥ se recompuso, asimismo, la capacidad de administrar lo que podía y no podía verse: Guzmán enjaulado y con traje a rayas en septiembre de 1992; Guzmán en TV rodeado por sus íntimos compañeros de armas pidiendo un acuerdo de paz en 1993, formaron parte de esa recuperación en la que el SIN llegó a jugar un papel clave. Es por ese rol del servicio de inteligencia que el fujimorismo terminó mimetizándose en ciertos aspectos con Sendero Luminoso. Así, a través del chuponeo y las cámaras ocultas, el SIN le puso tecnología audiovisual a los “mil ojos y mil oídos” a través de los cuales SL “cimentó la idea, si no la realidad, de constituir una fuerza omnipresente y omnisciente” (Poole 2000). Según Bobbio, ver sin ser visto es uno de los rasgos más perversos del ǤǤǤÀϐ
ǡÓÀǤ La propuesta de Poole puede ser enriquecida incorporándole ciertas precisiones. Sí, el Estado dicta los términos del conocimiento y regula la visión. ǡ
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ϐ en “complicidad” con la sociedad o, más precisamente, con ciertos sectores sociales; y 3) nunca tienen un éxito total; el Estado, que no es solo la realidad que se encuentra detrás de la máscara sino la máscara misma (Abrams citado en ʹͲͲͲȌ
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Por otro lado, que el Estado logre controlar los daños cuando algún aspec
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qué ubicación. Así, el Estado pudo asimilar el impacto de los cadáveres desenterrados de La Cantuta en 1993 porque en esos años el modelo neoliberal seducía a los empresarios, la esperanza en que el modelo “chorree” adormilaba a las clases medias y el asistencialismo inducía a taparse ojos nariz y boca a los más pobres. No fue lo mismo ver las imágenes de los asesinados de La Cantuta, en pleno auge de la popularidad del régimen, que ver el cuerpo descuartizado de Mariella Barreto en 1997, cuando su popularidad comenzaba a
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ÀǤǡ conforme se fue desgastando esa popularidad y saliendo a luz la corrupción,
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Ǥ Esto ayuda a entender también la estrategia de asalto a los canales de señal abierta y la apropiación / creación de la prensa denominada
Ǥ Porque no era igual atisbar el “lado obsceno” del régimen desde la esperanza en el despegue económico que desde la desesperanza de la crisis. Tampoco fue lo mismo ver el video Kouri-Montesinos. Para entonces, si bien en agosto del 2000 el 53% de ciudadanos aprobaba la gestión de Fujimori, por primera vez en toda la década los sectores más informados y politizados del país se ϐÀ
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DzϐdzǤ Entre los yagua de la amazonía, el saber () en relación con el poder () es aprehendido primero por la visión. Para conocer las cosas primero hay que “verlas” en sueños o durante un trance a través del cual el chamán yagua logra ingresar al mundo de los espíritus para consultarles sobre el caso que atiende (Calderón 2000).14 El título de un libro de Chaumeil (1998), ǡϐ
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los yagua y puede contribuir tal vez a comprender el poder de la imagen en una sociedad como la nuestra, que ha pasado en poco tiempo de preletrada a posletrada. La diferencia: no es ya a través de los sueños o del trance que se accede al saber y se conserva o se contesta el poder, sino a través de las “fábricas de sueños” que son los medios audiovisuales.15
14. A partir de esta concepción, los yagua perciben la vida cotidiana como una apariencia, detrás de la cual se puede descubrir el verdadero sentido de las cosas (Calderón 2000: 250). Esto es en algo semejante a la sensación de irrealidad que producen los vladivideos, comentada al principio de este capítulo. ͳͷǤ
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en el contexto de una sociedad letrada y apela fundamentalmente a la razón. Por el contrario, un saber que surge del ver descentra la aproximación logocéntrica y apela a ǡ
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Así podrían leerse dos acontecimientos centrales del año 2000, de signo radicalmente distinto. Uno, el incendio del Banco de la Nación, provocado desde el poder para inocular miedo al ser en vivo y en directo por la ciudadanía. El siniestro montaje, apuntalado en los días siguientes por el bombardeo de los medios escritos y audiovisuales contra la Marcha de los 4 Suyos, tuvo relativo éxito. En un país todavía traumado por la violencia, el miedo llevó
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×ǤȀ saber fue utilizado para aferrarse al poder, con el video del 14 de septiembre la relación se invirtió. La ciudadanía vio, y , ya sin lugar a dudas, lo que para entonces era un secreto a voces: la corrupción generalizada del régimen. Esta es otra razón que queríamos mencionar. A diferencia de La Cantuta, que era un caso de violación brutal de DD. HH., lo que “visionamos” el 14 de septiembre fue un delito de corrupción, que atentaba contra el pacto fundacional del régimen. Ǥ
El Estado como artefacto cultural se va construyendo en la vida cotidiana, con la “complicidad” de los ciudadanos, en un juego de ida y vuelta por medio del
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Ǥϐ× una larga trayectoria. Hugo Neira cita a un pensador del siglo XVI, Étienne de la Boétie: “[…] ninguna tiranía reposa únicamente sobre el uso de la fuerza. Todas necesitan una complicidad, incluso pasiva, del pueblo requerido”.16 Ese consentimiento desde abajo es constitutivo de la legitimidad de todo régimen. Sin embargo, podríamos distinguir entre el consentimiento que surge como producto de un acuerdo o pacto político explícito, o de una complicidad. El pacto político es abierto, legal, se plasma en una Constitución o al menos en un programa. La complicidad es pre o extralegal, una versión política de la informalidad, que prospera mejor en el secreto. Si esto es así, lo que diferentes autores denominaron neopopulismo,17 fue en realidad —salvo el estilo— su polo opuesto. En efecto, el pacto populista implicaba otras formas de inclusión legal de sectores “nacional-populares”, otorgaba derechos y no solo dádivas. 16. Neira (2001: 205). En otras partes de su libro, Neira recuerda las críticas de Héctor Velarde y Carlos Delgado al lado oscuro de la cultura criolla tradicional. La sorpresa de ϐǡ
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ϐǡ prometiendo un país con futuro, el régimen acabó conduciéndonos por el túnel del tiempo a épocas que creíamos superadas. 17. Para una crítica al uso del concepto “neopopulismo” para referirse al régimen fujimorista y una revisión de autores que utilizan el término, véase Lynch (1999).
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Nunca el pacto, pero tampoco la complicidad, llegan a ser cartas absolutamente blancas, que dejan al gobernante en libertad de hacer lo que le plazca. Así, en los primeros años de la década de 1990, el régimen obtuvo la complicidad de una mayoría necesitada de orden para relegar la democracia y la violación de DD. HH. a un segundo o tercer plano en su agenda.18 Como señala ȋʹͲͲͲǣ͵ͲȌǡ
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la democracia a cambio de rescatar el orden y la estabilidad —la gobernabilidad— mediante la implantación de reformas económicas y la erradicación de la subversión”. Pero no optaron por avalar la corrupción. Por el contrario, puesto en positivo, el pacto implícito del 5 de abril era doble: terminar con la violencia y también con los políticos tradicionales corruptos que la dejaron
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Ǥ Podríamos decir entonces que el Estado pudo sortear La Cantuta y otros escándalos visuales de violación de DD. HH., no solo por cuestión de tiempos y estados de ánimo sino porque denunciarlos atentaba contra el Orden, demandado en esos tiempos con mayúscula, mientras que la exposición de la corrupción quebraba la promesa central del régimen, destilada en su eslogan inicial, el fujimorista: honradez, tecnología y trabajo. Pero esa promesa, por no ser producto de un pacto democrático y estar por encima de cualquier mecanismo de vigilancia ciudadana (
), llevaba en sí el germen de la inestabilidad (y la traición, como en el vals). En efecto, el caudillo tenía que validar constantemente su legitimidad en tanto ésta se basaba en la obtención de resultados y no en el respeto a los procedimientos legales. En nuestro caso, el caudillo sembró en el imaginario público la percepción de que redistribuía, ya no quitándole a la oligarquía o a las empresas imperialistas como durante el populismo clásico latinoamericano, DzÀ
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suerte de complicidad robinhoodesca, que acabó siendo traicionada. Los vladivideos revelan así la dimensión perversa del pacto fundador ͷǣ
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×À produjo una suerte de esquizofrenia nacional. El lado visible fue el triunfo ǡ
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ǡ la corrupción que fue creciendo en medio del secreto fomentado por la guerra y se desmadró a partir del “[…] furor antiinstitucional del gobierno y la 18. Patricia Oliart (1999: 410) relata una anécdota de esos años. Una señora de clase media se indigna cuando su hijo menciona los atropellos del gobierno a los DD. HH., y emotivamente le responde: “No me cuentes, yo no quiero saber, yo solamente sé que ahora no tengo miedo de salir, ni sufro cuando mis hijos tardan en llegar a casa pensando que murieron cerca de un coche bomba”. Lo interesante es que en más de una ocasión esa señora le había dado su voto a la izquierda en elecciones pasadas, apunta Oliart.
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privatización del poder”. Porque: “las instituciones políticas, aun las más deleznables ayudan a que quienes ejercen el poder se ordenen, su falta introduce dzȋ ʹͲͲͲǣͻȌǤ
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de la década en el Perú. No es que antes no hubiera habido niveles graves de corrupción. Pero en la última década pasamos de la corrupción institucionalizada a la desinstitucionalizadora, hasta que la corrupción se convirtió en institución. El resto de instituciones se fue convirtiendo en fachadas, ïÀ
ϐ se consolidaran como un país paralelo; el país real si aceptamos que salvo el poder, en este caso económico, todo es ilusión. Según Lauer: La corrupción del fujimorismo empieza a entrar en foco como una sola corrupción [...] una estructura totalizadora de la acción individual y colectiva del gobierno.
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manipular la masa de dinero producida por una gigantesca presión tributaria. ×ȏǤǤǤȐ ϐ
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PBI, y a la real se le declaró secreto de Estado. Una suma de secretos —el PBI, las privatizaciones, el gasto militar, entre otros— permitió establecer lo que en los hechos fue un sistema de doble contabilidad. El rostro último del crimen descubierto viene a ser el del establecimiento de una suerte de Presupuesto General alternativo. Algo así como un país propio. (ï
3.3.01: 6)
La difusión del video Kouri-Montesinos produjo así una “profunda sacudida cultural colectiva de ver a un gobierno que no es capaz de controlar lo que se ve y no se ve de los fundamentos extralegales (y extramorales) de su ϐÀdzȋʹͲͲͲȌǤ
± que implosionó, hinchado de soberbia y cerrado totalmente sobre sí mismo. Ǥ
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Ȍ Una imagen de honradez y una “memoria salvadora” fueron el más grande
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Ǥ19 Ambas contribuyeron a reabrir el horizonte de futuro del país. La imagen de honradez se consolidó con la construcción de obras. Ellas probaban que el gobernante no ϐ
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ȋȌ construir infraestructura. Con su apoyo a la política económica, los organismos ϐ
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se suponen serias no apoyarían a un gobierno corrupto.
19. Sobre el concepto de “memoria salvadora”, véase la Sección III.
310
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Sin embargo, especialmente desde 1996, sucesivos escándalos fueron empañando esa imagen. El gobierno trató de contrarrestar el deterioro apelando al otro pilar de su legitimidad: la lucha contra el terrorismo. Para ello buscó activamente consolidar una memoria salvadora sobre los tiempos de violencia, construida sobre lo que en los primeros años fue más bien un sentimiento de alivio y agradecimiento de la población. Sin embargo, a partir de 1997 el
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embajador japonés fue un punto de viraje en el lanzamiento de esa campaña,
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Feliciano, las campañas “psicosociales” de Laura Bozzo, hasta culminar en el
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ϐ alrededor de la corrupción y la violencia. El nexo entre ambas, Vladimiro MonǤ
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×ǡ para así acallar las voces que lo acusaban de corrupto. Sin embargo, este intento de legitimar el lado oscuro del régimen no prosperó, pues desde que en 1996
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ǡ momento mismo de su huida, en cada encuesta de opinión una amplia mayoría de peruanos se pronunció consistentemente en su contra. Es que el gobierno
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la violencia política había amainado en gran medida y el miedo iba quedando atrás. El gobierno apelaba al miedo al pasado (violento) para aparecer como el único garante de “un país con futuro”, pero la corrupción cerraba precisamente ese futuro, ya bastante nublado por la recesión. Porque la corrupción: “no se restringe solo a la legalidad y a la moralidad. En un nivel fundamental también se relaciona con la fragilidad del poder mismo” (Poole 2000), que no es por tanto irrompible, y con la pérdida del horizonte de futuro de ese mismo poder.21
20. Esta memoria se fue deshilachando rápidamente durante el gobierno de transición. La huida de Alberto Fujimori, el desprestigio y caída de la cúpula de las FF. AA., los videos
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ǡ las confesiones de algunos miembros del grupo Colina, la conmemoración del primer aniversario del incendio del Banco de la Nación, que hoy se sabe fue provocado por el SIN con autorización del propio Fujimori, son hitos de este derrumbe. 21. Si aquí la práctica desaparición de los partidos políticos propició el desborde de la corrupción, en Italia la corrupción fue erosionando “[…] la capacidad de los partidos de elaborar programas de larga duración, la apelación a la ideología, el estímulo de la
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“Romper la mano”, así es como el lenguaje popular alude al acto paradigmático de corrupción: el soborno. La expresión se conecta con la raíz etimológica de la palabra corrupción, derivada como señala Poole del latín
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a “putrefacción” y “descomposición”. Por eso, para ser exitosa: “la corrupción debe mantenerse en secreto o fuera de la vista, no por lo que revela el carácter moral de Montesinos y Kouri o de su transgresión de la ley (aunque estas sean importantes consideraciones secundarias), sino, y sobre todo, por lo que revela de la vulnerabilidad estructural de un poder que se pudre por dentro”.22 Por otro lado, en toda relación diádica hay siempre un tercero, un otro que aparece entre paréntesis. En este caso, en el acto de soborno aparecen dos que co/rrompen algo, son socios en la ruptura, no solo de la moral pública, sino también de los fundamentos mismos del poder. Como dijimos, en la década de los Óïǡ
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ϐ el que la ley es un espejismo. Mundo arcaico, premoderno, sin pacto democrático que implique cuentas claras. Por eso lo que más cuenta son las complicidades ocultas, las planillas secretas, las leyes de medianoche, el RUC sensible. Nuevamente la disociación. El Estado, que según el propio discurso del régimen hubiera debido replegarse de la economía, acaba “salvando” a los de más arriba y a los de más abajo.23 De los clientes pobres, que necesitaban dádivas, se ocupaba Fujimori. De los arribistas que querían entrar a las grandes ligas y de los señores en riesgo de perder la categoría por la crisis, Montesinos. Fujimori podía desplegar su actividad en público, legitimada por tradiciones y por una suerte de pacto clientelista de larga duración. Montesinos actuaba en la sombra, en un momento histórico en el cual la violencia sirvió como pretexto para ampliar los ámbitos e institucionalizar aún más el “secreto de Estado”, facilitando el desarrollo de una corrupción profesional. Montesinos fue el villano apropiado en el lugar y momento precisos.
participación y la preocupación por ganar un electorado de opinión. El desacreditado mundo de las ideas crea entonces ataduras y compromisos que ayudan a la transparencia en la gestión pública”. La frase pertenece a Donatella della Porta, citada en: Grompone (2000: 167-168). 22. Péndola le añade una dimensión psicoanalítica al tema. En el acto de corrupción hay alguien que rompe la mano y alguien cuya mano es rota. Hay un agente activo que (co) rrompe, y un agente pasivo que se deja (co)rromper. En el video Kouri-Montesinos, Péndola advierte así: “un componente de pasividad homosexual, donde el dinero hace las veces del pene” (en Paredes 2001: 6-7). Tal vez también por eso tiene que ser algo secreto. 23. Según Sinesio López (2000), el gobierno gobernaba para los más ricos, apoyándose en los más pobres y en contra de las clases medias.
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¿Cultura política o neoliberalismo periférico? ¿Por qué amplios sectores de la sociedad, y especialmente las élites econó
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ϐ resultados desastrosos? En la década de 1980, para explicar la violencia de SL hubo quienes se remontaron hasta las vaginas dentadas de Chavín, Mama Huaco y Micaela Bastidas, tratando de encontrar la explicación en una suerte de rabia andina milenaria, un milenario autoritarismo o un mesianismo andino.24 Hoy, para explicar el autoritarismo y la corrupción de los años noventa, volvemos a recurrir a veces a una “cultura política” o un carácter nacional que no habría cambiado sustancialmente desde el principio de los tiempos. Algo de esto se encuentra en el sugerente ensayo de Hugo Neira, Ǥ En parte es cierto, la larga duración actúa muchas veces como un lastre y existen indudablemente continuidades que pesan, pero éstas no pueden ser consideradas más que como un telón de fondo. Otros factores contemporáneos y coyunturales condicionan y acotan a los actores, pero sin llegar nunca a anular totalmente su margen de acción. Por el contrario, otras aproximaciones enfatizan las “acciones y omisiones de los actores políticos” (Marcus-Delgado y Tanaka 2001), pero al desvincularlos de la historia, la cultura e incluso la psicología, esos actores tienden a volverse planos como los personajes de los juegos de video. No se puede explicar por qué actúan como actúan y cometen los errores que cometen. Para intentar hacerlo se apela a la racionalidad que rige la conducta de los actores À
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ϐǡ a los propios actores cuya racionalidad está teñida, otra vez, por su historia, su cultura e incluso su psicología. Lo ocurrido en los últimos diez años tuvo que ver, es cierto, con nuestra herencia colonial y quién sabe si incluso prehispánica como apunta Neira, pero mucho más con nuestro predicamento como sociedad poscolonial, con los callejones sin salida de nuestra “modernización tradicionalista” y los puntos ciegos de nuestra democracia. El contexto global de los sucesos que analizamos fue el de la crisis del modelo populista en América Latina y la hegemonía mundial del neoliberalismo. Y en el plano nacional, esa extraña concentración de distintos tiempos y tendencias históricas en una sola coyuntura, señalados por Manrique (1989) y también por Stern (1999). Ellos constatan cómo en medio de una creciente “guerra sucia” y una crisis económica cada vez más profunda, 24. Es el caso de Pablo Macera o Juan Ossio. Para una revisión de la fascinación con el milenarismo en la explicación de SL, véase Degregori (1992).
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populistas, socialistas, neoliberales, y subversivos, presidentes imaginarios de una revolución maoísta y profetas de la revolución neoliberal,25 podían cada uno “[…] construir una formidable presencia política por un tiempo, y sin embargo perder la magia política rápidamente” convirtiendo al Perú en un caso extremo de coexistencia y comprensión histórica (Stern 1999: 21). En ese contexto, moviéndonos entre el Scila y el Caribdis de la historia como teleología sobredeterminada y el azar casi aleatorio (Stern 1999: 24), es indispensable observar atentamente la forma en que los actores, tanto individuales como colectivos, utilizaron el margen de libertad de movimientos
Ǥϐ Tanaka: “[…] no es que la historia estuviera ineludiblemente determinada — más aún porque en los años ochenta y noventa atravesamos una
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— un momento de reestructuración, marcado precisamente por su ϐǡdzȋ
ǦʹͲͲͳȌǤ26 Así, el poder que Guzmán y Montesinos llegan a tener en las décadas de ͳͻͺͲͳͻͻͲ
ϐǡ causas, con lo que podríamos llamar una doble abulia. Dos veces nos faltó la voluntad de decir no. La primera vez pesó más la cuestión étnica, el racismo. Así, en 1980 o, en todo caso a partir de 1983, cuando se hizo evidente que la amenaza senderista era seria, no hubo de parte del gobierno ni de la ciudadanía una respuesta rápida y contundente. Tal vez porque la violencia golpeaba muy lejos, porque la mayoría de los que morían eran “indios”.27 Por otro lado, lo ocurrido en los últimos ocho años no tuvo que ver solo con el temor y con la necesidad de orden, sino con la forma en que nuestro neoliberalisismo se entrelazó con nuestra “cultura política”, entendida como los hábitos y condicionamientos del pasado, en un contexto de crisis generalizada. El extraño resultado fue que pesar del shock neoliberal más radical de la ×ǡ ×ϐ
ǡ que terminó como una mezcla híbrida que recogía lo peor de nuestras tradiciones políticas y del neoliberalismo. Otro capítulo de nuestra “modernización tradicionalista”,28 que podríamos llamar el del neoliberalismo periférico, del cual menciono solo dos características.
ʹͷǤ ȋͳͻͻͻǣʹͳȌϐǡϐ, y a Mario Vargas Llosa, candidato presidencial en 1990. 26. El término “coyuntura crítica” lo toma Tanaka de Ruth Berins Collier y David Collier. 27. No estuvimos en condiciones de responder como lo hacen, por ejemplo, los españoles cada vez que ETA pone una bomba y al día siguiente salen miles de personas a las calles en diferentes ciudades. 28. Son palabras de Fernando de Trazegnies, que por algo llegó a ser Canciller en los años más corruptos del fujimorismo.
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un cuerpo cívico republicano y hace que en lugar de considerar que todos tenemos iguales deberes y derechos, nos dividamos entre los que están por encima y los que están por debajo de la ley. Hace poco, Jorge Paredes (2001a: 4-5) contó en
un episodio de la vida de Montesinos, que es un excelente ejemplo de esta situación: El psicoanalista Eduardo Montagne conoció a Montesinos en 1970 cuando ambos tenían 24 años. Cuenta que en ese entonces, Vladimiro era teniente del Ejército y estudiante de Derecho en la Universidad de San Marcos. “Era algo tímido e introvertido y le gustaba mucho la lectura de libros de historia”, recuerda. “Él me buscó para que yo intercediera ante mi padre (el general Montagne) para que pudiera concluir su último año de Derecho y evitar ser cambiado a provincia. A mí me pareció justo y mi padre aprobó el pedido. De esa manera se hizo mi ǡ×ǡ×
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Para el joven Montagne era “natural” que Montesinos se saltara a la garrocha las instancias formales y fuera a buscarlo por ser hijo del general. Montagne evaluó por sí y ante sí la justicia del pedido y decidió interceder por Vladimiro, quien rápidamente traicionó su amistad. Inventó que era novio de la hermana del joven y, por tanto, futuro yerno del general. “De esta manera ×
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dirle ayuda, cuando en realidad jamás conoció a mi hermana y menos aún a mi padre”. También sus superiores jerárquicos, cuando supieron a Vladimiro cerca del poder, consideraron natural ir a pedirle ayuda extralegal, no necesariamente ilegal o delincuencial, pero casi literalmente al margen de la ley.29 Fujimori y Montesinos se montan así sobre una cultura política en la cual quienes conocen los códigos en el sentido amplio de la palabra —lingüísticos, de etiqueta, legales— manejan todas las triquiñuelas para mantenerse por encima de la ley cuando las aguas se agitan, separando ética de política e incluso de legalidad. La moralidad la dejan para el cura; para la vida pública, el tinterillaje.30 La ciudadanía queda así convertida en una “mentira verdadera” ʹͻǤ
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Montesinos joven. En realidad, la mayoría de peruanos nos hemos visto en situaciones parecidas, en uno y/u otro rol. 30. El caso de Luis Bedoya Reyes, fundador del Partido Popular Cristiano (PPC), respetable À
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ǡ resulta emblemático. Según él, su hijo, que apareció en un video recibiendo dinero de
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ÀϐǡÀǡÀ pecado. Según esta aproximación, delinquen los auquénidos, aunque sean de Harvard, para usar palabras del padre de la candidata Flores, también del PPC; delinquen los
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(Franco 1998) y nuestro empresariado no llega a superar el mercantilismo: con ciertas excepciones, la élite empresarial comenzó por no respetar las reglas de juego democrático en 1992 y terminó sacándole la vuelta a las leyes del mercado, que con tanta pompa había desposado. 2. Por consiguiente, la competencia se convierte aquí en un “vale todo” con límites cada vez más laxos y mantiene como contraparte el populista de los programas de apoyo a la extrema pobreza, que propició el clientelismo y la corrupción desenfrenada. En el Primer Mundo, el neoliberalismo implica la exacerbación de la competencia pero propicia también la creatividad. “Diferenciarse o morir”, decía en julio de 2001 una enorme banderola en la Feria del Libro en Lima. Una suerte de darwinismo social31 donde unos mueren y otros sobreviven dentro de ciertas reglas de juego claramente establecidas y respetadas por todos. Aquí, violando sus propios principios, empresarios en crisis acabaron lamiéndole metafóricamente las axilas a Montesinos. Predominó un “vale todo” que implicó la quiebra de los escasos valores y de las pocas reglas que alguna vez tuvimos.
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tación de alguna otra variante neoliberal “verdadera”. En general, el colapso de las ideologías y de las utopías no culminó, como algunos pensaron, en una pastoral tecnocrática liberadora. Nos quitó, más bien, la perspectiva de futuro. En el caso peruano, nos instaló en un presente envilecido dentro del cual solo quedaba acomodarse. De allí que bajar a los sótanos del SIN no era descender
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ϐDzdzǤ ϐȋʹͲͲͳǣ͵ǦͷȌǣDzïͷͲͲÓǡpre hubo al frente de la humanidad un horizonte brillante, a veces incluso resplandeciente: la modernidad, la racionalidad, el progreso, el liberalismo, el nacionalismo, el socialismo”. Sin embargo, con la caída del muro de Berlín ϐͳͻͺͻ
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dzǡ×tinguiéndose en todo el mundo el más brillante horizonte de futuro de ese periodo... Por primera vez en 500 años los más ilustres sueños de la especie
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× del presente. “Extraviada la esperanza, el temor oscurecía de nuevo el horizonte”. En el ámbito cultural, el posmodernismo nos invitaba a instalarnos en un presente blando, concentrándonos en ampliar los márgenes de la libertad cholos, que están por debajo de la ley, o la ignoran, al menos en sus meandros más complicados. Por tanto, necesitan padrinos. Son el último eslabón de la cadena arborescente de dominación/corrupción. 31. Divulgado subliminalmente por
y sus escalofriantes y sanguinarias descripciones del reino animal.
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individual, lo que se traducía con frecuencia en hedonismo y cinismo. En el plano político, todo invitaba a instalarnos resignados dentro de los marcos del consenso de Washington y los ajustes neoliberales. Es en este contexto de derrota cultural y crisis generalizada, que es posible
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ǤÀ silvestre para insertar la personalidad del asesor en el entorno social del Perú de los años ochenta y noventa. Alrededor de toda manada hay animales de presa que se alimentan de los descarriados, de los heridos, de los más débiles. Detrás van los carroñeros, las hienas o los buitres, que engordan con los restos putrefactos que dejan los cazadores. En
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de carroña se convierte en animal de presa con la colaboración voluntaria o involuntaria de algunos animales de la propia manada que terminan también con±
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×ǤǤǤ para convertirse en un animal de presa, en un cazador, en un líder, como si la hiena ȏǤǤǤȐǡϐ
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No me agrada la comparación de la nación con una manada. Sin embargo, À
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llo con animales carnívoros.33 Así, con el ascenso de Taiwán, Singapur, Corea del Sur, Malasia, se comenzó a hablar de los tigres del Asia. Cuando China abrazó una variante despótica de neoliberalismo, se revivió la vieja imagen del dragón oriental.34 Cuando Chile alcanzó velocidad de despegue, se le bautizó como el puma andino. A principios de la década pasada, ya que Chile, igual que el pisco, había patentado al puma, se habló de que el Perú se convertiría en el otorongo de América del Sur.35 Empero, lo central de la década no fue que algunos de la manada terminaran
ϐǡ±nales, las realmente existentes y las potenciales, no supieran o no quisieran distinguir entre cazadores y carroñeros y en vez de seguir al rey León, acabaran comiendo (sobras) de la mano de nuestra hiena, Vladimiro Montesinos.
32. Citado en Paredes (2000). 33. Tal vez no sea muy forzado decir que dentro del imaginario neoliberal, lo más cercano a los carroñeros eran los empresarios “mercantilistas”, acostumbrados a vivir de las ȋϐ
ȌǤ 34. ¿Son los dragones animales carnívoros? En todo caso, parecen feroces y asustan como el que más. 35. En el capítulo 2 recordábamos cómo un destacado empresario le regaló al entonces presidente Fujimori el cuadro de un otorongo, en CADE 92, precisamente en 1992.
ĆĕŃęĚđĔʹ APOSTILLAS
Dictadura personalizada, sultanismo y política del videoclip A diferencia de una dictadura institucional, que puede darse el lujo de una retirada ordenada como la de Pinochet en Chile, nuestro autoritarismo invertebrado y sin instituciones sólidas se derrumbó de golpe porque a pesar de los “bolsones de excelencia” en la administración pública, ciertos programas sociales muy alabados por los organismos internacionales e incluso el tardío esfuerzo por construir Vamos Vecino, se construyó como una dictadura personalizada, que giraba alrededor del carisma de Alberto Fujimori y los manejos ocultos de Montesinos. Con algo de sultanismo weberiano, el régimen exhibió extrañas similitudes con sultanatos de verdad, como el Marruecos anterior a la invasión francesa, que giraba alrededor del carisma del rey. Aludir al ejercicio del poder en ese reino nos permite leer desde otro ángulo el traslado de la estética del videoclip a la política, que analizamos en la Sección I de este volumen. Dice Geertz (1994: 160) que en Marruecos: “[...] la sociedad era agonística —un torneo de voluntades—; de forma que la monarquía y el simbolismo la ensalzaban”. Además: [...] los reyes no mantenían una única capital, sino que trasladaban nerviosamente la corte entre las llamadas ciudades imperiales —Fez, Marrakech, Meknes y Rabat [...]. El movimiento fue la forma, y no la excepción; y aunque un rey no podía, como Dios, estar en todas partes, al menos podía dar la impresión de que sí lo estaba [...] “Desplázate y confundirás a tus adversarios”, anunciaba un proverbio marroquí, “siéntate, y serán ellos los que te confundan”. La movilidad del rey era así un elemento central de su poder... (Geertz 1994: 161-162)
Del rey y su corte hilvanando en largas marchas a caballo por el desierto un territorio y una multitud de poderes locales, al Presidente y su ministerio articulando en helicóptero y vía microondas un paisaje social atomizado. ¿Apenas analogías sugerentes?
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Sobre el gobierno de transición: No somos una república embrujada Me copio el título de una entrevista a Valentín Paniagua aparecida en , que es a su vez una crítica implícita al libro del mismo título de Alfredo Barne
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ï no se encuentra atrapado y congelado en la cárcel de la larga duración; que debemos problematizar una concepción de la cultura (política) dominante como estática y homogénea (Muratorio 1994); que tanto los movilizaciones sociales que debilitaron a la dictadura, como el gobierno de transición rigurosamente democrático de Valentín Paniagua, son también parte de nuestra “cultura política”, contundente prueba contrafáctica para quienes insisten en nuestro autoritarismo milenario. Cuenta Evans Pritchard (1978: 192-193), uno de los clásicos de la antropología política, que entre los Nuer del sur del Sudán: […] las vendettas se resolvían con la mediación del jefe piel de leopardo, , cuyos poderes eran fundamentalmente rituales y que, al no pertenecer a los linajes predominantes, era el más adecuado para hacer de mediador entre ellos. Su mediación surtía efecto exclusivamente porque ambas partes reconocían ciertos vínculos de comunidad y porque deseaban evitar mayores hostilidades, al menos de momento. Solo en el caso de que ambas partes desearan zanjar la cuestión el jefe podía intervenir con éxito.
Diríamos que hacia noviembre de 2000, cuando Fujimori fuga y el Congreso elige a Valentín Paniagua como Presidente, los peruanos, especialmente los políticos peruanos, tuvimos la sabiduría de comportarnos como “salvajes”, que es como se les llamaba antiguamente a pueblos como los Nuer. En realidad, ese comportamiento más bien cívico fue posible porque en los Ó
ÓʹͲͲͲǡϐ de una opinión pública que expresaba su descontento, sobre todo a través de las encuestas de opinión, a otras formas de “vigilancia social”. Recuérdese que los chequeos y balances horizontales habían sido destruidos con la lobotomización del Congreso y la captura del Poder Judicial por el Ejecutivo. Luego, el 2000, fue evidente la perversión del mecanismo de control vertical universal, es decir las elecciones generales, a partir de la sujeción de los organismos electorales (ONPE, JNE)ǤÓϐ
nismos de “vigilancia social” que convergieron en el año 2000.1 En esos meses 1.
Sobre “
”, que hemos traducido como “vigilancia” y sobre sus diferentes estrategias, véase Peruzzotti y Smulovitz (2002).
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interactuaron movilizaciones callejeras con denuncias mediáticas en los pocos medios que lograron escapar al control del régimen y acciones legales que, al estar cerradas las vías internas por la impermeabilidad del Poder Judicial, se dirigieron entonces a instancias internacionales como la CIDH o la OEA. Luego de la fuga de Alberto Fujimori, esa misma vigilancia social contribuyó a la consolidación del gobierno de transición, incidiendo, por ejemplo, en el cambio en la presidencia del Congreso, todavía en manos de Martha Ǣ
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ción del distrito múltiple; e incluso en episodios simbólicos como la práctica expulsión de Nicolás Lúcar de ±
Ǥ Un país escindido Como en una película de Brian de Palma, entre noviembre de 2000 y julio de 2001 el escenario político apareció escindido. Por un lado, el gobierno de transición, que recogía la vitalidad de los movimientos sociales de 1997-2000 y lo mejor de nuestras tradiciones democráticas republicanas. En ese sentido, allí donde el gobierno de Velasco podría considerarse una revolución social, ϐ
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Ǥ en el sentido casi literal de la palabra que en los sentidos que le ha ido dando la teoría social. Revolución en el sentido de que comenzó a poner ciertos aspectos de nuestro mundo político al revés. Mejor dicho, volvió a poner de pie ese mundo que había sido puesto de cabeza por Fujimori y Montesinos. Las alianzas y los consensos salieron del índex de palabras prohibidas; el fujimorismo como fuerza política se disolvió en la nada. Sucesivas cúpulas de las FF. AA. fueron destituidas2 y varios de sus miembros terminaron en prisión junto con muchos de los implicados en los malos manejos de Montesinos, incluyendo al propio ex asesor. El Poder Judicial y los organismos electorales recuperaron su independencia. Desde allí, podríamos seguir hasta aspectos de la vida cotidiana como el reordenamiento del tránsito en coordinación con
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3 o el práctico destierro de Laura Bozzo.4 Pero mientras el gobierno de transición dejaba una carta de navegación u hoja de ruta para avanzar hacia la democracia política, buena parte de la
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imaginar aún hoy en ese país. × ϐ
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fujimorismo, véase el artículo “Fiestas Patrias”, en la sección III. Sobre política y medios de comunicación durante el fujimorismo, los Ǧ y la ϐǡ±
×II, especialmente el capítulo 6.
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escena pública no lograba salir del todo del pantano de la antipolítica. Ni candidatos, ni medios, ni partidos, ni empresarios se mostraron a la altura de los nuevos tiempos. No aparecieron nuevos actores, ni en la política (partidaria), ni en los medios, especialmente la TV de señal abierta, donde el lodo siguió siendo todavía un espectáculo y la farandulización de la política predominó todavía sobre la política como interés por la cosa pública; mediática, sí, pero preocupada por contribuir a crear un ciudadano bien informado y no por las intimidades, ampays y golpes bajos de los candidatos convertidos en gla-dia-do-res. El crecimiento de la intención de voto en blanco y viciado, que se volvió preocupante en las semanas previas a la segunda vuelta, podría leerse también como la tensión entre la aceleración del tiempo político y la presión de los movimientos cívicos democráticos en los últimos días del fujimorismo y durante el gobierno de transición, por un lado, y la persistencia del pasado
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× vitalidad de los movimientos democráticos. Ganaron las virtudes públicas (cívicas), sobre los vicios privados. En otras palabras, los vicios públicos de García pesaron más que los (supuestos) privados de Toledo. Chávez vs. Fujimori: espacialización y temporalización del Estado-nación5 El incidente peruano-venezolano producido alrededor de la captura de Montesinos en junio de 2001, permitió observar las diferencias entre los autoritarismos de Fujimori y Chávez. Chávez pronuncia sus discursos con
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Ǥ retrato igualmente enorme de Bolívar detrás de sí, ligeramente a su siniestra. En sus alocuciones más memorables, la del autogolpe de abril de 1992 o la del 16 de septiembre de 2000, en que anunció el recorte de su mandato y la
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ϐÀ Ǥ Una pequeña bandera peruana a su izquierda y al fondo, copándolo todo, un gran mapa del Perú. ǡ ϐÀǤ y buscar legitimidad en el tiempo, el otro en el espacio. ¿Por qué Fujimori silencia hasta casi el desprecio la historia nacional? Ahora que sabemos que era extranjero, podríamos decir que tal vez era por eso. Pero el ex Presidente era también muy peruano. Tal vez ese silencio tenía que ver con el hecho de 5.
Sobre espacialización, territorialización y substancialización del poder, véase Alonso 1994.
Apostillas
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que era migrante y necesitaba conectarse primero con el nuevo territorio. Era una forma de marcarlo y hacerlo suyo: “Cuando los reyes viajan a lo largo ǡ
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ï lobo o tigre que extendiera su olor a través de su territorio, casi como si forϐÀ
dzȋ ͳͻͻͶȌǤǡǡ cómodo en su territorio, busca más bien legitimarse a través de una relectura de la historia venezolana y de la región andina, construyendo un Bolívar a su medida, más a la usanza de los presidentes peruanos antes del noventa.6
6.
Sobre la vinculación de los presidentes con la historia, véase especialmente el capítulo 10.
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Cronograma del control de los medios de comunicación Años 1998 y 1999 ͷǤ À
ǣ —
ȋͷͿͿ;ȌǤ Cierre del programa “En Persona” conducido por César Hildebrandt en . — ȋͷͿͿͿȌǤ Renuncia Nicolás Lúcar, director del programa “La Revista Dominical”, de ±
, una semana después de propalarse una entrevista sin su consentimiento al presidente Fujimori y a Vladimiro Montesinos. El programa sale del aire. — ͷǤ Muere minutos antes de nacer un programa periodístico de , con periodistas renunciantes del clausurado “La Revista Dominical”. En el primer programa se iba a propalar un informe sobre los vínculos del SIN con Héctor Faisal, director de APRODEV, además de otro informe sobre los Ǧ, sobre todo “Laura en América”, probando que los casos eran fabricados a cambio de dinero. — ͽǤ Eduardo Guzmán, director periodístico de “Panorama” (
Ǧ ), renunció por la censura a un reportaje sobre los vaivenes políticos de Laura Bozzo. Luego de negociaciones con los directivos del canal, reconsideró su renuncia. Sin embargo, “Panorama” se convierte fundamentalmente en un magazine. — ͷͼ
Ǥ Jaime de Althaus, director de prensa, y otros dos periodistas renuncian por incompatibilidad con la línea periodística asumida por Ǧ
ȋȌ, tras la venta de la mayoría de sus acciones a un personaje ligado al gobierno. Hacia mediados de 1999, los programas políticos prácticamente habían desaparecido de la TV abierta. Al mismo tiempo: Ǥ Ǧǣ — ͷͼȋͷͿͿͿȌǤ Laura Bozzo transmite en su programa un especial llamado “En nombre de la paz”, donde realiza una abierta defensa de la estrategia antisubversiva del gobierno de Fujimori.
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— ͶǤ En “Laura en América”, el presidente Fujimori anuncia telefónicamente desde Japón que el gobierno ha decidido donar 200 mil dólares a la fundación Solidaridad Familia, creada y dirigida por Laura Bozzo. — ͷͻǤ El Presidente llega sorpresivamente al programa de Laura Bozzo, quien lo entrevista en vivo. Allí, Fujimori declara en contra de la CIDH, que pedía un nuevo juicio para los presos chilenos del MRTA. — ͷͺǤ Captura de Óscar Ramírez Durand, “Feliciano”. Ese mismo día, en su programa, Laura Bozzo pide al público del set un aplauso para el asesor presi
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ǣϐdzǤ ese programa la Bozzo agregó que, “el presidente Fujimori pasará a la historia
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×dzǤ — Ǥ Especial dominical conducido por Laura Bozzo, titulado “Colombia al borde del abismo”. La conductora aconseja a las autoridades colombianas copiar la receta antisubversiva del Perú. Además de estos casos, durante 1999 Laura Bozzo utilizó reiteradamente su ±Ǥϐ
×CIDH como la “tremenda corte”, acusó a los candidatos Luis Castañeda y Alberto Andrade de ser cómplices del terrorismo por apoyar la resolución de la CIDH, que pedía un nuevo juicio a los terroristas del MRTA. Finalmente: Ǥ
×ǣ — ;ȋͷͿͿͿȌǤ A las tres de la madrugada y solo con la presencia de los ϐ
ǡ×
× de Defensa, Orden Interno e Inteligencia sobre la intercepción telefónica y el secreto profesional. Dicho dictamen excluía de responsabilidad a las FF. AA. y cualquier otra institución del Estado en las denuncias sobre espionaje telefónico que hiciera el programa “Contrapunto” de
en 1997. — Ǥ Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ en inglés), los presidentes de Yugoslavia, China y Cuba encabezan la lista de los detractores de la libertad de prensa, seguidos de Alberto Fujimori de Perú, Mahathir Mohamad de Malasia, Leonid Kuchma de Ucrania y Hosni Mubarak de Egipto. — ;Ǥ ϐ
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del Estado o del sector privado. — ͷͶͷͷǤ Las juezas Greta Minaya y Antonia Saquicuray abren instrucción contra Héctor Faisal, representante legal de Aprodev, por difamación de periodistas y políticos de oposición en su página Web. — ͷͷͺǤ Las juezas Minaya y Saquicuray son relevadas de sus puestos por el Presidente de la Corte Superior de Lima y trasladadas a otras dependencias.
Anexo 1
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— ͺǤ El juez del 20.º Juzgado Penal de Lima, Arturo Vílchez, anula la resolución emitida por la magistrada Minaya contra Héctor Faisal. — ;Ǥ La Relatoría para la libertad de prensa de la OEA presenta su informe anual en la XXIX Asamblea General de la OEA. Panamá, Perú y Cuba son los países con más restricciones a la libertad de expresión en América Latina. — ͽǤ El Consejo Supremo de Justicia Militar (CSJM) denuncia ante el Jurado Nacional de Elecciones a periodistas de la Asociación Prensa Libre por
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telefónico al Servicio de Inteligencia del Ejército. La denuncia fue derivada al Ministerio Público.
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Cronograma de la Marcha de los 4 suyos y la prensa amarilla (año 2000) ͺǣ — “Toledo: ‘Si no hay muertos la marcha será un fracaso’” ȋȌǤ — “Toledo quiere regar sangre de jóvenes por Lima”ȋȌǤ — “Crece temor del pueblo por Marcha violenta de Toledo. ‘Cholo de Harvard’ convoca a todos a romper la paz y la tranquilidad” ȋÓȌǤ ͻǣ — “Toledo: ‘Si no hay muertos fracasamos’. Marcha de ‘Los 4 gatos’ quiere regar sangre en todo el país. Comunistas y apristas insisten en realizar violenta movilización” ȋȌǤ — “Toledo recluta terrucos para su marcha” ȋȌ. ±
ͼǣ Ȅ DzǩϐǨdzȋȌ. — “Ultras dirigen marcha violenta de Toledo. Cholo agitador tendrá apoyo de terroristas, búfalos y delincuentes para destruir la paz en el país. ¡Sangre y horror!” ȋÓȌǤ — “Marcha de Toledo será con armas y dinamita” ȋȌ. — “Toledo prepara saqueo en Lima. Se juntan terrucos, malandros y búfalos. Marcha de los 4 Suyos solo traerá violencia y destrucción” ȋȌ.
ͽǣ — “Toledo deprimido: ‘No logro muerto’” ȋȌǤ — “Toledo pide más armas para sus agitadores. Revoltosos tienen palos, piedras y ϐÀdzȋÓȌǤ ;ǣ — “Toledo deprimido: ‘La marcha fue torreja’’” ȋȌǤ
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Carlos Iván Degregori
— “Otro papelonazo de Toledo: su marcha falló. Pueblo no quiere más violencia y Ǥ Ǥ
ϐ nuevo mandato” ȋÓȌǤ Ϳǣ — “¡Lo dijimos! Toledo quería sangre, violencia y muerte. 6 muertos en marcha asesina. Fuji dará chamba, combo y jatos” ȋȌǤ — “Toledo como Nerón ¡Quiso incendiar centro de Lima! Y mató 6 trabajadores. Salvajes dirigidos por el ‘Cholo’ prendieron fuego en entidades del Estado. Vigilantes del Banco de la Nación murieron carbonizados por culpa de vándalos asesinos. Más de 100 heridos y miles de destrozos en casas, carros y tiendas comerciales” ȋÓȌǤ — “MARCHA DE LA MUERTE. Toledo lanzó las masas a la violencia. Seis muertos, cientos de heridos y varios desaparecidos. Toledistas atacaron ͺ. Quemaron el Banco de la Nación, el JNE y el Poder Judicial” ȋȌǤ — “Loco Toledo incendia Banco de la Nación y mueren 6. Marcha sangrienta de cholo revoltoso destruyó medio limonta” ȋȌǤ — “‘Comando Karp de Toledo’ incendió Banco de la Nación y mató 6. Matones a ϐ
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Palacio de Justicia, ex Ministerio de Educación y la Sunat” ȋȌǤ — “Fujimori dará más trabajo y desarrollo. Democráticamente juramentó para nuevo mandato. Construirá 3 mil colegios y entregará cada año seis millones de textos escolares. Lotes de Profam siguen adelante y reactivará la industria.” Ͷǣ — “Toledo tiene seis muertos en su haber” ȋȌǤ — “Populórum lo acusa: ¡Toledo culpable! Marcha sangrienta y salvajes ataques fueron dignos de terrucos” ȋȌǤ — “El pueblo pide a gritos ¡Juicio a Toledo! Viuda de víctima anuncia que lo demandará penalmente” ȋ±ȌǤ — “Sangre derramada es por ambición de Toledo. ¡Quiso desatar baño de violencia... ×Ǩ
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Ǥ denunciarán penalmente a líder de Perú Posible. Fujimori denuncia: tenían ǤϐǤ Agitadores profesionales fueron convocados por organizadores de la marcha” ȋȌǤ — “¡Falso Toledo! ‘Muertos del Banco fue por error!’ En el colmo del cinismo cholo conchán se lavó las manos y dijo que no tiene nada que ver con tragedia en Banco
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Cronograma de la aparición pública y ensalzamiento de Vladimiro Montesinos (1996-2000) EđĘĎČĚĎĊēęĊ es un cronograma de la aparición pública de Vladimiro Montesinos, y de su ensalzamiento y búsqueda de legitimación por parte del régimen. No pretende ser completo. Solo incluye algunos de los hitos centrales que marcaron el surgimiento a la luz del antiguo topo, entre denuncias y defensas, contraataques, elogios, y reconocimientos de parte de los más altos dignatarios de la República. Constan, asimismo, lo que hemos denominado “signos ominosos” que acompañan su aparición.1
AÑO 1996 — ͷͼ [Denuncia]: Demetrio Chávez Peñaherrera “Vaticano” acusa a Mon
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Ǥ — [Defensa]: La Fiscal de la Nación, Blanca Nélida Colán, adelanta opinión ϐ
por encima de toda sospecha como Montesinos. Voceros gobiernistas le hacen
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Chávez... no tienen ningún fundamento y forman parte de una confabulación y campaña antipatriótica”. — Ȁ[Denuncia]: A raíz de las declaraciones de “Vaticano”
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y otros medios investigan los ingresos del supuesto asesor ad-honórem. — ͷͺ ȏȐǣ
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“Vaticano”. — ͼ [Defensa]: Para responder a un pliego interpelatorio de 17 preguntas elaboradas por la oposición, el presidente del Consejo de Ministros, ϐǡǡǡǡ Briones, acudieron al Congreso de la República, donde se extendieron en resaltar la labor del asesor del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), Vladimiro Montesinos. (Entre las denuncias que se le hicieron a Montesinos están las de su
1.
Los datos han sido extraídos fundamentalmente de ï
ǡ ǡ (DESCO) y .
330
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ǡ estudiantes y un docente de la Universidad La Cantuta y la masacre en Barrios ȌǤ À
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× contra el asesor. —
[Aparición]: Zar Barry McCaffrey visita el Perú. Montesinos elige ese momento para aparecer por primera vez en público en una reunión en Palacio de Gobierno, a la que asisten el presidente Fujimori, el general Hermoza Ríos y el jefe del SIN, general Salazar Monroe. (Es la primera participación del asesor, en una reunión de este tipo, que es divulgada a la prensa.) — ͷ;
[Descuido]: Un comando del MRTA toma por asalto la residencia del embajador de Japón en el Perú. AÑO 1997 — Ͷ [Denuncia]: Fue hallado el sábado 30, a la altura del kilómetro 25 de la carretera a Canta, el cuerpo descuartizado de la agente del SIE, Mariella Barreto Riofano. — ͼ [Denuncia]: La agente del SIE, Leonor La Rosa, quien fue brutalmente torturada, denuncia en el semanario televisivo “Contrapunto”, su tortura por parte de otros agentes de inteligencia y el asesinato de Mariella Barreto. — ͷͶ [Defensa]: Congresista Martha Chávez sugiere que Leonor la Rosa podría haberse “autotorturado”. — [Aparición]: Montesinos aparece por segunda vez en público. Esta vez lo hace en papel protagónico junto a Alberto Fujimori, dando un paseíllo por entre los cadáveres de emerretistas desparramados en la retomada residencia del embajador de Japón. Darth Vader y el Emperador. — ͽȀͷȏȐǣϐ denuncias sobre su implicancia directa en el chuponeo telefónico y los casos de secuestros, torturas y asesinatos achacados al grupo Colina. — [Defensa]: Luego de que el programa “Contrapunto” revelara los tributos de Montesinos (con ingresos que ascendían a un millón seiscientos mil soles en 1996), el Fiscal de la Nación respondió “no ha lugar”. — ͷͻ [Contraataque]: Baruch Ivcher es despojado de
Ǥ — ͺ [Elogio]: En el discurso por el día de las FF. AA., el Cdte. del Comando Conjunto, general Hermoza Ríos elogia a Montesinos. — Ϳ
[Elogio]: En el día de la Marina de Guerra del Perú, celebrando la inmolación del almirante Miguel Grau, el Cdte. Gral. de la Marina, Antonio Ibárcena Amico, elogia a Montesinos. — ͷͷ [Defensa]: Congresista Martha Chávez, presidenta de la Comisión de Defensa, Orden Interno e Inteligencia del Congreso, asume la defensa de Montesinos al evitar que asista al Parlamento (arguye “que puede peligrar su vida”, si se expone) para responder sobre el espionaje telefónico y sobre el caso de Leonor La Rosa.
Anexo 3
331
AÑO 1998 — [Signos ominosos]: Se inicia la proliferación
× de los denominados “diarios chicha”. — [Signos ominosos]: Francisco Crousillat de ±
“jala” a Laura Bozzo, que conducía un programa en
. Se inicia “Laura en América”Ǥ — ͷ [Aparición]: Nueva visita de Barry McCaffrey al Perú. Montesinos participó en reunión conjunta. — ͺ [Elogio]: En relación con el exitoso operativo Chavín de Huántar contra el MRTA, el presidente Fujimori declara: “El general Hermoza tuvo una participa
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× un rol fundamental en el diseño de la estrategia...”. — ͷͺ [Denuncia]: McCaffrey declara desde Washington que Montesinos ϐ
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×DzÀdz×ʹͳ donde estuvo presente el asesor Montesinos, a quien acusó de haber editado dos momentos de la referida reunión para hacer parecer que era él quien presidía el encuentro. — ͷͼ [Defensa fulminante]: Al día siguiente Martha Chávez responde a
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DzdzǤ — ͷͻ [Aparición]: Primera declaración de Montesinos a los periodistas ϐ
DININCRI. Como si fuera titular del Ministerio del Interior, anuncia la dotación de mejores medios logísticos a la policía. — ͷͿ[Signos ominosos / denuncia]: En el programa “Enlace Global” que dirige César Hildebrandt se propala una conversación entre Montesinos y el vicepresidente del directorio de ±
×, José Francisco Crousillat sobre un reportaje que apareció en el noticiero de ±
×, donde el Doctor le dicta contenidos al directivo del canal. —
[Signos ominosos / contraataque]: Sale del aire el último programa político de la televisión abierta: “En Persona”, dirigido por César HildebrandtǤ AÑO 1999 — [Signos ominosos]:
“jala” a Magaly Medina que conducía un programa en . Se inicia el programa “Magaly TV”Ǥ — ͻ [Aparición]: Fujimori y Montesinos aparecen entrevistados en un programa especial emitido por ±
×. Visten como gemelos. — Ϳ [Signos ominosos]: Dispuesta a “todo por el rating” Magaly Medina muestra unos senos de látex simulando los suyos, en
. — ͽ [Signos ominosos]: Dispuestos a “todo por dinero”, participantes de “Laura en América” comen gusanos, lamen axilas sudadas y extremidades. — ͷͻ
[Denuncia]:
× descubre declaración jurada de MonteǡϐǤ
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— ͷ;
[Defensa]: El presidente Alberto Fujimori se apresura a salir por enésima vez en defensa del asesor: “La seguridad del país vale más que las presiones para retirarlo del puesto que hoy ocupa”. AÑO 2000 — ͺ [Defensa]: El Fiscal de la Nación, Miguel Aljovín Swayne, en su última disposición antes de dejar el cargo, decide archivar la investigación sobre los ingresos de Montesinos. — [Signos ominosos]: Laura Bozzo comienza a coquetear con Montesinos. ϐ
ǡǤ se rumorea un romance entre Doctora y Doctor. — ; [Reconocimiento]: En la ceremonia inconstitucional de reconocimiento como comandante en jefe, que le hicieron las FF. AA. y FF. PP. a Fujimori en el Pentagonito, Vladimiro Montesinos está presente junto a la plana mayor de la prensa gobiernista: Eduardo Calmell del Solar, director de , Jorge Morelli y Patricio Ricketts Rey de Castro de , Guillermo Thorndike de
Ǧ ; José Enrique y José Francisco Crousillat directivos de ±
; Enrique Escardó e hijo, director y subdirector de y Ernesto Schütz, presidente de
. — ; [Reconocimiento]: En su mensaje a la nación, Alberto Fujimori reconoce de facto al SIN como quinta arma: “[...] las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y el Servicio de Inteligencia [deben] adecuar su estructura y funcionamiento a los nuevos tiempos de paz y estabilidad que caracterizan ahora a nuestra República, sin dejar de lado las luchas contra las nuevas amenazas provenientes de la delincuencia internacional”. — Ϳ [Apoteosis]: En el almuerzo que ofrecen las FF. AA. en honor al PresiϐǡǤ ǤFF. AA. incluye en sus saludos protocolares al primer mandatario, los comandantes de las FF. AA. y al asesor del SIN. A los únicos que menciona por su nombre son Fujimori y Montesinos. Luego, en varios pasajes de su discurso el ingeniero Fujimori vuelve a incluir al SIN como quinta arma de facto: “[...] las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y el Servicio de Inteligencia Nacional, además de cumplir con las funciones que les ordena la Constitución, son ahora, tras la consolidación de nuestras fronteras, fuerzas de paz y de desarrollo. No podemos desperdiciar su capacidad, su logística, su experiencia”. — ͷȏǬ
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ÓÀ ǡ anuncia que el SINϐ
FARC colombianas. En los días siguientes, la denuncia regresa como un búmeran cuando los gobiernos de Colombia, Jordania, España y EE. UU. ponen en duda la versión Ǥǡ±ϐ
FF. AA. parecerían estar involucrados en el escándalo.
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Àǡ causa del escándalo del video. ǣ — El Primer Ministro gestiona asilo político en Panamá para Montesinos. Esa noche,
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Ǥ ͺǣ — Renuncia Presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Alipio Montes de Oca. Congreso sanciona a Alberto Kouri con 120 días de suspensión sin goce de haber. ͷ
ǣ — Congreso rechaza la moción de censura de la Mesa Directiva.
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× peruano después de hacer una escala técnica en Ecuador. La avioneta decoló en el aeropuerto internacional de Pisco, después de que se le negara el aterrizaje en el aeropuerto Jorge Chávez. Francisco Tudela renuncia a la primera vicepresidencia de la República y a la bancada de Perú 2000. ͺ
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ϐ él evitó el fusilamiento del líder senderista Abimael Guzmán ordenado por Fujimori. ͻ
ǣ — Fujimori sigue la supuesta búsqueda de su ex asesor y luego se reúne con César Gaviria (OEA)ϐ
Ǥ ͽ
ǣ — Mesa de Diálogo acuerda devolver nacionalidad peruana a Baruch Ivcher y la administración de ͷ a Genaro Delgado Parker. Además, acuerda restituir las facilidades al Consejo Nacional de la Magistratura. ;
ǣ — Fujimori se reúne con comandantes generales de las FF. AA. y acepta sus renuncias obligadas, además del cambio del jefe de la Segunda Región Militar, Luis Cubas Portal (cuñado de Montesinos).
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Cronograma del derrumbe del régimen de Alberto Fujimori (año 2000) ;ǣ — Día principal de la Marcha de los 4 Suyos. Incendio provocado por el SIN en las instalaciones del Banco de la Nación causa la muerte de seis vigilantes. ͷǣ — En el Salón Grau de Palacio de Gobierno el presidente Fujimori, junto con el ministro de Defensa, Interior, el Jefe del SIN y el asesor Montesinos, realiza una
ϐ
armas a las guerrillas colombianas de las FARC. — Se instala la Mesa de Diálogo de la OEA presidida por el primer ministro Alberto Bustamante. ͷͺǣ — Los congresistas del FIM Fernando Olivera y Luis Iberico presentan ante la opinión pública un video donde aparecen el ex asesor Vladimiro Montesinos entregando quince mil dólares al congresista electo Alberto Kouri, a cambio de su pase a las ϐïʹͲͲͲǤ ͷͼǣ — En sorpresivo mensaje a la Nación, el presidente Alberto Fujimori convoca a nuevas elecciones. Habla también de la desactivación inmediata del SIN. ͷͽǣ — Montesinos desaparece del mapa. El jefe del gabinete anuncia el inicio de la desactivación del SIN. Ͷǣ Ȅ
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activación del SIN y el adelanto de las elecciones. Empieza el desmoronamiento
Anexo 4
335
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ǣ — Vladimiro Montesinos fuga secretamente desde el Yacht Club de la Punta hacia Costa Rica y Panamá a bordo del velero “Karisma”. — Teniente Coronel de Artillería EP Ollanta Moisés Humala se rebela en el Fuerte Arica, al frente de un batallón de 60 soldados y toma el asentamiento minero de Toquepala. Ͷ
ǣ — Mesa de Diálogo aprueba cese de comisiones ejecutivas del Poder Judicial y Ministerio Público. ǣ — El ministro de Justicia Alberto Bustamante revela la existencia de tres cuentas bancarias por 48 millones de dólares, en bancos de Suiza, pertenecientes a Vladimiro Montesinos. ͼǣ — Nelly Calderón Vargas juramenta como nueva Fiscal de la Nación. ͽǣ — El juez provisional Jorge Vargas Infante ordena la captura nacional e internacio
×
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×ǡǤ ͷǣ — Presentan video donde se aprecia al ex asesor presidencial acompañado de los comandantes generales de las FF. AA. y ministros en una cena después de la segunda vuelta electoral, en las instalaciones del SIN. — Martha Hildebrandt, Presidenta del Congreso, es censurada por el Congreso con 64 votos a favor y 51 en contra. — El presidente Fujimori parte al país asiático de Brunei a las 11:30 a.m. a participar
×
×
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(APEC). ͷͼǣ — Valentín Paniagua Corazao juramenta como nuevo Presidente del Congreso. En sesión histórica el Congreso aprueba restituir en sus funciones a los tres magistrados del Tribunal Constitucional, quienes fueron destituidos el pasado 28 de mayo de 1997.
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ͷͽǣ — El presidente Fujimori viaja de Brunei a Japón. Ͷǣ — Por intermedio del vicepresidente Márquez, Alberto Fujimori anuncia que presentaría su carta de renuncia, lo cual formaliza el lunes 20 de noviembre a través de un fax de la agencia France Press de Lima. ͷǣ — El presidente Fujimori es destituido del cargo por el Congreso de la República por incapacidad moral, no aceptando su renuncia.
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A diferencia de otros trabajos suyos, en este segundo volumen de sus Obras Escogidas, el autor nos lleva de la mano durante uno de los periodos más oscuros de la historia del Perú. A contrapelo de la falta de transparencia que caracterizó la acción política, económica y social de la década de 1990, en este libro Carlos Iván Degregori da luces sobre la manera cómo sectores sociales importantes —y por varios momentos también mayoritarios— acompañaron con la aprobación, el silencio o la inacción, un régimen que negó una parte importante de la esencia de la política, es decir, el logro de acuerdos, para privilegiar las otras partes asociadas al ejercicio déspota del poder. Publicado por primera vez el año 2000 y con una segunda edición al año siguiente, La década de la antipolítica… fue el texto escogido por el propio autor para continuar con sus Obras Escogidas. Con esta publicación, el Instituto de Estudios Peruanos mantiene su compromiso de difundir las reflexiones valiosas de sus investigadores y, en este caso, de uno de los intelectuales que más contribuyó a las ciencias sociales en la región. Buscamos así que la renovada discusión motivada por la divulgación de las Obras Escogidas de Carlos Iván Degregori facilite la construcción de una sociedad más inclusiva y democrática. Roxana Barrantes Cáceres Con el apoyo de: