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Geraldo Dehesa Dávila
Suprema Corte de Justicia de la Nación México, D.F.
Sistema Bibliotecario de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Catalogación
PO C410 D342i 2007
Dehesa Dilvila, Geraldo Introsignificar. En el tiempo que se usa una palabra y a lo largo del mismo, esta adquiere, pierde o bien modifica su significado, mPxime cuando la palabn en cuestión. -ia ret6rlca-. esri en uso desde el siglo V I a. C. " EI sentido peyorativo de la retórica se inick con la aparición de los sofisras desde el siglo IV a.c., y en algunos textos deB mbmo Plafón. agudidndose cuando esla es relegada y encasillada en el ImbUo puramente literario riendo que por s u propi. naturakza (siguiendo a Aristóteles. Rbel. I3%81>k retórln eati incardinada en el imbüo de la Iógkit. de hecho, Ir Mgica es hija de h m6i.lu. no al rrvés. " Sdxalán Yarn, P h n c i o . M c Birreion8. Sopena. 1972, ~ p. 1222.
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Esta palabra tiene su antecedente más remoto en la raíz del sánscrito wer- hahlar (variante con sufijo ' w r e - t o ~ ) . ' ~ Del griego pasó directamente al latín rhetorica-ae, y d e aquí quedó como palahra culta en espaiiol: retórica, constatada ya desde el siglo XII.m En el Diccionario de Covarrubias d e 1611, se dice que retórica: Es un modo de hablar con harte (sic) y compostura, nomhre griego ,5qsopixrj, artificiosu eloquentia et oratoria facultasque civilis rationis, ac scientiae magnapare est; entiénclese [technel r6%vq,a n retórico."
Con posterioridad, el Diccionar#o de Autoridades dice que: Rhetorica (sic) es el arte cle hablar bien. RhetOricas, usado en plural vale la abundancia de palahras y sophisterías (sic) de que alguno usa para engañar, o excusarse de hacer alguna cosa: y así se dice: no me ande con rhetOri~as.~'
El Diccionario de la Lengua E~pañoia,descendiente directo del Diccionario de Autoridades, conserva, e n su parte final la misma definición, al respecto indica que retórica es: ' Rohens. Edward. y Birhara Pastor. B i c c l o n a ~ oeerimológlco indoeumpeo de la lengua espariola. hladrid. Alianza. 1996, p. 194. I D segura Munguia. Santiago, Diccionario el!mol68icolatinwrpa>iol. Madrid. Anaya, 1985, p. 632. " sehastiin d r covarruhiss. Teroto de la l e w u a casrellana oeyurñola, según h impn.ri6n d e 1611, con las adiciones de Benita Remigio publicadas e n la de 1674. Barcdona, Alta Fulla. 1993. p. m. Real Academia Espafioh. B i c c i o ~ r l o dAufofidadcs e edici6n facsímil de lz de 1737. vol. 111, Madrid, Credos, 1990.3 vols. p. 618. Ndtex cdmo rsta definici6n enfitizn el a r p c t o peyorarivo del vocahlo rrt6ricr. al calaficar a la abundancia de palabras con el ñn d e enganar. Ea18 definici6n s e ha conservado casi intacta en la cuana acepcidn que d e este vocshlo ofrece la Jliima c d i c s n del niccionano de la Lsngua Española. vol. II, p. 1965.
(Del latín Rhetorica, y este del griego.) f. Arte de bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover. 2. Teoría de la composición literaria y de la expresión hahlada. 3. Despectivo. Uso impropio o intempestivo de este arte. 4. P1. coloquial. Sofisterías o razones que no son del caso. No me venga usted a mí con ret6rica~.~3 Como se estudiará más adelante, el campo semántico de la palabra retórica se ha dilatado con el paso del tiempo, éste adquirió en una etapa de su historia un sentido peyorativo que aún subsiste en algunas expresiones co1oquiales. N o debe olvidarse que la mala fama de la retórica se inicia ya en la época de los sofistas, d e ahí las recriminaciones hacia ella que pueden encontrase en algunos textos de Platón.24 Sin embargo, tampoco debe desconocerse que, como bien lo señala Aristóteles, la técnica retórica (la rbetorfké téchnePqroprxrj r&vq) no es la culpable, sino que lo es el sujeto agente que la ejercita y se vale de la misma para fines contrarios a la ética. En una primera acepci6n, la retórica es: El arte de elaborar discursos gramaticalmente correctos, elegantes y, sobre todo, persuasivos. Arte de extraer, especulativamente, de cualquier asunto, una construcción de carhcter suasori0.~5
De la definici6n anterior se pueden destacar los siguientes elementos:
''2 vak.. Real Academia Espahola. Diccionario de la Lengua Espnñola, vol. 11, Madrtd. Espaw Calpe, 2001, o. 1965. .
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" En la awuela piat6niui a la ru6rka no se le reconocía como ars(arle> ya que se consideraba que
los oradores únkamsnte buscaban agradar al aud~torioxapl&vv Jarfdzofn, no a t o persuadirlo . de las a h ~ c a más s duras de Platón a la ret6rica esti en el sobre alauna cuestidn en ~ n k u l a rUna dlllogo-&rg&s(387-385 a C.). " BrrLlriin. Hekm. D(Ccionari0 de el6rlcaypOSrtca. MCxico, Porrúa, 1985, p. 421
A) El discurso debe elaborarse con corrección gramatical, es decir, atendiendo a todas las reglas de construcción y estilo.
B) Tiene que ser p e r s u a s i v ~ ésta , ~ ~ es una d e las partes esenciales del discurso. C ) Versa sobre cualquier asunto," no importa la materia,
D) La construcción debe tener un carácter s u a ~ o r i o . ~ NACIMIENTO Y E V O L U C I ~ NH I S T ~ R ~ CDE A
IA R E T ~ R I C A ,SU R E W C I ~ NCON EL
DERECHO Y OTRAS DISCII'LINAS
Para poder entender la trascendencia que tiene la retórica en sí misma y el profundo impacto que ha ejercido, ejerce y ejercerá en el derecho, es necesario examinar algunos aspectos básicos de su desarrollo histórico y, en especial, comprender el origen de la "mala fama" que en determinados momentos de la historia y en el lenguaje corriente se le suele, por ignorancia, atribul a este término. Se ha dicho con razón que: La persuasión es el alma y la finalidad de todo discurso argumentativo. Ia palabra persuasión S e deriva del verbo l a t i n o p m a d e r e : Impulsar 1 tomsr una resolución: decidir a alguno a hacer algo. Ser persuasivo. tener B vinud de ser penuaaivo. Este verbo s e compone de la preposición por. por medio de. a traves de, esta preposición tzmbiCn indico matiz d e intensidad; y del verbo suadere Aconsejar. dar un consejo, aconsejar, penuadlr. "El arte d e la retórica. como se verá a lo largo d e todo este trabajo, no tiene límites en cuinto a su temática, ya en los retóricos griegos se veis a la retórica como una forma d e vid= q u e conju8a todos los sentidos. tanto intelectuales como monles. Este pensamiento culmina con Marco T ~ l i o Cicerón y Marco Pabio Quintiliano. No debe olvidarse, como bien lo not. Prieto Sanchls. op cif. pp.la(> y 107. que. e n las múltiples tareas intelectivas que desznolls el juzgador, no todo es 1610 16gkz: en tas tareas del Juezse ..."incorporan tambitn valoneiones y elecciones acerca de cual es la soluci6n mils adecuada o justa. naturalmente en opinión del juzgador.. En otro pasaie aíim*: "Los tribunales dlctnn decisiones definitivas que configuran I i situación jurídica de las personas, pudiendo ademas equivocarse, sobre lodo e n los casos diticiles, llega un momento en la interpmtsción e0 que el Juez queíb solo, desnmpndo, sin aro Ilmite o dirmiv* que su personal rnncepción d e lo psto; entonces. la actividad del Juez no es tCcnr* s l w politka IurMica'. Del adjetivo latino suasorlus-aum. que woase&, q u e peruiade. d b c u n o propia para persuadir (especie d e declaraci6n, e n h que s e intentabs persuadir r un p e m n ~ i chLI16*O 0 mitol6gico para que tomase una deeLli4n determinada).
"
Hoy en día, la palabra retdrica vulgarmente indica, no la provisión de los medios persuasivos, sino tan s61o un modo de hablar: si se malentiende, con mentiras, con muchas palabms, con palabras vanas; menos injustamente, con elegancia, es sentido figurado. Ésta no es la retórica, la que, en palabras de Isidoro, 'descubrieron los gnegos Gorgias, Aristóteles, y HermAgoras, y que fue trasladada al latín por Cicerón y Quintiliano, pero tan variadamente, que al lector le parece imposible admirarla, cornpren~ierla'.~~ La ret6rica antigua surge, en primera instancia, d e las necesidades prácticas para solucionar los conflictos de la vida cotidiana. Debe recordarse que en sus inicios, la cultura griega, donde surge y se sistematiza la retórica, era predominantemente oral, la palabra escrita tenia un papel muy reducido al lado d e la palabra hablada.% La retórica estuvo unida con frecuencia a sistemas políticos en que las decisiones sobre asuntos públicos o sobre litigios privados las tomaban grupos humanos más o menos amplios, cuya opinión debía decantarse en un sentido o en otro. En estas circunstancias, existía la necesidad d e ser convincente si se quería hacer triunfar una determinada propuesta. La pregunta que surge es evidente, jcómo ser convincente? A la resolución d e esta
Reyes Coria, Bulmaro, Límites d o h nrórca ckisfca. MMexko. UNAM. 1995, p. 11.
" Una cultura oral. como lo fue la griega en sus inicios, tiende a desarrollar h
memoria y 11 afencfón Respeno a la atencGn y el nnede escuchar tencma, un doolmcnto de primen Unponancia en la ohra de Plutarco de Qucronea. Sobre cdmo se debe orcucbar, Madrid. Gredos, 1984. Vol. 1; donde distingue. con gran ackrlo, entre el simple oir y el escuchar. En espafiol existe una enonne diferencis entre estas dos acciones, misma que sc puede deducir de su etimología. El verbo oír, se deriva del latln audire oit, saber de oídas. (Recutrdese que el diprongo latino AUse conviene m O, la tetn D. se pierde y la Eílnd de audirrdesaparece por la ley del menor esfuerzo. En clmhio ascucbar, se deriva del verbo Irtino.aursuirate, escuchar con atencsn, prestar oídos. De ese verbo se &tiva también 1s palitm Nh. auscultar, que es, pnciísmente, aplkar el o& a. sondear d pensamknto d e las personas.)
se encamina el trabajo y la reflexión d e los primeros escritos sobre retórica. Respecto al nacimiento de la retórica debe mencionarse que: Como es sabido, la formulación de los principios explicativos y la sistematización de las normas reguladoras de los lenguajes científicos, artísticos y técnicos se efectúan, de ordinario, con posterioridad al desarrollo de sus respectivas prácticas. Las teorías se elaboran, generalmente, después de que las experiencias se han extendido y se han integrado socialmente como rasgos culturales. La literatura griega atestigua que en el mundo helénico se había desarrollado una conciencia retórica ya en el siglo V a.c., y que la oratoria alcanzó notahle importancia en la sociedad helena, varios siglos antes de que fuera elaborado el primer manual teórico-practico de retóri~a.~' La reflexión teórica sobre la retórica surge tiempo después, ante la necesidad d e sistematizar y profundizar e n los aspectos que, de manera práctica, se empleaban desde hacía mucho tiempo, así como el deseo d e perfeccionar la eficacia d e la palabra, para valerse d e ella en los tribunales y en las decisiones políticas. De manera progresiva, y a medida que aumentó el conocimiento del lenguaje como instrumento, se percibió la falta d e u n conjunt o organizado d e reglas prácticas, formuladas a partir del examen d e los usos más aceptados y más eficaces. El nacimiento d e la retórica
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Hrrnlndez. Jos6 AnIonio. María del Carmen Girch. S
2001. p. 16.
m blRorlrr d.lo nrdr(c#,Madrid, Síntesis.
está también unido al descubrimiento y al reconocimiento del valor cognoscitivo y educativo de la reflexión sobre la l e n g ~ a . 3 ~ El primer manual de retórica apareció en Sicilia durante el segundo cuarto del siglo V a.c. De los primeros autores de que se tiene noticia cierta es de Empédocles de Agrigento y Córax de Siracusa, que se consideran los primeros autores de un texto escrito sobre la materia. La tradición ubica en Sicilia la cuna de la oratoria y la retórica y, como era de esperar, son las necesidades prácticas las que propiciaron el nacimiento de este arte. Uno de los hechos constatados que se ponen como el fundamento de la anterior aseveración es el hecho de que, en esta isla, a mediados del siglo V a.c., tras una época de tiranos que habían producido grandes modificaciones de la propiedad, y el intento de volver a la situación anterior, se multiplicaron los litigios sobre la propiedad de las tierras, mismos que debían dirimirse ante jurados populares. Por este motivo, no extraña que se produjeran ahí los primeros escritos técnicos destinados a la ensefianza de la retórica. En este contexto: La situación 6ptima para el desarrollo del arte de la persuasión fue,
sin embargo, Atenas, en el marco de su sistema democrático. Las decisiones políticas las tomaba la Asamblea, compuesta por la totalidad de los ciudadanos libres, en la que cualquiera podía intervenir para hacer, defender o rebatir propuestas.
"Sobre este aspecto de gran imponanca pan el estudlo del lenguqe en todas sus varra&s parcelas, e s Interesante ver los plnntepmientos hechos en el di6logo el CmfUode Platbn, y en h obra de Hermógencs, Sobre ú?sformar da1 estílo, MadtM. G d o s , (Biblioteca Cltrin Credos). Aquí se puede encontrar el origen de las reflexiones siaremlticas sobre el lenguale.
Las causas judiciales se dirimían ante un amplísimo jurado popular elegido por sorteo entre ciudadanos voluntarios sin ningún requisito previo. La inexistencia de jueces y políticos profesionales y la presencia general del pueblo en las instituciones hacían panicularmente importante desarrollar las técnicas de persuasión, que en la Asamhlea propiciaban que se llevara adelante una determinada propuesta y en los tribunales podían permitir salvarse del destierro o de la muerte."
El mejor motor para el desarrollo de la retórica fue esta situación que, junto con el desarrollo político, obligaron a realizar un constante perfeccionamiento e n el uso del discurso con fines persuasivos. Respecto a su aplicación en el ámbito estrictamente jurisdiccional, no debe perderse d e vista que: En el procedimiento judicial ateniense el acusado debía defenderse a sí mismo y el denunciante tenía que desempeñzar el papel que hoy haría un fiscal o un abogado acusador, a ello hay que agregar la proverbial afición de los atenienses a los pleitos.'' En la evolución histórica de la retórica debe hacerse una distinción básica entre la retórica antes y después d e Aristóteles, autor al que se hará referencia más adelante con mayor amplitud. Asimismo, n o p u e d e pasarse p o r alto, al estudiar la retórica, el fenómeno al q u e dieron origen los sofistas e n la Grecia clásica, en v i m d d e que estos jugaron un papel de primer orden en el desarrollo de la misma
" Bernabt. Atbeno, en su iniroduccidn 1 lz Refdrica deArlrt6teIes, Madrid. Alianza. 1998. p. 12 y
" Ibfden.
$5.
y sobre todo, de su actividad se desprende una consideración ética sobre el uso del discurso y los fines del mismo. Parte de la importancia que reviste el conocimiento de la sofísrica, se debe a su impacto en el ámbito educativo y en el desarrollo de la retórica mediante nuevas modalidades de educación, algunas de ellas revestían no pocos cuestionamientos respecto de las formas tradicionales que se usaban en la Atenas clásica respecto a la actividad política y el comportamiento moral de los ciudadanos.35 Una línea evolutiva de la retórica puede esquematizarse de la siguiente manera: 1.
La retórica antes de Aristóteles, representada por Córax de Siracusa, Protágoras de Abdera, Lisias, Isócrates y Platón.
11. Aristóteles y sus comentaristas. 111. La retórica latina, expuesta de modo especial por Marco Tulio
Cicerón y Marco Fabio Quintiliano. IV. La retórica Medieval, expuesta por San Agustín y San Jerónimo, y asimismo, por las aportaciones bizantinas. V.
La retórica en el siglo XVI, surge un nuevo interés por ésta, los ponentes más representativos son: Erasmo d e Rotterdam y Luis Vives.
" Romitly
p.H)ysr.
De, jaqueline, TbrgrratsopbW lnpmicbn Atbnu; Oxford, Clarendon Press. 1998,
VI. La retórica en el siglo XVII, representada por los autores de la Compañía de Jesús.
VII. La retórica en el siglo XVIII, existen retóricas inglesas, como la d e David Hume. Francesas, Diderot y Condillac. Italianas, Giambattista Vico. Españolas, Gregorio Mayáns. VIII.La retórica en el siglo XIX. España, José Gómez Hermosilla, La Fundamentación Lógica d e la Retórica, La Teoría Retórica. IX. La retórica en el siglo XX y XXI, donde ha cobrado un impulso inusitado en el campo no sólo de la filología sino también del Dere~ho.~~ Del esquema anterior se observa una evolución lineal de la retórica hasta nuestros días, donde, a partir d e Theodor Viehweg y Perelman ha recibido un nuevo impulso como s e ha mencionado y es materia d e continuo examen en las nuevas teorías d e la argumentación que hoy están en construcción. Al respecto puede decirse que: En los años cincuenta empieza a surgir una "Nueva Ret6ricauque pretende ser descriptiva, inductiva y científica, esta nueva retóric3, que busca una validez científica y academica, abre nuevos horizontes a diversos campos filosóficos, jurídicos, lingüísticos y estéticos como, por ejemplo, a la lbgica, la hermenéutica, la filosofía del derecho, la ética, la poética y, en general, a todos aquellos saberes de la razón práctica."
Hernfnder. jose Antonio. María del Carmen Garcú. op. cit.. p. 7 y ss.
" Ibfdcm, p. 172.
Los principales autores y tratados de retórica que nos interesan para los fines de nuestro trabajo son, de manera s610 enunciativa, los siguientes:
Isócrates(436-338 a. C.), sus obras principales son: Contra los sofk;tas, Antídosis, y su discurso Panatenaico." Aristóteles (384-322 a. C.), cuya obra la Retórica se verá con detenimiento más adelante. Marco TuZio Cicerón (106-43 a. C.), sus escritos sobre retórica son el Orator(E1Orador), De fnventione Rhetorica (De la invenci6n retónca), De Oratore (acerca del orador), los Topica, (Tópicos), el De Optfmo Genere Oratorum (Acerca del óptimo género de íos oradores), Las Parfitiones Oratodae (la Partición oratoria). MarcoI.'abio Quintiliano(35-95 d. C.), su obra fundamental Imtitutiones Oratoriae (Instituciones de Oratoria). Éstos son los autores a cuyas obras se hará referencia constante. La estrecha relación que guarda la retórica con el derecho viene desde el nacimiento de ésta, se encuentra en sus mismos orígenes. No debe perderse nunca de vista que la retórica antigua nace de las necesidades prácticas, en especial las que se refieren a la solución de conflictos relacionados íntimamente con el derecho y la política.
'Eximo una excelente mducc16nespaimh de las obm de I s á c n t a en I8 Bibliaea Clásica Gredor. No. 23 y 29, a cago deJuan M. GuzMn IiennHt.. Madrid, 1WO.
De hecho, el tema de la influencia de la retórica y la filosofía griega en el derecho romano está presente en una amplia discusión entre los especialista^.'^ La relación de la ret6rica con el derecho, si se examina bien, nunca ha dejado de existir, con independencia de la evolución de los sistemas jurídicos. Al expresarse la norma, generalmente por escrito, ahí está presente el manejo del lenguaje, del lenguaje legislativo o jurídico en general, el cual en no pocas ocasiones, resulta ambiguo y necesita, por ello, de interpretación.
La interpretación no puede estar al margen de la retórica, la estnictura de aquélla y algunas de sus reglas están bajo el imperio directo de la retórica. Si se parte de una idea básica de interpretación en la cual ésta no es otra cosa que la asignación de significado, ésta se hace mediante un discurso, que puede ser más o menos convincente, como ya se ha mencionado en este trabajo, la retórica es la ciencia que rige el discurso, desde este punto de vista, no puede existir una disociación entre retórica e interpretación. La mencionada relación entre retórica y derecho se percibe también por fa vinculación que existe entre la retórica y la dialéctica, pensar en el derecho, y más aún en las tareas jurisdiccionales sin la dialéctica, se antoja imposible. Es por ello que:
la interpreta&, vista como práctica de la explicación y la comprensión, puede ser rastreada hasta las etapas iniciales del comportamiento interpretati~o.'~
*9
M
Cfr.Schuh, PrUz, Princ@IOSdelderecbo romano, Madrid. Civitaa, 2m. p. 152 y ss. Ricoeur, Paul, Tmria de la inrerprracldn. M6xico. Siglo Xxf. 2001, p. 86.
Respecto de la dialéctica debe mencionarse que se ha destacado en numerosas ocasiones la dificultad que entraña una noción sistemática de "dialécti~a..~' Se trata de un concepto dotado de un significado no estrictamente delimitado, aplicable por igual a modos de pensamiento y modos de ser, y en cuyo tratamiento global habría que hacer mención al menos a los siguientes sentidos: el de la complejidad, que sitúa a la pluralidad (de partes de lo real, de opiniones enfrentadas) como principio ontológico y gnoseológico fundamental; el de la dinamicidad, que destaca el carácter móvil y progresivo tanto de la verdad como del ser; y el del conflicro, que entiende la producción de lo verdadero y el carácter mismo de la realidad en términos de oposición, antagonismo y contradicción: si la contradicción dialéctica del pensamiento se opone a su determinación analítica, la consideración dialéctica de lo real se opone a cualquier forma de la metafísica de la identidad. La generalidad de estas determinaciones muestra hasta qué punto la categoría es inseparable de los diversos usos de que ha sido objeto a lo largo de la historia del pensamiento. En el pensamiento griego, bajo el nombre de dialectiké técéchne 6ra;ksxr~xfír&vq, se apelaba al arte" de la discusión o el diálogo basado en el enfrentamiento entra varias partes, y a través del cual el discurso común desembocaba en la verdad. Se designaba así tanto
" Como se vera mPs adelante es un concepro de difkil delinici6n que puede dar Lugar a serios
malentendidos. en el fmbito de la 16gica y del derecho puede consultarse al respcio el libro de WernPndez Franco. Juan Ahelardo. Dial&f#cay mcionaltdadjuridfcqroprxfi Eoriv ávríarpo4oc7$ OLUAESTLX$. (E retoriké éstin antísrofos te dialektiké)
De la adecuada comprensión de este texto se desprende el entender correctamente el papel que juega ia retórica respecto de la dialéctica, ambas pertenecen al ámbito de la lógica, nacen con ella. A continuación se revisa el término griego antístrophos(ávrírrzpo~o~) que reviste una especial dificultad en cuanto a su traducción. La metáfora que hace a la retórica antístrofa de la dialéctica implica varios aspectos, entre ellos, primero, que la retórica es como la dialéctica, un saher de orden formal-lógico que no se refiere a .materia de ninguna ciencia determinada.: y, segundo que, por lo tanto la retórica es independiente de la ética, con lo que las objeciones del Gorgias platónico quedan superadas de golpe. La traducción de antíslrophos (ávrlorpo4oS es, de todos modos, difícil. Este vocablo, parece que fue creado por Platón sobre el modelo del término antistréphein (ávrrarpÉ&~v),que significaba el movimiento de réplica, idéntico, pero inverso al de la estrofa, con que el coro se desplazaba en las representaciones teatrales. El sentido de la metáfora es, pues, que entre la dialéctica y la retórica se da, a la vez, identidad y oposición. Se ha optado por transcribir el vocablo
griego, ya que de las traducciones que se han tenido a la mano, ninguna de ellas refleja esta polivalencia del término antistropbos (dvzt'uzpo#o~),sin embargo, puede concluirse que la retórica, como antistrofa de la dialéctica, no es sólo paralela, ni correlativa, sino mas bien análoga." En una interesante nota a pie de página en la introducción al libro Tratado de la Argumentación de Perelman, Jesús González Bedoya indica que: "No se comprende por qué no se incluyó la retórica dentro del Órganon ¿Quizá por no haberla considerado parte sino antístrofa (complemento) de la dialéctica? Creo que aquí radica el principal motivo de su marginación y malentendimiento históri~o".'~ Este es un punto de gran importancia pues esta "marginación y malentendimiento histórico" han sido los responsables del actual descrédito en el que aún se encuentra la retórica y ha sido también un ohstáculo que ha impedido su más vertiginoso desarrollo. La relación de la retórica con la lógica es más estrecha, es esencial, ya que n o puede concebirse el planteamiento de cualquier argumento (en forma oral o escrita) que escape al imperio del lenguaje, y éste es la razón de ser de la retórica. Nótese que entiende por anlú.lrophos(ávría7po~~) "complemento", lo que da la idea de algo anexo o "comp1ementario"a 10 principal. En atención a lo que se ha comentado en líneas anteriores considero que esto no es así, pues en todo caso, se le sigue dando un papel
Vid. liamirez Trejo. Anuro, nota a este pasaje en %utmducci6n a la Ret6Hca de Ariat6teles. MCxko. U N M I , 2üü2. '' Pcrelrn~n,Ch..y L. Olbrcch!r-Tytecr, m o d o de lo agummracldn, pr6logo de Jesús C o n d k z Bedoy., M, Orrdo.. 1989,855 PP. "
meramente secundario ("complementario") a la retórica, no. Más bien, considero que es análoga,73 que no es lo mismo. Por otra parte, que ahí radique la marginación y el malentendimiento histórico respecto d e la retórica, estoy absolutamente d e acuerdo, pero, precisamente, para corregir este "malentendido histórico" hay que darle a la retórica el papel que el mismo Aristóteles le dio, es decir, la retórica es
andloga de la dialéctica, no es ni complemento, ni contrapartida, ni correlativa de ésta. La retórica nace dentro del ámbito de la lógica, nunca desvinculada de ésta. El que la dialéctica, y en consecuencia la retórica, no estén dentro del campo de la lógica formal en nada les afecra ni las demerita en forma alguna. Más adelante, en su Retórica, Aristóteles dice sohre la misma que:
"Entendamos por retórica la facultad de teorizar lo que es adecuado en cada caso para convencer", como traduce Quintín Racionero o en la versión d e Anuro Ramírez Trejo: "Sea, por tanto, la retórica facultad de hacer contemplar lo persuasivo, admitido respecto a cada particular". Los términos claves e n cualquiera d e las dos traducciones son: 6Úvaptq Dinamis y Bcwpía theoría. En ambas traducciones, se vierte
'' S i g u ~ n d oh o h s e ~ a c i 6 nde Anuro RamfrezTrejo en su inducct6n a lz Rndricode Anit6tckS.
el griego GÚvaprg Djnarnis por facultad, e n cuanto al vocablo B&mpia theoría, s e traduce por teorizar y (en la segunda) por hacer contemplar. El término griego B&wpía tbeoría, tiene las dos acepciones. La definición transcrita con anterioridad puede considerarse como la definitiva e n el corpus aristotélico. Al respecto es importante recordar, como menciona Arturo Ramirez Trejo que: La retórica no es dialéctica pura, pues carecería de sentido, ya que la demostración pura de la verdad para el hombre no se da, porque la verdad es para el funcional y teleológica; al menos entre los griegos de la época clásica perseguía un fin ético o conductual; y el paso entre la analítica y la ética se da necesariamente a través de la dialéctica y la retórica. En efecto, referir la retórica a la dialéctica y a la verdad no cambiará el arte de los discursos persuasivos al plano de la ciencia. Más hien hay que entender que tal vinculación una la facultad subjetiva S Ú v a ~ r g Dfnamis con el sistema y principios lógicos de la teoría B&wpía theoná. Caso se borran las fronteras entre la ciencia (&nrq'pq) y el arte (r&vrl) mediante el metodo de la retórica y la inversión del rétor. Así como la dialéctica no se opone a la ciencia, sino que mis hien es como una rama de la ciencia, pues ésta a su vez se deriva de la dialéctica mediante un proceso de especialización, así también la retórica participa de la ciencia, como dice AristóteIes en los Tópicos: "El rétor no empleará cualquier metodo para persuadir, ni el médico para curar; más aun, si no omitiere ninguno de los metodos admitidos, diremos que su inteligencia de la ciencia es adecuada.
Al menos en la manen no espontánea de hacer el arte de la ret6m,ésa puede decirse ciencia, según La distinción que el mismo
Aristóteies establece entre ciencia y modo o mCtodo de la ciencia; de manera que "es posihle analizar científicamente [as causas y los principios'. Es decir, si unos practican la retórica al azar y otros por disposiciones naturales, puede hacerse también con método y es posihle hacerlo científicamente." Para concluir este apartado no debe olvidarse que la Retórica de Aristbteles es un libro dificil que exige una atenta lectura75,porque, para empezar, además d e otras aparentes contradicciones, su autor define el objeto que estudia de dos maneras distintas: A) La retórica es primero una disciplina correlativa d e la dialéctica
(1354al) y luego;
B) Una ramificación d e la dialéctica y d e la ética política (1356a7-5). Da la impresión, en un principio, d e que su discurso retórico va a estar estrictamente controiado por la &aiéctica en exclusiva (1354a14), pero después se nos muestra abierto también a otras estrategias persuasivas, como el carácter del orador, las emociones suscitadas en el oyente (1356a1) y la conveniente elegancia del estilo (1414a26), que es lo que dota a la retórica d e una versatilidad extraordinaria y, sobre todo, no la limita en un ejercicio lógico formal, sino que la abre a todas las posibilidades para lograr su fin: la persuasión y, en el mejor d e los cásos el convencimiento.
Arturo. en Su 1nlroducc)óna h Ret6rfca de Arist(>teles, M t r k o . IINAM, 2002, 304 pp. (slbliolheca Gvaeconrm el Romanorum M e a n a ) , pp. 9 y 10. El cttar el texto original griego como se ha hecho no es 1610 una cuesti6n d e vana erudicián. es poner en contacto con la furntr misma al lector y rohre todo. invitado a una lectura direct* de lo5 orig#nalrr(en este caro a panlr de una excelente tnducci6n). ~ s t olo advenimor yz que suelen circular malas tnduccioner de Arutllrln lo que n o %lod h l t a . rho que dmoraiona su p u m i m t o . " Ramíre?. Trclo,
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Las tradicionales explicaciones que han venido ofreciéndose veían en tales discrepancias el resultado del zurcido de textos compuestos en diferentes fechas, unos cuando el filósofo era platónico, y otros cuando era empírico. Sin embargo, tales contradicciones son sólo aparentes, porque Aristóteles fue un filósofo original que, en el área de la retórica, tomó doctrina de Platón y, a la vez, de los rétores y sofistas a los que el adivino filósofo. se oponía. En efecto, fue un filósofo genial que, al tratar de configurar un retóricaw,procedió -como hizo también en otros estudios- respetando los datos de la realidad (phaindmena &tvópsva) que de modo previo había seleccionado y luego los sometió al yugo de una doctrina filosófica teleológica, de innegable cufio platónico. De esta manera fundamentó fa retórica como arte-ars- (entendida ésta como téchne r&vr]) sobre la base de la dialéctica, 10 que la relaciona con la lógica de modo esencial, sin embargo, Aristóteles comprendió muy bien desde el primer momento que la dialéctica es una parte fundamental de la retórica, pero no el todo, porque el proceso persuasivo del discurso retórico es un proceso políticosocial, o en su caso jurisdiccional, de un ciudadano al dirigirse a sus conciudadanos o a un tribunal, de un alma al actuar sobre otras almas mediante los caracteres, las pasiones, las emociones y las palabras elegantes bien escogidas y mejor combinadas. Éstos son algunos de los puntos esenciales que deberán conservarse sobre la retórica aristotélica para entender la íntima relación que guarda con la lógica y la preponderancia que tiene ésta, junto con la retórica, en las teorías de la argumentación jurídica. Veamos
ahora a otro de los autores fundamentales para el estudio de la retórica.
Antecedentes his&óricos Marco Tulio Cicerón, es otro de los autores esenciales (junto con Marco Fabio Quintiliano), para el estudio de la retórica latina. La estructura del discurso que marcó en sus obras sobre retórica, ha ejercido una positiva influencia en toda la retórica posterior a él. El ilustre retórico y abogado nace el 106 a. C., en Arpino, (de ahí que también se le conozca como el arpinate), cerca de Roma, y muere asesinado por órdenes de Octaviano el 43 a. C., es una de las figuras señeras del pensamiento y de la literatura occidental, él culmina la cultura de toda una Época. De la polifacética personalidad del jurista romano, para nuestro estudio destaca, en especial, su faceta de orador. Debe notarse que, a lo largo de toda la obra y la vida misma de Cicerón, existe una constante, una fe inquebrantable en la razón Y sus posibilidades casi ilimitadas, este verdadero culto a la razón se percibe a lo largo de toda su teoría retóri~a.'~
h oratoria en Roma, instrumento de confrontación política y jurídica, era consustancial a un régimen republicano en el que la lucha parridista se dirime en el Foro o el Senado, a veces en forma violenta, pero casi siempre mediante la palabra.*
" A este respecto puede consultarse
e l libro, en m&. d e un sentido txtnordinario, d e Gaos schmidt, Amparo. C, 1ntroducci6n, tndumi6n y n o t u de Amparo Caos Cchmidt. Mexico. IINAM, 1995. 2 Vols. (Bibliotbeca Scrfpronrm C m n o n r m et Romanonrm Mexicana). '' Ckerbn, Marco Tulio. El omdorperfecro (De Optfmo Omton), InrroduccMn. tnduccibn y notas de Bulmiro Rcyes Coda. MCxico. UNAM, 1999, 159 pp. ( ~ f b f ~ o t b s cscrfptonim a Gmnorum Romanmm Mmicam).
en general y del abogado en particular están fundamentados en el esquema del discurso ciceroniano. A modo de ejemplo puede verse el interesante libro Técnicas de argumentación del abogado, que divide su índice temático en las seis partes esenciales de la retórica que son: 1. 11. 111. IV. V. VI.
El exordio La narración La división La confirmación La refutación, y la Peroración 82
Como afirma el mismo autor: "Para los maestros de la palabra judicial que algunos desean ser, las lecciones de la retórica antigua son aún hoy de gran Para Cicerón, la retórica define, de manera precisa y amplia, las funciones de la elocuencia y el alto grado de compromiso moral y civil que el orador, en el ejercicio profesional de su actividad contrae con la sociedad. El compromiso etico es una de las notas que más se resalta en la obra de Cicerón y que hoy, debe ser profundamente meditado, pues, en última instancia, la retórica y su influencia en la educación y en la argumentación jurídica exige un e s c ~ p u l o s omanejo (6tico de la misma. De hecho, no puede concebirse un recto entendimiento de la retórica alejado de una sólida consideración ética que necesariamente conlleva su uso y aplicación práctica."
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Vld. Mnnlneau, Pran@s. T&nfsar de urgumarilocfOn dei ubo8ad0, Barcelona. Bowh, 2000.
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WJenkyiu. Rrhud y Georgt A Kenncdy. E l ~ D d s r P a mUna nunritmiomc(dn. Bnrcclonn. Crhlca. 200). p 246 y sa sobre este aspec~on o &be omhinc e l e s h i t n o que ha ~ n l i l m d oIn Suprcm Cone de J u w a de la Nación e n d o u r d P a d n Juduul de la F e d r n c d n d e un C W q o de &S, que d dli 7 do mkmbre de 2001. cumpld w pr(mer nnivernr(o
Es Marco Fabio Quintiliano el autor d e la obra más amplia sobre retórica que conservamos no s610 d e fa época imperial, sino d e toda la antigüedad: las Instituta o ~ a t o r i a e . ~ ~
Lo más destacado de esta obra extraordinaria por múltiples aspectos -aparte del interés que ofrece la amplitud d e sus referencias a las distintas opiniones formuladas con anterioridad- es que, al igual que Cicerón, también propone un ideal humano en el que el ejercicio d e la retórica n o se reduce a la faceta más técnica, sino que se amplía a todos los ámbitos d e la cultura. Sin embargo, y aunque suele subrayarse con frecuencia y justificadamente la influencia enorme d e Cicerón en Quintiliano, hay diferencias e n lo fundamental, ya que éste adapta los preceptos d e aquél para que se adapten a su situación personal identificando elocuencia y retórica a costa, en parte, d e esa dimensión filosófica que para Cicerón era irrenunciable. Las Institutia oratoriae d e Quintiliano es el manual d e retórica más completo que nos ha legado fa antigüedad, resultado de veinte
A i respecto, el stfior Ministro Guillermo 1. Ortir Mayagoilia seaal6 que: 'Una n z 6 n mis, que da
relevancia a esta celebración. radica e n que ambos propósitos redundan a favoz de 11 sociedad como destinataria d e la función jurisdiccional, ya que al fomentarre In prictka constante de los valores que orientan la actuación d e todo juzgador, traducida e n resoluciones justas, se provoca confianza y credibilidad e n nuestras instituciones jurídicas, fonaleci¿ndolar. Sin embargo, la tarea no termina con b elaboración del W i g o de &ia,ya que úniczmsnte constituye el punto d e panida p a n la reflexión crítica d e cada juzgador, sobre su conducta y práctica de h s virtudes inRitucionales, pues la conquista d e los valores q u e s e erigen como principio Y fin de la funci6n jurisdiccional, exige el adoctrinamirnto constante d e los servidores públicos del Poder Judicial; Por ello, la Suprema Cone d e Justicia d e la NacMn ha llevado a cabo una serie de accionri. entre las que se encuentran la publicación d e dicho Código e n el Diarlo Ofllcinf dela Fedemclón Y su difusión e n el Semanarto Judlcinl & la Federacldn y en 11 revista Compromiso, fzmbi6n se ingrcs6 e n las tres piginss d e lnternet del Poder Judicial Fedenl. e s decir. la d e este Alto Tribunal. la del Consejo'de la Judicatun Federal y la del Tribunal Electoral.. Suprema Corte de Jusrkia d e Ir Nncih. M m o r OnWmrrrio lo Cód@ da dffca & P o d r r p d k W de h F c h c l ó n , serie Ética Judicial. No. 7. Mtxico. 2200.45 pp.. p. 12 y s. *QuintUiano, Masco PabiO, Sobre bf%macffi&h edkMn . bilngoe, tipducci4n y com