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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 PORTADA
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 INICIO
MARTA DEL POZO PÉREZ Directora ALICIA RODRÍGUEZ SÁNCHEZ Coordinadora
ESTUDIOS INTERDISCIPLINARES DE GÉNERO
Primera edición, 2021
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Editorial Aranzadi, S.A.U. Camino de Galar, 15 31190 Cizur Menor (Navarra) ISBN: 978-84-1345-982-0 DL NA 666-2021 Printed in Spain. Impreso en España Fotocomposición: Editorial Aranzadi, S.A.U. Impresión: Rodona Industria Gráfica, SL Polígono Agustinos, Calle A, Nave D-11 31013 – Pamplona
A Clara Campoamor, Margarita Nelken y Victoria Kent, en el 90° aniversario de la elección de las primeras diputadas constituyentes y la conquista del sufragio, para que la semilla emancipadora que entregaron no deje de germinar en la construcción de una sociedad más igualitaria.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 SUMARIO
Sumario PRÓLOGO CAPÍTULO I ANÁLISIS DEL LIDERAZGO EN LOS GOBIERNOS LOCALES ESPAÑOLES DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO VÍCTOR AMOR-ESTEBAN BERNARDINO BENITO ISABEL-MARÍA GARCÍA-SÁNCHEZ PEDRO-JOSÉ MARTÍNEZ-CÓRDOBA I.
Introducción
II.
Marco teórico
III. Metodología
1. Muestra 2. Variables 3. Método IV. Resultados y discusión
1. Género del líder del Gobierno local 2. Dedicación del líder del Gobierno local 3. Reelección del partido político del líder del Gobierno local V.
Conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO II LAS RAÍCES DE ESTRUCTURAL?
LA
VIOLENCIA
MARÍA LORENA ARROBO FERNÁNDEZ I.
Introducción
II.
Desarrollo
1. Raíces culturales 2. Raíces en la educación 3. Raíces religiosas III. A manera de conclusión IV. Bibliografía
DE
GÉNERO.
¿PROBLEMA
INDIVIDUAL
O
CAPÍTULO III LA PRESENCIA DE LA DUALIDAD EN LA AUTO EXPOSICIÓN DE LA APARIENCIA FÍSICA EN INSTAGRAM: DE LA APROBACIÓN SOCIAL AL CIBERACOSO IRENE BAJO-PÉREZ I.
Introducción y estado de la cuestión
II.
Material y método
III. Resultados y análisis IV. Discusión y conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO IV FIGURAS FEMENINAS ACOMPAÑANTES PARA EL VIAJE AL MÁS ALLÁ EN EL MUNDO ROMANO CRUCES BLÁZQUEZ CERRATO ANA ANDÚJAR SUÁREZ I.
Introducción
II.
Monedas en contextos funerarios usadas como ¿marcadores de género?
III. Cronología y tipos de reversos reiterados en áreas fronterizas
1. Personificaciones 2. Virtudes 3. Divinidades IV. Representaciones figuradas en contextos funerarios V.
Reconsideración de los hallazgos de monedas con tipos femeninos en tumbas
VI. Bibliografía CAPÍTULO V O MI DILECTISSIMA! LA IMAGEN POÉTICA MEDIEVAL DE LA MUJER EN LOS CARMINA BURANA ANA ELISA BLÁZQUEZ GONZÁLEZ I.
Introducción
II.
Los Carmina Burana y su legado cultural
III. La imagen de la mujer en los Carmina Burana
1. Poemas satírico-morales 2. Poemas de amor 3. Poemas de taberna IV. Conclusión V.
Bibliografía
CAPÍTULO VI VIRILIDAD SIMBÓLICA Y MICRO VIRILIDADES QUE COMPARTEN LOS HOMBRES EN EL CONTEXTO LATINO LOURDES CALDERÓN G. I.
Introducción
II.
Metodología
III. Resultados IV. Conclusión V.
Bibliografía
CAPÍTULO VII PERCEPCIÓN DE LA IGUALDAD DE GÉNERO EN JÓVENES UNIVERSITARIOS DE DIFERENTES RAMAS DE CONOCIMIENTO M.ª DOLORES CALVO SÁNCHEZ M.ª JOSEFA FERMOSO PALMERO I.
Introducción
II.
Material y método
III. Resultados IV. Discusión comparativa V.
Conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO VIII EL TRABAJO REMUNERADO DE LA MUJER: FACTOR GENERADOR DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR ESPERANZA CASTILLO YARA MARÍA DEL PILAR SALAMANCA SANTOS MARÍA CRISTINA SOLANO DE OJEDA I.
Introducción
II.
Aspectos socio-jurídicos del trabajo de la mujer
III. El delito de violencia intrafamiliar IV. Metodología V.
Resultados
1. Manejo del dinero por parte del compañero 2. Violencia física y psicológica 3. Incumplimiento de las obligaciones del sostenimiento de los hijos VI. Conclusiones y discusiones VII. Bibliografía CAPÍTULO IX EL IRPF COMO INSTRUMENTO DE INTEGRACIÓN DE LA MUJER EN EL MERCADO LABORAL JOSÉ ANTONIO CHAMORRO Y ZARZA I.
Introducción
II.
La participación de la mujer en el ámbito laboral
III. Los tributos y el impulso del acceso de la mujer al mercado laboral IV. El IRPF como medio para facilitar el acceso de la mujer al mercado laboral: las deducciones autonómicas
1. Deducciones para autoempleo o incorporación al mercado laboral 2. Deducciones para la conciliación familiar V.
Conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO X ETNOGRAFÍAS RURALES: GÉNERO Y GENERACIÓN EN PROCESOS DE CAMBIO SOCIOCULTURAL GEMMA DE LA FUENTE GONZÁLEZ VIVIAN PAULINA ROSADO CÁRDENAS MARÍA JESÚS PENA CASTRO I.
Introducción
II.
Etnografías rurales y género
III. Etnografías rurales y generación IV. Retos metodológicos V.
Trabajo, familia y generación en las relaciones de género en la Moraña
VI. Cambios generacionales y convivencia de distintos mode-los de feminidad en la selva de Matavén VII. Conclusiones VIII. Bibliografía CAPÍTULO XI SISTEMAS ALGORÍTMICOS, PROTECCIÓN DE DATOS Y NUEVAS FORMAS DE DESIGUALDAD. LA NECESIDAD DE AFRONTAR LOS SESGOS DE GÉNERO ANTE EL AVANCE DIGITAL JOSÉ LUIS DOMÍNGUEZ ÁLVAREZ I.
La interconexión entre los sistemas algorítmicos y el establecimiento de nuevas formas de desigualdad. De las brechas a los sesgos de género
II.
La urgencia de articular una respuesta normativa frente a las profundas transformaciones de la (r)evolución digital. Una tarea pendiente del conjunto de los poderes públicos
III. Ética y derecho como presupuesto para garantizar la igualdad de género ante el horizonte digital
1. La protección de datos de carácter personal como contrapeso del avance de la inteligencia artificial 2. La educación para la digitalización como mecanismo para potenciar la inclusión de la perspectiva de género en los procesos de digitalización de la sociedad IV. Conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO XII EL DESMONTE DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE GÉNERO EN BRASIL A PARTIR DE LA DESTITUCIÓN DE LA EXPRESIDENTA DILMA ROUSSEFF CHARLES ELEOTÉRIO GAMA I.
Introducción
II.
Dilma Rousseff, la primera mujer a gobernar el mayor país de Latinoamérica
1. El proceso de destitución de la expresidenta Dilma Rousseff III. El desmonte de las políticas públicas de género e igualdad a partir de 2016 en Brasil IV. Precarización de las políticas públicas de género a partir de las elecciones de 2018 en Brasil V.
Discusión y conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO XIII PROFESIONES MASCULINIZADAS. MUJERES EN LA AVIACIÓN MARÍA ALMUDENA ESPINEL GONZÁLEZ I.
Desigualdades en el mercado laboral
II.
La segregación ocupacional y por sectores
III. Aviación: la profesión de piloto IV. Bibliografía CAPÍTULO XIV LAS RELACIONES GEOGRÁFICAS COMO FUENTE PARA EL ESTUDIO DE LAS DESIGUALDADES DE GÉNERO EN EL PASADO LÍA FERNÁNDEZ SANGRADOR I.
Introducción
II.
Las relaciones geográficas y la perspectiva de género
III. Análisis de una relación geográfica bajo un enfoque de género: el estudio de Felipe Canga-Argüelles y Villalba sobre la isla de la Paragua
1. Contexto 2. Lectura de género IV. Conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO XV LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN LA COMISIÓN EUROPEA: EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE FUTURO HACIA LA IGUALDAD REAL Y EFECTIVA EMILIO FERRERO GARCÍA I.
Introducción
II.
La presencia de la mujer en la UE
III. El caso de la Comisión Europea IV. Análisis y perspectiva de futuro V.
Conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO XVI LARA CROFT: DE ÍCONO SEXUAL A HEROÍNA REALISTA MILAGROS GARCÍA-GAJATE
CAMILO ANDRÉS PARGA AZULA I.
Introducción
II.
Los videojuegos como creadores de opinión y educadores de la sociedad
1. Estereotipos de género en la base de la representación de la sociedad III. Lara Croft. 13 versiones en busca de interpretación
1. Hipersexualización de Lara Croft desde Tomb Raider (1996) a Lara Croft y el Guerrero de la Luz (2010) 2. El realismo de Lara Croft desde Tomb Raider 2013 IV. Conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO XVII NATURALMENTE EXCLUIDAS, BONDADOSAMENTE ACEPTADAS. EL CAMINO HACIA LA IGUALDAD DE GÉNERO Y EL DEBILITAMIENTO CONCEPTUAL COMO POSIBLE OBSTÁCULO CARMEN GARRIDO RODRÍGUEZ EMMA TURIÑO GONZÁLEZ I.
Introducción
II.
Sobre los límites del ahora: la cuestión ideológica
III. Al rescate de los orígenes para la reconceptualización IV. Reflexionando sobre el porvenir V.
Conclusión
VI. Bibliografía CAPÍTULO XVIII EDUCACIÓN SÍ, GÉNERO NO: EL GÉNERO Y LA DIVERSIDAD EN EL CONTEXTO EDUCACIONAL BRASILEÑO LETÍCIA ÉRICA GONÇALVES RIBEIRO I.
Introducción
II.
La educación para la igualdad de género y la diversidad
III. El género y la diversidad los documentos oficiales IV. Los retrocesos de la agenda de género y diversidad V.
Consideraciones finales
VI. Bibliografía CAPÍTULO XIX LUCES Y SOMBRAS DE LA PROTECCIÓN DE LA MUJER TRABAJADORA EN LA DOCTRINA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ESPAÑOL LAURA HERNÁNDEZ LLINÁS I.
La importancia de la superación de las desigualdades de género en el escenario laboral
II.
Inconstitucionalidad de las medidas falsamente protectoras y admisión de las medidas compensadoras
III. La protección del embarazo en la jurisprudencia constitucional IV. La protección de la maternidad en la Jurisprudencia Constitucional V.
Reflexiones finales
VI. Bibliografía CAPÍTULO XX LA PERSPECTIVA DE GÉNERO A TRAVÉS DE EXPOSICIONES SOBRE LA MUJER DEL MUSEO ETNOGRÁFICO DE CASTILLA Y LEÓN BLANCA FLOR HERRERO MORÁN I.
Introducción
II.
Análisis comparativo de las exposiciones sobre la mujer
1. Exposiciones sobre alfareras y campesinas 2. Exposiciones sobre mujeres artistas 3. Exposición sobre la Virgen de la Concha 4. Exposición Dibujantas 5. Exposición “Nancy. Historia de una muñeca” III. Conclusiones IV. Bibliografía CAPÍTULO XXI REVISIÓN DE LA LITERATURA CIENTÍFICO-TÉCNICA DE LA VIOLENCIA PATERNO FILIAL; UNA APROXIMACIÓN DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO M.ª LUISA IBÁÑEZ-MARTÍNEZ BEGOÑA GUTIÉRREZ-SAN-MIGUEL I.
Introducción
II.
Definiciones y tipos de violencia filio parental
III. Modelos explicativos de la violencia filio parental IV. Estudios y estadísticas V.
Bibliografía
CAPÍTULO XXII CURAR Y CUIDAR EN EL ÁMBITO DOMÉSTICO. PRÁCTICAS TERAPÉUTICAS, ROLES DE GÉNERO Y CONFLICTOS EN EL ESPACIO MIGRATORIO TRASNACIONAL MURIEL LAMARQUE LOURDES MORO GUTIÉRREZ I.
Introducción
II.
Metodología
III. Mujeres y tradición cultural: experiencias curativas al interior del hogar
1. Medicina popular y autoatención 2. La externalización de la asistencia: atender y cuidar “en casa de otros” IV. Curación y cuidado: territorios de contrariedad V.
Bibliografía
CAPÍTULO XXIII VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CONTRA LAS MUJERES INDÍGENAS BASADA EN GÉNERO EN TIEMPOS DE PANDEMIA: ANÁLISIS DESDE EL ÁMBITO REGIONAL ROBERTA LÍDICE I.
Introducción
II.
Análisis de la violencia intrafamiliar contra las mujeres índígenas basada en género en tiempos de pandemia desde una perspectiva regional
III. Conclusiones finales IV. Bibliografía CAPÍTULO XXIV EL ABORDAJE DE LA DISFORIA DE VOZ EN LAS PERSONAS TRANS DESDE UN ENFOQUE DE DERECHOS THIDE E. LLORENTE INÉS HERAS ISRAEL MARTÍNEZ-NICOLÁS JUAN JOSÉ G. MEILÁN I.
Introducción
II.
Marco legislativo del reconocimiento del sexo/género de las personas Trans
1. Procedimientos en España 2. Consecuencias sociales y sanitarias de la despatologización III. El género en la voz
1. ¿Por qué categorizamos una voz como femenina o masculina? 2. Malestar con la voz por motivo de género: disforia de voz 3. ¿Cómo se mide el malestar con la voz? IV. Conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO XXV ¿SUFREN LOS PERSONAJES LÉSBICOS Y FEMENINOS BISEXUALES UNA DOBLE INVISIBILIDAD? UN ACERCAMIENTO A LAS SERIES ESPAÑOLAS DE VOD MARÍA MARCOS RAMOS BEATRIZ GONZÁLEZ DE GARAY DOMÍNGUEZ TERESA MARTÍN GARCÍA I.
Introducción y revisión de la literatura
II.
Metodología
III. Análisis de los personajes IV. Conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO XXVI EL FEMINISMO ANTE LA DESTRUCCIÓN DEL GÉNERO COMO CATEGORÍA DE ANÁLISIS SOCIAL Y JURÍDICO: REFLEXIONES DESDE LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL
SERGIO MARTÍN GUARDADO I.
La teoría Queer y el peligro consustancial de eliminar el sujeto “mujeres” como núcleo del debate
II.
El hecho biológico como obstáculo de base al ejercicio de los derechos y libertades: la defensa de la igualdad real (entre sexos)
III. ¿Es necesario abandonar la senda del feminismo de la igualdad? Los peligros de articular la igualdad formal (de géneros) IV. Conclusión: el sexo, consideración necesaria para la construcción del sujeto político “mujer” V.
Bibliografía
CAPÍTULO XXVII LA MUJER EN EL CONTEXTO DE BIG DATA Y DE OPEN DATA. EL FEMINISMO DE DATOS YOLANDA MARTÍN GONZÁLEZ JOSÉ C. TORO PASCUA I.
Introducción
II.
La presencia femenina en big data y open data
III. El feminismo de datos V.
Conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO XXVIII LA IGUALDAD EN EL SISTEMA CONSTITUCIONAL ESPAÑOL: ESPECIAL MENCIÓN A LA PROTECCIÓN DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD JOSÉ LUIS MATEOS CRESPO I.
Introducción
II.
La igualdad como valor superior, principio y derecho en la Constitución Española de 1978
III. Mujeres y discapacidad en España: análisis de la situación IV. La protección de los derechos de las mujeres con discapacidad: las medidas de acción positiva y el papel de los poderes públicos V.
Conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO XXIX BRECHAS DE GÉNERO ENTRE PAÍSES DEL CONTINENTE AMERICANO. UN ANÁLISIS MULTIVARIANTE A PARTIR DE INDICADORES DEL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO 2020 EDITH JOHANA MEDINA HERNÁNDEZ MARIA JOSÉ FERNANDEZ-GÓMEZ I.
Introducción
II.
Material y método
III. Resultados
IV. Discusión V.
Bibliografía
CAPÍTULO XXX TRABAJO ACADÉMICO, GÉNERO Y COVID-19 ¿UNA TRÍADA MALAVENIDA? ESTRELLA MONTES-LÓPEZ NAZARETH GALLEGO-MORÓN I.
Introducción
II.
Género y trabajo reproductivo: antes y después de la Covid-19
III. Género y trabajo académico: antes y después de la Covid-19 IV. Conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO XXXI MUJER, DISCAPACIDAD Y MICROAGRESIONES APROXIMACIÓN DESDE LA INTERSECCIONALIDAD
CAPACITISTAS:
UNA
EVA MORAL CABRERO I.
Mujer y discapacidad: hipótesis de doble riesgo o identidad estigmatizada primaria
II.
Microagresiones capacitistas
III. Estudio
1. Instrumento 2. Procedimiento 3. Perfil de la muestra 4. Resultados IV. Discusión y conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO XXXII EL ABORTO EN DISPUTA: CRUCES Y DESENCUENTROS DE LOS DISCURSOS DE SALUD Y “PROVIDA” EN CUBA LIUDMILA MORALES ALFONSO I.
Introducción
II.
Cuba y su “peculiaridad” en el contexto latinoamericano
III. Discurso de salud: marco legal y metodológico del aborto en Cuba IV. Movimiento “Provida”, salud pública y disidencia: cruces discursivos V.
Conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO XXXIII CONTEXTOS RURALES E INVISIBILIDAD DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO. ANÁLISIS Y ESTRATEGIAS NOELIA MORALES ROMO BEATRIZ MORALES ROMO
MARÍA JOSÉ HERNÁNDEZ SERRANO I.
Introducción
II.
Un contexto: el rural
III. Un colectivo: mujeres del medio rural
1. Aspectos demográficos 2. Aspectos laborales 3. Aspectos socioculturales IV. Una problemática social: la violencia de género en contextos rurales V.
Conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO XXXIV ¿POR QUÉ LA ASEXUALIDAD NO ESTÁ EN EL COLECTIVO LGBT+ DE ESPAÑA? LINDA MOTA GOMES I.
El activismo asexual en el mundo
II.
El activismo en España
III. ¿Cómo la medicina y la psicología perciben la asexualidad? IV. La cuarta orientación: la asexualidad V.
¿Está o no en los colectivo de diversidades de género y sexualidad?
VI. Bibliografía CAPÍTULO XXXV LA PALABRA SILENCIADA Y EL ROL DE LAS POETAS EN LA POESÍA ESPAÑOLA CONTEMPORÁNEA MICAELA MOYA I.
Bibliografía
CAPÍTULO XXXVI ¿TRANSGRESIÓN Y MARGINALIDAD? A PROPÓSITO DE LAS IMÁGENES DE ‘LA MUJER’ EN LA SILLERÍA CORAL DE ZAMORA (H. 1500) ELENA MUÑOZ GÓMEZ A HEBA I.
La imagen de la mujer en la sillería del coro: ¿marginal?
II.
Evas marginales en la sillería: ¿transgresoras?
III. Bibliografía CAPÍTULO XXXVII LA “IDEOLOGÍA DE GÉNERO” COMO HERRAMIENTA POLÍTICO-DISCURSIVA Y SUS IMPLICACIONES EN EL ÁMBITO EDUCATIVO: UN ANÁLISIS DEL CONTEXTO BRASILEÑO LEONAM LUCAS NOGUEIRA CUNHA I.
Introducción: advenimiento de la ideología de género como discurso político y sus implicaciones prácticas
II.
“Ideología de género” y el horror a debatir género y sexualidad (en las escuelas)
III. Las disputas discursivas en torno al género dentro del ámbito educativo IV. Consideraciones finales V.
Bibliografía
CAPÍTULO XXXVIII (DES)ENCUENTROS ENTRE EL MOVIMIENTO FEMINISTA Y EL MOVIMIENTO SOCIAL DE LA DISCAPACIDAD: LA MATERNIDAD COMO ESPACIO INTERSECCIONAL MÓNICA DEL PILAR OTAOLA BARRANQUERO AGUSTÍN HUETE GARCÍA I.
Introducción
1. Conceptualizaciones e historia del feminismo 2. Conceptualizaciones e historia del movimiento social de la discapacidad 3. La interseccionalidad II.
(Des)encuentros entre el feminismo y el movimiento social de la discapacidad
1. Feminización de las tareas de cuidado 2. La narración trágica de la discapacidad: violencia obstétrica 3. La cuestión de la interrupción del embarazo por discapacidad III. Discusión IV. Conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO XXXIX TRAYECTORIA SOCIO-HISTÓRICA EN LA INCORPORACIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO AL SISTEMA EDUCATIVO Y A LA FORMACIÓN INICIAL DEL PROFESORADO GABRIEL PARRA NIETO BIENVENIDO MARTÍN FRAILE JOSÉ MANUEL MUÑOZ RODRÍGUEZ SARA SERRATE GONZÁLEZ I.
Introducción
II.
La variable género y su trayectoria en la configuración del sistema educativo español
III. La importancia de la perspectiva de género en la educación superior y en la formación inicial del profesorado IV. Conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO XL LA II CONCENTRACIÓN DE LA SECCIÓN FEMENINA (EL ESCORIAL, 1944). FUNCIONES, ESPACIOS, Y LÍMITES CONDUCTUALES A PARTIR DE LA DIMENSIÓN MÚSICO- POPULAR AARÓN PÉREZ-BORRAJO IRENE MATAS DE ÍSCAR I.
Introducción
II.
La sección femenina: intermediaria entre lo institucional y lo doméstico
III. Estudio de caso: 1 de enero de 1944 IV. Construcción de imaginarios de género a partir de la actividad musical V.
Conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO XLI ESTUDIO SOBRE LA PERCEPCIÓN DEL ALUMNADO UNIVERSITARIO SOBRE SOBRE LA FORMACIÓN EN CONOCIMIENTOS, ACTITUDES Y COMPORTAMIENTOS IGUALITARIOS JOSÉ ANTONIO PINTADO GÓMEZ SARA SERRATE GONZÁLEZ RODRIGO J. CARCEDO GONZÁLEZ I.
Introducción
II.
La agenda 2030 y su contenido en igualdad de oportunidades y en educación en igualdad
III. La escuela y la familia como ejes principales para la educación en igualdad
1. La escuela como eje de cambio para la igualdad 2. La familia como eje de cambio para la igualdad IV. La escuela coeducativa V.
Metodología de investigación
VI. Resultados VII. Discusión de resultados y conclusiones VIII. Referencias bibliográficas CAPÍTULO XLII FORMACIÓN PARA LA IGUALDAD DE GÉNERO EN EL PRACTICUM DE MÚSICA DE EDUCACIÓN PRIMARIA SONSOLES RAMOS AHIJADO ANA MARÍA BOTELLA NICOLÁS I.
Introducción
II.
Fundamentación teórica
1. Música, género y educación 2. El género como herramienta para la formación docente 3. El Practicum II en el Grado en Maestro en Educación Primaria III. Propuesta de intervención IV. Resultados V.
Conclusiones
VI. Bibliografía CAPÍTULO XLIII LA CRIMINALIDAD DE CUELLO BLANCO FEMENINA, DOS CATEGORÍAS OLVIDADAS POR LA CRIMINOLOGÍA ALICIA RODRÍGUEZ SÁNCHEZ
I.
La delincuencia desde el estudio social y económico
1. La Delincuencia de Cuello Blanco. Especial mención a sus características II.
El olvido de la delincuencia femenina
III. Criminalidad de cuello blanco femenina en cifras IV. Conclusiones V.
Bibliografía
CAPÍTULO XLIV EL ROL DE LA MUJER EN LA VIOLENCIA TERRORISTA EN ESPAÑA LUIS MIGUEL SÁNCHEZ-GIL I.
Introducción
II.
La mujer en Euskadi Ta Askatasuna (ETA)
1. La mujer en las bases 2. La mujer activista 3. La militante III. La mujer en el terrorismo Yihadista
1. El papel de la mujer en Al Qaeda 2. La mujer en el Daesh IV. El papel de la mujer en la lucha antiterrorista V.
Reflexión final
VI. Bibliografía CAPÍTULO XLV APORTES DEL FEMINISMO A LA ECONOMÍA DEL CUIDADO FCO JAVIER DE SANTIAGO HERRERO MONTFRAGÜE GARCÍA MATEOS CATHIA HUERTA ARELLANO NUBIA CAROLINA ROVELO ESCOTO I.
Introducción
II.
Antecedentes de la economía feminista
III. Economía feminista: dibujando comunitario y del cuidado
una
ruta
para
arribar
a
un
feminismo
IV. Para que la economía de los cuidados no sea solamente cosa de mujeres V.
Bibliografía
CAPÍTULO XLVI MUJERES EN LOS SINDICATOS: LA DIFÍCIL ASPIRACIÓN A UN SINDICALISMO PLENAMENTE INCLUSIVO RAFAEL SASTRE IBARRECHE I.
De nuevo, las tasas de afiliación femenina
II.
Las referencias estatutarias y organizativas
1. Comisiones obreras (CC.OO.)
2. Unión General de Trabajadores (UGT) 3. Eusko Langileen Alkartasuna/solidaridad de trabajadoras y trabajadores vascos (ELA/ STV) 4. Confederación intersindical galega (CIG) 5. Langile Abertzaleen Batzordeak (LAB) III. Bibliografía CAPÍTULO XLVII LOCURA, SEXUALIZACIÓN Y PRENSA. LA IDEA DE LOCURA FEMENINA EN LA ÓPERA SALOMÉ A TRAVÉS DE LA PRENSA ESPAÑOLA DEL PRIMER TERCIO DE SIGLO XX ALEJANDRO SILVELA CALVO I.
Introducción: la locura y el arte
II.
Breve contextualización de la ópera
III. Críticas previas a su estreno en España IV. La idea de demonización tras su estreno en 1910 V.
Variaciones de las críticas de 1915 frente a las acontecidas en 1910
VI. La academización de la prensa y la nueva perspectiva del personaje de Salomé en 1920 VII. Conclusiones VIII. Bibliografía CAPÍTULO XLVIII LA CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER DESDE LA ÓPTICA DE LA CONVENCIÓN INTERNACIONAL SOBRE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD: ¿A QUIÉN SIRVE LA DESIGUALDAD? ADOLFF UCHÔA DE LIMA I.
Introducción: aproximación a la convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW)
II.
Influencia de la CEDAW en la convención de Nueva York de 2006 y las cuestiones sobre la capacidad en este contexto
III. ¿A quién sirve la desigualdad? IV. Conclusión V.
Bibliografía
CAPÍTULO XLIX IDENTIFICACIÓN DE BARRERAS Y MOTIVACIONES PERCIBIDAS POR MUJERES ESTUDIANTES DE INGENIERÍA Y MATEMÁTICAS: ESTUDIO DE CASO EN ESPAÑA Y LATINOAMÉRICA SONIA VERDUGO-CASTRO ALICIA GARCÍA-HOLGADO M.ª CRUZ SÁNCHEZ-GÓMEZ MARÍA DE LOS ÁNGELES DOMÍNGUEZ CUENCA ITZEL HERNÁNDEZ-ARMENTA
FRANCISCO J. GARCÍA-PEÑALVO ANDREA VÁZQUEZ-INGELMO I.
Introducción
II.
Metodología y método
1. Técnica de recogida de información y participantes 2. Análisis de datos III. Resultados IV. Discusión y conclusiones V.
Agradecimientos
VI. Bibliografía CAPÍTULO L IDENTIDAD E INTERSECCIONALIDAD: EL BUEN VIVIR DE LA MUJER MONTUVIA DEL ECUADOR CARLA VANESSA ZAPATA TOAPANTA I.
Introducción
II.
La autoidentificación Montuvia
III. Rompiendo el silencio: el buen vivir para la mujer Montuvia IV. Conclusiones V.
Bibliografía
RESEÑA DEL LIBRO DEL POZO PÉREZ, MARTA, FORMACIÓN JUDICIAL EN VIOLENCIA DE GÉNERO: ANÁLISIS CRÍTICO CRISTINA ALONSO SALGADO RESEÑA DEL LIBRO AA.VV. (DES)IGUALDAD Y VIOLENCIA DE GÉNERO: EL NUDO GORDIANO DE LA SOCIEDAD GLOBALIZADA FIGUERUELO BURRIEZA, A Y DEL POZO PÉREZ, M (directoras), RAMOS HERNÁNDEZ, P (coordinador), Aranzadi M.ª DOLORES ANDRÉS PRIETO RESEÑA DEL LIBRO AA.VV., RETOS ACTUALES PARA LA ERRADICACIÓN DE LA DESIGUALDAD Y LA VIOLENCIA DE GÉNERO FIGUERUELO BURRIEZA, A Y DEL POZO PÉREZ, M., (Directoras), RAMOS HERNÁNDEZ, P (coordinador), Tirant lo Blanch y Ediciones Universidad de Salamanca EMILIO FERRERO GARCÍA RESEÑA DEL LIBRO AA.VV. MANUAL DE DERECHO CONSTITUCIONAL ESPAÑOL CON PERSPECTIVA DE GÉNERO. VOLUMEN: “CONSTITUCIÓN, FUENTES, ÓRGANOS Y ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL ESTADO” VENTURA FRANCH, A. E IGLESIAS BÁREZ, M. (Coord.), Ediciones Universidad de Salamanca, 2020 SERGIO MARTÍN GUARDADO
RESEÑA DEL LIBRO GONZÁLEZ MONJE, ALICIA, LA DISPENSA DEL DEBER DE DECLARAR EN VIOLENCIA DE GÉNERO. PROBLEMAS PLANTEADOS Y SOLUCIONES PROPUESTAS ANA RODRÍGUEZ ÁLVAREZ
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 PRÓLOGO
Prólogo Para una profesora universitaria escribir un artículo de investigación resulta, siempre, una gran responsabilidad, esta es creciente cuando lo que se te encarga es el Prólogo o la presentación de un libro, el que tienen en sus manos, cuestión que en este caso concreto obedece, sin duda, a que en la actualidad soy la Directora del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad de Salamanca de donde parte la iniciativa de publicar esta obra denominada Estudios Interdisciplinares de Género, y a que llevo ya, cómo pasa el tiempo, más de quince años dedicando una de mis esenciales líneas de investigación a la lucha por erradicar la violencia de género desde el punto de vista procesal; son sin duda, por tanto, estas razones, y no otras, las que han originado que en los Idus de marzo, me encuentre escribiendo estas líneas. La Universidad de Salamanca a cuyo cuerpo de docentes e investigadores/as pertenezco con orgullo ha sido siempre, desde antiguo, un referente nacional e internacional en la defensa de los derechos humanos. Por eso en este momento ha recogido el testigo de combatir a favor de la consecución de la igualdad efectiva de mujeres y hombres, cuya manifestación más brutal y extrema es, sin duda, la violencia de género, trabajando en la investigación con perspectiva de género en diversas áreas de conocimiento, desde la educación al Derecho pasando por la Economía, la política, el arte, o la psicología, aspectos, entre otros, a los cuales se dedica este libro situándolos además en el momento presente que no es otro que una gravísima pandemia mundial. Pero ahí está la senda para ser seguida por quienes aspiramos a una sociedad sin discriminación entre mujeres y hombres. Un camino por el que una institución como la Universidad de Salamanca, transita con decisión, haciendo realidad las señas de identidad que nos distinguen desde 1218 en la defensa de los derechos y libertades, al servicio a una sociedad mejor. Porque nuestro compromiso va más allá de la generación del conocimiento (con la investigación) y su transmisión (con la docencia), al poner ambas al servicio del desarrollo integral de las personas, sin ningún tipo de discriminación, garantizando la dignidad personal, luchando en definitiva por la igualdad efectiva de mujeres y hombres, en una sociedad donde no exista la violencia de género. Así lo venimos haciendo con iniciativas como nuestros estudios inter-disciplinares de género y políticas de igualdad, que ofrecen programas formativos de nivel de Máster Universitario y Doctorado, que coordino, y con el Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad, profesores/as que dedican sus esfuerzos académicos y personales a seguir avanzando por ese camino hacia la no discriminación entre géneros y la erradicación de la violencia que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo, esa otra pandemia en la
que se manifiesta de la manera más brutal y radical la desigualdad que todavía persiste entre mujeres y hombres. Es en este contexto donde libros como este son absolutamente necesarios, 50 capítulos que nacen del profundo estudio y la reflexión de, por una lado investigadores/as senior con amplia experiencia y, por otro, sin que por ello dejen de tener un gran valor, de jóvenes promesas, del futuro de la Universidad, que con sus breves pero sesudas aportaciones hacen ver que hay luz al final del túnel y que a pesar de que el sistema intente evitarlo el relevo generacional de expertos/as en esta materia está más que asegurado. En la Universidad de Salamanca existe una hectárea de saber en toda esta materia de los estudios interdisciplinares de género, donde, se planta la simiente, se riega, se abona, se mima… Para conseguir que nazca una especie vegetal docente e investigadora dirigida a la consecución de la efectiva igualdad, a eliminar las discriminaciones y a conseguir algún día, espero que cercano, soy mujer de naturaleza optimista, la cifra cero respecto a la violencia de género, por todo ello es necesario publicar este libro haciendo que la academia conozca de primera mano la altísima valía en todo lo relativo a la perspectiva de género del personal investigador y docente que posee en su haber la Universidad de Salamanca. Este volumen que tienen entre sus manos ha salido adelante con un gran esfuerzo, mejor no entremos en materia de financiación, pero, piensen queridos/as lectores/as que la investigación en esta materia con perspectiva de género no reporta apenas réditos académicos a sus autores/as en las agencias de calidad que se encargan de evaluarnos de manera continua, a uno/a no le suman para obtener sexenios o acreditaciones puesto que la cerrazón, en muchos caso por absoluta ignorancia, de algunas de las Administraciones Públicas hace que el género no se considere aún, como una categoría científica digna, por tanto, de ser considerada como tal a efectos de evaluación. Lo que desconocen estos burócratas es que con el concepto, hoy aceptado, de “género” nos referimos a una categoría, acuñada por el feminismo de la década de los 70, en la que se engloban todo el conjunto de pautas culturales, actitudinales, sociales, religiosas, educacionales etc… que sitúan a las mujeres, únicamente por el mero hecho de serlo, en una posición de inferioridad en relación con los hombres. Es por tanto, la de género una clase concreta y determinada de violencia basada en el sexo, dirigida contra la mujer por el mero hecho de serlo y cuya explicación se justifica en el tradicional desequilibrio en las relaciones de poder entre personas de distinto sexo. Esta situación desencadena desigualdades estructurales propias del sistema que llevan a una discriminación de las mujeres facilitando que el hombre domine y predomine en los más variados contextos incluyendo los socio- culturales, políticos, de poder, empresariales, económicos y de prestigio social, entre otros. Esta situación genérica desigualitaria tiene un concreto reflejo en la posibilidad de producir daño físico, psíquico, sexual, moral, psicológico y económico en la mujer, como consecuencia directa e inmediata de una tradicional y aceptada estructura social en la que el reparto de roles no es equitativo para hombres y mujeres.
Y, por tanto, la violencia de género, que debemos contribuir a erradicar, es la que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo, y que se debe a la posición de inferioridad a la que han sido relegadas históricamente. En este contexto y a pesar de lo que acabo de exponerles todavía existen en la Universidad de Salamanca, a la vanguardia en estas líneas de investigación, además de en el ámbito docente, un puñado de mujeres y de hombres que llevan en el ADN la lucha por conseguir la igualdad real y efectiva y la erradicación total y absoluta de la violencia de género que desde 2003, año en el cual empiezan a contabilizarse con estadísticas oficiales, ha asesinado brutalmente a más de 1083 mujeres y que cada año, según la Macroencuesta de violencia contra la mujer de 2019 de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género el 57,3% de las mujeres de más de 16 años residentes en España –1 de cada 2– ha sufrido algún tipo de violencia de género a lo largo de su vida. En total, 11.688.411 mujeres. Valientes docentes, investigadores /as, senior y junior, a los que no les importa en absoluto tener que trabajar el doble porque además de llevar en la piel la necesidad de gritar contra este repugnante fenómeno deben hacer aquello que les reporta beneficios en términos de utilidad de sus carreras universitarias analizando otras categorías que sí están aceptadas, de manera pacífica, como científicas. Por todo ello, como directora del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad de Salamanca decidí impulsar y financiar con el presupuesto del mismo la publicación de este libro. El Centro de Estudio de la Mujer de la Universidad de Salamanca es un centro propio de carácter docente e investigador, que inicia sus actividades como tal en enero de 2002, aunque sus orígenes hay que situarlos en torno al año 1997, cuando un grupo de profesoras de la Universidad de Salamanca, interesadas en los estudios de Género desde sus diferentes áreas de conocimiento, crean el Seminario de Estudios de la Mujer. Algunas de las personas que se vincularon a este Seminario, hoy disuelto, llevaban ya varios años impartiendo asignaturas sobre temas de género y decidieron poner en marcha un programa de doctorado, solicitar subvenciones públicas para proyectos de investigación y organizar cursos extraordinarios y congresos de esta. Fue este esfuerzo y volumen de trabajo el que hizo necesaria y oportuna la creación de un Centro de Estudios sobre la Mujer como Centro Propio de la Universidad de Salamanca. La Junta de Gobierno de la Universidad –en sesión ordinaria de 25 de noviembre de 1999– aprobó la creación del mismo. Como actual directora soy deudora de todas estas mujeres valientes históricas del feminismo en esta Universidad. No en vano el Centro tiene como actividad fundamental la investigación científica y la docencia especializada en los temas relacionados con los estudios de las mujeres, es decir, con el estudio de la situación de las mujeres en la sociedad a lo largo de la historia y en todas las culturas y grupos humanos. Sus actividades se enmarcan en lo que se denomina perspectiva de género, con lo que se quiere significar su concepción académica, ilustrada y científica. Además, entre sus funciones está llevar a cabo publicaciones que recojan la labor investigadora de sus miembros. Con este volumen que espero que sea periódico, al menos mientras sea yo la directora
del Centro, se refuerzan las publicaciones colectivas de este, que desde el año 2005 hasta el año 2008 habían venido traducién-dose en la edición de una revista denominada de manera general Estudios Multidisciplinares de Género y que en 2020, bajo mi dirección, se retomaron con el primer volumen colectivo denominado Estudios interdisciplinares de género. Cuando empiecen a leer este libro se adentrarán en un mundo apasionante, capítulos con deliciosas y sesudas aportaciones escritos por un total de 92 autores/as con gran rigor, tino y criterio incluyendo interesantes análisis y propuestas interdisciplinares, como no puede ser de otra manera en la materia que nos ocupa que debe ser abordada desde las más diversas perspectivas, cuestiones, entre otras muchas que les dejo que descubran por sí mismos, relacionadas con los algoritmos y la protección de datos, el big data, los video juegos, las redes sociales, la política, los derechos laborales, el cuidado o la violencia. Este es el maravilloso y valioso contenido del volumen que tienen en sus manos y que tengo el inmenso honor de prologar, léanlo con detenimiento, úsenlo en sus investigaciones, aprendan algo de él, si esto sucede quienes nos dedicamos desde la Universidad de Salamanca y las aulas a enseñar sobre estas cuestiones nos daremos por satisfechos/as. Y, por último, no quiero finalizar estas líneas sin dar las gracias de manera muy especial a Alicia Rodríguez Sánchez, ahijada académica, mujer excepcional y sesuda investigadora y cuidadosa coordinadora de este Libro, sin cuyo gran esfuerzo, dedicación, trabajo y tesón habría resultado absolutamente imposible publicarlo. Gracias, Alicia. Salamanca, 15 de marzo de 2021 MARTA DEL POZO PÉREZ
Directora del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad de Salamanca
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO I ANÁLISIS DEL LIDERAZGO EN LOS GOBIERNOS LOCALES ESPAÑOLES DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Capítulo I Análisis del liderazgo en los gobiernos locales españoles desde una perspectiva de género VÍCTOR AMOR-ESTEBAN
Profesor ayudante doctor Universidad de Salamanca BERNARDINO BENITO
Catedrático de universidad Universidad de Murcia ISABEL-MARÍA GARCÍA-SÁNCHEZ
Catedrática de universidad Universidad de Salamanca PEDRO-JOSÉ MARTÍNEZ-CÓRDOBA
Contratado predoctoral FPU-MEC Universidad de Murcia SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. MARCO TEÓRICO. III. METODOLOGÍA. 1. Muestra. 2. Variables. 3. Método. IV. RESULTADOS Y DISCUSIÓN. 1. Género del líder del Gobierno local. 2. Dedicación del líder del Gobierno local. 3. Reelección del partido político del líder del Gobierno local. V. CONCLUSIONES. VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN La incorporación de la mujer a la política ha aumentado en los últimos años gracias al “principio de presencia equilibrada”, con el que se pretende asegurar una representación significativa de ambos sexos en el Sector Público. En 2007, con la aprobación de la ley1 que garantiza la igualdad y no discriminación por razón de sexo, se modificó la normativa electoral2 para introducir la obligación de candidaturas “equilibradas”, donde cada uno de los sexos supongan como mínimo el 40% en el conjunto de la candidatura y en cada tramo de cinco puestos, dejando a elección de los
partidos políticos el liderazgo de las candidaturas. En mayo de 2007, las elecciones municipales implementaron por primera vez en España esta medida, aumentando significativamente la presencia de la mujer en los gobiernos locales. El compromiso de los partidos políticos con la igualdad de género se manifiesta en cada uno de los discursos pronunciados por sus dirigentes, por lo que cabe esperar un liderazgo político equilibrado. En este sentido, las mujeres políticas deben haber alcanzado cuotas relevantes más allá de las impuestas legalmente, demostrando así los partidos políticos su compromiso real con la igualdad de género. Celebradas las primeras elecciones con la nueva normativa de presencia equilibrada en las candidaturas, nos planteamos en esta investigación analizar las características del liderazgo de los gobiernos locales desde una perspectiva de género. Estudiaremos la composición de los gobiernos locales y el liderazgo de los mismo tras las dos últimas elecciones municipales (2015 y 2019), comprobando si efectivamente se ha materializado lo previsto en la ley en cuanto a la igualdad de género. Además, el nivel de dedicación a la actividad política y la posibilidad de reelección son otros aspectos que analizamos según el género e ideología del líder del gobierno local y el tamaño del municipio.
II. MARCO TEÓRICO Las obligaciones sobre la incorporación de la mujer a la política pueden generar controversia entre sus principales actores, debido a la escasa voluntad para hacer realidad una medida que implique cambiar el statu quo de quien ostenta el poder. En este sentido, por ejemplo en Finlandia, la cuota obligatoria no se ha correspondido con mayor poder de las mujeres en los gobiernos locales, sino que se las ha desplazado a cargos de bajo nivel o con poco peso político, además de que en muchas ocasiones se las coloca en puestos bajos de las listas y no resultan elegidas, cumpliendo así de forma minimalista las normas legales3. De esta forma, las cuotas siguen siendo un método polémico de incluir a la mujer en la vida pública, más aún cuando se desconoce el efecto que puede ocasionar en la percepción de los ciudadanos a la hora de votar4. Además, el hecho de que las mujeres estén presentes en la política como consecuencia de un condicionante normativo puede debilitar su influencia en la toma de decisiones por el simple hecho de que se las margine debido a que están ahí por las obligaciones legales más que por sus propios méritos. Esta posición machista es la que puede favorecer que el colectivo femenino continúe siendo considerado como minoritario y con enormes barreras para expresar su opinión. Por otra parte, el liderazgo ejercido por los hombres tradicionalmente en la política puede conducir a que quieran mantenerse en el ejercicio del poder, rechazando igualmente a las mujeres como actoras políticas ante la amenaza de repartir misma tarta entre nuevos participantes. Igualmente, el cumplimiento minimalista de las normas en igualdad de género puede estar condicionado por la posición ideológica del partido político. De este modo, los partidos con ideología progresista suelen posicionar a las mujeres en lugares más seguros de obtener representación, mientras que los partidos conservadores
acostumbran a desplazarlas a puestos con baja probabilidad de ser elegidas5. Así, los partidos progresistas aportan la mayor parte de mujeres en los parlamentos y asambleas de todos los niveles de gobierno, mientras que los partidos conservadores e independientes suelen incluir un bajo porcentaje de participación feme-nina en sus filas6. Por otro lado, la presencia de un mentor puede ser clave para lograr el liderazgo en el gobierno local, ya que las mujeres se socializan de manera diferente a los hombres y estos últimos tienen más facilidad para encontrar dicho patrocinio7. Sin embargo, las mujeres en la corporación municipal no cambian sus políticas en ausencia de una alcaldesa, pero cuando ésta existe aumenta el porcentaje de representación femenina8, confirmán-dose así una mayor voluntad por la igualdad de género cuando hay un liderazgo femenino. Otra diferencia en la gestión municipal de las alcaldesas y concejalas es el aumento del gasto en áreas que pueden tener consecuencias directas en la vida de las mujeres, acelerando el proceso de igualdad de género y mejorando la representación de los intereses sustantivos de las mujeres9. Además, las alcaldesas mejoran las condiciones de trabajo de las mujeres en los gobiernos locales y facilitan su incorporación a largo plazo10. Debe aclararse al respecto del párrafo anterior que una preocupación central de la investigación sobre la igualdad de género en la política es si el tipo de persona que ocupa el cargo, la representación descriptiva, puede afectar a los tipos de políticas adoptadas, la representación sustantiva. En términos de género, los estudiosos suelen examinar estos vínculos a través de preguntas como “¿las mujeres marcan la diferencia en la política?” y “¿las mujeres hacen políticas para las mujeres?11. La evidencia empírica no es concluyente en la respuesta a estos interrogantes. Algunos estudios concluyen que la presencia de las mujeres puede provocar cambios en los discursos, las propuestas, los debates y los resultados legislativos. Sin embargo, otros no coligen lo mismo, en el sentido de que no hay diferencias en los estilos y comportamientos de los políticos y las políticas.
III. METODOLOGÍA 1. MUESTRA En España, los gobiernos locales se caracterizan por prestar un conjunto de servicios esenciales para el ciudadano (abastecimiento de agua, alumbrado público, recogida de residuos, entre otros), además de ser la administración pública más cercana. Este nivel administrativo nos permite comparar diferentes gobiernos en un mismo contexto político-legal, económico y social. De acuerdo con el objetivo de investigación y la disponibilidad de información, el período de estudio se circunscribe a los años centrales de los dos últimos mandatos (2013 y 2017), con el propósito de evitar el efecto del ciclo electoral en las decisiones políticas. Una vez eliminados los municipios en los que figuran errores numéricos y/o datos incompletos para las variables seleccionadas (ver siguiente sección), la muestra final está formada por 3.953 y 3.904 municipios en los
años 2013 y 2017, respectivamente. La Tabla 1 ofrece la información sobre el número de municipios según el tamaño de población, aspecto fundamental a la hora de establecer las competencias municipales (artículo 26 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local) que determinarán las funciones del líder del gobierno local.
Población
N.° Municipios (% del Total)
N.° Habitantes (% del Total)
≤ 5.000
2.826 (41,57) / 2.843 (41,66)
4.057.156 (68,86) / 3.812.527 (66,36)
5.001 – 20.000
777 (84,92) / 719 (80,16)
7.573.042 (84,56) / 7.017.739 (79,91)
20.001 – 50.000
225 (87,55) / 222 (86,38)
6.656.795 (87,66) / 6.641.148 (87,56)
> 50.000
125 (85,62) / 120 (82,76)
21.512.016 (87,14) / 20.027.577 (81,88)
Total
3.953 (48,70) / 3.904 (48,06)
39.799.09 (84,45) / 37.498.991 (80,52)
Tabla 1. Municipios por Tramos de Población (2013 / 2017)
2. VARIABLES Las variables que hemos seleccionado para analizar el liderazgo de los gobiernos locales desde una perspectiva de género han sido las siguientes: el Género del líder del gobierno local, diferenciando entre mujer y hombre; el régimen de Dedicación del líder del gobierno local, distinguiendo entre las opciones de sin dedicación, con dedicación parcial y con dedicación exclusiva; la Relección del partido político del líder del gobierno local durante el mandato anterior a las elecciones; la Ideología del partido político del líder del gobierno local, agrupada en conservadora y progresista; y cuatro Tramos de Población según la información recogida en la Tabla 1, con el objetivo de diferenciar las obligaciones del líder conforme a las competencias atribuidas. Los datos se han obtenido a partir de la información disponible en las fuentes oficiales del Gobierno de España. 3. MÉTODO Estudiamos las variables mencionadas anteriormente con tablas de contingencia y presentamos las frecuencias absolutas de los datos observados. El análisis consiste en cuantificar las diferencias con las frecuencias que cabría esperar en caso de que las variables fueran independientes. Para ello, utilizamos la prueba de significación Chi-
cuadrado, donde su valor viene determinado por , donde
, donde foij
hace referencia a las frecuencias observadas y feij a las frecuencias esperadas, las
cuales se calculan mediante . El valor del estadígrafo Chi-cuadrado se acompaña de un p − valor, el cual nos indica si las diferencias son probablemente significativas (p − valor < 0,05), altamente significativas (p − valor < 0,01) o no significativas (p − valor < 0,05). Además, incluimos gráficos de coordenadas paralelas12, que permiten representar n dimensiones en un sistema bidimensional, en el que cada eje vertical corresponde a una variable y las líneas horizontales representan los individuos.
IV. RESULTADOS Y DISCUSIÓN Los análisis realizados para conocer las características del liderazgo en los gobiernos locales desde una perspectiva de género se estructuran en tres secciones: Género, Dedicación y Reelección, examinando en cada una de ellas la presencia de alcaldesas, su Ideología y el tamaño del municipio (Tramos de Población). 1. GÉNERO DEL LÍDER DEL GOBIERNO LOCAL Los datos confirman una brecha de género en el liderazgo de los gobiernos locales españoles, donde apenas un 20% de los municipios está dirigido por una mujer. El reducido número de alcaldesas frente a alcaldes (ver Figura 1), se refleja en la significatividad del test Chi-cuadrado de Pearson entre el Género y año de estudio , debido a la elevada diferencia entre géneros. Sin embargo, estas diferencias parecen ir reduciéndose a un ritmo muy lento (solo un 4% entre 2013 y 2017), siendo necesario un mayor compromiso de los partidos políticos por la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres para liderar un gobierno local.
Figura 1. Género del líder del gobierno local
Una vez identificada la brecha de género en el liderazgo de los gobiernos locales, examinamos si estas diferencias cambian de manera significativa en función de la Ideología. En el caso del liderazgo progresista, el porcentaje de mujeres se incrementa aproximadamente en un 6% (χexp2 = 19,536, p − valor = 0,000), mientras que para los conservadores no encontramos diferencias significativas (χexp2 = 2,367, p − valor = 0,124), manteniéndose los porcentajes estables (variación inferior al 2%). La Figura 2 representa gráficamente estos datos, donde se observa un mayor compromiso de los gobiernos progresistas por el liderazgo femenino.
Figura 2. Género del líder del gobierno local según su Ideología
Por otra parte, comprobamos si la proporción de alcaldesas varía según el tamaño del municipio (Tramos de Población), debido a las competencias atribuidas. Los resultados confirman una mayor presencia de mujeres alcaldesas entre los municipios más poblados; sin embargo, estas diferencias no alcanzan la significación estadística en el año 2013 (χexp2 = 3,103, p − valor = 0,376), pero sí en 2017 (χexp2 = 12,226, p − valor = 0,007). La representación gráfica de estos datos se encuentra en la Figura 3, donde en 2017 las mujeres alcanzan cuotas de liderazgo relevantes para los municipios con población superior a los 20.000 habitantes.
Figura 3. Género del líder del gobierno local según Tramos de Población
A modo de síntesis, en la Figura 4 se compara la evolución del Género en el liderazgo de los gobiernos locales españoles mediante la técnica de coordenadas paralelas. Podemos observar la brecha de género en el liderazgo del gobierno local acentuada por la Ideología conservadora y municipios con menor Tamaño de Población. En 2017 se produce un gran avance por la presencia equilibrada de mujeres y hombres en el liderazgo del gobierno local, sobre todo entre la Ideología progresista y los municipios más poblados.
Figura 4. Evolución del Género en el liderazgo del gobierno local por Ideología y Tramos de Población.
2. DEDICACIÓN DEL LÍDER DEL GOBIERNO LOCAL El régimen de Dedicación del líder del gobierno local es una decisión voluntaria de la persona que ostenta el cargo, condicionada por las competencias atribuidas según el tamaño del municipio. Para ello, pueden escoger entre dedicación exclusiva, parcial o sin dedicación, situándose la primera opción como la más aceptada (3.255 (41,4%) municipios, frente a los 2.190 (27,9%) y 2.412 (30,7%), respectivamente). Identificamos unas diferencias significativas entre la Dedicación del líder del gobierno local y el Género (ambos años p − valor = 0,000), donde las mujeres optan en mayor proporción por la dedicación exclusiva. La Figura 5 representa este predominio de las mujeres en la dedicación exclusiva, comprometiéndose a tiempo completo con la gestión municipal. Sin embargo, los hombres optan en mayor proporción por la dedicación parcial o sin dedicación, quizás debido a la realización de otras actividades que le impidan dedicarse a tiempo completo a la política local.
Figura 5. Género del líder del gobierno local según Dedicación
Conocida la preferencia de las mujeres por la dedicación exclusiva, identificamos si existen diferencias significativas condicionadas por la Ideología. En este sentido, tanto las mujeres progresistas (2013 p − valor = 0,008 y 2017 p − valor = 0,000) como las conservadoras (2013 p − valor = 0,010 y 2017 p − valor = 0,013) destacan por la elección de la dedicación exclusiva, aunque en menor proporción respecto a los hombres de ideología conservadora. Igualmente, para ambas ideologías los hombres optan principalmente por el régimen sin dedicación, mientras que para la dedicación parcial apenas existen diferencias por Género. La representación gráfica de los datos (ver Figura 6) confirma la tendencia de las mujeres por la dedicación exclusiva, acentuándose en la Ideología progresista.
Figura 6. Género del líder del gobierno local según Dedicación e Ideología
Además, identificamos los posibles cambios según el Tamaño de Población. Los resultados confirman diferencias significativas entre los municipios más pequeños (≤ 5.000), debido en gran parte a las desviaciones de los datos (ambos años p − valor = 0,000). En estos municipios la elección de la dedicación es equilibrada, a diferencia del resto de municipios más poblados, donde la mayoría (con independencia del Género) opta por la dedicación exclusiva (ver Figura 7). Centrándonos en las diferencias por Género, las mujeres destacan en la elección de la dedicación exclusiva en los tramos intermedios de población (5.001 – 20.000 y 20.001 – 50.000), mientras que los hombres lo hacen en los municipios más poblados (> 50.000). Estas diferencias pueden deberse a la brecha de género que aún existe en los municipios más poblados, al ser estos políticamente más relevantes y reservarse al liderazgo masculino por parte de los partidos políticos.
Figura 7. Género del líder del gobierno local según Dedicación y Tramos de Población
La Figura 8 confirma la preferencia de las mujeres por la Dedicación exclusiva, acentuada por la Ideología progresista. Además, entre 2013 y 2017 en la dedicación parcial se produce un aumento significativo, que podemos atribuir a la reforma de la Administración Local implementada en 2015, en referencia a las retribuciones y régimen de dedicación de los miembros de las corporaciones locales.
Figura 8. Elección del régimen de Dedicación según el Género e Ideología del líder del gobierno local
3. REELECCIÓN DEL PARTIDO POLÍTICO DEL LÍDER DEL GOBIERNO LOCAL Finalmente, en nuestro análisis para conocer las características del liderazgo en los gobiernos locales españoles desde una perspectiva de género, incluimos la Reelección del partido político del líder que gobernaba durante el mandato anterior a las elecciones. Los datos confirman que 2 de cada 3 son reelegidos (69%), existiendo diferencias significativas según el Género (2013 p − valor = 0,034 y 2017 p − valor = 0,000), con un mayor porcentaje de reelección entre los hombres. La Figura 9 representa los porcentajes de Reelección según el Género, confirmando la tendencia de una mayor reelección entre los hombres. Además, se observa un aumento de la reelección en 2017 (fruto de las elecciones de mayo de 2015), demostrando la satisfacción de los ciudadanos con la gestión de sus representantes locales.
Figura 9. Reelección del líder del gobierno local según el Género
Una vez comprobado que en la mayoría de los casos el partido político del líder del gobierno local es reelegido, identificamos si la Ideología supone una diferencia según el Género. Para los líderes progresistas no encontramos diferencias significativas en 2013 según el Género (p − valor = 0,642), pero sí en 2017 (p − valor = 0,008), debido a un aumento de la reelección. Por otro lado, los líderes conservadores muestran unas diferencias significativas en ambos mandatos, a causa de una mayor reelección de los hombres (2013 p − valor = 0,014 y 2017 p − valor = 0,014). La Figura 10 representa un aumento de la reelección en 2017, siendo mayor en el caso de los hombres con Ideología conservadora.
Figura 10. Reelección del líder del gobierno local según Género e Ideología
Teniendo en cuenta las diferencias en la gestión municipal según las competencias atribuidas por Tramos de Población, comprobamos las posibles diferencias en la
Reelección según el Género. Los resultados confirman que no existen diferencias significativas por Tramo de Población según la Reelección y Género. Sin embargo, en la Figura 11 observamos un aumento de la reelección en los municipios menos poblados (≤ 5.000), donde es más fácil conocer y departir con el líder del gobierno local creando un mayor sentimiento de afectividad. Respecto al Género no encontramos cambios relevantes por Tramos de Población, aunque los hombres siempre son más reelegidos que las mujeres.
Figura 11. Reelección del líder del gobierno local según el Género por Tramos de Población
La Figura 12 identifica la Reelección del líder del gobierno local según el Género e Ideología. En general, los hombres tienen más opciones para ser reelegidos, aumentando esta ventaja en 2017. Igualmente sucede con la Ideología, siendo más favorable la conservadora para la reelección de mujeres y hombres al disponer de un electorado más fiel.
Figura 12. Reelección del partido político del líder del gobierno local según el Género e Ideología
Finalmente, si seleccionamos únicamente los municipios cuyos ciudadanos no han
votado por la reelección, en 2013 encontramos un total de 1.434 municipios, de los cuales el 81% fueron gobernados por hombres; mientras en 2017, de los 995 municipios cuyos vecinos no han optado por la reelección, la cifra de alcaldes se reduce a un 74%, confirmándose así la evolución en el número de nuevas alcaldesas que veíamos en los análisis anteriores.
V. CONCLUSIONES La voluntad política parece no ser suficiente para la igualdad efectiva de mujeres y hombres en el liderazgo de las instituciones públicas. Los partidos políticos, conocedores de los beneficios electorales de apoyar la igualdad de género, se esfuerzan por competir y liderar la defensa del feminismo. Esta investigación se centra en analizar las características del liderazgo en los gobiernos locales españoles desde una perspectiva de género, con el objetivo de informar sobre la situación real de la mujer en la política local. Sin embargo, la realidad de las mujeres políticas en el liderazgo de los gobiernos locales queda muy lejos de una “presencia equilibrada”, existiendo una elevada brecha de género en favor del liderazgo masculino, incrementada por una mayor reelección de los hombres. Además, existen diferencias por razón de ideología, ya que los partidos progresistas promocionan más a las mujeres llegando a alcanzar cuotas significativas en municipios con población superior a los 20.000 habitantes. Por otro lado, el compromiso de las mujeres con la gestión municipal se refleja en su elección por la dedicación a tiempo completo.
VI. BIBLIOGRAFÍA BASKARAN, T., & HESSAMI, Z., “Does the election of a female leader clear the way for more women in politics?”, American Economic Journal: Economic Policy, 10(3), (2018). https://doi.org/10.1257/pol.20170045. CHILDS, S., & KROOK, M. L., “Analysing women’s substantive representation: From critical mass to critical actors”, Government and opposition, 44(2), (2009). https://doi.org/10.1111/j.1477-7053.2009.01279.x. CROWDER-MEYER, M., GADARIAN, S. K., & TROUNSTINE, J., “Electoral institutions, gender stereotypes, and women’s local representation”, Politics, Groups, and Identities, 3(2), (2015). https://doi.org/10.1080/21565503.2015.1031803. FORTIN-RITTBERGER, J., EDER, C., KROEBER, C., & MARENT, V., “How Party Systems Shape Local-National Gender Gaps”, Government and Opposition, 54(1), (2019). https://doi.org/10.1017/gov.2017.30. FUNK, K. D., & PHILIPS, A. Q., “Representative budgeting: Women mayors and the composition of spending in local governments”, Political Research Quarterly, 72(1), (2019). https://doi.org/10.1177/1065912918775237. FUNK, K. D., SILVA, T., & ESCOBAR-LEMMON, M. C., “Leading toward equality: the
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1. Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. 2. Ley Orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General. 3. X, J., “Electoral institutions, gender stereotypes, and women’s local representation”, Politics, Groups, and Identities, 3(2), (2015), pp. 318-334. https://doi.org/10.1080/21565503.2015.1031803. HOLLI, A. M., LUHTAKALLIO, E., & RAEVAARA, E., “Quota trouble: Talking about gender quotas in Finnish local politics”, International Feminist Journal of Politics, 8(2), (2006), pp. 169-193. https://doi.org/10.1080/14616740600612822. 4. BASKARAN, T., & HESSAMI, Z., “Does the election of a female leader clear the way for more women in politics?”, American Economic Journal: Economic Policy, 10(3), (2018), pp. 95-121. https://doi.org/10.1257/pol.20170045. 5. HEYNDELS, B., & KUEHNHANSS, C. R., “Gender Quotas as (Non–) Binding Constraints: the Case of SemiOpen List Formation in Flemish Municipalities”, Feminist Economics, (2020), pp. 1-27. https://doi.org/10.1080/13545701.2019.1685675. 6. FORTIN-RITTBERGER, J., EDER, C., KROEBER, C., & MARENT, V., “How Party Systems Shape LocalNational Gender Gaps”, Government and Opposition, 54(1), (2019), pp. 52-74. https://doi.org/10.1017/gov.2017.30. 7. WEBB-FARLEY, K., RAUHAUS, B., & ESKRIDGE, R., “Gender Representation, Professional Experiences, and Socialization: The Case of City Managers”, Public Personnel Management, (2020), pp. 1-28. https://doi.org/10.1177/0091026020903073. 8. HOLMAN, M. R., “Sex and the city: Female leaders and spending on social welfare programs in US municipalities”, Journal of Urban Affairs, 36(4), (2014), pp. 701-715. https://doi.org/10.1111/juaf.12066 9. FUNK, K. D., & PHILIPS, A. Q., “Representative budgeting: Women mayors and the composition of spending in local governments”, Political Research Quarterly, 72(1), (2019), pp. 19-33. https://doi.org/10.1177/1065912918775237.
10. FUNK, K. D., SILVA, T., & ESCOBAR-LEMMON, M. C., “Leading toward equality: the effect of women mayors on gender equality in local bureaucracies”, Politics, Groups, and Identities, 7(3), (2017), pp. 554-573. https://doi.org/10.1080/21565503.2017.1403932. 11. CHILDS, S., & KROOK, M. L., “Analysing women’s substantive representation: From critical mass to critical actors”, Government and opposition, 44(2), (2009), pp. 125-145. https://doi.org/10.1111/j.14777053.2009.01279.x. 12. INSELBERG, A., “The Plane R2 with Coordinate Parallel”, Computer Science and Applied Mathematics Departments; Tel Aviv University: Tel Aviv, Israel (1992).
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO II LAS RAÍCES DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO. ¿PROBLEMA INDIVIDUAL O ESTRUCTURAL?
Capítulo II Las raíces de la violencia de género. ¿Problema individual o estructural? MARÍA LORENA ARROBO FERNÁNDEZ
Doctoranda en Estado de Derecho y Gobernanza Global Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. DESARROLLO. 1. Raíces culturales. 2. Raíces en la educación. 3. Raíces religiosas. 3.1. La religión cristiana. 3.2. La religión musulmana. 3.3. El hinduismo. III. A MANERA DE CONCLUSIÓN. IV. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN Las raíces de la violencia de género son variadas, extensas y profundas, se expanden día a día buscando lo que necesitan para sobrevivir y crecer, encontrándose bien asentadas en un suelo nutrido llamado “patriarcado”1. Por lo que en el presente trabajo haré referencia de forma resumida a algunas de las causas de este problema social, que afecta a las mujeres de todos los estratos sociales. Para empezar, debo manifestar que el complejo problema de violencia de género no es individual, por lo tanto, no se trata de casos aislados y tampoco se reduce al ámbito doméstico, pues sus raíces se extienden principalmente en la “organización patriarcal de la sociedad”2. Este tipo de violencia “no se explica por las diferencias biológicas entre mujeres y hombres (superioridad física masculina en general, o presenta su mayor tendencia al uso de la fuerza física); tampoco se explica por razones individuales –psicológicas, o el uso o abuso del alcohol u otras drogas–, aunque estas puedan tener cierta incidencia estadística en ella”3. Este es un problema de especiales características, que ha estado presente en la historia de muchas mujeres y ha sido invisibilizado al punto de tomarlo como algo normal, pues, “esta violencia estaba naturalizada en la vida de tal manera que era sufrida por las mujeres y aceptada por la sociedad, como una fatalidad del destino”4. La violencia sufrida por las mujeres trasciende al ámbito público y se presenta en
diversas formas, como: las agresiones en el ámbito familiar, la violación, la trata de mujeres y niñas, la prostitución forzada, la violencia ejercida hacia la mujer en conflictos armados, los asesinatos de honor, el infanticidio femenino o la mutilación genital, son distintas formas de violencia de género “que obedecen a unas raíces comunes: la violencia estructural y cultural que, en las distintas sociedades, siguen sufriendo las mujeres como colectivo”5. Por lo que, para analizar esta problemática, se evidencia que las raíces de la violencia de género se extienden al ámbito socio-cultural, educativo, religioso, económico, político, etc.
II. DESARROLLO 1. RAÍCES CULTURALES Una de las principales raíces de la violencia de género que se encuentra afianzada en el suelo nutrido del patriarcado, es la cultura, pues “la noción de género surge a partir de la idea de que lo “femenino” y lo “masculino” no son hechos naturales o biológicos, sino construcciones culturales”6. Por lo que es necesario resaltar “los condicionantes culturales de esta violencia, que, en definitiva, continúan justificando el mantenimiento de unas relaciones desiguales e, incluso, violentas”7. Pero, ¿a qué denominamos cultura? Partiendo de lo manifestado por AMORÓS, “la cultura no es sino el comportamiento común aprendido de la especie. Este comportamiento común no se limita al aprendizaje de un repertorio fijo, estable y homogéneo de pautas referidas a formas complejas de acción y de pensamiento: las culturas están en un proceso permanente de construcción y reconstrucción”8. En consecuencia, y de acuerdo con lo anotado “entendemos por culturas las maneras en las que viven mujeres y hombres y las entendemos de un modo dinámico, ya que la cultura no se puede sustraer, en las coordenadas modernas, a la aceleración y el cambio social propiciado por los procesos económicos, tecnológicos y culturales de la llamada globalización”9. En este sentido, en el mundo globalizado en el que vivimos “se hace necesario, adoptar un modelo multiculturalista de gestión de la diversidad cultural”10, debido a que “las culturas no son ni estáticas ni homogéneas, ni, mucho menos, totalidades autorreferidas”11. Se puede decir que Europa actualmente es una especie de “civilización nómada”, conformada por modernas sociedades multiétnicas, multiculturales y multirreligiosas, donde se evidencia “una potencial fuente de conflictos, de encuentros y desencuentros, con un punto de partida claramente etnocentrista; o lo que es lo mismo, basado en la tendencia emocional a tomar la propia cultura como criterio exclusivo a la hora de interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades”12. Ante tal situación, surge la necesidad de hacer una diferenciación entre las nuevas definiciones que reconozcan la diversidad cultural. De ahí la aparición de nuevos términos como “multiculturalidad”, que se utiliza “para designar el hecho sociohistórico, incrementado en la era de la globalización, de la coexistencia de diversas culturas en los mismos ámbitos geográficos”13; y, “multiculturalismo”, que hace referencia a “una tesis
normativa acerca de cómo deben coexistir las diferentes culturas, lo que sin duda tiene importantes implicaciones en lo que concierne a cómo debe gestionarse políticamente el hecho de la multiculturalidad”14. La multiculturalidad nos hace repensar en la cultura entrelazándola con el poder. Es decir, se puede incluir un enfoque de género, pues “nadie puede dudar el carácter patriarcal de las distintas culturas, la nuestra y las otras, y del desigual impacto de los procesos de ilustración, de reflexividad social, ligado a los valores universalistas de la igualdad, la libertad y la justicia en ellas”15. Al hablar de cultura también nos referimos indudablemente a las prácticas y tradiciones de sus miembros. Sin embargo, “hoy confrontamos el debate aludido con las prácticas lesivas que, nuestra cultura y otras culturas, se aplican de forma diferenciada a las niñas y a las mujeres. Estas prácticas en unos casos vienen avaladas por la tradición, pero, en absoluto, están al margen de la resignificación cultural en nuevos contextos sociales, económicos, políticos, etc.”16. Cabría también analizar ¿qué papel cumple la mujer en la práctica transmisión y aval de tradiciones lesivas? Al respecto, SANZ, explica que las mujeres dentro de la cultura ostentan un perverso doble papel de víctima y victimaria, pues, “por un lado, son transmisoras de tradiciones y, por otro, son sujetos pasivos de prácticas que perpetúan su posición de inferioridad dentro de una sociedad. Porque la cultura se desarrolla y transmite normalmente en el ámbito doméstico, y es allí donde la mujer, apartada de la esfera pública, se alza como “guardiana” de las costumbres y tradiciones de su cultura”17. Pero, ¿cómo se puede explicar que sean las mismas mujeres quienes intervienen e incentiven estás prácticas lesivas?. Al respecto se señala que la mujer “no sólo trasmite y mantiene las prácticas, sino que acaba interiorizando su sentido, convirtiéndolo en un producto cultural cuya legitimidad difícilmente llega a cuestionar pese a que a ella como mujer le perjudique”18. Lo cierto es que “la sociedad actual no sólo está siendo el escenario donde se representan los problemas que afectan a sus componentes, sino que a su vez está actuando como caldo de cultivo que permite su desarrollo, crecimiento y extensión”19. Esto es, y lamentablemente, la fórmula cultura + patriarcado tiene como resultado la vulneración de derechos de las mujeres, pues en nombre de la cultura a éstas “se les mutila, se les mata, se les cubre o se les recluye”20. Algunos de los ejemplos más controvertidos de prácticas o tradiciones lesivas motivadas por la cultura, son: 1) La mutilación genital femenina21 que se realiza en África, en algunos países de Oriente Medio y también en algunas zonas de Asia, América del Norte, Latinoamérica y Europa; 2) El aborto o infanticidio selectivo22 en China, bajo la política del hijo único; y, 3) Los matrimonios forzosos23 que se llevan a cabo en el sur de Asia, Oriente Medio y África. Todas estas son “prácticas dañinas de raíz cultural, que valoran más a los niños sobre las niñas”24, por lo que se puede decir que la cultura lleva un marcado concepto discriminatorio y de subordinación de la mujer, pues siempre a las mujeres y a las niñas se les otorga un papel secundario en la sociedad. Otras prácticas culturales que llevan como centro a la mujer son: 1) las mujeres jirafa, 2) el planchado de senos, 3) las pruebas o certificados de virginidad, 4) la dote y precio de
las novias, 5) alimentación forzada, 6) crímenes de honor, 7) el aislamiento durante la menstruación, y así un extenso etcétera. Frente a estas prácticas lesivas avaladas por la cultura, cabe reflexionar y hacernos el mismo cuestionamiento que se hizo RIVIPERE: ¿qué mundo y qué cultura queremos las mujeres?. Como respuesta la autora propone: “pasar de la lógica de la dominación a la del mestizaje. Es decir, pasar, en todos los terrenos, de lo homogéneo a lo plural, de lo excluyente a lo integrador”25. Además, subraya que “las mujeres, además, debemos pensar en una alternativa no excluyente (eso es el mestizaje). Ésa es nuestra responsabilidad, porque hemos vivido del lado de los excluidos, y no podemos repetir este error, que ya sabemos a dónde nos lleva. Sabemos por experiencia qué es la exclusión. Se trata, por tanto, de pensar una cultura que no excluya a los hombres y que tenga la pluralidad (y el diálogo) como valor”26. Pero no solo las mujeres debemos adoptar un nuevo papel, sino también los hombres y deben hacerlo ellos mismos. Porque “ellos también deben pensar cómo han de verse a sí mismos: si como el energúmeno machista, vanidoso y cerrado o como un ser racional y sensible, dispuesto a apreciar la variedad del mundo y de la naturaleza. Ahora están perplejos y perciben esta encrucijada: entre la masculinidad tradicional (y el patriarcado) o una masculinidad nueva que tienen que inventar y defender”27. Ellos también “han de elegir entre barbarie y civilización. Entre seguir con la lógica de la dominación o incorporarse a la lógica del mestizaje”28. Y el mestizaje conlleva “estar disponibles, organizar el mundo con leyes justas”29. La respuesta desde el feminismo como “disidente cultural frente al patriarcado hegemónico”30, ha sido “la propulsa, la reflexividad necesaria que cada sociedad debe practicar para erradicar los usos, prácticas e instituciones segregadoras y/o discriminadoras de las mujeres”31. Pero, ¿cómo sería una cultura feminizada? En palabras de RODRÍGUEZ MAGDA, “sería aquélla donde la mirada femenina dibujara los mapas conceptuales, diseñara los imaginarios colectivos, hiciere presente su historia; aquella en la que su palabra otorgara poder y legitimidad, y las mujeres estuviera presentes en todos los espacios de la creación, de la administración, difusión y gestión”32. Por tanto, y de acuerdo con lo anotado, nuestra cultura no sería para nada feminizada “sino todo lo más una cultura androcéntrica debilitada”33, que no implica necesariamente “un espacio de mayor predominio femenino, a menos que se pacten espacios de igualdad”34. Ahora bien, también es cierto que no se pueden arrancar o cortar las tradiciones y prácticas dañinas de las diferentes culturas de un día para otro, por lo que este cambio ha de ser paulatino, respetando en mayor medida las creencias en las que se fundan y como es lógico en el marco del respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales, donde prime la libertad, igualdad y la no discriminación. 2. RAÍCES EN LA EDUCACIÓN Otra de las raíces de la violencia de género es sin duda alguna la restricción a la educación. Al corresponderle a la mujer el cuidado de los hijos y del hogar, “lo lógico era
que una chica dejase de estudiar tras finalizar los estudios primarios o, como mucho, los secundarios, pues no iba a vivir de sus estudios sino de su marido”35. De ahí que “la educación de las mujeres debía estar siempre en función de la de los hombres”36, por lo que a las mujeres se les enseñaba religión y labores, todo enfocado a que cumpliera a cabalidad su rol de madre y esposa, siendo el ingreso a la universidad de la mujer una verdadera lucha, pues en una sociedad machista no se justificaba su profesionalización para ser ama de casa. Sin embargo, este panorama desolador satisfactoriamente ha cambiado. La educación diferenciada ha quedado atrás, con pocas salvedades, y la educación pública ha dejado de lado que ésta sea solo un privilegio que pocos pueden pagar. De hecho, en cuanto al acceso a niveles superiores de enseñanza, actualmente somos las mujeres quienes llenamos las aulas universitarias. En definitiva, la educación se ha convertido en un elemento clave para la emancipación, “pues la ignorancia, se entiende, no sólo mantiene sometida a la mujer, sino que sirve, a su vez, para justificar dicho sometimiento”37. De acuerdo con la información estadística correspondiente a la educación universitaria en el curso 2015-2016, publicada el 20 de febrero de 2018, por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, la población que accede a la universidad se registra en un 44,4% hombres y un 61,3% mujeres38, el porcentaje de la población de 30 a 34 años que ha alcanzado el nivel de formación en educación superior se registra en un 34, 4% hombres y un 43,9% mujeres. Ahora bien, pese a la mayor presencia de las mujeres en la universidad, en el campo ocupacional o empleo se registra un cambio, pues la tasa de empleo de la población graduada a nivel europeo es de 85,7% hombres y 80,6% mujeres; y, con relación a España el 73,7% hombres y el 71,1% mujeres39. En cuanto a la elección de la profesión, se confirma la existencia de carreras profesionales ligadas a los hombres y otras a las mujeres, “como si existiesen profesiones femeninas y profesiones masculinas”40. Según confirman las cifras recogidas, el campo de estudio predilecto de las mujeres es la educación en un 80,2%, seguido por humanidades y artes en un 66,9% y salud y servicios sociales en un 74,3%, dejando en la cola la preferencia por la ingeniería y arquitectura con solo un 27,4%. Finalmente, en el campo de la ciencia y tecnología los hombres ocupan el 24,9% y las mujeres un 13,1%. 3. RAÍCES RELIGIOSAS En las diferentes religiones la moral de la mujer es cuestionada, por lo que su presencia es sinónimo de pecado, tentación o mal, a tal punto que es necesario la ayuda e intervención de guías espirituales, que por lo general son varones, llámense sacerdotes, imanes, rabinos, lamas, gurús, pastores y maestros. “Las divinidades en las religiones monoteístas son, por antonomasia, representados por varones. Hay un lazo especial que les une a Dios”41, nos recuerda SACEDA DE LA TORRE. En este sentido, los representantes de Dios en la tierra serán los hombres, pues “sólo los varones pueden acceder al ámbito de lo sagrado, al mundo divino; subir al altar, ofrecer
el sacrificio, dirigir la oración comunitaria en la mezquita, presidir el servicio religioso en las sinagogas (con algunas excepciones). Sólo los varones pueden ser sacerdotes en la Iglesia Católica, imames en el islam y rabinos en el judaísmo ortodoxo”42. 3.1. La religión cristiana El lenguaje patriarcal de los textos sagrados ha legitimado la dominación del hombre. En el caso del cristianismo, la Biblia, que está compuesta por el conjunto de textos sagrados y que se dividen en Antiguo y Nuevo Testamento, cuenta con varios pasajes que engendran violencia contra la mujer. Empezando por el génesis, consta “hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”43, lo que lleva a afianzar el pensamiento machista de que el hombre es como Dios. Luego se agrega que “tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre las bestias, y sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra”44, es decir, el hombre es el dueño y señor del universo. Luego al colocar a Adán en el Jardín del Edén, Dios lo ve solo y crea a la mujer de su costilla para que sea su ayuda, así pues, se señala “de la costilla que le había sacado al hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: ¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer”45. Siguiendo con el relato, con la llegada de la primera mujer, Eva, viene el pecado, pues Dios prohíbe comer frutos del “árbol prohibido” y es Eva incitada por la serpiente la que decide comer el “fruto prohibido” y darle a su marido Adán. Por esta desobediencia Dios da un castigo a la mujer y dice “multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos, darás a luz hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará”46. De este modo, la mujer pasa a ser artífice de todos los males y sufrimiento del hombre. Así, por ejemplo, en el relato de Sansón y Dalila, los filisteos considerados los enemigos de Israel, convencen a Dalila para descubrir el secreto de la fuerza de Sansón, así le dijeron: “engáñale y descubre en qué consiste su gran fuerza, y cómo podríamos vencerlo para que lo atemos y lo atormentemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata”47. Tres veces preguntó Dalila a Sansón el secreto de su fuerza y tres veces él le dio una respuesta falsa, pero a la cuarta le abrió su corazón y le contó que la razón de su fuerza estaba en su pelo y Dalila lo traicionó con sus enemigos. Según este relato Dalila pasa a escenificar tentaciones femeninas, la perdición del hombre. En este sentido, “la religión cristiana por tanto, no ha ayudado a la liberación y dignificación femenina, sino que por el contrario, ha servido de soporte a la tradición patriarcal”48 dando paso a la idea de sumisión de la mujer y la supremacía masculina, generando desigualdad entre hombres y mujeres. 3.2. La religión musulmana El Corán, libro sagrado del Islam, que según la religión musulmana contiene la palabra de Dios revelada a Mahoma, contiene 114 capítulos (azoras), dividido en versículos (aleyas). Dios a través del Corán ordena obedecer al Profeta y a seguir su Sunna (Prácticas del Profeta). Realizando una diferenciación con la Biblia, este texto sagrado
no contiene un relato de creación de la mujer a partir de una costilla del hombre, pues “el hombre y la mujer son creados de la tierra sin subordinación ni dependencia de uno a otro”49, así como tampoco hay un relato que “responsabilice a la mujer del pecado y de la expulsión del paraíso”50. Sin embargo, uno de los textos más controvertidos y que sin lugar a duda engendra violencia contra las mujeres en sus líneas, es el siguiente: “Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de las preferencias que Dios ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas. Y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Dios manda que cuiden. ¡Amonestad a aquellas que temáis que se rebelen, dejadles solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis con ellas”51. Incluso sobre este texto se fundamentó el imam de Fuengirola que fue juzgado en Barcelona por publicar un libro en el que se explicaba cómo se debe pegar a una mujer52. 3.3. El hinduismo En el hinduismo se adoran a muchos dioses y deidades a diferencia del cristianismo y el islam, que tienen un único Dios. Los Dioses principales son Rama, Krishna, Ganesha (el conocido dios elefante), Hanuman (dios mono), y las diosas como Parvati (esposa de Shiva), Durga y Kali (formas de Parvati), Laxmi (esposa de Vishnu) y Sarswati (esposa de Brahma). Los hindúes creen en la rencarnación, el proceso del renacimiento y la transmigración de las almas. Sin embargo, en religiones como ésta la mujer es discriminada desde el vientre materno, existiendo la selección prenatal. Esto es, se prefiere al hijo varón que cuidará a sus padres y será el encargado de realizar los rituales fúnebres, que a la hija mujer, por la cual tendrán que pagar la dote al contraer matrimonio, lo que ha dado paso a los abortos o infanticidios selectivos. En definitiva, y según las religiones analizadas, con amplia base patriarcal, estoy de acuerdo con lo expresado por TAMAYO al manifestar que “las religiones legitiman de múltiples formas la exclusión de las mujeres de la vida política, la actividad intelectual y el campo científico, y limitan sus funciones al ámbito doméstico, a la esfera de lo privado, a la educación de los hijos e hijas, a la atención al marido, al cuidado de los enfermos, de las personas mayores, etc.”53, es decir, las religiones reproducen estereotipos de género y otorgan roles diferenciados a los hombres y a las mujeres. Por otra parte, cabe mencionar que “las mujeres son las mejores transmisoras de las enseñanzas religiosas a sus hijos en la familia y a los niños y niñas en los espacios religiosos a través de la educación religiosa. Ellas son también las que mejor reproducen la organización patriarcal y la ideología androcéntrica y las que más practican las religiones”54. De ahí que debemos plantearnos una nueva forma de vivir nuestras creencias religiosas sin vulnerar nuestros derechos humanos, ni tampoco dar legitimidad a la violencia contra la mujer basados en textos sagrados que fueron escritos hace miles años y que no responden a la realidad actual.
III. A MANERA DE CONCLUSIÓN
Cortar las raíces de la violencia de género es una tarea titánica que requiere el compromiso activo de hombres y mujeres, pues estas raíces son extensas y se extienden al ámbito social, cultural, educativo, religioso, económico, político, etc., de ahí la importancia que los diferentes organismos gubernamentales, educativos y religiosos inserten en sus agendas la erradicación de la violencia contra las mujeres y luchen por la igualdad material y efectiva. Lamentablemente, en la actualidad se siguen efectuando prácticas lesivas dirigidas a mujeres y niñas que son avaladas por la tradición cultural y que terminan minusvalorando al género femenino, además, que le otorgan un rol de sumisión o subordinación respecto de los hombres. Se constata que cultura + patriarcado da como resultado la vulneración de los derechos humanos. La cultura, no es estática por lo tanto es el momento propicio para repensar nuestras tradiciones culturales y poco a poco eliminar las tradiciones dañinas y sustituirlas por nuevas prácticas más igualitarias y no excluyentes. La educación es sin duda la primera herramienta con la que se debe dotar a la mujer y con la cual cuenta la sociedad en conjunto para desenraizar este problema. La mujer debe tener igualdad oportunidades para estudiar, investigar y profesionalizarse. Pero también los agresores deben ser reeducados en igualdad, haciendo énfasis en el enfoque de género. La sociedad en general desde los primeros años de enseñanza debe recibir una educación en valores donde se fomente la igualdad y no discriminación entre hombres y mujeres, evitando los estereotipos. La educación es el camino para la emancipación de la mujer. En el campo laboral, es urgente que la mujer pueda acceder a puestos de dirección o ejecutivos y sobre todo que tenga igual remuneración que los hombres por el mismo trabajo, de tal manera que desaparezca la brecha salarial. La sociedad exige mayor presencia de las mujeres en la política, la cultura, la ciencia, la economía, la tecnología, etc., solo así conseguiremos una sociedad más justa e igualitaria. Las religiones, en su mayoría al ser dirigidas por hombres, tienen amplia base patriarcal y legitiman diversas formas de discriminación hacia las mujeres, es indispensable plantearse nuevas formas de vivir nuestras creencias religiosas sin menoscabar los derechos de las mujeres. Para finalizar, como sociedad debemos comprometernos en no seguir abonando el suelo nutrido del patriarcado con actitudes machistas, debemos comprometernos en desenraizar esta problemática, además, es necesario que se adopten políticas públicas y programas sociales para afrontar este problema cultural y estructural, dando una verdadera respuesta integral y global con un tratamiento transversal que corte las raíces donde se engendra la violencia de género.
IV. BIBLIOGRAFÍA AMORÓS, C.: Hacia una crítica de la razón patriarcal. Anthropos Editorial del Hombre. Barcelona, 1985. AMORÓS, C., Teoría feminista: de la ilustración a la globalización. De los debates
sobre el género al multiculturalismo, Minerva Ediciones. S.L., Madrid, 2007. BALLARÍN DOMINGO, P.: “La educación de la mujer española en el siglo XIX”. Historia de la educación, núm. 8 (1989). COBO BEDÍA, R.: “Género”, en AMORÓS, C.: “10 palabras clave sobre mujer”. Editorial Verbo Divino. Navarra, 2002. CORÁN, 4:34. Traducción de la edición del Corán preparada por HERDER, J., Barcelona, 2000, sexta edición. DELGADO ÁLVAREZ, C.: “Raíces de la violencia de género”, en ESCALONA, A.: Manual de lucha contra la violencia de género. Aranzadi Thomson Reuters. Navarra, 2010. EL PAÍS: “Las mujeres y el Corán”. Tribuna: Discriminación Femenina”. En el siguiente enlace: https://elpais.com/diario/2004/01/19/sociedad/1074466805_850215.html. ESPINAR RUIZ, E.: “Las raíces socioculturales de la violencia de género”. Escuela Abierta, núm. 10 (2007). GORJÓN BARRANCO, M.: La respuesta penal frente al género. Una revisión crítica de la violencia habitual y de género, Gredos. Salamanca, 2010. GUERRA PALERMO, M.: “Culturas y género: prácticas lesivas, intervenciones feministas y derechos de las mujeres”, Isegoría Revista de Filosofía Moral y Política, núm. 38, enero-junio (2008). LORENTE ACOSTA, M.: Mi marido me pega lo normal. Agresión a la mujer: realidades y mitos. Ares y Mares. Barcelona. 2001. MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE. En el siguiente enlace: https://www.mecd.gob.es/servicios-al-ciudadanomecd/estadisticas/educacion/indicadores-publicaciones-sintesis/cifras-educacionespana/2015-16.html. Fecha de consulta: 14 de abril de 2018. PÉREZ MANZANO, M.: “Algunas claves del tratamiento penal de la violencia de género: acción y reacción”. Revista Jurídica de la Universidad Autónoma de Madrid, núm. 34 (2016). PUELO, A.: “Patriarcado”, en AMORÓS, C.: “10 palabras clave sobre mujer”, Editorial Verbo Divino. Navarra, 1995. RIVIPERE, M.: “Retos: el pensamiento propio”, en VIDAL CLARAMONTE, M.: La feminización de la cultura. Una aproximación inter-disciplinar. Consorcio Salamanca. Salamanca, 2002. RODRÍGUEZ MAGDA, R.: “¿Feminización de la cultura?”, en VIDAL CLARAMONTE, M.: La feminización de la cultura. Una aproximación interdisciplinar. Consorcio Salamanca. Salamanca, 2002.
SACEDA DE LA TORRE, L., “Importancia del discurso religioso e impronta de la Biblia en la gestación de la violencia de género”, Revista de la Inquisición: (Intolerancia y Derechos Humanos), núm. 14 (2010). SANZ MULAS, N.: Delitos culturalmente motivados, Tirant lo Blanch. Valencia, 2018. SANZ MULAS, N.: “Diversidad cultural y política criminal: estrategias para la lucha contra la mutilación genital femenina en Europa (especial referencia al caso español)”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, (2014). TAMAYO, J.: “Discriminación de las mujeres y violencia de género en las religiones”, Fundación Carolina, (2011), pp. 1 – 2. En el siguiente enlace: http://usuaris.tinet.cat/teo_alli/forum13/docs/tamayo1.pdf. VALERA, R.: “Santa Biblia”, Intellectual Reserve Inc. (2009).
1. Según la teoría feminista este término alude a la hegemonía masculina en las sociedades antiguas y modernas, según esta nueva concepción supone una situación de dominación y para algunas corrientes, de explotación. PUELO, A.: “Patriarcado”, en AMORÓS, C.: “10 palabras clave sobre mujer”, Editorial Verbo Divino. Navarra, 1995. p. 21. 2. DELGADO ÁLVAREZ, C.: “Raíces de la violencia de género”, en ESCALONA, A.: Manual de lucha contra la violencia de género. Aranzadi Thomson Reuters. Navarra, 2010, p. 48. 3. PÉREZ MANZANO, M.: “Algunas claves del tratamiento penal de la violencia de género: acción y reacción”. Revista Jurídica de la Universidad Autónoma de Madrid, núm. 34 (2016), p. 22. 4. DELGADO ÁLVAREZ, C.: “Raíces de la Violencia…”, Op. Cit., p. 47. 5. ESPINAR RUIZ, E.: “Las raíces socioculturales de la violencia de género”. Escuela Abierta, núm. 10 (2007), p. 41. 6. COBO BEDÍA, R.: “Género”, en AMORÓS, C.: “10 palabras clave sobre mujer”. Editorial Verbo Divino. Navarra, 2002, p. 55. 7. ESPINAR RUIZ, E.: “Las raíces socioculturales…”, Op. Cit., p. 42. 8. AMORÓS, C., Teoría feminista: de la ilustración a la globalización. De los debates sobre el género al multiculturalismo, Minerva Ediciones. S.L., Madrid, 2007, p. 224. 9. GUERRA PALERMO, M.: “Culturas y género: prácticas lesivas, intervenciones feministas y derechos de las mujeres”, Isegoría Revista de Filosofía Moral y Política, núm. 38, enero-junio (2008), p. 62. 10. SANZ MULAS, N.: Delitos culturalmente motivados, Tirant lo Blanch. Valencia, 2018, p. 123. 11. AMORÓS, C.: Teoría feminista…, Op. Cit., p. 223. 12. SANZ MULAS, N.: “Diversidad cultural y política criminal: estrategias para la lucha contra la mutilación genital femenina en Europa (especial referencia al caso español)”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, (2014), p. 11:5. 13. AMORÓS, C.: Teoría feminista…, Op. Cit., p. 222. 14. Ibidem, p. 222. 15. GUERRA PALERMO, M.: “Culturas y Género: Prácticas …”, Op. Cit., p. 64. 16. Ibidem, p. 65. 17. SANZ MULAS, N.: Delitos culturalmente…, Op. Cit., p. 133.
18. Ibidem, p. 133. 19. LORENTE ACOSTA, M.: Mi marido me pega lo normal. Agresión a la mujer: realidades y mitos. Ares y Mares. Barcelona. 2001, p. 64. 20. SANZ MULAS, N., Delitos culturalmente…, Op. Cit., p. 133. 21. Más de 200 millones de mujeres y niñas vivas actualmente han sido objeto de la MGF en los 30 países de África, Oriente Medio y Asia. Female Genital Mutilation/Cutting: A Global Concern. UNICEF, New York, 2016. 22. Se estima que faltan en el mundo más de 160 millones de mujeres, que no llegaron a nacer, que fueron asesinadas siendo bebés tras el parto, o que murieron en la infancia por negligencia alimentaria y médica. La vanguardia internacional. “El silencioso genocida de las niñas”. En el siguiente enlace: http://www.lavanguardia.com/internacional/20111228/54241693059/silencioso-genocidio-ninas.html. Fecha de consulta: 11 de febrero de 2021. 23. El matrimonio forzoso es el término utilizado para explicar un matrimonio en el cual una de las dos partes se casa en contra de su voluntad o a la fuerza. No debe confundirse con el matrimonio concertado, en el que las dos partes consienten a sus padres o a una tercera persona la elección del esposo o esposa. 24. Explicó en un reciente encuentro en Ginebra Isha Dyfan, responsable de Género y Derechos de las Mujeres de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. 25. RIVIPERE, M.: “Retos: el pensamiento propio”, en VIDAL CLARAMONTE, M.: La feminización de la cultura. Una aproximación interdisciplinar. Consorcio Salamanca. Salamanca, 2002, p. 74. 26. RIVIPERE, M.: “Retos: el pensamiento propio”, Op. Cit., p. 75. 27. Ibidem, p. 75. 28. Ibidem, p. 75. 29. Ibidem, p. 76. 30. GUERRA PALERMO, M.: “Culturas y Género: Prácticas …”, Op. Cit., p. 62. 31. Ibidem, p. 62. 32. RODRÍGUEZ MAGDA, R.: “¿Feminización de la cultura?”, en VIDAL CLARA-MONTE, M.: La feminización de la cultura. Una aproximación interdisciplinar. Consorcio Salamanca. Salamanca, 2002, p. 53. 33. Ibidem, p. 53. 34. Ibidem, p. 53. 35. GORJÓN BARRANCO, M.: La respuesta penal frente al género. Una revisión crítica de la violencia habitual y de género, Gredos. Salamanca, 2010, p. 70. 36. AMORÓS, C.: Hacia una crítica de la razón patriarcal. Anthropos Editorial del Hombre. Barcelona, 1985, p. 35. 37. BALLARÍN DOMINGO, P.: “La educación de la mujer española en el siglo XIX”. Historia de la educación, núm. 8 (1989), p. 245. 38. MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE. En el siguiente enlace:https://www.mecd.gob.es/servicios-al-ciudadano-mecd/estadisticas/educacion/indicadorespublicaciones-sintesis/cifras-educacion-espana/2015-16.html. Fecha de consulta: 14 de abril de 2018. 39. Ibidem. Fecha de consulta: 14 de abril de 2018. 40. GORJÓN BARRANCO, M.: La respuesta penal…, Op. Cit., p. 72. 41. SACEDA DE LA TORRE, L., “Importancia del discurso religioso e impronta de la Biblia en la gestación de la violencia de género”, Revista de la Inquisición: (Intolerancia y Derechos Humanos), núm. 14 (2010), p. 315. 42. TAMAYO, J.: “Discriminación de las mujeres y violencia de género en las religiones”, Fundación Carolina, (2011), pp. 1–2. En el siguiente enlace: http://usuaris.tinet.cat/teo_alli/forum13/docs/tamayo1.pdf. Fecha de
consulta: 10 febrero de 2021. 43. VALERA, R.: “Santa Biblia”, Intellectual Reserve Inc. (2009), Génesis 1:26. 44. Ibidem, Génesis 1:26. 45. Ibidem, Génesis 2:22-24. 46. Ibidem, Génesis 3:16. 47. VALERA, R.: “Santa Biblia”, Op. Cit., Jueces 16:5. 48. GORJÓN BARRANCO, M.: “La Respuesta Penal…”, Op. Cit., p. 61. 49. EL PAÍS: “Las mujeres y ‘el Corán’. Tribuna: Discriminación Femenina”. En el siguiente enlace: https://elpais.com/diario/2004/01/19/sociedad/1074466805_850215.html. Fecha de consulta: 10 de febrero de 2021. 50. Ibidem. Fecha de consulta: 10 de febrero de 2021. 51. CORÁN, 4:34. Traducción de la edición del Corán preparada por HERDER, J., Barcelona, 2000, sexta edición, p. 153. 52. En su publicación se señalaba: “los golpes se han de administrar en unas partes concretas del cuerpo como los pies o las manos, debiendo utilizar una vara no demasiado gruesa. Es decir, ha de ser fina y ligera para que no deje cicatrices o hematomas en el cuerpo”. Más adelante se indicaba que: “los golpes no han de ser fuertes ni duros, porque la finalidad es hacer sufrir psicológicamente y no humillar y maltratar físicamente”. 53. TAMAYO, J., “Discriminación de las Mujeres…”, Op. Cit., p. 3. 54. Ibidem, p. 4.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO III LA PRESENCIA DE LA DUALIDAD EN LA AUTO EXPOSICIÓN DE LA APARIENCIA FÍSICA EN INSTAGRAM: DE LA APROBACIÓN SOCIAL AL CIBERACOSO
Capítulo III La presencia de la dualidad en la auto exposición de la apariencia física en Instagram: De la aprobación social al ciberacoso IRENE BAJO-PÉREZ
Personal Investigador en formación Departamento de Sociología y Comunicación Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN Y ESTADO DE LA CUESTIÓN. II. MATERIAL Y MÉTODO. III. RESULTADOS Y ANÁLISIS. IV. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN Y ESTADO DE LA CUESTIÓN En la actualidad, la sociedad está inmersa en la era de la información y la comunicación. Con la creación de World Wide Web en 1990, se desarrollaron nuevas tecnologías que han modificado la forma en la que las personas interactúan socialmente1. La utilización constante de estos dispositivos que se han adentrado en la vida de todas y todos, ha ido creado nuevos paradigmas de relación entre iguales, convirtiéndose su uso en una necesidad fundamental2. Las (TIC) e internet han posibilitado la creación de plataformas de comunicación de masas: las redes sociales3. Así, se ha generado un nuevo tipo de sociabilidad sustentado en la inmediatez, la digitalización, la voluntariedad y la constante conexión, donde cada persona puede construir su propia identidad, siendo selectiva con los contenidos que muestra al mundo4. Celaya tres tipos de redes sociales5: profesionales, generalistas y especializadas. Este estudio se centra en el segundo tipo, más concretamente en la plataforma Instagram, cuyo objetivo principal es compartir a través de fotografías, vídeos, textos y música, información personal de la usuaria o el usuario. A su vez, también sirve para entretener y mantener y crear nuevos vínculos con personas que con las que se comparte algún tipo
de inquietud, gusto o preferencia6. Respecto a los usos, según diversos estudios7 la necesidad la exposición del “yo” es una de las motivaciones más importantes que las personas tienen para utilizar Instagram. Esta exposición se traduce, en la gran mayoría de los casos, en conseguir una aprobación social y una mayor autoestima. En el contexto cibernético, la aprobación social se mide en factores cuantitativos. Esto es, a través del número de personas agregadas, del número de visualizaciones del contenido subido y del número de likes o comentarios positivos8. En otro estudio importante sobre el tema9, se corrobora esta idea, llegando a la conclusión de que el número de likes sirve como indicador para mostrar la aprobación social hacia una persona. García-Sánchez10, por su parte, asegura tras su investigación que la razón principal por la que las personas auto exponen su apariencia física en Instagram es para ser correspondidas con likes y comentarios en sus publicaciones, midiendo así su aprobación social y mejorando, o no, su autoestima. En esta línea, Barry et al.11 afirman en su estudio que el apoyo social influye en la autoestima. Así, cuanto mayor es el número de amistades en las redes sociales virtuales y mayor número de comentarios y publicaciones, mayor es la autoestima que una persona posee. En paralelo, Mccune y Thompson12, en su estudio concluyeron que a medida que una persona tiene mayor éxito y aprobación social en las redes sociales, la presión por subir contenido que agrade a sus seguidoras y seguidores es mayor. A su vez, estos mismos autores exponen que cuanto mayor es el número de amistades agregadas y mayor el número de likes y comentarios, menos tiempo dura el intervalo de tiempo entre la subida de un contenido y otro. La necesidad de tener un mayor apoyo social y, por tanto, una mayor autoestima, puede desembocar en prácticas de autopromoción que sobre expongan la vida privada de la persona en cuestión. Los selfis o las fotos en las que solo se muestra la apariencia física13 son una de las formas más utilizadas para ganar likes, comentarios, seguidores y seguidoras en Instagram14. La imagen que se expone en el ciberespacio debe estar cuidada y presentable, así como representar de algún modo la forma de ser de la persona que en ella aparece. Es otra manera de expresión en la que se entiende que esa persona, es lo que muestra15. En esta exposición del “yo”, se pueden encontrar diferencias significativas entre mujeres y hombres. Así, Prades y Carbonell16 afirmaron que las mujeres comparten más fotografías personales que los hombres. De esta forma, por cada 67 fotos que suben ellas, ellos suben 25. Salomon y Brown17 concluyeron en su investigación que las mujeres suben más selfis y más fotografías enseñando su cuerpo a sus perfiles que los hombres. Esta auto exposición de la apariencia física tan recurrente para conseguir una mayor autoestima puede desencadenar en diversos problemas: Por un lado, la volatilidad de las redes sociales hace que nada de que lo allí ocurre sea permanente. Por este motivo, la
aprobación social basada en el apoyo al contenido que se publica no siempre está garantizado18; Por otro lado, se corre el riesgo de entrar en un círculo vicioso en el que cada vez nece-site más popularidad, más likes, más comentarios o más interacciones. Esto puede producir un decrecimiento de la autoestima, ya que, si los resultados no son los esperados, puede aparecer un malestar físico y psicológico19. Otro de los problemas que la búsqueda que la aprobación social puede conllevar está estrechamente relacionado con las mujeres y la violencia que se ejerce contra ellas por el hecho de serlo. El surgimiento de la violencia contra las mujeres se encuentra en las desigualdades estructurales y sociales que han existido entre mujeres y hombres históricamente, entendiendo las relaciones de poder como el epicentro de este fenómeno en el que las primeras han estado siempre dominadas por los segundos20. En el contexto de sociedad red en el que actualmente el mundo está sumergido21, la realidad offline y la online están interconectadas, mezclándose entre sí y formando un conjunto. De esta forma, las situaciones violentas también han sufrido un proceso de digitalización, existiendo una clara relación entre los comportamientos de violencia y acoso y de ciberviolencia y ciberacoso22. Las ciberviolencias son situaciones de violencia, intimidatorias o mecanismos de control que tienen lugar en el ciberespacio y que se caracterizan por ser más sutiles y psicológicas, pero que pueden llegar a ser más peligrosas debido a que se puede ejercer las 24 horas del día y, en una cantidad elevada de ocasiones, bajo el anonimato23. En este contexto de digitalización de la violencia, no se puede obviar la diferencia entre mujeres y hombres. Las primeras reciben más violencia online que los segundos. Y suelen ser estos segundos quiénes más la ejercen24. De esta forma, los hombres son los agentes principales de difusión de la violencia25. Según la ONU26, el 95% de las conductas agresivas, el acoso, el lenguaje insultante y las imágenes denigrantes que tienen lugar en el ciberespacio, están dirigidas hacia mujeres y ejecutadas por hombres. Por su parte, el ciberacoso, es uno de los tipos de violencia online que más sufren las mujeres. Según la macroencuesta de la violencia contra la mujer27, un 18,4% de las mujeres encuestadas han recibido insinuaciones inapropiadas, humillantes, intimidatorias, u ofensivas en redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter; a un 24,9% le han hecho propuestas inapropiadas en redes sociales y un 4,3% ha sido sujeto de publicación de fotos, vídeos o información muy personal en sitios como Facebook o Instagram. Se entiende esta práctica como una forma de ejercer violencia y perpetrar las posiciones de poder entre mujeres y hombres en el ciberespacio28. Las acciones que más llevan a cabo los hombres en el contexto del ciberacoso hacia las mujeres en las redes sociales virtuales son, intentar un contacto constante a través del envío de solicitudes o la emisión de mensajes masivos y comentarios en las publicaciones, la emisión de mensajes abusivos en los que humille o avergüence a las mujeres, o el envío de fotos sexuales que no han sido demandadas con anterioridad29.
Este tipo de ciberviolencia posee una doble dimensión: Por un lado, los efectos negativos que genera, como problemas sociales y psicológicos; y por otro, la incapacidad de que estas mujeres puedan utilizar las nuevas tecnologías de la información y la comunicación de forma plena sin albergar sentimientos de miedo, vergüenza o humillación30. En este contexto, diversos estudios exponen la existencia de una relación entre el grado de auto exposición de la apariencia física y el ciberacoso sufrido por las mujeres en el ciberespacio, entendiendo que esta exposición puede ser un factor de riesgo para sufrir violencia31.No obstante, es importante tener en cuenta que, el origen de este tipo de violencia que se ha ejercido y perpetuado históricamente, ya sea en la realidad offline como en la online, reside en el sistema patriarcal32.
II. MATERIAL Y MÉTODO La muestra del estudio está conformada por 202 mujeres con edades comprendidas entre los 18 y 30 años (M=22,11; DT=3,4). Todas ellas residen en la provincia o capital de Salamanca (España). La selección se realizó a partir de la técnica de muestreo no probabilístico, concretamente el muestreo de bola de nieve33. Las fechas de realización del mismo oscilan entre el 10 de febrero de 2020 y el 14 de marzo de 2020. En cuanto a la ocupación, el 67,6% estudia; el 18,3% trabaja; el 7,5% estudia y trabaja simultáneamente y el 4,2% está en paro, aunque ha trabajado con anterioridad. El resto de mujeres están opositando, buscando su primer empleo, o tiene un trabajo doméstico no remunerado (2,4%). La selección de la provincia de Salamanca viene motivada por la necesidad de acotar la muestra y por la accesibilidad de cara a la realización de la segunda parte de la investigación de campo, esto es, la parte cualitativa. En este estudio se ha llevado a cabo una metodología cuantitativa. Para recoger los datos necesarios se ha aplicado un cuestionario en el que se trataban aspectos relevantes sobre la violencia existente en Instagram; concretamente la ciberviolencia y el ciberacoso ejercido hacia las mujeres por el hecho de serlo34. Este instrumento contiene preguntas sociodemográficas que permitirán conocer y diferenciar a la muestra. Estas eran “edad” y “ocupación”. A su vez, también se incluyen preguntas encaminadas a saber cuál es el uso y tiempo que le dan a Instagram, así como su opinión sobre esta red social. Por último, se pretende analizar la frecuencia con la que las mujeres han sufrido acoso a través de tres ítems evaluados a través de una escala Likert con cuatro alternativas de respuesta, desde 1 (nunca) a 4 (siempre). Los ítems eran “¿Con qué frecuencia has recibido mensajes de forma insistente sin tú contestar?”, “¿Con qué frecuencia has recibido contenido sexual sin haberlo pedido?” y “¿Con qué frecuencia has recibido contenido humillándote e insultándote?”. El conjunto de los tres ítems tuvo un coeficiente α de Cronbach de 0,78. El análisis ha sido realizado con el programa estadístico IBM SPSS Statistics 26. A
través de él se han estudiado estadísticos descriptivos por cada variable existente, tablas de contingencia, prueba chi-cuadrado de Pearson, pruebas de normalidad y distribución Gamma. Los objetivos de este estudio son dos: O1: Analizar si existe una relación entre la frecuencia de auto exposición de la apariencia física y la aprobación social. O2: Examinar si esta auto exposición es un factor de riesgo para recibir ciberacoso. Este estudio pertenece a un estudio más amplio en el que se investigan todas las violencias machistas que las mujeres sufren en el espacio virtual tanto de forma cuantitativa como cualitativa.
III. RESULTADOS Y ANÁLISIS En la tabla 1 puede observarse la frecuencia con la cual las mujeres encuestadas suben fotos a Instagram en las que muestran su apariencia física. De esta forma, casi la mitad (48,1%) lo hacen mensualmente. A su vez, un 17,6% lo hace semanalmente y casi un tercio (26,4%) de forma anual. En los extremos se encuentran aquellas que suben una foto a diario– tan solo un 2,6%– y las que nunca lo han hecho (5,6%).
Tabla 1. Frecuencia de fotos individuales Nunca
Anualmente
Mensualmente
Semanalmente
Diariamente
5,6%
26,4%
48,1%
17,6%
2,3%
Fuente: Elaboración propia.
En cuanto a la relación entre la Auto exposición y las interacciones, se observa que hay una correlación entre la frecuencia con la que una mujer expone en Instagram su apariencia física y las interacciones. Esto es, el número de seguidoras y seguidores, el número de “me gusta” y la frecuencia de publicación de stories.
Fuente: Elaboración propia.
En la tabla 2 se puede ver cómo existe una correlación positiva entre la frecuencia de auto exposición y el número de seguidoras y seguidores. Así, a medida que aumenta una, también lo hace la otra, existiendo una alta intensidad de relación entre ambas variables (p= 0,000; Gamma= 0,564). El 50% de mujeres que nunca han subido fotos mostrando su apariencia física tienen menos de 100 seguidoras y seguidores. El otro 50% oscila entre 101 y 500. En ningún caso la cifra asciende de 501; Según aumenta la frecuencia de auto exposición, el porcentaje de mujeres que tienen menos de 100 seguidoras y seguidores disminuye. Casi el 90% de aquellas que publican una foto suya mensualmente tienen más de 201 seguidoras y seguidores. En el caso de las que lo hacen semanalmente, el porcentaje asciende a 97, siendo a su vez, las únicas que sobrepasan la cifra de 2.000 seguidoras y seguidores (18,2%). Por último, la totalidad de las mujeres que suben fotos suyas diarias tienen entre 501 y 2.000 seguidores.
Tabla 3. Correlación entre auto exposición y los “me gusta” Frecuencia fotos Importancia de los me gusta No
Depende de quién me los dé
Sí
Nunca
83,3%
16,7%
0%
Anualmente
77,2%
17,5%
5,3%
Mensualmente
49%
44,1%
6,9%
Semanalmente
39,4%
45,5%
15,2%
Diariamente
80%
20%
0%
Gamma= 0,463
p= 0,001
Fuente: Elaboración propia.
En la tabla 3 se encuentran representados los datos de correlación entre la auto exposición y otra forma de interacción; los “me gusta” y la importancia que las mujeres encuestadas le dan. De esta manera, se observa cómo esta también es positiva, siendo la intensidad de la relación mode-rada (Gamma= 0,463; p= 0,001). Aquellas personas cuya frecuencia de auto exposición de la apariencia física es menor, le dan menos importancia a los “me gusta”. Según esta frecuencia va aumentando, las respuestas “depende de quién me los dé” y “sí” van adquiriendo relevancia. Las mujeres que suben fotos de su apariencia física semanalmente son las que han declarado dar más importancia a los “me gusta”. De esta manera, un 45,5% ha expuesto que estos son importantes, o no, dependiendo de quién se los dé, y un 15,2% han afirmado que sí le da importancia a este tipo de interacción. Por su parte, un 39,4% se ha
mostrado en contra de tal afirmación. Si se focaliza el análisis en aquellas que suben este tipo de fotos diariamente se observa cómo, en este caso, los datos no siguen la línea ante-riormente expuesta. Así, 80% de las mujeres afirman no dar ninguna importancia a los “me gusta” frente a un 20% que han contestado que depende de quién se los dé.
Fuente: Elaboración propia.
En la tabla 4 se muestra la correlación existente entre la frecuencia de auto exposición de la apariencia física y la frecuencia de stories. Se observa cómo esta es positiva y la intensidad de ambas variables es muy fuerte (Gamma= 0,747; p= 0,000). A medida que la frecuencia de fotos en los que se muestra la apariencia física aumenta, también lo hace la frecuencia de subir stories. Se observa que, por lo general, existe un alto porcentaje de mujeres que suben stories con bastante frecuencia, esto es semanalmente, independientemente de la auto exposición que hagan de su apariencia. El porcentaje más alto de mujeres que no suben nunca stories corresponde con las que tampoco han subido una foto de su apariencia nunca (27,2%). A su vez, de este grupo de mujeres, ninguna publica stories de forma diaria, y tan solo un 18,2% lo hace semanalmente. Si se focaliza en las mujeres que hacen una auto exposición diaria, se puede ver cómo el 20% de ellas publica al menos una storie semanalmente y un 80% de forma diaria. Paralelamente, los datos nos muestran cómo también existe una correlación clara entre la frecuencia con la que una mujer expone en Instagram una foto en la que solo muestra su apariencia física y la frecuencia con la que esta recibe ciberacoso. Así, aquellas que suben fotos suyas con mayor frecuencia, reciben a su vez más frecuentemente ciberacoso. Existe una correlación positiva entre los tres ítems “¿Con qué frecuencia has recibido mensajes de forma insistente sin tú contestar?”, “¿Con qué frecuencia has recibido contenido sexual sin haberlo pedido?” y “¿Con qué frecuencia has recibido contenido humillándote e insultándote?” y la frecuencia de auto exposición.
Tabla 5. Has recibido contenido humillándote e insultándote Frecuencia fotos Frecuencia violencia Nunca
Algunas veces
Bastantes veces
Siempre
Nunca
83,3%
16,7%
0%
0%
Anualmente
93%
3,5%
0%
3,5%
Mensualmente
76%
18,3%
3,8%
1,9%
Semanalmente
51,5%
42,4%
6,1%
0%
Diariamente
20%
60%
20%
0%
Gamma= 0,548
p= 0,000
Fuente: Elaboración propia.
En la tabla 5 se observa la correlación existente entre la frecuencia con la que una mujer sube fotos en las que muestra su apariencia y la frecuencia con la que ha recibido contenido en el que se le humillaba e insultaba. La intensidad de esta asociación es alta (Gamma= 0,548; p= 0,000). Se puede observar cómo las que nunca han subido fotos suyas, o lo hacen de forma anual, han recibido en proporción menos ciberacoso. No obstante, llama la atención que un 3,5% de mujeres que suben anualmente una foto de su apariencia física, hayan recibido este ciberacoso siempre. En cuanto aquellas cuya frecuencia de auto exposición es mayor, el número de veces que han recibido contenido humillante e insultante también lo es. Si se focaliza el análisis en las que lo hacen semanal y diariamente, se observa cómo un 48,5% y un 80% respectivamente han recibido este contenido algunas o bastantes veces, aumentando el porcentaje según lo hace la frecuencia de fotos.
IV. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES Tal y como apuntan Casado-Riera y Carbonell35, la auto exposición del “yo” es una de las acciones más recurrentes en Instagram, siendo la principal motivación de uso para muchas personas. Con esta práctica se pretende la consecución de una aprobación social por parte del público cibernético, puesto que las fotos en las que se muestra la apariencia física son las que más interacciones provocan36. Así, casi el 50% de las mujeres encuestadas suben una foto al mes en las que aparecen ellas solas. Y más del 17% lo hacen semanalmente. En cuanto a los objetivos de este estudio, estos eran dos: Por un lado, se pretendía analizar si existe una relación entre la frecuencia de auto exposición de la apariencia física y la aprobación social; y por otro, si esta auto exposición es un factor de riesgo para recibir ciberacoso.
El primer objetivo se mide a través de tres variables: El número de seguidoras y seguidores, la importancia de los “me gusta” y la frecuencia de publicación de stories. Se puede observar cómo existe una relación entre la frecuencia de auto exposición y el número de personas que le siguen. Aquellas que suben con mayor frecuencia una foto en la que aparecen ellas solas mostrando su apariencia física, poseen más seguidoras y seguidores. Esto es, en tér-minos de Fernández-Lopes37, una forma de mostrar apoyo social. De esta manera, aquellas mujeres que tienen un número mayor de personas que le siguen gozan de una mayor aprobación social. La importancia de los “me gusta” también tiene especial relevancia, ya que la obtención de estos son otra manera de medir este apoyo. Así, cuanto mayor sea el número, mayor será el apoyo y la popularidad38. En los datos expuestos se puede visualizar cómo aquellas mujeres que tienen una mayor frecuencia de auto exposición son las que más se preocupan por los “me gusta”, a excepción de aquellas que suben una foto suya a diario. La frecuencia de publicaciones de stories es, por su parte, indica la importancia que seguir manteniendo y renovando la aprobación social que brinda el ciberespacio. Según Mccune y Thompson39 cuanto mayor es la aprobación social, menor es el tiempo que pasa entre que una persona sube un contenido y otro para que las interacciones vuelvan a sucederse. En este contexto se puede explicar por qué existe una correlación positiva entre la frecuencia de la auto exposición y la frecuencia de publicación de stories: a mayor auto exposición de la apariencia física, mayor es la necesidad de aprobación social y menor es el tiempo que pasa entre la publicación de contenido a través de stories. De esta forma, aunando lo expuesto anteriormente, se puede afirmar que aquellas mujeres cuya frecuencia de auto exposición es mayor gozan de una mayor aprobación social (medida a través de las seguidoras y los seguidores), se preocupan más ganársela (dándole importancia a los “me gusta”) y realizan acciones para validarla y renovarla (publicación de stories). No obstante, Instagram no está exento de la dualidad presente en las redes sociales40. Al igual que una mayor frecuencia de auto exposición puede llevar a una mayor aprobación social, también puede tener consecuencias negativas. En este contexto, una alta frecuencia de publicación de fotos en los que aparezca el aspecto físico se convierte en un factor de riesgo para recibir ciberviolencia. El segundo objetivo era estudiar si la auto exposición de la apariencia física es un factor de riesgo para recibir ciberacoso. Los tres ítems estudiados eran: “¿Con qué frecuencia has recibido mensajes de forma insistente sin tú contestar?”, “¿Con qué frecuencia has recibido contenido sexual sin haberlo pedido?” y “¿Con qué frecuencia has recibido contenido humillándote e insultándote?”. En los tres casos existe una correlación positiva entre la frecuencia de auto exposición y la frecuencia con la que se recibe este ciberacoso. De esta forma, aquellas mujeres que auto exponen más su apariencia física han recibido un mayor ciberacoso en Instagram. En resumen, aquellas mujeres que se con mayor frecuencia auto exponen su apariencia física en Instagram, sufren un proceso de dualidad: Por un lado, gozan de una mayor
aprobación social, y por otra, son sujeto de ciberacoso. En ambas casuísticas, el contexto social tiene una gran importancia, siendo el origen de ambas la desigualdad estructural existente entre mujeres y hombres donde las primeras han estado, y siguen estando, en una posición de inferioridad respecto a los segundos41. A través de la teoría de la objetivación de Fredrickson y Roberts42 se asientan las bases de la auto exposición que las mujeres hacen a través de la publicación de fotos en las que solo está presente su apariencia física. En esta teoría se considera que, debido a las sociedades patriarcales de occidente y, por tanto, a la asimetría de sexos, los cuerpos de mujeres y hombres se tratan de distinta forma. Así, el cuerpo de las primeras será más evaluado, objetivado y sometido a críticas que el de los segundos. De esta forma, la objetivación sería un proceso que solo afectaría a las mujeres, despojándolas de su personalidad para reducirlas a un cuerpo, que será lo que represente su ser43. La objetivación es una forma de ejercer violencia hacia las mujeres, ya que por un lado las reduce a un cuerpo, y por otro, a través de este se las presenta como un objeto cuya única función es gustar44. Esta cosificación producida por agentes externos puede llevar a la propia auto cosificación. Esto es, la visión cosificada que tiene una persona sobre sí misma. Esta se produce debido a la interiorización de los patrones que existen en la sociedad, que conduce a las mujeres a creer que la mejor representación de su persona se hace a través de su cuerpo y no de su personalidad, utilizando el primero como herramienta para buscar la aprobación social y la mejora de autoestima45. En cuanto al ciberacoso recibido, pese a que los datos muestran que a una mayor auto exposición, mayor es la frecuencia con la que son ciberacosadas, lo cierto es que la violencia contra las mujeres ha sufrido un proceso de digitalización creando nuevas formas de ejercer violencia adecuándose al contexto de las tecnologías de la información y la comunicación. Pese a que esta auto exposición pueda ser un factor de riesgo para recibir ciberacoso, no hay que olvidar que la violencia que se ejerce contra las mujeres por el hecho de serlo busca cualquier excusa para poder ejecutarse46. A modo de conclusión, se podría decir que a mayor auto exposición existe una mayor aprobación social y una mayor necesidad de alcanzarla; y a mayor auto exposición, mayor frecuencia de ciberacoso recibido. No obstante, la auto exposición de la apariencia física, la búsqueda de una mayor aprobación social y autoestima, y la violencia y el ciberacoso se ven claramente influenciados por el contexto de desigualdad entre mujeres y hombres existente en la sociedad.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO IV FIGURAS FEMENINAS ACOMPAÑANTES PARA EL VIAJE AL MÁS ALLÁ EN EL MUNDO ROMANO
Capítulo IV Figuras femeninas acompañantes para el viaje al Más Allá en el mundo romano CRUCES BLÁZQUEZ CERRATO1
Profesora Titular Área de Arqueología Universidad de Salamanca ANA ANDÚJAR SUÁREZ2
Personal Investigador en Formación Área de Arqueología Universidad Complutense de Madrid SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. MONEDAS EN CONTEXTOS FUNERARIOS USADAS COMO ¿MARCADORES DE GÉNERO? III. CRONOLOGÍA Y TIPOS DE REVERSOS REITERADOS EN ÁREAS FRONTERIZAS. 1. Personificaciones. 2. Virtudes. 3. Divinidades. IV. REPRESENTACIONES FIGURADAS EN CONTEXTOS FUNERARIOS. V. RECONSIDERACIÓN DE LOS HALLAZGOS DE MONEDAS CON TIPOS FEMENINOS EN TUMBAS. VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN3 La ritualidad asociada con la muerte y con los enterramientos revela las actitudes de las sociedades antiguas hacia sus difuntos y sus creencias sobre el Más Allá. Las tumbas no son sólo contenedores de los cadáveres, sino que constituyen un reflejo de los valores sociales de la comunidad viva ligada a esos difuntos. Puede afirmarse que los enterramientos están dirigidos a una audiencia y definen, en cierta medida, la imagen social; es decir, revelan, el estatus, la procedencia, la riqueza y también, en ocasiones, particularidades de carácter personal4. Precisamente por ello, el análisis desde una perspectiva integradora de las monedas recuperadas en contextos funerarios cobra mayor interés, ya que habitualmente el numerario sólo se valora como marcador cronológico, sin explorar toda la información que estas piezas pueden aportar. Para conocer el mundo funerario romano son fundamentales las fuentes literarias; sin
embargo, esas referencias escritas se reducen, casi exclusivamente, al sector de población masculina de la élite social, es decir, ilustran las costumbres de los miembros masculinos de la aristocracia urbana5. El registro arqueológico proporciona valiosa información sobre las prácticas funerarias y documenta a otros segmentos poblacionales, como mujeres, niños y niñas de variada condición social. La integración y contraste de todas las evidencias permite observar que las prácticas en el mundo romano variaron temporal y geográficamente pero existieron rituales mantenidos durante siglos, especialmente en la etapa imperial. Algunos consistieron en la deposición de objetos, como las monedas, en la tumba. Su interpretación tradicional, como el óbolo que el difunto debía entregar a Caronte para costear su viaje al Más Allá, es cada vez más cuestionada a la luz de la revisión reciente y detallada de estos hallazgos. Ejemplo de ello es el análisis exhaustivo llevado a cabo en una reciente reunión internacional6. Dado que, entre las monedas depositadas, se ha constatado una notable presencia de reversos con figuras femeninas, en este trabajo centramos la atención sobre su selección y utilización durante la etapa romana. Somos conscientes de que hay que tener en cuenta el volumen de numerario conservado y que, en ocasiones, son compatibles diversas interpretaciones; sin embargo, parece evidente que no puede obviarse su carácter protector ni su vinculación con los buenos deseos para el difunto en su tránsito al Más Allá.
II. MONEDAS EN CONTEXTOS FUNERARIOS USADAS COMO ¿MARCADORES DE GÉNERO? En el mundo romano, a partir del siglo II d. C. el contenido de los ajuares funerarios varía y, en ocasiones, se reduce notablemente respecto a momentos anteriores. Sin embargo, la presencia de monedas en las tumbas continúa siendo una constante en algunas áreas del Imperio7. Precisamente por eso, la revisión tipológica de las monedas depositadas en tumbas cobra interés, tratando siempre de evitar las lecturas estereotipadas como, por ejemplo, la asociación de un tipo de reverso femenino o masculino con el enterramiento de un individuo de ese mismo género. Hasta ahora se ha observado que entre las monedas depositadas en tumbas es marcada la abundancia de reversos con figuras femenina y, entre ellas, son significativamente frecuentes las emisiones julioclaudias, flavias y, especialmente, antoninas, localizadas muchas veces en enterramientos cuya cronología es marcadamente posterior. Generalmente la interpretación ofrecida está tipificada, considerando que era una referencia a la figura materna y dotándola de un carácter profiláctico8, aunque las monedas con esos reversos no sólo aparecen en tumbas infantiles. Cuando proceden de un enterramiento infantil frecuentemente la moneda presenta una perforación ya que fue utilizada como posible talismán, inserta en crepundia9, pulseras o collares, acompañada de cuentas de vidrio, campanitas de bronce10, dientes de animales, etc.; sin embargo, la variedad de los registros obliga a reconocer una mayor complejidad a la hora de interpretar esos hallazgos y evitar la directa aceptación de su valoración como amuletos para la protección de los niños, tanto antes como tras su muerte11. También se ha defendido que, cuando este tipo de reversos con figuras femeninas aparece en tumbas de adultos, pudo utilizarse como marcador del género de los difuntos. Según esta hipótesis,
mientras que para los enterramientos masculinos se recurriría a reversos con Mars, Genius Populi Romani o con figuras de corte definidamente militar, en los femeninos se depositarían monedas con deidades como Venus, Iuno, Vesta y/o bien con personificaciones. Es cierto que en ocasiones esa lectura resulta acertada12; sin embargo, la revisión de las tumbas en las que aparecen ambos tipos de reversos, tanto con figuras femeninas como masculinas, permite ahora realizar algunas matizaciones sobre el carácter simbólico de ese numerario. Este panorama obliga a plantear una revisión de la frecuencia de aparición de los tipos y una diferente propuesta interpretativa del uso de esas figuras. Así, hemos podido comprobar que la presencia de monedas con figuras de divinidades y personificaciones femeninas es muy elevada en las tumbas de mujeres, incluso en algunas necrópolis esos tipos resultan mayoritarios en los enterramientos del sector femenino de la población; sin embargo, hay que tener en cuenta que también aparecen con relativa frecuencia en las tumbas masculinas. También una excepción en el mismo sentido es el hecho de que para algunos enterramientos infantiles de los siglos IV y V d. C., independientemente del género del difunto, se seleccionaron reversos con los tipos de Marti Conservatori/Marti Pacifero y Soli Invicto, así como otros propiamente marciales, como Gloria Exercitus o Victoria Augg. Hay ejemplos de ello en los cementerios de la antigua Camulodunum, y en el de Lankhills13, en Winchester, la antigua Venta Belgarum, donde han sido interpretados como la intención de simbolizar la victoria sobre la muerte14. Sin embargo, en esas mismas necrópolis y también en enterramientos infantiles se encuentran frecuentemente emisiones anteriores, sobre todo del siglo II d. C., con reversos femeninos entre los que predominan Pax, Salus, Virtus o Venus. Una selección similar muestran las monedas de los cementerios galos y centroeuropeos. Aunque en ocasiones se ha argumentado que esas piezas pudieron haber formado parte, con un carácter residual, de la circulación imperante en la zona, hay otros casos en los que esa explicación resulta insuficiente. De hecho, se observa una clara predilección por las emisiones de bronce antoninas que no siempre tienen correspondencia con el numerario circulante local. Algunos de estos aspectos ya fueron señalados por Perassi15, quien considera que la presencia de ciertos tipos de reversos en las deposiciones funerarias romanas del territorio lombardo se debe al mensaje simbolizado por esas figuras, que expresaría un deseo respecto a la vida de ultratumba. Combinando las fuentes literarias, la documentación epigráfica y la iconografía monetal, esta investigadora deduce que es la propia epigrafía monetal la que marca la deposición de estas piezas en las tumbas; es decir, esas leyendas y tipos se contemplarían como símbolos de ciertos valores fundamentales por su vinculación con las creencias escatológicas romanas, adquiriendo un simbolismo significativo.
III. CRONOLOGÍA Y TIPOS DE REVERSOS REITERADOS EN ÁREAS FRONTERIZAS La revisión y el análisis de los tipos monetales presentes en las tumbas de Pannonia16, Dacia17 y Moesia18 permite observar que el panorama es similar al de las necrópolis de Britannia y del área lombarda19. En enterramientos tardíos de estos lugares las monedas acuñadas en los siglos III y IV d. C. están presentes en cantidades reducidas. De hecho, la preferencia por utilizar emisiones anteriores al 195 d. C. es clara, aunque el nivel de presencia de este numerario en la circulación de las ciudades correspondientes
a esas necrópolis fue diferente20.
Figura 1. Localización de ciudades romanas citadas en el texto.
Este panorama nos ha hecho plantear una revisión de la frecuencia de aparición de los tipos, especialmente en las necrópolis de los territorios fronterizos para realizar una propuesta interpretativa del uso de esas figuras. Hemos observado que podrían agruparse en los siguientes bloques: 1. PERSONIFICACIONES Las más usadas como elemento de deposición funeraria son monedas cuyos tipos representan conceptos como Salus, Victoria, Fortuna, Pax, Felicitas o Libertas (Fig. 2, AC). A partir de su estudio, Perassi21 y Gâzdac22 han comprobado que Salus es la más frecuente, con el 40% de los casos examinados23. Es cierto que precisamente el reverso de Salus fue uno de los más frecuentemente acuñados, con diferentes diseños, durante el siglo II d. C. y especialmente en la etapa adrianea24. A continuación están los tipos de Fortuna y Felicitas, con el 12% y 11% respectivamente, seguidos por Spes25, Libertas y Pietas. Las inscripciones funerarias evidencian que Felicitas, Pax y Securitas se contemplan como alusiones al deseo de felicidad, paz y seguridad perpetuas para el difunto; y en el mismo sentido aludiría el uso del tipo Aeternitas26. Todas esas personificaciones responden a conceptos que aludirían a los ideales que el difunto espera alcanzar, o que sus familiares esperan que el difunto alcance, en el tránsito al Más Allá. 2. VIRTUDES En segundo nivel, siguiendo ese análisis de frecuencia, están las deposiciones de monedas en cuyos reversos aparecen virtudes romanas. Nos referimos a imágenes de Abundantia, Clementia, Aequitas, Concordia, etc. (Fig. 2, D-F). Son valores abstractos que, considerados como virtudes, fueron incorporadas al panteón romano.
Frecuentemente se vinculan a la figura imperial como political promotion values27 pero forman parte no sólo de la vida pública sino también de la privada. El concepto de Aequitas en un contexto funerario podría llamar la atención sobre la igualdad de la población, independientemente de su integración social, en el momento de la muerte28. Las monedas depositadas en tumbas con estas imágenes simbolizarían los buenos deseos para el difunto o la difunta. 3. DIVINIDADES El otro grupo de figuras que aparecen en los reversos, ya en menor proporción, es el de las deidades romanas femeninas, como Roma, pero también otras, como Iuno, Venus, Minerva o Vesta (Fig. 2, G-I). Todas están estrechamente relacionadas con el universo femenino, desde el nacimiento hasta la muerte, pasando por su papel protector durante la gestación y el parto. Por eso, pensamos que en estos casos la selección de este tipo de imágenes podría revelar la búsqueda de estas deidades cercanas a la trayectoria vital femenina y más estrechamente vinculadas con una etapa concreta y decisiva de la anterior vida de la difunta.
Figura 2. Reversos más frecuentes en las monedas depositadas en contextos funerarios: A) Felicitas; B) Libertas; C) Salus; D) Aequitas; E) Clementia; F) Concordia; G) Iuno; H) Venus; I) Vesta (imágenes procedentes de www.wilwind.com; acceso 22/07/2020).
IV. REPRESENTACIONES FIGURADAS EN CONTEXTOS FUNERARIOS Ante este panorama hemos considerado que tendría interés observar la evolución de los tipos usados en la escultura vinculada con contextos funerarios, para valorar en qué medida la carga simbólica podría haber discurrido paralelamente a los representados en las monedas depositadas en las tumbas. Para ello hemos recurrido al análisis de Davies29 sobre los tipos escultóricos usados en representaciones de carácter honorífico de época imperial y, concretamente, en las destinadas a contextos funerarios. Así, hemos comprobado que personificaciones, virtudes y deidades se mantienen en proporciones similares a las de la retratística funeraria. La presencia de esculturas de bulto redondo en los monumenta romanos está bien constatada. La localización precisa de esas efigies,
imagines o simulacra, que parecen haber tenido un carácter semipúblico e incluso privado, suele ser desconocida30. Durante el siglo XX se ha considerado que esa estatuaria estaba directamente relacionada con el interés por la auto-representación, defendiendo que el afán se centraba en mostrar el estatus social más que en expresar las creencias y sentimientos de los difuntos y de sus familiares hacia la vida de ultratumba; sin embargo, estudios más recientes consideran que esa postura es excesiva y se reinterpreta como una hibridación de ambos aspectos31. Las características de las esculturas localizadas en contextos funerarios estuvieron determinadas, sin duda, por el rango social y por factores económicos y culturales, pero también por gustos y preferencias personales además de tradiciones locales. Todo ello contribuiría a generar formas y usos individualizados de representación en las tumbas. Remitimos a un caso conocido, el de Claudia Semne, liberta fallecida en época trajanea, de la que sabemos, a partir de los epígrafes conservados32, que fue conmemorada con, al menos, cinco estatuas funerarias diferentes, de las que tres la mostrarían como Venus, como Spes y como Fortuna33. Esta elección de múltiples figuraciones divinas para una misma persona no es demasiado frecuente; sin embargo, existe un segundo ejemplo, igualmente conocido34, que es el de Priscilla, esposa de T. Flavius Abascantus, libertus ab epistulis de Domiciano. Su tumba, también situada en las proximidades de la Via Appia, ofrece connotaciones comparables con la de Claudia Semme, como que contenía cuatro representaciones escultóricas de la difunta: una como Venus, otra como Ceres35, la tercera como Maia y una cuarta como Diana. Según Zanker y Ewald36 los dos casos referidos corresponden a “fórmulas iconográficas” para caracterizar la representación de facetas de la misma difunta y así evocar su recuerdo. Según Fejfer37, los atributos divinos, sin un sentido fúnebre, transferían el carácter y los valores de la deidad a la persona conmemorada. Desde mediados del siglo I d. C. las representaciones de privati con atributos divinos cobraron fuerza, tanto en contextos públicos como funerarios, siguiendo la moda marcada por las representaciones imperiales38 que, en el caso de las mujeres, monopolizaron algunos tipos como Iuno entronizada. Sin embargo, la elección de la divinidad no estuvo sólo influenciada por las tendencias imperiales, sino también por el papel que desempeñaba en la vida de ultratumba la deidad escogida e, incluso, por la profesión, la edad, el género o las virtudes de la persona difunta. En la estatuaria funeraria femenina la asimilación más frecuente es la de Venus y, por eso, nos hemos centrado especialmente en este tipo. De hecho, la consecratio in formam Veneris tiene su punto de partida en el siglo I a. C. y se extendió en el siglo II d. C. por todo el Imperio Romano39.
Figura 2. A) Venus de Frejus, siglo I-comienzos siglo II d. C.; mármol, 164 cm; Museo du Louvre, Paris; B) retrato femenino en forma de Venus Genetrix; 113/117 d. C.; mármol, 180 cm; Museo Ostiense; C) Venus de Ulpia Traiana Sarmizegetusa; mármol, 140 cm; Museo de Deva (ANTAL, “Consecratio in formam Veneris… p. 59, fig. 4).
Lo que en un primer momento fue una costumbre vinculada a la familia imperial pronto fue imitada entre otros grupos sociales donde esposas, hermanas e hijas comenzaron a ser retratadas como Venus, como Fortuna o como Diana. Los diseños siempre se basan en el tipo de Venus Genetrix (Fig. 3A) una figura femenina vestida fácilmente reconocible que sólo expone su pecho izquierdo con una composición simplificada40. Se han documentado arqueológicamente en todo el Imperio más de 130 esculturas funerarias en piedra correspondientes a consecrationes in formam Veneris41. Venus ilustra los atributos necesarios para acceder a los Campos Elíseos, por lo que la consecratio, a través de esas esculturas presentes en los enterramientos, aludiría a la idea de esperanza en una vida de ultratumba42. La mutación y versatilidad de los atributos divinos es perceptible a través de estas figuras. Por ejemplo, en el mundo romano Venus representa la castitas y la venustas y su culto se ofrece como solución a la crisis moral de la sociedad43. Por lo tanto, las representaciones femeninas funerarias in formam Veneris se basan en las virtudes encarnadas por la diosa, cualidades obligatorias para la supervivencia del alma tras la muerte. El volumen de testimonios de esta divinidad es elevado, aunque también resulta heterogéneo en las provincias. Venus es la divinidad más representada en Moesia y Pannonia, sobre todo en figuritas de bronce44. Sin embargo, el caso más significativo es el de Dacia, donde sólo son 10 las estatuas de piedra, pero hay otras 50 de bronce además de 227 figuritas de Venus en terracota45. También tiene interés considerar que, de ellas, sólo el 5% procede de contextos funerarios y la mayoría de éstas son terracotas46. Estos datos pueden justificarse si se tiene en cuenta que en las provincias fronterizas las esculturas antropomorfas son raras antes del dominio romano y que la escultura funeraria aparece sólo tras la conquista de esos territorios47. La manufactura muy simplificada de las piezas resulta reveladora de la ausencia de la tradición funeraria conmemorativa entre las comunidades locales. Un ejemplo de ello podría ser la Venus de Ulpia Traiana Sarmizegetusa48 que, aunque carente de cabeza, comparada con ejemplos itálicos resulta paralela en diseño pero de factura esquemática y tosca (Fig. 2C). Este panorama hace pensar que probablemente esas esculturas pétreas, que contaban con escasa tradición en algunas provincias limítrofes, pudieron ser sustituidas por el formato más asequible de las terracotas (Fig. 4).
Figura 4. Venus fabricadas en terracota encontradas en contextos funerarios: A) de Apulum, 19 cm (PAVEL, C., Piscatrix, Pronuba, Pompeiana. Note on the Roman terracottas of Venus in the Museum of the Unification, Alba Iulia, en TIMOFAN, A. (ed.), Pantheon 3D. From the Gods of Olympus to the Gods of Rome, Ed. Mega, Cluj-Napoca, 2019, p. 47); B) de Intercisa; 18 cm; C) fragmento de Apulum (ANTAL, A., Risus, Cucullatus, Venus. Divine protectors and Protective Divinities of Childhood in Dacia and Pannonia, en NEMETI, S., SZABÓ, C y BODA, I., “Si dues, si dea”. New perspectives in the study of Roman religion in Dacia, Cluj-Napoca, 2016, p. 14, lám. I, 2 y 3)
V. RECONSIDERACIÓN DE LOS HALLAZGOS DE MONEDAS CON TIPOS FEMENINOS EN TUMBAS La costumbre de depositar monedas en tumbas en las provincias romanas puede considerase un signo de aculturación entre poblaciones étnicamente diversas que, de alguna manera, muestran su interés en revelar esa diversidad y su procedencia a partir del registro monetal. Aunque, a veces, la selección de los tipos parece estar vinculada al género y edad del difunto, el análisis de casos revela que su deposición se practica con más frecuencia en tumbas femeninas e infantiles. Esto podría justificarse por la mayor vulnerabilidad de ambos sectores de población y la consecuente necesidad de ser protegidos en su fase de incorporación al Más Allá. El predominio de acuñaciones antoninas en las deposiciones funerarias provinciales examinadas (Hispania, Britannia, Gallia Belgica, Moesia, Dacia y Pannonia) no se debe sólo a la datación de esas necrópolis ni a la amplitud cronológica y geográfica de la circulación de esas monedas. Parece que el motivo principal radica en la carga simbólica atribuida a los tipos de sus reversos vinculándolos con los sentimientos y los deseos de los familiares hacia la persona difunta. El análisis de las series depositadas en las tumbas muestra una selección de carácter personal; aunque la moneda es un documento de carácter oficial, en estas ocasiones se utiliza en un sentido individual. Por ello, esas series con tipos que
aludirían a sentimientos y deseos de los familiares se mantuvieron en uso también después, cuando los temas militares inundaron los reversos monetales y resultaban menos adecuados para expresar las ideas escatológicas. Respecto a la reiteración de los tipos y su coincidencia con la estatuaria funeraria, somos conscientes de la necesidad de mantener una obligada cautela, ya que resulta difícil determinar si las deposiciones de monedas en contextos funerarios respondieron a un homenaje simbólico rendido al difunto o si se trata de un acto propiamente religioso dentro del culto de los muertos; incluso, ambas opciones podrían matizarse por tratarse de un acto individualizado. Pero, a pesar de las limitaciones49, creemos que deben interpretarse como la expresión particular de la ritualidad, creencias y sentimientos a la hora de conmemorar a los difuntos. No siempre es posible observar el motivo de la selección pero la mayoría de los tipos elegidos parecen responder a la conmemoración de las cualidades físicas o morales del difunto, o de su relación con el dedicante. Dado que son devociones y prácticas de carácter privado, hacemos hincapié en que estamos ante interpretaciones personales que generaron construcciones libres o incluso innovaciones de carácter individual. Sin embargo, hay que ser conscientes de que no se trata sólo de la expresión de unas creencias, sino también de las conductas sociales y culturales. Consideramos, por ello, que las figuritas de Venus fabricadas en terra-cota (Fig. 4) y depositadas en tumbas pudieron usarse como elemento de sustitución de las esculturas en piedra que sólo son frecuentes en los contextos itálicos, pero no en las provincias romanas. Partiendo de esta hipótesis, queremos plantear que la introducción de monedas con estos reversos pudo constituir otra opción sustitutoria, sobre todo, en territorios limítrofes. Es decir, allí donde la tradición escultórica tuvo un escaso desarrollo, las monedas con reversos que ilustraban esta divinidad o bien los valores atribuidos a ella en el mundo romano pudieron muy bien cumplir la misma finalidad. La disponibilidad de esas piezas, dada la abundancia de esas emisiones, y su fácil identificación, tanto por el tipo como por las leyendas que les rodean, debieron colaborar en la difusión del hábito en esos territorios. A ello se suma el carácter transitorio de los establecimientos de población militar y civil en áreas fronterizas, donde todavía sería mayor el interés en dejar constancia de su adhesión a las tradiciones romanas. La reiteración en las monedas de la gestualidad que identificaba las cualidades femeninas esenciales y los sentimientos de los familiares respecto a los difuntos pudo colaborar en este fenómeno de imitatio entre grupos de población que no formaban parte de la élite social y carecían de la posibilidad de desarrollar un elaborado y costoso ceremonial funerario.
VI. BIBLIOGRAFÍA ANDÚJAR, A. y BLÁZQUEZ, C., “Coin finds in Roman Child Burials”, The Journal of Archaeological Numismatics, vol. 19, 2019. ANTAL, A., “Funerary Venus Cult in Roman Dacia”, Annales d’Université Valahia Targoviste, núm. XIV, 1, 2012. ANTAL, A., “Consecratio in formam Veneris in Roman Dacia”, en ALEXANDRESCU, C. G. (ed.): Cult and Votive Monuments in the Roman Provinces. Proceedings 13th International Colloquium on Roman Provincial Art (Bucharest-Alba Iulia-Constanţa,
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1. Miembro de Hesperia. Grupo de Investigación sobre la Península Ibérica en la Antigüedad. 2. Miembro del Grupo de Investigación sobre ciudades romanas. 3. Este trabajo se ha desarrollado en el marco del Proyecto de Investigación de Excelencia: Paisaje y territorio militarizado en la Hispania romana: movilidad y transferencia cultural (ss. II a. C.-IV d. C.) (HAR2017-85929-P). Ana Andújar disfruta de un contrato de Personal Investigador en Formación concedido por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (PRE2018-084127). 4. CARROLL, M., 2013, Ethnicity and gender in Roman funerary commemoration: Case studies from the empire’s frontiers, en TARLOW, S. y NILSONN STUTZ, L. (eds.): The Oxford Handbook of the Archaeology of Death and Burial, Oxford University Press, Oxford, 560-561. 5. PROWSE, T., “Burial Practices and Tombs in the Roman World”, en SMITH. C. (eds): Encyclopedia of Global Archaeology. Springer, New York, 2014. 6. DOYEN, J. M., DUCHEMIN, J.-P. e IOSSIF, P.P. (eds.), Proceedings of the International Conference ‘A coin for the dead. Coins for the living. Charon’s obol: the end of a Myth?, The Journal of Archaeological Numismatics, núm. 19, Bruxelles, 2019.
7. En este sentido, especialmente para cronologías avanzadas, los hallazgos monetarios en tumbas difieren tanto en su composición como en sus características de deposición. Por ejemplo, en época tardía predominan las agrupaciones de monedas, habitualmente depositadas en bolsas de tela. Esto evidencia un cambio de significado del ritual ya enmarcado en un nuevo contexto religioso. 8. CRUMMY, N., “Bears and Coins: The Iconography of Protection in Late Roman Infant Burials”, Britannia, núm. 41, 2010. 9. El término latino crepundia designaba aquellas piezas formadas por cuentas y colgantes que se colocaban en el cuello, el torso o la muñeca de los niños; simbolizaban la infancia y, mediante el ruido que producían, mantenían alejados a los espíritus malignos (BUDA, C.Z. y BROCATO, P., “Phormiskos o platage? Crepundia? Sulla funzione di un oggeto fittile in ambito greco, etrusco e latino”, Annali di Archeologia e Storia Antica, núm. 3, 1996, 73-90). 10. Su significado en contextos funerarios infantiles británicos ha sido recientemente examinado por ECKARDT, H. y WILLIAMS, S., “The Sound of Magic? Bells in Roman Britain”, Britannia, núm. 49, 2018, 1-32. 11. Remitimos a la revisión desarrollada sobre este tema por ANDÚJAR, A. y BLÁZQUEZ, C., “Coin finds in Roman Child Burials”, The Journal of Archaeological Numismatics, vol. 19, 2019, 89-123. 12. Ejemplar es la Tumba 166 de Abbey Field, en Colchester, estudiada por Crummy, que ve en los grupos y tipos de monedas la representación simbólica de los padres del infante difunto. 13. En las tumbas infantiles de Lankhills suelen aparecer, junto a vasijas cerámicas, brazaletes y collares, 2 o 3 monedas situadas cerca de los pies o de las manos, todas de cronología muy anterior a la del enterramiento (BRODHOLT, I., 2010, Socialization of infants and children in Roman Britain. An analysis of burial customs with special focus on the Lankhills cemetery, Master’s Degree, University of Oslo, 2010, pp. 96-98). 14. CRUMMY, N., “Bears and Coins…” Op. Cit., pp. 62-63 y 70. 15. PERASSI, C., “Monete nelle tombe di età romana imperiale: casi di scelta intenzionale sulla base dei soggetti e delle scritte?”, en DUBUIS, O.F.; FREY-KUPPER, S. y PERRET, G., Trouvailles monétaires de tombes. Actes du Deuxième Colloque International du Groupe Suisse pour l’étude des trouvailles monétaires (Neuchâtel, 1995), Lausanne, 1999, 43-69. 16. GÂZDAC, A. y GÂZDAC, C. (“Coins in Funerary Contexts. The Case of Brigetio”, en SZIVIA, B. (ed.), EX OFFICINA… Studia in honorem Dénes Gabler, Mursella Régészeti Egyesület, Gyôr, 2009, 95-140) se han centrado en las necrópolis de Brigetio, Carnuntum, Aquincum y Matrica. 17. Para esta provincia se han revisado las deposiciones monetales de Apulum. 18. La revisión se ha centrado en la necrópolis de Viminacium. 19. Las examinadas son las deposiciones monetales en tumbas de Brescia y de Cavriana (PERASSI, C., “Monete nelle tombe…”Op. Cit., pp. 66-69). 20. El contraste ofrecido entre las monedas recuperadas en las excavaciones de las zonas habitacionales y las encontradas en sus correspondientes necrópolis permite constatar una clara diferencia (GÂZDAC, A. y GÂZDAC, C., “Coins in Funerary Contexts…” Op. Cit., pp. 164-174). 21. PERASSI, C., “Monete nelle tombe…” Op. Cit., pp. 43-69. 22. GÂZDAC, A. y GÂZDAC, C., “Coins in Funerary Contexts. The Case of Brigetio”, en SZIVIA, B. (ed.), EX OFFICINA… Studia in honorem Dénes Gabler, Mursella Régészeti Egyesület, Gyôr, 2009, 161-174; GÂZDAC, C., “Did Charon read his Obol? The Message of Coin offering in Roman Graves from Pannonia”, Dacia, núm. LVIII, 2014, 95-140. 23. Este concepto no se referiría a la salud física sino al deseo de la salvación (Perassi, 1999: 66). 24. GÂZDAC, C., “Did Charon read his Obol?…” Op. Cit. p. 101. 25. Sobre la simbología monetal de Spes y sus asociaciones cf. PERASSI, C., “Monete nelle tombe…” Op. Cit. 26. GÂZDAC, C., “Did Charon read his Obol?…” Op. Cit., p. 100. 27. NOREÑA, C. F. (“The Communication of the Emperor’s Virtues, The Journal of Roman Studies”, núm. 91,
2001, 146-168) ha examinado detenidamente su significado, especialmente el de las vinculadas con el emperador. Lógicamente, en los contextos funerarios la intensidad y carga simbólica de esas imágenes es diferente. Su obra de 2016 (NOREÑA, C. F., Imperial Ideals in the Roman West: Representation, Circulation and Power, Cambridge University Press, Cambridge, 2016) ofrece una aproximación al imaginario colectivo. 28. GÂZDAC, C., “Did Charon read his Obol?…” Op. Cit, p. 99. 29. DAVIES, G., “Honorific vs. Funerary Statues of Women”, en HEMELRIJK, E. y WOOLF, G. (eds.): Women and the Roman City in the Latin West, Brill, Leiden, 2013, 171-198. 30. Con frecuencia sólo se informa de que la estatua procedía de una tumba, sin mayor precisión, aunque hay testimonios de su ubicación tanto en las fachadas como en el interior (FEJFER, J., Roman portraits in context, Walter de Gruyter, Berlin, 2008, p. 105). 31. FEJFER, J., Roman portraits… Op. Cit., p. 106-107. 32. CIL VI, 15592 = Claudiae Semne coniugi dulcissimae/M(arcus) Ulpius Aug(usti) lib(ertus) Crotonensis / [hoc monumentum fecit]; CIL VI, 15593 = Claudiae Semne uxori et/M(arco) Ulpio Crotonensi fil(io)/ Crotonensis Aug(usti) lib(ertus) [hoc monumentum] fecit/Huic monumentum cedet/hortus in qua tricliae/viniola, puteum, aediculae/in quibus simulacra Claudiae/Semnes in forma deorum ita ita/cum maceria a me circumstructa est /H(oc) M(onumentum) H(eredes) N(on) S(equetur) y CIL VI, 15594 = Fortunae [et]/Spei [et] Veneri/et /memoriae/Claud[iae] Semnes/sacrum /[hoc monumentum est]; cf. LAUBRY, N., “Sepulcrum, signa et tituli: quelques observations sur la consecratio in formam deorum et sur l’expression du statut des morts dans la Rome impériale”, en AGUSTA-BOULAROT, S. y ROSSO, E. (Dirs.), Signa et tituli: Monuments et espaces de représentation en Gaule méridionale sous le regard croisé de la sculpture et de l’épigraphie, Errance editions, Aix-en- Provence, 2014, pp. 160-173. 33. FEJFER, J., Roman portraits… Op. Cit., pp. 106-107. 34. El caso de Priscilla es conocido por un epicedion, poema de consolación, de Estacio (Silv., 5, 1, 231-235). El texto es: (…) Mox in varias mutata novaris/effigies: hoc aere Ceres, hoc lucida Gnosis, /illo Maia tholo, Venus hoc improba saxo/Accipiunt vultus haud indignata decoros/numina (WREDE, H., Consecratio in formam deorum. Vergöttlichte Privatpersonen in der römischen Kaiserzeit, Verlag Philipp Von Zabern, Mainz and Rhein, 1981, p. 75). 35. DAVIES (“Honorific vs. …” Op. Cit., p. 186) observa que la figura de Ceres es relativamente frecuente entre la estatuaria pública y funeraria, tanto itálica como africana; pero también advierte que en las demás provincias occidentales sólo aparece en contextos públicos. En el Traianeum de Italica las había de Ceres, Iuno Regina, Apolo y Victoria (CIL II, 324; 358 y AE 1982, 520). Desde finales del siglo I d.C. la función de este tipo de estatuas cambió y, aunque en principio tuvieron un uso honorífico, entonces se utilizaron como esculturas funerarias (FEJFER, J., “Statues of Roman Women and Cultural Transmission: Understanding the so-called Ceres Statue as a Roman Portrait Carrier”, en FEJFER, J.; MOLTESEN, M. y RATHJE, A. (eds.), Tradition: Transmission of Culture in the Ancient World, Museum Tusculanum Press, Copenhagen, 2015, pp. 86 y 99). 36. ZANKER, P. y EWALD, B. Ch., Vivere con i miti, Bollati Boringhieri, Torino, 2008, p. 196. 37. FEJFER, J., Roman portraits… Op. Cit., p. 127. 38. En las inscripciones recopiladas las más frecuentes son Iuno e Isis, la primera está fuertemente asociada a la domus imperial como contrapunto a la representación del emperador como Iuppiter (FEJFER, J., Roman portraits… Op. Cit., pp. 341-342) y la segunda se justifica por la amplitud del culto isíaco en Hispania. 39. Surge cuando fue reorganizado el culto a Venus Genetrix en asociación con la tradición creada por César y su vinculación con Venus. Lo menciona Dión Casio (59.24.7 y 63.26.3) quien comenta que Calígula conmemoró a su hermana como Venus y luego Nerón a su esposa. De ahí en adelante, las mujeres de la domus imperial se suelen asociar a esta divinidad como prueban las evidencias literarias, epigráficas, escultóricas, glípticas y numismáticas (ANTAL, A., “Consecratio in formam Veneris in Roman Dacia”, en ALEXANDRESCU, C. G. (ed.): Cult and Votive Monuments in the Roman Provinces. Proceedings 13th International Colloquium on Roman Provincial Art (Bucharest-Alba Iulia-Constanţa, 2013), Mega Publishing House, Cluj-Napoca, 2015, pp. 55-56). 40. Sobre su significado en contextos privados cf. LO MONACO, A., “Algide e belle come dee. Immagini private e apoteosi a Roma in età medio-imperiale”, en LA ROCCA, E. y PARISI, C. (eds.), Ritratti. Le tante facce del potere, MondoMostre, Roma, 2011, pp. 335-359.
41. ANTAL, A., Venus Cult… Op. Cit., p. 47. 42. ANTAL, A., “Consecratio in formam Veneris…” Op. Cit., p. 58. 43. Ibidem, p. 60. 44. ANTAL, A., Venus Cult in Roman Dacia, Editura Mega, Cluj-Napoca, 2016, p. 55. 45. Ibidem, pp. 55-98. 46. Ibidem, pp. 46 y 56-58 señala que su cronología, a partir del cabello, sería flavia y antonina. 47. Las divinidades indígenas se conocen por esculturas e inscripciones de la etapa romana. La conmemoración funeraria fue un hábito difundido por los romanos entre las comunidades locales. 48. ANTAL, A., “Consecratio in formam Veneris…” Op. Cit., pp. 58-59. 49. Las limitaciones son mayores para las monedas colocadas o arrojadas tras el cierre de la tumba o en deposiciones que, dilatadas en el tiempo, formaron parte de la ritualidad funeraria. Su interés radica en determinar si son pérdidas o depósitos intencionados, en cuyo caso el estudio de las características sería de gran interés.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO V O MI DILECTISSIMA! LA IMAGEN POÉTICA MEDIEVAL DE LA MUJER EN LOS CARMINA BURANA
Capítulo V O mi dilectissima! La imagen poética medieval de la mujer en los Carmina Burana ANA ELISA BLÁZQUEZ GONZÁLEZ
Doctoranda en el área de Historia del Arte Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. LOS CARMINA BURANA Y SU LEGADO CULTURAL. III. LA IMAGEN DE LA MUJER EN LOS CARMINA BURANA. 1. Poemas satírico-morales. 2. Poemas de amor. 3. Poemas de taberna. IV. CONCLUSIÓN. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN El presente trabajo forma parte del proyecto que llevé a cabo en el marco de la Beca de Colaboración que disfruté durante el curso 2016-2017 en el Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad de Salamanca (CEMUSA) y trata de colaborar desde el estudio de la imagen poética medieval al Conocimiento del Pasado como herramienta para la igualdad1, título del libro que ha servido de inspiración para la realización de estas líneas en torno a la figura de la mujer. Siendo el campo historiográfico de lo medieval diverso y amplio, la investigación se centra en la cultura de los siglos XII y XIII, caracterizados por grandes cambios sociales, económicos y políticos2; concretamente en una de las manifestaciones más representativas de este tiempo, el cancionero de Beuern, más conocido como Carmina Burana3, una fuente valiosa de conocimiento de una época compleja y fascinante. Sus poemas son el fruto y el testimonio de una etapa de especial efervescencia que algunos autores han denominado el Renacimiento del siglo XII4; época heterogénea, de flujos y reflujos, de transformaciones, revoluciones y florecimiento cultural, que ofrece un espectáculo muy distinto de la visión simplista y acrítica que suele tener el gran público de la Edad Media como periodo monolítico y uniforme, lúgubre y arbitrario, gótico y feudal. Escritos por clerici vagantes5, estos versos ofrecen una visión de la mujer desde el punto de vista clerical en el sentido medieval de la palabra6, en ocasiones de forma peyorativa, pero positiva en la mayor parte de los poemas, contrariamente a lo que se puede pensar
en un principio. De esta forma, abordaremos los tipos de mujeres que aparecen en los Carmina Burana, bajo el enfoque de los estudios de género; no sin antes dedicar unas líneas a los aspectos más relevantes de este manuscrito, cumbre de la poesía medieval.
II. LOS CARMINA BURANA Y SU LEGADO CULTURAL El cancionero de Beuern fue descubierto en 1803 por el barón Christoph von Aretin entre las estanterías de la biblioteca de la abadía de Benedikt-beuern, situada al sur de Múnich7. No obstante, la colección de poemas no fue editada por primera vez hasta 1847, año en el que el bibliotecario Johann Andreas Schmeller la publicó con el nombre de Carmina Burana, haciendo referencia a la abadía donde fue encontrada8. Su tipo de letra y la calidad de sus miniaturas lo sitúan cronológicamente en el segundo cuarto del siglo XIII, en torno a 1225-12309. Esta fecha de composición del códice no quiere decir que sea a su vez la de composición de los poemas en él contenidos. Muchos de ellos son de una época más temprana, algo especialmente evidente para aquellos poemas cuyo autor se ha podido identificar10. Además, también hay que tener en cuenta la relación entre los Carmina Burana y los Minnesänger11, poetas presentes en esta época que cantaban al amor cortés. Muchos son los puntos que comparten, pero su diferencia es radical, ya que los Carmina Burana ponen en primer plano el placer y el goce corporal12. Los Carmina Burana nos ofrecen la mejor y más completa colección de poesía latina medieval no religiosa13 y, quizás, también la más famosa, gracias en parte a la adaptación e interpretación musical de 24 de sus poemas que llevó a cabo en el año 1937 el conocido compositor muniqués Carl Orff14. Tal y como se conserva actualmente, la colección principal está compuesta por 228 piezas numeradas sucesivamente. Generalmente son poemas anónimos escritos en latín, aunque también aparecen piezas en alto alemán medio15. Pese a la cantidad y diversidad de poemas que contiene, parece que el conjunto se puede dividir en tres grupos16 bien diferenciados según su contenido17: 1. Poemas satírico-morales. Se trata de los poemas del 1 al 55, caracterizados por su crítica a las autoridades civiles y eclesiásticas medievales y, sobre todo, a la curia romana. Realizan, sin duda, una clara visión de la sociedad del momento, regida en su mayoría por la religión católica y su máximo representante en la tierra, el Papa18. 2. Poemas de carácter amatorio. Constituyen el grueso de la colección: del 56 al 186. Su idea central es la exaltación del amor, pero también de la primavera y de los elementos que rodean a ambos. Incluye poemas sobre la fortuna del amor o sus cuitas, con un tono que va de lo delicado y sentido hasta lo obsceno y licencioso19. Este grupo contiene muchas referencias mitológicas, que consiguen hacernos ver que la Edad Media no es ese periodo oscuro, eminentemente cristiano y lleno de temor al infierno, como se ha venido interpretando mayoritariamente desde el Renacimiento, sino una época formada en la tradición clásica, más despreocupada y mundana, bohemia, libre y anárquica20. 3. Poemas de taberna: del 187 al 228. En estas composiciones la taberna es el lugar del ocio, de la amistad y de la diversión, pero, sobre todo, del juego y la bebida,
entremezclados con los placeres de la carne y el vicio de la gula21. Sin duda alguna, son las composiciones que mejor representan ese estilo de vida tan desordenado de los goliardos22, tan contrario a los preceptos morales de la Iglesia, que atormentaban sin compasión los apetitos del cuerpo mortal. Los autores de estas composiciones son, bien estudiantes de disciplinas eclesiásticas que ya recibieron la ordenación en alguno de los grados de la carrera sacerdotal, bien estudiantes que aún no han recibido la ordenación, pero que ya tienen la tonsura y el hábito que les otorgó algún obispo y que les aseguraban las limosnas e inmunidad tras sus posibles excesos23. Vivían, en cierta medida, al margen del sistema, burlando las leyes eclesiásticas y civiles; llevaban una vida libre e independiente y gustaban de los placeres de la vida (la comida, la bebida, las mujeres…)24. Según algunos autores, como SÁNCHEZ SALOR, poseían una amplia y profunda formación lírica y clásica, además de bíblica, y, por tanto, no tenían nada de vagabundos, de bebedores o comedores25. En el movimiento goliárdico había pobres y ricos, simples estudiantes y maestros destacados, clérigos de órdenes menores y, a veces, altas dignidades. Eran los poderes establecidos los que exageraban los matices negativos de los goliardos y condenaban su manera de vivir y de pensar26.
III. LA IMAGEN DE LA MUJER EN LOS CARMINA BURANA Para hablar de la imagen de la mujer en los Carmina Burana, debemos hacer referencia a esa doble formación que obtenían los goliardos y que se llevaba a cabo en los centros de estudio de la Baja Edad Media27, ya que es la que mejor nos puede ayudar a la hora de describir los diferentes tipos de mujeres que aparecen en el manuscrito. En primer lugar, estaría esa formación bíblica y cristiana, propia de una sociedad y de unas escuelas fuertemente cristianizadas, basada en la Biblia y en la interpretación de los Santos Padres. En esta época, la Iglesia identificaba a la mujer con dos imágenes: la de Eva, creada a partir de la costilla de Adán y culpable de la expulsión de ambos del Paraíso, y la de María, que representa la virginidad y la abnegación como madre y como esposa. Ambas visiones son totalmente contradictorias y van desde el desprecio hasta la adoración28, algo que se ve claramente entre las páginas de nuestro manuscrito. En segundo lugar, estaría la formación en la tradición clásica, que se basa fundamentalmente en poetas como Ovidio, el auténtico maestro del amor y de la exaltación femenina. Sus Metamorfosis sirven de gran enciclopedia; pues de aquí procede todo el aparato mitológico de los poemas, repleto de ninfas, heroínas y diosas y a veces tan alto que requiere de un elevado nivel cultural para su comprensión29. Pero no todo pertenece a Ovidio. Virgilio sigue siendo el modelo clásico más leído, especialmente, en su obra primordial, la Eneida, con la reina Dido al frente de sus historias como la heroína trágica por excelencia que es. No obstante, para entender esto mejor es necesario realizar un breve comentario sobre cómo se expone esta imagen de la mujer en cada grupo de poemas, ya que su concepción es muy diferente en los tres. 1. POEMAS SATÍRICO-MORALES Como ya se ha indicado, son poemas contra la jerarquía eclesiástica y el alto clero, a quienes estos clérigos menores hacían responsables de los males de la Iglesia. En ellos
ven los goliardos esa imagen del poder, de la estabilidad, de la rigidez y de la jerarquía que su visión independiente del mundo rechaza30. Aquí hemos encontrado pocas referencias de carácter femenino, probablemente porque, al ser poemas de queja a la curia, las instituciones y la clerecía, no había muchas mujeres a las que hacer mención. Aun así, a lo largo de estas composiciones, hemos hallado alusiones negativas, referidas, incluso, a personajes bíblicos femeninos dignos de alabanza. Imágenes como las de Marta y María aparecen en el poema CB 6, un lamento por la decadencia del mundo. De Marta se dice en la Biblia que recibió a Jesús en su casa y se dedicó a servir en lugar de escuchar al Maestro, mientras su hermana María sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía31. En este poema, sin embargo, Marta, detesta la acción y a María le molesta la contemplación. Es el tópico del mundo al revés: se invierten las buenas acciones de estas mujeres para refrendar la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Lo mismo ocurre en este poema con Lía y Raquel32, ambas esposas de Jacob. Lía, la de los ojos legañosos, le dio cuatro hijos, aunque en el poema se haga referencia a su vientre infértil. Raquel era muy hermosa y, sin embargo, aquí los ojos legañosos tiene. Esta resultó ser estéril, aunque luego concibió un hijo en su ancianidad, según CB 39, por la enormidad de su culpa. Aunque son pocas las referencias femeninas de estos poemas, debemos mencionar también aquellas que resultaría obvio que aparecieran y que, sin embargo, se omiten. El ejemplo más destacado es el de Eva. Es curioso ver cómo en CB 21 y en CB 50 se dice que fue Adán quien lo envolvió todo en pecado por haber escogido lo prohibido y no seguir el mandato de Dios. Adán nos entregó a la muerte con un mordisco envenenado, una visión del castigo del mundo, en estos casos por culpa del primer hombre y no de la primera mujer, que no suele ser la habitual33. Otro aspecto a destacar de estos poemas es la alusión a la prostitución34, en este caso, con referencias tanto bíblicas como clásicas. Empezamos con las primeras, siendo Dalila la que más aparece, concretamente en los poemas CB 23 y CB 31. Dalila, amada de Sansón35, es vista como personificación de la mujer traicionera en el primer poema, en el que se hace una exhortación moral a los predicadores a no hacerse partícipes del vicio y predicar con el ejemplo, a no dejarse llevar por las Dalilas. En el segundo, en el que se conmina a renunciar a los pecados de la carne, aparece como sinónimo de prostituta en la estrofa n.° 3 y como personificación de la tentación de la que el autor huye para no mancillar su alma, en la estrofa n.° 8. También se hace referencia a Rahab36, la cortesana, en el poema CB 39, de quien se dice que la nave del mundo hundió y la discordia dispersó. Esta mujer es una meretriz de Jericó, que salvó a los espías de Josué y contribuyó a la caída de la ciudad. Finalmente, en CB 29 se alude a la historia de José y la esposa de Putifar37, con la que se negó a yacer, a pesar de que ella le acosara con vehemencia. José huyó dejando su manto y esta, con él como prueba, le acusó de querer forzarla, por lo que fue encarcelado. De esta forma, el autor aconseja al protagonista que huya y evite el vicio si una egipcia le agarra o le acosa. Las referencias clásicas a la prostitución recaen en la figura de Tais, famosa prostituta ateniense, que aparece en el poema CB 47a como ejemplo de los vicios del clero. Muchas son las referencias a diosas o mujeres de la Antigüedad grecorromana, siendo las más numerosas, las dedicadas a Venus. En CB 29, un poema que sirve como
admonición contra el desenfreno sexual y la lujuria, se hace alusión a los juegos de Venus, en los que el protagonista se abrasa hasta el agotamiento, se revuelca y pierde el tiempo en vano. Tira por tierra su cuerpo, su alma y su hacienda, para encontrar en el placer de la carne remedio al tedio. Asimismo, aparece en la estrofa n.° 3 del CB 31 como metáfora del acto amatorio del que el protagonista dice que no ha aprendido a retirarse. Según MONTERO CARTELLE, alude al episodio bíblico en el que Onán, obligado a dar descendencia a su hermano Judá, entraba en su mujer, pero derramaba la semilla en tierra38. También vemos a la diosa en la estrofa n.° 7, en la que el protagonista se niega a sentir los extravíos de Venus, es decir, el camino del pecado y la lujuria. Pero no solo hay menciones a la diosa del amor, también encontramos a Juno, quien, junto a Dido, aparece en el CB 3, como ejemplo de mujeres que han sido engañadas, en este caso por Júpiter y Eneas. Asimismo, se menciona a reinas y nobles, como Hécuba, la esposa de Príamo, rey de Troya, a la que en el poema CB 16 se culpa de la caída de la ciudad; o Lucrecia, cuya castidad a torpe lascivia se entrega, según el poema CB 6. Y monstruos, como Escila y Caribdis, ninfas castigadas por Circe y Zeus respectivamente, que aparecen en CB 41, una sátira contra la curia romana, en la que esta se asemeja con una nave en un tempestuoso mar lleno de referencias a personajes marinos femeninos. Escila tenía la parte inferior de su cuerpo rodeada por seis perros que devoraban todo lo que se ponía a su alcance, mientras que Caribdis se tragaba todo lo que flotaba para regurgitarlo después39. También en este poema se hace referencia a las sirenas, seres mitad mujer, mitad ave, que con su canto atraían a los navegantes a zonas rocosas para devorarlos. Según el poeta: forma humana presenta en el exterior, pero late en el interior de su corazón, un demonio malvado. Aquí son utilizadas como metáfora, pero siempre con cierto carácter peyorativo; carácter que también se le da a la personificación de ciertas virtudes: en CB 3, la honradez yace muerta, la generosidad se ha vuelto cicatera, la tacañería de mano larga, la falsedad dice lo verdadero, la verdad dice patrañas, yace torpemente la lealtad; en CB 4, se ofrece y se prostituye la gracia, la libertad del derecho sirve como esclava, se enfría el fuego de la caridad, de todos se aleja la lealtad; y en CB 8, la Iglesia, denominada en este caso la esposa del Cristo, se hace venal y su nobleza a disposición general. En medio de todo esto se eleva, en los poemas CB 14, 16, 17 y 18, la variable Fortuna, la gobernadora de nuestras vidas, que crece y decrece como la Luna, según se entona en una de las canciones más conocidas de los Carmina Burana, gracias a la interpretación de Carl Orff. La imagen que los poetas ofrecen de esta diosa concuerda con la que ya dieron los clásicos: una divinidad ciega que hace girar su rueda y que puede alzar al humilde y abatir al soberbio40. Diosa inestable, inconstante, caprichosa y veleidosa41, que casi siempre va acompañada de la Ocasión, a la que hay que agarrar por los pocos pelos de su frente, pues la pintan calva. 2. POEMAS DE AMOR La parte más amplia y quizás la más interesante de la colección de los Carmina Burana es la dedicada a los poemas de contenido amoroso. Las alusiones a la mujer en estos son tan numerosas que necesitaríamos más espacio para referenciarlas todas42. Acabamos de ver en los poemas satírico-morales que casi todas las imágenes femeninas
que aparecen en ellos poseen un carácter bastante peyorativo; sin embargo, en la mayoría de los poemas de amor, todo lo referente a la mujer es positivo, incluso la prostitución, vista como uno de los favores de Venus, eso sí, para los hombres. Venus, junto con la personificación de la primavera, es la gran protagonista y aparece en casi todos los poemas (CB 161-162, 165-168, 171, 175), unas veces en su papel de diosa del amor y otras como alusión al acto amoroso; y en ocasiones, acompañada por su hijo Cupido43, o bajo otros nombres, como Dione o Citerea. En cuanto a la primavera, también se encuentra en muchos de los poemas, pues es la estación en la que toda la vitalidad de la naturaleza se manifiesta y, por consiguiente, el momento propicio para gozar de los placeres de la vida en general y del amor en particular44. Numerosos poemas invitan a gozar de la alegría de la vida y de los placeres del amor, siempre desde la óptica del disfrute masculino. Los destinatarios de la invitación son principalmente jóvenes, que buscan doncellas con las que consumar su amor carnal, mujeres vistas como simples objetos con los que desfogar sus pasiones. Algunos ejemplos son el CB 60a, donde el poeta pide besos a su amada, poseerla en el lecho y gozar de su cuerpo, aunque ella no quiere ceder a sus deseos; o CB 65, en el que el poeta quiere gozar en el lecho de los placeres de Venus, desflorar y traspasar la puerta del virginal portal de su amada. En CB 75 no hay referencia a las relaciones sexuales, pero se comenta que las mozas bailan con bailes lascivos, lo que nos recuerda a las danzas de las bacantes45. En el poema CB 83, la joven aparece desnuda y él le acaricia todo el cuerpo: el vientre, la vulva, las piernas, los senos, etc. Es uno de los poemas más sensuales de todo el cancionero. Por último, en el poema 167, el poeta dice que tenía un amor espiritual por una moza, pero ahora que le crecieron los senos, quiere que unan sus cuerpos. Sin duda, son todos claros ejemplos de una frenética actividad sexual, lejos de los márgenes impuestos por la Iglesia. A veces el amante recurre a la violencia física para someter a la mujer y conseguir sus fines amatorios. En el poema CB 70, el autor quiere gozar de la unión con su novia; ella no quiere, pero, finalmente se rinde y ambos se entregan en lasciva pasión y sabrosos gozos. En CB 72, pasa algo parecido, ella no quiere abrir la virginal puerta y él la toma por la fuerza, mientras ella se resiste, aunque al final dice que les ha gustado. En CB 84, la novia del poeta tiembla ante las caricias de este; él toca su sexo, ataca con su máquina de asalto y la desflora. En el poema CB 158, un hombre toma por la fuerza a una joven, la tumba en tierra mientras ella se defiende, pero sus intentos son en vano. Para él fue placer y gozo, pero para ella muy penoso. Por último, el CB 185 narra la relación sexual entre una muchacha virginal y un hombre, que la cogió y la penetró con su lanza en ristre. Todo tipo de objetos punzantes se convierten en metáfora del sexo masculino, así como los objetos perforados lo son del femenino. Sin duda, esta visión de la mujer subyugada y violada no es muy positiva, aunque refleja cómo era la sociedad en aquella época. Asimismo, no faltan las relaciones venales. En el caso de CB 76, en el templo de Venus, es decir, en un burdel, en el que el poeta asegura que estuvo diez horas en el lecho, gozando de los placeres de Venus. Confunde a una meretriz con la propia diosa y sale desplumado del prostíbulo. Aquí se hace referencia a las sirenas que atraían con su canto a quienes las escuchaban; en este caso, las sirenas son las prostitutas. No obstante, hay hombres que no se dejan llevar por su melodiosa voz, es el caso de CB 88,
donde el poeta, que es virgen, cuenta que aborrece a las meretrices y que prefiere vivir sin pecar. Tampoco faltan los lamentos, como el de CB 60, en el que el poeta engañado habla del adulterio de su novia, que busca relaciones lascivas y aventuras. Es tanto su dolor que hasta la llama prostituta. En el poema CB 126, una mujer se lamenta de un embarazo no deseado criticado por la gente. En CB 120, se habla sobre la infidelidad de la mujer amada; y en CB 121, el poeta alaba a la nueva amada por su castidad y, sin embargo, su amigo ya se ha acostado con ella. Pero no siempre la unión carnal es el objetivo. Varios poemas responden a los criterios de lo que se denomina amor cortés46. En estos, la mujer amada aparece idealizada y es difícil de alcanzar para el enamorado, que se siente servidor y esclavo fiel de ella (CB 111, 163 y 166). Algunas veces ella resulta inaccesible por una separación, bien por estar en un lugar distinto, bien por ser de condición social superior o estar posiblemente ya casada (CB 111, 166, 167, 169). La relación resulta tortuosa y dolorosa y lo único que da fuerzas al amante es la esperanza de acabar gozando de sus favores (CB 163, 171). También son muy frecuentes las descripciones de la belleza física y espiritual de la mujer y casi siempre responden a los estereotipos tradicionales de la época47. Finalmente, entre tanta exaltación del amor, encontramos una serie de poemas sobre asuntos mitológicos y amores entre protagonistas legendarios (CB 97-102), de entre los que destaca la trágica historia de Dido y Eneas48. 3. POEMAS DE TABERNA La taberna era el sitio donde estudiantes, clérigos, andariegos y gente del pueblo, además de alguna ramera, se reunían para divertirse: comiendo, bebiendo vino, generalmente, y también cerveza, cantando y jugando a los dados. Todo este ámbito amoral de bebedores, jugadores y mujeres alegres es el que alaban estos poemas que definen una nueva forma de vida49. Probablemente sea el grupo con menos referencias a la mujer y no resulta curioso, pues la taberna siempre se ha considerado un ámbito de influencia masculino, aunque en ocasiones estuviera regentado por mujeres, como es el caso del poema CB 205, donde la tabernera vende el vino con cordialidad; o el famoso poema CB 196, brindis en el que se conmina a beber a la dueña, además de a la sierva, a la monja, a la vieja, a la madre y a las sores casquivanas. En sus cantos, los goliardos, en clave abiertamente paródica, forman una nueva secta, la de los seguidores de Epicuro o adoradores de Baco, que encuentran en el vino el remedio para todos los males50. Algunos de estos se centran exclusivamente en la descripción de las formas de vida propias de los estudiantes y de las gentes cercanas al mundo del estudio, como el poema CB 219, en el que se establecen una serie de normas para los que quieren entrar o pertenecer a su orden. Es curioso cómo se hace referencia en la estrofa n.° 8 a que esta secta hospeda gente de todo género diversa. No tenemos constancia de que existieran mujeres dedicadas a la vida goliardesca, aunque, como dice el poema: nosotros acogemos (…) al presbítero con su señora. Por lo que parece ser que
todo el mundo era bien recibido entre sus filas. Al igual que los poemas de amor, estos tienen una larga tradición en la literatura antigua, que los goliardos sin duda conocían. Las referencias mitológicas son muy abundantes, como suele ocurrir en todos los grupos de este cancionero; sin embargo, la mayoría de estas hacen alusión a dioses masculinos, como Baco o Marte. Aun así, a la que más se nombra es a Venus, por su relación con la lujuria y el sexo. En el poema CB 191, poema de confesión en el que se ensalzan los ideales del goliardo, el poeta manifiesta que lo que Venus le ordena es un servicio suave, que es ávido de placer más que de salud y que es cosa penosísima vencer a natura, al contemplar una doncella, mantener la mente pura. En este poema, las estrofas se suceden con una doble lectura: el lamento por los pecados y el placer de los mismos, siendo Venus aquí metáfora de la lujuria. Y es que al tálamo de Venus llevan todas las vías. Algo similar ocurre en el poema CB 200, en el que Venus, en unión con Baco, ayuda a seducir a las mujeres. El poeta escribe así: Baco si a menudo el sexo femenino visita, a ti, Venus, las vuelve sometidas. Baco penetrando en las venas con su cálido licor, las vuelve encendidas del venéreo ardor. Baco suele ablandar la voluntad de la mujer y la empuja a consentir al varón con más rapidez. Baco suele conquistar con facilidad a aquella que antes de ningún modo pudo gozar. También Baco se une con la diosa Tetis en los poemas CB 194 y CB 202, en una alianza menos afortunada, pues se refiere a la mezcla entre el agua y el vino, práctica que corrompe los dos líquidos. Según el poeta, solo el vino puro merece la pena, lo que genera disputas entre Baco y Tetis. Y es que Baco con ella aguarse nunca admitió, ni de buena gana bautizarse consintió. Y si de diosas hablamos, no puede faltar una mención a la diosa Fortuna, a la que los goliardos se encomiendan a la hora de jugar. Esta diosa juega un papel fundamental en el ámbito del juego, pues, debido a su actuación, quien entra bien vestido puede, tras una mala jugada, quedarse desnudo, y vice-versa. Esta aparece en CB 195, acompañada por Cloto, una de las tres parcas, que rige el destino de un jugador, y, por supuesto, por la Ocasión. Aunque este tipo de cantos irreverentes ha gozado de gran fama, pues han sido leídos como una reacción alegre y transgresora contra la severidad de los siglos medievales, seña de identidad propia de estos poetas, también vemos en ellos ciertas composiciones que, por su temática, deberían ir en la parte de las composiciones satírico-morales51. Es el caso del CB 226, un lamento por estos tiempos de decadencia generalizada en las costumbres, en el que se mencionan varias mujeres, aunque en clara referencia a la pros-titución. Haciendo alusión a los vicios de los clérigos, se habla de Tais, cuyo nombre se aplicó a otras muchas cortesanas y acabó siendo sinónimo de cortesana misma. Según el autor, Tais recibe espléndidas dádivas. Cuando ella por eso desnuda a él desnudo se entrega, con la mano, con la lengua, con los labios lo acaricia, lo lame, lo chupetea, entonces Venus hasta la médula cosquillea, pica, atormenta, así es como Tais a Pánfilo52 doblemente le chupa su hacienda. Otra vez tenemos aquí las referencias a Venus como personificación del acto amoroso. La diosa del amor no interviene, sin embargo, en otra clase de dispendio, que pertenece todo al vientre. Estamos ante un poema en el que se van desgranando tres de los pecados capitales que más aparecen en este cancionero: la lujuria, personificada en las
figuras de Venus y Tais, la gula y la avaricia. Esta última queda reflejada en la estrofa n.° 9, donde se dice que hay quien a Tais aborrece y que se mantiene lejos de ella, pero a él la entrepierna le come la bolsa con igual diente. Es decir, que vela más por el dinero que por el sexo. O es homosexual, ya que al joven Ganímedes53 dar por culo prefiere. Según el autor, no queda camino intermedio, ya que todos los clérigos si no es con Glicera, con Esporo llega el dispendio54, aunque muchos de los modernos son ambidiestros, o sea, bisexuales. Dentro del grupo de cortesanas también se incluye a la Helena de Troya, de quien se dice en el poema que fue funesta para esta ciudad y para los griegos una plaga. En este poema, tanto la visión de los pecados, como las referencias a las mujeres, se exponen de una manera un tanto inflexible. Finalmente, entre divertidas canciones de taberna, en las que se ensalzan la bebida y la vida dedicada a los placeres, encontramos dos dramas litúrgicos (CB 227-228), dedicados a la Navidad y al Rey de Egipto, donde se ensalza la figura de la Virgen María, mujer virtuosa por excelencia y madre terrenal del Dios viviente. María, como antítesis de Eva y encargada de borrar su pecado, será ante todo el camino hacia la Redención del ser humano55.
IV. CONCLUSIÓN Durante los últimos años, es mucho lo que se ha escrito sobre estos poemas, desde antologías, tanto de los Carmina Burana, como de poesía goliárdica, hasta estudios que hablan sobre aspectos muy determinados de los mismos56. No obstante, son pocos los trabajos en los que se hace especial alusión a la imagen de la mujer; la mayoría, dedicados a estudiar los poemas de carácter amatorio57 o una selección de poemas en concreto58, razón por la que hemos considerado necesario llevar a cabo una aproximación global en torno a los diferentes tipos de mujeres que aparecen en el cancionero de Beuern. Hemos realizado así un recorrido por todos los poemas que componen este manuscrito, deteniéndonos en los aspectos más llamativos de los mismos, en lo que a las imágenes femeninas se refiere. En los poemas satírico-morales hemos encontrado pocas referencias de carácter femenino, en su mayoría negativas. Aquí, tanto las alusiones a personajes bíblicos femeninos dignos de alabanza, como a diosas o mujeres de la Antigüedad grecorromana, son utilizadas con cierto carácter peyorativo. Los poemas de amor son más benevolentes en ese aspecto, pues en ellos casi todo lo referente a la mujer es positivo, incluso la prostitución. Sin embargo, siempre quedan algunas composiciones en las que la mujer es sometida contra su voluntad o vista como un objeto para la consecución amorosa. Finalmente, los poemas de taberna son los que menos alusión hacen a la mujer. No obstante, no faltan en ellos las referencias mitológicas, sobre todo a Venus, por su relación con la lujuria y el sexo, y a la voluble Fortuna, fundamental en el ámbito lúdico de estos cantos. Volubles han sido las mujeres desde siempre, a ojos de los hombres. No hay más que ver la sentencia que hace Virgilio en la Eneida sobre las féminas59 y que queda reflejada en algunos de los cantos de los goliardos, como buenos conocedores de la tradición clásica que son. No obstante, aunque en ocasiones pueda parecer que estos presentan a la mujer de forma peyorativa, la visión que tienen de la misma adquiere tintes positivos en
algunos poemas. Esto se debe a que la consideración totalmente negativa de la mujer fue evolucionando a lo largo de los siglos XII y XIII, gracias al desarrollo de la devoción mariana y al florecimiento cultural de la época60, hechos que han quedado reflejados en la imagen de la mujer en los Carmina Burana, marcada por la dualidad; dualidad entre mitología y religión y dualidad entre roles: la mujer pecadora (Eva) y la mujer pura (María). En estos poemas la mujer a veces toma las características de Eva y otras veces las de María; a veces es vista como fruto prohibido y fuente de tentación, y en otras es objeto de un amor casto, tierno, valeroso y devoto61. En algunos poemas aparece como un diablo adúltero que solo hace sufrir al hombre y en otros como un ser bello y digno de amar. Porque… ¿qué rosa existe que no posea ninguna espina?
V. BIBLIOGRAFÍA ÁLVAR, C.: Poesía de Trovadores, Trouvéres, Minnesinger. Alianza. Madrid, 1982. ARRANZ GUZMÁN, A.: “De los goliardos a los clérigos “falsos”“. Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H.ª Medieval, núm. 25 (2012). BREWER, D.: “The ideal of femenine beauty in medieval literature,” Modern Language Review, núm. 50 (1955). CARLOS VILLAMARÍN, H. de: “Dido y Eneas en los Carmina Burana”. Actas del II congreso hispánico de latín medieval, Vol. I (1999). CARRACEDO FRAGA, J.: “Cupido en los poemas amatorios de los Carmina Burana”, en CORRAL DÍAZ, E.: Cantares de amigos: estudos en homenaxe a Mercedes Brea. Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela, 2016. CORLETO, R. W.: “La mujer en la Edad Media”. Revista Teología, Tomo XLIII, núm. 91 (2006). ESTÉVEZ SOLÁ, J. A.: Carmina Burana: antología. Alianza. Madrid, 2006. GRIMAL, P.: Diccionario de mitología griega y romana. Paidós. Barcelona, 2008. HASKINS, C. H.: The Renaissance of the Twelfth Century. Meridian Books. New York, 1964. HEER, H.: El mundo medieval. Europa 1100-1350. Guadarrama. Madrid, 1960. HOORNAERT, E.: “A mulher em Carmina Burana,” en VV.AA.: II Semi-nário de estudos medievais da paraíba. Universidade federal da Paraíba. Paraíba, 2012. LÁZAR, M.: Amour courtois et fin’ amors dans la littérature du XII siècle. Klincksieck. París, 1964. LEHTONEN, T.: Fortuna, Money, and the Sublunar World. Twelfth-century Ethical Poetics and the Satirical Poetry of the Carmina Burana. Finnish Historical Society.
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1. VV.AA.: El conocimiento del pasado: una herramienta para la igualdad. Plaza Universitaria Ediciones. Salamanca, 2011. 2. Para más información, consúltese HEER, H.: El mundo medieval. Europa 1100-1350. Guadarrama. Madrid,
1960. 3. Recomendamos la lectura de los poemas traducidos por Enrique Montero Cartelle en MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana: poemas de amor. Akal. Madrid, 2001; y MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana (II). Poemas satírico-morales, lúdicos y tabernarios. Akal. Madrid, 2017. Ambos han sido una herramienta esencial para la elaboración de este trabajo. 4. Véase HASKINS, C. H.: The Renaissance of the Twelfth Century. Meridian Books. New York, 1964; y SWANSON, R.: The twelfth-century Renaissance. Manchester University Press. Manchester, 1999. 5. ARRANZ GUZMÁN, A.: “De los goliardos a los clérigos ‘falsos’”. Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H.ª Medieval, núm. 25 (2012), p. 45. 6. Clericus en esta época no se refiere solamente al ordenado in sacris, sino también al hombre de letras, escolar o estudiante. 7. MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana: poemas de amor. Akal. Madrid, 2001, p. 8. 8. ESTÉVEZ SOLÁ, J. A.: Carmina Burana: antología. Alianza. Madrid, 2006, p. 10. 9. MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana: poemas de amor. Akal. Madrid, 2001, p. 8. 10. MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana (II). Poemas satírico-morales, lúdicos y tabernarios. Akal. Madrid, 2017, p. 8. 11. Para una ampliación del tema, véase ÁLVAR, C.: Poesía de Trovadores, Trouvéres, Minnesinger. Alianza. Madrid, 1982. 12. MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana: poemas de amor. Akal. Madrid, 2001, p. 14. 13. ESTÉVEZ SOLÁ, J. A.: Carmina Burana: antología. Alianza. Madrid, 2006, p. 9 14. ORFF, Carl.: Carmina Burana. Cantiones profanae cantoribus et choris cantandae comitantibus instrumentis atque imaginibus magicis. B. Schott’s Söhne. Mainz, 1937. 15. ESTÉVEZ SOLÁ, J. A.: Carmina Burana: antología. Alianza. Madrid, 2006, p. 9. 16. Existe un cuarto grupo de poemas que no hemos añadido en el estudio de este trabajo, ya que está formado por 26 piezas incorporadas en el siglo XIV. 17. La mayoría de las fuentes sigue la división propuesta por HILKA, A. SCHUMANN, O. BISCHOFF, B. 18. MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana (II). Poemas satírico-morales, lúdicos y tabernarios. Akal. Madrid, 2017, p. 9. 19. ESTÉVEZ SOLÁ, J. A.: Carmina Burana: antología. Alianza. Madrid, 2006, p. 15. 20. SENÉS RODRÍGUEZ, G.: “Carmina Burana: luces y sombras de otra Edad Media”. Thamyris, núm. 3 (1999), pp. 20-27. 21. MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana (II). Poemas satírico-morales, lúdicos y tabernarios. Akal. Madrid, 2017, p. 9. 22. Véase VILLENA, L. A.: Dados, amor y clérigos: el mundo de los goliardos en la Edad Media europea. Renacimiento. Sevilla, 2010. 23. MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana: poemas de amor. Akal. Madrid, 2001, pp. 19-20. 24. SYMONDS, J. A.: Wine, women and song: student’s songs of the Middle Ages. Dover Publications. Nueva York, 2002. 25. SÁNCHEZ SALOR, E.: Los poetas goliardos del siglo XII. Sismel. Florencia, 2015. 26. ARRANZ GUZMÁN, A.: “De los goliardos a los clérigos ‘falsos’”. Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H.ª Medieval, núm. 25 (2012), p. 75. 27. MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana (II). Poemas satírico-morales, lúdicos y tabernarios. Akal.
Madrid, 2017, pp. 20-21. 28. CORLETO, R. W.: “La mujer en la Edad Media”. Revista Teología, Tomo XLIII, núm. 91 (2006), pp. 657-658. 29. MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana: poemas de amor. Akal. Madrid, 2001, pp. 26 y ss. 30. SÁNCHEZ SALOR, E.: Los poetas goliardos del siglo XII. Sismel. Florencia, 2015. 31. Lucas 10, 38-42. 32. Génesis 29. 33. Génesis 3. 34. Para más información, véase ROSSIAUD, J.: La prostitución en el medievo. Ariel. Barcelona, 1986. 35. Jueces 16. 36. Josué 2. 37. Génesis 39, 7-20. 38. Génesis 38, 9. 39. GRIMAL, P.: Diccionario de mitología griega y romana. Paidós. Barcelona, 2008, pp. 172 y 86. 40. LEHTONEN, T.: Fortuna, Money, and the Sublunar World. Twelfth-century Ethical Poetics and the Satirical Poetry of the Carmina Burana. Finnish Historical Society. Helsinki, 1995. 41. Adjetivos que también utiliza Virgilio en la Eneida (IV, 569) para referirse a la mujer: Varium et mutabile semper, Femina. 42. Remitimos aquí a MACEDO RIBAS, H.: Entre paixões e virtudes: a lírica amorosa dos goliardos presente no Carmina Burana – séculos XII-XIII . Universidade Federal do Paraná. Curitiba, 2018. Donde se hace un estudio más concreto de la visión de la mujer en este grupo de poemas. 43. Véase CARRACEDO FRAGA, J.: “Cupido en los poemas amatorios de los Carmina Burana”, en CORRAL DÍAZ, E.: Cantares de amigos: estudos en homenaxe a Mercedes Brea. Universidad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela, 2016, pp. 221-230. 44. MONTERO CARTELLE, E.: Carmina Burana: poemas de amor. Akal. Madrid, 2001, p. 31. 45. Mujer que participaba en las fiestas bacanales. 46. Véase LÁZAR, M.: Amour courtois et fin’ amors dans la littérature du XII siècle. Klincksieck. París, 1964; y WALSH, P. G.: Courtly love in the Carmina Burana. University of Edinburgh. Edinburgh, 1971. 47. Sobre el ideal de belleza femenina en la Edad Media trata BREWER, D.: “The ideal of femenine beauty in medieval literature”. Modern Language Review, núm. 50 (1955), pp. 257-269. 48. CARLOS VILLAMARÍN, H. de: “Dido y Eneas en los Carmina Burana”. Actas del II congreso hispánico de latín medieval, Vol. I (1999), pp. 363-374. 49. MAGALLANES LATAS, F.: “Meum est propositum in taberna mori: la taberna y el vino como musas de los goliardos alemanes”, en VV.AA.: XXIII Jornadas de viticultura y enología de la Tierra de Barros. Universidad de Extremadura. Almendralejo, 2002, pp. 623-630. 50. SÁNCHEZ SALOR, E.: Los poetas goliardos del siglo XII. Sismel. Florencia, 2015. 51. ESTÉVEZ SOLÁ, J. A.: Carmina Burana: antología. Alianza. Madrid, 2006, p. 15. 52. Nombre de un personaje y una comedia de Terencio que se utiliza como sinónimo de joven enamorado. 53. Copero de Júpiter, cuyo nombre se utiliza para designar al joven amante masculino. 54. Nombre de una joven de la Andria de Terencio, sinónimo de amada, y del amante de Nerón. 55. SAENZ RODRÍGUEZ, M.: “La imagen de la mujer en la escultura monumental románica de la Rioja”. Berceo,
núm. 147 (2004), pp. 149-227. 56. Una visión global de todo lo escrito hasta 2018 sobre los Carmina Burana puede verse en BISANTI, A. Bibliografia sui Carmina Burana (1843-2018. Versión digital, consultada por última vez el 20/02/2021, en https://www.academia.edu/38125262/BISANTI_Bibliografia_sui_Carmina_Burana_1843_2018_ 57. Véase la nota n.° 42. 58. Algunos ejemplos son HOORNAERT, E.: “A mulher em Carmina Burana”, en VV.AA.: II Seminário de estudos medievais da paraíba. Universidade federal da Paraíba. Paraíba, 2012, pp. 40-47; y RAMOS SALDANHA, M.: “A representação da mulher nas poesias de Carmina Burana”, en VV.AA.: Anais do X Seminário nacional de história: política, cultura e sociedade. Universidade do Estado do Rio de Janeiro. Río de Janeiro, 2018, pp. 940948. 59. Véase la nota n.° 41. 60. ARRANZ GUZMÁN, A.: “De los goliardos a los clérigos ‘falsos’”. Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H.ª Medieval, núm. 25 (2012), p. 64. 61. CORLETO, R. W.: “La mujer en la Edad Media”. Revista Teología, Tomo XLIII, núm. 91 (2006), p. 658.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO VI VIRILIDAD SIMBÓLICA Y MICRO VIRILIDADES QUE COMPARTEN LOS HOMBRES EN EL CONTEXTO LATINO
Capítulo VI Virilidad simbólica y micro virilidades que comparten los hombres en el contexto latino LOURDES CALDERÓN G.
Doctorando en Psicología Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. METODOLOGÍA. III. RESULTADOS. IV. CONCLUSIÓN. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN Tanto las concepciones de masculinidad como las de virilidad son construidas a través del tiempo, tienen una base histórica, pero no son estáticas, depende de la cultura y la evolución social, que son continuamente reforzadas mediante el aprendizaje a lo largo de la vida del hombre en una estructura sociocultural determinada1. Para entender más la concepción de la virilidad, se podría decir que la virilidad ha construido cuatro micro virilidades, las cuales son, virilidad física, virilidad rendimiento, virilidad social y virilidad erótica, estas formarían una virilidad simbólica, parafraseando a Bourdieu2. Primero, la parte física y biológica del hombre, el órgano masculino –el pene– con el que se reconoce desde la biología al hombre dentro del sexo masculino. Así los hombres se autoidentifican como hombres, sin embargo, esto no le califica de viril, hay otras características sexuales primarias como las secundarias que marcan un requerimiento corporal del hombre viril y que también se han ido convirtiendo en estereotipos. Así, los testículos son parte de la masculinidad, porque es donde se producen los espermatozoides, fuente de la testosterona, es decir de la hormona masculina3. El pene erecto también ha ocupado un lugar especial en muchas culturas, quienes han resaltado su tamaño, dureza y forma en la erección. En Latinoamérica, en las figuras preincas, como es el caso de un falo erecto de cerámica de la cultura Tumaco-La Tolita demostraba que “el pene así de grande tenía un significado especial en una ceremonia propiciatoria de fertilidad y potencia”4. “La importancia del pene en el hombre queda sujeto a los diferentes matices que la cultura impone en las relaciones sociales”5). Los hombres latinos han dado mucha importancia al pene, desde su apariencia hasta su funcionalidad.
Freud6 llama etapa fálica, al proceso donde surge el interés y el placer concentrado en los genitales. Inicia, entonces, el niño un proceso de auto investigación. La masturbación cobra importancia, en este auto descubrimiento, en este encuentro con el placer, pero también en la construcción de la relación estrecha entre el púber y su pene. En este proceso el falo simbólico crea significantes, que tienen que ver con otros elementos relacionados con forma, tamaño, semen, erección, placer. Esto forma parte también del discurso feminista que denominó lo falocéntrico como un culto al pene, parte de la ideología de género de Judith Butler7. Por lo que se impone socialmente lo que es un falo grande o pequeño, así también como su dureza en la erección. El primer referente de comparación del hombre en su juventud es con los otros hombres de la familia, su padre, su hermano y amigos. En el documental ‘El Pene Perfecto’8 donde se analiza sobre muchos mitos del pene, se analiza al adolescente masculino y sus vergonzosas erecciones en público, donde el pene erecto empieza a buscar protagonismo. Se resalta la presión sobre el hombre de tener el pene perfecto, el cual parte de un pene erecto. Entonces, esta etapa fálica tiene otras influencias como son los medios de comunicación, especialmente la pornografía. Con esos referentes, los hombres entran en una competencia social, por el tamaño del pene, y las mujeres lo tienen en cuenta como un requisito del placer. En un estudio realizado sobre satisfacción sexual femenina, 50 estudiantes universitarias, de 18 a 25 años, sexualmente activas, respondieron si el ancho o la longitud del pene eran importantes para su satisfacción sexual, 45 de 50 estuvieron de acuerdo que el ancho era más importante9. En el 2019, se publicaron los resultados de una investigación sobre la conceptualización del falo en el hombre quiteño10, en la misma también se demuestra cuán importante es el pene para el hombre quiteño, su tamaño y rendimiento son importantes. Los apelativos que los hombres usaron para llamar a su pene demostraron semióticamente relación con dureza, longitud y firmeza. Esto también se observa en la narrativa de un monólogo latino11 en el que los nombres que se le da al miembro masculino, pirulín, peperucho, cíclope, dedo sin uña, salchicha, peluche y pepito, también resaltan la misma relación. En América Latina la premisa de la importancia del pene está arraigada, incluso hay ciertas culturas latinas que hacen ciertas prácticas para lograr tener un tamaño grande del pene. En Brasil, los hombres de la tribu Topinama hacen que las serpientes muerdan su pene para agrandarlo12. Los machos de la tribu Cholomec en Perú usaban pesas para incrementar la longitud de su pene13. La virilidad anatómica se refuerza en los distintos aspectos, creando imaginarios sociales de cómo debe ser el cuerpo del hombre y específicamente su pene. Lo mencionado reafirma que hay una virilidad anatómica y física que es importante en la concepción de la virilidad. Otro componente y considerado mito de los hombres, según Zilberger14 es el rendimiento sexual del hombre, es decir la virilidad rendimiento, su condición básica es la erección. También tiene una aproximación con el significado de potencia, entendida como “la capacidad para realizar el acto sexual”15. Aquí se centran las exigencias fisiológicas para el acto sexual del hombre: libido, erección, penetración, orgasmo eyaculatorio y pos-orgasmo16 y que tienen relación con las fases de la respuesta sexual masculina, que considera a la excitación, meseta, orgasmo, resolución y período refractario17 o deseo, excitación/deseo, meseta/deseo, orgasmo/ deseo y resolución/deseo de Schnarch18. A esto se añaden otros factores a considerar, como la calidad y duración de la erección que son parte de la meseta; la eyaculación y procreación (reproducción) que son del orgasmo y resolución. Además, la gratificación de la pareja –mujer– que son parte de la resolución y período refractario.
La idea de que el hombre es quien inicia el encuentro sexual era un mito19, pero, en algún punto terminó siendo una demanda. En la fase de resolución del acto sexual, también es importante el rendimiento con una vinculación con lo emocional, ya que parte de la satisfacción es el post sexo, el comportamiento y actitud del hombre luego del sexo. Una de las exigencias femeninas también es mayor afectividad y erotismo antes, entre y después del acto sexual20.Uno de los enemigos de la potencia sexual es la disfunción sexual, el demonio que tiene diablillos súbditos (las diferentes disfunciones sexuales) que espantan y destruyen la vida sexual del hombre. Algunos pensamientos o frases de los hombres con disfunción demuestran estos sentimientos: “tengo miedo a fallar, sé que no voy a poder, soy un fracaso, otro hombre es mejor que yo, no se me para, se baja enseguida, ya no soy hombre”21. En este contexto, la farmacología ofreció una solución, el Viagra®, con su nombre comercial, sildenafil por su compuesto, presentando una solución a los problemas de disfunciones de sexualidad masculina, con énfasis en la eréctil. A través de su actividad comercial, se recuperó la concepción de “potencia masculina igual a pene erecto”, por lo que sus implicaciones socioculturales son grandes, ya que se vuelve la atención al coito, debilidad de la masculinidad latina. Otro elemento cultural latino, por los rasgos característicos ya explicados anteriormente, es la frecuencia de los encuentros sexuales, que a veces es relacionado por los hombres latinos por el número de parejas. “el varón, por su parte, demuestra su masculinidad en función de su experiencia sexual y del número de sus parejas sexuales”22. Si existe un problema en cuanto a no poder mantener la erección, se demostraría una falta de rendimiento, que puede afectar tanto a la pareja como a la salud psicológica y la autoestima del varón, afectando su identidad como hombre. La duración y la dureza en la penetración también está en el imaginario latino, como parte de la potencia o rendimiento. Un monólogo hace referencia a esto con un refrán “el asunto no está en lo largo, ni en lo grueso, sino en lo tieso”23. En la encuesta mundial que realizó Durex en el 2018, el 54% de hombres y mujeres en el mundo no estaban satisfechos con su vida sexual24. Aunque muchos latinos se jactan de sus habilidades amatorias, podríamos decir que, por mantener la virilidad social, los hombres se autodenominan buenos amantes como parte de la cultura25 y logran el reconocimiento social, de amigos y parejas, de hombres viriles. En la virilidad social se construyen estereotipos que juegan un papel importante en el rendimiento sexual, es decir hay una relación estrecha entre la virilidad rendimiento y la virilidad social, por ejemplo, los latinos tienen una reputación como amantes, sean hombres o mujeres de ser “calientes”, “cariñosos” y por lo tanto buenos amantes. Para muchos hombres, mantener esa imagen requiere un gran esfuerzo y presión. En la investigación sobre el falo, en quiteños, los hombres tienen como similitud un ritual que realizan antes de una cita con proyección, es decir que se asume terminará con sexo. Ellos tienen un diálogo con su pene, lo aconsejan, piden y hasta suplican que “no les haga quedar mal”, esto les ayuda en su seguridad26. Otra micro virilidad es la virilidad social se basa en conceptos de “reputación, amor propio y vergüenza”27. Los tres significados van construyéndose en las dos fases del hombre. Cuando es joven en sus prácticas sexuales y al ser adulto como esposo y hombre. Aquí la doble moral sexual juega un papel importante, ya que no puede perder la reputación social de viril, conquistador, pero también debe ser el hombre de familia responsable. Luego llegará a viejo, en esta etapa la experiencia obtenida en la juventud será el referente28. Así, el hombre, el hombre debe convertirse en “todo un hombre” en la juventud, a través de múltiples experiencias o pruebas. Debe pasar por los ritos de iniciación de los hombres, para demostrar su virilidad y es reconocido por otros hombres como iguales. En los países latinos,
la jactancia con otros hombres sobre las hazañas de conquista o sexuales, el contacto social con mujeres y la primera relación sexual, son indispensables para llamarse hombre –varón–. Con otros hombres se comparte material de “hombres viriles”, la pornografía, fotos de mujeres semi desnudas. Con las mujeres se lleva la actitud de conquistador y de semental, “los hombres se comprometen con una masculinidad, en cuyo centro se encuentran el deseo y la búsqueda de intercambio sexual”29. Sin embargo, existe una ética sexual, “Un caballero no tiene memoria” es la frase con la cual un hombre no habla de su vida sexual, al menos no menciona el nombre de la mujer, más aún si es del mismo circulo social. Esta es parte de la regla de la virilidad social, que comparten los hombres de Ecuador y México. La socialización de la sexualidad se basa solo en imposiciones sociales, pero no en educación formal. Esto fue confirmado en un estudio realizado en Chile, a través de relatos de vida de hombres chilenos, a educación en el entorno familiar o formal se centraba en la genitalidad y reproducción, mientras que el deseo y el placer eran excluidos30. Otra investigación realizada en México concluyó que los hombres aprendieron sobre prejuicios de sexualidad, como que la sexualidad se basa en la relación coital y el complacer a la pareja centrada en este desempeño, era importante para el hombre conseguir el reconocimiento femenino por su funcionalidad sexual31. Según Faur32 la iniciación sexual, que es parte de la afirmación de la masculinidad latina, es motivada por la misma familia, hombres adultos o por los amigos. Incluso algunos deben probar esta iniciación con animales y/o prostitutas. El comienzo de la vida sexual supone entrar al mundo del hombre adulto, quien atrae mujeres y tiene aclarada su sexualidad – heterosexual–. Pero, este proceso pierde valor si se mantiene oculto, es necesaria su divulgación y conocimiento público. Hay algunas prácticas sociales masculinas que forman parte de la virilidad social. Las comparaciones del tamaño de los penes, de la distancia que alcanza su orina, del número de parejas sexuales o de conquistas, también se vuelven parte de su virilidad-social. Los hombres casados que cuentan sobre sus amantes. De sus hazañas a pesar de la edad. De su Virilidad– rendimiento, de su virilidad anatómica, porque dicen que aún les funciona. Solo queda su voz de testigo. “La amante dentro del sistema heteronormativo hegemónico se convierte en una especie de derecho, constatación, ratificación o normalidad de la hombría que llega al punto de ser considerada inclusive como algo cotidiano”33. Otros comportamientos de virilidad-social tienen que ver con la fuerza y la valentía. “La noción de invulnerabilidad”34. Los hombres viriles se arriesgan todo el tiempo, sobre todo en la juventud, eso implica la falta de uso del preservativo, o la falta de buscar ayuda médica en cualquier caso de salud. Este espacio ha sido feminizado y si accede a él, puede ser visto como feminizado, perdiendo su virilidad-social. Esto es parte del concepto de virilidad de Bourdieu35. De la misma manera, en la nueva concepción de virilidad, se reconoce, lo que llamo como virilidad-erótica, y es parte otra micro virilidad, donde está involucrada la parte emocional del hombre y el erotismo, parte de la nueva masculinidad36. El erotismo ha sido un ingrediente de muchas creaciones literarias como y producciones cinematográficas. Las raíces semánticas del término llevan al griego eros, relacionados con los conceptos de amor –o deseo sexual– y el sufijo –ismo– de acción –o actividad–. El erotismo ha estado inmerso en la relación sexual como un imperativo, primero el autoerotismo en la masturbación, cuando el púber se toca y va conociendo su cuerpo, reconociendo sus respuestas de placer, a través del tacto y luego con su pareja, es decir un hetero erotismo “el deseo dirigido hacia otro”37. Esto ha determinado un rol del hombre en su virilidad erótica. Hay acciones o conductas del hombre en el acto sexual, donde algunas mujeres los
relacionan con la virilidad, por los cuales se le puede llamar “sexi” o “excitante”, por ejemplo, que el hombre sugiera posiciones, tenga iniciativa en la cama, que sea rudo en algunas penetraciones o que diga palabras vulgares. El susurro. El sudor. Los músculos en tensión. Con barba. Unas manos grandes que acarician o sujetan ciertas partes corporales de su pareja, esto como parte de la construcción del imaginario femenino sobre el hombreamante. Una investigación demostró que la mujer tiene mayor satisfacción sexual sí práctica la relación sexual en un contexto erótico incluyendo el uso de fantasías sexuales, juguetes, ropa38. Si se retoman los roles del hombre en la masculinidad hegemónica, el hombre era más egoísta con respecto a su placer, y muchas veces se criticó desde el feminismo el usar a la mujer como objeto sexual. Entonces, ¿realmente se practica el erotismo? En el contexto latino se plantea una diferencia entre el sexo y hacer el amor, la primera considerada por puro deseo y la segunda que incluye sentimientos. El hombre con la novia hace el amor, mientras que con las otras: las amantes, prostitutas, etc. tiene sexo. El hombre sin erotismo solo penetra y eyacula. El hombre dentro del rol erótico, acaricia, besa, se toma su tiempo buscando el placer mutuo, en un espacio de intimidad donde surge el deseo erótico39. Por lo que el erotismo está conceptualmente ligado a la afectividad, a un sentimiento, al amor. En los países de Latinoamérica este proceso experimental erótico ha sido reprimido por muchos factores, dentro de ellos el moral y religioso, es por ello que aún muchas mujeres no conocen su cuerpo desde la exploración erótica y los hombres no saben tampoco como motivarlas. Esto hace que el hombre tenga dificultades en su virilidad erótica. Por un lado, sabe que debe hacerlo para complacer a su pareja, y por otro lado, no sabe cómo hacerlo40. El hombre que logra obtener esa virtud es viril erótico. Esta revisión breve de lo que se considera hombre viril con sus micro virilidades, muestra lo importante que es para el hombre y cuánto puede afectarlo psicológicamente y emocionalmente al hombre la falta de cumplimiento de estas micro virilidades, considerando que el centro de la masculinidad hegemónica ha sido la virilidad y que la nueva masculinidad no ha descartado los lineamientos de lo que es un hombre viril, por lo contrario ha añadido más características de lo que se espera del hombre en su funcionamiento sexual y se añaden al macro concepto de virilidad.
II. METODOLOGÍA Montesinos41 menciona que para describir y analizar cómo se construye la identidad de género y se organiza la sexualidad, es necesario centrarse tanto en los recursos culturales como en los mecanismos discursivos que emplean. Wetherell afirma que “la unidad de análisis no es la persona, pero sí el repertorio lingüístico o el sistema de categorización y sus implicaciones ideológicas”42. Con esta intención, esta investigación usó la metodología cualitativa. Se trabajó con una muestra prototipo: la muestra homogénea es aquella en la que “las unidades que se van a seleccionar poseen un mismo perfil o características, o bien comparten rasgos similares”43. Los hombres que participaron en el estudio cumplieron con el siguiente perfil: heterosexuales, nacidos en México, Bolivia, Ecuador y Perú. Residentes en las ciudades capitales. Edad entre 40 y 70 años. Condición económica media y media alta, con estudios universitarios. Se seleccionaron los cuatro países, Ecuador, México, Perú y Bolivia, ya que se encuentran entre los países que presentan los mayores índices de violencia machista según los últimos informes sobre violencia de género, como lo refleja un reportaje del diario Correo44 basado en datos recogidos por observatorios sobre género y movimientos feministas en 15 países de la región. Los índices destacan a los países machistas por sus
cifras de violencia (específicamente de feminicidios). La técnica usada fue la entrevista en profundidad. La entrevista como técnica del método cualitativo, según Hernández-Sampieri45, es “más íntima, flexible y abierta que la entrevista cuantitativa”, se cumple un intercambio de información entre el entrevistador y entrevistado. Se entrevistaron cuatro hombres por país, para un total de dieciséis hombres. Se usó un modelo semiestructurado de entrevista para tener claras las variables a investigar, pero se manejó con profundidad por parte del entrevistador a fin de obtener –de cada entrevistado– información más individual y con su propio lenguaje. Las cuatro variables principales corresponden a las micro virilidades, virilidad física, virilidad social, virilidad rendimiento, virilidad erótica.
III. RESULTADOS Se encuentran coincidencias en los relatos de los 16 hombres. Se comprobó que desde que, el hombre pertenece a un grupo social, de barrio o de una institución educativa, el conjunto de amigos es prioritario. Se mantiene a través de las etapas del hombre, la niñez, la juventud y la adultez. El grupo de amigos es con los cuáles el hombre aprende temas de sexualidad y comparte experiencias. Es en estos grupos consolidados que los grupos de pares compartes actividades y se van reafirmando como machos46. Como se mencionó los grupos de amigos son influyentes en la construcción de las concepciones sobre virilidad y falo, esto se ve relacionado con el rasgo cultural latino de la jorga o de las redes sociales masculinas que se forman como lugares de encuentro, como el colegio, la universidad o el barrio. Este vínculo social es muy íntimo y es un factor para la construcción de concepciones cooperativas, lo cual es parte de la sociología de la amistad. Otro resultado observado es que los hombres de los cuatro países consideran a las mujeres como parejas sexuales de experimentación, con quienes van aprendiendo a ser buenos amantes. Todo lo referente a virilidad rendimiento, virilidad anatómica lo aprendieron con amigos y pornografía. Los bolivia-nos y mexicanos tuvieron una influencia de los hombres mayores de la casa, al menos en enseñanzas basadas en masculinidad hegemónica y machismo. Mientras que Ecuador y Perú al ser más conservadores, no hablaban de sexualidad en su casa. El aprendizaje por auto aprendizaje es poco, solo tres de los participantes lo hicieron. Otras prácticas que tienen los hombres son, la masturbación y el bautizo del miembro masculino, aunque son acciones individuales, son aprendidas socialmente. Los nombres que mencionaron fueron “compañero, pirinola, bebé, negrito, payaso” como los más repetitivos y se refieren a apelativos. A partir de la pornografía, la masturbación y los nombres de los penes, aparece el humor en las conversaciones. Las bromas y burlas se vuelven parte de la retórica popular, en la cual se usa el albur o doble sentido en los cuatro países de estudio. Estos discursos evidencian las creencias y mitos que han construido los hombres sobre su sexualidad y virilidad, enfatizando los cuatro tipos de virilidad propuestos en esta investigación, anatómica, como rendimiento, social y erótica. La siguiente práctica social del hombre es con la pareja sexual. La primera experiencia sexual de los hombres entrevistados fue con mujeres mayores o con prostitutas, siendo con prostitutas la más común, práctica que también la tenían sus ancestros. Los cuatro países de estudio, México, Ecuador, Bolivia y Perú tienen altos índices de consumo de pornografía. México lideró en el top 10 según el informe de Pornhub47, Bolivia y Perú lideraron también en años anteriores. Ecuador registró que la búsqueda más recurrente en Google era la pornografía48, mientras que Perú registra la cifra más alta de consumo de porno en el trabajo49. Hay otros estudios que analizan las configuraciones negativas en el aprendizaje sobre el acto sexual en la pornografía Hurtado de Mendoza50,
Vacas, Mariñas, Iglesias, Barceló, y Cascón51, Streeter52, Rabelly Bastidas53 y Revelo Morejón54. En la concepción de virilidad, los hombres están de acuerdo que su concepto ha evolucionado, es decir, hasta los 30 años pensaban que la virilidad era el acto sexual coital en sí, en el que predominaban dos micro virilidades –virilidad como rendimiento y la virilidad anató-mica– Demostradas en el número de eyaculaciones, calidad y tiempo de erección, número de parejas sexuales, eran los parámetros de medición y la forma en cómo se consolidaban públicamente como viriles. Pero, a partir de los 30 años, este concepto añadió otros factores que son parte de la virilidad erótica, afectividad en el acto sexual, complicidad, confianza, comunicación, siendo descartar la calidad y tiempo de erección, pero agrega estos factores del arte amatorio. Una investigación realizada en México con hombres de más de 50 años encontró que los hombres de 70 años vivían una sexualidad, más libre y más erótica55, sin embargo, eso lo viven porque su funcionalidad sexual ya no es la misma que en la juventud, es decir han incorporado al erotismo, la virilidad-erótica en compensación de su falta de virilidad-como rendimiento. Otro factor similar fue que se sienten más viriles cuando reciben un reconocimiento verbal de sus parejas (mujeres), luego del acto sexual. La agnición de su virilidad como rendimiento, se ve reafirmada en la virilidad social a través de los cumplidos de la pareja. Esto hace que su ego (de hombre-viril) crezca. Relacionan orgullo y felicidad como las emociones en el momento de recibir un agradecimiento o exaltación femenina luego de un acto sexual. Esto hace que su auto evaluación de virilidad como rendimiento sea positiva ya que sienten que cumplieron con los estándares impuestos por ellos mismos. Además, creen que el hecho de que la mujer finja orgasmos es con el fin de satisfacer al hombre, para que no se sienta mal por su virilidad como rendimiento. Los hombres en la entrevista mencionaron que experimentar con la pareja es una forma de conocer a la mujer, el juego, la creatividad y la confianza están relacionadas. Esto mostraría un cambio en el énfasis en lo coital, que era parte de la masculinidad hegemónica y a su vez del machismo56. También, se pudo observar que el concepto maduro de la virilidad ya contempla la afectividad, complicidad, confianza y comunicación, sin descartar a la virilidad rendimiento. Además, el concepto de buen amante, que los participantes lo atribuyen a un rasgo cultural, que les impone el ser buenos amantes, al ser latinos, también evolucionó de la juventud a la madurez. Incluyendo a la virilidad erótica y a la pareja como protagonista a partir de los 35 años. Los participantes estuvieron de acuerdo que, un buen amante satisface a su pareja (mujer) escuchándola, manteniendo sesiones de besos largos y sobre todo con la comunicación, esto también fue mencionado por Palma57 en el rol erótico del hombre. Estas respuestas están más cercanas a los roles de la nueva masculinidad, donde el hombre toma en cuenta más a su pareja en la intimidad, incorporando el hetero erotismo o la virilidad- erótica58 y dejando a un lado el egoísmo que era señalado en el hombre machista59. Aunque el hombre asume la responsabilidad de satisfacer y complacer, es decir, del placer de la pareja, aún mantiene la percepción de que la forma de complacer de la mujer al hombre es dejarse penetrar y permitir que él eyacule60. Algunos hombres mencionaron que la mujer que es buena amante deja que el hombre experimente, es decir, que esté abierta al placer. Por lo tanto, la potencia sexual o la virilidad rendimiento ya no solo es un pene erecto, virilidad física, o durar más, creencia de la juventud de los hombres entrevistados, sino que
también es tener una capacidad y conocimiento para satisfacer a la pareja, sabiendo que el vínculo emocional es importante. Este vínculo depende mucho de la química, según los hombres. Además, que, dependiendo de la química en el acto sexual, el hombre podría considerar llevar la relación sexual a una relación de pareja. Muchos de los hombres entrevistados pasaron por muchos fracasos sentimentales (divorcios, rupturas) para llegar a estas conclusiones y conceptos. Algunos reproches de sus parejas fueron parte del aprendizaje, ya que afectaba su virilidad-social y les retaba a mejorar. Sus parejas usaron frases ofensivas con sus parejas varones, “no tengo placer, no siento nada, me duele, no tengo orgasmos, no sirves para nada, lo tienes muy chiquito”. Por ello, los entrevistados manifestaron que un buen amante solo puede llegar a ser un hombre con la edad, como promedio entre 30-35 años. Además, los hombres comentaron que en la virilidad-erótica, la ternura y el romance es importante, ya que los hombres aún creen que la mujer es más sentimental y necesita la ternura para estar satisfecha sexualmente. Así la virilidad-erótica es aplicada por los hombres, porque consideran que las mujeres necesitan esto y les satisface. No porque los hombres necesiten de la virilidad-erótica. Aquí se vuelve a mencionar el estereotipo de la mujer como más sensible y emocional, parte del rol femenino impuesto por la masculinidad hegemónica61. También el estereotipo de que el latino (hombre y mujer) es más cariñoso, una cualidad también del latinmen. Adquirir este conocimiento –virilidad-erótica– justifica una de las prácticas mencionadas en el objetivo uno y que es una característica de la masculinidad hegemónica y del machista, que el hombre tenga varias parejas sexuales y sea infiel, ya que el hombre cree que necesita practicar y no siempre encuentra mujeres que quieran hacerlo, ya que tienen creencias religiosas o son moralistas y/o conservadoras, por lo que los hombres a su criterio deben buscar constantemente mujeres dispuestas. Esto se refuerza con la creencia que tienen los hombres entrevistados de que la infidelidad es parte de la naturaleza del hombre latino, una creencia nuclear que se discutirá más adelante. Además, los hombres reconocen que hay dos tipos de infidelidad. Un desliz es una infidelidad casual, la relación con una mujer –la amante– es una infidelidad permanente. Este comportamiento que parte de una creencia reafirma lo mencionado por Cadena62, que tener amantes para el hombre puede convertirse en algo cotidiano dentro del sistema heteronormativo y reafirma la virilidad-social del hombre. Además, las amantes, son parte también de la jactancia en el discurso del hombre en sus grupos sociales. En esta investigación aparecen nuevas concepciones de la nueva masculinidad que no son positivas, y se contraponen a los estereotipos machistas. La presión del hombre por complacer y satisfacer a la mujer se refleja en una imposición personal. Sin embargo, el “cumplir” es una palabra que mencionaron todos los hombres. El rol de hombre viril va construyendo micro virilidades que en el que los hombres se encuentran enconcertados. Los hombres se autocalifican como “normales o anormales” porque no llegan al nivel de duración, rendimiento que se exige socialmente.
IV. CONCLUSIÓN El peso de las percepciones en una sociedad es fuerte, en los países latinos son mandatos de vida, gobiernan y moldean comportamientos. La homogeneidad de las respuestas de los hombres, en sus prácticas sociales y concepciones respecto a la virilidad simbólica construida en su entorno social, les obliga a seguir cumpliendo los mandatos del hombre viril latino. El ser buen amante es parte de esta obligación. Para ellos, la masculinidad y la
virilidad se dan de la mano y no pueden separarse una de la otra. Fue importante profundizar en las micro virilidades propuestas en esta investigación, porque se evidenció que están reafirmadas en sus creencias, y la conducta generada por éstas. Las micro virilidades, por lo tanto, se centran en los siguientes puntos: • Virilidad anatómica, características físicas y anatómicas del miembro masculino • Virilidad como rendimiento, capacidad sexual o potencia • Virilidad social, reputación como amante masculino • Virilidad erótica, complacer sin penetración Por lo que hablar de un hombre viril es hablar del cumplimiento de estas cuatro micro virilidades. La virilidad anatómica tiene una gran importancia socialmente hablando, el tamaño y forma son parte del hombre viril. No se logró encontrar estadísticas para poder contrastar sobre las operaciones estéticas de penes, sin embargo, en la otra parte de la investigación doctoral, se pudo confirmar con los profesionales urólogos y andrólogos que los hombres buscan mejorar su virilidad anatómica. La micro virilidad que siempre se relacionó con la virilidad ha sido la virilidad rendimiento, el mismo que fue reafirmado por la industria farmacéutica al construir un significado “potencia”. La potencia está relacionada con la virilidad-anatómica, ya que se concibe visualmente la potencia sexual del hombre como un pene erecto, pero también, con su rendimiento, al hablar de la calidad de erección y retardo en la eyaculación Lo que afirman algunos autores, que han estudiado la importancia del falo erecto y eyaculador, Montesinos63, Sotomayor64 y como parte de la concepción de falo simbólico de Lacan65. Tanto la virilidad anatómica y virilidad rendimiento están incluidas en la concepción de buen amante, que se complementa con la virilidad erótica. Esta camisa de fuerza del buen amante es presionante para el hombre latino, es así que para él una disfunción sexual, es un enemigo que no quiere enfrentar jamás y menos públicamente, ya que afectaría su virilidad social, construida a partir de la jactancia de las otras tres micro virilidades. Fue importante en este estudio analizar una por una, cada micro virilidad, y confirmar la importancia que tienen en la vida diaria de los hombres participantes. Sería muy interesar complementar este estudio con la versión de las mujeres heterosexuales, es decir hacer un estudio de parejas, para contrarrestar lo afirmado por los hombres, y sobre todo analizar lo que conocen y desean las mujeres de esta virilidad simbólica y sus micro virilidades. Los estudios de sexualidad, cada vez, plantean más interrogantes y es deber de quiénes somos parte de esta rama, aportar con investigaciones que contribuyan en los procesos de atención y tratamientos de los profesionales, vinculando teorías, de la psicología social y las representaciones sociales, para entender los contextos sociales.
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18. LÓPEZ, C. Universidad de Salamanca, 2020 http://campus.usal.es/~sexologia/attachments/086_Respuesta%20sexual%20humana.pdf.
Obtenido
de
19. Ibidem. 20. BARRIOS, D. El erotismo integral: una propuesta existencial-humanista, documento para guión de clase. México: SOMESHI, 1995. 21. CUNHA, R., HERNÁNDEZ, R. Como tratar las disfunciones sexuales. Dos enfoques psicoterapéuticos cognitivo conductuales. Salvador: Autor, 2016, p. 23 22. TOLALPA, E. P. Las rutas de la masculinidad de Rafael Montesinos. Sociología, 19(56), 2004, p. 278 23. Ibidem. 24. Durex. Informe 2018. Obtenido de https://www.durex.mx/acerca-de-durex/encuesta-sexual-global/ 25. FULLER, N. “Reflexiones sobre el machismo en América Latina”. T. VALDÉS, J. OLAVARRÍA, Masculinidades y equidad de género en América Latina. Santiago: FLACSO- UNFPA, 1998, 258-266. 26. CALDERÓN, L. “Conceptualización del falo en los hombres quiteños”. E. ALCALDE, S. NÚÑEZ, & L. TRUJILLO, Nuevas aportaciones sociológicas: género, psicología y sociedad, 2019, 37-52. Barcelona: Gedisa. 27. Ibidem, p. 259. 28. VALDÉS, T., & J., O. Masculinidades y equidad de género en América Latina. Santiago, Chile: FLACSO, 1998. 29. MONTESINOS, R., Perfiles de la Masculinidad. México: Plaza y Valdés, 2011, p. 77 30. Ibidem. 31. Group, D. l. AMAI Organización. 2011. 32. FAUR, E. Masculinidades y Desarrollo Social. Las relaciones de género desde la perspectiva de los hombres. Bogotá, Colombia: Arango, 2004. 33. CADENA, M. Nueva Biografía del Chulla Quiteño. Quito: FLACSO, 2012, 73. 34. VALDÉS, T., & J., O. Masculinidades y equidad de género en América Latina. Santiago, Chile: FLACSO, 1998, p. 271. 35. BOURDIEU, P. La dominación masculina. Barcelona: Anagrama S.A, 2000. 36. TÉLLEZ, A., & Verdú, A. D. “El significado de la masculinidad para el análisis social”. Revista Nuevas Tendencias en Antropología (2), 2011 37. LARRAZABAL, M. “IV Jornadas Universitarias Internacionales de Sexología UNED. Apego y Sexualidad”. Madrid: Fundación UNED, 2014, 34. 38. VILARINHO, S., & Nobre, P. “The role of eroticism anc contextual factors in women´s sexual satisfaction”. 16th Congress of the European Society of Sexual Medicine and 12th Congress of the European Federation of Sexology, 5, 2014. 39. PALMA, I. Terapia sexual en pareja desde la perspectiva constructivista Cognitivo. Chile: Universidad de Chile, 2009. 40. Group, D. l. AMAI Organización. 2011. 41. MONTESINOS, R. Perfiles de la Masculinidad. México: Plaza y Valdés, 2011. 42. Ibidem, p. 89. 43. FERNÁNDEZ, C., BAPTISTA, P., HERNÁNDEZ SAMPIERI, R. Metodología de la Investigación. Editorial McGraw Hill, 2014, 308 44. MENDIETA, P. “Más de 280 feminicidios en América Latina en lo que va del 2019”. Diario Correo Perú, 07 de Febrero de 2019. 45. FERNÁNDEZ, C., BAPTISTA, P., HERNÁNDEZ SAMPIERI, R. Metodología de la Investigación. Editorial McGraw Hill, 2014.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO VII PERCEPCIÓN DE LA IGUALDAD DE GÉNERO EN JÓVENES UNIVERSITARIOS DE DIFERENTES RAMAS DE CONOCIMIENTO
Capítulo VII Percepción de la igualdad de género en jóvenes universitarios de diferentes ramas de conocimiento1 M.ª DOLORES CALVO SÁNCHEZ
Doctora en Derecho Profesora Titular del Área de Derecho Administrativo Universidad de Salamanca M.ª JOSEFA FERMOSO PALMERO
Doctora en Enfermería Profesora-Directora Escuela de Enfermería de Zamora Universidad de Salamanca Conocer la opinión sobre la igualdad de género que tienen los jóvenes universitarios, como protagonistas del futuro generacional, resulta de ayuda para poder diseñar acciones encaminadas a construir una sociedad más igualitaria. Este estudio constituye una base para averiguar en un futuro desde el presente, las posibles causas desencadenantes y su posible subsanación. SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. MATERIAL Y MÉTODO. III. RESULTADOS. IV. DISCUSIÓN COMPARATIVA. V. CONCLUSIONES. VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN La igualdad de género no solo es un derecho fundamental, reconocido en diversos textos internacionales sobre derechos humanos, y en nuestra Constitución Española2, sino que es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible. Así viene recogido en el Objetivo 5 de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible3. Dicho objetivo, está dedicado a “Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas”. La hipótesis de este trabajo se circunscribe a demostrar que las-os estudiantes de primer curso de cuatro titulaciones universitarias (Enfermería, Psicología, Trabajo
Social y Criminología), ensambladas por diferentes ramas de conocimiento, poseen percepciones análogas sobre la igualdad de género. Estos estudiantes tienen en común que van a ser profesionales implicados en la praxis por las políticas de igualdad y en la atención de las víctimas por violencia de género. El objetivo es analizar la percepción que los alumnos del estudio tienen sobre la desigualdad de género examinando, a través de una encuesta validada, los ámbitos en los que puede manifestarse la desigualdad con más intensidad y las carencias sobre conocimientos en la materia, al fin de poderlos abordar durante la carrera universitaria y subsanar con concreción las deficiencias detectadas, cuando profesionalmente se incorporen a la sociedad. Todo trabajo realizado en pos de encaminar a nuestros jóvenes universitarios hacia la formación en igualdad constituye no solo una obligación institucional, sino una responsabilidad social e individual. Desde el convencimiento que desde las aulas será una de las soluciones más eficaces para construir una sociedad más igualitaria.
II. MATERIAL Y MÉTODO Se realiza un análisis estadístico, descriptivo y analítico de los datos para dar respuesta a los objetivos planteados, haciendo uso del programa estadístico SPSS 21.0 para Windows. La población, muestra del estudio, ha sido el estudiantado matriculado de primero en el curso 2018-2019 de las titulaciones de Grado en Enfermería de la Escuela de Zamora y Grado en Psicología (Psicología clínica) de la Universidad de Salamanca, como muestra de la rama de conocimiento de Ciencias de la Salud. Se seleccionan las titulaciones de Grado en Trabajo Social y Grado en Criminología de la USAL como muestra de la rama de conocimiento de Ciencias Sociales y Jurídicas. La selección de estas titulaciones universitarias, sigue el criterio de la analogía de los grados en cuanto a la duración, cuatro cursos y 240 ECTS, con competencias relevantes en las políticas de igualdad y en la prevención, detección precoz e intervención ante la violencia de género. El tamaño muestral calculado, para un nivel de confianza del 95% y una precisión del 4%, fue sobre un número de 431 personas (82% de mujeres y 18% de hombres). La muestra está integrada por 63 estudiantes de Grado en Enfermería, 168 de Grado en Psicología, 99 de Grado en Trabajo Social y 101 de Grado en Criminología. De este corpus, las titulaciones de Ciencias de la Salud, el 82,25% son mujeres y el 17,75% son hombres y en las titulaciones de la rama social y jurídica, el 81% son mujeres y el 19% son hombres. La media de la edad es de 19,04 años. Todos son estudiantes matriculados en el primer curso de sus respectivas carreras universitarias. El método aplicado para acceder a la realidad objeto de estudio es el de la encuesta presencial. Se ha utilizado un cuestionario validado en el Centro de Investigaciones Sociológicas, adaptado a las características del estudio investigador4. Las encuestas se pasaron cronológicamente entre el 28 de septiembre y el 20 de octubre de 2018, en las aulas de la Universidad de Salamanca. Cuando el resultado de la respuesta es
significativo, se incorpora análisis comparativo con otros estudios de referencia.
III. RESULTADOS La pregunta que se ha formulado es: “Vamos a hablar de la situación de las mujeres en España en general. ¿Cómo calificaría Ud. las desigualdades que actualmente existen entre hombres y mujeres en nuestro país? Muy grandes, bastante grandes o pequeñas”. La mayoría de nuestro estudiantado considera que, las desigualdades entre hombres y mujeres en nuestro país son “bastante grandes” (64,7%). Existe un porcentaje de estudiantes que opinan que las diferencias son “pequeñas” (9,6%). El sexo, aparece como una variable diferenciadora y son ellas (29,1%), las que, con veinte puntos de diferencia con respecto a los hombres (9,1%), piensan que las desigualdades de género son “muy grandes”. Sin embargo, los hombres que estiman que apenas existen desigualdades son un 22,1%, frente al 6,9% de las mujeres (Gráfico 1) (p=0,000). Gráfico 1. Percepción del alcance de la desigualdad entre hombres y mujeres en nuestro país según el sexo
Fuente: Elaboración propia
Desgranado este resultado por titulaciones universitarias (Gráfico 2), observamos como los estudiantes que perciben en mayor medida las desigualdades como “muy grandes”, corresponde a Criminología (33,7%) y Trabajo Social (30,9%). Enfermería es la disciplina que destaca en la respuesta “bastante grande” (83,9%). El mayor porcentaje de la calificación “desigualdades pequeñas” corresponde a Psicología (13,7%). Se observa que existe una relación significativa sobre la percepción de la desigualdad entre las diferentes titulaciones (p=0,005) y son las de la rama Jurídico Social las que en mayor medida opinan que las diferencias son “muy grandes”. Gráfico 2. Percepción del alcance de la desigualdad entre hombres y mujeres según las titulaciones
Fuente: Elaboración propia
Realizando una comparativa, según el sexo y la titulación (Gráfico 3), se observa que, son los alumnos varones de Psicología y Criminología, los que, en mayor número, consideran que las diferencias son “pequeñas”. En Trabajo Social, los hombres estiman que las diferencias “muy grandes” no existen. Respecto a las mujeres, en el Grado de Enfermería ninguna estudiante encuestada opina que las diferencias son “pequeñas”, siendo el Grado de Psicología la titulación que obtiene mayor porcentaje en esta respuesta. Destacan las mujeres de Criminología porque son las que consideran, en mayor porcentaje, que las diferencias son muy grandes, seguido de las mujeres de Trabajo Social (p=0,001). En todas las titulaciones se observa que los alumnos varones consideran en mayor medida que las estudiantes de su titulación que las diferencias son pequeñas. Gráfico 3. Percepción sobre las desigualdades que existen entre hombres y mujeres por titulación
Fuente: Elaboración propia
Para conocer la percepción que tiene nuestro estudiantado sobre los diferentes ámbitos en los que se puede manifestar dicha desigualdad con mayor intensidad se plantea la siguiente pregunta: “Más en concreto, ¿cree Ud. que actualmente la situación de las mujeres en España es mejor, igual o peor que la de los hombres en los siguientes aspectos? Los salarios, las posibilidades de ascenso en el trabajo, las oportunidades para encontrar un empleo, la estabilidad en el puesto de trabajo, el acceso a la educación, el acceso a puestos de responsabilidad en las empresas, las posibilidades de compaginar la vida laboral y familiar y el acceso a puestos de responsabilidad política” (Tabla 1). En general, nuestros estudiantes consideran “peor” la situación de la mujer respecto a la de los hombres en todos los aspectos específicos analizados, excepto el acceso a la educación, que se piensa que es “igual” para los hombres que para las mujeres. Destaca la mayor percepción de la desigualdad en los salarios (88,9%), las posibilidades de ascenso en el trabajo (82,2%) y el acceso a puestos de responsabilidad en las empresas (80,5%). Tabla 1. Percepción sobre las desigualdades que existen entre hombres y mujeres en España en algunos ámbitos específicos
Mejor
Igual
Peor
Los salarios
0,5%
10,6%
88,9%
Las posibilidades de ascenso en el trabajo
1,2%
16,7%
82,2%
Las oportunidades para encontrar un empleo
1,9%
35,9%
62,2%
La estabilidad en el puesto de trabajo
0,9%
28,5%
70,6%
El acceso a la educación
3,5%
90,0%
6,5%
El acceso a puestos de responsabilidad en las empresas
1,4%
18,1%
80,5%
Las posibilidades de compaginar la vida laboral y familiar
6,0%
18,5%
75,5%
El acceso a puestos de responsabilidad política
1,4%
23,6%
75,0%
Fuente: Elaboración propia
Cuando lo analizamos según el sexo, se observa que son las estudiantes quienes consideran de forma significativa que la situación de la mujer es peor que la de los hombres en todos los apartados excepto en la educación, en la cual, todos y todas consideran que no hay diferencias entre hombres y mujeres en el acceso a ella (Tabla 2). Tabla 2. Percepción sobre las desigualdades que existen entre hombres y mujeres en España en algunos ámbitos específicos según el sexo
Fuente: Elaboración propia
En las cuatro titulaciones del estudio (Gráficos 4.1 y 4.2), se considera que, existen importantes desigualdades en los salarios, por encima del 80%, en la posibilidad de ascenso y la estabilidad en el puesto de trabajo, compaginar la vida laboral y familiar, acceso a puestos de responsabilidad política (perciben mayores desigualdades la rama Jurídico Social), las oportunidades para encontrar un empleo (la desigualdad es mayormente percibida por la rama Jurídico Social) (p=0,009), acceso a puestos de responsabilidad de empresas (desde el 90% en Criminología al 68,3% Enfermería) (p=0,010). En el acceso a la educación consideran que es igual, sin apenas diferencias en las cuatro titulaciones del estudio. Gráfico 4.1. Percepción sobre las desigualdades que existen entre hombres y mujeres en España sobre ciertos aspectos específicos, según titulación (preguntas 1-4)
Fuente: Elaboración propia Gráfico 4.2. Percepción sobre las desigualdades que existen entre hombres y mujeres en España sobre ciertos aspectos específicos, según titulación (preguntas 5-8)
Fuente: Elaboración propia
Analizando las titulaciones según el sexo, nos encontramos que los hombres, en todas ellas, opinan que existen desigualdades en menor medida que las mujeres en todos los ámbitos excepto en la educación que opinan que no existe diferencia (Gráficos 5.1 y 2). Destacamos que los varones y las mujeres de la rama Jurídico Social perciben mayores diferencias que los de Ciencias de la Salud en los diferentes supuestos, excepto en los salarios. (Gráficos 5.1 y 5.2). Subrayar la opinión contraria cuantitativamente entre hombres y mujeres encuestados en el Grado de Enfermería respecto al ascenso laboral, encontrar trabajo y puestos de responsabilidad política (Gráficos 5.1 y 5.2).
Gráfico 5.1. Percepción de mayores desigualdades en diferentes ámbitos, según sexo y titulación (preguntas 1-4)
Fuente: Elaboración propia Gráfico 5.2. Percepción de mayores desigualdades en diferentes ámbitos, según sexo y titulación (preguntas 5-8)
Fuente: Elaboración propia
IV. DISCUSIÓN COMPARATIVA En el Barómetro Juventud y Género 2019. Identidades y representaciones en una realidad compleja5, se percibe que un 43,1% piensa que las desigualdades en nuestro país son grandes o muy grandes, un 31,1% regulares mien-tras que un 18,1% declara
que son pequeñas o muy pequeñas, incluso un 4,1% piensa que no existen. Se observa que la percepción sobre la desigualdad de género es inferior a nuestro estudio. Las diferencias entre los diversos perfiles apuntan a lo ya conocido que las mujeres tienden a calificar estas diferencias como grandes o muy grandes en mayor medida que los hombres6 coincidiendo con nuestro estudio. Respecto a la percepción de la desigualdad en los diferentes ámbitos, el estudio nacional Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud7, revela que los aspectos en los que mayor es el porcentaje de jóvenes que consideran que las mujeres están peor son las posibilidades de compaginar la vida laboral y familiar (72% mujeres y 55% hombres), además de los salarios (71% mujeres y 56% de hombres). En nuestro estudio ocupa el primer puesto los salarios con porcentajes superiores (78,5% hombres vs. 91,2% mujeres) y después las posibilidades de ascenso en el trabajo (65,4% hombres vs. 83,9% mujeres). Las mujeres opinan que ellas están peor en todos los ámbitos analizados, con excepción del acceso a la educación, coincidiendo con nuestro estudio. En muchos de los ámbitos analizados en el Barómetro Juventud y Género8, una buena proporción de jóvenes tiene claro que la situación de las mujeres es bastante o mucho peor que la de los hombres. La diferencia salarial es uno de los aspectos con un porcentaje mayoritario de jóvenes que así lo califica (41,3% hombres vs. 61,6% mujeres), en nuestro estudio también ocupa el primer puesto con porcentajes superiores (78,5% hombres vs. 91,2% mujeres). Casi un 46% de los participantes consideran peor en lo referido al acceso de la mujer a puestos de responsabilidad en el trabajo (35,2% hombres vs. 56,2% mujeres), en nuestro estudio los valores son más elevados (65,4% hombres vs. 83,9% mujeres). Los puestos de responsabilidad en la vida política, en las oportunidades para encontrar un empleo o compaginar la vida laboral y familiar son otros ámbitos sobre los que las y los entrevistados piensan en buena proporción que ellas lo tienen peor que ellos.
V. CONCLUSIONES Nuestro estudiantado entrevistado percibe que las desigualdades de género en España son grandes, excepto en la educación. Existe un consenso generalizado, considerando que existe igualdad en las condiciones de acceso a la educación. En el resto de los ámbitos analizados (salarios, ascenso laboral, encontrar trabajo, estabilidad laboral, responsabilidad laboral, conciliación y puestos de responsabilidad política) son las mujeres estudiantes las que opinan que es mayor la desigualdad entre hombre y mujeres. Se observa que las mujeres de las titulaciones de la rama Jurídico Social, perciben en mayor medida las desigualdades de género como “muy grandes”. Sería de interés averiguar en un futuro, las posibles causas que desencadenan esta diferente percepción. Parece que debemos incidir más en el estudio sobre Políticas de Igualdad sobre las titulaciones de Ciencias de Salud (Enfermería y Psicología) que, sobre las Ciencias Jurídicas, si bien se detecta que todos-as los entrevistados llegan a la universidad con carencias de conocimiento sobre la materia en estudio.
Nuestra investigación no detecta diferencias significativas sobre desigualdad con los resultados publicados a nivel nacional y concretamente con el Barómetro Juventud y Género, coetáneo en la investigación.
VI. BIBLIOGRAFÍA Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible [online]. Asamblea General de las Naciones Unidas, 2015 [fecha de acceso 28/08/2019]. Disponible en: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-generaladopta-la-agenda-2030-para-el-desarrollosostenible/. BALLESTEROS, J.C., RUBIO, A., SANMARTÍN, A. y TUDELA, P. Barómetro Juventud y Género 2019. Identidades y representaciones en una realidad social compleja. Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Fad. Madrid, 2019. BUQUET CORLETO, A.G., y col, Relevancia de los estudios de género en las universidades, Perfiles educativos, vol. 42, núm. 167 (2020), págs. 178-196. FERMOSO PALMERO, M.J. Tesis Doctoral. Percepción de la Igualdad y de género. Una Aproximación a partir de la opinión de jóvenes Directora: CALVO SÁNCHEZ, M.D. Defendida el 18/12/2020. Doctorado Estudios Interdisciplinares de Género y Políticas Universidad de Salamanca.
de la Violencia universitarios. Programa de de Igualdad.
Ficha del estudio 2992. Percepción de la violencia de género por la adolescencia y la juventud [online]. CIS. Centro de Investigaciones Sociológicas, 2013. [fecha de acceso 27/06/2018]. Disponible en: http://www.cis.es/cis/opencm/ES/1_encuestas/estudios/ver.jsp?estudio=14106. La evolución de la percepción de las desigualdades de género entre las y los jóvenes [online]. Madrid: Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Fad, 2019 [fecha de acceso 12/02/2021]. Disponible en: https://www.adolescenciayjuventud.org/la-evolucion-de-la-percepcion-de-lasdesigualdades-de-genero-entre-las-y-los-jovenes/. MIGUEL LUKEN, V. Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Centro de Publicaciones. Madrid, 2015.
1. FERMOSO PALMERO, M.J. Trabajo realizado sobre la investigación de Tesis Doctoral “Percepción de la Igualdad y de la Violencia de género. Una Aproximación a partir de la opinión de jóvenes universitarios”, Universidad de Salamanca. Bajo la dirección de CALVO SÁNCHEZ, M.D., 18/12/2020. 2. La Constitución Española de 1978 es la Carta Magna de todos los españoles y en ella se recogen sus derechos y deberes, haciendo mención expresa al principio de igualdad y no discriminación, a la dignidad de la persona y la inviolabilidad de sus derechos. En el Título I. De los derechos y deberes fundamentales, Capítulo segundo, Derechos y libertades, Artículo 14, fórmula que “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Así mismo, el Artículo 9.2 CE subraya que “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”. 3. En septiembre de 2015, durante la Cumbre de las Naciones Unidas celebrada en Nueva York del 25 al 27 de septiembre, los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Se trata de un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. Los Estados miembros de la Naciones Unidas aprobaron una resolución en la que reconocen que “el mayor desafío del mundo actual es la erradicación de la pobreza y afirman que sin lograrla no puede haber desarrollo sostenible”. La Agenda 2030, plantea 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) con 169 metas. El compromiso por la igualdad de género se refleja de forma transversal en el resto de los ODS. Además, la Agenda redacta ciento sesenta y nueve metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Al adoptarla, los Estados se comprometen a movilizar los medios necesarios para su implementación mediante alianzas centradas especialmente en las necesidades de los más pobres y vulnerables Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Asamblea General de las Naciones Unidas, 2015. 4. Ficha del estudio 2992. Percepción de la violencia de género por la adolescencia y la juventud [online]. CIS. Centro de Investigaciones Sociológicas, 2013. [fecha de acceso 27/06/2018]. Disponible en: http://www.cis.es/cis/opencm/ES/1_encuestas/estudios/ver.jsp?estudio=14106. 5. Desde el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, cada dos años, se aplica El Barómetro Juventud y Género a jóvenes entre los 15 y los 29 años con el objetivo de realizar un seguimiento sobre cómo sus identidades de género influyen en sus percepciones y vivencias de ciertas realidades. 6. La evolución de la percepción de las desigualdades de género entre las y los jóvenes [online]. Madrid: Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Fad, 2019 [fecha de acceso 12/02/2021]. Disponible en: https://www.adolescenciayjuventud.org/la-evolucionde-la-percepcion-de-las-desigualdades-de-genero-entrelas-y-los-jovenes/. 7. MIGUEL LUKEN, V. Percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud, Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Centro de Publicaciones. Madrid, 2015, págs. 22-25. 8. BALLESTEROS, J.C., RUBIO, A., SANMARTÍN, A. y TUDELA, P. Barómetro Juventud y Género 2019. Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. Madrid, 2019, p. 9.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO VIII EL TRABAJO REMUNERADO DE LA MUJER: FACTOR GENERADOR DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Capítulo VIII El trabajo remunerado de la mujer: factor generador de violencia intrafamiliar ESPERANZA CASTILLO YARA
Investigadora Grupo Zoon Politikon de la Universidad de Ibagué Estudiante de Doctorado en Derecho privado de la Universidad de Salamanca, abogada y magister en Educación de la Universidad del Tolima MARÍA DEL PILAR SALAMANCA SANTOS
Docente e investigadora Grupo Zoon Politikon de la Universidad de Ibagué Psicóloga Universidad de la Sabana. Magíster en Psicología de la Universidad del Norte MARÍA CRISTINA SOLANO DE OJEDA
Docente e investigadora Grupo Zoon Politikon de la Universidad de Ibagué Abogada y Magister en Derecho Penal y criminología SUMARIO: I INTRODUCCIÓN. II. ASPECTOS SOCIO-JURÍDICOS DEL TRABAJO DE LA MUJER. III. EL DELITO DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR. IV. METODOLOGÍA. V. RESULTADOS. 1. Manejo del dinero por parte del compañero. 2. Violencia física y psicológica. 3. Incumplimiento de las obligaciones del sostenimiento de los hijos. VI. CONCLUSIONES Y DISCUSIONES. VII. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN El presente trabajo tiene como propósito identificar el impacto que tiene el trabajo remunerado de la mujer en las manifestaciones de violencia intrafamiliar. La muestra está conformada por usuarias del Consultorio Jurídico de la Universidad de Ibagué en Colombia, quienes son asistidas jurídicamente por estudiantes de los últimos semestres del programa de Derecho en casos de violencia intrafamiliar; adicionalmente, las usuarias hacen parte de los estratos socioeconómicos uno, dos y tres de la ciudad de Ibagué. Se trata de una reflexión a partir del acercamiento a la realidad de dichas mujeres, para la generación de mecanismos adecuados que permitan la transformación de estas dinámicas sociales. El fenómeno de violencia intrafamiliar necesariamente nos ubica en los espacios privados de las mujeres, quienes son las primeras víctimas de este delito, cuando son violentadas por su pareja sentimental, como reacción en muchas ocasiones al trabajo por el cual reciben una remuneración. En efecto, se ha reconocido que uno de los factores de la violencia doméstica tiene como causa el elemento económico, que se revela en el abuso del varón cuando se ve competido en ingresos por la mujer. Entonces, si la economía del hogar está a cargo del esposo o compañero, con ella controla a los hijos y a la esposa o compañera. Dicho control se expresa en comportamientos violentos, a saber: negarse al pago de las obligaciones, como por ejemplo los servicios públicos, a sufragar los gastos de alimentación, arriendo, transporte de los hijos, entre otros factores. Otra forma, en que se puede percibir la violencia en el hogar, se genera cuando la mujer trabaja por un salario, de modo, que se constituye una inequitativa transferencia de compromisos domésticos entre la pareja. Así se visualiza en la información de la investigación cuando algunas participantes expresan que su cónyuge o compañero carga a sus obligaciones, el pago de compromisos económicos de la familia, pese a tratarse de un
precario salario. A ello se suman las actividades que por tradición ha desempeñado la mujer en el hogar, con lo cual la jornada laboral se incrementa en el número de horas. A manera de ejemplo, se puede citar el cuidado de los hijos, las labores propias del mantenimiento de la casa, la preparación de los alimentos y por supuesto la atención del compañero o esposo que no siempre se compromete con ella en esta pesada carga. En algunos casos la situación resulta más compleja cuando el esposo o compañero administra o dispone de los ingresos de la mujer, no solo para atender gran parte de los compromisos del hogar, sino que además deja una parte para satisfacer sus propios caprichos, dejando a la mujer sin suma alguna para atender sus propias necesidades. De ahí que el trabajo remunerado y la violencia intrafamiliar guardan relaciones insospechadas, que valen la pena ser expuestas, ya que hay un impacto reciproco entre ambas esferas. La lucha contra la violencia doméstica a través del mundo del trabajo ha tomado auge en los últimos años. Es cada vez más frecuente encontrar que los países exijan a los empleadores tomar medidas para proteger a sus empleados de tal crimen. Pareciera en principio que la violencia doméstica fuera un asunto de la intimidad del hogar, que solo incumbe a su perpetrador y víctima, por producirse en esos espacios tan privados. Sin embargo, su ocurrencia fuera del trabajo u originada en el entorno laboral, requiere de una comprensión holística y un análisis de la normatividad que prevenga y proteja contra la violencia intrafamiliar a las mujeres, quienes son las más afectadas. El artículo se desarrolla en cuatro acápites. Se inicia el recorrido con una aproximación a algunas investigaciones sociojurídicas que guardan una correlación con el objeto de estudio, especialmente, al recoger los debates sobre el trabajo de las mujeres en el sistema económico; también, se adelanta la revisión de las medidas de protección tomadas en diferentes países y a partir de los instrumentos jurídicos internacionales. El segundo acápite cuenta con la mirada de la violencia hacia la mujer desde la política criminal y el derecho penal colombiano a fin de dar cuenta de los avances jurídicos en la materia y que aún implican tareas pendientes para el Estado, la sociedad y la academia. Los acápites tercero y cuarto abordan el uso de técnicas de investigación jurídica y la forma de sistematización de la información recolectada, que aporta significado a la realidad de las mujeres víctimas del delito de violencia intrafamiliar.
II. ASPECTOS SOCIO-JURÍDICOS DEL TRABAJO DE LA MUJER Abarcar el mundo del trabajo involucra tanto las dinámicas del trabajo para el mercado como las del trabajo no remunerado; particularmente en este último, aquel que se realiza dentro de los hogares para el beneficio de las sociedades y la economía. De ahí el reconocimiento de la importancia que tiene el trabajo de las mujeres al interior de los hogares, porque las actividades que ellas realizan son indispensables para la supervivencia de miembros de la propia familia y la reproducción económica familiar. Sin embargo, las labores del hogar endilgadas durante muchas generaciones exclusivamente a las mujeres, se convierten en un aspecto de molestia frente al sistema socioeconómico, ya que se trata como un aspecto no mercantil, de un trabajo fuera del mercado pese a su gran valor. En tal sentido y con la necesidad de una profunda transformación, Carrasco (2017) considera que la reproducción social en la que intervienen tareas, trabajos y energías para la reproducción biológica y de fuerza de trabajo, también involucra los trabajos de cuidado, entre ellos el correspondiente a las labores domésticas. De tal forma, la autora muestra la relación entre lo económico y lo social bajo la consideración de que los trabajos de cuidados realizados desde los hogares son parte relevante del proceso de reproducción social1. De acuerdo con Vaca, (2019), “las tendencias actuales muestran que las mujeres, en comparación con los hombres, presentan una menor tasa de participación en el empleo y una mayor concentración en sectores vulnerables y de baja productividad. Los patrones culturales patriarcales relegan a las mujeres al ámbito doméstico en un contexto marcado por la desigual distribución sexual del trabajo. Como consecuencia las mujeres presentan una sobrecarga de trabajo no remunerado que opera como barrera a la plena inserción laboral femenina”2. Lo cual confirma que el trabajo de las mujeres se ha encontrado durante mucho tiempo opacado y es un fenómeno extendido en el panorama social de América Latina. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) mediante el estudio de Vaca (2019), indica que “ante la necesidad de gene-ración de ingresos de los hogares, la mayor participación de las mujeres en el mercado laboral en muchas ocasiones está sujeta a ser una medida de compensación del ingreso de los hombres y no como un avance real hacía una mayor autonomía económica. Esto repercute en la discriminación existente en los mercados laborales que resulta en una inserción precaria, inestable y de baja
calidad para las mujeres. Las mujeres que se desempeñan por cuenta propia en ocasiones lo han hecho a través de microempresas sobre todo por las escasas oportunidades de trabajo asalariado y por la urgencia de generar sus ingresos”3. A partir del Siglo XX se ha venido operando un cambio en la situación de la mujer, de manera especial en las sociedades de occidente, porque hay mayor ingreso de la mujer a la educación superior y al mercado laboral. A medida que la mujer va ganando espacio en el sistema educativo lo gana en las esferas del poder, lo que a su vez tiene repercusiones en la relación trabajo-familia. La afirmación que las mujeres se están incorporando al trabajo laboral, es cuestionada por Iglesias de Ussel (2004), cuando recuerda que históricamente las mujeres se encontraban incorporadas al trabajo agrario, como también lo estaban los niños. Todos los miembros de la familia concurrían a la economía del hogar. Comenta el mismo autor que la Revolución Industrial al principio produjo un alejamiento de la mujer del trabajo fuera del hogar, pero la industrialización la incorporó como a los niños al trabajo fuera de la casa. Este mismo autor habla de los efectos que produce la incorporación al trabajo, extra doméstico a la vida familiar, que no solo ocurre con relación a los hijos que se tienen4. Cuando el trabajo de la mujer logra ser aceptado por el esposo o compañero, seguramente la relación no se verá afectada por él. Sin embargo, cuando ocurre lo contrario y hay un rechazo al trabajo, se presenta la frustración personal la cual se traslada al hogar, creando situaciones de violencia que conducen a la terminación de la relación o a las agresiones recíprocas, llevando la mujer la peor parte. Esto coincide con lo que la Organización Internacional del Trabajo (2017), ha indicado, la violencia doméstica se extiende hacia el mundo del trabajo, cuando el objetivo de la conducta violenta es impedir que una persona se integre o permanezca en la fuerza de trabajo5. Todo lo anterior permite destacar la necesidad de ahondar en el fenómeno Violencia Intrafamiliar – Trabajo y la necesidad de generar mecanismos de protección jurídica de las mujeres. Un estudio denominado “Relación entre Empleo y Violencia Intrafamiliar” llevado a cabo por el Ministerio de Desarrollo Social (2011) de Chile, planteó a modo de conclusión que es necesario un acercamiento en la relación entre los dos fenómenos la violencia intrafamiliar y la participación en el mercado laboral de las mujeres6. En tal sentido, la reunión de expertos de la OIT no muy lejos de tal planteamiento, concluyó que en los convenios colectivos pueden incorporarse elementos que contribuyan a la superación de los efectos de la violencia doméstica por ejemplo a través de “las cláusulas sobre la violencia doméstica podrían prever, la prestación de apoyo y la concesión de licencias a las víctimas, y mecanismos para poner en contacto a las víctimas con los servicios comunitarios”7. En atención a las consecuencias devastadoras de la violencia doméstica, la comunidad internacional adoptó el Convenio número 190 sobre la violencia y el acoso y la Recomendación número 206 en junio de 2019, en la Conferencia del Centenario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Estos instrumentos jurídicos internacionales fueron elaborados por representantes de los gobiernos, los empleadores y trabajadores; establecen un marco común para prevenir y abordar la violencia y el acoso, particularmente reconocen los efectos indirectos negativos de la violencia intrafamiliar en el mundo del trabajo, además distingue entre: violencia en la pareja, violencia doméstica y violencia intrafamiliar.
III. EL DELITO DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR En Colombia, la Política criminal decidió elevar a la categoría de delitos la violencia en la familia y con tal propósito promulgó la Ley 294 de 1996, ante el reiterado acaecimiento de actos violentos, que atentaban contra la armonía y la unidad familiar. Posteriormente se expidió la Ley 1142 de 2007 para modificar el artículo 229 de la Ley 599 de 2000 –Código Penal– y recientemente mediante la Ley 1959 de 2019 nuevamente se produjeron cambios en artículo 229 del Código Penal. La Ley 294 de 1996 surge como la primera manifestación legislativa, a instancia de la Corte Constitucional, que demandaba la protección a la estirpe de todo acto de violencia que pusiera en peligro la unidad y la armonía de la familia. Las violencias físicas y psicológicas causadas al interior de hogar se convirtieron en las formas de disolver los conflictos surgidos de las relaciones maritales y filiales. Se reconocen varias expresiones de la violencia intrafamiliar como: la agresión verbal, el abandono económico y afectivo, el abuso sexual a menores de edad, el trabajo de la mujer fuera de la casa, entre otros. Al lado de la legislación se busca por el gobierno implementar programas que prevengan y controlen la violencia como lo señala el COMPES en el documento Política Nacional para la Construcción de Paz y Convivencia Familiar –HAZ PAZ de 2000, “el gobierno busca prevenir y controlar la violencia intrafamiliar, con una estrategia orientada a apoyar a los individuos, a las familias y a las comunidades en su misión de
transmitir principios y valores democráticos y de convivencia; así mismo, a dotar a los núcleos básicos de la comunidad de los instrumentos apropiados para resolver los conflictos en forma pacífica”8. Se atribuye a los esquemas de crianza un papel importante en la violencia intrafamiliar. Tales modelos son definidos como aquellos usos o costumbres que se transmiten de generación en generación como parte de la cultura. Esto es, que los padres educan a sus hijos según las reglas aprendidas de los suyos. Además, esos patrones de crianza se modulan sobre dos factores, relacionados con el control y la aceptación. El primero surge, de las pautas o normas que impone la familia para alcanzar algunas expectativas respecto del futuro de sus hijos. El segundo, la aceptación, se refiere al comportamiento de los hijos como los padres lo esperan. Por su parte, Ramírez (2004), señala, en comentario sobre la violencia intrafamiliar, que “(…) ha sido un recurso de dominación directa y ejemplar sobre todas las mujeres, al producir de manera anticipada miedo generalizado, parálisis, control y daños sobre ellas”. Agrega que “un análisis macroscópico sobre la violencia de género contra las mujeres revela que ésta ha conducido a un verdadero feminicidio”, y al referirse a la violencia masculina sostiene que “(…) ha generado muerte: homicidio, feminicidio, genocidio, etnocidio y devastación de la naturaleza y del patrimonio cultural” (p. XIV)9. Tal es la universalidad del delito de género que Laurrain (1994) menciona que “la violencia hacia la mujer es el crimen encubierto más numeroso del mundo” (p. 149)10. Se puede considerar que las mujeres pueden estar menos expuestas a la violencia por el hecho de recibir remuneración por su trabajo, bien sea que trabaje en el hogar o fuera de él. Sin embargo, también puede ocurrir que este factor contribuya a generar más tensión, porque la mujer contaría con más autonomía social y económica. Lo anterior no quiere decir que las mujeres al incorporarse al mercado laboral, remunerado dejen de ser víctimas de la violencia intrafamiliar por parte de su cónyuge o pareja. Por lo tanto, surge el interrogante de saber sí la decisión de la mujer de ir al campo laboral remunerado se constituya en un factor de mayor violencia y que la mujer abandone el trabajo en pro de mantener una relación familiar pacífica. En materia de trabajo remunerado y la violencia intrafamiliar, la Organización Internacional del Trabajo realizó un estudio en 80 países, percibiendo que en efecto este es factor de violencia, lo que ha dado lugar a que un 9% de esos países, los empleadores se encuentren obligados a aplicar medidas preventivas o de protección contra la violencia doméstica en el lugar de trabajo11. En efecto, las variadas transformaciones sociales como es la incorporación de la mujer al mercado laboral ha traído a su vez que la mujer que desempeña una actividad económica, modifique la natalidad, el poder en la toma de decisiones familiares, el consumo y en los roles de género en el matrimonio (Brändle, 2010)12. En esta línea, Pianciola (2019) realiza una caracterización de la violencia económica y determina como nudos conceptuales: el mundo del trabajo, vivienda, rotura o retención de bienes materiales, los/as hijos/as y separación/divorcio13. Silveira y Nardi (2014) presentan un análisis de procesos judiciales no concluidos en el Juzgado de Violencia doméstica y familiar contra la mujer en Porto Alegre, Brasil. En dicho estudio es expuesto que las formas de subordinación al interior del hogar originan violencia doméstica y que las víctimas de violencia intrafamiliar pueden contar con altos niveles profesionales e ingresos económicos representativos. Concluyen además que: “Esse medo anuncia que não é somente a pobreza que age como fator de vulnerabilidade, pois a posição social e a proteção do âmbito privado nas classes médias altas cria um tipo de vulnerabilidade à violência distinta daquela decorrente de condições de vida precárias. Entendemos que a tristeza e o constrangimento dessas duas mulheres possam ser potencializados quando, na prática dos órgãos públicos relacionada à violência de gênero noâmbito das relações de intimidade, essa problemática continuar sendo, majoritariamente, tratada como uma questão individual e privada, negando seu caráter socialmente produzido14“. Por lo tanto, la violencia intrafamiliar que en muchas ocasiones deviene del campo económico, en el contexto familiar, parte en principio del control y manipulación del dinero con el objetivo de perpetuar una clara subordinación. No obstante, en la intimidad del hogar afloran otros aspectos que pueden detonar en este tipo de violencia, sin que se trate exclusivamente de la dependencia económica, como da cuenta la investigación abordada anteriormente.
IV. METODOLOGÍA El proyecto de investigación tuvo como objetivo precisar si el trabajo remunerado de la mujer genera violencia intrafamiliar. A través de un estudio normativo con enfoque cualitativo exploratorio, con víctimas de violencia
intrafamiliar, que han sido atendidas en el Consultorio jurídico de la Universidad de Ibagué en los últimos siete años. Esta investigación cubrió varias etapas: identificación y selección de la muestra de investigación, que corresponde a los casos atendidos en el periodo 2012-2018 de violencia intrafamiliar e inasistencia alimentaria; en segunda instancia, realización de entrevistas semiestructuradas a 17 mujeres; y revisión de las estadística locales y nacionales sobre la violencia económica en el ámbito familiar. Según el reporte dado por el Consultorio jurídico, este contaba con 36 casos de violencia intrafamiliar y 43 inasistencias alimentarias; estos últimos casos se agregaron a la investigación porque son considerados una forma de violencia, al dejar que la mujer asuma exclusivamente el deber legal de sostenimiento de los hijos, que corresponde a ambos progenitores; efectuándose un total de 17 entrevistas. La población usuaria afectada por la problemática estudiada está entre los estratos socioeconómicos 1, 2 y 3; de acuerdo al Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), son hogares con menores recursos, los cuales son beneficiarios de subsidios en los servicios públicos domiciliarios15. Esta clasificación por estratos es una aproximación a la diferencia socioeconómica jerarquizada que realiza Colombia en atención a los principios de solidaridad y redistribución del ingreso de las personas.
V. RESULTADOS Los resultados del proceso investigativo y la correspondiente aplicación de instrumentos permitieron precisar las siguientes categorías: 1. MANEJO DEL DINERO POR PARTE DEL COMPAÑERO Algunas entrevistadas relatan que podían disponer libremente de sus ingresos o aportar la mitad para el sostenimiento del hogar; otras debían sufragar los gastos del hogar, porque el compañero, padre de sus hijos se excusaba de ayudar económicamente porque no tenía trabajo. Según una víctima, su pareja no aportaba económicamente en la casa y tampoco ayudaba con el cuidado de los hijos. Se identificó un caso de presencia de conductas abusivas por parte del esposo, como, manejar el dinero que ella percibía por concepto de trabajo como empleada del servicio doméstico. Con el dinero que ganaba se pagaba el arriendo, el mercado y a veces los servicios. Otra de las usuarias del Consultorio Jurídico, señaló que durante la convivencia con el compañero, ella era la que mantenía la casa, aunque él trabajaba no aportaba; siendo este el motivo determinante para la separación. El manejo del dinero lo hacía él porque no le gustaba que ella dispusiera de su propio dinero. 2. VIOLENCIA FÍSICA Y PSICOLÓGICA De las 17 entrevistas realizadas, cinco (5) reportaron haber recibido violencia por contar con ingresos fruto del trabajo fuera del hogar. Entre las formas se cuenta: – Disgusto de parte del compañero, porque la mujer salía a trabajar ya que su tarea era la de permanecer al lado de los hijos; al demorarse en llegar a la casa, se molestaba y la llamaba reiteradamente para requerir su presencia, con amenazas de dejarla por fuera de la casa. – Alguna expresaron haber recibido violencia psicológica, como humillaciones delante de amigos y vecinos, gritos y palabras ofensivas; manifestar enojo en reuniones, en el trabajo, o con los compañeros de trabajo o familiares. Una manifestó haber recibido junto a su hijo amenazas con un cuchillo. – La mayoría refiere que la relación que era “normal”, con el tiempo fue cambiando porque los compañeros se volvieron agresivo, y celosos. Luego de la separación, la actitud violenta persiste representado en la negación a asumir la ayuda alimentaria para los hijos. 3. INCUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES DEL SOSTENIMIENTO DE LOS HIJOS La mayoría refiere que en la relación, el compañero manejaba el dinero de la pareja, y de esa forma atendían los gastos del hogar, pero cuando se separaron dejaron de ayudar con la parte correspondiente. Textualmente una víctima relata: “Actualmente él no quiere pagar la cuota de inasistencia alimentaria, se ha desentendido totalmente de los gastos del niño, y a raíz de la separación me toco buscar otro trabajo para sostener el niño…
él se queja de que yo no le doy los mejor al niño, pero yo no gano lo suficiente, pero de igual manera el no aporta nunca para la manutención del niño” (Entrevista a usuaria del Consultorio, 2018). Una situación que se observa en los hogares donde la mujer trabaja, consiste en que luego de la separación, el compañero no pasa alimentos pero que se diferencia de los anteriores en que hay constreñimiento, porque a ellas se les ofrece alimentos a cambio de que acepten continuar una vida en común, tal como lo expresa una usuaria “… es más él llegó a decirme que si accedía a estar con él, si le pasaba a los niños”. En este sentido, es de mencionar que el Consultorio Jurídico, entre otros acasos, recibe solicitudes relacionadas al incumplimiento del deber de alimentos: “… la mayoría de consultas y solicitudes de asesoría legal en materia de derecho privado obedecen a conflictos suscitados alrededor de la obligación de los padres frente a sus hijos. Entre 2000 y 2013 se presentaron cerca de 3.000 casos de este tipo (Pag.32). Troncoso (2018) menciona16 que el mayor número de casos llevados ante la jurisdicción, corresponden a procesos de fijación, disminución, exoneración y aumento de cuota alimentaria. Teniendo en cuenta que los usuarios en su mayoría son de estratos uno y dos, la autora menciona, que se caracterizan en general por tener ingresos bajos, o que laboran en lo informal, aspecto que hace difícil el cumplimiento de las obligaciones; sumado a ello el bajo nivel educativo y la crisis de valores que acreciente el número de madres solteras, madres abandonadas cabeza de familia, entre otras. Por su parte, conforme al boletín epidemiológico semanal –BES– 201717 se notificaron 98.999 casos sospechosos de violencias de género e intrafamiliar, hasta semana epidemiológica 20 de 2018 se han notificado 38.268 casos, un aumento de 2,7% comparado con el mismo periodo de 2017 con 37.260 casos advertidos. De los casos citados en la vigencia 2018, el 53,3% son casos sospechosos de violencia física, el 23,2% casos sospechosos de violencia sexual, y el 6,5% casos sospechosos de violencia de psicológica. De acuerdo con las características de la víctima y el agresor se observa el siguiente comportamiento: Violencia física, el 78% de los agresores son hombres y en el 74,6% de los casos el agresor es un familiar de la víctima; en la mayor proporción de casos sospechosos de violencia física el perpetrador es la pareja o ex pareja de la víctima. La violencia relacionada con lo económico, suele ser desestimado por la mujer, quien resta importancia a los manejos controladores por parte del hombre y los descubre cuando llega la violencia física, los golpes. Este proceso genera desvalorización, baja autoestima y fortalece miedos sobre sus capacidades y relaciones sociales; afecta a las mujeres en su salud psíquica y física, que la lleva a padecer todo tipo de malestares que se expresan como trastornos en su salud, por ejemplo, ansiedad, depresión, manifestaciones psicosomáticas, tendencia al consumo abusivo de psicofármacos, etc.
VI. CONCLUSIONES Y DISCUSIONES Existen sucesos, modos de relacionarse, uso del poder y expresiones de violencia comunes en el total de experiencias observadas. Un hombre que controla todos los ingresos del hogar, manipula el dinero o se lo provee en cuentagotas a la mujer está ejerciendo un tipo de violencia de género: el abuso económico y patrimonial. En este sentido, se registran este tipo de violencia cuando ellas no pueden disponer de sus documentos o su dinero, cuando se les niega la posibilidad de administrar su sueldo e, incluso, cuando se incumple con la cuota alimentaria. La violencia econó-mica resulta difícil de identificar porque suele ser invisible, a menudo se presenta de manera sutil y encubierta. La educación formal y no formal han enseñado a ver la realidad con las categorías del dominador. Esas mujeres, con la mejor buena fe, piensan que siempre fue así y que es “obligación masculina” proveer y el deber femenino, depender. Mendoza (2014) menciona que investigaciones más recientes consideran que la violencia económica dentro del hogar también es un tipo de manifestación de hostilidad18. Se señala que comportamientos de control de los recursos económicos del hogar, limitación en la adquisición de activos, explotación y acciones de sabotaje del empleo de la víctima, entre otras formas más, son en conjunto algunos rasgos que definen la violencia económica. En este sentido, Olate, C; Maffei, T & Hernando, A. (2011) resaltan en su estudio, que aun estando presente la hipótesis de que las mujeres pueden estar menos expuestas a la violencia por el hecho de trabajar remuneradamente, este fenómeno existe aún en aquellas mujeres que se incorporan al trabajo remunerado19. Como puede observarse, los casos sometidos a entrevista son pocos en relación con la cantidad de usuarias atendidas en el Consultorio por los delitos de violencia intrafamiliar e inasistencia alimentaria. Las razones, se encuentran en factores como la renuencia de algunas mujeres a responder las preguntas porque, no obstante,
al ser informadas de la confidencialidad de su declaración, ellas pensaban que no debía arriesgarse a dar cuenta de su intimidad. Otras, la mayoría no fueron ubicadas en las direcciones registradas, lo que permite suponer que dejaron el lugar de residencia o la ciudad. Puede considerarse que un incremento de las tasas de participación de las mujeres en el mercado laboral no asegura per se la condición para garantizar su autonomía económica. Participantes del estudio realizado dan cuenta de que su acceso al trabajo remunerado, incluso fue un factor generador de violencia económica. No puede desconocerse en estos casos la incidencia de aspectos de orden psicológico, social y cultural que inciden en la imposibilidad de actuar frente a los comportamientos violentos de sus parejas. El alcance de la agenda 2030 y sus objetivos de desarrollo sostenible (ODS) se enfrentan a complejas estructuras de desigualdad de género en el mundo del trabajo, que implica el entorno socio cultural de las mujeres y por lo tanto se hacen necesarios mecanismos que permitan a las mujeres la inclusión plena en el mercado laboral de forma efectiva, esto es, que redunde en su bienestar. En todo caso, la incorporación de las mujeres en el mundo laboral, da cuenta de condiciones de desigualdad frente a los hombres. Las participantes del estudio dieron cuenta de estar vinculadas en trabajos de poca cualificación y pese a lograr un poco de independencia económica respecto del cónyuge o compañero permanente, no resulta ser suficiente la remuneración de su trabajo para transformar las dinámicas al interior del hogar. La forma como las vulnerabilidades son experimentadas por las mujeres cambian conforme a sus experiencias de vida únicas; varias participantes perdieron la administración de los recursos obtenidos como fruto de su trabajo, al dejarlo en manos de su pareja, otras se vieron sometidas a comportamientos inadecuados como la manipulación de su tiempo y decisiones. Ante la inexistencia de un modelo único de protección a la mujer víctima de violencia intrafamiliar desde el mundo del trabajo, es un reto para los sistemas jurídicos hacer frente a este fenómeno. Se requiere adoptar soluciones generales que salvaguarden efectivamente los derechos de las mujeres. Así las cosas, el mundo del trabajo puede convertirse en un aliado importante para las víctimas de violencia intrafamiliar y, por tanto, la adopción y ratificación de los instrumentos internacionales para tal fin, permiten que los Estados establezcan claramente los presupuestos normativos, criterios de interpretación y circunstancias materiales, que deben converger para que se otorgue una adecuada protección. Por tanto, se procuren sociedades y lugares de trabajo dignos y respetuosos en los que las mujeres puedan prosperar.
VII. BIBLIOGRAFÍA BRÄNDLE SEÑÁN, G., “Empleo femenino y consumo doméstico: el equipamiento del hogar como modelo de análisis”, Acciones e Investigaciones Sociales, núm. 28 (2011), pp. 109-134. BES boletín epidemiológico semanal semana mayo 20 al 26 de 2018. Instituto Nacional de Salud. Recuperado de http://www.ins.gov.co/buscadorventos/BoletinEpidemiologico/2018%20Bolet%C3%ADn%20epidemiol%C3%B3gico%20semana%2021.pdf. CARRASCO BENGOA, C., “La economía feminista. Un recorrido a través del concepto de reproducción”, Revista Ekonomiaz, núm. 91 (2017), pp. 52-77. Departamento Administrativo Nacional de Estadística –DANE–. Estratificación socioeconómica para servicios públicos domiciliarios, 2020. Recuperado de https://www.dane.gov.co/index.php/servicios-alciudadano/servicios-informacion/estratificacion-socioeconomica#preguntas-frecuentes. Departamento Nacional de Planeación, Banco Interamericano de Desarrollo, Universidad de los Andes. Violencia en las familias colombianas. Costos socioeconómicos, causas y efectos, 2003 UNIFEM. Situación de las mujeres en Colombia, septiembre de 2005, p. 12. Cita el documento de la Procuraduría publicado en la página de internet. GARCÍA MUSTELIER, K., “La violencia familiar y la mujer”, Actuaciones de enfermería, 2006, Vol. 1, Núm. 3. IGLESIAS DE USEEL, J., “Familia y trabajo de la mujer”, Arbor CLXXVIII, 2004, núm. 702, pp. 167-185. Instituto Nacional de Medicina Legal.: Comportamiento de la Violencia Intrafamiliar. Colombia 2016, 2017, Forensis Datos para la vida. 18 (1). Recuperado de http://www.medicinalegal.gov.co/documents/88730/4023454/Forensis+2016+-
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO IX EL IRPF COMO INSTRUMENTO DE INTEGRACIÓN DE LA MUJER EN EL MERCADO LABORAL
Capítulo IX El IRPF como instrumento de integración de la mujer en el mercado laboral JOSÉ ANTONIO CHAMORRO Y ZARZA
Profesor Contratado Doctor Área de Derecho Financiero y Tributario Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN EL ÁMBITO LABORAL. III. LOS TRIBUTOS Y EL IMPULSO DEL ACCESO DE LA MUJER AL MERCADO LABORAL. IV. EL IRPF COMO MEDIO PARA FACILITAR EL ACCESO DE LA MUJER AL MERCADO LABORAL: LAS DEDUCCIONES AUTONÓMICAS. 1. Deducciones para autoempleo o incorporación al mercado laboral. 2. Deducciones para la conciliación familiar. V. CONCLUSIONES. VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN La presencia de la mujer en el ámbito laboral ha sido significativamente inferior a la del hombre y, siendo cierto que en los últimos años se ha producido un incremento notable de su representación, también es verdad que, en periodos de crisis como el que estamos atravesando, se retorna al aumento de esa brecha. Son muchos los factores de esta desigualdad manifiesta, pero entre ellos destaca la estructura social tradicional. Comúnmente ha sido el hombre el que disponía de un empleo remunerado y la mujer se dedicaba al cuidado de la casa y la familia, labores, las más de las veces, ingratas y, siempre, poco reconocidas. En cualquier caso, esta distribución de papeles ha constituido uno de los mayores obstáculos para la mujer a la hora de acceder al mercado laboral1. Tampoco es ajeno a este estereotipo la atribución a la mujer de profesiones y empleos considerados como propios tal como ocurre con la enseñanza, los cuidados personales o las tareas domésticas. A ello hay que añadir otro factor puramente biológico como es la mater-nidad, convertida en un obstáculo para el acceso o mantenimiento en el mercado laboral, o para su promoción profesional. La evolución de la sociedad ha propiciado también un cambio positivo de mentalidad, de
manera que la mujer cada vez ocupa un nivel más relevante en el mundo laboral tanto cuantitativa como cualitativamente. Esto no impide, como se ha dicho, reconocer que la brecha laboral existe y que, de igual modo, es necesario arbitrar mecanismos jurídicos para reducir y eliminar ese desequilibrio. Entre estos instrumentos se halla el de la fiscalidad, un medio que puede ser interesante para coadyuvar al objetivo de una mayor presencia de la mujer en el ámbito laboral.
II. LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN EL ÁMBITO LABORAL La participación de la mujer en el mercado laboral puede ser constatada, entre otros medios, a través de la tasa de empleo2, un instrumento que permite tener una idea cierta de su grado de integración con relación al hombre, comúnmente con una presencia mayoritaria. Además, resulta muy útil conocer la tasa de paro, pues facilita una información valiosa para determinar la existencia de un desequilibrio en el mercado laboral entre mujeres y hombres, así como su relevancia. La tasa de empleo en el año 2019 (últimos datos consolidados disponibles) para personas con edad de 16 años o más es del 56,3% en los hombres y del 44,8% en las mujeres, con una brecha de género, muy importante, de once puntos y medio de diferencia3. En cuanto al desempleo, en el cuarto trimestre de 2020 la tasa de paro en España ascendía al 16,13% de la población activa; la diferencia entre mujeres y hombres también es significativa: el paro en los hombres es del 14,17% y en el caso de las mujeres asciende al 18,33%, algo más de cuatro puntos porcentuales superior al de los hombres4. Estos datos por sí mismos justifican la utilización de instrumentos, como los de naturaleza tributaria, que permitan reducir la brecha de género en el mercado laboral facilitando el acceso al mismo de las mujeres.
III. LOS TRIBUTOS Y EL IMPULSO DEL ACCESO DE LA MUJER AL MERCADO LABORAL A pesar de los grandes avances que se han producido en el acceso de las mujeres al mercado laboral, sigue existiendo una diferencia significativa de su presencia con relación a los hombres, como se ha señalado. Esta situación justifica, por tanto, la aplicación de políticas destinadas a la plena integración de las mujeres en el ámbito laboral, un objetivo para cuyo logro puede desempeñar un interesante papel el Derecho Tributario. Es sabido que el fin primordial de los tributos es obtener recursos económicos para hacer frente a los gastos públicos; ahora bien, esto no impide que tengan otras finalidades distintas a las estrictamente fiscales o, si se quiere, que sean empleados para lograr objetivos diferentes a los recaudatorios5. De hecho, la utilización de los tributos con fines extra-fiscales tiene una larga tradición en nuestro ordenamiento jurídico; ya figuraba en la Ley General Tributaria de 1963, y en la actualidad se prevé en el art. 2.1 de la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria, con los siguientes términos:
“los tributos, además de ser medios para obtener los recursos necesarios para el sostenimiento de los gastos públicos, podrán servir como instrumentos de la política económica general y atender a la realización de los principios y fines contenidos en la Constitución”6. La admisión de estas funciones en el ámbito doctrinal7 también tiene su correlato en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Y es que, tal como constata este órgano con relación al sistema tributario, su función extrafiscal no está recogida en el texto constitucional de manera expresa, lo que no impide que pueda deducirse de la interpretación de sus preceptos8. Un argumento que refuerza al destacar que “el tributo (…) puede responder a políticas sectoriales distintas de la puramente recaudatoria (fin extrafiscal), de modo tal que el legislador puede configurar el presupuesto de hecho del tributo teniendo en cuenta consideraciones básicamente extrafiscales (…)”9. Es más, en el caso de los impuestos, al margen de su función primor-dial recaudatoria, es frecuente que persigan otras finalidades10 e incluso que produzcan efectos extrafiscales aun en los casos en los que no se pretende esta finalidad11. Por consiguiente, puede afirmarse que en la mayor parte de los impuestos, por no decir en todos, se compadecen ambas finalidades –recaudatoria y extrafiscal–, por lo que determinar su naturaleza se reduce a una cuestión de grado, de manera que difícilmente existirán casos puros de impuestos recaudatorios o de impuestos extrafiscales12. Lo expresado legitima el empleo de los tributos para facilitar el acceso de la mujer al mercado laboral y, en suma, el logro de la igualdad material. Los beneficios fiscales son uno de los instrumentos más frecuentes para la consecución de fines sociales o económicos pues con ellos se pretende, entre otros objetivos, la reversión de situaciones desfavorables de algunos colectivos, como es el caso de las mujeres y su acceso al empleo. La previsión de bonificaciones, reducciones o deducciones en determinados impuestos puede tener, por consiguiente, una finalidad correctora de las circunstancias de desigualdad material. El ordenamiento tributario prevé ciertos beneficios fiscales que, de forma directa o indirecta, pueden facilitar el acceso de la mujer al ámbito laboral, aunque, ha de reconocerse, son escasos, dispersos y heterogéneos. En este sentido, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (en adelante, IRPF) es el ejemplo paradigmático de esta última afirmación ya que las deducciones que pueden favorecer el acceso de la mujer al ámbito laboral se hallan en las normativas de las Comunidades Autónomas (en adelante, CCAA). Por consiguiente, estas medidas no se aplicarán en todo el territorio español y, además, no todas serán de idéntica condición, introduciéndose así un factor de dispersión y heterogeneidad que provoca una eficacia limitada.
IV. EL IRPF COMO MEDIO PARA FACILITAR EL ACCESO DE LA MUJER AL MERCADO LABORAL: LAS DEDUCCIONES AUTONÓMICAS La normativa básica del IRPF se recoge en la Ley 35/2006, de 28 de noviembre y en el Real Decreto 439/2007, de 30 de marzo, que aprueba su Reglamento. Pero al ser un tributo estatal parcialmente cedido a las CCAA, éstas tienen capacidad normativa sobre
determinados aspectos de manera que, junto a las normas estatales citadas, es preciso acudir a las disposiciones autonómicas. La mayor parte de las CCAA han aprobado deducciones en la cuota íntegra autonómica que, de forma directa o indirecta, pueden facilitar el acceso de la mujer al mundo laboral13. Conviene advertir, sin embargo, que las deducciones no están previstas específicamente para las mujeres, aunque las condiciones y requisitos para su aplicación pueden tener efectos particularmente interesantes para lograr el objetivo del acceso de las mujeres al ámbito laboral. Estos dos tipos de deducciones son: las deducciones para autoempleo o incorporación al mercado laboral y las deducciones para la conciliación de la vida familiar. Las CCAA que han aprobado deducciones en cualquiera de los sentidos señalados son Andalucía, Aragón, Principado de Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Comunidad de Madrid, Región de Murcia y La Rioja. A continuación, se hará una referencia breve a las mismas. 1. DEDUCCIONES PARA AUTOEMPLEO O INCORPORACIÓN AL MERCADO LABORAL En la actualidad, sólo el Principado de Asturias y la Comunidad de Madrid prevén la aplicación de deducciones con esta finalidad en la cuota íntegra autonómica del IRPF. Principado de Asturias
Deducción de 1000 € para contribuyentes que se establezcan como trabajadores por cuenta propia, o autónomos en zonas rurales en riesgo de despoblación14: para su aplicación, el contribuyente debe tener su residencia habitual en esas zonas rurales y la base imponible no puede superar 25.009 € en tributación individual ni 35.240 € en tributación conjunta Deducción de 2000 € para contribuyentes que se incorporen al mercado laboral desarrollando trabajos especialmente cualificados, relacionados directa y principalmente con actividades de I+D, científicas o de carácter técnico15: el contribuyente deberá cumplir las siguientes condiciones: a) que no hayan transcurrido más de tres años desde que finalizase su formación académica; b) que tenga su residencia habitual en el Principado de Asturias y la mantenga durante al menos tres años; c) que si inicia la actividad por cuenta ajena, se firme un contrato de trabajo, y si es por cuenta propia cause alta en el régimen especial de la Seguridad Social o en la mutualidad de previsión social correspondiente Comunidad de Madrid
Deducción de 1000 € para el fomento del autoempleo: los contribuyentes deberán ser menores de 35 años y darse de alta, por primera vez, en el censo de empresarios o profesionales y retenedores previsto en la norma-tiva estatal; así mismo, deberán mantenerse en situación de alta durante un año natural, siempre que la actividad se desarrolle principalmente en el territorio de la Comunidad Autónoma16. 2. DEDUCCIONES PARA LA CONCILIACIÓN FAMILIAR
A diferencia del caso anterior, las deducciones para la conciliación de la vida familiar han sido adoptadas por un número mayor de CCAA. Tal es el caso de Andalucía, Aragón, Principado de Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Comunidad de Madrid, Región de Murcia y La Rioja. Andalucía
Deducción por ayuda doméstica17: 15% del importe satisfecho por el contribuyente a la Seguridad Social por la cuota fija correspondiente a la cotización anual de un empleado en el régimen de empleados del hogar, con un límite máximo de 250 € anuales que será actualizado anualmente conforme a la legislación vigente. Requisitos: a) los cónyuges o integrantes de la pareja de hecho han de ser los padres o madres de hijos que forman parte de la unidad de familiar; b) deben percibir rendimientos del trabajo o de actividades económicas. Se aplica también al padre o la madre de familia monoparental que perciba igualmente rendimientos del trabajo o de actividades económicas. Aragón
Deducción por gastos de guardería de hijos menores de 3 años18: 15% de las cantidades satisfechas por el contribuyente por los gastos de custodia de hijos menores de 3 años en guarderías o centros de educación infantil, con el límite de 250 € por cada hijo con carácter general, y de 125 € en el periodo impositivo en el que el niño cumpla los 3 años de edad. Requisitos: la suma de las bases liquidables general y del ahorro debe ser inferior a 35.000 € en tributación individual y a 50.000 € en tributación conjunta y la base liquidable del ahorro no podrá superar los 4.000 € en cualquier modalidad de tributación. Principado de Asturias
Deducción por gastos en centros de descendientes de 0 a 3 años19: 15% de las cantidades satisfechas, con un límite de 330 euros anuales; si el contribuyente tiene la residencia habitual en una zona rural con riesgo de despoblación aplicará el 30% con un límite anual de 660 euros. Requisitos: a) los progenitores, adoptantes, o tutores deberán convivir con el menor; b) la base imponible del contribuyente no podrá superar 25.009 € en tributación individual ni 35.240 € en tributación conjunta. Islas Baleares
Deducción por gastos relativos a los descendientes o acogidos menores de seis años por motivos de conciliación20: 40%, con un límite de 600 €, del importe anual satisfecho por gastos de estancia de niños de 0 a 3 años en escuelas infantiles o en guarderías, servicios de custodia, comedor o actividades extraescolares de niños de 3 a 6 años en centros educativos o por contratación laboral de una persona para cuidado de menores de 0 a 6 años. Requisitos: a) los contribuyentes deben realizar actividades por cuenta propia o ajena que generen rendimientos del trabajo o de actividades económicas; b) la base imponible total no será superior a 30.000 € en tributación individual o a 48.000 € en tributación conjunta; c) los gastos relativos a esta deducción se deben satisfacer mediante tarjeta de crédito o de débito, transferencia bancaria, cheque nominativo o ingreso en cuenta de entidades de crédito; d) en el caso de gastos por contratación de
una persona empleada, ésta tiene que estar dada de alta en el régimen para empleados del hogar de la Seguridad Social. Canarias
Deducción por gastos de custodia en guardería de niños menores de 3 años21: 15% de las cantidades satisfechas con el límite de 400 €, siempre que ninguno de los contribuyentes, progenitores o tutores con quienes convivan los menores, haya obtenido rentas superiores a 39.000 € en tributación individual o 52.000 € en tributación conjunta. En el periodo impositivo en el que el menor cumpla 3 años, la deducción se calculará de forma proporcional al número de meses en los que se cumplan los requisitos Cantabria
Deducción por gastos de guardería22: 15% de las cantidades destinadas a gastos de guardería de hijos o adoptados menores de 3 años, con un límite máximo anual de 300 € por hijo, y si el contribuyente tiene la vivienda habitual en una zona rural en riesgo de despoblamiento, se podrá deducir un 30% con un límite de 600 €. Requisitos: la base liquidable, después de las reducciones por mínimo personal y familiar será inferior a 22.946 € en tributación individual o a 31.485 € en tributación conjunta. La base de la deducción está constituida por las cantidades justificadas con factura y satisfechas mediante tarjeta de crédito o débito, transferencia bancaria, cheque nominativo o ingreso en cuentas bancarias, no dando derecho a deducción, en ningún caso, las cantidades abonadas en efectivo. Castilla y León
Deducción por cuidado de hijos menores de 4 años23: el contribuyente puede optar por aplicar una de estas dos deducciones: el 30% de las cantidades satisfechas a una persona empleada de hogar dada de alta en el Sistema Especial para Empleados del Hogar de la Seguridad Social, con el límite máximo de 322 €; o el 100% de los gastos satisfechos en concepto de preinscripción y de matrícula, así como los gastos de asistencia en horario general y ampliado y los gastos de alimentación siempre que se refieran a meses completos, en Escuelas, Centros y Guarderías infantiles inscritas en el registro de Centros para la conciliación familiar y laboral, con el límite máximo de 1.320 €. Requisitos: a) la base imponible total, menos el mínimo personal y familiar, no superará los 18.900 € en tributación individual o 31.500 € en conjunta; b) ambos padres deben realizar una actividad por cuenta propia o ajena; c) los hijos deben dar derecho a la aplicación del mínimo por descendientes. Deducción por abono de cuotas a la Seguridad Social de empleados del hogar24: 15% de las cantidades satisfechas por las cuotas a la Seguridad Social de un trabajador incluido en el Sistema Especial para Empleados del Hogar, con el límite máximo de 300 €. Requisitos: a) el contribuyente deberá tener un hijo menor de 4 años al que sea de aplicación el mínimo por descendientes; b) la base imponible total, menos el mínimo personal y familiar, no superará los 18.900 € en tributación individual o 31.500 € en conjunta.
Comunidad Valenciana
Deducción por gastos de guardería y centros de primer ciclo de educación infantil para hijos o menores en acogimiento permanente con menos de 3 años25: 15% con un límite máximo de 270 € por cada hijo o acogido. Requisitos: a) los padres o acogedores deben convivir con el menor; b) han de desarrollar actividades por cuenta propia o ajena; c) la suma de las bases liquidables general y del ahorro no puede superar 25.000 € en tributación individual y 40.000 € en conjunta. Además, sólo podrá practicarse íntegramente la deducción si la suma de las bases liquidables general y del ahorro es inferior a 23.000 € en tributación individual o 37.000 € en tributación conjunta; si no es así, se reducirá gradualmente el importe máximo de la deducción para contribuyentes cuya base liquidable se encuentre entre 23.000 y 25.000 € en tributación individual y entre 37.000 y 40.000 € en tributación conjunta Deducción por conciliación del trabajo con la vida familiar26: 418 € por cada hijo o menor en acogimiento permanente mayor de 3 años y menor de 5 años cuando permitan la aplicación del mínimo por descendientes27. En los supuestos de acogimiento la deducción se podrá aplicar, con independencia de la edad del menor, durante el cuarto y quinto año siguientes a la fecha de la resolución administrativa de formalización del acogimiento, siempre que esté aún vigente el último día del periodo impositivo, o a la fecha de la resolución administrativa mediante la que se formalizó con carácter provisional, en el caso de acogimientos que vayan a constituirse judicial-mente. Requisitos: a) sólo podrá aplicar esta deducción la madre o acoge-dora; b) debe realizar una actividad por cuenta propia o ajena por la que esté de alta en la Seguridad Social; c) el límite a aplicar para cada hijo será el importe de las cotizaciones totales a la Seguridad Social devengadas en cada período impositivo; d) la suma de las bases liquidables general y del ahorro no podrá ser superior a 25.000 € en declaración individual o a 40.000 € en declaración conjunta. El importe íntegro de la deducción solo será apli-cable si la suma de las bases liquidables general y del ahorro es inferior a 23.000 € en tributación individual o 37.000 € en tributación conjunta; si no es así, se reducirá gradualmente el importe máximo de la deducción para contribuyentes cuya base liquidable se encuentre entre 23.000 y 25.000 € en tributación individual y entre 37.000 y 40.000 € en tributación conjunta. Extremadura
Deducción por cuidado de hijos menores de hasta 14 años inclusive28: 10% de las cantidades satisfechas a una persona empleada del hogar para su cuidado, a guarderías, centros de ocio, campamentos urbanos, centros deportivos, ludotecas o similares, con un máximo de 400 € anuales. Requisitos: a) los hijos deben tener 14 o menos años de edad a la fecha de devengo del impuesto; b) ambos padres deben realizar una actividad por cuenta propia o ajena por la que estén dados de alta en la Seguridad Social; c) si la deducción se aplica por gastos de una persona empleada del hogar, ésta deberá estar dada de alta en el régimen correspondiente de la Seguridad Social; d) si la deducción se aplica por gastos de guardería, centros de ocio, campamentos, centros deportivos, ludotecas o similares, se debe disponer de la correspondiente factura; e) el contribuyente deberá tener derecho a aplicar el mínimo por descendientes; f) la base imponible total del impuesto no puede exceder de 28.000 € en tributación individual o de
45.000 € en tributación conjunta. Galicia
Deducción por cuidado de hijos menores29: 30% de los gastos satisfechos para el cuidado de hijos menores de 3 años a cargo de una persona empleada de hogar o en escuelas infantiles, con el límite máximo de 400 € con carácter general y de 600 € si tienen dos o más hijos. Requisitos: a) la base imponible total menos los mínimos personal y familiar no excederá de 22.000 € en tributación individual y 31.000 € en tributación con-junta; b) ambos padres deben realizar una actividad por cuenta propia o ajena fuera del domicilio; c) si los gastos son por una persona empleada de hogar, deberá estar dada de alta en el régimen especial de la Seguridad Social. Comunidad de Madrid
Deducción por gastos en el cuidado de hijos menores de 3 años30: si los contribuyentes tienen contratada a una o varias personas por la que se efectúen cotizaciones por el Sistema Especial de Empleados de Hogar de la Seguridad Social podrán deducir el 20% de las cuotas ingresadas por tales cotizaciones con el límite de 400 € con carácter general, y el 30% con el límite de 500 € en el caso de familia numerosa. La deducción se aplicará por las cotizaciones efectuadas en los meses del periodo impositivo en los que el contribuyente tenga, al menos, un hijo menor de tres años por el que se aplique el mínimo por descendientes. Requisitos: a) la persona o personas contratadas han de prestar servicios para el titular del hogar familiar durante, al menos, 40 horas semanales; b) el contribuyente empleador y el otro progenitor deben realizar una actividad por cuenta propia o ajena, al menos, durante 183 días dentro del período impositivo y estar dados de alta en la Seguridad Social; c) la suma de las bases imponibles general y del ahorro del contribuyente, junto con la correspondiente al resto de miembros de su unidad familiar, no superará la cantidad resultante de multiplicar por 30.000 € el número de miembros de dicha unidad familiar. Región de Murcia
Deducción por gastos de guardería31: 20% de las cantidades satisfechas por gastos educativos de los hijos o descendientes correspondientes a la etapa de Primer Ciclo de Educación Infantil cursada en centros autorizados e inscritos en la Consejería competente en materia de educación, con el límite de 1.000 € por hijo o descendiente. La base de la deducción la constituirán los conceptos de custodia, incluidas las cantidades satisfechas por la preinscripción y matrícula, alimentación y adquisición de vestuario de uso exclusivo escolar minorada en el importe de las becas y ayudas obtenidas de cualquier Administración Pública que cubran estos gastos. Requisitos: a) el contribuyente deberá tener derecho a aplicar el mínimo por descendientes; b) la suma de la base imponible general y de la base imponible del ahorro no podrá superar 30.000 € en declaraciones individuales y 50.000 € en declaraciones conjuntas. Deducción por conciliación32: 20%, con un límite de 400 €, sobre las cuotas ingresadas por las cotizaciones a la Seguridad Social de las personas contratadas para el cuidado de los hijos menores de 12 años. Requisitos: a) que el contribuyente aplique el mínimo por descendientes; b) que el contribuyente esté dado de alta en la Seguridad Social como
empleador titular de un hogar familiar y tenga contratada y cotice por una o varias personas por el Sistema de Empleados de Hogar de la Seguridad Social durante el periodo en el que se pretenda aplicar la deducción; c) que la suma de las bases imponibles general y del ahorro no supere los 34.000 € en la unidad familiar; d) que el titular del hogar familiar y, en su caso, su cónyuge o pareja de hecho, sean madres o padres de hijos que formen parte de la unidad familiar y perciban rendimientos del trabajo o actividades económicas. La Rioja
Deducción por gastos en escuelas infantiles, centros infantiles o personal contratado para el cuidado de hijos de 0 a 3 años para contribuyentes que fijen su residencia habitual en pequeños municipios de La Rioja y la mantengan a fecha de devengo del impuesto33: 30% de los gastos, con el límite de 600 € por menor. Requisitos: a) los progenitores ejercerán una actividad, por cuenta propia o ajena, fuera del domicilio familiar, al menos durante el periodo en el que el menor se encuentre escolarizado o durante el periodo en el que esté contratado el personal destinado a su cuidado; b) deberán convivir con el menor y tener derecho a practicar el mínimo por descendientes; c) el menor deberá estar matriculado en una escuela o centro infantil de La Rioja al menos la mitad de la jornada establecida, o bien deberá acre-ditarse la existencia de una persona con contrato laboral y alta en Seguridad Social (epígrafe correspondiente a Empleados del hogar-Cuidador de familias o similar para el cuidado de los menores); d) la base liquidable general no excederá de 18.030 € en tributación individual o de 30.050 € en tributación conjunta, y la base liquidable del ahorro no superará los 1.800 €; e) el límite de base de deducción para cada hijo estará constituido por el importe total del gasto efectivo no subvencionado satisfecho en el ejercicio a la escuela de educación infantil. Deducción por gastos en escuelas infantiles, centros infantiles o personal contratado para el cuidado de hijos de 0 a 3 años para contribuyentes que tengan su residencia o trasladen la misma a pequeños municipios de La Rioja en el periodo impositivo y la mantengan durante un plazo de, al menos, 3 años consecutivos34: 100 € al mes por hijo siempre que el contribuyente tenga derecho a aplicar el mínimo por descendientes. Deducción por gastos de escolarización de cada hijo de 0 a 3 años matriculado durante un periodo mínimo de 6 meses en una escuela o centro infantil de cualquier municipio de La Rioja35: 20% de los gastos de escolarización no subvencionados por cada hijo de 0 a 3 años matriculado en una escuela o centro de educación infantil de cualquier municipio de la Rioja, con el límite máximo de 600 € por hijo. Requisitos: a) que el contribuyente conviva con el menor; b) tener derecho a aplicar el mínimo por descendientes; c) la base liquidable general no podrá exceder de 18.030 € en tributación individual o de 30.050 € en tributación conjunta y la base liquidable del ahorro no superará los 1.800 €; d) la base de deducción para cada hijo tendrá como límite el importe total del gasto efectivo no subvencionado satisfecho en el ejercicio. Se entenderán por gastos las cantidades satisfechas por la preinscripción y matrícula, la asistencia, en horario general y ampliado, y la alimentación, siempre y cuando no tuvieran la consideración de rendimientos del trabajo en especie exentos.
V. CONCLUSIONES Los tributos, y en especial los impuestos, son un medio idóneo para la consecución de objetivos extrafiscales, uno de los cuales es el logro de la igualdad material de las mujeres promoviendo su acceso al mercado laboral. El IRPF desempeña un importante papel como herramienta de los poderes públicos para reducir y, en última instancia, eliminar la brecha de género en el ámbito laboral. A estos efectos, beneficios fiscales como las deducciones en la cuota íntegra son uno de los medios empleados y, entre ellas, concretamente las deducciones por autoempleo o incorporación al mercado laboral y para la conciliación de la vida familiar. Conviene advertir, por otro lado, que esos beneficios fiscales son de aplicación general, es decir, no están concebidos de forma específica para las mujeres, aunque pueden generar indirectamente unos efectos muy favorables para su incorporación al mercado laboral. Las deducciones para la conciliación familiar merecen, con carácter general, un juicio favorable; así ocurre con las previstas para el cuidado de hijos pues, al condicionar su aplicación a que ambos miembros de la pareja ejerzan un trabajo remunerado, constituyen sin duda un estímulo para la incorporación de la mujer al mercado laboral. Las deducciones para autoempleo o incorporación al mercado laboral también suscitan, en una primera aproximación, una opinión favorable. Sin embargo, debe objetarse que su escasez (sólo las prevén dos CCAA) y los requisitos para su aplicación (reducidas al ámbito rural o con limitación de edad para su aplicación) disminuyen su efectividad. Como aspectos negativos de la política de deducciones en general cabe señalar su carácter limitado y su heterogeneidad. La creación exclusiva por las CCAA de estas deducciones implica la obvia limitación territorial de sus efectos, introduciendo una discriminación entre ciudadanos por razón de su lugar de residencia. A esto debe añadirse la heterogeneidad: no todas las deducciones son iguales y hay una diversidad de regímenes jurídicos, con requisitos y condiciones diferentes en función del territorio. Simplemente basta fijarse en un solo dato como es el requisito de la edad para la aplicación de las deducciones por cuidado de hijos (en unas CCAA se cubren situaciones hasta los 14 años y en otras sólo hasta los 3 años, con edades intermedias en otros supuestos). En fin, impulsar el acceso de la mujer al mercado laboral requiere que sea el Estado el que introduzca unas deducciones en el IRPF con este objetivo, de aplicación en todo el territorio nacional, y que las CCAA, atendiendo a sus peculiaridades, las adecúen dentro de unos límites comunes. Sólo así será posible el logro de unos resultados tangibles y no discriminatorios en el acceso de las mujeres al mercado laboral.
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1. PAZOS MORÁN, M.: “Impacto de género de las políticas públicas”, Documentos IEF, DOC N.°23/09, p. 6; FERNÁNDEZ AMOR, J.A. y MASBERNAT, P.: “La vigencia de los principios de justicia tributaria en España: Aportaciones para un debate”, Estudios Constitucionales N.°2/2013, p. 513; SÁNCHEZ HUETE, M.A.: “La tributación y su impacto de género en España”, Revista de Derecho Universidad Católica del Norte N.°2/2013, p. 204; RUIZ GARIJO, M.: “Justificación y conveniencia de las reformas tributarias con perspectiva de género”, Documentos IEF, DOC N.°11/2015, p. 193; LUCAS DURÁN, M.: “¿Son necesarias o al menos convenientes políticas fiscales específicas que promuevan el emprendimiento femenino?”, Documentos IEF, DOC N.° 11/2015, p. 170; MONTENEGRO LEZA, S.: “El antes y el después de la Ley Orgánica 3/2007”, Revista Electrónica del Departamento de Derecho. Universidad de La Rioja N.°14/2016, p. 121 o SIERRA HERNÁIZ, E.: “El papel de los planes de igualdad en la implantación de medidas de igualdad efectiva en las empresas”, Lan harremanak: Revista de relaciones laborales N.° 38/2017, pp. 212-213. 2. La tasa de empleo es el cociente que resulta de dividir el número total de personas ocupadas y la población en edad de trabajar. A efectos de su determinación ha de tenerse en cuenta que tendrán la condición de personas ocupadas o con empleo aquellas que teniendo 16 o más años cumplan con los siguientes requisitos: – que durante la semana de referencia han trabajado al menos una hora a cambio de una retribución (salario, jornal, beneficio empresarial) en dinero o en especie. – que han estado ausentes del trabajo durante la semana de referencia, pero mantienen un estrecho vínculo con él (ausentes por vacaciones, enfermedad o permiso por nacimiento de un hijo, o no estando ausentes por estas razones, verifican que la duración total de la ausencia va a ser inferior o igual a 3 meses o siendo de más de 3 meses reciben al menos el 50% del salario). 3. Tasas de empleo según grupos de edad. Brecha de género. INE 2020. (https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm? t=10879#!tabs-tabla). Consulta: 8/2/2021. 4. Fuente: INE (https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=4247). Consulta: 8/2/2021. 5. CHAMORRO Y ZARZA, J.A.: “Reflexión crítica sobre la fiscalidad ambiental como instrumento de protección del medio natural”, en ARMIENTA HERNÁNDEZ, G. e IGLESIAS BÁREZ, M. (Dirs.): Balance y perspectivas del Estado Social y Democrático de Derecho en el constitucionalismo contemporáneo, 1.ª ed., Eds. Universidad de Salamanca, Salamanca, 2019, p. 47. 6. Es clara la similitud del vigente art. 2.1 de la LGT con el art. 4.° de la Ley General Tributaria de 1963, cuya redacción es la siguiente: “Los tributos, además de ser medios para recaudar ingresos públicos, han de servir como instrumentos de la política económica general, atender a las exigencias de estabilidad y progreso sociales y procurar una mejor distribución de la renta nacional”. 7. La doctrina científica admite sin mayores ambages la función extrafiscal que puede desempeñar el tributo; así se han manifestado, por ejemplo, y entre otros muchos, TIPKE, K. (“La Ordenanza Tributaria alemana de 1.977”, Revista Española de Derecho Financiero N.°14/1977, p. 360); CHECA GONZÁLEZ, C. (“Los impuestos con fines no fiscales: Notas sobre las causas que los justifican y sobre su admisibilidad constitucional”, Anuario de la Facultad de Derecho. Universidad de Extremadura N.°2/1983, p. 437); ALONSO GONZÁLEZ, L.M. (“Los impuestos especiales como tributos medioambientales” en ESTEVE PARDO, J. (Coord.): Derecho del Medio Ambiente y Administración Local, Civitas, Madrid, 1995, pp. 671-672); FERNÁNDEZ AMOR, J.A. y SÁNCHEZ HUETE, M.A.: “La realización del principio de igualdad de género por medio de la extrafiscalidad y el gasto público” en HEIM, D. y BODELÓN GONZÁLEZ, E. (Coord.): Derecho, Género e Igualdad. Cambios en las estructuras jurídicas androcéntricas, Vol. I, Grupo Antígona. Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona, 2010, pp. 178 y ss.; SÁNCHEZ HUETE, M.A.: “La tributación y su impacto de género en España”, Revista de Derecho Universidad Católica del Norte N.°2/2013, p. 207; BILBAO ESTRADA, I. (“Impuestos con finalidad verde”, Seguridad y Medio Ambiente, N.°113/2009, p. 54); VARONA ALABERN, J.E. (“El tratamiento de la discapacidad en los impuestos indirectos y en los impuestos locales” en ARRANZ DE ANDRÉS, C. (Dir.): Aspectos fiscales de la dependencia y la discapacidad, 1.ª ed. Thomson Reuters Aranzadi, Cizur Menor, 2017, p.
184); o MARTÍN QUERALT, J. LOZANO SERRANO, C. y TEJERIZO LÓPEZ, J.M.: Derecho Tributario, 23.ª ed., Thomson Reuters Aranzadi, Cizur Menor, 2018, p. 40). 8. Así lo admite de forma clara el Tribunal Constitucional en la STC 37/1987 (RTC 1987, 37) cuando afirma que “la función extrafiscal del sistema tributario estatal no aparece explícitamente reconocida en la Constitución, pero dicha función puede derivarse directamente de aquellos preceptos constitucionales en los que se establecen principios rectores de política social y económica (señaladamente, arts. 40.1 y 130.1), dado que tanto el sistema tributario en su conjunto como cada figura tributaria concreta forman parte de los instrumentos de que dispone el Estado para la consecución de los fines económicos y sociales constitucionalmente ordenados”. (FJ 13). En el mismo sentido se ha manifestado en otras sentencias como la 186/1993 (RTC 1993, 186), FJ 4; la 179/2006 (RTC 2006, 179), FJ 3; la 122/2012 (RTC 2012, 122), FJ 4; o la 96/2013 (RTC 2013, 96), FJ 5, por ejemplo. 9. Entre otras, 37/1987, FJ 13 (RTC 1987, 37); 197/1992, FJ 6 (RTC 1992, 197); 194/2000, FJ 7(RTC 2000, 194); 276/2000, FJ 4 (RTC 2000, 276); 179/2006, FJ 3 (RTC 2006, 179); 19/2012, FJ 3 (RTC 2012, 19); 122/2012, FJ 4 (RTC 2012, 122); 196/2012, FJ 2 (RTC 2012, 196) o 26/2015, FJ 4 (RTC 2015, 26). 10. SSTC 19/2012, FJ 3 (RTC 2012, 19); 53/2014, FJ 6 (RTC 2014, 53); 74/2016, FJ 2 (RTC 2016, 74) o 4/2019, FJ 3 (RTC 2019, 4). 11. (STC 26, 2015), FJ 4 (RTC 2015, 26). 12. Esta es una doctrina asentada en el Tribunal Constitucional: SSTC 53/2014, FJ 6 (RTC 2014, 53); 26/2015, FJ 4 (RTC 2015, 26); 74/2016, FJ 2 (RTC 2016, 74); 120/2018, FJ 3 (RTC 2018, 120); 4/2019, FJ 3 (RTC 2019, 4) o 43/2019, FJ 3 (RTC 2019, 43). 13. Las CCAA pueden aprobar deducciones en la cuota íntegra autonómica del IRPF por virtud del art. 46.1 c) de la Ley 22/2009, de 18 de diciembre, por la que se regula el sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen común y Ciudades con Estatuto de Autonomía y se modifican determinadas normas tributarias. 14. Art. 14 quinquies Decreto Legislativo 2/2014, de 22 de octubre, por el que se aprueba el Texto Refundido de las disposiciones legales del Principado de Asturias en materia de tributos cedidos por el Estado. 15. Art. 14 septies Decreto Legislativo (Principado de Asturias) 2/2014. 16. Art. 16 Decreto Legislativo (Comunidad de Madrid) 1/2010, de 21 de octubre, del Consejo de Gobierno, por el que se aprueba el Texto Refundido de las Disposiciones Legales de la Comunidad de Madrid en materia de tributos cedidos por el Estado. 17. Art. 14 Decreto Legislativo 1/2018, de 19 de junio, por el que se aprueba el Texto Refundido de las disposiciones dictadas por la Comunidad Autónoma de Andalucía en materia de tributos cedidos 18. Art. 110-17 Decreto Legislativo 1/2005, de 26 de septiembre, del Gobierno de Aragón, por el que se aprueba el texto refundido de las disposiciones dictadas por la Comunidad Autónoma de Aragón en materia de tributos cedidos. 19. Art. 14 bis Decreto Legislativo (Principado de Asturias) 2/2014. 20. Art. 6 bis Decreto Legislativo 1/2014, de 6 de junio, por el que se aprueba el Texto Refundido de las Disposiciones Legales de la Comunidad Autónoma de las Illes Balears en Materia de Tributos Cedidos por el Estado. 21. Art. 12 Decreto Legislativo 1/2009, de 21 de abril, por el que se aprueba el Texto Refundido de las disposiciones legales vigentes dictadas por la Comunidad Autónoma de Canarias en materia de tributos cedidos. 22. Art. 2 Decreto Legislativo 62/08, de 19 de junio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Medidas Fiscales en materia de Tributos cedidos por el Estado. 23. Art. 5.1 Decreto Legislativo 1/2013, de 12 de septiembre, por el que se aprueba el texto refun-dido de las disposiciones legales de la Comunidad de Castilla y León en materia de tributos propios y cedidos 24. Art. 5.2 Decreto Legislativo (Castilla y León) 1/2013.
25. Art. 4. Uno e) Ley 13/1997, de 23 de diciembre, de la Generalitat Valenciana, por la que se regula el tramo autonómico del impuesto sobre la renta de las personas físicas y restantes tributos cedidos 26. Art. 4. Uno f) Ley (Comunidad Valenciana) 13/1997. 27. En principio, éste sería el único caso de este tipo de deducción que podrían aplicar exclusivamente las mujeres. No obstante, en parte se matiza por dos razones: una, que en caso de fallecimiento de la madre o de atribución de la guarda y custodia en exclusiva al padre, éste podrá disfrutar la deducción pendiente siempre que cumpla los mismos requisitos exigidos a la madre; otra, que “también tendrá derecho a la práctica de la deducción el acogedor en aquellos acogimientos en los que no hubiera acogedora”. (sic) 28. Art. 6 Decreto Legislativo 1/2018, de 10 de abril, por el que se aprueba el texto refundido de las disposiciones legales de la Comunidad Autónoma de Extremadura en materia de tributos cedidos por el Estado. 29. Art. 5. Cinco Decreto Legislativo 1/2011, de 28 de julio, por el que se aprueba el texto refun-dido de las disposiciones legales de la Comunidad Autónoma de Galicia en materia de tributos cedidos por el Estado. 30. Art. 11 bis Decreto Legislativo (Comunidad de Madrid) 1/2010. 31. Art. 1. Tres Decreto Legislativo (Región de Murcia) 1/2010, de 5 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de las Disposiciones Legales vigentes en la Región de Murcia en materia de Tributos Cedidos. 32. Art. 1. Once Decreto Legislativo (Región de Murcia) 1/2010. 33. Art. 32.3 Ley 10/2017, de 27 de octubre, por la que se consolidan las disposiciones legales de la Comunidad Autónoma de La Rioja en materia de impuestos propios y tributos cedidos. 34. Art. 32.5 Ley (La Rioja) 10/2017. 35. Art. 32.6 Ley (La Rioja) 10/2017.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO X ETNOGRAFÍAS RURALES: GÉNERO Y GENERACIÓN EN PROCESOS DE CAMBIO SOCIOCULTURAL
Capítulo X Etnografías rurales: género y generación en procesos de cambio sociocultural GEMMA DE LA FUENTE GONZÁLEZ
Doctora en Salud y Desarrollo en los Trópicos por la Universidad de Salamanca Investigadora Independiente VIVIAN PAULINA ROSADO CÁRDENAS
Doctora en Salud y Desarrollo en los Trópicos por la Universidad de Salamanca Investigadora Independiente MARÍA JESÚS PENA CASTRO
Profesora de Antropología Social Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. ETNOGRAFÍAS RURALES Y GÉNERO. III. ETNOGRAFÍAS RURALES Y GENERACIÓN. IV. RETOS METODOLÓGICOS. V. TRABAJO, FAMILIA Y GENERACIÓN EN LAS RELACIONES DE GÉNERO EN LA MORAÑA. VI. CAMBIOS GENERACIONALES Y CONVIVENCIA DE DISTINTOS MODELOS DE FEMINIDAD EN LA SELVA DE MATAVÉN. VII. CONCLUSIONES. VIII. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN Las antropologías del sur, entre ellas los feminismos decoloniales, han hecho un llamado a reevaluar las categorías clásicas utilizadas en el análisis de los cambios socioculturales en contextos rurales. Las nuevas ruralidades se escapan de las dicotomías construidas en función de lo urbano y al ser múltiples y flexibles, requieren de categorías analíticas relacionales y permeables, que den cuenta de las jerarquías y de las complejas redes de poder y significado que median la cotidianidad de las personas que conforman los pueblos y las aldeas. En este trabajo abordamos la pertinencia de las categorías Género y Generación(es) en las etnografías rurales. Las ruralidades y sus habitantes son constituidos por múltiples relaciones y espacios
atravesados y conformados por diferentes características económicas, sociopolíticas y culturales, que configuran cada lugar como único, aunque situado en un sistema global. Estas relaciones dinámicas, cuestionan la visión que confinaba lo rural al campo homogéneo del inmovilismo histórico1; al articularse sobre una red de interdependencia urbano/rural que, principalmente a través de lo económico, genera flujos de bienes, servicios, personas e ideas. En este sentido, estas nuevas ruralidades se han transformado significativamente con respecto a los siglos pasados, generando nuevos sujetos, nuevas relaciones de producción- reproducción y, nuevas y complejas relaciones de poder entre hombres y mujeres2, así como al interior de los grupos generizados3. El hilo articulador del escrito es nuestra experiencia de investigación. Nuestras pesquisas, aunque realizadas en contextos etnográficos distintos y bajo problemas de investigación disímiles, tuvieron en común los ejes transversales que dan título a este artículo: la aproximación teórico- metodológica al Género y la(s) Generación(es) como categorías necesarias en el análisis del cambio sociocultural en contextos rurales. Por esta razón, el objetivo del artículo es presentar la relevancia y utilidad de la articulación de los dos modelos analíticos para el fortalecimiento del análisis antropológico de las relaciones género. Para esto, en primer lugar, se presentan sucintamente las premisas de las antropologías feministas que guiaron las investigaciones, así como el uso dado al concepto de generación desde el corpus antropológico. Posteriormente se abordan los principales retos metodológicos de las investigaciones que hicieron necesario pensar en el abordaje conjunto de las dos categorías. Finalmente, se ejemplifica la concreción de la propuesta metodológica en nuestras etnografías rurales.
II. ETNOGRAFÍAS RURALES Y GÉNERO En las dos investigaciones, planteadas desde la antropología feminista, partimos del hecho que cualquier sociedad humana se ha de abordar como un sistema de género4. Es decir, como un sistema social ordenado de manera particular que se caracteriza por unas relaciones de poder, una distribución del trabajo concreta entre hombres y mujeres y una construcción social del cuerpo y de las emociones5. En este sentido, el género es un sistema estructural y relacional, una construcción de la identidad subjetiva y social, un sistema de relaciones de poder y un sistema de significados (privilegios y discriminaciones). Esto es, el género como instrumento de análisis de las desigualdades (interseccionalidad). El uso conjunto de las categorías analíticas de género y generación permitieron hacer operativas en nuestras etnografías rurales tres premisas básicas de las antropologías feministas planteadas por Mohanty6, Abu-lughod7 y Ortner8. La primera consiste en el reconocimiento que la categoría mujeres está conformada por subgrupos distintos de personas (según clase, edad, etnia, nacionalidad, etc.) que viven diariamente inmersas en diferentes relaciones de poder. Esos distintos posicionamientos configuran sus expectativas, actividades, proyectos vitales y sus lugares en las familias y las comunidades. La segunda premisa se refiere al hecho que las mujeres no se encuentran aisladas de los
procesos socioculturales que afrontan sus grupos. Por consiguiente, el comprender esta categoría analítica implica comprender o al menos perfilar los procesos de construcción de la categoría hombres, como elemento analítico básico para vislumbrar las dinámicas de género. Esto se debe a que los individuos se crean en relación a los otros, y producto de esta interacción se generan las jerarquizaciones y categorías que conforman lo social. La tercera premisa es que los conceptos de familia, comunidad o pueblo son construcciones sociopolíticas e históricas que se han transformado interiormente y también en la medida que los colectivos se han relacionado con la sociedad nacional. Es necesario evidenciar esas transformaciones para evitar anclar a nuestras interlocutoras e interlocutores en presentes etnográficos ahistóricos, deificados y esencialistas.
III. ETNOGRAFÍAS RURALES Y GENERACIÓN Como se mencionó anteriormente, las nuevas ruralidades se caracterizan por la heterogeneidad de modelos, relaciones e identidades de género en continua interacción. En consecuencia, los retos metodológicos de nuestras investigaciones se derivaron no sólo de cómo explicar la coexistencia y convivencia (o no) de esta heterogeneidad, sino también de cómo analizarla. Abordamos los contextos rurales como espacios dinámicos, configurados por múltiples categorías que los conforman y explican, y que los conectan con otras áreas rurales o urbanas y con otros procesos sociales, ya sean locales, regionales, nacionales y/o internacionales; por los que son atravesados, reconfigurados y transformados, siempre teniendo en cuenta la capacidad de agencia de los individuos y de las comunidades locales9. En este contexto, analizar los procesos de construcción, reproducción y transformación de las identidades lleva implícito la comprensión de las relaciones de género dentro de un contexto histórico determinado, de forma que se requiere la delimitación de un espacio-tiempo a través del cual poder compararlas. No sólo porque las actuales identidades y relaciones de poder se anclan en modelos previos, sino porque, además, están en continua interacción con ellos, de forma material y/o simbólica, tanto en las prácticas cotidianas como en los procesos de valoración social. Desde la antropología, la generación ha sido utilizada como una categoría de análisis para examinar los cambios a lo largo del tiempo, para explicar las formas de organización dentro de la familia y fuera de ella; como principio de organización social y, además, como variable a partir de la cual identificar y explicar las diferentes/desiguales posiciones entre los miembros de las colectividades10. En adición a esto, para la disciplina, el estudio de la cultura como un sistema de género implica tener en cuenta otros factores con los que se entrelaza y que son determinantes de la estratificación social como son la clase, la etnia, la edad, etc. En este sentido, el actual grado de igualdad y/o desigualdad de género alcanzado por un grupo humano ha de ser medido en relación a un tiempo pasado y/o futuro, de forma que el género y la generación son categorías relacionales que intervienen en la construcción de jerarquías sociales, así como en la reproducción y/o transformación de las redes de poder y significado del contexto rural.
El ámbito rural está formado por un conjunto de relaciones sociales entre hombres y mujeres de diferentes generaciones, definidos cada uno de ellos por la convergencia e interconexión de diferentes posiciones sociales y/o familiares. Esto es, los sujetosagentes del ámbito rural son madres-padres, hijos-hijas, abuelos-abuelas; mayoresadultos- jóvenes-menores; atravesados además, por otras categorías sociales, tales como los recursos económicos (la clase) o la etnicidad. En este sentido, el contexto rural está formado por una estructura jerárquica, dentro de la cual se contemplan tanto relaciones recíprocas como simétricas y asimétricas, donde el género y la generación hacen parte de las categorías sociales a partir de las cuales determinar y comparar la posición social de cada individuo conforme a los procesos sociales asociados a los cambios producidos por la modernidad, el capitalismo, el mercado y el colonialismo. Así, siguiendo a LiPuma11: “no puede haber una teoría de la transformación [sociocultural] sin una teoría y una etnografía de las generaciones, concepto que a menudo se presupone en el discurso antropológico, pero del que rara vez se habla”. En las últimas tres décadas, las antropologías del sur han colocado el foco sobre la importancia de recuperar en el corpus teórico de la disciplina el concepto de generación. Este llamado se basa en “la necesidad de consolidar una aproximación antropológica a la edad [al igual que el género] como dimensión estructurante de la práctica social”12 A partir de los argumentos expuestos, nuestra crítica gira entonces sobre los abordajes que están principalmente interesados en indagar en las características específicas de “los grados de edad subalternos”: la niñez, la juventud y la vejez, como categorías homogéneas y estáticas, construidas universalmente de manera dicotómica frente a la “adultez” y general-mente problematizadas desde contextos urbanos. Desconociendo, que las categorías etarias, al igual que las de género y etnicidad no son “unidades sociales discretas”13 y, que por el contrario, corresponden a conceptos constantemente resignificados en una relación dialéctica entre la objetivación reflexiva y la naturalización. Es decir, que no corresponden a realidades biológicas que simplemente remiten a la edad, el sexo o la raza. Pese a los marcos conceptuales expuestos, nuestras investigaciones de larga duración construidas a partir de las experiencias situadas de las mujeres presentaron varios retos metodológicos, que se detallarán en el siguiente apartado, y para los cuales fue relevante recuperar el concepto de generación para fortalecer el análisis de género.
IV. RETOS METODOLÓGICOS Los espacios rurales en los que realizamos nuestras investigaciones se localizan en la comarca rural de La Moraña (Ávila-España) y en la Selva de Matavén (VichadaColombia). Aunque muy diferentes en considerables aspectos, comparten la caracterización previamente explicada sobre las nuevas ruralidades. En estos contextos, el género y la generación no sólo son categorías útiles en el estudio de los procesos de cambio social, sino también totalmente pertinentes y necesarias, puesto que estos procesos se comprenden y explican a partir de la construcción y vivencia por parte de nuestras interlocutoras e interlocutores de dichas categorías teórico-empíricas.
Sin embargo, el estudio de las actuales relaciones de género vinculadas con los cambios socioeconómicos y culturales del contexto rural nos plan-tearon una serie de retos metodológicos, a saber: – Cómo analizar los modelos de género coexistentes en el mismo espacio-tiempo sin atribuir significados presentes a fenómenos pasados (sesgo del presentismo). – Cómo evitar clasificar la sociedad en tradicional o moderno ubicando los modelos de género en una de esas categorías y relacionarlos así respectivamente a tópicos como atrasados y desiguales, contemporáneos e igualitarios (sesgo del pensamiento dicotómico). – Qué conceptos y categorías analíticas nos permitían dar cuenta de la diversidad y al mismo tiempo de las similitudes y matices que encontrábamos en las vidas de nuestros interlocutores e interlocutoras, quienes superaban en las dos investigaciones a las 350 personas (sesgo de la homogenización). – Cómo analizar la jerarquización de género y las relaciones de poder en intersección con otras variables sociales relevantes y significativas del contexto rural, como las categorías etarias. Frente a estos retos metodológicos, abordamos la(s) generación(es) como un concepto analítico que hacen referencia a aspectos sociales, religiosos, económicos y políticos de contextos socioculturales espaciotemporales específicos14. En este sentido, la(s) generación(es) son perfiladas como un proceso estructural más que cronológico15, que refiere a un grupo de individuos que comparte un mismo modelo de enculturación y socialización16, sin implicar que como colectivo represente una unidad de memorias o de edades17. Como construcción sincrónica, la(s) generación(es) nos permiten dar cuenta de los procesos de configuración de las identidades y de las jerarquías de género18. En tanto que construcción diacrónica, en su vertiente genealógica, resulta una herramienta relevante para analizar las transformaciones en las relaciones de género y los procesos de cambio sociocultural19. De este modo, proponemos que el estudio comparativo de las generaciones, coexistentes o no, permite analizar los procesos de construcción, de reproducción y de transformación de las relaciones de género, al abordar la articulación funcional entre la genealogía y los procesos que conforman los grupos de edad (a partir del reconocimiento colectivo). Esto permite dos procesos: dotar de materialidad las relaciones sociales e inscribir los procesos sociales en las trayectorias genealógicas, es decir historiarlas. En este orden de ideas, la niñez, la juventud, la adultez y la vejez, al igual que las categorías analíticas de hombres y mujeres, son operadores identitarios con capitales simbólicos20 y narrativos21 propios que se significan en escenarios específicos, cargados de valores morales. ¿Cómo aplicar este marco conceptual en las etnografías rurales? En los siguientes dos apartados se presentan a manera de ejemplo como el Género y la(s) Generación(es) fueron herramientas teórico-empíricas centrales en el análisis antropológico del género de la comarca rural de La Moraña (Ávila-España) y en la Selva de Matavén (VichadaColombia). La elección de dos escenarios tan dispares da cuenta de la productividad de
las categorías de análisis propuestas.
V. TRABAJO, FAMILIA Y GENERACIÓN EN LAS RELACIONES DE GÉNERO EN LA MORAÑA22 A lo largo del último siglo, La Moraña se transformó significativamente en términos de organización socioeconómica. La economía de mercado (global) y su penetración en contextos locales desmanteló los anteriores modos de reproducción social23 (producción-reproducción). Se pasó de una forma de organización socioeconómica centrada en la casa y el autoconsumo, a una forma de organización socioeconómica centrada en la familia nuclear y el mercado. En este contexto sociohistórico, el objeto de estudio se centró en el análisis de la reconfiguración de las relaciones de género, a partir de los cambios producidos en el modelo de organización social, familiar y económico de la comarca. Así, el primer objetivo de la investigación era “realizar una etnografía de las relaciones de género, prestando atención a la estructura socioeconómica de La Moraña y a sus transformaciones”. En el actual contexto socioeconómico de La Moraña (España) conviven distintos modelos de feminidad, construidos desde las diferentes concepciones sociales que se manejan del trabajo y de la familia a lo largo del tiempo. Es aquí donde cobra importancia el análisis de las generaciones, ya que permitió dar cuenta de la diversidad de mujeres que habitan el contexto rural, así como de las continuidades y rupturas que se producen en las jerarquizaciones de género, en la construcción de sus identidades y en las estrategias que se ponen en juego para compensar los desequilibrios de poder. Esta coexistencia de diferentes modelos de mujeres, de diferentes prácticas sociales y de diferentes mecanismos de legitimación de la desigualdad se materializa en las ancianas (abuelas), la generación Sándwich24 (adultas-madres) y las jóvenes (hijas o nietas de las anteriores). Analíticamente, se establecieron tres generaciones diferenciadas en función del periodo socioeconómico vivido, las cuales permitieron analizar las relaciones genealógicas que se establecieron entre abuelas (G+1), madres (G0) e hijas y nietas (G-1), así como los cambios producidos a partir de estas relaciones. En este contexto, la generación se vincula con las relaciones de parentesco, pero también como grupos de edad que comparten escenarios vitales, históricos y económicos similares, bajo los cuales son socializados. Uno de los elementos que nos permite comprender la dimensión de esta construcción es el análisis del concepto mujer trabaja-dora, como categoría polisémica. En este sentido, la generación de pertenencia y su relación con el trabajo, junto con el género y la clase social forman parte de las dimensiones a partir de las cuales determinar la posición de los agentes sociales en las redes de poder y de significado. Las abuelas que nacieron en el periodo de la economía de autoconsumo (familia extensa y casa), bajo la casa25 como forma de organización socioeconómica, realizaban infinidad de actividades necesarias para la subsistencia y mantenimiento diario de la casa y de sus miembros. Estas mujeres hacían el jabón, cosían y tejían su propia ropa y calzado, criaban animales domésticos, trabajaban en la huerta y/o en otras actividades agrícolas, y además cuidaban de los miembros de la familia en situación de mayor dependencia. Todas estas actividades forman parte de la concepción social de trabajo. Así, el cuidado
(de los miembros de la red de parentesco) considerado trabajo es remunerado mediante el sistema hereditario, de forma que parte del patrimonio de la casa (casa, tierra y ganado) se trasmite a la persona encargada (frecuentemente mujer) de cuidar a sus progenitores, u otros miembros de la red de parentesco, cuando éstos son viejos. Este modelo de mujer-abuela trabajadora actúa como un referente colectivo de valoración social del trabajo realizado por las mujeres, aún en el tiempo presente. Las madres, generación Sándwich, fueron socializadas bajo la casa como forma de organización socioeconómica. Empero, la transformación del sistema agrícola, la introducción de la tecnología y del mercado, entre otras cuestiones, provocaron una transformación del tipo de actividades y trabajos necesarios para la reproducción social. El jabón, la ropa, el calzado, los alimentos, etc. dejan de producirse en la propia casa, ahora se adquieren en el mercado. Ser mujer trabajadora en la economía de mercado implica realizar actividades de cuidado y mantenimiento de la familia, pero también implica la realización de actividades asalariadas. No obstante, el cuidado deja de ser considerado como trabajo, deja de ser remunerado y pasa a un orden de valoración de género vinculado directamente con la concepción social de amor-filial (las “buenas hijas” tienen el deber moral de cuidar de sus progenitores). La transformación de la estructura econó-mica (autoconsumo-mercado) y la consecuente redefinición del trabajo y de la familia, suponen un ejercicio constante de negociación de su posición social y de su identidad en tanto que trabajadoras. La tercera generación, hijas y nietas, nacieron en la economía de mercado, donde la familia nuclear actúa como una unidad de reproducción y consumo. Estas mujeres (aún jóvenes en el tiempo actual) reciben una formación académica que les posibilita un itinerario profesional. La profesión, el oficio se aprende en la institución educativa, se privilegia y la casa deja de ser también espacio de formación. La educación, los estudios forman parte de los mecanismos de transformación de la posición social de los individuos, ligados ahora al trabajo asalariado. Estas mujeres conocen de los trabajos que realizaban sus abuelas a través de sus relatos e historias, además, este tipo de actividades dejan de ser operativas en el actual modelo socioeconómico. A partir de los espacios de confrontación y conflicto entre los diferentes modelos de mujer trabajadora, se manifiesta una percepción de los modelos anteriores como atrasados. Las jóvenes ubican a sus abuelas y madres en posiciones de sumisas, recatadas, creyentes, esclavas (de la casa), etc. distanciándose y rebelándose ante determinadas prácticas sociales asociadas a dicho modelo, entre ellas la imposición del cuidado de los progenitores, reconfigurando así su identidad de mujer trabajadora a partir del trabajo asalariado. A modo de conclusión, el estudio intergeneracional nos permite analizar los cambios producidos en la jerarquización de género a partir de la resignificación de la familia (extensa, nuclear, monoparental y/o monomarental) y el trabajo (cuidado, asalariado) como concepciones sociales, pero también explicar la diversidad de identidades de las mujeres rurales. La relación que las mujeres de diferentes generaciones establecen con el trabajo les permite negociar y participar en los procesos de toma de decisiones que afectan a la vida cotidiana.
VI. CAMBIOS GENERACIONALES Y CONVIVENCIA DE DISTINTOS MODELOS DE FEMINIDAD EN LA SELVA DE MATAVÉN26
¿Por qué pensar en términos generaciones? un objetivo específico de la investigación era “analizar la relación entre la participación de las mujeres indígenas piaroa en escenarios interculturales y los procesos de resignificación de las relaciones de poder entendidas como tradicionales en el ámbito comunitario”. Así, la confluencia de las dimensiones étnicas, de género y etarias evidenciaron que el trasfondo de la etnografía era una pregunta por la construcción contemporánea de la alteridad, de los sistemas de diferencias y de las jerarquías entre las personas; es decir, era una pregunta por la construcción de identidades en relación a procesos de cambio sociocultural. Analíticamente se ubicó a la población piaroa en cinco generaciones. La G+3 son
personajes que existen solo en la memoria colectiva como referente de los primeros seres que establecieron el orden, la cultura y lo social después del tiempo mítico, con ellos no se puede establecer lazos genealógicos, pero sí territoriales y culturales. La G+2 corresponde a los integrantes de las facciones que migraron de Venezuela a Colombia entre los siglos XIX y XX. Estas dos generaciones tienen en común ser categorías históricas que permiten la construcción émica de referentes y modelos ideales étnicos e identitarios. Por su parte, las generaciones siguientes, construidas a partir de la etnografía, permiten analizar las relaciones genealógicas (familiares y comunitarias) existentes entre abuelas/os (G+1), madres-padres (G0) e hijas/os y nietas/os (G-1). Uno de los elementos que permitió comprender la complejidad de los lugares desde los cuales se narran y son narradas las mujeres piaroas, fue la deconstrucción del concepto saberes de mujeres (Isaju kju̩ wo̩ ju̩ ). Esta categoría comunitaria polisémica da cuenta de los cambios generacionales y de la convivencia de tres modelos de feminidad que permanentemente dialogan, entran en conflicto o se niegan en las interacciones cotidianas. Estos modelos corresponden con las figuras de las ancianas sabedoras; las líderes comunitarias y las jóvenes estudiadas. Los capitales simbólicos y narrativos puestos en juego se basan en experiencias históricas y genealógicamente específicas vinculadas con el momento en que cada modelo de feminidad emergió en el paisaje social. El contraste entre los valores morales y éticos fundados en experiencias históricas, las relaciones con otros pueblos indígenas, con las órdenes religiosas, el gobierno, los actores armados, el territorio, etc., producen lógicas diferentes que ponen de manifiesto las relaciones intergeneracionales al interior de las comunidades, relaciones que no siempre se traducen en diálogos armónicos. En este sentido, los capitales sociales, simbólicos y narrativos de las ancianas como referente idealizado de “buena mujer” (adiwa isaju) constituyen, en la actualidad, el principal mecanismo de poder femenino en las comunidades. Capitales que no poseen por igual todas las mujeres en las aldeas, lo que genera diferencias en las expectativas y posibilidades generacionales de participación política y en su capacidad de agencia. En el primer modelo que corresponde a la categoría de ancianas sabedoras, los saberes de mujeres se relacionan con los procesos de creación de la feminidad vinculados a los órdenes de género discursivamente hegemónicos que se sustentan en órdenes míticoontológicos constitutivos del conocimiento chamánico. En este referente, las ancianas ostentan el monopolio de los conocimientos y las prácticas tradicionales, que vinculan las metanarrativas colectivas presentes con el ideal de género piaroa. A través de la ritualización de la menarquia las ancianas sabedoras expresan capitales simbólicos y
narrativos étnicamente valiosos para las otras generaciones, al condensar, entre otros ámbitos, el manejo cultural de la menstruación como un saber corporizado propio de las formas de pensamiento femenino. Este modelo valida en el relato colectivo contemporáneo el estado vivo de la cosmovisión.
Las líderes comunitarias representan el segundo modelo de feminidad; en el cual los saberes de mujeres están ligados al prolongado contacto de las sociedades amazónicas con la población no indígena. Bajo este canon, las mujeres adultas significan los Isaju kju̩ wo̩ ju̩con el surgimiento de liderazgos femeninos y con las pugnas entre los imaginarios de género que les restan agencia; deseando transformar las desigualdades de poder, de manera que repercutan de manera positiva en la construcción de nuevos paradigmas socioculturales que incidan en las vidas de sus hijas y nietas. En este sentido, el consejo (que corresponde a la reinterpretación de la tradición y de los valores piaroa a partir del lente de la interculturalidad) es concebido como el mecanismo que permite recuperar la complementariedad, a la par que establece otros escenarios para el ejercicio de los roles de género; impulsando la participación de cada vez un mayor número de mujeres en espacios comunitarios e interétnicos de distinto nivel. Esta participación se basa en la crítica a las transformaciones socioculturales que configuraron lo doméstico como un campo exclusivamente femenino y le restaron valor. Los espacios de confrontación permiten que un tercer modelo de feminidad sea más visible: las jóvenes estudiadas. El concepto Isaju kju̩ wo̩ -ju̩permite a las mujeres más jóvenes expresar su rebeldía e inconformidad frente a los dispositivos socioculturales que asignan a sus madres y abuelas los roles de sumisas, trabajadoras y pobres. Estas transformaciones en el estatus y la valoración de las mujeres piaroa son mediadas por las confrontaciones entre modelos de género ideales y nuevas prácticas que se normalizan en las comunidades, en la medida en que cotidianamente se hace un mayor uso de la ciudadanía, principalmente del estudio como mecanismo de transformación de la posición social del individuo. En general, las habilidades y las responsabilidades de las jóvenes estudiadas resultan no ser tan apropiadas para las nuevas demandas y necesidades de la vida diaria, razón por la cual parecen distanciarse cada vez más del modelo tradicional de feminidad y optan por buscar otras opciones para la construcción y vivencia de sus identidades de género en escenarios interétnicos desposeídos, en su mayoría, del sentido ritual. Para finalizar este apartado es pertinente mencionar que las categorías de género, etarias y étnicas son fundamentos de la organización social de las identidades, subjetividades y agencias, a partir de la agregación/desagregación que operan articuladas entre sí y con otras categorías como las de clase, nacionalidad, religión; construyendo un repertorio de prácticas, performances y discursos impregnados de valores morales. Asimismo, es relevante indicar que la representación social y el discurso émico sobre el cambio individual a lo largo del tiempo, materializado en los ciclos y experiencias vitales de las mujeres, crean un poderoso vínculo que naturaliza el tiempo en el cuerpo de nuestras interlocutoras, como un indicador tangible de los procesos de cambio sociocultural de la colectividad.
VII. CONCLUSIONES
En la actualidad las ruralidades y sus habitantes son constituidos por múltiples relaciones económicas, sociopolíticas y culturales, que configuran cada lugar como único, aunque situado en un sistema global. Esto es posible gracias a una red de interdependencias que genera flujos de bienes, servicios, personas e ideas. Una red que a su vez fomenta una heterogeneidad de modelos, de relaciones y de identidades de género en continua interacción. En las dos etnografías presentadas, el género y la generación son categorías que permiten dar cuenta de la dinámica de las jerarquías sociales que intervienen en la construcción de redes de poder y significado vinculadas a un tiempo histórico y a una territorialidad especifica. Estas categorías interrelacionan con otras variables, tales como la etnicidad, la clase social, la religión, etc., y es a partir de dicha interseccionalidad que es posible comprender las posiciones o lugares de enunciación que ocupan las diversas mujeres de las comunidades, aldeas o pueblos que configuran las nuevas ruralidades. En estos escenarios etnográficos, el uso del concepto generación nos permite dar cuenta de la coexistencia de modelos de género, de sus continuidades, redefiniciones, confrontaciones y rupturas, solventando algunos sesgos metodológicos característicos de las investigaciones de larga duración. En relación con el sesgo del pensamiento dicotómico, su uso facilita la comprensión de la heterogeneidad constitutiva de los modelos de género, que problematiza los límites entre “lo tradicional y lo moderno”, al reconocer la agencia de los individuos en el marco de las relaciones de poder. Asimismo, la generación integra las perspectivas diacrónica y sincrónica, contribuyendo a evitar el sesgo del presentismo al vincular los procesos sociohistóricos y las narrativas vitales como marcos de interpretación. De esta forma se evidencia que las relaciones de poder y la posición de hombres y mujeres no sólo están atravesadas por la intersección de las variables anteriormente mencionadas, sino que, además, el contexto sociohistórico de construcción de cada generación nos permite comprender las escalas de valor que atribuyen nuestros interlocutores e interlocutoras a los diferentes escenarios socioeconómicos y a las trayectorias vitales individuales convertidas en metanarrativas colectivas. Así, la generación se torna en una categoría que fortalece el análisis de las relaciones de género, porque permite evidenciar que las diferencias entre los grupos, en este caso etarios y generizados, siempre son relativas, relacionales y contextuales. En este sentido, la vejez, la adultez, la juventud o la niñez no son conceptos sino categorías etarias operativas que hacen parte de la estructura de alteridades sociales, que lejos de ser universalizables, son permanentemente negociadas y resignificadas, al igual que las posiciones de género.
VIII. BIBLIOGRAFÍA ABU-LUGHOD, L.: “Escribir contra la cultura”. Andamios, 19. (2012). BOURDIEU, P.: Outline of a Theory of Practice. Cambridge University Press. Cambridge, 1977.
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1. Los límites entre lo moderno y lo tradicional son difusos al ser procesos globales que repercuten de diferente manera en los contextos locales. Esos adjetivos que en algunos lugares representan el culmen de la modernidad, se corresponden con valores o prácticas definidas por otros colectivos como tradicionales. 2. En este artículo hablamos de mujeres y hombres porque nuestras interlocutoras e interlocutores a lo largo del trabajo de campo no reivindicaron otras identidades sexo-genéricas. 3. SCOTT, P.: “Gênero e geração em contextos rurais: algumas considerações”, en: SCOTT, P., CORDEIRO, R., MENEZES, M.: Gênero e geração em contextos rurais. Ed Mulheres. Florianópolis. 2010. pp. 15-33. 4. CONNELL R.: Gender and power. Polity Press. Cambridge, 1987. 5. ESTEBAN, M.: “Antropología del cuerpo, itinerarios corporales y relaciones de género”. Perifèria, 3 (2016), pp. 134-148. 6. MOHANTY, C.: “Introduction”, en MOHANTY, C., RUSSO, A., Y TORRES, L.: Third world women and the politics of feminism. Indiana University Press. Indiana. 1991. pp. 1-49. 7. ABU-LUGHOD, L.: “Escribir contra la cultura”. Andamios, 19. (2012), pp. 129-157. 8. ORTNER, S.: Anthropology and Social Theory: culture, power an acting subject. Duke University Press. Durham and London, 2006. 9. SCOTT, P.: “Gênero e geração…” op, cit., pp. 2. 10. LAMB, S.: “Generation in Anthropology”, en: Wright, J.: International Encyclopedia of the Social & Behavioral Sciences, 2nd edition, Vol 9.Elsevier. Oxford, 2015. pp. 853-856. 11. LIPUMA, E.: Encompassing others: the magic of modernity in Melanesia. University of Michigan Press. Michigan. 2000. 12. KROPFF, L.: “Apuntes conceptuales para una antropología de la edad”. Avá. Revista de Antropología, 16. (2010), pp. 171-187. 13. PADAWER, A.: “Nuevos esencialismos para la antropología: las bandas y tribus juveniles, o la vigencia del culturalismo”. KAIROS, 14. (2004), pp. 1-14. 14. DONATI, P.: “Familias y generaciones”. Desacatos: Revista de Ciencias Sociales, 2. (1999). pp. 27-49. 15. LECCARDI, C., y FEIXA, C.: “El concepto de generación en las teorías sobre la juventud”. Ultima década, 34. (2011). pp. 11-32. 16. GUTIÉRREZ, E., y RÍOS P.: “Envejecimiento y campo de la edad: elementos sobre la pertinencia del conocimiento gerontológico”. Ultima década, 14. (2006). pp. 11-41. 17. CUESTA, J.: “Las capas de la memoria” Contemporaneidad, sucesión y transmisión generacionales en España (1931–2006). Hispania Nova,7. (2007). pp. 335-366. 18. ORTNER, S.: Making gender: The politics and erotics of culture. Beacon Press. Boston. 1996. 19. COLE, J.: Sex and Salvation: Imagining the Future in Madagascar. University of Chicago Press. Chicago, 2010. 20. BOURDIEU, P.: Outline of a Theory of Practice. Cambridge University Press, Cambridge. 1977.
21. WATTS, M.: “Narrative research, narrative capital, narrative capability”, en SATTERTHWAITE, J., WATTS, M., PIPER, P.: Talking truth, confronting power. Trentham Books. Londres. 2008. pp. 99-112. 22. DE LA FUENTE, G.: Reconfiguración de las Relaciones de Género en el Contexto Rural de La Moraña: Antropología, Género y Poder en la Economía de Mercado, Tesis Doctoral. Universidad de Salamanca. Salamanca, 2019. 23. NAROTZKY, S.: Antropología económica. Nuevas tendencias. Melusina. Barcelona, 2004. 24. Adjetivo que utilizan para definirse a sí mismas las participantes en la investigación. 25. La casa es entendida como unidad de producción, reproducción, distribución y consumo, todos sus miembros, desde el más pequeño al más mayor, trabajan para el mantenimiento de ésta. 26. ROSADO, V.: Género y Salud en la Orinoquía Colombiana: Análisis Antropológico de las Comunidades Piaroa en la Selva de Matavén, Tesis Doctoral. Universidad de Salamanca. Salamanca, 2019.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XI SISTEMAS ALGORÍTMICOS, PROTECCIÓN DE DATOS Y NUEVAS FORMAS DE DESIGUALDAD. LA NECESIDAD DE AFRONTAR LOS SESGOS DE GÉNERO ANTE EL AVANCE DIGITAL
Capítulo XI Sistemas algorítmicos, protección de datos y nuevas formas de desigualdad. La necesidad de afrontar los sesgos de género ante el avance digital JOSÉ LUIS DOMÍNGUEZ ÁLVAREZ
Personal Investigador en Formación (FPU)1 Área de Derecho Administrativo Universidad de Salamanca SUMARIO: I. LA INTERCONEXIÓN ENTRE LOS SISTEMAS ALGORÍTMICOS Y EL ESTABLECIMIENTO DE NUEVAS FORMAS DE DESIGUALDAD. DE LAS BRECHAS A LOS SESGOS DE GÉNERO. II. LA URGENCIA DE ARTICULAR UNA RESPUESTA NORMATIVA FRENTE A LAS PROFUNDAS TRANSFORMACIONES DE LA (R)EVOLUCIÓN DIGITAL. UNA TAREA PENDIENTE DEL CONJUNTO DE LOS PODERES PÚBLICOS. III. ÉTICA Y DERECHO COMO PRESUPUESTO PARA GARANTIZAR LA IGUALDAD DE GÉNERO ANTE EL HORIZONTE DIGITAL. 1. La protección de datos de carácter personal como contrapeso del avance de la inteligencia artificial. 2. La educación para la digitalización como mecanismo para potenciar la inclusión de la perspectiva de género en los procesos de digitalización de la sociedad. IV. CONCLUSIONES. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. LA INTERCONEXIÓN ENTRE LOS SISTEMAS ALGORÍTMICOS Y EL ESTABLECIMIENTO DE NUEVAS FORMAS DE DESIGUALDAD. DE LAS BRECHAS A LOS SESGOS DE GÉNERO Las relaciones entre el Derecho y la innovación tecnológica parecen estar desde sus inicios en una situación de conflicto permanente2, toda vez que el avance digital plantea una serie de interrogantes indiscutibles para ciertos valores constitucionales y derechos fundamentales, entre los que se encuentran el derecho a la igualdad, el derecho a la intimidad y la protección de datos de carácter personal, e incluso la propia seguridad jurídica3, instituciones cuyo contenido esencial parece diluirse ante los envites propiciados por la vertiginosa (r)evolución tecnológica.
Ciertamente, la incursión exponencial de las tecnologías disruptivas –Inteligencia Artificial4, Blockchain, Big Data5, Internet of Things6, etc.– ha propiciado una transformación sin precedentes de las estructuras sociales y económicas7, convirtiendo el ansiado desarrollo tecnológico en presupuesto indispensable para alcanzar la cuarta revolución industrial8 o Industria 4.09. La consecuencia inmediata de este cambio de paradigma, al que no escapan las diferentes Administraciones públicas10, es una datificación masiva de la sociedad en su conjunto y la aparición de novedosas formas de desigualdad11 que contribuyen a acrecentar aún más las diferencias entre mujeres y hombres12, conforme se acentúa el avance digital de la sociedad. Si bien es cierto que en los últimos años la brecha de acceso a las tecnologías se ha reducido considerablemente13 y cada vez más mujeres están usando las TIC en su vida diaria, aún persisten llamativas diferencias entre sexos en lo que atañe al nivel de competencias y usos de Internet. Ello implica que los beneficios que aporta la inclusión digital sean también desiguales14. Todo ello hace que la superación de las brechas digitales de género15 sea imprescindible para asegurar la igualdad en el acceso a los recursos disponibles en Internet16 siendo, además, como se pondrá de relieve en las próximas páginas, un primer paso clave para que las mujeres tengan oportunidades de participar en el diseño y desarrollo de productos y servicios tecnológicos, premisa indispensable para minimizar los sesgos de género que se esconden en los procesos de diseño e implementación de sistemas algorítmicos17. Ante esta tesitura, urge revitalizar el papel protagonista del Derecho, también como instrumento de ordenación de la realidad digital, con la finalidad de acometer la dificultosa tarea de reorientar el funcionamiento de los sistemas algorítmicos, minimizando los riesgos y el impacto nocivo que estas poderosas herramientas ejercen, de forma velada, sobre la esfera vital de la ciudadanía. En efecto, esta labor, “además de técnica y referida a la manera de programar estas herramientas algorítmicas, es también jurídica, cuando no esencialmente jurídica”18, y en ella cobra especial trascendencia la necesidad de revigorizar el principio de precaución19, presupuesto indispensable a la hora de minimizar la capacidad que poseen estos sistemas algorítmicos para reproducir y reforzar los estereotipos de género y normas sociales discriminatorias existentes.
II. LA URGENCIA DE ARTICULAR UNA RESPUESTA NORMATIVA FRENTE A LAS PROFUNDAS TRANSFORMACIONES DE LA (R)EVOLUCIÓN DIGITAL. UNA TAREA PENDIENTE DEL CONJUNTO DE LOS PODERES PÚBLICOS El término Inteligencia Artificial20 (en adelante IA), fue empleado por vez primera21 en el año 1956 por John McCarthy para referirse a “la ciencia y la ingeniería de crear máquinas inteligentes, especialmente programas de computación inteligentes”22. Transcurrido más de medio siglo desde esa primera referencia a la IA23, el Grupo de Alto Nivel en Inteligencia Artificial (AI – HLEG) creado por la Comisión Europea con la misión de desarrollar la Estrategia Europea de Inteligencia Artificial ha utilizado dicho término para hacer referencia a aquellos “sistemas que manifiestan un comportamiento
inteligente, al ser capaces de analizar el entorno y realizar acciones, con cierto grado de autonomía, con el fin de alcanzar objetivos específicos”24. La amplia concepción europeísta de este fenómeno permite entrever que bajo la etiqueta IA subyacen múltiples y variadas tipologías de soluciones tecnológicas que emplean distintas técnicas25, destacando entre ellas las basadas en el aprendizaje automatizado26. Empleadas de manera adecuada, estas novedosas herramientas pueden ofrecer una oportunidad única para fortalecer la preponderancia de la Administración pública, ya sea mediante el impulso de nuevas formas de ejercicio de las potestades administrativas tradicionales o por medio de la configuración de nuevas fórmulas que permitan maximizar la eficacia y la eficiencia de la actuación administrativa sin perder de vista la consecución de los intereses generales27 –art. 103.1 CE–, cuestiones que cobran una especial relevancia en el ámbito de la seguridad y la protección de la ciudadanía ante las nuevas amenazas y formas de delincuencia que se vislumbran en el horizonte de la digitalización28. Estos planteamientos posibilistas, no deben obviar que la IA es ya en nuestros días una realidad tangible, en la medida en que constituye un componente más de los tratamientos de datos realizados por los responsables y que, en muchos casos, aparece en forma de soluciones desarrolladas por terceros, todo ello sin que exista una ordenación normativa del alcance y de los límites a los que debe estar sujeta esta poderosa herramienta. En efecto, como ha reconocido la propia Unión Europea en diversos pronunciamientos, la IA genera numerosas dudas entre los usuarios, investigadores, especialistas, autoridades y la propia industria. En singular, estas preocupaciones se centran en lo que concierne a los aspectos relativos al cumplimiento normativo, el respeto de los derechos y libertades fundamentales de los interesados (privacidad, igualdad de género, etc.) o la seguridad jurídica de todos los intervinientes; cuestiones esenciales que, ante la inacción de los poderes públicos, en muchos casos terminan por constituir un importante freno para el correcto desarrollo tecnológico29. Con la finalidad de disipar los interrogantes30 que envuelven el prodigioso avance de las nuevas tecnologías, en especial la IA, es urgente que el poder público ofrezca una respuesta decidida, tendente al establecimiento de “los cimientos de un Derecho de la Inteligencia Artificial, cuyo principio básico sea proteger la naturaleza humana biocultural de los peligros derivados del desarrollo transhumanista31 de la IA”32. Esta tarea, lejos de presentarse como un quehacer sencillo, se convierte en nuestros días en una complicada y necesaria travesía que encuentra en el trasiego de la burocrática prosa de las normas que componen el Derecho Administrativo, el paulatino reconocimiento de los derechos digitales, la inclusión de la perspectiva de género en los procesos de desarrollo de los sistemas algorítmicos o la plena garantía del derecho a la protección de datos personales33, algunas de las estaciones obligatorias en las que debe detenerse el itinerario que la sociedad debe emprender hacia el ansiado “humanismo tecnológico”34.
III. ÉTICA Y DERECHO COMO PRESUPUESTO PARA GARANTIZAR LA IGUALDAD DE GÉNERO ANTE EL HORIZONTE DIGITAL Como ha puesto de relieve la Unión Europea en diversos pronunciamientos, “la inteligencia artificial es una tecnología estratégica que ofrece numerosas ventajas a los
ciudadanos, las empresas y la sociedad en su conjunto, siempre y cuando sea antropocéntrica, ética y sostenible y respete los derechos y valores fundamentales (…) teniendo en cuenta el enorme impacto que puede tener la IA en nuestra sociedad y la necesidad de que esta suscite confianza, resulta clave que la inteligencia artificial europea se asiente en nuestros valores y derechos fundamentales, como la dignidad humana y la protección de la privacidad”35. Urge, por tanto, avanzar en el establecimiento de soluciones normativas que permitan delimitar el potencial alcance del desarrollo tecnológico, desde una órbita humanista, supeditando el avance digital al servicio de la sociedad en su conjunto. Todo ello hace que los poderes públicos no puedan asistir impasibles, como meros observadores, a este cambio de paradigma en el que están en juego los derechos y libertades fundamentales de la ciudadanía, especialmente en lo que se refiere a la dignidad, la igualdad y la privacidad del individuo, institutos jurídicos que el paso del tiempo y la (r)evolución digital amenazan con desdibujar casi por completo. En este sentido, reviste especial importancia ahondar en el papel protagonista que el Derecho administrativo36, posee a la hora de contener los perniciosos efectos que los crecientes procesos de digitalización y datificación de la sociedad entrañan para el conjunto de la población. Junto a este carácter proteccionista del Derecho administrativo, la ética de la IA, entendida como aquella perspectiva de la ética digital37 encargada de perseguir la protección de valores tales como la dignidad, la libertad, la democracia, la igualdad de género38, la autonomía del individuo y la justicia frente al gobierno de un razonamiento mecánico39, esta llamada a ser otro de los elementos capitales a la hora de avanzar en el establecimiento de un desarrollo tecnológico antropocéntrico, ético, sostenible, igualitario y respetuoso con los derechos y valores fundamentales que integran la concepción de ciudadanía europea40. Como se ha señalado con anterioridad, la Comisión Europea trabaja en la definición de una IA confiable, y establece que, para ello, ha de cumplir con siete requisitos clave: acción y supervisión humanas, solidez técnica y seguridad, gestión de la privacidad y los datos, transparencia, diversidad, no discriminación y equidad, bienestar social y ambiental y rendición de cuentas41. Estos requisitos deben ser evaluados a lo largo de todo el ciclo de vida de un sistema de IA de forma continua. Por ello, es preciso estar alerta y supervisar tanto la legitimidad ética de los tratamientos como los efectos inesperados de estos, prestando especial atención a la adopción de medidas pertinentes con el fin de minimizar los sesgos de género42, evitando con ello el establecimiento de nuevas fuentes de desigualdad entre mujeres y hombres ante el avance digital43. 1. LA PROTECCIÓN DE DATOS DE CARÁCTER PERSONAL COMO CONTRAPESO DEL AVANCE DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL La protección de la vida privada ha visto transcurrir un periodo de casi tres cuartos de siglo desde su primera formulación teórica por WARREN y BRANDEIS44 hasta su reconocimiento jurisdiccional en Estados Unidos o su aparición en nuestro ordenamiento jurídico con la Constitución española de 1978. Pese a todo ello, el derecho
a la protección de datos personales se ha asentado en nuestro sistema normativo con una rapidez inusitada45. teniendo en cuenta sus especiales características morfológicas y la técnica jurisprudencial que ha determinado su nacimiento. En la actualidad, el derecho fundamental a la protección de datos está desarrollado en un marco normativo que actualmente comprende el Reglamento 679/2016 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de abril de 2016, relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos y por el que se deroga la Directiva 95/46/CE (RGPD)46, y se complementa en la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales (LOPDGDD) además de toda la normativa sectorial publicada antes y después de la entrada en vigor del RGPD. Esta poderosa regulación, proporciona una extraordinaria flexibilidad47 para poder garantizar y demostrar la adecuación de un tratamiento a la norma48. Sin embargo, hay un conjunto mínimo de condiciones sine qua non que deben cumplirse para garantizar que el tratamiento de datos personales empleado para desarrollar soluciones de IA49 es conforme a la vigente regulación de datos de carácter personal. Entre estos aspectos clave pueden citarse los siguientes: – La existencia de una base para legitimación del tratamiento de datos personales, (arts. 6 al 11 RGPD). – La obligación de informar a los sujetos de los datos y ser transparente (arts. 12 al 14 RGPD). – La obligación de proporcionar a los sujetos de los datos mecanismos para el ejercicio de sus derechos subjetivos50 (arts. 15 al 23 RGPD). – La aplicación del principio de responsabilidad proactiva51 (arts. 24 al 43 RGPD) que establece la necesidad de incorporar una serie de garantías adicionales, más allá de un mínimo, documentadas y orientadas a gestionar el riesgo para los derechos y libertades de los individuos. En particular, la obligación de mantener un registro de actividades de tratamiento (art. 30 RGPD). – El cumplimiento de las condiciones para poder realizar transferencias internacionales de datos52 (artículos 44 al 50 RGPD). Además de demostrar el cumplimiento de estas previsiones mínimas, los grandes promotores tecnológicos deben tener en cuenta otra serie de cuestiones orientadas a garantizar la efectividad de la normativa de protección de datos personales53 ante el avance de la IA, minimizando el riesgo para los derechos y libertades fundamentales de la ciudadanía. En este sentido, con la finalidad de sistematizar las medidas adoptadas en materia de privacidad sería conveniente promover la adopción de políticas de protección de datos (art. 24 RGPD)54 en el seno de las organizaciones encargadas de impulsar el avance del desarrollo tecnológico, así como implementar la realización de evaluaciones de impacto en protección de datos (EIPD)55, cuestión esencial para identificar cuáles son los requisitos de privacidad a incorporar y poder aplicar, de manera efectiva, las medidas de privacidad desde el diseño y por defecto en los procesos de selección e
implementación de las diferentes soluciones de IA. 2. LA EDUCACIÓN PARA LA DIGITALIZACIÓN COMO MECANISMO PARA POTENCIAR LA INCLUSIÓN DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO EN LOS PROCESOS DE DIGITALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD Como es bien sabido por todos, la LOPDGDD fue concebida como un instrumento normativo tendente a desbordar las fronteras propias de la protección de datos personales, al apostar de forma decidida por la introducción de aspectos reguladores en determinados elementos que se vinculan a los derechos digitales de la ciudadanía56, cuya cone-xión con el derecho a la protección de datos en sentido estricto es más que evidente57. Un claro ejemplo de esta tendencia lo encontramos en la positivización, a propuesta de la Agencia Española de Protección de Datos, del Derecho a la educación digital ex art. 83.1 LOPDGDD, cuyo tenor literal establece que: ”[e]l sistema educativo garantizará la plena inserción del alumnado en la sociedad digital y el aprendizaje de un uso de los medios digitales que sea seguro y respetuoso con la dignidad humana, los valores constitucionales, los derechos fundamentales y, particularmente con el respeto y la garantía de la intimidad personal y familiar y la protección de datos personales. Las actuaciones realizadas en este ámbito tendrán carácter inclusivo, en particular en lo que respecta al alumnado con necesidades educativas especiales”58. En base al citado precepto59, el sistema educativo no solamente deberá garantizar la plena inserción del alumnado en la sociedad digital y pro-mover que el aprendizaje del uso de los medios digitales sea seguro, respetuoso con la dignidad humana, los valores constitucionales y los derechos fundamentales, con especial atención a la igualdad de género, la intimidad personal y familiar y la protección de datos personales. Incluye, asimismo, la previsión de que, dentro del diseño de las asignaturas de libre configuración, se incluirá “la competencia digital” y los “elementos relacionados con las situaciones de riesgo derivadas de la inadecuada utilización de las TIC”. Se preceptúa, igualmente, que, a tal efecto, “el profesorado recibirá las competencias digitales y la formación necesaria”, así como que, en los planes de estudio de las titulaciones universitarias encaminadas al desempeño profesional del profesorado en la formación de los alumnos, se garantizará esa formación. Y se añade, por último, la regla siguiente: los temarios de las pruebas selectivas a los cuerpos superiores docentes incorporarán “materias relacionadas con la garantía de los derechos digitales y la protección de datos personales”, mandato que las Administraciones públicas, y especialmente las Universidades60, deberían haber dotado de efectividad antes del 5 de diciembre de 2019. En los últimos tiempos hemos asistido al empoderamiento y/o aceleración de los avances derivados de la (r)evolución digital. Estas abruptas transformaciones han instituido el autoconocimiento y la educación para la digitalización como una alternativa cierta para garantizar no solamente el uso responsable y seguro de los medios digitales y promover una cultura de la privacidad, elementos imprescindibles para garantizar el cumplimiento de la normativa de protección de datos; sino también, y lo que es más importante, como presupuesto indispensable para pro-mover la incorporación de la perspectiva de género
en los procesos de diseño y desarrollo tecnológico, lo que sin duda permitirá minimizar las desviaciones en la implementación de los crecientes procesos algorítmicos, evitando con ello la aparición de novedosas formas de desigualdad, y avanzar en la tortuosa travesía hacia el ansiado humanismo tecnológico61.
IV. CONCLUSIONES El imparable avance del desarrollo tecnológico nos avoca hacia un horizonte desconocido, un cambio de paradigma (digital) en el que la datificación masiva de la sociedad y la aparición de novedosas formas de desigualdad que contribuyen a acrecentar aún más las diferencias entre mujeres y hombres62, constituyen notas de esencialidad. Virulentas transformaciones que sumergen a los sistemas jurídicos en un territorio pantanoso, en muchas ocasiones desconocido, que requiere de la armoniosa combinación de vetustos postulados normativos, tales como el principio de precaución, y de la búsqueda de soluciones jurídicas innovadoras, todo ello orientado a delimitar los perniciosos efectos que la (r)evolución digital plantea para la pervivencia de instituciones tan relevantes como el derecho a la igualdad, el derecho a la intimidad y la protección de datos de carácter personal. Estas razones motivan la importancia fundamental de garantizar la plena efectividad y vigencia de la normativa de protección de datos de carácter personal ante el avance digital y de promover la inclusión de la perspectiva de género en los procesos de diseño e implementación de sistemas algorítmicos, finalidad última en la que el establecimiento de una cultura de privacidad y el fomento de la educación para la digitalización poseen un destacado protagonismo, al ser el vehículo idóneo para alcanzar una concepción antropocéntrica, ética, igualitaria y sostenible del desarrollo tecnológico, antesala del esperado humanismo tecnológico.
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1. Personal Investigador en Formación del Área de Derecho Administrativo de la Universidad de Salamanca. FPU17/01088, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. 2. En torno a este debate sigue siendo de consulta obligada la obra de ESTEVE PARDO, J., Técnica, riesgo y Derecho, Ariel, Barcelona (1999). 3. Vid. CANALS AMETLLER, D., “El proceso normativo ante el avance tecnológico y la transformación digital (Inteligencia Artificial, redes sociales y datos masivos”, Revista General de Derecho Administrativo, núm. 50 (2019), p. 3. 4. En los últimos tiempos hemos asistido a la proliferación del universo de los algoritmos, entendidos como “un conjunto metódico de pasos que pueden emplearse para hacer cálculos, resolver problemas y alcanzar decisiones. Un algoritmo no es un cálculo concreto, sino el método que se sigue cuando se hace el cálculo”. Vid. HARARI, Y. N., Homo deus: breve historia del mañana, editorial Debate, Barcelona (2016), p. 100. 5. Vid. EVANS, D., “Internet de las Cosas. Como la próxima evolución de Internet lo cambia todo”, Cisco Internet Business Solutions Group (IBSG), vol. 11, núm. 1 (2011), p. 3. 6. El “Internet de las Cosas” o “Internet of Things” (IoT), supone la evolución de Internet desde una red de ordenadores interconectados hasta una red de objetos interconexionados. Cuando hablamos de IoT nos referimos a una tecnología basada en la conexión de objetos cotidianos a Internet que intercambian, agregan y procesan información sobre su entorno físico para proporcionar servicios de valor añadido a los usuarios finales. 7. Vid. VELASCO RICO, C.I., “Personalización, proactividad e inteligencia artificial. ¿Un nuevo paradigma para la prestación electrónica de servicios públicos?”, IDP: Revista de Internet, Derecho y Política, núm. 30 (2020), p. 2. En igual sentido, BARRIO ANDRÉS, M., Internet de las cosas, editorial Reus, Madrid (2018), p. 17.
8. El término revolución industrial fue introducido académicamente en Inglaterra –donde aquélla estalló–, por el historiador Arnold Toynbee (1851–1882), para referirse al desarrollo económico británico entre 1760 y 1840 caracterizado por el uso intensivo de las máquinas en el proceso productivo y el aumento de la producción, aunque luego se le ha dado un significado más amplio como consecuencia de su expansión y desarrollo. Cfr. TOYNBEE, A., Lectures on the Industrial Revolution of the 18th Century in England. Popular addresses, notes and other fragments, Longmans, Londres (1894). 9. La cuarta revolución industrial comenzó a principios del siglo XXI y se caracteriza “por un internet más ubicuo y móvil, por sensores más pequeños y potentes que son cada vez más baratos, y por la inteligencia artificial y el aprendizaje de la máquina”. Vid. SCHWAB, K., La cuarta revolución industrial, editorial Debate, Barcelona (2016), pp. 13-20. Numerosos autores, insisten en subrayar que esta cuarta oleada industrializadora no puede entenderse de otra forma que no sea contextualizándola dentro de la Era de la Información, fenómeno anterior, descrito y teorizado extraordinariamente por CAS-TELLS como “(…) un acontecimiento histórico al menos tan importante como lo fue la revolución industrial del siglo XVIII, inductor de discontinuidad en la base material de la economía, la sociedad y la cultura”. A diferencia de cualquier otra revolución, el núcleo de la transformación que estamos experimentando en la revolución en curso remite a las tecnologías del procesamiento de la información y de la comunicación. La tecnología de la información es a esta revolución lo que las nuevas fuentes de energía fueron a las sucesivas revoluciones industriales del motor de vapor a los combustibles fósiles e incluso a la energía nuclear, ya que la generación y distribución de energía fue el elemento clave subyacente en la sociedad industrial”. Vid. CASTELLS, M., La era de la información. Economía, sociedad y cultura. La sociedad en red, Siglo XXI editores, vol. I. México (2008), p. 57. 10. Como recuerda CERRILLO MARTÍNEZ “las Administraciones públicas utilizan cada día más la inteligencia artificial en el desarrollo de sus actividades y en la prestación de los servicios públicos. Aunque no lo están haciendo (…) con la misma intensidad que el sector privado, cada vez son más las (…) que utilizan la inteligencia artificial para analizar datos o para personalizar los servicios públicos (por ejemplo, para prestar servicios de información, asesoramiento y atención ciudadana)”. Vid. CERRILLO i MARTÍNEZ, A., “El impacto de la inteligencia artificial en el derecho administrativo. ¿Nuevos conceptos para nuevas realidades técnicas?”, Revista General de Derecho Administrativo, núm. 50 (2019), p. 15. 11. En efecto, como han señalado numerosos teóricos “[…] buscar la eficiencia y con ello la rapidez en la resolución de los conflictos puede ser un aliciente interesante, pero ello no impide que puedan surgir nuevas problemáticas que antes no existían […] incluso en las esferas donde los algoritmos resuelven algunos problemas, estos están creando otros nuevos. Los prejuicios relacionados, por ejemplo, con antecedentes raciales o étnicos […] otro sesgo puede derivarse [incluso] del código postal […] los postulados a favor y en contra de la implementación de la IA en la escena jurídica presentan planteamientos contrapuestos y que pueden afectar, y de hecho afectan, considerablemente a los derechos fundamentales”. Vid. CASTELLANOS CLARAMUNT, J., “Transhumanismo, algoritmos y nuevas tecnologías: Avanzando en la desigualdad”, IUS ET SCIENTIA, vol. 4, núm. 2 (2018), p. 120. 12. Son múltiples y variadas las manifestaciones de las discriminaciones que el universo de los sistemas algorítmicos provoca en la esfera de la igualdad de género. Uno de los ejemplos más claros de esta perniciosa tendencia lo encontramos en la herramienta experimental de machine learning empleada por la multinacional Amazon para seleccionar su personal, la cual otorgaba un criterio de preferencia a los varones. en detrimento de las aspiraciones laborales del género femenino. Más información disponible en: https://reut.rs/2N3WA1P. 13. Parece que la primera brecha digital de género está superada, pero los datos muestran que todavía hay un 13,9% de mujeres que no ha utilizado Internet en los últimos tres meses. Vid. INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, Evolución de datos de Personas (2006–2018) por características demográficas, tipo de uso de TIC y periodo. Disponible en: https://bit.ly/3b7hpRV. 14. Vid. MINISTERIO DE IGUALDAD, Mujeres y digitalización. De las brechas a los algoritmos, Madrid (2020), pp. 31 y ss. 15. Los estudios y evidencias empíricas y estadísticas que explican diferentes aspectos de la brecha digital de género a lo largo del curso de la vida son muy numerosos, por todos, Vid. CALDERÓN GÓMEZ, D., “Una aproximación a la evolución de la brecha digital entre la población joven en España (2006–2015)”., RES. Revista Española de Sociología, núm. 28 (2019), pp. 27-44.
16. Como ha señalado la UNESCO recientemente, reviste especial urgencia reducir las diferentes brechas digitales de género, ya que las competencias digitales favorecen la incorporación de las mujeres a la actividad económica y el empleo; estar en posesión de competencias digitales suficientes es esencial para garantizar la seguridad de las mujeres; las competencias digitales favorecen la participación de las mujeres en la comunidad y en la vida política; las competencias digitales aportan beneficios económicos a las mujeres y a la sociedad; Las tecnologías digitales y las competencias para usarlas de manera efectiva pueden. facilitar que las mujeres se incorporen al mercado laboral y tengan un salario a través de nuevas y flexibles rutas de acceso, como la educación online, o las posibilidades de emprender un negocio propio; Las competencias digitales empoderan a las mujeres para que participen en el diseño de las tecnologías de manera que contribuyan a la igualdad de género; las competencias digitales aceleran el progreso de las mujeres hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, etc. Vid. ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA CULTURA (UNESCO), I’d blush if I could. Closing the gender divide in digital skills through education, París (2019). Disponible en: https://bit.ly/2OtH53t. 17. Todos estos sesgos en el diseño y la producción de herramientas digitales, así como de los algoritmos sobre los que se sustentan, han propiciado la realización de publicaciones académicas y divulgativas que ponen en tela de juicio sus principios éticos. Sin ir más lejos, la profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Cathy O’Neil, doctora en matemáticas, experta en Big Data y autora del libro Armas de destrucción Matemática, denuncia que las técnicas de recogida de datos basadas en Big Data pueden contribuir a incrementar las desigualdades (incluidas las de género) y amenazan los sistemas democráticos. Vid. O’NEIL, C., Weapons of Math Destruction: How Big Data Increases Inequality and Threatens Democracy, Broadway books, Nueva York (2017). 18. Vid. BOIX PALOP, A., “Los algoritmos son reglamentos: la necesidad de extender las garantías propias de las normas reglamentarias a los programas empleados por la Administración para la adopción de decisiones”, Revista de Derecho Público: Teoría y Método, núm. 1 (2020), p. 226. 19. Vid. COTINO HUESO, L., “Riesgos e impactos del Big Data, la inteligencia artificial y la robótica: enfoques, modelos y principios de la respuesta del derecho”, Revista General de Derecho Administrativo, núm. 50 (2019), pp. 1 y ss. 20. La IA es una ciencia compleja construida con fundamentos extraídos principalmente de la filosofía, las matemáticas, la economía, la teoría de la información, las neurociencias, la psicología, la ingeniería computacional (hardware y software), la teoría del control, la cibernética y la lingüística. Vid. RUSSEL, S. J. y NORVIG, P., Artificial Intelligence: A modern Approach, Prentice Hall, New Jersey (1995), pp. 7-19. 21. Es comúnmente aceptado que la génesis de la IA está asociada a los nombres de Warren McCulloch y Walter Pitts, quienes en un trabajo titulado “A logical calculus of the ideas immanent in nervous activity” propusieron un modelo computacional constituido por neuronas artificiales. Cfr. MCCULLOCH, W. S. y PITTS, W.H., “A logical calculus of the inmanent in nervous activity”, Bulletin of Mathematical Biophysics, vol. 5, núm. 4 (1943), pp. 115-133. 22. Vid. MCCARTHY, J., MINSKY, M. L., ROCHESTER, N. y SHANNON, C.E., A proposal for the Dartmouth Summer Research Project on Artificial Intelligence, Stanford (1955). Disponible en [última consulta 14.02.2021]: https://stanford.io/2JFCgQV. 23. Sin embargo, como es sabido por todos, fue Alan Turing quien primero desarrollo una visión general de la IA en su famoso artículo “Computing Machineryand Intelligence” (1950), obra en la que introdujo el que devino en llamarse Test de Turing, el aprendizaje automático, los algoritmos genéticos y el aprendizaje por refuerzo. Ciertamente, en este y otros trabajos se vislumbra el pensamiento premonitorio de un investigador, Turing, que argumentaba ya en el pasado siglo que en un plazo de unos 50 años habría ordenadores inteligentes capaces de llevar a cabo deducciones lógicas, de aprender adquiriendo nuevos conocimientos –tanto inductivamente como por experiencia y evolución– y capaces de comunicarse mediante interfaces humanizadas. Cfr. TURING, A., “On computable Numbers, with an application to the Entscheidungsproblem”, Proceedings of the London Mathematical Society, núm. 42 (1937), pp. 230-265; TURING, A., “Computing machinery and Intelligence”, Mind, vol. 59, núm. 236 (1950), pp. 433-460; TURING, A., “Intelligent machinery”, en EVANS, C.R. y ROBERTSON, A.D. (ed.): Cybernetics, University Park Press, Baltimore (1968), pp. 107-127, etc. 24. Vid. COMISIÓN EUROPEA, Inteligencia artificial para Europa, [COM(2018) 237 final], p. 1. 25. Vid. Op. Cit. COTINO HUESO, L., “Riesgos e impactos…”, p. 4.
26. Vid. AGENCIA ESPAÑOLA DE PROTECCIÓN DE DATOS, Guía para la adecuación al RGPD de tratamientos que incorporan Inteligencia Artificial. Una introducción. Madrid (2020), p. 2. 27. Vid. DOMÍNGUEZ ÁLVAREZ, J.L., “La efectividad de la normativa de protección de datos de carácter personal ante el avance de la Inteligencia Artificial. Una revisión del binomio libertad y seguridad”, en TERRÓN SANTOS, D. y DOMÍNGUEZ ÁLVAREZ, J.L. (Dirs.), Inteligencia Artificial y Defensa. Nuevos horizontes, Thomson Reuters-Aranzadi, Cizur Menor (2021). 28. Vid. COMISIÓN EUROPEA, Libro blanco sobre la inteligencia artificial, un enfoque europeo orientado a la excelencia y la confianza, [COM(2020) 65 final], p. 2. 29. Como ha señalado recientemente la Comisión Europea, “la inteligencia artificial se está desarrollando rápido. Cambiará nuestras vidas, pues mejorará la atención sanitaria, aumentará la eficiencia de la agricultura, contribuirá a la mitigación del cambio climático y a la correspondiente adaptación, mejorará la eficiencia de los sistemas de producción a través de un mantenimiento predictivo, aumentará la seguridad de los europeos y nos aportará otros muchos cambios que de momento solo podemos intuir. Al mismo tiempo, la IA conlleva una serie de riesgos potenciales, como la opacidad en la toma de decisiones, la discriminación de género o de otro tipo, la intromisión en nuestras vidas privadas o su uso con fines delictivos”. Vid. Op. Cit. COMISIÓN EUROPEA, Libro blanco sobre…, p. 2. 30. Cfr. COMISIÓN EUROPEA, Informe sobre las repercusiones en materia de seguridad y responsabilidad civil de la inteligencia artificial, el internet de las cosas y la robótica, [COM(2020) 64 final]. 31. El transhumanismo es un movimiento cultural e intelectual internacional que tiene como objetivo final transformar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnología ampliamente disponibles, que mejoren las capacidades humanas, tanto a nivel físico como psicológico o intelectual. Los pensadores transhumanistas estudian los posibles beneficios y peligros de las nuevas tecnologías que podrían superar las limitaciones humanas fundamentales, como también la tecnoética adecuada a la hora de desarrollar y usar esas tecnologías. Cfr. FERRY, L., La révolution transhumaniste, Plon, París (2017), p. 20. 32. Vid. LÓPEZ ONETO, M., Fundamentos para un Derecho de la Inteligencia Artificial. ¿Queremos seguir siendo humanos?, Tirant lo Blanch, Valencia (2020), p. 163. 33. Desde 2014, la Comisión Europea ha adoptado una serie de medidas de profundo calado. El Reglamento General de Protección de Datos ha permitido creó un sólido marco para la confianza digital. Otras iniciativas que han establecido las bases para el desarrollo de la economía de los datos son el Reglamento relativo a la libre circulación de datos no personales, el Reglamento sobre la Ciberseguridad y la Directiva sobre datos abiertos. Vid. COMISIÓN EUROPEA, Una Estrategia de Datos, [COM(2020) 66 final], p. 4. 34. Hay varias formas de afrontar el mundo digital donde todos estamos inmersos: “ignorándolo, o haciendo cuerpo común con él, o sirviéndose de sus adelantos para conseguir ciertos fines, o de estas dos últimas maneras conjuntamente, postura que sería la más completa y efectiva”. Vid. ROMOJARO MONTERO, R., Las humanidades en el mundo digital/El mundo digital en las humanidades, Tirant lo Blanch, Valencia (2019), p. 11. 35. Vid. Op. Cit. COMISIÓN EUROPEA, Libro blanco sobre…, p. 2. 36. Como recuerda RODRÍGUEZ-ARANA MUÑOZ, “desde sus orígenes el Derecho administrativo se nos presenta dependiente del interés general, de aquellos asuntos supraindividuales que a todos afectan por ser comunes a la condición humana y que reclaman una gestión y administración equitativa y que satisfaga las necesidades colectivas en un marco de racionalidad y de justicia”. Vid. RODRÍGUEZ-ARANA MUÑOZ, J., Derecho administrativo y derechos sociales fundamentales, Global Law Press e Instituto Nacional de Administración Pública, Sevilla (2015), p. 12. 37. Cuando hablamos de ética digital nos referimos al código social necesario para solucionar los problemas que el uso de Internet está ocasionando en múltiples esferas, tales como el derecho de propiedad intelectual, los ciberataques a la seguridad, los límites a la libertad de expresión, la regulación de las grandes corporaciones, la desconexión digital, la conducta en redes sociales y la privacidad de nuestros datos personales. 38. Recuérdese también que tanto la Recomendación del Consejo de la OCDE sobre la IA como los Principios de IA del G20 enfatizan la importancia de que los sistemas algorítmicos contribuyan a reducir la desigualdad de género. 39. Vid. Op. Cit. AGENCIA ESPAÑOLA DE PROTECCIÓN DE DATOS, Guía para la…, p. 7.
40. Cfr. COMISIÓN EUROPEA, Configurar el futuro digital de Europa, [COM(2020) 67 final]. 41. Vid. COMISIÓN EUROPEA, Generar confianza en la inteligencia artificial centrada en el ser humano, [COM(2019) 168 final], p. 4. 42. Vid. Op. Cit. MINISTERIO DE IGUALDAD, Mujeres y digitalización…, pp. 57 y ss. 43. Un aspecto crítico de los sistemas de IA es el de la posible existencia de sesgos. Un sesgo (“bias” en inglés) es una desviación inadecuada en el proceso de inferencia. Los sesgos son particularmente graves cuando, por ejemplo, derivan en discriminaciones de un grupo en favor de otro. Esta problemática ya fue señalada por FRIEDMAN y NISSENBAUM: “systematically and unfairly discriminate against certain individuals or groups of individuals in favor of others. A system discriminates unfairly if it denies an opportunity or a good or if it assigns an undesirable outcome to an individual or group of individuals on grounds that are unreasonable or inappropriate”. Vid. FRIEDMAN, B. y NISSENBAUM, H., “Bias in computer systems”, ACM Transactions on Information Systems, vol. 14, núm. 3 (1996), pp. 330-347. 44. Cfr. WARREN, S.D. & BRANDEIS, L.D., “The right to privacy”, Harvard Law Review, vol. IV, núm. 5 (1890), pp. 193-220. 45. Vid. MARTÍNEZ MARTÍNEZ, R., “El derecho fundamental a la protección de datos: perspectivas”, IDP: revista de Internet, derecho y política= revista d’Internet, dret i política, núm. 5 (2007), p. 4. 46. Vid. PIÑAR MAÑAS, J.L., “Reglamento Europeo de Protección de Datos: retos y oportunidades para la abogacía”, Abogados, Revista del Consejo General de la Abogacía, núm. 98 (2016), pp. 26-29. 47. No debe obviarse que el RGPD nace con vocación de erigirse como el instrumento normativo encargado de dar respuesta y solución al tsunami tecnológico en el que se sumerge la sociedad actual. Cfr. RALLO LOMBARTE, A. y GARCÍA MAHAMUT, R., Hacia un nuevo derecho europeo de protección de datos. Towards a new European Data Protection Regime, Tirant lo Blanch. Valencia (2015). 48. Vid. AGENCIA ESPAÑOLA DE PROTECCIÓN DE DATOS, Listado de cumplimiento normativo. Madrid, 2018. 49. Cfr. CASEY, A.J. y NIBLETT, A., “Focus feature: Artificial Intelligence, Big Data, and the future of law”, University of Toronto, Law Journal, vol. 66, núm. 4 (2016), pp. 423-442. 50. Vid. ÁLVAREZ CARO, M., “El derecho de rectificación, cancelación, limitación del tratamiento, oposición y decisiones individuales automatizadas”, en PIÑAR MAÑAS, J.L. (Dir.), Reglamento General de Protección de Datos. Hacia un modelo europeo de privacidad, editorial Reus, Madrid (2016), pp. 227-240; ADSUARA VARELA, B., “Derechos de rectificación, supresión (olvido) y portabilidad de los datos”, en RALLO LOMBARTE, A. (Dir.), Tratado de protección de datos. Actualizado con la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos personales y Garantía de los Derechos Digitales, Tirant lo Blanch, Valencia (2019), pp. 313-352, etc. 51. Este principio implica que el responsable del tratamiento tiene que garantizar la licitud, la lealtad y la transparencia en todo el proceso del tratamiento de datos con relación al interesado. Pero su responsabilidad no termina aquí, toda vez que el legislador le impone a dicho responsable la obligación de poder acreditar que efectivamente dicho tratamiento ha reunido las características especificadas en el apartado 5.1 RGPD. Vid. PUYOL MONTERO, J., “Los principios del derecho a la protección de datos”, en PIÑAR MAÑAS, J.L. (Dir.), Reglamento General de Protección de Datos. Hacia un modelo europeo de privacidad, editorial Reus, Madrid (2016), p. 140. 52. Recuérdese que el pasado 16 de julio de 2020 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) publicó una sentencia crucial por la que se anula la Decisión 2016/1250 de la Comisión que declaraba el nivel adecuado de protección del esquema del Escudo de Privacidad (Privacy Shield) para las transferencias inter-nacionales de datos a EEUU. Esta Decisión sustituía a su vez a Puerto Seguro, que también fue declarado inválido por el TJUE en octubre de 2015. Vid. STJUE de 23 de julio de 2020, Comisaria de Protección de Datos/Facebook Irlanda y Maximillian Schrems (Asunto C-311/18). 53. Un estudio detallado sobre la confrontación entre innovación y privacidad puede encontrarse en RECIO GAYO, M., Protección de datos e innovación: ¿(in) compatibles?, editorial Reus, Madrid (2018). 54. Esta política convivirá con una política de calidad, una política de sistemas de información, una de seguridad y una política de toma de decisiones, entre otras. 55. Vid. SAIZ PEÑA, C.A., “Seguridad de los datos, evaluación de impacto, códigos de conducta y certificación”, en RALLO LOMBARTE, A. (Dir.), Tratado de protección de datos: actualizado con la Ley Orgánica 3/2018, de 5
de diciembre, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales, Tirant lo Blanch, Valencia (2019), pp. 387-430. 56. La transformación digital de nuestra sociedad es una realidad en constante desarrollo, lo que ha propiciado que países de nuestro entorno más inmediato como Italia o Francia hayan aprobado diferentes instrumentos normativos con la finalidad de reforzar los derechos digitales de la ciudadanía. En nuestro caso, ese impulso de la regulación del mundo digital se produce por medio de la inclusión del Título X de la LOPDGDD. Esta idea aparece consignada en el propio Preámbulo de la norma, según el cual “el legislador debe abordar el reconocimiento de un sistema de garantía de los derechos digitales que, inequívocamente, encuentra su anclaje en el mandato impuesto por el apartado cuarto del artículo 18 de la Constitución Española”, […] el Título X de esta ley acomete la tarea de reconocer y garantizar un elenco de derechos digitales de los ciudadanos conforme al mandato establecido en la Constitución. Y así lo confirma su art. 1 b) al fijar el objeto de la ley: “La presente ley orgánica tiene por objeto: […] Garantizar los derechos digitales de la ciudadanía conforme al mandato establecido en el art.18.4 de la Constitución”. Por tanto, con la promulgación de la LOPDGDD asistimos a un hito normativo sin precedentes, ya que esta Ley Orgánica representa el punto de partida de la garantía de los derechos digitales en el continente europeo. Hasta la fecha, ningún país europeo había adoptado una Ley que garantizara, de forma sistemática, los derechos digitales de los ciudadanos. Vid. RALLO LOMBARTE, A., “Del derecho a la protección de datos a la garantía de nuevos derechos digitales”, en RALLO LOMBARTE, A. (Dir.), Tratado de protección de datos: actualizado con la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales, Tirant lo Blanch, Valencia (2019), p. 28. 57. Esta idea que ahora señalamos ha sido igualmente señalada por RALLO LOMBARTE, según el cual “La Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales, constituye un ejemplo palmario de la transformación provocada por la tecnología en la sociedad contemporánea. Si el derecho a la protección de datos personales sirvió durante las últimas décadas para preservar los derechos individuales frente a buena parte de los efectos generados por las tecnologías de la información y del conocimiento, la sociedad digital en la que nos hallamos completamente inmersos demanda un haz de derechos que se extienda a la práctica totalidad de los ámbitos en que el individuo se desarrolla en sociedad. Los nuevos derechos digitales son, en buena medida, el corolario de una evolución en la que el derecho a la protección de datos ha servido como auténtica punta de lanza frente a la realidad digital”. Vid. RALLO LOMBARTE, A., “De la libertad informática a la constitucionalización de nuevos derechos digitales (1978–2018)”, Revista de Derecho Político, núm. 100 (2017), p. 637. 58. Este precepto ha sido recientemente modificado por la disposición final cuarta de la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. 59. Igualmente relevante resulta el Plan de Acción de Educación Digital de la Comisión Europea, de 17 de enero de 2018 [COM (2018) 22 final], donde se recogen una serie de prioridades de acción en el ámbito de la digitalización educativa. 60. En este sentido, el Área de Derecho Administrativo de la Universidad de Salamanca desarrolló, durante el curso académico 2019/2020, un proyecto de innovación docente pionero sobre la materia, bajo el título: “ID2019/051. La educación para la digitalización. La protección de datos de carácter personal como servicio público de interés general en la sociedad de la información”. Mas información disponible en: https://gisalmad.usal.es/innovacion-docente/. 61. La revolución digital ha transformado profundamente nuestros paradigmas y abre muchas oportunidades, pero también nos plantea numerosos retos. Las posibilidades son infinitas y los resultados serán positivos o negativos en función del uso que hagamos de las herramientas de la Industria 4.0. El humanismo digital es la respuesta a cómo debemos usar estos instrumentos y posibilidades. Es un esquema que nos mueve a restaurar los valores humanistas en el uso y los fines de la tecnología, que debe estar siempre al servicio del ser humano para hacer nuestra vida más sencilla y plena. Cfr. PARDO CÉSPEDES, L.: Viaje al centro del humanismo digital, editorial Verssus, Vizcaya (2019). 62. Son múltiples y variadas las manifestaciones de las discriminaciones que el universo de los sistemas algorítmicos provoca en la esfera de la igualdad de género. Uno de los ejemplos más claros de esta perniciosa tendencia lo encontramos en la herramienta experimental de machine learning empleada por la multinacional Amazon para seleccionar su personal, la cual otorgaba un criterio de preferencia a los varones en detrimento de las aspiraciones laborales del género femenino. Más información disponible en: https://reut.rs/2N3WA1P.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XII EL DESMONTE DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE GÉNERO EN BRASIL A PARTIR DE LA DESTITUCIÓN DE LA EXPRESIDENTA DILMA ROUSSEFF
Capítulo XII El desmonte de las políticas públicas de género en Brasil a partir de la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff CHARLES ELEOTÉRIO GAMA
Personal Investigador en Formación Doctorando en Estudios Interdisciplinares de Género y Políticas de Igualdad Área de Género y Administración Pública Universidad de Salamanca SUMÁRIO: I. INTRODUCCIÓN. II. DILMA ROUSSEFF. LA PRIMERA MUJER A GOBERNAR EL MAYOR PAÍS DE LATINOAME-RICA. 1. El proceso de destitución de la expresidenta Dilma Rousseff. III. EL DESMONTE DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE GÉNERO E IGUALDAD A PARTIR DE 2016 EN BRASIL. IV. PRECARIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE GÉNERO A PARTIR DE LAS ELECCIONES DE 2018 EN BRASIL. V. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES. VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN El presente artículo se caracteriza, principalmente en lograr visibilidad en la discusión sobre la importancia de trabajar el tema de género1 y políticas públicas en la sociedad brasileña. Este estudio tiene como objetivo relacionar los cambios en las políticas de género a nivel nacional, leyes y propuestas para promover el debate del término a partir del impeachment de la expresidenta Dilma Rousseff en el año de 2016. El estudio sirve como una forma de evaluación para la discusión a respecto de la formación del ciudadano, contribuyendo en la comprensión del papel de las políticas públicas de género en el fortalecimiento de las identidades y en las relaciones sociales. El artículo se relaciona directamente con las administraciones públicas a nivel nacional, sus políticas, leyes y propuestas para lograr el debate del término en los ámbitos educativos, es decir, escuelas y administraciones públicas. El texto también abarca algunas de las actividades desarrolladas por el autor durante la realización de su tesis de Doctorado en Estudios Inter-disciplinares de Género y Políticas
de Igualdad, en la Universidad de Salamanca, la cual requiere algunas habilidades necesarias para el pleno desarrollo de sus funciones, tales como, planificación, conocimiento y adecuación a las normas científicas. Además de esto, el texto pretende lograr una comparación futura con las políticas públicas, leyes y propuestas que se van aprobando también en España, es decir, utilizar las informaciones discutidas en este artículo para lograr un debate más amplio e internacional a respecto del tema. Esta cuestión trasciende la dicotomía hombre/mujer, es decir, se asocia a la capacidad y a la posibilidad de un ser para construir su identidad2. Es a partir de entonces que rescatamos la marginación de la comunidad LGBTQI+ debido a los estereotipos impuestos para el mantenimiento de la desigualdad. Por lo tanto, la comunidad LGBTQI+ está íntimamente ligada a esta lucha de equidad de género para la obtención de derechos civiles. Específicamente, este trabajo tiene su interés social y científico definido por una actividad desarrollada por el investigador, que contribuye para la calidad de la vida intelectual en la discusión del término de género e igualdad, además de lograr resultados que aporten a la investigación a la sociedad brasileña cuando se trata de la construcción social3 de la diver-sidad e igualdad.
II. DILMA ROUSSEFF, LA PRIMERA MUJER A GOBERNAR EL MAYOR PAÍS DE LATINOAMÉRICA Dilma Rousseff fue la primera mujer en ocupar el cargo de presidente de Brasil. En su primer mandato (2011–2014) tuvo el mayor número de mujeres al mando de ministerios en toda la historia política del país. Los expertos apuntan el avance en el combate a la lucha contra la violencia doméstica, representatividad en la política y la independencia financiera de la mujer como puntos positivos del gobierno Dilma. En total, fueron nombradas dieciocho ministras mujeres durante los cinco años y medio de su gobierno. En octubre de 2014, Dilma Rousseff gana las elecciones y logra su según mandato como presidenta de Brasil. El proceso de destitución de Dilma Rousseff fue liderado en su mayoría por hombres4. Aécio Neves que perdió las elecciones contra Dilma Rousseff en 2014 afirmó en su primer discurso5 que haría una oposición “incansable e intransigente” al gobierno de la presidenta. 1. EL PROCESO DE DESTITUCIÓN DE LA EXPRESIDENTA DILMA ROUSSEFF El proceso se desarrolló sobre la base de las acusaciones de “pedaladas fiscais6“ cometidos en su gobierno. Hélio Bicudo, fiscal jubilado, Janaina Paschoal abogada y diputada estadual y Aécio Neves, que ocupó el cargo de senador en el país fueron personajes principales en la promoción de la destitución, contando con la ayuda de Eduardo Cunha, que ocupaba el cargo de presidente de los diputados, considerado el cargo directo para iniciar el proceso de destitución contra la expresidenta, ya que este proceso sólo podría comenzar con su aprobación.
El 6 de abril de 2016, Jovair Arantes, ponente de la comisión de destitución, presentó en la Cámara de Diputados un dictamen favorable a la denuncia por delito de responsabilidad por parte de la expresidenta. A continuación, la comisión aprueba el procedimiento con dictamen favorable al alejamiento de Dilma Rousseff. Partiendo de esta situación, podemos observar algunas búsquedas hechas en internet con respecto a la palabra impeachment a partir de la plataforma Google Trends. La información relacionada con la búsqueda de la palabra impeachment en la plataforma Google Trends en ese artículo se hace necesaria para entender cómo se llevó a cabo la movilización e interés de la población respecto al proceso.
Google Trends es una herramienta que demuestra el interés de las personas en el mundo y en regiones específicas sobre determinados términos a través del número de búsquedas. El volumen de búsquedas se explica en puntos que van de 0 a 100, siendo 0 cuando no hay ninguna búsqueda del término en el período investigado y 100 puntos representan el mayor volumen registrado de búsquedas. El gráfico abajo representa la búsqueda hecha por la palabra en el período del 01/01/2016 hasta 08/08/2016 en la plataforma. Gráfico 1. Búsqueda por la palabra impeachment entre enero y agosto de 2016 en Brasil
Fuente: Plataforma Google Trends (2021)
Es importante señalar que estas búsquedas, de acuerdo con la plataforma Google Trends tuvieron un aumento repentino durante el período de votación del impeachment. De acuerdo con los datos de la plataforma en el gráfico, el interés de investigación de la población brasileña por la palabra impeachment llegó al 100% el 17 de abril de 2016. Con un total de 367 votos7 a favor de la apertura del proceso de destitución (en su mayoría hombres) y 137 en contra, la Cámara de diputados autoriza la instauración del proceso de destitución de Dilma Rousseff y lleva la votación para el alejamiento definitivo de la presidenta al Senado. El Senado aprobó la destitución definitiva con 61 votos a favor y 20 en contra. Con la aprobación del impeachment a la presidenta Dilma Rousseff el 31 de agosto de 2016, Michel Temer, hasta entonces vicepresidente de Brasil asume el poder e inicia su gobierno con un cambio político e ideológico radical en relación con lo que el gobierno anterior había estado logrando. El cambio radical en la política de las universidades
públicas federales del país por parte del presidente interino se puede ver por la congelación del gasto público durante veinte años, la reforma laboral recientemente aprobada y la reforma de las pensiones. Su gobierno se inicia con un ministerio formado solamente por hombres.
III. EL DESMONTE DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE GÉNERO E IGUALDAD A PARTIR DE 2016 EN BRASIL Las políticas sociales brasileñas, según lo previsto en la Constitución Federal de 1988, tienen como finalidad dar cumplimiento a los objetivos fundamentales de la República. Así, a través de la garantía8 de los derechos sociales, se busca construir una sociedad libre, justa y solidaria, además de promover el bien de todos sin prejuicios o cualquier forma de discriminación, erradicar la pobreza y reducir las desigualdades sociales. Con esto, Brasil a fines de la década de 1990, adoptó una serie de nuevas estrategias de intervención social, con la adopción de programas de transferencias de renta de carácter restrictivo y focalizados en los grupos más pobres. Estas estrategias de intervención social han permitido alcanzar un nuevo nivel de discurso sobre los derechos humanos, es decir, un país democrático, que respete los derechos humanos y que defienda la libertad de expresión, comunicación e investigación. Los movimientos sociales en Brasil son responsables de impulsar la lucha por derechos sociales básicos entre diversos organismos de nuestra sociedad. Los movimientos, principalmente aquellos liderados por mujeres, son responsables por la promoción de la igualdad de género, ampliación y discusión del tema en la actuación de gobiernos locales. Estos avances pueden verse perjudicados por varias acciones del gobierno federal brasileño y el escenario político actual. Al asumir la presidencia del país como provisional, después de que la expresidenta Dilma Rousseff sufrió un proceso de juicio político en mayo de 2016, Michel Temer modificó medidas provisionales de varios órganos del país. Entre estos cambios, se han disuelto algunos ministerios, como el Ministerio de Mujeres e Igualdad Racial, transfiriendo sus responsabilidades al Ministerio de Justicia y Ciudadanía. El esquema a continuación representa este cambio en la política brasileña. Figura 1: Reducción de Ministerios en el Gobierno de Michel Temer
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Gobierno Federal de Brasil (2018)
Como podemos ver en el esquema anterior, tres secretarías de extrema importancia en la promoción de los derechos de las mujeres son extintas y pasan a ser comandadas por el ministerio de justicia y ciudadanía. En julio de 2018, Michel Temer extingue la Secretaría Nacional de Políticas para la Mujer y la vincula al Ministerio de Derechos Humanos. Ese no fue el único cambio en el gobierno provisional en relación con la desaparición de algunas secretarías responsables de los derechos de las mujeres. En el mismo período, Michel Temer también transfirió al Ministerio de Derechos Humanos el Consejo Nacional de Derechos de la Mujer. En dos años de mandato, el presidente extingue dos secretarias importantes y necesarias, responsables de formular y coordinar políticas públicas que promuevan la igualdad de género en el país. Con el actual escenario político brasileño de retrocesos, extinción de las secretarías de la mujer, recortes de fondos para políticas sociales y extinción de leyes laborales, hay un impacto negativo directo en la creación e implementación de políticas públicas de género en el país. La figura dos, abajo, representa la extinción de las dos secretarías y su unión al ministerio de derechos humanos. Figura 2: Extinción de las dos secretarías de políticas y derechos de las mujeres
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Gobierno Federal de Brasil (2018)
Los avances alcanzados por los movimientos sociales en la construcción de la historia de Brasil, de los derechos e independencia de la mujer en diversos ámbitos nacionales son puestos en riesgo, ya que el Estado no cumple con sus obligaciones en la formulación de políticas públicas eficientes que hagan que las mujeres se sientan responsables no sólo del trabajo doméstico, generando una situación de vulnerabilidad por parte del sexo femenino. Michel Temer presidió el país por dos años. En octubre 2018 Jair Bolsonaro gana las elecciones. Un político de extrema derecha, negacionista y extremadamente conservador se hace cargo del país y sigue con el desmantelamiento de las secretarías dedicadas a los derechos de las mujeres en el país.
IV. PRECARIZACIÓN DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS DE GÉNERO A PARTIR DE LAS ELECCIONES DE 2018 EN BRASIL Jair Bolsonaro con su constante discurso9 contra las políticas de género, el derecho de las mujeres y la defensa de la dictadura militar, y a veces incluso la defensa pública de la tortura gana las elecciones presidenciales de Brasil en 2018. Así empezó el primer mandato del presidente en Brasil. La política de género del gobierno Bolsonaro10 puede ser considerado un ataque a todos los años de lucha por los derechos e igualdad entre hombres y mujeres en el país. Al ser elegido, Jair Bolsonaro designa a Damares Alves como ministra de la Mujer, de la Familia y de los Derechos Humanos. Partiendo del supuesto de que no existe violencia contra la mujer en el país, la ministra Damares Alves, que está extremadamente ligada a cuestiones religiosas, extingue varios comités que actuaban en el acompañamiento de políticas públicas en diversos sectores. Entre los sectores excluidos, están los comités de género, diversidad e inclusión. En total, fueron excluidos seis comités. Cabe destacar que el comité de género (ahora extinto) tenía la función de proponer medidas para acabar con la violencia de género y proponer medidas preventivas que promuevan la igualdad. Este comité también actuaba en el combate a mujeres trans en el país. Vale recordar que Brasil es el país que más mata11 personas LGBTQI+ en el mundo. Cuadro 1 Comités Cerrados en la gestión de Jair Bolsonaro
COMITÉS CERRADOS: Género; Diversidad e inclusión; Desburocratización; Convenios y contratos administrativos; Seguridad de la información y la comunicación; Agenda de convergencia.
DESCRIPCIÓN GENERAL Órganos de consulta y deliberación social que actúan en el seguimiento y evaluación de políticas públicas de diversos sectores, además de contar con la participación de la sociedad civil.
FECHA
Agosto de 2019
Fuente: elaboración propia a partir de datos del Ministerio de la Mujer, de la Familia y de los Derechos Humanos (2018).
El entendimiento del actual gobierno en relación con la palabra género está totalmente relacionado como una cuestión sexual. Tanto el presidente del país como su ministra asocian el término como algo que es pecado o prohibido, y que lo importante es mantener una familia con tradiciones y costumbres12. La extinción de los diversos comités por el actual gobierno debilita buena parte de la población que necesita de la acción del Estado en la formulación y prevención de cualquier tipo de violencia contra la mujer, además de una mayor vulnerabilidad de la población teniendo en cuenta el índice de pobreza del país. Esta extinción afecta y debilita varias redes de apoyo en el ámbito estatal y municipal, además de afectar a la sociedad como un todo, abriendo brechas para actos de discriminación continuada.
V. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES La construcción social de la diversidad puede considerarse mucho más profunda que simplemente una clasificación de lo que es desigual, ya que abarca una serie de cuestiones políticas, sociológicas, culturales que van desde el individualismo de la sociedad a una universalización de derechos. Considerando la escuela13 como un espacio que va más allá de los conocimientos didácticos, podemos pensar en ella como un centro de debates que promueve la ciudadanía; y, en ese sentido, debe ser un espacio demo-crático e integrador, donde los estudiantes aprenderán que es posible convivir con la diferencia lejos de la violencia y la opresión. Esta discusión es necesaria, ya que es a partir de la administración y el servicio público como podemos pensar y cuestionar la forma en que manejan las políticas de género e igualdad, garantizadas por los derechos humanos. Sabemos que reflexionar sobre el papel de las políticas públicas en la efectividad y garantía, por parte del Estado y de las Administraciones públicas a lo que podemos llamar una democracia con participación social e inclusiva no es una tarea fácil. En este artículo, buscamos reflexionar sobre la importancia de la garantía de los derechos sociales y humanos para vivir con dignidad y respeto en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Esta reflexión nos lleva a entender cómo la desinversión en la formulación de políticas públicas para las mujeres en Brasil entre 2016 y 2018 dañó la acogida y las campañas de
educación para la autonomía de miles de brasileñas, a favor de un discurso de tolerancia a la violencia y contra la mujer. Buscamos también lograr visibilidad en la discusión sobre la importancia de trabajar el tema sobre género y políticas públicas de igualdad en la sociedad brasileña y su contribución en el fortalecimiento de las identidades en las relaciones sociales. El año pasado (2020) el actual Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos dio algunas declaraciones que irían en contra el ministerio y sus objetivos. Una de estas declaraciones involucraba a la Fundación Nacional del Indio (FUNAI). En 2019 Jair Bolsonaro intenta transferir la FUNAI que actualmente está vinculada al Ministerio de Justicia, para el Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos. En ese mismo período, se propusieron medidas que retiran las asignaciones sobre la demarcación de tierras indígenas de la FUNAI para el Ministerio de Agricultura. Es importante plantear la discusión respecto a la exclusión de la palabra “género” del decreto que exime al Estado en relación con el mantenimiento de las Casas de la Mujer Brasileña14. La exclusión de la palabra género reduce el servicio sólo a mujeres cis, negando la claridad de la identidad de género y predicando un sistema de identidad binario donde solamente se encuadran hombres y mujeres cisgénero. Es a través de una política con un discurso totalmente transfóbico que Brasil viene caminando en la construcción o destrucción de políticas públicas que real-mente van de encuentro con las necesidades de la población15.
VI. BIBLIOGRAFÍA Agência Senado. (s.f). Pedalada fiscal. https://www12.senado.leg.br/noticias/entendao-assunto/pedalada-fiscal acceso el 04 de febrero de 2021. ALFAMA GUILLÈN, E., ALONSO ÁLVAREZ, A. “Las políticas de género en la administración pública. Una introducción”. Revista Vasca de Gestión de Personas y Organizaciones Públicas, 8, (2015), 24-41. AMORIN, F. (29 de agosto de 2016). “Política, hay varios elementos de machismo y misoginia en el juicio político”. https://noticias.uol.com.br/politica/ultimasnoticias/2016/08/29/ha-varios-elementos-de-machismo-e-misoginia-noimpeachment-diz-dilma.htm con acceso el 03 de febrero de 2021. CAMPANA, M., “Políticas antigénero en américa latina: Argentina”. Observatorio de Sexualidad y Política (SPW), (2020), 1-45. CARVALHO, M. P. “Sucesso e fracasso escolar: uma questão de gênero”. Rev. Educação e Pesquisa, 29 (1), (2003), 185-193 CARVALHO, M. E. P., MONTANÉ, A. “Diálogo sobre género: justicia, equidad y políticas de igualdad en educación superior (Brasil y España)”. Revista Lusófona de Educação, 21, (2012), 97-120. CASTRO, et al. (2009). “A CF/88 e as políticas sociais brasileiras”. En CARDOSO JR, J. C. A Constituição brasileira de 1988 revisitada: recuperação histórica e desafios
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1. Así como los estudios que tratan la discusión parlamentaria sobre el aborto en Argentina en los sectores religiosos-conservadores (CAMPANA, M., “Políticas antigénero en américa latina: Argentina”. Observatorio de Sexualidad y Política (SPW), 2020), o el campo de los derechos humanos en género, sexualidad, reproducción en Chile (DELGADO, J. B., Políticas antigénero en américa latina: Chile ¿estrategias en construcción?. G&PAL Género e Política en América Latina, 2020).
2. El desarrollo de políticas de género en la educación es un proceso aún en construcción en Brasil. No poder debatir en las escuelas a respecto del tema de género e igualdad en un país que registra millares de muertos y asesinatos de mujeres y también de la población LGBTQI+ puede ser considerado un grave problema social (FINCO, D. “Igualdad de género en las instituciones educativas de la primera infancia brasileña”. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 13, (2015)). Siguiendo la mesma línea, (CIRIBELLI, C. J. M., RASERA, E. F. “Construcciones de Sentido sobre la Diversidad Sexual: Otra Mirada a la Educación Infantil”. Psicologia: Ciência e Profissão, 39, (2019)) nos muestran que la escuela es una de las instituciones que promueve el mantenimiento de los prejuicios relativos a la diversidad sexual, así como posee la potencialidad para romper tales prejuicios. 3. Esta discusión abarca una serie de cuestiones políticas, sociológicas, culturales que van desde el individualismo de la sociedad a una universalización de derechos (SÁNCHEZ, J. E., VERDERA VÁZQUEZ, V. “La educación para la igualdad de género y para el cuidado de las personas que lo necesitan”. Edetania: estudios y propuestas socioeducativas, 37, (2010)). 4. (AMORIN, F. (29 de agosto de 2016). “Política, hay varios elementos de machismo y misoginia en el juicio político”. https://noticias.uol.com.br/politica/ultimas-noticias/2016/08/29/ha-varios-elementos-de-machismo-emisoginia-no-impeachment-diz-dilma.htm con acceso el 03 de febrero de 2021), nos muestra que: como la propia expresidenta dice en el su defensa “Hay varios elementos de machismo y misoginia en el juicio político”… 5. (OLIVEIRA, G., (05 de noviembre de 2014). Aécio Neves promete oposição ‘incansável e intransigente’. https://www12.senado.leg.br/noticias/materias/2014/11/05/aecio-neves-promete-oposicao-201cincansavel-eintransigente201d acceso el 03 de febrero de 2021). 6. De acuerdo con la Agencia del Senado brasileño, (s.f) “Pedalada fiscal es un apodo dado a un tipo de maniobra contable hecha por el Poder Ejecutivo para cumplir los objetivos fiscales, haciendo parecer que habría equilibrio entre gasto y gasto en las cuentas públicas. En el caso del gobierno Dilma Rousseff, el Tribunal de Cuentas de la Unión entendió que el Tesoro Nacional habría retrasado, voluntariamente, la transferencia de recursos a la Caja Económica Federal, el Banco de Brasil, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y el Fondo de Garantía de Tiempo de Servicio (FGTS) para el pago de programas sociales como Bolsa Familia y Mi Casa Mi Vida, beneficios sociales como la asignación salarial y el seguro de desempleo, y subsidios agrícolas” (Agência Senado. (s.f). Pedalada fiscal. https://www12.senado.leg.br/noticias/entenda-oassunto/pedalada-fiscal acceso el 04 de febrero de 2021). 7. Según (PRANDI, R., CARNEIRO, J. L. “Em nome do pai: Justificativas do voto dos deputados federais evangélicos e não evangélicos na abertura do impeachment de Dilma Rousseff”. Revista Brasileira de Ciências Sociais, 96, (2018)) “es importante señalar que, durante el procedimiento de votación de destitución, cada diputado precedía su voto por un breve discurso que justificaba su decisión. Valores universales comunes que lastran mucho del comportamiento en la Vida cotidiana de las personas, como Dios, familia, Vida, esperanza y fe, han sido ampliamente usados por los diputados, que en cierto modo se han puesto en posición de rendir cuentas a su electorado. De estos temas, la familia es a lo que la población brasileña, en investigación de opinión, atribuye la mayor importancia en sus Vidas”. (p.5). Es importante subrayar que la palabra familia, gritada por los diputados mientras votaban a favor de la destitución, se refería solamente a la unión de hombres, mujeres y sus hijos. 8. Por lo que se refiere a los derechos humanos, la Constitución Federal brasileña de 1988 trajo el reconocimiento de la pluralidad y la reconfiguración de nuevos espacios sociales, permitiendo por primera vez repensar las desigualdades sociales en el país (CASTRO, et al. (2009). “A CF/88 e as políticas sociais brasileiras”. En CARDOSO JR, J. C. A Constituição brasileira de 1988 revisitada: recuperação histórica e desafios atuais das políticas públicas nas áreas econômica e social. Ipea, Brasília, 2009). 9. En su discurso inaugural el afirma en el congreso nacional que su proyecto se resumiría en “unir a la gente, valorar a la familia, respetar las religiones y nuestra tradición judeocristiana, luchar contra la ideología de género, preservar nuestros valores. Brasil volverá a ser un país libre de lazos ideológicos” (CORRÊA, S., KALIL, I., Políticas antigénero en américa latina: Brasil – ¿la catástrofe perfecta?. G&PAL Género e Política en América Latina. Río de Janeiro, 2020. p. 23). 10. (CORRÊA, S., KALIL, I., Políticas antigénero en américa latina: Brasil – ¿la catástrofe perfecta?. G&PAL Género e Política en América Latina. Río de Janeiro, 2020. P.25), nos muestran que, “La escena brasileña del 2018 no se puede analizar o comprender sin tomar en cuenta los rasgos fuertes del colonialismo, racismo, clasismo, autoritarismo político, heterormatividad y patriarcalismo que marcan la formación social y política brasileña”.
11. De acuerdo con el informe divulgado por el Grupo Gay del estado de Bahía (GGB)(s.f) (la más antigua asociación de defensa de los derechos humanos de los homosexuales en Brasil), Brasil es el país que más mata personas LGBTQI+ en el mundo. El informe está disponible en https://grupogaydabahia.com.br/ con acceso el 15 de febrero de 2021. 12. (VIANNA, C. P., UNBEHAUM, S. “O gênero nas políticas públicas de educação no Brasil: 1988-2002”. Cadernos de Pesquisa, (34) 121, (2004)), nos muestran que la forma en que se abordan las cuestiones de género en la Constitución Federal Brasileña, en la Ley de Directrices y Bases (LDB) y en el Plan Nacional de Educación (PNE) asume tres características distintas. Según las autoras, una se refiere al lenguaje utilizado; la segunda, se refiere a la cuestión de los derechos, en la cual el género puede estar subcomprendido; y la última, adquiere una cierta ambigüedad, por la cual la referencia al género desaparece de la presentación general del documento, pero aparece – tímidamente – en algunos temas. 13. La explicitación de la discusión sobre género y políticas de igualdad desde los últimos siglos hasta los días de hoy, partiendo de órganos públicos hasta que llegué en el ámbito escolar puede, además de formar ciudadanos conscientes, tolerantes y solidarios, contribuir a la construcción de un país libre del machismo, la homofobia, la misoginia y cualquier otro tipo de prejuicio, una vez que la escuela puede ser considerada una de las instituciones que promueve el mantenimiento de los prejuicios relativos a la diversidad sexual, así como posee la potencialidad para romper tales prejuicios (CIRIBELLI, C. J. M., RASERA, E. F. “Construcciones de Sentido sobre la Diversidad Sexual: Otra Mirada a la Educación Infantil”. Psicologia: Ciência e Profissão, 39, (2019)). (CARVALHO, M. E. P., MONTANÉ, A. “Diálogo sobre género: justicia, equidad y políticas de igualdad en educación superior (Brasil y España)”. Revista Lusófona de Educação, 21, (2012)), asegura que, aún presente en la sociedad brasileña, la desigualdad de género afecta incluso la investigación sobre el desempeño escolar y el desarrollo cognitivo de niñas y niños. 14. De acuerdo con el Gobierno Federal Brasileño (2015), la Casa de la Mujer Brasileña es una innovación en la atención humanizada de las mujeres. Integra en el mismo espacio diferentes servicios especializados que atienden a los más diversos tipos de violencia contra las mujeres: Acogida y clasificación; Apoyo Psicosocial; Comisaría; Juzgado Especializado en Violencia Doméstica y Familiar contra las Mujeres; Ministerio Público, Defensoría Pública; Servicio de Promoción de Autonomía Económica; Espacio de cuidado de los niños; Alojamiento de Pasaje y Central de Transportes (Governo Federal Brasileño. (21 de abril de 2015). O que é a Casa da Mulher Brasileira? Ministério da Mulher, da Família e dos Direitos Humanos. https://www.gov.br/mdh/pt-br acceso el 08 de febrero de 2021). 15. (CORRÊA, S., KALIL, I., Políticas antigénero en américa latina: Brasil – ¿la catástrofe perfecta?. G&PAL Género e Política en América Latina. Río de Janeiro, 2020), afirman que “en Brasil, género y sexualidad deben pensarse como dimensiones de la vida social y personal, atravesadas por etnia, raza y clase” (p. 23), además de alertaren que en el contexto brasileño no se debe perder de vista el lugar de la sexualidad en la identidad nacional.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XIII PROFESIONES MASCULINIZADAS. MUJERES EN LA AVIACIÓN
Capítulo XIII Profesiones masculinizadas. Mujeres en la aviación MARÍA ALMUDENA ESPINEL GONZÁLEZ
Dra. en Derecho. Universidad de Salamanca Adventia, European Aviation College. S.A. Las páginas que siguen están dedicadas a todas aquellas mujeres que desempeñan la profesión de piloto de aviación comercial y que, sin embargo, están completamente invisibilizadas tanto del imaginario del público general como de los libros de aviación que, desde el primer vuelo en 1903 de los Hermanos Wright, parecen haberse olvidado de las aviadoras y de sus hazañas1. En este artículo nos referiremos al estudio de investigación realizado por la autora sobre las mujeres piloto: trabas anteriores al curso de Piloto de Aviación Comercial y Operaciones Aéreas, comparativas de mujeres y hombres estudiantes tanto en la parte teórica del curso como en vuelo y los posibles obstáculos en la incorporación a las Compañías Aéreas, introduciéndolo con unos datos muy alarmantes sobre las desigualdades laborales, en concreto las profesiones (como la que analizamos) especialmente masculinizadas. SUMARIO: I. DESIGUALDADES EN EL MERCADO LABORAL. II. LA SEGREGACIÓN OCUPACIONAL Y POR SECTORES. III. AVIACIÓN: LA PROFESIÓN DE PILOTO. IV. BIBLIOGRAFÍA.
I. DESIGUALDADES EN EL MERCADO LABORAL Antes de entrar en las desigualdades encontradas en el mercado laboral, debemos tener en cuenta que todas ellas son fruto de una historia patriarcal que a lo largo de los siglos ha ayudado a implantar la masculinidad hegemónica en la sociedad. Así, se instituyó la división del trabajo en función del sexo y se separó la vida pública y privada en dos esferas diferentes, otorgando a los hombres el espacio público y a las mujeres el doméstico y el cuidado de la familia (basado en la función reproductora y cuidadora de la mujer). Tareas que, por otra parte, no eran menos importantes pero que se convirtieron en una estrategia de explotación y de desigualdad2. Esta familia patriarcal evolucionó quedando las mujeres sometidas a los hombres.
Los límites sociales mencionados aún existen en pleno siglo XXI y estando lejos de justificarlos, sí deben ser comprendidos para contextualizar las desigualdades laborales, ya que han tenido efectos como la invisibilización de las mujeres en los libros, la perpetuación de los estereotipos y del paternalismo dominador, la hostilidad heterosexual o la tradicional concepción de familia, con unas consecuencias psicosociales que han marcado el mercado laboral lo que ha llevado (especialmente en los últimos años tras la incorporación de la mujer) a profundas reformas laborales, con el objetivo no sólo de crear empleo y reducir la tasa de paro sino, además, otorgar una protección a las mujeres, mejorar la calidad de los empleos y acercar las cifras de las diferencias entre sexos. Si echamos la vista atrás coincidiremos en que ninguna de las reformas ha tenido un verdadero impacto positivo: han conseguido un aumento de los contratos temporales, de la figura de los falsos autónomos, abaratado enormemente los despidos, por mencionar algunas. Como muestra de la poca eficacia de los cambios podemos encontrar: en primer lugar, las tasas en la participación de mujeres y hombres (las mujeres representan un 73% de las jornadas a tiempo parcial3), lo que deriva en una feminización de la pobreza y acarrea problemas de salud, como estrés y ansiedad, con mayores índices entre las mujeres. Seguido de las medidas de conciliación (según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas, las mujeres que se encargan del cuidado de los hijos menores de tres años son en número quince veces más. Y seis veces más con menores de hasta cinco años). O datos aún más impactantes: entre las mujeres se registra un 94% de excedencias frente a un 6% de hombres, incluso en empresas con flexibilidad o posibilidades de cambio. Las cifras de paro femenino y masculino se han acercado, pero tan sólo por el hundimiento del empleo masculino (especialmente tras la crisis vivida en España a partir del año 2008). La brecha salarial gira en torno a un 16%-17%. Sin embargo, nos damos cuenta de que en complementos salariales ganan un 30% menos, que incluso puede llegar a un 79% presentando los mismos mayores criterios de discrecionalidad y subjetividad. La economía sumergida representa en España un 20% del Producto Interior Bruto (PIB) cuando hace referencia a las mujeres trabajadoras domésticas. Una de cada tres mujeres llega a puestos de liderazgo (manager) según el registro de EUROSTAT de 2017 y 2019. De todo ello puede concluirse que las mujeres se encuentran en una clara situación de desventaja en el mercado laboral, tanto en la participación, conciliación, desigualdad salarial, promoción profesional y segregación ocupacional y por sectores, siendo ésta última la que nos ocupa y en la que nos centraremos.
II. LA SEGREGACIÓN OCUPACIONAL Y POR SECTORES La segregación laboral por género produce que las mujeres se encuentren concentradas en ocupaciones (históricamente femeninas), que suelen presentar mayor inestabilidad, menor retribución y reconocimiento4 existiendo sectores y ocupaciones en los que no están representadas. La segregación vertical (quizá más conocida) va a menudo acompañada de una pared de cristal o una segregación horizontal5 que impide el acceso de las mujeres a determinadas áreas o puestos en la empresa. Estas dos barreras
sumadas provocan un freno en el desarrollo profesional de las mujeres. Así surge el término laberintos de cristal, que pone de manifiesto todos esos obstáculos que van apareciendo a lo largo de su vida laboral. Estos sectores en los que las mujeres están infrarrepresentadas es lo que denominamos profesiones masculinizadas. Por el contrario, existen sectores en los que apenas se encuentra presencia masculina históricamente feminizados. Existe por tanto una distribución desigual por sexos en determinados sectores. Según nota de prensa del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicada en 2018 referida a las Mujeres y hombres en España, las mujeres siguen teniendo presencia mayoritaria dentro de los profesionales sanitarios (excepto en tres, de dieciséis especialidades). Sólo hay más hombres que mujeres en las ocupaciones de protésico dental, físicos con especialidad sanitaria y veterinarios. Los empleos donde hay mayor colectivo de mujeres son logopedia, terapeuta ocupacional, dietista, enfermería y psicología con especialidad sanitaria con más de un 80% de presencia femenina. Estos datos de 2019 sufren variaciones según las Comunidades Autónomas (no son igual en Madrid que en Andalucía, por lo que los datos reales podrían variar ligeramente)6. Tanto las cifras de 2013 como las de 2019 prácticamente se mantienen iguales para todas las ramas de actividad, incluso con disminución de mujeres en algunas de ellas. En los últimos puestos con una representación de menos del 1% están las profesiones relacionadas con suministros: agua, gas, energía… le siguen la construcción con un 1,1%, el transporte y agricultura con tan solo un 2,2%. La mayor tasa se refiere al comercio (al por mayor y al por menor) y reparación de vehículos de motor con un número de mujeres que no llega al 20%, seguido de actividades sanitarias y de servicios sociales, educación, hostelería en torno a un 9%-13%, 6,7% de empleadores de personal doméstico, industria, administración pública y de defensa, actividades administrativas. El resto de las profesiones (otros servicios, finanzas y seguros, información y comunicaciones, agricultura, ganadería, pesca, construcción…) se encontrarían ya por debajo del 5%. Existen ramas como la Educación Superior7 donde se observan brechas según ramas de conocimiento. Así se puede constatar que, en las Ingenierías y Tecnología existe segregación horizontal y vertical8, poniendo de manifiesto las consecuencias que esto conlleva para las mujeres, la economía y la sociedad en su conjunto. La comunidad universitaria es un reflejo de la sociedad9. Analizamos los datos de la Universidad de Salamanca (USAL) utilizando las últimas cifras publicadas por el Observatorio de la Calidad y el Rendimiento Académico y los proporcionados por la Unidad de Igualdad10 para encontrar respuesta a la masculinización y feminización de algunas profesiones: entre los estudiantes de grado universitario del curso 2018-2019 y nuevamente en el curso 2019-2020 existe mayoría de hombres en las ingenierías en general, al igual que algunas carreras como en geografía y en historia. Sin embargo, hay mayoría de mujeres en carreras sociales y arte/humanidades (bellas artes, trabajo social, derecho, pedagogía, filologías, historia del arte), enfermería y odontología. Las matrículas universitarias confirman las cifras: las ingenierías están plenamente masculinizadas, mientras que las carreras sociales, junto a las tradicionales de la salud, están feminizadas. Al igual que las cifras del profesorado: en la categoría superior, Catedrático de Universidad existe un 74,8% de hombres frente a un 25,2% de mujeres.
La tendencia es positiva si comparamos las cifras de los años 2012 hasta 2018. En el resto de los puestos observamos una paridad. Sí se constata la existencia de profesiones masculinizas y feminizadas en general en varios campos de actividad. A pesar de que las cifras parecen estar cambiando, debería trabajarse para acelerar el proceso de la presencia equilibrada en todas las ocupaciones evitando la disparidad de salarios, especialmente entre quienes ocupan más puestos de poder y responsabilidad (mayoritariamente ocupados por hombres).
III. AVIACIÓN: LA PROFESIÓN DE PILOTO La aviación (en general) es un fiel reflejo de la segregación ocupacional, resultando un campo históricamente masculinizado y, dentro de la misma, la profesión de piloto es una de las más preocupantes, no sólo por sus cifras sino también por su tendencia. Es interesante realizar un análisis desde el punto de vista de género para descubrir cuáles son las verdaderas cifras de mujeres y hombres en aviación y las trabas a las que se enfrentan las mujeres que deciden iniciar los estudios de Piloto de Aviación Comercial y Operaciones Aéreas, si existen algunas diferencias por sexos entre los resultados de las mujeres y los hombres y los obstáculos que se encuentran a la hora de incorporarse al mercado laboral, especialmente en lo que se refiere a conciliación familiar y laboral. De esta forma, realizaremos nuestra propia investigación con los datos proporcionados por una de las mayores y más importantes escuelas de aviación a nivel nacional y europeo, Adventia, European Aviation College S.A., ubicada en el aeropuerto de Matacán, Salamanca, la cual abrió sus puertas en el año 1974 como Escuela Nacional de Aeronáutica (ENA). En ella se formaron 14 promociones de pilotos, pasando a crearse SENASA (Sociedad Estatal para las Enseñanzas Aeronáuticas Civiles, S.A.) quien seguirá con la formación hasta el año 1999, donde se forman 24 nuevas promociones. Es entonces cuando toma el relevo ADVENTIA, creada a finales de 1999. En 2005 la solidez de la compañía se potencia con la participación de la Universidad de Salamanca a través del Título propio y en 2013 a través del Grado en Piloto de Aviación Comercial y Operaciones Aéreas. A lo largo del mismo se utilizarán datos cuantitativos y cualitativos a través del recuento de las cifras de mujeres y hombres de las orlas, notas facilitadas por la escuela segregadas en mujeres y hombres, grupos de discusión y encuestas (vía telefónica y correo electrónico). En este punto, debemos reseñar que una de las grandes dificultades de nuestro análisis reside en la falta de publicaciones sobre la temática, así como los problemas para acceder a los datos de España y las comparativas con otros países. Partimos de un estudio realizado en Australia en el año 2006 por el interés de sus conclusiones y por la relación –confirmada por estudios posteriores– con los estereotipos y prejuicios vigentes sobre las mujeres profesionales de la aviación11. Se elaboró sobre 1.114 pilotos entre mujeres y hombres. En sus conclusiones afirman que hay cuatro factores que afectan principalmente a esta segregación laboral: la influencia de los mentores que tenemos a lo largo de la vida (padres, profesores, líderes políticos etc.), la resistencia del hombre, el trato que se le da a un líder natural y el clima de trabajo laboral. El análisis demostró que, a pesar de que las mujeres habían obtenido mejores
calificaciones, los hombres dudaban sobre la capacidad de éstas para pilotar. Sin embargo, cuando tuvieron la oportunidad de ver en la práctica a mujeres pilotando, modificaron su opinión al eliminar sus percepciones iniciales negativas. Otros informes sobre las experiencias de las mujeres piloto que trabajan para compañías aéreas internacionales, a la vez que confirmaron que hombres y mujeres tenían las mismas habilidades y cualidades para ejercer como profesionales de la aviación, pusieron de manifiesto que las mujeres no fueron automáticamente aceptadas por los hombres y tuvieron que adaptarse a esa cultura masculina12. En 2013 tras una investigación llevada a cabo en el Reino Unido realizada sobre 2.367 personas, se mostró que un 51% admitieron confiar menos en una mujer piloto13, a pesar de que hay constancia de que las mujeres arriesgan menos que los hombres y que no se ha demostrado que las mujeres tengan mayor tasa de siniestralidad en accidentes de aviación, por lo que podemos deducir que depende más del entrenamiento que del género. Si bien no entraremos en el tema de factores humanos, llegados a este punto es importante resaltar por las características del oficio de piloto y el reducido espacio que comparten, la importancia del trabajo en equipo (lo que en aviación se conoce como Crew Resource Management). Consideramos que estos estudios sobre la gestión de equipos deberían realizarse desde el punto de vista de género (¿Se comportan igual los hombres cuando comparten cabina con mujeres? ¿Y las mujeres con los hombres?)14. Todos estos estudios demuestran la realidad de la que partimos cuando abordamos el tema de las mujeres y la aviación, concretamente la profesión de piloto. La primera pregunta a la que daremos respuesta es: ¿Cuál es realmente la tasa de mujeres y hombres en la profesión de piloto en España? Según datos del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC15) del año 2014, en aquel año existía un 3% de mujeres piloto colegiadas. Esta cifra que suele utilizarse en los medios de comunicación no significa que tan sólo haya un 3% de mujeres piloto, sino que tan sólo ese 3% están colegiadas. Desde el año 2015 hasta el año 2020 la cifra ha aumentado a un 3,6%. Para poder comparar las cifras del COPAC con las de la Escuela de Pilotos se solicitan datos de mujeres al centro universitario con sede en Matacán. En la escuela no se conservan registros de datos de las mujeres en las aulas, pero sí las orlas de las diferentes promociones que han estudiado en la escuela. A partir del recuento realizamos un análisis sobre los datos y porcentajes por sexos de cada promoción y los totales. Diferenciamos datos de la ENA, SENASA y ADVENTIA. Hay una media de un 4% de mujeres en la antigua ENA; un 7% en SENASA y en ADVENTIA hasta un 9,5%. Por lo que las cifras son esperanzadoras. En el año 2020, se registra un 11% de alumnas en la escuela. Puesto que, en la historia de la escuela, con más de 1.770 alumnos/as, sólo hay un 6,6% de mujeres de media, se puede afirmar que la profesión de piloto comercial ha sido y sigue siendo, tal como indican las cifras, una profesión, al menos en España, eminentemente masculina. Para comparar estas cifras con las de otros países, utilizaremos un estudio pionero realizado en 2019 sobre mujeres estudiantes del curso de piloto y mujeres dedicadas a la profesión16. Los datos comparativos presentan una curiosidad: existen países como
España, Francia (con unas cifras muy igualadas), EEUU y Japón en los que hay un gran número de mujeres en las aulas, sin embargo, no están trabajando como piloto, ya que de los 650.000 pilotos que hay registrados a nivel mundial, tan sólo un 7% son mujeres17. De lo que podemos concluir que, sí hay mujeres (aunque pocas) en las escuelas de aviación del mundo, pero después tienen algún tipo de freno para ejercer su profesión. Cuestión que creemos de relevancia averiguar. La siguiente pregunta que nos planteamos es: ¿Cuáles son los frenos/ obstáculos a los que se enfrentan las mujeres? Podemos deducir que la alumna piloto se encontrará con las trabas generales ya estudiadas (sociedad patriarcal, estereotipos, prejuicios, falta de información y de modelos…) sin embargo, para esta profesión, existen otras que se dan para ambos sexos: elevado coste económico y requisitos de ingreso, pruebas médicas y aptitud psicofísica, pruebas psicotécnicas y psicométricas, prueba de inglés (oral y escrita) que sumado a las generales suponen un verdadero obstáculo para las mujeres a la hora de realizar la elección de carrera y profesión. Organizamos una mesa redonda con alumnas de varios cursos, estudiantes del Grado de Piloto de Aviación Comercial y Operaciones Aéreas de la Escuela de Pilotos, para una nueva búsqueda de información18. En dicha jornada se recabaron datos tanto de intereses comunes, opiniones, creencias del grupo y actitudes. Las preguntas estaban preparadas de antemano, aunque tan sólo se respondieron siete de ellas (había doce preparadas) ya que el tema y las opiniones resultaron muy interesantes y crearon gran debate. Como conclusiones de la jornada podemos destacar: – Todas las alumnas de la mesa coincidieron en que existen diferencias por sexos. Las mujeres y los hombres no son iguales (se dieron incluso datos por parte de una de las alumnas de estudios sobre partes y funcionamiento del cerebro en uno y otro sexo. De ahí que los hombres sean mejores en visión espacial y las mujeres más sensibles y mejores en lectura y comprensión). Nacen diferentes (de ahí que no actúen de igual forma), no son los estereotipos ni la educación lo que provoca tales diferencias. – Las alumnas consideran que conducen o pilotan un avión igual que los hombres, incluso se puso de manifiesto las diferentes formas de liderazgo de mujeres y hombres (autocrático, democrático, laissez faire), siendo las mujeres encasilladas dentro de este último. – Todo el alumnado (ya que se unieron a la mesa algunos alumnos de sexo masculino) coincidieron en que la carrera de piloto es una gran desconocida, además de tener un coste muy elevado, por lo que no todo el mundo se la puede permitir. Cuando llega el momento de elegir carrera, en sus institutos no se les da información sobre ella. Todos los que la eligen es porque en algún momento de sus vidas se han cruzado con alguien que les ha hablado de ella, han subido a un avión y han entrado en la cabina, tienen algún familiar piloto o en alguna profesión relacionada con la aviación. Ninguno ha elegido sin saber. Indican, además, que si no conoces a alguien y dices en casa que te paguen una carrera de más de 100.000 euros, intentan quitarte la idea.
– En el caso de las mujeres no existen referentes de mujeres piloto (tan sólo hay un 3,5% de mujeres colegiadas) por lo que es aún más difícil encontrar esa figura femenina de referencia. No hay tampoco fotos de mujeres en la profesión de piloto en la publicidad19. – Todas las mujeres coincidieron que no eran el estereotipo de niña que viste de rosa y juega con muñecas. Eran, además, buenas en matemáticas (contrario a la apreciación social generalizada). – Ninguna de estas mujeres se ha sentido discriminada, ni cree que exista desigualdad y dice no haber sido manipulada nunca por sus parejas20. – El grupo no era consciente de la realidad social que les rodea. Esto nos lleva a concluir que con la edad se va adquiriendo esa conciencia social de desigualdad (opinión de la autora)21. Se organizan nuevas jornadas22 de intercambio de experiencias para la confirmación de los datos anteriormente reseñados, como la celebrada en marzo de 2019 entre mujeres de profesión piloto, tanto militares como civiles Se invita a alumnas y profesionales del sector aeronáutico para dar a conocer sus visiones e intercambio de experiencias personales. También durante el mes de junio de 2019 se asiste a las jornadas Mujeres de Altos Vuelos organizada por la asociación Ellas Vuelan Alto23. Las conclusiones de las diferentes jornadas organizadas se repiten: debemos trabajar para aumentar el número de mujeres en las profesiones en las que las cifras son tan bajas. Tanto en el ámbito civil como en el militar el freno de la mujer es evidente, se deben realizar campañas para que las mujeres pierdan el miedo a esta profesión. Una vez que las mujeres han roto esas trabas iniciales y se matriculan en el curso de piloto nos cuestionamos la siguiente pregunta: ¿Existen diferencias en los resultados de mujeres y hombres? Este tipo de estudio no se ha realizado antes por lo que resulta muy interesante. Se solicitan los resultados académicos de varias promociones de estudiantes. Las asignaturas del curso de piloto son entre otras24: derecho aéreo, matemáticas, física, administración de empresas, navegación, meteorología, principios de vuelo, performance, comunicaciones, procedimientos, radionavegación, instrumentos, conocimiento de la aeronave, carga y centrado, planificación del vuelo, psicología, gestión del error, entre otras. En los primeros meses del curso se observan diferencias entre el alumnado que proviene de las ramas de las ciencias o las letras debido al tipo de asignaturas (matemáticas, física, navegación, principios de vuelo y meteorología). Sin embargo, no se dan entre los diferentes sexos. Analizamos las notas medias25 de mujeres y hombres entre los años 2013 y 2019 para observar si las mujeres pudieran estar teniendo algún tipo de dificultad en las asignaturas propiamente de “ciencias”, carreras en las que estamos observando una cierta masculinización. Se realiza con los datos desagregados proporcionados por la escuela adscrita a la Universidad de Salamanca para cada curso académico. En los cursos académicos 2013-2014, 2014-2015 y 2015-2016, las mujeres obtuvieron mejores calificaciones que los hombres, 7,41 frente a un 7,20; 7,58 frente a 7,39 y 7,33 sobre
7,09. Sin embargo, en los siguientes cursos académicos 2016-2017, 2017-2018 y 20182019 fueron los hombres quienes ligeramente mejoraron las calificaciones, 7,34 y 7,26; 7,46 y 7,12 y prácticamente igual en el último curso académico, 7,16 y 7,13. En general, se puede observar que las calificaciones de hombres y mujeres en la escuela de pilotos están muy igualadas, no existen diferencias reseñables. Las únicas dificultades observadas provienen de que es una carrera que se estudia enteramente en inglés, por lo que es imprescindible tener un buen nivel de este idioma, en ningún caso se trataría de una diferencia por sexo, sino de conocimientos. Para que una persona pueda realizar una tarea (aplicado a nuestro estudio, el que una mujer decida aprender a volar), lo primero es percibir un “beneficio” pero, además, debe estar convencida de que cuenta con la capacidad y los medios necesarios para realizarlo26. En este último sentido, los investigadores reseñan diez motivos por los cuales las mujeres abandonan los estudios de piloto: problemas económicos, problemas de comunicación con su instructor, abandono de la escuela de sus mentores por incorporarse a las compañías aéreas, falta de apoyos, estímulos o incentivos, miedo a volar o falta de confianza, problemas de visión espacial u orientación, indiferencia de las escuelas, falta de modelos femeninos y falta de apoyo emocional por parte de las familias27. La siguiente pregunta es: ¿Qué ocurre con esas mujeres que estudian en las escuelas y no están colegiadas? Para la obtención de datos utilizamos el email y el teléfono, así se realizan una serie de preguntas al total del alumnado (del que se poseía información personal). Se desagrega por sexos y a su vez en tres grupos: aquellos que se dedican al mundo de la aviación, no se conoce su empleo y, por último, quienes tienen una profesión completamente diferente de este campo. Teniendo en cuenta las cifras del alumnado con profesiones relacionadas con la aviación, podemos comprobar por los datos anteriores que quienes estudian el curso de piloto tienen una alta tasa de empleabilidad y que la inserción laboral de hombres y mujeres es prácticamente igual (95% de los hombres y 94% de las mujeres se dedican a la profesión de piloto28). Si la colegiación es obligatoria para ser piloto comer-cial y el COPAC nos da una cifra de un 3,6% de mujeres colegiadas, quiere decir que algunas de ellas trabajan como piloto, pero no para una compañía aérea. De nuevo nos preguntamos si una de esas trabas no será en la incorporación al mercado laboral: ¿Existen diferencias en la contratación? Las cifras de mujeres en las principales compañías aéreas se mantienen estables29. Es cierto que se han vivido unos años muy buenos para la profesión, al superar la crisis sufrida a nivel mundial tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 (más conocidos como 11S), por lo que no existe diferencia en la contratación por razón de sexo en la aviación. Existe una gran demanda de pilotos actual30. Por último: ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan las mujeres “pilotas”?
En el caso de haber superado las trabas anteriores al curso y conseguir el título de piloto (hemos visto que durante el curso no hay diferencias entre ambos sexos), las mujeres que se incorporan al mercado laboral se encuentran con dificultades: es una profesión en la que son frecuentes las estancias largas fuera del hogar, en la que se requiere una gran atención mental y buena resistencia física, que no permite “horarios de rutina”, ya que se trabaja a turnos, por lo que altera el sueño, horarios de comida, problemas para la conciliación de la vida familiar, personal y laboral, además del apoyo y la comprensión de la familia, amigos y especialmente de la pareja (ya que no todo el mundo está preparado para asumir una relación en la que la pareja viaja constantemente31). Relacionado con este problema, en la mayoría de las ocasiones renuncian las mujeres32. Esto es, si es el marido o la pareja quién obtiene un empleo en otro país, la mujer se irá con él renunciando a su empleo y su vida en España. Si, por el contrario, es ella quien obtiene un empleo, será también quién renuncie al mismo para establecerse con su pareja. Son contadas las excepciones. Sin embargo, la mujer que elige la profesión de piloto sufrirá otras muchas, casi todas ellas relacionadas con la situación de maternidad y embarazo33. En primer lugar, el riesgo por embarazo. La normativa permite el trabajo en vuelo hasta la semana 26 de embarazo, sin embargo, las compañías aéreas no permiten volar debido a un “no apto circunstancial” en su certificado médico, circunstancia por la que sus contratos quedaban en “suspensión por fuerza mayor” y por la que dejaban de percibir sus retribuciones dinerarias. Situación discriminatoria reconocida por el Tribunal Constitucional (RTC 2004, 161) ya que, al no asignar la empresa otras funciones de tierra y no cobrar la trabajadora su salario, se produce una vulneración de derechos fundamentales por razón de sexo. Situación distinta pero igualmente atribuible a las mujeres tripulantes y las circunstancias excepcionales de su entorno, sería el riesgo durante la lactancia, determinado con cargo a la mutua hasta el noveno mes del bebé (JUR 2011, 149919). Por último, mencionar las promociones salariales y ascensos (AS 2008, 1205) (JUR 2011, 307788) (AS 2012, 2266) ya que todo el tiempo que la mujer permanecía inactiva (sin volar) repercutía de manera negativa ya que producía retrasos (de varios meses o incluso años, dependiendo de la situación personal) en promocionarse y ascender de nivel. Los convenios laborales de las principales compañías aéreas españolas contemplan desde hace unos años esta situación garantizando la percepción del 100% del salario base (aunque el salario base de los pilotos es realmente bajo ya que su sueldo son básicamente complementos salariales, lo que nos lleva a la situación inicial anteriormente descrita y, en opinión de la autora, una discriminación indirecta subyacente).
IV. BIBLIOGRAFÍA BARBERÁ RIBERA, T., ESTELLÉS MIGUEL, S., DEMA PÉREZ, C.M.: “Obstáculos en la promoción profesional de las mujeres: El “techo de cristal”“. 3rd International Conference on Industrial Engineering and Industrial Management. XIII Congreso de Ingeniería de Organización. Barcelona, 2009.
DEL POZO PÉREZ, M.: “La imposibilidad de mediación en la violencia de género”, en FIGUERUELO BURRIEZA, A., DEL POZO PÉREZ, M., LEÓN ALONSO, M.: ¿Por qué no hemos alcanzado la igualdad? Andavira Editora. Santiago de Compostela, 2012. ESPINEL GONZÁLEZ, M.A., Mujeres y Aviación: Caso Adventia, Tesis Doctoral, Universidad de Salamanca, 2020. IBÁÑEZ MARTÍNEZ, M. L., “Violencia de género contra gestantes”, en FIGUERUELO BURRIEZA, A., DEL POZO PÉREZ, M., LEÓN ALONSO, M.: Igualdad. Retos del siglo XXI. Andavira Editora. Santiago de Compostela, 2012. MEZA MARTÍNEZ, C. A.: “Discriminación laboral por género: una mirada desde el efecto techo de cristal”. Equidad y Desarrollo, vol. 1, núm.32 (2018). MONTES LÓPEZ, E., GALLEGO MORÓN, N.: “La segregación ocupacional del profesorado femenino en la universidad española”. Reencuentro: Género y educación superior, núm. 74 (2018). MONTES BERGES, B.: “Discriminación, prejuicio, estereotipos: conceptos fundamentales, historia de su estudio y el sexismo como nueva forma de prejuicio”. Iniciación a la investigación, núm. 3 (2008).
1. Vid. YUSTA VIÑAS, C., LÁZARO ÁVILA, C.: Descubrir las mujeres en la aeronáutica. Colección “Descubrir”. Aena, 2008. Lectura recomendada para el conocimiento y visibilización de las mismas. 2. Vid. ESPINEL GONZÁLEZ, M.A.: Mujeres y Aviación: Caso Adventia. Tesis Doctoral. Universidad de Salamanca, 2020, 389. 3. Datos obtenidos del INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA (INE) para el año 2020. Cifras similares son las reportadas por el INSTITUTO DE LA MUJER E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES (PEIO 2014-2016, 18) según el cual las mujeres representaron el 73,26% del total de las personas con jornada a tiempo parcial, siendo en su mayoría involuntario o no deseado. Estos datos son igualmente confirmados por EUROSTAT (Encuesta Europea de Fuerza de Trabajo, LFS) referidos a la UE. 4. MEZA MARTÍNEZ, C. A.: “Discriminación laboral por género: una mirada desde el efecto techo de cristal”. Equidad y Desarrollo, vol. 1, núm. 32 (2018), 11-31. 5. BARBERÁ RIBERA, T., ESTELLÉS MIGUEL, S., DEMA PÉREZ, C.M.: “Obstáculos en la promoción profesional de las mujeres: El “techo de cristal”. 3rd International Conference on Industrial Engineering and Industrial Management. XIII Congreso de Ingeniería de Organización. Barcelona, 2009, 133-142. 6. Tabla disponible en https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=4875. Fecha de consulta octubre de 2020. 7. Vid. MONTES LÓPEZ, E., GALLEGO MORÓN, N.: “La segregación ocupacional del profesorado femenino en la universidad española”. Reencuentro: Género y educación superior, núm.74 (2018), 223. 8. Podemos encontrar las tablas de personas ocupadas según rama de actividad por sexo y por ocupación en el PEIO 2014-2016 (INSTITUTO DE LA MUJER Y PARA LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES, Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades). Destaca la presencia femenina en iactividades “elementales” constituyendo un 62,5%. Las mujeres trabajan en ocupaciones para las que se exige menor cualificación, sin embargo, están más formadas que los hombres. La desigualdad subsiste, como indica RUBIALES TORREJÓN, A.: “Evolución de la situación jurídica de la mujer en España”. Conferencia pronunciada en el Club Antares de Sevilla (2003), 1-13. 9. Vid. MONTES BERGES, B.: “Discriminación, prejuicio, estereotipos: conceptos fundamentales, historia de su estudio y sexismo como nueva forma de prejuicio”. Iniciación a la investigación, núm. 3 (2008), 11. 10. Disponible en https://indicadores.usal.es/. Fecha de última consulta diciembre de 2020.
11. Vid. MITCHELL, J. KRISTOVICS, A. VERMEULEN, L.: “Gender issues in aviation: Pilot perceptions and employment relations”. International Journal of Employment Studies, vol. 14, núm.1 (2006), 35-59. 12. DAVEY, C.L., DAVIDSON, M.: “The Right of Passage? The Experiences of Female Pilots in Commercial Aviation”. Feminism and Psychology, vol. 10, núm. 2 (2000), 195-225. 13. Estudio completo disponible en https://www.sunshine.co.uk/. Fecha de última consulta diciembre de 2020. 14. Lo que podríamos denominar Gender CRM o CRM de Género, pudiendo incorporarse a los estudios de piloto dentro de la asignatura de Human Performance and Limitations (más conocida como HPL) o lo que es lo mismo, factores humanos y medicina, Vid. https://guias.usal.es/node/74604/vista_guia. Sí se han encontrado estudios sobre el género y la comunicación en incidentes y accidentes de aviación. ARCHER, S. K.: “Gender, Communication, and Aviation Incidents/Accidents”. Journal of Media Critiques, vol. 1, núm. 2 (2015), 11-21. 15. Proponemos una nueva fórmula para nombrar el COPAC utilizando lenguaje inclusivo: Colegio Oficial de Profesionales de la Aviación Comercial. 16. La profesión de piloto es de las mejor pagadas en Estados Unidos y Reino Unido (entre 25); sin embargo, también la 13 de las 15 más peligrosas. Disponible en https://www.statista.com/statistics/298738/gender-paygap-in-the-best-paid-professions-in-the-united-states/ y https://www.statista.com/chart/6556/the-best-paid-jobsin-the-uk/. Fecha de última consulta octubre de 2020. 17. Disponible en https://gendergapgrader.com/studies/airline-pilots/. Cifras del año 2014. Fecha de última consulta octubre de 2020. 18. Grupo de discusión formado en abril de 2018 por la autora entre alumnas de distintas promociones, un total de once mujeres de distintas edades. https://pyme.info/2018/04/13/. Fecha de última consulta octubre de 2020. 19. Vid. Campaña de visibilización realizada por la autora para la formación y sensibilización en materia de igualdad junto a CUESTA BUSTILLO, J., Catedrática Emérita en Historia Contemporánea de la Universidad de Salamanca. El evento y el programa apareció publicado en Agencia PYME.info: http://pyme.info/2016/05/20/Adventia-analiza-la-igualdad-en-la-aviacion-con-la-jornada-mujeres-de-altura/ y http://pyme.info/2016/05/24/expertos-universitarios-reivindican-en-mujeres-de-altura-una-mayor-presenciafemenina-en-la-aeronautica/. Y en el Periódico local “El Norte de Castilla” 24/05/2016. Fecha de última consulta octubre de 2020. 20. Sorprende la falta de “realidad de género” lo que explicaría la “cifra negra” a la que hace referencia DEL POZO PÉREZ, M.: “La imposibilidad de mediación en la violencia de género”, en FIGUERUELO BURRIEZA, A., DEL POZO PÉREZ, M., LEÓN ALONSO, M.: ¿Por qué no hemos alcanzado la igualdad? Andavira Editora. Santiago de Compostela, 2012, 33-57. 21. Hacemos nuestra la frase “la violencia que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo es un hecho universal porque universal son las desigualdades entre mujeres y hombres”. IBÁÑEZ MARTÍNEZ, M. L.: “Violencia de género contra gestantes”, en FIGUERUELO BURRIEZA, A., DEL POZO PÉREZ, M., LEÓN ALONSO, M.: Igualdad. Retos del siglo XXI. Andavira Editora. Santiago de Compostela, 2012, 107-123. 22. Disponible en https://www.salamanca24horas.com/texto-diario/mostrar/1350078/pilotos-civiles-militaresintercambian-experiencias-jornada-pilotos-matacan. Fecha de última consulta octubre de 2020. 23. Dicha red se creó para dar voz a las mujeres, estrechar lazos entre todo el sector aeroespacial y participar contribuyendo al cambio por un beneficio común, la igualdad de género, dando visibilidad a la mujer en la aviación. ADVENTIA, a pesar de bajo número de alumnas, cuenta con un alto porcentaje de mujeres en plantilla, fruto de ese compromiso por la igualdad laboral. Al acto asistieron alumnas, plantilla de Adventia junto a su Presidenta y la Directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Salamanca con quien se colabora estrechamente en este tipo de proyectos. https://pyme.info/2019/06/18/alumnas-de-Adventia-participan-en-lajornada-sobre-la-mujer-en-la-aviacion-organizada-por-ellas-vuelan-alto/. Fecha de última consulta octubre de 2020. 24. Vid. programa de asignaturas del Grado de Piloto de Aviación Comercial y Operaciones Aéreas de la Universidad de Salamanca. Disponible en https://guias.usal.es/node/74604/vista_guia. Fecha de última consulta octubre de 2020. 25. Nota media sobre 10 puntos. No se han tenido en cuenta los alumnos que o bien han abandonado, o bien se han matriculado en otros cursos posteriormente y quienes han obtenido una nota de 0, ya que bajaría la media,
si bien en seis cursos académicos contabilizados no hay ninguna mujer que haya abandonado. Existe un número reducido de mujeres que estudian esta carrera, pero sin abandono ni fracaso. 26. Así lo demuestran PATERSSON, K., GRENNY, J.: Influencer: The Power to Change Anything. Tata McGrawHill Education. New York, 2007.. 27. Disponible en http://www.teachingwomentofly.com/. Fecha de última consulta diciembre de 2020. 28. Si bien indicó una de las alumnas de la promoción 37 de ADVENTIA, en la entrevista para una de las grandes compañías españolas una de las preguntas se refería a sus intenciones de ser madre (pregunta que no hicieron a los hombres de esa misma promoción). Actualmente trabaja para dicha compañía. 29. Vid. https://es.statista.com/. Fecha de última consulta octubre de 2020. 30. Datos anteriores a marzo del año 2020, momento en el que se sufre una crisis sanitaria (iniciada a finales del año 2019 y que continúa a lo largo del 2021) nunca antes vivida. Fue generada por el virus del SARS-COV-2, más conocido como COVID-19. Ha generado un fuerte impacto en la sociedad a nivel mundial. Se inició en China y de allí viajo debido a la globalización al resto de países, infectando y matando a miles de personas. Tanto los gobiernos, como las sociedades, y por supuesto el mercado de trabajo, han tenido que adaptarse a unas medidas sanitarias, sociales y económicas, sin ningún precedente cercano en las últimas décadas. La aviación es uno de los muchos campos que están sufriendo las terribles consecuencias económicas. 31. Hay estudios que demuestran que la infidelidad es el primero de los motivos de las causas de separación y divorcio, suponiendo un 66%, siendo la comunicación el segundo gran motivo. Existen varias investigaciones de revistas españolas, todos ellas basadas en un estudio Americano de la Universidad de Radford del año 2010 que se realiza sobre el censo de EEUU y 39 profesiones (entre las cuales no se encuentra la profesión de piloto, a pesar de cumplir todo lo anterior). Las profesiones con mayores índices de separación y divorcio son aquellas en las que se viaja, existe dificultad de conciliación de vida familiar y laboral, contacto directo con clientes, estrés, gran dedicación y horarios nocturnos. MCCOY S. P., AAMODT M. G.: “A comparison of law enforcement divorce rates with those of other occupations”. Journal of Police and Criminal Psychology, vol. 25, núm. 1 (2010), 1-16. 32. Siguiendo a MONTES LÓPEZ, E. (Op. Cit). 33. Y que merecen un estudio aparte. ESPINEL GONZÁLEZ, M.A. (Op. Cit).
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XIV LAS RELACIONES GEOGRÁFICAS COMO FUENTE PARA EL ESTUDIO DE LAS DESIGUALDADES DE GÉNERO EN EL PASADO
Capítulo XIV Las relaciones geográficas como fuente para el estudio de las desigualdades de género en el pasado LÍA FERNÁNDEZ SANGRADOR1
Personal Investigador en Formación Departamento de Geografía Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. LAS RELACIONES GEOGRÁFICAS Y LA PERSPECTIVA DE GÉNERO. III. ANÁLISIS DE UNA RELACIÓN GEOGRÁFICA BAJO UN ENFOQUE DE GÉNERO: EL ESTUDIO DE FELIPE CANGA-ARGÜELLES Y VILLALBA SOBRE LA ISLA DE LA PARAGUA. 1. Contexto. 2. Lectura de género. IV. CONCLUSIONES. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN El estudio de las mujeres y sus vidas en los siglos pasados constituye una historia de silencios y de sombras. Para ilustrar esta cuestión resulta preciso recurrir a conceptos propios de la Filosofía que nos recuerdan que no es lo mismo ver que mirar y que no siempre que se mira se ve2. Al investigar sobre cuestiones relativas a la mujer, según en qué documentos históricos, debemos ser como lechuzas3 capaces de ver entre la penumbra, tenemos que saber leer entre líneas, ver más allá, o, concretamente, leer con otro enfoque: el de género. Es precisamente esta perspectiva la que va a permitir desvelar elementos y percibir matices ocultos en unas narraciones y unos discursos mayoritariamente escritos por hombres que han relegado a la mujer y/o lo relativo a la figura femenina a un segundo plano, restán-dole importancia. La sociedad androcéntrica y la mentalidad patriarcal que han imperado durante siglos han impregnado todas las esferas del conocimiento dejando, en consecuencia, una huella en los textos históricos. La necesidad de reconocer el papel que ha desempeñado la mujer ha llevado, en el ámbito de los estudios de género, a la revisión de diversos documentos y materiales de épocas pasadas con la finalidad de construir la Historia de las mujeres4 y descifrar las razones históricas de las desigualdades entre hombres y mujeres. En este proceso investigador e interpretativo la categoría analítica género ha
tenido un papel importante pero no exclusivo; se ha combinado con otras categorías de análisis social evitando así caer en el error de utilizar una única referencia metodológica5. Como en toda historiografía que aspire a ser académicamente válida, a la hora de escribirse la Historia de las mujeres se ha buscado el rigor, se han contrastado las fuentes, se ha respetado la contextualización y se han tratado de evitar los anacronismos que pueden derivarse de la utilización de ciertos conceptos6. En los compendios actuales que se centran en el estudio de hechos históricos suele tenderse a abarcar diferentes esferas o ámbitos tales como el social, político, religioso, educativo o intelectual, etc. En la Historia de las mujeres también ha sido así. Para ello, a menudo se examinan documentos muy diversos. Teniendo presente todo lo expuesto en las líneas anteriores, se hace preciso remarcar que esta investigación ha surgido con el objetivo de comprobar qué imagen de la mujer se desprende tras la interpretación de documentos de otra naturaleza, en este caso geográfica, quizá menos frecuentes, aunque sin perder los matices históricos. Se ha optado por analizar, a modo de ejemplo representativo, la monografía escrita por F. CANGA-ARGÜELLES Y VILLALBA titulada La isla de la Paragua. Estudio Geográfico-Político-Social7. En numerosas ocasiones, este tipo de relaciones geográficas o descripciones sobre territorios pueden resultar aparentemente neutrales y con fines eminentemente prácticos. Sin embargo, su lectura, análisis e inter-pretación desde otro punto de vista, como el que ofrece el género, permite revelar estereotipos intrínsecos, que pasan inadvertidos ante los ojos de quienes buscan únicamente el conocimiento geográfico o el hito histórico, o incluso situaciones de desigualdad en las que se han visto involucradas las mujeres. Por este motivo, esta investigación se centra en arrojar luz acerca de la necesidad de investigar aplicando una perspectiva de género en los diferentes ámbitos del conocimiento, poniendo en valor la interdisciplinariedad y la transferencia de conceptos y conocimientos entre saberes. Además, se pretende mostrar una pequeña parte del amplio espectro de posibilidades que brinda la introducción de la visión de género en áreas como la Geografía Histórica, abriendo nuevas perspectivas. Según WOOLF, “cuando un tema se presta mucho a controversia –y cualquier cuestión relativa a los sexos es de este tipo– uno no puede esperar decir la verdad. Sólo puede explicar cómo llegó a profesar tal o cual opinión8“. De esta forma, siguiendo las palabras de la escritora británica, considerada uno de los mayores exponentes de la literatura del siglo XX, este estudio trata de abordar los matices y cuestiones relativas a las relaciones entre géneros presentes en documentos eminentemente geográficos, ejemplificados a través de la narración de CANGA-ARGÜELLES, que pueden pasar desapercibidos si no se analizan bajo una perspectiva de género, siempre desde el máximo rigor posible y, en cualquiera de los casos, con las argumentaciones pertinentes. Como herramienta metodológica para ayudarnos en la examinación detallada del texto nos hemos servido de algunas de las funcionalidades básicas que ofrece el software “Atlas. Ti”. El mapa temático se ha confeccionado mediante el Sistema de Información Geográfica ArcGIS (ESRI).
II. LAS RELACIONES GEOGRÁFICAS Y LA PERSPECTIVA DE GÉNERO La Geografía es una de las ciencias más antiguas y se ha ocupado, como revela su propia
etimología, de la descripción de la Tierra teniendo siempre presente el vínculo existente entre el territorio y sus habitantes. Para todo ello se han utilizado los mapas9, en los que se ha representado el lugar, el espacio, pero también han sido frecuentes las relaciones geográficas10. Los compendios en los que se aglutinaban las descripciones de pueblos y territorios se han sucedido a lo largo de la historia de la geografía11. Eran obras de gran valor ya que el saber geográfico y el conocimiento del espacio eran dos pilares estratégicos que todo poder ansiaba controlar12. Estas relaciones de lugares habitualmente estaban compuestas por distintas secciones, que podían variar en función del autor o de la propia exigencia del documento. Normalmente eran bastante comunes los apartados dedicados, principalmente, a: la descripción del espacio geográfico en su vertiente física; el estudio social/humano de la población que habita el territorio incluyendo, en ocasiones, relatos etnográficos; los aspectos políticos y las cuestiones económicas. En las investigaciones actuales de estos documentos se ha dado especial valor a la información histórica, a la radiografía territorial que ofrecen de un momento del pasado. Sin embargo, podría resultar interesante realizar una lectura bajo un enfoque de género. En este sentido, GARCÍA-RAMÓN recuerda que “el hecho de no considerar la dimensión de género en la investigación en Geografía debilita la capacidad explicativa de esta ciencia, dejándola, en cierto modo, muy limitada13”. La perspectiva de género supone una herramienta de análisis muy útil en cualquier tipo de estudios (históricos, geográficos, jurídicos, etc.) cuya pretensión sea dar visibilidad a la mujer y deconstruir los estereotipos subyacentes. Sin embargo, como ya señalaba SCOTT, “el interés del género como categoría analítica ha surgido sólo a finales del siglo XX. […] y para abordar los estudios del pasado tenemos que cambiar algunas de las formas con que nos hemos acercado al trabajo, ciertas preguntas que nos hemos planteado14”. También defiende esta idea MARTÍNEZ argumentando que para reconstruir una imagen más rica de las mujeres en la historia “no faltan fuentes sino las categorías históricas con que se interrogan15”. En el caso de las descripciones geográficas, desde el punto de vista de los estudios de género, son de especial interés aquellos apartados que conciernen a la descripción de los pueblos y sus habitantes, ya que permiten desvelar roles, estereotipos y otros matices de interés tanto para la historia de las mujeres como para el estudio de las desigualdades de género16.
III. ANÁLISIS DE UNA RELACIÓN GEOGRÁFICA BAJO UN ENFOQUE DE GÉNERO: EL ESTUDIO DE FELIPE CANGAARGÜELLES Y VILLALBA SOBRE LA ISLA DE LA PARAGUA 1. CONTEXTO El documento objeto de análisis, seleccionado a modo de ejemplo de caso, es el trabajo realizado por Felipe Canga-Argüelles y Villalba titulado La Isla de la Paragua. Estudio geográfico-político-social, que constituye la publicación de la conferencia que pronunció el 30 de noviembre del año 1887 en la Sociedad Geográfica de Madrid17.
Hijo de Felipe Ignacio Canga-Argüelles y Ventades y Josefa Dolores Villalba e Irazábal, Felipe Canga-Argüelles y Villalba –bautizado en Gijón en 1838– fue miembro de la Real Compañía de Guardias Marinas, capitán de fragata y secretario del Gobierno General de Filipinas. Durante tres años y medio se encargó del gobierno de la isla de la Paragua y procuró lograr su prosperidad. Mediante este estudio pretendía transmitir su preocupación por el porvenir de la colonia y por la mala administración que se estaba haciendo de la misma18. El estudio de La Isla de la Paragua se divide en dos partes: una que corresponde al corpus textual pronunciado en la conferencia y otra que aglutina cinco apéndices19. En lo que al contexto geográfico se refiere, el documento objeto de análisis se centra en un espacio concreto del territorio insular de Filipinas20: la Isla de la Paragua21. Está ubicada al suroeste de Luzón y Mindoro, y al este de Mindanao, separada por el mar de Sulú. La Paragua es una isla de carácter montañoso, atravesada por una gran cordillera en dirección noreste-suroeste. El punto de mayor altitud es el monte Matalingajan, de 2085 metros de altitud, ubicado al sur de la isla. Cuenta con suelos fértiles para la agricultura, aunque entre las actividades económicas también destaca la pesca. Su capital es Puerto Princesa y Taytay constituye un núcleo destacado (ver Figura 1). En cuanto al contexto histórico en el que se enmarca, cabe destacar que Felipe CangaArgüelles, asturiano de nacimiento, expuso el informe tras haber sido gobernador en Puerto Princesa, cuando Filipinas aún era colonia española. Durante el siglo XIX, el gobierno político-militar de La Paragua recaía sobre un capitán de fragata que tenía atribuciones judiciales y económicas, mientras que el de la isla de Balabac recaía sobre un teniente de navío22. Figura 1. Mapa simplificado de la Isla de la Paragua hacia 1850.
Fuente: elaboración propia.
La etapa de dominio español había comenzado en el siglo XVI, con la llegada del explorador Fernando de Magallanes en 1521, el cual reclamó estos territorios de ultramar para la corona española23. Desde 1872 se produjeron varios movimientos nacionalistas revolucionarios que desembocaron en la revolución filipina de 1896 contra la opresión española24. En 1898 comenzó la guerra hispano-estadounidense (Guerra de Cuba o Desastre del 98) que se extendió al archipiélago filipino y que supuso para España la cesión, mediante el Tratado de París, de las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, las cuales pasaron a ser de control estadounidense. En 1946 Filipinas logró la independencia de Estados Unidos. 2. LECTURA DE GÉNERO El topónimo Palawan o isla de la Paragua posiblemente evoque a las idílicas costas paradisíacas de finas arenas blancas y aguas turquesas transparentes. Sin embargo, lo cierto es que una lectura crítica y atenta de esta relación geográfica permite desentrañar la realidad reflejada en el discurso, que puede estar teñida de matices que dependen en gran medida de la ideología de su autor. La lectura bajo una perspectiva de género que se presenta a continuación se puede organizar en función de los ámbitos a los que pertenecen las alusiones a la mujer o a las diferencias entre géneros: división
tradicional del trabajo, esfera familiar, de cuidados y reproductiva y violencia o delitos. No obstante, más allá de la categoría a la que se puedan adscribir estas referencias, la importancia radica en la identificación de los roles y estereotipos de género subyacentes que no son más que el reflejo de una herencia patriarcal, no exclusiva de una época o lugar, como puede comprobarse, sino común a multitud de partes del globo terráqueo. La primera alusión sobre la mujer que hallamos en el estudio se enmarca dentro de la sección destinada a la descripción de los habitantes de la isla, concretamente en el apartado dedicado a los Tacbanúas, uno de los cuatro grupos de población aborigen de La Paragua. Según narra CANGA- ARGÜELLES “son polígamos y con facilidad se deshacen de sus mujeres; el adulterio se castiga cruelmente25”. Atendiendo al lenguaje y a los términos empleados puede detectarse un alto grado de minusvaloración de la mujer, especialmente por la utilización del verbo “deshacer” que compara a la mujer con un objeto, con una cosa de poco valor de la que te desprendes cuando no tienes interés. Asimismo, la relación asimétrica de poder se ve reflejada en el hecho de que en dicha tribu esté permitida la poligamia (a los varones) y que se penalice el adulterio (de las mujeres). Las siguientes referencias a la mujer las encontramos en la reseña a los Negritos, otro de los pueblos indígenas. En este caso, la cita explica la asignación de las tareas en la agricultura: “los trabajos preliminares de desmontes, para roturar el terreno, los hacen los hombres; la siembra la ejecutan hombres y mujeres juntos y la recolección la hacen solo las mujeres26“. Refleja de forma clara la división tradicional del trabajo, que asigna al sexo masculino las tareas que requieren mayor fuerza y al femenino las de menor esfuerzo físico. Otra alusión a la mujer está en el pasaje dedicado a la nueva ocupación de la isla y al desarrollo de Puerto Princesa. En el año 1872, la soberanía española en la colonia se vio amenazada y ante esta situación, Rafael Izquierdo, encargado del gobierno de Filipinas en aquella época, impulsó una inminente ocupación. Es aquí donde CANGAARGÜELLES aclara que la rápida colonización de La Paragua se consiguió tras llevar a Puerto Princesa lo que él consideraba personas llenas de vicios y escasas de aptitudes, como fueron 180 presidiarios, un centenar de deportados y 80 mujeres recogidas de los lupanares de Manila27. A pesar de la condición de estos pobladores, la colonia adquirió un notable desarrollo. En este caso se comprueba la intención de que la mujer ejerciera un claro rol reproductivo que permitiera el aumento de individuos en la isla. En este mismo pasaje aparece otra de las menciones a la mujer, en los párrafos en los que manifiesta las claves para un correcto proyecto de colonización. Para él, todo proceso colonizador debía de tener un carácter de perpetuidad y consideraba que la única forma de lograrlo era apoyándolo en la base de la familia28. De hecho, criticaba que la propia ocupación de La Paragua no respondía a una buena organización29. Para apoyar esta tesis menciona el fracaso de un marinero español, llamado Lorenzo (que acompañó al primer gobernador de esta isla), por no haber formado una familia. Cuenta que: “como no había en Puerto Princesa ninguna mujer española con quien pudiera contraer matrimonio, pretendió a una indígena, que, como es uso y costumbre, no se avienen a nuestra manera de ser y antes de efectuarse el enlace se deshizo la boda y nuestro amigo ante este fracaso se decidió a quedarse célibe30“. Remarca, además, lo
que él mismo le aconsejaba: “estás solo y no tienes familia: cásate y de este modo dejarás algo que te sobreviva, de lo contrario, una enfermedad bastará a tirar por el suelo la suma de trabajo que has invertido, que al fin y al cabo permaneciendo tú soltero, a tu muerte volverá a convertirse en bosque31”. Con todo ello se pone de manifiesto tanto la esfera a la que tradicionalmente se ha relegado a la mujer –el espacio doméstico, es decir, el ámbito reproductivo e improductivo– como el rol que debe ejercer –ser madre, engendrar la descendencia y ocuparse tanto del cuidado de los hijos como del esposo–. Además, se eleva la prioridad de los hombres (dejando en un segundo plano las preferencias de la mujer) al recordar la importancia que tiene para el varón formar una familia. Otras alusiones a la mujer, tanto de forma directa como indirecta, ligadas con el tema de la familia, se hallan en el relato de las condiciones de vida y de salubridad en la isla de la Paragua. CANGA-ARGÜELLES desmiente la idea residente en la mentalidad colectiva de que no era una región idónea para la vida de los europeos por la propensión al paludismo, aportando el ejemplo de su propia familia. Cuenta que: “a pesar de cuanto se decía, no vacilé en conducir a mi familia compuesta de mujer, cuatro hijos y una criada española32“la cual gozó de buenas condiciones de salubridad durante su estancia en la isla. A renglón seguido se refiere a la procreación explicando que: “el período peligrosísimo del parto, aun en la misma Manila, para las señoras europeas, en Puerto Princesa no reviste ninguna gravedad de lo que en mi propia familia puedo atestiguar con un ejemplo, por haber tenido la suerte de que allí naciera una de mis hijas a quien su propia madre crio33“. Continúa narrando la situación de los hombres argumentando que la condición de soltero influía sobre su propensión a las enfermedades y que aquellos que estaban casados y vivían con sus familias se veían libres de estos males34. Todas las líneas anteriores insisten, de nuevo, en el valor de construir una familia en aquella época. Además, se entrevé la preocupación por el momento del parto, crucial en la continuidad de la especie. Se vislumbra el estereotipo tradicional de la mujer como madre, como generadora de vida, ocupada de la crianza de los hijos, y que debe acompañar y cuidar al marido allá donde viaje. También se observa cómo se asigna a la mujer el espacio doméstico y las labores de servicio. La referencia más importante relativa a la mujer aparece en la parte de la conferencia en la que se repasa sucintamente cómo se ocupó la isla de la Paragua desde la llegada de los misioneros agustinos descalzos, quienes habían desembarcado en 1622 con el objetivo de extender la evangelización35. En este marco se relata el asesinato de una mujer a manos de su marido, ocurrido en el siglo XVII. En aquella época Alonso Fajardo y Tenza, general español, era el Gobernador y Capitán General de Filipinas (desde 1618, fecha en la que llegó a la colonia, hasta 1624, año de su fallecimiento). CANGAARGÜELLES explica el infortunio que sufrió este gobernador, que asesinó a su mujer tras descubrir que le era infiel. Cita textualmente: “regía por aquel entonces los destinos de Filipinas D. Alonso Fajardo y Tenza, entendido militar y varón distinguidísimo por su noble conducta y valor acreditado, si bien muy desgraciado por sus desdichas domésticas, que dieron lugar a horrorosa tragedia, por haber dado él mismo muerte a su mujer, a quien cogió en ‘in fraganti’ delito de adulterio36“. Añade, además, que “a pesar de las dolorosas penas que debió sufrir su honrado corazón, sostuvo la energía suficiente para que su época de gobierno, que duró seis
años, y en los que dio señaladísimas muestras de inteligencia y actividad, se considere como una de las más interesantes que registra la historia de Filipinas37“. Estos fragmentos se revelan interesantes desde el punto de vista del género por varias cuestiones. Se refleja un caso de violencia contra la mujer en la historia, la manifestación más extrema de la desigualdad por razón de género38. A través de lo que CANGA-ARGÜELLES plasmó en el estudio sobre La Paragua podemos recuperar la identidad de la víctima, a pesar de que no se mencionan ni su nombre ni sus apellidos, síntoma, una vez más, de la escasa consideración y valoración que se tenía del sexo femenino en épocas pasadas (tanto en el siglo XVII, época en la que ocurrió el suceso, como en el siglo XIX, época en la que se relata). Si se rastrea en otros estudios de la época se puede conocer, recuperar y visibilizar quién fue la mujer del militar Alonso Fajardo víctima de este cruel suceso. El marino español y miembro de la Real Academia de Historia J. DE SALAS, publicó, en diciembre de 1885, un estudio crítico sobre el militar que nos ocupa, relatando todo el suceso del crimen39. En él detalló cómo Alonso Fajardo mató a su mujer, Catalina Zambrano, y a su amante40. Lo narra de la siguiente manera: “que un marido ultrajado, preso de furor por amor propio o por celos, dé muerte a los adúlteros en momentos de arrebato, explícase por la frecuencia de tal desenlace en toda época41“. Y, a continuación, detalla cómo fue el crimen: “penetrando de nuevo, puñal en mano, acabara con la vida de su infeliz mujer, no con reanudado furor, ni por explosión de reconcentrada ira, sino clemente y compasivo, encomendándole el alma entre puñalada y puñalada […], no se explica más que por locura o aberración del sentido religioso en una época, en que el marido creíase señor y árbitro de la vida de su mujer42“. Este desproporcionado suceso se enmarca en el contexto de la Edad Moderna, donde, como señala DE LAS HERAS, “el adulterio de la mujer era considerado un delito muy grave43“. Según la legislación de esta época, el adulterio del varón, del esposo, no era un delito civil; por el contrario, constituía un delito si era la mujer la persona que lo cometía44. Apenas tenemos referencias de la víctima, nada más que Catalina María de Zambrana y Cernusculi45 era hija un caballero de la Orden de Santiago, llamado Pedro de Zambrana y Fajardo, y de Hortensia Cernusculi y Girón. El hecho de que encontremos en varias fuentes distintas el relato de este acontecimiento ocurrido más de doscientos años antes, hacia 1620, revela que se trató de un hito notable, tanto por la naturaleza del acontecimiento como por el protagonista, aunque el inconveniente reside en la escasa atención que se otorga a la propia víctima.
IV. CONCLUSIONES Aunque a simple vista pudiera parecer, a ojos de cualquier estudioso o lector, que el documento analizado no contiene más que aspectos referidos a la geografía física de La Paragua, cuestiones de orden político y aspectos de su sociedad, hemos comprobado las cuestiones relacionadas con las desigualdades y los roles de género gracias al espectro de posibilidades que brinda la introducción de la visión de género en este tipo de investigaciones. En esta ocasión, los diversos fragmentos analizados nos remiten al papel o rol que jugaba la mujer en aquella isla (prácticamente iguales a los de cualquier otro lugar del orbe): como esposa, madre (procreadora), cuidadora y sirvienta, con una posición, en cierta medida, de subordinación, ya que debía estar a instancias del hombre
(al que debía acompañar en el proceso colonizador, en el viaje y en la vida). Además, en el texto de naturaleza geográfica queda reflejado un crimen de violencia contra la mujer, la muerte de Catalina de Zambrana a manos de su marido, entendido militar, a causa del adulterio (lo que nos lleva a ver la posición referente a este tema en siglos pasados). Todo ello evidencia la situación derivada de la larga tradición que ha tenido el patriarcado. El discurso en general, de manera transparente o más opaca, refleja la realidad social del momento, legitimando indirectamente y bajo una aparente neutralidad las relaciones asimétricas de poder entre los géneros46. Es evidente que, en un texto de esta naturaleza, enmarcado en una época de colonización que estaba próxima a finalizar, los protagonistas sean los hombres quedando las mujeres en un segundo plano (o, en todo caso, si se las otorga el protagonismo, está vinculado con sus roles y estereotipos tradicionales). De hecho, existe una desigualdad en el relato de las cues-tiones relativas a varones y a mujeres que se percibe en una cuestión muy simple: la utilización de nombres propios. Si se presta atención al conjunto del estudio, podrá comprobarse que se proporcionan los nombres y otros detalles relativos a los hombres –por ejemplo, cita el nombre del marinero Lorenzo, algo trivial, el militar Alonso Fajardo, el capitán de fragata José Sostoa, el gobernador general de Filipinas Fernando de Norzagaray, el general Rafael Izquierdo, entre otros– pero, sin embargo, no se mencionan nombres femeninos y ni siquiera se preocupa por mencionar el nombre de Catalina de Zambrana, mujer asesinada, otorgándole así la importancia a la desdicha del varón y despojando de cualquier protagonismo a la verdadera víctima (que, siendo fieles a una de las acepciones de la RAE, es “quien muere por culpa de determinada acción o suceso”). Para finalizar, es preciso recordar que, en las relaciones geográficas, especialmente en el componente de análisis social, vemos, por tanto, que podemos extraer información valiosa relativa a las relaciones entre géneros, gracias, eso sí, a una lectura y estudio alternativo con esta categoría analítica específica (de ahí la importancia de los estudios de género y la educación en igualdad).
V. BIBLIOGRAFÍA AGUADO, A. M. y NIELFA, G. (Coord.): Textos para la historia de las mujeres en España. Cátedra. Madrid, 1994. ALBET, A., (Ed.): María Dolors García-Ramón. Geografía y género, disidencia e innovación. Icaria. Barcelona, 2019. ANDERSON, B. y ZINSSER, J. (Coord.): Historia de las mujeres: una historia propia. Crítica. Barcelona, 1991. BUZETA, M. y BRAVO, F.: Diccionario geográfico-estadístico-histórico de las Islas Filipinas. Imprenta de José C. de la Peña. Madrid, 1851. Copia digital disponible en la Biblioteca Digital de Castilla y León (Signatura: g-43054). CANGA-ARGÜELLES, F.: La Isla de la Paragua. Estudio geográfico-político- social. Establecimiento tipográfico de Fortanet. Madrid, 1888.
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1. Esta investigación se ha realizado al amparo del contrato predoctoral de la Universidad de Salamanca, cofinanciado por el Banco de Santander (Programa III: Ayudas para contratos predoctorales, convocatoria 2019). 2. A este respecto, la REAL ACADEMIA ESPAÑOLA define “mirar” como “fijar la vista en un objeto, aplicando juntamente la atención” y “ver” como “reconocer con cuidado y atención una cosa, leyéndola o examinándola”. Vid. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española. Espasa Calpe. Madrid, 1984. pp. 912 y 1376. Otorgándole el sentido filosófico que buscamos, para ver hay que ir más allá de lo que revelan los sentidos en una primera impresión, buscar lo que trasciende, desvelar la esencia. 3. La lechuza es considerada el símbolo de la Filosofía (según su propia etimología, “amor a la sabiduría”). El mitógrafo español J. PÉREZ DE MOYA recordaba que Minerva –diosa romana de la sabiduría– recibió como compañía la lechuza porque “esta ave ve de noche; y al sabio, entendido por Minerva, ninguna cosa se le debe esconder por encubierta que parezca”. Vid. PÉREZ DE MOYA, J.: Philosophia secreta: donde debaxo de historias fabulosas se contiene mucha doctrina prouechosa a todos estudios. Miguel Fortuño Sánchez (impresor). Zaragoza, 1585. Fol. 248r. 4. Vid. ANDERSON, B. y ZINSSER, J. (Coord.): Historia de las mujeres: una historia propia. Crítica. Barcelona, 1991; DUBY, G. y PERROT, M. (Dir.): Historia de las mujeres. Taurus. Madrid, 1993; MORANT, I. (Coord.): Historia de las mujeres en España y América Latina. Cátedra. Madrid, 2005. 5. GARCÍA-PEÑA, A.: “De la historia de las mujeres a la historia del género”. Contribuciones desde Coatepec, núm. 31 (2016). 6. GARCÍA-PEÑA, A.: Op. Cit. 7. Vid. CANGA-ARGÜELLES, F.: La Isla de la Paragua. Estudio geográfico-político-social. Establecimiento tipográfico de Fortanet. Madrid, 1888. 8. WOOLF, V.: Una habitación propia. Planeta. Barcelona, 1929, 2016. P. 10. 9. Todo saber precisa de un lenguaje propio para expresar sus conceptos y nociones. En el caso de la Geografía, uno de los “lenguajes” han sido los mapas. De hecho, según E. DE MARTONNE, destacado geógrafo francés, “para la Geografía, la representación cartográfica tiene una importancia excepcional”. Vid. OTLET, P.: El Tratado de Documentación. Editum Ediciones de la Universidad de Murcia. Murcia, 2004. P. 187. 10. Las descripciones de distintas regiones fueron comunes en la Antigüedad Clásica, especialmente en el contexto griego, donde tuvo una notable presencia lo que se conoce como corografía (del griego chorographía), es decir, las relaciones y descripciones exhaustivas de regiones atendiendo a sus rasgos físicos, políticos y sociales. No obstante, las narraciones sobre el espacio terrestre han tenido una continuidad a lo largo de la historia de la geografía (en cada época, eso sí, con matices y diferencias características, pero manteniendo una esencia común). 11. Sobre las tradiciones o enfoques geográficos véase PATTINSON, W. D.: “The Four Traditions of Geography”. Journal of Geography, (1964), pp. 211-216. 12. CAPEL, H. y URTEAGA, L.: Las nuevas geografías. Salvat. Barcelona, 1982. P. 5. 13. ALBET, A., (Ed.): María Dolors García-Ramón. Geografía y género, disidencia e innovación. Icaria. Barcelona, 2019. P. 20. 14. SCOTT, J. W.: “El género, una categoría útil para el análisis histórico”, en AMELANG, J. y NAS, M. (Eds.):
Historia y Género. Las mujeres en la Edad Moderna y Contemporánea. Ediciones Alfonso El Magnánimo. Valencia, 1990. pp. 43-44. 15. MARTÍNEZ, C.: “Textos para la historia de las mujeres en la Antigüedad”, en AGUADO, A. M. y NIELFA, G. (Coord.): Textos para la historia de las mujeres en España. Cátedra. Madrid, 1994. P. 30. 16. Aunque actualmente resulten escasos los indicios la utilidad de estas relaciones queda reflejada, por ejemplo, en publicaciones como la de AGUADO, A. M. y NIELFA, G. (Coord.): Textos para la historia de las mujeres en España. Cátedra. Madrid, 1994. Esta obra colectiva consiste en una antología de textos de diferentes géneros literarios, acompañados de varias aportaciones metodológicas recogidas en la introducción, con los que se pretende poner de relieve la presencia de la mujer en las diversas esferas de la vida en las distintas épocas históricas. Entre la documentación referente a la Edad Antigua se incluyen algunos extractos de la Geografía de Estrabón (Libro III, dedicado a Iberia). Esta narración del destacado geógrafo griego (ca. 60 a.C. – ca. 21 d.C.) se enmarca dentro de la geografía descriptiva o corográfica y, precisamente, focaliza su atención en los aspectos humanos de los territorios componiendo un relato de sus gentes. A través de sus textos se extraen varias visiones de vida de las mujeres. Por ejemplo, uno de los fragmentos de Estrabón recogidos relata que “[…] entre los cántabros es el hombre quien dota a la mujer, y son las mujeres las que heredan y las que se preocupan de casar a sus hermanos; esto constituye una especie de ‘ginecocracia’, régimen que no es ciertamente civilizado”. Vid. Estrabón, III, 4, 17; en AGUADO, A. M. y NIELFA, G.: Op. Cit., p. 44. 17. No fue la única conferencia que impartió; según explica en las primeras líneas de este documento, escasos meses atrás había expuesto sus conocimientos sobre la administración y el estado la isla filipina de Mindanao. Vid. CANGA-ARGÜELLES, F.: Op. Cit., pp. 5-6. Cabe añadir que la Sociedad Geográfica de Madrid había sido fundada el 2 de febrero de 1876, siendo su primer presidente Fermín Caballero y Morgáez al que sucedió en el cargo el cartógrafo y militar Francisco Coello de Portugal y Quesada, uno de los impulsores. Se enmarcó dentro de la corriente por la preocupación de los contactos entre naciones y la expansión colonial. 18. En la parte final de la conferencia deja constancia del desdén de España por los estudios relacionados con el devenir de las colonias. Tan sólo una década más tarde esta situación cristalizó en la pérdida del dominio español de Filipinas, Cuba y Puerto Rico. 19. En el cuerpo principal del estudio se abordan cuatro cuestiones principales: i) la descripción geográfica stricto sensu de la Isla de la Paragua, necesaria para conocer el ámbito del estudio; ii) referencias históricas sucintas sobre la llegada de los españoles a la isla; iii) descripción de la ocupación, la colonización española y el progreso alcanzado; iv) recensión sobre las potencialidades y riquezas de la isla. 20. Filipinas es un archipiélago del Océano Pacífico situado en el sureste asiático, al este de la península de Indochina, de la que se encuentra separado por el mar de la China Meridional, al sur de Taiwán separado por el estrecho de Luzón, y al norte de la isla de Borneo (Malasia). Está formado por más de 7000 islas, aunque las de mayor super-ficie son Luzón (en la que actualmente se encuentra Manila, la capital del estado) y Mindanao. 21. Durante la dominación estadounidense a principios del siglo XX pasó a ser más frecuente el topónimo Palawan, ampliamente extendido en los mapas actuales. Sin embargo, ha de remarcarse que esta denominación no es de nueva creación. En algunos textos de la época ya se utiliza indistintamente “La Paragua”, “Palauan” o “Palawan” (véase, por ejemplo, BUZETA, M. y BRAVO, F.: Diccionario geográfico- estadístico-histórico de las Islas Filipinas. Imprenta de José C. de la Peña. Madrid, 1851. P. 6). En la cartografía también podemos encontrar algún caso, como el mapa de las Islas Filipinas de F. COELLO que rotula este territorio insular como “Isla de Palauan o Paragua” (cf. COELLO DE PORTUGAL Y QUESADA, F.: Atlas de España y sus pose-siones de Ultramar. Madrid, 1852). 22. NOVAL Y GUTIÉRREZ, J.: Lecciones de geografía universal y particular de España y Filipinas. Imprenta del Colegio de Santo Tomás. Manila, 1896. pp. 504-505. 23. Según narran las crónicas, fue durante esa década cuando este territorio insular del Pacífico recibió el nombre de Filipinas en honor al que pocos años después sería Felipe II. Así lo recogió, por ejemplo, M. CÁNOVAS DEL CASTILLO: “en noviembre de 1542 partió otra expedición de Nueva-España, a las órdenes de Ruiz López de Villalobos, hijo de Málaga, el cual encontró muchas islas en el Pacífico, divisando por fin las que luego llamó Filipinas, en honor del Príncipe D. Felipe”. Vid. CÁNOVAS DEL CASTILLO, M.: Noticias históricas, geográficas, estadísticas, administrativas y militares de las Islas Filipinas, y de un viaje a las mismas por el Cabo de Buena Esperanza, y regreso a España por la China, la India, la Arabia, Egipto, Malta y Gibraltar. Imprenta de J. Valls. Madrid, 1859. P. 9. 24. Si bien el ambiente de la colonia de ultramar era tenso lo cierto es que la situación en la España peninsular
también estaba bastante convulsa, con cantidad de alternancias en el poder. 25. CANGA-ARGÜELLES, F.: Op. Cit., p. 9. 26. Ibidem, p. 10. 27. Ibidem, pp. 18-23. 28. Ibidem, pp. 23-26. 29. Ibidem, p. 23. 30. Ibidem, p. 25. 31. Idem. 32. Idem. 33. Ibidem, p. 26. 34. Ibidem, pp. 27-28. 35. La Orden de los Agustinos Recoletos era conocida previamente como Orden de los Agustinos Descalzos de Filipinas y de las Indias. En 1621, tras su elevación al rango de congregación religiosa, se dividió en cuatro provincias, tres de ellas con conventos en España y otra en Filipinas. 36. Ibidem, p. 13. 37. Idem. No deja de sorprender el hecho de que considere como un acto loable el hecho de que el militar superara el agravio de haber dado él mismo muerte a su mujer. 38. FERNÁNDEZ-SANGRADOR, L.: “La violencia contra la mujer: visibilización a través de la Cartografía. Aproximación mediante ejemplos de caso”, en FIGUERUELO, A. y DEL POZO, M. (Dir.): (Des)igualdad y violencia de género: el nudo gordiano de la sociedad globalizada. Thomson Reuters-Aranzadi. Pamplona, 2020. pp. 147-157. 39. DE SALAS, J.: “Don Alonso Faxardo de Tença, episodio histórico dramático”. Boletín de la Real Academia de la Historia, núm. 8 (1886), pp. 39-45. El documento está firmado en Madrid con fecha de 18 de diciembre de 1885, aunque su aparición en el Boletín de la Real Academia de la Historia data de 1886. 40. El nombre de la víctima lo hallamos en el siguiente pasaje: “el regreso de Faxardo a Manila […] tenía por objeto confirmar una denuncia por él recibida sobre la conducta de su mujer Doña Catalina Zambrano que ya le era sospechosa”. Vid. DE SALAS, J.: Op. Cit., p. 40. 41. Ibidem, p. 43. 42. Ibidem, p. 44. 43. DE LAS HERAS, J. L.: “La mujer y la moral en la legislación castellana de la Edad Moderna”. Historia et ius, núm. 9 (2016), p. 4. 44. Ibidem, p. 5. 45. Dependiendo de la fuente histórica podemos encontrar el nombre de Catalina Zambrano (Vid. DE SALAS, J.: Op. Cit.) o Catalina María de Zambrana y Cernusculi (Vid. VILAR Y PASCUAL, L.: Diccionario histórico, genealógico y heráldico de las familias ilustres de la monarquía española. Tomo II. Imprenta de F. Sánchez. Madrid, 1859. P. 239). 46. Hay que matizar que no hemos juzgado aquí la intencionalidad de género en el discurso del autor, pues carecemos de evidencias, más allá de que su fin último era transmitir su preocupación por el devenir de la isla. Nos hemos limitado a desvelar los roles que se perciben tras el análisis crítico del texto.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XV LA PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN LA COMISIÓN EUROPEA: EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE FUTURO HACIA LA IGUALDAD REAL Y EFECTIVA
Capítulo XV La participación de la mujer en la comisión europea: evolución y perspectivas de futuro hacia la igualdad real y efectiva EMILIO FERRERO GARCÍA
Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LA UE. III. EL CASO DE LA COMISIÓN EUROPEA. IV. ANÁLISIS Y PERSPECTIVA DE FUTURO. V. CONCLUSIONES. VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN La historia de la Unión Europea es la historia de la materialización de un anhelo: la paz y prosperidad en “el viejo continente”, regado con la sangre de dos guerras mundiales, para sus naciones y pueblos, a través de un armazón institucional, político y, sobre todo, jurídico, que articulase un sistema de libertades que expandiera los derechos bajo las consignas de la Ilustración: libertad, igualdad y fraternidad. Es hoy precisamente el segundo elemento de la tríada, el anhelo que nos obliga a preguntarnos en qué medida el sistema que se arroga para sí semejantes principios los respeta y practica en su propio funcionamiento para materializar la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres en una meta alcanzable que legar a la humanidad. Pero también la historia de la Unión Europea es la lucha por la integración, por el empoderamiento y por la remoción de las trabas que negaron a la mujer cualquier papel protagonista que los hombres reservaban para sí, para escribir esa historia de su puño y letra. Sin embargo, todavía son muchas las trabas, desafíos y obstáculos que encuentra la mujer para lograr la equidad plena en los órganos de poder comunitarios, en un proceso de integración en que fueron y, en gran medida, permanecen aún invisibilizadas y
olvidadas, que deben ser objeto de análisis para su comprensión, como condición de posibilidad para su superación.
II. LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LA UE Desde la fundación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), embrión institucional de la actual Unión Europea, el proyecto comunitario ha arrastrado la pesada carga de la escasa participación de mujeres en los órganos de representación y gobierno de sus distintas instituciones y entidades. Durante décadas esenciales para el desarrollo e impulso del proyecto de integración europea los cargos y puestos principales en su organigrama fueron copados exclusivamente por hombres, quienes detentaron sin ningún tipo de contrapeso el poder y ejercieron el liderazgo exclusivo sobre la marcha y construcción de la comunidad europea. Este sesgo primigenio, hijo también innegablemente de la sociedad patriarcal de su tiempo, exigiría de numerosos años y esfuerzos para empezar a ser corregido mínimamente, sin aspirar de modo alguno a una exigua proporción equilibrada, pero sí comenzando a doblegar el mono-polio del hombre a la hora de ejercer los principales cargos en el seno de la Unión. Esta pionera punta de lanza se llevó a cabo en el Parlamento Europeo (PE), la institución más democrática de la Unión, en tanto que única cuyos miembros son elegidos por sufragio universal directo, donde la exministra francesa gaullista, Simone Veil (1979– 1982), logró hacerse con la presidencia de la eurocámara, tras las primeras elecciones celebradas al efecto y veintidós años después de la firma del Tratado de Roma, resultando la primera mujer presidenta de la institución colegislativa comunitaria. No podemos despreciar la relevancia que implica que debiéramos esperar a la elección por sufragio universal de la eurocámara para que una mujer ostentara tal cargo, por tanto que al ser anteriormente los eurodiputados designados por los parlamentos nacionales de los Estados miembros, dichos puestos, fruto normalmente del reparto proporcional entre los dos principales partidos y por consiguiente, sumamente limitados, solían ser entregados a hombres, ya de por sí mayoría en sus cámaras, quedando las mujeres relegadas a un papel meramente testimonial. Sin embargo, la mayor presencia de mujeres en el Parlamento Europeo ha sido una constate, lenta pero progresiva, logrando abrirse camino hasta conseguir en las últimas elecciones europeas celebradas en 2019 situarse en la horquilla de la proporción equilibrada de mujeres en el Parlamento Europeo, con un 40,7% de los escaños, lo que se traduce en 304 diputadas, actualmente 277 según los últimos datos actualizados al respecto. No obstante, habríamos de esperar veinte años para la elección de una nueva mujer, en este caso la también ministra gaullista francesa, Nicole Fontaine (1999–2002), no volviendo a contar con una mujer presidenta en los últimos veintidós años, por lo que la elección directa de los parlamentarios tampoco supuso la corrección de semejante desequilibrio, fomentada en primer lugar por la designación de los reducidos puestos en
las listas de los partidos nacionales y la ulterior negociación por los dirigentes de los partidos europeos, normalmente en el marco de un acuerdo integral para la renovación de los cargos de la Unión.
Fuente: EIGE´s Gender Statistics Database. Women and men in decision-making. Indicator: European parliament: president and members.
En el caso del Consejo de la Unión Europea, con el que el Parlamento comparte la potestad legislativa, debemos señalar, con carácter preliminar, las peculiaridades de su elección y funcionamiento, en tanto que institución formada por los jefes Estado o de gobierno –o ministros, dependiendo de sus distintas formaciones– y cuya presidencia rotativa se alterna entre los distintos Estados miembros, por lo que su elección no responde a criterios políticos. Con todo, no es baladí estudiar cuántas mujeres han ostentado su presidencia a lo largo de su historia, como reflejo del alma intergubernamental o “confederal” del proyecto europeo, que en última instancia, refleja la correlación de desigualdades en cada uno de los Estados miembros que componen la Unión y que, indudablemente, se reflejan decisivamente en los órganos comunitarios. Así pues, solo en seis ocasiones la presidencia del Consejo de Ministros de la UE ha sido presidido por mujeres1, lo que dada la duración semestral del cargo, supone un porcentaje ínfimo en el ejercicio de su presidencia por mujeres, revelando el a veces infranqueable techo de cristal al que se enfrentan las mujeres para alcanzar el liderazgo en sus respectivos países, trasladada en consecuencia a las instituciones comunitarias. En otro orden de cosas, a pesar de ir aparejada a la vicepresidencia de la Comisión Europea, dado que también implica la presidencia del Consejo de Asuntos Exteriores, en tanto que formación del Consejo y dada su relevancia política, merece un sucinto estudio separado del que posteriormente se dedicará con mayor detalle a la Comisión, la figura de la Alta Representación de la Política Exterior y Seguridad Común de la UE (PESC). Tal cargo de enorme trascendencia por la dirección de la acción exterior y diplomacia europea ha sido ocupado desde su establecimiento en 1999 por dos mujeres: la excomisaria laborista británica, Catherine Ashton (2009–2014), y la exministra
socialdemócrata italiana, Federica Mogherini (2014–2019), esta vez sí, dentro de los límites de la proporción equilibrada entre mujeres y hombres. Es el caso de la presidencia del Consejo Europeo, en su configuración actual desde que tal figura es elegida, tras la firma del Tratado de Lisboa en 2007, jamás ha sido ejercida por una mujer, del mismo modo que la del Banco Europeo de Inversiones y del Tribunal de Cuentas, logrando recientemente abandonar esta lista el Banco Central Europeo, cuya presidencia ostenta la exministra gaullista francesa y ex gerente del FMI, Christine Lagarde, desde 2019. En lo tocante a otros organismos de enorme relevancia en la UE, la presencia de mujeres en puestos de poder mantiene los malos resultados de las instituciones básicas comunitarias, contando solo con tres mujeres presidentas del Comité Económico y Social y solo una mujer titular de la presidencia del Comité de las Regiones, la ex Presidenta socialdemócrata del Piamonte, Mercedes Bresso (2010–2012), y de la Defensoría del Pueblo Europeo (Ombudsman)2, la ex Defensora del Pueblo de Irlanda, desde 2013. En el caso de los comités antes mencionados y de una representación indirecta, en tanto que portavoces de los agentes sociales y territorios subestatales comunitarios, tal carácter no hace sino reproducir las desigualdades que en ellos se manifiestan, con la diferencia de que estos cargos, al ser reservados a dirigentes y titulares de sus respectivos ámbitos de poder, estas personas suelen ser hombres y, en consecuencia, las mujeres se ven relegadas de nuevo a un papel testimonial. Así pues, no es de extrañar que la brecha de género en la representación en dichos organismos consultivos sea, en el caso de Comité Económico y Social, del 67.4% masculino frente al 32.6% femenino y del desorbitado 77.1% de hombres contra el minúsculo 22.9% de mujeres, ya que la mayoría de las alcaldías y presidencias regionales, de entrada, son ejercidas por hombres, lo que no es óbice para dificultar más si cabe una representación equilibrada. A pesar de no tratarse de una institución de carácter político, resulta incuestionable la relevancia y considerable capacidad decisoria del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) y, por consiguiente, la importancia de estudiar la presencia de las mujeres en la judicatura, así como de la alta Administración comunitaria, en tanto que espacio de poder. Sin embargo, su carácter despolitizado y técnico, que, a priori, debería favorecer una proporción equilibrada en la magistratura, al atender supuestamente a criterios profesionales basados en el mérito y la capacidad exigidas a todo funcionario y no a intereses políticos de otra índole, no se materializa sino en una composición abrumadoramente masculina.
Fuente: EIGE´s Gender Statistics Database. Women and men in decision-making. Indicator: European courts: president and members.
Así las cosas, en la actualidad el Tribunal General se encuentra formado por 35 hombres frente a 15 mujeres (30%) y el TJUE sensu stricto, por 22 hombres frente a solo 5 mujeres (22,7%), lo que supone una proporción escandalosamente alejada de la equidad, sin haber contado en ninguna ocasión con la presidencia del tribunal3. Todo ello otorga un sesgo sexista no solo a las instituciones y organismos políticos europeos sino también a los no políticos, con la especial-mente preocupante escasa presencia de mujeres en la interpretación del derecho comunitario. En lo tocante a la Administración Superior (Senior Administrators) nos encontramos con un escalofriante 66.4% frente al irrisorio 33.6%, muy similar a la composición de los máximos órganos de toma de decisiones (Highest decision-making body), con un 64.2% frente a un reducido 35.8%; pero esta situación de flagrante desigualdad se encuentra eclipsada al traer a colación los datos sobre los jefes ejecutivos (Executive heads) en que encontramos un vergonzante 77.5% frente a un paupérrimo 22.5%, relegando pues el papel de la mujer en estos puestos de responsabilidad y liderazgo en la Administración comunitaria a testimonial4.
III. EL CASO DE LA COMISIÓN EUROPEA Si bien el ordenamiento institucional de la Unión Europea se sustenta sobre el principio de equilibrio de poderes –que no igualdad–, la Comisión (CE) es probablemente la institución con mayor peso político y relevancia, sobre todo a la hora de la elección de sus miembros y especialmente de su presidente. Prueba de ello es no solo la atención mediática que la prensa le dedica sino las arduas negociaciones para el acuerdo de los grandes grupos parlamentarios y los distintos gobiernos nacionales, en una compleja combinación de intereses partidistas y geopolíticos en el que confluyen tanto las almas federal como intergubernamental. Del mismo modo que el resto de los organismos europeos, la Comisión adolece desde su fundación, entonces como Alta Autoridad de la CECA, CEE y Euratom, tras la firma del Tratado de Fusión de 1965, de un marcado sesgo masculino, reservándose la presencia en el Colegio de Comisarios exclusivamente a varones hasta 1989, durante la segunda presidencia del exministro socialista francés, Jacques Delors. Las dos primeras mujeres que rompieron ese techo de cristal, otrora invulnerable aparentemente, fueron la ex eurodiputada gaullista fran-cesa, Christiane Scrivener y la exministra socialista griega Vasso Papandreou. Si bien el número de mujeres comisarias aumentaría hasta llegar a las cinco comisarias en los sucesivos Colegios de Santer y
Prodi, elevando este último la presencia de mujeres en el ejecutivo comunitario a ocho, alcanzando el hasta 2019 máximo histórico de diez mujeres en 2008, durante la Comisión Barroso I. Así pues, si la primera década del siglo XXI supuso un escalonado pero decidido salto cualitativo en la participación de las mujeres en la Comisión, lo que caracterizaría a su segunda década, representada en las comisiones Barroso II y Juncker, sería la paralización de dicho proceso progresivo hacia una mayor equidad entre ambos sexos, alejados aún de la proporción equilibrada del 40%, conformándose con un modesto e inamovible número de nueve mujeres ocupando carteras en la CE, viendo reducido su número desde su elección por vez primera. De esta forma, la última década (2009–2019), caracterizada por la fuerte crisis económica y financiera que asoló Europa tras la caída de Lehman Brothers Inc., que ha merecido por algunos el calificativo de “perdida”, desde luego sí sería extrapolable al proceso de empoderamiento y aumento de mujeres en el ejecutivo comunitario, coincidente a la par con un cuestionamiento y cansancio del proyecto europeo en determinados países miembros.
Fuente: EIGE´s Gender Statistics Database. Women and men in decision-making. Indicator: European Commission: president and comisiones.
Precisamente esta crisis puede otorgarnos una explicación sobre la recuperación del impulso hacia la equidad, que experimenta un exponencial y vertiginoso aumento que, por primera vez, se encuentra dentro de las horquillas de la proporción equilibrada entre ambos sexos, contando con hasta trece mujeres miembros del Colegio de Comisarios, lo que supone casi la mitad comisarios, frente a catorce hombres. En el mismo sentido, este nuevo escenario de paridad viene acompañado por la elección por el Consejo Europeo y el Parlamento de la primera mujer Presidenta de la Comisión en su historia, en la persona de la exministra democratacristiana alemana, Úrsula von der Layen. Esta reversión, de proporciones colosales, en el congelamiento de la presencia de mujeres en el ejecutivo, alcanzando su mayor subida y máximo histórico, se produce en un contexto de incertidumbre para el proceso integrador europeo y que posteriormente trataremos de explicar.
Debemos pues, con carácter preliminar, señalar sucintamente la particularidad del sistema de elección del cargo, cuyo nombre del candidato debe ser aprobado por el Consejo Europeo, es decir, por los jefes de Estado o de gobierno de los Estados miembros y, posteriormente, lograr la confianza del Parlamento, junto al resto de los comisarios. La denunciada por numerosos sectores falta de transparencia de tal proceso de designación, puesto que la ciudadanía europea no tenía conocimiento de la identidad del candidato que apoyarían con su voto, llevó a la formulación de un sistema que, si bien no tiene respaldo jurídico vinculante en los tratados o norma comunitaria alguna, sí generó amplio consenso entre los principales partidos y grupos parlamentarios europeos. Este sistema, conocido como “Spitzenkandidaten” se basa en la consideración como candidato de cada una de las coaliciones y partidos europeos que concurren a las elecciones de su líder, de tal manera que pueda visibilizarse la persona que con mayor certeza los grupos parlamentarios mayoritarios vencedores de las elecciones propondrían como presidente. Así ocurrió en 2014 en el caso del ex Primer Ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, como líder del Partido Popular Europeo y del mismo modo se esperaba que se reprodujera idéntico método con el líder del Partido Socialista Europeo, el neerlandés Frans Timmermans, Vicepresidente de la Comisión, pero parece ser que disputas internas en el seno del Consejo Europeo impidieron su nombramiento, proponiendo los populares europeos el nombre de la exministra de Defensa Von der Layen y siendo así investida la primera mujer Presidenta de la Comisión, sin haber concurrido a las elecciones como candidata de su formación. Cuestiones políticas aparte, lo cierto es que podemos encontrar una hipótesis que dé explicación a este nombramiento, así como a este máximo histórico de comisarias. y que tiene su origen precisamente en la crisis que motivó el freno a una mayor presencia de mujeres en la Comisión. No podemos obviar como una de las principales consecuencias políticas y sociales de la crisis es la irrupción y expansión de partidos nacionalpopulistas de corte euroescéptico, que supieron canalizar el enfado e insatisfacción popular en el marco de una crisis de representación y de las democracias liberales representativas. Así las cosas, el proyecto europeo fue cuestionado, de una parte, en algunos de los más notables Estados miembros, como serían Italia, Fran-cia y Países Bajos a través de estos partidos de ultraderecha que centraron buena parte del discurso impugnador del sistema establecido, que personificaban en la llamada “eurocracia” y el intento de superación del Estado- nación frente a la cesión de soberanía en el marco de la globalización. De otra parte, la agudización del discurso euroescéptico en los partidos nacionalistas del Este europeo, de reciente integración en la Unión, con una escasa tradición democrática y propensos a una política más independiente de las estructuras federalizantes de la UE. generó una serie de tensiones internas no resueltas que llevaron en algunos casos a la paralización o al menos disfuncionalidad de los mecanismos intergubernamentales, el bloqueo de eventuales ampliaciones o proyectos colectivos de mayor integración europea; y, finalmente, la retirada Reino Unido, tras invocar el artículo 50 del TUE como consecuencia del referéndum celebrado en 2016 y las enormes dificultades en la fijación
de posiciones unitarias comunes a los socios. De esta manera, las principales potencias europeas y bajo el liderazgo del conocido como eje franco-alemán, dirigido por Ángela Merkel y Emmanuel Macron, propulsaron un ambicioso proyecto de reforma institucional de la Unión que aspiraba a su refundación comunitaria, sustentada en tres nuevos ejes vertebradores troncales: autonomía estratégica en el nuevo orden mundial, la transición ecológica y transformación digital y la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, sirviendo estos dos últimos, además, como elementos legitimadores de las estructuras más afectadas por la crisis de representación y menor apoyo popular, ante las dos causas centrales de mayor respaldo en la sociedad civil, especialmente en la juventud. Por consiguiente, esta hipótesis permitiría explicar el movimiento político estratégico en tanto priorización de la igualdad entre mujeres y hombres como condición de posibilidad para un nuevo impulso al proyecto comunitario europeo, que se traduce en primer término en una mayor presencia de mujeres en puestos de responsabilidad en uno de los órganos de mayor trascendencia de la Unión5, empezando por su presidencia, como personificación de ese empoderamiento, y que vendrá acompañado de un impulso a las políticas de igualdad de género, en materias como la brecha salarial, pensiones y cuidados, la lucha contra la violencia de género o la mayor participación de la mujer en los espacios de poder empresariales y públicos, como los aquí analizados en el caso de la Comisión Europea, que pretendería convertir en símbolo de este cambio, del que solo resta por conocer su alcance e impacto real.
IV. ANÁLISIS Y PERSPECTIVA DE FUTURO Sin duda y, a la luz de los datos, los avances logrados, aunque insuficientes, sitúan por primera vez a la mujer en una posición relevante en el seno de la UE en general y la Comisión en particular, coincidiendo a su vez con la primera presidencia femenina del BCE, mas debemos preguntarnos si estos resultados suponen un cambio de paradigma en la concepción de la participación efectiva de la mujer en la Unión y, por consiguiente, su consolidación como prioridad normativa en la agenda comunitaria o si, por el contrario, nos encontramos ante un resultado casuístico y circunstancial, ligado y condicionado por un contexto eventual y concreto, sin expectativas a largo plazo en la apuesta por la igualdad de género. Solo el tiempo y los datos podrán otorgarnos esa respuesta, pero, mientras tanto, sí podemos abordar sucintamente la perspectiva a corto y medio plazo del proyecto de igualdad de género de la actual Comisión Von der Layen y los eventuales debates que habrán de ser abordados en sede comunitaria en los próximos años. El Parlamento6 y la Comisión7 ya han mostrado en reiteradas ocasiones su compromiso, al menos formal, con la igualdad entre mujeres y hombres en la senda trazada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 5) y Agenda 2030, bajo los auspicios de Naciones Unidas8. Hasta ahora la Comisión tomó una posición tibia al respecto, dirigida esencialmente a la Administración comunitaria, mas sin proyecto alguno de regulación para el poder legislativo y ejecutivo europeos. Pese a que el Presidente Juncker, marcó como objetivo de la UE la consecución de al menos un 40% de mujeres en los puestos de alta e
intermedia dirección para el 1 de noviembre de 2019, en consonancia con el compromiso estratégico de la Comisión para 2016-20199 y terminó presentando un humilde 39,6%10, tal porcentaje refleja más la presencia de mujeres en la dirección intermedia, permaneciendo el liderazgo en manos de los varones11, sin mayores iniciativas para su subsanación, menos aún en la judicatura, designada por los Estados miembros. De otra parte, la UE ha adoptado seis directivas12 que de una forma u otra abordan la igualdad entre mujeres y hombres en materia laboral, acceso a bienes y servicios, seguridad social, embarazo maternidad, permisos, conciliación y cuidados, pero en ninguna norma hasta la fecha ha abordado la problemática de la representación política, limitándose mayormente a compromisos, intercambios de buenas prácticas, recomendaciones13, y dictámenes del Comité Consultivo sobre Igualdad de Oportunidades para mujeres y hombres14. Los planes de esta nueva Comisión Von der Layen sobre igualdad de género han sido plasmados en la Estrategia Europea para la Igualdad de Género 2020-2025: Trabajar por una Unión de la Igualdad y que analizaremos brevemente como termómetro de las medidas que podemos esperar de este nuevo impulso en la materia de representación equitativa15. Sobre dicha cuestión, solo cabía destacar el Reglamento (UE, Euratom) 2018/673 que modifica el N.° 1141/2014 sobre el estatuto y la financiación de los partidos políticos europeos y las fundaciones políticas europeas16, en lo tocante a la promoción –hasta ahora insuficiente– de una mayor participación de mujeres en los procesos electorales y que la nueva Estrategia (2020–2025) incluye como uno de los compromisos de la Comisión para su fomento “mediante la financiación y el fomento de las mejores prácticas. en colaboración con el Parlamento Europeo, parlamentos nacionales, los Estados miembros y la sociedad civil”17. Así mismo, la CE se compromete a la expansión del 50% de presencia de mujeres en su Colegio en todos los niveles de mando antes de terminar 2024, así como aproximarse a una representación equilibrada para los cargos de responsabilidad en las agencias de la UE, lo que, de materializarse, resultaría innegablemente un avance histórico pero que no dependería sino de una voluntad política determinada y mudable, sin traducción normativa para su salvaguarda, limitándose al exhorto al Parlamento Europeo y al Consejo a adoptar “la propuesta de Directiva relativa a la mejora del equilibrio de género en los consejos de administración y en todos los niveles de la administración y entre los dirigentes”18.
Fuente: elaboración propia en base a los datos de la Gender Statistics Database del European Institute for Gender Equality. Women and men in decision-making.
V. CONCLUSIONES Ante el estado de la participación y presencia de mujeres en la Comisión Europea a lo largo de su historia aquí analizado y al poner en relación estos datos con los del resto de instituciones y organismos de la Unión, podemos determinar que si bien esta arrastra, como el resto de espacios gubernamentales de Europa y del mundo, un claro sesgo patriarcal, cuyos órganos han sido copados por una abrumadora mayoría por hombres, esta puede explicarse por su carácter supranacional y la trasposición de las desigualdades existentes individualmente en cada uno de los Estados miembros, que trasladan al ámbito comunitario. De otra parte, la manifiesta infrarrepresentación de la que son víctimas las mujeres no solo se concentra en las instituciones de poder político, sino que se proyecta igualmente en otros espacios de poder, como sería la Administración comunitaria en sus altos cargos, así como en el poder judicial europeo, lo que refleja el carácter eminentemente estructural de dicha desigualdad en todos y cada uno de los espacios dotados de capacidad decisoria. Para remover tamañas trabas resulta imprescindible la presencia real y participación plena de la mujer en las instituciones comunitarias y puestos de liderazgo, si bien no es suficiente para la transformación de un sistema basado en el privilegio y la inequidad, que demanda forzosamente transitar por un cambio en las conciencias individuales y el ideario colectivo para las que la educación y la concienciación social siguen siendo las mejores herramientas al alcance de los poderes públicos. Por lo que a la cuestión respecta, la consecución de esa plena participación y empoderamiento político pasa por un compromiso real, tangible e interseccional que garantice una proporción equilibrada no inferior al 40% tanto en las listas electorales presentadas en los distintos Estados miembros, a través de una reforma ambiciosa que
constituya un auténtico derecho electoral comunitario que pueda consagrar tal requisito, que ya es exigido por las juntas electorales nacionales de acuerdo a algunas normativas electorales, así como la exigencia de esa misma proporción para la formación de los órganos colegiados y ejecutivos comunitarios. Si realmente deseamos un impulso que inflame nuevas fuerzas al proyecto integrador europeo con la convicción, la audacia y el fin de formar una Unión más perfecta, no podemos pretender erradicar la semilla que impone la segregación por doquier a todo el género humano con recomendaciones, indicaciones, informes cargados de buenas intenciones o declaraciones de principios sin vinculatoriedad ni eficacia real, sino que tal proceso debe implicar una serie de reformas ambiciosas a la altura de las circunstancias históricas que merezca el apelativo real de “refundación de la Unión Europea”, que enarbole por bandera la causa de la igualdad de género, para lo que solo se requiere de voluntad política. La Unión Europea afronta sin duda una de sus más graves horas, pero como toda crisis, puede convertirse en una oportunidad que fortalezca la empresa europeísta si esta se construye con aquellos ingredientes capaces de fraguar la restauración de la confianza en un proyecto común y la articulación de nuevos consensos que auspicien un nuevo proyecto a la altura del continente en que nacieron no solo los Derechos del Hombre y del Ciudadano sino de la Mujer y la Ciudadana, como en 1791 plasmó Olympe de Gouges y por lo que pagó con su vida el primer anhelo de conquista y expansión de los derechos civiles y políticos para la mujer. Mas son precisamente estos valores de equidad y justicia los únicos capaces de devolver la luz perdida con la que las estrellas, de nuevo, alienten con fervor un proyecto apto para unir en fraternidad a pueblos tan diversos, enfrentados en cruentas guerras durante años contados por siglos, pero que hoy tienen la oportunidad histórica de transitar con tesón y determinación por la elevada senda de la igualdad.
VI. BIBLIOGRAFÍA Comisión Europea. (3/2020). Actuación de la UE en favor de las mujeres. En Portada. Bruselas: Dirección General de Comunicación Información al ciudadano. Disponible en: http://publications.europa.eu/webpub/com/factsheets/women/es/. Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité́ Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones: Trabajar por una Unión de la Igualdad. Estrategia Europea para la Igualdad de Género 2020-2025 Bruselas, 5.3.2020. COM(2020). Disponible en: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/? uri=CELEX:52020DC0152&from=EN. Directiva (UE) 2019/1158 del Parlamento Europeo y el Consejo, de 20 de junio de 2019, relativa a la conciliación de la vida familiar y la vida profesional de los progenitores y los cuidadores, y por la que se deroga la Directiva 2010/18/UE del Consejo. Diario Oficial de la Unión Europea L 188, 12 de julio de 2019.
Gender Statistics Database del European Institute for Gender Equality/ Base de Datos de estadísticas de género del Instituto Europeo de Igualdad de Género. Women and
men in decision-making/Mujeres y hombres en la toma de decisiones. Disponible en: https://eige.europa.eu/gender-statistics/dgs. ONU. (2005). Equal Participation of Women and Men in Decision-Making Processes, with Particular Emphasis on Political Participation and Leadership, Report of the Expert Group Meeting Addis-Ababa, Ethiopia. New York: Division for the Advancement of Women. Department of Economic and Social Affairs. Disponible en: https://www.un.org/womenwatch/daw/egm/eql–men/FinalReport.pdf.
Opinions of the Advisory Committee on Equal Opportunities for Women and Men/Dictámenes del Comité Consultivo sobre Igualdad de Oportunidades para mujeres y hombres/. Disponible en: https://ec.europa.eu/info/publications/listprevious-opinions-advisory-committee–equal-opportunities-women-and-men-20142016_en. Recomendación (UE) 2014/124 de la Comisión, de 7 de marzo de 2014 sobre el refuerzo del principio de igualdad de retribución entre hombres y mujeres a través de la transparencia. Diario Oficial de la Unión Europea L 69, de8 de marzo de 2014. Recomendación (UE) 2018/951 de la Comisión, de 22 de junio de 2018 sobre normas relativas a los organismos para la igualdad. Diario Oficial de la Unión Europea L 167, 4 de julio de 2018. Reglamento (UE, Euratom) 2018/673 del Parlamento Europeo y del Consejo de 3 de mayo de 2018 por el que se modifica el Reglamento (UE, Euratom) N.° 1141/2014 sobre el estatuto y la financiación de los partidos políticos europeos y las fundaciones políticas europeas. Diario Oficial de la Unión Europea L114, 4 de abril de 2018. Resolución 2016/2249 (INI) del Parlamento Europeo, de 14 de marzo de 2017, sobre la igualdad entre mujeres y hombres en la Unión Europea en 2014-2015. P8_TA(2017)0073. Disponible: https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/TA8-2017-0073_ES.pdf. Resolución 2019/2855 (RSP) del Parlamento Europeo, de 28 de noviembre de 2019, sobre la adhesión de la Unión al Convenio de Estambul y otras medidas de lucha contra la violencia de género. P9_TA(2019)0080. Disponible en https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/TA-9-2019-0080_ES.pdf. Resolución 2019/2870 (RSP) del Parlamento Europeo, de 30 de enero de 2020, sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres. P9_TA(2020)0025. Disponible en: https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/TA-9-2020-0025_ES.pdf.
Strategic Engagement for Gender Equality/Compromiso estratégico para la igualdad entre mujeres y hombres, 2016-2019. Comisión Europea. Luxemburgo: Oficina de Publicaciones de la Unión Europea. Disponible en: https://ec.europa.eu/info/sites/info/files/strategic_engagement_en.pdf.
1. Incluyendo en el computo las dos presidencias de la Primera Ministra Margaret That-cher (1981 y 1986) y la
Canciller alemana Ángela Merkel (2007 y 2020). 2. Si bien en una proporción mayor que la de otros órganos (1/3) dada la proximidad en el tempo de su creación y la práctica de su renovación. 3. Gender Statistics Database del European EIGE. Women and men in decision-making. Indicator: European courts: president and members. 4. Gender Statistics Database del European EIGE. Women and men in decision-making. Indicator: European Union institutions: senior administrators. 5. Lo que explicaría la falta de correspondencia entre el inconmensurable aumento en la participación en los principales puestos de gestión de la UE con el insignificante aumento en la representación parlamentaria en los últimos comicios (39% en 2019 frente al anterior 37% en 2020). Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité́ Económico y Social Europeo y al Comité́ de las Regiones: Trabajar por una Unión de la Igualdad. Estrategia Europea para la Igualdad de Género 2020– 2025 Bruselas, 5.3.2020. COM(2020), p. 15. 6. De las que destacamos la Resolución 2019/2870 (RSP) del Parlamento Europeo, de 30 de enero de 2020, sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres; la Resolución 2019/2855 (RSP) del Parlamento Europeo, de 28 de noviembre de 2019, sobre la adhesión de la Unión al Convenio de Estambul y otras medidas de lucha contra la violencia de género; o la Resolución 2016/2249 (INI) del Parlamento Europeo, de 14 de marzo de 2017, sobre la igualdad entre mujeres y hombres en la Unión Europea en 2014-2015. 7. Como las Conclusiones del Consejo, de 10 de diciembre de 2019, sobre las economías con igualdad de género en la UE: “Perspectivas de futuro. Balance de 25 años de aplicación de la Plataforma de Acción de Pekín”, las Conclusiones del Consejo, de 24 de octubre de 2019, sobre “La economía de bienestar”;o las Conclusiones del Consejo, de 13 de junio de 2019, sobre “Eliminar la brecha salarial entre hombres y mujeres: políticas y medidas clave”. 8. ONU. (2005). Equal Participation of Women and Men in Decision-Making Processes, with Particular Emphasis on Political Participation and Leadership, Report of the Expert Group Meeting Addis-Ababa, Ethiopia. New York: Division for the Advancement of Women. Department of Economic and Social Affairs. p. 8-9. Disponible en: https://www.un.org/womenwatch/daw/egm/eql–men/FinalReport.pdf. 9. Strategic Engagement for Gender Equality/Compromiso estratégico para la igualdad entre mujeres y hombres, 2016-2019. Comisión Europea. Luxemburgo: Oficina de Publicaciones de la Unión Europea. 10. Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité́ Económico y Social Europeo y al Comité́ de las Regiones: Trabajar por una Unión de la Igualdad. Estrategia Europea para la Igualdad de Género 2020– 2025 Bruselas, 5.3.2020. COM(2020). 11. Véase los datos anteriormente citados a propósito de la Alta Administración y directores ejecutivos. 12. De entre las que destaca la Directiva (UE) 2019/1158 del Parlamento Europeo y el Consejo, de 20 de junio de 2019, relativa a la conciliación de la vida familiar y la vida profesional de los progenitores y los cuidadores, y por la que se deroga la Directiva 2010/18/UE del Consejo. DOUE, L 188, 12 de julio de 2019. 13. De entre las que destacan la Recomendación (UE) 2014/124 de la Comisión, de 7 de marzo de 2014 sobre el refuerzo del principio de igualdad de retribución entre hombres y mujeres a través de la transparencia. Diario Oficial de la Unión Europea L 69, de 8 de marzo de 2014; y la Recomendación (UE) 2018/951 de la Comisión, de 22 de junio de 2018 sobre normas relativas a los organismos para la igualdad. Diario Oficial de la Unión Europea L 167, 4 de julio de 2018. 14. Véanse las Opinions of the Advisory Committee on Equal Opportunities for Women and Men. 15. Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité́ Económico y Social Europeo y al Comité́ de las Regiones: Trabajar por una Unión de la Igualdad. Estrategia Europea para la Igualdad de Género 2020– 2025 Bruselas, 5.3.2020. COM(2020). 16. Reglamento (UE, Euratom) 2018/673 del Parlamento Europeo y del Consejo de 3 de mayo de 2018 por el que se modifica el Reglamento (UE, Euratom) N.° 1141/2014 sobre el estatuto y la financiación de los partidos políticos europeos y las fundaciones políticas europeas. Diario Oficial de la Unión Europea L114, 4 abril 2018. 17. Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité́ Económico y Social Europeo y al
Comité́ de las Regiones: Trabajar por una Unión de la Igualdad. Estrategia Europea para la Igualdad de Género 2020– 2025 Bruselas, 5.3.2020. COM(2020), p. 14. 18. Ibidem. p. 15
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XVI LARA CROFT: DE ÍCONO SEXUAL A HEROÍNA REALISTA
Capítulo XVI Lara Croft: de ícono sexual a heroína realista MILAGROS GARCÍA-GAJATE
Profesora Ayudante Doctora en la Universidad de Salamanca. CAMILO ANDRÉS PARGA AZULA
Doctorando del programa Estudios Interdiciplinares de Género y Políticas de Igualdad de la Universidad de Salamanca. SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. LOS VIDEOJUEGOS COMO CREADORES DE OPINIÓN Y EDUCADORES DE LA SOCIEDAD. 1. Estereotipos de género en la base de la representación de la sociedad. III. LARA CROFT. 13 VERSIONES EN BUSCA DE INTERPRETACIÓN. 1. Hipersexualización de Lara Croft desde Tomb Raider (1996) a Lara Croft y el Guerrero de la Luz (2010). 2. El realismo de Lara Croft desde Tomb Raider 2013. IV. CONCLUSIONES. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN La revolución tecnológica de la información y la comunicación nos prometía mayor libertad y mayor igualdad. Sin embargo, ha quedado demostrado que, al menos por el momento, solo ha servido para aumentar las brechas existentes. Por una parte, la brecha entre ricos y pobres, que aumenta por momentos, tanto entre grupos sociales como entre países, marcando las distancias entre los que tienen mejor acceso a las TIC y los que no lo tienen. Pero también es una brecha de género. Las mujeres, a las que se ofrecía un supuesto camino de liberación, no han conseguido abrir completamente esa puerta a la igualdad. Los contenidos, las estéticas, los trasfondos de la producción audiovisual siguen estando, muy mayoritariamente, en las cabezas de hombres, en gran parte, marcados por los convencionalismos machistas y patriarcales. En el siglo XXI, los videojuegos son algo más que un simple entretenimiento. No solo ocupan gran parte del ocio de niños y adolescentes, sino también de adultos. Además, al igual que los juegos tradicionales, el juego virtual tiene una función educativa, de creación de opinión y recreadora de la sociedad. Intencionadamente no mencionamos a niñas y adolescentes femeninas, pues, también en los videojuegos, la brecha de género se extrema.
La verdadera revolución llegará cuando las mujeres sean capaces de situarse en la industria de las tecnologías, en todos los apartados de la creación: desde el diseño de avatares o la creación de juegos, hasta el propio desarrollo tecnológico. Mientras no exista una visión femenina y feminista, que aporte expectativas razonables a los gustos y deseos de las mujeres en el mundo del juego, no podrá haber verdadera igualdad. Hasta el momento, los juegos están diseñados mayoritariamente pensando en un público consumidor masculino. Cada vez son más los estudios que analizan el tradicionalismo de los videojuegos. En esta línea situamos nuestra reflexión en el presente trabajo, que realizamos desde una perspectiva de género. Tanto los avatares como los personajes femeninos de videojuegos, basados en lo que se supone que los hombres consumidores de juegos quieren ver, se sustentan en estereotipos machistas que imponen una estética y unos comportamientos hipersexualizados, incluso cuando se desarrollan acciones no estereotípicamente femeninas, como las luchas. Estos estereotipos se centran, no solo en la estética, sino en el propio desarrollo del juego con acciones que parecen romper los límites marcados para “lo femenino”, pero que, en realidad, redundan en los moldes en los que deben encajar las mujeres, reales o virtuales. En el presente trabajo hemos analizado la evolución que está mostrando la imagen de las mujeres en su representación gráfica como avatares en los videojuegos. Nos hemos centrado en el caso de Lara Croft por ser uno de los más conocidos y, además, por ser uno de los que más ha reflejado este cambio.
II. LOS VIDEOJUEGOS COMO CREADORES DE OPINIÓN Y EDUCADORES DE LA SOCIEDAD Los medios de comunicación, las industrias mediáticas y las nuevas tecnologías están siempre en el punto de mira de los que buscan un culpable absoluto de los desastres del mundo. Muchos son los estudios que les achacan la mala educación de los niños y jóvenes, las dificultades de atención, la agresividad. Muchos de esos estudios olvidan que la vida se desarrolla en más ámbitos que el tecnológico, tales como la escuela y, principalmente, la familia. Se confirma la evolución tecnológica que responde a las necesidades de consumo y, especialmente, la importancia de la retroalimentación socio-cultural como factor básico de los efectos de la tecnología sobre adolescentes y jóvenes: En primer lugar, el continuo desarrollo y la flexibilidad de inter-pretación de las tecnologías del entretenimiento y la educación. En segundo lugar, los cambios paralelos que se producen en el entorno social y en el cultural que afectan las relaciones entre el hogar y la escuela, la familia y el Estado, las instituciones públicas y las privadas1. La evolución de las tecnologías en los juegos facilita la inmersión de los usuarios de forma que se implican y viven las acciones y situaciones casi como si fueran realmente vividas. Lara Escobar, en su Trabajo fin de grado para la Universidad de La Laguna, destaca “Con el videojuego se pasa de espectador pasivo a agente activo en la trama que
se nos presenta”2. El juego tiene, necesariamente, un consumo activo, incluso personalizable. Por ello, la capacidad de absorción de las personas por parte de los juegos virtuales supera a cualquier otro consumo de ocio-entretenimiento. Animados por este atractivo de los juegos, o forzados por la situación, en el campo de la pedagogía y la educación han irrumpido con enorme fuerza las teorías de gamificación o ludificación, a partir de las cuales se plantean acciones lúdicas en entornos de currículo formal, en la idea de aprovechar los beneficios del aprendizaje a través del juego. No vamos a detenernos en el análisis de las, generalmente, torpes aproximaciones que, salvando algún digno ejemplo, se hacen desde este ámbito; esos juegos que, diseñados por profesores de primaria o secundaria, tienen como objetivo el aprendizaje directo de materias curriculares, pero olvidan la perspectiva de entretenimiento y diversión, es decir, lo lúdico. Los docentes utilizan, incluso crean, situaciones de juego o videojuego que, en el mejor de los casos, entretiene a los estudiantes durante algunas clases. Resulta innegable la influencia que los videojuegos, como parte de la industria mediática y cultural, tienen sobre la sociedad. Desde los más clásicos estudios sobre el juego como herramienta de aprendizaje para la socialización, como el de Huizinga3, hasta la infinidad de estudios más recientes, incluso desde la perspectiva de la educación a lo largo de la vida, el concepto del juego se ha asentado ya como un elemento fundamental en el desarrollo del constructo social. El juego, en sí mismo, y, por extensión, el videojuego, no es solo utensilio activo y útil para la comprensión del mundo, no sólo para la creación de opinión y conciencia sobre la realidad, sino que la representa, reitera y refuerza la realidad hasta en sus más reprobables tópicos y desigualdades. “Los videojuegos no solo reflejan grandes cuestiones sociales, sino que también moldean esas cuestiones y conducen su transformación”4 Uno de los peligros de los videojuegos radica en el contenido de los mismos y no nos referimos solo a la cantidad de violencia que puedan contener. Nos centramos en la representación concreta que hacen de la sociedad. Algunos autores destacan el papel de los videojuegos como formadores de opinión pública, de forma que permite “normalizar patrones de comportamiento” y “legitimar órdenes sociales” mediante las imágenes y roles estereotipados que utilizan5. El videojuego se posiciona, por tanto, como una representación de la realidad y como creador de la misma. En esta línea, nos preocupa especialmente la insistencia de los productos en perpetuar la estructura tradicionalista de la sociedad, reforzando los roles de género y los estereotipos estéticos y conductuales, especialmente en el caso de las mujeres. 1. ESTEREOTIPOS DE GÉNERO EN LA BASE DE LA REPRESENTACIÓN DE LA SOCIEDAD En los últimos años están proliferando, no solo los estudios académicos y científicos sobre los estereotipos en los videojuegos, sino también el debate en distintos sectores de la sociedad. Una buena prueba de ello es el enfrentamiento que se produjo en YouTube a
partir de un vídeo-opinión publicado por la youtuber Anita Sharkesian6. En su intervención, arremetía contra la industria de los videojuegos por desarrollar un machismo intencionado, discriminador y represor contra las mujeres. Partiendo de la realidad de que son hombres los directivos, propietarios y, en definitiva, las personas que toman las decisiones en el sector, Sharkesian argumentaba que los juegos presentan tópicos y estereotipos tradicionalistas porque todos esos hombres son machistas irrecuperables que odian a las mujeres y aprovechan su posición para perpetuar las posiciones de desigualdad de las mujeres en el mundo. Imagen 1. Evolución estética del personaje Lara Croft en los juegos Tomb Raider.
Fuente: Levelup.com en https://n9.cl/8z35c
Además de los muchos comentarios, de apoyo y de recriminación, de seguidores de Anita Sharkesian, destaca la intervención de una desarrolla-dora de videojuegos, mujer, en su canal del mismo medio, llamado Lady game developer. La creadora de juegos virtuales planteaba la necesidad de un análisis más profundo de la situación, pues, si bien es cierto que la industria está en manos, casi exclusivamente de hombres, al menos en los productos más comerciales, también es cierto, para Lady game developer, que las mujeres creadoras se mueven mejor en el ámbito de desarrolladores independientes, con propuestas muy diferentes a las que se suelen hacer para el público masculino. “The videos don’t get to the root of the problem, which is the gender imbalance in game development. I give my thoughts on that and my own experiences”7 Tomamos, como punto de partida, que los videojuegos más comerciales están pensados para consumidores masculinos, si bien este público objetivo no debería justificar el refuerzo de los estereotipos de género. Llamamos estereotipos son aquellas imágenes o ideas aceptadas comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable. Desde la perspectiva feminista, el término estereotipo es siembre negativo, pues se utiliza para describir aquellos elementos que describen un género, como la propia definición de la RAE indica, de forma inmutable. Se
refiere, especialmente, a los cánones estéticos y a los roles sociales que se suponen debemos cumplir las mujeres, impidiendo, por su inmutabilidad, que la sociedad evolucione y avance hacia la equidad y la libertad. Por su parte, Eisend señala: Los estereotipos no son necesariamente un juicio negativo, ya que estos guían hacia expectativas que pueden ofrecer una orientación útil en el día a día. Sin embargo, los estereotipos pueden llevar hacia concepciones supersimplificadas y evaluaciones de conocimiento mal aplicadas, y así hacia evaluaciones erróneas de sujetos de una categoría social8. Esto es lo que ocurre en los videojuegos, de manera determinante con los personajes femeninos. Tras décadas de monopolio de personajes y avatares exclusivamente masculinos, que se describían a partir de su fuerza, su habilidad para la lucha, sus conocimientos de tácticas y estrategia, la industria de los videojuegos se planteó introducir personajes femeninos, lo que ha mostrado un desarrollo similar en todo el sector. Cuando comenzaron a aparecer estos personajes no se pensó en protagonistas de las historias, sino en personajes de relleno o, en el mejor de los casos, secundarios que completaban el ambiente en el que se situaba el juego, que acompañaban las acciones de los hombres héroes. Con el tiempo, fueron tomando más presencia en las tramas, si bien el elenco de personalidades adjudicadas a las mujeres en los juegos pasaba, necesariamente, por tópicos y estereotipos. Así, aparecieron las novias o mujeres de los protagonistas, siempre atractivas, generalmente como relleno, sin más actividad que el adorno que todo héroe merece. Además, se introdujeron otras mujeres, sanadoras-cuidadoras, que, en el mejor de los casos, perpetúan los roles de género. También aparecieron las mujeres de usar y tirar, la cosificación más extrema de las mujeres, expresada en prostitutas desechables, hasta el punto de ser útiles para conseguir puntos después de matarlas, como ocurre en algunos juegos de la saga Gran Theft Auto. Y apareció un último tipo de personajes femeninos: las malvadas. Todos aquellos personajes que, siendo mujeres, intentan o consiguen romper las cadenas de la sociedad machista tradicional, que pretenden realizar tareas inapropiadas para su sexo. Son las brujas maléficas que lo estropean todo y solo con su desaparición se recupera el equilibrio. Martínez Oña nos recuerda que las representaciones icónicas creadas en el entorno virtual sexualizado se convierten en herramientas educadoras, con las que la mujer queda reducida a icono sexual como una muñeca/marioneta. “En definitiva, la elaboración/creación de personajes femeninos realizada por masculinos fomenta una construcción iconográfica y narrativa del personaje, pudiéndose especificar incluso, como construcción del género, a través de una industria principalmente masculina”9 Tal como explica Pedro Javier Millán Barroso en su texto Lara Croft en el paradigma transexual en las industrias culturales (s/f) las medidas para potenciar el papel de las mujeres en los medios están siendo infructuosas en los tres niveles: (emisora) como sujetos emisores; (mensaje) como objetos de mensajes estereotipados y faltos de
equidad; (receptor) los estereotipos y tópicos se afianzan aún más en la sociedad receptora que no es capaz de superar los planteamientos tradicionalistas. El mismo autor indica que el desarrollo de las mujeres como personajes y/o avatares debe tomarse en consideración desde todos los sectores de la industria cultural, recordando que será necesaria, en todos los niveles del mecanismo social, una conciencia más crítica respecto de los medios, que vele por que los imaginarios femeninos implícitos, los no dichos, sean desvelados desde ellos mismos. Es decir, que el concepto de excepcionalidad cultural que la Unión Europea aplica a los productos audiovisuales sea entendido realmente en virtud de las implicaciones socioculturales del mercado audiovisual, y no sólo como medida de protección industrial frente a la producción norteamericana10. Resulta, por tanto, necesaria una coordinación de todos los sectores, no solo culturales, también educativos, familiares y sociales, para que los avances y cambios se produzcan de lo más homogénea y uniformemente, de forma que puedan afianzarse en una sociedad igualitaria y equitativa.
III. LARA CROFT. 13 VERSIONES EN BUSCA DE INTERPRETACIÓN Lara Croft es el personaje principal de la saga de juegos Tomb Raider, y fue creado por Toby Gard en 1996 para el disfrute visual de adolescentes masculinos, según explican numerosos autores, como Heredia, Feliu y Lajeunesse11, entre otros. Independientemente de los fans y los críticos, o precisamente por todos ellos, lo cierto es que se considera que es la primera heroína femenina en el mundo de los videojuegos. Nuestra protagonista es una arqueóloga que se describe como una mujer inteligente, rica y, sobre todo, tremendamente sexy. Y esa es la característica principal del personaje, la que más destaca y la que ha convertido a Lara Croft en protagonista de películas y de infinidad de fenómenos fan, dejando en un segundo plano sus habilidades y capacidades personales. Millán Barros hace un interesante análisis de la protagonista de Tomb Raider, afirmando que su éxito se basa en la habilidad de haber recopilado los atributos y características de los héroes audiovisuales más significativos del siglo XX: James Bond, Indiana Jones y John Rambo; unido a una estética que deleita los ojos e imaginación de los potenciales jugadores, entiéndase jóvenes, y no tan jóvenes, varones. Es decir, Lara Croft reúne las cualidades que el estereotipo de jugador de videojuegos querría para sí, además de una imagen sexualizada de creación femenina idealizada. “El elemento femenino se vincula directamente al canon de belleza arquetípico que determina a las heroínas de nuestra narrativa tradicional, que ha venido replicándose en los cuerpos más afamados de la sociedad de consumo”12. Planteamos una reflexión sobre la forma y el fondo de uno de los personajes más famosos de los videojuegos, claramente el más famoso de los personajes femeninos, que ha llevado a Lara Croft a conseguir varios record Guinnes en diferentes categorías, y a
tener una representación en el universo Barbie, por lo hablar de sus trasposiciones al cine. En el presente trabajo no analizamos la evolución tecnológica de la llamada gráfica de los videojuegos de Tomb Raider. Evidentemente, en los más de 20 años de existencia, la imagen de la primera Lara Croft, a vista de usuarios de juegos de 2020, aparece como un dibujo simple y tosco, casi robótico. Nada tienen que ver los últimos juegos con aquella primera figura angulosa, si hablamos desde el punto de vista del diseño gráfico. También se han producido cambios en los modos de juego, para adaptarse a las exigencias de los nuevos jugadores, en la línea de las posibilidades técnicas de cada momento. La saga, iniciada en 1996 por la empresa Core Designe, siguió produciendo un juego por año hasta 2001, y retomaron en 2003. Las ventas habían ido decreciendo, hasta ser muy inferiores a lo esperado en la propuesta de 2003, la última que crearían en Core Designe. En 2006, Crystal Dynamics se hace con la franquicia, teniendo muy claro que deben implementarse cambios drásticos para recuperar el éxito de las primeras ediciones. Es en 2010, con el lanzamiento de Lara Croft y el Guardián de la luz, cuando se cambia el modo de juego y se introduce la perspectiva isométrica. Esta modificación no es puramente técnica, que también lo serán los gráficos en 3D, sino que introduce un modo de juego diferente. Se pasa de una perspectiva ajena al personaje, es decir, modo de juego en tercera persona, a una forma de jugar más inmersiva. Esta perspectiva permite visualizar espacios del entorno de juego que antes no se veían, sitúan al jugador en el personaje, lo que confiere una mayor implicación del usuario, una mayor identificación y, por tanto, una mayor satisfacción con la experiencia de juego. A pesar de ello, las ventas seguían sin recuperar los niveles anteriores. Se habían producido cambios en las gráficas, en el modo de juego, pero estaba claro que eran necesarios más cambios para que la icónica heroína volviera a ser lo que fue. A Lara Croft le costaba evolucionar y modernizarse. Para muchos, fueron razones puramente comerciales; para otros, la presión social y, especialmente, de los movimientos feministas, los que consiguieron cambios profundos en Lara Croft. 1. HIPERSEXUALIZACIÓN DE LARA CROFT DESDE TOMB RAIDER (1996) A LARA CROFT Y EL GUERRERO DE LA LUZ (2010) Dejando a un lado el aspecto técnico del diseño, en un total de 10 de las trece propuestas de juego de la saga, Lara Croft tiene la misma descripción estética y de personalidad. Como ya hemos comentado, el personaje es la representación gráfica de la mujer deseable. Presenta un cuerpo exuberante, con formas femeninas muy marcadas: grandes pechos, anchas cadera y cintura de avispa. Un canon estético que, aunque extendido en la cultura global, no deja de ser poco realista. Muy pocas mujeres, y menos aún de forma natural, tienen las medidas perfectas de este personaje. A ese cuerpo escultural, poco natural y prácticamente inalcanzable, hay que añadir un rostro marcadamente sensual, con gruesos labios y mirada tentadoramente lánguida.
Imagen 2: Lara Croft como heroína hipersexualizada.
Fuente: © Core Designe Título
La vestimenta es, nuevamente, un elemento más para el deleite del usuario masculino. Las ropas que se dibujan son mínimas, muy ajustadas, nada cómodas para las situaciones que se plantean en el juego. El único objetivo de estas vestimentas es, por un lado, tapar lo mínimo y, por otro, y especialmente, hacer aún más provocativa a la protagonista. Ya hemos mencionado que la protagonista de Tomb Raider reúne los atributos de los héroes más significativos del audiovisual del siglo XX: James Bond, Indiana Jones y John Rambo. Recordemos la imagen de dandi perfecto que presente del agente 007 en la mayor parte de las películas, hasta las protagonizadas por Daniel Craig. Un héroe que no se mancha, ni se despeina, por muy rocambolesca que sea la acción. De igual manera, estas versiones de Lara Croft salen impolutas en cualquiera de los momentos del juego. Más aún, las poses del personaje son siempre eróticas, no sólo cuando posa en la portada del juego, llegado a aparecer recortada, sin cabeza ni piernas, en Tomb Raider Underworld, lo que centra la atención en los atributos del canon estereotípico de belleza, ocultando el resto de elementos que podrían definir al personaje y la narrativa
de la historia. Estas posturas provocativas se repiten a lo largo de todo el juego, cuando se planta delante de los enemigos, cuando se prepara para disparar, cuando salta, ataca, etc. No importa lo que haga, nunca se presenta una postura mínimamente realista y propia de la acción, sino una pose descaradamente erótica. Su posible personalidad de mujer inteligente, valiente, arriesgada queda difuminada, inapreciable entre un sinfín de elementos eróticos. Tenemos, por tanto, una imagen estética hipersexualizada, diseñada para que los usuarios masculinos disfruten viendo un supuesto cuerpo femenino, y supuestamente perfecto. Y un diseño de personalidad que acaba deificando a Lara Croft, pues, como la más perfecta diosa, no se mancha, ni arruga, ni despeina. Aparece siempre perfecta, como se espera de las mujeres en una sociedad tradicional y machista. Mujeres-objetosperfectos. A Lara Croft se le permite romper los límites de lo que una mujer puede y debe hacer, pero se le impone la condición de mantener la perfección hasta el último momento. De esta manera, retomando la convicción de que los videojuegos crean imagen de la sociedad, de lo que es y debe ser, educan para la vida, la mayor parte de las propuestas de Tomb Raider perpetúan los estereotipos de género y las exigencias estéticas y de perfección marcadas para las mujeres. 2. EL REALISMO DE LARA CROFT DESDE TOMB RAIDER 2013 Anteriormente hemos comentado que las ventas de los juegos de la saga no seguían los niveles de ventas de los primeros, y no se correspondían con las expectativas empresariales. Esto, unido a los movimientos sociales feministas, cada vez más frecuentes y extendidos, con campañas globales por la igualdad, la equidad, contra el acoso y la violencia, produjeron un cambio considerable en el planteamiento del personaje. Imagen 3. Lara Croft como mujer realista.
Fuente: El español, en https://n9.cl/pqtb4
El aspecto estético es claramente diferente. No significa que la nueva Lara Croft sea fea y desagradable, pero se ajusta más a una mujer real. El cuerpo deja de ser artificialmente exuberante y pasa a tener unas medidas que se ajustan a la sensación de belleza, pero que pueden compartir muchas de las mujeres reales. Es una joven atractiva, pero naturalmente atractiva. El rostro también se suaviza. Los carnosos labrios y la provocadora mirada dejan paso a un rostro agradable, pero que no centra la atención del jugador. La vestimenta acompaña este cambio. Ahora son pantalones largos, camisetas cómodas (de tirantes, pero eróticas) las que cubren el cuerpo de una arqueóloga luchadora que se viste para estar cómoda en situaciones incómodas y de peligro. La ropa, por tanto, cumple el papel que le corresponde en esas situaciones, cubrir el cuerpo con comodidad y eficacia. Las posturas son naturales; por ejemplo, en estos juegos sujeta las armas a dos manos, pues no importa que la postura sea sexy, sino que sea efectiva para el tiro. Además, se muestra despeinada, sucia, con la ropa estropeada, incluso herida cuando la situación lo requiere. En estos juegos, la protagonista muestra y comparte más su personalidad, y también se desarrollan más las tramas, las acciones, facilitando el crecimiento del propio personaje. El juego, como tal, toma sentido. Lara Croft sigue siendo una mujer joven, atractiva, pero fundamentalmente inteligente, resuelta y guerrera. Y, sobre todo, natural y realista. Lara Croft pasa de ser un icono hipersexualizado y supererórito a una guerrera valiente, inteligente y preparada que, además, resulta agradable a la vista de los jugadores. Se ha producido un cambio drástico. En los 10 primeros juegos la perspectiva fundamental era el forzado atractivo físico de la protagonista; mientras en los tres últimos la atención se focaliza en que sea ágil, dispare bien, sea inteligente y que todo el juego resulte realista.
IV. CONCLUSIONES No es nuevo decir que los videojuegos forman parte de la vida coti-diana y, por tanto, de la creación de la imagen que nuestros niños, adolescentes, jóvenes se forman sobre lo que es y debe ser la realidad. Hemos visto que los juegos, desde lo más arcaico del ser humano, conforman el proceso de aprendizaje para la vida. Además, algunas de las teorías más recientes de educación se plantean la ludificación de las materias curriculares para facilitar y hacer más entretenido el aprendizaje, especialmente en materias que, de por sí, no resultan muy motivadoras para el alumnado. Hemos comprobado que la industria del videojuego sigue siendo machista, bien por posicionamiento intencionado o por falta de interés. Es decir, el sexismo puede estar motivado por que quienes toman las decisiones quieren seguir perpetuando la sociedad sin cambios y sin equidad. Pero también podría ser, simplemente, por falta de interés en enfrentar la riada tradicionalista que los lleva a repetir y reforzar estereotipos y roles de
una sociedad machista. En conjunto, y sin entrar en individualidades, ambas situaciones impiden un avance del sector hacia la igualdad y el feminismo. Lo cierto es que, si se consiguiera una mayor presencia de mujeres en todos los ámbitos de la creación audiovisual, sin recriminaciones, sin discriminaciones, sin prejuicios, podría afrontarse un cambio profundo y sustancial en la oferta de videojuegos que, de una vez por todas, supusiera un amplio, variado y diverso abanico de opciones a elegir sin restricciones estereotípicas. Tenemos, por un lado, en un primer cajón, los videojuegos como espacio de ocio y entretenimiento, además de herramienta de aprendizaje. Por otro lado, docentes y pedagogos preocupados por el carácter pernicioso de los video juegos, culpables, junto al resto de medios de comunicación y tecnologías, de la mala educación de niños y jóvenes. También tenemos, en un tercer cajón, los docentes y pedagogos que, habiendo visto la utilidad de los videojuegos para “enganchar” a los estudiantes, proponen videojuegos educativos, casi sinónimo de aburridos. En un cuarto cajón tendríamos a los Y en un cuarto y último cajón, a todos cuantos nos dedicamos a analizar y estudiar los medios, las redes, las tecnologías y su influencia en la sociedad. Son muchos ámbitos preocupados y ocupados por la realidad. Pero la realidad es que no somos capaces, por propia incapacidad o por comodidad, de salir de los límites del propio cajón e intentar dar una visión global, un planteamiento conjunto, un trabajo en equipo para conseguir que los videojuegos, como parte del ocio y entretenimiento, cumplas los requisitos que todos esperamos y reclamamos: que sean entretenidos; enganchen a los usuarios; que puedan entrenar y desarrollar habilidades y conocimientos útiles para la vida y, por qué no, estén dentro del currículo educativo; que puedan aprender a crear una sociedad más igualitaria y libre de estereotipos y prejuicios… En el caso de Lara Croft, la protagonista de un videojuego comenzó siendo una muñeca hipersexualizada, remarcando un canon estético extremadamente exigente y antinatural para las mujeres reales; un objeto de deseo para las miradas lascivas de los jugadores masculinos. Con el tiempo, se ha convertido en una joven inteligente, activa, resuelta, que además es moderadamente atractiva, como muchas de las mujeres que podemos encontrar en nuestras ciudades. Una mujer que no es perfecta, que se mancha, despeina y hiere como cualquier otra, pero que no necesita serlo para ser la protagonista de la historia. Quisiéramos pensar que esta reflexión nos ayude a dar el siguiente paso, el único útil y con sentido a partir de ahora. Ese paso, quizá salto que nos lleve a salir del cajón de nuestra perspectiva y nos posicione en el sendero de caminar, trabajar juntos.
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1. García-Gajate, M. 2015, Relación de los adolescentes con la radio y la televisión. Un estudio de los modos de consumo de radio y televisión por adolescentes y la posible mediación de internet como meta-medio. Tesis doctoral. Salamanca, p. 106. 2. Escobar Hernández, L. (2020). La desigualdad simulada: análisis desde una perspectiva de género de la representación de personajes femeninos en videojuegos. Trabajo fin de grado. Universidad de La Laguna, P. 4. 3. Huizinga, J. (1972) Homo ludens. Madrid. Alizanza Editorial. 4. Muriel, D. & Crawford, G. (2018). Video Games as Culture. Considering the Role and Importance of Video Games in Contemporary Society. London: Routledge. 5. López Safi, S. B. (2015). “La violencia simbólica en la construcción social del Género”. Academo, 2(2), 01 December 2015, Vol.2(2). 6. Sarkeesian, A. Are Women Too Hard To Animate? Tropes vs Women in Video Games. Vídeo YouTube en: https://www.youtube.com/watch?v=u64MGg3Hpp0. 7. Lady game developer. (2013) Female Game Developer’s response to Tropes vs Women Vídeo YouTube en https://www.youtube.com/watch?v=Ee8RgbS9ESE 8. Eisend, M. (2010). “A meta-analysis of gender roles in advertising”. In Journal of the Academy of Marketing Science, 38 (4), 418-440.
9. Martínez-Oña, M. Vídeojuegos y heroínas: Lara Croft. Universidad Europea de Madrid. X Congreso virtual sobre Historia de las Mujeres (15 al 31 de octubre de 2018). Comunicaciones – 549. 10. Millán Barroso, P.J. (2001) Lara Croft en el paradigma transexual de las industrias culturales. En Mujer, cultura y comunicación: realidades e imaginaiors. IX Simposio Inter-nacional AAS. Sevilla, Asociación Andaluza de Semiótica. P. 569-575. Pág. 5. 11. Heredia, J., Feliu, J., Lajeunesse, S., (2009). Género y Videojuegos: una revisión de la literatura científica. Coord. Sdriana Gil y Montse Vall-llovera. Barcelona: Editorial UOC. 12. Millán Barroso, Op. Cit. 2001. Pág. 3.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XVII NATURALMENTE EXCLUIDAS, BONDADOSAMENTE ACEPTADAS. EL CAMINO HACIA LA IGUALDAD DE GÉNERO Y EL DEBILITAMIENTO CONCEPTUAL COMO POSIBLE OBSTÁCULO
Capítulo XVII Naturalmente excluidas, bondadosamente aceptadas. El camino hacia la igualdad de género y el debilitamiento conceptual como posible obstáculo CARMEN GARRIDO RODRÍGUEZ
Doctoranda en Ciencias Sociales Línea de Análisis Sociológico Universidad de Salamanca EMMA TURIÑO GONZÁLEZ
Doctoranda Estado de Derecho y Gobernanza Global Departamento de Derecho Público General Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. SOBRE LOS LÍMITES DEL AHORA: LA CUESTIÓN IDEOLÓGICA. III. AL RESCATE DE LOS ORÍGENES PARA LA RECONCEPTUALIZACIÓN. IV. REFLEXIONANDO SOBRE EL PORVENIR. V. CONCLUSIÓN. VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN En las últimas décadas hemos podido constatar un innegable avance de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Con una mayor presencia en el mercado de trabajo, en puestos directivos y en las calles (con la masividad con la que ha irrumpido el movimiento feminista). Esto ha dado lugar a que cada vez sean más las personas, organizaciones o fuerzas políticas que se interesan e involucran con la causa. Pero, a su vez, la amplitud que ha adquirido el feminismo se ha manifestado paralelamente a lo que aquí se entenderá como proceso de debilitamiento conceptual. Este debilitamiento parece estar estrechamente relacionado con la evolución de la intensión del término “feminismo”. Se entiende por intensión aquello que tiene que ver con la comprensión o el significado de dicho concepto, mientras que la extensión hace referencia al número de objetos o cosas a las que un término puede referirse de manera
precisa. Estas propiedades, estudiadas principalmente en la filosofía del lenguaje, ayudarán a encauzar la presente reflexión. Se ha considerado oportuno denominar a este fenómeno debilitamiento conceptual debido a que los rasgos definitorios de la doctrina han dejado de articularse como un todo, para verse acomodados a intereses o contextos políticos y discursivos más diversos, donde en no pocas ocasiones se instrumentalizan. Progresivamente, como se ha apuntado, el “feminismo” ha empezado a ocupar un lugar muy relevante, viéndose reivindicado como lucha desde tantos lugares como uno pudiera imaginar, dando lugar, permítase la metáfora, a un estiramiento del concepto que resquebraja su solidez interna y lo vuelve maleable y desideologizado.
II. SOBRE LOS LÍMITES DEL AHORA: LA CUESTIÓN IDEOLÓGICA El neoliberalismo nunca ha presentado grandes dificultades para fagocitar, eliminar, incriminar o resignificar (en función de lo que sea más provechoso) las demandas de movimientos sectoriales oprimidos por las dinámicas patriarcales. Aun así, también es pertinente señalar que debido al encaje ideológico en el que germinó el movimiento feminista europeo, sería un error pensar que la igualdad de género no puede llegar a mate-rializarse –al menos casi en su totalidad– dentro del capitalismo actual. La mujer del occidente blanco puede llegar a desempeñar cada vez con más normalidad ciertos roles como sujeto político de derecho equiparables a los del varón. Esto no significa que la mujer pueda erigirse como auto-ridad consolidada como sí que podría hacerlo el hombre; significa, más bien, que el capitalismo es lo suficientemente hábil como para dar cabida al feminismo y que dentro de sus márgenes las mujeres puedan desempeñar auténticos roles de poder. Por otro lado, relacionado con lo estético, se está viviendo la irrefrenable necesidad del mundo moderno por comercializar hasta las luchas políticas. Al final, se logra que lo que termine prevaleciendo del discurso no sea tanto lo reflexivo, sino lo simbólico; y aun no teniendo nada de malo (aglutinando la simbología distintas voluntades y generando un sentir común) se corre el riesgo de que lo estético se transforme en ornamental, la reflexión en discurso asimilado, y la simbología política en moda pasajera. Con lo social como materia prima y el lenguaje como herramienta se construye realidad, se dialoga con los esquemas conceptuales y teorías existentes y en última instancia, se hace política. El cuerpo, la verdad, el sexo, la gubernamentalidad y la resistencia son políticos. Lo rebelde cada vez existe más fragmentariamente, y la aparición de grupos de ultraderecha con cada vez más poder obligar al feminismo como movimiento, teoría y filosofía a tomar partido, a vincularse y a no quedarse descolgado y pasivo, prestándose al uso de tantos como quieran instrumentalizarlo. Sin embargo, sí que ha habido activistas e intelectuales que se han involucrado con la cuestión ideológica, y han prestado atención a las virtudes y límites que puede poseer el movimiento, reflexionando sobre sus alcances. A modo ilustrativo podría señalarse una pregunta que se hicieron muchas mujeres ante la convocatoria de huelga el 8 de marzo de 2018: “¿Por qué parar?”. Así reflexiona Débora FERNÁNDEZ, docente en filosofía y partícipe en el Comunicado Feminista sobre la revuelta social en Chile durante 2019:
“Hay que parar para interrumpir el modo de producción depredador de un tipo de
neoliberalismo fundado en el racismo espiritual de las epistemes androcéntricas y en los distintos grados de violencia de la “colonialidad del género”1. Desde hace unos años, han proliferado en la academia los estudios que tratan de analizar la relación entre la globalización neoliberal y el feminismo, centrándose por ejemplo en cómo el marco de reivindicaciones feministas se ha visto condicionado e incluso reconfigurado tras la penetración de las lógicas capitalistas. El neoliberalismo es percibido por parte de algunos autores como una ideología por la que la subordinación del colectivo tradicionalmente dominado se mantiene gracias a unas políticas de redefinición del marco y a la constante producción de necesidades que no pueden satisfacerse. En concreto, el sistema neoliberal ha resignificado los imaginarios de la sociedad y ha vuelto a naturalizar las relaciones asimétricas de poder que se dan entre hombres y mujeres. Para ello, se ha apelado de manera recurrente a “la defensa de la libertad de elección, la responsabilidad de los individuos, la privatización de los problemas sociopolítico-estructurales y el reclamo a la familia como “unidad básica y natural de la reproducción””2. La libertad de elección tiende a manifestarse más como ficción que como posibilidad, y suele funcionar mejor como una forma de enrocarse en el statu quo que como una forma de combatirlo. Debido a sutiles cambios en los marcos y en los imaginarios de la población, sumado a un cambio en las políticas públicas, el orden global neoliberal imperante ha conseguido reforzar las desigualdades de género3; haciendo la vida de las mujeres peor, a excepción de la de unas pocas4. Las principales afectadas en este sentido han sido las mujeres racializadas, al ocupar los puestos laborales con los salarios más bajos. La racialidad ha sido históricamente una muy buena compañera del empobrecimiento. La colonialidad y el racismo han marcado una línea de ruptura y un antagonismo que está a la altura del conflicto político que plantea el feminismo, junto a la contradicción de clase. Otra de las consecuencias del sistema económico y político neo-liberal y que más sufren las mujeres por verse relegadas a la esfera doméstica y de cuidados, son los recortes en los programas sociales. Si este tipo de intervenciones políticas se ven como secundarias por el aclamado Estado de Bienestar, el cuidado del hogar y de los familiares recaerá de nuevo, incluso con mayor intensidad, en manos de las mujeres, a pesar de los muchos logros del feminismo. Lo privado les sigue perteneciendo a ellas, que encarceladas en la esfera privada asumen considerables reducciones de jornada o incluso en algunos casos, y si pueden permitírselo, el abandono de sus puestos de trabajo. La mujer produce valor e inscribe ese valor en términos de una ficción de equivalencia con el hombre. Esto tiene graves consecuencias sobre su futuro, ya que verán reducidas sus pensiones por una vida entera de trabajos flexibles, viéndose así sometidas a voluntades ajenas, probablemente masculinas. Los datos hablan por sí solos. En España, la tasa de actividad de las mujeres frente a los hombres es un 20.6% menor, estando el 23.8% de las mujeres en trabajos a tiempo parcial (multi-plicando por 3.4 el valor de la tasa masculina) y el 12.45% en situación de desempleo. Además, 6,27 millones de mujeres están en riesgo de pobreza, siendo esta tasa especialmente preocupante dentro de la población de más edad, ya que un 15.8% de mujeres entre la población mayor está en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión social derivados de la brecha de género que se traduce posteriormente en las pensiones5.
El neoliberalismo se nutre del aumento continuado de la desigualdad y por tanto es de esperar que las peores consecuencias de su devastadora evolución las sufran los colectivos más vulnerables. Entre ellos, la mujer, la persona racializada o en general, la base que sustenta la jerarquía social capitalista. No es de extrañar que la “función privada” de las mujeres se vea reforzada bajo este tipo de sistemas. Por mucho que en algunos países exista una mayor presencia de mujeres en política, su influencia, especial-mente la de las mujeres pobres, sigue siendo mínima. La democracia tiene rostro de varón, de ahí que las feministas sigan luchando por la paridad en los puestos políticos, organizativos y de toma de decisiones dentro de cada profesión y aspecto de la sociedad. La paridad ha sido, de hecho, uno de los temas centrales en la cuarta ola del movimiento feminista, pero no se puede olvidar la necesidad de atender no únicamente al aspecto cuantitativo de este tipo de participación política, sino también a su contraparte cualitativa. Es necesaria una representación real que se traduzca en propuestas y programas con perspectiva de género. Un mayor número de mujeres en puestos de toma de decisiones, si no viene acompañado de una agenda pública feminista y de una reflexión profunda sobre los límites conceptuales y los rasgos del feminismo como doctrina, no servirá a la finalidad emancipatoria, sino que se verá diluido en los simples intereses particulares de cada quién, y estos a su vez sometidos a la voluntad instrumentalista de los partidos políticos que aparentemente cumplen una función representativa.
III. AL RESCATE DE LOS ORÍGENES PARA LA RECONCEPTUALIZACIÓN Hablar de feminismo puede llegar a resultar incluso laberíntico. Es necesario un trabajo cuidadoso a la hora de delimitar cuáles son los elementos definitorios, sin necesidad de perderse en las múltiples, complejas y discutidas premisas constitutivas del movimiento social. Pero el feminismo no es solo un movimiento social. Desde el s. XIX ha tenido un asombroso desarrollo como movimiento político, teoría política y filosofía política. Dar respuesta a la pregunta “¿De qué hablamos cuando hablamos de feminismo?” daría lugar a un debate considerablemente amplio, por ello aquí únicamente se plantean una serie de reflexiones meramente introductorias. El estudio de esta doctrina supone discusiones llenas de aristas donde lo ideológico juega un rol fundamental, como se ha podido comprobar, y donde la imparcialidad parece diluirse en su misma incapacidad para manifestarse. Por ello es necesario prestar atención a la conceptualización. La propia evolución del feminismo ha estado condicionada o directamente vehiculada por prácticas políticas que, adheridas a ciertas ideologías o cosmovisiones, han dado paso –o no– a la reflexión para la búsqueda de la igualdad en el género. Seyla BENHABIB en “El otro generalizado y el otro concreto” ayuda con un mapeo de las premisas que pueden fundamentar la lucha. Señala el sistema de género-sexo como “la constitución simbólica y la interpretación sociohistórica de las diferencias anatómicas entre los sexos” que, históricamente, ha acabado derivando en opresión a “la mujer”. Propone: “a) desarrollar un análisis explicativodiagnóstico de la opresión de las mujeres a través de la historia, la cultura y las sociedades y b) mediante una crítica anticipatoria utópica de las formas y valores de nuestra sociedad y cultura actuales, (…) proyectar nuevos modos de relacionarnos´´6. Este propósito podría servir en cierta medida como hoja de ruta, pero no se puede
olvidar que las realidades políticas resultantes de la asimilación y puesta en práctica de la doctrina han sido múltiples y heterogéneas. En primer lugar y en palabras de VALCÁRCEL, hay que recordar que no somos las “recién llegadas”. Algunas reflexiones primigenias sobre la igualdad entre hombres y mujeres (los primeros razonamientos protofeministas) datan del año 300 a.C7. Se entiende que estos primeros discursos o alegatos no deberían entenderse como feminismo, ya que carecen de una parte que más tarde fue enormemente relevante para su desarrollo: el movimiento político. Celia AMORÓS denomina a esta forma particular y primigenia de crítica como “memorial de agravios”, y entiende que el movimiento feminista nace precisamente en la superación de este modus operandi8. Si bien es cierto que los nuevos reclamos buscaban cambios, el feminismo nunca se erigió ni sustentó sobre la necesidad de transformación completa de aquellas estructuras que producían desigualdad. La lucha política de la mujer por la igualdad nació en términos políticos como una cuestión esencialmente burguesa e ilustrada. También es necesario apuntar que incluso en los primeros grandes manifiestos se llegaron a reclamar derechos o libertades a la par que se asumía la aparentemente insalvable desigualdad natural entre hombres y mujeres, como se observa en el Manifiesto Seneca Falls de 18489, considerado un texto fundacional del feminismo moderno. Esa “desigualdad insalvable” se nutría del profundo anclaje de las filosofías misóginas imperantes. A la hora de asumir un eje cronológico de las épocas del movimiento, siempre responde una categorización muy asentada que, aunque se está empezando a cuestionar, sigue resultando útil. Se trata de la clasificación en base a “olas”, entendiendo que el feminismo moderno nace con la Ilustración, y se convierte, en palabras de VALCÁRCEL, en su “hijo no querido”. La Francia del s. XIX traía consigo un panorama convulso en términos políticos y en términos filosóficos. Respecto al segundo, había que dialogar con la filosofía vigente de aquel entonces. Enfrentarse a las autoridades consolidadas y reforzadas por el sentido común de la época ni es, ni fue, una tarea sencilla. Había que empezar por lo que en un primer momento podría resultar obvio: la subordinación de la mujer frente al varón –en el ámbito privado y público– es injustificable. Harriet TAYLOR MILL y John STUART MILL escribieron en 1869 “The subjection of women”10, un texto fundamental que dio cuerpo al sufragismo. Este primer feminismo inglés y norteamericano, mayoritariamente blanco, estaba germinando en la tradición utilitarista liberal de las clases medias. Se asumía que los reclamos se verían resueltos en lo burocrático y lo procedimental del régimen representativo, cuyos fundamentos políticos eran también, evidentemente, ideológicos. Fueron los continuadores de la obra pionera de Wollstonecraft, estructurando y actualizando las formas, los porqués y el cómo de las demandas. El feminismo de la primera ola era, en palabras de MIYARES, el feminismo de Delacroix en “La libertad guiando al pueblo”11. El feminismo de la propiedad, la libertad económica y laboral, la libertad de prensa, de opinión y del sufragio12, durante el siglo que cambió el mapa de la justicia. Reivindicaban a una mujer capaz en términos políticos liberales, buscaban asentar sus derechos y su valía como ciudadanas en igualdad con el varón. ¿A qué tradición se estaban enfrentando? A una tradición que no entendía a la
mujer como sujeto político válido, pero en muchas otras ocasiones ni como ciudadana ni como un igual, si quiera, dentro de la propia especie humana. La evidente contradicción con el escenario postilustrado fue la que dio un margen, tanto discursivo como político, para que las mujeres se viesen legitimadas en sus críticas. La justificación de la desigualdad de género tenía que reformularse para no derrumbarse en un estadio de incipiente igualdad y, por otro lado, conquistar la distinción de ciudadana no iba a ser una tarea sencilla. El naturalismo, corriente a la que se acabaron adscribiendo tanto ilustrados como románticos, fue la táctica para excluir a la mujer de la democracia, al buscar convertirla en algo más parecido a “hembra” que a “hombre”. La sublimación de lo femenino fue el velo que tapaba las vergüenzas de la nueva discriminación. Tras esta breve revisión histórica podría afirmarse que la construcción de un sujeto político verosímil es un elemento fundamental a hora de sustentar la lucha feminista. Los primeros avances del movimiento erigieron a la mujer como sujeto de derecho que disputaba la equidad de los mismos respecto al varón. Sin embargo, las mujeres como posibles ciudadanas seguían encuadradas en la llamada “segunda individualidad”, definidas en su diferencia, entendiéndolas como naturalmente excluidas, pero bondadosamente aceptadas. Podría entenderse que fue a mediados del s. XIX cuando el sujeto del feminismo se resignificó, fruto del desvelamiento de los apellidos políticos de la primera ola, y cuando la contradicción sexo-género empezó a ocupar los textos de otras figuras politizadas y alejadas de aquella primera tradición. Por primera vez parecía que “las mujeres”, como conglomerado heterogéneo de individuos con voluntades y contextos diversos cuyos intereses trascienden lo íntimo y familiar, entraron directamente en la disputa política dentro de lo público, donde buscaron transformar la realidad. Retomando el punto de partida y atendiendo a la preocupación en torno a la conceptualización, ¿qué dirección habría de tomarse a la hora de definir algo tan complejo como el feminismo? ¿cómo se inserta en dicha definición el carácter ideológico, presumiéndose las definiciones como apreciaciones objetivas o imparciales? La Real Academia Española (RAE) proporciona la siguiente definición: “FEMINISMO. Del fr. féminisme, y este del lat. femĭna ‘mujer’ y el fr. –isme ‘-ismo’. 1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre. 2. m. Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”. Como se ha venido señalando, el feminismo puede entenderse de varias formas: como movimiento social, movimiento político, teoría política, filosofía, declaración de principios, etcétera. Para esclarecer esta cues-tión y no perderse en el terreno escabroso de los significados, se acudirá a algunas definiciones parcialmente asentadas. Nuria VARELA ofrece una definición cuidadosa acerca de lo que se podría entender por feminismo. Para esta autora, el feminismo es: “una teoría práctica política articulada por mujeres que, tras analizar la realidad en la que viven, toman conciencia de las discriminaciones que sufren por la única razón de
ser mujeres y deciden organizarse para acabar con ellas, para cambiar la sociedad”13 Por su parte, otra escritora, en este caso Victoria SAU, define el feminismo como
“un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII y que supone la toma de conciencia de las mujeres de la opresión, dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte de los varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquella requiera”14 A través de estas definiciones se puede comprobar cómo las distintas acepciones convergen y se complementan entre sí, puesto que el fin último se comparte a grandes rasgos: la transformación de la sociedad en pos una más igualitaria respecto al género. Ahora bien, debido a que ni los movimientos sociales ni la doctrina permanecen inmutables al paso del tiempo, si bien hoy día se puede plantear una definición, tendrá inevitablemente características diferentes a las que podrían apreciarse en el siglo XIX y en el s. XX. Es decir, las definiciones o las conceptualizaciones no pueden ser estáticas, es inevitable que el paso de la historia configure nuevos y complejos marcos. Sin embargo, si el significado del feminismo se desvirtúa y se acomoda a lo coyuntural, la realidad práctica y política del movimiento tenderá a deslizarse sin saber muy bien por qué y en base a qué se plantean las demandas.
IV. REFLEXIONANDO SOBRE EL PORVENIR Conviene hacer un breve inciso señalando que los muchos logros fruto del esfuerzo y compromiso de tantas personas involucradas en el desarrollo teórico y la agitación en las calles desde la práctica política, no son en absoluto desdeñables. El rescate puntual de los datos sobre la aún persistente desigualdad de género se usa como indicador de que, aún a día de hoy, existen numerosos problemas que tienen que ver con la situación relegada de la mujer, y con una extraña, pero aún vigente “segunda individualidad empoderada”. Se vuelve a poder comprobar como el famoso eslogan de la segunda ola del movimiento feminista “lo personal es político” sigue teniendo vigencia, y como la esfera privada y la esfera pública son dos caras de la misma moneda. También se ha buscado defender como la inclusión de la mujer en política, aun siendo algo constatable, no tiene por qué ser necesariamente el reflejo de un sistema más igualitario15. En relación con la tan criticada reapropiación y estiramiento del concepto en función de diversos intereses políticos, el debate es complejo. A la par que desde la extrema derecha o las derechas tradicionales se rechaza la idea de feminismo como algo que ya opera y que en absoluto es necesario, numerosos partidos de centro-derecha liberales, si bien no tan contrarios ideológicamente a esta derecha clásica y tradicional, han entendido que el feminismo también puede formar parte de sus programas electorales. Al fin y al cabo, después de la pequeña recapitulación histórica, tampoco parece nada tan descabellado que se reivindique el feminismo desde el liberalismo. Se está dando paso a un movimiento que podría estar dejando de lado su carácter político convencional para empezar a ser un movimiento de masas. Bajo la categoría
feminismo cada vez “caben más cosas”, es decir, aumenta su extensión, y cada vez es más complejo y problemático hablar de lo que verdaderamente lo define, es decir, hacer una apreciación conceptual en términos intensivos. ¿Hasta qué punto se podrán ampliar las categorías “feminista”, “movimiento feminista”, “teoría feminista” o “doctrina feminista” sin que pierdan la rigurosidad y solidez interna? ¿Hasta qué punto esta ampliación está relacionada con particularidades identitarias individuales? El momento político actual es ciertamente convulso. La estabilidad económica acecha a la estabilidad democrática, y los frames comunicativos señalan cuáles son los issues que están definiendo el debate público. Muchos poderes políticos se posicionan con el único ánimo de, al funcionar como meras maquinarias electorales, atraer a ciertos sectores a los que antes no llegaban con facilidad. Sin embargo, es llamativo el sinuoso marco discursivo en el que se mueven aquellos partidos políticos que, aun rechazando el feminismo, entienden que renegar de ciertas conquistas clásicas es una desventaja. Este podría ser el caso del partido político VOX en España, que con un encuadre de campañas abiertamente anti- feministas han llegado a defender ciertos aspectos de la lucha de la mujer y sus logros16 Así, los sectores más críticos se inmiscuyen, instrumentalizan y logran remodelar el feminismo. Esto ocurre principalmente por el “de dónde venimos”, por la tradición del feminismo hegemónico de corte liberal, organizado alrededor de los derechos políticos individuales o de la ciudadanía política de las mujeres, dejando de lado cuestiones imprescindibles para conseguir la igualdad, como pueden ser los derechos sociales, propios de la lucha del feminismo socialista. Algunas fuerzas políticas se ven legítimamente respaldadas por siglos de trayectoria para buscar reapropiarse del feminismo tradicional liberal y poder diluirlo en algo diferente: el neoliberalismo. De hecho, es precisamente esa tendencia creciente a apelar a las múltiples conquistas políticas individuales y no tanto a los derechos sociales lo que ha podido venir creando una falsa sensación de igualdad que obliga a pensar que el recorrido de lucha de la mujer está resuelto, que su acceso a los puestos de poder y el mercado laboral ha logrado el fin de la discriminación. Este parece ser precisamente el encuadre que está dando alas a los discursos claramente anti-feministas. El falso mito de la “igualdad lograda” es algo que progresivamente está enraizando en el discurso social, derivando en críticas hacia aquellas mujeres que vindican, reclaman o exigen aquello que les pertenece como ciudadanas, al verlo como una búsqueda infantilizada de tratos de favor o ánimo de superioridad respecto a sus compañeros varones. Una vez que las mujeres se erigen como sujetos políticos de derecho y existe, por tanto, un derecho formal que lo defiende y representa, no se puede cometer el error de pensar que se ha logrado una verdadera igualdad de género. Y en otro sentido, las lógicas neoliberales del esfuerzo, la individualidad y el emprendimiento no pueden operar como premisas a través de las cuáles explicar ninguna desigualdad estructural.
V. CONCLUSIÓN Actualmente la lucha feminista tiene un elemento espontáneo y subjetivo, y parece estar enfrentándose al reto de las nuevas formas de organización sociales y políticas contemporáneas, asumiendo su repentina fama. Existe un claro riesgo de que, como se
viene argumentando, las grandes maquinarias de producción de ideología puedan lograr reducir la causa a una falsa deconstrucción que beneficie a otro tipo de intereses. La incertidumbre por su evolución llama a la necesidad de luchar para construir una contrahegemonía que articule una nueva relación entre los elementos de emancipación feminista, con el objetivo de generar un discurso novedoso y capaz. Rescatando la cuestión ideológica se ha querido volver a poner sobre la mesa una serie de preguntas incómodas habitualmente relegadas a un segundo plano: ¿Hasta qué punto la igualdad de derechos aspiracional del feminismo liberal constituye la liberación última de la mujer como ser humano? ¿Hasta qué punto la fagocitación del feminismo por el neoliberalismo conlleva un compromiso real y no se trata sin embargo de asumir otra contradicción interna que para nada marca el fin del sistema, sino que ordena sus nuevos rebrotes?
VI. BIBLIOGRAFÍA AMORÓS, Celia y Ana DE MIGUEL: Teoría feminista. De la Ilustración al Segundo Sexo, Madrid: Biblioteca Nueva. Minerva Ediciones. 2018. BALLESTEROS GARCÍA, María Dolores, “De Christine de Pisan (1364–1430) y la “Querelle des femmes” a Louise Labé (1524?– 566) y su “Epístola dedicatoria”: por una genealogía del feminismo en el Rena-cimiento francés”, Álabe 12. (2015) [www.revistaalabe.com]. BENAVIDES, Laurencia, “Mujeres y filosofía: La decisión de Hiparquía”, Revista Filosofía Univ. Costa Rica, LIII (135) (2014 enero-abril), pp. 53-64 CASTILLO Soledad, Valerie MARCHENA, y Sandra QUILICHE, “El Discurso Antifeminista Como Recurso Electoral En Brasil Y España”, Revista Politai 10 (19), (2019), pp. 35-59. https://doi.org/10.18800/politai.201902.002. FENÁNDEZ, Débora, “¿Por qué habría que parar?” Antígona feminista. Recuperado el 13 de febrero de 2020 de https://antigonafeminista.wordpress.com/por-que-habriaque-parar/. GELABERT, Tomeu, “Retos Globales del feminismo frente al orden global neoliberal y conservador”, Astrolabio. Revista internacional de filosofía (22), (2018), pp. 216232. JAGGAR, Alison. M., “Is globalization Good for Women?”, Comparative Literature 53(4), (2001) pp. 298-314. MILL, John Stuart, El sometimiento de la mujer. Sociología Alianza Editorial. 2020. MIYARES, Alicia, Manifiesto de Séneca Falls. Leviatán, (1999), pp. 135-158. RAMOS, Dolores, “Tambores de guerra: Victoria Kent y el feminismo republicano en los años treinta”, Revista Universitaria de Historia Militar, 7 (13), (2018), pp. 297317. SAU, Victoria, Diccionario ideológico feminista (Vol. I), Barcelona: Icaria. 2000.
VARELA, Nuria, Feminismo para principiantes, Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial. 2019.
1. FERNÁNDEZ, D., “¿Por qué habría que parar?” (Antígona feminista. Recuperado el 13 de febrero de 2020 de https://antigonafeminista.wordpress.com/por-que-habria-que-parar/. 2. SALES GELABERT, T “Retos Globales del feminismo frente al orden global neoliberal y conservador” (Astrolabio. Revista internacional de filosofía 2018), 216-232. 3. Ibidem, p. 217. 4. JAGGAR, A., “Is globalization Good for Women?”, [Comparative Literature 53(4)], 301 5. Datos para 2019 extraídos de EAPN-España. (2020). X Informe sobre el Estado de la Pobreza. Seguimiento del indicador de riesgo de pobreza y exclusión social en España. Madrid: EAPN-España. Disponible en: https://www.eapn.es/estadodepobreza/descargas.php. 6. AMORÓS, C.: y DE MIGUEL, A., “Teoría feminista. De la Ilustración al Segundo Sexo” (Madrid, Biblioteca Nueva. Minerva Ediciones 2018), 16. 7. SÁENZ BENAVIDES, L.,”Mujeres y filosofía: La decisión de Hiparquía”, (Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, LIII 2014), 56. Se ha estudiado cómo “La decisión de Hiparquía” se refiere al gesto filosófico que tomaron algunas autoras de la época, el cual consistía en rechazar el destino que se les imponía en tres aspectos: naturaleza, ocupación y espacio. 8. Sin embargo, resulta cuanto menos relevante la importancia de algunos textos en formato de misivas, notas o poemas. En concreto, en el caso francés, ya se entrevé la profundidad de la queja femenina en filósofas del s. XII. Christine de Pizan es un ejemplo, en María DOLORES BALLESTEROS, “De Christine de Pisan (1364–1430) y la ‘Querelle des femmes’ a Louise Labé (1524?– 1566) y su ‘Epístola dedicatoria’: por una genealogía del feminismo en el Renacimiento francés”, (Revista de la Red de Universidades Lectoras: Álabe, 12, 2015). 9. MIYARES, A., “Manifiesto de Séneca Falls”, (Leviatán, primavera 1999), 135-158. 10. STUART MILL, ``El sometimiento de la mujer´´, (Sociología Alianza Editorial, 2020) 11. DE MIGUEL; AMORÓS, ``Teoría feminista. De la ilustración al Segundo sexo´´, (Madrid, Biblioteca Nueva. Minerva Ediciones 2018), 245. 12. Ibidem. 13. VARELA, N., “Feminismo para principiantes”, (Barcelona: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019), 20. 14. SAU, v, “Diccionario ideológico feminista (Vol. I)”, (Barcelona: Icaria, 2000), 121. 15. RAMOS, “D’Tambores de guerra: Victoria Kent y el feminismo republicano en los años treinta”, (Revista Universitaria de Historia Militar, 7(13), 2018), 297-317. 16. CASTILLO, S., MARCHENAV, y QUILICHE, S. “El Discurso Antifeminista Como Recurso Electoral En Brasil Y España”, (Politai 10 (19), 2019), 35-59. https://doi.org/10.18800/politai.201902.002.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XVIII EDUCACIÓN SÍ, GÉNERO NO: EL GÉNERO Y LA DIVERSIDAD EN EL CONTEXTO EDUCACIONAL BRASILEÑO
Capítulo XVIII Educación sí, género no1: el género y la diversidad en el contexto educacional brasileño LETÍCIA ÉRICA GONÇALVES RIBEIRO
Doctoranda en Estudios Interdisciplinares de Género y Políticas de Igualdad Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. LA EDUCACIÓN PARA LA IGUALDAD DE GÉNERO Y LA DIVERSIDAD. III. EL GÉNERO Y LA DIVERSIDAD LOS DOCUMENTOS OFICIALES. IV. LOS RETROCESOS DE LA AGENDA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD. V. CONSIDERACIONES FINALES. VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN Muchos estudios apuntan la educación como crucial en la superación del sexismo y de la violencia de género, del racismo y de la homofobia. De acuerdo con Díaz-Aguado,2 la educación “es una herramienta fundamental para erradicar este problema”. La escuela, es, por lo tanto, un espacio privilegiado para la promoción de la igualdad, por medio de la problematización de las relaciones de poder, de las jerarquías sociales opresoras, de las ideas de inferioridad o superioridad de un sexo sobre otro, del reconocimiento de la pluralidad y de los cambios comportamentales relativos a las diferencias3.Aunque las instituciones de educación no tienen el poder de eliminar prácticas sexistas, ellas pueden, asumir una postura crítica y atenta en relación con sus directrices y componentes pedagógicos, pudiendo ser transgresora o reproductora de los patrones sociales atribuidos a los hombres y mujeres4. Cuando la escuela tiene el compromiso con una educación humanizadora, se torna un espacio que problematiza las desigualdades y promueve la ruptura con los estereotipos y prejuicios construidos social y culturalmente sobre las cuestiones de género y diversidad. Al contrario, cuando esta se omite frente a los diversos tipos de opresiones, como el sexismo, la misoginia, el racismo y la homofobia, contribuye para marginalización o incluso para la exclusión social de aquellas personas que huyen al patrón de una sociedad patriarcal, blanca, hetero y cis. En Brasil, cuando consideramos las estadísticas de violencias y prejuicios basadas en el
género, la raza y la orientación sexual, se percibe la importancia de promover una educación para la igualdad y la diversidad. Una educación que respete las diferencias, que fomente el debate sobre las desigualdades de género, sobre la violencia machista y sobre la discriminación que sufren los que no se identifican con la cisheteronomatividad impuesta por la sociedad conservadora. De acuerdo con el Fórum Brasileño de Seguridad Pública5, en 2018, 4,7 millones de mujeres sufrieron violencias y, a cada 3 minutos, una mujer sufrió tentativa de feminicidio. En el primer semestre de 2020, al menos 648 mujeres fueron víctimas de feminicidio6 y los primeros 15 días del año de 2021 se registraron al menos 47 feminicidios, un promedio de 4 cada 24 horas, de acuerdo con la imprenta nacional. Brasil ocupa el quinto lugar entre los 84 países con mayor índice de feminicidios y el primero en número de transfeminicidio, asesinatos de mujeres transexuales, transgéneros o travestis. Entre 2015 y 2017, hubo más de 300 asesinatos de travestis y transexuales en Brasil, uno a cada 48 horas; 90% eran del género femenino7. Cuando se hace un recorte de raza, los datos se tornan todavía más alarmantes. En una década hubo un aumento de 54,2% de asesinatos de mujeres negras, saltando de 1.864, en 2003 y para 2,875 en 2013. Mientras que el índice de asesinatos de mujeres blancas ha disminuido en 9,8% en el mismo periodo8. Solo en 2013, fueron asesinadas 66,7% más mujeres negras que blancas. De las víctimas de feminicidio, en el primero semestre de 2020, 74% eran negras y 80% de las mujeres trans también fueron identificadas como personas negras o pardas. Así, es importante y urgente caminar hacia una sociedad igualitaria, donde las mujeres, sean ellas cis o trans, blancas o negras, niñas, jóvenes o adultas tengan derecho a una vida sin violencia. Y con base en los estudios que muestran que la Educación es la institución social central para la igualdad de género y por consecuente, para el combate y la prevención a la violencia machista, racista y homofóbica, este artículo, que es recorte de un estudio más amplio, se propone a presentar la educación para la igualdad de género y la diversidad en el ámbito de las políticas educativas de Brasil.
II. LA EDUCACIÓN PARA LA IGUALDAD DE GÉNERO Y LA DIVERSIDAD Todos los espacios sociales están construidos por las relaciones de género engendradas histórica, social y culturalmente en la sociedad. Una de las instituciones, en la que el componente de género ejerce mucho poder, es la educacional, donde están presentes los estereotipos, los patrones y los prejuicios que impregnan la vida en sociedad9. Así, la escuela es una institución que, potencialmente, puede reproducir las diferencias sociales, imponiendo valores y normas culturales discriminatorias,10 funcionando como una de las principales guardianas de las normas de género y productoras de la heterosexualidad. Sin embargo, ella puede y debe ser un espacio para la promoción de los derechos humanos, del respeto a las diferencias, de la valoración de la diversidad y de la reducción de las desigualdades sociales. Como afirma Carvalho, “entender la reproducción de las relaciones de género como un proceso educativo, como modelos de
aprendizaje, roles, valores e identidades sociales, es crucial para superar la desigualdad11”. Según Lins, Machado y Escoura12 los estereotipos de género pueden obstaculizar todas las posibilidades de aprendizaje que podrían perfilar otro futuro. Carrara13 afirma que el posicionamiento de la escuela, respecto a las cuestiones de género, dependerá de la afirmación o negación de los estereotipos de género que los niños traen consigo cuando entran en el universo escolar, pudiendo reducirlos o reforzarlos,14 por lo que es importante problematizar y deconstruir el sexismo, la heteronormatividad y otros tipos de prejuicios que los niños traen de casa,15 valorando las pluralidades y diversidades en el ámbito escolar. En esta perspectiva, es posible decir que la escuela tiene la importante responsabilidad de discutir, reflexionar y trabajar sobre las cuestiones de género en su entorno, reconociendo la importancia del tema para el desarrollo humano y la existencia en el propio espacio escolar. Según Casagrande16, la discusión de género en el ámbito escolar contribuye a la construcción de una educación democrática, que permite la igualdad de condiciones y de oportunidades a todos sus actores sociales. De acuerdo con Silva,17 la escuela es un lugar privilegiado para pro-mover la cultura del reconocimiento de la pluralidad de identidades y comportamientos relacionados con las diferencias. Moreira18 asevera que la discusión sobre la sexualidad “es relevante para la creación de una educación para la democracia, algo que surge de la necesidad de crear canales sociales de preparación para la realidad del pluralismo social”. Paulo Freire, por su vez, afirma que la escuela no es “el único camino para la transformación social necesaria para la conquista de los derechos humanos”, sin embargo “sin ella, nunca habrá transformación social19”. En este contexto, la educación en género y diversidad aporta al ámbito escolar la posibilidad de construir prácticas educativas humanizadoras, igualitarias e inclusivas, que aborden el respeto a las diferencias, que deconstruyan los estereotipos de género y que fortalezcan las diversas posibilidades de construcciones identitarias. Sin embargo, la implementación de la educación para la igualdad de género y la diversidad sigue encontrando resistencia, especialmente con los profesionales de la educación, que, en su mayoría, no tienen formación en esta temática y también por la religiosidad y los valores morales conservadores que, cada día, amenazan más la afirmación de las diferencias. Además, las escuelas y los profesionales de la educación, que trabajan con el género y la diver-sidad, suelen sufrir las reprimendas de las familias conservadoras de los alumnos. De ahí, la necesidad de una legislación que garantice una educación para los derechos humanos, la igualdad de género y la diversidad.
III. EL GÉNERO Y LA DIVERSIDAD LOS DOCUMENTOS OFICIALES El abordaje de las cuestiones de género y diversidad en educación, dentro de la legislación brasileña, fue influenciado principalmente por documentos y tratados internacionales, entre los cuales se puede destacar la Convención sobre la Eliminación
de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres (1979); la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (1994); la Plataforma de Acción de la Conferencia Mundial sobre la Mujer (1995); el Compromiso de Dakar sobre Educación para Todos adoptado en el Foro Mundial de la Educación (2000); los Principios de Yogyakarta, sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación sexual y la identidad de género (2007) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2015). La Constitución Federal de 1988 prevé la construcción de una sociedad libre, justa y solidaria; la reducción de las desigualdades sociales y regionales y la promoción del bienestar de todos, sin prejuicios de origen, raza, sexo, color, edad y cualquier otra forma de discriminación20. Ocho años después, la Ley núm. 9.334/96, Ley de Directrices y Bases (LDB), no menciona la temática de género, aunque no deja de mencionar la cuestión de los derechos humanos, apuntando formas de garantizar menos desigualdades.
Los Parámetros Curriculares Nacionales (PCN), de 1997, oficializa el abordaje de género y sexualidad en la escuela, prefigurando una serie de desarrollos pedagógicos en relación con el tema. La temática aparece principalmente en los volúmenes destinados a los temas transversales, especial-mente en el que aborda la Orientación sexual21. Así como los PCN, el Plan Nacional de Educación (PNE), sancionado a principios del siglo XXI, menciona las relaciones de género solamente en los temas transversales, cuando trata de la necesidad de evitar la producción de estereotipos de género; con relación a la formación docente y cuando aborda la educación superior. También a principios de la década de 2000, como resultado de las luchas de los movimientos sociales feministas y LGBT, asistimos a un conjunto de acciones por parte del Estado encaminadas a reconocer los derechos de las mujeres y de la población LGBT como derechos humanos fundamentales, en particular el derecho a la igualdad de género y el combate a la violencia. En 2003, se aprobó el Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos, que trae como una de sus acciones programáticas la promoción de acciones educativas que estimulen e incentiven la involucración de los profesionales del educacional con la temática de diversidad y exclusión social y con “la defensa de los derechos de los grupos sociales discriminados, como mujeres, pueblos indígenas, gays, lesbianas, transexuales, transgéneros y bisexuales, negros (…) entre otros”22. De acuerdo con ese documento, uno de los objetivos de la educación en derechos humanos es la lucha contra el racismo, el sexismo y la discriminación social, cultural y religiosa. Entre sus acciones está la promoción de la inclusión en el currículo escolar de temas relacionados con el género, la identidad de género, la raza y la etnia, la religión, la orientación sexual, así como todas las formas de discriminación y violación de derechos, asegurando la formación continuada de los trabajadores de la educación para tratar críticamente estos temas. En 2004, se instituyó el Programa “Brasil sin Homofobia” – Programa de Combate a la Violencia y a la Discriminación contra LGBT, el cual se convirtió en la primera y principal política pública brasileña, destinada a construir una educación no discriminatoria, no
sexista y no homofóbica. Entre sus acciones está la formación inicial y continuada de los profesores, la evaluación de los libros de texto, la producción de materiales educativos, el estímulo a la investigación y a la difusión de conocimientos para combatir la violencia y la discriminación contra las personas LGBT. En 2006, se sancionó la Ley núm.11.340/06, de combate a la violencia contra las mujeres, conocida como Ley Maria da Penha, que asigna al poder público la elaboración de campañas educativas y la capacitación permanente de profesionales de la educación, así como determina que los currículos escolares, de todos los niveles de enseñanza, deben presentar “contenidos relacionados con los derechos humanos, la equidad de género, la raza o la etnia, y el problema de la violencia doméstica y familiar contra las mujeres”23. En 2008, se realizó la I Conferencia Nacional de Educación Básica (Coneb) cuyo documento final afirma la urgente necesidad de “superar las desigualdades sociales, étnicas, de género y de diversidad sexual, aún presentes en la sociedad y en la escuela”. El texto también aborda la importancia de la articulación entre el Estado, la escuela y los movimientos sociales, en favor de una sociedad democrática, dirigida a la participación y a la construcción de una cultura de paz24“. Al año siguiente, se instituyó el Plan Nacional de Promoción de la Ciudadanía y los Derechos Humanos de la población LGBT. El documento recomienda la inserción de la temática LGBT “en el sistema de educación básica y superior, bajo un enfoque que promueva el respeto y el reconocimiento de la diversidad de orientación sexual e identidad de género”. Además, afirma que se debe, “garantizar a los estudiantes el acceso y la permanencia en todos los niveles y modalidades educativas, sin ninguna discriminación por orientación sexual e identidad de género25“. En 2010, se realizó la I Conferencia Nacional de Educación (Conae), cuyo documento final propone insertar e implementar la discusión de género y diversidad sexual, en la política de valorización y formación de los profesionales de la educación, para romper con los paradigmas establecidos y adoptar un discurso de superación de la dominación de lo masculino sobre lo femenino, en el currículo de todos los cursos de formación docente, “de modo que se afirme la constitución de una educación no sexista26“. Ese documento, que sería la base para la elaboración del II PNE, está impregnado de referencias al género, a la diversidad sexual, a la orientación sexual y a la identidad de género, incluyendo deliberaciones aprobadas sobre género y diversidad sexual. También en 2010, se creó el Estatuto de la Igualdad Racial por medio de la Ley núm. 12.288 del 20 de julio de 2010, que prevé el enfrentamiento de las desigualdades étnicas en la educación, estableciendo la creación de programas para la formación de profesores basados en “principios de equidad, tolerancia y respeto a las diferencias étnicas” y proponiendo iniciativas que “aumenten el acceso y la permanencia de las personas negras en la educación básica, media, técnica y superior27“. En 2012, son aprobadas las Directrices Nacionales para la Educación en Derechos Humanos, que hacen varias referencias al género y a la orientación sexual y establecen que todas las personas deben tener la posibilidad de “disfrutar de una educación no discriminatoria y democrática, independientemente de su sexo, orientación sexual e
identidad de género, entre otras características28“. En el mismo año, las Directrices Curriculares Nacionales para la Educación Secundaria (DCNEM) determinan que, debido a la legislación específica existente, la educación en derechos humanos debería ser obligatoria. Las DCNEM también afirman que los derechos humanos deben ser valorados y promovidos, abordando cuestiones relacionadas con el género, la identidad de género, la raza y la etnia, la orientación sexual, entre otras, y orientan para la adopción de “prácticas que contribuyan a la igualdad y al enfrentamiento de toda forma de prejuicio, discriminación y violencia29“. En 2013, se sancionó la Ley núm.12.852/13, que crea el Estatuto de la Juventud, el cual determina que los jóvenes no serán discriminados, por razones de género y orientación sexual y que, para garantía del derecho de los jóvenes a la diversidad y a la igualdad, las acciones del poder público deben promover la formación de los profesores para enfrentar todas las formas de discriminación. Establece, aún, la inclusión de temas sobre cuestiones étnicas, raciales, de orientación sexual, de género y de violencia doméstica y sexual contra las mujeres en la formación de los profesionales de la educación30. En ese mismo año, se instituyó el II Plano Nacional de Políticas para las Mujeres, este propone que se eliminen de los currículos los contenidos sexistas y discriminatorios, y que “la igualdad de género y la valorización de las diversidades” sean contemplados en los currículos y materiales didácticos de la educación básica31. Al año siguiente, el documento final de la Conae estableció que debía haber un reconocimiento y valoración de la diversidad en las prácticas pedagógicas, con miras a superar “las desigualdades sociales, étnico- raciales, de género y de diversidad sexual, formando profesionales para trabajar en las diversidades existentes en la educación32“. Este documento sería la base del II Plan Nacional de Educación que orientaría las directrices educacionales en el decenio de 2014-2024. También en 2014, la Organización de Abogados de Brasil elaboró el Estatuto de la Diversidad Sexual que, en la parte relacionada con el derecho a la educación, establece las acciones de las instituciones educativas para abordar la cuestión de la diversidad de género. Este estatuto es considerado un importante instrumento para hacer frente a la discriminación de género, a la homofobia y a la intolerancia por orientación o identidad de género. El 17 de agosto de 2015, la Coordinación General de Derechos Humanos de la Secretaría de Educación Continuada, Alfabetización, Diversidad e Inclusión (SECADI) del Ministerio de la Educación emitió la Nota Técnica Número 24, la cual aclara conceptos relacionados con el género y con la orientación sexual, para ayudar a los Estados, el Distrito Federal y a los Municipios a elaboraren sus respectivos planes educativos. También en 2015, la Ley núm. 13.185/1533 crea el Programa de Lucha contra el Acoso Sistemático, que determina que las escuelas, clubes y asociaciones recreativas adopten medidas de sensibilización, prevención y lucha contra la violencia y el acoso sistemático. La Ley de Bullying, como se conoció, por su propio contenido, puede aplicarse a situaciones que impliquen el debate sobre el género, la orientación sexual y la identidad
de género. En 2018, la Ley núm. 13.663/18, incluyó en el artículo 12 de la LDB, que los centros educativos deben promover medidas de prevención y represión del acoso escolar. A partir de los documentos estudiados, es posible afirmar que la Educación en Género y Diversidad encuentra apoyo legal, especialmente en lo que respecta a la Educación en Derechos Humanos, y resulta en una herramienta importante para la transformación social necesaria para acabar con las desigualdades de género, que aún persisten en Brasil. Sin embargo, debido a la cultura machista, que no reconoce la igualdad entre hombres y mujeres como un valor democrático y de justicia social, la educación para la igualdad de género y la diversidad, así como “cualquier aparato institucional destinado a la aplicación de políticas para las mujeres se enfrenta, no sólo a una resistencia simbólica, sino también a dificultades para actuar34“.
IV. LOS RETROCESOS DE LA AGENDA DE GÉNERO Y DIVERSIDAD En los últimos años, se ha producido una agudización del conservadurismo religioso a nivel mundial, latinoamericano y nacional. Desde 2008, Brasil ha enfrentado una ola conservadora y fundamentalista religiosa que interfiere en la planificación educativa y ocupa, cada vez más, los espacios del poder público, especialmente el Legislativo. Convirtiéndose, así, en una “estrategia de toma de poder de la extrema derecha, que se reviste de autoridad religiosa para justificar la inflexibilidad de sus posiciones en el proceso de regulación y políticas públicas35“. Debido al destacado papel que tiene la educación en la promoción de la igualdad de género y del respeto a la diversidad sexual, se ha convertido en uno de los principales enemigos de este frente conservador que ha cobrado fuerza, especialmente con la elección de representantes conservadores, que invierten en acciones que comprometen las conquistas demo-cráticas y los derechos de las minorías, adquiridos en las últimas décadas. Entre esas acciones retrógradas se encuentran el surgimiento del “Escuela sin Partido” (ESP)36 y de los diversos proyectos de leyes que han tramitado o tramitan en la Cámara de Diputados, y que tratan de impedir la inserción de políticas públicas de género y diversidad en los planes y documentos educativos, atacando directamente los derechos de las mujeres, de la población LGBT y de algunos grupos étnicos del país. Dichos proyectos incitaron el debate sobre la legalidad de hablar de género y sexualidad en las escuelas. En 2011, la entonces presidenta Dilma Rousseff, debido a la presión de los conservadores, vetó la distribución del kit de combate a la homo-fobia, formulado a partir del Programa Brasil sin Homofobia, que contenía directrices y materiales destinados a ayudar a los profesores en el debate sobre la diversidad sexual en el ámbito escolar. Entre los que se posicionaron en contra del material estuvo el entonces diputado federal Jair Bolsonaro, quien afirmó que el material serviría para introducir la ideología de género37 en la escuela y estimularía a los alumnos a la homosexualidad. De acuerdo con Junqueira,38 la ideología de género funciona como referencia para las
acciones de grupos conservadores que se centrarían en “contener los avances en las políticas destinadas a garantizar o ampliar los derechos humanos de las mujeres, las personas no heterosexuales y otras disidencias del orden sexual y de género”. Paraíso afirma que detrás de la llamada ideología de género están las ideas reaccionarias que pretenden “inundar a unos y a otros de moralismos, divisiones naturalizadas, identidades fijas, silencios interesados, odios destructivos, omisiones desastrosas, retrocesos inaceptables39“. Fue basado en la ideología de género que los parlamentarios impusieron la retirada de los términos “igualdad”, “género” y “orientación sexual” del II PNE, cuya aprobación estaba condicionada a la retirada de conceptos y definiciones que mencionasen las políticas de género. La redacción del proyecto original, que señalaba la “superación de las desigualdades educativas con énfasis en la promoción de la igualdad racial, regional, de género y de orientación sexual40“dio paso a un texto más amplio y genérico, que prevé “la superación de las desigualdades educativas, con énfasis en la promoción de la ciudadanía y la erradicación de todas las formas de discriminación41“. Según Carvalho, la categoría género, a partir de la ideología de género, ha sido “(des)apropiada” por discursos que “transforman las sexualidades diferenciadas, las políticas públicas y educativas contra la violencia de género y a favor de la alteridad en amenazas a la familia y a la constitución del Estado42“. Este retroceso político representa una amenaza para los diversos avances sociales en materia de afirmación de los derechos de las mujeres y de la población LGBT, obtenidos en las últimas décadas, lo que también provoca la profundización de las desigualdades de género. En septiembre de 2015, el Gobierno Federal instituyó, en el ámbito del Ministerio de Educación, el Comité de Género, a través del Reglamento núm. 916/2015, con la competencia de proponer directrices y presentar subsidios técnicos y políticos para la formulación, evaluación y perfeccionamiento de políticas, proyectos y programas educativos destinados a garantizar el derecho a la educación de calidad, la promoción de los derechos relacionados con las cuestiones de género y el enfrentamiento de las diversas formas de prejuicio, discriminación y violencia. Sin embargo, tras las presiones de la Cámara de Diputados, pocos días después de su creación, el Comité de Género fue extinguido y sustituido por un Comité de Lucha contra la Discriminación. Las versiones finales de las Bases Curriculares Nacionales Comunes (BNCC), tanto para la educación primaria como para la secundaria, publicadas entre 2017 y 2018, también excluyen expresiones como “igualdad”, “género”, “identidad de género” y “orientación sexual”. Sumado a la eliminación de estos términos de algunos documentos normativos de la educación brasileña, en septiembre de 2017, el Supremo Tribunal Federal (STF) determina la constitucionalidad de la enseñanza religiosa confesional en las escuelas, contribuyendo, aún más, a la censura del abordaje de temas relacionados con el género y la sexualidad en los centros educativos y potenciando un vaciamiento de las políticas contra las diversas formas de violencia, a las que son sometidas las mujeres y quienes no se ajustan a los estándares de la cisheteronormatividad. Además, la persecución a parlamentarios, a activistas y a estudiosos en materia de género y derechos humanos ha crecido absurdamente. Los educadores también se convierten en víctimas de persecución e intimidación, considerados como potenciales
corruptores, que deben ser vigilados, controlados, castigados, lo que se traduce, en una criminalización de la enseñanza43. Así, los espacios escolares se ven invadidos por un clima de vigilancia constante y las prácticas pedagógicas liberadoras o aquellas que se acercan a los derechos humanos son calificadas de adoctrinadoras y son condenadas por no respetar las convicciones morales de la familia. El movimiento ESP y el conservadurismo religioso, que se fortalecen durante el período previo a las elecciones presidenciales de 2018, influyen en el proceso electoral, que culmina con la elección de un presidente comprometido con los intereses de los ultraconservadores y de los fundamentalistas religiosos, así como con la lucha contra la ideología de género, considerada el peor enemigo de la familia. Con la elección de Jair Bolsonaro a la presidencia, ocurren muchos otros retrocesos en materia de igualdad de género y diversidad. Cabe destacar, la extinción de los Ministerios de Derechos Humanos, el de Igualdad Racial, de la Secretaría de Políticas para la Mujer y de la Secretaría responsable de las políticas de género y diversidad en el ámbito del Ministerio de Educación.
V. CONSIDERACIONES FINALES En el actual contexto brasileño de desmantelamiento de las políticas públicas y de fortalecimiento de las fuerzas conservadoras y fundamentalistas, que intentan borrar las cuestiones de género y diversidad de la educación, es imprescindible y urgente resistir y luchar por los derechos humanos y por la defensa de las políticas de igualdad. A la escuela, como espacio de construcción de ciudadanía, le corresponde asumir su lugar como agente de transformación, a despecho de las amenazas que se ciernen sobre ella. Esto implica promover el debate sobre las desigualdades de género y hacer frente a la violencia causada por el sexismo, la homofobia, la transfobia y el racismo. La escuela y los educadores no pueden ignorar la importancia de la educación para la igualdad y la diversidad, ni tampoco sucumbir a las intimidaciones de grupos discriminatorios que pretenden definir las directrices educativas del país. En tiempos sombríos, garantizar una educación, que defienda los derechos humanos, promueva la igualdad de género y se enfrente a todo tipo de discriminaciones, es la única forma de mantener viva la democracia en Brasil.
VI. BIBLIOGRAFÍA AUAD, D., Feminismo: que história é essa?, DP&A, Rio de Janeiro, 2003. BENEVIDES, B. G.; NOGUEIRA S. N. B. (Orgs.)., Dossiê dos assassinatos e da violência contra Travestis e Transexuais no Brasil em 2018, ANTRA, IBT, Brasília, 2019. BRASIL., Constituição da República Federativa do Brasil, Imprensa Oficial, Brasília, out. 1988. – Parâmetros Curriculares Nacionais (PCN), MEC/SEF, Brasília, 1997.
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1. Slogan utilizado por los conservadores que defendían la retirada de los términos “género” y “orientación sexual” de los planes estatales y municipales de educación. 2. DÍAZ-AGUADO, M.J., “Convivencia escolar y prevención de la violencia de género desde una perspectiva integral”. Participación educativa, núm. 11, (2009), p. 66. 3. SILVA, A., et al., A narrativa na promoção da igualdade de género, Comissão para a Igual-dade e para os Direitos das Mulheres, Lisboa, 2005. MARCHÃO, A., Gerir o currículo e criar oportunidades para construir o pensamento crítico, Edições Colibri, Lisboa, 2012. 4. OLIVEIRA, D. A., O espaço Escolar numa perspectiva de Gênero, Paco Editorial, Jundiaí, 2015; OLIVEIRA, et al., “Relações de Gênero e Educação”, Revista Sociais e Humanas, UFSM, Rio Grande do Sul, v. 24, núm.2 (2011), pp. 76-92. 5. IPEA, Instituto de Pesquisa Aplicada., Atlas da violência 2019, Fórum Brasileiro de Segurança Pública, Brasília, 2019. 6. IPEA, Instituto de Pesquisa Aplicada., Violência doméstica durante a pandemia de COVID-19, Fórum Brasileiro de Segurança Pública, Brasília, 2020. 7. BENEVIDES, B. G.; NOGUEIRA S. N. B. (Orgs.)., Dossiê dos assassinatos e da violência contra Travestis e Transexuais no Brasil em 2018, ANTRA, IBT, Brasília, 2019. 8. WAISELFISZ, J. J., Mapa da Violência 2015: Homicídios de Mulheres no Brasil, CEBELA & FLACSO, Brasília, 2015. 9. AUAD, D., Feminismo: que história é essa?, DP&A, Rio de Janeiro, 2003. 10. REIS, A. P. P. Z.; GOMES, C. A., “Violência Simbólica nas Relações de Gênero: Práticas Pedagógicas Reprodutoras de Desigualdades”, IX Congresso Nacional de Educação –EDUCERE. PUCPR, Paraná, 2009. 11. CARVALHO, M. E. P. de et al., Direitos humanos das mulheres e das pessoas LGBTQI: inclusão da perspectiva da diversidade sexual e de gênero na educação e na formação docente, Editora da UFPB, João Pessoa, 2016, p. 53. 12. LINS, B. A.; MACHADO, B. F.; ESCOURA, M., Diferentes, não desiguais: a questão de gênero na escola, Editora Reviravolta, São Paulo, 2016. 13. CARRARA, S., “Educação, diferença, diversidade e desigualdade”, Gênero e Diversi-dade na Escola: Formação de professoras/es em Gênero, Orientação Sexual e Relações Étnico- Raciais, CEPESC, Brasília, 2009, p. 15. 14. LOURO, G. L., Gênero, sexualidade e educação: uma perspectiva pósestruturalista, Vozes, Rio de Janeiro, 2014. 15. FELIPE, J., Educação para a Igualdade de Gênero, MEC, Brasília, 2008. 16. CASAGRANDE, L. S., “Relações de Gênero e Educação: Um Convite à Reflexão”, Gênero e Diversidade Sexual no Ambiente Escolar, MEC, Curitiba, 2008. 17. SILVA, A., et al., A narrativa na promoção da igualdade de género, Comissão para a Igual-dade e para os Direitos das Mulheres, Lisboa, 2005. 18. MOREIRA, A. J., Cidadania Sexual: estratégia para ações inclusivas, Arraes editores, Belo Horizonte, 2017, p. 208. 19. FREIRE, P., Pedagogia da autonomia, São Paulo: Paz e Terra, 2006, p. 50.
20. BRASIL., Constituição da República Federativa do Brasil, Imprensa Oficial, Brasília, out. 1988. 21. BRASIL., Parâmetros Curriculares Nacionais (PCN), MEC/SEF, Brasília, 1997. 22. BRASIL., Plano Nacional de Educação em Direitos Humanos, SEDH-MEC-MJ-UNESCO, Brasília, 2007, p. 51. 23. BRASIL., Lei núm. 11.340, de 7 de agosto de 2006, Diário Oficial, Brasília, 8 ago. 2006, art. 8. 24. BRASIL., Conferência Nacional da Educação Básica: Documento Final, MEC, Brasília, 2008, p. 32. 25. BRASIL., Plano Nacional de Promoção da Cidadania e de Direitos Humanos de LGBT, SEDH, Brasília, 2009, p. 208. 26. BRASIL., Conferência Nacional de Educação: Documento Final, MEC, Brasília, 2010, p. 143. 27. BRASIL., Lei núm. 12.288 de 20 de julho de 2010: Estatuto da Igualdade Racial, Diário Oficial, Brasília, 2010a, p. 5. 28. BRASIL., Diretrizes Nacionais para a Educação em Direitos Humanos, Diário Oficial, Brasília, 2012. p. 2. 29. BRASIL., Resolução N.° 2, 30/01/2012:Diretrizes Curriculares para o Ensino Médio, Diário Oficial, Brasília, 2012a, art.16. 30. BRASIL., Lei 12.852 de 5 de agosto de 2013: Estatuto da Juventude, DOU, Brasília, 2013. 31. BRASIL,, II Plano Nacional de Políticas para as Mulheres, SPM, Brasília, 2013a p. 23. 32. BRASIL., Conferência Nacional de Educação: Documento Final, MEC, Brasília, 2014, p. 14. 33. BRASIL., Lei N.° 13.185, de 6 de nov. de 2015, Diário Oficial, Brasília, 2015. 34. IPEA, Instituto de Pesquisa Aplicada., Políticas Sociais: acompanhamento e análise, Ipea, Brasília, 2018, p. 09. 35. LIONÇO, T., “Ideologia de Gênero”: a emergência de uma teoria religiosa sobre os riscos da democracia sexual, Fórum, São Paulo, 2014, p. 13. 36. El Movimiento Escuela sin Partido surgió en 2004, como reacción a un supuesto fenómeno de instrumentalización de la educación con fines políticos ideológicos, partidistas y electorales, que, según su creador, suponen un adoctrinamiento y un recorte de la libertad de aprendizaje de los alumnos. 37. En Brasil, la expresión ideología de género se populariza a partir de la publicación del libro Ideología de Género – neototalitarismo y la muerte de la familia, del argentino, Jorge Scala. 38. JUNQUEIRA, R. D., “Ideologia de gênero: a gênese de uma categoria política reacionária”. Debates contemporâneos sobre Educação para a sexualidade, FURG, Rio Grande, 2017, p. 26. 39. PARAÍSO, M. A., Fazer do caos uma estrela dançarina no currículo: invenção polí-tica com gênero e sexualidade em tempos do slogan “ideologia de gênero”, Mazza Edições, Belo Horizonte, 2018, p. 25. 40. BRASIL., Conferência Nacional de Educação: Documento Final, MEC, Brasília, 2010, p. 1. 41. BRASIL., Conferência Nacional de Educação: Documento Final, MEC, Brasília, 2014, p. 1. 42. CARVALHO, M. P., Gênero e política educacional em tempos de incerteza, Autêntica, Belo Horizonte, 2017, p. 79. 43. MACEDO, E., “As demandas conservadoras do movimento escola sem partido e a Base Nacional Curricular Comum”, Educação e Sociedade, núm.139, (2016), pp. 507-524.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XIX LUCES Y SOMBRAS DE LA PROTECCIÓN DE LA MUJER TRABAJADORA EN LA DOCTRINA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ESPAÑOL
Capítulo XIX Luces y sombras de la protección de la mujer trabajadora en la doctrina del Tribunal Constitucional español LAURA HERNÁNDEZ LLINÁS
Personal Investigador en Formación (FPU) Área de Derecho Constitucional Universidad de Salamanca SUMARIO: I. LA IMPORTANCIA DE LA SUPERACIÓN DE LAS DESIGUALDADES DE GÉNERO EN EL ESCENARIO LABORAL. II. INCONSTITUCIONALIDAD DE LAS MEDIDAS FALSAMENTE PROTECTORAS Y ADMISIÓN DE LAS MEDIDAS COMPENSADORAS. III. LA PROTECCIÓN DEL EMBARAZO EN LA JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL. IV. LA PROTECCIÓN DE LA MATERNIDAD EN LA JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL. V. REFLEXIONES FINALES. VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. LA IMPORTANCIA DE LA SUPERACIÓN DE LAS DESIGUALDADES DE GÉNERO EN EL ESCENARIO LABORAL La discriminación por razón de género tiene su origen en la consideración de las mujeres y los hombres como individuos con distintas características naturales y, en consecuencia, distintas funciones sociales. Durante siglos, ese reparto desigual de roles provocó la exclusión de la mujer de ámbito público y su postergación a lo doméstico, al cuidado del varón y la familia. Ello convirtió al hombre, cuyo papel consistía en ser el cabeza de familia y sostener económicamente la unidad familiar, en el único protagonista del ámbito laboral. Este desigual reparto de papeles, que hunde sus raíces en la Historia antigua, ha consolidado una organización social discriminatoria1. El feminismo ha tenido siempre claro que la superación de esta estructura desigual requeriría, como condición sine qua non, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y su equiparación al varón en lo que se refiere a las condiciones de promoción y desarrollo profesional. Es indudable que en los últimos cincuenta años hemos asistido a importantes avances en este ámbito, pero la conquista de una igualdad plena de mujeres y hombres en el escenario laboral es aún un horizonte lejano. La importancia de la existencia de una igualdad real y efectiva en este ámbito era
conocida por el constituyente español en 1978. A pesar de haber elaborado una Constitución por lo demás carente de perspectiva de género2, sí tuvo la sensibilidad suficiente para apreciar la extraordinaria relevancia de este objetivo y, por ello, el artículo 35 señala de manera explícita que los derechos de libre elección de profesión u oficio, promoción a través del trabajo y remuneración suficiente se disfrutarán “sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”. Este precepto debe ponerse en conexión con el resto de artículos de nuestro texto constitucional que se refieren a la igualdad –principalmente, arts. 1.1, 9.2 y 14 CE–. También la normativa de la Unión Europea ha tenido siempre una especial consideración con la igualdad de género en el ámbito laboral. Como es sabido, la igualdad entre hombres y mujeres no se incluyó en el Derecho originario de la Unión como uno de los objetivos principales de ésta hasta el Tratado de Ámsterdam (1999), sin embargo, ya en 1957 el Tratado fundacional de la entonces Comunidad Económica Europea consagraba el principio de paridad de retribución entre los trabajadores femeninos y masculinos (art. 119), a pesar de no contener mención alguna al principio general de igualdad o a la prohibición de discriminación3. Este principio se mantendría inalterado en el Tratado de Maastricht de 1992, y experimentaría una notable evolución en el Tratado de Ámsterdam, a partir del cual su sede pasaría a ser el art. 141 TUE. El paradigma de la “igual retribución a igual trabajo” se transformó entonces en “igual retribución a igual trabajo o igual valor del trabajo realizado”, incorporando así los avances desarrollados por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (en adelante, TJUE). Poco tiempo después, la Carta de derechos fundamentales de la Unión consagró en su artículo 21 la prohibición de discriminación por un elenco cerrado de motivos entre los cuales se encuentra el sexo y, en su artículo 23, un principio independiente de igualdad entre mujeres en relación con el cual se garantiza, además, que el principio de igualdad no impedirá el mantenimiento o la adopción de acciones positivas para corregir la infrarrepresentación de uno de los sexos. El avance en la protección de la igualdad gracias al impulso de los pronunciamientos del TJUE no es un acontecimiento excepcional. Muy al contrario, este órgano ha tenido un papel determinante en la lucha contra la discriminación. Ha sido precisamente en el ámbito laboral donde mayores avances se han producido en relación con la prohibición de la discriminación contra las mujeres. El conocimiento de casos relacionados con despidos discriminatorios por razón de género, situaciones de acoso y desigualdades salariales y en las posibilidades de promoción, han convertido el ámbito de las relaciones laborales en un perfecto laboratorio jurisprudencial para los avances en el Derecho antidiscriminatorio. Conceptos como las discriminaciones indirectas o por impacto, y herramientas como la inversión de la carga de la prueba en presencia de desigualdades basadas en categorías sospechosas de discriminación, encuentran en este ámbito su principal escenario de desarrollo. De hecho, en esta materia es muy frecuente que el legislador actúe a posteriori, recogiendo y sistematizando figuras e instrumentos previamente construidos en sede jurisprudencial. Esta labor como motor dinamizador de la protección de los derechos fundamentales, en este caso del derecho a la igualdad, es común al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y a los Tribunales Constitucionales nacionales. En este sentido, no podemos dejar de destacar la labor del Tribunal Supremo americano, cuya jurisprudencia ha servido de guía en muchas ocasiones a los tribunales y legisladores europeos. La repercusión de la acción de los Tribunales Constitucionales en el impulso de la
igualdad merece, por tanto, una especial atención. La posición privilegiada de la que gozan estos órganos en el control del legislador, así como su autoridad sobre los jueces y tribunales ordinarios, los convierten en un actor esencial en el avance –o retroceso– del sistema jurídico en materia de igualdad. El objetivo del presente trabajo es presentar, de forma sintética, la evolución de nuestra jurisprudencia constitucional en la protección de la mujer trabajadora. A tal efecto, repasaremos las primeras incursiones de nuestro Tribunal Constitucional en la aplicación de la prohibición de discriminación por razón de sexo al escenario laboral, cuál ha sido el posterior desarrollo de su doctrina en lo relativo a la protección de la mujer embarazada y, por último, cuáles son las claves que explican su posición respecto a las medidas legislativas que afectan a la conciliación laboral y familiar.
II. INCONSTITUCIONALIDAD DE LAS MEDIDAS FALSAMENTE PROTECTORAS Y ADMISIÓN DE LAS MEDIDAS COMPENSADORAS Quienes han estudiado la jurisprudencia constitucional española sobre la prohibición de discriminación por razón de sexo coinciden en señalar que ésta ha experimentado una evolución no lineal, en la que se intercalan pronunciamientos que responden a diferentes concepciones de la igualdad constitucionalmente protegida, y a distintos niveles de compromiso con la promoción de la igualdad material4. No obstante, a pesar de los irregulares avances y retrocesos de su doctrina, se distingue una primera etapa en la que el Tribunal hacía una interpretación más formalista de la igualdad como límite al legislador, y una etapa posterior en la que, de manera progresiva, sus argumentaciones comienzan a tener en cuenta la diferente situación de partida de las mujeres, reconociendo la legitimidad de aquellos tratamientos normativos diferenciados que persiguen la superación de las desigualdades reales. En sus primeros pronunciamientos relacionados con la prohibición de discriminación por razón de sexo, el Tribunal fue dando forma al sexo como categoría diferenciadora sobre la que pesa una especial presunción de inconstitucionalidad. La cláusula específica de no discriminación del art. 14 CE se tradujo en la imposibilidad del legislador de utilizar las categorías recogidas por la Constitución como un criterio para otorgar un diferente trato jurídico, salvo que concurriera una justificación objetiva y razonable para ello. En aplicación de esta doctrina, se declararon inconstitucionales por constituir una discriminación por razón de sexo varias normas relacionadas con el ámbito laboral que, con una motivación marcadamente paternalista, otorgaban a la mujer un trato aparentemente privilegiado. Fue el caso del diferente cómputo de horas extraordinarias [(STC 81, 1982) de 21 diciembre], la diferente regulación del trabajo nocturno de hombres y mujeres [(STC 38, 1986) de 21 de marzo], el retiro anticipado de las trabajadoras dispuesto en un convenio colectivo [(STC 207, 1987) de 22 de diciembre], o la concesión mediante convenio colectivo de un complemento retributivo de transporte nocturno solo a las trabajadoras [(STC 28, 1992) de 9 de marzo]. En todas estas sentencias, la constitucionalidad de las medidas sometidas a examen se valora desde una perspectiva eminentemente formal. No se toma en consideración la diferente situación de mujeres y hombres, en lo que BALAGUER CALLEJÓN ha calificado como un “juicio plano de racionalidad”, carente de elementos teleológicos respecto de la igualdad
real. Aunque debe reconocerse que estos pronunciamientos contribuyeron a corregir una normativa que, efectivamente, no se ajustaba a las exigencias constitucionales de igualdad, también es necesario señalar que lo hicieron desde una perspectiva inadecuada. Constatado que existía un tratamiento formalmente desigual que carecía de justificación suficiente para vencer la presunción de discriminación, consideraban discriminatorio para el hombre el tratamiento favorable que se le daba a la mujer, sin preguntarse por el impacto real de las medidas. En lugar de ello, debería haberse realizado un análisis que revelara el auténtico problema: el principal perjuicio provocado por estas medidas no era la desventaja impuesta sobre el varón, sino el efecto desincentivador de la contratación y promoción laboral de la mujer, así como la perpetuación de los roles tradicionales de género. La primera sentencia que da entrada a argumentaciones teleológicas construidas a partir de la consideración de las desigualdades fácticas es la (STC 128, 87). Tanto BALAGUER CALLEJÓN5 como REY MARTÍNEZ6 han visto en ella un punto de inflexión en lo que al juicio de igualdad en la ley se refiere, y una apuesta por un enfoque ya apuntado en los votos particulares de la (STC 103, 83). En ella se señala que es preciso distinguir aquellas medidas de protección a la mujer que partan de su inferioridad física, o de su mayor vocación (u obligación) hacia las tareas familiares, de aquellas medidas en las que la diferencia de trato dispuesta a favor de la mujer persiga la eliminación de las desigualdades fácticas entre mujeres y hombres. Las primeras, entre las cuales se menciona como ejemplo las que se enjuiciaron en las sentencias 81/82 y 7/83 antes mencionadas, “aunque aparentemente resulten de índole protectora, perpetúan y reproducen, en la práctica, la posición de inferioridad social de la población femenina”. Las segundas, en cambio, no vulnerarían el principio de igualdad, al tener por objetivo paliar la discriminación sufrida por las mujeres y responder al mandato constitucional contenido en el art. 9.2 CE y dar “tratamientos diferentes a sujetos en situaciones que resultan distintas”. A pesar de que este nuevo enfoque inaugurado en la (STC 37, 128) parecía más completo y adecuado para detectar supuestos más sutiles de discriminación contra la mujer, lo cierto es que su aplicación al caso concreto no produjo el resultado que habría resultado deseable. La medida objeto de examen, prevista en un Acuerdo de 26 de noviembre de 1974 de la Comisión Permanente del Consejo de Administración del ya entonces extinguido Instituto Nacional de Previsión, consistía en la concesión a las madres trabajadoras de una prestación mensual en concepto de guardería; prestación que no se reconocía a los padres en su misma situación. El Tribunal comienza reconociendo que justificar la diversidad de trato en base a que corresponde a las mujeres la dedicación a las tareas domésticas, excluyendo al hombre de las mismas, no resultaría admisible ya que dicha premisa no se adecúa a las previsiones igualitarias entre hombres y mujeres contenidas en la Constitución. Sin embargo, entiende que el legislador no parte de una premisa semejante, sino que asume la existencia de “una realidad social, (…), caracterizada por la atribución en la práctica a la mujer del núcleo mayor de las cargas derivadas del cuidado de la familia, (…) que supone un obstáculo muchas veces insalvable para el acceso al trabajo”, como demuestra el hecho de que la tasa de actividad de las mujeres casadas sea del 20,9%, mientras que la de los hombres casados alcanza el 70,92%7. Siendo así que existe “una innegable y mayor dificultad para la mujer con hijos de corta edad para incorporarse al trabajo o para permanecer en él”, y
en tanto que dicha situación de desigualdad perdura, no podrán considerarse discriminatorias las medidas tendentes a favorecer su acceso al trabajo, como es el caso de las ayudas económicas a las madres trabajadoras destinadas al empleo de servicios de guarderías. En sus propias palabas, la finalidad de la diferencia de trato normativamente establecida era “evitar que una práctica social discriminatoria se traduzca en un apartamiento del trabajo de la mujer con hijos pequeños”, justificación suficiente para vencer la presunción de discriminación que pesaba sobre ella y para declarar su compatibilidad con la Constitución. A pesar del avance que supuso el reconocimiento por parte del Tribunal de premisas como la imposibilidad de justificar las diferencias jurídicas entre hombre y mujer en un diferente reparto de responsabilidades en la esfera doméstica y en el cuidado de los hijos, lo cierto es que la solución alcanzada es bastante discutible. La medida cuestionada, al facilitar solamente a la madre la compatibilización de su vida laboral con el cuidado de sus hijos, funcionaba como un incentivo para que la mujer continuara desempeñando el papel de cuidadora que tradicionalmente se le había atribuido, contribuyendo así a la conservación de un statu quo que el legislador, por mandato constitucional (9.2 CE), está obligado a transformar en un sentido igualitario. Además, desde el punto de vista de la dimensión subjetiva del derecho a la igualdad, la diferente regulación del complemento retributivo por contratación de servicios de guardería debería haberse considerado discriminatoria contra la mujer, por su efecto desincentivador de su contratación y promoción laboral: toda medida que responsabilice exclusivamente a la madre del cuidado familiar, y haga pesar sobre el empleador la obligación de flexibilizar la organización empresarial en atención a las necesidades de las trabajadoras madres –y no de los trabajadores padres–, hará que las mujeres trabajadoras sean menos atractivas para un empresario que cualquier hombre de su mismo rango de edad y nivel formativo. En sentencias posteriores se aplicó un razonamiento similar al seguido en la (STC 128, 87). No obstante, antes de entrar en su análisis, es conveniente que hagamos un breve repaso de la jurisprudencia sobre la protección del embarazo.
III. LA PROTECCIÓN DEL EMBARAZO EN LA JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL En un primer momento, el embarazo fue entendido por el TC como una de las causas de discriminación ubicadas en la cláusula abierta del artículo 14 CE in fine. Su conexión con el sexo se apunta en la (STC 166, 1988), y en la (STC 173, 1994) de 7 de junio quedará consolidado como una causa de discriminación directa por razón de sexo. Con esta sentencia el Tribunal incorpora a su jurisprudencia una construcción que tiene su origen en la jurisprudencia del TJUE8. Siguiendo la pauta marcada en la (STC 173, 1994) –no considerar discriminación por razón de sexo solamente aquellos tratamientos peyorativos que se fundan en la pura y simple constatación del sexo de la víctima, sino también aquellos que se fundan en la concurrencia de circunstancias que tengan una cone-xión directa e inequívoca con el sexo, como sucede con el embarazo9–, nuestro TC ha declarado inconstitucionales varios ejemplos de tratamiento peyorativo a mujeres embarazadas: la resolución de una
relación laboral en periodo de prueba de una trabajadora (SSTC 94, 1984), de 16 de octubre, y 166/1988, de 26 de septiembre), la no renovación de un contrato temporal (STC 173/1994, de 7 de junio), el no nombramiento como interina (STC 20, 2001), de 29 de enero), el cese de un puesto de libre designación (STC 98, 2003), de 2 de junio), la suspensión del contrato [(STC 161, 2004), de 4 de octubre] y, por supuesto, el despido [(SSTC 136, 1996) de 23 de julio; 20/2001;41/2002;17/2003;98/2003]. A través de estos pronunciamientos ha consolidado una jurisprudencia protectora de la mujer embarazada, tanto cuando es una trabajadora en activo como cuando pretende acceder al mercado laboral. Merece la pena destacar la evolución de su jurisprudencia en lo que se refiere al requisito del conocimiento del estado de gestación de la trabajadora por parte del empresario, a efectos de activar los mecanismos de protección típicamente asociados a los casos de discriminación. En un primer momento, nuestro Tribunal consideró este conocimiento un elemento necesario para apreciar la existencia de un panorama indiciario suficiente para invertir la carga de la prueba y hacer caer sobre el empleador el deber de probar que existió una causa ajena al embarazo para el despido (SSTC 41, 2002), de 25 de febrero, FJ 4). No obstante, admitió como indicio suficiente, en aquellos casos en que no pudiese acreditarse el conocimiento del empleador, la constancia de que el embarazo fuera conocido en el centro de trabajo [(STC 17, 2003) de 30 de enero]. Su doctrina en esta materia estaba en sintonía con las previsiones de la directiva europea 1992/85/CEE10, que entendía como trabajadora embarazada, a efectos del régimen protector en ella dispuesto, solamente a aquella que hubiera comunicado su estado al empresario (art. 2 apartado a). Sin embargo, en la ley nacional de transposición de esta última –Ley 39/99 de 5 de noviembre, de conciliación de la vida familiar y laboral–, la redacción que el legislador español decidió darle al nuevo art. 55.5 ET parecía exonerar a la mujer de la prueba del conocimiento del embarazo11: en ningún momento se exigía la acreditación de esta circunstancia, quedando el embarazo configurado como una causa objetiva de nulidad del despido (salvo procedencia del despido por motivos no relacionados con el embarazo). El TC adaptó su jurisprudencia a este cambio legislativo en su sentencia 92/2008 de 21 de julio12, en la que conoció de un amparo interpuesto contra resoluciones judiciales de los tribunales ordinarios que, en aplicación del nuevo art. 55.5 del Estatuto de los Trabajadores, habían exigido a una trabajadora embarazada que fue despedida la demostración de que su empleador conocía su embarazo. El Tribunal Constitucional declaró que, si bien “la garantía frente al despido del derecho a la no discriminación por razón de sexo de las trabajadoras embarazadas no exige necesariamente un sistema de tutela objetiva como el previsto por el legislador en la Ley 39/1999”, una vez que el legislador ha decidido desarrollar el derecho de esta manera, “no puede el órgano judicial efectuar una interpretación restrictiva y ajena a las reglas hermenéuticas en vigor que prive al precepto legal de aquellas garantías establecidas por el legislador y con las que la trabajadora podía razonablemente entenderse amparada en su determinación personal”, pues ello constituiría una violación del derecho a la tutela judicial efectiva de la demandante13 (art. 24.1 CE) en relación con su derecho a la no discriminación por razón de sexo (art. 14 CE)14. Esta sentencia provocó una modificación de la línea jurisprudencial seguida hasta entonces por el Tribunal Supremo, que venía exigiendo la acreditación del conocimiento para considerar la concurrencia de indicios suficientes de vulneración de un derecho fundamental15.
Unos años después, el Tribunal tuvo ocasión de conocer el recurso de amparo de una trabajadora en periodo de prueba cuya relación laboral había sido extinguida por su empleador durante su embarazo. Como la demandante no pudo probar que existiera un conocimiento de dicha circunstancia previo al despido, se hacía necesario determinar si su acreditación podía o no exigirse ante la resolución de un periodo de prueba. El Tribunal, con apoyo en la doctrina consolidada en sentencias anteriores, y en coherencia con el razonamiento construido en la (STC 92, 2008), consideró que la protección reforzada ofrecida por el art. 55.5 del Estatuto de los Trabajadores no puede aplicarse por analogía a situaciones como la resolución de un contrato temporal. Para el Tribunal, exonerar a la trabajadora embarazada víctima de un despido de la prueba del conocimiento de su estado por parte de su empleador fue una decisión legítima del legislador, pero no era en modo alguno el resultado de la obediencia a un imperativo constitucional. No existiendo previsión legal alguna a este respecto para los contratos de prueba, ni obligación constitucional de instituirla, nada exoneraba a la demandante de acreditar el conocimiento de su embarazo por parte de su empleador. Esta solución, no obstante, no fue pacífica: presentó un voto particular concurrente Andrés Ollero, y un voto particular discrepante Fernando Valdés Dal-Re, al que se adhirieron tres magistrados más. En opinión de estos cuatro últimos, el pronunciamiento comentado era fruto de una doctrina constitucional que debería modificarse. En cualquier caso, a pesar de las últimas debilidades señaladas, en líneas generales podemos afirmar que la evolución de la protección del embarazo por parte de nuestro TC merece una valoración positiva. Las mayores deficiencias de su doctrina no están relacionadas con la protección del embarazo, sino con el control de las medidas legislativas diseñadas para la conciliación del trabajo con el cuidado de los hijos. De poco sirve proteger a la mujer embarazada, si desde el nacimiento del niño y hasta su independencia es la madre quien asume la mayor parte de la carga de trabajo derivada de su crianza, y el marco normativo no promueve un cambio de este reparto desigual de las labores de cuidado. De ser esto así, la carrera profesional de las mujeres continuará viéndose perjudicada por el papel tradicional que desempeñan en la estructura familiar. Al estudio de esta cuestión dedicaremos el siguiente apartado.
IV. LA PROTECCIÓN DE LA MATERNIDAD EN LA JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL Como se comentó anteriormente, tras su primera década de funcionamiento, el TC desarrolló una jurisprudencia que contraponía las medidas diferenciadoras, valoradas como discriminatorias e inconstitucionales, y las medidas diferenciadoras cuyo fin es compensar desigualdades reales, consideradas legítimas en virtud del art. 9.2 CE. En aplicación de la misma lógica que le llevó a declarar constitucional la atribución de un complemento retributivo a las madres trabajadoras para la contratación de servicios de guardería, sin que existiera un complemento similar para los padres trabajadores, el Tribunal declaró constitucional la normativa que regulaba el disfrute por parte de las madres de permisos retribuidos de ausencia por lactancia, a pesar de que no existiera ninguna previsión similar para los padres (STC 109, 1993). En esta última sentencia, el Tribunal acuñó la que se convertiría en una pieza fundamental de su doctrina en esta materia: la consideración de la maternidad como “una realidad biológica diferencial
objeto de protección, derivada directamente del art. 39.2 de la Constitución”. Al ser una realidad biológica diferencial, “las ventajas o excepciones que ésta determine para la mujer no pueden considerarse discriminatorias para el hombre”. Su jurisprudencia es conforme con la doctrina seguida por el TJUE en algunos pronunciamientos –Hoffmann (1984), Abdulaye (1999), Lommers (2002)–, pero este último parece haber dado un giro a su jurisprudencia a partir del asunto Roca Álvarez, resuelto en el año 2010. Este cambio merece sin duda ser bienvenido, ya que el tipo de medidas a las que ahora nos referimos, a pesar de su apariencia protectora, tienen un efecto perjudicial para la mujer en el mercado de trabajo. Por un lado, en la esfera doméstica contribuyen al mantenimiento de los roles de género tradicionales y perpetúan la feminización del cuidado –será ella quien asuma las tareas de cuidado de los hijos en común, si es ella la única que cuenta con facilidades para compatibilizar su desempeño profesional con estas otras labores–. Por otro lado, en la esfera pública este tipo de medidas desincentivan la contratación de mujeres en edad fértil, porque hacen que para un empleador resulte económicamente más conveniente contratar a un varón de su misma edad. Por fortuna, la sociedad española cada vez es más sensible a esta realidad, y su influencia en el poder legislativo ha hecho que este tipo de medidas vayan desapareciendo. Sin embargo, la línea jurisprudencial del TC inspirada en la protección compensadora de la mujer madre continúa hoy presente en algunas de sus sentencias. Es el caso de la sentencia 111/2018, de 17 de octubre, que resolvió el recurso de amparo interpuesto por un padre contra las decisiones de las autoridades administrativas y judiciales que le negaron el derecho a disfrutar de un permiso de paternidad en condiciones iguales a las propias del permiso de maternidad en aplicación del marco legislativo entonces vigente. El demandante pertenecía a la PIINA, una asociación que lleva décadas reivindicando la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad y su carácter intransferible. Lo que planteó en su recurso de amparo fue que la distinta regulación de los permisos constituye un trato discriminatorio contra el varón por razón de sexo. El Tribunal, sin embargo, entendió que no puede existir discriminación allí donde no existen dos situaciones comparables, y en este caso las situaciones traídas a análisis son diferentes, en atención a la distinta finalidad de cada uno de los permisos. Mientras que la “finalidad primordial” del permiso de maternidad es “la protección de la salud de la mujer trabajadora, durante el embarazo, parto y puerperio”, el permiso de paternidad busca “favorecer la conciliación de la vida personal, familiar y laboral fomentando la corresponsabilidad de madres y padres en el cuidado de los hijos”. Al no existir dos situaciones homogéneas, no cabe apreciar vulneración alguna del principio de igualdad y no discriminación. Frente a la sentencia de la mayoría, la magistrada María Luisa Balaguer presentó un voto particular que demostró que una jurisprudencia constitucional con perspectiva de género es posible. Partió de una comprensión distinta de la naturaleza de los permisos, argumentando que ni el bien protegido por el permiso de maternidad es exclusivamente la salud de la mujer trabajadora, ni su objetivo es únicamente su recuperación física, al igual que la finalidad del permiso de paternidad no es solo la conciliación. Junto a esto, en opinión de la magistrada, existe otro fin que subyace a ambos permisos, y que resulta esencial para comprender su sentido en el ordenamiento: “la garantía de la igualdad en
el acceso, promoción y desarrollo de la actividad laboral de hombres y mujeres”. Una vez planteado así el problema jurídico que el Tribunal debía resolver, Balaguer desvela el efecto perverso de estas medidas: aunque aparentemente benefician a la mujer, funcionan en la práctica como un factor que desincentiva su contratación y su promoción en el mercado de trabajo y, por ello, deben considerarse discriminatorias e inconstitucionales. Afortunadamente, en fechas recientes y gracias al impulso de la sociedad civil, el legislador español ha modificado la regulación de los permisos de paternidad y maternidad para establecer una equiparación gradual que a lo largo del presente año culmine con el establecimiento de permisos de una misma duración para mujeres y hombres. No obstante, resulta preocupante la miopía que demostró nuestro Tribunal Constitucional en su sentencia del año 2018. A pesar de la crítica que hemos dirigido a la jurisprudencia constitucional en este apartado, es importante señalar que en el pasado año 2019 el Tribunal dictó una sentencia muy positiva para el avance en la protección de las mujeres en el ámbito laboral. Nos referimos a la (STC 91, 2019) de 3 de julio. En esta ocasión, el Tribunal se mostró más sensible al contexto social a la hora de determinar si el marco normativo vigente resulta discriminatorio. En concreto, debía examinar la constitucionalidad de una regulación tributaria en virtud de la cual la cuantía de la pensión de jubilación de los trabajadores a tiempo parcial se calculaba aplicando un porcentaje de parcialidad a la base reguladora, de tal forma que el tiempo real de cotización se reducía a efectos del cálculo de la pensión. La medida tenía una formulación neutral, es decir, el sexo no era un factor relevante para su definición. Y, sin embargo, su aplicación resultaba sensiblemente más perjudicial para las mujeres que para los hombres dado que, al ser ellas quienes asumen la mayor parte de la carga de trabajo en el ámbito doméstico, recurren con mayor frecuencia al trabajo parcial para compaginar su vida familiar y sus obligaciones profesionales. El pleno del Tribunal, en una sentencia unánime, consideró que había tenido lugar una discriminación indirecta por razón de sexo.
V. REFLEXIONES FINALES Como hemos visto a lo largo del presente trabajo, la jurisprudencia constitucional en materia de protección de la mujer trabajadora ha conocido un importante desarrollo en las últimas décadas. Sin embargo, arrastra aún ciertas debilidades que dificultan la conquista de una verdadera igualdad entre mujeres y hombres; una victoria que exige, necesariamente, una apuesta decidida por la corresponsabilidad en el reparto de las tareas domésticas y el cuidado de los hijos y las personas dependientes. Las cargas familiares han lastrado tradicionalmente el desarrollo profesional de las mujeres y, por desgracia, aún continúan siendo el principal escollo que encuentran en su desarrollo en el ámbito laboral. Considerar la crianza y el cuidado de los hijos una responsabilidad naturalmente femenina perpetúa la situación de subordinación de la mujer y, por lo tanto, urge un cambio en el enfoque que, en ocasiones, mantienen nuestro legislador y nuestro Tribunal Constitucional. Una legislación y una jurisprudencia con perspectiva de género pueden resultar muy útiles en el camino hacia una sociedad verdaderamente igualitaria.
VI. BIBLIOGRAFÍA BALAGUER CALLEJÓN, M. L., BIGLINO CAMPOS, P., FIGUERUELO BURRIEZA, A., FREIXES SANJUAN, T., GÓMEZ FERNÁNDEZ, I. REY MARTÍNEZ, F., SALAZAR BENÍTEZ, O. “Encuesta sobre la igualdad entre hombres y mujeres”. Teoría y realidad constitucional, n.° 43, (2019) BALAGUER CALLEJÓN, M. L. “Igualdad y discriminación sexual en la jurisprudencia del TC”. Revista de Derecho Político, n.° 33, (1991) GÓMEZ FERNÁNDEZ, I. “Encuesta sobre igualdad entre hombres y mujeres”. Teoría y Realidad Constitucional, 43, (2019). MARRADES PUIG, A. “Diseñando un nuevo modelo económico: propuestas desde el derecho constitucional y la economía feminista sobre el cuidado y la igualdad frente a la crisis COVID-19”. IgualdadES, vol. 2, n.° 3, (2020). MARRADES PUIG, A. “Los nuevos derechos sociales: el derecho al cuidado como fundamento del pacto constitucional”. Revista de Derecho Político, n.° 97, (2016). MOLINA NAVARRETE, C. (Coord). Impacto sobre la legislación laboral española de la jurisprudencia del tribunal de justicia de la unión europea. Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, 2019. NIKOLAIDIS, C. The right to equiality in the European Human Rights Law. Routledge, 2015. NOGUEIRA GUASTAVINO, M. “La doctrina constitucional sobre discriminación directa por razón de embarazo en el siglo XXI”. Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, n.° 73, (2018). REY MARTÍNEZ, F. “Igualdad y prohibición de discriminación: de 1978 a 2018”. Revista de Derecho Político, n.° 100, (2017). REY MARTÍNEZ, F. “Igualdad entre mujeres y hombres en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional español”. Boletín mexicano de Derecho comparado, vol., 43, n.° 129, (2010). REY MARTÍNEZ, F. “El derecho fundamental a no ser discriminado por razón de sexo”. Consejo General para prevenir la discriminación. México, 2005. RODRÍGUEZ RUIZ, B. “Hacia un Estado post-patriarcal. Feminismo y ciudadanía”. Revista de estudios políticos, n.° 149, (2010). VIERA ÁLVAREZ, C. “La nulidad del despido de mujer embarazada. Historia reciente a la luz de jurisprudencia del tribunal constitucional y tribunal supremo español”. Revista de Derechos Fundamentales, n.° 3, (2009).
1. Es indudable que la desigualdad en el reparto de las tareas domésticas y las responsabilidades en el cuidado de los menores y las personas dependientes en el seno familiar impide que las mujeres participen en condiciones de igualdad en la esfera pública. Sobre la importancia de cambiar esta situación, se pueden
consultar los siguientes trabajos: RODRÍGUEZ RUIZ, B. “Hacia un Estado post-patriarcal. Feminismo y cuidadanía”. Revista de estudios políticos, n. 149, 2010, pp. 87-122. MARRADES PUIG, A. “Los nuevos derechos sociales: el derecho al cuidado como fundamento del pacto constitucional”. Revista de Derecho Político, n. 97, 2016, pp. 209-242. Para una reflexión sobre el impacto de la pandemia de la COVID-19 en este ámbito en clave constitucional, consultar: MARRADES PUIG, A. “Diseñando un nuevo modelo económico: propuestas desde el derecho constitucional y la economía feminista sobre el cuidado y la igualdad frente a la crisis COVID-19”. IgualdadES, vol. 2, n. 3, 2020, pp. 379-402. 2. Si bien este defecto resulta comprensible en razón del contexto histórico en el que fue elaborada nuestra Constitución, son muchas las voces que coinciden en la necesidad de reparar esta carencia en el momento presente. Al respecto conviene consultar BALAGUER CALLEJÓN, M. L., BIGLINO CAMPOS, P., FIGUERUELO BURRIEZA, A., FREIXES SANJUAN, T., GÓMEZ FERNÁNDEZ, I. REY MARTÍNEZ, F., SALAZAR BENÍTEZ, O. “Encuesta sobre la igualdad entre hombres y mujeres”. Teoría y realidad constitucional, n. 43, (2019), pp. 1599. 3. En coherencia con la prioridad de las Comunidades Europeas en aquel momento, que no era otra que potenciar la integración económica entre los países miembros, el reconocimiento de la prohibición de discriminación estaba diseñado para operar en el ámbito del empleo e impedir que se produjeran desigualdades competitivas entre los mercados de los diferentes países que pudieran poner en riesgo el proceso de integración. Ello explica que los únicos motivos de discriminación contemplados fueran el sexo y la nacionalidad. Para un estudio interesante sobre cómo, a partir de estrechas previsiones de igualdad de corte económico, el Tribunal de Justicia de la Unión ha construido un auténtico derecho sustantivo a no ser discriminado, ver: NIKOLAIDIS, C. The right to equiality in the European Human Rights Law. Routledge, 2015. 4. Para una aproximación a la jurisprudencia del Tribunal en sus primeros años de funcionamiento, consultar: BALAGUER CALLEJÓN, M. L. “Igualdad y discriminación sexual en la jurisprudencia del TC”. Revista de Derecho Político, n. 33, (1991). Para un estudio más reciente, REY MARTÍNEZ, F. “Igualdad entre mujeres y hombres en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional español”. Boletín mexicano de derecho comparado, vol., 43, n. 129, (2010), pp. 1323-1369. También encontramos un recorrido sobre la evolución en este trabajo, del mismo autor: REY MARTÍNEZ, F. “Igualdad y prohibición de discriminación: de 1978 a 2018”. Revista de Derecho Político, n. 100, 2017, pp. 125-171. Para una perspectiva más crítica, pueden consultarse los trabajos de: GÓMEZ FERNÁNDEZ, I. “Encuesta sobre igualdad entre hombres y mujeres”. Teoría y Realidad Constitucional, n.43, (2019), pp. 15-99. MARRADES PUIG, A. 2020., Op. Cit. 5. Op. Cit. 6. REY MARTÍNEZ, F. El derecho fundamental a no ser discriminado por razón de sexo. Consejo General para prevenir la discriminación. México, 2005, p. 58 y ss. 7. La sentencia extrae los datos de la Encuesta de Población Activa del INE para el tercer trimestre de 1986. 8. Sobre ello, SÁNCHEZ PÉREZ, J. La discriminación laboral por razón de embarazo. En MOLINA NAVARRETE, C. (Coord.). Impacto sobre la legislación laboral española de la jurisprudencia del tribunal de justicia de la unión europea. Consejo Andaluz de Relaciones Laborales, 2019, Pp. 342-359. 9. FJ. 2. 10. Directiva europea 1992/85/CEE, de 19 de octubre, de aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud en el trabajo de la trabajadora embarazada, que haya dado a luz o en período de lactancia. 11. Como explica NOGUEIRA GUASTAVINO, en la polémica doctrinal en torno a la interpretación de este artículo cabía defender dos posiciones: que este era un tipo especial dentro del despido discriminatorio por razón de sexo y que, como especie de un mismo género, exige un móvil discriminatorio o, por el contrario, que el despido de una trabajadora durante su embarazo será nulo aunque no se acrediten indicios de discriminación, especialmente el conocimiento del embarazo, porque así lo ha querido el legislador, para dar una tutela más reforzada en estos casos. Al respecto, ver: NOGUEIRA GUASTAVINO, M. “La doctrina constitucional sobre discriminación directa por razón de embarazo en el siglo XXI”. Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, n. 73, (2008). 12. Doctrina reiterada en la (STC 124, 2009) de 18 de mayo. 13. Según su doctrina ya consolidada en esta materia, cuya exposición detallada se contiene en el FJ 6 de la sentencia comentada, el derecho a la tutela judicial efectiva conlleva la garantía de que las decisiones judiciales
no sean consecuencia de una aplicación arbitraria de la legalidad y, en este caso, exigir a la demandante un requisito no querido por el legislador carecía de una justificación razonable. 14. FJ 9. 15. En su sentencia STS, Sala de lo Social, de 17 de octubre de 2008, N.° recurso 1957/2007 explica su doctrina tradicional y los cambios que debía hacer a la luz de la STC para adecuarse a la doctrina del TC. En la STS, Sala de lo Social, de 16 de enero de 2009, N.° recurso 1758/2008 confirma esta nueva postura. Sobre ello: VIERA ÁLVAREZ, C. “La nulidad del despido de mujer embarazada. Historia reciente a la luz de jurisprudencia del tribunal constitucional y tribunal supremo español”. Revista de Derechos Fundamentales, n. 3, (2009), pp. 263273.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XX LA PERSPECTIVA DE GÉNERO A TRAVÉS DE EXPOSICIONES SOBRE LA MUJER DEL MUSEO ETNOGRÁFICO DE CASTILLA Y LEÓN
Capítulo XX La perspectiva de género a través de exposiciones sobre la mujer del Museo Etnográfico de Castilla y León BLANCA FLOR HERRERO MORÁN
Doctora en Historia del Arte Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. ANÁLISIS COMPARATIVO DE LAS EXPOSICIONES SOBRE LA MUJER. 1. Exposiciones sobre alfareras y campesinas. 2. Exposiciones sobre mujeres artistas. 3. Exposición sobre la Virgen de la Concha. 4. Exposición Dibujantas. 5. Exposición “Nancy. Historia de una muñeca”. III. CONCLUSIONES. IV. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN El Museo Etnográfico de Castilla y León (MECyL), ubicado en Zamora, tiene un lugar privilegiado en la Historia no sólo porque es el primer museo de carácter regional de dicha comunidad autónoma sino también porque alberga numerosas obras que documentan y son testimonios de una forma de vida que está en vías de desaparición. El MECyL no es un museo dedicado a la mujer sino a la etnografía. Pero, dentro del patrimonio etnográfico, el papel de la mujer es fundamental y esencial tal y como lo atestiguan las numerosas piezas materiales e inmateriales que posee. La presencia de la mujer en el MECyL se percibe a través de diferentes actividades como exposiciones, conferencias, encuentros, talleres, conciertos o efemérides del Día Internacional de la Mujer o del Día Mundial de la mujer rural (representación femenina en la tradición y protagonismo de la figura de la mujer rural). Las exposiciones celebradas en el museo sobre el papel y la imagen de la mujer son una herramienta perfecta para reflexionar sobre la perspectiva de género. Además de las exposiciones temporales, en el MECyL se exhiben y conservan numerosas piezas realizadas y utilizadas por mujeres sin que a primera vista se pueda establecer una clara división entre las piezas de hombres y las piezas de mujeres, aunque con una
mirada más exhaustiva se pueda reflexionar sobre dichas piezas partiendo de los diferentes roles de género asociados a determinadas actividades esencialmente domésticas. Dado que la visibilidad de la mujer no se reduce al patrimonio etnográfico material, el museo alberga múltiples registros sonoros y audio-visuales donde la mujer es una transmisora de la tradición a través del patrimonio oral inmaterial. Indudablemente el papel de la mujer como trasmisora de las costumbres, modos, leyendas y tradiciones es esencial pues la convierte en una fuente de sabiduría popular que comunica y educa a través de la palabra. Diversas exposiciones temporales del museo donde la mujer ha sido la protagonista pueden servir para estudiar y reflexionar sobre la perspectiva de género a través de diferentes temáticas y aspectos de las mismas. La mujer juega un importante papel en la vida en general y en la vida cotidiana en particular, por eso frente a la historia centrada en la ausencia de la mujer es necesario revalorizar, mostrar y demostrar (y nunca mejor dicho) la presencia de la mujer en la historia –tanto en la macrohistoria como en la microhistoria donde el patrimonio etnográfico tiene cabida tanto en su vertiente material como inmaterial–.
II. ANÁLISIS COMPARATIVO DE LAS EXPOSICIONES SOBRE LA MUJER En el MECyL se han realizado varias exposiciones temporales donde la mujer ha sido la protagonista: dos exposiciones se han centrado en el papel y la imagen de la mujer de forma genérica asociada a dos actividades cotidianas muy concretas, tres exposiciones han versado sobre mujeres artistas, una exposición se ha dedicado a la patrona de la ciudad de Zamora, una se ha dedicado a las Dibujantas haciendo referencia al I Salón de Dibujantas que tuvo lugar en el Lyceum Club Femenino y una a la historia de la muñeca Nancy. En primer lugar se comentan brevemente las peculiaridades de cada exposición de forma individual ya que tanto el hilo conductor como el sentido de cada exposición son particulares y diferentes. Al final de este análisis, se comparan varias exposiciones de manera conjunta, y se establecen relaciones entre ellas. 1. EXPOSICIONES SOBRE ALFARERAS Y CAMPESINAS Las dos primeras exposiciones del MECyL donde la mujer ha sido la protagonista han sido: “Las Alfarerías Femeninas” y “Campesinas: la memoria de la tierra”. Las dos muestras temporales reflexionaban sobre dos de las dedicaciones de la mujer a lo largo del tiempo: la alfarería y la agricultura. Ambas ocupaciones se remontan al período prehistórico y constituyen grandes hitos para la historia de la Humanidad. Empleando una definición lo más simple y concreta posible: la alfarera es la artesana que trabaja el barro mientras que la campesina es la agricultora que trabaja la tierra. Es bastante lógico que siendo un museo de etnografía, las primeras exposiciones se
dedicaran a dos de las primigenias ocupaciones y oficios desarrollados por la mujer en el mundo rural: la alfarería y el campesinado. Conviene tener en cuenta que la etnología comenzó siendo una disciplina surgida del interés por estudiar cómo vivían los pueblos de las primeras sociedades antropológicas. Así, los primitivos museos etnográficos comenzaron siendo una exhibición heterogénea de artefactos que hacían referencia a una determinada cultura. Poco a poco y de forma paulatina, junto a los museos etnográficos “exóticos o lejanos” nacieron los museos etnográficos “próximos” o cercanos al propio entorno y a la realidad social del momento. De hecho, es dentro de esta segunda categoría donde se puede contextualizar al MECyL. 1.1. Las Alfarerías Femeninas Esta muestra se exhibió del 3 de diciembre del 2005 al 31 de agosto de 2006 ocupando la sala denominada espacio –1 y la sala de exposiciones temporales. En “Alfarerías Femeninas” se exponían y explicaban diversas piezas procedentes de los centros alfareros femeninos españoles a nivel global (Madrid, Lugo, Ciudad Real, Islas Canarias, Cuenca, Albacete y Asturias) y de Zamora más concretamente (Muelas del Pan, Moveros, Pereruela de Sayago y Carbellino de Sayago). En el ámbito de la alfarería según el torno y quien utiliza el torno se distinguen dos tipos: los alfares femeninos y los alfares masculinos. La principal diferencia entre ambas tipologías es que el hombre utiliza para realizar las piezas un torno alto de pie mientras que la mujer emplea un torno bajo. En los alfares femeninos las mujeres trabajan de rodillas “haciendo penitencia” –como ellas mismas dicen– sobre un torno bajo que por sus dimensiones es fácilmente transportable, y utilizan las “cholas” o “chancas”, calzado que tiene la suela de una pieza de madera de negrillo con la forma anató-mica del pie, que le permite apoyarse sobre los talones para evitar el cansancio. Las mujeres utilizan las dos manos para dar forma a las piezas –ya que el torno no posee ningún sistema mecánico de tracción– y generalmente nadie les ayuda en la realización de las mismas, salvo si las piezas tienen grandes dimensiones, como las tinajas y los hornos, en las que una persona mueve la rueda, mientras que la otra modela la pieza con las dos manos. En los alfares femeninos, son las mujeres las que tradicionalmente se encargan de realizar las piezas, mientras que los hombres se encargan de los trabajos de extracción del barro, de cochura y el de difusión y venta de las piezas fuera del lugar. Cuando la mujer no tiene marido o cuando éste no pertenece a la familia alfarera, ella misma vende sus cacharros en crudo a los hombres que disponen de horno. Es importante señalar que el trabajo y el rendimiento económico estaban condicionados a la pareja, es decir, al matrimonio. Así pues, el título de la exposición es breve, claro, concreto y conciso. 1.2. Campesinas: la memoria de la tierra La muestra se exhibió del 7 de septiembre al 31 octubre del 2006 ocupando los mismos
espacios que la exposición que le precedió (“Alfarerías femeninas”), es decir, la sala denominada espacio –1 y la sala de exposiciones temporales. En “Campesinas: la memoria de la tierra” se exponían diversas fotografías y audiovisuales realizados por los investigadores Mariola Carbajal y Jesús Suárez durante sus años de trabajo de campo dedicados a recuperar y documentar el patrimonio oral por el noroeste de la Península Ibérica. Se trataba de una crónica visual donde se reflejaba el exterior y el interior de las mujeres campesinas. El trabajo de la mujer campesina no tiene unas diferencias tan notables respecto al trabajo del hombre campesino como sucede en el caso de los alfares femeninos y los alfares masculinos. Es más el trabajo del campesinado no tiene el mismo reconocimiento social que la alfarería quizás porque sus productos son más efímeros (productos agrícolas versus piezas de cerámica) pero también son vitales porque son esenciales para la supervivencia (alimentación versus piezas utilitarias). El título de la exposición es evocador pues le añade al concepto “campesina” un calificativo cargado de sentido y significado ser “la memoria de la tierra” (la campesina es, al mismo tiempo, testigo y testimonio que documenta una forma de vida asociada a las labores agrícolas). Imagen 1. Cuadro comparativo de lsas exposiciones “Alfarerías femeninas” y “Campesinas la Memoria de la Tierra”.
EXPOSICIONES
“ALFARERÍAS FEMENINAS”
“CAMPESINAS: LA MEMORIA DE LA TIERRA”
FECHA
Del 3 de diciembre del 2005 al 31 de agosto del 2006
Del 7 de septiembre al 31 de octubre del 2006
CONTINENTE
Espacio –1 y Sala de exposiciones temporales del Museo Etnográfico de Castilla y León
Espacio –1 y Sala de exposiciones temporales del Museo Etnográfico de Castilla y León
Piezas procedentes de centros alfareros femeninos españoles
Fotografías y audiovisuales realizados por Mariola Carbajal y Jesús Suárez
Diferenciación entre los alfares femeninos y masculinos
División del trabajo siguiendo roles de género
Trabajo temporal
Trabajo estacional
Artesana que trabaja el barro
Agricultora que trabaja la tierra
Tierra: barro es la materia prima y determina las piezas
Tierra: influye en la calidad y la cantidad de los productos
CONTENIDO
CARACTERÍSTICAS DE LA ACTIVIDAD
CARACTERÍSTICAS COMUNES
Actividades de gran tradición histórica surgidas en la prehistoria Actividades ligadas a la cotidianidad real y literal (refranes) Actividades complementarias no contrapuestas, que se combinan con otras Relación entre paisaje y paisanaje Relación entre los surcos de la tierra y los surcos de los rostros Actividades que ejemplifican a una mujer luchadora y trabajadora Papel activo de la mujer en la vida Presencia de la mujer en la historia (microhistoria y macrohistoria)
2. EXPOSICIONES SOBRE MUJERES ARTISTAS Las principales exposiciones sobre mujeres artistas se han centrado en: las obras de Isabel Ulzurrun, la figura y las obras de Piedad Isla y las pinturas de Balbina Mendes, respectivamente. La principal diferencia entre las muestras radica en las diferencias existentes entre las tres mujeres sobre las que se centran: pues además de que una es etnógrafa y fotógrafa y las otras dos son artistas plásticas, el contexto histórico y geográfico y la vida personal y profesional son distintos (Piedad Isla/ Isabel Ulzurrun/Balbina Mendes; años veinte/años cincuenta/años cincuenta; pueblo/ciudad/pueblo; fotografía y filmografía/pintura y escultura/pintura; trabajo documental sobre el pasado y el presente/trabajo contemporáneo sobre el presente y el futuro/trabajo contemporáneo sobre el pasado y el presente; vinculación especial con su lugar de origen/no vinculación especial con su lugar de origen/vinculación con su lugar de origen; proyectos artísticos, culturales, sociales y asistenciales han centrado su vida y su obra/ proyectos esencialmente artísticos con una fuerte carga filosófica centran su vida y su obra/ proyectos artísticos y culturales centran su vida y su obra). Los principales elementos comunes de las tres artistas son: la vinculación al terreno artístico donde han investigado diferentes posibilidades, sus vidas y obras ejemplifican el papel activo de la mujer, el desarrollo de un arte personal y particular donde se percibe la relación entre paisaje y paisanaje, la exposición de sus obras en salas y centros museísticos, y la consecución de diferentes premios y reconocimientos. 2.1. La exposición “Ánima Mundi” de Isabel Ulzurrun “Anima Mundi” se mostró en tres sedes diferentes de la capital zamorana de forma simultánea: la Biblioteca Pública de Zamora, el Museo de Zamora y el Museo Etnográfico de Castilla y León. Desde el 15 de septiembre al 31 de octubre del 2005 la muestra estuvo abierta al público en los horarios propios de cada una de las instituciones culturales que la acogieron.
La muestra constaba de 77 piezas de dicha artista distribuidas por los diferentes espacios seleccionados de cada una de las tres sedes señaladas donde todas las piezas (esculturas, objetos y obras pinchadas en la pared) se relacionaban e interactuaban creando una escenografía compleja con un propósito lírico poético: el Anima mundi. La luz, el color, las transparencias y sobre todo las sombras o ausencias conforman una exposición con un marcado sentido teatral, mágico y transcendente en cada uno de los tres espacios. En el MECyL se expuso la mayoría de las piezas de la exposición –como las denominadas “esculturas blandas”– utilizando diversos espacios como la sala de exposiciones temporales, el hall de entrada de la puerta de acceso principal y el salón de actos. Las esculturas blandas son trajes confeccionados a escala humana que evidencian la ausencia de los personajes que los han motivado y se presentan como un todo del que forman parte obras como: Dieciocho cuadrados, Tierra, Un canto, Pentagrama, Esperando a Merlín, Agua, Cultivando el latido, Primavera en Japón… que nos sugieren el alma-ánimo que llevan dentro. El título de la exposición “Ánima Mundi” parte de la posibilidad de transformar la materia inerte en materia en o con movimiento siendo el movimiento el “ánima” o “alma” que es infundida a las estructuras resultantes, creadas o “animadas”, susceptibles de moverse. A su vez, los títulos de las obras que componen la muestra nos acercan al sentido de este proyecto artístico que nace de la inteligencia del corazón, y nos remiten a un mundo conceptual unas veces solemne (Viajando al Sur, Arcadia o Habitado), otras irónico (Sentadito me quedé, Pic-nic, o La capital del miedo)… Se trata de obras que aluden a personas y lugares (países) concretos. 2.2. Exposición sobre Piedad Isla “Piedad Isla (1926–2009). Fotografías. El corazón en la mirada” se expuso en la sala de exposiciones temporales desde noviembre del 2009 a marzo del 2010. La exposición sirvió para homenajear a la fotógrafa y etnógrafa palen-tina Piedad Isla. Desde el 13 de noviembre del 2009 se proyectó de manera ininterrumpida durante el horario de apertura del museo en la sala de exposiciones temporales el documental “Brindis a la montaña palentina”. Este documental, de aproximadamente 18 minutos de duración, fue proyectado por primera vez en el año 1988. En su origen, se concibió como herramienta reivindicativa, en la defensa de los valores naturales y paisajísticos de la Montaña Palentina, en el momento en el que se pretendía construir un pantano en el valle de Pineda. Se trata de un recorrido por la Montaña Palentina a lo largo de las cuatro estaciones del año donde se intercala el entorno natural con el entorno social (paisaje y paisanaje). Además del reportaje se expusieron diversas fotografías realizadas por Piedad Isla y se editó una hoja de mano que resumía su biografía personal y profesional. Piedad Isla desarrolló su trayectoria profesional entre 1953 y 1992 donde retrató el paisaje y paisanaje de toda la zona norte de Palencia con auténtica pasión fotográfica hasta obtener más de 200.000 clichés permitiendo documentar e identificar un
patrimonio en vías de desaparición. 2.3. Exposición de Balbina Mendes La exposición “Máscaras rituales: del Duero a Tras-Os-Montes” mostraba diversas pinturas de Balbina Mendes centradas en las tradiciones rituales de un área geográfica portuguesa de gran riqueza cultural, temática con la que lleva trabajando desde hace una década. A través de sus pinturas sobre celebraciones populares como los carochos, los caretos, la Festa dos Rapazes, os Casamentos y la Encomendaçao das Almas se da a conocer una parte del patrimonio poco conocido a nivel general de la zona fronteriza de la Raya de la que pro-cede Balbina. Se trata de tradiciones desarrolladas mayoritariamente en el solsticio de invierno con las que ha vivido y convivido desde pequeña, que conoce y reconoce, y a las que quería hacer un homenaje a través del arte. Es una temática con un marcado cariz etnográfico y antropológico que parte de momentos cotidianos legados generación tras generación a lo largo de los siglos. Además del valor cultural y etnográfico de la muestra, destaca la estética vitalista que se trasmite a través de los colores cálidos que aparecen en las pinturas que tienen una gran carga representativa y simbólica. Tras el acto de inauguración de la exposición celebrada durante los meses de abril y mayo del 2013 en la sala de exposiciones temporales, el profesor portugués António Pinelo Tiza, miembro de la Academia Ibé-rica de la Máscara, ofreció una conferencia titulada “Elementos comunes de las mascaradas de Zamora y Bragança” en el salón de actos del Museo. Sin duda, las mascaradas de invierno es un patrimonio que une múltiples celebraciones y tradiciones de ambas zonas de la Raya y, por ello, más de medio centenar de municipios de España y Portugal forman parte de la Red Ibérica de la Máscara que pretende conseguir la candidatura conjunta de dicha manifestación popular de carácter etnográfico y antropológico como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Imagen. 2. Cuadro comparativo de las exposiciones de Isabel Ulzurrun, Piedad Isla y Balbina Mendes.
EXPOSICIONES
FECHA
CONTINENTE
“ANIMA MUNDI” DE ISABEL ULZURRUN
“PIEDAD ISLA. FOTOGRAFÍAS”
“MASCARA-DAS RITUALES” DE BALBINA MENDES
Del 15 de septiembre al 31 de octubre del 2005
De noviembre del 2009 a marzo del 2010
Del 12 de abril al 25 de mayo del 2013
Hall, salón de actos y sala de exposiciones
Sala de exposiciones
Sala de exposiciones
temporales
temporales
temporales
CONTENIDO
Piezas plásticas (pintura y escultura)
Fotografías y audiovisual
Pinturas
PROTAGONISTA
Artista plástica nacida en Madrid en 1955
Etnógrafa y fotógrafa nacida en Cervera de Pisuerga en 1926
Pintora nacida en Miranda do Douro en 1955
Trabajo contemporáneo sobre el presente y el futuro
Trabajo documental sobre el pasado y el presente
Trabajo contemporáneo sobre el pasado y el presente
No hay una vinculación especial con su lugar de origen
Existe una gran vinculación con su lugar de origen
Existe una gran vinculación con su lugar de origen
Proyectos esencialmente artísticos con una fuerte carga filosófica centran su vida y su obra
Proyectos artísticos, culturales, sociales y asistenciales han centrado su vida y su obra
Proyectos esencialmente artísticos y culturales centran su vida y su obra
CARACTERÍSTICAS DE LAS OBRAS
CARACTERÍSTICAS COMUNES
Mujeres vinculadas al terreno artístico que evidencian la presencia de la mujer en la historia del arte y en la etnografía Mujeres que han vivido de su trabajo y demuestran con su vida y su obra el papel activo de la mujer Son mujeres luchadoras y trabajadoras que han investigado diferentes posibilidades dentro del ámbito artístico Todas han desarrollado un arte personal y particular En sus obras se percibe la relación entre paisaje y paisanaje Han conseguido premios y reconocimientos Sus obras se exponen en diversas salas y centros museísticos
3. EXPOSICIÓN SOBRE LA VIRGEN DE LA CONCHA La exposición “La Rosa Escogida. 950 Aniversario de la Virgen de la Concha” tuvo un gran valor para Zamora por estar dedicada a la patrona de la ciudad. A diferencia de las anteriores exposiciones no se trata de una muestra sobre la mujer a nivel general como las dos primeras exposiciones sobre las que se ha reflexionado incidiendo en la importancia de la mujer en la alfarería y en el campesinado, ni sobre la
obra de las mujeres artistas de forma individual tal y como se acaban de comentar en el anterior apartado, sino una muestra sobre la Virgen –una figura femenina de gran importancia en el mundo religioso a nivel global y en la tradición cristiana de forma particular que obtuvo un gran protagonismo gracias a la mario-logía surgida en la Alta Edad Media–. Un aspecto destacado de esta muestra es el valor que se concede a las efemérides algo que le une con la muestra dedicada a Piedad Isla, aunque cada exposición conmemora una fecha distinta. El valor de una fecha, de un acontecimiento es algo inherente al ser humano, pues así lo demuestran los cumpleaños, los aniversarios o las fiestas patronales tan queridas por todos. La celebración de las efemérides es una moda vigente. El carácter celebrativo va ligado a los acontecimientos históricos y a la tendencia a temporalizar las actividades. Es más, actualmente, la dificultad no sólo reside en la elección de los hechos a conmemorar sino también en la forma de celebrarlos y ponerlos en valor: de patrimonializar las efemérides sin perder la contextualización espacial y temporal. Esta exposición supone la clausura de la celebración del 950 aniversario de la llegada de la primitiva imagen de la Virgen de Nuestra Señora de San Antolín a la ciudad de Zamora. La muestra “La Rosa Escogida. 950 Aniversario de la Virgen de la Concha” se expuso desde diciembre del 2012 hasta marzo del 2013 en tres espacios del museo: la sala de exposiciones temporales, el hall secundario y la rampa cercana a la entrada principal. La exposición, organizada por la Cofradía de San Antolín en colaboración con la delegación de Patrimonio y Cultura de la Diócesis de Zamora y el MECyL, analizaba desde un punto de vista histórico y antropológico la vida de la cofradía y la relación de ésta con la ciudad, a través del conjunto patrimonial conservado tanto por la misma como por diferentes instituciones y particulares zamoranos compuesto por textiles, platería, orfebrería, escultura, pintura y documentación gráfica y textual. El discurso expositivo incluía aspectos relacionados con la historia de la ciudad, la religiosidad popular, las tradiciones y costumbres locales o el patrimonio permitiendo conocer a través de más de 150 piezas, datadas entre los siglos XIII y XXI, el origen de la leyenda de la patrona, la evolución iconográfica de la imagen, el ajuar textil de la Virgen, la historia de la hermandad, la romería de la Hiniesta, así como la relación entre la Cofradía de la Virgen de la Concha y la ciudad de Zamora. 4. EXPOSICIÓN DIBUJANTAS “Dibujantas: Pioneras de la Ilustración” fue una exposición celebrada del 22 de octubre 2019 al 16 de febrero de 2020 en la sala de exposiciones temporales del museo. La muestra recopilaba piezas de las principales ilustradoras que trabajaron para Blanco y Negro y ABC desde la fundación de ambas publicaciones hasta finales del pasado siglo. Marta González Orbegozo y Josefina Alix Trueba fueron las comisarías de dicha muestra,
producto de un profundo trabajo de investigación en diferentes instituciones como bibliotecas, hemerotecas y archivos, que ha permitido reconstruir las biografías (trayectoria artística y vital) de las artistas y resituar sus aportaciones artísticas al mundo de la ilustración contemporánea. La exposición, que sigue itinerando por diferentes lugares de España, se compone de 136 obras de 40 ilustradoras e incide en la reivindicación del papel de la mujer en el campo de la ilustración española, un oficio copado por hombres. La muestra se dividió en cuatro etapas o hitos históricos que engloban a las principales ilustradoras de las mismas: las que “abrieron el camino” en los albores del siglo XX, las de las décadas de los años veinte y treinta que recibieron el sobrenombre de “las modernas”, las que trabajaron en la “época de la posguerra” durante los años cincuenta y sesenta, aportando un aire fresco, alegre y cosmopolita y las de los “aires nuevos” quienes, a partir de los setenta, reflejan un momento de grandes cambios y transformaciones sociales y técnicas en España. La presencia de la mujer como profesional de la ilustración fue un ejemplo de la emancipación femenina al poder realizar un trabajo digno, remunerado y reconocido públicamente vinculado al entramado artístico oficial del que en numerosas ocasiones habían sido excluidas, silenciadas, ninguneadas y olvidadas. 5. EXPOSICIÓN “NANCY. HISTORIA DE UNA MUÑECA” La muestra se expuso del 28 de octubre de 2020 al 23 de enero de 2021 en la entrada principal del museo. La exposición presenta la historia completa de la muñeca Nancy centrándose en el modelo clásico. A lo largo de diez secciones se mostraron, por primera vez en un museo, más de 30 ejemplares pertenecientes a la colección personal de Roberto Pérez Gómez. Dicha muñeca se ha convertido en un icono de la historia del juguete español desde que apareció en 1968. Aunque hubo un intento fallido de reducir su tamaño (de 42 a 29 cm) para ajustarse a las exigencias del mercado y competir con otros modelos de muñecas que gozaban de gran popularidad, actualmente la muñeca conserva su medida clásica y solo se han variado los ojos y los labios, que aparecen más destacados, para ajustarse y adaptarse a la estética y los gustos del momento. A lo largo de la muestra se pudo constatar la evolución de la muñeca en sus cinco décadas de vida tanto por sus aspectos físicos (especial-mente los rasgos faciales porque los corporales apenas se han modificado), como por su variado vestuario, complementos y mobiliario que ha ido cambiando en consonancia con las distintas modas, a través del espacio y del tiempo. Junto a la muñeca Nancy, se expusieron tanto sus compañeros y amigos de aventuras como los rivales y copias surgidas en torno a ella. De forma complementaria a la exposición, tal y como viene siendo habitual, en el museo se organizaron talleres temáticos, infantiles y familiares para trabajar y reflexionar sobre diferentes aspectos de la misma como el mundo de las muñecas y los juguetes infantiles y su evolución.
III. CONCLUSIONES La presencia de la mujer en el MECyL se percibe a través de diferentes actividades entre las que destacan las exposiciones temporales. En las dos primeras exposiciones del MECyL dedicadas a la mujer se alude a su papel activo en la economía doméstica a través de dos actividades de gran tradición histórica y sociocultural, la alfarería y el campesinado, que no son contrapuestas sino que en numerosas ocasiones han sido complementarias pues las dos actividades suelen estar ligadas con la economía sumergida, la marginalidad, la exclusión social y el deseo de sacar a la familia adelante. En las tres exposiciones sobre mujeres artistas citadas, una mujer a título individual es el eje central. No se trata a la mujer de forma genérica sino que el hilo conductor y la esencia es una mujer concreta. Las vidas y obras de las tres artistas ejemplifican el papel activo de la mujer, el desarrollo de un arte personal y particular donde se percibe la relación entre paisaje y paisanaje. La exposición de la Virgen de la Concha, analizaba desde un punto de vista histórico y antropológico la cofradía a la que pertenece y la relación de dicha Virgen con la ciudad, a través del conjunto patrimonial conservado sobre la patrona de Zamora. Las ilustraciones de la muestra Dibujantas no solo ponen en valor a las artistas y creadoras de las mismas sino que se convierten, además, en valiosos documentos de época porque permiten contextualizar y conocer la vida social y cultural de las que fueron testigos. La exposición sobre Nancy presenta la historia completa de una muñeca que se ha convertido en un icono de la historia del juguete español y ha evolucionado con el paso de las décadas. La mayoría de las muestras ejemplifican la imagen de la mujer trabajadora y luchadora que sustenta la economía participando activamente en diversas actividades como las que nos competen y que no suelen ser conocidas ni reconocidas por estar relacionadas bien con la cotidianidad o bien con el mundo artístico. En los museos ya existentes, como es el caso del MECyL, con independencia de la disciplina en la que estén especializados, es conveniente tender puntos hacia la igualdad, evitando el androcentrismo y la perspectiva sesgada y estereotipada tanto en el discurso museológico y museográfico con todos los elementos que forman parte de los mismos como en las diferentes actividades que se lleven a cabo. Realmente es necesario crear e incluir discursos de género en los museos a través de los distintos elementos que se utilizan en la museología como las actividades, las imágenes, los audiovisuales o los textos. Sin duda, las diferentes exposiciones temporales del MECyL donde la mujer ha sido la protagonista o que inciden en el papel y la imagen de la mujer favorecen la reflexión y el estudio desde una perspectiva de género ya que se basan en diferentes figuras femeninas más o menos conocidas (personajes y personas destacadas y famosas), y no conocidas (personas trabajadoras y anónimas) que, no obstante, son poco reconocidas.
IV. BIBLIOGRAFÍA ALARIO TRIGUEROS, T.: Arte y feminismo. Nerea. San Sebastián, 2008. LÓPEZ FERNÁNDEZ CAO, M.: Mulier me fecit hacia un análisis feminista del arte y su educación. Horas y Horas. Madrid, 2011. VV. AA.: Catálogo de la Exposición Enseres del Museo Etnográfico de Castilla y León. Museo Etnográfico de Castilla y León. Zamora, 2002. VV. AA.: Catálogo de la Exposición permanente del Museo Etnográfico de Castilla y León. Museo Etnográfico de Castilla y León. Zamora, 2004. VV. AA.: Catálogo de la Exposición Las alfarerías femeninas. Museo Etnográfico de Castilla y León. Zamora, 2006. VV. AA.: Catálogo de la Exposición Campesinas: la memoria de la tierra. Museo Etnográfico de Castilla y León. Zamora, 2006. VV. AA.: Teoría y praxis de la museografía etnográfica. Junta de Castilla y León. Valladolid, 2008. VV. AA.: Monográfico dedicado a Mujeres y Museos. Revista Her&Mus, N.° 3, Trea. Gijón, 2010. VV. AA.: Patrimonio en femenino. Ministerio de Cultura. Madrid, 2011. No copyright found.
21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXI REVISIÓN DE LA LITERATURA CIENTÍFICO-TÉCNICA DE LA VIOLENCIA PATERNO FILIAL; UNA APROXIMACIÓN DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
Capítulo XXI Revisión de la literatura científico-técnica de la Violencia Paterno Filial; una aproximación desde la perspectiva de género M.ª LUISA IBÁÑEZ-MARTÍNEZ
Profesora Ayudante Doctora Dpto. Sociología y Comunicación: Área Sociología Universidad de Salamanca (España) BEGOÑA GUTIÉRREZ-SAN-MIGUEL
Profesora Titular de Universidad Dpto. Sociología y Comunicación: Área Comunicación Universidad de Salamanca (España) SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. DEFINICIONES Y TIPOS DE VIOLENCIA FILIO PARENTAL. III. MODELOS EXPLICATIVOS DE LA VIOLENCIA FILIO PARENTAL. IV. ESTUDIOS Y ESTADÍSTICAS. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN La violencia ejercida por los/as menores hacia sus progenitores/as o personas que los sustituyen (denominado comúnmente como violencia filiopaternal-VFP), es, en España, un fenómeno delictivo de notable importancia debido al aumento de su incidencia tal como queda de mostrado por las memorias de las fiscalías de las distintas Comunidades Autónomas y por los informes de la Fiscalía General del Estado1. Así ésta última en el año 2004 advierte de la existencia de un buen número de expedientes abiertos de violencia de niños/as y adolescentes hacia sus progenitores y de la que los medios de comunicación dieron gran resonancia a lo que parecía ser un fenómeno nuevo. Posteriormente la Circular 1/2010 de la Fiscalía General del Estado conceptúa como preocupante la multiplicación de las denuncias por malos tratos de familiares agredidos/as por los/as menores de su familia. Igualmente, la citada Fiscalía reflejó en su memoria de 2018 que las medidas judiciales por delitos propios de la violencia filio parental aumentó en el año 2017, un 11% respecto al año 2016. Así mismo deja patente la inquietud por la falta de indicadores que permitieran vislumbrar una solución a esta problemática. La Memoria de la antedicha Fiscalía señala que en el año 2019 hubo 5.055 expedientes incoados a menores por agresiones en el ámbito familiar lo que supone un 4,59% más respecto del año 2018 (que fueron 4.833 expedientes por esta causa). A tenor de lo anterior y tal como indica GARCÍA RUIZ ZORRILLA: “Nos encontramos pues ante un fenómeno que requiere de una serie de respuestas especializadas, aunque esta problemática es una realidad invisible debido a que muchas veces queda oculto al ámbito privado, bajo el mito de la familia feliz, las victimas encubren a los agresores y los agresores desmienten la situación”2. El presente artículo tiene como objetivo tratar de conocer las peculiaridades que concurren en la
violencia ejercida por los/as menores hacia sus progenitores/as o personas que los sustituyen. Identificar, mediante la revisión de distintas investigaciones, las características familiares e individuales de los actores que intervienen este tipo de agresiones. Dilucidar siguiendo, entre otros, a ORTEGA ORTIGOZA (2015,) a JIMÉNEZ ARROYO (2017) o el realizado por la FUNDACIÓN ATENEA bajo la coordinación por FERNÁNDEZ BAZ (2018), si este tipo de agresiones es un subtipo de violencia de género, a la vez que reflexionar sobre lo que debe de hacerse para erradicar este tipo de violencia.
II. DEFINICIONES Y TIPOS DE VIOLENCIA FILIO PARENTAL HARBIN Y MANDEN (1979)3 fueron los primeros en diferenciar este tipo de violencia respecto de otras que ocurren en el seno familiar y lo denomino síndrome de padres maltratados. Posteriormente diversos investigadores/as acotaron más este fenómeno de violencia filio parental (VFP) proponiendo varias definiciones entre las que destacamos: la de HERZBERGER, (1996) “Violencia ejercida por un niño en respuesta a un patrón consistente de crianza violenta”4 WILSON (1996), LAURENT y DERRY (1999), la entienden como las agresiones reiteradas que realiza un/a menor dirigidas hacia sus progenitores5. PATERSON, LUNTZ, PERLESZ y COTTON, afirman que puede considerarse violencia hacia los padres si éstos se sienten amenazados, intimidados o controlados por la conducta violenta de sus hijos/as y si piensan que deben ajustar su propia conducta para acomodarse a las amenazas o anticiparse la violencia de sus vástagos6. CHINCHILLA, GARCÍA y OTERO7 consideran que es aquella ejercida por “aquellos niños o adolescentes que sin padecer ningún tipo de enfermedad mental maltratan a su madre y/o padre”, los cuales además están jurídicamente obligados a las labores de cuidado y educación de su mismo agresor/a. La FUNDACIÓN ALTEA, en 2018, la concibe como: “Todo acto realizado por los hijos contra sus padres, tutores o guardadores, con la finalidad de utilizarlos o tiranizarlos. Con esta actuación los hijos buscan causar molestia permanente, utilizando la incomprensión como axioma; amenazan o agreden para dar respuesta a un hedonismo y nihilismo creciente; muestran conductas de desapego transmitiendo a los padres que no les quieren”8. PEREIRA en 2006 señala que engloba en este tipo de violencia a aquellas conductas reiteradas de violencia física (agresiones, golpes, empujones, arrojar cosas, escupir…), verbal (insultos repetidos, amenazas,.) o no verbal (gestos amenazadores, ruptura de objetos apreciados) dirigida a los padres o a los adultos que ocupan su lugar9. En la misma línea AROCA, la entiende como: “aquella donde el hijo o la hija actúa intencional y conscientemente, con el deseo de causar daño, perjuicio y/o sufrimiento en sus progenitores, de forma reiterada, a lo largo del tiempo, y con el fin inmediato de obtener poder, control y dominio sobre sus víctimas para conseguir lo que desea, por medio de la violencia psicológica, económica y/o física”10. URRA (et al.) piensan que es “todo acto realizado por los hijos contra los padres, con la finalidad de tiranizarlos. Buscando causar daño y/o molestia permanente, utilizando la incomprensión como axioma. Amenazan o agreden para imponer su poder y control. Muestran desapego. Transmitiendo a los padres que no les quieren. Ocasionalmente puede relacionarse con trastornos y adicciones, pero estas no son la causa de esta violencia que tiene por objeto la sumisión absoluta de la víctima”11. En el año 2017 PEREIRA, LOINAZ, (et al.) a fin de evitar confusiones sobre las características que se deben de incluir en el concepto de VFP y que pueden derivar a resultados dispares en las distintas investigaciones, realizaron una recopilación en la literatura científica específica, tanto española como de ámbito inter-nacional, de las diferentes definiciones disponibles sobre este fenómeno. Tras su análisis y codificación las sometieron a debate a un panel de 11 expertos de la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio- Parental (SEVIFIP) que determinaron que la VFP podía ser entendida como aquellas “Conductas reiteradas de violencia física, psicológica (verbal o no verbal) o económica, dirigida a las y los progenitores, o a aquellas personas que ocupen su lugar cuando esta se recupera (intoxicaciones, síndromes de abstinencia, estados delirantes o alucinaciones), las causadas por alteraciones psicológicas (transitorias o estables) (el autismo o la deficiencia mental severa) y el parricidio sin historia de agresiones previas”12. De la anterior definición se colige que estas conductas no son hechos puntuales/aislados sino continuadas y que tienen el propósito/ la intencionalidad de causar un mal. Además, no es necesario que exista lesión en la victima ya que es suficiente la amenaza de producir un daño e incluye el elemento de intentar someter a la víctima, es decir el poder como forma de ejercer
violencia. Por lo que a nuestro juicio consideramos más pertinente esta definición que anteriores al recogerse los requisitos necesarios para que una conducta pueda ser tipificada como maltrato en el artículo 173 del Código Penal español13.intencionalidad, consciencia, reiteración. A tenor de todo lo anterior y según distintos/expertos/as14consideran que la VFP puede presentar distintas tipologías: física, con o sin lesiones graves (puñetazos, bofetadas, empujones, escupir, etc.) psicológica- emocional tanto verbal como no verbal (intimidar, atemorizar, engañar, chantaje emocional, humillar, expresiones, gestos de desprecio o degradación, ignorar o ningunear al padre/madre, denegar afecto, etc.), o financiero/económico (robar objetos de la familia o ajenos a ésta, destruir bienes para amedrentar, generar deudas –ejemplo de facturas de telefonía móvil– que posteriormente deben de pagar los padres, etc.)
III. MODELOS EXPLICATIVOS DE LA VIOLENCIA FILIO PARENTAL Existen diferentes modelos teóricos elaborados para explicar el ejercicio de la violencia filio paternal entre ellos destacamos: los modelos biologicistas o instintivistas, que afirman que la violencia es un instinto innato del ser humano y la consideran un impulso que, programado filogenéticamente, es ingobernable por el sujeto agresor, en tanto que serviría para la supervivencia de la especie. Rechazando las teorías anteriores y reivindicando el reconocimiento de la responsabilidad y de la libertad del ser humano, Erich FROMM (1992)15, distingue entre agresión benigna y maligna. La primera responde a los impulsos programados de forma genética a través de la evolución de las especies, cuya finalidad es de defensa, huida o ataque, cuando sienten amenazada su supervivencia. La segunda no está programada filogenéticamente, es destructiva, no posee ninguna finalidad, es propia de los seres humanos; la segunda responde a los impulsos programados de forma genética a través de la evolución de las especies, cuya finalidad es de defensa, huida o ataque, cuando sienten amenazada su supervivencia. Los/as teóricos/as de los modelos psiquiátricos, no consideran la violencia como el resultado de alguna influencia externa al individuo, y dejan a la sociedad al margen de toda responsabilidad, vinculando la violencia con la anormalidad psicológica. Los modelos conductistas intentan explicar la violencia filio parental mediante la Teoría del Aprendizaje Social propuesta por BANDURA en 198216, en la que señala que los comportamientos y actitudes además de por auto reforzamiento también se adquieren a través de la observación de modelos cercanos y de las efectos positivos o negativos observados en ellos, es decir, de los reforzadores de conducta o de los castigos vicarios. A este respecto, PATTERSON17 indica que las exposiciones intergeneracionales (tales como ser testigo de violencia de género, conflictos diver-sos entre distintos miembros de la familia…), estilos educativos ineficaces (excesiva permisividad y protección), relaciones poco afectivas entre progenitores e hijos/as (particularmente con las madres), así como el sufrir traumas derivados de abusos y/o abandono, pueden ser explicaciones de la VFP. BRONFENBRENNER (1979)18, que plantea un modelo holístico/ ecológico en el que agrupa la interacción que se establece entre el individuo y los contextos en los que se desenvuelve, así como en la interacción entre dichos sistemas contextuales abordándose las relaciones, situaciones y actores que influyen tanto en el comportamiento violento de las personas como en los riesgos que los incrementan. Así COTTREL y MONK (2004)19 presentan el modelo ecológico anidado en el que incluye diversos niveles que abordan las relaciones, situaciones y actores que influyen tanto en el comportamiento violento de las personas como en los riesgos que los incrementan. En el nivel microsocial (familiar y ontogenético-individual) el modelo resalta tanto la parte relacional e individual centrándose en las características personales que aumenta la probabilidad de ser víctima o causante de actos de violencia, por lo que deben de ser tenidos en cuenta los factores del sujeto tales como su historia personal, como por ejemplo haber sido maltratado o testigo de violencia contra su madre u otras dinámicas familiares que contribuyen al desarrollo de conductas violentas, estilos de comunicación inadecuados, abusos de sustancias toxicas (legales e ilegales) etc. Tan importante como el anterior es el contexto social dividiéndose éste, en: macrosistema y exosistema como es el sistema
económico, escolar, el entorno más próximo como amistades que inciten hacia actos violentos, medios de comunicación de masas, cine, videojuegos…, macrosistema (sistema cultural, representaciones sociales, actitudes y valores de la sociedad). Este modelo, según el estudio de la FUNDACIÓN ATENEA de 2018, se aproxima “con la interpretación feminista en la comprensión del fenómeno. La atención de este enfoque en las variables socioculturales abre el camino a los análisis de género que han puesto de manifiesto y enfatizado el carácter dual y binario del universo simbólico y de los constructos de género occidentales, derivados de una concepción androcéntrica del mundo”20.
IV. ESTUDIOS Y ESTADÍSTICAS A la hora de analizar los diferentes estudios debe de tenerse la cautela que el estudio y en la práctica profesional de la violencia familiar en general y la VFP en particular, ha sido abordada por distintas disciplinas: la medicina, la psiquiatría, la psicología, la criminología, la sociología etc. por lo que las aproximaciones a esta problemática han surgido atendiendo a sus disparejas caras poliédricas. También es importante tener en cuenta la disparidad que éstos pueden presentar debido a la definición de la que se parte para estudiar el fenómeno (hay investigaciones que no tienen en cuenta la intensidad de los ataques, otros no incluyen la violencia psicológica o emocional, etc.), el tamaño y el tipo de la muestra, la recogida de datos y (algunas investigaciones se centran en familias con un solo progenitor, otros en familias con dos progenitores, algunas son muy sectoriales otras más amplias, algunas parten de estudios de expedientes de las Fiscalías, otras de datos de los servicios sociales, etc.), la edad de los menores, la cifra negra/oculta, etc. Pero de forma general las distintas investigaciones que intentan explicar la VFP se han centrado en distintas variables: Características familiares entre ellas, antecedentes de violencia familiar y/o de género21; estilo educativo22 o la situación económica familiar23. Así como las características de los/as menores agresores/as, en este sentido y respecto de la edad de los/as menores que ejercen violencia contra sus progenitores, según IBABE et al. en 2007, el 32% tiene 14 años, el 22% 15 años, el 20% su edad es de 16 años, el 15% tienen 17 años y solo el 2% ha cumplido la mayoría de edad (18 años). Referente al rendimiento escolar de esto/as menores, todas las investigaciones coinciden en que es muy deficiente, por ejemplo, IBABE et al., del año 200724 los cifra en que es muy malo en un 40% y malo en el 36% de las ocasiones, por lo que muchos/as de ellos/as no poseen expectativas académicas, ya que según ROMERO et al. (2007)25 el 67,2% no obtiene en Graduado Escolar. Los datos obtenidos de IBABE, et al. (2007) indican que en cuanto a la utilización del tiempo de ocio éstos/as menores ores pasan la mayor parte de su tiempo de ocio en la calle (71%) o combinan la calle con la discoteca (21%). En los datos referidos a problemas psicológicos y consumo de tóxicos, según AGUSTINA y ROMERO (2013), “en torno al 60% de los/as jóvenes implicados/as en conductas violentas hacia sus padres consume algún tipo de droga, tanto drogas ilegales como bebidas alcohólicas, estando más asociado al fin de semana y a un contexto de fiesta”26. IBABE et al. en el año 2007 señalan que el 74% de los menores investigados en su estudio presentan trastornos por déficit de atención y comportamiento, el 13% trastornos de personalidad, e igual porcentaje se clasifica como “otros”. Atendiendo a la agresividad Vicente GARRIDO en el año 2005 observa en estos/as menores un trastorno antisocial de la personalidad o psicopatía, y que de forma genérica se ha denominado “el síndrome del emperador” ya que, según el investigador, presentan “cierta incapacidad para procesar las emociones; una tendencia a la manipulación y déficits o ausencia de empatía y sentimientos de culpa. Con el tiempo, y en los casos de mayor gravedad (los psicópatas), puede estar más motivado por el mero hecho de disfrutar del control y el dominio de la situación. Se creen con derecho a imponer su voluntad sobre unos padres a los que considera que son indignos de cuidarle”27. En las chicas puede destacarse en modo extremo la promiscuidad sexual (Garrido,2012). “Estos/as menores se vuelven violentos/as al no ponerles límites y consentirles demasiado, volviéndose caprichosos/as e irresponsable. A su vez, no desarrollan los principios morales necesarios, como el sentimiento de culpa o la empatía, suelen tener síntomas de hiperactividad e impulsividad”28. ROMERO et al. (2005)29, analizan la fratria (número de hijos/as y lugar ocupado en la relación entre
hermanos/as), destacándose que el 56,9% de la muestra los/as menores que ejercen VFP son los/as primogénitos/a, siendo hijo/a único/a en un 29,3% de los casos. DUGAS et al. (1985)30 afirman que esta mayor prevalencia de hijos primogénitos (y únicos) es debido a que los padres, en muchas ocasiones, al iniciar en sus funciones parentales y dejan traslucir a sus vástagos sus angustias e inseguridades para ejercer el rol parental. La FUNDACIÓN AMIGÓ en su informe de 2020, con datos del año anterior, ha realizado un proyecto de investigación con una muestra de más de 1000 personas para conocer el perfil de los implicados/as que viven situaciones de violencia filio parental y las conclusiones a las que han llegado son las siguientes “la media de edad de los hijos/as es de 15 años y medio; la media de edad de los progenitores es de 46 años y medio; en el 71,11% de los casos el problema se presenta cuando los/as hijos/as tienen entre 12 y 18 años; en un 63% de las veces la violencia era ejercida por los hijos y en el 37% por las hijas; el 30,53% de los casos se trata de hijos/as únicos/as; en el 74,01% de los casos los/as hijos/as han disminuido su rendimiento escolar; el 16,81% de las veces los hijos/as han sufrido acoso escolar; en el 64,35% de las situaciones los/as hijos/as presentan algún tipo de adicción; en el 40,87%, los/as hijos/as han sido testigos de algún tipo de violencia”31. Atendiendo a la cuestión del género, la mayor parte de los agresores son varones adolescentes y es importante reseñar que las principales víctimas suelen ser las madres. Ante ello cabe preguntarse si la violencia filio parental es un subtipo de la violencia de género. ORTEGA ORTIGOZA (2015)32 asevera que prácticamente en toda la bibliografía científica se asegura que las madres suelen ser las víctimas más violentadas por parte de sus hijos/as33. De la misma opinión son Ana María PELIGERO MOLINA (2017)34 y Sandra JIMÉNEZ ARROYO (2017) que afirma: “resulta muy poco frecuente que el padre sea víctima en solitario, a diferencia de lo que ocurre con la figura materna, que en muchas ocasiones es la única receptora de la violencia emitida por el menor. Parece ser que siempre que se maltrata al padre se agrede también a la madre, pero no a la inversa. De hecho, IBABE, et al., demostraron que teniendo los hijos la posibilidad de agredir a ambos progenitores por igual (en familias nucleares), lo hacían contra la madre, ya que el 100% de los hijos varones dirigían las conductas violentas contra su madre e igualmente lo hacían el 80% de las hijas. En la misma línea, LOZANO MARTÍNEZ et al., constataron que tanto en el caso de los hijos como en el de las hijas, la frecuencia de la violencia era mayor hacia la madre que hacia el padre”35. En la investigación de la FUNDACIÓN ATENEA se señala que, en el caso de las víctimas, los datos de la muestra vuelven a reiterar otro patrón de esta violencia: la madre es el miembro de la familia más agredido por los hijos e hijas. Si atendemos a los porcentajes obtenidos, en un 92% de los casos la madre aparece como víctima, seguido en un 44% por el padre, y en unos porcentajes mucho más pequeños por otros miembros del hogar”36. La FUNDACIÓN AMIGÓ, en la publicación ya citada, al estudiar la composición familiar afirma que este tipo de agresiones se producen en familia nucleares en un 52,6% de las ocasiones; un 15,4% en familias reconstruidas; un 5,6% cuando la familia está formada por un hombre y sus hijos/as, incrementándose este porcentaje hasta el 26,5% cuando está formada por una mujer y sus descendientes37. En este sentido en el estudio de 2018 de la FUNDACIÓN ATENEA se señala que: “en base a la mayor victimización de las madres y de otras figuras femeninas responsables del cuidado por los hijos varones y de los motivos esgrimidos por los agresores, sugieren la reflexión de si la violencia filio-parental, bajo estas premisas, no puede considerarse un tipo de violencia de género, siendo violencia doméstica los casos en los que las víctimas son los padres o aquellos en que las hijas son las agresoras”38. Y se alinea a la propuesta, a la cual no sumamos, realizada por JIMÉNEZ ARROYO: “en los casos de VFP no nos encontramos ante supuestos de violencia de género en el sentido propiamente jurídico-penal del término, pero sí ante una violencia hacia la mujer por cuanto ella es más susceptible que el hombre de sufrir la violencia de sus hijos varones. Tomando dicha premisa en consideración, resultaría más acertado referirse a aquellas situaciones donde el hijo varón menor de edad agrede a la madre como ‘violencia filio maternal o filio marental’ en lugar de ‘violencia filio parental’”39.
Igualmente, y para concluir consideramos que es preciso seguir realizando estudios interdisciplinares sobre esta materia a fin de generar propuestas de afrontamiento y alternativas para la prevención de este fenómeno. Se precisa de una prevención primaria desde edades tempranas con el objeto de analizar cómo las creencias y los valores pueden contribuir a ayudar a que exista una mayor o menor tolerancia de la violencia, por ejemplo, la visión de impunidad que puede tener un maltratador que puede pensar “es difícil que pueda probarlo”; “otros también lo hacen y no pasa nada”. Realizar campañas institucionales de sensibilización, semejantes a las efectuadas para el caso de la violencia de género en la pareja o las de acoso entre escolares, dirigidas tanto a las potenciales víctimas como a los potenciales agresores/as. También pensamos que es de gran interés respaldar con medios económicos, técnicos y humanos a las diversas organizaciones que trabajan con las personas que soportan este tipo de violencia. Es prioritario identificar en qué medida las inter-venciones públicas en materia legislación, de seguridad, ayudas psicológicas, asesoría legal etc., se ofrece a las víctimas independientemente de su ámbito de residencia (rural/urbana).
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parental (SEVIFIP”, Papeles del Psicólogo, 38, (2017), p. 220. 13. Artículo 173.2 “El que habitualmente ejerza violencia física o psíquica sobre quien sea o haya sido su cónyuge o sobre persona que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aun sin convivencia, o sobre los descendientes, ascendientes o hermanos por naturaleza, adopción o afinidad, propios o del cónyuge o conviviente…”. Artículo 173.3 “Para apreciar la habitualidad a que se refiere el apartado anterior, se atenderá al número de actos de violencia que resulten acreditados, así como a la proximidad temporal de los mismos, con independencia de que dicha violencia se haya ejercido sobre la misma o diferentes víctimas de las comprendidas en este artículo, y de que los actos violentos hayan sido o no objeto de enjuiciamiento en procesos anteriores”. 14. Y entre ellos: AROCA, C., y GARRIDO, V., La Máscara del Amor. Programa de Prevención de la Violencia en la Pareja. 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AGUSTINA, J.R. y ROMERO, F., “Análisis criminológico de la violencia filio- parental”, Revista de Derecho Penal y Criminología, 9, (2013), pp. 225-266. 22. Entre los cuales destacan: LAUREN, A., DERRY, A. “Violence of french adolescents toward their parents”. Journal of Adolescent Health, 25 (1), (1999), pp. 21-26. IBABE, I. JAUREGIZAR, J., y DÍAZ, O., Violencia filioparental: conductas violentas de jóvenes hacia sus padres…(2007), Op. Cit. CALVETE, E., GÁMEZ-GUADIX, M. y ORUE, I., “Características familiares asociadas a violencia filio-parental en adolescentes, Anales de psicología”, 30(3), (2014), pp. 1176-1182. MORAL ARROYO, G. D., VARELA GARAY, R. M., SUÁREZ RELINQUE, C., y MUAITU OCHOA, G., “Concepciones sobre la violencia filio-parental en el contexto de Servicios Sociales: un estudio exploratorio”, Acción Psicológica, 12(1), (2015), pp. 1122. 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Complutense de Madrid), 2016. Consultado el 26 de agosto (en línea), disponible en: https://eprints.ucm.es/38882/1/T37669.pdf, al centrarnos sobre el/a perpetrador/a de este tipo de violencia se pueden organizar en varios grupos dependiendo del apego: a) distanciados de sí mismos, b) sumisas-seductoras y c) falsamente indefensosadorables. Así pues, en el grupo b) se encuentran más chicas que chicos y una de las características diferenciales es la promiscuidad existente en sus relaciones, sexualmente mantienen relaciones sin desearlo plenamente.
29. ROMERO, F., MELERO, A., CÀNOVAS, C., ANTOLIN, M., La violencia de los jóvenes en la familia: Una aproximación a los menores denunciados por sus padres. Centro de Estudios Jurídicos y formación Especializada. Generalitat de Cataluña, (2005). 30. DUGAS, M., MOUREN, M. C., ALFON, O., “Les parents battus et leurs enfants. sychiatrie sociale et problems d’assistance”, Psychia– trie de l’enfant, 28 (1), (1985), pp. 185-220. 31. FUNDACIÓN AMIGÓ, La violencia filio-parental en España (datos 2019), 2020, p. 7. (en línea) disponible en: https://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/documentos_ficha.aspx?id=7311, consultado el 2 de febrero de 2021. 32. ORTEGA ORTIGOZA, D., “La violencia filio-parental. ¿un subtipo de violencia de género? Una revisión bibliográfica de la figura de la víctima”, RES, Revista de Educación Social Número 21, Julio de 2015, pp. 46-63. 33. Y cita entre ellos: BREZINA, T., “Teenage violence toward parents as an adaptation to family strain. Evidence from national survey of male adolescents”, Youth & Society, (1999), pp. 416-444. PAGANI, L.S., TREMBLAY, R. E., NAGIN, D., ZOCCOLILLO, M., VITARO, M., M CDUFF, P. (2004) “Risk factor models for adolescent verbal and physical aggression toward mothers”. International Journal of Behavioral Development, 28 (6), (2003). COTTREL Y MONK, 2004, Op. Cit. GALLAGHER, E., “Youth who victimize their parents”. Australian and New Zealand Journal of Family Therapy, 25 (2), (2004). CUERVO GARCÍA, A. L., y RECHEA ALBEROLA, C., “Menores agresores en el ámbito familiar (Estudio de casos)” Revista de Derecho Penal y Criminología. N.° 3, (2009), pp. 353-375. CALVETE, E., ORUE, I. y SAMPEDRO, R., “Violencia filio-parental en la adolescencia: características ambientales y personales. Infancia y adolescencia”, Journal for the study of Education and Development. Vol. 34 (3), (2011), pp. 349-363. CALVETE, E., GÁMEZ-GUADIX, M. y ORUE, I., “Características familiares asociadas a violencia filio-parental en adolescentes”, Anales de psicología, 30(3), (2014), pp. 1176-1182. 34. PELIGERO MOLINA, A. M.ª, “La violencia filio parental en el contexto de la violencia familiar”, Revista IPSE-ds 2016, Vol. 9, pp. 69-84. Disponible en https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6361584.pdf. Fecha de consulta: 8 de febrero 2021. 35. JIMÉNEZ ARROYO, S., “Madres victimizadas. Análisis jurídico de la violencia filio parental….” 2017, op cit. p. 17. 36. FUNDACIÓN ATENEA, 2018, Op. Cit p. 54. 37. FUNDACIÓN AMIGÓ, 2020, Op. Cit, p. 7. 38. FUNDACIÓN ATENEA, 2018, Op. Cit p. 47 39. JIMÉNEZ ARROYO, 2017, Op. Cit p. 25.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXII CURAR Y CUIDAR EN EL ÁMBITO DOMÉSTICO. PRÁCTICAS TERAPÉUTICAS, ROLES DE GÉNERO Y CONFLICTOS EN EL ESPACIO MIGRATORIO TRASNACIONAL
Capítulo XXII Curar y cuidar en el ámbito doméstico. Prácticas terapéuticas, roles de género y conflictos en el espacio migratorio trasnacional MURIEL LAMARQUE
Estudiante doctoral Programa Salud y Desarrollo en los Trópicos Universidad de Salamanca LOURDES MORO GUTIÉRREZ
Profesora Titular Departamento Psicología Social y Antropología Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. METODOLOGÍA. III. MUJERES Y TRADICIÓN CULTURAL: EXPERIENCIAS CURATIVAS AL INTERIOR DEL HOGAR. 1. Medicina popular y autoatención. 2. La externalización de la asistencia: atender y cuidar “en casa de otros”. IV. CURACIÓN Y CUIDADO: TERRITORIOS DE CONTRARIEDAD. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN El colectivo inmigrante proveniente de Latinoamérica integra a día de hoy uno de los grupos extranjeros más numerosos de España y, al igual que lo que ocurre en otras partes del mundo, se encuentra en creciente proceso de feminización1, 2. Este fenómeno ha estimulado numerosas investigaciones sociales en materia de migración y género, contribuyendo en las últimas décadas al reconocimiento de las mujeres como actoras principales en los procesos de desplazamiento, al igual que su visibilización dentro de la población activa trasnacional. Una breve inspección de los antecedentes específicos en el campo de la salud global ubica el estudio de la realidad femenina migrante dentro de tres ejes fundamentales. El
primero tiene que ver con los aspectos epidemiológicos, el uso de los servicios de salud y los posibles conflictos interculturales emergentes entre el personal sanitario y las pacientes extranjeras3. El segundo atiende a las consecuencias físico-psicológicas de la inserción femenina migrante en mercados laborales marginales (trabajo reproductivo, prostitución), discutiendo acerca de las condiciones de explotación y vulnerabilidad a las que dicho conjunto queda expuesto4. El tercero analiza a las mujeres como principales proveedoras y administradoras de la salud familiar trasnacional, identificando el uso de distintas estrategias terapéuticas y su participación dentro de redes específicas de reciprocidad y cooperación5. Este trabajo pretende contribuir al conocimiento preexistente mediante un análisis conjugado, que abarque el tránsito de estas mujeres por distintas formas de cuidado (internas y externas), pensándolas como actividades de evidente valor sanitario. De manera específica, se busca reflexionar acerca de la relación que se genera entre las migrantes de origen latinoamericano y las prácticas asistenciales, en función de los roles designados o asumidos por ellas en los procesos de salud/enfermedad/atencióndesatención. La mayor parte de estas actividades son llevadas a cabo de manera informal –es decir, por fuera de los ámbitos institucionales o profesionales establecidos– y como tales, cuentan con escaso reconocimiento social. Partiendo de un enfoque antropológico se tomó como ejemplo el caso de las expatriadas caribeñas establecidas en Salamanca (España), con la intención de indagar en los saberes terapéuticos específicos que dicho colectivo despliega a lo largo del espacio migratorio. Fundamentalmente, se examinaron las tradiciones de curación doméstica y medicina popular empleadas al interior de la propia familia y comunidad, para luego pasar hacia el terreno del cuidado y responsabilización remunerada de terceros – igualmente importantes en la conformación de entornos saludables–6. A pesar de que existen claras diferencias entre estas actividades, es posible identificar varios puntos de contacto o comunión que justifican su exploración conjunta. Para empezar, las dos se vinculan directamente con el mantenimiento, la vigilancia o la restauración primaria de la salud. Desde una perspectiva biopsicosocial, la salud es producto de una interacción entre dimensiones contextuales, físicas, emocionales, espirituales y del entorno vincular7. Por lo tanto, cualquier afectación en estas circunstancias incidirá positiva o negativamente en los niveles de bienestar. La segunda conexión tiene que ver con que dichas tareas son normalmente llevadas a cabo en el ámbito social privado, ya sea el familiar personal o el espacio doméstico de terceros. Por último –y esta probablemente sea la característica más significativa– el ejercicio de la atención terapéutica informal y del cuidado están frecuentemente asociados al género femenino, y por ende, acompañados de discursos que justifican y naturalizan la división genérica de los roles. El contacto intercultural, el marco sociopolítico y mercado laboral, junto a las transformaciones en la estructura familiar –entre otras cosas– establecen un contexto particular en el territorio origen-destino. Si reconocemos que en la actualidad una gran proporción de las personas desplazadas transnacionalmente son mujeres, entonces resta continuar preguntándose acerca de los lugares que ellas ocupan en la nueva sociedad, y las formas en que esto se articula/desvincula con las estructuras en las que estaban inmersas previamente. De igual modo, resulta pertinente conocer el abanico de posibilidades o limitaciones que este espacio ofrece para ellas y cómo son las estrategias
de afrontamiento desplegadas ante esa realidad.
II. METODOLOGÍA Este trabajo forma parte de una investigación etnográfica más amplia acerca de las prácticas terapéuticas y estrategias de atención en migrantes latinoamericanos en España. Se realizó trabajo de campo en la ciudad de Salamanca entre los meses de noviembre de 2016 a julio de 2018. Se seleccionaron como informantes veinte mujeres de entre 30 y 71 años, provenientes de países del Gran Caribe (Colombia, Costa Rica, Venezuela, Honduras, Guatemala, México, República Dominicana y El Salvador) y que llevaran al menos un año de residencia continuada en España. La convocatoria directa de participantes se efectuó en asociaciones locales de asistencia a migrantes y espacios comunitarios de la ciudad. Las técnicas de recolección de datos fueron la observación participante y la realización de entrevistas individuales en profundidad. Para ello se confeccionó un guión temático orientativo basado en las siguientes categorías: a) Características del proceso migratorio personal, b) Creencias, valores y prácticas para el cuidado de la salud y el tratamiento de la enfermedad, c) Roles al interior del grupo vincular. En todos los casos se regis-tró el consentimiento expreso de colaboración, al igual que el permiso para grabar en audio digital el contenido de las entrevistas. Dicho material fue transcrito textualmente y clasificado mediante pseudónimos, a fin de preservar la identidad de todos los sujetos involucrados en los testimonios. Las actividades de observación se realizaron, adicionalmente, en espacios domésticos, tiendas comerciales e instituciones de asistencia sanitaria tanto públicas como privadas. La información resultante fue procesada mediante análisis temático, generando códigos o categorías de sistematización basados principal-mente en patrones discursivos y comportamentales. El empleo de las narrativas biográficas y cotidianas de estas mujeres permitió –aparte de acceder a la descripción de las prácticas culturalmente específicas– explorar las interpretaciones, significados y modos de pensar que se erigen en relación a la atención autogestionada de la salud8,9.
III. MUJERES Y TRADICIÓN CULTURAL: EXPERIENCIAS CURATIVAS AL INTERIOR DEL HOGAR En buena parte de los contextos sociales latinoamericanos, independientemente de factores como el origen étnico o la clase, es habitual que sean las mujeres las encargadas de iniciar y gestionar la resolución de padecimientos o malestares10,11. Generalmente esto transcurre en el ámbito del hogar y abarca acciones tales como el monitoreo de las funciones corporales de los miembros de la familia, la traducción de signos a síntomas, su evaluación dentro de escalas personales de gravedad y la construcción de explicaciones que conduzcan a un diagnóstico inicial12. Estas valoraciones, sustentan la elección del tratamiento más adecuado, en función de creencias, posibilidades, experiencias y eficacias anteriores. Las mujeres entrevistadas señalaron ocuparse ellas mismas de la mayo-ría de las
dolencias emergentes en el seno de su familia, haciendo uso de sus propios saberes y recursos para el tratamiento de niños y adultos.
“Mi marido trabajaba con cemento, y tenía muy malos los pulmones. Siempre tos, siempre flema. Yo le empecé a dar berro con leche y miel tres veces al día. Y con eso logré que limpiara los pulmones en una semana” (Judith, 42 años, Venezuela) En general, los conocimientos de medicina doméstica fueron adquiridos en sus países de origen, mediante trasmisión oral u observación de las mujeres mayores de la familia – madres, tías, abuelas–. Estas figuras transfieren, en el escenario mismo de la vida cotidiana, aquello acumulado por la herencia cultural y la experiencia13:
“Eso lo aprendí de mi mamá, mi abuelita, las mujeres de edad de mi familia. Tanto sus consejos como las enseñanzas de las curaciones naturales, son los mejores” (Cecilia, 68 años, Colombia). “Mi mami me daba esas medicinas. Siempre son las mujeres las que se ocupan de esas cosas. Desde la primera vez que me vino la menstruación mi mami me daba” (Lydia, 35 años, Honduras). “Cuando mi hija supo que iba a dar a luz aquí, trajo de México todas sus hierbas. Para después del parto le dijeron todas en la familia: ‘hazte un baño con ellas’. Es para limpiar las heridas que quedan… Las mujeres que ya han pasado por eso te dicen cómo hacerlo” (Alfonsina, 71 años, México). Las informantes expresaron su amplia confianza en la experiencia de las generaciones anteriores para proveer los cuidados y atenciones necesarias en materia de salud familiar. Para ellas, la supervivencia y continuidad del grupo evidencian la eficacia histórica de las fórmulas conservadas.
“Todo eso lo aprende una en casa, donde decían ‘si tienes cólicos menstruales, toma manzanilla con ortiga’ Y bueno… Continuamos con lo que las abuelas han dejado” (Eloísa, 40 años, Colombia). Reiterados testimonios asociaron el uso actual de este tipo de recetas con la continuación de un legado “tradicionalmente femenino”. Sin duda, la socialización de las mujeres en el marco familiar/hogareño replica una clara distribución de roles, que marca para ellas la responsabilidad de cuidado de todos los miembros del grupo14,15,16. Los significados que se establecen durante este proceso de trasmisión cultural son naturalizados y reproducidos, enseñando a las generaciones siguientes acerca de la estructura de los roles y el comportamiento afín17. Atender a hijos, padres, nietos y parejas suele ser planteado, por lo tanto, en términos explícitos de una responsabilidad cultural18, agregándose a las expectativas sociales de actuación19. Como bien aclara Bermúdez- Quintana20 en su trabajo con mujeres colombianas, salirse del patrón imperativo de cuidado sobre los otros supone un reproche comunitario, mientras que el cumplimiento del mandato es enaltecido y legitimado con la idea de “buena mujer”. Tal división de tareas permanece reflejada en los relatos de las mujeres migrantes, donde el manejo de las prácticas curativas y asistenciales se agrega al resto de las cargas domésticas “feminizadas”.
1. MEDICINA POPULAR Y AUTOATENCIÓN Los remedios caseros más mencionados y consumidos por las informantes fueron los de origen botánico (fitoterapéuticos), de extensa tradición en la medicina doméstica latinoamericana21. Las plantas medicinales –en ocasiones combinadas con otros ingredientes de origen animal o mineral– forman parte del tratamiento habitual de numerosas enfermedades y malestares, de diversa etiología y gravedad:
“Cuando tú tienes alguna infección en la vagina, nosotros usamos el romero. Lo hervimos, lo colamos, lo echamos en una bombita y la metemos adentro. Te lo vas haciendo cada, más o menos, seis meses” (Alicia, 41 años, Guatemala). “El maíz te sirve para mil cosas. Por ejemplo, haces un atole para las mujeres que tienen poca leche… Si están amamantando las ayuda a generar más”. (Catalina, 45 años, México). Las preparaciones incluyen especies vegetales de amplia distribución geográfica, de uso tanto alimentario como exclusivamente terapéutico. Las formas de consumo incluyen infusiones, aceites bebibles y para masaje, compresas, emplastos, enemas y baños de asiento. Su elaboración queda en manos de las mujeres, quienes consiguen los productos localmente o mediante viajes al país de origen. Adicionalmente se describieron prácticas específicas –tanto físico/mecánicas como rituales– para el tratamiento de ciertos padecimientos “populares” o vernáculos de América Latina, como son el mal de ojo, el empacho, la caída de mollera, los culucos y la culebrilla. Estas actividades incluyen rezos, conjuros, baños de agua bendita, limpias, friegas y tiradas de pellejo, todas ellas aprendidas en el contexto del hogar, de la mano de otras mujeres ya consagradas como expertas.
“Para el empacho tienes que sobarte. Tienen que darte una sobada porque son como unas pelotas que tiene en el estómago…” (Valentina, 50 años, Honduras). “Mi hermana me curaba a mis hijas de ojo. Hay que pasarles el huevo, envolverles con una camisa sudada, luego mascar guaro con ruda y rociarles. Al final el huevo lo echan en un vaso y lo ponen debajo de donde el bebé duerme. Si se le forma el ojito al huevo, entonces se confirma que es ojo” (Rita, 39 años, Honduras). De acuerdo a las entrevistadas, el empleo de estos recursos curativos fue sostenido en forma continuada, a pesar de las relocalizaciones del campo a la ciudad, o entre países. El mantenimiento del legado terapéutico tradicional adquiere una valoración positiva luego del desplazamiento, actuando como “puente” cultural, contribuyendo a la reivindicación identitaria y preservando principios colectivos valiosos como la autosuficiencia y la solidaridad:
“No importa dónde vamos, siempre nos curamos así. Es la tradición…” (Judith, 42 años, Venezuela). “Me gusta haber aprendido estas cosas y ayudar a otros. Así somos nosotros los latinos, y es bueno que los de aquí lo puedan ver” (Isabel, 41 años, Honduras).
“Tenemos en nuestras venas esa cultura de curarnos con los productos de la naturaleza. Y lo aprendemos y se lo explicamos a nuestros hijos. Se pasa de gene-ración en generación” (Esther, 47 años, República Dominicana). Conservar estas prácticas favorece también el ejercicio de la resiliencia, facilitando el reconocimiento de recursos útiles y accesibles enfrentar posibles adversidades22. El valor de estos saberes dentro de la comunidad migrante favorece el intercambio con otros colectivos, adquiriendo así un carácter dinámico, en constante transformación23.
“Cuando hablas en la comunidad con otras latinas, o también las turcas, ellas también son mucho de hierbas… Ellas me decían; mastica menta, té de canela. “ (Catalina, 45 años, México). “Hemos conocido en el curso de cocina a una muchacha que es colombiana y sabe bastante de esas cosas. En una emergencia, al no poder ubicarla a mi mamá, pues yo creo que le preguntaría a ella. Gente así es bueno conocer porque uno aprende de ellos” (Rita, 39 años, Honduras). 2. LA EXTERNALIZACIÓN DE LA ASISTENCIA: ATENDER Y CUIDAR “EN CASA DE OTROS” Un segundo conjunto de actividades vincula a las mujeres latinoamericanas con el ámbito de la salud: la realización de tareas de cuidado y carga asistencial diaria (higiene, nutrición, educación, acompañamiento) hacia otras personas, muchas veces ajenas al círculo familiar. En España, el cuidado de niños pequeños, personas enfermas o ancianos con distintos grados de dependencia representa una de las principales alternativas de empleo accesibles a las mujeres inmigrantes24,25. La creciente demanda internacional de servicios orientados a las familias constituye un factor atractor importante para el desplazamiento, especialmente en el caso de las personas latinoamericanas que cuentan con la ventaja de hablar el mismo idioma que la sociedad de destino26. De las veinte mujeres entrevistadas, ocho se encontraban trabajando como cuidadoras de adultos mayores al momento de la investigación, y otras seis habían trabajado anteriormente en ese rubro desde su llegada. Las tareas como empleada cuidadora gene-ralmente incluyen el aseo, alimentación y acompañamiento de la persona atendida, el control y dispensación de medicamentos, el chequeo de funciones corporales y la asistencia en eventuales visitas al médico. En algunos casos suele requerirse también la realización de otras tareas del hogar como limpieza y cocina. Para las mujeres participantes, el cuidado de terceros devino un espacio adicional donde aplicar sus conocimientos de medicina casera y así aliviar malestares comunes de los individuos asistidos:
“A veces ayudo fuera de casa con estas recetas. La señora donde yo trabajo estaba con tos y le dije del jengibre” (Alejandra, 50 años, Venezuela). “Aquí he cuidado mucha gente mayor. Ahora estoy cuidando un señor de 97 años y tenía muchos problemas de estreñimiento. Le di medio vaso de aceite de girasol por la noche y al día siguiente estaba aliviado. Son cosas que me agradecen mucho. Le hago mis remedios a la gente que yo cuido” (Isabel, 41 años, Honduras).
Estas acciones no suelen ser explícitamente solicitadas por sus empleadores, sino que son las mismas mujeres quienes las incorporan a sus estrategias particulares de trabajo. Las actuaciones suelen estar dirigidas también a fortalecer el bienestar emocional de las personas dependientes, tras reconocer en ellas tales necesidades. Por lo general, dichos aportes pasan completamente desapercibidos, ocultando el verdadero impacto de la atención primaria no institucional en la salud de sectores vulnerables. Aunque no instituye una exclusividad –también hay cuidadores masculinos–, el trabajo de cuidado aún se encuentra culturalmente feminizado, entrañando una evidente carga diferencial para hombres y mujeres27,28. Algunos testimonios anexaron la asistencia y atención doméstica a las “tareas habituales” designadas al género, siguiendo las bases de este esquema hasta llegar a la propia cultura latinoamericana. Esto forma parte, de los mismos mecanismos discursivos mencionados ante-riormente con las prácticas curativas, en los que las mujeres subjetivan y reproducen un orden social determinado29:
“Las mujeres somos más responsables de cuidar por nuestra cultura, donde es la mamá quien pasa más tiempo pendiente de sus hijos. En otros países supongo que es igual. El hombre se encarga de trabajar, y una desde casa. Pero a veces a una le toca también trabajar afuera e igual tiene que hacer esas cosas. Ellos también pueden, pero no lo hacen porque no quieren. Son machistas” (Rita, 39 años, Honduras) “De la salud familiar y ese tipo de cosas se ocupa más la mujer. La mujer es más activa siempre. Lleva todo. Es múltiple” (Eva, 51 años, Venezuela). Tal y como ocurre con la asistencia intrafamiliar, la relegación mayo-ritaria de las mujeres a este ámbito laboral es, según Gregorio-Gil30, fruto de demarcaciones históricas de género, ligadas a la idea cultural de mater-nidad, vocación y sacrificio. La empatía, la afectuosidad y la sensibilidad son vistos como caracteres esencialmente femeninos, fundamentales en las tareas de asistencia. Esto se replica doblemente en el proceso de contratación de personal doméstico extranjero, en el que se suele preferir a las cuidadoras latinoamericanas por sobre otras nacionalidades, apelando a imágenes y construcciones estereotípicas que vinculan de forma específica a este colectivo con una mayor idoneidad para el cuidado31. Se enumeran cualidades como la calidez, dulzura y compasión, así como también la idea de una fuerte educación familiar orientada a la domesticidad y el servilismo. Estos discursos son una parte significativa del aparato legitimador que sostiene la división genérica del trabajo y justifica en términos “naturales” la posición desfavorecida de las mujeres en dicho sistema laboral y estructura social32. En repetidas ocasiones, las participantes se mostraron frustradas ante estos reduccionismos y la frecuente desestimación de otros logros y capacidades personales:
“Yo tengo más cosas que ofrecer que simplemente cambiar pañales. Tengo un título, he hecho mis estudios en Administración. No puede ser que aquí sólo nos ofrezcan eso. Estamos igual o mejor capacitados que las personas españolas” (Lydia, 35 años, Honduras). Esto fue así sobre todo para las mujeres jóvenes, quienes no esperaban que la atención
doméstica fuera casi la única alternativa de inserción laboral tras su llegada. Emerge así un conflicto con lo que se ofrece y se espera de ellas, teniendo en cuenta que para muchas migrantes, el desplazamiento trasnacional representa una oportunidad de expandir los límites de inserción social y librarse de los constreñimientos de la propia cultura.
IV. CURACIÓN Y CUIDADO: TERRITORIOS DE CONTRARIEDAD El caso de las migrantes latinoamericanas en España ilustra una realidad paradójica respecto de la valoración social del género y la conformación de la identidad en el contexto migratorio. Allí confluyen y chocan distintas construcciones simbólicas, que dan forma y regulan la experiencia: las de la sociedad de origen, las de la sociedad de destino y, por supuesto, las de estas mujeres sobre sí mismas y su lugar en el mundo. Por un lado, la trasmisión intergeneracional y el manejo de conocimientos curativos en manos femeninas supone, para las involucradas, una forma de distinción y empoderamiento, que les permite reconocerse como portadoras, dispensadoras y perpetuadoras de una tradición cultural importante para toda la comunidad. Por otra parte, el relegamiento de este colectivo a las tareas domésticas y de cuidados como forma de subsistencia evidencia las estructuras de desigualdad y marginación que se erigen tras el desplazamiento, reproduciendo esquemas esencialistas, que naturalizan la división del trabajo en base a supuestas “cualidades” étnicas y de género. Las mismas actividades propiciadoras de salud que son valoradas por sus practicantes al interior del grupo, pasan a ser instrumentadas y resignificadas por terceros –en este caso la sociedad de destino– hasta convertirlas en nuevas formas de subordinación y demarcación. Sin duda, la participación aún mayoritaria de las mujeres en lo relativo al cuidado y la curación evidencia una compleja configuración sociocultural que sostiene significados históricos y entreteje relaciones múltiples de poder, clase y género33. Siguiendo a Foucault34, “los códigos fundamentales de una cultura –los que rigen su lenguaje, sus esquemas perceptivos, sus cambios, sus técnicas, sus valores, la jerarquía de sus prácticas– fijan de antemano para cada hombre los órdenes empíricos con los cuales tendrá algo que ver y dentro de los que se reconocerá”. La movilización y el contacto con un nuevo ámbito, no obstante, tensa el hilo de lo ya establecido y obliga a los actores sociales a problematizar aquello que se presentaba imperturbable. La experiencia aquí analizada ha permitido constatar cómo un mismo rol puede entrañar en sí dos face-tas contradictorias y conflictivas, al ser, en simultáneo, percibido como una herramienta de apreciación y una carga limitante. Resultará valioso continuar examinando estos elementos desde una perspectiva interseccional como la propuesta por Hofman35, para echar luz sobre las estructuras de diferenciación y el modo en que se interpolan en la experiencia de los distintos sujetos.
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15. VAQUIRO-RODRÍGUEZ, S. & STIEPOVICH-BERTONI, J. “Cuidado informal, un reto asumido por la mujer”. Ciencia y enfermería, vol. 16, núm. 2 (2010), pp. 9-16. 16. ZAPPAROLI-ZECCA, M. “Mujeres y prácticas curativas tradicionales”. Revista Reflexiones; vol. 91, núm. 2 (2012), pp. 107-119. 17. ORTNER, S. “¿Es la mujer con respecto al hombre lo que la naturaleza con respecto a la cultura?” en HARRIS, O. & YOUNG, K. (eds.) Antropología y feminismo. Anagrama. Barcelona, 1979. pp. 109-131. 18. MENDELSON, C. “The roles of contemporary Mexican American women in domestic health work”. Public Health Nursing, vol. 20, núm. 2 (2003), pp. 95-103. 19. HERRERA-SANTI, P. “Rol de género y funcionamiento familiar”. Revista cubana de Medicina General Integral; vol. 16, núm. 6 (2000), pp. 568-573. 20. BERMÚDEZ-QUINTANA, M. Mujeres inmigrantes y salud, testimonios colombianos. Universitat de València. Valencia, 2006. 21. BARRAGÁN-SOLÍS, A. “La práctica de la autoatención por fitoterapia en un grupo de familias mexicanas”. Archivos en Medicina Familiar, vol. 8, núm. 3 (2006), pp. 155-162. 22. GENTIL, I. “Salud y mujeres inmigrantes latinoamericanas. Autoestima y resiliencia”. Index de Enfermería, vol. 18, núm. 4 (2009), pp. 229-233. 23. HERNÁNDEZ-TEZOQUIPA, I., et al. “El cuidado a la salud en el ámbito doméstico: interacción social y vida cotidiana”. Revista de Saúde Pública; vol. 35, núm. 5 (2001), pp. 443-450. 24. CRIADO, M. La línea quebrada. Historias de vida de migrantes. Consejo económico y social (CES). Madrid, 2001. 25. COMAS D’ARGEMIR, D. “Los cuidados de larga duración y el cuarto pilar del sistema de bienestar”. Revista de Antropología Social, vol. 24 (2015), pp. 375-404. 26. MARTÍNEZ-BUJÁN, R. “Servicio doméstico y trabajo de cuidados. Hacia la privatización del cuidado familiar”. Alternativas. Cuadernos de Trabajo Social, núm. 17 (2010), pp. 157-179. 27. ESTEBAN, M. “El Estudio de la Salud y el Género: Las Ventajas de un Enfoque Antropológico y Feminista”. Salud Colectiva, vol. 2, núm. 1 (2006), pp. 9-20. 28. VALDERRAMA-PONCE, M. “El cuidado, ¿Una tarea de mujeres?”. Vasconia, núm. 35 (2006), pp. 373-385. 29. SCAVINO-SOLARI, S. “Cuidados y subjetivación de género. Un análisis de discurso de las mujeres que constituyen hogares monoparentales con hijos pequeños”. Psicología, Conocimiento y Sociedad, vol. 7, núm. 1 (2017), pp. 141-168. 30. GREGORIO-GIL, C. “¿Por qué hablar de cuidados cuando hablamos de migraciones transnacionales?” Quaderns-e Instituto Català d’Antropologia, vol. 22, núm. 2 (2017), pp. 49-64. 31. DÍAZ-GORFINKIEL, M. & MARTÍNEZ-BUJÁN, R. “Mujeres migrantes y trabajos de cuidados: transformaciones del sector doméstico en España”. Panorama Social, núm. 27 (2018), pp. 105-118. 32. HONDAGNEU-SOTELO, P et al. “Más allá de la domesticidad. Un análisis de género de los trabajos de los inmigrantes en el sector informal”. Papers, vol. 96, núm. 3 (2011), pp. 805-824. 33. RAMOS-ESCANDÓN, C. “El concepto de ‘género’ y su utilidad para el análisis histórico”. La Aljaba, segunda época; vol. 2 (1997), pp. 13-32. 34. FOUCAULT, M. Las palabras y las cosas. Siglo XXI Editores. México, 1978. (p. 5). 35. HOFMAN, N. “Understanding women’s work through the confluence of gender, race and social class”. Cultural dynamics; vol. 22, núm. 3 (2010), pp. 179-195.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXIII VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CONTRA LAS MUJERES INDÍGENAS BASADA EN GÉNERO EN TIEMPOS DE PANDEMIA: ANÁLISIS DESDE EL ÁMBITO REGIONAL
Capítulo XXIII Violencia intrafamiliar contra las mujeres indígenas basada en género en tiempos de pandemia: análisis desde el ámbito regional ROBERTA LÍDICE
Doctoranda en Estudios Interdisciplinares de Género y Políticas de Igualdad Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA INTRA-FAMILIAR CONTRA LAS MUJERES ÍNDÍGENAS BASADA EN GÉNERO EN TIEMPOS DE PANDEMIA DESDE UNA PERSPECTIVA REGIONAL. III. CONCLUSIONES FINALES. IV. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN En el presente artículo se planteará un análisis de la transversalidad jurídica y la violencia intrafamiliar contra las mujeres indígenas basada en género en tiempos de pandemia, desde una perspectiva regional en materia de protección de los derechos humanos. En este sentido, se pretende reflejar sobre este fenómeno delictivo que significa la violencia doméstica e intrafamiliar, y la emergencia generada por COVID-19, que sigue impactando de manera desproporcionada a las mujeres dentro y fuera de sus hogares, haciendo especial hincapié a los actos de violencia y discriminación ejercidos sobre las mujeres indígenas, que son sustentados por factores de la identidad estructural y los roles de género patriarcales, los cuales afectan directamente el desarrollo integral de este colectivo especialmente vulnerable. Por otra parte, en el ámbito regional de protección de los derechos humanos, se reconoce la necesidad de intensificar los esfuerzos para frenar esta lacra social, con el fin de asegurar el pleno ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales de las mujeres indígenas, las cuales enfrentan múltiples barreras en razón de factores discriminantes, como su origen étnico, raza, edad, idioma, cultura, religión, discapacidad, y sobre todo por pertenecer a la población indígena, exponiéndolas a un riesgo mayor a su integridad física y psíquica en razón del aislamiento y confinamiento impuesto para proteger la salud pública y evitar el colapso del servicio sanitario. Asimismo, se resalta la importancia de acudir a los instrumentos internacionales y regionales para hacer efectivo el acceso a la justicia de las indígenas víctimas de violencia intrafamiliar basada en género, enfrentando así esta situación permanente de violencia, discriminación y subordinación estructural, que se ha visto agravada por la pandemia. Por ende, se subraya la necesidad urgente de implementar políticas públicas y medidas eficaces para hacer frente a la violencia intrafamiliar contra las mujeres indígenas basada en género, así como el deber del Estado de actuar con la debida diligencia, a fin de prevenir, sancionar, investigar, erradicar y reparar a las víctimas de violaciones de derechos humanos, destacándose la importancia de mantener los servicios esenciales para la comunidad como medida clave para enfrentar la actual situación de pandemia y está cuestión compleja de salud pública y seguridad ciudadana a nivel regional.
II. ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CONTRA LAS MUJERES ÍNDÍGENAS BASADA EN GÉNERO EN TIEMPOS DE PANDEMIA DESDE UNA PERSPECTIVA REGIONAL En este escenario de violencia contra la mujer perpetrada en el ámbito de las relaciones domésticas, familiares o íntimas de afecto basada en género, y agravado por la actual situación de pandemia, no se puede ocultar los actos de violencia y discriminación ejercidos sobre las mujeres indígenas, los cuales son sustentados por factores de la identidad estructural y los roles de género patriarcales, que afectan directamente el desarrollo integral de esta población particularmente vulnerable. En la esfera internacional, vale destacar que en la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, aprobada en la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres (1995), se ha considerado la necesidad de intensificar los esfuerzos para asegurar el pleno ejercicio de los derechos humanos y libertades de las mujeres indígenas, las cuales enfrentan múltiples barreras en razón de factores discriminantes, como su origen étnico, raza, edad, idioma, cultura, religión, discapacidad, y sobre todo por pertenecer a la población indígena1. En este propósito resulta oportuno consignar que, en América, las mujeres indígenas, suelen estar sometidas a múltiples y sucesivas formas de violencia y discriminación, incluso de carácter histórico y estructural del colonialismo, que las expone a un mayor riesgo de violaciones de sus derechos humanos en todos los ámbitos de su vida, impactando directa y negativamente a sus derechos económicos, sociales, culturales y políticos, así como su derecho a una vida libre de violencia y de acceso digno a la justicia2. De acuerdo con los datos recogidos por la Organización de los Estados Americanos (en adelante OEA), se estima que la población indígena se constituye en torno de aproximadamente 370 millones de personas en todo el mundo, y sigue siendo uno de los grupos más vulnerables debido a la colonización, discriminación, racismo y la negación de ejercicio de sus derechos individuales y colectivos3. A su vez, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (en adelante CEPAL) ha señalado que, en América Latina, existen 826 pueblos indígenas, los que alcanzan una población cercana a los 45 millones de personas, caracterizadas por su amplia diversidad demográfica, social, política y territorial4. En tal contexto, sin embargo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en adelante CIDH) ha advertido que las mujeres indígenas
no deben ser percibidas solamente como víctimas, sino como personas que desarrollan un papel fundamental en la lucha por la autodeterminación de sus pueblos, familias, comunidades, países y, principalmente, sus derechos como mujeres, tanto en el ámbito regional como en el internacional5. Por otra parte, resulta oportuno mencionar que la Comisión ha puesto de manifiesto la ineficacia del Estado ante a la impunidad y obstrucción de la justicia en detrimento de las mujeres indígenas y su marginación política, económica y social, que ha conllevado a una situación permanente de violencia, discriminación y subordinación estructural, especialmente, en el ámbito de las relaciones domésticas y familiares6. En el marco jurídico interamericano, cabe recalcar que la Convención de Belém do Pará expresa que la violencia contra la mujer abarca cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado7 (artículo 1 de la Convención). Si es así, no existe justificación alguna para una aceptación social de la violación y menosprecio a los derechos humanos individuales y colectivos que son inherentes a las mujeres indígenas. De igual modo, la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2016) reafirma que las mujeres indígenas tienen el derecho al reconocimiento, protección y goce de todos los derechos humanos y libertades fundamentales contenidos en el derecho internacional, libres de todas las formas de discriminación; reconoce que la violencia contra las personas y los pueblos indígenas, particularmente las mujeres, impide o anula el goce de todos los derechos humanos y libertades fundamentales; y establece que los Estados tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias, en conjunto con los pueblos indígenas, para prevenir, investigar, sancionar, erradicar y reparar todas las formas de violencia y discriminación, especialmente las que se ejerce contra las mujeres y niñas indígenas8 (artículo 7 de la Declaración). Desde esta perspectiva, es menester indicar que la citada Declaración ha contribuido de forma importante al desarrollo de los estándares internacionales y regionales orientados a promover y defender los derechos de los pueblos indígenas9, con especial referencia a las mujeres que, además de amparadas por este instrumento, también pueden valerse de la protección garantizada en la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer10 (en adelante CEDAW), la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (en adelante Convención de Belém do Pará)11, la Convención Americana sobre los Derechos Humanos12 (en adelante CADH), la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial13 (ICERD), y el Convenio169 de la Organización Internacional del Trabajo14 (OIT), entre otros tratados del sistema universal e interamericano de derechos humanos relativos a esta población y a las mujeres. Y a pesar de la adopción de dichos instrumentos de protección a los derechos humanos y los esfuerzos de los Estados, la violencia intrafamiliar contra las mujeres indígenas basada en género sigue siendo perpetrada y se ha agravado aún más con la pandemia, constituyendo a lo que este colectivo ha denominado círculo perverso de re-victimización y exclusión de la protección y la justicia15, en virtud de la naturalización, invisibilidad y tolerancia ante a los abusos y actos discriminatorios basados en múltiples factores, haciendo especial referencia a su pertenencia al sexo femenino, lo que afecta negativamente a sus propias bases y al pleno ejercicio de sus derechos fundamentales16. En tal sentido, la CIDH ha llamado la atención de las autoridades a promover los derechos de las mujeres indígenas, las que tienen el riesgo de sufrir un impacto desproporcionado durante la situación de pandemia, principalmente por su papel preponderante en la economía informal y como cuidadoras en sus hogares17. Al respecto, VOLKMER DE CASTILHO sostiene que la violencia contra las mujeres indígenas practicada en el entorno familiar figura como un problema invisible, lo que ha reforzado la impunidad de los culpables de graves violaciones a los derechos humanos y las desigualdades entre los géneros18. En esta misma línea, defiende SALGADO ÁLVAREZ que existe una brecha entre los normativos y su efectiva aplicación con relación a la protección a los derechos humanos de las mujeres indígenas, lo que evidencia un incremento de la violencia ejercida contra este colectivo, particularmente, dentro de las comunidades, es decir, en el ámbito doméstico e intrafamiliar19. Por su parte, SOUZA E SILVA ha alertado que a las mujeres indígenas les faltan información sobre sus derechos o, cuando no la información se transmite de manera distorsionada y proposital. Un ejemplo de esto, y lo que ha aterrorizado considerablemente a las mujeres indígenas, es la información de que, si denuncian a la violencia sufrida se les sacará de sus comunidades/hogares, tierras y de los territorios de convivencia20. Tanto es así que, concretamente, no se puede observar un abordaje amplio y responsable por parte de los medios de comunicación y las autoridades de salud pública respecto al número de casos de violencia contra las indígenas víctimas de violencia intrafamiliar basada en género en tiempos de pandemia, lo que genera un gran sufrimiento a este colectivo de mujeres. A mi juicio, es necesario dar voz a las experiencias e inquietudes de las mujeres indígenas, que viven en una aparente invisibilidad y al margen de la sociedad. En este punto, resulta imprescindible dar a conocer las reales dificultades y problemas enfrentados diariamente por las indígenas, con el fin de llevar a cabo medidas efectivas de prevención, sanción y erradicación de la violencia intrafamiliar ejercida contra esta población vulnerable. En este mismo orden y dirección, la CIDH exhorta a los Estados el deber de asegurar a las mujeres indígenas un acceso digno y adecuado a medidas de protección social, brindando a las víctimas una respuesta efectiva a la violación de sus derechos humanos, que se ha intensificado como resultado de las medidas de aislamiento y confinamiento en el hogar21. También, se debe considerar que la situación de sobrecarga de los sistemas sanitarios no debe impactar en la falta de acceso a los servicios esenciales, los cuales resultan imprescindibles para la protección de las indígenas en situación de violencia22. Por consiguiente, se insta a los Estados que guíen sus intervenciones bajo a los principios rectores de autodeterminación, interseccionalidad, enfoque holístico, indivisibilidad y empoderamiento, orientados al abordaje de las múltiples formas de violencia y discriminación que las mujeres indígenas suelen enfrentar, cuya finalidad es incorporar la perspectiva de género en las leyes, políticas y programas, con miras a alcanzar la prevención y erradicación de los actos de violencia y discriminación que son sustentados por las desigualdades asimétricas también existentes dentro de las comunidades indígenas23. Precisamente, y sobre la base de los citados principios rectores, la Comisión ha elaborado extensos precedentes de debida diligencia de los Estados para hacer frente a los casos de violencia intrafamiliar contra las mujeres indígenas basada en género en tiempos de pandemia, aplicando efectivamente la Convención de Belém do Pará y los demás instrumentos del sistema interamericano de protección a los derechos y garantías inherentes a este colectivo24.
Aun así, en sus decisiones, la CIDH ha destacado la necesidad de que los Estados adopten medidas de enfrentamiento a los actos de violencia y prácticas sociales discriminatorias cometidos en detrimento de las indígenas, en razón de múltiples factores relativos con las cuestiones históricas y estructurales25. En el ámbito de su competencia contenciosa, la Corte IDH ha recogido y aplicado en sus sentencias el mismo enfoque de la CIDH, y reiterado la necesidad de una respuesta efectiva de los Estados frente a los casos que involucran violencia o desaparición de mujeres indígenas26. En esta perspectiva, comparto lo manifestado por TAULI CORPUZ en el sentido de que “los sistemas de gobernanza y las estructuras de poder indígenas a menudo dependen en gran medida de cuestiones de género y pueden excluir a las mujeres y su perspectiva de la administración de la justicia y el control de la elaboración de normas sociales y decisiones, lo que expone más a las mujeres a sufrir violaciones de sus derechos humanos”27. Contrariamente, lo que se percibe en las comunidades es una actitud pasiva ante la conducta de los agresores en detrimento de las mujeres indígenas, las cuales siguen sin delatar sus maltratadores por miedo a ser perseguidas dentro y fuera de la comunidad, lo que puede restringir su derecho de acceso a la justicia, incluso para pedir ayuda a otras jurisdicciones. Otro punto importante que se debe observar, es que la Corte IDH y la CIDH han considerado que un acto de violencia contra la mujer puede que se le impute al Estado, en caso de que no se haya adoptado todas las medidas a su alcance para acudir al cambio de los normativos vigentes y las prácticas judiciales o consuetudinarias que respaldan la violencia y la discriminación contra la mujer, sobre todo en el ámbito de las relaciones domésticas y familiares, y que no se encuentran en conformidad a lo establecido en la CADH y la CEDAW28. A raíz de lo expuesto, conviene agregar que los artículos 8 y 25 de la CADH, el artículo XVIII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y el artículo 7 de la Convención de Belém do Pará, se establece que las mujeres tienen derecho a un acceso digno y efectivo a la justicia, a fin de asegurar el debido proceso legal cuando denuncian los actos de violencia y discriminación sufridos29. Por ello, sostenemos como evidente que dichos instrumentos imponen a los Estados la obligación de actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar, sancionar, juzgar y ofrecer reparación integral frente a los actos de violencia, abuso y discriminación practicados contra las mujeres indígenas no solamente basado en género, sino a múltiples factores que se sustentan en las persistentes desigualdades históricas y estructurales existentes en nuestra sociedad y en las comunidades indígenas, y que siguen persistiendo como realidad en tiempos de pandemia por COVID-19.
III. CONCLUSIONES FINALES Teniendo en cuenta los anteriores planteamientos, se infiere con claridad que la violencia intrafamiliar contra las mujeres indígenas basada en género en tiempos de pandemia, constituye un grave problema social de salud pública y seguridad ciudadana, sobre el cual se hace urgente una efectiva intervención de los Estados, por medio de la implementación de políticas públicas, programas y medidas urgentes orientados a la igualdad de género y una mayor protección de los derechos de las mujeres indígenas, a las que se hace especial referencia en este artículo. Es más, téngase en cuenta que todos los individuos nacen iguales y con el mismo derecho a la dignidad, siendo que no habrá razones aceptables para cualquier forma de discriminación relativa a su condición humana y personal. Tal y como hemos podido observar, han sido incorporados en las normas regionales y en el ordenamiento jurídico nacional diversos tratados y convenciones sobre derechos humanos, con el fin de promover el bienestar de todos los ciudadanos, facilitar el acceso a la justicia, y proteger, efectivamente, los derechos de las mujeres, incluso en la actual situación de pandemia. Si bien es cierto que, el silencio de las víctimas puede ser un gran aliado del agresor, y por ello la necesidad de que todos los ciudadanos, con independencia de su género y de cualquier otro factor, deben romper el silencio frente a los abusos y actos de violencia perpetrados contra las mujeres indígenas, denunciando el maltratador de manera responsable a las autoridades competentes. En tales supuestos, reitero que se hace necesario dar voz a las mujeres indígenas, tanto en el sistema de justicia indígena como en el sistema de justicia estatal, con el fin de impedir que se limite o anule el amplio y pleno ejercicio de sus derechos humanos y garantías fundamentales, aún más en razón del aislamiento social y confinamiento impuestos para evitar el colapso del sistema de salud. Por otro lado, el derecho de la autodeterminación de los pueblos indígenas debe ser respetado, sin discriminación alguna, para que se pueda empoderar a las mujeres indígenas en todos los ámbitos de su vida, reafirmando y fortaleciendo su identidad cultural y de género, de manera que ya no se someterá a los actos de violencia y discriminación perpetrados, especialmente, en su entorno familiar.
IV. BIBLIOGRAFÍA CUELLO, J. Contretas y CARDENALL, A. Murillo. “Bien Jurídico y técnica legal de la protección penal de la mujer y otras víctimas de la violencia doméstica”. En: CARBONELL MATEU, J.C y otros (Coord.), Estudios penales en homenaje al Profesor Cobo del Rosal, Dykinson, Madrid, 2005. MARTÍNEZ NAVARRO, Raúl [et al.]. “Antecedentes”. En: BONFIL SÁNCHEZ, Paloma (Coord.) [et al.]. Violencia de Género contra las Mujeres en Zonas Indígenas en México. Gobierno de México: Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2017. Disponible en: . MORILLAS CUEVA, Lourenzo. “Valoración de la violencia de género desde la perspectiva del derecho penal”. Revista Eletrónica Ciencia Penal y Criminología, N.4, 04/09/2002. NACIONES UNIDAS. Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. Artículo 1. Nueva York: Naciones Unidas, 85.ª sesión plenaria, 20 de diciembre de 1993. Disponible en: .
La Declaración Universal de Derechos Humanos. Adoptada y proclamada por la Asamblea General en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948.
Disponible en: . PÉREZ PORTO, Julián y MERINO, María. “Definición de Violencia Intra-familiar”. Definicion.de: publicado el 2010 y actualizado el 2014. Disponible en: . SALGADO ÁLVAREZ, Judith. “Justicias y desprotección a mujeres indígenas contra la violencia. Posibilidades de interculturalidad”. En: Revista Aportes Andinos N. 25. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador; Programa Andino de Derechos Humanos, septiembre 2009. Disponible en: . SOUZA E SILVA, “A Lei Maria da Penha e as Mulheres Indígenas”. En: VERDUM, Ricardo (org.). Mulheres Indígenas, Direitos e Políticas Públicas. Brasília: Instituto de Estudos Socioeconômicos (INESC), 2008. TAULI CORPUZ, Victoria. Informe de la Relatora Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas. NACIONES UNIDAS: A/HRC/30/41, 6 de agosto de 2015. Dinámica comunitaria y estigmatización, párr. 71. VOLKMER DE CASTILHO, Ela W. “A violencia doméstica contra a mulher no ámbito dos povos indígenas: qual lei aplicar?”. En: VERDUM, Ricardo (org.). Mulheres Indígenas, Direitos e Políticas Públicas. Brasília: Instituto de Estudos Socioeconômicos (INESC), 2008.
1. ONU. Declaración y Plataforma de Beijing, aprobada en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer. Beijing: 4 a 15 de septiembre de 1995, párr. 32, p. 14. ISBN: 9781936291946. 2. Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Mujeres Indígenas. Resumen gráfico de las principales ideas y conceptos del informe: Las Mujeres Indígenas y sus Derechos Humanos en las Américas, de la CIDH, 2017, p. 1. [Consulta en:19/10/2020]. Disponible en: . 3. OEA. Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Declaración del Secretario General de la OEA en el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Washington, D.C.: Comunicado de Prensa, D-044/18, de 9 de agosto de 2018. [Consulta: 19.10.2020]. Disponible en: . 4. Ibid. 5. Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Mujeres Indígenas, Op. Cit, p. 1-2. 6. OEA. Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). CIDH publica informe sobre los derechos humanos de las mujeres indígenas en América. Montevideo: Comunicado de Prensa, No. 169/17, de 27 de octubre de 2017. [Consulta: 19.10.2020]. Disponible en: . 7. OEA. Departamento de Derecho Internacional. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer –Convención de Belém do Pará–, suscrita en el Vigésimo Cuarto Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos en Belém do Pará, Brasil, el 9 de junio de 1994. Tratados Multilaterales. Capítulo I, Definición y Ámbito de Aplicación, artículo 1. [Consulta: 28.09.2020]. Disponible en: . 8. OEA. Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada en el marco del 46 Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el 15 de junio de 2016. Washington, D.C.: “después de 17 años de negociaciones. La CIDH insta a los Estados Miembros de la OEA a implementar medidas a nivel nacional y regional dirigidas a garantizar la debida implementación de los compromisos contenidos en esta Declaración”. Artículo VII, [Consulta: 19.10.2020]. Disponible en: . 9. OEA. Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). CIDH celebra aprobación de la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Washington, D.C: Comunicado de Prensa, 2016-082, de 22 de junio de 2016. [Consulta: 20.10.2020]. Disponible en: . 10. NACIONES UNIDAS. Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (por sus siglas en inglés CEDAW), Adoptada y abierta a la firma y ratificación, o adhesión, por la Asamblea General en su resolución 34/180, de 18 de diciembre de 1979. Entrada en vigor: 3 de septiembre de 1981, de conformidad con el artículo 27, apartado 1. [Consulta en: 30.10.2020]. Artículo 1.°: “A los efectos de la presente Convención, la expresión ‘discriminación contra la mujer’ denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”. Artículo 2.°: Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en todas sus formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación contra la mujer y, con tal objeto, se comprometen a: a) Consagrar, si aún no lo han hecho, en sus constituciones nacionales y en cualquier otra legislación apropiada el princípio de la igualdad del hombre y de la mujer y asegurar por ley u otros medios apropiados la realización práctica de ese principio; b) Adoptar medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones correspondientes, que prohíban toda discriminación contra la mujer; c) Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad con los del hombre y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales competentes y de otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de discriminación; d) Abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discriminación contra la mujer y velar porque las autoridades e instituciones públicas actúen de conformidad con esta obligación; e) Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer practicada por cualesquiera personas, organizaciones o empresas; f) Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la mujer; g) Derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan discriminación contra la mujer. 11. Vid. Convención de Belém do Pará, Capítulo III, Derechos Protegidos, artículos: 3, 4 y 6. 12. Vid. Convención Americana sobre Derechos Humanos, Parte I: Deberes de los Estados y Derechos Protegidos, artículos 1 y 2. 13. ONU. Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, adoptada y abierta a la firma y ratificación por Asamblea General en su resolución 2106 A (XX), de 21 de diciembre de 1965. Entrada en vigor: 4 de enero de 1969. Preámbulo: “Considerando que la Carta de las Naciones Unidas está basada en los principios de la dignidad y la igualdad inherentes a todos los seres humanos y que todos los Estados Miembros se han comprometido a tomar medidas conjunta o separadamente, en cooperación con la Organización, para realizar uno de los propósitos de las Naciones Unidas, que es el de promover y estimular el respeto universal y efectivo de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos, sin distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión; Considerando que la Declaración Universal de Derechos Humanos proclama que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y que toda persona tiene todos los derechos y libertades enunciados en la misma, sin distinción alguna, en particular por motivos de raza, color u origen nacional; Considerando que todos los hombres son iguales ante la ley y tienen derecho a igual protección de la ley contra toda discriminación y contra toda incitación a la discriminación; Considerando que las Naciones Unidas han condenado el colonialismo y todas las prácticas de segregación y discriminación que lo acompañan, cualquiera que sea su forma y dondequiera que existan, y que la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, de 14 de diciembre de 1960 [resolución 1514 (XV) de la Asamblea General], ha afirmado y solemnemente proclamado la necesidad de ponerles fin rápida e incondicionalmente […]”. Parte I: Artículo 1.1: “En la presente Convención la expresión ‘discriminación racial’ denotará toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la Vida pública”. [Consulta: 20.10.2020]. Disponible en: . 14. ONU. Convenio169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Sobre Pueblos indígenas y tribales en países independientes, 1989. Preámbulo: “[…] Recordando los
términos de la Declaración Universal de Derechos Humanos, del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y de los numerosos instrumentos internacionales sobre la prevención de la discriminación […]”. [Consulta: 20.10.2020]. Disponible en: . 15. MARTÍNEZ NAVARRO, Raúl [et al.]. “Antecedentes”. En: BONFIL SÁNCHEZ, Paloma (Coord.) [et al.]. Violencia de Género contra las Mujeres en Zonas Indígenas en México. Gobierno de México: Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2017, p. 8. [Consulta: 20.10.2020]. Disponible en: . 16. Ibid. 17. OEA. CIDH. Indígenas amazónicos están “grave riesgo” frente a COVID-19, alertan ONU Derechos Humanos y CIDH. Washington, D.C.: Comunicado de Prensa, 2020-126, de 04 de junio de 2020. [Consulta: 28.01.2020. Disponible en: . 18. VOLKMER DE CASTILHO, Ela W. “A violencia doméstica contra a mulher no ámbito dos povos indígenas: qual lei aplicar?”. En: VERDUM, Ricardo (org.). Mulheres Indígenas, Direitos e Políticas Públicas. Brasília: Instituto de Estudos Socioeconômicos (INESC), 2008, p. 23. ISBN: 9788587386120. 19. SALGADO ÁLVAREZ, Judith. “Justicias y desprotección a mujeres indígenas contra la violencia. Posibilidades de interculturalidad”. En: Revista Aportes Andinos N. 25. Quito: Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador; Programa Andino de Derechos Humanos, septiembre 2009. p. 6. [Consulta: 20.10.2020]. Disponible en: . 20. SOUZA E SILVA, “A Lei Maria da Penha e as Mulheres Indígenas”. En: VERDUM, Ricardo (org.). Mulheres Indígenas, Direitos e Políticas Públicas. Brasília: Instituto de Estudos Socioeconômicos (INESC), 2008, p. 34. ISBN: 9788587386120. 21. Vid. OEA. CIDH. Indígenas amazónicos están “grave riesgo” frente a COVID-19, alertan ONU Derechos Humanos y CIDH. Washington, D.C.: Comunicado de Prensa, Op. Cit. 22. Ibid. 23. Vid. Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Mujeres Indígenas, Op. Cit, p. 2-3. 24. Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Las mujeres indígenas y sus derechos humanos en las Américas. OAS: Documentos oficiales. OEA/Ser. L/V/II. Doc. 44/17, de 17 abril de 2017, párr. 66. ISBN 9780827066588. 25. Vid. CIDH. Informe N. 53/01. Fondo. Ana, Beatriz y Celia González Pérez (México), 4 de abril de 2001; Corte IDH. Caso Fernández Ortega y otros vs. México, Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de agosto de 2010, Serie C No. 215, párr. 223. Corte IDH. Caso Rosendo Cantú y otra vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010, Serie C N. 216, párr. 206. 26. Ibid. 27. TAULI CORPUZ, Victoria. Informe de la Relatora Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas. NACIONES UNIDAS: A/HRC/30/41, 6 de agosto de 2015. Dinámica comunitaria y estigmatización, párr. 71. 28. Vid. CIDH. Informe N. 4/01, María Eugenia Morales de Sierra vs. Guatemala, 19 de enero de 2001, párrs. 20, 21, 26 y 27. Posición de las partes: 20. “Os peticionarios han sostenido que los artículos del Código Civil de Guatemala impugnados establecen distinciones entre el hombre y la mujer que son discriminatorias y, por tanto, violan las normas de la Convención Americana. De acuerdo con su designación de María Eugenia Morales de Sierra como víctima en el caso, los peticionarios sostienen que esos artículos la colocan en situación de subordinación jurídica de su marido y no le permiten ejercer control sobre aspectos importantes de su vida. Indican que las citadas disposiciones discriminan contra la víctima de manera inmediata, directa y continuada, en violación de los derechos establecidos en los artículos 1(1), 2, 17 y 24 de la Convención Americana. De acuerdo con los argumentos presentados después de la aprobación del Informe 28/98 por la Comisión, admitiendo el caso, alegan, además, que esta discriminación transgrede la vida privada y familiar de la víctima, en contravención del artículo 11(2) de la Convención”. Los peticionarios sostienen que el Código Civil de Guatemala crea distinciones entre “las mujeres casadas, las mujeres solteras y los hombres casados, de lo que resulta que María Eugenia Morales no puede ejercer los derechos que se confieren a esos otros grupos. Citando la jurisprudencia internacional en materia de derechos humanos, incluida la de la Corte Interamericana, afirman que, si bien una diferencia de trato no necesariamente implica una discriminación, toda distinción de ese tipo debe estar objetivamente justificada en la consecución de fines legítimos y que los medios empleados deben ser proporcionales a esos fines. Las distinciones en cuestión en este caso –sostienen– son ilegítimas e injustificadas”.
Posición del Estado: 26. “El Estado no controvierte la sustancia de las reclamaciones planteadas por los peticionarios. Por el contrario, sostiene que sigue adoptando medidas para modificar los artículos impugnados del Código Civil y hacerlos congruentes con las normas de la Convención Americana y de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. En las actuaciones ante la Comisión previas a la aprobación del Informe 28/98, el Estado reconoció que las disposiciones citadas son ‘desactualizadas’ y crean preocupación respecto de la obligación de no discriminación. Señala, además, que los empeños en favor de la reforma de estos artículos se han basado en el hecho de que contravienen el artículo 46 de la Constitución, así como las disposiciones de la Convención Americana y de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. El Gobierno subrayó que ha demostrado su interés en derogar o reformar ciertos artículos del Código Civil, tanto a través del apoyo a iniciativas en favor de enmiendas legislativas como mediante la impugnación de la constitucionalidad de los artículos 113 y 114 presentada por el Procurador General en 1996”. 27. “Sobre la base de las iniciativas pendientes en favor de una reforma que el Estado ha impugnado la admisibilidad del caso, sosteniendo que los mecanismos internos seguían ofreciendo una reparación accesible y efectiva de la situación denunciada y que los peticionarios, por tanto, no habían satisfecho el requisito de agotamiento de los recursos internos. Luego de la aprobación por la Comisión del informe sobre admisibilidad, el Estado indicó que el Congreso seguía empeñado en la modificación de ciertos artículos del Código Civil a fin de hacerlo congruente con la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. En cuanto al escrito presentado por el Estado el 22 de junio de 1998, esas reformas seguían siendo debatidas en el Congreso. El Estado sostiene que las medidas emprendidas en favor de una reforma de los artículos impugnados demuestran su compromiso de defender las garantías establecidas en la Constitución y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como en otros instrumentos internacionales aplicables”. 29. Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Las mujeres indígenas y sus derechos humanos en las Américas, Op. Cit., párr. 69.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXIV EL ABORDAJE DE LA DISFORIA DE VOZ EN LAS PERSONAS TRANS DESDE UN ENFOQUE DE DERECHOS
Capítulo XXIV El abordaje de la disforia de voz en las personas trans desde un enfoque de derechos THIDE E. LLORENTE
Personal Investigador en Formación Facultad de Psicología e INCYL Universidad de Salamanca INÉS HERAS
Personal Investigador en Formación Facultad de Psicología e INICO Universidad de Salamanca ISRAEL MARTÍNEZ-NICOLÁS
Personal Investigador en Formación Facultad de Psicología e INCYL Universidad de Salamanca JUAN JOSÉ G. MEILÁN
Profesor Titular Facultad de Psicología e INCYL Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. MARCO LEGISLATIVO DEL RECONOCIMIENTO DEL SEXO/GÉNERO DE LAS PERSONAS TRANS. 1. Procedimientos en España. 2. Consecuencias sociales y sanitarias de la despatologización. III. EL GÉNERO EN LA VOZ. 1. ¿Por qué categorizamos una voz como femenina o masculina? 2. Malestar con la voz por motivo de género: disforia de voz. 3. ¿Cómo se mide el malestar con la voz? IV. CONCLUSIONES. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN En este capítulo se expone el estado actual de la regulación del reconocimiento legal del sexo/género de las personas trans en España –como estado miembro de la Unión Europea– y su relación con sus necesidades de salud, así como la atención sanitaria a brindar. En este marco, se presentan algunos hallazgos relativos al malestar con la voz por motivo de género y al impacto que tiene en la calidad de vida de las personas trans.
El adjetivo trans se emplea en este texto para designar a aquellas personas cuya identidad de género no coincide con la que se les asignó en el nacimiento en función de sus genitales. De este modo, personas trans englobaría a mujeres trans (mujeres que fueron asignadas hombres en el nacimiento), hombres trans (previamente asignados mujeres) y personas no binarias (ni hombres ni mujeres; categoría alternativa construida a partir de las dos anteriores o de una vivencia que va más allá de estas). Por otro lado, se utiliza cis o cisgénero para nombrar la realidad de las personas –hombres y mujeres– cuya identidad de género sí coincide con la asignada. El sistema de género occidental, asentado en creencias como que el género es el reflejo del sexo biológico y que sólo existen dos géneros (hombre y mujer), obstaculiza el reconocimiento social y legal de las personas trans. Estas creencias, además, resultan en una discriminación y en una presión social vinculada con su identidad y su aspecto físico, que lleva a exigirles cumplir con unos estándares físicos y unos roles sociales determinados. De este modo, esta presión relacionada con la percepción social del género puede materializarse en un rechazo de los aspectos sexuados del propio cuerpo – tales como el pecho, los genitales, las caderas, las facciones de la cara o la voz–. Asociado a este malestar, las personas trans pueden verse motivadas a demandar ayuda médica o psicológica. Así, una forma de afrontar esta vivencia es modificar dichos aspectos a través de procedimientos como terapias de reemplazo hormonal, masculinización del tórax o aumento de pecho, cirugías genitales, de feminización facial y de la voz, así como la intervención logopédica o foniátrica en la voz y el habla, cuya especial relevancia pondremos de manifiesto a lo largo de este texto. Por lo tanto, es importante conocer la legislación relativa al reconocimiento del sexo/género, dada su relación con la cobertura sanitaria de las necesidades de la población trans. Asimismo, la investigación acerca de la vivencia de estas personas genera un conocimiento de suma importancia para promover prácticas y políticas que favorezcan su bienestar. En este sentido, presentamos el trabajo de investigación que estamos llevando a cabo desde la Universidad de Salamanca.
II. MARCO LEGISLATIVO DEL RECONOCIMIENTO DEL SEXO/ GÉNERO DE LAS PERSONAS TRANS Históricamente, la legislación referente al registro del sexo/género no ha tenido en cuenta a las personas trans, pues se ha establecido a partir de la asunción de que la identidad de género de cada persona coincide con la asignada al nacer. Al no cumplir esta premisa, la transexualidad se ha visto como una desviación que requería de intervención. Así, el modelo médico ha tenido un papel protagonista en la regulación del reconocimiento legal de estas personas, de modo que numerosos ordenamientos se han basado en requisitos tales como tratamientos hormonales, cirugías de reasignación sexual o exámenes médicos y psicológicos. Este enfoque patologizante de la cuestión trans obliga a la persona a realizar una serie de procedimientos, coartando sus oportunidades para decidir sobre determinados aspectos de su vida, como son el aspecto físico y la expresión de género. Con el paso del tiempo, ha habido modificaciones en el marco jurídico de distintas regiones del mundo, que responden a las necesidades del colectivo trans. La inclusión de
estas realidades en la legislación puede entenderse como una respuesta a las recomendaciones internacionales que llegan a través de los Principios de Yogyakarta1 (2007), ampliados diez años después en su versión YP+102. Esta última incluye el derecho al reconocimiento legal para todas las personas (instando, además, a abandonar en un futuro próximo el registro del sexo/género de los documentos oficiales de identidad por considerarlo información irrelevante e innecesaria). Asimismo, en estos principios se establece la protección contra abusos médicos, de forma que ninguna persona pueda ser obligada a someterse a ningún tratamiento, procedimiento o examen médico o psicológico por razón de identidad de género. NACIONES UNIDAS, en 2016, ya advirtió que este tipo de prácticas violan los derechos a la integridad física y a la libre determinación de las personas, constituyendo malos tratos o torturas3. En la línea de estas consideraciones, el informe del Experto Independiente4 de la ONU, presentado en la resolución 32/2 del Consejo de Derechos Humanos, exhorta a los estados a que eliminen los requisitos abusivos que se exigen como condición previa para el cambio de nombre, sexo legal y género; y les anima a establecer un procedimiento respetuoso con la decisión libre y fundamentada de las personas trans y su autonomía corporal, que además reconozca la existencia de las identidades de género no binarias. En el ámbito europeo, en 2010, el Informe de Derechos humanos e identidad de género del Comisario de Derechos Humanos5 ya recomendaba, a los estados miembros del Consejo de Europa, desarrollar procedimientos eficaces y transparentes para cambiar el nombre y el sexo de una persona trans, así como abolir la esterilización y otros tratamientos médicos obligatorios como un requisito legal para dicha modificación. No obstante, en la actualidad aún existen diferentes abordajes de la cuestión trans dentro de la Unión Europea. A grandes rasgos, identificamos varios bloques de países: aquellos donde no existe una regulación y se puede incurrir en situaciones de desprotección, al permitir a sus órganos de decisión imponer requisitos de forma arbitraria; aquellos donde se impone una serie de requerimientos médicos como cirugías de reasignación sexual, esterilización forzada, exámenes médicos, tratamiento hormonal o diagnóstico de enfermedad mental; y aquellos donde prevalece la autodeterminación de género (es decir, donde el reconocimiento legal del género se basa exclusivamente en una declaración legal o notarial por parte de la propia persona trans)6. Además de los criterios médicos, algunas normativas supeditan el reconocimiento legal a otras circunstancias relacionadas con la condición económica, la salud, el estado civil, familiar o parental, así como a las opiniones de terceras personas. 1. PROCEDIMIENTOS EN ESPAÑA En el caso de España, la conceptualización de la cuestión trans en el ordenamiento jurídico está experimentando un cambio de paradigma. Hasta el momento, la regulación estatal sigue anclada en el modelo médico. La Ley 3/20077, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, exige un informe de diagnóstico de disforia de género, remarcando la disonancia entre el género inscrito y la identidad de género sentida por el solicitante, así como la demostración de la estabilidad y persistencia de esta disonancia, y de la ausencia de trastornos de personalidad. Al mismo tiempo, se establece la necesidad de haber pasado por un tratamiento hormonal de al menos dos años con el fin de acomodar las características
físicas a las correspondientes al sexo reclamado. No obstante, en los últimos años se va abandonando esta concepción patologizante de la transexualidad, para dar paso a un enfoque de derechos humanos que contempla la autodeterminación de la identidad y de la expresión de género como derecho. Esta nueva visión insta a reconocer a las personas trans como sujetos activos con capacidad de decidir en los tratamientos médicos que puedan requerir, sin que en ningún caso estos deban ser impuestos. Dicho cambio se está plasmando en legislaciones autonómicas específicas para personas trans (en Andalucía, Aragón, Canarias, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana y País Vasco) y en leyes de igualdad LGTBI+ (en Andalucía, Aragón, Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunidad Foral de Navarra, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Islas Baleares y Murcia), así como en la elaboración de borradores homólogos de ambas leyes en el ámbito nacional (i.e., para lograr la igualdad real y efectiva de las personas trans y personas LGTBI), a fecha de febrero de 2021. La aprobación de estos dos últimos documentos supondría grandes avances a nivel estatal, pues defienden la despatologización de las identidades trans, la regulación del cambio registral para menores y migrantes trans, y la garantía de los derechos reproductivos para personas trans, junto con otras prestaciones del Sistema Nacional de Salud. 2. CONSECUENCIAS SOCIALES Y SANITARIAS DE LA DESPATOLOGIZACIÓN Eliminar del ordenamiento jurídico la patologización de la vivencia de las personas trans tendría un impacto significativo en el desarrollo vital de estas personas, así como en la cobertura de sus necesidades. Al respecto, MISSÉ y COLL-PLANAS8 señalan algunas cuestiones de suma importancia. En primer lugar, estos autores ponen el foco en la defensa de la autodeterminación, y en la autonomía y responsabilidad sobre las decisiones relativas a sus propios cuerpos; decisiones que desde el modelo médico recaen en el personal sanitario. En segundo lugar, subrayan la importancia de que dicha despatologización vaya acompañada de una cobertura sanitaria que dé respuesta a las necesidades específicas que manifiesta parte de la población trans. Por último, estos autores entienden el mantenimiento de los requisitos asociados a la modificación corporal como una forma de preservar y reforzar el orden social hegemónico según las normas de género (i.e., las normas relativas a cómo debe ser y comportarse un hombre o una mujer). Por ende, la eliminación de dichos requerimientos facilitaría la libre expresión de la identidad y de la diversidad corporal y de género, que se extendería más allá de la realidad de las personas trans, al resto de la población. A partir de estas consideraciones, concluimos que la despatologización proporciona un abordaje basado en un enfoque de derechos. Asimismo, es necesario desarrollar y mantener una red sociosanitaria que provea el acompañamiento, apoyos e intervenciones que precise cada persona trans, garantizando así la atención a sus necesidades individuales desde un enfoque no patologizante.
III. EL GÉNERO EN LA VOZ Una fuente de malestar en la vida de las personas trans es el tener una voz considerada incongruente con su género, que les impide ser reconocidas socialmente acorde a su
identidad. De este modo, es importante investigar en este ámbito a fin de conocer el impacto emocional de la voz e identificar los factores asociados que puedan contribuir a un mayor bienestar. Este conocimiento puede ayudar a guiar las prácticas sociosanitarias referentes al acompañamiento de las personas trans. 1. ¿POR QUÉ CATEGORIZAMOS UNA VOZ COMO FEMENINA O MASCULINA? La voz es una de las formas más rápidas a partir de las cuales hacemos juicios sobre el género de un individuo. Así, tendemos a usar el tono de la voz como una pista acústica característica. En las personas que fueron asignadas hombres al nacer (i.e., hombres cis, mujeres trans y algunas personas no binarias), referidas por las siglas AMAB –del inglés, Assigned Male At Birth–, el efecto decisivo de las hormonas en la pubertad, si no se frenan mediante bloqueadores, produce un alargamiento de la laringe; se alcanzan longitudes medias de hasta 23 centímetros, frente a los 17 encontrados en las personas AFAB9 (Assigned Female At Birth; i.e., mujeres cis, hombres trans y ciertas personas no binarias). El crecimiento de la laringe viene acompañado de un alargamiento y engrosamiento de las cuerdas vocales, lo que da lugar a frecuencias resonantes más bajas en el hablante AMAB y provoca el diferencial tono más grave de los hombres. Así, los estudios muestran un valor medio de la frecuencia fundamental de 107-132 Hz (con un rango de 80 a 165 Hz) en los hombres (cis), frente a los 196-224 Hz (rango 145-275 Hz) de las mujeres (cis)10. La categorización de una voz como femenina no solo depende de una frecuencia fundamental alta o tono agudo, sino que en su percepción están implicados otros aspectos de la comunicación. Algunos son el uso de una voz de cabeza frente a una voz de pecho (resonancia pectoral), una entonación más variable con mayor número de entonaciones ascendentes que descendentes, una articulación delicada, un volumen o intensidad más bajo, y una mayor velocidad de producción del habla, a los que cabe añadir una mayor calidad de la voz velada o aérea (breathy voice) y formantes vocálicos (i.e., resonancia del tracto vocálico) con una frecuencia más elevada. Así mismo, influyen en la percepción del género de una persona su risa y su tos, y otros aspectos no verbales como los gestos, la forma de saludar y de vestir, el peinado, etc. Así pues, la voz no es el único aspecto de la comunicación sujeto a juicios sociales de género. Desde la sociedad también se prescribe un estilo de hablar diferencial para hombres y mujeres, que se aprende desde la infancia por modelaje de las reglas sociolingüísticas (i.e, pragmáticas) del lenguaje, según sean los niños y niñas expuestos a un modelo u otro según su sexo asignado. De hecho, desde hace más de treinta años se sabe que las diferencias en la frecuencia fundamental y frecuencia de los formantes entre hombres y mujeres exceden las esperadas en base al dimorfismo sexual, y que los hábitos vocales y articulatorios dependientes del sexo se arraigan mucho antes de la pubertad. Recientemente, ZIMMAN11 ha vuelto a poner sobre la mesa la idea de que incluso las características más “biológicas” de la voz relacionadas con el género, como el tono, están en última instancia moldeadas por la práctica socio-cultural. Además, prosigue este autor, es incorrecto decir que la laringe de una persona determina directamente el género de su voz, ya que los hablantes generalmente solo usan un pequeño rango de las voces que podrían llegar a producir desde un punto de vista físico. De estos estudios se desprende que algunas de las diferencias observadas entre
hombres y mujeres son aprendidas y, por lo tanto, pueden ser también enseñadas. Aquí es donde entran en juego las terapias de rehabilitación de la voz y del habla para las personas trans. 2. MALESTAR CON LA VOZ POR MOTIVO DE GÉNERO: DISFORIA DE VOZ Dado que la asignación del género parte de una perspectiva anatómica derivada de los fenotipos, socialmente se asocian las voces agudas con las mujeres y las graves, con los hombres. En gran parte de la población, esta correspondencia tono de voz-género se cumple. No obstante, muchas personas trans, especialmente mujeres, se encuentran con el problema de una voz que no las representa. El crecimiento de las cuerdas vocales en las personas AMAB es irreversible –solo modificable mediante cirugía–, por lo que un tono grave no se ve modificado con la toma de hormonas feminizantes. Así pues, las mujeres trans que han pasado por una adolescencia marcada por la testosterona a menudo refieren tener una voz más grave de lo que desearían. Esto, unido a un estilo comunicativo similar al de un hombre – aprendido por la socialización diferenciada de género en la infancia–, les genera dificultades para ser reconocidas como mujeres en la sociedad, lo que las puede exponer a continuas violencias o acoso. No es de extrañar, por tanto, que estas personas experimenten un tremendo malestar en relación con su voz, concepto al que nos referiremos con el término disforia de voz; este sería diferente del malestar más objetivo, físico, que algunas personas trans pueden llegar a provocarse tras un uso inadecuado continuado de la voz (p.ej., forzar demasiado las cuerdas vocales para lograr una voz más aguda). Para referirse a las quejas de las mujeres trans de tener una voz demasiado grave y masculina, inconsistente con su género, DE BRUIN et al.12 propusieron el término gender dysphonia. Este término, al incluir la palabra disfonía parece estar implicando una alteración de las características de la voz debidas a un problema orgánico o uso inadecuado de la misma. Además, su uso no se ha popularizado realmente dentro de la comunidad científica. Consideramos, pues, más adecuado, referirnos al malestar subjetivo que experimentan las personas trans con su voz al no considerarla adecuada para su género, con el término disforia de voz. La prevalencia de estudios que exploran la relación entre la voz, la comunicación oral y el impacto que una voz incongruente con el género tiene en la integración social y el bienestar psicológico de las personas trans está aumentando. Este tipo de estudios se ha centrado principalmente en el impacto de la voz en las mujeres trans, por ser esta incongruencia más saliente y difícil de modificar. Así, HARDY et al.13 encontraron que las mujeres trans podían llegar a evitar hablar por teléfono para no ser tratadas conforme a un género inadecuado, hecho que contribuye a reducir la autoestima de estas mujeres y la confianza en sí mismas. Además, muchas de ellas reportaron restricciones en su participación social y en sus relaciones, con motivo de su voz, lo que las llevó a sentirse aún más aisladas (problema que ya de por sí es común dentro de la población trans, y especialmente en las mujeres14). Resultados similares se encontraron en el estudio de STEWART et al.15 sobre la participación de las mujeres trans en el deporte, donde estas a menudo elegían no hablar con la gente por miedo a que su voz las expusiera como trans. Curiosamente, las participantes mencionaban que su voz era el factor más influyente a la hora de decidir si practicar deporte o no, siendo más
importante incluso que su apariencia física o habilidad deportiva. Las personas AFAB, por su parte, típicamente se ha considerado que no muestran tal malestar con la voz, ya que el efecto de la terapia androgénica sobre las cuerdas vocales a priori sería suficiente para desencadenar los cambios descritos más arriba, produciendo una voz más grave y, en consecuencia, permitiéndoles ser identificadas socialmente como hombres. No obstante, esto no siempre es así, encontrándose malestar entre los hombres trans por no lograr el cambio de voz deseado, ser más lento o menor de lo esperado o, directamente por no experimentar ningún cambio. A esto se le une una concepción menos restrictiva y opresiva del género, más diversa, en la actualidad, que favorece la existencia de personas trans AFAB que deciden libremente no realizar un tránsito médico y que mantienen, por tanto, su voz original aguda, lo que puede ocasionarles cierto malestar al ser leídos como mujeres. Por este motivo, resulta esencial realizar evaluaciones sistemáticas de la voz en las personas que están siendo tratadas con testosterona, así como en aquellas que optan por no hacerlo, para detectar a las personas trans –más allá de las mujeres– que se verían beneficiadas del uso de terapias de rehabilitación de la voz y del habla. De hecho, todas las leyes trans (salvo la canaria) mencionadas en el apartado anterior de derechos, y las leyes LGTBI+ de Extremadura, Murcia, Comunidad Foral de Navarra y Comunidad Valenciana recogen explícitamente los tratamientos de modulación del tono y timbre de la voz –siempre que sean requeridos por la persona trans–, como un servicio más dentro de la cartera básica del sistema sanitario público. 3. ¿CÓMO SE MIDE EL MALESTAR CON LA VOZ? En la evaluación de la voz es muy importante tanto la exploración fisiológica y funcional de los tejidos y órganos implicados, como recoger la percepción del individuo sobre su propia voz y el impacto que esta tiene en su vida cotidiana. Este planteamiento va en línea con el de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF)16, que comprende el estado de salud desde la perspectiva del individuo, así como con la visión de la Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero (WPATH)17, que defiende que el propósito de la terapia de voz y comunicación es ayudar a los clientes a adaptar su voz y comunicación para que estos las conciban congruentes con su identidad de género y sientan que reflejan su sentido del yo. En este sentido, los cuestionarios autoinformados sobre la voz son particularmente importantes cuando se analizan las necesidades de las personas trans, ya que las evaluaciones clínicas no permiten conocer su impacto en la vida diaria. Además, dichas evaluaciones no son siempre fiel reflejo del bienestar de una persona con su voz. De hecho, los estudios no encuentran una correlación significativa entre la felicidad de una persona con su voz y medidas objetivas de la frecuencia fundamental al hablar18. 3.1. Cuestionarios de calidad de vida relacionada con la voz Existen varios cuestionarios para medir la calidad de vida relacionada con la voz. Uno de los más utilizados es el Voice Handicap Index (VHI)19, para dar cuenta de los efectos
físicos, emocionales y funcionales de la voz en la vida diaria de personas con trastornos de voz. Una versión adaptada de este cuestionario para las personas trans se conceptualizó en el Trans-gender Self Evaluation of Voice Questionnaire (TSEQ), que fue posteriormente actualizado y validado en su versión original inglesa, de forma exclusiva para mujeres trans, dando lugar al Transsexual Voice Questionnaire (Male to Female) (TVQMtF)20, 21. Este cuestionario recientemente ha cambiado su denominación para ser más respetuoso con las personas trans, ya que el uso de las palabras transsexual y maleto-female (de hombre a mujer) es considerado hoy en día ofensivo, pasando a llamarse Trans Woman Voice Questionnaire (TWVQ). Este es un cuestionario autoaplicado de 30 ítems que permite medir la percepción que una mujer trans tiene de su función vocal y del impacto de su voz en su día a día. Emplea una escala tipo Likert de 1-4 (1 = nunca o muy raramente, 2 = a veces, 3 = a menudo, 4 =frecuentemente o siempre) para registrar la frecuencia con la que persona experimenta ciertas situaciones problemáticas (p.ej., “el tono de mi voz es demasiado grave” o “evito hablar en público debido a mi voz”). De este modo, a mayor puntación en el TWVQ, mayor impacto negativo de la voz experimenta la persona. Este cuestionario, por el momento, cuenta con traducción a doce idiomas, entre los que se encuentra el español, francés, portugués, chino o hebreo, por mencionar algunos, y se puede descargar gratuitamente desde la página web de las propias autoras22. 3.2. Investigación aplicada desde el TWVQ Además de para medir las dificultades relacionadas con la voz en mujeres trans, el TWVQ también se ha empleado para cuantificar el cambio en la autopercepción de la feminidad/masculinidad y la satisfacción con la propia voz como resultado de ciertas intervenciones de terapia vocal23 o terapia hormonal24. Este último estudio, realizado también con un grupo de hombres trans, requirió modificar la redacción de los ítems del TWVQ con componente de género para poder aplicarlo, dado que no existían cuestionarios de calidad de vida relacionados con la voz validados para ellos. Como apuntan NYGREN et al.25, se necesita un cuestionario sobre voz e identidad que permita dar cuenta de los problemas de voz específicos o más relevantes de los hombres trans, como son la inestabilidad vocal, la fatiga vocal y una bajada insuficiente de la frecuencia fundamental. Así mismo, la investigación futura debe incluir al tercer grupo de personas trans, las personas no binarias, y examinar y adaptar las terapias de feminización y/o masculinización a las que se someterían si quisieran modificar su voz26. En este sentido, nuestra investigación actual se centra en el desarrollo de una variante de la traducción española del TWVQ27 que permita aplicarlo a todos los grupos de personas trans –mujeres, hombres y personas no binarias–. Para ello, ha sido necesario realizar adaptaciones gramaticales en ciertos ítems (i.e., cambiar “me siento frustrada cuando intento cambiar mi voz” por “me frustro cuando intento cambiar mi voz”), pero también conceptuales (p.ej., el ítem “mi voz me hace sentir menos femenina de lo que me gustaría” se reformuló en “mi voz me hace sentir una persona menos femenina de lo que me gustaría”, y se incluyeron un par de ítems similares con las opciones “menos masculina” y “menos andrógina” para dar cuenta de diferentes expresiones de género, sin que estas sean mutuamente excluyentes). Asimismo, se incluyó la opción de respuesta “No se aplica”, con valor 0. El objetivo de nuestro estudio es cuantificar el
malestar que presentan los diferentes grupos de personas trans en relación con su voz, y compararlos entre sí y con respecto a un grupo de personas cisgénero. Esto va a permitir, en última estancia, aumentar el conocimiento sobre las necesidades específicas de la población trans en relación con su voz, así como contar con una herramienta aplicable a todos los géneros, que pueda ser usada en el ámbito sanitario a fin de realizar intervenciones individualizadas que les ayuden a conseguir una voz lo más cercana posible a su ideal.
IV. CONCLUSIONES En este capítulo hemos abordado la discriminación que las personas trans experimentan por no encajar en el modelo normativo de género, discriminación que se mantiene en el ámbito jurídico en forma de requerimientos abusivos que patologizan a la persona y vulneran sus derechos. Pese a que desde el derecho internacional se insta a abandonar estas prácticas, en España aún se sigue manteniendo el modelo médico basado en informes médicos y psicológicos. Con todo, la situación arroja un halo de esperanza con el debate, de momento público, sobre la necesidad de garantizar la autodeterminación de las personas trans. La voz constituye un marcador de género importante que puede impedir que la identidad de género de una persona se vea reconocida por la sociedad (p.ej. un chico trans que es percibido como chica por tener una voz aguda). Además, puede contribuir a exponer la condición de transexualidad de una persona, motivando así a su discriminación por razón de expresión o identidad de género. De este modo, conocer la vivencia de las personas trans en torno a su voz permite conocer su perspectiva y sus necesidades, lo cual constituye un aspecto relevante para ofrecer una atención sanitaria de calidad. Es importante que las instituciones sanitarias pongan a disposición ciertos servicios, como la intervención logopédica o foniátrica en la voz y el habla, que puedan mejorar la calidad de vida de estas personas. Asimismo, es importante contar con instrumentos, aplicables al conjunto de la población trans, que permitan evaluar la calidad de vida asociada a la voz, así como el impacto que tienen intervenciones –como la foniátrica o la hormonal– en su bienestar. Por último, es fundamental considerar la vivencia de las personas trans en relación con el rechazo social al que se enfrentan. Así, una modificación de las leyes que inste al desarrollo de un modelo basado en la despatologización y en la autodeterminación tendrá repercusiones positivas, al eliminar un trato abusivo en lo que concierne al reconocimiento legal del sexo/género. Además de garantizar una atención adecuada a las necesidades sanitarias del colectivo trans, es necesario que las instituciones y la sociedad civil sean partícipes de la lucha contra la discriminación por motivo de expresión e identidad de género.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXV ¿SUFREN LOS PERSONAJES LÉSBICOS Y FEMENINOS BISEXUALES UNA DOBLE INVISIBILIDAD? UN ACERCAMIENTO A LAS SERIES ESPAÑOLAS DE VOD
Capítulo XXV ¿Sufren los personajes lésbicos y femeninos bisexuales una doble invisibilidad? Un acercamiento a las series españolas de VoD1 MARÍA MARCOS RAMOS
Profesora Ayudante Doctora Universidad de Salamanca BEATRIZ GONZÁLEZ DE GARAY DOMÍNGUEZ
Profesora Contratada Doctora Universidad de Salamanca TERESA MARTÍN GARCÍA
Profesora Asociada Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN Y REVISIÓN DE LA LITERATURA. II. METODOLOGÍA. III. ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES. IV. CONCLUSIONES. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN Y REVISIÓN DE LA LITERATURA La literatura previa2 afirma que las series de ficción, más que ser solo un entretenimiento, presentan modelos a seguir de identificación que podrían tener repercusiones en la sociedad, como explica la teoría del cultivo de Gerbner3. No hay que olvidar que la ficción televisiva, así como otros contenidos audiovisuales, “pueden convertirse en un vehículo educativo y lúdico para la formación en igualdad”4 por lo que es necesario analizar la representación del género y de los grupos minoritarios en la ficción televisiva, ya que diversos estudios han indicado que los roles de género se forman en la primera infancia y continúan influyendo en el comportamiento durante la adolescencia y la edad adulta5 porque los estereotipos también pueden moldear e influir en las actitudes y el comportamiento. Los medios de comunicación deben reducir los
estereotipos, promover aspiraciones y comportamientos realistas para cambiar ciertas actitudes y creencias sobre el género femenino y presentar personajes femeninos de la vida real de una manera que promueva el cambio dentro de una sociedad porque “los espectadores imitarán las representaciones del mundo que ofrecen sus series favoritas y utilizarán los arquetipos, valores y cómo nos relacionamos con los demás”6 ya que “el ser humano da más credibilidad a lo que vemos que a otros sentidos”7. De ahí que sea tan importante dar una imagen precisa de la mujer en las series de televisión. para disuadir a la sociedad de creer en los estereotipos y, en consecuencia, contribuir a la costumbre de la subrepresentación de personajes femeninos. Sin embargo, pocas cosas parecen haber cambiado desde que Tuchman desarrolló el término “aniquilación simbólica” en 1978 para referirse a la representación mediática de las mujeres o cuando Mattelart en 1982 afirmó que los medios ofrecen una imagen estereotipada de las mujeres porque transmiten y promueven valores como la pasividad y dependencia. Wood8, tras un metaanálisis, concluyó que los medios han creado dos imágenes estereotipadas: mujeres buenas y mujeres malas. Diversos estudios han señalado que la representación que hace la televisión sobre el género en el ámbito del entretenimiento reproduce roles normativos, estereotipos y desigualdades entre hombres y mujeres9. El análisis de cómo se retrata el género en la ficción audiovisual se ha convertido recientemente en un área de investigación muy prolífica10 debido a la automatización del análisis que permite trabajar con muestras muy amplias, aunque hay estudios que siguen realizando este análisis de manera manual11. En el caso español, ha habido estudios muy reveladores sobre la ficción televisiva. Entre las investigaciones realizadas, se han explorado las diferencias de género con respecto a la representación de agresores y víctimas de violencia, ya que los actos de violencia suelen estar asociados al comportamiento masculino12. Por el contrario, las mujeres todavía están representadas a través de sus relaciones familiares, domésticas y sociales; sus metas personales suelen estar asociadas a la maternidad y sus profesiones a menudo se asocian a trabajos de menor estatus13– Además, las mujeres en ocasiones se caracterizan negativamente en situaciones laborales, donde la ambición está mal vista y la belleza física es un atributo de poder14. Fernández, Gil y Segado15 concluyen que las mujeres continúan siendo retratadas como madres y cuidadoras de niños; aunque también se asocian a rasgos positivos que resaltan su independencia. Los estereotipos femeninos también muestran una sobrerrepresentación de la sexualidad, ya que la actividad sexual de los personajes femeninos está determinada por el atractivo, la edad y el hecho de que las mujeres deben satisfacer a los hombres16. Además, González de Garay, Marcos y Portillo17 encontraron una infrarrepresentación de mujeres, así como una sobrerrepresentación de personajes cisgénero y heterosexuales en su investigación sobre programas de televisión españoles en abierto en horario de máxima audiencia. Estos hallazgos, sin embargo, no se refieren únicamente a España, ya que diversos estudios realizados a nivel internacional han demostrado que las mujeres están infrarrepresentadas en diferentes tipos de medios18. A menudo son sexualizadas19 y se las retrata como amas de casa, esposas o madres y objetos sexuales20. López Rodríguez y Raya Bravo21 indican que a partir de 2010 ha habido muchas guionistas, directoras y productoras ejecutivas en España, y “la popularidad del vídeo bajo demanda también contribuyó a la creciente dispersión de los espectadores españoles y de la producción de programas de televisión innovadores y especializados
dirigidos a sectores más específicos de la sociedad”. Analizan el caso de Teresa Fernández-Valdés como showrunner22 y concluyen que su colaboración con Netflix propició la inclusión de “temas y tópicos raramente vistos en anteriores series televisivas emitidas por cadenas españolas como hermandad femenina, poliamor y sexo no binario identidades”23. Sin embargo, Castro y Cascajosa24 señalan que “aunque la prensa popular ha vinculado las producciones originales de Netflix con la innovación narrativa y la libertad creativa, los creadores apuntan a que los niveles de libertad son bastante similares a los que ofrecen las emisoras españolas”. En el contexto español, los estudios sobre plataformas de streaming son escasos, a pesar de que en junio de 2018 una de cada tres familias con conexión a Internet en su domicilio abonaba una suscripción a una plataforma VOD lo que supuso un incremento del 6,2% respecto al año anterior y 19% respecto a la televisión en abierto25. Al analizar la ficción audiovisual contemporánea en España, hay que considerar las plataformas de streaming de pago porque uno de cada cuatro hogares españoles tiene suscripción a al menos uno26. Además, también es relevante analizar la ficción audiovisual producida por las plataformas VOD dada su creciente popularidad., la importancia de la ficción televisiva en los procesos de socialización y su influencia en el condicionamiento del comportamiento de los espectadores. Las plataformas de streaming audiovisual no solo han incrementado el número de productos audiovisuales, sino que también han influido en la oferta de contenidos no convencionales con respecto a la estética y la variedad temática27. En general, las plataformas VOD han seguido la tradición de producir contenido audaz, vanguardista e incluso tabú. “No es TV, es HBO” podría ser el lema de tal tendencia. El presente trabajo amplía el análisis realizado por González de Garay, Marcos y Portillo y De Caso, González de Garay y Marcos28 en series de televisión españolas emitidas en horario de máxima audiencia en las seis principales cadenas generalistas durante 2016, 2017 y 2018. En ambos estudios se detectó la infrarrepresentación y los estereotipos de los personajes femeninos en la ficción, en los que las mujeres aparecían supeditadas al hombre, pues sus conversaciones giraban, principalmente, sobre temas personajes con lo que desempeñaban, a su vez, trabajos poco cualificados. En otro estudio reciente29, se analizó la representación de género en las series españolas producidas para plataformas y analizando los datos se llegó a la conclusión que, a pesar de lo que se pensó inicialmente sobre los contenidos ofrecidos en las plataformas VOD, es decir, que habría un contenido más heterogéneos y con mayor diversidad, las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en las series de televisión española contemporáneas emitidas en plataformas de streaming. Sin embargo, los datos sobre estereotipos son más prometedores en comparación con la televisión generalista ya que se ha reportado un aumento de personajes no normativos30. No obstante, aún hay escasez de personajes no heterosexuales en las series mostradas en plataformas VOD, aunque el porcentaje de personajes cuya orientación es no heterosexual es mayor respecto a estudios previos31. En línea con una perspectiva interseccional de estudio, las mujeres no heterosexuales “han sido un grupo social doblemente discriminado históricamente, tanto por la sociedad heteronormativa como por la preeminencia del homosexual varón como representante del colectivo ante la sociedad”32. Abundando en el concepto de la doble invisibilidad, Platero señala que “las series de televisión reproducen imágenes novedosas que, al igual que el resto de las representaciones de las mujeres, están
inmersas en un prisma androcentrista y heterocentrado”33. El estudio que se presenta aquí pretende ampliar el trabajo realizado por Marcos y González de Garay34 y poner nombre a los datos para profundizar qué imagen de las mujeres no heterosexuales se está mostrando al mundo y para ello se hará un análisis cualitativo de estos personajes y de las interacciones que realizan en las ficciones audiovisuales analizadas con el fin de ampliar la información del estudio anteriormente citado. De esta manera, no sólo tendrá importancia cuántos personajes hay sino cómo son esos personajes y las relaciones que establecen con el resto de los personajes presentes en la ficción televisiva.
II. METODOLOGÍA El método seguido para la realización de este estudio es un análisis cualitativo de los resultados obtenidos del estudio cuantitativo que se publicó en el artículo “Gender Representation in Subscription Video-On-Demand Spanish TV Series”35, en el que se analizaron un total de 760 personajes (n = 760) pertenecientes a 38 episodios de 33 series producidas y emitidas en las siguientes plataformas: Movistar, HBO, Amazon Prime, Netflix y AtresPlayer. Así, series tan representativas y conocidas como Élite (Movistar, 2018-19), Las Chicas del Cable (Netflix, 2017-19), La Casa de Papel (Netflix, 2017) –20), El Ministerio del Tiempo (TVE, 2015-17; Netflix, 2018) y Foodie Love (HBO, 2019) fueron analizadas. Una vez realizado el análisis frecuencial de la muestra se detectó que el 57,4% (n = 436) eran personajes masculinos, el 41,8% (n = 318) eran personajes femeninos, el 0,5% (n = 4) eran personajes de género no binario o cualquier otro género, y el 0,3% (n = 2) no estaban identificados. El 40,9% (n = 311) de los personajes se identificaron como heterosexuales, en comparación con el 2,9% (n = 22) que eran personajes homosexuales y el 0,8% (n = 6) que eran personajes bisexuales. Por otro lado, el 0,3% (n = 2) de los personajes se identificaron con otras orientaciones, y el 55,1% (n = 419) no pudieron identificarse claramente. El 28,9% de los personajes femeninos desempeñaban roles protagónicos frente al 22,9% de los personajes masculinos. El 46,3% de los heterosexuales desempañaban roles protagónicos frente al 59,1% de los homosexuales y 66,7% de los bisexuales. Lo cual significa que, a pesar de la infrarrepresentación de género y orientación sexual en la ficción en términos brutos, las mujeres y los personajes no heterosexuales tienden a ocupar roles de mayor peso narrativo. En la tabla 1 se presentan los capítulos de las series en los que aparecen los personajes femeninos y no heterosexuales. Tal y como se puede ver, se han detectado 11 personajes presentes en 5 ficciones diferentes que aparecen en 7 capítulos, pues de Paquita Salas y Las chicas del cable se han analizado dos capítulos, de los que tan solo 3 (27,3%) son protagonistas, 1 (9,1%) realiza roles narrativos de secundario y el resto de la muestra, esto es, 7 personajes (63,6%) realiza rol de background. De los tres personajes protagonistas, 2 se han identificado como lesbianas y 1 se codificó como bisexual. La categoría “orientación homosexual” es la predominante, ya que de los 11 personajes 8 (72,7%), 3 (27,3%) se catalogaron en la de “bisexuales”. Tabla 1. Descripción de la muestra
Fuente. Elaboración propia
III. ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES Los personajes analizados pertenecen a cinco ficciones diferentes: Paquita Salas, Élite, Las chicas del cable, Vida perfecta y Foodie Love en las que desarrollan diferentes roles narrativos, tal y como se puede ver en la Tabla 1.
Vida perfecta, la serie creada por Leticia Dolera en la que tres mujeres muy diferentes son protagonistas de la ficción, es donde se encuentra una mayor cantidad de personajes femeninos no heterosexuales pues hay 4 personajes –Esther, la novia de esta, Nuria, que es la ex pareja de Esther, y Ruth, pareja actual de Nuria)– de los cuales uno de ellos es protagonista y el resto de tipo background. Con respecto a estos últimos, apenas están desarrollados pues solo aparecen en una escena del capítulo aunque sí ofrecen información relevante por la trama que desempeñan, especialmente Nuria y Ruth pues introducen el tema de la maternidad en parejas lésbicas aunque no se habla en profundidad de ello, sino que simplemente se nombra de manera muy normalizada, los personajes no ponen el acento en su orientación sexual. El personaje de Esther, la protagonista, es relevante en este episodio pues la trama gira en torno a su cumpleaños y la crisis existencial que sufre. “Cuando todo se derrumba” es un episodio de tipo circular pues comienza con las dos hermanas, Esther y María, de niñas en el que Esther cuida de su hermana de un año y acaba con ellas dos invirtiendo los papeles pues es María la que debe cuidar de Esther al encontrarla borracha, drogada y profundamente triste tras su solitaria fiesta de cumpleaños. En este episodio Esther, que acaba de cumplir 40 años, rompe con su joven novia tras darse cuenta de que no se encuentran en el mismo período vital aunque, curiosamente, es su joven novia la que se muestra más madura y es ella la que deja Esther. El personaje de Esther está presentado como una mujer que no quiere madurar –en la primera escena en la que aparece está en un parque vestida con un chándal comiendo regalices y le propone a su novia que compren unas setas para irse de viaje a Cádiz faltando al trabajo– y que se cuestiona qué ha hecho con su vida pues como le dice a su hermana: “la gente tiene hijos, María. Y familia. Y yo tengo presbicia”. En la serie creada por Isabel Coixet para HBO, Foodie Love, son dos los personajes protagonistas, ella y él pues en la ficción no se les nombra nunca, sobre los que recae la acción. En el episodio analizado “Esto es Francia” aparecen dos chicas, en una breve secuencia sin apenas diálogos, que han sido novias de él, tal y como él narra “yo tenía una relación con una chica que tenía una relación con otra chica. Y yo todo el tiempo me esforzaba en no ser celoso y al final acababa cansado y más celoso que antes”. Mientras se oye está reflexión, la serie muestra a dos chicas muy jóvenes y atractivas, vestidas de forma muy sensual, que se besan entre ellas y, posteriormente, con él. Así, la ficción solo utiliza a estos dos personajes para ofrecer una imagen desinhibida del pasado del personaje masculino recurriendo al tópico de asociar la bisexualidad con la promiscuidad estableciéndose así relaciones abiertas. En el caso de Las chicas del cable, a través del personaje de Carlota se abordan temas originales y audaces, especialmente para la época de ambientación (años 20 del siglo pasado), como las relaciones poliamorosas o la transexualidad. Carlota es descrita como una mujer bisexual que mantiene al principio de la serie una relación polioamorosa con Miguel y Sara, no obstante, esta relación a tres acaba cuando descubre que Sara se identifica como un hombre trans (Óscar). En este sentido, la bisexualidad vuelve a estar asociada de nuevo a cierta promiscuidad sexual, lo que apuntala el estereotipo. Los capítulos seleccionados aleatoriamente para la muestra se encuentran alejados en el tiempo (y, por tanto, en la narración), de la primera a la cuarta temporada. En el octavo episodio, último, de la primera temporada se ve a una Carlota sumida felizmente en su relación poliamorosa con Miguel y Sara. Aunque se apunta ya a la transexualidad de
Sara/Óscar con el recientemente discutido36 aforismo de estar “encerrado en un cuerpo que no le corresponde”, tal y como la voz en off de Lidia asegura. Por su parte, en el séptimo episodio de la cuarta temporada Sara/Óscar está encarcelado, sus amigas y su pareja (Carlota) planean cómo liberarlo. Precisamente los sentimientos de Óscar por Carlota fueron los que le llevaron a la cárcel asumiendo la culpabilidad de los asesinatos de los que se le acusaba a su pareja para salvarla. En los dos capítulos analizados de la serie Paquita Salas se han hallado dos personajes femeninos no heterosexuales: Lidia San José, que interpreta una parodia de sí misma con rol protagonista, y Noemí Argüelles, cuyo personaje secundario representa a una comercial que debe reinventarse constantemente para ganarse la vida. En el capítulo cuatro de la primera temporada, Lidia San José es la ayudante de Noemí. En una de las conversaciones, Noemí comparte con mucha naturalidad y en clave de humor su pasado en el mundo de la prostitución: “la vida te enseña que hay que saber trabajar de todo. Estuve en un club de alterne. Yo lo regentaba. Y, a mí, las chicas me han querido; era la mami”, cuenta Argüelles sonriendo. De este modo, el personaje es asociado con uno de los tópicos que a menudo se asocian a personajes LGTB. En los dos capítulos analizados de esta serie, los personajes femeninos no heterosexuales se relacionan claramente con el fracaso laboral y con pocas expectativas laborales, no obstante, esto es un continuo en todos los personajes de la serie. En el caso de Noemí esta relación es más llamativa, pues es representada como una mujer buscavidas que va cambiando constantemente de ocupación, dedicándose a profesiones que requieren escasa cualificación previa. El retrato paródico que se presenta de Lidia San José toma como punto de partida su caída en el olvido tras haber tenido un cierto éxito en algunas series de Televisión Española. El lesbianismo de Lidia se introduce de forma natural en una conversación con sus amigas en la que le preguntan si quiere ir a una fiesta. Ella les dice que no y sus amigas preguntan: “¿qué pasa, que has quedado con una chica?”. Finalmente, en el capítulo de la primera temporada ambas, Lidia y Noemí, terminan teniendo un breve encuentro sexual en el ascensor, un tanto forzado. De Élite se han analizado dos personajes no heterosexuales de tipo background: las dos madres de Polo, aunque ambas tienen una escasa presencia en el capítulo analizado. En la escena en la que aparecen están junto a otros padres y madres en una fiesta. Las madres de Polo, Begoña y Andrea, se presentan con normalidad como pareja homosexual, en el contexto de una conversación con uno de los nuevos amigos de su hijo: Christian Varela. En los pocos segundos en los que intervienen ambas madres ya pueden intuirse algunos rasgos de su personalidad pues ambas son mujeres exitosas y pertenecen a la alta esfera de la sociedad. Begoña es directa y decidida y Andrea es más tranquila y se mantiene en un segundo plano, con respecto a su pareja. Las dos son mujeres muy preocupadas por el éxito profesional, algo que se deduce de las conversaciones que mantienen. En su breve encuentro con Christian, Begoña le pregunta de forma directa a qué le gustaría dedicarse en el futuro. Él responde que le gustaría ser famoso. Algo a lo que la madre de Polo responde: “me parece muy bien que quieras ser alguien importante”. “Eso demuestra que tienes ambición. Ya la querríamos nosotras para nuestro hijo”, enfatiza la otra madre, Andrea. Tras haber conocido a sus madres, el personaje de Christian Varela mantiene una conversación con Polo que permite conocer más detalles sobre el retrato que se ofrece de los personajes femeninos no heterosexuales. “Tus padres son madres, dos madres; que por mí, de puta madre…
Me encantan las lesbianas, soy fan. No me pierdo ni una de sus pelis”, dice Varela a Polo. Con esta última afirmación, el personaje parece hacer referencia a películas pornográficas protagonizadas por personajes lésbicos, lo cual se inscribe en el tópico androcentrista y heteronormativo de la sexualidad lésbica como objeto de la mirada cismasculina heterosexual.
IV. CONCLUSIONES En general, la infrarrepresentación persiste porque hay menos personajes no heterosexuales en la ficción televisiva de lo que indican las cifras estadísticas basadas en la demografía de la población. Además, no hay igualdad en todas las plataformas en cuanto a la representación de personajes no heterosexuales, de tal manera que Netflix España, por ejemplo, es la plataforma que más incluye personajes LGBT, seguida de Movistar. En la plataforma Amazon Prime tan solo un personaje fue identificado como homosexual; en HBO, solo se identificaron dos personajes bisexuales; y en la plataforma AtresPlayer, no se identificaron personajes que representen una orientación sexual no heterosexual. Estos datos responden también al menor volumen de producción nacional de las plataformas como HBO, Atresplayer y Amazon Prime. No obstante, las mujeres y los personajes no heterosexuales tienden a ocupar roles de mayor peso narrativo en términos porcentuales que los hombres y los heterosexuales, lo cual apunta a una menor desigualdad en términos representativos. Un estudio de Carson Cook37 concluyó que la representación de personajes LGB aumentó del 1.4% (sin personajes transgénero) en 2005-2006 al 6.4% en 2017-2018. En el último informe de Gay & Lesbian Alliance Against Defamation38 (GLAAD, 2019), titulado Where We Are on TV 2019/2020, se puede ver que el 10,2% de los personajes de televisión en horario estelar son LGBTQ. Este incremento sustancial permite predecir que habrá una tendencia alcista en los próximos años (Smith et al., 2017), aspecto que conviene analizar en la televisión de ficción española. A pesar de que se observa una tendencia hacia la igualdad de género y una mayor representación de la comunidad LGBT, sigue existiendo una infrarrepresentación en ciertos aspectos importantes, como la crianza de los hijos, u ocupaciones específicas que continúan vinculadas a las mujeres, como ser ama de casa. Por otro lado, comportamientos que alguna vez estuvieron asociados con los hombres, como la violencia, también han sido adquiridos progresivamente por personajes femeninos, lo que en consecuencia ha cambiado los estereotipos que representan a las mujeres y las tramas en las que se involucran estas39. A diferencia de la investigación anterior40, las mujeres están más sexualizadas que los personajes masculinos, aunque el número de personajes que están hipersexualizados es tan bajo que este fenómeno es estadísticamente insignificante. Además, la bisexualidad sigue asociándose con el estereotipo de la promiscuidad41 y la sexualidad lésbica se sigue inscribiendo en el contexto de la fantasía erótica cismasculina heterosexual. En línea con los estudios previos42 la maternidad (o su renuncia a ella) sigue siendo parte esencial de la representación de los personajes femeninos en el caso de las noheterosexuales, como apreciamos en el ejemplo de Vida Perfecta. Aunque este estudio solo analiza la ficción producida en España, también hay que señalar que estas producciones, o la mayoría de ellas, se pueden ver en todo el mundo.
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1. Este artículo se realiza en el marco del proyecto del Plan Estatal de Investigación de España titulado Representación LGBTI+ en la ficción seriada española y eficacia en la reducción de prejuicios por orientación sexual e identidad de género (PID2019-110351RB-I00). 2. GALÁN-FAJARDO, E., “Construcción de género y ficción televisiva en España”. Comunicar, 28 (2007), pp. 229-236. MCQUAIL, D., Introducción a la teoría de la comunicación de masas, Paidós, Barcelona, 2000. PALACIO, M., Historia de la televisión en España, Editorial Gedisa, Barcelona, 2005. WALKERDINE, V., Sujeto a cambio sin previo aviso: la psicología, la posmodernidad y lo popular, Paidós, Barcelona, 1998. 3. GERBNER, G., Violence in television drama: Trends and symbolic functions, DC: Government Printing Office, Washington, 1972. 4. PADILLA-CASTILLO, G., SOSA-SÁNCHEZ, R., “Ruptura de los estereotipos de género en la ficción televisiva sobre el poder político: El caso Borgen”. Vivat Academia, 145 (2018), pp. 91-92. 5. GÓMEZ-GONZÁLEZ, M. P., GÓMEZ-CABRERA, C. C., “Actitudes hacia los roles sexuales y de género en niños, niñas y adolescentes (NNA)”. Plumilla educativa, 12(2), (2013). pp. 339-360. 6. PADILLA-CASTILLO, G., SOSA-SÁNCHEZ, R., “Ruptura de los estereotipos …” Op, cit. pp. 91-92. 7. AGUILAR, P., “Mujeres de cine: Retratos mágicos pero distorsionados”. Medios de comunicación, mujeres y cambio cultural (1998), pp. 227. Madrid: Consejería de Servicios Sociales. 8. WOOD, J. T., “Gendered media: The influence of media on views of gender”. Gendered lives: Communication, gender and culture, (2005) pp. 231-244. 9. BARTHES, R., “La vedette: ¿Encuestas al público? Un mensaje sin código”. Ensayos completos en la revista Commnunications. Ediciones Godot, Buenos Aires, 2017. BELMONTE, J., GUILLAMÓN, S., “Co-educar la mirada contra los estereotipos de género en TV”. Comunicar, 16(31), (2008), pp. 115-120.
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las series generalistas …” Op. Cit. 41. BARKER, M., RICHARDS, C., JONES, R., BOWES-CATTON, H., PLOWMAN, T., YOCKNEY, J., MORGAN, M., El informe sobre Bisexualidad, Cátedra, España. 2012. 42. MARCOS RAMOS, M., GONZÁLEZ-DE-GARAY, B. (2021). “Gender Representation … Op. Cit.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXVI EL FEMINISMO ANTE LA DESTRUCCIÓN DEL GÉNERO COMO CATEGORÍA DE ANÁLISIS SOCIAL Y JURÍDICO: REFLEXIONES DESDE LA PERSPECTIVA CONSTITUCIONAL
Capítulo XXVI El feminismo ante la destrucción del género como categoría de análisis social y jurídico: reflexiones desde la perspectiva constitucional SERGIO MARTÍN GUARDADO
Personal Investigador en Formación Área de Derecho Constitucional Universidad de Salamanca SUMARIO: I. LA TEORÍA QUEER Y EL PELIGRO CONSUSTANCIAL DE ELIMINAR EL SUJETO “MUJERES” COMO NÚCLEO DEL DEBATE. II. EL HECHO BIOLÓGICO COMO OBSTÁCULO DE BASE AL EJERCICIO DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES: LA DEFENSA DE LA IGUALDAD REAL (ENTRE SEXOS). III. ¿ES NECESARIO ABANDONAR LA SENDA DEL FEMINISMO DE LA IGUALDAD? LOS PELIGROS DE ARTICULAR LA IGUALDAD FORMAL (DE GÉNEROS). IV. CONCLUSIÓN: EL SEXO, CONSIDERACIÓN NECESARIA PARA LA CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO POLÍTICO “MUJER”. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. LA TEORÍA QUEER Y EL PELIGRO CONSUSTANCIAL DE ELIMINAR EL SUJETO “MUJERES” COMO NÚCLEO DEL DEBATE Cuando toda la lucha contra la violencia de género y en pro de la igualdad entre mujeres y hombres no ha sido culminada hoy, la teoría queer pone en cuestión el género, por cómo lo concibe, como herramienta de análisis de la realidad social, lo que debiera empezar a preocuparnos a aquellos que cultivamos estudios jurídicos con perspectiva de género. ¿Realmente puede hablarse de un sexo predeterminado por el género en un sentido ontológicamente contrario de lo que hemos venido defendiendo hasta ahora? Esta es la pregunta a la que trataremos de encontrar respuestas para tratar de preservar la perspectiva de género como fundamento de base, en óptica multidisciplinar, para alcanzar la igualdad material entre mujeres y hombres desde la lucha feminista que representan los propios estudios de género. Judith Butler, una de las máximas exponentes y precursora de la teoría queer, es quien
por primera vez pondrá en duda la naturaleza del hecho biológico sexo y lo colocará, fruto de la actividad humana y, por ende, resultado de la construcción social de género, como un producto social-normativo1. Lo que viene a expresarnos la siguiente idea: el género precede al sexo y es consecuencia de aquel. Supone pues, de partida, la puesta en tela de juicio del fruto de los avances de la construcción de la teoría feminista clásica en torno a las reivindicaciones de la ocupación del espacio público o la división sexual del trabajo y las bases sobre las que se han sustentado aquellas. La teoría queer, sin embargo, respecto del análisis del Derecho, todavía no tiene un método de aproximación conocido y consolidado para tratar de medir las discriminaciones de personas que pertenecen a ciertos colectivos, en un sentido relacional y multisectorial, tal y como sí lo hace la perspectiva de género. Me refiero a su lógica rupturista de las estructuras y procesos sociales frente a la lógica del entendimiento y la comprensión de aquellos por parte de los estudios jurídicos que, a través de la implementación de la perspectiva de género, pretenden dar una respuesta transformadora a los resultados discriminatorios de determinadas prácticas sociales, a través de las normas jurídicas2. Esto es, la destrucción del género como vía de transformación social (queer) frente a la transformación de la vida social a partir de rigurosos estudios que giran en torno al género, en tanto categoría de análisis de la realidad social que se pretende transformar. O, dicho de otro modo, acabar con el género requiere de un análisis previo de la realidad social, entenderlo, también para precisar cómo ha de ser la correlativa atención de los poderes públicos. En ningún caso, la igualdad material se alcanzará a través del camino inverso. Que la ciudadanía moderna se halle estructurada y vinculada en torno al sexo a través de una serie de prácticas sociales (género) no es tanto una discriminación entre individuos diversos y todos ellos diferentes y que, sin dudas, comportaría la quiebra automática del principio de igualdad de trato (art. 14 CE). No, la lucha por la igualdad efectiva entre mujeres y hombres parte de aquellas situaciones –no aisladas– que, expresan desequilibrios estructurales de poder y participación (art. 9.2 CE), de tal forma que su dimensión es colectiva y no individual3. Entonces, el punto de partida de la teoría queer no se centra tanto en la participación en el ejercicio de los derechos por parte de los individuos, al rechazar la categorización del sujeto en torno a su posibilidad o no de ser incluido en una determinada faceta social;4 sino que, con un marcado carácter individualista (autonomía individual), se apuntala sobre la base de la autodeterminación individual de la persona (no discriminación/igualdad de trato) sin preocuparse demasiado de su inclusión e interacción social (igualdad material/igualdad de oportunidades) en esas facetas de la vida cotidiana. Esto es, la atención en torno a su participación en la vida social (autonomía relacional), que es donde se ejercen determinados derechos de participación, sobre todo sociales y económicos5. El feminismo de la igualdad ha hecho posibles avances, por ejemplo, en la corresponsabilidad en torno a las responsabilidades de cuidado porque no se subestimó el aspecto material y estructural de las subordinaciones de las mujeres. La búsqueda de empoderamiento de la mujer (individual) no podía haberse hecho sin cuestionar el ordenamiento jurídico; como paso previo, el feminismo trató de entender las estructuras
y procesos (sociales) que explicaban el desplazamiento de las mujeres para intervenir jurídicamente reformulándolo en aquello que provocaba discriminaciones6. Esto es, superar la dominación social de las mujeres (a través de la lucha y reivindicación feministas) para alcanzar la libertad individual de la mujer. En suma, la reivindicación social para un cambio, también social, desde la lógica feminista posibilitará la autonomía y el empoderamiento individual de la mujer. Es decir, sin “mujeres” (sujeto colectivo) no habría una mujer libre (sujeto político). Precisamente por ello, la teoría queer va a poner en entredicho la lucha feminista por la igualdad, sobre la base de que la idea de mujer es una ficción bio-política y no natural,7 desconociendo la incidencia del hecho biológico sobre el desarrollo personal, familiar y profesional de las mujeres, tanto histórica como actualmente. Ello esconde tras de sí la peligrosidad de eliminar al sujeto político “mujeres” a la hora de elaborar y aplicar el Derecho, en tanto que, a través de la perspectiva de género, se considerará a aquellos individuos que lo componen (mujeres individual-mente consideradas) como destinatarios específicos, al constatarse sus necesidades de forma colectiva. Por tanto, en torno a dichas necesidades comunes se cuestionará la defensa de la libertad y los derechos por parte de la mujer, pero con carácter colectivo. Eliminando el género, ¿no desechamos una herramienta clave en la aplicación del mandato del art. 9.2 CE? Esto se debe a la fragmentación de identidades propia del postfeminismo de género,8 que desplaza la lucha social, quedando reducida a la consecución de compromisos individuales y formas de vida personales. Esa concepción a la que podríamos referirnos como extremadamente individualista, la de la teoría queer, pone en duda e ignora sin contemplaciones los aportes previos del feminismo. Hace renacer una concepción puramente liberal del Estado que abre la puerta a no combatir discriminaciones asentadas todavía hoy en el ejercicio de los derechos de participación y promoción social, como es la participación equilibrada entre mujeres y hombres en ámbitos como pueden ser la conciliación de la vida profesional y familiar y, consecuencia de esta, el acceso al empleo y la promoción profesional. Pero, además pone en duda la lucha frente a todas esas prácticas que constituyen una negación de la libertad e integridad a la mujer, como la violencia de género o la explotación sexual que representa la prostitución: sometimientos sociales con destinatario femenino, como ocurría con la exclusión del derecho al sufragio. Fenómenos discriminatorios que se dan por “ser” mujer y que afectan en mayor medida a las “mujeres” o que sólo afectan a ellas, como es el caso de la maternidad subrogada dónde la maternidad se relega a industria productiva. ¿Pueden permitirse la lucha feminista y los estudios de género un abandono del propio género?
II. EL HECHO BIOLÓGICO COMO OBSTÁCULO DE BASE AL EJERCICIO DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES: LA DEFENSA DE LA IGUALDAD REAL (ENTRE SEXOS) El género es un concepto filosófico y político-jurídico que es soporte de una liberación posible y futura9. Como tal, nos ha ofrecido herramientas útiles conectadas en torno al concepto de perspectiva de género como metodología de investigación en los estudios jurídicos de: nos ofrece la posibilidad de ofrecer un análisis en términos relacionales
para entender el proceso de subordinación –normativo y social– de las mujeres, que va más allá de la naturaleza, pero que sin duda parte de ella10. Esto es, el si el sexo es naturaleza, su interpretación social a través de la socialización de género nos indica de forma mediata que el género es cultura y no le precede sino que en torno a la diferencia sexual biológica, se construyen las diferencias sociales y económicas. Entonces, es evidente y consustancial a la perspectiva de género que el sexo es la base sobre la que la misma se articula. Dicho de otro modo, “¿cuáles son las diferencias ‘de hecho’ a partir de las que se construyen los sistemas de género?”11 Sin duda las biológicas, pues a través de ellas se produce la bifurcación categórica de la humanidad en mujeres y hombres. Entonces, el modo en que, en un primer momento del Estado Liberal, los hombres dirigen la Nación dominando y definiendo lo que “deben” ser las mujeres, no dejándoles libertad para conformar su propia forma de vida (aquello que “quieren” ser) explica ese dualismo de jerarquía en que una parte se ocupa de definir a la otra. Un proceso irracional fundado en emociones y sentimientos más que una formulación en términos racionales, como el hecho biológico12. Eso es el género, cuyas diferencias de regulación socio-normativa, a través de su propio análisis, los estudios jurídicos de género pretenden destruir. Pero es el hecho biológico el que explica todo lo que de él socialmente se deriva; porque a través de él precisamente se construye. El sexo (mujer/ hombre) sigue siendo un hecho consagrado que determina, a través de la socialización de una diferencia individual biológica y natural (sexo), el grado de igualdad o desigualdad existente entre mujeres y hombres y dicha socialización es precisamente donde ha de identificarse el género que, en la mayor parte de las ocasiones, asienta las desigualdades sociales como consecuencia del hecho biológico. El hecho reproductivo está íntimamente ligado al derecho al aborto, la maternidad, la ablación genital y otras formas de sometimiento de las “mujeres” como la violación o la prostitución y, por tanto, es innegable la necesidad racional de tener en cuenta el hecho biológico a la hora de tratar de entender el Derecho, que es un producto social. Coarta sobre todo, posibilidades de ejercicio de los derechos más que afectar a su titularidad13. Esto es, la asimetría dual existente entre el hecho biológico natural tiene consecuencias prácticas en el terreno social. El género es consecuencia del sexo. La aspiración a la igualdad entre mujeres y hombres responde no sólo a una concepción filosófica del mundo, sino que tiene pleno carácter jurídico-político y, está, íntimamente ligado a la Teoría del Estado y a la Teoría Constitucional. Me refiero a su conexión con el principio democrático: “el derecho a la igualdad entre mujeres y hombres es a la teoría jurídica lo que la democracia paritaria es a la teoría política”14. En tanto que la paridad es el reflejo de la dualidad sexual que constituye la vida humana autónoma y, por ende, debe aceptarse su carácter universal en un sentido lógico- racional. Y así, es el sexo lo que predetermina, a través de una consecuente ordenación social en torno al mismo, la negación de la condición de sujeto jurídico-político a la mujer. En consecuencia, es el hecho biológico el que determina la posibilidad o no de ejercicio (más allá de la titularidad) de los derechos y libertades de ciudadanía, sobre todo, los económicos y sociales, consecuencia de la socialización de género15. El género es un término válido de comparación para apreciar, en ocasiones, las
diferencias discriminatorias entre hombres y mujeres pero no es la base del tratamiento jurídico diferenciado y mucho menos el único: el fundamento de las normas jurídicas que protegen el hecho de la maternidad, como ejemplo más claro, trae fundamento de la condición biológica de la mujer, por el embarazo y el parto (sexo), pero también las desventajas reales que para la conservación de su empleo soporta la mujer a consecuencia del hecho de la maternidad (sexo); desventajas que precisamente la protección laboral y de seguridad social pretenden compensar, como lo ha establecido el Tribunal Constitucional (SSTC 75/2011, 78/2011, 152/2011 y 111/2018). De hecho, de “la protección integral” que el Estado ha de brindar “a las madres” (art. 39.2 CE), por expreso mandato del legislador constituyente, se desprende la articulación del Derecho en torno diferencia biológico-sexual de hombres y mujeres, porque entiende en un sentido material la igualdad en torno al sexo (arts. 9.2 y 14 CE) y no al género, pues son las mujeres las que, además de criar, paren y ese es un hecho irrefutable. Lo que ha de entenderse sin perjuicio de la adopción de todas aquellas normas que pretenden acabar, más allá del hecho biológico, con la discriminación por razón de género en torno a los cuidados que si bien, está íntimamente ligada al sexo, en el caso de los hijos, no lo está tanto en el caso de otros familiares dependientes; pero que son responsabilidades que también recaen en las mujeres, en su caso, consecuencia de la socialización de género. Pero ellas, beben del sexo en tanto hecho biológico: si la mujer pare y amamanta es una realidad biológica y que, por tal motivo, se la relegue a un estatus de ciudadanía de segunda es una realidad social, como lo es el hecho de que una vez da a luz se la siga obligando a cuidar de los hijos. Considerar el hecho biológico es necesario para seguir la senda de la consecución de la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Precisamente, los estudios de género no hacen sino entender y analizar esa socialización de género para acabar con la discriminación entre sexos, de tal forma que se consiga una corresponsabilidad entre sexos, en todo aquello que se refiere al cuidado, partiendo de las tesis de la democracia paritaria y el principio de participación equilibrada entre mujeres y hombres. Pero sin el hecho sexo, no se explicaría dicha socialización, pues sobre el concepto de sexo se construye el género y quizá pueda encontrarse un ejemplo claro: la situación de mujeres que, por su capacidad biológica para engendrar, son sometidas a ser vientres de alquiler sin garantía alguna en países no desarrollados. Aceptar que el sexo es consecuencia de la voluntad humana y, más en concreto, en la autonomía individual, debe responder a una cuestión: ¿dónde se coloca al género en la teoría queer? Pues o bien en un momento anterior al sexo, bien equiparando conceptualmente ambas realidades y, en consecuencia, ignorando y negando el componente estructural-social de las desigualdades y discriminaciones. Ambas opciones nos llevan a la experiencia del Estado Liberal originario que erró en su no atención al devenir social de los individuos, ya que no era garantía de derechos frente a vulneraciones de estos por parte de los particulares. Esa es la contradicción mayor de desechar el género como herramienta de análisis social y jurídico, en lugar de asentarse en una estrategia igualitaria y liberadora, la teoría queer conduce a una doble estrategia que es de todo extremo contradictoria, liberadora sí, pero que acaba en la “auto-determinación del género” sin adentrarse metodológicamente en el después,16 es decir, en cómo se va a participar de los derechos.
Ya que rechaza la categorización de sujetos políticos colectivos en base a características categorizadas universalmente, impidiendo así encauzar la ordenación social a través de un cauce común de intereses17.
III. ¿ES NECESARIO ABANDONAR LA SENDA DEL FEMINISMO DE LA IGUALDAD? LOS PELIGROS DE ARTICULAR LA IGUALDAD FORMAL (DE GÉNEROS) Como hemos visto, con el más claro ejemplo de la maternidad y todas las discriminaciones, subordinaciones y desigualdades que giran en torno a los cuidados, lo que hay que ir es hacia la destrucción y difuminación del género, comprendiéndolo antes en aras de posibilitar normativa y socialmente la corresponsabilidad entre sexos. Es decir, ir hacia la disociación sexo-género, en lugar de consolidar su asociación: igualad sustantiva frente a igualdad formal. Sin embargo, la teoría queer agota sus planteamientos en el principio de igualdad formal, al preocuparse sólo de la autodefinición personal momentánea de la persona, sin atender a aquello que, eventualmente, atente contra dicha decisión fruto de la autonomía individual y revista la intensidad de discriminación. Esto es, una pretendida fusión de las libertades personales que, de ningún extremo, puede entenderse agotada en base a su propio planteamiento. El desarrollo vital de la persona es un camino largo y sinuoso en que confluirá el ejercicio de múltiples versiones de ejercicio de esa autonomía individual, sin embargo, las discriminaciones no parten siempre y en todo caso de la actuación individual de otras personas; sino que depende de cómo socialmente se construyan las reglas de actuación individual, respecto de las cuales el Estado no puede dejar de prestar atención, para asegurar la consecución de la igualdad por parte de todos los individuos. Y, por ello, la igualdad normativa de resultados, la igualdad material (art. 9.2 CE), se fundamenta en la fusión de igualdades en lugar de la fusión de libertades18. De hecho, una de las tareas de los estudios de género es la de ahondar en la clave de las discriminaciones: ¿traen causa del sexo o del género? Lo que nos lleva a la sede del universalismo diferenciado y no el universalismo formalista de la tradición liberal: el sexo puede, en ocasiones, como para el hecho reproductivo (causa natural-biológica), justificar el establecimiento de una serie de previsiones normativas de no igualación para las mujeres respecto de los hombres19. Al mismo tiempo, cuando traen causa del género, el Estado no pretende otra cosa sino romper la discriminación social a través de una igualación pretendida. La intervención estatal es, por tanto, siempre pretendida y, en todo caso, supone la restricción de la libertad personal en aras de garantizarla profuturo con carácter erga omnes. Así, el mantenimiento del sexo como categoría jurídica es de todo extremo necesario, desde la óptica de la igualdad material. No es simple-mente la autonomía individual en exclusiva lo que determina el ejercicio de los derechos, sino que la pertenencia del individuo a un grupo por poseer unas determinadas características determina sus relaciones con y dentro de la sociedad20. En la mayor parte de las ocasiones, ser “mujer” implica unos condicionantes comunes de exclusión social, que giran en torno al hecho objetivo (ajeno a la voluntad) sexo, pero también otro fruto de subjetividades
construidas en torno al género y que tienen estrecha relación con el primero. Por ello, no es posible que el Estado se permita abandonar el hecho sexo. Como expresa bien Hassemer, la autodeterminación, “al igual que la libertad y la arbitrariedad, choca con la autodeterminación de los demás y termina en ella”21. Lo que quiere decir que el límite y fundamento de la autodeterminación en la socialización del ser humano son los (auto)límites propios y ajenos al principio de igualdad. Formalizar la identidad de género conduce al borrado del sexo en tanto categoría jurídica, consolidando a su vez patrones rígidos de socialización que responden a roles y comportamientos estereotipados. Es el de la teoría queer el camino hacia la igualdad formal de géneros (igualdad de los diferentes), que abre la puerta a dejar la senda del feminismo de la igualdad que ha abogado por la igualdad entre diferentes: igualdad material entre sexos. Asumir el género como forma de vida elegida y resultado de la autonomía exclusivamente individual (género liberador), choca así con el género como imposición social que dilapida las posibilidades de ejercicio de la propia autonomía individual (género opresor) del feminismo de la igualdad. Atribuir importancia al género es importante, pero no atender en ningún caso al sexo nos conduciría no sólo a no dar importancia al individuo, sino mermar la de una mayoría social en la ordenación de las relaciones sociales, dando importancia a la titularidad de derechos, pero restando atención a las posibilidades de ejercicio. Esto es, la negación de la identidad del individuo no debe confundirse con la negación al mismo de su condición de sujeto político: universalidad. “Reforzar identidades establecidas o supuestas no tiene nada que ver con el respeto mutuo o con la elección individual”, sino que se trata más bien de imponer lo individual sobre lo universal22. Más que acabar con la socialización de género parece querer asentarla. La idea de sujeto político, como asume De Cabo, debe partir de una realidad material específica (sexo) de la que se derivan también específicas causas o condicionamientos institucionales y socioeconómicos (género)23. Lo importante para el feminismo de la igualdad no es asegurar tanto distintas formas de titularidad de derechos, mujer u hombre, sino más bien garantizar los derechos en las diferentes formas de que se puede ser titular de los mismos y, así, hacer de la forma (individuo) esencia (sujeto). Por tanto, deben necesariamente identificarse analíticamente las raíces de la subordinación y exclusión para asegurar el ejercicio de los derechos. La teoría queer sólo trata de sentar bases presuntamente liberadoras para la creación de una multitud de igualdades formales diferentes; asegurar la existencia del individuo, sin preocuparse de su inclusión social24. Por el contrario, el enfoque que los estudios de género abordan no es la problemática del ser mujer (individuo) sino que la mujer sea socialmente partícipe de derechos y libertades, sin que esa determinada forma de ser condicione obstando esa posibilidad. La igualdad entre todos, frente a la igualdad de todos: la igualdad en la diferencia y no la igualdad de la diferencia, que no es suficiente pues no podemos asegurar solo la igualdad de los diferentes entre sí sino la garantía de igualdad en la diferencia en un sentido universal que garantice la existencia de sujetos, no individuos.
IV. CONCLUSIÓN: EL SEXO, CONSIDERACIÓN NECESARIA PARA LA
CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO POLÍTICO “MUJER” Asumir el hecho biológico sexo y la construcción social género como una identidad o, lo que es lo mismo, aceptar que el sexo es un constructo social o mero resultado de la libre voluntad, abre un debate que puede suponer la grieta en la trinchera de la lucha feminista. El pasado mes de julio, Ángeles Álvarez, escribía un artículo titulado “Contra el borrado de las mujeres”,25 en el que pone en acento la necesidad de concebir el sexo como categoría jurídica en los estudios de género. En él apuntaba: “el sexo es una realidad que no atenta contra ningún derecho. Es el género, cuando construye la jerarquía sexual, lo que atenta contra los derechos de las mujeres”. Este artículo es la base para la elaboración de los planteamientos que aquí se han introducido. ¿Qué sucederá con la representación equilibrada o la participación paritaria? ¿Qué sucederá con la culminación de los deportes en femenino? ¿Qué sucederá contra lacras que representan las violencias sexuales como la violencia de género, prostitución, mutilación genital, etc.? El borrador del sexo como categoría jurídica, apunta hacia el borrado del sujeto político mujeres, necesariamente. Supone considerar a las “mujeres” como una minoría social. Estos nuevos planteamientos que se hacen desde la inspiración de la teoría queer supone alejar la ontología jurídica de la realidad de los hechos y afronta las cuestiones de identidad y diversidad como una cuestión de división social y no de cohesión universalista, más próxima al liberalismo clásico que al constitucionalismo de los derechos. Sobre la base de que el género no es fruto de la voluntad del individuo, el planteamiento que subyace es, en definitiva, que categorizar jurídicamente el sexo por el contrario a la categorización de identidades, no perjudica los derechos de otros. Sin embargo, relegar el sexo biológico a identidad individual, pondrá en tela de juicio la adopción de medidas de protección sobre mujeres víctimas de violencia de género, la propia existencia del deporte profesional femenino o, incluso, otros presupuestos que dependen del reconocimiento normativo del sexo. Piénsese en determinadas enfermedades que afectan en mayor medida a mujeres que a hombres y viceversa, que necesitan de un tratamiento diferenciado justificado y razonable para su prevención y tratamiento. Todos ellos son ejemplos de la negación, en diversas facetas de la vida humana, de la dignidad de las mujeres, en tanto sujeto político y expresan la necesidad de mantener el sexo como categoría jurídica para preservar esa condición. ¿Puede el Estado negar al hecho biológico sexo relevancia jurídica? Por lo que inmediatamente se ha expuesto, negar el sexo supone que el Estado rechace al mismo tiempo la remoción de obstáculos que son fruto de la socialización de género construida en base al sexo, alejándose del mandato promocional del art. 9.2 CE. Por ello, tras de sí de la teoría queer está el riesgo de perder el género como fundamento de las políticas de igualdad entre mujeres y hombres y perder así su rigor científico-jurídico.
V. BIBLIOGRAFÍA AA.VV. (VENTURA FRANCH, A. Y GARCÍA CAMPÁ, S.; DIRS.): El derecho a la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Una evaluación del primer decenio de la Ley Orgánica 3/20007, Aranzadi, Navarra, 2018.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXVII LA MUJER EN EL CONTEXTO DE BIG DATA Y DE OPEN DATA. EL FEMINISMO DE DATOS
Capítulo XXVII La mujer en el contexto de Big Data y de Open Data. El feminismo de datos YOLANDA MARTÍN GONZÁLEZ
Profesora Titular del Departamento de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Salamanca JOSÉ C. TORO PASCUA
Profesor asociado del Departamento de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de SalamancaDocumentalista SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. LA PRESENCIA FEMENINA EN BIG DATA Y OPEN DATAE. III. EL FEMINISMO DE DATOS. IV. CONCLUSIONES. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN Vivimos en una sociedad datificada en la que, cada día, Administración, ciudadanos y empresas, generamos y cedemos millones de datos. La llegada de la tecnología y por consiguiente, de la transformación digital, ha provocado un cambio irreversible en las políticas institucionales y empresariales que demandan cada vez más profesionales capaces de interpretar, analizar, gestionar y curar datos abiertos y/o masivos con el fin de mejorar sus procesos de toma de decisiones y, en consecuencia, su rendimiento. Así, Big data permite a las empresas ofrecer productos y servicios más ajustados a los intereses de sus clientes y Open data posibilita la generación de nuevos contenidos y productos digitales gracias a la reutilización de la información. Al mismo tiempo, los datos generados durante una investigación pueden ser publicados y utilizados por otros investigadores generando, de este modo, nuevos conocimientos en el contexto de la denominada Ciencia Abierta. Estas novedosas formas de actuación son posibles gracias a las actuales tecnologías de la información que permiten procesar, almacenar y facilitar la recuperación de grandes volúmenes de datos y la disposición de los mismos en formatos abiertos y reutilizables. Hoy, más que nunca, nos hallamos ante una visión del mundo datacéntrica donde los datos son el elemento principal de muchas de nuestras actividades cotidianas al tiempo que una moneda de cambio ansiada por muchos por el
valor, económico y/o estratégico, que encierra. Una prueba reciente de ello lo encontramos en el contrato, firmado entre Israel y la empresa farmacéutica Pfizer, para la compra de vacunas en el que se incluye un acuerdo por el que el Ministerio de Sanidad israelí se compromete a ceder a la farmacéutica, los datos sanitarios de los pacientes vacunados a cambio de dar prioridad a este país en el suministro de dosis. Según dicho acuerdo, Israel debe asimismo facilitar los datos semanales sobre casos confirmados de COVID-19, número de hospitalizaciones, número de casos graves/críticos, uso de ventilador por parte de pacientes COVID-19, número de muertes confirmadas por COVID-19 y casos asintomáticos. Todos estos datos se han de proporcionar, además de en términos absolutos, desglosados por grupos de edad y por otros factores demográficos, sin embargo, resulta curioso que no se tengan en cuenta otros aspectos que contribuyan a un análisis más detallado de los datos como son el género o la raza, entre otros. El caso descrito no constituye sino un ejemplo más de cómo, en la actualidad, los datos se han convertido en una mercancía cuyo valor crece de forma paralela a su volumen. Cada día, un número creciente de empresas y corporaciones recopilan información sobre los términos de búsqueda que utilizamos en nuestras consultas en Google, los productos que añadimos a la cesta de la compra en Amazon, el tiempo que pasamos en nuestras redes sociales o las veces que utilizamos nuestra tarjeta bancaria o sanitaria. Las interacciones que realizamos en la Red y en las redes sociales dejan un rastro de datos sobre el que muchas empresas basan sus negocios. El dónde, el cómo y el porqué de nuestras transacciones tecnológicas permite a las empresas ofrecer productos y recomendaciones personalizados, lo que repercute positivamente en las ganancias que obtienen gracias a la economía del dato y a la economía digital.
II. LA PRESENCIA FEMENINA EN BIG DATA Y OPEN DATA Esta tendencia datacéntrica que caracteriza la sociedad actual trae consigo nuevos movimientos o filosofías ligados a datos y apoyados en tecnologías capaces de procesarlos y transformarlos en información con un alto valor añadido. Uno de los paradigmas que ha cambiado el enfoque para entender y estudiar el mundo es Big data. Este nuevo modelo se refiere a los grandes volúmenes de datos generados por personas, máquinas o sensores, principalmente mediante dispositivos tecnológicos y que hoy día se pueden procesar gracias a las tecnologías actuales que son capaces de extraer una gran cantidad de información de ellos1.
Big data se define en torno a tres Vs: volumen, velocidad y variedad2. Volumen porque Big data es capaz de procesar cantidades masivas de datos y ese volumen aumenta día a día; Velocidad porque los datos se generan, procesan y difunden con mucha rapidez y se requieren tecnologías específicas que permitan el tratamiento, en tiempo real, de la información que se genera; Variedad ya que estos datos pueden ser estructurados y no estructurados y presentar formas diversas: texto, números, tuits, audio, imágenes, datos web y datos de sensores, entre otros; A estos tres rasgos, se añade la V de veracidad porque Big data se basa en datos que sean fiables y evita la imprevisibilidad y la incertidumbre que generan, por ejemplo, los sentimientos de las personas, las predicciones meteorológicas, etc.
Sin embargo, Big data no es el único paradigma que explica el mundo actual en términos de datos. El otro gran movimiento es Open Government Data. Se trata de una nueva práctica que persigue que los datos del Sector Público estén disponibles de forma libre para todo el mundo, en formatos que permitan que puedan ser utilizados, reutilizados y redistribuidos, y sin ningún tipo de restricción legal, financiera o tecnológica y al mismo tiempo, como una forma de comunicación abierta, permanente y bidireccional entre la administración y los ciudadanos3. La finalidad de esta filosofía de datos abiertos es la reutilización de la información que obra en poder de las administraciones públicas. De la puesta en marcha de estas iniciativas Open data, resultan beneficiadas principalmente aquellas empresas que desarrollan su actividad en el ámbito de los contenidos digitales y que son capaces de crear nuevos productos y servicios a partir de la reutilización de los datos liberados, pero también los ciudadanos que pueden hacer un uso provechoso de ellos. Asimismo, las propias administraciones se benefician –en términos económicos y de conocimiento– de la liberación de los datos que poseen al tiempo que contribuyen a aumentar la transparencia en la gestión pública. Tal es el valor que tienen los datos en la sociedad digital que, en febrero de 2020, la Comisión Europea publicó el documento Una Estrategia Europea de Datos, en el que ponía de relieve lo siguiente: “los ciudadanos tienen que estar empoderados para tomar mejores decisiones sobre la base de los conocimientos que se desprenden de los datos no personales”4. Estos datos, puntualizaba la institución, deben estar accesibles para todos. Sin embargo, pese a ser reconocido el valor estratégico de los datos en los procesos de toma de decisiones y ser considerados una materia prima esencial en la economía digital, se constata un desafortunado retraso en la capacitación de las competencias y habilidades que permiten utilizar, de manera provechosa y completa, dichos datos. Hoy día, no todos necesitamos ser analistas o científicos de datos, pero sí necesitamos estar alfabetizados en datos. Esta alfabetización se entiende como la capacidad de una persona para leer y comprender el significado de los datos y contribuye a que cualquier ciudadano –no sólo el especialista en Big data, Data analyst, Data science, etc.– pueda tomar decisiones que afecten a su labor profesional y/o a su vida cotidiana, en base a datos. Para ello ha de saber identificarlos, localizarlos, interpretarlos, usarlos…, porque “la interoperabilidad y calidad de los datos, así como su estructura, autenticidad e integridad son fundamentales para el aprovechamiento del valor de los datos”5. La alfabetización en datos es, hoy día, un sector emergente dentro de la Alfabetización digital6 y se la correlaciona con la Ciencia de datos, un área incipiente de trabajo que se ocupa de la recogida, preparación, análisis, visualización, administración y conservación de grandes conjuntos de datos7. Sin embargo, el reto actual no es tanto el uso de la tecnología como saber sacarle el máximo provecho a los datos y a la información8; y es que, según Crofts9, “la alfabetización de datos será el idioma universal de la cuarta revolución industrial”. En la actualidad, encontramos datos abiertos y masivos de todo tipo y en todos los ámbitos: cultural, educativo, metereológico, económico, demográfico, etc. Estos datos, por su propia definición, no deberían ser sexistas ni racistas ni clasistas pero la forma en la que se analizan, interpretan y visualizan sí puede, sin embargo, dar lugar a la
discriminación. En parte, ello puede deberse a que, en el contexto del Big data y el Open data, las mujeres siguen teniendo una representación insuficiente. Cuando iniciamos esta investigación, los resultados obtenidos en las búsquedas bibliográficas que realizamos para documentar nuestro estudio, nos mostraron ya un panorama desolador respecto a la atención que se presta a la presencia femenina en estos dos ámbitos. La siguiente tabla (tabla I) muestra el número de ítems recuperados en cada una de las fuentes de información científica –nacionales e internacionales– consultadas, según los descriptores utilizados en la búsqueda y que se refieren a los últimos diez años. Tabla I. Producción científica sobre Big data, Open data y mujeres, en el periodo 2011-2021
Como se desprende de los datos obtenidos, son todavía escasos los estudios científicos que ponen el foco en la relación existente entre el sexo femenino y el Big data y el Open data, respectivamente. Por el contrario, en el ámbito institucional, sí encontramos algunos informes como los de Naciones Unidas que analizan el vínculo entre mujeres y datos, y en los que aparecen asociados términos como empoderamiento, conciencia, educación e igualdad, entre otros. La idea que se defiende en estos documentos es que, la perspectiva femenina sobre los datos fomenta la diversidad pero también la inclusión de todos los que se dedican a su estudio y análisis. En esta misma línea se encuentra el objetivo 5 (ODS5) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), propuestos por la citada organización, para el periodo 2015-2030, con los que pretende dar respuesta a los problemas sociales, económicos y ambientales que afectan al mundo. En concreto, el ODS5 pretende lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, entre otras cosas, mediante: (1) la mejora del uso de la tecnología de la información y la comunicación (objetivo 5.a); (2) la aprobación y el fortalecimiento de políticas y leyes que promuevan la igualdad de género a todos los niveles (objetivo 5.b). Asimismo, entre las cinco líneas prioritarias que la ONU ha establecido como respuesta para mitigar los efectos de la COVID-19 sobre las mujeres y las niñas y garantizar que la recuperación a largo plazo las beneficie, se encuentra la de asegurar que los datos incluyan la perspectiva de género. Para ello ONU-mujeres está dando apoyo y asistencia técnica, en estos tiempos de pandemia, a los ministerios competentes en países como Túnez, Timor Leste, Paraguay, Vietnam o Jordania con el fin de confirmar que se diseñan y aplican estrategias de respuesta de género a la pandemia que respondan a las
necesidades de mujeres y niñas, salvaguarden sus derechos y se desarrollan códigos de conducta no discriminatorios. Al mismo tiempo, poner fin a las formas de discriminación de mujeres y niñas pasa, entre otras cosas, por eliminar la discriminación en la toma de decisiones en el ámbito público y asegurar que los datos están libres de cualquier tipo de discriminación o sesgo. Para conseguirlo es necesario que la representación femenina en los órganos electivos de deliberación aumente ya que, en 2020, sólo el 24,3% de los integrantes de los parlamentos en todo el mundo eran mujeres10. En cuanto a la ocupación de altos cargos políticos, en octubre de 2019, había 10 jefas de Estado (6,6%), 13 jefas de gobierno (6,7%) en 22 países y ocupaban el 20,7% de las carteras ministeriales, según ese mismo informe11. En el ámbito tecnológico y de la innovación la situación es similar ya que según los datos recogidos por los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el año pasado, las mujeres seguían estado sub-representadas12. Ello se debe en gran medida a que el porcentaje de mujeres que estudian carreras relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (las conocidas como carreras STEM) ronda el 35%, en la mayoría de los países13. Por otra parte, aunque el desarrollo del Big data ha disparado la demanda de perfiles asociados a él (Data Scientist, Data Analyst, Chief Data Officer, etc.) también ha abierto una brecha entre géneros. Para fomentar la incorporación de la mujer a los puestos existentes en el mercado laboral digital, algunas empresas como Telefónica han desarrollado –en colaboración con el Instituto de la Mujer– iniciativas como el programa “Ahora Tú”, con el que pretenden atraer al talento joven femenino. Al mismo tiempo, grandes entidades bancarias como CitiGroup, Bank of America y Santander, y empresas de seguros como AIG y Farmers Insurance, han incorporado la figura de Jefe de Datos (Chief Data Officer, CDO) y muchas de las personas que ocupan ese puesto son mujeres. Además, con el fin de apoyar el desarrollo profesional de las mujeres en el ámbito de los datos y darles más visibilidad, han emergido iniciativas como #WomeninData, surgida en la conferencia Women in Data Science, celebrada en Standford, en 2015. Esta iniciativa se ha convertido hoy en una organización internacional que une a las mujeres que cursan carreras de datos y trabajan en el sector tecnológico. Entre las prioridades de Naciones Unidas en materia de igualdad de género se encuentra precisamente el subsanar las deficiencias de datos e información empírica que impiden conocer con exactitud los avances que se están realizando en el ámbito de la equidad y del empoderamiento de mujeres y niñas. Se requiere para ello generar datos e información desglosados en función del sexo que sirvan para fundamentar los procesos de planificación y evaluación así como el diseño y utilización de algoritmos libres de cualquier tipo de sesgo de género. La falta de datos o los datos incorrectos impide visibilizar las necesidades, inquietudes y preocupaciones de mujeres y niñas repercutiendo negativamente en la formulación de políticas públicas igualitarias e inclusivas. En algunos casos puede incluso significar la vida o la muerte cuando se trata de datos sobre el número de mujeres víctimas de violencia sexual o que mueren a manos de sus parejas ya que su inexistencia o falta de visibilidad en estos casos, impide la puesta en marcha de sistemas policiales de
seguimiento integrados. Y es que los datos impiden que se actúe únicamente en base a conjeturas y sí en función de experiencias y pruebas reales. Al mismo tiempo es necesario contar con datos suficientes que permitan comprobar el alcance de las políticas e iniciativas públicas puestas en marcha. ONU-Mujeres insiste, especialmente, en ello ya que, por ejemplo, en 2019, todavía no se tenían datos suficientes sobre la aplicación del 69% de los indicadores utilizados para dar seguimiento al Objetivo de Desarrollo Sostenible de género (ODS5)14. Ello impedía, en esos momentos, saber cuánto se había avanzado en cuanto al citado objetivo y, por tanto, la situación real de las mujeres y niñas pese a que los escasos datos disponibles permitían concluir que los esfuerzos realizados, hasta aquel momento, para mejorar la vida de mujeres y niñas, se hallaban en progreso.
III. EL FEMINISMO DE DATOS Los datos permiten el estudio y análisis de la mayoría de los ámbitos científicos así como avances notables en la generación de nuevos conocimientos. Pese a que los datos son, por definición, imparciales, veraces y objetivos, gran parte de la información sustraída de los mismos contiene a menudo un sesgo de género que determina, por un lado, el diseño de políticas públicas que pongan la atención en las mujeres y, por otro lado, dificulta la comprensión de fenómenos asociados al ámbito femenino así como de problemáticas como son la violencia de género o el acoso sexual, entre otros. En la actualidad, Big data y Open data con perspectiva de género están permitiendo un nuevo acercamiento a dichas problemáticas ya pueden aportar una cantidad importante de valiosos datos sociodemográficos, sanitarios, económicos, laborales, de las mujeres. En efecto, disponer de Big data puede resultar beneficioso para mejorar el bienestar de mujeres y niñas pero sólo si el análisis de los datos se realiza desde una perspectiva de género15, libre de sesgos y con un enfoque inclusivo, desde el planteamiento de la pregunta de investigación hasta el diseño del algoritmo. Para conseguirlo es necesario que los movimientos feministas examinen con mirada crítica y vigilante el creciente sector de los datos. Por otra parte, la ya mencionada escasa presencia femenina en el ámbito tecnológico, propicia que sean los hombres quienes desarrollen la tecnología y realicen los análisis de datos. Si se quiere que dichos datos y su tratamiento algorítmico dejen de formularse y aplicarse de una forma desigual y discriminatoria es necesaria un enfoque de género que contribuya a entender de una manera más integral los datos e identifique cuáles son las deficiencias que presenta su obtención y tratamiento, y proponga ámbitos concretos de actuación que fomenten la igualdad y la inclusión. Con este propósito ha surgido, en los últimos años, el concepto “feminismo de datos”, que propone analizar quién tiene acceso a esos datos –masivos y/o abiertos– quién no, qué desigualdades provocan los datos y si paradigmas como el Big data o el Open data generan un sesgo digital que afecta al género, a la orientación sexual, o al origen étnico de las personas u otras cuestiones vinculadas con la identidad. El feminismo de datos parte de la creencia de que, a menudo, las instituciones gubernamentales y las entidades corporativas ofrecen productos de datos sexistas,
racistas y clasistas. Esta idea surge al comprobar que existen sistemas de detección de rostros que no reconocen a las mujeres negras, algoritmos que degradan a las mujeres, algoritmos de búsqueda que hacen circular estereotipos negativos sobre las niñas negras, algoritmos de detección de abuso infantil que castigan a los padres de bajos recursos, lo que genera visualizaciones de datos que refuerzan el binarismo de género. Ante esta situación, el feminismo de datos pretende que la comunidad Big data tome conciencia de ello y trabaje en este sentido porque los datos significan poder y quien es capaz de recopilar grandes volúmenes de datos y además cuenta con los recursos adecuados para procesarlos, posee el poder para definir, categorizar, interpretar y hacer predicciones en base a ellos16. Puesto que los datos encierran un claro valor estratégico, D´Ignazio y Klein17 se preguntan: ¿Cómo se puede regular la forma en que se recogen, producen y utilizan si queremos proporcionar información imparcial, equitativa e inclusiva? ¿De qué modo los datos pueden mejorar la vida de muchos en lugar de servir a los intereses de unos pocos? En su libro Data Femism, estas autoras demuestran, mediante ejemplos, cómo la ciencia de datos no es neutral ni objetiva y que los datos responden, históricamente, a criterios sexistas, racistas y clasistas ya que, a menudo, son producto de un análisis algorítmico discriminatorio. Y es que los algoritmos presentan prejuicios de género. Cuando los datos tratan al género como algo binario, las otras opciones existentes se invisibilizan, discriminan a personas trans o no-binarias, e incluso se afianza (aún más) la imagen del género en binario. Esta visión sesgada de los datos se debe, en gran medida, a que sólo un pequeño porcentaje de los científicos de datos existentes hoy día, son mujeres. Según D´Ignazio y Klein, el feminismo de datos se define como “una forma de pensar sobre los datos, tanto sus usos como sus límites, que está informada por la experiencia directa, por un compromiso por la acción y por el pensamiento feminista interseccional”18. Este movimiento pretende poner de relieve las desigualdades que las prácticas actuales, en la ciencia de datos, establecen y terminar con los desequilibrios de poder y la discriminación utilizando precisamente la propia ciencia de datos. De este modo, apuntan las autoras, el feminismo de datos ha de reivindicar los usos y fines de los conjuntos y sistemas de datos como recursos inclusivos, que respondan a las necesidades reales de la comunidad mejorando las condiciones de vida de las personas y procuren la justicia social. Para que este cambio sea posible se requiere, entre otras cosas, acciones formativas que contribuyan a la alfabetización en datos –la propia D´Ignazio se dedica a la alfabetización de datos cívicos– esto es, que permitan a cualquier persona, no solo formarse en el uso de recursos y dispositivos digitales, sino también extraer información relevante de los datos, visualizarlos y hacerlos más comprensibles. Igualmente, este tipo de alfabetismo comprende la habilidad para extraer conclusiones correctas de los datos, y reconocer cuándo estos se utilizan de forma discriminada, engañosa e inapropiada. En el caso de los datos del sector público la tendencia es similar a la descrita. En los últimos años, son varias las voces que reclaman la necesidad de una discusión sobre un Gobierno Abierto Feminista (Feminist Open Government). Esta tendencia pone el acento en la necesidad de realizar análisis en profundidad, con datos actualizados, sobre la
participación de mujeres en políticas públicas; y datos comparativos sobre cuántas mujeres han participado en procesos de elaboración e implementación de políticas públicas más inclusivas, antes y después de la asunción de los postulados del Gobierno Abierto. Entre tanto, algunos Estados siguen priorizando la recopilación de datos desglosados en función del sexo con el fin de sustentar las políticas y los programas que promueven la igualdad de género y darles seguimiento. Según Naciones Unidas19, el 81% de los Estados han comenzado a recopilar datos sobre los indicadores del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 (ODS5) así como sobre los indicadores relativos al género de otros Objetivos. Asimismo, ha aumentado la recogida de datos sobre temas como la violencia contra las mujeres y las niñas y la cuantificación del trabajo de cuidados no remunerado mediante encuestas sobre el uso del tiempo. A fecha de hoy, 106 países cuentan con datos nacionales comparables sobre la prevalencia de la violencia de pareja correspondiente al período comprendido entre 2005 y 2017. Pese a estos avances, aún hay problemas importantes sin resolver relativos a la recopilación de datos lo que impide tener una imagen real de los progresos realizados en materia de igualdad de género. Muchos países siguen sin aportar datos sobre algunos de los indicadores estándar necesarios desglosados en función del sexo ni miden sistemáticamente otros factores esenciales para valorar la situación de las mujeres. En el momento presente, sólo hay disponibles un 31% de los datos mundiales sobre los indicadores de género de los Objetivos de Desarrollo Sostenible20. Queda todavía, por tanto, un largo camino por delante.
V. CONCLUSIONES En la sociedad digital los datos son la materia prima más valorada y demandada y, en base a ella, se construye, gran parte de nuestro presente. Sin embargo, pese a que la ciencia de datos defiende la idea de que estos son objetivos y neutros se ha demostrado que no es así ya que, en función de cómo se recopilen, gestionen y difundan, pueden conllevar cierta tendencia sexista, racista o clasista. Es por ello que, en este mundo datificado en el que nos encontramos, se requiera de una perspectiva feminista que aporte una visión diferente sobre los datos y sobre cómo estos pueden servir de impulso al empoderamiento de mujeres y niñas. Para conseguir tal fin, es necesario, en primer lugar, animar a las mujeres a que cursen carreras universitarias STEM y que ocupen puestos de trabajo de calidad en el ámbito tecnológico y digital. Se ha de atraer el talento femenino si se quiere que exista diversidad e igualdad de oportunidades en el sector de las TICs así como una nueva concepción sobre el mundo de los datos y para ello es necesario no sólo que existan mujeres que accedan a estos puestos y que sirvan como referente, sino también que se les de visibilidad. Es necesario que en ámbitos como data science, data analyst, etc. hombres y mujeres trabajen conjuntamente en equipos igualitarios e inclusivos, y generar programas que rompan con las brechas digital y de género que existen en el ámbito digital. Sabemos que el cambio tecnológico no es imparcial en cuanto al género sin embargo, ha de hacerse todo lo posible para que sea aprovechado para fomentar la equidad entre sexos.
Para que el panorama, dentro de unos 10 años, sea diferente se requiere fomentar ahora, entre las niñas y jóvenes, el aprecio por la tecnología y el sector digital a través de la educación, la cultura, la creación de referentes y la visibilidad de aquellas mujeres que desarrollan su labor profesional en estos entornos y que además ocupan puestos relevantes en él. Asimismo, las instituciones públicas y privadas, han de apostar por la incorporación de mujeres en puestos de gestión en esta sociedad datacentrista mediante ayudas sociales y económicas, y a través del reconocimiento del efecto replicador que pueden tener en las niñas y jóvenes de hoy. En segundo lugar, se requiere el surgimiento de iniciativas como #WomeninData y movimientos como el feminismo de datos que recuerden que, detrás de los datos hay personas, que esos datos no son más que la experiencia vivida que ofrecen a otras para que los recopilen y analicen y que son, a su vez, visualizados, utilizados y reutilizados a su vez, por terceros. Una visión sesgada de los datos repercute inexorablemente en el bienestar personal, profesional y de futuro de las niñas y las mujeres, sus familias y sus comunidades. Ellas contribuyen a la creación de un mundo más sostenible e inclusivo, y permiten dar solución a muchos de los desafíos que presenta la sociedad actual. Los discursos entorno al Big data, Open data y la ciencia de datos son principalmente blancos, masculinos, heterosexuales y tecnoheroicos por lo que resulta necesario replantear el mundo de los datos desde una perspectiva de género que contribuya a mitigar los efectos del sesgo que presentan los datos, a lo largo de todo su ciclo de vida. A pesar de los avances realizados en cuanto a las metodologías de medición, la ampliación del tamaño de las muestras, que los datos se recopilen y se muestren desglosados por sexo ampliándose los grupos de edad de las mujeres encuestadas, se han de considerar otras variables como su diferente situación laboral, niveles de alfabetismo, etc., de modo que se recoja información sobre todas las experiencias. Dado que sabemos que el futuro pasará necesariamente por la tecnología y que la digitalización determinará el modo de vida y las profesiones del mañana se requiere una importante labor de captación de perfiles femeninos. Si no, ese futuro se construirá de manera sesgada ya que le faltará la visión femenina. Por su parte, las mujeres han de estar ahí para realizar su aportación en la construcción de ese tiempo venidero. Es necesario un equilibrio de género para la creación de esos nuevos escenarios.
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Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXVIII LA IGUALDAD EN EL SISTEMA CONSTITUCIONAL ESPAÑOL: ESPECIAL MENCIÓN A LA PROTECCIÓN DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD
Capítulo XXVIII La igualdad en el sistema constitucional español: especial mención a la protección de las mujeres con discapacidad JOSÉ LUIS MATEOS CRESPO
Doctorando Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II.LA IGUALDAD COMO VALOR SUPERIOR, PRINCIPIO Y DERECHO EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978. III. MUJERES Y DISCAPACIDAD EN ESPAÑA: ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN. IV. LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD: LAS MEDIDAS DE ACCIÓN POSITIVA Y EL PAPEL DE LOS PODERES PÚBLICOS. V. CONCLUSIONES. VI. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN La Constitución española de 1978, en su primer artículo insertado en el Título Preliminar, declara que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como uno de los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico la igualdad, junto a los de la libertad, la justicia y el pluralismo político. Además, la posición de la igualdad como valor superior debe ser conectada con su consideración como principio y, al mismo tiempo, como derecho. El derecho a la igualdad y no discriminación ante la ley del artículo 14 del texto constitucional, así como el papel de los poderes públicos por mandato del artículo 9.2 CE para promover las condiciones que garanticen la igualdad real y efectiva de toda persona, removiendo los obstáculos que puedan impedir o dificultar su plenitud. La importancia de la igualdad no sólo radica en el reconocimiento por el constituyente en la triple vertiente como valor superior, principio y derecho1, sino también por la especial protección en torno al derecho a la igualdad del artículo 14 ante los tribunales ordinarios. Esta protección se equipara –vía artículo 53.2 del texto constitucional– a la otorgada a los derechos y libertades fundamentales contenidos en la Sección primera del Capítulo segundo, cuya tutela podrá reclamarse a través de un procedimiento preferente y sumario, así como recurrir en amparo ante el Tribunal Constitucional. Esta posición de la igualdad en la Constitución española ha posibilitado que, en más de 40
años de democracia en España, se haya producido un estudio por parte de la doctrina sobre su alcance, un desarrollo normativo amplio, y la articulación de políticas públicas para el fomento de la igualdad y la no discriminación, cuyo balance debe ser positivo. En este escenario, con avances significativos en materia de igualdad y no discriminación, no obstante, se siguen produciendo situaciones en las que determinados colectivos no encuentran una respuesta completa a sus circunstancias personales y siguen estando en una posición de desigualdad. Así ocurre en el caso de las personas con discapacidad, ya sea física o psíquica, que con frecuencia son objeto de discriminación en múltiples facetas de la vida diaria, lo que se multiplica cuando se trata de mujeres con algún tipo de discapacidad, encontrándose en un supuesto de invisibilidad y, además, sufriendo doble discriminación y exclusión: como mujeres y como personas con discapacidad; aunque no ha sido causa de la teoría feminista, más que como causas de discriminación por separado2, si bien es cierto que existen elementos comunes como, por ejemplo, la diferenciación del hecho biológico del modelo social de la discapacidad, al igual que sucede con el género3. Este trabajo, atendiendo a la realidad de discriminación que aún persiste en demasiados ámbitos, pretende analizar la situación de las mujeres con discapacidad en España, así como el papel que corresponde a los poderes públicos para garantizar la igualdad real y efectiva con el impulso de normas y políticas para su plena inclusión, atendiendo al mandato constitucional en torno a la igualdad como valor superior, principio y derecho.
II. LA IGUALDAD COMO VALOR SUPERIOR, PRINCIPIO Y DERECHO EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 La configuración como uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico de nuestro sistema constitucional no excluye a la igualdad como principio general del ordenamiento constitucional, sino todo lo contrario porque precisamente a través de su posición como valor superior el constituyente lo posiciona como “principio de principios”4. Aunque, ciertamente, no siempre ha existido unanimidad en torno a la consideración de los valores superiores como principios de Derecho constitucional, debemos aceptar hoy en día tal homologación atendiendo a la interpretación dada por el Tribunal Constitucional y, por lo tanto, calificar la igualdad como verdadero principio constitucional5. Aun así, es posible seguir identificando la igualdad en su doble vertiente como valor y principio, además de derecho; sobre todo porque no siempre es sencillo “deducir los contenidos materiales que acompañan a los valores y principios; en primer lugar, porque los mismos contenidos materiales pueden actuar como valores, como principios o como reglas jurídicas concretas, y en segundo término, porque tanto valores como principios, a partir de su propio grado de abstracción, pueden conducir a diversos significados materiales, todos ellos constitucionalmente admisibles, pero de cuya adopción y manifestación concreta sólo puede predicarse responsabilidad política”; siendo precisamente la igualdad un ejemplo paradigmático, en tanto presenta diferentes manifestaciones con distintos efectos jurídicos6. Concretamente, la igualdad como principio se identifica en el texto constitucional español a través de la cláusula antidiscriminatoria de alcance general del artículo 14 CE7 que, además, guarda relación con el contenido del artículo 9.2 CE vinculante directamente a los poderes públicos para garantizar que la igualdad individual y colectiva sea real y efectiva8, y no un mero
reconocimiento formal sin trascendencia práctica. La insuficiencia de la igualdad formal se demuestra en que no sirve para acabar con la situación de discriminación preeminente del varón sobre la mujer9. Debido a la genérica configuración de la igualdad, especialmente en el artículo 14 CE, el desarrollo constitucional de la igualdad ha sido fundamentalmente jurisprudencial y es a través del criterio de razonabilidad por medio del que, en gran medida, de no haber existido tales pronunciamientos claros por parte del TC, “habrían sido posibles algunas interpretaciones judiciales restrictivas”10; unos pronunciamientos sobre todo en el ámbito laboral que han seguido, en gran medida, la línea argumentativa de la jurisprudencia constitucional alemana, dando acceso al Alto Tribunal por la vía del recurso de amparo11. Así, el propio Tribunal Constitucional reconoció que el principio constitucional de igualdad del artículo 14 y protegido en último término, como decimos, por el recurso de amparo en virtud del artículo 53.2 CE, opera en dos planos distintos: por un lado, frente al legislador o frente al poder reglamentario, “impidiendo que uno u otro puedan configurar los supuestos de hecho de la norma de modo tal que se dé trato distinto a personas que, desde todos los puntos de vista legítimamente adoptables, se encuentran en la misma situación (…)” y, por otro lado, “la igualdad ante la ley obliga a qué esta sea aplicada efectivamente de modo igual a todos aquellos que se encuentran en la misma situación, sin que el aplicador pueda establecer diferencia alguna en razón a las personas o de circunstancias que no sean precisamente las presentes en la norma”12. La igualdad como valor y como principio en el texto constitucional, pese a las dudas indicadas para su reconocimiento como principio del Derecho constitucional, es una cuestión que hoy en día goza del acuerdo unánime por la doctrina, a lo que se añade también la manifestación de la igualdad como derecho fundamental, conformando así una triple vertiente de la igualdad en la Constitución española de 1978: como valor superior, como principio y como derecho fundamental13; y ello a pesar de no haber sido incorporado el artículo 14 CE dentro del catálogo de la Sección Primera del Capítulo Segundo del Título I del texto constitucional, lo que no ha desmerecido su calificación como derecho fundamental por el propio Tribunal Constitucional14. La incorporación de la igualdad en la posición indicada en la Constitución española, además, supuso un verdadero punto de inflexión tanto desde el punto de vista del reconocimiento de los derechos, como de la garantía en su ejercicio, y muy especialmente para las mujeres españolas que durante la dictadura franquista habían estado sometidas en un segundo plano, en una posición permanente de subordinación al hombre15. El artículo 14 CE, además de incorporar la igualdad como derecho constitucional con vocación de fundamental por su especial protección procesal con acceso a recurso de amparo, explicita tres dimensiones: de libertad, democrática y social. En la dimensión relacionada con la libertad, fruto de la tradición liberal, se conecta con la prohibición de arbitrariedad en la creación de la norma que introduce la diferencia y en su aplicación; desde la perspectiva del principio democrático, impide que determinadas personas por el hecho de pertenecer a un determinado colectivo, por ejemplo las mujeres o las personas con discapacidad, se queden en situación de desventaja sin que ello sea corregido o sin la adecuada intervención de los poderes públicos; y socialmente, la igualdad permite de forma legítima articular un derecho desigual “a fin de garantizar a
individuos y grupos con desventaja una igualdad de oportunidades”16. Este precepto constitucional, conforme a las perspectivas indicadas, demuestra su completitud e idoneidad en la configuración, pero sobre todo la capacidad que otorga a tribunales y poderes públicos para proteger la igualdad de las personas, especialmente aquéllas en las que concurre alguna circunstancia que las coloca en una posición de especial vulnerabilidad. La importancia del principio de igualdad y su configuración es especialmente relevante en el caso de las mujeres con discapacidad, puesto que la realidad nos demuestra la situación de doble discriminación17 en que se encuentran: por un lado, por su condición de mujeres y, por el otro, en razón a su discapacidad. Esta discriminación múltiple se desarrolla habitualmente en el ámbito de las relaciones sociales entendidas en sentido amplio y tiene, a su vez, diversas consecuencias para el desarrollo personal público y privado de las mujeres que sufren algún tipo de discapacidad18. Debido a las singulares dificultades que derivan en una situación de vulnerabilidad debido a su pertenencia a un colectivo concreto, como pueden ser las minorías, mujeres migrantes y las mujeres con discapacidad, la Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y hombres hizo una especial consideración al respecto que debe ser mencionada como una especial consideración de la situación que viven tantas personas en nuestro país, en particular, las que sufren discriminación por el hecho de ser mujeres con discapacidad. Además de los preceptos mencionados y relacionados con la igualdad desde sus diferentes perspectivas identificadas, también debe hacerse mención expresa al artículo 49 CE que contempla, con una terminología anticuada y ofensiva que debe ser sustituida cuanto antes19, el mandato a los poderes públicos para la realización de “una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos otorgados a todos los ciudadanos”. Es evidente, por lo tanto, que el constituyente español ya observaba en las personas con discapacidad una especial dificultad para el ejercicio de los derechos en plano de igualdad con respecto a las personas sin discapacidad alguna, y contemplaba la intervención de los poderes públicos para la implantación de medidas correctoras de las desigualdades que provocan las circunstancias personales en las personas con discapacidad, encontrando en este artículo relacionado con los artículos 1.1, 10.1, 14 y 9.2 CE la base constitucional para la implantación y el desarrollo de las medidas de acción positiva20, que analizaremos en el apartado cuarto de este capítulo.
III. MUJERES Y DISCAPACIDAD EN ESPAÑA: ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN El análisis de la situación de las mujeres con discapacidad en España exige un estudio de datos y cifras en torno a la población de mujeres y, de entre ellas, quiénes tienen reconocido algún tipo de grado de discapacidad y la deficiencia asociada a tal grado de discapacidad. En cuanto a las cifras totales de población en España, según los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), a fecha 1 de julio de 2020 había en España 47.351.567 habitantes, de los que 24.144.815 eran mujeres y 23.206.752 hombres, lo que supone prácticamente una proporción del 51% de mujeres y el 49% de hombres respecto al total de la población; esto es, hay una cifra de mujeres ligeramente superior a la de los hombres, dándose especialmente ese desequilibrio
numérico en favor de las mujeres en edades más elevadas por la mayor esperanza de vida de las mujeres respecto a los hombres, de tal forma que, por ejemplo, en la población de 85 y más años, el número de mujeres casi duplica al de los hombres21. Estos datos sobre la población española nos permiten conocer, desde el punto de vista estadístico, cómo se distribuye por sexos y, además, la clasificación de las personas de mayor edad y el mayor peso en la distribución que tienen las mujeres, para el objeto de estudio en este capítulo, es útil mencionarlo por cuanto se ha demostrado una relación cada vez mayor entre la aparición de discapacidades y el envejecimiento22, con la aparición de situaciones de dependencia23 producto de deterioros asociados y propios de la edad24, en tanto se ha demostrado que “conforme avanza la edad, se incrementa el riesgo de encontrarse en situación de discapacidad”25. A su vez, para ofrecer un análisis de las cifras de personas con discapacidad en España, debemos conocer el concepto con que definimos a las personas con discapacidad y, para ello, acudimos al Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social, que en su artículo 4 establece lo siguiente:
1. Son personas con discapacidad aquellas que presentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, previsiblemente permanentes que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás. 2. Además de lo establecido en el apartado anterior, y a todos los efectos, tendrán la consideración de personas con discapacidad aquellas a quienes se les haya reconocido un grado de discapacidad igual o superior al 33 por ciento. Se considerará que presentan una discapacidad en grado igual o superior al 33 por ciento los pensionistas de la Seguridad Social que tengan reconocida una pensión de incapacidad permanente en el grado de total, absoluta o gran invalidez, y a los pensionistas de clases pasivas que tengan reconocida una pensión de jubilación o de retiro por incapacidad permanente para el servicio o inutilidad. Las normas que regulen los beneficios o medidas de acción positiva podrán determinar los requisitos específicos para acceder a los mismos. Para tener una idea de la dimensión de cuántas personas con discapacidad hay en España y en qué grado de acuerdo con la definición, debemos atender a los datos de las personas con certificado de discapacidad según su grado de discapacidad, conectándolo con la realidad en el ámbito laboral, en el que más se han tratado las dificultades de inserción. Así, con datos publicados en el año 201926, el número de personas con al menos un 33% de discapacidad reconocida era de algo más de 1’5 millones de personas, de las que, según se puede observar en el Gráfico 1, el 45,27% eran mujeres, siendo el grado de discapacidad en el que más mujeres había el correspondiente al tramo del 45 al 64% de discapacidad, en el que un 47,15% eran mujeres, pero en ninguno de los tramos se supera el porcentaje de hombres. A su vez, según el Gráfico 2, del total de mujeres con algún grado de discapacidad reconocido, el mayor número se concentra en el tramo del 33 al 44% de discapacidad, con el 44% de las mujeres con algún tipo de discapacidad.
Gráfico 1. Porcentaje de mujeres con discapacidad según el grado reconocido.
Fuente: Instituto de la Mujer. Elaboración propia. Gráfico 2. Distribución de mujeres con discapacidad en porcentaje por grado reconocido.
Fuente: Instituto de la Mujer. Elaboración propia.
Por otro lado, en el gráfico 3 observamos que, en la clasificación por grupos en función de las deficiencias que motivan la discapacidad, las mujeres no superan el 50% en ninguno de ellos, siendo el que más se aproxima el de discapacidad por deficiencia sensorial. En el gráfico 4, por su parte, observamos que de entre las mujeres con algún
grado de discapacidad, la mayoría son como consecuencia de una deficiencia física u otras, siendo ese “otras” lo que con probabilidad actúa como cajón de sastre y haga que el porcentaje en ese grupo sea mayor. Gráfico 3. Porcentaje de mujeres con discapacidad según grupo de deficiencia.
Fuente: Instituto de la Mujer. Elaboración propia. Gráfico 4. Distribución de mujeres con discapacidad según grupo de deficiencia.
Fuente: Instituto de la Mujer. Elaboración propia.
En el gráfico 5, por su parte, podemos observar cómo incide la tasa de actividad, de empleo y de paro en las personas con discapacidad. En concreto, vemos que apenas un tercio de las personas con discapacidad en edad de trabajar –de 16 a 64 años– es
población activa, esto es, son personas disponibles para su incorporación a un puesto de trabajo; mientras que dos tercios de las personas con discapacidad no pueden trabajar. Por ponerlo en comparación con la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2020, la tasa de actividad del conjunto del país era del 58,19%, con una tasa de paro del 16,13%; por lo que la tasa de actividad de personas con discapacidad es 24 puntos porcentuales inferior y la tasa de paro es superior en más de 7 puntos porcentuales. Si lo analizamos por sexos, el diferencial de la tasa de paro en la última EPA entre hombres y mujeres es de algo más de 4 puntos porcentuales –14,2% de los hombres por 18,3% de las mujeres–, mientras que en el caso de las personas con discapacidad apenas hay diferencia por sexo de la incidencia del paro, tampoco en la tasa de empleo ni de actividad. Gráfico 5. Tasa de paro, empleo y actividad por sexos en personas con discapacidad
Fuente: Instituto de la Mujer. Elaboración propia.
Del análisis de los datos, se percibe una situación de desventaja clara en el ámbito laboral para las personas con discapacidad en general, sumada a la dificultad que de por sí encuentran las mujeres para obtener un trabajo remunerado. Al fin y al cabo, un trabajo adecuadamente remunerado permite el desarrollo de una vida personal independiente y el ejercicio de otros derechos asociados. Las especiales dificultades con que se encuentran las mujeres con discapacidad en diferentes ámbitos pueden corregirse y, de hecho, existen experiencias exitosas a través de la introducción de medidas de acción positiva.
IV. LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD: LAS MEDIDAS DE ACCIÓN POSITIVA Y EL PAPEL DE LOS PODERES PÚBLICOS La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, firmada en Nueva York en diciembre de 2006, pone de manifiesto la situación en que se encuentran las personas con discapacidad que sufren discriminaciones múltiples situándolas en
multitud de casos en riesgo de exclusión social27; pero el paso dado por este Convenio es no sólo de carácter programático, sino jurídico porque supone una gran aportación desde el punto de vista jurídico-político para la protección de los derechos fundamentales de las personas con discapacidad y contra la discriminación secular que sufre este colectivo28. Además de la citada Convención, a lo largo de los últimos años también se han adoptado dos manifiestos internacionales y hasta cuatro planes de acción, lo que han supuesto importantes hitos en la lucha por los derechos de las mujeres con discapacidad29. En base a ello y en el marco de un contexto social en que de hecho existen situaciones de desigualdad entre personas, es necesario introducir en la normativa las denominadas “acciones positivas”, esto es, “atribuir ventajas específicas a algún grupo, colectividad o clase de personas”, introduciendo “disposiciones de Derecho desigual que, como tales, pueden ser sospechosas de traspasar los límites establecidos por el principio de igualdad”, si bien este derecho de la diferencia se sustenta en las funciones de reparación de las discriminaciones previamente existentes y la promoción de la igualdad de oportunidades, lo que legitima estas acciones positivas30. Y ello porque, además, la configuración de un derecho neutro para regular situaciones en las que de partida existe una situación de desigualdad no es, en realidad, una decisión neutral, sino que consolida el desequilibrio previamente existente acentuando la desigualdad31. Las acciones positivas para personas con discapacidad fueron las que primero se establecieron en España, sobre todo en el ámbito laboral y, muy particularmente, con la reserva de un porcentaje para el acceso a convocatorias de empleo público. En el impulso de la incorporación de acciones positivas o medidas de discriminación positiva, el papel de los poderes públicos es esencial. De hecho, la Ley Orgánica 3/2007, en su artículo 14, dentro de los criterios generales de actuación de los poderes públicos, se hace mención expresa a las dificultades que se encuentran las personas con discapacidad, así como sucede a mujeres clasificadas dentro de otros colectivos de especial vulnerabilidad, se estableció la adopción de medidas de acción positiva por los poderes públicos para equilibrar la situación de desigualdad que viven las mujeres con discapacidad. Más allá del ámbito estrictamente laboral, en el resto de la Ley de Igualdad no se contemplan medidas específicas para la incorporación de acciones positivas para las mujeres con discapacidad, lo que hubiera sido quizás deseable para establecer medidas vinculantes en cualquier ámbito, si bien podemos indicar que la consideración general del mencionado artículo 14 permite esa vinculación a los poderes públicos para esta finalidad con independencia del ámbito al que se refiera. Así mismo, las medidas de acción positiva han sido implantadas para revertir la posición de discriminación que tradicionalmente han sufrido las mujeres, tengan o no discapacidad, pero debe indicarse que “si partimos de la consideración del sexo como categoría sospechosa, ésta no aparece como criterio de diferenciación absolutamente prohibido. La Constitución no prohíbe expresamente toda diferenciación por razón de sexo. Lo que exige son unos niveles muy altos de justificación del trato diferenciador”32. El encaje constitucional del trato de favor hacia la mujer lo ha ratificado el Tribunal Constitucional español como máximo intérprete de la Carta Magna, si bien es cierto que estableciendo algunas precisiones: 1) la acción positiva debe diferenciarse de la acción protectora, por cuanto no parte de una concepción previa de debilidad o inferioridad de la mujer, sino por ser constatable la posición social debilitada de la mujer, derivada de
prácticas y mentalidades aún presentes, siendo el efecto de la acción positiva contrarrestar tales prácticas y mentalidades; 2) la discriminación por sexo de la constitución tiene carácter universal, esto es, ha de referirse a los dos sexos; 3) la acción positiva se legitima no en base a las características individuales de una persona, sino por pertenecer a un colectivo discriminado33. Las acciones positivas, además, pueden clasificarse en función de dos modalidades: las que comportan medidas favorables para un grupo sin perjudicar a otro y las que supone la concesión de ventajas a un colectivo y desventajas a otro34. Para que las medidas de acción positiva o discriminación inversa incorporadas en la legislación resulten aplicables sin que ello suponga un menoscabo del orden constitucional, éstas deben adaptarse a los test de proporcionalidad y de razonabilidad35 que ha determinado el Tribunal Constitucional español. Las medidas de acción positiva inciden sobre todo en la igualdad de oportunidades, no de resultados; mientras que las medidas de discriminación inversa pueden provocar un daño en los miembros de los grupos no directamente beneficiados36. En los casos relacionados con la igualdad, la aplicación del juicio de razonabilidad es característico37 y así, a modo de ejemplo, en la (STC 209/2008 (FJ 6), el TC ha declarado que “las diversificaciones normativas son conforme a la igualdad, en suma, cuando cabe discernir en ellas una finalidad no contradictoria con la Constitución y cuando, además, las normas de las que la diferencia nace muestran una estructura coherente, en términos de razonable proporcionalidad, con el fin así perseguido. Tan contraria a la igualdad es, por lo tanto, la norma que diversifica por un mero voluntarismo selectivo como aquella otra que, atendiendo a la consecución de un fin legítimo, configura un supuesto de hecho, o las consecuencias jurídicas que se le imputan, en desproporción patente con aquel fin, o sin atención alguna a esa necesaria relación de proporcionalidad”; así como que “la razonabilidad y proporcionalidad de la norma ha de apreciarse en relación con los casos ordinarios y más frecuentes, y no respecto de los casos particulares” [(STC 16, 1994), FJ 5]. Pero, así mismo, “toda desigualdad no constituye necesariamente una discriminación (…) la igualdad sólo es violada si la desigualdad está desprovista de una justificación objetiva y razonable, y la existencia de dicha justificación debe apreciarse con relación a la finalidad y efectos de la medida considerada, debiendo darse una relación razonable de proporcionalidad entre los medios empleados y la finalidad perseguida” [(STC 22, 1981), FJ 3]. En resumen, el TC español dentro de su labor interpretativa para apreciar si una diferenciación en la legislación es admisible, realiza una ponderación en torno a “si en el trato diferenciado existe una justificación objetiva y razonable, se ha aplicado el principio de proporcionalidad y existe la necesaria adecuación entre las medidas adoptadas y los fines perseguidos, considerando las circunstancias de tiempo y lugar, el trato diferenciado será considerado acorde con el artículo 14 CE”38. Ello supone un importante freno a la arbitrariedad a la hora de adoptar medidas favorecedoras de la inclusión para limitar o incluso prohibir situaciones en las que de hecho se produce algún tipo de discriminación. Se ha demostrado, con el paso del tiempo, que las medidas de acción positiva y las de discriminación inversa, favorecen a los colectivos que previamente sufrían algún tipo de barrera, desigualdad o discriminación, como ha sucedido en el caso de la representación política y la incorporación de cuotas electorales, sin que ello haya perjudicado a otro grupo o colectivo de manera flagrante.
Debe hacerse, por tanto, un balance positivo sobre los efectos producidos por este tipo de acciones, así como destacar que para su incorporación y desarrollo es imprescindible el compromiso desde los poderes públicos.
V. CONCLUSIONES Las personas con discapacidad sufren discriminación de manera generalizada en algún momento de sus vidas que les impide llevar a cabo un proyecto vital en condiciones de igualdad. Especialmente esas situaciones de discriminación, y por partida doble, afectan a mujeres con discapacidad, que suman a las desigualdades por ser mujeres, las de ser personas con discapacidad. Los condicionantes que suponen la discapacidad y el género provocan que las cifras sobre inserción social y laboral sean bajas, a pesar de los avances producidos en los últimos años que demuestran una escasa brecha de género entre las personas con discapacidad en el ámbito laboral; aunque el problema real, tanto para los hombres como mujeres con discapacidad, es poder acceder a un empleo dignamente retribuido y en condiciones aceptables para llevar a cabo un proyecto vital equiparable al del resto de la sociedad ajena a cualquier tipo de discapacidad o no discriminada por cualquier razón. Las cifras constatan la situación de desventaja que sufren las personas con discapacidad y, particularmente, las mujeres con discapacidad. El Derecho constitucional en España, al igual que sucede en otros países, ha puesto las bases para promover la igualdad y prevenir posibles causas de discriminación. La configuración constitucional de la igualdad ha permitido la introducción de acciones y discriminación positiva o inversa en favor de las mujeres con discapacidad. No obstante, es preciso una mayor implicación de los poderes públicos para remover las dificultades con que se encuentran las mujeres con discapacidad, puesto que las políticas públicas desarrolladas hasta el momento no han conseguido la plena inclusión. Para ello, es imprescindible el desarrollo de nuevos programas específicos para promover la integración de las personas con discapacidad con perspectiva de género, destinando recursos económicos para que puedan desarrollar proyectos de vida autónomos e independientes en condiciones de igualdad. Los problemas en el ámbito laboral se pueden solventar con más incentivos en las empresas a la contratación de mujeres con discapacidad, el desarrollo de una vida sexual plena no se consigue incapacitándolas para tener descendencia y, en último lugar, para la protección frente a abusos de todo tipo y contra los casos de violencia de género, deben articularse mecanismos de seguimiento desde los poderes públicos. Para lograr los objetivos en torno a la plena inclusión de las mujeres con discapacidad, el papel de los poderes públicos debe establecerse de modo vinculante por parte del legislador para hacer efectivo el principio constitucional de igualdad. De este modo, es preciso desarrollar una legislación en el ámbito de la discapacidad para incorporar la perspectiva de género, con más especificidad en la incorporación de medidas y planes obligatorios tanto en el ámbito público como en el privado. En la próxima década, coincidiendo con la implantación de la Agenda de Desarrollo Sostenible, la plena inclusión de las personas con discapacidad, en particular las mujeres, debe convertirse en un objetivo prioritario para las instituciones públicas, así como el establecimiento de cuantos incentivos sean necesarios para su extensión en el ámbito de las empresas y resto de organizaciones de carácter privado. Este tipo de medidas, desde la legislación y
las políticas públicas, deben contribuir a reducir la brecha existente por razón de discapacidad y de género, logrando una sociedad plenamente inclusiva con respeto al principio de igualdad inserto en nuestro texto constitución y de la que, además, se derivarán efectos positivos adicionales porque permitirá un mayor desarrollo económico y social.
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7. El artículo 14 CE hace mención a la prohibición de discriminación “por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”, pero como ha indicado el TC, entre otras, en su sentencia 59/2008, de 14 de mayo, FJ 5: “la virtualidad del artículo 14 CE no se agota, sin embargo, en la cláusula general de igualdad con la que se inicia su contenido, sino que a continuación el precepto constitucional se refiere a la prohibición expresa de una serie de motivos o razones concretos de discriminación. Esta referencia expresa (…) no implica el establecimiento de una lista cerrada de supuestos de discriminación, pero sí representa una explícita interdicción de determinadas diferencias históricamente muy arraigadas y que han situado, tanto por la acción de los poderes públicos como por la práctica social, a sectores de la población en posiciones, no sólo desventajosas, sino contrarias a la dignidad de la persona que reconoce el artículo 10 CE”. 8. Ibidem, p. 108. 9. PÉREZ TREMPS, P.: “Constitución y derechos de la mujer”, Anuario de la Facultad de Derecho. Universidad de Extremadura, núm. 14-15 (1996–1997), p. 250. 10. BALAGUER CALLEJÓN, M.L.: “Igualdad y jurisprudencia sexual en la jurisprudencia del TC”, Revista de Derecho Político, núm. 33 (1991), p. 103. 11. LORENZO RODRÍGUEZ-ARMAS, M.: “La igualdad real y efectiva desde la perspectiva del género en la jurisprudencia del tribunal constitucional federal alemán y el tribunal constitucional español”, Anuario Jurídico y Económico Escurialense, núm. XL (2007), p. 188. 12. STC 144/1988, de 12 de julio, FJ 1. 13. PÉREZ LUÑO, A.E., Dimensiones de la igualdad, Cuadernos del Instituto de Derechos Humanos “Bartolomé de las Casas”, Dykison, Madrid, 2005, pp. 84 y ss. 14. Vid por todas (STC 142, 1985), de 23 de octubre, FJ 1. 15. CUENCA GÓMEZ, P.: “Mujer y Constitución: los derechos de la mujer antes y después de la Constitución española de 1978”, Universitas. Revista de Filosofía, Derecho y Política, núm. 8 (2008), pp. 83 y ss. 16. REY MARTÍNEZ, F., El derecho fundamental a no ser discriminado por razón de sexo, Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, México, 2005, p. 21. 17. La doble discriminación “se manifiesta en realidades tan objetivas y evidentes como el empleo, salarios inferiores, menor acceso a los servicios de salud, mayores carencias educativas, mayor riesgo de sufrir violencia de género…”, en Moya Maya, A.: “La sexualidad en mujeres con discapacidad. Perfil de su doble discriminación”, Feminismo/s, núm. 13 (2009), p. 138. 18. MAÑAS VIEJO, C.: “Mujeres y diversidad funcional (discapacidad): construyendo un nuevo discurso”, Feminismo/s, Instituto Universitario de Estudios de Género de la Universidad de Alicante, núm. 13 (2009), pp. 9 y ss. 19. Recientemente, en una sesión de 2 de diciembre de 2020, el Pleno del Senado español aprobó por 259 votos a favor y 2 abstenciones una moción del Grupo Parlamentario Socialista instando al Gobierno de España a impulsar una reforma constitucional para sustituir el término “disminuido” del artículo 49 de la Constitución española por otro actualizado y adaptado a la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en Diario de Sesiones del Senado, núm. 33, de 2 de diciembre de 2020, pp. 166 y ss. 20. ÁLVAREZ GARCÍA, H.: “La tutela constitucional de las personas con discapacidad”, Revista de Derecho Político, núm. 100 (2017), p. 1040. 21. A fecha 1 de julio de 2020, según los datos publicados por el INE, había un total de 1.563.874 personas en España con 85 y más años, de los que 1.028.823 eran mujeres y 535.051 mujeres, es decir, el 65,79% de la población de 85 y más años son mujeres por el 34,21% que son hombres. 22. ALBARRÁN, I. et al.: “Envejecimiento y discapacidad de la población española”, Actuarios, núm. 20 (2002); Bódalo Lozano, E.: “Envejecimiento y discapacidad: una aproximación al caso español desde la perspectiva del bienestar social”, Portularia, vol. VI, núm. 1 (2006), pp. 67-78. 23. FINKEL, L. Y ARROYO MENÉNDEZ, M. (Coord.): “Mujer con discapacidad y enfermedades crónicas: género, discapacidad y cronicidad”, Observatorio de la Discapacidad, 2019, pp. 17 y ss.
24. PÉREZ DÍAZ, J. Y ABELLÁN GARCÍA, A.: “Envejecimiento y dependencia”, en Torres Alberto, C. (Ed.), España 2015, Situación Social, Madrid, CIS, 2015, pp. 148-157. 25. HUETE GARCÍA, A.: “Mujeres con discapacidad. Igualdad de oportunidades desde una perspectiva de género”, Revista Observatorio estatal de Discapacidad, núm. 3 (2011), p. 62. 26. Datos de la Encuesta “El Empleo de las Personas con Discapacidad (EPD)” del año 2019, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y cuyos datos recopila el Instituto de la Mujer. En esta estadística sólo se incorporan las personas con discapacidad en edad de trabajar, esto es, entre los 16 y los 64 años. 27. HUETE GARCÍA, A., Pobreza y exclusión social de las mujeres con discapacidad en España, CERMIEdiciones Cinca, Madrid, 2013, pp. 33 y ss. 28. ÁLVAREZ GARCÍA, H.: “La tutela constitucional de las personas con discapacidad”, Revista de Derecho Político, núm. 100 (2017), pp. 1043 y ss. 29. Informe “El movimiento asociativo de las mujeres con discapacidad en España”, Observatorio estatal de la discapacidad, 2018, pp. 19 y ss. 30. VITTORIA BALLESTRERO, M.: “Igualdad y acciones positivas. Problemas y argumentos de una discusión infinita”, DOXA, Cuadernos de Filosofía del Derecho, núm. 29 (2006), p. 60. 31. REY MARTÍNEZ, F., El derecho fundamental a no ser discriminado por razón de sexo, Op. Cit., pp. 56 y ss. 32. LÓPEZ GUERRA, L., “Igualdad, no discriminación y acción positiva en la Constitución española de 1978”, en Mujer y Constitución, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2000, pp. 19-41. 33. LORENZO RODRÍGUEZ-ARMAS, M.: “La igualdad real y efectiva desde la perspectiva del género en la jurisprudencia del tribunal constitucional federal alemán y el tribunal constitucional español”, Op. Cit., p. 191. 34. Ibidem. 35. RUIZ MIGUEL, A.: “La igualdad en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional”, DOXA: Cuadernos de Filosofía del Derecho, núm. 19 (1996), p. 53. 36. GONZÁLEZ JIMÉNEZ, M.: “La igualdad en la Constitución española”, RDUNO, vol. 1, núm. 2 (2018), p. 82. 37. ROCA TRÍAS, E. Y AHUMADA RUIZ, M.A.: “Los principios de razonabilidad y proporcionalidad en la jurisprudencia constitucional española”, Reunión de tribunales constitucionales de Italia, Portugal y España, Roma, 2013. 38. LORENZO RODRÍGUEZ-ARMAS, M.: “La igualdad real y efectiva desde la perspectiva del género en la jurisprudencia del tribunal constitucional federal alemán y el tribunal constitucional español”, Op. Cit., p. 189.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXIX BRECHAS DE GÉNERO ENTRE PAÍSES DEL CONTINENTE AMERICANO. UN ANÁLISIS MULTIVARIANTE A PARTIR DE INDICADORES DEL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO 2020
Capítulo XXIX Brechas de género entre países del continente americano. Un análisis multivariante a partir de indicadores del Índice de Desarrollo Humano 2020 EDITH JOHANA MEDINA HERNÁNDEZ
Doctoranda en Estadística Multivariante Aplicada, Universidad de Salamanca Profesora Auxiliar de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín MARIA JOSÉ FERNANDEZ-GÓMEZ
Profesora Titular del Departamento de Estadística, Universidad de Salamanca SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. MATERIAL Y MÉTODO. III. RESULTADOS. IV. DISCUSIÓN. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN Analizar estadísticas de género implica utilizar recursos de información como encuestas o censos para mostrar la posición de mujeres y hombres en la sociedad, bien sea desde su contribución a la economía de las naciones, o desde sus condiciones de vida, hábitos sociales y de participación política. Un indicador de género es una “medición que relacione una o más variables, mediante la aplicación de una metodología con perspectiva de género y que sirve de base para el establecimiento de objetivos y metas para erradicar las desigualdades”1. Los indicadores de género, por tanto, permiten visibilizar y comparar las similitudes o diferencias que se registran entre mujeres y hombres en la sociedad, y pueden verse como herramientas que facilitan la toma de decisiones en política pública. Por ello, diferentes organismos internacionales reportan de manera continuada estadísticas de género para procurar que los estados promuevan la autonomía de las mujeres, porque “es clave para las mujeres contar con programas sociales que las empoderen y acompañen en sus procesos de construcción de identidad, ya que este es el primer paso para alcanzar su autonomía”2.
En el ámbito internacional, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publica anualmente desde 1990 indicadores del IDH, con la intención de clasificar los países de acuerdo a dimensiones fundamentales del desarrollo humano, procurando sintetizar mediante un indicador compuesto, dimensiones que no necesariamente corresponden a las características que regularmente se usan para medir el desarrollo, sino que aluden a tener una vida larga y saludable, el derecho de adquirir conocimientos y, el hecho de disfrutar un estándar de vida digno. En los últimos años, se ha comenzado a incluir indicadores de género entre los parámetros útiles para generar este índice multidimensional, generando reportes para medir el empoderamiento de la mujer. Por todo ello es importante tanto analizar los indicadores que reflejan el grado de desarrollo humano en cada uno de los países, como buscar e interpretar de qué forma el IDH se asocia a la igualdad o desigualdad entre géneros, ya que, “la desigualdad de género es un problema tanto social como económico de los países”3. Adicionalmente, es pertinente citar algunos de los estudios recientes que sustentan por qué es adecuado lograr la igualdad entre hombres y mujeres, a nivel educativo, en oportunidades laborales y de desempeño profesional, en el derecho de representación y participación política, y por supuesto, en lo referente a condiciones de salubridad. Esto para entender por qué el análisis de la interrelación de los indicadores de IDH, facilita el diseño de acciones sociopolíticas que potencian la igualdad. En cuanto a los dos primeros aspectos, SABILLÓN, ARAGÓN y LÓPEZ (2018), argumentan que, “en la actualidad, las mujeres tienen importantes niveles de estudio, pero su acceso al mercado de trabajo es más complicado con respecto a los hombres”4. Estos autores discuten cómo, a pesar de que cada vez más, las más mujeres comienzan y finalizan estudios universitarios y de postgrado, las brechas de género en el mercado del trabajo aún son enormes. De hecho, en diferentes sectores económicos se siguen reproduciendo los roles de género y las mujeres suelen desempeñar actividades de cuidado de personas y de limpieza de espacios, o tienden a ser las encargadas de funciones asociadas al manejo de las emociones. Otro aspecto de interés asociado a la participación de la mujer en el mercado laboral, es la brecha salarial entre hombres y mujeres. En el marco de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, se incorporó el objetivo de desarrollo número 8 sobre crecimiento inclusivo y empleo, el cual busca para 2030: “lograr el empleo pleno y productivo y garantizar un trabajo decente para todos los hombres y mujeres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad y la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor”5. Esta acción, con repercusión socio-política a nivel internacional, así como el diseño de objetivos e indicadores que reflejen la necesidad de fomentar la igualdad de oportunidades, buscan reducir las brechas de género, no sólo en el ámbito económico, sino también en distintas esferas de acción donde históricamente la mujer no ha tenido una participación relevante, porque, “el empoderamiento de la mujer es un indicador de cambio social y una prioridad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”6. En lo referente a la participación política de las mujeres, la Organización de Naciones Unidas (ONU) sostiene que “La escasa representación de la mujer en los parlamentos
está directamente relacionada con su escasa representación en los partidos políticos, especialmente en los escalones superiores”7. SÁNCHEZ-VÍTORES (2019) trata de explicar los posibles motivos de la escasa participación política de las mujeres en cargos de elección popular, afirmando que, “aunque las mujeres generalmente encuentran la política local más interesante que la política nacional, las responsabilidades familiares y de cuidado, siguen siendo una fuente de desventaja”8. Desde la visión de este autor, las tareas de trabajo no remunerado en el hogar, además de limitar la autonomía económica de las mujeres, también condicionan sus aspiraciones políticas. Ahora bien, con referencia a los aspectos e indicadores asociados a la salud de las mujeres, es pertinente citar a STOTSKY et al. (2016) quienes, analizando de forma comparada entre países el índice de desarrollo de género (IDG), encontraron que “las Américas y el Caribe tienen más desigualdad de género que Europa, lo que refleja un desempeño significativamente más débil del hemisferio occidental en cuanto a la mortalidad materna y la fecundidad adolescente”9. Estos autores argumentan que, si bien son evidentes las desigualdades de género al comparar entre países, en Latinoamérica continúan siendo necesarios esfuerzos de inversión sanitaria para controlar y reducir ambos fenómenos. Por todo lo anterior, el principal objetivo de en este estudio es analizar los indicadores de género en los países del continente americano, buscando identificar en cuáles de ellos se observan las principales brechas de género, y en qué países se concentran más estas desigualdades. Mediante la técnica Statis se analizarán las posibles similitudes y diferencias estructurales entre regiones, en particular en cuanto a las condiciones económicas y de desarrollo humano de los países norteamericanos frente a los latinoamericanos y del caribe.
II. MATERIAL Y MÉTODO En esta investigación se realiza un análisis cuantitativo de los indicadores de género del reporte IDH 2020 en 29 países del continente americano, mediante la técnica de análisis multivariante Statis Dual, a través de la cual es posible analizar información organizada en matrices de datos de tres vías (indicadores, países y regiones). El alcance del análisis es exploratorio, descriptivo y correlacional, porque no se desean probar estadísticamente relaciones entre variables, sino que se busca entender las asociaciones de interdependencia entre los indicadores de género y los países, describiendo si existen diferencias o similitudes entre ellos, en cada región y con perspectiva comparada entre éstas. En este trabajo se estudian los 17 indicadores que se presentan en la tabla 1, organizados según las dimensiones que se han discutido en el apartado introducción, como determinantes para promover el empoderamiento de la mujer en la sociedad. El análisis se realiza agrupando los países según regiones geográficas del continente, de acuerdo a las clasificaciones del geoesquema de las Naciones Unidas denominado M49. Éstas son, Norteamérica (Estados Unidos y Canadá), Centroamérica (Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá), El Caribe (Barbados, Cuba, República Dominicana, Haití, Jamaica, Saint Lucia y Trinidad and Tobago), y Suramérica (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay,
Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela). Tabla 1. Indicadores analizados a partir del IDH 2020
Tipo Género
Educación
Código
Indicador
IDH Índice de desarrollo humano (mujeres)
0-1.0
IDG Índice de desarrollo de género
0-1.1
IIG Índice de inequidad de género
0-0.8
AEE Años de escolaridad esperada (mujeres)
3-22
PAE Promedio de años de escolaridad (mujeres)
1-14
PES Proporción de mujeres con al menos educación secundaria (de 25 años o más) RES Razón de población con educación secundaria (mujeres/hombres) Participación en la fuerza Laboral y Autonomía Económica
ENA Porcentaje de empleo de mujeres en sectores no agropecuarios IPE Ingreso per cápita estimado (mujeres)
1100%
0.4-1.4
5-60%
USD
PFL Tasa de participación femenina en la fuerza laboral (15 años o más)
4-85%
RDE Razón de desempleo (mujeres/hombres)
0.4-20
RDJ Razón de desempleo juvenil (mujeres/hombres)
0.4-10
PMP Proporción de mujeres en el parlamento
0-60%
EVN Esperanza de vida al nacer (mujeres)
Participación Política Salud y Autonomía Física
Escala
RHM Proporción de sexos al nacer (razón de hombres por mujer)
50-85 1-1.15
RMM Razón de mortalidad materna (muertes por cada 100.000 nacidos vivos) TNA Tasa de natalidad adolescente (nacimientos por cada 1.000 mujeres de 15 a 19 años)
1-1200
1-200
Fuente: Elaboración propia a partir del reporte PNUD (2020)
La estructura de la información analizada se presenta en la figura 1, donde se observa un arreglo de datos de 3 vías, países en filas (29 países), indicadores en columnas (17 indicadores) y 4 regiones en la tercera vía. Para analizar los datos, teniendo en cuenta esta estructura, se utiliza el método de análisis multivariante Statis Dual, que fue desarrollado por L’HERMIER DES PLANTES (1976)10 y formalizado por LAVIT (1988)11, teniendo en cuenta las bases teóricas publicadas por ESCOUFIER (1973, 1976, 1986)12. Figura 1. Estructura de la Información Analizada
Fuente: Elaboración propia El Statis (Structuration de Tableaux A Trois Indices de la Statisque) es una técnica multivariante exploratoria que permite analizar simultáneamente diferentes tablas o matrices de datos cuantitativos, cuando se representan las mismas observaciones (información en filas – vía 1) considerando diferentes variables (en columnas – vía 2), para distintas condiciones u ocasiones (vía 3); o que, permite examinar las mismas variables medidas en distintas ocasiones, para distintos individuos. Este segundo tipo de análisis se denomina Statis Dual y es el que se utiliza en esta investigación dado que se estudian los indicadores de género en diferentes países, y éstos a su vez, pertenecen a
distintas regiones. El objetivo de esta técnica es encontrar una estructura común o representativa de todas las tablas (4 regiones), y conocer la distancia entre las unidades de muestreo (29 países), para examinar la estabilidad de la estructura de covarianzas entre las variables (17 indicadores de género) de una región a otra, teniendo por objetivo específico, estudiar las relaciones entre variables. En el Statis Dual se consideran 3 etapas denominadas: Interestructura, Compromiso e Intraestructura, según como se resume en la figura 2. Figura 2. Esquema de análisis en el Statis Dual
Fuente: Elaboración propia En primer lugar se captura la estructura factorial de cada tabla de datos para estudiar su diferenciación global a partir de la matriz de varianzas-covarianzas o matriz de correlación entre las variables. A partir de estos objetos u operadores se calcula la matriz de correlaciones vectoriales, obteniendo la Interestructura, que proporciona una representación gráfica en la que cada matriz está representada por un punto, y su conexión con el origen permite reflejar gráficamente el coeficiente de correlación vectorial entre pares de matrices. El análisis de la Interestructura suministra, además, una ponderación para cada tabla, para construir una matriz media, denominada Compromiso. Este, proporciona una representación gráfica de la estructura media de covariación de las variables estudiadas y busca definir un escenario para la representación de las trayectorias de los individuos y las variables. La última etapa del análisis, la Intraestructura, permite examinar la trayectoria de las variables de cada tabla de datos, a través de la tercera vía de interés, y su posición relativa en el espacio compromiso.
III. RESULTADOS A continuación se presentan los resultados de la investigación comenzando por describir el comportamiento de las medidas descriptivas básicas del índice de desarrollo humano (IDH) y el índice de inequidad de género (IIG) comparando entre regiones, para posteriormente examinar los resultados obtenidos del análisis multivariante y proceder a discutir sus implicaciones prácticas o repercusiones en términos de acciones de política pública con enfoque de género.
En la figura 3, puede observarse la diferencia entre las medianas y variabilidades de ambos indicadores, al comparar por regiones. Para el caso del IDH se observa cómo los países norteamericanos registran un indicador más alto (0.92) frente a las regiones latinoamericanas y del caribe (0.72 en promedio), además se destaca un dato atípico correspondiente a Haití, ya que este país refleja condiciones precarias en términos de desarrollo humano (IDH estimado en 0.47). En cuanto a la desigualdad de género, la menor inequidad según el comportamiento del IIG, se registra en Norteamérica (0.14) y se observa un comportamiento similar entre las otras 3 regiones (0.39 en promedio). El dato extremo inferior que se observa en Suramérica corresponde a Chile, donde se estima, que alrededor del 25% de las mujeres sufren consecuencias de algún tipo por inequidad de género. Figura 3. Boxplot del IDH y el IIG por regiones
Fuente: Elaboración propia en software estadístico R En cuanto a los resultados obtenidos mediante el análisis multivariante, en la figura 4 se presenta la Interestructura del análisis Statis Dual junto a la matriz de correlaciones vectoriales entre regiones. Puede observarse cómo Norteamérica se distancia de las demás regiones como consecuencia de su mayor desarrollo, no sólo en términos de género y de desarrollo humano, sino también a nivel económico. También se percibe que la mayor correlación vectorial existente, es la de los países del Caribe y los Centroamericanos (correlación de 0.679), esto debido a su similaridad en aspectos culturales. Figura 4. Interestructura y matriz de correlaciones vectoriales
Fuente: Elaboración propia en software estadístico R, con librería ade413 En la figura 5, se representa el Compromiso de los índices (representados mediante vectores) junto a las posiciones relativas de los países representados sobre él, (análisis de la Intraestuctura). En dicho compromiso se deben interpretar los ángulos entre los vectores en términos de covariación. Así ángulos agudos indicarían correlaciones altas directas y ángulos cercanos a 180.° correlaciones altas inversas. La punta de la flecha del vector, indica en qué sentido de su dirección se dan los valores superiores a la media de dicho índice. La misma dirección, pero en sentido contrario a partir del origen, se corresponde con los valores del índice por debajo del valor medio. En la figura 5 se observa cómo los vectores que representan a los indicadores IDH, AEE, EVN e IPE presentan ángulos muy pequeños entre sí, y apuntan todos en la misma dirección y sentido, reflejando asociación directa entre ellos (se ubican en la dirección del primer eje, hacia la izquierda del gráfico). Esta asociación implica que cuando un país alcanza un valor alto en el índice de desarrollo humano, tiende a registrar también alta escolaridad esperada entre sus mujeres (AAE) e igualmente su esperanza de vida al nacer (EVN) e ingreso per cápita estimado (IPE) suelen ser altos. En contraste, se espera que en estos países se registre una razón de mortalidad materna baja (RMM) y que el IIG sea poco representativo, porque los vectores de estas variables, se ubican en la dirección del primer eje, hacia la derecha. Figura 5. Compromiso de Variables y posiciones relativas de los países frente a él
Fuente: Elaboración propia en software estadístico R, con librería ade4 En el gráfico del compromiso, también puede observarse cómo los vectores correspondientes a los indicadores RDE y RDJ presentan ángulos muy pequeños entre sí (se ubican en el cuadrante I, y en la parte superior del eje 2). Este patrón refleja que ambos indicadores miden aspectos símiles entre sí, y es que, efectivamente, ambos se refieren a condiciones de empleo. También es importante mencionar cómo se observa el vector PMP poco asociado a otros (se ubica en el cuadrante inferior izquierdo del gráfico), mostrando que la participación política de las mujeres en los parlamentos nacionales, no tiende a estar correlacionada con los otros indicadores de género. En cuanto a los países, cuanto mayor es la proximidad entre los puntos que los representan más similares serán sus puntuaciones en los índices estudiados. Así, aquéllos que se ubican en el cuadrante III, en todas las regiones, son los que tienen los mejores porcentajes de participación de la mujer en los órganos gubernamentales del poder legislativo: Canadá, Costa Rica, México, Trinidad y Tobago, Barbados, Cuba, Chile y Uruguay. También resulta interesante que Guatemala, Honduras, Guyana y Venezuela se ubiquen en dirección del vector TNA (en el cuadrante I del gráfico hacia arriba y a la derecha), lo cual implica que tienen altas tasas de natalidad adolescente. Además, se observa cómo el país que más a la derecha se ubica en la figura 4 es Haití, mostrando que tiene altos indicadores de mortalidad materna e índice de inequidad de género (RMM e IIG), dado que éstos son los vectores de mayor longitud en tal dirección. Es también, este país, el de menor índice de desarrollo humano (IDH) en la región latinoamericana. Existe, por tanto, una heterogeneidad en la situación de género al comparar los países
dentro de cada región y al comparar entre regiones, puesto que no todas las naciones, ni todos los indicadores tienden a estar en la misma posición en la figura 5. Este resultado implica claramente un contraste entre los países que se ubican en la parte izquierda, reflejando puntuaciones más altas en los indicadores de desarrollo humano y de género, entre ellos, Chile, Argentina, Uruguay, Costa Rica, Canadá, Uruguay y Panamá; versus Haití, Bolivia, Guyana, Guatemala, Honduras y Nicaragua (parte derecha del gráfico) donde se registran mayores índices de desigualdad de género.
IV. DISCUSIÓN Los países del continente americano presentan entre sí diferencias estructurales en sus sistemas económicos, políticos y culturales, lo cual, en términos de género se traduce en distinciones considerables frente a la forma en que las mujeres contribuyen a las naciones. Con la intención de disminuir las brechas existentes, los distintos gobiernos de la región han adoptado medidas y propuestas para “superar los obstáculos que impiden la plena incorporación de las mujeres en igualdad de condiciones en todos los espacios de la vida social, cultural y económica de los países”14. Los resultados de este estudio ratifican que es necesario seguir capitalizando estos esfuerzos políticos, además de establecer mecanismos para hacer seguimiento a los indicadores de género, dado que éstos continúan mostrando brechas entre países. Distintos autores advertían sobre esta necesidad desde hace años, al investigar los factores determinantes de las brechas entre géneros y entre países, por ejemplo, BIDEGAIN (2016) sostenía, frente al panorama de los países de Centroamérica, Suramérica y El Caribe, que, “En América Latina, los índices de feminidad de la pobreza, los sesgos de género de las políticas fiscales, las brechas salariales por género y raza/etnia y la división sexual e internacional del trabajo dan cuenta de que las políticas públicas implementadas en la región siguen siendo limitadas”15. ABRAMO y MORALES (2019), por su parte, explicaban, sobre los determinantes de la heterogeneidad existente entre naciones, que también se puso de manifiesto en este estudio, “La desigualdad en nuestra región es un fenómeno complejo y multidimensional y está fuertemente asociada a la heterogeneidad de la estructura productiva de nuestras economías. A la desigualdad socioeconómica se superponen las desigualdades de género, las desigualdades étnico-raciales, por edad y territoriales”16. A partir de los resultados de este análisis fue posible detectar condiciones específicas que implican desigualdad, y que por tanto, determinan brechas entre países, por ejemplo, la condición de desventaja de Haití. En este país se requiere con urgencia acciones políticas que busquen mitigar tanto la desigualdad de género, como mejorar las condiciones de atención en salud para la mujer, dado su alto índice de mortalidad materna. MESA (2019) explica la inequidad existente este país como efecto de su desigualdad en ingresos, cuando argumenta que “Haití sigue siendo el país con mayor desigualdad de ingresos en el continente, y uno de los países más desiguales del mundo”17. Otros países donde se observaron oportunidades en términos de atención en salud y fomento de la autonomía física de la mujer son, Guatemala, Honduras, Guyana y
Venezuela, que evidencian tener alta natalidad adolescente. Estos países deberían continuar generando políticas y estrategias para prevenir este fenómeno, contrarrestando los efectos de la maternidad no deseada a temprana edad, dado que, “el número de embarazos adolescentes es creciente, lo cual indica que algo está fallando en la educación sobre el manejo de la sexualidad a temprana edad”18. Si bien desde los resultados de este estudio fue posible observar la ventaja de Norteamérica frente a las demás regiones, también se visualizaron avances entre países que, por ejemplo, han permitido que sus mujeres tengan una mayor representación política en cargos parlamentarios, como es el caso de México, Costa Rica o Cuba. “Los casos de Costa Rica y México respecto a la introducción de medidas de acción afirmativa que refuerzan la reforma realizada hacia la paridad “19. No obstante, es preciso entender “la ambición política, el tipo de carrera política que desarrollan las mujeres, (…) las campañas electorales desde la perspectiva de género, entre otras”20. Por todo lo anterior, se hace necesario que Latinoamérica continúe trabajando en el reconocimiento de que “la equidad de género se incorporó a las agendas oficiales, admitiendo que sin esa condición no es posible superar la pobreza ni potencializar la economía”21, porque sólo así será posible “construir sistemas integrales de protección social en América Latina capaces de articular mecanismos contributivos y no contributivos, regulación laboral y políticas de cuidado (…) de un modelo de desarrollo focalizado sobre la consecución de la igualdad”22.
V. BIBLIOGRAFÍA ARÉVALO, M. I., “Mujeres en Gobiernos Locales: Análisis del periodo democrático en Ecuador (1984–2014)”, Sur Academia: Revista Académica-Investigativa de la Facultad Jurídica, Social y Administrativa, núm. 6, vol. 12, (2019), pp. 53-64. ABRAMO, C. y MORALES, B., “Programas sociales, superación de la pobreza e inclusión laboral: Aprendizajes desde América Latina y el Caribe”, Libros de la CEPAL núm. 155. (2019), pp. 1-282. ABRAMO L. y ROBLES C., “The Social Inequality Matrix, Universal Social Protection Systems, and Care in Latin America”. Araujo Guimarães N., Hirata H. (eds) Care and Care Workers. Latin American Societies (Current Challenges in Social Sciences). Springer, Cham. 2021. BIDEGAIN PONTE, N., “Desigualdades de género y brechas estructurales en América Latina”, Nueva Sociedad núm. 265, (2016), pp. 50-57. CAMACHO, J., “Propuesta metodológica para incorporar la perspectiva de género en la producción estadística en México: Encuesta nacional sobre uso del tiempo”. Tesis de Maestría en Metodología de las Ciencias. Instituto Politécnico Nacional, México. 2019. CEPAL, Planes de igualdad de género en América Latina y el Caribe: Mapas de ruta para el desarrollo, Naciones Unidas, Santiago, 2019.
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2014)”, Sur Academia: Revista Académica-Investigativa de la Facultad Jurídica, Social y Administrativa, núm. 6, vol. 12, (2019), pp. 53. 21. GOYES, I., “Marco jurídico para la autonomía económica de las mujeres en Colombia”, Revista Academia y Derecho núm. 10, vol. 18, (2019), pp. 165-166. 22. ABRAMO L. y ROBLES C., “The Social Inequality Matrix, Universal Social Protection Systems, and Care in Latin America”. Araujo Guimarães N., Hirata H. (eds) Care and Care Workers. Latin American Societies (Current Challenges in Social Sciences). Springer, Cham. 2021, p. 1.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXX TRABAJO ACADÉMICO, GÉNERO Y COVID-19 ¿UNA TRÍADA MALAVENIDA?
Capítulo XXX Trabajo académico, género y covid-19 ¿Una tríada malavenida? ESTRELLA MONTES-LÓPEZ
Profesora Ayudante Doctora Departamento de Sociología y Comunicación Universidad de Salamanca NAZARETH GALLEGO-MORÓN
Investigadora predoctoral FPU Departamento de Economía, Métodos Cuantitativos e Historia Económica Universidad Pablo de Olavide SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN. II. GÉNERO Y TRABAJO REPRODUCTIVO: ANTES Y DESPUÉS DE LA COVID-19. III. GÉNERO Y TRABAJO ACADÉMICO: ANTES Y DESPUÉS DE LA COVID-19. IV. CONCLUSIONES. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. INTRODUCCIÓN La aparición de la enfermedad covid-19 en el mundo ha generado una gran crisis mundial. Es innegable el gran esfuerzo que se ha realizado desde su propagación, a partir del primer trimestre del pasado año 2020, para tratar de garantizar la salud de la población. A pesar de ello, y también como consecuencia, la pandemia ha incidido a diferentes niveles: en el ámbito sanitario, económico, educativo y en las estructuras familiares, entre otros. Los efectos sociales que ha generado son aún hoy incalculables1. Las Ciencias Sociales no son ajenas a esta situación. Por ello, desde la investigación social se está trabajando para aportar conocimiento sobre los efectos diferenciados que la situación está generando en mujeres y hombres. Desde hace décadas, los estudios de género, los poderes públicos y los organismos internacionales han centrado sus esfuerzos en mostrar y analizar la desigual posición de las mujeres en la sociedad, caracterizada por unas –aún persistentes– estructuras
patriarcales. A pesar de que la incorporación femenina al mercado laboral es en la actualidad un hecho en la mayor parte de países occidentales, se sigue produciendo una división sexual del trabajo. Las tareas reproductivas, invisibilizadas y no remuneradas, continúan siendo asumidas, en su mayoría, por las mujeres2. La escasa corresponsabilidad masculina, junto con la insuficiencia de recursos y servicios públicos, conlleva la asunción de una doble, o triple, jornada laboral. La dificultad de conciliación de la vida personal, laboral y familiar ha sido señalada como una de las principales causas de la discriminación de género en el trabajo. La ocupación femenina se caracteriza por una brecha salarial, una mayor temporalidad y parcialidad, además de por la segregación ocupacional. De este modo, las trabajadoras se concentran en un menor número de sectores y ocupaciones, con menor estatus y proyección de futuro (segregación horizontal) y, además, se encuentran infrarrepresentadas en todos los espacios de poder y responsabilidad (segregación vertical). Esta situación también se reproduce en un ámbito basado en la idea de meritocracia, objetividad y justicia, como es el sistema universitario3. La evidencia muestra que, a nivel global, las académicas deben solventar mayores dificultades que sus pares varones, lo que influye directamente en sus trayectorias profesionales. Constituido como un fenómeno estructural, factores provenientes de la esfera individual, organizacional y cultural/institucional4, repercuten en la disponibilidad de tiempo y dedicación para las labores académicas, en especial, para las investigadoras. Además, estas invierten más esfuerzos en la docencia, frente a los hombres que se dedican en mayor medida a la investigación y la gestión. Estos roles de género, también presentes en el ámbito público, tienen consecuencias en la producción científica, y, por tanto, en las posibilidades futuras de promoción5. En este contexto, la pandemia acontecida nos lleva a cuestionarnos cuál es la realidad actual de mujeres y hombres. Nos preguntamos si esta ha contribuido a reducir las brechas de género o está generando que la distancia social entre sexos sea aún mayor. En el presente trabajo se expone, en primer lugar y referido a la población general, la relación entre trabajo reproductivo y género, antes y después del inicio de la pandemia. A continuación, se enmarca la situación de partida de las mujeres en la carrera académica en España, para resumir después los principales hallazgos que la literatura ha aportado hasta el momento sobre cómo la Covid-19 ha afectado al trabajo académico, desde la perspectiva de género. Finalmente, se concluye con la necesidad de continuar realizando investigación en este ámbito para arrojar luz sobre los interrogantes que van surgiendo.
II. GÉNERO Y TRABAJO REPRODUCTIVO: ANTES Y DESPUÉS DE LA COVID-19 El modelo de organización social del cuidado en el caso español continúa siendo claramente familista. Esto significa que el papel de la familia destaca sobre el del resto de actores, como el Estado, el mercado o la comunidad6. Como DURÁN7 sostiene, existe una tendencia a la informalidad y a la alegabilidad en el cuidado en todos los países, salvo que este sea subvencionado por otros cauces. En el caso español, esto se ve potenciado por la escasa capacidad de los hogares para la provisión de estos de manera remunerada, así como por la reducida financiación de políticas públicas a la infancia y
personas dependientes8. A modo de ejemplo, más de la mitad de las escuelas infantiles, esto es, para menores de 3 años, son privadas. Además, el coste de las plazas públicas en centros infantiles se ha visto incrementado en los últimos años9. De este modo, los cuidados son asumidos fundamentalmente por las familias (progenitores y abuelos/as). El análisis de esta cuestión es especialmente relevante por dos motivos: exige dedicación temporal y es un elemento central en el reparto de roles de género en las parejas. La posición que las personas ocupan en el interior de los hogares no es neutral al género. La realidad de las personas cuidadoras muestra la mayor presencia de mujeres que, además, cuidan con mayor intensidad, dedicando más tiempo a la semana a las tareas reproductivas10. Son muchos los estudios que evidencian el desigual empleo del tiempo por sexo, también en el caso de las parejas con descendientes, mostrando la ausencia de corresponsabilidad paterna11. Particularmente, las máximas diferencias por sexo se encuentran en relación con el tiempo de cuidado físico de los/as menores, frente a otras tareas como la interacción o el transporte12. Además, el cuidado físico no es solo la actividad que más tiempo consume, sino que es la más exigente, requiriendo cumplir con una rutina. Así, se convierte en “la actividad donde más y mejor se evidencia la especialización del cuidado por género”13. Algunas teorías que abordan la división de roles dentro de la familia aluden a que el mayor nivel educativo de las mujeres, que permite acceder a empleos de mayor remuneración, podría aumentar el poder de negociación de estas en la pareja, generando una distribución de las tareas del hogar más equilibrada. Sin embargo, el análisis de los datos de la última Encuesta de Empleo del Tiempo14 disponible en España (relativa a los años 2009-2010), sigue evidenciando que, aunque efectivamente en estas situaciones las diferencias por sexo se reducen, las mujeres siguen siendo las principales responsables del trabajo reproductivo15. Además, estos estudios no solo muestran cómo sigue existiendo desigualdad de género en la pareja, sino que esta tiende a ser más acusada tras la llegada de los/as hijos/as16. Aunque los hombres han aumentado notablemente el tiempo que dedican a los cuidados, esto no ha implicado una reducción de la dedicación de las madres17, siendo aún desproporcionada su labor18. El estudio de GONZÁLEZ y JURADO19, sobre corresponsabilidad en parejas jóvenes heterosexuales, ya lo corroboraba. Las autoras observaron tres modelos de distribución del trabajo en estas parejas: un modelo tradicional, basado en la responsabilidad principal de las mujeres sobre el cuidado; un modelo corresponsable, donde el reparto del trabajo reproductivo estaba equilibrado; y un modelo en transición entre los otros dos. Así, a pesar de los valores de igualdad social, nuevamente comprobaron que el reparto desigual del trabajo sigue siendo elevado. En una segunda parte del estudio, entrevistaron a parejas heterosexuales que sí compartían las tareas del hogar, y lo hicieron antes y después de tener a su primer hijo/a. Usaron el parto como punto de inflexión, basándose en la literatura que afirma que la desigualdad en el reparto de tareas aumenta tras ese momento. Efectivamente, a pesar de que partían de una situación de igualdad, observaron que no todas las parejas lograron mantener esa distribución, lo que obligó a las mujeres a asumir una doble carga o a realizar renuncias laborales. Según AJENJO y GARCÍA-ROMÁN20, las variables más importantes en el estudio de las
parejas de doble ingreso, con niños y más corresponsables, están relacionadas con las características de las mujeres. Así, estas parejas destacan porque la mujer haya alcanzado estudios universitarios y tenga ingresos que superen los dos mil euros. Sin embargo, esto solo se cumpliría en torno al 6% de estas parejas. No obstante, y como se había indicado, ni en estos casos se puede hablar de plena corresponsabilidad, pues las mujeres siguen dedicando más tiempo a las tareas domésticas y también al cuidado (en torno a 30 minutos en cada caso). Además, se señala que la mayor igualdad en la pareja realmente no se consigue con el incremento de la implicación paterna, que reduciría la diferencia en el tiempo dedicado por hombres y mujeres, sino trasladando parte del trabajo reproductivo realizado por las mujeres al servicio doméstico. De esta forma, se reduce la diferencia en la dedicación de tiempo en la pareja, pero se sigue perpetuando el cuidado como una labor femenina. Todo lo expuesto enmarca la situación anterior a la crisis producida por el Sars-cov-2. Pero ¿qué ha ocurrido desde el inicio de la pandemia? Como MORÉ21 remarca, la crisis producida por el coronavirus ha evidenciado que “el trabajo invisible e infravalorado era en realidad esencial”. Durante los meses de confinamiento, muchos trabajos vieron temporalmente paralizada su labor, pero las tareas de cuidados no se podían eludir. Esto generó una reorganización de las responsabilidades en el interior de los hogares. Como la autora señala, aunque en algunos casos las familias pudieron dedicar más tiempo al cuidado y redescubrieron esta labor desde el lado positivo, para otras ha supuesto una “nueva crisis de los cuidados”22. De hecho, la autora insta a investigar las consecuencias de la Covid-19 en el desigual reparto de las cargas reproductivas. Como es sabido, el concepto de doble jornada laboral alude a que las mujeres se han incorporado al mercado de trabajo sin reducir sustancialmente su trabajo en el ámbito doméstico. Salvo las excepciones en las que este trabajo se traslada al servicio doméstico, los estudios anteriores así lo muestran. La doble jornada implica trabajar en el hogar y trabajar fuera de él, presencia y esfuerzo en dos espacios diferentes, con el pensamiento y preocupaciones propias de cada espacio23. Ello conlleva no solo la suma de jornadas, sino su superposición, generando distintas tensiones: las propias de cada ámbito y también las que surgen de la interacción de ambas esferas24. La situación de pandemia ocasionó rápidas consecuencias en esta doble presencia, convirtiéndola, además, en simultánea. Ya no se trataba de atender dos esferas de la vida, sino que suponía hacerlo a la vez, en el mismo espacio y tiempo, con las consecuencias que esto implica25. En el caso español, el confinamiento inicial duró unos meses. Después de ese periodo, el teletrabajo ha seguido presente en la vida laboral de muchas personas, al igual que su realización simultánea con el trabajo reproductivo en algunas ocasiones, entre las que se encuentran los periodos en los que los/as hijos/as no acuden de forma presencial al colegio u otras actividades (reducidas por los efectos de la pandemia), cuando hay que cumplir cuarentenas preventivas, o por enfermedad. Así, la doble jornada laboral simultánea sigue aún muy presente en el caso de algunas familias.
III. GÉNERO Y TRABAJO ACADÉMICO: ANTES Y DESPUÉS DE LA COVID-19 La promoción en la carrera profesional está directamente asociada a la producción científica. Esta es medida en número y calidad de las publicaciones, participación en
proyectos de investigación, asistencia a congresos y realización de estancias, entre otras. Como la competencia es muy alta, el personal docente e investigador se ve obligado a dedicar mucho tiempo al desarrollo de estas actividades, excediendo notablemente lo fijado en la jornada legal. No obstante, dentro de esta lógica neoliberal basada en la racionalidad productiva26, las responsabilidades provenientes del ámbito reproductivo suponen un reto para el profesorado. Desde el enfoque de género, el efecto que la asunción del trabajo doméstico y de cuidados tiene en la trayectoria profesional de las mujeres en la ciencia no es algo novedoso27. Algunos estudios han remarcado que hacer compatibles vida personal, familiar y profesional en la carrera académica es muy difícil y complejo, debido a la alta dedicación de tiempo que esta requiere. En este sentido, la evidencia muestra la falta de corresponsabilidad en las familias como una de las causas de la desigual promoción de las mujeres en la universidad28. Por lo que, quienes disponen de más tiempo y de mayor calidad, estarán en ventaja frente al resto29. Otras investigaciones remarcan que la conciliación del trabajo y la familia es especialmente complicada en la etapa postdoctoral, cuando los cambios en la vida personal y las ambiciones profesionales pueden chocar30. Los años de mayor producción científica son los que siguen a la obtención del doctorado y estos coinciden con la edad biológica de las mujeres para ser madres31. De este modo, el cuidado, especialmente el de los descendientes, puede suponer un freno al desarrollo profesional. Es lo que se denomina como “muro de la maternidad”, metáfora que alude a las limitaciones y discriminación a la que se enfrentan las madres trabajadoras32. La encuesta realizada por GALLARDO33 antes de la crisis de la covid-19, en la que participaron mujeres académicas con hijos/as menores de 5 años de una universidad española, así lo apunta. La mayor parte de las participantes consideraban que, a consecuencia de su maternidad, su producción científica decrecería, realizarían menos estancias de investigación y asistirían a menos congresos internacionales. Así, preveían que su currículum estaría en desventaja competitiva con sus compañeras no madres. Percepciones similares están presentes en otras investigaciones de carácter cualitativo, en la que las docentes entrevistadas señalaban limitaciones similares en la carrera académica tras la llegada de los/as hijos/as34. Ese acontecimiento se sitúa como un momento estratégico, a partir del cual cambian las prioridades de las personas. Sin embargo, en la academia se sigue destinando más tiempo al trabajo del que marca la jornada35. De hecho, a menudo se sigue atendiendo las obligaciones laborales durante el permiso de maternidad, ya que, si disminuyen los méritos en investigación, también lo hacen las oportunidades de promoción futura36. Para evitar o tratar de reducir la penalización que produce la llegada de la maternidad y todas las consecuencias que de ella se derivan, algunas mujeres deciden renunciar a ser madres o postergar el momento del nacimiento. Aquellas que no lo hacen se encuentran en la tesitura de tener que elegir entre priorizar la vida familiar o laboral37. Uno de los efectos directos que la crisis del Sars-cov-2 generó en las mujeres fue el aumento de las dificultades de conciliación, pues, como se ha evidenciado en el apartado anterior, su dedicación a las tareas domésticas y de cuidados ya era superior con
anterioridad. Las académicas no estuvieron exentas de enfrentar esta situación. Si, como se ha expuesto, la elevada competitividad y la necesidad de desarrollar múltiples tareas a la vez ya generaba dificultades para establecer límites en la jornada laboral, esta situación ha empeorado con la llegada de la pandemia38. La progresión profesional se basa en la acumulación de los méritos investigadores antes señalados, pero esta es incompatible con el cuidado de los/as hijos/ as en situación de confinamiento. Por este motivo, investigaciones pioneras sobre la temática consideran que a largo plazo se evidenciará una diferente progresión entre quienes tenían y no tenían hijos/as en 2020, y debido al reparto desigual de los cuidados –aun en las parejas con alto nivel formativo o donde la mujer es el principal sostén económico–, esto podría afectar más a las mujeres39. De hecho, los primeros estudios sobre el efecto de la Covid-19 en este contexto sugieren que, efectivamente, las mujeres se ven afectadas de forma desproporcionada por la pandemia, lo que tiene consecuencias negativas en su productividad40. En el caso español, en julio de 2020, la UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA41 realizó una investigación sobre el impacto del confinamiento en el personal investigador de los Organismos Públicos de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación. El análisis de los datos revela, entre otros, que cumplir con el trabajo y resultados esperados fue estresante para la mayoría del personal, especialmente para quienes tenían hijos/as; y que en torno a la mitad de las personas encuestadas manifestaron que la conciliación de la vida familiar y laboral fue agobiante. En ambas cuestiones, diferenciando por sexo, las mujeres arrojaron resultados más negativos. Además, al consultar acerca de la asunción de tareas en sus propios hogares, la mayoría de los hombres aludieron a un reparto corresponsable, mientras que entre las mujeres predominaba su mayor participación o incluso asunción en exclusiva de estas labores. Comparando el trabajo de cuidados y doméstico antes y durante el confinamiento, se muestra que todos aumentaron su dedicación (según lo esperado, debido a la reducción de ayuda externa en los hogares), pero, de nuevo, este incremento fue mayor en el caso de las mujeres. Solo en las compras con desplazamiento los varones fueron los principales responsables. Estos resultados coinciden con los primeros hallazgos arrojados por el estudio de caso realizado en la Universidad Complutense de Madrid (UCM)42, en la que se aplicó una encuesta a la plantilla docente e investigadora. Se encontraron diferencias significativas por sexo en el tiempo invertido en el cuidado de hijos/as menores. Sin embargo, los hombres empleaban más tiempo en el trabajo doméstico fuera de casa, como hacer la compra, junto con la realización de deporte y el disfrute de las actividades de ocio. Por otro lado, y aunque en este texto nos centremos en los efectos laborales, cabe destacar que esta situación no solo impacta en el ámbito familiar, sino que también afecta a la salud43. Se trata de una carrera profesional que se caracteriza por ser larga y exigente en términos de dedicación de tiempo, esfuerzo y recursos personales, así que no sorprende que el estrés, los sentimientos de fracaso, de culpa o incluso el síndrome de la impostora aparezcan recurrentemente en las investigaciones44. La evidencia indica que la situación ha afectado más negativamente a la salud física y psicológica de las profesoras45. BUSTELO46 encontró que el 16,3% de las encuestadas de la UCM afirmaba que había influido mucho en su estado emocional (desánimo, ansiedad, cansancio, etc.),
frente al 8,2% de los hombres. Considerando todo lo anterior, no sorprende que más mujeres que varones refieran que su productividad se ha visto afectada por las responsabilidades familiares. Así, la brecha de cuidados (que ya existía previamente) se incrementó durante el confinamiento, afectando negativamente a la producción científica de las docentes. De hecho, los hombres que sí tenían personas a cargo fueron más productivos que aquellas mujeres que también las tenían e, incluso, de quienes no contaban con tales responsabilidades47. Esta situación fue advertida, entre otras, por las personas editoras de las revistas, quienes al poco tiempo de comenzar la pandemia ya alertaron de las diferencias por sexo en el envío de artículos para publicación48. Como PINHO-GOMES et al.49 señalan, estudios anteriores ya habían demostrado la existencia de una menor proporción de mujeres en las publicaciones científicas y, especialmente como primeras o últimas autoras (las posiciones más valoradas en las áreas de ciencias). Centrándose en las publicaciones sobre la covid-19 en los primeros meses de la pandemia, y prestando atención a la primera y última posición de la autoría, su investigación comprobó la escasa representación de mujeres en ellas. Los autores sostienen que estos datos reflejan un sesgo de género más amplio en la ciencia, el cual debe ser abordado. En relación con la producción científica durante el confinamiento, en el caso español, el estudio de la UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA reveló que más mujeres que hombres no llegaron a enviar ninguna propuesta de publicación y, al contrario, más varones que investigadoras presentaron dos o más escritos con este fin. Así, la media de textos enviados fue de 1,47 para ellos y 1,32 para ellas50. En la misma línea, las diferencias de género más notables en el envío de propuestas de publicación por el profesorado de la UCM se produjeron en los artículos en revistas con revisión por pares y artículos de divulgación científica51. Por su parte, el estudio realizado en la Universidad de Vigo permite ahondar en las razones esgrimidas por el profesorado ante esta situación. El 13,5% de las profesoras afirmaba no haber enviado publicaciones por cuestiones vinculadas a la conciliación, frente al 5,3% de los varones52. De este modo, el confinamiento se ha presentado como una oportunidad para incrementar la productividad de una serie de personas, principalmente los varones53. Sin embargo, no todos los efectos de la pandemia sobre el currículum de las mujeres son negativos. Si antes la asistencia a congresos internacionales se veía limitada por las dificultades de conciliación, ahora las circunstancias sanitarias obligan a realizar congresos en formato virtual, y las nuevas tecnologías lo permiten, lo que ha generado una mayor participación de las mujeres en ellos. Del mismo modo, la necesidad de movilidad nacional e internacional constante se ha visto muy limitada para todas las personas, pero ha quedado demostrado que la internacionalización de la ciencia no depende exclusivamente de la movilidad. La sustitución de las actividades presenciales por otras online beneficia la participación de las mujeres54. A pesar de ello, hay que ser conscientes de que la aplicación del teletrabajo no puede propiciar una cultura de uso ilimitado del tiempo disponible con fines laborales. Se debe potenciar la conciliación corresponsable y garantizar, además, la desconexión digital55.
IV. CONCLUSIONES Los primeros estudios realizados sobre el efecto de la covid-19 con perspectiva de género muestran un desigual impacto en la vida personal, familiar y laboral de las personas en función de su sexo. De forma similar, las investigaciones que se centran en la carrera académica muestran que las docentes e investigadoras también soportan estos efectos. Estas apuntan a que la desigual carga de trabajo doméstico y de cuidados tiene efectos en el rendimiento laboral y, particularmente, en la producción científica, lo que a largo plazo puede influir en las posibilidades de progresión profesional56. Todo señala a que las brechas de género podrían agudizarse, pero que las personas, indistintamente de su sexo, puedan desarrollar su talento es una cuestión de justifica social. Y, dada la crisis actual, es además una necesidad social. No se puede desaprovechar el conocimiento y talento en ningún ámbito: indudablemente no se puede desperdiciar en las ramas de las ciencias de la salud y de la vida (donde la mayoría de personal son mujeres), pero tampoco del resto de disciplinas. Del mismo modo, se trata de una oportunidad única y necesaria para incorporar a los hombres al ámbito reproductivo. Particularmente, la universidad y los centros de investigación exigen talento a su personal y deben también preocuparse de que este no se pierda. Considerando lo señalado en este texto, si lo que ocurre en casa afecta al trabajo, entonces lo que ocurre en casa necesariamente debe importar a los sistemas de generación y transmisión del conocimiento57. Tal y como se apunta desde la economía feminista, es necesario poner en el centro la vida y el bienestar de las personas. Ello conlleva una revisión profunda del modelo de carrera académica neoliberal imperante, actualmente enfocado en la productividad, desde una supuesta meritocracia y objetividad, donde el sexo de las personas, en teoría, no influyen en las posibilidades de participación y promoción. Desde las ciencias sociales, se debe prestar atención a los efectos de la covid-19: desde la investigación, y desde la propuesta de acción. Se requiere conocer la realidad, pues solo desde ese conocimiento se pueden diseñar medidas y políticas que contribuyan a garantizar la igualdad. Hay que frenar los estragos de la pandemia a todos los niveles, y esto incluye, por supuesto, la desigualdad de género. Tal y como los poderes públicos españoles han advertido, “ignorar el impacto de género tendría consecuencias económicas y sociales que agravarían la desigualdad”58.
V. BIBLIOGRAFÍA ABELLÁN, A., ACEITUNO, P., PÉREZ, J., RAMIRO, D., AYALA, A. y PUYOL, R.: “Un perfil de las personas mayores en España, 2019. Indicadores estadísticos básicos”. Informes envejecimiento en red, núm. 22 (2019). Recuperado el 15 de enero de 2021 de http://envejecimiento.csic.es/documentos/documentos/enredindicadoresbasicos2019.pdf. AJENJO, M. y GARCÍA-ROMÁN, J.: “La persistente desigualdad de género en el uso del tiempo en España”. Perspectives Demogràfiques, núm. 14 (2019).
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21. MORÉ, P.: “Cuidados y crisis…”, Op. Cit., p. 738. 22. MORÉ, P.: “Cuidados y crisis…”, Op. Cit., p. 739. 23. GONZÁLEZ, M.J. y JURADO, T.: Padres y madres corresponsables…, Op. Cit. 24. DONOSO, T., FIGUERA, P. y RODRÍGUEZ, M.L.: “Barreras de género en el desarrollo profesional de la mujer universitaria”. Revista de Educación, vol. 355 (2011), pp. 187-212. 25. MORÉ, P.: “Cuidados y crisis…”, Op. Cit., pp. 737-745. 26. VAYREDA, A., CONESA, E., REVELLES-BENAVENTE, B. y GONZÁLEZ RAMOS, A.M.: “Subjectivation processes and gender in a neoliberal model of science in three Spanish research centres”. Gender, Work & Organization, vol. 26, núm. 4 (2019), pp. 430-447. 27. UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Género y ciencia…, Op. Cit. 28. Ibidem. 29. GALLARDO, M.: “Does maternity affect women’s careers? Perceptions of working mothers in academia”. Educación XX1, vol. 24, núm. 1 (2021), pp. 405-427; MONTES, E.: “La ausencia de corresponsabilidad, freno para el desarrollo de la carrera laboral femenina en la Academia”. Feminismo/s, núm. 29 (2017), pp. 221-242 y MINELLO, A.: “The pandemic and the female academic”. Nature, vol. 17 (2020). Recuperado el 20 de enero de 2021 de https://www.nature.com/articles/d41586-020-01135-9. 30. YSSELDYK, R., GREENAWAY, K.H., HASSINGER, E., ZUTRAUEN, S., LINTZ, J., BHATIA, M.P., FRYE, M., STARKENBURG, E. y TAI, V.: “A leak in the academic pipeline: identity and health among postdoctoral women”. Frontiers in psychology, vol. 10 (2019): 1297. 31. GALLARDO, M.: “Does maternity affect…”, Op. Cit., pp. 405-427. 32. MINELLO, A.: “The pandemic… “, Op. Cit. 33. GALLARDO, M.: “Does maternity affect…”, Op. Cit., pp. 405-427. 34. GALLEGO-MORÓN, N. y MATUS-LÓPEZ, M.: “Análisis de género de las barreras en la promoción académica. Estudio de caso de una universidad argentina”. Perfiles Latinoamericanos, vol. 29, núm. 57 (2021), pp. 279-307. 35. MONTES, E.: Desarrollo de la carrera académica y género…, Op. Cit. 36. GALLARDO, M.: “Does maternity affect…”, Op. Cit., pp. 405-427. 37. BOZZON, R., MURGIA, A., POGGIO, B. y RAPETTI, E.: “Work-life interferences in the early stages of academic careers: The case of precarious researchers in Italy”. European Educational Research Journal, vol. 16, núm. 2-3 (2017), pp. 332-351. 38. UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Género y ciencia…, Op. Cit. 39. MINELLO, A.: “The pandemic… “, Op. Cit. 40. PINHO-GOMES, A.C., PETERS, S., THOMPSON, K., HOCKHAM, C., RIPULLONE, K., WOODWARD, M. y CARCEL, C.: “Where are the women? Gender inequalities in COVID-19 research authorship”. BMJ Global Health, vol. 5, núm. 7 (2020), e002922. 41. UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Resultados del cuestionario sobre el impacto del confinamiento en el personal investigador. Ministerio de Ciencia e Innovación. Madrid, 2020. 42. BUSTELO, M.: Condiciones de trabajo…, Op. Cit. 43. YSSELDYK, R., GREENAWAY, K.H., HASSINGER, E., ZUTRAUEN, S., LINTZ, J., BHATIA, M.P., FRYE, M., STARKENBURG, E. y TAI, V.: “A leak in the academic pipeline…”, op cit. 44. Ibidem y GALLARDO, M.: “Does maternity affect…”, Op. Cit., pp. 405-427. 45. UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Resultados del cuestionario…, Op. Cit.
46. BUSTELO, M.: Condiciones de trabajo…, Op. Cit. 47. UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Resultados del cuestionario…, op cit. 48. UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Género y ciencia…, Op. Cit. 49. PINHO-GOMES, A.C., PETERS, S., THOMPSON, K., HOCKHAM, C., RIPULLONE, K., WOODWARD, M. y CARCEL, C.: “Where are the women?…”, Op. Cit. 50. UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Resultados del cuestionario…, Op. Cit. 51. BUSTELO, M.: Condiciones de trabajo…, Op. Cit. 52. GÓMEZ, A., VÁZQUEZ, I. y CIUDADANÍA SOCIEDADE COOPERATIVA: Violencia estrutural contra as mulleres. Xénero e investigación científica na Universidade de Vigo en tempos da COVID-19. Unidade de Igualdade, Universidade de Vigo. Vigo, 2020, p. 41. 53. BUSTELO, M.: Condiciones de trabajo…, Op. Cit. 54. UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Género y ciencia…, Op. Cit. y UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Resultados del cuestionario…, Op. Cit. 55. INSTITUTO DE LA MUJER: La perspectiva de género, esencial en la respuesta a la COVID-19. Ministerio de Igualdad. Madrid, 2020, p. 11 y RUIGEU: Teletrabajo y conciliación corresponsable en tiempos de COVID-19. Universitar de València. Valencia, 2020. 56. MINELLO, A.: “The pandemic…”, Op. Cit. y UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Género y ciencia…, Op. Cit. 57. UNIDAD DE MUJERES Y CIENCIA: Género y ciencia…, Op. Cit. 58. INSTITUTO DE LA MUJER, La perspectiva de género, esencial en la respuesta a la COVID-19, Ministerio de Igualdad, Madrid 2020, p. 6.
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21 FEB 2023
Estudios Interdisciplinares de género. 1ª ed., junio 2021 CAPÍTULO XXXI MUJER, DISCAPACIDAD Y MICROAGRESIONES CAPACITISTAS: UNA APROXIMACIÓN DESDE LA INTERSECCIONALIDAD
Capítulo XXXI Mujer, discapacidad y microagresiones capacitistas: una aproximación desde la interseccionalidad EVA MORAL CABRERO
Doctoranda en Estudios Interdisciplinares de Género y Políticas de Igualdad Universidad de Salamanca SUMARIO: I. MUJER Y DISCAPACIDAD: HIPÓTESIS DE DOBLE RIESGO O IDENTIDAD ESTIGMATIZADA PRIMARIA. II. MICROAGRESIONES CAPACITISTAS. III. ESTUDIO. 1. Instrumento. 2. Procedimiento. 3. Perfil de la muestra. 4. Resultados. IV. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES. V. BIBLIOGRAFÍA.
I. MUJER Y DISCAPACIDAD: HIPÓTESIS DE DOBLE RIESGO O IDENTIDAD ESTIGMATIZADA PRIMARIA El proceso de estigmatización, y por tanto de exclusión, tal y como ya explicó GOFFMAN1, supone la clasificación de los otros, las otras, por atributos a través de los que creamos su identidad social virtual, que se acepta como real cuando dichas propiedades parecen demostrarse. Es ante sujetos que presentan atributos claramente diferenciadores y que les significan como “menos apetecibles”2, como personas inferiores, cuando nos encontramos ante un estigma. Es a través de ellos cómo se constituyen diversos dispositivos3 con potencial para la activación, producción y reproducción de prácticas discriminatorias sostenidas por –y generadoras al tiempo de– la ideología apropiada para justifica su inferioridad y el peligro que las personas que lo poseen representan. En el caso de las mujeres con discapacidad, es necesario considerar las implicaciones del sistema capacitista en su situación de marginalidad. Este opera como conjunto de creencias y valores que, basados en la capacidad, define a las personas bajo estándares normativos fundamentalmente médicos4. Quienes no encajan en los parámetros de la normatividad son excluidos y discriminados a través de prácticas cotidianas de individuos e instituciones –consumadas de manera deliberada o no–, que perpetúan posiciones de poder del grupo hegemónico sobre el otro minoritario5. Para el análisis de
la situación de discriminación de las mujeres con discapacidad, no solo ha de analizarse el sistema capitalista y patriarcal; también el capacitista, que produce y refuerza las desigualdades en relación con las condiciones materiales, las oportunidades y el espacio disponibles para ellas en la estructura social. Existen numerosos estudios sobre mujer y discapacidad que han demostrado que el género es una variable determinante en el funcionamiento simultáneo de distintos ejes de opresión. Algunos trabajos incluidos en la revisión realizada por PALOMBI6 proponen un análisis interseccional sobre la experiencia de discriminación vivida por las mujeres con discapacidad que en ellos participan, a través de la hipótesis de doble riesgo. Esta explora la experiencia de discriminación de mujeres con discapacidad como desacreditadas –en términos de GOFFMAN–, por poseer varias condiciones o identidades estigmatizadas asumiendo que reciben niveles mayores de discriminación con cada estado estigmatizado añadido o que las desventajas de ambos se combinan y acrecientan7. Según el estudio realizado por NOWELL Y GILL8 para las mujeres negras con discapacidades, la discapacidad dificulta sus vidas más que la raza y, en el caso de aquellas con discapacidades ocultas evitan declararla, hacerla pública en sus redes sociales y mantener relación con otras mujeres o grupos de personas con discapacidad. Parece, además, que la interseccionalidad entre edad, clase social, tipo o momento de aparición de la discapacidad, entre otras, contribuye a sentimientos de marginación. También desde un análisis interseccional, varios trabajos anuncian que de las distintas identidades estigmatizadas que pueden convivir, una de ellas puede ser la fuente primaria del estigma, como parece ocurrir en el caso de los varones y mujeres con discapacidad o entre población racializada9. En el estudio del capacitismo como sistema que sostiene las distintas estructuras de discriminación hacia las personas según su capacidad, y concretamente a quienes conviven con una discapacidad10, existen trabajos con perspectiva de género que pretenden determinar si éste resulta una variable estigmatizada primaria o si se experimenta como una añadida a la situación de discriminación asociada a la discapacidad. Los resultados del trabajo de NARIO-REDMOND11 apoyan la identidad estigmatizada primaria más que la hipótesis de doble riesgo. En el análisis de asociación de respuesta libre de 97 personas con y sin discapacidad, identifica 50 categorías temáticas y de éstas, destaca las 10 más frecuentes para cada grupo. Las similitudes entre los estereotipos asignados a varones y mujeres con discapacidad son notables, pues comparten 7 de los 10 temas más utilizados para ambos grupos. Pero existen algunas diferencias: los varones con discapacidad son identificados como irritables, inferiores o vagos, mientras que las mujeres con discapacidad son interpretadas como frágiles o vulnerables. En contraste, a los varones sin discapacidad se les adjudican atributos como la fuerza, la ambición o un carácter dominante, mientras que las mujeres sin discapacidad son asociadas a características relacionadas con la crianza y el cariño. En la comparativa por grupos, entre las mujeres con y sin discapacidad la superposición de temas es mínima, a pesar de que ambas son consideradas como débiles e incompetentes, ajustándose al estereotipo femenino. En el caso de las mujeres con discapacidad ningún participante las reconoce como femeninas y, de todos los grupos, exclusivamente ellas
son categorizadas como “no aptas para la crianza”. Entre los grupos de varones no hay superposición de temas. En un trabajo posterior, WANG et al12. exploran el peso que el género tiene en el juicio emitido hacia mujeres y varones con discapacidad visual frente a la misma situación en relación con la interpretación de la calidez de unos y otras. El estudio presenta distintas escenas a través de viñetas en las que varones y mujeres con discapacidad visual rechazan la ayuda no solicitada que se inicia cuando preguntan por una información específica que da lugar a la interacción entre los personajes. Los resultados confirmaron la perspectiva de identidad estigmatizada primaria de la discapacidad sobre el género y no mostraron diferencias significativas en lo que a la percepción de la calidez de ambos personajes. En el segundo estudio que completa el trabajo de WANG et al13, se atiende al tipo de discapacidad, además de al género, como predictores de la calidez percibida, así como de la competencia atribuida de los personajes con discapacidad. También se solicita una valoración sobre la consideración de lo oportuno o apropiado de la actitud del peatón sin discapacidad que ofrece la ayuda no demandada. Se incorporan a las historias presentadas en las viñetas, por tanto, a personajes con discapacidad física, además de la visual, de ambos sexos, con una descripción de éstos y una contextualización de la situación. Los resultados no presentaron diferencias significativas respecto al género del protagonista de la viñeta y, para ambos casos, los personajes con discapacidad, con independencia de ésta, recibieron valores de calidez inferiores en la percepción posterior a la exposición de la viñeta que en la anterior. En cambio, se identificaron diferencias en las puntuaciones de calidez según el tipo de discapacidad, siendo más penalizados los personajes con discapacidad visual que los presentados como usuarios de silla de ruedas. Parece, por tanto, que el género no es una variable especialmente significativa para la estigmatización de la población con discapacidad y que, de acuerdo con YZERBYT et al.14, los estereotipos por discapacidad funcionan como características inalterables. En el presente trabajo nos interesa explorar la interacción género-discapacidad en la experiencia de población adulta con discapacidad respecto a la frecuencia y tipos de microagresiones capacitistas experimentadas.
II. MICROAGRESIONES CAPACITISTAS Las microagresiones capacitistas, entendidas como una de las expresiones más comunes y dañinas de la discriminación por discapacidad, son perpetradas a través de “conductas verbales o de comportamiento breves que comunican desprecio o insultan a alguien por ser miembro de un grupo social”15. Tienen lugar en las interacciones diarias, en todos los ámbitos de la vida y suelen tener un carácter ambiguo y sutil16, por lo que su identificación no siempre es posible y, por tanto, pueden quedar sin respuesta. En el caso de las personas con discapacidad, son consumadas por personas del entorno próximo, ajenas a éste e incluso profesionales de servicios especializados17. El estudio sobre microagresiones capacitistas es aún incipiente18 y se apoya en los trabajos sobre población racializada y la literatura que atiende a las microagresiones sexistas. Pero, aun habiendo similitudes, se han identificado particularidades, como las
detalladas por KELLER Y GALGAY19, que han inspirado trabajos posteriores20. KELLER Y GALGAY21, tras el análisis del contenido de los grupos focales en los que participaron 12 personas con discapacidad, propusieron una categorización de 8 dominios de las microagresiones reportadas como más frecuentes. Entre ellos: Indefensión; Condescendencia o infantilización; Negación de identidad; Negación de privacidad; Ganancia secundaria; Efecto de extensión o propagación; Ciudadanía de segunda clase. y Desexualización. Además de estos dominios, describen dos categorías menos desarrolladas: la erotización22 y la intervención espiritual. Basándose en estas dimensiones, OLKIN et al.23 pretenden abordar la invisibilidad interseccional –término propuesto por PURDIE-VAUGHNS Y EIBACH 24– en este caso la relacionada con la interacción entre mujer y discapacidad. Las 30 mujeres con discapacidad de la muestra participaron en grupos focales y cumplimentaron un cuestionario sobre microagresiones capacitistas elaborado específicamente para el estudio. Los resultados cuantitativos mostraron que todas las participantes habían experimentado microagresiones de todos los dominios, siendo más frecuentes aquellas pertenecientes a la negación de la experiencia de discapacidad, indefensión, condescendencia y ciudanía de segunda clase. Las participantes señalaron la negación de la experiencia de discapacidad y su percepción como ciudadanía de segunda clase como las más molestas. En una línea similar, los resultados cualitativos reportaron la totalidad de las dimensiones a excepción de la desexualización. La categoría de ciudadanía de segunda clase fue declarada como la experimentada con mayor frecuencia y se identificaron dos nuevas situaciones: la falta de credibilidad sobre los síntomas narrados al personal médico y una variante de la negación de la discapacidad vinculada a la apariencia, por parecer demasiado guapa o saludable. Si bien es cierto que el trabajo de Olkin y colaboradoras cuenta con una muestra formada únicamente por mujeres, lo que imposibilita contrastar las posibles diferencias con una muestra de varones, parece relevante la identificación de ciertas especificidades en relación con las microagresiones capacitistas. En un trabajo anterior, y también basado en los dominios de microagresiones propuestos por KELLER Y GALGAY25, CONOVER26 desarrolló y validó una Escala de Microagresiones Capacitistas (AMS por sus siglas en inglés) dirigida a personas con impedimento físico27 y propuso, tras la ejecución de los análisis factoriales exploratorios oportunos, la agrupación de las dimensiones en 4 factores. La AMS se lanzó a través de una plataforma online y el estudio contó con una muestra de 1392 personas. La Tabla 1, expone la propuesta de agrupación de las dimensiones propuestas por KELLER Y GALGAY resultante de los distintos análisis factoriales exploratorios y confirmatorios ejecutados. A pesar de que los resultados localizaron diferencias significativas que marcaban la experiencia de microagresiones capacitistas para algunas variables, como pueden ser la visibilidad de la discapacidad, el grado de gravedad de esta o si era congénita o adquirida, los resultados relativos al género de la muestra no devolvieron diferencias significativas para las puntuaciones medias de la AMS entre el grupo de varones y de mujeres para la prueba de varianzas agrupadas [t (819) = 1.84, p =.07]. Siguiendo el trabajo de CONOVER28 se realiza una traducción y adaptación de la AMS al
contexto español y atendiendo a los resultados de las investigaciones expuestas, en este trabajo se parte de la hipótesis de la discapacidad como identidad estigmatizada primaria en la experiencia de microagresiones capacitistas. Si bien, ésta no descarta que en el abordaje inter-seccional se identificarán especificidades en las que la interacción género-discapacidad solo puede ser explicada desde la hipótesis de doble riesgo.
III. ESTUDIO Los resultados que se exponen en este capítulo forman parte de un trabajo de tesis doctoral centrada en el estudio de las microagresiones capacitistas como expresión de la discriminación específica que las personas con discapacidad sufren por el hecho de tenerla. A partir de la AMS, se diseñó un cuestionario dirigido a conocer la frecuencia en la experiencia de microagresiones capacitistas, así como explorar posibles diferencias en relación con distintas variables (tipo de discapacidad, in/visibilidad de ésta, edad de aparición, etc.). En el presente capítulo centraremos la atención en los resultados en base al género de la muestra. 1. INSTRUMENTO El cuestionario elaborado recoge información sobre variables sociodemográficas y presenta 20 ítems (consultar Tabla 4) relacionados con situaciones cotidianas en las que las personas con discapacidad pueden ser objeto de microagresiones relacionadas con los dominios propuestos por KELLER Y GALGAY, en una escala tipo Likert de 6 opciones, (donde 0 es nunca y 5 muchas veces). Tabla 1. Correspondencia entre Factores de CONOVER y Dimensiones de KELLER Y GALGAY
Factores CONOVER (2015)
Dimensiones KELLER Y GALGAY (2010)
Propuesta MORAL et al.29
(1) Desamparo (representación de 5 ítems)
Indefensión, condescendencia, ganancia secundaria y negación de identidad personal como una de las variaciones del dominio de negación de identidad
5 ítems (2, 4, 6, 12 y 13)
(2) Minimización (representación de 3 ítems)
Variación de negación de la experiencia, perteneciente al dominio de negación de identidad
3 ítems (1, 19 y 20)
(3) Negación de privacidad (representación de 5 ítems)
Infantilización, efecto de extensión y negación de identidad personal
5 ítems (3, 8, 7, 9 y 11)
Desexualización, ciudadanía de segunda clase y efecto de extensión
7 ítems (5, 10, 14, 15, 16, 17 y 18)
(4) Otrerización (representación de 7 ítems)
Fuente: Elaboración propia.
2. PROCEDIMIENTO Tras un proceso de traducción, adaptación y testeo de la encuesta a nuestro contexto, se distribuyó por correo a través de 1.046 entidades que prestan apoyo a personas adultas con discapacidad y grupos de participación y acción social en redes, 61 unidades de atención a la diversidad de universidades públicas y privadas españolas, así como a 54 programas específicos de formación a personas con discapacidad intelectual. También se difundió por redes sociales. A través de enlace URL o código QR se accedía a la descripción del objeto de estudio, los requisitos para la participación (personas con discapacidad30, mayores de 16 años y residentes en España al menos durante los últimos cinco años) y el consentimiento informado. Posteriormente se presentaba el cuestionario de 20 ítems, así como las indicaciones para su cumplimentación; en todo momento se garantizó la confidencialidad. Dada la naturaleza de la población a la que nos dirigimos, la muestra se alcanzó a través de un muestreo virtual online no probabilístico, de “bola de nieve”, empleado en investigaciones dirigidas a poblaciones minoritarias o con una marcada dispersión geográfica31. Se recibieron un total de 1161 respuestas que, una vez depuradas, conformaron una muestra de 681 entradas válidas. Una vez realizados los ajustes en la categorización de las variables sociodemográficas se procedió al análisis de los datos. Al tratarse de una escala de carácter ordinal y con distribuciones de marginales no normales se efectuaron pruebas no paramétricas (Kruskal-Wallis) para la identificación
de diferencias de medias para cada variable de cruce, además de las comparaciones por pares (Dwass-Steel-Critchlow-Fligner) para identificar las diferencias a nivel de ítem entre los grupos de comparación. De cara a evitar errores de Tipo I, se marca un alfa de Chronbach de.01 como criterio para las diferencias significativas y en los análisis por ítems de.05/20=.0025 para la corrección de Bonferroni. Para este conjunto de análisis, se desestima cualquier contraste cuyo valor de probabilidad no sea