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Spanish; Castilian Pages 314 [306] Year 2019
Jessica C. Locke
“Es grande el poder de la poesía”
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E l Pa r a í s o en el Nu evo Mu n d o, 6 El Paraíso en el Nuevo Mundo contribuye al reconocimiento del pasado colonial hispanoamericano a partir de ediciones, críticas o anotadas, de textos significativos de los siglos xvi-xviii. Su nombre no solo recuerda aquella homónima obra de León Pinelo en la que el Edén estaría situado en las Indias Occidentales, sino también el que su autor fue recopilador de un primer repertorio bibliográfico indiano en 1629, su famoso Epítome de la bibliotheca oriental i occidental […], en el que consignara los títulos hasta entonces publicados por las imprentas virreinales. La obra de Pinelo reúne entonces los dos polos de aquella metáfora borgiana que concebía el Paraíso Terrenal como una biblioteca, metáfora que esta colección pretende evocar a la manera de un nuevo y letrado Jardín de las Delicias.
Dirección Manuel Pérez Consejo editorial Ignacio Arellano (Universidad de Navarra, Pamplona) Aurelio González (El Colegio de México) Karl Kohut (Katholische Universität Eichstätt-Ingolstadt) Antonio Lorente Medina (Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid) Beatriz Mariscal (University of California-Santa Barbara) Martha Lilia Tenorio (El Colegio de México) Martha Elena Venier (El Colegio de México) † Lilian von der Walde (Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, México)
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“Es grande el poder de la poesía” El Libro segundo de la Relación historiada de las solemnes fiestas que se hicieron en la muy noble y leal Ciudad de México al glorioso padre y esclarecido patriarca san Pedro Nolasco (1633)
Edición crítica y estudio preliminar de Jessica C. Locke
Iberoamericana - Vervuert - 2019
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Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47) © Iberoamericana, 2019 Amor de Dios, 1 – E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 © Vervuert, 2019 Elisabethenstr. 3-9 - D-60594 Frankfurt am Main Tel.: +49 69 597 46 17 Fax: +49 69 597 87 43 [email protected] www.iberoamericana-vervuert.es ISBN 978-84-9192-044-1 (Iberoamericana) ISBN 978-3-96456-801-4 (Vervuert) ISBN 978-3-96456-802-1 (e-Book) Diseño de cubierta: Rubén Salgueiros Imagen de cubierta: Cartel de la convocatoria al certamen poético de las solemnes fiestas de la Ciudad de México al patriarca san Pedro Nolasco (1633). Depósito legal: M-16648-2019 The paper on which this book is printed meets the requirements of ISO 9706 Este libro está impreso íntegramente en papel ecológico sin cloro Impreso en España
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Este sexto número de “El Paraíso en el Nuevo Mundo” nos lleva de fiesta: al mundo de las celebraciones públicas en la capital de la Nueva España, tan espectaculares, tan bulliciosas, tan llenas de sonidos, de colores y de emoción. Nos deposita directamente en el momento de los festejos que se realizaron en 1633 en México, por un acontecimiento sin igual para la Orden de la Merced: la canonización de su fundador, san Pedro Nolasco. Como solía (y aún suele) suceder cuando se celebra un suceso tan singular, el júbilo contagió a toda la sociedad urbana; algunos miembros de las élites letradas se esmeraron en ganar con sus versos un lugar reconocido en la conmemoración, compitiendo en uno de los eventos más atractivos y esperados dentro de la misma: el certamen poético en honor del nuevo santo. El estudio preliminar que acompaña la edición de este certamen nos sirve como una guía para conocer las circunstancias de la fiesta, su postergación debido a la compleja relación de la Ciudad de México con el líquido elemento, así como las circunstancias del triunfo de la voluntad humana sobre las adversidades naturales; por supuesto, también nos guía por una magnífica descripción de los usos poéticos y tradiciones líricas que ahí se manifestaron. La edición, cuidadosamente preparada por Jessica C. Locke, nos permite asistir al evento poético y escuchar (si leemos con atención), por vez primera desde 1633, los poemas ganadores de aquel certamen, sus particularidades temáticas, su erudición y tono humanístico, su armonía y tanto sus aciertos como sus peculiaridades líricas. Se trata, por lo demás, de versos sobre la vida de un santo importante en aquel momento y que hoy, con el polvo de los años y el olvido de lo viejo que suelen traer las nuevas preferencias culturales, poco se recuerda. Tampoco se recuerda demasiado la Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos, la primera religión en pisar el suelo de México, pues llegó en la propia expedición de Cortés; por ello este es, sin duda, un magnífico y musical modo de escuchar aquella historia, así como de recoger un momento valioso de la lírica culta novohispana.
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Índice
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Primera parte del estudio preliminar Capítulo I. Contexto festivo: ceremonia y poesía en la Nueva España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A. La fiesta pública novohispana. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . B. El certamen poético en la Nueva España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo II. Contexto histórico y logístico del certamen de 1633 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A. Primeras noticias sobre la Orden de la Merced en tierras americanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . B. La Orden de la Merced en México en los siglos xvi y xvii . . . . . C. La canonización de san Pedro Nolasco y las fiestas mexicanas de 1633 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . D. La convocatoria al certamen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Capítulo III. El certamen poético de los mercedarios mexicanos: especificidades de su éxito y otras curiosidades . . . . . . . . . . . . . . A. Breve biografía del festejado, san Pedro Nolasco . . . . . . . . . . . . . B. Fray Juan de Alavés: secretario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . C. Los concursos y sus temáticas nolascianas . . . . . . . . . . . . . . . . . . D. Un apunte sobre la terminología utilizada para referirse a la Orden de la Merced . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . E. Los ganadores de los certámenes: perfiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . F. Breves consideraciones sobre el gongorismo en el certamen. . . .
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Intermedio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Segunda parte del estudio preliminar Prefacio. Una descripción del manuscrito de la Relacion Historiada de las solennes fiestas que se hizieron en la muy noble, y leal Ciudad de Mexico, al Glorioso Padre y esclarecido Patriarcha, San Pedro Nolasco, fundador, y primer Religioso de la Real y Militar Orden, de Nuestra Señora de la Merced Redempcion de Captivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo I. Las caligrafías en el manuscrito y nuestros criterios para la fijación del texto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A. Algunas características del manuscrito y sus cuatro caligrafías principales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . B. Criterios adoptados para la fijación del texto . . . . . . . . . . . . . . . . C. Algunas consideraciones sobre las correcciones de fray Fernando Álvarez y Villarreal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo II. Los criterios empleados en nuestra edición . . . . . . . . A. Criterios gráficos para la edición del manuscrito del Libro segundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . B. Criterios para la anotación del manuscrito . . . . . . . . . . . . . . . . . . C. Variantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Edición crítica El Libro segundo de la Relación historiada de las solemnes fiestas que se hicieron en la muy noble y leal Ciudad de México al glorioso padre y esclarecido patriarca san Pedro Nolasco (1633) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Apéndice I. Cartel de la convocatoria del certamen (incluido al final del ms. 1799 del Fondo Reservado) . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice II. Los autores premiados y/o mencionados en el certamen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice III. Los premios prometidos en la convocatoria y los premios añadidos, que fueron 17 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Apéndice IV. Imágenes del manuscrito Relación historiada . . . . . . .
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Agradecimientos
Al Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México por el apoyo total que me ha brindado para la realización de este proyecto. Al Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México por producir y proporcionarme las digitalizaciones del Libro segundo de la Relación historiada de fray Juan de Alavés (ms. 1799 del Fondo Reservado) y del cartel de la convocatoria al concurso poético, gracias a las cuales fue posible elaborar la presente edición. A Manuel Pérez, director de “El Paraíso en el Nuevo Mundo”, y al Consejo Editorial de la colección, por invitarme a publicar este libro. A Martha Lilia Tenorio por su cuidadosa lectura de la edición, sus correcciones y sugerencias, y su apoyo con las traducciones de los epigramas. A Ana Castaño y a Jorge Gutiérrez Reyna por su colaboración, su solidaridad y su entusiasmo en todo momento de la elaboración de este proyecto. A Patricia Villaseñor por su revisión generosa y paciente de los poemas y traducciones del primer concurso. A Daniela Grave por su diligente revisión de los borradores de este libro y su transcripción del cartel de la convocatoria. A Tadeo P. Stein, Dalmacio Rodríguez y Dalia Hernández por dialogar conmigo sobre el certamen y por compartir sus conocimientos. A Claudia Perches por su gran generosidad al digitalizar numerosos artículos sobre la Orden de la Merced, y a todo el personal de la biblioteca del Instituto de Investigaciones Filológicas por ayudarme a conseguir los materiales necesarios para el estudio y la anotación de la edición. A Mary, Doug, Douglas y Natsuka Locke por su gran apoyo y amor en el camino, y a Mary MacLellan por su inspiración.
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A otras personas que han contribuido también a la realización de este libro, entre ellos: Isabel Ávila Guillén, Rafael Ayala, Cecilia Cortés, Margo Echenberg, Alison Guilmette, Andrés Íñigo Silva, Leonard Koos, Sula O. Pino Schmit, Lourdes Santiago, F. Gregory Stewart, Armando Vite.
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Introducción
La obra cuya primera edición se ofrece al lector en el presente libro es un hermoso testimonio del “gozo grande” y del “regocijo desigual”1 que se vivieron en la Ciudad de México en 1633. Fue en ese año cuando por fin se pudo conmemorar de este lado del Atlántico la canonización del fundador de la Orden de la Merced, san Pedro Nolasco, acontecida en 1628. Las fiestas mexicanas, que se habían tenido que postergar debido a las inundaciones de finales de la década de 1620 en la capital novohispana, fueron la máxima expresión de la importancia del suceso en tierras mexicanas. Para entonces la orden tenía más de una centuria de presencia en el virreinato, y el siglo xvii ya se perfilaba como un periodo de gran expansión e influencia de los mercedarios en México, como veremos más adelante en este estudio. Se propuso desde el principio festejar en grande a su fundador, y aunque durante un tiempo dichos planes se vieron frustrados, la espera valió completamente la pena. Fray Juan de Alavés, ilustre mercedario y secretario de nuestro certamen poético, lo confirma: “El impedimento del agua ayudó en parte a hacer muy grandiosa la fiesta, porque en el tiempo de la dilación se dio lugar a la consultación de los medios más proporcionados para su mayor grandeza”.2 Al final de 1631, se decide que las fiestas se celebrarán a principios del año 1633, fueran las que fueran las condiciones climatológicas: ya no había que posponer más la conmemoración de este acontecimiento inigualable.
1. Juan de Alavés, Libro primero de la Relación historiada de las solemnes fiestas que se hicieron en la muy noble y leal Ciudad de México al glorioso padre y esclarecido patriarca san Pedro Nolasco..., f. 8v. En esta primera parte de nuestro estudio preliminar, hemos modernizado todos los títulos y citas de obras antiguas para que la lectura fluya con facilidad. En la segunda parte del estudio hemos conservado la ortografía original del manuscrito para la descripción de las características de algunos de sus folios. 2. Ibid., f. 9v.
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“ E s g r a n d e e l p o d e r d e l a p o e s í a”
Como todas las fiestas públicas novohispanas, las de 1633 fueron sumamente grandiosas. Se labraron hermosos adornos para la iglesia y la anteportería, la portería y el claustro del convento; hubo un arco triunfal con jeroglíficos “para recibir al santo en la procesión”;3 se alegraron los festejos con luminarias, fuegos artificiales, obras de teatro, visitas de las otras órdenes, de los miembros de la Real Audiencia y del tribunal del Santo Oficio. Se contó con la presencia, en múltiples momentos de las festividades, del virrey Rodrigo Pacheco y Osorio, marqués de Cerralvo, acompañado algunas veces de su esposa, Francisca de la Cueva.4 El novenario de las fiestas eclesiásticas se inició el sábado 22 de enero y terminó el domingo 30, con el día de la fiesta del santo, el 29 de enero, siendo el penúltimo y, lógicamente, el más concurrido de la novena: “parecía un hormiguero”, escribe nuestro secretario Alavés.5 La tarde del domingo 30 empezaron las fiestas seculares, en las que se celebraron comedias, bailes, toros. Hubo también una fiesta, desde la víspera del martes 1 febrero y todo el miércoles 2, en el Colegio Porta Coeli de los dominicos.6 Y como también era costumbre, para mayor esplendor del festejo en honor al santo, se hizo un certamen poético, cuya edición es el motivo de la presente obra. La convocatoria del certamen se publicó pasadas las dos de la tarde del 7 de enero,7 día en que se anunciaron las fiestas. El festejo de premiación se hizo el 5 de febrero, “en el mismo teatro en que se habían representado las comedias”,8 que era un tablado que se construyó “en el compás del convento”,9 alrededor del cual se hicieron múltiples tablados más para que se sentaran los asistentes de la élite eclesiástica, política y social. El evento poético fue un enorme éxito: como escribió Alavés, “es grande el poder de la poesía”.10 Entraron a concursar 3. Libro segundo de la Relación historiada de las solemnes fiestas..., f. 39r. 4. Relativamente pocas fuentes incluyen datos sobre la esposa del virrey Pacheco Osorio; una de las que sí lo hacen es el libro de Sara Sefchovich, La suerte de la consorte. Las esposas de los gobernantes de México: historia de un olvido y relato de un fracaso, 2ª. ed., Ciudad de México, Océano, 2002, pp. 30-31. 5. Libro primero, f. 89r. 6. Véase Libro primero, ff. 69v-92v, passim. 7. Libro primero, f. 16v. 8. Libro segundo, f. 1r. 9. Libro primero, f. 14v. 10. Libro segundo, f. 3r.
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Introducción
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“doscientas composiciones, que se hallaron casi todas dignas de premio y magnífica recompensa”.11 Fue tan buena la respuesta que los mercedarios mexicanos decidieron añadir 17 premios12 a los 24 prometidos en la convocatoria del certamen, como el lector apreciará en el Apéndice III del presente volumen. El certamen abarcó ocho concursos de poesía, cada uno basado en un género poético diferente: epigrama, décima, soneto, octavas, canción, lira, glosa y “soneto faceto”. También hubo un concurso de danza (el octavo concurso anunciado en el cartel que transcribimos en el Apéndice I del presente libro). Los concursos poéticos fueron recopilados por nuestro secretario Alavés en el volumen que aquí editamos, el Libro segundo de la Relación historiada de las solemnes fiestas que se hicieron en la muy noble y leal Ciudad de México al glorioso padre y esclarecido patriarca san Pedro Nolasco, fundador y primer religioso de la Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, redención de cautivos, la cual se custodia hoy en día en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México (ms. 1799). El Libro primero es la relación de las fiestas, de indudable interés histórico, del que citaremos de vez en cuando en este estudio para esclarecer algunas de las circunstancias en las que se celebró el certamen detallado en el Libro segundo. Este comienza con una introducción sobre la temática general del certamen, y después procede a la reproducción de la poesía premiada en cada uno de los ocho concursos poéticos. Antecede, a los poemas ganadores en cada categoría, una breve introducción en la que se reiteran los requisitos temáticos especificados en la convocatoria y, en muchas ocasiones, coplas que describen el premio obtenido y/o festejan los méritos del poeta laureado en cada caso.13 Al final del Libro segundo hay una pequeña conclusión en la que se detalla la procesión que siguió al acto poético, que a su vez fue la conclusión de las fiestas. En los ocho certámenes poéticos participaron autores laicos y eclesiásticos, algunos cuyo legado poético ya se conoce y se estudia entre investigadores de poesía novohispana, y otros que dejaron su huella 11. Libro segundo, f. 3v. 12. En el f. 5v del Libro segundo, Alavés escribe que la orden “añadió otros dieciséis premios”, pero en realidad, fueron 17, como se detalla en la nota a esta aseveración en el manuscrito y, como escribo arriba, en nuestro Apéndice III. 13. La inclusión de estas coplas es relativamente irregular; existen para algunos premios y premiados, y para otros, no.
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“ E s g r a n d e e l p o d e r d e l a p o e s í a”
únicamente a través de los poemas con los que concursaron en el certamen. Por ejemplo, por un lado, entre los premiados, están poetas conocidos como Francisco Bramón, “sin duda uno de los buenos poetas de la América”, según José Mariano Beristáin;14 Juan Rodríguez de Abril, que posteriormente participó en otros certámenes y, junto con Luis de Sandoval y Zapata, escribió para la obra Los desagravios de Cristo de Francisco Corchero Carreño;15 y María de Estrada y Medinilla,16 una de las pocas mujeres del periodo virreinal en México cuya lírica ha llegado hasta nuestros días.17 Por otro lado, el certamen contó con la participación de numerosos poetas desconocidos, como fray Miguel de Linares, Antonio Lobo, Luis Suárez, Francisco de Villalobos y muchos más, cuyos nombres aparecen en el Apéndice II del presente volumen, y cuya obra se dará a conocer por primera vez con la publicación de este certamen. Es mi convicción que este merece ser rescatado tanto por su gran riqueza literaria como por la valiosa información histórica y cultural que se puede extraer de una lectura más minuciosa de su contenido. Y ¿qué mejor motivo para la presentación de los frutos de esta labor de edición y análisis que la conmemoración del 800 aniversario de la fundación de la Orden de la Merced, celebrado el pasado 10 de agosto de 2018? El manuscrito no solo nos ofrece una copiosa y variada muestra de las tendencias poéticas de la época, sino que también, nos abre una ventana a la tradición de la fiesta religiosa novohispana y la función de los certámenes poéticos en dichos festejos. Por lo tanto, el análisis del certamen como práctica literaria, opino yo, no se puede separar de su estudio como práctica histórico-cultural, sino enteramente al contrario: el evento poético debe enmarcarse tanto en su contexto
14. José Mariano Beristáin de Souza, Biblioteca hispanoamericana septentrional, eds. Emilio Azcárraga Milmo y Valentín Molina Piñiero, 2ª ed. facs., Ciudad de México, Instituto de Estudios y Documentos Históricos/Universidad del Claustro de Sor Juana, 1980, s.v. Bramón, d. Francisco. 15. Arnulfo Herrera, Tiempo y muerte en la poesía de Luis de Sandoval Zapata, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1996, p. 35. 16. María de Estrada y Medinilla: Así aparece su nombre, de manera consistente, en el Libro segundo, por lo que yo lo conservo así, a pesar de que la mayoría de las fuentes contemporáneas escriben “María Estrada de Medinilla” o “María de Estrada Medinilla”. Véase el f. 8r del Libro segundo. 17. Véase Martha Lilia Tenorio, Poesía novohispana. Antología, Ciudad de México, El Colegio de México/Fundación para las Letras Mexicanas, 2010, p. 393.
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Introducción
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histórico-literario como dentro de la tradición de las fiestas religiosas en la sociedad novohispana del siglo xvii. Por lo tanto, estas fiestas y los certámenes que formaban parte de ellas constituyen el tema del primer capítulo de la primera parte de este estudio preliminar, titulado “Contexto festivo: ceremonia y poesía en la Nueva España”. En el segundo capítulo, atendemos al “Contexto histórico y logístico del certamen de 1633”. Proveemos, primero, algunos datos sobre la llegada de la Orden de la Merced a tierras americanas. Después, aludimos al desarrollo de la presencia de la orden en el virreinato novohispano durante los siglos xvi y xvii, y al aumento de su influencia en México durante dicho periodo. Asimismo, ahondamos en el tema de la planeación de las fiestas mexicanas en homenaje al monumental suceso de la canonización de san Pedro Nolasco y los desafíos a los que los mercedarios se enfrentaron para llevar los festejos a cabo. También comentamos la manera en la que las condiciones climatológicas afectaron la publicación de la convocatoria del certamen, y aportamos algunos detalles sobre la logística de la difusión del evento poético. En el tercer capítulo del presente estudio vamos al meollo del asunto: “El certamen poético de los mercedarios mexicanos: especificidades de su éxito y otras curiosidades”. La información incluida en este capítulo tiene, como finalidad principal, facilitar la comprensión y el goce de la lectura del Libro segundo que aquí editamos. Para dar una introducción a la temática del certamen, ofrecemos una breve biografía del santo homenajeado, la cual puede ser útil para la comprensión de ciertas referencias a su vida que el lector encontrará en los poemas premiados en los concursos, así como en los textos preliminares y conclusivos de Alavés. También, para que se pueda conocer un poco mejor a nuestro secretario del concurso, ofrecemos datos sobre su vida y algunas palabras sobre su ameno sentido del humor, manifestaciones del cual se encuentran plasmadas a lo largo del Libro segundo. Después entramos de lleno en los ocho concursos poéticos y en sus temáticas nolascianas, en los requisitos que se detallaron en la convocatoria para cada uno de los certámenes y en algunos otros datos sobre los poemas premiados. Asimismo, incluimos un importante apunte sobre la terminología utilizada para referirse a la Orden de la Merced, para que se aclare cualquier confusión al respecto. Este tercer capítulo también contiene algunas reflexiones sobre los perfiles de los ganadores en general, y sobre el gongorismo en el certamen, el cual, para Dorothy
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Schons, representaba la primera muestra de rasgos definitivamente gongorinos en la poesía novohispana.18 Concluimos la primera parte de nuestro estudio con algunas consideraciones finales, para de ahí pasar a la segunda parte, en la que detallamos los criterios en los que nos fundamentamos para realizar la edición crítica de este manuscrito. Hubo varios retos involucrados en esta labor de edición, las cuales incluyen las numerosas intervenciones en el documento de la mano de un mercedario que vivió más de un siglo y medio después de celebradas las fiestas para Nolasco, y que hizo numerosas correcciones con las que cambió el sentido tanto de las palabras de Alavés como las de los versos premiados. Otro reto fue cómo resolver, y hacer que el texto reflejara de manera coherente, las múltiples correcciones que hizo el propio Alavés en el Libro primero. En esta segunda parte del estudio, ofrecemos primero una descripción del manuscrito de la Relación historiada en su totalidad y de las cuatro caligrafías que hemos identificado en él. Después concretamos los criterios empleados para fijar el texto del Libro segundo, para modernizar algunos aspectos de él y respetar otros, y para anotar el manuscrito. La justificación principal de estos criterios es la intención de ayudar a que lectores contemporáneos y futuros se acerquen a este manuscrito inédito de innegable valor literario, histórico y cultural y, así, generar caminos para nuevas aproximaciones al certamen de los mercedarios mexicanos de 1633 en particular, y a los certámenes poéticos del siglo xvii novohispano en general.
18. “The Influence of Góngora on Mexican Literature during the Seventeenth Century”, Hispanic Review, 7 (1939), p. 25.
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Capítulo i Contexto festivo: ceremonia y poesía en la Nueva España
A. La fi e s ta púb l i ca n ovo h i s pana La fiesta pública en la Nueva España era de todos y para todos. Reunía a toda la sociedad novohispana, “jerarquizada al extremo, pero sorprendentemente democrática en las grandes festividades”.1 Representaba la máxima expresión cultural masiva y el evento social de mayor importancia en el virreinato. Como explica José Pascual Buxó, Aquí, en las colonias, cuya vida monótona apenas si llegaron a turbar las incursiones piratas, las no muy frecuentes rebeliones indígenas y las agrias o solapadas disputas entre los representantes de los poderes civiles y eclesiásticos, esas festividades –civiles y religiosas– tendrán la solemnidad e importancia de un acontecimiento nacional. La entrada de un virrey o un arzobispo, la dedicación de un templo, las exequias de un personaje, una conmemoración religiosa, con sus procesiones, sermones y certámenes, serán, a falta de otra más decisiva, la “historia” colonial por muchos años”.2
Eran días espléndidos, espectaculares y lujosos, llenos de luminarias, bailes, toros, mitotes, fuegos artificiales, representaciones teatrales y “máscaras”: “cabalgatas de caballeros ‘curiosamente vestidos [...] remedando varios animales o fábulas de la antigüedad’ [...o] estudiantes [...] representando, por ejemplo, el mundo al revés, ‘vestidos los
1. José Pascual Buxó, Arco y certamen de la poesía colonial mexicana (siglo Veracruz, Universidad Veracruzana, 1959, p. 12. 2. Ibid., p. 13.
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hombres de mujeres y las mujeres de hombres, ellos con abanicos y ellas con pistolas’”.3 Su carácter comunitario era notable: como comenta Dolores Bravo, “en una sociedad como la novohispana, separada radicalmente en estamentos sociales, son estas celebraciones fastuosas, en las que el poder se manifiesta a los gobernados, las que logran la congregación de todo el cuerpo social.4 En unas octavas anónimas del llamado “Certamen de los plateros” a la Inmaculada Concepción —certamen del que nos quedan unas fascinantes composiciones a pesar de su relativo fracaso como evento poético—5 hay un excelente testimonio tanto de la inclusividad como de la suntuosidad que caracterizaban las fiestas novohispanas: 3. Ibid., p. 16. Las citas dentro de la cita de Pascual Buxó provienen de Cristóbal Gutiérrez de Medina, Viaje de tierra y mar, feliz por mar y tierra, que hizo el excelentísimo señor marqués de Villena mi señor, yendo por Virrey y Capitán General de la Nueva España en la flota que envió su Majestad este año de mil y seiscientos y quarenta.... (México, Juan Ruiz, 1640), ed. de Manuel Romero de Terreros, Viaje del Marqués de Villena, Ciudad de México, Imprenta Universitaria, 1947, p. 723. 4. María Dolores Bravo Arriaga, La excepción y la regla: estudios sobre espiritualidad y cultura en la Nueva España, prefacio de José Pascual Buxó, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1997, p. 174. Dalmacio Rodríguez también nos recuerda que toda la sociedad era público de estas fiestas; véase Texto y fiesta en la literatura novohispana, prefacio de José Pascual Buxó, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1998, pp. 59-60. 5. Como explica Martha Lilia Tenorio, la doctrina de la Inmaculada Concepción representaba una gran fuente de polémica durante la época virreinal: los dominicos no se adscribían a ella; los franciscanos y, más tarde, los jesuitas la defendían. El “Certamen de los plateros”, convocado para festejar el decreto que había hecho el papa Paulo V, prohibiendo expresiones en público contra el carácter inmaculado de María, “se vio, pues, envuelto en este polémico ambiente. Alguno de los predicadores dominicos, que como los de su orden no era partidario de la doctrina de la Inmaculada Concepción, se expresó en forma un tanto irrespetuosa de san Joaquín y de santa Ana (padres de la Virgen María): ‘La renuencia de los dominicos de México —escribe Irving A. Leonard— para aceptar esta materia de fe precipitó un escándalo que sacudió la capital virreinal. Los miembros de aquella orden protestaron ruidosamente contra los jueces adversos a sus contribuciones para la competencia, haciendo circular una serie de sonetos satíricos y de canciones que resultaron mucho más emocionantes, si no más estéticamente inspirados, que los poemas ganadores de premios’. Sonetos y canciones se usaron como proyectiles; muchos de ellos pasaban de mano en mano y se volvían a glosar. Las composiciones debieron circular profusamente, sobre todo entre estudiantes y eclesiásticos. Hacia febrero del año siguiente (1619) muchos de los que sabían de estos sonetos, ‘por limpiar sus conciencias’, se presentaron ante la Inquisición” (Tenorio, Poesía, p. 320; la cita de Leonard se toma de La época barroca en el México colonial, trad. Agustín Escurdia, Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica, 1959, p. 195).
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Mostrose cada cual en estas fiestas alegre, liberal6 y aventajado, teniendo a todo gasto muy dispuestas las manos, la hacienda y el cüidado, haciéndolas gallardas, aunque honestas,7 el rico, el pobre, el clérigo, el soldado, el Virrey, el Arzobispo y la Audiencia, autorizando en todo su presencia. [...] De pólvora las máquinas y fuegos decirlas no es posible aunque yo quiera, los bailes, las grandezas y los juegos, las cañas,8 las comedias y la cera que ardía ante la Virgen, cuyos ruegos propicios son a todos donde quiera, y a aquel se muestra más agradecida que sin culpa la llama concebida.9
En estas fiestas “gallardas, aunque honestas”, nos comparte nuestro autor anónimo, conviven ricos y pobres, hombres del hábito y del ejército, y todos en presencia de las más altas autoridades virreinales y eclesiásticas, presencia con la que se justificaba todo el espectáculo. Se podría decir que la fiesta novohispana no solo invadía los espacios públicos, sino que afectaba casi todo aspecto de la vida cotidiana de sus habitantes. Veamos, por ejemplo, el siguiente testimonio poético de María de Estrada y Medinilla, poeta premiada en primer lugar en el concurso de décimas de nuestro certamen a san Pedro Nolasco. Los versos que citamos a continuación pertenecen a la “Relación escrita a una religiosa monja, prima suya, de la feliz entrada en México, día de san Agustín, a 28 de agosto de mil y seiscientos y cuarenta años, del excelentísimo señor don Diego López Pacheco Cabrera y Bobadilla, 6. liberal: “Generoso, bizarro, y que, sin fin particular, ni tocar en el extremo de prodigalidad, graciosamente da y socorre, no solo a los menesterosos, sino a los que no lo son tanto, haciéndoles todo bien” (Aut.). 7. honestas: “Lo que es en sí bueno, decente, permitido y honroso” (Aut., s.v. honesto). 8. cañas: “Juego o fiesta de a caballo que introdujeron en España los moros, el cual se suele ejecutar por la nobleza en ocasiones de alguna celebridad” (Aut.). 9. Tenorio, Poesía, pp. 329-330, vv. 17-24 y 33-40. Este “aquel a que la Virgen se muestra más agradecida, que la llama concebida sin culpa” lógicamente puede ser el papa Paulo V que, como comentamos en una nota anterior, prohibió expresiones públicas contra la Inmaculada Concepción.
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Marqués de Villena, virrey, gobernador y capitán general de esta Nueva España” y son un excelente ejemplo de la grandiosidad de las fiestas novohispanas: Quise salir, amiga, más que por dar alivio a mi fatiga, temprano ayer de casa, por darte relación de lo que pasa. Prevenir hice el coche, aunque mi pensamiento se hizo noche, pues tan mal lo miraron, que para daño nuestro pregonaron que carrozas no hubiera: ¡Oh más civil que criminal cansera! Lamentelo infinito; puesto que por cumplir con lo exquisito, aunque tan poco valgo, menos que a entrada de un virrey no salgo.10
En esta simpática introducción se muestra la conmoción causada por las fiestas; más adelante la autora ahonda en cómo se veía y se vivía la ciudad en fiesta: Dimos la vuelta luego y en un abismo de rumor me anego; al discurrir la calle no hay paso donde el paso no se encalle; el número de gente presumo que no hay cero que tal cuente, pues tomar fuera en vano la calle, como dicen, en la mano. Iba, aunque aquí se note, de lo que llama el vulgo bote en bote: era cada ventana jardín de Venus, templo de Diana; y, desmintiendo Floras, venciendo mayos y afrentando Auroras,
10. Tenorio, Poesía, p. 395, vv. 1-14.
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la más pobre azotea desprecio de la copia de Amaltea, con variedad hermosa, aunque tuvo también de toda broza.11 Pintar su bizarría ni más Flandes habrá ni más Turquía. En fin, todo es riqueza, todo hermosura, todo gentileza. A opulencia tan rara, ¿qué babilonio muro no temblara?, pues conservando abriles se miran injuriados los pensiles. La tropa crece mucho; él cerca viene, entre la tropa escucho, y tropezando aprietos, entramos con orgullos más inquietos donde un balcón estaba, que con ostentación nos esperaba, y a menos sobresalto pienso que nada se nos fue por alto.12
Estrada y Medinilla se maravilla ante las implicaciones físico-espaciales de la gran fiesta: gente innumerable, calles básicamente infranqueables, ventanas y azoteas embellecidas por las mujeres que desde ahí miraban el espectáculo en torno a la entrada del virrey.13 Como vemos en sus descripciones, y en las octavas anónimas que citamos ya del “Certamen de los plateros”, la fiesta pública novohispana era realmente espectacular. Asimismo, estos testimonios nos muestran, definitivamente, a una sociedad festiva y “fiestera”: como explica Pascual Buxó, En fin, para la sociedad novohispana todo era susceptible de convertirse en espectáculo y diversión [...] Contra quienes supusieron una sociedad novohispana fastidiada y silenciosa, presa de constantes temores religiosos,
11. “Aquellas partes pequeñas y pedazos muy menudos de las cortezas y hojas de los árboles y plantas, que casi hechos polvo caen en el suelo [...] Se llama también por analogía el desecho, y lo que queda inútil de cualquiera cosa, como los montones de tierra, cascote, hierba seca, y otras cosas que no son de provecho” (Aut., s.v. “Broza”) 12. Tenorio, Poesía, p. 397, vv. 67-100. 13. Véase Tenorio, Poesía, p. 397, n. 34.
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nosotros hallamos un pueblo en bulliciosa juventud, apenas contenido por preceptos y normas que le rigen su entrega al disfrute del mundo.14
B. El c e r ta m e n p oé t i co e n l a N u e va E s paña No hay manera de negarlo, ni razón para hacerlo: una gran parte de la poesía escrita en la Nueva España fue compuesta en el marco de los certámenes poéticos. Por eso nos puede resultar poco comprensible la tendencia que se ha dado en la crítica literaria de generaciones anteriores a las nuestras de “condenar a rajatabla la ‘producción’ de los certámenes barrocos”15 novohispanos. Este desprecio se percibe en las palabras de Marcelino Menéndez Pelayo quien, además de emitir su bien conocido juicio de que “la poesía mexicana del siglo xvii se reduce a un solo nombre, que vale por muchos: el de sor Juana Inés de la Cruz”16, también afirma, sin ningún lamento pero sí, con implícito desdén, que “había por aquellos días en México innumerable turba de versificadores; pero la mayor parte de ellos debían de ser aficionados y poetas de certamen, y sus obras hubieron de perderse”17. La marginación de la poesía de certamen virreinal se relaciona, en gran parte, con la condena de la poesía gongorina que perduró en la historiografía literaria hispanoamericana hasta bien entrado el siglo xx.18 En la poesía de certamen del siglo xvii mexicano, comenzando, según Dorothy Schons,19 con el Libro segundo, se ponen claramente de relieve las tendencias gongorinas del momento, por lo que esta poesía fue también sentenciada, durante mucho tiempo, al menosprecio o al olvido. Sin embargo, por fortuna, gracias a varios estudios publicados durante la segunda mitad del siglo xx y lo que llevamos de este siglo xxi, se ha empezado a reconocer que, precisamente debido a su carácter como reflejo ilustrativo de los gustos y modas poéticos en boga en su 14. Pascual Buxó, op. cit., pp. 17-18. 15. Tenorio, “El gongórico siglo xvii” (trabajo inédito), p. 29. 16. Historia de la poesía hispano-americana, Madrid, Librería de Victoriano Suárez, 1911, t. 1, pp. 67-68. 17. Ibid., p. 45. 18. Para un conciso repaso sobre la condena del gongorismo en la historiografía literaria sobre la poesía novohispana, véase Tenorio, El gongorismo en Nueva España. Ensayo de restitución, Ciudad de México, El Colegio de México, 2013, pp. 15-18. 19. Véase la referencia bibliográfica del texto de Schons en nuestra introducción.
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momento histórico-literario, la poesía de certamen merece tomarse en cuenta —y tomarse en serio— en el estudio de la poesía novohispana. Como ha escrito Pascual Buxó, “toda obra literaria —no importen ahora su calidad o sus proyecciones futuras— está necesariamente enraizada en una tradición lingüística y en una concreta realidad social”,20 y el certamen poético novohispano no fue ninguna excepción. Irving Leonard parece compartir el desprecio hacia la poesía de certamen; lo manifiesta desde el título del capítulo que le dedica: “Torneo de poetrastros”. No obstante, la existencia de este capítulo en su estudio parece indicar que Leonard también fue consciente del gran papel sociocultural que tuvo el certamen en el México virreinal, como muestra en la siguiente cita (aunque con cierta ironía): una antigua institución acrecentó su popularidad. Esta fue el certamen poético, que en la época barroca, permitió a la élite del México colonial mostrar una supuesta devoción a Euterpe, la musa del verso lírico mediante la manipulación métrica y la gimnasia verbal [...] pocos dejaron de aceptar la magnífica oportunidad que se les ofrecía.21
Pascual Buxó confirma la idea que Leonard expone aquí acerca de la popularidad de estos aconteceres poéticos, afirmando que “los certámenes literarios o ‘justas poéticas’ fueron sin duda uno de los espectáculos que despertaron mayor interés en la sociedad novohispana”.22 Sin duda por lo mismo, las convocatorias de algunos certámenes poéticos tuvieron una excelente respuesta: por ejemplo, en los certámenes en honor a la Inmaculada Concepción que se publicaron como el Triunfo parténico en 1683, hubo más de 500 poesías entregadas para concursar,23 y en nuestro certamen, como ya mencionamos en la introducción, Alavés alude a que hubo 200 poesías enviadas para los concursos.
20. Buxó, op. cit., p. 19. 21. La época barroca en el México colonial, trad. A. Escurdia, Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica, 1959, pp. 191 y 193; las cursivas están en el original. 22. Buxó, op. cit., p. 29. 23. Carlos de Sigüenza y Góngora, Triunfo parténico que en glorias de María santísima immaculadamente concebida celebró la Pontificia, Imperial, y Regia Academia Mexicana [...], pról. de José Rojas Garcidueñas, Ciudad de México, Ediciones Xóchitl, 1945, p. 11.
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Pero entonces, ¿cómo es que tantos y tan entusiasmados versificadores daban con las convocatorias a los certámenes? Dalmacio Rodríguez resume el procedimiento general que se seguía desde la publicación de la convocatoria hasta la ceremonia de premiación: se hacía pública la convocatoria así como las bases que regirían las composiciones; de esta manera, con antelación los concursantes preparaban los poemas que harían llegar al secretario; una vez concluido el periodo de recepción, los jueces calificaban el material recibido y seleccionaban las piezas triunfadoras, que, posteriormente, en una fastuosa ceremonia, leían en público, y en público también se otorgaban los premios a los ganadores.24
Ahora bien: cuando se habla de la ceremonia “pública” en la que se otorgaban los premios a los ganadores, hay que recordar que el público consistía en las élites letradas: nobles, eclesiásticos, estudiantes. En el certamen que aquí editamos, por ejemplo, el secretario Juan de Alavés, alude al “copiosísimo y gravísimo auditorio en que concurrieron muchos caballeros de la ciudad, religiosos y gente de escuelas” para la ceremonia de premiación.25 Leonard sostiene que, de manera general en los certámenes, “el público congregado estaba constituido por las esferas más aristocráticas; las más destacadas de la sociedad virreinal”;26 se entiende que se trataba de un evento y un espacio tanto cultural como socialmente privilegiados. Por su parte, los concursantes premiados —fueran eclesiásticos, bachilleres, catedráticos, abogados—27 pertenecían todos a la aristocracia propia de los individuos ilustrados: la del saber. Como explica Tenorio: “la poesía era oficio de letrados, sin importar su profesión. Es más: era la poesía el crisol donde se criaba el verdadero letrado. Se concebía como la síntesis
24. Rodríguez, op. cit., pp. 32-33. En el siguiente capítulo de nuestro estudio, comentaremos la difusión de la convocatoria para nuestro certamen en específico. 25. Libro segundo, f. 1r. 26. Leonard, op. cit., p. 206. 27. Leonard insinúa que, en la evaluación de los poemas entregados para concursar, hubo una tendencia a priorizar a los participantes con cierta posición social: “En la selección no podía ignorarse el estado social de los autores, de modo que la aplicación de los criterios era flexible” (ibid., p. 205).
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enciclopédica de todos los saberes: científico, histórico, mitológico, emblemático, retórico, literario, etc.”28 Por lo tanto, la participación en las justas poéticas novohispanas era la vía mediante la que los versificadores se daban la oportunidad de convertirse en ganadores y, por ende, en poetas, no solo ante los integrantes de las comunidades letradas, sino ante las élites sociales del virreinato.29 Esto implicaba un enorme prestigio que, sin lugar a dudas, para los concursantes superaba por mucho la simple obtención de algún premio. Por lo tanto, aun cuando a un poeta no le correspondiera un premio en físico, figurar entre los premiados “en honra” era más que suficiente.30 En mi opinión, este último aspecto del certamen poético contribuía en gran parte a que la práctica del certamen tuviera un marcado y multifacético carácter colectivo. El certamen representaba una especie de ejercicio coparticipativo, pues los concursantes componían sus respectivos versos probablemente cada quien en su respectiva casa,31 pero con múltiples fines en común —el elogio y la celebración de una causa o figura en específico, el reconocimiento público, el llegar a formar parte de una comunidad de poetas—, basándose todos en los mismos requisitos y especificaciones detallados en la convocatoria, previamente determinados por el secretario.32 Por su parte, los criterios de evaluación según los que se determinaba quiénes, a partir de su 28. Poesía, p. 420. 29. Nuestro Alavés insinúa, en el Libro segundo, que era un honor para los poetas ser reconocidos por el “poético senado” (6r), el “sacro museo” (9v, 14r), el “sacro coro” (19r). 30. En nuestro certamen, hubo cuatro epigramas “en honra” (ff. 7r-8r) y 10 glosas premiadas “con honra y fama” (f. 34r). 31. Leonard supone que después de darse a conocer la convocatoria de un certamen, “en muchos hogares los días siguientes fueron testigos de intensa actividad” (op. cit., p. 201). 32. Como explica Leonard, la tarea fundamental del secretario “era la de dar una idea, o tema simbólico, sobre el cual los aspirantes a miembros del Parnaso pudieran ejercer su [...] ingenio. Este tópico tendría que poder dividirse en tantos subtópicos como en el número de competencias individuales previstas” (ibid., pp. 196-197). Este crítico opina que “los muy estrechos requisitos del certamen dejaban demasiada poca libertad de acción a lo espontáneo, a lo natural o a la integridad artística” (ibid., p. 201). Yo discrepo con esta apreciación: para mí, dichos requisitos sí suponían un reto para el poeta, pero eso lo habrá obligado a ser mayormente creativo. Queda muy claro, a mi parecer, que al fin y al cabo todos los versificadores encuentran tela de donde cortar; baste la muestra que presentamos a continuación, en la edición del certamen.
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labor creativa individual, llegarían a formar parte de esa comunidad de poetas también se establecían de manera colectiva, entre los jueces del concurso; Leonard describe el proceso de la siguiente manera: después de un aventamiento preliminar de la paja más obvia, llevaba el secretario [las] contribuciones [poéticas] a una reunión de los jueces en la casa del mayordomo [patrocinador del concurso...]. Sin duda la sesión se prolongaba mientras que los jueces iban revisando [...] una vasta colección de romances, glosas, décimas, quintillas, sextetos, sonetos, octavas, sáficos, canciones, epigramas, y anagramas, tanto en latín como en español [...]. A pesar de las cerniduras preliminares del secretario, la tarea era agotadora.33
Estar entre los ganadores de un concurso poético, entonces, significaba haberse ganado a un grupo de evaluadores, obtener el reconocimiento por parte de la colectividad aristocrática, que era el público de la ceremonia de premiación, y asegurarse un lugar entre la élite poética-cultural: un grupo excepcional y privilegiado, sí, pero una comunidad al fin y al cabo.34 Sin duda, por eso fue tan significativa la respuesta a la convocatoria, y fue tanto el empeño con el que los poetas se esforzaron en sobresalir en el homenaje al santo fundador de la Merced. Asevera Alavés que “muy grandemente se fue aumentando en los poetas, desde aquel día [de la lectura de la convocatoria], la devoción de san Pedro Nolasco, avivándose el deseo de acertar en sus alabanzas, sin agravio de sus merecimientos”.35 Como comentaremos más adelante, y como Alavés explica en el Libro segundo (f. 8r), los mercedarios no entregaron composiciones al concurso para dar mayor oportunidad a los poetas externos a la orden de sobresalir con las suyas. La elegancia y la habilidad con las que dichos poetas externos lograron elogiar con sus versos al fundador de una orden ajena testimonia no solo la aptitud de los concursantes, sino también, su familiaridad con al menos ciertos aspectos relacionados 33. Ibid., p. 205. 34. En “La literatura colonial hispano-americana: problemas e hipótesis”, Jaime Concha relaciona el manejo de la poesía gongorina con la élite cultural en la Nueva España del siglo xvii (en Neohelicon, 4. 1-2 [1976], p. 46, apud. John Beverley, “Sobre Góngora y el gongorismo colonial”, Revista Iberoamericana, 47, 1981, p. 36). Retomaremos esta consideración brevemente en nuestro apartado sobre el gongorismo en el certamen. 35. Juan de Alavés, Libro primero, f. 18v.
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con la figura a homenajear. Dicha familiaridad, sin duda, resultaba, por lo menos en parte, de la gran presencia y el considerable privilegio que había alcanzado la Orden de la Merced en México ya para el primer tercio del siglo xvii. Consideremos ahora la trayectoria de la orden en México en los primeros siglos virreinales, desde su llegada a tierras americanas, pasando por las múltiples dificultades que en un principio obstaculizaron su establecimiento en el centro de México, y hasta su época de gran expansión y asentamiento, que fue precisamente la época en la que se enmarca nuestro certamen.
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Capítulo ii Contexto histórico y logístico del certamen de 1633
A. Pr i m e r as not i c i as s o b re l a O rd e n d e l a M e rce d e n t i e r r as a m e r i canas La presencia de la Orden de la Merced en tierras americanas se remonta a principios del siglo xvi con las expediciones de Hernán Cortés. Uno de los autores mercedarios más ilustres del Siglo de Oro español, Tirso de Molina, alude a la llegada del fraile mercedario fray Juan Zambrana a Santo Domingo y a Cuba en su Historia general de la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes (1639): Después cuando el extremeño ilustre don Hernando Cortés salió de España y pasó a la Isla Española y de Santo Domingo, que entrambos nombres tiene, entre algunos compañeros que con él se embarcaron en la nave de Alonso Quintero, natural de Palos del Algarve, fueron por capellanes suyos un sacerdote clérigo y un fraile nuestro, llevando este licencia del maestro fray Antonio de Valladolid, provincial de Castilla. Llamábase este padre fray Juan Zambrana y, muriendo de estos dos sacerdotes el seglar luego que llegó a Cuba, isla de las mayores de Barlovento, quedó solo nuestro religioso Zambrana con el cuidado a cuestas de todo lo divino.1
1. El fragmento de la obra de Tirso de Molina es citado por Ignacio Zúñiga Corres en su artículo “La Orden de la Merced en Centroamérica: 1536-1992 (Apostolado socio-cultural-caritativo)”, Estudios: revista trimestral publicada por los Frailes de la Orden de la Merced, 50.185 (1994), p. 9; indica que la cita proviene de Tirso de Molina, Historia general de la Orden de Nuestra Señora de los Mercedes, vol. I (1218-1567), introducción de fray Manuel Penedo Rey, Madrid, Provincia de la Merced de Castilla, 1973, p. 446.
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Como comenta Ignacio Zúñiga Corres respecto a esta cita de Tirso, Así, pues, el padre Zambrana acompañó a Cortés en el primer viaje que este hizo de Sanlúcar a Santo Domingo en la primavera del año 1504. Asimismo le acompañó a Cuba, esta vez como confesor de Diego Velázquez, cuando este, acompañado de Cortés, emprendió la conquista de Cuba en 1511. El padre Juan Zambrana es el religioso providencial, “un fraile de la Merced”, dice Bernal Díaz del Castillo, que según este famoso historiador, avisó al padre Bartolomé de Olmedo, capellán de Cortés, para que advirtiera a este que Velázquez había ordenado su captura y así impedir su proyectada empresa sobre la conquista de México.2
Así, Zúñiga Corres confirma su hipótesis de que los mercedarios habían llegado a las Américas antes de 1510, año señalado por Pedro Nolasco Pérez como el de la primera arribada de los mercedarios a Santo Domingo.3 La fecha dada por Zúñiga Corres para la fundación del primer monasterio mercedario en Santo Domingo es el 15 de julio de 1514.4 Por su parte, Jesús Ochoa García alude a uno de los factores que han dificultado la precisión de datos concretos sobre la llegada y la presencia de mercedarios en tierras americanas. Afirma que Los mercedarios iniciaron sus envíos de personal misionero en 1493. Durante los años siguientes prosiguieron dirigiéndose a América, si bien no fueron reconocidos oficialmente como Orden misionera y, por lo mismo, tampoco la Corona les sufragó los viajes hasta la promulgación por el Emperador Carlos V de la real cédula del 11 de mayo de 1526.5
2. Ignacio Zúñiga Corres, art. cit. p. 9. 3. Loc. cit. 4. Loc. cit. La fuente de este dato parece ser el libro del antes mencionado Pedro Nolasco Pérez, San Pedro Nolasco: fundador de la orden de la Merced (siglo XIII), (Barcelona, E. Subirana, 1915), el cual no he podido consultar. 5. Jesús Ochoa García, “La Orden de la Merced y sus métodos de evangelización (siglos xvi-xvii), Estudios: revista trimestral publicada por los Frailes de la Orden de la Merced, 50.185 (1994), p. 55. María del Carmen León Cázares también se refiere a dicha real cédula: “En la primavera de 1526, el provincial de Castilla, fray Alonso de Zorita había conseguido del emperador una real cédula de confirmación de los conventos fundados en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano y la licencia para establecer otros” (Reforma o extinción: un siglo de adaptaciones de la Orden de Nuestra Señora de la Merced en Nueva España, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2004, p. 42).
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El estudioso explica que antes de 1526 “pasó a América un número indeterminado de mercedarios [...] sin embargo, nadie nos dice quién organizó estas expediciones ni cómo reclutó a los expedicionarios”.6 También afirma que, en las décadas de 1520 y 1530, hubo expediciones de mercedarios a los territorios americanos conducidas por un visitador, y que, a la vez, en las de 1530 y 1540, hubo “pequeños grupos de religiosos emprendiendo el viaje, al parecer, por iniciativa propia”.7 Sin embargo, desde estas primeras décadas posteriores a la conquista, se presentaron diferentes obstáculos para el paso de mercedarios a las Américas: en 1530, una real provisión “que prohibía el paso de religiosos a Indias sin licencia por escrito de un superior”;8 en 1543, la reducción del número de conventos mercedarios en las Américas a solo cinco, en Santo Domingo, Panamá, León (Nicaragua), Cuzco y Lima;9 en 1549, un comunicado para la Casa de Contratación en Sevilla prohibiendo a los mercedarios pasar a América; otra prohibición del mismo tipo en 1600. Pero, como sostiene Ochoa García, “a pesar de este atormentado proceso, los mercedarios nunca suspendieron total y mucho menos definitivamente su aportación americana”.10 B. L a O r de n de l a M e rce d e n M é x i co e n l o s s i g l o s xvi y xvii Ochoa García presenta un detallado recuento sobre la llegada de la orden a México en 1519 en la expedición de Hernán Cortés y el desarrollo de la presencia mercedaria en México en los años siguientes. La figura mercedaria más importante en esta primera etapa de desarrollo es fray Bartolomé de Olmedo quien, según la cronología presentada por el estudioso, nace en Olmedo en 1485, llega a Santo Domingo a evangelizar en 1516,11 y poco después, pasa a Cuba junto con fray 6. Ochoa García, art. cit., p. 56. 7. Loc. cit. 8. León Cázares, op. cit., p. 45. 9. Ochoa García, art. cit., pp. 56-57. 10. Loc. cit. 11. Habrá pagado por el pasaje la tarifa estándar para ir a La Española, “que era de tres ducados por pasajero”, pero también habrá llevado todo lo que, según Gumersindo Placer López, era requerido para que un mercedario pudiera pasar a América: “Veinte varas de estameña para una saya, un escapulario y una capilla, a seis reales la vara. Por
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Juan Zambrana por orden de fray Jacobo de la Mata, maestro general. También según este estudioso, tanto Juan Zambrana como Andrés de Duero facilitaron el contacto de fray Bartolomé con Cortés y su subsecuente participación en la expedición de este a México,12 participación que para Ochoa García tuvo implicaciones épicas: aunque los historiadores no lo hayan resaltado mucho, gracias a la intervención de fray Bartolomé y de su otro compañero mercedario [fray Juan Zambrana,] amigo de [Diego] Velázquez, Cortés no fracasó en la conquista de la Nueva España. Así empieza la poca conocida y famosa13 actuación del fraile mercedario en la más grande epopeya de la historia: la conquista y evangelización de México.14
Pese a que el estudioso concede que es posible que fray Bartolomé de Olmedo no fuera el primer mercedario en pisar tierras mexicanas,15 lo considera digno del nombre de “el primer apóstol de la Nueva España”.16 Sin embargo, María del Carmen León Cázares, autora del importantísimo estudio Reforma o extinción. Un siglo de adaptaciones de la Orden de Nuestra Señora de la Merced en Nueva España, hace una observación fundamental sobre Bartolomé de Olmedo con la cual se matiza la importancia del papel del fraile en la conquista, así como la
la hechura, quince reales. Once varas de anascate para una capa, a seis reales la vara. Por la hechura, ocho reales. Ocho varas de estameña para dos túnicas; esta suele traerse de Écija, a cuatro reales la vara. Cinco varas de crea para dos pares de zaragüelles, a dos reales y medio la vara. Un colchón de lana, tres ducados. Una frazada y una almohada. Un arca para la ropa y libros. Para la comida: Un quintal de bizcocho (pan dos veces cocido al horno), un barril de madera para llevarlo. Dos jamones de cerdo, de veinte libras de peso. Especias, rata [parte proporcional] por cantidad. Cobre para guisar. Vidrio y vasos para beber. Una arroba de pasas, arroz y legumbres. Tres arrobas de vino de mesa. Una arroba de carne salada. Un carnero para dos religiosos. Pescado para los viernes y sábados. Media botija de alcaparras. Dos botijas de aceite y una de vinagre. Ocho botijas para el agua” (Gumersindo Placer López, Fray Bartolomé de Olmedo, capellán de los conquistadores de Méjico, Madrid, s.e., 1961, pp. 18-19, apud. Ochoa García, art. cit., pp. 66-67). 12. Ochoa García, art. cit., p. 67. 13. poco conocida y famosa: quizá no le haya parecido contradictoria esta afirmación a Ochoa García. 14. Ibid., p. 68. 15. Parece que el padre mercedario Alonso González llegó a Cabo Catoche, Quintana Roo, en 1517 (ibid., p. 70). 16. Loc. cit.
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atribución a Olmedo de la designación de “primer apóstol de la Nueva España”: En síntesis, si hubiera que atenerse a los escuetos informes ofrecidos por la documentación, se concluiría que si bien un religioso mercedario formó parte de la hueste de Cortés y compartió con los conquistadores trabajos, peligros y botín [...] siempre obró según las órdenes de su capitán y fue uno de sus colaboradores cercanos en asuntos que no aparecen vinculados con su estado sacerdotal, ni con una intención personal evangelizadora [...] no obstante que puede conjeturarse que llegó a entender algo de náhuatl, sus palabras no permiten suponer ni siquiera el intento de emprender alguna actividad misional, durante los seis meses que Cortés controló a Motecuhzoma y la hueste habitó en paz dentro de la ciudad, no en los años que sobrevivió a la derrota tenochca.17
Esta estudiosa concluye que fue sobre todo “gracias a los oficios de la crónica, la interpretación histórica y hasta la ficción literaria” que fray Bartolomé de Olmedo se fue convirtiendo “no solo en el precursor de la evangelización en tierras de Anáhuac”, sino también en “la contraparte espiritual y eclesiástica del Conquistador, en el Aarón que aquél Moisés necesitaba”.18 También explica que con el fallecimiento de fray Bartolomé (que habrá ocurrido en la década de 152019), la presencia de mercedarios en la Nueva España “se volvió, durante el siguiente medio siglo, esporádica”.20 Los mercedarios se vieron perjudicados tanto por la presencia cada vez más significativa de las órdenes propiamente evangelizadoras —franciscanos, dominicos y agustinos— en territorio mexicano21 como por la negativa de la Corona a dar apoyo económico a la orden,22 pues no se la consideraba como propiamente misionera. No fue hasta 1556 cuando “la nueva organización provincial les brindaba [a los mercedarios] la posibilidad de competir, en condiciones más equitativas, con los mendicantes en la lidia cotidiana por obtener el favor ante la Corona y los beneficios económicos que este solía 17. León Cázares, op. cit., p. 38. 18. Ibid., p. 39. 19. Ibid., p. 38. 20. Ibid., p. 41. 21. Ibid., pp. 49-50. 22. Ibid., p. 84.
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reportar”.23 Poco a poco, la orden se iba instalando con mayor presencia e influencia en el virreinato. Debido a que, en un principio, no había lugar para ellos en la capital novohispana, en la década de 1530 los mercedarios se asentaron en Guatemala: “si en la capital novohispana las circunstancias fueron adversas a su establecimiento, en Santiago de los Caballeros de Guatemala, los seguidores de Pedro Nolasco se vieron favorecidos por la ausencia de otras comunidades religiosas”.24 Eventualmente, los mercedarios en Guatemala consiguieron consolidarse como la Provincia de la Visitación, de la que dependerían, políticamente, las casas mexicanas de la orden hasta bien entrado el siglo xvii, como comentaremos más adelante.25 En 1565, el rey Felipe II dio licencia “para establecer un colegio destinado a religiosos estudiantes, que acudirían a tomar lecciones a la Universidad”.26 Ochoa García se refiere a la ventaja que representaba la doble formación de los mercedarios en México, entre el colegio mercedario y la Universidad: “sabemos, además, que nuestros estudiantes fueron a la Universidad. Y estudiaron con profesores dominicos, jesuitas, etc. De esta manera tanto los mercedarios de retaguardia como los de vanguardia en la doctrina eran religiosos sacerdotes competentes, que sabían por dónde andaban y desempeñaban bien sus derechos y deberes apostólicos”.27 La década de 1590 fue particularmente clave para la presencia de la orden en México: se consiguió la licencia real de fundación en 1592, la orden recibió permiso de enviar una primera misión a México en 1594, recibió su primera limosna real, y se propuso, en 1599, “la consolidación del convento de México”.28 Y así, el siglo xvii comenzó con un importantísimo logro para los mercedarios: “en la fiesta mariana del 8 de septiembre de 1602, la comunidad mercedaria pudo celebrar la solemne ceremonia de poner la primera piedra de su templo, con asistencia del virrey y de lo más destacado del vecindario capitalino”.29 En realidad, a partir del cambio de siglo se podría decir que la suerte
23. Ibid., p. 89. 24. Ibid., p. 51. 25. Ibid., pp. 125-142. 26. Ibid., pp. 94 y 109. 27. García Ochoa, art. cit., p. 100. 28. León Cázares, op. cit., pp. 112-119 passim. 29. Ibid., p. 122.
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de la orden en México empezó a evolucionar, de manera definitiva, para mejor, pues fueron años sumamente triunfantes para los mercedarios. No solo se fundaron conventos en diversas zonas del territorio mexicano,30 sino que, por fin, se logró la separación de las casas mercedarias mexicanas de la Provincia de la Visitación en Guatemala y la erección de una provincia mexicana, proceso que se realizó entre 1616 y 1618. La celebración del primer capítulo provincial en el convento de México tomó lugar en 1620.31 Como explica León Cázares, La Provincia de la Visitación parecía iniciar su vida independiente bajo augurios positivos. Contaba entonces con ocho fundaciones [...]: la casa matriz en México y los conventos de Puebla, Oaxaca, Valladolid, Tacuba, Colima, Veracruz y Atlixco. Poseía minas en Zacualpan, el cerro de tezontle en Santa Martha, una hacienda en Colima, la de labor llamada de San Salvador en las afueras de Puebla y otra denominada Huesuchil, cerca de la capital. Si por una parte, no había conseguido participar en la administración de pueblos indígenas, por otra, sus actividades académicas habían vuelto significativa la presencia del hábito blanco en las aulas universitarias.32
Fue en este ambiente de expansión y crecimiento en México donde se enmarcaron las fiestas mercedarias en celebración de la canonización del fundador de su orden, a las que nos referiremos en el siguiente apartado. En muy poco tiempo, la Orden de la Merced se volvió próspera de recursos tanto materiales como humanos, y definitivamente muy presente e influyente entre la sociedad novohispana en general. Citemos de nuevo a León Cázares, quien expresa muy bien el poder y el prestigio que se le adjudicaba a la Orden de la Merced en la primera mitad del siglo xvii: 30. “[...] se suceden las fundaciones de los conventos mercedarios en toda la geografía de la Nueva España: en 1598 se funda el convento de Puebla, en 1601 el de Oaxaca, en 1604 el de Valladolid, hoy Morelia, en 1607 el de la Inmaculada Concepción de Tacuba y el de Colima, en 1613 los de Veracruz y Atlixco [...]. En 1626 se funda el Convento de Belén y de su Colegio de San Pedro Pascual, extra muros de la ciudad de México, en 1628 el convento de San Luis Potosí, en 1629 el de Guadalajara” (“Nuestra Provincia. Provincia Mercedaria Mexicana. Notas cronológicas”, Orden de la Merced, Provincia de México, [consultado el 13 de mayo de 2017]). 31. Véanse tanto las notas cronológicas citadas en la nota anterior como León Cázares, op. cit., p. 139-143. 32. León Cázares, op. cit., p. 161.
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La Merced de México exenta de los trabajos y sinsabores de administrar pueblos indígenas o del peligro de misionar entre fieles; establecida en centros económicos importantes; poseedora de recursos materiales; ligada a la prestigiosa vida universitaria; lidereada por personajes influyentes, tanto por su origen social y bienes de fortuna como por la fama conseguida en cátedras, púlpitos y confesionarios, debió constituirse durante la primera mitad del siglo xvii en una opción deseable para muchos jóvenes criollos que se inclinaban por el estudio sacerdotal, concebido como una carrera que ofrecía seguridad económica y posibilidades de desarrollo personal, con evidentes ventajas sobre sus colegas seculares, siempre en competencia de un beneficio eclesiástico.33
La prosperidad y el prestigio de la orden, ya en las primeras décadas del siglo xvii, sin duda contribuyeron a la magnificencia con la que se terminó celebrando a Nolasco y su canonización. Hubo una sola circunstancia que estaba completamente fuera de las manos de los mercedarios en aquella época, y que sí les perjudicó en lo oportuno, per se, de las fiestas, pero que terminaron venciendo: los desastres climatológicos que asolaron México durante el final de la década de 1620 y principios de la siguiente. Ahondemos ahora en los retrasos que hubo en la planeación y realización de las fiestas, y en cómo la orden, al final, se resolvió a vencer las adversidades naturales y lograr su propósito festivo en homenaje a su fundador. C. L a ca noni z ac i ón d e s an Pe d ro N o l as co y l as fi e s tas m e x icanas d e 1 6 3 3 El 30 de septiembre de 1628, 410 años después de la fundación de la Orden de la Merced, el culto inmemorial de Pedro Nolasco fue reconocido por la Sagrada Congregación de Ritos “después de un regular proceso canónico”.34 A raíz de este reconocimiento, “el papa Urbano
33. Ibid., pp. 170-171. 34. “S. Pedro Nolasco 6 de mayo”, en el sitio web de la Curia Generalizia Dell’ordine Della B. M. Vergine della Mercede, [consultado el 9 de septiembre de 2017]. En la biografía del santo ofrecida en la misma página, se explica que hubo dos momentos importantes en su canonización: el primero, el reconocimiento del culto por la Congregación de Ritos y el segundo, cuando “el 19 de junio de 1655 el papa Alejandro VII
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VIII concede poder celebrar el oficio y misa para la familia mercedaria. Esto sería la llamada ‘beatificación equipolente’, según terminología del papa Benedicto XIV”.35 Como se puede imaginar, la canonización del fundador de una orden religiosa representaba un magnífico honor; así lo explica Alavés en el Libro primero: Un gozo grande, un regocijo desigual, dificultosamente se esconde en lo interior del pecho porque, no cabiendo en sus angostos senos, forceja por salir afuera, a comunicarse a todos que las penas menguan y las glorias comunicadas se dilatan. Estaba nuestro convento de México tan alegre con la nueva del nuevo rezo de nuestro padre, que quisiera, como vaso muy lleno de licor, rebozar luego y revertirse por la circunferencia de todo este reino.36
Pero, aunque la intención era empezar inmediatamente a planear el festejo por tan gran noticia, los mercedarios en México terminarían teniendo que esperar no poco tiempo para celebrar la canonización con la pompa y circunstancia que merecía. Sigue Alavés: Pero no pudo por entonces ejecutar este piadoso deseo porque, habiéndose anegado esta ciudad con una poderosa inundación, con fuerzas humanas irreparable, que sobrevino por el37 mes de septiembre del año pasado de veintinueve, estaba imposibilitada de celebrar fiestas en medio de tantas penas, fueran gustos aguados los que intentara. Yo no describo esta inundación por ser ajena de mi asunto: describir fiestas por tierra, y no tormentas por agua, es la pretensa y designio que llevo en esta obrilla. Solo digo que fue tan grande que ocupó toda la ciudad, derribó casas, arruinó edificios que pasaron de38, conque a los pobres sacó de sus casillas y a
manda introducir el nombre de Pedro Nolasco en el martirologio romano como santo. Y el 12 de julio de 1664, la Congregación de Ritos aprueba el oficio y misa, mandando introducirlos en el breviario y misal. De este modo, el culto a san Pedro Nolasco queda extendido a la iglesia universal” (loc. cit.). 35. Loc. cit. 36. Libro primero, f. 8v. 37. humanas irreparable, que sobrevino por el: subrayado en el original. Como se menciona en los criterios de edición, he representado los subrayados en el manuscrito del Libro segundo con cursivas, como también hago en las citas que incorporo al presente estudio. 38. edificios que pasaron de: la idea no se completa. Alavés dejó un espacio después de de, pero la frase que debería seguir la preposición no existe.
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los ricos de sus casas; conque quedó como Jerusalén, asolada del vengativo cuchillo babilónico, solo para ser llorada amargamente de Jeremías, si bien con nuevas lágrimas crecieran sus corrientes. Sucedió esta primera inundación día de san Mateo a veintiuno de septiembre de este dicho año. Como ciudad tan rica, enferma de gota, esto es, de las muchas gotas de aguas que llovieron en este año, el mayor daño se sintió en los pies, esto es, en los cimientos flacos de las casas que cayeron. Dos veces se ha anegado esta ciudad en este día [...]39. Dilatáronse las fiestas para cuando decreciesen las aguas, y sucedió tan al contrario, que en el mismo día de san Mateo del año de treinta [1630], sobrevino segunda40 inundación, conque quedó la cuidad lastimada de nuevo; añadiéronse dolores a dolores con la renovación de la primera llaga, y con esta ocasión no se celebraron estas fiestas en todo aquel año ni el siguiente. Teníamos el corazón entre dos aguas, o entre dos inundaciones: vivíase con esperanza de que, menguando las aguas, crecerían nuestros gozos, y se comunicarían mejor.41
Aunque aquí Alavés alude a dos inundaciones, sucedidas en dos años consecutivos (1629 y 1630), afirma él, en el mismo día del año (día de san Mateo, el 21 de septiembre), de manera general nos referimos al fenómeno en singular: la inundación de 1629. Antonio Rubial explica las circunstancias y antecedentes de este desastre natural, los cuales se remontan al siglo xvi, a partir de la llegada de los españoles. El pasaje que aquí cito es algo largo, pero en mi opinión, contiene información esclarecedora sobre las inundaciones en la Ciudad de México, que siguen siendo un enorme problema hoy en día: En menos de un siglo, entre 1521 y 1600, un profundo e irreversible cambio ecológico había tenido lugar. La consecuencia más alarmante fue, sin
39. Libro primero, f. 8v. 40. sucedió... segunda: todo esto va subrayado en el original. 41. Libro primero, f. 9r. Sigue Alavés: “Considero yo a mi glorioso padre san Pedro Nolasco como al antiguo Noé que, encerrado dentro del arca, o urca fluctuante, en el tiempo del diluvio, de cuando en cuando, se asomaba a la ventana para ver si las aguas se humillaban y le franqueaban el paso, para salir del arca donde estuvo recluso tanto tiempo; así, Nolasco, encerrado en nuestra iglesia, consideraba el tiempo y esperaba la mengua de las aguas para aumento de su gloria, que accidentalmente crece en los santos con las fiestas que se les hacen y plegarias que se les envían. Noé se ocupó en el arca en cuidar de los animales; Nolasco se entretenía en hacer mercedes a cuantos imploraban su auxilio, en enfermedades y trabajos, que no eran pocos” (9r-9v).
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duda, la ruptura de los ciclos acuáticos. La Ciudad de México había sido construida por los mexicas sobre un islote de la parte occidental del lago que, con las lluvias veraniegas, quedaba a veces cubierto por el agua. En la época de Nezahualcóyotl, el hombre prehispánico había solucionado el problema de las inundaciones con la construcción de un dique o “albarradón”. Los españoles conservaron ese dique, pero en el siglo xvii tal recurso era insuficiente. La inmoderada tala de los bosques había causado una erosión enorme y era tanta la tierra depositada en el fondo del lago que las inundaciones comenzaron a ser cada vez más graves. Los años de 1604 y 1607 fueron tan críticos que las autoridades decidieron consultar a un experto alemán: Heinrich Martin. Enrico Martínez, como se hizo llamar al hispanizar su nombre, se dio cuenta que, de seguir así, el lago pronto estaría en el mismo nivel de la ciudad, por lo que propuso lo que él consideraba la única solución viable: perforar un canal de doce kilómetros, mitad abierto y mitad cerrado, que llevando el agua por Nochistongo y Huehuetoca hacia el río Tula, desecaría el lago poco a poco. Durante diez meses, 60.000 indios de los pueblos aledaños trabajaron (forzados, aunque de manera remunerada) en las obras del desagüe; sin embargo, el desinterés de algunos y las críticas de otros detuvieron el proyecto, mientras derrumbes y escombros bloqueaban el túnel y parte de la zanja, con lo que se inutilizó el sistema por un tiempo. En 1629, una tormenta se abatió sobre la zona. El agua arrastró grandes cantidades de tierra hacia el lago y rompió el dique, dejando la ciudad casi sepultada bajo el agua durante cinco años. Enrico Martínez, encarcelado y acusado de ser el culpable de la desgracia, declaró haber cerrado el canal por temor de que una masa de agua tan grande destruyera una obra tan costosa. La gran inundación dañó la mayoría de los edificios y provocó la emigración de muchas familias hacia Puebla. En 1631, el virrey Cerralvo propuso cambiar la ciudad de lugar, a lo cual tanto el Ayuntamiento como los religiosos se opusieron, alegando que se perderían millones en construcciones y rentas. Por ello, en 1637, se retomaron las obras de tajo, pero se decidió que todo el canal se haría abierto.42
Los efectos tan prolongados de la inundación de 1629 fueron, como nos explica Alavés en el Libro primero, el motivo por el que se siguieron posponiendo las festividades por la canonización de Nolasco. En
42. Antonio Rubial, Monjas, cortesanos y plebeyos. La vida cotidiana en la época de Sor Juana, Ciudad de México, Taurus, 2005, pp. 15-16.
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el pasaje que citamos a continuación, detalla cuál fue la “última resolución” que se tomó cuando, colectivamente, se llegó a la comprensión de que “la inundación de esta ciudad no era transitoria sino permanente” (¡cuán vigentes estas palabras de Alavés, escritas hace un poco menos de 400 años!): Al fin del año de treinta y uno, se trató de que el día del santo, que es a veintinueve de enero, fuese festivo en esta ciudad, punto en que por entonces no se tomó última resolución, porque el tiempo ayudaba poco a la celebridad de las fiestas. Considerando, pues, que la inundación de esta ciudad no era transitoria sino permanente, se tomó última resolución de no diferir más las fiestas, y se determinó que, a pesar de las aguas, que no serían poderosas a apagar el ardiente fuego de la caridad de México, que es muy aventajada, se celebrasen estas fiestas a fin del mes de enero de este presente año de treinta y tres, y esta última resolución se ejecutó con el orden y disposición que adelante diré. El impedimento del agua ayudó en parte a hacer muy grandiosa la fiesta, porque en el tiempo de la dilación se dio lugar a la consultación de los medios más proporcionados para su mayor grandeza [...]: fue tirar la cuerda del arco para que después alcanzase más lejos.43
Y de la misma manera en que los mercedarios mexicanos supieron vencer lo que parecía iba a ser un enorme impedimento para la celebración de las fiestas en general, también le sacaron el mejor provecho posible a las condiciones aparentemente adversas para la difusión de la convocatoria al certamen. Ahondemos en algunos detalles sobre esta ahora. D . L a c onvocator i a al ce r tam e n Puede haber parecido que las condiciones climáticas a principios de la década de 1630 habrían de ‘aguar’ también la divulgación de la convocatoria al certamen: como explica Alavés, “no se paseó el certamen literario por las calles y lugares públicos de la ciudad como se acostumbra por estorbarlo el agua, que las tenía ocupadas”.44 No
43. Libro primero, ff. 8v-9v. 44. Ibid., f. 16v.
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obstante, la lectura de la convocatoria en la Real Universidad fue, de todas maneras, muy provechosa, y casi pareciera que se vio favorecida por alguna intervención divina: alrededor de las dos de la tarde el día 7 de enero, día en que se había acordado de leer el certamen, el clima permitió que los religiosos mercedarios pudieran salir de su convento rumbo a la universidad: Luego a las dos del día, el sol, que hasta aquella hora despedía o vibraba rayos de fuego (tanto era el bochorno que causaba) se fue cubriendo o rebosando poco a poco con el toldo o pabellón plateado de una arrebolada nube cortesana que, rebatiendo sus rayos, templaba sus ardores. Gozando, pues, de esta comodidad que el tiempo benévolo nos ofrecía, salió la comunidad de nuestro convento para la universidad, donde había de leer el certamen. Y rúan muchas trompetas y chirimías por delante que convocaban gente y poblaban las calles de hombres y las ventanas de mujeres que acudían a saber la novedad de estos rumores. Abejas pronosticaron la santidad de Nolasco, y a estas dio naturaleza sus trompetas naturales, y así se emplearon muy bien en divulgarla las que hizo el arte para este y otros fines.45
Quizá se haya tratado de una señal de lo que sería el enorme éxito del certamen, precisamente como el panal en la mano de Nolasco fue anuncio de su futura prodigiosidad. La lectura del certamen fue un acontecimiento altamente ceremonioso, y en cuya relación, en el capítulo cuatro del Libro primero, se plasma claramente el gran orgullo que era para los mercedarios dar inicio a esta temporada festiva con el anuncio del certamen. Acudieron a autorizar este acto el señor general Fernando de Sosa, caballero del hábito de Santiago y corregidor de México, y los señores alcaldes ordinarios don Antonio de Ordaz y Mendoza y don Juan de Valdivieso,46 el señor don Lesmes de Astudillo, alguacil mayor de la ciudad, y todos los señores regidores de ella, los señores oficiales reales: en efecto, todo el cabildo de la ciudad. Asistieron también muchos doctores de la Real Universidad, graduados en diversas facultades, muchos caballeros de la ciudad, muchos religiosos graves, doctos y letrados de los conventos, y 45. Loc. cit. 46. Puede tratarse del mismo Juan de Valdivieso que ganó el tercer lugar en el concurso de octavas (véase nuestro Apéndice II).
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un copioso número de estudiantes, a quienes principalmente se echaba el guante y se encaminaba el desafío presente. Y estando todos juntos y congregados, habiéndose quietado y reducido a sosiego las inquietas ondas que formaba el auditorio numeroso, subió a la cátedra el padre presentado fray Juan Ortiz, secretario de esta provincia de la Nueva España y lector de Teología de este convento de México de nuestra sagrada orden, con el certamen en la mano [...]. Pues habiéndose sentado en la cátedra, le leyó en alta voz, a cuyos inteligibles acentos se mostró benévolo y atento el auditorio [...]. En acabando de leerle, se hizo salva de veinticuatro tiros, y se dispararon con concierto admirable muchos cohetes, bombas y tronadores que, resonando en los huecos del Parnaso (que no hay pocos), despertaron las musas mexicanas a cantar dulces poemas, habiendo estado acostumbradas a llorar tragedias suyas.47 Azoraron a los poetas, inquietaron sus plumas, avivaron sus dedos a darles un agudo filo, que también cuidan de esto los poetas en las plumas, como los soldados en las espadas. Con esto se dio honroso fin a este primer acto de la fiesta.48
En la relación de este “primer acto de la fiesta”, también se hace referencia a la impresión del cartel de la convocatoria, del que muy afortunadamente conservamos un ejemplar gracias al cuidado que alguien tomó al guardarlo junto con el manuscrito de los libros primero y segundo. Se explica que “se imprimió en dos pliegos de marca mayor, con estudio y cuidado mayor de marca. Fue obra del padre maestro fray Juan de Alavés, que le compuso, ordenó y distribuyó sus tesis, fundándola en un curioso discurso astrológico”.49 Este “curioso discurso astrológico” ideado por Alavés se basa en el concepto ptolemaico del universo, y cada uno de los primeros siete concursos poéticos que forman parte del certamen es convocado por uno de los dioses representados por los cuerpos celestes, en el orden en que se creía era su cercanía a la Tierra (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno). El concurso de danzas fue convocado 47. acostumbradas a llorar tragedias suyas: sin duda se trata de una referencia a las inundaciones, a las cuales se hacen numerosas alusiones en el Libro primero. 48. Libro primero, ff. 17v-18r. 49. Ibid., f. 17v. En este mismo folio del Libro primero, se alude a la ventaja que implícitamente se dio a los poetas al haber impreso el certamen: “pareció diligencia conveniente dar a la estampa el certamen, para que se multiplicase en muchos que se pudiesen repartir y distribuir dentro y fuera de la ciudad”. Definitivamente se trata de un indicio de las expectativas de los religiosos de la orden en cuanto al número de interesados que podría haber para el certamen.
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por estos siete dioses/cuerpos celestes, y el octavo concurso poético, de soneto faceto, no fue convocado por ninguno. En el siguiente apartado especificaremos la relación que se establece entre cada uno de los dioses convocadores, por un lado, y el episodio hagiográfico o histórico en el que se basa la temática obligatoria de cada uno de los concursos, por otro. Después de leído el certamen por el padre fray Juan Ortiz, se fijó el cartel en “un dosel de damasco carmesí que estaba colgado en un lienzo del claustro de la Real Universidad”,50 donde permaneció durante tres días, en los que “llegaban enjambres de poetas, como moscas a la miel, a trasladar los temas del certamen; cada uno lidiaba con el suyo porque, como los ingenios son varios, varían en el gusto, y no todos se inclinan a un mismo linaje de poesía”.51 Es también en esta parte del Libro primero donde Alavés describe el empeño invertido por los múltiples poetas que se interesaron por la convocatoria, que él aprovecha para hacer un chiste acerca de la pobreza de los poetas, tema acerca del cual, como veremos, hará múltiples bromas en el Libro segundo. Hace referencia a la anécdota bíblica relatada en Hechos de Apóstoles, 3:1-8, sobre un hombre sin capacidad para caminar que pedía limosna afuera de un templo. Cuando llegaron san Juan y san Pedro, les extendió la mano; Pedro le contestó: “No tengo ni oro ni plata; lo que tengo, eso te doy: en nombre de Jesucristo Nazareno, anda”.52 Lo tomó de la mano y lo levantó, y el hombre ya podía caminar. Partiendo de la anécdota, Alavés hace un pequeño juego de palabras con “pies”: argentum et aurem non est mihi; quod autem habeo, hoc tibi do: no tengo oro ni plata; doyte pies. Esto mismo dicen los poetas cuando pretenden alabar debidamente a un santo: como se hallan faltos de plata y oro, líbranlo todo en pies, ofreciendo con devoto ánimo y piadoso afecto los pies de sus limados versos.53
50. Ibid., f. 18r. 51. Ibid. f. 18r-18v. 52. Como comentaremos más adelante en los criterios de edición, las citas bíblicas provienen siempre de las mismas biblias: en castellano, de la de Eloíno Nácar Fusto y Alberto Colunga; en latín, de la Vulgata. 53. Libro primero, f. 18v.
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En efecto, dejando a un lado el tema del sentido del humor de Alavés —tema que sí retomaremos brevemente, en el siguiente capítulo, en el apartado sobre nuestro secretario— los poetas mexicanos sí ofrecieron “con devoto ánimo y piadoso afecto los pies de sus limados versos” para homenajear a san Pedro Nolasco en las fiestas realizadas para conmemorar su canonización. Atendamos ahora a la biografía del santo, a la del secretario del certamen y a varias especificidades de este evento poético que contribuyeron a su éxito y a su singularidad.
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Capítulo iii El certamen poético de los mercedarios mexicanos: especificidades de su éxito y otras curiosidades
A. B r e v e b i ogr a fí a d e l f e s t e j ad o , s an Pe d ro N o l as co Los datos sobre la vida de san Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced, son realmente escasos y muchas veces sumamente confusos, a pesar de la gran importancia de esta figura para la historia de su orden. La breve biografía que incluyo aquí está basada, en parte, en la que ofrece Pedro Francisco García Gutiérrez en su artículo “Iconografía mercedaria”.1 El autor explica que casi todas las noticias que se saben acerca de su vida están sacadas de dos fuentes principales [...] el llamado “Documento de los sellos” [...] un acta notarial del año 1620, en la que se contiene un compendio de informaciones “super vita et moribus de Sant Pedro Nolasco” [...y] las Memorias o Notas de fray Pedro de Amer, compañero de san Pedro Nolasco durante muchos años, que fue su sucesor en el generalato de la Orden.2
Para la biografía que ofrece, García Gutiérrez cita extensamente de tres fuentes: San Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced de Gumersindo Placer López,3 el ya mencionado San Pedro Nolasco, fundador de la Merced de Pedro Nolasco Pérez, y Tirso de Molina, 1. El extenso artículo ocupa casi todo el número 149 (1985) de la revista Estudios: revista trimestral publicada por los Frailes de la Orden de la Merced (pp. 9-126). 2. Ibid., p. 33. 3. Orense, s.e., 1938.
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Historia General de la Orden de la Merced, de la cual ya hemos citado. En algunos casos, he complementado la información proporcionada por García Gutiérrez con datos tomados de otras fuentes. Las fechas dadas para el nacimiento de Pedro Nolasco varían; García Gutiérrez considera solamente que habrá nacido en “el último cuarto del siglo xii” y que “el día probablemente fue la festividad de san Pedro y san Pablo, de donde le vendría el nombre”;4 en el sitio web de la Curia Generalizia Dell’ordine Della B. M. Vergine della Mercede, se sostiene que nació entre 1180 y 1182.5 Ambas fuentes coinciden en que nació en Mas-Saintes-Puelles, en Languedoc.6 Tenemos pocas noticias sobre su juventud, aunque la mayoría de las fuentes coinciden en que fue en esta etapa de su vida cuando determinó dedicar su vida al servicio de Dios y de la Iglesia católica. Explica García Gutiérrez que Se cree que cuando tenía alrededor de 15 años murió su padre, dejándole una cuantiosa herencia. No se dejó deslumbrar por ella, sino que se consagró a Dios, haciendo voto de castidad perpetua [...]. A los dieciséis años luchó con las armas contra los albigenses, llevando como bandera una imagen de la Virgen”.7
También sabemos que en su adolescencia o en sus años 20, ya se encontraba en Barcelona, donde inició su obra caritativa, aunque las fuentes discrepan respecto a las fechas. García Gutiérrez sostiene que A los veintidós años se cree que llegó a Barcelona. Antes pasó por Montserrat, en cumplimiento de una promesa, donde estuvo varios días en oración y penitencia. [...] En cuanto a la fecha exacta de su llegada a Barcelona, tampoco hay unanimidad; las distintas fechas oscilan entre 1205 y 1213. A poco de llegar a Barcelona se distinguió por su gran labor caritativa.8
4. García Gutiérrez, art. cit., p. 33. 5. “S. Pedro Nolasco 6 de mayo”, art. cit., s.p. 6. Para García Gutiérrez, el padre de Pedro Nolasco se llamaba Guillermo y su madre, Teodora; en la información que proporciona la Curia Generalizia dell’Ordine della B. M. Vergine della Mercede de Roma, solo se da el nombre del padre, que en dicha fuente es Bernardo (García Gutiérrez, art. cit., p. 33; “S. Pedro Nolasco 6 de mayo”, art. cit., s. p.) 7. García Gutiérrez, art. cit., p. 34. 8. Loc. cit.
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Alban Butler cita, como motivos del traslado de Nolasco a Barcelona, la lucha contra los albigenses mencionada por García Gutiérrez, y otros factores históricos: Siguió a Simón de Montfort, general de la guerra santa contra los albigenses [...] en la batalla de Muret, Simón venció y mató a Pedro, el rey de Aragón, y tomó como prisionero al hijo de este, Jaime, un niño de seis años. El conquistador [...] nombró a Pedro Nolasco, que entonces tenía 25 años, tutor del príncipe y los envió a los dos a España.9
Pedro Nolasco habrá iniciado su labor como redentor de cautivos cristianos aproximadamente en esa misma etapa de su vida; según García Gutiérrez: su celo por liberar cautivos de los sarracenos le llevó a utilizar el dinero de la herencia de sus padres para este menester. Fue varias veces a Valencia a liberar cautivos. Cuando su fortuna se acabó, se dedicó a pedir limosna por las calles, reuniendo un grupo de jóvenes caritativos que iban pidiendo de puerta en puerta o colocando una mesa en la calle.10
La fundación por parte de Nolasco de la Orden de la Merced regularmente se atribuye tanto a su propia convicción acerca de la necesidad de una orden dedicada a la redención de cautivos como a la visión que tuvo en la que la Virgen María le ordenó que fundara tal orden. Escribe Anthony Allaria que después de deliberar con madurez, también movido por una visión celeste, se resolvió a fundar una orden religiosa (1218) [...] cuyo objeto principal sería la redención de esclavos cristianos. En esto fue apoyado por san
9. “He followed Simon of Montfort, general of the holy war against the Albigenses [...] in the battle of Muret [Simon] defeated and killed Peter, king of Aragon, and took his son James prisoner, a child of six years old. The conqueror [...] appointed Peter Nolasco, then twenty-five years old, his tutor, and sent them both together into Spain” (Alban Butler, “January 31, St. Peter Nolasco, Confessor”, en The Lives of the Fathers, Martyrs, and Other Principal Saints, Vol. 1, Dublin, James Duffy, 1866-Bartleby.com, New York, 2010, [consultado el 14 de enero de 2018]; la traducción es mía). 10. Ibid., pp. 34-35.
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Raimundo de Peñafort y Jaime I, rey de Aragón, quienes, al parecer, fueron favorecidos con la misma inspiración.11
García Gutiérrez relata algunas de las circunstancias específicas de la visión que tuvo Nolasco. En esta, aparecía una hermosa oliva llena de manjares, cuando vinieron unos leñadores y la estaban cortando, mientras que la oliva estaba gritando y san Pedro Nolasco la defendió. Poco después se le apareció la Virgen, en el mes de agosto, diciéndole: “La oliva es la Iglesia; los leñadores, los sarracenos, y tú debes fundar una orden para liberar a la Iglesia de los sarracenos”.12 [...] Se cree que la visión o aparición de la Virgen ordenándole la fundación de la Orden de la Merced sucedió en la noche del 1 al 2 de agosto de 1218. La Virgen le dijo en esta aparición que “abandonase los deseos de soledad y que fundase la Orden de la Merced de los Cautivos y que ejercitase la caridad por medio de la redención de cautivos, y que el hábito debía ser blanco y que él fuese el primero en vestirlo, y que la nueva religión debía llamarse de santa María de la Misericordia o de la Merced de los Cautivos.13 Al día siguiente fue a visitar a Jaime I, que estaba en compañía de san Raimundo de Peñafort, y les contó la visión de la noche anterior; ellos le dijeron que habían tenido unas visiones parecidas.14 El 10 de agosto del mismo año se fundó solemnemente en la catedral de Barcelona la Orden de la Merced.15
11. “After mature deliberation, moved also by a heavenly vision, he resolved to found a religious order (1218) [...] whose chief object would be the redemption of Christian slaves. In this he was encouraged by St. Raymond Penafort and James I, King of Aragon, who, it seems, had been favored with the same inspiration” (Anthony Allaria, “St. Peter Nolasco”, The Catholic Encyclopedia, vol. 11, New York, Robert Appleton Company, 1911, [consultado el 14 de enero de 2018]); la traducción es mía. 12. Esta cita en el artículo de García Gutiérrez proviene de Tirso de Molina: op. cit., pp. 33-35. 13. Esta cita en el artículo de García Gutiérrez proviene de Gumersindo Placer López: op. cit., pp. 3-15. 14. Después de esta última afirmación sobre las visiones de Peñafort y el rey Jaime I de Aragón, García Gutiérrez apunta: “Hoy estas dos visiones la crítica moderna no las admite” (art. cit., p. 35). 15. García Gutiérrez, art. cit., p. 35.
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La información proporcionada por la Curia Generalizia dell’Ordine della B. M. Vergine della Mercede también ofrece las mismas fechas tanto para la visión que tuvo Pedro Nolasco como para la fundación de la Orden.16 Como se reconoce en varias fuentes, esta fue confirmada por el papa Gregorio IX, quien hizo “a san Pedro Nolasco Maestre General de la Orden, ateniéndose a la constitución militar de la Orden Mercedaria”.17 Pero según Butler, hubo un importante paso intermedio entre la fundación y la confirmación de la orden: el rey [Jaime I] se declaró protector de la orden, y asignó [a sus religiosos] un cuarto grande en su palacio para su residencia. [...] En la fiesta de san Lorenzo, en el año 1223, el rey y san Raimundo llevaron a san Pedro a la iglesia y se lo presentaron a Berenguer, el obispo de Barcelona, que recibió sus tres votos solemnes, a los que el santo agregó un cuarto [voto], de dedicar todo su sustancia y su propia libertad, de ser necesaria, a la redención de esclavos; voto que exigió de todos sus seguidores.18
Según García Gutiérrez, fue también Berenguer quien le vistió el hábito, y el rey Jaime I quien “le dio el escudo de la Orden; las cuatro barras, símbolo de la corona de Aragón, y la cruz blanca, símbolo de la catedral de Barcelona”.19 A partir de la fundación de la orden, como explica este estudioso, “la vida de san Pedro Nolasco transcurre entre la dirección de su orden y la multitud de viajes que realiza a Valencia y Argel para redimir cautivos. Algunas veces se quedó, en cumplimiento del cuarto voto, en tierra de moros por la liberación de otros cautivos cristianos”.20 También se considera, a partir de diferentes fuentes, que acompañó al rey Jaime I de Aragón en dos conquistas importantes, la
16. “S. Pedro Nolasco 6 de mayo”, art. cit., s.p. 17. García Gutiérrez, art. cit., p. 36. 18. “The king [James I] declared himself the protector of the Order, and assigned them a large quarter of his own palace for their abode [...] on the feast of St. Laurence, in the year 1223, the king and Saint Raymund conducted St. Peter to the church and presented him to Berengarius, the bishop of Barcelona, who received his three solemn religious vows, to which the saint added a fourth to devote his whole substance and his very liberty, if necessary, to the ransoming of slaves; the like vow he required of all his followers” (Butler, op. cit., s.p.; la traducción es mía). 19. García Gutiérrez, art. cit., p. 35. 20. García Gutiérrez, art. cit., pp. 35-36.
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de Mallorca21 (1229-1231) y la de Valencia22 (1238), y a Fernando III de Castilla en la reconquista de Sevilla (1247-1248; véase, más adelante, nuestro apartado sobre el quinto certamen). Según Butler, la austeridad y las fatigas que vivió san Pedro Nolasco lo llevaron a tener dificultades de salud durante las postreras etapas de su vida. En 1249, según este estudioso, se retiró de sus responsabilidades de redentor y general de la orden. Según la tradición, murió el 25 de diciembre de 1256 en Barcelona, aunque otras fuentes han documentado que en realidad murió el 6 de mayo de ese año.23 Fue canonizado por el papa Urbano VIII, como ya mencionamos en el capítulo anterior. B. Fr ay Jua n de Al av é s : s e cre tari o Fray Juan de Alavés, el secretario de nuestro concurso, fue en su momento un religioso admirado y respetado por sus co-mercedarios. También pasó por momentos difíciles en su vida. Todo esto se entiende claramente a partir de la entrada sobre Alavés en Beristáin: Natural de México, donde recibió el hábito del Real Militar Orden de la Merced. Fue de tan raro y temprano ingenio, y de tanto estudio y erudición, que a los trece años de edad hizo oposición escolástica a la cátedra de Retórica de la Universidad mexicana. Enseñó la latinidad, la Filosofía y la Teología en los colegios y conventos de su Provincia de la Visitación, y en ella fue secretario, maestro del número24 y comendador de Atlixco,
21. Véase Joan Dameto, The Ancient and Modern History of the Balearick Islands, Or of the Kingdom of Majorca: Which Comprehends the Islands of Majorca, Minorca, Yviça, Formentera and Others with Their Natural and Geographical Description, London, William Innis, 1716, p. 21. 22. García Gutiérrez, art. cit., p. 36. 23. Muy curiosamente, la página web de la Curia Generalizia dell’Ordine della B. M. Vergine della Mercede ya citada registra su fecha de muerte, sí, como el 6 de mayo, pero en el año 1245 (“S. Pedro Nolasco 6 de mayo”, art. cit., s.p.). De ser así, no hubiera podido acompañar a Fernando III en la reconquista de Sevilla, la cual constituye un momento muy importante en la hagiografía de nuestro santo. 24. maestro del número: El concepto “del número” se registra en “número” en Aut.: “se toma también por cantidad determinada de personas en algún empleo o comunidad, y así se dice escribano del número, académico del número, etc.” (las cursivas son mías); ahora por lo regular escribimos “de número” (“dicho de un individuo: perteneciente a
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Puebla y México. Pero como los ingenios extraordinarios suelen desgraciarse cuando anticipan sus flores y sus frutos, nuestro Alavés perdió el juicio antes de los cuarenta años. Llegando al extremo de arrojarse de una ventana al patio del convento, de cuyas resultas se vio a los umbrales de la muerte. Después de esta caída no solo recobró la salud, sino las facultades intelectuales, de modo que pudo continuar en el estudio de las letras y en otros empleos. Murió de 52 años el 17 de diciembre de 1642, dejando dispuesto para la prensa el siguiente manuscrito, que con las licencias para su impresión existe en la biblioteca de los padres mercedarios del convento principal de México, y he leído: Relación historiada de las solemnes fiestas que hicieron en la Ciudad de México al glorioso san Pedro Nolasco. Dedicada al excelentísimo señor don Lope Díaz [sic] de Armendáriz, Virrey de la Nueva España. En México en la Imprenta de Francisco Salvago, año de...25 Hay en ella muchas composiciones poéticas en latín y en castellano. Y la segunda parte del manuscrito es un certamen literario, celebrado en el referido convento en 5 de febrero de 1633, todo dirigido por el maestro Alavés.26
El gran ingenio de Alavés y su inteligencia e intelecto excepcionales, así como la noticia sobre su caída mental y física y su aparentemente milagrosa recuperación, también se encuentran relatados, con mayor lujo de detalle, en la Crónica de la Provincia de la Visitación de Nuestra Señora de la Merced, Redención de Cautivos, de la Nueva España de fray Francisco de Pareja.27 Resumiré aquí algunas partes de la biografía que ofrece Pareja, para que podamos entender un poco mejor la gran estima en la que se le tenía al secretario de nuestro concurso, así como las circunstancias y consecuencias de su caída. Explica Pareja que “nació el maestro fray Juan de Aparicio y Alavés en esta ciudad de México de padres nobles y de lo mejor que hubo en este reino, de los varones que lo conquistaron”,28 quizá queriendo dar a entender que nuestro Alavés fue predestinado a sobresalir como lo terminó haciendo, aunque no en las armas sino en las letras. una corporación compuesta de limitado número de personas. Académico, escribano de número” (DLE, s.v. número; las cursivas están en el original). 25. Como sabemos, el manuscrito nunca llegó a la imprenta; sobre esto comentaremos más adelante en nuestros criterios de edición. 26. Beristáin, op. cit., s.v. “Alavés, fr. Juan”. 27. Texto elaborado en 1668 y publicado hasta 1883 en México, Imprenta de J.R. Barbedillo Y Compañía, 1883. La biografía de Alavés se encuentra en el t. 2, pp. 32-39. 28. Ibid., pp. 32-33.
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Enseguida ahonda en la anécdota que menciona Beristáin sobre la oposición que hizo a los 13 años en la Universidad de México: aplicándose con todo conato a los estudios, aprovechó de suerte que, siendo niño de trece años, supo la gramática y retórica con tal inteligencia que de esta edad hizo oposición a la cátedra de retórica en esta Universidad de México, y leyó su lección hora entera, con el término de las veinticuatro horas, en que asombró a todo el reino, viendo que un niño de trece años, que al parecer había de estar en la escuela aprendió a leer y escribir, lo miraban en la cátedra leyendo de elocuencia y latinidad, como maestro; y esta fue la primera demostración que se vio con admiración, entre las demás que se dirán aquí que hizo el padre maestro.29
También especifica Pareja que fue a la edad de los catorce años cuando Alavés tomó el hábito mercedario, y que después de haber pasado “dos años de noviciado por la falta de edad, profesó en este convento a 17 de enero del año de 1610”.30 Según este dato, entonces, habrá nacido en 1592 o 1593; no obstante, de acuerdo con Beristáin, falleció a los 52 años el 17 de diciembre de 1642, con lo cual el año de su nacimiento tendría que haber sido con toda probabilidad el de 1590 (o 1589 si nació en los últimos días de diciembre). De este modo, entre las dos fuentes se ofrece un aproximado para el año de su nacimiento entre 1589 y 1593. Pareja también explica por qué lo conocemos solo como Juan de Alavés (que Pareja escribe sistemáticamente con z), sin su segundo apellido, Aparicio: al profesar Alavés en el convento de la Orden de la Merced, “nunca más usó del [segundo] apellido [...] quizá porque conoció que en los religiosos no parecen bien la multiplicidad de apellidos cuando uno solo basta para ser conocido”.31 Por su conocida inteligencia y “latinidad”, lo mandaron a enseñar gramática a los otros jóvenes en el noviciado; después, estudió Filosofía y Teología, “adelantándose a todos sus condiscípulos en ambas facultades”.32 De ahí “llevó la cátedra de Filosofía en este convento de México, que leyó con aplauso de todos y utilidad general de sus oyentes [...y] pasó a la 29. Ibid., p. 33. 30. Loc. cit. 31. Ibid., p. 34. 32. Loc. cit.
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lectura de Teología”; en 1623 recibió el grado de maestro del número de la provincia,33 como asevera también Beristáin. Debido al reconocimiento de las habilidades académicas e intelectuales de Alavés, le fueron otorgadas diferentes responsabilidades administrativas dentro de su orden; fue nombrado secretario de provincia (Pareja no indica el año); en 1627 fue electo comendador de Puebla,34 en 1637, del convento grande de México y, alrededor de 1639, del convento de Atlixco, como también apunta Beristáin. La época a la que corresponde la enfermedad de Alavés, su caída y su subsiguiente recuperación coincidió con su regreso, desde Atlixco, al convento grande de la Ciudad de México, circunstancia que se dio porque se anuló “dicho capítulo [de Atlixco y] se proveyó de otro comendador”.35 En la versión de Pareja, Alavés no se arrojó de la ventana como sostiene Beristáin, sino que se cayó por accidente; cuenta que, de vuelta Alavés en México, se enfermó gravemente de melancolía tan fuerte que le resultó el gravísimo mal que llaman melarchía,36 que llega a privar del juicio como le sucedió a dicho padre maestro, pues estando en la celda curándose con toda paciencia y humildad, pareciéndole que pasaba a otra celda, se arrojó por la ventana hasta el patio del convento, dando tan fiero golpe en el suelo que acudieron los religiosos al socorro, cargándolo entre muchos para subirlo a la celda, llenos de lágrimas y dolor de ver a un sujeto tan ajustado y de tales prendas lastimado y casi sin juicio, en cuyo achaque lo curaron y sanó [...].37
Posteriormente, según Pareja, “por el año de 1640 fue desterrado al convento de Puebla [...donde] se estuvo pasando una vida religiosa y solitaria [...] siendo allí el oráculo a quien todos consultaban las dudas que se les ofrecían en todas materias, así de lo moral de lo escolástico,
33. Ibid., p. 35. 34. Ibid., p. 36. 35. Ibid., p. 37. 36. melarchía: en el Vocabularium Hispanicum Latinum et Anglicum copiossisimum, cum nonnullis vocum millibus locupletatum, ac cum Linguae Hispanica Etymologijs [...] de John Minsheu (London, Joanum Browne, 1617) en la entrada para melarchía se nos manda a melancolía; en A New Spanish and English Dictionary. Collected from the Best Spanish Authors Both Ancient and Modern [...] de John Stevens (London, George Sawbridge, 1706), leemos “a kind of disease, sais Minshew [Minsheu]”. 37. Pareja, op. cit., t. 2, pp. 37-38.
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que en todo fue siempre muy erudito”.38 Aunque después “se minoró la sentencia del destierro”, se quedó viviendo en el convento de Puebla. Después de poco tiempo se enfermó de nuevo —Pareja no especifica de qué— y, después de administrados los sacramentos, falleció el 17 de diciembre de 1642, como ya habíamos mencionado. En cuanto a las contribuciones histórico-literarias de Alavés, Pareja alude a su importantísimo papel en las fiestas de 1633 (aunque se equivoca de año y dice que fueron “por el año de 1631”) y en la preparación de la relación y del libro del certamen, y también hace mención de los dones poéticos de Alavés: [En] las fiestas de la canonización de nuestro santísimo padre san Pedro Nolasco, [Alavés] fue el que asistió a todas ellas, ayudando a sus disposiciones al reverendo padre provincial maestro fray Juan de Arriaga, y en ellas dispuso aquel tan celebrado certamen, convocando los ingenios de este reino con las poesías agudas, en que tenía singular gracia y sutileza; y, habiéndose acabado las fiestas, escribió un libro con la relación de ellas y todas sus circunstancias, poniendo en él su dicho certamen y las composiciones varias y poesías de los sujetos que le aplicaron a ellas, con los premios que se les dieron, el cual libro compuso para que se imprimiese, y no se consiguió por la variedad de los tiempos39, como asimismo otras obrillas de ingenio que compuso así en versos latinos como españoles, y otras en prosa latina con gran erudición.40
Afortunadamente, en el Libro segundo tenemos muchos y muy hermosos pequeños ejemplos de la gran erudición de los versos de Alavés, no en latín pero sí en español: me refiero a las letras que escribió para un número significativo de los premios y premiados del certamen. También tenemos testimonio de la hermosura de su prosa en castellano en los libros primero y segundo, así como en el cartel de la convocatoria del certamen. Es, quizá, a partir de estos textos propios de Alavés como logramos conocerlo aún más a fondo, pues son la mejor expresión de su gran habilidad para la escritura, su extensísima cultura
38. Ibid, p. 38. 39. Aquí, Pareja confirma lo que ya sabemos: que a diferencia de lo que escribe Beristáin al respecto, este libro nunca se imprimió, aunque ignoro específicamente a qué se refiere aquí con “por la variedad de los tiempos”. 40. Ibid, p. 36.
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literaria, bíblica y mitológica, y de su gran sentido del humor. De este último don de Alavés quisiera ahora dar algunos breves ejemplos, para que se pueda apreciar la manera en la que él le agrega un toque sumamente ameno al certamen, mostrando una faceta no tan seria, no tan rigurosa, sino sobre todo humana y bienhumorada de su carácter. Ya habíamos comentado que, desde el Libro primero, Alavés muestra una cierta predilección burlesca por el tema de la pobreza de los poetas. Aprovecha el Libro segundo para seguir con sus bromas al respecto, que no son pocas. Claro que la explotación del tópico es, hasta cierto punto, irónica, pues como comentamos en el capítulo I, los poetas concursantes y ganadores de los certámenes formaban parte, en su gran mayoría, de las élites letrada, eclesiástica e incluso política. No obstante, Alavés se divierte mucho con el tópico; en la introducción al libro, hace múltiples comentarios al respecto, algunos más humorísticos que otros, entre ellos el siguiente: “Mejor habló Orígenes cuando [...] los llamó [a los poetas] ranas, porque dan pesadez con sus poesías cuando no son buenas, y lo más cierto es porque tendrán pelo cuando la rana tenga pelos. Comen sílabas porque no tienen otra cosa que comer”.41 Como comento en nota en la edición del certamen, puede ser que haya un juego aquí con dos diferentes acepciones de “pelo”: por un lado, la más recurrida, como vello que sale de la piel del animal, y por otro, en referencia a los poetas, como hebra de seda o seda natural (Aut.) y, por extensión, bienes finos. La idea, al fin y al cabo, está claro: los poetas tendrán bienes cuando la rana tenga pelo: es decir, nunca. Son tan pobres que no tienen otra cosa que comer que las sílabas de sus versos. Las repetidas alusiones a la pobreza de los poetas y, de manera más general, a su desesperación por convertirse en ganadores del certamen varían entre referencias jocosas y ligeras y comentarios sutilmente más oscuros. Del primer tipo podemos citar el siguiente ejemplo, de la copla que Alavés le escribe a Juan de Santoyo, ganador del segundo lugar en el concurso de canción (aunque su canción no se incluye en el manuscrito; véase f. 23r-v) y, por tanto, de una jarra de plata: Jarra de plata os envía Apolo: estimadlo vos,
41. Libro segundo, f. 4r.
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porque es milagro de Dios juntar plata y poesía.42
Del segundo tipo, podríamos citar el siguiente ejemplo, donde hay un poco, quizá, de humour noir: “Alfombrose todo el tablado y vistiose de doseles colorados y amarillos, que pronosticaban los muchos colores que habían de mudar los poetas esperando el victorioso lauro para ornamento de las sienes que a muchos se les transformó en funesto ciprés”. El ciprés, que en la cultura popular de la época se relacionaba con lo aciago, con cementerios, monumentos fúnebres,43 etc., metafóricamente implica el fracaso en la búsqueda del “victorioso lauro”, fracaso que inevitablemente tendría que vivir un buen número de los poetas concursantes después de ‘mudar muchos colores’ durante la angustiosa espera de los resultados. En otras ocasiones, las muestras del sentido del humor de Alavés no van dirigidas a los poetas en general sino a algún poeta en particular. Por ejemplo, en la “letra a la persona” para el ganador del primer lugar en el concurso de epigrama, don Alonso de Alavés (probablemente un pariente de nuestro secretario),44 se hace burla acerca de una característica física de este poeta laureado: Poeta sois sin encuentro; poeta, y valéis por dos, pues el cielo puso en vos vena fuera y vena adentro.45
La “vena adentro” es obviamente la vena poética, pero la “vena fuera” requiere de una explicación para que se entienda el humorismo, la cual nos proporciona Alavés en la siguiente aclaración: “Tiene el autor de la epigrama46 la frente señalada con una vena muy gruesa”. 42. Libro segundo, f. 23r. 43. funesto ciprés: véase la nota a este comentario de Alavés (f. 1r) en el certamen. 44. Martha Lilia Tenorio advierte que “Alavés únicamente participa en el primero de los ocho ‘certámenes’ que conforman la justa”, pero después aclara en nota que fue “algún pariente de Juan de Alavés [que] obtuvo el primer lugar” (Poesía, p. 359). 45. Libro segundo, f. 5r. 46. la epigrama: Como aclaro también en nota en la edición, en Aut. (s.v. epigrama) se indica que el género de esta palabra aún era ambiguo, y los ejemplos de uso muestran que se escribía tanto ‘una’ epigrama como ‘un’ epigrama.
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Las bromas y chistes de Alavés muchas veces se hacen de alguna manera a expensas de otros, pero sin caer realmente en la sátira; parecen tener, como finalidad principal, simplemente la diversión del público de la ceremonia de premiación (y, podemos pensar, del potencial público lector del Libro segundo). Su chiste implícito sobre la codicia de las mujeres sería, a mi parecer, un buen ejemplo de esto: Cuatro cucharas os dan las musas con mil placeres: esconded, que son mujeres y quizá os las pedirán (f. 27v).
Sin duda, el lugar común resultaría altamente risible para su público que, en su mayor parte, habrá sido masculino. Sin embargo, por otro lado, Alavés también muestra que puede tratar el tema de la mujer y, específicamente, la habilidad poética de la mujer, ya sin humor, con suma elegancia y apostura. Esto se aprecia claramente en lo que escribe en torno al hecho de que el poema premiado en primer lugar en el concurso de décimas tenga autoría femenina: En primero lugar sale premiada doña María de Estrada y Medinilla. A ningún discreto debe admirar que una mujer sea poeta, pues las musas antiguas fueron poetas y dieron nombre a muchos géneros de versos que introdujeron en el mundo. María, hermana de Moisés, fue poetisa, que cantó a Dios versos gratulatorios, habiendo pasado el mar bermejo, terrible, iracundo y mal acondicionado, como lo dice el color. Fuera de esto, acerca de los gentiles, los poetas eran tenidos por adivinos y profetas (como bien lo muestra la vecindad y cercanía de los nombres poetas y profetas). Y si los poetas decían lo por venir, algunas de estas señoras dicen lo presente, lo futuro y lo pasado, con que han granjeado el renombre de profetas o poetas. Capacidad tienen para poesía porque Dios se la quiso dar, como se la dio para otras muchas cosas de importancia. Muchas ha habido peregrinas en letras, y dejando a las sibilas, véanse Plutarco, Plinio y Rabisio Textor en su Oficina. Las virtudes por la mayor parte tienen nombre de mujeres: así decimos la caridad, la fe, la esperanza, et caetera. Notolo Philón de Pro fuga, porque de ordinario se hallan en las mujeres.47
47. Ibid., f. 8r-8v.
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Se releva aquí otra faceta de la destreza de pensamiento de nuestro secretario. Mientras que, por un lado, como ya hemos visto, es capaz de emplear esta en hacer chistes divertidos para la alegría de su público, por otro, la sabe utilizar, como en el pasaje que acabamos de citar, en discurrir elegantemente sobre el tema de la poesía y sobre las virtudes, poéticas y otras, de las mujeres. Es precisamente por su aptitud discursiva que, podemos suponer, habrá sido considerado como la persona idónea para fungir como secretario del concurso. Y agreguemos a eso la ingeniosidad del “curioso discurso astrológico”48 en que basó las temáticas generales y específicas del certamen, que sin duda resultó sumamente llamativo para los poetas mexicanos. Ahondemos ahora en las particularidades de este discurso astrológico, para poder comprender mejor las expectativas y los requisitos con los que nuestros poetas tuvieron que cumplir para concursar. C. Los c o nc ur s os y s u s t e m át i cas n o l as ci anas Las temáticas específicas de la mayoría de los concursos poéticos que forman parte de nuestro certamen49 se centran tanto en episodios hagiográficos como en momentos históricos de la vida de Pedro Nolasco. Iremos ahora resumiendo estas temáticas una por una, así como su relación con el cuerpo celestial que “convoca” el concurso en cada caso, con el fin de poner de relieve la complejidad y, a la vez, la integridad con las que fue pensado el certamen en su conjunto por su secretario Juan de Alavés.
Primer certamen Convoca: la Luna Episodio hagiográfico: un enjambre de abejas formó un panal en la mano del niño Nolasco Forma poética: epigrama en latín
En el cartel de la convocatoria, se especifica que 48. Juan de Alavés, Libro primero, f. 17v. 49. Las excepciones serán los concursos sexto, de liras, y octavo, de soneto faceto; explicaremos en qué se basan estos dos concursos más adelante.
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La Luna, presidente del primer cielo, abrasada en fuego de amor casto de nuestro glorioso santo, vencida de sus llamas, aunque vencedora del material que encarcela y aprisiona en su esfera capacísima como madre del rocío (así la llamó san Ambrosio: mater roris) de cuyas menudas gotas forman las industriosas abejas sus melifluos panales, pide un ingenioso y agudo epigrama que no pase la raya de cuatro dísticos compendiosos en que, con relevante poesía, se pondere aquel suceso milagroso cuando, estando nuestro santo en la cuna, en su mano derecha formaron las abejas un panal, significativo pronóstico de la dulzura y suavidad de este divino Aristeo.
La relación entre la Luna, entonces, y el episodio hagiográfico en el que se basa el certamen —el panal que fue formado en la mano derecha de Nolasco bebé—, consiste, en primera instancia, en gotas: las del rocío del que la Luna es madre, por un lado, y las de la miel del panal por otro. En segunda instancia, se establece también una conexión a través de la figura de san Ambrosio, en torno al que también existe un momento hagiográfico vinculado con las abejas:50 estas formaron un panal alrededor de su boca, con lo cual se presagia su futuro como elocuente orador. Hay referencia a esta relación entre san Ambrosio y san Pedro Nolasco también en el Flos sanctorum de Pedro de Ribadeneyra: Criaba Teodora a sus pechos a su hijo, aunque la asistía como ama una mujer virtuosa del lugar. Esta dejó un día al niño en la cuna en lo más ardiente del verano, a la hora de siesta, y viniendo un enjambre de abejas, y cercando con blando susurro la cabeza del santo niño, se sentó en su manecilla y labró en ella un pequeño panal. El enjambre de abejas que vino a la boca de Platón y de San Ambrosio denotaba la elocuencia y sabiduría del filósofo y doctor sapientísimo, y el que vino a la mano del niño Nolasco mostraba que había de tener en sus manos semejante elocuencia a la que tuvieron aquellos en su boca, predicando y enseñando a muchos, como se cumplió bien después en el resto de su vida.51
50. Ángel Gómez Moreno, Claves hagiográficas de la literatura española de Mío Cid a Cervantes, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert, 2008, p. 98. 51. Flos sanctorum, de las vidas de los santos, escrito por Pedro de Ribadeneyra de la Compañía de Jesús, aumentado de muchas por los padres Juan Eusebio Nieremberg y Francisco García, de la misma Compañía de Jesús, Madrid, Joaquín Ibarra, 1761, t. 1, p. 306.
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El único epigrama en el que se atiende a la relación simbólica entre san Ambrosio y san Pedro Nolasco es el que ganó el primer lugar del concurso, escrito por don Alonso de Alavés (que, como ya mencionamos, probablemente fue un pariente de nuestro secretario). A mi parecer, es posible que su éxito se haya debido, por lo menos en parte, a que su autor no hizo caso omiso de la mención de san Ambrosio en la convocatoria, sino que la explotó para establecer esta hábil comparación entre aquel santo y san Pedro Nolasco: Ambrosii dulce scit apum si examine lingua, Nolasci instillat dulcia mella manus. Innuit Ambrosii eloquium mel gutture fusum, gesta Petri in digitis indicat ille favus. Ambrosius cedit, factis nam verba sub astans ergo Petri superet mellificata manus.52
Otra curiosidad de este primer certamen es el poema acróstico de don Gaspar de Astudillo, que ganó en tercer lugar. En él, De Astudillo opta no por la comparación de Nolasco con san Ambrosio, sino por la de aquel con Platón, en cuya boca, según la tradición —ya nos lo sugirió Ribadeneyra— un enjambre de abejas hizo un panal.53 El resultado de la comparación en el epigrama de Gaspar de Astudillo es el siguiente:
52. Como también se verá en la nota a este poema en la edición del certamen, mi traducción del primer epigrama es la siguiente: “Si la lengua de Ambrosio conoce lo dulce de las abejas con su enjambre, la mano de Nolasco destila dulces mieles. La elocuencia de Ambrosio señala la miel esparcida desde la garganta; aquel panal en los dedos de Pedro indica sus hazañas. Ambrosio cede, pues, quedando las palabras bajo los hechos; por tanto, la mano melificada de Pedro lo supera”. 53. Esta tradición también es mencionada por José de Valdivieso en un texto preliminar a la Colección de las obras sueltas, así en prosa como en verso de Lope de Vega: “El panal que fabricó enjambre de abejas en la boca de Platón fue uno, y una vez; y en la de Lope de Vega, enjambres de musas y de gracias, con inundación tan incesante de sus labores, que cada verso era un panal, y muchas sales cada sílaba” (Madrid, Imprenta de don Antonio de la Sancha, 1779, p. 10). Ángel Gómez Moreno también escribe acerca de esta tradición: “Caso famoso es el de Platón (pues parte de Cicerón en De divinatione, 36), en cuya boca las abejas hicieron un panal de miel para revelar su especial facundia” (op. cit., p. 98).
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Dum Plato somniferum caperer recubando levamen, dulcia mellifluo labra fuere favo. Dum Petrus retineret ad huc cunabula praesul tunc manui dextrae dulcia mella data. Dulces ille sonos pleni sibi vendicat oris, haec manus e dulci pignore dulcis ad huc. Iste manus opera, linguae ille excelluit hasta; illum verba notent, hunc operosa manus54.
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N O L A S C U S
Se observa de manera consistente en este concurso que los poetas se esforzaron por establecer comparaciones o alusiones creativas acerca de los temas de la miel y de las abejas; en otro epigrama premiado, por ejemplo, Cristóbal Bernardo de la Plaza, ganador del quinto lugar, alude a una tradición bíblica que incluye dichos elementos: la que se relata en Jueces 14: 5-14 acerca de Sansón y el león. Incluso el propio Alavés hace un juego con estos elementos para decirnos que este primer concurso fue uno de los más concurridos de la justa, pues en referencia al concurso de soneto faceto, Alavés escribe “Este último certamen se pareció al primero en ser un enjambre de abejas que acudieron a la miel del premio”.55
Segundo certamen Convoca: Mercurio Episodio hagiográfico: Nolasco sueña con una oliva Forma métrica: décimas
En el cartel, leemos: Al discreto y elocuente Mercurio, que domina en el segundo cielo, le atribuyeron los gentiles el verde ramo de la frondosa oliva para orla de su caduceo, como a quien conciliaba la paz entre los ánimos discordes cuando ejercía sus embajadas. Pide que en seis décimas se celebre aquella 54. Como también se verá en la nota a este poema en la edición del certamen, mi traducción del tercer epigrama es la siguiente: “Mientras Platón, acostándose, tomaba el consuelo somnífero, dulces fueron sus labios por el panal melifluo. Mientras Pedro, el patrono, conservaba todavía la cuna, entonces se dieron dulces mieles a su mano derecha. Aquel se atribuye sonidos dulces de su boca plena, esta mano aún es dulce a partir de la dulce prenda. Ese elevó las obras de su mano, aquel, el asta de su lengua; que las palabras marquen a aquel, a este, su mano laboriosa”. 55. Juan de Alavés, Libro segundo, f. 34r; las cursivas son mías.
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maravillosa visión en que san Pedro Nolasco, estando durmiendo, vio una oliva hermosa, coronada de verdes esmeraldas, que le mostraban dos ancianos venerables (que según se piensa fueron san Pedro y san Pablo, sus tutelares y patrones) [...].
La oliva es, entonces, el símbolo principal que une a Mercurio56 con la tradición hagiográfica que constituye el requisito temático de este concurso. Esta tradición es resumida por Felipe Colombo en su Vida de nuestro gloriosísimo patriarca y padre san Pedro Nolasco, primer padre y fundador del real y militar Orden de nuestra Señora de la Merced...57 Explica que, en Semana Santa del año 1218, san Pedro Nolasco, habiendo gastado la tarde del Jueves Santo y aquella noche en los sagrados oficios y asistencia al santísimo sacramento, hincado de rodillas y recostado sobre un escaño, se quedó dormido. Cuando, al amanecer del Viernes Santo, que aquel año fue el día trece del mes de abril, pareciole que se hallaba en el espacioso atrio de un real y magnífico palacio, y que en medio estaba una verde y frondosa oliva, cargada de mucho fruto. Llevole
56. Múltiples fuentes hacen referencia a representaciones de Mercurio con un ramo de oliva en la mano. En la Relación de las exequias que la Real Academia Española celebró por el excelentísimo señor don Mercurio Antonio López Pacheco... (1738), se alude a “la estatua de Mercurio con un ramo de oliva en la mano (según lo pinta Pierio)” (Relación de las exequias que la Real Academia Española celebró por el excelentísimo señor don Mercurio Antonio López Pacheco, marqués de Villena, su director, en la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor de Madrid [...], Madrid, Real Academia Española, 1738, p. 5). En una fuente más contemporánea, leemos: “Lo que se conoce como caduceo no es más que la insignia del heraldo, más conocida como atributo mágico de Hermes o Mercurio, mensajero de los dioses del Olimpo. Entre los romanos servía como bandera de tregua y en su origen consistía en una rama de olivo. En su forma más usual consta de 2 serpientes enrolladas sobre una varilla sostenida por un par de alas” (Lenin Vladímir Gutiérrez, Adrián Mellado Pérez y María de los Ángeles Saavedra, “Origen y evolución del símbolo de la Medicina”, Educación Médica Superior 18.2 [2004], s. p., [consultado el 1 de mayo de 2017]). 57. Citaremos casi siempre de la primera edición de esta obra, de 1674, impresa en Madrid en la Imprenta Real. La segunda edición, de 1769 (cuyo título varía ligeramente: Vida del glorioso patriarca san Pedro Nolasco, fundador del orden real y militar de María Santísima de La Merced o Misericordia [...]) parece ser la más conocida y citada, pero presenta discrepancias a veces muy significativas en la relación de los episodios hagiográficos de la vida de Nolasco. Sin embargo, en una ocasión citaremos de la edición de 1769, en una nota sobre la lactancia de san Pedro Nolasco referente al tercer certamen.
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su hermosura los ojos y, con el afición, ya paseándose, ya sentado en el tronco, le parecía que la guardaba cuando, saliendo del palacio unos venerables varones de grave y hermosa presencia, le dijeron [que] como su rey los enviaba a amonestarle que aquel árbol corría por su cuenta, que no le permitiese destrozar las ramas ni arrancar las raíces; que a ellos los enviaba para su ayuda. Con esto se despidieron, y quedó en la defensa de su oliva muy empeñado el santo, cuando vio por otro lado venir unos fieros y atrevidos hombres que despiadadamente comenzaron a desgajar la oliva y hollar sus frutos, intentando arrancarla, si pudiesen, o cortarla sus raíces. Opúsose a su fiereza el santo, batallando por defenderla, y reparó que mientras más ramas le cortaban, más frondosa reverdecía, saliendo de sus raíces hermosos pimpollos que, creciendo imperceptiblemente, llenaban con lozanía todo aquel espacioso atrio.58
En el “Sermón del ínclito patriarca san Pedro Nolasco, primer padre y fundador del real y militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, redención de cautivos” (1695) de Miguel de Castilla, también se hace referencia a esta importante tradición hagiográfica de nuestro santo, y la relaciona con el símbolo de la oliva en el diluvio universal: Enigmática visión la que ocupó la idea de mi gloriosísimo padre y patriarca san Pedro Nolasco en un misterioso sueño. Un Viernes Santo era, cuando el santo, fatigado de la continua meditación, cual otro Jacob sobre la piedra, se quedó dormido sobre las gradas de un altar. Dormía Nolasco, si así se puede decir de quien se desvelaba en las especies de esta divina revelación. Soñaba, pues, que veía una frondosa oliva que, dilatando su copa, no ya en confuso desorden de ramas, sino en bien peinado copete de renuevos, daba agradable sombra al espacioso atrio de un magnífico palacio. Mientras apacentaba la fantasía con tan galante espectáculo, se le representaron los ancianos y venerables varones que, con palabas corteses sobre amorosas, le encomendaban el cultivo y cuidado de aquel místico árbol. Cuando veis aquí que dos atezados etíopes, desmedidos en el cuerpo, acometieron a la hermosa oliva y, destrozando sus ramas, arrojando sus hojas y pisando sus frutos bárbaramente, la intentaban arrancar de su puesto. Batallaba Nolasco entre sueños por reprimir aquel villano atrevimiento, y en el misterioso combate advirtió que cuantas más ramas le cortaban a la oliva, tanto más hermosamente florecía, y más lozanos pimpollos retoñaba. Hasta aquí el místico sueño de Nolasco [...]. 58. Colombo, op. cit. (1674), pp. 132-133.
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Aquella graciosa palomita que, al cerrar el diluvio, anunció serenidad a los que suspiraban como cautivos porque se hallaban encerrados en un arca, dice el Texto Sagrado que volvía festiva, tremolando en su pico un verde ramo de oliva como estandarte de redención [...]. Luego, debidamente le representa Dios a Nolasco una oliva cuando pretende fundar para el rescate de los cautivos una sagrada Religión —cándida paloma—no tanto por los armiños que viste en su hábito cuanto por las purezas que profesa en su instituto. Y si aquella paloma del diluvio levantó en su pico por trofeo de redención un verde ramo, esta ilustrísima familia59 erigió también otro Ramón purpúreo,60 y de más milagrosa calidad, pues aún cosida con un duro candado la boca, anunciaba con pico de oro la libertad y el rescate.61
De hecho, las referencias a la historia bíblica del gran diluvio universal, al ramo de olivo y a la paloma de la paz, figuran en la mayoría de las composiciones premiadas en este certamen. María de Estrada y Medinilla, por ejemplo, que ganó el primer lugar en el concurso de décimas, escribe que Nolasco Pacífica insignia toma y, como su guarda emprende, de quien talarla pretende el nocivo aliento doma. A la racional paloma, en reverentes altares, con favores singulares, 59. esta ilustrísima familia: la Orden de la Merced. 60. otro Ramón purpúreo: san Ramón Nonato (ca. 1204-1240), santo mercedario, redentor de cautivos. Un aspecto de la tradición biográfica en torno a este santo, como también alude Miguel de Castilla en la cita que incluimos arriba, es que, “en uno de sus viajes para redimir cautivos, probablemente en Argelia, lo tomaron cautivo y sufrió el tormento de ‘un candado en la boca’ para impedir que predicara” (“when he realized one [of] his redemption trips, probably in Algeria, he was held captive and suffered the torment of the ‘padlock in the mouth’ to impede him from preaching” (“Nonato, O. de M., Ramón”, The Cardinals of the Holy Roman Church. Biographical Dictionary, s.p., [consultado el 1 de junio de 2017]). Tradicionalmente, el santo está representado con un capelo purpúreo (véase Francisco Miguel de Echeverz, Compendio de la vida y milagros de el glorioso cardenal S. Ramon Nonat, del Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced Redención de Cautivos, Barcelona, Herederos de Joseph Giralt, 1748, p. 340). 61. México, Imprenta de Juan José Guillena Carrascolo, 1695, ff. 1-2 (Colección La Fragua, 1198, Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México).
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los dos santos favorecen, que a Pedro y Pablo parecen sus patrones tutelares.62
Juan Rodríguez de Abril, ganador del segundo lugar, escribe, dirigiéndose a Nolasco: El cielo astuto y sagaz buscó a vuestra valentía por terror de la herejía y símbolo de la paz. Blanca paloma, y audaz, le dio a Noé con su vuelo noticia de que halló suelo con hojas de olivas francas, y a vos dos palomas blancas os dan noticia del cielo.63
Las décimas de fray Miguel de Linares, ganador del tercer lugar, comienzan precisamente con referencias al diluvio universal, al arca de Noé, a la oliva y a la paloma: La paloma trae la oliva64 al arca, que paz espera; luego la paz verdadera en este símbolo estriba. Si es así, la fama viva de Nolasco el excelente, a quien por rico presente le dan apóstoles dos oliva en nombre de Dios para que la paz sustente.65
La referencia resultaba doblemente pertinente, pues no solo se relaciona con la hagiografía de Nolasco, sino también, con el momento 62. Libro segundo, f. 9r-v, vv. 41-50. 63. Ibid., f. 9v, vv. 11-20. 64. La paloma trae la oliva: el verso es hipermétrico; tal vez la intención, con licencia poética, era que se pronunciara trae como una sola sílaba. 65. Ibid., f. 10r-v, vv. 1-10.
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histórico del certamen, pues en 1633, varias partes de la Ciudad de México estaban aún afectadas por las inundaciones que ocurrieron a partir de 1629, como ya comentamos en el capítulo II de este estudio.
Tercer certamen Convoca: Venus Episodio hagiográfico: la Virgen María le hace un favor a Nolasco al asistir por él en el coro de Barcelona Forma métrica: soneto
En la convocatoria, Alavés escribe que Venus, tercera esfera, como diosa del amor, quiere que en un conceptuoso soneto, con elegantes palabras y comprehensivos conceptos, se realcen y sublimen los extraordinarios favores que la Virgen Santísima María (a quien llamó el Espíritu Santo mater pulchrae dilectionis) hizo a nuestro bendito padre cuando [...] bajó del cielo al hilo de media noche, iluminando los aires y plateando las nubes, y asistió por él, presidiendo en los maitines en el coro dichoso de su convento de Barcelona. Al que mejor echare el contrapunto al canto llano de la celestial Maestra y ministriles de su capilla, que son los ángeles, se prometen tres premios.
Manuel Mariano Ribera, autor de Real Capilla de Barcelona, la mayor y más principal de los reynos de la corona de Aragón, ilustrada y defendida a favor de nuestro gran monarca rey y señor Carlos Segundo, explica que este favor singular que la Virgen le concedió a Nolasco fue hecho en el dicho coro [de Barcelona] a su querido siervo Nolasco; fue en la víspera de la Purificación de la Virgen, cuando, habiéndose olvidado el campanero de tocar a maitines de aquella noche, fue el santo hacia el coro, y reparándole lleno de admirables luces, llegó a la puerta y vio a María con sus ángeles vestidos del hábito mercenario, que, cantándolos, se hizo favor al santo que prosiguiese con ellos. Dícelo el antiguísimo público y auténtico instrumento que en los Idus de Mayo 1260 hizo Pedro de Bages, notario público de Barcelona.66
66. Barcelona, Iayme Surià, 1698, p. 67.
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Este favor que le hace María a Nolasco representa uno de varios testimonios que existen, en la hagiografía de nuestro santo, del gran amor que la Virgen María le tenía; otros incluyen la propia petición que le hizo la Virgen de fundar la orden, la lactancia de san Pedro por María, y la hermandad de Cristo y Nolasco.67 Existe, pues, en las tradiciones en torno al santo, la idea de que este fue privilegiado por María, y nuestros autores hacen alusión a dicho privilegio en sus composiciones: Diego de Ortega, por ejemplo, se refiere a “La madre
67. Como explica Louis Cardaillac: “San Bernardo de Claraval, San Pedro Nolasco, Santo Domingo, San Cayetano, San Agustín, San Vicente son los beneficiarios más conocidos de esta lactación. En muchos casos los artistas encuentran su inspiración en los relatos de las vidas milagrosas de los santos que también se inspiraban del pensamiento medieval [...]. Todos los santos que acabamos de enumerar se caracterizan por su gran devoción a la Virgen que los premia haciendo de ellos ‘unos hermanos de leche de Cristo’. Subir a esta categoría es merecer ser considerado como otro Cristo, perder los accidentes de su naturaleza humana, como la edad, para recuperar el estado de gracia del niño. Aquello merece a uno el acceso al paraíso, es decir la intimidad con la Virgen y el niño Jesús. Ya están todos bajo el amparo de la Virgen, la mujer buena del Apocalipsis” (Louis Cardaillac, “Erotismo y santidad”, Cahiers d’études romanes 26 [2013], , párrafos 69-70 [consultado el 7 de marzo de 2017]). Esta tradición es evocada en algunas versiones de la vida de Nolasco en conexión con el tema hagiográfico de la petición que María le hace a Nolasco de fundar la Orden de la Merced. En la edición de 1769 de la vida del santo escrita por Colombo, por ejemplo, cuando le pide fundar la orden, la Virgen se refiere a “estos pechos que mamaste” (op. cit. [1769], p. 148). Otra implicación simbólica de la lactación de Nolasco por María a la que se aludió en el pasaje ya citado de Cardaillac es la hermandad de Nolasco con Cristo. En la descripción que ofrece el mismo estudioso del cuadro La lactancia de san Pedro Nolasco de Ignacio Chacón (1663), Nolasco y Cristo son amamantados simultáneamente por la Virgen: “el lienzo llamado Lactancia de san Pedro Nolasco [es] obra de Ignacio Chacón de 1663 y [...] se encuentra en el monasterio de la Merced en el Cuzco, Perú. Es el ejemplo perfecto que ilustra el comentario que presentamos más arriba. La Virgen amamanta en su pecho derecho a un anciano barbudo que es el propio Pedro Nolasco y en su pecho izquierdo, al niño Jesús. Tiene a los dos abrazados con un gesto de gran ternura. Mantiene al niño Jesús sentado en su pierna izquierda, mientras el santo, arrodillado, se apoya en la pierna derecha para poder beber la leche de María” (Cardaillac, art. cit., párrafo 74). Sor Juana alude al tema de la hermandad entre Nolasco y Cristo en sus villancicos a san Pedro Nolasco (1677), pues este es “hijo de María”: “Aunque cualquier santo puede / ser hijo de María hijo amado, / en título tan honrado / a todos Nolasco excede: / pues a él se le concede / como heredero, este día, / por ser hijo de María. / La reina de la belleza / a los dos da vestidura: / a uno, de su carne pura, / y al otro, de su pureza; / Pedro goza tal grandeza / que a Cristo solo venía, / por ser hijo de María” (Obras completas. II. Villancicos, ed., pról. y notas de Alfonso Méndez Plancarte, Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica, 1952, p. 29, Primer nocturno, 234, vv. 14-27).
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santa que, de gloria llena, / a Nolasco corona de favores”;68 Andrés Lagarto alude a “la Virgen, de Nolasco amante”69 y Manuel de Olmedo pregunta: ¿Esto no es mucho? ¿Que de Dios la madre al coro asiste, de Nolasco al lado, y el oficio comienza, hebdomadaria? ¿Qué es esto, venerable y santo padre? Vos sois de María prebendado, o ella debe de ser vuestra vicaria.70
Algunos de los autores ganadores de premios en este certamen aluden a la manera en que, con su presencia en el coro, María iluminó la noche; Francisco de Villalobos (sin premio pero cuyo soneto está incluido en el libro del certamen), escribe que “asalta nueva luz vuestros umbrales” y que, “que si María vuestras puertas ronda, / vuestra noche, que rizos de oro peina, / luces puede prestar al claro día”.71 A mi parecer, la alusión más clara —aunque a la vez sutil— a la conexión entre María como ‘iluminadora’ de la noche, por un lado, y Venus (‘convocadora’ de este concurso), el planeta más brillante, por otro, está en el soneto de Juan de Echavarría, ganador del segundo lugar, para quien María es “matutina estrella”.72
Cuarto certamen Convoca: el Sol Episodio hagiográfico: Nolasco pasa el mar “en un barco desmenuzado” (f. 16v) Forma métrica: octavas
El Sol figura de manera importante en todo el contexto simbólicomitológico en el que Alavés sitúa la introducción del Libro segundo. En ella, detalla los nombres o apodos que los antiguos le dieron al dios Apolo, y relaciona los atributos implícitos en esos apodos con virtudes de san Pedro Nolasco. Por ejemplo, a Apolo lo llaman Lupicida 68. Libro segundo, f. 16r, vv. 1-2. 69. Ibid., f. 15v, v. 8. 70. Ibid., f. 15r, vv. 9-14. 71. Ibid., f. 15r, vv. 6 y 12-14. 72. Ibid., f. 14v, v. 9.
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o Lycoctonos, matador de lobos; a Nolasco se le puede llamar así porque, como dice Alavés, “fue azote de los lobos, esto es, de los crueles moros y sangrientos sarracenos, enemigos del nombre de Cristo”.73 Asimismo, se le llama a Apolo “propellens morbos,74 el ahuyentador de las enfermedades y dolencias con que la humana vida se acorta y se consume”, y entonces pregunta nuestro secretario: “¿A quién mejor le conviene este nombre que a nuestro glorioso padre san Pedro Nolasco? [...] Curó a su gente, la alivió de la muerte, así corporal como espiritual, redimiendo los cautivos que en las mazmorras de Argel eran gravemente oprimidos y vejados”.75 El dios Apolo, pues, es la figura mitológica principal con la que Nolasco es identificado en el Libro segundo. En la convocatoria del certamen, leemos: El Sol, material gozoso de haber servido de prototipo y ejemplar a nuestro glorioso patriarca (por cuanto le significaban los antiguos egipcios en figura de un hermoso mancebo, gobernando un navío o galera maquinosa) quiere que en seis octavas castellanas se realce aquel milagro estupendo obrado por Nolasco cuando, a vista de la morisma, echado por los moros de Argel, en un barco viejo, roto, sin vela ni remo, sin bastimento ni vitualla, haciendo mástil de su cuerpo y vela de su blanca capa, se engolfó en el tormentoso mar y mal enojado elemento, y le pasó con seguridad hasta desembarcar sin detrimento alguno en la playa de Valencia, en menos de diez horas, donde los circunstantes preguntaban: Quis est hic cui venti et mare obediunt?76
Se trata, pues, del viaje milagroso que, en la tradición hagiográfica, hizo Nolasco en barco sin vela ni remos de Argel a Valencia. En Colombo (1674), se relata que en Argel, Nolasco fue torturado por los moros; primero los desnudaron y azotaron, “como hizo Pilatos con Cristo [...y] le dejaron hecho todo una llaga”.77 En la segunda instancia 73. Ibid., f. 2r. 74. propellens morbos: expulsando las enfermedades. 75. Libro segundo, f. 2r-2v. 76. Quis est hic cui venti et mare obediunt?: ¿Quién es este a quien los vientos y el mar obedecen? En el Evangelio según Marcos, esta es la pregunta que hicieron los discípulos acerca de Cristo cuando calmó una tempestad que les sobrevino estando en un barco en el mar de Galilea (Mc 4:41). 77. Colombo, op. cit. (1674), p. 295.
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de tortura, llevaron a Nolasco delante del rey y lo sentenciaron a ser azotado de nuevo, lo cual se ejecutó “con ánimo tan fiero que fue necesario advertir sus amigos al moro que si no detenía el rigor, perdería en aquella vida tanto dinero; con que cubierto [Nolasco] todo de sangre, le encerraron”.78 Sigue el relato: Así le tuvieron, dándole un poco de mal pan y agua, por el alivio del forzoso desmayo de tanta vertida sangre, hasta que llegó el beato fray Pedro Amerio79 con el dinero del empeño del santo, [...] cogieron el dinero los moros y entregáronle a Nolasco y su compañero, y viendo que ya en aquel tenía la misma seguridad, trató de desahogarse su enojo quitando al santo cruelmente la vida. Discurrieron el modo, y finalmente convinieron en el siguiente. Previnieron dos barcos; en el uno entró el santo con dos moros, y en el otro cuatro. Así se engolfaron, y en viéndose en alta mar, quitando al de Nolasco la vela y remos, se volvieron a Argel, dejándole sin reparo humano en medio de las aguas del Mediterráneo. No desmayó Nolasco, antes ofreciendo a Dios su vida, se persuadía, por no ser digno de tan dichosa 78. Ibid., p. 296. 79. En el santoral mercedario para el mes de junio que ofrece fray Amerio S. Blanco en la publicación La Merced. Órgano de Nuestra Venerable Orden Tercera de Ferrol, 2.11 (1919), se incluye una breve biografía de fray Pedro Amerio, a quien se le celebra el 10 de junio. Reproduzco una parte de dicha biografía en la que, siendo aún bastante joven el fraile Amerio, “se le destinó a la redención de los cautivos, partiendo a Argel, en donde predicaba a los cautivos, animándoles a la constancia en la fe y librando de la esclavitud a ciento cuarenta y ocho cristianos, dirigiéndose después a Granada, en donde rescató a ciento cincuenta [...]. Electo Maestro General de la Orden, compiló las constituciones, mereciendo de la posteridad nombre de santo legislador. Celebró muchos capítulos generales y visitó todos los monasterios. Fue consejero de Jaime el Conquistador, embajador ante Alfonso el Sabio y el Rey de Portugal para concertar el casamiento de don Dionisio con Santa Isabel [...]. Estableció que se leyese Filosofía, Teología y Sagrada Escritura en toda la Orden, mandando fundar bibliotecas en todos los conventos [...]. Buscando la palma del martirio dirigiose nuevamente a Granada, en donde se quedó en rehenes por los pobres cautivos, predicando con gran entereza las excelencias del nombre de Jesús y de la ley evangélica, por lo que, indignados los moros, echaron mano del santo, arrastrándole con una soga al cuello por calles y plazas, pero el Rey Mahomet Miralmazlemin, admirado de tanta mansedumbre y paciencia, le concedió la libertad. Amante de la soledad se retiró al Convento del Puig. [...] Su cuerpo se conserva incorrupto en un magnífico sepulcro desde el año de 1301, en que pasó a mejor vida” (p. 427). En el santoral en línea jesusmarti.es, leemos que Pedro Amerio fue elegido vicario de Nolasco para “que le ayudase en el ejercicio del cargo” (“San Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced [1182-1256], 28 de enero”, [consultado el 4 de marzo de 2017]).
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muerte, que había de escapar vivo. Púsose en medio del barco en cruz y, haciendo de su capa vela, sopló un aire tan favorable que en muy breve se halló a vista del Convento de la Virgen del Puche: asombro de cuantos vieron aquel argonauta de la gracia triunfar del mar y de los vientos, publicando lo que de nuestro Redentor, “¿quién es este, que el mar y los vientos le obedecen?”80
La pregunta que se hace al final del relato en Colombo forma parte de la tradición en torno a este episodio hagiográfico; es casi idéntica a la cita latina que incluye Alavés en la convocatoria. Entre nuestros poetas ganadores de premios, son dos los que también terminan sus ‘relatos’ poéticos haciendo referencia a esta pregunta. Don Jerónimo de Alzate, ganador del primer lugar en este concurso, concluye su composición con la siguiente octava: Si el galileo reino de Anfitrite, haciendo una alcatifa a cada onda, pisó el divino Redentor, permite que humano hoy redentor le corresponda: llega a Valencia, pues, donde repite el vulgo, “¿quién es éste?”; él se responda: “éste es Nolasco, en santidad portento, a quien respeta el mar y aplaude el viento”.81
Antonio Lobo, premiado en segundo lugar, escribe esta octava al final de su poema: Así llegó el sagrado Palinuro82, surcando plata falsa su barquilla, al puerto de Valencia, tan seguro, quien en diez horas no más pisó su orilla: “¡oh, Nolasco, tu ardiente celo puro sólo obrara tamaña maravilla!”
80. Colombo, op. cit. (1674), pp. 286-296. 81. Libro segundo, f. 18r, vv. 41-48. Nótese que, de acuerdo con los criterios de edición que he determinado para esta obra, se acentúan los pronombres demostrativos y el “solo” adverbial; al reproducir aquí, en el estudio preliminar, partes de los poemas premiados, conservamos dichos acentos. 82. Palinuro: fue el piloto de Eneas.
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dijo el puerto y, por salva a tal portento, “¿Quién es éste, que rinde al mar y al viento?”83
En mi opinión, estos dos poetas fueron premiados en primero y segundo lugar precisamente porque hábilmente supieron seguir la ‘sugerencia’ implícita en la convocatoria, de concluir el poema, como en ella se concluyó la sección sobre el concurso de octavas, con una referencia a la pregunta incrédula que se hizo en torno a Nolasco y su viaje en un barco roto.84
Quinto certamen Convoca: Marte Episodio hagiográfico: Nolasco participa en la reconquista de Sevilla por Fernando III Forma métrica: canción
Es Marte, dios de la guerra, el que convoca este certamen que homenajea la participación de Nolasco en la reconquista de Sevilla. En la convocatoria, leemos: Marte, presidente del quinto cielo, capitán general de las sangrientas batallas y porfiadas lides que entre los enemigos campos se traban, acudiendo a su condición natural de ver sangre derramada, con que los verdes campos se maticen y hermoseen, demanda una grave canción real de seis estancias castellanas con su remate en que, con delicada pluma y primoroso pincel, los ingeniosos poetas mexicanos [...] describan el cerco y toma a [sic] de la populosa ciudad de Sevilla, en que se halló presente san Pedro Nolasco con toda la caballería primitiva de su orden, y entró triunfando al lado del señor rey don Fernando, y fundó el convento magnifico que allí tiene esta sagrada religión.
83. Libro segundo, f. 18v, vv. 41-48. 84. Las octavas premiadas en tercer lugar también contienen una referencia a esta pregunta, pero no al final de la composición, sino en la penúltima octava: “Mentido mar la tierra impele en tropa: / olas de gente que su espacio tapa; / miran y admiran sin mojar la ropa; / seco el hábito ven, seca la capa / que fue vela mayor con viento a popa / en el barquillo en que Nolasco escapa: / “¿quién es esta – preguntan – deidad bella / que mares rompe y vientos atropella?” (ibid., f. 19v, vv. 33-40).
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La reconquista de Sevilla fue una empresa que implicó un sitio de 16 meses de la ciudad (julio de 1247-noviembre 1248);85 José María Maesa lo llama “el punto culminante del mayor proyecto de expansión de los castellanos en la Baja Edad Media”.86 Según la tradición hagiográfico-histórica, resumida por Diego Ortiz de Zúñiga en los Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, metrópoli de la Andalucía... (1796), san Pedro Nolasco profetizó la victoria que tuvo el santo rey don Fernando, ganando esta ciudad de Sevilla. Asistió al lado del santo rey el tiempo que la conquistó por mandado de su majestad, predicó en sus ejércitos y convirtió muchas almas: entraba en la ciudad cuando estaba en poder de moros y socorría a los cautivos con las limosnas que buscaba, muchas veces con las que el santo rey les enviaba. Rescató a tres mil setecientos y setenta cautivos, hizo ejército de todos para que ayudasen al santo rey en la conquista. A los caballeros de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, como maestre general, les mandó tomasen las armas contra los moros en favor del santo rey. Ganada Sevilla, asistió muchos años en ella, desterrando con su doctrina muchos vicios, predicando con grande ejemplo penitencia. Fue consiliario del santo rey don Fernando; a instancia suya fundó e edificó su majestad este Real Convento de Nuestra Señora de la Merced de Sevilla.87
En el manuscrito del Libro segundo, solo se reproducen dos canciones, las que ganaron en primer lugar y en tercero; falta la del
85. En “La conquista de Sevilla por Fernando III (646 H/1248). Nuevas propuestas a través de la relectura de las fuentes árabes”, Alejandro García Sanjuan hace un sucinto resumen de la cronología del sitio de Sevilla según la Estoria de España: “La Estoria de España afirma que Fernando III tuvo sitiada la ciudad de Sevilla durante dieciséis meses (cap. 1128), una duración que coincide con lo que establecen los propios documentos de la cancillería fernandina. A mediados de julio de 1247, las tropas castellanas cruzaron el Guadalquivir a la altura de Alcalá del Río e instalaron su primer campamento en la Torre del Caño, que se localizaría, según J. González, en la Cruz del Campo. Un privilegio real acredita que el 26 de julio de 1247, Fernando III ya estaba asentado frente a la ciudad, estableciendo el 20 de agosto su campamento definitivo en el llano de Tablada. Por lo tanto, los dieciséis meses de asedio habrían transcurrido entre julio de 1247 y noviembre de 1248” (Hispania, 2017, 77.255, enero-abril 2017, p. 22). 86. José María Maesa, “La reconquista de Sevilla”, Revista de Historia, [consultado el 4 de julio de 2017]. 87. Diego Ortiz de Zúñiga, Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, metrópoli de la Andalucía..., Madrid, Imprenta Real, 1796, p. 381. Véase también Felipe Colombo, op. cit. (1674), pp. 319 y ss.
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ganador del segundo lugar, Juan de Santoyo, y otras que se habrán premiado en honra.88 En la de Francisco Bramón, ganador del primer lugar, se establece una relación entre la reconquista de Sevilla por el rey Fernando III con la ayuda de san Pedro Nolasco, por un lado, con la toma de Jericó por el ejército israelí bajo el mando de Josué, por otro89; en la de Simón de Toro, ganador del tercer lugar, se atiende más a ciertas tradiciones mitológicas relacionadas con el dios bélico que convoca este concurso (a las que aludiremos en el apartado de este estudio sobre el gongorismo en el certamen). Además, en el mismo soneto, el personaje mitológico sirve de punto de comparación con el rey Fernando III, “aquel Marte español Fernando el santo”.90 En estas dos canciones, respectivamente, tenemos entonces una representación de la reconquista basada sobre todo en referencias y símbolos bíblicos, por un lado y, por otro, una interpretación basada en parte en tradiciones mitológicas.
Sexto certamen Convoca: Júpiter Tema: una petición a Nolasco: que él pida a Dios que retire las aguas que inundaron la Ciudad de México Forma métrica: liras
En la convocatoria, leemos: Júpiter, que se precia de favorecer a los mortales en sus trabajos y fatigas, como lo significa bien la etimología de su nombre, iuvans pater, propone que en diez liras sonoras y bien templadas se le pida a nuestro glorioso padre san Pedro Nolasco, recibido en los alcázares del cielo y anfiteatros de la gloria, que mire con ojos piadosos y compasivos a esta nobilísima y fidelísima ciudad de México, afligida con la presente inundación, y pida fervorosamente al que las crió que retire y recoja las aguas licenciosas [...], envidiosas de la beldad y hermosura con que esta ciudad sobresalva y se descollaba entre las demás de Europa.
88. Véase Libro segundo, f. 26r. 89. Véase ibid., ff. 22r-23r. 90. Véase ibid., f. 25v, v. 60.
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Es lógico que este certamen corresponda a Júpiter, precisamente por la tradición mitológica sobre el diluvio y el papel que tuvo Júpiter en él, relatados por Ovidio en el libro primero de las Metamorfosis (vv. 253-31). El dios determinó que sería necesario destruir a la raza humana, pues se había corrompido a tal grado que ya nada era sagrado, y procurar el inicio de una nueva edad con nuevos hombres. Pero en lugar de recurrir a sus rayos, se decide por un diluvio: Y ya estaba a punto de lanzar sus rayos contra todas las tierras, pero tuvo miedo por si el sagrado éter se inflamaba con tantos fuegos y ardía la extensa bóveda celeste. También recuerda que estaba en los hados que llegaría una época en la que el mar, en la que la tierra y los palacios del cielo alcanzados[,] arderían y la mole del mundo sufriría penas angustiosas. Se dejan de lado los dardos fabricados por las manos de los Cíclopes: le agrada un castigo diferente, destruir el género humano bajo las aguas y enviar lluvias desde todo el cielo.91
Como ya comentamos en el apartado sobre la canonización de san Pedro Nolasco y las fiestas mexicanas de 1633, en las fechas de las festividades en torno al santo, la Ciudad de México aún sufría las consecuencias de las inundaciones ocurridas a partir de 1629. El hecho de que se haya concertado que este fuera el tema del sexto certamen, así como las composiciones ganadoras en esta categoría, nos proporcionan un valioso testimonio de la perduración de la crisis causada por el desastre natural que se había desatado algunos años antes. La temática de este concurso inspiró a los poetas mexicanos a dar expresión a sus penas y preocupaciones sobre dicha crisis y a su deseo de que la ciudad volviera a lucir su grandeza como antes. Tanto Alonso de la Barrera como Alonso de Mena (premiados, de alguna manera u otra, con ‘mención honorífica’, al estar sus liras reproducidas en nuestro manuscrito) hacen referencia a la magnificencia que había caracterizado México antes de la llegada de las aguas. De la Barrera pone sus liras en la voz de la propia ciudad: México soy, y lloro de mi antiguo esplendor ya renegrido; 91. Ovidio, Metamorfosis, ed. y trad. Consuelo Álvarez y Rosa María Iglesias, Madrid, Cátedra, 15ª ed., 2015, I, vv. 253-261.
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en nuevos mares lloro, que imito en el gemido la tórtola que ve preso su nido. ¡Oh, si vistosa ahora luciera, cual solía, cómo diera para tu noche aurora, y, rica, te ofreciera soles brillantes que a tus pies rindiera!92
Alonso de Mena, de acuerdo con lo aludido en la convocatoria, “sospecha” que las aguas entraron a inundar la ciudad por envidia: Perdió México ilustre sus grandezas, realces y colores; la tez perdió aquel lustre que diestros admiró tantos pintores; inmundo ya, el elemento la desencaja y saca de su asiento. Las aguas licenciosas en ella entraron con fatal destrozo, sospecho que envidiosas de ver, con la grandeza, con el gozo, que, enamorada de ella, brillante le avecina estrella hermosa.93
Claro está que san Pedro Nolasco, redentor de cautivos, es el indicado para salvar la Ciudad de México, pues está aprisionada por el agua: en palabras de Pedro Marmolejo (sin premio físico, pero cuyas liras sí se reproducen en el Libro segundo), Mas ya el tiempo inclemente, rompiendo al mar el límite arenoso, le dio entrada eminente a quien fuere enemigo poderoso: dio por prisión ingrata en cárcel de marfil, grillos de plata.94
92. Libro segundo, f. 28v, vv. 6-15. 93. Ibid., f. 29r, vv. 25-36. 94. Ibid., f. 29v, vv. 31-36.
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Por su parte, Diego Ramírez de Villegas, premiado en tercer lugar, atribuye a Nolasco la capacidad de ayudar a la Ciudad de México con una referencia al episodio hagiográfico que dio tema al cuarto certamen, de octavas: Vos al agua y al Noto podéis poner, Nolasco, imperio y freno, que el que en un barco roto pudo del mar pisar el ancho seno mejor podrá en frenarle, que menos es prenderle que pisarle.95
Nolasco, como Júpiter, iuvans pater, representa, pues, una gran fuente de esperanza para estos poetas y esta ciudad desesperados o desesperanzados, a los que ayudará como padre y como intercesor entre ellos y Dios.
Séptimo certamen Convoca: Saturno Episodio hagiográfico: la fundación de la Orden de la Merced Forma métrica: glosa
En la convocatoria a este concurso leemos: De Saturno dicen los astrólogos que fue hijo de Celo el que en su falsa imaginación crió el mundo y le sacó a luz del tenebroso abismo de la nada; pide una glosa española en que se trate de la milagrosa fundación de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, Redención de Cautivos, cuya levantada fábrica puso Dios en los hombros de Nolasco como de verdadero Atlante, para que la sustentase contra los vaivenes y variedades del tiempo y de [l]a fortuna.
Dejo la primera oración sin puntuar aquí para que se observe que puede haber cierta ambigüedad respecto al papel que se le atribuye a Saturno, la cual es causada principalmente por las oraciones subordinadas “que fue hijo de Celo” y “el que en su falsa imaginación crió el mundo”. ¿Alavés está atribuyendo, pues, a Saturno o a Celo (Celo, de 95. Ibid., f. 28r, vv. 37-42.
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Caelus, traducción del Urano griego) el ser ‘el que crió el mundo en su falsa (pagana) imaginación’? Pero sabemos que entre los romanos es Saturno, no Celo, el que fue concebido como el más importante respecto a la creación y a los orígenes, pues es el que siembra, el que hace crecer. En efecto, este es el papel que tiene Urano para los griegos, pero Celo nunca tuvo la misma importancia que Saturno para los romanos en este sentido. Por lo tanto, en el Apéndice I, donde transcribimos el cartel, puntúo la primera oración de la siguiente manera: “De Saturno dicen los astrólogos que fue, hijo de Celo, el que en su falsa imaginación crió el mundo”, para que quede claro que el que crió el mundo en su imaginación es Saturno. Esto, por su parte, está más de acuerdo con lo que escribe Alavés en la introducción al séptimo certamen en el Libro segundo: “Saturno, a quien pintaban los antiguos (que casi todos eran pintores) criando el universo, pidió una glosa en que se tratase de la maravillosa fundación de nuestra sagrada Orden de Nuestra Señora de la Merced que encargó Dios a nuestro glorioso padre san Pedro Nolasco”96 (aunque ignoro a qué obras de los “antiguos” se refiere Alavés en las que se representa a Saturno “criando el universo”). Parece que tampoco los poetas comprendieron muy bien la alusión, pues de los nueve premiados en este certamen (con tres premios originales y seis añadidos), solo uno hace referencia a lo aludido en la convocatoria, entendiendo evidentemente que fue Saturno, y no Celo, el que crió el mundo. Hernando Ceballos, ganador del octavo premio, escribe en su primera quintilla: Fundó en su imaginación Saturno que hubo creado el orbe, que no le ha dado la luz de la creación, que está obscuro y abismado.97
Lo que queda claro al estudiar la poesía premiada en este concurso es que nuestros ingeniosos poetas se preocuparon por cumplir, más que con la referencia a Saturno, con los requisitos sobre la letra que debía glosarse: “Nolasco santo, pues vos / La Merced fundáis, podéis / 96. Ibid., f. 30r. 97. Libro segundo, f. 33v, vv. 1-5.
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Decir, que, con lo que hacéis, / Hacéis mercedes a Dios”. El concurso, por cierto, tuvo muy buena respuesta: Alavés nos comenta que En este certamen hubo casi cincuenta composiciones o glosas del dificilísimo texto que se propuso. Aquí se verificó que siete mujeres pretendían con reñido litigio un solo marido que había entonces,98 y ha costado inmenso trabajo contentar con pocos premios a tantos y tan lucidos combatientes merecedores de él.
Paréntesis: el octavo certamen en la convocatoria: danzas Convocan: los siete planetas
Aunque los resultados de este concurso no se incluyen en el Libro segundo, lo mencionamos por haber formado parte de la convocatoria al certamen en su conjunto. En esta, los siete planetas decretaron que se propongan premios a los danzantes que con mejores bailes y más artificiosas danzas festejaren las tardes de los nueve días en que se ha de celebrar la fiesta de nuestro ínclito patriarca, con que imitaran los regulados movimientos de los cielos. Y se les asegura que los premios de sus pies no se les vayan por pies.
La expresión “irse por pies” —irse corriendo, rápidamente— que incorpora Alavés aquí en su chiste también la utiliza en la “letra a la persona” que escribe para el padre fray Juan de San Pedro, de la Orden de los Descalzos de San Francisco, ganador del segundo lugar en el concurso de epigrama: Podré decir esta vez, cuando vuestro honor ensalzo, que aunque corristes descalzo, no se os fue el premio por pies.99
Quizá curiosamente, el concurso de danzas es el único para el que, en la convocatoria, se especifica el valor de los premios que se
98. siete mujeres [...] un solo marido que había entonces: véase mi nota a este chiste de Alavés en el f. 30r. 99. Libro segundo, f. 5v.
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otorgarían a los ganadores: “Al primero se le dará en premio una taza de plata que vale treinta pesos. Al segundo, una jarrilla de plata que vale veinte pesos. Al tercero, un cubilete de plata que vale quince pesos”.
Octavo certamen recogido en el Libro segundo; noveno certamen en la convocatoria Convoca: ningún cuerpo celeste (implícitamente, la Orden de la Merced) Episodio hagiográfico: ninguno en específico Forma métrica: soneto, con los siguientes vocablos terminantes: ¶ Nolasco. Abejas. Ovejas. Peñasco. ¶ Frasco. Orejas. Cañahejas. Damasco. ¶ Celada. Vasija. Loa. ¶ Espada. Baratija. Canoa.
En la convocatoria se especifica: “Y por que la seriedad continuada de materias altas y asuntos levantados no fastidie al auditorio, establecieron que se den otros tres premios a los poetas que, con más hinchada vena y caudalosa pluma, compusieren un soneto a lo faceto, en loa del santo y de su religión sagrada, en que se glosen los pies [...] señalados”. Los poetas que concursaron en este último certamen no gozaron de gran autonomía en cuanto a la métrica ni a la rima de sus composiciones, pero sí tuvieron mayor libertad temática que en los otros siete concursos poéticos. Claro, con algunos de los vocablos terminantes obligatorios, se sugieren referencias a ciertos temas en los que se basaron otros concursos: las abejas evocan el episodio hagiográfico celebrado en el concurso de epigrama; la celada y la espada pueden traer a la memoria el tema de la participación de Nolasco en la reconquista de Sevilla, etc. Pero por la naturaleza ‘faceta’ del concurso, los concursantes podían, en realidad, hacer lo que quisieran con este soneto, dotándole o no de alguna alusión hagiográfica e/o histórica. Algunos poetas aprovecharon la oportunidad para volver personal, por así decirlo, el asunto de la devoción a Nolasco, como es el caso del dominico fray Francisco de los Ríos, ganador del tercer lugar: Todos los que dijeren que Nolasco y sus frailes no son panal de abejas son, para mi valor, unas ovejas, y los haré tortilla en un peñasco. ¿No temblarán de mi arcabuz y frasco si, en llegando el zumbido a sus orejas,
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cual si fueran ligeras cañahejas las volaré de México a Damasco? No he menester ardides ni celada para abollarlos como vil vasija y salirme de tajo con gran loa. Digan que son panal, porque mi espada hará de sus narices baratija sin que llegue justicia a mi canoa.
También es el caso de Cristóbal de León, ganador del quinto premio: Yo soy un valentón, santo Nolasco, a quien si salen turcos más que abejas, degollaré por Cristo como ovejas, cuando armadas vinieran de un peñasco. Mis versos son mosqueta, balas, frasco, con que compongo y descompongo orejas, como quien echa al viento cañahejas, y al mar hinchado piezas de damasco. Y antes, Pedro, que cale la celada, déseme luego al punto una vasija, mientras los cielos cantan vuestra loa: porque si saco la invencible espada, premio no ha de quedar, ni baratija, que no lleve conmigo en la canoa.
Confieso que, precisamente por la falta de restricciones o especificidades temáticas en este certamen, me ha sido difícil entender cuáles pueden haber sido los criterios en los que se basó la jerarquización de los ganadores. Por ejemplo, el soneto premiado en primer lugar no me parece, en lo personal, tan bien logrado como el que quedó en segundo, el cual, además de representar, en su totalidad, una fascinante alusión metaliteraria, también cuenta con la ingeniosa inserción de referencias específicas al libro homenajeado en estos versos: el Quijote:100
100. Al “imitar” jocosamente el habla de don Quijote, el autor de este soneto inserta palabras arcaizantes como nin y fazañas; las conservamos para no alterar el tono del poema.
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Don Quijote el Andante soy, Nolasco, non lloréis nin temáis sandias abejas, que ya saben ejércitos de ovejas que en lides soy más tieso que un peñasco. Y si de Fierabrás tuviera el frasco mis fazañas llenarán las orejas que jayanes son leves cañahejas aunque esgriman alfanjes de Damasco. Como he defendido, que es celada el yelmo de Membrino, y no vasija, en México sustento vuestra loa. Y que sois redentor con esta espada y de mis armas tanta baratija, en Rocinante, a pie, carro o canoa.
Sean cuales hayan sido las expectativas de los jueces respecto a este concurso, lo que sí se aprecia en los versos premiados es que representó una especie de ejercicio de diversión tanto para los poetas concursantes como, sin duda, para el público de la ceremonia de premiación, y para los jueces y el propio Alavés. No nos ha de sorprender que este concurso fuera, como el de epigramas y el de glosa, uno de los más concurridos; Alavés señala: “hubo casi cincuenta sonetos facetos que hicieron maravillosa pepitoria de los pies ridículos que se señalaron”.101 Habrá representado, en fin, una gran manera de concluir el certamen, agregándole un toque humorístico que habrá alegrado las orejas del público que, para esas alturas de la ceremonia, ya había escuchado muchas otras loas más serias de Nolasco. Lejos de ser pura baratija, este concurso les dio a los poetas mexicanos la oportunidad de ejercer su ingenio para el chiste y la gracia. D . U n a punt e s o b r e l a t e rm i n o l o g í a u t i l i z ada pa r a r e fe r i r s e a l a O rd e n d e l a M e rce d Los poemas premiados en nuestro certamen se refieren de manera natural a Nolasco no como “mercedario” sino como “mercenario” (e. g., “El primer mercenario de María”, v. 1, octavas de Juan de Valdivieso), como lo hace también sor Juana en sus villancicos a Nolasco: “De sentir el 101. Libro segundo, f. 34r.
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modo es vario, / pues al mirar su fervor, / todos dicen que es pastor, / pero yo, que es mercenario”.102 En realidad, otros textos de la época comprueban que era muy frecuente denominar a los mercedarios con el término “mercenario”; véase, por ejemplo, el Real patronato de los serenísimos señores Reyes de España en el Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, Redención de Cautivos de Manuel Mariano Ribera (Barcelona, Campins, 1725), en el que el uso de “orden mercenario” / “orden real mercenario” es constante en el texto. Respecto al uso de “mercenario” en el villancico citado de sor Juana, Méndez Plancarte aclara: equívoco imperfecto, aunque voluntario y gracioso, entre mercedario y mercenario, aludiendo al Evangelio: “El buen Pastor da su vida por las ovejas; pero el mercenario (el cual las cuida solo por la paga), a quien no le importan las ovejas, ve venir al lobo y abandona las ovejas y huye... Juan X, 11-13).103
Opino que, en el caso de nuestro certamen, los ejemplos de “mercenario” simplemente reflejan los usos y costumbres de la época. En realidad, a lo largo del Libro segundo, “mercenario” es el término preferido (e. g., “con su poesía honró mucho el hábito mercenario”, f. 33v). E . L os ga na do r e s de l o s ce r táme n e s : p e rf i l e s En el Apéndice II, he incluido los nombres de todos los ganadores de los ocho concursos poéticos de nuestro certamen y, cuando me ha sido posible, proporciono información bio-bibliográfica sobre los autores, aunque en la mayoría de los casos no he dado con mayores datos sobre ellos. Esto, hay que reconocer, es bastante lógico; muchos de los ganadores habrán participado en el certamen más que nada con el fin de gozar de un reconocimiento público de sus dotes poéticas —como mencionamos en el primer capítulo de este estudio—, así como de la obtención de alguno de los premios prometidos en la convocatoria, sin ser realmente poetas consolidados o con posibilidades de mandar su poesía a la imprenta. Claro, hay excepciones: María de Estrada y Medinilla, Francisco Bramón, Pedro Marmolejo. Pero 102. Obras completas. II. Villancicos, p. 29, #238, villancico V, estribillo, vv. 38-41. 103. Ibid., p. 372.
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están definitivamente en minoría y, repito, no me parece de ninguna manera extraño. Con respecto a los ganadores para los que sí contamos con algún dato bio-bibliográfico, en cuanto a sus perfiles no literarios sino profesionales, por decirlo de alguna manera, vemos una distribución relativamente equitativa entre laicos —abogados, maestros, bachilleres, por ejemplo— y miembros de órdenes religiosas. Específicamente, nuestros ganadores pertenecen a tres órdenes: hay cinco dominicos, tres franciscanos y tres agustinos. Entre los premiados no hay mercedarios porque, como explica Alavés en la introducción al libro del certamen, Y nótese que, habiendo muchos y muy aventurados poetas en este convento (como se ha visto y oído en esta fiesta celebérrima, en que no se halló necesitado de acudir a puertas ajenas en este género), ninguno entró composición por dar lugar a que se premien los poetas de fuera, que, como huéspedes, deben ser preferidos, de suerte que fue modestia y compostura no entrar composiciones.104
Pero mientras que sí existe esta explicación sobre por qué no hubo ganadores mercedarios, no la hay sobre la aparente ausencia de poetas jesuitas en nuestro certamen, lo cual nos puede llamar la atención. De hecho, entre los estudiosos de la poesía barroca novohispana de certamen se ha ido comentando, de manera informal, pero con cada vez mayor frecuencia, la escasez de concursantes jesuitas en los certámenes poéticos ajenos (es decir, los que no fueron convocados por la Compañía), situación que observo en nuestro certamen de 1633. Escribí arriba “aparente ausencia”, pues en realidad sí hubo dos 104. Libro segundo, f. 8r. Sin embargo, sí hay un participante anónimo, dice Alavés, “padre maestro en Teología de nuestra sagrada religión”, con lo cual entendemos “nuestra sagrada orden”, quien recibió el primer premio “en honra” en el concurso de epigrama (ibid., f. 7r). Sin embargo, en la advertencia citada arriba, solo dice que no ‘entraron’ composiciones los de su convento, lo cual no excluiría necesariamente la participación de mercedarios de otros conventos. Pero respecto a este mismo participante, llama la atención que en un pasaje que ya citamos del Libro primero, Alavés alude a “fray Juan Ortiz, secretario de esta provincia de la Nueva España y lector de Teología de este convento de México de nuestra sagrada orden”, quien leyó la convocatoria del certamen en la Real Universidad el 7 de enero de 1633 (Libro primero, f. 17v): definitivamente es posible que el anónimo “padre maestro en Teología” sea el mismo fray Juan Ortiz.
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concursantes jesuitas que fueron dignos de premio en los concursos poéticos, aunque de ninguno de los dos nos queda nombre ni poema. El primero participó en el cuarto concurso del certamen, de octavas; Alavés comenta que En este certamen, pues, aparecieron unas gallardas octavas que compuso un religioso de la Compañía de Jesús, dignas de toda admiración y aplauso. No se les da el primer premio (habiéndolo merecido), por satisfacer al piadoso deseo del autor que entra protestando con todas veras que no le quiere. Así lo decretaron los señores jueces, por no menoscabar el mérito de su trabajo, ajeno de todo interés. Pero dispusieron que se lean, premiándolas con el aplauso de tan granado auditorio que excede en valor el oro y plata del Potosí. Tiénelas el don Sánchez.105
Del otro concursante jesuita mencionado, que participó en el quinto concurso, de canción, escribe Alavés: “Otras canciones parecieron en juicio dignas de premio (a no haberse ya acabado), en particular, una de un padre de la Compañía de Jesús sin nombre” (f. 26r). Puede parecernos una desgracia el hecho de no contar con los versos elogiados de estos dos jesuitas, ni con datos sobre sus identidades, aunque se puede deducir que así lo quisieron ellos: no habrán concursado en este certamen ajeno con la intención de ser reconocidos públicamente en la ceremonia de premiación, sino simplemente con el fin de participar en el evento poético. Por un lado, este hecho podría no extrañarnos demasiado, pues como sabemos, y como reitera Dalia Hernández, los jesuitas tenían numerosas festividades propias en las que se celebraban certámenes poéticos, en los cuales los de la Compañía participaban de manera constante y activa.106 Pero, por 105. Ibid., ff. 16v-17r. No tengo mayores datos sobre el “don Sánchez” que se quedó con las octavas del jesuita, y estas no se incluyen en el manuscrito del certamen recopilado por Juan de Alavés. 106. Entrevista personal con Dalia Hernández, 19 de mayo de 2017. Como también sugiere Hernández, es posible que entre los muchos ganadores laicos que hubo en nuestro certamen hubiera quienes se formaron en colegios jesuitas, aunque después no tomaron el hábito de la Compañía. El propio Alavés, en el Libro primero, se refiere a la “Compañía de Jesús que reforma hombres, pues los enseña, los perfecciona y pule con la doctrina y enseñanza de la juventud de que se ha encargado esta religión santísima” (Libro primero, f. 82r; los jesuitas fueron los invitados de honor el sexto día de las fiestas eclesiásticas en honor a Nolasco). Sin embargo, rastrear quiénes de estos participantes legos posiblemente hayan tenido formación educativa jesuita, debido a
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otro, parece que hay también otra razón, todavía más decisiva, por la que no aparecen nombres de jesuitas entre los ganadores de nuestro concurso, la cual opino sí merece mayor atención y estudio en relación con los certámenes mexicanos en general: me refiero al estricto control que mantenía la Compañía sobre las obras que sus miembros podían dar a conocer públicamente. Ángel Pérez Pascual hace una excelente contribución al estudio de dicho control en el caso de los jesuitas peninsulares en su artículo “El verdadero autor del Arte poética española (Salamanca, 1592) de Juan Díaz de Rengifo y el uso de seudónimos en los escritores jesuitas del Siglo de Oro”.107 El estudioso comenta que hubo varias “razones por las que [la Compañía] prohibía a uno de sus miembros la publicación de una obra, o le obligaba a firmar con seudónimo o a expurgar algunas partes”,108 y menciona, entre otras, las siguientes: Si se trataba de obras de contenido teológico, el simple hecho de ir escritas en alguna de las lenguas romances y no en latín ya era motivo de reprobación. [...] Pero si eran obras de contenido no teológico, entonces esto mismo, el no tratar de asuntos de religión, podía provocar la censura y obligar a los autores a firmar con seudónimo.109
Asimismo, alude a otras “prevenciones [de este tipo] dentro de la Compañía de Jesús” de las que “existen otros testimonios”,110 y documenta un caso relacionado específicamente con los certámenes poéticos: “así por ejemplo, ‘ordenó nuestro Padre General [Claudio Acquaviva] en una [carta] escrita al padre Gaspar de Vegas, Provincial el año de 1612, que ninguno de los nuestros componga poesías a certámenes públicos poniendo en ellas su nombre’”.111 la escasa información bio-bibliográfica con la que contamos sobre ellos, sería como buscar una aguja en un pajar. 107. Actas del IV Congreso de la Asociación Internacional Siglos de Oro (AISO), ed. María Cruz García de Enterría y Alicia Cordón Mesa, Alcalá, Universidad de Alcalá, t. 2, pp. 1223-1335. 108. Ibid., p. 1233. 109. Loc. cit. 110. Loc. cit. 111. Loc. cit. La fuente de la cita que incluye Pérez Pascual de la carta de Acquaviva a Gaspar de Vegas es: “Ordenaciones de los Padres Generales, Biblioteca de la Universidad de Salamanca (BUS), 347, fol. 60v”; las cursivas son mías. Pérez Pascual también menciona el estudio “El período segoviano (1622-1628) de Luis Alfonso de
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A mi parecer, no hay por qué pensar que la situación en México habría sido diferente: mantener este tipo de control debió ser igualmente importante de este lado del Atlántico, pues como sugiere Pérez Pascual, se trataba no solo de la protección de la imagen pública de la Compañía sino también de la defensa de su poder: existía una constante prevención entre los superiores de la Compañía ante el peligro real y constante de verse perjudicados por las acusaciones de heterodoxia ante el Santo Oficio de la Inquisición con que sus enemigos intentaban contrarrestar el poder que poco a poco iban alcanzando (hasta el punto de acabar con algunos jesuitas en las cárceles del Santo Oficio en alguna que otra ocasión).112
Lógicamente, entonces, este tipo de prevenciones y precauciones se tomarían de manera general, tanto en la península como en el Nuevo Mundo. Es posible, entonces, suponer que los jesuitas que participaron anónimamente en nuestro certamen pudieron haberlo hecho en vista de este tipo de prevenciones, o incluso debido a un mandato del tipo que hizo el padre Acquaviva respecto a los certámenes. Asimismo, nos podríamos llegar a preguntar si alguna de nuestras composiciones ganadoras que sí van con nombre de autor posiblemente sea de un jesuita que participó bajo seudónimo113 (obviamente sobre todo en los casos de autores sobre los que no hemos encontrado ningún dato bio-bibliográfico). Además, nuestro certamen no es el único que puede servir de testimonio de la posible disuasión por parte de la Compañía de que sus miembros participaran poniendo sus nombres en sus composiciones: es también el caso del Triunfo parténico, para muchos el certamen más Carvallo y el misterio de su libro sobre Asturias desvelado”, de Alberto Porqueras Mayo (en Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, 137 [1991], pp. 87-122), por ser un “artículo interesantísimo porque ilustra con todo tipo de documentos el proceso de censura y aprobación de un libro escrito por un jesuita” (Pérez Pascual, art. cit., p. 1233). Asimismo, nos recuerda que un caso conocido de un autor “cuyas obras hubo de publicarlas a menudo con un seudónimo que poco disimulaba su verdadera identidad”, debido sin duda al estricto control que imponía la Compañía sobre sus miembros, fue Baltasar Gracián (loc. cit.) 112. Ibid., p. 1231. 113. Agradezco a Tadeo P. Stein el haberme sugerido esta posibilidad, así como haberme proporcionado los dos artículos antes mencionados, de Pérez Pascual y de Porqueras Mayo.
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conocido del siglo xvii. Claro, de alguna manera se podría argumentar que hay una presencia “semi-jesuita” en el libro del Triunfo, por la calidad de Sigüenza como ex jesuita, o quizá porque, a pesar de su expulsión de la Compañía en 1667, parece que quería seguir manteniendo cierto vínculo con la orden y quedar bien, por decirlo de alguna manera, con ellos.114 Pero fuera de eso, si vemos los perfiles de los participantes ganadores en los certámenes recopilados en dicha relación, observaremos que, todavía más que en el certamen mercedario de 1633, los jesuitas brillan por su ausencia: no hay ni un solo ganador que Sigüenza relacione explícitamente con la Compañía. Creo, sin embargo, que no hay que descartar la posibilidad de que hubiera concursantes jesuitas anónimos o con seudónimo en los certámenes del Triunfo. Me parece fundamental incluir estas observaciones aquí, en nuestro estudio sobre el certamen de 1633 específicamente, porque hasta ahora ha habido poca investigación sobre el tema para el caso mexicano, lo cual probablemente se debe al corpus tan limitado de certámenes novohispanos barrocos con el que contamos. Mi esperanza es que, en la medida en que vaya habiendo mayor interés en los concursos poéticos novohispanos de la época, podamos ir desarrollando observaciones y teorías más informadas respecto a quiénes participaban y quiénes no, y tal vez también a cómo los perfiles de los ganadores pudieron haber influido en la poesía producida en el contexto de estos concursos. F. B r e v e s c ons i de r aci o n e s s o b re e l g o n g o ri s m o e n e l c e r ta m e n Dorothy Schons, profesora, investigadora y filóloga estadounidense cuyas contribuciones al estudio de las letras novohispanas están hoy tan vigentes como en su momento, destaca la singularidad del manuscrito dentro del rubro de la poesía novohispana de su época: “Los primeros rasgos gongorinos definitivos [en la literatura novohispana del siglo xvii] aparecieron en un certamen mexicano de 1633 en honor a san Pedro Nolasco”.115 Martha Lilia Tenorio considera que nuestro 114. Entrevista personal con Martha Lilia Tenorio, 29 de junio de 2017. 115. “The first definitive gongoristic traits [in 17th century New Spain literature] appeared in a Mexican certamen of 1633 in honor of Saint Peter Nolasco” (Dorothy
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certamen es “el gran escaparate de[l] primer gongorismo” en la Nueva España,116 y ha hecho un esfuerzo singular por puntualizar y analizar los aspectos gongorinos de los poemas premiados en el certamen, tanto en su celebrada antología como en su estudio El gongorismo en Nueva España. Ensayo de restitución. Dado que estos textos de Tenorio son de consulta obligatoria para el estudioso novohispano, invito al lector a leerlos en su integridad; yo solo citaré algunas de sus observaciones con el fin de aclarar cuáles son las características particulares de las tendencias gongorinas plasmadas en el certamen. Tenorio hace un exhaustivo recorrido por los estudios previos que aluden al gongorismo en las letras hispanoamericanas y específicamente mexicanas, y resume algunas de las conclusiones hechas por los autores de dichos estudios acerca de en qué consiste el gongorismo. Por ejemplo, como ella comenta, “Antonio Carreira sintetiza los rasgos que conforman la expresión gongorina”, entre los cuales están los cultismos (tanto en forma de neologismos como también de cultismos semánticos), “la construcción ser + a como ‘servir de’ [...] el acusativo griego, el ablativo absoluto, la fórmula A si no B, en sus distintas modalidades”.117 También apunta que “Lázaro Carreter explica de manera muy lúdica los fundamentos expresivos de estas fórmulas: ‘...las adversaciones y contraposiciones expresadas por las fórmulas A, sino B; A, si B; no B, sí A; no B, A; no B, sino A [...] que bien podemos considerar como solución personal a un problema típico de su momento: la antítesis, o correspondencia enfrentada de dos objetos poéticos’”118. Asimismo, explica que José Pascual Buxó “se dedica a clasificar los procedimientos estilísticos considerados típicamente gongorinos (a partir de los estudios de Dámaso Alonso)” y enumera
Schons, art. cit., p. 25; la traducción es mía). Como observa Tenorio, “estos primeros brotes gongorinos resultan relativamente tempranos si recordamos que los dos grandes poemas de Góngora, los que provocaron toda una revolución verbal, el Polifemo y las Soledades, se compusieron hacia 1612 y 1613 (ca.) y se publicaron por primera vez en 1627” (Tenorio, Poesía, p. 360). 116. El gongorismo, p. 47. 117. Ibid., p. 21. 118. Tenorio, El gongorismo, p. 21, n. 28. La cita de Lázaro Carreter proviene de “Sobre la dificultad conceptista”, en Estudios dedicados a don Ramón Menéndez Pidal, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas/Patronato Marcelino Menéndez Pidal, 1956, p. 384.
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ocho procedimientos incluidos en la clasificación hecha por Pascual Buxó.119 Tenorio prefiere, sin embargo, no proponer una caracterización definitiva del gongorismo, ni “enlistar [...] una serie de procedimientos estilísticos”,120 sino proporcionar algunas consideraciones sobre la naturaleza de la imitación y la influencia de Góngora en la poesía mexicana, las cuales son muy útiles para el estudio de la poesía barroca novohispana. Por ejemplo, hace una importante distinción entre el gongorismo que ella llama “dominguero”, por un lado: “una ‘máscara’ exterior que calca sin un auténtico sentido giros, fórmulas, versos”,121 y el gongorismo auténtico, por otro: la auténtica asunción de la manera gongorina de concebir la lengua poética: absoluta libertad y flexibilidad en el empleo de recursos (ya usados) como el hipérbaton, los neologismos, y otros algo menos comunes como el acusativo griego o el ablativo absoluto, con el propósito de otorgar a la lengua la máxima capacidad expresiva, al mismo tiempo de dotarla de máxima musicalidad y economía.122
En nuestro certamen, hay, podríamos decir, diferentes grados de gongorismo. El dominguero ha sido, para mí, más difícil de discernir, pues por un lado, su aparente presencia en algunos poemas podría por lo menos indicar que ya se leían las Soledades y se creían dignas no necesariamente de emular mediante una labor seria de implementación del concepto gongorino, sino simplemente, de evocar la obra del cordobés vía resonancias más que nada léxicas; por otro, podrían responder simplemente a la imitación casi mecánica de fórmulas que no necesariamente son novedades en Góngora, sino solo tópicas en la poesía áurea. Un ejemplo sería la rima de pluma(s)/espuma(s) que encontramos en Antonio Lobo y en Juan de Valdivieso; aquel la usa dos veces en plural en sus octavas, ganadoras del segundo lugar de ese concurso (vv. 1-3 y vv. 31-32), y este, una vez, en singular (vv. 9 y 11).123 Otro sería la
119. Tenorio, El gongorismo, p. 20. 120. Ibid., p. 22. 121. Ibid., p. 24. 122. Loc. cit. 123. En “Fortuna de una rima áurea: pluma(s)-espuma(s)”, Julián Bravo Vega “analiza la construcción de un artificio poético, propio de la ‘poesía nueva’ gongorina, a
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ya mencionada fórmula A si no B y sus variantes, de la que hay algunos ejemplos en nuestro certamen (décimas y liras de Luis Solano, octavas de Juan de Valdés, liras de Pedro Marmolejo, etc.); otro podrían ser los “campos de zafir/zafiro” que están tanto en las octavas de Juan de Valdivieso como en las de Valdés. Sin embargo, hay en nuestro certamen ciertas composiciones que sí denotan una comprensión más aguda de la estética del cordobés y, por ende, la presencia de un gongorismo más auténtico. Por ejemplo, Tenorio sostiene que “la palma gongórica es para las octavas de Juan de Valdés, cuarto lugar del certamen cuatro”.124 Aunque, como mencioné arriba, aquí hay los quizá trillados “campos de zafiro” (v. 32), así como la fórmula si/no (“al mar te dio, si no ruïna”, v. 2; “no salado cristal, sino divino / ambrosia [...]”, vv. 4-5), por otro lado, Valdés demuestra haber comprendido, por lo menos en cierto grado, la concepción gongorina del lenguaje poético. Apunta Tenorio, este inicial y tentativo ensayo gongorino resulta inútilmente complicado (en el léxico y en la sintaxis) y sus imágenes no llegan a cuajar del todo. Sin embargo, este poema demuestra que los poetas novohispanos comprendieron, desde el primer momento, algo esencial de la estética gongorina: la complejidad formal está motivada por una complejidad conceptual.125
Como también apunta Tenorio, en el margen derecho del folio en el que concluyen las octavas de Valdés, Alavés escribe “No las entiendo” (f. 20v). Al respecto de esta nota, escribe la autora de El gongorismo..., “No alcanzó fray Juan [de Valdés] la casi matemática precisión de los conceptos gongorinos (en lo que nada falta, ni sobra, ni queda suelto); tal vez por eso, y por la pasmosa novedad de sus procedimientos formales, al final de su composición se encuentra [la] nota marginal” de través de las distintas etapas de su conformación y de su utilización por los escritores del período áureo” (Cuadernos de Investigación Filológica, 17.1-2, 1991, p. 35). 124. El gongorismo, p. 51. 125. Ibid., p. 55. Explica Tenorio que los octavas de Valdés “son todo un muestrario de recursos gongorinos”, ofrece ejemplos de ellos y afirma que “Junto con estos rasgos, más ‘de bulto’, fray Juan de Valdés emplea recursos más finos, exquisiteces no muy frecuentadas [...]. Pero más importante que este alarde en los procedimientos estilísticos, es que [el poeta] pone en práctica otra lección gongorina, de más monta: la elaboración de un concepto complejo”, y detalla en qué consiste dicho concepto. Véase ibid., pp. 53-54.
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Alavés.126 Yo soy de la opinión de que fue más por la primera razón que proporciona Tenorio que por la segunda que Alavés “no entendió” la composición, pues como veremos en seguida, el nuevo estilo, aun y con todas sus novedades formales, ya se creía digno de premiar. En los concursos 5 y 6 —canciones y liras, respectivamente— las composiciones premiadas en tercer lugar cuentan con elementos que podrían considerarse decididamente gongorinos. La canción de Simón de Toro inicia con un concepto127 que, de acuerdo con la clasificación de Baltasar Gracián, podríamos llamar “de correspondencia”128. Se desarrolla en torno a dos significados de la palabra escorpión, como arácnido y como máquina de guerra de proyección, “en figura de ballesta, con que se arrojaban las piedras y tiraban hacia atrás y al revés”129 (recordemos que el tema del concurso de canción es el acontecer bélico de la reconquista de Sevilla y la participación de Nolasco en esta). Cuando las garras ensortija, airado, el soberbio escorpión, y eriza el cuello entre incendios de luz, la fulminante frámea del gran planeta (que un cabello de Venus suspendió) mira y, turbado, la túnica sangrienta de diamante, le escribe en el semblante las iras y desmayos que oprimen su cerviz, a cuya fiera voz, en la quinta esfera, gimen de mayo los opuestos rayos, a aquellos que valiente sintió el Paquino derribar su frente cuando, entre sombra negra, Etna sudó carbón, cenizas Flegra (ff. 24v-25r). 126. Ibid., p. 55. 127. Como expone claramente Tenorio, y como ya había demostrado Baltasar Gracián con numerosísimos ejemplos tanto en el Arte de ingenio (1642) como en su Agudeza y arte de ingenio (1648), el concepto es “uno de los ejes de la lírica gongorina” (El gongorismo, p. 20). No entraré aquí en toda la discusión sobre las denominaciones culteranismo/conceptismo y los autores que supuestamente representan cada una de estas corrientes, pues para mí Góngora es tan notoriamente conceptista que dicha discusión me parece superflua. 128. Véase el discurso IV de la Agudeza y arte de ingenio (ed. Evaristo Correa Calderón, Madrid, Castalia, 1969, t. 1, pp. 64-74). 129. Aut., s.v. “Escorpión”.
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Este escorpión ensortija las garras (¿posible alegoría de las tenazas de la máquina de guerra?) y “eriza el cuello entre incendios de luz” (que pueden ser destellos de luz causados por armas de fuego). Entonces, el escorpión mira la fulminante frámea del gran planeta (que un cabello de Venus suspendió), gran planeta que, como comento en las notas sobre estos versos en la edición, será Marte, no solo por la referencia a Venus (que fue amante de este), sino también porque “la fulminante frámea” de este planeta sería la lanza simbólica de Marte, dios bélico. La frámea, por su parte, también se puede relacionar con la máquina de guerra de proyección, ya que no solo puede haber lanzado piedras, sino también dardos. Las iras y desmayos que oprimen la cerviz (otra vez, el cuello) del escorpión (en referencia a la máquina de guerra, la cerviz podría simbolizar diferentes partes de esta, como la cuerda o el canal, por ejemplo), aparecen en su semblante, la fiera voz de cuya boca, en la quinta esfera (que en el sistema ptolemaico es precisamente la de Marte), hacen gemir los rayos de mayo (los rayos del sol son más fuertes en mayo; aun así, los rayos de mayo gimen por la intensidad de la guerra que aquí se presencia). Por último, las referencias a Paquino, a Etna y a Flegra evocan temas mitológicos relacionados con el Gigantomaquia y a la sepultura de Tifeo o Tifón debajo de los montes Paquino, Etna y Lilibeo; Flegra es un lugar al que se atribuye el nacimiento de los gigantes. (Esta sepultura de Tifeo aparece, por cierto, en el Polifemo de Góngora, vv. 26-27.) Quizá podríamos decir que esta primera estancia de la canción de De Toro peca, así como las octavas de Juan de Valdés, de haberse complicado demasiado; de incorporar demasiados elementos en el concepto y, también, de no dotarlo de la precisión debida. La comparación o correspondencia, basada en similitudes entre la forma y el comportamiento del escorpión arácnido, por un lado, y del escorpiónespecie de ballesta, por otro, es definitivamente ingeniosa, pero puede parecer que le restan lucimiento tanto el circunloquio para referirse a Marte (circunloquio que, para mí, no es equiparable a la perífrasis gongorina),130 como las referencias a la Gigantomaquia. Claro está que tanto el circunloquio como dichas referencias mitológicas evocan un ambiente bélico, pero no aportan gran cosa al desarrollo del concepto.
130. Sobre la perífrasis gongorina en la lírica novohispana, véase Tenorio, El gongorismo, pp. 33-37.
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En las liras de Diego Ramírez de Villegas, ganador del tercer lugar en el sexto concurso, también hallamos un concepto de correspondencia que, aquí sí, incluye una clara referencia a la Soledad primera de Góngora. Recordemos que el tema del concurso de liras son las inundaciones de la Ciudad de México; en la quinta lira de la composición, se hace una ingeniosa, aunque no completamente lograda, comparación entre la ciudad y el pavo real: Del modo que sus galas de Juno el ave, al ver sus pies, humilla, así encoge las alas esta del mundo octava maravilla, mirándose a sus solas con pies de barro entre prisiones de olas.131
Se evocan los vv. 129-131 de la Soledad primera: “No a la Soberbia está aquí la Mentira / dorándole sus pies, en cuanto gira / la esfera de sus plumas”, sobre los que Jammes comenta: “Alude al pavón que, según la tradición, deshace su rueda cuando ve la fealdad de sus pies. Por eso la Mentira (o Lisonja) le está dorando los suyos a la Soberbia, para que siga haciendo rueda”.132 El pavorreal, evocado con casi idéntica perífrasis que en la Soledad primera (“de Juno el ave” en Ramírez; “de Júpiter el ave” en Góngora, v. 28), humilla sus galas al ver sus pies; del mismo modo, la Ciudad de México, a la que también se refiere con una perífrasis (‘esta octava maravilla del mundo’), “encoge las alas” al mirarse a sí misma y ver, “entre prisiones de olas”, sus pies de barro, feos como los del pavo real. No está tan mal planteada la comparación, pero tampoco muestra mayor coherencia para con el resto de la composición pues, por ejemplo, ¿cuándo se volvió ave la Ciudad de México? Esta es la única estrofa que ocupa esta metáfora; si quisiéramos hallarle algún sentido más trascendente, podríamos quizá pensar que se trata de una alusión al águila azteca, aunque no hay otra señal en el poema que sea indicativa de esa posibilidad. Aun así, repito, se consideró que estas composiciones eran dignas de premio en nuestro certamen, y dudo que los jueces hayan pasado por alto las alusiones e imitación gongorinas (más bien al contrario, 131. Libro segundo, f. 27v, vv. 25-30. 132. Góngora, Soledades, ed. Robert Jammes, Madrid, Castalia, 1994, p. 224.
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como explicaré al final de este apartado), por lo que, a mi parecer, ya se iba aceptando el nuevo estilo poético. Otra prueba de ello podría ser que la ganadora del primer lugar en el concurso de décimas, María de Estrada y Medinilla, mostró una clara inclinación por lo gongorino en su composición; como explica Tenorio, Es evidente que doña María era una lectora atenta de Góngora [...]: la imagen del aire que “llueve luces” para hablar de los rayos; la litote (y el hipérbaton) de clara raigambre gongorina: “Indicio de paz no leve /ramo fue de hojas alado”; el léxico: “cana espuma” o el uso del cultismo adusto, al igual que Góngora, con el valor etimológico de ‘quemado’, ‘tostado’, ‘negro’ o ‘moreno’.133
Hay también algunos ejemplos de un gongorismo que yo llamaría “a medias”: no la pura imitación de fórmulas sintácticas y preferencias léxicas del gongorismo dominguero, ni tampoco una verdadera comprensión de la nueva estética, sino un intento, por decirlo de alguna forma, de homenajear con ingenio, buscando adaptar elementos de los versos del cordobés a las exigencias temáticas del certamen. Un ejemplo que pondría en esta categoría son las octavas de Juan de Valdivieso, ganador del tercer lugar en este concurso. Observo en estos versos por lo menos la intención de evocar lenguaje y conceptos gongorinos de manera continua a lo largo de la composición. Como ya mencionamos, incluye en su composición tanto los “campos de zafir” (v. 24) como la rima pluma-espuma (vv. 9 y 11), pero hay también posibles alusiones gongorinas que resultan menos trilladas, más ingeniosas. La “urna fría de nácares” (vv. 5-6) tal vez recuerde la “prisión de nácar” del soneto de Góngora;134 su “entretejida crencha de algas y ovas” (v. 8)135 que “el verdinegro dios [...] incrédulo sacó de sus alcobas” (vv.
133. Tenorio, El gongorismo, p. 50. 134. Como comento en la nota a las liras de Pedro Marmolejo, Tenorio pregunta, respecto al “cárcel de marfil” del v. 36, si “¿será [...] a pesar de las diferencias entre los asuntos referidos, una ocurrencia de Marmolejo a partir de la evocación gongorina ‘prisión de nácar’ del soneto ‘Prisión del nácar era articulado’?” (Tenorio, El gongorismo, p. 49). 135. En la segunda parte de este estudio, sobre los criterios de edición, comentaremos la absoluta incomprensión por parte del corrector del manuscrito, fray Fernando Álvarez, de la posible alusión gongorina (así como de la rima de la estrofa), pues corrige ovas a “jollas” (joyas).
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5 y 7), quizá sea una alusión al “[...] padre de las aguas / coronado de blancas ovas y espuma verde” de la Soledad segunda (vv. 22-26); su “ave de pino” (v. 25) podría ser reminiscente del “Velero bosque, de árboles poblado” (“A la embarcación en que se entendió pasaran a Nueva España los marqueses de Ayamonte”) de Góngora, (y/o de Quevedo, “Las selvas hizo navegar...”). Otro ejemplo, sí, menos consistente, sería el de las liras de Luis Solano que, aunque no merecieron un premio físico, sí fueron recopiladas por Alavés e incluidas inmediatamente después de las que quedaron en tercer lugar, de Ramírez de Villegas, comentadas arriba. En la siguiente lira, además de la fórmula si/no, puede haber una evocación de los vv. 32-33 de la Soledad primera (“que aun se dejan las peñas / lisonjear de agradecidas señas”): lastimen tus oídos136 (si numerosos no, tristes accentos), suspiros repetidos: pues los montes harán estar atentos, que a lastimosas señas ni aun duro corazón tienen las peñas.137
En ambos casos, las peñas, a pesar de su inherente dureza, son capaces de ser receptivas: en Góngora, de las agradecidas señas con las que se dejan lisonjear; en Solano, de las lastimosas señas de los suspiros repetidos que indican la grave situación de la Ciudad de México. Asimismo, es posible, aunque solo posible, que la cuarta lira de la composición evoque, para el lector, ya sea el “escollo coronado / de secos juncos, de calientes plumas / (alga todo y espumas)” de la Soledad primera, ya sea los mismos vv. 22-26, ya mencionados, de la Soledad segunda,138 pues se hace referencia en esta lira a las “verdes ovas” en las que se ve “sumergida la rizada frente” de la capital novohispana. Para algunos de nuestros lectores, sin embargo, esta conexión definitivamente resultará demasiado artificiosa.
136. lastimen tus oídos: la voz poética se dirige a Nolasco. 137. Libro segundo, f. 28r, vv. 13-18. 138. John Beverley repara en el paralelismo en los versos 22-26 de ambas Soledades; cf. su libro Aspects of Góngora’s Soledades, Amsterdam, John Benjamin’s Publishing, 1980, pp. 45-46.
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Con todo, por los ejemplos en los que hemos reparado aquí, y otros que se incluyen en El gongorismo en Nueva España, opino que sí podemos concluir —confirmando las observaciones de Schons publicadas el siglo pasado— que en nuestro certamen ya hay presencia gongorina. Como habíamos comentado en nota a finales del capítulo primero de este estudio, Jaime Concha insinúa que el manejo del gongorismo va de la mano con la conciencia colectiva de los que lo implementaron: es decir, de la élite cultural: “es fructífero ver en el gongorismo [...] la consolidación de una cierta conciencia de élite cultural debido a manejar un instrumento técnico complejo como es la poesía gongorina”.139 En efecto, opino que dicha conciencia está a flor de piel ya en el certamen a Nolasco; los poetas, no de manera mayoritaria, pero sí, suficientemente palpable, se esforzaron en mostrar que no solo estaban familiarizados con la obra del cordobés, sino que también podían, aunque con mayor o menor éxito, manejar el “instrumento técnico” del gongorismo en sus propios versos. Y debido a que varios de los intentos más claramente gongorinos fueron premiados en el certamen, podemos suponer que los integrantes del jurado también querían mostrarse conscientes de que ellos mismos, al poder reconocer el empleo de dicho instrumento en las poesías concursantes, pertenecían asimismo a la élite cultural de la sociedad virreinal. Todos ganaban, pues, poetas y jueces, al reconocer la presencia del nuevo estilo.
139. J. Concha, art. cit., p. 45.
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Intermedio
Es mi esperanza que las páginas precedentes contengan una contextualización suficientemente completa, sin ser exhaustiva, sobre la época y las circunstancias literarias, culturales y socio-históricas en las que se enmarcaron las fiestas mercedarias de 1633. Asimismo, anhelo que también hayan servido como una cordial invitación a los lectores tanto a disfrutar de la edición que aquí se presenta, como a seguir reflexionando sobre la poesía barroca de certamen en la Nueva España y su importancia dentro del corpus de producción literaria del virreinato mexicano. Claro está que una de las razones por las que esta poesía por lo regular no pasa del corpus al canon es por la escasez de ediciones críticas de nuestros certámenes novohispanos. Es debido a mi convicción de que es imprescindible estudiar esta poesía con mayor profundidad y esmero, así como a mi absoluto convencimiento de que su estudio se verá favorecido y fomentado por la existencia de cuidadas ediciones críticas de esta poesía, que decidí emprender la labor de edición de nuestro certamen. A lo largo del proceso de edición me enfrenté a varios retos que, lejos de representar obstáculos para continuar el proyecto que había iniciado, alimentaron todavía más mi deseo de presentar una edición lo más correcta y rigurosa de este manuscrito, para la cual tuve que tomar decisiones sobre a) los añadidos y las correcciones que, para mí, fueron realizadas por el propio secretario del concurso (a esto aludiremos con mayor detalle más adelante); b) las de una mano ajena que corrigió el documento más de 150 años después de que fuera redactado; y c) solo para algunos poemas, las discrepancias entre mi lectura de ciertas palabras o frases, por un lado, con la que se propone en Poesía novohispana. Antología de Tenorio. Por tanto, estoy enteramente convencida de que la labor realizada ha dado como fruto una edición crítica propiamente dicha, en tanto que el carácter “crítico” de una
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edición no lo aporta el aparato de variantes sino el propio texto “crítico”, es decir, su fijación por medios ecdóticos, como sostiene Germán Orduna: “[...] La labor crítica puede evaluarse en las notas codicológicas o textuales, en la obra de restauración del texto, en el estudio de la historia del texto y de la tradición del tema”.1 A continuación, en la segunda parte de este estudio preliminar, detallo los criterios que fueron empleados en este trabajo de edición crítica, con el fin de que el lector conozca a fondo los motivos principales de las decisiones editoriales que tomé. Explico, asimismo, mi perspectiva sobre la anotación del manuscrito, en la que he procurado dilucidar las tradiciones poéticas, históricas, religiosas y sociales del contexto novohispano que pueden facilitar la comprensión y la interpretación del Libro segundo. Mi intención ha sido, en todo momento, realizar la aplicación práctica de uno de los fundamentos del trabajo filológico: el rescate de un texto, que implica, asimismo, el rescate de una cultura histórica, textual y literaria. Para mí, esta labor de rescate conlleva la responsabilidad de presentar un texto con todas sus circunstancias contextuales —momento histórico y poético, modos de expresión, especificidades culturales, etc.— con el fin de que ese momento, esos modos y especificidades, etc. se vuelvan tangibles, ilustrativos y esclarecedores para el lector actual. Es, a la vez, una labor que se relaciona con una rica tradición humanista. Para ejemplificar estos conceptos, reproduzco la observación que hace Francisco Rico a propósito de Lorenzo Valla y Gian Francesco Poggio Bracciolini:2 Valla y Poggio fueron enemigos encarnizados, pero, cada uno a su modo, coinciden en sugerirnos por qué vías la frecuentación de los códices llegó a imprimir una nueva sensibilidad y a abrir horizontes también nuevos. La fantasía de Poggio (inspirada en un motivo exquisitamente pertrarquesco) nos indica que los autores antiguos no eran para los humanistas las auctoritates sin rostro ni tiempo de la escolástica, sino hombres con una biografía y una historia, con pasiones, opiniones y vivencias rigurosamente personales, y como a tales querían leerlos y explicarlos. En la acotación
1. Germán Orduna, Fundamentos de crítica textual, ed. Leonardo Funes y José Manuel Lucía Megías, Madrid, Arco Libros, 2005, p. 19. 2. Lorenzo Valla (1406/7-1457), humanista italiano, autor de Elegantiae linguae Latinae; Gian Francesco Poggio Bracciolini (1380-1459), incasable perseguidor de manuscritos.
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de Valla hemos de advertir que el esfuerzo por restituir la única versión válida de un pasaje no suponía simple testarudez de erudito, sino voluntad de apreciar el texto precisamente en tanto verdad individual, testimonio de un pensamiento y una sensibilidad peculiares, huella del paso ejemplar de un hombre por la tierra.3
3. Francisco Rico, El sueño del humanismo. De Petrarca a Erasmo, Barcelona, Crítica, 2014, p. 41; las cursivas están en el original.
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Prefacio
Una descripción del manuscrito de la Relacion Historiada de las solennes fiestas que se hizieron en la muy noble, y leal Ciudad de Mexico, al Glorioso Padre y esclarecido Patriarcha, San Pedro Nolasco, fundador y primer Religioso de la Real y Militar Orden, de Nuestra Señora de la Merced Redempcion de Captivos1 El manuscrito que hoy se custodia en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México (ms. 1799) consta de un total de 148 folios escritos que están repartidos entre dos libros, el Libro primero de las fiestas de nro. glorioso Padre San Pedro Nolasco, en que se trata de las preuenciones y adorno de el convento y de los nueve dias de su celebración (109 folios en total, algunos sin foliar; a eso aludiremos más adelante), y el Libro segundo de las fiestas de nro. glorioso Padre san Pedro Nolasco, en que se trata de la distribucion de los premios que se prometieron a los Poetas Mexicanos (38 folios, con foliación independiente de la del Libro primero, y un folio al final —f. 39r/v— con un índice de todos los capítulos del Libro primero y, al final, la mención del Libro segundo). El manuscrito ha llegado a nuestros tiempos en relativamente buen estado; a pesar de las abundantes manchas causadas por agua, sobre todo en el Libro primero, el documento es mayoritariamente legible. A veces, por la encuadernación (realizada sin duda en el siglo xix), hay notas marginales que no se leen en su totalidad; en estos casos lo comento en nota en la edición. Pero me estoy adelantando: antes de
1. Como comentamos en nota en la primera parte del estudio preliminar, todos los títulos y citas antiguas van modernizados ahí para mayor fluidez de la lectura. Aquí en esta segunda parte, que trata sobre características materiales y gráficas del manuscrito en sí, ofrecemos la transcripción literal de las partes en prosa que reproducimos.
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comentar casos específicos, es necesario atender a la cuestión de las diferentes caligrafías que aparecen en el manuscrito en su totalidad, así como específicamente en el Libro segundo, para así detallar los criterios que empleé en la fijación del texto.
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Capítulo i Las caligrafías en el manuscrito y nuestros criterios para la fijación del texto
A. Al gunas ca r ac t e rí s t i cas d e l man u s cri to y s us c uat ro ca l i g raf í as p ri n ci pal e s El Libro primero se inicia con seis folios sin numerar. En el primero, que originalmente habrá estado en blanco, leemos un breve texto escrito por fray Fernando Álvarez y Villarreal, que tuvo el manuscrito en su posesión durante un tiempo, y sobre quien daremos más información en este mismo apartado. En este texto se lee: “De la Librería [rúbrica]. De la Librería del Convento Grande de México. Así lo escribió en 3 de Eno. de 1803 // Fr. Fernando Álvarez y Villa-rreal” (véase Figura A). El revés de este primer folio está en blanco. El segundo folio sin número (véase Figura B) contiene la portada del manuscrito, donde se lee: RELACION HISTORIADA De las solennes fiestas que se hizieron en la muy noble y leal Ciudad de Mexico, al Glorioso Padre y esclarecido Patriarcha, San Pedro Nolasco, fundador, y primer Religioso de la Real y Militar Orden, de Nuestra Señora de la Merced Redempcion de Captivos. COMPVESTA Y ORDENADA POR EL R. P. M. F. Iuan de Alaues, difinidor de la Provincia de la Nueva España. y algo corregida por un hijo Amartelado del Sto., siendo conventual en este Convento grande de México. DEDICADA AL EXMO S. D. LOPE Diaz de Almendariz1, Marques de Cadereyta, Virrey desta Nueva España. EN MEXCO, EN LA IMPRENTA De Francisco Salvago, Año de,
1. Lope Díaz de Armendáriz: es decir, Lope Díez de Armendáriz (escrito Díaz en varios documentos de la época e incluso contemporáneos). Lope Díez de Armendáriz
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Hay tres elementos de esta portada que quisiera comentar aquí. Primero, la advertencia “Y algo corregida por un hijo Amartelado del Sto., siendo conventual en este Convento grande de México” es un añadido posterior, para mí sin ninguna duda del mismo fray Fernando Álvarez y Villarreal al que ya aludimos. Para llegar a esta conclusión me ha bastado un cotejo entre la letra de las intervenciones en el manuscrito que Álvarez firma como suyas, por un lado, y la letra de este añadido, por otro y, sobre todo, en la palabra “de”, que es relativamente particular, y que es idéntica entre el texto que él escribe en el primer folio sin foliar y en este añadido de la portada. Por lo tanto, concluyo que el “hijo amartelado del santo” al que se hace referencia es el propio Álvarez y Villarreal. Segundo, se proporcionan los datos de la imprenta a la que estaba destinada la obra; sin embargo, como ya comentamos en nuestro estudio preliminar, y como comentaremos más adelante en relación con las correcciones que hace fray Fernando de Álvarez y Villarreal en el manuscrito, sabemos que este nunca se llegó a imprimir. A mi parecer, esto puede deberse a que este manuscrito definitivamente nunca se terminó de preparar para la imprenta: mientras que varios capítulos del Libro primero sí están relativamente cuidados en cuanto a su presentación, ya en otros, sobre todo en los posteriores, hay una gran cantidad de correcciones, tachaduras, notas al margen, etc., muchas en la letra del propio encargado de la relación, nuestro secretario fray Juan de Alavés. Por otra parte, como comentaremos más adelante, casi todo el Libro segundo está escrito en una caligrafía que, yo considero, es la de nuestro secretario; no corresponde con la letra del amanuense que preparó un gran parte del Libro primero. Tercero, la Relación historiada está dedicada al virrey Lope Díez de Armendáriz, y no a su predecesor Rodrigo Pacheco y Osorio, con lo que podemos deducir que el manuscrito fue preparado para la imprenta —aunque solo parcialmente, como acabamos de comentar— por lo menos dos años y medio después de la celebración de las fiestas para san Pedro Nolasco. El revés del folio de la portada está en blanco. En el tercer folio sin numerar, hay un documento firmado por fray Bartolomé Ladrón de fue el 16º virrey, el primero criollo, de la Nueva España; gobernó desde el 16 de septiembre de 1635 hasta agosto de 1640. Para una sucinta biografía véase Manuel Rivera Cambas, Los gobernadores de México, pról. de Leonardo Pasquel, Ciudad de México, Citlaltépetl, 1962, pp. 295-309.
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Guevara, “vicario general del Orden de Nra. Sra de la Mrd, Ron de cautivos, en estas provincias de Nueva España, Guathemala, Honduras, Nicaragua e Isla Española de Sto. Domingo”, en el que se da licencia a fray Juan de Alavés, “para que pueda dar a la estampa la dha2 relación”, que “ante todas cossas saque lizencia del Exmo Sr Virrey desta Nueva España, del ordinario de esta ciudad, y demás Tribunales, que se requiere para la dha impressión”. Está fechada el nueve de octubre de 1633 (véase Figura C). Al revés de este tercer folio sin foliar (véase Figura D), hay una advertencia del ya mencionado fray Fernando Álvarez y Villareal: Es imposible casi, a mis ocupaciones el trasuntar este libro como quisiera pa tratar de una memoria tierna sinpre3 â la Merced: Por tanto: para el logro de ella, con alguna maior claridad â los postreros (entre ques puede hauer algo 4 de facultades para su impressión debida), sólo me reducirè â emmendar, corregir, y acabalar algunas dicciones qe prestan faltas y diminutas, quitan el sentido â el periodo, perturban la leienda, y hacen despreciable la obra.
Después de la palabra “obra”, Álvarez incluye lo que parece ser una rúbrica, aunque para mí, difícilmente se leen en ella una F, A y/o V. Esta rúbrica la encontraremos también en el Libro segundo, ff. 23v y 24r. En los folios cuarto, quinto y sexto sin numerar (véase Figura E), leemos el “Prólogo al cándido lector” que, a mi parecer, está en mano de Juan de Alavés, con numerosísimas correcciones de Álvarez (comentaremos la cuestión de las diferentes caligrafías presentes en el 2. dha: dicha. 3. sinpre: aunque no es tan usual, sí podemos encontrar ejemplos de sinpre y sienpre como variantes de siempre en textos del periodo áureo; véase, por ejemplo, Diego Niseo, El gran padre de los creyentes Abraham, Barcelona, Gabriel Nogues, 1636: “el consejo i la consulta sinpre se pide[n] al más prudente, al más sabio” (p. 54v); Juan de Tassis y Peralta Villamediana, Obras de don Juan Tarsis, conde de Villamediana, Juan de Lanaja y Cuartanet, Zaragoza, 1629: “fortuna me conduxo peregrino / de un mar en otro mar sinpre alterado” (p. 100); Francisco Ignacio de Porres, Discursos morales, aprendidos en las azañas escandalosas y miserable ruina del ermoso infante Absalon, ijo de Dauid, rey de Israel, Alcalá de Henares, María Fernández, 1646: “sienpre viuen los onbres en las verdades, como viuen en las apariencias” (s. p.). En la edición de nuestro certamen hemos modernizado esta palabra, de acuerdo con nuestros criterios de edición. 4. entre ques puede hauer algº es decir, entre quienes puede haber alguno.
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manuscrito en seguida). En lo que es propiamente el folio 7 del mismo empieza el Libro primero, que abarca las hojas foliadas 1r/v a 102 r/v. Hay dos f. 42 r/v, que no son duplicación de un mismo contenido, sino que abarcan contenidos distintos; supongo que se trata de un error de foliación. También, hay dos folios que fueron cortados del manuscrito entre el f. 68 y el f. 69; como la enumeración de los folios sigue correctamente, estos se tienen que haber cortado antes de ser realizada la foliación. El Libro primero, entonces, y todos los folios sin numerar, constan de un total de 109 folios, que se dividen en 27 capítulos sobre las fiestas en homenaje a san Pedro Nolasco de 1633. En el manuscrito en su totalidad distingo cuatro diferentes caligrafías principales: las enlisto primero, y después explico cómo llegué a estas conclusiones. Una es de un copista; otra es del propio Juan de Alavés; otra —que solo encontramos en el f. 11r del Libro segundo, pero que parece ser la misma que hay, por ejemplo, en el f. 76r del Libro primero—, podría ser de otro copista o de un religioso mercedario ¿contemporáneo de Alavés?; y la última es la de fray Fernando Álvarez y Villarreal, que tuvo el manuscrito en su poder por lo menos a partir del año 17915 y hasta 1803 (véase Figura A). Este fraile, quien puede o no haber tenido buenas intenciones al tratar de ‘enmendar’ el manuscrito, terminó cometiendo bastantes imprudencias en su labor correctora. Quizá, incluso, él mismo haya estado consciente de que podrían ser mal vistas sus intervenciones, pues en el f. 23v del Libro segundo, escribe: No faltara quien diga: que he hecho con esta obra lo que Aberroes, y Avizena hizieron con las del Sapientissimo Aristoteles: esto es: qe por emmendarlas y corregirlas, las viciaron y echaron a perder: No obstante: el que sin tomarse el trabajo de trasumptar este volumen, corrijiere sus dicciones mejor qe lo qe ban, puede llamarse sin hyperbole “componedor de letras”.
La letra de Álvarez es fácil de distinguir en correcciones a lo largo del manuscrito, aunque se nota que ‘enmendó’ con cierta laxitud: mientras que el “prologo al candido lector” está muy deturpado por este fraile, no está así todo el Libro primero, y en el Libro segundo sus
5. Véase, en la edición, el f. 26v del Libro segundo, así como el apartado de este capítulo sobre las correcciones de fray Álvarez.
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correcciones son esporádicas y, en algunas ocasiones, como se comentará más adelante, echan a perder versos de nuestros poetas premiados. Pongo como muestra de sus intervenciones precisamente el primer folio de dicho prólogo, el cuarto folio sin foliar, r, del manuscrito: opino que la letra principal es de Alavés, con múltiples correcciones de Álvarez (véase Figura E). La distinción entre las dos caligrafías principales que menciono, las que son, para mí, de un amanuense, por un lado, y de Alavés, por otro, se vuelve patente al examinar una muestra de algunos folios del manuscrito: véanse Figuras F-J. Ambas están bastante cuidadas, lo que no debe sorprendernos en ninguno de los dos casos, pues por una parte, la mano de un copista tendría que estarlo y, por otra, Alavés gozaba de fama de tener buena letra: nos cuenta fray Francisco de Pareja que “entre las prendas que tenía singulares [fray Juan de Alavés], era una el ser grande escribano de letra muy aseada y muy limpia”.6 La caligrafía que para mí es de un amanuense es la que leemos en una gran parte del Libro primero. Luego, hay correcciones y añadidos en el texto mismo y en los márgenes que, por tratarse precisamente de correcciones, y por tener una caligrafía homogénea y definitivamente diferente de la caligrafía de la mayoría del Libro primero, concluyo que son del propio Alavés. Esta misma caligrafía —la que para mí es de nuestro secretario—predomina en el Libro segundo (véase, en particular, Figura J). Hay discrepancias significativas en varias letras entre las dos caligrafías, por ejemplo, en la h, la l, la p, la q, la s, y la y; asimismo, la letra que opino es de copista tiene indicios de ser de alguien que apoyó la pluma sobre el papel con mayor firmeza que el autor de la otra caligrafía (que opino es de Alavés). Como ya mencioné, pongo como muestra las Figuras F-J. La Figura F es el f. 44r del Libro primero; opino que la letra principal es la del copista, y las apostillas son de Alavés. En la Figura G, el f. 62r del Libro primero, la caligrafía principal me parece ser la del copista, con correcciones y añadidos de Alavés y una corrección en el margen izquierdo de Álvarez. En la Figura H, f. 63v del Libro primero, todo el párrafo de en medio está escrito en la letra que presumo que es de Alavés, con los primeros 7 renglones y los últimos 15 escritos en la que opino es la del copista. La Figura I, f. 34v del Libro primero, está predominantemente en la letra que opino es de 6. Pareja, op. cit., t. 2, p. 35.
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copista, con notas marginales de Alavés. Y por último, la Figura J, f. 1r del Libro segundo, está escrita en una letra que para mí es, sin duda, la de Alavés. Esta caligrafía es homogénea en la totalidad de Libro segundo, con excepción de las intervenciones de Álvarez y el f. 11r, el cual comentaremos en seguida. Fijándose el lector en los folios que ponemos aquí como muestra de las dos caligrafías, quizá observe las mismas distinciones que discierno yo. Por último, está la cuestión de la tercera caligrafía que mencioné antes en mi listado: la del f. 11r del Libro segundo. Aunque no descarto por completo la posibilidad de que se trate de la mano del propio Alavés y que este folio quizá fuera escrito en otra época de su vida, hallo suficientes diferencias entre la letra que me parece ser sin duda la de nuestro secretario, por un lado, y la que leemos en este folio, por otro, para atribuir esta ya sea a otro amanuense (no el mismo del Libro primero), ya sea a un religioso mercedario, posiblemente contemporáneo de Alavés: véase Figura K. B. Cr i t e r i o s a dop tad o s para l a f i j aci ó n d e l t e x to Para realizar la edición crítica de nuestro certamen, en lo concerniente a las diferentes caligrafías que hay en el Libro segundo, he tomado las siguientes decisiones. 1. Tachaduras y correcciones. Respecto a las tachaduras y correcciones que son de la misma mano en la que está escrito casi todo el Libro segundo y que, repito, para mí es indudablemente la de nuestro secretario, he respetado la corrección. Doy un ejemplo: en el f. 1v, se lee: “Vuo7 en Athenas un templo sumptuossísimo del sol donde [...] campeavan muchos quadros y excelentes pinturas elaboradas por la mano de aquel excelente pintor antiguo y famoso maestro de este arte llamado Eufrana, en que estaban pintadas, con viuos y maravillosos colores y primorosos pinzeles matizes, las hystorias del sol según era adorado y venerado en diversas partes del orbe”. Aquí, la palabra pinceles está claramente tachada, con matices escrito al lado en la misma letra que la mayoría del manuscrito, por lo
7. Vuo: es decir, hubo.
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cual opino que sin duda es una corrección intencional por parte de Alavés y es la que yo tomo. 2. Apostillas y añadidos. En lo que se refiere a las apostillas y añadidos marginales que están en la misma mano (la de Alavés), he procurado insertarlos donde el propio Alavés señala que van. Explico: Alavés marca de una manera bastante clara dónde quiere insertar las apostillas o añadidos que se encuentran en los márgenes de los folios; en general, escribe una +, o esta marca - // - o una cruz (†) en el cuerpo del texto y, en uno de los márgenes, con o sin una de estas marcas, escribe la información que faltaba. Por lo mismo, he incorporado estos añadidos al texto donde se señala que van, sin indicación, con tres excepciones: a) si son totalmente redundantes: e. g., suprimimos “Pausanias” del margen del f. 1v porque ya está en el texto del f. 1v; en el f. 8v, por ejemplo, ocurre lo mismo con “Plut.”, “Plinio”, “Rabisio”. Esta excepción incluye variantes ortográficas del mismo nombre, como en el f. 2v, donde “Lylius Girald” está en el margen y “Lilio Giraldo” en el texto: suprimimos la anotación marginal en estos casos; b) si su función es únicamente indicar, mediante una sola palabra a final de folio, la palabra con la que inicia el folio siguiente; y c) si no he dado con la relación entre los añadidos y lo que viene en el texto. Son pocos los casos de esta última excepción; aquí incluyo la lista de las apostillas suprimidas por este motivo (incomprensión mía de su significado/relación con el texto): • f. 1r: 19. codex • f. 4v: Leonlaso • f. 7r: 2 codex • f. 8v: 2º code • f. 10r: enmienda; realçe • f. 16v: Pieria • f. 19r: 4 codex • f. 20v: otra • f. 21v: B. • f. 25r: 5 codex • f. 31r: 6 codex • f. 34r: F. • f. 37r: 7 codex
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• •
f. 37r: ? [una letra que podría ser G o q] f. 37v: Niso in dom. 142
Comento también un caso particular: en el f. 38v, hay un añadido que, aunque se señala dónde habría que insertarlo, debido a la encuadernación del manuscrito, no se lee lo suficientemente bien para que tenga un sentido claro: la suprimo en la edición y reproduzco aquí lo que sí pude leer de él: Todas estas grandezas [____]do hazer esta provincia [¿de México?], que es muy nueva y p[____], con el ayuda del cielo [____], cantares no se halla[____], se alaben las manos [____] esposa, porque no tien[¿e?] manos, que las de su [____] que le ayuda para ob[¿rar?].
3. Correcciones de fray Fernando Álvarez y Villarreal. Respecto a las correcciones que claramente son de mano de fray Álvarez, he hecho el esfuerzo por leer lo que se leía debajo de la corrección y así, de ser posible, omitirla. Por otra parte, en los folios en los que interviene Álvarez para dar alguna “advertencia” al lector del manuscrito —comentaremos esto en seguida, en el siguiente apartado de este capítulo—, folios en los cuales, por cierto, no escribe sobre las palabras de Alavés sino en espacios en blanco que fueron dejados para insertar después alguna composición que faltara, conservo la “advertencia” de Álvarez, pues esta no interfiere en la lectura de los textos poéticos y en prosa recopilados en el Libro segundo. Pasemos ahora a comentar un poco más a fondo algunas de las otras particularidades de las intervenciones de nuestra mano “correctora”. C. Al gunas c ons i de raci o n e s s o b re l as co rre cci o n e s de fr ay Fe r na ndo Á lvare z y Vi l l arre al Las intervenciones de este “hijo amartelado del santo” que son principalmente de índole ortográfica a veces resultan ser, como veremos en unos momentos, poco atinadas, y a veces incluso arruinan el sentido original del verso. Sin embargo, las ya mencionadas “advertencias” que hace, que se encuentran en los ff. 23v, 24r y 26v del Libro segundo, en realidad pueden ser de cierto interés ecdótico. Ya citamos
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la del f. 23v, en la que se compara con Averroes y Avicena (!). Por otra parte, con lo que escribe en el f. 24r, él confirma que realizó correcciones ortográficas en el manuscrito y muestra una preocupación por la claridad de su propia letra: Por no alcanzarme el tiempo pa Corregir y emmendar mas este Libro, solo advierto qe esta figura asi: es h, como tambien esta: La que es p, como la que asi: es R. estuviere asi:
Por último, el texto de Álvarez que leemos el f. 26v nos proporciona, por un lado, una confirmación de lo que hemos ido comentando en diferentes partes de este estudio preliminar, de que la Relación historiada nunca se imprimió, y por otro, un valioso dato histórico sobre la beatificación de san Aparicio: Advertencia â el que leiere. En este año de 1791, â 25 de Febrero, se estàn celebrando en el Convento de S. Francisco las fiestas de san Aparicio, de professión lego::::::: 8 ¿Qe vergüenza pa nosotros serà el qe, siendo lego este Sto, y no siendo patriarcha (como lo es N. P. S. Pedro Nolasco) salgan impressas pr sus regiliosos [sic], los quales se mantienen de la probidencia, sus obsequiosas funciones? Dy, quien, pa subvenir a este bochorno futuro, tuviera las facultades que otros (de este mismo monasto 9) gozan y disfrutan en :::::::! Tace et Vale. fray Fernando Álvarez
Repito: estas advertencias pueden ser de interés para los que nos dedicamos a la edición de manuscritos, y podríamos incluso pensar que aportan algo a la riqueza de este documento histórico, por lo que las he incluido en la presente edición. Sin embargo, las correcciones propiamente dichas de la mano de Álvarez nos muestran ya sea su incomprensión o su censura de ciertos aspectos de las poesías premiadas, por ejemplo, de la moda gongorina. Un ejemplo francamente descarado del desatino del celo corrector de Álvarez es el v. 8 de las octavas de Juan de Valdivieso, que ya comentamos en nuestro apartado sobre el gongorismo en el certamen y en donde se lee claramente, en la letra 8. En la edición, he cambiado las dos series de siete dos puntos en esta cita a puntos suspensivos. 9. Monasto: monasterio.
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original de Alavés, “entretejida crencha de algas y ovas”. Álvarez, sin embargo, o desconocía o no aprobaba la posible alusión gongorina en el verso, y ¡corrige ovas a jollas: es decir, joyas! Con su corrección no solo frustra la posible alusión gongorina, sino también, la rima de ovas con las alcobas del verso anterior. Otra imagen visual, y posible homenaje al cordobés, que Álvarez destruye con su corrección (afortunadamente, con su pluma no logró imposibilitar la lectura de lo que se había escrito originalmente) es el verso 23 de las liras de Luis Solano, el cual también ya comentamos en nuestro apartado sobre el gongorismo. Pongo toda la lira correspondiente: Ésta, que en verdes ovas ves sumergida la rizada frente y en cerúleas alcobas peynar madexas de cristal luciente, yo vi, en sus verdes faldas, el abril coronado de esmeraldas.
Aquí, la corrección de fray Álvarez corrompe completamente el sentido: él cambia “yo vi en sus verdes faldas” a “moviéndole en faldas”, lo cual francamente no tiene sentido, deja la lira sin oración principal, y frustra la imagen de la Ciudad de México —ya sumergida en agua— en cuyas faldas el poeta antes había visto el verdor primaveral. Reitero: no sé si este tipo de corrección haya resultado de su incomprensión o de su censura de los poemas premiados. No creo que se pueda decir con certeza si Álvarez obró por ignorancia o por malicia. Su comentario a principios del Libro primero —“sólo me reduciré a enmendar, corregir y acabalar algunas dicciones que prestan faltas y diminutas, quitan el sentido al periodo, perturban la leyenda y hacen despreciable la obra”— bien podría ser un indicio de la segunda posibilidad; sin embargo, prefiero dejar al criterio del lector juzgarlo como vea apropiado.
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Capítulo ii Los criterios empleados en nuestra edición
A. Cr i t e r i os gr á fi c o s para l a e d i ci ó n de l m a nus c r i to d e l L I B R O S E G U N D O A continuación detallo los criterios empleados respecto a la ortografía, la acentuación, la puntuación, el uso de mayúsculas y minúsculas, y las amalgamas, abreviaturas y subrayados en el manuscrito, así como la disposición tipográfica de la edición. 1. Ortografía. La ortografía de un texto novohispano representa un elemento muy revelador del estado de la lengua en el momento histórico-lingüístico al que corresponde dicho texto. Asimismo, las particularidades y peculiaridades que caracterizan los usos ortográficos de los manuscritos novohispanos pueden constituir, en mi opinión, uno de los aspectos lingüístico-gráficos de mayor interés para el estudioso contemporáneo. Sin embargo, para el lector moderno, la ortografía original del manuscrito puede, a veces, generar confusiones y obstaculizar la fluidez de la lectura. Asimismo, la ortografía de nuestro secretario no es de ninguna manera caótica, pero a veces presenta irregularidades que, por sí mismas, representan un testimonio del estado fluctuante de la ortografía en la época a la que pertenece nuestro certamen. Es por estas razones, junto con la esperanza de una mejor y mayor difusión de esta obra y una comprensión más aguda de sus contenidos por parte del lector actual, que modernizo este aspecto del manuscrito, de acuerdo con
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Estudio preliminar
los “Criterios generales de edición y transcripción” de El paraíso en el Nuevo Mundo:1 • /x/ por /j/ o /g/, según corresponda, excepto en nombres propios. • /ç/ por /z/ o /c/, según corresponda. • /q/ por /c/, cuando corresponda. • /ss/ por /s/. • Grafías latinizantes: /ph/ por /f/, /th/ por /t/, /ch/ por /c/, etc. • /v/ por /b/ y /b/ por /v/, según corresponda: “bandera” y no “vandera”, “voz” y no “boz”2. • /j/ por /g/ y /g/ por /j/, según corresponda. • /y/ [con valor vocálico] por /i/; /i/ por /y/ en las disyunciones. • /u/ [con valor consonántico: “uario”] por /v/: “vario”. • /v/ [con valor vocálico] por /u/. • /Ø/ por /h/: “ombre” por “hombre”. • /h/ por /Ø/: “harbol” por “árbol”. • /n/ + /p/ o /b/ por /m/ + /p/ o /b/, según corresponda: “canbiar” por “cambiar”, “canpo” por “campo”. • Se elimina la duplicación de vocales, cuando corresponda. • /sc/ por /c/. • Se separan las contracciones en que participen “que” o “de” (“questa” y “desta”, etc.), excepto en verso. • Se opta por la grafía por que (separados) cuando tiene sentido final, para distinguir de porque causal. Esto se permite de acuerdo con la Ortografía de la lengua española (2010), en la que se especifica que se admiten ambas opciones (de escribir por que junto o separado) en casos en los que se usa por para introducir una oración subordinada con sentido final: “si la oración subordinada lleva el verbo en subjuntivo e introduce una causa
1. Manuel Pérez, “Introducción” a Libros desde el paraíso. Ediciones de textos indianos, Madrid/ Frankfurt, Iberoamericana/ Vervuert, 2016 (El paraíso en el Nuevo Mundo; 0), pp. 27-30. 2. “Se desestima la posibilidad de ver en estos casos una oposición fonológicamente válida entre bilabial y labiodental, bajo la convicción de que se trata solo un rasgo ortográfico usual en el siglo xvii, tras consonante o entre consonantes (como el de utilizar /u/ por /v/ entre vocales). Menéndez Pidal y Lapesa ya consignan que en el castellano hay indiferenciación fonética entre /b/ y /v/ desde el siglo xii)” (Ibid., p. 28, n. 48).
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orientada hacia el futuro, noción muy cercana a la finalidad, se admiten ambas grafías, por que y porque”3. Asimismo, se emplean los siguientes criterios para la conservación gráfica, únicamente en verso: • Se conservan las oscilaciones en los grupos consonánticos cultos: t/ct, e/cc (antes de i, e), n/gn, s/t, s/bs, n/nn, m/nm/mm: otavo/octavo, efeto/efecto, fructo/fruto, jurisdición/jurisdicción, obscuro/oscuro, accento/acento, estraño/extraño, dino/ digno, comover/conmover. • Se conservan las metátesis de la secuencia /dl/ - /ld/: /haceldo/ por /hacedlo/. • Se conservan las asimilaciones de /r/ a la consonante siguiente en las secuencias /rl/ y /rs/: /firmallos/ por /firmarlos/ y /dasse/ por /darse/. • Se conservan en verso las oscilaciones vocálicas: escribir / escrebir, sufrir / sofrir, etc. • Se conservan los demostrativos aqueste, aquesta, aquese, etc. 2. Acentuación, puntuación y uso de mayúsculas y minúsculas. Modernizo la acentuación, la puntuación y el uso de mayúsculas y minúsculas en el manuscrito con el fin de permitir que el certamen se lea con mayor facilidad y fluidez. a) Acentuación. En cuanto a los acentos, son infrecuentes e irregulares en el manuscrito, aunque sí aparecen a veces, por ejemplo, en verbos en pretérito del indicativo, y en palabras terminantes en -ión. Alavés también marca con bastante regularidad la tilde en ñ. Aun así, por su relativa irregularidad, he modernizado este aspecto del texto, excepto en casos de licencia por diéresis y sinéresis, para facilitar la lectura y homogeneizarlo tipográficamente, de acuerdo con las normas actuales de acentuación propuestas por la RAE en su Ortografía de 2010. Sin embargo, en el caso específico del adverbio sólo y de los pronombres demostrativos, conservo el acento, de acuerdo con la interpretación y la solución propuestas por la Academia Mexicana de la Lengua en respuesta al apartado §3.4.3.3 de la Ortografía de 2010 de la RAE:
3. Ortografía de la lengua española, Madrid, Espasa Libros, 2010, pp. 560-561.
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Estudio preliminar
Consideramos que el apartado §3.4.3.3 de la Ortografía es anfibológico, puesto que en el primer párrafo señala que el adverbio y los pronombres demostrativos “no deben llevar tilde” y en el último párrafo indica que “se podrá prescindir de la tilde”. Ante esta falta de claridad en la redacción del apartado en cuestión, la Academia Mexicana de la Lengua se acoge al último párrafo del apartado §3.4.3.3 para acentuar el adverbio sólo y los pronombres demostrativos, para diferenciarlos del adjetivo solo y los determinantes demostrativos, se presente o no ambigüedad entre ellos. La postura de la AML no contradice lo indicado por la Ortografía, ya que, como señalamos anteriormente, el apartado concerniente a la acentuación de estas formas concluye diciendo que “ahora se podrá prescindir de la tilde”. Esto implica que el uso del acento diacrítico tiene un carácter potestativo, y su empleo queda a juicio del hablante.4
Asimismo, he omitido la tilde en los casos de verbos en pretérito del indicativo con pronombres enclíticos, pues de acuerdo con las normas generales para la acentuación en español, en dichos casos la tilde ya es superflua (e. g., “alfombrose”, f. 1r). b) Puntuación. A diferencia del uso de acentos, se puede observar que el manuscrito está, se podría decir, generosamente puntuado, y al parecer, con cierto cuidado. En realidad, la puntuación del manuscrito no siempre resulta tan diferente de nuestras normas actuales, y puede representar una buena guía para la lectura; sin embargo, otras veces, la puntuación original resulta confusa, pues parece responder más a las exigencias de la lectura en voz alta de los poemas que a las exigencias gramaticales con las que está familiarizado el lector contemporáneo. Por lo tanto, modernizo este aspecto cuando lo he considerado necesario, con el fin —reitero— de aclarar el sentido de los poemas. c) Mayúsculas y minúsculas. La modernización de mayúsculas y minúsculas obedece también al objetivo de agilizar la lectura del texto. Aunque el empleo de mayúsculas en el texto no es, en lo absoluto, arbitrario, responde a criterios de su época, por ejemplo,
4. Véase “Tilde en demostrativos”, Academia Mexicana de la Lengua, ; las cursivas están en el original.
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mayúsculas en los gentilicios: “Turcos” (f. 36v); en títulos profesionales o eclesiásticos: “Licenciado” (f. 4v); “Presbítero” (f. 10v); en tratamientos de respeto: “Don” (múltiples ejemplos), etc. Esto hace que el texto sea tipográficamente denso, por lo que modernizo de acuerdo con las normas actuales de la RAE. Sin embargo, hago la siguiente excepción: cuando Alavés se refiere a las órdenes religiosas a las que pertenecen los ganadores en los concursos, he respetado las mayúsculas en lo que él proporciona como nombres de las órdenes, aunque no sean sus denominaciones oficiales actuales (Orden de Nuestro Glorioso Padre Santo Domingo; Orden de Nuestro Padre San Agustín). 3. Abreviaturas. Desato sin indicación las abreviaturas: son muy abundantes; algunas son comunes (que, porque, para, fray, etc.) y otras parecen responder únicamente a la necesidad de hacer caber la palabra en el espacio correspondiente (humana, f. 12r; cuydado, f. 13r, etc.). Respecto a la abreviatura etta: aunque hoy en día típicamente abreviamos et caetera a etc., en la edición del manuscrito he desatado etta. y escrito la expresión latina completa. 4. Subrayados. Hay muchos subrayados en el manuscrito; los he cambiado a cursivas solo cuando su función parece ser poner énfasis en alguna frase o palabra y cuando se trata de palabras o citas en latín. 5. Disposición tipográfica. Con el fin de presentar una edición lo más legible posible, y de lectura mayormente cómoda, he modificado la disposición tipográfica del texto de acuerdo con usos modernos de los márgenes de página. Todas las partes en prosa se encuentran modificadas de acuerdo con esta modernización, los textos poéticos quedan centrados y se reacomodan los poemas que estaban, en el manuscrito, en dos columnas, reproduciéndolos en una sola. He homologado la posición de la palabra “letra” que acompaña las coplas de Alavés, ya sea al premio, a la persona, o ambos, de modo que siempre queda escrita inmediatamente arriba de dicha copla. Si hay dos letras/coplas para un solo poema (al premio y a la persona), estas se reproducen una al lado de la otra. Conservo los números de folio. En los textos en prosa, van donde se cambia el folio; en la reproducción de los poemas, cuando estos se inician en un nuevo folio, el número se pone antes del poema en el margen derecho; si va a medio poema, lo pongo en el margen derecho al final del verso con el que comienza el nuevo folio.
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Estudio preliminar
B. Cr i t e r i o s pa r a l a an otaci ó n d e l man u s cri to Para la anotación del manuscrito, estoy tomando como precepto básico lo que sugiere Cristóbal Cuevas en su edición de la poesía de Fernando de Herrera: aclarar “cuanto pudiera resultar difícil para un lector culto de hoy, desde las alusiones mitológicas e históricas, a los recursos léxicos o retóricos, pasando por las cuestiones gramaticales y filológicas”.5 Estos criterios de anotación responden a uno de los objetivos generales de este proyecto —acercar a los lectores a un manuscrito inédito de innegable valor literario, histórico y cultural—, por lo que me parece indispensable aclarar la lectura con notas tanto explicativas como léxicas. Sin embargo, también entiendo que la anotación de un texto de otra época responde a criterios en cierta medida personales y, por lo tanto, subjetivos. Cito un pasaje de los “Criterios de edición” de Poesía novohispana. Antología de Martha Lilia Tenorio, pues comparto su metodología y su opinión al respecto: Sé que en relación con [...las notas léxicas,] las opiniones se dividen: hay editores que piensan que no tiene caso copiar a pie de página la definición del Diccionario de Autoridades o de algún otro, pues no hay que fomentar la apatía y flojera del lector; y hay editores que consideran conveniente poner esas definiciones y facilitar la lectura seguida, sin las interrupciones que supone la continua consulta del diccionario. Como la poesía que antologo no es conocida ni de fácil o amena lectura, seguí la opinión segunda. Si con la elección de los textos es difícil satisfacer a todos los lectores, con las notas es imposible. A unos y otros les pido comprensión y paciencia.6
Una decisión que he tomado y que espero puedan comprender los lectores de esta edición es la de modernizar la ortografía de textos antiguos, incluyendo el Diccionario de Autoridades, al citarlos en el cuerpo de mi estudio y en las notas tanto al estudio como a la edición. Esto responde a la intención mía de que el aparato de notas sea lo más claro y esclarecedor posible, y de lectura cómoda y fácilmente manejable para el lector contemporáneo.
5. Fernando de Herrera, Poesía castellana original completa, ed. C. Cuevas, Madrid, Cátedra, 1997, pp. 101-102. 6. Tenorio, Poesía, p. 82.
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Como se podría anticipar, las referencias bíblicas en el Libro segundo son numerosísimas. Cuando me ha sido posible y me ha parecido necesario, he incluido en nota el pasaje bíblico al que se hace referencia (tanto en el caso de los poemas ganadores como en los textos de Alavés). Para que hubiera consistencia en cuanto a las citas de las Escrituras, he citado en todo caso de una misma biblia en latín y de otra en español, que son, respectivamente: Biblia Sacra iuxta Vulgatam Clementinam ([1ª. ed. 1946], ed. de Alberto Colunga y Lorenzo Turrado, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2015) y Sagrada Biblia. Versión directa de las lenguas originales ([1ª. ed. 1944], trad. y ed. Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga, pról. Gaetano Cicognani, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2008). Hago lo mismo con todas las citas de cualquier obra de Góngora citada en nuestro aparato de notas: cito siempre de la siguiente edición: Obras completas (ed. y pról. A. Carreira, Madrid, Fundación José Antonio de Castro, 2000). A continuación, detallo las abreviaturas que he empleado tanto en la anotación del manuscrito así como en este estudio preliminar: • apud.: en la obra de / en el libro de. • art. cit.: artículo citado. • Aut.: Diccionario de Autoridades. Nótese que con Aut. solo me refiero a las ediciones de 1726-1739; si se trata de otra edición del diccionario de la Academia, se pone la ficha completa de dicha edición. • DLE: Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, 23 ed., 2014 (). • DRAE 1803: Diccionario de la Real Academia Española de 1803, consultable en el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE) en línea (). • op. cit. opus citatum u opere citato: obra citada. • s.v. sub voce/sub vocibus: bajo la voz/palabra.
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Estudio preliminar
C. Va r i a nt e s Debido a que la presente edición se ha realizado a partir de un testimonio que consideramos único, no existen “variantes” per se. Sin embargo, como algunas de las composiciones premiadas han sido reproducidas en Poesía novohispana. Antología de Martha Lilia Tenorio, he considerado pertinente incluir aquí —en lugar de abultar más el aparato de notas— una lista de las palabras o frases en las que mi lectura difiere de la suya. Las discrepancias de lectura son las siguientes: f. 9v, v. 10: Tenorio: las que; yo: más que f. 9v, v. 18: Tenorio: con un par de olivas francas; yo: con hojas de olivas francas f. 10r, v. 46: Tenorio: mercedario; yo: mercenario f. 20r, v. 2: Tenorio: al mar le dio; yo: al mar te dio [se le está hablando a Nolasco] f. 20r, también v. 2: Tenorio: si no a su ruina; yo, si no rüina f. 20r, v. 10: Tenorio: paguro; yo: perjuro f. 20r, v. 21: Tenorio: tres no luces mas horas; yo: dies no luces mas horas f. 20r, v. 25: Tenorio: envidiosa arena; yo: envidiosa atención f. 20v, v. 38: Tenorio: segura del barco; yo: segura al barco f. 20v, v. 39: Tenorio: llévate sereno; yo: le bate sereno f. 20v, v. 42: Tenorio: Cesa más venturoso; yo: César más venturoso f. 22r, v. 2: Tenorio: cercada; yo: cerca de f. 22r, v. 4: Tenorio: a su fortuna; yo: a tu fortuna f. 22v, v. 32: Tenorio: desgranados [seguramente por la corrección hecha por fray Álvarez]; yo: desgreñados f. 22v, v. 34: Tenorio: alarma; yo: al arma [dos palabras] f. 22v. v. 46: Tenorio: en nuevo; yo: el nuevo f. 22v v. 54: Tenorio: rotos sus muros, vio; yo: rotos sus muros, dio f. 23r, v. 64: Tenorio: aclamen; yo: aclama, en f. 23r, v. 74: Tenorio: tarros redentores; yo: tantos redentores f. 23r., v. 84: Tenorio: sin y al principio del verso; yo: con y f. 27v, v. 6: Tenorio: tanto; yo: canto f. 27v., v. 8: Tenorio: do nunca subirá; yo: do nunca habita f. 28r, v. 48: Tenorio: cítaras; yo: cítara
También debemos señalar que las décimas con las que María de Estrada y Medinilla ganó el primer lugar en dicho concurso están recopiladas en la transcripción modernizada de la Lírica completa
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de esta poeta, realizada por Miguel Zugasti y disponible en pdf en ; sin embargo, no hay ninguna palabra ni frase que este estudioso lea de manera diferente que yo. Solo diferimos de manera significativa en cuanto a la puntuación de la composición.
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1[r] Libro segundo de las fiestas de nuestro glorioso padre san Pedro Nolasco, en que se trata de la distribución de los premios que se prometieron a los poetas mexicanos Sábado, que se contaron cinco de febrero en que esta muy noble y muy leal Ciudad de México (la cual predomina a las demás ciudades de esta Nueva España, como el águila real que muestra en el escudo de sus armas y blasones, a todas las demás aves, de donde se llamó regina alituum)1 hace solemnísima fiesta a su patrón glorioso san Felipe de Jesús,2 preciosa margarita,3 que nació entre las aguas de su laguna: en este día, pues, se determinó que se repartieran los premios del certamen poético que se había publicado a siete de enero (como dije),4 por cuanto5 ya era tiempo de despenar a los poetas que, como pobres, vivían de esperanzas y deseaban, con ahínco de tales, el buen logro de ellas. En el mismo teatro en que se habían representado las comedias,6 se formó un lugar alto y eminente con menos asientos, en forma de tribunal o Areópago7 poético, en que se sentasen los señores jueces que, ultra de los nombrados en el certamen, se añadieron8 otros para 1. Regina alituum: es decir, regina alitium, reina de las aves. Sobre los orígenes de la forma alituum, P. T. Eden observa: “alituum: the regular gen. pl. alitium being a cretic in form could only be used in hexameters by harsh elision of the last syllable; Virgil uses this practice only ‘with clear limitations [...] the ‘heteroclite’ form alituum first appears in Lucretius [...] here only in Virgil, sporadically in later poets as a useful hexameter form [...] Ennius may well have originated it, perhaps on the analogy of uncontracted Homeric gen. pls. [...] Leumann [...] noting that alituum genus is a regular phrase, suggests that alituum was originally an adjective formed on the analogy of perpetuus, and subsequently interpreted as a genitive plural” (A Commentary on Virgil: Aeneid VIII, Leiden, Brill, 1975, p. 17, s.v. 27. Alituum). 2. San Felipe de Jesús: el 5 de febrero se celebra a este santo, nacido en México en 1572, que fue uno de los 26 mártires de Japón (1597). 3. margarita: claramente en el sentido de perla, no de flor. 4. Alavés dio este dato en el Libro primero. 5. por cuanto: causal: porque. 6. en el mismo teatro en que se habían representado las comedias: véase la introducción a nuestro estudio preliminar. 7. Areópago: una colina en Atenas, al pie de la cual Ares mató a Halirrotio por tratar éste de forzar a Alcipe. Ares fue juzgado en la misma colina y absuelto del asesinato; véase Pierre Grimal, Diccionario de la mitología griega y romana, trad. Francisco Payarols, pref. de Charles Picard, revisión y pról. a la ed. española de Pedro Pericay, Barcelona, Labor, 1965, s.v. Ares. 8. añidir: Se alternan las formas añidir y añadir en este manuscrito.
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Libro segundo de las fiestas
mayor justificación de este negocio que fueron [...] (jueces, expresar sus nombres y títulos).9 Alfombrose todo el tablado y vistiose de doseles colorados y amarillos, que pronosticaban los muchos colores que habían de mudar los poetas esperando el victorioso lauro para ornamento de las sienes, que a muchos se les transformó en funesto ciprés.10 Los premios prometidos [se] pusieron sobre un bufete con que se vio que no habían sido de cumplimiento (y que cumplo y miento como se usa entre gente palabrera y de poca sustancia). En dando las dos de la tarde, subieron los señores jueces a su asiento y, en presencia de un copiosísimo y gravísimo auditorio en que concurrieron muchos caballeros de la ciudad, religiosos y gente de escuelas, el [1v] padre maestro fray Juan de Alavés sacó un papel en público, en que venía escrita la repartición de los premios que se hizo, como aquí va escrita, sin mudar ni remover de todas sus letras una tilde. En este segundo libro, servirán los certámenes de capítulos como en otros sirven los capítulos de certámenes. Distribución de los premios conforme a los ocho certámenes que se propusieron Hubo en Atenas un templo suntuosísimo del sol donde (como dice Pausanias in Athicis)11 campeaban muchos cuadros y excelentes 9. que fueron [...] (jueces, expresar sus nombres y títulos): opino que Alavés tuvo la intención de agregar los nombres y títulos de los jueces después de “fueron”, donde he puesto puntos suspensivos (“jueces, expresar sus nombres y títulos” es un recordatorio o nota que Alavés hace a sí mismo), pero nunca lo hizo. 10. funesto ciprés: cf. el comentario de Diego Clemencín en su edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Cervantes: “ciprés, árbol funesto que los antiguos consagraron a Plutón y calificaron de funeral, o porque cortado no renace, así como los muertos no resucitan, o porque la incorruptibilidad de su madera denota la inmortalidad de las almas” (Madrid, Oficina de D .E. Aguado, 1833-1839, parte I, tomo I, cap. 13, p. 256). En el capítulo 21 de la segunda parte del Quijote, llega Basilio “coronado [...] con una corona de funesto ciprés”, respecto a lo cual Juan Antonio Pellicer y Pilares comenta, en sus Nuevas anotaciones al ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra, lo siguiente: “funesto ciprés. Los griegos conservaron el uso que pueblos más antiguos habían hecho de él, poniéndolo en los sepulcros y monumentos fúnebres. Sus hojas oscuras y lúgubres, y su figura piramidal y monótona, escitaron siempre la melancolía y la tristeza” (Barcelona, Viuda e hijos de Gorchs, 1834, vol. 6, p. 65). 11. Pausanias in Athicis: 1) Alavés optó por la preposición latina aquí. 2) Ática: véase el primer libro de la Descripción de Grecia de Pausanias (véase la traducción al
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Edición crítica
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pinturas elaboradas por la mano de aquel excelente pintor antiguo y famoso, maestro de este arte, llamado Eufrana,12 en que estaban pintadas, con vivos y maravillosos colores y primorosos matices, las historias del sol según era adorado y venerado en diversas partes del orbe y según los varios nombres que por sus calidades y maravillosos efectos había granjeado con inmortalidad de fama. Nuestro glorioso padre y esclarecido patriarca san Pedro Nolasco (cuyas estupendas virtudes y heroicos merecimientos, dignos de eternas láminas, pretende sacar en público su religión sagrada)13 tiene muy bien merecido el ilustre y preclaro renombre de sol, como se va deduciendo desde el principio de este poético certamen y dificultosa Gigantomaquia, o lucha de ingenios gigantes y valientes. El primer nombre, pues, que le pusieron al sol era Lupicida, que el griego llama [L]ycoctonos,14 matador de lobos crueles y carniceros, y así, le pintaban con saetas porque mataba los lobos, y los rayos del sol son las saetas y flechas que los traspasan. Fue Nolasco muerte de los español en Gredos: Pausanias, Descripción de Grecia: Libros I-II, trad., introd. y notas de María Cruz Herrero Ingelmo, Madrid, Gredos, 1994). Por la referencia a las pinturas de Eufránor más adelante, queda claro que Alavés aquí se refiere no solo a la descripción de Pausanias del templo de Apolo propiamente dicho, sino a la del ágora en general, que Pausanias llama “El Cerámico”, de acuerdo con el uso del término en su época. Como explica Eugene Vanderpool, “Pausanias has given us a long description of the main square of Ancient Athens, a place which we are accustomed to call the Agora following Classical Greek usage, but which he calls the Kerameikos according to the usage of his time” (“The ‘Agora’ of Pausanias I, 17, 1-2”, Hesperia: The Journal of the American School of Classical Studies at Athens, 43.3 [1974], p. 308). Es en esta descripción de “El Cerámico”, entonces, donde Pausanias menciona los cuadros de “los llamados Doce Dioses” y de “Teseo, Democracia y Demo”, así como el de “la hazaña de los atenienses en Mintinea, que fueron enviados para acudir en ayuda de los lacedemonios”, y concluye la descripción de las pinturas afirmando: “Estos cuadros los pintó Eufránor para los atenienses, y cerca en el templo esculpió a Apolo, de sobrenombre Patroo” (op. cit., pp. 92-93). Según Charlotte R. Long, el pórtico en el que Pausanias observó las pinturas de Eufránor fue la Estoa de Zeus (Charlotte R. Long, The Twelve Gods of Greece and Rome, Leiden, Brill, 1987, p. 163). 12. Eufrana: Eufránor. 13. su religión sagrada: aquí y en una gran parte de los usos del término religión en el manuscrito, se refiere a orden (en este caso, la de la Merced). 14. [L]ycoctonos: Lycoctonos, epíteto del dios Apolo que Alavés traduce arriba como “matador de lobos” (véase Diego Alonso Kurilo, Biblios: arquitectura simbólica, Buenos Aires, Sofía Lux, 2014, p. 324). Grimal alude a la relación de Apolo con la figura del lobo: “Ciertos animales eran particularmente consagrados a Apolo: el lobo, que a veces le era ofrecido en sacrificio, y cuya imagen se asocia frecuentemente a la suya en las monedas” (Grimal, op. cit. s.v. Apolo).
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lobos, cuchillo de los herejes albigenses que infestaron su patria con su pestilente y mortífero veneno, a cuya causa, siendo de 22 años,15 salió de su paterno suelo y se vino a Barcelona a ser profeta y aun patriarca extramuros de su patria. 2[r] Fue degüello de los pecadores, a quien16 con sus vivas razones confundía, y reducía al camino derecho de la virtud de que míseramente habían exorbitado. Fue azote de los lobos, esto es, de los crueles moros y sangrientos sarracenos, enemigos del nombre de Cristo, cuya trifauce garganta devoraba las ovejas blancas que Cristo, Señor nuestro, blanqueó en el lavadero del santo bautismo, y rubricó con la marca o pinta de su sangre preciosísima. De este divino sol, cuando despuntó en el horizonte de Berbería, pudo decir David: Ortus est sol et congregati sunt et in cubilibus suis collocabuntur (Psalmos 103).17 Despuntaron los rayos del sol Nolasco en la morisma y retiráronse los lobos, sanguinolentos, codiciosos y sedientos de sangre bautizada. Cuando un lobo muerde a una oveja, aunque la lana quede sana y libre, después, el paño que se hace de ella se apolilla con facilidad: así el cautivo, que ha estado en poder de moros, aunque vuelva sano a España, vuelve cargado de trabajos, enfermedades, duelos y quebrantos. Deja de ser cautivo, y viene puesto de lodo. De éstos se puede decir que son lobos, aunque viejos, rapaces (Mateo 7),18 pues nos han llevado tanto dinero como esta sagrada religión ha gastado desde su principio en redimir cautivos, conque ella queda atenuada y Berbería,
15. a sus 22 años: en efecto, en algunas fuentes se sostiene que san Pedro Nolasco llegó a Barcelona con 22 años de edad; véase la breve biografía que damos de Nolasco en el primer apartado del Capítulo III del estudio y, en específico, la cita al respecto de Pedro Francisco García Gutiérrez. 16. quien: el antecedente es pecadores; era usual en la época que quien tuviera antecedente plural o incluso, de cosa. Véase Hayward Keniston, The Syntax of Castilian Prose (Chicago, University of Chicago Press, 1937), donde el autor registra ejemplos de quien con antecedente de cosa (“the referrent is a thing”) y con antecedente plural (“referring to a plural antecedent”) (pp. 170-171). 17. Ortus... collocabuntur: La cita corresponde al Salmo 103: 22 en la Vulgata (“Cum oritur sol, recedunt, et in cubilibus suis recumbunt”); al Salmo 104: 22 en la Sagrada Biblia: “Sale el sol y todos se retiran, se acurrucan en sus cuevas”. 18. Mateo 7: Mateo 7:15: “Attendite a falsis prophetis, qui veniunt ad vos in vestimentis ovium, intrinsecus autem sunt lupi rapaces”; “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces”.
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prosperada. Lo cual hace19 de buena gana por que se apacigüe algún tanto el aullido espantoso y formidable20 de su voraz codicia. El segundo nombre que los antiguos dieron al sol, de que se puede hacer otro vistoso cuadro, es propellens morbos,21 el ahuyentador de las enfermedades y dolencias con que la humana vida se acorta y se consume. Por esto le llamaron Esculapio,22 como lo dice Lilio Giraldo,23 de donde resultó que, en el templo de Apolo délfico, estaba una losa en el umbral donde estaban puestas las virtudes que la naturaleza próvida cuidadosa depositó y atesoró en flores, hierbas y piedras preciosas [2v] contra todas las enfermedades. ¿A quién mejor le conviene este nombre que a nuestro glorioso padre san Pedro Nolasco? De él se puede decir lo de Simón, hijo de Onías, que curavit gentem suam et liberavit eam a perditione (Eclesiástico 50).24 Curó a su gente, la alivió de la muerte, así corporal como espiritual, redimiendo los cautivos que en las mazmorras de Argel eran gravemente oprimidos y vejados. El tercer nombre que con gentil advertencia dieron los gentiles
19. lo cual hace: el sujeto ahora es “esta sagrada religión”. 20. “Horroroso, pavoroso y que infunde asombro y miedo” (Aut. s.v. “Formidable”). 21. propellens morbos: expulsando las enfermedades. 22. Los romanos usan este nombre; los griegos, “Asclepio”, dios de la curación y la medicina (Grimal, op. cit., s.v. Asclepio). 23. Lilio Giraldo: Lilio Gregorio Giraldo (1479-1552), humanista italiano. Para mayor información bio-bibliográfica sobre el autor, véase Lilio Gregorio Giraldi: Modern Poets, trad. y ed. de John N. Grant, Cambridge, Massachusetts, Harvard University Press, 2011. Posiblemente menciona a Esculapio en su Sintagma de musis (1511), del que cita en el siguiente folio, o en su De deis gentuim (1548). 24. Por esto le llamaron Esculapio ... a perditione: Cf. Pedro de Valderrama, “Tercer sermón de alabanzas, en la festividad de nuestro padre san Agustín”, Teatro de las religiones, compuesto por el padre maestro fray Pedro de Valderrama, prior del convento de San Agustín en Sevilla, natural de ella, Barcelona, Imprenta de Lorenço Déu, 1615, f. 34v): “El tercer nombre que le dieron al Sol, y del cual se puede hacer otro rico cuadro, es propellentem morbus; por ello lo llamaron Esculapio. De donde resultó (como dice Lilio Giraldo en el lugar alegado) que en el templo de Apolo délfico, estaba una losa en el umbral donde estaban puestas las virtudes que tenían todas las hierbas para todas las enfermedades; y si esto es así, ¿a quién mejor le conviene este nombre que a nuestro padre [san Agustín], de quien dice la Iglesia que acudió saludablemente a las condiciones y calidades de todos? [...] Y se puede decir de él muy bien, como se lo aplica la Iglesia lo que de Simón, hijo de Onías, ‘qui curavit gentem suam et liberavit eam a perditione’”. La cita bíblica proviene de Eclesiástico 50:4 (“Protegió a su pueblo contra los ladrones y aseguró su ciudad contra los enemigos”).
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al sol fue llamarlo “Pastor”. Por esto le llamaban Nomius Apollo:25 porque en traje y disfrazado de pastor, guardaba las ovejas del rey Admeto26 y porque el sol cría los pastos y mantenimientos para todos los animales, los sazona y los madura (como dice Macrobio),27 de donde nació que su templo estuviese hecho como cabaña. Este nombre le cuadra a nuestro bendito padre, pues fue cabeza y pastor de esta hermosísima manada, de donde ha sacado el cielo los santos vírgenes, mártires, confesores, doctores, a manadas, como se ha visto en los hermosos y bellos cuadros que, con extremada diligencia y cuidado, ha hecho pintar nuestro muy reverendo padre provincial para el mayor y más considerable adorno de esta fiesta o archifiesta mexicana, pues ha 25. Por eso le llamaban Nomius Apolo ... (como dice Macrobio): Cf. Macrobio, Saturnales, trad. Fernando Navarro Antolín, Madrid, Gredos, 2010, Libro 1, § 43: “Apolo recibe asimismo el epíteto de Nómios, ‘Pastoral’, no por el oficio de pastor ni por la leyenda que le imagina apacentando las reses de Admeto, sino porque el sol apacienta todo lo que la tierra engendra. Por eso se le ensalza como pastor no de una sola especie, sino de todos los ganados” (Macrobio, op. cit., p. 217). Cf. también Pedro de Valderrama, “Sermón tercero”: “El último nombre que se le dio al Sol fue llamallo Pastor; por eso lo llamaban Nomius Apolo, no tanto porque en traje de pastor dicen las fábulas que guardó las ovejas de Admeto, cuanto porque el Sol es el que cría los pastos y mantenimientos para todos los animales, como lo dice Macrobio” (Valderrama, op. cit., f. 37r). 26. guardaba las ovejas del rey Admeto: se refiere a la leyenda de Apolo como pastor del ganado de Admeto: “Cuando su hijo Asclepio, instruido por el centauro Quirón en el arte de la medicina, hubo realizado tales progresos que llegó incluso a resucitar muertos, Zeus lo mató de un rayo. Ello hirió profundamente a Apolo, que, no pudiendo vengarse sobre el propio Zeus, dio muerte a flechazos a los Cíclopes, forjadores del rayo. Zeus, para castigarlo, pensó por un momento en precipitarlo en el Tártaro; mas, por intercesión de Leto, consintió en suavizar el castigo y ordenó que Apolo sirviese como esclavo a un mortal durante un año. Presentóse, pues, el dios en Tesalia, en Feras, en la corte del rey Admeto, a quien sirvió como boyero. Gracias a él, las vacas parían siempre dos terneras a la vez, y, en general, trajo la prosperidad a la casa” (Grimal, op. cit., s.v. Apolo). 27. Macrobio: “Macrobio Ambrosio Teodosio, vir clarissimus et inlustris, vivió a caballo entre los siglos iv-v d.C. No era natural de Italia, sino oriundo de alguna de las provincias más latinizadas del imperio: África, Hispania, o tal vez Egipto. Alcanzó el rango senatorial y en su carrera política llegó a desempeñar las más altas funciones del Estado, como los cargos de vicarius Hispaniarum (399-400) procónsul de África (410) y prefecto del pretorio (430)”. Es autor de las Saturnales, “un simposio literario, a imitación de Sobre la república de Cicerón, donde, con ocasión de las fiestas saturnales, dialogan algunos invitados importantes sobre temas anticuarios, en especial sobre Virgilio”; su texto se conserva incompleto. También es autor de un Comentario al “Sueño de Escipión” de Cicerón, que se conserva completo, y de un tratado gramatical, Diferencias y similitudes entre el verbo griego y el latino, ahora perdido (véase Fernando Navarro Antolín, introd., Macrobio, op. cit., p. 6).
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sido la mayor que de muchos años acá se ha celebrado en esta Nueva España,28 de cuya dilatada y anchurosa esfera es el punto excéntrico y concéntrico esta nobilísima Ciudad de México. Ovejas fueron éstas a quien sustentó Nolasco con el pasto salutífero de su doctrina y ejemplo. Del sol fingen los poetas que mató la serpiente Pitón (Higini in Fabulis folio 150),29 lo cual se dijo porque con las fuerzas de sus rayos calurosos secó una laguna dañosísima y mortífera. San Nolasco parece que va gastando y consumiendo las aguas de nuestra laguna mexicana, pues conocidamente van menguando desde que se comenzaron sus fiestas. Pero el más misterioso título que atribuyen al sol los antiguos, como afirma Lilio Giraldo, Sintagmas30 libro 7, capítulo de Apolline, fue llamarlo quadri auris, el de las cuatro orejas, porque como de todo el mundo venían a preguntarle, en su divino oráculo de Delfos, las dificultades y dudas que cada uno tenía, y les respondía con 3[r] celestial sabiduría, llamábanle el de las cuatro orejas cuando oía y escuchaba a las cuatro partes del mundo, porque ellas (como dijo un sabio) son las balanzas donde el discreto y prudente pesa y juzga las razones que le proponen, y sentencia, como con justa balanza, lo que se debe responder, sin negar a ninguna parte su justicia.31 De donde se infiere que al sol le conviene la judicatura y el dar la sentencia en los pleitos y diferentes lides y controversias que se ofrecen. Los antiguos (Orfeo) le llamaban oculi justitiae, el ojo que mira y, con atención, considera la justicia de las partes que litigan. Y, en particular, los de
28. la mayor que de muchos años acá... Recordemos que, como comentamos en el estudio preliminar, las consecuencias de las inundaciones de 1629 se sufrieron durante los siguientes años, motivo por el cual se tardó tanto en celebrar la canonización de san Pedro Nolasco en la capital novohispana. 29. Del sol fingen los poetas que mató la serpiente Pitón (Higini in Fabulis fol. 150): véase Higinio, Fábulas, Madrid, Gredos, 2009, CXL, §5. 30. Sintagmas: se refiere a su Syntagma de Musis, publicada en Estrasburgo en 1511 (Lilio Gregorio Giraldi, op. cit., p. xiii). 31. Cf. Pedro de Valderrama, “Sermón tercero”: “Pues como los gentiles, con su error y engaño, entendiesen que la sabiduría del Sol (a quien adoraban debajo el nombre de Apolo en Delfos) pronunciaba aquellos oráculos (que eran como sentencias) para los que venían de todas cuatro partes del mundo, llamábanlo Quadri auris, y su estatua tenía cuatro orejas, para con aquello animar a los que tenían dudas y dificultades a que viniesen a proponerlas, porque allí hallarían respuestas muy ciertas de sus dudas” (op. cit., f. 32r).
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Bithinia32 ponían sus tribunales frontero del sol para seguir e imitar en él la igualdad ([Gir]ald), con que, como dijo el Maestro de la Verdad (Mateo 5), comunica sus rayos y franquea sus tesoros, calentando a los ricos y a los pobres igualmente.33 Siendo verdad que el sol sea símbolo de los jueces que deciden pleitos y concluyen reñidas controversias, en particular lo puede ser en las justas literarias donde se trata de poesía, porque este lucidísimo planeta, en alguna manera, conoce de poesía y reconoce la potencia casi divina que en sí encierra. Opinión es de Andrés Masio34 (Mendoza en quod liber)35 sobre Josué,36 capítulo 10, que cuando aquel gran capitán y caudillo valeroso mandó al sol que se detuviera en la rota de Gabaón, se lo mandó en verso, como este autor prueba doctamente. En oyendo el sol un verso, obedeció, y clavó su rueda abrasinada37 en la mitad de su carrera presurosa. Y no me espanto, que es grande el poder de la poesía. Este nombre tomó Dios para sí, donde dice el Génesis, capítulo 1, in principio creavit Deus caelum et terram;38 lee el griego: in principio creavit poeta, por el orden, peso y medida con que Dios crió
32. “región que, unida al Ponto, formó a partir del año 64 d.C. una provincia romana, al noreste del Asia Menor, a lo largo del mar Negro, siendo su capital Nicomedia” (H. Haag, A. van den Born, S. de Ausejo, Diccionario de la Biblia, Barcelona, Herder, 2000, s.v. “Bithinia”). 33. calentando a los ricos y a los pobres igualmente: puede ser una referencia a Mateo 5:45, pero con un sentido un poco distinto: “para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol salga sobre malos y buenos, y llueve sobre justos e injustos”. 34. En el noveno tomo del Diccionario histórico o biografía universal compendiada leemos que “Masio o Mars (Andrés), sabio orientalista belga, nació en Linnich en 1526, murió cerca de Cleves en 1573, y fue la admiración de sus contemporáneos por su profunda y vasta erudición, siendo consultado de todas partes como un oráculo. De él decía Sebastian Münster que parecía haberse educado entre los latinos o entre los hebreos. Se conocen como obras suyas: Josuae Historia, duplici editione, hebraicâ et graeca, etc. Amberes, 1574, en folio; Disputatio de caenâ, Domini, etc. id., 1575; Traductio latina ex syriaco commentario de Paradiso, scripti a Mose Bar-Cephâ, etc. id., 1569, en 8o; Grammatica lingae syriacae Syrorum peculium, etc. id., 1571, en folio, y en la Poliglota de Amberes” (Diccionario histórico o biografía universal compendiada, Librería de los Editores de Antonio y Francisco Oliva, Barcelona, 1833, t. 9, p. 187). 35. Mendoza en quod liber: debe ser un apud.; Alavés seguramente está citando a algún Mendoza (tal vez el autor de alguna poliantea), quien cita a su vez a Andrés Masio. 36. opinión es de Andrés Masio sobre Josué: se refiere a la Josuae Historia mencionada en nuestra nota a “Andrés Masio”. 37. abrasinada: no lo registra el Aut., pero su sentido es claro: rueda de, o en, brasas. 38. in principio... terram: Génesis 1:1; “Al principio creó Dios los cielos y la tierra”.
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las cosas. Y en el símbolo donde nosotros decimos creatorem coeli et terrae,39 leen ellos poetam coeli et terrae, lo cual valientemente confirma el nombre del universo, que, como enseña Augustino, libro 11, De civitate Dei, capítulo 8, [3v] universum est quasi unus versus.40 Donde dice san Pablo (Ephesios 2) ipsius factura sumus,41 lee el griego ipsius poema sumus.42 De donde se origina que en el infierno no hay ni puede haber poesía porque, como dijo Job, capítulo 10, nullus ordo:43 y donde no hay orden ni harmonía, mal puede haber poesía. Según esto, al glorioso san Pedro Nolasco, sol místico en el hemisferio de la santa Iglesia, se le debe también la judicatura de los insignes poemas con que los ingeniosos poetas mexicanos han celebrado sus triunfos y victorias prodigiosas. Este oficio ha ejercitado por mano de los sabios, discretos y entendidos jueces que se congregaron en este museo44 para juzgarlos y premiarlos, atendiendo sólo al merecimiento de ellos, que es lo que con mayores venas apadrina cuando los jueces son tan rectos, emuladores acérrimos de justicia, como en esta ocasión se han juntado.
39. creatorem coeli et terrae: creador del cielo y la tierra, del Credo de los Apóstoles (“Credo in Deum Patrem omnipotentem, Creatorem caeli et terrae”). 40. Universum est quasi unus versus: el universo es casi un verso. La cita no viene en el capítulo 8 del libro 11 de De Civitate Dei. Puede tratarse de una cita incluida en alguna poliantea; hay una referencia a la misma frase atribuida a Agustino, en un compendio poético de 1605, comp. por Bernardino Llanos; véase Ignacio Osorio Romero, Floresta de gramática, poética y retórica en Nueva España (1521-1767), Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1980, pp. 157 y ss. 41. ipsius...sumus: Epístola a los Efesios 2:10: “Ipsius enim sumus factura, creati in Christo Iesu in operibus bonis, quae praeparavit Deus ut in illis ambulemus”; “que hechura suya somos, creados en Cristo Jesús, para hacer buenas obras, que Dios de antemano preparó para que en ellas anduviésemos”. 42. En la aprobación de José de Valdivieso para la publicación del León prodigioso de Cosme Gómez Tejada (Valencia, Francisco Ciprés, 1665), encontramos una oración sumamente parecida a esta de Alavés: “[...] y porque nuestra Vulgata, en la Epístola, capítulo 2, ad Ephesios, dice Ipsius factura sumus, leyó el griego ipsius sumus poema” (s. p.) Muy curiosamente, en su aprobación, el autor también cita de De civitate Dei de san Agustín: “Y San Agustín in [...] De civitate Dei llamó al mundo pulchrum Dei carmen, concluyendo que con maxima de nihilo nascitur historia, es merecedor de la licencia que suplica a Vuestra Alteza y de mayores premios” (s. p.). 43. nullus orbo: c.f. Job 10.22: “Terram miseriae et tenebrarum, ubi umbra mortis et nullus ordo. Sed sempiternus horror inhabitat”; “a la región de las tinieblas y de las sombras de muerte, tierra de espantosa confusión, tinieblas de noche oscura”. 44. museo: en el sentido de “El lugar destinado para el estudio de las ciencias, letras humanas y artes liberales” (Aut.)
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No es posible que todas las poesías que entraron salgan premiadas, porque veinticuatro premios que se prometieron en el certamen mal podrán satisfacer a doscientas composiciones, que se hallaron casi todas dignas de premio y magnífica recompensa: pallium breve utrumque operire non potest (Isaías 28).45 Cuando los manteles de una mesa son cortos, en limpiándose uno, deja sin mantel al compañero, lo cual necesariamente habrá de suceder en este certamen, por haber sobrepujado con extraordinario exceso las poesías muchas al pequeño número de los premios. Los que salieren premiados se alegren con que el cielo ha dispensado con ellos en aquella regla general del sabio: omnes dies pauperis, mali:46 los días del pobre son noches llenas de melancolía y tristeza, pues ha llegado uno bueno, alegre y placentero a los poetas, que son el alcázar fuerte y castillo encantado de la pobreza47 en cuya generación 4[r] ayunan las estrellas. Tienen vena, pero no del arca,48 porque no habiendo dineros, ¿de qué provecho o emolumento fuera el arca? Comerase de carcoma per non usum.49 De ordinario andan corridos, como gente que trata en pies50, afligidos y llenos de congoja, como su príncipe Virgilio, de quien escribe Sabélico,51 libro 7, capítulo 4, que fue sumamente melancólico, y que a Horacio le lloraban los ojos, quizá de no ver oro ni plata con ellos. La poesía y el dinero mantienen perpetuas enemistades; sustentan continuas quemazones, repuntas y acedias. El excelente poeta Stroza
45. pallium breve... non potest: Isaías 28-20: “coangustatum est enim stratum, ita ut alter decidat; el pallium breve utrumque operire non potest”; “La cama será corta para poder estirarse, y la manta demasiado estrecha para poder envolverse”. 46. omnes dies pauperis, mali: de Proverbios 15:15: “Omnes dies pauperis mali; secura mens quasi iuge convivium”; “Los días del pobre todos son tristes, pero la alegría del corazón es un perenne banquete”. 47. los poetas, que son el alcázar fuerte y castillo encantado de la pobreza: las alusiones a la pobreza de los poetas son frecuentes en este texto introductorio de Alavés. 48. tienen vena, pero no del arca: ver Aut., “sangrarle a uno de la vena del arca”: “frase vulgar y jocosa que significa usurparle y consumirle el dinero” (s.v. arca). 49. per non usum: por falta de uso. 50. andan corridos, como gente que trata en pies: la broma consiste en un doble sentido: por un lado, tratar o andar en pies como acosados o perseguidos, como quien anda huyendo, o viviendo al día, y por otro, ‘tratar en pies’ métricos: es decir, lo que hacen los poetas. Es otra alusión a su pobreza, de las que, ya comentamos, hay varias en esta introducción. 51. Sabélico: Marco Antonio Cocio Sabélico, (ca. 1436-1506), historiador y estudioso italiano.
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Pater52 llamó a los poetas “generosos” en este verso: Noctua contemnit generosos cura poetas.53 Yo no sé en qué se pudo fundar para darles tal epíteto, porque, donde no hay dineros, ¿cómo puede haber generosidad? El dinero es la cimbria que estriba y apoya toda liberalidad. Debió de llamarlos “generosos” por los muchos géneros de poesías que cada día se inventan. Mejor habló Orígenes cuando (según refiere Valeriano)54 los llamó ranas, porque dan pesadez con sus poesías cuando no son buenas, y lo más cierto es porque tendrán pelo cuando la rana tenga pelos.55 Comen sílabas porque no tienen otra cosa que comer. Los que salieren manivacíos56 y bolsienjutos57 (con harto dolor, por cierto, de los señores jueces) se guardarán para otra mejor ocasión, que muchas espera la orden de canonizaciones de santos que trae hoy entre manos,58 y con la buena consideración de que el verdadero premio consiste en el reconocimiento de él. Es fuerza irremediable que, habiendo pocos premios y muchos que los pretendan, unos salgan premiados y otros, apremiados: que de una misma cárcel salió Joseph para el cetro, y el panadero de Faraón para un patíbulo ignominioso.59 Es una cárcel oscura, tenebrosa, llena de mil revueltas y laberintos, la una 52. Stroza Pater: Tito Vespasiano Strozzi (ca. 1425-ca. 1505), poeta ferrarense. Sus obras fueron publicadas junto con las de su hijo, Ercole Strozzi, en el volumen Strozii poetae pater et filius por Aldus Pius Manutius, en 1513. 53. Noctua... poetas: el búho (o cualquier ave nocturna) condenó a los generosos poetas por su preocupación. 54. Valeriano: Pierio Valeriano (1477-1558), humanista italiano. 55. tendrán pelo cuando la rana tenga pelos: Puede ser que haya un juego con dos diferentes acepciones de “pelo”: por un lado, la más recurrida, como hebra, filamento o vello que sale de la piel del animal, y por otro, en referencia a los poetas, como hebra de seda o seda natural (Aut.) y, por extensión, bienes finos. Esta idea de que los poetas tendrán bienes cuando la rana tenga pelo —es decir, nunca— es otro chiste relacionado con su pobreza. 56. manivacíos: creo que Alavés usa el término de una manera mucho más literal (con las manos vacías) que la acepción de Aut.: “se aplica a la persona ociosa y holgazana, y que se está mano sobre mano”. 57. bolsienjutos: la idea es ‘con las bolsas vacías o con poco adentro’; véase enxuto en Aut.: “Translatíciamente se toma por el parco, así en obras como en palabras, de quien se suele decir que sus razones son secas por ser pocas y ésas desabridas”. 58. Es decir que, debido a que la Orden de la Merced espera muchas canonizaciones de santos, habrá más oportunidades para los poetas de salir premiados, además de la que se celebra en esta ocasión. 59. el panadero de faraón para un patíbulo ignominioso: referencia al libro de Génesis 40: 1-23. José estuvo en la cárcel por ser judío en Egipto; el panadero estaba ahí
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de las poesías (laberinthus quasi labor intus),60 unas salen laureadas y otras, ceñidas de funesto ciprés. Con esta consideración y otras muy pías que sabían levantar ingenios tan agudos y talentos tan sutiles, se consolarán cuando contemplen que, de cinco talentos, no les cupo alguno, diciendo con los Apóstoles (Lucas 5): tota 4[v] nocte laborantes nihil cepimus.61 Primer certamen62 La Luna, como madre del rocío, pidió un agudo epigrama que no llegase a cinco dísticos63 en que se ponderase la milagrosa fábrica del panal que formaron las abejas en la palma de Nolasco. Éste es el asunto del certamen con los premios allí prometidos.
mismo por traidor. José interpretó los sueños del faraón, por lo que salió de la cárcel para trabajar en la corte; al panadero lo mandaron matar. 60. laberinthus quasi labor intus: el laberinto es casi como trabajo interior. 61. tota nocte laborantes nihil cepimus: Lucas 5:5: “Et respondens Simon, dixit illi: Praeceptor, per totam noctem laborantes nihil cepimus”; “Simón le contestó y dijo: ‘Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y no hemos pescado nada’”. 62. Debajo de donde dice “Primer certamen”, el primer párrafo está tachado en el original, con una sola tachadura que va desde la parte superior derecha del párrafo hasta la parte inferior izquierda y que, supongo, es de Alavés. Este párrafo es casi idéntico a lo que se lee en las instrucciones para los epigramas como vienen en el cartel de la convocatoria al certamen (véase nuestro Apéndice I). En el párrafo tachado se lee: “En el primer certamen, la Luna, presidente del primer cielo, abrasada en amor casto de nuestro glorioso santo, vencida de sus llamas, aunque vencedora del fuego material, que encarcela y aprisiona en su esfera capacísima como madre del rocío (así la llamó san Ambrosio: mater roris, de cuyas menudas gotas forman las industriosas abejas sus melifluos panales): la Luna pide un ingenioso y agudo epigrama que no pase la raya de cuatro dísticos compendiosos en que, con relevante poesía, se pondere aquel suceso milagroso que, estando nuestro santo en la cuna, en su mano derecha formaron las abejas un panal, significativo pronóstico de la dulzura y suavidad deste divino Aristeo. Éste es el asunto del certamen, con los premios ya referidos”. Transcribo arriba, como primer párrafo de este certamen, el que se encuentra en el margen derecho del folio y que supongo es la corrección de Alavés. Aristeo: hijo de Cirene y Apolo, diestro en el arte de la apicultura (Grimal, op. cit.): de ahí, la comparación entre él y Nolasco en este certamen, donde el tema es el panal que hicieron las abejas en la mano del niño Nolasco. 63. que no llegase a cinco dísticos: es decir, que no pase de cuatro dísticos, como se pide en la convocatoria del certamen: “La Luna [...] pide un ingenioso y agudo epigrama que no pase la raya de cuatro dísticos compendiosos” (véase Apéndice I).
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Entraron, pues, los poetas en juicio (aunque hay quien diga ser imposible tal entrada). Yo confieso muy de plano64, sin que me aprieten los cordeles los poetas que, así en éste como en los demás certámenes, lucieron y campearon los buenos y lúcidos ingenios de esta nobilísima Ciudad de México, que son águilas en la velocidad de su vuelo y perspicacia de su vista intelectual. Dice Textor65 que aquila dicit ab aquis66: el águila tomó el nombre de las aguas, en las cuales imita en el color. De las aguas, pues, de esta laguna mexicana se levantan águilas que vuelan a las cumbres del Parnaso, deshojan sus árboles y desfrutan sus plantas, con que adornan y hermosean el museo mexicano. Salió, pues, premiado en primer lugar un agudo epigrama del licenciado don Alonso de Alavés, catedrático de Retórica en la Real Universidad y abogado de esta Real 5[r] Audiencia, que le sacó sin tener más abogado que su propio merecimiento. Establecieron los señores jueces que sean estos premios como jeroglíficos que tienen el alma en el mote, y que cada uno se dé acompañado con una copla o más, como convenga, que miren a la persona o al premio, la cual le sirva de escudero. Y desde luego, entienda el que le sacare que el que le dice la copla, ése se la echa. El primer premio de la epigrama67 es una taza de plata grande, que se le da al susodicho con esta letra que, por venir acompañada del premio, no le entrará con sangre68.
64. de plano: la expresión no es registrada en Aut. pero claramente tiene el mismo sentido que hoy en día (“Enteramente, clara y manifiestamente” DLE, s.v. plano). 65. Johannes Ravisius Textor fue autor de la Officina partim historiis, partim poeticis referta disciplinis (1520, con varias ediciones posteriores). Tenorio explica que “Se trata de un voluminoso compendio de materiales poéticos e histórico-mitológicos, ordenandos en tablas para facilitar su consulta y acompañadas por precisas referencias a los pasajes de los auctores que ilustraban su uso. Según el acervo del Fondo Reservado de la UNAM, circularon, por lo menos, las ediciones de Basilea [de] 1567 y 1617” (José López Avilés, Debido recuerdo de agradecimiento leal. Estudio, ed. y notas de Martha Lilia Tenorio. Ciudad de México, El Colegio de México, 2007, p. 35, n. 42). 66. aquila dicit ab aquis: se dice “águila” a partir de “aguas”. 67. la epigrama: En Aut. (s.v. epigrama) se indica que el género de esta palabra aún era ambiguo, y los ejemplos de uso muestran que se escribía tanto ‘una’ epigrama como ‘un’ epigrama. 68. no le entrara con sangre: véase “a sangre y fuego” en Aut.: “Por translación significa alguna cosa en que se ponen extraños y violentos medios para lograrla, y cuesta mucha oposición el conseguirla”. En la “Letra a la persona” hay una referencia a “vena”, tanto en su sentido de inspiración poética como en su sentido literal, con lo que se hace juego con la referencia a la sangre aquí.
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Letra al premio Letra a la persona En pago os dan una taza, Poeta sois sin encuentro; y es el premio competente, poeta, y valéis por dos, pues de la Helicona fuente pues el cielo puso en vos habéis bebido sin tasa. vena fuera y vena adentro. (Tiene el autor de la epigrama la frente señalada con una vena muy gruesa69). Epigramma Ambrosii dulce scit apum si examine lingua, Nolasci instillat dulcia mella manus. Innuit Ambrosii eloquium mel gutture fusum, gesta Petri in digitis indicat ille favus. Ambrosius cedit, factis nam verba sub astans ergo Petri superet mellificata manus.70
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El segundo premio granjeó para sí, con un galante epigrama que observó con diligencia y cuidado las leyes y aranceles de este poema gravísimo, el padre fray Juan de San Pedro, definidor de la Orden de los Descalzos de Nuestro Glorioso Padre San Francisco y calificador del Santo Oficio de la Inquisición. Dásele un cucharón de plata grande.
69. Nótese el carácter jocoso de la copla a la persona, el cual se revela gracias a esta aclaración de Alavés. 70. Mi traducción del primer epigrama es la siguiente: “Si la lengua de Ambrosio conoce lo dulce de las abejas con su enjambre, la mano de Nolasco destila dulces mieles. La elocuencia de Ambrosio señala la miel esparcida desde la garganta; aquel panal en los dedos de Pedro indica sus hazañas. Ambrosio cede, pues, quedando las palabras bajo los hechos; por tanto, la mano melificada de Pedro lo supera”. Respecto a la coincidencia hagiográfica entre san Ambrosio y san Pedro Nolasco en torno a las abejas y el panal, véase el apartado sobre el primer certamen en el estudio preliminar.
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[5v] Al premio Con mano franca y no avara, cucharón os da Talía71 porque en toda poesía podéis meter la cuchara.
A la persona Podré decir esta vez, cuando vuestro honor ensalzo, que aunque corristes descalzo, no se os fue el premio por pies72.
Epigramma Dum signat pia turba manus digitosque puelli, dulcia Nolasci facta futura notat. Noscitur utique leo, sed noscitur utique Nolascus dum manibus praefert dulcia, dulcis erit. Christicolis quos dura premit vexatque catena dulcis; Agarenis severis hostis erit. Dulcis erit verbis sed factis dulcior: ut qui non homini curat: sed bonus esse Deo.73
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El tercer premio adquirió con legítimo trabajo don Gaspar de Astudillo, colegial real, a quien se da un anillo de oro con tres jacintos74. [Letra] De tres jacintos anillo engastado decir puedo,
71. Talía: “Como Musa, y aun cuando en sus orígenes no haya tenido una función particular, acaba presidiendo especialmente la comedia y la poesía ligera” (Grimal, op. cit.). 72. por pies: “Corriendo, alejándose rápidamente de un lugar” (DLE, s.v. “Pie”). 73. Mi traducción del segundo epigrama es la siguiente: “Al tiempo que la piadosa multitud señala las manos y los dedos del niñito, marca los dulces hechos futuros de Nolasco. El león siempre es reconocido, pero Nolasco siempre es reconocido: mientras muestra cosas dulces con sus manos, dulce será. Dulce para los que veneran a Cristo, a quienes oprime y atormenta una dura cadena; para los agarenos severos será enemigo. Será dulce con sus palabras, pero más dulce con sus hechos, como quien se preocupa no por el hombre [i.e., las cosas del hombre, o cosas mundanas], sino por ser bueno para Dios”. 74. “Piedra preciosa, regularmente del color de la flor” (Aut., s.v. “Jacinto”); la flor, predominantemente, es azul.
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viene como anillo al dedo a don Gaspar de Astudillo. Epigramma Dum Plato somniferum caperet recubando levamen, dulcia mellifluo labra fuere favo75. Dum Petrus retineret ad huc cunabula praesul tunc manui dextrae dulcia mella data. Dulces ille sonos pleni sibi vendicat oris, 5 haec manus e dulci pignore dulcis ad huc. Iste manus opera, linguae ille excelluit hasta; illum verba notent, hunc operosa manus76.
N O L A S C U S
6[r] Habiendo llegado a este punto, condolida la religión de tan lucidos trabajos malogrados, deseosa de gratificar en cuanto pueda a los poetas el cuidado que pusieron en alabar a su santo patriarca, añadió otros dieciséis premios,77 repartidos por todos los certámenes, con que se cerró el número de cuarenta premios,78 en que mostró sumo agradecimiento, pues hallándose atenuada con los muchos gastos de esta fiesta, no reparó en hacer éste de nuevo,79 y se fue a la platería a embargar 75. Véase el apartado sobre este certamen en nuestro estudio preliminar, donde hacemos referencia a la tradición del panal que hizo un enjambre de abejas en la boca de Platón. 76. Mi traducción del tercer epigrama es la siguiente: “Mientras Platón, acostándose, tomaba el consuelo somnífero, dulces fueron sus labios por el panal melifluo. Mientras Pedro, el patrono, conservaba todavía la cuna, entonces se dieron dulces mieles a su mano derecha. Aquel se atribuye sonidos dulces de su boca plena, esta mano aún es dulce a partir de la dulce prenda. Ese elevó las obras de su mano, aquel, el asta de su lengua; que las palabras marquen a aquel, a este, su mano laboriosa”. 77. añadió otros dieciséis premios: en realidad, el número de premios añadidos fue de 17: tres en el concurso de epigrama, uno en el de décimas, uno en soneto, dos en octavas, ninguno en canción ni en liras, seis en glosa, y cuatro en soneto faceto. Ignoro de dónde apareció el premio extra, con el que el número total de premios en físico se cierra en 41. Véase nuestro Apéndice III. 78. se cerró el número de cuarenta premios: en realidad, este número se cierra en 41 premios, dado que se añadieron 17 y no 16, como escribe Alavés; véase la nota inmediatamente anterior a esta. 79. éste de nuevo: es decir, este (nuevo) gasto, para añadir los premios. Aunque la orden ya estaba “atenuada con los muchos gastos de esta fiesta”, no pensó dos veces en hacer un gasto más para comprar más premios.
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cuantas joyuelas halló, por que sean menos los descontentos y mal pagados: que nadie presume de su poesía que no merecía el primero; que hasta a la mona le parecen sus hijos unos pimpollos de oro. El cuarto premio, añadido, es del licenciado Marcos Guerrero de Portillo que, como natural de la Ciudad de los Ángeles,80 mostró un pensar angélico, aunque fundado en un bien ordenado discurso. Dásele una caja de plata redonda. Letra a la [sic] premio La redonda os mandan dar; pienso de vuestro decoro que la tomaráis de oro aunque fuera triangular.
A la persona El poético senado determina placentero que salgáis, cual buen guerrero, del palenque laureado.
Epigramma Dum tener in cunis vitales suscipit auras Nolascus, dextrae considet agmen apum. Ecce ibi sollicitae confringunt cerca [sic] castra roreque nectareo dulcia mella parant. Res nova, quaerit apis tantum violacea dextram cur celeri cursu sic studiosa petit? Causa patet, lepidum portendunt astra futurum, et terrae, et caelo, maribus, ore, manu.81
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80. Puebla de Zaragoza anteriormente se denominaba como Ciudad de los Ángeles, y después, Puebla de los Ángeles, debido a los motivos legendarios de la fundación de la ciudad: “Según la leyenda popular, tal como la relataron Bermúdez de Castro y Veytia, [fray Julián] Garcés soñó en vísperas del día de San Miguel (el 28 de septiembre de, supuestamente, 1530), que los ángeles lo llevaban a un hermoso lugar que poseía todas las ventajas del mundo: tierra fértil, agua abundante y clima saludable. Al día siguiente condujo a un grupo de franciscanos al lugar donde más tarde se fundaría Puebla” (en Julia Hirschberg, “La fundación de Puebla de los Ángeles. Mito y realidad”, en Historia Mexicana, vol. 28.2 (1978), p. 193). 81. Mi traducción del cuarto epigrama es la siguiente: “Mientras el tierno Nolasco recibe los soplos vitales en la cuna, un enjambre de abejas se posa en su diestra. Mira: ahí ellas, solícitas, se dispersan alrededor de su campamento y preparan dulces mieles con rocío nectáreo. Cosa nueva, que solo una abeja violeta busca su diestra; ¿por qué se dirige, afanosa, a ella con veloz carrera? La causa es evidente: los astros anuncian un grato futuro para la tierra, el cielo, los mares, con sus costumbres, su boca, su mano” (las costumbres, boca y mano de Nolasco).
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[6v] El quinto premio es del bachiller Cristóbal Bernardo de la Plaza, secretario de la Real Universidad de México, a cuyo agudo epigramma satisfará en parte una vitela82 iluminada en carey, guarnecida de oro. Letra Las Musas, en todo fieles, premio honorífico os dan, y sé yo que gustarán que partáis83 con los bedeles.84 Epigramma Ore leonino putridoque cadavere Sanson vidit apes proprios instituisse favos. Hinc fuit aenigma, ex forti dulcedo;85 puelli Nolasci manibus iam nova signa vides En circumvolitat dextram super oreque fingit agmen apum roseos melle liquante favos. Quid portenta serant? Si quaeras causa patescit fortis Marte puer, dulcis in arte puer.86
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82. “Se llama también la piel de la vaca o ternera adobada y muy pulida. Llámase muy frecuentemente así aquella en que está pintada alguna cosa” (Aut., s.v. “Vitela”). 83. partáis: lo interpreto según la siguiente acepción: “Vale también repartir o distribuir alguna cosa entre varios” (Aut., s.v. “Partir”); es decir, que las Musas gustarán que repartáis (o compartáis) el premio entre (con) los bedeles (véase la siguiente nota). 84. “Ministro de cargo honorífico que tienen las universidades y estudios generales, que tiene por oficio celar las aulas, prevenir las fiestas y días de asueto en que no hay estudio, saber y avisar donde se venden y compran libros, citar para las juntas, con otros cargos [...]” (Aut., s.v. “Bedel”). 85. ex forti dulcedo: subrayado en el original. 86. Mi traducción del quinto epigrama es la siguiente: “Sansón vio que las abejas construían sus propios panales en las fauces del león y en su cadáver pútrido. De aquí fue el enigma: la dulzura desde el fuerte [león]; en las manos del niño Nolasco ahora ves signos nuevos. Mira: un enjambre de abejas revolotea alrededor de su diestra y sobre su boca dibuja panales rosados de miel líquida. ¿Qué sembrarían los portentos? Si lo preguntas, la causa se descubre: un niño fuerte por Marte, un niño dulce en el arte”. La referencia a Sansón evoca la historia contada en Jueces 14: 5-14: Sansón fue atacado por un león y lo mató con sus manos; tiempo después, en otro viaje, Sansón se apartó del camino para ver el cadáver del león y vio entre sus huesos un enjambre de abejas con
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El sexto premio se añadió para el bachiller don Pedro de Vega Gallardo que, ostentando gallardo y caudaloso ingenio, compuso quince epigramas, dignos, por cierto, de encaramados elogios. Premiose la primera composición, la cual se leerá por que sirva de muestra del paño o brocado finísimo que adornó las aras de nuestro santo. Dánsele tres cucharas de plata, con esta letra: [Letra] De vuestra poesía sola oye mi musa divina, que es la gallarda latina, como hay gallarda española. Epigramma Alma Venus tenerum forte inspectavit amorem nectareum Petro surripuisse favum. Colludunt pueri, Petrus hinc, tener inde Cupido tempora et infantum plurima cingit apis. At Venus horrescens, veterique edocta periclo debueras, inquit, iam timuisse favos. Cui puer, esto procul, stimulis tua mella fatigant, nil habeat, iste favus, quod stimulare queat87.
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7[r]
miel, de la cual comió. La adivinanza que propuso a partir del suceso fue “del que come salió lo que se come, y del fuerte la dulzura” (Jueces 14:14). 87. Mi traducción del sexto epigrama es la siguiente: “La nutricia Venus miró por casualidad que el tierno Amor robaba a Pedro el panal nectáreo. Los niños se divierten juntos: aquí Pedro, allí el tierno Cupido; las muchísimas abejas rodean también las sienes de los niños. Pero Venus, horrorizándose y enseñada por el viejo peligro, dijo: ‘habías debido temer ya los panales’. El niño a ella: ‘quédate lejos, tus mieles inquietan con los aguijones. Nada tiene ese panal que pueda aguijonear’”. Compárese con el emblema CXIII de Alciato, cuya fuente fue Teócrito: “Alveolis dum mella legit, percussit Amorem / furacem mala apes, et summis spicula liquit/ in digitis: tumido gemit at puer anxius ungue, /et quatit errabundus humum,/ venerique dolorem/ indicat, et graviter queritur, quod apicula parvum/ ipsa inferre animal tam noxia vulnera possit. /Cui ridens Venus: Hanc imitaris tu quoque, dixit,/ nate, feram, qui das tot noxia vulnera parvus”. Bill y Jean Guthrie ofrecen la siguiente traducción del emblema al inglés: “As he gathered honey from the hives, an evil bee stung Amor the thief, and left the sting at his finger’s end. The boy distressed with swollen finger moans and, wandering about, stamps the earth, and shows his sore to Venus, and complains bitterly, that a little bee, small creature, can inflict such painful wounds. Venus laughs at him. You also, my son, imitate this creature - you who are small give
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Fuera de los seis ya dichos, aparecieron en juicio otros muchos epigramas, los cuales merecían el primer premio, pero acabándose el paño de ellos en el vestido de los seis primeros, hubieron de quedarse desnudos de provecho, pero no de honra, con cuya sobra se recompensará la falta del provecho. Consuélense los dichos con que honra y provecho no caben en un bolsón: no digo saco, por que en plática de poetas no sea pulla88. El primer epigrama premiado en honra es de un padre maestro en Teología de nuestra sagrada religión, que solamente le inspiró el cielo, aspiró a las alabanzas de su piadoso padre, no suspiró por otro premio, y respiró con haberle merecido: así lo protesta en la entrada. Es la composición digna, por su agudeza, de ser leída en tan ilustre auditorio.
so many painful wounds” (Alciato’s Book of Emblems: The Memorial Web Edition in Latin and English, ed. William Barker, Mark Feltham y Jean Guthrie, trad. Bill Guthrie y Jean Guthrie, St. John’s, Memorial University of Newfoundland, 2005, [consultado el 21 de noviembre 2016]). Salazar y Torres ofrece una interpretación poética del texto de Alciato, así como la siguiente información, en su Cýthara de Apolo: “Es de Anacreonte, tradújola Claudio Minois de griego al latino en una oda, y repitió el mismo concepto el griego Teócrito, que tomó Alciato [...]”. El poema de Salazar y Torres es el siguiente: “Entre purpúreas rosas escondida / pequeña abeja, al dios de los amores / que de flor presumía entre las flores / la tierna mano le picó atrevida. / Tiernas lágrimas vierte el rapaz ciego [Cupido], / y volando a Ericina sin sosiego:/ ‘¡Ay, madre! –dice– hermosa! / ¡Una pequeña sierpe ponzoñosa, / una vívora alada / aunque pequeña, osada / me ha quitado la vida!’/ Más Citherea [Venus], al descubrir la herida, / le respondió risueña: / ‘si una abeja, Cupido, tan pequeña / el dolor te ha causado, que refieres, /¿cómo será el dolor en los que hieres?’” (Cýthara de Apolo, Madrid, Antonio González de Reyes, 1694, f. 45r.). 88. no digo saco... sea pulla: 1) Alavés dice que “honra y provecho no caben en un bolsón”, en lugar de decir ‘no caben en un saco’ (la expresión “caber en un saco” se registra ya en Aut., de acuerdo con su uso en una Vida de Cristo: “No caben en un saco el fausto del mundo y la bajeza de Cristo”, s.v. saco). 2) La dificultad para comprender el chiste de Alavés, entonces, se deriva más bien de la última parte de esta oración: la doble l en “pulla” parece ser de mano de Álvarez, pero no se lee lo que está abajo de “pulla”, por lo que he tenido que tomar su corrección. “Pulla”, según Aut., es un “Dicho obsceno o sucio de que comúnmente usan los caminantes cuando se encuentran unos a otros” o “expresión aguda y picante, dicha con prontitud”. Mi interpretación del chiste, entonces, aunque no me convence completamente, es que Alavés no quiere decir ‘no caben en un saco’, pues no quiere que lo que está diciendo suene, “en plática de poetas”, obsceno o ‘agudo, dicho con prontitud’.
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Epigramma in laudem divi Petri Nolasci, redemptorum ordinis fundatoris, a quodam suae familiae magistro elaboratum, qui duratura diu tanti parentis encomia non utique perituras lauros auidus praestolatur. Alludit ad illud Canticum 4, Mel et lac sub lingua tua89. [Epigramma] Dum niveo, Nolasce, puer depascere lacte, mellifluos fundit dextera dextra favos. Caelestem sponsum geminato imitaris honore: dextra favos, sed lac pulchra labella rigant. Lac cedit melli, grata dulcedine cuando dulcoris culmen lac sine lite gerit. Ut doceas verbis dulcissima facta preire labia lacte madent, dextera melle fluit90.
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[7v]
El segundo premio en honra mereció el padre fray Andrés de León, de la Orden de Nuestro Padre San Agustín, con un famoso epigrama que dice así: [Epigramma] Cur flores fastidit apis? Cur prata relinquit? Pervolat inque tuam sedula, Petre, manum? Quaerit opes apis invidiam factura virenti, flori nam magis est florida flore manus. Vix cuna eductam, en apis officiosa requirit Petri manum et roseum construit ore favum.
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89. “Epigrama en alabanza de san Pedro Nolasco, fundador de la Orden de los Redentores, elaborado por cierto maestro de su familia [orden], quien, ansioso, espera que los encomios de tan gran padre duren largamente, que los lauros no habrán de perecer en absoluto. Alude al famoso Cántico 4, ‘miel y leche bajo tu lengua’” (Cantar de los Cantares 4:11). 90. Mi traducción del primer epigrama premiado “en honra” es la siguiente: “Siendo niño, Nolasco, mientras eres alimentado con la nívea leche, tu diestra favorable derrama panales melifluos. Imitas al esposo celeste con honor duplicado: la diestra riega panales, pero los hermosos labiecitos riegan leche. La leche da paso a la miel, cuando, con grata dulzura, la leche lleva, sin disputa, lo máximo del dulzor. Para que enseñes que los hechos dulcísimos preceden a las palabras, tus labios se humedecen de leche, tu diestra mana miel”.
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Hinc operum sapor, hinc verbi dulcissima prodit vis, haec ore sacro defluit ille manu.91 En tercero lugar se premió otra epigrama que vino sin nombre, y le merece muy ilustre. Epigramma Florepoti tua apes collectos sedula flores exprimit, et dulces congerit inde favos. Ipsa tibi blandos fundunt cunabula flores,92 Nolasce, aligere cui famulantur apes; florigeros redoles mores dum flore venusto cingeris atque manus rore madescit apum. Erumpet de flore tuo venerabile germen, nam flori fructus quadrat ubique suo.93
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En cuarto lugar se le dio premio a esta epigrama que vino sin firma; llámese epigrama del incógnito. [Epigramma] Sedula designat fati praesaga futuri gratia praeclaros, ingenuosque viros. Regia sceptra puer Moses prosternit avaros ut doceat firmo vincere dona pede. Eliam veteres aluerunt igne parentes ignea ut ostendant verba futura seni.
5
8[r]
91. Mi traducción del segundo epigrama premiado “en honra” es la siguiente (con la ayuda de Cirilo García Román, Patricia Villaseñor y Andrés Íñigo Silva): “¿Por qué desdeña la abeja las flores? ¿Por qué abandona los prados y vuela diligente hacia tu mano, Pedro? La abeja busca riquezas y suscitará la envidia en la flor que reverdece, pues la mano es más florida que la flor. ¡Vean!: la oficiosa abeja busca tu mano, Pedro, apenas salida de la cuna, y construye un panal rosado con su boca. De aquí brota el sabor de las obras, de aquí la dulcísima fuerza de la palabra; esta mana de tu boca sagrada, aquel de tu mano”. 92. Veáse Virgilio, Égloga IV, v. 23. 93. Mi traducción del tercer epigrama premiado “en honra” es la siguiente: “Habiendo bebido flores, tu abeja diligente exprime las flores recogidas y de ahí acumula dulces panales. La cuna misma te esparce cariñosas flores, Nolasco, a quien las abejas aladas sirven; exhalas [un aroma de] costumbres florígeras mientras eres ceñido por una flor agradable y tu mano se humedece con el rocío de las abejas. El venerable germen brotará desde tu flor, pues el fruto en todas partes cuadra a la flor”.
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Ut tibi congenitum praesignent numina nectar, mellifluos aptant prosperiora favus.94 Y nótese que, habiendo muchos y muy aventurados poetas en este convento (como se ha visto y oído en esta fiesta celebérrima, en que no se halló necesitado de acudir a puertas ajenas en este género), ninguno entró95 composición por dar lugar a que se premien los poetas de fuera que, como huéspedes, deben ser preferidos, de suerte que fue modestia y compostura no entrar composiciones.96 Segundo certamen En el segundo certamen, Mercurio, dios del saber, pidió seis décimas en que se trate de la misteriosa oliva que vio nuestro santo patriarca estando durmiendo, cuya guarda le encomendaron dos varones venerables,97 como se dijo más largo en la proposición del certamen. Muchos satisficieron a la agudeza y viveza de conceptos y sutilidad de pensamientos delgados98 que, en particular, demanda este género de composición, empleo de alambicados99 ingenios. Las mejores parecieron las siguientes.
94. Mi traducción del cuarto epigrama premiado “en honra” es la siguiente: “La gracia activa, presagiadora del futuro destino, señala a los varones preclaros y nobles. El niño Moisés derriba los cetros reales para enseñar a los avaros a vencer las dádivas con pie firme. Los viejos padres alimentaron a Elías con fuego para mostrar que de viejo sus palabras habrían de ser ígneas. Para que los númenes señalen para ti, desde antes, el néctar congénito, [los númenes] más prósperos unen los panales melifluos”. 95. entró: en este caso, transitivo (“introducir o hacer entrar”, DLE, s.v. “Entrar”). 96. ninguno entró composición... de suerte que fue modestia y compostura no entrar composiciones: véase nuestra nota a esta cita del Libro segundo en el estudio preliminar, capítulo III, apartado E. 97. En la hagiografía escrita por Colombo, se explicita a quiénes representaban los dos varones que habían cuidado la oliva y que en la visión o sueño de Nolasco le encargaron su cuidado: “aquellos varones dignos de veneración y respeto que la defendían son los sumos pontífices y los católicos reyes de España, sus especiales patrones, como legítimos herederos del señor rey don Jaime” (pp. 145-146). En las composiciones ganadoras de este concurso, estos “varones venerables” no se asocian con pontífices ni reyes, sino con san Pedro y san Pablo, especificación que viene en la convocatoria del certamen (véase el cartel de la convocatoria al certamen en nuestro Apéndice I). 98. “metafóricamente, significa agudo, ingenioso, sutil” (Aut., s.v. “Delgado”). 99. No en el sentido en el que se usa “alambicar” actualmente (“Sutilizar o complicar excesivamente el lenguaje, el estilo, los conceptos”, DLE), sino de la siguiente
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En primero lugar sale premiada doña María de Estrada y Medinilla.100 A ningún discreto debe admirar que una mujer sea poeta,101 pues las musas antiguas fueron poetas y dieron nombre a muchos géneros de versos que introdujeron en el mundo. María, hermana de Moisés, fue poetisa, que cantó a Dios versos gratulatorios,102 habiendo pasado el mar bermejo, terrible, iracundo y mal acondicionado, como lo dice el color. Fuera de esto, acerca de los gentiles, los poetas eran tenidos por adivinos y profetas (como bien lo muestra la vecindad y cercanía de los nombres poetas y profetas). Y si los poetas decían lo por venir, algunas de estas señoras [8v] dicen lo presente, lo futuro y lo pasado, con que han granjeado el renombre de profetas o poetas. Capacidad tienen para poesía porque Dios se la quiso dar, como se la dio para otras muchas cosas de importancia. Muchas ha habido peregrinas en letras, y dejando a las sibilas, véanse Plutarco, Plinio y Rabisio Textor en su Oficina. Las virtudes por la mayor parte tienen nombre de mujeres: así decimos la caridad, la fe, la esperanza, et caetera. Notolo Philón, De pro fuga,103 porque de ordinario se hallan en las mujeres. Concédesele a esta señora, por particular privilegio, debido a la honestidad mujeril, que señale persona que lea su composición por que
manera: “metafóricamente se entiende cuando alguno se aplica con notable continuación y vehemencia a la inteligencia, solución o hallazgo de alguna materia, y que para ello esfuerza y pone como en prensa su imaginación; y así se dice alambicar el juicio, alambicar el celebro, la imaginación, etc.” (Aut., s.v. “Alambicar”). 100. María de Estrada y Medinilla: en muchos estudios contemporáneos, su nombre aparece como “María Estrada de Medinilla” o “María de Estrada Medinilla”; yo conservaré el nombre como lo da Alavés. Tenorio hace una valiosa observación sobre la poeta y sobre sus décimas premiadas: “Es evidente que doña María era una lectora atenta de Góngora; además de la litote (y el hipérbaton) de clara raigambre gongorina ‘indicio de paz no leve /ramo fue de hojas alado’, está este uso del cultismo adusto [...] (Góngora, Polifemo, v. 62); como Góngora, Estrada de Medinilla usa el término con valor etimológico: adustus, quemado, tostado. La autora se refiere a los fieros moros (de color moreno por estar quemado por el sol) infieles que quieren destrozar la oliva” (Tenorio, Poesía, p. 392 y p. 393, n. 2). 101. Para Alavés, el “discreto” debe saber reconocer que una mujer puede ser poeta. 102. María, hermana de Moisés... gratulatorios: véase Éxodo 15: 20-22: “María, la profetisa, hermana de Arón, tomó en sus manos un tímpano, y todas las mujeres seguían en pos de ella con tímpanos y en coros; y María respondía a los hijos de Israel: ‘Cantad a Yahvé, que ha hecho resplandecer su gloria, precipitando en el mar al caballo y al caballero’”. 103. De pro fuga: probablemente se refiera al libro De fuga et inventione de Filón de Alejandría.
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no derogue a su compostura en este público y autorizado teatro.104 Es el premio una jarrilla de plata, que, aunque las mujeres son codiciosas de honra, más lo son del provecho: mejor toman el oro que el acero. Al premio Vuestra oliva alegre y grata se muestra en hora oportuna, pues en lugar de aceituna os da jarrilla de plata.
A la persona El sacro senado ordena estimando vuestra vena de caudal enriquecida: que seáis musa añadida y que os llaméis la decena.105
Décimas Nolasco, con paz fingida, que le saltean,106 advierte los remedos de la muerte en lisonjas de la vida.107 Yace, a Morfeo108 rendida la solicitud constante, que, si el celo vigilante no obedece en todo al lecho, niega lo inquieto del pecho lo sereno del semblante.
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104. concédecele a esta señora [...] este público y autorizado teatro: como comentamos ya en la introducción a nuestro estudio preliminar, la ceremonia de premiación se hizo, nos dice Alavés, en “el mismo teatro en que se habían representado las comedias” (Libro segundo, f. 1r), que era un tablado que se construyó “en el compás del convento” (Libro primero, f. 14v). Por lo tanto, por estar en los alrededores del convento, y no adentro de éste, no parece que hubiera sido prohibida la presencia de mujeres en dicho teatro. Así, creo, podemos entender que Estrada y Medinilla señaló a alguien a que leyera su composición en la ceremonia de premiación no por no poderlo hacer ella, sino porque prefirió que otra persona lo hiciera, como insinúa Alavés. 105. la decena: es decir, la décima (musa): sor Juana no fue la única a la que se refería como la décima musa. 106. “salir a los caminos, y robar a los pasajeros lo que llevan” (Aut., s.v. “Saltear”) Es decir, la paz de Nolasco es fingida porque advierte la intención de los enemigos de saltearlo. 107. los remedos de la muerte en lisonjas de la vida: es decir, el sueño. El sueño como estado parecido a la muerte es un tópico poético común. Véase también el soneto de Francisco de Villalobos (f. 15v). 108. Hijo del Sueño (Hipno) (Grimal, op. cit., s.v. “Morfeo”).
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Cuando el aire luces llueve por que en sueños ver presuma dos rayos de cana espuma en dos cometas de nieve,109 indicio de paz no leve ramo fue de hojas alado, verde oliva que, aun cortado el tronco, fresco se ofrece y en el aire se aparece de esmeraldas coronado. Fiera adusta110 indignación agostarla solicita, que humantes globos vomita por volcanes de carbón.111 Anciana veneración de dos paternos cuidados112 la preservan, desvelados, contra rigores impíos de los ardientes estíos y carámbanos helados. Porque en su conservación Argos113 más cauto desean,
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109. dos cometas de nieve: se refiere a los dos hombres mayores –que para los efectos de este certamen son san Pedro y san Pablo, como se especifica en la convocatoria– que le encargan el cuidado de la oliva a Nolasco; se alude aquí en los vv. 13-14 a su ancianidad (“cana espuma”, “nieve”) y, por extensión, a su sabiduría. 110. adusta: cultismo: tostado, quemado y por extensión, moreno. Véase la cita de Tenorio sobre la ganadora del primer lugar del concurso, María de Estrada y Medinilla. 111. Observa Tenorio: “Quizá la idea de los versos ‘que humantes globos vomita / por volcanes de carbón’ [...] esté inspirada en Góngora: ‘Del Océano pues antes sorbido, / y luego vomitado...’ (Soledad I, vv. 22-23)” (Tenorio, El gongorismo, op. cit., p. 50). 112. Véase la nota al v. 14 de estas décimas. 113. “el Argo[s] de más celebridad —designada a veces por la forma latinizada Argus— es el biznieto del [...] hijo de Zeus y de Níobe. [...Algunas] versiones le atribuyen una infinidad de órganos visuales distribuidos por todo el cuerpo. [...] Hera le encargó luego la guarda de la vaca Io, de la que estaba celosa. Para ello, Argo[s] ató el animal a un olivo que crecía en un bosque sagrado de Micenas. Gracias a sus múltiples ojos, podía vigilarla, puesto que solo ‘dormían’ la mitad: siempre tenía igual número de ojos abiertos que cerrados”. Después de muerto Argos, por Hermes, Hera puso sus ojos en el plumaje del pavo real (Grimal, op. cit., s.v. “Argo”); de ahí, la referencia
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que cuantos ojos platean el estrellado pavón. Encargan su advocación a Nolasco, en cuya esfera viva su beldad primera que al rayo de su calor; se observará su ardor en perpetua primavera. Pacífica insignia toma114 y, como su guarda emprende, de quien talarla pretende el nocivo aliento doma.115 A la racional paloma,116 en reverentes altares, con favores singulares, los dos santos favorecen, que a Pedro y Pablo parecen sus patrones tutelares. No fue custodio remiso que su cuidado era, en fin, la espada del querubín, guarda fiel del paraíso. Con más prevenido aviso burla del pastor de Admeto117 conserva en su ser perfeto el árbol de mejor fruto
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al “estrellado pavón” dos versos después. Nolasco es, pues, el “Argos más cauto” que se busca para cuidar el olivo, pues como Argos, Nolasco no dejará de vigilarlo, aun estando dormido. 114. Véase el apartado “El festejado y su certamen” en nuestro estudio preliminar (específicamente, el subapartado sobre el segundo certamen). 115. El nocivo aliento: es de “quien talarla pretende”; “aliento” en el sentido de “vigor del ánimo, esfuerzo, valor” (Aut., s.v. “Aliento”). El que lo doma es, obviamente, Nolasco. 116. la racional paloma: aquí, es san Pedro Nolasco. Paloma, porque él también simboliza el triunfo de la paz, pero racional, porque es hombre, no ave. 117. El pastor de Admeto: es decir, Apolo; véase nota al rey Admeto en la introducción del certamen. Nolasco “burla del pastor de Admeto” pues es mejor pastor que Apolo.
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sirviendo de sustituto al alado Paracleto.118
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El segundo mes de los antiguos era abril, y así, en segundo lugar sale premiado don Juan Rodríguez de Abril que, con toda suavidad y dulzura de conceptos y palabras, sin dormirse en la obligación de poeta, cantó de nuestro glorioso padre dormido debajo de la misteriosa oliva. Dásele un cucharón de plata con estas letras: Letra al premio Cucharón de plata fina en premio, señor, os dan, cuando a otros sacarán el que sirve en la cocina.
A la persona Porque con pluma sutil en Nolasco hacéis empleo, os llama el sacro museo el florido mes de abril.
Décimas119 Pedro, a quien ya el mundo llama divino honrador de Dios, muchas gracias hay en vos, pues Dios os busca y os llama. Envidia a la misma fama y a los cielos estáis dando, Nolasco divino, cuando todos están conociendo que merecistes, durmiendo, más que los otros velando.120 El cielo astuto y sagaz buscó a vuestra valentía por terror de la herejía y símbolo de la paz. Blanca paloma, y audaz, le dio a Noé con su vuelo
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118. “Paracleto o Paráclito. Nombre que se da al Espíritu Santo, enviado para consolador de los fieles y abogado suyo. Es voz griega, que significa abogado” (Aut., s.v. “Paracleto”). 119. Las décimas de Rodríguez de Abril están enumeradas; he suprimido los números arriba. 120. merecistes... los otros velando: véanse también las décimas de Pedro Marmolejo: “que ha de ver él más durmiendo / que muchos doctos velando” (f. 13r).
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noticia de que halló suelo con hojas de olivas francas, y a vos dos palomas blancas os dan noticia del cielo.121 Que los que os vienen a ver son Pedro y Pablo, en luciente visión, piadosamente lo debe el mundo creer, que como os han menester para poder sustentar la oliva que os veis mostrar, coronada de esmeraldas, de vuestros hombros y espaldas sólo la quieren fïar. Demás que, como sois piedra para los tiempos futuros, estos dos valientes muros han menester vuestra yedra. Junto al bueno el bueno medra, y de vos tal virtud sé que os buscan, como se ve, del cielo aquestos dos ejes para destrucción de herejes y columna de la fe. Los etíopes, de quien122 la oliva estáis defendiendo, por los herejes entiendo que os temen, y os temen bien: porque, como padre os ven, de tanto y tal mercenario123
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121. Aquí, las blancas palomas son los dos protectores de la oliva, san Pedro y san Pablo según la especificación en el cartel. En esta décima de Rodríguez de Abril de nuevo está la referencia al diluvio universal. 122. los etíopes, de quien... Como ya mencionamos, no era inusual en la época que quien tuviera antecedente plural; véase nota a quien en el f. 2r del manuscrito. 123. Como hemos comentando, “mercenario” en este certamen (y en otras fuentes) es sinónimo de “mercedario”; véase el apunte al respecto en el Capítulo III de la primera parte del estudio preliminar.
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el demonio temerario siempre ha de huir la ocasión por ser vuestra religión de la fe insigne sagrario. Dormid, Pedro, pues gustáis durmiendo estos regocijos, que ya tenéis muchos hijos que velen mientras durmáis. Dormid, pues; que descansáis en dulce y eterno sueño, porque con tal desempeño distes esta religión a Dios, de quien124 sois patrón, fundador, amparo y dueño.
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En tercero lugar salen premiadas unas décimas bien pensadas por el padre fray Miguel de Linares, de la Orden de Nuestro Padre Santo Domingo. Dásele el pomo de plata prometido, en que guarde sus delicados conceptos que son como agua de olor, orlado con esta letra: [Letra] Pomo de plata acendrada os cupo; habedlo a favor, que un golpe fuera peor con el pomo de una espada.125 Décimas La paloma trae la oliva126 al arca, que paz espera; 124. El antecedente de quien es esta religión. Véase Keniston, op. cit., pp. 170-171, y la nota a quien al final del f. 2r en esta edición. 125. Aquí hay una dilogía: pomo como vaso (“Se llama también el vaso de vidrio de hechura de una manzana, que sirve para tener y conservar los licores o confecciones olorosas”, aunque en este caso, el pomo no es de vidrio) y como parte de la espada (“Se llama asimismo el extremo de la guarnición de la espada, que está encima del puño, y sirve de tenerla unida y firme con la hoja”) (Aut., s.v. “Pomo”). 126. La paloma trae la oliva: como mencionamos también en nuestro estudio preliminar, el verso es hipermétrico; tal vez la intención, con licencia poética, era que se pronunciara trae como una sola sílaba.
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luego la paz verdadera en este símbolo estriba. Si es así, la fama viva de Nolasco el excelente, a quien por rico presente le dan apóstoles dos oliva en nombre de Dios para que la paz sustente. De esmeraldas coronada esta oliva se le dio, pero Nolasco la vio de negra gente cercada: Oh, iglesia por Dios fundada, ¿quién hay que te comprenda? Pero la visión se entienda, y el enemigo no espere morderla mientras viviere Nolasco que la defienda. Y aun cuando partió a su esfera, el santo dejó en abrigo lirios que cerquen el trigo127 de aquella divina era, por que, cuando se ofreciera, fuera aquesta religión en la iglesia otro Sansón128,
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127. lirios que cerquen el trigo: cf. Cantar de los Cantares 7:3: “[...] Tu vientre, acervo de trigo, rodeado de azucenas”. 128. en la iglesia otro Sansón: Cristóbal Bernardo de la Plaza, el ganador del quinto lugar en nuestro concurso de epigramas, también se valió de la historia bíblica de hallazgo de Sansón del panal con miel en el cadáver del león para establecer la comparación entre Nolasco y Sansón. Aquí, mi interpretación del concepto de “otro Sansón, no para morir con ellos, sino con paz atraellos a la verdadera unión” se relaciona con la muerte de Sansón y de los filisteos, provocada intencionalmente por él; se narra en Jueces 16:29-30: “Sansón se agarró a las dos columnas centrales, que sostenían la casa; y haciendo fuerza sobre ellas, sobre la una con la mano derecha, sobre la otra con la mano izquierda, dijo: ‘¡Muera yo con los filisteos!’. Tan fuertemente sacudió las columnas, que la casa se hundió sobre los príncipes de los filisteos y sobre todo el pueblo que allí estaba, siendo los muertos que hizo al morir más que los que había hecho en vida”. A diferencia de Sansón, Nolasco no propone matar a ni morir con sus agresores, sino redimirlos espiritualmente.
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no para morir con ellos, sino con paz atraellos a la verdadera unión. Tejed, Nolasco, guirnaldas con la oliva que gozáis, pues vuestros hijos dejáis coronados de esmeraldas. Que la Virgen en sus faldas (para que el mundo se asome y eternicéis vuestro nombre) lleva tan dichoso fruto al cielo, como tributo de paz entre Dios y el hombre. Que sois poderoso vos, como se ha echado de ver, Nolasco, para hacer paz entre el hombre y [Dios].129 En paz ponéis a los dos, y así, vuestra oliva bella no habrá quien pueda ofendella, pues los mismos enemigos de la iglesia son testigos por Dios, por vos y por ella.130
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129. paz entre el hombre y [Dios]: aquí el verso queda incompleto en el manuscrito así como éste ha llegado a nuestros días, pues la “y” es la última letra de este renglón en la hoja. No obstante, el propio Alavés nos permite reconstruirlo a partir del verso como había quedado antes de ser corregido. El verso antes se leía “paz entre Dios y el hombre”, pero “Dios y él” está tachado; se habrá tratado de una simple equivocación, pues la última palabra de este verso tiene que hacer rima con “vos” y con “dos”, por lo que el verso forzosamente tiene que terminar en “Dios” y no en “hombre”. 130. por Dios, por vos y por ella: se trata de una frase hecha —“por Dios, por vos y por mí”— modificada para los fines del sentido y de la rima de la décima. Véase, por ejemplo, la segunda jornada de Lo que no es casarse a gusto de Antonio Mira de Amescua (1574-1644): “[Enrique: ...] Después que la recibí / por mi esposa debo amarla, / honrarla siempre, estimarla, / por Dios, por vos y por mí” (ed. Carmen C. López Carmona, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2014, [consultado el 2 de diciembre de 2017]).
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Mercurio sabio y discreto,131 que en tus nupcias embajadas132 dejabas paces fundadas de los gentiles objeto. Mira este varón perfecto que con paz funda a María una santa compañía, dando a los perdidos luz, que, aunque no es la de Jesús, no de su luz se desvía.
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El cuarto lugar de este certamen se le señala cuarto y camarín en que descanse al licenciado Lorenzo Ortiz, presbítero, que con unas conceptuosas décimas le mereció. Dásele una vitela de 11[r] san Joseph en carey, guarnecida de oro. Letra En las musas echáis censo, que os rinda suma riqueza: confieso que en la agudeza no me parecéis lorenzo.133 Décimas Después que Apollo celoso se arrojó al mar134 en sus coches 131. Aquí la comparación entre Mercurio y Nolasco se basa en sus respectivos papeles como mensajeros (Mercurio, entre los dioses; Nolasco, del mensaje de Dios; véase “nupcias embajadas” en el siguiente verso). 132. nupcias embajadas: puede tratarse de un error de Alavés o de una curiosa propuesta ortográfica del latinismo nuncio como adjetivo (nuntius, -a, -um: que anuncia o avisa). Para mí, el sentido podría ser nuntias embajadas, por sí extraño, ‘mensajes que anuncian o que avisan’. 133. No me parecéis lorenzo: me atrevo a interpretarlo según el uso coloquial moderno de “lorenzo” como “loco”; no he hallado testimonio de su uso en la época, pero tampoco se puede descartar la posibilidad de que se trate de una expresión con cierta tradición. El juego de palabras, claro está, es por el nombre del ganador de este cuarto lugar. 134. La imagen de Apolo arrojándose al mar es símbolo de la puesta del sol; véase Góngora, Soledad primera: “En tanto pues que el palio neutro pende / y la carroza de la luz desciende / a templarse en las ondas [...]” (vv. 1065-1067).
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desabotonando broches del octavo luminoso,135 Nolasco en breve reposo pagaba al sueño tributo y Mercurio, sustituto,136 aquella noche del día mandó que por alegría se quitase el cielo el luto. Recogió su negro manto y a la hora de maitines uno de tres serafines comenzaba a cantar santo cuando, aprobando su canto, otro de la alada esfera, para mostrarnos quién era, entonó: Nolasco es, que si se cantara a tres, aquese sancto Dios fuera. Bajan de etéreas regiones con júbilos singulares los apóstoles a pares,137 los ángeles a millones. Dan por timbre a sus blasones un favor extraordinario: que Pedro138 es tan necesario a la iglesia que conviene que, ya que Cristo no viene, le visite su vicario. Una oliva hermosa y bella le muestran que ha de guardar, porque la quiere talar el dragón que cayó estrella.139
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135. octavo luminoso: es decir, el octavo cielo, el de las estrellas fijas en la cosmografía geocéntrica. 136. Mercurio, sustituto: otra vez, en su papel de mensajero. 137. apóstoles a pares: de nuevo, la referencia es a san Pedro y san Pablo. 138. Pedro: aquí, Nolasco, no apóstol. 139. el dragón que cayó estrella: es decir, Satanás; véase Lucas 10:18.
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Que mire siempre por ella el cielo le da a entender y, para poderlo hacer en gloriosa competencia, Pablo le ofrece la ciencia, Pedro le da su poder. Jeroglífico es la oliva de amor que en impíreo coro es de Dios mayor tesoro, pues mandarle que reciba a Nolasco, con fe viva,140 una oliva y la defienda es para que el mundo entienda que, si su hacienda es amor, lo ama tanto que señor le hará de toda su hacienda. Nolasco, mucho se fía de vos, y mucho subís, y todo, si lo advertís, vino en un Ave María: nunca tarda quien confía. Y aunque vuestra heroica historia llegó tarde a la memoria del mundo, no habéis tardado, que, si al fin habéis llegado, al fin se canta la gloria.
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140. reciba / a Nolasco, con fe viva: es raro que en esta décima no se haga la pausa significativa que normalmente se hace después del cuarto verso, para distinguir la décima de dos quintillas unidas. En esta décima, al contrario, hay encabalgamiento entre los vv. 4-5.
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[11v] Bachiller Luis Solano141 Décimas Süavemente rendido, gloriosamente elevado, hermoso sol sepultado en ondas de dulce olvido.142 Del grave peso oprimido evadirse intenta fuerte Nolasco ilustre, que advierte, en su libertad perdida, los engaños de la vida en lisonjas de la muerte. Segundo Jacob dichoso,143 si no penetrar con alas resplandecientes escalas ve en su sueño misterioso; si águila no, que al hermoso sol los primores albores bebe en rayos no menores, Nolasco alcanza despojos que a sus interiores ojos ofrecen sacros favores. Fecunda, hermosa y altiva, hasta el cielo descollada, de esmeraldas coronada, le ofrece el cielo una oliva
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141. Arriba del nombre de Luis Solano, está el de Pedro Marmolejo Machuca, tachado; habrá sido un simple error de Alavés atribuir estas octavas en un principio a Marmolejo, cuyas décimas vienen al final de esta sección. No hay palabras de Alavés sobre Solano aquí, ni hay copla para el premio ni el autor. De hecho, precisamente a partir de este folio y hasta el final de este certamen (f. 13v), Alavés ya no detalla los títulos ni la procedencia del ganador; solo pone su nombre. 142. Véase mi nota al v. 2 de las décimas de Lorenzo Ortiz. 143. Como a Jacob, a Nolasco también se le revela algo en el sueño (a Jacob, la escalera; a Nolasco, la oliva). Véase Génesis 28:12.
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de caridad con fe viva.144 En sus bellísimos rayos admira, del sol, desmayos, de quien pudiera, arrogante, el verano más galante retratar floridos mayos. En la admiración perdidos, Argos bello la memoria, la razón en dulce gloria arriba internos sentidos. De etíopes atrevidos, sombras de su intacta albura, opuesta a tanta hermosura, ve una escuadra que, traidora, de Átropos145 ejecutora, borrar quiere su luz pura.146 Mas el cielo, que anhelantes147 ve de Nolasco cuidados en tal misterio ocupados, le previene dos Atlantes148 que, custodias vigilantes, si de su aflicción consuelo en tanta pena y desvelo, le declaren la soltura:149 vaso el uno de fe pura si el otro piedra del cielo.150
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144. Al igual que en la quinta décima de Lorenzo Ortiz, no se hace la pausa típica después del cuarto verso, sino que hay encabalgamiento. 145. Átropos, una de las tres Parcas, junto con Cloto y Láquesis. 146. Parafraseo los últimos seis versos de la décima para más fácil comprensión: ‘Nolasco ve una escuadra de etíopes atrevidos, que son sombras de la intacta albura o blancura de la oliva; la escuadra se opone a su hermosura tan grande y, como traidora, ejecutora de Átropos, quiere borrar su luz pura’. 147. anhelantes modifica los ‘cuidados de Nolasco, ocupados en tal misterio’. 148. dos Atlantes: la referencia es, de nuevo, a los “varones venerables” que custodian la oliva (san Pablo y san Pedro). 149. le declaran la soltura: por la referencia a los “Atlantes” arriba, podríamos decir que aquí, en otras palabras, le quitan un peso de encima. 150. piedra del cielo: Mateo 16:18: “Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”.
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“Tú —le dicen— que, turbado, Nolasco, la oliva hermosa contemplas, suerte es dichosa que el cielo da a tu cuidado. Si eres Fénix abrasado en tu caridad, atiende jeroglíficos, defiende tu virtud, sé vigilante”. Huyó el sueño, y él, triunfante, el misterio comprehende.
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12[r] Don Antonio de la Tubilla151 y Velasco Décimas Viendo la rama Moisés, antes de que del sueño se alce, manda Dios que se descalce las sandalias de los pies.152 Mas, como zarza no es lo que esa oliva retrata, ni fuego su tersa plata, aunque su luz más me ciegue, permitid Nolasco llegue,
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151. Tubilla: podría haber cierta confusión respecto a la primera letra de este apellido, que podría leerse “Tubilla” o “Jubilla”. Sin embargo, al comparar esta letra mayúscula con las t y las j mayúsculas de Alavés, me parece que se trata de una T, pues es casi idéntica a otras Ts del Libro segundo (véanse, en el manuscrito, las Ts en “tan científico maestro” y “tiene cierta la victoria”, ff. 12v, vv. 18 y 52, respectivamente, de las décimas de Juan de Echavarría), y no se asemeja en nada a la j mayúscula en “Juan de Echavarría”, f. 12r, “Joseph de la Cruz”, f. 27r, o en “Joseph de Céspedes”, f. 35v. 152. Éxodo 3:1-6: “Apacentaba Moisés el ganado de Jetro, su suegro, sacerdote de Madián. Llevolo más allá del desierto; y llegado al monte de Dios, Horeb, se le apareció el ángel de Yahvé en llama de fuego, de en medio de una zarza. Veía Moisés que la zarza ardía y no se consumía, y se dijo: ‘Voy a ver qué gran visión es esta, y por qué no se consume la zarza’. Vio Yahvé que se acercaba para mirar, y Dios le llamó de en medio de la zarza: ‘¡Moisés!’. Él respondió: ‘Heme aquí’. Dios le dijo: ‘No te acerques. Quita las sandalias de tus pies, que el lugar en el que estás es tierra santa’, y añadió: ‘Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob’. Moisés se cubrió el rostro, pues temía mirar a Dios”.
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ya que el temor me recata. Dormid, pues, y no temáis de esos inhumanos brazos que el tronco hagan pedazos de la oliva que guardáis. Contra el infierno os armáis, que a vuestra virtud se arredra, porque en Pedro y Pablo medra vuestro honor: virtud doblada en Pablo, una ardiente espada, y en Pedro, una amante piedra. Mas parece sin razón hacer a la oliva muro contra un escuadrón tan duro de un tan tierno corazón. Pero, al fin, consejos son en que el mismo Dios procura que, en cualquier humana cura, el que es superior entienda que es bien de la oliva aprenda a no perder su blandura. No tema el suelo segundo diluvio en tanto recelo, aunque suba el agua al cielo y se anegue todo el mundo:153 que aunque en un mar tan profundo la nave154 excelsa de Roma pocas veces puerto toma, al cielo más presto arriba viéndoos con ramo de oliva, Nolasco, blanca paloma. Entre Elías y Moisén Cristo se transfiguró;155 Nolasco, aquí, os veo yo
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153. suba al agua... todo el mundo: otra referencia al diluvio universal. 154. nave: dilogía: nave como barco y como iglesia. 155. Elías y Moisén: respecto a la presencia de Elías y Moisés en la transfiguración de Cristo, véase san Lucas 9:30.
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transfigurado también: en Pedro y Pablo se ven Moisén y Elías; retrete156 fue el Tabor157 de tal banquete;158 Cristo y vos de un resplandor: Cristo, sol en el Tabor; vos, sol en el Olivete.159 Abrazad aquesa oliva, pues a otra oliva abrazado el cuerpo dejó clavado160
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156. “cuarto pequeño en la casa o habitación, destinado para retirarse” (Aut., s.v., “Retrete”) 157. Tabor: el monte Tabor, donde se transfiguró Jesucristo. 158. banquete: es decir, la eucaristía o la comunión, aquí obviamente relacionada con la transfiguración de Cristo. 159. Olivete: El monte Olivete, en Valencia. En su Guía urbana de Valencia antigua y moderna, t. 1. (Valencia, José Rius, 1876, pp. 288-289), el marqués de Cruilles detalla la siguiente tradición: “un vecino de Ruzafa, Pedro Aleixandre, tras ser derrotado en el ejército de cruzados en el que militaba por tierras de Palestina, cayó prisionero permaneciendo en esclavitud de los musulmanes. Logró escapar Aleixandre y en la huida, a través de caminos tan lejanos de su patria, llegó extenuado hasta un olivo, bajo el cual descansó, aclamándose a la protección de la santísima Virgen, mereciendo el que se le apareciese una imagen de Nuestra Señora sobre dicho olivo. Quedose dormido, y al despertar del siguiente día descubrió con inmensa alegría y sorpresa que se hallaba en las huertas de su Ruzafa, junto al olivo sobre el cual estaba el cuadro de la Virgen que se le había aparecido milagrosamente. [...] Esparciose luego en Ruzafa la noticia de esta aparición, y las autoridades, clero y millares de personas dispusieron la traslación de la imagen al pueblo, en cuya iglesia parroquial, por ocho días consecutivos, se festejó y obsequió a la Virgen con invocación de Monte Olivete. Pasado este tiempo [...] tornóse la santa imagen a buscar su nicho en el olivo, por donde convinieron todos en que allí en el mismo punto del hallazgo era donde debía venerarse [...]” (Juan-Luis Corbín Ferer, “Capítulo II: Monteolivete o Mont Olivet”, Ruzafa: La bien plantada, 3ª edición, Valencia, Federico Doménech, 1995, pp. 36-40; 57-59). 160. a otra oliva... dejó clavado: Según algunas tradiciones, una de las maderas de las que estaba hecha la cruz en la que se crucificó a Cristo era de olivo. Cf. la introducción al Certamen primero, §8, del Triunfo parténico de Sigüenza y Góngora, en el que hace referencia, por un lado, a “los dos planteles de olivo y palma que desgajó Latona cuando se dio al sol por patria” y por otro, a “aquellos saludables ramos de palma y oliva de que se fabricó la cruz en que Cristo Señor Nuestro consumó los méritos de su pasión” (Carlos de Sigüenza y Góngora, Triunfo parténico, ed. Martha Lilia Tenorio, en proceso, s. p.). Tenorio anota al respecto que “El hallazgo de Sigüenza es ligar la palma y el olivo [del mito de Latona] con la madera de que se hizo la cruz de Cristo. Sobre el asunto hay varias versiones: san Beda el Venerable decía que la cruz estaba hecha de maderas de ciprés, cedro, pino y olivo. Justo Lipsio dice que era todo de roble, abundante en
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un redentor que cautiva.161 No hayáis miedo que os reciba, aunque redentor seáis como al que tanto imitáis, pues, encontrada la suerte en los brazos de la muerte, la vida, Nolasco, halláis.
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Fray Juan de Echavarría, franciscano Décimas Figurada en una oliva la iglesia os entriega Dios; de esta oliva planta en vos porque vos sois piedra viva. La corona que está arriba de esmeraldas nos da muestra que, si acaso en la palestra probaréis bien el acero cual legítimo guerrero, la corona será vuestra. Aunque dormido, advertís lo que se os ha encomendado, y por tener buen dechado a Pedro y Pablo seguís. Con tal santidad regís el escuadrón que formáis, y el rebaño alimentáis: tan científico maestro en regir y enseñar diestro, que a Pedro y Pablo igualáis.162
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Palestina y fuerte. Otra tradición dice que el madero principal era de cedro, el transversal de ciprés, el pedazo de la inscripción de olivo y el reposapiés de palma” (ibid., s.p.). 161. un redentor que cautiva: aquí hay un juego de palabras: Nolasco es redentor de cautivos, Cristo, el redentor que cautiva (véase Efesios 4:7-8: “cada uno de nosotros ha sido dada la gracia en la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a las alturas, llevó cautiva la cautividad, repartió dones a los hombres”). 162. igualáis: escrito en el margen con dos ys; aquí en el verso con is. En éste, se trata de una corrección posterior, seguramente de la mano de Álvarez.
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Al contrario os ofrecéis con tan admirable modo que, por ser contrario en todo blanca divisa escogéis.163 A Cristo imitar queréis con afectos compasivos en los ejemplos más vivos, pues para cobrar renombre al escuadrón dais por nombre la redención de cautivos. A ley de buen caballero con las armas en la mano al campo salís ufano contra el enemigo fiero. Acometéis el primero y, con valor sin segundo al enemigo del mundo sin poderse defender, Nolasco, dais a entender que sois redentor segundo.164 Prevalecer entendió el etíope malvado, pero quedó amedrentado cuando tan fuerte os halló. Aunque la sangre os costó, cobarde nunca os mostráis y, aunque muerto, nos dejáis favorecida la iglesia, y tanto, que ella se precia de que vos merced165 le hagáis. Vuestro admirable escuadrón tiene cierta la victoria, que basta a darle la gloria tal capitán, tal patrón;
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163. blanca divisa: referencia al hábito blanco que usaban los mercedarios. 164. redentor segundo: es decir, segundo después de Cristo. 165. de que vos merced le hagáis: se juega aquí con el término merced, el nombre de la orden fundada por san Pedro Nolasco.
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no me mueve la afición en alabaros, mas digo, a pesar del enemigo, que la iglesia en su trofeo a medida del deseo, halló patrón, halló amigo.
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Antonio Álvarez de Ocampo Décimas Lisonjero, le convida (si bien a prisión no leve) a Nolasco un dulce, un breve paréntesis de la vida166 a lo natural rendida,167 su fatiga lo más fuerte, con lo sabroso divierte, y el tiempo que el vivir deja, confusamente bosqueja imágenes de la muerte. Venciole el sueño, ya dueño de la humana suspensión; maravillosa visión le debió Nolasco al sueño, prodigio fue no pequeño, a pesar de los enojos del sueño, a quien dio despojos Pedro, el ver que distinguía el alma con tanto día, con tanta noche los ojos. Presentósele excesiva en la abundancia del fruto (humillándose al tributo)
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166. la prisión no leve y el paréntesis de la vida son el sueño. 167. la que está rendida es la vida; el sueño es el tributo que se paga por estar uno vivo. Véase Primero sueño de sor Juana: “[...] yacía el vulgo bruto, / a la Naturaleza / el de su potestad pagando impuesto, / universal tributo” (vv. 107-110).
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verde, dilatada oliva, cuya lozanía altiva, despreciadora del suelo, con más gallardo desvelo (sirviéndole por guirnaldas ya corona de esmeraldas) arrogante anhela al cielo. Hijos de la noche obscura con sacrílegos intentos impedir sus crecimientos pretenden, en su hermosura. A la frondosa verdura membrudos ébanos feos buscan con torpes deseos fatal duro precipicio cuyo verde desperdicio sea lisonja a sus trofeos. Mas la ancianidad nevada de dos hombres, que se atreve el tiempo a cuajar de nieve,168 mal de sus dedos peinada, a Nolasco encomendada se la dejan, cuyo celo repita amante desvelo, porque en su vivo cuidado estará mejor guardado árbol que da fruto al cielo. Amonéstanle su guarda, y Nolasco, en fuego ardiente, para defender valiente previene opinión gallarda: no el peligro le acobarda, porque en tan gloriosa acción los riesgos blasones son,
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168. De nuevo, son los protectores de la oliva; en Estrada y Medinilla, “cometas de nieve”, en Rodríguez de Abril, palomas. Véase mi nota al v. 14 de las décimas de Estrada y Medinilla.
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y de la planta la vida nunca más bien defendida que cuando en su protección.
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Pedro Marmolejo Machuca Décimas Blanda quietud, dulce sueño prende de Pedro el cuidado, si quien vive enamorado es de sus sentidos dueño. Mas, por tiempo tan pequeño, se verá el sueño triunfado del que vive vigilado; que estoy en su amor leyendo que ha de ver él más durmiendo que muchos doctos velando.169 Y así, Pedro, cuando encuentro que dormís, llego a inferir que no es aqueso dormir, sino mirar hacia dentro, pues en su profundo centro tanto llega a conocer Dios de vuestro proceder, que pone su honor en vos: que aun durmiendo sabe Dios que lo habéis de defender. Así, Pedro y Pablo os dan que defendáis valeroso el símbolo misterioso que en Dios adorando están: una oliva, adonde van las hojas desde su falda tejiendo verde guirnalda,
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169. ha de ver él... muchos doctos velando: véanse también las décimas de Juan Rodríguez de Abril: “que merecistes [Nolasco], durmiendo, / más que los otros velando” (f. 9v).
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que, descollada y gentil, cada rama es un abril, cada fruto, una esmeralda. Y os hallan tan importante que, en la empresa que sois dueño, fían más en vuestro sueño que en su cuchillo y montante. Más fuerza de amor constante Dios con Nolasco ha tenido, pues siendo en sí tan cumplido, se descuida, poderoso, general tan cuidadoso de capitán tan dormido. Fiero ejército que encierra furia horrible del infierno a la planta en verdor tierno quiere profanar por tierra. Colérico, embiste y cierra, haciendo animoso alarde del fuego en que vive y arde. Mas, poco valor promete: que si a un dormido acomete indicios da de cobarde. Y así, en una lid tan cierta, que no durmáis os conviene: que quien enemigos tiene importa que viva alerta. Mas, cuando acaso os pervierta170 su furia, que oculta y tapa la virtud que se le escapa: ¿en qué os puede combatir? Que sois tan diestro en reñir: que nadie os quite la capa.
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170. Simplemente en el sentido de turbar o perturbar (Aut., s.v. “Pervertir”), no en el de viciar ni corromper.
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Tercer certamen En el tercer certamen, Venus, estrella rozagante, pidió un conceptuoso soneto, ponderando aquel favor extraordinario que hizo la Virgen Santísima a nuestro bendito padre cuando asistió por él en los maitines en el coro de Barcelona, como más largo se refiere en la proposición del certamen. En este género de composición se le da debidísimamente el primer premio a un elegante, claro, comprehensivo soneto con que respondió a lo propuesto en el certamen Luis Suárez, nuevo Apeles171 mexicano, a quien se debe singular alabanza y particular elogio en esta ocasión festiva por haber pintado con tanto primor, destreza y diligencia los cuadros vistosísimos de los santos y varones ilustres de la Orden, que fue el mayor y más considerable adorno de ella. Dásele la papelina172 14[r] de plata que en él se señaló. Letra al premio Porque la musa divina coronada de laureles mostró bastantes papeles, le dan esa papelina. A la persona Con vitorioso laurel Porque a los frailes amáis, vuestra frente es coronada os premian con tanto honor porque tenéis tan delgada yo sé les tenéis amor la pluma como el pincel. y por esto los flecháis.173 Soneto En una noche que obscurece al día en círculos de luz y líneas de oro, a iluminar de Barcelona el coro baja del cielo la imperial María. 171. Apeles: pintor muy celebrado de la Grecia antigua. Hay grandes elogios de su persona y su obra, por ejemplo, en Plinio el Viejo, Historia natural, libros I y VII. 172. “especie de vaso, estrecho por el pie y ancho por la boca” (Aut., s.v. “Papelina”). 173. Obvia referencia a Cupido en relación con un juego “asociativo”: pluma-flecha.
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Cercada de la trina jerarquía llega imperante en el noveno coro,174 y guardando a Nolasco su decoro entona con celeste melodía. Por soberbio, Señora, y entonado tuviera yo al poeta, aunque sea Apolo, que añada a vuestros puntos sólo un punto;175 donde María, en coro concertado, entonó el canto llano, por ser solo: sólo Dios puede echar el contrapunto.176
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El segundo premio conquistó con un maravilloso soneto el padre fray Juan de Echavarría de la Orden de San Francisco. Dánsele dos escudillas177 de plata grabadas, sin más gravamen que llevárselas en la manga. Letra El sacro museo, grato, dos escudillas os larga, y con veras os encarga que no las uséis sin plato.
[14v] Soneto Mediaba el curso la triforme hermana
174. el noveno coro: en la angelología cristiana, la tradición que se desarrolla a partir de La jerarquía celeste de Pseudo Dionisio Areopagita, consiste en que hay nueve coros de ángeles organizados en tres jerarquías. El noveno coro es el último de la tercera jerarquía y está constituido por los ángeles (a saber, la primera jerarquía consiste de serafines, querubines y tronos; la segunda, de dominaciones, virtudes y potestades; la tercera, de principados, arcángeles y ángeles). 175. Se juega con la palabra en su sentido matemático (“El ente cuantitativo más pequeño que se puede considerar”) y musical (“En los instrumentos músicos es el tono determinado de consonancia, para que estén acordes”) (Aut., s.v. “Punto”). 176. “Es una concordancia harmoniosa, de voces contrapuestas: esto es, el debido uso (según [el] arte [de la música]) de especies consonantes” (Aut., s.v. “Contrapunto”). 177. escudilla: “Vaso redondo y cóncavo que comúnmente se usa para servir en ella el caldo y las sopas” (Aut., s.v. “Escudilla”).
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de Cintio, no en la barca de Aqueronte,178 no con arco y aljaba por el monte, sí atalayando a su pastor, Dïana,179 cuando María, luna soberana, por que su Endimión180 no se remonte de vuestro coro, Pedro, y su horizonte, la noche ilustra celestial mañana.181 Aquí veréis la matutina estrella, sin que la niebla su esplendor esconda, dándoos, a media noche, buenos días. Gozad vos el favor, que en vos y en ella, viendo que una mujer la puerta os ronda,182 la novedad admiro de Isaías.183
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178. barca de Aqueronte: en la Odisea, el Aqueronte es un río del infierno; el encargado de conducir las almas de un lado al otro del río es Caronte (Grimal, op. cit. s.vv. “Aqueronte; Caronte”). Se lee claramente “la barca de Aqueronte”, no “de Caronte” ni “del Aqueronte”; puede quizá tratarse de una confusión entre el río y el barquero. 179. El sentido del cuarteto es: ‘la luna (triforme hermana de Cintio: Diana) mediaba el curso, no en la barca de Caronte, ni tampoco con arco y aljaba por el monte (como Diana cazadora), sino atalayando a su pastor (Endimión). Tenorio comenta el gongorismo en este cuarteto: “Notemos el circunloquio para nombrar a Diana (que, además, está por la luna): “la triforme hermana de Cintio” (y, aquí mismo, Apolo, aludido por uno de sus sobrenombres), todo junto conformando una perífrasis temporal o astronómica (que María Rosa Lida llama atinadamente “acertijo mitológico”), y la fórmula si/no” (Tenorio, Gongorismo, p. 48). Cf. también el romance decasílabo de sor Juana, núm. 61, v. 9, “Hécate, no triforme, más llena” (I. Lírica personal, ed., introd. y notas A. Alatorre, Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica, 2009, p. 242). 180. Endimión: el joven pastor del que se enamora la Luna y al que toma como amante; se dice que la pareja engendró 50 hijas. También importante para entender la conexión de esta figura con la referencia al favor que le hace María a Nolasco es la leyenda en la que la Luna le pide a Zeus concederle un deseo a Endimión: éste pide dormir un sueño eterno; en los vv. arriba, “su Endimión” es el campanero que se ha quedado dormido. (cf. Grimal, op. cit., s.vv. “Endimión; Selene”). 181. cuando María... celestial mañana: la lectura que propongo del cuarteto es la siguiente: ‘cuando María, luna soberana, para que su Endimión (el campanero dormido: véase nota anterior) no se remonte de tu coro, Pedro, y de su horizonte (el de María), ilustra la noche cual celestial mañana’. 182. la puerta os ronda: tanto Echavarría como Villalobos (f. 15v) hacen mención de la imagen de María rondando las puertas del convento. 183. la novedad admiro de Isaías: por lo que parece ser una corrección de Álvarez, la segunda letra de la palabra que comienza con a y termina con miro es de muy difícil lectura, y me es imposible leer claramente una d después de la a, por su forma y su falta de parecido con las ds de Alavés. Sin embargo, estoy de acuerdo con la propuesta de
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El tercero adquirió para sí Luis Lagarto, que le pescó en el mar turbulento de tantos pretendientes con el agudo anzuelo de un soneto elegante. Dánsele cuatro cucharas de plata. Letra al premio Las musas menos avaras con vos usan de franqueza,184 pues os hacen en su mesa tenedor185 de seis cucharas.
Letra a la persona Pues con tan gallardo estilo el premio engullido habéis, no ya lagarto os llaméis, sino también cocodrilo.
Soneto Deest.186
15[r] El cuarto premio mereció un claro y dilúcido187 soneto de Manuel de Olmedo, que en premio se llevará a su casa una vitela de Santa Teresa en carey o concha, sin perlas, plata ni oro, porque robó el que tenía la orden; se lo llevó a la suya con la venta de los premios que salieron de su platería.188
lectura de Tenorio: admiro. Ella anota al respecto: “La novedad en el sentido de noticia, pues es Isaías quien profetiza la maternidad virginal de María (7,14)” (Tenorio, Poesía, p. 365). 184. “Vale también liberalidad, generosidad, bizarría y largueza” (Aut., s.v. “Franqueza”). 185. Se juega con el término del utensilio de cocina y un sustantivo formado de tener: tenedor es el que tiene. 186. Deest: no está el soneto de Luis Lagarto; el resto del folio está en blanco. 187. “lúcido, por despejado” (Vicente Salvá, Nuevo diccionario de la lengua castellana, que comprende la última edición íntegra, muy rectificada y mejorada del publicado por la Academia Española, y unas veinte y seis mil voces, acepciones, frases y locuciones, entre ellas muchas americanas [...], Paris, Librería de Vicente Salvá, 1846, s.v. “Dilúcido”). 188. La lectura de la palabra entre porque y el es difícil, pero me parece que dice robó, lo cual tiene sentido: el que tenía la orden de adornar la vitela con perlas, plata y/o oro robó el material de adorno y se lo llevó a su casa (la referencia a la casa está arriba: Manuel de Olmedo lleva “a su casa”...), junto con la venta de los premios que salieron de su platería.
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Letra De vuestro soneto puedo afirmar, y con rigor, que es en belleza una flor. ¿Y qué flor? La flor de Olmedo.189 Soneto Durmiose el campanero de maitines del Convento Real de Barcelona de la Merced, que redención blasona en viva caridad de serafines. ¡Oh, providencia de inefables fines! Cuál ángel la matraca no perdona,190 cuál la campana, cuál órgano, entona: ¡la falta, en fin, remedian querubines!191 ¿Esto no es mucho? ¿Que de Dios la madre al coro asiste, de Nolasco al lado, y el oficio comienza, hebdomadaria?192 ¿Qué es esto, venerable y santo padre?
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189. Referencia a la canción tradicional en la que se basa, por ejemplo, El caballero de Olmedo de Lope de Vega: “Que de noche le mataron / al caballero, / la gala de Medina, / la flor de Olmedo”. Véase Fundación Ignacio Larramendi (s. f.), Marcelino Menéndez Pelayo, Estudios sobre el teatro de Lope de Vega, en Menéndez Pelayo digital: obras completas, epistolario y bibliografía, Madrid, Fundación MAPFRE, 2009, p. 56, [consultado el 15 de septiembre de 2016]). 190. En el siguiente sentido: “Significa asimismo exceptuar a alguno en lo que se ejecuta o debía ser comprehendido, o dejar de hacer alguna cosa que se debía hacer” (Aut., s.v. “Perdonar”). 191. Entiendo de la siguiente manera los vv. 6-9: como el campanero se quedó dormido, los ángeles se responsabilizan de que no suspenda la misa: ‘un ángel no perdona la matraca (es decir, la toca), otro la campana, otro el órgano entona: en fin, los querubines remedian la falta’, es decir, la ausencia del campanero dormido. 192. Concuerdo con Tenorio en que hebdomadaria está en femenino porque se refiere a María. “lo mismo que semanero en las comunidades eclesiásticas” (Aut., s.v. “Hebdomadario”). Y por “semanero” debe entenderse “la persona que está ejerciendo algún empleo por el término de una semana, en que entra por turno” (Aut., s.v. “Semanero”). Es decir: María entra como en turno a comenzar el oficio: “se llama el rezo que tienen obligación a decir todos los días los eclesiásticos, en el Coro u otra parte, compuesto de maitines, laudes, prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas” (Aut., s.v. “Oficio”).
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Vos sois de María prebendado,193 o ella debe de ser vuestra vicaria. En este certamen sacaron primorosos sonetos Andrés Lagarto, el padre fray Francisco de Villalobos, Gil González de Linares,194 Diego de Ortega y otros muchos, cuyas composiciones se pondrán aquí, aunque [15v] allí no se leyeron por la brevedad del tiempo. Andrés Lagarto Soneto De los tachones ricos de diamante que ostenta de zafir el pavimento (cuando, antípoda, el claro movimiento del sol ausenta rayo fulminante),195 suspenso el aire en voz dulcisonante, cantando a coros, solfeando el viento espíritus del alto firmamento, baja la Virgen, de Nolasco amante. Infúndele de amor el mayor punto, si impedido del coro yace ausente, y en maitines por él entona el canto. Por llevar mejor el contrapunto su asiento ocupa, como presidente: que tal es de María el amor santo.
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Fray Francisco de Villalobos Soneto Cuando la noche, a sombras de su manto, dulce letargo vierte en los mortales y, en sueño sepultados, si vitales 193. “dignidad, canónigo o racionero de las iglesias, catedrales y colegiales” (Aut., s.v. “Prebendado”). 194. Gil González de Linares: de los cuatro autores mencionados aquí, González de Linares es el único cuyo soneto no se reproduce abajo. 195. cuando... fulminante: es decir, ‘cuando el claro movimiento del sol, cual antípoda, ausenta el rayo fulminante (del mismo sol)’.
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retratos da a la muerte con su canto,196 deshecho, Pedro, vos en tierno llanto, asalta nueva luz vuestros umbrales, si a coros los Orfeos197 celestiales llevan el contrapunto a vuestro canto. Cesen ya los suspiros, y responda, Pedro, al favor de la divina Reina, amor vertido en perlas de alegría: que si María vuestras puertas ronda, vuestra noche, que rizos de oro peina, luces puede prestar al claro día.
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16[r] Diego de Ortega Soneto La madre santa que, de gloria llena, a Nolasco corona de favores, del cielo baja, rica de esplendores para darle a su amado noche buena. Dulces maitines regentar198 ordena María, entre querubes ruiseñores; Barcelona es capaz de tales flores,199
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196. Como ya hemos mencionado, referirse al sueño como un estado similar al de la muerte, pero en vida (“y en sueño sepultados, si vitales” (v. 3 arriba), es un concepto poético común. Víctor García Ruiz comenta el uso del tropo en un discurso en voz de la muerte en Triunfar muriendo de Calderón de la Barca (vv. 805-842), y nos recuerda que el concepto está en los Amores de Ovidio (2, 9, 41: “Stulte, quid est somnus gelidae nisi mortis imago?”). Véase Pedro Calderón de la Barca, La segunda esposa y Triunfar muriendo, ed. Víctor García Ruiz, Kassel, Reichenberger, 1992, p. 129. 197. Aquí, como en muchos poemas del certamen, la referencia es a sus habilidades musicales: “Orfeo es el cantor por excelencia, el músico y el poeta” (Grimal, op. cit., s.v. “Orfeo”). 198. “por extensión vale ejercer algún empleo, afectando superioridad o magisterio en él” (Aut., s.v. “Regentear”). 199. capaz de tantas flores: es decir, tiene capacidad para tantas flores. “Lo que tiene en sí capacidad o ámbito suficiente para comprender o contener en sí otra cosa, como el vaso” (Aut., s.v. “Capaz”). Cf. Góngora, Polifemo, vv. 73-74: “Cercado es, cuanto más capaz más lleno, / de la fruta, el zurrón, casi abortada”.
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selva donde Nolasco es filomena.200 Por Nolasco en el coro presidía la que tiene la luna por chapines,201 haciendo entonces de la noche día. Entonan, pues, alados querubines cantando por la solfa de María en una Ave María los maitines.
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Hay otros 9: del bachiller don Pedro de Vega, Antilano, fray Miguel de Linares, Francisco Bramón, Joan Ambrosio de Rojas, Esteban de Santoyo, Francisco de Montoya, Agustín Adorno, Antonio Álvarez de Ocampo. En particular justo, con gran gentileza, donaire y soltura, Hernando Ceballos, vecino de la Ciudad de los Ángeles que, convidado de nuestras musas laguneras, renunció202 los suyos angelicales por servir en algo a nuestro santo. Dije advertidamente con soltura porque, sin atarse al asunto o tema del certamen, corrió libremente por el espacioso campo de las alabanzas de san Pedro Nolasco. Desayúnese ahora con este premio honesto, que después le darán el útil y deleitable.203 Y esto es con condición de que lea su soneto.
200. filomena: el término evoca el mito de las hermanas Filomela y Procne. Tereo fue esposo de la segunda y violó a la primera, de lo cual Procne se vengó al matar y mandar cocer al hijo que había tenido con Tereo, Itis, y dárselo a comer a aquél. Cuando se enteró de que había comido la carne de su propio hijo, Tereo salió a perseguir a Procne y a Filomela; ellas les suplicaron a los dioses que las ayudaran, y ellos las convirtieron en aves: “a Procne, en ruiseñor, y a Filomela, en golondrina”, especifica Grimal. Pero éste también explica por qué filomena/filomela usualmente es referencia para el ruiseñor y no la golondrina: “Existen variantes de esta leyenda. Una de ellas presentaba a Filomena como la esposa de Tereo, con inversión de los papeles de esta y de su hermana. Es la versión adoptada generalmente por los poetas romanos, que consideran a Filomela como el ruiseñor, y a Procne, como la golondrina” (Grimal, op. cit. s.v. “Filomela”). 201. chapín: “Calzado proprio de mujeres sobrepuesto al zapato para levantar el cuerpo del suelo; y por esto el asiento es de corcho, de cuatro dedos o más de alto, en que se asegura al pie con unas corregüelas o cordones” (Aut., s.v. “Chapín”). “La que tiene la luna por chapines” es María; véase Apocalipsis 12: 1-2. 202. Con el sentido transitivo de “renunciar”. “Hacer dejación voluntaria, dimisión o apartamiento de alguna cosa que se tiene, o del derecho y acción que se puede tener. Latín. Renuntiare. Abdicare” (Aut., s.v. “Renunciar”). 203. No se especifica cuál es el premio “útil y deleitable” que luego le darán.
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Soneto estrambotado,204 semifaceto205 Haciendo puntas206 por los aires puros desde el nido al celeste firmamento el águila, con curso y fin violento, cruzar procuró zonas207 y coluros.208 No le empecen hechizos ni conjuros, y en su escarchado y cálido elemento, su religión, que es firme firmamento, rompe, ligera, diamantinos muros. Gana, asalta, posee, pasa, conquista aires, hielo, calor, nubes y brumas hasta oponerse al mismo dios de Delo.209 Éste es Nolasco de endiosada vista que, águila ilustre de nevadas plumas,210
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204. Un “estrambote” son “versos o copla añadida al fin de alguna composición poética, especialmente en los sonetos, para mayor expresión, lucimiento y gracejo” (Aut., s.v. “Estrambote”). 205. semifaceto: “Discreto y chistoso en el hablar e inventar cuentos graciosos” (Aut., s.v. “Faceto”). 206. haciendo puntas: “hacer punta el halcón: vale desviarse” (Aut., s.v. “Punta”). Véase también la nota de Robert Jammes al v. 846 de la Soledad segunda de Góngora: “sus puntas desiguales”: “Los cambios repentinos de dirección en el vuelo de una ave, o del halcón que la persigue, se llaman puntas. La expresión hacer puntas (o dar, coger puntas), que pertenece al vocabulario de la cetrería, se halla a menudo en textos literarios del Siglo de Oro, usada en su sentido propio o metafóricamente, y la emplea otras veces Góngora, aplicándola por ejemplo al vuelo caprichoso de una abeja ([... romance “Cloris el más bello grano” [...]) o a los rodeos de un interlocutor cauteloso [...en] Las firmezas de Isabela” (Soledades, p. 554, nota a Soledad segunda, v. 846). 207. Vale la pena citar completa la segunda acepción de “zona” en Aut.: “Los astrónomos, y geógrafos cuentan cinco celebérrimas en que dividen la esfera: dos formadas por los círculos polares hacia uno y otro polo, que llaman frías por estar sumamente apartadas de la eclíptica, o camino del sol; una formada de la distancia que hay de un círculo solsticial al otro, dividida por la eclíptica en dos partes, una septentrional y otra austral, que llaman tórrida o muy ardiente por estar tan inmediata al sol y a su eclíptica; y las otras dos que llaman templadas por no estar tan distantes del sol como la primera ni tan inmediatas como la segunda, formándose de la distancia que hay desde el círculo solsticial al polar en una y otra parte de la esfera. Todas ellas se consideran en la esfera terrestre, como que corresponden, y están debajo de las de la celeste” (Aut., s.v. “Zona”). 208. “Cada uno de los dos círculos máximos de la esfera celeste, los cuales pasan por los polos del mundo y cortan a la eclíptica” (del, s.v. “Coluro”). 209. Dios de Delo: Apolo, quien nació en esta isla (Grimal, op. cit., s.v. “Apolo”). 210. Nolasco, en su hábito blanco, es “águila ilustre de nevadas plumas”.
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redención de cautivos funda un cielo: nuevo Elías en celo,211 fuerte Sansón, socorro de cristianos presos de sarracenos y africanos.212
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Este soneto no se hizo para pepitoria,213, por no tener pies ni cabeza, ni para silogismo, por carecer de modo y figuras, pero dio mucho gusto a los oyentes, que en medio de esta comedia deseaban el entremés.214 Cuarto certamen El sol material, que en figura de un gallardo mancebo que gobierna a un navío poderoso era venerado acerca de los antiguos, pidió seis octavas castellanas en que se pondere aquel portento raro de haber pasado nuestro glorioso santo las aguas del mar en un barco desmenuzado, como las pasó el fabuloso Arión215 sobre las doradas espaldas de
211. Se establece una comparación entre san Pedro Nolasco y Elías basada en el celo con que ambos sirvieron a Dios. 212. Es decir, ‘presos por sarracenos y africanos’; el uso de la preposición de para introducir el agente (en lugar de por) en una construcción pasiva era común en la época. 213. “Metafóricamente se llama el conjunto de cosas diversas y sin orden. Latín Miscellanea” (Aut., s.v. “Pepitoria”). 214. para pepitoria [...] deseaban el entremés: Además del sentido ya citado de “pepitoria” y la acepción de “entremés” de acuerdo con su función dentro de la comedia, también percibo un juego de palabras en referencia a comida: los entremeses que se servían entre los diferentes platos o tiempos de la comida, por un lado, y “pepitoria”, en su sentido no metafórico, por otro: “Guisado que se hace de los despojos de las aves, como son alones, pescuezos, pies, higadillos y mollejas” (Aut., s.v. “Pepitoria”). 215. En este renglón de la introducción al cuarto certamen, el nombre Arión está escrito arriba de algo tachado que parece An, y en el siguiente renglón, sobre está escrito después de fión, tachado. Parece que se habrá tratado de una simple confusión entre Arión y Anfión, pues ambos, junto con Orfeo, son los músicos por antonomasia. La figura a la que se hace referencia arriba es claramente Arión, cuyo canto lo salvó de la muerte. Como explica Grimal, marineros y esclavos de un barco en el que viajaba Arión conjuraron para matarlo y robarle su dinero; Arión pidió que le dieron la oportunidad de cantar por última vez, y se lo permitieron. “A su voz acudieron los delfines, que son los favoritos de Apolo, y entonces Arión, confiando en el dios, se arrojó al mar. Un delfín lo recogió y lo condujo, montado en su lomo, hasta el cabo de Ténaro. Ya en tierra, el músico dedicó un exvoto a Apolo y regresó a Corinto” (Grimal, op. cit., s.v. “Arión”).
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un delfín amoroso que, libre y seguro, le depositó en la playa. Venció Nolasco tormentos de la tierra y tormentas de la mar. En este certamen, pues, aparecieron unas gallardas octavas que compuso un religioso de la Compañía de Jesús, dignas de toda admiración y aplauso. No se les da el primer premio (habiéndolo merecido), por satisfacer al piadoso deseo del autor que entra protestando con todas veras que no le quiere. 17[r] Así lo decretaron los señores jueces, por no menoscabar el mérito de su trabajo, ajeno de todo interés. Pero dispusieron que se lean, premiándolas con el aplauso de tan granado auditorio que excede en valor el oro y plata del Potosí.216 Tiénelas el don Sánchez.217 El primer premio en provecho (que se le haga muy bueno) se le dio al licenciado don Jerónimo de Alzate, abogado de esta Real Audiencia de México, y por la agudeza del suyo, se le da el jarro de pico218 que se prometió en el certamen. Letra al premio Calíope, alegre y grata, Jarro de pico os aplico: en todo os guarda el decoro: parlad sin intercadencia; 219
216. En su edición de Don Quijote de la Mancha, F. Rodríguez Marín comenta el uso del término “Potosí” en el cap. LXXI de la Segunda Parte de esta obra de Cervantes, donde Don Quijote le dice a Sancho: “Si yo te hubiera de pagar, Sancho [...] conforme lo que merece la grandeza y calidad deste remedio, el tesoro de Venecia, las minas de Potosí fueran poco para pagarte [...]”. En la nota de Rodríguez Marín se lee: “también era usadísimo, y todavía sigue siéndolo, mentar por encarecimiento de riqueza las minas de Potosí o del Potosí. Una copla vulgar (Cantos populares españoles, núm. 1.832): “Diera yo porque me dieras / De tu linda boca el sí, / Las alfombras de Turquía / Y el oro del Potosí”. Pero el espléndido y amante cantor no sabía bien lo que estaba dispuesto a dar por el sí de la amada: las minas de Potosí son de plata, y no de oro. Igualmente, se dice, extremando las comparaciones: Vale más que el Potosí; vale más que el Perú. O bien, vale un Perú: vale un Potosí” (Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, ed. Rodríguez Marín, Madrid, Espasa-Calpe, 1969, v. VIII, p. 282, nota a renglón 6; las cursivas están en el original). Las minas de Potosí, anteriormente parte del virreinato del Perú, se encuentran en la actual Bolivia. 217. unas gallardas octavas... Tiénelas el don Sánchez: véase el apartado sobre los perfiles generales de los ganadores en el estudio preliminar. 218. por la agudeza del suyo, se le da el jarro de pico: es decir, por la agudeza del pico del ganador del concurso (de sus palabras, pues), se le da un jarro de pico. 219. Musa a la que se le atribuye el dominio de la poesía lírica (cf. Grimal, op. cit., s.v. “Calíope”).
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que quien compone de oro es bien que beba de plata.
los jueces os dan licencia cuando os dan jarro de pico.
Letra a la persona Vuestra musa ha pleiteado el premio, y el pleito venció, más que mucho se llevó en la firma el abogado.220 Octavas Lleva a Nolasco al africano suelo la sed de su instituto religioso, trïaca221 al venenoso desconsuelo, a la dura inquietud blando reposo. Hace notorio su cristiano celo de redimir con pecho generoso a los que, en miserable cautiverio, siempre tiranizó líbico imperio.222 Apenas el bajá223 lo ha visto cuando quiso su furia hacer breves despojos del patrón, que portentos iba obrando, con que más se renuevan sus enojos. El brío, en adusta224 cólera brotando,
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220. el abogado: el ganador del primer lugar es, como nos dice Alavés, “licenciado”. 221. “Composición de varios simples medicamentos calientes, en que entran por principal los trociscos de la víbora. Su uso es contra las mordeduras de animales e insectos venenosos y para restaurar la debilitación por falta del calor natural” (Aut., s.v. “Thriaca”). 222. siempre tiranizó líbico imperio: esta es mi lectura de lo que estaba escrito originalmente; la corrección más probablemente es de mano de fray Álvarez y no tiene sentido. En el verso corregido se lee: “siempre tiránico líbico imperio”. En primer lugar, el último verso de la estrofa necesita un verbo para completar la idea “a los que, en miserable cautiverio,...”. En segundo, la palabra que Álvarez corrige como “tiránico” definitivamente tiene una z hacia el final de la palabra original. Leo tiranizó y no tiraniza porque la o al final de dicha palabra puede ser original. 223. “1. En el Imperio otomano, alto funcionario, virrey o gobernador. 2. En algunos países musulmanes, título honorífico” (DEL, s.v. “Bajá”). 224. adusta: cultismo: tostado, quemado y por extensión, moreno. Véase la cita de Tenorio en el certamen de décimas, sobre la ganadora del primer lugar del concurso, María de Estrada y Medinilla.
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encendidos volcanes por los ojos, quisiera devorar con bestial saña a la francesa lis, al león de España.225 No ejercitó su pérfida venganza el afro luego, porque, astuto, advierte que, entreteniendo penas la tardanza, el tardar en morir es mayor muerte.226 Por la playa discurre en cuanto alcanza mayor destrozo en barco menos fuerte que, tragándose al mar por muchas bocas, en breve se avecinde entre sus rocas. Espectáculo triste del olvido era el bajel en que otomano227 intenta que naufrague el patrón desguarnecido, sin árbol, sin timón, sin velamenta ni vitualla, haciendo, embravecido, que entre solo a exponerse en la tormenta, encomendado a la sangrienta Parca el nuevo huésped de la antigua barca. Encarcela deidad en sus retiros al Noto,228 y el patrón, que cuanto emprende logra feliz, para quebrar zafiros, por que vela le sirva, el manto tiende: hace mástil su cuerpo, y con suspiros que Favonios229 le son, piélagos hiende; en menos de diez horas y sin riesgo,
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225. a la francesa lis, al león de España: referencias a los símbolos heráldicos del país natal y del país “adoptivo” de Nolasco. 226. La idea es que el bajá no mató a Nolasco él mismo, pues pensó que, al exponerlo a los peligros del mar, con un barco sin remos ni vela, seguramente Nolasco sufriría una muerte lenta (“tardar en morir”), que sería “mayor muerte”. 227. en que otomano... quizá el autor haya omitido el artículo antes de otomano para que no quedara hipermétrico el verso; de cualquier forma, se entiende que es el otomano. 228. “Uno de los cuatro vientos cardinales, que es el que viene de la parte del mediodía según la división de la rosa náutica en doce vientos, y en veinticuatro según los antiguos. Llámase también Austro” (Aut., s.v. “Noto”). 229. “El viento que viene del verdadero poniente, que por lo más común se llama céfiro” (Aut., s.v. “Favonio”). Es un viento suave; por lo tanto, son como “suspiros” (v. 37) que ayudan a Nolasco a llegar a la costa de Valencia.
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surca veloz los campos del mar sesgo.230 Si el galileo reino de Anfitrite,231 haciendo una alcatifa232 a cada onda, pisó el divino Redentor,233 permite que humano hoy234 redentor le corresponda: llega a Valencia, pues, donde repite el vulgo, “¿quién es éste?”, él se responda:235 “éste es Nolasco, en santidad portento, a quien respeta el mar y aplaude el viento”.
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El segundo premio mereció por mil títulos la composición de Antonio Lobo, digna, por cierto, de ser premiada en los anfiteatros de Roma. Ella dirá si me alargo. Temblando las nueve hermanas de su poético poderío, le acomodaron, unánimes, la tembladera de plata.236 Letra:
230. Vale también sereno y sosegado, sin turbación o alteración (Aut., s.v. “Sesgo”). 231. “Anfitrite es la reina del Mar, ‘la que rodea el mundo’. Pertenece al grupo de las hijas de Nereo y Doride, las llamadas Nereidas, y dirige el coro de sus hermanas”. Según algunas versiones, nos cuenta Grimal, es esposa de Poseidón, y “desempeñaba junto al dios del mar el mismo papel que Hera junto a Zeus y que Perséfone cerca del dios de los muertos. Se la solía representar rodeada de un numeroso séquito de divinidades marinas” (Grimal, op. cit., s.v. “Anfitrite”). 232. “Especie de tapete o alfombra fina” (Aut., s.v. “Alcatifa”). 233. si el galileo reino [...] pisó nuestro Redentor: fue el mar de Galilea sobre el que caminó Jesucristo. 234. hoy: “oy” en el ms.; es de difícil lectura, pues podría también solo ser una y. Prefiero leer oy para poner énfasis en la implícita dimensión temporal en la comparación entre Jesucristo (divino Redentor) y Nolasco (humano redentor): aquel, en tiempos bíblicos, caminó sobre el agua (cf. Mateo 14:22-33); hoy, Nolasco también pasa sobre el agua, en su barco desprovisto de todo lo necesario para navegar. 235. él se responda: algunas letras de las últimas palabras del verso están remarcadas o “corregidas”, seguramente por Álvarez, como la s de se y la r de responda; respeto la lectura de este fraile, ya que no discierno cómo se leía originalmente. Opino que la idea es exhortativa: que el vulgo responda a su propia pregunta “¿quién es éste?”. En cuanto al cuestionamiento por parte de los espectadores sobre quién es Nolasco, véase el cartel de la convocatoria en el Apéndice I y el apartado de nuestro estudio preliminar sobre el cuarto certamen.. 236. “Vaso ancho de plata, oro u vidrio, de figura redonda, con dos asas a los lados y un pequeño asiento. Las hay de muchos tamaños, por hacerse regularmente de una hoja muy delgada que parece que tiembla, por lo que se le dio este nombre” (Aut., s.v. “Tembladera”).
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Al premio Porque con pluma ligera, celebrada en ambos polos, hacéis temblar los Apolos, os dan esa tembladera.
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A la persona Pues con alentado paso, la tembladera os cogéis, digo, señor, que os llaméis lobo del monte Parnaso.
Octavas Su cólera mostraba en las espumas, menos bárbaro el mar que Berbería, cuando los vientos en veloces plumas a quien más vuela apuestan a porfía, y de olas tan allá suben las sumas, que Neptuno sintió en su monarquía falta de escamas, sobra de centellas al volar peces y al nadar estrellas. A esta sazón, el rey de la morisma237 entriega de las ondas al tablero238 a Nolasco, cuchillo de su cisma, nuevo Moisés en nuevo Nilo fiero;239 pero ya que él no quiso, el agua misma a Nolasco guardó inviolable fuero, humillando el zafir su altiva frente a la quilla de Dios, sacro tridente.
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237. “La secta de los moros. Tómase también por multitud de ellos” (Aut., s.v. “Morisma”). 238. entregar al tablero: “poner, o traer, al tablero algo: aventurarlo” (DLE, s.v. “Tablero”). 239. a Nolasco, cuchillo de su cisma, nuevo Moisés en nuevo Nilo fiero: se evoca tanto la historia del nacimiento y salvación de Moisés en la orilla del río Nilo (Éxodo 2: 1-10), como la salvación de los israelitas cuando Moisés dividió el mar Rojo (Éxodo 14: 15-31). En la Biblia de América (Madrid, La Casa de la Biblia, 2011) se apunta lo siguiente: “La salvación de Moisés anuncia ya su futura misión: al ser salvado de morir ahogado en el Nilo, él mismo experimenta la salvación del Señor y queda habilitado para salvar de la esclavitud a sus hermanos. Se describe con detalle la canasta que en hebreo es la misma palabra con que se designa el arca de Noé. Así como allí flotaba el futuro de la humanidad, en este arca (la canasta) navega sobre un mar de muerte el futuro de Israel (Moisés); la debilidad de nuevo como medio divino para liberar” (nota a Éx. 2:1-10). Esta misma debilidad es sufrida por Nolasco al ser arrojado al mar, pero como Moisés, es salvado por Dios de morir ahogado, y asimismo, él es el salvador de los cautivos cristianos.
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No fue el bajel, aunque deshecho y roto, sin mástiles, sin jarcias ni aparato, juguete vil de Bóreas240 o del Noto, antes freno gentil de su rebato,241 pues el Zéfiro, honrando su piloto, aun cuando sopla, sopla con recato, gozoso de besar el blanco lino242 que en ampos243 puros lleva al vellocino.244 Tranquilo, pues, el húmido elemento parece azul brocado o camelote,245 cuyas aguas, travieso, finge el viento caricia placentera al sacerdote. Retrato es el bajel del pensamiento y del Austro más suelto fiero azote, pues sin remo ni vela, por espumas ave parece, y que la llevan plumas.246 Vieras del dios marino el bello carro
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240. “Viento frío y seco que viene de la parte septentrional. Llámase también Aquilón” (Aut., s.v. “Bóreas”). 241. “Metafóricamente vale acometimiento pronto o impensado de alguna pasión, que altera y commueve” (Aut., s.v. “Rebato”). 242. el blanco lino: es la capa de Nolasco, que le sirve ahora de vela. 243. “Voz con que se expresa la blancura, albura y candor de la nieve: y así para ponderar el exceso de alguna cosa blanca, se dice que es más blanca que el ampo de la nieve” (Aut., s.v. “Ampos”). 244. ...el blanco lino que en ampos puros lleva al vellocino: opino que aquí, Nolasco es el vellocino. Ino, segunda esposa de Atamante, pensaba sacrificar a los hijos de éste, Frixo y Hele (de la primera esposa de Atamante, Néfele), a Zeus pero fueron salvados por un carnero alado con vellocino de oro. Montados en el carnero, cruzaron el mar; Hele se cayó y se ahogó (en el estrecho que después sería llamado Helesponto) pero Frixo llegó a Cólquide, donde estaba la corte del rey Eetes, quien “lo acogió favorablemente y le dio en matrimonio su hija Calcíope. Como retribución, Frixo sacrificó el carnero a Zeus y ofreció el vellocino al rey, el cual lo consagró a Ares, y lo clavó en una encina de un bosque del dios. Este vellocino será el objetivo de la expedición de los Argonautas” (Grimal, op. cit., s.v. “Frixo”; también véase s.v. “Hele”). 245. “Tela de seda prensada con tal arte que sale su lustre ondeado el color y formando una figura como la que usan los pintores para expresar las ondas, por lo cual se llama de aguas” (Aut., s.v. “Chamelote”). 246. por espumas... que la llevan plumas: véase mi apartado sobre el gongorismo en el certamen.
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que tiran sus delfines, los pretales247 de netas margaritas;248 él, bizarro, con manto verde mar con mil corales, terció249 el tridente y dijo con desgarro: “¿Quién burla en tal borrasca mis cristales? O manda al mar, o yo no soy Neptuno”, por que no se atreviera otro ninguno. Así llegó el sagrado Palinuro,250 surcando plata falsa su barquilla, al puerto de Valencia, tan seguro, quien en diez horas no más pisó su orilla: “¡oh, Nolasco, tu ardiente celo puro sólo obrara tamaña maravilla!” dijo el puerto y, por salva a tal portento, “¿Quién es éste, que rinde al mar y al viento?”
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19[r] El tercer premio mereció obtener Juan de Valdivieso. No se alaban ni exageran sus octavas porque, leídas en tan grave y docto auditorio, ellas se darán a conocer. Letra, con un pomo de plata: [Letra] El sacro coro os venera, y argénteo pomo os previene; de manzana el nombre tiene, pero no os dará dentera.251 247. “La correa que está asida a la parte delantera de la silla y ciñe y rodea el pecho del caballo” (Aut., s.v. “Pretal”). 248. netas margaritas: perlas limpias, puras (véase Aut.); véase Góngora, “Fábula de Píramo y Tisbe”, vv. 61-64: “Un rubí concede o niega / (según alternar le plugo), / entre veinte perlas netas, / doce aljófares menudos”. 249. “Poner alguna cosa atravesada diagonalmente, al sesgo, u ladearla. Regúlase casi siempre respecto del cuerpo humano: como terciar la banda, la lanza, la capa, etc.” (Aut., s.v. “Terciar”). 250. Palinuro: fue el piloto de Eneas; aquí, como es común, la referencia no se relaciona específicamente con la historia de Palinuro sino solo con su calidad de conductor: Nolasco es el “sagrado Palinuro” que logra cruzar el mar a pesar de estar roto su barco. 251. y argénteo pomo os previene; de manzana el nombre tiene, pero no os dará dentera: aquí se juega con dos sentidos de pomo: como vaso (que es el premio que se ganó Juan de Valdivieso) y como manzana (latín pomum, -i): este pomo (vaso de plata) no le dará dentera como la manzana.
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Octavas El primer mercenario de María, con viva caridad, con justo intento, poco bajel a muchas ondas fía que fue su paja al mar, átomo al viento. El verdinegro dios, que en urna fría de nácares ocupa undoso asiento, incrédulo sacó de sus alcobas la entretejida crencha de algas y ovas.252 Su balumosa253 nave es leve pluma en tanto abismo y, con sagaz piloto, zozobra en montes de encrespada espuma. “¿Cómo es posible que un barquillo roto roca se ostente, peña se presuma, débil opuesto a cóleras del Noto que puede en el más fácil arracife254 hacer pedazos al mayor esquife?”, dijo el marino dios, y en la barquilla un celestial Nolasco pasajero vido, cuyo esplendor, que auroras brilla, fue a la de la Merced primer lucero. Apenas le miró, cuando se humilla el húmedo Neptuno y, lisonjero, le ofrece, entre las olas que dilata por campos de zafir,255 sendas de plata. Ave de pino,256 el batelillo vuela,
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252. Véase el apartado sobre el gongorismo en el certamen, así como, en los criterios de edición, mis observaciones sobre las diferentes manos que intervienen en el manuscrito. Esta palabra está corregida y con la corrección se lee “jollas” (joyas). Parece ser de mano de fray Álvarez, y la corrección tiene poco sentido; además frustra la rima entre alcobas y ovas, que se lee claramente debajo de la corrección. 253. “balume: m. desus. balumbo”. “Balumbo. m. Cosa que abulta mucho y es más embarazosa por su volumen que por su peso” (DLE, s.v. “Balumbo”). 254. “Véase arrecife, que es como le ha corrompido el uso, aunque en lo antiguo así se decía, y así le traen Nebrija, Covarrubias y otros” (Aut., s.v. “Arracife”). 255. campos de zafir: véase el apartado de mi estudio sobre el gongorismo en el certamen. 256. ave de pino: Cf. Góngora, “Velero bosque, de árboles poblado” (“A la embarcación en que se entendió pasaran a Nueva España los Marqueses de Ayamonte”) y Quevedo, “Las selvas hizo navegar...” (“Inscripción de la estatua augusta del César
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y por una rompiendo y otra ola sus cerúleos embates no recela Nolasco (cuyo cuerpo de bandola257 sirve, y su capa de hinchada vela sirvió ya258 tremolante banderola); antes que Cintio259 a su occidente vaya pisa en Valencia la arenosa playa. Mentido mar260 la tierra impele261 en tropa: olas de gente que su espacio tapa; miran y admiran sin mojar la ropa; seco el hábito ven, seca la capa que fue vela mayor con viento a popa262 en el barquillo en que Nolasco escapa: “¿quién es esta – preguntan – deidad bella que mares rompe y vientos atropella?” Unos su nombre soberano invocan, otros de gusto lágrimas derraman; éstos con pía devoción le tocan, aquéllos santo protector le llaman. Y a tan vivos afectos se provocan éstos y aquéllos, que a una voz le aclaman: “Divino redentor, mílite sacro, de la Merced honroso simulacro”.
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El cuarto premio se adjudicó al padre fray Juan de Valdés, de la Orden de Nuestro Padre San Agustín, por haberle merecido. Dásele un
Carlos Quinto en Aranjuez”, Obras completas. Verso. Estudio, edición y notas de Felicidad Buendía, Madrid, Aguilar, 1981, pp. 15-16). 257. “Armazón provisional que, para seguir navegando, se pone en el buque que ha perdido algún palo por cualquier accidente” (del, s.v. “Bandola”). 258. Es decir, ahora: “Significa también el tiempo presente, haciendo relación al pasado” (Aut., s.v. “Ya”). La capa de Nolasco sirve ahora no como capa, sino como banderola (como vela). 259. Cintio: epíteto de Apolo. 260. mentido mar: el mentido mar son las olas de gente del siguiente verso. 261. impele: impulsa. 262. viento a popa: lo mismo que viento en popa.
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anillo de oro, de una esmeralda jaquelada263, para un lindo niño Jesús que tiene en su celda. Letra Anillo os da de esmeralda Talía264 que, si pudiera, a vuestras cienes tejiera de piropos la guirnalda. Octavas265 En roto leño, bárbara osadía, Nolasco, al mar te dio, si no rüina, sepulcro ya sediento que bebía no salado cristal, sino divina ambrosia,266 que brindó la mano impía frágil vaso, soberbia la marina ambición, si después, perdido el ceño, lastimada cedió, de un débil leño. No vela le conduce o masteleo,267 la jarcia rota y el timón perjuro,268 Anteo269 del mar, pisándole, trofeo nuevo al valor eriges, Palinuro; adula undoso el golfo a tu deseo, sólido, ya, a tu sacra yedra, muro y verde joven, si de espumas cano,
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263. “se aplica a los diamantes y otras piedras preciosas labradas a manera de cuadros” (DRAE 1803, s.v. “Jaquelado”). 264. Talía: véase letra “al premio”, f. 5v. 265. Respecto a estas octavas de Valdés, véase el apartado sobre el gongorismo en el certamen de nuestro estudio preliminar. 266. ambrosia: hay que hacer sinéresis para que el verso no quede hipermétrico. 267. No vela le conduce o masteleo: es decir, al barco. 268. perjuro: “adj. el que jura falso, o que se contradice, declarando con juramento una cosa y después otra, maliciosamente”. El timón es perjuro, falso, pues no sirve o ya no existe. 269. Anteo: hijo de Poseidón y de Gea, fue un gigante que construyó una ciudad en el estrecho de Gibraltar. A los viajeros que pasaban por sus dominios los desafiaba; siempre ganaba él porque su madre Gea le ayudaba, dándole fuerzas cuando él tocaba o caía en la tierra. Nolasco es Anteo del mar, pues el mar (no la tierra) le ayuda y le favorece (“adula undoso el golfo a tu deseo”) a vencer (en su caso, la adversidad).
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te admira reverente el océano.270 Émulo de esta gloria lisonjea el manto, nueva vela al mar, Eolo blandamente le sopla; humilde ondea Neptuno, si ligero, pues de Apolo diez no luces, mas horas, galantea tu roto abeto,271 y al hispano polo libre conduce, de distancia suma, undosa ya no, alada sí, su espuma. Envidiosa atención del sumergido profeta272 fue tu gloria, que a su leño se negó, y fuera del humor vencido si al mar él no se diera en breve empeño (empeño inobediente que, sorbido por serlo, el monstruo despidió con ceño); a tu obediencia cede, que abrió pía, en campos de zafiro láctea vía. Inferior a tu favor se humilla el hebreo, que en mar sólido asienta, pavimento a ti undoso273, en rota quilla si tan seguro, más gallardo ostenta; Santelmo274 de sus olas hace orilla segura275 al barco, cuando más violenta
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270. Prosifico estos cuatro versos: ‘el golfo, undoso, adula tu deseo, [sirviendo de/ siendo] ya (ahora) muro sólido para tu yedra sacra; el océano te admira como al verde joven, si [bien] de espumas cano’. 271. tu roto abeto: por metonimia es el barco de Nolasco. 272. el sumergido profeta: Jonás, que pidió ser lanzado al mar, reconociendo su desobediencia a Dios; con esto, el mar se templó y él fue salvado por una ballena o pez, que lo tragó y lo vomitó tres días después en tierra (véase Jonás 1-2). La referencia es clave para la comprensión de esta octava. 273. mar sólido... pavimiento a ti undoso: hipálage (mar sólido y pavimiento undoso en lugar de mar undoso y pavimiento sólido). 274. Santelmo: “Especie de meteoro. Es una llama pequeña que en tiempo de tempestades suele aparecer en los remates de las torres y edificios y en las entenas de los navíos, a quien vulgarmente llaman Santelmo; y cuando se aparecen dos juntas, las llaman los navegantes Cástor y Polux” (Aut., s.v. “Helena”). Véase Góngora, Fábula de Hero y Leandro, 1610: “Leandro, en viendo la luz, / la arena besa, y gallardo, /¡Oh, de la estrella de Venus / –le dice – ilustre traslado!: / norte eres ya de un bajel / de cuatro remos por banco; / si naufragare, serás / Santelmo de su naufragio” (vv. 205-212). 275. “Lo mismo que asegurar, que es como ya se dice” (Aut., s.v. “Segurar”).
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brama su furia, y le bate sereno, líquido aljófar, turquesado seno. 40 Flegón276 del agua el semirroto barco, César más venturoso277 te conduce a valenciano margen, que ya en arco triunfal, émulo de Iris278 todo luce; y brillando esplendores en el sacro elemento mil soles le conduce, que, adulando tu sol en los espejos líquidos, forman nítidos reflejos. No las entiendo.279 Añadiose quinto premio al Licenciado Pedro de Vizcarra, atendiendo al conocido mérito de sus octavas, el cual lleva librado en tres cucharas de plata. Letra Cucharas de plata os dan, para ostentación notoria de durar vuestra memoria más que cuchara de pan.280
276. Flegón: uno de los caballos de Helios, junto con Eoo, Etón y Píroo (cf. Giuseppina Sechi Mestica, Diccionario Akal de Mitología Universal, Ciudad de México, Akal, 1998, s.v. “Caballos de Helios”). 277. César más venturoso: Nolasco es comparado con César en las siguientes octavas también. 278. Hija de Electra y Taumante, “pertenece a la raza de Océano, tanto por la línea paterna como por la materna [...] simboliza el arco iris y, en general, la unión entre la tierra y el cielo, entre los dioses y los hombres, unión que el arco iris hace sensible” (Grimal, op. cit., s.v. “Iris”). 279. No las entiendo: Como mencionamos ya en el apartado sobre el gongorismo en el certamen de nuestro estudio preliminar, respecto a este comentario, Tenorio escribe: “No alcanzó fray Juan la casi matemática precisión de los conceptos gongorinos (en lo que nada falta, ni sobra, ni queda suelto); tal vez por eso, y por la pasmosa novedad de sus procedimientos formales, a final de su composición se encuentra una nota marginal (al parecer del recolector, fray Juan de Alavés), que dice ‘No las entiendo’” (Tenorio, Gongorismo, op. cit., p. 55). 280. cuchara de pan: “Trozo o corteza de pan con que, a modo de cuchara, se toma del plato la comida en algunos ambientes rústicos” (DLE, s.v. “Cuchara”).
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Octavas Albricias, cielo, que, tomando puerto Nolasco, a su derrota,281 en franca orilla, sin zozobra arribar, ni desconcierto, próspero, pudo, y amarrar su quilla, del ya pasado trance en golfo incierto. A darle el parabién, ¡oh, maravilla!, sus claustros de zafir, techos, ventanas pueblen vuestras deidades soberanas. Al César patriarca miren, cuando, asido al leme282 de su fe sencilla, a sí mismo se anima fluctüando, que va con Dios y Dios en su barquilla; y en astros de alta brújula mirando, a aquélla invoca, su discurso humilla, purísima en Adán, sin mancha ni asco, correndentora283 estrella de Nolasco. Pica en la imán de su esperanza fija y, al poder de esta luz, la densa niebla deja, espesado, el cielo que lo rija, y córrese confusa la tiniebla.284
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281. “Rumbo de la mar, que siguen en su navegación las embarcaciones” (Aut., s.v. “Derrota”). O, en palabras de Eugenio de Salazar, “Derrota es el viaje que por la mar se lleva enderezado para alguna parte” (“Qui navigant mare enarrant pericula eius: La Navegación del alma de Eugenio de Salazar, ed. Jessica C. Locke, Ciudad de México, El Colegio de México, 2011, p. 89). 282. “Leme es el palo con que se gobierna el navío, que también se llama timón y gobernalle” (ibid. p. 87). 283. correndentora: la correndentora estrella de Nolasco es su norte, que es María, “purísima en Adán, sin mancha ni asco”, a la que invoca Nolasco. 284. Estos cuatro versos se pueden prestar a diversas interpretaciones. Primero: en el v. 17, hay dos opciones de verbo “pica” y “fija”. “Pica en la imán (imán en femenino porque es la piedra imán) de su esperanza fija” o “Fija (la, una) pica en la imán de su esperanza”. Para mí, la primera lectura es, definitivamente, preferible. Nolasco “pica en la imán de su esperanza fija”: es atraído por ese imán (su correndentora estrella, su norte, María), y “pica” en ese “anzuelo”, en esa atracción, en esa luz: se deja llevar por ella, es “picado” por ella. Asimismo, las expresiones picar en y picar en el anzuelo como caer en una tentación, un engaño, etc., era ya común en el periodo áureo; ejemplos: 1) “De la otra suerte de burlas, la cual es cuando el hombre pica en algo y queda engañado, no es menester daros otro ejemplo...” (Baltasar de Castiglione, El Cortesano [1534], trad. Juan Boscán, Madrid, Cátedra, 1994, p. 324); 2) “Adán, criado en tanta
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Con ella no hay azar ya que la aflija y a popa, cuando el aire de ansias puebla, por vela el manto, el Zéfiro atesora,285 que es la necesidad grande inventora. Soberbias sierras de agua espume insano, quiebre erizado el mar, y de iracundo quiera tomar el cielo con la mano, en removidas olas del profundo; que, envuelto en ellas, ciego el africano, bárbaro Polifemo, al sin segundo cristiano Ulises mira en nao de cedro,286 que quiere ya meter barca con Pedro. Por esta diferencia, que el divino duda287, medroso general nauclero,288 Nolasco, que no duda, abre camino y, en no mirar al agua,289 es el primero.
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perfección, dotado de justicia original, enriquecido de dones y ciencias, así naturales como sobrenaturales, en asomándole el demonio, no el nombre, sino la ciencia de Dios, luego picó en el anzuelo y quedó preso” (fray Cabrera de Alonso, “Consideraciones sobre los Evangelios de los domingos de Adviento” (sermón de 1598), Madrid, BaillyBaillière, 1906, s. p.). Segundo, en los vv. 18-19, se presta a confusión lo siguiente, que, sin puntuar, se leería “la densa niebla deja espesado el cielo que lo rija”, cuando la idea no es que el cielo se espese, sino que deja/permite que el cielo rija a Nolasco. Mi lectura de estos cuatro versos es la siguiente, aunque reconozco que no es la única posible: ‘[Nolasco] pica en el imán de su esperanza fija (“pica en el anzuelo” de la atracción de ese imán) y, al poder de esa luz, la densa niebla deja (permite) que el cielo, (antes, anteriormente) espesado, lo rija (lo gobierne); y se corre (se retira, huye) confusa la tiniebla’. 285. y a popa... el Zéfiro atesora: es decir, que el zéfiro sopla hacia la popa del navío, lo cual se facilita la navegación. Véase mi nota a viento a popa en las octavas anteriores. 286. ciego el africano, bárbaro Polifemo, al sin segundo cirstiano Ulises mira en nao de cedro: como Ulises cegó a Polifemo, este cristiano Ulises (Nolasco, pues también navega) cegó de ira al africano (“bárbaro Polifemo”). 287. el divino duda: es decir, Ulises (llamado el divino desde la Ilíada: “Los argivos [...] aplaudieron el discurso del divino Ulises” (Obras completas de Homero, trad. y ed. Luis Segalá y Estalella, Barcelona, Montaner y Simón, 1927, Ilíada, 2.333-336; et passim para “divino Ulises”). Ulises duda, pero nuestro Nolasco no (v. 35). 288. “El patrón o piloto de la nave” (Aut., s.v. “Nauclero”). 289. y en no mirar al agua: En la Vida de Nolasco de Felipe Colombo, leemos lo siguiente: “salió de Argel, y poniendo los ojos solamente en el sol de su justicia, no miraba el terrible elemento del mar, no las olas; pero ellas, venerando a quien hollaba su cerviz soberbia, le disponían el camino seguro para que desde Argel viniese navegando a Valencia en un navío sin remo ni vela” (op. cit., 1674, p. 446; las cursivas son mías).
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Admira a Argel290 tan próspero destino en roto barco y vuelto el marinero sin árbol, remo, gúmena291 ni estilo,292 sino deidad del mar sacro nautilo.293 Arrime el arte294, pues, y el astrolabio el que al agua arrojó la primer nave, que aquí de su invención éste es agravio, Tifis295 bretano, y otra carta sabe: el torpe barbarismo cierre el labio, Valencia acoja al Argonauta grave, México ostente náufraga votiva tabla en su templo, y ésta gloria escriba.296
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En este certamen salen premiados Atilano Vásquez de Prada, Bartolomé de Góngora, Diego de Vera, estudiante de Filosofía, Juan Ambrosio de Rojas, Antonio Álvarez de Ocampo y don Juan de Alvarado, que sin duda atinaron con el intento del certamen, aunque no con el premio, no por falta de merecimiento, sino de ventura que, como dice el proverbio, es hija, y muy legítima, de la diligencia, que es el
290. admira a Argel: es decir, que este hecho, lo que pasa con Nolasco, admira a (los habitantes de) Argel, los deja admirados. 291. “La maroma gruesa que sirve en los navíos y embarcaciones para atar las áncoras y otros usos” (Aut., s.v. “Gúmena”). 292. En este caso, creo que se refiere a “la varilla o plancha de hierro u otro metal clavada y fija que con su sombra señala las horas en los relojes del sol”, y no a la primera acepción: “Cierto hierrecito a manera de punzón con el cual escribían los antiguos y formaban las letras o caracteres en tablas enceradas para darse a entender o señalar y apuntar lo que querían notar para su memoria” (en Aut., s.v. “Estilo”). 293. Nótese la siguiente definición, a partir de la cual la comparación con Nolasco se hace particularmente tangible: “pescado del mar que navega en forma de nao, poniéndose boca arriba sobre su concha, la que sirve de vaso, los pies de remos, los brazos de árbol, la membrana que tiene entre ellos de vela, y la cola de timón” (DRAE 1803, s.v. “Nautilo”). 294. “Se llama también el mismo libro en que están escritas las reglas y preceptos del arte” (Aut., s.v. “Arte), en este caso, el arte de navegar. 295. “El primer piloto del barco Argo [...] se le atribuía un conocimiento profundo del viento, del curso de los astros, etc.” (Grimal, op. cit., s.v. “Tifis”). Nolasco es ‘Tifis bretano’ que sabe “otra carta” (de navegación, es decir, una superior), y a la vez, es ‘Argonauta grave’. 296. cierre... acoja... ostente... escriba: el sentido de los verbos en estos últimos cuatro versos es exhortativo.
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único remedio contra pereza.297 (Son seis composiciones las que se han de poner aquí). Quinto certamen Marte, dios de las batallas, pidió una canción real de seis estancias castellanas con su remate en que se describa el cerco y toma de la ciudad de Sevilla, en que se halló san Pedro Nolasco con toda la caballería de su religión, hasta entrar triunfando en ella, al lado del señor rey don Fernando. En este certamen obtiene debidamente el primer premio el licenciado Francisco Bramón, con una canción real cuyos elogios cantará ella de sí misma. Dásele un cubilete de plata298 grabado. Letra al premio Los cristales que desata Hipocrene299 habéis bebido, y así os vendrá nacido un cubilete de plata. Letra a la persona Es vuestro ingenio un león Si después de trasudar que en el monte Helicón300 brama, el galardón se perdiera,
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297. En Los empeños de una casa de sor Juana, se lee, en boca de la Diligencia: “Este sentir se condena, / pues que es más ventura, es llano / labrarla uno de su mano / que esperarla de la ajena. / Pues no podrán darle pena / riesgos de la contingencia, / y aun en la común sentencia / se tiene por más segura, / pues dice que es la ventura / hija de la Diligencia” (“Loa que precedió a la comedia que se sigue” vv. 266-275, Los empeños de una casa, en Obras completas de Sor Juana Inés de la Cruz. IV. Comedias, sainetes y prosa, Ed. Alberto G. Salceda, Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica, 1957, p. 14). 298. “...se llama el vaso de vidrio, plata u otra materia que se hace para el uso de las bebidas, más ancho por la boca que por el suelo” (Aut., s.v. “Cubilete”). 299. Hipocrene: la llamada “Fuente del Caballo”, cuyas aguas son “cristales” arriba, y a su vez son como la plata del cubilete que gana aquí Francisco Bramón. Alrededor de esta fuente, “las musas se reunían para cantar y bailar, y se decía que su agua favorecía la inspiración poética” (Grimal, op. cit., s.v. “Hipocrene”). Cuando Pegaso enfrentó a las hijas del Píero con las musas, el monte Helicón, “complacido, fue hinchándose, amenazando llegar al cielo”. Pegaso golpeó el monte “para ordenarle que volviese a sus dimensiones ordinarias”, y donde lo golpeó nació la fuente Hipocrene (ibid., s.v. “Pegaso”). 300. Véase nota a Hipocrene, arriba.
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y así con razón os llama el orbe todo: “Bramón”.
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señor Bramón, allí fuera el verdadero bramar.
Canción ¡Al arma, invicto rey, Josué valiente!301 Los muros cerca302 de la turca luna cual otra Jericó vencida, en tanto que el príncipe Nolasco a tu fortuna presta de Marte estoque reluciente. Admiración del sol, del moro espanto,303 atiende alegre al llanto de la canalla vil que, ya cercada, al brillar de tu espada, rotos sus muros, gime tu vitoria, profetizada gloria del ángel poderoso, pues a vista del arca del Señor,304 ciudad conquista. Los muros rompe al bárbaro otomano y, en vistoso escuadrón, ¡ah, maravilla!: blanca milicia305 de alentados Martes la luna eclipse y, trágica, a Sevilla, con pujante valor, con diestra mano rinda, batiendo al sol los estandartes, pues rayos tú repartes. Enciende pechos, y atizando llama,
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301. En este poema se establece una relación entre la reconquista de Sevilla por el rey Fernando III con la ayuda de san Pedro Nolasco, por un lado, con la toma de Jericó por el ejército israelí bajo el mando de Josué, por otro (Hebreos 11:30 y Josué 6). 302. cerca: aquí es un imperativo: ‘invicto rey, Josué valiente, cerca los muros de la turca luna (la ciudad turca) cual otra Jericó vencida...’. La media luna es un símbolo importante en el mundo musulmán; en este concurso simbolizará precisamente a los musulmanes contra los que luchó Nolasco al lado de Fernando III para retomar la ciudad de Sevilla. 303. Admiración del sol, del moro espanto: aposiciones de Fernando III. 304. el arca del Señor: en la batalla de Jericó, Josué mandó que el arca de la alianza diera una vuelta al día por la ciudad durante seis días, precedidos por siete sacerdotes tocando siete trompetas y hombres armados, y que al séptimo día repitieran el ritual, pero siete veces seguidas. Cuando las trompetas sonaron, el pueblo dio el grito de guerra y se derrumbaron los muros de la ciudad (véase Josué 6). 305. blanca milicia: los mercedarios.
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endiósese tu fama, que a los pies del rapante león dorado, el moro destrozado, rendida su soberbia, por despojos corona te dará, llanto a sus ojos. Resonando Nolasco sus trompetas, al cielo emulación, los fuertes muros, desgajándose, van precipitados; juzgando que, rendidos, más seguros viven del fuego y rápidas cometas que capiteles dejan desgreñados.306 Alienta a tus soldados, salvador de Israel, al arma, cierra; dichosa va tu guerra victoria aclama en triunfos peregrinos,307 qué mucho, si divinos alientos de la voz de sus clarines te da Nolasco, y profetiza fines. No más gallardo, el padre de Faetonte,308 de brillante piropo309 alcázar bello, entra glorioso, cual de luz monarca, brillando rayos al flamante cuello que esparce auroras al crespado310 monte que primicias del sol ufano abarca; que el nuevo patriarca al lado triunfa de Fernando invicto, después del gran conflicto por las plazas rendidas de Sevilla,
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306. “Metafóricamente significa triste, melancólico, que infunde pavor y miedo: desaseado, desapacible, o agostado y seco” (Aut., s.v. “Desgreñado”). Nolasco juzga que los muros están más seguros del peligro de fuego o de ‘rápidas cometas que dejan desgreñados los capiteles’ al estar rendidos, rotos. 307. “peregrinos” en el siguiente sentido: “Por extensión se toma algunas veces por extraño, raro, especial en su línea o pocas veces visto” (Aut., s.v. “Peregrino”). 308. el padre de Faetonte: el Sol. 309. “Piedra preciosa, que por otro nombre se llama carbunco” (Aut., s.v. “Piropo”). 310. En el manuscrito falta la s en esta palabra. He decidido leer crespado monte así como lo hace Tenorio en su Poesía (p. 354).
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llevando su cuadrilla las sienes coronadas que, por vellas, aguija el sol y corren las estrellas. Vencida, Jericó las puertas francas,311 rotos sus muros, dio,312 por que gloriosa el Arca del Señor triunfos prosiga, prodigio del poder de la preciosa Arca divina que, con pieles blancas, al bárbaro furor valiente hostiga. ¿Qué fuera de la liga del victorioso rey,313 si allí faltara de Dios la hermosa cara; de Nolasco, el valor por cuya gloria se canta la victoria? Que a Fernando dichoso aclama, en tanto que todos a Nolasco, “santo, santo”. Del celo de Nolasco el dulce empeño llamas de amor produce deseoso; que Sevilla eternice su instituto; vergel divino planta, deleitoso, donde la Esposa-reina, como dueño de la cándida flor, del rojo fruto, baja por el tributo de amor ardiente y, recogiendo flores de tantos redentores,
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311. “ Vale también desembarazado, libre, y sin impedimento alguno” (Aut., s.v. “Franco”): es decir, en este caso, abiertas o rotas. 312. Prosifico mi lectura de estos tres versos: ‘Jericó, vencida, dio sus puertas francas y sus muros rotos para que la gloriosa arca del señor prosiga triunfos’. 313. la liga del victorioso rey: a mi parecer, se puede estar haciendo referencia a los pactos y alianzas acordados entre la Corona de Castilla y otros reinos en la época de Fernando III y que fueron cruciales para la reconquista peninsular; quizá más específicamente, el Pacto de Jaén (1246), por el cual el rey Muhammed I le entregó este reino a Fernando III y se convirtió en vasallo de éste (véase L.P. Harvey, Islamic Spain 1250 to 1500, Chicago, University of Chicago Press, 1990, pp. 20 y ss.). Quizá también se refiera al siguiente acuerdo: “el Papa autorizó la atribución de rentas de la Iglesia al sostenimiento de la escuadra del rey Fernando [...] a mediados de agosto de 1247, Fernando III instaló un campamento fortificado en Torre del Caño con lo que formalizó el asedio de Sevilla” (Ricardo de la Cierva, Historia total de España: Del hombre de Altamira al Rey Juan Carlos, Toledo, Fénix, 1997, p. 246).
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a su tranzado314 hermoso llegan ellas, animadas estrellas, clamando de tal reina la persona que a Nolasco le debe esta corona. Canción, mujer y sola, con brillante esplendor ante los jueces: ¿te atreves tantas veces? Sí, que, si sola vas, vuelves honrada, de joyas adornada, y juzgando hoy de Atenas los más sabios, con honra volverás, no con agravios.315
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El segundo premio mereció una canción real de Juan de Santoyo, digno de aqueste lugar. Dásele una jarrilla de plata. Letra Jarra de plata os envía Apolo: estimadlo vos, porque es milagro de Dios juntar plata y poesía.316 Canción
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314. “desus. trenzado” (del, s.v. “Tranzado”). 315. no con agravios: curiosamente, estas palabras están subrayadas en el ms. 316. es milagro de Dios juntar plata y poesía: una broma irónica de Alavés sobre la pobreza del poeta, a la cual alude también en otros momentos (e. g., en las palabras preliminares de Alavés en el f. 1r: “a siete de enero [...] ya era tiempo de despenar a los poetas que, como pobres, vivían de esperanzas, y deseaban, con ahínco de tales, el buen logro de ellas”). 317. Multa dessunt: es decir, faltan muchas (canciones); está en mano de fray Álvarez (véase el apartado “Una nota sobre la letra del manuscrito” en los “Criterios de transcripción y anotación” del estudio preliminar). Seguramente Alavés dejó este folio, así como el 24r y la primera mitad del 24v, para después insertar la canción de Santoyo, lo cual nunca hizo; asimismo, en el f. 26r, nuestro secretario menciona que también faltan otras dos canciones.
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Álvarez No faltará quien diga que he hecho con esta obra lo que Averroes y Avicena hicieron con las del sapientísimo Aristóteles, esto es, que por enmendarlas y corregirlas, las viciaron y echaron a perder. No obstante, el que, sin tomarse el trabajo de trasuntar este volumen, corrigiere sus dicciones mejor que lo que van puede llamarse sin hipérbole 318 “componedor de letras”.
[24r] Por no alcanzarme el tiempo para corregir y enmendar más este libro, sólo advierto que esta figura así: es h, como también ésta: La que estuviere así: es p, como la que así: es R. .
[24v]319 El tercer premio granjeó Simón de Toro, con una insigne y aventajada canción real. Dásele una cajuela320 de plata para rosario.
Al premio Las musas quieren llevéis esta cajuela que saco; justo es que la gocéis, y os piden no la apliquéis para polvos de tabaco.322
A la persona Vuestras canciones agudas os dan el premio, Simón, quien dijere “no es razón” de este Simón será el Judas.321
318. Esta advertencia y la siguiente, del f. 24r, al parecer fueron escritas por fray Fernando Álvarez. En su rúbrica, para mí, difícilmente se leen una F, A y/o V, pero de todas maneras es la misma rúbrica que incluye en el dorso del tercer folio sin foliar, donde asimismo firma “Álvarez”. Véase el apartado acerca de las diferentes caligrafías del manuscrito en nuestro estudio preliminar. 319. La primera mitad de este folio está en blanco. Véase mi nota a “Multa dessunt”, f. 23v. 320. “Diminutivo de caja. La caja pequeña” (Aut., s.v. “Caxuela”). 321. de este Simón será el Judas: aquí hay una especie de juego de palabras; san Simón y san Judas Tadeo predicaban juntos y se les celebra el mismo día, el 28 de octubre, pero el otro Judas, Judas Iscariote, es el que traicionó a Cristo. 322. Nótese esta divertida advertencia: la “cajuela de plata para rosario” no debería usarse “para polvos de tabaco”.
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Canción Cuando las garras ensortija, airado, el soberbio escorpión,323 y eriza el cuello entre incendios de luz, la fulminante frámea324 del gran planeta (que un cabello de Venus suspendió)325 mira y, turbado, la túnica sangrienta de diamante, le escribe en el semblante las iras y desmayos que oprimen su cerviz,326 a cuya fiera voz, en la quinta esfera,327 gimen de mayo los opuestos rayos,328 a aquellos que valiente
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323. Escorpión: el escorpión, además de ser un arácnido, es una máquina de guerra “de que usaron los antiguos, hecha en figura de ballesta, con que se arrojaban las piedras y tiraban hacia atrás y al revés. Diósele este nombre por la forma de tenaza que tenía, a manera de los brazos del escorpión, con que abrazaba las piedras” (Aut.); según algunas fuentes también se usaba para lanzar flechas, que será el sentido que se emplea respecto al “escorpión” de estos versos. Se juega con ambos sentidos de “escorpión”: el arácnido que ‘ensortija las garras’ y ‘eriza el cuello’ es, a la vez, una metáfora de la preparación de la máquina de guerra para el ataque. Véase mi prosificación de la primera estancia de esta canción en la nota cuya llamada viene al final del v. 7. 324. “El dardo o azagaya. Es voz latina framea, ae, y de poco uso, y solo permitida en lo poético” (Aut., s.v. “Frámea”). 325. del gran planeta (que un cabello de Venus suspendió): aunque en el sistema ptolemaico, el planeta ‘grande’ es el Sol, para mí que con esta referencia al “gran planeta” se refiere a Marte, no solo por la referencia a Venus (que fue amante de éste), sino también porque el escorpión mira “la fulminante frámea” de este planeta, que sería la lanza simbólica de Marte. Véase mi prosificación de la primera estancia de esta canción en la nota cuya llamada viene al final del v. 7. 326. Cuando las garras ensortija... que oprimen su cerviz: prosifico estos versos: ‘Cuando el soberbio escorpión [véase nota a “escorpión” en el v. 2], airado, ensortija las garras y eriza el cuello entre incendios de luz, mira, turbado, la fulminante frámea del gran planeta [véase nota al v. 5] (que un cabello de Venus suspendió), con la túnica sangrienta de diamante [indicio de su color y su dureza], aparecen en su semblante las iras y desmayos que oprimen su cerviz [el del escorpión]. 327. la quinta esfera: en el sistema ptolemaico, la quinta esfera es precisamente la de Marte. 328. gimen de mayo los opuestos rayos: Me ha sido difícil entender el verso; la interpretación que aventuro es la siguiente: el Sol es muy fuerte en mayo; aun así, los rayos de mayo gimen por la intensidad de la guerra que aquí se presencia.
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sintió el Paquino329 derribar su frente cuando, entre sombra negra, Etna330 sudó carbón, cenizas Flegra.331 Ondas de pluma el crestón desata332 sobre el luciente arnés y, con rüido, la tartárea333 trompeta el ronco accento alterna entre los montes, repetido del sonoro cristal, a cuya plata hurta la voz el árbol, hurta el viento; y, enojado el sangriento planeta, planchas brilla, para que el Betis334 andaluz presuma monumentos de espuma levantar de sus ondas en su orilla donde, turbantes,335 y, antes
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329. Paquino: “Silio menciona los tres promontorios que dan a Sicilia su forma triangular: el cabo Paquino, que mira hacia el Peloponeso; Lilibeo, al noreste, expuesto a los embates del Cauro, y el Peloro, orientado hacia la península italiana” (Silio Itálico, La guerra púnica, introd., trad. y notas Joaquín Villalba Álvarez, Madrid, Akal Clásica, 2005, p. 504, n. 17). 330. Etna: un volcán en Sicilia, todavía activo. 331. Flegra: uno de los lugares a los que se atribuye el nacimiento de los gigantes. Aquí en los vv. 13-15 se hace referencia al destino de Tifeo o Tifón, el monstruo que buscó vengar la derrota de los gigantes por los dioses. Para vencerlo, Zeus lo aplastó al lanzarle el monte Etna encima (Grimal, op. cit., s.v. “Tifón”). Cuenta Ovidio en las Metamorfosis cómo Tifeo fue sepultado debajo de los montes (V, vv. 349-353): “Se afana él ciertamente, y pugna por volver a levantarse muchas veces, / pero su diestra mano está sujeta al ausonio Peloro, / la izquierda, Paquino, a ti, y del Lilibeo sus piernas son presa, / su cabeza hunde el Etna, bajo el cual, de espaldas, arenas / escupe, y llama, feroz, vomita de su boca Tifeo” (Ovidio, Metamorfosis, trad. Ana Pérez Vega, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, [consultado el 7 de marzo de 2017]. Comúnmente este “encarcelamiento” de Tifeo es atribuido a Júpiter. Véase también el Polifemo de Góngora: “bóveda o de las fraguas de Vulcano / o tumba de los huesos de Tifeo” (Obras completas I, vv. 26-27). Asimismo, véanse vv. 9-12 de las liras de Joseph de la Cruz (f. 27r); la referencia es la misma. 332. ondas de pluma el crestón desata: el sujeto sigue siendo el escorpión (véase nota a v. 2 de esta canción); las “ondas de pluma” son las flechas que tira. 333. “Cosa perteneciente al infierno. Es voz poética” (Aut., s.v. “Tartáreo”). Los titanes fueron encerrados en el Tártaro después de ser derrotados por los olímpicos. 334. Betis: el río Guadalquivir. 335. Entre este verso y el siguiente, se juega con el término “turbante” con el sentido de “El que turba o lo que turba”, por un lado, y con el de “Tocado con que las
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teñidos de coral,336 tantos turbantes verá con triste lloro el África enlutar sus timbres de oro. Y a él, auriga del dios quinto, el azote hacía crujir, y el coche rechinante celajes de esplendor sombras volvía, cuando, el cabello en ondas, ve delante a Venus que, erizándose Boote,337 el oro bebe que en el sol tendía. El vencimiento fía del intrépido vuelo la deidad a los ojos, donde mira las flechas que le tira el que enfrena la luz del quinto cielo y, cuando más se atreve, la cólera moral desata en nieve, que teme en sus enojos vibrar la mano y esgrimir los ojos. Ya depuesto el arnés, ya la manchada túnica del planeta, en la azucena áspides desatando, el blanco pecho de Venus le detiene, ya le enfrena un cabello sutil, cuando alternada. En los montes la voz del contrahecho rayo de Jove estrecho campo en los brazos halla, donde el ocio le dio tal amo y cuna, y vio, de tanta luna alarbe,338 las banderas a batalla provocando en Sevilla
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naciones orientales se cubren la cabeza. Hácese de una faja de cotón, tafetán y otras telas, rodeada a ella” (ambas definiciones en Aut., s.v. “Turbante”) 336. teñidos de coral: es decir, del color de la sangre. 337. Boote: Bootes o Boyero, constelación del hemisferio norte. Según Grimal, Filomeno, hijo de Yasión y Deméter, “introdujo la costumbre de uncir dos bueyes a una carreta. Como premio, su madre lo transformó en constelación: la del Boyero” (Grimal, op. cit., s.v. “Filomeno”). 338. “Vale tanto como hombre bárbaro, rudo, áspero, bestial o sumamente ignorante. Dícese por comparación a la brutalidad y fiereza que se experimentó en los
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las águilas gloriosas de Castilla,339 dando al África espanto aquel Marte español, Fernando el Santo. Montañas de penachos vio la aurora, entre selvas de timbres,340 el luciente metal tiranizando luz al día; el Betis, dilatando su corriente, bebió coral y, entonces, más sonora,341 túmulos hace la corriente fría; las banderas tendía el viento, retozando, cuando el muro se rinde al vencimiento, y el estrago sangriento, Nolasco, esfuerzas, donde vio Fernando otro Josué divino que enfrenar pudo el sol en su camino:342 pues la africana pompa tanto temió tu voz como la trompa. Tú, con Fernando, de laurel dorado ceñido, derribaste aquellas lunas opuestas a la luz de tantos rayos, y alentando el blasón a las fortunas, Elías fuerte en el343 Jordán sagrado
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árabes o alárabes que poseyeron a España, de suerte que alarbe es una síncopa de Alárabe” (Aut., s.v. “Alarbe”). 339. águilas gloriosas de Castilla: referencia a la llamada águila imperial de Castilla, tan paradigmática de la región. 340. “La insignia que se coloca sobre el escudo de armas para distinguir los grados de nobleza” (Aut., s.v. “Timbre”). 341. bebió coral y, entonces, más sonora: la corriente del río se ensanchó; se hizo más caudaloso y, entonces, más sonoro, por la sangre que bebió. 342. otro Josué divino que enfrenar pudo el sol en su camino: referencia bíblica: Josué pidió a Yahvé detener el Sol para que el pueblo de Israel se vengara de sus enemigos (Josué 10:12-14). 343. Elías fuerte en el...: en el definitivamente es una corrección posterior; la n está sobrescrita entre una e y la e de el. Desgraciadamente, debido a la corrección, no se lee lo que estaba escrito originalmente aquí, por lo que me he visto obligada a mantener la corrección en este caso. La referencia bíblica es al último milagro que hizo Elías antes de ser arrebatado al cielo: se quitó su manto y golpeó con él las aguas del Jordán, las cuales se partieron; así pudieron pasar él y Eliseo por tierra seca (2 Reyes 2:7-9).
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haciendo el Betis de tu gloria ensayos. Y por que más desmayos bebiese el enemigo, tus caballeros primitivos cuanto obró Fernando el Santo ellos leyeron, para ser testigos, y como fiel piloto, no sólo al templo diste tabla y voto sino, con claro ejemplo, culto a tu religión y a Dios el templo. Canción, que al cielo subes, águila por los vientos remontada: si al sol mirarte agrada, pisando rayos y apartando nubes, mira a Nolasco santo, que es sol con mayor luz su blanco manto.
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Otras canciones parecieron en juicio dignas de premio (a no haberse ya acabado), en particular, una de un padre de la Compañía de Jesús sin nombre; otra, de Bartolomé de Góngora; y otra, del padre fray Miguel de Carvajal, agustino. Todos se podrán contentar considerando profundamente aquella letra de que usa por empresa la nobilísima familia de los Borjas: meruisse satis.344 (Dos canciones D.).345 Sexto certamen Júpiter, patrocinador de los mortales, pidió (aunque es sumamente liberal y dadivoso) diez liras346 bien templadas, en que se pida a nuestro glorioso padre san Pedro Nolasco mire con ojos compasivos a esta nobilísima ciudad con la presente inundación atribulada, y pida a nuestro Señor que recoja las aguas atrevidas que le aguan sus antiguas
344. meruisse satis: es suficiente haber merecido. 345. (Dos canciones D.). Mi interpretación es que dos canciones desunt (faltan), aunque no hay manera de saber a cuáles dos se refiere, entre las tres canciones que Alavés menciona aquí. 346. Todas las composiciones que siguen son sexteto-liras con excepción de las liras propiamente dichas de Alonso de la Barrera.
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glorias y placeres.347 En este certamen hubo muchas y muy buenas composiciones, dignas de todo aplauso, y entre ellas, el primer premio mereció muy bien don Gutierre de Sosa, hijo del señor general Fernando de Sosa, corregidor de [26v] esta ciudad, que ha honrado y autorizado nuestra fiesta con pecho verdaderamente magnánimo y cristiano. Dásele una tembladera de plata. Letra A vuestra suave lira la tembladera se ofrece, aunque un Potosí348 merece poeta que no delira. Liras Desunt.349 Advertencia al que leyere. En este año de 1791, a 25 de febrero, se están celebrando en el Convento de San Francisco las fiestas de san Aparicio, de profesión lego.......350 ¿Qué vergüenza será para nosotros el que, siendo lego este santo, y no siendo patriarca como lo es nuestro patriarca san Pedro Nolasco, salgan impresas351 por sus regiliosos,352 los cuales se mantienen de la providencia,353 sus obsequiosas funciones?
347. “Atribuirle” la convocatoria a este sexto certamen a Júpiter evoca la historia del diluvio que él provocó; véase la referencia a Las metamorfosis de Ovidio, I, vv. 253-312 en nuestro estudio preliminar. En los poemas premiados en este concurso, se alude en múltiples ocasiones a los conceptos del encarcelamiento o del cautiverio de la Ciudad de México por las aguas del diluvio (“aquel que la aprisiona” en el v. 41 de las liras de Alonso de Mena); Nolasco, redentor de cautivos, es a quien se pide que la libere, y que contenga o refrene las aguas, o que las ‘encarcele’ (véase v. 51 de las liras de Pedro Marmolejo, f. 29v). 348. Véase la nota sobre Potosí en la introducción del cuarto certamen (f. 17r). 349. Esta advertencia va firmada por fray Fernando Álvarez, lo cual nos permite saber que el manuscrito estaba en poder de este fraile en 1791, cuando la escribió. Véase, en el estudio preliminar, “Una nota sobre la letra del manuscrito”. 350. .......: en el manuscrito, es una serie de siete dos puntos después de lego. 351. salgan impresas: el sujeto es sus obsequiosas funciones (más adelante). 352. Se lee claramente regiliosos: ignoro si se trata de un simple error o más bien de un chiste, por lo que no lo corrijo arriba. 353. Los cuales se mantienen de la providencia: subrayado en el original.
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¡Di: quién, para subvenir a este bochorno futuro, tuviera las facultades que otros (de este mismo monasterio) gozan y disfrutan en.......!354 Tace et vale.355 fray Fernando Álvarez
27[r] El segundo premio mereció el bachiller Joseph de la Cruz que, fuera de otras composiciones, se presentó con unas liras bastantes a regalar y deleitar los oídos de Apolo. Dánsele seis yaguales356 de plata. Letra Pues ya como rey se trata, quita y pone el chocolate: no parezca disparate ponerlo en tronos de plata. [Liras] Cuando en lides reñidas con los que despidió rayos crinitos,357 354. El sentido de la oración queda incompleto; se deja en puntos suspensivos que, como los que están después de “lego”, son, en el original, siete dos puntos. 355. Calla y adiós. 356. yaguales: en el manuscrito se escribe con a al principio. “Yagual (del azt. yahualli). En el sureste de México y Centroamérica, rodete, generalmente tejido de fibras, de mimbre o de bejuco, que sirve para cargar a la cabeza y para sentar la jícara o vasijas de fondo combado” (Francisco J. Santamaría, Diccionario de americanismos, t. 3, 2ª ed., Villahermosa, Gobierno del Estado de Tabasco, 1988, p. 283, s.v. “Yagual”). Obviamente, se trata del segundo tipo de objeto, para sentar la vasija. Mario Humberto Ruz alude al yagual en relación con el servicio de chocolate: “Por lo que respecta a los enseres para beberlo, recordemos que antes de llegar los hispanos la gente del pueblo se contentaba con beber el chocolate y el pozol en sencillas jícaras, asentándolas en rodelas de bejuco (“yaguales”) (“De la jícara a la porcelana: el peregrino del cacao tabasqueño”, en Kakaw, oro aromado. De las cortes mayas a las europeas, Mario Humberto Ruz (coord.), Villahermosa/Ciudad de México: Gobierno del Estado de TabascoUniversidad Nacional Autónoma de México, 2016, p. 132). A diferencia de los yaguales de bejuco, los de plata se usaban con tazas hechas de porcelana y tenían también una función ornamental, pero no por eso habrán dejado de conservar su uso práctico: de sostener bien la vasija para que no se derramara el chocolate. 357. Es decir, que los rayos parecen crines, así como, por ejemplo, en el “cometa crinito”: “El que en su cabeza forma unos rayos resplandecientes, que se esparcen y parecen crines o cabellos” (Aut., s.v. “Crinito”). La referencia es a las guerras con los titanes; véanse versos siguientes.
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que entre atroces heridas titanos arrojó Jove prescitos,358 aquel que en justas voces padre llamaron de incorruptos dioses, aquel que, por castigo, de montes grillos dio359 por tal trofeo (como infeliz testigo, entre otros, se lamenta Lilibeo o el que oprime, afligido, Etna, que exhala anhelo encendido),360 después que embelesado, entre abismos, letargos, dejó el suelo, cuando el más sublimado monte que se encumbraba sobre el cielo361 con marcido362 desmayo por vecino tenía voraz rayo. De cándido vestidos,363 a los balcones del azul palacio salieron prevenidos los dioses que, en los rostros, el solacio, con júbilos y glorias, mostraban por las célebres vitorias. Allí, Orfeo immortales acordes instrumentos pulsó digno, y Anfión,364 con iguales contrapuntos, el punto cual magno
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358. “Condenado a las penas del infierno. Algunos dicen prescito” (Aut., s.v. “Precito”). 359. de montes grillos dio: grillos: grilletes. La referencia aquí es al encarcelamiento de Tifeo por Zeus debajo del Lilibeo, del Etna y del Paquino; véase la nota a los vv. 1315 de la canción de Simón de Toro (f. 25r). 360. El verso queda corto; hay que deshacer una sinalefa: sugiero, entre exhalo y anhelo. 361. monte... sobre el cielo: el Olimpo. En las estrofas siguientes se hace referencia a la Titanomaquia, la guerra entre los titanes y los olímpicos que resultó en el vencimiento de aquéllos y su encarcelamiento en el Tártaro. 362. marcido: “Marchito, caído. Marcidus” (Salvá, op. cit.) 363. De cándido vestidos: cándido definitivamente está en singular en el ms.; se puede leer como sinónimo de blanco: ‘de blanco vestidos’. 364. Orfeo... Anfión: de nuevo, la referencia es a su papel como músicos.
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de la capilla, a alados espíritus llevaba concertados. Entra Jove en el cielo, premia a quien instrumentos le dio armígeros365 con que, al fiero desvelo366 de los que contra él fueron belígeros, castigos dio debidos que entre raucos lamentan ya gemidos.367 Jove sacro y divino, que aqueste nombre es justo que te cuadre, pues que fue tu destino ser el que ayuda, regalado padre, a Troya colocado entre los del palacio tachonado. Hoy, cuando el elemento diáfano divides, remontando con vuelo tan exento, y al undécimo muro has ya llegado,368 de haber, fuerte, vencido a Leviatán, titano enfurecido;369 hoy, cuando así comento
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365. Aquí “armígeros” califica a “instrumentos”: “Pronto e inclinado a las armas por su espíritu marcial y guerrero”; “Se suele también tomar en estilo elevado u oratorio por cosa perteneciente a las armas” (Aut., s.v. “Armígero”). 366. “Se toma también por el cuidado grande y diligencia que alguno pone en lo que quiere hacer o lograr” (Aut., s.v. “Desvelo”). 367. que entre raucos lamentan ya gemidos: es decir, ‘que lamentan entre gemidos ya raucos’ (roncos). 368. al undécimo muro has ya llegado: mis investigaciones no han dado con el significado del undécimo muro ni con el sentido preciso en el que se usa aquí; sin embargo, se hace mención del “undécimo muro” en la escena XVI de la obra No hay vida como la honra de Juan Pérez de Montalbán, donde don Carlos pronuncia el siguiente discurso, dirigiéndose primero a Leonor y después, al conde: “Levanta, Leonor, del suelo, / y tú, cualquiera que seas, / que en mi deshonor te empleas / en fe de ese ferreruelo, / pide al cielo que del cielo / bajen alados querubines / que te lleven por las nubes hasta el undécimo muro: / que de mí no estás seguro / si a los cielos no te subes” (Tesoro del teatro español desde su origen hasta nuestros días, t. 4, ed. Eugenio de Ochoa, Paris, Librería Europea de Baudry, 1838, pp. 179-180). 369. Leviathán, titano enfurecido: aquí el autor hace de Leviatán, el monstruo marino en el Antiguo Testamento que ha sido relacionado con Satanás, un titán enfurecido; así se sigue con el subtexto de la Titanomaquia que está presente a lo largo del poema.
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entre pulsadas liras tus blasones, celebra el instrumento de músicos alados con canciones, bucólicos, estima las que México amable te victima;370 vejación371 le redime372 divino redentor, grillos desata, con que triste se oprime;373 mira que su remedio se dilata, la hidropesía fiera,374 se le va confirmando: no, no muera.
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El tercer premio sacó el bachiller Diego Ramírez de Villegas, cuya justicia fue tan clara que, sin conocerle ninguno de los señores jueces, que375 concurrieron: unanimi consensu376 se le dieron. Dánsele 4 cucharas de plata. Letra Cuatro cucharas os dan las musas con mil placeres:
370. México amable te victima: tiene que ser victimar no en el sentido de matar, sino más bien en un sentido latino, el de sacrificar u ofrecer como sacrificio (“proebere se victimam rei publicae, Cicerón, ofrecerse como víctima del bien público: sacrificarse en aras de ese bien”, Agustín Blánquez, Diccionario Latino-Español/Español Latino, Barcelona, Ramón Sopena, 1985, s.v. victima, -ae). México “victima” —ofrece— estas canciones, o liras, a Nolasco como ofrendas para que ayude a que se bajen las aguas de la ciudad. 371. vejación: “El mal trato que se le hace a alguno, o la persecución con que se le obliga a padecer alguna pena o trabajo” (Aut., s.v. “Vexación”). 372. le redime: es decir, ‘redímele’: no es raro en la época que el enclítico se anteponga al verbo. Hayward Keniston estudia la posición de los pronombres personales con respecto al verbo; véase Keniston, op. cit., pp. 89-112. 373. con que, triste, se oprime: es decir, Nolasco, redentor de cautivos, desata los metafóricos grillos —las aguas opresivas— de la Ciudad de México, que estaba triste y oprimida debido a ellos. 374. “Enfermedad causada por un conjunto de aguas que se hace en alguna parte del cuerpo: la cual suele proceder de beber con exceso, y causa hinchazón” (Aut., s.v. “Hidropesia”): obviamente, aquí es una alusión a las inundaciones, el tema del concurso. 375. que, sin...que: ha de tratarse de un simple error la repetición de que aquí. 376. unanimi consensu: consenso unánime.
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esconded, que son mujeres y quizá os las pedirán. [Liras] Si alguna vez al cielo lágrimas llegar pueden, y gemidos del afligido suelo, prestad, Nolasco, atentos los oídos, mientras que en triste canto un mar lloran mis ojos, y otro canto.377 Vos, pues, que en las regiones do nunca habita el mal fijáis las huellas, y en cándidos vellones regís familia racional de estrellas,378 volved la vista al suelo, pues ser piadoso no lo estorba el cielo. México, a vuestras plantas, hecha mar de agua y piélago de penas, como a quien glorias tantas resolvió el cielo en débiles arenas, os lo ruega, postrada, en lágrimas y en ondas anegada. Aquí templar pudiera el llanto y plectro el triste Jeremías y decir, cuando viera tan trocada ciudad en breves días, “como un mar te suspiro, oh hija de Sïon, cuando te miro”. Del modo que sus galas
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377. canto: es extraño que se use una misma palabra para lograr la rima al final de la estrofa, pero en efecto, se lee canto en ambos versos. Tal vez se trate de una errata de Alavés; sin embargo, opino que puede justificarse la lectura de acuerdo la siguiente interpretación: ‘Un mar lloran mis ojos, y otro mar canto (con mis liras)’. 378. familia racional de estrellas: Tenorio apunta: “La ‘familia racional de estrellas’ son los hermanos mercedarios; ‘estrellas’ porque brillan en el firmamento; ‘racionales’ porque son humanos” (Tenorio, Poesía, p. 368, n. 51).
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de Juno el ave,379 al ver sus pies, humilla,380 así encoge las alas esta del mundo octava maravilla, mirándose a sus solas con pies de barro entre prisiones de olas. ¿Qué importa que las peñas taladre el hierro y la prisión aflojen las continuas aceñas381, y la laguna al mar opuesto arrojen; qué importa los cerrojos echen las nubes, cuando lloran ojos? Vos al agua y al Noto podéis poner, Nolasco, imperio y freno, que el que en un barco roto pudo del mar pisar el ancho seno382 mejor podrá en frenarle, que menos es prenderle que pisarle. Si de Orfeo la lira montes pudo arrastrar y pasmar vientos, si las aguas retira un humano Anfión383 con sus accentos, mejor podéis prendellas,
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379. de Juno el ave: el pavo real. Véase nota a Argos en el certamen de décimas, y también, el Diccionario abreviado de la fábula para la inteligencia de los poetas, pinturas y estatuas, cuyos asuntos están tomados de la historia poética (originalmente escrito en francés por Pierre Chompré; trad. anónima al español, publicada por D. Manuel de Sancha, 1783, s.v. junonia avis, p. 319). 380. de Juno el ave, al ver sus pies, humilla: véanse los vv. 129-131 de la Soledad primera de Góngora (“No a la Soberbia está aquí la Mentira / dorándole sus pies, en cuanto gira / la esfera de sus plumas”) y la nota correspondiente de R. Jammes: “Alude al pavón que, según la tradición, deshace su rueda cuando ve la fealdad de sus pies. Por eso la Mentira (o Lisonja) le está dorando los suyos a la Soberbia, para que siga haciendo rueda” (Góngora, Soledades, p. 224, nota a v. 131). 381. “Especie de molino cuya rueda la mueve la corriente del agua, estando perpendicular. Es voz arábiga que viene de Zinia, que vale artificio o máquina como la de la azeña” (Aut., s.v. “Aceña”). 382. que el que en un barco roto... ancho seno: véase el cuarto certamen, de octavas, que tiene como tema este suceso hagiográfico. 383. Véanse también las liras de Joseph de la Cruz (arriba). Aquí se hace referencia a la potencia de la música creada por estos personajes, y se compara con la potencia de Nolasco de retirar las aguas.
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divino Apolo, en cítara de estrellas. Si una paloma hermosa con un ramo de oliva puso el cielo por señal venturosa, ya no puede anegarse nuestro suelo, pues os ve compasiva blanca paloma con la verde oliva.384 Padre sois amoroso de esta ciudad que, a vuestros pies postrada, el triunfo más glorioso os celebra, que vio la edad pasada, ofreciendo, entre tanto, nueva laguna en piélagos de llanto.
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En este certamen se esmeraron mucho Atilano Vásquez de Prada, Alonso de la Barrera, Alonso de Mena, Pedro Marmolejo Machuca, y otros muchos que por la brevedad no se nombran.385 El bachiller Luis Solano Liras Si en el zafir luciente, que con vestigios de esplendores sellas en solio ya decente, de coturno te sirven las estrellas y, en fúlgidos ensayos, cortés ardor te iluminó de rayos, e invicto patrïarca, redentor de la humana servidumbre,
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384. blanca paloma con la verde oliva: otra referencia a la paloma que mandaron para ver si ya había cesado el diluvio; aquí, la blanca paloma es Nolasco (del mismo color que su hábito), cuya verde oliva será la señal del final de las inundaciones en la Ciudad de México. 385. En el margen izquierdo aquí, están los siguientes nombres: “Atilano, Barrera, Juan Ambrosio, Machuca”. Juan Ambrosio Rojas, quien también participa en los concursos de soneto y de octavas, es el único que solo se menciona en el margen y no en este párrafo, y Alonso de Mena no es mencionado en el margen, pero sí en el párrafo. Siguen, a continuación, las liras de Barrera, de Mena —que están tachadas, pero que he conservado— y de Marmolejo Machuca.
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que en cuanto el sol abarca arden vivas hogueras de tu lumbre, y durará su llama las immortalidades de tu fama, lastimen tus oídos (si numerosos no, tristes accentos), suspiros repetidos: pues los montes harán estar atentos, que a lastimosas señas ni aun duro corazón tienen las peñas.386 Ésta, que en verdes ovas ves sumergida la rizada frente,387 y en cerúleas alcobas peinar madejas de cristal luciente, yo vi, en sus verdes faldas,388 el abril coronado de esmeraldas. México, que hoy apenas conserva el nombre, se llamaba, cuando de sus pródigas venas pelícano, el caudal desperdiciando sobre vagante espuma, tiñó en coral la generosa pluma.389
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386. lastimen tus oídos [...] ni aun duro corazón tienen las peñas: véase el apartado de nuestro estudio preliminar sobre el gongorismo en el certamen. 387. Ésta, que en verdes ovas / ves sumergida la rizada frente: se refiere a la Ciudad de México. 388. Véase “Una nota sobre la letra del manuscrito” en el estudio preliminar. Aquí, la corrección de fray Álvarez cambia completamente el verso original —“yo vi en sus verdes faldas”—; él tacha y añade, y lo deja en “moviéndole en faldas”. 389. pelícano... tiñó en coral la generosa pluma: en Aut., el pelícano es descrito así: “Ave cubierta de pluma blanca y negra, menos el pecho, en el cual tiene un callo bermejo como cicatriz de herida, por lo que se dice que para sustentar sus hijuelos se hiere el pecho, para que en él beban la sangre. Se duda haya tal ave, sino en la pluma de los autores simbólicos, en los poetas y en los pintores; aunque realmente haya un ave llamada pelícano en griego y en latín, muy parecida a la garza, con un penacho de plumas en la cabeza, y con un buche o papo en forma de bolsa” (Aut., s.v. “Pelícano”). Como observa Tenorio, “En efecto, esta ‘costumbre’ del pelícano parece una invención poética; Plinio (Historia natural, trad. Gerónimo de Huerta, Madrid, Luis Sánchez, 1626, lib. 10, 191) habla del ave y no menciona nada al respecto. Sin embargo, se trató de una invención muy socorrida; cf. Góngora: ‘¿Quién, pues, se maravilla deste hecho, / sabiendo que halla ya paso más llano, / la bolsa abierta, el rico pelícano / que el pelícano
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Yo vi su margen bella de Ceres, de Amaltea y de Pomona390 ser grato albergue a aquella parte que de bajeles se corona y hoy con pasos errantes391 mariposas del agua son nadantes. Aquella suntuosa opulencia de máquinas murales,392 aquella selva hermosa de edificios y alcázares reales, ya con húmedo estrago representa tragedias de Cartago.393 Segunda vez394 parece que el líquido, depósito de Acuario, los vientos estremece y, transgresor de ley, es temerario: con espumante guerra el mar se señorea de la tierra. ¡Oh, tú, padre benigno!, a México el amor te mueva, en cuanto bien que castigo digno la justicia se tiempla con el llanto; piadoso, nos auxilia,395 pues corre por tu cuenta tu familia.
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pobre abierto el pecho?’ (soneto ‘Mientras Corinto, en lágrimas deshecho’)” (Poesía, p. 431, n. 5). 390. Ceres, Amaltea y Pomona: las tres representan de alguna manera u otra la fecundidad y la abundancia de la naturaleza. Ceres es la diosa romana de la tierra y de la agricultura; Amaltea (la nodriza de Zeus) evoca el cuerno de la abundancia; y Pomona es la diosa de los frutos. 391. y hoy con pasos errantes: creo que la intervención de fray Álvarez en este verso (a diferencia de en otros) fue solo para remarcar las primeras tres palabras; de todos modos, no me queda otra opción que leer y hoy con, pues no se lee lo que está abajo. Y, de todas maneras, tiene sentido: los “pasos” de las mariposas (sig. v.) son “errantes” (en el sentido de errados), pues ya no vuelan, sino que nadan, debido a la inundación. 392. máquinas murales: es decir, casas y construcciones de la ciudad. 393. Cartago: ciudad de la antigüedad en lo que ahora es Túnez, destruida durante la Tercera Guerra Púnica. 394. segunda vez: segundo diluvio; el primero fue el universal. 395. nos auxilia: auxílianos.
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Persuade de tu parte su indignación, y pídele, asimismo, que el agua que reparte aprisione en la cárcel del abismo: serás, de aqueste modo, ya que no su patrón,396 su amparo en todo.
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Bachiller Alonso de la Barrera Liras En tanto que mi lira en mar amargo, cual en tierra ajena resonando suspira, oídos da a mi pena de tristes llantos y gemidos llena. México soy, y lloro de mi antiguo esplendor ya renegrido; en nuevos mares lloro, que imito en el gemido la tórtola que ve preso su nido. ¡Oh, si vistosa ahora luciera, cual solía, cómo diera para tu noche aurora, y, rica, te ofreciera soles brillantes que a tus pies rindiera! Mas pobre y anegada en cárcel de cristal, sin lucimiento, estoy tan desdichada que en vez de heroico accento mil lástimas, Nolasco, triste cuento. A ti, como cautivo con cadenas de amor, llorosa invoco, que estoy muriendo, y vivo, y en la prisión que toco sin ti, Nolasco, mi remedio es poco.
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396. Es decir, “ya que no su patrón” porque Nolasco no era (ni es) el santo patrón de la Ciudad de México.
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Tu nombre alegre avisa que eres roca y al mar aplicas freno; Pedro, mis aguas pisa, que, estando de amor lleno, por ti pisadas, buscarán su seno. Cual el arco vistoso,397 en mi tormenta sales, ostentando que puedes, poderoso, las aguas retirando, ser redentor de quien te está llamando. Tu rostro hermoso asoma al diluvio crüel que me cautiva, ¡oh, cándida paloma!, y del pico reciba, hechas las paces, la frondosa oliva. Sobre las aguas corres como Dios, y las aguas obedecen; si tú no me socorres verás cómo perecen templos que, vivos, tanto te engrandecen. La voz a mi garganta ronca se queda en tal desasosiego, y el canto que levanta, en tanto que a ti llego, es decirte, Nolasco, que me aniego.
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397. el arco vistoso: el arcoíris.
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Alonso de Mena Liras 398 Alegres regocijos hagan, Nolasco, en vuestro nombre santo, vuestros queridos hijos; México ilustre se engrandezca tanto, con gusto, con festines, cuanto vos por la Virgen en maitines.399 Celebren vuestro día la patria vuestra y mi querida España; gustoso, en Berbería400 de vos espere una divina hazaña el mísero cautivo que en hierros muere, y os espere vivo. Del uno al otro polo, más que humanas canciones os dediquen y más que el mauseolo,401 divino Pedro, templos os fabriquen y mi péndola errante lira os ofrezca por que yo la cante: aquésta,402 ya no hermosa, un tiempo bella, cuando Dios quería;403
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398. Estas liras de Alonso de Mena están tachadas con una sola tachadura de la esquina superior derecha a la inferior izquierda, y en el f. 29v, se advierte lo siguiente, lo cual suprimo en la transcripción pero reproduzco aquí: “en lugar de esta se ha de poner la composición de Juan Ambrosio Rojas, que comienza ‘Ahora que triunfante’, et caetera”. Sin embargo, no están las liras de Ambrosio Rojas. “Restauro” las liras de Mena, pues se leen muy bien y, por lo comentado en el f. 28r, sí estuvo entre los poetas que “se esmeraron” mucho con sus liras. 399. cuanto vos por la Virgen en maitines: referencia a la anécdota hagiográfica en la que se basa el tercer certamen aquí: véase este, así como su “proposición” en nuestro Apéndice I. 400. gustoso, en Berbería: “el mísero cautivo” (v. 11) es gustoso no por estar encarcelado en Berbería, sino porque tiene la esperanza de que Nolasco lo rescate. 401. mauseolo: ortografía poco usada de mausoleo (DLE); sirve para rimar con “polo”. 402. aquésta: la referencia es la Ciudad de México que “ya no [es] hermosa” y cuya “alma quiebra” debido a las inundaciones, el tema de este sexto certamen. 403. un tiempo bella, cuando Dios quería: cf. el soneto X de Garcilaso, “¡Oh dulces prendas por mi mal halladas, / dulces y alegres cuando Dios quería ...”. (Garcilaso de
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esta que, por famosa, a las del mundo todas excedía; aquesta que os celebra fiestas dichosas cuando el alma quiebra. Perdió México ilustre sus grandezas, realces y colores; la tez perdió aquel lustre que diestros admiró tantos pintores; inmundo ya, el elemento la desencaja y saca de su asiento. Las aguas licenciosas en ella entraron con fatal destrozo, sospecho que envidiosas de ver, con la grandeza, con el gozo, que, enamorada de ella, brillante le avecina estrella404 hermosa.405 A vos aplaude ahora y, esforzándose más de lo que puede, os busca y enamora por que con favor vuestro libre quede de aquel que la aprisiona y, atrevido, sus techos desmorona. En la divina corte sois gran privado406 del Señor del cielo; amor os pide un corte:407 dádsele vos, y dadle algún consuelo, que por vos libertada
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la Vega, Obras completas con comentarios, edición crítica de Elías L. Rivers, Madrid, Castalia, 1974, p. 92). 404. La palabra está incompleta en el manuscrito como ha llegado a nuestros días; solo se lee estre, pero tiene sentido estrella y con ella salen las 11 sílabas. 405. envidiosas... estrella hermosa: también en las liras de Pedro Marmolejo se refiere al concepto de la posible “envidia” que las aguas puede haberle tenido a la Ciudad de México (aquí, porque “le avecina estrella hermosa”, por lo cual decidieron inundarla). 406. privado: “Usado como sustantivo, significa lo mismo que valido, o el sujeto que tiene el valimiento, favor y familiaridad de algún príncipe o superior” (en este caso, “del Señor del cielo”). 407. amor os pide un corte: es decir, un cese (amor pide a Nolasco que ‘corte’ o haga cesar las lluvias).
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vuelva a ser en el mundo celebrada. Si Dios está enojado, quitadle a Dios, ¡oh Pedro!, los enojos, que sois su gran privado, y en vuestros ojos pone Dios los ojos por que el ama se alabe, que, siendo grande Dios, dentro en vos cabe. En esta hermosa dama hijos tenéis: mirad por vuestros hijos; regalando408 os aclama, pide, enamora y hace regocijos y, en fin, favor espera: dádsele vos, Nolasco, antes que muera.
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Pedro Marmolejo Machuca Liras Tú, que en trono de plata pisas, Nolasco, ejércitos de estrellas, y en quietud justa y grata gozas triunfante sobre todas ellas, de aquel Padre increado,409 substancia pura de su fiel traslado; ahora que, amoroso, no en accidentes410 sino en franca puerta reverencias glorioso, la palabra de Dios patente y cierta, donde en dulce armonía todo se goza en un eterno día:
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408. “Se toma también por halagar, acariciar, o hacer expresiones de afecto y benevolencia” (Aut., s.v. “Regalar”). 409. “No criado, atributo propio de Dios” (Aut., s.v. “Increado”) 410. ahora que, amoroso, no en accidentes: “Término muy usado de los filósofos y dialécticos, y se toma por toda calidad que se quita y se pone en el sujeto sin corrupción suya, o por la cualidad que sin riesgo de la substancia puede estar o no estar en ella, como el color, la blancura, etc.” (Aut., s.v. “Accidente”). Es decir, ahora que Nolasco está en el cielo, no en carne propia.
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vuelve a mirar, piadoso,411 de esta noble ciudad no la opulencia, que el tiempo poderoso aún no ha dejado con fatal violencia de lo que antes fue gloria, mínima relación de su memoria; el postrimero estado puedes mirar de su immortal grandeza que en el siglo dorado tanto ostentó su gracia y gentileza que pudo, como estaba, ser de las siete maravilla octava. Sus jardines frondosos pudieran ser envidia en los hibleos412 donde ricos y hojosos trasladó abril tan fértiles empleos que, en distintos colores, fueron lisonja las flagrantes flores. Mas ya el tiempo inclemente, rompiendo al mar el límite arenoso, le dio entrada eminente a quien fuere enemigo poderoso: dio por prisión ingrata en cárcel de marfil, grillos de plata.413 No sé si fue de envidia que destroncara el agua beldad tanta, que la virtud fastidia aunque florezca en invisible planta; y, envidiosa de vella,414 culebra de cristal se enrosca en ella.415
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411. vuelve a mirar piadoso: hasta aquí está el predicado del sujeto introducido en el v. 1 del poema (tú). 412. hibleos: jardines hibleos, famosos por su belleza, su riqueza y su miel. 413. Véase mi nota al v. 8 de las liras de Joseph de la Cruz (f. 27r). 414. envidiosa de vella: también en la 6ª lira de Alonso de Mena se refiere a las aguas como “envidiosas” de la Ciudad de México y que por eso la inundan. 415. cárcel de marfil... se enrosca en ella: como comenta Tenorio, “Tanto la ‘cárcel de marfil’ cuanto los ‘grillos de plata’ aluden, por medio de los metafóricos ‘marfil’ y ‘plata’, al agua que tiene postrada a la ciudad de México. ¿Será la ‘cárcel de marfil’, a
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Si obliga esta mudanza, Nolasco heroico, vuestros tiernos ojos, alentara esperanza de nueva posesión en sus enojos, siendo en su pena esquiva blanca paloma con la verde oliva. Y si el mar proceloso se humilla a vuestra voz y os obedece, encarcelad,416 piadoso, menos abismo (que espumoso crece) que quien todo lo ordena por soberbio le dio prisión de arena.417 Tenga México ilustre en vos su amparo y patrocinio santo, pues con grandeza y lustre tanto os estima y os celebra tanto. Dad de su amor indicio, si hacer mercedes es en vos de oficio.418
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Séptimo certamen Saturno, a quien pintaban los antiguos (que casi todos eran pintores) criando el universo419, pidió una glosa en que se tratase de la maravillosa fundación de nuestra sagrada Orden de Nuestra Señora
pesar de las evidentes diferencias entre los asuntos referidos, una ocurrencia de Marmolejo a partir de la evocación gongorina ‘prisión del nácar’ del soneto ‘Prisión del nácar era articulado’? Qué decir de la ‘culebra de cristal’ [del v. 42 en el poema de Marmolejo], su origen es más que evidente: ‘...el istmo que al Océano divide, / y, sierpe de cristal, juntar le impide...’ (Soledad I, vv. 425-426); pero ¡qué va del término culebra al de sierpe!” (Tenorio, Gongorismo, p. 49). 416. Se juega con la idea de que Nolasco era libertador de cautivos; ahora se le pide ‘encarcelar’ al mar. 417. encarcelad, piadoso, / menos abismo [...] / que quien todo lo ordena / por soberbio le dio prisión de arena: se pide a Nolasco que encarcele el abismo de aguas en la Ciudad de México, que es “menos abismo” que el de todos los mares a los que Dios, en el comienzo de los tiempos, les dio prisión de arena por soberbios (para que no se salieran de control). 418. si hacer mercedes es en vos de oficio: juego con “mercedario”. 419. Saturno, a quien pintaban los antiguos (que casi todos eran pintores) criando el universo: véase el apartado sobre el séptimo certamen en el estudio preliminar.
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de la Merced que encargó Dios a nuestro glorioso padre san Pedro Nolasco. La letra que se propuso por texto para las glosas fue ésta: Nolasco santo, pues vos La Merced fundáis, podéis decir que con lo que hacéis hacéis mercedes de Dios.420 En este certamen hubo casi cincuenta composiciones o glosas del dificilísimo texto que se propuso. Aquí se verificó que siete mujeres pretendían con reñido litigio un solo marido que había entonces (Isaías),421 y ha costado inmenso trabajo contentar con pocos premios a tantos y tan lucidos combatientes merecedores de él. En este hormiguero de poetas se aventajaron los siguientes, los cuales todos lo son a boca llena, por ahorrar de especiales episodios a cada uno. El primer premio, por una glosa no ordinaria, se le adjudica debidísimamente a Antilano Vásquez de Prada, hombre prodigioso en poetizar de repente, en cuyo sujeto se verifica muy bien lo del poeta: [30v] Est deus in nobis agitante calescimus illo,422 porque, como el polvorín, dispuesto en último grado, se enciende e inflama423 con las centellas de Apolo, de improviso, en cuyas obras la presteza no deroga ni rebaja la alteza y subliminidad de sus conceptos. Dásele un bernegal424 de plata. 420. Como se dice debajo de este texto, es “dificilísimo” para glosar, tanto por los encabalgamientos como por la rima en palabras agudas. Yo la puntúo aquí de acuerdo con su sentido como texto independiente, pero en las composiciones que siguen, la puntuación de estos cuatro versos variará de acuerdo con el sentido que les da cada uno de los autores premiados. 421. siete mujeres pretendían con reñido litigio un sólo marido que había entonces: este chiste con el que Alavés se refiere al gran número de composiciones entregadas para ser consideradas para los premios, los cuales eran pocos en comparación con las glosas que recibieron los jueces, se basa (como nos señala Alavés) en una referencia a Isaías 4:1: “En aquel día, siete mujeres echarán mano a un hombre, diciendo: ‘Comeremos de nuestro pan, nos vestiremos de nuestras ropas, pero que podamos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio’”. 422. Est deus in nobis agitante calescimus illo: hay un dios en nosotros; al agitarnos él, nos abrasamos. La cita proviene de Ovidio, Fastos (introd., trad. y notas de Bartolomé Segura Ramos, revisado por A. Ruiz de Elvira, Madrid, Gredos, 1988, VI, 5). 423. Metafóricamente, claro, el que ‘se enciende e inflama como el polvorín’ es Antilano Vásquez. 424. “Vaso tendido y no alto para beber agua o vino. Hácense de varias figuras y por lo regular son de plata” (Aut., s.v. “Bernegal”).
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Letra al premio Recibid el galardón de vuestro trabajo noble, que de plata vale el doble que si fuera de latón.
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Letra a la persona Las Musas os han honrado porque bebéis de su fuente, y ha sido bien decretado que os alaben de pensado,425 pues las honráis de repente.
Glosa Con sus obras ningún santo a Dios mercedes ha hecho, pero vos, Nolasco, en cuanto la Merced fundáis, sospecho que adquiristes honor tanto. Blasonar no pueden dos, entre tantos santos raros, de que hacen merced a Dios; vos sí podéis alabaros, Nolasco santo, pues, vos. Ejemplar426 vuestro no muestra la Iglesia en santo ninguno, que quiere, como tan diestra, que no se atribuya a alguno obra que sólo es vuestra. Y si ejemplar no tenéis, blasonad públicamente de que a Dios merced hacéis vos, que pues vos solamente la Merced fundáis, podéis. A vos os toca el blasón de que a Dios merced hicistes, pues con vuestra fundación
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425. de pensado: “Modo adverb. que vale de intento o consideración antecedente” (Aut., s.v. “Pensado”). 426. Aquí y en el v. 16 se juega con este sentido de la palabra: “Significa también traslado, copia sacada del original o de otra copia” (Aut., s.v. “Ejemplar”). La idea es que Nolasco no tiene “copia”; no hay otro santo como él que pueda blasonar haberle hecho merced a Dios, que es precisamente la exigencia temática de la letra que se glosa en este concurso.
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de La Merced adquiristes el nombre en satisfacción. Y es justo que blasonéis, pues la merced y el amor que a Dios hacéis y tenéis con nada podéis mejor decir que con lo que hacéis. Dios y vos por sus favores sois dos retratos tan vivos que hais427 mercedes y honores, pues vos redimís cautivos si él redime pecadores. Para distinguir los dos, aún es menester la fe, pues Dios solamente a vos permite que digáis que hacéis mercedes a Dios.
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31[r] El segundo premio de la glosa se le aplica al licenciado Pedro Zamudio, que leerá su glosa y se llevará la jarrilla de plata acanalada428 (aunque más se lo glosen)429 señalada en el certamen. Glosa La segunda redención a su pueblo Dios envía, y en tan valiente ocasión sólo un hijo de María ha de enarbolar pendón. Y viendo en Nolasco Dios
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427. hais: habéis. 428. acanalada: acanalar: “Hacer canales en alguna superficie lisa, de suerte que por ellas pueda correr lo líquido, como las conchas estriadas a cuya imitación se hacen las columnas que llaman estriadas, y también las espadas de canales, y así otras cosas” (Aut.). 429. (aunque más se lo glosen): aquí, glosar se usa en el sentido de “interpretar o tomar a mala parte y con intención siniestra alguna palabra o proposición” (Aut., s.v. Glosar); es decir, él leerá su poema y se llevará la jarra de plata aunque los otros se lo tomen a mal; es otro fruto del sentido del humor de Alavés.
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tal redentor, luego dijo, “Si ha de ser uno de dos, no habiendo de ser mi hijo, Nolasco, santo, pues vos”. Animoso echó la red430 y, acrecentando favores, sobre juros de hambre y sed, fundó, en la misma merced de Dios, la de Redentores. Pedro, no os adelantéis; por uno ciento volvéis, como Dios; no deis así sus tesoros, pero si La Merced fundáis, podéis. Y que podéis es muy llano, sin dificultad alguna, como viceCristo humano, pues Dios, estando en la cuna, os puso el cielo en la mano.431 Mucho a Cristo os parecéis en el poder que tenéis de que liberal432 os vemos, y no es mucho que podemos decir que con lo que hacéis. Cristo, la merced que hizo, digno de eterno renombre, fue merced que al hombre hizo, que, muriendo como hombre, a su padre satisfizo. Y así, diremos que vos, Nolasco, en mercedes dos,
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430. echó la red: echar la red: “Frase metafórica que significa hacer todas las diligencias para conseguir algún fin” (Aut., s.v. “Red”). 431. estando en la cuna, / os puso el cielo en la mano: puede ser una referencia al panal que hizo un enjambre de abejas en la mano de Nolasco cuando este era todavía pequeño, lo cual es el tema del primer concurso de nuestro certamen (véase estudio preliminar y primer certamen). 432. liberal: generoso.
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cuando en Argel ofrecida dais por el hombre la vida, hacéis mercedes a Dios.
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El tercero premio se da a Andrés Lagarto antes que él se lo lleve, el cual le mereció con su glosa pintada con curiosas líneas por que se pareciese a la interlineal.433 Dásele una cajita de plata grabada para rosario. Letra Si son celestiales flores del rosario los extremos, con acuerdo lo ponemos en una caja de olores.
[31v] Glosa Nolasco, pues la excelencia de redentor alcanzáis, tanta ostentáis preeminencia que a ser por gracia llegáis lo que Dios es por esencia. Que haber redentores dos sólo es dado a vos y a Dios; y así no dude ya el mundo quién es redentor segundo, Nolasco santo, pues vos. Si otro Dios haber pudiera, vuestro fuera este favor, que Dios, que os puso en esfera de sin igual redentor, su divinidad os diera. Mas, ya que ésta no alcancéis, demás de que hoy excedéis en oficio al mayor santo,
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433. “Se llama la glosa de la Biblia, que es una interpretación que se hace de ella entre versículo y versículo” (Aut., s.v. “Interlineal”).
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ser un dios por gracia, en cuanto La Merced fundáis podéis. Que aunque es María instrumento de esta merced, eslo Dios de su primer movimiento, como lo habéis sido vos de su fundación y aumento. Pues si cuanto proponéis, redentor, fundado veis, no menos honrando estáis a Dios, con lo que mentáis decir que con lo que hacéis. No hay quien iguale ni exceda a Dios, y así no hay de quien recibir mercedes pueda; mas el que recibe el bien por inferior de otro queda. Dios, pues, recibe de vos la libertad de uno y dos y de infinito cautivo; luego, con este recibo,434 hacéis mercedes a Dios.
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El cuarto premio se añidió para Diego de Ortega, privado de la vista natural, poeta a las derechas, parecido a Homero en la profesión y en la falta de la vista (Textor).435 En vista y en revista salió premiado, porque se sabe que no compone con Gomecillo;436 con que se premian sus coplas, que no son de ciego.437 Dásele un anillo de oro con tres piedras azules, que no le verá de sus ojos aunque lo traiga en la mano.
434. “Lo mismo que recibimiento” (Aut., s.v. “Recibo”). 435. Parecido a Homero... (Textor): Alavés habrá sacado el tema de Homero y su ceguera de la Officina de Ravisio Textor. 436. “Lo mismo que Lazarillo de ciego” (Aut., s.v. “Gomecillo”). Se hace una ligera broma respecto a la ceguera del autor premiado al aseverar que se sabe que Ortega compone sin un ayudante o guía. 437. sus coplas, que no son de ciego: se juega con el nombre “romances de ciego” con el que se denomina a los romances populares que circulaban en pliegos y que frecuentemente fueron recitados y vendidos por personas con discapacidad visual.
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Letra Paréceme que dejáis desde hoy el Gomecillo, pues con el precioso anillo desde lejos acertáis.
32[r] Glosa Nolasco, vos redimistis; Cristo obró la redención; luego, si a Cristo seguistis con divina perfección, retrato de Cristo fuistis.438 Si este oficio quiere Dios que esté, pues, entre los dos, quién duda en tal ejercicio que sois Cristo439 en el oficio, Nolasco santo, pues, vos. Vestida del sol, María, medio440 en redimir el mundo, una noche que fue día a Jaime, vos y Raymundo441 os coronó de alegría.
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438. redimistis... seguistis... fuistis: ignoro el motivo por la preferencia de una rima en istis, forma verbal arcaica. 439. Cristo: está abreviado como Xo, como era común en los manuscritos de la época (véase “Xo” en Diccionario de abreviaturas novohispanas, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, http://www.iifilologicas.unam.mx/dicabenovo/index.php?page=muestra-lista2 [consultado el 16 de enero de 2017]). 440. medio: María es medio —es decir, ella media— entre el mundo humano y el divino. 441. a Jaime, vos y Raymundo: es decir, a Jaime I de Aragón, a Nolasco y a san Raymundo de Peñafort; según la tradición, la Virgen se les apareció a los tres: véase el capítulo III de nuestro estudio preliminar y, también, Joaquín Aramburo, Relación de la fiesta que la real, ilustre y venerable congregación de Nuestra Señora de la Esperanza y salvación de las almas de la ciudad de Barcelona celebró en su propia iglesia el día 25 de marzo de 1831 [...] de haberse declarado el rey nuestro señor don Fernando Séptimo, Barcelona, Imprenta de los herederos de la viuda Pla, 1831, ilustración 21 y nota correspondiente.
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“Vos la Merced fundaréis, –os dijo– redimiréis, a Cristo imitando así porque ser redentor, si la Merced fundáis, podéis. Será en el mundo extendida mi sagrada religión, en virtud esclarecida, y os dará su fundación la corona merecida. Si, viendo que florecéis, preguntan «¿cómo podéis alcanzar tanto de Dios?», con seguro podéis vos decir que con lo que hacéis”. ¿Quién duda que, de rodillas, Nolasco, estando en el suelo, elevado en maravillas, se contemplaba en el cielo entre angélicas cuadrillas? ¡Qué coloquio el de los dos!442 María repite, “vos, haced alegre este oficio, que en hacerme a mí servicio hacéis mercedes a Dios”.
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El quinto se acrecentó para el padre fray Luis Ortiz de la Orden de Nuestro Glorioso Padre Santo Domingo. Dásele una imagen de carey guarnecida de oro en que está pintada santa Catalina mártir,443 por que le libre Dios de las navajas de los poetas que no salieren premiados. 442. ¡Qué coloquio el de los dos!: Es decir, entre Nolasco y María. 443. Catalina de Alejandría vivió en el siglo iii o iv; desobedeció al emperador Majencio cuando este ordenó que todos los súbditos sacrificaran a los dioses y, en cambio, “hizo la señal de la cruz. Dirigiéndose después al emperador, le reprehendió exhortándole a conocer al verdadero Dios” (“Catalina de Alejandría”, Diccionario de santos, ed. Claudio Leonardi, Andrea Riccardi, Gabriella Zarri, Barcelona: Editorial San Pablo, 2000, p. 447). El emperador intentó convencerla de varias maneras de su error, pero al no lograrlo, decidió torturarla: “A tal fin hizo construir un instrumento de tortura consistente en cuatro ruedas provistas de cuchillas afiladas” (loc. cit.): a este aspecto
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[Letra] Una vitela os aplico, porque en la Helicona altura cantáis con mucha dulzura de pájaro dominico.444 Glosa Si Dios piedra os quiso hacer de tan alta religión, mientras más llega a crecer en grandeza, es fuerza ser más alto vuestro blasón. Porque si a Dios santo dais en la orden que fundáis, y sois de Dios viceDios, lo menos es que seáis Nolasco, santo pues, vos. Quien tan santo fue en el mundo santos debía engendrar; más blasones se os debe dar, que con poder sin segundo santos pudistes fundar. Y, pues, por ellos crecéis, y vos santos los hacéis, crecer a más que a ser santo, si por levantaros tanto La Merced fundáis, podéis. Fundar religión tan santa, que, cual una fértil planta,
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hagiográfico es al que hace alusión Alavés arriba con la mención de “navajas”. Catalina salió ilesa de la tortura, “pero las ruedas se rompieron y provocaron la muerte de muchísimos soldados paganos” (loc. cit.). Después fue decapitada. 444. pájaro dominico: obviamente, por lo que escribe Alavés (“cantáis con mucha dulzura / de pájaro dominico”) se refiere al jilguero, “Pajarito pequeño y hermoso, de plumas de varios colores, bien conocido, y aunque encerrado en breve prisión de una jaula, canta dulce y alegremente” (Aut., s.v. “Xilguero”), que en México, en efecto, se llama “jilguero dominico”, y definitivamente no al pájaro llamado “dominico” actualmente en Cuba (“Pájaro de plumaje negruzco con manchas blancas, que produce unos chillidos desagradables”, DLE, s.v. “Dominico”).
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a Dios hijos santos dio, es lo que más os subió a gloria y grandeza tanta. Y por que más claro quede el modo con que ascendéis a la gloria que tenéis, cualquiera obra vuestra puede decir que con lo que hacéis. Sois Atlante445 y redentor, pues, causando al mundo asombros, con fuerzas que os da el amor fundáis sobre vuestros hombros hijos de tanto valor. Y, pues, mercedes fundáis, y dellas a Dios dais vos santos con que más le honráis, tantos cuantos santos dais, hacéis mercedes a Dios.
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El sexto premio se hizo para el padre fray Felipe de Sámano, de la misma orden,446 que tanto se singularizó en festejar a nuestro santo. Dásele una vitela de la Concepción de carey, con este lema o título: [Letra] Preciosa vitela os dan las hermanas de Aganipe447
445. Sois Atlante: mientras que en el concurso de décimas, los “dos Atlantes” representaban a san Pedro y san Pablo, quienes le encargaron el cuidado de la oliva a Nolasco en su sueño, aquí la referencia es más directamente a la historia del gigante mitológico, quien fue condenado a sostener el cielo sobre sus hombros (Grimal, Diccionario, s.v. Atlante); de ahí que Nolasco, “con fuerzas que os da el amor” funda “hijos de tanto valor” (cf. vv. 33-35). 446. de la misma orden: es decir, de la misma orden que el ganador del premio anterior (la de Santo Domingo). 447. Aganipe: una fuente en el Helicón asociada con las Musas; en Pausanias: “En el Helicón, yendo hacia el bosque sagrado de las Musas, a la izquierda está la fuente Aganipe — dicen que Aganipe es hija de Termeso: este Termeso corre junto al Helicón —, y yendo por el camino directo hacia el bosque sagrado hay un retrato de Eufeme esculpido en una piedra” (Descripción de Grecia, IX, 29.5).
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con que ya tendría Felipe caudal con que compre pan. Glosa Por imitar la elección de Cristo, la Virgen piedra os hace de su religión, Pedro, singular blasón: no podréis tener más medra. Piedra puesta en La Merced sois, por la madre de Dios, para que valgas por dos: tal favor agradeced, Nolasco santo, pues, vos. Porque es justo agradezcáis haceros piedra primera de la religión que dais a la fe, en la cual fundáis, religión tan verdadera. No es mucho, así la fundéis, pues autoridad tenéis de la Virgen, ¡ay de mí! Si no dijera que, si La Merced fundáis, podéis, por sospechosa tendría cualquier dudosa porfía, porque según lo que he visto, si el un Pedro es viceCristo, vos sois el viceMaría. Alguno preguntará con qué o por qué merecéis el título que se os da: la Virgen, Pedro, podrá decir que con lo que hacéis.
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Con lo que [hacéis, de profundo]448 asombráis, siendo segundo Cristo, pues sois redentor: tanto os subió con su amor la mejor mujer del mundo. Tanto, que dicen de vos que en uno sois, Pedro, dos: de la Iglesia dos Atlantes, y que con fuerzas gigantes hacéis mercedes a Dios.
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Séptimo premio se le dio a Bartolomé Montes449 Pernía y Girón, cuya glosa fue muy bien recibida y mejor despachada. Dásele un rosario de coyol450 fino y bien torneado, si bien la glosa no fue de tornillo.451 Letra Por que se dé a su poesía el vivo que se desea,452 quieren las Musas que lea su composición Pernía.
448. Con lo que [hacéis, de profundo]: lo que está entre corchetes es mi reconstrucción de la segunda parte del verso, pues la parte superior del folio está cortada y no se lee claramente lo que dice después de “con lo que”. 449. Montes: en realidad es bastante difícil leer la última letra del primer apellido, pero dado que existe hasta la fecha el apellido “Montes Pernía”, he optado por leerlo así. 450. “Palmera de mediana altura, de cuyo tronco, provisto de espinas largas y fuertes, se extrae una bebida que fermenta rápidamente. Produce en grandes racimos una fruta de pulpa amarillenta y cuesco durísimo y negro del que se hacen dijes y cuentas de rosario, botones, sortijas y otros adornos” (DLE, s.v. “Coyol”). 451. de tornillo: se juega con el apellido del autor ganador y el pernio (gozne) cuyas partes se pueden unir con un tornillo. 452. Por que se dé a su poesía / el vivo que se desea: el vivo: para mí con “vivo” se refiere al premio que se ganó Pernía, un rosario de coyol; por eso, la acepción más cercana sería esta, aunque no está en Aut.: “Filete, cordoncillo o trencilla que se pone por adorno en los bordes o en las costuras de las prendas de vestir” (DLE, s.v. “Vivo”). Otra posibilidad sería entenderlo como una alusión a que los poemas se leen en público o “en vivo”; ‘darle el vivo que se desea’ sería como ‘darle el reconocimiento en vivo que se desea’.
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Glosa Quien, Nolasco, a su deseo propone una religión, hará con nombre y blasón de la Merced por trofeo, de cautivos redención. Y el celo que en él se entraña de ganar almas a Dios le dice en ansia tamaña: ¿dudáis quién hará esta hazaña? Nolasco santo, pues, vos. Vos, que todo lo ha podido vuestro deseo inflamado que en vos fundáis, de Él fiado, y por eso os ha escogido: por fundador bien fundado. Que no pudierais con vanas fuerzas hacer lo que hacéis (que vanas son las humanas), y porque en las soberanas la Merced fundáis, podéis. Y aunque Luzbel con sus redes quiso impedir tan gran hecho, vos hacéis a su despecho la Merced con las mercedes de las que no pagó pecho.453 Mas, decidme, ¿con qué el paso del cielo ensanchado habéis y cerráis el del occaso? Mas ya os oigo (¡raro caso!) decir que con lo que hacéis. [Falta el verso completo]454
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453. “Significa también el tributo que pagan al rey los que no son hijosdalgo”; “Por extensión se llama la contribución o censo que se paga por obligación a cualquier otro sujeto que no sea el rey” (Aut., s.v. “Pecho”). 454. [Falta el verso completo]: Desgraciadamente, la parte superior del f. 33v está cortada, de modo que no se lee el primer verso tanto de esta quintilla como de la siguiente.
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que hacéis a Dios gran valor la prueba de vuestro amor si en ellas le imitáis tanto que sois también redentor. [Falta el verso completo] Dios de su amor, y así vos le mostráis el vuestro en eso, que es en lo sumo, y por eso, hacéis mercedes a Dios.
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El octavo se guardó con todo cuidado para Hernando Ceballos. Dánsele tres rosarios de hueso por que tenga que roer en el premio.455 El uno es colorado, que denota la fineza de su vena, y los dos blancos, porque con su poesía honró mucho el hábito mercenario. Letra Cuando vuestras coplas vio Un pabellón que hoy está el senado, decretó en Acapulco,456 y vendía (y lo atestiguo así) con la priesa que conviene, se os dé premio de por sí por que digáis mientras viene y se os dará de por no. que es el premio muy allá. Glosa Fundó en su imaginación Saturno que hubo creado el orbe, que no le ha dado la luz de la creación, que está obscuro y abismado.457 Dios del cielo con poder señaló de acá entre nos que ha de ser uno de dos: en san Pedro está el poder:
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455. roer en el premio: se hace juego respecto al material del premio (hueso). 456. pabellón que hoy está en Acapulco: aquí, probablemente un puesto ambulante para vender, que es de donde proviene el premio que se le da a Hernando Ceballos. 457. Fundó en su imaginación / Saturno que hubo creado / el orbe: de todos los poetas premiados en el séptimo certamen, Ceballos es el único que atiende a lo especificado en la convocatoria del certamen.
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Nolasco santo, pues, vos. Si el cielo os ha señalado lucero, sol, luz y día, fundador sois por María y don Jaime,458 gran soldado de esta santa compañía. Con vos nunca habrá vaivenes, porque hacéis cuanto queréis, y de Dios poder tenéis; de su madre son los bienes; la merced fundáis, podéis. De general el bastón tenéis florido, y la barca, cadena459 y presos abarca, que es santa la redención de los soldados que marca. Patriarca redentor, pues la gloria excelsa veis con la Iglesia que ponéis, es la caridad y amor decir que con lo que hacéis. Dominus populo suo redempción misit,460 muestra la orla,461 sutil maestra, ciencia es de águila y búho462 que ciñe la esfera vuestra. Y pues sois santo y cristiano,
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458. fundador sois por María / y don Jaime: es decir, ‘por María y por don Jaime’. 459. De general el bastón... cadena: se refiere al bastón con el que se le representa comúnmente a Nolasco, y la cadena que es un símbolo típico de la Orden de la Merced (por representar el cautiverio del que esta orden redime a los cautivos). 460. Dominus populo suo redempción misit: se refiere a un canto navideño, “Redemptionem misit dominus populo suo...”, “El señor mandó la redención a su pueblo”. 461. “En el blasón es una pieza honrosa hecha en forma de un filete y puesta dentro del escudo, aunque separada de sus extremos otra tanta distancia como ella tiene de ancho, que por lo ordinario es la duodécima parte de la mitad del escudo, que corresponde a la mitad de la bordura” (Aut. s.v. “Orla”). 462. águila y búho: referencia a sus respectivas características simbólicas, la inteligencia y de la sabiduría.
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bien podéis entre los dos, dando absolución a nos, por que escribáis más ufano hacéis mercedes a Dios.
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34[r] El nono y último premio se dio a un vizcaíno incógnito que no sacó a luz su nombre, y remitió la composición con una carta, y gustaron los señores jueces que en este ilustre auditorio se leyesen ambas cosas. Dásele en premio una imagen de carey llana, por serlo mucho la gente de la nobilísima Vizcaya.463 Glosa y carta (ojo)464 En este certamen parecieron muy bien las glosas siguientes, que saldrán premiadas con honra y fama (que acerca de los sabios es el premio superior), cuyos dueños son: el padre fray Antonio Gómez de Monzón, el padre fray Francisco de Villalobos, el padre fray Juan Carrillo de la Orden de Nuestro Padre San Francisco, el padre fray Miguel de Linares de la Orden de Predicadores, el licenciado don Gerónimo de Alzate, doña María de Estrada y Medinilla, Antonio de Acosta, Juan Rodríguez de Abril,465 Juan de Castañeda y Cueto y el bachiller Juan Maya y Quiñones, cuyos nombres irán al margen de sus composiciones, donde cogerán flores para tejer guirnaldas con que coronen sus sienes, dignas de triunfante lauro. Son por todas 10.
463. llana, por serlo mucho la gente de la nobilísima Vizcaya: mis investigaciones no dieron con ninguna respuesta a la pregunta de por qué es llana la gente de Vizcaya. 464. Faltan la glosa y la carta del vizcaíno; el “ojo”, apostilla que he metido, probablemente se relaciona con su omisión. Lo que sigue es un comentario de Alavés, como los que se encuentran al final de otros certámenes del manuscrito también, en el que da el nombre de otros autores cuyas glosas para él son dignas de mención. 465. Juan Rodríguez de Abril: no está claro si está subrayado o tachado en el original, pero dado que en la apostilla que he metido al final de este párrafo dicen que son 10 glosas premiadas en honra, y con Rodríguez de Abril son, en efecto, 10, para mí no se trata de una tachadura.
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Octavo certamen En el octavo y último certamen se pidió un soneto a lo faceto466 en alabanza de san Pedro Nolasco y de su sagrada familia de redentores, con estos consonantes forzosos: Nolasco, abejas, ovejas, peñasco; fiasco, orejas, cañahejas,467 damasco;468 celada, vasija, loa; espada, baratija, canoa. Este último certamen se pareció al primero en ser un enjambre de abejas que acudieron a la miel del premio. Hubo casi cincuenta sonetos facetos que hicieron maravillosa pepitoria de los pies ridículos que se señalaron. Distribuyéronse los premios con el orden siguiente. [34v] El primer premio saca en este certamen el licenciado Francisco Ortiz de Saavedra, que es un cubilete de plata grande. Letra Con bravo re-mi-fa-sol el cubilete os llevad, trae para autoridad un negro y un quitasol.
466. “Discreto y chistoso en el hablar e inventar cuentos graciosos. Es voz de poco uso” (Aut., s.v. “Faceto”). 467. “Planta de la familia de las umbelíferas, de unos dos metros de altura, con raíces crasas, tallo recto, cilíndrico, hueco y ramoso, hojas divididas en tiras muy delgadas y flores amarillas. Por incisiones hechas en la base se saca una gomorresina parecida al sagapeno” (DLE, s.v. “Cañahejas”). 468. En el original aquí dice otra vez peñasco, lo cual claramente es un simple error cometido por Alavés, pues en todas las composiciones premiadas dice damasco, por lo que lo he corregido arriba. Lo pongo con minúscula aquí para que se entienda de manera más genérica. Los poetas aprovecharon las múltiples acepciones de la palabra en sus respectivas composiciones; cuando se refieren a la ciudad, lo pongo con mayúscula. La relevancia de Damasco, con mayúscula, en la vida de san Pedro Nolasco la aclara Pedro Francisco García Gutiérrez: “poco después de morir su madre [Nolasco] va a Tolosa a casa de su tía, la condesa de Narbona. Era la época de las herejías albigenses. Para evitarlas rezaba constantemente a la Virgen, sobre todo a una imagen traída de Damasco que había empezado a manar agua y que era tenida por muy milagrosa” (“Iconografía mercedaria”, Estudios: revista trimestral publicada por los Frailes de la Orden de La Merced, núm. 149 (1985), p. 34.
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Soneto faceto ¿Es golosina, padre fray Nolasco, antojársele, que es panal de abejas, su sacra religión, siendo de ovejas, rebaño santo, cándido peñasco? No me lo dijo el zumo de algún frasco, pues al llegar su balido a las orejas de Saulo, hoy Pablo, en vez de cañahejas, piedras tirará el lobo de Damasco.469 Son de la fe sus frailes la celada, de la sangre de Cristo la vasija, y si no le dan premio a tanta loa, voto a Dios que lo pida con mi espada, que sabe hacer de frailes baratija, y me vaya a Texcoco en mi canoa.
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El segundo, Agustín Adorno, que adornará sus dedos con un anillo de oro con tres esmeraldas. Letra Vuestro soneto sencillo mereció de anillos el don, porque los poetas son, sin renta, obispos de anillo.470
469. lobo de Damasco: me parece que puede ser simplemente una referencia al árabe y, por extensión, al pagano, quien ‘tirará piedras en lugar de cañahejas’ (¿para defenderse?) al llegar el balido de Saulo, hoy Pablo, a sus orejas: (Pablo, el fundador de la Iglesia cristiana, dejó de ser conocido como Saulo cuando se le consideraba ya cristiano; véase Hechos 10-13). 470. obispo de anillo: “El que nombran algunos obispos o arzobispos para que los ayuden a cumplir con la carga de pastor, ya sea por su mucha ancianidad, o estar enfermo, o por ser tan basto el territorio, que por sí solo no puede acudir personalmente a hacer en él las funciones que le tocan” (Aut., s.v. anillo). Como no tienen obispado propio, no tienen mucho dinero, ni el poder correspondiente a un obispo propiamente dicho; es en esto que los poetas se asemejan a ellos.
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Soneto471 Don Quijote el Andante soy, Nolasco, non lloréis nin temáis sandias472 abejas, que ya saben ejércitos de ovejas que en lides soy más tieso que un peñasco. Y si de Fierabrás473 tuviera el frasco mis fazañas llenarán las orejas que jayanes son leves cañahejas aunque esgriman alfanjes de Damasco. Como he defendido, que es celada el yelmo de Membrino, y no vasija, en México sustento vuestra loa. Y que sois redentor con esta espada y de mis armas tanta baratija, en Rocinante, a pie, carro o canoa.
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El tercero sacó a punta de lanza el padre fray Francisco de los Ríos de la Orden de Nuestro Glorioso Padre Santo Domingo, princeps 471. Como mencionamos en el estudio preliminar, al “imitar” jocosamente el habla de don Quijote, el autor de este soneto inserta palabras arcaizantes como nin y fazañas; las conservamos para no alterar el tono del poema. 472. sandias: sandio, -a: “necio o simple” (DLE). 473. Y si de Fierabrás tuviera el frasco: referencia al bálsamo de Fierabrás, cuya leyenda se remonta a los tiempos carolingios y que aparece en la Primera Parte de Don Quijote. Don Quijote le explica a Sancho (cap. X) los efectos milagrosos del bálsamo, y posteriormente (cap. XVII) consiguen los supuestos ingredientes necesarios, lo hacen, y se lo toman los dos. Después de sufrir sudores y vómitos, don Quijote duerme y se despierta sintiéndose de maravilla, por lo que piensa que el bálsamo ha tenido el efecto deseado, mientras que Sancho únicamente experimenta efectos negativos en su sistema digestivo. Como explica Luis Andrés Murillo, el bálsamo de Fierabrás “aparece como tema en el cantar de gesta francés Fierabrás (‘el de feroces brazos’) que se fecha hacia 1170. Según la leyenda épica, cuando el rey sarraceno Balán y su hijo el gigante Fierabrás conquistaron Roma, robaron en dos barriles los restos del bálsamo con que fue embalsamado el cuerpo de Jesucristo, que tenía el poder de curar las heridas a quien lo bebía. Vencido el gigante por Oliveros, y habiéndose hecho cristiano, lo devolvió a Roma el emperador Carlomagno. Se trata de una piadosa leyenda medieval que los contemporáneos de Cervantes conocerían por la traducción de una versión en prosa francesa del siglo xv, la Historia del emperador Carlomagno y de los doce pares de Francia, y de la cruda batalla que hubo Oliveros con Fierabrás (Sevilla, 1525, y reimpresa varias veces), capítulo 17 y capítulo 19” (Miguel de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, I, ed., estudio y notas de Luis Andrés Murillo, Madrid, Castalia, 5ª. ed., 1987, p. 149 n.)
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coquorum474 y el que saborea todos los disgustos de su convento. Dásele un tintero de plata. Letra al premio Si dijere algún pelmazo que no supieron juzgar las Musas, le podréis dar, con el premio, un tinterazo.
A la persona Fortuna se os muestra grata; ya no hay pariente pobre, pues de la ollas de cobre475 subís a un vaso de plata.
Soneto Todos los que dijeren que Nolasco y sus frailes no son panal de abejas son, para mi valor, unas ovejas, y los haré tortilla476 en un peñasco. ¿No temblarán de mi arcabuz y frasco si, en llegando el zumbido a sus orejas, cual si fueran ligeras cañahejas las477 volaré de México a Damasco? No he menester ardides ni celada para abollarlos como vil vasija y salirme de tajo con gran loa. Digan que son panal, porque mi espada hará de sus narices baratija sin que llegue justicia a mi canoa.
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[35v] El cuarto se da a Joseph de Céspedes Ayala Alférez de la Guarda. Dánsele tres cucharas de plata. Letra al premio Cucharas y recucharas
A la persona Todo el auditorio aguarda
474. princeps coquorum: primero de los cocineros. 475. ollas de cobre: objetos que le habrán sido familiares al ganador del premio, por su oficio como cocinero. 476. los haré tortilla: “frase que vale quebrarse una cosa en menudos pedazos o aplastarse” (Aut., s.v. tortilla). 477. las: el antecedente del pronombre es “ovejas”, v. 3.
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se distribuyen ogaño:478 parece que ha entrado el año con monos479 y con cucharas.
que del premio repartáis; repartidlo; no seáis el Alférez de la guarda.
Soneto en que se introduce un soldado que, habiendo sido cautivo en Argel, se muestra agradecido a san Pedro Nolasco y al religioso mercenario que le rescató de la esclavitud en que estaba. Soneto Gracias os doy, santísimo Nolasco cuya dulzura ostentan las abejas, que de vuestro rebaño las ovejas me sacaron de Argel, duro peñasco. El mahometano que renuncia el frasco porque le habló Mahoma a las orejas me quiso taladrar con cañahejas, y colgarme intentó, sin ser damasco. Un pío redentor caló celada y me sacó de lúgubre vasija de la mazmorra, granjeando loa. Soldado soy; ofréscole mi espada, pues haciendo de moros baratija, de Argel me sacó en barco, no en canoa.
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El quinto se dio a Cristóbal de León, que lo mereció muy bien. Dásele una imagen de carey guarnecida de oro, y se mandó que con su soneto se lea una composición en décimas, con que le granjeó de los señores jueces. Letra En tan honrosa ocasión hisistis muestras bizarras
478. ogaño: todavía se registra esta ortografía de la palabra, aunque la más común es hogaño. 479. “Cosa pulida, delicada o graciosa. Es voz del estilo familiar” (Aut., s.v. “Mono”).
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y os llevastis480 por las garras la presa como el león. Soneto Yo soy un valentón, santo Nolasco, a quien si salen turcos más que abejas, degollaré por Cristo como ovejas, cuando armadas vinieran de un peñasco. Mis versos son mosqueta, balas, frasco, con que compongo y descompongo orejas, como quien echa al viento cañahejas, y al mar hinchado piezas de damasco. Y antes, Pedro, que cale la celada, déseme luego al punto una vasija, mientras los cielos cantan vuestra loa: porque si saco la invencible espada, premio no ha de quedar, ni baratija, que no lleve conmigo en la canoa.
Petición del premio en décimas El poeta valentón, noble y docto provincial, hoy en vuestro tribunal presenta esta petición. Pide premio en conclusión; hacedle, padre, favores, que aunque por ciertos temores, aquí a serviros no asiste, sé que en dárselo consiste la honra de los cantores. Y al muy más que reverendo padre Herrera,481 mi señor,
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480. hicistis [...] llevastis: forma verbal arcaica; también la emplea Diego de Ortega en su glosa (véase f. 32r). 481. En la Crónica de Pareja se especifica que, en la época de las fiestas a san Pedro Nolasco, el comendador del convento de la orden era “el reverendo padre maestro fray Juan de Herrera” (op. cit., vol. 1, p. 511).
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que, pues, es comendador, en sus manos me encomiendo, que con tales dos entiendo que serán mis dichas claras, y que con manos no avaras me darán (cual se promete) hoy del santo cubilete ya las dulces cucharas. Favor con justicia pido, no forme nadie querella, que pedir premio sin ella482 fuera andar descomedido. Ni menos se dé al olvido mi bien relatada historia, que, si por cantar victoria, padres, me acojo a su gremio, en dejándome sin premio, aquí gracia, y después gloria.
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[36v] El sexto se acomodó al padre fray Diego de Tejeda de la Orden de Nuestro Padre San Agustín. Diósele una imagen de la Concepción purísima, guarnecida de carey, con esta letra: [Letra] Conformes mandan que os den Vale el soneto por tres, el premio el sacro senado, o por dos si me adelanto, y diréis que habéis mediado los ays con justicia aés,483 por solamente hablar bien. y con derecho al juez.484 Soneto Agradeced la fiesta, gran Nolasco, que, imitando en la industria a las abejas,
482. sin ella: es decir, sin justicia. 483. “interj. que servía para llamar la atención. Es voz antiquada” (Aut., s.v. “Ahé”). 484. los ays con justicia aés, y con derecho al juez: son los dos factores por las que el soneto vale por dos: se ganó al público y también al juez.
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han tenido un pastor vuestras ovejas, que ha sacado limosna de un peñasco. Un mísero soldado dio su frasco: porque llegó importuno a sus orejas, hizo que diesen fruto cañahejas, los mercaderes randas485 y damasco. De teatino importuno con celada ha llenado Nolasco su vasija; bien merece por esto eterna loa.486 Que no corte la envidia con su espada, y si hay de premios tanta baratija, denme alguno que lleve en mi canoa.
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485. “Adorno que se suele poner en vestidos y ropas, y es una especie de encaje, labrado con aguja o tejido, el cual es más grueso y los nudos más apretados que los que se hacen con palillos. Las hay de hilo, lana o seda” (Aut., s.v. “Randa”). 486. A mi parecer, este soneto presenta ciertos retos para su comprensión, por lo que agradezco a Tadeo P. Stein la siguiente interpretación de los cuartetos y del primer terceto del soneto, la cual es fruto de un diálogo al respecto: “El sujeto de los dos primeros cuartetos, el que le saca el frasco al soldado, el fruto a las cañahejas y el damasco a los mercaderes, es sin duda el pastor del primer verso, esto es, el pastor mercedario que sale a pedir limosnas para las fiestas (algo que en el Libro primero de la Relación historiada de la fiesta se señala a cada momento; incluso se dan los nombres de los limosneros). El ‘sus orejas’, del verso 6, se refiere a las orejas del pastor. El mísero soldado llegó en un mal momento a hablar con el pastor, y el pastor aprovechó para pedirle su frasco. El frasco es donde llevaban los soldados la pólvora. Entonces este soldado termina dando, como limosna, su pólvora; con esta se hicieron las salvas que hubo en la fiesta, como se comenta en la Relación (hubo varias salvas, no escatimaron la pólvora; tampoco escatimaron en damascos). Luego, en el primer terceto, Nolasco llena su vasija con la celada de un teatino importuno: la vasija entra en el campo semántico de bacín, que es algo así como la charola que se usaba para pedir limosna. De hecho, bacín deriva de, y significa lo mismo que, vasija. La celada es el yelmo, que podía ser muy costoso. Con ‘teatino’ no necesariamente se refiere a un jesuita y mucho menos a un miembro de la orden de clérigos de san Cayetano (el ‘teatino’ propiamente dicho era este, pero por confusión también se les aplicaba el término a los jesuitas en la época áurea). Más bien parece responder aquí en este soneto al uso del término aplicado, a manera de burla o de sátira, a ciertos clérigos glotones o avaros o que pedían mucho y no daban nada; véase el artículo ‘Teatino: el perfil de un vocablo desgastado entre la apología y el sarcasmo’ de Gabriel Llompart (Revista de Dialectología y Tradiciones populares, 61.1, 2006, pp. 43-62). Por haber logrado llenar su vasija con la celada del clérigo avariento, Nolasco merece eterna loa. Hay también otra posibilidad para la interpretación del primer terceto: ‘con celada de un teatino’ podría entenderse como ‘engañando a un teatino’: es decir, Nolasco llenó la vasija de las limosnas engañando a un avariento y usurero, por lo que merece eterna loa”.
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El séptimo y último premio se aplicó al bachiller Luis Solano, en una vitela de San Luis, con esta letra. Al premio Nácar os dan, y no dudo que fue sin malicia el don: tenéis noble condición y muy poco de conchudo.
A la persona El nombre tenéis de aire,487 Solano, si lo advertís, y en lo que hacéis y decís, aire con don, que es donaire. Soneto
37[r] [¿]Segura estaba[?] ________________488 Nolasco esa dulce colmena y sus abejas sólo habéis de amparar vuestras ovejas que, zahareñas,489 trepan el peñasco. Si agua van a buscar con ese frasco, vuestro silbo divino a sus orejas, dulcemente tocado, en cañahejas, puede engañarlas dándoles damasco. Aunque por padre os tienen, la celada las espanta y rehúsan la vasija: si en ella bebo, yo os haré una loa. Perdonad a mi musa y a mi espada, que, embarazada en tanta baratija, se ha de ahogar si tarda la canoa.
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487. El nombre tenéis de aire: el “solano” es “el viento que viene del Oriente, donde el Sol nace” (Aut., s.v. “Solano”). 488. Está cortado el folio; la primera palabra y casi toda la segunda se leen relativamente bien, pero las pongo entre signos de interrogación, pues dado que falta lo que sigue, no puedo afirmar con completa seguridad qué dice. Solo sabemos que el verso termina con Nolasco, como todos los primeros versos en el concurso de sonetos. 489. zahareño: “se aplica al pájaro bravo que no se amansa o que con mucha dificultad se domestica [...] Por extensión, que es como más frecuentemente se usa, vale desdeñoso, esquivo, intratable o irreducible” (Aut., s.v. “Zahareño”). Aquí se usa para describir a las ovejas que trepan peligrosamente el peñasco, pero que, gracias al silbo de Nolasco, se ampararán.
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En este certamen, hubo otras muy gallardas composiciones que se pondrán aquí, con los nombres de sus autores al margen, que le dan bien espacioso para sus loores. (Sonetos, et caetera;490 son por todas siete, del bachiller Peña, fray Miguel de Linares, Juan Rodríguez de Abril, bachiller Pedro Zamudio, fray Juan de Echavarría, fray Juan Carrillo, Nicolás de Soria). Otras muchas composiciones hubo muy buenas, que no se leyeron por faltar el tiempo, y no el ánimo y deseo de recompensar la grande honra que todos los poetas mexicanos han hecho a nuestro santo, a que queda esta sagrada religión sumamente agradecida. Y con esto acudiremos a la procesión que nos espera. Procedamus in pace.491 Quiera Dios que sea in pace omnium poetarum,492 que formarán largas quejas de los jueces y secretario, como si fueran mineros, señores absolutos de la plata. Acabada, pues, la distribución y partija493 de los premios, en que se guardó toda justicia distributiva, que a algunos pareció vindicativa, cuando reían los vitoriosos, capta praeda,494 y lloraban los desgraciados, que con mano malhadada, tomaron la pluma en esta ocasión [37v] para componer poesías y descomponer amistades, se acabó este juicio que, como el final, tuvo gozos de predestinados y pesares de prescitos.495 Desde este punto indivisible, olvidaron los poetas a los jueces y ministros de judicatura, como si tales hombres no los hubiera en el mundo: porque los premiados ya no los habían menester, y los apremiados496 no les debían nada. Verdaderamente, dijo bien un discreto, que son los hombres como el cantarillo del pozo que baja a su fondo a llenarse de agua: cuando va por ella, va humilde y ladeado,497 pero en llenándose, vuelve derecho, se empina y levanta, sin hacer la
490. sonetos et caetera: me parece que quiere decir ‘aquí irán los sonetos etc.’ (arriba dice “gallardas composiciones que se pondrán aquí”). 491. procedamos in pace: procedamos en paz. 492. in pace omnium poetarum: en paz de todos los poetas. 493. “Lo mismo que partición. Úsase especialmente en la división de herencias” (Aut., s.v. “Partija”). 494. capta praeda: capturado el botín. 495. prescitos: véase la nota a las liras de Joseph de la Cruz. 496. los apremiados: en este caso, los no premiados. 497. “Mover alguna cosa, torciéndola e inclinándola a un lado o a otro” (Aut., s.v. “Ladear”).
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venia a nadie.498 El hombre, cuando pretende y solicita alguna cosa, doblega el cuello, inclina la cerviz, abemola la voz, y en consiguiendo su pretensa, la abulta de manera que él solo hinche un coro parla y blasona a dos coros. Es condición de hombres que, si pretenden, atienden, y si consiguen, persiguen. Bien les conoció la condición Gregorio Nazianzeno, orator, donde dice acrior ac ferventior quis esse solet cum aliquid auspicatur.499 Luego salió al teatro Antilano Vázquez de Prada, gran poeta que, a componer de repente, puede desafiar a las nueve Musas, y comenzó a orar de improviso en alabanza de san Pedro Nolasco y de su orden, refiriendo algunas grandezas de estas fiestas, con gran admiración de los presentes. Detuvo la rauda500 impetuosa de su vena por dar lugar a la procesión que se estaba previniendo para volver a su convento a nuestros gloriosos padres Santo Domingo y san Raymundo de Peñafort,501 que habían sido huéspedes en el nuestro. Inmediatamente, pues, con un solemne repique, a las cinco de la tarde se 38[r] comenzó la procesión, en que se llevaron los dos santos a su casa con la misma ostentación y grandeza que habían venido. Salieron los dos santos en hombros de religiosos nuestros que caminaron por la calle derecha que va a la plazuela del Volador502 en una
498. como el cantarillo del pozo [...] sin hacer la venia a nadie: en el margen derecho, al lado de esta comparación que establece Alavés entre el cantarillo del pozo y los hombres, se lee “Niso in dom. 142”, lo cual he suprimido arriba por no saber a qué autor o texto se refiere con la nota marginal. De todas maneras, la comparación se entiende: como el cantarillo vacío va al pozo “humilde y ladeado” (inclinándose a un lado y a otro por no contener agua que lo estabilice) y sube, ya lleno, derecho y empinado, así el hombre y, en este caso, el poeta: antes de recibir su premio, es humilde; una vez premiado, “vuelve derecho, se empina y levanta, sin hacer la venia a nadie”, como escribe Alavés renglones antes: “Desde este punto indivisible, olvidaron los poetas a los jueces y ministros de judicatura, como si tales hombres no los hubiera en el mundo: porque los premiados ya no los habían menester, y los apremiados no les debían nada”. 499. acrior ac ferventior quis esse solet cum aliquid auspicatur: más agrio y más fervoroso suele ser el que consulta con alguien los auspicios. 500. “desus. raudal (caudal de agua)” (DLE, s.v. “Raudo”). 501. Santo Domingo y san Raymundo de Peñafort: se refiere a las esculturas de estos santos que fueron traídos al convento de los mercedarios para las festividades. 502. plazuela del Volador: aquí incluyo un pasaje sobre la Plaza del Volador, antigua plaza en el Centro Histórico de la Ciudad de México, que puede ser de interés: “la plaza del Volador [...] ocupaba buena parte del predio en que ahora se levanta el edificio que alberga la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La historia del solar se remonta al apogeo de Tenochtitlan. En el que fuera el lado sur del palacio del emperador
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procesión bien ordenada. Salió el Colegio de Porta Coeli a recibirla cerca de su distrito. Dispuso nuestro convento que, en la Plaza Mayor de la Ciudad por donde pasó, se quemara un jayán membrudo y corpulento.503 En la puerta del cementerio de Santo Domingo se abrasó una sierpe, cuyas plumas que la levantaban del suelo eran bombas y tronadores; y un toro encohetado504 que dio mucho solaz a los muchachos. En llegando cerca del convento, se hizo una salva de artillería, salva de todo azar y mal suceso, como las que habían precedido. Salió
Moctezuma, en un predio aledaño a la que habría de llamarse acequia real, se practicaba una ceremonia llamada del volador, que aún se realiza en distintas partes del país. Después de la conquista continuó su realización por lo que el sitio se denominó plaza del Volador. Formaba parte del palacio del gobernante mexica, el cual pasó a ser propiedad de Hernán Cortés. Los herederos del conquistador vendieron el edificio que ahora es Palacio Nacional en 1562. Se reservaron la parte en que varios años más tarde se construyeron la universidad y el mercado del Volador. Cada uno ocupaba un pedazo del gran terreno. El del centro de abasto no tenía puestos fijos, debido a que se utilizaba para diversos fines. Aquí se llevó a cabo en 1649 el célebre Auto General de Fe de la Inquisición de Nueva España, dominica in albis. Se cuenta que fueron quemados 39 reos en persona y muchos otros fugados en efigie” (Ángeles González Gamio, “Plaza del Volador”, La Jornada, 5 junio 2016, [consultado el 21 de junio de 2017]). 503. se quemó un jayán membrudo y corpulento: se habrá tratado de una figura inanimada, hecha de papel o algo por el estilo. Es uno de los espectáculos de fuego que eran comunes en las fiestas de la época; véase Juan Tomás Muñoz Garcón, “El toro encohetado y otros ingenios de fuego por las ‘alegrías del rey’ en 1629” (blogspot, publicado el 4 de noviembre de 2014, [consultado el 20 de diciembre de 2016]), y la siguiente nota. 504. toro encohetado: en la fuente citada en la nota anterior, leemos: “El toro encohetado, cubierto de cohetes, tenía por estos tiempos un cierto apego para las grandes celebraciones. La historiografía comenta el protagonismo de toros encohetados, por ejemplo, en Zaragoza en la visita que realizó en 1626 Felipe IV; o lo ocurrido en Madrid unos años antes, en concreto el 3 de julio de 1619, un episodio muy similar a lo que pasaría en Ciudad Rodrigo 10 años después: ‘Y este mismo día el postrero toro le pusieron una manta de cohetes, la cual no prendió porque el mismo la pisó con los pies y luego hubo muchos cohetes en medio de la plaza, que pareció muy bien. Y para toros solo había sido muy buena la fiesta, sino fuera por lo mal que lució el toro encohetado, siendo presidente de Castilla don Fernando de Acevedo, caballero del hábito de Santiago’ [Anales de Madrid de un platero del siglo xvii. Toros en la plaza nueva]” (Loc. cit.) En el Libro primero Alavés relata que hubo toros encohetados en diferentes momentos de las fiestas eclesiásticas; por ejemplo, en el tercer día de las fiestas (capítulo 18), “luego salieron dos toros encohetados, que alegraron mucho la gente que esperaba en las calles en gran número” (f. 77r).
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toda la comunidad del Convento de Nuestro Padre Santo Domingo a recibir a su santo patriarca y a su querido hermano san Raymundo, hasta la esquina última de su plazuela, con cruz alta, ciriales, preste y ministros. Juntamente salió la devotísima imagen de nuestra Señora del Rosario hasta la puerta del compás de la iglesia, a recibir con mucha paz a sus queridos hijos, como otra madre de Tobías cuando supo que volvía de su larga y penosa peregrinación505 (pues fue a cobrar dineros). Esta imagen es milagrosa y puede dar materia a un libro entero; véase la crónica del señor arzobispo fray Agustín Dávila,506 libro 2, capítulo 6,507 y el padre nuestro fray Luis de Cisneros en su libro de los Remedios,508 libro 1, capítulo 5. Desde allí llevaron en hombros la santa imagen los prelados y religiosos más graves de nuestra provincia, que, cercándola en contorno, me trajeron a la memoria aquellas palabras de la Iglesia santa: Et sicut dies verni, circundabant eam flores rosarum et lilia convallium,509 tomadas, a lo que yo entiendo, del Eclesiástico, capítulo 50.510 Cercaban
505. su larga y penosa peregrinación: se puede referir a Tobías 1:6-8, respecto a su peregrinación a Jerusalén para llevar los diezmos del ganado. 506. fray Agustín Dávila: en el margen se lee “maestro Ávila”, sin D inicial. 507. Supongo se trata de la Historia de la fundación y discurso de la Provincia de Santiago de México de la Orden de Predicadores (1596), ed. Agustín Millares Carlo, Ciudad de México, Editorial Academia Literaria, 1955, ed. facs. en Colección de Grandes Crónicas Mexicanas (CD-ROM). En efecto, en el libro 2, capítulo 6 de dicha historia se alude a la Virgen del Rosario. 508. fray Luis de Cisneros en su libro de los Remedios: se refiere a su Historia de la santa imagen de Nuestra Señora de los Remedios extramuros de México, Ciudad de México, s.e., 1621. 509. Et sicut dies verni, circundabant eam flores rosarum et lilia convallium: y como días de primavera, la cercaban [a la Virgen] flores de los rosales y azucenas de los valles. 510. tomadas, a lo que yo entiendo, del Eclesiástico, capítulo 50: en efecto, la referencia parece que se toma de Eclesiástico 50: 6-8, donde Simón, hijo de Onías, es rodeado por su pueblo (“Como la estrella de la mañana entre nubes, como la luna llena en los días del plenilunio; y como el sol radiante sobre el Templo del Altísimo, y como el arco iris, que se aparece en las nubes; como flor entre el ramaje en los días primaverales; como azucena junto a la corriente de las aguas; como las flores del Líbano en los días de verano”. Baltasar Arias, en sus Discursos predicables en las festividades de los santos que con mayor solemnidad celebra la Iglesia (Valencia, Imprenta de Juan Crisóstomo Garriz, 1614), explica la conexión entre Eclesiástico 50 y la frase citada arriba por Alavés (et sicut dies verni...): “en el libro de Eclesiástico, a los cincuenta capítulos, hablando de aquel gran sacerdote Simón, hijo de Onías, dice unas palabras que la Iglesia sagrada las acomoda, aunque algo mudadas, a la Virgen santísima: Sicut dies verni, circundabant eam flores rosarum et lilia convallium” (p. 631).
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a la Virgen las rosas con las azucenas como los días del verano; éstos, los hijos de Domingo, rosas de su ciudad, y belleza, y las azucenas blancas, de María. Desde el portal se comenzó a cantar, con extremadas voces e instrumentos músicos, el Te Deum laudamus. Hubo muchos regocijos con la visita de tan ilustres varones. Los religiosos dominicos recibieron a sus santos, y los nuestros, con todo orden y concierto, se volvieron al convento, muy gozosos de haber concluido sus fiestas con tanto acierto. [38v] Esta última acción pareció muy bien a toda la ciudad. _____________________________________________511 porque fue de mucha urbanidad y cortesía que toda se debía a la ilustrísima Orden de los Predicadores, que tanto se señaló en autorizar nuestra fiesta con el cumplimiento que acostumbra su grandeza: no sólo hizo lo que basta, sino también, lo que sobra; al fin: gente noble, hombres de capa negra.512 Todas fueron ejecuciones nobles de pensamientos hidalgos. Con esta segunda procesión513 se acabó esta fiesta celebérrima que, contando desde veintiuno de enero hasta este día, cinco de febrero, duró quince días enteros. Todas las cosas grandes dejan memoria de sí: por esto se llaman “memorables”. Pero esta fiesta pide otro nombre nuevo, que diga más, porque hizo presa en todas las potencias del alma. Avivó los entendimientos de predicadores y poetas, como se ha visto. Hoy en día, entretiene la memoria de los que la vieron, e inclinó las voluntades de los fieles a honrar al santo, estimar su orden, y engrandecer sus hijos, a quienes digo yo, gozoso de sus glorias, alegre de sus augurios,514 habiendo visto y referido las honras que de todos han recibido (Mateo 5):
511. Está cortado o quemado el folio, de modo que no se lee este renglón del mismo. 512. hombres de capa negra: “dicho de una persona: noble o de extracción social elevada” (DLE, s.v. “Capa”). Después de hombres de capa negra, está la marca + que, como comento en los criterios de edición, indica que ahí va el añadido que está al lado en el margen. Aunque por regla general, como también comento en los criterios, he incorporado el añadido al texto, en este caso no lo he hecho, pues por la encuadernación no se leen las palabras con las que terminan los renglones del añadido, de modo que este no se entiende bien. Reproduzco, en el apartado del estudio preliminar sobre los criterios para la fijación del texto, lo que sí he podido leer de dicho añadido. 513. esta segunda procesión: es decir, el regreso de los mercedarios a su propio convento. 514. augurios: la palabra no se lee completa por la encuadernación, pero claramente empieza aug, por lo que la he completado con lo que para mí es la solución más lógica.
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gaudete y exultate quoniam merces vestra multa est in caelo,515 donde tiene muchos santos esta sagrada religión, cuyo padre san Pedro Nolasco fue la piedra del desierto, que, habiendo caminado santamente por el de esta vida peligrosa, entró en la tierra prometida de la bienaventuranza, de que gozará para siempre. Vestido de blanco, entró a las bodas que para siempre se celebran. El arco se quitó en breve, si bien se puso por espacio porque en todo género es verdadero el provecho facili[us] est destruere quam aedificare.516 Laudus Deo et Beatae Virgini de Mercede Los sermones se habían de imprimir, para que hiciesen tercer libro o tratado en este volumen, pero como la impresión se dilató por falta de papel, los predicadores se han repartido por varios lugares, con que se ha hecho dificultosísimo el juntarlos.
515. gaudete y exultate quoniam merces vestra multa est in caelo: Mateo 5:12: “gaudete, et exsultate, quoniam merces vestra copiosa est in cælis. Sic enim persecuti sunt prophetas, qui fuerunt ante vos”; “Alegraos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra recompensa, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”. 516. facili[us] est destruere quam aedificare: en realidad, no está claro en el manuscrito cuáles sean las letras finales de la palabra que inicia facili-, pero el sentido es claramente el del refrán “facilius es destruere quam construere”: “más fácil es derrocar que edificar” (véase Jesús Cantera Ortiz de Urbina, Diccionario Akal del refranero latino, Madrid, AKAL, 2005, p. 84, refrán # 987).
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A PÉNDICE I
Cartel de la convocatoria del certamen (incluido al final del ms. 1799 del Fondo Reservado; véase Figura L) Transcripción: Ana Daniela Grave Aragón
CERTAMEN POÉTICO que propone a los ingeniosos y eruditos poetas de esta muy noble y leal Ciudad de México, cabeza coronada del insigne imperio mexicano, el religiosísimo convento del Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced, Redención de Cautivos, que en ella está fundado, en la solemne fiesta que celebra a su ilustrísimo padre y santísimo patriarca san Pedro Nolasco, gloriosísimo mártir, virgen y confesor, piedra primera de su real edificio. Los curiosos astrólogos que, sin haber subido al cielo ni paseado los espaciosos círculos de sus esféricos globos, tratan de sus distancias y medidas como si hubieran bajado de sus retirados alcázares o le hubieran sustentado en sus hombros, a fuer del mauritano Atlante señalan siete cielos inferiores al primer móvil que, impelidos de su rapto movimiento1, influyen, por ocultas canales y secretos arcaduces en las criaturas inferiores, ser, vida, operación, y sentimiento. En el primero colocan a la Luna2 que, sentada sobre el fuego, con imperioso cetro le domina, cuya
1. rapto movimiento: “movimiento rapto o violento. Es aquel con que el sol, la luna y demás astros se mueven de levante a poniente, con el cual dan todos ellos cada día una vuelta al cielo. Llámase también movimiento diurno” (Aut.). 2. Luna: en la transcripción de este cartel, he respetado las mayúsculas en todos los nombres de los cuerpos celestiales que, de acuerdo con la teoría geocéntrica, eran planetas.
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Apéndices
superficie convexa es abrazada de la cóncava de Mercurio a quien, con harmónico concierto y trabazón uniforme, se siguen el cielo de Venus, del Sol, de Marte, Júpiter y Saturno. Es cada esfera de éstas el palacio, el alcázar y real asiento de su planeta, entre los cuales el Sol, en belleza y resplandores solo, ocupa el cuarto aposento, en artificiosas columnas levantado, amasadas las paredes de oro, de rojos piropos, y relumbrantes perlas guarnecido (que así nos le pintó el pincel de Ovidio). Como rey de todos ellos, reside en medio, para que con igualdad reparta con los vecinos planetas sus influjos, franquee sus tesoros y comunique sus riquezas. De donde el coro bien concertado de los poetas le llamó “príncipe de planetas”, como dijo Virgilio, porque todos ellos reconocen al Sol por su rey y, con reverencial acato, le llaman “presidente de la luz”, en cuya aduana se registran sus luces y se acrisolan sus virtudes. Y aún enseña Ptolomeo in [sic] Centiloquio, y Albumazar3 De Iudiciis stellarum (a quien siguen los demás astrólogos, a velas llenas de aprobación y aplauso) que los influjos de los demás planetas no fueran provechosos a los sublunares cuerpos si primeramente no se recibieran en el Sol, que los modifica y perfecciona4 en el crisol de sus lumbres, para obrar con todos ellos. 3. Albumazar: Abū Maʿshar (Balkh, Afganistán, ca. 787-Wāsiṭ, Irak ca. 886) astrólogo musulmán. “Only his astrological works in Arabic are known to us. Much of our knowledge of his contribution to astronomy comes to us either from other sources or by way of information gleaned from his astrological works. Abū Maʿshar’s major astrological works that survive in Arabic manuscripts can be classified into three categories [...]. The first type is works that provide an introduction to astrology. [...] The second type of work is Abū Maʿshar’s historical astrology [...]. The third and final type is Abū Maʿshar’s works on genethlialogy” (“Solo nos son conocidas sus obras astrológicas. Gran parte de nuestro conocimiento de su contribución a la astronomía nos ha llegado ya sea de otras fuentes o por medio de información deducida de sus obras astrológicas. Las principales obras astrológicas de Abū Maʿshar que sobreviven en manuscritos árabes pueden clasificarse en tres categorías [...]. La primera consiste en obras que proporcionan una introducción a la astrología. [...] La segunda es la astrología histórica de Abū Maʿshar [...]. La tercera y última consiste en las obras de Abū Maʿshar sobre la genetlialogía” (Keiji Yamamoto, “Abū Maʿshar Jaʿfar ibn Muḥammad ibn ʿUmar al‐Balkhi”, en Thomas Hockey et al. [eds.], The Biographical Encyclopedia of Astronomers, Springer Reference, New York, Springer, 2007, p. 11). Genetlialogía (también ‘genetlíaca’): “Arte ilusoria que establece ciertos principios para adivinar la suerte futura del hombre por el día y hora que ha nacido, el astro que a la sazón presida, o bajo el cual se verificó el nacimiento” (Ramón Joaquín Domínguez, Diccionario Nacional o Gran Diccionario Clásico de la Lengua Española (1846-47), Madrid/Paris, Establecimiento de Mellado, 5ª. ed., 1853). 4. perficionan: “perficionar” es la ortografía preferida en Aut.
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De aquí se originó el llamarle Homero “gigante de cien manos”: por la celeridad y presteza de su actividad con que presuroso acude a todas las generaciones sublunares, sin que haya alguna que se esconda de su calor y fomento, cuyo vehículo es la luz que derrama, desterradora de caliginosas sombras. A éste veneró la antigüedad con nombre de Apolo, hijo de Júpiter y Latona, y hermano mellizo de la hermosa Diana. El nombre ilustre, el titulo honroso y lleno de zumbido de Apolo muy de lleno cuadra y entalla a nuestro glorioso padre e ínclito patriarca, patrón y fundador de la real y militar Religión de Nuestra Señora de la Merced, san Pedro Nolasco, descendiente de las reales casas de Aragón, Castilla y Francia y Duques de Bretaña y de Florencia, pimpollo y renuevo ilustre de estas ramas generosas cuyos gloriosos hechos, inmortales hazañas, pretende elogiar su sagrada religión en estos días. Porque si Apolo, antes de subir al cielo, derribó los cíclopes atrevidos que con trisulcos, sulfúreos rayos, forjados en su herrería desconcertada, quitaron el vital aliento a su hijo Esculapio, Nolasco, estampando sus vencedoras plantas en Berbería, degolladero misérrimo de cristianos, confundía y derrocaba a los príncipes sarracenos, gigantes de un ojo, por faltarles el de la fe, que desde muy lejos columbra y divisa sus retirados misterios. Si Apolo se ocupó en el ejercicio pastoril, guardando tal vez los ganados del rey Admeto, a nuestro glorioso patriarca encomendó Dios (¡oh, ilustre encomienda!), como a cuidadoso ganadero, las ovejas de su cándido rebaño para que las repastase con su divina enseñanza en los amenos prados y fértiles dehesas de su iglesia. Si aquél ostentaba, por armas y divisa, una bien templada lira, un acerado escudo refulgente y unas penetrantes saetas, nuestro místico Apolo no le es inferior en los blasones, pues gozó de la lira con que en sus enfermedades y congojosos aprietos le solazaban y conhortaban los ministriles de la capilla real de la gloria; del vistoso escudo con que adornó su pecho el serenísimo rey don Jaime el Conquistador, en que sus reales armas brillan y campean, hermoseando lo dorado de su campo con el fino bermellón y escarlata de la sangre de sus reales progenitores; y de las saetas bélicas con que peleó en Sevilla, ayudando estrenuamente en la conquista de aquella grandiosa ciudad al santo rey don Fernando, a cuyo lado real entró triunfando por sus calles, lonjas y plazas, teatro y coliseo de tan esperada victoria. Y finalmente se llamó, como Apolo, liber pater, “padre de la libertad”, pues el fin de su sagrado instituto es restaurar gloriosamente la
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que pierden los fieles en la morisma. Siendo, pues, nuestro glorioso capitán y caudillo una viva imagen y retrato verdadero del fabuloso Apolo, fácilmente se deduce que los demás planetas que adornan ese cielo material y visible le reconozcan por rey, por superior y presidente suyo, y, como a deidad eminente, le presten la obediencia y paguen el debido vasallaje. En este día, pues, en que su religión sagrada, con festiva pompa y majestuoso aparato, celebra sus victorias y afama sus triunfos, convoca alegre y placentera a los siete planetas, gobernadores de las siete movibles esferas, para que, saliendo de sus ebúrneos tronos y solios de zafir a gozar de este festejo, celebren los merecimientos raros y portentosas hazañas del vencedor divino que, como candidato romano, viene vestido de blanca toga y argentado velo, en que se significa la candidez de su alma, levantando bandera en público teatro, a cuya sombra se recojan los elegantes, facundos y fecundos poetas que cría y alimenta esta muy noble y leal ciudad mexicana que, agradecida a los amorosos afectos de los hijos de Nolasco, debe celebrar su gloria a banderas desplegadas. En la siniestra trae unos grillos, o cadenas, con que prende los corazones y aficiona dulcemente las voluntades de sus devotos y piadosos ciudadanos, cuyos corazones se encrespan de gozo en su triunfo, en que brillan los regocijos de la tierra.
I. CERTAMEN. Epigrama La Luna, presidente del primer cielo, abrasada en fuego de amor casto de nuestro glorioso santo, vencida de sus llamas, aunque vencedora del material que encarcela y aprisiona en su esfera capacísima como madre del rocío (así la llamó san Ambrosio: mater roris) de cuyas menudas gotas forman las industriosas abejas sus melifluos panales, pide un ingenioso y agudo epigrama que no pase la raya de cuatro dísticos compendiosos en que, con relevante poesía, se pondere aquel suceso milagroso cuando, estando nuestro santo en la cuna, en su mano derecha formaron las abejas un panal, significativo pronóstico de la dulzura y suavidad de este divino Aristeo. ¶ Al primero se le dará en premio una taza de plata grande. ¶ Al segundo, un cucharón de plata grande. ¶ Al tercero, una caja de plata redonda.
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II. CERTAMEN. Décimas Al discreto y elocuente Mercurio, que domina en el segundo cielo, le atribuyeron los gentiles el verde ramo de la frondosa oliva para orla de su caduceo, como a quien conciliaba la paz entre los ánimos discordes cuando ejercía sus embajadas; pide que en seis décimas se celebre aquella maravillosa visión en que san Pedro Nolasco, estando durmiendo, vio una oliva hermosa, coronada de verdes esmeraldas, que le mostraban dos ancianos venerables (que según se piensa fueron San Pedro y San Pablo, sus tutelares y patrones), para que la defendiera contra unos etíopes feos y denegridos que pretendían talarla, la cual entregaban al cuidado de Nolasco para que la asegurara de los enemigos que la acometiesen. ¶ Al primero se le dará en premio una jarrilla de plata. ¶ Al segundo, un cucharón de plata. ¶ Al tercero, un pomo de plata. III. CERTAMEN. Soneto Venus [...]5, tercera esfera, como diosa del amor, quiere que en un conceptuoso soneto, con elegantes palabras y comprehensivos conceptos, se realcen y sublimen los extraordinarios favores que la Virgen Santísima María (a quien llamó el Espíritu Santo mater pulchrae dilectionis6) hizo a nuestro bendito padre cuando, con pasos de verdadera Atalanta7, bajó del cielo al hilo de media noche, iluminando los aires y plateando las nubes, y asistió por él, presidiendo en los maitines en el coro dichoso de su convento de Barcelona. Al que mejor echare el contrapunto al canto llano de la celestial Maestra y ministriles de su 5. [...] El primer renglón de las especificaciones para el concurso de soneto que convoca Venus es ilegible debido a una cortadura que puede haber resultado de la manera en la que se habrá pegado o despegado el cartel. 6. mater pulchrae dilectionis: véase Ecclesiasticus 24:24: “Ego mater pulchrae dilectionis, et timoris, et agnitionis, et sanctae spei”; “Yo soy la madre del amor puro, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza”. 7. con pasos de verdadera Atalanta: una referencia a la fama que tenía Atalanta de corredora veloz. Grimal cuenta que “Atalanta no quiso casarse, ya sea por fidelidad a Ártemis, ya porque un oráculo le había anunciado que, de hacerlo, se convertiría en animal. Por eso, con objeto de alejar a sus pretendientes, había anunciado que su esposo sería únicamente el hombre capaz de vencerla a la carrera, con la condición de que si era ella la vencedora, mataría a su contrincante” (Grimal, Diccionario). Por ser tan rápida, venció a múltiples pretendientes y les dio muerte, hasta que Hipómenes (en otras versiones, Melanión o Milanión), trajo a la carrera manzanas de oro, que hacia el final le echó a los pies de Atalanta, con lo que ganó la carrera y se casó con ella.
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capilla, que son los ángeles, se prometen tres premios. ¶ El primero será una papelina de plata. ¶ El segundo, dos escudillas de plata grabadas. ¶ El tercero, cuatro cucharas de plata.
IV. CERTAMEN. Octavas El sol, material gozoso de haber servido de prototipo y ejemplar a nuestro glorioso patriarca (por cuanto le significaban los antiguos egipcios en figura de un hermoso mancebo, gobernando un navío, o galera maquinosa) quiere que en seis octavas castellanas se realce aquel milagro estupendo obrado por Nolasco cuando, a vista de la morisma, echado por los moros de Argel en un barco viejo, roto, sin vela ni remo, sin bastimento ni vitualla, haciendo mástil de su cuerpo y vela de su blanca capa, se engolfó en el tormentoso mar y mal enojado elemento, y le pasó con seguridad hasta desembarcar, sin detrimento alguno, en la playa de Valencia, en menos de diez horas, donde los circunstantes preguntaban: Quis est hic cui venti & mare obediunt?8 ¶ Al primero se dará un jarro de plata de pico. ¶ Al segundo, una tembladera. ¶ Al tercero, un pomo de plata. V. CERTAMEN. Canciones Marte, presidente del quinto cielo, capitán general de las sangrientas batallas y porfiadas lides que entre los enemigos campos se traban, acudiendo a su condición natural de ver sangre derramada, con que los verdes campos se maticen y hermoseen, demanda una grave canción real de seis estancias castellanas con su remate en que, con delicada pluma y primoroso pincel, los ingeniosos poetas mexicanos (en cuyas urnas de oro rebozan los cristales de Hipocrene) describan el cerco y toma a [sic] de la populosa ciudad de Sevilla, en que se halló presente san Pedro Nolasco con toda la caballería primitiva de su orden, y entró triunfando al lado del señor rey don Fernando, y fundó el convento magnífico que allí tiene esta sagrada religión. ¶ Al primero se dará un cubilete de plata grabado. ¶ Al segundo, una jarrilla de plata. ¶ Al tercero, una caja de plata para rosario.
8. Quis est hic cui venti y mare obediunt?: véase el apartado sobre el cuarto certamen en nuestro estudio preliminar.
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VI. CERTAMEN. Liras Júpiter, que se precia de favorecer a los mortales en sus trabajos y fatigas, como lo significa bien la etimología de su nombre, iuvans pater9, propone que en diez liras sonoras y bien templadas se le pida a nuestro glorioso padre san Pedro Nolasco, recibido en los alcázares del cielo y anfiteatros de la gloria, que mire con ojos piadosos y compasivos a esta nobilísima y fidelísima ciudad de México, afligida con la presente inundación, y pida fervorosamente al que las crió que retire y recoja las aguas licenciosas que la cercan al profundo centro del abismo de donde parece haberse atrevidamente desencarcelado, invidiosas de la beldad y hermosura con que esta ciudad sobresalva y se descollaba entre las demás de Europa. ¶ Al primero se le dará una tembladera de plata grande. Al segundo, seis yaguales10 de plata. ¶ Al tercero, 4 cucharas de plata. VII. CERTAMEN. Glosa De Saturno dicen los astrólogos que fue, hijo de Celo11, el que en su falsa imaginación crió el mundo y le sacó a luz del tenebroso abismo de la nada12; pide una glosa española en que se trate de la milagrosa fundación de la Orden de Nuestra Señora de la Merced, Redención de Cautivos, cuya levantada fábrica puso Dios en los hombros de Nolasco, como de verdadero Atlante, para que la sustentase contra los vaivenes y variedades del tiempo y de la fortuna. Letra Nolasco santo, pues vos La Merced fundáis, podéis
decir que con lo que hacéis, hacéis mercedes a Dios.
¶ El primer premio será un bernegal de plata grande. ¶ El segundo, una jarrilla de plata acanalada con su plato de lo mismo. ¶ El tercero, una cajita de plata grabada para rosario. 9. iuvans pater: el padre que ayuda. 10. yaguales: véase la nota a la misma palabra en el f. 27r. 11. De Saturno dicen los astrólogos que fue hijo de Celo: es decir, de Caelus, o del Cielo. Véase mi comentario sobre mi puntuación de esta primera oración en el apartado del estudio preliminar sobre el séptimo certamen. 12. Véase el apartado de nuestro estudio preliminar sobre el séptimo certamen, en el cual ofrezco algunas posibles interpretaciones de las características atribuidas aquí a Saturno.
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VIII. CERTAMEN. Danzas No sólo quisieron que en esta ocasión de universal regocijo salgan solos los poetas laureados, y así, para ordenar el último certamen, se juntaron los siete planetas en conclave y, atentos al concertado movimiento de sus volubles esferas con que, según Pitágoras, hacen consonancias y mudanzas, decretaron que se propongan premios a los danzantes que con mejores bailes y más artificiosas danzas festejaren las tardes de los nueve días en que se ha de celebrar la fiesta de nuestro ínclito patriarca, con que imitaran los regulados movimientos de los cielos. Y se les asegura que los premios de sus pies no se les vayan por pies. ¶ Al primero se le dará en premio una taza de plata que vale treinta pesos. ¶ Al segundo, una jarrilla de plata que vale veinte pesos. ¶ Al tercero, un cubilete de plata que vale quince pesos13. ÚLTIMO CERTAMEN. Soneto faceto Y por que la seriedad continuada de materias altas y asuntos levantados no fastidie al auditorio, establecieron que se den otros tres premios a los poetas que, con más hinchada vena y caudalosa pluma, compusieren un soneto a lo faceto, en loa del santo y de su religión sagrada, en que se glosen los pies que aquí van señalados. ¶ Nolasco. Abejas. Ovejas. Peñasco. ¶ Frasco. Orejas. Cañahejas. Damasco. ¶ Celada. Vasija. Loa. ¶ Espada. Baratija. Canoa. ¶ Al primero se le dará un cubilete de plata grande. ¶ Al segundo, un tintero de plata. ¶ Al tercero, cuatro cucharas de plata. ¶ Las leyes de este certamen serán las ordinarias en semejantes justas: justas, suaves, pocas, y bien guardadas Los jueces que con toda equidad y justicia inviolable juzgarán las composiciones y premiarán las mejores serán nuestro muy reverendo padre maestro fray Juan de Arriaga, provincial de esta Provincia de la Nueva España del Orden de Nuestra Señora de la Merced, y maestro fray Juan de Herrera, comendador del convento de esta Ciudad de México.
13. Como comentamos en el apartado del estudio preliminar sobre el concurso de danzas, es el único de los “certámenes” para el que se especifica, en el cartel de la convocatoria, el precio de los premios.
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Las composiciones se entregarán al padre maestro fray Juan de Alavés, secretario de este certamen, a veinte de este mes de enero. Han de venir duplicadas: una de ellas escrita en papel blanco, sellada, y firmada con el nombre de su autor, y otra en una tarja, pintada curiosamente y adornada con varios follajes. Y no viniendo de la suerte dicha, no tendrán suerte ni dicha. Impreso en México en la Imprenta de Bernardo Calderón, mercader de libros y impresor de gobierno en la calle de san Agustín, por Pedro de Quiñones.
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A PÉNDICE II
Los autores premiados y/o mencionados en el certamen14
Adorno, Agustín (soneto, sin premio pero con mención; soneto faceto, segundo lugar). Sin datos bio-bibliográficos. Acosta, Antonio de (glosa, premiada “con honra y fama”, sin premio físico). Sin datos bio-bibliográficos. Alavés, Alonso (epigrama, primer lugar). Su segundo apellido es Pinelo. Según Beristáin, fue “natural de México, doctor y catedrático de Leyes de su Universidad, jurisconsulto docto y abogado de mucho crédito. Fue varias veces oidor interino de la Real Audiencia y tan favorecido de Temis como de las Musas”. Beristáin también detalla los títulos de las obras que escribió. Como observa Tenorio, el único texto
14. Sobre todo en el caso de los poetas cuyas composiciones se incluyen en el manuscrito pero que no recibieron un premio en físico, Alavés no especifica en qué orden fueron reconocidos en la ceremonia de premiación. Me parece lógico que Alavés los hubiera reproducido en el orden en el que fueron mencionados, pero no es seguro, por lo que he puesto sus “lugares” entre signos de interrogación. Para los casos en los que Alavés menciona que varias otras composiciones fueron dignas de reconocimiento y nombra todos los autores en conjunto (como es el caso del concurso de soneto, por ejemplo), pongo “sin premio pero con mención”. Las fuentes principales de la información bio-bibliográfica son: 1) el propio Libro segundo (pongo el número de folio entre paréntesis arriba); 2) José Mariano Beristáin de Souza, op. cit. (como las entradas de la Biblioteca van por orden alfabético, solo doy indicación, con s.v., si los datos del autor aparecen en una entrada que no es la de su propio nombre; si no, van sin indicación; 3) Poesía novohispana de Martha Lilia Tenorio (pongo el número de página entre paréntesis). Otra fuente de la que he citado de vez en cuando es José Toribio Medina, La imprenta en México (1539-1821), 8 ts., Santiago de Chile, Casa de Toribio Medina, 1907-1912; pongo número de volumen y de página entre paréntesis para esas referencias. Cuando citamos de otras fuentes, los datos van en nota a pie de página.
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literario de Alavés Pinelo es su Astro mitológico político, “túmulo en honor a la entrada del virrey don Luis Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Aliste (virrey de Nueva España de 1650 a 1653)” (Poesía, p. 419).15 Como ya comentamos en nuestro estudio preliminar, muy probablemente habrá sido pariente del propio Juan de Alavés.
Alavés, Juan de (secretario del certamen). Véase la breve biografía que ofrecemos del secretario de nuestro certamen en el capítulo III de la primera parte del estudio preliminar. Alvarado, Juan de (octavas, ¿undécimo lugar?). Alavés no da ningún dato bio-bibliográfico. Me parece imposible, por cuestión de fechas, que sea el fray Juan de Alvarado que registra Beristáin y que profesó en el convento de la Orden de Predicadores en 1691. Álvarez de Ocampo, Antonio (décimas, ¿octavo lugar?; octavas, ¿décimo lugar?). Sin datos bio-bibliográficos.
Alzate, Jerónimo de (octavas, primer lugar; glosa, premiada “con honra y fama”, sin premio físico). Alavés nos dice que fue “abogado de esta Real Audiencia de México” (f. 17r); no contamos con más datos bio-bibliográficos. Anónimo (canción, sin premio pero con mención). Alavés nos dice que este concursante era padre de la Compañía de Jesús (f. 26r); no contamos con mayores datos bio-bibliográficos. Anónimo (epigrama, primer premio en honra). Alavés nos dice simplemente que fue “padre maestro en Teología de nuestra sagrada religión” (f. 7r). Anónimo (epigrama, tercer premio en honra). Anónimo (epigrama, cuarto premio en honra). Anónimo (glosa, noveno lugar). Alavés nos dice que “El nono y último premio se dio a un vizcaíno incógnito que no sacó a luz su nombre, y remitió la composición con una carta, y gustaron los señores jueces que en este ilustre auditorio se leyesen ambas cosas” (f. 34r). 15. Tenorio también cita la descripción que hace Gregorio de Guijo de la entrada del virrey y de dicho túmulo (Gregorio M. de Guijo, Diario [1648-1664], ed. y pról. M. Romero de Terreros, Ciudad de México, Porrúa, 1952, t. I, p. 107), así como una parte de la dedicatoria del Astro mitológico.
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Astudillo, Gaspar de (epigrama, tercer lugar). Alavés nos dice simplemente “colegial real” (f. 5v). Beristáin no lo registra. Posiblemente sea descendiente de la familia burgalesa de apellido Astudillo que se encontraba negociando en y con la Nueva España a partir de mediados del siglo xvi.16 Barrera, Alonso de la (liras, ¿cuarto lugar?). En Beristáin: “Natural de México, en cuyo Convento Imperial de Santo Domingo tomó el hábito, y profesó el año de 1630. Fue doctor, teólogo y rector de la universidad literaria, electo en 1665 [...] efectuó en la casa morada de [...] sus hermanos la fundación del Convento de Capuchinas de San Felipe de Jesús, llamando fundadoras del Convento de Toledo, y saliendo él a recibirlas hasta Veracruz el año 1665. También fue calificador del Santo Oficio, juez ordinario de la Inquisición por el [...] obispo de Yucatán y provincial de su provincia de Santiago, electo en 1667”. Escribió un elogio fúnebre de Felipe IV que pronunció en las honras que rindió el Santo Tribunal de la Inquisición; fue publicado en 1667. Bramón, Francisco (canción, primer lugar; soneto, sin premio pero con mención). En Beristáin: “Natural de la Nueva España. Bachiller y Conciliario de la Universidad de México. Fue sin duda uno de los buenos poetas de la América. Dio a luz Los sirgueros de la Virgen sin pecado original. Impreso en México por el licenciado Alcázar. 1620. [...] Esta obra, dedicada al Obispo de Michoacán don fray Baltasar de Covarrubias, es una fábula pastoril parecida a la Galatea de Cervantes”. Hay edición moderna, de Trinidad Barrera (Madrid, Iberoamericana / Vervuert, 2013, Biblioteca Indiana; 37). Tenorio especifica: “La novela incluye, aproximadamente, 25 composiciones, entre sonetos, liras, canciones, letrillas e incluso un ‘tocotín’ (claro antecedente de Sor Juana)” (Poesía, p. 339). Carrillo, Juan (glosa, premiada “con honra y fama”, sin premio físico; soneto faceto, sin premio pero con mención). Alavés nos dice que es padre y fraile de la Orden de Nuestro Padre San Francisco (f. 34r); no contamos con más datos bio-bibliográficos.
16. Véase Ángela Pereda López, “La carrera indiana de un burgalés: Gaspar de Astudillo”, B.I.F.G. Burgos 209.2 (1994), pp. 406-422.
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Apéndices
Carvajal, Miguel de (canción, sin premio pero con mención). Sin datos bio-bibliográficos. Castañeda y Cueto, Juan de (glosa, premiada “con honra y fama”, sin premio físico). Me parece poco probable que se trate del Juan de Castañeda mencionado en La imprenta en México (“Juan de Castañeda: Reformación de las tablas y cuentas de Plata y de la que tiene oro. Por Joan de Castañeda, natural de san Joan de Pineda en Cataluña. En la imprenta de la viuda de Diego López Dávalos. Por Joan Ruiz. Año MDCXII, 1612... ‘Beristáin no menciona este opúsculo, cuya noticia la he tomado de los apuntes del P. Fischer, quien a su vez asienta como fuente el Diccionario de la Historia, tomo V, pág. 910’” (vol. 2, pp. 407-408). Ceballos, Hernando (soneto, “soneto estrambotado, semifaceto”; glosa, octavo lugar). Sin datos bio-bibliográficos. Céspedes Ayala Alférez de la Guarda, José (Joseph en el ms.), (soneto faceto, cuarto lugar). Sin datos bio-bibliográficos. Cruz, José (Joseph en el ms.) de la (liras, segundo lugar). Obviamente, por las fechas, no puede ser ninguno de los dos fray José de la Cruz que registra Beristáin (el primero “murió con créditos de gran orador en el Convento de Querétaro en noviembre de 1813” (s.v.); el segundo, “religioso presbítero del Orden Hospitalario de Belemitas de América [...] hizo el templo de los Jesuitas de la Ciudad de Guanajuato”, el cual fue terminado en 1765). Echavarría, Juan de (décimas, ¿séptimo lugar?; soneto, segundo lugar; soneto faceto, sin premio pero con mención). Posiblemente se trate del fray Juan Echeverría registrado en Beristáin: “Natural de la Ciudad de México, y no de las minas de Cuencamé, como escribió el padre Arlegui en su Crónica de Zacatecas. Tomó el hábito de san Francisco en la Provincia de Zacatecas, y después de quince años de enseñanza pública, mereció el grado de lector jubilado en Teología. Fue electo Provincial en 1656 y reelecto en 1668, y sirvió de Calificador al Tribunal de la Inquisición de México. Tenía tan buen crédito de orador que, habiendo resuelto el cabildo eclesiástico de la catedral de Durango trasladar a aquella iglesia las cenizas de su primer obispo don fray Gonzalo Hermosillo que descansaban en la de los jesuitas de Sinaloa, eligieron a nuestro Echeverría para que pronunciase
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el elogio fúnebre; sin embargo, de hallarse en México, desde donde caminó trescientas leguas para desempeñarlo, escribió: Oración evangélica en la solemne traslación de los venerables huesos del ilustrísimo señor don fray Gonzalo Hermosillo, del Orden de San Agustín, primer obispo de la Nueva Vizcaya. Impreso en México por Calderón 1668 [...] Sermón de la Visitación de la Virgen María a Santa Isabel, predicado en San Luis Potosí. Impreso en México por Juan Ruiz, 1651 [...] Concordancia de antilogías de la Sagrada Escritura, 2 tomos, folios dispuestos para la prensa. El primero de estos tomos está en el archivo de la Provincia de Zacatecas, y el segundo, en el Convento de S. Luis Colotlán”. La obra Oración angélica también se registra en La imprenta en México.
Estrada y Medinilla, María de (décimas, primer lugar; glosa, premiada “con honra y fama”, sin premio físico). En Beristáin: “natural de México, matrona que supo hacerse lugar en esta biblioteca por los opúsculos siguientes: Relación de ovillejos castellanos de la feliz entrada del virrey Marqués de Villena, en México día 28 de agosto de 1640. Impreso dicho año [...] Descripción en octavas reales de la fiesta de toros, cañas y alcancías con que obsequió México a su virrey el Marqués de Villena. Impreso 1641” (s.v. Estrada Medinilla, doña María). Tenorio nos dice que, “según Josefina Muriel [Cultura femenina novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1982, pp. 124-143], tal vez fuera nieta de Pedro de Medinilla que fue regidor y diputado en el Ayuntamiento de la ciudad de 1546 a 1558” y que, además de las obras citadas por Beristáin y las décimas con las que gana primer lugar en el segundo concurso de nuestro certamen, también es autora de: “un ‘Soneto al autor’ de los preliminares de Desagravios de Cristo en el triunfo de su cruz contra el judaísmo de Francisco Corchero Carreño (México, Juan Ruiz, 1649) y una glosa con la que Estrada de Medinilla participó en el Certamen poético a la Inmaculada Concepción organizado por la Universidad (México, Viuda de Bernardo Calderón, 1654), con la que ganó el tercer lugar” (Poesía, p. 391). Gómez de Monzón, Antonio (glosa, premiada “con honra y fama”, sin premio físico). Alavés nos dice que es padre y fraile (f. 34r); no contamos con más datos bio-bibliográficos.
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Góngora, Bartolomé de (octavas, ¿séptimo lugar?; canción, sin premio pero con mención). Por las fechas, no me parece imposible que se trate del Bartolomé de Góngora, natural de Écija, autor de El corregidor sagaz y un número significativo de obras poéticas, incluyendo un poema heroico titulado Octava maravilla, que en verso heroico contiene las antigüedades y conquista de la Nueva España. Sobre este Bartolomé de Góngora, el estudioso Guillermo Lohmann Villena ofrece numerosos datos bio-bibliográficos en su artículo “Bartolomé de Góngora y su tratado: El corregidor sagaz”17. Afirma que nació en Écija en 1578, que habrá llegado a México, primero a Zacatecas, en 1608, que en 1610 ya se hallaba en la capital de la Nueva España, y que aquí murió en entre 1657 y 1658. También asevera: “no fue nuestro autor hombre de producción literaria parva, ni mucho menos: al final de su vida podía contemplar ‘copiosos volúmenes’ de escritos suyos [...] el inventario de las obras que de él conocemos acredita una pluma, más que fácil y airosa, diligente y tenaz”18. En La imprenta en México, en una entrada sobre el Libro de las constituciones de nuestra sagrada Orden Tercera de Penitencia de Nuestro Seráfico padre san Francisco, se menciona a un “Bartholomé de Góngora, vicario del culto divino” (vol. 4, pp. 57-58). González de Linares, Gil (soneto, sin premio pero con mención). Sin datos bio-bibliográficos. Guerrero de Portillo, Marcos (epigrama, cuarto lugar). Alavés nos dice solamente que fue licenciado y natural de la Ciudad de los Ángeles (Puebla) (f. 6r); no contamos con más datos bio-bibliográficos. Lagarto, Andrés (soneto, ¿quinto lugar?; glosa, tercer lugar). No está en Beristáin. En el Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México, 5ª. ed. (1986), se registra una familia Lagarto, a la que pertenecieron tanto un Andrés como un Luis y un Luis de la Vega Lagarto, que fueron pintores; no he podido averiguar si definitivamente son nuestros poetas Lagarto o no (véase también, abajo, “Lagarto, Luis”). Reproduzco el registro del Diccionario Porrúa: “Lagarto (familia de pintores). Fueron miniaturistas. El primero, Luis, excelente dibujante y exquisito pintor, aparece ya en México en 1596. En 17. Revista de Historia de América, 55-56 (1963), pp. 139-158. 18. Ibid., p. 151.
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1600 pintó los capitulares y algunas páginas de los libros de coro de la Catedral de Puebla. En la Escuela de Artes Plásticas de México existen dos hermosas miniaturas en vitela: la Anunciación de 1610 y Santa Teresa de 1611; en la colección Pérez Salazar un San Lorenzo, de 1616, y en el Museo Bello de Puebla, El nacimiento de Jesús de 1616 y una Inmaculada. Toussaint cita otra ‘hermosa miniatura’ del Nacimiento en la ciudad de Durango. El segundo es Andrés, que firmó en 1622 una preciosa Inmaculada que hoy está en el Museo de Chapultepec, y el tercero es Luis de la Vega Lagarto, con una miniatura en Artes Plásticas de La Adoración de los Pastores, y en Puebla, en el Museo Bello, una santa y una Concepción de 1634” (s.v. Lagarto).
Lagarto, Luis (soneto, tercer lugar). Véase también, arriba, “Lagarto, Andrés”. No está en Beristáin. En el inventario de la biblioteca de Fernando Rodríguez de Figueroa de 1614, afirma Rodríguez que posee “papeles muchos que tengo sueltos en copla, míos, a lo divino y humano, obras mías y algunas ajenas”, y entre los autores enlistados está un Luis Lagarto, sin más datos19. ¿Será el nuestro el que aparece en este inventario? Por otra parte, Margarita Peña alude a un Luis Lagarto que en 1606, “aparece [...] recibiendo un salario por ‘componer chanzonetas’” para la Catedral de Puebla, y que posiblemente haya participado en la compilación del cancionero Flores de baria poesía20. Si se trata del mismo, y este sí participó en Flores (1577), habrá estado de edad relativamente avanzada para la fecha de nuestro certamen. Me parece más factible la posibilidad de que nuestro Luis Lagarto fuera tal vez el mismo que escribió chanzonetas para la Catedral de Puebla, pero que no sea el mismo que participó en Flores. León, Andrés de (epigrama, segundo premio en honra). Alavés nos dice que es fraile “de la Orden de Nuestro Padre San Agustín” (f. 7v); no contamos con más datos bio-bibliográficos.
19. “Memoria de los libros que presentó el cura Fernando Rodríguez de Figueroa”, en “Bibliotecas y librerías coloniales, 1585-1694”, ed. Edmundo O’Gorman, Boletín del Archivo General de la Nación, 10.4 (1939), p. 692. 20. Véase Margarita Peña, prol., ed. e índices, Flores de baria poesía. Cancionero novohispano del siglo XVI, Ciudad de México, Fondo de Cultura Económica, 2004, 3ª. ed., pp. 697-701.
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León, Cristóbal de (soneto faceto, quinto lugar, y décimas especiales). Sin datos bio-bibliográficos. Linares, Miguel de (décimas, tercer lugar; soneto, sin premio pero con mención; glosa, premiada “con honra y fama”, sin premio físico; soneto faceto, sin premio pero con mención). Alavés nos dice que es “de la Orden de Nuestro Padre Santo Domingo” (f. 10r); no contamos con más datos bio-bibliográficos. Lobo, Antonio (octavas, segundo lugar). Sin datos bio-bibliográficos. Marmolejo Machuca, Pedro (décimas, ¿noveno lugar?; liras, ¿séptimo lugar?). Beristáin nos dice que fue “poeta mexicano, de quien hay varios epigramas y otras composiciones en muchos libros publicados en México en el siglo xvii. Escribió también en verso castellano Fiestas que hizo la Universidad de México al misterio de la Concepción de la Virgen María. Impreso en México por Calderón, 1653”. Tenorio escribe que, además de las décimas y las liras con las que participó en nuestro certamen, también tiene una “‘Loa sacramental de las calles de México’, de 1635 (que Méndez Plancarte reproduce fragmentariamente), dos glosas al Santísimo Sacramento, impresas junto con la loa, y un ‘Soneto al autor’, dentro de los preliminares de la obra de Francisco Corchero Carreño (Los desagravios de Cristo en el triunfo de su Cruz contra el judaísmo)” (Poesía, p. 371). Maya y Quiñones, Juan (glosa, premiada “con honra y fama”, sin premio físico). Alavés nos dice que es bachiller (f. 34r); no contamos con más datos bio-bibliográficos. Mena, Alonso de (liras, ¿sexto lugar?: véase f. 29v). Sin datos bio-bibliográficos. Montes Pernía y Girón, Bartolomé (glosa, séptimo lugar). Sin datos bio-bibliográficos. Montoya, Francisco de (soneto, sin premio pero con mención). Sin datos bio-bibliográficos. Olmedo, Manuel de (soneto, cuarto lugar). Sin datos bio-bibliográficos.
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Ortega, Diego de (soneto, ¿séptimo lugar?; glosa, cuarto lugar). Sin datos bio-bibliográficos. Ortiz, Lorenzo (décimas, cuarto lugar). Alavés nos dice que fue licenciado y presbítero (f. 10v); no contamos con mayores datos biobibliográficos. Ortiz, Luis (glosa, quinto lugar). Alavés nos dice que es “de la Orden de Nuestro Glorioso Padre Santo Domingo” (f. 32r); no contamos con más datos bio-bibliográficos. Ortiz de Saavedra, Francisco (soneto faceto, primer lugar). Alavés nos dice únicamente que es licenciado (f. 34v). Beristáin registra a un “Ortiz, padre Francisco Antonio” que no puede ser el mismo por las fechas (el de Beristáin falleció en 1720 a la edad de 80 años, es decir, no había nacido todavía para el año de nuestro concurso). Tampoco creo que sea el “Ortiz, fray Francisco” que registra Beristáin, de la Orden de San Agustín, quien escribió una gramática y un catecismo en lengua mixteca (sin fecha). Peña, ? (soneto faceto, sin premio pero con mención). Alavés lo llama “el bachiller Peña” (f. 37r); no contamos con más datos biobibliográficos. Plaza, Cristóbal Bernardo de la (epigrama, quinto lugar). Está en Beristáin: “Secretario de la universidad literaria de México. Escribió, según León Pinelo, Relación de la Universidad de México y sujetos de ella hasta 1646. Manuscrito en la Librería de Barcia”. Hay también una entrada sobre su hijo, cuyo nombre Beristáin registra como don Cristóbal Bernardo Plaza y Juan pero que en Worldcat aparece como Cristóbal Bernardo de la Plaza y Jaén; incluimos aquí la entrada en Beristáin sobre el hijo porque arroja algo de luz sobre la obra de su padre. “Mexicano, hijo de don Cristóbal Plaza y sucesor de su padre en el empleo de Secretario de la Universidad, en cuyas casas nació casi muerto, y le echó el agua del bautismo el ilustrísimo don Nicolás de la Torre, obispo de Cuba, en la misma aula de Teología, donde se hallaba explicando a sus discípulos. Estudió las Humanidades con los padres jesuitas y, concluidos sus estudios, ya graduado de bachiller, se dedicó a los negocios seculares y obtuvo la alcaldía mayor de Zempoala por Cédula de la Reyna Gobernadora del año 1672. Muerto su padre le sucedió en la Secretaría de la Academia, que también había obtenido
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su abuelo. Y en aquella fundó la fiesta del día sexto de la Octava Concepción de la Virgen. Sobre los apuntes de su padre escribió Crónica de la insigne Universidad de México de la Nueva España desde el año 1553 de su fundación, hasta el del 1689. Manuscrito en folio en la Biblioteca de la Universidad. El doctor don Agustín Pomposo Fernández de san Salvador me ha franqueado una copia, que me ha servido para esta Biblioteca” (s.v. Plaza y Juan [¿sic?], don Cristóbal Bernardo). De esta crónica hay una versión paleográfica moderna, registrada precisamente en Worldcat con el segundo apellido, Jaén: Crónica de la Real y Pontificia Universidad de México, escrito en el siglo XVII, ed. de Nicolás Rangel, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1931.
Ramírez de Villegas, Diego (liras, tercer lugar). Sin datos biobibliográficos. Ríos, Francisco de (soneto faceto, tercer lugar). Alavés nos dice que es fraile y padre “de la Orden de Nuestro Glorioso Padre Santo Domingo, princeps coquorum [primero de los cocineros] y el que saborea todos los disgustos de su convento” (f. 35r). Por ser padre dominico, no es el Francisco de Ríos que registra Beristáin, que fue presbítero secular y predicador del Arzobispado, autor de un Panegírico de la milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Monserrate, publicado en 1672. Rodríguez de Abril, Juan (décimas, segundo lugar; glosa, premiada “con honra y fama”, sin premio físico; soneto faceto, sin premio pero con mención). Discrepo con Tenorio (Poesía, p. 362) respecto a la identidad de este autor. Para ella, es el Juan Antonio Rodríguez registrado por Beristáin: “natural al parecer de la ciudad de Querétaro, presbítero del Arzobispado de México, bachiller teólogo, director, confesor y capellán de las religiosas capuchinas de Querétaro. Escribió Vuelos de la paloma: elogio fúnebre de la M.R.M. Marcela Estrada y Escobedo, fundadora y abadesa del convento de capuchinas de la ciudad de Querétaro. Imp. en México por Ribera Calderón. 1731” (s.v. Rodríguez, Juan Antonio). Por la fecha de publicación del libro Vuelos de la paloma (1731), tan posterior a la participación de nuestro Juan Rodríguez de Abril en el certamen de 1633, así como por la ausencia del segundo apellido de él en la Biblioteca de Beristáin, para mí no se trata del mismo autor.
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Alfonso Méndez Plancarte incluye, en el primer tomo del Segundo Siglo de Poetas novohispanos, unas “décimas a la Purísima” de Juan Rodríguez de Abril tomadas del certamen que celebró la Universidad de México a la Inmaculada Concepción (1654)21 y en la introducción a este primer tomo del Segundo Siglo de la antología, alude a las “Décimas ‘de exquisito concepto y muy lindo gusto’ en que ‘el experimentado y grande ingenio’ de Juan Rodríguez de Abril (inferior en lo grave, como su soneto a Corchero, 1649), gasta una deliciosa y osada familiaridad con el Cielo, bromeando cariñosamente a la ‘Niña Divina’ por el amor de que el Duque de Alburquerque le profesaba”22. En La imprenta en México: se registra a un Juan Rodríguez Abril, autor de una “Verdadera relación de una máscara que los artífices del gremio de la Platería de México, y devotos del glorioso san Isidro el Labrador de Madrid, hicieron en honra de gloriosa Beatificación. Compuesta por Juan Rodríguez Abril, Platero [...]. Impreso, con licencia del Ordinario, en México, en la Imprenta de Diego Garrido, por Pedro Gutiérrez, en la calle de Tacuba. Año, 1621” (vol. 2, p. 101).
Rojas, Juan Ambrosio de (soneto, sin premio pero con mención; octavas, ¿noveno lugar?; liras, ¿quinto lugar?: véase f. 29r). Sin datos bio-bibliográficos. Sámano, Felipe de (glosa, sexto lugar). Alavés dice que es fraile e insinúa que es de la Orden de Santo Domingo (véanse f. 32v y mi nota); no contamos con más datos bio-bibliográficos. San Pedro, Juan de (epigrama, segundo lugar). Alavés nos dice que fue “definidor de la Orden de los Descalzos de Nuestro Glorioso Padre San Francisco y calificador del Santo Oficio de la Inquisición” (f. 5v); no contamos con más datos bio-bibliográficos. Santoyo, Esteban de (soneto, sin premio pero con mención). Sin datos bio-bibliográficos. Santoyo, Juan de (canción, segundo lugar). Sin datos bio-bibliográficos. Solano, Luis (décimas, ¿quinto lugar?; liras, ¿cuarto lugar?; soneto faceto, séptimo lugar). Sin datos bio-bibliográficos. 21. Ciudad de México, Imprenta Universitaria, 1944, pp. 78-79. 22. Ibid., p. xlviii.
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Apéndices
Soria, Nicolás de (soneto faceto, sin premio pero con mención). Sin datos bio-bibliográficos. Por las fechas, no puede ser Nicolás de Soria Villaroel, “originario de Pátzcuaro capital del reino de Michoacán, Calificador del Santo Oficio de la Inquisición de este Reino de Nueva España, y su Comisario de los Curatos de Santa Fe, de la Laguna, y Congregación de Tripuato, Examinador Sinodal del número de dicho obispado, y Canónigo más antiguo de la Santa Iglesia Catedral de Valladolid de Michoacán”, que estuvo activo en las primeras décadas del siglo xviii y que registra Toribio Medina en La imprenta en México (s.v. Calvillo, Luis, vol. 4, pp. 184-185). Sosa, Gutierre de (liras, primer lugar). Alavés nos dice que fue “hijo del señor general Fernando de Sosa, corregidor de esta ciudad” (f. 26r); no contamos con más datos bio-bibliográficos. Suárez, Luis (soneto, primer lugar). Alavés indica que también era pintor, pues lo llama “nuevo Apeles mexicano, a quien se debe singular alabanza y particular elogio en esta ocasión festiva por haber pintado con tanto primor, destreza y diligencia los cuadros vistosísimos de los santos y varones ilustres de la Orden, que fue el mayor y más considerable adorno de ella” (f. 13v). No contamos con más datos bio-bibliográficos. Tejeda, Diego de (soneto faceto, sexto lugar). Alavés nos dice que es “de la Orden de Nuestro Padre San Agustín” (f. 36v); no contamos con más datos bio-bibliográficos. Toro, Simón de (canción, tercer lugar). Sin datos bio-bibliográficos. Tubilla Antonio de la (décimas, ¿sexto lugar?). Sin datos biobibliográficos. Valdés, Juan de (octavas, cuarto lugar). Alavés nos dice que fue “de la Orden de Nuestro Padre San Agustín” (f. 19r). No puede tratarse del “Juan Valdés” en Beristáin, pues a este solo le da el título de “don”. Valdivieso, Juan de (octavas, tercer lugar). Muy probablemente se trata del mismo Juan de Valdivieso que presenció la lectura del certamen en la Real Universidad, al que se alude en el capítulo cuatro del Libro primero (f. 17r; véase el apartado de nuestro estudio sobre la convocatoria al certamen).
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Vásquez de Prada, Atilano (soneto, sin premio pero con mención; octavas, ¿sexto lugar?; glosa, primer lugar). Sin datos biobibliográficos. Vega Gallardo, Pedro de (epigrama, sexto lugar; soneto, sin premio pero con mención). En nuestro certamen, es “bachiller” (f. 6v); no creo que se trate del don Pedro Vega registrado por Beristáin, “Presbítero natural de la Nueva España y licenciado por la Universidad de México”, autor de un poema heroico sobre santa Catarina publicada en 1672. Vera, Diego de (octavas, ¿octavo lugar?). Alavés nos dice que fue “estudiante de Filosofía” (f. 21v); no contamos con más datos biobibliográficos. Dudo de que se trate del don Diego de Vera Arizmendi que registra Beristáin: “natural del obispado de la Puebla de los Ángeles, en cuyo seminario tridentino vistió la beca y enseñó la Filosofía. Fue cura y juez eclesiástico de las parroquias de Huetzala, san Martín y Totomihuacan, donde falleció, dejando escrito y preparado para la prensa con una dedicatoria al cardenal Cienfuegos: Compendium Vitæ obsconditæ Jesu Christi, que es un extracto de la obra que escribió dicho Excelentísimo”. Villalobos, Francisco de (soneto, ¿sexto lugar?; glosa, premiada “con honra y fama”, sin premio físico). Alavés nos dice que fue padre y fraile (f. 34r); no contamos con más datos bio-bibliográficos. Vizcarra, Pedro de (octavas, quinto lugar). Alavés nos dice exclusivamente que era licenciado (f. 20v); no contamos con más datos bio-bibliográficos. Zamudio, Pedro (glosa, segundo lugar; soneto faceto, sin premio pero con mención). Sin datos bio-bibliográficos.
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A PÉNDICE III
Los premios prometidos en la convocatoria y los premios añadidos, que fueron 17
En el f. 6r, Alavés escribe que, “deseosa de gratificar en cuanto pueda a los poetas el cuidado que pusieron en alabar a su santo patriarca, añadió otros dieciséis premios, repartidos por todos los certámenes, con que se cerró el número de cuarenta premios”. En realidad, los premios añadidos suman 17, no 16, con lo que el número total de premios se cierra en 41. A continuación se hace la relación de los premios prometidos en la convocatoria para los ocho certámenes poéticos, así como los premios añadidos en cada concurso. Primer certamen: epigrama En la convocatoria se prometen: En la premiación se otorgan: 1er lugar: una taza de plata grande 1er lugar: una taza de plata grande 2º lugar: un cucharón de plata grande 2º lugar: un cucharón de plata grande 3er lugar: una caja de plata redonda 3er lugar: un anillo de oro con tres jacintos 4º lugar: una caja de plata redonda (designada, en la convocatoria, para el ganador del 3er lugar) 5º lugar: una vitela en carey y oro 6º lugar: tres cucharas de plata (Premios añadidos: 3, un anillo de oro con tres jacintos; una vitela en carey y oro; 3 cucharas de plata)
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Apéndices
Segundo certamen: décimas En la convocatoria se prometen: 1er lugar: una jarilla de plata 2º lugar: un cucharón de plata 3er lugar: un pomo de plata
En la premiación se otorgan: 1er lugar: una jarilla de plata 2º lugar: un cucharón de plata 3er lugar: un pomo de plata 4º lugar: una vitela de san José en carey y oro
(Premio añadido: 1, una vitela de san José en carey y oro) Tercer certamen: soneto En la convocatoria se prometen: 1er lugar: una papelina de plata 2º lugar: dos escudillas de plata grabadas 3er lugar: cuatro cucharas de plata
En la premiación se otorgan: 1er lugar: una papelina de plata 2º lugar: dos escudillas de plata grabadas 3er lugar: cuatro cucharas de plata 4º lugar: una vitela de santa Teresa en carey y concha (véase f. 15r para más información sobre este premio)
(Premio añadido: 1, una vitela de santa Teresa en carey y concha) Cuarto certamen: octavas En la convocatoria se prometen: 1er lugar: un jarro de plata de pico 2º lugar: una tembladera 3er lugar: un pomo de plata
En la premiación se otorgan: 1er lugar: un jarro de plata de pico 2º lugar: una tembladera de plata 3er lugar: un pomo de plata 4º lugar: un anillo de oro con una esmeralda jaquelada 5º lugar: tres cucharas de plata
(Premios añadidos: 2, un anillo de oro con una esmeralda jaquelada y tres cucharas de plata) Quinto certamen: canciones En la convocatoria se prometen: 1er lugar: un cubilete de plata grabado 2º lugar: una jarrilla de plata
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En la premiación se otorgan: 1er lugar: un cubilete de plata grabado 2º lugar: una jarrilla de plata
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3er lugar: una caja de plata para rosario
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3er lugar: una caja de plata para rosario
(Premios añadidos: 0) Sexto certamen: liras En la convocatoria se prometen: 1er lugar: una tembladera de plata grande 2º lugar: seis yaguales de plata (ver la nota sobre “yaguales” en el f. 27r) 3er lugar: cuatro cucharas de plata
En la premiación se otorgan: 1er lugar: una tembladera de plata 2º lugar: seis yaguales de plata 3er lugar: cuatro cucharas de plata
(Premios añadidos: 0) Séptimo certamen: glosa En la convocatoria se prometen: 1er lugar: un bernegal de plata grande 2º lugar: una jarrilla de plata acanalada, con su plato de lo mismo 3er lugar: una cajita de plata grabada para rosario
En la premiación se otorgan: 1er lugar: un bernegal de plata 2º lugar: una jarrilla de plata acanalada (no se menciona el plato) 3er lugar: una cajita de plata grabada para rosario 4º lugar: un anillo de oro con tres piedras azules 5º lugar: (vitela) de santa Catalina Mártir en carey y oro 6º lugar: una vitela de la Concepción de carey 7º lugar: un rosario de coyol 8º lugar: tres rosarios de hueso 9º lugar: una imagen de carey llana
(Premios añadidos: 6, un anillo de oro con tres piedras; una vitela de santa Catalina Mártir en carey y oro; una vitela de la Concepción de carey; un rosario de coyol; tres rosarios de hueso; una imagen de carey llana)
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Apéndices
Octavo certamen: soneto faceto En la convocatoria se prometen: 1er lugar: un cubilete de plata 2º lugar: un tintero de plata 3er lugar: cuatro cucharas de plata
En la premiación se otorgan: 1er lugar: un cubilete de plata 2º lugar: un anillo de oro con tres esmeraldas 3er lugar: un tintero de plata 4º lugar: tres cucharas de plata (no cuatro) 5º lugar: una imagen de carey guarnecida de oro 6º lugar: una imagen de la Concepción guarnecida de carey 7º lugar: una vitela de san Luis
(Premios añadidos: 4, un anillo de oro con tres esmeraldas; una imagen de carey guarnecida de oro; una imagen de la Concepción guarnecida de carey; una vitela de san Luis) Total de premios añadidos: 17
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A PÉNDICE IV
Imágenes del manuscrito Relación historiada Para la relación de las imágenes, véase el primer capítulo de la segunda parte del estudio preliminar, apartado A. “Algunas características del manuscrito y sus cuatro caligrafías principales”
FIGURA A. Ms. Relación historiada, primer folio sin foliar, r.
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Apéndices
FIGURA B. Portada. Ms. Relación historiada, segundo folio sin foliar, r.
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“ E s g r a n d e e l p o d e r d e l a p o e s í a”
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FIGURA C. Licencia. Ms. Relación historiada, tercer folio sin foliar, r.
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Apéndices
FIGURA D. Ms. Relación historiada, tercer folio sin foliar, v (dorso del folio de la licencia).
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FIGURA E. Ms. Relación historiada, cuarto folio sin foliar, r.
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Apéndices
FIGURA F. Libro primero del ms. Relación historiada, f. 44r.
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“ E s g r a n d e e l p o d e r d e l a p o e s í a”
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FIGURA G. Libro primero del ms. Relación historiada, f. 62r.
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Apéndices
FIGURA H. Libro primero del ms. Relación historiada, f. 63v.
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“ E s g r a n d e e l p o d e r d e l a p o e s í a”
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FIGURA I. Libro primero de ms. Relación historiada, f. 34v.
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Apéndices
FIGURA J. Libro segundo, de ms. Relación historiada, f. 1r.
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FIGURA K. Libro segundo del ms. Relación historiada, f. 11r.
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Apéndices
FIGURA L. Cartel de la convocatoria al certamen (véase Apéndice I).
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