Ensayos Sobre La Historiografia Peninsular Del Siglo XV

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BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA D ir ig id a p o r DÁMASO ALONSO

II. ESTUDIOS Y ENSAYOS

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ROBERT B. TATE

ENSAYOS SOBRE LA HISTORIOGRAFÍA PENINSULAR DEL SIGLO XV VERSIÓN ESPAÑOLA DE

JESÚS DÍAZ

&

BIBLIOTECA R O M A N IC A HISPÁNICA

EDITORIAL GREDOS, S. A. MADRID

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UNIVER SITY OF M ICHIGAN

O ROBERT B. TATE, 1970. EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 83, Madrid. España.

Depósito Legal: M. 8221 - 1970. Gráficas Cóndor, S. A^ Sánchez Pacheco, 83, Madrid, 1970. — 3401.

INTRODUCCIÓN

Los artículos incluidos en este libro representan los frutos de la investigación realizada durante las dos décadas de 1950 y 1960. Todos, excepto los dos últimos, han aparecido ya impresos. Aprovecho esta oportunidad para agradecer a los editores de las diversas revistas y homenajes el permiso concedido para imprimirlos aquí. Desde su pu­ blicación ha llegado por fuerza nuevo material a mis manos; ello me ha obligado a poner al día los ensayos y a corregir ciertos errores de menor cuantía. En general, sin embargo, no he introducido cambios esenciales en mis argumentos. Mi trabajo puede calificarse, en su mayor parte, de obra descrip­ tiva, ya que el campo que he escogido había merecido poca atención desde que Georges Cirot deslindó el terreno hace unos sesenta años con sus Etudes sur Vhistoriographie espagnole. Les histoires genérales d ’Espagne entre Alphonse X et Philippe II, 1284-1556 (Bordeaux, 1904). Prescindiendo de Paz y Melia y de Sánchez Alonso, se ha hecho poco más sobre las historias latinas del siglo xv comparadas con la historia vernácula de la misma época. Aquí la figura central ha sido Juan de Mata Carriazo con su magnífica serie de estudios y textos. En verdad, para poder componer una obra sólida sobre las historias latinas mayores, ha de prepararse una serie de textos bien anotados y editados. Hay cantidad de textos vernáculos que esperan

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todavía un editor; el principal de ellos es, sin duda, la Crónica de Juan II de Castilla, por no mencionar a López de Ayala, Martínez de Toledo, Pérez de Guzmán (Mar de historias), Enríquez del Cas­ tillo, Rodríguez de Almela, Carbonell, etc., pero es cosa que hace pensar que, aparte la Historia de la guerra de Navarra, de Nebrija, no dispongamos de ediciones más recientes que las del siglo xvii de Lorenzo Valla sobre Femando de Antequera, Beccadelli sobre Al­ fonso V de Aragón, Alfonso Garda de Santa María, Sánchez de Aré­ valo, Margarit, Ludo Marineo Sículo; mientras que del texto más significativo de todos, las Décadas de Alfonso de Palenda, existe úni­ camente una traducdón que es muy difícil de obtener, no siendo, por otra parte, enteramente fiel al original. Quedaré muy satisfecho si la presente obra simplemente llama la atendón sobre esta falta tan ma­ nifiesta de atención por parte de las pasadas generadones de medievalistas, en la esperanza de que alguna institudón venga a inaugurar la publicación de un Monumento Hispánico. Los estudios publicados anteriormente han aparecido como sigue: 1. “Mythology in Spanish Historiography of the Middle Ages and the Renaissance” , Hispanie Review, X X V (1957), pp. 1-18. 2. “ López de Ayala, humanist historian?” , Hispanie Reviera, X XV (1957), páginas 157-174. 3. “The Anacephaleosis of Alfonso Garda de Santa María” , en Hís­ pame Studies in Honour of I. González Llubera (Oxford, 1959), pp. 387-401. 4. “ Rodrigo Sánchez de Arévalo (1404-1470) and his Compendiosa His­ toria Hispanicé, en Nottingham Medieval Studies, IV (1960), pp. 58-80. 5. “ An Apology for Monarchy. A Study of an unpublished 15Ü1 century Castilian Historical Pamphlet” , Romance Phüology, X V (1961), pági­ nas 111-123. 6. “The Paralipomenon Hispaniae of Joan Margarit, Cardinal Bishop of Gerona”, Bulletin of the John Rylands Library, X X X IV (1951), pági­ nas 137-165. 7. “ El manuscrit i les fonts del Paralipomenon Hispamos'*, en Estudis Románies, IV ( 1953-54 [1957]), PP- 107-137. 8. “Nebrija the Historian”, Bulletin of Hispanie Studies, X X X IV (1957), páginas 125-146. 9. “Gonzalo García de Santa María: bibliófilo, jurista, historiador” , bajo el título “ Four Notes on Gonzalo García de Santa María”, Romance Phüo­ logy, X VII (1963), PP- 362-372.

Introducción

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10. “A humanistic biography of John II of Aragón” , Bulletin of Hís­ pame Studies, X X X IX (1962), pp. 1-15. 11. “Lucio Marineo Sículo y Gonzalo Garda de Santa María” , bato el título “A humanistic biography of John II of Aragón — a note” , Homenaje a Jaime Vicens Vives (Barcelona, 1965), I, pp. 665-673.

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ABREVIATURAS

ACA AFA ARSNSP BAE BAH BHi BJR

Archivo de la Corona de Aragón. Archivo de filología aragonesa. Annaliy R. Scuola Nórmale superiore di Pisa. Biblioteca de autores españoles. Boletín de la Academia de la Historia Bulletin hispanique. Bulletin of the John Rylands Library (Manchester). BRAE Boletín de la Real Academia Española. BSS o BHS Bulletin of Spanish Studies, más tarde Bulletin of Hispanie Studies. Canc. Cast. ed. Foulché-Delbosc, Cancionero castellano del siglo X V (Madrid, 1915), 2 vols. CDIACA Colección de documentos inéditos del archivo de la Corona de Aragón (Barcelona, 1852-1864). CH DE Cuadernos de historia de España. CO D O IN Colección de documentos inéditos para la histo­ ria de España (Madrid, 1852). Dormer, Progresos J. Dormer y J. Andrés de Uztarroz, Progresos de la historia en el Reyno de Aragón y elogios de Gerónimo Zurita su primer cronista (Za­ ragoza, 1680). ER Estudis Romanics. G SU Giomale Storico della letteratura italiana. Hispania (Madrid). Hisp. ed. A. Schott, Hispaniae illustratae... scriptores Hisp. Illustr. varii (Frankfurt, 1603-1605), 4 vols.

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12 HR M LR NRFH RFE RFH RABM RH RPh Sp

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. X V Hispanic Review. Modem Language Reviera. Nueva revista de filología hispánica. Revista de filología española. Revista de filología hispánica. Revista de archivos, bibliotecas y museos. Revue hispanique. Romance Phüology. Speculum.

M IT O L O G ÍA EN L A H ISTO R IO G R A FÍA E SPA Ñ O LA DE L A E D A D M E D IA Y D E L R E N AC IM IE N TO

I Los capítulos introductorios de las historias generales de la Edad Media y del Renacimiento tratan invariablemente de acontecimientos sacados de la historia bíblica y de la mitología clásica. Los investi­ gadores de la historiografía no se preocupan normalmente de estos capítulos que, a primera vista, parecen seguir un modelo conven­ cional y no contener información vital sobre los principios históricos seguidos por el autor. Este descuido brota de la convicción de que el material tiene poco que ver con el cuerpo de la historia, de que puede contribuir poco a iluminar la época de que trata o en la que fue escrito. A lo sumo, estos capítulos introductorios han servido de tajo para modelar sobre él la teoría de una Edad Media extremada­ mente falta de crítica, crédula, en oposición a una distinción sagaz entre hecho y ficción propia del Renacimiento. Esta actitud no atri­ buye una función específica a estos prólogos y refuerza la opinión persistente de que el historiador medieval no fue más que un com­ pilador que acumuló material sin un fin predeterminado. El objeto de este ensayo es intentar mostrar que estos capítulos de la historia mitológica no fueron compuestos de una manera pura­ mente imitativa, que hubo factores definidos que determinaron la selección del material y su composición, que son útiles, desde un punto de vista literario, para determinar la actitud de la época con respecto a su herencia clásica, y que, finalmente, la llegada del Rena­ cimiento no supuso una disminución del esfuerzo en este terreno.

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Con miras a su ilustración hemos limitado el campo a los reyes mi­ tológicos de España, particularmente a la suerte corrida por la figura de Hércules, desde la crónica del siglo xm de Ximénez de Rada, Arzobispo de Toledo, conocido por el Toledano, hasta la Crónica de España de Florián de Ocampo, el historiador del siglo xvi: esto es, a través de todo el d d o de la creación, rechazo y redescubrimiento de la crónica medieval. Hablando en términos generales, la historia general de la Edad Media se basaba en la síntesis de las estructuras cristiana y clásica, realizada principalmente durante los siglos II y m d. de C. De­ muestra de qué manera el mundo más pequeño, pero de mayor in­ fluencia, del judaismo y del cristianismo se funde en la esfera más grande del Imperio Romano, cuyas historias sometió a la interpre­ tación de la providencia divina, absorbiéndolas en la nueva crono­ logía de las Siete Épocas y de las Cuatro Monarquías, que giraban no sobre la destrucdón de Troya o la fundadón de Roma, sino sobre los acontecimientos de la Creadón, del Diluvio, del Nacimiento y de la Crucifixión de Cristo. Una historia general de este tipo, que abar­ caba todo el mundo conocido, como la de Isidoro o Pedro Comestor, fue imponiéndose como ejemplo dentro de los confines de los dife­ rentes reinos cristianos. Pero, semejante a un renuevo en las pri­ meras fases de crecimiento, la crónica local hizo derivar todavía su fuerza del tronco de origen. Su pasado remoto, sus orígenes, eran los del conjunto; el apéndice no tenía filiación propia. En España, la transición de la crónica, dentro de la gran esfera de la cultura ro­ mana, a la versión local se ejemplifica en la comparadón de la his­ toria de Isidoro con la del Toledano. Para Isidoro, el centro vital del mundo es Roma. Profesa la mayor admiración por el poder unificador del Imperio y el prestigio de su cultura. Sus lamentos por él están mitigados únicamente por la nobleza de sus conquistadores visigodos Se han puesto de relieve muchas veces las diferencias de perspec­ tiva, construcción y material empleado por Isidoro y sus imitadores

1 Cfr. José Luis Romero, “ San Isidoro de Sevilla” , CHDE, V III (1947), páginas 5-71.

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posteriores en los recién nacidos reinos cristianos (p. e., el Tíldense2, por un lado, y el Toledano 3, por otro). La identificación del Tudense con Isidoro ilustra la calidad arcaizante del reino de León, heredero, con estilo propio, de la tradición visigoda. El Toledano representa el reino progresista e innovador de Castilla. El primero sobrecarga los capítulos introductorios con acontecimientos distantes, en el tiempo y en el espacio, de las cancillerías españolas y los construye sobre el esquema de las Seis Épocas, de las que constituye un apén­ dice la historia visigoda y posterior. Aquí difiere la historia del Tole­ dano. Surge únicamente de las aspiraciones de Castilla a ser reco­ nocida como igual en el trato internacional. Se deja a un lado el esquema de las Seis Épocas, y se relega a un plano secundario el conjunto de la historia antigua, tanto la bíblica como la greco-romana. Esto no significa, sin embargo, que las secciones consagradas a los orígenes de Hispania no tengan importancia. Por el contrario, el es­ critor hace diversas adiciones interesantes que implican una refun­ dición parcial de su material histórico. De esta manera toman forma las tradiciones independientes de la Península, y se establece de ma­ nera coherente Qa leyenda de Hércules como progenitor de la mo­ narquía española^

n Como Dante nos dice, las figuras de la mitología clásica pueden ser interpretadas de manera literal, moral, alegórica o analógica. Las tres últimas conciernen al moralista, mientras que la primera es pre­ rrogativa particular del historiador. Desde la Primera Crónica General hasta el Renacimiento los dioses y héroes clásicos fueron concebidos siempre como humanos en su origen, exaltados más tarde a causa de sus aportaciones a la humanidad. En las obras históricas españolas es raro, de hecho, encontrar el mito interpretado de manera que no 2 Lucas Diacorú Tudensis Chronicon Mundi, en A Schott, Hisp. illustr. Vol. IV. 3 Roderici Ximenii archiepiscopi de rebus Hispaniae libri X, ibid., vo­ lumen II (también conocido bajo el título de Historia Gothica).

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sea euhemerística, y esto vate tanto respecto de los tempranos his­ toriadores humanistas, como Margarit, como de los elaboradores de mitos en el Renacimiento tardío, como Lorenzo de Padilla. El tradi­ cionalismo de enfoque puede justificar bien que los historiadores es­ pañoles, particularmente de los siglos xv y xvi, se distingan de los demás europeos. Hércules era considerado desde hada siglos como el resumen de - la virtud heroica. Por ello, su carrera como hombre precede, según Famell, a su carrera como dios4. Su culto estaba lo bastante exten­ dido para ser adorado como una divinidad pan-hdénica, viniendo a alcanzar más tarde toda la Magna Grecia e Italia, a lo largo de las playas ligures, hasta llegar a España. Heródoto es quien primero nos informa sobre la magnitud de su difusión por las costas meridionales del Mediterráneos, pudiendo deducirse de su relato que el héroe grie­ go vino a identificarse con la divinidad Mdqart de los fenidos. La ex­ pansión de esta raza de mercaderes hasta Cádiz explica la existencia de un templo de Hércules en este puerto. Es otro caso más de la fusión de un dios-héroe griego con un semita. Aristóteles, en una dedaración considerada como dudosa, afirma que había una determi­ nada ruta, conodda por el nombre de “heracleana” , que conduda desde Italia hasta el país ibérico. Refiérese probablemente a la ruta de la Riviera que discurría desde Italia hasta España. Se puede su­ poner que la ruta estaba colocada bajo su protección y que esto está en conexión con la propagadón de su culto desde Masilia. La lite­ ratura greco-romana afirma al mismo tiempo múltiples conexiones (te Hércules con d extremo oeste de Europa, localizando vagamente en o cerca de Hesperia la isla mítica de Erytis, el jardín de las Hespérides y el reino del pastor Gerión. El Tudense no presta atendón a las conexiones locales de la le­ yenda de Hércules en su historia de la España primitiva. No tenían, evidentemente, significado para él. Se limita a mencionar unos cuan­ tos incidentes desconectados referentes a la derrota de Anteo, a la destrucción de Troya y a la muerte dd héroe sobre una pira en lla­ mas. Pero el Toledano vio aquí la clave para una etnología clásica 4 Sobre este tema, cfr. L. R. Famell, Greek Hero Cults (Oxford, 1921). 5 Heród., 2.42.

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Mitología en la historiografía española

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de la monarquía española. Naturalmente, un historiador cristiano tenía que sentir como primera necesidad el comenzar su prólogo par­ tiendo del poblamiento del mundo por los descendientes de Noé. Una tradición aceptada señalaba a Tubal para el papel correspon­ diente en España. Sin embargo, trata más extensamente de la llegada de Hércules, ya que ésta ligaba la antigüedad de España a la del mundo clásico. La obra del Toledano es, por ello, paralela de la creación de Franco, uno de los descendientes romanos de Eneas, el fundador de la dinastía francesa en la crónica de Fregedario, y de la aparición de. Bruto en la historia de los británicos de Godofredo de Monmouth.l^l Toledano llegó tarde al campo, y fue probablemente la política internacional la que le incitó a llenar este vacío de la his­ toria española!) Fue él quien estableció una firme conexión entre Geryon Tríceps y la Península, haciéndole jefe, en virtud de su nom­ bre, de las tres provincias de Galicia, Lusitania y Bética, en vez de señor de algún vago oscuro reino en el Oeste6. Este afán por poner de relieve la presencia del héroe clásico en la Península conduce al Toledano no sólo a detallar el robo del ganado de Gerión, sino tam­ bién a elaborar ya contribución personal de Hércules a la formación del mapa interior de España^ En conexión con esto registra la impo­ sición del nombre de Lusitania, la fundación de Tarazona, Urgel y Barcelona. Pero, lo que es más importante de todo, crea a Hispano, a quien Hércules, habiendo conquistado toda la Península, confía las riendas del gobierno. Esto no es una invención enteramente gratuita. Barcelona poseía un templo de Hércules. El nombre de lugar Tarazona deriva de tirios y ausonios, dos tribus que acompañaron a Hér­ cules en su viaje a España. El Toledano sigue en esto una práctica común medieval y clásica respecto a los nombres de lugar, lo mismo que al establecer la conexión de Hércules con los fenicios. En lo que se refiere a Hispano, bien puede tratarse de una invención; por otro lado, hay un rasgo característico del culto de Hércules en la cuenca occidental del Mediterráneo. En algunos lugares estaba es­ trechamente enlazado con Iolaos, su sobrino y compañero de armas. Farnell no acierta a dar razón clara de esto, considerando que puede 6 El capítulo V I tiene por título De adventu et victoria Herculis in His­ paniam et pugna illius cum Geryone tricípite. HISTORIOGRAFÍA PEN.» 2

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ser debido a influencia fenicia7. £1 Toledano no estaba tratando des­ preocupadamente de los precedentes clásicos. Su propósito era algo más inmediato. En comparación con el laberinto de información clá­ sica y bíblica suministrada por Isidoro y el Tudense, el Toledano deshebró y elaboró, a partir de sus lecturas clásicas, el único hilo que a juicio de la posteridad suministraba una I> P- 3- “ Culmen vero ipsum et tanquam verticem, Theodosii superioris quadragesimi tertii, ac decem annis postea Archadii et Honorii illius fíliorum temporibus fuisse dicimus, quia licet multas dades, multa incommoda saepe antea passa esset res Romana” .

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apropiada los episodios con las circunstancias externas para evitar la discontinuidad36. No adopta una actitud tan apologética ante el em ­ pleo de las fuentes puramente romanas de la historia de España en esta época como Ambrosio de Morales, quien, más consciente del hecho de que un país ha de poseer sus propios datos históricos, ex­ plica que no es culpa suya si los primeros libros parecen ser más bien una historia de Roma que de Espafla. L a diferencia entre las dos obras yace en el hecho de que Margarit obraba bajo la influencia de la finalidad didáctica de la historia, que tenia para el humanista su mejor ilustración en las hazañas de los héroes de Grecia y Rom a; mientras que Morales, tanto por motivos patrióticos como científi­ cos, fue llevado a tratar exclusivamente de España. Margarit intenta guardar un camino medio entre la historia de Roma y la de España, pero su criterio humanista tolerante permítele ampliar este propósito una y otra vez. Hace esta observación sobre las proezas de César: “ eius facta adeo magna sunt, et a viris illustribus commendata ut debite debeant interserí, ne ab Hispanis ignoren tur” 37 Las secciones más originales e interesantes son (a) y (b). Aquí des­ pliega Margarit toda su habilidad para someter el nuevo material a su propósito. La sección (b) puede incitar en gran parte a críticas, pero no hemos de olvidar que estaba roturando un terreno nuevo con escaso aparato científico que le guiase. Sin embargo, mediante un examen cuidadoso de los textos, logró eliminar una gran cantidad de fábula y leyenda. Este plan está influenciado por la historiografía humanista, con su interés predominante por la investigación de la antigüedad, con capítulos extensos sobre topografía y con la preocupación por las hazañas de los griegos, de los romanos y de los cartagineses. Com o verdadero erudito, Margarit consideraba también su obra como un regalo a la posteridad, una obra de arte lanzada al futuro, de la que otros podrían aprovecharse. “ Nos vero omnem antiquitatem amplec-

36 Paralipomenon, f. J2T. “ Hunc tamen in cis explicandis obscrvabimus modum, ut res extra Hispaniam gestas brevi reladone perstringam ceterae vero quae ad Hispaniam pertinent copiosa relatione describerentur” . 37 Ibid.

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E l “Paralipomenon” de Joan Margarit

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tentes vetustiora Hispaniae gesta, quatenus ex approbatís scriptoribus comprobare potuimus, futurae posteritati decrevimus annotare” 38. T al es el puente que salva el foso entre Trogo Pompeyo y la his­ toria peninsular de tipo isidoriano-toledano. Es la primera tentativa moderna de construir una introducción adecuada de la historia de España.

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Una de las diferencias esenciales, en lo concerniente a la técnica, entre el cronista medieval y el historiador humanista era la selección y el modo de tratar las fuentes. El erudito quattrocentista subrayaba la falta de sistematismo en el manejo anterior de fuentes de cualquier tipo. No había correlación crítica adecuada, ni, sobre todo, sentido de composición. Esto queda claramente expresado en un diálogo He Eneas Silvio: “ No se ha de creer necesariamente todo lo que se es­ cribe, y únicamente las Escrituras canónicas tienen autoridad indu­ dable. En otros casos se ha de descubrir quién es el autor, qué vida ha llevado, a qué secta ha pertenecido, y cuál es su mérito personal. Es necesario también considerar con qué otros relatos está de acuer­ do, y de cuáles difiere y si lo que dice es probable y está de acuerdo con el tiempo y el lugar de los que trata” 39. Esta doctrina no podría aplicarse con todo su rigor en el campo de la historia antigua. Sin embargo, el historiador humanista cuidará de escoger los autores más próximos a los acontecimientos de que trata. En el quattrocento se consideraba que tales autores eran, natu­ ralmente, los historiadores griegos y romanos, que brindaban al mismo tiempo un modelo para la presentación literaria de la historia. El hu­ manista prefiere también consultarlos en sus textos originales, si es posible, y no a través de compilaciones medievales. De esta suerte,

a» ibid.y f. 8V. 39 C M . Ady, Pius II (London, 1913), p. 299.

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. X V los clásicos vinieron a ser al mismo tiempo los testimonios más anti­ guos y los “ autores probados” 40. En España, durante la mayor parte del siglo xv, los historiadores que se ocupaban de la historia antigua de la Península no contribu­ yeron a la investigación sistemática de las épocas primitivas mediante el empleo de los textos clásicos recientemente descubiertos. Por otro lado, el deseo de Margarit de desarrollar y revalorizar las fuentes em­ pleadas por los cronistas anteriores se evidencia desde su introducción al Paralipomenon. En primer lugar, rechaza a los historiadores me­ dievales. Se refiere al Toledano como a una autoridad meramente “ tolerable” y a los escritores siguientes como a una horda ignorante, propagadores de sueños y profecías41. N o es sorprendente que no mencione a ninguno de los historiadores locales posteriores a él. Los historiadores dignos de crédito, españoles de nacimiento, son, según su juicio, Trogo Pompeyo, Orosio e Isidoro. Estas observaciones sobre el Toledano y sus seguidores son, si no la primera, una de las pri­ meras manifestaciones de un cambio de actitud en la crítica del pa­ sado inmediato que constituía la razón de ser del humanismo. Sus fuentes, siguiendo también el plan humanista, serán “ los tes­ timonios más antiguos” , los filósofos, historiadores y geógrafos. Es uno de los primeros entre sus contemporáneos en dar una bibliografía, aunque tiene la presunción, como ha observado Nicolás Antonio, de agotar todo el material clásico. Nebrija pone una lista semejante en el comienzo de la muestra para Las Antigüedades de España. 40 Bruni, Epistolae (Basilea, 1535), p. 318. “ Nullum denique nisi probatum et ab optimis auctoribus michi commendatum recipio” . Cfr. también las observaciones de Pío II sobre las antiguas crónicas alemanas que ¿1 había empleado para su historia de Federico III. Concluyendo: "cum rursus ex historiis approbatis Imperatorum et Pontificium nonnulla inserta compereris” , ed. cit., p. 5. 41 Paralipomenon, f. i v. “ Et quoniam inter omnes, quos memoria hactenus celebravit, quattuor recoluntur, quorum tres laudibiles, quartus vero tolerabilis iudicantur. Laudabilis enim Trogus Pompeius Hispan us, quem Iustinus mirabili eloquentia abbreviavit. Paulus Orosius Tarraconenses, et Isidorus Hispalensis: tolerabilis Rodericus Toletanus” . N o menciona en parte alguna el hecho de que Pomponio Mela había nacido en España. Con­ tinúa la declaración anterior: “ Caeteri vero ignorantium caterva plurima, qui divinationes et somnia contextuerunt” .

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E l “Paralipomenon” de Joan Margarit

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L a lista de libros que da en este prólogo es sintomática de la época en que se mueve. De la veintena de nombres que cita, catorce son griegos. Aunque no hay indicios de que Margarit conociese más que el alfabeto griego, perteneció a una época que estaba comenzando a venerar la cultura griega como fuente de la grandeza rom ana42. Un examen más detallado de la bibliografía revela que conoció pocos de sus autores de primera mano. Hiparco, Eudoro (¿Eudoxo?), Schosus (¿Sebosus?), Heratóstenes, Baeto, Themaus (¿Timaios?), Artemidoro, Posidonio, Polibio le eran conocidos a través de las obras de Diodoro, Ptolomeo, Plinio y Estrabón.'! Por lo demás, no se vuel­ ven a mencionar en el texto los nombres de los tres primeros, el quinto y el sexto. Esta aparatosidad no va en detrimento de su posición como innovador. Su mérito no se halla tanto en la presentación de nuevo material como en la habilidad para localizar textos a medio conocer, ligándolos en un cuerpo más o menos homogéneo43. Sus principales fuentes de información son Estrabón, Ptolom eo44, Diodoro Sículo, Plutarco, la abreviación de Justino de Trogo Pom­ peyo, Plinio, Mela, L iv io 45, C ésar46 y sus abreviadores, Floro: con menores referencias a Dionisio Periegetes, Solino, Heródoto9 »

9» 99 99

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Situación y clima Provincias romanas Reinos modernos Orígenes de la monarquía castellana Los reinos castellanos des­ pués de la derrota de los visigodos Hegemonía de Castilla en la Península Reinado de Pedro I hasta Juan I Enrique III a Juan II Fernando y la corona arago­ nesa; el cisma resuelto Guerras civiles y Alvaro de Luna Acontecimientos hasta la ba­ talla de Olmedo Alvaro de Luna, su vida y muerte Reinado de Enrique IV ; G ibraltar capturado Alabanza de España

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Cap. 5 Cap. 6 Cap. 6 Cap 7

Caps, x i-16 Cap. 17 Parte IV , Caps. 14-20 Caps. 23-25 Caps. 26-27 Caps. 28-29 Caps. 30-31 Cap. 33

Parte I,

Caps. 38-39 Caps. 1-4

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historia que se considera haber sido creado por aquellos personajes históricos cuyas biografías ha expuesto. Femando especialmente, he­ redero de las experiencias napolitanas de su tío y diseñador él mis­ mo de un nuevo mapa de España, deseaba transmitir a los extran­ jeros una justificación de su política, disipando al mismo tiem po el concepto de una España situada “ in extremo mundi ángulo” 29. L a visión específica que surge de las historias de finales del siglo xv y comienzos del xvi no puede concebirse como una simple transcrip­ ción de la política doméstica y extranjera de Femando. L a com pli­ cada red de alianzas organizadas por Juan II de Navarra, Fem ando e Isabel es el resultado de un plan preciso y limitado para contener a Francia a lo largo de los Pirineos y en el Mediterráneo occidental Este plan dejaba espacio para maniobrar en el sur. Pero, a otro nivel, esta misma política es presentada por ciertos historiadores influyentes • a base de una recuperación de la unidad romana y goda, perdida du­ rante más de setecientos años. El mismo Femando, al final de su vida, se hada ilusiones con esta visión y con su propia contribución a la reintegratio Híspanme. “ Ha mas de setecientos anos**, declaraba en 1514, “ que nunqua la corona de España estuvo tan acrecentada ni tan grande como agora, assi en Poniente como en Levante, y todo, despues de Dios, por mi obra y trabajo” * . El confuso laberinto de contiendas domésticas y de estrategia exterior viene a ser para el his­ toriador el modelo claro de una misión providencial El recuerdo de Roma y el de los godos combínanse para infundir a la historiografía española del siglo xvi un espíritu de realización épica que la distin­ gue de obras semejantes en el resto de Europa. En términos de Nebrija: “ Hispania tota sibi restituía est” . » Cfr. p. 81. 30 J. M . Doussinague, E l testamento político de Femando el Católico (Madrid, s. a.), doc. 7, p. 212.

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Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. X V

Introducción al Ldbellus (Ma A 45 Biblioteca Capitular, Padua, f. 55v). Ad sanctissimum patrem pontiñcemque máximum dominum Pium papam secundum libellus incipit de situ et descriptione Hispanie et de regibus et rcgnorum ortu et successu ac de clahoribus bellis et gestis in ea, sucdnte edictus a Rodcrico Episcopo Ouetensi Hispano apostolko refferendario. Falluntur plurimum, beatissime pater ac cunctorum principantium sacerrime princeps, qui Hispaniarum laudes, patrie situm, gentis religionem et cultum atque vir tutes et studia, bellorum victorias ignorare volunt ata sáre negligunt eo errare ducti quod ut nonnulli rerum inexperti in ángulo mundd et plaga occidentali, ut aiunt, Hispatúa sita videatur atque extra orbem positi, ut eorum uerbis utar, ab orbis gloria alierú videamur. Q ui igitur talia ga­ rrí un t primo se inexpertos fatentur. Sed nec Jheronimum legisse fatentur qui longe secus de occidua Sperie regione loquitur dum ait: In occidente sol iusticie oritur, in oriente autem Lucifer ille qui ceciderat supra sidera posuit thronum suum. Et rursus in occidente cespite térra fecundo dom inici seminis puritatem centeno reffert, dum alibi cemimus quia frumenta in lolium avenasque degenerant. Ut igitur huiusmodi hominum error tanto uehemencius a mentibus sensatorum exulet, quanto a ueritate remotior existit, breuissimis quibusdam, ut ita dixerim, silabis inter plurima que huiusmodi prouinciam concemere et actollere vid en tur, paucula quedam subidam. Satisfadam igitur non quidem desiderio sed precepto tue Serenitatis qui mihi eiusdem regionis indigene iniunxit ut breuiter succinteque flosculos rerum in Hispania gestarum circa successionum et regnorum ordinem scriptis redigam. Dabo ergo diserende rei testimonium uerissimum si patrie dulcis amor non fallat Sed cogito quia tue Serenitatis ad quam loquor summa majestas cuiuslibet affectus suspicionem tollet eo máxime quia eorum qui preciare de orbis descriptionem loquit sunt ea ipsa que breui diseram longioribus atque elegantioribus ipsis uerbis conffírmabunt. Las frases en cursiva se repiten en la Compendiosa.

APÉNDICE II

E n los esquemas siguientes, los títulos entre paréntesis indican que el tex to contiene el material citado, pero que no se le ha puesto título. L a s mayúsculas situadas delante de los títulos de la versión a indican la nueva distribución del orden de los capítulos que Margarit proponía en el manuscrito. V ersión impresa en 1545 Capítulos I, 3

4 5 9 B 10

C

11

E

12

F

10

D

14

H

Versión {3

Versión a

Europe Divisio. Termina tío Hispanie. Divisio Hispanie. Hispanie laudes. Quot natíones usque ad nostra témpora Hispaniam obtinuerunt. D e prioribus Hispanie populis. De hiberis et celtis unde celtíberL Hispania quot nominibus appellata sit ab antíquis scriptoribus. De regibus qui regnarunt in Hispania ante Hercu­ lis adventum.

13 17 18

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Id. Id. Id. Id.

Id. Id. Id.

Id.

Id. D e civitatibus Hispanie an­ te Herculis adventum. D e provinciis Hispanie que propria illorum nomina mutaverunL (De Citeriori Hispanie.)

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U N IV E R S IT Y O F M IC H IG A N

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. X V

3oo Versión impresa en 1545

Versión a

Capítulos I , 19

D e montibus H ispanie qui nomina mutaverunt. D e fiuminibus que nnminn mutaverunL

20

21 22

8

15 x6

II,

B C A

4

D

D e urbibus Hispanie que propia nomina muta* verunL D e urbibus que quondam in Hispanie florentissime sunt delete. D e térra Ruscilionia. Que de celtiberis scripserunt antiquiores (De Pyreneis montibus ac metallis eorum). Explicit liber prímus de priori antiquitate incipit se c u n d u s de adventu Herculis et grecorum ac illorum que per grecos in Hispania gesta sunt. Unde Greci originem trahunt. D e origine Herculis nostri et eius sceleribus. De pluribus aliis Herculis. De adventu Herculis in Hispania. De urbibus ab Hercule in Hispania conditis. Que de Herculis reditu in Greciam scripsere prio­ res historiographi atque poete. D e Theucro filio Thelamonis et eius in Hispaniam adventu et provindam Galledam.

Id.

Id. Id. Id. Id.

Id. Id. Id. Id. Id. Id.

Id.

Id. De Gala tía. De adventu focensium in Hispaniam et urbe Em­ paña.

A p én d ice II

301

Versión impresa en 1545

Versión a

Capítulos Explicit liber secundus incipit tertius de Tyriis et Sidonis unde Carthaginenses et Gadetani originem habuit.

III, 1

Quomodo Carthaginenses Hispanie post Grecos dominium obtinuerunt et per longa sécula tenuerunt.

I, x6 III,

3

IV,

I

V,

1 S

23

(De Pyreneis montibus ac metallis eorum.) D e coloniis et urbibus a Carthaginenses in Hispa­ nia constructis. Explicit liber tertius incipit quartus de his que gesta sunt in Hispania durante primo bello pú­ nico. (Continúa como en N hasta De secundo bello púnico. D e morte duorum Scipionum. (Continúa como en N hasta Ascapa urbe Carthaginensium igne ferroque vastatur. Infírmitas Scipionis et que mala pertulit.

24 25

De morte duorum Scipionum. (Continúa como en N hasta

Quomodo punid sunt tantae seditionis autores. (Con­ tinúa como en N hasta el fin del libro X.)

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U N IV E R S ITlT O F M IC H IG A N

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. X V

302 Versión impresa en 1545

Versión

Versión

y

6

Versión

e

Capítulos Dedicatoria (I, 1) Introducción (I,

Proemio.

Dedicatoria Id.

2) I,

Europa divisio. Hispanie terminatio. Hispanie divisio. Hispanie descriptio et terminatio per marítima littora et Pyreneum. Descriptio Hispanie p e r M e d it e r r a neam. De térra Ruscilionis an sit in Hispania. Hispania quot nominibus... ( T ít u lo anterior: Hispanie laudes.) Quot nationes... obtin u e ru n t. (Ade­ m ás, H is p a n ia quot nominibus.) De primis Hispania incolis. D e iberis et celtis. D e urbibus ... Herculis adventum. De regibus ... Herculis adventum. Que de Celtiberis... antiquiores. (De Pyreneis montibus.) mu­ De provinciis taverunt

3 4 5

6

7

8 9

10

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12 X3 14 15

16 17

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(De Citeriori Hispa­ nie.) Id. De montibus ... mutaverunt.

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Id. Id. Id.

Id.

Id. Id.

Id.

Id. Id. Id. Id. Id. Id. D e P y re n e is montibus. id. Id. Id.

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U N IV E R S IT Y O F M IC H IG A N

A p é n d ic e II Versión impresa en 1545

303 Versión y

Capítulos I,

20 21 22

H,

I 2 3 4 5

6

7

De f l u m i n i b u s ... mutaverunt D e urbibus ... mu­ taverunt. De urbibus que ... delete. D e adventu Hercu­ lis. De origine Herculis. D e p l u r i b u s aliis Herculis. D e urbibus ab Hercule ... conditis. Que de Herculis reditu ... D e adventu theucri et aliorum grecorum et urbibus ab eis conditis. D e Galatis et eorum nomine et unde prodierunt.

Versión 6

Versión e

APÉNDICE III

M S de la Hispanie Society de Nueva York, Colección A rch er Af. Huntington; 180 ntm., perg., letra del s. X V l-X V U . L os primeros cuatro folios con la materia preliminar no tienen foliación. E l poema, sin cabeza, empieza en el f. i y termina en el f. $ iv (el copista ha re­ petido el f. 46). Indico la foliación como es, y para evitar confusiones numero las estrofas. H e transcrito el M S de acuerdo con las Normas de transcripción de textos y documentos (Madrid, C S IC , 1944)» modernizando e l uso de u, v, i, j y la puntuación. 1*

Linea de los reyes de Aragón, compuesta por Fray Gauberto Fa­ b rico de Vagad, religioso de la orden de los Cisteles en el monaste­ rio de nra. sa. de Santa Fee, coronista del sereníssimo Rey de Ara­ gón don Juan el Segundo, dirigida al muy noble sr. don Femando de Bolea Abarca y Galloz, mayordomo mayor del sereníssimo Prínci­ pe don Carlos de Aragón y de Navarra y de su consejo, agora de nuevo sacada a luz por Fr. Tomás Lambea, religioso del mismo con­ vento y dirigida a Don Martín Abarca de Bolea y Castro, Barón de Clamosa, sr. de la villa de Siétamo y sus baronías. 2* A l muy noble y muy magnífico sr. don Femando de Bolea Abar­ ca de Galloz, mayordomo mayor y del consejo del sereníssimo Prín­ cipe don Carlos de Aragón y de Navarra, hijo primogénito del muy alto y magnánimo sr. don Juan el segundo, Rey de Aragón, Fr. Gauberte Fabricio de Vagad, monge indigno de la orden de Cisteles, pro­ feso en el monasterio de Sta. M aría de Santa Fee y coronista del dicho Sr. Rey de Aragón.

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A péndice III

305

M uy noble y muy magnifico sr. Considerando los grandes peligros e trabajos que no sin mingua de salud y / hazienda han sostentado los que arrimándose a la obligación de sus cargos, assí en próspera com o en adversa fortuna, han seguido en vida y muerte la Vandera de aquel famoso luzero de España (que digo del mundo), el tan afa­ m ado magnánimo y excelente señor y príncipe don Carlos de Aragón y Navarra, hijo primogénito del muy alto y esclares^ido sr. don Juan e l segundo, rey de Aragón, y viéndolos agora huérfanos de su vista, con dolor intenso del corazón de los que con fidelidad le acataron e sirvieron como a su príncipe y señor, tengo en mi un lastimero re­ cuerdo que como tan su aficionado me desvele de contino bienque e l / ver su tan santa muerte y loable fin y los muchos señales y fa­ vores que Dios muestra do están sus huesos cada día, es un nuevo regosijo del alma para los que sentimos tanto su ausencia y como sea uno dellos vuestra nobleza por lo bien que le servísteis en consejero y su mayor dombre mayor, assí en paz como en guerra, para vues­ tro consuelo quize de mi pobre talento hazer un breve epílogo y re­ cuerdo de los magnánimos y valerosos reyes de Aragón desde el pri­ mero hasta cerrar con nuestro príncipe afamado don Carlos, cifran­ do en breve suma lo que en largo compendio he ya escrito. Dedícovoslos como tan vuestro por las dichas razones y por acordarme de lo que este / mi santo conbento deve a vuestra casa, pues vuestros pa­ sados con espensas de salud y haziendas no solamente lo fundaron pero lo dotaron, quedando en él para vuestra merced y los vuestros uno de los más honrados entierros que ... puede ser, y pues tarde [o] temprano hemos de morar juntos para siempre en vida, os ruego y suplico os acordéis de este vuestro can más que hermano e humil­ de capellán, que yo en mis pobres e indignas oraciones no falle^ere de encomendaros al señor de misericordias; él guarde vuestra noble persona como desea este vuestro capellán y perpetuo orador Fr. Gauberto F ab rico de Vagad. A Don Martín de Bolea y Castro, Barón y Sr. de la villa de Siétamo y sus baronías, Fr. Tomás Lambea, monge de Sta. Fee. Entre los papeles viejos y curiosos deste conbento he hallado un manuscrito de aquel tan antiguo coronista Fr. Gauberto, profeso re­ ligioso desta santa casa que ya muchos años atrás havía sido impre­ so, y pareciéndome obra (aunque pequeña) digna de que no se acaHISTORIOGRAFÍA PEN., 20

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Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. X V

306

base su memoria, la he querido de nuevo sacar a luz, ofreciéndola a vuestra merced como tan señor desta casa y mío en particular y por las razones que Fr. Gauberto dize en la dedicatoria que hizo a su f. 4»* visabuelo / de vm. don Femando de Bolea, reciba vm. mi voluntad que ésta es la que siempre bive para servir a quien tanta obligación tiene como es a vm., a quien nuestro señor guarde con la felicidad y augmento de estados que este su servidor y capellán desea. D e San­ ta Fee. t i i . Quando fue el cruel castigo de Julián conde malvado, por el pecar de Rodrigo, el Rey fue tan castigado que sus reinos son testigo. 2.

f. iv3.

Metió luego por España la morisma de rondón, que se dio tan buena maña que la guerra fue tamaña como lo fue la trai^ón.

Con la Caba hija del Conde tropezó el lascivo Rey. Este pecar fue de hombre, mas pecar contra la Ley sólo al conde toca el nombre. 4.

Si por hallarse agrabiado, tan gran traición ordenó, con ella quedó afrentado, del Rey pudo ser sobrado pero deshonrado no.

f. 25 * M il cosas de admiración me vienen a la memoria, mas decillas no es razón: quédense para su historia, pues es otra mi intención.

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A péndice III

f.2v

f. 3

__________________________________ 307 6.

Solamente tomaré lo que más me satisfaze, y lo demás callaré y la razón es porque a nuestro caso no haze.

7.

Executan por sus manos la gran traición del Conde; asaltaron los christianos, que es dicha del que se esconde del poder de los paganos.

8.

El Conde con su intención atrae al Rey y combida a que mande hazer pregón: armas no traiga varón so la pena de la vida.

9.

Los moros vienen sobrados con tropeles poderosos; los christianos descuidados, los enemigos cuidadosos y de pertrechos armados.

10.

Causó muertes muy crecidas, traición tan desmesurada a gentes no apersevidas y las armas defendidas para defender la entrada.

11.

Caudillos moros valientes un Mu^a y Tarife an sido, pero viendo a nuestras gentes que en defender su partido los han mostrado los dientes.

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308

Ensayos sobre la historiografía peninsular d el s. XV Sus hazes an ordenado con orden muy singular; la vitoría han alcanzado, que al fin lo que es tan sobrado ¿qué pudo sino sobrar?

13 - Muchas batallas se dieron, algunas dellas ganaron y algunas otras perdieron con los llanos se quedaron por el poder que tubieron. 14.

t

Llegados a lo fragoso, que son las fuertes montañas, contra el poder poderoso hazen (que aun contar no oso) los godos grandes hazañas.

15 * Pero viendo Dios que está

4T

su castigo por la tierra, para los suyos se va y assí en la falda de la sierra los venados vencen ya. 16.

Los moros se detubieron viendo buelta la fortuna; los nuestros se rehizieron, muchas batallas vencieron aunque perdieron alguna.

17 - Por los Pirineos todos

f. 5

dan tales escaramuzas los españoles y godos, que no les valen sus Muzas, sus Tarifes ni sus modos.

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A p é n d ic e 111

309 18.

Con el uso del vencer, en matar encarnizados, sus cosas quieren hazer del arte que suelen ser mas halláronse burlados.

19.

Siendo vitoria trocada, la morisma ya desmaya, pues reciben so barbada en frontera de Vizcaya de una cassa torreada.

20.

Alrededor la cercaron, tres vezes la conbatieron, pero nunca la ganaron sino miedo que cobraron, pues que para tras bolvieron.

21.

Los moros están corridos viendo lo que no solía; acometen mil partidos, mas aquel que la tenía hizo sordos los oídos.

22.

El qual supo guardar es capitán muy lucido por hecho tan singular, éste quedó su solar y Torres por apellido.

23.

Del Lanzgrave de Alemana hijo fue este caballero, que se dio tan buena maña, en la casa que primero se le encomendó en España.

i. 5V

f. 6

f. 6V

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3 io

Ensayos sobre la historiografía peninsular d el s. XV

f. 7

f. V

f. 8

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24.

Con escudo azul quedó de las armas que tenía; la torre blanca tomó, la misma que defendió por sus manos aquel día.

25.

Hubo muy claros varones, desendientes de tal hombre, de sus mismas condiciones, de sus armas y su nombre, valientes como leones.

26.

Hechos notables hizieron los de tan noble ralea; dellos mismos desdidieron otras casas y salieron los del nombre de Bolea.

27.

Tomando pues la historia que dexamos de los moros, quedaron con la Vitoria, con riquezas y con tesoros que no alcanza la memoria.

28.

Entiéndese por los llanos que por sierras no ban buenas las empresas de paganos, pues por allí los christianos les dieron las manos llenas.

29.

En España apoderados las iglesias, las ermitas, que son templos profanados pues se bolvieron mezquitas y en alfaquís sus perlados.

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U IM IVERSITY O F M IC H IG A N

3H

A p é n d ic e III

f. 8v

f. 933.

30.

Hecha ya la destruición, qual digo por tal quadrilla, dexaron sólo un rincón las montañas de Aragón, las de León y Castilla.

31.

A Vizcaya no ganaron, ni las Asturias de Oviedo; mucho menos las tomaron, no de voluntad mas miedo, que el hecho bien lo provaron.

32.

Poblaron estos lugares nuestra gente principal, hijos de algo singulares donde tienen sus solares de que hazen hoy caudal.

En Asturias noble gente se acoge con don Pelayo, infante muy excelente, de los godos bivo rayo, de sus reyes descendiente. 34.

f. 9V35.

Púsose en la delantera con un ánimo real, en la mano la bandera, que una cruz de ceros (?) era por su divisa y señal.

T an valiente corazón, como don Pelayo tiene, no consiente delación; y assí marchándose viene hazia el reino de León.

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312

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. XV

f. 10

f. i o v

f. n

36.

Hizo cosas señaladas con sus gentes sin abrigo; ganaron villas cercadas, fortalezas pertrechadas, que la historia es buen testigo.

37.

Hechos un grande tropel muchos cavalleros godos, con ánimo y pecho fiel, ordenaron entre todos allá en la Peña de Uruel,

38.

por ser lugar de montaña y a Jaca muy apegado, donde la mora canalla jamás por fuerzas o por maña acometer an osado,

39.

de alear rey que los rigiesse y a quanta gente allí havía y la tierra do andubiesse, pues todo se perdería, si de esta arte no se hiziesse.

40.

Y echados en oración sobre qual eligirían, eligieron un varón, godo de propia nación tal qual ellos lo pidían.

41.

Como rey que tiene amor a virtud y no a malicia, por si usase de rigor quizo que huviesse un Justicia entre el reino y su señor.

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A p é n d ic e III

f. n v

f. 12

f. 12*

D ig itize d

313 42.

Este noble cavallero Garci Ximénez se llama; de Sobrarbe rey primero, fue principio verdadero de Vitorias y de fama.

43.

Por su línea y sucesión, ya descendía de reyes, y assí quiso la razón del vengar los de Aragón para sustentar sus leyes.

44.

Hechas estas cosas ya, aprestado cada día, a buscar los moros va; tales combates les da que ganó más que tenía.

45.

Tres principados quedaron, hecha la destrui^ión; el uno que levantaron es el Rey de Aragón, que de Sobrarbe llamaron.

46.

El otro de gran semblante por sus animosas furias es don Pelayo el Infante, de pecho bravo y constante, Príncipe de las Asturias.

47.

Prefeto de Cataluña el tercer estado fue, de moneda tubo cuña, llamóse don Sinofré, es imperial su alcuña.

G

O O

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Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. XV

3M

f. 13

f. I 3y

f. 14

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48.

Aunque no tubo corona de virtudes se la dieron méritos de su persona; los condes de Barcelona deste tronco descendieron.

49.

Para quien fuere discreto ya dixe los tres ditados, el uno solo con cetro, y son todos tres nombrados Rey y Principe y Prefeto.

50.

De dos de ellos no hablaré pues hablé donde cumplía; do no importa callaré, de Sobrarbe nombraré todos los reyes que ha vía.

51.

Vino tras el rey primero don Garzi íñigo después, y luego el otro tercero, dicho don Fortún Garcés, animoso y gran guerrero.

52.

El quarto rey que conquista don Sancho Garcés se llama, mas no lo pierde de vista el Rey don íñigo Arista, quinto que ganó gran fama.

53.

Sexto rey desta comarca Rey don Garzi íñiguez fue; el séptimo de gran marca se dixo don Sancho Abarca, augmentador de la fe.

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A p é n d ic e III

f. I 4V

f. 15

f. I 5V

315 54.

El ocheno valeroso que alcanzó grande primor fue don García el Tem bloso; y al nobeno poderoso dizen don Sancho el Mayor.

55.

Don Ramiro, rey dezeno, hijo del mayor don Sancho, fue valiente rey sereno, del estrecho buelbe ancho y del chico reino bueno.

56.

Fue de alto corazón este rey bravoso y fiero; siguió mucho la razón, llamóse rey de Aragón, de Aragón fue rey primero.

57.

Sánchez Ramírez segundo, de los Sanchos fue rey quarto, de consejo muy profundo, por ser tal conquistó harto y se nombró por el mundo.

58.

Sabiendo los estrangeros que hecha moros de la sierra, se le ajuntan caballeros con sus gentes y dineros para servirle en la guerra.

59.

Entre muchos que venían dos vienen muy señalados, quinientos hombres traían de su casa eran dezían sus vasallos y criados.

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316

f. x6

f. 16»

l 17

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. XV 60.

Capitanes generosos son y de memoria dignos, hermanos muy animosos, de Torres son valerosos del solar que ya diximos.

61.

Toda la gente al mayor íñigo Martínez llama, y al otro que es el menor Martín de Torres que ganó con su braco grande honor.

62.

Año de la encarnación del mil y ochenta y más uno, entraron en Aragón con sus gentes en buen son sin que les faltase alguno.

63.

Quando estos dos allegaron, el Rey en campo se halla, sus albas manos besaron, sobre Bolea lo hallaron ya para dar la batalla.

64.

Menester fueron las manos en lugar fuerte murado; bien pelean los paganos, pero estos dos hermanos anse más aventajado.

65.

Sobre la cerca se vido quanto más se combatía, un estandarte tendido; por las armas que tenía, azul es bien conoscido.

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. XV

3i 8

f. 19

f. I 9T

f. 20

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72.

Entra luego el más primero mas otras puertas halló, caidoras son empero, valióle al buen cavallero el esfuerzo que tomó.

73.

Dos caudillos los (las?) guardavan con sus escudos dorados, muchos los acompañavan que con alfanges aleados al doncel amenazavan.

74.

Mas para ellos se va con ánimo denodado, del primer golpe que da el un caudillo ya está con el un brazo cortado.

7$.

El caudillo tal quedó que desmayado cayera, el otro le socorrió, el de Torres le cogiera, la cabeza le cortó.

76.

Las puertas desampararon la morisma desmayada, él y sus gentes entraron por las otras que cabaron; Bolea quedó ganada.

77-

Y las puertas que ha ganado caedoras al Rey plaze en el escudo dorado del moro que muerto yaze aya por armas tomado.

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A p é n d ic e III

f. I7V

f. 18

i. 18*

317 66.

Puesto lleva un rico arnés, quien lo tiene un gran guerrero que no tiene algún travéz, que íñigo Martínez es, el hermano más primero.

67.

Con el estandarte alzado, con otro brazo pelea, en tono muy denodado comenzó a gritar Bolea en hecho tan señalado.

68.

Viendo que la cosa era digna de tanto renombre, el pendón es su cimera; lo que con vozes dixera le quedó por sobrenombre.

69.

Martín de Torres valiente, sabio y varón esforzado, él no duerme ni su gente, viendo juego tan trabado su esfuerzo y valor se siente.

70.

A las puertas de la villa, su persona bien armada dio fuego con su quadrilla, que fue una gran maravilla, hazaña tan arriscada.

71.

En las puertas bien cerradas por sus manos pone fuego; defiéndenlas a puñadas mas no se ríen del juego que bien abre sus entradas.

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f. 20v

f. 21

f. 2IV

319 78.

Púsolas con las que son de su casa y su ralea; del Rey huvo gualardón, por justicia y por razón es muy justo que assí sea.

79.

Por su estremado valor a íñigo hermano primero hizo su alférez mayor el Rey, por ser cavallero digno de tan grande honor.

80.

Y en nombre de esta pelea y porque el Rey lo ha ordenado, de Bolea se ha llamado, de donde los de Bolea defienden de grado en grado.

81.

Tomemos pues a Aragón y al linage de sus reyes, a tan alta su^essión no lo permiten las leyes se le haga sin razón.

82.

El rey don Pedro se llama, de don Sancho hijo heredero que justicia sigue y ama, de los Pedros el primero que en Huesca el nombre derrama.

83.

Don Alonso después vino, fue rey de muy buena maña; enperador de contino fue nombrado por España; de más desto fuera digno.

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. XV

320

Llegó después a reinar don Ramiro rey segundo; fue principe singular, supo tanbién gobernar quanto[s] son rey[s] en el mundo. f. 22

8 5. Reinó después don Ramón que llamaron Belenguer. Fue la causa y la razón Petronila y su muger, hija del Rey de Aragón.

86. Por valor de su persona don Ramiro los casó al Conde de Barcelona con su hija y la corona de sus reinos le entregó. f. 22v

87.

El reino luego se ofrece al Rey don Alfonso el Casto, su merecer más merece, fue de virtudes abasto quanto ser lo perteneze.

88 . En los reinos sucedió el Rey don Pedro el segundo; Cathólico se llamó, en el Muladar venció como se sabe en el mundo. f. 23

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89.

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E l Rey don Jaime el primero en estos reinos sucede; de ardid y mañas guerrero bien usaba lo que puede, como rey y caballero.

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A péndice III

23v

f. 24

f. 24v

321 90.

Quatro reinos conquistó con su saber y prudencia; el de Menorca tomó y el de Mallorca ganó con el de M urfia y Valencia.

91.

Todos los reinos vinieron a dar en don Pedro el Grande; pues sus hechos grandes fueron, no cumple que se desmande porque tal nombre le dieron.

92.

Muchas batallas venció, con trabajo se vencieron. Los tiranos destruyó, los indómitos domó hasta que le obedecieron.

93.

Nunca hartó de vencer el osado corazón; a Sicilia con poder libró de la sujeción sin faltar a su deber.

94.

A l Rey don Carlos hechó, de Sicilia, rey tirano, en su ser la restauró; los enemigos venció; con el espada en la mano.

95.

El Rey don Carlos hechado de Sicilia de rondón, sus carteles a imbiado al alto Rey de Aragón en que le ha desafiado.

HISTORIOGRAFÍA PEN., 21

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322

f. 25

f. 25*

Ensayos sobre la historiografía peninsular d e l s. X V 96.

D e junio día primero en Boúrdeos campo aplazó; ordenó como mañero, de prender al Rey guerrero pero no le aprovechó.

97.

Por ser en tierras estrañas, el desafío aplazado en Montearagón cerrado, por mostrar más sus hazañas doliente el Rey se ha mostrado.

98.

D e donde oculto partió, llevando por compañeros dos muy nobles caballeros y un tal Figueras que halló, francés de buenos hazeros.

99.

Este qual señor mandaba y su noble camarero, el de Bolea cozinero, Alagón mayordomeava y el Rey era el despensero.

100. Y aunque puse en mis historias en lugar del de Bolea otro que fue a esta pelea, después hallé otras memorias ciertas que afirman que él sea. f. 26

101. Con esta traza no oída, llegó a Burdeos do a corrido el campo y patente havida del juez que bien lo vido, dio gran prissa a su partida.

A p é n d ic e 111

f. 26 v

f. 27

f. 27T

102.

Los reyes muy enojados el de Nápoles y Francia, con hechos tan señalados fuéronse muy espantados de ver tan poca ganancia.

103.

Tom ó el Rey tan grande espanto de Nápoles que se parte a pedir al Padre Santo socorro, que de tal arte contra moros no dio tanto.

104.

Como quien no dize nada sin más determinación, a sangre fue pregonada y aun a fuego la cruzada para entrar en Aragón.

105.

El Rey don Carlos juntó gran poder a maravilla; el rey francés no faltó, el papa y el de Castilla y el nabarro le acudió.

106.

Otro rey tanbién christiano le ha valido y sin razón, y dio paso por su mano el de Mallorca, hermano del mismo Rey de Aragón.

107.

El rey moro de Granada quando tal llegó a saber, en Aragón su embaxada imbió y junto a sí ofrezer; pero el Rey no quiere nada.

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Ensayos sobre la historiografía peninsular d e l s. XV

f. 28

f. 28»

f. 29

108.

Mas antes le imbió a dezir por un Rey solo que quiere también con ¿1 competir, porque piensa de salir con todo quanto quisiere.

109.

Aunque nuestro Rey mostrava tan crezido corazón, Dios sabe lo que pasaba encerrado en su rincón y lo mucho que vela va.

110.

Pero lo que no podía visitar bien por entero, a Castilla hera dezía porque por detrás venía, pero gradó al camarero;

n i.

Que en ver su R ey natural tan ageno de consuelo, el camarero real habló postrado en el suelo, dando de su amor señal:

112.

“ A vos, suprema exelenpa, no pido lugar ni villa, sino carta de crehenpa y déxeme tu clemencia con el gran Rey de Castilla.”

113.

L a merced le fue otorgada, viendo la buena intención, y la carta le fue dada al baleroso barón, con sello real sellada.

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A p én d ice III

f. 29 v

f. 30

f. 30»

325 114.

De Castilla descuidado, a Cataluña partió el Rey muy acompañado; su campo bien aprestado quanto nunca lo llevó.

115.

A Castilla pues llegado este real camarero, la mano al Rey a besado como cortés cavallero y la real carta ha dado.

116.

Hallólo muy en mal son junto ya de la frontera, para entrar en Aragón, y estorbóle su intención hablando desta manera:

117.

“ Alto príncipe y señor, de Castilla Rey sereno, la sangre leal y amor por lo más suele ser bueno para aplacar el rencor.”

118.

“ Y pues sois Rey tan christiano tened consideración al parentesco cercano del rey que tan a la mano tiene su destruición.”

119.

“ Si por seis meses queréis alear mano de tal guerra, del Rey mi señor habréis Calatayud y su tierra sin que un dinero gastéis."

326

f. 31

f. 3 i v123.

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. XV 120.

“ Para esto tengo poder, para esto fue mi camino; quísolo mi Rey hazer, pues sabe se ha de perder, darlo a vos como a sobrino.”

121.

El Rey don Sancho que vido cosa tan aventajada, aceptóle tal partido pues sin costa de lanzada tan bien havía salido.

122.

L a carta real guardó por prenda del cavallero, y del rey que lo inbió; y con tanto se partió don Pedro el buen camarero.

Y a que nuestro Rey pasó más allá de Barcelona, sus enemigos halló que havían ganado a Girona, aunque bien se defendió. 124.

f. 32125.

Entran todos profanando iglesias y monasterios, lo divino no acatando pero no salen burlando de los secretos misterios.

Siendo su daño muy fuerte, su desventura quiso que quebrassen por su suerte el bra^o de San Narcisso para que les diese muerte.

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A p é n d ic e III

f. 32*

f- 33

327 126.

Del sepulchro deste santo muy muchas moscas manavan, pusieron muy grande espanto y con gran razón fue tanto pues en picando matavan.

127.

L a pestilencia creció en los franceses mortal, qual nunca jamás se vio; a la posta de tal mal el Rey de Francia murió.

128.

Como vieron al Rey muerto, la gente desbaratada huye sin ningún concierto pero [...] por cierto nuestro Rey en el espada.

129.

Los otros reyes que vieron la manera del vencer, en huida se pusieron a quien más puede correr, según el temor tubieron.

130.

Entró luego muy triunfante nuestro Rey en Barcelona, los vencimientos delante; no hay hombre que no se espante de ver la real persona.

131.

Esta nueva publicada, el Rey de Castilla luego embió una grande embaxada, y, por no salir del juego, la real carta sellada.

f. 33v

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Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. XV

328

L o principal contenido en ella y lo más primero es de que cumpla el partido que le fuera prometido por su mayor camarero; f. 34

f. 34T

f. 35

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133-

De que si entonces dexava de hazer a su Rey la guerra, de su parte le mandava Calatayud y su tierra, porque ordenado le estava;

134.

Y que assí le prometía ¿1 mismo la entregar en el punto y hora y día que capitulado havía, sin un momento faltar.

135-

Quando tal el Rey oyó dello fue muy espantado, y con razón se espantó, pues no lo havía mandado ni menos mandar pensó.

136.

Mandó luego allí llamar a su leal camarero, comenzóle a preguntar, mas no puso en negar el tan noble cavallero.

137-

El Rey le dixo: “ ¿Porqué prometisteis de mi parte cosa que yo no mandé, un negocio de tal arte qual jamás yo lo pensé?”

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A p é n d i c e III

f . 35 v

f. 36

f. 36v

329 138.

Nada se alteró por esto el denodado varón, antes con sereno gesto allí entre manos de presto se declaró su intención:

139.

“ Alto Príncipe real, como vide el perdimiento de mi señor natural, no me bastó sufrimiento para esperar tanto mal.”

140.

“ Que viéndoos tan ocupado en Cataluña por guerras, y a ese don Sancho Rey armado con su gente aparejado, temí mucho vuestras tierras.”

141.

“ Por echar tal poderío quise yo, señor, usar deste mi fiel albedrío; si castigo se ha de dar conosco, señor, que es mío.”

142.

“ No me mandasteis a mí tal cosa, muy bien lo sé, no cumpláis lo que ofrecí, que pues yo lo prometí, yo mismo lo pagaré.”

143.

“ Por justicia y por razón, pues fui sin vuestro mandado, fuera sois de obligación, yo solo soy obligado de cumplir con mi intención.”

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330

f. 37

f. 37v

t 38

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144.

“ Si se querrá entregar en mí el gran Rey de Castilla, dexadme, señor, andar, tal morir es descansar, no tengáis de mí mansilla.”

145.

“ Pues que tantas vidas dio, vida llamo yo mi muerte, pues tanto mal escusó, venturosa fue la suerte del que su patria libró.”

146.

El Rey fue muy espantado de ver varón tan romano, mas al fin le fue forzado que partiesse sin su grado al poder del Castellano.

147.

Con esta misma embazada para Castilla partió, la vida determinada de perderla, pues libró la patria tan codiciada.

148.

Y allegado el valeroso y prudente camarero ante un rey tan poderoso, acatamiento primero le hizo con gran reposo.

149.

Más osado que con miedo al Castellano habló assí, atentado y con denuedo: “ Yo, señor, os prometí cosa que cumplir no puedo.”

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.A p é n d ic e III

f . 38v

f. 39

f. 39v

____________________________________________ 33£ 150.

“ Díxelo sin lo mandar mi propio Rey ni saber, con deseo de librar mi patria y de contrastar buestro crezido poder.”

151.

“ Yo conosco que merezco de vos, señor, el castigo; a vos, gran señor, me ofrezco, contentaos, señor, conmigo, que muy contento padezco.”

152.

“ Y pues que yo solo fui el que pequé con la lengua, entregaos, señor, en mí, que quando en tal me metí olvidé bevir y mengua.”

153.

“ Aunque mengua yo bien sé, no la da ninguna ley a quien libra a quien libré, que fue mi señor y Rey por el mal que le estorbé.”

154.

“ Que me quitéis el bivir téngolo por gran ventura, pues natural es el morir, de vos habré de sufrir lo que de la calentura.”

155.

El Rey fue muy espantado de ver tan gran corazón en varón que tan de grado permite por su nación morir sin culpa culpado.

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Ensayos sobre la historiografía peninsular d el s. X V

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f. 40

f. 40*

f. 41

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156.

El Rey don Sancho culpar no le quizo de tal cosa, antes le hizo jurar por más se certificar de una hazaña tan honrrosa.

157.

Este Rey fue satisfecho, bien mirada la razón, y el nuestro con su provecho y fuera de obligación, como lo quedó de hecho.

158.

U vo quien osó escribir, si lo lé[e]is y miráis, al Rey le plugo dezir: “ camarero, podéis ir en malora y assí os vais.”

159.

Averiguan ser verdad que dixese esta razón: “ Nos perdimos a Aragón por vuestra fidelidad bien assí contra razón.”

160.

Mas los más dizen [que no] dixese palabra tal, mas que lo remuneró con dádivas que le dio de su tesoro real.

161.

Aquesta opinión postrera yo la admito para mí por más justa y verdadera que la otra que escriví, que cosa de Rey no fuera.

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A p é n d ic e III

f- 4 i v

f. 42165.

333 162.

Hazaña tan bien obrada es don de quien la mereze, que de todos es loada, de contrarios es amada de bien que a todos parece.

163.

Este noble camarero don Pedro Martínez fue, de Bolea cavallero que tuvo tan grande fee con don Pedro el Rey tercero.

164.

Gloria y honrra con razón mereció fama y nombre pues que libró su nación, Rey y reinos de Aragón tan sin hombre, sólo un hombre.

Fue mejor entre la[s] buenas y más digna de loar, hazaña que bien apenas procuró siempre callar y aun la sangre de las venas. 166.

f. 42*167.

Dígolo por las historias catalanas que nombraron aquesta entre sus memorias, siendo quien agenas glorias en todos tiempos callaron.

Mas como instable fortuna quico a este noble varón quitarle la sucesión, quando ... (?) con la luna en fama y reputación.



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Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. XV

334

f. 43

f.

43T

f. 44

168.

Sola una hija le dio de doña Beatriz de Urrea, donde el renombre acabó de la casa de Bolea y el de Abarca comenzó.

169.

Doña Juana la llamaron la que el ser gallardo abarca, la qual padre y Rey casaron con don Alonso de Abarca y con fabores lo honrraron.

170.

Dezir de aquestos barones de Abarca, falta el lenguaje, pues las agenas naciones saben que de este linage alean los reyes pendones.

171.

Por ser cierta la opinión sin andar corto ni ancho, que el noble Rey de Aragón, Abarca (digo don Sancho) es Abarca por varón.

172.

D el qual Rey averiguado los reyes de Aragón vienen, por do queda declarado que los de Bolea tienen título tan celebrado.

173.

De la casa de Gabín hijo fue este caballero, que tubo dichoso fin, mas no quiso este camarero ver a su renombre fin.

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f. 44 T

f. 45

f. 45Y

335 174.

Y assí como lo desea, quiriendo evitar letijos, dize que aunque Abarca sea, (pues le da hazienda) sus hijos lleven nombre de Bolea.

175.

A propósito bolvamos de la obra comentada, de la línea que dexa[mos] de reyes que tan nombrada con gloria y fama la hallamos.

176.

Aunque en esto no diremos sus gustos ni sus pesares, solamente contaremos sus nombres y dexaremos lo restante a sus lugares.

177.

Tras este Rey poderoso le sucedió su heredero, don Alonso Rey famoso, deste nombre fue tercero, dicho el franco y dadivoso.

178.

Fue su liberalidad tan grande que parecía [antes] prodigalidad, en flor de su mocedad le llevó la que podía.

179.

Tras don Alonso reinó el Rey don Jaime el segundo; pasífíco se llamó porque siempre por el mundo el sociego procuró.

33«

t 46

f. 46’

[f. 46 bis]

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Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. X V 180.

En batallas él primero con su persona se asoma; por su esfuerzo tan entero k hizo canfakmero el pontífice de Roma.

181.

Acabada ya la vida de este Rey tan exeknte, pero nunca fallezida la fama, ni lo consiente la razón que nunca olvida.

182.

Don Alonso sucedió, deste nombre fue rey quarto, a su padre pareció, mas por su lanca ganó mayor nombre que fue arto.

183.

Don Pedro, el quarto llamado, heredó tal regimiento, y fue un rey tan atentado, que sin hazer escarmiento fue te[m]ido y acatado.

184.

Supo muy bien govemar sus reinos a maravilla, aunque no le dio lugar para poder descansar Don Pedro Rey de Castilla.

185.

Su hijo reinó después, de los Juanes el primero, dicho don Juan el cortés, mas su día postrimero le trató muy al revés.

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A p éndice III

[ f. 4 6 b is v]

f. 4 7

f. 4 7 v

337 186.

Este príncipe famoso, corriendo detrás una loba, con un caballo furioso cayó, ... (?) al poderoso ni que la vida le roba. (?).

187.

Don Martín a reinar vino que llamaron el humano, porque lo fue de contino, con sus vasallos muy llano, sin salirse de camino.

188.

Sus tierras muy bien rigió, amado de caballeros, su muerte mucho dolió, mas lo que más se sintió fue morir sin herederos.

189.

Visto que sin sucessión el Rey don Martín muriera, se trató de una elección, la mejor que se pudiera para Rey en Aragón.

190.

A l Infante denodado escogieron de Castilla, don Fernando fue llamado, muerte de un tan señalado da a la memoria mansilla.

191.

Don Alonso sucedió, aquel rey conquistador, el que a Nápoles ganó, aquel que fue triunfador del trabajo que tomó.

HISTORIOGRAFÍA PEN., 22

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. XV

33 *

f. 48

f. 48v

í. 49

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192.

Fue este Rey muy acatado, en Italia muy te[m]ido, por todo el mundo muy nonbrado, de sus basallos amado, de los buenos bien querido.

193 .

Pues quien dirá del denuedo de sucessor tan profundo, díganlo otros, que no puedo, viendo a don Juan segundo que jamás supo que es miedo.

194-

Sus reinos muy bien regidos los tubo con toda paz, callo sus hechos crezidos, pues saben los entendidos, de más de esto fue capaz.

195.

Don Carlos el heredero, hijo de Juan el segundo, fue príncipe verdadero y los trabajos del mundo conoció bien por entero.

196.

Fuele por mayor vitoria muy contraria la fortuna, acresentósele gloria, pues no hizo cosa alguna si no digna de memoria.

197.

Y si esta virtud que digo queréis ver y su valor, don Femando es buen testigo, su mayordomo mayor, que de verdad es amigo.

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340

f. 5 i

f. 51*

Ensayos sobre la historiografía peninsular d el j. XV 204.

Que fue con doña María, de Portugal y de Deza, cuyas partes oy en día pregonan tanta grandeza, valor, pecho y cortesía.

205.

Y assí de sangre real otra vez los vuestros bienen, de Castilla a Portugal, que al Infante don Juan tienen, legitimo original.

206.

Y assí de oy más los barones que de Bolea vendrán por las ya dichas razones, quinas, castillos, leones con sus armas llenarán.

207.

Y pues tuvo fin mi historia en el punto que agora estoy, fin a este conpendio doy, que es una breve memoria de los reyes hasta oy.

208.

Recivid mi voluntad, buen mayordomo mayor, dándome vuestro fabor, y en cosas de calidad mandad vuestro servidor.

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A p é n d ic e III

f. 49 v

f. 50

f. sov

339 198.

Y pues que vos a su lado os visteis en toda afrenta, el de Bolea privado, contadnos de lo pasado pues tan bien sabéis la quenta.

199.

Vuestra gran fidelidad os hizo que padezisteis trabajos sin igualdad, el hazienda que perdisteis bien dirá la verdad.

200.

£1 trabajo desigual que tuvisteis con destierro, hazed dello gran caudal, que por señor natural gran virtud es que no hierro.

201.

Dadlo por bien empleado tanto mal y tantos males por el que, canonizado, mereze por sus señales ser y santo venerado.

202.

El mandar y la privanza que perdistes con faltaros, estad con buena esperanza, que en la bienaventuranza espera gualardonaros.

203.

Y es vuestro merecimiento, noble don Fernando, tal que tras el tiempo violento con nueva sangre real juntasteis en casamiento.

ÍN D IC E D E N O M B R ES PROPIOS

Abarca, Pedro, 271 n. Abarca

de Bolea y Castro, Martín,

268, 270, 304, 306. Abarca de Bolea y Mur, Ana Fran­ cisca, 270 y n. iii

Castilla, 86, 117. Alfonso

(Conde

don),

hermano

de

Juan I de Castilla, 43, 51. Alfonso I de Aragón, el Batallador,

A bat, Juan, 218 n. Abidis, 24, 97,

Alfonso, hermano de Enrique IV de

277. .

A d y , C . M ., 135 nA franio, 179. Ager, Abad de, 235, 242, 253, 259. Agulló, Juan, 243-244, 253.

Alfonso V de Aragón, el Magnánimo, 8, 57, 76, 126, 130, 224, 237, 241, 251, 268, 276, 290-291, 296. Alfonso I I

de Asturias y León, el

Casto, 205.

Agustín, Antonio, 153.

Alfonso V I de Castilla, 87, 98, 112,

Agustín, San, 138, 144, 156, 178, 188,

113. Alfonso V II de Castilla, 70.

221. Alagón, Blasco de, 271.

Alfonso V I I I de Castilla, 114.

Alarcón, Alfonso de, 222.

Alfonso X de Castilla, el Sabio, 15,

Alazar Yusuf, v. Sánchez, Luis.

18-20, 21 y n., 22-23, 26, 27, 29,

A lb a, D uque de, v. Fadrique de T o ­ ledo, D uque de Alba.

68, 83, 88 y n., 92, 100, 101, 122

Albanell, Galcerán, 153.

n., 133, 146 y n., 189, 190, 224,

32, 43, 47, 48, 49, 50

Albanell, Jeroni, 153.

265, 276, 277, 281:

Alcántara, Maestre de, 289.

nica General, 18-20.

Alcmena, 145 n.

Alejandro V I

(Rodrigo de Borja o

Borgia), 25, 79 , 199, 276. Alejandro M agno, 280, 281, 286, 290. Alem any de Cervelló, G uerau, 235. Alfonsello, A ndreu, 129.

y n., 52, 67-

Primera Cró­

Alfonso X I de Castilla, 33, 43, 53, 54, 89, 106, 113. Alfonso V de Portugal, 287. Almanzor, 87, 100. Almela, Diego Rodríguez de, v. Ro­ dríguez de Almela, Diego.

Ensayos sobre la historiografía peninsular d el s. XV

342

Alvar, Manuel, 270 n.

Aristóteles, 16, 71, 8o, 87, 9 7 ,

Alvarez de Medellín, Rodrigo, 251.

n i,

205.

Álvarez de la Paz, Luis, 64.

Amano, 137.

Amadis de Gaula, 46, 280.

Artemidoro, 137, 170, 187.

Amador de los Ríos, José, 51 y n., 58,

Asclepiades, 187.

213, 214 y n., 216, 221 n., 231,

Asdrúbal, 177.

232 n-, 237 y n., 257 y n.

Asensio, Eugenio, 212-213, 220, 222.

Anacephaleosis, v. García de Santa

Atanarico, 112. Atlas, 19, 31.

María, Alfonso.

Augusto,

Anacreonte, 187.

133,

150,

163,

164,

175,

181 y n., 292.

Andor, Bemat, 237-238. Andrés de Uztarroz, J. F., v. Uztarroz, Juan Francisco Andrés de.

Avis, dinastía, 282 y sigs. Ayora, Gonzalo de, 193. Azorara, Gomes Eannes de, 287.

Aníbal, 161. Annius (o Annio) de Viterbo (Giovanni Nanni), 25-27, 29, 30, 31,

Baco, 186.

32 , 97, 127, 129, 190, 191, 293:

Baer, Yitzhak, 213.

Commentaria...y 25-27.

Baitón (Baeto, Betón),

Anquises, 234 n. Anteo, 16. Antonino

137,

169 n.,

170. Baluze, Étiennc, 89 n., 116 n.

Pío,

138,

173,

187,

188,

202 n. Antonio, Nicolás, 128 y n., 136, 153, 169, 221 y n. Apiano, 137.

Baluzius, S., v. Baluze, Étienne. Bandello, Maneo, 122 n. Barcelona, Obispo de, 226 n. Barón, Hans, 37 n., 47 n., 168 n., 184, 185 n., 290.

Apis, 156.

Barroso, Pedro, 35, 41.

Aragón, Alonso de, Arzobispo de Za­

Bataillon,

ragoza, 214, 217, 222, 224, 250 y

220 n.

n., 251, 266-267, 268. Aragón, Juan de, Arzobispo de Zara­ goza, 267. Arbués, Pedro de, 214, 220, 222, 226 y n. Arcadio, 133, 181.

Marcel, 28 n.,

Beauvais,Vicente de,

192

e l,

43, 112,

139,

155, 157,

158 n., 159. Beccadelli, Antonio, 8, 252, 291 y n. Beccaria, Antonio, 160. Beer, Rudolf, 47 n., 220 n. Belchite, Conde de, v. Híjar, Luis de.

Arcos, Alonso de, 107.

Bell, Aubrey F. G ., 52 n.

Arenas, Lope de, 114.

Bellviure,

Violante de, 218 y n.

Arévalo, v. Sánchez de Arévalo, Ro­

Benavente,

Conde

drigo.

de, v.

Pimentel,

Rodrigo de.

Arévalo, Duque de, 196.

Beneyto Pérez, Juan, 97 n., 242 n.

Ariosto, Ludovico, 270.

Bermejo, Rey, 42.

ín d ic e de nombres propios Bemáldez, Andrés, 209 n. Bexsuire, Pierre, 44, 45, 175. Bertini, G. M., 72 n., 99 n. Bessarion, Juan, Cardenal, 79, 131. Beuter, Per Antón, 30. Bión, 169 n., 170. Biondo, Flavio, 48, 131, 133 y n., 140 y n., 171, 184 y n., 197 y n., 290. Birkenmaier, A., 59 n., 71 n., 76 n., 80 n., 81 n. Bisticci, Vespasiano da, 128 y n., 131, 152 y n., 186 n., 290 n.

343 n., 48 n., 59 y n., 71 y n., 76 n., 80 y n., 81 y n., 84, 102, 103, 123, 129, 131, 133, 136 n., 137 n., 138, 146, 147 y n., 168 y n., 169, 184, 185 n., 281, 294. Bruto, 17. Bruto, Marco, 210, 242, 286. Brygus, 26. Buelna, Conde de, v. Niño, Pero. Buendía, Conde de, 196. Buonaccorsi, Filippo, 193. Butler, G. G., 87 e l

Blanca de Borbón, 89, 116. Blancas, Jerónimo de, 265. Blanco García, F., 62 n. Blecua, José Manuel, 40 n. Boabdil, 203. Boccaccio, Giovanni, 25, 43, 52 n.,

Caballería, Alfonso de, 216 n., 218219. Caballería, familia, 214 y sigs., 218. Caballería, Fernando de, 218. Caballería, Francisco de, 216. 93, 123, 125, 138, 139 y n., 143, Cabezudo Astraín, José, 213, 218 n. 144, 145, 146, 156, 158, 188, 290. Cabra, Conde de, 244 n. Bodin, Jean, 211 y n. Cabrera, Bemat de, 276. Boeclerus, 147 n. Caco, 141, 145. Bolea, familia, 268-273, 275, 277. Cádiz, Obispo de, 202, 203. Bolea Abarca de Galloz, Femando de, Cadmo, 144. 268, 269, 270 y n., 273, 277, 304, Calabria, Duque de, 175, 233, 261 n. 305, 306. Calixto III, 276. Bolea, íñigo de, 277. Camilo, 132. Bolea, Jerónimo de, 279. Campanella, Tommaso, 210 n. Bolea, Martín de, v. Abarca de Bolea Canals, Antoni, 46, 175. y Castro, Martín. Cano, Melchor, 27. Bonfini, Antonio, 193. Cantera Burgos, F., 57 y n., 58, 62 Bonilla y San Martín, Adolfo, 137 n. n., 213, 214 y n., 215, 226 n. Borgia, Rodrigo de, v. Alejandro VI. Canterbury, Arzobispo de, 60. Borgoña, Duque de, 60. Carbonell, Pere Miquel, 8, 122 n., Boscá, Joan, 232 n. 127-128, 148 y n., 149, 152, 153, 161, 189, 191, 238, 266, 291. Bossi, Giovanni Andrea de, 169, 171. Boucicaut, Mariscal, 280. Carlomagno, 205. Carlos, Príncipe de Viana, 47, 146, Bracciolini, Poggio, 71 y n., 102, 174. Brey Mariño, María, 268 n. 175-176, 179, 232-233, 235, 239, 240, 241, 242, 246, 247 n., 253, Bruni de Arezzo, Leonardo, 34, 47 y

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344

Ensayos sobre la historio grafio peninsular d el s. XV

254, 268, 269, 270, 277, 304» 3°5Carlos I de España, 55, 209, 278. Carlos V de Francia, 36. Carlos VI de Francia, 36, 45. Carlos VII de Francia, 60, 76, 77. Carlos el Temerario, 280. Carpió, Bernardo del, 88. Carriazo, v. Mata Carriazo, Juan de. Cartagena, Alfonso de, v. García de Santa María, Alfonso. Carvajal, Bernardino, v. López de Carvajal, Bernardino. Carvajal, Diego de, 1x5. Casas Homs, J. M., 149 n. Castro, Américo, 28 y n., 34, 36 e l , 53 y n., 99 y n., 212, 213 y n., 289 n. Castro, Felipe de, Vizconde de Illa, 268. Castro, los, 121. Castro y Bolea, Jerónima de, 270 n. Catalán, Diego, 42 n., 53-54* Catalina de Foix, 206. Catalina de Lancaster, madre de Juan II de Castilla, 76.

Cicerón, Marco Tulio, 19, 67 n-, 71, 103, 132, 137, 174, 175, 179, 202 y n-, 203. Cid, Rodrigo Díaz de Vivar, d , 31, 112, 277. Cintra, v. Lindley Cintra, L F. Ciro, 24, 94, 243. Cirot, Georges, 7, 31 y n., 51 y o, 65 y n-, 79 n., 91 n-, 101 y il, 114, 115, 119 n., 128 n., 129 y n., 148. Cisneros, Cardenal, 192, 203. Qavería, Carlos, 49 y n. Clemendn, Diego, 122 n. Clemente, Felipe, 230. C o c í , Jorge, 219, 222. Colomer, Juan, 258. Colón, Hernando (o Fernando), 122 n. Colonne, Guido delle, 52. Columela, Lucio, 196, 200. Coll i Al entora, M., 125 n., 265 y n., 274. Collijn, I., 212, 213 n., 217 n., 220 n., 257 n. Comestor, Pedro, 14. Compendiosa Historia Hispánico, v.

Catilina, Lucio Sergio, 179, 239, 244. Catón, Marco Porcio, el Censor, 142, 176 n., 178, 195, 244 y n., 293.

Conquista del Reyno de Navarra, v.

Catón, Marco Porcio, el Joven, 210. Catón, Pseudo, 219 n., 221 y n., 226 n„ 229.

Correa, Luis. Constanza, hija de Pedro IV de Ara­ gón, 278.

Cava, La, 146. Cepeda Adán, José, 101 n. Cerdán, Galacián, 216.

Continuación anónima de la genealo­ gía de los Ayala, 35.

César, Julio, 20, 125, 133, y n., 139 y n., 143,150, 176, 177, 179-181,188, 238, 243, 244 y n.,245, 291, 292.

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134, 163, 205, 280,

137 175, 206, 290,

Sánchez de Arévalo, Rodrigo.

Contreras y López de Ayala, Juan de, Marqués de Lozoya, 35 n. Copons, Guillermo de, 175. Corbetta de Verona, Hilarión, v. Hi­ larión de Verona. Corral, Juan de, 199.

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Índice de nombres propios

345

Correa, Luis, 205-208, 247 n., 292: Conquista del Reyno de Navarra,

205-208. [Costa, rey visigodo,] 67 n. 23, lí­ nea 1.a Costa, Juan, 265. Costa Pimpao, A. J. da, 287 n. Creighton, Mandel, 102 n., 103 n. Crisolora, M., 171 n. Croce, Benedetto, 246. Crónica de 1344, 68 n., 83, 88, 113, 114-116, 119, 120 n., 121. Crónica de Alfonso XI, 33, 42, 47, 5354Crónica de don Alvaro de Luna, 37,

247. Crónica de Aragón, v. Vagad, Fr.

Gauberte Fabricio de. Crónica de Enrique IV, 37. Crónica de España, v. O campo, Flo-

rián de. Crónica de Fernando IV, 48. Crónica General, v. Alfonso X

el

Sabio. Crónica de Juan II, 8, 33, 52 n., 57,

91 n., 290 y n., 291; v. también García de Santa María, Alvar. Crónica de Miguel Lucas de Iranzo, 247. Crónica del Pseudo-Turpin, 19 n. Crónica de los Reyes Católicos, v.

Pulgar, Fernando del. Crónica de Sancho IV, 48. Crónicas (de Pedro I, Enrique II,

etc.), v. López de Ayala, Pero. Cuenca, Obispo de, 60. Cueva, Beltrán de la, 107. Curdo, Quinto, 137 n., 187.

Chastellain, Georges, 280.

Chaucex, Geoffrey, 285. Chronicon mundi, v. Tuy, Lucas de.

Dámaso, San, 108 n. D ’Ancona, Paolo, 128 n. Dante, 15, 123. De Bello Navariensi, v. Nebrija, An­ tonio de. Decades ( = Décadas), v. Nebrija, An­ tonio de. Decembrio, Piero Candido, 71, 179. Demóstenes, 76 n. De Rebus Hispaniae ( = Historia Gothica), v. Ximénez de Rada, Ro­

drigo. De Rebus Hispaniae Memorabilibus Opus, v. Marineo Sículo, Lucio.

Desclot, Bernat, 265, 268, 273 y n., 274. Desdevises du Desert, 270 n. De Witte, 63 n. Déxtero (o Dextro), 30-31. Dezcoll, Bernat, 265. Díaz de Haro, Lope, 114. Díaz-Plaja, Guillermo, 34 n., 45 n. Diez de Games, Gutierre, 37, 248, 286. Diodoro Sículo, 23, 31, 137, 144, 155, 165, 173, 174, 182, 187. Diógenes Laercio, 102. Dionisio, 30, 146, 186. Dionisio Alejandrino, v. Periegetes, Dionisio. Dionisio el Cartujano, 220-221, 229. Domínguez Bordona, Jesús, 210 n. Domínguez Ortiz, A., 213. Dormer, D. J., 10, 213, 217 n., 222 n., 225, 226 n., 230 y n., 231, 253 n., 257 n., 261 n., 263 n., 265 n., 266 n., 267 n., 279 n.

Ensayos sobre la historiografía peninsular d e l s. XV

346

Doussinague, J. M., 296 n. Duarte de Portugal (Eduardo I), 59, 64, 176. Duellius, R., 73 n. Du Guesclin, Bcltrán, y. Guesclin, Bertrand du. Duport, Roberto, 225. Durando, Guillermo, 138.

Ebering, E., 59 n. Eduardo I de Portugal, v. Duarte de Portugal. Éforo, r87. Egidio Romano (o Colonna), 4r. Eguia, 221. Eiximenis, Francesc, 237. Elias de Tejada, F., 126 n. EUiot, J. H., 278 y n. Emilio, Paolo, 25, 193. Eneas, T7, 18, 234 n. Eneas Silvio, v. Pío II. Enrique II de Castilla, 53 n., 70, 89, 90, ri6-ri7, ir9. Enrique III de Castilla, 44, 53 n. Enrique IV de Castilla, 65, 66, 77, 80, 8r, 86, 98, ro3, ro6, T07, ri7, rr8-ri9, 120 n., r23, r99, 234, 288. Enrique VI de Inglaterra, 60. Enrique VII de Inglaterra, 289. Enrique de Aragón, infante, 57, 70. Enrique el Navegante, 64. Enríquez del Castillo, Diego, 8, 69 n. Enríquez Flórez, r22 n. Entwistle, W. J., 89 y n. Epaminondas, 20r. Epílogo de los Reyes de Aragón, v. Vagad, Fr. Gauberte Fabricio de. Erasmo, 28, 183. Eratóstenes, r37, T69 y n.

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Escévola, Cayo Mudo, 286. Escipión, Publio Cornelio, el Africa­ no, ro4 n., 147, 150, 163 n., 164, 177, 178 y n., 180-181, 207, 286. Escipión Emiliano, Publio Cornelio, r63 n., 164, 201. Escolano, Gaspar, r28 y n. España Sagrada, v. Flórez, Enrique.

Esquines, Pseudo, 76 n. Estesícoro, 187. Estrabón, 23, 83 y n., 84, 96, ior, iii,

115, 148, 157 164, 166, 174, 182,

125, 137, 138, 141, 142, y n -, 158 n., 1 5 9 , 163, 169 y n., 170, I7I-I73, 187, 189, 224.

Eudoxo, 137, 169 y n, Eugenio IV, 60, 118. Europa, 144. Eusebio, 187, 188. Eutropio, 181.

Fabié, A. M., 186 n. Fabricio, 132. Fadrique de Toledo, Duque de Alba, 205, 207, 208. Famell, L. R., 16 y n., 17, 18 n. Fazio, Bartolomeo, 237, 252, 290 y n., 291. Federico III de Alemania, 76, 136 n. Federico de Nápoles, 268. Felipe II de España, 55, 122 n., 264. Felipe de Borgoña, 77. Fernández Guerra, Aureliano, 153. Fernández de Heredia, Juan, 47 n., 237, 238 n. Fernández de Velasco, Pedro, 36. Fernando I de Aragón (= Fernando de Antequera), 8, 102, 267, 29r. Fernando I de Castilla, 95.

O riginal from

U N IV E R S IT Y OF M IC H IG A N

índice de nombres propios Fernando III de Castilla, el Santo, 23, 70, 72, 82, 100. Femando IV de Castilla, 48. Fernando V de Castilla, el Católico, 26 n., 27, 32, 101, 122 y n., 126, 149 y n., 160, 161, 177, 181 y n., 192, 193, 194, 199, 201, 203, 204, 207, 209, 210, 216 n., 217, 218-219, 223, 227, 229, 230-231, 233, 234, 237, 238, 241, 248, 249-251, 257, 258, 259, 260, 261 y n., 266, 267, 269 n., 278, 287, 291, 295, 296; v. tam­ bién Reyes Católicos. Femando II de León, 114. Femando de Antequera, v. Femando I de Aragón. Femando de la Cerda, 88. Ferrández de Toledo, Gutier, 39, 51. Ferrante de Nápoles, 118, 244 n. Figuera, Domingo de la, 271, 275. Filelfo, Francisco, 131. Filistides, 187. Fita y Colomer, Fidel, 127 n., 129 y n., 152 y n., 153, 154, 163. Fitzhugh, Robert, 62 y n. Floranes, Rafael, 35 n. Flórez, Enrique, 129 (España Sagra­ da).

Floro, Anneo, 47, 137, 142, 164, 175, 176, 181, 187. Foerster, 110 n. Fonseca, Alfonso de, Arzobispo de Sevilla, 186 y n. Font i Pastor, F., 261. Fossius, F., 186 n. Foulché-Delbosc, R., 10, 21 n., 124 n. Fourrier, A., 44 n. Franco, 17. Fredegario, 17. Froissart, Jean, 280, 284.

347 Fueter, E., 34, 48, 129 y n., 133, 202 n.

Gaguin, Robert, 281. Galba, S., 104 n. Galíndez de Carvajal, Lorenzo, 20, 91 n., 119 n., 153 n., 194, *97 n., 198, 200, 202, 209, 251 n., 288. Galindo, Martín, 201. Galváo, Duarte, 265. Gallardo, Bartolomé José, 153, 219 n., 221 n., 223, 224. Gamboa, Juan de, 252. Ganivet, Ángel, 82. Garci Jiménez, 223, 225. García, Jaume, 238, 266. García Caspense, Martín, 225, 226

y n. García García, A., 105 n. García Matamoros, Alfonso, 197. García de Santa María, Alfonso, 8, 21 y n , 22, 55-73, 74, 75, 76 y n., 77, 79, 80-81, 83, 87, 90, 91, 93, 94, 95, 96 y n., 99, 100-101, 103, 110, 112-116, 120, 122, 124, 140 n., 146 n., 168, 211, 227 y n.: Anacephaleosis, 55-73; otras obras, 61 y sigs. García de Santa María, Alvar, 33, 47, 53 n., 121, 175, 291; v. también Crónica de Juan II.

García de Santa María, Alvar, conta­ dor, 215. García de Santa María, Brianda, 218 n. García de Santa María, Gonzalo (pa­ dre), 214, 215-216. García de Santa María, Gonzalo, 27, 193, 194, 211, 212-227, 228-248, 249-262, 266, 278: Vida de Juan II

Ensayos sobre la historiografia peninsular d e l s. X V

34 *

de Aragón (Joarmis Se cundí... vita),

Guarir» de Verona (Guarino Guarí-

228-248, 249-262; otras obras, 220227.

ni), 83, 171. Gubern, R-, 265 y n. Guesdin, Bertrand du, 42, 51, 89, 116, 286. Guevara, Diego de, 264. Guicciardini, Francesco, 25, 253 n. Guillermo de París, 220, 229, 257. GuimarSes, Duque de, 201. Gutiérrez, Marco, 114. Gutiérrez del Caño, M., 122 n. Guzmán, Vasco de, 238.

Garda de Santa María, Gonzalo (car* tujo), 217. Garda Garda Garda García García

de de de de de

Santa María, Juan, 216. Santa María, Leonor, 216. Santa María, Nicolás, 216. Santa María, Pedro, 218 n. Santa María, Tomás, 214,

215. Gargoris, 97, m » 173Garibay, Esteban de, 30. Gayangos, Pascual de, 62 n. Gedeón, 21 y n. Geijerstam, Regina af, 238 n. Gelio, Aulo, 137. Gerión, 16, 17, 19, 21 y n., 22, 23, 26, 30, 31, 62-63, 68, 96, 9 7 , 112, 141, 145. Gerundense, v. Margarit, Joan. Giambullari, Pier Francesco, 211. Gil de Zamora, Juan, 189. Giovio, Paolo, 211 y n. Gloucester, Humphrey de, 60. Godofredo de Monmouth, 17. Gómez Barroso, Pedro, v. Barroso, Pedro. Gómez de Toledo, Obispo de Plasencia, 251. González Llubera, I., 183, 184, 187 n., 193 y n. González de Mendoza, Pedro, 122 n. Gonzalo de Ávila, 253, 254. Graco, Tiberio, 157 n., 172. Grant, M., 49 n. Gregorio Magno, San, 81 n. Griffiths, T. G., 122 n. Grifón, F., 221.

Haebler, Conrado, 220 n., 221, 222

y n. Hahn, Ulrich, 75, 79 n. Hall, Edward, 289. Haller, 59 n., 6z n. Hamel, 237. Hay, D., 140 n., 184, 185 n. Hebrera, Antonio de, 226 n. Heli, Andrés, 213 n. Hércules, 14-32, 62, 68, 94, 96, 112, 144- 145, 147 n., 148, 167 n., 173, 174 y n-, 175 n. Heredia, Beltrán de, 61 n. Heródoto, 16 y n., 23, 83, 137 y n., 155, 187Herrera, Alfonso de, 195, 209. Herrera, Fernando de, 109 n. Hesperio, 24. Higinio, 188. Higuera, Jerónimo Román de la, 31. Híjar, Luis de, Conde de Belchite, 268. Hilarión de Verona, 127, 131, 164. Hiparco, 137, 169 y n. Hipias, 169 n., 170. Hispaniae illustratae... scriptores ra­ ra, v. Schott, A.

ín d ic e de nombres propios Hispano o Híspalo, 17, 20, 21, 22, 24, 26, 27, 31, 68, 112, 189. Historia Gothica, v. Ximénez de Ra­ da, Rodrigo. Historia de la guerra de Navarra (= D e Bello Navariensi), v. Nebrija, Antonio de. Historia Hispánico (= Compendiosa Historia Hispánico), v. Sánchez de Arévalo, Rodrigo. Historia Karoli Magni et Rotholandi,

19 n. Hofer, Philip, 66 n. Hoünshed, Raphael, 289. Homero, 22, 24, 169 n., 173, 187, 224. Honorio, 133, 181. Horacio, 161. Huizinga, J., 280 y n. Hurtado de Mendoza, Diego, 222, 248. Hurus, Juan, 220 n., 221. Hurus, Pablo o Paulo, 219, 220 y n., 221, 222, 223, 257, 267.

Iberus, 26. Ibn Arragel, Mose, 289. Illa, Vizconde de, v. Castro, Felipe de. Infantes de Aragón, 57, 58, 70, 232; v. también Enrique de Aragón, Juan II de Aragón. Inocencio VI, 89 n., 116 y n. Iñigo Arista, 223, 225, 267. Iolaos, 17. Iranzo, Miguel Lucas de, 247. Isabel, hija de los Reyes Católicos, 223, 278. Isabel la Católica, 26 n., 27, 101, 118119, 122, 126, 149 y n., 160, 161, 181 y n., 186, 192, 194 n., 199,

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349 202, 203, 204, 206, 223, 226 n., 227, 234, 249, 250, 278, 287, 288, 292-293; v. también Reyes Católi­ cos. Isidoro, San, 14-15, 18, 43, 64, 67, 81, 82, 83, 93, no, 135, 136 y n., 138, 139, 148, 155, 157, 158 n., 163 y n., 188, 189, 237. Isis, 144. Italus, 26. Itinerarium (de Antonino Pío), 138, 173, 187, 188.

Jacob, E. F., 59 n., 60 n., 61 n. Jaime I de Aragón, 267. Jaime de Aragón, hermano de Pedro IV, 278. Jasón, 23. Jean d’Albret, 206, 207. Jedin, H., 102 n. Jenofonte, 26, 169 n., 170. Jerónimo, San, 47 y n., 106, 108 y n., 220. Jiménez de Cisneros, Francisco, v. Cisneros, Cardenal. Jiménez de Rada, Rodrigo, v. Ximé­ nez de Rada, Rodrigo. Joannis Secundi... vita, v. García de Santa María, Gonzalo. Jofre, Juan, 220 n. Jordanus (o Jordanes), 73 n. Josefo, Flavio, 137, 156, 187, 224. Juan, hijo de los Reyes Católicos, 206, 223. Juan I de Aragón, 44, 175. Juan II de Aragón, 27, 57, 7°, *l8» 126 y n., 131, 132, 166, 168, 177, 215, 216, 217, 222 y n., 223, 224, 226, 227 n., 228-248, 249-262, 264, 267, 269, 296, 304, 305-

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U N IV E R S IT Y O F M IC H IG A N

35©

Ensayos sobre la historiografía peninsular d e l s. XV

Juan I de Castilla, 41, 43, 51, 92, 1x7. Juan II de Castilla, 20, 33, 46, 57, 58, 64, 66, 70, 71, 76, 77, 86, 90, 92, 168, 169, 215, 232, 288. Juan I de Portugal (= Joáo I), 282 y sigs. Juan de Córdoba, 72 n. Juan de Gante, 90. Juan de Gerona, v. Margarit, Joan. Juan de Navarra, v. Juan II de Ara­ gón. Juan de Salisbury, 102. Juan de Segovia, 59 n., 61 n., 62 n. Juana la Beltraneja, 118-119. Juana Enríquez, 216, 233, 241, 243, 246, 247, 253, 259, 260. Juana la Loca, 192, 277. Juce Abenros, 215 n. Julián de Toledo, San, 50. Júpiter, 30, 144, 145. Justiniano, 64. Justino, 22, 24, 83, 84, 97, 110, n i , 136 n., 137, 145, 155, 158 n., 173174, 178, 187, 224.

Keniston, 77 n. Kristeller, P., 71 n., 152 n. Kuersteiner, A. F., 38 n., 117.

Lactancio, Firmiano, 23, 103, 138, 144 y n., 145 y n., 156, 174. La Marche, Olivier de, 280. Lambea, Tomás, 268, 269, 270, 278, 304, 305-

Lanuza, Juan de, 217. Lanuza, Martín de, 243, 253. Lanzarote, 46, 285. Lapesa, Rafael, 34, 45, 49Lara, los, 121.

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Latassa, F. de, 213, 220 n., 221 y a, 222 n., 255 n., 270 n. Lea, Henry Charles, 213, 216 y a, 219. Le Bon, Jean, 44. Lemus y Rubio, P., 186 n., 192 a, 193 n., 194 n., 202 n. Leovigildo, 94. Le Roy, Louis, 211 y n. Libellus de situ et descriptione His­ panice..., v. Sánchez de Arévaio,

Rodrigo. Liber Sancti Jacobi, 19 n.

Liberia, 20, 24, 27, 68. Libre de Feyts ¿TArmes de Catalunya,

125 y n. Libro de los consejos e de los conse­ jeros, 41 y n. Libro verde de Aragón, 214, 216, 217,

218. Lida de Malkiel, María Rosa, 80 n., 123 n., 229. Lindley Cintra, L. F., 68 n. Livio, Tito, v. Tito Livio. Lopes, Femáo, 33, 52 n., 265, 281, 282-284, 285, 287. López de Ayala, Pero, 8, 33-54, 89 y n., 117, 121, 175, 212, 265, 277, 285-286, 290:Crónicas, 33-54; traducción de Tito Livio, 44 y sigs. López de Carvajal, Bernardino, 25, 73 n., 74. López Estrada, F., 49 y a , 71 a López Martínez, Nicolás, 213. López de Mendoza, íñigo, Marqués de Santillana, 36, 47, 58, 175, 179. López de Meneses, A , 35 n. López de Toro, J., 184 y n., 204-205, 206 n., 238 n., 244 n. López de Zúñiga, Diego, 28.

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U N IV E R S IT Y O F M IC H IG A N

ín d ice de nombres propios

351

Lozoya, Marqués de, v. Contreras y López de Ayala, Juan de. Lucano, Marco Anneo, 22, 124, 138,

101 y n., 150, 182, 187, 188-189, 190, 191, 193- 194, 195-196, 197 n-, 209, 210-211, 223 n., 231, 248, 249-

187, 196, 200, 202, 245, 261.

262, 266, 267, 288 y n., 292-293:

Lucena, Juan de, 72 n., 99 y n.

De Rebus Hispaniae Memorabilibus Opus, 249-262.

L uis X I de Francia, 118, 142, 157,

Mario, Cayo, 163, 178.

23 4 . L uis X II de Francia, 207.

Márquez Villanueva, F., 213.

Lulio, Raimundo, 42.

Martí, 238.

L un a, Alvaro de, 36, 47 y n., 57-58,

Martín de Troppau,

70, 90-91, X2I,

199,

234, 247 y n.,

290.

114,

187,

188,

200, 281. Martínez, Alvar, 51. Martínez Añíbarro, M ., 62 n., 63 n.

Lusus, 26.

Martínez de Bolea, Pedro, 272, 273, 274.

Llanca, Conrad, 272.

Martínez Ferrando, J. E., 266 n.

Llubera, v. González Llubera, I.

Martínez de Toledo, A., 8. Mártir, Pedro, 150, 238 n., 244 n. Macrobio, 103, 137, 157.

Martius, Q., 239.

Madurell Marimón, M ., 122 n., 138

Masdeu, Juan Francisco, 31.

n., 166 n., 238 n.

Mata Carriazo, Juan de, 7, 53 n., 101

Magnus, Johannes, 73 n.

n., 184 y n., 198 y n., 202 n., 247

Malory, Sir Thomas, 280.

n., 264 n.

Manetti, Giannozzo, 123.

Matamoros, v. García Matamoros, A l­ fonso.

Manlius, C., 239. Manuel I de Portugal, el Afortunado, 278.

Mauregato, 87. Máximo, 30-31.

Manuel, Juan, 36, 37, 39-40, 42,

45

McPheeters, D. W., 220 n. Medina, Duque de, 203.

n., 53, 212. Maquiavelo, Nicolás, 210 n.

Medina, Francisco de, 109 n.

Maravall, José Antonio, 68 y n.

Medina, Pedro de, 30.

Marcial, 143, 224.

Medina Sidonia, Duque de, 107.

Margarit, Joan, 8, 16, 23-24, 101,

123-150, 151-182,

33, 75,

185,

187,

189, 190, 191, 207, 2 i i , 292, 299-

303: Paralipomenon Hispaniae, 123150, 151-182, 299-303; otras obras,

Mehus, 71 n., 81 n. Mela, Pomponio, 83, 84, 136 n., 137,

155, 157,

164, 187, 188, 224.

169 n.,

Mele, E., 211 n.

126.

Melqart (o Melkart), 16.

Mariana, Juan de, 31, 32, 98 n. Marineo Sículo, Lucio, 8, 27, 47,

Meerseman, G . G ., 103 n.

75,

Mella, Juan de, 74.

170,

171,

Ensayos sobre la historiografía peninsular d e l s. XV

352

Mena, Juan de, 123 y n., 229. Menéndez y Pelayo, Marcelino, 33, 40, 101

n.,

179 n.,

184, 188 n.,

206 n. Menéndez Pidal, Ramón,

18 n., 50

n., 79 n., 82, 88 n., 122 n., 142 n.

288 n., 292, 293, 296: D e BeUo Navariensi ( = Historia de la gue­

rra de Navarra), 204-208; Decades { = Décadas), 194-204; Muestra de... las Antigüedades de España, 186192.

Meredith-Jones, C., 19 n.

Nebrija, Sancho, 75, 126 n., 127, 133,

Meregalli, R , 35 n., 37 n., 41 n., 42

152-153, 154, 177, 197, 2 11 . Nicolás V , 77, 130 y n., 1 7 1 .

n., 45 n. Merlin, 42, 285.

Nicolás de Cusa, 77.

Metelo, Quinto, 201, 286.

Niño, 144.

Metge, Bemat, 33.

Niño, Pero, Conde de Buelna, 286.

Miguel, hijo de Manuel I de Portu­

Noé, 17, 156.

gal y de Isabel de Castilla, 278.

Nogara, B., 140 n., 184 y n., 290 n.

Miquel y Planas, R., 46 n.

Nordstrom, J., 72 n.

Mocedades de Rodrigo, 121.

Novati, F., 47 n.

Moerbeke, William de, 81.

Novellis, Guarino di, 131.

Moisés, 24, 156.

Núñez Cabeza de Vaca, Pedro, 215.

Mollat, G ., 89 n. Mommsen, 187 n. Ocampo, Florián de, 14, 29-30, 31,

Moniz, Egas, 272. Monte, Piero da, 60 n.

32, 127, 128, 129, 194 n., 209 y n.,

Morales, Ambrosio de, 30 y n., 134,

263: Crónica de España, 29-30. Odriozola, A , 204 n., 221.

150.

Olmedo, Félix G ., 192-193.

Morel-Fatio, A., 30 n., 263 y n. Morlanes

y

Malo,

Bartolomé,

254-255. Morreale, Margherita,

225,

Omphale ( = Onfalia), 175 n. Ordoño II de León, 70.

212,

213

n.,

Orosio, Paulo, 94, n o , 125, 136 y n., 138, 144, 155, 180, 181, 188.

220.

Muestra de... las Antigüedades de España, v. Nebrija, Antonio de.

Ortega, Juan de, 201.

Mundó, A., 141 n.

Osiris, 25, 30, 31, 144.

Osgood, C. G ., 144 n.

Muntaner, Ramón, 242, 281.

Otterboume, 281.

M üntz et Fabre, 130 n.

Ovidio, 22, 138, 161.

Nanni, Giovanni, v. Annius de V i-

Pablo (o Paulo), Conde, 50. Pabón, J. M ., 238 n.

terbo. Nebrija, Antonio de, 8, 27-28, 29, 32,

Padilla, Gutierre de, 205.

56, 123, 127, 136, 146, 150, 183-

Padilla, Lorenzo de, 16, 31 y n.

211, 212, 222, 241, 248, 249, 262,

Padilla, María de, 116.

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U N IV E R S IT Y O F M IC H IG A N

índice de nombres propios

353

Paladio, Rutilio, 84, m .

86 y n., 124-125, 247 y n., 276-277,

Palau y Dulcet, Antonio, 79 n.

286 n.

Palencia, Alfonso

de, 8,

101

y

n.,

127, 141 n., 185, 186 n., 187, 211, 288 n.

Pérez de Guzmán, Juan, 221 n. Periegetes, Dionisio, 137, 138, 140 n., 160, 169 n., 173.

Palenzuela, Alonso de, 74.

Perotti, 83, 102.

Palma, Bachiller, 289.

Petrarca, Francesco, 25, 34, 42 n., 44,

Pannartz, Arnoldo, 75, 80 n., 171. Papias, 157, 158 n.

Paralipomenon Hispaniae, v. Margarit, Joan. Pastor, L . von, 102 n. Pau, Geroni, 140 n., 141 n., 149 y n., 188, 189, 191.

93,

123, 180, 187.

138, 139,

158, 178 n., 179,

Petreyo, 179. Piccolomini, Eneas Silvio, v. Pío II. Pimentel, Rodrigo de, Conde de Benavente, 47, 175. Pío II, 73 n., 77, 83, 99, 102, 105-

Paulo II, 78, 102-103, 172.

110, 117-118, 120 n., 131, 135, 136

Paulo, Conde, v. Pablo.

n., 140 y n., 147, 171, 267, 291.

Paz y Melia, A., 7, 101 n., 217 n., 223 n., 227 n., 231-232, 255 n.

Pirro, 20, 68. Platina, v. Sacchi, Bartolomeo.

Pazzi, familia, 198.

Platón, 187.

Pedro, San, 236-237.

Plinio el Viejo, Cayo, 83, 110, 137,

Pedro I de Aragón, 225-226. Pedro III de Aragón, el Grande, 35, 271, 274, 275, 277, 278. Pedro IV de Aragón, el Ceremonio­ so, 23, 225, 276, 277, 278. Pedro I de Castilla, el Cruel, 20, 36,

37, 38- 39,

40, 41, 5 i, 59, 70, 89, 90, 92, 116-117, 118, 285, 286. Pedro de Portugal, Condestable, 176, 179, 240-241, 246, 262, 267. Pedro de Portugal, infante, 287. Pelayo, 69, 95, 100.

148, 155, 157, 159, 163, 164, 169 n., 170-171, 187, 189, 200, 246 n. Plutarco, 137, 178 v n., 210 n., 224. Plutino, Girolamo, 194, 209. Polibio, 48 n., 83, 101, 137, 157 n., 170, 187. Polo, Gaspar Gil, 270 y n. Polo, Marco, 270. Pompeyo, Cneo, 180. Pompeyo, Sexto, 180. Pompeyo Magno, Cneo, 163, 178 n., 179, 180.

Pelzer, A., 76 n.

Pomponio Leto, 102, 103.

Penney, C. L ., 220.

Porcelli de Pandoni, 290.

Peratallada, Bemat de, 271.

Posidonio, 137, 170, 172, 187.

Pérez de Ayala, Fernán, padre del Canciller, 35. Pérez y Gómez, Antonio, 221 n. Pérez de Guzmán, Fernán, 8, 22, 28, 36, 37, 38 n., 49 y n., 58, 65 y n., HISTORIOGRAFÍA PEN., 23

Prades, Conde de, 260 n.

Primera Crónica General, v. Alfonso X el Sabio. Príncipe Negro (Eduardo de Ingla­ terra), 37, 42, 51, 286.

Ensayos sobre la historiografía peninsular d e l s. XV

354

Prisciano, 139, 140 n., 158 n., 159, 173, 187, 188, 189.

Roberts, M ., 73 n. Rocaberti, Bernat Huc de, 254.

Provenza, Conde de, 40.

Rocaberti, Juan, 253, 254.

95,

Prudencio, 202 n.

Rodrigo, 68 n., 69, 87,

Ptolomeo, Claudio, 83, 125, 137 y n.,

Rodríguez de Almela, D iego,

138, 140 n., 142, 155, 157, 159, 162 n., 167, 169 n., 170 y n., 171, 172,

187, 200.

145-146. 8, 65

y n., 69 n., 70, 72 n., 96 n., 114-

115, 119, 120. Rodríguez-Moñino, Antonio, 268 n.

Ptolomeo de Lucca, 113-114, 116-117.

Romano, David, 213.

Pulgar, Femando del, 22, 56, 101 y

Romero, José Luis, 14 n., 35 n.

n., 184 y n., 197-204, 206, 209-210,

Rómulo, 24.

227, 241, 247, 248, 253 n., 265,

Round, N . G ., 123 n.

288 y n .: Crónica de los Reyes Ca­

Ruano, Eloy Benito, 107 n.

tólicos, 197-204.

Rubinstein, N., 168 n. Rubió i Balaguer, Jordi, 122 n., 123 n., 138 n., 153, 166 n., 216 n., 237,

Quevedo, Francisco de, 109 n.

238 n., 265, 273 n.

Quintiliano, 50.

Rubió i Lluch, Antoni, 44 n. Rufo, Festo, 110 n. Ruiz, Juan, Arcipreste de

Ram, familia, 214. Ramírez

de

Ávalos,

Mosén

Diego,

Hita,

53

y n. Ruiz, Violante, 216.

254 n.

Ramim II de Aragón, el Monje, 88. Ranzano, Pietro, 193. Rebolledo, Rodrigo de, 243, 252, 253.

Ruiz i Calonja, J., 265, 266 n. Russell, Peter, 36 y n., 37 y n., 39 n., 43-44, 47 n., 52 n. Rychner, J., 44 n.

Recaredo, 94. Régulo, Quinto, 272. Rey, A., 41 n.

Sacchi, Bartolomeo, llamado Platina,

Reyes Católicos, 25, 27, 28, 55, 98, 101,

122, 126,

181,

182, 185,

149 y n., 160, 161,

91, 99, 102. Sal azar de Mendoza, Pedro, 197 n.

190, 192, 193, 194, 199, 203, 204, 206, 209, 210,

Salisbury, Juan de, v. Juan de Salis-

198, 217,

223, 227,249, 277-278,

Salomón, 164 n.

287,

292, 295, 296; v. también Fem an­ do el Católico, Isabel la Católica. Reynolds, Barbara,

193 n., 211

n.,

281 n.

bury. Salustio, 80, 137 y n., 178-179, 224,

237-248, 252 n., 256 y n., 262. Salutati, Coluccio, 47 y n. Samaran, C , 44 n.

Rienzi (o Rienzo), Cola di, 103.

San Clemente, Conde de, 230.

Rihuerga, Fr. Juan de, 30, 128.

Sánchez, Brianda, 215.

Riquer, Martín de, 44 n., 45 n., 175.

Sánchez, familia, 214.

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ín d ic e de nombres propios

355

Sánchez, J. M ., 220 n., 221 n., 226 n. Sánchez, Luis, 215.

Santillana, Marqués de, v. López de Mendoza, íñigo.

Sánchez Albornoz, Claudio, 35 n., 37 n., 43 n.

Santini, 168 n., 184, 185 n. Saraiva, A., 284 n.

Sánchez Alonso, Benito, 7, 33-34, 48,

Saturno, 144, 174.

5 1, 129 y n., 140 n., 148, 184 y

Scarparia, Jacopo Angelo da, 171 y n.

n., 193 n., 197, 198, 202 y n., 204

Schiff, Mario, 44 n., 125 n.

y n., 232 y n., 237 y n., 254 n.,

Scholderer, V. S., 75 n.

257 y n.

Schott, A., 10, 15 n., 21 n., 22 n.,

Sánchez de Arévalo, Rodrigo o Ruy,

28 n., 50 n., 65 n., 76 n., 80 n.,

8, 22-23, 28, 60, 63, 65 y n., 69 n.,

101 n., 102 n., 128 n., 141 n., 167,

7 4-104,

168 n., 170 n., 188 n., 189 n., 195

105-122,

124,

125,

131,

148, 170 n., 174, 182, 185, 187, 191,

195,

211,

242

Compendiosa 22-23,

n.,

293,

Historia

74-104,

105-122,

297-298: Hispánico, 297-298;

n., 197 n., 206 n. Sears, H. L ., 41. Seboso, 137, 169 n., 170. Segura, Alonso de, 251 n.

Libellus de situ et descriptione Hispaniae..., 105-122, 297-298; otras

Séneca, Lucio Anneo, 196, 202, 241.

obras, 75 y sigs., 86-87.

Séneca, Marco Anneo, 196.

Sem Tob, 53 y n., 212, 226.

Sánchez Moya, 213.

Serapis, 156.

Sancho, hermano de Enrique II de

Serrano, Luciano, 57 y n., 61 n., 62 y n., 63 n., 76 y n.

Castilla, 90, 117. Sancho II de Castilla, el Fuerte, 142

Serrano y Sanz, Manuel, 213 v n., 214 y n., 215 n., 216 y n., 217 y

n. Sancho IV de Castilla, el Bravo, 43,

n., 218 n., 219, 221

n., 222 n.,

232 n.

48, 88-89, 92, 272. Sancho III de Navarra, el Mayor, 70,

95 -

Sertorio, 178 n. Servio, 187.

Sancho Ramírez de Aragón, 271, 277.

Setanti, Luis, 254.

Sansón, 145, 174 n.

Seznec, J., 18 y n.

Santa Cruz, Alonso de, 263, 264 y n.

Sforza, Francisco, 126 n.

Santa María, familia, 56, 213 y sigs.

Sicorus, 26.

Santa María, Francisco de, 215 n.

Sicroff, Albert A , 58 n., 227 n.

Santa María, Pablo de, 21, 57, 58, 214, 2 15 : Las edades del mundo,

Sículo, 31. Sila, Lucio Cornelio, 163, 178. Sileno, 187.

21. Santa María, Violante de, 215, 216.

Silio Itálico, 157, 188, 196.

Santángel, familia, 214.

Silo, 87.

Santángel, Luis de, 216, 217.

Silva, Juan de, Conde de Cifuentes, 61 n.

Santiago, 94, 100, n o . HISTORIOGRAFÍA PEN.,

23*

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< g lL

U N IV E R S IT Y O F M IC H IG A N

Ensayos sobre la historiografía peninsular d e l s. XV

356

Simón Díaz, José, 62 a , 8o n.

Tifeo, 30.

Siscbuto, 69.

Tigerstedt, E. N ., 25 y a

Só y de Castro, Francisco de, V iz­

Timeo, 137, 169 y n., 187. T ito Livio, 34, 43, 44-52, 98,

conde de Evol, 217.

133, 137

Soberanas, 273 n.

125,

Sobrario, 219.

y n., 157 n., 175-178,

Solalinde, Antonio G ., 19 n.

205, 224, 237, 245, 248, 286.

179,

180, 187,

Soldevila, F., 269 n., 274.

Tito Livio de Forli, 193.

Solino, 83, 110, 137, 138, 187.

Toledano, el, v. Ximénez de

de

Rada,

Rodrigo.

Soria, A , 71 n. Sozómeno

102,

y n-, 141, 142, 156

Pistoia,

138,

158

n.,

159, 176 y n.

Tolón, Pedro, 219. Tomás de Aquino, Santo, 40.

Spira, Vindelino da, 238.

Tomiris, 94, 243.

Staaff, E., 212, 213 n., 217 n., 220

Tonelli, T ., 71 n.

n., 257 n. Storey, R., 289 n.

Toni, T .,

74

n., 75, 77, 87 n.,

99

m

101 n.

Strong, E. B., 36 n.

Torquemada, Juan de, Cardenal, 60,

Strozzi, Palla, 171 n. Suárez, F., 27.

74, 75, 77Torres, hermanos, 271.

Suárez Fernández, Luis, 35 n., 36 n.,

Torres Amat, F., 129 y n.

59 n., 63 n., 121. Suetonio, 49, 133, 138, 178. Sweynheim, Conrado, 75, 80 n., 171.

Torres Fontes, J., 115. Tortelli de Arezzo, Giovanni, 48 n., 130 n., 188, 189, 224. Trame, R. H., 74 n., 76, 86 n., 87 n.,

Tácito, 137 n., 224, 252 n. Tarifa, Marqués de, el Viejo, 175. Tarragona, Arzobispo de, 247 n., 253, 260. Tate, Robert B., 8-9, 38 n., 49 n.,

99 n., 101 n., 105 y n., 106 n., 108, 115, 117, 118. Trastámara, los, 37, 57, 59, 89, 106, 116, 119, 121-122, 234, 285, 287. Trissino, Gian Giorgio, 93.

65 n., 86 n., 125 n., 126 n., 132 n.,

Tritemio, J., 281.

247 n., 286 n.

Trogo Pompeyo, 82, 83, 98 n., 124,

Telamón, 23.

125, 132-133,

Tendilla, Conde de, 201.

173,

135,

136 y n., 137,

187.

Teobaldo, 222.

Túbal, 17, 30, 31, 67, 189.

Teodorico, 112.

Tudense, el, v. T u y, Lucas de.

Teodosio, 133 n.

Turmo y Palacios, Manuel, 220 n.

Terencio, 67.

Turpín, Pseudo, 19 n.

Téucer (o Teucro), 97, m .

T u y, Lucas de, el Tudense, 15-16,

Thomich, Pedro, 146, 147 n.

18,

Ticknor, George, 51 y n.

mundi, 15-16.

50,

81,

82,

189:

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Chrorúcon

ín d ic e de nombres propios U bieto Arteta, A., 213, 217 n., 273 n.

357 Vicens Vives, Jaime, 232 y n., 234, 265, 266 n., 269 n.

Uhagón, F. R. de, 78 n.

Victorial, v. Diez de Games, Gutie­

U lises, 173. Ullm an, B. L ., 42 n., 49 n. Ullm an, R., 49 n.

rre. Vidal de Noya, Francisco, 238.

Unamuno, Miguel de, 82.

Vilamarí, Bernat de, 252.

Urraca

Villani, Giovanni, 281.

de Castilla, hija de Alfonso

Villanueva, Jaime, 129.

V I, 87, 277. Uztarroz, Juan Francisco Andrés de, 10, 213, 224, 225, 230, 264, 266,

Villanueva, Miguel, 218 n. Villena, Marqués de, 118. Vindel, F., 220 n., 221 n., 222 y n.

267, 270 n., 278.

Virgilio, 22, 138, 144, 156, 187, 200, 202, 208 y n., 234 n., 243 n., 245, Vagad, Fr. Gauberte Fabricio de, 23, 24, 28,

148,

246 n.

191, 223, 224, 226,

Virgilio, Polidoro, 25, 193, 281.

263-279, 293, 304-340: Crónica de

Viriato, 98, i n , 174, 178, 293.

Aragón, 24, 263-279;

Visconti, Filippo Maria, 76.

Epílogo de

los Reyes de Aragón, 263-279, 304-

Vives, Luis, 27.

340.

Voigt, G ., 140 n., 171 n.

Vairani, T . A , 78 n. Valentí, F., 175, 237. Valera, Diego de, 63, 65 y n., 101 y n., 224, 241, 277. Valerio Máximo, 46, 102, 114, 138,

Wamba, 50, 88. Wauquelin, 281. Weiss, R., 140 n. Witiza, 67 n.

286. Valois, N ., 60 n. Valla, Lorenzo, 8, 83, 102, 147, 197 y n., 224, 291.

Ximénez de Embún, 273 n. Ximénez de Rada, Rodrigo, el Tole­

Vanderford, K . H., 19 n.

dano, 10, 14, 15, 16-18, 19, 20, 22,

Varrón, 144, 187, 188, 189.

26, 32, 48, 50 y n., 56, 62, 64, 66,

Vaseo, Juan, 122 n., 128 y n., 167 n.,

67, 68, 69, 70, 7 h 72, 75, 81-82, 83, 84, 85, 87, 91, 93, 95, 100, 112,

268 y n. Vaseus, v. Vaseo, Juan. Váxjó, Ragvaldi, 72, 73 n. Vega, Lope de, 30, 270 y n. Vegecio, 201. Vendrell, F., 213.

113, 125, 132, 135, 136 y n., 147 n., 148 n., 149-150, 155, 189, 191, 211, 281: De Rebus Hispaniae ( =

Historia Gothica), 16-18. Ximénez de Urrea, Pedro, 242.

Veneris, Antonio de, 107. Verrua, Pietro, 194 n., 250 n.

Yanguas, J., 205.

Vexoris, 94.

Yusuf, Alazar, 215.

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358

Ensayos sobre la historiografía peninsular del s. XV

Zaccagnini, G ., 130 n., 137 n.

Zenóo, 244 n.

Zacearía, V., 71 n.

Zúñiga, Juan de, 186, 192.

Zamora, Obispo de, 207.

Zurita, Jerónimo de, 107, 19 7, 213,

Zarco, Julián, 62 n.

215 n., 223, 224, 225, 226, 231,

Zayas, Gabriel de, 264.

248 y n., 252 n., 253 n., 261, 263,

Zellfelder, A., 59 n * 62 n.

264, 265, 279.

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ÍN D IC E G ENERAL Págs. In tro d u cció n .........................................................................................

7

A b re viatu ra s.........................................................................................

10 '

Mitología de la historiografía española de la Edad Media y del Renacimiento ................................................................................. López de Ayala, ¿historiador humanista? ....................................

13 33

L a Anacephaleosis de Alfonso García de Santa M a r ía ...............

55

Rodrigo Sánchez de Arévalo (1404-1470) y la Compendiosa Historia H ispanica........................................................................

74

U na apología de la m onarquía......................................................... El Paralipomenon de Joan Margarit, Cardenal obispo de G e­ rona ................................................................................................. El manuscrito y las fuentes del Paralipomenon H ispaniae......... Nebrija, h istoriad or............................................................................ Gonzalo G arda de Santa María, bibliófilo, jurista, historiador.

10$ 123 151 183 ■ 212

Una biografía humanista de Juan II de Aragón .......................

228

Lucio Marineo Sículo y Gonzalo G arda de Santa M a r ía ......... Los escritos históricos de Fr. Gauberte Fabricio de Vagad ... La historiografía en la España del siglo x v ..................................

249 263 280 *

Apéndice I ............................................................................................

297

Apéndice I I ..........................................................................................

299

Apéndice I I I ........................................................................................

304

índice de nombres p ro p io s ..............................................................

341

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