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Spanish; Castilian Pages [176]
IHIBVO IObre las democracias negemónicas
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ALAlN ROUQUIÉ
EL SIGLO DE PERÓN l •:nsayo sobre las den1ocracias hegemónicas
Traducción de:: Aníb.,1 Oía,; Gallina!
eJ$edhasa
•. 1 f{mu.¡ui1lt1l'CÍ\Í11 .................................................................................. t t Ti1uln .,,-i�in.,lc L .do el mundo sabe que Perón era el marido de Evita. Pero, además, Perón ha sido el creador del peronismo, lo que no tiene nada d e tautológico, sino que remire a u n fenómeno político que no pertenece sólo al pasad o ni es exclusivo de un país concreto de América del Sur. ¿Acaso no está el peronismo en proceso de designar un tipo de régimen, una categoría política?2 Esto no significa, sin embargo, que fuera de algunas características salientes el peronismo posea una definición consolidada y unánimemente aceptada. En la clasificación de los regímenes contemporáneos, ¿dónde ubicar, en efecto, esta forma singular de gobierno a la vez autocrática y representativa? ¿A cuál de las tres categorías cardinales q ue son el totalitarismo, el autoritarismo y la dernoctj)Ía pluralista se puede asignar el peronismo? 1 Su perfil, esbozado a grandes rasgo.~, se puede simetizar como un Ejecutivo fuerte nacido de elecciones competitivas y que, debido a las reformas sociales, cuenta con el apoyo incondicional de las masas populares. Claro que nos podríamos contentar con aprehender el peronismo en su contexto como una especificidad geográfica, o incluso como una excepción denrro de la nación. Nacido en el país más europeo de América del Sur al final de la Segunda Guerra Mundial, aparece, a primera vista, como una combinación incongruente entre un fascismo vergonzame y una democracia social en construcción. Y, sin embargo, el peronismo no es, siguiendo el modo de las capas medias. Los militares, funcionarios disciplinados, comparten estas mismas inquietudes. El desconrenro de una parre del Ejército tiene mülriplcs causas, ¡icro entre ellas se encuentra la indignación frente a la subversión de las je1.trq uías. Más concretamente, el régimen está bajo sospecha por favorecer a lns suboficiales y querer suprimir la barrera, infranqueable en la Argentina, q1 1c los separa de los oficiales. En efecto, son muchos los suboficiales que ¡ircsran su colaborac ión en la Fundación Eva Perón al rnargen d e cualquier , ,1de!1a de mando. Algunos reciben incluso, como los generales, pe rmiso ¡,:ira importa:- autos. Pero, mfis allá de lo~ aspecros corpornrivos y rnre1·nri:ilcs, los oficiales superiores no ven con buenos ojos la tendencia del ·,:'·¡•i rnen a favorecer "de mallera excesiva y desmesurada" a la clase obrera. l\i:1chos de ellos esuin irritados por las diatribas antiditistas, los discursos , k odio de clase que sólo pueden conduc ir al dewrdcn . l ,o peor, sin duda, ,., 11·atar d.e meter en cintura al Ejército luego del levamamiemo del gene1.11 Benjamín Menéndez. La lealtad hacia Perón se convien e en requisito i,ciplinario. Algunos generales dan ejemplo proclamándose ".soldados pc1nn isras" o declarando, como el general lgn:icio San Marrín, que Perón es ,·1 ":irq uc tipo de la nación ,irgentir:a". C iertamente no se aplica a los militares la afiliación obligatoria de los funi 1C 111arios al partido, pero destacamentos del Ejérciro parricipan en la conme111, ,ración del 17 de octubre y de los Funerales de la esposa del presicleme. En , 1
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1953 se irnparLen cursos de doctrina justicia.lista en d Ejército. Se reparte un Mrmual de doclrinrt_y de orgrtniw rión mtciomda roda la Jirigcncia. A los cacktes del Colegio Milirar y a los participantes de la Escuda Superior de G ue rra se les impone como oblig;iroria la materia '' Doctrina nacional". _ _ . Pero el ad octrina m icnrn erró s11 o bje rivo . El cue rpo de ofí c1a lcs, lc¡os de pcronii'.arse, se poliriza y se rebc::la. La Marina, q ue nunca hal_ )ía sido peronisra, se sicntt: insulrada cu;111do las unidades de la llora naciona l se baut izan co n el nombre de "Perón" o "Eva Pe ró n". Fl ré-gimen entr:i e n una pend ien te peligrosa. l ,as d iíiculrndcs económicas h an o b ligado al gobie rno a cambiar gica singlllar que consisre en defe nder la ley y la Consrirución auroriz.anerún tendrá otro delegado, un rocambolesco aventurero, 1 kcror Villalón, importador de cigarros cubanos. Pero Cuba es un símlio lo, una muestra del cambio de rumbo del peronismo y del auge d e 1.os ,·xtremi.smos en un país cada vez más polarizado entre un gobierno militar .ll'orralado y una oposición virulenta cuyo líder es Juan Pcr6n. C iertamente no todos los grupos armados ni todos los guerrilleros se 1dcntihcan con el peronismo. El ERP (Ejército IZevolucionario del Pue1,lo), brazo armado dd Partido Revolucionario de los Trabajadores, de filiación rrorskisca, se inspira en el modelo vietnamira o en el maoísmo. Pero Lis b\1erzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros se quieren cla1;11nente al servicio del pueblo justicialista. Sin embargo, los erro res de una ¡1csacla represión contribuirán a acercar las distintas corrientes. Los asesi11acos, las torturas y la desaparici6n ele guerrilleros detenidos les dan a sus .1~·cioncs una fuerte repercusión y despiertan las simpatías. En este sentido, l.r 1nasacre perpetrada a sangre fría por la Marina, en la pe nitenciaría naval de Trelcw en Patagonia el 22 de agosto de 1972, contra dieciséis detenidos 111icrnbros del ERP y de Montoneros (enrre los quc había cuatro mujeres), 1111a semana después de una evasión de otra prisión, desacredita un poco 1n;Ís al gobierno militar y aumenta el público interesado en la lucha arrna,la. Trelew será., desde ahora, uno de los estandanes de wdas las organi7.a' iones a rmadas y el motivo de la tenaz vendetta legislativas y regionales, y se prefieren a menudo a los sindic:11 os más combarivos y a los peronistas de i·,,quicrda. Sin duda se ha norado la inAuencia de la Juventud Peronista Uf>), mas Pc r