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Spanish; Castilian Pages 264 [260] Year 2003
Después del Derrumbe TEORÍA Y PRACTICA POLITICA EN LA ARGENTINA QUE VIENE
Conversaciones NESTOR KIRCHNER TORCUATO S. Di TELLA
Después del Derrumbe TEORIA Y PRACTICA POLITICA EN LA -ARGENTINA Q1E VIENE . .
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Galerna
320 Di l'ella, Torcuato/Kirchner, Nestor TOP Conversaciones — Después del derrumbe V ed.— Buenos Aires : Galerna, 2003 256 p.; 23x16 cm. ISBN 950-556-446-5 1. Título — 1. Ciencias Políticas— Argentina
ISBN: 950-556-446-5 Diseño de tapa: Braga Menendez S.A. de Publicidad © 2003, Kirchner, Nestor e 2003, Di Tolla, Torcuato 5. ©2003, Editorial Galerna Lambaré 893, Buenos Aires, Argentina
, 32 ',) 4 3 '-'7 Hecho el depósito que prevé la ley 11.723 Impreso en la Argentina
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o trasmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o fotocopia, sin permiso previo del editor yfo autor.
A mi madre, a Cristina, mi compañera de toda la vida, y al futuro de mis hijos Máximo y Florencia. A mis compatriotas, en la esperanza de que todos juntos podamos construir un país en serio. Néstor Kirchner
A los argentinos que quieren comprometerse sin dejar de lado sus ideales Torcuato Di Tella
Prólogo
Prólogo Este libro empezó como una idea de unos amigos míos de Lomas de Zamora: el "Chino" Fernando Navarro; Alfredo Luis Fernández, secretario del Concejo Deliberante de esa localidad; el concejal Javier Ruiz; el empresario de la construcción Carlos Kelm, y varios más, militantes peronistas que por extrañas razones desde hace dos o tres años se han interesado en cosas que yo escribo o digo, en libros, artículos y entrevistas de radio y televisión. Ellos tienen una especie de Unidad Básica, a cuyos integrantes les gusta reunirse a comer en el guincho del "Chino", adonde me han invitado a dar alguna charla, y otras veces en la sede de un sindicato local. Les dije desde el principio que no era peronista, pero insistieron, y lo más raro del caso es que se creyeron mis ideas sobre la evolución y destino del peronismo. Con eso me ablandaron y nos seguirnos viendo cada tanto. Ellos, claro está, habían votado por Carlos Menem en 1989 —y algunos incluso en 1988, por considerarlo más combativo que Antonio Cafiero, más representativo del sentir popular—. Algunos reincidieron en 1995, pero ya con bronca, y ahora completaron el círculo y consideran que Menem es lo más opuesto a sus propios sentimientos y ala tradición del peronismo popular, no un simple rival en la interna. Desde temprano, durante el enfrentamiento entre el ex presidente y Eduardo Duhalde, estuvieron con este último, y luego fueron de los primeros en sumarse al proyecto de Néstor Kirchner. Cuando los vi a mediados del 2002 me dieron un poco de lástima: Rodríguez Saá estaba en punta y el san tacruceño andaba peleando los últimos puestos. Les dije que pensaba que el que iba a ganar las elecciones era "el Adolfo", porque era el que más se parecía —era casi una caricatura— al peronismo clásico. Ahora que las encuestas dicen otra cosa, yo también cambié de opinión. Como ven, soy fácil de convencer, como Perón. Pero una cosa es quién creo que va a ganar y otra quién prefiero que gane, porque en general trato de mantener esas cosas separadas. Ahora los dados se dieron vuelta, y Kirchner está en la punta. ¿Pero entonces él es más "real mente peronista"? No lo sé, lo que sí sé es que el peronismo es una fuerza muy diversa, un torrente arrollador que transformó el país, que hizo muchas cosas bien y muchas cosas mal, y que la Argentina
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ha cambiado en estos últimos cincuenta años, para mal en muchas cosas, para bien en otras que son más profundas y que no se ven a simple vista, pero que sin duda van a empezar a florecer apenas salgamos de este pozo. Al "Chino" y a sus amigos les dije desde el principio que yo siempre había estado ligado al socialismo en sus diversas expresiones, pero siempre en la línea socialdemócrata, de Juan B. Justo y de Alfredo Palacios, rechazando frontalmente ala impostura mal llamada "socialista" de Stalin o Mao, y muy crítico de Fidel Castro, aunque solidario con la experiencia cubana en un inicio. Durante los años sesenta tuve, como tantos otros miembros de mi generación, un acercamiento al justicialismo, al cual ya no se lo veía como perseguidor de los opositores desde el poder sino como perseguido. Algunos, más exaltados, se pasaron directamente a un peronismo radicalizado, en la Jotapé o en los Montoneros. Otros, más moderados, como mi hermano Guido, de origen democristiano, entraron directamente al peronismo. Un numeroso grupo, de nivel más técnico, de formación básicamente keynesiana o cepalina (por la CEPAL„ la organización de estudios dirigida durante años por Raúl Prebisch), pasó a ver pragmáticamente al peronismo como un partido popular, con sus virtudes y sus defectos (o sea, como los demás), como creo que le ocurrió a Roberto Lavagna, para quien no hay ninguna contradicción entre haber estado en el gabinete de Alfonsín y luego —con un sorprendente éxito— en el de Duhalde. En aquellos años —1965-- un periodista nacionalista muy toreador, Luis Alberto Murray, me entrevistó para Confirmado y me preguntó qué ideología tenía; le respondí que era socialista. En seguida me espetó: "¿De qué tipo?". Me avivé de la zancadilla —quería que le dijera "democrático", que en esa época era como reconocerse tonto, o gorila, o sexualmente inadaptado—, y entonces, como yo también puedo torear, le contesté: "Peronista", aunque no fuera totalmente cierto, pero para descolocado, y lo conseguí. Peronista como adjetivo, no como sustantivo; pero, en fin, son sutilezas. Eso sí, ese mismo año 1965, en las elecciones legislativas, metí la boleta peronista (tras tachar a Tecera del Franco y a otros dos o tres), 10
Prólogo
porque el socialismo estaba dividido en dos o tres grupos a cual más sectario, o gorila (los de Américo Ghioldi) o ultraizquierdista. Pero al fin, ¿qué es el peronismo? Creo que es algo más y algo menos que un partido político. No es que me vaya a meter en eso de que es "movimiento" y no "partido", diferenciación que no me convence, pero si alguno quiere usarla, que lo haga. Si por "movimiento" se entiende una cosa más heterogénea, más federal, más espontánea que un "partido", o sea una especie de alianza, convergencia o fenómeno, o si, en cambio, por "movimiento" se entiende una corriente de opinión que tiene escasa organización propia y que depende mucho de un gran líder que la nuclee, entonces no me gusta mucho, o más bien me parece que es algo ya superado. Los líderes predestinados se acabaron en la Argentina, y ahora deben ser reemplazados por dirigentes capaces de integrar equipos y grupos orgánicos de militantes. Con esto no estoy diciendo que la existencia de un gran jefe haya sido siempre negativa para un país. Puede ser que en una determinada etapa de desarrollo haya sido necesaria y creativa, como lo fue entre nosotros Juan Domingo Perón, y en otros paises de nuestro continente sin duda Getulio Vargas, Haya de la Torre o Lázaro Cárdenas, y también, en un comienzo, Fidel Castro. El peronismo marcó toda una etapa del país, lo transformó de arriba abajo con aciertos y con errores. Pero después de pasado su momento histórico empezó a volverse rígido, a envejecer, y hoy no es más un partido político ni una ideología, es como el Templo de Jerusalén, invadido por los mercaderes, y necesita que alguien venga con un látigo a espantarlos. En la Argentina la ruptura de los partidos es realmente impresionante. El radicalismo, por ejemplo, está descuartizado, no tanto por sus errores, sino por sus contradicciones internas. Al fin y al cabo, tanto Ricardo López Murphy como Elisa Carrió y Melchor Posse son radicales, y algún otro quedará para llevar la bandera del partido en los comicios. Y la izquierda está bastante dividida, cosa que prefiero no entrar a describir, porque me llevaría demasiado espacio. La derecha también, fragmentada entre los restos de la UCD y del cavan ismo, los partidos provinciales, Bussi, Patti, López Murphy y, claro está, Menem. Y en el peronismo ya sabemos cómo están las cosas. 11
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene Esta explosión no es una particularidad argentina, ha ocurrido en otras partes del mundo. En Chile directamente liquidó al Partido Radical, y tras la caída de Salvador Allende alcanzó al Partido Socialista, que se dividió en cinco o seis pedazos, aunque a la larga se volvieron a unir, ya superadas sus visiones simplistas o románticas de las cosas, y hoy ejercen la presidencia de ese país. En Italia la explosión fue mayor aún. El comunismo se dividió en tres, se cambió de nombre, revisó sus doctrinas y condenó sus errores, sin avergonzarse por cambiar y sin renegar de sus ideales, pero dándose cuenta de sus yerros, e incluso de los crímenes de aquellos en quienes creyó en su momento. Y la Democracia Cristiana, el gran partido que hizo el milagro italiano de la posguerra, se partió en nada menos que diez partidos. ¡No diez facciones, que siempre las hubo, sino diez partidos, cada uno con un nombre distinto aunque parecido! De esos diez hasta hace poco sobrevivían siete, dos con la derecha de Berlusconi, dos capitaneados por Romano Prodi, claramente con el centroizquierda (el "Olivo"), y tres oscilando. Ahora parece que se están aglutinando, y como se les acabaron los nombres, cuatro de ellos han formado "la Margarita", que no es una bebida (los italianos la desconocen) sino una flor. En Brasil pasó algo parecido con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la gran organización que combatió a la dictadura y que, tras ser el mayor partido del país, explotó en mil pedazos, algunos de ellos ideológicos (como el que lideró Fernando Henrique Cardoso) y otros meramente regionales. Traigo a colación todos estos ejemplos porque creo que hay que mirarse en el espejo de los vecinos y también de los lejanos, porque eso nos muestra las características de esos animales (dicho sin ánimo de ofender) que son los partidos y, más profundamente aún, de la naturaleza humana. Porque aunque no lo crean, les aseguro que los dirigentes políticos son seres humanos, en realidad son gente como uno, y si ellos no existieran estaríamos todos aún peor de lo que estamos. Hace tiempo que vengo diciendo que en países del grado de desarrollo social, educativo, comunicacional y también económico de la Argentina o Chile, la tendencia mundial es hacia la formación de un partido o coalición 12
Prólogo
de centmizquierda y otra de centroderecha. Por ejemplo, en Estados Unidos están los demócratas y los republicanos, que no son "la misma cosa", COMO algunos dicen, sino bien distintos, sobre todo por sus bases sociales. Y lo mismo ocurre en Inglaterra, con su dualidad entre laboristas y conservadores, o en España, entre el mal llamado Partido Popular de José Maria Aznar y el socialismo de Felipe González. En Francia el esquema se repite, con una coalición de dos partidos claramente de derecha, siempre unidos, y dos o tres de izquierda, y algo así pasa en Italia, en la República Checa, Hungría, Portugal, Grecia y, yendo más lejos, en Australia y Nueva Zelanda. A ese esquema básico a veces le crecen granos extraños: por el lado de la derecha xenófoba, como la de Jean Marie Le Pen en Francia o Jorg Haider en Austria, y por el lado de fenómenos como la Izquierda Unida en España o el Partido Comunista francés. Pero ¿tienen algo que ver con nosotros esos países, todos tan desarrollados y tan civilizados (después de matar a cincuenta millones de personas)? Bueno, algo tienen que ver aunque sean distintos, pero lo interesante del caso es que lo mismo pasa en Chile, que no está precisamente en el Primer Mundo, está pasando en el Uruguay, y también en Brasil hay tendencias hacia ello. En la Argentina hay motivos históricos que explican nuestra diferencia, que sería demasiado largo profundizar aquí. Para no esquivar el bulto, les digo que creo que tiene algo que ver con el impacto de la inmigración masiva europea, que en la Argentina tuvo muchísimo más peso que en Chile o Brasil (les ganamos 6 a 1 en proporción sobre el total de la población) y aun que en Estados Unidos (les ganamos 2 a 1). Una cantidad tan grande de gente extranjera, que además no tomaba la ciudadanía y por lo tanto no tenia el voto, no puede menos que haber dificultado la formación de partidos representativos de las clases sociales a las que pertenencían, que eran la burguesía comercial e industrial y la clase obrera urbana. Es así como hacia inicios del siglo XX, en vez de haber una dialéctica entre conservadores y liberales (como en Chile), la hubo entre el unicato roquista y el populismo yrigoyenista, y después siguió dándose bajo otras formas, pero no quiero abundar más en ese tema porque me llevaría un libro entero. 13
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
Lo que creo, en síntesis, es que en la Argentina hay fuerzas sociales que impulsan hacia la formación de un sistema moderno de partidos, con una centroderecha y una centroizquierda, más otros grupos sueltos. No va a ocurrir de golpe, pero estamos yendo hacia eso, y es mejor adaptarse para remontar esa ola y no dejar que ella nos revuelque. En la transición de un sistema a otro era inevitable que se diera una gran fragmentación (como en Italia, y también en Chile). En Italia, sin embargo, apenas se dio la fragmentación comenzaron a tejerse las nuevas alianzas, y es así como se ha llegado a una bipolaridad, y lo mismo pasó en Chile. Lo raro del caso es que en ambos países el bloque de centroizquierda está formado por los dos grandes partidos, o corrientes, que por décadas habían sido enemigos, o sea, los democristianos y los comunistas en Italia, y los democristianos y los socialistas en Chilé. Que es como si en la Argentina de golpe se formara una coalición entre peronistas y radicales (bueno, está bien, con un toque de frepasistas y católicos). Imposible, ¿no? "Cosas veredes, Sancho..." Bueno, ya está, con este ejemplo está bastante claro lo que pienso, y tú, avispado lector, ya puedes ir sacando las consecuencias. Pero antes de seguir no estará de más aclarar en qué consiste este libro, y por qué me metí en él. Lo que ocurre es que me pasé la vida propugnando este tipo de cosas, como expresión de deseos, por décadas, y en los últimos tres o cuatro años, como pronóstico de tendencias que ahora se están dando, lo cual hace que no pueda seguir sin meter baza en el asunto. Claramente, no tengo vocación política, aunque quizás la tenga reprimida, puesto que me dedico a la sociología política. De todos modos, es tarde para cambiar, pero siempre he pensado que el observador científico, el "intelectual" (cuidado con la palabra, que muerde), tiene que buscar ámbitos de diálogo y de convergencia con el político, usando el término en su sentido amplio, que incluye a empresarios, sindicalistas, cooperativistas y dirigentes de las más diversas organizaciones no gubernamentales. Donde por primera vez vi esa interacción fue cuando, siendo mucho más joven que ahora, como estudiante en la Universidad de Columbia, participaba en un seminario sobre América Latina dirigido por Frank Tannenbaum, un yanqui enamorado de la Revolución Mexicana. 14
Prólogo Lo que me extrañó (yo venía de estudiar ingeniería en la UBA) era que no había clases y que en cada reunión la charla era dada por un político latinoamericano, desde Pepe Figueres a Germán Arciniegas, desde Haya de la Torre a Manolo Ordóñez, desde Juan José Arévalo a Jesús de Galíndez (éste era vasco, pero merece estar en este elenco porque Trujillo lo hizo tirar al horno de un barco para castigarlo por haber escrito un libro contra él). Esos seminarios eran algo raro para mí, y la discusión me resultaba muy interesante. Había mucho intercambio de opiniones, se mostraba la crítica, pero no se llevaba hasta el derramamiento de sangre. Lo que se quería era saber cómo pensaba el fulano, no se trataba de convencerlo ni de refutarlo. Más tarde repetí esa experiencia en la Universidad de Oxford, donde enseñé hacia el fin de los años sesenta. Quedé impactadísimo —todavía no me puedo recuperar— por la esgrima verbal ejercida en memorables cenas. ¡Dos por semana, con una cincuentena de participantes, muy buen vino (desata la lengua) y largas sobremesas! Ahí también caía, aparte de los "intelectuales" residentes, "sima: miembros del.Parlamento, ejecutivos petroleros, toda una fauna ex sindicalistas, gente de buena voluntad. Al principio no sabia cómo conectarme con ellos, cómo traducir mis conceptos aun idioma comprensible, pero al final me acostumbré. Nunca traté de convencerlos de nada, ni ellos a mí, pero aprendí muchísimo y espero que ellos también hayan sacado algo en limpio, porque para ellos yo también era parte de una 'fauna" que hablaba un idioma distinto, que era útil tratar de entender. Desde entonces intento armar ambientes de ese tipo en la Argentina (o en otros países del área en que he vivido) con muy poco éxito, pero espero que todavía me queden unos años de lucha para ver si consigo imponer esos hábitos entre nosotros. Otra cosa que siempre he tratado de promover es la convergencia entre una izquierda democrática (hoy puedo usar la palabra sin rubor) y un peronismo renovado. ¿Pero cuál es el peronismo renovado? A Carlos Menem obviamente hay que dejarlo de lado, aunque bastante lo "renovó". No quiero acumular agravios sobre su persona. La Historia lo juzgará, pero sin duda seguirá siendo un político importante en 1
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
el país, aunque ya no dominante, y mucho menos en el justicialismo. Un dirigente que cuando decide concurrir a la convención de un partido norteamericano elige al republicano ya está un poco fuera de juego en el peronismo, que es lo más absolutamente opuesto a ese partido de la oligarquía yanqui. Su destino es contribuir a formar una coalición de derecha en la Argentina, coalición que es legítima y útil, porque alguien tiene que defender esos intereses, pero que está en un lugar bien distinto del peronismo clásico. A Adolfo Rodríguez Saá hay que analizarlo con más detención, evitando simplismos. Algunas de sus formas de ser son irritantes para gente que viene de otras carpas ideológicas o políticas, pero hay que admitir que son congruentes con el peronismo clásico. Incluso su selección de aliados está en esa línea. Ponerlos juntos a Hugo Moyano y a Aldo Rico no es tan contradictorio como puede parecer. En el peronismo siempre hubo ese tipo de aparentes incoherencias, y le dieron buen rédito. Pero el país está cambiando y hay que hacer algo nuevo. No está mal juntar cosas distintas, pero hay un límite, y sobre todo hay que pensar más antes de hacer propuestas. Con respecto a Néstor Kirchner, y alguna de la gente que está con él, como Felipe Soló, me parece que dan una mayor garantía de renovación mezclada con experiencia. Porque renovarse es necesario, tanto en el peronismo como en las otras corrientes políticas. La renovación tiene que ser tan grande que contribuya a formar una nueva estructura partidaria y una nueva forma de conectar los liderazgos políticos con los equipos técnicos y los militantes de base, y de mantener contactos fluidos con los analistas independientes de la política o la economía. Hay que hacer una apelación transversal, como hace tiempo viene predicando Raúl Alfonsin y como en su momento practicó Juan Domingo Perón. Porque cuando Perón lanzó su movimiento, también el esquema político partidario se estaba fragmentando. Pero, a diferencia de lo que está pasando en la presente hora argentina, Perón pudo integrar a varios de esos fragmentos desprendidos del árbol histórico nacional. Algo de eso habrá que hacer ahora, si no en la primera vuelta, seguro en la segunda. Va a ser la primera vez que la segunda vuelta va a ser esencial. Ahí se va a ver la calidad de la nueva política. Porque habrá que i6
Prólogo tejer alianzas que, como toda alianza, serán una combinación de ideales, de proyectos, y también de intereses y de pequeñeces humanas. No estar dispuesto a encarar las cosas con esa perspectiva es seguir separando la torre de marfil del campo de batalla de la política. No está mal vivir en una torre de marfil, si uno puede darse ese lujo, pero hay que elaborar en ella teorías, estrategias y modos de actuar que les sirvan a quienes están combatiendo en el campo. En realidad todos tenemos la obligación moral de combatir por nuestros ideales y convicciones, pero hay que hacerlo desde lugares distintos, y uno de ellos es el estudio del analista social. Pero el observador científico tiene que bajar cada tanto al campo y embarrarse para dialogar con los que están actuando ahí. No puede desde su torre condenar los comportamientos lejanos a la perfección a que se ven obligados los luchadores. Si para evitar embarrarse prefiere no bajar de su torre, estará condenado ala esterilidad, o a dar consejos inútiles. Perón, por supuesto, se embarró, y mucho. La integración de fragmentos políticos que hizo fue completamente innovadora en la tradición política argentina. Por un lado, usó la base de sus colegas del GOU, orientados hacia un autoritarismo desarrollista e industrializante: gente como Domingo Mercante. Por el otro, incorporó a un fuerte componente socialista, con intelectuales como Manuel Ugarte y Atilio Bramuglia, y sindicalistas como Angel Borlenghi o Luis Gay. También sumó sectores de la Iglesia, incluyendo algunos muy "preconciliares" y ramas escindidas del conservadurismo, como fulano de tal, o del radicalismo, como el con-entino Flortensio Quijano o el jujeño Miguel Tanco. ¿Grupos incompatibles? Si, hasta que Perón, basado en las fuerzas sociales que operaban en ese entonces en el país, los integró. Algo asihay que hacer hoy, formando un nuevo actor político, con sectores del justicialismo renovado y de la izquierda pragmática, más franjas del radicalismo y de los militantes católicos inspirados en lo que también en el Vaticano ha sido una renovación desde los tiempos de Juan XXIII y su Concilio Vaticano II. Esta convergencia se está dando en la Argentina de hoy. Si no es en la primera vuelta, en la segunda lo será sin duda. Porque el nuevo gobierno tendrá que ser una coalición. Y no se diga que en la Argentina "las 1
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene coaliciones no funcionan". Estamos en el mundo, y se nos aplican las características y las tendencias sociales que operan en él. Tampoco se diga que las coaliciones se hacen "sólo para ganar". Claro que se hacen para ganar, no va a ser para perder. El problema es que se pueden hacer bien o mal, con buenos o malos dirigentes. La Alianza de 1999 no se hizo sólo para ganar o para sacarlo a Menem. Había convergencias importantes entre el cuerpo principal del radicalismo y el del Frepaso, aunque, como en toda coalición —es parte de la realidad humana—, siempre hay algunas incongruencias. El problema de la Alianza no fue que estuviera mal armada, sino que su composición social no era apta para armar un gobierno de progreso social. Una coalición que se plantee ese objetivo debe tener una importante "pata peronista", y desde ya sindical, porque de lo contrario se cae ante el embate de la derecha. Es bueno comparar, en ese sentido, a la fenecida Alianza argentina con la Concertación chilena. Ambas eran coaliciones, básicamente, de dos partidos, uno de centro y otro de izquierda. El partido de centro era en Chile la Democracia Cristiana, en la Argentina, el radicalismo. Los partidos de izquierda eran el socialismo trasandino y el Frepaso. La Democracia Cristiana chilena había tenido fuertes enfrentamientos con el socialismo, y en 1973 apoyó el golpe de Pinochet. El socialismo chileno, durante el gobierno de Salvador Allende, cometió más de un abuso y no respetó demasiado los intereses de los sectores representados por sus rivales. Sin embargo, al final se unieron, corno en Italia los democristianos y los ex comunistas, rivales históricos por décadas. En Ja Argentina, el radicalismo le jugó más de una mala pasada al peronismo, incluso apoyó a golpes militares, y el justicialismo, en sus primeros tiempos, maltrató bastante al radicalismo y a sectores de la izquierda. Para seguir con la comparación, la Concertación en Chile consiguió el cincuenta por ciento de los votos, y la Alianza en la Argentina también. Las ideologías eran parecidas. Pero había una diferencia abismal. En Chile había, enfrente, una derecha bien clara, con casi el cincuenta por ciento de los votos. Y más hacia la izquierda, o "hacia abajo" de la Concertación, no había casi nada, sólo quedaba un Partido Comunista muy reducido. La Concertación, entonces, aunque no tenía el apoyo del establishment 18
Prólogo económico (salvo individuos sueltos dentro de 61), contaba con el apoyo de los sindicatos y los sectores populares organizados (salvo pequeñas minorías dentro de ellos). O sea, tenía las espaldas bien guardadas. No pasó lo mismo con la Alianza. Al gran empresariado no lo tenía, pero tampoco al sindicalismo, por carecer de un componente peronista. A la derecha de la Alianza había poca cosa electoralmente, pero mucho en términos de poder económico, que siempre le jugó en contra a pesar de intentos de avenimiento. Gran parte del electorado que en Chile vota por la derecha, en la Argentina votó por la Alianza, vía la derecha del radicalismo. Y hacia la izquierda, o "hacia abajo" si no se quiere identificar al peronismo con la izquierda, operaba un fuerte antagonista, el sindicalismo, y en general las estructuras populares organizadas—bien o mal—por el Partido Justicialista. Así, al estar entre dos fuegos, la Alianza no se pudo mantener. Esa, al menos, es la base estructural de la crisis, aparte de los errores cometidos por sus dirigentes. No es que quiera llevar demasiada agua para mi molino, pero la verdad es que desde el inicio dije que era necesario para la Alianza integrar una "pata peronista", ya que el Frepaso no era suficiente sino que más bien canalizaba a la izquierda clásica. Puede ser que en las condiciones de ese tiempo haya sido difícil o imposible incluir un fuerte elemento peronista, pero ahí está "la madre del borrego". ¿Y ahora? Bueno, ahora ya no es cuestión de pata peronista, sino de cuerpo peronista (irenovado!) con varias patas de otra procedencia. Si se forma esa convergencia, que seria ideal ya en la primera vuelta pero es esencial en la segunda, el resultado se va a parecer más a la Concertación chilena que a la difunta Alianza. También va a ser distinta del peronismo clásico, pero va a mantener con él ligazones históricas y temáticas muy importantes. Eso sí, va a estar en las antípodas de la corriente menemista, aunque bueno es insistir que ésta tiene un lugar en el espectro partidario argentino, pero enfrente y no dentro del peronismo. Como contribución a esta construcción de puentes entre los analistas de la política y sus actores es que me decidí a participar en esta exploración de la trayectoria, el pensamiento y los proyectos de Néstor Kirchner. Por 19
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene supuesto que lo hago porque simpatizo con su posición, y sin duda votaré por él, pero no soy parte de sus equipos de campaña ni su asesor.
Torcuato S. Di Tella
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Introducción
introducción Toronto Di Tella: Kirchner, para empezar estas charlas le quiero plantear una temática que redacté hace un tiempo como esquema para un Congreso de Partidos Políticos Populares que Antonio Cae rea quería convocar para fines de 2002, y que quizás vuelva a armar para mediados de este año 2003. Le debo aclarar que ese Congreso de Partidos (el COPPPAL) incluye desde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) lnexicano y su rival el Partido de la Revolución Democrática (PRD) hasta el justicialismo y la Unión Cívica Radical, pasando por el socialismo chileno, el aprismo peruano, la Acción Democrática de Venezuela, el Partido de Liberación Nacional fundado por José Figueres en Costa Rica, y la izquierda varguista de Brasil (el Partido Democrático Trabalhista de Leonel Brizola). Casi todos estos partidos están en la Internacional Socialista, incluyendo al varguismo de Brizola, siendo la principal excepción el justicialismo. De todos modos, hay que incluir en esa convocatoria a los demócrata-cristianos chilenos y venezolanos, y a otros movimientos populares. Le digo esto porque me parece que la mención de esos partidos indica el conjunto de organizaciones que hay que considerar como hermanas, y con las cuales hay que colaborar para transformar a nuestro continente. Bueno, yendo ahora a la temática de que le hablé, acá está la lista, que le propongo usemos como eje orientador de nuestras conversaciones. 1. Una revisión de la experiencia del desarrollo económico con industrialización protegida por el Estado, por sustitución de importaciones, con subsidios y dirigismo gubernamental. Este proyecto realizó una gran transformación en el continente, y aunque está de moda vilipendiarlo como "populista" o "distorsionador del mercado", sus efectos han sido mucho mejores que los del período que le sucedió. Es así como entre 1960 y 1980 el producto per rápita aumentó en casi un tres por ciento anual, contra poco más de uno por ciento entre 1980 y 2000, cuando se aplicó el modelo neoliberal aperturista de mercados, privatizador y de "libre competencia". 23
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene 2. El sindicalismo ha sido la columna vertebral del peronismo, y en general de todas las experiencias socialdemócratas exitosas. En la Argentina los gremios de trabajadores han caído en una situación de fuerte descrédito, por la poca transparencia de su organización, y por la debilitación de la base de trabajadores en situación laboral "blanca". ¿Se puede hacer algo para mejorar la imagen y la realidad del sindicalismo argentino? ¿Qué se debe hacer para revitalizar las obras sociales de los gremios? 3. La violencia se está extendiendo en el país, asociada a la gran pobreza y a otros aspectos sociológicos. ¿Qué hay que hacer para controlarla, aparte de mejorar las condiciones de vida de la población para erradicar las fuentes de la delincuencia, que se nutren de la extrema miseria. ¿Qué tipo de control debe haber sobre expresiones de protesta serniviolentas, como las amenazas de "escraches" y los cortes de ruta realizados por los piqueteros, o eventuales tomas de fábricas, escuelas o edificios públicos? 4. Las estructuras constitucionales también deben ser revisadas. Hay que explorar la disyuntiva presidencialismo/parlamentarismo, cosa a menudo no hecha por considerar que nuestras sociedades son por naturaleza presidencialistas. Esto no tiene por qué ser así siempre, y de todos modos hay que conocer los factores que lo hacen posible, ya sea para mantenerlos o para cambiarlos. 5. Los partidos políticos son los mecanismos insustituibles para hacer funcionar una democracia. ¿Cuál ha sido su historia, las características de su organización interna, la actualización de su ideología? En particular, ¿cómo se dio la crisis del peronismo que lo llevó a su tergiversación y ahora a su división? 6. La política de bienestar social es central para cualquier sociedad civilizada. Por ese criterio nuestras sociedades están retrocediendo a la barbarie, con posibles resultados funestos no sólo para los que sufren sus consecuencias sino para quienes creen poder seguir disfrutando indefinidamente sus privilegios. El Estado de bienestar social es 24
a•L
Introducción
imprescindible, y cambiar la situación actual implica un cierto "distribucionismo", otra de las palabras malditas del Consenso de Washington, que hay que revertir a su sentido genuino, recordando que su aplicación en Europa permitió el florecimiento de las décadas más brillantes de la civilización de ese continente. 7. La educación siempre ha sido esencial para crear una sociedad más eficiente y más justa. ¿Cómo se plantea hoy el tema de Ja enseñanza pública y privada, su descentralización, el rol de los docentes en la gestión y la gratuidad o no en cada nivel? 8. El péndulo cívico/militar marcó toda una época de nuestro devenir histórico, y hoy prácticamente ha sido eliminado de las alternativas realistas. Pero no está de más examinar el rol que las fuerzas armadas deben tener en una sociedad ya más establemente democrática, pero con problemas de violencia (como el narcotráfico). 9. ¿Cómo hay que encarar la integración argentina en estructuras económicas mayores, como el Mercosur, el Arca de Libre Comercio de las Américas, o la Unión Europea? 10.El sistema impositivo en la actualidad opera de manera altamente distorsionada, con mucha presión sobre los pocos que pagan y enormes áreas de evasión. ¿Cómo reformar este sistema sin ahuyentar a los grandes inversores y asegurando más equidad social? ¿Cómo encarar el tema de la deuda externa?
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Capítulo i. El desarrollo económico
Capítulo 1. El desarrollo económico `Formato Di Tella: Kirchner; aquí le planteo el priiner punto de la temática general, el que se refiere a la reindustrialización del país. Me refiero a una revisión de la experiencia del desarrollo económico con industrialización protegida por el Estado, por sustitución de importaciones, con subsidios y dirigismo gubernamental. Este proyecto realizó una gran transformación en el continente y, aunque está de moda vilipendiarlo como "populista" o "distorsionados del mercado", sus efectos han sido mucho mejores que los del período que le sucedió. Es así como entre 1960 y 1980 el producto per cápita aumentó en casi un tres por ciento anual, contra poco más de uno por ciento entre 1980 y 2000, cuando se aplicó el modelo neoliberal aperturista de mercados, privatizador y de "libre competencia". Es innegable que el éxito bastante sólido del modelo industrialista, colosal en algunos países, como Brasil, no llegó a consolidar un modelo permanente. Posiblemente su correlato político fue defectuoso, o difícil de mantener, o no incluyó un componente de exportación. Me gustaría conocer sus comentarios... Néstor ICirchner: Torcuato, definitivamente hay que superar la década del 90, que consolidó el modelo que comenzó en 1976 con su estratega e ideólogo: Alfredo Martínez de Hoz. Desgraciadamente, a ese modelo lo hicieron suyo Menem y Cavallo, y lo peor fue que lo hicieron en nombre del justicialismo. Después vino De la Rúa, que también fue un continuador mediocre de esas políticas funestas. Creo que, al contrario, hay que tener políticas nacionales e industriales que contribuyan al renacer argentino. Es decir, debemos concebir un proyecto de nación o se va a profundizar el proceso, no ya de crisis, sino directamente de decadencia nacional. El Estado debe recuperar el control de los instrumentos macroeconómicos e impulsar un modelo de producción y trabajo. Ojo que no estoy diciendo que haya que renacionalizar o reestatizar como me endilgan algunos, ¿no?
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Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene Di Tella: Sí, qué lío armó usted con ese tema... Kirchner: Lo que digo es que tengamos en manos del Estado el control de nuestros recursos en función del perfil de país que queremos tener. Pero vea, lo central es enfocar las políticas en la producción y el trabajo. Es una búsqueda para combinar producción, trabajo, sustitución de importaciones, aprovechar la capacidad tecnológica, profundizar las exportaciones tradicionales y consolidar las que no lo son para generar importantes beneficios y penetrar en los distintos mercados del mundo. Además, en relación con el tema que usted plantea, hay que hacer una fuerte inversión en obra pública: obras de infraestructura para redefinir el perfil productivo del país por medio del desarrollo de la industria agroalimentaria, el turismo, la energía, la minería, el software y las nuevas tecnologías como principales motores, sin dejar de lado el fomento de las exportaciones de productos de los sectores del calzado, textiles, vitivinícola y fruticola. Hay que desarrollar con fuerza la agroindustria. La agricultura, la ganadería y todas las especialidades dentro de la actividad primaria necesitan máquinas, tecnología, innovación, desarrollo e inventiva, lo cual se logra si hay una acción ininterrumpida de investigación sobre las posibilidades de los productos primarios y en el desarrollo de las manufacturas, tanto las vinculadas al campo como las que contribuyen a la prestación de servicios. Es importante el desarrollo de la industria de bienes de capital por su repercusión en la productividad del sector y su proyección como generadora de exportaciones. Las materias primas generadas por el agro deben recibir el mayor valor agregado que el avance de la investigación y el desarrollo permitan. En ese sentido, hay que promover la generación de una poderosa industria química basada no sólo en los cereales sino también en la utilización de sus desperdicios, como el marco de maíz, la cáscara de avena y otros que poseen un alto contenido de sustancias aprovechables y que un país productor como el nuestro no puede desperdiciar. La biotecnologia y el desarrollo de semillas híbridas hay que 3o
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Capitulo 1. El desarrollo económico
considerarlos un tema estratégico para el desarrollo y la independencia del sector. También hay que dar un gran impulso a los cultivos orgánicos que tienen una importante perspectiva de proyectarse en los mercados consumidores de los países desarrollados. Debemos redoblar la promoción de la forestación para potenciar al país como productor de madera, celulosa y papel. Mire Torcuato, si en la Argentina del 1 a 1, donde la producción local tuvo asimetrías cambiadas muy fuertes, hubiésemos protegido la producción propia, ahora no tendríamos este cuadro de desempleo y pobreza.
Di Tulla: Es verdad, pero usted no me está diciendo qué medidas hubiera aplicado... Kirchner: Sin dudas y sin complejos, habría que haber aplicado políticas de subsidios para ayudar a nuestras pequeñas y medianas industrias. Esto ya lo hice en Santa Cruz, donde refinancié a los productores locales a 25 años de plazo con un dos por ciento de interés sobre saldo y tres años de gracia. Propuse la creación de un fondo fiduciario extrabancario que compre las hipotecas que tienen los productores y que beneficie a la gente permitiéndole pagar esos compromisos con tasas de interés razonables. Es decir, a los pequeños productores que están al borde de perderlo todo, darles hasta 30.000 pesos a devolver a cinco años sin interés, y al resto devolverles el dinero prestado a una tasa internacional baja, de manera que el costo del dinero sea absolutamente inferior a la expectativa de rentabilidad, porque todo el que produce o tiene una empresa es lógico que quiera ganar dinero. Cuando el costo financiero es superior a la rentabilidad, nadie invierte en nada. Pero si se combina la evolución del capital operativo con el estímulo a la rentabilidad, se pone en marcha la estructura productiva. Torcuato, a la Argentina hay que pensarla estratégicamente. Hay que tener en cuenta que para aquellos momentos en que tengamos asimetrías 31
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en el mercado internacional, cuando nuestros productos no tengan niveles de competitividad, tenemos que subsidiar al productor. Yo lo hice con la lana en mi provincia: subsidié al productor lanero durante gran parte del proceso de convertibilidad porque la lana había sido afectada por el exceso de producción australiana y precios internacionales negativos. Esto nos permitió mantener en pie a una cantidad de productores, quienes, en caso de no haberlo hecho, se hubieran caído del sistema. Si el gobierno de entonces hubiera hecho lo mismo con la industria avícola para mitigar el efecto que tenía el ingreso del pollo brasileño aun valor cuatro veces menor, ese sector no estaría prácticamente fundido como está hoy. Si se hubiera tenido una política de ayuda y de subsidios para que los productores no perdieran competitividad, hoy tendríamos un alto nivel de producción, un rápido crecimiento y una recuperación de la plata que en su momento hubo que poner para salvar al sistema debido a las asimetrías que teníamos. Ahora digo, en materia cambiada, me opongo a la dolarización o a implementar una nueva convertibilidad, porque esas alternativas significan repetir los errores del cepo cambiarlo que destruyó la actividad productiva nacional. Por medio de incentivos fiscales y financieros aceptados por la Organización Mundial de Comercio (0M C), hay que promover con particular intensidad las expoliaciones. Pero lo fundamental es la diagramación de una estrategia política y de comercialización para diversificar los productos y los destinos a los fines de vender mayor valor agregado, reduciendo la participación relativa de los commodities en la oferta exportadora, evitando las fluctuaciones de precios tan frecuentes en esos mercados. También hay que pensar en estructurar y capacitar alas agregaciurías comerciales para que trabajen en estrecha relación con los sectores privados.
Di Tela: Ahora le pido una definición respecto de un terna que considero importante: ¿ es necesaria una 'política industrial' o hay 32
Capitulo 1. El desarrollo económico que dejar que el mercado y el flujo de inversiones decidan la trayectoria? Kirchner: Sí, definitivamente es necesaria una política industrial. Un modelo de producción y trabajo. Soy partidario de las políticas activas para la producción, como le conté que hice en Santa Cruz. Mire, Torcuato, en la década del 90, el mercado y la economía desalojaron al Estado y a la política, en una aceptación tácita del fin de la historia y en una aceptación explícita de la teoría del derrame: que la sola transformación económica y el mercado bastarían para que los beneficios llegaran finalmente a todos. No hace falta que le recuerde que no fue así. Yo digo que lo único que derramó esa teoría fue miseria. Es cierto que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente. Por eso, la sola presencia del Estado o su ausencia también constituyen de por sí una política. Por lo tanto, es desde la política desde donde se deberá articular el Estado y el mercado, superando la acción pendular de haber pasado de un Estado omnipresente a un Estado desertor y abordando una nueva reingeniería que nos permita llegar a un Estado inteligente. Creo en un proyecto nacional. No sé por qué se asustan y se preocupan tanto, si lo único que digo es que por lo menos reconstruyamos un capitalismo nacional en la Argentina y generemos una alternativa que permita volver a movilizar a la sociedad. Vea los altos niveles de endeudamiento, desocupación, subocupación y pobreza que afectan a la economía nacional. Es imperativo impulsar una agresiva política industrial por ser la actividad más dinámica para generar riqueza genuina, elevar la productividad global, mejorar la recaudación fiscal y, por lo tanto, crear aceleradamente puestos de trabajo. La reindustrialización es la clave. ¿Pero cómo lo logramos? La producción debe enfocarse en las áreas con ventajas competitivas, porque de esa manera se fomentará la formación de cadenas de valor y se favorecerá la expansión por ejemplo, del complejo agroindustrial, un sector donde la argentina, al itial que en el turismo, es francamente competitiva. En este sentido, hay que implementar políticas de entorno orientadas 33
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
a generar regiones productivas a lo largo del país, en las que se integrarán redes de industrias para sumar, a cada materia prima característica del lugar, el mayor valor agregado posible. Y a esas redes hay que asistirlas con empresas de servicios y complementarlas a través de convenios con universidades, centros de investigación nacionales y provinciales aplicados a la zona de referencia. Para fomentar ese redí suco industrial, hay que basar nuestras acciones en la instrumentación de políticas activas, la promoción de las exportaciones y, básicamente, el apoyo a las pequeñas y medianas industrias.
Di Tella: Usted ha dicho varias veces que será ala vez presidente y ministro de Economía, lo cual parece muy ambicioso. Si no le molesta, me gustaría preguntarle al "ministro" los lineamientos básicos del proceso de reindustrialización que propone... Kirchner: Y el "ministro" Kirchner le va a responder con mucho gusto. Pero antes le explico por qué digo que seré presidente y ministro de Economía. Torcuato, fíjese en la experiencia reciente: pareciera que los ministros de Economía siempre tienen que ser aquellos que respondan o pertenezcan a determinadas escuelas económicas. Así, nos encontramos que en los últimos años los ministros de Economía terminaron alcanzando una gran autonomía y se comportaron como cabales representantes de intereses que poco o nada tienen que ver con el que deberían defender, el de los argentinos. Entonces, el presidente de un país que quiere recuperar su autonomía y su patrimonio, tiene que manejar toda la política económica y tiene que tener un ministro de Economía que instrumente las políticas, como director estratégico del plan político, económico y social que ese presidente decida llevar adelante. Pero le contesto su inquietud: el eje de mi proyecto será aplicar un modelo de producción y trabajo, cuyo objetivo principal será reconstituir el tejido productivo doméstico mediante la elevación de la productividad global y la creación de puestos de trabajo a través de la elaboración de bienes y la prestación de servicios. 34
Capitulo .1. El desarrollo económico La reindustrialización se instrumentará mediante un ordenado proceso de sustitución de importaciones, que tendrá al mercado interno corno su demandante básico. A partir de allí, se impulsará una agresiva estrategia exportadora. Por supuesto, este plan de producción se encuadrará dentro de un proyecto nacional que planificará la aplicación de las herramientas crediticias, logísticas, de infraestructura y de apoyo tecnológico. La administración nacional, con todos sus recursos, debe respaldar este esfuerzo productivo, por ejemplo, con el fortalecimiento de los organismos de administración y control de comercio exterior. Los incentivos fiscales que se fijen tienen que tener por objeto la formación de capital. Hay que prever duplicar los recursos destinados a ciencia y tecnología, promoviendo una íntima relación entre la industria y los organismos de investigación.
Di Tella: La banca pública es una de las últimas joyas de la abuela... Hay algunos que quieren empeñarla o liquidarla... A usted lo he escuchado defendiéndola, ¿pero no le parece que muchas veces ha servido para financiar a los amigos del poder? Kirchner: En este tema, debemos hablar con absoluta claridad pero sin demagogia. La banca pública se debe sostener, aunque no de cualquier manera, porque en muchos casos ha servido para mantener grupos locales y para financiar con el dinero de todos los argentinos abs o amigos del poder y a sectores improductivos que después no honraron sus deudas. Es muy importante poner la banca oficial al servicio de la producción y del trabajo. Tiene que haber un Banco Nación muy fuerte, no privatizado que sirva al funcionamiento estructural de la economía argentina. El Banco Central tiene que tener su autonomía, como corresponde, pero también deberá hacer su aporte para que el sistema financiero se vincule con la producción, tanto de las grandes corporaciones como de las pymes. Las pequeñas y medianas empresas nacionales que generen, en forma efectiva y verificable, nuevos empleos, tienen que tener políticas especiales, 35
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
porque el trabajo argentino debe ser defendido de todas las formas posibles. Mucho se ha dicho y escrito sobre el fomento de las pymes, pero las medidas concretas son prácticamente nulas. El caso más evidente es la imposibilidad de poner en funcionamiento la factura de crédito. Las pequeñas y medianas empresas esencialmente necesitan crédito para su evolución. Por eso hay que crear un fondo fiduciario con las partidas presupuestarias destinadas al fomento de la pequeña y mediana empresa, los créditos externos orientados a tal fin y las lineas especiales que otorguen las entidades financieras involucradas. Este fondo fiduciario debe tener una operatoria totalmente desburocratizada, instalándose el concepto de ventanilla única, con el objeto de subsidiar la tasa de interés que se aplica a las pymes y amortiguar el peso del endeudamiento a partir de un sistema de evaluación que deberá tener en cuenta el riesgo y los resultados de los emprendimientos. En particular, creo que hay que impulsar los observatorios de producción y empleo locales, las redes regionales entre instituciones y empresas, la asociatividad para alcanzar escalas de producción y la capacitación. Vamos a dar un fuerte apoyo a las pequeñas y medianas industrias, pero todas deberán cumplir con un requisito muy importante: la calidad de la producción industrial argentina, que nii gobierno elevará a política de Estado. Se procederá a la estandarización de normas de manera que las nacionales sean compatibles con las utilizadas en los mercados exteriores, y a su vez se facilitará el acceso a la información actualizada de las normas nacionales e internacionales en vigencia para que nuestra industria tenga una rápida respuesta ante clientes de diversa procedencia. Se generará una calidad acorde con el mercado a competir, porque si la producción argentina es de menor calidad a la que se requiere no se vende, y si es superior se vende a mayor precio, quedando fuera de mercado. Se mantendrá un estricto control sobre todos los organismos estatales o privados que certifiquen calidad. Financiaremos los procesos necesarios para lograr las certificaciones 36
Capítulo 1. EL desarrollo económico
solicitadas por el cliente cuando el negocio justifique el repago de estas facilidades. Habrá un programa especial de apoyo financiero y técnico para que las micropymes puedan tener acceso a programas específicos de certificación. Se apoyará enfáticamente a la industria en su gestión de capacitación, tanto financiera como educativamente, adaptando los planes a salidas laborales racionales y realistas, según la economía regional yrio sectorial que corresponda. Se establecerán convenios entre la empresa privada y las universidades públicas y privadas para que sus alumnos realicen durante su carrera una cantidad obligatoria de horas de trabajo, en calidad de pasantía, con el objeto de experimentar una visión realista de sus materias de estudio. En materia de ciencia y tecnología, se promoverán programas de investigación conjuntos entre el sector productivo, el comercial privado, las universidades y los consejos e institutos públicos, con el propósito de que los científicos y técnicos se entrenen en la investigación y desarrollo de problemas prácticos.
Di Tella: Hace poco, se lo decía recién, usted armó un revuelo con su expresión sobre "recuperar" los ferrocarriles... Mis amigos neoliberales se pusieron algo nerviosos... Qué quiso decir exactamente? ¿ Va a reestatizan promueve la revisión de las privatizaciones, más regulaciones? Kirchner: Lo que pasa es que sus amigos neoliberales tienen tendencia a sentirse intranquilos cuando se habla de ciertos temas... Mire, yo aclaré que es una chicana hablar de reestatización porque los ferrocarriles, en realidad, son propiedad del Estado argentino. Entre 1992 y 1994 se los concesionó a operadores privados. Durante 3 o 4 años se dividió la concesión en transporte de pasajeros y en transporte de carga, y el de pasajeros se subdividió en larga distancia y corta distancia. Los de larga distancia, salvo los de Buenos Aires, que son subvencionados por la propia provincia, fueron paralizados totalmente porque, según las concesionarias, no tenían rentabilidad. Los de corta distancia, que son los 37
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene que funcionan actualmente, tienen el mantenimiento de las vías en manos de otra concesión. En 1997, la concesión se llevó a 10 años, En el año 2000, dúrante la gestión de De la Rúa, se decretó la emergencia ferroviaria, que se prorrogó este año en el gobierno de Duhalde. Desde entonces, ha habido un aporte mucho menor por parte del Estado. Hay que auditar seriamente, hacer funcionar el ente controlador, revisar los pliegos de la concesión y volver a poner los ferrocarriles al servicio de los argentinos. Hoy los ferrocarriles son una verdadera vergüenza, porque no se ha hecho ningún tipo de inversión y la gente tiene que viajar como ganado. Hacer funcionar correctamente los servicios públicos no es una cuestión de derecha, ni de centro, ni de izquierda. No tiene ideología. Es un servicio objetivo que se le presta ala ciudadanía, que hay que prestarlo bien y que debe estar garantizado por el Estado. Pero, por otro lado, se plantea el tema del ferrocarril transpatagónico, fundamental para nosotros por nuestras bellezas turísticas, por nuestras riquezas productivas y para dejar de ser una parte periférica de la Argentina. Porque hoy solamente estarnos unidos por la ruta 3, que está pavimentada en casi toda la Patagonia, y por la ruta 40, que la estamos haciendo individualmente algunas provincias. Generaciones de patagónicos, de distintos partidos políticos, plantearon permanentemente este tema. Entonces, nosotros también decimos que la Argentina tiene que volver a estar unida por una línea férrea que la vuelva a interconectar, para generar un planteo de desarrollo y un concepto de integración nacional. Volver a poner en marcha los ferrocarriles es poner en marcha la Argentina productiva, el país del poblamiento, del trabajo. Con la privatización de los ferrocarriles desaparecieron muchos pueblos y se dejó aislados a miles de argentinos productiva, social, institucional y políticamente. Ahora, volviendo al tema de los concesionarios, si usted hace un balance, se da cuenta de que las empresas de servicios públicos acumularon grandes ganancias durante toda la década del 90 y, evidentemente, si se compara con el estado de situación actual, es imprescindible que se abra un capítulo de discusión y de resolución. 38
Capitula i. El desarrollo económico Los actuales administradores vaciaron las concesiones, hicieron un verdadero desastre y siguen siendo subsidiados por el Estado nacional. Este es el único país del mundo en donde se piensa que los ferrocarriles no sirven y generan gasto público. Cuando se hicieron las privatizaciones de la década del 90, si las empresas nacionales estaban mal manejadas y había corrupción, se debería haber encarcelado a quienes las conducían, pero no buscar esa excusa para malvender el capital nacional. Ahora, yo estoy por la creación de un ente de contralor con participación del usuario, consumidores y provincias, tal cual lo marca la Constitución del 94, para que el Estado recupere protagonismo regulador y estas empresas contribuyan a un proyecto estratégico diseñado por el Estado. Asi de claro. Este ente debe tener como función supervisar y controlar a las empresas y no debe convertirse en un peaje o premio consuelo para ex funcionarios, diputados o senadores. Para ser claro en extremo: no hablamos de estatizar, no hablamos de intervenir, no hablamos de nacionalizar. Hablamos de un Estado que tenga el control de los instrumentos macroeconómicos y direccione el cumplimiento eficiente y útil del funcionamiento de los servicios. Históricamente, el diseño del sistema de transportes en el país fue pensado y diseñado sobre la base de la concepción de exportar materia prima, no de desarrollo integral del país, sino de desintegración nacional. A mí me causa mucha gracia cuando nos dicen que debemos integramos al mundo y en cambio no hemos sido capaces de integrar a nuestro propio país. Hay que unir productiva, turística y económicamente a la Argentina por medio de los ferrocarriles. La integración nacional es condición sine qua non. No encontrarnos ningún país desarrollado, y que encare el fenómeno de la globalización basado en sus intereses, que previamente no se haya plantado corno nación y logrado una unificación económica, cultural y política para conseguirlo. Esto que no se ha dado en nuestro país, en la Patagonia lo vivimos casi como una tragedia. Cuando privatizaron los ferrocarriles, un periodista me preguntó: "¿Usted qué opina de la privatización?, ¿cómo lo impacta en su provincia?". Yo le respondí: "¡Si a mi provincia jamás llegó el 39
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene ferrocarril !". i A Santa Cruz nunca llegó Ferrocarriles Argentinos, porque no era importante! Sacábamos la materia prima por los puertos. Como no era necesario para el modelo de país exportador de materia prima y recursos sin valor agregado, nunca llegó. Esto quiere decir que falta una visión integral de país. Seguir discutiendo estas cosas, marca la verdadera tragedia argentina, porque no hemos podido resolver este conflicto, esta verdadera contradicción que se viene debatiendo desde la década del 40.
Di Tella: Me quedó clara su posición sobre los ferrocarriles. Ahora, ¿ usted tiene la misma postura sobre el transporte aéreo? Porque algo similar a lo de los trenes pasó en nuestro país con la privatización de Aerolíneas Argentinas, a comienzos de los 90. !Granen Sí, Torcuato, porque no puede ser que la Argentina esté sufriendo el capricho de las empresas que planifican sus vuelos y destinos solamente teniendo en cuenta el concepto y la visión de su rentabilidad. Tienen que hacerse cargo de los lugares rentables y de los que no lo son. Con la política cambiaria, hemos recuperado nuestra potencialidad turística, pero en la Argentina nunca fueron tan caros los pasajes, nunca tan escasos los vuelos y nunca hubo tan poco sentido estratégico para su organización. Es el momento de tener una política aerocomercial. Y voy más allá: tenemos que contar con una estrategia global de transporte. Los países con importante comercio exterior deben mantener el control sobre parte del transporte, buscando garantizar la disponibilidad de bodegas y fletes razonables, independientemente de situaciones anormales en el mercado internacional. Por eso la eficiencia de los servicios de transporte debe ayudar a reducir sus costos y, en definitiva, hacer de éstos un instrumento efectivo para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo de todas y cada una de las regiones del país. Al mismo tiempo, esos servicios deben ser útiles para el crecimiento del comercio y el turismo y, por ende, al fortalecimiento de la integración nacional. La decisión política es visualizar los servicios de transporte, la infraestructura física y los servicios conexos como un sistema integrado. 40
Capitulo 1. El desarrollo económico Lamentablemente, en nuestro país no existe una concepción del transporte como sistema integral, y menos aún se enfatiza en la cornplementariedad en los modos y en la optimización de las características de cada uno de ellos; actualmente el factor costo-tiempo es el determinante de la competitividad de un producto, y dentro de este factor el elemento de mayor incidencia resulta ser el flete de transporte, el cual llega a incidir en la decisión de la inviabilidad comercial de un producto. La forma habitual de transportar se basa en una utilización irracional de los modos y medios. Es trascendente definir una estrategia conjunta de desarrollo del transporte y su infraestructura, establecer un sistema integrado y sustentable, adecuar el marco normativo y operativo que regula el sistema de transporte y los flujos de comercio, crear las condiciones para determinar una nueva visión para la definición y financiamiento de los proyectos de infraestructura física y el mantenimiento de las redes viales, y fortalecer los mecanismos institucionales de la Nación que atienden al transporte y la infraestructura.
Di TeIla: Veo que usted no contribuye en nada a la tranquilidad de mis amigos neoliberales... Quiere recuperar los ferrocarriles, la línea de bandera y también la renta petrolera... Kirchner: Créame que comprendo que a sus amigos neoliberales les disguste mi intención de recuperar para el Estado el control de los instrumentos macroeconómicos. Somos el único país del mundo, junto con Rusia, que no conduce la explotación petrolera y sus reservas. En principio, hace falta discutir qué pasó después de la desnacionalización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) cuando se gen eró una discrecionalidad muy grande en el marco de las explotaciones y de la defensa de la cuestión ecológica. Cuando YPF se privatizó había un paquete accionario bien fragmentado: el Estado Nacional tenía el 20 por ciento; los trabajadores, bajo la forma de propiedad participada el 10 y las provincias productoras de hidrocarburos, que somos diez, el 11 por ciento. En el caso de mi 41
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene provincia, Santa Cruz, nosotros solitos llegamos a tener casi el 4 por ciento del capital accionario total de YPF.
Di Tella: Perdón que lo interrumpa, pero cómo hizo Santa Cruz para tener ese 4 por ciento de las acciones, si las provincias eran diez y tenían el 11 por ciento del capital de YPF. Kirchner: Simple Torcuato, cuando nos pagaron parte de la deuda por regalías mal liquidadas durante años, en realidad nos dieron papelitos, bonos. Santa Cruz invirtió los papelitos en la compra de acciones de YPF y después seguimos comprando acciones en la Bolsa de Nueva York hasta casi llegar al 4 por ciento, por eso fuimos la provincia que más capital tuvo de YPF. Queríamos llegar al 5 por ciento del capital accionario porque eso nos daba derecho a sentar un director propio de la provincia en el directorio de YPF que, por supuesto, era el que decidía las políticas petroleras. Apostamos muy fuerte a participar en el diseño de esas políticas, hasta que Menem decidió la desnacionalización de YPF y ahí no tuvimos más remedio que vender para no descapitalizarnos. Podríamos decir que Menem lo hizo... Pero mejor sigamos. Antes de la desnacionalización todos participábamos activamente en las políticas estratégicas del petróleo y había una acción de oro del Estado Nacional que permitía el derecho a veto, lo que le otorgaba ala Argentina el control estratégico de su recurso energético hidrocarburifero. Es decir, el paquete accionario de YPF estaba lo suficientemente fragmentado corno para que los distintos actores pudieran discutir las políticas, el concepto macroeconómico de la inversión petrolera y de la reserva energética. Además, existía una discusión racional para el marco de la inversión anual: cómo se iba a hacen cómo se iba a estructuran cómo se manejaban los negocios internacionales, lo cual era muy importante. En 1998, para seguir sosteniendo el déficit fiscal que tenia la Argentina, se vendió, entre otras cosas, más del 51 por ciento del 42
Capítulo 1. El desarrollo económico
paquete accionario a Repsol. A partir de esta venta, se perdió la acción de oro y las provincias nos vimos obligadas a vender, e IRPF se desnacionaliza, perdiendo la Argentina el control estrátegico. Ese fue el verdadero problema: la desnacionalización. Por eso es necesario aprobar una verdadera ley de hidrocarburos que regule definitivamente la funcionalidad del petróleo y los instrumentos macroeconómicos, y adecuar rápidamente el funcionamiento para que podamos tener los resortes y las decisiones que corresponden a un campo tan importante para la política económica argentina. Mire, Torcuato, hidrocarburos y minería son actividades demasiado importantes en el desarrollo estratégico de un país.
Di Tella:¿ Usted me quiere decir que hay que poner una especial atención en ese campo? Kirchner: Mire, Torcuato, en Santa Cruz tenemos un ejemplo muy concreto de explotación minera con control y de articulación entre Estado y mercado como una forma novedosa y superadora de las privatizaciones tal corno se hicieron en la Argentina. Una pequeña empresa del Estado provincial que se llama Fomicruz Sociedad del Estado, la cual no tiene más de 50 empleados. Nos asociamos, como empresa del Estado, con capital nacional y extranjero —Pérez Cornpanc y la Anglo Goid, tercera compañia minera mundial— para la explotación de la mina. La inversión la realizaron estas empresas que le nombré y conformamos la sociedad Cerro Vanguardia S.A, cuyo vicepresidente es el vicepresidente de Fomicruz Sociedad del Estado. Tenemos control operacional sobre la explotación, no sólo en materia laboral-tiene más de 500 trabajadores—: hemos garantizado que el 93 por ciento de la gente empleada en la mina sea residente en Santa Cruz, controlamos el impacto ambiental y recibimos en carácter de regalías un 6 por ciento de la utilidad neta libre de costo, es decir unos 600 rail dólares mensuales. No sólo obtuvimos estos beneficios sino que participamos, desde la 43
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vicepresidencia del directorio, en las decisiones que se toman en la política laboral y ambiental. Esto es un ejemplo de cómo se puede promover la inversión privada haciéndola confluir con los intereses del Estado y de la gente. Como usted verá, Torcuato, una asociación inteligente entre Estado y mercado. Se pueden hacer cosas distintas en la Argentina. Perdóneme la digresión, Torcuato, pero creo que el ejemplo valía la pena. Volviendo a su pregunta. La minería es una industria a tornar muy en cuenta, porque si bien se ha avanzado mucho en lo que respecta a exploración y producción de minerales metalíferos, el producto final exportable, en general, son concentrados que son enviados para su refinación al exterior. En el caso de minerales industriales se ba logrado incorporarle en mayor medida valor agregado ala producción, llegándose en algunos casos a manufacturas de alto valor y grado de sofisticación tecnológica. Sin embargo, y a pesar de la destrucción de la industria nacional, se abre una posibilidad interesante para este sector. Por un lado, la actual paridad peso-dólar permite el desarrollo de una industria competitiva en el contexto internacional, mientras que el hecho de que varios yacimientos, en el caso de los minerales metalíferos, alcancen la etapa productiva, permite pensar en alcanzar volúmenes importantes que hagan factible la instalación de refinerías y de industrias manufactureras asociadas. La visión con la que abordamos esta temática parte de entender dos premisas básicas: los emprendimientos mineros no deben funcionar como enclaves aislados en el territorio nacional, consolidándose como ghettos de bienestar en un entorno de miseria. Y, además, los proyectos deben integrarse económica, social y ambientalmente al entorno, estar dispuestos a tornar servicios e insumos de la región y a desarrollar e impulsar aquellas potencialidades locales que pueden satisfacer sus demandas. Como mencioné anteriormente, los proyectos se desarrollan generalmente en regiones aisladas, con baja densidad poblacional y escasa infraestructura, lo cual representa un desafio para el éxito de los planes de desarrollo. Pero allí estaremos.
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Di Tella: Usted hizo referencia a fomentar la industria turística. Desde el punto de vista económico, ¿cuál sería el aporte de este sector? Kirchner Aquí debería estar Daniel Scioli para contestarle, pero le digo que el turismo es una herramienta capaz de generar rápidamente empleo, ingreso de divisas y reactivación de las economías regionales. De ahí su vital importancia. Las ideas principales de la política turística se centran en una visión social que no excluye de ningún modo a lo económico. En nuestro contexto, los factores económicos se subordinan a los valores de las comunidades que justifican su existencia, se ponen a su servicio y tienen como objetivo principal lograr una mejor calidad de vida de los actores intervinientes. No olvidemos que a escala mundial el turismo es considerado como ]a mayor industria en ingresos por exportaciones. En nuestro país, el turismo receptivo ofrece una demanda potencial por demás interesante y que puede ser estimulada a través de estrategias de promoción sólidas que capitalicen los fracasos y retomen las experiencias exitosas anteriores. Estoy hablando de la segmentación de productos, la continuidad de acciones conjuntas con el sector privado y la segmentación de mercadosobjetivo, pero a su vez hay que innovar en el uso de herramientas de gestión más austeras pero no por eso menos efectivas. Los gastos en este tópico deben ser absolutamente optimizados. Hay que fijar de antemano los criterios de éxito y crear los mecanismos pertinentes para mensurar y cotejar costos y beneficios. El turismo interno, que actualmente genera 18 millones de viajes, tendrá un lugar de privilegio por tener al argentino como actor fundamental. Bajo los alcances conceptuales de un turismo armónico, sustentable, sostenible y competitivo, el sistema nacional de áreas protegidas y los sitios declarados patrimonios culturales y naturales mundiales deben ser debidamente jerarquizados y puestos en valor. Deberemos resaltar nuestras singularidades y atractivos, como las Misiones y Estancias Jesuíticas, la ruta de los Valles Calchaquíes y la ruta del vino en Mendoza. Deberemos enfatizar el concepto de "itinerario o circuito" natural y cultural, que tome como principal interés la permanencia 45
Después del derrumbe. Teoría y
práctica política en la Argentina que viene
del turista en la zona y el desarrollo social consiguiente de las localidades de gran parte de nuestro país. No puede ser que México exprese su identidad nacional por medio de innumerables postales que recorren las etapas de su revolución mientras que la Argentina no explota los íconos histórico-culturales que ha forjado en su siglo XX, ya que esta actitud, además de resaltar una identidad, aportaría ala difusión de valores humanos generales. La estrategia será resguardarlos de todo riesgo dotándolos de una estructura acorde en personal, servicios y presupuesto. El objetivo último es convertir las áreas protegidas naturales y culturales de la Argentina en referentes en el ámbito regional y mundial. Di Tella: Yo coincido bastante con usted en el tema del proteccionismo, que es otra "bestia negra" del Consenso de Washington y de mucha gente que es más teórica que realista. Hay que ver que se está dando una reversión de las apreciaciones. Esto aparte del hecho de que en los países del Norte se practica a cara descubierta, o encubierta, el proteccionismo más atroz en el sector agropecuario e inclusive en el industrial, como es el caso del acero en los Estados Unidos. Yo escribí sobre eso unas lineas hace un tiempo, y también sobre los efectos políticos de la desindustrialización en la Argentina.
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Capítulo 1. El desarrollo económico
¿Una vuelta del proteccionismo mundial?* por Torcuato Di Tella
En los Estados Unidos la presencia masiva de productos extranjeros --empezando por los muy visibles autos japoneses— y la propiedad foránea de muchas empresas está afectando a la opinión pública. Incluso el muy moderado Paul Krugman dice que la opinión de que "la creciente propiedad extranjera de bienes norteamericanos es una amenaza a nuestra soberanía [...] se tendía a descartar como claramente tonta, cuando nosotros éramos los que queríamos invertir en otros países. Ahora que el zapato está en el otro pie, el argumento parece más sólido". En este tema empieza a haber cambios de posición incluso entre gente muy central al establishment, como Joseph Stiglitz, economista jefe del Banco Mundial (e investigador de la insospechable Hoover Institution), para quien "los controles sobre [la movilidad del] capital son admisibles, aunque dependiendo sobre todo de las circunstancias"; además, fue según él equivocado creer que "la liberalización y la privatización eran la fórmula para el crecimiento económico", así como que lo que se necesitaba era "una estabilidad de corto término, un presupuesto equilibrado y [una dependencia de] los indicadores macroeconómicos". El actual malestar que se nota tanto en los Estados Unidos como en Europa se debe en gran parte a que la posición semimonopálica industrial y de privilegio que han tenido por mucho tiempo se ha deteriorado en los últimos veinte años. La movilidad del capital, basada en las revoluciones tecnológicas en el campo de las comunicaciones, es el actor principal, héroe o villano, de la escena actual. Sus amenazas de votar con los pies, yéndose a donde lo traten mejor, vuelven impotentes a los gobiernos, aún a los más poderosos, como el de los propios Estados Unidos, ya que los
* Tomado de un trabajo de T. S. Di Tella presentado en un seminario en Brasilia en el año 2000, publicado en la revista Desarrollo Económico, N° 159, octubrediciembre de 2000.
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Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene del Japón y de otros paises que siguen su modelo se le pueden enfrentar, y también los europeos. Es aún temprano para poder decir cuáles van a ser las políticas que las diversas áreas económicas van a seguir para evitar los efectos negativos de la globalización, que provocan cambios súbitos en el mercado disponible para los productores nacionales, provocando crisis de desocupación o de precarización y deterioro de las condiciones de trabajo. Hay quienes dicen que el remedio es aplicar "más de lo mismo", y que una liberalización aún mayor de los movimientos del capital y una apertura total al comercio a la larga redundarán en beneficio de todos. Esto es bastante utópico, y más probable es que se terno ne en una nueva era de controles gubernamentales, incluyendo un cierto proteccionismo, pero a nivel regional, no nacional. Durante los "años de oro" de la posguerra, la superioridad tecnológica occidental era tal que sus manufacturas, cualquiera fuera el nivel de salarios con que hubieran sido producidas, tenían que ser compradas por el resto del mundo, porque no había otras. Y los zapatos norteamericanos o italianos no temían la competencia de los de Tailandia, porque éstos, por miserables que fueran sus trabajadores, terminaban siendo más caros, o de notoriamente inferior calidad. Ahora es bien sabido que esto ha cambiado, y en el medio, para embarrar las cosas, vinieron los "golpes del petróleo", desarticulando todo el sistema financiero y económico internacional. Cuando los Estados Unidos y Europa tenían la primacía tecnológica, y la movilidad del capital aún no era lo que después llegó a ser, ellos podían darse el lujo de estar relativamente abiertos al resto del mundo, porque de todos modos las importaciones que vinieran de allá no tenían mucho peso. Los Estados Unidos eran el principal acreedor del mundo, y lo que ellos invertían en el exterior era más que lo que recibían como inversiones externas. Ahora eso cambió, prácticamente en una década, la de los años ochenta, convirtiendo a los Estados Unidos en el principal deudor internacional yen receptor neto de inversiones extranjeras. El juego de la libertad de comercio, entonces, ya no tiene los mismos resultados, y las presiones proteccionistas son lógicamente mayores. Ya antes, cuando el Commonwealth británico se vio en dificultades ante la crisis del 30, sancionó 48
Capítulo 1. El desarrollo económico
en los Convenios de Ottawa la preferencia aduanera imperial, dando el adiós no sólo al patrón oro sino al libre comercio. Hay una fuerte posibilidad de que el futuro económico esté signado por un mundo dividido en grandes bloques, cada uno de los cuales actúe de manera relativamente proteccionista, no tanto como para contentar a todos los grupos de interés, pero suficiente corno para disgustar a los teóricos del libre comercio. Lester Thurow afirma en La guerra del siglo XXI (libro más serio que lo que la traducción castellana de su título haría esperar): "La batalla económica que se avecina entre Japón, Europa y Estados Unidos, a la larga, puede ser un proceso positivo en el mundo. El comercio libre dentro de las regiones y el comercio administrado entre regiones bien puede ser a la larga el camino que lleve al comercio mundial más libre. Avanzar de las economías nacionales a una economía mundial es simplemente demasiado grande. Es necesario dar primero pasos intermedios más pequeños, y los cuasi bloques comerciales combinados con el comercio administrado bien pueden ser precisamente ese paso intermedio necesario". El proteccionismo, bestia negra de la economía neoliberal expresada entre otros foros en el llamado "Consenso de Washington", se está fortaleciendo en los más diversos ambientes. Los teóricos del neoliberalismo lo lamentan, y amenazan a sus lectores con que de no tomarse medidas heroicas y rápidas, el lobo nos alcanzará. Si esto es así, entonces habrá que prepararse para convivir con ese animal. El animal es feroz, y cuando está mal amaestrado ha hecho estragos, sobre todo en América Latina (no así en los tigres asiáticos, ni en los casos históricos de los Estados Unidos, Alemania y Japón). Pero en la realidad el proteccionismo, aplicado de manera dosificada, debe ser visto como un factor más, una variable a tener en cuenta en un sistema de múltiples ecuaciones con numerosas variables. Para citar una vez más a Krugman: "La fundamentación intelectual del proteccionismo es hoy más sólida que en el pasado, y los argumentos a favor del comercio libre son a menudo exagerados. Los intereses norteamericanos posiblemente serían mejor servidos en un mundo de comercio libre, evitando la tentación de adoptar una 'política de estrategia comercial". 49
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene Desgraciadamente, esto no es lo que va a ocurrir, por dos razones. Una es que los otros jugadores principales están usando políticas de estrategia comercial —la protección japonesa a las supercornputadoras, y la promoción europea de la industria aérea— aun cuando a sí mismos se hagan más daño que bien. La otra razón es que la adopción del comercio libre depende de la creencia en que el acceso a los mercados es recíproco, pero se vuelve muy difícil de mantener políticamente si hay una amplia y creciente percepción de que uno de los principales jugadores sigue reglas distintas, como Japón, por supuesto. ¿Será cierto que los europeos y los japoneses (y los norteamericanos) se hacen tanto mal a sí mismos adoptando políticas de protección, abierta o encubierta, y de estímulo oficial a determinadas actividades de importancia estratégica, como afirman los teóricos "ortodoxos"? ¿Será que son tan irracionales o tan dominados por intereses creados? En realidad es cierto que están dominados por intereses creados, pero eso es así en todas partes, así que es mejor dejar de pretender que esos intereses no deberían existir, o que de existir deberían actuar como mansos corderos. Lo que es necesario preguntarse es cómo y por qué los Estados Unidos, que se cuidan bastante de la apertura comercial al resto del mundo, han entrado en un connubio tan estrecho con México, sabiendo que la heterogeneidad de las dos economías dificultará grandemente su funcionamiento integrado. Paul Krugman, que se ha convertido en una especie de gurú de la economía no sólo norteamericana sino mundial, acaba de publicar un libro desafiantemente titulado El retorno de la economía de la depresión. Aunque en general enrolado más bien del lado globalizador, advierte sobre la alta posibilidad de que la actual expansión económica en los Estados Unidos se vea frenada por factores parecidos a los que generaron la crisis mundial de los años treinta. Son bien conocidos los shocks mexicanos, tailandeses, rusos y brasileños y el empantanamiento de la economía japonesa. ¿Pero pueden esas tormentas afectar al gigante del Norte? Al parecer, sí. Incluso Krugman afirma que "por algunas semanas en 1998 los Estados Unidos experimentaron lo que en la práctica fue una corrida bancaria, salvo que no involucró a instituciones llamadas bancos [se refiere a los muy poderosos y descontrolados hedge 50
Capitulo 1. El desarrollo económico funds especulativos] que estuvieron peligrosamente al borde de una
catástrofe". Ya hace unos quince años, Krugman planteaba criticas al GATT, en la introducción a un libro organizado por él, afirmando que "el argumento clásico a favor del libre comercio puede haber estado más en sintonía con el funcionamiento de la economía en 1880 o aun en 1950 que en la economía mundial de 1984", agregando que "aun cuando los economistas continúen abogando por el libre comercio, tendrán que actualizar sus argumentos si esperan mantener su credibilidad". Esto es en parte por la presencia de oligopolios y porque el comercio internacional ya no se basa tanto como antes en claras ventajas nacionales, sino en aspectos circunstanciales, entre los que es necesario incluir los cambios en las paridades monetarias, a su vez dependientes de enormes fuerzas especulativas. Lo grave del.c aso es que el comercio exterior es . cada vez más importante para los Estados Unidos. En definitiva, que "la posición extrema favorable al libre comercio se ha convertido en insostenible, y se justifica intentar una política comercial activista, aunque la teoría tradicional diga que es inútil apoyar a sectores estratégicos". El problema, de todos modos, reconoce, es cómo implementar esa política económica activista (claro está que no usa la palabra dirigista, hoy considerada de mal gusto, pero ¿qué otra cosa seria?). El peligro de que esa política sea aprovechada por grupos de interés es grande. Pero muchas otras cosas peligrosas han sucedido en el mundo, así que ésta también puede ocurrir. De hecho, ya se verifica en la protección que las grandes potencias otorgan a su agricultura y a varias otras ramas de la producción, como en los acuerdos automotores entre Japón y los Estados Unidos, o los internacionales sobre textiles.
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Capítulo 1. El desarrollo económico
¿Por qué no hay un Lula en la Argentina?* por Torcuato Di Tela
La respuesta simple es: porque existe el peronismo. ¿Entonces el peronismo es el equivalente de Lula? Sí, en parte lo es, o, mejor dicho, una parte del peronismo loes. Pero para ser corno Lula, el peronismo necesita un elemento adicional, una "pata socialista". En Brasil hubo un peronismo, fue el varguismo. Getúlio Vargas venia desde bastante antes que Perón, había sido presidente entre 1930 y 1945, primero provisorio, luego constitucional, finalmente dictatorial con inspiración mussoliniana. Medio dificil con esos antecedentes hacer algo de izquierda, ¿no? Sí, es difícil, pero no imposible. Hacia 1945, Vargas empezó a orientarse hacia la movilización popular y enseguida lo voltearon. Pero volvió con ropas progresistas en 1951, y pronto lo obligaron a renunciar, incluso a suicidarse. Poco después su delfín Joáo Goulart se corrió un poco demasiado hacia la izquierda, y casi hace una revolución social en 1964, inspirado en Fidel Castro. Por supuesto que también a él lo voltearon, y se inauguró un régimen militar por veinte años. Pero, a diferencia de en la Argentina, en Brasil ese régimen fue intensamente industrializador e hizo crecer enormemente al país a ritmos de tigre asiático. En 1945, la Argentina tenía una cuarta parte de la población de Brasil, y el mismo producto bruto. Eramos Gardel. Ahora Brasil tiene tres veces nuestro producto. Bueno, todavía en datos per cápita estarnos mejor, pero hay que ver de dónde venimos. Lo que pasa es que la locomotora de San Pablo es mucho más fuerte que la de Buenos Aires. Tan fuerte que poi- ahí nos engancha a nosotros y salirnos todos para adelante. En otras palabras, es lo que dice Lula: Mercosur fortalecido, con
Basado en un texto de T. S. Di Tella publicado en Noticias, 2 de noviembre de 2002.
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Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
instituciones, o sea un parlamento, un judiciario y una comisión ejecutiva planificadora. ¿Caro? Sí, pero lo mejor. Querido lector, si has estado leyendo demasiada literatura de los guilles neoliberales te vas a asustar de lo que viene en Brasil: proteccionismo, subsidios, intervención estatal, algo más de inflación. Eso es lo que hizo la grandeza de Inglaterra ya desde el siglo diecisiete, de los Estados Unidos y Alemania en el diecinueve, del Japón, Corea y Taiwán en el veinte. Es lo que todavía hoy hacen esos paises cuando les conviene. ¿Por qué no imitarlos, entonces? Hay que hacer lo que hacen y no lo que dicen que hacen. Y aquí el único que puede hacer algo así hoy es el peronismo, renovado, cambiado, mejorado todo lo que se quiera, pero, por ahora, el peronismo. Unido a otros grupos políticos, claro está, porque tras su ruptura solo no llega. Y si por la otra banda pensamos en Lilita Carrió o Víctor de Gennaro o alguna otra forma de la izquierda tendremos que esperar mucho, lo que está bien como preparación del futuro (es lo que hizo Lula), pero antes de eso alguien tiene que tomar el timón. En la Argentina la obtusa política de cíes industrialización y apertura indiscriminada al exterior ha destruido al país. Eso es en buena medida porque la clase terrateniente y agroexportadora puede argumentar que cuando ella gobernaba teníamos un alto nivel de vida (éramos cinco o seis millones...), y con eso les tapa la boca a los industrialistas. En Brasil, en cambio, los industriales hacen fácilmente callara los cafeicultores, que nunca construyeron un país próspero y educado. Pero ahora en la Argentina algo ha cambiado, y los Chicago Boys andan con el rabo entre las patas, aunque tratan de hacer creer a la gente que la culpa de todo es de quienes recibieron el balurdo. Pero volvamos al contraste entre peronismo y varguismo, que es esencial para entender las posibilidades de un Lula en la Argentina. En comparación con el peronismo, el varguismo popular fue una tormenta en un vaso de agua. Ocurrió en el pequeño sector urbano y desarrollado del país, mientras que la enorme mayoría de su población era rural, analfabeta y totalmente desinformada. Cuando esa población se volcó a las ciudades venía casi sin memoria histórica, y estaba dispuesta a nuevas experiencias políticas. En la Argentina, en cambio, el pais de hoy es demasiado parecido, 54
Capítulo 1. El desarrollo económico
socialmente, al de hace cincuenta años, aunque más pobre, pero con muy similares índices de urbanismo, educación y desarrollo cultural. Por lo tanto, su memoria histórica es mayor. Alguien siempre tiene algún tío o abuelo que la vio a Evita salir al balcón y lo cuenta emocionado. Así se hacen las tradiciones políticas en todas partes del mundo. Por eso, y no por una supuesta genialidad de Perón, el peronismo ha sobrevivido en la Argentina. Su equivalente, el varguismo, casi ha desaparecido en Brasil, pero lo que queda de él está casi siempre aliado con Lula. ¿Conclusiones? Me parece que están bastante claras.
Capítulo
2
El movimiento sindical
Capítulo 2. El movimiento sindical
Torcuato Di Tella: El sindicalismo ha sido la columna vertebral del peronismo y en general de todas las experiencias socialdemócratas exitosas. En la Argentina, los gremios de trabajadores han caído en una situación de fuerte descrédito por la poca transparencia de su organización y por la debilidad de la base de trabajadores en situación laboral "blanca" . ¿Se puede hacer algo para mejorar la imagen y la realidad del sindicalismo argentino? Néstor Kirchner: Como usted bien lo expresó, Torcuato, el sindicalismo fue históricamente la columna vertebral del peronismo, pero hoy en día vivimos una realidad que no es ni someramente parecida ala de hace 10, 20 o 30 años atrás. Para comprender mejor el escenario sindical actual, es preciso remontamos algunos años. En la década del 60 y la del 70 se produjeron fracturas en el seno de la Confederación General de Trabajo (CGT), pero, a diferencia de lo que ocurre hoy, estas rupturas habían sido frente a gobiernos antiperonistas. Nunca los sindicatos se habían dividido en un gobierno peronista. La primera gran escisión se produjo en el gobierno de Menem, cuando un grupo decide no apoyar las reformas económicas y esto da lugar al nacimiento de la Confederación de Trabajadores Argentinos (CTA). La segunda fractura la produjo el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) por 1994, si mal no lo recuerdo, a consecuencia del contraste de intereses de los sindicatos del transporte automotor privado y público con las políticas estatales. Esto llevó a que las tres agrupaciones sindicales (MTA, CTA y CGT oficial) se encontraran enfrentadas más de una vez. Cuando se aprobó la reforma laboral del 98, la CGT oficial apoyó al gobierno, mientras que la CTA y el MTA asumieron una posición de confrontación. Estas diferencias, además de los comportamientos de determinados gremialistas, socavaron la imagen del sindicalismo en la sociedad y en los propios trabajadores, que empezaron a no sentirse representados, una tendencia que había comenzado a insinuarse, aunque en forma muy incipiente, antes del 24 de marzo del 76. Además, los alcanzó el descrédito de la dirigencia en su conjunto 59
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene y sobre todo la falta de renovación de sus prácticas, conductas y métodos. Estoy convencido de que el movimiento sindical no volverá a ser el mismo por la simple razón de que ya no existe el país en el cual se había constituido y había desarrollado sus prácticas. Hoy estamos frente a otra realidad, tanto nacional como internacional. En la actualidad, el 70 % de la población activa de América Latina está desprotegicla desde el punto de vista social y organizativo, y sólo apenas el 19 % está organizada. Torcuato, estas cifras son alarmantes, porque si bien corresponden a Latinoamérica, nosotros somos parte del todo. También creo que hay otros factores a tener en cuenta, como el avance de la economía informal, que impone relaciones de trabajo muy complejas y variadas, a lo cual debemos sumarle también la pobreza y marginalidad social. Este nuevo contexto dio lugar al nacimiento de valores y comportamientos en la clase trabajadora, ya que los que trabajan se desinteresan de los que no trabajan, al tiempo que los que viven en la marginalidad social promueven reivindicaciones de supervivencia cotidiana. Las políticas y prácticas de las grandes empresas y corporaciones producen una separación entre los trabajadores, y de esta forma se pierde la solidaridad entre ellos. Hay una resignación que da lugar al individualismo del "yo contra todos" y el "sálvese quien pueda". De a poco, va desapareciendo la hermandad e identidad obrera, la lucha por un ideal común y hay una pérdida del concepto de colectividad de todos los trabajadores. Creo, Torcuato, que los gremialistas y sindicalistas tienen que ponerse a trabajar en estas variables si es que quieren mejorar su imagen y la realidad sindical. De hecho, sé que hay sindicalistas conscientes de estos problemas y están trabajando para modificar esta situación. Por eso tenemos que ser realistas y saber comprender que la crisis económica, social y política de la Argentina afecta a todas las esferas de la sociedad, lo cual quiere decir que el sindicalismo también está en crisis. Pero también creo que todas la crisis pueden dejar dos legados: la decadencia total y posterior muerte, o bien la vida y la esperanza. En este caso siento que la falta de autocrítica, de humildad y de sabiduría para 6o
Capitulo 2. El movlmiento sindical asumir la realidad de la crisis con todas sus causas y consecuencias siempre es signo cierto de decadencia. Pero las crisis son también nuevas oportunidades de vida y de crecimiento, siempre y cuando haya coraje y exista la voluntad política de asumidas y responder a todos sus retos y exigencias, entre ellas la auton-enovación y la autorreestntcturación. Hoy el sindicalismo argentino tiene dos opciones: ampliar, con honradez y capacidad personal, las tareas y el campo de acción, y convertirlo en un movimiento de defensa de los trabajadores, o bien estar condenado a una especie de degeneración corporativista, estigma que lo llevará a la pérdida de influencia política, identidad propia, militancia y confianza por parte de los trabajadores que dice representar. Es necesario impregnar de solidaridad a todos los sectores de la clase trabajadora, pero ésta no puede ser motorizada por intereses materiales inmediatos, sino por motivaciones más profundas en el orden moral, político y cultural, y por el poder movilizador de un proyecto político-histórico común, por un sueño que interprete a todos los trabajadores y alimente la esperanza colectiva. Si esta meta no se logra en un plazo razonable, la oposición histórica entre el trabajo y el capital se irá reemplazando lamentablemente por un antagonismo creciente entre ]os trabajadores que tienen trabajo permanente y protegido y los trabajadores con trabajo precario, o directamente sin trabajo, sumidos en una desprotección absoluta.
Di Tella: Discúlpeme, pero usted coincidirá conmigo en que los sindicalistas pelean cabeza a cabeza con los políticos para ver quién tiene la imagen más negativa. Kirchner: Creo coincidir con usted, ya que en los últimos años los sondeos de opinión han colocado a los sindicalistas en uno de los valores más bajos de aceptación y ponderación de la gente. Prácticamente, no existe credibilidad ni confianza en ellos. Si bien es cierto que la honestidad y la responsabilidad de muchos dirigentes está cuestionada con razón, esta situación de rechazo público 61
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene hay que encararla también en
el marco de las políticas y operaciones antisindicales que se generalizaron durante los últimos años por parte de los poderes establecidos, tanto político como económico, en el ámbito nacional y transnacional. Sin perjuicio de la deformación objetiva, en no pocos sectores, de la práctica sindical. Hay un punto central: la estrategia del manejo neoliberal y monetarista de la crisis que apunta a desarticular y desintegrar al movimiento sindical y a la clase trabajadora organizada. Para lograrlo se llevan a cabo todo tipo de campañas de desprestigio contra los sindicatos, sus dirigentes, sus acciones y sus propuestas. Tanto en la Argentina como en la región, y más allá de los distintos regímenes políticos imperantes, se hace evidente una limitación creciente, y en algunos casos muy grave, de los derechos y libertades de los trabajadores y sus organizaciones por parte de los poderes públicos y el empresariado. Creo que éste es uno de los momentos más dificiles del movimiento obrero argentino, porque no hay una CGT que conduzca y lidere los reclamos de la sociedad. Es vital, si se quiere asegurar la existencia del sindicalismo argentino y revertir esta pésima imagen, que la concepción política y la estrategia que han conducido a aquellos errores fatales no se repitan jamás. Por esto, en mi opinión, las centrales obreras deben dejar de lado intereses y cuestionamientos estériles e inconducentes y debatir un proyecto económico-social alternativo y posible que desemboque en una confederación unificada, con renovación democrática de autoridades y que sirva en verdad para impulsar un cambio político que definitivamente favorezca los intereses nacionales y populares. El alineamiento automático o la subordinación partidaria sin proyecto nacional de país termina siempre entrando en conflicto con las necesidades y derechos de los trabajadores y lesionándolos en vez de beneficiados. Por lo tanto, el desafío y la tarea de los sindicalistas es replantearse sus objetivos y estrategias a partir de una autocrítica profunda y sincera, cuyo primer objetivo debe ser reconquistar la confianza y la voluntad de sus representados, la base para transformar cualquier realidad.
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Capítulo 2. El movimiento sindical Di Tella: Si bien tiene características que le son propias, el panorama de los sindicatos argentinos que usted describía parece no estar demasiado alejado de la situación que atraviesan los trabajadores de los países del Primer Mundo. Kirchner: Sí, es cierto. leí una encuesta realizada en Alemania que dio como resultado un panorama similar al que padece el sindicalismo argentino. En ese país, el 25 % de los trabajadores, limémoslos una elite, están estabilizados, cualificados y protegidos por convenios colectivos de trabajo en las grandes empresas. Existe otro 25 % de trabajadores periféricos poco calificados, empleados en forma precaria en las numerosas pequeñas empresas y servicios de subcontratación, mal pagados y con condiciones de trabajo sometidas al arbitrio del empresario. El 50 % restante está constituido por trabajadores marginales, desempleados o subempleados, con trabajos ocasionales o de temporada, sujetos a una pobreza creciente. En una punta de esta clase trabajadora hay una especie de aristocracia obrera replegándose cada vez más sobre sus privilegios y sus cuotas de poder, y, en la otra punta, una mayoría hundiéndose gradualmente en la pobreza, la marginalidad y el anonimato social y político. Si esto pasa en Alemania, resulta claro que el panorama laboral argentino es todavía mucho más grave, complejo y de consecuencias sociales y políticas que impactan de modo progresivamente más negativo en los procesos democráticos, las posibilidades de un nuevo desarrollo y de una mayor integración. Una situación de tal gravedad puede ser mejorada, pero siempre a partir de la fórmula que dio origen al sindicalismo: la solidaridad. Unir y vincular mediante el ejercicio de una nueva ética de la solidaridad a los que todavía tienen trabajo con la múltiple variedad de situaciones del resto de la clase trabajadora es una responsabilidad y una tarea que son imperativas. a necesario hacerlo, primero, para renovar el sindicalismo existente y facilitarle su reencuentro con sus ideales históricos más auténticos y, segundo, para construir un poder social efectivo de la clase trabajadora organizada. 63
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
De esta manera se podrá tener capacidad de modificar en favor de todos los trabajadores la actual relación de fuerza y de poder. No digo que sea tarea fácil, porque no puede llevarse a cabo solamente invocando o tratando de concertar los intereses materiales inmediatos y los corporativos. Pero para tener éxito y lograr que este sueño se haga realidad, es necesario apelar a motivaciones morales, políticas y culturales, y esto sólo es posible en el marco de un ideal compartido, de una visión de la sociedad y de la utopía que le confiere sentido, razón y un peso decisivo a la necesidad de esta renovación y transformación de todo el movimiento obrero organizado. Sin esta solidaridad de los fuertes con los débiles, de los privilegiados con los pobres, la fuerza y la capacidad del sindicalismo actual declinarán inevitablemente. La población económicamente activa se disgregará en muchos segmentos separados por un abismo cada día más profundo y, en muchos aspectos, directamente antagónico.
Di Tela: En Brasil el sindicalismo tiene una organización completamente distinta a la de la Argentina. La base de todos los gremios es el sindicato local, a nivel municipal, que es el que tiene reconocimiento legal, y es él el que recibe las cuotas que se descuentan a los afiliados, de las que envía una proporción a nivel nacional Por supuesto, elige sus propias autoridades sin posibilidades de intervención por la organización nacional. Esto produce una cierta caotización del movimiento obrero, porque es dificil armar entidades nacionales, pero ése es el precio que se ha pagado por la autonomía genuina del sindicalismo. Los brasileños, tanto del PT como de otros grupos más moderados o bien más de izquierda, dicen que la unidad de la clase obrera la deben conseguir los trabajadores mismos, y no ser concedida desde arriba. El tema es complejo, y es difícil introducir cambios, en éste como en otros temas, como lo demostró la reacción peronista ante la Ley Mucci propugnada durante la presidencia de Alfonsín. Kirchner: Bueno, la reacción sindical contra la Ley Mucci y los 64
Capitulo 2. El movimiento sindical paros generales que la CGT protagonizó contra el gobierno de Alfonsin se dieron en una etapa muy especial del país y del peronismo. Había en el peronismo una discusión acerca de cómo seguía la historia después de su primera derrota electoral. Creo que aquél fue otro momento histórico. No me parece que haya en este espacio institucional e histórico de hoy demasiadas posibilidades para el apriete o para la presión sectorial bajo formas extorsivas. Recuerdo cuando se quiso imponer el pago del Fondo de Incentivo Docente a los transportistas: allí se dio ese mecanismo de presión sectorial en forma mucho más fuerte de lo que podría hacerlo hoy un sindicato. En ese momento, los camioneros amenazaron con parar y producir un desabastecirniento de productos y combustibles si los obligaban a pagar el impuesto. Hoy, con un ejército de desocupados en la calle del 17 % o más, las posibilidades de presión que tiene un sindicato, por lo menos al viejo estilo que se conocía, se tornan francamente irrepetibles, difíciles. Además, hay una transformación del movimiento sindical muy importante. De la hegemonía de los sindicatos de producción se pasó a la hegemonía de los sindicatos de servicios, que son las actividades que han crecido. Así, vemos un auge de los sindicatos de transportistas, bancarios, comerciantes, etc. En realidad, el sindicato por propia historia tiende a arreglar y conciliar con el poder. El sindicato no es una experiencia de conflicto permanente y prolongado con el poder. Al contrario, vive de la puja y el acuerdo. Esta es la gimnasia que tiene el sindicalismo. Durante la década pasada se instaló en la sociedad la idea de que la flexibilización laboral era la panacea que resolvería todos los problemas que el mercado del trabajo arrastraba. Los temas de los costos laborales y de la necesidad de la flexibilidad fueron permanentes entre los voceros del pensamiento único. Pero cuando el modelo cayó, los únicos logros que quedaron a la vista fueron la precarización del trabajo por un lado, recuerde usted los contratos basura, y un desmesurado beneficio económico del empresariado por el otro. El alarmante índice de desempleo que hoy refleja el sistema no se debe sólo a la vigencia de las actuales leyes laborales, sino que también 65
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene debe su origen a las inexistentes políticas de producción del modelo menemista, que, como ya le expresé, deberán ser reformuladas para revertir el desempleo. Tenemos que tener en claro los roles que tiene que cumplir cada uno en la sociedad: los empresarios tienen que maximizar la ganancia y los dirigentes gremiales tienen que representar a los trabajadores en la puja por la distribución del ingreso y no negar el conflicto. Porque el conflicto existe y va a existir. El tema es cuando el liberalismo y la globalización quieren negar el conflicto, como si todo fuera homogéneo, como si no pasara nada. Por otro lado, Torcuato, entre las recetas para una renovación de la organización sindical que han circulado en los últimos años a mí no me convence totalmente la creación de "sindicatos por empresas". Lo he discutido con algunos dirigentes sindicales y hay indicios de que, luego de algún tiempo, éstos pasan a ser "sindicatos de la empresa" y debilitan de esta manera la organización sindical. Esto no debe confundirse con la posibilidad de que un sindicato aborde negociaciones por empresa, teniendo en cuenta por ejemplo distintas rentabilidades, lo que no sólo es correcto sino que además aconsejable. Pero, evidentemente, el sindicato individual por empresa es un desprendimiento directo del modelo neoliberal imperante en el mundo durante la década pasada. El sindicalismo argentino tiene que trabajar para recuperar su credibilidad y representatividad en defensa de los intereses de los trabajadores acompañando políticas de producción nacional por y para los intereses de los trabajadores que representa y por aquellos proyectos económicos, sociales y políticos que sirven y son funcionales a ellos.
Di Tella: También está el tema complicado de las obras sociales manejadas por los sindicatos, que no tienen un equivalente en Brasil, porque ahí las maneja el Estado (salvo algunas prestaciones complementarias de algunos gremios lnás prósperos). Me gustaría tener su opinión sobre este tema. ¿Qué se debe hacer para dinamizar las obras sociales de los gremios? 66
Capítulo 2. El movimiento sindical Kirchner: La cuestión de las obras sociales es un tema complejo a tratar, ya que este sistema nació a la luz de un modelo de país y de organización sindical hoy inexistente y que fue mutando en forma desordenada. A esto debemos sumarle que, al existir falencias en su legislación, hubo gente e instituciones que lucraron y usufructuaron para su propio beneficio. Tal es el caso de las prepagas con fachada de obra social que aprovecharon ventajas impositivas y de financiamiento, o de las obras sociales con convenios de desregulación apócrifos y con fondos garantizados. También están las obras sociales con estructuras prestacionales cedidas a grupos de poder que dan su nombre a terceros para aprovechar las ventajas de la desregulación, o aquellas que tienen un empleado cada 10 afiliados. Torcuato, creo que llegó el momento de que de una vez por todas se ordene el sistema: es preciso actualizar la legislación, blanquear situaciones inexistentes y darle un marco que permita establecer reglas claras e igualitarias. Debemos aclarar el rol que tienen en la sociedad tanto las obras sociales como las entidades de medicina prepaga, las compañías de seguro de sepelios, las cooperativas y las mutuales. Tenemos que damos cuenta de que la salud es una prioridad con la que no se puede jugar y ser un improvisado, ya que detrás de cada institución u obra social hay personas que necesitan ser atendidas de la mejor forma.
Di Tala: Eso me hace acordar del PA ML. Kirchner: Por más que técnicamente sea un componente del sector de las obras sociales, creo que el PAMI merece ser tomado como un paradigma de las cosas que no se deben hacer. Esta institución está integrada por una mezcla rara de esforzados trabajadores de la salud con una vocación blindada por las diversas conducciones políticas y sindicales de distintas extracciones, gerentes de antigua data con conexiones e influencias siempre vigentes, licitaciones preacordadas, prestaciones geriátricas y funerarias siempre sospechadas y sabe Dios cuántas cosas más. 67
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene Creo que es hora de barajar y dar de nuevo, que es hora de replanteamos qué es lo que queremos para el PAMI y qué es lo mejor para nuestros mayores a fin de asegurarles una prestación digna.
Di Tella: Hemos hablado mucho de los sindicatos, pero poco de las condiciones en que desarrollan su tarea los trabajadores. Hoy la Ley de Flexibilizad& Laboral sigue vigente, pese a que su aprobación se convirtió en uno de los mayores escándalos políticos de los últimos años. Cree que habría que derogarla? Kirchrier: La aprobación de esa ley estuvo viciada de origen. Fue penosa y decadente por las acusaciones de coimas contra los senadores, pero además por el rol que cumplió el gobierno de entonces, que cedió frente ala presión de grandes organizaciones empresariales/financieras y organismos multilaterales de crédito. En realidad, esa norma fue una coartada para aprobar una cosa que no tenía ninguna justificación, ni política, ni ideológica, ni histórica, ni siquiera de gestión de gobierno y gobemabilidad. A mi entender, la ley responde al modelo de acumulación implantado en nuestro país en los últimos veinticinco años, basado en la transferencia de ingresos a partir de la especulación financiera, la evasión impositiva y la transferencia de recursos del sector público al privado. Este proceso se verificó a escala mundial y se fue desarrollando progresivamente en toda América Latina hasta hacerse presente en la legislación laboral de la región. En ]os 90, el auge del neoliberalismo impuso en muchos países de América Latina ideas desreguladoras y flexibilizadoras. Después de las crisis fiscales y los fuertes déficit de las economías de la región, el Fondo Monetario Internacional condicionó su apoyo a la implementación de reformas tendientes a lograr una mayor flexibilización numeraria, facilitando el despido y los contratos temporales y reduciendo las cotizaciones sociales, medidas compartidas por el empresariado. Sus demandas se traducen en el control del salario, la reformulación 68
Capitulo 2. El movimiento sindical
de los convenios colectivos y del poder sindical, la flexibilización de los contratos de trabajo y de la indemnización por despido. La profundización de normas field bilizadoras de esa naturaleza forman parte de la propuesta de los acreedores externos como condición indispensable para el crecimiento de una economía en recesión. Hubo reformas flexibilizadoras en la Argentina, Perú, Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela y Brasil, la mayoría influenciada por la legislación europea en la materia. En el caso de la reforma laboral argentina, se enmarca en una politica tendiente a satisfacer las demandas de los organismos internacionales, pero también de otro protagonista del escenario nacional e internacional: las grandes organizaciones empresariales/financieras. A modo de ejemplo, los mayores índices de ocupación se produjeron entre 1973 y 1974, cuando la legislación era más protectora del trabajador, en donde se alcanzó prácticamente pleno empleo, con una tasa de desocupación no mayor a 4 % de la población económicamente activa. Nuestro país absorbió, inclusive, grandes corrientes migratorias de los países hermanos vecinos. Los índices más negativos se registran a partir de 1995, con una legislación, desde el punto de vista de la protección al despido, más flexibilizada. Inclusive, la sanción de la ley 25.250 requirió la connivencia de distintos actores sociales locales. En principio, un gobierno nacional con una cuestionada gobernabilidad y, por ende, con la urgente necesidad de emitir señales tanto hacia el sector interno como al externo a cualquier precio. Esto originó un discurso oficialista que detallaba las bondades de la ley respecto a la reactivación de la economía, un consecuente aumento del empleo, el mejoramiento de las condiciones laborales y la democratización de las negociaciones sindicales. Las estadísticas y las actuales condiciones económicas y sociales de nuestro país demuestran que nada de esto ocurrió. Sus fundamentos no fueron expuestos con sinceridad o parecieran haber estado en manos de inexpertos, ya que nunca se consiguieron los objetivos que declararon perseguir. Estamos en una tendencia de igualarnos hacia abajo. 6
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene En segundo lugar, hubo un grupo de legisladores, tanto oficialistas como opositores, dispuestos a ser cómplices del Poder Ejecutivo en la creación de las condiciones necesarias para poder intercambiar sus voluntades por prebendas, restándole legitimidad a la ley sancionada. La norma tiene que derogarse porque enfrenta serios cuestionamientos de constitucionalidad, en especial por la violación de esos artículos constitucionales que contienen los preceptos que caracterizaron hace más de un siglo al derecho laboral argentino. Además de esta ley, durante la gestión menemista se aprobaron reformas que no sólo no lograron aumentar el empleo, sino que colaboraron a que el trabajo existente disminuyera y se precarizara, por lo cual cada vez hay una brecha más grande en la distribución del ingreso, creció el trabajo en negro, se quitaron horas extras, las empresas buscaron formas más baratas de contratación, aumentaron las suspensiones y creció la cantidad de presentaciones de procedimientos preventivos de crisis. Además, se ha producido el efecto del trabajador adicional, es decir otros integrantes de la familia salen a buscar empleo, como es el caso de las mujeres y los hijos adolescentes, por la pérdida del empleo del jefe de familia. De esta forma, la tasa de desempleo es cada vez más alta entre los jóvenes y las mujeres, que son los que trabajan en condiciones más precarias y con menores salarios por la presión que sufren al tener al jefe del hogar desocupado. A la pérdida de derechos establecida por la ley o por el convenio colectivo, se le suman elementos de la realidad que tienen mucha incidencia en los trabajadores y sus organizaciones gremiales. La desocupación, la subdesocupación y el trabajo no registrado o en negro y su contracara, que es la virtual inexistencia de una red de protección social. Es decir, a la flexibilización de las normas laborales se le adiciona la flexibilización de facto: la extrema gravedad del contexto socioeconómico en que se implantan las normas. Por un lado, es sabido que las rebajas de las indemnizaciones por despido son un factor decisivo en la inestabilidad del trabajador y, en consecuencia, en el aumento del temor a perder el empleo. Por el otro, con el trabajador sometido al período de prueba se 7o
Capítulo 2. El movimiento sindical prolonga la precarización del empleo hasta por el término de un año. La experiencia demostró que el denominado "período de prueba" no generó empleo, sino rotación de distintos trabajadores en los mismos puestos de trabajo. Ni siquiera su reducción atemperó estas características negativas. Con esta ley, las únicas que aplauden son las grandes empresas, que son, en definitiva, las que usufructuaron la ley de empleo, el acuerdo de 1994 y las reformas flexibilizadoras de 1995. Las pymes no buscan una nueva flexibilización más porque son conscientes de que las anteriores no las beneficiaron. Entre las aspiraciones más importantes (acceso al crédito, tasas razonables, financiación de pasivos, apoyo tecnológico y capacitación) las pymes principalmente quieren mercado interno, y saben que las rebajas salariales operan justamente en su contra. Tienen conciencia de que el bajo poder adquisitivo de salarios y jubilaciones es un elemento que conspira contra sus posibilidades de producción, comercialización o prestación de servicios. En síntesis, no se puede esperar que una reforma laboral solucione por sí sola el problema de la desocupación, porque cualquier cambio en la legislación sólo incluiría al tercio de los ocupados. Ha quedado demostrado que la política laboral impulsada desde el Estado a partir de 1989, que se había puesto en marcha ya en los 70, buscaba flexibilizar las relaciones laborales creyendo que era la rigidez de las regulaciones la clave del problema del empleo. Sin embargo, la ilexibilización laboral que se hizo efectiva no logró contener la desocupación, porque el problema de la reducida demanda laboral no había que buscarlo en la supuesta inflexibilidad de la legislación laboral, sino, al contrario, en el contexto macroeconómico planteado por el modelo de acumulación instaurado en nuestro país.
Di Tella: Los padres de mis amigos liberales, a los que los peronistas denominaron oligarcas, nunca llegaron a aceptar del todo la introducción de los principios sociales que estableció Perón. ¿Hay alguna correlatividad histórica entre este legado liberal que cuestiona 71
Después del derrumbe. Teoría y práctica p olítica en la Argentina que viene
ciertos derechos de los trabajadores y la imposición de la flexibilización laboral? Kirchner: Sí, Torcuato, la revolución de junio del 43 generó una nueva normativa social con su protección al trabajo y a los trabajadores, producida no por el conflicto, sino por la diagramación de un proyecto de país nacional y popular. Pero durante las dictaduras posteriores a 1955 comenzó a surgir el embrión de la flexibilización laboral, porque estaba prohibida la actividad gremial, la negociación colectiva, y la dirigencia sindical fue víctima de la represión ilegal. Durante la segunda mitad de los 70, se produjeron importantes procesos de segmentación en el mercado de trabajo entre quienes se ocupaban en el sector formal y quienes estaban en el informal. Así, el cuentapropismo y el empleo precario adquirieron significación social y productiva. Después de algunas conquistas, como la aprobación de la ley sobre el régimen de contratos de trabajo en 1974, dos años después la dictadura prohibió la actividad gremial e intervino los grandes sindicatos y las grandes obras sindicales. También convirtió el derecho de huelga en delito del derecho penal, modificó la Ley de Asociaciones Profesionales de Trabajadores, suspendió el derecho constitucional de negociar colectivamente y derogó cláusulas de convenios colectivos vigentes. Durante la restauración democrática, las relaciones laborales y la negociación colectiva entraron en el escenario de la reestructuración de la economía, donde el modelo de flexibilización laboral era uno de sus componentes. Aquí comenzó un proceso de internacionalización de la economía en el cual, desde los organismos multilaterales de crédito, se promovieron desregulaciones, privatizaciones y flexibilizaciones como las que nombramos antes.
Di Tella: Volviendo al caso de la reforma laboral aprobada en el Senado en el 2000, ahora recuerdo que la investigación judicial por 72
Capítulo 2. El movimiento sindical
las supuestas coimas está apunto de cerrarse por las escasas pruebas en contra de los senadores involucrados. Kirchner: Creo que eso no es así. Hubo acusaciones gravísimas. Recuerdo que todo empezó cuando Hugo Moyano reveló que Alberto Flarnarique, ministro de Trabajo de aquella época, les había dicho a un grupo de representantes de los gremios rebeldes que disponía de "una Bandeo para convencer a los senadores" sobre la necesidad de aprobar la reforma. Incluso, un senador admitió el cobro de las coimas a una periodista de La Nación, aunque luego se desdijo. Otro dato que se comprobó fue que para la fecha de aprobación de la norma dos emp]eados de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) realizaron extracciones de dinero en efectivo del Banco de la Nación Argentina por $ 1.500.000 y $ 5.000.000 para destinarlos supuestamente a esos fines. El problema principal fue la falta de voluntad para investigar por parte de la Justicia, a lo que se sumó la falta de cooperación del entonces gobierno, que lo único que hacía era negar las acusaciones y proteger a sus funcionarios, no olvidemos que Chacho Alvarez renunció por eso. Pero, centrándonos en el tema judicial, no hay que olvidar que esa causa estuvo en manos del juez Liporaci, el mismo que después tuvo que renunciar acusado de enriquecimiento ilícito porque tiene una casa de un millón de dólares. Como usted verá, Torcuato, en la Argentina todo hace juego con todo.
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Capítulo 2. El movimiento sindical
,La organización sindical en la Argentina por Torcuato Di Te/la Como es
sabido, la legislación argentina permite sólo un sindicato "reconocido" u "oficial" en cada rama de actividad a nivel nacional. Otros sindicatos pueden organizarse, por establecimiento o por rama, pero quedan como asociaciones civiles, sin derechos especiales de negociación con los empresarios, y de hecho no existen. Algunos sindicatos tienen una estructura descentralizada, y sus unidades locales poseen las características de "sindicatos" federados a niveles provinciales y nacionales; otros —la mayoría—están centralizados, yen cada localidad importante lo que existe son "seccionales". La diferencia es importante, porque determina quién recibe el dinero de los afiliados, mandando sólo un porcentaje a los niveles locales (o nacionales, según sea el caso). Ha habido intentos legislativos, por parte del partido Radical cuando ejercía el poder, de imponer una descentralización y una representación de las minorías en todos los sindicatos, pero la oposición peronista los ha hecho fracasar. Las autoridades locales (sea de los "sindicatos" o de las "seccionales") son elegidas por medio del sufragio secreto. La mayoría toma todos los cargos; la justificación para esta regla es que si la oposición interna participara, se introduciría un elemento de divisionismo, y sería imposible tener reuniones secretas para establecer la estrategia en las negociaciones colectivas. Sin, duda, el "secreto" permite también otro tipo de negocios menos transparentes. Pero es preciso decir que también los sindicalistas brasileños, en general más democráticamente orientados que sus colegas argentinos, rechazan la participación de las minorías en las comisiones directivas de los sindicatos locales. Volviendo a la Argentina, las autoridades nacionales son elegidas en congresos, donde los sindicatos o seccionales están representados, en general proporcionalmente al número de afiliados. En esos congresos la oposición casi siempre existe, basada en sindicatos o secciones locales controladas por los rivales de la dirigencia nacional; pero el ejecutivo nacional electo en el congreso refleja simplemente a la mayoría, salvo que resulte de una alianza entre varias facciones. 75
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A nivel de empresa existen los delegados, electos en asambleas, o a veces por sufragio secreto. Gozan de ciertos derechos, como el de desempeñar las tareas sindicales en tiempo de la compañía. Cuando el tamaño lo justifica, los delegados eligen una comisión interna, que puede dedicarse a tiempo completo a sus tareas representativas. Sus miembros, debido al modo de su elección, a veces reflejan actitudes distintas a las de la dirección nacional. Un punto particularmente estratégico es el de la formación de una confederación nacional. La ley favorece la formación de una sola. Pero como esa confederación ejerce pocas funciones económicas o de negociación, y desempeña más bien un rol de tipo político, a menudo hay más de una en el panorama nacional, aunque hay una tendencia hacia la periódica reconstitución de la unidad en ese nivel. Desde la época de las intervenciones decretadas por el régimen de la "Revolución Libertadora" (1955-1958), a los miembros del partido derrocado les fue a menudo en teoría prohibida ]a actividad sindical. Pero debido ala falta de otros personajes fue muy frecuente que simpatizantes peronistas entraran como consejeros de los interventores. Comenzó así una compleja estrategia de lucha, que combinaba tos enfrentamientos con las negociaciones, muy criticada por la izquierda, tanto interna corno externa al movimiento. Al comenzar el régimen del general Onganía, en 1966. la CGT intentó nuevamente aplicar su táctica bifronte, lo que le valió una división importante, generándose la "CGT de los Argentinos", la cual, sin embargo, con el tiempo se eclipsó. Pero es interesante hacer aquí una referencia al fenómeno de los sindicatos "clasistas" de Córdoba, SITRAC y SITRAM, que protagonizaron una experiencia paradigmática en el movimiento obrero de la época. Ambos sindicatos, basados en empresas propiedad de la FIAT (Concord y Materfer), comenzaron promovidos por la empresa, que quiso probar la formación de gremios autónomos a nivel de fábrica, como posible modelo para el futuro, tema que también interesaba de cerca al gobierno, para debilitar a la CGT. Los ejecutivos eran duchos en la negociación con el sindicalismo "ortodoxo", usando los métodos habituales, pero debían conceder derechos obreros en la empresa a su parecer excesivos, ya que interferían con la productividad y la disciplina laboral. Como ]os 76
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trabajadores de ambas empresas eran altamente calificados, y bastante bien pagados, se podía suponer que actuarían de manera moderada. Se aprovechó la ambivalencia existente al respecto de si correspondía la afiliación a la UOM de los metalúrgicos o al SMATA de los mecánicos para lanzar, con apoyo de los afiliados, la formación de nuevos sindicatos autónomos, uno en cada fábrica.
Capítulo 3
La violencia
Capítulo 3. La violencia
Torcuato Di Bella: En este tercer punto me gustaría abordar la violencia que se está extendiendo en el país, asociada a la gran pobreza y a otros aspectos sociológicos. Yo creo que la violencia, de "arriba" o de "abajo", es un tema con el cual tendremos que convivir por mucho tiempo en América Latina. La situación económica del continente dista mucho de ser brillante, y bien se puede pensar por cuánto tiempo la gente la aguantará. Lo que produce violencia no es, por supuesto, la simple miseria. Durante las últimas décadas, ella, y su concomitante autoritarismo, han resultado de los esfuerzos de incorporación de la clase obrera y de sectores campesinos al sistema político. En gran medida ese proceso se ha terminado, sobre todo en los países de mayor desarrollo de la región y en sus sectores urbanos. Eso no quiere decir que los problemas de esas clases sociales se hayan resuelto, lejos de ello. Quiere decir sí que ellas tienen ya un sistema de representación, con su faz política, a veces cambiante, pero que se canaliza en un sistema de partidos políticos legitimizados, a pesar de sus altos y bajos en cuanto a prestigio, y de alternancias pacificas en el poder Sin embargo, queda aún la incorporación de los grupos más carenciados, en su mayoría campesinos y también marginales urbanos. ¿Cómo ve usted las fuentes de la violencia? ¿ Qué hay que hacerpara controlarlas, aparte de mejorar las condiciones de vida de la población para erradicar las fuentes de la delincuencia, que se nutren de la extrema miseria? Mire que yo escribí varias cosas sobre este tema, que van al final de este capitulo. Son un poco teóricas, pero a algunos lectores les pueden interesal; y además también tengo que impresionar a la gente de Mi oficio...
Néstor Kirchner: La inseguridad en la que nuestro país está inmerso puede compararse a una epidemia. Por eso la modalidad de trabajo a la hora de combatirla debe ser epidemiológica: esto significa que es necesario concebir e implementar un proyecto de seguridad nacional que establezca 8i
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las políticas públicas que se deben llevar a cabo en la materia y cuyo eje principal debe estar dado por la prevención del conflicto. El Estado debe estar en condiciones de discernir la violencia que es generada por una práctica política de la que se produce como resultado de una sociedad que distribuye su riqueza de manera injusta. Para que un Estado pueda hacer que sus ciudadanos cumplan la ley se debe reunir una serie de condiciones que podrían resumirse en dos premisas, En primer lugar, quienes forman parte del Estado deben cumplir la ley antes de requerirlo. En segundo término, cumplir la ley debe resultar más redituable que no cumplirla, debe funcionar el sistema de premios y castigos. Logrado esto, sería posible aislar a los violentos y dejarlos en evidencia, como paso previo a la represión estatal. Pero fíjese, Torcuato, qué ejemplos se le da a la gente desde algún sector de la dirigencia. El caso de la suspensión de las elecciones en Catamarca debido a los desmanes producidos por grupos que responden a un senador de la Nación como es Luis Barrioriuevo. Uno lo cuenta en un país desarrollado y no les entra en la cabeza: cómo un "hacedor de leyes" es el primero en romperlas porque una cláusula constitucional y la decisión de un juez no le gustan. Por si todo esto fuera poco, todo termina con robo y quema de urnas y la suspensión del acto electoral. La regla básica del contrato social, no solamente en la República Argentina sino en cualquier otra parte, es que el monopolio de la fuerza, el impedir algo por la fuerza, solamente puede estar en manos del Estado. Esto es lo que separa no ya a radicales o peronistas, izquierdas o derechas; esto es lo que separa el basamento de cualquier civilización organizada: no hacerjusticia por mano propia. Por eso digo que se trata de un problema mucho más profundo. No es solamente una cuestión de igualdad de los ciudadanos ante la ley, es esencialmente cómo funcionamos como sociedad. ¿Estamos dispuestos a respetar ese contrato social básico? Si admitiéramos que es posible reaccionar de esa forma frente a situaciones que nos son adversas, por más injustas e ilegítimas que nos parezcan, viviríamos en una jungla. 82
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En definitiva, tenemos como dirigencia la obligación de dar el ejemplo a la ciudadanía castigando al que hace las cosas mal y premiando al que las hace bien y dentro de la ley. Según los especialistas en psicología institucional, los seres humanos buscan ampararse en las instituciones porque las consideran fuente de protección y seguridad. Cuando esta expectativa no es respondida institucionalmente en la magnitud deseada, se transforma en fuente de frustración. Cuando la desprotección se torna real y concreta, cuando los mecanismos que regulan las leyes sociales, políticas y jurídicas comienzan a tambalear, se acrecienta el sentimiento de indefensión del ser humano, la violencia sale a la superficie y la delincuencia se vuelve una de sus formas de expresión. Yo considero, Torcuato, que existe una correlatividad entre la violencia institucional, social, y la violencia individual. El ser humano se enfrenta a situaciones de violencia al ver frustrados sus derechos en cuanto a salud, educación, trabajo y justicia. A la vez, se ve invadido cotidianamente por constantes y continuos flashes que le muestran los privilegios de los que gozaría si pudiera obtener aquellos bienes que, desde la realidad económica actual, muy pocos pueden tener. La falta de seguridad institucional y la realidad socioeconómica, por un lado, y los componentes individuales, por el otro, se convierten en los emergentes para que la agresión encuentre su forma de manifestarse a través de actos delictivos que, generalmente, son la respuesta a una sociedad que no contempla las necesidades básicas de los seres humanos que la componen. Entonces, para paliar la inseguridad deben tomarse medidas concretas que, por un lado, tiendan a reactivar la economía y generen puestos de trabajo dignos y, por otro, permitan la implementación de una fuerte política de seguridad social. Creo que las desigualdades sociales generan violencia, proceso agravado cuando la renta política, es decir, la diferencia entre el ingreso de un dirigente político y la gente que está en los niveles mínimos de subsistencia, es muy alta. Pero la desigualdad no se genera sólo desde la clase política. Al lado 83
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de esos políticos hay una clase, alrededor de! 10 %, que son el sector de la economía más concentrada, que hoy se apropia 20, 30 o 40 veces más de lo que se apropiaba antes. Me parece que el punto de fractura hoy en la sociedad, que genera violencia, no es la pobreza sino la tan marcada y notoria desigualdad entre los que tienen, que cada vez tienen más, y los que no tienen, que cada vez tienen menos. Cuando la pobreza es generalizada o cuando hay una sociedad que tiene graves problemas en su conjunto, surge un esfuerzo de solidaridad interna entre las personas, pero éste no es el caso. Me parece que éste es el punto de inflexión, aunque no solamente por la actitud de la clase política, sino por los grandes grupos concentrados de la economía. La falta de trabajo en la Argentina es tan evidente y tan aguda que la protesta social emerge de esa situación como una consecuencia de pura lógica. Es un tema complejo porque es muy difícil establecer una política universal de planes sociales que dé plena equidad. Se debe resolver en convivencia, pensando en la gente y con absoluta responsabilidad, teniendo absoluta comprensión de la situación social que viven tantos argentinos que están excluidos. Usted sabe, Torcuato, que la pobreza no es sólo un concepto económico, también es un concepto moral. Nos llega cuando nos han enfermado el alma, cuando nos han metido en la cabeza que cada uno de nosotros puede salvarse independientemente de lo que le pase al otro, que no interesa si el otro pierde el trabajo mientras yo lo tenga, que no importa que al otro le rematen la casa porque no la puede pagar mientras yo me voy de viaje. Lamentablemente, ésta es la Argentina de las últimas décadas, la Argentina de la falta de solidaridad, de la falta de reglas de juego, donde no se respetan los derechos del otro. Se requiere, entonces, un proyecto de país. No solamente una propuesta económica o una propuesta social, también es necesaria una propuesta moral. Tenemos que volver a respetar las normas y los derechos del otro, pero en una Argentina donde los que se han robado el país y los que se 84
Capitulo 3. La violencia han quedado con el ahorro de los argentinos están libres resulta muy difícil decirle a la gente que hay que respetar las normas. Por eso se torna imprescindible que quien ocupe el gobierno reconstruya esa moral. Si me toca conducir los destinos de la Nación, cada argentino y cada argentina podrá tener la plena seguridad de que el que viole la ley será castigado y penado. No solamente irá a la cárcel el que roba gallinas, sino también el que se robe el patrimonio de la Nación.
Di Tel la : Retomando la cuestión de la violencia, independientemente de las fuentes que la generan y de la posible justificación ética de ciertas reacciones violentas, que han sido avaladas inclusive por la Iglesia, es preciso tener una actitud sobre cómo enfrentar las manifestaciones violentas o semiviolentas, cualquiera sea su origen ojusti icación moral. ¿Podemos dejar que los piqueteros continúen cortando rutas? ¿ Qué pasa si ciertos grupos deciden ocupar edificios públicos, corno se hizo con el Rectorado de la Universidad de Buenos Aires, cuerpos legislativos o ministerios? Qué pasa si algunos quieren ocupar tierras que consideran mal explotadas o que les quitan a ellos acceso a un predio que puedan cultivan como hacen los Sem Terra de Brasil? Kirchner: Desde el punto de vista jurídico-político e institucional hay que tener en cuenta cuestiones que están íntima y directamente relacionadas. En primer lugar, en la República Argentina debe imperar la ley. Ninguna transgresión a ésta debe ser consentida. No hay pretextos. Ahora bien, dicho esto, hacer que la ley se cumpla supone un Estado que encarcele a los banqueros que roban, los ricos que sobornan, los políticos que reciben dádivas y los empresarios que evaden. Sólo ese Estado es el que tiene la autoridad moral de hacer que la ley sea igual para todos, poderosos y piqueteros. Si e] Estado carece de dicha autoridad moral, los ciudadanos se sienten privados de protección, los sectores más vulnerables dan rienda suelta a la desesperación, y la clase media oscila entre el fastidio por un corte de rutas y el rechazo a la represión brutal. 85
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene A esto hay que añadirle que, cuando se corta una ruta, junto con los
funcionarios de Seguridad deben asistir los de Desarrollo Social y los de Trabajo. En segundo lugar, cumplir con la ley supone cumplir con toda la ley. Ante un corte de ruta, no sólo deben acudir las fuerzas de seguridad sino el fiscal, el juez y, si es posible, los legisladores, para hacer que el procedimiento se desarrolle y se concluya con total acatamiento a las normas vigentes, sin excesos de violencia que presagien nuevas contiendas. Que ningún responsable se parapete en su sillón. Tienen que asumir su responsabilidad todas las áreas que tengan incumbencia en el asunto. En tercer término, el descontento popular -como muchas otras asignaturas de la actividad estatal- exige un tratamiento preventivo. Esto quiere decir, lisa y llanamente, que el Estado cuenta con instrumentos, que no son las fuerzas armadas ni merecen serlo, para separar a quienes practican la violencia como metodología política inaceptable en el marco del Estado de derecho respecto de los que tienen hambre. Lo contrario sería la crirninalización de la pobreza. Una de las herramientas es el trabajo de inteligencia de seguridad, que cuando quiere hacer las cosas las hace, y la tarea ordenada de todos los sectores públicos de contención. No es lo mismo un Estado que reprime indiscriminadamente que uno que tiene diferenciados actores violentos de activistas sociales, e interviene anticipadamente y no cuando los hechos se han desbordado. Por otro lado, tanto la ausencia de redes de contención socia! como la falta de respuesta institucional aun proceso de exclusión social del cual fueron víctimas millones de argentinos en la última década llevaron a muchas personas a protagonizar episodios de violencia, acaso en repudio a la marginalidad a la que fueron condenados, otra forma de violencia, esta vez del mismo Estado que debería protegerlos. Los piqueteros forman parte de la realidad de la Argentina, son sectores que se expresan de ésta u otras formas y que tienen que tener como respuesta políticas activas de crecimiento, no represión. Cuando las contradicciones de una sociedad se resuelven con represión y no por la razón es muy grave. 86
Capítulo 3. La violencia La represión no puede ser una respuesta a los grados de conflictividad social. Más allá de que cortar rutas pueda constituir un delito, lo cierto es que mucha gente no tiene otra manera de expresarse. No estoy con esto justificando ninguna medida que esté tipificada en el Código Penal. Sí estoy diciendo que resolver este grado de conflictividad social con palos no es bueno. Por otro lado, reclamar que los piqueteros que tengan medidas o proyectos alternativos, como hacen algunos, es una necedad, porque sus dirigentes representan a un sector determinado y reclaman según sus responsabilidades. Lo que tiene que hacer el gobierno nacional es evitar la confrontación y formular una propuesta para estos sectores. La verdadera discusión que tenemos que dar los argentinos es ver cómo hacemos para incluir a los desocupados para que no se vean obligados a cortar rutas para hacerse oír en una Argentina que parece bastante sorda desde hace mucho tiempo. Es como si hubiera otro país que aparece únicamente cuando se inunda, cuando los piqueteros cortan una ruta, cuando hay una tragedia o cuando nos tapa la nieve, según la región o la problemática que se tenga. Esto no es nuevo, no es de ahora. Creo que hay tres Argentinas muy marcadas: la del Norte, que está luchando en el límite por sobrevivir; la Patagonia, con escaso desarrollo, nulas políticas promocionales y las pocas que hay con amenazas en ciernes de que nos sean arrebatadas, y la del Centro del pais, donde están las grandes urbes que concentran el mayor grado de riquezas y, al mismo tiempo, un grado de miseria creciente. En la Capital Federal, que tiene un ingreso per cápita alto por sobre el promedio nacional, muchas veces se discute una problemática determinada sin tener en cuenta que los límites en el interior del país son de sobrevivencia. Por eso la mirada de la dirigencia que tiene una experiencia política fundamentalmente en los grandes centros urbanos tiene que virar hacia el interior, pero no solamente con motivo de la explosión o del piquetero, como cuando ocurrieron los desgraciados hechos de Salta en el 2001.
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Di Tella: Qué le ha parecido la reacción del gobierno frente al fenómeno piquetero? Kirchner: Bueno, el gobierno ha ido variando su política. A veces pareció tentarse por la represión, pero después actuó con una mayor tolerancia. En ambos casos recibió críticas. Por supuesto, e] episodio más desgraciado fue el que ocurrió en el puente Pueyrredón, en Avellaneda. Allí tenemos una experiencia para no repetir. Ese 26 de junio se mató a dos militantes, militantes sociales, eso fue una barbaridad. Por suerte la reacción oficial concluyó con la detención de los responsables directos de esas muertes lamentables y sentidas. Creo que los asesinatos de Kosteki y Santillán me hicieron recordar a muchos compañeros que murieron brutalmente por manos bestiales, entre ellos el primer desaparecido, que fue Felipe Valiese. Cuando la represión se produce de esta forma indiscriminada sucede ese tipo de tragedias que lamentamos todos los argentinos. Mi posición es que ante la violencia que ejerce la delincuencia, hay que actuar con mucha prevención y una inteligencia activa que anticipe, que diseñe el mapa del delito; pero con la violencia social es diferente, creo que, claramente, hay que darle un tratamiento diferente. En este sentido, los Planes Jefas y Jefes de Hogar fueron una salida importante porque el gobierno logró llegar a millones de argentinos que estaban de la mano de Dios. Y hay que mantenerlos mientras dure la emergencia, sin perjuicio de que no hay mejor política social que un proyecto de país cuyos ejes sean la producción y el trabajo. No se puede pensar estratégicamente la Argentina considerando como única solución los planes sociales. Debemos convertirlos en trabajo digno y con posibilidades de realización en el futuro, pero está muy claro que estos planes evitaron y siguen evitando que el país se incendie.
Di Tella: En la Argentina, a pesar de todo, hemos avanzado mucho en cuanto a colvivencia política y social. Convivencia no quien decir coincidencia: el conflicto siempre existirá, e incluso, en sus bordes, tendrá expresiones de violencia y de intolerancia. 88
Capitulo 3. La violencia Pero hasta esos mismos ribetes más confrontativos pueden ser sanos para la sociedad, vistos en perspectiva, aunque en lo inmediato generen irritación y parezcan no conducir a nada positivo. Por otro lado, cuando nos comparamos con los "civilizados" países del Norte, bien podernos recordar que en pleno siglo XX los Estados Unidos tuvieron a un presidente asesinado, y luego le pasó lo mismo a su hermano y a Martín Luther King. Las luchas por los derechos civiles de los negros generaron brutales tensiones, que revelaron la naturaleza absolutamente antidemocrática y corrompida de los estados del Sur. Y Europa también ha tenido serias crisis, que en su momento llevaron a más de un observador apresurado a concluir que su clase política adolecía de una enfermedad terminal, por ejemplo, en ocasión del asesinato de Aldo Moro. Sin hablar de la más reciente xenofobia que se apodera de varios países de ese continente. ¿Será que tampoco ellos están preparados para la democracia? Si que lo están, pero democracia no es igual a ausencia de problemas. Lo que hay que ver, con una perspectiva histórica, es si esos problemas se van résolviendo, lo que en general en aquella parte del inundo ha ocurrido, pero en ciertos momentos no parecía ser el caso, o tardaba demasiado. Nosotros también tenemos que adoptar una visión de largo plazo, sin simplismos optimistas ingenuos, pero también sin pesimismos que no por parecer más "duros" son más realistas. ¿ Usted cómo lo ve? Kirchner: Si, es cierto, tenemos que tener una política de mediano y largo plazo, pero también dejar de ideologizar el tema de seguridad. Así como los neoliberales dicen que los únicos capaces de administrar con transparencia las cuentas públicas son los ortodoxos, los partidarios de la mano dura nos quieren convencer de que sólo ellos pueden garantizar la seguridad y frenar la violencia. La vieja discusión es: mano dura sí, mano dura no; entonces nos traen ejemplos de Estados Unidos, donde hay un 5 % de desocupación, una policía absolutamente capacitada y controlada para esa función y una sociedad en la que no existe, porque no lo admite, la impunidad. 8
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En la Argentina es a la inversa: tenemos cerca de un 20 % de desocupación, falta de capacitación en nuestros recursos humanos, una sensación creciente de impunidad, donde al que tiene poder no le pasa nada, una suerte de criminalización creciente de la pobreza y una sociedad que en términos generales tiene marcada tendencia ano respetar las normas. Entonces, todo esto sumado a la mano dura es más violencia. De hecho, se han endurecido leyes y las cosas no mejoraron. La discusión entre los pretendidos garantistas y los de mano dura es una falsa opción. Como en muchos otros temas, en la seguridad hay mucha banalidad e imagen mediática y pocas políticas concretas. Un país, una provincia o un municipio se gobiernan con políticas concretas que evalúen la situación y tengan resultado. Sin embargo, en la Argentina seguimos discutiendo titulares y no el verdadero fondo de las cosas. Todo es tratado por medio de las encuestas, si las encuestas marcan que la gente pide dureza, entonces se dice que es necesaria mayor dureza. Esta es una manera totalmente equivocada de abordar el problema de la violencia y de la delincuencia, que no es únicamente un problema económico. Porque si mañana todos estuviéramos bien económicamente, ¿no habría más delincuencia? Eso es una tontería. Por eso repito que hay que dejar de lado esta polémica entre garantistas y mano dura porque el tema seguridad es mucho más que eso. Los que se denominan delitos de alta intensidad, vinculados con narcotráfico y redes de prostitución, merecen un tipo de política, y los delitos de baja intensidad, más vinculados a la situación social, merecen otro. Con las organizaciones delictivas no hay que negociar, en especial por la existencia de grupos y bandas muchas veces integradas por hombres que forman parte de los propios organismos de seguridad. En ese caso hay que trabajar para combatirlas con una policía ágil, honesta y moderna. La gran sensación que hoy viven los argentinos es de desprotección y falta de futuro, lo cual genera este grado de desconfianza, inseguridad y violencia. Se trata de un cóctel explosivo que hay que desactivar: la situación económica, la crisis política y la corrupción devuelven delincuentes que
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vienen de otros lugares a afincarse al conurbano bonaerense. Y así estamos hoy, inmersos en una guerra que no alcanzamos a entender bien de qué se trata, como si aparatos mafiosos se estuvieran enviando mensajes. En el medio de esa guerra estarnos los argentinos, y somos sus víctimas a través de la violencia, de la falta de trabajo, de la sensación de fracaso que nos envuelve como sociedad. Y lo que es peor, no sabemos si estamos ante una crisis o ante una decadencia. ¿Cuál sería la diferencia entre una crisis y una decadencia? Que en una crisis nosotros, como generación con responsabilidades históricas e institucionales, sedamos los responsables de poner este país en marcha y de pie con la colaboración de todos los argentinos. Si viviéramos una decadencia, eso llevaría varias generaciones de argentinos antes de que pudiéramos salir. A mí lo que más me preocupa es que los sectores que se han desenganchado del consumo interno porque están desocupados, con carencia de fondos, terminen descreyendo del funcionamiento del propio sistema democrático. Porque está la protesta que es legítima en cualquier sistema democrático y la violencia, que es el otro estadio de la lucha social y política, con limites muy difusos cuando se agudiza la cuestión económica. Esto me preocupa. Quienes tenemos responsabilidades institucionales, tenemos que tener un manejo muy responsable.
Di Tella: Debo decirle que, aunque me impresionaron mucho, como a todo el inundo, las muertes del 20 de diciembre del 2001 y los saqueos de esos días, no creo que hayan sido motivo para que un gobierno debidamente elegido renuncie. En todo caso, debió reorganizar sus servicios de seguridad, si es que había perdido control sobre ellos, que creo es lo que pasó. La caída de De la Rúa realmente ocurrió en octubre de ese mismo año 2001, cuando su partido perdió las elecciones legislativas ante el justicialismo. Lo que se debió hacer en ese momento fue aplicar la Constitución, que establece un jefe de Gabinete que sea el que realmente gobierne cuando el presidente no tiene mayoría propia, 91
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como ocurre en Francia (con algunas diferencias constitucionales de detalle, que no alteran el hecho). Lo que pasa es que el justicialismo no quería agarrar esa papa - caliente, y había una puja entre sus varias corrientes, imposible de dirimir ante la crisis, que exigía respuestas rápidas, en ese momento consideradas (erróneamente) innecesarias. Después, ante los sucesos del 20 de diciembre, no hubo más remedio que hacer que alguien tomara la responsabilidad, y es así como, tras el episodio Rodríguez Saá, se llegó a la asunción del presidente Duhalde. Me gustaría conocer sus comentarios sobre estos temas, y luego pasaremos al tema de las reformas constitucionales que pueda ser necesario establecer para asegurar un poder efectivo cuando el Ejecutivo no tenga apoyo suficiente en el congreso. Kirchner: Siempre es triste la caída de un gobierno que fue votado por la ciudadanía. Creo que el 19 y el 20 de diciembre la gente salió a la calle para juzgar, esencialmente, la gestión del gobierno nacional, porque la Alianza había despertado una gran esperanza de cambio expresada en fa Carta de los Argentinos. Sin embargo, la sociedad vio que De la Rúa no hizo más que profundizar las políticas que había llevado adelante Menem, hizo todo lo contrario de lo que había anunciado, mintiéndole a la gente. Esto provocó una crisis de representatividad que a su vez generó un vacío de legitimidad en las instituciones argentinas y en la clase política. Sin dudas, el 20 de diciembre se produjo un punto de inflexión en la política argentina. Los acontecimientos nos hicieron tomar conciencia de que debía surgir una nueva dirigencia y una nueva forma de hacer política. Yo le diría, Torcuato, que globalmente fue el fin de una práctica cultural de la política desconectada de la realidad. Fue el derrumbe de toda una dirigencia y la crisis más severa y profunda de un partido popular y democrático como el radicalismo. Pero tampoco el Parlamento tomó, tal vez, las medidas que tenía que tomar cuando, en un caso como ése, se encontraba frente a funcionarios que no ejercieron su cargo como debían. Ei mal desempeño en el cargo es una causal prevista en la Constitución 92
Capítulo 3. La violencia para el juicio político. Y cuando las instituciones no cumplen su función, termina cumpliéndola la gente, ya sea en las urnas o en la calle, como viene sucediendo. Después vino lo peor: la represión indiscriminada, absolutamente fuera de control. Yo no caigo en la postura de un golpe de Estado o un complot, con el que De la Rúa quiere cubrir su propia mediocridad e ineptitud y huir de su responsabilidad ante la Justicia. Pero tampoco quiero pecar de ingenuo y no advertir que en los saqueos hubo componentes que se salen de lo espontáneo. También le quiero recordar que la movilización popular de esos dos días fundamentalmente fue protagonizada por la clase media de la Capital Federal, que había apoyado masivamente a la Alianza en las elecciones de octubre de 1999 y salió a la calle a producir una auténtica revocatoria de mandato popular. De allí también surgió el famoso "que se vayan todos", pero esto tuvo mucho arraigo en la región metropolitana y no ocurrió lo mismo en otros distritos o en otras provincias donde los gobiernos contaban con un gran consenso. Me parece que, más que una expresión de demandas sociales, fue un juego de consignas en referencia a todos los que no pudieron darle una solución a los problemas de los argentinos.
Di Tala: ¿Cómo cree usted, que juega la carencia de un Poder Judicial cap fflable en el tema de la violencia? Kirchner: Esa carencia que usted señala, Torcuato, es una de las claves para explicar el espiral de la violencia en la Argentina. Porque desde Montesquieu para acá, en la división tradicional de poderes —en los gobiernos de las sociedades occidentales y democráticas—el Poder Judicial es el que equilibra y balancea el sistema, dándole funcionalidad. La base del contrato social pivotea en que cada uno de los que integra la sociedad acepta que cuando sus derechos son violados o cuando sufre un perjuicio por parte de cualquiera de los poderes del Estado, o de cualquier otro ciudadano o grupo de ciudadanos, renuncia a hacer justicia 93
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por propia mano. Esto es, renunciar a ejercer la violencia porque el monopolio de la fuerza es del Estado, principio básico de cualquier sociedad democrática. En este esquema, es el Poder Judicial el que debe restablecer el equilibrio y reparar a ese ciudadano por la violación o peijuicio sufrido, ya sea encarcelando al que cometió un delito, haciéndole pagar una sanción económica, o exigiendo que el Estado cumpla con sus funciones indelegables. Esto hace rato que en la Argentina no sucede. En síntesis, Torcuato, no hay poder que restablezca el equilibrio cuando éste ha sido violado. No tengo dudas de que esto contribuye activamente a generar violencia, es más, se vive la injusticia de tal manera que la gente tiene asumido que el hito siempre se corta por lo más delgado y que van presos solamente los ladrones de gallina. Es creciente la sensación de millones de argentinos de que a los que tienen poder, no hay Poder Legislativo, ni Ejecutivo, ni Judicial, que los alcance.
Di TelIa: Ahora tengo que hacerte otra pregunta: ¿qué habría que hacer entonces para lograr la oxigenación de la Justicia? Kirchner: Existe una demanda social en ese sentido y es nuestra obligación responder a ella. Por eso apoyé desde el comienzo el trabajo de la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados, presidida por mi coprovinci ano Sergio Acevedo. Siempre sostuve que el accionar de la Corte se asemejaba al de las corporaciones cuasi mafiosas. Parece mentira, Torcuato, pero es una verdadera vergüenza que uno de los poderes del Estado utilice la extorsión como método permanente de presión frente al Congreso y al Ejecutivo. Porque nadie ignora, ni puede soslayar, la coacción y la presión de la cual cotidianamente daban cuenta los medios de comunicación sobre la forma en que algunos miembros de la Corte Suprema han presionado a los otros poderes del Estado para que el trabajo realizado por la Comisión de Juicio Político no prosperara. 94
Capitulo 3. La violencia
No puede haber gobernabilidad con impunidad o sin un funcionamiento sano y republicano de los poderes del Estado. Por eso me parece que este pedido de juicio político a la Corte Suprema pretendía defender el interés nacional, los fundamentos de la Patria y de las instituciones. Y cuando se acusa a aquellos que no se han desempeñado correctamente o que han incurrido en mala conducta en sus funciones y misiones constitucionales, se está defendiendo a las instituciones. Si este país admite que haya jueces que no sean justos, estamos en los albores de un proceso de crisis que puede sumirnos en la decadencia. Al futuro lo vamos a construir de la mano de la vigencia de la ley y de los reproches a quienes incurren en mal desempeño. En ese sentido, hay que promover una reforma en el Consejo de la Magistratura, ya que en su rol de juzgamiento y designación de magistrados no alcanzó los resultados que la sociedad esperaba, pero fortalecer sus funciones porque es vital para la administración. Debemos elegir entre tener jueces probos y justos o seguir en este oprobio por el cual los ciudadanos de este país no tienen una Justicia como corresponde y deben ver magistrados que, como intérpretes finales de la Constitución, renuncian a ese mandato y ceden uno a uno sus deberes irrenunciables.
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Capitulo 3. La violencia
Los factores que llevan a la violencia por Torcuato Di Tella Las teorías sobre la génesis de la violencia a menudo van combinadas con otras sobre el estallido de revoluciones sociales. Pero la predisposición a Ja violencia de un individuo o de un actor colectivo es un hecho de la psicología social, necesario aunque no suficiente para el desencadenamiento de un proceso revolucionario. Es preciso, para entender este último fenómeno, tomar en cuenta otros múltiples factores, para evitar saltos deductivos apresurados. Un ejemplo clásico de sobresimplificación es el de James Davies, para quien las revoluciones ocurren cuando un período de prosperidad, que incrementa las expectativas, es seguido por un estancamiento o disminución económica, con sus consiguientes frustraciones. Varios saltos conceptuales se dan en esta argumentación. Primero de todo, la existencia de una prosperidad, o de una depresión, se afirma sobre la base de datos (medidos o estimados) para el conjunto de la sociedad, cuando son los actores individuales, no la sociedad, los que pueden tornarse violentos. Y los actores individuales no tienen por qué experimentar los mismos vaivenes en su situación que la sociedad en su conjunto. Por otra parte, una cosa es desarrollar actitudes violentas y otra protagonizar una revolución, lo que depende de muchas otras variables. La predisposición a la violencia de un actor o individuo resulta en principio de su intensidad de frustración, o deprivación relativa, términos que tomaré como prácticamente sinónimos. La frustración dependerá, por supuesto, del abismo existente entre las gratificaciones y las aspiraciones del actor. Las gratificaciones son de dos tipos, a saber, las que se refieren a su bienestar económico y las que derivan del ajuste entre la forma en que se maneja la sociedad y sus preferencias al respecto, al que podemos llamar realización de objetivos institucionales, la cual, por supuesto, no coincide con la satisfacción económica. Así, después de una reforma agraria, la comunidad campesina puede estar satisfecha por haber obtenido tierras, aun cuando los resultados económicos no se vislumbren. Claro está que si sigue pasando el tiempo sin que esos beneficios se noten, la 97
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satisfacción de todo tipo descenderá. Algo parecido ocurre con el poscomunismo en Europa Oriental, donde el entusiasmo inicial se diluye ante la lentitud o inexistencia de resultados positivos para gran parte de la gente, con el consiguiente resurgimiento de los rebautizados partidos comunistas. No es por lo tanto posible decidir si la insatisfacción (y por lo tanto, la violencia) es mayor o menor en períodos de prosperidad o de depresión. Lógicamente, en general será mayor en momentos de baja económica, pero esto depende también de los niveles de aspiración, que interfieren en cualquier asociación simple entre prosperidad y satisfacción. Ahora bien, la insatisfacción tiende a generar una agresión que se expresa en actitudes violentas, pero hay ciertas variables intervinientes. Una de ellas, la más obvia, es el grado de legitimidad de que goza el sistema social y político. En una sociedad altamente legitimada, como la Alemania Occidental de los años setenta, un sector estudiantil o intelectual frustrado puede albergar resentimientos y actitudes muy hostiles y potencialmente violentas hacia el orden imperante. Pero sus miembros se verán disuadidos por la alta legitimidad existente, y no sólo por la policía. Algo parecido, en menor medida, ocurría en Francia o en Italia. En muchos países latinoamericanos la falta de legitimidad hacía y hace que un nivel parecido de frustración conduzca directamente a la violencia, y tanto más cuanto que el bienestar es mucho menor. Aún es preciso considerar otra variable, a saber, el nivel percibido de amenazas, de cualquier origen. Si un actor se siente muy amenazado, probablemente tenderá a reaccionar con una mayor predisposición a la violencia, independientemente de su nivel de gratificaciones respecto de sus aspiraciones, Resulta entonces, en base a lo visto hasta aquí, que la violencia es generada por la deprivación relativa y por un sentimiento de estar amenazado, pero se modera ante la existencia de una alta legitimidad social. El tema de las amenazas, o peligros para el orden establecido, fue central en los primeros trabajos de Guillermo O'Donnell sobre la política latinoamericana, y con toda razón, aun cuando los mecanismos causales que suponía en acción fueran más cuestionables. Su hipótesis básica era que en nuestro continente, bajo condiciones de libertad y de democracia, 98
Capítulo 3. La violencia
la clase obrera tiende a organizarse de tal manera que constituye una amenaza intolerable para el sistema de dominación existente y para sus mecanismos de acumulación de capital. Esto seria porque, en contraste con los países de alto desarrollo, los sistemas capitalistas dependientes no pueden generar suficiente excedente como para cooptar y domesticar a los estratos más pobres de la población. Este argumento es bastante razonable, pero sería más verdadero si se lo planteara de manera relativa, o sea, afirmando que en los países de la periferia es más difícil (pero no imposible) que la clase trabajadora se canalice por la vía reformista y moderada. Por algo más de una década, la evidencia histórica pareció confirmar el veredicto pesimista de O'Donnell, pero sucesos más recientes apuntan en la dirección opuesta, y han sido sometidos ala correspondiente teorización, que, temo, ha dejado de lado lo válido del planteo anterior, que debía ser refinado en vez de abandonado. Lo que crea una amenaza al orden establecido no es principalmente una clase obrera autónomamente organizada bajo condiciones de democracia pero de escasez de recursos económicos. Este es un escenario posible, que se encuentra muchas veces en etapas tempranas de desarrollo, pero no es muy frecuente. Cuando la clase obrera tiene una alta organización, muy probablemente habrá ya conseguido algunos beneficios, y por lo tanto se cuidará de tirarlos por Ja borda con un comportamiento excesivamente riesgoso; en general seguirá actuando dentro de cánones clasistas, pero no necesariamente revolucionarios. Los objetivos revolucionarios son más bien típicos de una elite disidente e insatisfecha, ubicada en las regiones medias o aun altas del espacio social. Para tener éxito en estos objetivos, es conveniente, si no absolutamente necesario, para esas elites anti-status quo, obtener algún apoyo popular. Esto no es muy fácil donde existe una clase obrera de antigua y asentada experiencia organizativa, pero en cambio las cosas se hacen más expeditivas cuando se pueden reclutar adherentes entre sectores recientemente movilizados de las masas. En nuestro continente las posibilidades de formación de nuevos movimientos según los modelos del populismo clásico, desde un Vargas o un Goulart hasta un Perón, son más bien escasas. En Brasil, tierra por demás fértil en estas posibilidades, los herederos actuales o potenciales 99
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene del varguismo no parecen tener mucho campo de acción como agitadores populares, o si lo tienen es en pequeña escala y de manera más caudillesca y local que nacional. Por otra parte, uno de los componentes más importantes de su fórmula política, la clase obrera urbana, ha tomado un camino propio en el Partido dos Trabalhadores (PT), con una ideología mucho más radical pero con una praxis que de hecho es menos amenazante, pues tiene menos acólitos y aliados, y además, como ya se dijo, tiene bastante más que sus cadenas que perder.
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Bases sociales del fanatismo en el Tercer Mundo* por Torcuato Di Tella
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435732 porque A propósito digo "fanatismo" y no fundamentalismo el fenómeno es más amplio, y bien puede canalizarse por otros carriles, desde el cristianismo —bien visible en Irlanda del Norte--- hasta el m aaismoleninismo, que también es una religión. Y no se trata sólo del mundo islámico o árabe, sino también de todo el resto del Tercer Mundo, incluyendo a gran parte de América Latina. Lo que pasa es que hay algo de verdad en la vieja teoría del imperialismo y de sus efectos distorsivos sobre los países de la periferia, a quienes tanto desarrolla como desarticula sus estructuras sociales, generando brutales tensiones en el orden social preexistente, lo que es bueno y malo a la vez, pero muy peligroso. Y si no, que lo diga el Sha de Irán, ese dinámico gobernante que con el apoyo del capital internacional y de un gobierno autoritario pero efectivo estaba haciendo pasar a su pais del cuarto mundo al primero, o casi. El alto precio del petróleo ayudaba, pero no bastó, porque en 1979, justamente cuando se fue a las nubes, estalló la revolución islámica. ¿Por qué pasó eso? ¿Porque se estaba empobreciendo el país? No, porque se estaba enriqueciendo, créase o no. Pero expliquémonos. En cualquier ciudad media del Irán —o de cualquier otro país de la zona— existe lo que se llama el Bazar. El Bazar no es una mera atracción turística, sino un lugar donde se concentra una multitud de pequeños productores, artesanos, comerciantes, transportistas arcaicos, algún usurero y unos cuantos clérigos. Todos viven en condiciones que a un visitante occidental le parecen lamentables, pero que para ellos son el purgatorio que los distingue del * Basado en un texto de T. S. Di Tella, publicado en Diario de la Guerra, Editorial Perfil, 21 de octubre de 2001.
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Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene infierno, de la verdadera pobreza, de la que es mejor apartar los ojos, pero que ellos tienen bien metida dentro de su cabeza. El clero que vive entre ellos, que se mantiene en parte por su apoyo y por el de propiedades ancestrales de que disfruta, se recluta entre esa gente y vive de manera bien austera. Para esos mullahs, el cultivo de los textos religiosos, el mantenimiento de las tradiciones, son su Inodus vivendi . Sin esa superestructura, también ellos caerían en el infierno de la extrema destitución. En este mundo entró el Sha, desde los años sesenta, literalmente con una topadora, a pesar de ser, o quizás justamente por ser, un hombre moderno, quizás hasta progresista. Y tras él vinieron los supermercados, las grandes fábricas que desplazaron a los artesanos, los bancos, las universidades y escuelas más o menos laicas. Caro lector: ¿qué hubieras hecho ante todo eso, si hubieras sido uno de los que trabajaban o comerciaban en el Bazar? Desde ya, hubieras consultado a los clérigos para una orientación. Lo peor del caso es que al Sha —hombre progresista, sin duda— se le ocurrió, además, expropiar los bienes de las mezquitas, controlar los nombramientos y los gastos de sus funcionarios y establecer un sistema laico de educación, mientras dotaba a la policía femenina de unas infartantes minifaldas. ¿Está claro, ahora? No es como para convertirte en bomba suicida, pero alguna bronca acumularías, y un buen día te darías cuenta de que tu hijo sí se había enrolado en alguna de las milicias fundamentalistas. Lo paradójico del caso es que los economistas estaban sacando cuentas del producto bruto nacional, y registraban un importante avance. Claro, había "ganadores" y "perdedores". Mala suerte, muchachos, prueben con más energía la próxima vez, sean más eficientes, acepten un sueldo más bajo así no van a quedar desocupados. La "próxima vez" lo que van a hacer es probar contra las Torres, eso es lo que van a hacer. Lo que se precisa es avanzar hacia un gobierno mundial que ponga orden en el caos, que esté convencido de que la economía es para el hombre, y no el hombre para la economía. Las Naciones Unidas no son aún ese gobierno, y mucho menos su Consejo de Seguridad, o el Fondo Monetario, o el Banco Mundial. Son, sí, elementos de un gobierno mundial en formación, que como todo gobierno se funda en la coacción y el 102
Capitulo 3. La violencia
privilegio, pero que al menos puede dar alguna esperanza de orden, sujeto a algunas reglas. Esas reglas no deben ser sólo las que condenen y persigan al terrorismo y a quienes lo alberguen —cosa que sin duda hay que hacer—, sino las que impongan un sistema económico y social más justo, para construir una humanidad preocupada por el hombre más que por los flujos financieros y la recaudación de intereses.
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Capítulo 4 Las estructuras constitucionales
Capitulo 4. Las estructuras_constitucionales
Torcuato Di Tella: Las estructuras constitucionales también deben ser revisadas. Hay que explorar la disyuntiva presidencialismoparlamentarismo, cosa a menudo no hecha por considerar que nuestras sociedades son por naturaleza presidencialistas. Esto no tiene por qué ser así siempre, y de todos modos hay que conocer los g factores que lo hacen posible, sea para mantenerlos o para cambiarlos. Pasemos entonces al tema de los cambios constitucionales, o de la aplicación y práctica de 1os que se sancionaron en 1994. Esto tiene también algo que ver con el parlamentarismo, tema sobre el cual varios de mis amigos insisten mucho últimamente, aunque a mí mucho no me convencen. Sobre esto escribí un comentario de libro que ya le mostré y que está al final de este capitulo. Es cierto que el parlamentarismo se aplica en los países de mayor desarrollo cultural del inundo (con excepción de los Estados Unidos), y que seria bueno aproximarnos a sus prácticas. Pero hay que tener en cuenta nuestro nivel de desarrollo cultural y de convivencia cívica, que justamente nos diferencia de esas naciones de mayor fortaleza cívica. No es que estemos condenados a ser presidencialistas, eso puede cambian También puede mejorar nuestro subdesarrollo cultural y cívico, pero hay que tener cuidado en no poner el carro delante de los bueyes. ¿Es que se necesita parlamentarismo para acceder a un mayor nivel de cultura cívica o, al revés, es la mayor cultura cívica, el día que la alcancemos, la que nos permitirá tener un rol más central para el Poder Legislativo? Néstor Kirchner: Torcuato, de las veintidós democracias estables existentes en el mundo, tomando como parámetro aquellas que han durado cincuenta años o más ininterrumpidamente, veinte son parlamentarias, y este dato algo nos tiene que decir. A primera vista pareciera que el parlamentarismo representa una mejor opción que el presidencialismo, que este último disminuye nuestra capacidad de desarrollarnos culturalmente y de convivir cívicamente, 107
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instaurando la idea del acuerdo por sobre la del consenso. Pero entonces, ¿por qué tenemos un sistema presidencialista en la Argentina? Antes de contestar concretamente la pregunta, creo que es necesario que hagamos un poco de historia. El parlamentarismo se gestó en Inglaterra y desde allí se propagó por toda Europa. En esencia, establece la responsabilidad del gobierno en el Parlamento, que cumple una función legislativa y de control. En este sistema, los ciudadanos son los encargados de elegir a los miembros del Parlamento, quienes a su vez eligen a los integrantes del Poder Ejecutivo. Entre el Ejecutivo y el Parlamento hay un equilibrio especial, ya que el primero puede disolver libremente al segundo, y el segundo, al mismo tiempo, puede emitir un voto de censura o denegar un voto de confianza al primero. Por otro lado, tenemos el presidencialismo, donde el presidente de la República tiene preponderancia sobre los demás órganos. La influencia de este sistema en los países latinoamericanos fue una consecuencia directa del presidencialismo norteamericano. Es decir, hay una realidad histórica que nos relaciona directamente con este sistema. Tengamos presentes también las características innatas del colonialismo español del siglo XVIII, con un virreinato que ejercía su poder en forma autoritaria y directa. Esa misma esencia se imprimió en los políticos y caudillos independentistas y posindependentistas, y por eso el sistema que más se ajustó a nuestra realidad social y política fue el presidencialista. Pero, hoy en día, en América Latina existe la sensación de una dicotomía en la relación presidencialismo-dernocracia, porque se ha constituido en un vínculo predominantemente negativo y cargado de conflictos. Inclusive, se podría decir que es un nexo de equilibrios muy precarios e inestables, ya que en distintas variantes e itinerarios recientes del presidencialismo éste parece no haber establecido el marco institucional adecuado para el desarrollo de la democracia representativa, y menos aún para la creación de condiciones razonables de gobernabilidad. Torcuato, hoy en día pareciera que el presidencialismo no pudiese dar respuestas a ciertas situaciones que se presentan, corno cuando un presidente no goza de una rnayoria parlamentaria y surgen obstáculos insalvables para la aprobación de leyes y políticas públicas. Esta
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Capitulo 4. Las estructuras constitucionales
ambigüedad se multiplica cuando el Parlamento plantea exigencias competitivas y conflictivas de legitimidad.
Di Tella: Sé que no terminó de desarrollar su idea. Pero antes de avanzar quisiera preguntarle: ante esta situación concreta que usted plantea, ¿ quién está más legitimado para hablar en nombre del pueblo: el presidente o la mayoría en el Congreso que se opone a su política? Kirchner: Creo que el problema no sólo radica en esta confrontación de legitimidades, sino también en el hecho de que no hay principios ni mecanismos democráticos que la resuelvan. De la rigidez del presidencialismo, es decir, del mandato fijo, deviene un problema serio, porque no permite el cambio del Poder Ejecutivo en situaciones de crisis gubernamental, tal como nos ocurrió el 20 de diciembre cuando renunció De la Rúa, a la vez que no posee mecanismos constitucionales dinámicos que hagan posible adecuarse a situaciones cambiantes y difíciles, mecanismos que sí posee un sistema parlamentario, que cuenta con, por ejemplo, el voto de censura constructivo, la disolución del Parlamento y la convocatoria a elecciones adelantadas. Estos estigmas del presidencialismo se acentúan en la gestión de algunos presidentes que, creyendo ser la encarnación de la voluntad popular, han tendido a gobernar de acuerdo con un estilo de superioridad frente a los actores políticos y las otras instituciones del Estada Muchas veces esto se ha dado en total desproporción con la mayoría limitada del electorado que los eligió, concentrando el poder en sus personas y debilitando a las otras instituciones del Estado y a los partidos políticos. Tal fue el caso de los gobiernos de Fujimori y Menem, quienes de una u otra manera concentraron el poder en el órgano ejecutivo, lo que consecuentemente introdujo un debate y un fuerte cuestionamiento al sistema presidencialista. La administración de Menem provocó importantes cambios en la práctica institucional de la Argentina: la relación entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo fue sustancialmente modificada por el uso indiscriminado de 109
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los denominados decretos de necesidad y urgencia, herramienta que antes era utilizada por parte del Poder Ejecutivo sólo en casos y épocas excepcionales. Mediante estos decretos Menem no hizo ni más ni menos que concentrar el poder en el Ejecutivo: modificó o derogó leyes a fin de crear normativas nuevas que fueran de utilidad para su gestión, como aquellas que sirvieron para desregular algunos sectores de la economía. También influyó que la opinión pública centralizase sus demandas en el Ejecutivo, que estaba mejor preparado para reaccionar rápidamente cuando había que resolver cuestiones imperativas, como la crisis económica de 1989. Si no recuerdo mal, Menem firmó 540 decretos de necesidad y urgencia. Este comportamiento en un presidente podría ser entendible y comprensible si tuviera que gobernare! país con la dificultad de no contar con una mayoría en el Congreso que le permitiera aprobar las leyes necesarias para su gestión, pero éste no era caso del Menem, que contaba con amplia mayoría partidaria en ambas Cámaras. De la Rúa enfrentó una situación diferente de la de Menem, ya que la Unión Cívica Radical no poseía mayoría en ninguna de las dos Cámaras, pero así y todo hubo una gran expectativa en él y se creyó que su administración presentaría un cambio con respecto a este tema de la concentración de poder. Para sorpresa de todos, el hoy ex presidente promulgó en sus primeros cinco meses de gestión el doble de decretos de necesidad y urgencia que los que firmó Menem en el mismo periodo de tiempo. Lo que quiero transmitir es que creo que esta concentración de poder en el Ejecutivo no es consecuencia directa de la implementación de un sistema presidencialista, sino producto de los distintos estilos de gobiernos. Es una derivación del comportamiento de los hombres y no del sistema. En la Argentina hubo una frustración por los resultados de la gestión del gobierno de Menem y de De la Rúa, ]o cual produjo una situación de agresividad y puso a un sector de la población en contra de los partidos y de los políticos. Consecuentemente, esto llevó a un debate institucional sobre la transición de la democracia, su consolidación y su reforma, es decir, se comenzó a analizar la opción entre estas formas de gobierno, el 110
Capítulo 4. Las estructuras constitucionales presidencialisrno y el parlamentarismo, y entre los tipos de sistemas electorales, por mayoría y por representación proporcional. Creo que el parlamentarismo es un tema que hay que incorporar a la agenda, instalar su debate en la sociedad; recordemos que las ideas de Echeverría y Alberdi fructificaron muchos años después de ser enunciadas. Me parece que, de realizar un proceso de reforma democrática, seria muy distinto y favorable implementarlo luego de una discusión y análisis profundo, en lugar de los gallos y medianoches que presupuso la reforma de 1994.
Di Tella: En realidad, una Constitución presidenciaiista no es incompatible con una práctica parlamentaria. Lo demuestra, cerca nuestro, la historia de Chile, que desde la época del Frente Popular de 1938 hasta la Unidad Popular de 1970 tuvo gobiernos que a menudo cambiaban, bajo el mismo presidente, como resultado de alianzas que se hacían y deshacían, en la derecha, el centro y la izquierda. Y lo mismo pasa en Brasil, donde Fernando Henrique Cardoso tenía que tejer y destejer apoyos legislativos todos los días, y pronto le va a pasar lo mismo a Lula, porque también ahí su partido no tiene más que el 25% de las bancas legislativas. En la Argentina es mejor prepararse para unfortalecimiento del rol del jefe de Gabinete, que, a su vez, no reflejará de ninguna manera una "voluntad popular" (inexistente), sino un abanico de opciones que los electores han tomado y que pueden cambiar, sobre la base de la experiencia, cada dos años. 'Granen Como usted recordará, Torcuato, la figura del jefe de Gabinete de Ministros fue introducida por la reforma constitucional de 1994 y es hija directa del Pacto de Olivos, que firmaron Menem y Alfonsín. Este último quería realmente establecer un primer ministro como en los sistemas parlamentarios, pero como Menem se oponía, se creó este instituto. Lo que hace la Convención Constituyente de 1994 es incorporarlo en la Constitución con el rango de ministerio, por lo que el Poder Ejecutivo 111
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sigue siendo unipersonal, a cargo del presidente o de su reemplazante natural en caso de algún impedimento. Con esta institución se buscó encontrar una atenuación del sistema presidencialista, a fin de poder diferenciar la conducción estratégica del Estado de la administración cotidiana de los asuntos públicos. Mientras que la primera de estas funciones continúa siendo confiada al presidente de la Nación, al que se le reconocen los tradicionales roles de jefe de estado y de las fuerzas armadas, la segunda fue atribuida a la nueva figura de jefe de Gabinete de Ministros, quien, al ejercer la administración general del país, pasó a coordinar el aparato tecnoburocrático estatal. En los regímenes parlamentarios, la jefatura del Estado y del gobierno la ejercen dos funcionarios distintos (el rey o el presidente, la primera, y el primer ministro, la segunda), pero en la Argentina sigue concentrada en el presidente de la República, quien, además, preside las reuniones de Gabinete. También, al ser responsable político de la administración, supervisa y puede por abocamiento ejercer la administración, nombrar a sus empleados, hacer recaudar las rentas de la Nación y ejecutar la Ley de Presupuesto Nacional, que son competencias ordinarias del jefe de Gabinete. Ahora, si lo que querernos es que el jefe de Gabinete no sea un estorbo en la administración pública, lo mejor que podemos hacer es ampliar sus competencias y precisarlas en la ley de ministerio y en su decreto reglamentario y no insistir más con ejercer funciones fronterizas con otros cargos. Es preciso abrirle camino en la rígida constelación institucional de un régimen presidencial ista como el nuestro, lo cual no es tarea fácil.
Di Tella: Siguiendo en el terna de las reformas constitucionales, me encantaría que usted me descifrara el siguiente enigma, digno de la Esfinge de Tebas: ¿eliminaría el Senado?, ¿no le parece que es una institución que distorsiona la voluntad popular bajo bandera de federalismo?
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Capítulo 4. Las estructuras constitucionales Kirchner: Es una pregunta dificil para contestar a la ligera. Creo que es necesario tener presentes y respetar cada una de las opiniones que existen al respecto y estudiar el tema profundamente, a fin de no cometer el error de circunscribimos detrás de una postura determinada y no poder ver al propio objeto de la cuestión. Quienes abogan por el unicameralismo señalan que una segunda Cámara promueve una excesiva dilatación en la resolución de los problemas y que el control del Poder Ejecutivo no puede realizarse con la mayor efectividad, a la vez que sostienen que el Senado viola el principio de representatividad proporcional y que esta estructura es la que lo lleva a ser exclusiva y excluyentemente un recinto donde hay que conseguir prebendas, dejando a las provincias más productivas y modernas a merced del capricho de aquellas más feudalizadas, que son las que marcan el nimbo a seguir. Pero, por otro lado, hay quienes consideran que una segunda Cámara posibilita una más amplia reflexión de las leyes y logra una mayor especialización de los miembros, por lo que se puede ejercer un mejor control del Poder Ejecutivo. Además, entienden que este sistema dual ayuda a preservar, por un lado, la unidad de la nación que se encuentra representada por los diputados del pueblo de la nación y, por el otro, la autonomía e intereses de las provincias, que se encuentran representados por sus senadores. En este sistema ambas Cámaras se encuentran en un pie de igualdad, porque las dos intervienen con un mismo mecanismo en la sanción de leyes; la diferencia radica en que los senadores definen si el proyecto en tratamiento conviene o no a los intereses del estado provincial al que representan, cosa que no ocurre con los diputados, ya que éstos representan solamente el interés de la nación. Ahora bien, Torcuato, yo me pregunto: ¿cuál de estas dos posturas tiene la razón? Creo sinceramente que ambas la tienen, y el tema pasa entonces por saber por qué la Argentina se volcó al sistema bicameral. Para esto debemos remontarnos en la historia y hacer un esfuerzo por situarnos en el escenario político argentino anterior a 1853, y a partir de ahi, podremos entender las razones por las cuales los constituyentes del siglo pasado adoptaron esta forma legislativa. 113
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Debemos comprender que la Argentina comenzó su proceso de unificación como nación a partir de la batalla de Caseros, pero las diferencias entre las provincias no terminaron allí. La provincia de Buenos Aires se declaró libre de la Confederación Argentina y fueron necesarios otros pactos para lograr su total integración. Creo que el bicameralismo nos remite a la necesidad histórica de salvaguardar los derechos federales de las provincias y ser, a la vez, un reaseguro de que sus intereses serán respetados. Por último, quiero volver a la premisa vector que expresé con anterioridad: las instituciones no son buenas ni malas, sólo son un reflejo de los hombres que las forjan y las conducen.
Di Tella: Hablando de federalismo y regionalización del país, en los últimos nieses dos provincias patagónicas, Río Negro y Neuquén propusieron unirse. ¿ Usted es de la idea de reagrupar a varias provincias en regiones? Kirchner: Me parece viable la regionalización de la Patagonia siempre y cuando se haga con seriedad y en forma paulatina. Pienso que la cuestión de reagruparse debe centrarse en el cómo y en el para qué. Si se trata de encontrar una identidad común sobre la base de patrones de producción, de idiosincrasia, de origen y cultura, creo que la idea vale la pena y hay que trabajar sobre ella. Ahora, si se la hace con un criterio exclusivamente fiscalista, esto es, ahorrar gastos administrativos, como se hizo la transferencia educativa, seguro termina mal. Porque, ¿sabe cuáles son los riesgos, Torcuato? Si hacemos mal la integración regional, cada provincia se va a sentir perjudicada por una política que no la contiene y entonces, en lugar de consolidar una identidad nacional, terminamos creando el partido político de Chubut, el de Santa Cruz o el de Tierra del Fuego, etcétera. No hay que hacer alardes de ostentación política, sino un trabajo serio, estructurarlo administrativamente corno corresponde, integrarlo económicamente y, una vez que funcionemos integrados como región, uniendo las riquezas petroleras, pesqueras y turísticas, paulatinamente
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Capítulo 4. Las estructuras constitucionales
vamos a reconstituir el poder institucional que pueda representar la nueva emergencia que hemos creado. Porque, si no, corremos el riesgo de agudizar la división y lo's antagonismos en la Argentina, que ya está fragmentada de más. La regionalización del país no debe ser una respuesta desesperada al abandono a que el poder central ha sometido a muchas regiones. La propuesta tiene que apuntar a integrar a la Nación, para después sí aspirar a integrarnos al mundo. Lo que quiero decir es que esto no tiene que ser una lucha de los caudillos del interior, provincialismo ultramontano contra el centro, contra el puerto de Buenos Aires o contra las tres o cuatro provincias grandes, sino, esencialmente, discutir en serio un modelo de país diferente. Las coordenadas de la injusticia social se cruzan con las coordenadas de la desigualdad en la inversión geográfica. El empobrecimiento del norte y sus migraciones internas a los grandes centros urbanos, con sus secuelas de desarraigo y creciente grado de violencia social, así como también la falta de desarrollo del sur y su histórico abandono, han contribuido al agravamiento de las condiciones de vida de los argentinos y actuado como un cerrojo al progreso. La integración regional y nacional es una tarea pendiente cuyo abordaje no admite dilaciones, pero su resolución es de carácter estratégico y difícilmente podamos integramos al mundo si previamente no lo hacemos como país. De nada sirve imaginar una Argentina federal si no se indaga el sentido de una política que sea capaz de revertir la critica deformación politica, económica y social que en esta materia venimos arrastrando. Esta deformación estructural se ha convertido en causa esencial tanto de la mala distribución de los bienes económicos y culturales que exhibe el país como de las deterioradas condiciones de vivienda, higiene, salud y educación de sus habitantes. En este marco, nos debemos un nuevo régimen de coparticipación federal de impuestos fundado en los principios de eficiencia, austeridad, transparencia, calidad y equidad, es decir, brindar a cada habitante similares posibilidades de desarrollo en su respectivo lugar. La reconstrucción del Estado federal es una de las principales deudas pendientes, que, a lo largo de este siglo, se ha ido acentuando y convirtiendo 115
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en un grave problema. El desafío para las futuras administraciones pasará por lograr un equilibrio poblacional a través de una profunda política de arraigo, de una revolución migratoria inversa y un equilibrio federal en la inversión pública, para que el Estado invierta allí donde el mercado no asigna recursos a fin de que no se sigan profundizando las asimetrías. Es difícil seguir declamando la existencia de una Argentina federal al mismo tiempo que se practica el centralismo. Debemos escapar entonces a la contradicción entre la palabra y los hechos e integrar al país, asumiendo las debilidades y fortalezas de cada una de sus regiones. Asumir el desafío planteado por la Consdtución Nacional y constituir rápidamente las regiones interprovinciales será una demostración de nuestra voluntad de revertir más de un siglo de historia argentina. La cuestión federal es una problemática que tiene que ver con el cuestionamiento al modelo de país. La Argentina es un país macrocefálico, asimétrico en su desarrollo e injusto en la distribución de su ingreso, un país frustrado en sus posibilidades de desarrollo y crecimiento, y ésta es una cuestión histórica. No hemos abordado seriamente la redefinición de un modelo de país que está fracturado. Tenemos un país del norte, con atraso secular y condenado al asistencialismo, un país del centro, macrocefálico y dual, y una Argentina del sur, periférica, despoblada y con un gran sentimiento de abandono. Es importante caracterizar de alguna manera la cuestión federal como un modelo de país, para poder comprender con qué criterio lo abordamos y a qué conclusiones llegamos en materia de coparticipación, de recursos, de regiones. Son cuatro los criterios fundamentales para abordar la cuestión federal. El primero, de política económica: la coparticipación y los recursos. La coparticipación significa redisculir la distribución de la masa tributaria y los recursos, no sólo desde un concepto rentístico sino también desde la influencia del manejo de los recursos naturales, es decir, cómo impactan en nuestras políticas de empleo y hasta en el ecosistema de las provincias. Otro criterio es el de la organización institucional: una forma diferente de organización del país y de una mayor participación de las provincias en la decisión fundamental. 1.16
Capítulo 4. Las estructuras constitucionales También hay criterios políticos en cuanto a la necesidad de reformular las reglas de juego de las competencias entre Nación y provincias, y en ese sentido hay que modificar las relaciones de fuerzas entre las provincias y la Nación: desde dónde y cómo discuten las provincias frente a la Nación. Estos tres conceptos se engloban en un criterio nacional, porque estos planteos no se formulan como un provincialismo de secesión o de separación. Somos parte de la Nación, pero también sabemos que somos preexistentes y que no habrá posibilidad de realizarse como nación si no hay provincias que sean viables. La coparticipación es discutir la distribución del ingreso. Las provincias han accedido en reiteradas oportunidades a confiscaciones de su masa de coparticipación. Se nos presentaron emergencias tales como el conurbano bonaerense, la transferencia educativa, la detracción para el funcionamiento de la DGI y para el sistema previsional, y siempre se restó de la masa coparticipable de las provincias. Por eso deberían cambiarse las reglas de juego y establecer que todos los impuestos, ya sea bajo formas de contribuciones directas o indirectas, sean coparticipables. Puede haber asignaciones específicas, si las necesidades excepcionales así lo justifican, pero no deben serlo de la parte que les corresponde a las provincias. Debernos invertir la discusión y plantearnos qué misiones y qué funciones tiene hoy la Nación y cuántos recursos maneja para ellas, lo que a mi entender constituye la discusión principal. También debemos preguntarnos qué misiones y qué funciones que están vinculadas con la calidad de vida de la gente tienen las provincias, y con qué recursos cuentan.
Di Tella: Otro tema relacionado con lafederaliwción es el rol de los municipios. Qué poderes les daría, por encima de los que tienen? Kirchner: En nuestro país ]os municipios fueron uno de los factores que mantuvieron la unidad nacional a partir del 20 de diciembre de 2001, si tenernos en consideración la existencia de herramientas eficaces de intervención provincial cuando en el municipio la práctica empiece a separarse de los principios. 117
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
En este sentido considero que en la Argentina hay que cambiar las políticas de federalización de los recursos; debe haber una ley de coparticipación nacional con sentido federal que permita repotenciar a la Argentina, y los municipios deben tener la posibilidad de contar con la autonomía financiera que les permita a los intendentes ser gobernadores de estados chicos. Para eso, es fundamental cambiar el sistema de recaudación. Los municipios deberían recaudar los impuestos al automotor e inmobiliarios. No es lógico que esos impuestos vayan a engrosar el déficit provincial o nacional, cuando es dinero que aportan los vecinos de cada ciudad y que debería ser destinado en cada municipio para recuperar la calidad y la independencia financiera. Si queremos construir un proyecto verdaderamente federal, tenemos que terminar con la idea de que el gobernador de cada provincia tiene que manejar todos los recursos para concentrar poder político. Pero si se otorgan estos beneficios, la mala administración en los municipios, así como también en las provincias, se debería pagar con la quiebra. La Argentina falla social y económicamente porque su sistema político no tiene un régimen de premios y castigos, y entonces da lo mismo administrar bien una provincia que tener un alto nivel de endeudamiento y emitir bonos para saldar cuentas. Lo que digo es que hay que romper con la lógica de que los estados provinciales no pueden quebrar. Tomo como modelo a Nueva York, que luego de declarar su quiebra en la década de 1980 culminó exitosamente con la gestión de Rudolph Giuliani. Entonces, luego de la declaración de quiebra, la provincia tendría que ser transitoriamente financiada con un fondo anticíciico, creado previamente con fondos coparticipables. También hay que prever el recambio de autoridades para que los responsables políticos se sometan al derecho penal y, de existir dolo o culpa, sean inhabilitados políticamente. Del mismo modo en que una empresa privada quiebra si es mal administrada, lo mismo debería suceder con los estados que son mal gestionados.
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Capítulo 4. Las estructuras constitucionales
Presidencialismo y parlamentarismo por Torcuato Di Tella
Con un régimen parlamentario Salvador Allende no hubiera durado más de unos meses al frente del gobierno, y hoy Pinochet sería apenas un oscuro general retirado. Joáo Goulart hubiera sido reemplazado por la mayoría conservadora del Congreso brasileño en 1964, sin necesidad de golpe alguno y hasta el Bogotazo de 1948 se hubiera evitado, porque no se habría instalado un gobierno conservador enfrentado a una mayoría liberal dividida pero capaz de frenar su acción legislativa. En Perú no se hubieran dado todas las intervenciones militares dirigidas a parar al aprismo, visto como amenazante, aunque apenas con un poco más de un tercio de los votos. Así al menos lo creen quienes escriben en este importante pero discutible libra En él se resumen todos los argumentos en favor de adoptar un sistema parlamentario en nuestros países, posición que hace tiempo es mantenida por Juan Linz y Alfred Stepan, conocidos estudiosos de nuestra realidad, que aportan sendos artículos de base. ¿Pero será todo esto cierto? Porque, desde ya, con los Estados Unidos los organizadores de este libro no se meten, considerándolo como "un caso aparte", que en la práctica es menos presidencial que lo que parece, gracias a la enorme fuerza del federalismo y de sus representantes en el Congreso. Y sino, que lo diga Clinton, o el malogrado Nixon, quienes podrían explayarse sobre las características "mixtas" del sistema norteamericano. En realidad, también ]os muy latinoamericanos Brasil y Venezuela depusieron a sus presidentes Fernando Collor de Melo y Carlos Andrés Pérez, pero recurriendo a la bomba atómica del juicio político con ribetes criminalizantes. Claro está que en un régimen parlamentario el cambio de gobierno por alteración de las alianzas, o por efecto de la opinión pública, es cosa mucho más simple. Demasiado simple, quizás. Quienes creen que nuestros sistemas institucionales o estructuras de partidos políticos son incambiables, deben tener este libro en sus anaqueles. 119
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En sus páginas se consideran constantemente las posibilidades o las experiencias históricas de cambios radicales en estas características. El conocimiento de esas experiencias es esencial para orientarse, pero a los argumentos hay que tomarlos con un poco más de perspectiva y varios granos de sal. Para los fanáticos parlamentaristas estos dos volúmenes deberían ser su Biblia; los otros los pueden tener a mano junto al calefón para conocer los argumentos del adversario. De todos modos, se trata de un intenso y saludable ejercicio de análisis, con muy jugosos estudios de casos en su segundo volumen. Sorprende un poco que no hayan incluido a la Argentina, pero sobre Brasil hay un excelente trabajo de Bolívar Lamounier, que revela el peso de la opinión pública parlamentarista en ese país, sobre todo en niveles de elite, tanto políticos como empresariales. Sobre Chile hay un trabajo de Arturo Valenzuela, muy documentado pero injustificadamente pesimista al afirmar que "es dudoso que la unidad forjada en la lucha contra el autoritarismo sobreviva al gobierno democrático de la transición". Sobre Uruguay, Luis González y Charles Gillespie iluminan la compleja característica de su sistema electoral y repasan las variadas fórmulas alternativas que se ensayaron, especialmente su nada exitoso colegiado. Los análisis sobre Venezuela, Colombia, Perú y Ecuador completan la información, además de un estudio sobre el funcionamiento del sistema francés, que desgraciadamente no llega a cubrir la actual cohabitación. Pero también hay que ver el revés de la trama. Un régimen que en la práctica era parlamentario se aplicó en Chile después del levantamiento, en 1891, contra el presidente Balrnaceda, que quiso llevar a cabo una política más ejecutiva y de cambios sociales. Después de su derrota y suicidio, las facciones victoriosas iniciaron un período en el cual los gabinetes duraban menos de seis meses, y el barco del Estado estuvo a la deriva hasta que Arturo Alessandri —el Yrigoyen chileno—consiguió reformarlo en los años veinte de nuestro siglo. Durante ese lapso Chile perdió el rol predominante que tenía en el continente. ¿Resultado de su parlamentarismo? Hay muchos factores a tener en cuenta en estos temas, pero es difícil exculpar al régimen, que hacía casi imposible formar un Ejecutivo fuerte. 120
Capítulo 4. Las estructuras constitucionales Por cierto que eso se debía también al sistema de partidos, excesivamente fragmentado, tema al que habría que haberle dado más peso en el análisis. Las otras dos grandes acusadas en el banquillo parlamentarista son, por supuesto, la Tercera y Cuarta República francesas, de muy justificada mala fama. Fue Charles de Gaulle quien cortó el nudo gordiano inaugurando de manera no del todo legal un sistema mixto, con frecuentes "cohabitaciones", que parece ser el más exitoso, y produjo además un terremoto en el espinel de los partidos políticos, unificando a la muy disgregada derecha de su país. Los autores no dan suficiente peso a esta experiencia, y al contrastar a los golpeados sistemas presidenciales de Chile pre1973 y de la Argentina pre1976 y pre1966 con los más elásticos de Francia y España, enfatizan excesivamente los aspectos institucionales de la diferencia, dejando de lado los obvios contrastes socioeconómicos. Por otra parte, la muy exitosa España de hoy no puede olvidarse de la terrible crisis de la Segunda República y del golpe franquista, en un régimen que era básicamente parlamentario. También lo era, decididamente, el italiano de comienzos de siglo en que se impuso el fascismo ante la falta de acción orgánica del poder existente, incapaz de formar una coalición firme. En cuanto a la República de el mar, también responsable con sus indecisiones de no haber parado a Hitler, era una mezcla algo parecida a la actual francesa, pero son abismales las diferencias en el contexto económico y social. El tema, entonces, es más complejo de lo que los autores parecen reconocer. No se les puede negar la razón en hacer justicia a los aspectos institucionales como factores explicativos, actitud que era común en ambientes de derecho y constitucionalistas de antaño. Esos factores, en tiempos más recientes, habían sido dejados de lado como anticuados por el predominio de los estudios sociológicos de las fuerzas "reales": empresarios, sindicatos, partidos políticos, nivel cultural, relaciones económicas internas y externas. No está de más buscar un poco de equilibrio, pero el remedio a aplicar en cada caso depende del paciente, y por lo tanto no se puede generalizar al respecto, como señala Giovanni S artori de manera muy concisa y convincente en su ensayo. La Argentina enfrentará muy probablemente en los próximos años un debilitamiento del poder presidencial. El cargo de ministro coordinador, 121
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
que necesita apoyo parlamentario, implica una innovación que comenzará a hacerse sentir cuando cesen las mayorías sólidas en el Congreso. Para enfrentar ese momento, habrá que tener en cuenta las experiencias mundiales, dejando de lado la idea de que "la Argentina es diferente".
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Capítulo 5
Los partidos políticos
Capitulo 5. Los partidos políticos
Torcuato Di TelJa: Los partidos políticos son los mecanismos insustituibles para hacer funcionar una democracia. Usted ahora se propone ante el electorado como una alternativa para renovar el viejo peronisnzo. Con la sociedad muy descreída y el peronismo dividido en tres opciones, ¿ cuál es su situación de partida? Néstor Kirchner: Usted sabe mejor que yo, Torcuato, que en la actualidad la sociedad argentina tiene muy en claro que no está debidamente representada por sus dirigencias, por decirlo en términos diplomáticos. En especial, en cuanto ala que significa identificare interpretar debidamente las demandas sociales, hacerse cargo de ellas y tener capacidad para darles una respuesta adecuada. Hay dirigentes que plantean recetas que sólo sirven para unos pocos, condenando a la exclusión al resto de los argentinos que no entran en esa realidad, y otros que mediante pócimas mágicas nos prometen el paraíso. Parece que tener ideas y sentido de patria es pecado en la Argentina. La política debe ser entendida como un instrumento de transformación positiva de la vida de la gente, ya que la razón de ser de nuestra actividad es que la calidad de vida de los gobernados sea protegida y mejorada de acuerdo con las políticas públicas diseñadas a tal fin. No entendernos la politica como una suerte de terapia personal donde yo cada vez hablo mejor y entonces me miro al espejo y me digo que bárbaro que soy, qué coherente, mientras la gente que quiero representar está cada vez peor. Que haya una diligencia que nos mire con la nuca no significa que los argentinos no tengamos destino. En síntesis: hay una vacante de representación social y política que definiría como grave. ¡Pero no siempre fue así! El peronismo supo dar cuenta adecuadamente del conflicto social en 1945, cuando construyó en la Argentina el Estado de bienestar incorporando a los trabajadores y a la mujer en el escenario político nacional. La historia política de la Argentina en general y del peronismo en particular es muy rica, muy valiosa corno para despreciarla o dejarse llevar por la indiferencia. Reivindico aquella tradición de la politica como elemento 125
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transformador mediante métodos pacíficos y lucho contra el discurso de la antipolítica, funcional al modelo econornicista de los años 90. La política hoy debe adquirir una nueva funcionalidad. Es necesario un análisis acerca de las causas de su desprestigio como instrumento para el cambio y la transformación, y, en este sentido, no puede prescindir de aquello que constituye su principal herramienta de realización: los partidos políticos. Pero la sociedad ha dejado de identificar a los partidos políticos con ideas o proyectos y los asocia únicamente a los intereses de sus dirigentes con un fuerte sentido corporativo. Si usted me pregunta cuál es la ideología actual del peronismo, le respondería primero lo que el peronismo es hoy: una inmensa confederación de partidos provinciales con liderazgos territoriales muy definidos. Hay una gran discusión pendiente en el peronismo, fundamentalmente acerca de la década de Menem en el poder, y sobre qué modelo, qué proyecto de país le debe ofrecer a la ciudadanía. La falta de discusión interna quedó patentizada cuando el gobierno de De la Rúa se derrumbó y el peronismo debió hacerse cargo del gobierno y de la crisis. Lo único que había en el justicialismo era unidad jurídica, porque en su seno tenía corrientes abiertamente contradictorias, excluyentes, diría. Mi idea fue siempre que, si esas diferencias había que resolverlas mediante internas, éstas debían ser abiertas a toda la ciudadanía, o sea, abiertas, simultáneas y obligatorias. Quiero decir que para tomar las grandes decisiones políticas necesarias para hacer frente a la crisis, hay que hacerlo con el mayor grado de participación ciudadana posible; hacer una interna sólo para afiliados es internismo puro, más de lo mismo, es embarcar al peronismo en la lucha por candidaturas y no en la lucha por ideas o modelos de salida. Esa me pareció la discusión central: ¿qué vamos a hacer con la República Argentina?, y ¿qué intereses vamos a representar? Históricamente, el peronismo no solamente representó los intereses de los trabajadores, sino también, y por sobre todas las cosas, los intereses de la Nación, concebida como el conjunto de pequeños empresarios, comerciantes y estudiantes. 126
Capitulo 5. Los partidos políticos
Hoy el peronismo debe encarnar la decisión de construir un país, no digo ya con las características que soñó Perón por los años 40, pero sí con un grado de autonomía razonable, en un mundo que sabemos y asumimos que es absolutamente interdependiente. Pero reconozcamos que en definitiva nadie, absolutamente nadie, en ese mundo globalizado ha hecho un proceso de apertura indiscriminada y suicida como el de la Argentina durante la década meneniista. Nosotros nos consideramos capaces de concretar la renovación del peronismo y, por ende, de todo el sistema de partidos, porque representamos la mejor historia del peronismo. Por eso estoy seguro de que en las elecciones del 27 de abril nos va a apoyar una gran cantidad de sectores de la sociedad, peronistas y no peronistas. En esta tarea tienen que converger sectores honestos de la centroderecha, del centro y de la centroizquierda, porque la reconstrucción de la Argentina no se puede parcializar o sectorizar; después de cuatro años, se discutirá ya el perfil de país que queremos. Chirac, Jospin y Le Pen pueden darse el lujo de discutir el perfil de Francia porque tienen una nación. Nosotros no, tenemos que empezar por la reconstrucción; es necesario discutir un programa común y volver a generar un frente nacional, popular, progresista y racional. Es muy importante que las fuerzas políticas en general digan qué país quieren. Personalmente, sueño con que el justicialismo vuelva a ser la columna vertebral de la recuperación en la Argentina.
Di Tella: ¿ Cuál ha sido su historia, las características de su organización interna, la actualización de su ideología? Kirchner Soy peronista desde muy joven; comencé a militar en la escuela secundaria y después en la Universidad de La Plata, donde conocí a Cristina. Así di mis primeros pasos en la política hasta que llegó la dictadura... Hablando de Cristina, le cuento una anécdota. Recuerdo que cuando le conté mi propósito de presentarme como candidato a presidente, ella 127
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
me contestó: "¡ Vos estás loco!". ¿No fue muy estimulante, verdad Torcuato?
Di Teila: No, me imagino. Cristina es una mujer de carácter fuerte, una de las dirigentes políticas más polémicas y protagonista de encendidas discusiones en el Congreso. ¿Cómo es estar casado con una mujer de perfil tan alto? Kirchner: Cristina es mi compañera de todos los tiempos. Abrazamos juntos la militancia política desde siempre. Me acompañó en los tiempos duros y permanentemente durante toda la etapa democrática, luchando y peleando por proyectos comunes, pero siempre manteniendo sus convicciones y sus propias ideas. No me interesaría tener una compañera que haga seguidismo y que diga que todo está bien. Me gusta que Cristina participe y que tenga sus propias ideas, que sea crítica.¡Si sabrán de su actitud critica sus compañeros del Congreso nacional! Recuerdo que en 1997 la echaron del bloque ele senadores del Pi cuando criticó al gobierno de Menem por el caso de la venta ilegal de armas y le pidió la renuncia al ministro de Defensa de ese entonces, Oscar Camilión. También fue la primera en denunciar las coimas en el Senado por la reforma laboral. Pero volviendo al tema del que hablábamos. Nosotros crecimos y nos incorporamos ala política como una construcción colectiva y no como una cuestión individual. En aquel entonces nosotros nunca hablábamos desde el "yo", desde la persona, hablábamos desde el "nosotros" porque creíamos en los proyectos comunes, y esto es lo que se ha perdido en la Argentina. Me da mucha bronca cuando escucho a mucha gente joven decir: "Yo no milito en política porque los partidos son una porquería". Cuando empecé a militar no había partidos políticos; el peronismo estaba proscripto desde hacía más de 18 años y no me senté a llorar porque había militares malos que no nos dejaban votar: fui y peleé. Aquélla era la etapa moderna. Esta etapa del posmodernismo, más 128
Capítulo 5. Los partidos políticos individualista, más cerrada, más reconcentrada en sí misma, tiene la lógica y la cultura del hastío, del "no me importa". Finalmente termina colocando en otros la responsabilidad que, en una sociedad libre y democrática, debería estar en cada ciudadano, porque la representación política se construye a dos puntas: los dirigentes y la gente. Yo me siento peronista, sigo identificado con el peronismo. Cuando lanzamos La Corriente nunca creímos que el problema fuera si ir por adentro o por afuera del P.J. En la última elección que tuvimos, la del 2001, en Santa Cruz obtuvimos el 62 por ciento de los votos. Creer que todos los que nos votaron eran peronistas seria arrogante. Siempre convocamos a todos los sectores de la sociedad santacruceria. En mi gobernación hay dirigentes de todo el arco político, y por eso cuando vamos a elecciones nos llamamos Frente para la Victoria Santacruceña, título con el cual afirmamos la vocación frentista del peronismo y nos centramos, no en el partido, sino en Santa Cruz. El peronismo tiene una historia, pero no solamente con los peronistas se construye hoy un proyecto colectivo en la República Argentina. Esto lo tengo claro, y es así que no me interesa tanto la ubicación partidaria como las ideas y la coherencia de los hombres y mujeres que participan en esta construcción política. Desde el vamos, fue un espacio que buscó trascender una frontera partidaria para volver a ser lo que el peronismo fue: un movimiento con la llegada de hombres y mujeres de distintas ideas y experiencias que sintetizaron una experiencia histórica y un proyecto de país. Construimos La Corriente con mucho esfuerzo, y todos lo hicieron con la comprensión y la convicción de que para integrarse nadie tenía que renunciar a su espacio, su historia, su pertenencia o su identidad. Para tratar de darle una definición, le digo que mis deseos de renovación no significan ir hacia un peronismo de salón, sino hacia un justicialismo al lado de la gente y con la gente. También creo en la unidad del justicialismo y en sus proyectos. Ahora, si desde el peronismo le vamos a ofrecer siempre lo mismo a la sociedad, significa que el partido no tiene la capacidad de regenerarse. Ei justicialismo debe oxigenarse, renovarse; no importa si los dirigentes 129
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
tienen 60 o 40 años, porque la crisis que tiene la Argentina tiene nombre y apellido. Es un mérito tener dirigentes de distintas edades que estén preparados para gobernar, que entiendan ala Argentina y que comprendan que la crisis que vivimos es fruto de una casta que ya la gobernó.
Di Tella: Usted identifica deseos de renovación sólo dentro del peronismo o detecta 1471 fenómeno más amplio? Kirchner No sólo dentro del justicialismo sino también en la política argentina en general hay un fuerte sentido de la renovación, de generar un nuevo espacio, tanto en la cultura política como en el sistema institucional. Por supuesto, de estos aires de renovación quedan afuera todos los sectores que quieren volver al pasado, y no hablo sólo del menemismo. Mi convocatoria ha sido siempre amplia, pero especialmente para terminar con este discurso uniforme donde cada sector o dirigente político cree tener la verdad absoluta. Hay que abrirse a las distintas verdades que existen y que son expuestas con honestidad por otros sectores, para ir construyendo un rumbo donde realmente la sociedad se pueda sentir expresada. Por su historia y por su calidad evolutiva, el peronismo tiene un rol muy importante para cumplir: debe dar un verdadero ejemplo ala población adecuándose a los tiempos que nos tocan vivir y convocar a los grandes sectores independientes de la sociedad y a otras fuerzas políticas. De esa forma, la sociedad podrá distinguir a una gran masa critica que, a pesar de sus voces múltiples, es capaz de ver con claridad cuál es la problemática que tiene hoy la Argentina y desde dónde se puede generar definitivamente una cultura política diferente, que recupere el lazo entre la gente y las instituciones. Ese es el espacio que quiero protagonizar, abierto a las contribuciones de los dirigentes honestos de centroizquierda y centroderecha y a los grupos independientes que no tienen dónde expresar sus ideas y preocupaciones. Pero, pregunto: ¿qué es ser progresista hoy en Ja Argentina? Para algunos ser progresista significa ejercitar actitudes testimoniales, de cambio, ideologizando todos los temas. Yo creo que el progresismo es hacer crecer 130
Capítulo 5. Los partidos políticos un país, aumentar su producto bruto interno, mejorar la distribución del ingreso y la inversión y que sus habitantes tengan acceso al trabajo, a la vivienda, a las vacaciones anuales. Es decir, construir un país normal. Devolverle a la política su lugar constituye un desafío no sólo para los dirigentes sino también para todos los argentinos, que, más allá de que les guste tal o cual político o partido, tienen que aceptar a la política como el medio a través del cual van a poder cambiar su situación.
Di Tolla: En particular, ¿cómo se dio la crisis del peronismo que lo llevó a su tergiversación y ahora a su división? Kirchner: Mire, en la Argentina ha habido una explosión tremenda: el radicalismo dejó de ser un partido de poder y el peronismo, que históricamente varias generaciones de cuadros y dirigentes ayudamos a construir, fue tergiversado por Menem, que lo convirtió en una réplica del Partido Republicano estadounidense o del Partido Conservador de Inglaterra. Fíjese que Menem estuvo apunto de inscribir su frente electoral en la Justicia con el mismo nombre del Partido Popular (PP) español, el de José María Aznar, otro admirador de la política de los Bush y uno de los pocos que lo acompañan en la guerra contra Irak. Por eso, cuando me preguntaban si iba a ir por adentro o por afuera del Pi, les decía que sólo hubiera ido a la interna si el justicialismo se ponía de acuerdo en un programa de gobierno común, que luego defendiera el ganador. ¡Pero Menem tiene una visión totalmente opuesta ala que tenemos nosotros! Lo que quiso hacer fue poner al "pejotismo" burocrático al servicio de los sectores neoliberales. Este es un término de mi autoría. ¿Sabe a qué llamo pejotismo? Para mí define la deformación a la que llevó Menem al Partido Justicialista: un aparato de poder vaciado de contenido, sin ideas. Yo pienso absolutamente diferente, pero es evidente que hay sectores de la sociedad, como los sectores concentrados de la economía, que lo apoyan fuertemente. El justicialismo debe ser capaz de reconstruir la alianza policlasista 131
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene perdida con el empresariado nacional y los trabajadores, y ése es el esquema fundamental de la construcción de un proyecto nacional. Debe ser una instancia superadora de las experiencias peronistas fundacionales de mitad del siglo XX y de las que vivimos al final del siglo. El peronismo de hoy en día no es el de los ailos 90. Es un peronismo que rescatará sus valores doctrinarios originales y la experiencia vivida, pero que, definitivamente debe representar a todos los argentinos y sobre todo a los más castigados. Mire, Torcuato, las definiciones de peronismo siempre tienen que ver con las definiciones nacionales del país. En el interior del peronismo se reproducen las contradicciones y la complejidad de la totalidad de la sociedad argentina. Este es uno de los atributos que le han permitido al peronismo subsistir durante tanto tiempo. Cuando deja de reproducir esas contradicciones, comienzan las divisiones. Cuando Menem embanderó al partido y al gobierno con un modelo que ya no sólo no era compartido por los afiliados peronistas sino tampoco por el conjunto de la sociedad, comenzó a discutirse la hegemonía del menernisrno en el peronismo. Esto se repite en otras experiencias partidarias. El radicalismo, por ejemplo, puede tener un liderazgo partidario que no sea revalidado por la sociedad; el afiliado o el militante radical Jo acepta, aun cuando ese liderazgo partidario esté cuestionado por la mayoría, Tiene relación con los orígenes de ambos partidos. En su génesisilistórica, el radicalismo fue un partido de la oposición y de lucha contra el régimen. El peronismo, por su parte, es un partido de poder, pero no del poder sin ideas, como algunos pretenden. Una cosa es el pragmatismo y otra el ejercicio del poder sin ideas. Mientras que el modelo de Menem fue una simple y acrílica adscripción a las teorías que vendían los países centrales de fronteras para afuera, pero que, por supuesto, no aplicaban en sus propias economías y sociedades. En cambio, el peronismo proponía capitalismo con Nación, pueblo y bandera. Esta era la construcción que presentó Perón como modelo argentino, no sólo en los dos primeros gobiernos, sino también en el programa que desarrolló en su retorno al país en su tercera presidencia en el ario 1973. 132
Capítulo 5. Los partidos políticos El peronismo fue y es un partido de poder, pero antes fue y sigue siendo, por sobre todo, una idea. Esto poco tiene que ver con la creencia de algunos de que el poder puede ejercerse sin ideas, sin proyectos, sin orientación y sin convicciones. Desde que empezamos con nuestro proyecto en La Corriente, dimos prioridad a un trabajo de comunicación que no sólo nos pusiera en contacto con la gente que piensa o tiene identidad peronista, sino que también se abriera a todos los hombres y mujeres de distintas ideologías que quieren y merecen vivir en un país totalmente diferente. Esa es nuestra aspiración. Con relación al otro sector del peronismo que participará en las elecciones, creo que el de Adolfo Rodríguez Saá es un proyecto conservador popular, con una metodología cultural distinta a la nuestra. A los dirigentes hay que conocerlos por sus obras en cuanto a niveles de ocupación, indigencia, redistribución de riquezas, brecha entre ricos y pobres. Ahí se diferencia un modelo conservador popular de uno progresista, como es el nuestro. Pero también se los conoce, no solamente por las cosas que son capaces de hacer, sino por las que nunca harían. Estoy hablando, es más que obvio, Torcuato, de los límites morales. Los argentinos tienen que volver a tener gobernantes de los cuales se enorgullezcan. No quiero descalificar a nadie, sino simplemente analizar Renovándose, el peronismo debe dar el primer paso en esta tarea enorme que será reconstruir el prestigio de la política. Este mandato social no es entonces sólo una cuestión principista, es un requisito esencial para restablecer el vínculo entre sociedad y política, tarea imprescindible para lograr una relación de fuerzas distinta que garantice la posibilidad de cambio en la Argentina. Sólo así, desde la política renovada, con su prestigio recobrado, lo colectivo volverá a ser posible, lo nacional podrá convertirse en una convicción, lo plural en instrumento necesario y lo federal cerrará un largo ciclo de frustración nacional.
Di Tella: ¿ Cuándo decidió que era hora de dar la discusión ideológica dentro del peronismo?
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Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
Kirchner Desde la conformación del primer gabinete de Menem. Con el tiempo, se vio que todo lo que parecía tener Menem para darle al país y al peronismo era la bandera de la convertibilidad y la estabilidad, algo que yo le reconozco, aunque sólo en la coyuntura antiinflacionaria y absolutamente temporal. La convertibilidad debió haber sido redefinida allá por 1994. Hoy tendríamos otro país. Pero no puedo soslayar que tuve profundas diferencias con la gestión. De ninguna manera compartí la concentración económica y la corrupción, y me enfrenté abiertamente por la cuestión de los Hielos Continentales.
Di bella: Justamente de los Hielos le voy a preguntar en un rato. Kirchner: Ningún problema, es una cuestión que me apasiona. Volviendo al tema, el justicialismo conducido por Menem se convirtió en una cáscara vacía. No tenía una idea, no había discusión, no había cuadros, y en su lugar se instaló la lógica perversa gerente-clientela. Era la pobreza absoluta. Recuerdo que en un Congreso del PJ en Parque Norte en 1996 pedí la palabra y dije todo lo que sentía. Cuando terminé de hablar, hasta me aplaudieron de pie, pero a la hora de votar perdí 599 a 1. Sin embargo, dejé en claro ante mis compañeros que teníamos que clavar una bandera, teníamos que volver a decirles a todos los argentinos que el peronismo no podía ser una réplica del Partido Republicano de los Estados Unidos, que es neoconservador y liberal. En la Argentina y en el peronismo no se murieron las ideas ni las ideologías! Necesitamos más ideas, más debates, más diferenciación y más verdades relativas que nos lleven a perfilar un nuevo país, en la Argentina es posible construir un molido diferente. Aquello del pensamiento único y uniforme, que predicó y predica Menem, desgraciadamente en nombre del peronismo, es algo que no debe ni va a funcionar. Mi objetivo político es generar una alternativa ante los fantasmas del pasado. La renovación de la política necesita una clase dirigente con capacidad de gobernar más allá de cualquier discurso. La renovación debe garantizar la pluralidad de sectores que quieran construir una Argentina distinta. 134
Capitulo 5. Los partidos políticos Usted mismo, Torcuato, reconoce en la introducción de este trabajo que el peronismo nació históricamente como una concertación entre el capital y e] trabajo frente a ideologías que, en ese momento, planteaban la confrontación o el dominio de unos sobre otros. Hizo una convocatoria amplia y reclutó cuadros y dirigentes de ambos bandos contendientes: había dirigentes del radicalismo, del socialismo, del nacionalismo y de distintos sectores. Perón en persona encarnó la última expresión de la búsqueda de una concertación allá por los años 70, cuando ya estaba en el final de su vida. De esta forma, desde el peronismo tenemos una concepción histórica y de gestión en la búsqueda de consensos, los cuales exigen un gran liderazgo social y un proyecto político en el cual puedan expresarse o sentirse contenidos los sectores de la vida nacional.
Di Ulla: En la introducción de este libro dejo en claro que ya no le veo futuro a Menem dentro del peronismo, pero si creo que él y sus seguidores contribuirán a la conformación de un gran partido de derecha. Pero no lo critico ni me encarnizo con él, porque, por otra parte, ya lo hizo 'micha gente. Para usted, ¿cuál fiie el daño mayor que su gestión le hizo al peronismo? Kirchner No le perdono a Menem haber incorporado a la Argentina a la globalización sin un proyecto propio, teniendo como tuvo con el liderazgo del justicialismo la oportunidad histórica para poder hacerlo. Me acuerdo del Pacto Social del año 1973 que llevó adelante Perón con la CGT y la CGE. Perón no hablaba de globalización porque el término entonces no existía, pero hablaba de la universalización; regresaba descarnado desde Europa, sabía el mundo que venía y quería preparar a la Argentina para incorporarla a ese proyecto razonable de autonomía, que es posible aun en un mundo absolutamente interdependiente. Ahí tiene usted un pensamiento estratégico. Lo que no le perdono a Menem y al inenemismo es la adhesión acrítica, el haberse pasado con armas y bagajes al Consenso de Washington. 135
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
Me parece que ésta es la deuda fundamental que Menem va a tener con la historia del país y del peronismo: tuvo la oportunidad histórica de hacer un país diferente y no lo hizo.
Di Tella: En cuanto al rol que le cabe a la clase política en la actual crisis de representación, ¿ usted cree que podrá hacerle frente y reconstruir los puentes con la sociedad? Sobre esto me torno la libertad de incluir dos textos míos al final de este capítulo. Kirchner: Luego del derrumbe que significó el 20 de diciembre, la caída de la Alianza y la asunción del gobierno nacional por parte de Duhaide, planteé fuertemente la necesidad de la convocatoria inmediata a elecciones para que el presidente tuviese el respaldo de las urnas y Ja legitimidad que éstas dan, atributo imprescindible de la gobemabilidad. Junto con esta propuesta, y en respuesta a un borrador de reforma política que me alcanzó el entonces ministro del Interior, Rodolfo Gabrieli, hice un planteo integral para oxigenar el sistema político. Para refrescar la memoria, a fines de enero y principios de febrero del 2002 se estaba discutiendo un acuerdo federal para la reforma del sistema político argentino. Mi propuesta se sustentaba y se sustenta en lo que yo creo que es una crisis de ]egitimidad de la clase dirigente en general y, en este caso, de la clase política en particular. Las normas suelen responder a las demandas existentes al tiempo de su sanción, y su actualización depende del ejercicio que la ciudadanía hace de ellas, lo cual genera a su vez nuevas demandas. Claro que cuando el pueblo no puede expresarse democráticamente no ejercita las normas electorales, y éstas se convierten en herramientas inadecuadas para la expresión de los intereses populares. Contra los que creen que con elecciones alcanza para ser democrático, creo que podemos tener elecciones sin representación. No puede existir representación mientras el representante no la perciba como una cuestión vinculante con los que representa, y esto es lo que ha venido ocurriendo, no en todos los distritos ni con todos los políticos, pero es algo percibido por ]a gente como un hecho generalizado. 136
Capitulo 5. Los partidos políticos
Esto demuestra que ]as elecciones son un elemento necesario, pero por sí mismas no son un medio suficiente. Las elecciones son una cosa y la representación otra. Un sistema representativo no puede existir sin elecciones periódicas, pero si éstas no son capaces de hacer responsables a los gobernantes frente a los gobernados, adolecen de funcionalidad. En primer lugar, es necesario que la ciudadanía recupere el interés por participar de los mecanismos electorales que la democracia ofrece, y para eso se le deben dar todas las reformas a tal fin. Desde la política debemos tomar la decisión de mejorar los instrumentos legales que nos rigen como sujetos políticos, a riesgo de que, sumidos en el desprestigio y el repudio social, se lo haga desde el economicisrno o el autoritarismo fundamentalistas. Creo en reformas de fondo que, de llevarse adelante, impactarán profundamente en la vida interna de los partidos políticos, los harán más abiertos a la gente, a su control y a su participación, permitirán la renovación de sus cuadros dirigentes, la discusión interna y la competencia por postular las mejores ideas y propuestas. La reconciliación entre la política y la gente es una tarea que debe ser impulsada por quienes tenemos mayor responsabilidad institucional.
Di Tella: Usted habla de reformas de fondo. Quiero plantearle dos temas: ¿No cree que va a contramano del sistema democrático que haya tantas exigencias para conformar un partido y, por otro lado, que se obligue a la gente a votar en internas abiertas? Kirchner: En primer término se deben agilizar y simplificar los requisitos para la conformación de nuevas agrupaciones políticas. En la era del "que se vayan todos" hay que generar los mecanismos para canalizar institucionalmente el descontento político. Los partidos expresan el pluralismo político, concurren ala formación y manifestación de la voluntad popular y son un instrumento importantísimo para la participación política. La Convención Constituyente de 1994 consagró en el artículo 38 la 137
Después del derrumbe. Teoría y práctica politica en la Argentina que viene
constitucionalización de los partidos políticos como instituciones fundamentales del sistema democrático. En ese marco propuse la modificación del número de afiliados que se requieren para la fundación y constitución de un partido político. Actualmente se exige la adhesión de electores en una cifra no inferior al cuatro por mil del total de los inscriptos en el registro electoral del distrito. A mi juicio, ese porcentaje no debería ser mayor al uno por mil para, de esta manera, posibilitar al conjunto de los ciudadanos un mejor acceso a los avales necesarios para la conformación de un partido, sin menoscabar la indispensable representatividad de la institución. De esta manera, aquellos ciudadanos que no se sientan representados por las formaciones partidarias reconocidas legalmente y existentes a la fecha, tienen la oportunidad de conformar nuevos partidos políticos que permitan su adecuada y auténtica expresión. En segundo término, propuse elecciones internas abiertas, simultáneas y obligatorias para todos los ciudadanos, lo que constituye el punto nodal de una auténtica reforma política. -Hay una frase, no recuerdo de quién, que dice: "Quien no se interesa en la política tendrá el castigo de ser gobernado por quienes sí se interesan". Se sostiene, con razón, que los partidos han dejado de representar los intereses de los ciudadanos y que sus dirigencias sólo se representan a sí mismas. Permitir entonces que los dirigentes con representación institucional —presidentes, gobernadores, intendentes, senadores, diputados, concejales— surjan de la voluntad directa del ciudadano y no de las burocracias partidarias constituye, sin lugar a dudas, el camino más importante para mejorar la calidad de la representación. Que sea el ciudadano quien imponga los candidatos a los partidos y no éstos, en órdenes cerrados, a la ciudadanía, contribuirá a la construcción de una nueva y mejor forma de representación política. Este sistema permitirá la participación concreta y efectiva de la gente común en la determinación de quienes la representan, no sólo en los cuerpos colegiados sino también en los ejecutivos, que son los que administran el patrimonio de todos y cada uno de los argentinos. Con estos instrumentos se pretende dar una respuesta al descontento ciudadano, que podría traducirse en dos ejes principales: la falta de 138
Capitulo 5. Los partidos políticos representatividad de los dirigentes y la escasa intervención de la ciudadanía en la elección. Hay que motivar a los ciudadanos a asumir un mayor compromiso con las decisiones públicas, es decir, un mayor interés, información e involucramiento con las medidas que toma el gobierno en nombre de todos. Me preocupa fomentar la participación del electorado en la vida interna de los partidos, porque con el escaso indice de afiliación que se registra en todo el pais, este mecanismo puede servir para que la gente se acerque a la politica, opine y participe. Este mecanismo opera en forma simultánea para todos los partidos, con comicios convocados por los poderes públicos nacionales y donde el elector pueda votar en un solo partido para evitar influencias no deseadas de afiliados de un partido político en la elección interna abierta de otros.
Di Tella: No se olvide de las listas sábana, porque mucho se habló de su eliminación, pero en cada elección los candidatos las utilizan para devolver favores... Kirchner: Claro que no me olvido. En los sectores poblacionales más cosmopolitas, como la Capital y Ja provincia de Buenos Aires, la problemática de la lista sábana está a flor de piel. En ocasión de la redacción del Estatuto Organizativo de la Ciudad de Buenos Aires de 1996, los partidos que habían enarbolado la bandera de terminar con las listas sábana volvieron, sin embargo, a consagrarlas. De todas maneras le remarco que éste no es un problema que tenga la mayoría de los distritos. En Santa Cruz tenemos cinco diputados nacionales que se renuevan de a dos y tres cada dos años. En la Legislatura unicameral de la provincia hay veinticuatro legisladores, que se eligen catorce por circunscripción uninominal —diputado por pueblo— y diez por sistema proporcional, es decir que el control social sobre los representantes es muy fuerte. La sábana sirve para tapar, para cubrir. Cuando la lista es lo 139
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suficientemente larga como para que quienes quieren estar a cubierto puedan refugiarse debajo de ella, es nociva. Hay que modificar el sistema de tal manera que el ciudadano pueda saber y conocer acerca de la identidad y calidad de quienes se presentan como candidatos, permitiéndole ejercer un control efectivo. Para esto, el sistema de circunscripciones plurinominales resultaría adecuado en la medida en que permita que en cada lista no figuren más de dos o ti-es candidatos. De todas maneras, quiero recalcar que esta reforma no garantiza una mejor representación. Como ejemplo está el actual Senado de la Nación. Sólo son 72 senadores, y en el 2001, por primera vez, la elección de los mismos fue por voto popular directo y la lista sólo tenía tres nombres, con lo cual no podemos hablar técnicamente de lista sábana. Sin embargo, no varió demasiado ante los ojos de la ciudadanía la calidad de los integrantes del Senado. a más, a partir del caso Banionuevo, habría que ver que piensa la gente de este Senado. Por otro lado, en la Cámara de Diputados de la Nación, el número de 257 miembros no fue obstáculo para que, por ejemplo, excluyera del cuerpo a la diputada Norma Godoy del PJ, en el sonado caso por sus dichos ante periodistas. Hagamos un ejercicio con la Cámara de Diputados de la Nación. Actualmente el número de diputados es de 257 y surge sobre la base del cálculo poblacional hecho en base al censo de 1980, pero si se actualizase de acuerdo con el de 2001, conforme lo establece el artículo 45 de la Constitución Nacional, la cantidad sería de 294. En su momento Cristina presentó una batería de proyectos de reforma política entre e] que se contaba la reducción de diputados nacionales, llevando la Cámara de 257 a 156 miembros. Aquí hay que tener mucho cuidado de no perjudicar a las provincias más periféricas, ya que muchos especialistas se refieren a la sobrerrepresentación por el hecho del piso de cinco legisladores por provincia. Esta tendencia señala que el número de diputados se podría reducir si sólo se computase la base de representación de 161.000 habitantes, y en este caso habría 174 diputados. Este análisis a mitad de camino no especifica que la rnacrocefalia de 140
Capítulo 5. Los partidos políticos
la Pampa Húmeda se acentuaría, deformando toda decisión del Congreso Nacional. Sin embargo, déjeme aclarar, Torcuato, que sería falaz argumentar que con estas reformas la calidad de vida de los ciudadanos mejoraría. No hay una relación causal directa entre la disminución o el aumento de los legisladores y la calidad de las políticas públicas. Estas no dependen del número de diputados sino de su calidad y de las sociedades de las que emanan. Como ejemplo, vale el caso italiano: hay 90.952 habitantes por diputado y en nuestro pais hay 142.412 por legislador. Siguiendo la lógica de que estamos mal por la cantidad de diputados, Italia debería estar peor. La superficialidad y la generalización constituyen, no pocas veces, el paso anterior a la banalización creciente de problemas y argumentos en el seno de nuestra sociedad. Entonces, lo que fundamenta esta reforma no es el argumento de que los argentinos estamos mal porque hay muchos diputados, sino que se basa en que el hecho de que, aun habiendo 257 legisladores, esto no significó que la gente estuviese bien representada. De cualquier manera, Torcuato, creo que también hay que hacerse cargo de que los dirigentes, en mayor o menor medida, representan a la sociedad de la cual provienen. No bajaron de platos voladores ni entraron por la fuerza a la Casa Rosada. En este sentido, nunca creí que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, como decía Perón, sino los que se les parecen. Bueno, pero como le dije recién, hay que darle un canal institucional al "que se vayan todos", y para eso, también, propusimos la caducidad de los mandatos, es decir, que con la elección a presidente y vicepresidente había que convocar a renovar y revalidar todos los cargos legislativos. Lo que decíamos es que frente a una situación de emergencia como la que vivimos después del 20 de diciembre, la clase política no podía quedar exceptuada, y declarábamos por ley la emergencia política que iba a permitir la caducidad de todos los mandatos. En un país donde se aprobaron emergencias crediticias, financieras y económicas, los políticos no podían quedar afuera. Concluyo que la crisis económica y social que atraviesa la Argentina ha agravado la crisis de legitimidad del sistema en su conjunto. 141
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Esto, junto con el hecho de que quienes resultaron electos en 1999 para gobernar nuestro país hayan renunciado, se suma a la deslegitimación política que se expresa en el incumplimiento del compromiso del cambio por parte de la fuerza política que los llevó al gobierno. Por eso, la magnitud del deterioro argentino exige gestos concretos y efectivos destinados a reconstruir el país.
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Capítulo5.Los partidos políticos
Clases sociales y política* por Torcuato Di Tella La vinculación entre la estructura de clases y el esquema de los partidos políticos existentes siempre ha dado origen a investigaciones y debates. Por bastante tiempo, por influjo del impacto marxista sobre las ciencias sociales, se ha dado por sentado que esa vinculación existe y es fuerte. Más recientemente esto ha sido puesto en duda, sobre todo en lo referente a las condiciones de las sociedades altamente desarrolladas. Una revisión de actitudes al respecto puede verse en un volumen compilado por Terry N. Clark y S. M. Lipset, The Breakdown of Class li . Las posiciones ahí reflejadas son muy diversas, con las más contrapuestas opiniones, todas apoyadas en bastantes datos y argumentos. Los compiladores plantean que ya no hay divisiones tan nítidas como las que suponía Karl Marx. Sobre todo, afirman los autores, emerge una gran clase media, hecho más que obvio aunque no contemplado por Marx, que incluso se resistía, en varios de sus trabajos, a usar el concepto de clase para referirse a ese grupo de gente. Ciad( y Lipset plantean que se va dando una fragmentación cada vez mayor en la pirámide social, y sobre todo en las actitudes que adoptan los individuos colocados en diversos lugares de ella. Con el aumento del ingreso y de la calificación ocupacional, empiezan a tener más peso las preocupaciones posmateri alistas, lo que hace que haya dos tipos de izquierda. Una es la que se basa en los tradicionales trabajadores manuales de la industria, la otra tiene su anclaje en profesionales y empleados de cierto nivel educativo. Y la educación de una persona es un criterio más importante que su nivel económico. Por otra parte, sostienen, se está dando una dilución de los límites entre "clases", o de lo que "antes" se pensaba que eran clases. Pero es preciso preguntarse: ¿cuándo las "clases" tuvieron limites precisos? ¿Cuándo la izquierda tuvo sólo apoyo entre obreros industriales
Comentario bibliográfico de T. S. Di Tella, publicado en Desarrollo Económico Na 165, abril-junio de 2002.
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u otros trabajadores manuales? ¿Quién dijo que las clases medias no existían, o que no jugaban un rol importantísimo en el conflicto social (o en la moderación del mismo)? A riesgo de hacer interpretaciones personales, es posible plantear que muchos que comparten esos puntos de vista están viendo el pasado de manera demasiado influida por su temprana involucración marxista "dura". Al afirmar que el enfoque marxista ya no es válido, Lipset y Clarle están construyendo un poco un straw man, contra el cual es demasiado fácil anotarse tantos. La teoría marxista, en su línea socialdemócrata, ha estado evolucionando desde hace mucho tiempo hacia posiciones más realistas, tanto que en un cierto momento de su desarrollo teórico la izquierda real (que no es la soviética) dejó de creer en ismos ligados al pensamiento de una persona. Pero eso no justifica ignorar sus aportes, o derribar ídolos ya caídos, que además para gente más crítica nunca fueron ídolos sino maestros. Es cierto que Marx pensaba, equivocadamente, que con el mayor crecimiento económico las clases medias, o como se las llame, iban a desaparecer; también pensaba que iba a superarse la división entre trabajo manual e intelectual, y otros utopismos, pero eso no debe usarse para enrigidecer el concepto de clase social para luego destruirlo. De todos modos, no hay que dar por el concepto de clase social más de lo que se puede esperar de un concepto en ciencias sociales, que nunca será plenamente claro y unívoco. El hecho de que no existan límites precisos entre una clase y otra (nunca los hubo, ni siquiera en regímenes feudales) no implica que no haya una estructura de clases, y por lo tanto clases, en el sentido común de la palabra, que no supone límites precisos, corno no los hay entre el barrio de La Boca y el de Barracas, y sin embargo esos barrios existen. Los compiladores, ampliando sus consideraciones iniciales, aducen datos electorales que muestran una asociación cada vez más débil entre clase y voto. Claro: están los rednecks, los Reagan democrats, los thatcherianos populares, y muchas otras variantes de "working class tarjes" .¡Pero ocurre que este último concepto fue acuñado en la Inglaterra del siglo XIX, y para designar a un sector bien numeroso! Por cierto que en esos tiempos la asociación entre clase y voto no 144
Capitulo 5. Los partidos políticos
debe de haber sido muy grande, dada la poca educación, conciencia de grupo y experiencia organizativa y política propia que tenia la clase obrera (y desde ya el campesinado). Con el desarrollo de la industrialización la bipolaridad clasista fue cada vez más manifiesta en Gran Bretaña y en las regiones desarrolladas de Europa, Japón y Australia, y lo mismo en Chile y la Argentina. En los Estados Unidos también se dio ese fenómeno, sobre todo en el norte, aunque en ese país la heterogeneidad étnica volcaba y vuelca hacia la derecha a importantes contingentes de la clase obrera de origen europeo. Es un hecho, admitido y documentado en diversos lugares por Lipset y sus colaboradores, que desde los años treinta hasta buena parte de la segunda posguerra la confrontación clasista fue máxima, y también es cierto que ésta perdió algo de su intensidad debido al mayor bienestar y al crecimiento de actitudes "progresistas" en sectores medios y autoritarias en los populares, estas últimas como reacción ante la amenaza de desempleo y la inmigración desde zonas de muy bajo nivel de vida. Pero para analizar adecuadamente el rol de las clases sociales en la política lo que debe hacerse es empezar por contraponer a los grupos más organizados, o sea, por un lado el uno por ciento de los más ricos (o algo más), con sus sólidas asociaciones empresariales y culturales, y por el otro lado los grupos organizados y participantes activos en el ambiente popular, o sea sindicatos, cooperativas y sectores intelectuales y artísticos. Todos estos últimos pueden formar quizás un diez por ciento de la población, o menos, y son tan importantes como los de arriba de la pirámide. ¿Pero qué pasa con el 80 o 90 % restante de la población, el sector "del medio", que no es sólo la clase media sino también gran parte de los estratos populares menos organizados? Bueno, puede pasar cualquier cosa, y por eso las correlaciones dan a veces valores bajos, pero la verdad de la milanesa está en esa minoría activa y organizada. Esa masa, tironeada desde uno u otro lado, es la que a menudo arruina las correlaciones. Pero al decir que "puede pasar cualquier cosa" en realidad estoy exagerando. Con excepciones muy peculiares (sin ir al extremo del nazismo o de las luchas religiosas irlandesas o del Líbano), la correlación sigue existiendo, en grado moderado a nivel de la platea, pero muy nítida a nivel de las elites y contra-elites, que es lo que hay que tomar en cuenta. 145
Capítulo 5. Los partidos políticos
¿Realmente no quieren ir a votar, o van a poner algo raro en el sobre?* por Torcuato Di Tella ¿Por qué votar en blanco, o anular el voto? O, redoblando la apuesta, ¿por qué declarar la abstención? Hipólito Yrigoyen lo hizo por muchos años, como estrategia para deslegitimar al sistema (lo que es obvio) y para crear ambiente para una rebelión armada, por parte del algún sector del Ejército, acompañado de una insurrección popular (lo que es menos obvio pero verdadero). Esto es lo que había ocurrido con los intentos revolucionarios en 1893, y luego en 1905. El régimen roquista realmente tambaleaba ante esa amenaza, que en otros países de la región también se daba, y a menudo estallaba en guerras civiles, como en Uruguay con Aparicio Saravia (en 1896 y de nuevo en 1904). Más gravemente ocurrió en México en 1910, lo que señalaba para la alarmada opinión pública argentina una posibilidad (o una esperanza) muy documentada en la prensa de la época. La Argentina era distinta, sí, pero ¿cuán distinta? ¿Y por qué la diferencia hacía que aquí las posibilidades revolucionarias fueran menores? ¿Pero entonces los abstencionistas son potenciales revolucionarios (o golpistas)? Bueno, sí, quizás sin saberlo, o sabiéndolo, lo son. Se me dirá que no hay que magnificar las cosas, que simplemente quieren generar condiciones en que la bronca popular se vaya engrosando, como bola de nieve, que al final obligue a las autoridades existentes a abrirlas compuertas en mayor medida. ¿Pero cuánto más abiertas quieren que estén, si hay libertad de organización y de formar todos los partidos que se quiera, de los que hay toda una variedad? Nadie piensa seriamente que va a haber fraude ni que, en caso de darse una mayoría opositora al sistema, se va a dar un golpe de Estado. Esto último, claro está, es más probable que lo
' Basado en un texto de T. S. Di Tel la, publicado en Página 12, 8 de septiembre de 2002.
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primero, pero no hay que gritar "¡lobo!" antes de que éste aparezca. Y no
se me diga que van a hacer alguna otra trampa, como la lista sábana o la Ley de Lemas. Ninguna de las dos es una trampa: podrán ser buenas o malas, pero son formas plausibles de expresar la voluntad popular, aparte de que les convengan más a algunos partidos que a otros. Lo que tienen que hacer los que piensan en la anulación de voto, o en la abstención, es decidirse a organizar fuerzas alternativas, de oposición al sistema sin duda corrupto e injusto que nos gobierna. La vía revolucionaria violenta no puede ser—analizada sociológicamente— rechazada de plano, aunque no es de buen gusto proponerla. Las revoluciones ocurren, han ocurrido bastante a menudo en la historia, y además la historia no "terminó", a pesar de lo que digan Fukuyama u otros guilles. Pero lo que pasa es que en la Argentina varios intentos han fracasado, en particular el protagonizado por la versión montonera del peronismo, y desde ya las de la izquierda marxista. Cierto es, se puede intentar de nuevo, pero no es realista pensar que las condiciones están dadas. En otros países, como Brasil, Chile y Uruguay, se está formando una centroizquierda cada vez más claramente orientada hacia la estrategia reformista, aun consciente de las dificultades que ésta va a enfrentar una vez en el gobierno, jaqueada por el poder plutocrático nacional e internacional. Lo que hay que hacer es adoptar también nosotros esa política, que se está difundiendo en el Cono Sur, pero conscientes de que la cosa no depende de imágenes televisivas ni de meras mayorías electorales, sino de la fuerza organizada del pueblo. A Lula le llevó veinte años, sembrados de experiencias graduales en sindicatos, gobiernos municipales y estaduales, y en los órganos legislativos. Eso es lo que hay que hacer, poniendo prioridad en la organización, incluyendo por supuesto la lucha electoral, dejando de lado fantasías, o estrategias de confrontación total que sólo en condiciones muy peculiares pueden tener éxito.
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Capítulo 6
La política de bienestar social
Capítulo 6. La política de bienestar social
'Formato Di Tella: La politica de bienestar social es central a cualquier sociedad civilizada. Por su virtual desaparición, nuestras sociedades están retrocediendo a la barbarie, con posibles resultados funestos para los que sufren sus consecuencias. Dígame, Kirchner, ¿qué habría que esperar en ese sentido en un gobierno suyo? Néstor Kirchner Creo firmemente en el Estado presencial, reparador, protector y promotor, que recupere el control de los instrumentos macroeconómicos que se debilitaron o directamente desaparecieron durante las privatizaciones y la era menemista. Le pregunto, Torcuato, si uno se cae del sistema productivo y no lo protege el Estado, ¿quién lo va a hacer? El año pasado, hemos asistido al cuadro tremendo de niños desnutridos, resultado de 26 años de modelos neoliberales y de un Estado ausente. Menern es uno de los grandes responsables de esta crisis. En su gobierno se profundizó el sistema liberal, se produjo la venta del patrimonio nacional para sostener la convertibilidad y el Estado argentino vio debilitada su capacidad de asegurar justicia, de atender los derechos sociales y de brindar adecuada protección externa. Esta retirada del Estado fue hecha para defender los intereses de ciertos actores socioeconómicos predominantes, cuya fuerte asociación terminó cristalizándose en el propio Estado. Por eso, consideramos que si la Argentina sigue dependiendo de las escuelas económicas neoliberales no va a encontrar su destino. Debemos tener presente que los fundamentos ideológicos de las teorías liberales y neoliberales contienen contradicciones con las prácticas de los países centrales y sus orientaciones e imposiciones al resto de los países a través de los organismos internacionales. Esta práctica está más cercana a la estrategia para el cumplimiento de sus propios intereses nacionales que a la búsqueda del bienestar y la construcción de una sociedad global. Entonces, ¿cómo hacer frente a esta realidad? Concretamente, debemos recuperar nuestra política, sustentada en los valores de la solidaridad y la justicia, que nos permitirá la construcción de una sociedad equilibrada. 151
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene Tenernos que ir hacia un Estado atento, con capacidad de reaccionar rápidamente frente al conflicto social, ejerciendo un triple rol activo. Primero, que sea reparador de las desigualdades sociales, es decir, que incluya a la sociedad a través de la educación, la salud y la vivienda y que tome posible la movilidad social desde el esfuerzo y el trabajo propios. Segundo, que sea protector de los sectores vulnerables: trabajadores, jubilados, pensionados, usuarios y consumidores. Y por último, que adopte un rol promotor de políticas activas que permitan, junto al desarrollo y al crecimiento económico del país, la generación de nuevos puestos de trabajo y una mejor distribución del ingreso. La pobreza, la inequidad y la exclusión se han prolongado tanto en el tiempo que corremos el riesgo de que esa situación tienda a naturalizarse, por lo cual el Estado debe promover con todos sus recursos la inclusión social. Asegurar esa inclusión será su desafío constante. La lista de problemas y su gravedad son de una magnitud tal que resulta difícil encontrar comparaciones similares a lo largo de nuestra historia. Tal vez el más significativo es la falta de trabajo, con sus consecuencias directas e indirectas: la pobreza, la indigencia, la pérdida de salud y educación, la criminalidad e inseguridad, el debilitamiento de la defensa, el despoblamiento y pauperización de amplias franjas del territorio nacional, por nombrar las de más alta significación. La brecha creciente entre el sector de más altos ingresos y el de más bajos y la desigualdad entre nuestra población tiene su correlato en lo territorial, acentuando la diferencia entre regiones y subregiones de primera y otras que apenas sobreviven.
Di Tella: Los argentinos sufrimos en varias oportunidades las políticas derivadas de un fuerte centralismo. La Argentina es en teoría un país federal, pero en la práctica, aunque Dios esté en todas partes... atiende en Buenos Aires... Kirchner: Si bien las cuestiones regionales no han sido tema de preocupación en nuestro país, las dimensiones del problema regional son múltiples: las diferencias socioeconómicas y demográficas, los 152
Capítulo 6. La política de bienestar social distintos niveles de empleo y desempleo, la localización y relocalización de inversiones, el impacto de la apertura económica y las desregulaciones, la distribución del ingreso tanto entre regiones como en el interior de cada una de ellas. En este sentido, tres ejes de acción aparecen como necesarios: el primero, lograr un territorio integrado más competitivo, más atractivo; el segundo, propiciar una organización territorial más equilibrada y más solidaria, y el tercero, promover a las regiones con mayores dificultades. Con estas premisas fundamentales, las actuaciones tendientes al fortalecimiento del rol protector, presencial y promotor del Estado, tanto en lo nacional como en lo regional, robustecen el derecho al trabajo digno, a la vivienda propia, a la salud, a la educación y a la seguridad pública. Todos esos rubros exhiben hoy falencias tremendas, a las que hay que hacer frente de inmediato. Por eso, creemos en un modelo de gestión pública en el que el Estado no se ausente de roles que le son propios y asuma la necesidad de su presencia para el logro de objetivos sociales trascendentes, un modelo que busque modificar la realidad lacerante de la creciente exclusión de los sectores más empobrecidos. En el marco de este papel del Estado, como ya le he explicado, hay que impulsar el empleo genuino, que constituye el principal mecanismo de generación de crecimiento, en tanto es una de las fuentes más importantes de dinamización de la demanda interna, ala vez que se deben tomar medidas que terminen con la especulación y el individualismo, para asegurar la producción y la cooperación, el esfuerzo propio y la solidaridad, en defensa de nuestro trabajo y del tejido productivo. Pero pienso que uno de los principales instrumentos que posee el Estado para aliviar y reducir los problemas de la pobreza y la desigualdad en la distribución de los ingresos es la inversión pública, y por eso creemos que habrá que poner en marcha un plan neokeynesiano de obras públicas sin déficit. En estos últimos meses asistimos a una incipiente recuperación de la producción y a la reapertura de fábricas, pero también hay que agregar una fuerte inversión pública. Sé que para algunos sectores la inversión pública es igual a gasto 153
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público, pero para nosotros es activar la economía. Además, nos permite generar los servicios esenciales y centrales que necesitan los habitantes de la Argentina. Torcuato, con estas políticas en el año 1930 Frankl in Roosevelt fue capaz de activar y sacar a los Estados Unidos de la recesión, apelando a la inversión pública y a la construcción de trenes y carreteras. Lo mismo hicieron Alemania después de la guerra, la Italia de los años 80 y la España de Felipe González; el éxito actual de Irlanda se debe a la implementación de este tipo de políticas. Con tres millones de viviendas se pueden generar cinco millones de puestos de trabajo directos, más los indirectos que provoca el movimiento de la actividad económica. Este Estado promotor del que yo le hablo es el concepto con el cual se define el rol de la administración en la provincia de Santa Cruz: opuesto a la idea muy difundida del Estado prescindente, plantea soluciones heterodoxas que combinan el equilibrio fiscal, una exigencia básica de la economía globalizada, con políticas activas de corte keynesiano, que promueven la inversión pública y privada en obras destinadas a cubrir necesidades fundamentales de la población, como la salud, la educación y la vivienda y también de reconversión económica en materia de infraestructura como motor y apoyo de la inversión privada.
Di Tella: La preocupación del argentino medio es tanto la falta de trabajo como su pérdida. ¿ Cuáles van a ser sus políticas para bajar la tasa de desocupación y sostener el trabajo en áreas más complejas? Kirchner: En principio, Torcuato, desde el gobierno se deben facilitar el capital operativo y un estímulo de rentabilidad a los productores mediante la financiación de microemprendi mi entos que permitan la generación de empleo genuino. Para eso, hay que realizar un rápido diagnóstico de mercado a escala local, provincial y regional, definir proyectos asociativos por habilidades de potenciales actores, implementar una capacitación específica que actúe 154
Capitulo 6. La política de bienestar social
en forma complementaria y orientada a la inserción en el mercado y establecer alternativas de financiamiento, como créditos sociales de confianza con garantías solidarias no hipotecarias. Además, se debe llevar a cabo una acción conjunta de todos los resortes del Estado que coordine los distintos aspectos de la política a partir de un sistema de planificación que optimice y potencie el uso de los recursos humanos y productivos. Es la producción la que marca cada una de las políticas del Estado: la educación se orienta de acuerdo con el modelo de país y su perfil productivo; las obras de infraestructura, los caminos y el transporte dependen de las actividades productivas y la generación de riqueza y trabajo en cada región. Desarrollaremos un programa social de trabajo transitorio, orientado a emprendimientos y economía social para lograr su propio autoabastecimiento y autofinanciamiento. Dentro de este programa, es necesario contar con un proyecto educativo, donde todos puedan desarrollar sus capacidades individuales. En este marco hay que valorar la capacidad productiva de cada región, con el fin de hacer hincapié en la fortaleza de cada una de ellas, aprovechando tanto sus recursos naturales como humanos, con la posibilidad de generar una articulación sustentable entre en el mercado interno y la comercialización en el exterior. Por eso es necesario descentralizar los programas, para que cada zona tenga la posibilidad de desarrollar su economía regional y local a partir de los planes de economía social de capacitación y autogestión productiva. En referencia a la economía social, la finalidad es instalar una cultura del cambio organizacional desde el desarrollo de las actitudes y aptitudes para el trabajo. A partir de la elaboración de un diagnóstico zonificado de las potencialidades productivas y de servicios generales y del sector social se tienen que formular los proyectos, con la determinación de la escala económica posible y de] sistema de comercialización. No desconozco la importancia de una capacitación continua y constante en este tema. En relación con lo que le expresé, déjeme hacer una breve referencia al cooperativismo. Soy un firme defensor del sistema cooperativo. Considero que el cooperativismo es una respuesta actual desde viejas 155
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fórmulas y ayudará, junto con otras intervenciones, a rearmar los lazos solidarios en nuestra sociedad. Favorecerá el ingreso genuino y dará respuesta a sectores con altos indices de pobreza y marginalidad que avanzan hacia la exclusión social. Para fortalecer el desarrollo y la ampliación de estos emprendimientos, es necesario enseñar los principios cooperativistas desde la escuela y establecer una efectiva reforma tributaria, donde la capacidad contributiva esté en relación directa con el tamaño de cada cooperativa. También hay que dar amplio impulso y apoyo a las políticas favorecedoras del desarrollo local, porque constituyen la nueva mirada para el crecimiento de las comunidades, a partir de la participación en una gestión asociada. Para eso es necesario fortalecer la acción social dando participación al tercer sector en la implementación y gestión de las políticas públicas. El capital social es el único recurso renovable que crece cuando más se lo utiliza y el desarrollo local es una estrategia para su crecimiento.
Di Tella: Ahora bien, usted basa buena parte de su programa de gobierno en la necesidad de hacer una fuerte inversión pública, pero ¿ cómo congenia esta decisión con el recurrente problema del déficit? Kirchner: Es mentira que la inversión pública traiga como correlato el déficit fiscal, como dicen los sectores neoliberales de la economía. En el caso de Santa Cruz, hacemos inversión pública y tenemos 40 millones de superávit fiscal previstos para este año. La inversión pública en la construcción, por sus características intrínsecas, puede lograr la industrialización de las provincias y la generación del circuito virtuoso de la economía por la multiplicación de trabajo. La ortodoxia económica nos quiere convencer de que son los únicos racionales a la hora de administrar. Sin embargo, estoy convencido de que el Estado puede ser gestionado con eficiencia y sin déficit. Cuando uno dice que a la Argentina hay que administrarla bien, que las cuentas tienen que cenar, que hay que evitar el déficit fiscal y que hay 156
Capitulo 6. La política de bienestar social que hacer un gerenciamiento adecuado nos contestan: ¡No, ese pensamiento es de la centroderecha! Y no es así. Cualquiera que quiera administrar el Estado tiene que administrar bien, sea su pensamiento de centroizquierda, de centro o de centroderecha. El próximo gobierno debe ser el de la producción nacional y el pleno empleo, para sacar del aislamiento productivo, social, institucional y político al pueblo argentino. Se puede hacer una Argentina distinta, y para eso es necesario tener coraje, recuperar la fuerza sanmartiniana, el concepto de país de la solidaridad y de la justicia, recobrar la fuerza moral y volver a poner en el tapete las convicciones, las ideas.
Di Tella: Me parece muy interesante lo que usted plantea, Kirchner, pero no puedo dejar de hacerle la pregunta "del millón", como se dice vulgarmente: ¿de dónde sacaría los fondos para llevar a cabo este plan? Kirchner: Hay que combatir fuertemente la evasión fiscal y el contrabando y para eso es necesario potenciar a la Administración Federal de Ingresos Públicos y darle más atribuciones. Torcuato, el Estado tiene que recaudar y con ese objetivo tenemos que lograr que los que más tienen paguen lo que les corresponde y que los evasores y contrabandistas vayan presos. Con esta combinación de políticas, la Argentina podría mcaudar 6.500 millones de pesos. Si el 50 por ciento de estos fondos se volcara a las obras públicas y no al gasto público, podríamos construir las viviendas de las que le hablaba, con lo cual estaríamos generando empleo y movimiento económico. El otro 25 por ciento tiene que ser destinado al apoyo a la producción para devolverle capital operativo y rentabilidad. Si bien el equilibrio fiscal no soluciona mágicamente nuestros problemas, ya que es sólo eso, equilibrio fiscal, tengo claro que en el mundo actual es impensable que alguien pueda gobernar o administrar sin respetar una regla básica: nunca gastar más de lo que se tiene y asegurar el recurso previo al comprometer el gasto. 157
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Tengo bien presente la necesidad de una política de desarrollo regional por las asimetrías que anteriormente le comentaba. Las diferencias regionales en los indicadores de bienestar de la población profundizan las desigualdades provinciales preexistentes. Por eso, la política de desarrollo regional es una política de corrección de las desigualdades, es la construcción de una nación integrada, más igualitaria, más justa para todos sus habitantes, superando la fragmentación y la exclusión social. Vea, Torcuato, yo entiendo que la distribución del ingreso social y del ingreso geográfico tiene una íntima vinculación; va a ser imposible revertir la ecuación social mientras la gente se siga agolpando a las puertas de las grandes ciudades, en el conurbano bonaerense, en el Gran Rosario o en el Gran Córdoba. Mientras la clase política no pueda mantener a la gente en sus provincias de origen, con oportunidades reales de empleo, o no pueda instalar polos de desarrollo en lugares como la Patagonia, por ejemplo, este cuadro no se podrá revertir. Es increíble lo que ocurre en la Argentina. No hay ninguna nación próspera en el mundo, con indices sociales aceptables, que tenga un desarrollo tan asimétrico dentro de su propia geografía como ocurre en nuestro país. ¿Y eso por qué pasa? Porque en los países desarrollados, allí donde el mercado no asigna recursos, el Estado llega de alguna manera, a través de subsidios o de obras de infraestructura. Por eso, es necesario que el Estado tenga ese rol compensador hacia los sectores sociales y Jas zonas geográficas que tienen asimetrías con el resto de la sociedad o con el resto del país. Si tuviéramos que identificar cuál es la problemática social de la época, la encontraríamos en la incertidumbre del hombre común respecto de su situación y la de su grupo familiar con relación a sus condiciones laborales y de vida, a lo que se agrega un fuerte descreimiento en la dirigencia. Hay incertidumbre en el hombre y la mujer que trabajan porque temen perder su ocupación o sufren porque su salario no cubre las necesidades más elementales. Hay incertidumbre en el desocupado, que no sabe cómo sigue su vida al otro día. Hay inseguridad en el joven que estudia, porque 158
Capítulo 6. La política de bienestar social no sabe si su can-era le va a servir para progresar. Hay incertidumbre en el que no puede estudiar, porque tampoco sabe si va a poder trabajar. Por eso creo que es necesario un "nuevo contrato social" y desechar toda visión fundamentalista y sesgada.
Di Tella: ¿Por qué no me explica más sobre este concepto roussoniano? Kirchner: Usted sabe, Torcuato, que sindicatos y empresarios argentinos se formaron y adquirieron funcionalidad respecto de un modelo: el de sustitución de importaciones, que en un mundo de pleno empleo aseguraba el trabajo de los primeros y, en el marco del proteccionismo estatal, la rentabilidad de los segundos. Era un mundo de certezas: se generaba un fuerte consumo interno, al mismo tiempo que se desarrollaba un incipiente empresariado nacional. Así construyó el peronismo en la Argentina el Estado de bienestar. Luego llegaron las distorsiones. Muchos empresarios, asegurada la rentabilidad por la falta de competencia, desarrollaron conductas no empresariales, principalmente en materia de riesgo e inversión. El Estado productor de bienes y servicios no terminó prestando correctamente ninguno de ellos, ni aun aquellos que básicamente le son propios, como salud, educación, etc. Al mismo tiempo, el trabajador que no fue absorbido por la actividad privada terminó siendo incorporado por el Estado, muchas veces bajo la forma de clientelismo político. La emisión para financiar el déficit fiscal incorporó la inflación como un dato estructural de la economía argentina y finalmente se desplomó en 1989 con la primera hiperinflación, auténtico punto de inflexión en los comportamientos económicos y sociales del país. El nuevo modelo exige, por un lado, ampliar el número de partes signatarias de un nuevo contrato social: ya no basta con que participen trabajadores y empresarios, sino que también deben ser incluidos los que por diversas razones se encuentran fuera del proceso productivo o de la relación de trabajo. 159
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina queyiene Por otro lado, requiere nuevas funcionalidacles sindicales y empresariales, donde la discusión de lo laboral no sea sólo un capitulo del derecho sino también de la política: desempleo, modernización y gestión, productividad y capacitación, protección social y seguridad en el trabajo son los temas constitutivos de Ja. nueva agenda del nuevo contrato social. En el futuro, un modelo sustentable de desarrollo requerirá la construcción de un nuevo consenso entre los principales actores productivos. Este es un desafío central para ingresar al nuevo milenio. Alcanzadas con un alto costo las estabilidades políticas y económicas, ha llegado Ja hora de ser arquitectos de un diseño que nos relacione en un marco de equidad y justicia, y esa tarea no puede ser entendida como la acción solitaria de un gobernante. Los atributos del nuevo contrato social serán la eficiencia, la equidad y la estabilidad, y los instrumentos para alcanzar tales fines se vinculan con la existencia de mercados verdaderamente competitivos y con la presencia de un Estado con capacidad para diseñar y fortalecer instituciones que garanticen el acceso progresivo de la sociedad a un proyecto de creciniiento. El planteo de un nuevo contrato social descansa en la idea de que los beneficios, tanto para los trabajadores como para los empresarios, deberán ser cuantificables y objetivos en el marco de políticas públicas. Debe superarse el tiempo en el que se reducían los impuestos sin generar a cambio puestos de trabajo efectivos y comprobables. Trabajadores y empresarios no conforman estamentos aislados de una misma sociedad. Ningún país resiste, sin un grave deterioro de su cohesión social, trabajadores desocupados y empresarios enriquecidos con empresas pobres. Es necesario revertir la ecuación, en el sentido de que la solidaridad ya no podrá ser una palabra que se adjudique sólo al voluntarismo de la política, para contraponerla con la racionalidad como virtuosismo exclusivo de la economía. Nada es más irracional que generar condiciones que objetivamente atenten contra la sustentabilidad del propio sistema.
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Di Tella: Pero, Kirchner, esto no saca a la gente de la pobreza... Kirchner: Es el primer paso, Torcuato. Porque el problema de la pobreza solamente se va a solucionar desde las políticas económicas, no desde las políticas sociales. Las políticas sociales pueden ayudar a moderar, a contener el grado de exclusión, a tomar menos vulnerables a los sectores excluidos, pero no sacan a la gente de la miseria en la que vive. Le cuento algo: en Santa Cruz estamos recibiendo oleadas de gente que vienen de provincias del Norte porque no tienen esperanzas ni trabajo. Desde el Estado provincial lo que estamos haciendo son grandes inversiones en infraestructura y dando puestos de trabajo de carácter permanente vinculados con los servicios o con la producción. Hoy no podemos volver a equivocamos. Cada vez más queda a la vista en todo el mundo el alto costo que tienen para los países las decisiones erróneas de sus gobiernos, yla Argentina es un claro ejemplo de eso porque el comportamiento ante la crisis depende de la fortaleza del modelo elegido. Esto pasó aquí con Menem, pero el neoliberalismo ya lo habíamos conocido con Thatcher y Reagan. No es que quiera justificarlo, nada más lejos de mí, pero muchas veces la propia coyuntura nos obliga y creernos que lo que nos está pasando es algo diferente de lo que viene sucediendo en el mundo. En realidad, es un devenir de ciclos históricos. El Estado de bienestar surgió en 1930 y terminó con el derrumbe de 1989. Ahora asistimos a la caída de la teoría del derrame. Debo decirle, en cambio, Torcuato, que no creo en el Estado empresario y omnipotente, que desconoce la existencia del mercado. Ya nadie piensa que el Estado es la antípoda del mercado. Hoy ambos se complementan entre sí, pues es función del primero generar las bases institucionales a partir de las cuales se desarrollará el segundo. Por lo tanto, habrá que aceptar que ya no sólo es importante que los mercados operen libremente: será imprescindible también que lo hagan en función de estrategias correctamente escogidas por el Estado. Pero el Estado ausente no fue una casualidad: constituyó una política activa de privilegio hacia los poderosos. 161
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene La política como espacio natural de las cuestiones públicas fue privatizada, convertida en un espectáculo y degradada a la discusión de lo banal. Subordinar la política a la economía fue y es como subordinar el bien común ala tasa del beneficio. Es declarar definitivamente la diferencia entre pobres y ricos. Hoy el pueblo argentino debe elegir entre dos opciones: continuar el modelo de exacción y privilegio para minorías cada vez más ricas y de efectos terribles para el pueblo y la Nación, o redefinir la estructura productiva nacional mediante un vigoroso ejercicio del poder estatal, que garantice una mediación efectiva entre el imperativo de la igualdad social y jurídica que funda el Estado moderno y la ley del beneficio que domina el mercado.
Di Tella: No lo torne a mal, Kirchnen pero... ¿no camina ahí por el voluntarismo político? Mire que le reconozco su voluntad política, se lo he expresado... Kirchner: Y... entiendo que suene a frase de campaña, pero, Torcuato, esto es como la letra del bolero: "Para decir adiós, sólo tienes que decirlo". ¡Es así! Yo quiero convencer a mis compatriotas de que es posible poner a la Argentina en marcha desde un proyecto que vuelva a colocar al Estado, a la política y a la economía al servicio de la sociedad para recuperar la dignidad, afianzar la justicia, consolidar la solidaridad y recrear la esperanza de los argentinos. Si soy presidente, voy a hacer un seguimiento sobre cuatro áreas fundamentales: las relaciones internacionales, el manejo de la economía, los procesos de salud y la educación. Desde allí y desde un Estado que haya recuperado el control de los instrumentos de mediación social y políticos, podremos generar un proceso de recuperación nacional y poner en marcha el capital ocioso que se encuentra paralizado en distintas partes del país. Como le decía antes, el Estado debe impulsar políticas de promoción, de incentivo, de ayuda a la rentabilidad y a la búsqueda de mercados; debe generar marcos de competitividad y establecer acciones completas para el desarrollo. 162
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Con conducción política, gobernabilidad, gerenciamiento, administración estratégica, equilibrio fiscal y políticas sociales activas la Argentina va a salir adelante sí o sí. En ese sentido, por supuesto, hay que reconstruir la moral del trabajo; no se puede seguir con este perverso clientelismo político donde dirigentes_ sin capacidad y sin ideas precisan que haya gente necesitada de dádivas y viceversa. Se puede tener un proyecto autónomo de país, pero para esto se requiere un Estado con capacidad de decisión nacional y de acumulación de capital. Creo que hay que contrarrestar la opinión de muchos economistas y técnicos que van a decir que este tipo de proyectos es inviable; es comprensible porque esos técnicos no pueden salirse del pensamiento único: para ellos la inversión pública es sinónimo de gasto público. Para nosotros, la inversión pública es justicia, es dignidad, es activar la economía, la llave que nos va a permitir generar los servicios esenciales y centrales, educación, salud, justicia y seguridad, que necesitan lós habitantes de la Argentina.
Di Tella: Estoy de acuerdo con que el Estado de bienestar social es imprescindible, pero cambiar la situación actual implica un cierto "distribucionismo" , otra de las palabras malditas para el Consenso de Washington, ¿no? Creo que hay que retrotraer el concepto de distribucionismo a su sentido genuino, recordando que su aplicación en Europa permitió el florecimiento de las décadas más brillantes de la civilización de ese continente. Kirchner: Exactamente, y aquí debo hablarle de mi decisión de cambiar el actual sistema impositivo regresivo por otro progresivo. Al pagar lo que corresponde los que más ganan y al bajar progresivamente el impuesto al consumo popular, cambiará el sistema de distribución del ingreso, generando otra liquidez en el Estado, que podrá disponer de ingresos genuinos para financiar sus políticas. 163
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene Creo, 'Formato, que si la Argentina vuelve al pasado va a sufrir como hoy está sufriendo el pueblo boliviano. Fíjese lo que está pasando en Bolivia, donde volvieron nuevamente con las viejas políticas, las mismas recetas que se aplicaron en la Argentina en la década del 90, y que trajeron nuevamente hambre, dolor y muerte. La convertibilidad fue un espejismo. Estuvimos bien los primeros dos o tres años y entonces nos dijeron: "La economía va a crecer, el vaso se va a derramar y esto va a provocar un ajuste en la distribución del ingreso". Pero en 1997, mientras se crecía el 8 % anual, la economía se concentró cada vez más y el vaso nunca se derramó. Primero se cayó el trabajador de más abajo, después el trabajador medio, después el empresario nacional, después se desnacionalizó y concentró toda la economía, con una de las distribuciones del ingreso más injustas que recuerde la historia argentina. Como con la convertibilidad no se podía emitir, se mantuvo con endeudamiento, y esto evidentemente nos llevó a una situación realmente gravosa para todo el país. Ahora los verdaderos enemigos de nuestro futuro son el hambre, la exclusión, la corrupción estructural, la indigencia, la pobreza y la desigualdad. El Estado desertor, que por aplicación de aquellas políticas en su descalabro arrastró en su caída a toda la economía, debe asumir ahora un nuevo rol y convertirse en agente del cambio. Se trata de promover una sociedad más igualitaria, sin excluidos. De avanzar sobre la mejora de la sociedad y de recuperar la presencia de un Estado que, corregido y mejorado, tenga capacidad de intervención para determinar hacia dónde deben dirigirse los esfuerzos colectivos y recuperar la idea de que la sociedad tiene que prestar servicio a los sujetos. No hay magia. Se trata del esfuerzo plural y compartido. Hay que poner en marcha toda la mecánica del trabajo en la Argentina: inversión pública, producción, fuertes políticas de salud y de educación para que el país se vaya consolidando. No podemos volver al pasado, tenemos que entender la lección de la historia, tenemos que hacer una Argentina definitivamente para todos los argentinos. 164
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La superación de la decadencia del Estado pasa, en definitiva, por la separación entre los intereses de los particulares y los intereses del bien común. Hay un desafío en los tiempos que vienen, y en una primera etapa hay que volver a fundar la Nación y la Patria. La crisis por la que atraviesa la Nación no puede resolverse con medidas de reforma administrativa estatal, ni con medidas coyunturales y de corto plazo. No desconozco la importancia y la necesidad de las dos, porque la primera puede ser útil en la desburocratización de las prácticas estatales y la segunda para amortiguar el impacto de la falta de ingresos de amplias capas de la población. Pero el carácter de necesarias no les otorga la condición de suficientes. Es preciso que se haga una revisión profunda de nuestra condición de argentinos, de nuestra nacionalidad e identidad, de nuestros valores, de nuestras posibilidades, para que sirvan de base en la construcción de un proyecto nacional. Para eso, hay que establecer un plan estratégico nacional que contemple las medidas de corto y mediano plazo en un contexto de planificación de más largo alcance, que dé cuenta de los debeirs pendientes y, fundamentalmente, de las innovaciones y las potencialidades hacia el futuro. Le puedo asegurar que no me interesa ser presidente de cualquier manera; no quiero pactar con el pasado, no quiero que los ciudadanos sientan vergüenza de haber votado a un presidente que trae a los sinvergüenzas que se fueron ayer. Quiero que sientan el orgullo de alguien que cumple su palabra.
Di Tella: Todo esto que usted dice me recuerda a la Tercera Posición y hasta a la más reciente Tercera Vía. Aquí le dejo unas elucubraciones mías sobre el tema, sin pretender que usted las comparta.
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De la Tercera Posición a la Tercera Vía* por Torcuato Di Tella Hay algo misterioso en el número tres. Ahora lo usa la Internacional Socialista para su consolidación en países corno Italia y su desembarco en América. ¿Inclusive en la Argentina? Sí, también en la Argentina. La "Tercera Vía" es una variante particularmente moderada de la socialdemocracia, eso es todo. En realidad, la moderación no es ninguna novedad en ese campo, aun cuando muchos de sus componentes tengan un pasado más radicalizado y cada tanto haya flujos y reflujos en su manera de pensar. Tony Blair representó la nueva estrategia, después de algunos años de izquierdización de su partido. Lo que él hizo fue volver a la antigua vía reformista, de raíces fabianas. Una diferencia importante es que hoy hay más desconfianza hacia la propiedad estatal, pero el resto sigue casi igual. Se mantiene la convicción de que un Estado fuerte es importante para el crecimiento y la justicia social y de que la base electoral debe estar conformada por la clase obrera y la clase media, no por la burguesía empresaria, aunque se conviva con ella. Claro que dentro de este esquema existe toda una gama de alternativas, que no están dadas tanto por la ideología como por las condiciones económicas y políticas del país, y eso es lo que crea una cierta tensión con los franceses de Lionel Jospin. Uno de los objetivos de esta nueva orientación es legitimar experiencias como la del Olivo en Italia, coalición de los ex-demócrata-cristianos de izquierda, de Romano Prodi, y los ex-comunistas rebautizados de Massimo D'Alema. Al respecto, los partidos demócrata-cristianos merecen un comentario, porque bajo ese nombre se agrupan fenómenos muy diversos, desde los alemanes, claramente de derecha, hasta los italianos y chilenos, relativamente de izquierda. Tanta es la diferencia que en el Parlamento supranacional los alemanes están incorporados en un amplio Partido
' Artículo de T. S. Di Tella. publicado en Clarín. "Zona", 18 de octubre de 199&
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Popular Europeo, con los ex-franquistas de Aznar y con la Forza Italia del televisivo Berlusconi. ¿Y los Estados Unidos? Ahí siempre ha habido una clara contraposición entre los republicanos, de derecha, y los demócratas, más de izquierda, aunque no autodefinidos como socialdemócratas, si bien, de hecho, lo son, especialmente desde que tras las agitaciones por los derechos civiles de los años sesenta y setenta las oligarquías regionalistas del sur dejaron de apoyar a los demócratas y se pasaron con armas y bagajes a los republicanos. Es curioso, pero aun en los días del muy renovador New Deal de Roosevelt, en el Partido Demócrata, que era el partido de los sindicatos, las minorías étnicas postergadas y los intelectuales, coexistía ese extraño sector de derecha regional. Bien pensado, sin embargo, no es tan extraño: era una alianza entre los pobres del país rico (el del norte) y los ricos del país pobre (el sur, aún resentido desde la guerra civil del siglo anterior). Para entendernos: como el peronismo clásico, que combinaba a los sindicatos industriales con los caudillos provincianos enemigos del centralismo porteño. En cuanto a los pobres del país pobre, ésos en general no tienen voz, o se la dan a los caudillos regionalistas del momento, formando lo que podría llamarse un "conservadorismo popular", hasta que se despiertan, como los negros norteamericanos. Pero en el resto del país, tanto en los Estados Unidos como en la Argentina, el cuerpo principal del movimiento popular no puede caracterizarse como conservador popular, aunque ese nombre ahora esté de moda, ante su más reciente evolución. Se trata en cambio de un fenómeno reformista, con fuertes anclajes sindicales, antagonizado y en ocasiones temido por el establishment. ¿Entonces, es una socialdemocracia? Por ahora es mejor definirlo como una Tercera Vía. Operación de marketing, obviamente. Es cierto que Perón ya diseñó una Tercera Posición, y Nasser también. Pero hay muchas cosas que están en el medio, entre el capitalismo salvaje y el comunismo totalitario. La de Perón se acercaba a la actual Tercera Vía, pero combinada con el culto verticalista al jefe, con un innegable autoritarismo y con un esquema económico simplista. Y lo mismo Nasser, o los militares progresistas de la "Revolución Peruana" que se olvidaron del tema de las elecciones y de la libertad de prensa. Claro está que ahora 168
Capítulo 6. La política de bienestar social
que los peronistas se han convertido a la democracia y están dejando de lado el caudillismo extremo, lo suyo puede ser realmente la Tercera Vía argentina. Sobre todo si pierden a su actual componente de derecha, excesivamente pesado para ese modelo. La Internacional Socialista, superado su fanático y algo estéril anticomunismo y antipopulismo de inicios de la Guerra Fría, ha estado tratando de poner pie en el Tercer Mundo, diversificando su estrategia y flexibilizando su ideología. Aceptó así entrar en coaliciones con los comunistas "clásicos", como en la Francia de Mitterrand; estableció relaciones íntimas con el Partido del Congreso de la India, con el aprismo peruano, con el antes inaceptable "demagogo varguista" Leonel Bnzzola y —la máxima—con los propios sandinistas. Sólo falta que lo reciban a Fidel Castro, por izquierda, o a Clinton, por derecha. Esto último es lo que ha ocurrido en el reciente vértice de Washington, donde se reunieron Tony Blair —el padre de la idea—, Clinton y Prodi, aunque faltó Cardoso por estar ocupado con su reelección. En la Argentina la Alianza ocupó el lugar ideológico de la Tercera Vía, pero le faltó la pata sindical, sin la cual no cuadra realmente con el modelo. El peronismo tiene esa pata, pero su ideología necesita actualizarse, sin caer en el neoliberalismo. Un poco de recetas económicas ortodoxas puede ser necesario, o inevitable, en determinadas etapas de desarrollo. Pero hay límites. Y la verdad es que si los radicales son los pares de los demócrata-cristianos italianos, los que más se parecen a los ex-comunistas italianos no son los frepasistas sino los peronistas. Hasta podrían cambiarse de nombre y dejar un poco de lado su iconografía. En la península los exneofasci star ya no venden los libros de Mussolini, aunque alguno guarde su retrato en casa; y los camaradas ya no leen más a Lenin y hace tiempo que tiraron a la basura las fotos de Stalin. Lo que no está claro, de todos modos, si la Tercera Vía se impone corno opción mundial, es cuál seria su corresponsal argentina. A lo mejor habrá varios pretendientes a su mano: va a ser una película interesante.
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Capítulo 7
El sistema educativo
Capitulo 7. El sistema educativo
'Formato Di Tella: La educación siempre ha sido esencial para crear una sociedad más eficiente y más justa, y hoy necesita reformas, que no necesariamente les gustarán a quienes trabajan en ella o a los estudiantes. Pero hay que ir con mucho cuidado, porque, de lo contrario, el intento, aunque bien intencionado, de crear una Suecia en la Argentina puede terminar en algo más parecido a alguno de nuestros varios "procesos" militares. Y como eso es imposible, el resultado más bien serían el fracaso y la inmovilidad en vez de la reforma gradual. ¿ Cómo se plantea hoy el tema de la enseñanza pública y privada, su descentralización, el rol de los docentes en la gestión y la gratuidad o no en cada nivel? Néstor Kirchner: Primero le aclaro que nos enfrentamos a nuevas y múltiples exigencias de competitividad impuestas por el nuevo orden social, y es deber nuestro que los alumnos de hoy y del futuro reciban la mejor formación para el ejercicio pleno de la ciudadanía. En primer lugar, la reforma estructural del sistema educativo y científico-tecnológico debería ser la punta de lanza de una estrategia de desarrollo nacional basada en el conocimiento. Respecto de la contradicción entre enseñanza estatal y privada, creo que es una discusión que ha quedado atrás. La Argentina tiene ya una larga tradición de ofertas de servicios de gestión privada y no identificaría allí problemas, más bien diría que la dificultad más seria que persiste en ambos tipos de servicio es la baja calidad. Las pruebas nacionales de evaluación de la calidad que se han venido aplicando cada año desde 1993 nos muestran que los resultados no son buenos, tanto en las escuelas de gestión estatal como privada, así como también muestran que los mejores resultados se dan también tanto en unas como en otras. Durante los años 90 se inició una descentralización.de las escuelas secundarias y de las instituciones de nivel terciario estatales y privadas que aún dependían de la Nación, y las provincias pasaron en poco tiempo a ejercer las funciones que el Estado nacional delegaba sin una contraparte presupuestaria que cubriera las verdaderas necesidades. 173
Después del derrumbe. Teoría y práctica polka en la Argentina que viene
Esto fue así, porque el criterio de la transferencia educativa operada en 1991 fue un criterio fiscalista por parte del gobierno nacional. La transferencia no se operó con un criterio de descentralización en la ejecución del servicio para lograr mayor eficiencia y eficacia, sino para que el Estado Nacional pudiera reducir su déficit y transferírselo a las provincias. Gran parte de los déficit provinciales se deben a esta delegación de funciones, que no sólo abarcó a la educación sino también a la salud. La transferencia educativa implementada abarcó todos los niveles de enseñanza y a todas las instituciones. Hasta ese momento el gobierno nacional todavía tenía sus propias escuelas (el 20 % de la oferta educativa global) y la política educativa nacional las alcanzaba sólo a ellas, lo que significa que en realidad carecíamos de una política educativa que comprendiera a todo el país. Cada provincia fue desarrollando a través del tiempo su propio sistema educativo, dado que era claramente insuficiente la oferta nacional, la cual operaba a modo de parámetro, de ejemplo. Hoy vemos con preocupación dos datos relevantes vinculados al problema central del sector que es el de la calidad de la enseñanza: por un lado, una creciente anarquía educativa y por el otro, la crisis de los sistemas de formación docente. Mire, Torcuato, usted convendrá conmigo que el último sistema nacional de formación docente fue el de nuestras viejas y queridas maestras normales. Yo sé que lo criticamos por enciclopedista, menorista y repetitivo, pero nuestra generación fue la última formada en esa escuela pública y la calidad de esa educación era superior a la hoy tenemos. Aquel viejo sistema no fue suplantado por otro. Por si esto fuera poco, se le agregó con muy buena intención, pero con resultado dudoso, lo que quiso ser la federalización de la educación. Se trató de lograr autonomía, con lo que estoy de acuerdo, pero se terminó en un grado creciente de anarquía que está afectando severamente la igualdad educativa. 1_,a igualdad educativa, Torcuato, es un principio irrenunciable, no sólo como actitud ética sino esencialmente como responsabilidad práctica. Porque hoy un chico de la Capital Federal tiene ventajas y mejores oportunidades sobre el resto de los chicos del interior. Imagínese las 174
Capítulo 7. El sistema educativo
desventajas que tiene un pibe de La Quiaca, no sólo por el propio contexto urbano que lo rodea, sino además por la calidad de la enseñanza. Si no volvemos a garantizar la igualdad educativa desde La Quiaca hasta Ushuaia, vamos a estar en graves problemas. Hay que rearticular urgentemente, sin pérdida de tiempo, un sistema nacional de formación y evaluación docente. Es casi una obligación moral.
Di Tella: Pero entonces, Kirchner, ¿el principal problema que usted ve en el sistema educativo es de carácter instrumental? Kirchner: No, Torcuato, no sólo son instrumentales sino que también son de contenido. Los problemas son de formas y de fondo. De instrumentos y de contenidos. Hay que discutir y reformular los contenidos de la educación que van a definir el nuevo ser y la nueva identidad nacional. Hoy nadie sabe qué es el ser nacional y cuál es nuestra identidad nacional. Y no se sabe, porque no tenemos un proyecto estratégico de país. Como le decía al principio de esta charla, la estrategia de desarrollo nacional debe estar basada en el conocimiento. La discusión de la educación en la Argentina no puede sólo limitarse a una mera discusión sindical o demanda salarial. Lo digo con la autoridad institucional y moral, porque en Santa Cruz tenemos el mejor ingreso docente de bolsillo de la Argentina, pero eso no significa que la calidad de la educación sea mejor. La comunidad educativa (docentes, padres, alumnos) y el país en su conjunto saben que debemos darle un contenido y un programa a la educación. Con el apoyo estatal, los actores de la vida educativa deben transformarse en agentes del cambio. Los discursos que promueven transferir al mercado la oferta de educación básica cometen el error de creer que éste puede garantizar transparencia, igualdad entre las familias a la hora de elegir la escuela, información clara y competencia perfecta entre las instituciones educativas. Pero no es así. La educación necesita un Estado que la financie, regule y garantice a todos iguales oportunidades para acceder a un servicio de calidad. 175
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
Di Tella: Sí, la verdad es que esos esquemas privatizadores, o supuestamente descentralizadores, extienden indebidamente a la educación lo que puede ser cierto en áreas de producción o servicios económicos, e ignoran totalmente los efectos negativos de crear esta competitividad en los equipos docentes, que deberían tener otras prioridades, y que no tienen por qué estar dotados de los "animal spirits" (en inglés suena mejor) empresariales. En versiones muy reducidas y mejoradas, podría intentarse algo de este tipo, como se está discutiendo ahora en Italia, pero sólo como complemento de la financiación estatal directa, y de ninguna manera como su sustituto. Kirchner: Sin duda, Torcuato, soy un convencido de que la Argentina debe realizar un esfuerzo financiero importante para afrontar la universalidad real de la educación básica y dotar al sistema de calidad y equidad, tarea que está aún pendiente. La búsqueda hoy de la calidad y de la justicia social en educación, será más calidad de vida e integración social para el futuro. Los cambios pendientes necesitan un acuerdo social y político amplio porque, finalmente, son a favor de todos. Para poder encararlos, hay que garantizar como mínimo la sustentabilidad del financiamiento de todo el sector. Hacerlo eficiente no significa desfinanciarlo como creen y proclaman los neoliberales. Acuérdese, Torcuato, de un fugaz ministro de Economía del inefable De la Rúa. ¿Cuál fue, entre otras, su gran propuesta para solucionar los problemas de los argentinos? Reducir el presupuesto de las universidades. Duró dos semanas. Lo echó la Franja Morada. Fíjese cómo terminan algunos neoliberales que se proponen como garantía de gobemabilidad. Hay que comprender que el gasto en educación es, en realidad, una inversión, en tanto fuente básica de la producción de conocimiento. En el mundo actual la única posibilidad de crecer, competir, mejorar la calidad de vida de todos y participar activamente en el espacio internacional con voz y voto es apostando al conocimiento. Debemos construir una sociedad y una economía basadas en el 176
Capítulo 7. El sistema educativo conocimiento. Ese ha sido el camino de los países que en los últimos veinte años más han crecido y más se han desarrollado y hoy están en la frontera de la producción de bienes de alto vaior en el mercado mundial, como por ejemplo los paises del sudeste asiático, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda, entre los más destacados. Una sociedad basada en el conocimiento requiere instituciones educativas abiertas, eficaces y cooperativas. Escuelas, centros de formación profesional, universidades y unidades de investigación e innovación tecnológica puestas al servicio de un programa de mejora de la calidad de vida de todos, de aumento de la productividad de nuestras empresas y de la competitividad de la Argentina. La educación es un factor de cohesión y desarrollo social que promueve la inclusión social. Debe ser una política de crecimiento, una estrategia de desarrollo y de mejora de la vida de cada argentino y de la sociedad en su conjunto. No debe ser considerada como una política social más que atienda con migajas a quienes más necesitan; al contrario, debe ser la política sobre la cual basar el crecimiento y el combate a la pobreza. En la década que viene debemos trabajar para que los docentes que hoy se están formando egresen con un nivel inicial de excelencia. Para que vuelvan a ser los profesionales jerarquizados que nos educaron a nosotros, hay que jerarquizar la política educativa y las instituciones que brindan ese servicio. Los docentes carecen de una verdadera carrera profesional que les garantice crecer en la actividad sin tener que abandonar la función de enseñar. La docencia es casi la única profesión que premia a los mejores sacándolos de su función específica, que es enseñar. Por estos motivos, estoy convencido de que los próximos años debemos dedicarlos a hacer eficiente la escuela, especialmente la de nivel secundario o polimodal. En este nivel está uno de los principales problemas.
Di Tella: Para mantenernos siempre en el tema educacional, hay que tratar el terna del arancelamiento de los estudios universitarios o, aun, de los secundarios. 177
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene Hay que decir al respecto que no es lo mismo conversarla entre nosotros que en países con adecuado nivel de vida, con abundantes becas, que no sean sólo para una minoría brillante sino también para los estudiantes medios, y que les sirvan para mantenerse y no tener que buscar un empleo. Kirchner: Hablar de política universitaria y comenzar por el arancelamiento es entrar en el tema por el lugar menos indicado, tanto por razones ideológicas como económicas. A mi criterio, los problemas sin resolver de la universidad tienen que ver con su rol en un proyecto estratégico de país. Siempre se le reclama a la universidad que se adapte a las políticas estratégicas del país, a sus planes de crecimiento, sin reparar en que ellos no existen y, lo que es peor aún, en que nuestros empresarios no acuden en general a las casas de altos estudios o a los centros de investigación para alimentar sus procesos de producción, para innovar sus tecnologías, para incorporar nuevos procedimientos. Nuestros egresados emigran porque no hay un programa estratégico de crecimiento y porque no existe una economía propia basada en el conocimiento. Recordemos que venimos de una década en la cual era casi mala palabra hablar de programación económica, de planificación para un desarrollo sustentable. De todas maneras, a la vista de los recursos que destina al sistema universitario, la Argentina está haciendo un esfuerzo importante. El gasto total en educación superior en nuestro pais es del 0,9 % del PBI, y uno de cada tres jóvenes de entre 18 y 24 años está matriculado en la universidad. Sin embargo, la alta tasa de matriculación es acompañada por una altísima deserción, ya que abandona cerca del 40 % de los estudiantes en el primer año y la graduación es de alrededor del 20 670, según los datos que publicó el ministerio nacional. Existe una gran disparidad entre el bajo gasto por alumno y el alto gasto por graduado en relación con la mayoría de los países: éste el principal rasgo de la ineficiencia del sistema. Como le dije, el Estado necesita gestión y lo mismo ocurre con la 178
Capítulo 7. El sistema educativo
universidad; hay un gran espacio para hacer más eficiente el actual presupuesto. En Gran Bretaña, por ejemplo, los recursos se asignan contra evaluaciones sistemáticas de carreras, resultados, programas de mejora y de compensación. En nuestro país, en cambio, la asignación de las partidas para cada universidad se hace por presión en el Congreso y, finalmente, el financiamiento de cada casa de altos estudios se convierte en el instrumento de negociación para el quórum al momento de cerrar el presupuesto nacional. Mire, Torcuato, le repito lo que ya le dije antes: en la Argentina todo hace juego con todo.
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Capítulo
7. E1 sistema educativo
La educación amenazada de privatización* Por Torcuato Di Tel la La educación necesita reformas que no necesariamente les gustarán a quienes trabajan en ella o a los estudiantes. Y hasta se podría pensar que así corno fue necesario un gobierno peronista clásico para ponerle ciertos límites al poder sindical, le va a tocar a un gobierno peronista renovado, aliado a la izquierda moderada, el modernizar la escuela y la universidad. Pero de ahí a poner cl elefante en la cristalería hay mucha distancia. Porque si no se tiene cuidado, el intento de crear una Suecia en la Argentina puede terminar en algo más parecido a alguno de nuestros varios "procesos" militares. Y corno eso es imposible, el resultado más bien sería el fracaso y la inmovilidad en vez de la reforma gradual. En sectores más amplios de lo deseable se ha extendido la opinión de que la educación pública es irreformable y hay que privatizarla, de una u otra manera, o adoptar esquemas utópicos que dejen la gestión de los institutos educativos en manos de asociaciones de padres o vecinos que recibirían dinero del Estado, directa o indirectamente, en la suposición de que son siempre mejores administradores que los entes públicos. Uno de los esquemas que circulan es el de los "cupones" que el Estado daría a los estudiantes para que éstos los usen para pagar sus estudios en las escuelas que ellos elijan, privadas o públicas. Estas últimas entonces dependerían para su financiación sólo de esos aportes y no de los del Estado nacional o provincial. Este esquema extiende indebidamente a la educación lo que puede ser cierto en áreas de producción o servicios económicos, e ignora totalmente los efectos negativos de crear esta competitividad en los equipos docentes, que deberían tener otras prioridades y que no tienen por qué estar dotados de los "animal spiriís" (en inglés suena mejor)
" Texto basado en un artículo de T. S. Di Tella, publicado en Clarín, "Zona", 29 de noviembre de 1999.
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Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
empresariales. En versiones muy reducidas y mejoradas, podría intentarse algo de este tipo, pero sólo como complemento de la financiación estatal directa, y de ninguna manera como su sustituto. Parecidos problemas enfrenta el tema del arancelamiento de los estudios universitarios o, aun, secundarios. (¿Por qué no los secundarios, si se acepta la idea?) No es lo mismo hacerlo entre nosotros que en países con adecuado nivel de vida, con abundantes becas que no sean sólo para una minoría brillante sino para los estudiantes medios, y que les sirvan para pagar aranceles si los hubiera, y para mantenerse y no tener que buscar un empleo. En cambio, más realista sería el fijar, para ciertas carreras, cupos en función de la disponibilidad de plazas, como se da hoy en las escuelas secundarias dependientes de la Universidad de Buenos Aires y —sin por eso tomarla como ejemplo— en la Cuba supuestamente socialista. Es también necesario ir a una diferenciación, como existe en muchos países, en que tanto dentro del esquema estatal como del privado hay instituciones de muy diversos niveles de exigencia en cuanto a la entrada. Para quienes se rasguen las vestiduras ante algunas de estas ideas es conveniente compenetrarse de los sistemas aplicados en muchos países con gobiernos socialdemócratas, por no citar a los del desaparecido mundo soviético. Claro está que habrá quienes respondan que cuando se cambia toda la sociedad, entonces sí es posible introducir algunas de estas novedades. Pero no se puede esperar tanto. Es preciso, entonces, para la comunidad educativa, considerar ]as propuestas con ecuanimidad, sin gritar "¡lobo!" a destiempo. Pero la verdad es que los lobos existen, de los más diversos colores.
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Capítulo 8
El rol de las fuerzas armadas
Capítulo 8. El rol de las fuerzas armadas
'Formato Di Tella: El péndulo cívico-militar marcó toda una época de nuestro devenir histórico, y hoy prácticamente quedó eliminada como una alternativa realista. Pero no está de más examinar el rol que las fierzas armadas deben tener en una sociedad ya más establemente democrática, pero con problemas de violencia como el narcotráfico. Doy por sentado que el intervencionismo militar se acabó, no sólo en la Argentina sino en el continente. Además, los conflictos entre nuestros paises también están relegados al basurero de la historia. En fin, es mi opinión, no sé si usted la comparte... Néstor Kirchner: Sí, desde luego que la comparto, es un dato de la realidad. Las fuerzas armadas tienen que cumplir el rol que la Constitución les otorga, con políticas de defensa como corresponde a un país serio y con el mismo objetivo que el resto de los argentinos. Hay que tener especialmente en cuenta la Ley de Seguridad Interior, que deriva conceptualmente de la Ley de Defensa Nacional y marca la separación taxativa de las funciones militares de defensa de las funciones policiales de seguridad interior, permitiendo sólo el apoyo logístico, de transporte y de comunicaciones, de las fuerzas armadas a las fuerzas de seguridad y policiales. Según la ley, en situaciones excepcionales, cuando las autoridades civiles del área de seguridad pública lo requieran y necesiten, y así lo decida el comandante en jefe de las fuerzas armadas, el presidente constitucional, los militares podrán intervenir en operaciones de seguridad interior con la previa declaración del estado de sitio por el Congreso de la Nación, o la ratificación ulterior de su declaración por el Poder Ejecutivo en caso de receso parlamentario. En síntesis, Torcuato, para que quede bien claro, fuerzas armadas "dentro" de la Constitución antes que "dentro" del país. Entre las misiones "complementarias" de las fuerzas armadas, si se descuentan las misiones internacionales de paz y de ayuda humanitaria, que han pasado a adquirir un carácter destacado, se encuentran el trabajo científico-técnico en cuestiones aeroespaciales, tecnología de armamento, campañas antárticas, la preservación del medio ambiente, el control de 185
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desastres naturales, el apoyo a campañas sanitarias, la construcción de pequeñas obras civiles en lugares de difícil acceso y, últimamente, el apoyo a las campañas contra el hambre en algunas zonas del interior o el conurbano bonaerense. Es esencial asegurar que el instrumento que reúne la máxima capacidad de violencia armada de cualquier Estado-nación organizado, sea conducido por una política pública de defensa en manos civiles en los niveles de decisión, organización y comando estratégico nacional y por el mando militar en cuanto a la estrategia operacional conjunta, al entrenamiento y a la táctica. La política de defensa está subordinada a la política exterior de la Nación, esto es visible en las numerosas misiones internacionales de paz, y que, subsidiariarnente, ayuda con otras políticas públicas como el control de desastres, preservación ecológica, apoyo de infraestructura y ayuda humanitaria. Por otra parte, ya lo hablamos en nuestras primeras charlas, cuando escucho a algún fantasma del pasado que dice que va a pacificar a la Argentina con los integrantes de nuestras fuerzas armadas en las calles, me causa una profunda preocupación. No quiero más enfrentamientos entre hermanos, no quiero más la ineptitud e irresponsabilidad de dirigentes que no tienen capacidad para resolver los problemas del pueblo argentino mientras gobiernan. Los hechos recientes de represión en Bolivia me impactaron profundamente y son un ejemplo claro de lo que no debemos hacer. Me hicieron acordar a la Argentina del llanto, del dolor, de la marginalidad. La Argentina para unos pocos argentinos, la que debe ser cambiada. En cuanto a la política de seguridad, allí hay que ser prácticos y tener una amplia tarea de inteligencia, con capacidad de respuesta. Pero eso será tarea de la policía, la cual debe erradicar la violencia del crimen organizado y la delincuencia común.
Di Tella: ¿ Qué les queda entonces por hacer a nuestras fuerzas armadas? ¿ Habrá que usarlas para retos muy serios, como los de 186
Capítulo 8. El rol de las fuerzas armadas Colombia? O, sin llegar a ese extremo, ¿emplearlas en el control del narcotráfico y otras esferas de la criminalidad en gran escala? Kirchner: Respecto del "reto colombiano", la Argentina debe estudiar y coordinar cualquier tipo de acción diplomática—según el principio de no intervención en los conflictos internos de otro país— con el Brasil y los demás países del Mercosur. También se podría convocar a la reunión de un comité de seguridad y defensa regional en el marco de la Organización de Estados Americanos para debatir las vías para una solución pacífica y negociada del conflicto. Para esto, debemos tener como referencia las conclusiones de la II. Cumbre Sudamericana de Presidentes en su declaración de América del Sur como una zona de paz y seguridad. En último caso, la intervención de las Naciones Unidas podría implementar una fuerza de paz. Según mi criterio, las fuerzas armadas argentinas sólo deberían participar en cualquier punto del planeta integrando una fuerza de paz internacional bajo mandato de la ONU, en el caso de que se dieran las condiciones que legitiman y reglamentan el empleo de esas fuerzas. Su razón de ser estará en las operaciones de restauración, preservación y construcción de la paz en países donde la violencia policial o militar estatal, la de ejércitos o guerrillas paraestatales o contraestatales, los métodos terroristas empleados por los bandos —étnicos, religiosos o ideológicos— y la violación de los derechos humanos constituyan riesgo de genocidio. En cualquier caso deberá mediar la autorización del Congreso de la Nación. La implementación estratégico-operativa deberá ir de la mano con los avances en la política de integración económica, política y sociocultural de la subregión, y de cara a la solidaridad regional, al diálogo continental e intercontinental y la promoción de una nueva paz mundial con justicia social, equidad multicultural, preservación ambiental y promoción activa de los derechos humanos. Estos objetivos se suman a la necesidad de formar un bloque supraestatal de la subregión, cuya concreción a mediano plazo permitiría ir construyendo las futuras bases de una defensa común. 187
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En relación con la lucha contra el narcotráfico y la criminalidad en gran escala, incluyendo la prevención del terrorismo, las fuerzas armadas no son el instrumento idóneo ni por su capacitación ni por su armamento, salvo en lo que hace al apoyo requerido en comunicaciones, vigilancia aérea y de alta mar, transportes y logística. Son las fuerzas de seguridad y policiales las adecuadas para combatir a estas organizaciones delictivas. Están especialmente entrenadas para esto y recibieron instrucción en función de los acuerdos internacionales. Por otro lado, aunque la democratización fue una experiencia compartida en América Latina, no condujo a la formación de una comunidad pluralista de seguridad. La democratización y las iniciativas de cooperación económica han permitido mejorar las condiciones de paz y seguridad de la región, pero no han conducido aun proceso de integración en el campo de la seguridad. Existe una frontera cada vez más tenue entre cuestiones económicas y de seguridad, como también entre intereses internos y presiones externas. Los países sudamericanos, a pesar de ver recortados sus márgenes de acción, cuentan aún con relativa autonomía para la definición de sus políticas de seguridad. Estas, a su vez, están condicionadas por la evolución de la política interna. La ola democratizadora experimentada en la región en los últimos quince años alentó cambios en los conceptos y las prácticas de seguridad dentro de los Estados del Cono Sur. La existencia de valores políticos comunes y desafíos económicos similares contribuye a poner fin a disputas y rivalidades que, en el pasado, habían entorpecido las iniciativas de cooperación regional. Si comparamos el gasto militar que se hace en todo el mundo con el que realiza Latinoamérica, veremos que los fondos que se destinan son irrisorios respecto de los paises desarrollados o de Medio Oriente. A simple vista, estos datos evidencian que el Cono Sures la subregión más pacífica del planeta. No hay, con excepción de las Malvinas, intereses estratégicos fuera del territorio nacional. No existen grandes desplazamientos migratorios, ni minorías nacionales oprimidas en los Estados, y las disputas étnicas o religiosas son desconocidas. 1.88
Capitulo 8. El rol de las fuerzas armadas
No se puede malgastar recursos y tiempo con las hipótesis tradicionales, sino que más bien, junto a los líderes de la región, tenemos que combatir las nuevas amenazas que enfrentan y enfrentarán los Estados latinoamericanos. Ninguno de los países es lo suficientemente fuerte para enfrentar solo los problemas de seguridad, tanto del presente como del futuro. La necesidad de una integración que incluya el componente militar es fundamental para reforzar el proceso de democratización en la región y defenderlo de las nuevas amenazas. La creación de un sistema de seguridad subregional debería llevar confianza a los diferentes actores regionales en lo referente a los conflictos geohistóricos tradicionales, sin lo cual parece condenado al fracaso cualquier intento de integración. El poder político debe hacerse cargo de la responsabilidad de la defensa, lo que incluye al poder militar. Los marcos jurídicos y conceptuales con que los gobiernos han atendido sus intereses de seguridad en el pasado aparecen desactualizados, sobre todo luego del 11 de septiembre de 2001. Hay que ser lo suficientemente creativos como para redefinir el papel de las fuerzas armadas frente a nuevos riesgos, amenazas y factores de inestabilidad. Luego del atentado a las Torres Gemelas, el nuevo contexto ofrece oportunidades inéditas para la preservación de la paz y la seguridad internacionales y para el logro de objetivos de seguridad por medios políticos.
Di Tella: ¿No le parece que llegó la hora en que América Latina tenga una plaza permanente en el consejo de Seguridad de las Naciones Unidas? Kirchner: Así es. Comparto esa preocupación. Creo que ese objetivo no es un paso menor, a fin de hacer efectiva la incidencia de un consenso del Mercosur respecto de la seguridad y la paz internacional. Es la promoción de un escaño permanente en el Consejo de Seguridad 189
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
de la ONU el modo de reconocer la incidencia del Cono Sur en el ámbito mundial. La titularidad de ese asiento permanente podría ser rotativa bianualmente entre la Argentina y el Brasil. Nuestro país deberá promover que todas las decisiones al respecto tiendan a ser tomadas de común acuerdo, incluyendo al Uruguay y al Paraguay, yen consulta con las naciones más importantes de Latinoamérica. Las decisiones que se adopten deberían alcanzase con la convergencia y solidaridad regional a fin de afirmar las bases de una política propia de seguridad internacional.
Di Tella: América Latina y el Cono Sur tienen una historia de enfrentamientos entre los países. Durante años, las hipótesis de conflicto han sido las guías en las relaciones entre las naciones sudamericanas. ¿ Cómo encaja el Mercosur en esta tradición? Kirchner: Aqui debemos tender a las hipótesis de confluencia, es lo que corresponde. Un paso significativo de esa integración deberá ser el retiro de las fuerzas y acantonamientos militares que todavía subsisten cerca de las fronteras comunes de los países miembros. La idea tiene un doble fin: transformarlas en reservas capacitadas para la actividad productiva y de servicio civil, con entrenamiento periódico, útiles para ser empleadas en forma conjunta y mixta por las naciones para conjurar peligros que afecten sus autonomías. De esta manera archivamos en forma definitiva cualquier conflicto dentro del Mercosur. Hay que estimular las medidas de confianza mutua, como los ejercicios militares entre las fuerzas armadas de los países. Afortunadamente ya existen estos ejercicios conjuntos, entre los ejércitos, las marinas y hasta entre los aviadores. Por ejemplo, la aviación naval aterrizó en el portaaviones Minas erais, una señal de confianza mutua pocas veces vista en el mundo. A esto me refiero cuando pienso que los militares de la región deben contribuir a la integración del Mercosur. Desde esa inserción, la no participación de militares argentinos en la actual guerra del Golfo debe procurar el consenso activo de por lo menos 190
Capítulo 8. El rol de las fuerzas armadas los cuatro países efectivos del Mercosur, y avanzar hacia la convergencia con otros países de América Latina, Europa y Asia, especialmente Francia, Alemania, Canadá y Rusia, que persiguen, como la Argentina, la resolución pacífica de los conflictos internacionales, en clara divergencia con las acciones unilaterales de carácter "neoimperial" de cualquier potencia o coalición no legitimada por el derecho internacional.
Di Tella: Se puede hacer una comparación con el caso europeo. Allá también el golpismo militar ha desaparecido, aunque no fue fácil, y no es tan reciente su erradicación, ya que en Francia prácticamente acompañó el acceso de De Gaulle al poden en Grecia protagonizó una dictadura por varios años (caída, como en la Argentina, tras la aventura de guerra en Chipre) y en Portugal también tuvo un rol, en ese caso hacia la izquierda, de bastante relevancia. De todos modos, eso se acabó. También se terminaron, al parecer; las posibilidades de guerras internas en la Unión Europea. Pero la importancia mundial del conjunto europeo hace que esos países aii- n deban mantener importantes fuerzas atinadas, para mantener el orden fuera de sus fronteras, en algunos casos muy cerca de ellas (como en Bosnia y Kosovo) o más lejos, como en el Medio Oriente. Nosotros no pareceríamos tener situaciones semejantes, salvo alguna "misión de paz". ¿ Cómo ve esta perspectiva? Kirchner: La década del 80 vio el fin de la Guerra Fría, caracterizada por la posibilidad del holocausto nuclear en el conflicto bipolar de posguerra. Desde la caída del Muro de Berlín en 1989, la hegemonía estratégica de los Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) emergió sin rivales en el mundo de la cultura occidental, del cercano Oriente y de sus nuevos aliados de la Europa Central y Oriental. La guerra del Golfo Pérsico de 1991 y los bombardeos anglonorteamericanos posteriores contra Irak dieron paso a su vez a la llamada "guerra preventiva" inaugurada en Afganistán en el 2001, en respuesta ciega y simétrica al atentado terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York de septiembre del mismo año. 191
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene Hoy estamos viviendo una invasión "convencional" por parte de los Estados Unidos y sus aliados en abierta violación al derecho internacional y comprometiendo seriamente la vigencia de las Naciones Unidas, al hacer caso omiso de la opinión de sus pares en el Consejo de Seguridad de la ONU, como Francia, China y Rusia, o del principal país de la Unión Europea: Alemania. Estados Unidos lanzó la guerra sobre Irak en busca del control de la segunda cuenca petrolífera del mundo, so pretexto de desalojar a un dictador en posesión de armas letales, otrora habilitado por las potencias occidentales para atacar al fundarnentalismo iraní con esas mismas armas. El objetivo es instaurar un protectorado prooccidental manu milita ri, algo que ya se ensayó en Haití en menor escala y con la mera amenaza de desembarco, sin que ese país dejara de estar sumergido en la más profunda miseria. La Argentina debe continuar participando en las misiones de paz por cuenta de la ONU, pero además, y en el caso puntual del que estamos hablando, Irak, debe tener una actitud de militancia activa por la paz. La experiencia adquirida por las fuerzas armadas en las tareas internacionales no debe caer en saco roto. Los soldados argentinos que tuvieron oportunidad de ser cascos azules regresaron profesionalizados, con una mirada más amplia de la sociedad que es necesario preservar. Cada uno de los cuadros militares que tomaron parte de las misiones retornaron con la satisfacción del deber cumplido y con el reconocimiento de sus pares a nivel internacional. Los cascos azules argentinos han prestigiado al país con su labor en otras tierras y hasta hubo pérdidas de vida de argentinos por tratar de llevar adelante la misión de paz. Sin lugar a dudas, la labor en las misiones de paz es un aspecto reivindicable de los militares argentinos. Los miles de uniformados que participaron y participan en la tarea de la paz contribuyeron al prestigio internacional de la Argentina.
Di Tella: ¿Sería bueno que las fuerzas armadas, ya que tienen mucho personal cuyas tareas específicas pierden centralidad, sean 192
Capítulo 8. El rol de las fuerzas armadas
usadas ya no en el mantenimiento del orden sino en trabajos sociales, como al parecer se ha intentado en Venezuela y en otro• países? Por ejemplo, ¿en salvatajes, episodios de inundaciones o terremotos? Kirchner: En la Patagonia conocemos bien la labor social del Ejército durante los inviernos duros, aquellos donde la nieve no deja salir ni a la puerta a la familia. En los últimos arios esta experiencia de auxilio a los civiles la vimos en vivo y en directo. Estoy al tanto de lo que hace en otras partes del país cuando se producen otros tipos de desastres naturales como las inundaciones. También tengo entendido que el Ejército contribuyó ala lucha contra la desnutrición en Tucumán. Esto también hay que estimularlo, porque es un aparato del Estado que, en circunstancias especiales, debe ser solidario con su pueblo. O el caso más reciente y más cercano, el de La Matanza, donde el Ejército ofrece comida y asistencia sanitaria a los sectores que resultaron excluidos del modelo económico de los 90. Esta es la manera para alcanzar la integración social entre los sectores. Vea, Torcuato, creo que las fuerzas armadas pueden ser inclusive un motor del desarrollo. En el marco de la aplicación de una política neokeynesiana de reactivación productiva, los cuerpos de ingenieros rapadores del Ejército, de comunicaciones y los batallones logísticos pueden cumplir un papel de apoyo en la construcción de vías de acceso a conjuntos habitacionales y otras instalaciones, bajo la dirección del gobierno civil responsable de los emprendimientos.
Di Tella: Las leyes de Defensa y de Seguridad Interior constituyen, como usted señaló, el marco de construcción de ¡apolítica de defensa y militar ¿Qué otros aspectos visualiza usted relacionados con ¡a política militar? Kirchner: A casi veinte años del inicio de la secuencia democrática más larga que vivió nuestro país desde 1930 en adelante, una de las 193
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
principales prioridades de una nueva política militar es incorporar de forma más fuerte y visible al Congreso y a los partidos políticos en la construcción de políticas de defensa y modelos de organización militar. Es imprescindible que se desarrollen más y mejores consensos en torno de la "no policialización" de las fuerzas armadas y mejorar la comprensión de los objetivos de las mismas para ahuyentar definitivamente, entre los miembros del Parlamento y muchos funcionarios políticos, confusiones respecto de la misión y la preparación de los hombres de armas. Mejorando este entendimiento se refuerza no sólo el sistema democrático, en tanto el Congreso se hace cargo activamente de una de las problemáticas básicas que hacen a la existencia como Nación, sino que, además, el presidente, como comandante en jefe, gana capacidad de mando. En cuanto a la vocación democrática de las fuerzas armadas, éstas han tenido profundos cambios generacionales. El 90 % de los cuadros actuales no había egresado de los institutos militares en marzo de 1976. Dentro de este contexto se destacan la acentuada "despolitización" corporativa de los oficiales y la pérdida de relaciones sociales que históricamente tenían con las elites dominantes, frecuentemente antinacionales y antipopulares. Esta de.spolitización cambió el origen social de los oficiales. Mientras que décadas atrás el 30 % de los aspirantes a oficiales eran hijos de oficiales, hoy ese porcentaje se reduce al 10 %. Hace años los hijos de suboficiales que llegaban a oficiales constituían en promedio el 10 %; ahora esa cota trepó al 30 %. Se ha producido un cambio social y estructural en la composición de las fuerzas armadas. De cualquier manera, el principal problema coyuntural en la política militar es, al igual que en la mayoría de los sectores de la sociedad, el del ingreso. Muchos estudios confirman que más de un tercio de los hombres uniformados se ubican hoy por debajo de la línea de pobreza. Los cuadros superiores y subalternos se ven compelidos a buscar otro salario o a compartir la responsabilidad de la manutención de la familia con sus esposas, como la mayoría de la población. Esto complica enormemente los cambios de destino normales en la vida militar, porque no hay seguridad laboral para el cónyuge. Pensar en 194
Capitulo 8. El rol de las fuerzas armadas nuevos paradigmas de organización de las fuerzas armadas sin abordar esta problemática es un ejercicio retórico y políticamente vano. Sé lo que está pasando, Torcuato, en cada uno de los estamentos del Estado y la sociedad.
Capítulo 8. El rol de las fuerzas armadas
La posguerra iraquí* por Torcuato Di Tella
La guerra ya está iniciada y va ser más larga y difícil de lo que se piensa. Pero ya es tiempo de preguntarse qué pasará en Irak y en el inundo tras la finalización de la parte bélica del conflicto. Aunque uno no debería hacer pronósticos, aventuro los siguientes: 1.Destrucción muy grande en Irak, ingentes gastos de reconstrucción, posibilidades de síndrome "yugoeslavo" (división del país en un sur shilta, un norte kurdo y el resto árabe sunnita) y limpiezas étnicas en cada una de esas regiones. 2. Enorme expansión del déficit presupuestario de los Estados Unidos, ya grande antes de la guerra y aumentado por los gastos de preparación bélica, que además se verá multiplicado por la "reconstrucción", si ella se verifica. Esto implica una seria debilitación de la economía norteamericana y una disminución grave del valor del dólar, a pesar del estímulo a la producción dado por los gastos involucrados. 3. Aumento del fundamentalismo musulmán, que hará tambalear a más de un régimen moderado desde Marruecos a Indonesia. Incremento de las actividades terroristas o de atacantes suicidas, que no dependen de su coordinación por un país o un gobernante, sino que son un fenómeno más extendido, basado en el malestar social de amplios grupos (no necesariamente mayoritarios) de la población. 4. Posibilidad de que en un rapto de locura el mismo S addani, o sus lugartenientes o simpatizantes, u otros grupos en el mundo musulmán, lancen ataques biológicos o químicos que pueden provocar la muerte de centenas de miles, o aun millones, de personas, en los propios Estados Unidos o en Europa. Alguien me puede decir: "Pero si se lo deja en pie a Saddam, él igual
*Basado en un texto distribuida par la agencia Diarios y Noticias (DYN) el 18 de marzo de 2003.
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Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene puede hacer estas últimas dos cosas, o sea el estímulo del fanatismo y el terrorismo". Es cierto, puede hacerlo, pero lo más probable es que no lo haga, o no en la misma medida. Estamos en todos los casos en el mundo de las probabilidades, y eso es lo que exige de los estadistas verdaderas cualidades de sangre fría y de paciencia, que desgraciadamente George W. Bush no tiene. La situación actual se parece a la de la Guerra Fría contra la Unión Soviética, a pesar de la gran diferencia en poder de los contrincantes. El mundo árabe-musulmán no tiene las bombas atómicas ni los recursos de que disponían Stalin y sus sucesores, pero posee un equivalente: la mezcla de amas químicas o biológicas, nada difíciles de producir, y de fanatismo suicida capaz de usarlas. Cuando hay un equilibrio de este tipo, es muy complejo manejarse. Claro está que es irritante tener que contemporizar con regímenes que son básicamente criminales. Pero durante la Guerra Fria eso se pudo conseguir, limitando los conflictos a zonas periféricas como Vietnam (su equivalente hoy sería Afganistán) o a episodios resueltos sobre el borde del abismo, como el de los misiles en Cuba en los años 60. La movilización bélica de los Estados Unidos y sus aliados actuales pudo ser positiva, para obligar a Saddam a desarmarse, como estaba ocurriendo. Muy posiblemente Saddam no habría hecho los avances que hizo en destruir• algunas de sus armas en estas últimas semanas, si no hubiera tenido el cañón apuntando a su cabeza. Pero la alianza occidental, que a pesar de diferencias internas sigue existiendo, habría operado mejor teniendo una cara más dura y otra más negociadora, pues entre ambas podrían haber conseguido más éxitos y a menor costo que en la alternativa que al final se ha desencadenado.
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Capítulo 8. El rolde las fuerzas armadas
Las fuerzas armadas abandonan su rol de guardianes de la oligarquía económica y financiera* por Torcuato Di Tella Ante la situación económica cada vez más grave que enfrentaba la dictadura iniciada en 1976, un sector del gobierno, encabezado por el general Galtieri, decidió jugarse a todo o nada, decidiendo la ocupación de las Malvinas en abril de 1982, lo que fue fácil por la escasísima guarnición local existente. La noticia de la ocupación de las islas cayó como una bomba. Mucha gente se solidarizó con el gobierno, aunque la medida no tenía nada que ver con los problemas que la atenaceaban en su vida diaria. Sin embargo, había un aspecto que sí podría afectar las futuras políticas económicas y sociales: el gobierno se estaba jugando a un radical cambio de alianzas. Efectivamente, invadir las islas implicaba enfrentarse con los intereses financieros y empresarios internacionales que hasta el día anterior eran uno de los mayores apoyos del gobierno argentino. Es cierto que los problemas económicos y la inestabilidad política habían ocasionado algún enfriamiento en esos círculos. Pero seguían pensando, en su mayoría, que el Proceso marchaba en la buena dirección. Ahora esa dirección súbitamente se confundía y caía en lo que consideraban aventurerismo militar y despreocupación por la sana econorrifa. Ante el acercamiento de la flota británica, y fracasados varios intentos de mediación, el gobierno nacional ya amenazaba tomar medidas contra residentes y colegios británicos, y agitaba consignas nacionalistas y xenófobas. Sectores extremistas de la población podrían, por supuesto, tomar a su cargo algunas tareas en esta área. Era iniciar un camino del que no seria fácil retomar. ¿Terminarían estos militares por "peronizarse", como " Tomado del libro de T. S. Di Tella, Historia social de la Argentina contemporánea, Buenos Aires, Troquel, 1998.
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lo habían hecho los de 1943? La pregunta no sólo se la hacían en los ambientes dela derecha, sino también, de manera simétrica, en el peronismo y en la izquierda. Cuando Galtieri convocó al pueblo a la Plaza de Mayo, ésta se llenó. Pero los asistentes eran mayoritariamente opositores al Proceso. Proliferaban cánticos como "Un pueblo unido jamás será vencido", o "Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar". La desconcentración parecía, en algunos tramos, una marcha peronista. La confusión era total. En algún sentido, la gente que concurrió, o una gran parte de ella, estaba estimulando al general Galtieri, y con él a todo el gobierno, a dar un paso adelante para colgarse, o para transformarse en algo totalmente opuesto a lo que habían sido hasta ese momento. Efectivamente, si Galtieri hubiera tenido éxito militar —quizás por mediaciones internacionales que dejaran a la Argentina en posesión, aunque condicionada y compartida, del archipiélago—, su gobierno se habría convertido en una dictadura popular antiimperialista, con fuertes componentes anticapitalistas. Algo parecido a los nacionalismos o "socialismos árabes", del tipo de Khadaffy en Libia. Al menos había una alta posibilidad de que esto ocurriera. La consecuencia fue que la derecha económica y social, que había sido el principal baluarte del régimen, redescubrió las virtudes de la democracia, que impide estos súbitos cambios de dirección. En otras palabras, los militares demostraron no ser cancerberos suficientemente fieles para defender el sistema económico existente. Cuando, además, perdieron, todos se les echaron encima. Las fuerzas armadas, durante la guerra e inmediatamente después, protagonizaron serios conflictos entre armas acerca de la estrategia a seguir. Pocos días después del final el Ejército desplazó a Galtieri designó en su lugar al general Reynaldo Bignone, con el encargo de liquidar el régimen y preparar las elecciones. La Marina se retiró de su participación en la junta y la Aeronáutica retaceó su apoyo.
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Capítulo 9 La integración con el mundo
Capítulo 9. La integración con el mundo
Torcuato Di Tella: Antes de entrar en este tema, me gustaría preguntarle una cosa que tiene para mi cierto componente familiar Cuando ¡ni hermano Guiclo hizo el arreglo con Chile por los Hielos, que da la casualidad que quedan en su provincia, usted se opuso y lanzó una campaña bastante fuerte al respecto. ¿ Qué le pasó? ¿ Le dio un ataque de patriotismo telúrico? Néstor Kirchner: No, no. Para mí, para los santacnicerios y para muchos compatriotas que compartieron nuestra posición, fue una cuestión de principios. Comprendo que usted esté alcanzado por una ligazón familiar. Por mi parte, prefiero recordar a Gu ido Di Tella como un convencido oponente con el que discutimos duro y fuerte sobre una cuestión que nos apasionaba a los dos y que no dejó rencores de ningún tipo. Cuando nosotros reivindicamos el tema de los Hielos Continentales, efectivamente, algunos aseguraban que esto era una discusión entre patrioteros, de territorio. Los san tacruceños hemos discutido mucho los territorios yen algunos momentos sentimos que fuimos absolutamente minimizados desde los sectores progresistas, e inclusive desde la prensa pretendidamente progresista de la Capital Federal. Pareciera que para cierto progresismo urbano aquella discusión sobre nuestro territorio era una discusión del siglo pasado, antigua y demodé. Hoy, que han corrido algunos años, cuando el tema del territorio y del agua potable aparecen en el ranking rnedi ático, algunos y algunas que nos acusaban de patrioteros y nacionalistas ultramontanos han tomado la defensa del territorio y sus recursos como discurso electoral. En buena hora. Bienvenidos a la agrupación conciencia nacional. Me da mucha satisfacción que reconozcan, un poco tarde tal vez, la importancia del territorio, del agua potable, y me gusta que adviertan que cuando los santacruceños discutíamos el tema de los Hielos Continentales no estábamos defendiendo el patrimonio de Santa Cruz, sino el de todos los argentinos. Sabe lo que pasa Torcuato, allá en el sur no hace falta mirar televisión para descubrir la Patria. Se la ve y se la toca en cada piedra, en cada lago. 203
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
Se la respira en cada montaña, somos el sur que sigue en vigilia por nuestras islas Malvinas. Aquello no fue un ataque de patriotismo, sino enfrentarnos con una política exterior que sostenía la superioridad de un proceso de integración económica entre ambos países frente a la vigencia de tratados firmados hace más de un siglo. Este argumento, además de ser inaceptable, pues presupone el cambio de territorio por negocios, tampoco se compadece con la historia de la relación económica entre los dos países. En efecto, cuando en 1992 el Parlamento decidió no tratare! acuerdo en medio de un gran escándalo público, las inversiones de Chile en nuestro país eran de aproximadamente 600 millones de dólares. Cuatro años más tarde, las inversiones ascendían a más de 4.000 millones de dólares, constituyendo más del 50 % del total de las que Chile tenía radicadas en el exterior. Por otra parte, el no ingreso del país trasandino al Mercosur como miembro pleno, sino como asociado, no estuvo relacionado con la firma del tratado, sino con motivos de estricta índole económica, como no podía ser de otro modo. Es decir, los chilenos consideraron que su ingreso al bloque no sería beneficioso para distintos sectores de la economía, ya que los negocios y las inversiones, allí y en cualquier parte del inundo, se deciden sobre ]a base de la rentabilidad y no por el estado de las cuestiones limítrofes. En síntesis, Chile no ha confundido nunca los Hielos Continentales con el proceso de integración económica, y hubiera sido bueno que en la Argentina tampoco nadie los confundiera. Ahora, si no fue por cuestiones geográficas, jurídicas o históricas ni tampoco por el proceso de integración económica, ¿qué fue lo que llevó a Ea Argentina a firmar un acuerdo tan pes judicial para sus intereses, teniendo en cuenta que de ambos lados de la cordillera teníamos gobiernos democráticos que eran la garantía máxima de que se arribaría a una solución pacífica? Para responder este interrogante, hay que recurrir a otros actores y a la que tal vez sea la verdadera razón: la razón política. Una primera aproximación para dilucidar este interrogante la constituye el diseño de una política exterior de carácter efectista, más 204
Capítulo 9. La integración con el mundo destinada a querer presentar logros coyunturales del Poder Ejecutivo que una estrategia global que, superando lo circunstancial, formule una política exterior para el país y no para un presidente o período determinado. Fui un gran objetor de la política de las "relaciones carnales", de la "seducción de los kelpers" y de la propuesta de "soberanía compartida" en Laguna del Desierto. En el marco de esta particular concepción del gobierno de Menem acerca de la política exterior argentina, se explica tal vez el porqué de una solución tan inconveniente para los intereses nacionales. El objetivo político siempre fue presentar al titular del Poder Ejecutivo como el que terminó con todos los conflictos limítrofes con Chile, el presidente que viajó a Inglaterra, el que abrió la Argentina a la economía de mercado. Pero una política exterior no se construye con golpes de efecto, ni subordinándola a cuestiones políticas internas. Se construye sobre bases sólidas y con planteos serios que reconozcan en el derecho, en la propia historia y en nuestros intereses como Nación, ]os elementos fundantes de nuestras relaciones bilaterales o multilaterales. Pero había que apurar la solución, colocar lo coyuntural por sobre lo estratégico, el efecto antes que el fundamento, y el político pudo más que el estadista. Nosotros vimos desde el origen este desvío y siempre nos negamos a aceptar en este campo la disciplina partidaria. Como dijo don Arturo Jauretche, cuando el zonzo analiza la zoncera, deja de ser zonzo.
Di Tella: Kirchner; no es mi objetivo hacerlo rabian pero déjeme preguntarle por qué el acuerdo Menem-Aylwin resolvió tantos conflictos a través de la cordillera pero no pudo con el de los Hielos Conti Kirchncr: Permítame que me extienda en este tema porque es una larga historia que comenzó el 2 de agosto de 1991, cuando Chile y la República Argentina firmaron un acuerdo que más tarde se conoció con el nombre de poligonal. 205
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
Recibió ese nombre porque, apartándose de los tratados firmados entre ambos paises más de cien años antes, se pretendió cercenar 1.057 kilómetros cuadrados de territorio argentino mediante un sistema de rectas. Ese fue entonces el meollo, el quid de la cuestión. Frente a ese acuerdo, hubo dos posturas muy claras. Una de ellas era la que sustentó el gobierno nacional por medio de la Cancillería. Era un acuerdo político que se apartaba del tratado de altas cumbres que dividen aguas porque era conveniente para la integración de ambos paises. Esa fue la fundamentación esgrimida por la Cancillería. Del otro lado, estábamos quienes hacíamos primar el criterio de vigencia y respeto de los tratados, pero no por una cuestión de observancia burocrática jurídica. Sosteníamos, y seguimos haciéndolo, que el método más seguro, más permanente y más inveterado para evitar divisiones y conflictos consistía en ajustarse a lo acordado hace más de cien años entre dos países que tienen una frontera común de más de cinco mil kilómetros de extensión, que es la tercera en el mundo. Es decir, no estuvimos haciendo oposición ala poligonal durante siete años por un mero ejercicio sino por una convicción sobre cómo debían hacerse las cosas: aplicando los tratados vigentes. Algunos legisladores aseguraban que la poligonal era de mucho más fácil materialización en el terreno que la fórmula del tratado de 1881, basado en el principio histórico de las altas cumbres. Esto fue gravísimo, porque sostenían que era mucho más fácil trazar líneas quebradas para demarcar la frontera que aplicar un tratado centenario. En definitiva, hay cien kilómetros de frontera en la zona norte que quedan sin definición porque se adopta un criterio absolutamente diferente al utilizado en la zona sur. En esta última se fija un límite artificial. Recuerde usted que el gobierno hacía una constante invocación del hecho de que debíamos abordar estos temas como una política de Estado. Para mí es necesario aclarar que algunos se confunden y creen que la política de Estado consiste en que dos partidos mayoritarios se pongan de acuerdo sobre temas trascendentes. La metodología para construir una política de Estado es el debate 206
Capítulo 9. La integración con el mundo
abierto y sincero de cara a la sociedad. No solamente un acuerdo entre dirigentes. Por eso rechazamos ese proyecto, y no porque nos hubiéramos opuesto a que exista un acuerdo con Chile. Desde mi provincia, hemos sufrido severas consecuencias por haber adoptado criterios diferentes de los que sustentaba el gobierno de Menem. Teníamos mucho interés en que se llegara a un acuerdo final, pero no bajo los argumentos de la integración económica, porque el des arrollo económico entre ambos países se dio y se seguirá dando en forma satisfactoria, ya que rigen los criterios de rentabilidad y no de territorialidad. Torcuato, no quiero aburrirlo con cuestiones técnicas, pero los diputados opositores a la poligonal establecieron claramente que el límite entre ambos países, entre los cerros Fitz Roy y Stokes, estaba determinado desde 1898. En 1996, se emitió un dictamen por el cual se aprobaba el trazado de la poligonal, pero en realidad nunca llegó al Congreso. Esto fue así no sólo por la postura que sustentó la oposición, sino también porque había fuertes diferencias en la propia bancada oficialista. Esto culminó cuando los legisladores, muchos de ellos reticentes en un primer momento, por todas las mentiras y la estrategia que la Cancillería había sostenido al respecto, fueron renuentes a dar una carta en blanco para que se hiciera un nuevo acuerdo. Lo cierto es que luego de largas discusiones y de haber aceptado algunas cosas, no todas, de las que se solicitaban, pudo lograrse una declaración que, aunque para muchos puede sonar a técnica, no lo es. Se trataba de un acuerdo de buena fe de que las cosas iban a ser distintas, pese a que teníamos nuestras dudas. Esa declaración establecía cuestiones fundamentales. En primer lugar, tal como lo habían expresado todos los legisladores, que se respetaría el principio de las altas cumbres que dividen aguas. Sin embargo, en la parte dispositiva del acuerdo que se firmó, no se menciona en ningún momento la aplicación de los tratados vigentes, ni tampoco que se esté aplicando el principio de las altas cumbres divisorias de aguas. De una simple lectura, surge que estamos ante un sistema mixto de 207
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene poligonales, eso es lo que se denomina segmentos de recta, con divisorias de aguas locales, lo cual no tiene absolutamente nada que ver con ese principio.
Di Tella: Veo que usted tiene ahí algunos documentos más para seguir criticando a mi hermano Cuido... Kirchner: No, Torcuato, no es nada personal, pero sabiendo que hoy íbamos a hablar de este tema, aquí le traje un documento cortito, pero muy interesante, que habla sobre la constitución de un grupo que se llamó GTFRON, que demuestra que el hecho de haber llegado a este acuerdo constituyó, más que una política de Estado, una estrategia de la Cancillería. El documento dice lo siguiente: "El GTFRON, que nace como una decisión política del señor canciller, es un grupo de reflexión para la acción que tiene como principal objetivo facilitar la aprobación de los Acuerdos Menem-Freí sobre Hielos Continentales. "Estará compuesto por funcionarios de excelencia del Servicio Exterior de la Nación, provenientes de diversas áreas del Ministerio, a los efectos de abocarse a la problemática en cuestión en forma interdisciplinaria. Todos los instrumentos que sean compatibles serán utilizados, en particular mecanismos de hearings y brainstorming. "Las tareas de este grupo de trabajo serán desarrolladas con la mayor contidencia]idad. Su composición inicial será la siguiente: consejera Ana Moglia, consejero Eduardo NE tchell, ministro Jorge Osella, Jorge Raventos, Carlos Cherniak, y el coordinador general será el ministro Carlos Foradori. "Difícilmente se logre mejorar la ecuación 'respaldo-rechazo' en la Cámara de Diputados si no se produce un cambio en el clima de la opinión pública sobre el tema. De todas maneras, hay que tener en cuenta que ]a oposición usó la cuestión de los hielos como un eje para erosionar el capital político del gobierno a fines del año 1996 y comienzos de 1997". Le digo sinceramente, Torcuato, que me habría gustado que mi provincia hubiera sido convocada institucionalmente, no porque considere 208
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que Santa Cruz es la dueña de los Hielos Continentales, sino porque esta cuestión se relaciona con un país federal y con una integración que necesitamos los argentinos. Pero el trasfondo de la cuestión en todo caso también tiene que ver con la defensa de los recursos naturales estratégicos de la Argentina y con la protección de los Hielos Continentales y l a cuenca del río Santa Cruz, ya que la Tierra, que incluye a más de 6.000 millones de seres humanos, se enfrenta en este comienzo del siglo XXI con una grave crisis del agua. Hay un informe de las Naciones Unidas muy interesante del que me gustada mencionarle sólo algunos puntos que me parecen destacables. Por ejemplo, el estado de pobreza de un amplio porcentaje de la población mundial es a la vez un síntoma y una causa de la crisis del agua. Porque aunque el agua es el elemento más frecuente en la Tierra, únicamente 2,53 % del total es dulce y el resto es salada. Por otra parte, aproximadamente las dos terceras partes del agua dulce se encuentran inmovilizadas en glaciares y al abrigo de nieves perpetuas. El ser humano extrae un 8 % del total anual de agua dulce renovable y se apropia del 26 % de la evapotranspi ración anual y del 54 % de las aguas de escorrentía accesibles. El control que la humanidad ejerce sobre las aguas de escorrentía es ahora global, y el hombre desempeña actualmente un papel importante en el ciclo hidrológico. El consumo de agua per cápita aumenta (debido a la mejora de los niveles de vida), la población crece y, en consecuencia, el porcentaje de agua objeto de apropiación se eleva. Si se suman las variaciones espaciales y temporales del agua disponible, se puede decir que la cantidad de agua existente para todos los usos está comenzando a escasear y esto nos lleva a una crisis del agua. Y a eso hay que agregarle que los recursos de agua dulce se ven reducidos por la contaminación. En el circulo vicioso de la pobreza y la enfermedad, el agua y el saneamiento insuficientes constituyen a la vez la causa y el efecto: aquellos que no disponen de un suministro de agua suficiente y abordable son, invariablemente, los más pobres.
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Di Tella: Otra pregunta dificil. Las Malvinas quedan muy cerca de su provincia, así que supongo que piensa en ellas más que el resto de los argentinos y siente más directamente el efecto distorsionador que producen en nuestra economía marítima y pesquera. ¿Cree que hay alguna forma de recuperarlas? ¿ Qué estrategia hay que seguir en ese tema? Kirchner: Creo que se requiere de una política de Estado con un gran consenso con la totalidad de los sectores, que además refleje la opinión mayoritaria de la sociedad respecto del tema, para que tenga permanencia y continuidad. Como estrategia básica para avanzaren la recuperación del ejercicio pleno de la soberanía sobre las islas, es necesario volver a la multilateralidad y a las políticas de alianzas, así como incrementar nuestra permanencia e ingreso en foros internacionales para conseguir apoyo. Pocos temas como Malvinas demandan la construcción de una política de Estado bien clara, pero déjeme hacer una digresión: con Malvinas, Menem también hizo política partidaria y usó el tema hasta en sus campañas electorales. Esto no debe ser así. Después, cuando llegó al gobierno, la política exterior de su administración estigmatizó la multilateralización y sostuvo que el reclamo por la soberanía de las islas Malvinas en los foros internacionales era inútil. A cambio, presentó la bilateralización como única política conducente e incorporó la famosa política de "seducción" de los kelpers, que fracasó totalmente, ya que, en definitiva, el gobierno fue el que terminó siendo seducido, pero por los intereses de quienes están usurpando nuestras islas. Otro tema importante es el financiamiento de las islas. Hay datos que revelan cómo Inglaterra fue mejorando su posición frente ala complacencia o diplomacia concesiva de nuestra Cancillería. Cuando Menem viajó al Reino Unido, fue un hecho histórico porque era el primer presidente que iba después de la guerra de 1982. Pero fue inexplicable que no se aceptara en la agenda el tema de la soberanía, porque el objetivo no era que Menem visitara Londres, sino que se avanzara en la recuperación de las Malvinas. En síntesis, no fue un éxito desde el punto de vista diplomático, sino 210
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que, por el contrario, lo único que se buscó fue prestigiar la imagen del presidente, como también ocurrió cuando se firmó el acuerdo por los Hielos Continentales. No digo que un presidente no debe hacer cosas para fortalecer su imagen, pero creo que el tema Malvinas exigía una actitud menos mezquina. Durante el gobierno de Menem, se confundió el proceso de globalización económica con subordinación ideológica y cultural, que son dos cosas bien diferentes. Integrarse al mundo no significa renunciar a lo que pensamos, a lo que somos, a nuestra historia. Por eso, resulta de vital importancia mantener y mostrar frente al mundo una posición unívoca, clara y contundente de cuál es Ja posición argentina frente a cualquier acción unilateral por parte de Gran Bretaña. Sólo cuando Malvinas se convierta en una verdadera cuestión de Estado, se comenzará a transitare! difícil camino de su recuperación.
Di Tella: Pasando a otro terna más inmediato, se nos viene encima la negociación respecto del ALCA, y mientras tanto tenemos que consolidar las estructuras del Mercosur y también mirar tras las montañas el Pacto Andino (que va desde Bolivia y Perú hasta Venezuela). Yo sobre esto escribí algo que usted ya vio y que está al final de este capítulo. Ahora Lula dice que tendríamos que tener un Parlamento común, como en Europa, y quizás, más tarde, una moneda común. Debo aclararle que lo del Parlamento (y un Poder Judicial, y una Comisión Ejecutiva, como la de Bruselas) a mí me entusiasma, aunque me doy cuenta de que hay que ir de a poco, ya que puede ser caro, pero pienso que es "lo mejor", como decía un famoso aviso comercial. La principal ventaja de una integración política o económica es un mercado mayor. Esto se aplica tanto a las exportaciones, como a las importaciones, o sea, tener acceso privilegiado a bienes manufacturados o materias primas que se producen mejor en otros lados. Porque si estamos hablando de integración a una determinada zona, y no a todo el inundo, es porque esa zona a la que uno se integra 211
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tiene un cierto arancel externo, o sea, un cierto proteccionismo, désele ese nombre o no. Proteccionismo, por supuesto, no es autarquía, pero sí implica una cierta distorsión de los flujos "naturales" que el comercio tendría bajo condiciones de total libertad de transacciones. Pongo entre comillas la calificación de "natural" del comercio supuestamente libre, porque en realidad no hay tal cosa. El comercio no tiene nada de natural, es una cosa totalmente artificial, puesto que se basa en, las condiciones productivas, tecnológicas y legales de cada país, que son un artificio del hombre sobre la naturaleza. como artificiales que son, esas condiciones competitivas son resultado de procesos históricos que no tienen por qué ser aceptados como definitivos en sus consecuencias actuales. De ahí se llega al conocido concepto de "ventajas comparativas dinámicas", en vez de estáticas. Claro está que no es fácil cambiar esas ventajas, pero eso es lo que han hecho primero de todo Gran ~aria con las Navigation Acts del siglo XVII, luego los Estados Unidos con la política hamiltoniana de promoción de manufacturas, y más tarde Alemania, Japón, Corea y Taiwán, de manera exitosa. Entre los . fracasos hay que incluir tanto a la Unión Soviética como a la Argentina y a otros países latinoamericanos, pero no a Brasil, que a pesar de sus altibajos ha podido radicar un parque industrial que hoy genera aprehensiones en los propios Estados Unidos. Por qué en algunos países el proteccionismo, unido a dirigismo estatal, ha fracasado o sufrido fuertes percances y contradicciones es un problema central a dilucidan Sólo quiero aquí sugerir que el problema no ha sido de eficacia o falta de eficacia de la estrategia económica adoptada, definida en un amplio sentido, sino que la causa ha radicado en percances del aparato estatal, a su vez debidos a convulsiones políticas y eilfrentamientos sociales más complejos que en otras partes del inundo. Voy a aprovechar para pasar un aviso mío, aquí tengo algunas elucubraciones mías sobre el tema, que se las voy a lee?: Lo de la moneda común lo veo más utópico. Usted dirá.
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Kirchner: Para responderle rápido, mi elección es Mercosur. Ya hace algunos años, Estados Unidos ha optado por alcanzar acuerdos de comercio bilaterales, al no poder lograr consenso en el nivel multilateral. Por esto creo que el mejor camino es a travéz del Mercosur, dado que así obtendremos un mayor impacto en la negociación. Debemos tener presente que el área de libre comercio entre Canadá y los Estados Unidos constituyó un cambio radical, ya que las negociaciones trascendieron mas allá de las barreras fronterizas de acceso al mercado, hasta llegar a las áreas de políticas de soberanía tradicionales, que se relacionan con el modo en que las asociaciones regulan sus economías nacionales. Pero si me permite, antes de entrar de lleno en este terna, me gustaría dejarle unos comentarios generales que involucran a nuestro país y también a otros de la región. Creo que América Latina, en general, suele tener algunas desconfianzas acerca de cómo se alinea la República Argentina en una determinada coyuntura histórica. Esto puede tener su correlato en cómo se han desarrollado históricamente tanto las clases políticas como las clases dirigenciales de Brasil o Chile, que son los dos ejemplos más fuertes de América Latina. Esas c] ases dirigenciales siempre ataron su destino al de su país, no había una disociación entre las burguesías nacionales chilenas o brasileñas y el proyecto de país, lo que no siempre ocurrió en nuestro caso. Quiero sumarle a esta falta de valentía de la clase política la falta de compromiso de sectores empresariales importantes. Algunos creyeron que a ellos les podía ir- bien si a la Argentina le iba mal, pero esta fórmula nunca dio resultado. Y esto nunca sucedió en Brasil. Lo que la Argentina va a tener que hacer es reconstruir fuertemente la confianza de sus socios latinoamericanos, que ha sido devastada por varias razones entre las cuales se encuentra el caso de la venta de armas a Ecuador mientras estaba en guerra con Perú. Las cada vez más consolidadas democracias latinoamericanas son producto, entre otras causas, del proceso creciente de integración regional, la cual es un imperativo histórico y el camino necesario para el desarrollo económico, social y político de los paises de la región y su incorporación competitiva en la economía mundial. 213
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A pesar de los obstáculos y de las dificultades que enfrenta, el proceso de integración está en marcha. Por varios caminos, el antiguo aislamiento y el enfrentamiento están siendo sustituidos por iniciativas de cooperación y entendimiento que van instaurando progresivamente la unión de los países de América Latina. Varias razones explican y justifican este proceso. En primer lugar, existe una necesidad de mayores mercados para la expansión de importantes sectores de la economía. Por otro lado, la unión de esfuerzos puede multiplicar la capacidad de las instituciones y de las empresas locales en la carrera tecnológica, en el aprovechamiento de recursos existentes y potenciales y en la solución de problemas comunes.
Di Tella: Pero volvamos a la pregunta de cómo debe insertarse la Argentina en la globalización. ¿Existe la posibilidad de desarrollar una política independiente o debemos formar parte del sistema global a cualquier costo? Kirchner: Mi propuesta es que debemos diseñar un proyecto que permita ingresar al mundo con identidad nacional, es decir una Argentina que se pueda sustentar a si misma. Recordemos, no le hace mal a nadie, que luego de la Segunda Guerra Mundial el general Perón no adscribió ni a un bloque ni al otro, imaginó que era posible una tercera posición, se comportó como un estadista y construyó un país con la certeza de tener un destino como Nación. A estas alturas, nadie puede negar la influencia ejercida por la globalización, ya sea en la región o en el país. Hoy día, los esquemas de integración regional han llegado a ser tan comunes que de hecho prácticamente todos los miembros de la Organización Mundial del Comercio forman parte de uno o más acuerdos regionales. En lo que respecta a los países de América Latina, éstos llegaron a reducir unilateralmente su arancel externo, de un 40 % que se registraba en 1985 a un 12 % en 1995, lo que a la vez indujo a que el comercio interregional aumentara un 20 % hacia fines de la década del 90. 214
Capítulo 9. La integración con el mundo
En esta misma década, la Argentina adscribió acríticamente al modelo basado esencialmente en el consenso de Washington, que pregonaba que las ideologías habían muerto y que no había posibilidades de desarrollo razonablemente autónomo de un país. Usted recuerda que se aplicaron recetas económicas ortodoxas como la apertura indiscriminada o privatizaciones escandalosas que ni los países centrales que las dictaban las empleaban dentro de sus propios territorios. Los fantasmas del pasado quieren volver para profundizar este modelo de apertura indiscriminada y adscripción "sin beneficio de inventario" a la globalización. Por eso, sostengo que la próxima elección presidencial es la elección de qué modelo de país queremos los argentinos: tendremos que elegir entre los que creen que la solución es el dólar y quienes sostenemos que la salida es una moneda nacional fuerte; entre los que proponen el ALCA y los que proponemos el Mercosur; entre los que piden relaciones carnales y los que planeamos relaciones serias con el mundo, pero con objetivos nacionales. En definitiva, queremos diseñar un proyecto que permita ingresar al mundo con identidad nacional. Por otro lado, el Ministerio de Economía no puede seguir alquilándose a los intereses de turno, como hizo Menem. Desde 1976 a la fecha, lo viene ocupando gente que no tiene nada que ver con quienes hicieron la campaña electoral. Entonces resulta que el candidato a presidente o a gobernador que la gente conocía, a la hora de decidir sobre la economía de todos los argentinos pone como ministro de Economía a alguien que responde a intereses diferentes de los nacionales. En síntesis, tenemos que discutir y debatir, con absoluta honestidad, cómo reconstruimos un país que sea funcional, que vuelva a crecer económicamente, que tenga la capacidad de entender la necesaria integración al mundo, cómo se hace esa integración al mundo, cómo construimos el Mercosur, cómo construimos una política latinoamericana adecuada. Eso sí, se debe hacer una revisión a fondo de las asimetrías que hay en algunas áreas y lograr que en este nuevo proceso de integración no nos 215
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suceda lo mismo que en el anterior con las políticas arancelarias, cambiadas y los problemas derivados de los esquemas monetarios que hicieron quebrar a industrias como la avícola y la del calzado. Nosotros aspiramos a un Mercosur integrado, igualitario y que nos dé el mismo marco de desarrollo que al resto de los países que lo integran. Por eso, reitero que para mi la elección primera debe ser el Mercosur. La Argentina, ante todo, debe lograr sustentarse a sí misma, debe tener una política regional y discutirla con nuestros vecinos brasileños. Para esto, necesitamos tener políticas claras de Estado que la Argentina debe resolver sin descuidar el marco de la producción interna. En términos filosóficos, le diría, Torcuato, que la integración regional fue siempre un aspecto irrenunciable de nuestra política exterior y también una constante en la historia del peronismo. A la distancia, uno puede recordar aquellos dichos que pronunció Perón, anunciando la era de la regionalización y previendo la continentalización de la política internacional. El Mercosur es un hecho aún joven, pero con perspectivas de crecimiento ilimitado. Cuando al inicio de los 90 se estudiaban los modelos de integración que el análisis comparado nos ofrecía, surgieron dos grandes campos: aquellos basados en un criterio de competitividad entre sus componentes, como las zonas de libre comercio o similares, y los que se asentaban en criterios de solidaridad entre sus miembros, es decir las comunidades. Hubo entonces y hay ahora quienes impulsan una integración meramente económica, como son los acuerdos que han dado origen y sustento al NAFTA, y quienes pretenden involucrar cuestiones que escapan de lo meramente económico y tienen características de fuerte contenido social o político, como el Tratado de Maastricht de la Unión Europea. Nos inscribimos en este segundo grupo, porque entendemos que la integración no debe ser patrimonio del capital sino de los pueblos, y porque estamos convencidos de la primacía de la política.
Di Tella: Con respecto a Brasil concretamente, las relaciones con la Argentina se caracterizaran por una tradición de rivalidades y conflictos originados en el periodo colonial. 216
Capítulo 9. La integración con el mundo
Sin embargo, hacia la segunda mitad de los 70 se inició una fase de distensión y cooperación, y ya en los 90 se logró la con formación del Mercosur. ¿ Qué espera de la relación con Lula? ¿ Se pueden adoptar medidas que beneficien a la economía de los dos países? Kirchner: La integración regional por medio del Mercosur permitió alcanzar una alta cooperación entre los países, que ayudó a sellar fuertemente la paz en las fronteras con una tradición de conflicto militar. Además, logró imponer una red de solidaridad para proteger a las democracias que aún, históricamente hablando, son muy recientes en la región. Hoy día, estas fronteras son las más pacíficas y con mayor tráfico en América Latina. Con respecto a Lula, creo que ha generado una enorme expectativa, no sólo para Brasil sino para toda la región, por la importancia económica que tiene este país, que es la economía más grande del continente. Pero la incidencia de su gobierno en la política argentina va a estar ligada a su deseo de darle más impulso al Mercosur. En una reunión que mantuve recientemente con los embajadores de todos los países del bloque, coincidimos en que es necesario desarrollar un sistema de comunicaciones viales y férreas en todas las naciones miembros y aprovechar los importantísimos recursos energéticos de la región. La Argentina debe encontrar su lugar en el mundo, y en este sentido hay que respaldar fuertemente al Mercosur, aunque sin perder la multilateralidad. Es preciso mantener los mercados históricos europeos, sin desmedro de la pertenencia al bloque.
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Capitulo 9. La integración con el mundo
La diferencia entre una unión sudamericana y un mero mercado común* por Torcilato Di Tella La actual situación de América Latina en general, y de América del Sur en general, es prácticamente tan grave como la de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Aunque no tuvimos los cuarenta millones de muertos por acciones bélicas, ni un holocausto, la verdad es que más de cuarenta millones de personas mueren de hambre o de sus derivaciones, o quedan marcadas para el resto de sus vidas, en cada década. Y el tratamiento que han recibido muchos grupos étnicos, empezando por el brutal impacto de la Conquista y el de la esclavitud, no son manchas menores en nuestro historial. Para superar esta situación se precisa tener un grupo de gente, por encima de las fronteras, con una convicción ideológica de la necesidad de la unión. Como ocurre en general con las ideologías, ellas se basan en múltiples factores, pero deben tener, de manera no siempre consciente, un basamento en factores y proyecciones económicas, que son las que les dan andarniento. Veamos, entonces, cuáles son esos factores que diferencian una unión de un mero mercado común. 1. Para que las ventajas económicas de un mercado común se consoliden y tengan estabilidad, es necesario darle instituciones legislativas (elegidas por el pueblo directamente), judiciales y ejecutivas, y eventualmente una moneda común. Sin eso, se está siempre en riesgo de medidas unilaterales. No puede haber confianza de inversores, ni aceptación por parte de grupos de interés involucrados (principalmente industriales y sindicales), mientras no existan instituciones que garanticen una "cancha pareja". Esas instituciones deben garantizar también la existencia de una serie de medidas de adaptación, o sea de interferencia y ' Tomado de un artículo de un trabajo de T. S. Di Tella presentado en un seminario en Brasilia en el año 2000, publicado en la revista Desarrollo Económico, N° 159, octubre-diciembre 2000.
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canalización de las mismas fuerzas de mercado que se desea liberar, pero como las aguas de un río, que para ser usadas deben antes pasar por un sólido dique. 2. La unión implica, a la larga, la libertad de migraciones. De todos modos, para tenerla como objetivo, aunque sea lejano, es necesario poseer características comunes en suficiente grado como para superar las diferencias. En Europa los idiomas y aun las religiones son distintas, y con pasados muy agresivos; sin embargo los factores en común han sido capaces de superar esas diferencias. No es que ahora la gente tenga una identidad europea que supere la nacional, pero se está en camino a eso. Por lo menos, en la mayoría de los casos la identidad nacional incluye un apoyo en una solidaridad supranacional basada en mancomunidad de valores y de formas de vida. En América Latina es más fácil la mancomunidad, resultante de un idioma casi común, y una religión también. Las distintas proporciones étnicas constituirán, cierto es, un escollo muy duro, tanto en lo que se refiere a resistencias económicas como culturales. Sin embargo se trata de un tema superable, siempre que se le dedique suficiente esfuerzo en todos los países. Respecto de lo que podía ser el caso hace medio siglo, se ha progresado muchísimo. 3. La facilitación, ya que no libertad absoluta, de migración, que por mucho tiempo será la pauta, ayuda de todos modos a las carreras de las personas de nivel educacional más alto, que podrán encontrar oportunidades ocupacionales y de empresa en mayor escala que en la actualidad. Esto no impedirá la continuada emigración de "cerebros" a los países del norte desarrollado. Ese es un hecho imparable, como lo fue la emigración europea a las Américas de hace un siglo. Los países de origen de esas emigraciones europeas no se vieron particularmente afectados, más bien se beneficiaron por el alivio demográfico que implicaban, y por la creación de comunidades amigas del otro lado del océano. 4. La institucionalización de una unión ayudará a estabilizar también la política en los países miembros, sobre todo entre los de menor desarrollo económico o político, pero también entre los otros. Ya el Mercosur está 220
Capitulo 9. La integración con el mundo actuando de esa manera, sobre todo en las crisis paraguayas, pero el campo se ampliaría al pasar al estadio de unión. 5.La vinculación, tanto de individuos como de empresas y economías, de los diversos países de América del Sur con los Estados Unidos, Europa o Japón seguirá existiendo, aunque más regulada. Como es probable que en esas áreas se vaya imponiendo un significativo proteccionismo, es necesario contar con recursos para negociar las adaptaciones en cada caso. Es obvio que ir en representación de un grupo de naciones en el que de una vez por todas las tentaciones de "cortarse solos" hayan sido superadas, dará más solidez a esas negociaciones. 6. En el sector de la mano de obra no calificada del área de relativa prosperidad (la "media luna" Belo Horizonte-Santiago de Chile) la situación es la más dificil. No es posible engañarse acerca de las fuerzas que operarán en el sentido de disminuir el nivel de vida de sus estratos más bajos, ante la competencia de nuevos entrantes, o incluso de los productos que ellos contribuyan a fabricar aun permaneciendo en sus lugares ancestrales. La principal solución a este predicamento, además de ir despacio en el proceso, es que los beneficios en la productividad generados por la unión de los mercados compensen los efectos de la mayor oferta. También existe la posibilidad de que los trabajadores de menor calificación de las zonas prósperas emigren a su vez a las zonas menos prósperas, donde puedan más fácilmente alcanzar el rango de calificados, o sea que experimenten una situación de ascenso social. El problema, de todos modos, exige una cuidadosa planificación, con participación de los interesados y monitoreo constante de los efectos registrados. Todo esto claro está que se cae si seguimos con el estancamiento, la alta desocupación o el lento crecimiento y los ahogos de la deuda externa. Superar esas limitaciones es el requisito previo a la implementación de proyectos más ambiciosos. Pero es igualmente indispensable tener esos proyectos, que nos van a facilitar el tránsito por las etapas aún oscuras y peligrosas que nos falta recorrer.
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Capítulo lo El sistema impositivo y la deuda externa
Capitulo lo. El sistema impositivo y la deuda externa
'formato Di Tella: El sistema impositivo en la actualidad opera de manera altamente distorsionada, con mucha presión sobre los pocos que pagan y enormes áreas de evasión. ¿ Cómo reformar este sistema sin ahuyentar a los grandes inversores y asegurando más equidad social? Néstor Kirchner: Es un tema central. Si queremos vivir en un país en serio, es indispensable cambiar el actual sistema impositivo regresivo por otro progresivo, donde paguen los que más ganan. Paulatinamente, hay que bajar el impuesto al valor agregado (IVA), siguiendo las pautas de recaudación y sin, en una primera etapa, frenar la necesaria inversión pública que hay que hacer. Cada punto del IVA equivale a mil millones de pesos y, al pagar los que más ganan y no a la inversa, cambia el sistema de distribución del ingreso y se genera otra liquidez en el Estado. Al país hay que darle administración, gobernabilidad y gerenciamiento, estabilidad y equilibrio fiscal; pero para ser exitosos en este camino se necesita combatir fuertemente la evasión y el contrabando y potenciar la AFIP. Antes de la devaluación, la evasión era de 40 mil millones de dólares. No es cierto que la evasión haya sido un problema de la recesión. Cuando el país crecía al 8 %, los niveles de evasión eran prácticamente los mismos que tenemos ahora. Esto significa que la evasión no es un tema menor en la República Argentina; estamos hablando de una evasión del 30 o del 40 %. Lo que tenemos que lograr es que los que evadan vayan presos, si fuera por mí, con un traje a rayas, como en los viejos cómics. Usted y yo sabemos que no hay Nación posible sin un Estado que recaude con eficacia. Entonces, el dinero que se recaude debe usarse para la inversión pública en obras como rutas, servicios y todo lo que hoy falta en la Argentina. Por medio de la implementación del plan neokeynesiano del que hablé antes, podremos atacar tres regiones rápidamente: el Norte, el conurbano y el Gran Rosario, donde los niveles de exclusión e indigencia son muy altos. Porque si la sociedad no paga impuestos, ¿cómo se crea el marco de 2255
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contención social?, ¿cómo va usted en ayuda de aquellos que están más desprotegidos?, ¿cómo se promueven políticas para las pequeñas y medianas empresas? Que no nos hagan creer que es posible una economía sin esfuerzo. Pero el esfuerzo lo tienen que hacer necesariamente los que más tienen; esto se da en cualquier parte del mundo, las sociedades más avanzadas son aquellas que más compromisos tienen con el pago de los impuestos. Ahora bien, con una correcta simplificación de impuestos y un fuerte combate a la evasión, la proyección que nosotros hacemos es que en los primeros seis meses de gobierno la Argentina podría recaudar 6.500 millones de pesos, y la mitad de ese dinero seria invertido para el plan de obra pública. Por otra parte, hay que tener una escala impositiva gradualista para interesar a los que pueden invertir en las olvidadas provincias argentinas. Esto apunta a dinarnizar las economías regionales. El capital, que no tiene bandera pero sí mira la rentabilidad, tomará en cuenta estas tasas impositivas bajas cuando busque lugares para invertir.
Di Kircbner, usted habló de repotenciar ra AFIR ¿Esto qué significaría: sacar inspectores a las calles, dotarla de lnás personal? ¿No estaríamos así agrandando aún más la estructura burocrática de la que tanto nos quejamos? Kirchner: No, Torcuato. Mire, la oficina que recauda los impuestos tiene una importancia estratégica que pocos organismos públicos poseen, porque su tarea es nada más ni nada menos que la de proveer al Estado de los fondos necesarios para que pueda cumplir con sus fines. Pero las leyes de impuestos más sabias tienen muy poco significado a menos que sean administradas eficazmente. Sin una buena administración, la ley impositiva queda reducida a poco más que una expresión pomposa y vacía de contenido económico. En tiempos en que el déficit fiscal impide al Estado cumplir con sus funciones básicas y la evasión fiscal asciende a niveles tan altos, la AFIP debería ser la empresa más eficiente del país. 226
Capítulo lo. El sistema impositivo y la deuda externa Como director, el administrador de impuestos debe introducir, con el apoyo político que ello requiere, todas las mejoras necesarias para terminar con las brechas que se pueden presentar en todo sistema impositivo. Estoy hablando de la brecha en los impuestos, es decir, la diferencia entre lo que se debería recaudar de acuerdo con las normas impositivas y lo que efectivamente se cobra. También están la diferencia entre el ideal y la realidad en términos monetarios y, por otra parte, la brecha en la administración tributaria, en cuanto a lo que los administradores tributarios deberían hacer para lograr una administración eficaz de impuestos y lo que se está haciendo en realidad. El corazón de cualquier organización está en sus empleados. Por eso es que debe dárse la suficiente importancia a la selección, capacitación y conservación de los mejores empleados de que se pueda disponer, integrados en una estructura que posibilite la mejor manera de llevar a cabo los fines de la administración tributaria_ La AFIP tiene tres funciones principales que hay que repotenciar: fiscalización, recaudación y aplicación de los tributos. Fiscaliza el cumplimiento de las normas tributarias y recauda los impuestos, que luego irán a salud, educación, seguridad y políticas sociales. En sus comienzos, a fines de la década del 40, la AFIP contaba con 4.400 agentes, con los que controlaba aproximadamente a 410.000 contribuyentes. Los gravámenes en vigencia en esa época ascendían a veintinueve, y el personal, los medios y los sistemas de que se disponía permitían un control relativo del cumplimiento de las obligaciones de los contribuyentes. Ya hacia fines de la década de los 60 se administraban sesenta impuestos nacionales, con un total de 1.400.000 contribuyentes inscriptos; existía, además, una cantidad importante de deudores de gravámenes que eludían sus obligaciones fiscales, ya que ni siquiera se habían inscripto como tales. Sin embargo, la evolución de los elementos con los que la AFIP contaba no acompañó ese crecimiento y mayor complejidad. Si en 1947 se disponía aproximadamente de un agente por cada cien contribuyentes, en 1967 la relación era de un agente por cada ciento setenta y cinco contribuyentes. A esta situación, se sumaba la mayor complejidad del 227
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene trabajo interno, como consecuencia del incremento del 100 % de la cantidad de impuestos y la mayor sofisticación de la legislación impositiva. Actualmente, la estructura de la AFIP tiene un porcentaje muy bajo de inspectores y de agentes de fiscalización. Según un trabajo de mis equipos técnicos, esta es la deficiencia estructural más grave del organismo.
Di `ella: Veo que usted tiene ahí algunos datos estadísticos... Kirchner: Así es, Torcuato, sobre un total de 22.000 empleados, hay 1.400 personas dedicadas ala fiscalización ordinaria. Un número similar está ocupado en las fiscalizaciones preventivas, corno procesos rápidos, controles de facturación, etc. Unas 500 trabajan en tareas internas.Y sólo 3.300 empleados, un 15 % del total, están dedicados a recaudar impuestos. Un inspector de la AFIP gana, en promedio, entre 1.200 y 1.700 pesos. Se calcula que cada agente detecta ajustes por 2,4 millones de pesos por año. En 1999, se hizieron un total de 22.266 inspecciones, que determinaron una diferencia de impuestos a favor del fisco del orden de los 3.960 millones de pesos. Mientras tanto, hay 3 millones de trabajadores en negro, el contrabando es de 1.500 millones de pesos, 8.000 millones se evaden en concepto de IVA (el 26,7 %, mientras que en Estados Unidos es el 18 % y en Chile el 20 %), 12.000 millones se evaden en seguridad social y 10.000 millones en ganancias, bienes personales y combustibles. En total, la evasión en la Argentina ronda los 35.000 millones de pesos. Varios especialistas en materia impositiva consideran que la cabeza de la AFIP debería ser un verdadero juez designado con acuerdo del Senado. A la administración tributaria se le debe proporcionar, al administrar los fondos, el poder adecuado para contar con el personal apropiado, entrenarlo y capacitarlo, proporcionarle buenas condiciones de trabajo y mantenerle una alta moral que induzca a la realización competente y honesta de las tareas. El personal en la administración de impuestos desempeña una función clave en el desarrollo de los asuntos públicos. Se debe dar al administrador 228
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la más completa asistencia en la obtención y conservación de personal competente. Además, un sistema de incentivos de acuerdo con el rendimiento de las distintas áreas favorecerá un mejor y más eficaz funcionamiento de la organización. Nuestros equipos técnicos han investigado los procesos de reforma en las administraciones impositivas de los países desarrollados; donde sobresalen aquellos que tuvieron como uno de sus objetivos centrales el dotar a sus administraciones de mayor autonomía y flexibilidad en la gestión de sus recursos humanos, buscando desarrollar su nivel técnico y profesional a través del establecimiento de carreras administrativas y sistemas de salarios y compensaciones competitivos con la empresa privada. Pero debemos decir las cosas como son: el fracaso en la recaudación de impuestos tiene que ver con la falta de personal y capacitación, pero el principal responsable es el poder político, que no fija premios y castigos ni pautas muy fuertes para combatir la evasión. Ninguna administración tributaria puede ser progresiva y fuerte sin el apoyo político de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Cuando los gobiernos determinan la cantidad de recursos requeridos para financiar la reforma y el desarrollo social y económico —más escuelas, hospitales, carreteras—, deben al mismo tiempo tener en cuenta la estructura necesaria para producir los ingresos y la calidad y dimensión de aquélla. Una administración tributaria eficaz no debe considerarse como algo dado. Por el contrario, debe contar con los recursos suficientes que le permitan modernizarse y hacer frente a los aumentos de población, a la nueva tecnología y a las crecientes demandas de recursos. Es por esto que digo que voy a ser presidente y ministro de Economía. En nuestro gobierno, desde el primer día, habrá decisiones políticas muy fuertes para apoyar las medidas más importantes, como es la lucha contra la evasión fiscal. Tanto los planificadores de la política como los administradores pueden reconocer que el grado de adaptación y el alcance de la formulación de una política adecuada dependen en gran medida de los progresos de la administración. A medida que la administración se hace más y más eficiente, los 229
Después del derrumbe. Teoría y práctica politica en la Argentina que viene planificadores de la política pueden considerar una gama más amplia de posibles modelos o combinaciones fiscales. Una administración fiscal mejorada aumenta las soluciones disponibles para los formuladores de la política y así también las posibilidades de alcanzar los objetivos sociales y económicos del gobierno. La administración tributaria es quien debe promover eficazmente el cumplimiento de las obligaciones tributarias, con justicia y eficiencia, para contribuir al bienestar. Hago hincapié en la frase "con justicia", con la cual incorporo un principio que se traduce en la necesidad de que se actúe con integridad, imparcialidad, sin discriminaciones ni favoritismos que supongan el rompimiento de la igualdad ante la ley. Durante años nos acostumbraron a los argentinos a que va preso el que roba una gallina, pero el gran evasor disfruta en libertad sus delitos. Nosotros vamos a comandar una AFIP que aplique uniforme y equitativamente las leyes de impuestos en todos los sectores de la sociedad. Debemos cambiar la sensación generalizada de que se perdona a los grandes contribuyentes y existe ensañamiento con los pequeños. A nadie le gusta pagar impuestos, y mucho menos cuando ve que otros contribuyentes burlan felizmente el pago de sus tributos. Pero no todos los problemas de la AFIP son por debilidades propias. Dificultades técnicas en la legislación y una complejidad extrema son parte también del problema. La inestabilidad normativa acarrea, al menos, dos perjuicios: a los contribuyentes les genera incertidumbre y a la administración de impuestos le produce un esfuerzo estéril de adecuación a los sucesivos cambios. En cuanto a los contribuyentes, si los mismos funcionarios de impuestos dudan a veces sobre la interpretación correcta o aplicación adecuada de las normas, no es de extrañar el desconcierto de aquéllos.
Di Tella: Usted puede hacer el mejor organismo recaudador; pero si la Justicia y los jueces no ayudan... Kirchner: Esto se debe a que la Justicia carece de medios y 230
Capítulo lo. El sistema impositivo y la deuda externa elementos suficientes corno para manejar los cientos de miles de causas tributarias que se generan. El Estado no puede llegar a ejecutar los casos en los que aparecen pruebas; no hay ningún juzgado especial establecido y los jueces están sobrecargados. Por eso proponemos la creación de un fuero penal tributario. El sistema impositivo argentino adolece de una severa crisis estructural. La estructura tributaria exhibe una gran preponderancia de los impuestos al consumo y una reducida participación de los impuestos a la renta, que representan respectivamente el 48,2 % y el 19 % de la recaudación total. Además, la carga tributaria asciende al 21 % del PBI, cifra que ubica a la Argentina bastante por debajo del promedio internacional, inclusive de países con un grado similar de desarrollo. También existe una marcada inequidad en el tratamiento impositivo y hay mucho por hacer en materia de simplificación de la estructura tributaria. Es sabido que, al aumentar el nivel de ingresos del hogar, el porcentaje dedicado al consumo en el gasto se reduce. Por lo tanto, como la estructura tributaria argentina está basada principalmente en impuestos sobre el consumo, es regresiva, al exigirles a los contribuyentes de menores ingresos proporcionalmente más que a los de ingresos más elevados. En nuestro país, la recaudación tributaria y de contribuciones a la seguridad social para el año 2001 fue de un poco más de 45 mil millones de pesos. Para comparar esta situación con la de otros países es necesario analizar cuánto representa la recaudación sobre el PBI, es decir la presión tributaria. La Argentina es uno de los países con menor presión tributaria: la recaudación representa el 21 por ciento del PBI. Este porcentaje está muy por debajo del promedio de la Unión Europea, que es del 37 %, y ni hablar de Suecia, donde esa presión alcanza más del 50 %. En definitiva, en nuestro país no se paga tanto en impuestos; el problema es sobre quién recae el esfuerzo mayor. Fíjese que mientras en la Argentina los impuestos a la renta y las ganancias representan el 4 % del PBI, en Estados Unidos o Francia constituyen el 10 por ciento. No estoy hablando de Cuba sino de países capitalistas por antonomasia. 231
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Si tenemos en cuenta los tributos al consumo nosotros recaudamos el 8,5 % del P131 y Estados Unidos y la Unión Europea recaudan el 1,4 % y 4,3 % respectivamente. Históricamente las administraciones tributadas poco eficientes y con altos porcentajes de evasión que se sucedieron en la Argentina recaudaron impuestos sobre el consumo porque es más sencillo que hacerlo sobre los ingresos y beneficios de empresas y personas. Sin embargo, en una estructura tributaria de este tipo se produce un círculo vicioso de evasiónaumento de impuestos al consumo-recesión-caída de la recaudación. Si tenemos en cuenta el total de lo recaudado, en nuestro país el IVA representa casi el 50 %. Hasta ahi parece un dato estadístico más, pero si pensamos que en la Unión Europea y Estados Unidos no llega al 38 %, nos darnos cuenta de la regresividad de nuestro sistema impositivo. Aquí no hay que buscar culpables externos: ni el FMI ni los países desarrollados nos obligaron a parir este sistema que ahoga cualquier recuperación económica permanente. Si se pagaran todos los impuestos, es muy probable que no alcanzase el dinero líquido que hay en el mercado. Debemos dejar de castigar a los que pagan los impuestos con cargas recesivas que lo único que generan es un freno a la economía. La redistribución del ingreso desde los sectores más ricos hacia los más vulnerables, sean personas, sectores económicos o regiones, puede tener como herramienta la inversión pública. Los impuestos son un mecanismo para financiar este proceso, pero también, en si mismos, son un instrumento de redistribución.
Di ``ella: Desde hace muchos años ¡a Argentina está ahogada por el peso que significa el pago de la deuda externa, que cada uno de los gobiernos se encargó de inflar más y más. El Fondo Monetario Internacional se ha mostrado muy poco flexible en las últimas negociaciones con el gobierno del presidente Duhalde. ¿ Cómo se encara este tema? Usted algo adelantó, está por una reprogramación...
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Capítulo lo. El sistema impositivo y la deuda externa Kirebner: Hay que lograr una reprograrnación, más una quita de intereses y capital para poner en marcha la capacidad productiva de nuestra economía, a través de una negociación digna y responsable. Es decir, el FMI nos tiene que dar viabilidad interna para que la Argentina sea sustentable, porque, ¿se puede cumplir internacionalmente si la Argentina se destruye? Esto es, si desciende su actividad económica y por ende, su recaudación se desploma en caída libre. El más elemental sentido común nos dice que para que el acreedor pueda cobrar el deudor no se tiene que morir. Tenemos que hablar del tema de la deuda externa sin complejos, sin miedos e ignorando a los sectores neoliberales que se regodean diciendo que los argentinos somos incorregibles, que nunca cumplimos con nuestros compromisos. No se puede pagar más deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos. Jamás pagaría la deuda externa sin darle primero sustentabilidad a la Nación; de hacerlo, sólo se estaría generando mayor pobreza y aumentando la conflictivi dad social. Tenernos muy fresco lo que pasó en Bolivia, una tragedia originada en las viejas recetas, que sólo traen pobreza y dolor. El acuerdo que firmó el gobierno del presidente Duhalde con el FMI es importante, porque el próximo gobierno no llegará con las manos atadas y esto permitirá garantizar la transición. Además, me parece comprensible que se haya firmado hasta agosto. Creo que la negociación que llevó adelante el ministro Lavagna es muchísimo más digna que los anteriores acuerdos. Basta ver la política de tasas aplicadas del 3,5 para la refinanciación y del 6,9 para las que tenían mora contra el megacanje de Domingo Cavallo. No hay comparación. Ahora lo primero es poner en marcha a la Argentina, recuperar las herramientas de mediación y promoción del Estado y tener empresas con capitales privados que sirvan al plan estratégico de la Nación. Pero lo que ya no se puede repetir es la subordinación ni la humillación de la Argentina ante la presión de los organismos internacionales. La Argentina, como cualquier país del mundo, puede negociar con absoluta responsabilidad, dignidad y seriedad. La solución estratégica para el problema de la deuda es demostrarles 233
Después dei derrumbe. Teoría y práctica politica en la Argentina que viene
a los organismos multilaterales de crédito que el país puede funcionar por sí solo, con su propia estrategia. A partir de una Argentina sustentable y bien gobernada, se pueden renegociar con dignidad todos los compromisos, exigiendo quitas de capital e intereses y una reprogramación de pagos adecuada. Parte de la deuda era ilegítima cuando se constituyó, pero tanto Alfonsín como Menem y De la Rúa generaron Bradies, megacanjes y acciones institucionales que le dieron legalidad constitucional desde el punto de vista internacional, y ahora va a ser muy difícil demostrar lo contrario. Es más, el propio Congreso integrado por senadores y diputados de todas las provincias argentinas, fue legalizando la deuda en los sucesivos presupuestos que se aprobaron, y que son leyes de la Nación, desde 1983 a la fecha. Sin embargo, se puede hacer una muy buena negociación con seriedad y con responsabilidad, priorizando la deuda interna. Me parece que lo que tenemos que hacer es abordar los problemas seriamente, haciéndose cargo cada uno de la responsabilidad que le ha tocado en esta historia. Cuando, en 1999, siendo candidato a presidente, Duhalde intentó decir que la deuda era un fuerte condicionante del desarrollo y el crecimiento argentino. ¡Para qué Jo habrá dicho! Lo mataron con eso durante toda la campaña. Usted se acordará Torcuato. La gente no quería escuchar ni hablar de eso. Era como decía aquella vieja frase: "de eso no se habla". Por eso, Torcuato, muchas veces cuando examina la historia reciente y encuentra tantos dirigentes que nos han mentido, uno se pregunta: ¿no será que somos una sociedad a la que no le gusta escuchar la verdad? No creo que el problema realmente sean los acreedores. Este tema de los "cucos" me hace acordar los años 70, cuando para mi generación la culpa de todo la tenia el imperialismo y nos quejábamos de que los conservadores no nos dejaban hacer la revolución. Quien tiene que intermediar en el conflicto entre los mercados y la sociedad es la clase política. La que tiene que ponerles coto —o no— a los reclamos sectoriales es la clase política. Porque pertenecer a un mundo globalizado no significa convertirnos en una republiqueta sin destino, sin gobierno, sin bandera, sin espíritu y sin pueblo. Eso es lo que nos quieren hacer creer tos que están absolutamente resignados, los mismos que 234
Capitulo lo. El sistema impositivo y la deuda externa hasta hace un año y medio nos decían que era posible una Argentina diferente. Para empezar a estructurar una sociedad completamente diferente no sólo hay que reestructurar el sistema económico, sino que es necesario terminar con las hipocresías. En los últimos años, la deuda externa argentina ha crecido incesantemente. A diferencia de lo que ocurría en los albores de la década de los 80, poco importan las causas del endeudamiento. Pero a nadie escapa que las sucesivas renegociaciones operadas a lo largo de los noventa y las peores tasas de interés que en cada una de ellas se han establecido, han ido desmejorando sensiblemente nuestra condición de deudor. Lo cierto es que nuestra deuda creció en forma imparable y se transformó en un serio condicionamiento para nuestro desarrollo. Con semejante estado de cosas, la pregunta se vuelve ineludible: ¿cómo atender las nuevas necesidades sociales con las enormes restricciones que el pago de nuestra deuda genera? Nuestra deuda externa es puntualmente un problema central. Lo sabe el mundo, aunque algunos complacientemente lo nieguen. No se trata de no cumplir con las obligaciones asumidas. Se trata simplemente de hacerlo de modo tal que millones de argentinos que hoy ven postergado el acceso a una vivienda digna, a un trabajo seguro, a la educación de los hijos o a la salud de sus ancianos, no vean convertida esa dilación en una condena. Seguir destinando más del 15 % del presupuesto nacional al pago de servicios de la deuda y seguir renegociándola con intereses crecientes sólo puede conducimos a postergar la reactivación económica y la puesta en marcha de políticas activas en favor de aquella gente a la que el Estado ha abandonado a su suerte. Por el contrario, una revisión integral sobre el modo como se cumplen las obligaciones emergentes de nuestra deuda externa puede hacerla sostenible, de modo tal que disminuya la presión que hoy ejerce sobre nuestra economía. Argentina ha preferido en el pasado no discutir las condiciones de pago de su deuda a costa de profundizar su ajuste interno. Pero aquellas posibilidades de ajuste se han restringido. ¿Qué gasto puede acotarse hoy 235
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene que no afecte seriamente los magros servicios de educación, salud, seguridad y justicia que reciben los argentinos? Si esta necesidad no se entiende y nuestros gobernantes siguen prisioneros en este dilema, acatando resignadamente las reglas establecidas, sólo lograremos seguir administrando una crisis que, inexorablemente, hará de la Argentina un país con gente que profundiza su estado de indigencia. Para entonces, tal vez, pasaremos a conformar el grupo de Países Pobres Altamente Endeudados, y así, casi mecánicamente, algunos condonarán parte de nuestra deuda. Cuando esto suceda, generaciones de argentinos habrán pagado el costo de nuestra resignación actual. Si la Argentina refundara la Nación, reorganizara el Estado, reconstruyera la pirámide fiscal, el país podría acceder a cualquier tipo de negociación internacional. Recuperando la pirámide de recaudación podemos encarar un sistema de negociación diferente con el Fondo. El FMI, aparte de una reprogramación de deuda o alguna cartaintenci ón, ¿nos está dando alguna posibilidad de recibir capital operativo para poner en marcha la economía? ¿Estamos percibiendo el dinero necesario para las prefinanciaciones de exportaciones?
Di '.bella: Vinculado con este tema, le dejo un par de páginas mías donde trato de rehabilitar el concepto de piatlfficación.
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Globalización versus planificación social y económica por Torcuato Di Ulla Es preciso rehabilitar el concepto de planificación, diferenciándolo de su monstruosa implementación bajo el régimen soviético. Bajo las palabras mercado y Estado, de las que hoy tanto se habla, se engloban hechos sociales más complejos que lo que esas palabras parecerían indicar. Porque en el concepto de mercado se incluye la operación no sólo de individuos en libre competencia unos con otros, sino también de grandes empresas, que necesitan de alguna intervención estatal, aunque más no sea para que no constituyan monopolios. Por otra parte, dentro del concepto de Estado se incluye la acción de las asociaciones voluntarias del más diverso tipo, sobre todo las que defienden intereses económicos, corno son los sindicatos y las federaciones empresariales y también los partidos políticos. En realidad un Estado fuerte es muy conveniente para un desarrollo económico, y no sólo para salir del subdesarrollo. Pero Estado fuerte no es lo mismo que Estado autoritario: se trata de dos variables que no siempre van juntas, casi se podría decir lo contrario. Así, por ejemplo, los actuales Estados de Alemania y de Japón son fuertes, pero democráticos. Corea, Taiwán y Malasia han sido y en gran medida siguen siendo regímenes a la vez autoritarios y fuertes, yen su caso la combinación funciona. En cambio Bolivia, a comienzos de la década de los 80 tenía gobiernos autoritarios, pero de ningún modo fuelles, pues cambiaban todos los años, y lo mismo se puede decir de los regímenes dictatoriales argentinos. La problemática social que encara un país en desarrollo es vastamente más amplia que la meramente económica, y no se puede pensar que la liberación de las fuerzas del mercado va a dar siempre resultados positivos. De hecho, los grupos de presión, por más que a veces actúen de manera unilateral, seguirán existiendo, con oscilaciones en su poder relativo. Se precisa desarrollar una convivencia entre ellos, que constituye la base del pluralismo político.
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Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
En una sociedad con libertades públicas, el equilibrio de poderes es la base no sólo de la política sino también de la economía. De hecho, toda sociedad democrática —y también muchas no del todo o para nada democráticas— se basa en un conjunto de grupos de interés que se mantienen más o menos en jaque mutuo. Si hoy día parece que el poder se ha desplazado excesivamente hacia uno de los lados, esto no se debe a que deje de existir la trama de intereses encontrados, sino a que se ha dado una peculiar coyuntura, a nivel mundial, que debilita a algunos de los actores, dando inusitadas ventajas al capital internacional. Esto está produciendo suficientes efectos negativos como para generar una reacción, no necesariamente pacífica. Y el primer país donde se va a dar es en los Estados Unidos, por la derecha o por la izquierda. En la actualidad se observa que de los tres grandes sistemas económico-políticos dominantes, el europeo, el japonés y el norteamericano, este último es el más "liberal", y eso que los lobbies están muy activos tanto en el Poder Legislativo como en el Ejecutivo, y sin duda en el Judicial. Pero en e! sistema europeo la planificación, o sea los controles gubernamentales, es mucho más intensa, y lo mismo ocurre con las presiones que generan los lobbies y las asociaciones profesionales. Estas últimas, especialmente los sindicatos y los grupos campesinos, yen la misma onda los partidos populares, son más fuertes que en el caso norteamericano. La construcción de la Unión Europea es particularmente relevante en este sentido, pues ella ha constituido un verdadero alarde de planificación exitosa. No es el mero mercado el que la ha generado. La experiencia es particularmente interesante para nosotros, porque se trata de una asociación entre países con niveles bastante cercanos de desarrollo y con una significativa homogeneidad cultural. Tanto la industrialización japonesa como la europea se dieron con un Estado interventor y una planificación bastante detallada, ya desde las primeras etapas de la Comunidad Europea del carbón y del acero, a comienzos de los años cincuenta. Esto puede ser historia antigua para muchos, pero por eso mismo es importante, porque explica lo sucedido luego, que en parte implicó una cierta liberalización, posible una vez que los productores locales se sintieron suficientemente fuertes. Es aún temprano para poder decir cuáles van a ser las políticas que 238
Capítulo lo. El sistema impositivo y la deuda externa
las diversas áreas económicas van a seguir para evitar los efectos negativos de la globalización, que provocan cambios súbitos en el mercado disponible para los productores nacionales y crisis de desocupación. Hay quienes dicen que el remedio es aplicar "más de lo mismo", y que una liberalización aún mayor de los movimientos del capital y una apertura total al comercio a la larga redundarán en beneficio de todos. Esto es bastante utópico, o más bien suicida. Más probable es que se termine en una nueva era de controles gubernamentales, con una planificación estratégica —obviamente, no se trata de controlar a cada kiosco— que incluya un cierto proteccionismo, pero a nivel regional, no nacional. En los países económica y culturalmente avanzados hay una fuerte asociación entre la estructura neocorporativa de los intereses y la estructura de los partidos. Esto no es exactamente la lucha de clases como la visualizaba Karl Marx, pero es sin duda un conflicto con importantes dimensiones clasistas. Dentro de límites razonables, y con una opinión pública medianamente alerta, la ligazón entre los intereses sectoriales y el sistema partidario y representativo constituye la base del funcionamiento democrático. Así como la teoría económica ha llegado al concepto de mercado como institución que compatibiliza de alguna manera los actos egoístas de los productores, la teoría sociológica democrática ha desarrollado el concepto de pluralismo como expresión del equilibrio, ya no entre individuos, sino entre grupos asociativos del más diverso tipo, dispuestos cada uno a sacar la mayor tajada posible. Esa lucha puede terminar —a menudo ha terminado, como en los años de entreguerras en Europa— en guerras civiles, dictadura o parálisis por "empate social" no legitimizado. Pero también puede producir una convivencia que permita alcanzar un grado de civilización mayor, como el que se ha dado en la parte más próspera del mundo desde la última posguerra. Será necesario, en los países de nuestra región, fortalecer los poderes del Estado, y darle un mayor rol en la planificación de la economía. Para eso, claro está, ese Estado debe ser eficaz y evitar al menos los excesos de la corrupción. 239
Después del derrumbe. Teoría v práctica política en la Argentina que viene
No hay que dejar caer los brazos ante la magnitud de la tarea. Los ejemplos internacionales, desde Italia o Japón, indican que procesos de cambio y de crecimiento se pueden dar aun cuando los objetivos de honestidad y de eficacia no hayan sido totalmente alcanzados, pues sólo se los puede conseguir en un proceso gradual. Dentro de este enfoque intervencionista cuidadoso, controlado por la opinión pública, la integración regional es una herramienta más, que habrá que usar de manera pragmática. Esto es "comercio administrado", una mala palabra para los teóricos neoliberales, pero su práctica será cada vez más extendida en todo el mundo, no sólo entre nosotros. Una integración económica regional, con elementos políticos que la acompañen, está demostrando ser el instrumento más adecuado para orientar a las fuerzas del mercado sin abrirse totalmente ala globalización indiscriminada, que puede producir un tendal de víctimas. Además, tiene efectos políticos sobre cada uno de los países miembros, pues amplía la perspectiva de sus dirigentes, que se ven forzados a abandonar un excesivo parroquialismo. El hecho de que se trate de un grupo pequeño de paises, con fuertes vínculos culturales e históricos y parecido nivel de desarrollo de sus estructuras, facilita las adecuaciones necesarias para consolidar el proceso. Para manejar esa herramienta, los partidos y la opinión pública deben desarrollar una clara conciencia de la necesidad de una estrategia reformista que no busque soluciones ideales y que esté consciente de que la acción política, además de ser una lucha por ideales, es una continua negociación entre intereses.
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En conclusión
En conclusión Torcuato Di Tella: Kirchner, ahora que llegamos al final, y que yo lo estuve "atosigando" bastante, me parece justo que usted tenga la última palabra, ya que me permití iniciar este libro con una perorata mía. Néstor Kirchner: Por el contrario, Torcuato, quiero expresarle mi gratitud por el honor que me ha hecho al permitirme compartir con usted aspectos de mi trayectoria, mi pensamiento político en general y algunas de las ideas especificas que tengo acerca de cómo hay que gobernar la Argentina, considerando esto como un debate abierto en el que ni yo ni nadie puede creer que tiene la verdad revelada. También le quiero agradecer por el clima cordial y hasta el buen humor que puso de manifiesto en este intercambio, no muy frecuente, entre un sociólogo político y un diligente político. Desde el inicio me sentí muy complacido con su idea de contribuir a la construcción de puentes entre los analistas de la política y los actores de la política, y ahora, en el final, estoy más que satisfecho con el resultado de tantas horas de conversación. También me sedujo mucho su idea de reducir la gran distancia que, a menudo, existe entre la "torre de marfil" del observador científico de la política y el campo de batalla de la misma, donde el político libra su combate, donde se embarra las manos. Pienso que es tan estéril el científico que elabora sus teorías aislado, sin bajarlas a la tierra, como el político que no se abre a estrategias y nuevos modos de actuar para resolver los problemas que se le presentan en su gestión. Así que la idea de un diálogo entre estas dos esferas me resultó muy estimulante, sin contar con la admiración que me causó alguna incursión rnediática suya, el año pasado, para poner en su lugar a comunicadores del pensamiento único, de la antipolítica. Dicho esto, quiero aprovechar este espacio para enviar un mensaje a todos los hombres y mujeres que el 27 de abril se volcarán a las urnas y tendrán en sus manos la posibilidad de marchar hacia un horizonte nuevo, un tiempo distinto, una sociedad libre, justa, solidaria, integrada al mundo con su propia identidad, con consenso social amplio y firme sobre su destino común. 243
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
A pesar del desánimo que invadió a muchos argentinos por la tragedia de diciembre de 2001, estoy convencido de que hoy la mayoría de mis compatriotas están a la búsqueda de las ideas, los líderes y los métodos que los lleven a ese destino. Ya se están reconstruyendo espacios plurales y nuevos consensos que, indudablemente, van a potenciar y a cualificar las referencias que esta sociedad necesita. Percibo que en la sociedad argentina hay un fuerte renacer de la esperanza y de la decisión de participar. Hay un deseo por dejar atrás estos años en que la política ha estado en forma dominante al servicio de los mercados, la razón principal de su descrédito y la base de la corrupción. Ya no querernos resignarnos al fundamentalismo, al nihilismo, a las salidas mágicas y a la simple lucha por ver quién ejerce el poder. Tampoco buscamos como objetivo tener o generar poderes hegemónicos. Por eso, cuando adoptarnos este tipo de espacios, abandonamos cualquier dogmatismo. No nos encerrarnos en que en la Argentina hay buenos y malos, en un maniqueísmo casi perverso. Tenernos, sí, la firme convicción de dejar atrás el pasado y de volver a la política como resumen del interés general, con el prestigio recuperado a partir de volver a ocuparse de todos, en especial de los más débiles y desprotegidos. Pero de cara al futuro aportamos nuestra verdad relativa, capaz de enhebrarse con otros ideales, proyectos e intereses tan válidos como los nuestros. No vamos a caer en la provocación, ni en la idea de llevar la discusión política a una chatura propia de aquellos pueblos que no aprenden de sus propios errores, que acarrearon tanto dolor al conjunto de la sociedad. Estamos dispuestos a hacer oír nuestra voz, a decir qué pensamos, qué Argentina pretendemos, pero también a escuchar a todos. En este sentido, quiero dejar en claro que si elegí a Daniel Scioli como mi compañero de fórmula es porque creo que tiene una gran vocación de trabajo, posee gran experiencia en la administración de la cosa pública y me ayudará a darle gobernabilidad al país. No privilegié a determinados votantes o segmentos sociales. Creí entonces, y creo ahora, que consolidamos un equipo armónico: los dos queremos construir un futuro digno para los argentinos. 244
En conclusión li
E] aporta fuerza, ganas y voluntad de trabajo para cambiar. Es un dirigente joven y comprometido con la Argentina. Aprendió, como aprendimos nosotros, que en política nadie es propiedad de nadie y menos en una causa como la del justicialismo, donde todos estamos comprometidos con una doctrina con ideas y principios absolutamente claros. Tampoco nos interesa tener orígenes de vida distintos, participar o haber iniciado nuestra vida política en espacios diferentes. Eso fue solamente una circunstancia del tiempo, de la historia. No tenemos resentimientos, venimos sin odios y sin rencores. Nos une la vocación de construir una Argentina distinta. No queremos hacer una campaña más, una simple participación de tipo electoral. A través de la voluntad democrática del pueblo argentino, queremos darte a esta Nación una conducción para que el mundo vuelva a mirarla con respeto y vea que los argentinos hemos decidido dar los pasos necesarios para cambiar la historia. Tenemos que reconstruir la neurona viva de la Nación y del Estado. Y para esto no hay otra forma que convocar a tos más honestos, los más capaces y los más trabajadores. Como en los mejores países del mundo, hay que lograr una acumulación de inteligencia, capacidad y voluntad de trabajo que vaya más allá de la cuestión temporal de quién conduce a la Argentina. En esa instancia, cuando los argentinos a través de los sucesivos procesos electorales vayan decidiendo quiénes tienen que conducir, se irá reconstituyendo un Estado capaz de funcionar a pleno, para sustituir a aquel que implosionó el 20 de diciembre de 2001. Nos sentimos absolutamente preparados para gobernar este país. Estamos dispuestos a sumar a todos los sectores de la sociedad argentina, salvo aquellos grupos minúsculos que están junto al viejo fantasma que representa lo peor de nuestra sociedad, aunque jamás habrá una actitud de rnacartismo de parte nuestra. Todos aquellos con capacidad y con honestidad, vengan de las fuerzas que vengan, los sumaremos a nuestro proyecto para construir con grandeza la alternativa que consolide un mejor pais. Mal haríamos si cayéramos en una nueva actitud sectaria. Poco serviría 245
Después del derrumbe. Teoría práctica poti-tíca en la Argentina que viene
que nosotros, que sabemos qué es lo que está pasando, no apliquemos con fuerza, coraje y decisión todas las ideas. Tenemos ante nosotros el desafio de recuperar el país federal, refundar la patria bajo una bandera nacional que nos cobije de verdad a todos, con un nuevo modelo de desarrollo industrial promovido y protegido por el Estado, sin sectores privilegiados, honrando el tmbajo. Si queremos construir el futuro, no tenemos que retornar al pasado que fue causa de nuestras penurias. Como bien ha sostenido la prensa europea, la verdadera caída sufrida por la Argentina puede resultar para el neoliberalismo lo que la caída del muro de Berlín representó para el socialismo estatizante. La reducción de la política a la mera administración de las decisiones de los núcleos de poder económico, con amplio eco mediático, es hoy una de las causas de su desprestigio. Hoy al discurso neoliberal basta con contraponerle los devastadores efectos sociales que ha producido aquí y en el mundo. Desde la profundidad de esta crisis deben erigirse los cambios que nos ayuden a vivir con dignidad nacional para proyectarnos con seriedad a la región y al mundo. Hay que impulsar la educación como herramienta esencial para una sociedad más justa y eficiente, encarar las necesarias reformas de las estructuras constitucionales y fortalecer a los partidos políticos como los mecanismos insustituibles para hacer funcionar la democracia en nuestro país. Las características del modelo alternativo deben consolidar definitivamente el régimen democrático y el funcionamiento pleno del estado de derecho mediante la efectiva y real subordinación del poder económico al poder político nacional y a la capacidad reguladora del Estado, a través de sus diversos organismos de contralor y aplicación. Se ha planteado desde principios de los 80 que la estabilización democrática consistía, en esencia, en el restablecimiento del estado de derecho, en la rehabilitación del juego democrático y en la subordinación real de las fuerzas armadas a las autoridades surgidas de la voluntad popular expresada en forma libre a través de elecciones. La prueba de la eficacia de la transición resultaba de la continuidad 246
En conclusión gubernamental de autoridades elegidas con el mismo método y, mejor aún, con alternancia de partidos. Sin embargo, en el caso argentino se ha mostrado con claridad que tales condiciones resultan insuficientes para sostener un funcionamiento de razonable calidad democrática, si no se consolida a la par el dominio de las instituciones democráticas y de los poderes del Estado sobre el poder económico, hegemonizado por el sector financiero nacional y sus socios transnacionales. Tampoco cabe duda, como ya he dicho, de que esta autonomía del poder económico para disponer sobre la vida nacional no habría sido posible sin la declinación o deserción de la dirigencia política del ejercicio del poder estatal por incapacidad, por subordinación o por asociación con dicho poder económico. Para su formulación también será necesario tener presentes los cambios radicales verificados en las condiciones internacionales, con la desaparición de la bipolaridad por el fin de las experiencias de los socialismos reales en Rusia y el este europeo, la consolidación de la hegemonía militar americana a nivel mundial y la expansión de los procesos de globalización e integraciones regionales. Todas estas modificaciones plantean un escenario nuevo y complejo en las relaciones políticas y económicas internacionales, con desafíos diversos, para la necesaria e imprescindible tarea de definición de los intereses nacionales. Se trata, ni más ni menos, que de afirmar un lugar en el mundo. Y nuestro pueblo sabe que no se trata de sueños imposibles ni afirmaciones voluntaristas. En Santa Cruz, pudimos superar la más profunda crisis estructural recurriendo al espíritu que alentó a los viejos pioneros, convocando al trabajo y al esfuerzo y poniéndonos al frente de la inmensa tarea que afrontábamos. Lo mismo queremos hacer en la Nación. El apoyo de la inmensa mayoría de nuestros ciudadanos, la empecinada custodia del equilibrio fiscal, con inversión pública, sin endeudamiento y con presupuestos realistas, sumados a la correcta aplicación de los recursos extraordinarios, resultaron las claves diferenciales de nuestra situación con respecto a la del resto del país. 247
Después de( derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
Así, mientras nuestra Patria transitaba tos peores momentos de su historia, pudimos evitar que el descalabro nacional nos arrastrara. Hoy tenemos los mejores índices en casi todos los rubros, desde la brecha entre ricos y pobres hasta la mortalidad infantil; desde la distribución del ingreso hasta la evolución de la pobreza y el nivel de ocupación laboral. No cabe duda: Santa Cruz lideró la recuperación, acortando los tiempos y mostrando el camino. Nuestra provincia tiene similitudes sustanciales con la Argentina: región periférica, poco poblada, con recursos naturales y humanos de calidad. Pudimos poner a Santa Cruz en el mapa y vamos a devolver a nuestro país el lugar que nunca debió dejar. Que la Argentina toda vea que valen la pena ¡a austeridad en el manejo de las cuentas públicas, la preservación del equilibrio fiscal, la inversión pública como puntapié inicial para la mejora de la competitividad y la inversión privada para la creación de genuinos puestos de trabajo. Lo decimos con humildad, pero con orgullo por lo que hemos obtenido. Nuestro modelo de administración del Estado, el impulso de la obra pública, la gestión de la salud, los planes sociales y la educación tienen que ubicarse por su calidad en la proa del esfuerzo nacional. A pesar de ser la provincia continental con menos densidad de población, Santa Cruz tuvo un crecimiento durante las dos últimas décadas que ha duplicado el total nacional. En los últimos años, las tasas de desocupación y de subocupación fueron las más bajas del país. Ahora que la ciudadanía se apresta a tomar decisiones en materia electoral, sería bueno comparar con otros estados provinciales, como La Rioja y San Luis, que sufrieron un proceso de deterioro que precarizó el empleo, expulsó a la gente del mercado, multiplicó la falta de trabajo y profundizó la brecha entre ricos y pobres. El ingreso per cápita de un riojano o un puntano a fines de 2002 era en promedio de 130 pesos mensuales, mientras el de un santacruceño era de 600. Es hora de que nuestros logros señalen el camino a esa Argentina que todos queremos. Si hemos sido capaces de lograrlo en Santa Cruz, los argentinos podemos aceptar el desafío. Otra patria es posible. Hay que recuperar el orgullo de ser argentinos. 248
En conclusión
No nos podrá apartar de ese camino ningún ataque, por artero que resulte, porque nuestra convicción es profunda y nuestro convencimiento, sincera Sabemos que los argentinos se sienten convocados a esta tarea fundacional, que sabrán desechar viejos encorsetarnientos partidarios y que acudirán a este llamado que convoca a lo nuevo por sobre lo viejo y repetido. No nos vamos a recuperar con hipocresías, no nos vamos a recuperar si no hablamos sinceramente, si no decimos las cosas que tenemos que decir, si retrocedemos, si buscamos atajos para no enfrentar los problemas que nuestro país tiene, si gastamos la energía en agresiones y no ponemos toda la fuerza en la construcción de lo nuevo. No será fácil, ningún atajo nos ahorrará ni trabajo ni esfuerzo, pero la respuesta es positiva. Sabemos que otra Argentina espera, que una gran mayoría de argentinas y argentinos están dispuestos al esfuerzo de construir con su voto y su trabajo un programa plural, popular, nacional, progresista y racional. Decimos plural porque nuestro mensaje constante es para que los argentinos nos sumemos trascendiendo ideologías, mirándonos a los ojos y encontrándonos en un nuevo espacio común, donde lo importante sea lo que estamos dispuestos a hacer juntos y no de qué historia viene cada uno. Decimos popular porque debe convocar a todos los sectores que integran la vida de la patria: empresarios, trabajadores, estudiantes, mujeres y hombres, sin exclusiones, peleas ni enfrentamientos estériles. Decimos nacional porque es mucha la dignidad que la patria ha resignado y grande la necesidad de que entendamos que sólo podremos integrarnos con seriedad al mundo si defendemos nuestros intereses estratégicos de conjunto, nuestros puntos de vista como Nación. Decimos progresista porque debe motorizar la solidaridad y mirar al futuro para avanzar hacia la inclusión social y la igualdad, enfrentando el desafío de lograr una más justa distribución del ingreso. Decimos racional porque debe contar con madurez, inteligencia y comprensión clara de los problemas, para resolverlos en un marco institucional de previsibilidad, sin magia ni promesa. Pero cuando hablamos de construir con el voto, el rol del ciudadano 249
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no debe ser elegir corporativamente cuando un partido político propone a cualquier candidato, sino también aprender a decir que no. Tenemos que romper con la pauta cultural de que el mejor dirigente es el más vivo, el más pícaro y el que negocia mejor. Si el pueblo no cuenta con los instrumentos políticos para construir poder, no puede generar las alternativas que se necesitan para lograr el cambio. Se requiere que la gente participe activamente, genere nuevas conciencias. Si la sociedad decididamente marcha hacia un nuevo país, el cambio va a ser imposible de detener. Tenemos que hacer un "argentinazo". Si nuestros abuelos supieron construir la justicia social, hacer un país y poner a la Argentina en el mapa grande del mundo, ¿cómo nosotros no vamos a poder volver a reconstruir la equidad y la justicia, edificar una patria y recuperar la esperanza para ponernos de pie? Podemos transformar la derrota en victoria si somos lo suficientemente solidarios como para unirnos en el objetivo común de un país mejor para todos los argentinos. La Nación Argentina se va a poner de pie. Los argentinos debemos volver a encontrarnos para decir basta y poner fin a una etapa. En la sociedad argentina hay un quiebre total de valores, que es mucho más que violar la ley; es también la pérdida de conductas, la pérdida de objetivos, la pérdida de rumbos. En este contexto, hay que revalorizar la ética. Para algunos podrá ser una prédica hueca que sólo sirve para diferenciar socialmente a los buenos de los malos. Pero para otros, que aún confiamos en un futuro a alcanzar, la ética guarda un contenido más profundo, que conduce a elegir antes el bien común por sobre lo que más nos conviene. Las sociedades, aunque reclaman para su supervivencia la existencia de un tejido jurídico-normativo, requieren también de la imposición de valores morales que regulen el accionar cotidiano de sus componentes. Los grupos corporativos, empresariales, sindicales, partidos políticos, que en el pasado podían representar el 80 % de la sociedad, hoy no representan más del 30 %, porque el ciudadano común ya no actúa más corporativamente. Esta es una nueva realidad que la dirigencia necesita entender. 250
En conclusión
La crisis fue primero de representación, pero hoy lo importante es dar una respuesta institucional que esté a la altura de las circunstancias y de la historia. Hay que terminar con los que lucran con la política y volver a darle la dignidad que tiene que tener. Esos son valores que deben ser recuperados. Para reconstruir un nuevo país, hay que hablar con la verdad. Para ir terminando, Torcuato, le digo que estoy recorriendo una Argentina que está viviendo un momento extremadamente difícil, con muchos argentinos con los brazos caídos y resignados por lo que tienen que vivir en forma cotidiana. No se deben perder las esperanzas. Debemos seguir soñando con una Argentina de futuro venturoso. Los dirigentes tienen miedo de dar la cara en la Argentina que nos toca vivir, y es en estos momentos cuando tienen que aparecer los que se sienten capaces de tomar el rumbo para fundar un nuevo país. Lo que pasa en la Argentina no es solamente culpa de la dirigencia política, sino que refleja el estado de una sociedad a la cual los dirigentes se le parecen. En ese sentido, usted estará de acuerdo conmigo en que la miseria de un pueblo es el fruto de la miseria del pensamiento y la acción de su clase dirigente en todos los planos de la vida social. Disentir° plantear una visión distinta no es un acto de traición, sino la forma de desenmascarar a quienes pretenden seguir gobernando mediante reuniones secretas y formas del siglo pasado. En la Argentina hay un establishment económico con apoyo de algún sector periodístico que nos hizo creer que si no gestionaban el Estado los sectores liberales y neoconservadores era imposible gobernar. Y eso es una gran mentira. Es verdad que en la Argentina siempre hubo liderazgos totalizadores y con fuerte vocación hegemónica, pero esto tendrá que cambiar. Cuando el liderazgo se basa en el carisma personal, nadie se ve en la obligación de enfrentar nada. Por el contrario, cuando la construcción política se basa en el liderazgo racional, los funcionarios tienen que dar cuenta de sus acciones. Antes, ser militante era causa de prestigio; hoy estar en la política es 251
Después del derrumbe. Teoría y práctica política en la Argentina que viene
causa de desprestigio. En general, todo está severamente cuestionado en la Argentina. El descrédito de los tres poderes del Estado es porque ninguno de ellos les asegura hoy a los ciudadanos el goce de los derechos contenidos en la primera parte de la Constitución, donde se encuentran todos Jos derechos, garantías, deberes y obligaciones de los ciudadanos que componen la base del contrato social. Si volvemos a exaltar el sentido de patria y en cada acción clavamos la bandera con orgullo y reverencia, no tenga ninguna duda de que vamos a sentar las bases de un país política, cultural e institucionalmente diferente. A los hombres y las mujeres del mundo que hoy nos miran como sí esto se fuera a desbarrancar, quíero reconocerles que la Argentina tiene muchos problemas, pero que no se encuentra en venta y puede volver a ser un país normal. Y a quienes generosamente vayan a leer este libro, producto de nuestras conversaciones, les digo que desde el 25 de mayo del 2003 volveremos a refundar la Nación. Primero, Argentina.
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Indice
Prólogo Introducción
7 21
Capítulo 1. El desarrollo económico
27
Capítulo 2. El movimiento sindical
57
Capítulo 3. La violencia
79
Capítulo 4. Las estructuras constitucionales
105
Capítulo 5. Los partidos políticos
123
Capítulo 6. La política de bienestar social
149
Capítulo 7. El sistema educativo.
171
Capítulo 8. El rol de las fuerzas armadas
183
Capítulo 9. La integración con el mundo
201
Capítulo 10. El sistema impositivo y la deuda externa. En conclusión..
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Néstor Carlos Kirchner e candidato a Presidente de la República por el Frente para la Victoria del Partido Justicialista. Desde diciembre de 1991 es gobernador de la provincia de Santa Cruz. y rue reelecto dos veces consecutivas en 1995 y 1999. Ns hijo de tercera generación de saniacruceños. Desde joven militó en la juventud peronista. mientras cursaba sus estudios universitarios. 1.1n 1976 se recibió de abogado en la Universidad Nacional de La Plata. lin año antes, se hahia casado con la actual senadora nacional Cristina Fernández, c(ni quien comparte, además de la vocaciU politica, dos hijos. y•ii radicado en la ciudad de Río Gallegos, entre fines de 1983 y julio de 19i 4. ejerció la Presidencia de la Caja de Previsión Social. Un 1017 gana su primera elección Como intendente de Río Gallegos, su ciudad natal. cargo que ejerce hasta 1991. - elegido Presidente En agosto de 1992, Inc de la Organización Federal de Estados Productores de hidrocarburos (0F1-11..1) l). Ese mismo año también es elegido Presidente del Consejo Provincial del Partido Justicialista, I'utición que asume en 1993 y que aún mantiene. 1),...sdc el 2000 lidera una línea interna del justicialismo llamada La Corriente. Se trata de un espacio de debate y pensamiento político l'ederal al que se están adhiriendo dirigentes y ciudadanos (le distintos puntos del pais.