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Spanish; Castilian Pages 278 [276] Year 2005
COMUNICACIÓN Y CULTURA Propuestas para el análisis transcultural de las interacciones comunicativas cara a cara FRANCISCO RAGA GIMENO
COMUNICACIÓN Y CULTURA Propuestas para el análisis transcultural de las interacciones comunicativas cara a cara
Francisco Raga Gimeno
Iberoamericana
Vervuert
2005
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ÍNDICE
1. Introducción 2. Descripción de los datos. Las dimensiones de la interacción comunicativa 2.1. Los usos verbales 2.1.1. El grado de seguimiento de las máximas 2.1.2. Manifestaciones verbales de la preocupación por el grado de cumplimiento de las máximas 2.1.3. Ejemplo de análisis de las expresiones de preocupación por el seguimiento de las máximas 2.1.4. Los usos verbales: esquema descriptivo 2.2. El paralenguaje: esquema descriptivo 2.3. La distribución del tiempo 2.3.1. La toma de turnos 2.3.2. Estructura de la conversación 2.3.3. Ejemplo de análisis de la distribución del tiempo 2.3.4. La distribución del tiempo: esquema descriptivo 2.4. La distribución del espacio 2.4.1. Datos macroespaciales 2.4.2. Datos microespaciales: el lenguaje no verbal 2.4.3. La distribución del espacio: esquema descriptivo 3. Interpretación socio-comunicativa 3.1. Los valores socio-comunicativos 3.1.1. Igualdad y conflicto 3.1.2. Los tipos de culturas 3.2. Análisis transcultural de las interacciones comunicativas 3.2.1. Los usos verbales 3.2.1.1. El grado de seguimiento de las máximas 3.2.1.2. Manifestaciones verbales de la preocupación por el grado de cumplimiento de las máximas 3.2.2. El paralenguaje 3.2.3. La distribución del tiempo
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17 18 24 33 43 44 46 49 50 55 56 60 61 63 64 70 73 73 73 76 80 80 80 121 123 129
3.2.4. La distribución del espacio 3.3. Conclusiones 3.3.1. Resumen esquemático: interrelaciones entre valores sociales y modelos comunicativos 3.3.2. A modo de conclusión: Cómo se transmiten los valores sociales en las interacciones comunicativas
146 165 165 170
4. Estudio integral de una situación comunicativa. "Amenazas a la puerta de una farmacia"
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5. Apéndice. Descripción integral de las interacciones comunicativas analizadas 5.1. Introducción 5.2. Conversación entre amigos 5.3. Partida de cartas 5.4. Clase de matemáticas 5.5. Apertura del curso académico en la universidad 5.6. Amenazas a la puerta de una farmacia
183 183 184 198 214 230 248
Bibliografía
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A Conchin
1.
INTRODUCCIÓN'
Este trabajo pretende abordar el análisis de las situaciones comunicativas reales, de las interacciones comunicativas cara a cara en las que participan dos o más personas 2 . No se tratarán, por tanto, situaciones comunicativas no presenciales, como las que se dan a través de los medios de comunicación de masas o a través de determinadas manifestaciones artísticas, como cuadros, novelas, sinfonías o películas; lo cual no quiere decir que no tengamos en cuenta el papel que en las situaciones presenciales pueden jugar los medios técnicos, el lenguaje escrito o los valores estéticos de ciertas formas de expresión 3 . En toda situación comunicativa concurren y se suceden incesante y simultáneamente una gran cantidad de datos comunicativos, lo que hace casi imposible un análisis directo satisfactorio de los mismos; por tanto, el auténtico objeto de nuestro análisis lo constituirán las grabaciones audiovisuales de situaciones comunicativas. En cualquier caso, hemos de ser conscientes de que una situación comunicativa no es equivalente a su grabación, no sólo por las limitaciones técnicas, sino, sobre todo, porque la presencia de la cámara distorsiona en mayor o menor medida el desarrollo de la situación 4 . Hecha esta aclaración, hay que señalar que tampoco vamos a detenernos a tratar en profundidad los aspectos técnicos y psicológicos (y éticos) de la grabación y tratamiento de las imágenes. El principal objetivo consiste en ofrecer una serie de propuestas, a modo de guía, acerca de cómo describir grabaciones audiovisuales de interacciones comunicativas cara a cara, y cómo interpretarlas desde el punto de vista de sus valores sociales. La descripción que pretendemos obtener debe ser: 1 Mis agradecimientos para Carlos Hernández, Juan Carlos Ruiz, Mary Farrell, Enric Sánchez, Roberto Ortí, Ignasi Navarro, Alejandro Raga, Conchín Barberá, y para los alumnos y alumnas de Filología y Humanidades de la Universität Jaume I. Un agradecimiento muy especial para Dora Sales, que tanto ha hecho para que este trabajo vea la luz. 2
Independientemente de que hablen o no. De manera excepcional se pueden considerar situaciones en las que participa sólo una persona, o una persona en contacto con interlocutores "espirituales". 3
Queda excluido igualmente el correo escrito, en papel o electrónico. La comunicación telefónica presentaría un cierto grado de "presencialidad" que no vamos a abordar aquí. 4 La llamada "paradoja del observador", ya tratada por Labov ( 1 9 8 4 ) a propósito de la sociolingüística: sólo podemos analizar una determinada situación si la observamos, pero queda alterada al ser observada.
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(a) Operativa, que se pueda trabajar cómodamente con ella, sin necesidad de acudir con demasiada frecuencia a la fuente audiovisual. (b) Integral, que presente todos los datos comunicativos posibles, del tipo que sean, registrados en la grabación. (c) Aplicable a cualquier tipo de situación comunicativa presencial, desde las más coloquiales hasta las más institucionales o rituales. (d) Aplicable a las situaciones comunicativas de cualquier cultura. (e) Aplicable al análisis de los problemas de comunicación que se dan en las situaciones interculturales. Antes que nada, y teniendo en cuenta que en el subtítulo del presente trabajo aparece el término transcultural, es importante precisar las diferencias entre los apartados (d) y (e). Aunque no hay un acuerdo total en torno a los términos transcultural 5 e intercultural, en general se entiende 6 que el análisis comunicativo transcultural consiste en comparar los comportamientos comunicativos de las diferentes culturas; mientras que el análisis de interacciones comunicativas interculturales se centra en el estudio de situaciones comunicativas entre individuos procedentes de diferentes culturas, incidiendo especialmente en aquellos problemas que puedan surgir por la aplicación de diferentes patrones comunicativos. En el presente volumen, especialmente en el tercer capítulo, vamos a adoptar una perspectiva transcultural; es decir, a la hora de interpretar los valores sociales de los diferentes comportamientos comunicativos vamos a ofrecer datos de culturas con características sociales bien diferenciadas. No abordaremos en este trabajo el análisis de situaciones comunicativas interculturales 7 . ¿Resulta legítimo llevar a cabo un análisis comunicativo transcultural? De alguna manera podríamos decir que cada situación comunicativa es única e irrepetible, porque cada interlocutor es único e irrepetible. Esto hace que en ocasiones surjan reparos a la hora de llevar a cabo un análisis comunicativo transcultural, en el que ineludiblemente vamos a tener que concluir que los chinos se comunican de tal manera, o que los afroamericanos lo hacen de tal otra. La única forma de evitar que tales generalizaciones se conviertan en estereotipos es recordar, como iremos haciendo a lo largo de todo el trabajo, que junto a las características comunicativas culturales, socialmente determinadas (objeto de nuestro 5 6 7
Cross-cultural en inglés. V é a s e Rodrigo (1999). Para la aplicación de la presente propuesta de análisis al estudio e s p e c í f i c o de situacio-
nes interculturales véase Raga (2003), y en general la labor desarrollada por el Proyecto CRIT: .
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estudio), en toda interacción comunicativa se observan comportamientos comunicativos individuales, que obedecen a aspectos como el perfil psicológico de los interlocutores, su estado de ánimo o sus intereses personales. Sin embargo, el presente trabajo se fundamenta sobre la idea de que hay determinados comportamientos comunicativos, especialmente relevantes y objetivamente reconocibles, que tienen una relación directa con determinados valores sociales y que, por tanto, varían en la medida en que las diversas culturas presentan diferencias respecto al peso específico de tales valores. Dicho de otra manera, no es injustificado decir que una cultura dada se caracteriza por determinados comportamientos comunicativos. De hecho, el reconocimiento de que, independientemente de nuestras características individuales, nuestro comportamiento comunicativo está en parte condicionado por nuestra cultura es el primer y necesario paso para evitar o resolver los problemas de comunicación intercultural. Sin embargo, el establecimiento de estos patrones socio-comunicativos no es tarea fácil, y cuenta de entrada con un grave escollo, para el que no presentamos solución en el presente trabajo. Nos referimos al establecimiento de los límites de las diferentes culturas socio-comunicativas. Tal y como indica el apartado (c), en el presente trabajo nos interesa comparar la diversidad de comportamientos comunicativos que se registra en las diferentes culturas con la que se registra en las diferentes situaciones comunicativas que se dan dentro de "una misma cultura". La cultura escogida a este respecto es la del autor del trabajo. Las situaciones que aparecen descritas en el capítulo quinto, que van desde lo más coloquial hasta lo más ritual, fueron grabadas en la ciudad de Castellón (España). Pero, ¿en qué cultura comunicativa se inscribe dicha localidad?, ¿en la española?, ¿en la europea?, ¿en la latina?, ¿en la occidental?, o por el contrario, ¿en la valenciana?, ¿en la castellonense?, ¿en la castellonense costera? Lo cierto es que algunos de los comportamientos observados en estas grabaciones podrían encontrarse en cualquier situación comunicativa de lo que conocemos como Occidente, y otros no serían compartidos ni siquiera por interlocutores de las comarcas del interior de Castellón. De manera intuitiva, y por el conocimiento general que tenemos sobre sus comportamientos comunicativos, vamos a proponer una cultura mediterránea septentrional, sin precisar excesivamente sus límites geográficos, en la que se inscribirían los datos que aparecen en el capítulo quinto y que comentaremos, junto con los de otras culturas, en los capítulos tercero y cuarto. Ni que decir tiene que si tenemos nuestras dudas acerca de los límites de la cultura a la cual pertenecemos, estas se acrecientan cuando nos referimos a la cultura india, polinesia o malgache, lo cual, y con todas las reservas ya comentadas, no va a impedir que a lo largo del trabajo nos refiramos a las mismas como si de culturas delimitadas se tratara.
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Pasando ya a los apartados (a) y (b), en nuestra opinión, no contamos actualmente con un aparato descriptivo exhaustivo, integrador y coherente con el que abordar uno de los principales fenómenos de la realidad social humana, como es el de la interacción comunicativa, que hasta hace poco no había sido abordado como objeto de estudio específico e integral. Y no lo había sido porque existían dos condicionantes que lo impedían. El primero, ya lo hemos comentado, era la imposibilidad de analizar las interacciones comunicativas en su transcurso, y la necesidad de contar con unos medios audiovisuales que reuniesen al mismo tiempo alta calidad de imagen y sonido, y manejabilidad para grabar las situaciones in situ, sin necesidad de acudir a sesiones de laboratorio. Las actuales grabadoras, especialmente de unos años a esta parte, reúnen la calidad y manejabilidad requeridas. El segundo condicionante es de tipo epistemológico. Las situaciones comunicativas constituyen seguramente el "meollo de la realidad empírica social", y en las situaciones comunicativas se manifiestan simultáneamente 8 , y de manera intrincada, las diferentes dimensiones del ser humano. Resulta razonable que antes de abordar el estudio de la complejísima realidad empírica de las interacciones comunicativas, las ciencias sociales se hayan dedicado a analizar la realidad humana, a "desmembrarla", de forma idealista 9 , abstracta, en sus diferentes dimensiones lingüísticas, psicológicas, sociológicas o culturales. Sin embargo, en las últimas décadas se vienen constatando síntomas de agotamiento en este proceso de análisis, y una necesidad cada vez más patente de abordar el estudio de la síntesis empírica de estas dimensiones, de tratar cada una de ellas en su interacción real con el resto de dimensiones. Se trata de un proceso cuyo punto de llegada (o al menos uno de los principales) ha de consistir en el estudio integral de las interacciones comunicativas 10 . La propuesta de análisis que aquí presentamos bebe en las fuentes de aquellas corrientes que en las últimas décadas, y arrancando desde la sociología, la lingüistica, la antropología y la psicología, han ido aproximándose entre sí, y aproximándose al estudio de la realidad comunicativa: pragmática, análisis de la conversación, etnometodología, etnografía de la comunicación, microsociología, estudios etológicos, etcétera. Nos centraremos más en los aspectos sociológicos implicados en la interacción comunicativa y menos en los psicológicos, que han sido tratados
8
D e ahí el nombre de "modelo orquestal de la comunicación" propuesto por determina-
dos autores de la Escuela de Palo Alto. 9 10
Especialmente desde una perspectiva estructuralista. V é a s e López (1997).
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especialmente por la psicología social", y que ha seguido una línea de análisis más específica, con un menor grado de integración con el resto de corrientes. En cualquier caso (como iremos recordando regularmente a lo largo del trabajo) ante cualquier interpretación sociológica o cultural de determinadas manifestaciones comunicativas siempre tendremos que contar con la posible interpretación psicológica, complementaria o alternativa. Así, cuando, por ejemplo, propongamos que un determinado tono de voz pueda estar relacionado con una diferencia de estatus entre los interlocutores, habremos de tener en cuenta que tal vez la causa, alternativa, sea un cierto grado de ansiedad por parte del hablante, o que la causa, complementaria, sea la diferencia de estatus, combinada con la ansiedad que esta provoca. Es importante señalar que el presente trabajo no es tanto un manual acerca de los estudios implicados en el análisis de las interacciones comunicativas, como una propuesta de guía práctica para la descripción integral y la interpretación socio-comunicativa de las mismas. No nos hemos planteado como objetivo presentar una panorámica o una breve historia de las disciplinas que, como decimos, han confluido en el análisis integral de las interacciones comunicativas. Dar cuenta de las diferentes propuestas y aportaciones (más o menos productivas) que a lo largo de las últimas décadas han hecho avanzar a los estudios pragmáticos, de análisis de la conversación y de comunicación no verbal, nos llevaría a presentar un voluminosísimo estado de la cuestión que se apartaría totalmente de la finalidad eminentemente práctica del presente trabajo 12 . Así pues, cuando a lo largo del segundo y tercer capítulo vayamos presentando las propuestas de análisis en torno a las diferentes dimensiones comunicativas, nos limitaremos a justificar por qué de entre las posibles formas de abordar el fenómeno en cuestión nos hemos decantado por una en concreto, remitiendo 13 a aquellos lectores que quieran profundizar en el tema a los abundantes manuales de pragmática, análisis de la conversación o comunicación no verbal. Siguiendo, pues, el espíritu práctico que pretendemos para la presente obra, vamos a presentar en el segundo capítulo, de la forma lo más concisa posible, la
" Con un especia! desarrollo en el ámbito de los estudios de comunicación intercultural. Entre los trabajos de psicología social especialmente dedicados a la interacción comunicativa, podemos citar el clásico de Argyle ( 1 9 6 9 ) , el más actualizado de Sabucedo y otros ( 1 9 9 7 ) , o Cuesta (2000), o los trabajos contenidos en Knapp y Miller (1994). 12
Un estado de la cuestión de este tipo se puede encontrar, de forma más o menos exhaus-
tiva, en Marc y Picard ( 1 9 8 9 ) , Baylon y Mignot ( 1 9 9 4 ) , Leeds-Hurwitz ( 1 9 8 9 ) , Hernández (1999), Kendon (1990: capítulo 2), o Rodrigo (2001), por citar algunos ejemplos. 13 En general, y para agilizar la lectura, las referencias bibliográficas aparecerán en notas a pie de página.
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propuesta integral de descripción de los datos comunicativos. En el capítulo quinto, a modo de apéndice, presentaremos varios ejemplos de situaciones comunicativas descritas según la propuesta de este segundo capítulo. Los datos de estas grabaciones, junto con los que nos ofrecen las descripciones etnográficas de situaciones comunicativas de las diferentes culturas, servirán para ejemplificar las propuestas de interpretación socio-comunicativa que presentaremos en el capítulo tercero. Nuestra intención es, en la medida de lo posible, presentar de forma integral los datos que se manifiestan en cualquier situación comunicativa. Sin embargo, dado su carácter descriptivo, los capítulos segundo y tercero presentarán los datos de forma analítica, separando las diferentes dimensiones (y subdimensiones) verbales, espaciales y temporales. Finalmente, y como conclusión, en el capítulo cuatro presentaremos el tratamiento e interpretación integral, "orquestal", de una situación comunicativa, que aparece descrita igualmente en el quinto capítulo.
2 . DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS. L A S DIMENSIONES DE LA INTERACCIÓN COMUNICATIVA
La idea básica de la que partimos es que en toda situación comunicativa se transmiten fundamentalmente dos tipos de informaciones: referenciales, acerca del mundo; e interpersonales, acerca de las relaciones entre los interlocutores. Dicho de otra manera, en toda situación comunicativa nos transmitimos cosas del mundo 1 y nos transmitimos quiénes somos los unos respecto a los otros: quiénes somos para nuestros interlocutores y quiénes son nuestros interlocutores para nosotros. Se trata de dos funciones diferentes que, además, se expresan de formas diferentes 2 . El presente trabajo se ocupa de la segunda función: la de transmitir quiénes somos respecto a los otros interlocutores. Esta función se puede ver fundamentalmente desde dos perspectivas: la socio-cultural, cómo expresamos cuál es nuestra situación social, absoluta y relativa; y la psicológica, cómo expresamos cuál es nuestra situación psíquica o emocional en general, o relativa al resto de interlocutores. Como hemos comentado, nos centraremos casi exclusivamente en el primer aspecto, y remitimos a los interesados en el segundo a la abundante bibliografía existente sobre psicología social, entre otras fuentes. Nos "transmitimos cosas del mundo" mediante enunciados construidos gramaticalmente 3 , de los cuales se ha venido ocupando la lingüística y el análisis del discurso, de manera muy específica en el pasado siglo. Por lo que respecta a la función que aquí nos interesa, la de "transmitirnos quiénes somos socio-culturalmente los unos para los otros", se expresa fundamentalmente de dos maneras: mediante los diferentes usos del lenguaje y paralenguaje verbal, y mediante la distribución del espacio y el tiempo en los que se desarrolla la interacción. En los siguientes apartados vamos a presentar brevemente en qué consisten estos medios expresivos. Vamos a intentar precisar a qué aspectos comunicativos se debería prestar atención a la hora de llevar a cabo la descripción de una interacción comunicativa.
1 O "hacemos cosas con las palabras" en el mundo, mediante actos de habla, c o m o prometer, bautizar, apostar o, simplemente, afirmar. Véase el apartado 2.1. 2 Véase Watzlawick y otros (1967: 56). 3 En el sentido amplio del término, que incluye al léxico, la fonología, la morfosintaxis y los mecanismos discursivos.
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2.1. Los usos verbales Podría decirse que de alguna manera la pragmática, la disciplina que se ha venido ocupando del estudio de los usos del lenguaje en su contexto real, se constituyó en una especie de puente entre el conocimiento de la estructura gramatical del lenguaje y el conocimiento de la realidad social, cultural, comunicativa, del mismo. Un puente por el que han circulado conocimientos en ambas direcciones: los estudios puramente gramaticales se han enriquecido notablemente con las aportaciones que ha traído consigo el mejor conocimiento de la realidad cotextual y contextual del lenguaje. Por su parte, los estudios centrados en la realidad empírica de las interacciones comunicativas se han beneficiado del conocimiento de la estructura del lenguaje que han recibido a través de los estudios de pragmática. Aunque pueda parecer muy aventurado lo que vamos a afirmar, creemos que precisamente su condición de "disciplina puente", puede motivar, si no lo ha hecho ya, la desaparición de la pragmática como un tipo de estudios específicos. Desde nuestro punto de vista, de los cuatro temas "clásicos" de la pragmática: deixis, presuposiciones, actos de habla y máximas conversacionales, los dos primeros se han incorporado plenamente a la gramática, mientras que los dos restantes se están incorporando, tal y como proponemos en el presente volumen, a esa nueva disciplina, todavía sin nombre definido, y que conocemos como análisis de las interacciones comunicativas. Independientemente de su incidencia en la determinación de la veracidad de los enunciados, las gramáticas referenciales venían ya dando cuenta de las características expresivas de la deixis personal, espacial y temporal. Por otra parte, y en gran medida a raíz de los estudios pragmáticos acerca de las presuposiciones 4 , hoy en día hasta las gramáticas de carácter más formalista, al analizar los enunciados tienen en cuenta, además del nivel referencial (agente, paciente...), el nivel informativo (tema, rema...) 5 . Así pues, los dos temas de la pragmática que juegan un papel más determinante en el análisis de las interacciones comunicativas, son el de los actos de habla y el de las máximas conversacionales. La teoría de los actos de habla 6 comenzó incidiendo en el hecho de que determinadas expresiones del lenguaje
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A d e m á s de las propuestas desarrolladas desde el ámbito de la lingüística funcionalista,
especialmente desde la Escuela de Praga. 5
Para un análisis de los límites dinámicos entre la gramática y la pragmática véase Calvo (1994). 6
V é a s e Austin ( 1 9 6 2 ) y Searle (1969).
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verbal, los denominados enunciados realizativos (o performativos), como las apuestas, las condenas, las promesas, las excusas o los agradecimientos, no tienen un valor descriptivo o referencial, no nos transmiten información sobre el mundo, sino que sirven para llevar a cabo determinados actos sociales, constituyen de hecho el núcleo mismo de tales actos sociales. Respecto a tales enunciados, como actos que son, no podemos cuestionarnos si son verdaderos o falsos, sino si tienen o no tienen éxito. Pero la teoría de los actos de habla va más allá, para acabar sosteniendo que todo enunciado supone un acto de habla. Hasta los enunciados meramente descriptivos, implican un acto ilocutivo, que hace de tal emisión una declaración, y compromete al hablante, entre otras cosas, con la veracidad de lo expresado. Hasta en los enunciados meramente descriptivos, en los que sí es pertinente cuestionarnos su veracidad, tenemos que considerar que está teniendo lugar el acto de decir o afirmar. Por tanto, toda enunciación sería susceptible de tener o no tener éxito. El éxito o fracaso de los actos de habla, realizativos o descriptivos, depende de las llamadas condiciones de éxito, que fundamentalmente hacen referencia a la adecuación de los medios expresivos empleados a las características contextúales en que dicho acto se enuncia. Es decir, todo enunciado debe reunir una serie de características formales, y debe ser enunciado por las personas indicadas en la situación indicada. Son precisamente estas condiciones generales de éxito comunicativo (más que las diferentes clasificaciones de los actos de habla que se han ido proponiendo) las que nos interesan en el presente trabajo; y es, a nuestro juicio, en el marco de la teoría de las máximas conversacionales donde podemos encontrar las pautas que nos ayuden a comprender las claves del éxito o fracaso de las interacciones comunicativas. De manera que nuestra visión en torno al papel que juegan los usos verbales en el desarrollo de las interacciones comunicativas va a centrarse fundamentalmente en las propuestas derivadas de la teoría de las máximas conversacionales, aunque en algunos casos tengamos que precisar las condiciones de aplicación de las máximas dependiendo de si nos referimos a un enunciado descriptivo o a un enunciado realizativo 7 . La teoría de las máximas conversacionales 8 sugiere que existe un conjunto de principios que guían el transcurso de las conversaciones, y contribuyen a que
7
Ha habido varios enfoques que, c o m o en nuestro caso, proponen considerar la teoría de
las máximas conversacionales c o m o el marco descriptivo fundamental a partir del cual analizar los u s o s del lenguaje, incluidos los usos de los actos de habla. V é a s e Strawson ( 1 9 7 1 ) , apud Levinson (1983: 231). 8
Sobre las m á x i m a s c o n v e r s a c i o n a l e s , v é a s e Grice ( 1 9 5 7 , 1975, 1989), o cualquier
manual de pragmática, c o m o el de Levinson (1983).
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estas sean cooperativas y efectivas; en definitiva, a que tengan éxito. Grice formuló estas máximas de la siguiente manera: - Máxima de Calidad: Intente que su contribución sea verdadera, especifícamente: (i) No diga lo que crea que es falso. (ii) No diga algo de lo cual carezca de pruebas adecuadas. - Máxima de Cantidad: (i) Haga su contribución tan informativa como exigen los propósitos actuales del intercambio. (ii) No haga su contribución más informativa de lo requerido. - Máxima de Relevancia (o pertinencia): Haga contribuciones pertinentes. - Máxima de Manera: Sea perspicuo, específicamente: (i) Evite la oscuridad en la expresión (ii) Evite la ambigüedad (iii) Sea breve (iv) Sea metódico En general podríamos decir que las normas de uso del lenguaje propuestas por Grice están referidas a los aspectos del significado: la cantidad y veracidad de la información; y a los aspectos del significante: la cantidad y claridad de los medios expresivos. Las máximas de Grice se podrían resumir en la siguiente expresión: "Diga la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad y dígala clara y concisamente". ¿Y la máxima de relevancia? Han sido varios los autores que han considerado que esta máxima posee un estatus diferente 9 . Sperber y Wilson (1986), en su trabajo ya clásico, en el que analizan la realidad cognitiva de los procesos comunicativos, consideran el de relevancia como un principio subyacente a los procesos mentales, ostensivo-inferenciales, conducentes a desentrañar la intención comunicativa última de los interlocutores, y que consiste, dicho de una manera muy simple, en poner en correlación las informaciones dadas con los datos contextua-
9 Señala Calvo (1994: 152) que "la máxima de relevancia domina a todas las demás. En realidad el resto de máximas se están cumpliendo o no dependiendo de que se esté cumpliendo la de relevancia".
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les10. Independientemente de que adoptemos o no esta perspectiva cognitivista, lo cierto es que los datos empíricos con que hemos trabajado nos han llevado a cuestionarnos la necesidad de considerar la existencia de una máxima de relevancia que actúe de una forma equivalente a como lo hacen las otras tres. Cuando hemos analizado cómo en las conversaciones coloquiales los interlocutores expresan explícitamente, y de las más diversas maneras, su preocupación por el grado de aplicación de las máximas (véanse los apartados 2.1.2. y 2.1.3.), no hemos encontrado en ningún caso una expresión que no pudiera interpretarse a partir de alguna de las otras tres máximas. Por otro lado, como veremos en el tercer capítulo, los condicionantes sociales de las diferentes culturas pueden provocar que los interlocutores de algunas de estas emitan, de manera más o menos sistemática y culturalmente reconocible, expresiones poco veraces, poco informativas o poco claras, pero en ningún caso, al menos según nuestros datos, expresiones poco relevantes. Todo esto nos ha llevado a adoptar la decisión, de carácter fundamentalmente metodológico, de fundir la máxima de relevancia y la de cantidad en una máxima, que a partir de ahora denominaremos "máxima de contenido", y que está referida al tipo y cantidad de información transmitida. Podemos afirmar que todo enunciado irrelevante ofrece información de más, y toda información de más es irrelevante. Imaginemos la pregunta: ¿Qué hora es?, y la respuesta: En Kabul están aterrizando los helicópteros. Si esta respuesta es absolutamente irrelevante para el que realiza la pregunta, se está viendo afectada la máxima de cantidad, tanto por defecto como por exceso. Si por el contrario el interlocutor es capaz, a partir de dicha información, de inferir qué hora es, tendríamos que plantearnos por qué no se ha empleado una expresión más directa, es decir, se vería afectada la máxima de manera. Así pues, en el presente trabajo, y sin alejarnos excesivamente de la propuesta de Grice, hablaremos de tres máximas, una centrada en las formas de expresión, otra centrada en la cantidad y tipo de contenidos, y otra en la veracidad de los mismos. Podríamos enunciarlas de la siguiente manera: - Máxima de veracidad: Habla de aquello de lo que tengas evidencias y haz que tus enunciados se correspondan con tales evidencias. (En el caso de los actos de habla realizativos, en los que no es pertinente la veracidad, el equivalente sería: Lleva a cabo aquellos actos de habla para los que estés socialmente capacitado.) 10
El principio de relevancia dice: "Todo acto de comunicación ostensiva comunica la presunción de su propia relevancia óptima", Sperber y Wilson (1986: 158). En Escandell (1993: 129-158) se puede encontrar una excelente introducción a la teoría de la relevancia.
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- Máxima de contenido: Da la cantidad y tipo de información que requiera la situación, ni más ni menos. - Máxima de manera: Utiliza los medios expresivos necesarios, y sólo los necesarios, para que te entiendan tus interlocutores. Al poco tiempo de aparecer las propuestas de Grice, surgieron diversos trabajos que se cuestionaban el grado de aplicación de las máximas conversacionales. Por poner un ejemplo, Keenan (1976), que estaba desarrollando su labor etnográfica entre los malgaches de Madagascar, se preguntaba, ante el llamativo grado de transgresión de las máximas que observaba, si estas eran únicamente aplicables en el ámbito de la cultura occidental. Al mismo tiempo empezaron a surgir voces que se cuestionaban su aplicabilidad en cualquier cultura. Es un hecho constatable que en realidad las máximas conversacionales no se siguen de igual manera en todas las situaciones ni en todas las culturas, lo cual nos lleva a cuestionarnos si realmente existen las máximas, y, en caso de que existan, cuál es su naturaleza. El propio Grice apuntó, de una forma un tanto ambigua, que las máximas eran principios racionales, pero que las transgresiones de las mismas estaban determinadas por la realidad social. Esta indefinición de los valores sociales de las máximas llevó a una serie de autores a desarrollar un conjunto de máximas conversacionales de carácter explícitamente social, las máximas de cortesía, entendidas bien como complemento o ampliación a las máximas de Grice, o bien precisamente como una forma de dar cuenta de aquellos comportamientos que consideraríamos transgresiones de las máximas griceanas. Entre los primeros se encontraría Leech (1983), que propuso las siguientes máximas de cortesía: tacto, generosidad, aprobación, modestia, acuerdo y simpatía. Entre los segundos se encontrarían Brown y Levinson (1978), que, centrándose especialmente en los actos de habla, propusieron tres tipos de estrategias de cortesía: positiva, negativa y off-record, o indirecta (de las que hablaremos en el próximo apartado). Para estos autores las estrategias de cortesía cubrirían el campo dejado por la aplicación de las máximas griceanas, dicho de otra forma, la aplicación de estrategias de cortesía supondría la transgresión de alguna de las máximas conversacionales griceanas". Desde nuestro punto de vista, el problema de proponer máximas de cortesía que den cuenta de las diferentes situaciones socio-comunicativas particulares,
" V é a s e Sarangi y Slembrouck ( 1 9 9 2 ) , Watts, Ide y Ehlich ( 1 9 9 2 ) o Haverkate (1994).
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consiste en que siempre vamos a encontrarnos con una nueva situación social que implique un comportamiento comunicativo específico, y que por tanto requiera el establecimiento de una nueva máxima de cortesía. De hecho, este fenómeno ha venido provocando un incesante goteo de máximas ad hoc, que han intentado cubrir diferentes situaciones sociales en diferentes culturas 12 . Por nuestra parte, y siguiendo en cierta forma las propuestas del propio Grice 13 , partimos de la hipótesis, de sentido común, de que los interlocutores de cualquier cultura deben seguir las máximas conversacionales, es decir, que no es concebible que exista ninguna cultura en la que cuando una persona habla con otra espere que esta, por ejemplo, le diga la verdad o no de una forma totalmente aleatoria. Esto no es en absoluto contradictorio con el hecho constatable de que en realidad las máximas conversacionales no se siguen de igual manera en todas las situaciones ni en todas las culturas. Desde un punto de vista metodológico pensamos que en lugar de idear nuevas máximas para cada nueva situación, es preferible entender que las máximas conversacionales existen y se aplican normalmente, salvo en aquellos casos en que los condicionantes sociales indiquen lo contrario. Naturalmente, en toda situación comunicativa se dan condicionantes sociales, no existen las relaciones sociales cero, o no marcadas. Lo que nos plantearemos en el tercer capítulo es, precisamente, qué valores sociales tienen influencia sobre las máximas y en qué medida condicionan su grado de aplicación. Así pues, lo que proponemos es que el grado de aplicación de las máximas es una de las formas que empleamos los interlocutores para expresar determinados valores sociales: dar más o menos información, ceñirse más o menos (o cómo) a la veracidad, ser más o menos claro, o más o menos expresivo, son formas de comunicar quiénes somos socialmente14 respecto a nuestros interlocutores. ¿Cómo podemos reconocer, en una interacción dada, si las máximas se están cumpliendo o no? El grado de aplicación de las máximas es en gran medida una
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V é a s e también L a k o f f ( 1 9 7 3 ) , Chen ( 1 9 9 3 ) o Haverkate ( 1 9 9 4 ) . C a l v o ( 1 9 9 4 : 132) apunta que podrían proponerse otras máximas de cortesía, c o m o las de comprensión, respeto, sutileza, comedimiento, justicia o templanza. 13
Véase Sarangi y Slembrouck (1992). Ya lo h e m o s comentado anteriormente, e intentaremos no repetirnos en e x c e s o , pero insistimos en que estas desviaciones del uso de las máximas, c o m o los aspectos referidos a la 14
distribución de tiempo y espacio que comentaremos a continuación, pueden tener igualmente un significado de tipo p s i c o l ó g i c o (complementario, alternativo, e incluso contrapuesto al sociológico), bien exclusivamente personal o bien interpersonal. Por ejemplo, una transgresión de la máxima de veracidad, c o m o la mentira, puede tener un origen patológico, o estar motivada por intereses personales.
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cuestión subjetiva. Tenemos que conocer las evidencias que posee el interlocutor para saber si está siendo veraz o no; o la cantidad de información que posee, y que cree que sus interlocutores poseen, para saber si está ofreciendo la información necesaria; o el conocimiento y hábito de uso de determinados términos para saber si se está intentando ser todo lo claro posible. En cualquier caso, en todas las culturas determinados comportamientos respecto a la veracidad, cantidad y claridad de lo transmitido se reconocen (más o menos explícitamente) como formas de transmitir una serie de valores sociales; y es en estos comportamientos en los que vamos a centrarnos fundamentalmente. Por otro lado, a lo largo de las conversaciones, los interlocutores demuestran, en mayor o menor medida, una cierta preocupación por el difícil cumplimiento de las máximas15. Preocupación que (ahora sí de forma objetivamente constatable) se traduce en una serie de expresiones que van alternando con las frases gramaticales de carácter referencial, y que sirven para reflexionar en voz alta (y sin embargo de una manera bastante inconsciente) sobre el grado de aplicación de las máximas. Se trata de expresiones del tipo: la reunión es a las ocho, si no he oído mal', la reunión fue aburrida, por no decir soporífera; la reunión se convirtió en un mitin, valga el anglicismo', que habían sido tratadas con dificultad por la gramática, o habían pasado a engrosar lo que se conoce como "lenguaje coloquial". Como decíamos, esta preocupación verbal explícita por el grado de cumplimiento de las máximas no se da en igual medida en todas las situaciones ni en todos los interlocutores; de hecho, el grado de preocupación puede transmitir (tanto como el grado de seguimiento) una serie de valores sociales. Así pues, a continuación vamos a precisar qué aspectos del grado de aplicación de las máximas pensamos que hay que tener en cuenta a la hora de describir una determinada interacción comunicativa, y a continuación haremos lo propio con el grado de preocupación verbal explícita respecto a la aplicación de las máximas.
2.1.1. El grado de seguimiento de las máximas M Á X I M A DE C O N T E N I D O
Como comentábamos anteriormente, consideramos que la cantidad y el tipo de información constituyen en la práctica dos dimensiones inseparables y, por tanto,
15
Lo cual nos indica, objetivamente, que las máximas (sean racionales o sociales) existen, de manera más o menos consciente, en la mente de los hablantes.
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hemos propuesto fundir las máximas griceanas de cantidad y relevancia en lo que denominamos máxima de contenido, que podría enunciarse de la siguiente manera: "Da la cantidad y el tipo de información que requiera la situación, ni más ni menos". A la hora de constatar el grado de aplicación de este principio, tendremos que precisar si los interlocutores son más reservados de lo esperable, llegando incluso al extremo del silencio, o si, por el contrario, exageran el intercambio informativo, pudiendo llegar a la saturación informativa. Naturalmente, lo difícil, por su subjetividad, es determinar cuál es el "intercambio informativo esperable". Sin embargo, en toda interacción verbal hay un tema de conversación, una cuestión del mundo, en torno al cual los interlocutores intercambian sus informaciones y opiniones; este tema de conversación puede venir complementado por informaciones colaterales, especialmente de tipo personal, o interpersonal, que pueden llegar a lo confidencial o comprometido. Esa información complementaria de carácter personal puede ir alternando, "salpicando" al tema de conversación, o puede ir separada del mismo, precediéndolo o siguiéndolo; por el contrario, puede ocurrir que alguno de los interlocutores no sólo evite los temas colaterales, especialmente si hacen referencia a aspectos personales, sino que restrinja de manera más o menos llamativa el intercambio informativo respecto al tema de conversación, o que llegue a evitar cualquier intercambio informativo, del tipo que sea, incluso mediante el silencio. Veamos por ejemplo varias versiones de esta conversación en un vagón de tren entre dos desconocidos: (a)
-Perdone, ¿sabe cuál es la próxima estación en la que para el tren? -Nules. -¿No para en Xilxes? -No, este es el expreso, sólo para en unas pocas estaciones. -Gracias.
(b)
-Perdone, ¿sabe cuál es ¡a próxima estación en la que para el tren? -En Nules, este es el expreso y sólo para en unas pocas estaciones. -¿Nopara en Xilxes? -No, ¿es que iba usted a Xilxes? -Si. -Tenia que haber cogido el anterior, el de las nueve y veinte. Es que antes paraba siempre en Xilxes, pero ahora hay algunos que no. Yo también he cogido alguna vez algún tren que me he tenido que bajar y esperar al siguiente, porque no paraba donde yo iba. ¿ Vive usted en Xilxes? Yo tengo familia en Xilxes...
(c)
-Perdone, ¿sabe cuál es la próxima estación en la que para el tren?
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-Ahí viene el revisor (o bien no le dice nada y le pasa el folleto de horarios). -Gracias. O estas tres versiones de una conversación entre dos compañeros de trabajo: (a)
-Hola, ¿qué tal? -¿Qué tal, cómo va eso? -Bien, tirando, como siempre, ¿sabes dónde es la reunión ? -En la sala B. - Vale, gracias, nos vemos allí. - Hasta luego.
(b) -¿Qué hay Rafa, cómo va eso?, ¿cómo va lo del brazo? -Mejor, creo que la semana que viene me quitan la escayola. -Si, un mes, eso es lo que ¡a llevó mi hermana también. -¿ Y a ti, ya te han llamado para lo de la prueba? -Qué va, no creo que tarden, vamos, por cierto, qué te iba a decir, ¿sabes dónde es la reunión? -Me parece que es en la B, como siempre, pero ahora le lo miro. Sí en la B, a las diez, o sea ya ¿vas para allá? -Si, ¿que tú no vienes? -No, yo no puedo... ya me contarás, y que te sea leve... -Qué suerte tienes, vale, pues nada, luego nos vemos... - Venga, hasta ahora. (c)
Hola. Hola, ¿sabes dónde es ¡a reunión? -Será donde siempre. -Hasta ahora. - Hasta ahora.
Si intentásemos clasificar de forma relativa estas conversaciones, podríamos considerar las versiones (a) como neutras respecto al seguimiento de la máxima de contenido; mientras que las versiones (b) supondrían un elevado intercambio de información (incluso personal) respecto al tema de conversación, y en las versiones (c) se observaría una restricción del intercambio informativo.
M Á X I M A DE V E R A C I D A D
La máxima de veracidad de Grice, tal y como la hemos reelaborado, dice: "Habla de aquello de lo que tengas evidencias y haz que tus enunciados se correspondan
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con tales evidencias". La constatación del cumplimiento de esta máxima es, si cabe, más complicada, más subjetiva que la de la máxima de contenido; tendríamos que conocer las evidencias del interlocutor para saber hasta qué grado está cumpliendo la máxima; de hecho en muchas ocasiones un interlocutor miente sin que el resto de interlocutores, u observadores de la situación, sospechen lo más mínimo; se trata de transgresiones "individuales" que no interesan para el presente trabajo. Sin embargo, pese a la evidente subjetividad del fenómeno, en todas las culturas se observa una reflexión en torno a las distintas formas de transgredir tal máxima y a sus valores sociales, y a las pistas que nos permiten detectar objetivamente tales transgresiones. Baste pensar en fenómenos como la mentira piadosa, la adulación, la hipocresía, la exageración, hablar por hablar, etcétera 16 . Independientemente de cuáles sean las auténticas opiniones o evidencias de un determinado interlocutor sabemos, y las podemos detectar con cierta objetividad, que existen determinadas situaciones comunicativas en las que los condicionantes sociales 17 tienden a neutralizar la libre aplicación de la máxima, y obligan a expresar determinadas opiniones o juicios socialmente esperables. Piénsese, por ejemplo, en un velatorio. O veamos estas dos posibles versiones de la presentación pública que el organizador de un congreso hace del conferenciante invitado que está a punto de intervenir: (a)
Don Pedro Martínez es profesor de biología por la Universidad de Murcia, y ha trabajado sobre todo en el ámbito de la ornitología, sobre ¡a que ha escrito varios libros y artículos; y hoy nos va a hablar de...
(b)
Tengo el inmenso placer de presentarles a, sin duda, una de las figuras más destacadas de la ornitología actual Desde su centro de investigación de la Universidad de Murcia, el profesor Pedro Martínez ha llevado a cabo una innovadora y tenaz labor en el estudio de las aves, que se ha plasmado en algunos de los más brillantes libros y artículos aparecidos en los últimos años. Hoy tenemos el privilegio de que el profesor Martínez en persona nos hable de...
Un fenómeno directamente relacionado con el cumplimiento de la máxima de veracidad es el de la polifonía 18 , la reproducción más o menos literal de las opi-
16 A d e m á s de la ironía, de la que hablaremos en el siguiente apartado, por tratarse más de una forma de preocupación por la máxima que de una auténtica transgresión de la misma. 17
O, c o m o siempre, psicológicos.
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El f e n ó m e n o de la polifonía verbal ha sido especialmente analizado por la escuela prag-
mática francesa. Véase por ejemplo Ducrot (1984). Por lo que respecta a su papel en las interacciones comunicativas, véase Gotfman (1981).
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niones o informaciones de otras personas. El uso de fórmulas verbales polifónicas (que trataremos con detalle en el siguiente apartado) puede suponer un aviso de neutralización del compromiso con la veracidad de las informaciones por parte del locutor, y por tanto implica una preocupación explícita respecto a la máxima de veracidad. Pero independientemente de la preocupación individual de un determinado interlocutor por ir precisando a lo largo de una conversación su no autoría respecto a algunas de las informaciones que transmite, en todas las culturas (en algunas de forma más llamativa, como veremos más adelante) se observan "situaciones polifónicas" que transmiten unos claros, reconocidos, valores sociales a propósito de los interlocutores implicados. Pensemos por ejemplo en las diferentes situaciones en las que un determinado locutor actúa como mediador o portavoz de otro u otros individuos 19 , pudiendo tener más o menos responsabilidad sobre lo dicho dependiendo de que haga de mero "altavoz" de las palabras de otros, o que tome parte en la selección y organización de las informaciones. O piénsese en situaciones en las que el interlocutor, sin actuar como portavoz, hace un uso constante de medios polifónicos, no como una forma de preocupación por el cumplimiento de la máxima de veracidad, sino como una forma de transmitir una serie de valores sociales. Véase, por ejemplo, la diferencia entre estas dos intervenciones, emitidas en una reunión de un grupo de compañeros de estudio: (a)
Los seres humanos compartimos dad, con el resto de animales.
muchos instintos básicos, como la
territoriali-
(b)
Los seres humanos compartimos muchos instintos básicos, como la territorialidad, con el resto de animales, como señaló K. Lorenz en su libro de 1934 o EiblEibesfeldt en su obra de 1993.
Finalmente hay que hacer un comentario especial respecto a los actos de habla realizativos, respecto a las expresiones que sirven para llevar a cabo determinadas acciones sociales, como felicitar o bautizar. Comentábamos anteriormente que si en la transmisión de informaciones podemos hablar de veracidad o no veracidad, en el caso de los actos de habla realizativos, hemos de hablar de éxito o fracaso. En primer lugar, hay que tener en cuenta que llevar a cabo con éxito determinados actos sociales especialmente significativos como bautizar, condenar, absolver, declarar abierto el curso académico, etcétera, implica de por
19 O entes espirituales o divinidades, como ocurre en algunos ritos. O incluso el azar, como ocurre en ritos adivinatorios.
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sí ciertos condicionantes sociales exclusivos por parte de los participantes, especialmente por parte del que lleva a cabo el acto de habla. Además, enlazando con lo último que comentábamos a propósito de la polifonía, estos actos de habla más o menos institucionales, suelen suponer un cierto tipo de mediación, de manera que el que lleva a cabo el acto de habla actúa como mero representante de una institución o similares, que suelen explicitarse en el mismo acto de habla: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, te bautizo con el nombre de..."; "por los poderes que me ha otorgado el estado de Nevada, os declaro marido y mujer".
M Á X I M A DE M A N E R A
La máxima de manera, tal y como la hemos reelaborado, dice: "Utiliza los medios expresivos necesarios, y sólo los necesarios, para que te entiendan tus interlocutores". La máxima de manera trata, pues, sobre las palabras, sobre las formas de expresión que, como tales, son analizables en términos más objetivos. Esta objetividad ha hecho que, a diferencia de lo que ocurre con las otras máximas, la relación entre las formas de expresión y sus valores sociales haya sido tratada ampliamente (al menos en algunos aspectos) por la lingüística, fundamentalmente desde el ámbito de la sociolingüística variacionista. Además, y esto diferencia igualmente a la máxima de manera, tal relación forma parte de la conciencia de los hablantes: las formas de hablar de la gente y los valores sociales que revelan son un tema habitual de conversación; de hecho los propios interlocutores somos conscientes de las consecuencias sociales derivadas de, por ejemplo, nuestras selecciones de léxico. Hay que señalar además otra particularidad de la máxima de manera. Mientras que el cumplimiento de la máxima de veracidad depende exclusivamente del hablante, y el de la de contenido depende tanto del hablante como de sus interlocutores (la máxima de contenido se puede transgredir bien porque el hablante no dé la información que posee o porque no dé la que sus interlocutores precisan), el cumplimiento de la máxima de manera depende especialmente del oyente: los mensajes son más o menos claros y más o menos concisos según quién los esté escuchando. Teniendo en cuenta este papel determinante del oyente, se pueden apuntar las siguientes posibilidades respecto al cumplimiento de la máxima de manera. En primer lugar, puede ocurrir que el emisor tenga a su disposición varias posibilidades expresivas para un mismo contenido, y que se decida por una, bien porque crea que es la más clara para sus interlocutores o bien porque no sepa exacta-
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mente cuál pueda ser la más clara para los mismos. Imaginemos que un profesor da la primera clase de un curso de psicolingüística y empieza con una de estas dos posibilidades: (a)
leamos a empezar tratando la afasia de Wernicke.
(b)
darnos a empezar tratando una patología del lenguaje centrada en el sistema nervioso central y que afecta especialmente a la comprensión de los mensajes verbales, la afasia de Wernicke.
La versión (a) puede ser muy cooperativa respecto a la máxima de manera, muy clara, para algunos interlocutores, pero muy poco cooperativa, por defecto, para otros. Mientras que (b) puede ser muy cooperativa para algunos interlocutores, y muy poco cooperativa, por exceso, para otros. En segundo lugar puede ocurrir que el emisor tenga plena consciencia de si la expresión seleccionada es la más adecuada para sus interlocutores. Por ejemplo si el mismo interlocutor se encontrase en un congreso sobre patologías del lenguaje, sería consciente de que emplear la posibilidad (b) supondría una transgresión de la máxima por exceso; mientras que si se encontrase en una reunión de la asociación de vecinos, sería consciente de las enormes posibilidades de que la expresión (a) fuera una transgresión por defecto. Evidentemente, tanto en el caso de la clase como en el caso del congreso y la reunión, la decisión expresiva del hablante es, por un lado, subjetiva (desde el punto de vista del observador: el que analiza la situación no sabe cuáles son las opiniones del hablante respecto a las capacidades expresivas de sus interlocutores), y por otro, socialmente significativa. Sin embargo, como es lógico, nos interesarán más las situaciones como la del congreso o la reunión, ya que presentan menos subjetividad (las posibilidades de que se esté transgrediendo o no la máxima son más objetivamente evaluables), y transmiten unos valores sociales más marcados y más evidentes 20 . En tercer lugar, puede ocurrir que la forma de expresión sea poco clara, o incluso ininteligible para los interlocutores, pero que el emisor no cuente con la opción de elaborar la expresión de una forma diferente a como lo ha hecho. Pensemos por ejemplo en un hablante de español peninsular recién aterrizado por
20 De los aspectos referidos a cómo los hablantes adaptan más o menos intencionalmente sus formas de expresión a las de sus interlocutores se han ocupado autores más cercanos a una sociolingüística de tipo interactivo, desde el ámbito de la teoría de los registros (véase Biber, 1995), o desde el ámbito de la teoría de la acomodación (véase Giles, Coupland y Coupland, 1991).
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primera vez en el aeropuerto de México D.F., cuya pronunciación, morfosintaxis, léxico y estilo oratorio pueden provocar problemas, incluso de inteligibilidad, para los mexicanos 21 . Obviamente, el hablante de español peninsular tiene complicado en este momento elaborar las expresiones de manera que sean más claras para sus interlocutores, salvo que intente un acercamiento que quede en una especie de "imitación superficial" del habla mexicana, que puede ser incluso contraproducente. Tanto la dialectología como la sociolingüística variacionista se han ocupado de este tipo de cuestiones, de cómo, independientemente de las intenciones de adaptarse a las formas de expresión de los interlocutores, existe una serie de rasgos fonológicos, morfosintácticos, léxicos y discursivos, que nos identifican como pertenecientes a una determinada zona geográfica o a un grupo social. Obviamente, a la hora de describir las maneras de expresión de los interlocutores de una determinada situación, hay que tener en cuenta estas "variantes no intencionales", por los evidentes valores sociales que transmiten. Lo que es más discutible es que estas manifestaciones expresivas puedan considerarse como transgresiones, o como diferentes grados de seguimiento de la máxima; más bien habrá que hablar de una mayor o menor cercanía a una norma o variante estándar, en el caso de que la lengua en cuestión la tenga; o, en caso de que no sea así, sencillamente de adscripción de las expresiones en cuestión a una determinada variante lingüística social y/o geográfica. En resumen, a la hora de describir cualquier interacción comunicativa hay que tener en cuenta si las expresiones presentan unas formas que sean más o menos claras y más o menos directas para los interlocutores (y de una forma más o menos evidente para el observador), y si se identifican más o menos claramente con una variante social o geográfica. Al hablar de expresión nos referimos a todos los ámbitos verbales posibles. Por lo que respecta al ámbito fonológico, hay que señalar que además de las posibles variantes de pronunciación de los fonemas (por ejemplo el seseo, el ceceo, la elisión de sonidos, como la -d- intervocálica, el cambio del orden...), hay que tener en cuenta aspectos como la velocidad, el volumen, el cuidado en la pronunciación, la guturalidad, etcétera, que, al menos en nuestra lengua no se consideran como fenómenos fonológicos, sino como aspectos sonoros paralingüísticos, y que, dada su importancia en la transmisión de valores sociales ocupará un apartado exclusivo más adelante 22 . Las 21 Naturalmente, el grado mínimo de seguimiento de la máxima de manera, que provoca la máxima ininteligibilidad, consiste en emplear una lengua que no comprendan los interlocutores. 22 De hecho, lo característico de los rasgos paralingüísticos es que no juegan un papel determinante en la transmisión de valores referenciales, y sí lo hacen en la transmisión de valores sociales (y psicológicos).
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variantes morfosintácticas se manifiestan en nuestra lengua fundamentalmente en cuestiones como las formas verbales, las concordancias entre nombre y verbo, el orden de pronombres, el uso de morfemas derivativos (-ata), etcétera. Un caso muy especial de variante morfosintáctica afecta a lo que conocemos como formas de tratamiento 23 , que en la cultura mediterránea septentrional se concentra en los pronombres, formas verbales, y algunos términos del tipo excelentísimo, y que juegan un importante y explícito papel en la transmisión de valores sociales. Hay que señalar que en una lengua como el español las variantes puramente fonológicas y morfosintácticas son claros indicadores de variantes sociales y geográficas, pero difícilmente producen problemas de inteligibilidad. No ocurre asi con las variantes léxicas que constituyen el fundamento de las jergas, y que, como veíamos anteriormente con el ejemplo de la afasia de Wernicke, puede producir un grado de ininteligibilidad que llegue a la exclusión de determinados interlocutores de la situación comunicativa. Finalmente, por lo que respecta a las variantes discursivas, o retóricas, hay que señalar que lo que caracteriza en ocasiones a los miembros de un grupo social no es sólo que se expresen empleando una variedad sociolingüística determinada, sino que sean capaces de emplear un mayor número de variantes sociolingüísticas, que se adapten a un mayor número de contextos comunicativos 24 . En ocasiones pueden no estar claros los límites entre lo léxico y lo discursivo: en una determinada situación, para evitar, por motivos sociales, emplear un determinado término léxico, se puede acudir a giros estilísticos, poéticos, discursivos en definitiva, como el uso de circunloquios, como donde la espalda pierde su santo nombre, o refranes, como en boca cerrada no entran moscas. Por último hay que señalar que la cuestión del grado de seguimiento de la máxima de manera cobra una especial significación en lo referente a los actos de habla realizativos. En primer lugar hay que señalar que, por definición, para que los actos de habla tengan éxito, deben ser bastante claros; por tanto, es extraño que los términos que les den expresión sean poco inteligibles para los interlocutores (una excepción sería, por ejemplo, el uso de términos del latín, como ego te
23 24
V é a s e Haverkate ( 1 9 9 4 ) o Blas (1994). Esta era en parte la propuesta de Berstein ( 1 9 7 0 ) cuando apuntaba que los individuos
estadounidenses de las clases altas, con mayor nivel educativo, tenían una mayor variedad de estilos o registros que los de las clases bajas; de manera que los primeros presentaban mayor capacidad de adaptación a los distintos contextos, y mayor capacidad para comunicarse sin sobreentendidos o presuposiciones. Esta teoría tuvo bastantes criticas, sobre todo por parte de aquellos que entendieron, erróneamente según el propio autor, que lo que postulaba Berstein era una correlación directa entre clase social y calidad lingüística o discursiva.
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absolvo, en algunos ámbitos rituales). Sin embargo, por otro lado los actos de habla realizativos, por afectar directamente a algún interlocutor, hacen que afloren a un primer término los valores sociales relativos de los interlocutores; y esto se refleja en los medios de expresión empleados, especialmente el grado de dirección o indirección con que se lleve a cabo. Piénsese en las siguientes formas de dar una orden: (a) (b) (c) (d)
Págueme antes de un mes. Comprenderá usted que tengo que disponer del dinero antes de un mes, ¿no? ¿Podrá usted pagarme la factura antes de un mes? Para financiar un gran proyecto tengo que cobrar las facturas de mis clientes antes de un mes.
En el ámbito de la teoría de la cortesía de Brown y Levinson 25 se consideraría la primera expresión como una orden directa, la segunda incluiría elementos de cortesía positiva: intentaría de alguna manera identificar al oyente con los intereses del hablante; la tercera sería un caso de cortesía negativa: intentaría respetar la imagen del oyente; mientras que la cuarta sería una expresión off-record, o indirecta. Desde el punto de vista descriptivo que en este capítulo estamos proponiendo, nos bastaría con señalar que el ejemplo (a) es el que más se ciñe al cumplimiento de la máxima de manera, mientras que los ejemplos (b), (c) y (d), podrían considerarse, por su indirección (mayor en (d)), transgresiones de la máxima de manera, claramente motivadas por cuestiones sociales.
2.1.2. Manifestaciones verbales de la preocupación por el grado de cumplimiento de las máximas Cuando presentemos el tipo de cuestiones en que se basa la descripción de la distribución temporal (turnos de palabra), y espacial (lenguaje no verbal), quedará claro que la dimensión más complicada de describir es la verbal, la del grado de seguimiento de las máximas conversacionales. Frente, por ejemplo, a la medición en segundos o décimas de segundo de los silencios o solapamientos, o a la medición en centímetros de la distancia física entre los interlocutores, la precisión del grado de seguimiento de las máximas, basada en gran parte, como venimos comentando, en aspectos subjetivos, puede resultar muy compleja. De
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Véase Brown y Levinson (1978/1987) o Haverkate (1994).
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hecho, como comentábamos anteriormente, algunos autores han llegado a cuestionarse la existencia de las máximas 26 . Nuestra opinión es que las máximas existen, en el sentido empírico, como principios (éticos, racionales, sociales, o como se los quiera adjetivar) en la mente de los hablantes de cualquier cultura, y que están presentes, de una manera más o menos (normalmente menos) consciente, entre las "preocupaciones del hablante" en el momento de conversar. Esta opinión no se basa exclusivamente en el puro sentido común que nos advierte de lo improbable de una sociedad en la que sus miembros, por ejemplo, mintieran de una manera aleatoria, o en la que, también de forma aleatoria, se dirigiesen los unos a los otros empleando términos incomprensibles. Tampoco se basa exclusivamente en el hecho de que en las diferentes culturas dichas máximas suelen adquirir un carácter explícito, "material", en forma de dichos, refranes, mandamientos religiosos ("no darás falsos testimonios ni mentirás") o normas legales ("diga la verdad toda la verdad y nada más que la verdad"). Se puede afirmar que las máximas existen en la mente de los hablantes porque, como otras realidades mentales, se manifiestan empíricamente, de manera mesurable, a lo largo de las interacciones comunicativas. Hablar sólo de aquello de lo que se tienen evidencias, dar la información precisa que requiere la situación, y emplear los términos adecuados (sin ser demasiado prolijos) para que nos entiendan nuestros interlocutores, son principios muy difíciles de seguir y que deben preocupar a aquellos que intenten cumplirlos. Los interlocutores estamos constantemente reflexionando en voz alta en torno a si en la interacción en curso estamos siguiendo o no las máximas, o hasta qué grado, o por qué no, o por qué sí. Empleamos una parte de nuestras locuciones para transmitir informaciones referenciales, para contar cosas del mundo a nuestros interlocutores, y otra parte (en ocasiones incluso cuantitativamente más importante) para justificarnos, de manera más o menos explícita, en cuanto a nuestro seguimiento de las máximas. Es decir, entremezcladas con las expresiones informativas referenciales empleamos expresiones mediante las cuales avisamos a nuestros interlocutores de cosas como: en este caso no voy a seguir estrictamente tal máxima', voy a seguirla hasta cierto punto', aunque no lo parezca, estoy siguiendo tal máxima', 'en este caso no sé si estoy siguiendo tal máxima', y cosas similares. En principio, este tipo de expresiones, que los pragmatistas 27 clasifican como "suspensiones", "refuerzos", o "cancelaciones" de las máximas, coinciden en
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Por ejemplo Keenan (1976). Véase también Sarangi y Slembrouk (1992). Por el momento el estudio sistemático de este tipo de expresiones se ha desarrollado casi exclusivamente en el ámbito de las lenguas occidentales (véase por ejemplo Hom 1988, o 27
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gran parte con lo que tradicionalmente se conocía como "lenguaje coloquial", y que difícilmente aceptaba un análisis de tipo gramatical-referencial 28 . En cualquier caso, tampoco se puede trazar una línea que separe radicalmente el análisis gramatical de las expresiones referenciales, y el análisis pragmático de las expresiones de preocupación por el seguimiento de las máximas. Los ámbitos gramatical y pragmático 2 9 no constituyen compartimentos estancos; algunas de las expresiones que cumplen una clara función pragmática ocupan un lugar indiscutible en la estructura gramatical oracional, y admiten perfectamente un análisis en términos morfosintácticos 30 . Piénsese por ejemplo en los verbos modales, una de cuyas funciones consiste en relativizar la aplicación de la máxima de veracidad, en dejar en suspenso la veracidad de lo enunciado, pero que constituyen oraciones compuestas, sujetas a principios de concordancia, rección, etcétera, que admiten perfectamente un análisis morfosintáctico. De hecho, entre las expresiones que cumplen funciones pragmáticas podría hablarse de una escala de posibilidades formales que iría desde lo más puramente gramatical (incluso morfológico) hasta lo más puramente enunciativo, no reglado gramaticalmente. No vamos a hacer una presentación exhaustiva de todos los tipos de expresiones que emplean los interlocutores para reflexionar en voz alta acerca del cumplimiento de las máximas; entre otras cosas, porque una de las características de este tipo de expresiones pragmáticas es su creatividad: casi en cada situación que analicemos podemos encontrarnos con nuevos recursos que engrasan una lista inacabable. Tampoco vamos a intentar clasificar estas expresiones según si "suspenden", "cancelan", "refuerzan", etcétera una de las máximas; nos conformamos con apuntar que se trata de reflexiones en torno al cumplimiento de la máxima, y, lo más importante, que comunican una serie de valores sociales. Como veremos más adelante, la forma en que un interlocutor emplee estas expresiones
Hernández 1990), con alguna excepción, c o m o los trabajos pioneros, aún tentativos, de Wierzbicka (1991). 28
La mayor parte de los fragmentos conversacionales que presenta Briz (2001) para caracterizar al lenguaje coloquial español se podrían analizar, desde el punto de vista que mantenemos aquí, c o m o expresiones explícitas de preocupación por el grado de aplicación de las máximas. 29
Cuyos límites, además, no coinciden en las diferentes lenguas: lo que en una lengua se expresaría mediante un giro coloquial, en otras lenguas está completamente gramaticalizado. Piénsese por ejemplo en los "evidencíales", expresiones que indican la fuente de donde surge la información, y que en lenguas c o m o el quechua presentan un alto grado de gramaticalización. 30
Un tema muy estudiado en los últimos tiempos es el de la "gramaticalización", el análisis de los procesos diacrónicos mediante los cuales determinadas expresiones que c u m p l e n funciones pragmáticas van evolucionando hasta formar parte estable de estructuras gramaticales. Véase por ejemplo Hopper y Traugott (1993), o Givón (1979).
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indica una clara preocupación respecto a los aspectos socio-comunicativos implicados en la situación. Por lo que respecta a la máxima de veracidad, en primer lugar tendremos que analizar la cantidad y el tipo de expresiones modalizadoras 31 que emplean los interlocutores; expresiones con las que, de alguna manera, se reconocen las dificultades para seguir la máxima de veracidad, y que relativizan su aplicación. Las expresiones modalizadoras pueden ser desde expresiones plenamente gramaticalizadas, como los verbos modales, como en 32 : -Bueno, pues yo opino que si las mujeres no gobernamos es porque no queremos33. Hasta modalizadores pragmáticos explícitos, como en: -España es el imperio de los mediocres, que no hay gente válida en en..., de manera brillante en la, a mi entender, en la política (...) Insisto en que es una opinión y no digo que sea verdad, ¿eh? Eso quiero que quede bien claro. -Desde mi punto de vista él podía haber acelerao. -Bueno, yo creo que han actuao con todas las de la ley, o sea, que lo han hecho pensándolo muy bien, vamos, me da la impresión. -Oye, de verdad que me ha sorprendido muchísimo, supongo que a vosotros también, o alo mejor no, ¿eh? uno de los Ululares que acabo de leer. -¿Cómo es posible que en manos privadas, vamos a ponerlo entre comillas, haya tanto dinero que pueda desestabilizar pues, pues a un Banco de Francia ? Pasando por adverbios enunciativos, como: Quizás a la espera... los mercados están a la espera de decisiones... Otra forma de comunicar preocupación por el seguimiento de la máxima de veracidad es mediante el uso de expresiones polifónicas 34 . El lenguaje verbal nos 31
Especialmente las modalizaciones epistémicas, las referidas al grado de certeza respecto a lo transmitido. Sobre los valores pragmáticos de la modalización, véanse los trabajos recogidos en Chafe y Nichols (1986). 32 Los ejemplos de este apartado están extraídos de transcripciones de grabaciones de tertulias de radio, algunas llevadas a cabo por estudiantes de la asignatura de pragmática de la Universität Jaume I, y otras por mí mismo. 33 Aunque es muy significativo que en el lenguaje coloquial los verbos modales tiendan a "aflorar" en los momentos más inesperados como en: Porque las circunstancias yo creo que
han obligado a ello. 34
Sobre los usos pragmáticos de la polifonía verbal, véase por ejemplo, Hernández (1999: 107-117), o los trabajos recogidos en Lucy (1993).
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
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permite hablar sin comprometernos con la veracidad de lo transmitido, hablar reproduciendo las palabras de otro u otros. Las expresiones polifónicas pueden igualmente presentar desde la forma más gramaticalizada, como las citas en estilo indirecto, hasta los mecanismos más puramente pragmáticos, como el fenómeno paralingüistico del cambio de timbre de voz para imitar la del responsable de las palabras. Así ocurre en el siguiente ejemplo, en el que, además del estilo directo, el hablante produce un claro cambio en el timbre de voz: -A él le vale para justificar su dictadura, o sea, para decir, bueno, tenemos el enemigo exterior, y hay que defenderse contra él. Aunque en general se registran las más variadas formas de citar las fuentes de información de una forma más o menos precisa, como en: -El hábito de fumar, que es psicofisico, como todo el mundo sabe... -Pero por otra parte esas provocaciones según también he escuchado a algún experto no son tan suficientemente graves como para poner en peligro la estabilidad de la zona. Otro tipo de expresiones, muy habituales, que expresan una cierta preocupación por la máxima de veracidad, y que de alguna manera trasladan esa preocupación a los interlocutores, son las muletillas del tipo ¿no? o ¿verdad?, como en: -No se ha recuperao, ¿ verdad? -Porque él quiere ser un líder islámico importante, ¿no? Determinado tipo de oraciones condicionales y causales juegan un importante papel en las reflexiones en torno a las tres máximas. Además de las oraciones condicionales más habituales, las que expresan un tipo de relación hipotética causal, como si hace frío me pongo el abrigo, nos encontramos con expresiones del tipo: si no recuerdo mal, si no he oído mal, que transmiten ciertas reservas respecto al cumplimiento de la máxima de veracidad, como se ve en: -Con las devaluaciones que ha habido, desde luego, la peseta ahora mismo está de nuevo en línea, si se quiere verlo asi -Si las cosas son tal y como tú dices, efectivamente, la cosa no tiene vuelta de hoja. Una función similar pueden cumplir ciertos tipos de oraciones circunstanciales, como en:
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-Que qué puede haber conducido al presidente a que la situación ahora sea la que usted describe; como he querido entender, es decir, que el enfrentamiento venga por parte de los empresarios.
Por el contrario, determinadas oraciones causales, las llamadas "causales enunciativas"35, tienden a añadir datos que confirman que, tal vez pese a las apariencias, sí se está cumpliendo la máxima de veracidad. En un ejemplo como: ha llovido, porque las calles están mojadas, observamos que es un absurdo que el motivo de que 'haya llovido' sea que las calles estén mojadas'. Obviamente lo que se expresa en este ejemplo es, por ejemplo, que: "digo que ha llovido, y no transgredo la máxima de veracidad porque, a pesar de que acabo de llegar, he visto que las calles están mojadas". La pausa entre la oración principal y la causal nos da una pista acerca de su carácter enunciativo. En otros ejemplos encontramos explícitamente el verbo decir, como en: -Yo querría decir, porque estoy en la vida política y tengo algunos puestos de responsabilidad, que precisamente lo que es necesario es también tratar de inculcar a la mujer, eeh que tiene que colaborar... -Pero donde no hay engaño, donde verdaderamente, mm, sabes cómo es auténticamente una persona, y lo digo porque trato muchísimas personas de ambos sexos...
Para finalizar con la máxima de veracidad, hemos de hablar de la ironía36, que supondría un tipo de "transgresión cooperativa". No hemos tratado la ironía en el apartado dedicado al grado de aplicación de las máximas, en primer lugar porque no se trata de una transgresión en el sentido estricto, en segundo lugar, porque presenta unas ciertas formas de expresión características, y en tercer lugar porque realmente supone un tipo de preocupación explícita respecto al cumplimiento de la máxima. La ironía consiste en decir exactamente lo contrario de lo que se piensa, o de lo que las evidencias dictan a los interlocutores, como por ejemplo, decir: eres un genio, ante un comentario estúpido de uno de los interlocutores. Las expresiones irónicas tienen apariencia de mentira, pero su finalidad no es la de engañar, ya que, salvo malentendidos, todos los interlocutores están al tanto de la no veracidad de lo transmitido, y así lo manifiestan con sus risas o sonrisas. Precisamente para evitar malentendidos, la ironía suele presentar un tipo de expresión estereotipada: comunica exactamente lo contrario de
35 36
Véase Lapesa (1978). Sobre la ironía véase Sperber y Wilson (1991) o Barbe (1995).
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
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lo que dictan las evidencias, y se suele acompañar con un paralenguaje y unas marcas de lenguaje no verbal características, especialmente enfáticas, o con una carga humorística explícita. La función de la ironía consiste en evitar enunciar abiertamente informaciones u opiniones que pueden resultar comprometidas: la información llega igualmente a los interlocutores pero sin necesidad de la expresión literal de la misma. El siguiente sería un ejemplo de expresión irónica (pertenece a una tertulia grabada en 1993, cuando el Partido Socialista llevaba bastantes años en el gobierno): -A: Es que llevan los socialistas mucho tiempo gobernando, y entonces... -B: Fina observación, y sobre todo difícil ("risas"). Las expresiones vagas 37 serían a la máxima de contenido lo que los modalizadores a la de veracidad. Las expresiones vagas suponen un reconocimiento por parte del hablante de que o bien no cuenta con la información precisa, o bien no cree que esta sea pertinente en la situación en cuestión. Las expresiones vagas pueden ir igualmente desde lo más gramaticalizado, como los adjetivos indefinidos, hasta formas de gran creatividad, del tipo: en números redondos, así por lo gordo, etcétera, o como en los siguientes ejemplos: -Alfin y al cabo la sociedad está constituida pues por la mitad, digamos así siendo generosos, de hombres y de mujeres. -Cuando le preguntaban a Jesucristo, por ejemplo: hay que hacer no sé qué; y decía: había una vez un hombre rico que tenía... ¡claro! -Dije, 50 días mal contaos ("risas ")... con lo cual me cubrí las espaldas. -Eh, así por lo gordo hay que hablar de un billón, ¿no? Otro fenómeno relacionado con la preocupación explícita por el cumplimiento de la máxima de contenido es lo que podemos denominar como "añadidos de información". Evidentemente, cuando un interlocutor está contando una serie de hechos va añadiendo información para que la trama argumental avance: Juan salió de casa de María + Se subió a su coche + Volvió a Barcelona", pero no hay que confundir este encadenamiento informativo lógico con el fenómeno enunciativo que aquí denominamos "añadido de información" (aunque en ocasiones puede resultar una tarea complicada, opinable). Este consiste en el reconocimiento por parte del hablante de que alguna de las informaciones transmitidas puede resultar incompleta, y que el oyente necesita informaciones adicionales
37
Sobre el l e n g u a j e v a g o véase C h a n n e l l (1994).
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que el hablante introduce, en ocasiones "a posteriori", normalmente con ruptura de la línea entonativa, y con marcas enunciativas del tipo: es decir, o sea, vamos, es que, como en: Juan salió de casa de María, se sub..., o sea María, la novia esa que tenía, se subió a su coche y volvió a Barcelona, y,...bueno, es que la novia vivía en Vic... o como en el siguiente ejemplo de una tertulia de la radio: -Me parece que que es un poco, un poco infantil porque es como jugar con un pueblo, estoy pensando sobre todo en el pueblo de Bagdad, que cualquier día puede ver eh otra lluvia de bombas terribles. En ocasiones los añadidos de información pueden tener la apariencia de "corrección al alza", normalmente (aunque no de manera obligatoria) con presencia de la expresión de hecho, como en: Es un sistema que puede funcionar y de hecho funciona normalmente. -Dos proyectos industriales que lógicamente se pueden, se van a ralentizar. Donde, sobre la marcha, el hablante reconoce que las expresiones modales puede funcionar, se pueden... se "quedan cortas", y hay que sustituirlas por funcionan y se van a ralentizar. Como ocurría con la máxima de veracidad, las oraciones condicionales pueden servir para reconocer la posible no aplicación correcta de la máxima de contenido, como ocurre en los siguientes ejemplos: -Ya ha pasado dos veces por la cárcel, si no más. -El paro es uno de los principales problemas, si no el más grave. Las oraciones causales con por, acompañadas de un verbo enunciativo, normalmente decir, cumplen una función similar: -Yo creo que muy perjudicial, por no decir nefasto. Finalmente, la máxima de contenido cuenta también con su "transgresión cooperativa". La tautologías 38 son a la máxima de contenido lo que las expresio-
38
Véase Hernández (1990). En Wierzbicka (1991) aparece un tratamiento interlingüístico e intercultural de las expresiones tautológicas.
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
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nes irónicas a la máxima de veracidad. Una expresión tautológica es una expresión que, por definición, no transmite ninguna información, con lo cual transgrede de la forma más radical la máxima de contenido. Las expresiones tautológicas son especialmente empleadas en la lógica, donde tienen carácter de definición: "todos los triángulos tienen tres lados", "ningún soltero está casado". Sin embargo, en las conversaciones coloquiales se emplean, más a menudo de lo que cabría imaginar, otro tipo de tautologías, del tipo: la guerra es la guerra, un trato es un trato, o es un coche (como respuesta a la pregunta: ¿qué te parece mi coche nuevo"?). Se trata de expresiones con forma de tautología, ya que en apariencia no transmiten ninguna información, pero sólo en apariencia. Los interlocutores saben lo que realmente comunican estas expresiones; como en el caso de las ironías, informaciones demasiado comprometidas39 para ser expresadas literalmente: en la guerra se pueden usar todos los medios posibles, incluso...', 'me tienes que pagar aunque no tengas para comer...', tu coche nuevo es un asco...'. Por lo que respecta a la máxima de manera, podemos hablar en primer lugar de las aclaraciones de términos, que serían equivalentes a los "añadidos de información" de la máxima de contenido, y a las "explicitaciones de evidencias" de la máxima de veracidad. En ocasiones los hablantes cobran consciencia, sobre la marcha, de haber empleado un término que, por tratarse de un tecnicismo, un término de jerga, o un extranjerismo, tal vez sea desconocido para sus interlocutores; y proceden a aclararlo o traducirlo, directamente o empleando alguna expresión del tipo es decir, o sea, vamos, como en: Y que la condición sine qua non, la principa! condición, era esta. -Las señales orales, es decir, que nuestras palabras, que lo que decimos con nuestra expresión bucal... -La rueda de prensa, que ha tenido su originalidad sin duda por la ubicación, por el sitio...
Por otro lado, los interlocutores pueden justificar explícitamente el uso de un término (o incluso corregirlo) que pueda transgredir la máxima de manera, como se ve en los siguientes ejemplos: -O no saludar, como nuestra, eh, presidenta, bueno, no nuestra presidenta, la señora Carmen Romero. -Hay que tener un compromiso de lucha contra la inflación, hay que tener unos ciertos compromisos, entre comillas digamos, de respetabilidad.
39
Aunque no siempre, piénsese en expresiones como una madre es una
madre.
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FRANCISCO R A G A G I M E N O
Es el apelativo más gracioso desde la famosa "plaíajunta". -Lo que se ha dado en llamar política del pelotazo. -Yo quería, antes de que dejáramos la economía, abundar un poco sobre Andalucía. ¡Me ha salido un verso! El siguiente sería un caso especialmente explícito de expresión de preocupación por el cumplimiento de la máxima de manera: Y de hecho, de hecho, creo, creo, que el gobierno español está, no sé si la expresión es la correcta, por lo menos la digo entre comillas, negociando que la condena sea la menor posible, ¿no? Como ocurría con las otras máximas, esta explicitación de la preocupación por el posible incumplimiento de la máxima de manera puede expresarse a través de oraciones condicionales y causales, del tipo si se me permite la expresión, si se puede decir asi, etcétera, como en: Hay que tener un compromiso de lucha contra la inflación, hay que tener unos ciertos compromisos de respetabilidad, si se quiere poner asL -Los parados arrastran o contagian, por decirlo así, a todos los de su entorno. Pues le pedirán algo que hasta ahora se han ido llevando los otros, por decirlo de algún modo. -Ahora, el que verdaderamente se pone el disfraz, por decirlo de alguna manera, es que pretende algo. Finalmente, la transgresión cooperativa de la máxima de manera es lo que conocemos como eufemismos 40 . Si el uso de ironías y tautologías es una forma de evitar la expresión literal de determinados contenidos, los eufemismos se emplean para evitar la expresión literal de una determinada forma, de una determinada palabra. Desde el punto de vista del seguimiento de la máxima de manera, el término culo es especialmente claro y conciso, y las metáforas como posaderas o trasero, o los circunloquios como donde la espalda pierde su nombre, suponen evidentes transgresiones de la máxima; transgresiones cuya función consiste precisamente en evitar la enunciación de un término tabú, o disfemismo.
40
Véase Casas (1986).
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS 2.1.3.
Ejemplo
de análisis
de las expresiones
de
43
preocupación
por el seguimiento de las máximas A continuación presentamos la transcripción de un fragmento de conversación, extraído de una tertulia de la emisora de radio Onda Cero, en la que hemos numerado y destacado aquellas expresiones en las que los interlocutores reflexionan en voz alta sobre la aplicación de las máximas: en negrita aquellas expresiones relacionadas con la máxima de veracidad, en cursiva las relacionadas con la de contenido, y subrayadas las relacionadas con la de manera. A continuación las comentaremos brevemente. TRANSCRIPCIÓN: A: .. .son los suyos, pero no sólo la zona rusa, luego hay los griegos. B: También. A: Que también los apoyan, y los turcos, estamos hablando de dos países de la OTAN (1), que apoyan a los musulmanes. Si es un lío, si es que eso es un lío. Claro, naturalmente que se han metido en un sitio que yo no sé además por qué (2), sea, bueno, o yo creo saber sospechar por qué (3), eso quien lo empezó todo ese tinglao (4) fue Alemania con intentar volver al imperio austrohúngaro, esa vieja tesis que yo tengo que siempre saco (5), pues eso, y entonces Eslovenia estaba fácil porque digamos (6) que era una minoría, un estado pequeñito, pegado a la antigua Austria, más germano, etcétera, etcétera (7). Y bueno, fue difícil pero se consiguió, y entonces empezó el calidoscopio, y se empezó a apoyar: este pa vosotros el otro para los de más allá (8). Bueno, pues ahora estamos donde estamos (9), y a ver quién para eso, porque el problema, yo creo que (10), ¿por qué no se entra más en Yugoslavia?(ll) Pues yo creo (12) que no se entra más porque esa guerra debe ser muy difícil de, esa no es la de Irak, ni la de Nicaragua ni la de El Salvador, ¿eh? (13). B: No, lo que es sorprendente, ya que estamos con el caso de Bosnia (14), lo que es sorprendente es la aceptación del líder serbio del plan de paz de Ginebra este, ¿no? (15). C: Hombre, bajo presión dicen, ¿no? (16). B: Sí pero... C: Sí, bajo presión de Milósevic, ¿no? (17). B: Pero aun así, yo a mí me parece que (18) es un plan de paz eh (191. bueno que es paz para hoy y hambre para mañana, porque (20) ahí es que yo creo (21) que es un hervi.... un un avispcro(221. ¿no? (23). A: Sí, sí, por supuesto. C: Que lo fue además a lo largo de la historia. A: Eso es. B: Siempre se calificó el avispero de los Balcanes(24). ¿no? (25). A: Eso es sí. el avispero de los Balcanes (26).
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FRANCISCO RAGA GIMENO
B: Pero en cambio, en fin yo, con la distancia y la ignorancia (27), me parece (28) que sería mucho más fácil el tratar de recomponer las comunidades hacia su lado, ¿no? (29). A: Si es que, si es que, sea, aquí se ha frivolizado mucho con que Yugoslavia era un país artificial y tal (30). Yugoslavia era precisamente la única solución que había, sea, no estaba mal (31). Otra cosa es que hubiera dictadura y que hubiera comunismo, y que hubiera que cambiar eso y tal (32). Pero como solución, eh mm. digamos Í33> político-territorial... Si es que es un lío; si vosotros veis el mapa de Yugoslavia (34), y es un lío de comunidades entremezcladas con otras comunidades.
Por lo que respecta a la máxima de veracidad, observamos el uso de verbos modales en las expresiones (3), (10), (12), (18), (21) y (28); el uso de muletillas en las expresiones: (13), (15), (16), (17), (25) y (29); reflexiones más explícitamente enunciativas en: (2) y (27); en (5) y (34) se explicita la fuente; en (8) se emplea el recurso polifónico de la cita directa; y en (11) se emplea una pregunta retórica, que puede considerarse otro tipo de trasgresión de la máxima de veracidad, ya que se pregunta por algo cuya respuesta se conoce, pero es una transgresión cooperativa, ya que sirve para mantener la atención de los interlocutores. La preocupación por la máxima de contenido se expresa en ejemplos como (1) y (14), donde se observan "añadidos de información"; en (31) se matiza el alcance de una información; en las expresiones (4), (7), (30) y (32) aparece lenguaje vago; finalmente en (9) aparece una expresión tautológica. Por lo que respecta a la máxima de manera, en (6), (19) y (33) se advierte sobre el uso de un término que tal vez no sea el más adecuado; en (20), (22), (24) y (26) se reflexiona sobre la justificación del uso de un determinado término. En general se podría decir que en este breve fragmento se ha producido casi más "gasto verbal" para reflexionar acerca del grado de cumplimiento de las máximas que para transmitir información referencial.
2.1.4. Los usos verbales: esquema
descriptivo
En resumen, y de forma esquemática, estos serían los aspectos del uso verbal que pueden transmitir valores sociales, y que, por tanto, hemos de tener en cuenta a la hora de describir una determinada interacción comunicativa 41 .
41
Naturalmente, este esquema, así como los que propongamos a propósito del resto de dimensiones, están sujetos a constante revisión y, sobre todo, ampliación, a medida que se vayan analizando diferentes tipos de situaciones comunicativas en diferentes culturas.
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
45
Usos VERBALES (I) GRADO DE SEGUIMIENTO DE LAS M Á X I M A S
• Máxima de Contenido: - Intercambio informativo en torno al tema de conversación: si es más o menos restringido de lo esperable (si llega a los extremos de silencio o de saturación informativa), - Temas colaterales: si aparecen o no, si son de carácter personal o incluso confidencial, si aparecen entrelazados con el tema de conversación o separados en diferentes fases de la conversación. • Máxima de Veracidad: - Aparición de mentiras sociales, como: mentira piadosa, adulación, hipocresía, exageración, hablar por hablar, etcétera. - Polifonía: si el hablante es el responsable de la veracidad de lo enunciado, o actúa como mediador, como portavoz (y si es responsable de la forma del mensaje o simplemente reproduce unas determinadas palabras). - Polifonía: si el hablante apoya sus informaciones con "citas de autoridades" o similares. - Actos de habla realizativos: si aparecen actos de habla que exijan una determinada posición social de los interlocutores, si estos actúan como representantes de una institución social, y si esta aparece citada en el mismo acto de habla. • Máxima de Manera: Si el hablante, entre las diferentes posibilidades expresivas (fonológicas, morfosintácticas, léxicas y discursivas) con las que cuenta, escoge aquella que es más clara para sus interlocutores, o emplea expresiones poco cooperativas (por defecto o por exceso). - Si en general (y no intencionalmente), las formas de expresión que emplean los interlocutores se corresponden con alguna variante geográfica o sociolingüística. - Si los actos de habla realizativos se expresan de forma más o menos directa. -
46
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(II) MANIFESTACIONES VERBALES DE LA PREOCUPACIÓN POR EL SEGUIMIENTO DE LAS MÁXIMAS
En general, constatar la cantidad o frecuencia de expresiones que indican preocupación por el seguimiento de las máximas, del tipo: • Máxima de Veracidad: - Modalizadores: verbos modales, adverbios modales enunciativos, modalizadores explícitos... - Polifonías: estilo directo e indirecto, citas, fuentes, cambios de voz... - Muletillas: ¿no?, ¿verdad?... - Oraciones condicionales y causales enunciativas. - Expresiones irónicas. • Máxima de Contenido: -
Lenguaje vago. "Añadidos de información". Oraciones condicionales y causales enunciativas. Expresiones tautológicas.
• Máxima de Manera: -
Aclaraciones o traducciones de términos. Justificaciones del uso de determinados términos. Oraciones condicionales y causales enunciativas. Expresiones eufemísticas: metáforas, circunloquios.
2.2. El paralenguaje: esquema descriptivo42 Podemos definir el paralenguaje como el conjunto de características sonoras que se desarrollan a lo largo de las interacciones y que cumplen funciones comunica-
42
Como comentábamos anteriormente, desde el punto de vista descriptivo podríamos haber presentado las características paralingüísticas en el apartado dedicado a la máxima de manera; pero, dadas las funciones específicamente socio-comunicativas del paralenguaje hemos preferido presentarlo en un apartado independiente.
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
47
tivas no específicamente gramaticales o referenciales. Incluye una amplísima gama de posibilidades sonoras que tienen origen en la zona pulmonar, en la laringe, en la faringe, en la boca y la nariz, en los contactos corporales (por ejemplo, una palmada en la espalda) 43 , etcétera. Además de transmitir per se una amplia serie de valores socio-comunicativos 44 (que precisaremos en posteriores capítulos), los rasgos paralingüísticos presentan una estrecha interacción con el resto de dimensiones comunicativas. Por ejemplo, una característica paralingüística, como la intensidad o volumen con que se pronuncie una determinada expresión en español puede estar relacionada con aspectos gramaticales (por ejemplo, de énfasis remático) 45 , con el cumplimiento de las máximas (por ejemplo, las expresiones irónicas suelen pronunciarse con más intensidad de lo normal), con la distribución de los turnos de palabra (por ejemplo, la elevación del volumen puede ser un medio para hacerse con un turno de palabra durante un solapamiento), o con el lenguaje no verbal (por ejemplo, un abrazo efusivo durante un saludo suele ir acompañado de un intercambio verbal con un volumen especialmente alto). En los últimos tiempos, y especialmente a partir de los trabajos de Laver 46 , se ha empezado a analizar y medir el paralenguaje de forma sistemática; y han surgido diversas propuestas de análisis empírico, tanto articulatorio como acústico 47 , y sugerencias sobre sistemas de transcripción 48 . Sin embargo, como todavía nos encontramos lejos de un consenso al respecto, seguiremos empleando la terminología "popular", que habla de voces nasales, falsetes, voces cazalleras, susurros, gritos, voces aflautadas, etcétera. Poyatos (1994b: 25-184) propone una compartimentación formal básica de los datos paralingüísticos que podemos adoptar directamente para nuestra pro-
43 Aunque este tipo de sonidos producidos mediante las diferentes partes del cuerpo, o mediante objetos, lo trataremos como parte del lenguaje no verbal, y circunscribiremos el paralenguaje a los sonidos producidos mediante el aparato fonador. 44
Además, como siempre, de los valores psicológicos, por ejemplo, una llamativa velocidad en la locución puede estar causada por un carácter nervioso. N o hay que olvidar, por otro lado, que tanto el paralenguaje como la distribución del tiempo y del espacio pueden cumplir una función que podríamos denominar "de física comunicativa": una elevación en el volumen puede estar motivada, sencillamente, por el ruido ambiente. 45 Sin contar con que una misma característica sonora puede tener valor paralingüístico en una lengua y fonológico en otra; como ocurre con la cantidad vocálica en español y maya yucateco, respectivamente. 46 Véase especialmente Laver (1980). 47 Véase Pittam (1994: 25-61). 4,1
Por ejemplo, Poyatos (1994b: 47 y 82).
48
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puesta descriptiva. Distingue Poyatos entre cualidades primarias, calificadores, diferenciadores y alternantes. Las "cualidades primarias" son características de la voz que están siempre presentes en el habla, y que en algunas lenguas tienen valores fonológicos: timbre (o registro típico de la persona), la resonancia (voz oral, nasal, faríngea...), intensidad (o volumen), tempo (o velocidad), tono, campo entonativo (monótono o no), duración silábica y ritmo (discurso rítmico o arrítmico). Los "calificadores" constituyen un amplio tipo de características sonoras que modifican segmentos de habla, breves o largos, a través del control del aire mediante las diferentes secciones del aparato fonador: control respiratorio (por ejemplo, voz expirada), laríngeo (por ejemplo, falsete, voz susurrada, voz estridente), esofágico-faríngeo (por ejemplo, voz cavernosa), velofaríngeo (por ejemplo, voz nasal, voz gangosa), lingual (por ejemplo, voz palatalizada), labial (por ejemplo, voz redondeada), mandibular (por ejemplo, voz mascullada), articulatorio y de tensión de la articulación (por ejemplo, voz hiperarticulada), y objetual (por ejemplo, con chicle). Los "diferenciadores" constituyen sonidos producidos en muchos casos de manera involuntaria que, aunque pueden acompañar al habla, es habitual que constituyan sonidos no verbales: risa, llanto, grito, suspiro, jadeo, bostezo, tos, carraspeo, escupitajo, eructo, hipo, o estornudo. Finalmente, los "alternantes" son sonidos no verbales, producidos voluntariamente mediante los órganos fonadores y que tienen un cierto carácter onomatopéyico, y que se suelen transcribir con grafías como: pff, mmm, tch, aha, brr, ufflf. Expuesto de forma esquemática, digamos que a la hora de describir una determinada interacción tendremos que constatar la presencia o no de las diferentes características paralingüísticas (con sus respectivos valores sociales, que comentaremos más adelante) en las intervenciones de los diferentes interlocutores:
PARALENGUAJE
• Cualidades -
Primarias:
Timbre.
- Resonancia. - Intensidad. - Tempo. - Tono. - Campo entonativo. - Duración silábica. - Ritmo.
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
(dependientes del control del aire)49:
• Calificadores -
Respiratorio. Laríngeo. Esofágico-faríngeo. Velofaríngeo. Lingual. Labial. Mandibular. Articulatorio y de tensión de la articulación. Objetual.
• Diferenciadores -
49
(que pueden acompañar o no al habla):
Risa. Llanto. Grito. Suspiro. Jadeo. Bostezo. Tos. Carraspeo. Etcétera.
• Alternantes,
de carácter onomatopéyico 50 .
2.3. La distribución del tiempo Toda interacción comunicativa cara a cara se desarrolla en un tiempo que se ha de distribuir entre las diferentes intervenciones, dependiendo, entre otras cosas 51 ,
49
También llamados "voces". En Poyatos (1994b: 51) aparece una amplísima lista de estas voces o calificadores lingüísticos. so En Poyatos (1994b: 162) aparece un esquema en el que se precisan los elementos del aparato fonador con los que se pueden producir los diferentes sonidos onomatopéyicos. " Como siempre, las características de la distribución temporal pueden revelar datos psicológicos sobre los interlocutores. O pueden estar motivadas por cuestiones de pura "física comunicativa": por ejemplo, la brevedad de los turnos de los interlocutores puede estar motivada por algún factor externo que obliga a acortar la situación comunicativa en su conjunto.
50
FRANCISCO RAGA GIMENO
de la situación social relativa de los participantes. Como en el resto de apartados de este capítulo, no llevaremos a cabo un exhaustivo estado de la cuestión de todos aquellos aspectos de la distribución temporal que aparecen en la abundantísima bibliografía, y nos limitaremos a destacar, de la manera más sencilla posible, aquellos aspectos formales que puedan resultar más significativos desde un punto de vista socio-comunicativo. El análisis de la distribución temporal de la interacción puede enfocarse desde una perspectiva "macro" 5 2 o desde una perspectiva "micro" 5 3 . Entre otros muchos aspectos macrotemporales, podemos analizar si la situación se produce en una fecha y horas concretas, si tiene una duración determinada, o si se divide en fases bien diferenciadas. Pero podemos analizar igualmente datos microtemporales, como la duración de los turnos y los tipos de tránsitos que se dan entre los mismos.
2.3.1.
La toma de turnos
Lo primero que hay que precisar al describir una situación comunicativa es si la toma de turnos es libre o no. La toma de turnos puede no ser libre bien porque esté predeterminada siguiendo algún tipo de orden (alfabético, social...), o bien porque alguno de los interlocutores tenga la potestad de distribuir los turnos. Se trate de una situación con toma de turnos libre o no, en principio se pueden dar tres tipos de tránsito entre dos intervenciones: con solapamiento, con silencio, y sin solapamiento ni silencio apreciables.
T R A N S I C I O N E S SIN SILENCIOS NI SOLAPAMIENTOS
Esta es la posibilidad preferida, y la que más se registra, en las situaciones cotidianas en la cultura mediterránea septentrional. En principio puede parecer sor-
52
De los aspectos macrotemporales, que son más pertinentes cuanto más ritual o formal es la situación comunicativa, se han venido ocupando los estudios antropológicos, especialmente desde el ámbito de la etnografía de la comunicación. Saville-Troike (1982) es una interesante introducción a la etnografía de la comunicación. Véase también Wardhaugh (1986). 53
Los etnometodólogos, especialmente los autores ligados al ámbito del análisis de la conversación, se han ocupado de los aspectos microtemporales, como la distribución de turnos de palabra o la estructura secuencial de la conversación, que son más pertinentes cuanto más coloquial es la situación. Entre los abundantes manuales dedicados específicamente al tema, podemos destacar el de Gallardo (1996), o el de Psathas (1995).
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
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prendente que esta sea la transición más habitual, ya que supone un alto grado de coordinación: unas décimas de segundo de adelanto o retraso implican un solapamiento o un silencio. Sin embargo, los interlocutores cuentan con tres tipos de pistas que permiten prever los "lugares de transición pertinente", los momentos precisos en los que se pueden producir los cambios de turno: verbales no referenciales54, paralingüísticas, y no verbales55. Dejamos para el siguiente apartado el análisis de las "pistas del lenguaje no verbal"; baste decir que aunque estas son muy abundantes y pueden resultar decisivas en la interacción cara a cara (especialmente las miradas), el intercambio de turnos puede funcionar igualmente sin dichas pistas, como se comprueba en las conversaciones telefónicas56. Por lo que respecta a las pistas verbales, la forma más evidente de indicar el cambio de turno es mediante expresiones con las que el hablante selecciona específicamente al siguiente interlocutor y le pide explícitamente que intervenga. Esta designación puede consistir en una apelación directa, por su nombre, de uno de los participantes, o en lo que conocemos como pares adyacentes. Un par adyacente57 es una secuencia de dos (o más) intervenciones sucesivas, producidas por hablantes diferentes, y ordenadas de manera que a una primera emisión le debe corresponder una determinada segunda emisión. Por ejemplo, en la cultura mediterránea septentrional58 una felicitación debe responderse con una expresión de agradecimiento. En principio, al tratarse de una estructura bipartita (o multipartita) previsible, los turnos implicados en los pares adyacentes suelen darse sin vacilaciones, sin silencios ni solapamientos. En los casos en los que sí se dan, estos no se deben a un problema con la dinámica de la toma de turnos, sino a que la respuesta que se va a ofrecer (a la pregunta, invitación, etcétera) es lo que se conoce como "respuesta no preferida" o "no prioritaria", es decir que no se amolda a las expectativas del otro interlocutor. En estos casos, y para no agredir la imagen del mismo, se producen silencios, acompañados de sonidos no articulados, y de expresiones dilatorias, del tipo, verás, es que...
54 Aunque, c o m o veremos, también algunas características gramaticales pueden tener una incidencia importante. El tema de la interrelación entre aspectos conversacionales y gramaticales está siendo cada vez más tratado. Véase por ejemplo Ochs y otros (1996). 55 Con lo cual, el empeño analítico, de describir por separado las diferentes dimensiones comunicativas, se enfrenta una vez más con la estrecha "imbricación orquestal" de las mismas. 56
Aunque estas cuentan con más silencios y solapamientos.
57
Véase Gallardo (1996: 96).
58
Existen llamativas diferencias interculturales respecto a la dinámica de los pares adyacentes, que trataremos más adelante.
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El hecho de que no se produzcan apelaciones directas o pares adyacentes no implica necesariamente que la transición se produzca con silencios o solapamientos. No es necesario que un lugar de transición pertinente sea explicitado; la posibilidad de transición puede obedecer sencillamente a que el hablante ha producido una expresión completa desde el punto de vista sintáctico, semántico y/o argumentativo. A este respecto juega un papel determinante la capacidad de anticipación de los oyentes: la comprensión verbal supone un proceso activo de "recodificación" de aquello que se está escuchando, el oyente vuelve a construir, con unas décimas de segundo de retraso, aquellas frases que está emitiendo el hablante. Este proceso de recodifícación supone que el oyente debe estar completamente implicado en la estructura sintáctica, semántica, y argumentativa de los enunciados que está escuchando, y que por tanto puede prever en qué momento va a acabar la expresión del hablante y tiene él la posibilidad de tomar el turno de palabra. La prueba de esta implicación por parte de los oyentes es que estos pueden "insertar expresiones" que hacen avanzar la emisión o la argumentación del hablante, como preguntas o añadidos informativos, y no es raro que los oyentes acaben las frases de los hablantes. Se trata de expresiones con las que no se pretende tomar el turno de palabra, es decir, no son auténticas intervenciones 59 ; como tampoco lo son lo que se conoce como "continuadores", expresiones, normalmente breves, en ocasiones no articuladas, del tipo ahá, mm, sí, claro, que los oyentes emiten durante la intervención del hablante, bien solapándolas, o bien en lugares de transición pertinente, indicando acuerdo o simple atención 60 . Finalmente, el hablante puede evitar verbalmente que se produzcan solapamientos emitiendo en los lugares de transición pertinente avisos de incompleción mediante formas c o m o p e r o , ) f t \ o alargamientos vocálicos, tipo eeeh, o introduciendo al principio de su intervención "pre-organizadores", expresiones que avi-
59 Gallardo (1996: 83) denomina "intervenciones" a aquellas emisiones que se consideran como turnos de palabra. Véase también Briz (2001: 54). 60 Clancy y otros (1996) diferencian claramente entre continuadores (Reactive Tokens en su terminología) solapados y ubicados en un lugar de transición permanente. Distinguen además cinco tipos de continuadores: back-channel (expresiones aisladas del tipo hm, oh, uh), reactive expressions (elementos léxicos aislados, tipo really, sure, hell), collaborative finishes (expresiones que completan la frase que está emitiendo el hablante), repetitions (de las últimas palabras del hablante), y resumptive openers (como los back-channel, pero seguidos de toma del turno de palabra). 61
Que pueden carecer completamente de valores propiamente adversativos o copulativos, y funcionar exclusivamente como avisos de incompleción.
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san a los interlocutores de las partes de que va a constar su intervención, como: y
lo digo por tres motivos, primero... Con toda seguridad son las pistas paralingiiísticas, especialmente la entonación, las que juegan un papel más determinante a la hora de intercambiar los turnos de palabra sin silencios ni solapamientos. Por ejemplo, la característica cadencia que suele acompañar el final de las oraciones gramaticales es una de las pistas más fiables de que nos encontramos ante un lugar de transición pertinente; mientras que una entonación ascendente al final de una oración no interrogativa, acompañada, por ejemplo, de una aceleración del tempo, o de una elevación del volumen, puede suponer un aviso de todo lo contrario, de incompleción, y por tanto de no posibilidad de cambio de turno. No vamos a hacer un listado de todas las características paralingiiísticas y de su función en el intercambio de turnos de palabra; baste apuntar que en principio los recursos enfáticos, como elevación de volumen, entonación ascendente, aceleración del tempo, pronunciación cuidada, etcétera, tienden a avisar de la intención de no abandonar los turnos de palabra; mientras que los recursos no enfáticos, como el descenso del volumen, la entonación descendente, la desaceleración del tempo, la pronunciación descuidada, etcétera, avisarían de lo contrario. En ocasiones, para evitar que su intervención provoque un solapamiento, los oyentes emiten una serie de avisos de próxima toma de turno, en forma de sonidos inarticulados (por ejemplo sonidos nasales, tipo mmm), chasquidos, carraspeos, respiraciones sonoras, etcétera. En cualquier caso, tendremos que analizar en cada situación las diferentes (inabarcables) incidencias del paralenguaje en las transiciones de los turnos de palabra.
T R A N S I C I O N E S CON SOLAPAMIENTO
Se puede considerar a los solapamientos (como a los silencios) como "transiciones marcadas", al menos en el intercambio de turnos de palabra en las situaciones coloquiales en la cultura mediterránea septentrional. En principio, un solapamiento no puede durar más allá de unos pocos segundos sin que se produzca una "situación violenta". Consideraremos como solapamientos exclusivamente aquellos casos en los que dos intervenciones coinciden en el tiempo y ambos interlocutores pretenden tomar (el oyente) o no abandonar (el hablante) el turno de palabra. N o suponen solapamiento las expresiones que emiten los oyentes, articuladas o no, como continuadores, etcétera, que pueden coincidir con las palabras del hablante, pero sin pretensión de toma de turno de palabra. Tampoco consideramos solapamientos las intervenciones corales en las que dos o más interlocutores comparten un
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mismo turno emitiendo las mismas expresiones o expresiones diferentes pero relacionadas de forma contrapuntística. Por tanto, tal y como concebimos el solapamiento se trata de una "lucha" por el turno de palabra, en la que intervienen datos verbales, no verbales (que no comentaremos ahora) y, sobre todo, paralingüísticos, similares a los que comentábamos a propósito de las transiciones sin solapamiento, pero de manera más exagerada. Entre los datos verbales podemos citar las peticiones explícitas de paso que, dado lo "violento de la situación", suelen incluir alguna forma de cortesía (por ejemplo, no no, perdona Manolo, pero...). También es habitual emplear "incompletadores" como los que antes apuntábamos, como pero o y, etcétera; pero en este caso, prácticamente sin valor adversativo o copulativo, sencillamente como una forma de ocupar un tiempo verbal y hacerse cargo del turno de palabra. Igualmente es habitual que durante los solapamientos, sobre todo si son muy "violentos", se produzcan "distorsiones" fonológicas y sintácticas: es decir, que en su afán por hacerse con el turno de palabra los interlocutores pronuncien de forma descuidada e incorrecta, o produzcan "medias palabras", alargamientos vocálicos, o repeticiones de sílabas, como: la gosolin, laaa gaso, la gasolina; o emitan palabras fuera de su lugar estructural, con repeticiones, y con ausencia de concordancia o de nexos, como en: porque rojo, rojo, ella, sus pestañas eran rojas. Sin embargo, son los rasgos paralingüísticos los que juegan un papel más determinante en la resolución de los solapamientos. Las características enfáticas, respecto al volumen, velocidad, tono, etcétera, que antes comentábamos, pero en este caso de forma mucho más marcada, suelen acabar determinando qué interlocutor se hace con el turno de palabra; mientras que aquel que acaba perdiendo el turno suele anunciar su abandono del solapamiento mediante los rasgos opuestos: descenso de volumen, pronunciación descuidada, entonación descendente, etcétera.
T R A N S I C I O N E S CON SILENCIO
Finalmente, la tercera posibilidad, el silencio, es la forma más marcada, más comprometida, en las conversaciones cotidianas en la cultura mediterránea septentrional, que es una de las que peor "soporta" los silencios entre turnos. Es difícil establecer con precisión cuál ha de ser la duración de un silencio para que se considere significativo, pero en conversaciones cotidianas, a partir de unos dos segundos (o incluso menos) se considera que se ha producido un silencio susceptible de cambio de turno, un silencio del que debe "hacerse cargo" alguno de los interlocutores. En principio puede tomar posesión del silencio o bien el que era
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hablante hasta el momento o bien alguno de los oyentes, y pueden hacerlo con una aportación informativa, o sencillamente repitiendo parte de las últimas palabras o emitiendo algunos sonidos no articulados, previos a la aportación de alguna información. Los interlocutores pueden igualmente rechazar expresamente los silencios, apelando a otro interlocutor, o expresando conformidad con lo dicho anteriormente. Dado lo comprometido de los silencios, si este se alarga en exceso y nadie se hace cargo del turno, alguno de los interlocutores puede comenzar la fase de pre-despedida, dando por terminada la conversación. En estas situaciones de silencio comprometido juega un papel fundamental el lenguaje no verbal, especialmente la desviación de la mirada (piénsese en las situaciones en las que compartimos ascensor con un vecino con el que no tenemos nada de que hablar), como comentaremos más adelante.
2.3.2. Estructura de Ia conversación Los fenómenos relacionados con la estructura conversacional, con la distribución "macrotemporal" en general, son relativamente más sencillos de describir e interpretar que los referidos a la distribución "microtemporal". A propósito de la estructura de la conversación hemos de prestar especial atención a su ubicación en el tiempo absoluto (del calendario, del reloj), su duración, sus fases, y el tránsito entre estas. Para la posterior interpretación de los valores sociales nos interesará saber igualmente, como es natural, a cuántos y a quiénes afectan estas distribuciones temporales. En primer lugar hay que precisar si la situación ha surgido de manera espontánea, si se cumple con cierta periodicidad, si esa periodicidad es regular en cuanto a días y horas 62 , y si los periodos son largos o breves (anuales, diarios...). Muy relacionada con la ubicación de la situación en el tiempo absoluto, está la cuestión de su duración; aunque pueda haber bastantes excepciones, en general cuanto más regular sea la celebración más posibilidades habrá de que tenga una larga duración (en ocasiones de varios días o semanas), y que esta duración esté establecida de manera más regular. Igualmente, y aunque tampoco se pueda establecer una equivalencia estricta, también es esperable que cuánto más regular sea la celebración de la interacción, esta esté estructurada en más fases, estas fases estén más netamente diferenciadas las unas de las otras, y cuente con unas
f2
N a t u r a l m e n t e , por pura " f í s i c a c o m u n i c a t i v a " , cuanta m á s gente participe, m a y o r habrá
d e ser su regularidad.
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transiciones más explícitas entre fase y fase. De igual manera hay que analizar si alguno de los interlocutores tiene la potestad para marcar el final de una fase y el comienzo de la siguiente. Un modelo a partir del cual se puede contrastar la situación analizada es el de la estructura tripartita, habitual en las conversaciones cotidianas en la cultura mediterránea septentrional63. Una conversación de este tipo presenta en primer lugar una secuencia marco de apertura, a continuación una o varias secuencias temáticas, y finalmente una secuencia marco de despedida. Pueden darse, obviamente, situaciones mínimas en las que sólo haya un saludo/despedida, sin intercambio informativo; mientras que el caso contrario, la ausencia de secuencias de saludo y/o despedida tienen, como en su momento veremos, algunos de los significados sociales más importantes. En cuanto a los saludos y despedidas hay que prestar atención a su duración, si se limita a las frases típicas de saludo y despedida o si hay intercambio de información personal, familiar, laboral, etcétera64. Muy significativo también en los saludos y despedidas es el lenguaje no verbal, que trataremos en el capítulo siguiente. En cuanto a la parte temática hay que analizar su duración (absoluta, y relativa a la duración de las secuencias marco), y si se dan una o varias secuencias temáticas65. Finalmente, hay que analizar la cuestión de los tránsitos entre secuencias (entre temáticas, y entre temáticas y marcos): si son similares a los simples tránsitos entre turnos, con los correspondientes rasgos verbales, paralingüísticos y no verbales, acompañados además de otros rasgos de carácter discursivo, como cambiar de tema manteniendo alguna correferencia, o a partir de una comparación o enlace temático; o si los tránsitos están más nítidamente marcados, mediante expresiones que indican de manera explícita el paso de una secuencia a otra (por ejemplo: oye, por cierto, hablando de todo un poco, cambiando de tema, pues nada, pasamos a...). 2.3.3. Ejemplo de análisis de la distribución del tiempo Presentamos a continuación un breve fragmento de conversación a partir del cual podemos ejemplificar algunos de los aspectos del análisis formal de la toma de
63
Véase Gallardo (1996: 127 y ss.).
64
Estos aspectos también se podrían analizar en el apartado dedicado a la máxima de con-
tenido. 65
Gallardo (1996: 127 y ss.) ofrece una amplia clasificación de los tipos de secuencias temá-
ticas, y de sus formas de articulación; aspecto que cae ya fuera del objetivo del presente trabajo.
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
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turnos que acabamos de comentar. Al tratarse de un breve fragmento, extraído de una tertulia radiofónica, no vamos a analizar aspectos referidos a la estructura de la conversación, y nos vamos a centrar en la toma de turnos. El análisis de la conversación exige un tipo de transcripción que sea lo más exhaustivo posible en cuanto a las características sonoras, de manera que no tengamos que acudir constantemente a la audición de la grabación. Por desgracia aún no existe uniformidad en cuanto a los símbolos empleados en estas transcripciones; nosotros seguiremos el que pensamos que es más comúnmente aceptado 66 . Algunos de los rasgos paralingüísticos, como el volumen, el cuidado en la pronunciación, o la entonación (es decir, la mayor parte de los rasgos que en el esquema sobre el paralenguaje hemos denominado "cualidades primarias"), tienen algún tipo de simbolización gráfica. Mientras que los "calificadores" y "alternantes" (como, por ejemplo, voz gutural, o respiración pronunciada) deben ser explicitados como parte de los "comentarios del transcriptor".
SÍMBOLOS DE TRANSCRIPCIÓN EN ANÁLISIS DE LA CONVERSACIÓN
BUENO: Elevación de tono e intensidad (no se emplean mayúsculas ortográficas) infantil: pronunciación enfática provocación: pronunciación muy cuidada o silabeada : pronunciación rápida, con cambio en la línea melódica ((XXX)): fragmento indescifrable ((reloj)): fragmento dudoso ("respiración"): comentario del transcriptor laaa: alargamiento vocálico eeeh: relleno de silencio mm mm: petición sonora de toma de turno hm hm: asentimiento, conformidad ja ja: risas dijo que [la casa a mí ] me dijo : comienzo y final de solapamiento
66 Un sistema similar, aunque con algunas variantes, es empleado por el grupo Val.Es.Co. dedicado al estudio del español coloquial en la conversación. Véase Briz (2001: 13-14). Para otras variantes véase Payrató y otros (1996).
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= : sucesión inmediata, sin pausa (.): pausa breve pero significativa inferior a 1 segundo (2.5): pausas superiores a 1 segundo t i : entonaciones ascendente y descendente TRANSCRIPCIÓN67
(1) C:... debió ser en enero(.) en enero= (2) A: = yyy eeeh (.) (.) yyyy me parece que lo que ha hecho sadam hussein | (.) o lo que ha hecho últimamente ha sido un poco t (•) CLARO lo digo con la frivolidad loja (.) lógica de que no puede ser así (.) me ha parecido un poco infantil (•) es decir esta provocación (.) eeeh (.) eeeh que ha hecho me parece que que es un poco (.) un poco infantil f porque es como jugar con un pueblo que cualquier dia puede ver eeeh otra lluvia de bombas terribles ¿no?= (3) C: =[otro aspecto incomprensible del problema (.) otro | (4) A: =pero eeeh sí, es] eeeh ENTONCES YO (.) una de las cosas que me gustaría escuchar =eeeh es decir es que sadam hussein eeeh es como una huida hacia delante porque tiene problemas internos y entonces hace este tipo de cosas?=¿por qué hace este tipo de provocaciones que sabe o presume que van a terminar mal para el pueblo iraquí? (.) esas provocaciones SEGÚN TAMBIEN eeeh i o he escuchado a algún experto T (•) no son tan suficientemente graves COMO PARA poner en peligro la la estabilidad de la zona= (5) B: =[depende del experto (.) porque yo he (6) A: como (.) COMO PARA COMO PARA] hacer esta para para que esta cosa tan violenta de hoy ¿no?= [o de lo días= (7) B: mmm mmmm] (8) A: =que vengan Y por decir un último apunte sobreee sobree el caso de gaddafi f los americanos tienen dos preocupaciones VAMOS (.) UNA es evitar que haya un líder que aune toda laaa todo el islamismo, todo eeeh que que puede ser una fuerza importante t (•)= (9) B: = hhmm = (10) A: = Y SOBRE TODO sobre todo =lo que apuntaba lo último ignacio = que ESE líder además tenga una potencia militar 1 = (11) B(?): = ("respiración fuerte") =
67
En este caso, para su posterior comentario, hemos numerado las intervenciones.
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(12) A: = Y Y Y (.) y nuclear fuerte [como i (13) B: sí sí YO] = josé luis yo creo que sin embargo el peligro del islamismo está más en IRÁN (.) que en irak = es decir yo por eso sigo (.) sin saber exactamente cuál fue la razón última por la que al final se dejó al señor sadam hussein ahí porque tenían eeeh te mejor oportunidad que la que tuvieron para terminar con= =[sadam hussein no la tuvieron i (14) C: imposible no no]= (15) A: =PERO [Aprobablemente (.) precisamente> (16) D: BUENO PERO] (17) A: = (18) C: =[exactamente | (19) D: = PERO PERO] (.) no no (20) A: mmm mmm] (21) D: =ahí hay una contradicción el sur de irak es el sur chiíta = (22) B: = hhmm hhmm=
Como se puede comprobar, pese a ser una tertulia radiofónica, con moderador, y en un ambiente hasta cierto punto formal, el intercambio de turnos de palabra presenta una dinámica muy coloquial, casi sin silencios y con abundantes solapamientos. En la intervención (2) el interlocutor emplea nexos "incompletadores" y alargamientos vocálicos, además de completar argumentativamente la intervención del anterior interlocutor. En su preocupación por mantener el turno de palabra emplea abundantes anticadencias tonales en los posibles lugares de transición, y acelera el tempo en los comentarios adicionales, en los que matiza algún tipo de información. A raíz de la muletilla ¿no?, de A, que puede interpretarse como una cesión de turno, en (3) C intenta tomar el turno, pero ante el solapamiento de A, C abandona con una entonación descendente. El solapamiento de A en (4) incluye alargamientos vocálicos, nexos "incompletadores", ruptura sintáctica, y finalmente elevación del volumen. A lo largo de esta intervención A emplea varias preguntas retóricas que podrían interpretarse como lugares de transición; para no perder el turno en estos casos acelera la siguiente frase, y en ocasiones eleva el volumen. En (5) B completa de manera argumentativa la última frase de A, y tiene que retirarse súbitamente ante el solapamiento de A. El solapamiento de A en (6) se produce mediante repeticiones, ruptura de la estructura sintáctica y, sobre todo, elevación del volumen.
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En (7) aparece un típico solapamiento de conformidad, que no produce lucha por el turno de palabra. En (8) A, que ya ve amenazado su turno de palabra, emplea preorganizadores, explicitando cuántas partes va a tener su intervención. En (11) B realiza un aviso de asalto, mediante una respiración nasal muy marcada. En (12), ante el solapamiento, A se retira con una marcada entonación descendente y una pronunciación poco cuidada. El solapamiento de B en (13) se resuelve con elevación del volumen y petición explícita del turno con una apelación a su interlocutor. De (14) a (19) se producen solapamientos con nexos "incompletadores", repeticiones, rupturas sintácticas, aceleraciones del tempo y elevaciones del volumen. En (19) además se pide explícitamente el turno, con una expresión de cortesía y (posiblemente) una apelación directa.
2.3.4. La distribución del tiempo: esquema
descriptivo
En resumen, y de forma esquemática, estos serían los aspectos (siempre sujetos a revisión y ampliación) de la distribución temporal que pueden transmitir valores sociales, y que, por tanto, hemos de tener en cuenta a la hora de describir una determinada interacción comunicativa:
D I S T R I B U C I Ó N TEMPORAL
• Toma de turnos de palabra: - Turnos libres o predeterminados. - Transiciones sin silencios ni solapamientos: • Pistas verbales: apelaciones directas, pares adyacentes (con respuesta preferida o no), compleción sintáctica, semántica y argumentativa, continuadores, incompletadores, preorganizadores. • Pistas paralingüísticas: compleción entonativa, cualidades primarias enfáticas, avisos inarticulados de asalto. - Transiciones con solapamiento: • Pistas verbales: turnos corales, peticiones de paso, distorsiones fonológicas y morfosintácticas.
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• Pistas paralingüísticas: cualidades primarias especialmente enfáticas (ataques), o difuminadas (retiradas). - Transiciones con silencio: duración, rellenos informativos y paralingüísticos, pre-despedidas. • Estructura de la conversación: - Ubicación en el tiempo absoluto (predeterminada o no, dirigida por un participante o no): días y horas de comienzo y finalización, duración, periodicidad. - Secuencias (predeterminadas o no, dirigidas por un participante o no): número, diferenciación y presencia de secuencias temáticas y marcos, transiciones marcadas o no entre secuencias.
2.4. La distribución del espacio Por definición, toda interacción comunicativa cara a cara se desarrolla en un espacio que deben distribuirse los participantes; distribución que abarcaría lo que conocemos como "lenguaje no verbal", y que puede transmitir una amplia serie de valores socio-comunicativos 68 . La primera cuestión con la que se enfrentan los estudiosos de un ámbito tan novedoso como el de la comunicación no verbal es el de establecer sus límites. Algunos trabajos dedicados monográficamente a la comunicación no verbal se centran muy específicamente en los signos producidos con las manos; mientras que otros abordan todas las partes del cuerpo, el tacto, el olfato, las ropas y adornos, la decoración, la distribución espacial arquitectónica, el tiempo, etcétera. Nosotros nos centraremos en general en los datos percibidos visualmente (eventualmente con refuerzo táctil u olfativo, derivados de la cercanía espacial), con especial atención a los que tienen su origen en las diferentes partes del cuerpo. De manera algo arbitraria, y por establecer
68
Y, c o m o siempre, psicológicos, que, de hecho, han ocupado la mayor parte de estudios del lenguaje no verbal. N o hay que olvidar tampoco los aspectos de mera "física comunicativa". Por ejemplo, a la hora de analizar la distancia a la que se sitúan los interlocutores hay que tener en cuenta el nivel de ruido en el ambiente, y c ó m o este condiciona la audición. Algunas manifestaciones del lenguaje no verbal, por ejemplo el lenguaje de signos de los sordos, puede servir igualmente c o m o medio de transmisión de información referencial; tema que no abordaremos.
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FRANCISCO RAGA GIMENO
una cierta distinción en el amplio campo del lenguaje no verbal, podemos hablar de datos "microespaciales" y "macroespaciales". Los primeros estarían referidos a los aspectos comunicativos directamente relacionados con el cuerpo: rostro, ojos, boca, manos, posturas del cuerpo, movimientos del cuerpo, etcétera. Los segundos se ocuparían de los datos del espacio que envuelve a los interlocutores: si es abierto o cerrado, la distribución global estática de los interlocutores, los objetos que hay en el lugar, las ropas y adornos, etcétera. En general, podríamos decir que los datos macroespaciales serían aquellos que los interlocutores, salvo casos muy excepcionales, no pueden alterar a lo largo de la interacción. ¿Qué grado de precisión debe presentar el análisis formal de los datos del lenguaje no verbal? La pregunta tiene una respuesta aparentemente sencilla, pero, una vez más, subjetiva: el grado que los interlocutores percibamos como significativo en la transmisión de valores sociales. El problema, obviamente, consiste en determinar ese grado. Si nos centramos, por ejemplo, en la cuestión de las distancias, podemos afirmar que el hecho de que los interlocutores se sitúen a medio metro o a un metro y veinte centímetros es socialmente significativo; igualmente, podemos afirmar que no es significativo que los interlocutores se sitúen a un metro y cuarenta o un metro y cincuenta centímetros. Pero, ¿es significativo que se sitúen a treinta o cincuenta centímetros?, ¿dónde está el límite? Obviamente no podemos saber a priori dónde está dicho límite, ni este va a ser percibido de igual manera por todos los participantes en todas las situaciones. En general nos conformaremos con el siguiente principio casi tautológico, y que venimos aplicando al resto de dimensiones comunicativas: cuanto más evidentes y perceptibles sean los datos no verbales, o espaciales en general, mayor carga de funcionalidad social tendrán; y cuanto más imperceptibles, más tenderán a interpretarse en términos individuales, psicológicos, emocionales. Es decir, si una diferencia entre una distancia de medio metro o metro y medio se podría interpretar en términos de grados de respeto, una diferencia entre una distancia de treinta o cincuenta centímetros se podría interpretar en términos de una mayor o menor timidez de alguno de los interlocutores. En cualquier caso, tampoco se trata de un límite excluyente. No se trata de que a partir de ese punto los matices sean sólo significativos a nivel psicológico o sólo a nivel social, sino que a partir de ese límite dominan los valores psicológicos o los valores sociales, o que hay una mayor tendencia a interpretarlos psicológicamente o socialmente. Por otro lado, como veremos en el capítulo dedicado a la interpretación de los datos comunicativos, lo que en una cultura tiene una clara significación social, en otra se interpreta en términos psicológicos; de ahí los estereotipos etnocéntricos del tipo: los chinos son desconfiados, o los marroquíes son entrometidos. En definitiva no es sólo que los límites entre nuestro yo individual y nuestro yo social
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
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sean más o menos difusos o inaprensibles, es que además, tales límites varían de una cultura a otra. Cada sociedad "limita" al individuo de una manera diferente. En consonancia con lo que acabamos de comentar, no resulta extraño que en general los datos macrosociológicos hayan recibido un tratamiento de tipo más sociológico o antropológico 69 , y los microsociológicos, los referidos al lenguaje no verbal, hayan recibido análisis de tipo más psicológico 70 ; aunque, como venimos comentando no se trata en absoluto de ámbitos que exijan tratamientos excluyentes. De hecho, una de las escuelas más influyentes en el estudio de la comunicación, como es la de Palo Alto, o la microsociología en general, se ha caracterizado no sólo por prestarle una especial atención al estudio del lenguaje no verbal, y a su interacción "orquestal" con el resto de dimensiones comunicativas, sino por dar un tratamiento a estos datos no verbales que compagina la interpretación psicológica con la sociológica 71 . En los últimos tiempos han aparecido algunas propuestas de sistemas de transcripción de los datos del lenguaje no verbal 72 ; sin embargo, dado el escaso consenso en torno a los mismos (además de su cuestionable operatividad), seguiremos empleando una descripción verbal de tipo coloquial.
2.4.1.
Datos
macroespaciales
Al igual que con el resto de dimensiones comunicativas, pero en este caso de manera más evidente, no vamos a presentar una lista detallada de todos los datos macroespaciales a los que debemos prestar atención al analizar una situación comunicativa. En primer lugar porque resultan muy explícitos los valores socia-
69
En general, de los aspectos macroespaciales se han ocupado los antropólogos, especial-
mente desde el ámbito de la etnografía de la comunicación y, sobre todo, a propósito del análisis de situaciones de carácter ritual. Véanse las referencias que anteriormente apuntábamos al tratar los aspectos macrotemporales. Sobre los ritos véanse, por ejemplo, los trabajos de Turner (1967), Cazenauve (1971), o Díaz (1998). 70
D e los aspectos microespaciales se han ocupado especialmente los autores relacionados con la psicología social, en muchas ocasiones, con fines terapéuticos. Los trabajos de este tipo han derivado incluso en una abundante bibliografía de carácter divulgativo, en forma de "instrucciones para triunfar" en la vida, en el mundo de los negocios o en el de las relaciones interpersonales. Véase, por ejemplo, Pease (1981). 71
Autores ligados más o menos estrechamente a la Escuela de Palo Alto serían: GofFman, Bateson, Hall, Birdwhistell, Condon, Kendon, o Watzlawick. V é a s e W o l f ( 1 9 7 9 ) , Winkin ( 1 9 8 1 ) o Watzlawick y otros (1967). 72
V é a s e Kendon (1990: 124), o Poyatos (1994b).
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les que implica una determinada forma de vestir, o que alguno de los interlocutores se encuentre subido a una tarima, o que existan zonas "sagradas", o destinadas exclusivamente a un interlocutor, con lo cual tampoco hace falta incidir demasiado en el asunto. En segundo lugar porque la lista de aspectos macroespaciales que se pueden tener en cuenta es prácticamente inabarcable. En cualquier caso, es evidente que a la hora de analizar una determinada situación comunicativa tendremos que tener en cuenta cuestiones como: si el lugar donde se celebra la situación comunicativa es público o privado, si es abierto o cerrado, si es fijo o variable, el tamaño, la distribución espacial global de los participantes (los ejes transversal, longitudinal y vertical), la luz, la decoración, el mobiliario, los símbolos (cruces, imágenes, banderas...), las ropas, etcétera. Por otra parte, como precisaremos más adelante, resulta evidente que los datos macroespaciales cobrarán mayor protagonismo y mayor significación cuanto más carácter ritual presente la situación comunicativa en cuestión.
2.4.2.
Datos microespaciales: el lenguaje no verbal
Por lo que respecta al microespacio, del que se ocupan propiamente los estudios sobre lenguaje no verbal, tendremos que tener en cuenta diferentes dimensiones que, como venimos comentando, se manifiestan de forma orgánica, coordinadas entre sí73. En primer lugar (y en la frontera entre lo macro y lo microespacial 74 ) tendremos que prestar atención a los datos proxémicos, a las distancias que se registran entre los interlocutores, y cómo se mantienen o alteran a lo largo de la interacción. En principio podemos tomar como punto de referencia las clasificaciones propuestas por Hall75 para la cultura norteamericana, en las que introduce igual73
Al igual que con las dimensiones macroespaciales, temporales y verbales.
74
En nuestra clasificación se tratarían en el microespacio las distancias relativas entre los diferentes interlocutores, alterables a lo largo de la interacción, mientras que se tratarían en el macroespacio las ubicaciones preestablecidas que les corresponden a los interlocutores en el conjunto del espacio comunicativo. Por ejemplo, consideramos un dato macroespacial el hecho de que ningún alumno sitúe su silla encima de la tarima; y consideraríamos un dato microespacial el hecho de que el profesor imparta la clase paseándose entre los asientos de los alumnos. 75
Hall ha sido sin duda el autor que más específicamente se ha ocupado d e las cuestiones p r o x é m i c a s . V é a s e Hall ( 1 9 6 1 , 1966, 1976), donde además, c o m o v e r e m o s en posteriores capítulos, aborda la cuestión de las diferencias proxémicas que se registran entre culturas. Las propuestas de Hall aparecen recogidas en los principales manuales de comunicación no verbal, c o m o los de Richmond y McCroskey (1995), Knapp (1980), o Davis (1971).
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
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mente una propuesta de interpretación socio-comunicativa, que reproducimos pero que no trataremos en profundidad en este apartado: (a) Distancia íntima, ( a l ) Modo cercano, de contacto, propio de la lucha cuerpo a cuerpo, o de las relaciones sexuales. (a2) Modo alejado, de 15 a 40 centímetros: lo que se conoce como la "burbuja personal", en la que se perciben los olores, y las voces susurradas. (b) Distancia personal, (bl) Modo cercano, de 45 a 74 centímetros: se perciben nítidamente los gestos; a esta distancia puede situarse la esposa o esposo, pero no otros hombres o mujeres. (b2) Modo alejado, de 75 a 125 centímetros: se percibe bien un volumen normal de voz, y es propio de conversaciones en la calle entre individuos sin estrecha relación. (c) Distancia social, (el) Modo cercano, de 1,25 a 2,10 metros: se perciben las voces plenas, y suele darse en negociaciones impersonales, relaciones profesionales de oficina. Normalmente no incluye contacto físico, y puede haber por medio obstáculos como mesas o mostradores. (c2) Modo alejado, de 2,10 a 3,60 metros: se precisa un mayor volumen de voz, y suele implicar una marcada distancia social entre los interlocutores (tipo: jefe-empleado), o un alto grado de confianza (tipo marido y mujer en su salón). (d) Distancia pública, (di) Modo cercano, de 3,60 a 7,50 metros: se da cuando los interlocutores son una colectividad, y el locutor juega un papel institucional (tipo profesor-alumnos). (d2) Modo alejado, a 7,50 metros o más: con esta distancia se solemniza el papel social del locutor, que puede ser un político, un sacerdote, etcétera. En general, por tanto, a la hora de analizar una interacción comunicativa tendremos que prestar atención a las distancias que mantienen los diferentes interlocutores entre sí (medidas en centímetros o en unidades corporales: palmos, brazos...), las variaciones que se producen a lo largo de la situación, las reacciones de los interlocutores a las aproximaciones o alejamientos, etcétera. Además, obviamente, tendremos que precisar cómo interactúan los fenómenos proxémicos con el resto de fenómenos espaciales, temporales y verbales. El contacto físico, que supondría el grado máximo de cercanía, ha sido objeto de abundantes estudios, debido a sus importantísimas implicaciones sociocomunicativas. De hecho, se ha llegado a plantear la clasificación cultural bipartita: culturas de contacto versus culturas de no contacto. Algunos autores hablan de catorce tipos básicos de contacto físico: dar o chocar las manos, guiar a alguien acompañándolo, palmada, ligar los brazos, abrazos de hombros, abrazo
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FRANCISCO RAGA GIMHNO
total, mantener la mano del otro, el abrazo de cintura, besos, tocar la cabeza con la mano, tocarse las cabezas, caricias, llevar a cuestas, ataque fingido 76 . Además de los tipos o zonas de contacto, hay que analizar la frecuencia y regularidad de los mismos 77 . Por tanto, al analizar una situación comunicativa tendremos que observar si se producen contactos físicos o no entre los interlocutores, y si se producen, si son recíprocos o no, la intensidad y duración de los mismos, qué zonas se ven implicadas en el contacto (si se trata de una zona de contacto habitual en esa cultura o no...), y la reacción de los participantes al mismo (reciprocidad, rechazo, tensión, indiferencia...). Muy relacionada con los aspectos macroespaciales y proxémicos, está la cuestión de las posturas relativas que adoptan los cuerpos durante las interacciones. Además del grado de cercanía entre los cuerpos se pueden tener en cuenta los siguientes aspectos: (a) el grado de relajación de las posturas corporales 78 ; (b) si son incluyentes o excluyentes: si incorporan o bloquean a alguno de los interlocutores, dándole la espalda, creando grupos cerrados muy próximos, o mediante posturas excluyentes, como situar un brazo entre los interlocutores 79 ; (c) si son cara a cara o en paralelo (o de 90 grados, en forma de "ele"), (d) si son congruentes o divergentes: si los interlocutores adoptan una postura similar (que muy frecuentemente llega a manifestarse en auténticos "espejos"), o no. A medio camino entre los estudios sobre la proxémica y sobre las posturas se encontrarían los estudios acerca de las distintas formaciones de grupos durante la interacción. A este respecto hay que analizar 80 si los grupos se conforman siguiendo un patrón igualitario (por ejemplo, un círculo, un triángulo, un cuadrado), o si se focalizan en alguno de los interlocutores (por ejemplo, alguien que
76 Morris (1971, 1977) habla de 457 posibilidades de contacto físico, que podrían ser reducidos a estos 14 tipos. Véase Richmond y McCroskey (1995: 149-154). 77 Autores como Argyle (1975), han llevado a cabo análisis precisos, basados fundamentalmente en encuestas, acerca de la frecuencia con que son tocadas la diferentes partes del cuerpo, dependiendo del tipo de relación entre las personas implicadas (familia, sexo, amistad...). Barnlund (1975) realizó un estudio similar comparando los datos de la cultura estadounidense y la japonesa. Véase Knapp (1980: 215 y ss.). 78 Para la cuestión del grado de relajación corporal véase Mehrabian (1972, 1981), con un enfoque marcadamente psicológico. Para el resto de datos véase Scheflen (1964, 1972). Ambos trabajos aparecen reseñados en Richmond y McCroskey (1995: 66 y ss.). 79 A este respecto, Kendon (1990: 153-208) ha analizado la tendencia natural en determinados saludos a adoptar posturas excluyentes y defensivas, como colocar un brazo delante del cuerpo. so Seguimos básicamente la propuesta de Kendon (1990: 209-238).
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
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preside una mesa, un profesor ante los alumnos); si la formación que se crea es más o menos estable, si por ejemplo, el espacio central, o los espacios circundantes son más o menos inviolables; si a lo largo de la interacción se producen cambios de focalización, desfocalización o reorganización cuando alguien se incorpora o sale de la formación, etcétera. Siguiendo en nuestra progresión hacia los aspectos más microespaciales, hemos de centrarnos en la expresividad de las manos. Las manos son con toda seguridad el elemento que presenta una movilidad más evidente en el conjunto de la comunicación no verbal, movilidad de la que se ocupa la kinesis o cinésica. Evidentemente, en los movimientos intervienen igualmente otras partes del cuerpo y del rostro, pero la gran mayoría de estudios sobre kinesis se han centrado especialmente en las manos. Como comentábamos, a medida que nos ocupamos de matices más sutiles, nos encontramos con análisis más precisos 81 , como el ya clásico de Ekman y Friesen (1969) a propósito de la gestualidad manual y corporal durante la interacción, y en cuya clasificación (basada en realidad en las diferentes funciones que cumplen los datos kinésicos) nos vamos a detener. Se pueden distinguir cinco tipos de gestos: emblemas, ilustradores, reguladores, expresiones de afecto y adaptadores. Los emblemas son gestos independientes del habla, y que tienen una traducción verbal directa, como por ejemplo, el signo "OK" con el dedo pulgar levantado, o encogerse de hombros. Los ilustradores son gestos y movimientos estrechamente ligados al habla oral y que sirven para "ilustrar" lo que se dice; son intencionales, no pueden aparecer solos, sin datos verbales. Hay ilustradores que sirven para aclarar lo dicho, como cuando se dice pesqué un pez así de grande, indicando el tamaño con las manos; otros para enfatizarlo, como expresar en primer lugar, en segundo: marcándolo con los dedos. Los reguladores, menos intencionales, actúan como signos de puntuación visuales. Se trata de gestos con las manos, ojos, cabeza, que coinciden con el final de determinadas unidades sintácticas y que posibilitan que los interlocutores tengan más claro si se trata de un momento en el que se puede intercambiar el turno de palabra. Las expresiones de afecto consisten en gestos manuales y faciales, posturas, formas de andar, etcétera, que expresan sentimientos o estados de
sl
Birdwhistell ( 1 9 5 2 ) , inspirándose en las unidades de la lingüística estructural, c o m o
fonema, alófono, morfema, etcétera, propuso un sistema de notación con unidades c o m o los kines, alokines, kinemas, k i n e m o r f e m a s . Lo cierto e s que, por su escasa operatividad, esta propuesta de análisis basada en las unidades estructurales lingüísticas no tuvo apenas repercusión. El lenguaje verbal admite un análisis en unidades discretas combinables, que lo continuo del lenguaje no verbal dificulta en gran medida. El m i s m o escaso éxito obtuvo el intento de análisis formal de otros autores, c o m o Bouissac. Véase Freedman (1981).
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FRANCISCO R A G A G I M E N O
ánimo; se puede reprimir o disimular. Los adaptadores son los gestos menos intencionales; suelen estar motivados por las tensiones que puede originar la interacción comunicativa, y consisten en tocarse, rascarse o apretarse partes del cuerpo (u otros objetos), precisamente para canalizar dicha tensión82. Por tanto, en general tendremos que analizar si los movimientos manuales (o dominantemente manuales, con los movimientos corporales y faciales que puedan reforzarlos, complementarlos o contradecirlos) transmiten tensión o relajación (especialmente los adaptadores, pero también el resto de gestos), si los datos verbales van acompañados (o incluso casi sustituidos) por gestos, especialmente ilustradores, que los refuerzan expresivamente. Estos refuerzos pueden tener incluso un componente agresivo, defensivo o afectivo hacia el resto de los interlocutores; en este sentido habrá que ver la amplitud de los movimientos de las manos, si se separan del cuerpo, si sobrepasan la cabeza, si invaden los espacios de los otros interlocutores, si las manos aparecen ocultas entre las ropas, etcétera. Teniendo en cuenta que nos interesa especialmente la interacción integral de las diferentes dimensiones de la comunicación, tendremos que prestar especial atención a los reguladores, a los gestos que "puntúan" el flujo verbal, y facilitan la distribución temporal de la interacción: si se dan o no este tipo de gestos, si son muy explícitos, etcétera. Obviamente, tendremos que analizar si los gestos de un determinado interlocutor son secundados por el resto de interlocutores, si los participantes en una determinada situación presentan "sintonía gestual" 83 . Esta sintonía gestual consiste en que a los movimientos (en ocasiones casi imperceptibles) de uno de los interlocutores responden los otros interlocutores con otro gesto de manera casi simultánea. Este otro gesto no tiene por qué ser una imitación ni implicar las mismas partes del cuerpo; por ejemplo, cuando un interlocutor se acicala el pelo el otro puede ajustarse las gafas 84 . Para concluir, tendremos que analizar el rostro en general, y los ojos en particular, que trataremos en último lugar. Como era de esperar, los aspectos expre-
82
Poyatos (1994a: 185-221) propone, a partir de la clasificación de Ekman y Friesen, una amplia serie de subclasificaciones que no acaban de aportar demasiado a los propósitos del presente trabajo. Por ejemplo, dentro de los adaptadores distingue entre autoadaptadores, alteroadaptadores, y objetoadaptadores, dependiendo de si nos tocamos, tocamos a otros, o tocamos algún objeto. 83 Este fenómeno ha sido especialmente estudiado por Condon (1968,1982). Véase Davis (1971: 133-147). 84 Como señala Kendon (1990: 91-116), estas "sincronías interaccionales" suelen intensificarse, una vez más, en los momentos en los que se produce (o se puede producir) un intercambio de turnos de palabra.
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sivos del rostro se han analizado especialmente a propósito de la transmisión de sensaciones; a este respecto hay que destacar la "Facial Affect Scoring Technique"85, que separa el rostro en tres franjas: la de la frente y las cejas, la de los ojos, y la de las mejillas, nariz y boca; y analiza cómo interviene cada franja en la expresión de las seis emociones básicas: tristeza, felicidad, enfado, sorpresa, disgusto y miedo. Es innegable que las expresiones faciales sirven fundamentalmente para transmitir determinadas emociones, pero esto no significa que no jueguen igualmente un papel decisivo en la transmisión de valores sociales, ya que comunican a los interlocutores cuáles son las expectativas respecto a la interacción, el grado de disponibilidad, el tipo de interacción que se puede esperar, etcétera 86 . Es decir, que las emociones transmitidas facialmente pueden indicar (estar motivadas por) una serie de valores sociales; pero además existen gestos faciales que poseen una clara carga social específica, como ocurre con determinadas sonrisas. Así pues, además de los ojos, que trataremos a continuación, tendremos que analizar la expresividad del rostro, especialmente las cejas y la boca, cómo se coordinan entre sí y con el resto de elementos espaciales, verbales y temporales, así como la correlación entre la gestualidad de los diferentes participantes. Venimos comentando que cuanto más sutiles o imperceptibles son los datos no verbales tienen menor valor social y mayor valor psicológico. Los datos referidos a los ojos, pese a su reducido tamaño, no pueden considerarse en absoluto imperceptibles, ya que son con toda seguridad la parte del cuerpo que atrae más la atención durante la interacción; esto hace que sean uno de los elementos más importantes (si no el más importante) de la comunicación no verbal, no sólo desde el punto de vista psicológico, sino también social. Los análisis de los ojos se han centrado más en sus funciones que en la descripción de las posibilidades formales. Contamos con algunos interesantes estudios 87 centrados en la cantidad de tiempo durante la que se miran los interlocutores, que en el caso de la cultura estadounidense sería de un 80% para el que escucha y un 50% para el que habla. Naturalmente, estos tantos por ciento pueden variar muchísimo dependiendo de las características sociales (y emotivas) de la interacción. Por otro lado, los cruces de miradas (al igual que los gestos manuales, especialmente los "reguladores", y determinadas inclinaciones de
85
De Ekman, Friesen y Tomkins (1971). V é a s e también Ekman y Friesen (1975). Estos
trabajos aparecen reseñados en Richmond y McCroskey (1995: 84-89). 86
Kendon (1990: 150).
87
Kendon (1990: 51-85).
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FRANCISCO RAGA GIMENO
cabeza) juegan un importante papel en el intercambio de turnos de palabra. En general, en la cultura anglosajona, cuando la persona que está hablando quiere pasarle el turno a algún interlocutor, desvía ostensiblemente la mirada al pronunciar las últimas palabras, desviación que, justo sobre el final de la locución, acaba en una mirada fija sobre el interlocutor seleccionado, que a su vez desvía llamativamente la mirada justo en el momento de empezar a hablar 88 . En general, tendremos que analizar si los ojos están abiertos o cerrados, si miran al interlocutor o no; a qué parte del otro miran, si la mirada es mutua o no, la duración de la misma, si coincide con determinadas expresiones verbales; si no lo miran, hacia dónde dirigen la mirada; si están abiertos tendremos igualmente que ver la forma que adoptan: abiertos, entreabiertos, desorbitados, etcétera.
2.4.3. La distribución del espacio: esquema
descriptivo
En resumen, y de forma esquemática, estos serían los aspectos (siempre sujetos a revisión y ampliación) de la distribución espacial que pueden transmitir valores sociales, y que, por tanto, hemos de tener en cuenta a la hora de describir una determinada interacción comunicativa. En todos los casos tendremos que tener en cuenta las interacciones con el resto de datos espaciales, temporales y verbales
D I S T R I B U C I Ó N ESPACIAL
•
Macroespacio: - Espacio público o privado. -
Espacio abierto o cerrado. Espacio fijo (específico) o variable. Tamaño y forma del espacio. Distribución global de los participantes (ejes verticales y horizontales). Luz y decoración. Símbolos. Ropas.
88
Kendon (1990: 51-85).
DESCRIPCIÓN DE LOS DATOS
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• Microespacio: / Grupos: - Patrones igualitarios o focalizados. - Formaciones estables o inestables. - Grupos cerrados o abiertos. - Reelaboraciones de los grupos. / Distancias: - Distancia entre los cuerpos, brazos, cabezas (medidas en centímetros o en unidades corporales: palmos, brazos...). - Variaciones de las distancias durante la interacción. - Reacciones de los interlocutores a los cambios de distancias. / Contacto: -
Contacto o no contacto. Contacto intencional o accidental. Reciprocidad o reacciones al contacto. Duración e intensidad del contacto. Zonas de contacto
/ Posturas: -
Posturas relajadas o tensas. Posturas abiertas o cerradas (agresivas o defensivas). Grado de frontal idad. Semejanzas de las posturas de los interlocutores. Cambios de posturas durante la interacción, y reacciones.
/ Gestos manuales: - Estatismo o dinamismo. - Tipos de gestos: emblemas, ilustradores, reguladores, expresiones de afecto y adaptadores. - Amplitud, duración e intensidad de los gestos. - Gestos relajados o tensos (agresivos o defensivos).
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FRANCISCO RAGA GIMENO
- Reacciones a los gestos. - Sincronía o no de movimientos entre los interlocutores. /
Rostro: - Expresividad facial versus estatismo.
- Expresividad superior y/o inferior: coordinación o descoordinación. - Posiciones de las cejas: forma, duración, intensidad. - Posiciones de la boca: forma, duración, intensidad: especialmente sonrisas y dientes. - Reacciones de los interlocutores: sincronía o no. • Ojos: -
Abiertos o cerrados. Mirada mutua o no: zonas. Desviación de miradas: dónde. Forma (y duración e intensidad) de los ojos.
3.
INTERPRETACIÓN SOCIO-COMUNICATIVA
3.1. Los valores socio-comunicativos 3.1.1. Igualdad v conflicto En el presente capítulo vamos a intentar precisar los diferentes tipos de valores que transmiten los datos comunicativos que hemos venido presentando de forma esquemática en el capítulo anterior. Para ello vamos a comparar entre sí los datos de las situaciones que aparecen descritas íntegramente en el capítulo quinto, y a contrastarlos con descripciones etnográficas de situaciones comunicativas en otras culturas. La mejor forma de comprender cómo funciona en "nuestra cultura" la transmisión de valores socio-comunicativos es analizar cómo lo hace en culturas con diferentes estructuras sociales. Como comentábamos en la introducción, establecer generalizaciones acerca de las formas de comunicar en las diferentes culturas puede llegar a ser, además de muy complicado, éticamente comprometido. Así pues, para evitar caer en los estereotipos, advertimos una vez más que cuando a lo largo del presente capitulo afirmemos, por comodidad, y de forma simplista, que la cultura china o la wolof, o la que sea, presenta determinados comportamientos comunicativos, estaremos afirmando únicamente que en determinado artículo o libro tenemos algún dato que nos indica que algunos chinos, o wolof, de determinada zona y ámbito de China o Senegal, presentan dicho comportamiento. Tales generalizaciones deben considerarse más una excusa para reflexionar sobre las diferentes formas de comunicar los valores sociales que una afirmación sobre una determinada cultura. Para empezar a intentar establecer algún tipo de generalización medianamente fiable tendríamos que contar con estudios sobre las diferentes culturas en los que se analizase de manera integral un buen número de situaciones comunicativas de todo tipo, desde las más coloquiales hasta las más rituales, en las que se combinasen las diferentes variables sociales. Haría falta también profundizar en el análisis de la estructura social de dichas culturas, y en sus condicionantes materiales, históricos, políticos, etcétera. Lo primero que hemos de precisar en este capítulo es a qué valores sociales nos estamos refiriendo. Obviamente, tampoco en este punto vamos a ofrecer un estado de la cuestión sobre las diferentes teorías acerca de los aspectos que caracterizan a los grupos sociales. Nos limitaremos a proponer, desde una perspectiva
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FRANCISCO RAGAGIMENO
propia de la sociología funcionalista clásica 1 , y de la manera más simple posible, dos tipos de valores que se pueden transmitir en las interacciones comunicativas, sin adentrarnos en los valores económicos, políticos, ideológicos, ambientales, etcétera, asociados a los mismos 2 . Siguiendo pues esta línea de simplicidad, podemos decir que, en último extremo, los valores socio-comunicativos que nos interesan se podrían reducir a dos: igualdad y conflicto. Los grupos sociales 3 , además de otros condicionantes (económicos, ambientales, etcétera) cuentan, al menos, con las dos siguientes condiciones organizativas: evitar o resolver los posibles conflictos y distribuir las funciones sociales. Por un lado, un grupo social difícilmente puede funcionar como tal si no cuenta con los medios precisos para evitar o para resolver los conflictos que surjan entre los individuos. Y por otro, en ningún grupo social se da una total equifúncionalidad de sus miembros. Empezando por los determinantes biológicos, como el de la edad, los diferentes miembros de un grupo social son más aptos para unas funciones y menos (o en absoluto) para otras. Es difícil pensar en un grupo social en el que todos los miembros sean equifúncionales. Por tanto, al analizar cualquier tipo de situación, de cualquier cultura, tendremos que tener en cuenta el grado de igualitarismo y el grado de preocupación por el conflicto que se observa en términos generales en dicha cultura, y en particular entre los individuos implicados en la situación. ¿Por qué hemos escogido precisamente estos dos valores sociales? Desde el punto de vista de la macrosociología y de la antropología social se podría argumentar que se trata de valores demasiado limitados y poco específicos. Puede resultar muy reduccionista limitar a la igualdad y al conflicto los valores presentes y pertinentes en los intercambios de un determinado grupo social. Incluso el funcionalismo clásico 4 tiene en cuenta aspectos como las adaptaciones (tecnológicas, económicas, demográficas...) a los factores ambientales, la definición de
1
Del tipo del funcionalismo de Parsons (1951, 1966, 1971), de la teoría del conflicto de Dahrendorf ( 1 9 5 9 ) , o la teoría de los prerrequisitos funcionales de la sociedad de Aberle y otros ( 1 9 5 0 / 1 9 6 7 ) . V é a s e también la propuesta neofuncionalista de Alexander (1985). En el trabajo de Ritzer ( 1 9 9 3 ) aparecen resumidas de forma muy clara todas estas propuestas. 2 En cualquier manual de s o c i o l o g í a o antropología cultural se puede encontrar una ampliación y relativización de las nociones que v a m o s a comentar. Véase por ejemplo Goldthorpe (1968). 3 D e acuerdo con los estudios de etología, esto se aplicaría igualmente, en mayor o menor medida, a un buen número de e s p e c i e s animales, especialmente aquellas más estrechamente emparentadas con la humana. 4 V é a s e por ejemplo Parsons ( 1 9 5 1 , 1966, 1971), o desde un punto de vista más antropológico, Hofstede ( 1 9 8 4 0 22).
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metas y de medios para alcanzarlas, las pautas, valores y normas culturales concretas, el acervo de conocimientos compartidos, los complejos entramados sociales estructurales (que incluyen desde la familia hasta el estado, pasando por la religión y la educación), con sus correspondientes sistemas de control, o incluso los patrones de personalidad 5 . Sin embargo, no hay que olvidar que cuando en el presente trabajo nos refiramos a determinados valores sociales lo haremos atendiendo a su relevancia en el ámbito de los procesos de interacción comunicativa. Como es evidente, la vida social no se basa exclusivamente en una eficiente distribución de funciones sociales, y en la evitación o resolución de conflictos. Detrás de todo grupo social se desarrollan todos los ámbitos que acabamos de mencionar y muchos más; y no sólo se desarrollan, sino que se transmiten a y entre los miembros de dicho grupo. Lo que distingue a los valores de grado de igualdad y de preocupación por los posibles conflictos es precisamente su forma de transmitirse. El acervo de conocimientos compartidos, el sistema de normas culturales, o las metas comunes, por citar algunos casos, suponen una serie de contenidos "sustantivos", "positivos", que en muchas sociedades se han "cosificado" 6 por escrito, y que se transmiten de manera referencial. Difícilmente se pueden transmitir a través de un patrón de turnos de palabra, de un mantenimiento de miradas, o del uso de un giro metafórico. Por el contrario, los grados de igualdad, o de grado de evitación de conflictos, son valores relativos, no sustantivos, que dependen de las circunstancias y participantes de cada situación; y se transmiten de forma "relativa", "interactivamente", a través de los usos verbales, de las características paralingüisticas y de la distribución del tiempo y el espacio 7 . De hecho, como dirían Watzlawick y otros (1967: 51), no se puede no comunicarlos.
5 Collins ( 1 9 8 1 ) comenta que en el fondo todo macrofenómeno se puede traducir a c o m binaciones de eventos micro. Las estructuras sociales pueden traducirse empíricamente a pautas de interacción micro repetitivas. Véase Ritzer (1993: 447). 6 Empleando el término de Marx. Véase Rodríguez (1989). 7 Eso no quiere decir que no se puedan transmitir igualmente de manera referencial explícita (siempre se puede decir: yo soy el jefe). D e hecho, estos "valores relativos" pueden igualmente llegar a "reificarse", en forma de normas escritas. Autores c o m o Bourdieu ( 1 9 8 2 ) o Berger y Luckmann ( 1 9 6 7 ) hablan de la institucionalización c o m o de un proceso histórico de objetivación o cristalización de los patrones s o c i a l e s interactivos. V é a s e C o r c u f f ( 1 9 9 5 ) . Habermas apunta los riesgos de que esta objetivación (en forma de m e c a n i s m o s de poder o económicos) acabe "colonizando" y desvirtuando el ámbito de la interacción, de la libre comunicación. Con vistas a futuros estudios etnográficos, a la hora de "clasificar" las diferentes culturas. habría que añadir, además de los criterios de grado de igualitarismo y de preocupación por el conflicto, el criterio del grado de institucionalización, apoyada en textos escritos.
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De hecho, se podría afirmar que para determinar el grado de igualdad social y de preocupación por el conflicto de una cultura dada es preciso analizar los comportamientos comunicativos que se dan en las interacciones cara a cara en dicha cultura. En realidad, en lugar de afirmar que determinados valores de igualdad y conflicto se corresponden con determinados comportamientos comunicativos, sería más apropiado plantear que valores sociales y comportamientos comunicativos son dos manifestaciones, dos caras, estrechamente interrelacionadas, de una misma realidad cultural 8 . Así pues, no es el objetivo de este trabajo analizar las diferentes "soluciones" que se han dado en las culturas del mundo a la cuestión de la igualdad y el conflicto, ni cómo estas vienen determinadas o se interrelacionan con los factores ambientales, históricos, políticos, etcétera. Lo que nos interesa es analizar cómo estas "soluciones" 9 son transmitidas a los individuos que componen el grupo social. Nos interesa averiguar cómo cada uno de estos individuos sabe, y hace saber, cuáles son los límites a partir de los cuales una situación es susceptible de crear conflicto, y cuáles son los medios que puede poner en funcionamiento para evitar o resolver dicho conflicto; y averiguar cómo cada individuo es capaz de discernir (o establecer) cuál es el grado de igualdad o desigualdad social respecto a los que le rodean, y cuál es el comportamiento comunicativo esperable al respecto.
3.1.2. Los tipos de culturas Como iremos viendo a lo largo de este capítulo, y especialmente a partir de los datos de la cultura mediterránea septentrional, se puede considerar que el grado de preocupación por el conflicto y el grado de igualdad no son valores del todo independientes, y que cuanto mayor sea la igualdad entre los individuos, menor será la preocupación por el posible conflicto; piénsese por ejemplo en lo violento, incluso físicamente, que puede llegar a ser en la cultura mediterránea septentrional un saludo entre dos viejos amigos. Sin embargo, comprobaremos que en las diferentes culturas se dan situaciones que obedecen a las otras tres posibilidades combinatorias: un alto grado de igualdad con un alto grado de preocupación por el conflicto, un bajo grado de igualdad con un bajo grado de preocupación por el conflicto, y un bajo grado de igualdad con un alto grado de preocupación por el conflicto. A pesar de la anteriormente comentada escasez de datos con que
8 9
Volveremos sobre este tema en las conclusiones. Nunca perfectas ni definitivas, y siempre sujetas a cambios históricos.
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contamos a propósito de las interacciones comunicativas en las diferentes culturas, vamos a aventurarnos en uno de los ámbitos más controvertidos de la antropología y la sociología, y vamos a proponer una tipología de culturas 10 , que iremos aplicando a lo largo del capítulo. La clasificación tetrapartita que proponemos se basa en las cuatro posibilidades combinatorias de los dos valores antes apuntados; en si las culturas son más o menos igualitarias, y si son más o menos sensibles, o están más o menos preocupadas por el posible conflicto. Así, tendremos los siguientes cuatro posibilidades": TIPOS DE CULTURAS:
• Tipo A: Alto grado de igualdad y bajo grado de preocupación flicto. • Tipo B: Bajo grado de igualdad y alto grado de preocupación flicto. • Tipo C: Alto grado de igualdad y alto grado de preocupación flicto. • Tipo D: Bajo grado de igualdad y bajo grado de preocupación flicto.
por el conpor el conpor el conpor el con-
Naturalmente, estos cuatro tipos de culturas no suponen cuatro grupos excluyentes entre sí (de ahí que hablemos de grados), sino cuatro tipos ideales, cuatro extremos de una escala (o tabla) a los que se acercarán más o menos las diferentes culturas. Así, cuando, por ejemplo, propongamos que la cultura mediterránea septentrional o la de la isla caribeña de Antigua se aproximarían al tipo ideal de cultura con alto grado de igualitarismo, no estaremos afirmando que en tales cul-
10 Se han ensayado diferentes tipos de clasificación de las culturas del mundo, algunas basadas en una compleja combinación de variables, entre las que se encuentran necesariamente el grado de igualitarismo, el grado de evitación de incertidumbres, el grado de imposición de poder, etcétera. Por ejemplo, la clasificación de Hofstede (1980), una de las que ha tenido más eco entre los estudiosos de las interacciones comunicativas (véase, por ejemplo, Clyne, 1994), emplea los parámetros de distancia de poder, individualismo, masculinidad y evitación d e incertidumbre. D e entre las muchas alternativas, podemos citar la de Scollon y Scollon (1995). 11 Triandis ( 1 9 9 5 ) establece una clasificación tetrapartita equivalente a la que aqui proponemos. Habla de culturas: (a) individualistas horizontales, (b) colectivistas horizontales, ( c ) individualistas verticales, y (d) colectivistas verticales. El grado horizontalidad de Triandis s e correspondería con nuestro grado de igualitarismo; y su nivel de colectivismo incluiría, entre otros factores, nuestro nivel de preocupación por el posible conflicto. Véase también Bhawuk y Triandis (1996).
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turas todos somos iguales, sino que en principio el hecho de nacer en el seno de un grupo o clase social no determina radicalmente que se vaya a permanecer en el mismo, o que, al menos nominalmente, las normas sociales inciden en la igualdad de derechos y obligaciones de los ciudadanos. Y cuando propongamos que la cultura apache, o la malgache de Madagascar, se aproximan al tipo ideal de cultura con alto grado de preocupación por el conflicto no estaremos afirmando que en dichas culturas jamás se produzcan conflictos, sino que, en general, se tiende a salvaguardar el consenso del grupo por encima de los intereses de los individuos, lo que lleva a estos últimos a evitar cualquier tipo de confrontación abierta que pueda afectar a la cohesión social. Lo podríamos representar esquemáticamente en el siguiente gráfico, donde ejemplificamos cada tipo con una cultura del mundo que sería representativa del mismo:
TIPOS DE CULTURAS -preocupación por el conflicto + igualdad
- igualdad
+preocupación por el conflicto Cultura C
Cultura A
Cultura D
Antigua
apache
wolof
china Cultura B
Los cuatro extremos de la tabla (así como las filas y columnas que ocupan), deben considerarse como "culturas ideales", ninguna cultura de las que conocemos es del todo igualitaria o no igualitaria, y ninguna cultura está totalmente preocupada o despreocupada por los posibles conflictos. Sin embargo, hay culturas, como las cuatro que hemos seleccionado por su representatividad, y que trataremos a continuación, que se aproximan llamativamente a los cuatro extremos de la tabla. En general, diremos que la cultura de la isla caribeña de Antigua, y las que presenten características similares respecto al grado de igualitarismo y respecto al grado de preocupación por el conflicto, es una "cultura del tipo A", y lo mismo haremos con la cultura apache (tipo C), la cultura wolof de Senegal (tipo D) y la cultura china (tipo B). Naturalmente, podemos encontrarnos con culturas
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que ocupen lugares intermedios entre estos tipos, que se situarían en espacios más al centro de la tabla. En principio, y a partir de los datos etnográficos que inmediatamente comentaremos, situaríamos cerca del tipo A a la cultura mediterránea septentrional, y más cerca todavía a las culturas caribeñas, como la de la isla de Antigua; cerca del tipo B a culturas como las de la India, Java o China; cerca del tipo C a las culturas indígenas de América del Norte, a las culturas aborígenes australianas, y algunas culturas polinesias y austronesias, incluida la cultura malgache de Madagascar; y cerca del tipo D a algunas culturas de castas subsaharianas, como la de los wolof de Senegal, o los tutsis de Burundi. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el proceso de globalización ha producido cambios radicales en las diferentes sociedades, y que muchas de las descripciones etnográficas que comentamos tienen ya un carácter histórico, aunque aquí nos referiremos a las mismas empleando el tiempo presente. Por otra parte, esta misma clasificación se puede aplicar a los diferentes tipos de situaciones comunicativas' 2 . Dentro de una misma cultura podemos encontrarnos con situaciones, más o menos reconocibles, en las que la relación entre los interlocutores es, por ejemplo, muy igualitaria (como una conversación informal entre amigos), y situaciones en las que es muy poco igualitaria (como un juicio). Por este motivo, además de contrastar los patrones comunicativos de los diferentes tipos de culturas, haremos lo propio con los diferentes tipos de situaciones comunicativas dentro de la cultura mediterránea septentrional. En concreto, citaremos ejemplos extraídos de grabaciones audiovisuales de: una conversación entre dos amigos, una partida de cartas, una clase de matemáticas de enseñanzas medias, y la ceremonia inaugural del curso académico de una universidad 13 . El hecho de analizar diferentes situaciones comunicativas de una misma cultura, y compararlas con los datos etnográficos de las diversas culturas tiene por objetivo intentar dar respuesta (como haremos en las conclusiones) a la cuestión de hasta qué punto difieren las culturas entre sí desde el punto de vista comunicativo, hasta qué punto se puede hablar de "comportamientos comunicativos exclusivos" de una cultura o tipo de culturas.
12 Günthner y Luckmann ( 2 0 0 0 ) presentan unas interesantes reflexiones en torno a lo que los autores denominan "géneros comunicativos", y a su incidencia en los problemas de comunicación intercultural. 13 Las descripciones íntegras de estas grabaciones aparecen, a m o d o de apéndice, en el capítulo quinto.
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3.2. Análisis transcultural de las interacciones comunicativas 3.2.1. Los usos verbales 3.2.1.1.
E L GRADO DE SEGUIMIENTO DE LAS MÁXIMAS
Como comentábamos en el segundo capítulo, el grado de aplicación de las máximas es una de las formas que empleamos los interlocutores para expresar determinados valores sociales: dar más o menos información, ceñirse más o menos (o cómo) a la veracidad, ser más o menos claro, o más o menos expresivo, son formas de comunicar quiénes somos socialmente respecto a nuestros interlocutores. Lo que vamos a plantearnos en este apartado es, precisamente, en qué medida el grado de preocupación por el conflicto y el grado de igualdad entre los interlocutores determinan el grado de aplicación de las máximas conversacionales. O, dicho de otra forma 14 , vamos a plantearnos cómo el grado de aplicación de las máximas sirve para transmitir valores de igualdad o desigualdad entre los interlocutores, o para evitar o resolver conflictos interpersonales.
• Máxima de contenido. Datos etnográficos Como comentamos en el capítulo anterior, a la hora de analizar el grado de aplicación de la máxima de contenido hemos de observar si el intercambio informativo objetivo es más o menos restringido (si llega a los extremos de silencio o de saturación informativa), y si aparecen o no informaciones de tipo personal (incluso confidencial), o informaciones de carácter explícitamente social, especialmente en el saludo. Aunque el de la cantidad y tipo de informaciones transmitidas no ha sido uno de los temas más tratados por los estudios etnográficos, podemos señalar algunos datos con los que contrastar lo que a continuación comentaremos acerca de la cultura mediterránea septentrional. La población de la isla caribeña de Antigua 15 , en su mayor parte de origen africano, presenta una mínima articulación social o institucional, y un nivel de vida muy bajo. En general podría decirse que la sociedad de Antigua se caracteriza por un elevado grado de igualitarismo y por un bajísimo grado de preocupa-
14 15
Ya veremos más adelante que no son del todo equivalentes. Reisman (1974).
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ción por el posible conflicto, es decir se trata de una cultura del tipo A. En Antigua las personas se pueden incorporar a las conversaciones sin presentarse o saludar, y pueden empezar a hablar de cualquier cosa, aunque no tenga relación con lo que se trataba anteriormente. De hecho, se pueden tratar tantos temas como interlocutores. Se evita el silencio a toda costa, se busca inmediatamente cualquier tema de conversación para poder discutir, por muy personal o comprometido que sea. Se podría decir, pues, que prácticamente no se observan restricciones respecto al intercambio informativo multilateral y al grado de confidencialidad del mismo. No contamos con demasiados datos acerca del intercambio informativo en culturas con un bajo grado de igualitarismo y un alto grado de preocupación por el posible conflicto, culturas del tipo B, como las del sur y sureste asiático. Pero en general, y como era de esperar, se observa un comportamiento que contrasta de manera llamativa con el de las culturas anteriormente comentadas. Por lo que respecta a las interacciones en las que se da una cierta igualdad entre los interlocutores, en general se evitan en la medida de lo posible los temas personales confidenciales, susceptibles de crear conflicto. Por ejemplo, en la película El banquete de bodas, de Ang Lee, se crea una situación muy tensa cuando un individuo estadounidense hace unos regalos a un matrimonio de chinos ancianos, y comenta el estado de salud del hombre, y la edad de la mujer. Por otro lado, en las conversaciones coloquiales en estas culturas es habitual la explicitación de informaciones referidas a los valores o papeles sociales de los interlocutores. Tanto en China como en la India, antes de pasar a tratar el tema de la conversación hay que dejar clara la relación social entre los interlocutores, de ahí que los estadounidenses que tratan con chinos que alargan enormemente los saludos y preámbulos, piensen que estos no tienen nada de qué tratar 16 . Al parecer, en las situaciones en las que se da una clara desigualdad entre interlocutores chinos es el de estatus superior el que debe tomar la iniciativa, mientras que el de estatus inferior permanece a la expectativa 17 . Tampoco contamos con demasiados datos acerca del intercambio informativo en las situaciones rituales de estas culturas, pero estos indican que en tales situaciones se extrema la tendencia a explicitar los valores sociales jerárquicos
16
Véase Scollon y Scollon (1995). Gumperz (1982: 180-182) comenta una conversación entre un indio y una funcionaría inglesa, en la que el primero le solicita a la segunda una presentación formal, en la que se explicite la relación social existente entre ambos. Este tipo de cuestiones las trataremos también cuando abordemos la cuestión de la estructura de la conversación. 17 Scollon y Scollon (1990: 287).
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mediante la enumeración de genealogías. Por ejemplo, los kunas 18 de Panamá, con un alto grado de preocupación por los posibles conflictos y con un sistema de clases bastante desarrollado, donde los líderes espirituales juegan un importante papel social, celebran periódica y habitualmente consejos a los que deben acudir todos los miembros de la comunidad, en los que sólo hablan los jefes (en ningún caso puede hablar en público una mujer). Durante el consejo se tratan temas que conciernen a la comunidad, y se repasan detalladamente las genealogías de poder 19 . El tercer tipo de culturas que vamos a tratar es el de aquellas que en general presentan un alto grado de igualdad pero también un alto grado de preocupación por el conflicto; culturas del tipo C. Por lo que respecta a la cantidad de información transmitida, podemos citar dos casos muy llamativos de dos culturas que adoptan soluciones extremas y contrapuestas entre sí: los !kung, bosquimanos del suroeste de África, y los apaches 20 . Las bandas de cazadores y recolectores !kung 21 llevan una vida dura en el desierto, que requiere una intensa cooperación y un alto grado de camaradería dentro del grupo para asegurar la supervivencia. Muchas de sus costumbres se explican en función de esta necesidad social de cooperación. Los !kung son un pueblo muy locuaz, la conversación mantiene la comunicación abierta entre ellos, les proporciona un medio de descarga emocional y un modo de avisar a los demás que están sobrepasando los límites admisibles, evitando así conflictos potencialmente peligrosos entre los individuos. La conversación constante ayuda a los !kung a mantener en paz sus relaciones sociales, permite que los individuos estén mutuamente informados sobre lo que piensan y sienten, e impide que se acumule una presión que podría acabar en agresión 22 . Podríamos decir que el intercambio multilateral casi constante de información, del tipo que sea, actúa como un auténtico "lubricante" de este engranaje social tan expuesto a las nega-
18
Sherzer (1974). Este repaso de las genealogías de las personalidades, que supone una explicitación de las jerarquías sociales, se observa de manera obligatoria en infinidad de ritos, c o m o por ejemplo los "hui", o consejos de los maoríes, que presentan una fuerte conciencia tribal basada en la veneración por los ancestros. Los "hui", celebrados en el "marae", o casa ceremonial, están dirigidos por los ancianos, con un guión bastante estricto, en el que destacan las genealogías y las narraciones de hechos históricos importantes. Véase Salmond (1974). 19
20
S ó l o c o n t a m o s al respecto con datos de situaciones coloquiales entre individuos con similar estatus. 21 Marshall (1960). El signo ! indica la presencia de un sonido click, una especie de chasquido, que en las lenguas khoisan tiene valor fonológico. 22 Wardhaugh (1986: 275-276).
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tivísimas consecuencias de los conflictos latentes. En el extremo contrario al de la hiperverbalización, al del intercambio constante de información, se situaría el silencio 23 . Si una cultura destaca por sus silencios es la de los apaches de América del Norte 24 , que presentan un sistema social muy igualitario, con escasa institucionalización, donde las decisiones comunes son tomadas por el consejo de ancianos. Se suele citar la anécdota del apache y el anglosajón que coinciden en un vagón de tren, el poco éxito de este último a la hora de intentar entablar conversación, y la mala consideración mutua que acaba provocándose. En situaciones como las siguientes los apaches emplean sistemáticamente el silencio: (i) cuando están con extranjeros, (ii) los novios durante las primeras etapas del cortejo, (iii) con los niños cuando vuelven a casa después de haber estado una temporada en la escuela anglosajona, (iv) con alguien que está muy irritado, (v) con alguien que está muy triste, (vi) con alguien que está en un estado espiritual especial, como por ejemplo tratado por un chamán. Lo que tienen en común todos estos casos es precisamente la posibilidad de conflicto que puede provocar lo inesperado de la respuesta de la persona en cuestión. Toda situación impredecible, de inestabilidad social, susceptible de provocar conflicto, se afronta, se evita de hecho, mediante el silencio 25 . Una variante de lo comentado a propósito de los apaches la encontramos entre los malgaches de Madagascar 26 . Se trata de una cultura tradicional, con muy poca jerarquía e institucionalización, donde el consejo de ancianos toma las decisiones importantes, y que presenta una especialísima sensibilidad hacia los conflictos interpersonales, que se evitan a toda costa. En las pequeñas comunidades campesinas malgaches, muy aisladas entre sí, la información es un bien escaso, precioso y al mismo tiempo peligroso. Para evitar cualquier tipo de conflicto, en lugar de al "silencio apache", se recurre a los intercambios no informativos, o escasamente informativos. Las conversaciones que la gente mantiene por la calle están basadas en lugares comunes, y la información se transmite gota
25
Hay que tener en cuenta que el silencio no sólo se emplea en situaciones conflictivas; c o m o han señalado diversos autores (y c o m o nosotros iremos presentando a lo largo del presente trabajo), presenta otros muchos significados comunicativos. Véanse las clasificaciones de Saville-Troike (1995: 16-17) y de Braithwaite (1990: 321-327), y los trabajos recogidos en Farrell y Sales (1998). 34
Basso (1972). Una tipología de silencios muy similar se da entre los atabascos de Canadá (Scollon y Scollon, 1990) y en general entre los nativos de A m é r i c a del Norte (Wieder y Pratt, 1990). También en África se observan comportamientos de este tipo, c o m o ocurre entre los igbo de Nigeria ( N w o y e , 1995: 185-191). 25
26
Keenan (1974), y Keenan y Ochs (1979: 138-139 y 148-149).
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a gota. Si a alguien le preguntan que a dónde va, lo normal es que responda algo así como "hacia el norte"; si alguien sabe que a su interlocutor lo anda buscando su hermano, lo normal es que le diga "te buscan". Para alguien que viene de Occidente intentar informarse, hasta de lo más trivial, puede significar un auténtico suplicio 27 . Los pocos datos con que contamos acerca del intercambio informativo en situaciones entre individuos de diferente estatus en estas culturas apuntan que se observa el mismo escaso intercambio de informaciones personales, y que la tendencia es que las informaciones referenciales se transmitan de forma unilateral por parte del individuo situado en la posición superior. Entre los indios atabascos del Canadá 28 los alumnos están a la expectativa, y debe ser el maestro el que tome constantemente la iniciativa de la interacción comunicativa, justificando así su papel de maestro. En las situaciones rituales en estas culturas se observa el mismo escaso intercambio de informaciones comprometidas, y, a diferencia de lo comentado a propósito de los kunas, no se da una marcada unilateralidad en el intercambio informativo. Por ejemplo los ritos de los indios sahaptin y chinookan y payutes de la reserva de Warm Spring 29 , Oregón, se caracterizan por un alto grado de igualitarismo, que se manifiesta, por ejemplo, en el hecho de que prácticamente cualquier miembro de la tribu puede tomar la iniciativa de llevar a cabo una determinada actividad, o recitar una parte del discurso ritual. Determinadas culturas del África occidental y central, como la wolof de Senegal o la tutsi de Burundi, se caracterizan por presentar sociedades distribuidas en castas, es decir, por presentar un elevado grado de desigualdad social; que sin embargo no implica necesariamente (al menos entre interlocutores de igual estatus) un elevado grado de preocupación por el posible conflicto, sino más bien al contrario. Se trataría por tanto de culturas del tipo D. Entre los wolof 30 de Senegal, una sociedad tradicional basada en la ganadería, la pesca y la agricultura, con un sistema de castas no excesivamente rígido, y con influencia de la cultura musulmana, se observa el siguiente principio: cuanto
27 Los autores cuentan el caso de una mujer malgache que dio un auténtico grito de sorpresa cuando, al preguntarles de dónde venían, estos le respondieron informativamente. En realidad, este principio de no información, especialmente con forasteros, se aplicaría a muchas comunidades aisladas, incluidas muchas localidades rurales de la cultura mediterránea septentrional. 28
C o m o los apaches, y los indios de América del Norte en general, con un alto grado de igualitarismo y de preocupación por el posible conflicto. Scollon y Scollon ( 1 9 9 0 : 266). 29 Philips (1974). 30 Irvine (1974).
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más iguales son los interlocutores (iguales en casta social, en edad, en sexo, o en pertenencia a un mismo grupo familiar o local) más intercambio de información se da entre los mismos. Esto se observa especialmente en los saludos, obligatorios en cualquier encuentro entre dos individuos de la cultura wolof, y que siguen un patrón fijo: primero viene el saludo propiamente dicho, con las correspondientes alabanzas, a continuación vienen las preguntas, estereotipadas, acerca de la salud, la familia, el trabajo, etcétera, y finalmente, una serie de preguntas no estereotipadas. Darse mucha información personal mutua durante el saludo, que puede llegar a durar hasta media hora, es una forma de comunicarse el nivel de igualdad y/o cercanía social 31 . Algo similar ocurre con el saludo entre los maninka 32 , vecinos de los wolof. Los maninka están muy preocupados por la manifestación explícita de respeto por los lazos sociales, y esto se manifiesta muy claramente en los saludos. Por mucha prisa que tenga, un maninka no puede hacer un saludo de compromiso en el que sólo se crucen un par de frases; es más importante mostrar respeto por un amigo o un pariente que llegar a tiempo al trabajo. La amistad, o igualdad, entre los maninka implica compartir e intercambiar una gran cantidad de información; por ejemplo, hay que saber identificar y reconocer por su nombre a todos los miembros de la familia de un amigo (en ocasiones, hasta cincuenta personas). No recordar el nombre de alguien es un insulto grave. Sin embargo, cuando en estas mismas culturas las interacciones se dan entre individuos de diferente estatus, se observa una clara unilateralidad informativa centrada en el de estatus inferior, que debe actuar como transmisor de información, mientras el de clase alta permanece prácticamente en silencio. Por ejemplo, en la cultura wolof 33 , los miembros de las castas superiores deben permanecer callados (especialmente en situaciones públicas), como símbolo de su superioridad, dejando que sean los de las castas inferiores los que hablen. En caso de que un noble tenga que transmitir alguna información, lo hace a través de un intermediario, de un orador34. El mismo fenómeno, pero tal vez de forma más exage-
" Este fenómeno se da igualmente en el ámbito de la información no personal. Un gran número de culturas, especialmente en África, basan sus intercambios comerciales en el regateo, que al fin y al cabo no es más que una forma de marcar la no igualdad entre comprador y vendedor a través del secretismo en los precios de la mercancía, obteniendo con ello beneficios económicos. 32
Bird y Shopen (1979). Irvine (1973: 324-370). 34 Esta cuestión la trataremos más en profundidad en el siguiente apartado, cuando abord e m o s el tema de la polifonía. 33
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rada, se observa entre los tutsis y los hutus en Burundi 35 , donde el habla, la elocuencia, es reconocida explícitamente como un importante instrumento de la vida social. Las normas que rigen los usos del habla están explícitamente diferenciadas de acuerdo con la casta, sexo, y edad. Volveremos en diversas ocasiones a comentar esta riquísima descripción, pero en concreto para el aspecto que ahora nos interesa, hay que señalar que está asumido que los campesinos expresen sus emociones y opiniones libremente, y sean abiertos y espontáneos; mientras que para los de clase alta, los ganaderos tutsi, el silencio es oro, pueden mantener el silencio incluso ante los más directos y agresivos requerimientos para que hablen. De hecho, en determinadas sociedades africanas el secretismo es uno de los fundamentos de la idea de poder político. La institución del "rey divino"36, bastante extendida en el África negra, se caracteriza por la invisibilidad (el rey permanece siempre en palacio) y por el silencio: hablar es símbolo de humanidad, y otros deben hacerlo por él, excepto en las sentencias de muerte, expresión de suprema autoridad. Sin sus portavoces el rey no podría comunicarse, igual que los ancestros no podrían manifestarse si no es a través de los chamanes. Además, estar en silencio equivale a guardar el secreto, y cuanto más secreto es un conocimiento más poder otorga a su poseedor 37 . Un comportamiento similar al de las culturas del África occidental y central lo encontramos en Teamsterville 38 , que es el nombre ficticio de una comunidad del sur de Chicago, compuesta por trabajadores manuales, descendientes de inmigrantes provenientes del centro de Europa, que se mantiene bastante cohesionada, con pocos contactos con los otros grupos culturales de la zona, especialmente con los afroamericanos. Un hombre de la comunidad puede verbalizar bastante cuando se da una situación de simetría social, como por ejemplo entre los amigos que componen un grupo en una esquina de la calle (chicos) o del bar (adultos). Sin embargo, es inapropiado hablar mucho cuando se da una relación socialmente asimétrica, como por ejemplo, cuando un hombre adulto está con su mujer o hijos, con alguien de fuera del vecindario, con un subordinado, o con alguien de otra etnia o grupo cultural. Cuando un hombre debe reafirmar su
35 Albert ( 1 9 7 2 ) . Ya advertíamos anteriormente que aunque e m p l e e m o s el presente para referirnos a las descripciones etnográficas consultadas, la situación en esas zonas puede haber cambiado drásticamente. Este sería un caso especialmente dramático. 36 Peek (1994). 37 V é a s e Piot ( 1 9 9 3 ) para una descripción similar referida a los kabre, agricultores de Togo. 38 Philipsen (1990).
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poder o su estatus social se desaprueba el uso del habla; por ejemplo, si un chico responde con palabras, y no físicamente, cuando alguien insulta a su novia, está invitando a que lo sigan haciendo. Sin embargo, estos mismos insultos, dirigidos a la madre o la novia de un amigo de la misma pandilla no se consideran como tales, sino como un juego verbal al que hay que responder verbalmente. Por lo que respecta a los ritos, se observa la presencia de informaciones explícitamente sociales. Por ejemplo, entre los wolof se da un tipo de situación conocida como xaxaarJ9, que deben padecer las novias durante su boda. Se trata de un insulto ritual donde se destacan todos los defectos de la nueva novia, que debe estar presente, y donde se le advierte de cuál debe ser su comportamiento en el seno de su nueva familia. En realidad los cantos dirigidos directamente a la novia ocupan sólo el principio del ritual, y se aprovecha la mayor parte del mismo para criticar públicamente los comportamientos incorrectos de los diferentes miembros del pueblo, y advertir del riesgo de conflicto que comportan para el conjunto de la comunidad. En conclusión, a partir de los datos etnográficos (siempre susceptibles de ampliación) que acabamos de presentar, podría establecerse, como hipótesis, una relación entre el grado de preocupación por el posible conflicto y la cantidad y tipo de información transmitida; y entre el grado de igualdad y el grado de unilateralidad de la transmisión de informaciones y el grado de explicitud de los valores sociales. Cuanto mayor sea la preocupación por el posible conflicto menor será el intercambio informativo, especialmente si este está referido a cuestiones personales o comprometidas. Y cuanto menor sea el grado de igualdad entre los interlocutores mayor será la unilateralidad de la transmisión de informaciones, más se centrará en uno de los participantes; y más explícitas serán las informaciones referidas a las jerarquías y a los valores sociales en general. De forma esquemática:
Contenido
Poca preocupación por el conflicto
Mucha preocupación por el conflicto
Intercambio informativo:
Mucho
Poco
Información personal y comprometida:
Muy habitual
Poco habitual
30
Irvine (1993).
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Contenido
Mucha igualdad
Poca igualdad
Cantidad y tipo de información:
Similar para todos los interlocutores
Diferente dependiendo del estatus
Información explícitamente social:
Poco habitual
Muy habitual
• Máxima de contenido. La cultura mediterránea septentrional Ya al principio de este capítulo apuntábamos que la cultura mediterránea septentrional se situaría entre las culturas del tipo A. Sin llegar al extremo de la isla de Antigua, la cultura mediterránea septentrional se caracteriza en general por un elevado intercambio informativo, incluso de temas personales o confidenciales. Aunque a este respecto habría que introducir importantes matices históricos y geográficos. Por ejemplo, cada vez es menos habitual que dos compañeros de asiento de autobús que no se conocen de nada entablen una conversación en la que hablen de temas personales o confidenciales; aunque hay zonas, como Grecia, donde es más habitual. En la conversación entre amigos 40 se observa un comportamiento respecto al intercambio informativo similar al comentado respecto a la isla de Antigua, aunque algo atenuado. La presentación social explícita mediante el saludo es mínima, y se pasa inmediatamente al tema de conversación: (00:09) 41 A: CONO MARI 4 2 |
(00:10) B: ((XXX)) ("mucho ruido ambiente") (00:11) B: QUÉ TAL f ("tono muy agudo, casi estridente") (00:12) A: qué es de tu vida B: mira (.) aquí
40 41 42
En el capítulo quinto se pueden consultar las diferentes descripciones en su conjunto. Se marca entre paréntesis el minuto y segundo de la grabación. Todos los nombres que aparecen en las transcripciones son figurados.
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A: cuánto tiempo B: la clase de pragmática y eso (00:1') A: AA SÍ | (.) me han dicho que es un poco rollo
Por otro lado, se da un abundante intercambio informativo, centrado además en cuestiores fundamentalmente de ámbito personal e incluso confidencial, con intercambio de datos comprometidos. Véase por ejemplo el siguiente fragmento: A:
sí (.) he estado currando mucho y tal (.)
(00:3 ) A:
aemás (.) me fuiii me fui un rato de marchaf yyyy =
("protunciación poco cuidada, arrastrando las palabras") B:
o sea QUE AL FINAL TE FUISTE DE MARCHA NO f =
("con :ierto tono de recriminación, pero burlón") (00:3.)) A: dej aemás ESTÁ MU CHUNGA (.) PEFO] (01:00) A: [AEMAS de verdad hace tiempo (.) soy (.) de siete hemanos que tengo B: ((XXX)) ((XXX)) ((XX7.))]
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(01:05) A: SOY EL ÚNICO que estoy cuidándola tía (.) miran (01:07) B: [chaval (.) miira yo (.) [yo T E N G O UN HORARIO= A: eeh aemás] (.) mi viejo no está (.) tío]= ("a partir de aquí, ella eleva el volumen y la velocidad, adaptándose a los de él")
Un dato muy significativo es la ausencia de saludo, que suele presentar unos claros comportamientos apaciguadores, tanto por lo que respecta a la distribución del espacio: imagen 1, como a la del tiempo: (00:00) ("inicio de la cinta") (00:39) ("la chica está cerrando la farmacia") (00:43) A: oye (.) un momento me puedes abrir un momentito (.) tía eh que= ("pronunciación poco cuidada, entonación muy ascendente, velocidad normal")
En cuanto al paralenguaje, sobre todo las cualidades primarias (volumen, tono, tempo...), presenta todas las características enfáticas propias del modelo próximo, susceptible de conflicto inminente: (00:52) B: [el horario es de cinco a oocho ((XXX)) A: que de verdad además] estoy sólo en casa con ella (.) colega y no tengo coche [ni nada pa para llevarla a [la residencia si pasa = B: de verdad chaval] pero chaaval ] ("cada vez tempo más rápido de él, y pronunciación más descuidada")
Por lo que respecta a los usos verbales, la proximidad se manifiesta en el trato directísimo del chico hacia la chica; en las órdenes de este, también muy directas; en el cuestionamiento de la veracidad de lo transmitido por la chica; y en una despreocupación por la veracidad de las informaciones propias, manifestada en forma de evidentes exageraciones: (01:27) A: [tía se muere mi vieja allí se me muere B: yo tengo dos niños ((XXX))] ("él sigue acelerando el tempo y ella elevando el volumen")
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(01:29) A: [tía yo no puedo ((XXX)) muy fuerte ¿no? B: yo tengo dos niños yo tengo dos niños] (01:32) A: [por favor que que no te cuesta nada es a es abrir un momentín B: tengo que ir a (.) tengo que ir a recoger a mis niños (.) YO NO PUEDO] (01:35) A: es abrir un momen eh QUE NO TE CUESTA NADA (.) B: no puedo (.) la farmacia no es mía Respecto a esto último podría argumentarse que la narración de todos los condicionantes familiares del chico suponen un tipo de "preocupación por la veracid a d " de su afirmación acerca de la necesidad de las pastillas. Sin embargo, todo este " m o n ó l o g o " puede interpretarse al menos desde otros tres puntos de vista. En primer lugar, la transmisión de información personal, e incluso comprometida, es una de las manifestaciones más claras del modelo próximo (agresivo en este caso). En segundo lugar, esta "descarga informativa" continuada puede verse como una simple base verbal, sonora, sobre la que desarrollar los correspondientes gestos, solapamientos y rasgos paralingüísticos, que transmiten el mensaje, auténticamente importante, de conflicto inminente. No se puede gestualizar, ni solaparse, ni elevar el volumen, si no se está hablando, si no se está contando algo. Y en tercer lugar, esta "confesión" es uno de los fundamentos sobre los que se asienta la otra línea comunicativa complementaria que, en su intento por transmitir la idea de conflicto inminente, está desplegando el chico: la de acrecentar lo más posible la idea de desigualdad social respecto a la chica. La situación familiar que está exponiendo el chico lo sitúa en un estrato social muy bajo, prácticamente marginal, completamente alejado del estatus, presumiblemente alto, de la "farmacéutica". Igualmente, el uso de una variante lingüística "vulgar", e incluso marginal, por parte del chico, en contraste con la variante estándar de la chica, incide en este "ensanchamiento" de la desigualdad social entre ambos: (01:29) A: [tía yo no puedo ((XXX)) muy fuerte ¿no? B: yo tengo dos niños yo tengo dos niños] (01:32) A: [por favor que que no te cuesta nada es a es abrir un momentín B: tengo que ir a (.) tengo que ir a recoger a mis niños (.) YO NO PUEDO] (01:35) A: es abrir un momen eh QUE NO TE CUESTA NADA (.) B: no puedo (.) la farmacia no es mía
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(01:37) A: PIMPAM ABREH y [ya ehtá colega que que aemáh (.) que que B: mira chaval que lo siento mucho que no puedo]
Y lo mismo puede decirse de las características paralingüísticas, de las cualidades primarias (volumen, velocidad...) y, sobre todo, de los calificadores (voz arrastrada, gutural, etcétera), que identifican al chico como perteneciente a un ámbito social marginal. El cuadro se completa con las características referidas al desaliño de la indumentaria y apariencia física del chico, y al tipo de gestualidad desmedida: imágenes 7 y 8. Por su parte la chica intenta desarrollar las líneas comunicativas contrarias. Por un lado, frente a los comportamientos abiertamente amenazantes del chico, adopta, sobre todo en el ámbito de la comunicación no verbal, posiciones de defensa: separación del cuerpo, posturas cerradas, brazos interpuestos, gestos agresivos: imágenes 2, 3, 6 y 9. Y por otro lado, a medida que avanza la situación intenta "reducir" la distancia social respecto al chico, converger en algunas de sus características comunicativas. Así, acaba contando sus propios problemas familiares, empleando algunas expresiones propias de la variante vulgar, empleando además características paralingüísticas similares a las del chico, y manteniendo la voz durante los solapamientos: (01:16) A: [eh sea (.) que QUE DE VERDAD que B: que ME PARECE MUY BIEN chaval] pero (.) (01:18) A: [lo lo necesita e si no luego pasa muy chungo tía(.) B: ¿por qué no has venido a las seis la tarde? (.)]
(01:20) A: B:
[que lo pasa muy chun eh de verdad tía (.) a las seis de la tarde (.) los siento chaval] lo siento (.) mira (.)
Así pues, a lo largo de la interacción, y de forma simultánea en todas las dimensiones, como si se tratara de un auténtico engranaje, el chico va desarrollando dos líneas comunicativas que se complementan en la transmisión de la idea de conflicto inminente: el uso de comportamientos comunicativos próximos (agresivos en esta situación), y el uso de comportamientos comunicativos asimétricos, que tienden a acrecentar la idea de desigualdad social. Estas dos mismas líneas, pero en el sentido contrario, son desarrolladas por la chica.
5.
APÉNDICE.
DESCRIPCIÓN INTEGRAL DE LAS INTERACCIONES COMUNICATIVAS ANALIZADAS
5.1. Introducción A continuación vamos a presentar la descripción de una serie de grabaciones audiovisuales siguiendo las propuestas presentadas en el segundo capítulo, y comentadas en los capítulos tercero y cuarto. La mayor parte de las grabaciones han sido llevadas a cabo por alumnos de las asignaturas de "Pragmática" y "Lingüística teórica y aplicada" de la Universität Jaume I de Castellón 1 . El esquema que seguiremos será el siguiente. En primer lugar haremos una presentación general de la situación, en la que comentaremos algunos aspectos de las condiciones de grabación, contextualizaremos la situación, y describiremos los aspectos macrotemporales y macroespaciales más destacados. En segundo lugar presentaremos una transcripción del intercambio verbal, empleando los símbolos de transcripción del análisis de la conversación, y precisando aquellos aspectos paralingüísticos que no queden reflejados por estos símbolos. A continuación presentaremos una descripción de los aspectos más significativos del lenguaje no verbal de los interlocutores. Para mayor claridad, encabezaremos cada fragmento de descripción del lenguaje no verbal con su correspondiente parte verbal, que destacaremos en negrita. En cuarto y último lugar comentaremos aquellos fenómenos de los usos verbales que nos hayan parecido más significativos. Como comentamos en el capítulo anterior, tanto en el caso del paralenguaje como en el caso del lenguaje no verbal, hemos preferido no emplear ninguna de las terminologías de carácter técnico o sistemas de transcripción propuestos últimamente; ya que existe escaso consenso en torno a los mismos. Hemos optado, por tanto, por una descripción verbal de tipo coloquial.
A quienes expresamos nuestro agradecimiento.
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5.2. Conversación entre amigos (a) Presentación general. Datos macrotemporales y macroespaciales La siguiente conversación fue grabada durante una clase de pragmática en un aula de la Universität Jaume I de Castellón. Los alumnos presenciaron la grabación desde sus asientos en clase, y en algún momento dejaron oír sus risas, dificultando la audición. En la cinta aparecen un chico (A) y una chica (B) de unos veinte años, amigos, a los que les había indicado que debían representar que se encontraban y que entablaban una conversación, con la mayor naturalidad posible; aunque, lo artificial de la situación hace que actúen con cierta teatralidad. El chico viene andando por un pasillo, y se sube a la tarima donde entabla la conversación con la chica. Ambos visten ropas informales: pantalón vaquero y camiseta. Los datos macrotemporales y macroespaciales son poco relevantes en este caso, ya que se trata de una simulación; pero en principio la situación podría haberse desarrollado en la cafetería o por los pasillos de la facultad, o en un aula entre clase y clase. (b) Intercambio verbal, paralenguaje y distribución
temporal
PARTICIPANTES:
A: Chico joven B: Chica joven, amiga de A (00:00) 2 ("Inicio de la cinta")
(00:09) A:
CONO MARI 2 f
(00:10) B: ((XXX)) ("mucho ruido ambiente") (00:11) B: QUÉ TAL | ("tono muy agudo, casi estridente")
2
Entre paréntesis indicamos la hora, minuto y segundo de la cinta o, en otros casos, de la grabación. 3 Como ya hemos comentado, todos los nombres que aparecen en las transcripciones son figurados.
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(00:12)
A: qué es de tu vida B: mira (.) aquí A: cuánto tiempo B: la clase de pragmática y eso (00:17) A: AA SÍ t (•) me han dicho que es un poco rollo ("al final bajando el volumen y el tono, y con pronunciación poco cuidada. B inicia igual el siguiente turno, pero luego eleva volumen, velocidad y tono") B: ehf (.) sí (.) no (.) no sé (1.5) Y QUÉ QUÉ TAL CUÁNTO TIEMPO SIN VERNOS NOf (.) [DESDE AYER POR LA TARDE A: ((XXX)) ((XXX))] sí (.) he estado currando mucho y tal (.) (00:31) A: aemás (.) me fuiii me fui un rato de marcha t yyyy = ("pronunciación poco cuidada, arrastrando las palabras") B: o sea QUE AL FINAL TE FUISTE DE MARCHA NO f = ("con cierto tono de recriminación, pero burlón") (00:35) A: = sí ooee = no te puede avisar comooo te habías ido [yyy B: sííí] = me fui rápido y nooo (1) (00:41) A: [yo lo sientooo B: ibas en mooto ] yyy (0.5) A: yoo lo siento perooo (1) pfTal final no pudo ser (.) PERO BUENO YA QUEDAMOS [((XXX)) ((XXX)) B: EL JUEVES QUE VIENE](.) (00:50) cuando acabeee (.) [((XXX)) ((XXX)) A la clase de teatro]= B la clase de teatro (1) A ("bajada de volumen, velocidad, y pronunciación descuidada")
(c) Lenguaje no verbal (00:00) Inicio de la cinta (00:07) A va caminando por un pasillo de la clase mirando al suelo. (00:08) A levanta la cabeza en dirección a B, elevando las cejas.
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IMAGEN 1 (00:09) A: COÑO MARI f (00:09) Mientras A se aproxima a la tarima donde está B, levanta la mano por encima de su cabeza, con la palma extendida y en dirección a B, estira el cuello, levanta las cejas y sonríe enseñando los dientes superiores. (Imagen 1).
(00:10) ((XXX)) B: ("mucho ruido ambiente") (00:10) Mientras sigue andando, A adopta una postura más relajada, baja el brazo, retira la mirada hacia la derecha y hacia abajo, pero mantiene la sonrisa.
(00:11) B: QUÉ TAL í ("tono muy agudo, casi estridente")
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(00:11) A se aproxima a B sonriendo y vuelve a mirarla. (00:12-16) Qué es de tu vida Mira aquí Cuánto tiempo La clase de pragmática y eso (00:12) A continúa aproximándose, mirando a B, con la cabeza algo ladeada hacia la derecha, y deja de sonreír. (00:13)
A abre los brazos, separándolos ligeramente del cuerpo, para abrazar a B, sonríe enseñando los dientes superiores, y según se juntan los cuerpos, A va entrecerrando los ojos. B tiene también un poco separados los brazos, sonríe y mira fijamente a los ojos a A. (00:14)
El abrazo no se llega a dar del todo. Cuando se besan en ambas mejillas ambos entrecierran los ojos, el brazo derecho de A se posa en el hombro izquierdo de B, y la mano izquierda de B se posa en el costado derecho de él, mientras que los brazos libres se retraen hacia sus respectivos cuerpos. (Imagen 2).
IMAGEN 2
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(00:15) Se van separando, desviando cada uno la mirada hacia su derecha, y juntando los brazos hacia el cuerpo; adoptando una postura relajada. A está a la derecha de la imagen y B a la izquierda.
(00:16) Están cara a cara (aunque no del todo frontalmente, sino haciendo casi un triángulo con la cámara). Se miran con el cuerpo relajado. Están a una distancia de algo menos de un brazo. (00:17-30) A: AH SÍ t (•) me han dicho que es un poco rollo ("al final bajando el volumen y el tono, y con pronunciación poco cuidada, B inicia igual el siguiente turno, pero luego eleva volumen, velocidad y tono") B: ehf (.) sí (.) no (.) no sé (1.5) Y QUÉ QUÉ TAL CUÁNTO TIEMPO SIN VERNOS NOf (.) (DESDE AYER POR LA TARDE A: ((XXX)) (XXX))1 sí (.) he estado currando mucho y tal (.) (00:17) B mira a A, que empieza a hablar desviando llamativamente la mirada hacia su izquierda y un poco hacia arriba, mientras coloca las manos en sus caderas. (00:18) A sigue hablando en la misma postura y mira a B, que sigue en la misma postura relajada mirando a A. (00:19) B empieza a hablar desviando la mirada hacia su derecha, y poniéndose la melena por detrás de la oreja derecha. (00:22) B sigue hablando, desviando la mirada y poniendo cara de duda. Baja el brazo a una posición relajada, junto al cuerpo. Siguen cara a cara, casi de perfil total a la cámara. (00:23) A desvía un poco la mirada como si fuera a coger el turno de palabra. Pero B mira a A, adoptando un gesto más vivo, más expresivo y alegre, adelantando la cabeza, y hablándole, mientras separa un poco ambos brazos simultáneamente hacia los laterales, con las manos abiertas. (00:24) B sigue hablando, y A escuchando. Ambos se mantienen la mirada. A sigue con los brazos enjarras, mientras B va juntando los brazos al cuerpo, y poniéndolos enjarras también. (Imagen 3). (00:25) Están formando un "espejo" casi perfecto, los dos con los brazos en jarras. B mira fijamente a A con una sonrisa en la boca. A empieza a hablar desviando la mirada
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IMAGEN 3
hacia su izquierda y hacia arriba, y empieza a llevarse la mano derecha hacia su cabeza, que también ladea un poco hacia la derecha, hacia la mano que se aproxima.
(00:26) A h a b l a , y mira hacia B , mientras se lleva la mano al flequillo, lo aprieta entre sus dedos y lo lleva hacia detrás, con el cuello algo encogido e inclinado hacia la derecha. ( I m a g e n 4). A desvía un poco la mirada hacia el suelo. (00:27) B e m p i e z a a hablar mirando f i j a m e n t e a A , adelantando la c a b e z a . B sigue c o n los b r a z o s en j a r r a s , y A con el b r a z o izquierdo en j a r r a s y el d e r e c h o en el p e l o . A le devuelve la mirada a B .
(00:28) A m b o s hablan manteniéndose la mirada, pero al final A toma el turno mirando hacia la izquierda y hacia arriba. (00:29) Mientras A habla con la mirada desviada, B lo mira f i j a m e n t e . A deja de t o c a r s e el pelo y empieza a bajar la mano, hasta llevarla a la cadera, con ambos brazos otra vez en jarras.
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IMAGEN 4
(00:30) Están otra v e z formando un espejo. A va dirigiendo la mirada hacia B pero justo cuando se van a cruzar la miradas, A cierra los ojos.
(00:31-34) A:
aemás (.) me fuiii me fui un rato de m a r c h a t yyyy ( " p r o n u n c i a c i ó n poco cuidada, a r r a s t r a n d o las p a l a b r a s " )
B:
o sea Q U E A L F I N A L T E F U I S T E D E M A R C H A N O Í
=
("cierto tono de r e c r i m i n a c i ó n " ) (00:31) A retoma el turno de palabra, d i r i g i e n d o un p o c o la mirada por encima de la cabeza de ella, mientras va abriendo los ojos. Ella lo mira
fijamente.
(00:32) A inclina el cuerpo un p o c o hacia la derecha, al igual q u e B, y acaba mirando
fija-
mente a B, que e m p i e z a a hablar. (00:33) B, sin desviar la mirada, habla de manera muy expresiva, abriendo mucho la boca y m o v i e n d o la cabeza hacia abajo y hacia arriba. Se miran
fijamente.
APÉNDICE
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(00:34) B sigue hablando de manera expresiva y A desvía un poco la mirada. B, sin dejar de mirar a A, separa los brazos de las caderas hacia los lados, y los deja caer hacia el cuerpo, hacia una postura relajada, con la cabeza algo ladeada hacia la izquierda, formando otro espejo. A mira a B. (00:35-40) A: = sí ooee = no te puede avisar comooo te habías ido |yyy B: sííí| = me fui rápido y nooo (1) (00:35) Se miran mientras B acaba de hablar. A cierra los ojos, mira hacia abajo a la derecha, y empieza a hablar levantando las cejas (tipo: "pero si es que..."). Mientras habla, A cierra los ojos, antes de dirigirlos hacia B al tiempo que los abre. Simultáneamente, los brazos de A, que estaban en jarras, se dirigen hacia B, como si le estuviera ofreciendo algo, con las palmas hacia arriba, los dedos juntos y las puntas de los dedos hacia B, llegando a un palmo del cuerpo de B.
IMAGEN 5
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IMAGEN 6 (00:36) A sigue hablando, mientras empieza a separar los brazos hacia los lados, especialmente el izquierdo que se eleva a la altura de la cabeza, muy separado del cuerpo, con las manos en la misma postura. (00:37) A sigue hablando y mirando a B, y adoptando casi una postura de cruz, con las palmas de las manos hacia B, y encogiendo los hombros. (Imagen 5). Según A va bajando los brazos hacia la posición de jarras, B empieza a hablar separando los brazos hacia la posición en cruz, pero quedándose a medio camino, y sin mostrar las palmas. Luego, mientras habla, y sin dejar de mirarse, baja los brazos hasta extenderlos junto al cuerpo. (00:38) B vuelve a separar los brazos, pero mucho menos que antes, y los vuelve a dejar juntarse al cuerpo; y otra vez los separa casi imperceptiblemente, y los vuelve a juntar al cuerpo (casi como un efecto rebote). Forman otro espejo. (Imagen 6). B deja de hablar y mira a A, que la mira fijamente, con el cuello algo encogido. Ambos tienen la cabeza algo inclinada, A hacia su derecha, B hacia su izquierda, haciendo otro espejo (pero no con los brazos). (00:39) B acaba de hablar y los dos se miran con rostro serio. A cierra los ojos.
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(00:41-50) A: |yo lo sientooo B: ibas en mooto | yyy (0.5) A: yoo lo siento perooo (1) pff al final no pudo ser (.) P E R O B U E N O YA Q U E D A M O S |((XXX)) ((XXX)) B: EL JUEVES Q U E VIENE|(.) (00:41) A empieza a hablar mirando hacia abajo a la derecha. B también habla adelantando la mano izquierda hacia el cuerpo de A, hasta un palmo de distancia. A desvía la mirada por encima de la cabeza de B (que es un palmo más bajita que A). (Imagen 7). (00:42) Mientras hablan, B va bajando el brazo (con un pequeño amago de volver a subirlo), hasta juntarlo al cuerpo. A mira a B, y se mantienen la mirada. (00:43) A cierra los ojos y desvía la mirada, hacia arriba a la izquierda, al empezar a hablar. B mira a A y tiene el cuerpo un poco hacia delante, mientras que A está un poco hacia atrás.
IMAGEN 7
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(00:44) A, hablando, y sin mirar a B, encoge los hombros y echa el cuerpo un poco hacia delante. Las cabezas de ambos están como a dos o tres palmos. B mira fijamente a A con la boca entreabierta. (00:45) A, sin mirar a B, retira la pierna izquierda hacia atrás, y luego va echando el cuerpo también hacia atrás mientras sonríe y levanta un poco las cejas. B, sin dejar de mirar a A, habla sonriendo, abriendo la boca y enseñando los dientes superiores. A sigue mirando por encima de la cabeza de B. (00:46) A se echa para atrás, pero adelanta la pierna derecha. Con la cabeza inclinada hacia atrás, A cierra los ojos y los abre hablando y mirando a B, que sigue enseñando los dientes superiores, y con el cuerpo ligeramente hacia delante. (00:47) A habla mirando a B y echando el cuerpo hacia delante; separa los brazos de las caderas y los pone delante de su cuerpo a la altura de la cintura, con las palmas hacia abajo, relajadas. Sin mirar a B, y hablando, empieza a levantar el brazo separado del cuerpo hacia la altura de la cabeza. B mira fijamente a A con la boca entreabierta.
IMAGEN 8
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IMAGEN 9 (00:48) A mira a B a la vez que va bajando el brazo y poniendo ambos en jarras. B empieza a hablar, y justo mientras A baja su brazo izquierdo, levanta B su brazo izquierdo en dirección a A, con la palma hacia arriba, como a dos palmos de A. Ambos tiene la cabeza inclinada hacia el mismo lado, derecha de A, izquierda de B. (Imagen 8). (00:49) B, hablando, lleva el brazo hacia su propio cuerpo, y lo va dejando caer, y cuando llega abajo separa ambos brazos hacia los lados. Habla con cara expresiva, boca muy abierta y cejas levantadas. A, brazos en jarras, cierra los ojos y empieza a hablar. (00:50) A: cuando acabeee (.) |((XXX)) ((XXX)) B: la clase de teatro|= A: la clase de teatro (1) ("bajada de volumen, velocidad, y pronunciación descuidada") (00:50) Se hablan los dos mirándose y con las cejas levantadas. (00:51) Completamente coordinados, ambos adelantan su mano hacia el cuerpo del otro. A la derecha, B la izquierda. Las manos se cruzan pero no se tocan porque, debido a su
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estatura, la mano de A va un palmo por encima de la de B. Los dos hablan mirándose y con las cejas levantadas, y asintiendo con la cabeza. (Imagen 9). (00:52) Bajan las manos, B extendidas junto al cuerpo, A en jarras. Habla B y se miran. (00:53) Silencio. A mira levemente hacia la izquierda, y luego hacia arriba. (00:54) B también desvía la mirada hacia abajo a la izquierda y cruza su brazo derecho sobre el cuerpo hasta coger el codo del brazo izquierdo, que sigue extendido. No se miran. (00:55) Ambos miran a cámara.
(d) Comentarios sobre los usos verbales M Á X I M A DE MANERA
Ambos interlocutores emplean términos tabú, como coño (00:09); términos de jerga juvenil, como rollo (00:17), currando (00:17), o marcha (00:31). Emplean el tuteo y los nombres propios, Mari (00:09), como formas de tratamiento. Su pronunciación, morfosintaxis y, en parte, léxico, están muy cercanos al estándar del castellano culto. En general se podría decir que emplean unas formas de expresión muy similares, sin problemas de comprensión. Hay un acto de habla de petición de disculpa por parte de A, primero de forma indirecta (00:35-00:40), en forma de excusa, y luego de forma más directa (00:41-00:51). En ambos casos B da la respuesta más favorable a A, aceptando y completando sus excusas.
PREOCUPACIÓN POR LA MÁXIMA DE MANERA
No se observa ninguna expresión de preocupación por la máxima de manera por parte de ninguno de los interlocutores.
M Á X I M A DE C O N T E N I D O
En general, la breve conversación se caracteriza por un rápido y abundante intercambio de información personal, e incluso comprometida; como en: he estado currando mucho y tal (.) aemás (.) me fuiii me fui un rato de marcha (00:31 ).
APÉNDICE
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El primer Qué tal, qué es de tu vida (00:12) que aparece es interpretado por B como un simple saludo, no como parte del intercambio informativo, de ahí que responda de forma tautológica: Mira aquí (00:12). A continuación B inicia el auténtico intercambio informativo: Y QUÉ QUÉ TAL CUÁNTO TIEMPO SIN VERNOS, NO (00:17).
PREOCUPACIÓN POR LA M Á X I M A DE CONTENIDO:
Además de la expresión tautológica que antes comentábamos (que en este caso no cumple la función de evitar la literalidad de una información comprometida) nos encontramos con unos cuantos ejemplos de lenguaje vago, como: La clase de pragmática y eso (00:12), me han dicho que es un poco rollo (00:17), he estado currando mucho y tal (00:17), me fui un rato de marcha (00:31). En este caso las expresiones vagas no se deben a que el hablante carezca de la información precisa, sino a que considera que su interlocutor y la situación no requieren tal precisión.
M Á X I M A DE V E R A C I D A D
En general, por comprometidas que puedan ser las informaciones transmitidas, no parece que los interlocutores hagan uso de mentiras sociales. De hecho, en dos momentos de la conversación B explícita una serie de informaciones que avalan la veracidad de las expresiones de A: siii me fui rápido y nooo (00:35), ibas en mooto yyy (00:41) La única excepción sería el siguiente intercambio, referido a la clase de pragmática: AA SÍ me han dicho que es un poco rollo / eh si no no sé (00:17), donde B especula con la veracidad de lo transmitido, dado que el profesor de pragmática se encontraba presente en la grabación.
P R E O C U P A C I Ó N POR LA M Á X I M A DE V E R A C I D A D
Se observa un caso de polifonía que, en este caso, sirve para evitar la responsabilidad sobre lo dicho: AA SI me han dicho que es un poco rollo (00:17) Aparece también una muletilla, pero que actúa más bien como una cesión de turno de palabra: o sea QUE AL FINAL TE FUISTE DE MARCHA ¿NO? (00:17) En la siguiente expresión se observa el uso de la ironía por parte de B: Y QUÉ QUÉ TAL CUÁNTO TIEMPO SIN VERNOS, ¿ NO? DESDE AYER POR LA
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TARDE (00:17). Como se ve, B aclara inmediata y explícitamente que se trata de una expresión irónica. El objetivo de la ironía en este caso es llamar la atención sobre lo enfático y efusivo del arranque de la conversación. La efusividad está, obviamente, motivada por el hecho de que están siendo grabados en vídeo delante de sus compañeros de clase.
5.3. Partida de cartas (a) Presentación general. Datos macrotemporales y
macroespaciales
Esta situación fue grabada por alumnos de la asignatura de "Lingüística Teórica y Aplicada" de la Universität Jaume I, en una localidad de la provincia de Castellón en la que se usan habitualmente el castellano y el valenciano. Esto se observa claramente en la situación analizada, en la que los interlocutores emplean ambas lenguas, con abundantes casos de "cambios de código". La grabación tuvo lugar en una sala amplia de un bar o casino, con varias mesas ocupadas por gente jugando a las cartas o al dominó, y rodeadas por otras personas que observan los juegos y participan con sus comentarios. Todos los que aparecen en la grabación son hombres adultos o ancianos. Hay un nivel de ruido muy alto durante toda la grabación, y resulta complicado entender lo que están diciendo los participantes de la partida en concreto que estamos analizando; de ahí que en la transcripción aparezcan muchas intervenciones indescifrables: ((XXX)), y fragmentos aproximados, tipo: ((setecientas)). En general todos los participantes hablan en voz muy alta, muy enfática, con tono agudo, nasalizaciones, sonidos guturales, etcétera; pero sólo lo hemos indicado en aquellos casos en los que estas características son especialmente llamativas. Por ejemplo, hemos empleado mayúsculas sólo cuando los interlocutores, literalmente, gritan. La transcripción es especialmente difícil de interpretar sin los datos no verbales, ya que intervienen muchos participantes, y, además, las expresiones están muy contextualizadas, muy estrechamente ligadas a los abundantes gestos que están llevando a cabo. La grabación se centra específicamente en una mesa en la que están jugando al truc, un juego de cartas típico de la Comunidad Valencia. Se juega por parejas, que pueden hacerse señas con la cara, la lengua, y ojos; y se dan abundantes retos o apuestas, como envidar, echar la falta o trucar. Se trata de un juego en el que se habla bastante (aunque en este caso quizás se teatralice un poco por la presencia de la cámara), y en el que se emplea un léxico muy específico, imposible de entender para un no iniciado.
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APÉNDICE
En esta partida juegan las parejas A y C, y B y D: los compañeros se sientan frente a frente, en torno a una mesa cuadrada pequeña, de algo más de medio metro por lado. Además de los cuatro participantes hay abundantes personas alrededor de la mesa, prácticamente tocando a los participantes, y hablando constantemente con ellos y comentando las incidencias. A y B tienen en torno a 45 años, van vestidos con chaqueta, pero sin corbata, y con la camisa desabrochada. C y D tienen en torno a 60 años, y van vestidos con chaquetas de lana. La cámara está situada en una esquina y enfoca más frontalmente a A (derecha del espectador) y B (izquierda), que son los que más hablan, mientras que toma casi de espaldas a C y D, que hablan menos, y a los que se les entiende peor. Finalmente, cualquier intervención de los espectadores aparece como intervención de E.
(b) Intercambio verbal, paralenguaje
y distribución
temporal
PARTICIPANTES:
A y C: Pareja de juego, sentados frente a frente B y D: Pareja de juego, sentados frente a frente E: Público, a coro o individualmente (00:00) ("Inicio de la grabación") (00:13) B: que eres un cobarde ("tono risueño, tempo muy rápido") E: cobarde cobarde ("con soniquete, como cuando un niño se burla de otro") E: ((XXX)) ((XXX)) ("varias voces del público solapadas, parece que metiéndose con C")
(00:20) D:
A QUE SACO LOS VEINTE DUROS ("tono amenazador")
(00:24) C: ¿ira anem amb [tot? t A: shsh] C A A A L L A ( l ) E: ((XXX)) ((XXX)) A: caaalla (,)jo sí faré algo (1) E: qué tú te crees que [(XXX) B: TE CREÍAS] QUE ERAS [((XXX)) ((XXX)) A: veeenga tiira] (2) ("con tono de ánimo para su compañero")
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(00:35) C: ((XXX)) ((XXX)) (00:36) D: no A: a mí (00:40) C: ENVIDA (00:41) A: [((de nou)) C: ((XXX)) ((XXX))] PA LA CUARTA (1) B: es de champán la copa E: ((XXX)) ((XXX)) (00:48) B: a mí (1) vaaa (0.5) aaaa (2) B: JUEGA= D: = JUEGA ("tono de impaciencia, muy nasal") (00:54) B: ((¿gustavo?)) (0.5) NO NO A LA BOQUITA CÓMO A: TÚ TAMBIÉN LO HACES TÚ [ANTES B: NO A LA ] BOQUITA C: YEEE [((XXX)) ((XXX)) D: no vale no vale] ("con tono taxativo, autoritario") (01:03) B: EN LA BOQUITA= D: =con la boca (01:06) B: dilo con la boca (1) NO NO= C: VA QUE TU TAMBÉ [((XXX)) E: ((XXX)) ((XXX))] ((XXX)) (01:14) A: ¿quién ha dao? f = C: =¿HAS VOLGUT O NO? f = A: =noooo ("con una o casi pronunciada como a, como indicando que iba en broma") (01:17) C: HALA JA ESTÁ BE (.) PA UNA QUE ((SE N DUGUEM)) f E: ((XXX)) ((XXX)) (01:22) C ((XXX)) ((SETECIENTAS)) (2) (01:24) B: i guanyarem esta cama t (1)
APÉNDICE
C: ((XXX)) ((XXX)) ((tenint el mono))= A: =cha (01:30) A: ARA VA LA BONA (.) ARA (.) ("con tono amenazador, pero risueño") (01:33) A: ARA VAS A TIRAR LA FALTETA TU (01:38) ("Fin de la grabación")
(c) Lenguaje no verbal (00:00) Inicio de grabación. (00:13) B: que eres un cobarde ("tono risueño, tempo muy rápido")
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IMAGEN 2 E: E:
cobarde cobarde ("con soniquete, como cuando un niño se burla de o t r o " ) ((XXX)) ((XXX)) ("varias voces del público solapadas, parece que metiéndose con C " )
(00:13) B habla mirando fijamente a C, que está a su derecha, mientras aproxima su mano a la de C, casi hasta tocarla y echa el cuerpo hacia delante. A está barajando las carta sonriendo. (Imagen 1). (00:14) B mira el mazo de cartas que ha dejado A encima de la mesa, y luego vuelve la cabeza hacia alguien del público justo detrás de él, sonriendo. D corta la baraja. (Imagen 2). (00:15) B vuelve la cabeza hacia el centro de la mesa, a la que señala con la mano derecha, mientras sonríe.
(00:16) B se atusa el bigote mientras A empieza a repartir. A va arrojando las cartas y el resto las va cogiendo.
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(00:20) D: A QUE SACO LOS VEINTE DUROS ("tono amenazador") (00:20) D adelanta la mano izquierda hasta ocupar el centro de la mesa, con el dedo índice apuntando a su compañero B. (00:21) Al final D golpea la mesa con los nudillos. Acaban de recoger las cartas. (00:24) C: A: E: A: E: B: A:
¿ira anem amb |tot? f shsh| C A A A L L A ( l ) ((XXX)) ((XXX)) caaalla (.) jo sí faré algo (1) qué tú te crees que |((XXX)) TE CREÍAS Q U E ERAS |((XXX)) ((XXX)) veeenga tiira| (2) ("Con tono de ánimo para su compañero")
IMAGEN 3
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IMAGEN 4 (00:24) C , sin mirarlas, c o g e sus tres cartas en la m a n o derecha y las adelanta, b o c a a b a j o , hacia el centro de la mesa, c o m o haciendo el gesto de arrojárselas a su compañero A. C o m o haciendo ver que apuesta sin mirar. (00:25) A adelanta su mano hasta casi tocar la de su compañero, enseñándole la palma frontalmente, haciendo el gesto de que espere. ( I m a g e n 3 ) . Justo en el mismo momento D adelanta su m a n o casi hasta t o c a r las de A y C , y a c a b a t o c a n d o el m a z o de cartas sobrantes, sin cogerlo.
(00:26) C mantiene las cartas en el aire en medio de la mesa. D retira la mano del mazo, y A insiste en el gesto de que espere, ( I m a g e n 4), y luego h a c e un m o v i m i e n t o lateral hacia la derecha con la mano, c o m o de barrido, c o m o diciendo "espera, ya v e r e m o s " , cerrando los ojos, e inclinando la cabeza hacia la derecha. D mira fijamente a B . (00:27) A habla con la b o c a muy abierta, mirando fijamente a C , y llevando la mano derecha hacia el mazo de cartas sobrantes, tocándolo.
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(00:28) A habla moviendo la cabeza arriba y abajo, mirando a C, y le vuelve a hacer claramente con la mano la señal de que espere. (00:29) A cierra la mano, la lleva a la mesa y mira fija pero furtivamente a B. (00:30) D lleva la mano izquierda hacia arriba, en un gesto de "anda ya". Justo cuando D baja la mano, y mira a C, A la empieza a levantar señalando con toda la mano hacia su compañero C. (00:31) A retrae la mano hacia sí, y la acaba llevando a sus cartas. (00:32) D, mirando a B, vuelve a adelantar su mano casi hasta donde está A para tocar el mazo de cartas sobrantes, bajo la atenta mirada de A. (00:33) B retira la mano del mazo. (00:34) A hace el gesto de ir a tirar una carta pero se para, la deja con el resto y mira a B. (00:35) C: ((XXX)) ((XXX)) (00:36) D: no A: a mí (00:35) A mira a C y le hace una seña cerrando los ojos (que significa que no lleva buenas cartas). (00:36) D adelanta la mano izquierda y hace un gesto de negación amplio mirando a su compañero. (00:37) D baja la mano y adelanta el cuerpo. A hace un claro gesto con la mano izquierda a su compañero como diciéndole "ven"; es decir, juega para mí, que yo llevo buenas cartas. (00:38) B, C y D, arrojan sucesivamente tres cartas al tapete de la mesa violentamente, y marcando un amplio arco con la mano. (00:39) C señala directamente a su compañero A con el índice de la mano derecha. A mira preocupado sus cartas. (00:40) C: ENVIDA
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(00:41) A: |((de nou)) C: ((XXX)) ((XXX))| PA LA CUARTA (1) B: es de champán la copa E: ((XXX)) ((XXX)) (00:40) B toca levemente la carta que ha tirado. A sigue mirando las cartas. D mira a B. (00:41) B toca levemente el mazo de cartas sobrantes. (00:42) B levanta la mano izquierda en dirección a su compañero D. A sigue mirando sus cartas, preocupado. (00:43) D echa el cuerpo para atrás y separa las manos hacia las esquinas de la mesa. A sigue pensando. (00:44) A tira suavemente una carta sobre la mesa, al tiempo que B adelanta la cabeza hacia la carta. (00:45) B se tira hacia atrás y mira sus cartas. (00:47) A vuelve a dejar caer otra carta sobre el tapete, bajo la mirada del resto. (00:48) B: a mí (1) vaaa (0.5) aaaa (2) B: JUEGA= D: =JUEGA ("tono de impaciencia, muy nasal") (00:48) C hace el gesto de tirar una carta pero se para. (00:49) B echa una carta al tapete señalándola con el dedo. Luego, con la misma mano coge la última carta que le queda, boca abajo, pero amenazadoramente, como ansioso por girarla y echarla sobre el tapete. (00:50) C y D tiran una carta. A mira todas las cartas, agarrando su última carta con el mismo gesto amenazador de B. (00:51) B adelanta su mano izquierda hasta casi tocar la cara de A, en un gesto de decir, "pero venga valiente". Mientras A mira fijamente a su compañero C.
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IMAGEN 5 (00:52) A mira a la mesa y hace con los brazos un gesto como de una explosión de una bomba, moviendo sucesivas veces los codos hacia los laterales. (Imagen 5). Este gesto es usado en ocasiones por B cuando envida, cuando acepta una apuesta. Aunque en este caso es sólo una amenaza porque no acompañan al gesto las palabras correspondientes, que acabará no pronunciando. (00:53) B mira serio a su compañero D, que toca sus propias cartas. (00:54) B: A: B: C: D:
((¿gustavo?)) (0.5) NO NO A LA BOQUITA CÓMO TÚ TAMBIÉN LO HACES TÚ |ANTES NO A LA | BOQUITA YEEE |((XXX)) ((XXX)) no vale no vale| ("con tono taxativo, autoritario")
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IMAGEN 6 (00:54) B mira a A, y sonriendo y adelantando la cabeza, se toca los labios con la punta del dedo índice, como diciendo: "dilo con la boca, de palabra". (Imagen 6). (00:55) A sonríe y B baja la mano. (00:55) A vuelve a hacer el gesto de la explosión, pero esta vez mirando fijamente a B y metiéndole el puño casi en la cara. (00:56) Mientras A va repitiendo el gesto sonriendo, B también sonriendo, le señala con el dedo y señala las cartas que hay en la mesa. (00:57) Casi chocan las manos de A y B, que sonríen, como los espectadores. A está cada vez más echado hacia B. (00:58) C también adelanta el dedo índice derecho hasta casi tocar a su compañero, que sigue haciendo el gesto de la bomba. D mete también su índice derecho en medio de la mesa con gesto negativo.
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(00:59)
C imita el movimiento de bomba de A. D sigue negando con el dedo.
(01:00) B también mete el dedo en medio de la mesa. Todas las manos están casi tocándose. (01:01) B mira fijo a C y señala las cartas del tapete. (01:02) A hace un breve gesto de bomba. B sigue hablando con C. D adelanta la cabeza y pone la mano con la palma hacia arriba mirando a A, como diciendo "dilo con palabras".
(01:03) B: D:
EN LA BOQUITA= =con la boca
(01:06) B: C: E:
dilo con la boca (1) NO NO= VA QUE TU TAMBÉ |((XXX)) ((XXX))