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Spanish Pages 464 [472] Year 2022
El arte y el viaje Miguel Cabañas Bravo, Amelia López-Yarto Elizalde y Wifredo Rincón García (eds.) Pintura en danza. Los artistas españoles y el ballet (1916-1962) Idoia Murga Castro imeneo en la corte. Poder, representación y ceremonial nupcial en el arte H y la cultura simbólica Inmaculada Rodríguez Moya y Víctor Mínguez Cornelles (eds.) Las redes hispanas del arte desde 1900 Miguel Cabañas Bravo y Wifredo Rincón García (eds.) Me veo luego existo: mujeres que representan, mujeres representadas Ester Alba Pagán y Luis Pérez Ochando (eds.) Arquitectura y programas artísticos en tierras de Alicante en la Edad Moderna Alejandro Cañestro Donoso El arte y la recuperación del pasado reciente Wifredo Rincón García y Miguel Cabañas Bravo Imaginarios en conflicto: lo español en los siglos xix y xx Miguel Cabañas Bravo y Wifredo Rincón García (eds.) Medieval Europe in Motion: la circulación de manuscritos iluminados en la Península Ibérica Alicia Miguélez Cavero y Fernando Villaseñor Sebastián (eds.) Fuerza e intimismo: Luisa Roldán, escultora (1652-1706) Catherine Hall-van den Elsen La fotografía. Interpretaciones históricas en la prensa española (1839-1900) Juan Miguel Sánchez Vigil Bajo el eclipse. Pintoras en España (1880-1939) Concha Lomba Serrano Arte, ciudad y culturas nobiliarias en España (siglos xiv-xix) Luis Sazatornil Ruiz y Antonio Urquízar Herrera (eds.) epresión, exilio y posguerras. Las consecuencias de las guerras R contemporáneas en el arte español Miguel Cabañas Bravo, Idoia Murga Castro y Wifredo Rincón García (eds.) l Colegio de San Gregorio de Valladolid. Saber y magnificencia en el E tardogótico castellano Diana Olivares Martínez Ver es creer. La Inmaculada Concepción y España en el siglo xvii Pablo González Tornel El libro hebreo iluminado en Portugal en la Edad Media (siglos xiii-xv) Tiago Moita
Este libro reconstruye, por primera vez, la historia constructiva de la antigua casa madre de los santiaguistas a lo largo de más de dos siglos, poniendo en evidencia que la sede de Uclés fue un espacio de singular relevancia dentro del patrocinio arquitectónico emprendido por la Corona a partir del siglo xvi. Desde 1523, el rey pasó a ostentar el cargo de administrador perpetuo de la orden, lo que motivó que desde 1525 pasaran por Uclés los más grandes maestros de obras de la Península. Gracias a la aportación de numerosa documentación inédita, ha podido reconstruirse la cronología de las fases del proyecto y los autores que se vieron implicados en el mismo, desde Enrique Egas hasta Juan Gómez de Mora, entre muchos otros. Además, esta publicación incide en valorar los usos y las funciones para los que fueron concebidos los distintos espacios del monasterio, tanto para servir adecuadamente a la vida religiosa como para ser exponentes de valores simbólicos y de representación.
sonia jiménez-hortelano
Arte y arquitectura en el Real Monasterio de Santiago de Uclés (1500-1750)
(1500-1750)
Últimos títulos publicados
La Orden Militar de Santiago fue una de las instituciones más prestigiosas en la Península durante la Edad Moderna. Esta institución nobiliaria contaba desde la Edad Media con una sede espiritual en la que se cuidaban los aspectos religiosos de sus miembros y donde se enseñaba la regla a los nuevos caballeros. Dicha sede espiritual de los santiaguistas fue, desde 1175, el monasterio de Santiago de Uclés, en la actual provincia de Cuenca.
Sonia Jiménez-Hortelano (Valencia, 1988) es doctora con mención internacional en Historia del Arte por la Universitat de València (2019). Licenciada en Historia del Arte y máster en Historia del Arte y Cultura Visual, ambas con premio extraordinario, en esta misma institución, ha sido beneficiaria de una Ayuda de Formación del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación (2013-2017) y de una beca de formación e investigación en el Museo Nacional del Prado (2018). Sus investigaciones sobre el patrimonio de la Orden Militar de Santiago y la promoción artística del foco cortesano han sido objeto de galardones como el premio Alumni-Plus de la Universitat de València (2019) y el Premio para el Estudio de las Órdenes de Caballería Españolas de la fundación Lux Hispaniarum (2019). Ha realizado estancias de investigación en centros nacionales e internacionales, como la Università degli Studi di Palermo, la Bibliotheca Hertziana de Roma o la Universidad Autónoma de Madrid. Ha participado en diversos proyectos de investigación y ha sido docente en la Universidad Jaume I de Castellón e investigadora posdoctoral dentro del subprograma «Atracció de Talent» de la Universitat de València. Asimismo, es miembro del grupo de investigación Arte y Arquitectura de la Edad Moderna, dirigido por la profesora Mercedes Gómez-Ferrer. Actualmente es profesora en la Universitat de València.
SONIA JIMÉNEZ-HORTELANO
Biblioteca de Historia del Arte
Arte y arquitectura en el Real Monasterio de Santiago de Uclés
36
Biblioteca de Historia del Arte
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
CSIC
Imagen de cubierta: nave central de la iglesia del Real Monasterio de Santiago de Uclés (fotografía de la autora).
El arte y el viaje Miguel Cabañas Bravo, Amelia López-Yarto Elizalde y Wifredo Rincón García (eds.) Pintura en danza. Los artistas españoles y el ballet (1916-1962) Idoia Murga Castro imeneo en la corte. Poder, representación y ceremonial nupcial en el arte H y la cultura simbólica Inmaculada Rodríguez Moya y Víctor Mínguez Cornelles (eds.) Las redes hispanas del arte desde 1900 Miguel Cabañas Bravo y Wifredo Rincón García (eds.) Me veo luego existo: mujeres que representan, mujeres representadas Ester Alba Pagán y Luis Pérez Ochando (eds.) Arquitectura y programas artísticos en tierras de Alicante en la Edad Moderna Alejandro Cañestro Donoso El arte y la recuperación del pasado reciente Wifredo Rincón García y Miguel Cabañas Bravo Imaginarios en conflicto: lo español en los siglos xix y xx Miguel Cabañas Bravo y Wifredo Rincón García (eds.) Medieval Europe in Motion: la circulación de manuscritos iluminados en la Península Ibérica Alicia Miguélez Cavero y Fernando Villaseñor Sebastián (eds.) Fuerza e intimismo: Luisa Roldán, escultora (1652-1706) Catherine Hall-van den Elsen La fotografía. Interpretaciones históricas en la prensa española (1839-1900) Juan Miguel Sánchez Vigil Bajo el eclipse. Pintoras en España (1880-1939) Concha Lomba Serrano Arte, ciudad y culturas nobiliarias en España (siglos xiv-xix) Luis Sazatornil Ruiz y Antonio Urquízar Herrera (eds.) epresión, exilio y posguerras. Las consecuencias de las guerras R contemporáneas en el arte español Miguel Cabañas Bravo, Idoia Murga Castro y Wifredo Rincón García (eds.) l Colegio de San Gregorio de Valladolid. Saber y magnificencia en el E tardogótico castellano Diana Olivares Martínez Ver es creer. La Inmaculada Concepción y España en el siglo xvii Pablo González Tornel El libro hebreo iluminado en Portugal en la Edad Media (siglos xiii-xv) Tiago Moita
Este libro reconstruye, por primera vez, la historia constructiva de la antigua casa madre de los santiaguistas a lo largo de más de dos siglos, poniendo en evidencia que la sede de Uclés fue un espacio de singular relevancia dentro del patrocinio arquitectónico emprendido por la Corona a partir del siglo xvi. Desde 1523, el rey pasó a ostentar el cargo de administrador perpetuo de la orden, lo que motivó que desde 1525 pasaran por Uclés los más grandes maestros de obras de la Península. Gracias a la aportación de numerosa documentación inédita, ha podido reconstruirse la cronología de las fases del proyecto y los autores que se vieron implicados en el mismo, desde Enrique Egas hasta Juan Gómez de Mora, entre muchos otros. Además, esta publicación incide en valorar los usos y las funciones para los que fueron concebidos los distintos espacios del monasterio, tanto para servir adecuadamente a la vida religiosa como para ser exponentes de valores simbólicos y de representación.
sonia jiménez-hortelano
Arte y arquitectura en el Real Monasterio de Santiago de Uclés (1500-1750)
(1500-1750)
Últimos títulos publicados
La Orden Militar de Santiago fue una de las instituciones más prestigiosas en la Península durante la Edad Moderna. Esta institución nobiliaria contaba desde la Edad Media con una sede espiritual en la que se cuidaban los aspectos religiosos de sus miembros y donde se enseñaba la regla a los nuevos caballeros. Dicha sede espiritual de los santiaguistas fue, desde 1175, el monasterio de Santiago de Uclés, en la actual provincia de Cuenca.
Sonia Jiménez-Hortelano (Valencia, 1988) es doctora con mención internacional en Historia del Arte por la Universitat de València (2019). Licenciada en Historia del Arte y máster en Historia del Arte y Cultura Visual, ambas con premio extraordinario, en esta misma institución, ha sido beneficiaria de una Ayuda de Formación del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación (2013-2017) y de una beca de formación e investigación en el Museo Nacional del Prado (2018). Sus investigaciones sobre el patrimonio de la Orden Militar de Santiago y la promoción artística del foco cortesano han sido objeto de galardones como el premio Alumni-Plus de la Universitat de València (2019) y el Premio para el Estudio de las Órdenes de Caballería Españolas de la fundación Lux Hispaniarum (2019). Ha realizado estancias de investigación en centros nacionales e internacionales, como la Università degli Studi di Palermo, la Bibliotheca Hertziana de Roma o la Universidad Autónoma de Madrid. Ha participado en diversos proyectos de investigación y ha sido docente en la Universidad Jaume I de Castellón e investigadora posdoctoral dentro del subprograma «Atracció de Talent» de la Universitat de València. Asimismo, es miembro del grupo de investigación Arte y Arquitectura de la Edad Moderna, dirigido por la profesora Mercedes Gómez-Ferrer. Actualmente es profesora en la Universitat de València.
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Imagen de cubierta: nave central de la iglesia del Real Monasterio de Santiago de Uclés (fotografía de la autora).
Arte y arquitectura en el Real Monasterio de Santiago de Uclés (1500-1750)
Colección Historia del Arte Serie Biblioteca de Historia del Arte, 36 dirección
Wifredo Rincón García, Instituto de Historia, csic secretaría
Miguel Cabañas Bravo, Instituto de Historia, csic comité editorial
Elena Díez Jorge, Universidad de Granada María Dolores Jiménez-Blanco Carrillo de Albornoz, Ministerio de Cultura Therese Martin, Instituto de Historia, csic Matilde Miquel Juan, Universidad Complutense de Madrid Idoia Murga Castro, Instituto de Historia, csic Juan Miguel Sánchez Vigil, Universidad Complutense de Madrid Luis Sazatornil Ruiz, Universidad de Cantabria Jaime Vindel Gamonal, Instituto de Historia, csic consejo asesor
Manuel Arias Martínez, Museo Nacional de Escultura de Valladolid Paula Barreiro López, Université Grenoble Alpes María Luisa Bellido Gant, Universidad de Granada Antonio Cea Gutiérrez, Instituto de Lengua, Literatura y Antropología, csic Juan Ignacio del Cueto Ruiz Funes, Universidad Nacional Autónoma de México Manuel García Heras, Instituto de Historia, csic Milagros Guardia Pons, Universitat de Barcelona Concha Lomba Serrano, Universidad de Zaragoza Irene López Arnáiz, Instituto de Historia, csic Vidal de la Madrid Álvarez, Universidad de Oviedo Carmen Ortiz García, Instituto de Historia, csic Pamela Patton, Princeton University Antonio Urquízar Herrera, Universidad Nacional de Educación a Distancia Alfredo Manuel Vigo Trasancos, Universidad de Santiago de Compostela
SONIA JIMÉNEZ-HORTELANO
Arte y arquitectura en el Real Monasterio de Santiago de Uclés (1500-1750)
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Madrid, 2022
Reservados todos los derechos por la legislación en materia de Propiedad Intelectual. Ni la totalidad ni parte de este libro, incluido el diseño de la cubierta, puede reproducirse, almacenarse o transmitirse en manera alguna por medio ya sea electrónico, químico, óptico, informático, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito de la editorial. Las noticias, los asertos y las opiniones contenidos en esta obra son de la exclusiva responsabilidad del autor o autores. La editorial, por su parte, solo se hace responsable del interés científico de sus publicaciones. El presente trabajo se enmarca dentro de los resultados del proyecto de investigación de I+D «Geografías de la Movilidad Artística. Valencia en Época Moderna (HAR2017-8307-P», financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
Catálogo de publicaciones de la Administración General del Estado: http://cpage.mpr.gob.es/ Editorial CSIC: http://editorial.csic.es (correo: [email protected])
© csic © Sonia Jiménez-Hortelano © De las ilustraciones, las instituciones y personas mencionadas a pie de figura. Si no se menciona fuente, la autoría es de Sonia Jiménez-Hortelano Imagen de cubierta: nave central de la iglesia del Real Monasterio de Santiago de Uclés (fotografía de la autora)
isbn: 978-84-00-10833-5 e-isbn: 978-84-00-10834-2 nipo: 833-22-001-X e-nipo: 833-22-002-5 Depósito Legal: M-400-2022
Maquetación, impresión y encuadernación: R.B. Fotocomposición, S. A. Impreso en España. Printed in Spain En esta edición se ha utilizado papel ecológico sometido a un proceso de blanqueado ECF, cuya fibra procede de bosques gestionados de forma sostenible.
Índice
prólogo ������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 12 Mercedes Gómez-Ferrer agradecimientos ������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 14 introducción ������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 16
I. El monasterio de Santiago de Uclés. Origen y desarrollo de un proyecto el monasterio de uclés y su territorio hasta nuestros días. una revisión historiográfica ................................................................................................. 20 El siglo xix. La batalla de Uclés, la visión romántica y la documentación gráfica del monasterio .................................................................................................... 25 El monasterio tras la supresión de las órdenes militares ................................................. 30 El siglo xx. Quintero Atauri y los primeros pasos de la Historia del Arte . ................... 32 La Guerra Civil y el penal de Uclés . .................................................................................... 36 La historiografía desde la década de los cincuenta hasta nuestros días ........................ 41 el monasterio de santiago de uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi ....... 46 Una aproximación al desaparecido monasterio medieval de Santiago de Uclés . ........ 47 Uclés como lugar de enterramiento . .................................................................................... 51 La administración de la orden por parte de los Reyes Católicos .................................... 59 El reinado de Carlos V. La incorporación de la Orden de Santiago a la Corona y las obras en el monasterio ........................................................................................... 65 La evaluación del monasterio medieval por los visitadores de 1525: Antón Egas y Alonso de Covarrubias en Uclés ........................................................... 66 el inicio de las obras del nuevo convento de santiago de uclés (1528-1554) ........... 70 Los promotores: Carlos V y el prior de Uclés . ................................................................... 71 Los artífices ............................................................................................................................. 73 Enrique Egas (1528-1534) y Francisco de Luna (1528-¿1545?) ................................. 73 Andrés de Vandelvira (1530) .......................................................................................... 76 Luis de Vega (¿1545-1562?) . ........................................................................................... 79 Los aparejadores: Rafael y Juan de Praves .................................................................. 80 Diego Martínez, maestro de carpintería ...................................................................... 81 Imaginando la primera traza ................................................................................................ 82 Periodización de las obras en la construcción de la fachada oriental ............................ 85 El arranque de las obras. Acopio de materiales e inicio de la construcción: 1528-1534 . .................................................................................................................. 85 La construcción de la planta noble: 1535-1549 . .......................................................... 87 La suspensión de los trabajos: 1550-1554 . ................................................................... 92 Zonas y dependencias del monasterio de Uclés: usos materiales y simbólicos . .......... 95 La fachada oriental. Una hipótesis de lectura . ........................................................... 95
8 Índice
El ábside. La genealogía real . ...................................................................................... 102 Los dos niveles de galerías subterráneas ................................................................... 108 La escalera de caracol de ojo abierto o de Mallorca ................................................. 111 La cripta y el Santo Sepulcro (1538-1551) . .................................................................. 114 La sacristía, el tesoro y el relicario .............................................................................. 119 La Sala Grande ............................................................................................................... 128 Las estancias priorales . ................................................................................................ 137 Los ecos artísticos del monasterio en el priorato ............................................................. 137 la fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611) . .................. 140 Felipe II y la reanudación de las obras . ............................................................................. 141 La visita de Felipe II al monasterio en 1566 ..................................................................... 143 Gaspar de Vega. La elaboración de las trazas y la designación como maestro mayor ... 145 Las características del cargo de maestro mayor de obras de Uclés .............................. 147 Una «traza universal» para el monasterio ........................................................................ 148 La iglesia ......................................................................................................................... 149 La construcción de la plataforma . .............................................................................. 155 Otras dependencias. Hipótesis sobre el claustro . .................................................... 158 Los aparejadores de Uclés y el cargo de aparejador en la segunda mitad del siglo xvi .. 160 Martín de Cortezubi (1567-1571) .................................................................................. 161 Juan de Gastañaga (1571-ca. 1606) .............................................................................. 162 El avance cronológico de las obras en la iglesia durante la maestría de Gaspar de Vega . ....................................................................................................... 165 Pedro de Tolosa (1576-1583) ................................................................................................ 172 La fábrica de las portadas . ........................................................................................... 173 La sistematización de destajos en la iglesia .............................................................. 182 Los destajeros entre 1577 y 1605 ................................................................................. 183 Diego de Alcántara (1583-1587) .......................................................................................... 185 El relicario y la sala superior ....................................................................................... 187 Francisco de Mora (1587-1591 y 1595-1609) y el breve paréntesis de Bartolomé Ruiz (1592-1593) . .................................................................................. 189 La biblioteca y el archivo . ............................................................................................. 191 El memorial de hacia 1593 . .......................................................................................... 193 El cerramiento de las bóvedas de la iglesia y la construcción de la cúpula y el chapitel ....................................................................................... 195 La evaluación del avance de las obras de 1604 y las tasaciones de 1606 . ............. 201 La fachada occidental de Uclés y la aportación de Francisco de Mora ................ 203 Pedro García de Mazuecos (1609-1611) y Pedro de Lizargárate (1611-1626) ............... 204 Una nueva evaluación del avance de las obras: 1611 . ............................................... 205 La construcción del coro de la iglesia........................................................................ 208 La iglesia de Uclés y su influencia en la arquitectura de templos de la zona ............. 210 las obras durante los Austrias menores: de la inercia de principios de siglo a la ralentización del proyecto . .......................................................................................... 216 Juan Gómez de Mora, maestro mayor de Uclés (1626-1631) .......................................... 218 Las obras durante el siglo xvii ........................................................................................... 222
Índice 9
La escalera del claustro ................................................................................................ 222 Los primeros tanteos sobre el futuro claustro .......................................................... 226 La capilla medieval de los Torres en el antiguo claustro de Uclés. El pleito de 1621 ...................................................................................................... 227 La dotación de retablos y objetos litúrgicos para el nuevo templo del monasterio durante la segunda mitad del siglo ............................................................................. 230 La construcción del retablo mayor y sus artífices (1668-1679) . ............................. 232 Los retablos de las capillas laterales . ........................................................................ 240 La construcción de la panda occidental del monasterio ................................................ 246 el siglo xviii en el monasterio de uclés: la finalización del proyecto .................. 252 El monasterio a principios del siglo xviii . ....................................................................... 254 La fachada principal . ........................................................................................................... 257 La portada de acceso meridional. Una interpretación simbólica ................................. 259 La construcción del claustro . ............................................................................................. 267 La escalera principal ............................................................................................................ 276 Otras obras. El nuevo cuarto prioral . ................................................................................ 282 Las fábricas dieciochescas de las heredades de Buenamesón y Torrelengua ............. 283 Pinturas y objetos litúrgicos para el monasterio durante la segunda mitad del siglo xviii ................................................................................................................. 288 Las últimas remodelaciones y el acondicionamiento de la plaza del monasterio . .... 297 La puerta de la Carrera ................................................................................................. 298
II. Formas de trabajo en las obras del priorato de Uclés en época moderna. Aspectos biográficos Biografías de artífices . ............................................................................................................ 308 Artífices del siglo xv . ........................................................................................................... 308 Artífices del siglo xvi ........................................................................................................... 309 Artífices del siglo xvii . ........................................................................................................ 352 Artífices del siglo xviii ........................................................................................................ 361 Anexo documental .......................................................................................................... 367 Normas de transcripción bibliográfica . ............................................................................ 367 Relación de documentos . .................................................................................................... 367 Fuentes y Bibliografía .............................................................................................................. 431 Índice onomástico . ..................................................................................................................... 453 Índice topográfico . .................................................................................................................... 461
A mis padres, Petra y Luis
Prólogo Mercedes Gómez-Ferrer Universitat de València
Situarse frente a un conjunto arquitectónico con el calado histórico y artístico del monasterio de Uclés no es tarea fácil. Su importancia en la edificación vinculada a las órdenes militares es excepcional, siendo además un exponente singular de la arquitectura española de la Edad Moderna. Pues bien, lejos de caer en tentaciones meramente descriptivas, a partir de cuestiones estilísticas o de simple ordenamiento cronológico de obras y maestros, la autora del presente libro, Sonia Jiménez-Hortelano, se adentra concienzudamente en el proceso que llevó a la gestación del monasterio con una dilatada y profunda amplitud de miras. Esta capacidad de enfrentarse a una caleidoscópica realidad le ha permitido construir un libro que dista mucho de ser un mero estudio erudito del edificio, construyendo una historia arquitectónica y también humana, la de una orden como la de Santiago, profundamente ligada a la monarquía, y de los maestros que transitaron por ella y por las más significativas obras de la Península durante los siglos que vieron el esplendor de este monasterio. A través de la investigación realizada para su tesis doctoral, de la que tuve la fortuna de ser su directora, he podido ir viendo crecer este proyecto y asistir a cómo iba madurando su acercamiento al propio edificio y a los materiales que construían su historia. El entusiasmo cuando se adentraba en «las tripas» de este vasto monumento, hoy en día, por desgracia, bastante desangelado y desprovisto de la grandeza y suntuosidad de mejores épocas, le abrió los ojos a una realidad arquitectónica que muchas veces había que leer entre líneas. Y es que no es evidente el poder interpretar la naturaleza de una fábrica que fue creciendo a partir de los restos medievales anteriores, que se fueron desmantelando a medida que se impulsaba la nueva construcción en el siglo xvi. Los inmensos sótanos, el despejado claustro, la solemne iglesia, las diversas escaleras —desde la casi olvidada de caracol, la del claustro con sus bóvedas suspendidas, hasta la majestuosa escalera imperial—, el impresionante artesonado, las fachadas con sus motivos decorativos, la enorme plataforma…, cada pieza suponía un interrogante difícil de descifrar con los datos de los que se partía. Insertos en el contexto de una arquitectura monacal, pero también casi palaciega, los principales elementos —bóvedas, portadas, cubiertas, esviajes…— cuentan con cuidadosos análisis que atienden a sus tipologías, materiales y técnicas. Relieves escultóricos y entalladuras, frisos esculpidos, inscripciones…, indisolublemente ligados a la arquitectura, también se tienen en cuenta. Estereotomía, albañilería y carpintería se dan cita en este texto que, a la postre, supone un recorrido por los principales modos constructivos de la España de época moderna. El escrupuloso análisis bibliográfico y la búsqueda de documentos gráficos y literarios han permitido a Sonia Jiménez-Hortelano recomponer ese magnífico puzle que constituye un edificio de estas dimensiones. La rigurosa investigación documental que ha realizado en numerosísimos archivos, como ella misma relata en su introducción, ha permitido aclarar muchas de las incógnitas y los errores que venían repitiendose y apuntar datos inéditos cruciales para poder entender el monumento en su integridad. Y eso que estas notas de archivo eran muchas veces muy ingratas, no solo por la dificultad de su paleo-
Prólogo 13
grafía, si no también porque la parquedad de algunas de las anotaciones dificultaba su interpretación. Esta debía ser compensada con agudas intuiciones y una reflexión pausada cuando la falta de evidencia documental frenaba el proceso de valoración del edificio. Y es que, cuando el estudio no puede fiarse de la certeza, hace falta adentrarse en los terrenos de las hipótesis bien fundamentadas y argumentadas, como lo ha hecho Sonia Jiménez-Hortelano, para algunos de los periodos que tenían menor apoyatura documental. Aunque, como señalara el erudito Antonio Ponz en el siglo xviii, «por eso no es maravilla que en Uclés haya cosas bien ideadas y bien hechas, pues siempre corrían a cargo de uno de los mejores profesores que a la sazón había», nuestra autora tenía que certificar, no obstante, esa afirmación sobre las personalidades que estuvieron al frente de la construcción. Ha podido tejer unos mimbres en los que se recuperan lagunas biográficas de destacados maestros como Antón y Enrique Egas, Alonso de Covarrubias, Andrés de Vandelvira, Luis de Vega, Gaspar de Vega, Francisco de Mora o Juan Gómez de Mora, reconocidas personalidades de la historia de la arquitectura en España. Pero también de otros artífices que, no siendo tan señeros, han podido resituarse, como Francisco de Luna, Rafael y Juan de Praves, un prácticamente inédito carpintero Diego Martínez y numerosos canteros que han salido casi del anonimato, como Martín de Cortezubi, Juan de Gastañaga o Pedro de Tolosa… Una larga lista que denota la grandeza de la fábrica de Uclés, lugar de formación y aprendizaje para muchos maestros, que no son los únicos que desfilan por este libro. Están acompañados por un nutrido elenco de priores, religiosos, visitadores, gobernantes, nobles y mecenas. Tener en cuenta este componente humano que habita y da sentido a la arquitectura construida es lo que permite entender de forma más clara el funcionamiento de la gran máquina que fue Uclés. A su vez, comprender la arquitectura y a los maestros del monasterio sienta las bases de un conocimiento mucho más extenso que recorre toda la geografía inmediata, la que veía y seguía los modos que Uclés inauguraba. Numerosas iglesias, casas de encomiendas, mesones…, esas otras arquitecturas ligadas directa o indirectamente a la orden que podrán cobrar carta de naturaleza a partir de este trabajo. A pesar de que el foco principal alumbra la historia arquitectónica, Sonia Jiménez-Hortelano ilumina también el riquísimo patrimonio, casi totalmente perdido, que albergaba este vasto contenedor. Gracias a la recuperación del relato de los visitadores del siglo xvi podemos comprender el enorme y austero espacio de la cripta bajo el templo, hoy muy desvirtuado, que acogía un interesantísimo grupo escultórico, el Santo Entierro, parcialmente conservado. También los retablos de la iglesia, el mayor y los laterales, y algunos de sus lienzos, que nos alejan de la imagen desnuda que hoy nos presenta el templo. Las estanterías y el mobiliario que alojaban el magnífico archivo y la biblioteca, así como algunas de las piezas de orfebrería también ayudan a componer una imagen más cercana a la realidad vivida de este edificio. La autora no hurta el declive, los estragos que el paso del tiempo, tras la supresión de las órdenes militares, y los usos inadecuados han causado en la estructura y en su interior. Pero su relato permite devolver la vida al monasterio con un rigor científico que era ciertamente necesario. Los intentos actuales por recuperar su dignidad solo serán posibles si se emprenden con la solidez académica que este estudio y su autora devuelven a Uclés. El esfuerzo por desentrañar su historia y tomar mayor conciencia, si cabe, de la posición que Uclés merece dentro del panorama arquitectónico de su tiempo ayudarán a defender con orgullo su prestancia y permitirán comprender la naturaleza de una obra tan singular.
Agradecimientos
Este libro es resultado de la revisión de mi tesis doctoral, presentada en la Universitat de València en 2019 y realizada gracias a una Ayuda para la Formación de Profesorado Universitario (FPU) concedida por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Han sido muchos los años de mi vida que ha ocupado este trabajo, y muchas las personas que, de una forma u otra, han ayudado a que saliera adelante. En primer lugar, quiero dar las gracias a la que ha sido y sigue siendo mi directora académica, la profesora Mercedes Gómez-Ferrer. Su magisterio y su manera de entender el estudio de la arquitectura del pasado han sido y son para mí referencias sobre cómo afrontar nuestra profesión como historiadores del arte. Asimismo, querría agradecer profundamente las consideraciones y sugerencias aportadas por aquellas personas que formaron parte del tribunal de tesis o fueron revisores, los profesores Fernando Marías, Beatriz Blasco, Emanuela Garofalo, Luis Arciniega, Javier Ibáñez y Francesca Funis. Sus consejos e indicaciones contribuyeron a la sustancial mejora del texto que hoy se presenta. Deseo agradecer también la acogida recibida por parte del profesor Marco Nobile durante mi estancia en la Università degli Studi di Palermo y a la profesora Susanne Kubersky-Piredda su tutorización en la Bibliotheca Hertziana desde la que escribo hoy estas palabras. Además, me gustaría dar las gracias al Departamento de Historia del Arte de la Universitat de València, especialmente a aquellas personas que, ya fuera con bibliografía o simplemente con consejos, me ayudaron a la hora de enfrentar este trabajo, como la profesora Yolanda Gil y el profesor Amadeo Serra, así como al profesor Francisco Gimeno Blay, que revisó algunas de mis transcripciones de las inscripciones latinas de la fachada este del monasterio. Mi agradecimiento también al personal del Museo del Prado, en el que pasé un año y en el que, gracias a sus conservadores y técnicos, aprendí tantísimo. En este sentido, quiero agradecer especialmente la formación recibida de la que fue mi tutora, la doctora Leticia Ruiz. En estos últimos años, muchas han sido las personas importantes en mi formación investigadora. Agradezco especialmente la ayuda prestada por los miembros del grupo de investigación GEOART de la Universitat de València y la acogida recibida por parte del grupo de investigación IHA de la Universitat Jaume I, coordinado por el profesor Víctor Mínguez. También la colaboración brindada, en la fase posdoctoral, por personas como Laura Fernández-González, de la Universidad de Lincoln, o Flavia Cantatore, de la Sapienza Università di Roma. Parte importante de este apoyo se debe a todos los compañeros y amigos historiadores del arte, becarios del Museo del Prado o del Departamento de Historia del Arte, con los que tantas vivencias y conversaciones he compartido a lo largo de estos años: Paco Orts, Clara Solbes, Miriam Cera, Sergio Ramiro, Silvia Gutiérrez, Christine Seidel, Rubén Vila, Patri Horcajada, Tono Belenguer y, especialmente, Diana Olivares, que me animó a editar este texto para su publicación, y David Jiménez, que siempre estuvo dispuesto a ser el copiloto en la visita a los lugares de interés para este trabajo.
Agradecimientos 15
No puedo dejar de agradecer los servicios y la ayuda prestados por el personal de los distintos archivos en los que he tenido la oportunidad de trabajar a lo largo de estos años, muy especialmente del Archivo Histórico Nacional, el Archivo Histórico de Simancas, el Archivo General de Palacio o el Archivo Diocesano y el Histórico Provincial de Cuenca. Asimismo, hago extensible este agradecimiento a los vecinos y párrocos que en su día fueron tan amables de acompañarme y abrirme las puertas de las distintas iglesias y edificios que forman parte de este estudio para la toma de fotografías. En este sentido, mi más sentido agradecimiento al apoyo brindado por los vecinos de Uclés y su ayuntamiento, así como al propio monasterio objeto de esta monografía. En este sentido, me gustaría dar las gracias a Ana Gálvez, que me facilitó el acceso a muchos de los recursos necesarios para llevar a cabo este trabajo. También al Consejo Superior de Investigaciones Científicas y al Consejo Asesor de la colección por evaluar positivamente este trabajo para su publicación. Para acabar, el mayor de los agradecimientos a mi familia, que me inculcó el amor por el conocimiento y por un territorio quedo en aquellos eternos veranos de la infancia. También a Luis Vives-Ferrándiz, que ha querido compartir conmigo el viaje que ha supuesto para mí este trabajo. Roma, 24 de junio de 2021
Introducción
El monasterio de Santiago de Uclés es un asombroso museo del estilo arquitectónico español, desde 1529. Cada generación que apareciera, desde la fundación de la obra hasta cerca de 1750, dejó ahí algún recuerdo de su estilo. Por ello, la lista de los arquitectos de Uclés parece una historia de la arquitectura española. […] Desmañados intentos, proyectos incompletos, experimentos fracasados hacen de Uclés una especie de taller de la invención arquitectónica.1 George Kubler
Como bien señalara el historiador George Kubler, el monasterio de los caballeros de Santiago de Uclés es un edificio que encapsula entre sus muros la historia del devenir arquitectónico en la península ibérica desde principios del siglo xvi hasta mediados del xviii. Por las obras de Uclés pasaron personalidades como Antón y Enrique Egas, Alonso de Covarrubias, Andrés de Vandelvira, Luis de Vega, Gaspar de Vega, Francisco de Mora y un largo etcétera de maestros de obra de primer orden de nuestra historiografía arquitectónica. La relación de estos nombres con el monasterio no es casual. El monasterio de Uclés, a diferencia de lo que es hoy, fue durante la Edad Moderna un centro espiritual que participó de manera directa de la política artística de la monarquía hispánica. Aunque no formaba parte de los bienes directamente dependientes de la Corona, desde finales del siglo xv, el rey fue su máximo administrador como maestre y cúspide de la Orden Militar de Santiago. Este hecho no es anecdótico, sino que, bajo nuestro punto de vista, determina la perspectiva con la que hemos de analizar esta formidable empresa constructiva. El monasterio de Uclés fue desde finales del siglo xii un punto de referencia en el ideario espiritual de la Orden Militar de Santiago. Allí se levantó, una vez confirmada su regla en 1175, la que habría de ser la casa mayor de la institución, y desde allí se desarrolló parte de la política y el ceremonial de la orden durante los siglos medievales. La situación cambió a principios de la Edad Moderna, cuando la administración de las órdenes pasó a estar en manos del rey. A partir de entonces se llevaron a cabo reformas centralizadoras de gobernanza para estas instituciones, de modo que un lugar tan emblemático en el pasado pasó a tener competencias estrictamente religiosas y espirituales. Sobre la importancia espiritual del monasterio, cabe recordar que durante la Edad Moderna el priorato de Uclés fue una prelatura nullius y, por tanto, independiente de cualquier otro obispo. Junto al maestre, el prior de Uclés era una referencia en la jerarquía de la
1
Kubler, George. Arquitectura de los siglos xvii y Madrid, Plus Ultra, 1957, p. 18.
xviii,
Introducción 17
institución, por lo que se debía garantizar su presencia en los Capítulos Generales de la orden. El prior tenía competencias episcopales en su territorio, de tal forma que vestía las insignias pontificales —báculo y mitra— y visitaba periódicamente las parroquias bajo su responsabilidad, celebrando los pertinentes sínodos, ejerciendo así cierta capacidad legislativa en relación con el culto. Nuestro trabajo tiene como objeto de estudio el edificio del Real Monasterio de Santiago de Uclés en época moderna y, fundamentalmente, a partir de 1529, cuando dio comienzo el proceso de remodelación total del entonces monasterio medieval, hasta la conclusión del proyecto a finales del siglo xviii. En este trabajo proponemos un análisis sistemático sobre la construcción de este singular complejo religioso, en el que ofrecemos no solamente una cronología precisa de las obras, sino también el análisis de las problemáticas relativas a los usos y valores otorgados a este tipo de espacios o las motivaciones de sus promotores. Hasta ahora eran pocos los datos de los que disponíamos en relación con la comitencia artística en el monasterio de Uclés y su priorato. Los estudios disponibles se centraban en los primeros años de las obras, sin que existiera un análisis en profundidad y de conjunto sobre el desarrollo arquitectónico durante la Edad Moderna en esta demarcación espiritual. Para la realización de este trabajo hemos recurrido a la consulta de distintos fondos documentales y, principalmente, al propio de la Orden de Santiago en el Archivo Histórico Nacional, un archivo que desde sus orígenes fue considerado de capital importancia para la institución por ser su documentación garante de sus posesiones y privilegios. Dentro de él destacan fondos como el Archivo Secreto del Consejo de Órdenes, las Reales Cédulas, los libros de visita o el conocido como Archivo Histórico de Toledo, donde se conservan las visitas de inspección trienal realizadas, a partir del siglo xvi, sobre las cuentas asociadas a cada prior. Otros importantes fondos documentales consultados han sido los custodiados en el Archivo General de Palacio de Madrid, el Archivo General de Simancas, la Real Academia de la Historia, la Real Academia de San Fernando, el Archivo General de la Administración y la Biblioteca Nacional. Además, hemos consultado otros recursos documentales de gran interés y prácticamente inexplorados hasta la fecha, como el fondo de Protocolos Notariales del Archivo Municipal de Uclés, que nos ha permitido obtener información sobre aquellos contratos que fueron realizados en la villa en relación con las obras del monasterio. Por último, ha sido de especial importancia la lectura atenta del importante cuerpo bibliográfico producido por las órdenes militares durante la Edad Moderna, ya sea mediante la impresión de textos normativos de su regla y sus establecimientos y reformaciones, como de las crónicas «históricas» sobre el pasado de la propia institución. A partir de toda esta información, el presente libro analiza las diferentes fases constructivas por las que pasaron las obras, teniendo en cuenta las vicisitudes económicas, políticas y artísticas que las condicionaron. Gracias a ello, hemos logrado completar las biografías artísticas de maestros de primer orden del mundo de la construcción y determinar el papel que jugaron en ese «taller de la invención arquitectónica» que era Uclés. Por otro lado, la obra que a continuación presentamos completará el conocimiento historico-artístico de las empresas modernas de nuestro país, a la vez que nos permitirá repensar el alcance de las geografías vinculadas con la promoción artística desde la corte. La designación de maestros reales para dirigir las obras de Uclés o el empleo de recursos
18 Introducción
visuales como los chapiteles empizarrados o la importación de las columnas de granito se explican a través de esa conexión directa con las tendencias artísticas cortesanas del momento. Por otra parte, y atendiendo a los aspectos materiales de su fábrica, el monasterio de Uclés se presenta como un repertorio de multitud de soluciones estereotómicas a lo largo de más de dos siglos. Así, encontramos ejemplos que van desde la incorporación de una escalera de caracol de Mallorca, en la primera fase de las obras, hasta la majestuosa y teatral escalera principal dieciochesca, soluciones que abren la puerta a futuros estudios sobre la pervivencia de los saberes estereotómicos en época moderna en Castilla. Por otro lado, Uclés fue durante esos siglos un centro de atracción de numerosos maestros de obras de distintas geografías. Este estudio ha permitido recuperar el nombre de muchos ellos y el tipo de trabajo realizado, poniendo de relieve tanto su movilidad artística como las relaciones laborales que se establecieron entre ellos. Por último, creemos que para entender los usos y valores simbólicos, litúrgicos y de representación de los diferentes espacios del nuevo monasterio, es imprescindible tener en cuenta que la imagen que presentaba en época moderna era muy diferente a su estado actual. Como ocurriera en tantos otros conventos de las órdenes militares, el monasterio de Uclés fue victima tanto de exclaustraciones como de contiendas bélicas que supusieron una notable pérdida patrimonial de objetos litúrgicos y mobiliario. Por ello, el presente libro ha incluido la restitución de una imagen pasada a través de las minuciosas descripciones incluidas en los libros de visita. En este sentido, son de especial interés los datos recuperados sobre la dotación de retablos para el templo en el siglo xvii o la recreación escultórica del Santo Sepulcro, bajo la cabecera de la iglesia, en el xvi. Es nuestro deseo que este trabajo pueda motivar el desarrollo de futuras investigaciones sobre el patrimonio artístico de las órdenes militares peninsulares en la Edad Moderna, un campo de estudio que ofrece, a día de hoy, muchas oportunidades de reflexión y análisis. Precisamente, el patrimonio de estas antiguas instituciones se localiza, en la mayoría de los casos, en poblaciones de lo que recientemente se ha denominado la «España vaciada». El estudio y puesta en valor de ese patrimonio debe servir no solo para rescatar un pasado artístico glorioso y de esplendor, sino para asentar en el presente el valor social de una geografía que consolide un futuro comprometido con la memoria de lo que fue.
I. El monasterio de Santiago de Uclés. Origen y desarrollo de un proyecto
El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
Figura 1 Proyecto de reconstrucción de los chapiteles. Planos del monasterio, 1954. AGA, sig. 340.
El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica 21
La población musulmana de Uqlis, origen de la actual villa de Uclés, aparece recogida en Los caminos de Al-Andalus de Al Idrisi como una población mediana situada a dieciocho millas de Huete (Cuenca) y con campos bien cultivados. Yaqut ibn Abadía —entre finales del siglo xii y principios del xiii— menciona que era una ciudad entonces en poder de los cristianos, que había sido dependiente de la Cora de Santavería como cabeza de comarca, junto a Medina Cunca y Medina Wabda —Cuenca y Huete, respectivamente—.1 Se considera que fue Al-Fath Musa ibn Zennun, ante la imposibilidad de mantenerse en Toledo, quien edificó la fortaleza y villa de Uclés, en torno a los últimos años del siglo ix.2 Por otra parte, Al-Himyari describió la Uclés musulmana de la siguiente manera: Uklis, ciudad provista de un fuerte castillo, en la Marca de al-Andalus. Es la capital de la circunscripción de Santabariya (Santaver). Su construcción, que es moderna, fue obra de al-Fath b. Musa b. Din-Nun: el que se rebeló con éxito contra la autoridad central en 160 (775-777). Él adoptó enseguida Uclés como capital y residencia; edificó construcciones e hizo una ciudad. Ella está situada sobre la orilla de un río, formando una fuente situada en una altura, en el punto más alto de la ciudad. Esta corriente de agua atraviesa Uclés y alimenta sus termas. Una curiosidad de la ciudad es la nave central de su mezquita-catedral: las vigas que la sostienen, tienen una longitud de ciento once palmos; ellas son de sección cuadrada, bien cortadas y de lados iguales.3
En 1108, las tropas de Alfonso VI intentaron la toma de la fortaleza de Uclés en la conocida como batalla de los Siete Condes, con un resultado nefasto para los cristianos y en la que resultó muerto el infante Sancho, heredero al trono. La villa no pasó a manos cristianas hasta 1157, tras un pacto de intercambio entre el rey Lobo de Murcia y Alfonso VII, en contrapartida por el sitio de Alicún, cerca de Baza. En un primer momento, en 1173, Uclés fue concedida a la Orden de San Juan, si bien esta donación fue retirada por Alfonso VIII en favor de los santiaguistas, que pasaron a tomar posesión de la fortaleza tras la bula confirmatoria de la orden promulgada por Alejandro III (véase fig. 2).4 Como ya señalara Lomax, la importancia de este tipo de enclaves radicaba en su implicación en el proceso de conquista cristiana,5 por lo que, con la finalidad de asentar a las nuevas poblaciones con arreglo a un estatuto jurídico foral, el maestre Pedro Fernández recurrió, con la aprobación real, al fuero de Sepúlveda, que fue entregado en 1179.6
1
2
3
Cano Martín, Juan José y Mendoza Traba, María José, «La consolidación y restauración del Castillo Nuevo, Torre Albarrana y Monasterio de Uclés», en C. Villar y A. Madrigal (coords.), Nuestro patrimonio. Recientes actuaciones y nuevos planteamientos en la provincia de Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial de Cuenca, 2010, p. 370. Almonacid Clavería, José Antonio, «La kura de Santaveria: Estructura político-administrativa», en AA. VV., I Congreso de Historia de CastillaLa Mancha, vol. V, Toledo, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 1988, p. 9. Almonacid señala toda una serie de imprecisiones relativas a esta descripción, como que Uclés nunca fue capital de la Santavería-Santaver y que Al Fath no se rebeló con éxito contra la autoridad central, sino que fue su padre, Musa, en el año 888 d. C. Por último, también menciona que la descripción relativa a la mezquita aljama de Uclés es recogida prácticamente igual por «El Dikr» entre los
prodigios de al-Ándalus, y añade que la medida de 111 palmos se correspondería con una longitud de 23,30 metros, algo impensable; véase Almonacid Clavería, 1988, p. 15. 4
Rivera Garretas, María Milagros, La Encomienda, el Priorato y la villa de Uclés en la Edad Media, 11741310 formación de un señorío de la Orden de Santiago, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1985, p. 36.
5
Lomax, Derek. «La Orden de Santiago y el obispado de Cuenca en la Edad Media», Anuario de estudios medievales, 12 (1982), pp. 303-310.
6
Linaje Conde, Antonio. «La difusión del fuero de Sepúlveda en la Orden de Santiago. En torno a la creación del derecho municipal», I Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, vol. V, Toledo, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 1988, p. 164.
22 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
Figura 2 Alfonso VIII y Leonor Plantagenet hacen entrega a la Orden de Santiago de la fortaleza de Uclés. Tumbo menor de Castilla, siglo XIII, AHN, Cód. 2045b, fol. 15. © Creative Commons.
La villa de Uclés, formó parte, además, de la hermandad de ciudades de la ribera oriental del Tajo, fundada por el rey Alfonso VIII en torno al año 1190 y conformada por Huete, Cuenca, Cañamares, Cañete, Almoguera, Zorita de los Canes y Uclés.7 En opinión de Julio González, cabría ver el nacimiento de esta hermandad en relación con el fomento del desarrollo ganadero,8 si bien Milagros Rivera ve más plausible una unión de protección comercial entre las ciudades ante el todavía posible peligro musulmán.9 Además de enclave fortificado de frontera y centro de operaciones militares, durante el siglo xiii Uclés fue un punto importante de transacciones comerciales. Su localización, al borde de la antigua calzada que unía Córdoba con Zaragoza, por Cuenca, estaba bien comunicada al norte con Talamanca, Guadalajara, Atienza, Medinaceli y el río Tajo, cercana también a la vía que enlazaba Toledo con Cuenca, Teruel y Valencia y próxima a las salinas de Belinchón y Tarancón, así como a los puertos secos de Alarcón y Valera.10 Uclés fue durante la Edad Media un lugar cargado de gran valor simbólico para los santiaguistas y, aunque no nos conste una fecha precisa de fundación del monasterio, hemos de imaginar que poco después de la entrega de la fortaleza a la orden se comen7
Rivera Garretas, 1985, p. 83.
8
González González, Julio. Repoblación en Castilla la Nueva, Madrid, Universidad Complutense, Facultad de Filosofía y Letras, vol. I, 1975, p. 274.
9 10
Rivera Garretas, 1985, p. 84. Sobre el mercado de Uclés, véase ibidem, 1985, p. 78 y ss.
El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica 23
zaría a construir el cenobio que debía de recoger al brazo religioso de la institución, de tal modo que, en 1193, Fernán Rodríguez de Azagra ya expresaba en su testamento la voluntad de ser enterrado en él.11 El castillo y el monasterio de Uclés fueron considerados como lugares donde debían celebrarse los actos más solemnes de la institución, tales como la celebración de capítulos generales o los nombramiento de maestres. Sin embargo, una vez perdido el valor estratégico que la fortaleza tuvo en el proceso de conquista, poco a poco Uclés fue quedando fuera de los principales caminos y vías de comunicación de la Península, fenómeno que se vio acentuado durante la Edad Moderna, en la que quedó al margen, por ejemplo, de las dos principales rutas que unían Madrid con Valencia y Cuenca, respectivamente.12 Para recrear la visión que del monasterio de Uclés se tuvo a partir de entonces y hasta el siglo xix, contamos con algunas referencias de crónicas y descripciones de viajeros relativas a la fábrica conventual y al castillo. El humanista siciliano Lucio Marineo Sículo ofrece una de las primeras menciones de la zona del priorato de Uclés en su libro De rebus Hispaniae Memorabilibus libri XXV, publicado en Alcalá de Henares en 1530, un año después de que diera inicio al proceso de renovación arquitectónica que afectó al monasterio hasta el siglo xviii. En él, Lucio Marineo se refiere a Uclés como una de las villas de la provincia Cartaginense y lugar «noble con los caballeros de la Orden de Santiago».13 Años más tarde, el embajador de Venecia, Segismondo di Cavalli, inició un viaje por la península ibérica en marzo de 1567. El tres de noviembre del mismo año, en el trayecto entre Madrid y Valencia, pasó por Villarejo de Salvanés, Fuentidueña, Belinchón, Tarancón y Uclés, reseñando de este último el monasterio de los caballeros de Santiago, «donde van todos a hacer profesión el cual aparenta ser un buen lugar».14 Años después, en la villa de Uclés, en respuesta a las preguntas contenidas en las Relaciones Topográficas de 1575, se destaca sobre el resto de edificios civiles y religiosos el monasterio de Santiago como «casa muy insigne y muy principal y de gran religión, y a donde se hacen muy grandes limosnas», estimando que las rentas del convento debían rondar los 18 000 ducados.15 Con el siglo xvi se inician las crónicas históricas destinadas a reconstruir y ensalzar la creación y el devenir de las órdenes militares peninsulares. Este tipo de crónicas, muy
11
Rades y Andrada, Francisco. Chronica de las tres Ordenes y Cauallerias de Sanctiago, Calatraua y Alcantara, Toledo, Juan de Ayala, 1572, fol. 8r.
13
Marineo Sículo, Lucio. De rebus Hispaniae Memorabilibus libri XXV, Alcalá de Henares, Imprenta de Miguel de Eguía, 1539, fol. 19v.
12
Algunas rutas incluyen a Uclés en su trazado, como la de Valencia a Salamanca en 1546, de Pedro Juan de Villuga, «Repertorio de todos los caminos de España hasta ahora nunca visto…», del que existen ediciones facsímiles de 1902 y 1951; disponible en línea: http://bibliotecadigital.rah.es/dgbrah/es/ consulta/registro.cmd?id=13035 [consulta: 14-072021], o la edición interactiva realizada por Isaac Moreno en 2004: http://www.traianvs.net/villuga/ [consulta: 30-04-2021]. Véase también Arciniega García, Luis. El saber encaminado. Caminos y viajeros por tierras valencianas de la Edad Media y Moderna, Valencia, Generalitat Valenciana, 2009, pp. 60 y 75.
14
Traducción del ejemplar conservado en el Fondo de Códices de la Embajada de España ante la Santa Sede, Cod. n.º 483 y de la transcripción italiana del mismo de J. Aliaga Girbés por Ángel y Jesús Villar; véase Villar Garrido Ángel y Villar Garrido, Jesús. Viajeros por la Historia. Extranjeros en Castilla-La Mancha. Cuenca, Toledo, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 2004, p. 111.
15
Zarco-Bacas y Cuevas, Julián y Pérez Ramírez, Dimas. Relaciones de los pueblos del obispado de Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial, 1983, p. 543.
24 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
Figura 3 Vista actual de la fortaleza y el monasterio de Santiago de Uclés.
útiles para conocer el ceremonial en torno a las órdenes, rara vez aportan información precisa sobre arquitectura, si bien podemos contar con la notable excepción de la publicada en 1599 por Diego de la Mota, bajo el título Libro del principio de la Orden de Cavallería de Santiago, en la que se nos ofrece una valiosa descripción del monasterio medieval y de las nuevas obras emprendidas a partir de 1529. Mota nos describe además la fortaleza, a la que considera antigua y construida a partir de edificios anteriores de moros y de romanos (véase fig. 3). Siguiendo el interés por los vestigios de las antigüedades que ya iniciaran las Relaciones Topográficas, describe los restos de una antigua calzada que pasaba por Cabeza de Griego, a la que el propio Diego de la Mota identifica ya como la Segóbriga descrita por Ptolomeo y Mariana.16 Tendremos que esperar hasta el siglo xviii para volver a encontrar referencias de viajeros relativas al convento de Uclés y al territorio perteneciente a su priorato. Jean François de Peirón, traductor, escritor y diplomático francés, recogió en sus Essais sur l’Espagne el viaje realizado por la Península entre 1777 y 1778, cuando era secretario de la embajada francesa en Madrid. En el camino a Cuenca por Aranjuez y Tarancón, destaca la población de Santa Cruz de la Zarza, que considera pueblo importante, «donde he visto algunas casas bien construidas», con dos parroquias, un convento de trinitarios y alrededor de ochocientos habitantes, siendo todavía más grande la población de Tarancón. Desde Tarancón pasó a Carrascosa y a Cuenca, destacando en este último tramo la potencia de los pinares que encontró a su paso, de los que como sabemos se surtió, mediante el transporte fluvial, la construcción de grandes obras durante la Edad Moderna, incluyendo el propio monasterio de Uclés.17 El diplomático Jean-François Bourgoing, en el tercer tomo de su libro Noveau Voyage en Espagne publicado en 1788, describe un viaje desde Madrid a Valencia pasando por Tarancón y Saelices. En su relato, hace mención, de
16
Mota Belmonte, Diego de la. Libro del principio de la Orden de la Caualleria de S. Tiago, del Espada y vna declaracion de la Regla, y tres votos sustanciales de religión, que los freyles caualleros hacen, y la fundación del Conuento de Vcles, cabeça de la
Orden, con un catalogo de los Maestres, y Priores, y de algunos caualleros, Valencia, En casa de Álvaro Franco, 1599, pp. 387-388. 17
Villar Garrido y Villar Garrido, 2004, p. 171.
El siglo xix . La batalla de Uclés, la visión romántica y la documentación gráfica del monasterio 25
una forma casi bucólica, de la presa y la casa de recreo de Buenamesón que el convento de Uclés tenía a orillas del Tajo, junto a Villamanrique.18 Más adelante en su camino, cuando divisó a lo lejos el castillo de Uclés, a Bourgoing, desde su perspectiva ilustrada, le pareció ver en él más una «guarida de algún tirano subalterno en los siglos del sistema feudal, que la morada pacífica de una comunidad religiosa», destacando su origen como refugio fortificado de los caballeros de la Orden de Santiago. Si bien estos viajeros destacan la grandiosidad del paisaje conformado por el monasterio y la fortaleza de Uclés, pocos autores son tan precisos a la hora de abordar su patrimonio arquitectónico y artístico como Antonio Ponz (1777). Este autor admite en sus misivas desviarse del camino previsto para poder pasar por Uclés, sabiendo que el relato que haría de su visita daría al rey, a quien dedica su obra, «no poco gusto». Con el Viaje a España de Ponz quedó inaugurada de forma impresa la tendencia a identificar la iglesia de Uclés como invención de Juan de Herrera.19 En general, sus apreciaciones son positivas en lo referente a la arquitectura del monasterio, distinguiendo claramente las diferentes fases constructivas que se pueden apreciar en las fachadas del conjunto, llevadas a cabo por los maestros reales, según Ponz, desde el tiempo de Carlos V hasta el reinado de Felipe IV, de tal forma que «no es maravilla que en Uclés haya cosas bien ideadas, y bien hechas, pues siempre corrían a cargo de uno de los mejores profesores, que a la sazón había».20 Sin embargo, su ya conocido espíritu ilustrado y academicista lo llevó a rechazar tanto la fábrica del retablo mayor como la portada de acceso principal y el claustro, realizados en su mismo siglo: La peor fachada de todas, que había de ser la mejor, es la de la entrada principal, que corresponde al mediodía, y lo mismo digo del pórtico, y gran patio que se sigue: desgracia de no haber acertado en la obra de más costo, y consideración, que aquí se ha hecho en los últimos tiempos. Yo no quise pararme en examinarla, viendo tanto despropósito, hojarasca, y pesadez como allí hay.21
El siglo xix. La batalla de Uclés, la visión romántica y la documentación gráfica del monasterio En enero de 1809 tuvo lugar, bajo las faldas de la fortaleza, la segunda batalla de Uclés, que enfrentó a las tropas españolas del general Venegas, dispuestas a avanzar hasta Madrid, a las del ejército francés del mariscal Víctor. La desastrosa gestión de la batalla por parte de los españoles supuso la entrada de las tropas francesas en la villa de Uclés, provocando un alto coste de vidas civiles y religiosas e innumerables desperfectos materiales que afectaron gravemente al monasterio y a las parroquias. Las atrocidades cometidas por los franceses en Uclés tuvieron gran repercusión en la prensa de la época y quedaron recogidas en los libros parroquiales de Uclés y sus aledaños (véase fig. 4).22 18
«Este bonito refugio está habitado durante algunas semanas al año por religiosos, que residen habitualmente en el Castillo de Uclés»; véase Villar Garrido y Villar Garrido, 2004, p. 179.
19
Ponz Piquer, Antonio. Viaje a España, vol. III, Madrid, Imprenta de Joaquín Ibarra, 2.ª edición, carta sexta, 1777, p. 159. Otros escritores descriptores de viajes, como el jesuita Antonio Conca, recogen la atribución a Herrera basándose en Ponz: Descrizione
odeporica della Spagna in cui spezialmente si notizie delle cose spettanti alle belle arti degne dell’atenzione del curioso viaggiatore, vol. IV, 1797, pp. 3-4. 20 Ponz Piquer, 1777, p. 163. 21
Ibidem.
22
Aragón Martín, Luis et al. La batalla de Uclés de 1809. Aspectos bélicos y cotidianos, Cuenca, Ayuntamiento de Uclés, 2010.
26 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
Figura 4 Litografía publicada en Príncipe Vidaud, Miguel Agustín. Guerra de la Independencia: narración histórica de los acontecimientos de aquella época, precedidas del relato crítico de los sucesos de más bulto..., 1846, vol. II, p. 342 bis. Figura 5 Litografía incluida en Bacler, d’Albe. Souvenirs pittoresques de la campagne d’Espagne, 1820.
El siglo xix . La batalla de Uclés, la visión romántica y la documentación gráfica del monasterio 27
Apenas diez años después del trágico suceso vió la luz la primera ilustración de la que tenemos constancia del convento y el castillo en el siglo xix, una litografía incluida en la obra Souvenirs pittoresques de la campagne d’Espagne del general Bacler d’Albe, publicada en París en 1820.23 Paradójicamente, la imagen que refleja es la del monasterio desde uno de los puntos de vista menos habituales, desde el camino que llega a una de las puertas de entrada desde las murallas de la fortaleza por Villarrubio. Aunque algo idealizada, la vista nos muestra los dos chapiteles que remataban las torres de la fachada, hoy desaparecidos (véase fig. 5). Aquel mismo año, el 1 de octubre, las Cortes del Trienio Liberal decretaron la supresión de los conventos y colegios de las órdenes militares,24 de modo que sus muebles e inmuebles fueron declarados como bienes nacionales, sujetos a su subasta pública y desamortización. En 1821 se produjo la primera exclaustración del convento, seguida de una segunda en 1835, en el nuevo proceso de la desamortización. Algunos años después vio la luz en la imprenta, de la mano de Ceán Bermúdez, la obra de Llaguno Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración, con adiciones del primero,25 una obra que se convirtió en todo un referente para la historiografía posterior sobre el monasterio de Santiago, prácticamente hasta nuestros días. No era para menos, ya que Llaguno daba por primera vez a conocer el nombre de algunos de los maestros mayores que habían participado en la dirección de las obras durante el siglo xvi, gracias a la consulta de los nombramientos firmados por Felipe II custodiados en el Archivo General de Palacio de Madrid. Esta obra, primera síntesis de la historia constructiva en España, ha sido el gran referente para los estudios artísticos del monasterio y sus artífices, condicionando todas las narraciones posteriores hasta prácticamente la segunda mitad del siglo xx. Más allá de estos primeros progresos en el campo de los estudios artísticos, el viajero extranjero que recorría La Mancha mantenía de alguna manera el relato romántico que se esperaba de una geografía literaria como era la del Quijote. El hispanófilo Richard Ford, en su Handbook for travellers in Spain and readers at home publicada en 1845, a su paso por Uclés recordaba los horrores de la guerra contra el francés y las deshumanas prácticas del mariscal Víctor con su población.26 Por otro lado, en una obra influida por el pintoresquismo romántico como la mencionada, rememora «el magnífico otrora» monasterio de la Orden de Santiago, sobre una colina entre jardines y alamedas regados por el río Bedija. Esta visión como territorio atemporal y tranquilo fue recreada también por Félix Lichnowsky, general de brigada en la primera guerra carlista. Hacia el Tajo desde Valencia, el ejército carlista pasó por Uclés, «cerca del célebre santuario de los caballeros de Santiago», donde reunieron las tropas.27 A Lichnowsky, La Mancha le recordaba a la región de Hanna en Moravia, con los mismos campos que se perdían de vista y el mismo tipo de construcciones, evocando en su diario a don Quijote, según él, el personaje favorito del pueblo manchego. Incidiendo en estas ideas, el médico e historiador Émile
23
Ghislain, Louis-Albert (barón de Bacler D’Albe). Souvenirs pittoresques du Général Bacler d’Albe, Paris, À la Litographie de G. Engelmann, 1820.
24 Barrio Gozalo, Maximiliano. «Reforma y supresión de los regulares en España al final del Antiguo Régimen (1759-1836)», Investigaciones históricas: Época moderna y contemporánea, 20 (2000), p. 110.
25
Llaguno Almirola, Eugenio. Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración por Eugenio Llaguno y Amirola; ilustradas y acrecentadas con notas, adiciones y documentos por Juan Agustín Ceán-Bermudez, vol. II, Madrid, Imprenta Real, 1829. p. 49.
26 Villar Garrido y Villar Garrido, 2004, p. 280. 27
Ibidem, p. 309.
28 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
Auguste Bégin, en el Voyage pittoresque en Espagne et en Portugal publicado en 1852, también se refería a nuestro edificio como una «vasta construcción tan famosa en la historia religiosa como lo es la pequeña villa de Uclés en los anales del imperio».28 Además de los libros de viajeros, durante los siglos xviii y xix contamos con la publicación de diccionarios, cuyo objetivo era el de conocer y exponer mediante distintas entradas la información relativa a la situación geográfica, administrativa, religiosa y judicial de los municipios de España. Si bien el diccionario de Sebastián de Miñano se limita a reproducir información general probablemente tomada en parte de Ponz,29 entre las obras de este género sobresale el diccionario de Pascual Madoz. En él destaca al monasterio de Uclés por su elegante arquitectura, la situación de la casa coronando el pueblo, junto a la fortaleza, y califica su aspecto como sorprendente y agradable.30 En realidad, todas las palabras que le dedica al convento son favorables, retomando la idea de la posible paternidad de la iglesia como obra de Juan de Herrera y añadiendo descripciones del monasterio en las que subraya el hecho de ser un edificio construido en piedra de sillería o poseedor de elementos concretos como las escaleras de acceso desde el claustro al primer piso, desapareciendo así toda crítica al barroquismo de sus predecesores. El edificio es un cuadrilongo hermosísimo, todo construido de piedra de sillería, con la fachada principal adornada de relieves de buen gusto, hechos en la misma fab. [sic] sobre la puerta, concluyendo con la estatua de Santiago. Un gran portal o salón da entrada a un extenso patio, enlosado todo él y adornado de galerías altas y bajas, con un algibe en el centro: en este patio hay una puerta que comunica con la igl. [sic]: esta por su capacidad y buen gusto arquitectónico es una de las más suntuosas de España: se cree sea obra del célebre arquitecto Juan de Herrera […]. Sin embargo del mérito artístico del edificio, de que ya hemos hablado en general, merece que hagamos particular mención de la escalera, que desde la galería inferior o del patio llega a la principal: como igualmente la que sube desde las inmediaciones de la sacristía a la indicada galería.31
En 1853 volvió a reproducirse la imagen del monasterio en el célebre Recuerdos y bellezas de España de José María Quadrado. La litografía sorprende por recoger con detalle los dos chapiteles que remataban las torres, si bien en el texto escrito se nos advierte que en el momento de redacción de la obra solo se conservaba uno, ya que el otro había sido arrasado durante una tempestad del año de 1845.32 Tanto la ilustración de este texto (véase fig. 6) como la descripción que hace Quadrado, nos llevan a suponer que el parapeto que coronaba la plataforma sobre la que se asienta el convento estaba rematado por elementos almenados, confiriéndo al conjunto monástico un mayor sentido visual militar, de forma que muchos de los viajeros que se refieren al monasterio parecen no distinguir entre el conjunto monástico y la fortaleza propiamente dicha.33 Quadrado, en las líneas
28 Bégin, Émile. Voyage pittoresque en Espagne et en Portugal, Paris, Belin-Leprieur et Morizot éditeurs, 1852, p. 375.
31
Ibidem, p. 202.
32
Quadrado Nieto, José María. Recuerdos y bellezas de España. Castilla la Nueva, vol. II, Madrid, imprenta de José Repullés, 1853, p. 558. El segundo chapitel ardió en una tormenta el 23 de febrero de 1877; véase Quintero Atauri, Pelayo. Uclés, antigua residencia de la Orden de Santiago, Madrid, Imprenta de Fortanet, 1904, p. 66.
33
«Descuella a lo lejos solitaria la imponente mole del convento sobre un alto pedestal formado en parte por la colina, en parte por almenados murallones»; véase Quadrado Nieto, 1853, p. 550.
29 Miñano y Bedoya, Sebastián de. Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal, Madrid, vol. IX, 1826-1829, p. 108. 30 Madoz e Ibáñez, Pascual. Diccionario geográficoestadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, vol. XV, Madrid, Establecimiento tipográfico de P. Madoz y L. Sagasti, 1849, pp. 201-202.
El siglo xix . La batalla de Uclés, la visión romántica y la documentación gráfica del monasterio 29
Figura 6 Litografía de Parcerisa publicada en Quadrado, José María. Recuerdos y bellezas de España, Castilla la Nueva, vol. II, 1853, p. 558 bis.
que dedica a Uclés, además de rememorar las contiendas bélicas que se produjeron junto a sus muros, recoge información sobre los aspectos constructivos del monasterio, basándose en parte, tal y como él mismo reconoce, en la obra de Ceán Bermúdez, pero también recogiendo el contenido de la visita efectuada en 1480 y, posiblemente, tomando a su vez datos ya recopilados en la Crónica de Diego de la Mota, procedentes del propio archivo de Uclés. Nuevamente, este autor señala la vinculación de la obra de la iglesia con «el severo estilo de Herrera» y el recuerdo de las grandezas de El Escorial.34 Aun así, en comparación con otras iglesias de su género, no merecen especial elogio por su parte ni la iglesia del convento ni su retablo, «contagiado de barroquismo», ni siquiera el panteón bajo el presbiterio, al que se refiere como mezquino por el poco cuidado con el que se disponen en él los enterramientos. Igualmente, el claustro, con sus arcos, balcones y brocal, es considerado del «degenerado gusto» propio del tiempo de Carlos II, cargando las tintas contra la «monstruosa y absurda portada que introduce al convento».35 A su parecer, fueron dos las causas que produjeron el desacorde en este edificio. Por un lado, la sucesión de los más acreditados arquitectos reales, «que ensayaron cada uno en ellas su sistema favorito desdeñando los anteriores», pero también la pérdida del origen bélico de la orden, por la cual, la cruz de Santiago había pasado de ser «militar insignia, a estéril condecoración».36 34 Ibidem, p. 558. 35
Ibidem, p. 559.
36
Ibidem, p. 557.
30 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
El monasterio tras la supresión de las órdenes militares A partir de la Revolución de 1868, y durante el periodo del Gobierno provisional, se pusieron en marcha toda una serie de medidas para la salvaguarda de los bienes del monasterio de Uclés. El presidente de la Comisión de Monumentos de Cuenca, Enrique de la Cámara, trasladó un informe al director de la Real Academia de la Historia, en diciembre de 1868, sobre el lamentable estado de las pinturas del «tan notable edificio, único en su género que hay en la provincia», así como de manuscritos y otros objetos curiosos,37 si bien la Real Academia ya había denegado en 1857 el traslado de la biblioteca.38 Tiempo después, Tomás Huet escribió a la Academia de la Historia y a la de San Fernando sobre la necesidad de dar un uso al monasterio para evitar su abandono. Acompañaba su misiva un memorial firmado por Isidoro Palomino, gobernador eclesiástico de Uclés, en defensa de la preservación del conjunto.39 El objetivo de estas misivas era el de evitar que el edificio, una vez suprimido el dinero que hasta entonces había dado el Estado para su mantenimiento, quedara abandonado y presa de rapiñas. Por este informe sabemos que en las desamortizaciones de principios del siglo xix ya se había tratado de justipreciar el edificio para su venta. En 1821 se extinguió la corporación canonical de Santiago de Uclés, pasando el edificio al crédito público. Por aquel entonces se enviaron arquitectos a valorar el precio de venta, estimándo que, teniendo en consideración el monasterio y los edificios anejos, el valor rondaría los ochenta o noventa millones de reales; siendo unas cifras tan altas que no encontraron nunca un comprador. Las misivas de Huet planteaban opciones para poder dar al monasterio o bien un uso por parte del Estado o bien poder cederlo a algún colectivo, como la Comunidad de Misioneros de Ultramar establecida en Ocaña, todo con miras a preservar el conjunto histórico-artístico.40 El memorial de Palomino, más allá de ser un relato sucinto de los principales avatares históricos ocurridos en el monasterio, es una verdadera puesta en valor del convento. No encontraremos en él las anteriores críticas referentes a los estilos, sino un verdadero elogio a la arquitectura, al ceremonial y a los elementos muebles del monasterio.41 El 21 de febrero de 1873, la Real Academia acordó enviar una comunicación al Ministro de Fomento pidiendo el nombramiento de un conservador con designación de los fondos necesarios «para las más urgentes reparaciones o la entrega del edificio a los padres escolapios con igual condición para abrir en él una escuela y conservarle».42 De nuevo se destacaba el valor del conjunto arquitectónico y se afirmaba que «como monumento artístico es uno de los más notables de España de grandes recuerdos históricos», recomendando que fuera empleado como colegio de enseñanza para evitar el vandalismo del que pudiera ser presa.43 37
Real Academia de la Historia (RAH), CACU 9/7953/8 (1). Oficio de traslado del presidente de la Comisión de Monumentos de Cuenca en el que se comunica el lastimoso estado de conservación en que se encuentran las pinturas del Convento de la Orden de Santiago, en Uclés, así como los manuscritos y demás objetos que encierra.
38
RAH, CACU 9/7953/8 (4), Madrid 15 de diciembre de 1857.
39
Palomino, Isidro. «Descripción de la Real CasaPalacio episcopal de Uclés», Boletín de la Real Academia de la Historia, 15 (1889), pp. 284-298.
40 RAH, CACU/9/7953/10(1). Carta en la que se solicita el apoyo de la Academia para evitar la ruina
y abandono del Palacio y residencia episcopal de la Orden de Santiago en Uclés, 21 de diciembre de 1872. 41
El memorial fue publicado en el boletín de la Real Academia de la Historia; véase Palomino, 1889, pp. 284-298.
42 RAH, CACU/9/7953/10 (3). Madrid, 21 de febrero de 1873. 43 RAH, CACU/9/7953/10 (5). «Como monumento artístico es uno de los mas notables de España de grandes recuerdos históricos y muy propio por su construcción solida y espaciosa para colegio de enseñanza o de misioneros de ultramar»; carta de Tomas Huet, 24 de febrero de 1873.
El monasterio tras la supresión de las órdenes militares 31
Proclamada ya la República en España, por decreto del 9 de marzo de 1873 se ordenaba la supresión de las órdenes militares,44 a lo que sucedió la promulgación de la bula Quo Gravius, que también anulaba su jurisdicción eclesiástica en el país, quedando la mayor parte de sus parroquias reorganizadas como dependientes de la diócesis de su provincia.45 En esos momentos, en los que se producía la disolución de las órdenes y sus bienes comenzaban a desmembrarse, detectamos cómo la prensa y algunos intelectuales empezaron a interesarse por el pasado histórico del monasterio y su patrimonio inmueble. El memorial de Palomino remitido por Huet tuvo respuesta por parte de Fermín Caballero, socio de número de la Real Academia de la Historia, publicando el suyo propio, el 16 de julio de 1873, en la revista Ilustración española y americana.46 Si el primer informe calificaba al convento de Uclés de real casa-palacio episcopal, el segundo lo tildaba de palacio-convento, destacando ambos autores el marcado valor de representatividad del monasterio y su vinculación con la Corona. Fermín Caballero hizo alusión expresa a este último aspecto al comparar la plataforma sobre la que se asienta el monasterio con la que eleva el palacio Real de Madrid sobre el Campo del Moro. Aunque su artículo lleva aparejadas algunas confusiones en lo relativo a la autoría del monasterio, por ejemplo, identificando la fachada oriental como obra de Francisco de Mora, es, en definitiva, la defensa de un edificio en el que confluyen distintas manos y estilos, que más que como un problema, fue visto por Caballero como una virtud, entendiéndolo como conjunto apropiado «para el estudio de los entendidos en el arte y digno de atención de naturales y extranjeros». Es precisamente este autor quien indica que algunos viajeros se referían al convento de Uclés como «el pequeño Escorial», acepción que no habíamos escuchado hasta ahora, pero que ha gozado hasta nuestros días de cierta fortuna en textos de carácter divulgativo. Además de los mencionados, en esos últimos años del siglo vieron la luz interesantes estudios sobre el patrimonio de Uclés, como el artículo de Manuel de Assas sobre la silla tardogótica del monasterio perdida durante la Guerra Civil, cuando se encontraba en la catedral de Ciudad Real, acompañando su trabajo con interesantes ilustraciones (véase fig. 7).47 Finalmente, entre 1880 y 1897, se estableció en Uclés una comunidad jesuita francesa y, posteriormente, se hizo cargo del edificio una comunidad agustina, entre 1902 y 1936.48
44 Espadas Burgos, Manuel. «La disolución de las Órdenes Militares: del plano jurídico a la realidad histórica», en J. López-Salazar (coord.), Las órdenes militares de la península ibérica, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, p. 2300. 45 Durante el reinado de Isabel II ya se habían promovido las primeras gestiones para la reorganización espiritual de las parroquias en los territorios de las órdenes militares. La llamada Junta Mixta, formada por representantes de la Nunciatura y del Gobierno, propuso la reforma de las jurisdicciones de las órdenes militares. Después de los diálogos entablados entre esta comisión y la Santa Sede, se optó por la creación de un nuevo territorio prioral exento, en el que se agruparan las antiguas órdenes militares peninsulares, para lo cual se designó una nueva demarcación eclesiástica en la que formar lo que se conoció como «coto redondo», incluido en el Concordato de 1851, confirmado en 1875 por la bula Ad Apostolicam, por la cual se
creó el Priorato de las Órdenes Militares, con sede en Ciudad Real; véase Robles Muñoz, Cristóbal. «El coto redondo de las órdenes militares. La visión de la Santa Sede y su acción en el comienzo del obispado-priorato», I Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, vol. IX, Toledo, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 1988, pp. 241-253. 46 Caballero y Morgáez, Fermín. «Santiago de Uclés», Revista Ilustración española y americana, 27, 16 de julio (1873), p. 458. 47
Assas y Ereño, Manuel de. «Silla presidencial del Castillo-monasterio de Uclés», Museo Español de Antigüedades: bajo la dirección del doctor Don Juan de Dios de la Rada y Delgado, vol. IX, Madrid, Imprenta de T. Fortanet, 1878, pp. 11-33.
48 López Villaverde, Ángel Luis. «Uclés y Cuenca en la época de Pelayo Quintero», en E. Gonzalbes, M. Parodi y A. Gálvez (coords.), Pelayo Quintero Atauri (1867-1946), Cuenca, Diputación Provincial de Cuenca, 2014, pp. 33-52, esp. pp. 45-46.
32 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
El siglo xx. Quintero Atauri y los primeros pasos de la Historia del Arte Hemos de esperar hasta 1904 para contar con la primera monografía sobre el monasterio de Uclés basada en la disciplina académica de la Historia del Arte y configurada fundamentalmente a partir de la revisión documental de archivo de la mano del profesor y arqueólogo Pelayo Quintero Atauri.49 En realidad, las fuentes de las que se sirve Pelayo Quintero a lo largo de sus tres volúmenes son muy variadas y muy pocas veces aclaradas por él mismo. Su configuración del relato se hace a partir de algunos libros de visita, de la documentación consultada en el Archivo Municipal de Uclés, de la obra del religioso santiaguista José López Agurleta o de hallazgos arqueológicos efectuados por él mismo, como restos de capiteles que considera románicos. En realidad, Quintero Atauri hereda los errores relativos a la autoría de las fachadas, atribuyendo, por ejemplo, la paternidad de la portada oriental a Gaspar de Vega y reproduciendo muchas de las informaciones contenidas ya en Llaguno, referentes a los nombramientos de maestros reales.50 También cita estudios contemporáneos como el de Fidel Fita sobre el fuero de Uclés51 o, sin citarlos, se refiere a artículos ya publicados, como el de Manuel de Assas sobre la silla prioral del monasterio (véase fig. 7).52 Aun así, lo más valioso de este texto son las propias vivencias personales de Quintero con el conjunto arquitectónico. Su obra es realmente útil para conocer el monasterio anterior a la Guerra Civil, ya que contiene información relativa a cómo se disponía el mobiliario o al estado que presentaban zonas como el panteón o la biblioteca. Asimismo, recoge las inscripciones de lápidas hoy desaparecidas, como la de la capilla de los Torres, instalada en el convento medieval de Santiago y trasladada en el siglo xvii al convento de carmelitas descalzos de la villa. Gracias a sus descripciones sabemos, por ejemplo, que en el desaparecido gran facistol del coro se representaban relieves de la pasión de Santiago.53 El autor aporta, además, sus propias fototipias, siendo la primera vez que se utilizan estas formas de reproducción gráfica como acompañamiento a la narración histórico-descriptiva del monasterio. Durante los siguientes años, en el contexto de la pérdida de las colonias españolas y el surgimiento de cierta mirada nostálgica sobre el pasado histórico, diferentes revistas fueron recogiendo algunos apuntes sobre la importancia que a lo largo de la historia había tenido el monasterio de Uclés.54 Un nuevo punto de inflexión lo marcaron las
49 Quintero Atauri, Pelayo, 1904; Uclés, excavaciones efectuadas y noticias de algunas antigüedades, Cádiz, Manuel Álvarez, 1913 y Uclés, documentos inéditos y algunas noticias tomadas de sus archivos, Cádiz, Manuel Álvarez 1915. 50 Quintero Atauri, 1904, pp. 63-64. 51
Fita Colomé, Fidel. «El fuero de Uclés», Boletín de la Real Academia de la Historia, 14 (1889), p. 87; disponible en línea: http://www.cervantesvirtual. com/obra-visor/boletin-de-la-real-academiade-la-historia--33/html/025e6a60-82b2-11dfacc7-002185ce6064_196.html#I_85_ [consulta: 30-04-2021].
52
Assas y Ereño, 1878, p. 10.
53
Quintero Atauri, 1904, p. 65.
54 Astrana Marín, Luis. «España monumental. El monasterio de Uclés», Revista Alrededor del mundo, 724, 1913 y Giménez de Aguilar, Juan. «Del viejo solar hispano. Uclés y la casa prioral de Santiago», La esfera: ilustración mundial, 11 (1924), pp. 315-317. Más especializada fue la publicación de la obra La escultura funeraria en España de Ricardo de Orueta. En este libro se dedicó un breve capítulo a la escultura funeraria de un prior desconocido cuando todavía estaba en buen estado en la cripta del monasterio. Aunque el autor prácticamente no aporta ningún dato significativo sobre la misma, más allá de fecharla entre finales del siglo xv y principios del xvi, reproduce una imagen fotográfica de la misma, de mejor calidad que la aportada por Pelayo Quintero; véase Orueta y Duarte, Ricardo. La escultura funeraria en España: provincias de Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid, 1919, pp. 76-77.
El siglo xx . Quintero Atauri y los primeros pasos de la Historia del Arte 33
Figura 7 Litografía de la silla prioral de Uclés reproducida en Assas, Manuel de. «Silla presidencial del Castillo-monasterio de Uclés», Museo Español de Antigüedades, t. IX, 1878, p. 10.
34 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
publicaciones realizadas en el marco de la Sociedad Española de Excursiones nacida en 1893. Esta iniciativa cultural supuso un verdadero avance para la Historia del Arte como disciplina a partir de una nueva metodología basada en el excursionismo y la posterior crítica historiográfica plasmada en su boletín.55 Una primera excursión, llevada a cabo en 1905 a Cuenca y Uclés, recogía ya los datos publicados por Quintero el año anterior, repitiendo los mismos errores respecto a la autoría arquitectónica del edificio y ensalzando el arte que contenía el monasterio, especialmente en lo relativo a las denominadas «labores de platería», imbuidas del sentido que este pretendido estilo nacional tuvo en la época.56 Por otro lado, con el cambio de siglo se iniciaba el proyecto del Catálogo Monumental de España, que pretendió documentar de forma sistemática la riqueza patrimonial del país, si bien tan solo diecisiete catálogos provinciales completos vieron la luz, entre los cuales no se encontraba el de Cuenca.57 Este volumen fue elaborado por Cristóbal de Castro en torno a la fecha de 1920.58 De nuevo, los datos que este catálogo aporta para Uclés son herederos de escritos anteriores, no obstante, esta obra inédita constituye también una fuente de gran valor en lo referente al estado que presentaba el monasterio y los elementos muebles del mismo con anterioridad a la Guerra Civil. De gran transcendencia en esos años fue una segunda publicación contenida en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones escrita por Miguel Durán, que recogía la visita realizada al monasterio de Uclés el 4 de marzo de 1928.59 En este texto, Durán establece una cronología de las obras mucho más correcta que sus predecesores. De la lectura de Llaguno dedujo que el trabajo de Gaspar de Vega, iniciado en 1567, se correspondía con la iglesia y no con la fachada este, como otros autores habían venido repitiendo hasta entonces. Después de dar unas leves pinceladas sobre los datos hasta ahora tantas veces repetidos sobre la construcción del monasterio y de resaltar la influencia de Herrera en la edificación de la iglesia, el autor da a conocer una noticia inédita procedente del Archivo Histórico Nacional, al que ya se había trasladado la documentación del convento, que le había sido facilitada por el bibliotecario y arqueólogo José María Giner. El pleito del Archivo Histórico Nacional hacía referencia al desencuentro que, en 1530, tuvo lugar en el monasterio entre el juez Tomás de Ribera y uno de los canteros de la obra, Andrés de Vandelvira, un personaje que, a pesar de las grandes incógnitas que presentaban su vida y obra, era considerado ya uno de los mejores exponentes de la arquitectura llevada a cabo en la península ibérica durante la primera mitad del xvi.60 Durante varios años, esta intervención en Uclés
55
Bodelón Ramos, Terencio Borja. Enrique Serrano Fatigati y la Sociedad Española de Excursiones, tesis doctoral dirigida por la Dra. V. Soto Caba, Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Departamento de Historia del Arte, 2015.
56
El propio Pelayo Quintero formó parte de la comitiva de esta excursión; véase Allende Salazar, Juan. «Excursión a Cuenca y Uclés», Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, vol. XIII, 149 (1905), pp. 137-152.
57
López-Yarto Elizalde, Amelia (coord.). Catálogo Monumental de España (1900-1961). Investigación, restauración y difusión, Madrid, Ministerio de Educación Cultura y Deporte, Secretaría General Técnica, 2012.
58
Biblioteca CSIC, n.º de sistema 1359478. Signatura antigua: T1 tecto C. M. E. 131. Catálogo monumental y artístico de la provincia de Cuenca de Cristóbal de Castro, manuscrito, ca. 1920.
59
Durán, Miguel. «Excursión a Uclés», Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, 36 (1928), pp. 152-162.
60 Moya e Idígoras, Juan. La obra de Vandelvira en Úbeda y Baeza. Discurso de entrada a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1923.
El siglo xx . Quintero Atauri y los primeros pasos de la Historia del Arte 35
Figura 8 Fotografías estereoscópicas procedentes de la colección del conde de Polentinos, Instituto de Patrimonio Cultural de España. Arriba, el coro de madera con las sillas y el facistol; en el centro, una vista de la fachada sur; abajo, el altar mayor de la iglesia de Santiago y la base del retablo.
36 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
fue el primer trabajo documentado del joven Andrés, lo que dio pie a que su participación fuera después considerada como un eslabón importante en su formación como arquitecto,61 y permitió a Durán establecer una relación entre la fachada este y las obras de Vandelvira en el Salvador de Úbeda. Además, de una forma clarividente, Durán vio en esta fachada la mano de Enrique Egas, comparando las ventanas de Uclés con la obra del hospital de Santa Cruz de Toledo, una presencia que la historiografía del siglo xxi vendrá a confirmar. Por último, hemos de incluir en este contexto previo a la guerra civil española la interesante colección fotográfica sobre el monasterio de Uclés elaborada por Aurelio de Colmenares y Orgaz, conde de Polentinos, en una fecha imprecisa entre las primeras tres décadas del siglo xx. Esta colección privada, conservada hoy en el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), se compone de una treintena de fotografías estereoscópicas elaboradas en placas de vidrio (véase fig. 8).62 Más allá de su valor como fuente de información costumbrista, estas imágenes son de una gran calidad, en comparación con las reproducciones anteriores del monasterio, por lo que suponen una fuente de información muy valiosa, al ilustrar un convento todavía equipado con el retablo mayor, el coro y los órganos. Finalmente, en 1931, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes declaraba al convento de Uclés monumento nacional.63
La Guerra Civil y el penal de Uclés Durante la guerra civil española, el monasterio de Uclés volvió a servir como telón de fondo del escenario de la contienda. Por sus proporciones, el edificio fue destinado a hospital militar durante el conflicto, y en esos años de inestabilidad se perdieron algunos de los bienes muebles del convento, entre los que destacan el retablo mayor de la iglesia e importantes piezas de la sillería de nogal del coro.64 Es probable, sin embargo, que la Junta Central y el Ministerio de la Guerra realizaran gestiones relativas a la protección de algunos cuadros, que fueron trasladados a dependencias del obispado de Cuenca, donde se conservó, entre otros, el lienzo de Santiago a caballo, de Francisco de Rizi, que presidía el altar mayor.65 Finalizada la guerra y hasta 1943, el monasterio se convirtió en
61
Azcárate Ristori, José María. «El convento de Uclés y Francisco de Luna, maestro de cantería», Archivo Español de Arte, 115 (1956), pp. 183 y 186; Chueca Goitia, Fernando. Andrés de Vandelvira, arquitecto, Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, 1971, p. 73; Galera Andreu, Pedro. Andrés de Vandelvira, Madrid, Akal, 2000, p. 13 y Rokiski Lázaro, Mari Luz. «Andrés de Vandelvira en Cuenca», en A. Pretel (ed.), Andrés de Vandelvira. V Centenario, Albacete, Instituto de Estudios Albecentenses Don Juan Manuel, 2005, p. 109.
62
Puede consultarse digitalizada en: http://www. mcu.es/fototeca_patrimonio/. Archivo del Instituto de Patrimonio Cultural Español (IPCE), signaturas: CDP-A-3727 a CDP-A-3746, CDP-A-3915, CDP-A-3916, CDP-A-4110 a CDP-A-4130 y DCP-C-144.
63
Gazeta de Madrid, n.º 155, 4 de junio de 1531, p. 1181.
64 El 15 de agosto de 1937, la Junta Conquense informaba a la Junta Central de que las autoridades militares de Tarancón no habían dado parte de los deterioros y las desapariciones de bienes en Uclés. En mayo de ese mismo año, la Junta de Madrid había alertado a la Junta Central de que los volúmenes que todavía albergaba el monasterio en su biblioteca estaban «en franca dispersión». En 1937, el monasterio custodiaba todavía objetos de valor artístico, especialmente lienzos de gran tamaño; véase Vega Almagro, Víctor de la. Tesoro artístico y Guerra Civil. El caso de Cuenca, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Colección Almud, 2007, pp. 194-195. 65
Ibidem y Pérez Ramírez, Dimas. Los diez primeros años del Seminario de Uclés (1949-1959), Cuenca, Seminario Conciliar, 2001, pp. 49-52.
La Guerra Civil y el penal de Uclés 37
una cárcel de represión franquista.66 El 15 de noviembre de 1940, el arquitecto José María Rodríguez Cano informaba a la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional del estado en el que se encontraba el monasterio, puesto que el director de la prisión tenía voluntad de hacer reformas en el edificio, declarado monumento nacional.67 Según este informe, la iglesia se utilizaba como capilla del penal y en ella ya no se encontraban retablos u otro tipo de bienes muebles. En el mismo se señala la voluntad de realizar obras en la bajada de los retretes, zona que por aquel entonces coincidía con el artesonado «de una habitación de reconocido valor artístico», que no era otro que el del refectorio. Para calibrar el alcance de las obras se personó el arquitecto de la zona correspondiente, que consideró necesario informar a la Dirección General de Bellas Artes para actuar tanto en los baños como en los sótanos y la escalera principal.68 No obstante, en junio de 1941, teniendo en cuenta la gran cantidad de presos —más de dos mil reclusos, según el informe, «no muy ampliamente instalados»— y considerando que las reformas no afectaban al carácter artístico del monasterio, se consideró que podían ser realizadas por la Dirección de Prisiones, al margen de la Dirección General de Bellas Artes. La guerra y después el uso como prisión, así como las pésimas condiciones de habitabilidad debieron dañar gravemente el edificio, de tal forma que, en enero de 1944, cuando el monasterio había dejado de cumplir la función de penal, el obispo de Cuenca y el párroco de la iglesia de Santa María de Uclés elevaron sendas cartas al director general de Bellas Artes para que se tomara algún tipo de medida ante el estado deplorable del edificio.69 Entendemos que estas peticiones llegaron a buen recaudo, dando paso a las primeras indagaciones sobre el estado del convento para un proyecto de remodelación, que en un primer momento pudo correr a cargo del arquitecto Francisco Íñiguez Almech, tal y como demuestra el plano de Uclés fechado en 1944 y conservado en el fondo homónimo del Archivo General de la Universidad de Navarra (véase fig. 9). Un año después, en 1945, el proyecto fue encomendado a Antonio Camuñas, que el 30 de abril de ese año se dirigía al conocido arquitecto José Manuel González Valcárcel por indicación de
66 Scalisi, Filipo y Mora Urda, Ángel. «Il caso della tahona di Uclés. La morte atipica durante la guerra civile spagnola», en V. Nizzo (ed.), III Incontro di archeologia a confronto. Antropologia e archeologia a confronto: antropologia e archeologia della norte, Roma, Service System, 2018; Gómez Bravo, Gutmaro. «La política penitenciaria del franquismo y la consolidación del Nuevo Estado», Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales, 61 (2008), pp. 165-197 y López Villaverde, 2014, pp. 50-51. 67
Archivo General de la Administración (AGA), sig. 65/209, 1940-1945. Documentos de petición de reconstrucción del Monasterio de Uclés.
68 Ibidem: «Cumpliendo las órdenes que he tenido el honor de recibir me he trasladado a Uclés para visitar en la prisión central de dicho Monasterio y estudiar el funcionamiento de los servicios sanitarios de dicha prisión cuyo estado es muy malo […]. Y teniendo en cuenta la orden del 23 de noviembre de la Dirección General de Bellas Artes relativa a que por ser Monumento Nacional cualquier obra que se realice ha de ser de acuerdo con dicha dirección, creo debe ponerse en
conocimiento de la Dirección General de Bellas Artes la necesidad de reparar el saneamiento, los sótanos y además las armaduras de cubierta, ya que el artesonado de la escalera principal acusa movimiento por el mal estado de esta. Madrid, 27 de mayo de 1941». 69 Ibidem. Carta del párroco de Uclés: «Este monumento que tantas joyas atesora y tan gloriosos recuerdos despierta, debido a las diversas vicisitudes porque ha atravesado se encuentra hoy en un estado de conservación tan deplorable que de no acudir pronto a remediarlo con obras de consolidación y conservación, llegará un día y no tardando que será un montón de ruinas que llenaron de gloria a nuestros antepasados y de sonrojo y vergüenza a la generación actual […]. Uclés, 10 de enero de 1944». Dentro de este documento, la carta del obispo tiene un componente mucho más ideológico, culpando del deterioro del monasterio a los «elementos marxistas» y, de alguna manera, justificando el deterioro del convento como prisión, al servir a la causa de lo que describe como «cruzada de liberación».
38 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
Figura 9 Patrimonio Artístico Nacional, 5.ª Zona. Obras de conservación en el Monasterio de Uclés. Escala 1:100, Madrid, junio 1944. Plano procedente del fondo Francisco Íñiguez Almech, Archivo General de la Universidad de Navarra. En la planta puede observarse la distribución de las estancias del penal como espacios destinados a oficinas, locutorio o economato.
La Guerra Civil y el penal de Uclés 39
Íñiguez, ya que al parecer tenía planos y datos muy útiles para el plan de reconstrucción que le había sido encomendado.70 El 22 de marzo de 1946 se aprobaba el proyecto de las obras previas de desescombro de las cubiertas del monasterio, prosiguiéndose durante 1947 con el segundo proyecto, que afectaba a las estancias interiores y a los claustros para su habilitación como seminario.71 En esa segunda fase de obras se contemplaba la restitución de los dos chapiteles de las torres de la iglesia, así como el dotar al templo de un retablo modesto para cumplir las funciones del culto (véase fig. 10). El arquitecto Antonio Camuñas diseñó dos nuevos chapiteles para las dos torres de la iglesia, que quedaron incluidos en el proyecto (véanse figs. 11 y 1, inicio de capítulo). Sin embargo, parece ser que la idea de la restitución de estos dos elementos suscitó discrepancias con el director del Tesoro Artístico, el marqués de Lozoya, y el subdirector de la Sección de Obras de Reconstrucción, Manuel Cárdenas, de modo que finalmente se optó por cubrir las torres con terrazo y destinar el dinero que iba a emplearse en estos dos elementos a la construcción de un nuevo retablo que imitara el original a partir de fotografías, realizado por el artista vasco Julián Alangua. Este artista trabajó también en otros numerosos encargos de este tipo de imaginería para dotar a diversas iglesias de retablos e imágenes para el culto tras la guerra.72 En 1952 se inició el proyecto de reconstrucción del chapitel central del crucero y en 1956 se emprendieron las obras destinadas al entorno del monasterio, reconstruyendo los bancales del desnivel de la zona norte mediante muros de contención de mampostería y delimitando los tránsitos con césped.73 Los resultados de las intervenciones llevadas a cabo durante estos años por Antonio Camuñas fueron publicados en 1955. El propio arquitecto explicaba someramente el estado del monasterio antes de asumir el proyecto: La primera impresión que se obtuvo era realmente desoladora: imprudentes demoliciones para conseguir distribuciones imposibles en un tal edificio: numerosas estructuras adicionales y entreplantas con igual fin, destrucción casi total de las inmensas cubiertas, nuevas tabiquerías sin ton ni son, restos de incendios y fogatas, con graves calcinaciones en la sillería caliza o arenisca de cemento calizo, enormes boquetes en muros y suelos, forjados de piso en inminente peligro de desplome, piezas de estructuras serradas para aprovecharlas como combustible, ausencia casi total de carpintería de taller en los huecos, etc. etc. El templo, saqueado; el soberbio retablo de García Dardero; arrancado de cuajo; la magnífica reja del crucero, despedazada.74
70 AGA, sig. 65/209, 1940-1945. Carta de Antonio Camuñas a José Manuel González Valcárcel. Madrid, 30 de abril de 1945.
72
AGA, sig. 1987 T0. Trabajos en la ejecución del retablo mayor de la iglesia. Madrid, 4 de septiembre de 1953.
71
73
AGA, sig. 1987. Madrid, 11 de julio de 1956.
74
Camuñas Paredes, Antonio. «Reconstrucción del monasterio de Uclés», Reconstrucción, 128 (1955), pp. 63-64.
Ibidem. Memoria del proyecto de reconstrucción del monasterio de Uclés, redactada por el arquitecto Antonio Camuñas en Madrid a 30 de julio de 1947.
40 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
Figura 10 Fotografía de la iglesia desde el coro, sin el altar mayor. AGA, sig. F/04184.
La historiografía desde la década de los cincuenta hasta nuestros días 41
Figura 11 Sección del monasterio de Uclés en la que se incorpora el diseño hipotético de los chapiteles de las torres de los pies. Imagen incluida en Reconstrucción, Ministerio de la Gobernación, Dirección General de Regiones Devastadas, N.º 128-1-2-1995, p. 66.
La historiografía desde la década de los cincuenta hasta nuestros días En los años cincuenta, a la vez que se procedía a la rehabilitación del conjunto histórico de Uclés, aparecían los primeros estudios específicamente centrados en la historia constructiva del monasterio y el entorno santiaguista basados en la consulta de fuentes documentales de archivo. Desde finales de los años cuarenta, José María Azcárate había centrado su interés en el fenómeno constructivo de las iglesias de planta de salón, o hallenkirche, en el ámbito toledano y santiaguista durante el siglo xvi.75 De singular importancia para nuestro estudio fue la publicación, por parte de este autor, del trabajo «El convento de Uclés y Francisco de Luna, maestro de cantería»,76 elaborado fundamentalmente a partir de la consulta de los libros de visita de la
75
Azcárate Ristori, José María. «La iglesia donde rezaba Dulcinea», Revista de Ideas Estéticas, 22-23 (1948), p. 239-241 e «Iglesias toledanas de tres naves cubiertas con bóvedas de crucería», Archivo Español de Arte, 123 (1958), pp. 213-236. El estudio de esta tipología de planta había sido iniciado por Weise, Georg. «Die Hallenkirchen der Spätgotik und der Renaissance im mittleren und nördlichen Spanien», Zeitschrift für Kunstgeschichte, 4 (1935), pp. 214-222. Otros estudios sobre el tema en un ámbito geográfico cercano: Morena Bartolomé, Aurea de la. «Iglesias columnarias con bóvedas de
crucería en la provincia de Madrid», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 8 (1972), pp. 105-113; Muñoz Jiménez, José Miguel. «La iglesia de salón en la provincia de Guadalajara», Wad-al-Hayara: Revista de estudios de Guadalajara, 23 (1996), pp. 271-306 y Polo Sánchez, Julio Juan. «El modelo Hallenkirchen en Castilla», en B. Alonso (ed.), La arquitectura tardogótica castellana entre Europa y América, Madrid, Sílex, 2011, pp. 281-311, entre otros. 76
Azcárate Ristori, 1956, pp. 173-188.
42 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
orden conservados en el Archivo Histórico Nacional. Gracias a esta documentación, Azcárate compuso una descripción del desaparecido convento medieval y de algunos de los nombres de los artífices que aparecían vinculados a la obra. Con este artículo, además, daba a conocer y subrayaba la actuación de Francisco de Luna como maestro mayor de obras del monasterio de Uclés durante los años treinta del siglo xvi. Hasta ese momento, y más allá de los datos aportados por Llaguno, la figura de Luna, a la que Azcárate confería gran protagonismo en su estudio, era prácticamente desconocida para la historiografía. Azcárate dotó a Luna de una trayectoria artística en el ámbito santiaguista, lanzando la hipótesis de la posible participación de este maestro en la desaparecida parroquia de Santa María y San Andrés de Uclés. El interés del autor estaba centrado en el fenómeno del «plateresco», vinculando algunas de las labores del cuarto de oriente con el ámbito toledano y considerando el monasterio de Uclés como la obra de mayor interés dentro del priorato homónimo. Por ello, su estudio no abarca más allá de los años cincuenta del siglo xvi, sin llegar a abordar la deriva constructiva del monasterio durante los siguientes tres siglos y sin nombrar los daños ocasionados por la adaptación del espacio para su uso como penal pocos años antes. Con Azcárate quedaba inaugurada la tendencia a estudiar el monasterio de Uclés dentro del contexto constructivo de su priorato, pues tres años después, en 1959, Azcárate publicaba un nuevo estudio de las construcciones del priorato de Uclés en la primera mitad del siglo xvi, destacando el auge poblacional y económico que experimentó la zona en este periodo y que afectaba directamente a la renovación de las iglesias, detectándose una notable preferencia en la zona por la tipología de tres naves. La transcripción de los libros de visita le permite, además, rastrear la actividad artística de la familia de los Adonza, personajes aparentemente vinculados a Lorenzo Vázquez y al primer Renacimiento en el territorio santiaguista.77 Ya en la década de los ochenta, el trabajo de Azcárate es recogido y ampliado por Mari Luz Rokiski en su tesis doctoral sobre la arquitectura del siglo xvi en Cuenca. Esta autora abordó la arquitectura santiaguista en tanto en cuanto parte de esta —incluido el monasterio de Uclés— se encontraba dentro de la actual división provincial de Cuenca. A pesar de que su estudio no obedecía, en este sentido, a la división administrativo-espiritual coetánea a su construcción, su trabajo es todavía hoy una de las bases fundamentales sobre las que se mueven los estudios artísticos de la zona. Rokiski, a través de un amplísimo trabajo de consulta de fuentes documentales, entre las que se incluían los libros de visita conservados en el Archivo Histórico Nacional, pudo acotar a grandes rasgos el fenómeno constructivo del monasterio de Uclés durante los tres últimos cuartos del siglo xvi y de aquellas iglesias de su priorato que quedaban enclavadas en la división provincial actual de Cuenca.78 De sus investigaciones se han derivado toda una serie de publicaciones en
77
Azcárate Ristori, José María. «Datos sobre las construcciones en el priorato de Uclés durante la primera mitad del siglo xvi», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 25 (1959), pp. 89-159.
78
Rokiski Lázaro, Mari Luz. Arquitectura del siglo en Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial, 1985; Documentos para el estudio de la arquitectura en el siglo xvi. Colección de documentos para la historia del arte en España, vol. V, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando,1988a y Arquitectura del siglo xvi en Cuenca. Arquitectos, canteros y carpinteros, Cuenca, Diputación Provincial de Cuenca, 1989.
xvi
La historiografía desde la década de los cincuenta hasta nuestros días 43
las que se ha dado a conocer gran cantidad de documentación inédita, muy valiosa para dotar de personalidad y biografías artísticas a toda una serie de maestros de obras y arquitectos que se movían por la provincia durante el siglo xvi y principios del xvii fundamentalmente. Al margen de estos trabajos, el monasterio de Uclés no dejó de ser una referencia obligada para otros estudios de corte más amplio.79 Tendremos que esperar hasta principios del siglo xxi para que el estudio del monasterio de Uclés vuelva a despertar el interés de investigadores como Enrique Herrera y Juan Zapata o José Javier Barranquero, que a la luz de nueva documentación han podido esclarecer las vicisitudes que tuvieron lugar en un primer momento de examen de la obra medieval hacia 1525, cuando se dieron cita en Uclés los maestros expertos Antón Egas y Alonso de Covarrubias,80 aportando los primeros información detallada sobre las iniciales obras del monasterio, así como del pleito dado a conocer por Miguel Durán, en el que Andrés de Vandelvira se vio involucrado en 1530.81 Ya en solitario, Juan Zapata ha continuado trabajando sobre la imagen que presentaba la iglesia medieval de Uclés, basándose además de en los libros de visita, como hiciera Azcárate, en la documentación referente a los libros de cuentas trienales del monasterio, procedentes del ya mencionado fondo del Archivo Histórico de Toledo.82 Como vemos, los primeros años de construcción del convento han suscitado gran interés por parte de los investigadores, quedando prácticamente desatendido por la historiografía todo el proceso constructivo que engloba desde la segunda mitad del siglo xvi hasta el siglo xviii. En este sentido, tan solo podemos destacar la aportación de María Ángeles Casado, que mediante un estudio también basado en los libros de visitas ha dado a conocer algunos datos inéditos que permiten periodizar de forma muy general algunos avances en las obras producidos durante el siglo xviii.83 Más allá del caso de estudio del propio monasterio de Uclés, hemos de destacar que, en los años ochenta, la investigación sobre el patrimonio de las órdenes militares peninsulares cobró un cierto relieve en nuestro país, apareciendo a partir de esos años toda una serie de trabajos y monografías, muchas veces englobados en congresos
79
Entre otros: Schubert, Otto. Historia del Barroco en España, Madrid, Saturnino Calleja, 1924, p. 86; Camón Aznar, José. La arquitectura plateresca, 2 vols., Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Diego Velázquez, 1945; Kubler, 1957, p. 26; Azcárate Ristori, José María. Monumentos españoles, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1953, p. 403; Chueca Goitia, Fernando. Arquitectura del siglo xvi. Ars Hispaniae, XI, Madrid, Plus Ultra, 1953; Rincón García, Wifredo. Monasterios de España, Madrid, Espasa-Calpe, 1991-1992 y Nieto Alcaide, Víctor; Morales Martínez, Alfredo y Checa Cremades, Fernando. Arquitectura del Renacimiento en España (1488-1599), Madrid, Cátedra, 1997, pp. 174 y 242.
80 Barranquero Contento, José Javier. «La Fábrica de Uclés: la génesis del proyecto y los primeros años de las obras», Archivo Español de Arte, 320 (2007), pp. 423-428 y Herrera Maldonado, Enrique y Zapata Alarcón, Juan. «La construcción del convento de Uclés (1529-1550)», Revista de las Órdenes Militares, 5, 2009, pp. 141-185.
81
Herrera Maldonado, Enrique y Zapata Alarcón, Juan. «Andrés de Vandelvira en la Mancha», en A. Pretel (coord.), Andrés de Vandelvira. V Centenario, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses Don Juan Manuel, 2005, pp. 47-69.
82 Zapata Alarcón, Juan. «El antiguo convento de Uclés (1468-1528). Características espaciales y evolución arquitectónica: la iglesia y sus capillas funerarias», Lope de Barrientos. Seminario de cultura, 5 (2012), pp. 225-255. 83
Casado Sánchez, María Ángeles. «La Real Casa de Santiago y convento de Uclés. Construcciones militares y monásticas», Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, 20 (2002), pp. 5-39.
44 El monasterio de Uclés y su territorio hasta nuestros días. Una revisión historiográfica
nacionales.84 Durante los últimos dos decenios del siglo xx se elaboraron en nuestro país tesis doctorales que retomaron el estudio de la arquitectura desarrollada por las órdenes militares en sus territorios, entre las que podemos destacar, por centrarse en la Orden Militar de Santiago, las aportaciones de María Pilar Flores Guerrero sobre la arquitectura en el priorato de San Marcos de León85 o de Aurora Ruiz Mateos sobre la evolución de las casas de encomienda en Extremadura,86 ambas bajo la dirección de José María Azcárate; o ejemplos más cercanos como el de María Griñán Montealegre,87 con una tesis que estudia el fenómeno constructivo santiaguista en la encomienda de Caravaca desde la perspectiva del urbanismo, o el de Pilar Molina Chamizo sobre la arquitectura santiaguista del Campo de Montiel.88 Se suma a este tipo de trabajos la reciente tesis doctoral, defendida por Pilar Moya en 2017, sobre la arquitectura del priorato de Uclés desde la reconquista hasta el siglo xvi, con estudio de tipos de fábricas, técnicas y materiales y su difusión en Hispanoamérica.89 El estudio del arte producido por las órdenes militares, enfocado desde muy distintas perspectivas, ha venido manteniendose en el tiempo gracias a aportaciones como las de Olga Pérez Monzón90 o
84 En mayo de 1983 se celebró el coloquio Las Órdenes Militares en el Mediterráneo Occidental, siglos xiiixviii; en 1985 El arte y las Órdenes Militares; en 1988, en Pisa, Las Órdenes ecuestres, militares y marítimas y la marina menor del Mediterráneo en los siglos xvi y xvii; y en 1996 Las Órdenes Militares en la Península Ibérica, en la Universidad de Castilla-La Mancha. Sobre la historiografía relativa al estudio de las órdenes militares en España, véase Fernández Izquierdo, Francisco. «De las historias de las Órdenes a las Órdenes en la Historia: Historias generales de España durante la Edad Moderna publicadas en los últimos cien años y Órdenes Militares», en J. López-Salazar (coord.), Las órdenes militares de la península ibérica, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, pp. 1181-1234. A pesar de que sería imposible reseñar aquí todos los autores que han dedicado su trabajo al estudio de las ordenes militares peninsulares, en la actualidad podemos destacar el trabajo que desarrolla el grupo de investigación dirigido por la profesora Elena Postigos en la Universidad Autónoma de Madrid. 85
Flores Guerrero, María Pilar. «El arte del priorato de San Marcos de la Orden de Santiago en los siglos xv y xvi (arquitectura religiosa)», tesis doctoral inédita, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1987.
86 Ruiz Mateos, Aurora. «Arquitectura civil de la Orden de Santiago de Extremadura: encomiendas», tesis doctoral inédita dirigida por el Dr. J. M. Azcárate, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Historia del Arte, 1984 y Arquitectura civil de la orden de Santiago en Extremadura: la casa de la Encomienda: su proyección en Hispanoamérica, Badajoz, Diputación provincial de Badajoz, 1985.
87
Griñán Montealegre, María. «Arquitectura y urbanismo en la encomienda santiaguista de Caravaca durante los siglos xvi y xvii: La consolidación de la ciudad renacentista», tesis doctoral inédita dirigida por la Dra. C. GutiérrezCortines, Murcia, Universidad de Murcia, 1999.
88 Molina Chamizo, Pilar. De la fortaleza al templo. Arquitectura religiosa de la Orden de Santiago en la provincia de Ciudad Real (ss. xv-xviii), 2 vols., Ciudad Real, Excma. Diputación de Ciudad Real, 2006. 89 Moya Olmedo, Pilar. Arquitecturas de conquista: la arquitectura de la Orden de Santiago, la reconquista de la Encomienda de Uclés; y la arquitectura de conquista de Nueva España, tesis doctoral dirigida por el Dr. J. L. García Grinda,Universidad Politécnica de Madrid, Departamento de Composición Arquitectónica, 2017. 90 Pérez Monzón, Olga. «La arquitectura religiosa y civil de las Órdenes Militares en la Castilla medieval», en J. A. García de Cortázar y R. Teja (coords.), Del silencio de la cartuja al fragor de la Orden Militar, Palencia, Fundación Santa María La Real, 2010, pp. 201-234; «El arte y las Órdenes Militares», en F. J. Campos (coord.), Lux Hispaniarum: estudio sobre las Órdenes Militares, Madrid, Real Consejo de las Órdenes Militares, 1999, pp. 205-236; «Representación, utilidad y pragmatismo. El arte de las órdenes militares en la Castilla bajomedieval», en Begoña Alonso y Juan Clemente Rodríguez (coords.), 1514: arquitectos tardogóticos en la encrucijada, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2016, pp. 221-236; «La imagen del poder nobiliario en Castilla: el arte y las Órdenes Militares en el Tardogótico», Anuario de Estudios Medievales, 37, 2 (2007), pp. 907-956 y «El hospital de Santiago de Cuenca (1478-1603)», Anales de Historia del Arte, 4 (1993-1994), pp. 213-224; Ruiz Mateos, Aurora. «Un ejemplo de arquitectura santiaguista en Castilla: Alhambra y La Solana», I Congreso de Historia de Castilla-La Mancha. Vol. V. Musulmanes y cristianos: la implantación del feudalismo, Toledo, Servicio de Publicaciones de la Junta de Comunidades
La historiografía desde la década de los cincuenta hasta nuestros días 45
Miguel Cortés Arrese,91 cuyos estudios se han centrado en las formas de representación de los monjes caballeros a través del arte y, especialmente, de determinados espacios simbólicos, entre los que destacan los funerarios. Por último, destacar la aportación que durante los últimos años se está realizando, por parte de arqueólogos e historiadores, sobre los restos materiales de antiguas fábricas santiaguistas a través de estudios técnicos, reconstruidos, a partir de los mismos y de las fuentes documentales existentes, mediante herramientas digitales.92
de Castilla-La Mancha, 1988, pp. 261-271; «Arquitectura civil de la Orden de Santiago en la provincia de Madrid», en J. C. Miguel (coord.), El Madrid medieval: sus tierras y sus hombres, Madrid, Asociación Cultural Al-Mudayna, 1990, pp. 213-237; «Palacio de los Priores de San Marcos de León situado en Puebla del Prior», Actas del VII congreso de estudios extremeños, vol. I, Cáceres, Institución Cultural El Brocense, 1983, pp. 209-232 y 1985 y Molina Chamizo, 2006. 91
Cortés Arrese, Miguel. «Juan Fernández de Heredia, gran maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén: una aproximación a su imagen», Anuario de estudios medievales, 13 (1983), pp. 327338; El espacio de la muerte y el arte de las Órdenes Militares, Cuenca, Universidad de CastillaLa Mancha, 1999 y «Los espacios funerarios en los conventos de las Órdenes Militares», en J. A. García y A. Teja (coords.), Del silencio de la cartuja al fragor de la Orden Militar, Aguilar de Campoo, Fundación Santa María la Real, 2010, pp. 235-254.
92 García Carpintero López de la Mota, Jaime y Gallego Valle, David. «La arqueología de las Órdenes Militares en Castilla-La Mancha y la reconstrucción virtual de su patrimonio», Virtual Archaeology Review, 9, 19 (2018a), pp. 76-88 y «La hospitalidad santiaguista a finales de la Edad Media: el proyecto de reconstrucción del Hospital de Alarcón», Espacio, tiempo y forma. Serie III, Historia Medieval, 31 (2018b), pp. 343-376.
El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
Figura 1 Tríptico de la Virgen del Rosario. Óleo sobre tabla, 180 x 172 cm. Museo Nacional del Prado, P-1306.
Una aproximación al desaparecido monasterio medieval de Santiago de Uclés 47
Una aproximación al desaparecido monasterio medieval de Santiago de Uclés Podemos remontar los orígenes del edificio del monasterio de Santiago de Uclés a poco después de la bula confirmatoria promulgada por el papa Alejandro III en 1175, mediante la cual los freiles santiaguistas tomaron posesión de la fortaleza musulmana de Uqlis. Por su condición de posición avanzada en la conquista cristiana, Uclés fue considerada como cabeza de la orden y, por tanto, un lugar preeminente para su institución durante la Edad Media. Con su toma de posesión comenzó el proceso de configuración arquitectónica del mismo. La dualidad entre lo militar y lo religioso de estas instituciones tuvo su plasmación material en un cerro en el que se aunó, desde finales del siglo xii, la idea de fortaleza-monasterio, poder militar y eclesiástico separados, pero unidos bajo un mismo recinto fortificado. Junto con la fortaleza y el monasterio, la villa de Uclés vino a reorganizar económica y socialmente espacios en tierras que hasta hacía poco tiempo habían sido de dominio musulmán, gracias a la concesión de un fuero privilegiado que insistía en la libertad municipal y la protección del derecho del repoblador.1 En opinión del cronista Francisco Rades de Andrada (1572), se podría hablar de un monasterio propiamente dicho durante el maestrazgo de don Sancho Fernández y, concretamente, antes de 1193, año en el que se fecha el testamento de don Fernán Rodríguez de Azagra, señor de Albarracín, mediante el que expresaba su voluntad de ser enterrado entre sus muros.2 La construcción del espacio monástico comenzó por aquellos departamentos fundamentales para la vida monacal —iglesia, claustro y zonas destinadas a una habitabilidad por parte de los monjes—, desarrollándose, con el paso de los años, el resto de dependencias de forma natural y orgánica. Imaginar este primer cenobio es difícil, pero podemos contextualizarlo dentro del panorama constructivo de repoblación de la zona. No obstante, al carecer de la suficiente documentación que nos dé idea de los progresos constructivos durante la Edad Media, nos centraremos aquí en la imagen que presentaba este conjunto a finales del siglo xv, a partir, fundamentalmente, de la visita realizada al convento en el año de 1478, que, como podrá deducirse, no tendría por qué ser la imagen del convento primigenio, sino de un conjunto espiritual de más de dos siglos de desarrollo.3 A finales del siglo xv, el monasterio se articulaba alrededor de un claustro de forma rectangular, con unas medidas aproximadas de 32 metros en sus lados norte y sur y algo más estrecho, alrededor de 25 metros, en sus pandas este y oeste,4 dando como resultado unas dimensiones bastante más reducidas que las del actual. Este claustro tenía tres pisos y se abría mediante arcos de piedra y yeso,5 ya descritos a principios del siglo xviii.6
1
La concesión del primer fuero de Uclés tuvo que realizarse, en opinión de Rivera Garretas, en una fecha cercana a 1174. El texto del fuero en latín, fechado en 1179, es una renovación o reelaboración aprobada en Toledo, quizá por el propio rey; véase Rivera Garretas, 1982, pp. 257-258.
2
«Y assí en la era de mill y dozientos y treinta y uno, que fue año del Señor de mill y ciento y noventa y cinco, a los diez y nueve años de la donación de Uclés, ya consta aver en aquel castillo convento de freyles cavalleros y clérigos, que tenían coro y vivían conventualmente»; véase Rades y Andrada, 1572, f. 8r.
3
Las fuentes que manejaremos serán, fundamentalmente, los libros de visita de los años 1478, 1480, 1494 y 1537, transcritos íntegramente en Retuerce Velasco, María y Segura Graíño, Cristina (coords.). Libros de visita de la Orden Militar de Santiago. Provincia de Cuenca, siglos xvxvi, 2 vols., Madrid, Al-Mudayna, 2009.
4
Extraemos estas medidas de la descripción del mismo elaborada por De la Mota Belmonte, 1599.
5
Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 65, visita del año 1478.
6
Archivo Histórico Nacional (AHN), Órdenes Militares (OM), L. 1128c, fol. 126r. Visita al monasterio de Uclés entre 1719-1720.
48 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
En su centro se encontraba un aljibe con un moral, parras y otros árboles. Tenemos interesantes descripciones sobre el claustro durante el siglo xvi, cuando todavía estaba en uso. Diego de la Mota lo describe, en 1599, con la techumbre pintada con «lazos y labores de blanco açul, vermejo y morado bien agradable a la vista». Además, indica que entre los huecos del enmaderamiento se encontraban alternadas las armas reales, la cruz en forma de espada de los santiaguistas y la cruz maestral de cuatro brazos iguales, veneras, así como las armas del prior Santoyo, a saber, dos lunas blancas en campo azul y dos calderas, lo que nos permitiría fechar esta decoración pictórica durante su priorato entre 1492 y 1501. En las paredes se representaban escenas pintadas de la vida, la pasión y la resurrección de Cristo, la venida del Espíritu Santo y la asunción de la Virgen. En el piso superior del claustro, la techumbre estaba decorada, entre los tirantes, con la cruz en forma de espada, la cruz maestral en color blanco y la cruz maestral en color rojo.7 Algunas de estas pinturas fueron realizadas, en 1511, por dos pintores vecinos de Belmonte, a los que se les solicitó expresamente para ejecutar decoraciones «al romano» en distintos puntos del claustro (doc. 2 en anexo). En 1515 se describe el pavimento del claustro bajo obrado a partir de losas de alabastro.8 El claustro funcionaba tanto de espacio distribuidor como de lugar de reposo para monjes y difuntos,9 siendo la función inhumatoria uno de los aspectos más destacados desde su fundación. Desde el lado sur del claustro se accedía a la iglesia de una nave, la cual, hasta poco antes de la actuación reformadora del prior Juan de Velasco en 1478, estaba cubierta por algún tipo de armadura de madera.10 Por su parte, el espacio de la cabecera debía estar cubierto por una bóveda de crucería simple, diferenciándose del resto del templo como lugar destacado. Si bien no conocemos su altura, sabemos que se accedía al altar mayor a través de nueve gradas, después de pasar un arco toral que separaba la nave de la iglesia de la cabecera.11 Según los libros de visita, la torre de las campanas se situaba sobre la cabecera. A los pies del templo se encontraba, sobreelevado, el coro de madera, descrito a mediados del siglo xvi como de par y nudillo.12 Se tenía acceso al mismo tanto desde la iglesia, a través de una escalera, como desde el primer nivel, directamente desde el claustro alto. En este coro se llevaban a cabo las horas canónicas, disponía de treinta y tres sillas, incluyendo la del prior,13 y de una claraboya que separaba este espacio del templo y que ocultaba a los religiosos de las miradas de los fieles que pudieran acudir a los santos oficios.
7
De la Mota Belmonte, 1599, p. 396.
8
Rokiski Lázaro, 1988a, p. 268.
9
De este valor funerario nos habla la visita de 1494, al indicar que los lunes se hiciese una visita al claustro tras la misa de difuntos: «Yten mandaron que el día del lunes salgan los fleires por la claostra en proçesión, después de la dicha mysa de los finados, cantando las responsas acostumbrados en sus oraciones»; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 221.
10
Ibidem, p. 72. Durante el priorato de Juan de Velasco esta se sustituyó por una bóveda de piedra; véase Zapata Alarcón, 2012, p. 250.
11
Según Diego de la Mota, la amplitud de la cabecera era de 25 pies, y sus muros de una anchura que oscilaba entre los 8 y los 11 pies, datos que, si consideramos la posibilidad de que se correspondiera con la amplitud de la nave, nos darían una proporción bastante aproximada del desaparecido templo.
12
«Y a el cabo de la dicha yglesia el coro que toma todo el ancho de la dicha yglesia armado sobre las paredes con vigas de madera sobre madios quartones. El dicho enmaderado es de madera de pino de par y nudillo», AHN, OM, leg. 6821, fol. 3v, visita al monasterio de Uclés, 1564.
13
Actualmente solo conservamos reproducciones y dibujos de la gran silla prioral, trasladada a la catedral de Ciudad Real tras la creación del llamado «obispado-priorato» en 1881. Una aproximación a esta silla en Assas y Ereño, 1878, pp. 11-33.
Una aproximación al desaparecido monasterio medieval de Santiago de Uclés 49
Poco sabemos de las capillas del templo anteriores a 1478. A partir de aquel año, las capillas de la iglesia se abrieron por el lado de la epístola, puesto que el del evangelio lindaba directamente con el claustro. En este lado septentrional, a pesar de no albergar capillas, se ubicaban toda una serie de imágenes y retablos, como el de San Acacio, descrito por Diego de la Mota en 1599.14 A la altura de 1478, en el lado de la epístola, la única capilla mencionada es la de San Juan, por aquel entonces en construcción, si bien parece posible aventurar que, con anterioridad a la guerra de Sucesión castellana (1476) que tantos daños causó a la fábrica del convento, pudo haber otras capillas en la iglesia. Este hecho parece quedar evidenciado cuando, ese mismo año, el prior señalaba que fueran observados los daños que había sufrido el convento, pidiendo «que se vean las capillas e otras cosas del dicho convento que están derribadas, destruydas a cabsa de la dicha fortalesa asy en el dicho convento como en la villa, de los çensos dellas, que fueron todas derribadas por los que asy a tenido la dicha fortaleza».15 A este respecto, cabe señalar que, entre la descripción de bienes del tesoro, se nombra un vestimento verde de brocado «que hera de la capilla del maestre Don Álvaro de Luna».16 Se ha señalado que Álvaro de Luna no había mostrado nunca interés en enterrarse en Uclés,17 no obstante, a pesar de ser una referencia aislada, no podemos dejar de apuntar la posibilidad de que el condestable y maestre de la Orden de Santiago hubiera tenido algún tipo de capilla o altar propio en la sede de Uclés, desaparecida por los daños ocasionados en las contiendas ya mencionadas o reaprovechada tras su caída en desgracia. Entre los libros del tesoro del convento, en 1538 se describía también «un misal rico, con una manezuela de plata y en ella las armas de Álvaro de Luna, en pergamino».18 En cualquier caso, era habitual que las personas enterradas en Uclés o con algún tipo de vinculación con él dejaran ornamentos y ajuares con sus armas al convento, como puedan ser los casos de Rodrigo Manrique o del infante don Enrique. Siguiendo con el informe de la visita de 1478, sabemos que tanto la iglesia como su altar mayor estaban dedicados al apóstol Santiago. Este gran retablo, hoy desaparecido, fue descrito a finales del siglo xv como «grande, e bueno e bien rico».19 Los visitadores de 1478 relataban que el gran retablo estaba presidido por una estatua del Apóstol y contenía tres historias: la del Apóstol, la del nacimiento del Señor y la de su pasión.20
14
«Al otro lado de la iglesia, que es el de el Evangelio, ay una puerta que sale al claustro y baxo de esta puerta y dentro de la iglesia, en el hueco de la pared ay un altar de San Acacio y sus compañeros, y en el hueco está enterrado don Pedro Alonso, de buena y santa memoria e prior que fue de este convento de Uclés, cuya vida escrivió don Martín Pérez de Ayala obispo de Guadix y después fue obispo de Valencia»; véase De la Mota Belmonte, 1599, p. 392. Juan Zapata menciona este dato sin precisar una fecha de ejecución del retablo; véase Zapata Alarcón, 2012, p. 240. Por nuestra parte, no hemos hallado referencias a él en la visita efectuada al monasterio en 1538. Con respecto al mismo, cabe recordar que la advocación de san Acacio es relativamente poco frecuente en la pintura medieval española. Actualmente se conserva un tríptico con este tema en el Museo del Prado (P-7635), atribuido a la escuela toledana y fechado en 1540-1545. Lamentablemente, se desconoce la procedencia primigenia de este tríptico antes de pasar a formar
parte del patrimonio de la marquesa de Mérito; véase Museo Nacional del Prado, Un mecenas póstumo: el legado Villaescusa, Madrid, Museo del Prado, 1993, pp. 28-30. 15
Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 80.
16
Ibidem, p. 68.
17
López Lorente, Víctor Daniel. «La más suntuosa capilla de España. Lujo, poder y magnificencia en la arquitectura de la capilla de Álvaro de Luna», en O. Pérez, M. Miquel y M. Martín (eds.), Retórica artística en el tardogótico castellano. La capilla fúnebre de Álvaro de Luna en contexto, Madrid, Sílex, 2018, p. 337.
18
Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 151, visita al convento de Uclés, 1538.
19
Ibidem, vol. I, p. 66.
20 Ibidem.
50 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
Figura 2 Croquis hipotético de la distribución de algunas de las dependencias del monasterio a la altura del año 1478. En negro, elementos tomados de las proporciones que da Diego de la Mota en su libro en 1599. En punteado, espacios de los que no tenemos medidas precisas ni ubicación exacta. 1. Cocina y alacena. 2. Dependencias del prior. 3. Zaguán de entrada. 4. Refectorio. 5. Claustro con aljibe. 6. Capilla de Juan Díaz de Coronado. 7. Capilla de San Agustín. 8. Zona con torres y adarves. 9. Coro. 10. Iglesia. 11. Torre-cabecera. 12. Capilla de San Juan. 13. Sacristía. 14. Tesoro.
Uclés como lugar de enterramiento 51
El conjunto de casa y monasterio era accesible a partir de una portería principal, a través de la que se podía llegar a la iglesia tanto por el lado sur del conjunto como por el este. Por este lado contaba con una segunda puerta que rodeaba el ábside y que permitía el acceso a las estancias localizadas en el extremo más septentrional, organizadas en patios para el servicio de la casa —cocina, despensa, etc.—, así como para acoger a los caballeros desplazados al convento para aprender la regla y hacer profesión —hospedería, habitaciones de caballeros, establos—.21 En ese momento, desde las estancias auxiliares se podía entrar al claustro conventual mediante un acceso en la panda norte,22 quedando enclavadas además, en esta zona, las dependencias del prior y el refectorio «nuevo», construido a finales de la centuria, que consistía en un espacio rectangular con una cubierta de madera pintada (véase fig. 2).23 En 1537 se describe este refectorio con las paredes cubiertas de esteras, con mesas y un púlpito de madera cerca del cual se encontraba un torno por el que se subían las cosas necesarias desde la despensa.24 Por último, podemos señalar que el monasterio medieval disponía de un espacio destinado al descanso de los monjes, pues en 1511 se describe cómo sobre uno de los cubos defensivos que daban al lado occidental del monasterio, el del conocido como barrio de Estremera, se había instalado un mirador, que aquel año los visitadores ordenaron aterrazar para «tomar el sol».25
Uclés como lugar de enterramiento Prácticamente desde sus orígenes, tuvieron lugar numerosos ingresos de caballeros y familiares en la orden que, mediante distintas donaciones económicas, recibieron el privilegio de ser enterrados en el convento cabeza de la institución. De esta forma, al parecer tal y como lo narra Diego de la Mota, el conde Álvaro Núñez de Lara, después de haber ingresado en la Orden de Santiago en 1217, hizo trasladar su cuerpo hasta el monasterio de Uclés para recibir sepultura.26 También fue esta la elección de Pedro Fernández de Azagra, III señor de Albarracín. El 4 de agosto de 1232, en uno de los varios testamentos que dejó redactados, especificaba que debía ser enterrado en el claustro a imitación de
21
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La documentación hace distinción entre la casa y el convento, aludiendo en primer término al conjunto de edificaciones auxiliares del monasterio. Sobre las dos puertas de acceso podemos decir que la primera, exterior, era de cal y canto labrado y sobre ella se encontraba una torre cubierta con tablas y tejas. La segunda puerta tenía un arco labrado de yeso cerrado con puertas, dando acceso a un segundo arco abierto al patio; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, pp. 220-227, visita año 1494. En 1478, entre los edificios auxiliares se encontraban los establos, el pajar, las cámaras de aposentamiento, la cocina y la despensa —que solía ser cárcel—, configurados alrededor de dos patios; ibidem, pp. 146-147. El acceso no debió ser siempre este, ya que en la visita de 1478 se habla de un arco de cantería ubicado en la panda donde se encontraban la capilla de San Agustín y la del prior Díaz de Coronado, que servía como antiguo acceso; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 147.
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Podemos considerar este refectorio producto de una reforma de finales del siglo xv. En 1478 se describe como «en el un panno de la dicha claostra está un rrefritorio muy bien enmaderado de su madera pintada e enyesado»; ibidem, p. 72, visita del año 1478. No obstante, como se verá más adelante, se construyó otro nuevo refectorio pocos años después.
24 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 158, visita del año 1537. Junto al refectorio se encontraba la cocina, a la cual se accedía desde el patio exterior a la claustra. Bajo ambos espacios se encontraba la despensa, comunicada con la cocina y con el refectorio mediante el torno. 25
Rokiski Lázaro, 1988a, p. 265, visita al monasterio de Uclés, 1511.
26 Rivera Garretas, 1985, p. 292.
52 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
su padre y madre,27 si bien finalmente cambió de parecer, probablemente motivado por su nueva posición política en Aragón. Como cabría esperar, los dos grandes lugares para inhumación fueron el claustro y el templo. En el claustro podemos distinguir dos tipos de enterramientos, aquellos ubicados en arcosolios o aquellos que gozaban de capilla particular propia, siendo los más comunes los primeros, ubicados varios de ellos en la panda sur del claustro, en la pared que lindaba con la iglesia.28 Entre los enterramientos de este tipo que describe Ambrosio de Morales se encontraban tres ejemplares con las armas de la familia de Grez, una de ellas perteneciente a don Gómez Suarez de Figueroa, comendador de Uclés fallecido en 1416, añadiendo las descripciones que estas tres sepulturas eran de bulto, sin cosa alguna en la cabeza salvo una gran «greña de cabello».29 De este tipo, bajo un arcosolio, debió ser también la sepultura de la infanta doña Urraca, una de las sepulturas más veces descrita por las fuentes, que debemos situar en el muro del claustro que lindaba con la iglesia. Según el epitafio, había donado la heredad de Buenamesón al convento.30 Dentro de la conciencia corporativa que promulgaba la orden destaca, en la panda este del claustro, la conocida como capilla de San Agustín o de los maestres pasados. Si atendemos a la documentación de finales del siglo xv, esta es, sin duda, una de las capillas más notorias dentro del claustro ucleseño, calificada en varias ocasiones como «especial».31 La capilla se encontraba en la parte más meridional de la panda oriental del claustro, lindando al sur con la cabecera de la iglesia y al este y al exterior con una de las garitas empleadas como entrada al convento. Este espacio estaba cubierto por una bóveda de cal y canto labrado. En 1478 contaba con un retablo y un bulto de alabastro del apóstol Santiago y se protegía con su buena puerta y su cerradura. Además, tenía un husillo para subir a la parte superior de la bóveda y vidrieras al exterior. Como el resto de espacios ubicados en el lado oriental del conjunto, la capilla, que sufrió importantes daños en su estructura durante las distintas contiendas bélicas, era la encargada de recoger las efigies de ciertos maestres de la orden, de identidad desconocida, quizá inhumados en el monasterio de Uclés, fundamentalmente hasta el siglo xiii.32 Olga Pérez Monzón 27
Ibidem, p. 368. Más adelante, en el testamento que redactó en 1241, en el capítulo 7 añade: «Item volo, quod frates de Ucles teneant omnes filios meos et omnia casta mea usque dum dicti filii mei sint etate viginti annorum, et interim de redditibus dictorum castrorum solvant omnia mea debita manifesta, cum cartis et sine cartis; et iniurias meas manifestas restituant»; recogido en García Edo, Vicente. «Un nuevo testamento de Pedro Fernández de Azagra, señor de Albarracín (2-IV-1241)», en J. M. Latorre (coord.), Los Fueros de Teruel y Albarracín, Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 2000, p. 133.
encargadas por Felipe II en 1575 se dice: «Hallóse y está en el convento de Uclés un enterramiento de la infanta doña Urraca, que está en el claustro del dicho convento, con un letrero que dice: aquí yaze la muy magníica señora la infanta doña Urraca, la cual dio a Buenamesón a este convento, porque tengan a cargo de rogar a Dios por su ánima»; véase ZarcoBacas y Cuevas y Pérez Ramírez, 1983, p. 538. 31
«Ansí mismo está descubierta la capilla de Sant Agostín, donde están los maestres, que es una especial capilla de bóveda»; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 157, libro de visita de 1480. En la visita de 1494 se describe como: «La capilla donde están sepultados çiertos maestres que es de vocaçión de Sanc Agostín, con dos retablos chequitos e su sávana en el altar, la qual capilla es grande e de calicanto de bóveda, está mal tratada, en la qual están çiertos bultos de yeso muy antiguos, e tiene unas puertas grandes, buenas e bien guarneçidas»; ibidem, p. 225, libro de visita de 1494.
32
Habría un desnivel entre la capilla de San Agustín y el claustro, estando la primera más baja, por lo que los visitadores de 1494 ordenaron que se igualara la altura del suelo; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 234.
28 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 263, descripción del monasterio de Uclés, 1511. 29 Morales, Ambrosio de. Noticias históricas sacadas del archivo de Uclés, de sus sepulcros y calenda… ordenados por Francisco Valerio Cifuentes, Madrid, Oficina de D. Benito Cano, 1793, f. 21r. 30 «En otra sepultura dice: Aquí yace la muy magnífica señora la Infanta Doña Urraca, la qual dio á Buenameson á ese Convento, porque tengan cargo de rogar á Dios por su ánima: no tiene mas que un león en el escudo: no tiene día, mes ni año»; véase De Morales, 1793, f. 21r. En las Relaciones
Uclés como lugar de enterramiento 53
señala la posibilidad de que estas efigies estuvieran hechas a partir de almas de madera preparadas para su cubrición polícroma.33 En cualquier caso, lo cierto es que, si bien los visitadores de 1494 valoraran la necesidad de dotar a estas imágenes de cierta dignidad, ordenando que se colocaran letreros con los nombres de los maestres, también contemplaban que este espacio empezase a tener una función más práctica como aula capitular, colocando alrededor de estas esculturas unos poyos de madera para que allí se celebrara el capítulo y para que sirviera como lugar de audición de las lecciones de los estudiantes «freyres de la çiençia».34 Entre los enterramientos de Uclés, quizá uno de los más tardíos y más notables fuera el del infante don Manuel y su mujer doña Constanza, los cuales, tras ingresar en la orden en enero de 1261, decidieron enterrarse en Uclés, tanto ellos como su linaje, dando 2000 maravedís para tener su capilla y capellanes.35 Finalmente, los enterramientos se hicieron en forma de arcosolio en el interior del templo, junto al altar mayor. En 1511 se describen los enterramientos del infante don Manuel y su esposa en el lado del evangelio y de sus hijos en el lado contrario, entre los que podría incluirse otro personaje de la casa real, muy probablemente don Enrique de Aragón.36 Sin embargo, poco a poco decae la tendencia de los caballeros de la orden de escoger Uclés como lugar de enterramiento y, a partir del siglo xiv, estos miembros de la nobleza deciden, paulatinamente, inhumarse en sus señoríos, muchas veces en iglesias y capillas que ellos mismos habrían fundado. No fue este el caso de personajes como Rodrigo Manrique, miembro de la alta nobleza castellana y último maestre de la orden enterrado en Uclés. Rodrigo Manrique había participado en el asedio de Uclés en 1476 defendiendo los intereses de la reina Isabel frente a los de López Pacheco. Tras los destrozos ocasionados en la contienda, Manrique, en su calidad de maestre, reunió al Capítulo de la orden en Uclés, abordando, entre otros temas, la necesidad de proveer al monasterio de ayudas económicas para financiar todas las obras y reparos necesarios para su rehabilitación.37 Además, Manrique hizo algunas donaciones materiales al convento, como unos órganos pequeños, una vestimenta de terciopelo negro con una cruz colorada de brocado, así como un paño de seda y terciopelo azul con un pendón rojo en medio, una cruz blanca y veneras de oro, dos paños franceses ricos y cinco reposteros con sus armas para los altares y un par de buenas alfombras.38 Rodrigo Manrique, a diferencia quizá de los maestres inmediatamente predecesores, sentía una
33
Pérez Monzón, 2007, p. 924.
36
En el obituario de Uclés que transcribó Ambrosio de Morales hacia 1574 se destaca el del infante Enrique como especial benefactor del convento en lo relativo a su religión, fábrica y ornamentos. Véase De Morales, 1793, p. 25. Sobre la evolución de los distintos espacios de la iglesia de Uclés, véase Zapata Alarcón, 2012.
37
Sobre el asedio de Uclés, véase Quintanilla Raso, María Concepción. «La tenencia de fortalezas en Castilla durante la Baja Edad Media», En la España Medieval, 9 (1986), pp. 861-896.
38
Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, pp. 71, 152 y 228.
34 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, pp. 234-235, visita del año 1494. 35
«Escogemos sepulturas de nuestros cuerpos e de nuestros filios e de todo nuestro linage en Uclés. Et offrecemos a Dios e Sancta María e a la Orden de la Cavalleria de Sant Yago con nuestros cuerpos veinte cinco mill maravedís alfonsís; e destos demos luego dos mill maravedís pora fazer capiella en Uclés e por tener y quatro capellanes que canten y misas por nos e por nuestros defunctos para siempre jamás». Más adelante, Pelay Pérez se compromete a cumplir estas cláusulas: «e señaladamente vos prometemos que vos fagamos una capiella en Uclés e el prior e el convento de los clérigos de Uclés que tengan y quatro capellanes que canten y missas por vos e por vuestros defunctos por siempre jamás»; véase Rivera Garretas, 1985, p. 421.
54 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
especial vinculación con el monasterio, fundamentada, sobre todo, en su papel decisivo en la toma de su fortaleza en favor de la reina Isabel. En su testamento, redactado en Ocaña el 4 de noviembre de 1476, dejó claramente especificado su deseo de ser enterrado en Uclés, dando toda una serie de pautas relativas a cómo debía ser su sepultura en piedra, situada delante del altar mayor, sobre las gradas, e incluyendo también el que debía ser su epitafio.39 Lamentablemente, en la actualidad no queda ningún tipo de resto o documentación gráfica sobre el sepulcro. La primera referencia que tenemos de su colocación en la iglesia es de la visita de 1515, la cual lo sitúa en medio de la capilla principal, como «un bulto de alabastro que dizen que es del maestre don Rodrigo Manrique».40 Gracias a distintas descripciones posteriores sabemos que este desaparecido sepulcro estaba elaborado en alabastro y colocado sobre una especie de peana, del mismo material, de casi un metro de altura. La escultura del yacente representaba a don Rodrigo con el manto capitular de la orden, sosteniendo su espada entre las manos y apoyando los pies sobre un león y la cabeza sobre dos almohadas. Al frente figuraba el letrero «Fe», a la derecha tres letreros que decían «Templanza», «Justicia» y «Fortaleza», y a la izquierda otros tres, «Caridad», «Esperanza» y «Prudencia». En uno de los lados rezaba: «Aquí yaze don Rodrigo Manrique, maestre de Santiago, hijo del Adelantado Don Rrodrigo Manrrique y de Doña Leonor de Castilla, el qual venció veinte y siete batallas de moros y cristianos. Murió año de mill quatrocientos y veinte y seis años a onze de noviembre»;41 y junto a los almohadones la inscripción: «Aquí yaze muerto un hombre, qué vivo dexó su nombre».42 El sepulcro, hoy desaparecido, fue trasladado tras la demolición, junto con otros, de la iglesia al claustro, colocándose bajo un nicho grande en el que pudo verlo varias veces Salazar y Castro.43 39
Salazar y Castro, Luis de. Pruebas de la Historia de la Casa de Lara, sacadas de los instrumentos de diversas Iglesias, Monasterios, de los Archivos de sus mismos descendientes, de distintos pleítos que entre sí han seguido, y de los escritores de mayor crédito, y puntualidad, vol. IV, Madrid, Imprenta Real, 1694, pp. 339-401. Aquel año Rodrigo Manrique estuvo recurrentemente en Uclés. Desde allí envió distintas cartas en los meses de mayo y junio de 1476; ibidem, pp. 398-399.
40 Tal como señala Zapata Alarcón, nos parece extraño que no se nombrara un sepulcro como este en las visitas anteriores, por lo que podríamos dar crédito a Diego de la Mota, casi un siglo después, cuando afirmaba que había oído decir que este sepulcro estuvo anteriormente situado junto al altar de San Miguel, en el lado de la epístola de la cabecera, siendo trasladado durante el priorato de don Juan de Velasco; véase Zapata Alarcón, 2012, p. 239. 41
Esta inscripción viene recogida en las Relaciones Topográficas de 1575 publicadas en Zarco-Bacas y Cuevas y Pérez Ramírez, 1983, p. 538. Claramente, la transcripción contiene un error en la fecha que se indica, puesto que Rodrigo Manrique murió el año de 1476.
42 Para un interesante análisis sobre la interpretación correcta que debe darse al epitafio lapidario de Rodrigo Manrique, véase Lama de la Cruz, Víctor de. «Sobre el epitafio de Rodrigo Manrique», en J. L. Martos (ed.), Actes del X Congrés Internacional de l’Associació Hispànica de Literatura Medieval, vol. II, Alicante, Institut Universitari de Filologia Valenciana, 2005, pp. 961-968.
43 Salazar y Castro, a finales del siglo xvii, lo describía así: «[Don Rodrigo Manrique] fue llevado a sepultar al Convento de Uclés, en el sitio que había señalado, y donde el Prior D. Juan Velasco, su testamentario, hizo poner una cama de alabastro, como de una vara de alto, con un bulto de la misma materia, que representa este gran varón, y por averse fabricado nueva Iglesia, está oy en un nicho grande del claustro de aquella insigne casa donde le hemos visto varias veces. El bulto tiene vestido el manto capitular, con el àbito de Santiago al lado izquierdo porque no es como los que oy usa aquella Orden, sino abierto por delante como los mantos de Calatrava. A los pies tiene un león y con ambas manos la espada que descansa sobre el cuerpo [...]. Descansa la cabeça sobre dos almoadas y en el canto de la primera dice: aqvi yace mverto vn hombre, qve vivo dejo sv nombre»; véanse Salazar y Castro, Luis de. Historia genealógica de la casa de Lara, vol. II, Madrid, Imprenta Real, 1696-1697, p. 316 y De Lama de la Cruz, 2005, p. 962. Por su parte, Luis Astrana Marín describe en 1913, en un artículo de la revista de divulgación Alrededor del Mundo, el sepulcro de Rodrigo Manrique, que dice se situaba en el coro de la iglesia. No obstante, quizá se refiera a él mediante fuentes documentales consultadas y no de la observación directa; véase Astrana Marín, 1913, pp. 315-317.
Uclés como lugar de enterramiento 55
Por otro lado, durante el siglo xv, los priores de Uclés alcanzaron la suficiente dignidad como para disponer de capillas propias dentro del monasterio. La primera gran capilla de este tipo de la que tenemos constancia es la del prior Juan Díaz de Coronado, en la panda este del claustro. Juan Díaz de Coronado era capellán del maestre Enrique de Aragón cuando fue elegido prior de Uclés, siendo su priorato el más largo en la historia de la orden (1428-1472). Una de las situaciones a las que tuvo que hacer frente durante su mandato fue al intento de deposición como maestre de Uclés del infante Enrique. Con el fin de evitar tal acto, Díaz de Coronado inició un itinerario que lo llevó por varios lugares dentro de los territorios aragoneses más favorables a Enrique. Aun así, según la Crónica del Halconero de fray Lope de Barrientos, la deposición del maestre se ejecutó en Uclés —a pesar de que no fue finalmente efectiva— mediante el desvirtuamiento de su efigie con la retirada simbólica de los atributos propios de la dignidad maestral.44 Durante su priorato, es posible que se mandara construir el coro de la antigua iglesia medieval, del cual solo se conservó, hasta la Guerra Civil la silla prioral gótica, de excelente factura y rematada por un dosel prismático.45 La capilla de Díaz de Coronado estaba dedicada a san Miguel y, además de su propio sepulcro, recogía en su interior los restos de priores anteriores de su misma familia. Tenía dos vidrieras y un retablo dedicado al arcángel, pero lo que más llama la atención es que estaba cubierta por una techumbre de madera, «la qual es de un lazo de madera con sus razimos dorados»,46 anotación que haría referencia a la lacería propia de las cubiertas de mocárabes de la época, por lo que hablaríamos de un ejemplo de tipo funerario bastante elaborado. En la visita de 1511, los visitadores indican que precisamente sobre esta capilla se encontraba la torre que se había construido para el reloj.47 Por otra parte, a finales del xv, el muro meridional de la iglesia quedó completado con la construcción de cuatro capillas. El libro de visita de 1478 nos ofrece una panorámica de un monasterio muy afectado por los periodos de inestabilidad vividos dos años atrás. La iglesia se vio especialmente dañada durante la contienda por su ventajosa posición, frente a la fortaleza, y por contar con sus propios elementos defensivos, lo que la convertía en una posible amenaza durante el asedio.48 Estas defensas propias del 44 «Esta estatua tenia vestida una capa blanca, y un birrete en la cabeça, y un estoque ceñido, y el sello del maestre colgado de la mano, y el pendón maestral colgado de aquella mesma mano [...] y mandando esto, fueron a la silla donde estava asentada aquella estatua. E luego el comendador mayor de León quitóle el estoque que tenia ceñido, y el comendador de Vidao de Soto quitóle el sello que tenia colgado de la mano, y el comendador Juan Ruiz de Colmenares quitóle el pendón, y el comendador Garçía de Cárdenas quitóle el birrete de la cabeça y el comendador Juan Martínez de Prado quitóle la capa, y el comendador don Fernando de Portogal quitóle la estatua de la silla. E acavado de fazer este aucto, todos los comendadores se partieron para sus encomiendas»; véase Barrientos, Lope de (fray). Refundición de la Crónica del Halconero (hasta ahora inédita). Edición y estudio por Juan de Mata Carriazo, Madrid, Espasa Calpe, 1946, p. 112.
45 En 1494, los visitadores de la orden mandaron que se acabasen de colocar las sillas del coro, «que junten las unas con las otras en la manera que estavan quando las asentó el prior Don Juan Días de Cororado». Véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 233. 46 Ibidem, p. 225. Visita de 1494. 47
Rokiski Lázaro, 1988a, p. 164, visita al monasterio de Uclés, 1511.
48 Pese a estar físicamente fuera de la fortaleza, contaba con toda una serie de elementos defensivos propios, que habían ido construyéndose en los diferentes periodos de inestabilidad del territorio y, fundamentalmente, durante la segunda mitad del siglo xv. El monasterio no solo estaba protegido por una portería, sino también por una serie de torres y adarves, mostrando al exterior la imagen de un enclave con fuerte connotaciones militares. Durante las diferentes visitas se manifiesta la necesidad de reparo de estas estructuras defensivas. Todavía presentaba ese aspecto en la visita de 1537, cuando se dice que «está todo el dicho conbento çercado de muy buena muralla»; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 160.
56 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
monasterio lo transformaban en un punto estratégico para las personas que defendían o atacaban la fortaleza, de tal forma que, en época de Beltrán de la Cueva y Alvar Gómez, se produjeron alteraciones en la fábrica, al potenciarse las defensas del conjunto de la fortaleza en detrimento de las dependencias de la casa y el monasterio de Uclés.49 Como ya hemos mencionado, tras el lamentable estado en que quedó el monasterio después del asedio, Rodrigo Manrique, junto con el Capítulo del convento y los trece, acordó que para reparar el conjunto se hiciera un repartimiento económico al que contribuyeran los distintos comendadores de la orden en función del número de lanzas que debían aportar a la misma.50 Así, fue durante el priorato de Juan de Velasco (1472-1492) cuando se promovió la construcción de estas capillas en el lado de la epístola, entre las que se incluyó la suya propia. Esta es la iglesia que describió José María Azcárate en su estudio sobre el convento medieval, a saber, desde la cabecera hacia los pies: la del adelantado Cazorla, con bóveda de crucería simple; la del conde de Paredes, con bóveda de terceletes de cinco claves; la del prior Juan de Velasco, de nueve; y la del prior Fernando de Santoyo, que a su vez servía como entrada a la iglesia desde el exterior, cubierta con una armadura de madera.51 Gracias a trabajos posteriores, hoy podemos conocer con mayor precisión la cronología de las obras de la iglesia y sus capillas.52 La más antigua de ellas era la capilla del adelantado de Cazorla, Pedro Manrique de Lara, hijo de Rodrigo Manrique y conde de Paredes, que podría datarse hacia 1481.53 Constaba de una bóveda de crucería de cinco claves y, a juzgar por las disposiciones de sus mandas testamentarias, probablemente fue adquirida por el conde de Paredes con miras a servir de lugar de descanso de distintos miembros de su familia, incluido su hermano Jorge Manrique, enterrado a los pies del templo, algo que no llegó a consumarse.54 En 1515 parece que la capilla no albergaba ningún retablo, por lo que es posible que antes de 1529 se hubiese trasladado allí uno portátil con puertas, custodiado hasta entonces en la sacristía.55 Este retablo sería probablemente el descrito en la visita de 1565, con un crucifijo esculpido y las imágenes de la Virgen, san Juan, la Magdalena y los dos ladrones. Tras él, en lienzo, habría otro crucifijo pintado con imágenes de la Virgen, san Juan y dos ángeles. Por aquel entonces se conservaban en esta capilla tres sillas, siendo una de ellas la que se destinaba a la toma de posesión de los maestres.56
49 Ibidem, pp. 79-80, visita del año 1478.
52
Un estudio al respecto en Zapata Alarcón, 2012.
50 Ibidem, p. 81 y Rivera Garretas, 1985, p. 292.
53
Ibidem, p. 243.
51
54 Ibidem.
Azcárate Ristori, 1956, pp. 174-175. Azcárate hizo uso de los libros de visita de los años 1508 (AHN, OM, L. 1078), 1511 (AHN, OM, L. 1075), 1515 (AHN, OM, L. 1079), 1529 (AHN, OM, L. 1081), 1538 (AHN, OM, L. 1084) y 1554 (AHN, OM, L. 1086). Hemos de llamar la atención sobre el hecho de que con respecto al libro 1084, Azcárate se refiere a la visita a Uclés como efectuada en el año de 1537, cuando realmente, aunque el libro de visita empieza en ese año, los visitadores no llegaron a Uclés hasta 1538. Este error en la datación ha sido mantenido por todos los autores que se han referido al tema, desde Mari Luz Rokiski hasta Olga Pérez Monzón o Juan Zapata. Otra confusión generada desde el artículo de Azcárate —«El convento de Uclés y Francisco de Luna…»— es la de ubicar las capillas del templo medieval en la zona norte, confusión señalada por Juan Zapata.
55
Ibidem, p. 254.
56
«Ay otra que dize en la bisita pasada del conde de Paredes que es de bóbeda de cinco claves. Tiene un retablo pequeño en que ay un crucifixo de bulto con las ymágenes de Nuestra Señora e San Juan y la Madalena y los dos ladrones. Detrás de este dicho retablo hay otro cruzifixo pintado de lienxo con las ymájenes de Nuestra Señora e San Juan con dos ángeles. En esta dicha capilla ay tres sillas de madera labrada, la silla del medio es la más principal donde dizen que los maestros se asentavan a tomar la posesión del maestradgo. A los lados de esta dicha silla están las otras dos colaterales que todas tres son mui antiguas y son de madera de pino», AHN, OM, leg. 6821, fol. 4v, visita al monasterio de 1564.
Uclés como lugar de enterramiento 57
La segunda capilla construida fue del prior Juan de Velasco, realizada en torno a 1494. Contaba con una bóveda de terceletes de nueve claves y estaba presidida por un retablo dedicado a san Andrés, realizado entre esa fecha y 1515.57 En 1494 se señalaba la necesidad de colocar en esta capilla «el bulto» del prior Juan de Velasco;58 todavía se conserva en Uclés, aunque muy deteriorada, la escultura funeraria de un prior desconocido. Otros autores la han identificado con la efigie de Juan de Velasco,59 pero lo cierto es que a la hora de describir esta capilla, la escultura no se menciona ni en el libro de visita de 1538, ni en el de 1564, ni en las Relaciones Topográficas de 1575. Solo Diego de la Mota (1599) alude a la tumba de Juan de Velasco, pero se refiere a ella dentro de una sucesión de sepulcros del claustro, «metidos en la pared, uno en pos del otro».60 Por aquel entonces, la capilla del prior Juan Díaz de Coronado había pasado a ser utilizada como tesoro, por lo que la sepultura del prior fue trasladada también al claustro, a la parte de poniente, donde «esta el túmulo de la sepultura del susodicho prior don Ioan Díaz de Coronado».61 Esta distinción a la hora de precisar que esta era una efigie tumular —algo que no se precisa en el caso de Juan de Velasco— y la falta de alusiones ya mencionadas sobre la existencia de un sepulcro de bulto, nos dan pie a pensar que quizá nunca se realizara la escultura de Juan de Velasco, siendo probablemente los únicos restos escultóricos conservados hoy en el monasterio los propios de Juan Díaz de Coronado, una vez derruida su capilla con motivo de la construcción de la obra nueva (véase fig. 3). Cronológicamente, la tercera capilla en ser construida fue la del prior Fernando de Santoyo, realizada a partir de 1494 y situada en la zona más occidental respecto a las demás. Ese año, los visitadores indicaban que se tenía que construir la capilla abierta a la iglesia, con un arco igual al de la capilla del prior Velasco. Al coincidir su espacio con el del coro, los visitadores parecen indicar la apertura de un segundo nivel sobre la capilla para servir de librería al mismo. La parte baja quedaría cubierta de madera mientras que la zona superior sería de bóveda.62 Aunque los visitadores de 1494 recomendaron trasladar a esta capilla un retablo de san Sebastián que estaba en la sacristía, parece ser que fue restituido a su lugar de origen durante el priorato de Pedro Carlos (1553-1556).63 La última de las capillas, la perteneciente a Pedro Hurtado de Mendoza, parece que no tuvo la finalidad de servir de lugar de sepultura a su fundador. Esta capilla, que
57
Zapata Alarcón, 2012, p. 243.
60 De la Mota Belmonte, 1599, p. 393.
58
«Que se faga hazer el altar y asentar el retablo, e poner el bulto del prior Don Juan de Velasco en su capilla como convenga». Visita al convento de Uclés, 1494; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 233.
61
Ibidem, p. 395.
62
«Mandaron que acabe de haser la capilla que está baxo de la del prior Don Juan de Velasco, echándole por medio, en el logar que convenga, un suelo de madera de vigas con su tabla e çinta e saetyno pintado y ençima la acabe de bóveda de la manera de las otras. E en lo alto faga una puerta que salga al coro […]. E por lo baxo le abra un arco que salga al cuerpo de la yglesia como al de la otra capilla del prior»; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 233.
63
AHN, OM, leg. 6821, fol. 5r, visita al monasterio de 1564.
59
Quintero Atauri, 1904, p. 72 y Zapata Alarcón, 2012, p. 245. Juan Zapata insinúa en su texto que la imagen reproducida por Pelayo Quintero y la escultura yacente conservada no son el mismo ejemplar. No obstante, a juzgar por el examen visual de ambos ejemplos, opinamos que nos hallamos ante la misma escultura. Los problemas en su identificación se deben a los desperfectos y las pérdidas notables que presenta lo conservado en relación con la fotografía antigua, habiéndose perdido partes tan importantes como el rostro, las manos y los pies.
58 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
Figura 3 Escultura de prior yacente, posiblemente Juan Díaz de Coronado, conservada en el Monasterio de Uclés. Arriba estado actual. Abajo fotografía reproducida en Orueta, Ricardo, 1919, p. 76.
La administración de la orden por parte de los Reyes Católicos 59
era la más cercana al altar mayor, podría datarse entre el año de 1505 y una fecha en torno a 1511, cuando se describe como construida pero todavía sin retablo.64 Se trataba de una capilla de bóveda de crucería simple en la que se albergaba un retablo descrito en 1538 como «dorado, del Rosario y de la Pasión», y que en 1565 daba nombre a la capilla.65 En nuestra opinión, es posible pensar que este retablo, al que se hace mención a la hora de describir la capilla de Pedro Hurtado de Mendoza, se corresponde con el tríptico de la Virgen del Rosario conservado hoy en el Museo del Prado, datado hacia el primer cuarto del siglo xvi y atribuido al llamado «maestro de la Ventosilla» (véase fig. 1, inicio de capítulo).66 Hasta la fecha, solo se sabía que este retablo procedía de Uclés, pero se desconocía su origen exacto, así como la posible identidad del donante representado a los pies de la Virgen. Sus medidas, 180 × 172 cm, nos permiten aproximarnos a las proporciones de estas capillas desaparecidas. La escena representada alude directamente a un caballero de la orden como donante, protegido por el apóstol Santiago como peregrino y por san Cristóbal, dos festividades celebradas el 25 de julio.67 De corresponderse este tríptico del Museo del Prado con el de la capilla que ahora estudiamos, como proponemos, cabría identificar al personaje representado como el propio Pedro Hurtado de Mendoza. Este personaje era nieto del maestre Lorenzo Suárez de Figueroa, hijo del marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza, y hermano del cardenal Pedro González de Mendoza.68 El donante muestra una fisionomía bastante individualizada, porta el hábito de caballero y un libro devocional en sus manos. San Cristóbal y, especialmente, Santiago como peregrino lo presentan ante la Virgen del Rosario con el Niño, pidiendo su intercesión. A ambos lados se representan escenas relativas a la pasión y al ciclo de María.
La administración de la orden por parte de los Reyes Católicos Bajo la administración de las órdenes militares por parte de los Reyes Católicos se llevaron a cabo toda una serie de iniciativas reformadoras que afectaron de forma directa a la vida en los conventos de las mismas y a la organización de la institución. El control del poder de los maestres de las distintas órdenes hispánicas era algo que preocupaba especialmente a Isabel y Fernando, ante la desestabilización que estos habían causado a los reyes precedentes en sus luchas por el poder. A la muerte de Rodrigo Manrique, la propia Isabel la Católica se trasladó con carácter urgente hasta Uclés para impedir el nombramiento de un nuevo maestre y para comunicar la decisión de que don Fernando tomaba para sí la administración de la orden por un periodo de seis años,
64 Rokiski Lázaro, 1989, p. 263. Sobre los avatares de Pedro Hurtado de Mendoza en esta capilla, véase Zapata Alarcón, 2012, p. 242-243. 65
«A el lado de la epístola entran por una puerta a una capilla que se dize del Rosario de Nuestra Señora que es de bóbeda de una clave tiene un retablo dorado de pinzel con ystoria de la Pasión y del Rosario de Nuestra Señora», AHN, OM, leg. 6821, fol. 4, visita al monasterio de 1564.
66 El retablo ingresó en 1881 en la colección del Museo del Prado. 67
Díaz Padrón, Matías y Moreno Velasco, Dolores. «Un retablo del Maestro de Ventosilla inédito en los depósitos del Museo del Prado», Boletín del Museo del Prado, 13 (1984), pp. 57-63.
68 Zapata Alarcón, 2012, p. 242. El autor aborda la cronología de la capilla sin identificar el retablo que se encontraba en ella.
60 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
al cabo de los cuales haría entrega del cargo a los electores.69 Apenas un año después, Fernando devolvía la administración a la propia orden y los electores elegían a Alfonso de Cárdenas, hombre de confianza de los Reyes Católicos y último maestre anterior a la incorporación de la administración de la orden a la Corona. Tras la muerte de Alfonso de Cárdenas, y con la incorporación de la administración en la figura de Fernando, los Reyes Católicos consiguieron del papa Alejandro VI que, a partir de 1502, el cargo de prior de Uclés dejara de ser vitalicio para pasar a ser trienal, y en 1505 redactaron, con el acuerdo del prior de Uclés y el de San Marcos de León, el texto con los aspectos que podían ser reformados en la orden y que afectaban al quehacer diario de los monjes.70 La reforma contemplaba también la manera en la que debía elegirse al nuevo prior, ahora trienal y bajo el efectivo y directo control del rey, que debía confirmar el cargo para que este fuera efectivo. El clima de control de las órdenes militares tuvo una plasmación directa en la fábrica de los monasterios y las casas madre. La monarquía hispánica, en su papel de administradora, ejerció una importante labor en las actuaciones arquitectónicas que se llevaron a cabo en los distintos centros espirituales de las órdenes militares, entendiéndolos como proyectos propios y exhibiendo dicho control mediante la figuración de las armas reales en distintas partes de estos espacios. Ejemplifica esta política el hecho de que entre 1489 y 1495 se instalaran en el convento de Calatrava la Nueva las armas de los Reyes Católicos, tanto en la capilla Castrillo como en el refectorio o en la sala de huéspedes de la llamada casa Pavones.71 En relación con Alcántara, las actuaciones emprendidas por la monarquía en 1504 fueron más allá, de tal forma que, en el Capítulo General de la orden y bajo el auspicio de Fernando el Católico, se acordó el traslado de la casa madre desde las afueras de la población hasta el interior de la villa.72 En lo referente a Santiago, en 1515 se comenzaba con los trabajos de cimentación de la iglesia del nuevo convento de San Marcos de León con el patrocinio real de Fernando.73 En el caso de Uclés, ya hemos visto cómo en el propio claustro medieval se instalaron las armas de los Reyes Católicos junto a las insignias de la orden.74
69 Álvarez Palenzuela, Vicente Ángel. La guerra civil castellana y el enfrentamiento con Portugal. (1475-1479), Alicante, Biblioteca virtual Miguel de Cervantes, 2006; disponible en línea: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/ la-guerra-civil-castellana-y-el-enfrentamiento-conportugal-14751479-0/html/00de62f8-82b2-11dfacc7-002185ce6064_2.html [consulta: 04-05-2021]. 70 Rodríguez Blanco, Daniel. «La reforma de la Orden de Santiago», En la España medieval, 9 (1986), p. 946. 71
Pérez Monzón, 2007, p. 921.
72
Andrés Ordax, Salvador. El sacro convento de San Benito de Alcántara, Madrid, Fundación San Benito de Alcántara, 2004. p. 50.
73
Campos Sánchez-Bordona, María Dolores y Oricheta García, Arántzazu. «El convento de San Marcos de León. Nuevos datos sobre el proceso constructivo en el siglo xvi», Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 86 (1998), p. 235.
74
Sobre este asunto, véase Jiménez-Hortelano, Sonia. «Oración, guerra y prestigio. Las casas madre de las órdenes militares peninsulares», en Y. Gil, E. Alba y E. Guinot (coords.), Arquitecturas, imágenes y textos en torno a la orden de Montesa y Sant Jordi d’Alfama (siglos xiv-xix), Valencia, Universitat de València, 2019b, pp. 73-90. La incorporación de las armas de los Reyes Católicos afectó también a templos santiaguistas más modestos. Por ejemplo, los visitadores de 1556 describen que en la clave de la bóveda de la cabecera de la parroquial de Campo de Criptana estaban pintadas ya las armas del rey católico, mientras que en las demás claves secundarías se representaba el hábito de Santiago. Véase Azcárate Ristori, 1956, p. 106. Visita a Campo de Criptana, 25 de febrero de 1556.
La administración de la orden por parte de los Reyes Católicos 61
Como decíamos, tras la reforma de Alejandro VI sobre las órdenes militares, el cargo de prior de Uclés dejó de ser vitalicio para pasar a ser trienal. A partir de entonces comenzó a promoverse que los priores de Uclés proviniesen de la comunidad de San Marcos de León, como es el caso de Antonio de Ordas (1504-1507 y 1515-1518), Pedro Alfonso de Valdaracete (1508-1511) y Juan Sánchez Salamanca (1511-1514).75 Si, como hemos visto, Juan de Velasco había llevado a cabo toda una serie de construcciones dedicadas a paliar los daños de las contiendas bélicas, favoreciendo la edificación de capillas ordenadas en la iglesia y la sustitución de la techumbre de madera por una bóveda de crucería, estos nuevos priores llevaron a cabo una serie de obras de notable importancia sobre las que hasta ahora no se había llamado la atención. Los nuevos trabajos comenzados en esos primeros años del siglo xvi parecían estar encaminados no solo a renovar espacios, sino también a ampliar la superficie disponible en la que construir, con miras a agrandar el recinto arquitectónico del monasterio. El hecho de que estos priores contaran con el beneplácito de la Corona y que hubieran regido con anterioridad la sede santiaguista de León —cuya renovación se había iniciado en 1514 por voluntad de Fernando el Católico— nos da pie a pensar que el primer proyecto de remodelación del conjunto medieval de Uclés se hizo también bajo la protección y el auspicio del rey como administrador, en la línea de las reformas que se habían emprendido también en las sedes de los alcantarinos y los calatravos.76 Igualmente, en el territorio próximo a Uclés, el rey se ocupó del mantenimiento y buen estado de las arquitecturas dependientes de la orden. Fernando el Católico designó a una persona como encargada del control de las llamadas casas de bastimento o casas tercia santiaguistas. Hasta entonces se había recurrido al alquiler de viviendas para el almacenaje de los frutos o a casas que los concejos de las villas cedían para tal fin, pero ya en manos de Fernando el Católico, y ante una política mucho más centralista a la hora de entender el maestrazgo de las órdenes, se optó por la construcción de edificios propios. Así, a través de los libros de visita, vemos que localidades como Puebla de Don Fadrique, Villanueva de Alcardete, Campo de Criptana o Mota del Cuervo comenzaron a edificar sus propias casas de bastimentos como edificios exentos, bajo la propiedad de la orden.77 Así mismo, durante la administración de Fernando el Católico
75
Zapata Alarcón, 2012, p. 233.
76
Jiménez-Hortelano, 2019b, pp. 73-90.
77
La gran mayoría de estos ejemplos eran edificios realizados a cal y canto, con esquinas reforzadas en sillar y, muchas veces, con grandes contrafuertes en las esquinas. Estos edificios solían tener amplios arcos de acceso, para facilitar la entrada de los productos, y sobre ellos era habitual que se colocase el escudo de la orden. La mayoría disponía de dos niveles, el inferior destinado a bodega y el segundo, al que se accedía mediante una escalera, para almacenar el trigo. Tanto el piso alto como el bajo solían estar divididos por «una danza de arcos» en el centro, que entendemos como una arcada que habilitaba un espacio diáfano y que ayudaba a soportar las cubiertas de madera. Sobre el proceso de contratación de un trabajo de estas características puede ilustrarnos el proceso por el que se acordó la obra de la casa de bastimentos de El Toboso; labor no conservada y de la que desconocemos el autor de las trazas y condiciones
de la misma, si bien sabemos que en 1514 ya había sido vista por el rey y por el Consejo de la Orden, encomendándose a Hernán Ruiz de Alarcón, a cuyo cargo estaban las obras del partido de La Mancha y de la Ribera del Tajo, que las condiciones salieran a pregón y pública almoneda en la ciudad de Toledo, en las villas de Ocaña y Alcaraz y en otras villas comarcanas donde hubiera maestros de albañilería y carpintería. Entre marzo y abril de 1514 las obras fueron pregonadas en Toledo, Villanueva de Alcardete, Belmonte, Villanueva de los Infantes, Alcaraz y el Toboso, donde se celebró la subasta en abril de ese mismo año y donde encontramos haciendo bajas para la adjudicación de la obra a algunos de los artífices habituales del territorio santiaguista. La obra fue finalmente adjudicada al maestro de cantería Juan Flores, el cual la tomó a destajo y la concluyó en 1518, cuando solicitó que se tasara la obra y se le acabara de pagar lo que se le adeudaba; AHN, OM, AHT, leg. 2054, obras sobre la casa de bastimento del Toboso.
62 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
se redactaron cédulas reales relativas al gasto de dinero en obras u objetos litúrgicos en los territorios de la Orden de Santiago, que podían ir desde libramientos para trabajos en las fortalezas santiaguistas o para la fabricación de sagrarios para las iglesias de Miguel Esteban y Santa Cruz de la Zarza, que a la altura de 1513 no disponían todavía de ellas.78 Ese mismo clima constructivo afectó a las fortalezas de la orden, sedes del poder jurisdiccional y administrativo del territorio y de algunas encomiendas. Aunque no vamos a extendernos en este punto, queremos llamar la atención sobre el caso de la fortaleza de Uclés, a escasos metros del monasterio. Los primeros años del siglo xvi, en los que el rey se afanaba en el reparo de las casas madre de las órdenes, las casas de bastimento y las fortalezas, coincidieron en Uclés con un momento de carestía de mano de obra y de materiales, especialmente madera, para emplear en las obras. A este respecto, es ilustrativo como, el 19 de agosto de 1513, Fernando de Aragón, estando en Valladolid, envió una real provisión al prior del convento de Uclés y al alcalde mayor de la villa para que junto con Hernán Ruiz, encargado de las obras de la encomienda, y maestros expertos supervisaran las obras que se habían encargado en la fortaleza a un tal Diego de Torres, que después las había traspasado a los canteros vecinos de Solórzano, Juan de Miera y García de Miera, habiendo sido apresados los tres por no haber realizado tales labores.79 Diego de Torres, vecino de Toledo, tras pagar una fianza volvió a Uclés para continuar las obras que había dejado sin terminar, pero no encontró «maestros que por destajo las quisyesen hazer porque de otras obras an quedado fatigados», añadiendo que «témese que los maestros no querrán hazellas por estar ocupados en otras», por lo que solicitaba al rey que obligara a oficiales y maestros a trabajar para la fortaleza.80 Los problemas no solo eran debidos al hecho de no encontrar oficiales dispuestos a trabajar, sino también, como ya hemos mencionado, a la falta de madera para poder llevarlas a cabo, de hecho, el oficial de carpintería Francisco Narváez compareció como testigo en este pleito, viniendo a confirmar lo expuesto por Diego de Torres:81 Que este tiempo a esta dicha villa no entra madera, en especial en este estante año que avía más de seys meses que no ha venido madera a esta villa e que no ay adereço ni madera para de poder hazer las dichas obras de la dicha torre albarrana quel dicho Diego de Torres venía a fazer
78
AHN, OM, L. 27c, fol. 46r, Cedulas Reales, año de 1513.
79
«A vos el prior del convento de Uclés e a vos alcalde mayor de la dicha villa de Uclés ambos a dos juntamente salud e gracia, sepades que por parte de Diego de Torres vecino de la villa me fue fecha relación que por su petición que en el mío Consejo de la dicha orden fue presentado diciendo que tomó a destajo ciertas obras e reparos de la fortaleza de Uclés e que las que dellas se avían de hazer de cal y canto las dio por destajo a Juan de Miera e García de Miera vecinos de Solórzano e que después el doctor Pedro Díaz alcalde mayor de este partido de La Mancha e ribera del Tajo fue a ver examinar las dichas obras por mi mandado e por que halló que no estavan acabadas mandó prender e dejó preso en la dicha villa el dicho Diego de Torres e que así mismo fueron presos los dichos Juan de Miera e García de Miera e que en el dicho mi Consejo fue tomado
asyento e reçebidas fianças de los dichos Juan de Miera y García de Miera para acabara de hacer las dichas obras de cal y canto en cierto tiempo y en cierta forma», AHN, OM, AHT, leg. 25878, Valladolid, 19 de agosto de 1513. 80 Ibidem, sin fol., pleito entre Diego de Torres y la Orden de Santiago sobre los reparos de la fortaleza de Uclés, 1513-1526. 81
El pleito que enfrentó a Diego de Torres con el obrero de la orden es muy extenso. En 1526 declararon como testigos de este hecho Farancisco Narváez, Gregorio Ruiz y Juan Enríquez, vecinos de Uclés; AHN, OM, AHT, leg. 25878, sin fol.
La administración de la orden por parte de los Reyes Católicos 63
ny ay persona que la haga, ni este testigo se quiso encargar dello porque falta de madera e de las cosas necesarias e que a esta necesidad abía.82
Las obras que habían dejado tan fatigados a los oficiales de la construcción de Uclés fueron probablemente las que se habían llevado a cabo en el monasterio, especialmente las realizadas entre los prioratos de Antonio Ordas (1515-1518) y de Francisco Sánchez Girón (1518-1521). Tareas que fueron significativas a juzgar por las cantidades de dinero empleadas, fundamentalmente las destinadas a la ampliación del espacio constructivo. Además de algunas mejoras en la ermita de Nuestra Señora de la Defensa, extramuros de la villa y propiedad de los santiaguistas de Uclés, se realizó una sala de refectorio de pobres en el monasterio, la cual constaba de tres alturas y cuya obra de carpintería, realizada por Pedro de Biedma, fue tasada en 22 985 maravedís en 1518.83 Además, los pintores Hernando Díaz, Alonso de Torrijos y Diego García recibieron 7868 maravedís, sin que sepamos cuál fue su aportación al monasterio.84 Además de estas dos noticias, la documentación relativa al priorato de Francisco Sánchez Girón (1518-1521) parece hablarnos de un posible proyecto de ampliación de la superficie disponible junto al convento mediante la construcción de un muro de contención. En 1518, el cantero Juan de Hornedo, que por esos años tenía un papel destacado al frente de una cuadrilla de oficiales en las obras que se estaban llevando a cabo, recibió la estimable cantidad de 76 578 maravedís y medio por los destajos relativos a la extracción de piedra y las obras en los adarves y las torres del convento, así como «del lienzo del barrio de Estremera».85 Con la denominación de barrio de Estremera, en la documentación se hacía alusión a la zona más occidental del monasterio y, más concretamente, a la zona de la ladera, en fuerte desnivel. Ese mismo año, en la partida de gastos extraordinarios, constaba como se dieron diez ducados a «dos maestros que vinieron a traçar las dichas obras del barrio de Estremera, así de cantería como carpintería»86 y que parece aludir a dos maestros de probada pericia que fueron a Uclés a señalar las obras que debían emprenderse en el lado occidental del convento. Este tipo de pagos indicaría que se estaba reconstruyendo parte de los lienzos dañados de la muralla, si bien queremos plantear la hipótesis de que pudiera tratarse de una posible ampliación mediante un sistema de adarves de contención. Esta suposición está sustentada por la presencia de los dos maestros trazadores foráneos no identificados, así como por las altas sumas pagadas en las obras, a lo que hay que sumar el tipo de expresiones empleadas por los testigos durante el interrogatorio de 1525, que preguntados sobre la capacidad del convento para expandir
82 Luis de Torres, en nombre de su padre, envió otro informe desde Sevilla el 24 de abril de 1526; AHN, OM, AHT, leg. 25878, sin fol. En folio aparte, Luis de Torres, en nombre de Diego de Torres, dice que es su fiador y añade que «de no aver ninguna madera en la dicha villa por no venir de la syerra donde se trae por estar los bueyes flacos hasta en fin de mes de mayo el dicho padre no puede conplir a lo que quedó obligado y juramentado, suplica a vuestra magestad se haga merced de prorrogar algún tiempo lo que fuere servido pues que él tiene voluntad en aviendo madera de hazer las dichas obras». En el reverso puede leerse: «En Sevilla a 24 del mes de abril de 1526 años se presento la petición de Luis de Torres».
83
AHN, OM, AHT, leg. 21024, fol. 18r, cuentas del prior Francisco Sánchez Girón, 1518-1521.
84 Ibidem. 85
Ibidem.
86 Ibidem.
64 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
la superficie del cerro sacando cimientos, informaron sobre el gran desnivel y el elevado coste que supondría su realización, como si de alguna forma recordaran un antiguo proyecto de ampliación abandonado.87 En cualquier caso, la actividad no cesó durante el año de 1519, construyéndose un cuarto nuevo en el refectorio monacal, cuyo coste ascendió a 53 585 maravedís solo en cantería, cantidad que cobraron Juan de Hornedo y sus compañeros,88 mientras que el correspondiente a carpintería, a cargo de Alonso de Córdoba, ascendió a 12 236 mrs.89 Este carpintero recibió un año después otros 18 852 maravedís, que sumados a los cobrados anteriormente daban un total de 30 000, es decir, lo que se había acordado para el primer tercio de la obra que quedaba finalizado, pasando a labrar la madera para proseguir la siguiente fase de las obras de este cuarto nuevo del refectorio.90 Por su parte, durante estos años seguían teniendo un peso importante el cantero Juan de Hornedo «y sus compañeros oficiales de cantería», que aquel año recibieron 91 164 maravedís por diversas obras, entre las que se encontraba un arco para la ermita de la Defensa, extramuros de la villa. Entre otras tareas se ocuparon en labrar las troneras de la llamada Puerta de los Vizcaínos, en la villa, así como en construir tapias para diversas torres y estribos difícilmente identificables, sumando todo ello un total de 1089 jornales, que se pagaban a real y medio cada uno.91 En total, en aquel trienio se habían empleado 429 carretadas de piedra para las obras de Buenamesón y 793 específicamente para las obras de los adarves del convento de Uclés.92 A la actividad constructiva de estos años debemos añadir la comitencia por parte del monasterio de otro tipo de encargos para la liturgia y el decoro del monasterio. Sabemos, por ejemplo, que a comienzos de 1511, siendo prior Pedro Alfonso de Valdaracete, se contrató a algunos pintores de Belmonte para pintar el claustro del monasterio, la entrada del dormitorio, el propio dormitorio y la sobreescalera que bajaba al tesoro, todos ellos espacios cubiertos de madera. La pintura que debía adornar estos espacios debía ser en todos los casos de «buen labrado al romano»,93 siguiendo una tendencia que venía siendo habitual en la segunda década del siglo xvi. Años después, en una fecha imprecisa a partir de 1520, el pintor y arquitecto Pedro Machuca, recién llegado de Italia, realizó alguna obra para el convento.94 La presencia de Machuca en Uclés no ha sido explicada
87
En 1525, Diego Torremocha, sobre las posibilidades de ampliación y de sacar cimientos por la zona oeste del barrio de Estremera afirmaba: «Porque a otra parte do están unas torres e adarves que agora nuevamente se a fecho se falló también presente al abrir de los [cimientos] que avia treynta pies de fondo», OM, AHN, AHT, leg. 22444, sin fol. Visita e interrogatorio de los visitadores de la orden sobre la posibilidad de reparo o traslado de la fábrica del monasterio de Santiago de Uclés, 27 de mayo de 1525.
88 AHN, OM, AHT, leg. 21024, fol. 19 r, cuentas del prior Francisco Sánchez Girón, 1518-1521. 89 Ibidem. 90 Ibidem, fol. 20v. 91
Ibidem.
92 Ibidem, sin fol. 93
AHN, OOMM, Archivo de Uclés, Carpeta 339, doc. 125 (1), 6 de agosto de 1511.
94 «En este tiempo [1520] vino Machuca de Italia, pintor celebrado, discípulo de Michael Angel, el qual pintó maravillosas obras en el reyno de Granada y en las ciudades de Jaén, Toledo y convento de Uclés», introducción a la traducción de los diez libros de arquitectura de Vitrubio, realizada por Lázaro de Velasco y reproducida en Sánchez, Francisco Javier. Fuentes literarias para la historia del arte español, vol. I, Madrid, Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, Centro de estudios históricos, vol. I, 1923, p. 208. Véase también Gómez Moreno, Manuel. Las águilas del Renacimiento Español (Ordóñez, Siloé, Machuca, Berruguete 1517-1558), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1941, p. 99.
El reinado de Carlos V. La incorporación de la Orden de Santiago a la Corona y las obras en el monasterio 65
todavía,95 y por nuestra parte no hemos podido constatar documentalmente qué tipo de trabajo pudo realizar para los santiaguistas de Uclés. No obstante, cabe señalar que en el año de 1519 aparece en las cuentas del convento el pago de un ducado a un pintor, cuyo nombre no se indica, «de hazer cierta obra que hizo».96 Si se correspondiera con Pedro Machuca, podríamos adelantar unos meses la llegada del toledano de vuelta a la Península, si bien, ante la falta de más datos y la baja cantidad percibida, se trata de una hipótesis difícil de confirmar. Años después, entre el 15 de marzo de 1528 e inicios de 1529, cuando las obras de renovación arquitectónica empezaban su marcha, el convento siguió adquiriendo piezas de gran valor, como dos cálices de plata comprados en Toledo, capas labradas de mazonería, un portapaz de plata, una manga de cruz brocada,97 así como dos cetros de plata, también encargados en Toledo al platero Diego Vázquez y en Uclés al platero Fernando Martínez, de los que se conservan las muestras dibujadas del contrato en el Archivo Histórico Nacional.98
El reinado de Carlos V. La incorporación de la Orden de Santiago a la Corona y las obras en el monasterio El control de las órdenes se intensificó con la llegada al trono de Carlos V en 1516, por el que heredaba la administración de la Orden de Santiago. A partir de 1523, con la bula papal concedida por Adriano VI, el maestrazgo de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava y Alcántara pasó a estar unido de forma permanente a la Corona real, siendo su máximo administrador el propio rey. Este hecho supuso un cambio radical en la forma de administrarlas, por lo que a partir de entonces pasaron a gobernarse de una forma mucho más centralizada, mediante el omnipresente control del Consejo de las Órdenes Militares. Durante los primeros años del reinado de Carlos V, el levantamiento de las Comunidades llegó a Uclés, como a tantas otras poblaciones. Sin embargo, gracias a los esfuerzos de la villa, el alcalde de la fortaleza y el prior santiaguista, la revuelta no triunfó en la población. Parece ser que el prior de Uclés defendió —a diferencia de la ciudad de Cuenca— los intereses del monarca, algo que sin duda favoreció su posición al frente del convento, en una fecha en la que la administración de las órdenes militares y sus conventos estaba a punto de cambiar en un giro hacia un control mucho más directo por parte de la monarquía. El 27 de febrero de 1521, Carlos V envió cartas al comendador de Campo de
95
De tratarse de una obra pictórica, como señaló Gómez-Moreno, habría que destacar que la del retablo mayor de la iglesia del convento no se sustituyó por estos años, por lo que podría tratarse de algún tipo de creación de menores dimensiones para las capillas o el tesoro. Véase Gómez Moreno, 1941, p. 112.
96 AHN, OM, AHT, leg. 21024, fol. 19r, cuentas correspondientes al priorato de Francisco Sánchez Girón, año de 1519. 97
Ibidem, leg. 8385, fol. 6v, gastos de sacristía del convento de Uclés años 1527-1528.
98 Castañeda y Alcover, Vicente. «Los cetros de Uclés mandados labrar por la Orden de Santiago (1527-1528)», Boletín de la Real Academia de la Historia, 82 (1923), pp. 443-452; disponible en línea: http://www.cervantesvirtual.com/obra/ los-cetros-de-ucles-mandados-labrar-por-la-ordende-santiago-1527-1528/ [consulta: 04-05-2021]. Creemos que es posible identificar a este Diego Vázquez con el autor de la pieza del Arca Nueva de la catedral de Toledo, realizada entre 1513-1538; véase López-Yarto Elizalde, Amelia. «El esplendor de la liturgia eucarística: el monumento y el arca del Jueves Santo de la Catedral de Toledo», en Jesús F. Rivas Carmona (coord.), Estudios de platería San Eloy 2006, 2006, pp. 379-400.
66 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
Criptana por la defensa de la fortaleza de Uclés, al gobernador del partido de La Mancha, a Bartolomé Mexía por haber pacificado la villa y al prior.99 Quizá esta pacificación de la villa y el convento sirviera para llamar la atención del rey sobre el lamentable estado en el que se encontraba el monasterio medieval.100 Los trabajos de reparo continuaron durante el primer cuarto del siglo xvi, quedando evidenciada durante estos años la buena voluntad del rey a la hora de conceder al convento medieval todo lo necesario para llevar a término las reformas. En 1523, por ejemplo, se solicitó una licencia real al Consejo de las Órdenes para poder hacer caleras en el territorio del concejo de Uclés, ya que la dehesa de la que disponía el convento quedaba muy retirada de las obras. El rey fue favorable a esta petición y envió una provisión desde Valladolid, en la que instaba al concejo de Uclés a dejar hacer al monasterio la cal y el yeso para sus obras en terrenos baldíos próximos.101 No obstante, a la altura de 1524 se produjo un cambio en la gestión de los trabajos. Frente a la intención de reparar el monasterio, que predominó en los primeros años del reinado de Carlos V, se pasó a la pretensión de una completa renovación. En diciembre de ese año fue nombrado prior de Uclés Francisco Martínez, que hasta entonces había sido cura de Villanueva de los Infantes, visitador de León y Galicia en 1513 y subprior de Montalbán.102 Entre finales de 1524 y principios de 1525, el prior solicitó directamente al rey, como maestre de la orden, trasladar el convento a un lugar más conveniente, puesto que las ampliaciones eran inviables dado el poco espacio de que se disponía en lo alto del cerro. Ante esta petición, Carlos V y su Consejo decidieron que la cuestión fuera examinada por los visitadores y reformadores de la orden.
La evaluación del monasterio medieval por los visitadores de 1525: Antón Egas y Alonso de Covarrubias en Uclés El 27 de mayo de 1525 fueron recibidos en el convento de Uclés Diego Zapata, comendador de la Hinojosa, y el bachiller Pedro de Azuaga, ambos designados por Carlos V en calidad de visitadores reformadores de la orden en la provincia de Castilla. Su cometido era el de evaluar el estado de la fábrica de la iglesia y del monasterio. Entre sus competencias estaban la de elegir el posible lugar de una nueva construcción, en el caso de que fuera necesario, y evaluar los costes que podría conllevar un traslado o su reconstrucción in situ. Con el fin de informarse, se les instó a contar en su inspección con «maestros juramentados que dello sepan»,103 cometido que en este caso asumieron
99 AHN, OM, L. 28c, fols. 25r-27v, 27 de febrero de 1521. 100 «Reverendo padre prior del convento de Uclés de la horden de Santiago cuya administración perpetua yo tengo por autoridad apostólica, por causa del presidente y los del my consejo de la dicha horden he sabido lo que me aveys servido y servis en todo lo que sea confesado de nuestro serviçio y especialmente en la conservación dese convento que ha sydo lo que de vuestra persona y de tanto servidor myo como vos soys sesperava y os lo agradezco y tengo mucho servicio que bien mostrays por obras vestra lealtad y voluntad para nos servir y asy vos mando y encargo lo continueys durante my breve absençia de los reynos, tenyendo especial cuidado como hasta agora aveys tenydo en
la buena guarda y conservaçión dese dicho convento y haziendo y cumpliendo para ello en todo lo que los dichos […] que de todo ello tengo y terné memoria para os lo remunerar. De Vormes a 27 de febrero de quinientos veintiún años yo el rey», AHN, OM, L. 28c, fol. 25. 101 AHN, OM, Archivo de Uclés, carpeta 339, doc. 125 (2), 12 de agosto de 1523. 102 Horcajada Garrido, Ángel. Priores santiaguistas de Uclés, Uclés, Ángel Horcajada Garrido, 1982, p. 68. 103 AHN, OM, AHT, leg. 22444, sin fol., véase doc. 5 en anexo.
El reinado de Carlos V. La incorporación de la Orden de Santiago a la Corona y las obras en el monasterio 67
Antón Egas y Alonso de Covarrubias, entre otros maestros locales.104 Aquella mañana, junto a Egas, Covarrubias y los visitadores, se reunieron en el monasterio testigos de diversa índole: clérigos, caballeros de la orden y los maestros de obra vecinos de Uclés, Francisco Narváez y Juan Enríquez (doc. 5 en anexo). En general, todos señalaron el mal estado en el que se encontraba la fábrica del monasterio, tanto por su arquitectura como por su pequeño tamaño. Estos testigos señalaron recurrentemente la difícil ubicación en la que se encontraba, sobre un terreno irregular con dependencias a diferentes alturas, algo que imposibilitaba hacer ampliaciones. En caso de tener que hacerse, los testigos afirmaban que sería necesario subir en gran altura los cimientos de la zona oeste, en profundo desnivel, por el conocido como barrio de Estremera, al cual aludían como antiguo barrio despoblado, al parecer por ser lugar insalubre.105 En cuanto a las carencias departamentales y de oficinas, se señalaba la necesidad de que los religiosos tuvieran estancias habitables y sanas. Además, el monasterio necesitaba de un lugar de residencia para caballeros legos, más grande y más digno que el que tenían en aquel momento. Entre las carencias de aquel desaparecido convento se incluían también estancias específicas para enfermería,106 librería y aula capitular, ya que en este último caso, a pesar de las recomendaciones hechas por los visitadores de años anteriores de habilitar la capilla de San Agustín como lugar de celebración del Capítulo, este todavía se practicaba en el coro, causando inconvenientes tales como que el contenido de las reuniones dejaba de ser secreto, al encontrarse en ocasiones los fieles visitando el templo. Por último, aunque no menos importante, se señalaban los problemas de acceso al agua desde el monasterio, que había de tomarse o bien bajando al río o mediante los dos aljibes con los que contaba el convento y que no siempre almacenaban reservas. Desde un primer momento, los monjes abogaron por el traslado del monasterio a Fuente Redonda, una de las heredades del convento extramuros de la villa de Uclés, en el camino hacia Rozalén. Las ventajas que ofrecía este lugar estaban relacionadas con la habitabilidad monástica, ya que desde allí se tenía más fácil acceso a las fuentes de abastecimiento cercanas —agua, huertas—, pero también con las relativas a la viabilidad para llevar a cabo una obra —espacio, canteras cercanas…—. Por otro lado, mientras los monjes preferían la opción de trasladarse a un espacio más alejado de la población, donde llevar a cabo su vida en comunidad de forma más tranquila, Antón Egas sugería
104 Del proceso que se inicia en ese momento para examinar la obra del monasterio en 1525 y el pleito que aquí tratamos se han hecho eco Ruiz Mateos, Aurora; Pérez Monzón, Olga y Espino Nuño, Jesús. «Las manifestaciones artísticas», en J. M. Nieto (coord.), Orígenes de la monarquía hispánica: Propaganda y legitimación, Madrid, Dykinson, 1999, p. 352; también recogidos en los trabajos de Barranquero Contento, 2007, pp. 423-428 y Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009.
105 Lo cierto es que, por lo que se deduce de la declaración del conventual Diego de Torremocha, ya se habían hecho algunas ampliaciones tratando de ganar espacio al desnivel del cerro, concretamente al abrirse un cuarto en la zona norte, cercano al refectorio, para lo cual fue necesario abrir cimientos de gran altura (unos 25 m), lo cual hacia muy difícil y costoso económicamente este tipo de ampliaciones. 106 Los monjes enfermos se ubicaban en unas cámaras en lo más alto del convento, donde «no tienen otra recreación sy no ponerse a unas vistas que salen al Barrio Estremera que son junto a las cámaras y syrben por enfermería»; AHN, OM, AHT, leg. 22444, sin fol. Informe sobre las posibilidades de reforma o traslado del convento, 1525, véase doc. 5 en anexo.
68 El monasterio de Santiago de Uclés en el tránsito entre los siglos xv y xvi
que, en el caso de no reformarse finalmente el convento, sería interesante considerar la tercera vía de trasladarlo a un lugar de importancia poblacional como era Ocaña, postura que mantuvieron a lo largo del siglo xvi las emergentes órdenes mendicantes. Los visitadores debieron tener en cuenta que a la hora de encontrar la ubicación ideal de un monasterio influía un gran número de aspectos que iban más allá de la comodidad y la practicidad para la comunidad. Por un lado, si bien el fácil acceso al agua y los recursos era importante, también debía tratarse de un sitio salubre.107 Por otro, mientras los monjes preferían alejarse de la villa a una zona solitaria o Egas sugería el traslado a una villa santiaguista económica, social y poblacionalmente más relevante que la de Uclés, la ubicación de la sede espiritual de los santiaguistas tenía toda una serie de valores simbólicos para la orden que era difícil dejar de lado. En primer lugar, el convento de Uclés venía reclamando, prácticamente desde sus orígenes, su preeminencia como casa madre y cabeza de la Orden de Santiago frente a la de San Marcos de León, siendo, junto a la fortaleza vecina, un lugar simbólico de la conquista cristiana de la Península. Además, no podemos olvidar que de la misma forma que Carlos V había incluido sus armas en un lugar destacado en San Marcos de León,108 apropiándose de un proyecto de Fernando el Católico, también tenía la oportunidad de reformar, desde los cimientos, la sede espiritual de la orden militar que administraba. En este caso, la elección final debió estar motivada por la misma razón que la remodelación de los reales alcázares: la perpetuación de un lugar cargado de simbolismo al que se le sumaba la idea de renovación a través de la magnificencia. Centrándonos en la valoración que emitieron Antón Egas y Alonso de Covarrubias, al respecto de las cuestiones anteriormente mencionadas, vemos que su opinión sobre la fábrica que visitaron fue unísona. Ambos coincidieron en que era una casa hecha «sin ningún arte», añadiendo que, por la falta de agua, las oficinas no estaban limpias y desprendían un olor desagradable. Algo significativo es que estos dos maestros no plantearon la remodelación total del monasterio, sino que se manifestaron partidarios de una ampliación del mismo.109 Al parecer, Antón Egas y Alonso de Covarrubias habían elaborado una traza con la finalidad de hacer posible que el monasterio fuera habitable mediante una serie de ampliaciones. Lo interesante es que la misma contemplaba ya la construcción de algún tipo de estructura que sirviera como plataforma, reforzada con torres o paredes para que fuera duradera. Para ello sugirieron que se sacasen cimientos de la parte donde el desnivel fuera más reducido, a unos 17 metros de altura. Todas estas obras de ampliación fueron estimadas en 30 600 ducados, que equivaldrían a unos 11 475 000 maravedís. Egas consideraba, además, que no costaría tanto hacer las enmiendas que junto a Covarrubias había trazado en el actual convento que trasladarlo y edificarlo de
107 Entre los testigos reunidos para informar a los visitadores se encontraban dos médicos. El comendador Diego de Torremocha, a este respecto, se pronunciaba diciendo «que este testigo no es medico ni filosofo natural para declarar si el sitio esta en lugar saludable». Al parecer, el barrio de Estremera, al que tantas veces se refiere la documentación, había estado poblado durante la Edad Media, pero desde finales del siglo xv se encontraba deshabitado por ser un lugar enfermo.
108 Campos Sánchez-Bordona y Oricheta García, 1998, pp. 231-269. 109 La única diferencia entre los pareceres de los dos maestros era que Egas sugería que, en el caso de que se quisiera trasladar el convento, se hiciera a la villa de Ocaña, mientras que Cobarrubias se limitaba a decir que no podía opinar al respecto porque no conocía el lugar al que se refería Egas; AHN, OM, AHT, leg. 22444, véase doc. 5 en anexo.
El reinado de Carlos V. La incorporación de la Orden de Santiago a la Corona y las obras en el monasterio 69
nuevo. Una vez escuchados todos los testigos que podían aportar información sobre el conjunto monacal, y después de recoger sus observaciones por escrito, los visitadores realizaron su propio informe para remitir al Consejo de las Órdenes. En él dieron su opinión favorable a perpetuar el emplazamiento del monasterio, añadiendo que, aunque el lugar era ventoso, debían apreciar el hecho de las buenas vistas que tenía y la amplitud de territorio que desde él se podía ver. Con respecto a la financiación del nuevo proyecto, los visitadores señalaron que si bien no había mucho dinero en las arcas, habían observado en los libros de cuentas que todos los años se gastaba mucho dinero en reparos de obras, algo que especialmente se había producido en los trienios de Antonio Ordas (1504-1507) y Alfonso de Valdaracete (1508-1511), alcanzando en el priorato de Juan Sánchez la cantidad de 1 376 000 maravedís. Todas estas pesquisas y el informe final fueron enviados al Consejo de las Órdenes, donde, frente al traslado que defendían los monjes o la ampliación planteada por los maestros, se tomó la decisión de levantar un monasterio prácticamente ex novo en el que se conservara su emplazamiento, respetando el lugar emblemático que representaba su ubicación dentro de la historia de la propia orden. A pesar de los inconvenientes que esto conllevaba, el nuevo monasterio sería, sobre su cerro, todo un símbolo visual del poderío de la Orden de Santiago. Para tal proyecto fue necesario contar con una nueva traza y un diseño de actuación, ya que, a la vez que se construía el nuevo conjunto, el culto y la vida monástica debían seguir su normal desarrollo en el monasterio. Los encargados para este trabajo fueron, como ya sabemos, Enrique Egas y Francisco de Luna, que entre el 15 de marzo de 1528 y el 15 de marzo de 1529 recibieron 14 669 maravedís a «quando vinieron a hazer la traça de la obra del convento por mandato de su Majestad».110
110 Ibidem, leg. 8385, libro del trienio 1527-1531; recogido en Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009, p. 161.
El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
Figura 1 Una de las bóvedas de la sacristía.
Los promotores: Carlos V y el prior de Uclés 71
Los promotores: Carlos V y el prior de Uclés Desde el reinado de Fernando el Católico, la monarquía hispánica, en su papel de administradora de las órdenes militares, mostró un notable interés por las actuaciones arquitectónicas emprendidas desde principios del siglo xvi en los distintos territorios peninsulares. Según la normativa santiaguista, quedaba bajo la responsabilidad directa del maestre la conservación de las fábricas defensivas y las casas de bastimento de la orden, y con el tiempo, a efectos prácticos, también el control en la administración de las fábricas de tipo religioso, gracias a las decisiones que sobre estas se tomaban en el Consejo de las Órdenes como órgano de control general. En numerosas ocasiones, los edificios comenzados o rehabilitados durante la primera mitad del siglo xvi incorporaron elementos figurativos de representación del poder real, ya fuera mediante la exhibición de las armas reales o a través de programas iconográficos complejos. En este sentido, Carlos V supo recoger la estela iniciada por sus abuelos y profundizó en la asociación visual entre la monarquía y las sedes espirituales de las órdenes militares, mediante la prosecución de obras comenzadas a su llegada al trono y, en gran medida, enfatizando estos proyectos como propios, al incluir sus armas reales, su imagen y el uso de metáforas visuales en distintas zonas del nuevo ala oriental del monasterio, como más adelante veremos. Además de la figura del propio emperador como último eslabón en la toma de decisiones relativas a las fábricas de los conventos, los priores de Uclés jugaron también un importante papel. Precisamente, como ya hemos visto, el proceso para la remodelación y construcción de un nuevo monasterio se había iniciado gracias a las peticiones del prior Francisco Martínez al Consejo de las Órdenes. Durante la primera etapa de las obras destacaron, entre todos los priores trienales que ocuparon la sede santiaguista, dos personajes de manera sobresaliente: Pedro García de Almaguer y Francisco de la Flor. Ambos, como caso excepcional, prolongaron su priorato durante tres años más. Pedro García de Almaguer disfrutó su primer priorato entre el 15 de marzo de 1528 y el año 1531, prolongándolo durante un trienio más, hasta marzo de 1534, gracias a una dispensa papal1 y convirtiéndose en el primer prior trienal en renovar el cargo, algo que quedaba desaconsejado en las reformas introducidas por los Reyes Católicos en los conventos de la orden.2 Pese a la importancia de su gestión en relación con las nuevas obras, pocos son los datos que tenemos sobre su biografía. Al parecer, era natural de Corral de Almaguer (Toledo), villa perteneciente a los dominios santiaguistas. Antes de llegar a la dignidad prioral de Uclés ostentó los cargos de prior del monasterio de Santiago en Sevilla y el de vicario de Yeste (Murcia).3 Cabe destacar que este prior realizó una inspección 1
Sánchez Carralero, Diego. Constituciones synodales del priorato de Santiago de Uclès, Murcia, 1792, p. 491.
2
«Por gravísimas causas se quitó la perpetuidad de los priores en la orden y por las mesmas se devrían escusar las reelectiones ansí por ser odiosas como sospechosas. Pero podía suceder persona tan exemplar y de tal governación que sin escándalo de los súbditos antes con su gracia ouiese lugar […] de otro trienio solamente»; véase Reformación de los conventos de la orden de Sanctiago instituyda por los Reyes Catholicos de gloriosa memoria…, Madrid, por Pierres Cosin. Impresor de libros, 1567, p. 51.
3
En la visita al convento de 1538 no pudieron preguntarle sobre unos pagos que el mismo le debía porque se encontraba en la ciudad de Granada junto con «Cristóbal Italiano», criado del convento; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 179, libro de visita de 1538. Posteriormente fue vicario de Yeste (Murcia), donde murió en 1549, siendo tildado, en las Relaciones topográficas de la villa, como «Pedro Garçía de Almaguer, el Bueno»; véase Cebrián Abellán, Aurelio y Cano Valero, José. Relaciones topográficas de los pueblos del reino de Murcia, 15751579, Murcia, Universidad de Murcia, 1992, p. 386.
72 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
de las iglesias de su priorato durante cuatro meses, al inicio de su segundo mandato, una de las obligaciones de los priores frecuentemente incumplidas.4 Martín de Ayala, que lo conoció en Uclés, lo describía como un prior benévolo, que le facilitó, gracias al conde de Osorno, presidente de órdenes, proseguir sus estudios en el colegio santiaguista de Salamanca y en Alcalá.5 El inicio de las obras del monasterio coincidió con su priorato, algo que el mismo Almaguer se encargó de resaltar en la propia construcción del edificio. Así, el 7 de mayo de 1529 se reunían con solemnidad pontifical, en lo que años después fue el ábside de la iglesia, la comunidad conventual y el prior Pedro García de Almaguer, para dar lugar, de forma simbólica, al inicio de las obras con la colocación de la primera piedra del nuevo monasterio. Años más tarde se incluyó, en el exterior del ábside de la iglesia, una inscripción conmemorativa de este hecho, en una cartela sostenida por dos angelotes tenantes bajo los pies de la escultura del rey David, donde todavía hoy, aunque con dificultad por el desgaste de la piedra, puede leerse: reinando en e[s]paña don carlos v emperador admi[nistrador] desta orden d[on] p[edro] g[arcía] de almagver p[rior] deste convento con sole[m]nidad pontifical asentó la primera piedra deste edificio. todo a vii de mayo anno de m d xx ix.
Su nombre aparecía esculpido una vez más en la fachada este del monasterio, bajo las ventanas de la planta noble al exterior, así como en el interior de la Sala Grande, dentro de una inscripción a modo de gran friso corrido, como veremos más adelante. El otro gran impulsor de las obras del ala oriental del nuevo monasterio a lo largo del segundo cuarto del siglo xvi fue el prior Francisco de la Flor. Elegido entre 1534 y 1536, renovó el cargo durante los años de 1547 a 1549, cuando era cura de la población santiaguista de Corral de Almaguer.6 Gracias a los libros de cuentas conservados de su gestión como prior, veremos como durante su sede se gastaron, al igual que en el caso del prior Almaguer, espectaculares sumas de dinero para la construcción y el embellecimiento de las estancias conventuales. Durante su segundo mandato se concluyó, además, la llamada Sala Grande con su magnífico artesonado. Los excesivos dispendios que reflejaban sus libros de cuentas, muchos de ellos difícilmente justificables, provocaron una auditoría de la que no salió bien parado.7 Junto con Pedro García, el nombre de Francisco de la
4
«En quatro meses de visitaçión que el prior visitó el prioradgo en que hizo de gasto en comer e en pasar de unos lugares a otros que fue menester alquilar carros hasta bolver al convento 58 475 mrs.», AHN, OM, AHT, leg. 22968, sin fol. Libro de cuentas del convento de Uclés de los años 1531-1534.
5
«Vidas del venerable D. Pedro Alfonso de Valdaracete y de D. Martín Pérez de Ayala, y noticias de otros priores de Uclés y de San Marcos de León. Recogido de papeles antiguos y coordinados en este volumen por José López de Agurleta», AHN, Códices, L. 1004, fol. 27, año 1719.
6
Horcajada Garrido, 1982, p. 74.
7
Con la finalidad de aclarar posibles irregularidades, en marzo de 1549 se realizó una visita secreta, en la que se convocó a los religiosos de forma individual y se les preguntó a cerca de la gestión del prior; AHN, OM, AHT, leg. 6828. Lo cierto es que la mayoría de los testigos manifestaban no tener ninguna objeción contra el prior, a excepción de
algunos casos, como el del religioso Alonso López Valero, que afirmaba que «algunas vezes le han dicho al prior que no sigua [sic] las obras porque la casa esta muy alcançada porque se paguen las deudas y que no obstante este siempre sigue las obras […] de edificar». Entre los testimonios no existe unanimidad a la hora de responder sobre si el prior informaba al Capítulo sobre las obras de importancia que debían llevarse a cabo o no, de tal forma que, mientras Francisco Martínez, religioso, aseguraba que «en lo que toca a dar parte al capítulo de las obras de calidad que el prior que está de presente lo ha guardado e a preguntado de dar parte e hazer las obras con parecer del dicho capítulo», Fernando de la Vega, también religioso, se asombraba de que, a pesar de ser el notario del convento, no estaba al tanto de muchas de las iniciativas edilicias del prior, señalando ciertas obras en la casa de Buenamesón y en el terraplén del barrio de Estremera para hacer una plaza. Sin embargo, si bien contra el prior parecía no
Los artífices 73
Flor también quedó grabado en el artesonado anteriormente aludido, tanto en el friso conmemorativo como en la talla de una de las ventanas del gran salón.
Los artífices Enrique Egas (1528-1534) y Francisco de Luna (1528-¿1545?) El estudio más minucioso y detallado sobre las fases constructivas del monasterio y los artífices implicados en sus obras se inició en 1928, cuando Miguel Durán dio a conocer, gracias a la documentación de archivo, la implicación de Andrés de Vandelvira en el convento hacia el año de 1530. A partir de entonces, la mayor parte de aportaciones histórico-artísticas estuvieron relacionadas con el estudio de la primera fase constructiva, localizada en las dependencias más orientales del conjunto. De esta forma, José María Azcárate fue perfilando, a partir de los años cincuenta, la figura del maestro de cantería Francisco de Luna, bajo cuyos hombros quedó, a partir de entonces, todo el peso de la génesis del proyecto ucleseño.8 En su estudios, Azcárate se basó en la información de los libros de visita de la Orden de Santiago, concretamente en aquel que recogía la visita del año de 1538, en el que Francisco de Luna tenía adeudados 22 107 maravedís por su salario como «maestro principal» de la obra, así como de jornales suyos y de sus criados. A partir de entonces, los sucesivos estudios que de una forma u otra recogieron esta referencia se hicieron eco, por una parte, del papel de Luna como maestro mayor de la fábrica santiaguista, y por otra, destacaron su vinculación familiar con Andrés de Vandelvira y el papel que la fábrica de Uclés pudo ejercer en la formación del segundo.9 A la luz de la información documental que conocemos hoy día, sabemos que, en realidad, la autoría de la primera traza para la construcción del nuevo conjunto, en torno a 1528, fue compartida por Enrique Egas y Francisco de Luna.10 Es difícil contestar a la pregunta de por qué fueron llamados dos maestros con perfiles tan distintos para la realización de una primera traza conjunta para el monasterio. Pensamos que la respuesta debe entenderse como una decisión directa del Consejo de las Órdenes, órgano de consulta final, junto al rey, para este tipo de cuestiones, que tomó la decisión de llamar a dos maestros de probada confianza para la orden. La elección de Enrique Egas como tracista y maestro mayor ponía la obra de Uclés en la órbita de las grandes empresas que se llevaban a cabo tanto desde el círculo real como por las grandes fábricas catedralicias. En cambio, la elección de Luna podría explicarse o bien por la confianza demostrada
haber grandes quejas, la mayoría de los religiosos consideraban que los oficiales designados por él para ocupar cargos en el monasterio no eran los adecuados, refiriéndose fundamentalmente al mayordomo del monasterio y al obrero. Contra este último iban dirigidas las denuncias de los clérigos, considerándolo un religioso de vida deshonesta que desviaba los fondos de las obras del monasterio para beneficio propio. En este sentido, muchos religiosos relataban cómo habían oído decir a Francisco de Velasco, carpintero del monasterio, que una noche le había hecho llevar al obrero materiales desde el monasterio a Tribaldos, para las obras de la casa de una hermana suya; AHN, OM, AHT, leg. 6828, fol 10r.
8
Azcárate Ristori, 1956.
9
Camón Aznar, José. La arquitectura y la orfebrería españolas del siglo xvi, Madrid, Espasa Calpe, 1959, p. 181; Rokiski Lázaro, Mari Luz. Arquitectura del siglo xvi en Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial, 1985; Chueca Goitia, 1971 y Galera Andreu, 2000, p. 12-14.
10
Sobre los primeros años de las obras, véase Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009, pp. 141-185.
74 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
durante los múltiples encargos que realizó en los territorios santiaguistas de La Mancha y Murcia, como por ostentar la maestría mayor de la sede episcopal conquense.11 Mientras Enrique Egas representaba el punto de vista de la alta nobleza civil y religiosa castellana y una continuidad familiar con respecto al proyecto santiaguista —no olvidemos que ya su hermano Antón había sido designado con Covarrubias para hacer una inspección de la fábrica en 1525—, Francisco de Luna podría representar la visión de un maestro de obras destacado en el área geográfica cercana, más vinculado con el terreno y probablemente conocido de primera mano por los clérigos de Uclés. Una vez realizada esa primera traza, la documentación es confusa e incompleta en lo que respecta a cómo se repartieron las tareas de dirección de las nuevas obras estos dos maestros. Del estudio de los libros de cuentas del monasterio podría deducirse que el papel de maestro mayor trazador recayó en la figura de Egas, dirigiendo la obra con puntuales visitas a la fábrica. Más difícil es perfilar el papel de Francisco de Luna, ya que a priori parece algo menos ortodoxo. Desde 1530 se le menciona en la documentación como maestro mayor de las obras de Uclés,12 percibiendo un salario anual de 10 000 mrs. Luna tampoco permaneció de forma permanente en las obras durante esos años. Por el contrario, desde 1530 tenemos documentados otros trabajos en Almagro, Villanueva de los Infantes, la catedral de Cuenca, Alhambra, Yeste, Segura de la Sierra, Fuentidueña del Tajo, Villarejo de Salvanés, Villahermosa, Quintanar de la Orden…, con la particularidad de que prácticamente la totalidad de los pueblos mencionados pertenecen, salvo en el caso de Almagro, a la Orden Militar de Santiago.13 El hecho de que fuese a partir de ese momento cuando se dispararon los encargos a Luna en los territorios santiaguistas podría hablarnos de que quizá pudo haber alcanzado por esas fechas una categoría similar a la de maestro de obras del priorato. Sobre los movimientos de Francisco de Luna podemos aportar, como dato inédito, que en el año de 1530, estando implicado en las obras de Uclés, tuvo que afrontar un pleito que le fue interpuesto por Catalina de Roa, una mujer de Villanueva de los Infantes que reclamaba su paternidad para uno de sus hijos.14 El pleito incide en la vinculación de Luna con las obras de Uclés, de las que no podía alejarse para comparecer
11
Rokiski considera que debió ocupar el cargo de maestro mayor de la catedral de Cuenca hacia el año de 1527. La documentación manifiesta que Francisco de Luna fue recurrentemente solicitado por los visitadores de la Orden de Santiago, de hecho, en ese año trabajaba para la iglesia santiaguista de San Andrés de Villanueva de los Infantes. Desde entonces, y hasta la década de los cuarenta, se ocupó de dar trazas y hacer tasaciones en distintas poblaciones santiaguistas; véase Rokiski Lázaro, 1985, p. 117 y ss.
12
En concreto, se llama a Luna «cantero y maestro mayor de las obras de Uclés» en el poder que dió Andrés de Vandelvira a Francisco de Luna para que lo representase en el pleito con el juez Tomás de Ribera; AHN, OM, AHT, leg. 3359, fol. 3r y leg. 1424, fol. 30r. Pleito entre Andrés de Vandelvira y el juez Tomás de Ribera, 1530.
13
Hacia 1540 Francisco de Luna dió las trazas para el convento-universidad de Nuestra Señora del Rosario de Almagro, una obra auspiciada por
don Fernando Fernández de Córdova, clavero de la Orden de Calatrava y presidente del Consejo de las Órdenes Militares; véase Díez Baldeón, Clementina. Almagro. Arquitectura y sociedad, Toledo, Junta de Comunidades de CastillaLa Mancha, 1993, pp. 177-181. Que sepamos, se trata, por tanto, del primer conjunto monástico trazado por Luna y en él se repite una planta que recuerda a la de Uclés, con iglesia de nave única y capillas entre contrafuertes y ábside poligonal con potentes contrafuertes. Clementina Díez descarta que Francisco de Luna interviniera en la Asunción de Almagro, como sugirió Azcárate. 14
El niño tenía por aquel entonces tres años, por lo que había sido concebido en 1527, cuando Luna residía en Villanueva de los Infantes. El pleito es interesante puesto que, por ejemplo, explica como Luna frecuentaba la casa de Catalina, con motivo de enseñar a uno de sus hijos el oficio de cantería; AHN, OM, AHT, leg. 16675, sin fol. Demanda de paternidad de Catalina Roa, vecina de Villanueva de los Infantes.
Los artífices 75
en el juicio, pero llama la atención que una de sus ausencias se debiese precisamente a que, según su apoderado, el 1 de mayo de 1530 se encontraba en Burgos. Lo cierto es que hasta el momento no hemos podido explicar el motivo de la presencia de Luna en Burgos, una visita que debió ser relativamente breve, puesto que el mes siguiente parece que ya se encontraba de vuelta en Uclés. Cabe la posibilidad de pensar que Luna pudiera haber sido llamado para dar su parecer en los problemas estructurales que en aquellos años intentaban enmendarse en el cimborrio de la catedral de Burgos.15 En cualquier caso, se trata de una posible futura vía de estudio, dado el notable paralelismo entre el desarrollo arquitectónico, y especialmente escultórico, de la estética «al romano» en la ciudad del Arlanzón con la fachada oriental ucleseña que más adelante veremos. Resumen de las cantidades abonadas a Enrique Egas y Francisco de Luna entre los años 1531 y 1534. AHN, OM, AHT, leg. 22968. Libro de cuentas del convento de Uclés 1531-1534. Año 1531-1532
Jornales: Enrique Egas, 9 castellanos y medio por 9 días y medio visitando la obra (4607,5 mrs.) Destajos: Francisco de Luna «maestro», 6 ducados (250 mrs.)
Año 1532-1533
Jornales: Enrique Egas, 10 castellanos por 10 días visitando la obra (4805 mrs.) Destajos: «Al cumplimiento del salario del maestro Francisco de Luna en este año» 7750 mrs.
Año 1533-1534
Jornales: «Maestre Enrique 11 castellanos por 11 días que se ocupó en la obra en el mes de setiembre próximo pasado segund mas largo paresció por el libro del dicho Diego Fernández obrero». Destajos: «Maestre Enrique 6000 mrs. de la mitad del salario que se da a maestre Enrique que començó desde sant Myguele del año próximo pasado de treynta e tres e diez myll de salario de Luna».
Por lo que respecta a Enrique Egas, es probable que durante los primeros años se hiciera cargo de la obra como tracista y como visitador. Solo de esta forma pudo hacer frente a la gran cantidad de proyectos que simultaneaba por aquellos años.16 Aunque no cabe aquí reproducir toda la carrera arquitectónica de Enrique Egas, podemos señalar que por aquel entonces desempeñaba el cargo de maestro mayor de la catedral de Toledo, cargo que ostentó desde 1496 hasta su muerte, ocurrida en el año de 1534.17 Durante ese tiempo se ocupó también de numerosas fábricas, como la del hospital de Santiago de Compostela, el hospital de Santa Cruz de Toledo o la catedral de Granada. Además, entre 1526 y 1532 trabajó en la iglesia de Alhama de Granada,
15
Payo Hernanz, René Jesús y Matesanz del Barrio, José. El cimborrio de la catedral de Burgos: Historia, imagen y símbolo, Burgos, Real Academia Burgense, 2013, p. 27.
16
La forma más habitual de proceder en estos casos habría sido disponer de un aparejador en las obras. Sobre la actuación de Enrique Egas en asuntos similares, sirva el testimonio de Juan de Talavera. Durante el pleito que Pedro de Larrea mantuvo contra el convento de San Benito de Alcántara en 1518, Talavera puso como ejemplo de las ausencias de Larrea las de Enrique Egas: «Sabe que la obra de Sevilla que tiene cargo [Pedro de Larrea] della
Juan Gil y de la de Salamanca e que en cada una dellas tiene su aparejador que representa a él después que él da la memoria de lo que se a de faser e que sabe que maestro Anriq maestro mayor de la yglesia mayor de Toledo tiene las capillas del rey en Granada e hizo la obra del ospital de Santiago y en cada una dellas tenya e tiene su aparejador»; véase Sánchez Lomba, Francisco Manuel. «Noticias sobre el arquitecto Pedro de Larrea», Norba: revista de arte, geografía e historia, 4 (1983), p. 104. 17
Alonso Ruiz, Begoña (ed.). «El maestro de obras catedralicio en Castilla a finales del siglo xv», Anales de Historia del Arte, 22 (2012), p. 233.
76 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
en 1528 aprobaba la traza para la catedral de Málaga y, un año después, informaba sobre la ruina de la librería de Salamanca. En julio de 1530 visitó la catedral nueva de Salamanca y en 1532 la de Segovia, documentando la primera entre 1532 y 1534 (año de su muerte).18 En relación con Uclés, podemos decir que Egas trazó y supervisó la primera fase de las obras localizadas al este del actual monasterio, marcando los terrenos necesarios, sacando los cimientos y diseñando la disposición de las estancias y la fachada exterior del «cuarto nuevo», en la parte más oriental del conjunto. Atendiendo a lo reflejado en la documentación de los libros de gastos, no parece que Enrique Egas recibiera desde el inicio un salario anual, sino pagos por días de estancia en el convento dando trazas. Durante los años de 1529 a 1532, en las partidas relativas a «jornales» solo aparece cobrando un castellano por día de visita realizada a la obra del monasterio. Por otra parte, en las mismas cuentas, Francisco de Luna recibe 6 ducados —equivalente a 2250 mrs.— en el periodo 1531-1532, pero en el apartado de «destajos», partida completada el siguiente año con otros 7750 mrs., que redondean un salario anual de 10000 mrs. iniciado en 1531, seguramente por el mes de septiembre. En la contabilidad del monasterio, Enrique Egas solo recibe un pago de 6000 mrs. en concepto de salario —un año antes de morir— por medio año de trabajo desde el día de San Miguel —29 de septiembre—, lo que representa un total anual de 12 000 mrs. Este pago pudo deberse a una petición del propio Egas durante la visita del mes de septiembre de aquel año, quizá ante la exigencia de una mayor presencia del maestro en las obras. Es muy posible que en el momento en el que Egas se hizo cargo de la traza e inspección de los trabajos, Luna ejerciera el papel de una especie de segundo maestro, mucho más presente en las obras y zonas cercanas; recibiendo del monasterio 10 000 mrs. en concepto de salario, cantidad que no sabemos si mantuvo o aumentó tras la muerte de Egas en 1534, cuando entendemos que se hizo cargo de la obra como maestro mayor con plenas competencias. Su maestría se correspondería con la construcción de los niveles principales del cuarto nuevo, la bóveda del sepulcro, la edificación de la fachada este y la delimitación de las dependencias, entre las que se incluyen la Sala Grande y la sacristía y tesoro. Desconocemos en qué fecha abandonó la maestría de Uclés; Mari Luz Rokiski sugiere el año de 1545, cuando redactó su primer testamento.19
Andrés de Vandelvira (1530) Uno de los artífices implicados en los primeros años de las obras del monasterio fue el arquitecto Andrés de Vandelvira. Por extensa, no es este el lugar donde referir la
18
Castro Santamaría, Ana. «Un error de Llaguno que se arrastra hasta nuestros días: la supuesta visita a la Catedral de Segovia de los maestros, Álava, Covarrubias, Egas y Bigarny en 1529», Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, 6 (1994), pp. 109-120 y Alonso Ruiz, Begoña y Jiménez Martín, Alfonso. La traça de la iglesia de Sevilla, Sevilla, Cabildo metropolitano, 2009, p. 151.
19
Testamento de Francisco de Luna, 13 de febrero de 1544. Publicado en: Rokiski Lázaro, Mari Luz. Documentos para el estudio de la arquitectura en el siglo xvi. Colección de documentos para la historia del arte en España, vol. 6, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1988b, p. 308.
Los artífices 77
trayectoria del alcaraceño, pero sí nos detendremos en su presencia en Uclés en el año de 1530, puesto que ha supuesto un hito en la historiografía en lo referente a su posible primera formación.20 Hasta ahora, muchos de los estudios sobre Vandelvira habían valorado esta estancia como dentro de un periodo de formación y como una posible toma de contacto con los lenguajes «al romano» que se desarrollaban en la fastuosa fachada oriental. Sabemos de la presencia de Vandelvira en las obras desde 1928, cuando Durán dio a conocer el pleito al que había tenido que hacer frente en Uclés.21 Este litigio recogía cómo, en marzo de 1530, el juez Tomás de Ribera se presentó en el convento de Santiago. Ante la negativa del portero a dejarle entrar al monasterio, Tomás de Ribera, armado, lo agredió brutalmente, saliendo en ayuda del primero Andrés de Vandelvira, uno de los canteros, que apenas llevaba en las obras diez o doce días. Esto enfureció aún más al juez Ribera, que tomó la decisión de llevárselo preso y exhibirlo después sobre un asno, con un cepo en la boca, para escarnio público. A los pocos días de este suceso, Andrés de Vandelvira regresaba a Alcaraz, dejando a Francisco de Luna como su representante en el juicio que tendría lugar posteriormente.22 A la luz de recientes investigaciones, hoy estamos más cerca de saber la verdadera participación de Vandelvira en las labores del nuevo edificio, ya que el famoso pleito que lo conectaba con las obras de Uclés todavía sigue arrojando nuevos datos sobre su intervención en las mismas. Hace unos años, Enrique Herrera y Juan Zapata analizaron el mencionado proceso, poniendo de manifiesto que Vandelvira, tal y como él mismo afirmaba, había trabajado en las obras de Uclés en torno a dos semanas. Lo reducido de la estancia planteaba a los autores la duda de si realmente Vandelvira habría recibido alguna influencia de la misma, más allá del manejo de las trazas a las que pudo tener acceso o a la familiarización con el repertorio decorativo de la fachada este.23 Actualmente, gracias a nuevas noticias documentales aportadas por Andrés Porras, tenemos más información sobre lo ocurrido en este episodio y la importancia de Vandelvira en el mismo. Entre otras cosas, sabemos que el juez Tomás de Ribera, como consecuencia de los disturbios acaecidos en las obras del monasterio aquel 24 de marzo de 1530, había condenado a destierro a Vandelvira, quien, a pesar de que aún no se había celebrado el juicio, solicitó al Consejo de las Órdenes que suspendiera dicha
20 Camón Aznar se hace eco de la presencia de Vandelvira en Uclés como primera obra conocida, al que considera trabajando como ayudante de Gaspar de Vega; véase Camón Aznar, vol. I, 1945, p. 220. Fernando Chueca, por su parte, señala que Vandelvira comenzó en Uclés su carrera, como entallador y cantero, bajo las órdenes de algún maestro toledano; véase Chueca Goitia, 1953, p. 188. Además, este autor señala que en la portada del Alhorí de Alcaraz se mantiene cierto recuerdo de la obra de Uclés; véase ibidem, p. 280. Hoy sabemos que Vandelvira trabajó desde 1523 en distintas obras en Alcaraz, donde entró en contacto con Francisco de Luna; véase Pretel Marín, Aurelio. Alcaraz en el siglo de Andrés de Vandelvira, el bachiller Sabuco y el preceptor Abril: (cultura, sociedad, arquitectura y otras bellas artes en el Renacimiento), Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses Don Juan Manuel, 1999, p. 143.
21
Durán, 1928, pp. 153-162.
22
Lo acontecido y la narración de los mismos por parte de los testigos son de gran interés para conocer el contexto laboral de estos canteros, por lo que serán comentados en el último capítulo de este trabajo.
23
Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2005, p. 54.
78 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
medida, ya que en caso de tener que efectuar el destierro no podría atender las obras de Uclés. La respuesta del Consejo tuvo lugar el día 30 de ese mismo mes, concediendo al arquitecto permiso para permanecer en el convento hasta 15 días antes de marchar al destierro. Ese era el tiempo que Vandelvira tenía para entender la traza y otras cosas relativas a las obras: Porque vos tenéys mucha necesidad de bolver a las obras del dicho convento para las traçar y entender en ellas, porque de la dicha delación se recrecería mucho daño e pérdida […] y en el dicho mi Consejo fue acordado que debía mandar dar esta my carta […] por la qual vos do licencia y facultad para que por término de quynze días, que comyençan a correr e se contar desde el día que entrardes en el dicho convento fasta ser conplidos podáys entrar en él entendiendo en la traça e otras cosas tocantes a las dichas obras que tenéys a cargo […]. Dada en Madrid a xxx de março de dxxx.24
El hecho de que el Consejo de las Órdenes reconociese la necesidad de mantener a Vandelvira como trazador en las obras nos indica que su presencia en Uclés se correspondía ya con un momento de madurez del arquitecto, es decir, ya no era un simple aprendiz a las órdenes de Luna, sino que era capaz de dar trazas para una obra. Este hecho nos hace interrogarnos sobre qué aspectos concretos pudo diseñar el maestro de Alcaraz. Sin poder dar a este respecto ningún dato documental concreto, nos limitamos a señalar que a la altura de marzo de 1530 se estaría trabajando, probablemente, en los primeros niveles de la fachada occidental, dotada de una notable escalera de caracol de ojo abierto de la que hablaremos más adelante. Según las indagaciones de Aurelio Pretel en los archivos de Alcaraz, Andrés de Vandelvira y Francisco de Luna coincidieron en obras como las de la desaparecida parroquia de San Ignacio hacia 1526, en la que Vandelvira realizó el arco toral y quizá proyectaba el ochavo, mientras que Luna trabajaba en la capilla de Gonzalo de Arenas.25 Al tiempo que Luna —que había vivido en Alcaraz entre 1512 y 1526, como él mismo afirma—26 combinaba este trabajo con las obras de la parroquia de San Andrés de Villanueva de los Infantes, Andrés de Vandelvira estaba vinculado a las obras de Alcaraz, donde ya aparece recibiendo pagos por su trabajo y el de sus compañeros en la obra de la Lonja en 152327 y con oficiales a su cargo en 1524.28 Tres años después, en 1527, dirigía la obra del convento de San Francisco de dicha ciudad.29 Los posibles problemas económicos y la bajada en el número de encargos en Alcaraz que detecta Aurelio Pretel en 152930 pudieron motivar la llamada de Francisco de Luna para que Vandelvira acudiera a Uclés.
24 El documento se encuentra en AHN, OM, AHT, leg. 78.159; publicado en Porras Arboledas, Pedro Andrés. El convento y la villa de Uclés y el arquitecto Andrés de Vandelvira (1530), Cuenca, Diputación Provincial de Cuenca, 2017, pp. 88-89.
29 Carrión Íñiguez, Vicente Pascual. «Andrés de Vandelvira y el convento de San Francisco de Alcaraz», en A. Pretel. (coord.), Andrés de Vandelvira. V Centenario, Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses Don Juan Manuel, 2005, p. 19
25
30 Pretel Marín, 1999, p. 170.
Pretel Marín, 1999, p. 154.
26 Ibidem, p. 130. 27
Ibidem, p. 146.
28 Ibidem, p. 147.
Los artífices 79
Luis de Vega (¿1545-1562?) Tras la salida de Luna de las obras de Uclés, es muy posible que el arquitecto real Luis de Vega se hiciera cargo de la dirección de las mismas, siéndole reconocido el cargo de maestro mayor en el año de 1549 por cédula real de Carlos V, puesto que probablemente mantuvo hasta su muerte, acaecida en 1562.31 El nombramiento de Luis de Vega al frente de las obras de Uclés se corresponde con la inercia que tomaron los encargos arquitectónicos promovidos desde la corte a partir del 21 de diciembre de 1537, cuando, mediante la emisión de una cédula real, se nombraba a Luis de Vega y Alonso de Covarrubias maestros mayores de las obras reales, comprometiéndose a asistir a estas durante seis meses alternos de tres en tres. Esta situación se mantuvo hasta el 1 de enero de 1543, cuando se les asignó lugares diferenciados, de forma que mientras Covarrubias se ocupaba de las obras de Toledo, Luis de Vega lo hacía de las de Madrid.32 Nos encontramos, por tanto, ante un cambio de mentalidad a la hora de afrontar las obras promovidas por el rey, ya que entonces, y especialmente a partir de 1545 con la creación de la Junta de Obras y Bosques, se dotaba a este tipo de actuaciones de cierta estabilidad económica y organizativa. La vinculación de Luis de Vega con la fábrica de Uclés es, hasta ahora, el primer ejemplo de arquitectura religiosa conservada que tenemos documentado de este maestro, ya que el otro conocido, la iglesia de San Gil en Madrid, no ha llegado hasta nuestros días.33 Sabemos de la estancia de Luis de Vega en Uclés gracias a la noticia que recogieron José María Azcárate34 y Mari Luz Rokiski,35 que lo implican en el examen de los trabajos y reparos de la fortaleza de Uclés con anterioridad a 1554, si bien no se dio entonces especial trascendencia a este dato en relación con las obras del propio monasterio. En cuanto a la fortaleza, no era la primera vez que Vega era requerido por los santiaguistas para inspeccionar los elementos defensivos de la orden, ya que hemos podido documentar cómo en la temprana fecha de 1529, Pedro de la Cueva, comendador de la villa de Reina (Badajoz), solicitaba su presencia para entender en las obras y reparos de la misma.36 Si consideramos que Vega pudo estar al frente de la dirección de las obras de Uclés algunos años antes de su nombramiento como maestro mayor, podría atribuirse a su figura la realización de la Gran Sala del artesonado, como veremos más adelante.
31
Esta información es recogida por el prior de Uclés en torno a 1711, cuando revisó el archivo y los gastos de obras en los libros capitulares del convento desde que se inició la construcción. Real Academia de la Historia (RAH), Colección Salazar y Castro, I-30, fol. 108r. Las cuentas del monasterio corroboran este dato, pues las del segundo año del trienio de Francisco de la Flor, es decir, entre el 7 de mayo de 1548 y el 7 de mayo de 1549, recogen un pago de 6000 mrs. a Luis de Vega «porque traçó y visitó las obras»; AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Esta última referencia es recogida por Enrique Herrera y Juan Zapata, si bien atribuyen el pago al año de 1548; véase Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009, p. 169.
32
Marías Franco, Fernando. La arquitectura del Renacimiento en Toledo (1541-1631), Madrid, Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, vol. I, 1983-1986, p. 222.
33
Urrea Fernández, Jesús. «El arquitecto Luis de Vega (h.1495-1562)», A introduçao da arte da Renascença na Península Ibérica, Coimbra, Epartur, 1981, p. 168
34 Azcárate Ristori, 1959, p. 147 35
Rokiski Lázaro, 1988a, p. 296.
36
AHN, OM, AHT, leg. 78145 (doc. 57027). A Luis de Vega. Relación hecha por Pedro de la Cueva comendador de la villa de Reina, donde se hacen en la fortaleza obras y reparos. Enero de 1529.
80 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554) Tabla cronológica de los primeros años de las obras. año
prior
1525
Francisco
1526 1527
maestro
aparejador
Martínez
1528 1529 1530 1531 1532
Pedro García de Almaguer
Enrique Egas
1533 1534 1535 1536
Francisco de la Flor
1537 1538 1539
Juan Muñoz
1540
Francisco de Luna
1541 1542
Rafael Pedro García Esquivias
1543 1544 1545 1546
Francisco Martínez Regañón
1547 1548 1549
Francisco de la Flor
Luis de Vega
Juan de Praves
1550 1551
Alonso Marquina
Los aparejadores: Rafael y Juan de Praves El aparejador de las obras de Uclés, como en la mayoría de las de este periodo, era la persona responsable de la organización del trabajo de los oficiales a pie de obra. La naturaleza del puesto, aunque permitiera tener otros encargos, lo limitaba mucho a áreas geográficas cercanas. Documentamos este oficio durante la maestría de Francisco de Luna, pues, además de criados que le asistían en su oficio,37 disponía de un aparejador en la obra. Esta tarea recayó, en un primer momento, en un tal Rafael, documentado en 1538 y del que no tenemos mayor información; mientras que, en torno a 1545, parece que el cargo estuvo en manos de Juan de Praves, que en enero de ese año estaba presente en el pregón de las obras de la fortaleza como «maeso de cantería aparejador de las obras del convento de Uclés».38 En efecto, pocos días después, el 15 de febrero, Francisco de Luna lo reconoce en su testamento como aparejador con sus propios oficiales.39
37
Estos criados, que en numerosas ocasiones se mencionan junto a Francisco de Luna, desarrollaban el trabajo de aprendices. En el testamento de Luna de 1545, una de las mandas señalaba a sus testamentarios que sus aprendices fueran vestidos o se les diera el dinero que debían recibir a su muerte; véase Rokiski Lázaro, 1988b, p. 310.
38
AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 26r.
39
Rokiski Lázaro, 1988b, p. 310.
Los artífices 81
En Uclés, Juan de Praves se dedicó fundamentalmente a aspectos constructivos relativos a la fábrica de la iglesia del convento, oficio mediante el que conseguió cierto éxito. Esto le permitía compaginar su trabajo con otras obras del entorno de la localidad, tal y como reflejan las inspecciones llevadas a cabo por los visitadores de la orden, que evidenciaron el pago a Juan de Praves, en calidad de maestro de la obra de la iglesia de Villarejo de Salvanés, de 2754 mrs. por los días que había trabajado durante el año de 1553,40 además de 17 172 mrs. y medio, en una partida distinta, por los veintinueve días y medio que estuvo en la obra, a razón de cuatro reales y medio por día. Por esa época debía ser considerado como un maestro de cierta relevancia, ya que, con anterioridad a 1555, realizó la traza para concluir la inacabada iglesia de Cabezamesada, año en el que tenía a su cargo la obra Toribio de Hornedo.41 En el segundo año del trienio del prior Juan Ramírez (1558-1559) se indica que Juan de Praves era maestro de la obra de la iglesia.42 No cabe duda, por tanto, de que fue en la cantera de las labores del monasterio de Uclés en la que se formó, junto a su padre, el joven Diego de Praves, del que tendremos ocasión de hablar más adelante.
Diego Martínez, maestro de carpintería Uno de los nombres más relevantes de los que aparecen implicados en las obras de Uclés durante la primera mitad del siglo xvi es el de Diego Martínez, maestro de carpintería y vecino de Uclés. Figura por primera vez en las deudas del monasterio de 1538, cuando se le debían 30 188 mrs. y medio de su salario y jornales,43 mientras compaginaba el trabajo de Uclés con otras importantes obras en madera en el priorato. Entre 1549 y 1550 su nombre aparece reflejado en las cuentas como maestro de carpintería, especificándose que aquel año se le habían pagado 12 ducados del salario que se le adeudaba del año anterior, 1548-1549, periodo que corresponde plenamente con la construcción del artesonado de la llamada Sala Grande del monasterio.44 Estas noticias nos hablan de un carpintero de gran calidad, prácticamente desconocido hasta la fecha, pero que participó activamente en obras del priorato y que realizó encargos tan notables como el celebrado artesonado. Por la calidad de los resultados, pensamos que su obra hubo de trascender los trabajos que hemos recogido en su biografía, y nos atrevemos a sugerir que quizá pudo participar también en la órbita de los encargos realizados por el obispo de Cuenca Diego Ramírez de Villaescusa, a juzgar por el tratamiento y la similitud que presentan, por ejemplo, las puertas de acceso a la antesala capitular de la catedral de Cuenca y el artesonado de Uclés.
40 AHN, OM, L. 1026c, fol. 329r. 41
Azcárate Ristori, 1959, p. 105.
42 «7500 mrs. que se pagaron a Juan de Prades maestro de cantería de la obra nueva de la iglesia del dicho convento que se le daban de salario por maestro de la dicha obra, lo que fue deudo el año de cincuenta e ocho», AHN, OM, AHT, leg. 11267, fol. 579v. 43 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 183.
44 «Y en doze ducados que ovo de aver el maestro Diego Martínez de su salario del segundo año del dicho trienio por que no estava descargado y este año tiene çero y no gana salario el dicho Diego Martínez», AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Cuentas del segundo año del trienio de Francisco de la Flor (1547-1550).
82 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
Imaginando la primera traza Enrique Egas y Francisco de Luna llevaron a cabo un plan de remodelación total del conjunto monástico. El proyecto planeaba edificar un nuevo conjunto religioso junto al medieval, cuya ejecución fuera sustituyendo gradualmente la mayoría de las antiguas construcciones. La traza contemplaba la distribución total de las dependencias, posiblemente a falta de algunos de los alzados que pudieran ir dándose conforme avanzara la obra. La nueva construcción se inició, basándose en este primer proyecto, en la panda oriental del conjunto, empresa que sin embargo no pudo llevarse a cabo en su totalidad, ya que la muerte sorprendió a Enrique Egas seis años después del inicio de la construcción, lo que, entre otras cosas, retrasó los tiempos de la fábrica. Por otra parte, a mediados de siglo se decidió optar por un monasterio con una fisonomía mucho más clasicista que lo hasta entonces construido. A pesar de ello, no queremos dejar de señalar como creemos que se imaginó ese primitivo proyecto, del que, si bien no hemos conservado trazas o dibujos, sí algunas partes construidas y diferentes referencias esparcidas por la documentación. La traza conjunta de Egas y Luna, como ya hemos mencionado, fue enviada al Consejo de las Órdenes Militares para su aprobación. Lamentablemente, no conocemos el proceso de su examen, si fue aprobada sin modificaciones o si se pudieron pedir más opiniones, pero lo cierto es que, entre marzo de 1529 y 1530, año oficial de inicio de las obras, Enrique Egas había estado en Uclés dando, de nuevo, una traza y señalando la obra.45 Esta última mención debemos entenderla no como un proyecto totalmente distinto, sino, probablemente, como uno más específico y concreto, en el que se detallaban las particularidades de la obra para los obreros que iban a llevarlo a cabo. El ala este es la que más información nos aporta sobre el proyecto, ya que es la que se delimitó y comenzó a construir en vida de Enrique Egas. En nuestra opinión, no solo se respetó esta primera traza a la hora de dar inicio a la cabecera, sino también el resto de la iglesia, al menos en planta. Observando esta, vemos que se había planteado un modelo de iglesia vinculada a proyectos en los que Egas había trabajado anteriormente, como pudieran ser San Juan de los Reyes en Toledo o la Capilla Real de Granada. Aquí se retoma el modelo de la iglesia de una sola nave con capillas entre contrafuertes, de ábside poligonal con potentes contrafuertes y transepto marcado en planta, siguiendo el modelo de templo conventual difundido en Castilla desde mediados del siglo xv, con ejemplos como la cartuja de Miraflores en Burgos, San Pablo en Valladolid, Santa Cruz en Segovia, Santo Tomás de Ávila, Santa María del Parral, etc.46 Junto a estas, es posible que resonaran en el proyecto de los santiaguistas de Uclés los ecos del proyecto que algunos años antes se había iniciado en la iglesia del hospital de San Marcos de León. En este sentido, son notables las similitudes en la distribución del espacio de ambas iglesias santiaguistas, con cabecera poligonal, nave única y capillas entre contrafuertes comunicadas entre sí,
45 Ibidem, leg. 8385, sin fol. Cuentas del convento de Uclés del año de 1529-1530.
46 Alonso Ruiz, Begoña. «Un nuevo proyecto para la capilla Real de Granada», Goya, 318 (2007), pp. 132-133. La autora expone cómo esta tipología de planta fue empleada muy frecuentemente en otros ejemplos de tipo funerario vinculados al patronazgo de los Reyes Católicos.
Imaginando la primera traza 83
Figura 2 A la izquierda túmulo de Felipe III en la iglesia de San Jerónimo de Madrid. Juan Gómez de Mora, 1621, Biblioteca Real de Palacio. A la derecha planta de la iglesia de Santiago de Uclés.
con dependencias auxiliares sobre estas, como se construirían años después en Uclés.47 Por último, destaca la semejanza entre la planta de la iglesia construida en Uclés y la de la iglesia de San Jerónimo de Madrid, atribuida a Enrique Egas48 y que representó gráficamente Gómez de Mora con motivo de las honras fúnebres de Felipe III.49 En este caso, la similitud no se refiere solo a la intercomunicación de las capillas o a la concepción poligonal de la cabecera, sino que destaca en el tipo de planta empleada en ambos ejemplos, en los que el cuerpo y las capillas de la iglesia sobresalen con respecto a la zona del crucero de forma muy parecida (véase fig. 2). Este tipo de planta, a la vez que distinguía y resaltaba la zona del ábside y del crucero, favorecía la visión y audición por parte de los fieles, siendo una elección mucho más acorde para el caso de un templo monástico que el modelo de tres naves o hallenkirche tan en boga en las iglesias parroquiales santiaguistas prácticamente coetáneas y que tam-
47
En 1528, la obra de la iglesia de San Marcos es descrita por los visitadores como una obra de cantería bien labrada que incluye capillas. La principal de ellas estaba cubierta por aquel entonces, y en el cuerpo de la iglesia se habían realizado arcos para los cruceros; véase Campos Sánchez-Bordona, María Dolores. Juan de Badajoz y la arquitectura del Renacimiento en León, León, Universidad de León, 1993, p. 201.
48 Morena Bartolomé, Áurea de la. La arquitectura gótica religiosa en la provincia de Madrid, Madrid, Talleres gráficos viuda de C. Bermejo, 1974a, p. 57. 49 Gómez de Mora, Juan. Aparato del Tvmulo Real que fe edifico en El Conueto de S. Geronimo de la Villa de Madrid para celebrar las Honras del Inclito y esclarecido Rey Don Filipe III al católico y poderoso señor Rey Don Filipe III por Iuan Gómez de Mora, tasador y maestro mayor de sus obras reales A. M. DC. XXI, Madrid, Biblioteca Real de Palacio de Madrid, II-G-4 II/739.
84 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
Figura 3 Planta del monasterio de San Juan de Toledo (1594-1595). AHN, Inquisición, leg. 3079, expdtes. 7 y 9.
bién fue empleado en la iglesia de San Benito de Alcántara pocos años antes. La cabecera de Uclés se concibió, además, de forma sobreelevada, de modo que, si bien el presbiterio se encuentra a tres escalones sobre el nivel de la iglesia, el número aumenta a otros nueve a la altura del altar mayor en la cabecera, enfatizando el eje visual de este espacio desde el coro de los religiosos a los pies del templo. La planta enfatiza la axialidad de la nave con un transepto poco desarrollado y prácticamente fundido en la propia planta, siendo concebida la zona del presbiterio de una forma mucho más centralizada.50 Observando la planta, es posible intuir cómo, posiblemente, el proyecto para la iglesia incluiría también un cimborrio en el transepto, recurso que Enrique Egas había conocido en otros templos como el ya mencionado caso de San Juan de los Reyes de Toledo, con una distribución de dependencias similar (véase fig. 3). Para encontrar referencias escritas que hagan alusión directa a la totalidad del primer proyecto hemos de avanzar hasta 1551. Ese año, con motivo de una auditoría a las cuentas del convento entregadas por el prior Francisco de la Flor, se elaboró un memorial en el que se examinaba el estado de las obras.51 En dicho informe se expresaba, de manera tangencial, la distribución que todavía en aquel momento se tenía pensada para la continuación de la fábrica, por tanto, podemos saber que, en el primitivo proyecto, se
50 Al respecto, véase Nieto Alcaide, Morales Martínez y Checa Cremades, 1997, p. 19.
51
AHN, OM, AHT, L. 11698, año 1551. Cuentas del trienio del prior Francisco de la Flor, 1547-1549; véase doc. 7 en anexo.
Periodización de las obras en la construcción de la fachada oriental 85
contemplaba no solo la continuación de la iglesia al norte, sino también de la panda occidental del conjunto. Mientras que de las dependencias de la fachada oeste apenas tenemos información —suponemos que se planeaba reubicar en esta zona las dependencias auxiliares que en el monasterio medieval se enclavaban al norte: refectorio, cocinas…—, resulta interesante el uso que se pensaba dar a la zona sur: la antigua iglesia medieval se mantendría en pie, readaptándola para que sirviera como biblioteca del monasterio. Para ello, seguramente se habría ideado mejorar las condiciones lumínicas del espacio, al hacer el texto alusión a la disposición de las ventanas en el muro sur. Nos encontramos, por tanto, ante una forma de readaptación de un espacio preexistente visto como válido para cumplir un nuevo uso, inserto dentro de una tradición constructiva muy posterior.
Periodización de las obras en la construcción de la fachada oriental Antes de pasar a analizar cada una de las dependencias monásticas de esta primera fase de las obras, consideramos necesario elaborar un desarrollo cronológico del avance de la construcción, con la finalidad de poder discernir las distintas manos de maestros que operaron en cada una de estas piezas.52
El arranque de las obras. Acopio de materiales e inicio de la construcción: 1528-1534 Las primeras gestiones para dar comienzo a la obra habrían comenzado entre el 15 de marzo de 1528 y el 15 de marzo de 1529, cuando, además de efectuarse la traza conjunta de Egas y Luna, se concedieron las licencias para poder hacer caleras con la madera de los bosques de la Mesa Maestral53 y se dio inicio al proceso de extracción de la piedra.54 En ese primer año, en el que se trabajó en la cimentación de la nueva obra, los peones se ocuparon de «abrir una zanja para escalera» que, a falta de otros datos, podríamos interpretar como la previsión de apertura de la misma para descender a la parte más baja del llamado cuarto nuevo del monasterio, con objeto de comunicarlo con la cripta de la que hablaremos más adelante. Ese año, el convento no interrumpió otros trabajos previstos en sus posesiones, de forma que los canteros Juan Enríquez, Juan de Hornedo y Pedro de Garay realizaron a destajo un portal para la ermita de la Defensa, extramuros de la villa y propiedad del convento, que se completó ese mismo año con un nuevo retablo. Además, adquirió por 10 350 mrs. un terreno para construir el hospital de Todos los Santos en Uclés.55 El resto de carretadas de piedra que recogen los libros de contabilidad todavía no estaban destinados a la nueva obra, sino para las de la presa de Buenamesón y un estribo de la iglesia medieval. Entre marzo de 1529 y 1530, como es natural, las cuentas reflejan un notable acopio de materiales y pertrechos: maromas, espuertas, sogas y tinajones grandes para traer
52
Este tema ha sido estudiado por Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009. No obstante, para la realización de este capítulo hemos preferido acudir de nuevo a las fuentes originales para ofrecer nuestra propia interpretación de la documentación disponible, especialmente a la procedente del Archivo Histórico de Toledo, de la Sección de Órdenes Militares del Archivo Histórico Nacional.
53
AHN, OM, AHT, leg. 78145. Enero de 1529. Provisión Real de Carlos V para permitir hacer caleras en las dehesas de Villalba y Carrascosilla, propiedad de la Mesa Maestral de la Orden de Santiago.
54 Ibidem, leg. 8385, fol. 15. Cuentas del monasterio de Uclés, tomadas sobre el priorato de Pedro García de Almaguer, 1528-1531. 55
Ibidem.
86 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
agua a la obra,56 herramientas de hierro, cadenas y aparejos para aguzar las herramientas de los oficiales o madera destinada a fabricar andamios para el taller.57 Es el año en el que Enrique Egas recibió 19 castellanos por hacer la traza y señalar la obra, que de forma oficial daba inicio con la colocación de la primera piedra el 7 de mayo. Durante esos dos años, el gasto por los 5849 jornales correspondientes a los oficiales —incluyendo los 19 castellanos mencionados, unos 9215 mrs.— fue de 319 782 mrs., mientras que el de los peones ascendió a la cantidad de 335 338 mrs. por 11 259 sueldos.58 Estas cifras tan elevadas nos hablan de un ritmo intenso de trabajo en el primer año de las obras y de la necesidad de contar con personal trabajador no cualificado destinado a tareas poco especializadas, como serían la de desmontar estructuras anteriores y, fundamentalmente, la de hacer zanjas para sacar cimientos. El siguiente año (1530-1531), aunque el gasto en peones continuó siendo considerable, con un total de 225 828 mrs., entraban en escena los oficiales de cantería, cuyo trabajo ascendió a 559 758 mrs. sin contar los 6790 mrs. que cobró Egas «por visitar la obra y trazar cosas menudas».59 Afortunadamente para nosotros, el libro de cuentas de marzo de 1531 concluye con todo un listado de materiales preparados para ser trasladados a la obra: cahíces de cal procedentes de Almonacirejo, Villalba y Moraleja, así como piedra de sillería proveniente de las cercanas canteras de Barajas de Melo y Solacabeza, entre otros. Además, a pie de obra existía ya «mucha piedra labrada, para todos los entablamentos y ventanas que son menester en la obra que se haze», así como 25 000 mrs. de madera ya trabajada para hacer los suelos del primer cuarto.60 Entre marzo de 1531 y 1532, los gastos en jornales de oficiales revelan el pago de 9 ducados y medio al maestre Enrique por 9 días y medio en los que se ocupó de visitar la obra.61 Ese mismo año, pero en la partida de destajos, Francisco de Luna recibió 6 ducados.62 El año siguiente, mientras en la partida de oficiales Egas recibía 4850 mrs., lo cual implica que su estancia visitando la obra fue de unos 10 días, la de Luna sigue apareciendo en los destajos, en este caso, 7750 mrs. «que se dieron al cumplimiento del salario del maestro Francisco de Luna en este año que monta todo lo arriba dicho».63 Entre 1532 y 1533, la procedencia de la piedra para la obra era de canteras más o menos cercanas, como la de Lituero, próxima al río Salado, en la actual provincia de Guadalajara —estas piedras se corresponderían con las calizas dolomíticas que se detectaron en los proyectos de restauración y consolidación del edificio en 1998—,64 la de Solacabeza, junto al río Cigüela, cerca de Segóbriga, o la de Barajas de Melo; a las que hay que añadir, entre 1953 y 1954, la traída de la cantera de la vecina localidad de Carrascosa del Campo.65 En este último periodo fue notable el expolio de piedra de cantería de la antigua ciudad romana de Segóbriga, alcanzando la cifra de 1090 piezas, que se pagaban a 15 maravedís
56
Ibidem, fol. 28v.
57
Ibidem, fol. 27r.
58
Ibidem, fol. 27v.
59
Ibidem, fol. 42v.
60 Ibidem, fol. 45v. 61
Ibidem, leg. 22968, fol. 13r. Libro de cuentas del convento de Uclés 1531-1534.
62
«Que se gastaron en obras de destajos fuera de la obra principal el dicho año del primero tiempo», AHN, OM, AHT, leg. 22968, fol. 13v. Libro de cuentas del convento de Uclés 1531-1534.
63
Ibidem, fol 23r.
64 IPCE, leg. 395, expdte. 8/822, Informe petrográfico del monasterio de Uclés, año 1998. 65
AHN, OM, AHT, leg. 22968, Libro de cuentas del convento de Uclés 1531-1534, fol. 33v.
Periodización de las obras en la construcción de la fachada oriental 87
cada una, y otras 1183 que intuimos de mejor calidad, ya que se pagaban a 75 maravedís, incluyendo su transporte. Las ingentes cantidades de piedra que se adquierieron en ese momento nos hacen pensar que nos encontramos en el momento en el que el proyecto del cuarto nuevo empezaba a tomar altura, con su fachada de cantería de sillares perfectamente escuadrados. Es entonces cuando encontramos por primera vez documentados los ya mencionados 6000 mrs. de la mitad del salario que desde el día de San Miguel debía cobrar como maestro mayor Enrique Egas, mientras que Luna recibía 10 000 mrs. de sueldo. La media anual en el gasto de la obra de aquellos años era bastante constante —en las obras de 1530 a 1531 fue de 1 099 136 mrs. y medio,66 y entre 1532 y 1533 de 1 122 100 mrs.—67 El balance que podemos hacer del trienio estudiado en este apartado es que el ritmo de los trabajos era bastante bueno, de modo que, en abril de 1534, el visitador de la fábrica enumeraba la gran cantidad de materiales a la espera a ser colocados a pie de obra, así como las grandes cantidades de madera de todo tipo —machones, vigas, tirantes, etc.— listas para ser trasladadas hasta el convento desde la presa de Buenamesón, donde se recogían los materiales que desde la Sierra de Cuenca se enviaban para las obras a través del río Tajo.68
La construcción de la planta noble: 1535-1549 En 1534 falleció Enrique Egas, por lo que a partir del primer priorato de Francisco de la Flor (1534-1537) quedó al frente de la obra Francisco de Luna. Lamentablemente, no hemos podido localizar el libro de cuentas del primer año de dicho priorato, si bien conservamos documentación de una extensa estancia que los visitadores generales de la orden realizaron entre los años de 1537 y 1538 a lo largo del priorato de Uclés. Por su descripción de la obra nueva del monasterio en 153869 vemos que la fachada este estaba prácticamente concluida en lo referente a la delimitación de las salas y los pisos, llegando en altura hasta el tejado en las dependencias más altas y refiriéndose a las estancias que visitaron como «muy bien labradas de molduras y talla, ansí de madera como de piedra».70 Los visitadores bajaron a las cantinas por el caracol de ojo abierto al que calificaron de «muy bueno», y allí observaron que su nivel más bajo estaba perfectamente abovedado y dividido con arcos de cantería. Junto al caracol, accedieron por otra puerta de cantería a la sala que años después habría de ser la cripta o sepulcro, cuyos arcos de crucería se habían comenzado, si bien estaban todavía por abovedar.71 Desde el caracol, los visitadores salieron al zaguán anterior a la sacristía que se estaba realizando en aquel momento, con un gran arco «muy bien labrado» que dividía el espacio entre la sacristía y lo que posteriormente sería el tesoro (véase fig. 23).72
66 Ibidem, fol. 14v. 67
Ibidem, 24r.
68 Ibidem, 57v. 69 Azcárate Ristori, 1959, p. 145. 70 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 161-162, visita año 1538. 71
Ibidem, p. 161.
72
Azcárate Ristori, 1959, p. 144. Hemos elaborado este listado a partir de los datos recogidos en el libro de visita AHN, OM, L. 1084, publicado en Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 182-183.
88 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
Por tanto, cuando Francisco de la Flor finalizó su primer mandato, la iglesia estaba comenzada solamente en el nivel subterráneo de la cabecera, al que todavía no se menciona como cripta o sepulcro. Tampoco encontramos ninguna alusión a la «Sala Grande» que más adelante veremos, y aunque se refieren las estancias que pensamos que más adelante fueron destinadas a residencia del prior, en el piso superior sobre la sacristía, nada se dice sobre su uso en esta descripción. Por otra parte, en dicha visita se hizo patente que el convento había contraído deudas por valor de 398 817 maravedís con las personas que habían trabajado en las obras del convento durante el priorato de Francisco de la Flor y el periodo de la sede vacante. El listado de deudas con los oficiales del convento fue dado a conocer por Azcárate (doc. 6 en anexo),73 gracias al cual constatamos que en ese momento Francisco de Luna era el maestro principal de la obra, y que no solo cobraba un salario anual, sino que también recibía pagos por determinados jornales suyos y de los criados que lo acompañaban en su trabajo. Por esta relación sabemos que la obra contaba con un aparejador llamado Rafael, que se hacía cargo de las obras en las recurrentes ausencias de Luna y que, a su vez, tenía un criado a su servicio; también permite apreciar que algunos de los oficiales que aparecen en ella estaban al frente de cuadrillas —caso de Juan de Hornedo y García de Hermosa, que bien podían trabajar asociados o por separado, probablemente haciendo frente a trabajos contratados a destajo, que en este caso parecen centrarse en la extracción de piedra para el monasterio—, lo que hace que las cantidades que se les debían fuesen las más abultadas de la relación —a Juan de Hornedo y García de Hermosa se les adeudaban 157 828 mrs. tras unir sus cuadrillas, y a Juan de Hornedo, junto con su hijo y su cuadrilla, 40 103 mrs.—.74 El resto de oficiales mencionados solo cobraban por su propio trabajo. Es el caso de los oficiales de cantería Martín de Aviestra, Amador de Peralta, Pedro de Huelmes, Juan Ruiz, Martín de Aguirre y Pierre Francés, el carpintero Francisco de Velasco —por su trabajo y el de su hijo— o el maestre Jacobo, «francés y entallador», y el maestro entallador Diego Martínez. Este último es el único que, junto con Francisco de Luna, cobraba un salario del monasterio además del dinero correspondiente a los jornales, lo que demuestra su papel fundamental a cargo de la talla de madera de la obra del monasterio. En resumen, a partir de las deudas se deduce que en ese momento trabajaban dos cuadrillas, como mínimo, extrayendo piedra, mientras que a pie de obra había al menos seis oficiales de cantería, dos entalladores y un carpintero. Después del priorato de Francisco de la Flor, y a pesar de que no conservamos los libros de cuentas del prior Juan Muñoz (1537-1540), da la sensación de un primer agotamiento en el ritmo de las obras. El nuevo proyecto del monasterio debía tomar un espacio mucho mayor en proporciones que el antiguo conjunto medieval, lo cual implicaba desmontar toda una serie de dependencias aledañas, entre las que se encontraban parte de la fortaleza y la pequeña iglesia de Santa María del Castillo, probablemente ubicada entre el monasterio y la fortaleza, en la parte más oriental. Con anterioridad a febrero de 1540, Carlos V había enviado una provisión a la villa de Uclés para que se tasase la pequeña iglesia, una las parroquias más antiguas, con el fin de pagar a la villa la cantidad 73
Azcárate Ristori, 1959, p. 144. Hemos elaborado este listado a partir de los datos recogidos en el libro de visita AHN, OM, L. 1084, publicado en Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 182-183.
74
Ibidem, p. 183.
Periodización de las obras en la construcción de la fachada oriental 89
de dinero suficiente para su traslado a otra parte del pueblo.75 Sin embargo, a principios de febrero no se había iniciado ningún tipo de acción al respecto, por lo que la villa envió una petición al Consejo de las Órdenes para que, en el caso de que finalmente no fuera derribada, pudiesen hacer obras de reparo, teniendo la seguridad de que el convento no la reclamaría. Ante esta inactividad, el rey envió su provisión real al prior para ser informado de los hechos. No sería hasta 1549, casi diez años más tarde, cuando se procedió al desmantelamiento de la antigua parroquial del Castillo.76 No hemos podido localizar, o no se han conservado, las cuentas de los prioratos de Pedro García Esquivias (1541-1544) y Francisco Martínez Regañón (1544-1547), pero es probable que fuera durante esos años cuando Luis de Vega se convirtió en maestro mayor de las obras en sustitución de Francisco de Luna, por aquellas fechas atareado al frente de diversas tareas y encargos en la capital del Huécar, especialmente en la gran obra del puente de San Pablo, que debía comunicar el monasterio homónimo con la ciudad de Cuenca, pero también en los conventos de San Francisco y San Felipe de de dicha ciudad.77 Esta situación contrastaba con la notable actividad de las obras de acondicionamiento que se estaban llevando a cabo en la fortaleza contigua al monasterio. En marzo de 1544, sabemos que se habían iniciado las gestiones, por parte de Carlos V, para realizar los reparos necesarios en la fortaleza de Uclés, orden que Juan Guerrero, vecino de Ocaña, como persona designada para visitar las fortalezas de la provincia de Castilla, hizo saber a Diego de Orozco, alcalde de la fortaleza, para que, acompañado de maestros juramentados, pudieran inspeccionar y tasar las obras necesarias. La tasación fue realizada por Juan y Toribio de Hornedo, ascendiendo la cantidad total a 220 620 mrs.78 Sin embargo, en junio de 1544 el rey cambió de opinión con respecto a la manera de proceder en las obras de la fortaleza, considerando que la tasación debía hacerse, de nuevo, contando con el parecer del comendador Pedro de Guevara. Este anómalo cambio de opinión vino determinado por la importancia del personaje que entraba en escena. El «poderoso comendador Pedro de Guevara, maestro de campo», como se refieren a él los documentos, había estado atendiendo las defensas de la ciudad de Valencia a principios de ese mismo año,79 por lo que no es de extrañar que su estancia en Uclés en el mes de octubre se debiera a una parada en su viaje de regreso hacia la corte.80 En Valencia había dejado unas trazas para la defensa de la ciudad que planteaban la renovación del perímetro fortificado mediante baluartes.81 En Uclés, en opinión de Guevara, una de 75
Archivo Municipal de Uclés (AMU), Protocolos Notariales, L. 83, doc. 16, sin fol. Provisión Real fechada en Madrid, 5 de febrero de 1540.
76
AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Cuentas del tercer año del trienio de Francisco de la Flor (1547-1550).
77
Rokiski Lázaro, 1985, pp. 127-128.
78
AHN, OM, AHT, leg. 20127, fols. 1r-6v. Obras y reparos en la fortaleza de Uclés, 1544.
79
Castro Fernández, José Javier de y Cobos Guerra, Fernando. «Inicio y desarrollo de la fortificación moderna en el Reino de Valencia 1544-1579», en Antonio Sánchez-Gijón, Fernando Cobos Guerra y Jose Javier de Castro Fernández, Luis Escrivá. Su apología y la fortificación Imperial, Valencia, Biblioteca Valenciana, 2000, pp. 185-195.
80 Pedro de Guevara se había encargado, entre otras, de las fortificaciones de Logroño y Pamplona en 1535; véase Cámara Muñoz, Alicia. «Los guardianes del mar: fortificaciones, torres y atalayas en la costa valenciana (ss. xvi-xvii)», en J. F. Vera (ed.), Jornadas del Bicentenario de Torrevieja, 1803-2003, Alicante, Universidad de Alicante, 2005, p. 212. 81
Tras los ataques turcos de 1543, el duque de Calabria procuró reforzar las defensas del reino de Valencia. Las trazas se encuentran en el Archivo de la Casa de Alba, y han sido publicadas por Castro Fernández y Cobos Guerra, 2000, pp. 185-195.
90 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
las soluciones a adoptar era la realización de un baluarte con una placeta, cuya forma y disposición desconocemos. La nueva tasación fue efectuada ese mismo mes por Hernando de Écija y Toribio de Hornedo, y ascendió a 411 025 mrs., solo en lo tocante a las labores de cantería.82 Las obras se pregonaron en las plazas públicas de Ocaña, Huete y Cuenca, con la particularidad de que, en esta última ciudad, los documentos recogen que se buscó directamente a los maestros de obra más reputados, de tal forma que el pregón se puso en conocimiento del maestro Juanes —suponemos que se trata del maestro de obras Juan Flores—83 y directamente en sus casas a Pedro de Alviz y a Francisco de Luna, a los que no hallaron por encontrarse fuera de la ciudad.84 Esta noticia es en parte desconcertante, puesto que, aunque demuestra una vez más la confianza de los santiaguistas en el quehacer de Luna, extraña pensar que no supieran dónde podían encontrar al maestro mayor de las obras de su casa madre en Uclés, lo que refuerza la idea de que por esas fechas Luna ya no ocupara el cargo. Por otro lado, parece evidenciar la existencia de una relación previa entre la orden y los tres maestros mencionados y deja la puerta abierta a una posible colaboración con Pedro de Alviz. A partir de diciembre de aquel año de 1544 comenzaron las pujas por las obras de la fortaleza, siendo adjudicadas a Juan Carrera, montañés estante en Uclés, que más tarde las traspasó en beneficio de Juan de Hornedo.85 Las obras de carpintería se pregonaron a partir de enero de 1545, siéndole adjudicadas a Amador de Peralta por 72 000 mrs., siendo sus fiadores el entallador Diego Martínez y, de nuevo, Juan de Hornedo. Si volvemos a las obras del monasterio, se observa que bajo el priorato de Francisco de la Flor, entre 1548 y 1549, cuando las obras estaban dirigidas por Luis de Vega, el gasto en salarios de oficiales volvió a dispararse hasta un total de 228 139 mrs., a los que hay que sumar los 109 542 mrs. destinados al sueldo de los peones por el trabajo que realizaron «en la obra del barrio de Estremera que es en el dicho convento y en la capilla nueva de la sacristía», además de los efectuados en la presa de Buenamesón y en los molinos. Deducimos que la capilla nueva de la sacristía en la que trabajaban estos peones puede identificarse con el espacio conocido como el tesoro, lo que vendría a confirmar que desde la última visita, y durante diez años, apenas se había trabajado en esa zona del monasterio. Ahora, sin embargo, se continuaba con ímpetu el proyecto. En el primer año del mandato del prior Francisco de la Flor se ordenó limpiar de arena la zona cercana a la puerta de la antigua iglesia, derribándose muros, de modo que los destajeros Gil Rodríguez y Jorge García estuvieron durante los tres años del priorato trabajando en «baxar la calle que
82 AHN, OM, AHT, leg. 20127, fols. 8r-10r. Obras y reparos en la fortaleza de Uclés, 1544. 83
cantería para les notificar el dicho pregón en este dicho día el dicho Pedro Artal paresció ante mí e dixo que dava e dio ser que abía ydo a buscar a los dichos Pedro de Albiz e Francisco de Luna e que no los avía hallado y en sus casas le avían dicho que no estaban en la ciudad. Ansy mesmo avía notificado el dicho pregón a Juanes maestro de cantería vezino de la dicha ciudad en su persona e que dello daba e dio fee a lo qual fueron testigos presentes Juan de Burgos mercader e Luis de Salmero vecinos de la dicha ciudad», AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 24v.
Mari Luz Rokiski señala la asiduidad con la que la documentación se refiere a este maestro como «maestre Juan»; véase Rokiski Lázaro, 1989, p. 82.
84 «En la noble e muy leal ciudad de Cuenca, 21 noviembre, en la plaza publica della […]. E queriéndola notificar a los maestros de cantería que en la dicha cibdad viven Perucho de Álaba e otros que allí estaban dixeron que Pedro de Alviz e Francisco de Luna maestros de cantería que en la dicha çiudad viven, no están en la dicha ciudad, […]. E después de lo susodicho este dicho día mes e año susodicho por mi fue dicho […] mi pregonero fuese a buscar en esta ciudad si avía algunos maestros de
85
Ibidem, sin fol. Traspaso de la obra, 13 de enero de 1543.
Periodización de las obras en la construcción de la fachada oriental 91
está entre la yglesia del dicho convento y la fortaleza»,86 mientras que ya en el tercer año, entre 1549 y 1550, los peones se ocuparon en derribar la antigua iglesia de Santa María del Castillo.87 El seguimiento de los datos que reflejan los libros de cuentas de la sede vacante (1546-1547) —cuando se produjo una importante compra de materiales popios del trabajo en madera— y el trienio de Francisco de la Flor (1547-1550) nos permite determinar el progreso constructivo de la conocida como «sala grande del convento».88 Aunque la información contenida en ellos es muy general, en la partida de destajos se especifica que se pagó un ducado a Diego Martínez, maestro de carpintería «que ovo de aver por su salario que le ocupó en el tiempo de la dicha sede vacante»,89 de lo que se desprende que aún percibía un salario dividido en dos años, lo que explica la baja cantidad percibida. Entre 1549 y 1550 recibió doce ducados que se le debían del año anterior por su salario, si bien ese año no tenía sueldo asignado, lo que indicaría que lo percibía en calidad de maestro carpintero de la obra del artesonado, concluida en 1548. En cambio, sí recibió veinte ducados por reparar el azud de la heredad de Buenamesón, pero en la partida de destajos.90 Sobre la fábrica de la Sala Grande y su progresión constructiva, se observa que los gastos se dispararon entre 1547 y 1548, siendo ya prior Francisco de la Flor, sobre todo en la compra de madera y asierro, alcanzando un valor de 242 016 maravedís, una cantidad elevada comparada con los 191 533 maravedís que se gastaron ese año en la compra de piedra o los 74 386 en hierro y clavazón.91 Este es un año clave en la construcción del monasterio, ya que no solo se concluyó la obra y el artesonado de la Sala Grande, sino que se concluyeron la sacristía y el tesoro y se trabajaba en la capilla mayor de la nueva iglesia, dándose por finalizada la bóveda del sepulcro.92 Los acabados de las estancias interiores del convento fueron especialmente cuidados, para lo que entre 1548 y 1549 se contrataron raspadores y asentadores, operarios especializados en colocar ladrillos y azulejos, y se adquirieron cinco vidrieras de
86 Ibidem, leg. 11698, sin fol. Cuentas del segundo año del trienio de Francisco de la Flor (1547-1550). Partidas de destajos. 87
Ibidem. El último día de febrero de 1548, estando presente en Uclés Miguel Muñoz, obispo de Cuenca, junto con Francisco de la Flor y la justicia y regimiento de la villa de Uclés, se abordó el tema de la demolición de la iglesia de Santa María del Castillo y su cementerio, propiedad del obispado, para proceder al amojonamiento del terreno del que dispondría el convento de Uclés para su construcción; ibidem, leg. 10023, sin fol. Sin embargo, una vez que en 1557 comenzaron estas obras, el concejo de Uclés se sintió agraviado, ya que el convento estaba abriendo cimientos para cerrar la plaza junto a las viviendas de los vecinos de Uclés; ibidem. El prior y convento de Uclés contra el Concejo de la villa sobre la plaza. 15 de marzo de 1557. Sea como fuere, lo cierto es que en 1564 la plaza estaba concluida: se había abierto en la zona más meridional del cuarto nuevo, donde antiguamente estaba la portería de entrada al convento y donde también se encontraban las dependencias del comendador de Uclés; ibidem, leg. 6821, n.º 1, 4, fol. 1r. Visita al convento de Uclés, 1564.
88 En concreto, se gastaron 29 816 maravedís en madera y asierro y «9121 en dos quintales y libra y media de clavos timonales, 6000 clavos saetinos y en 6000 clavos de pinçón y 6000 clavos de chillas y en 1000 tachuelas y en 36 libras y media de fuslera y aranbre parranguas y gorrones a los molinos y los dichos clavos fueron para la obra de Fuenteredonda y para la sala grande del convento», AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Cuentas del trienio de Francisco de la Flor (1547-1549). 89 Ibidem. 90 Ibidem. Partida de destajos. 91
Ibidem. Primer año del trienio.
92 Ibidem. Cuentas del primer año del trienio de Francisco de la Flor (1547-1550). Gastos de jornales de oficiales: «En el gasto de jornales de oficiales 360 716 mrs. y medio en 4310 jornales de ofiçiales de cantería y carpintería que anduvieron en la casa de Fuenteredonda y en la sala grande que se hizo en el dicho conbento del quarto nuebo y en la capilla de la yglesia nueva del dicho convento».
92 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
colores para la Sala Grande del convento y la sacristía nueva, por la cantidad nada despreciable de 11 288 mrs.93 Por el contrario, llama la atención, por lo reducido, el gasto en piedra del año de 1549-1550, que tan solo fue de 14 334 mrs. y que, a la vez que nos hace pensar que el ala este estaba prácticamente acabada, parece augurar cierto estancamiento en las obras de cantería. Ese mismo año, Miguel Hernández, vinculado a la familia de los Gómez y que había sido aprendiz del pintor Gonzalo de Castro,94 pintó las puertas de los órganos grandes de la iglesia.95
La suspensión de los trabajos: 1550-1554 Tras ser examinadas las cuentas del prior Francisco de la Flor durante su segundo mandato (1547-1550), el visitador Baltasar Vela se mostró escéptico a la hora de aprobar los gastos que se habían producido en el convento durante aquellos años, ya que consideraba que muchos de ellos debían haber sido abonados por los clérigos que tenían un oficio en el monasterio y no por las cuentas generales de la comunidad. Además de considerar excesivos los desembolsos en partidas de aceite, vino, conservas o paños, el visitador se preguntaba sobre los desmesurados gastos que el prior había realizado con su séquito en distintas estancias fuera del monasterio: en Quintanar de la Orden, Torrelengua, Buenamesón o Caravaca. Baltasar Vela, a pesar de las justificaciones que para tales gastos dio Francisco de la Flor, consideró que muchas de las entradas del libro de cuentas eran dudosas o inciertas. En lo tocante a las obras, para conocer con exactitud el estado en que se encontraban, Vela solicitó un memorial a los maestros Diego Martínez y Juan de Praves, para presentar ante el rey y el Consejo de las Órdenes Militares junto con el informe de cuentas que él mismo había elaborado.96 De esta forma, el 27 de marzo de 1551 se redactaba en Uclés una memoria en la que se detallaba el avance de los trabajos constructivos y se precisaban cuáles de las obras iniciadas debían concluirse para evitar la pérdida de los materiales ya trabajados en caso de que se decidiese su paralización. Posiblemente, estas dudas fueron examinadas en el Consejo de las Órdenes y es probable que, hasta poner en orden las cuentas del convento, se suspendiera su actividad constructiva. Gracias a este informe (doc. 7 en anexo) sabemos que en 1551 el cuarto oriental estaba prácticamente concluido, incluso habitado tanto por los religiosos más antiguos, que ocupaban las estancias del primer piso, como por los más nuevos, que habitaban el segundo nivel, bajo la cubierta. La Sala Grande, a la que se referían como «sala de aposento muy honrada», estaba también terminada a excepción de una de las habitaciones colindantes. En el nivel inferior faltaban por finalizar las bóvedas del piso más bajo de las cantinas. El sepulcro subterráneo de la iglesia, con la representación de las historias de la pasión, estaba acabado, pero la iglesia no había subido más de dos estados sobre el nivel del suelo principal, lo correspondiente a unos seis metros y medio de altura —apro93
Ibidem.
94 Ibáñez Martínez, Pedro Miguel. Los Gómez, una dinastía de pintores del Renacimiento, Toledo, Universidad de Castilla-La Mancha, 1991, p. 22. 95
AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Cuentas del tercer año del trienio de Francisco de la Flor, 1547-1550. Partida de gasto extraordinario.
96 «El dicho señor Baltasar Vela dixo que por quanto al estado de las obras del dicho quarto juntamente con Diego Martínez e Juan de Praves maestros dellas e le an dado por memorial la manera e estado que al presente esta la qual dicha memoria e relación […] para que conste dello a su magestad e los señores de su Consejo de las Órdenes», ibidem, fol. 179v.
Periodización de las obras en la construcción de la fachada oriental 93
Figura 4 Esquema del monasterio de Uclés. En sombreado, zonas en construcción durante la primera fase de las obras según el arquitecto Rubén Vila.
ximadamente hasta la base de las hornacinas de los reyes de Israel—.97 Tampoco estaban bien cerrados los extremos del cuarto nuevo, provocando que las habitaciones no fueran suficientemente cómodas para los religiosos debido a los vientos que las azotaban. La inspección llama la atención sobre el hecho de que la sacristía, el tesoro y el relicario estaban concluidos, ya que en la última tasación a la que hace alusión el informe —de la que no tenemos constancia documental y suponemos correspondiente a los trienios de García Esquivias o de Martínez Regañón— se mandó finalizar el tesoro, que en aquel entonces tenía labradas las jarjas, las cimbras, la piedra y el ladrillo para el casco, con miras a que estos materiales no se perdieran. Sin embargo, no estaba concluido el zaguán que comunicaba la sacristía con el crucero de la iglesia y el claustro, como tampoco la escalera que debía subir desde ahí al primer piso ni la sobreescalera que tenían intención de realizar en madera, intuimos que mediante un artesonado o alfarje siguiendo el ejemplo de otros coetáneos, como el en parte desaparecido palacio arzobispal de Alcalá de Henares.
97
Correspondencia de medidas según García Montes, Luis. «Medidas Antiguas: la vara», Toletum: Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, 27 (1991), pp. 153-160.
94 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
Como hemos adelantado anteriormente, gracias a este documento sabemos que en la futura panda sur se preveía mantener la estructura de la antigua iglesia medieval de Santiago. Mediante algunas reformas, se pensaba ubicar allí la librería del convento, un Capítulo público y uno privado, sin que fuera necesario, según el informe, demasiado gasto para dicha obra. Más difícil es interpretar las tareas que se habían proyectado para la zona de poniente. Según el documento, la panda oeste del monasterio medieval era la zona más habitada y disponía, además, de una especie de aterrazamiento en alto que servía como lugar de recreación y conversación a los religiosos, descrita ya, en la visita al monasterio de 1511, como «un mirador questá fecho en un cubillo que cae sobrel barrio Destremera».98 Por aquel entonces, en esta zona habían comenzado a sacar los cimientos de la futura panda, de mayores dimensiones que la entonces construida. El documento da pie a suponer que en una época anterior se habían iniciado ya unas obras de gran magnitud con miras a salvar el desnivel de esta zona y, por tanto, ampliar el terreno para construir. Se trataba de un hastial, compuesto de dos torres, que distaba de los cimientos del cuarto nuevo cien pies —casi 28 metros— y que nos inclinamos a identificar con los dos estribos semicirculares del ángulo noroeste, que con más detalle veremos en el próximo capítulo al hablar de la plataforma artificial sobre la que se levantó la iglesia. En noviembre de aquel mismo año de 1551 se reunió el Capítulo General de la Orden en Valladolid, en el que se trató el informe remitido al Consejo de las Órdenes anteriormente descrito. Uno de los acuerdos que se tomaron en esa reunión fue el de nombrar caballeros de la orden para que, acompañados de maestros, examinaran las obras del monasterio de Uclés. Los designados para tal tarea fueron los trece García de Toledo y Rodrigo Niño.99 El hecho de que se acordara elegir a dos caballeros trece de la orden para inspeccionar las obras nos hace pensar que el desarrollo de las mismas pudiera constituir algún problema de importancia, en un momento en que estaba al frente de las labores Luis de Vega. Sea como fuere, lo cierto es que se constata documentalmente que en una fecha imprecisa, pero anterior a 1554, se presentaron en Uclés «los señores treçes de la dicha Orden», con toda probabilidad García de Toledo y Rodrigo Niño, acompañados por el ingeniero civil Bustamante de Herrera, al que habían llevado consigo para ver las obras.100 Aunque la noticia que ha llegado hasta nosotros es relativa a las obras que se estaban llevando a cabo en la fortaleza, creemos que el desplazamiento se hizo, tal y como
98 Precisamente, los visitadores de ese año dejaron estipulado que sobre el mirador se terminase, tal y como estaba trazado, un aterrazamiento «para tomar el sol»; véase Rokiski Lázaro, 1988a, p. 265. Visita al monasterio de Uclés, 1511. 99 «En beinte y nueve días del mes de noviembre del dicho año los señores del capítulo nonvraron y señalaron a don García de Toledo treçe y a Rodrigo Niño enmienda para que vayan y bean las obras del convento de Uclés y para ello lleven los maestros que les paresciere por la nescesidad que dello ay y de lo que les pareçiere que conviene remediar hagan relaçión al capítulo», AHN, OM, Libro 1248c, fol. 4 v. Capítulo general de la Orden. Nombramiento de personas para que vean las obras del convento de Uclés, noviembre de 1551. Rodrigo Niño era comendador de Lorqui, trece de la orden y había servido como embajador en Venecia; véase López
de Haro, Alonso. Nobiliario genealógico de los reyes y títulos de España, Madrid, Luis Sánchez Impresor, 1622, p. 213 y RAH, Colección Salazar y Castro, M-136, fols. 28-31. García de Toledo era comendador de Bienvenida y Moratalla. Fue ayo y mayordomo mayor del príncipe don Carlos y de la princesa Juana de Portugal; véase De Salazar y Castro, 1696-1697, p. 414. Aparece en el prólogo de: Regla y Establecimientos dela orden dela Caualleria de Señor Sanctiago del Espada, 1554, sin fol. 100 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 296. Sobre Bustamante de Herrera, véase Marías Franco, Fernando. «“[...] perquè ací tenen en molt lo qui à feta la trassa”. Una planta del Palacio Real Menor de Barcelona entre tejidos viarios y personales», Locvs Amoenvs, 17 (2019), pp. 27-43.
Zonas y dependencias del monasterio de Uclés: usos materiales y simbólicos 95
se acordó en el Capítulo de la orden, para examinar también los trabajos del monasterio. No sabemos cuál fue el resultado de dicha visita, si bien, años después, en 1565, los gastos del convento parecen estar directamente administrados o intervenidos por el Consejo de las Órdenes.101 Gracias a la relación que el prior Francisco Sánchez elaboró a partir de los libros de fábrica del convento en 1711, sabemos que en 1555 la totalidad del cuarto nuevo estaba concluido y se había dado comienzo a la obra del paredón de la Carrera. Aquel año, cuando se realizó una tasación sobre lo necesario para acabar la obra de la iglesia, se determinó que serían necesarios quince millones de maravedís.102 Las obras en la iglesia avanzaron lentamente en los siguientes años, de modo que, en 1565, el Capítulo del convento acordó derribar la hospedería, que estaba en la parte más septentrional del antiguo monasterio —probablemente en la zona donde se encuentra la iglesia actual—, y el 30 de junio de aquel mismo año compró el terreno de la plaza de la Carrera.
Zonas y dependencias del monasterio de Uclés: usos materiales y simbólicos La fachada oriental. Una hipótesis de lectura Uno de los elementos más atractivos de este primer momento de las obras del monasterio es la espléndida fachada hacia el oriente (véase fig. 5). Lo primoroso de su talla ha sido destacado por prácticamente cualquier estudio sobre la arquitectura del primer Renacimiento en nuestro país,103 señalándose, en algunos de ellos, la irregularidad de la disposición de las ventanas, «repartidas con desorden y dibujadas sin un plan general, como dejadas al capricho de los entalladores» en palabras de Fernando Chueca.104 Estos trabajos pusieron la fachada de Uclés en relación con modelos estilísticos cercanos como Toledo o Sigüenza, y en el caso concreto de Chueca, incidió en la relación estilística con los ejemplos burgaleses de Francisco de Colonia y Nicolás de Vergara.105 En cualquier caso, estos estudios no profundizaron en los valores simbólicos que pudiera tener la fachada ni en la delimitación de fases constructivas precisas. En realidad, el análisis de este elemento es complicado, ya que son pocos los datos precisos sobre su construcción que apezcan recogidos en los libros de cuentas del monasterio entre los años 1529-1550. No obstante, si la ponemos en relación con el resto de dependencias, podemos intuir que el progreso gradual de las obras interiores se correspondería con el externo de las mismas, en una subida progresiva de la fachada. 101 AHN, OM, AHT, leg. 1895. Cuentas tomadas a Pedro Ruiz de Alarcón, administrador de las cuentas del convento de Uclés, 1565. 102 Esta información es recogida por el prior de Uclés en torno a 1711, cuando revisó el archivo y los gastos de obras en los libros capitulares del convento desde que se inició la construcción; RAH, Colección Salazar y Castro, I-30, fol. 108r. 103 José Aznar calificó la ornamentación de esta fachada como «de gran primor […] atildada, con el temario plateresco desarrollado de una manera muy suelta y elegante»; véase Camón Aznar, vol. I, 1945, pp. 220-221.
104 Chueca Goitia, 1953, p. 188. A este respecto, Azcárate afirma que «en su conjunto muestra la tectónica característica del plateresco, apreciándose incluso en el cuerpo alto graves errores no sólo en la simétrica disposición de las ventanas, que no existe en toda la fachada, sino en la distribución de la ornamentación lateral del vano. Error solo justificable si como es probable las obras se detuvieron cuando aún no estaba debidamente terminada esta parte, colocándose luego la piedra tallada sin atender debidamente a su distribución»; véase Azcárate Ristori, 1956, p. 182. También se ha achacado la falta de regularidad a la dependencia del exterior con respecto a las estancias internas; véase Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009, p. 177. 105 Chueca Goitia, 1971, pp. 74-75.
96 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
Figura 5 Fachada este del monasterio de Santiago de Uclés.
Como hemos tenido oportunidad de señalar en el apartado relativo al avance cronológico de las obras, en 1531 se refería que a pie de obra existía «mucha piedra labrada para todos los entablamentos y ventanas que son menester en la obra que se haze», así como 25 000 mrs. de madera ya trabajada para hacer los suelos del primer cuarto.106 Si tomamos al pie de la letra esta aseveración, podemos sacar dos conclusiones. En primer lugar, que ese año la altura de las dependencias orientales podría situarse en el primer friso del basamento al exterior de la fachada, correspondiente con el enmaderamiento de la planta principal. Por otra parte, podemos pensar que en marzo de 1531 estaban labrados todos los entablamentos y ventanas necesarias para la obra del cuarto oriental. De ser así, hemos de pensar que la fachada al exterior respondería a un diseño previo y que las piezas con tratamiento escultórico fueron preparadas con antelación para ir siendo colocadas conforme avanzara en altura la obra. Sin embargo, como ya han mencionado otros autores, la fachada de Uclés dista mucho de dar la imagen de un proyecto basado en el equilibrio o la simetría. El primer nivel sobre el suelo, correspondiente al segundo nivel de las cantinas, es quizá el que mayor regularidad muestra, a través de los seis vanos rectangulares del mismo tamaño y abiertos a la misma altura bajo un friso a modo de festón vegetal, que marca el nivel del suelo de la planta noble de la fachada. Estos seis vanos rectangulares podemos clasificarlos en dos tipologías. Una primera, «a», en la que el vano se flanquea con columnas abalaustradas o pilastras sosteniendo un entablamento sobre el que se abre, a modo de venera, un tímpano sobre el vano, con dos figuras infantiles a los lados en diferentes actitudes, similares a los modelos que encontramos en la fachada del
106 AHN, OM, AHT, leg. 8385, fol. 45v. Cuentas del monasterio de Uclés, tomadas sobre el priorato de Pedro García de Almaguer, 1528-1531.
Zonas y dependencias del monasterio de Uclés: usos materiales y simbólicos 97
Ayuntamiento de Sevilla. El modelo «b», en cambio, de menor volumen, se rodea en sus cuatro costados con relieves a candelieri, sosteniendo en este caso un entablamento sobre el que se representan, sobre una «C» invertida, motivos vegetales y un ave picoteando fruta. Tal y como puede verse en el dibujo del alzado (véase fig. 8), estos dos modelos se presentan: ababba El segundo nivel, correspondiente al piso noble, se compone ahora de siete vanos, que pese a lo que pueda parecer, siguen respetando una distribución simétrica con respecto a la fachada y a las estancias interiores, de tal forma que la gran sala que debía servir de aposentamiento a personajes de la nobleza se distinguía mediante un vano central adicional, que además sirve de eje central de la totalidad de la fachada. Las dos ventanas de los extremos, en cambio, aunque intentan guardar una relación de simetría, se desvían de los ejes de los pequeños vanos de las cantinas. De nuevo, aquí podemos distinguir entre dos tipos en los motivos escultóricos de las ventanas. La tipología «A», que parece ser el desarrollo de la que hemos enunciado en la parte baja y que posee también tímpanos avenerados y niños a los lados, sobre las columnas abalaustradas de los cantos del vano (véase fig. 6a y b), que recuerdan modelos como los de la Porta Pallavicino de Antonio y Michele Carlone (1503); y la tipología «C», parecida en cuanto a composición a la anterior, pero en la que los vanos se abren hacia fuera ampliando horizontalmente la superficie escultórica, con los lados presentando finas columnas que se alejan del modelo abalaustrado. De esta última tipología destacan, por estar más elevadas, las dos ventanas más septentrionales, correspondientes a la sacristía y el tesoro del monasterio (véase fig. 7a y b). Esta sobreelevación se explicaría por una posible alteración posterior del proyecto que afectó a la sacristía y al tesoro, en el que se optó por colocar, en el muro que daba al exterior, una hornacina en piedra que desplazó la abertura del vano hacia arriba.107 La correspondencia de estos vanos al exterior sería: aacaccc Esta disposición parece indicar que las molduras no se colocaron siguiendo el plan o diseño inicial, sino que algo debió alterar su distribución; lo que parece quedar confirmado por la presencia, aunque borrosa, de toda una serie de inscripciones en letras capitales, pasadas por alto hasta la fecha, en las basas de las columnillas abalaustradas de la tipología «A» (véase fig. 9). Si leemos en sentido de izquierda a derecha, podemos leer: «lapides isti», «erunt [sin inscripción]», «r[everendissimi] d[omini] d[omini] petri garcía de alma[guer], p[rior]». Es difícil acceder al sentido completo de la frase, ya que estas inscripciones no pueden leerse de manera continua, pues se intercala entre ellas una ventana de distinta tipología. En cambio, tiene más sentido si colocamos la segunda inscripción en último lugar, llevándonos con ella el verbo al final de la frase. La lectura se simplificaría y sería más
107 La sacristía, con el arco divisor con el tesoro, estaba ya construida en 1538, cuando los visitadores inspeccionaron el monasterio.
98 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
Figura 6a y b Tipologías «a» (izquierda) y «A» (derecha).
Zonas y dependencias del monasterio de Uclés: usos materiales y simbólicos 99
Figura 7a y b Detalle de la ventana del segundo piso (tipología «C») y su correspondencia al interior de la sacristía.
100 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
eficiente si estas tres ventanas, correspondientes además a una misma tipología, hubieran sido pensadas para ser colocadas juntas, en la parte central de la fachada, correspondiendo con la sala principal de la planta noble. De esa forma, llevando la segunda de las ventanas a la derecha del vano central, quedando las tres juntas, la frase podría leerse de forma más lógica y continua: «lapides isti r[everendissimi] d[omini] d[omini] petri garcia de alma[guer] p[rioris] erunt».108 La inscripción es eminentemente conmemorativa, por tanto, tiene sentido que fuese lapidada durante el priorato de Pedro García de Almaguer (1528-1534), aunque resulta difícil pensar que durante ese periodo hubiera tamaño desinterés por su correcta lectura, por lo que quizá las ventanas fueron colocadas cuando ya había finalizado su gestión. Si la interpretación de la frase es correcta, el prior se comparaba con las propias piedras que componían el monasterio iniciado bajo su mandato. Más difícil es encontrar la lógica en el segundo nivel, donde hasta un total de nueve vanos se encuentran dispersos a lo largo de la fachada. Ahí, de nuevo, podemos encontrar distintas tipologías de ventanas. El modelo identificado como «D» es quizá el más llamativo, ya que está realizado a modo de aberturas abalconadas donde la venera cobra la entidad de cierto logro estereotómico, en forma abocinada. Este patrón se repite en este piso hasta un total de cinco veces. La imposta de cada uno de los vanos aparece realzada y con intención de dar continuidad e intercomunicación entre ellos, como si en origen fueran pensados como una especie de logia situada en el último piso. Sin embargo, este sentido se ve interrumpido por una nueva tipología, «E», mucho más contundente y horizontal que el modelo «C» en el que parece inspirarse. Por último, las dos ventanas correspondientes con las dependencias priorales parecen seguir una amalgama de los modelos anteriormente descritos, a una altura sobreelevada, en reciprocidad con las estancias a las que pertenecen (véase fig. 8). Por todo lo anteriormente descrito, creemos que en origen existió un diseño simétrico y elaborado de la fachada, probablemente de mano de Enrique Egas —que conforme la obra subió en altura se vio comprometido de manera inesperada—. La colocación de los sillares debemos ubicarla entre la ya mencionada fecha de 1531 y el año de 1538, cuando los visitadores documentaron que el ala este estaba prácticamente concluida en lo referente a la delimitación de las salas y los pisos, llegando su altura hasta el tejado en las dependencias más altas.109 El motivo de tal alteración pudo deberse a un cambio en la distribución de las estancias interiores y la consiguiente reorganización de unos vanos cuyas molduras ya habían sido talladas con miras a otra colocación. Por último, sabemos que toda esta fachada se remataba con un voladizo. Dicha cornisa sufrió importantes daños a principios del siglo xviii, momento en el que fue reparada, rehaciendose las molduras de las últimas ventanas, tal y como pueden verse hoy día.110 No debemos olvidar que, además de la riqueza en la variedad escultórica y en los juegos de contraste y profundidad del muro, la sensación de magnificencia se incrementaba todavía más en esta fachada gracias a las rejas doradas con pan de oro y las ventanas cerradas con vitrales que representaban escenas relacionadas con el apóstol Santiago. La
108 Podría traducirse como: «Esas piedras serán el Reverendo señor Pedro García de Almaguer».
109 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 161, visita año 1538. 110 AHN, OM, leg. 7054, libro de visitas de 1709, n.º 16.
Zonas y dependencias del monasterio de Uclés: usos materiales y simbólicos 101
Figura 8 Distribución de las tipologías de ventanas en la fachada este. Alzado tomado del proyecto de restauración de la fachada de Uclés, 1999. IPCE, expdte. 476/03. Figura 9 Inscripción laudatoria bajo la ventana central de la Sala Grande al exterior.
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proliferación de todos estos motivos, junto con la aparición de los balcones e inscripciones conmemorativas de los priores bajo cuya administración se llevaba a cabo la obra, nos hablan de un espacio con un fuerte valor exhibitivo, quizá extraño si tenemos en cuenta que se trataba de un edificio destinado al recogimiento religioso, pero no tanto si se entendía el monasterio como lugar de residencia del prior, administrador espiritual de su territorio, con competencias equiparables a las de un obispo en su diócesis. Por otro lado, podemos entender la fastuosidad de la fachada y la proliferación de motivos escultóricos bélicos no solo por los repertorios decorativos romanos, sino también por la propia historia bélica de la orden, con cierto sentido civil, pues no debemos olvidar que Uclés fue, para sus futuros miembros, un centro de formación y residencia durante el tiempo en el que debían aprender la regla antes de hacer profesión e ingresar plenamente en la misma. Con todo, no cabe duda de la calidad y variedad de elementos escultóricos ante los que nos encontramos, lo que demuestra la presencia en Uclés de algunos entalladores de primer orden. Algunos autores han señalado la vinculación de esta decoración con los focos toledano111 o burgalés,112 pero lo cierto es que la gran movilidad de las cuadrillas hizo que los posibles nexos con la fachada objeto de estudio pudieran multiplicarse exponencialmente a otras zonas de la península ibérica, tales como los ámbitos de Guadalajara, Alcalá de Henares o Salamanca.
El ábside. La genealogía real Si comparamos el ábside de la iglesia con el resto de la fachada, podemos detectar que, a pesar de que hay una voluntad unificadora entre ambas, se produce una variación en lo relativo a la concepción del muro. En la cabecera de la iglesia el muro deja de ser liso, creándose ciertos volúmenes mediante la compartimentación de los mismos a base de módulos entre los contrafuertes. Si bien era relativamente frecuente encontrar la tipología de cabecera poligonal con contrafuertes en las esquinas en otros modelos de plantas de una nave, la articulación de este ábside al exterior es notable, no solo por el volumen de los grandes estribos, sino, sobre todo, por el elemento escultórico que los recorre. El ábside de Uclés estaba en la línea de otros de la época, como el de Santa María de Chinchilla (Albacete) o el de San Jerónimo de Granada, en los que destaca el tratamiento preciosista que se confiere a lo escultórico. El ábside de la iglesia de Uclés era uno de los espacios de mayor valor simbólico del conjunto. Como veremos más adelante, bajo el altar se encontraba un gran espacio de planta cruciforme, cubierto con bóveda de crucería, en el que, entre otros elementos devocionales como pinturas, esculturas y retablos, se reproducía, a pequeña escala, el Santo Sepulcro de Jerusalén. Durante el transcurso de las obras era posible acceder a este espacio subterráneo desde el exterior, mediante un vano localizado en la parte más baja del ábside.113
111 Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009, p. 177. 112 Chueca Goitia, 1971, p. 74.
113 Si se observan los sillares que lo componen, se advierte como algunos de ellos parecen haber sido añadidos con posterioridad, pudiendo haber tenido forma de puerta. En cualquier caso, si esta abertura funcionó como puerta, debió de ser necesaria una escalera en la parte interior, ya que se encontraba más elevada que el suelo del sepulcro.
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El avance constructivo del ábside fue mucho más lento que el del resto de la fachada, algo que puede verse en el propio color de las distintas piedras empleadas en el exterior. En 1551, el lienzo de la fachada estaba prácticamente concluido, mientras que lo avanzado en la cabecera de la iglesia se correspondía con dos estadios sobre el suelo de la misma, el equivalente a seis metros y medio de altura, nivel que vendría a coincidir con las basas de las hornacinas abiertas en los contrafuertes.114 En los estribos podemos distinguir dos niveles escultóricos superpuestos. En el inferior aparecen tallados, entre coronas festoneadas que enmarcan la cruz de Santiago, las figuras de tres personajes: un rey mesándose las barbas, un clérigo y una mujer portando un objeto. Sobre su identificación iconográfica es difícil aventurarse a elaborar una hipótesis, dado lo variado de su contenido. Mientras que el rey podría hacer alusión a la casa de Judá, el clérigo podría ser un prior del monasterio y la mujer, quizá portando un espejo y con el cabello suelto, podría ser una alegoría de la Prudencia o la Vanidad. Estilísticamente, podríamos vincularlas a las manos que, entre 1547 y 1548, labraban las esculturas del artesonado de la Sala Grande, especialmente por las cintas decorativas que rodean a estos personajes y por su concepción a modo de tondos festoneados (véase fig. 10). En el segundo nivel, ya a la altura del suelo de la iglesia, encontramos las cuatro hornacinas, con frontón triangular, horadadas en los contrafuertes de reminiscencias sagredianas. En ellas se insertan cuatro figuras de reyes, de los que al menos podemos identificar a David y Salomón. Bajo los pies de David encontramos la inscripción fundacional del monasterio en 1529, reinando Carlos V. La colocación de estas cuatro figuras nos recuerda a la que años más tarde fue la galería de los reyes de El Escorial. En ella se muestra la vinculación entre la genealogía de los reyes de Israel y Carlos V, una idea que pocos años después volvió a ser puesta de manifiesto en la Capilla Real de la catedral de Sevilla.115 El emperador estaría aquí asociado a la imagen del rey David, a cuyos pies se incluye la inscripción conmemorativa de la colocación de la primera piedra, mientras que la de Salomón podría interpretarse como la de su hijo Felipe, máxime si tenemos en cuenta que al observar la escultura del rey que porta la escuadra, vemos que lleva una cadena al pecho. Aunque por la mala conservación es difícil de precisar, no sería extraño que en ella se anillara lo que podría ser el emblema de la Orden del Toisón de Oro, de la que el príncipe formaba parte desde 1531 (véase fig. 11). En cualquier caso, la asimilación de David y Salomón al césar y Felipe II fueron habituales en los textos e imágenes del siglo xvi.116 114 AHN, OM, AHT, leg. 11698. Relación hecha en 1551, después de la evaluación de las cuentas del prior Francisco de la Flor, 1547-1549; véase doc. 7 en anexo. 115 Las trazas para la Capilla Real fueron enviadas al emperador y presentadas en el Consejo de Cámara en julio de 1542, donde se acordó someter el proyecto a la supervisión de Alonso de Covarrubias, que se trasladó a Sevilla, entre septiembre y octubre de 1542, para examinar las labores. En 1551, Martín de Gaínza se hizo cargo de la obra, de tal forma que, antes de finales de 1552, los trabajos habían llegado a la altura de la cornisa y, en octubre de 1553, se comenzó a labrar el gran arco de entrada. En ese momento, Pedro de Campaña entregó tres dibujos de reyes de Israel para las esculturas de las hornacinas que cubrían el arco de entrada al recinto, por los que cobró tres ducados el 11 de noviembre,
y que realizaron los entalladores Pedro de Campos y Lorenzo de Bao. Morales ha llamado la atención sobre la aparición de la Galería de los Reyes de Judá como una posible vinculación entre estos y la dinastía castellano-leonesa, a la que pertenecía Fernando III el santo, al tratarse de un panteón real; véase Morales, Alfredo. La Capilla Real de Sevilla, Sevilla, Diputación de Sevilla, 1979. 116 En 1575, el prior de El Escorial pedía: «Dios de a V. Majestad tan largos años y tan prósperos de vida, que pueda verlos y gozarlos muchos años, para que como otro Salomón venza y exceda a todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría»; véase Sáenz de Miera, Jesús. De obra insigne y heroica a octava maravilla del mundo: la fama de El Escorial en el siglo xvi, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2001, p. 342.
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Figura 10 Tondos del nivel inferior del ábside entre los contrafuertes. Figura 11 Esculturas del ábside identificables como Salomón (izquierda) y David (derecha).
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Como señala Sáenz de Miera, la identificación de Carlos V con David fue temprana, con ejemplos como el de Pedro de Gante en 1520117 o el de fray Francisco Titelman, insigne catedrático de Escritura en la Universidad de Lovaina.118 Calvete de la Estrella relata, en el Felicíssimo viaje, cómo en el recibimiento al príncipe Felipe en Bruselas, los arcos triunfales referían, entre otros «personajes vibos vestidos de insignias Hebraycas», escenas que representaban cómo «Salomón era coronado por Rey de Israel por consentimiento del Rey David su padre».119 La excepcional calidad de estas figuras nos habla de un entallador anónimo de primer orden. Como ya adelantaran otros estudios, nos sumamos a la hipótesis de que pudieran ser obra del escultor Esteban Jamete.120 De su observación se distingue cómo las cuatro esculturas de Uclés parecen estar en claro diálogo con las hornacinas y figuras del arco de Ramírez de Fuenleal en la catedral de Cuenca, no solo en proporciones, sino en la fisonomía, disposición gestual y corporal de las mismas (véase fig. 12). Igual de elocuente es el uso de las columnillas abalaustradas laterales, que en el caso de Uclés parecen corresponderse tanto con el ya mencionado ejemplo de la catedral como con los modelos empleados por Jamete para la talla en madera, como pueda ser el caso del retablo de Santa María de Alarcón. Además, hemos de llamar la atención sobre la composición de estas esculturas, en las que se dispone una base recorrida por relieves con figuras alegóricas, enmarcadas en coronas de laurel, sobre las que se abren, a un nivel muy superior, nichos con esculturas de bulto redondo de antiguos reyes y profetas. Este esquema también puede verse en los pilares bajo el cimborrio de la catedral de Burgos. Sobre este particular, cabe quizá traer ahora a colación la ya mencionada presencia de Francisco de Luna en esa ciudad, cuyo cometido se nos escapa, como también el alcance de su estancia.121 Conocemos muchos de los lugares en los que trabajó Jamete en su periplo por distintas obras de la península ibérica, entre 1535 y 1565, gracias al famoso proceso inquisitorial al que tuvo que enfrentarse en Cuenca, en 1557, sobre sus supuestas prácticas heréticas.122 En el pleito no se hace referencia a Uclés, pero sí al carácter nómada de Jamete como escultor, que en ocasiones llegó a participar un escaso mes en una determinada obra.123 Ese carácter itinerante pudo llevarlo a participar en obras todavía hoy no conocidas. En sus viajes
117 Checa Cremades, Fernando. «Plus ultra Anni solisque Vias. La imagen de Carlos V en el reinado de Felipe II», Cuadernos de arte e iconografía, 1 (1988), p. 71 y ss. 118 Sandoval, fray Prudencio de. Historia del Emperador Carlos V máximo fortísimo rey catholico de España y de las Indias Islas y tierra firme del mar océano (estudio previo de Carlos Seco Serrano), Madrid, Atlas, 1956, pp. 568-569. 119 Sáenz de Miera, 2001, p. 344. 120 La comparativa formal entre la obra de Jamete y las esculturas de Uclés ya fue puesta en relación en Camón Aznar, 1959, p. 502.
121 Mari Luz Rokiski afirmó que Jamete podría haber trabajado en el reforzamiento de los pilares del cimborrio de la catedral de Burgos; véase Rokiski Lázaro, Mari Luz. «Esteban Jamete en Burgos», Archivo Español de Arte, 2, 297, 2002, p. 56. Por su parte, René Jesús Payo y José Matesanz descartan que actuara en esta obra; véase Payo Hernanz y Matesanz del Barrio, 2013, p. 30. 122 Domínguez Bordona, Jesús. Proceso inquisitorial contra el escultor Esteban Jamete, Madrid, Centro de Estudios Históricos, 1933. 123 Hacia 1535 residió en «Medina del Campo e estuvo allí dos o tres meses labrando unas medallas en casa del doctor Beltrán e unas gárgolas e armas e otras cosas de talla, e de allí se fue a Valladolid donde estuvo fasta mes y medio e trabajó en las casas de Cobos a su oficio de entallador». Posteriormente trabajaró en el palacio de Francisco de los Cobos y en el Palacio Real de Valladolid, obra atribuida a Luis de Vega; véase Domínguez Bordona, 1933, p. 24.
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Figura 12 Detalles del llamado «Arco de Jamete» de la catedral de Cuenca.
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por la Península, es digna de ser destacada su participación en el trabajo escultórico de la fachada de los santiaguistas de San Marcos de León, junto con Juan de Juni y otros expertos tallistas, en un proceso de remodelación similar en origen al que afectó a Uclés.124 A ello pueden añadirse las relaciones personales que pudo establecer a lo largo de esos años. Sabemos, por ejemplo, que en 1535 trabajó en el palacio de Francisco de los Cobos en Valladolid, a cargo de Luis de Vega, como también con Andrés de Vandelvira en la sacristía de El Salvador de Úbeda. En 1545 fue llamado para trabajar en las obras de la catedral de Cuenca, cuando Francisco de Luna, suegro de Andrés de Vandelvira, era el maestro mayor de las obras de la sede episcopal. Si tenemos en cuenta la relación estilística de las figuras en relieve del basamento del ábside con las obras del artesonado, podríamos fecharlas alrededor de 1547, llegando la altura del muro a la base de las hornacinas en 1551, fecha en torno a la cual podríamos pensar que fueron realizadas. Por tanto, las posibles fechas de ejecución de la Galería de los Reyes de Israel se situarían en un momento posterior a la colaboración entre Jamete y Luna para la construcción del zaguán de la catedral.125 Sea como fuere, lo cierto es que Jamete no era un desconocido para los santiaguistas de Uclés, ya que hemos podido documentar, como dato inédito, que años más tarde, en 1565, el convento le encargó la labra de un pie de un cirio pascual,126 noticia que nos permite hipotetizar si Jamete era ya un entallador conocido para el convento de Uclés. Esta obra inédita, de la que no tenemos más datos, no deja de ser interesante por tratarse de una de sus últimas realizaciones, ya que falleció el 5 de agosto de 1565.127 Sobre la llegada de Esteban Jamete a Cuenca para trabajar en las obras de la catedral existen diferentes teorías posibles. Él mismo, en su proceso inquisitorial, afirma que había sido llamado a la ciudad de Cuenca, pero no se indica ni por quién ni para qué obra. Mari Luz Rokiski apunta que fue tras ser llamado para la realización de la obra del arco de la antesala al claustro.128 Por su parte, André Turcat ha sugerido toda una serie de relaciones previas entre Jamete y los Hurtado de Mendoza a través de la mujer de Francisco de los Cobos, para quien había trabajado en El Salvador de Úbeda.129 Por otra parte, y como último nexo, cabe recordar que Esteban Jamete y Luis de Vega —maestro mayor de las obras de Uclés a partir de 1549— habrían tenido oportunidad de conocerse en las obras de Medina del Campo. Para finalizar la enumeración de conexiones con los 124 Pérez Chinarro, José María. «Un dibujo para la fachada de San Marcos de León», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, 51 (1985), pp. 494-496 y Martín González, Juan José. Juan de Juni, vida y obra, Madrid, Patronato Nacional de Museos, 1974, pp. 78-88. 125 Del carácter itinerante de Jamete nos habla el hecho de que hacia 1553 se desplazó desde la ciudad de Huete hasta Cañaveras, junto con el pintor optense «Íñiga»; véase Rokiski Lázaro, Mari Luz. Escultores del siglo xvi en Cuenca, Cuenca, Diputación provincial de Cuenca, 2010, pp. 190-193.
126 Entre mayo y agosto de 1565 se pagaron «los veynte y dos myll y quatroçientos y quarenta mrs. quel maeso Francisco Sánchez administrador del hospital de Cuenca dio aver pagado a Xamete entallador vecino de Cuenca para en cuenta y parte de pago de un cirio pasqual que se haze por horden del prior de Uclés y capítulo deste convento como pareció por una carta, cuenta firmada del dicho maeso Sánchez»; AHN, OM, AHT, leg. 18952, fol. 66v. Cuentas tomadas a Pedro Ruiz de Alarcón, administrador de las cuentas del convento de Uclés, 1565. 127 Según el libro de defunciones de la iglesia de San Nicolás de Cuenca; véase Rokiski Lázaro, 1985, p. 169. 128 Rokiski Lázaro, 2010, p. 25. 129 Turcat, André. Etienne Jamet alias Esteban Jamete, sculpteur français de la Renaissance en Espagne condamné par l’Inquisition, Paris, Picard, 1994, pp. 50-51.
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santiaguistas de Uclés, no hemos de olvidar que Esteban Jamete trabajó en la decoración escultórica de la fachada del hospital de San Marcos de León, como sabemos, el otro gran edificio espiritual de referencia para los santiaguistas,130 o que hacia 1553 compartió camino de Huete a Cañaveras con el pintor Íñiga,131 que, como veremos, había participado de la decoración pictórica del sepulcro de Uclés.132
Los dos niveles de galerías subterráneas Bajo la actual fachada oriental existen hasta dos niveles de galerías subterráneas pensadas como lugar de almacenaje, conocidas en la documentación como cantinas. Las obras de la panda este que ahora tratamos se habían iniciado por una zona en la que se encontrarían las torres, los adarves y otros elementos defensivos que protegían el antiguo monasterio y la fortaleza, de tal forma que estos tuvieron que ser desmantelados, en ocasiones reutilizando los materiales para la nueva obra e, incluso, aprovechando estructuras anteriores en los basamentos del nuevo edificio. Bajo la fachada anteriormente descrita y aprovechando que era una zona de desnivel, se habían abierto estos dos niveles de galerías subterráneas superpuestas, un recurso que obedecía a múltiples funciones para el monasterio y la nueva obra. Por un lado, estos subterráneos permitían regularizar el terreno, creando una especie de plataforma sobre la que se levantarían al exterior las nuevas dependencias monacales. Esta zona sufría importantes desniveles en época medieval, tal y como es descrito en las fuentes documentales. Parte de los materiales de derribo de las antiguas estructuras fueron reaprovechados en la zona nueva, tal y como puede verse hoy día en distintos puntos de dichos niveles subterráneos (véase fig. 13). Además, en el nivel -1 de cantinas se conserva un gran muro con su arco apuntado, probablemente perteneciente a alguna estructura defensiva, que indicaría el nivel de superficie de esa zona, en concreto durante la Edad Media. Estas nuevas dependencias subterráneas fueron empleadas por la comunidad tanto en su vertiente espiritual, al comunicar con la cripta bajo la cabecera de la iglesia, como en la más funcional, ya que fue en estos espacios donde se almacenaron las rentas en especie que el convento recibía por el pago de los diezmos del priorato, fundamentalmente en forma de trigo, así como los alimentos necesarios para el abastecimiento de la casa conventual. Puesto que estos lugares no eran accesibles para las personas ajenas a la propia comunidad monástica y no cumplían ningún tipo de función representativa —a excepción de la cripta—, en ambos niveles se optó por la construcción en piedra de mampostería, ladrillo y madera, reservándose el empleo de la piedra de sillería para las ventanas o puertas de acceso a las dependencias. Aunque la distribución de las salas es prácticamente igual en ambos pisos, constructivamente existen diferencias entre los dos niveles subterráneos. El nivel más bajo o -2 tenía probablemente la función de almacenaje de líquidos, por lo que su estructura es la de distintas salas, dispuestas de forma trasversal, cubiertas con bóvedas de cañón, albergando cada una de ellas, en los nichos colocados a sus lados,
130 Martín González, 1974, p. 81 y ss. 131 Domíngez Bordona, 1933, pp. 28-29.
132 AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Cuentas de la sede vacante (1546-1547) anterior al trienio de Francisco de la Flor. Partida de destajos.
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Figura 13 Columna con capitel zoomorfo reaprovechada como material de relleno en el nivel más bajo de los sótanos.
las vasijas y recipientes cerámicos donde se almacenaban aceite, vino y otros líquidos, y que en algunos casos se han conservado (véase fig. 14b). En la sala más septentrional de este nivel se abren dos puertas. La de la izquierda comunica con la cripta o sepulcro y la de la derecha, de medio punto en esviaje, con la interesante escalera de caracol de ojo abierto, hoy cegada, que comunicaba con las dependencias superiores. En el nivel subterráneo superior o -1, el único parcialmente visible en la fachada exterior, nos hallamos ante dependencias de gran altura y divididas trasversalmente por grandes arcos de diafragma de medio punto sobre los cuales se dispone un alfarje de madera. Este tipo de arcos fueron, desde la Edad Media, frecuentemente empleados para cubrir espacios amplios de una forma bastante rápida y efectiva, ya que la misma cimbra podía ser reutilizada en diversas ocasiones. Esta solución fue habitualmente utilizada en edificios civiles destinados a funciones industriales, como atarazanas, ermitas o iglesias de rápida construcción, incluso, en ocasiones, en espacios de representación del poder —Salón del Tinell en Barcelona—. Sobre estos, los techos se corresponden con alfarjes de madera, una de las formas más comunes de cubierta de las dependencias en la zona oriental (véase fig. 14a). La importancia de estos espacios, raramente estudiados, radica en el hecho de que el almacenamiento de trigo suponía, en gran medida, la garantía de la riqueza del monasterio. Entre los privilegios con que contaba se encontraba el de percibir un impuesto o décima sobre los beneficios de toda una serie de encomiendas santiaguistas repartidas por la geografía peninsular. El trigo que producía el propio monasterio y el recogido mediante el cobro de estas décimas era almacenado en estos sótanos, asegurando así su
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Figura 14a y b Arriba, dependencias del nivel -1 de los sótanos de la fachada este: a la izquierda, uno de los pequeños vanos al exterior; a la derecha, uno de los grandes arcos de diafragma con los que se cubre este nivel. Abajo, dependencias del nivel más bajo de los sótanos de la fachada este, con hornacinas donde todavía quedan restos de grandes tinajas.
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sustento y el de sus obras, siendo al parecer aprovechado, en épocas de carestía, como bien de especulación a la hora de percibir el convento mayores ingresos por su venta.133 Hoy en día se accede a estas dependencias mediante una escalera situada en la zona más meridional del ala este, probablemente construida muchos años después, cobijada por una bóveda de arista que podríamos considerar realizada a partir de la segunda mitad de siglo.
La escalera de caracol de ojo abierto o de Mallorca Uno de los elementos que actualmente pasa más desapercibido, por su localización, por estar cegada y por el mal estado de conservación en el que se encuentra, es la escalera de caracol de ojo abierto (véase fig. 15a y b) que durante algunos años del siglo xvi comunicó el nivel subterráneo más profundo y lo que sería la futura iglesia conventual. La escalera quedó ya documentada en mayo de 1538, cuando los visitadores accedieron desde «el trasero donde se hace la iglesia […] por un caracol de cantería muy bueno».134 La de Uclés sigue el modelo de escaleras de ojo abierto de gran complejidad estereotómica. En la zona del obispado de Cuenca no son muy frecuentes, si bien contamos con algunos ejemplos de esta tipología en una zona inaccesible de la propia catedral de la ciudad, en la iglesia de San Blas de Villarrobledo y, en un ejemplo poco logrado que hemos podido documentar, la ermita de la virgen de Trascastrillo, en la población de El Cañavate. Sobre la escalera de Uclés no se ha observado ni estudiado hasta el momento la complejidad de la que se compone, como tampoco el hecho de hablarnos de la formación de aquellos maestros de obra a cuyo cargo estaba la construcción en esta fase de las obras. Se considera que este tipo de escaleras surgieron en el ámbito mediterráneo durante el siglo xv, de la mano de figuras como Guillem Sagrera en Palma y Nápoles o Francesc Baldomar en Valencia; modelo recogido, además, por los diferentes tratados de cantería que aparecieron durante el siglo xvi, como los de Alonso de Vandelvira y Ginés Martínez de Aranda, o colecciones de dibujos como la de Alonso de la Guardia, la atribuida a Juan de Aguirre, etc.135 En Uclés nos encontramos ante un caracol cuya caja de escalera es bastante amplia, lo que tiene como consecuencia lógica unos peldaños monolíticos de considerable tamaño. No debemos olvidar que cumplió una función bastante importante durante los años en los que se utilizó, ya que debía dar acceso, desde la iglesia, a una zona de gran valor simbólico, la futura cripta, pero que además pudo haberse utilizado para bajar a las cantinas, por lo que, para cumplir con ambos cometidos, era necesaria una
133 El trigo causó algunos problemas entre la villa y el monasterio. En 1568, el concejo municipal prohibió que los obreros que trabajaban en la fábrica del monasterio pudieran comprar pan en la villa, alegando que el convento disponía de trigo para alimentarlos, pero este lo reservaba para poder venderlo después más caro; AHN, OM, carp. 339, doc. sin número. Provisión real de Felipe II para que el Concejo de Uclés permitiera la compra de pan para los obreros y peones de la obra del monasterio. Madrid, 6 de mayo de 1568.
134 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 161. En esta descripción llama la atención el hecho de que en ese momento estaban construidos los dos niveles inferiores de sótanos, pero todavía no el espacio de la cripta, cuyos arcos estaban solamente comenzados. 135 Sanjurjo Álvarez, Alberto. «El caracol de Mallorca en los tratados de cantería españoles de la edad moderna», en M. Arenillas, C. Segura et al. (eds.). Actas del Quinto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, Juan de Herrera, SEdHC, CICCP, CEHOPU, 2007, pp. 835-845.
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Figura 15a y b Escalera de caracol de ojo abierto. A la derecha, arco tapiado del tipo «en torre cavada». Figura 16 La antigua cripta o sepulcro en su estado actual.
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escalera amplia y de cierto empaque. La elección de la tipología de ojo abierto contribuyó a estas dos ideas, ya que al eliminar el machón cilíndrico central se podía repartir mejor la luz a lo largo del helicoide, a la vez que permitía una mejor circulación de personas en el caso de transportar objetos.136 De la calidad de su trazado nos habla también un arco cegado situado una decena de peldaños después de iniciar la subida y que se corresponde, de nuevo, con un alarde estereotómico. Hablamos de un «arco en torre cavada», en el que tanto sus sillares como los de los dinteles se adaptan a la circunferencia de la caja de escalera (véase fig. 15b). Abrir un arco en un muro de paramentos curvos es una de las soluciones recogidas en los célebres tratados de cantería de Alonso de Vandelvira y Ginés Martínez de Aranda o en el tratado de fortificación de Cristóbal de Rojas. En el caso que nos ocupa, se trata de un arco compuesto por siete dovelas, número que plantea Vandelvira a diferencia de las cinco propuestas por Martínez de Aranda,137 si bien las dovelas no siguen en su trasdós el sentido del arco, sino que se presentan planas, encajándose de forma recta en la superficie del muro. Por desgracia, al estar cegada la puerta, no podemos observar si este acceso planteaba además algún esviaje, tan común en el monasterio a lo largo de distintas épocas. La pregunta que cabe hacerse ahora es quién fue el autor de la traza de esta escalera. De su fábrica, y dada la variedad de soluciones estereotómicas que encontramos, deducimos que se trata de un maestro de obras versado en el conocimiento del corte de la piedra. A pesar de que la primera referencia segura sobre esta escalera aparece en la descripción de los visitadores de 1538, nos inclinamos a pensar que tuvo que estar concluida en los primeros años de la obra. Hemos de recordar que es precisamente sobre esta escalera, niveles más arriba, donde encontramos la inscripción de la colocación de la primera piedra. Que se empezó la obra por este espacio parecen corroborarlo también los libros de cuentas que daban inicio a los trabajos constructivos entre los años de 1528 y 1529, cuando los peones trabajaban en «abrir una zanja para escalera».138 De confirmarse esta hipótesis, podríamos pensar en dos posibles nombres como autores de la traza. En primer lugar, esta escalera pudo ser diseñada por el propio Enrique Egas, que pudo haber conocido y estudiado ejemplos similares tanto de la mano de su padre como a lo largo de sus continuos viajes por la geografía española. En este sentido, encontramos escaleras de similares características en obras que visitó con frecuencia, como las de la catedral de Salamanca,139 o en otras a su cargo, como las de la catedral de Plasencia.140 En cualquier caso, debemos tener presente que en marzo de 1530 se encontraba en el monasterio Andrés de Vandelvira, aparentemente dando trazas para la obra del monasterio, por lo que también podríamos vincular el diseño de esta escalera con su persona, más aún
136 Palacios Gonzalo, José Carlos. Trazas y cortes de cantería en el Renacimiento español, Madrid, Munilla-Lería, 2003, p. 157.
138 AHN, OM, AHT, leg. 8385, fol. 15. Cuentas del monasterio de Uclés, tomadas sobre el priorato de Pedro García de Almaguer, 1528-1531.
137 Ibidem, pp. 80-87. Sobre las distintas soluciones para el arco en torre cavada en los tratados de cantería, véase Calvo López, José. Cerramientos y trazas de montea de Ginés Martínez de Aranda, tesis doctoral dirigida por E. Rabasa, Universidad Politécnica de Madrid, ETSAMM, vol. II, 1999, pp. 99-109.
139 Chueca Goitia, Fernando. La catedral nueva de Salamanca, historia documental de su construcción, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1951, p. 240. 140 Castro Santamaría, Ana. «Algunas aportaciones sobre la catedral de Plasencia. Siglo xvi», Norba: revista de arte, 14-15 (1994-1995), pp. 287-296.
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si tenemos en cuenta las otras figuras estereotómicas que se dan cita en ella, como el arco en esviaje del acceso y el arco en torre cavada descrito. En caso de no haber sido Vandelvira su autor, al menos el estudio de este ejemplo formaría parte de la formación estereotómica del alcaraceño, ya que, como hemos advertido anteriormente, la de Uclés se corresponde con el tipo de escalera que quedaba fijada por su hijo Alonso en el tratado sobre los cortes de cantería. Por un cambio en el proyecto, probablemente llevado a cabo a partir de la segunda mitad del siglo xvi, esta escalera fue tapiada e inutilizada. A pesar de que el estado de abandono que presenta hoy día es notable, debido al desgaste que la humedad ha provocado en la piedra que compone los escalones, es interesante ver como el tiempo ha mantenido y mantiene todavía hoy prácticamente intacta la perfecta delimitación de los sillares mediante los dibujos en el mortero.
La cripta y el Santo Sepulcro (1538-1551) Uno de los lugares más singulares del convento de Uclés es la parte situada bajo la cabecera del templo de planta centralizada. Aunque profundamente desvirtuada hoy día, tras su rehabilitación, en los años setenta del siglo pasado, como teatro y cine para el seminario diocesano que entonces ocupaba el convento, el enorme espacio cubierto por una gran bóveda de crucería con terceletes y nervios tapados por el yeso nos da idea del valor simbólico y de representación que tuvo este lugar (véase fig. 16). Su función fundamental fue la de recoger los sepulcros de todas aquellas personalidades que hasta entonces habían sido inhumadas en el antiguo convento, tanto en la iglesia como en las distintas capillas del claustro. A partir de entonces, ese sería el lugar destinado a recibir las sepulturas de los miembros más destacados de la comunidad, de tal forma que la nueva iglesia y el claustro quedaron libres de enterramientos de cualquier tipo. No sabemos qué motivó este cambio en la política inhumatoria del convento, pues se trataba de un recurso que había supuesto el ingreso de grandes sumas de dinero durante los siglos precedentes. En cualquier caso, esta tendencia quedó recogida, siglos después, en las constituciones sinodales que regían las normas espirituales del priorato de Uclés.141 Cronológicamente, podemos situar su construcción a la altura de 1538, cuando los visitadores accedieron a este espacio, correspondiente con la cabecera de la iglesia, a través de la escalera de caracol y observaron que se habían comenzado a hacer los arcos de las bóvedas.142 No encontramos ninguna referencia explicita a este lugar como se-
141 «Que en todas nuestras iglesias se asigne sitio y lugar donde solo se entierren los clérigos con separación de los seglares […]: siendo muy conforme a la razón que a los que la Divina Providencia segregó de todos los demás para que fueran en vida distinguidos, haya de señalarse en muerte lugar separado donde tomen sus cadáveres sepultura […] se construya bóveda subterránea, donde sean enterrados todos los cadáveres de sacerdotes y clérigos», véase Constituciones sinodales del priorato de Santiago de Uclés: nullius diócesis; hechas y publicadas en sínodo que se celebró en la yglesia parroquial de Santiago de Santa Cruz, Año de 1741, Murcia, Felipe Díaz Cayuelas, p. 361.
142 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 161, libro de visita del convento de Uclés, 1538.
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pulcro hasta la horquilla que va del año 1546 al 1547, durante la sede vacante anterior a Francisco de la Flor, cuando consta que el convento gastó en la partida de viajes y caminos «cinco reales de un mensagero que fue para traer çiertas cosas para el sepulcro».143 No nos cabe duda de que en ese periodo su fábrica estaba concluida, ya que entonces se pagaron, después de ser tasada, 20 000 mrs. por una pintura que hizo «el pintor Yñiga vezino de Guete en el sepulcro».144 Coincidimos en que este pintor debe corresponderse con Bartolomé de Íñiga —estudiado por Pedro Miguel Ibáñez—,145 el mismo que seguramente acompañaba a Jamete, a principios de los años cincuenta, en un viaje entre Huete y Cañaveras.146 Además de ser concebido para servir como panteón de la comunidad santiaguista y de completarse con numerosos retablos, en este lugar se puso especial empeño en la recreación de un espacio cargado de significados relativos a la muerte y la resurrección. El hecho de ser una cripta bajo tierra y que se optara por una planta centralizada en forma de cruz griega son elementos que nos remiten a una concepción a la manera del Santo Sepulcro de Jerusalén,147 tal y como lo vieron los propios visitadores del monasterio a mediados del siglo xvi. A pesar de lo desvirtuado, podemos apreciar una planta cruciforme con brazos escasamente desarrollados de cruz griega. Las diferentes descripciones de este espacio nos dan idea de lo destacado de su decoración, repleta de altares y retablos, destacando entre todos los objetos que la componían el conocido como «Sepulcro», palabra que se usa indistintamente en la documentación para referirse a la cripta o al grupo escultórico del Santo Entierro que contenía. La primera referencia clara a esta configuración simbólica nos la ofrecen los maestros Diego Martínez y Juan de Praves, en el memorial que realizaron para la orden en abril de 1551, cuando dicen que debajo de la iglesia «están unas capillas en lo perdido en que está retratado el Santo Sepulcro de Cristo con otras historias de la Pasión».148 A pesar de su extensión, consideramos necesario por su interés reproducir el relato de los visitadores de 1554 sobre este lugar: Primeramente bajaron por una escalera de caracol que está junto al testero de la capilla principal que de nuevo se hace el qual es de sillería de piedra con un pasamano con sus molduras bien labrado y por el dicho caracol bajaron a unas bóvedas que están repartidas en lo bajo de los quartos que toman todo el largo del dicho quarto y entre las otras bóvedas y una pieça grande de bóbeda de sillería muy buena que dizen el sepulcro. Ay alrededor de la dicha pieça por
143 AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Cuentas de la sede vacante (1546-1547) anterior al trienio de Francisco de la Flor. Partida de Viajes y caminos. 144 Ibidem. Partida de destajos. 145 Ibáñez Martínez, Pedro Miguel. La pintura conquense del siglo xvi. Vol. II. El Renacimiento Pleno, Cuenca, Diputación de Cuenca, 1994, p. 313 y Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009, p. 175. 146 Ante el tribunal de la Inquisición, el 26 de abril de 1557, Jamete declaró que «puede aver quatro o cinco años poco más o menos que yendo este declarante camyno con Iñiga pintor vecino de Huepte e otro pintor de Huepte que no se acuerda de su nombre, que yvan de Huepte para Cañaveras»; véase Dominguez Bordona, 1933, pp. 28-29.
147 Sobre las reproducciones anacrónicas de los santos lugares véanse, entre otros, Krautheimer, Richard. Introducción a una iconografía de la arquitectura medieval, Vitoria, Sans Soleil Ediciones, 2018 y Ramírez, Juan Antonio. Cinco lecciones sobre arquitectura y utopía, Málaga, Universidad de Málaga, Departamento de Historia del Arte, Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Oriental, 1981. 148 AHN, OM, AHT, leg. 11698; véase doc. 7 en anexo.
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de dentro unas rejas de madera teñidas de un matiz de color del hierro, a la qual se entra por una puerta que esta fuera del dicho convento debajo de la portería principal dél porque la otra por donde entraron los visitadores pasados está cerrada y deciende a la dicha pieza por una escalera de piedra y luego a la mano yzquierda está un altar dentro de la dicha reja con un frontal de guadamecí y sábana bien conpuesto. Encima de dicho altar en la pared de la dicha pieza está pintada una historia del decendimiento de la cruz e a la parte de la hepístola estaba una imagen de Nuestro Señor de bulto junto a la coluna metidos en un tabernáculo de madera dorado e pintado por de dentro el qual tabernáculo se hiço después de la visita pasada acá y esta cubierto con una cortina de lienzo pintada en ella un crucifijo y Nuestra Señora y San Juan y junto a él esta una coluna grande de piedra matiçada y en medio del dicho altar está una cruz grande de madera con las insignias de la Pasión y en este dicho altar parece que se dize misa todos los viernes del año. Sepulcro: a la mano derecha de la dicha puerta por donde se entra a la dicha pieça está un sepulcro hecho que dicen que es a la manera e forma del de Jerusalén, debajo de una bóveda, al qual suben por una escalera. Ay en la dicha bóveda en un bulto alto una imagen de Nuestro Redentor Señor Jesucristo e dos imágenes de bulto de Nicodemus e Joseph Arimatea, uno a la cabeza e el otro a los pies de nuestro Señor e ay una ymagen de Nuestra Señora e de San Juan e de la Madalena e María Jacobi e Salomé, todas de bulto de piedra con sus matices. Esta muy bien obrado e deboto. Tiene sus puertas el dicho sepulcro con sus llaves e cerradura a los cuales en los lados della a una parte e de otra están dos figuras de hombres armados con sus estremos, que pareze que guardan el dicho sepulcro. Y encima de la dicha bóveda donde está el sepulcro esta hecho un corredor alto al cual se suben dos escaleras de madera del color de las dichas rejas. Puédese andar alrededor del dicho sepulcro y tiene tres estaciones. Pasado el dicho sepulcro a la mano derecha frontero del altar susodicho está pintado el Descendimiento de la cruz esta otra reja e dentro della están tres altares y e cada uno de ellos una cruz de madera grande poblados de calabernas así el palo dél como los brazos, y la cruz del medio es la mayor. Otro altar de nuestra Señora del Pilar y una columna y encima la imagen del Pilar y Santiago de bulto salen hacia la villa al huerto que esta cerrado por la portería.149
Por la descripción que hacen, parece que mediante algún tipo de estructura se recreó dentro de la cripta una representación a pequeña escala de la idea del Santo Sepulcro de Jerusalén, incluyendo diversos personajes que tomaron parte en la escena mediante esculturas de bulto redondo, hoy parcialmente conservados (véase fig. 17). Nos encontraríamos pues, bajo la cabecera de la iglesia, ante un cuidado simulacro tridimensional del Santo Entierro de Cristo. La representación de este pasaje narrado por los evangelios canónicos y apócrifos como el de Nicodemo o en las Meditaciones del Pseudo San Buenaventura es relativamente frecuente en escultura. Especialmente relevante es el éxito que tuvo en el norte de Francia y en los Países Bajos, donde ejemplos como los de Notre-Dame de Poissy, Jean-Baptiste de Chaource o San Miguel y Santa Gúdula en Bruselas parecen estar en
149 AHN, OM, L. 1086c, fol. 15r. Azcárate y Rokiski reprodujeron solo de forma parcial esta descripción, por lo que hemos optado por su revisión y nueva transcripción; véanse Azcárate Ristori, 1959, p. 146 y Rokiski Lázaro, 1988a, p. 290. Margarita Estella, aunque afirma que no se conservan restos de este sepulcro, hace referencia a este mismo documento recogido por Azcárate y señala la
posible vinculación, por su origen, con el maestro Jacobo que aparecía reseñado en la documentación de las deudas contraídas por el convento en 1538; véase Estella Marcos, Margarita. «Apuntes para los Entierros del siglo xvi», Príncipe de Viana. Anejo, 11 (1988), pp. 109-128.
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Figura 17 Grupo escultórico del Santo Entierro, en su estado actual, en la iglesia de Santiago de Uclés.
claro diálogo con el caso que nosotros estudiamos. Si bien en España no es un modelo escultórico tan usual, podemos encontrar algunos casos notables, siendo el más conocido el procedente del monasterio de San Jerónimo de Granada, realizado en madera y atribuido a Jacopo Florentino (1520-1525). Ejemplos reseñables son también el de la catedral de Tarragona o el realizado por Copin de Holanda para la catedral de Toledo en 1514. En la misma línea y en fechas muy próximas, João de Ruão abordó este mismo tema para el convento de Santa Cruz de Coimbra (1535-1540). Algo más tardío es el que encontramos en la iglesia del monasterio benedictino de Poblet (ca. 1580), sede de los sepulcros de los reyes de la Corona de Aragón.150 A los pies del templo, y cobijados mediante un arco acasetonado a la clásica, se repite el tema del entierro de Cristo, con unas figuras en alabastro parangonables al ejemplo ucleseño. La recreación en Uclés del Santo Sepulcro, además de los elementos escultóricos insertos en una «microarquitectura»,151 incluía una suerte de vía dolorosa o viacrucis que podría tener su origen en el exterior del templo, junto a la cabecera, en un pequeño huerto
150 Altisent, Agustín. «Notes de cultura i art de Poblet: s. xii-xvii», II Col·loqui d’història del monaquisme català, vol. II, Poblet, Archivo Bibliográfico de Santes Creus, 1974, pp. 133-212 y Ortí Iglesias, Montserrat. «El alabrastro en la Edad Media y la Edad Moderna. El caso de Sarral (Tarragona)», De re metallica, 5 (2005), p. 50.
151 Quizá un tipo de concepción similar al ejemplo del templete del Santo Sepulcro de Alberti de 1467, en la iglesia de San Pancracio de Florencia, o del Santo Sepulcro de Görlitz, en el que se reproduce arquitectónicamente el dibujo realizado del Santo Sepulcro de Jerusalén por Bernhard von Breydenbach en 1483; véanse Kroesen, Justin E. A. The sepulchrum Domini though the ages: its forms and Function, Leuven, Peeters Publishers, 2000, p. 119 y Wood, Christopher S. Forgery, replica, fiction. Temporalities of German Renaissance Art, Chicago, The University of Chicago Press, 2008, pp. 48-53.
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que tenían los conventuales, al cual llamaban Huerto de Getsemaní,152 y que finalizaría, quizá, tras recorrer distintos puntos del templo santiaguista —entonces todavía en construcción—, en el interior del espacio del sepulcro. Todos estos elementos contribuyeron al desarrollo de un cuidado ceremonial relativo a la pasión, tal y como otras fuentes documentales años después han manifiestado.153 Cabe recordar que, en 1517, la ciudad de Jerusalén había caído en manos de los otomanos, algo que complicaba el viaje de los peregrinos hasta Tierra Santa. Sin embargo, las vivencias de estos viajeros, reproducidas en libros impresos, estimularon la imaginación de los fieles cristianos sobre esos lugares lejanos y peligrosos. A comienzos del siglo xvi, los libros de viajeros cristianos que describían la Ciudad Santa cobraron gran importancia en la literatura de la época, muchos de ellos recreando descripciones más o menos precisas de los lugares bíblicos visitados y que, en ocasiones, venían acompañados con dibujos.154 Quizá estas fuentes escritas fueron el germen por el que se decidiera transportar en forma de simulacro a tamaño real el Santo Entierro de Cristo. En este sentido, hemos revisado los libros que poseía la biblioteca del convento en 1538 y ha llamado nuestra atención el enigmático «De Santa Santorum Viaorun, de papel, en molde»,155 que quizá pudiera corresponderse con uno de los libros de viajeros en los que se describían los santos lugares de Jerusalén. Sea como fuere, confluyen en este espacio dos tipos de ideas. Por un lado, se enclava dentro de la corriente de representación de la pasión de Cristo que vemos ejemplarizada en el norte de Italia con los sacromonti, y en la península ibérica con ejemplos como los de Fadrique Enríquez de Ribera en Sevilla o el Scala Coeli de Álvaro de Córdoba en Torre de Berlanga.156 Por otro, se enfatiza en un momento concreto, que es posterior a la pasión y que tiene un marcado carácter funerario, el entierro de Cristo, con una concepción similar al ejemplo de la capilla del Santo Sepulcro del panteón ducal de la Colegiata de Osuna —a partir de 1545—. Se incide pues, en el capítulo funerario y, especialmente, en la recreación de una réplica del Santo Sepulcro de Jerusalén. No pasa inadvertido que no se trata aquí de una réplica exacta del sepulcro de Cristo, en el que, como es bien sabido, no existían ni existen esculturas de bulto redondo que representen la escena, ya que precisamente lo que se muestra allí es la tumba vacía de Jesús. En Uclés, los fieles que visitaran ese espacio, podían no solo trasportarse hasta las lejanas tierras de Jerusalén, sino además visualizar y ser partícipes del entierro del Salvador, lo que supondría una serie de prácticas visuales de insólita intensidad.
152 La existencia de este huerto fue dada a conocer por Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009, p. 175. La recreación historicista de pasajes como el del huerto de Getsemaní puede encontrarse en ejemplos alemanes del Tirol y Nuremberg realizados en el primer cuarto del siglo xvi; véase Kroesen, 2000, p. 117. 153 En las Relaciones de pueblos del Obispado de Cuenca, realizadas en 1575 por orden de Felipe II, el diez de diciembre de ese año, a la pregunta 51, sobre «Las reliquias notables que en las dichas iglesias y pueblos uviere, y las hermitas señaladas y devocionarios de su jurisdicción y los milagros que en él se uvieren hecho», se dice que «en el convento hacia la villa hay un sepulcro de mucha devoción, y está debaxo de tierra. Dicen que está a modo de cámara. Es una estación riquísima y muy devota»; transcrito en Zarco-Bacas y Cuevas y Pérez Ramírez, 1983, p. 541.
154 Una visión general actualizada en Lama de la Cruz, Víctor de (sel.). Urbs Beata Hierusalem: los viajes a Tierra Santa en los siglos xvi y xvii, Madrid, Biblioteca Nacional de España, 2017. 155 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 153, libro de visita al convento de Uclés, 1538. 156 Beaver, Adam G. «From Jerusalem to Toledo: Replica, landscape and the nation in Renaissance Iberia», Past & Present, 218 (2013), p. 61.
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Tal y como indican las fuentes documentales, las esculturas de este entierro de Cristo eran de tamaño natural, a pesar de que hoy en día las del grupo central se encuentren fatalmente segmentadas y hayan desaparecido los soldados guardianes del sepulcro a los que aludía el texto anteriormente reproducido. No obstante, todavía puede apreciarse la notable calidad de la escultura de algunas de ellas, especialmente de las figuras de Nicodemo y San Juan de Arimatea, que nos hablarían de un entallador de primer orden (véase fig. 17).157 Creemos que este grupo escultórico pudo tener gran trascendencia dentro del ámbito religioso cercano a Uclés. De esta forma, encontramos un grupo prácticamente idéntico, a menor escala, en la capilla de la Anunciación de la Colegiata de Belmonte, de hacia 1570. También sabemos que el prior Arias Berenguillo ordenó realizar algún tipo de grupo escultórico similar en una capilla de la parroquial santiaguista de Pedro Muñoz hacia 1685.158 A lo largo de este trabajo hemos podido localizar unas imágenes de las esculturas correspondientes al primer tercio del siglo xx. Las fotografías fueron realizadas por el historiador George Weise durante sus frecuentes expediciones por el territorio español entre los años de 1924 y 1933. Estas imágenes, conservadas hoy en el Bildarchiv Foto Marburg,159 son fruto de la campaña que realizó con sus alumnos en Castilla la Nueva, dado su interés por la escultura castellana, sin embargo, no fueron incluidas en su obra Spanische Plastik aus sieben Jahrhunderten (1925). Si las observamos (véase fig. 18a y b), vemos que, a pesar de estar considerablemente deterioradas, todavía presentaban entonces la policromía con la que posiblemente fueron recubiertas en origen, en aras de una verosimilitud mayor del espacio tridimensional. Llama la atención que Weise no tomase ninguna imagen de conjunto, sino que hizo una especie de barrido, fragmentándolas. Este hecho podría ser indicativo de que realmente todavía se encontraban en el pequeño habitáculo que describen las fuentes documentales, de unas dimensiones que imposibilitaban la total reproducción desde cierta distancia. Además se aprecian, en la parte posterior del sepulcro, apoyadas en un muro, dos escaleras a ambos lados de lo que podría ser el leño central de la cruz, uniéndose así el episodio del descendimiento y el del entierro de Jesús.
La sacristía, el tesoro y el relicario Como hemos visto, el ritmo de las obras en los primeros años debió de ser muy alto, así, si bien en la visita de 1538 estaban realizándose trabajos en la sacristía,160 la relación que sobre el avance de las labores en el siglo xvi emite el prior Francisco Sánchez siglos 157 Como decíamos, el modelo de este tipo de sepulcros en piedra no era nada habitual en la Castilla de la época, al menos en cuanto a las proporciones y la talla en piedra, y parece estar más vinculado con modelos de los Países Bajos y el norte de Francia. Escultores norteños, como puede ser el caso de Jamete, originario de Orleans, podrían haber sido conocedores de estos modelos antes de su llegada a la Península. 158 Martínez Falero, Domingo Joseph. Historia de Pedro Muñoz, que es una del priorato de Santiago de Uclés, Madrid, Imprenta de don Manuel Marín, 1781, pp. 82-83 y Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 404.
159 Disponible en línea: https://www.bildindex.de/document/ obj20766639?part=0&medium=sp00228g12 [consulta: 28-05-2021]; los números de catálogo: 322.189, 322.190 y 322.191. 160 «Entraron en un çaguán que entra en la sacristía, que nuevamente se haze, más adelante está la sacristía con un arco de cantería muy bien labrado, que parte otra pieça que a de ser tesoro, y, a el cabo de la pieça que a de ser tesoro, ay otra pieça pequeña que a de ser relicario»; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 161, visita convento de Uclés, 1538.
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Figura 18a y b Fotografías de principios del siglo xx del grupo escultórico del Santo Entierro custodiadas en el archivo fotográfico de Marbug. Bildarchiv Foto Marburg, n.os de catálogo 322.189, 322.190 y 322.191.
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después, en 1711, muestra que en 1539 se habían concluido las cantinas, la sacristía y el lienzo de la fachada este hasta el primer piso.161 Si fechamos las dos bóvedas en torno al año de 1538, e incluso 1539, no cabe duda de que la obra de la sacristía se hizo bajo la maestría de Francisco de Luna. El espacio está compuesto por una nave longitudinal con dos bóvedas idénticas, mientras que la tercera, en perpendicular y separada mediante un gran arco de cantería, se corresponde con la llamada zona del tesoro y fue construida algunos años después que las dos primeras. Las dos bóvedas de la sacristía se corresponden con una tipología bastante excepcional, no solo por las dificultades técnicas que implicaban el rebajado y la disposición de los terceletes, sino por los relativamente escasos ejemplos similares que se han conservado. La historiografía únicamente ha asociado este tipo de bóveda al maestro Pedro de Alviz,162 en iglesias como la de Priego (1531) y la de Garcinarro (ca. 1545). Aunque los tres ejemplos coinciden en su dibujo, las de Uclés son bastante más rebajadas que los ejemplos de Alviz. La cuestión sobre la autoría de las de Uclés no es baladí, ya que la unicidad de la traza de estas bóvedas, que se levantaron en unos años relativamente concretos, ha llevado a permitir su atribución a la mano de Pedro de Alviz, como puede observarse en el manuscrito 12686 de la Biblioteca Nacional, en la que se representa el diseño de unas bóvedas prácticamente idénticas,163 siendo hoy una teoría que, si bien aún plantea algunas dudas por la falta de documentación, ha sido aceptada en líneas generales por los historiadores.164 Es bien sabido que, en febrero de 1543, Francisco de Luna fue requerido para tasar las bóvedas que Pedro de Alviz había realizado en la iglesia de Priego,165 con objeto de poner fin a las desavenencias de este último con la iglesia respecto a los pagos que se habían realizado desde 1542. Por aquel entonces, Francisco de Luna era un maestro de confianza para el cabildo de Cuenca, por lo que su elección como tasador no debe sorprendernos,
161 «Porque en la demarcación de la casa que se hizo en la visita general del año 1539 se be que estaban ya hechas las cantinas, sachristía y el lienzo o fachada que dize asta el primer piso, y que la obra se hazía y proseguía a costa del convento consta de las quentas de dicha visita y como a el presente se registra el primer piso es aún más de la mitad de la dicha fachada.» En 1711, un caballero de la orden presentó una queja sobre el trato que había recibido en el convento de Uclés durante el tiempo que residió en él para hacer profesión. En su escrito, alegaba que la mayoría de las obras del convento no se han realizado debido a la mala gestión económica del monasterio. El prior de Uclés respondió aclarando en qué se había gastado el dinero del convento destinado a las obras. Es interesante destacar el hecho de que, para realizar este informe, el prior se sirvió de los libros de visita, de los libros de cuentas y de los libros del Capítulo, citando fechas y folios exactos, la mayoría de los cuales no han llegado hasta nosotros. Real Academia de la Historia (RAH), respuesta sobre los datos que hay en el archivo de la construcción en época de Felipe II, fol. 108 (doc. 29 en anexo). 162 Fue un destacado maestro de cantería del ámbito conquese de la primera mitad del siglo xvi. Sobre su vida y obra, véase Rokiski Lázaro, 1985, pp. 96-115.
163 Gómez Martínez, José. El gótico español de la Edad moderna. Bóvedas de crucería, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1998, pp. 31-32. 164 García Baño, Ricardo y Calvo López, José. «Los recursos gráficos en el manuscrito de cantería atribuido a Pedro de Albiz (BNE MS. 12686)», en F. Hidalgo, F. Delgado y C. López (coords.), XI Congreso internacional de expresión gráfica aplicada a la edificación, Valencia, Universitat Politécnica de València, 2012, pp. 157-165. Estos autores, aunque detectan una vinculación con el tratado de Vandelvira, opinan que, por el uso del vocabulario o la menor destreza en el empleo de recursos gráficos, así como por la ausencia de piezas significativas, como puedan ser las escaleras o las bóvedas esféricas, el autor desconocía la obra, por lo que se inclinan por considerarlo anterior al de Vandelvira. 165 Rokiski Lázaro, Mari Luz. «La cabecera de la iglesia de Priego (Cuenca). Dibujos y tasación», Cuenca, 17, 1980, pp. 27-34. En esta tasación, Francisco de Luna aludió, a la hora de valorar las obras, al tratado de Diego de Sagredo, el cual sin duda manejaba.
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si bien, en este caso concreto, nos planteamos si su presencia no se debió, además, al conocimiento previo de este tipo de soluciones en el propio monasterio de Uclés. De ser así, es posible que se pensara en él porque podía valorar con precisión el costo de una bóveda de tales características. La tasación que realizó Luna fue acompañada de dos dibujos de una minuciosidad extraordinaria, que, a juzgar por recientes investigaciones, no pertenecerían a su mano, sino a una muestra dada por el propio Pedro de Alviz con anterioridad a las obras (véase fig. 19).166 A todo lo anteriormente expuesto hemos de añadir que durante la elaboración de este trabajo hemos podido constatar que esta tipología de bóveda no es exclusiva de los tres ejemplos anteriormente mencionados y en los que se han centrado hasta ahora la mayoría de los estudios.167 Podemos añadir, asimismo, las bóvedas de la cabecera de Villar del Maestre, de la que apenas tenemos más datos,168 y las que encontramos en la iglesia parroquial de Pareja, en la actual provincia de Guadalajara, en este caso sí vinculadas a Pedro de Alviz, concretamente en lo que respecta al coro y a la sacristía.169 Además, en el ámbito del priorato de Uclés, podemos encontrar otros ejemplos tipológicamente cercanos en el coro de la iglesia parroquial de Mota del Cuervo, en su categoría cuadrada (véase fig. 20), así como en la parroquial de Carrascosa del Campo, que si bien pertenece a la diócesis de Cuenca, se encuentra a escasos 15 kilómetros de distancia de la sede santiaguista. En este último caso, se trata de la bóveda que cubre el pórtico de acceso a la iglesia por su lado sur, la cual se corresponde con lo que sería una modificación del modelo perlongado de la bóveda que puede verse en el manuscrito de la Biblioteca Nacional o en la nave lateral de Garcinarro y que es más pequeña y simplificada de acuerdo con el lugar en el que se encuentra. Sobre Mota del Cuervo o Carrascosa del Campo son todavía insuficientes los datos que tenemos sobre las distintas fases de las obras o sus autorías, aunque podríamos, de nuevo, situar estas formas de cubierta en unos años que no rebasarían la mitad del siglo xvi. En el caso de Mota del Cuervo, por los visitadores de la orden sabemos que en julio de 1538 se estaba haciendo la actual iglesia de tres naves sobre arcos de cantería y se especificaba que «están hechas en la capilla prinçipal e otras dos capillas a los lados e tres capillas a la larga de cantería, y entiéndese todavía en la obra dellas».170 Al tratarse de una iglesia de tres tramos, entendemos que a la altura de ese año estaba concluida la zona de la cabecera
166 Alonso Rodríguez, Miguel Ángel; López Mozo, Ana y Rabasa Díaz, Enrique. «Trazados y ejecución de las bóvedas de la cabecera de la iglesia de Priego (Cuenca)» en Santiago Huerta e Ignacio Javier Gil (coords.), Actas del Úndécimo Congreso Nacional de Historia de la Construcción, vol. I, 2019, pp. 39-48. 167 Durante la realización de su tesis doctoral, Ricardo García Baño ha publicado un estudio sobre este tipo de bóvedas, llegando, en la mayoría de los casos, a conclusiones similares a las nuestras; véase García Baño, Ricardo. «Un modelo de bóveda tardogótica con terceletes combados. Las conexiones entre los ámbitos riojanos y conquense», Actas del Noveno Congreso Nacional y Primer Congreso Internacional Hispanoamericano de Historia de la Construcción, vol. II, Madrid, Instituto Juan de Herrera, Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, 2015, pp. 681-690. El autor estudia las bóvedas en relación con el manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid, mientras que nosotros nos centraremos
en establecer las relaciones de estas bóvedas con la fábrica de Uclés. En cualquier caso, son interesantes los ejemplos similares que García Baño encuentra en el norte peninsular, a los que queremos sumar las bóvedas, poco estudiadas y de la misma tipología, que se encuentran en las naves laterales, junto a la cabecera de la iglesia de San Lesmes de Burgos. 168 Mari Luz Rokiski la sitúa en la primera mitad del siglo xvi; véase Rokiski Lázaro, 1985, p. 319. 169 Ibidem, pp. 100-101. Aunque no consta documentalmente el trabajo de Alviz en estas bóvedas, Rokiski Lázaro considera probable su participación, ya que fué él quien en 1532 dibujó la de la capilla del chantre García de Villarreal en esta iglesia. 170 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 233.
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Figura 19 A la izquierda, una de las bóvedas de la sacristía de Uclés. A la derecha, dibujo adjunto en la tasación que Francisco de Luna hizo de la obra de Pedro de Alviz en Priego. AHDC, C. E., 729. Figura 20 Bóveda del coro de la iglesia parroquial de Mota del Cuervo. Figura 21 De izquierda a derecha: bóveda de la nave lateral de la iglesia de Mota del Cuervo; BNE, Ms. 12.686; y bóveda de la nave lateral de la iglesia de Villarrobledo.
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y todavía se estaban realizando las bóvedas del resto del cuerpo central, entre las que podríamos incluir la ya mencionada sobre el coro. En planta, el modelo de la bóveda que tratamos se da en dos variantes: cuadrado en el lado de la epístola y perlongado en el tramo que se corresponde con la nave central. Lo que sabemos sobre el proceso constructivo de este templo es que en 1538 se efectuó un pago de 15 968 mrs. a los herederos de maese Pedro —en ningún caso podría ser Pedro de Alviz, que vivió hasta 1545—.171 Creemos poder afirmar que se trata de Pedro de Chavarría, el mismo maese Pedro que desde 1526 había tenido a su cargo las obras de San Juan de Albacete y que había fallecido a finales de 1537,172 máxime si comparamos las basas de los pilares portantes de ambos ejemplos, fuertemente dependientes de modelos tardogóticos. Las bóvedas que nos interesan serían construidas, según nuestro parecer, a partir de la citada fecha de 1538, con las obras en manos de otro maestro que todavía hoy no conocemos, pero muy probablemente perteneciente a la órbita del omnipresente Luna. Estas derivaciones sobre el modelo prototípico nos llevarían a otros edificios como San Blas de Villarrobledo, en la actual provincia de Albacete, donde tanto en la nave central como en las laterales creemos que resuenan, de nuevo, los ecos de lo que parece ser una tipología similar, especialmente en las naves laterales, cubiertas con una bóveda muy semejante al modelo perlongado que aparece en el manuscrito de la Biblioteca Nacional (véase fig. 21) y las bóvedas laterales de Garcinarro. Antes de cerrar el capítulo dedicado a estas bóvedas, y para concluir, cabe llamar la atención sobre un hecho que consideramos importante, y es que este tipo de bóveda no es exclusivo del ámbito conquense. El precedente lo encontramos en las de Santa María la Redonda, en Logroño, de mano de los maestros canteros Martín Ruiz de Alviz y San Juan de Arteaga, entre mayo de 1523 y 1529, año en el que murieron, habiendo dejado hecha la mayor parte de la iglesia.173 De hecho, el modelo expuesto tuvo su propia trascendencia en el ámbito riojano, encontrándose en el claustro de San Millán de la Cogolla —obra realizada a partir de 1549—174 o en la iglesia de San Andrés de Anguiano —ca. 1546, probablemente de Juan Pérez de Solarte—.175 Desde nuestro punto de vista, es muy probable que este Martín Ruiz de Alviz, vecino de Guernica, fuera familiar de los hermanos Juan y Pedro de Alviz, que una vez instalados en Cuenca, a partir de 1524, se dedicaron a difundir el modelo en muchas de sus creaciones.176
171 Rokiski Lázaro, 1985, p. 287. Discrepamos en este punto con García Baño, que considera posible que ese maese Pedro pudiera ser Pedro de Alviz; véase García Baño, 2015, p. 686. 172 Pereda Hernández, Miguel Juan. «La Iglesia de Santa María de La Asunción: quinientos años de historia», en L. G. García-Saúco, A. Santamaría y J. Sánchez, Arquitectura de la provincia de Albacete. Estudio histórico-artístico, Toledo, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 1999, p. 197 y Pretel Marín, Aurelio. Arquitectura y sociedad en el Renacimiento: Documentos inéditos sobre la construcción y ruina de la iglesia de san Juan de Albacete (1515-1545), Albacete, Colegio oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha, Ateneo albacetense, 2015, pp. 13-18. 173 Barrón García, Aurelio. «Martín Ruiz de Álbiz y San Juan de Arteaga, arquitectos de la catedral de Santa María la Redonda en Logroño (1523-1529)», Goya, 353 (2015), p. 273.
174 Juan Pérez de Solarte contrató en 1549 la obra del claustro, diseñada por Juan de Vallejo. Sin embargo, el proyecto de Vallejo al parecer preveía un tipo de bóveda de cinco claves, mientas que Solarte mejoró el modelo, tal y como lo expresaba Juan de Rasines durante la tasación que hizo de la obra. Véase Barrón García, Aurelio. «Proceso constructivo del claustro de San Millán de la Cogolla por Juan Pérez de Solarte», Brocar, 38 (2014), p. 130. 175 Arrúe Ugarte, María Begoña. «El sistema “hallenkirchen” en La Rioja: de los modelos conservados al singular ejemplo de San Millán de la Cogolla», en María del Carmen Lacarra Ducay (coord.), Arquitectura religiosa del siglo xvi en España y Ultramar, Zaragoza, Diputación de Zaragoza, 2004, p. 124. 176 La vinculación familiar entre estos personajes aparece en Barrón García, 2015, p. 287.
Zonas y dependencias del monasterio de Uclés: usos materiales y simbólicos 125
Con todo lo ya expuesto, si volvemos a Uclés y comparamos sus bóvedas con el corpus de ejemplos anteriormente descritos, la de la sacristía de Luna asimila claramente el modelo de los Alviz, pero difiere de todos los anteriores ejemplos en dos aspectos. El primero, que la bóveda de Uclés dispone de unos pequeños nervios combados adicionales desde la clave secundaria, situada en el encuentro de los terceletes y los lazos ovoides, hasta los arcos perimetrales.177 Esta solución no aparece en los anteriores ejemplos aludidos, pero sí en las bóvedas de la parroquial de Villarrobledo, que consideramos una especie de derivación del modelo, así como en la bóveda del presbiterio de la iglesia de San Gil de Motilla del Palancar, atribuibles ambas al maestro de cantería Ochoa de Gana y realizadas hacia 1537-1538.178 El otro aspecto reseñable es que las bóvedas de Mota del Cuervo, Villarrobledo y Uclés coinciden en tener la plementería encalada, lo que no permite ver, como en el caso de los ejemplos de Alviz, si estaba realizada con piedra o ladrillo. Al no disponer de estudios técnicos, solamente podemos indicar que en el memorial de las obras de Uclés de 1551, en el que se indica que se estaba construyendo la tercera bóveda, correspondiente con el tesoro, se decía que estaba preparado el ladrillo para el casco de esta capilla, lo que haría alusión al empleo de este material en la plementería de la bóveda.179 Por último, la gran diferencia que plantean los ejemplos conocidos y atribuidos a los Alviz con la sacristía de Uclés es la cuidada concepción de la estancia en su totalidad. En Uclés nos encontramos ante una heterodoxa combinación de elementos «al romano» que invaden muros y arcos, en la que tienen cabida, por ejemplo, dobles molduras con forma de cornisa de diferente diseño. Estas, a su vez, son interrumpidas por los potentes enjarjes de la bóveda, con ménsulas decoradas, de un tratamiento exquisito, en las que se hace un uso fantástico de diversos recursos, como las maclas o los elementos vegetales (véanse figs. 22 a 24 y 1, inicio de capítulo). Sea como fuere, lo que parece claro es que nos encontramos ante un panorama constructivo en el que maestros hábiles en el dominio de los saberes estereotómicos se relacionaron entre sí en un ambiente en el que las formas y las ideas se trasmitían, ya mediante la coexistencia laboral, ya mediante el aprendizaje a través de la observación y la reproducción. No cabe duda de que Pedro de Alviz y Francisco de Luna se conocían en lo personal y en lo profesional. Que tengamos constancia, sabemos que habían coincidido en obras como la capilla del chantre de la catedral y, muy posiblemente, en las de Villaescusa de Haro. Luna tasó además, en 1538, las obras de los hermanos Alviz en el convento de San Pablo de Cuenca180 y, como hemos tenido oportunidad de ver
177 Observado también por García Baño, 2015, p. 683. 178 Zamora González, Julián; Moreno Rodríguez, Socorro y Díaz Castillejo, Ángel. La iglesia parroquial de San Gil Abad. Motilla del Palancar, Cuenca, Parroquia de Motilla del Palancar, Cuenca, 2006, p. 32. 179 «Están tres capillas para tesoro e vistuario de la dicha yglesia y allende destas está otra capilla para relicario de las quales tres y este relicario quando la tasaçyón estavan acabadas las dos y el relicario y la tercera estava començada en que avía jarxas, clavos y mucha de la trazería e cimbrias andamios todo a punto y mandaron que viendo después la destruçión que avía sobre madera de andamios hechos y de
cimbrias e de la piedra labrada e de ladrillo para el caxco, se mandó proceder en ella e acavarla para escusar el perderse los materiales», AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Memoria del estado de las obras del monasterio en 1551 incluida dentro de la visita a las cuentas del trienio de Francisco de la Flor (1547-1549); véase doc. 7 en anexo. 180 Llaguno Almirola, Eugenio. Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración por Eugenio Llaguno y Amirola; ilustradas y acrecentadas con notas, adiciones y documentos por Juan Agustín Ceán-Bermudez, vol. I, Madrid, Imprenta Real, 1829, p. 166.
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Figura 22 Detalle de un enjarje de la sacristía del monasterio de Uclés. Figura 23 Bóveda del tesoro y arco de acceso al mismo desde la sacristía.
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Figura 24 Detalle del capitel del arco que separa la sacristía del tesoro.
anteriormente, ambos, junto con Antonio Flores, eran especialmente valorados por los santiaguistas a la hora de realizar las tareas proyectadas en la fortaleza de Uclés en 1545. Más allá de las mencionadas bóvedas de la sacristía, hacia 1551 se concluyó la tercera bóveda del tesoro, con un trazado, como ya hemos señalado, ligeramente distinto al de las anteriores, en este caso siguiendo el mismo diseño que la bóveda del crucero del Hospital Real de Granada.181 La diferente traza quizá vino determinada por la salida de Luna de la fábrica de Uclés, siendo sustituido por Luis de Vega en la década de los cuarenta. En los muros se labraron hornacinas, seguramente para colocar objetos preciosos del tesoro, estando perfectamente concluida esta estancia en 1554, con la vidriera de la ventana representando una batalla de Santiago apóstol.182 Por lo que respecta a la decoración de estas estancias, es llamativa la explosión ornamental de sus muros, a partir de los motivos procedentes de repertorios romanos que pueblan el gran arco que separa la sacristía y el tesoro, así como dos grandes hornacinas huecas bajo las ventanas, en cuyo interior vemos cómo se reproducen esquemas compositivos
181 Según el gasto de 109 542 mrs. de los peones que trabajaban en diversas obras del convento, entre las cuales estaba la de «la capilla nueva de la sacristía», que entendemos se refiere a la del tesoro, para la cual ese mismo año se adquirieron «çinco vedrieras de color que se compraron para la sala grande y para la capilla del tesoro nuevo». Cuentas del trienio de Francisco de la Flor (1547-1549); AHT, L. 11698.
182 «Y esta dicha pieça del thesoro está cubierta de su vóbeda e sus arcos vien obrados, y en esta dicha pieça ay unos huecos en la pared para poner las cosas del dicho thesoro […] y en la dicha pieça del tesoro ay una ventana que sale ançia la dicha villa en la qual está puesta una bidriera con una batalla de Santiago»; véase Rokiski Lázaro, 1988a, visita al convento de Uclés, año de 1554.
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similares a los que estas mismas dependencias muestran al exterior, multiplicándose la aparición de rostros de hombres y mujeres, algunos clásicos y otros fantásticos, así como de niños y monstruos tenantes de los emblemas de la orden, candelieri, flores, armas... de desigual calidad. Además, junto a estas dependencias se encuentra un pequeño espacio de tránsito entre el tesoro y la cabecera de la iglesia, destinado a ser empleado como relicario. En el antiguo templo medieval, las reliquias se conservaban en la misma estancia empleada como tesoro, si bien en el nuevo edificio quiso conferírseles mayor importancia mediante su colocación en esta pequeña sala aparte. En la relación de las reliquias que custodiaba el convento de Uclés en 1538 se encontraban ricos relicarios con multitud de restos de santos, como un dedo de Santiago el Menor y restos de santa Eufemia y santa Úrsula, entre otros.183 Este pequeño espacio, como hemos mencionado, comunicaba la sala del tesoro con la cabecera de la iglesia, si bien no creemos que fuera frecuentemente empleado como lugar de paso, ya que el acceso a la cabecera debía salvarse mediante una pequeña pero pronunciada escalinata, dado lo sobreelevado del altar mayor. La pequeña habitación tiene planta cuadrada, con una pequeña abertura, casi imperceptible al exterior, que deja entrar una tenue luz. En 1554 se describía este espacio como perfectamente concluido, «de vóveda con sus artesones de piedra y sus florones de piedra, está bien labrado».184 Esta descripción parece que hace referencia a un tipo de cubierta habitual en ese momento en la zona, como pudiera ser una bóveda de planta cuadrada con casetones y florones similares a los que todavía pueden verse hoy sobre la puerta del primer arco de acceso que separa actualmente el tesoro del relicario. Sin embargo, lo que ahora vemos construido responde a un modelo de cúpula sobre pechinas estilísticamente más cercanas a las obras de finales del siglo xvi y principios del xvii. Si esta pequeña cúpula se correspondiera con la que se describía en 1554, se trataría de un ejemplo de esta tipología verdaderamente temprano, vinculable a la figura de Luis de Vega, pero, como decimos, creemos probable que durante el avance en las obras de la cabecera de la iglesia en los años siguientes se pensara en remodelar este espacio, por lo que la estudiaremos en el próximo capítulo.
La Sala Grande Lo que hoy se considera como refectorio de la comunidad fue concebido como uno de los lugares de mayor importancia y magnificencia del monasterio. Esta sala se encuentra en la planta noble de los cuartos orientales, en el centro de los mismos, abierta al exterior mediante tres grandes ventanas con sitiales y comunicada con el claustro mediante una sala intermedia que los separa. La habitación fue pensada inicialmente como Sala Grande para recibir a personas de la nobleza o a la propia familia real, dotada, además, de una serie de «trascuartos» donde se alojarían los miembros de la realeza hospedados en el monasterio.185 183 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 146. 184 AHN, OM, Libro 1086c, fols. 29-30 y Azcárate Ristori, 1959, p. 146.
185 «Se hizo dende el helegimiento suyo para aposento de algund prínçipe que acaso por aquí viniese», AHN, OM, AHT, L. 11698, sin fol., año de 1551. De este apunte se hacen eco Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009, p. 172; véase la transcripción completa en el doc. 7 del anexo.
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Las salas de aposentamiento reales en centros religiosos eran algo relativamente habitual durante el siglo xv en los monasterios castellanos. Este tipo de estancias eran muy útiles para una monarquía sin residencia fija, que debía emprender viajes a lo largo y ancho de sus territorios con relativa frecuencia, pero también podían servir como lugares de descanso o retiro espiritual o para alojar a participantes en actividades lúdicas como la caza. A principios de los años setenta del siglo xv, existían en el monasterio de La Mejorada de Olmedo «aposentos de reyes» que debían ser alterados para permitir la ampliación que se preveía en la zona de la cabecera de la iglesia.186 Enrique IV se había hecho construir unas estancias de estas características en el monasterio de El Parral de Segovia.187 Estos cuartos, desaparecidos tras el incendio de 1565, se encontraban en el segundo piso del claustro principal, junto a la epístola del templo, y fueron utilizados por su hermana Isabel en 1504, cuando mandó abrir en ellos dos ventanas, una para mirar a las huertas y otra para tener acceso directo a la iglesia.188 Un año antes, la reina también había hecho algunas modificaciones en las estancias de que disponía en el cercano monasterio de Santa Cruz, junto al río Eresma. De mayor magnitud fue el proyecto de palacio real junto al convento extremeño de Santa María de Guadalupe, encargado por Isabel, en 1486, a Juan Guas como trazador y director del proyecto.189 El hecho de construir aposentos reales en monasterios es algo que ya hemos visto en la edificación del convento de San Juan de Toledo, en manos de los Egas entre 1503 y 1504, fecha de la muerte de Isabel.190 Desconocemos el aspecto de ese aposento real, si bien parece que debía situarse sobre la sacristía, localizado en una zona muy similar a la del ubicado en el convento de Uclés, cercano a la cabecera del templo. Algo similar ocurre con el «quarto de aposentamiento de su Alteza» que todavía en 1508 se labraba en el monasterio de Nuestra Señora de Prado en Valladolid.191 En 1508, Fernando mandaba pagar a Sancho de Carranza las deudas por la realización del cuarto que la reina había ordenado hacer, antes de morir, en el monasterio franciscano de El Abrojo de Valladolid.192 Como decíamos, este tipo de estancias eran muy útiles para una monarquía sin residencia fija que debía emprender viajes a lo largo y ancho de sus territorios. Fernando el Católico, por ejemplo, se alojó en el monasterio de Santa Cruz de Segovia en 1515, en su camino hacia Calatayud para reunir a las Cortes de Aragón.193 Carlos V también hizo uso de estos espacios como lugar de aposentamiento durante sus viajes, hospedándose, por ejemplo, en El Abrojo de Valladolid en 1517, junto con los infantes don Fernando y doña Leonor, antes de hacer su entrada triunfal en la ciudad del Pisuerga. Todavía a mediados del siglo xvi, el emperador daba órdenes para la mejora de las dependencias del monasterio, obras que fueron continuadas después por el príncipe Felipe como supervisor.194 Existen ejemplos posteriores de mayor empaque,
186 Domínguez Casas, Rafael. Arte y etiqueta de los Reyes Católicos, Madrid, Alpuerto, 1993, p. 284. 187 Ibidem, p. 336. 188 Ibidem. 189 Ibidem, p. 350. 190 Ibidem, pp. 375-376. 191 Ibidem, p. 281. 192 Ibidem, p. 382. 193 Ibidem, p. 337.
194 Martín González, Juan José. Catálogo monumental de la provincia de Valladolid. Antiguo Partido Judicial de Valladolid. VI, Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1973, p. 64; Urrea Fernández, Jesús. «Una nueva obra de Francisco Rizi», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, 44 (1978), p. 27 y Domínguez Casas, 1993, p. 283.
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como las estancias reales encomendadas por Felipe II a Juan Bautista de Toledo en el monasterio de San Jerónimo de Madrid, trazado en 1561 y construido entre 1562 y 1569, bajo la dirección de Gaspar de Vega.195 Es difícil recomponer la imagen original proyectada para estos espacios en Uclés a partir de los restos que de mediados del siglo xvi se conservan. El progreso de las obras de construcción de la gran sala podemos situarlas en unas fechas muy concretas que coinciden con el segundo priorato de Francisco de la Flor (1547-1550). Gracias a los gastos reflejados en los libros de cuentas de la sede vacante y el trienio puede seguirse el progreso de la obra del espectacular artesonado que le sirve de techumbre. El año de la sede vacante —entre 1546 y 1547— se destinaron 29 816 maravedís a madera y asierro y clavos de distintas tipologías.196 Si bien la información que dan estos libros de cuentas es muy general, en la partida de destajos se especifica que se dio un ducado a Diego Martínez en condición de maestro de carpintería.197 Los gastos se dispararon al año siguiente, siendo ya prior Francisco de la Flor, sobre todo en la compra de madera y asierro, donde la cantidad ascendía a 242 016 maravedís, una cuantía elevada comparada con los 191 533 maravedís que se gastaron ese mismo año en la compra de piedra y los 74 386 en hierro y clavazón. La madera empleada para la construcción del monasterio se trajo, prácticamente sin excepción, de la sierra de Cuenca, transportándose por el río Tajo hasta llegar a las posesiones de la Orden de Santiago en la presa de Buenamesón, desde donde la madera se remolcaba en carretas hasta el monasterio. Durante el año de 1547 debió concluirse, en su mayor parte, la obra del artesonado, pues el año 1548 bajaron los gastos en madera a 32 209 mrs. y los de hierro y clavazón a 27 131 mrs. En cambio, el desembolso en azulejos fue bastante notable,198 por lo que podemos entender que, además del sepulcro, se procedió al enlosado de esta sala, para la cual se compraron también las vidrieras de color de las ventanas.199 El 9 de junio de 1548 quedaron concluidas las obras de esta estancia, tal y como reza la inscripción conmemorativa que recorre la misma, en la que, además de ensalzar el gobierno de Carlos V como administrador de la orden, se vinculaban al proyecto, como inicio y final del mismo, a los propios Pedro García de Almaguer y Francisco de la Flor. Sin duda, el elemento que más llama la atención de la sala es el célebre artesonado de madera, compuesto por las artesas octogonales ricamente decoradas que tan altas sumas de dinero costaron, como reflejaban las cuentas anteriormente descritas. La disposición de esta pieza es similar a referentes como el de la Sala de los Reyes del Alcázar de Segovia reproducido por Avrial, aunque en ella los artesones son figuras exagonales y rombos,
195 Para la descripción de estas estancias, véase Rivera Blanco, Javier. Juan Baustista de Toledo y Felipe II. La implantación del clasicismo en España, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1984, pp. 260-262. 196 «Para la obra de Fuenteredonda y para la sala grande del convento», AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Cuentas del trienio de Francisco de la Flor (1547-1549). 197 Ibidem: «Que ovo de aver por su salario que le ocupó en el tiempo de la dicha sede vacante». De este dato se desprende que Diego Martínez percibía un salario que había quedado dividido en dos años, algo que explica la baja cantidad percibida.
198 Ibidem: «12 213 pieças de azulejos de asiento y de 7606 pieças de ladrillo e azulejos de asiento y de 3400 tejas y de otras 3200 tejas que se compro a diversos preçios, para las obras del sepulcro y de las otras obras del dicho convento». 199 En el gasto extraordinario del año 1547 se añaden «11 288 mrs. de çinco vedrieras de color que se compraron para la sala grande y para la capilla del tesoro nuevo». Entendemos que tres se corresponderían con la Sala Grande y dos con el tesoro nuevo, y que ambas estancias estarían concluidas a la altura de este año; AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Cuentas del trienio de Francisco de la Flor (1547-1549).
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mientras que en Uclés son octogonales y cuadrados.200 En las artesas que conforman el perímetro de la cubierta aparecen representados los bustos de treinta y seis caballeros no identificados envueltos en una corona vegetal, la mayoría de ellos con armadura y casco, portando la cruz de Santiago en el pecho o ataviados a la romana con toga y un peinado que podríamos considerar clásico. Destaca, en su parte norte, el escudo de la monarquía hispánica rodeado por una corona vegetal, en un friso repleto de ángeles sosteniendo el escudo de la orden y rodeados por veneras. Sobre el escudo central, al norte se representa al emperador Carlos I, ataviado como guerrero y portando los regalia, el orbe, la corona imperial sobre el casco y una espada sustituyendo al cetro. A su izquierda, y separada por tres caballeros, la figura de la Muerte coronada, recordando a los caballeros y al maestre la vacuidad de la grandeza y los placeres mundanos frente a la seguridad de la muerte con la inscripción «nemine parco». Tanto el ábside de la iglesia, con la representación de los reyes de Israel, como la Sala Grande suponían manifestar visualmente la administración de la orden por parte del emperador, que aparece en el artesonado acompañado de los poderes de la misma: los caballeros santiaguistas, dos figuras que podemos identificar como religiosos y toda una serie de bustos togados, en referencia a una auctoritas histórica que se pretendía evocar. En nuestra opinión, el hecho de que el valor simbólico de esta sala no haya sido objeto de un estudio especializado sobre la representación del poder de la monarquía y de la orden se debe a que los personajes que figuran aparecen sin elementos que permitan su identificación y sin cartelas aclaratorias, como sí ocurre en la fachada del convento santiaguista de San Marcos de León. Sabemos, por otra parte, que en San Benito de Alcántara existieron también este tipo de representaciones a modo de medallones con bustos de emperadores romanos, como ya señalara Patricia Andrés, quien no llega a relacionarlas con las de Uclés.201 En el monasterio de San Benito, tal y como relata Torres y Tapia, antes del derrumbe existían en las enjutas de los arcos, en la zona de las galerías de la hospedería del convento, «medallas, que son los medios cuerpos, que parecen Emperadores Romanos».202 Ponz también afirma que «entre los arcos o enjutas se ven medallones de piedra con figuras de medio cuerpo, que parecen emperadores romanos».203 El hecho de que ambas descripciones aludan a los bustos como pertenecientes a posibles emperadores romanos implica, bajo nuestro punto de vista, que tampoco estos estaban identificados mediante atributos o cartelas, pero refuerza la idea de cómo el maestrazgo de las órdenes en manos del rey se apoyaba simbólicamente en una serie de personajes de auctoritas histórica que podían remontarse al pasado bíblico y a la Antigüedad. Además, tanto en la casa
200 Edición facsímil del libro manuscrito de Avrial en Merino Cáceres, José Miguel (ed.). El alcázar de Segovia y don José María Avrial, Segovia, Patronato del Alcázar, 2014, fols. 27r-30r. 201 Andrés González, Patricia. «Iconografía y “auctoritas” histórica en las conventuales de las Órdenes Militares de Santiago y Alcántara», en Jerónimo López-Salazar Pérez (coord.), Las órdenes militares de la península ibérica, vol. II, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, pp. 1517-1534.
202 Torres y Tapia, Alonso de. Crónica de la Orden de Alcántara, vol. II, Madrid, 1763, p. 641. 203 Ponz Piquer, Antonio. Viaje a España, vol. VIII, 1784, carta segunda.
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madre de Alcántara como en Uclés, estos personajes aparecen en la zona de aposento para caballeros, pudiendo interpretarse que estas figuras estaban destinadas más a la observación por parte de la nobleza que pudiera acudir a Uclés que a la de los propios religiosos del convento.204 Las referencias a la Antigüedad no acaban con la inclusión de los bustos togados, ya que para la realización de esta sala se emplearon sillares extraídos de la antigua ciudad de Segóbriga, a pocos kilómetros de Uclés. Sus piedras con inscripciones romanas se incluyeron tanto en la Sala Grande como en la fachada exterior, de tal forma que fueran visibles y legibles, probablemente como una forma humanística de entender el pasado. Estas inscripciones fueron recogidas por el humanista y médico Luis de Lucena antes de 1546, en su obra Inscriptiones aliquot collectae ex ipsis Saxis a Ludovico Lucena, Hispano Médico, que Francisco Cerdá y Rico recuperó para la Real Academia de la Historia.205 También se alude a ellas en la redacción de las Relaciones Topográficas de 1575.206 La procedencia de las piedras queda además manifestada en los libros de contabilidad de la obra: durante el año de la sede vacante entre 1546 y 1547 se pagaron 680 mrs., a un tal Juan Fresco, «por veinte piedras francas que sacó en la Cabeça de Griego».207 Por otra parte, el hecho de que junto al emperador aparezacan toda una serie de caballeros santiaguistas y personajes clásicos responde a la idea de un monarca que conllevaba la noción de capitán general —en el sentido militar de la palabra—, tal y como se entendía en la Antigüedad, pero también de acuerdo con el ideal caballeresco de la Edad Media y los ideales religiosos, dando como resultado una renovada concepción imperial que hacía que la figura de Carlos V pudiera ser parangonada con las de Carlomagno y Augusto.208 Precisamente, la representación que aquí se hace de él se corresponde con la imagen de Carlomagno como un caballero-emperador destinado a guiar a la cristiandad (véase fig. 26b)209 y lo presenta como jefe de la milicia del apóstol Santiago en su versión caballeresca, potenciando su papel político como príncipe y adalid de la cristiandad, como el caballero virtuoso que guía al mundo por el
204 En cuanto a los personajes representados, sería interesante hacer una comparativa con otros ejemplos de techos de salas principales en palacios, como el de la Casa de los Tiros de Granada. En esta casa palaciega se representaron una serie de personajes heroicos del pasado y de la contemporaneidad, narrándose de forma escrita sus hazañas y gestas, fundamentalmente las de tipo militar. 205 Fita Colomé, Fidel. «Documentos del siglo xvi, inéditos, relativos á las antigüedades de Uclés y de Cabeza del Griego», Boletín de la Real Academia de la Historia, 13 (1888), pp. 394-400; disponible en línea: http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/ boletin-de-la-real-academia-de-la-historia--67/ html/025e613c-82b2-11df-acc7-002185ce6064_81. html#I_96_ [consulta: 30-04-2021]. Luis de Lucena era clérigo, médico y humanista, y asistía a la Academia de Arquitectura y Arqueología en Roma. Hizo colección de inscripciones procedentes de Uclés, Cabeza de Griego, Cartagena, etc. en Ms. Vaticano, núm. 6.039, fol. 436, fechado en 1546; véase García López, Juan Catalina. Biblioteca de escritores de la provincia de Guadalajara, Madrid, Impresores de la Real Casa, 1899, pp. 55 y 282.
206 Zarco-Bacas y Cuevas y Pérez Ramírez, 1983, pp. 538-539. 207 AHN, OM, AHT, leg. 11898, sin fol. Libro de Cuentas de la sede vacante (1546-1547) y trienio de Francisco de la Flor (1547-1540). Sobre las inscripciones romanas del monasterio, véase Jiménez-Hortelano, Sonia. «El monasterio de Uclés y la memoria de la Antigüedad», XXIII Congreso Español de Historia del Arte, Universidad de Salamanca, 2021, pp. 181-192. 208 Al respecto, véase Checa Cremades, Fernando. Carlos V y la imagen del héroe en el Renacimiento, Madrid, Taurus, 1987, p. 186. Sobre este tema, recientemente se ha publicado Mínguez Cornelles, Víctor y Rodríguez Moya, Inmaculada. El tiempo de los Habsburgo: la construcción artística de un linaje imperial en el Renacimiento, Madrid, Marcial Pons, 2020, pp. 108-112. 209 Similares a estas imágenes son las de Carlos V/ Carlomagno, «Histoire des Empereurs d’Autriche», Bibliothèque Royale Albert I, Bruselas; véase Checa Cremades, 1987, p. 271.
Zonas y dependencias del monasterio de Uclés: usos materiales y simbólicos 133
camino de la fe.210 Con todo, no nos cabe duda de que la sala responde a una concepción muy meditada de la representación del poder real. La inscripción, en letra capital humanística, que recorre a modo de friso la sala es un buen resumen de aquello que vemos representado visualmente. La coloración de cada letra inicial de palabra y los signos de separación marcados entre ellas facilitan la lectura al espectador, a pesar de la altura a las que está colocada: ad laude dei omnipotentis eiusdemque beatissime virginis matris mariae et xpo deo opti max sub karolo v romanor imperator avg hisp reg administ perpetuo ordinis sancti iacobi hac domvs domini firmiter edificata bene fundata est supra firmam petram per reverendvm dominvm d petrum garsia de almagver qui prioratum obtinvit anno dni mdxxviii idibvs marcii cvi in dignitate bene merite svcessit reverendvs dominvs d franciscvs de la flor qui itden aedificavit vsque ad sumvn hvivs operis qvi finem dedit anno dni mdxlviii nonis iunii.211
El nivel de premeditación de la inscripción es tal, que el texto hace coincidir el nombre de Carlos V con su rostro tallado, como si lo textual sirviera de cartela a la imagen. En ella se alude al poder perpetuo del rey al frente de la orden de caballería santiaguista y a la tarea constructiva por parte de los dos priores, utilizando la expresión bene fundata est supra firmam petram, que pertenece a la antífona de la hora nona de la liturgia de dedicación de una iglesia según el Breviario Romano, con un carácter eminentemente fundacional por parte de los priores como iniciadores y protectores del proyecto.212 Por otro lado, cabría también recordar que, según algunos viajeros a Tierra Santa, esta misma frase recorría la base de la cúpula de la Roca antes de que la ciudad fuera tomada por Saladino en 1187, la cual se repitió durante la Edad Media en edificios como el de la «Parroquieta» de la Seo de Zaragoza.213 Creemos poder afirmar que el maestro de carpintería Diego Martínez estuvo a cargo de estas obras, ya que durante esos años recibió un salario por su trabajo como lo haría alguien vinculado a la dirección de un proyecto, a la vez que trabajaba en otros trabajos emprendidos en el mismo periodo en el priorato de Uclés.214 Si observamos el artesonado, 210 Sobre la relación entre Carlos V y el apóstol Santiago, véase Gómez López, Consuelo. «El apóstol Santiago y la corte: mentalidad, imagen y promoción artística», Santiago y la monarquía de España (1504-1788), Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2004, p. 88.
212 Zaragozá Catalán, Arturo e Ibáñez Fernández, Javier. «Materiales, técnicas y significados en torno a la arquitectura de la Corona de Aragón en tiempos del Compromiso de Caspe (1410-1412)», Artigrama: Revista del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, 26 (2011), p. 76.
211 Una traducción aproximada: «Para alabanza de Dios omnipotente y de la Beatísima Virgen Madre María y Cristo Dios omnipotente, bajo Carlos V, augusto emperador de romanos, rey de España y administrador perpetuo de la Orden de Santiago, esta casa del Señor, fue bien fundada sobre firmes piedras, por el reverendo don Pedro García de Almaguer, que obtuvo el priorato en los idus de marzo de 1528 y en cuya dignidad fue merecidamente sucedido por el reverendo señor don Francisco de la Flor, que dio por finalizados los trabajos 9 de junio del año del Señor de 1548».
213 Ibidem, p. 297. 214 Para ilustrar este hecho, sirva el proceso por el que se decidió la realización de nuevas trazas para la casa de la encomienda de Horcajo de Santiago (Cuenca). En 1537, esta casa fue considerada insuficiente para albergar los frutos de la encomienda y servir de casa de aposentamiento al comendador, por lo que, con anterioridad a 1537, se pidió a Francisco de Luna y al carpintero Diego Martínez una traza conjunta que dotara de condiciones al edificio, que fue calificada por los visitadores de aquel año como «útil, provechosa e idónea», ordenando que las obras se pregonasen en Ocaña y demás villas de la comarca. Por esta traza se pagaron a Luna y Martínez catorce reales; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 231-232. Libro de visita 1537, Villa de Horcajo de Santiago.
134 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
podemos distinguir distintas manos en la variedad de calidades de los bustos esculpidos. Mientras algunos son de una calidad excepcional, otros adolecen de cierta serialidad. Tanto el modelo de los bustos con sombreros y cascos fantásticos como el de los togados pueden también detectarse en piedra y a menor escala en la decoración escultórica del interior de la sacristía y el tesoro. Quizá los entalladores en madera de la Sala Grande y los de la cantería de la sacristía pudieron ser los mismos o beber de los mismos modelos. Existe, además, una notoria relación, a la que ya nos hemos referido anteriormente, entre este tipo de bustos y los personajes en relieve del ábside de la cabecera, realizados ambos ejemplos en época probablemente coetánea. Es muy posible que este artesonado pudiera haber sido concebido por el maestro de obras reales Luis de Vega, autor de trabajos similares en el Colegio de Santiago en Salamanca o presente en obras donde se construían ejemplos semejantes, como las del Alcázar de Sevilla.215 En cuanto al modelo octogonal del artesonado, podemos remontarnos a una referencia del mismo en la propuesta de Serlio en el libro IV.216 Por otra parte, si hemos de buscar un ejemplo en el área más próxima a Uclés, tendremos que viajar hasta los artesonados del desaparecido palacio arzobispal de Alcalá de Henares, bajo el auspicio de Fonseca y Tavera, o al Palacio Ducal de Pastrana, diseñado por Alonso de Covarrubias (véase fig. 25a y b). A pesar de que el tipo de artesón octogonal podemos encontrarlo en otros ejemplos cercanos de la época, como la Capilla Honda de la Catedral de Cuenca y la «sala chica dorada» del Palau de la Generalitat Valenciana, o vinculados al rey como el salón de Carlos V en el Alcázar de Sevilla, la singularidad de los de Uclés y Pastrana se encuentra en la inclinación de los ángulos de los lados y la incorporación de bustos esculpidos recorriendo las partes inferiores. La fábrica de los artesonados de Pastrana se inició en 1549, un año después de la finalización de los de Uclés, y para su realización Covarrubias llamó a Madrid a Justo de Vega y Cristóbal de Nieva, que ya habían trabajado con él en el proyecto del Alcázar de Madrid.217 Por último, queremos hacer alusión a la similaridad que existe entre el artesonado de Uclés y el que cubre la iglesia de Cardenete, en la provincia de Cuenca, prácticamente sin estudiar, pero que hemos de ubicar en un contexto de creación y de agentes implicados muy cercanos al de Uclés.218 En la descripción que en 1554 se hace de este espacio se nos habla de una sala perfectamente acabada.219 De nuevo se alude a ella como una sala grande con artesones de madera y un suelo hecho de ladrillos y azulejos. Por aquel entonces, en las salas contiguas hacia el mediodía estaban construyéndose también los techos hoy desaparecidos, siguiendo de nuevo el modelo artesonado.220 Las tres ventanas de la sala 215 Gaitán Salinas, Candela y Ramiro Ramírez, Sergio. «Carlos V y los Reales Alcázares de Sevilla: El espacio áulico en torno al Patio de las Doncellas», De Arte: revista de historia del arte, 19 (2020), pp. 79-97. 216 Serlio, Sebastiano. Tercero y quarto libro de Architectura de Sebastian Serlio Boloñes […] traduzido de toscano en lengua castellana por Francisco de Villalpando, Toledo, Imprenta de Juan de Ayala, 1552, libro IV, fol. XLXXVv. 217 Alegre Carvajal, Esther. La villa ducal de Pastrana, Guadalajara, AACHE, 2004, p. 108 y Rivera Blanco, 1984, p. 196.
218 Sobre las techumbres de madera en el entorno de Uclés, véase Jiménez-Hortelano, Sonia. «Sobre cubiertas de madera en el priorato de Uclés y la diócesis de Cuenca (siglos xv y xvi)», en Mercedes Gómez-Ferrer y Yolanda Gil (coords.), Geografías de la movilidad artística. Valencia en Época Moderna, Valencia, Universitat de València, 2021, pp. 39-56. 219 Azcárate Ristori, 1959, p. 147. 220 «En el testero, a la mano derecha, ay otra façión de una quadra echas en ella sólo las paredes y se labra de presente, digo que está comenzado a labrar, y está en ella el maderamiento que a de ser de artesones»; véase Rokiski Lázaro, 1988a, p. 291.
Zonas y dependencias del monasterio de Uclés: usos materiales y simbólicos 135
Figura 25a y b A la izquierda, artesonado de Uclés; a la derecha, artesonado de Pastrana.
principal estaban cerradas por vidrieras que reflejaban distintas facetas del apóstol Santiago, en la central participando en una batalla. Esta ventana contaba además con una gran verja dorada, cerrada por puertas de madera de nogal de talla que todavía hoy se conservan. La revisión que pasaron las cuentas del trienio de Francisco de la Flor fue complicada, ya que los visitadores que las examinaron no acabaron de ver con buenos ojos los gastos de esos años. Lo cierto es que Francisco de la Flor se había atribuido, como proyecto personal, la realización de la gran sala, vinculando su nombre al de su predecesor, Pedro García de Almaguer, en la inscripción que la recorre. Incluso es muy posible que el retrato de estos dos priores quedara también reproducido en el propio artesonado, en el que pueden identificarse los bustos de dos religiosos, con una fisionomía detallada que permite asociarlos con verdaderos retratos (véase fig. 26a, b, c y d). Quizá como último recuerdo de la auditoría que sufrió este prior, y que conllevó la orden del Consejo de paralizar las obras hasta que quedaran perfectamente saldadas las deudas del convento, nos habla la inscripción que todavía hoy se conserva en las contraventanas de nogal de la ventana central de la gran sala. A la izquierda, junto al escudo de la flor de lis, en clara relación con el prior Francisco de la Flor, puede leerse: quod fas facere debui, feci.221 Y en la contraventana frontera, de nuevo la datación de la obra, mediante un sistema poco habitual a partir del puerperio de la Virgen: anno a puerperio m.d.xl viii.222
221 Una traducción aproximada: «Hice lo que tuve que hacer».
222 Año después del puerperio de 1548. Azcárate leyó esta inscripción como «puer pio», interpretándola como «santo niño»; véase Azcárate Ristori, 1956, p. 181.
136 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
Figura 26a, b, c y d Detalles de algunos de los bustos representados en el artesonado. De arriba abajo: la Muerte, el emperador Carlos V y dos clérigos.
Los ecos artísticos del monasterio en el priorato 137
Las estancias priorales Sobre las estancias levantadas durante esta primera fase de las obras creemos poder identificar, en el ala este, lo que durante el siglo xvi serían las estancias del prior de Uclés, a las cuales se accedía mediante una escalera de madera desde la antesala de la Sala Grande, quedando ubicadas en el primer piso, sobre la sacristía.223 Estas estancias se componen de tres salas cuya distribución podemos intuir progresiva, desde la función más pública hasta la privacidad de la introspección religiosa. Tras atravesar la puerta de acceso, de cantería con molduras de ovas en las que dos tenantes sostienen el escudo de la orden, se accede a una gran sala dividida en dos partes mediante un gran arco de diafragma. Toda ella se cubre con un alfarje de madera decorado con estrellas, retomando de alguna forma el modelo de cubierta ya empleado en las cantinas, pero mucho más elaborado. Esta primera sala debió tener un marcado uso de representación, si tenemos en cuenta que, en muchas ocasiones y por causas diversas, el Capítulo del monasterio se celebraba en las estancias del prior. Desde esta sala se tenía acceso a una segunda de dimensiones mucho más reducidas —ya que se correspondería en altura con la escalera que debía subir al primer piso desde el ángulo del claustro— y que podemos intuir que pudo servir como lugar ocupado por el dormitorio propiamente dicho del prior. Hemos de destacar que estas dos salas tienen su propio balcón al exterior, que, al estar sobreelevado con respecto al resto de estancias de este primer piso, crean la ya mencionada irregularidad en la fachada del monasterio. Desde el dormitorio del prior puede accederse a una tercera sala, de proporciones mucho más reducidas, que en dimesiones se correspondería con el relicario de la planta baja. La similitud entre ambas estancias es notable, y todo hace pensar que fueron concebidas juntas. Mientras que en la pieza inferior se emplea una cúpula de cantería sobre pechinas, en la superior se utiliza una particular bóveda esquifada de piedra. Como en el caso de la sala del relicario, creemos que esta habitación fue realizada años después, quizá incluso en el último tercio del siglo xvi, por lo que abordaremos su construcción más adelante. Esta estancia, a pesar de lo reducido de sus dimensiones, cumplía una función espiritual importante, al comunicar el dormitorio del prior con la cabecera de la iglesia mediante un balcón. De esta forma, podría asistir a los oficios divinos desde sus aposentos, algo relativamente frecuente en algunos monasterios y cuyo más célebre ejemplo sería la comunicación del dormitorio de Felipe II con la iglesia del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Los ecos artísticos del monasterio en el priorato Como hemos podido comprobar, es muy difícil conocer la identidad de los maestros escultores y entalladores que participaron en la decoración de la fachada oriental del
223 En la descripción del avance de las obras de 1551 se hace referencia a la habitación del prior: «Por algund descuido se podrá hazer cosa yndivida e que mal pareciese, porque su aposento tan señor, está tan en atalaya que nadie se le puede desmadrar», AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol.; véase doc. 7 en anexo.
138 El inicio de las obras del nuevo convento de Santiago de Uclés (1528-1554)
Figura 27 Detalle de la portada de acceso a la iglesia de Corral de Almaguer. Entre los casetones del arco puede verse representado un religioso, junto a figuras de caballeros y personajes togados.
convento. Esta magnífica obra debió concentrar la presencia de un importante número de operarios venidos de distintas geografías, que una vez ralentizada la obra, en torno a 1551, proseguirían su quehacer en muchas otras cercanas. Lo cierto es que, durante el siglo xvi, las zonas de Cuenca y Toledo pertenecientes al priorato se cubrieron frecuentemente de elementos decorativos similares, especialmente en lo referente al adorno de puertas y ventanas de los edificios religiosos, por lo que es difícil discernir a qué grupo de escultores puede deberse una determinada obra. No obstante, en el entorno santiaguista de Uclés podemos seguir la estela escultórica anunciada en la fachada del convento de la orden en ejemplos muy concretos, como el de la portada de la iglesia de Corral de Almaguer (Toledo), donde la elección de Salomón y David en las enjutas del acceso principal nos retrotrae a las imágenes anteriormente descritas. Estas figuras en altorrelieve, fechables en torno al segundo cuarto del siglo xvi, muestran un dinamismo inusitado y presentan una expresividad, proporción y detallismo que las alejan de los repertorios más tradicionales de este tipo de decoración en la zona. Llama la atención también, en este caso, como en las dovelas del arco se ha incluido toda una serie de personajes de distinta índole (véase fig. 27). A pesar de que estos son de menor calidad escultórica, podemos establecer cierto paralelismo entre estas figuras y las esculpidas en madera en la llamada Sala Grande de Uclés, de tal forma que, además de un clérigo con birrete, podemos encontrar personajes togados y otros con cascos fantasiosos. Si tenemos en cuenta que el prior Francisco García de Almaguer era natural de esta villa, podemos ver más clara la vinculación entre ambas obras, e incluso identificar la figura del clérigo con la de este religioso.
Los ecos artísticos del monasterio en el priorato 139
En el mismo templo encontramos la capilla de los Gascó, fundada por el canónigo y maestreescuela de Sevilla Martín de Gascó, cuya autoría ha sido atribuida a Covarrubias o su círculo.224 Aunque desconocemos la fecha concreta en la que fue labrada, sabemos que estaba realizada en 1554.225 La portada de esta capilla se corresponde con un gran arco de medio punto entre columnas que sostienen un entablamento y, sobre este, un frontón en forma de venera protegido por dos angelitos a los lados, una tipología que se corresponde con uno de los modelos de las ventanas que hemos visto en Uclés. Si hemos de referirnos a aspectos documentales, en este caso sabemos, por el testamento de Francisco de Luna de 1545, que Juan de Praves, aparejador de las obras de Uclés, trabajaba a su servicio en Corral de Almaguer,226 por lo que no sería de extrañar el traslado de grupos de entalladores a geografías tan cercanas junto a la figura del maestro de cantería a cargo de la obra.
224 Santos Vaquero, Ángel y Santos Martín, Ángel Carlos. Alonso de Covarrubias. El hombre y el artífice, Toledo, Azcanes, 2003, p. 278. 225 Marías Franco, vol. I, 1983-1986, p. 235.
226 En el testamento de Francisco de Luna, dado el 13 de febrero de 1544 en Cuenca, se dice: «En las dichas obras de Corral, todos los oficiales que an trabajado en la dicha hobra sean pagados, y me remito al libro que tiene el mayordomo y Juan de Prades el Viejo y sus juramentos»; véase Rokiski Lázaro, 1988b, p. 308.
La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Figura 1 Proyecto de restauración del chapitel sobre el crucero realizado por Regiones Devastadas, AGA, sig. 65/209. 1940-1945.
Felipe II y la reanudación de las obras 141
Felipe II y la reanudación de las obras Felipe II, en calidad de maestre de la Orden de Santiago tras su subida al trono en 1556, reunió en 1560 al Capítulo General de la Orden en Toledo, en el que participaron los priores de Uclés y San Marcos de León. En esta reunión, celebrada entre el Alcázar y el convento de San Juan de los Reyes, se cubrieron las vacantes de los cargos y se acordó la forma de proceder en futuros encuentros, pero no consta que se tomaran decisiones concernientes a la construcción del nuevo monasterio.1 Por otra parte, y quizá con miras a un mejor control de sus conventos, según Arcaute, durante el inicio de las obras de San Lorenzo de El Escorial, y ante las innumerables dificultades que suponía dar comienzo a la edificación, llegó a plantearse construir, en el edificio filipino de El Escorial, tres partes nuevas para albergar sendos conventos de las órdenes militares de Castilla, «con que habría perpetua alabanza, y sus caballeros en alteraciones acaecientes ampararían su casa de profesión», si bien el rey mantuvo finalmente su proyecto primigenio para el monasterio de San Lorenzo.2 Algunos años después, y con voluntad de reformar las reglas que debían guiar la vida religiosa del priorato de Uclés durante el mandato del prior Bartolomé González Villena, en 1563 se redactaron unas constituciones sinodales de las cuales prácticamente no sabemos nada, ya que no se han conservado, aunque llama la atención el hecho de que se promulgaran inmediatamente después de la finalización del Concilio del Trento y antes de que, el 12 de julio de 1564, Felipe II publicara su Real Pragmática, por la que se declaraba protector del cónclave. Asimismo, en 1565 se publicaba una nueva versión de los establecimientos de la orden, que venían a actualizar los promovidos por su padre en 1527, encargada a Ruiz de Morales en el Capítulo General,3 y poco después, en 1567, se divulgaba la actualización de las medidas promovidas por los Reyes Católicos para el gobierno de los conventos de la orden, bajo el título de Reformación de los conuentos de la Orden de Sanctiago: instituyda por los Reyes Catholicos de gloriosa memoria. En ella se regulaban el comportamiento de los religiosos en el espacio conventual y la forma de celebración de la actividad litúrgica.4 Además, se aludía a la necesidad de reparos en los conventos y las heredades de religiosos, al tiempo que se incidía en que si estas reformas necesitaban gran cantidad de dinero, se hicieran con la aprobación del Consejo de las 1
López de Ayala y Álvarez de Toledo, Jerónimo. Toledo en el siglo xvi después del vencimiento de las comunidades. Discurso leído ante la Real Academia de la Historia, 23 de junio de 1901, Madrid, Imprenta de los Hijos de M. G. Hernández, 1901, pp. 21 y 112 y Fernández Llamazares, José. Historia compendiada de las cuatro Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, Madrid, Imprenta de Alhambra y Compañía, 1862, p. 291.
2
Ruiz de Arcaute, Agustín. Juan de Herrera: Arquitecto de Felipe II, Madrid, Instituto Juan de Herrera-Escuela Técnica Superior de Arquitectura, 1936, p. 26 y Bustamante García, Agustín. La octava maravilla del mundo. Estudio histórico sobre el Escorial de Felipe II, Madrid, Alpuerto, 1994, p. 35.
3
Viforcos Marina, María Isabel; Paniagua Pérez, Jesús y Domínguez Domínguez, Juan Francisco. «Un poema latino atribuido a Antonio Ruiz de Morales, obispo de Michoacán y Tlaxcala», Nova tellus: Anuario del Centro de Estudios Clásicos, 16 (1998), p. 190. Véase también Ruiz de Morales, Antonio. La Regla y establecimiento de la orden de cauallería de Santiago del Espada, con historia del origen y principio della…, León, Universidad de León, 1988.
4
Se establecía, por ejemplo, que en los funerales de los religiosos que falleciesen en los conventos «no se haga cama ni bulto ni aparato de obsequias seculares», debiendo ser enterrados separados del resto de finados, ya fuera en un lugar señalado del claustro o en alguna capilla destinada a ello; véase Reformación de los conventos de la orden de Santiago instituida por los Reyes Catholicos de glorios memoria…, 1567, p. 33.
142 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Órdenes.5 En el final del prólogo de esta edición, dedicado al monarca y escrito por el doctor Luzón, freile de la orden y capellán del rey, se destacaba el papel de Felipe II como defensor de los conventos santiaguistas: «Favoresce ansí mesmo V. M. los conventos della, reveyéndose en sus edificios y riquezas, defendiéndolas y acrecentándolas, premiando la virtud, religión y letras, dotando y edificando magníficamente su collegio, zelando el buen gobierno de las casas en lo espiritual y temporal».6 Dentro de las medidas encaminadas a un mejor gobierno, en 1566 se reunieron las cámaras de las tres órdenes militares en un único órgano, agrupando así también su control en la práctica.7 A pesar de que las órdenes militares ya eran grupos anacrónicos, sus posesiones representaban la concentración más valiosa de la propiedad rústica en España, lo que servía como aval de muchos de los préstamos que la Corona contrataba con los banqueros alemanes en la Edad Moderna. Además, convenía a la monarquía mantener el prestigio de estas instituciones como garantía de nobleza, ya que la concesión de hábitos se convirtió en moneda habitual de cambio a la hora de conceder dádivas por los servicios prestados a la Corona. Por otro lado, es bien conocida la inclinación de Felipe II por el control y la promoción de obras de arquitectura, una actitud que fue ya enfatizada por personalidades como Luis Cabrera de Córdoba cuando aseguraba que Felipe «era naturalmente inclinado a edificar, gozándose en pasar las cosas de no ser a ser, que es sombra de creación imitando a Dios».8 Más allá de los textos hagiográficos de los siglos xvii y xviii sobre su persona y de la leyenda negra que ha venido arrastrando su imagen, de lo que no cabe duda es de que Felipe II, mediante su patrocinio artístico, contribuyó a la renovación de las artes en España y especialmente en los territorios castellanos, a través de las edificaciones vinculadas al Patrimonio Real. En este sentido, San Lorenzo vino a resumir las propuestas romanas a través de Juan Bautista de Toledo, declinadas después por Herrera, y las aportaciones norteñas, cerrando, en el ámbito de las obras reales, el episodio quinientista en Castilla, desde Machuca a Covarrubias.9 Dentro de su inclinación por la arquitectura se encuentran las obras del monasterio de Uclés, un conjunto monástico que, si bien no participaba del organigrama de la Junta de Obras y Bosques ni de los dominios directos de la monarquía, había atraído el interés de los reyes hispánicos desde finales del siglo xv, durante la asunción del maestrazgo en el reinado de los Reyes Católicos. El propio Felipe parecía hacer gala de ese interés por el pasado de la propia orden cuando en 1567, a través de una real provisión, solicitaba ser informado sobre qué maestres de la orden estaban enterrados en la iglesia del monasterio, en qué parte y de qué manera.10
5
Ibidem, p. 105.
6
Ibidem. Prólogo a la sacra C. R. M. del Rey nuestro señor don Phelippe segundo, perpetuo administrador de la Orden de Sanctiago del Espada.
7
Fernández Izquierdo, Francisco. «La Orden de Calatrava en la Edad Moderna», Las Órdenes militares en el Mediterráneo occidental (S. xii-xviii), Madrid, Casa de Velázquez, Instituto de Estudios Manchegos, 1989, p. 182.
8
Cabrera de Córdoba, Luis. Historia de Felipe segundo, Madrid, Imprenta, Estereotipia y Galvanoplastia de Aribauy, 1876-1877, vol. II y Bustamante García, Agustín. «Noticias sobre Felipe II y las artes», en J. Martínez (dir.), Congreso Internacional Felipe II (1598-1998), Europa dividida, la monarquía católica de Felipe II, vol. IV, Madrid, Parteluz, 1998, p. 25.
9
Marías Franco, Fernando. «El papel de Felipe II en las transformaciones artísticas del Reino de Castilla», en L. Lotti y R. Villari, Filipo II e il Mediterraneo, Roma, Laterza, 2004, p. 461.
10
AHN, OM, carp. 339, n.º 86, 6 de octubre de 1567.
La visita de Felipe II al monasterio en 1566 143
Por todo lo expuesto anteriormente, hemos constatado cómo a partir de 1566 las obras de Uclés recibieron un fuerte y renovado impulso auspiciado, en gran medida, por Felipe II. A partir de entonces, y hasta comienzos del siglo xvii, la gestión y el control de las obras se desarrolló de forma diferente respecto a los años anteriores, siendo el rasgo más distintivo de esta nueva fase el control férreo del proyecto, a partir de unas nuevas trazas realizadas por mandato real y desarrolladas por maestros cercanos a las obras reales y a El Escorial. Aspectos como la teoría arquitectónica, la visión de la religión filipina o el trabajo de distintos maestros expertos quedaron materializados en esta etapa, fundamentalmente en la construcción de la iglesia del monasterio.
La visita de Felipe II al monasterio en 1566 Los visitadores que inspeccionaron el convento de Uclés en 1564 pudieron certificar que, tal como había sido ordenado por sus predecesores, no se había proseguido con las obras más allá de lo estrictamente necesario para la correcta conservación de las partes ya iniciadas.11 Sin embargo, los 4500 ducados de deudas que tenía el monasterio todavía no habían sido satisfechas; lejos de ello, se habían tomado otros 1000 en censos para el gasto del Capítulo General del convento.12 Además, por aquel entonces, los religiosos todavía no tenían una dependencia que sirviera de enfermería, y los novicios y nuevos profesos dormían en una habitación que amenazaba con hundirse. Pese al ritmo ralentizado de los trabajos, seguía habiendo una cantera de oficiales establecidos en la villa de Uclés al servicio de distintas obras, como Juan de Praves, estrechamente vinculado con las obras del monasterio y que aquel año de 1564, junto con Pedro de Biedma y Toribio de Hornedo, hizo la tasación de los reparos de los muros de la población.13 Asimismo, el monasterio no desatendía el patrocinio artístico de otros objetos suntuarios para el monasterio; por ejemplo, en el año de 1565 encontramos el pago al platero de Cuenca Francisco Becerril de 155 500 mrs. que quedaban por pagar, de un total de 498 920 mrs., por la fábrica de un portapaz, una naveta y otros objetos sin especificar.14 Este pago se corresponde con la factura del conocido como Portapaz de Uclés, fechado en 1565 y cuyos restos se conservan en la catedral de Ciudad Real.15 En esta situación de parálisis, el monasterio tuvo el honor de recibir al rey entre sus muros durante la Semana Santa de 1566. Durante su permanencia en la casa madre de la orden en Castilla, es muy probable que se hospedara en las salas de aposentamiento que el monasterio había realizado a finales de la década de los cuarenta, reinando el emperador. En esta estancia en Uclés, el monarca no solo vivió la religiosidad con la que se celebraban los actos litúrgicos en el monasterio, sino que fue testigo directo del proyecto iniciado por su padre y, a la vez, de su estado de abandono desde que las obras se fueron decelerándo, si no detenido, a principios de los años cincuenta. 11
AHN, OM, AHT, leg. 6821, n.º 1, 3, fol. 3r. Visita al convento de Uclés, 1564.
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Ibidem.
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Ibidem, sin fol.
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Ibidem, leg. 3065, fol. 225v. Cuentas del priorato de Francisco de Ábrego, 1565-1566.
15
Sobre Francisco Becerril, véase López-Yarto Elizalde, Amelia. Francisco Becerril, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1991. Gracias a los libros de cuentas sabemos que Becerril había trabajado ya para los santiaguistas en el año 1548, cuando realizó unos candeleros, y en 1549, por una lámpara y una cruz de cristal; AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Cuentas del segundo año del trienio de Francisco de la Flor (1547-1550).
144 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Esta visita debió funcionar a modo de revulsivo, provocando en el rey la determinación de reactivar con carácter urgente las obras.16 Desconocemos con exactitud cuál fue el alcance de la misma, si bien nos consta que Felipe II promovió, incluso antes de partir, obras menores en otros edificios de la villa de Uclés como el hospital de Misericordia, donde sufragó la construcción de un cuarto nuevo para los enfermos.17 Este contacto fue, por tanto, el punto de inflexión en el proyecto para el monasterio, ya que a partir de entonces se pidieron nuevas trazas y se designó, entre sus propios maestros reales, al encargado de dirigir, como maestro mayor, las obras de Uclés. Además, para permitir la ampliación del convento, en mayo de 1567 el rey hizo entrega al convento de la fortaleza de Uclés.18 Esta reactivación de las obras del monasterio santiaguista se enclavaba en un periodo de singular importancia en el contexto de las obras reales, puesto que poco antes de la designación de Gaspar de Vega como maestro mayor, Felipe firmaba, el 22 de abril de 1567, la carta fundacional del Monasterio de San Lorenzo, en la que se precisamente se expresaba la importancia de levantar iglesias y monasterios en honor a Dios en agradecimiento por los beneficios obtenidos.19 Pocos días después de esta fundación, en 19 de mayo de aquel año moría el maestro mayor de obras reales Juan Bautista de Toledo. Antes de avanzar en los nuevos progresos constructivos de la obra de Uclés conviene reflexionar sobre la administración de las distintas empresas arquitectónicas promovidas por Felipe II en esos años. Como señaló Agustín Bustamante, durante el periodo en que Juan de Herrera actuó como arquitecto real asistimos a un proceso en el cual dejaron de renovarse los cargos de maestros mayores de obras emprendidas por la Corona, como el Monasterio de El Escorial, El Pardo, el Real Alcázar de Madrid, el Palacio Real de Aranjuez o los alcáceres de Segovia y Toledo.20 A partir de entonces solo encontramos maestros mayores ostentando el cargo ininterrumpidamente en el Archivo de Simancas y en el convento de Uclés.21 La amortización de los cargos de maestros mayores mencionados supuso la concentración de todas esas obras en la figura de Juan de Herrera y el estudio del Alcázar. En cualquier caso, aunque no quedara bajo su competencia directa, Herrera no se desvinculó del proyecto constructivo de Uclés,
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El 7 de abril de 1566, Bernardo de Fresneda tenía previsto partir a Uclés desde Madrid para encontrarse con el rey; véase FernándezGallardo Jiménez, Gonzalo. La supresión de los franciscanos conventuales de España en el marco de la política religiosa de Felipe II, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1999, p. 68.
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La estancia de Felipe II en Uclés queda recogida en las Relaciones Topográficas de 1575. Contestando a la pregunta 54 sobre los hospitales de la villa, se responde que, además del hospital de Sanctorum del convento, «hay otro hospital, que dicen de la Misericordia, para los pasajeros. Es muy pobre. Tiene alguna renta que le dexó un Fulano de Morales. Ésta se gasta por orden de los cofrades en curar pobres. Hízose un cuarto para los clérigos de la limosna que S. M. dio estando en la villa la Semana Santa de año sesenta y seis»; véase ZarcoBacas y Cuevas y Pérez Ramírez, 1983, p. 543.
18
AHN, OM, carp. 339, n.º 85. «Cédula real por la cual su Magestad hizo merced al real convento de Santiago de Uclés de la fortaleza de la misma villa con la obligación de pagar dos mil ducados y contribuir con la piedra necesaria para edificar otra nueva en la torre albarrana, dada en Madrid a 7 de mayo de 1567». Auto de la entrega de la dicha cantidad y posesión tomada por el referido convento por testimonio de Nicolás Ramírez, escribano público de Uclés, 28 de junio del citado año.
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Carta fundacional para el Monasterio de San Lorenzo, 22 de abril de 1567; véase Zarco-Bacas y Cuevas, Julián. Documentos para la historia del Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, vol. II, Madrid, Cimborrio, 1988, p. 182.
20 Este ultimo cargo fue cubierto en 1591 por Juan Bautista Monegro, hombre de plena confianza de Herrera. 21
Bustamante García, 1998, p. 31.
Gaspar de Vega. La elaboración de las trazas y la designación como maestro mayor 145
sino que sabemos que no solo tuvo en su poder las trazas que realizó Gaspar de Vega, sino que los maestros mayores designados tras Pedro de Tolosa pertenecieron siempre a su círculo de confianza. Esta necesidad de mantener un maestro mayor en Uclés, durante la segunda mitad del siglo xvi y principios del xvii, pudo deberse a la decisión de contar con una persona nombrada permanentemente para dirigir las obras, con la finalidad de impedir que estas pudieran detenerse; aunque seguramente también influyó el hecho de que el cargo estaba directamente sufragado por las propias cuentas del monasterio y no por la Corona, por lo que pudo entenderse como una forma de complementar los salarios de ciertos maestros de obras del ámbito cortesano en un puesto de responsabilidad con prestigio, como era la construcción de la sede espiritual de una de las más destacadas órdenes de caballería de España.
Gaspar de Vega. La elaboración de las trazas y la designación como maestro mayor En una fecha imprecisa, pero que podríamos localizar entre la visita del rey al convento en la Semana Santa del año 1566 y enero de 1567,22 debemos situar la realización de unas nuevas trazas para continuar el proyecto del monasterio. Como más adelante veremos, aunque los primeros trabajos en la plataforma que rodeaba el convento estaban comenzados en marzo de 1567, las trazas de Vega no debían estar totalmente concluidas, ya que, en junio de aquel año, en una nota manuscrita, Felipe ordenaba que «a la traça de Uclés dad priesa a Gaspar de Vega, que acabe, porque se pueda ver y acabar de ordenar con tiempo».23 En el mes de julio, el rey se impacientaba, de nuevo, y pedía al maestro de obra que terminase «dos o tres cosas que tiene aquí y lo de Uclés» y visitase las labores que se estaban llevando a cabo en el bosque de Valsaín.24 Aquel mismo mes, el secretario Pedro del Hoyo le comunicaba al monarca que Gaspar de Vega se dirigía a visitarlo «con lo que tiene acabado de la traza de Uclés»;25 regresando a Uclés en el mes de agosto, tal y como esta misma correspondencia entre el rey y su secretario revela.26 Probablemente, el proyecto de Vega para las obras de Uclés motivó que el 11 de julio de aquel año de1567, por los buenos servicios prestados a la Corona y a la orden, el rey le concediera un regimiento en la villa santiaguista de Membrilla (Ciudad Real).27 Gaspar de Vega era sobrino de Luis de Vega, de cuya mano entró en contacto con las obras reales en torno a 1541, siendo requerido por el propio Felipe II para acompañarlo durante su viaje a Inglaterra en 1555 y en 1556 durante su estancia en los Países Bajos. Ese periplo le llevó a conocer los ambientes cortesanos europeos y, por indicación del propio rey, la arquitectura de otras cortes durante su viaje de vuelta a la Península, de
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El 28 de enero de 1567 el rey envió una provisión a Uclés para que los priores del convento no pudieran alterar la traza de las obras del monasterio; AHN, OM, carp. 339, n.º 125; véase doc. 8 en anexo. Íñiguez Almech, Francisco. Casas reales y jardines de Felipe II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1952, p. 203.
24 Cano de Gordoqui García, José Luis y Pérez de Tudela, Almudena. La correspondencia de Felipe II con su secretario Pedro del Hoyo conservada en la British Library de Londres (1560-1568), Valladolid, Universidad de Valladolid, 2016, p. 251.
25
Ibidem, p. 256.
26 «[Pedro del Hoyo]: Gaspar Vega no es vuelto de Uclés y hace falta para dar principio al estanque»; véase Cano de Gordoqui García y Pérez de Tudela, 2016, p. 262. 27
Herranz Pérez, Juan. «Andanzas de un maestro de obras real en la corte de Felipe II. Gaspar de Vega, vida y obra (c. 1523-1575)», tesis doctoral inédita dirigida por el Dr. Fernando Marías, Universidad Autónoma de Madrid, Departamento de Historia y Teoría del Arte, 1997, p. 485.
146 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
forma que, a su regreso en 1556, comenzó a figurar de manera casi omnipresente en las obras reales auspiciadas por Felipe II.28 Gozó de la máxima confianza del rey, quedando a su cargo el tenerlo al corriente, mediante una constante correspondencia y redacción de memoriales, de la evolución de las distintas empresas arquitectónicas que se llevaban a cabo bajo su patrocinio, con la finalidad de que el resultado de las mismas se adecuara a los deseos del monarca. Vega estuvo durante algunos años vinculado de forma indirecta, pero constante, con el proyecto escurialense. Al parecer, dio sus propios planos para el complicado proceso de la traza de 1562, planos que contentaron al secretario Pedro del Hoyo en diciembre de aquel año.29 En 1564 fue convocado, junto con Rodrigo Gil y Hernán González, en calidad de «oficiales que al presente tienen nombre y fama de mejores maestros» en la comisión designada para dar una evaluación sobre las obras de San Lorenzo.30 Con anterioridad al 19 de marzo de 1567 hizo la tasación estimativa de las de los claustros chicos, encargándosele, por voluntad del prior, la de dos de los claustros, «por ser oficial conocido y de quien se tiene satisfacción».31 Sea como fuere, lo que es seguro es que las trazas ejecutadas por Vega fueron analizadas en la corte con presencia del propio rey, que, satisfecho con el proyecto, meses después decidió encomendar la construcción del conjunto monástico al propio tracista. En agosto de 1567 se produjo el nombramiento de Vega como maestro mayor de las obras de Uclés, en un momento en el que el arquitecto debía rondar los cincuenta y tres años de edad, por lo que la adjudicación del título supuso, de alguna manera, el reconocimiento a una trayectoria de servicios prestados a la Corona ampliamente demostrada. Debido a sus numerosos viajes por la península ibérica y a la colaboración con su tío Luis, especialmente en la década de los años cuarenta —cuando Gaspar ya era un maestro de obras bien formado—, existe la posibilidad de que hubiera conocido de primera mano la realizada en Uclés con anterioridad a su nombramiento como maestro mayor. De ser así, estaría al tanto no solo de la actuación allí de su tío, sino también del proyecto inicial de Egas de 1529 y de cómo Luis de Vega había tenido que hacer frente a la prosecución de los trabajos. En realidad, Uclés no pertenecía a los bienes de la Corona ni formaba parte de los edificios gestionados por la Junta de Obras y Bosques. Sin embargo, no era la primera vez que Felipe II enviaba a sus maestros reales a asistir en obras que no formaban parte directa de su patronato, como sucedió, por ejemplo, cuando Luis y Gaspar de Vega intervinieron en las del convento de San Felipe de Madrid, en las que el rey intercedió como benefactor en lo relativo a su traslado y fábrica.32
28 Cervera Vera, Luis. «Gaspar de Vega: entrada al servicio real, viajes por Inglaterra, Flandes, Francia y regreso a España», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 45 (1979), pp. 317-348 y «Gaspar de Vega: entrada al servicio real, viajes por Inglaterra, Flandes, Francia y regreso a España», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 46 (1980), pp. 241-254.
29 En enero de 1563 se reunieron el marqués de Cortes y el conde de Chinchón con Pedro del Hoyo para tratar sobre la traza de El Escorial, haciendo referencia a que en las modificaciones al proyecto se tomara algo «de lo general de la traza de Gaspar Vega»; véase Bustamante García, 1994, pp. 40 y 53. 30 Ibidem, pp. 70-71. 31
Ibidem, p. 119.
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Herranz Pérez, 1997, p. 131.
Las características del cargo de maestro mayor de obras de Uclés 147
Las características del cargo de maestro mayor de obras de Uclés La real provisión de nombramiento como maestro mayor fue emitida por el rey desde la casa de El Pardo a 26 de agosto de 1567 (doc. 9 en anexo).33 En ella se recogían sus obligaciones, condiciones que permanecieron prácticamente inalterables en los sucesivos nombramientos de maestros hasta finales de la centuria. Por designio real, el cargo de maestro mayor de Uclés comportaba una retribución de 60 000 maravedís anuales, pagados de las rentas del convento, que debían ser percibidos, en el caso de Vega, desde el inicio del año de 1567.34 El hecho de que el nombramiento esté fechado en agosto de aquel año, nos hace pensar que se produjo una vez que Vega había concluido la traza general de la obra, con las pertinentes visitas al monasterio y bajo la impaciente mirada del rey, como anteriormente indicábamos. Mediante este nombramiento, se obligaba al maestro a visitar cinco veces al año la obra, número ampliado a seis en los sucesivos nombramientos. En esas visitas debía dejar todo el trabajo ordenado y ejecutados los moldes de las piezas principales, así como las trazas y rasguños necesarios para que los destajeros prosiguieran la obra sin problemas durante sus ausencias, guiados por el aparejador. En general, Vega cumplió con todas estas cláusulas. En este sentido, sabemos que tras su fallecimiento en 1575, y ante la demanda del cobro de deudas que interpuso su viuda contra el convento, los religiosos se negaron a saldarlas, alegando que Vega había cometido algunas faltas, especialmente durante el último año, cuando por causa de enfermedad se encontraba impedido para visitar el monasterio. Sin embargo, los testigos aportados a la causa por ambos lados certificaron que las veces que el maestro no había podido asistir a la obra no la había dejado desatendida, ayudándose de asistentes, como Antonio de Pimentel, para realizar la supervisión de los trabajos.35 Por lo general, y a partir de ese momento, los documentos de nombramientos de maestros mayores de Uclés fueron prácticamente idénticos hasta principios del siglo xvii. Una de las pocas puntualizaciones que contiene este nombramiento, con respecto a los futuros, es que era obligación de Gaspar de Vega «el acabar de todo punto las plantas y monteas de todo el edifiçio del dicho convento e yglesia del tanto baxas como altas y cantinas y tejados», algo que parece indicarnos que si bien la que podemos llamar «traza universal» estaba previamente dada, faltaban todavía por trazar de forma más precisa algunas dependencias.36
33
Herranz cita parte del contenido de este nombramiento sin mencionar su procedencia; véase Herranz Pérez, 1997, pp. 475-476.
34 En cuanto a la dotación económica del cargo, hemos de decir que la asignación de 60 000 mrs. se encuentra dentro de los salarios convencionales en la época. Sobre salarios de maestros reales, véase Marías Franco, Fernando. El largo siglo xvi. Los usos artísticos del renacimiento español, Madrid, Taurus, 1989, p. 513. 35
Herranz Pérez, 1997, p. 487. Antonio de Pimentel había sido nombrado el 20 de abril de 1573, como auxiliar de Vega, para realizar trazas y modelos. En el nombramiento se lo calificaba de conocedor de la arquitectura y la escultura; véase Gentil Baldrich, José María. Traza y modelo en el Renacimiento, Sevilla, Instituto Universitario de Ciencias de la Construcción, Universidad de Sevilla, 1998, p. 131.
36
Por un memorial redactado en 1569 sobre el avance de las obras se nos informa que Gaspar de Vega había comenzado a servir en las obras del convento desde el día 1 de enero de 1567, si bien ese primer año solo había recibido 30 400 mrs., compensándose su salario, en el año de 1568, con otros 85 200 mrs. Asímismo, se especifica como Gaspar de Vega había nombrado como aparejador de las obras a Martín de Cortezubi, asignándosele un salario anual de 15 000 mrs., a los que debían añadirse 5 reales por cada día de trabajo; AHN, OM, AHT, leg. 710, fol. 173v. Relación de las obras que se han hecho en el convento de Uclés en el trienio del prior Miguel Martín, 1566-1569.
148 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Una «traza universal» para el monasterio Gaspar deVega, encomendado por Felipe II, visitó las obras del convento entre finales del año 1566 y principios de 1567, para ver cuál sería la mejor forma de proseguir lo ya construido, pero ya dentro de una estética clasicista mucho más depurada. Sin embargo, a su llegada a Uclés se encontró con el monasterio ya iniciado en la línea de la arquitectura castellana de principios del siglo xvi, en la que se combinaban los elementos arquitectónicos tardogóticos con la fantástica y exuberante decoración «al romano». No obstante, a la altura del año de 1567 estos modelos habían quedado superados en el ámbito real, imprimiéndose, bajo el reinado de Felipe II, un creciente gusto por la arquitectura clasicista más desornamentada, de la que entonces se hacía ostentación en la nueva obra de San Lorenzo y de la que Gaspar de Vega era buen conocedor. El resultado fue la realización de las ya aludidas nuevas trazas, que no se limitaban a soluciones o partes concretas de la obra, sino que la englobaban en su totalidad, contemplando el reaprovechamiento de lo ya construido años antes. Felipe II, satisfecho con el nuevo proyecto de De Vega, ordenó que se hicieran tres copias de las mismas, ya que, además de permanecer una de ellas en el monasterio, las otras debían ser enviadas a la corte y al Consejo de las Órdenes.37 Respecto a este diseño general, Felipe mostró una actitud muy similar a la que tuvo con la traza universal de Juan Bautista de Toledo en San Lorenzo del Escorial. Las referencias a que se observase en todo momento lo planeado en la traza original fueron reiteradas en todos y cada uno de los nombramientos posteriores de maestros mayores de Uclés, precisando que cualquier cambio en el proyecto debía contar previamente con su propia supervisión y la del Consejo de las Órdenes. La preocupación del rey por la no alteración del proyecto quedó evidenciada hasta el punto de enviar una real provisión al monasterio en enero de aquel año de 1567, insistiendo en la prohibición de que los futuros priores que ocuparan la sede ucleseña pudieran variar la traza sin su previo consentimiento (doc. 8 en anexo). Además, ordenó que la traza general de Vega estuviera siempre a buen recaudo y protegida, para que siempre se respetase este modelo y los posibles futuros arquitectos no variaran nada del diseño. Vega disponía de una de las tres copias, que pasó a manos de Juan de Herrera tras su fallecimiento.38 Lamentablemente, y a pesar de los esfuerzos del rey por preservar la traza, no se ha localizado, si es que todavía se conserva, el diseño que realizó Vega para el convento. Por otra parte, y llegados a este punto, hemos de referirnos a las trazas atribuidas a Herrera que presentó Arcaute como posible proyecto para el convento de Uclés.39 37
AHN, OM, carp. 339, doc. 125, n.º 4; véase doc. 9 en anexo.
38
Cervera Vera, Luis. Colección de documentos para la Historia del Arte en España. Vol. I. Documentos biográficos de Juan de Herrera (1572-1582), MadridZaragoza, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1981-1987, p. 324.
39
Ruiz de Arcaute, 1936, p. 138. Muchos autores se han hecho eco de esta propuesta. Javier Rivera señaló que la traza habría sido realizada para el convento de Nuestra Señora de Ocaña, sugiriendo que podría ser de Juan Bautista de Toledo; véanse Rivera Blanco, 1984, p. 341 y Bustamante García, Agustín; Ortega Vidal, Javier y Rodríguez Ruiz,
Delfín. Las trazas de Juan de Herrera y sus seguidores, Madrid, Patrimonio Nacional, Fundación Marcelino Botín, 2001, p. 278. No obstante, parece que en 1563 las obras del convento de Ocaña solo requerían un claustro y no una reconstrucción completa. Después de la riada de 1598, el rey Felipe II concedió 3000 ducados para su reconstrucción, cantidad que incrementó posteriormente. Por cronología, las trazas no serían de Juan Bautista de Toledo, sino de Francisco de Mora; véase Aramburu-Zabala Higuera, Miguel Ángel; Losada Varea, Celestina y Cagigas Aberasturi, Ana. Biografía de Juan de Herrera, Santander, Fundación obra pía Juan de Herrera y autores, 2003, p. 201.
Una «traza universal» para el monasterio 149
La hipótesis de atribución es sugestiva, ya que el diseño parece pensado para un monasterio junto a una fortaleza y un río, como en el caso que nos ocupa. Además, se trata de un proyecto con dos áreas más o menos diferenciadas, mediante dos claustros separados por una interesante escalera, distinguiendo entre el espacio para albergar a la comunidad religiosa y un segundo claustro en el que se encontraría la hospedería, una diferenciación que, en el caso de Santiago de Uclés, estaba presente en el antiguo cenobio medieval. Sin embargo, y a pesar del atractivo de la atribución, debemos cuestionar por el momento que esta planta fuera dada para Uclés, ya que si hemos de datarla en la segunda mitad del siglo xvi, se trataría de un proyecto que no tuvo en cuenta ninguna de las estructuras previamente levantadas en el ala oriental, algo que, a tenor del importante volumen de lo construido, nos parece difícil de imaginar. Ante la falta de condiciones para la obra o de material gráfico coetáneo, solo podemos suponer el alcance del proyecto planteado por Gaspar de Vega a partir de lo construido. En su aportación, el maestro delimitó las proporciones y los espacios de la nueva obra, que afectaron fundamentalmente al levantamiento de un gran muro de contención y a la fábrica de la iglesia. Gaspar de Vega se encontró en Uclés con dos monasterios muy distintos, intercomunicados entre sí y en uso simultáneo por la comunidad. Del edificio medieval, en el sector meridional todavía se conservaba la iglesia, muy dañada, de reducidas dimensiones y mal iluminada, pero que hasta la finalización del nuevo templo cumplió con las necesidades religiosas del cenobio. Al oeste continuaba existiendo la panda occidental del antiguo conjunto, con elementos defensivos, y en la parte más septentrional aún se ubicaban las antiguas cocinas, el refectorio y las dependencias en las que residían los caballeros de la orden cuando visitaban el monasterio.40 Vega tuvo que abstraerse de esta realidad para poder llegar a dar una nueva traza de la totalidad del conjunto en consonancia con el primitivo diseño de Enrique Egas, en cuanto a volúmenes, proporciones y distribución de espacios, y que a su vez engarzara de forma poco disonante con lo hasta ahora construido en el sector oriental.
La iglesia Gaspar de Vega murió mucho antes de poder ver concluida la iglesia del monasterio, sin embargo, es precisamente en el templo donde mejor podemos ver su aportación al nuevo proyecto. Durante el tiempo en el que estuvo al frente de las obras (1567-1575) se acotó perfectamente la planta de la iglesia en sus dimensiones, llegando a construir en altura la mayor parte de sus capillas laterales. De su contribución podemos destacar dos elementos significativos. Por un lado, el diseño de una propuesta capaz de encajar formal y técnicamente lo nuevo con lo ya construido, y por otro, la asimilación en su trabajo de modelos que bebían directamente de las enseñanzas de tratados como el de Serlio, depurados por el filtro de la fábrica escurialense también en construcción.
40 Estas últimas dependencias comenzaron a ser demolidas a finales de los años sesenta, ante el progresivo avance de la nueva obra desde la cabecera del templo.
150 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Figura 2 Esquema del monasterio de Santiago de Uclés. En gris oscuro se marca el avance de la obra durante la segunda mitad del siglo xvi, según el arquitecto Rubén Vila.
Cuando Vega se hizo cargo de la obra, la cabecera de la iglesia estaba comenzada, y aunque la bóveda de la cripta bajo el crucero estaba ya concluida, no sabemos hasta qué punto estaba desarrollado el transepto. Condicionado por las medidas de la etapa anterior, el trabajo de Vega consistió en plantear nuevos alzados. En este sentido, por lo que respecta a la zona del transepto, se aprecia que optó por cubrir los robustos machones centrales, bajo la actual cúpula, con medias columnas de orden corintio adosadas en cada ángulo, como ya se había empleado en catedrales hispanas como la de Granada o Jaén —convertidas finalmente al toscano por sus sucesores al frente de la obra—. Tanto estas medias columnas como las pilastras adosadas que ordenan los tramos de la nave central de la iglesia se alzan sobre altos plintos con fustes de fuertes acanaladuras. Gracias a todo ello se crea una fuerte volumetría en el espacio del crucero, consiguiendo una arquitectura quizá más en la línea de los planteamientos italianos que de los de la austeridad del clasicismo escurialense español, apreciable a lo largo de la gran nave de la iglesia. Desconocemos si Gaspar de Vega planeó en su proyecto cubrir el transepto con una cúpula, pero lo cierto es que esta zona quedó reforzada mediante los citados potentes machones que sostienen ese elemento (véase fig. 2). En lo relativo al resto del cuerpo de la iglesia, como ya hemos indicado en el capítulo anterior, existe una gran afinidad entre la planta de Uclés y la de San Jerónimo el Real de Madrid, hecho que da pie a pensar que estamos ante una disposición de la iglesia delimitada ya durante la primera mitad del siglo xvi, de la mano de Enrique Egas.
Una «traza universal» para el monasterio 151
Figura 3a y b Detalle del capitel corintio de una de las capillas de la iglesia; a la derecha, el orden corintio Según Sebastiano Serlio, libro IV.
A partir de ese esquema se planteaba un espacio regular mediante una larga nave de cinco tramos con cinco profundas capillas a cada lado, también de planta rectangular y entre contrafuertes, sirviendo dos de ellas como puertas de acceso. Vega introdujo en este esquema un lenguaje renovado por medio del uso de los órdenes clásicos y del cubrimiento de las capillas con bóvedas de aristas muy rebajadas. Lo rebajado de estas bóvedas produce un arco carpanel en los muros testeros de la misma, en los que se abren sencillos vanos rectangulares decrecientes, cegados los del lado sur al recaer esta parte sobre el muro del vecino claustro. En los ángulos de las esquinas de estas capillas pueden apreciarse todavía los capiteles corintios, con los que Vega había dispuesto la ordenación total del templo (véase fig. 3a y b). El hecho de que las capillas estén comunicadas entre sí ha sido puesto en relación con el esquema de los templos jesuíticos,41 si bien, por cronología, no podemos considerarlas herederas de ese modelo. La abertura de estos pasillos comunicando las capillas debe entenderse como una forma de facilitar un paso discreto por un espacio de gran intensidad ceremonial, y quizá haya que buscar el precedente de esta distribución del templo en el ejemplo santiaguista de la iglesia de San Marcos de León —en construcción en 1528, a falta de cubrir las bóvedas, y prácticamente concluida en el año de 1538—42 o, de nuevo, en la ya mencionada iglesia de San Jerónimo de Madrid. Por otra parte, cabe llamar la atención sobre la distribución de las capillas colaterales como un proyecto homogéneo financiado por el propio convento, en el que parece que no intervino el 41
Rokiski Lázaro, 1985, p. 303.
42 Campos Sánchez-Bordona, 1993, p. 201.
152 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Figura 4a y b A la izquierda, ventana que se abre desde la biblioteca hacia la cabecera de la iglesia; a la derecha, imagen tomada del libro IV de Sebastiano Serlio. La decoración geométrica de la parte baja del frontón triangular de la estampa de Serlio se reproduce en la parte inferior del dintel de la moldura de la ventana de Uclés.
patrocinio privado y en el que se excluyeron los enterramientos en el interior de la iglesia para plantear una distribución funeraria más organizada, concentrada toda ella en el espacio subterráneo de la cripta. Si comparamos las proporciones en piso entre el espacio que podríamos denominar como transepto y las capillas laterales, mucho más amplias, puede apreciarse cómo se ensancha la planta general del templo. El ensanche no solo afectaba a las capillas, sino que también se correspondía con el volumen de las estancias del segundo nivel, sobre las mismas, creando un problema en los alzados exteriores al distinguirse volumétricamente con respecto a la parte anterior ya construida. Como solución unitaria, Vega ocultó las capillas al exterior, en el lado norte, mediante un muro homogéneo, casi a modo de pantalla, en el que abrió una de las portadas y en el que incluyó sencillas ventanas que remiten al tratado de Serlio. Sobre las capillas se abrieron dos salas longitudinales, a ambos lados de la nave central, que servían como biblioteca y archivo de la comunidad y desde las que se tenía acceso directo a la iglesia a través de dos balcones situados en el extremo lindante con el transepto (véase fig. 4a y b), una concepción del espacio similar al ejecutado en San Marcos de León. Quizá la incorporación de estas salas provocara una proporción en altura de prácticamente el doble con respecto a la base, algo que también ocurre en la iglesia de San Marcos, con una elevación de 20 metros en la nave central —21 en
Una «traza universal» para el monasterio 153
el crucero— respecto a los 11,20 metros de anchura de la misma.43 En cuanto a los alzados exteriores, uno de los problemas radicaba en cómo unir lo ya construido con la nueva obra del templo en la zona de la cabecera. Este problema se resolvió —probablemente ya fallecido Gaspar de Vega— mediante la construcción de un gran arco, en la fachada norte, que enlazaba las dos obras de una forma simple pero efectiva (véase fig. 14a). Por otra parte, desconocemos si Vega había planteado la construcción de las torres de la iglesia tal y como hoy se encuentran, ya que en la documentación manejada relativa a su maestría no aparece ningún apunte sobre el tema, ni estos dos elementos figuran destacados en la planta. Por último, cabe señalar la importancia que adquirió en el proyecto Gaspar de Vega el empleo de determinados recursos serlianos en los paramentos de la iglesia. Sabemos con certeza que manejaba el tratado del Sebastiano Serlio con bastante naturalidad, como se aprecia en el uso que hizo de paramentos rústicos en las obras de Valsaín. No era para menos, teniendo en cuenta que su cuñado, Francisco de Villalpando, había sido el traductor al castellano de los libros III y IV, volúmenes publicados en Toledo en el año 1552. No cabe aquí tratar el éxito de la tratadística constructiva en la arquitectura hispánica del quinientos, pero sí hemos de destacar el valor del tratado de Serlio para nuestra obra. Con su texto se produjo una sistematización de los elementos constructivos ornamentales y compositivos, dando como resultado un lenguaje arquitectónico fácil de aplicar mediante la fragmentación y reiteración de las partes.44 Además, se traducía el sistema alegórico vitrubiano a la lógica cristiana, por la cual se asociaban determinadas deidades a los diferentes órdenes de los templos.45 Vega optó por el orden corintio en Uclés, con el cual, según Serlio, «los antiguos romanos se deleytavan mucho en hazer cosas de esta forma corinthia más que de las otras».46 De influencia serliana podemos considerar la utilización de elementos placados en los muros de la iglesia de Uclés. Este tipo de elementos volumétricos de carácter geométrico pueden observarse también en las capillas laterales de El Escorial o en el claustro alto del Alcázar de Toledo, elementos frecuentemente recogidos en el tratado de Serlio, pero aplicados siempre a la composición de portadas (lámina LXXV del Libro III). No obstante, aunque los placados cuadrangulares eran relativamente comunes en la arquitectura de la época, nos cuesta encontrar un modelo al que se remita el uso que se hace en Uclés de los mismos, en las dovelas de los arcos de embocadura de las capillas y en sus jambas, tanto al exterior como en su intradós. Los muros de las capillas se separan entre sí mediante grandes pilastras acanaladas de orden gigante, que dividen en tramos la nave, sobre basas corintias cuyos capiteles, como sabemos, fueron modificado a finales del siglo xvi, prefiriéndose un aséptico capitel toscano.
43 Sobre las proporciones de la iglesia de León, véase Merino Rubio, Waldo. Arquitectura Hispanoflamenca en León, León, Diputación de León, Instituto Leonés de Cultura, 1995, p. 177. 44 Rodrigo Zarzosa, Carmen. Tratados de arquitectura siglo xvi y xvii, Valencia, Museo de Bellas Artes, 2001, pp. 137-138.
45 Marías Franco, 1983, p. 9. 46 Serlio, 1552, libro IV, XLIXv (edición de Francisco Villalpando).
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Figura 5a y b Vista de la nave central de la iglesia (arriba) y detalle de uno de los arcos de embocadura de las capillas (abajo).
Una «traza universal» para el monasterio 155
La construcción de la plataforma Junto a la iglesia, el gran reto al que tuvo que hacer frente la dirección de Gaspar de Vega fue la construcción de la gran plataforma que rodea el convento. Este elemento tan imprescindible para la ampliación de la superficie sobre la que construir fue realmente uno de los grandes impedimentos en el desarrollo de las obras a lo largo de toda la historia constructiva del edificio y un punto al que fueron a parar gran parte de los recursos económicos durante esos años. Como hemos tenido oportunidad de ver en el capítulo anterior, la creación de este espacio para ganar terreno al cerro y servir de tránsito se remonta al menos a la época del priorato de Francisco de la Flor. Las obras se habían iniciado a finales de los años cuarenta, de forma algo irregular por el lado noroeste, reaprovechando estructuras anteriores. Gaspar de Vega planteó una homogeneización de la planta de esta gran estructura, trazando los muros de contención del norte y del este. En la documentación conservada, el obrero se refiere en todo momento a la gran plataforma que debía rodear el convento como «la plaza» del convento. Realmente, hablamos aquí de una intervención urbanística que no afectaba prácticamente al entramado urbano, por la fuerte separación física y de altura entre el espacio que se quería crear y la villa. Sin embargo, este hecho no quiere decir que no se valoraran en su traza y ejecución los principios de perspectiva y simetría. Aquí, el sentido de «plaza» al que se recurre constantemente en la documentación estaría en relación con los usos de estos espacios como lugares en los que se desarrollaban actos públicos y de celebración religiosa del monasterio. La amplitud que ahora se creaba, rodeando el convento por sus lados este y norte, sería capaz de albergar al gran número de personas que acudían a su iglesia y a sus festividades, siendo este el único punto de acceso a la iglesia para las personas ajenas a la orden hasta época contemporánea. Además de su uso como lugar de tránsito y de celebración, la plataforma servía para enfatizar las fachadas de oriente, norte y occidente del monasterio. En Uclés se consideró necesaria la regularización del terreno no solo para asentar un monasterio mucho más grande de su antecesor medieval, sino que mediante las plataformas de piedra que se construyeron se ahondaba visualmente desde la distancia en su antiguo carácter de fortaleza inexpugnable sobre altos muros. En consonancia con esta visión externa se configuraron las tres fachadas y las posteriores torres con chapiteles, recordando de alguna forma, en su disposición elevada y exenta, a los alcázares reales. Como hemos apuntado en el capítulo anterior, parece que la plataforma se comenzó, por el lado occidental, durante la primera fase de las obras, reaprovechando materiales de los adarves y elementos defensivos que se iban derribando, mientras que la ampliación de la zona de la Carrera, con un trazado bastante más regular, fue diseñada y construida por Gaspar de Vega a partir del 9 de marzo de 1567.47 Entre esta fecha y el 21 de septiembre de 1569 estaba ya construido el muro de contención de la plataforma frente a lo que había
47
AHN, OM, AHT, leg. 710. Informe sobre el estado de las obras del convento en 1569: «Desde la primera susodicha pared se empezó el dicho año a 9 de março otro paredón traçado por orden de Gaspar de Vega maestro mayor de obras de su magestad y deste convento […]. Por ser los terreros grandes y
peligrosos y de tierra movida y hallárse lo firme muy hondo fue necesario para el salvamento y guarda de la gente peones y oficiales abrir el cimiento desde 32 pies de ancho por la parte de arriba y por la de debajo de diez y seis pies».
156 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Figura 6 Imagen de la fachada norte y planta de la plataforma tomada del proyecto de restauración y consolidación del monasterio de Uclés (Cuenca). Ministerio de Educación Cultura y Deporte. IPCE. Expediente n.º 2/13140560 CA. Arquitectos Javier Contreras y Pedro A. Barco. Año 2003.
Una «traza universal» para el monasterio 157
sido la antigua portería del convento, «en la puerta del cierço de la iglesia nueva», con sus cuatro contrafuertes exteriores hoy visibles (véase fig. 6). Desde ahí se continuó con la construcción del paredón hacia la cabecera de la iglesia, donde se creó un amplio espacio de tránsito o plaza. Este paredón tenía de largo unos 36 metros y medio y llevaba repartidos por la parte interior diez estribos de tres metros de altura y algo más de un metro de grueso. Mientras iban subiendo en altura, y para salvaguardar la seguridad de los operarios, se iban rellenando con tierra pisada los huecos que iban quedando entre estribo y estribo. El paredón, como decimos, rodeaba la iglesia y llegaba hasta la actual puerta de la Carrera, construyéndose de la misma forma que el anterior, pero en este caso, por ser más largo —más de 125 metros—, ocultaba en su interior 19 estribos.48 En esta zona se labró una escalera «para el servicio de la gente que viniere a la iglesia nueva e portería»,49 un acceso que fue eliminado una vez finalizada la obra. En 1567 se derribó la llamada Torre Blanca, una de las de la antigua fortaleza de Uclés. Tanto los oficiales de la obra como los peones colaboraron en esta tarea. En el caso de los segundos, los libros de pagos especifican que también se ocuparon en derribar otras torres y barbacanas, así como los cuartos de la hospedería de caballeros, la cueva y el aljibe, todavía pertenecientes al monasterio medieval. Una vez despejada la zona de actuación, mientras los oficiales labraban la piedra para la parte exterior de los estribos de la plataforma artificial de la iglesia, 50 los peones trabajaban abriendo los cimientos tanto de los paredones de la plataforma sobre la que asentaría la plaza como los de la propia iglesia. El salario que recibían estos peones era variable, según el grado de capacidad técnica o especialización de los mismos, y también ayudaban a los oficiales y asentadores en las canteras, sacando tanto piedra franca como tosca.51 En la plataforma trabajaban algunos de los maestros de cantería más destacados de la segunda mitad del quinientos. Pedro de Andizpe, vecino de Uclés, percibió 4387 mrs. por 7 tapias, una vez tasadas por el Gaspar de Vega y a razón de a ducado y medio la unidad, levantadas «desde la torre junto a la carnecería y va a dar a la pared grande de los estribos que esta enfrente de la portería de la obra».52 Por otro lado, en asociación con Pedro de Veléndez, ambos maestros de cantería, recibieron 60 708 mrs. por 73 tapias, valorándose cada una en 27 reales y medio y teniéndose en cuenta que habían asentado los pavimentos de los estribos del «paredón de la plaça», a lo cual no estaban obligados.53
48 AHN, OM, AHT, leg. 710: «Vuelve este paredón la calle arriba cercando el testero de la iglesia nueva y la frontera o delantera del cuarto nuevo y plaça del y en esta vuelta hace una esquina labrada con la cerca y salta regla y a boca descoda y va a dar la dicha calle arriba hasta llegar a la calle principal por donde suben desde Uclés al convento que esta junto a la esquina de la cárcel pública del dicho convento». En el memorial se especifica que se utilizó el material de derribo de la Torre Blanca para rellenar esta zona de la plaza. 49 Ibidem. Relación de las obras que se han hecho en el convento de Uclés en el trienio del prior Miguel Martín, 1566-1569.
51
Ibidem: «Mas dan por descargo 629 637 mrs. ½ de aver gastado en 9835 jornales e medio de peones que a diversos precios anduvieron en todo el dicho año en la obra del dicho convento que fue ansí en abrir los cimientos de los paredones de la plaça, como en en abrir los cimientos de la iglesia y servir los oficiales e asentadores en la dicha obra, y en sacar piedra en las canteras ansí de las piedras francas como tosca y en otras cosas que fueron menester para el servicio de la dicha obra y ansy mismo en derribar las torres e barbacanas que se han derribado en la fortaleza e los quartos de ospedería e cavalleros e la cueva e aljibe».
52
Ibidem, fol. 102v. Informe sobre el estado de las obras del convento en 1569.
53
Ibidem.
50 Ibidem, fol. 100v.
158 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Por último, Juan de Praves, maestro de cantería vecino de Uclés, recibió 246 144 mrs. que se le debían por el destajo en el paredón de la plaza, a razón de 28 reales cada tapia real de cantería, que eran de 10 pies de largo y 5 de ancho.54 Podemos intuir que durante el primer año quedaron perfectamente delimitados y despejados el perímetro de la nueva iglesia y sus cimientos. La magnitud de las obras emprendidas supuso que, en el año de 1567, los gastos de obras del convento ascendieran a 4 152 594 maravedís y medio, una cifra considerable si tenemos en cuenta que suponía casi un tercio del total de los gastos del convento de ese año, que ascendió a 14 543 076 mrs.55 En 1568, el trabajo en los estribos y muros contenedores debía estar bastante avanzado, localizándose ese año un único pago de 114 070 mrs. por el destajo que Juan de Praves hizo en el paredón de la plaza.56 Además, se compró un arenal exprofeso para las obras, y se gastaron hasta 38 020 mrs. en 9 pollinos y 745 jornales para el transporte de la arena hasta el convento.57 Ante tanto ajetreo constructivo, surgieron recurrentes problemas entre la villa de Uclés y el monasterio santiaguista: al parecer, el pueblo no facilitaba el acceso para el abastecimiento de piedra, obligando a los carros con materiales a rodear la villa por el exterior. Esto ralentizaba el ritmo en la obra, por lo que, en mayo de 1568, Felipe II envió una provisión real ordenando al concejo municipal que no pusiera impedimento de ningún tipo al tránsito de los materiales por las calles de la localidad (doc. 12 en anexo). Un año después, en 1569, todavía se especifican en las cuentas importantes trabajos de relleno de la plataforma: se pagaron 24 821 mrs. «en echar tierra para rehenchir la plaça que estaba delante del quarto nuevo y a las puertas de la yglesia en que entraron 460 jornales».58 Ese último año del trienio se gastaron 393 839 mrs. y medio en 4118 jornales de oficiales, entre los que se incluían canteros, albañiles y asentadores, y la cerca de la llamada huerta nueva, además de 321 444 mrs. en los salarios de los 5436 peones que ayudaban a los anteriores en la obra, abriendo los cimientos de la huerta, en el paredón de la plaza, en la fuente que el monasterio quería construir y que en esos momentos se estaba encañando59 y en las canteras de piedra franca y tosca.60 Fueron años de un gran ritmo en las obras, por lo que dentro de los gastos extraordinarios se incluía la compra de todo aquello que fuera necesario con miras a un eficaz progreso en la fábrica, ya fuera un haza de tierra junto a las canteras, para poder sacar la piedra sin problemas con los propietarios colindantes, o una era, como la de Pedro de Megía en la salida de la plaza vieja, junto a las obras del convento.61
Otras dependencias. Hipótesis sobre el claustro En su traza general, Vega había previsto, sin duda, la construcción del claustro del convento, cuyas obras no se concluyeron hasta principios del siglo xviii. No obstante, durante la construcción de los muros meridionales de la iglesia nueva se aprovechó para
54 Ibidem.
59
55
Ibidem.
60 Ibidem.
56
Ibidem.
61
57
Ibidem.
58
Ibidem.
Ibidem. Ibidem: «Y dos solares que se compraron el uno para poder sacar piedra dellas canteras que será una haça y el otro una hera que tenia pedro mexia defunto en la salida de la plaça vieja».
Una «traza universal» para el monasterio 159
Figura 7a, b y c Arriba, comparativa entre una puerta del claustro de los Evangelistas de El Escorial y la puerta de entrada a la iglesia desde el claustro en Uclés. Abajo, el potente esviaje de esta misma puerta de acceso a la iglesia.
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ir sacando la correspondencia con los arcos que debían caer al exterior del mismo. De esta forma, tanto las proporciones del patio como las de sus tramos habrían quedado ya delimitadas en esta fase de las obras. Reafirma esta hipótesis el hecho de que en 1572 ya estuviera realizada la puerta de la iglesia que comunicaba con el claustro, una pieza de decoración sencilla, pero con un llamativo esviaje en el acceso, que permitía hacer coincidir los tramos de las bóvedas del claustro con las del templo.62 Esta portada de acceso desde el claustro es de gran sobriedad decorativa, cuyo modelo debe ser vinculado directamente con el de las puertas de acceso a diferentes estancias de El Escorial desde el Patio de los Evangelistas, levantado a partir de 1566 y de cuyas obras fue buen conocedor Vega (véase fig. 7a y b).63 El tipo de frontón empleado en Uclés se corresponde con el tipo de moldura del acceso del ángulo suroeste del claustro mayor del monasterio, dibujada por Juan de Herrera, conservada en el Palacio Real y datada por Bustamante entre finales del año 1567 y principios de 1568.64 Es difícil saber cómo había imaginado Gaspar de Vega este claustro, pero puede ser interesante compararlo con el proyecto no construido que trazó para San Benito de Valladolid.65 Las trazas de ese espacio, fechadas a mediados de 1568 y conservadas en la Sección de Clero del Archivo Histórico Nacional,66 permiten establecer ciertas similitudes entre ambos proyectos, concretamente en aspectos como el tipo de soportes, la delimitación de los tramos rectangulares de las bóvedas perpendiculares al muro y la manera de disponer las esquinas, mediante plantas cuadradas con potentes arcos de separación. En cuanto al alzado, estaríamos hablando de formas probablemente basadas en los modelos de los claustros chicos de San Lorenzo que Gaspar de Vega se había visto obligado a realizar, por medio de Martín de Cortezubi, siguendo las trazas de Juan Bautista de Toledo. Desconocemos cual fue la elección para las bóvedas del claustro de Uclés y si, como en el caso de Valladolid, planteaban el uso de bóvedas de arista en las cuatro pandas y baídas para las de las esquinas.
Los aparejadores de Uclés y el cargo de aparejador en la segunda mitad del siglo xvi Los años en los que Gaspar de Vega ostentó el cargo de maestro mayor del convento de Uclés (1567-1575) se correspondieron con una gran actividad laboral que le obligaba a recorrer grandes distancias de la geografía peninsular para poder asistir a las numerosas obras reales que fueron quedando a su cargo. Las nuevas ocupaciones en Uclés no significaron el abandono del resto de compromisos, ni tan siquiera durante el primer año, momento en el que se requirió su presencia de forma más recurrente. El 22 de febrero de 1567 tasaba en El Pardo las obras realizadas por el escultor Juan Bautista Bonanime; el 5 de mayo aparecía al frente de las obras del sistema de conducción de aguas para la casa principal de El Pardo; en junio visitaba, con Pedro del Hoyo y el holandés Pietre 62
AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 291r. Informe sobre el estado de las obras del convento en 1569.
64 Bustamante García, 1994, p. 181.
63
En abril de 1566, Gaspar de Vega dio una estimación de lo que costaría levantar el sector occidental del gran claustro; véase Bustamante García, 1994, p. 114 e Íñiguez Almech, Francisco. Las trazas del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1965, pp. 57 y 131.
66 AHN, Clero, mapas, planos y dibujos, n.º 104. Plano publicado en Herranz Pérez, Juan. «Gaspar de Vega y Rodrigo Gil de Hontañón: alternativas al proyecto conventual de San Benito El Real de Valladolid», Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, 6 (1994), p. 118.
65
Herranz Pérez, 1997, pp. 496-502.
Los aparejadores de Uclés y el cargo de aparejador en la segunda mitad del siglo xvi 161
Janson, las obras del estanquillo de la Casa de Campo; el 8 de julio tasaba los trabajos del escultor Juan Antonio Sormano en la Casa de Campo; y a finales de enero de 1568 había concluido un modelo para los tejados de El Escorial.67 El hecho de poder atender todos estos encargos evidencia la importancia del papel que, tanto en esta como en las otras obras, jugaron los aparejadores Martín de Cortezubi, primero, y Juan de Gastañaga después.68 El trabajo que desarrollaban los aparejadores de Uclés era similar al que cumplían los que estaban a cargo de otras obras importantes. A grandes rasgos, su papel y sus competencias venían a ser parecidas a las expuestas en las ordenanzas de la fábrica de la catedral de Toledo de 1627 recogidas por Fernando Marías, en las que se especificaba la obligación de asistir con el maestro mayor para determinar lo que convenía hacer y ayudar a los oficiales en las trazas. Estas tareas exigían una dedicación prácticamente diaria, por lo que debían designar un sustituto en el caso de tener que ausentarse.69 El papel de los aparejadores era determinante para el buen discurrir de una obra, por lo que debían ser personas de confianza de los maestros mayores, siendo competencia de ellos su directa designación.
Martín de Cortezubi (1567-1571) El primer aparejador designado por Gaspar de Vega para las obras de Uclés fue Martín de Cortezubi, maestro de cantería ya documentado en Toledo desde 1558, donde contrató parte de las obras de la casa del secretario Vargas y donde trabajó en los destajos de las enfermerías del Hospital Tavera (1560) y en el Alcázar (1565). En 1567, año en el que entró a trabajar como aparejador de la obra en Uclés, se había hecho con el trabajo de reparación de la cornisa del viejo sagrario de la metropolitana de Toledo, mencionándosele como aparejador en un pleito relativo a la sucesión como maestro de obras de la catedral tras la muerte de Covarrubias.70 Lo cierto es que Cortezubi y Gaspar de Vega habían tenido oportunidad de colaborar en distintos trabajos, existiendo una vinculación de confianza entre ellos. El primer contacto documentado entre estos maestros tuvo lugar en las obras adjudicadas a Gaspar de Vega en el Alcázar de Toledo. El 1 de octubre de 1563 se emitió una cédula para que se concluyeran los trabajos de la galería de la fachada principal, mediante la cual se compensaba económicamente a Vega por los materiales que se habían perdido durante el parón de las obras y en la que se acordaba pagar 30 000 mrs. a Martín de Cortezubi y Diego Honrado, «hacedores y procuradores de Gaspar de Vega, por unas demasías que realizaron en esta obra».71 Que existía una relación laboral previa entre ambos queda confirmado tres meses después, cuando Gaspar de Vega otorgaba un poder en Segovia en el que daba a Cortezubi autoridad para acabar las obras que tenía a su cargo en el Alcázar de Toledo.72 Más adelante, el 22 de diciembre de 1566, Vega volvía a otrogarle un poder para contratar en su nombre la obra de un patio en los claustros chicos de El Escorial,
67
Herranz Pérez, 1997, pp. 469, 471 y 488.
68 A partir de mayo de 1568 volvemos a encontrarlo en movimiento, bajo las ordenes de Felipe II, visitando distintas obras, como las de El Escorial, La Fresneda y un largo etc.; véase Herranz Pérez, 1997, pp. 324 y 428.
69 Marías Franco, vol. I, 1983-1986, p. 78. 70 Ibidem, vol. II, p. 233. 71
Herranz Pérez, 1997, p. 145.
72
Ibidem, p. 310.
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obligándose este, el 5 de enero de 1567, a la realización del claustro segundo entre la iglesia de prestado y el refectorio, según la planta y montea de Juan Bautista de Toledo.73 Por último, Cortezubi hizo postura en la subasta a la baja de la obra de un patio nuevo de cantería, con condiciones redactadas por Gaspar de Vega, el 25 de julio, en la ciudad de Segovia. A pesar de su conexión previa con Vega, al adjudicarse mediante pujas a la baja, la obra fue asignada a Juan de Matienzo y no a Cortezubi, en aquel entonces «procedente de la ciudad de Toledo».74 Fernando Marías intuye como fecha posible de su muerte el año de 1568, cuando desaparece de la documentación relativa al trabajo de destajista de uno de los claustros secundarios de El Escorial.75 En realidad, como hemos visto, en esas fechas se había desplazado hasta Uclés, donde, frente a las ausencias de Gaspar de Vega, se hizo cargo del puesto de aparejador de las obras hasta su muerte, acaecida en 1571.76
Juan de Gastañaga (1571-ca. 1606) A la muerte de Cortezubi el puesto de aparejador fue ocupado por Juan de Gastañaga, un cantero natural de Zabala, en el señorío de Vizcaya, merindad de Buturia.77 Desconocemos su fecha de nacimiento, así como el lugar donde pudo formarse, pero cuando asumió el cargo de aparejador de las obras de Uclés, en 1571, debía ser relativamente joven y encontrarse en un momento de plenitud profesional, ya que permaneció en el mismo hasta los primeros años del siglo xvii, sin que podamos determinar la fecha exacta de su muerte. De esta forma, mientras a lo largo de la construcción de la iglesia se sucedieron en el cargo de maestro mayor diversos artífices, Juan de Gastañaga fue la persona que a partir de entonces estuvo siempre al frente del control de la misma. Gracias a un pleito entablado contra el monasterio en 1605, tenemos muchos datos relativos al papel que desempeñó como aparejador de la obra de Uclés. Mari Luz Rokiski dio a conocer el litigio por el que Gastañaga, en 1605 y en avanzada edad, se enfrentó al convento de Uclés por el cobro de cantidades de dinero no percibidas.78 Actualmente, gracias a la revisión de la documentación generada en dicho proceso, podemos extraer una valiosa información, a través de los relatos de las distintas personas que participaron del pleito, sobre el papel de Gastañaga en las obras y su consideración como oficial. Por lo contenido en el interrogatorio, Cortezubi disponía de dos criados a su servicio mientras fue aparejador de las obras de Uclés. Al parecer, a su muerte, estos dos criados pasaron a servir a las órdenes de Gastañaga cuando asumió el cargo de aparejador en 1571, cobrando cinco reales cada uno al día como retribución.79 Sin embargo, Gastañaga
73
Ibidem, p. 468.
74
Ibidem, p. 169.
75
Marías Franco, vol. II, 1983-1986, p. 233. Ese año tasó, con Pedro de Tolosa y Lucas Escalante, la puerta de la cocina de El Escorial; véase Bustamante García, 1994, pp. 176 y 215, nota 66.
76
«Aparejador: Martín de Curtiçubi [sic] sirvió de aparejador de la obra desde primero de enero hasta fin de julio de setenta e uno que murió. Ganaba quinze myll mrs. pagósele ocho mill e quinientos mrs. que hubo de aver hasta que murió», AHN, OM, AHT, leg. 11478, fol. 106r.
77
AMU, Protocolos Notariales, L. 5, doc. 2, fols. 336v-337r. Carta de poder, año 1592.
78
Rokiski Lázaro, 1988a, pp. 302-308.
79
«Si saben que a los otros criados que tenía el dicho Martin de Corteçubi y que después tubo el dicho Juan de Gastañaga, hasta que se le dieron las obras a destajo, se le daban cinco reales cada día, y le era de más provecho a el dicho Juan de Gastañaga el tenellos que los dos reales que se le ofrecieron cada día, así fue el dicho concierto en mucho provecho del convento», véase Rokiski Lázaro, 1988a, pp. 307-308.
Los aparejadores de Uclés y el cargo de aparejador en la segunda mitad del siglo xvi 163
se vio obligado a deshacerse de ellos en julio de 1577, momento en el que se decidió que las obras de la iglesia salieran a destajo. Por lo que se trasluce del pleito, por aquel entonces Juan de Gastañaga tenía intención de participar en los destajos, pero el por entonces maestro mayor, Pedro de Tolosa, y el prior Aponte consideraron que debía seguir en el puesto de aparejador de la obra, por lo que le asignaron dos reales como compensación por la pérdida de los dos criados que hasta entonces había tenido como auxiliares en las obras. Parece ser que estos dos reales nunca le fueron abonados, por lo que Pedro de Tolosa habló con los destajeros para que le cediesen dos criados al aparejador, contestándole estos que no era su obligación el proporcionarle criados de su propia cuadrilla.80 En consecuencia, Gastañaga tuvo que contentarse con los dos reales diarios, uno por cada criado.81 A pesar de lo acordado, el convento fue postergando el pago, y Gastañaga, después de consultarlo con los consiliarios, se vio obligado a reclamarlos por vía legal en 1586, obteniendo, por parte del prior Francisco Sánchez, 100 ducados. Desde entonces, la situación de impago se mantuvo, asegurando Gastañaga que los prelados que hasta 1605 habían ocupado el cargo le habían «entretenido con palabras», viéndose finalmente obligado a iniciar un nuevo pleito contra el convento. Por las declaraciones que contiene el litigio sabemos que Gastañaga no había faltado a sus obligaciones en las obras de Uclés, y que sus conocimientos arquitectónicos y las trazas de las que había surtido a la fábrica habían producido una obra firme, ahorrando mucho dinero en los trabajos. Todos los oficiales que comparecieron en el pleito, entre los que se contaban los maestros mayores Diego de Alcántara y Francisco de Mora, destacaron su buen hacer al frente de los trabajos. En este sentido, son muy elocuentes las palabras que le dedica Francisco de Mora, en 1604, a colación de este mismo pleito: Y lo que e visto en todo este tiempo es que [Gastañaga] a servido con mucho amor y cuydado mirando mucho, ansí por la bondad y perpetuidad de la obra, como por ahorrar de gasto y que no se gastase mal la hacienda del convento y esto e visto lo a hecho en muchas ocasiones y ansí digo en Dios y mi conciencia que quando el convento ninguna obligación tuviera (que la tiene)
80 «Lo que pasó su el negocio de los moços del señor Gastañaga fue que Pedro de Tolosa questé en gloria después de se nos aver rematado esta obra nos llamó a mí y a mis conpañeros [sic] y nos dixo que abía tratado con el señor dotor Aponte prior que al presente era y con el licenciado Martín Cano mayordomo y obrero que el convento le solía dar dos criados y que gustarían de que nosotros se los diésemos. Nosotros les respondimos que no teníamos obligación de le dar ninguno porque si el convento tenía obligación a darle criados se lo satisfiece.» En la declaración de Juan de Mazas se incluye el hecho de que él trató el tema del salario de Gastañaga con Pedro de Tolosa en El Escorial, dato que pasa por alto Rokiski por un error de transcripción: «Y estando en el Escurial Pedro de Tolosa questé en gloria tratando del salario de Gastañaga me dixo que se le daba el mismo salario que antes se le daba y preguntándole yo en lo de los criados que orden se abía de tener me dixo que en lugar de los dos criados se le darían dos reales un real por cada un criado», AHN, OM, L. 12c, sin fol. Declaración de Juan de Mazas sobre el pleito de Juan de Gastañaga.
81
En el interrogatorio del pleito que años después entabló Gastañaga sobre las deudas del convento se pregunta «si saben que en todas las obras que se haçen en conventos y otras partes y en las de su magestad, es uso y costumbre de dar a el aparejador dos criados que él ponga en las dichas obras, para que lleve el salario, por ser poco el que se da a los aparejadores respecto del trabajo que tienen». Más adelante, la información se completa: «Yten, si saben que por el año pasado de 1577 se dieron a destajo las dichas obras y se remataron en Juan de Maças y Juan de la Riten y Juan Martínez del Barrio, y porque el dicho Juan de Gastañaga no tratase de entrar en parte de las dichas obras ni buscase otras sino que hiciese el dicho oficio de aparejador, Pedro de Tolosa, Maestro mayor y el licenciado Aponte, prior del dicho convento y Martín Cano, mayordomo y obrero de las dichas obras, porque los destajeros no los abían de le traer, se le diese a el dicho Juan de Gastañaga dos reales cada día que ubiese obra, y así lo an oydo decir del dicho Pedro de Tolosa y licenciado Aponte y Martín Cano»; véase Rokiski Lázaro, 1988a, p. 306.
164 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
de darle los dichos dos reales cada día de trabajo, merecía esto y mucho más una persona de tan buenas partes y tan buen oficial que en las obras del Rey o de otros particulares obiera ynteresado muchos ducados y ansí se a hecho pobre y biejo asistiendo en esta obra por lo que me pareçe el convento debe mandarle pagar los dichos dos reales cada día dendel tiempo que a durado la obra pues a muchos años que en qualquier parte un peón gana quatro reales y para Gastañaga es muy poco cinco y 15 000 mrs. como a tenido.82
De acuerdo con el propio Gastañaga y los diferentes testigos, el hecho de no poder abandonar la fábrica de Uclés había repercutido en su desarrollo económico y profesional, ya que para permanecer en las obras había tenido que renunciar a acudir a otros trabajos significativos para los que había sido requerido, como los de la propia iglesia mayor de Valladolid, a la que en sustitución suya acudió finalmente un joven Diego de Praves, curtido en la cantera santiaguista de Uclés, tal y como recogían las preguntas del interrogatorio y las respuestas afirmativas de los testigos: Si saben que en el tiempo que an asistido el dicho Juan de Gastañaga en las dichas obras le an llamado para otras obras de mucha importancia, ansí para Valladolid como para otras partes, donde le uviera valido más de 3000 ducados horros, como los a ganado Diego de Prabes que fue en su lugar a la ciudad de Valladolid a el dicho Juan de Gastañaga donde a ganado más de 20 000 ducados, y el dicho Juan de Gastañaga por asistir en las obras de este convento no quiso yr a las dichas obras de Valladolid ni a las demás, y está pobre y viejo y muy alcançado.83
Aprovechamos esta alusión para referirnos ahora a Diego de Praves, sin duda, uno de los mejores representantes del clasicismo en el foco vallisoletano de finales del siglo xvi tras su llegada a la capital del Pisuerga en 1582. Su trabajo en Valladolid fue bien estudiado por Agustín Bustamante, que incidía ya en importantes lagunas relativas a su formación previa a la llegada a la catedral vallisoletana.84 Por nuestra parte, hemos podido documentar la presencia de Diego en las obras de Uclés en dos ocasiones. En la primera de ellas aparecía junto a su padre, el también cantero Juan de Praves, en una deuda de 1547 que el convento tenía con ellos, cuando Diego contaba con tan solo 19 años de edad.85 Si en esta referencia aparece subordinado al padre, en 1582, por el contrario, recibió en solitario 1717 mrs. por los destajos que había realizado en la heredad de Torrelengua.86 De la afirmación de Gastañaga se desprende que desde Valladolid se le solicitó explícitamente para una obra que entendemos debió ser la de la cuarta colegiata, pero él prefirió no abandonar su puesto, yendo en su lugar, como ya hemos comentado, un joven, pero bien formado, Diego de Praves. El hecho de que desde el momento en que llegó estuviera
82 AHN, OM, L.12c, sin fol. Declaración de Francisco de Mora en el pleito de Juan de Gastañaga. Mari Luz Rokiski no reproduce este fragmento en su transcripción. Sobre el salario insuficiente del aparejador al que alude Mora, puede ser interesante recordar que los aparejadores que asistían a Juan Bautista de Toledo en San Lorenzo del Escorial ganaban 25 000 mrs. y 5 reales de jornal por día trabajado, según consta por la real cédula de 2 de febrero de 1562; véanse Llaguno Almirola, vol. II, 1829, pp. 227-228; Portabales Pichel, Amancio. Los verdaderos artífices de El Escorial y el estilo indebidamente llamado Herreriano, Madrid, Gráfica literaria, 1945, pp. 59-60 y Bustamante García, 1994, p. 33.
83
Rokiski Lázaro, 1988a, p. 307.
84 Bustamante García, Agustín. La arquitectura clasicista del foco vallisoletano (1561-1640), Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1983, pp. 276-277. 85
AHN, AHT, leg. 17571, fol. 207r. Mayo de 1574. Cuentas del priorato de Francisco Sánchez, 1570-1573.
86 AHT, leg. 13529, fol. 187v, «1717 mrs. que se pagaron a Diego de Prades a quenta de la obra que se hace de destaxo en Torrelengua». Cuentas del priorato de Diego Gallego, 1580-1583.
El avance cronólogico de las obras en la iglesia durante la maestria de Gaspar de Vega 165
estrechamente vinculado a la compañía de Alonso de Tolosa, hijo del que más tarde fue maestro mayor de Uclés, Pedro de Tolosa, viene a confirmar que el salto a Valladolid vino determinado por el contacto del primero con las obras de Uclés.87
El avance cronológico de las obras en la iglesia durante la maestría de Gaspar de Vega El estudio cronológico del desarrollo de las obras permite apreciar el fuerte empuje que estas tuvieron durante los primeros años de la maestría de Vega, como ya vimos en lo relativo a las obras del paredón o la plataforma. Dentro de un plan racionalizado para la adaptación de los espacios adyacentes al monasterio, el rey, siempre benefactor de las obras del convento, concedió licencia, el 7 de mayo de 1567, para que el monasterio pudiera derribar parte de la fortaleza y poder así seguir ensanchando la obra en su lado más meridional.88 A cambio, los conventuales debieron aportar 2000 ducados para que esta pudiera reconstruir un nuevo recinto fortificado junto a la torre albarrana, en el lado sur del cerro, reaprovechando los materiales de derribo.89 Así mismo, el convento tuvo que abonar 37 000 mrs. a las arcas del concejo por la compra de un pedazo de terreno adyacente propiedad de la villa. La complicación del proceso de ampliación en este momento era tal que conllevó la necesidad de realizar un dibujo explicativo del proyecto para que fuera examinado en el Consejo de las Órdenes.90 Por lo que respecta a las obras de la iglesia, estas comenzaron oficialmente el día 4 de septiembre de 1567, imponiéndose durante los primeros años un ritmo de trabajo bastante elevado.91 Como ya hemos señalado, creemos que, en planta, la iglesia seguía la traza previamente dada por Enrique Egas, de una sola nave con capillas intercomunicadas entre contrafuertes y con tres accesos: dos laterales —el del lado norte por el exterior del convento y un segundo desde el claustro— y un tercero en la fachada occidental, a los pies del templo. Los esfuerzos constructivos más importantes podemos situarlos en el año de 1568, cuando los oficiales, además de desbastar piedras en la cantera, comenzaron a asentarlas y labrarlas, tanto para los cimientos como para los muros del templo,92 realizando «unas puertas de las capillas» que se habían concertado con Juan de la Puente, Pedro de Andizpe, Francisco de Arteaga y Juan de Praves.93 La cantidad a la que ascendieron las obras durante ese primer año fue de un total de 2 633 284 mrs.94
87
Bustamante García, 1983, p. 280.
88 La construcción de las nuevas dependencias de la fortaleza acarreó nuevos problemas con los vecinos. El 27 de abril de 1568 se requirió que los dueños de las casas junto a la fortaleza presentaran sus títulos de propiedad, para proceder a su derribo y poder así guiar el nuevo edificio; AHN, OM, AHT, 78616, n.º 59223. 89 AHN, OM, carp. 339, n.º 85. Cédula Real por la cual el rey hizo merced al Real Convento de Santiago de Uclés de la fortaleza de la misma villa. 90 AHN, OM, AHT, leg. 710, fol. 102v. Libro de cuentas del prior Miguel Martín, 1566-1569. En los pagos de entre 1566 y 1567 se menciona «la pintura y discreción de la plaça que se llevó al Consejo».
91
Ibidem, sin fol. Memorial del estado de las obras.
92 Ibidem, fol. 137r. Ese año se pagaron 7713 jornales de oficiales que labraban y asentaban piedra, por un total de 745 283 maravedís. El salario de Gaspar de Vega queda incluido dentro de los 165 761 mrs. y medio «que el dicho año gastaron en pagar salarios ansí a Gaspar de Vega maestro de la dicha obra como a su aparejador como a otros criados ansí de los carreteros de mulas e bueyes e herrero e moço de fragua»; ibidem, fol. 138v. 93
Ibidem, fol. 173v.
94 Ibidem, fol. 139r.
166 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Un año después, en 1569, como medida de control se realizó un memorial sobre el estado de la fábrica, mediante el cual conocemos en qué punto se encontraban las obras apenas dos años después de ser iniciadas. La memoria hace breves alusiones a los trabajos desarrollados en la zona del transepto: «Ay a cada parte del arco toral atrás de los pilares dél, hecha una pared, labrada de sillería con una puerta labrada en viaje con sus molduras que corren por jambas y cintelles y asentados sus arcos y sus sobrearcos de alto onze pies y medio y los pilares del arco toral tienen asentadas sus cornijas y las basas para las columnas y pilares corintios». La puerta a la que se refiere el documento se correspondería con la que comunicaba la primera capilla con el transepto mediante un esviaje, por lo que, para esa fecha, tenemos una referencia sobre la altura que ya alcanzaba este muro. Por otra parte, este dato nos habla del ya mencionado orden corintio que debía regir la iglesia, para el cual, las basas de las columnas y los pilares en esta zona estaban ya asentados. El avance de la obra prosiguió a buen ritmo y, en ese año de 1569, estaban cimentadas lo que la documentación denomina las «cuatro paredes», que se corresponden con los dos muros exteriores de la iglesia —el del claustro y el del exterior del templo por el lado norte— y los dos muros que separaban la nave de la iglesia de las capillas. Por la irregularidad del terreno, estos muros estaban cimentados a distintas alturas: el lienzo que daba al claustro se cimentó en casi 9 metros, mientras que las interiores lo estaban a algo más de 8 metros la del lado de la epístola y a 8 metros la del evangelio. En el lado de la epístola, entre las puertas de embocadura de las capillas, estaban hechos, además, «seis pilares gruesos y bien labrados artesonados con sus molduras, y unos están labrados y asentados hasta nueve pies de alto y otros hasta cinco pies de alto entre estas dos paredes».95 Parece que las capillas más avanzadas eran las más cercanas a la cabecera, de las que se dice que «las dos tienen asentadas las puertas con sus çintelles e sobrearcos bien labrados con sus molduras»96 —casi cinco metros por dos y medio—, mientras que las otras dos paredes y dos puertas estaban asentadas hasta la altura de un metro y medio.97 Frente a ellas, en el muro contrario, sobre el avance de la construcción de los pilares de las capillas se dice que «los unos están labrados y asentados de diez pies de alto y otros de nueve y otros de siete y otro de cinco».98 Hemos de llamar la atención sobre el hecho de que el proyecto de Vega incluía cinco capillas, pero en esos momentos, en la última prácticamente no se había avanzado nada en altura. La última de sus cuatro paredes, es decir, la del exterior al norte, se asentó a 40 pies —algo más de 11 metros—, con cimientos de un ancho de casi 4 metros, de la cual se especificaba que «se empeçó a asentar la sillería, que da en medio de ella una puerta principal para la iglesia a donde ay dos estribos enpeçados para la edificación de la portada».99 Por último, la memoria también nos da información sobre la fachada de la iglesia, denominada en la documentación como «del espejo», haciendo alusión a la futura incorporación en ella de una gran ventana. En esta zona a los pies se abrieron los cimientos
95
Ibidem, sin fol. Libro de cuentas del prior Miguel Martín, 1566-1569. Memorial del estado de las obras.
96 Ibidem. 97
Ibidem.
98 Es particularmente irregular el nivel de esta zona de la iglesia, de tal forma que los muros que dividían las capillas se cimentaban de forma muy desigual, uno a 40 pies, otro a 30, el tercero a 20 y el último a 10. 99 AHN, OM, AHT, leg. 710, sin fol. Libro de cuentas del prior Miguel Martín, 1566-1569. Memorial del estado de las obras.
El avance cronólogico de las obras en la iglesia durante la maestria de Gaspar de Vega 167
a mayor profundidad, a unos 15 metros y medio de altura en una de sus esquinas.100 En medio de esta pared occidental se abría la puerta de acceso, con dos estribos colocados en consonancia con el ancho de la nave principal —todavía hoy visibles—, alcanzando en ese año de 1569 los 3 metros de altura. Construir en esa zona del convento conllevaba demoler las antiguas estructuras de la zona norte del monasterio. En esos tres años se derribaron, para dar espacio a la planta de la iglesia, la Torre Blanca, los tres cuartos principales de la hospedería, las caballerizas, el horno, las cámaras de harina y una cueva. El memorial explica, que al haberse derribado la cueva, fue necesario adaptar una de las bóvedas subterráneas del cuarto oriental para que sirviese de nueva cueva por la parte inferior y de panera por la superior, para lo cual se le dieron unas dimensiones de 14 metros de largo y algo más de 8 metros de ancho.101 A pesar de que en ese momento el convento manifestaba sus esperanzas de poder concluir la iglesia en los siguientes diez años, detectamos el inicio de algunos problemas económicos durante los años de 1569 a 1572. Aunque los libros de cuentas no muestran nada anormal, una serie de acontecimientos provocaron una merma notable en los ingresos del convento. Durante ese periodo el monasterio se vio obligado a pagar 45 000 mrs. a la villa para que les permitieran cercar la huerta nueva que el convento había adquirido en el barrio de Estremera.102 Asimismo, se pagaron 18 700 mrs. al obispo de Fez cuando fue a hacer la profesión en el convento desde Valencia, para ayuda de costa.103 También tuvo que afrontar un gasto de 89 874 mrs. en comprar armas, a petición del rey, para tener «a punto de guerra» a treinta y ocho hombres, de cara a las contiendas del reino de Granada en las Alpujarras.104 Por último, la plaga de langosta que azotó ese año las posesiones de los santiaguistas causó un gasto a sus arcas de 58 998 mrs.105 Por lo que respecta a las obras, el antiguo prior y en esas fechas obrero, Francisco de la Flor, hizo entrega del libro de la obra, viéndose que el gasto de peones ascendía hasta los 815 000 mrs., y el de maestros, oficiales y paleros a 939 425 mrs. El libro no entra en detalles específicos sobre
100 «Se hizo en el testero e pies de la iglesia una pared que se dize del espejo que por la una esquina se cimentó de 56 pies y medio de hondo hasta el salto y holladero de la iglesia y de ancho llevaba la dicha pared 17 pies y por la otra esquina tenia de hondo 25 pies y la pared 13 pies de ancho. Llevó en la esquina más honda un estrivo que como iba subiendo la dicha pared, se le iba quitado. Tiene en medio del dicho testero esta pared una puerta, y al presente quedan en ella sus estrivos para que no se haya de hazer la puerta, y junto a esta puerta hay conforme a lo ancho de la nave principal dos estribos que salen sus pies del de la dicha pared. Esta pared del testero de la iglesia tiene la mitad della edificado honze pies y medio de alto y la otra mitad 10 pies, toda la qual obra se ha hecho desde el 7 de março 1567 hasta 22 de setiembre del año de 1569 años», AHN, OM, AHT, leg. 710, sin fol. Libro de cuentas del prior Miguel Martín, 1566-1569. Memorial del estado de las obras. El término «espejo» fue empleado con el mismo sentido en la Colegiata de Villagarcía de Campos por Pedro de Tolosa; véase Bustamante García, 1983, p. 60. 101 «Ase derribado para la planta de esta iglesia tres quartos principales que avía de ospederia y todas las cavalleriças y horno y cámaras de harina y de
otros muchos servicios que avía y la cueva. Para la comodidad del servicio de la casa y por averse derribado la cueva fue necesario en las bóvedas que ay debaxo del quarto nuevo hazer una para que sirviese de cueva lo de abaxo y lo de arriba de panera e de otros menesteres y ansy se hizo una bóveda que tiene 50 pies de largo y 30 de ancho», AHN, OM, AHT, leg. 710, sin fol. Cuentas del prior Miguel Martín, 1566-1569. 102 Ibidem, leg. 11478, fol. 43r. Cuentas priorato Francisco Sánchez, 1570-1573. 103 Ibidem, fol. 42v. 104 Ibidem, fol. 45v. Se incluye en este documento el inventario de todo lo adquirido: doce cotas, tres arneses, dos celadas, seis mangas de malla, dos guantes, un peto y un espaldar. Sobre el levantamiento de las Alpujarras y la participación de la Orden de Santiago, véase Martínez Teixidó, Antonio. Operaciones militares de la Orden de Santiago en las edades Media y Moderna, tesis doctoral dirigida por la Dra. E. Postigo en la Universidad Autónoma de Madrid, Departamento de Historia Moderna, 2014, pp. 314-317. 105 AHN, OM, AHT, leg. 11478, fol. 42v. Cuentas priorato Francisco Sánchez, 1570-1573.
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lo construido, aunque siguen viéndose considerables pagos por la compra de tierra para rellenar la plaza,106 así como para el cercado de la huerta nueva del convento y el empleo de importantes cantidades de agua para hacer una fuente.107 Lo que sí incluye el libro es una relación exacta del dinero invertido en cada una de estas labores, siendo destinada a la obra de la iglesia una cantidad de 2 662 163 mrs. durante el primer año, de 3 517 238 mrs. y medio en el segundo y de 1 194 828 mrs. en el tercero, si bien en este último se incluyen también las obras en las heredades, pero no los salarios.108 A pesar de la aparente normalidad, detectamos que en las cuentas de ese trienio aparecen una serie de ventas de partidas de materiales de las obras, por las que se obtuvieron 14 781 mrs.109 Estas ventas fueron motivadas por las elevadas deudas que el convento asumía aquel año, a las que el libro de cuentas dedicaba un capítulo aparte en el que se indicaba que el total ascendía a 1 962 917 mrs., cuando en las arcas del depósito solo quedaban 1 458 029 mrs. La naturaleza de las deudas era muy variada. Entre otras, puede destacarse que el convento debía los pagos del año de 1572 correspondientes al salario del obrero y los costes de las obras llevadas a cabo, además de los 85 380 mrs. que habían tomado prestados del depósito que el rey había hecho en las arcas del convento para la obra de la fortaleza. A todo ello se sumaban otros importantes gastos, como los 25 976 mrs. que se adeudaban por la fabricación de una lámpara de plata para el sepulcro.110 Los visitadores de aquel año, después de analizar las cuentas, hicieron algunas observaciones para la mejor administración de la hacienda, algunas de ellas también relativas a las obras. Se insistió en la necesidad de que hubiera mayor precisión a la hora de anotar los sueldos que se daban a los oficiales y peones, tomando cuenta de ellos semanalmente, y se ordenaba, entre otras cosas, que fuera el obrero y no otra persona el que se ocupara de la compra de los materiales.111 Finalmente, en su informe se incluye,
106 El maestro de obras Gaspar de Vega siguió recibiendo su salario con normalidad, al igual que su aparejador, Martín de Cortezubi, y el sobrestante de la obra, Francisco Jiménez. «Gaspar de Vega: gana 60 000 mrs. por año. Gaspar de Vega maestro mayor de la obra de la yglesia y pareció avérsele pagado sesenta y ocho myll mrs. a quenta de su salario la cuenta del qual queda más clara en su asiento del último descargo de salarios destas quentas. Aparejador: a Martín de Corteçubi aparejador de la obra quinze mil e nuevecientas y dos mrs. en cuenta de su salario este aparejador gana por año qinze mil mrs. y comenzó a servir a diez de diziembre de sesenta e nuebe. Sobre estante Francisco Ximénez sobreestante en la obra gana por año 9000 mrs. e 357 mrs. desde 25 de diziembre de sesenta e nuebe, pareció avérsele pagado 9535 mrs.»; ibidem, fols. 47v-48r. Cortezubi murió en el año de 1571, tal y como se especifica en las cuentas de este año; ibidem, fol. 106r. 107 En el primer año del trienio se gastaron en ello 163 040 mrs. 108 AHN, OM, AHT, leg. 11478, fol. 148r. Cuentas del priorato de Francisco Sánchez, 1570-1573. En el año de 1570 se incluye en los salarios a Juan de Regúlez, que ganaba diez ducados por labrar piedras para la iglesia. El siguiente año también se dedicó a esto, pero percibiendo una menor cantidad en relación con los días trabajados; ibidem, fol. 50r: «Obrero;
Juan de Regúlez ganava por año a razón de diez ducados para labrar piedras para la yglesia y por el tiempo que pareçió aver servido hasta fin de diziembre de quinientos y setenta huvo de aver quatro mil y veynte y dos mrs. y medio los que les pareçió avérsele pagado. Regules: Juan de Regules sirvió de oficial en el taller para labrar piedras desde primero de henero de setenta e uno hasta onze de julio del dicho año, hubo de aver mill e nueve çientos y ochenta y ocho maravedís que se le pagaron». 109 AHN, OM, AHT, leg. 11478, fol. 129v. Cuentas del priorato de Francisco Sánchez, 1570-1573. 110 Ibidem, fols. 133v-134v. 111 A todo ello se sumaban otras deudas que tenía contraídas el convento por la compra de trigo, debido a que, en 1571, el licenciado Molina de Mosquera, alcalde de Corte, había embargado al convento 1500 fanegas de trigo para el proveimiento de guerra. Por todo ello, el prior «compró al prescio que lo pudo hallar y tanbién con la necesidad del año y tanta hanbre como avía acudieron muchos más pobres a la puerta del convento e mucha gente de los moriscos que se morían de hambre y así se gastó mucho trigo más de lo que se avía de gastar en las dichas limosnas y por no faltar en la caridad se ovo de comprar a los preçios que se pudo hallar», AHN, OM, AHT, leg. 11478, fols. 185v-188r. Cuentas del priorato de Francisco Sánchez, 1570-1573.
El avance cronólogico de las obras en la iglesia durante la maestria de Gaspar de Vega 169
de nuevo, una relación de todo lo que en octubre de 1572 estaba hecho en la obra del templo. El cuerpo de la iglesia, comenzado bajo la dirección de Gaspar de Vega, estaba bastante avanzado en lo relativo a paredes, pilares, arcos, bóvedas y ventanas de las capillas, que alcanzaban en altura casi los seis metros y medio,112 mientras que los dos pilares del coro habían alcanzado los 5 metros y medio. Una altura similar tenía ya el acceso de la portada occidental, mientras que la del lado norte todavía no estaba realizada. En cuanto al muro que separaba la iglesia y el claustro, se habían dejado ya «retunbeados los arcos que an de ser para los corredores y çerrados los arquillos o formaletes»,113 estando ya el dintel y el capialzado de la puerta de entrada al claustro realizados. El padre Esteban Ortiz, como obrero del monasterio, dejaba, en mayo de 1574, un memorial de deudas con personas particulares que habían participado en las obras del convento y que ascendía a 586 364 mrs.114 Llamamos la atención sobre este informe, ya que el hecho de que estas deudas se incluyeran en el libro de cuentas constituye uno de los pocos documentos en los que aparece un listado de artífices, algo que nos permite ver la magnitud del proyecto y del número de personas implicadas. En la enumeración de más de una cincuentena de operarios no se hace distinción entre peones y oficiales, por lo que las cantidades adeudadas no parecen hablarnos del cargo ocupado en la obra o del grado de especialización de estas personas, ya que conocemos los nombres de algunos canteros importantes en la obra de Uclés, respecto a los cuales, las deudas que aparecen en este memorial son poco significativas. Por otra parte, es revelador el hecho de que se divida entre una primera lista general y otra específica, bajo el título de «vizcaínos», cuyo repertorio, como suele ser habitual, se corresponde con maestros de cantería. Se observa, además, que muchos de los peones y de la mano de obra no especializada son vecinos de la localidad cercana de Rozalén, así como que, en muchas ocasiones, es el padre el encargado de cobrar sus propios salarios y los de sus hijos, incluso, a veces, la madre. En este memorial no se especifica, en prácticamente ningún caso, la naturaleza de la deuda, y si bien encontramos nombres que a lo largo de este capítulo aparecen de forma recurrente —Juan de la Riten, Pedro de Andizpe, Peralta, Pedro Beléndez, Juan de Regules, Bartolomé Mexía, etc.—, hemos de destacar la deuda relativa, dentro de los vizcaínos, a Juan de Praves y su hijo Diego, que asciende a 1551 reales. Se trata de una de las deudas más altas, y aunque, como hemos dicho, en el memorial no se especifica, es posible que se corresponda con su trabajo como un maestro importante en el desarrollo de las obras. A la vista de estos datos económicos, los visitadores dejaron expresados una serie de mandamientos de diversa índole. Se insistía en que las obras de la iglesia debían llevar una cuenta aparte del resto, pidiendo que no se hiciesen gastos excesivos en la festividad del Corpus y de Santiago, prohibiendo que se trajeran cantores desde Toledo y reprobando que se hubiese estado sacando dinero del arca del convento para pagar deudas. Por otro lado, se informaba de que se disponía de una gran cantidad de madera de nogal de gran 112 Ibidem, fol. 291r. Memoria de las obras realizadas a fecha del 26 de octubre de 1572; véase doc. 15 en anexo. 113 El término «retumbeados» se refiere aquí a que los arranques del arco estaban ya realizados, con los correspondientes responsión y enjarje para absorber los empujes.
114 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 105v. Memorial de deudas con personas particulares presentado por el obrero Esteban López Ortiz sobre las deudas del convento en abril de 1574, por un total de 586 364 mrs.
170 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
calidad —hasta 400 carretadas— destinada a la realización de las sillas del coro y la cajonería de la sacristía.115 Por último, se dejaba estipulado que cuando se realizasen ventas de materiales de la obra, estas debían ser siempre previamente aprobadas por el prelado.116 Finalmente, hemos de señalar el continuo y constante control de Felipe II. Además de prohibir la alteración de la traza del proyecto, a lo largo de todos estos años se emitieron informes sobre los avances de las obras que se incluían en los libros de cuentas trienales, datos que nos han permitido extraer toda la información anteriormente descrita. Además, siempre que surgía algún problema que pudiera frenar el avance de las mismas, el rey emitía las pertinentes reales cédulas en beneficio del monasterio, y casi siempre en perjuicio de la villa de Uclés. Es lo que ocurrió en 1568, cuando Felipe II ordenó al concejo que permitiera la entrada de carros con materiales para las obras por el interior de la villa, con el fin de aligerar los tiempos de transporte (doc. 12 en anexo). Un año antes, los perjudicados habían sido los vecinos de la cercana población de Saelices, que se vieron obligados a ceder una cantera, que ellos habían descubierto en su territorio, para abastecer de piedra a las obras de Uclés (doc. 10 en anexo). Cuando falleció Gaspar de Vega, el panorama de las obras no parecía haber perdido ritmo en general, si bien en los últimos años no era muy alto debido a su magnitud y a las importantes deudas contraídas por el convento. En este sentido, el propio Vega en su testamento, otorgado el 6 de diciembre de 1574, aseguraba que el convento le debía 48 000 mrs. de su salario.117 Tras su muerte en 1575, su viuda, Aldonza Ruiz, exigió al convento que se saldase la deuda, pero la comunidad se excusó de no haber pagado el salario alegando ausencias del maestro. Por lo que se desprende del pleito, parece que durante el último año de su vida Vega estuvo impedido y solo visitó la obra una o dos veces. No obstante, según afirmaron los testigos convocados en el pleito, nunca las desasistió, ya que siempre estuvo al corriente de lo que se hacía en Uclés gracias a sus colaboradores,
115 «La madera de nogal y lo que sobre ella se a de hazer: yten por quanto este convento tiene más de quatroçientas carretadas de madera de nogal apilada en las casas vajas de la huerta de este convento para hacer las sillas del choro de la yglesia nueva y cajones y sacristía y otras cosas la qual es muy singular y nos certifican que vale myll e trescientos ducados más que costó, e para que esté en la custodia que merece y nadie pueda tocar a ella para ningún otro efeto, se mandó al padre liçenciado Esteban Ortiz obrero pasado la dé y entregue al liçenciado Aguado obrero presente y entregada con las llaves de las puertas donde está encerrada se mandase que dé con la una y con la otra se entregue al señor prior don Pedro de Grima prior de este convento para que quando sea necesario usar de la dicha madera no se pueda sacar sin ynterbençión de entramos y del zelador y si espiraren sus oficios antes que se ponga mano en ella entregue la dicha madera y llaves por la misma orden a los que le suzedieren a los quales se manda en nombre de su magestad y en virtud de santa obediencia lo cumplan ansy y lo contrario haciendo los condena en treynta ducados de pena para obras pías por cada bez que cedieren de lo susosdichos», AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 263v. Cuentas del priorato de Francisco Sánchez, 1570-1573.
116 Ibidem, fol. 263r. Cuentas del priorato de Francisco Sánchez, 1570-1573. 117 Cuando Gaspar de Vega puso en orden su testamento informaba de otros aspectos, como que el doctor Contreras de Uclés le debía 54 reales que le había prestado o que él mismo tenía que devolver a Gastañaga un arcabuz grande que le había dejado. Indicaba también que se tratara con este último el tema de las herramientas de las canteras de jaspe, ya que en aquel momento se encontraba en Uclés; véase Cervera Vera, Luis. «Testamento, codicilo y muerte de Gaspar de Vega», Boletín del seminario de arte y arqueología: BSAA, 37 (1971), pp. 256 y 259. Estas canteras de jaspe a la que alude el testamento debieron ser aquellas que descubrió Gaspar de Vega en Los Hinojosos, en la jurisdicción de Quintanar de la Orden, para las que obtuvo, por parte del monarca, permiso de explotación el 19 de septiembre de 1573; véase Llaguno Almirola, vol. II, 1829, pp. 50-51.
El avance cronólogico de las obras en la iglesia durante la maestria de Gaspar de Vega 171
Figura 8 Vista desde los pies del cerramiento de la iglesia de las fachadas norte y oeste.
especialmente a Antonio de Pimentel.118 El propio Juan de Herrera testificaba en este sentido, afirmando que él «tuvo y tiene nota de las obras de Uclés».119 El primer trienio como prior de Pedro de Grima (1574-1577) coincidió con el año de la muerte de Gaspar de Vega. El fallecimiento del maestro no repercutió en el transcurso de las labores durante aquellos años, lo que demuestra, por un lado, la eficacia del modelo de control a través de la traza general del convento, así como la buena dirección de Gaspar de Vega, a la hora de ofrecer las pautas de trabajo, y la gestión del aparejador Gastañaga. Precisamente, entre 1575 y 1576 se recogía el pago de 240 650 mrs. que se habían gastado en carros para ir a «por piedras a las ventas de Peña Aguilera y por unas colunas para la yglesia».120 Al año siguiente, Pedro de Tolosa asumió las funciones de maestro ma118 El arquitecto y escultor Antonio de Pimentel había sido nombrado ayudante de Gaspar de Vega el 20 de abril de 1573, con un salario de 100 ducados anuales; véase Ceán Bermúdez, Agustín. Diccionario de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, vol. V, Madrid, Real Academia de San Fernando, 1800, p. 98. Cuando Gaspar de Vega estuvo impedido, según los testigos en el pleito, fue Pimentel quien llevó a cabo sus órdenes y trazas en el monasterio; véase Herranz Pérez, 1997, p. 487. 119 Por parte de Gaspar de Vega se presentaron como testigos Antonio de Pimentel, el carpintero Yuste de Peña y Pedro Díez de la Bohera. Por parte del monasterio, Juan del Olmo, veedor de la obra de la cárcel de Corte, y Diego Sillero, maestro de obras
de la mencionada cárcel. La sentencia condenó al convento a pagar la deuda, pero a esta debían descontarse 30 000 mrs. por motivo de las ausencias en el monasterio durante su cargo. Aldonza Ruiz, viuda de Vega, apeló la sentencia, presentando como testigos a Juan de Herrera, Agustín Profiti, ambos criados de su majestad, y a Bartolomé de Santoyo y Sebastián Hurtado. El convento hizo lo propio, nombrando como testigos a los maestros de cantería Juan de la Riten, Juan de Gastañaga y los canteros Pedro de Veléndez, Pedro de Buzaga y Sebastián de Ochoa; véase Herranz Pérez, 1997, pp. 486-487. 120 AHN, OM, AHT, leg. 4160, fol. 161r. Cuentas del priorato de Pedro de Grima, 1574-1576.
172 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
yor,121 y entre los meses de enero y noviembre se gastaron 27 200 mrs. en hacer una grúa nueva y en arreglar una vieja, lo que constata que para entonces las obras comenzaban a tener una considerable altura.122
Pedro de Tolosa (1576-1583) El 19 de abril de 1576 Felipe II informaba a los oficiales de las obras del Alcázar de Madrid y de la Casa Real de El Pardo del nombramiento de Pedro de Tolosa como maestro mayor de cantería del convento de Uclés.123 De alguna forma, este nombramiento se ha entendido como una forma de compensar la salida de Tolosa de la fábrica de San Lorenzo de El Escorial, donde había estado trabajando desde 1562, por problemas con la comunidad jerónima. Hasta entonces, había sido aparejador de la obra, conociendo de primera mano lo proyectado para el monasterio, sirviendo como nexo de unión entre el maestro mayor y los oficiales a su cargo, siendo capaz de interpretar las trazas del primero y dar las suyas propias en puntos concretos.124 El nombramiento de Tolosa, dado por el rey desde el propio Escorial, le asignaba un salario anual de 60 000 mrs., que debían pagarse de las rentas del convento. Aunque tan solo se decía que debía «acudir al convento las vezes y el tiempo que conforme a su título y asiento es obligado», entendemos que se hizo cargo de la dirección de las obras con unas condiciones similares a las impuestas a Gaspar de Vega. Felipe II enviaba esta misiva informativa a los oficiales del Alcázar y de El Pardo, ya que esperaba seguir contando allí con los servicios de Tolosa, por lo que le concedía otros 50 000 mrs. para que «demás de servir en las de Uclés y no estando ocupado en ellas, lo aya de hazer y acudir a las otras nuestras obras». Por último, añadía la concesión de 150 ducados —unos 56 250 mrs.— de las cuentas de San Lorenzo y de Aranjuez «para ayuda a mudar su casa desde esa dicha fábrica al convento de Uclés, donde le avemos mandado que vaya a servirnos».125 Todas estas disposiciones sumaban un total de 166 250 mrs., una cantidad nada despreciable, pero que requería su presencia en diversos puntos de la geografía cercana a la corte. En consecuencia, una vez efectuado el nombramiento como maestro mayor, Juan de Herrera dispuso, el 24 de junio de aquel año, que por orden del rey se le entregaran a Tolosa las trazas que Gaspar de Vega tenía de Uclés.126 A grandes rasgos, podemos decir que, durante el tiempo que ostentó el cargo y hasta su muerte, Tolosa se ocupó fundamentalmente de proseguir el proyecto trazado por Vega, que en esos años afectaba a la iglesia y a la plataforma, como ya hemos comentado, si bien el rey no desaprovechó la ocasión de solicitarle, en 1578, un informe sobre el estado de la fortaleza santiaguista vecina al monasterio.127 121 «Obrero mayor 20 400 mrs. que parece haberse pagado a Pedro de Tolosa obrero mayor de la dicha obra para en parte de pago de sesenta myl mrs. que se le dan de salario por el dicho oficio por año comenzó a correr el salario a primero de mayo de setenta y seys mostraron cartas de pago»; ibidem, fol. 202v. 122 Ibidem, fol. 200v. 123 Azcárate Ristori, José María et al. Colección de documentos para la Historia del Arte en España, vol. II, 1982, p. 300, doc. 207.
124 Sobre la documentación relativa al papel de Tolosa en El Escorial, véase Portabales Pichel, 1945 y Maestros mayores, arquitectos y aparejadores de El Escorial, Madrid, Rollán, 1952. 125 Azcárate Ristori et al., 1982, p. 299, docs. 205 y 206. 126 Ibidem, p. 324, doc. 221. 127 «Don Felipe administrador de la orden de Santiago […] que Pedro de Tolosa maestro maior de las obras de se convento informase de lo que pasava cerca de lo que se debe de las obras que se han hecho para la fortaleza de la dicha villa», AHN, OM, AHT, leg. 78737. Provisión, n.º 59970. Mayo de 1578.
Pedro de Tolosa (1576-1583) 173
La fábrica de las portadas Durante la dirección de Pedro de Tolosa las obras se centraron en la iglesia conventual, siguiendo las instrucciones y trazas dadas por Gaspar de Vega. Como hemos visto, su llegada a las obras coincidió con un momento en el que estas empezaban a subir en altura, siendo necesario, entre 1576 y 1577, reparar una grúa antigua y fabricar una nueva. Además, tenemos constancia de que durante el trienio del prior Pedro de Grima (15741477) llegaron a Uclés las primeras columnas para las portadas de la iglesia.128 Posteriormente, en una fecha indeterminada entre 1579 y 1580, durante el trienio del prior Diego de Aponte, volvemos a encontrar una referencia a la importación de columnas, en este caso procedentes de Sonseca (Toledo) y destinadas también a las portadas de la iglesia.129 Asimismo, el 12 de julio de 1581, el obrero del convento contrató con Pedro García, vecino de Sonseca, la talla de cuatro columnas de granito para el monasterio, con fustes «de doce pies de marca y seis dedos», sin tener en cuenta sus basas y capiteles, y de «dos pies menos un cuarto de grueso hasta el tercio», que después debían ir disminuyendo la proporción hasta el collarino. Según el acuerdo, dos columnas debían ser entregadas en el mes de agosto, y las otras dos en el mes de septiembre, pagándose 360 reales por cada una, sin contar el transporte, también a cargo del monasterio.130 El hecho de que en el contrato se especifique que en las medidas no debe tenerse en cuenta el capitel, puede indicar que se trataba de las columnas que iban a ser empleadas en la fachada oeste, donde el capitel es un elemento exento en piedra caliza. Las portadas de la iglesia de Uclés se sitúan al norte y al lado oeste, como puntos de acceso al templo, siguiendo un esquema común en cuanto a su estructura, pero con diferencias entre sí. Su composición parece evocar, de nuevo, la tratadística serliana, de tal forma que la superposición de órdenes en niveles nos recuerda la estampa LXXV del Libro III, las ménsulas de talón empleadas evocan las de la portada reproducida en la lámina LXVIII del mismo libro y la disposición en dos niveles rematados por frontón lo encontramos en la lámina LVI del Libro IV. En cuanto al empleo de los órdenes clásicos, vemos la mejor traslación de Serlio en el frontis occidental, tanto por el tratamiento del fuste de las columnas como por reproducir con exactitud los grabados del boloñés en la talla de capiteles (véanse figs. 3a y b; y 9a y b). Por último, no queremos dejar de señalar la similitud formal que estas portadas, junto con los muros de cierre, presentan con el proyecto de Miguel Ángel para San Lorenzo de Florencia —obra no construida de la que se conservan numerosos dibujos e incluso una maqueta en madera—, que Vega podría haber conocido en el contexto arquitectónico de la corte. De acuerdo con el desarrollo de las obras, es probable que la primera en construirse fuera la septentrional. Aunque, como hemos dicho, ambas portadas siguen una com128 «Caminos: 240 650 mrs. Parece aberse gastado en los camynos que se an hecho ansí por el obrero como por otros mynistros como con los carros mulas que fueron por piedras a las ventas de Peña Aguilera y por unas colunas para la yglesia», AHN, OM, AHT, leg. 4160, fol. 161r. Cuentas del priorato de Pedro de Grima, 1574-1576. 129 «Piedra: 76 218 mrs. en piedras de molinos y en portes de piedra para las obras y en el partido de traer unas colunas para las portadas de la yglesia
desde Sonseca y en otras cosas de menudecias», AHN, OM, AHT, leg. 971, fol. 51r. Cuentas del priorato de Diego Aponte, 1577-1580. Juan Herranz, aunque no cita la fuente documental exacta, conocía el pago de las columnas de los años 1579-1580, pero no las de los años anteriores; véase Herranz Pérez, 1997, p. 483. 130 Gil Gallego, Francisco. Historia de Sonseca en Anales, Toledo, Ayuntamiento de Sonseca, 2007, pp. 85-86.
174 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Figura 9a y b Detalles de los capiteles de las columnas de las fachadas norte (arriba) y oeste (abajo).
Pedro de Tolosa (1576-1583) 175
posición muy similar, en ellas podemos observar que, ya desde su talla en las canteras, las columnas estaban pensadas para ir retranqueadas, por lo que los capiteles tienen una prolongación que se insiere dentro del muro de piedra caliza. Este hecho queda corregido en la fachada oeste, en la que los capiteles corintios no forman una pieza monolítica junto con los fustes, sino que están realizados en caliza, de tal manera que el retranqueo en el muro se realiza de una forma cromáticamente homogénea (véase fig. 9a y b). Ambas portadas se elevan sobre el zócalo que recorre la base de la iglesia con un esquema compositivo muy similar, a partir de dobles columnas a cada lado compartiendo basamento, en dos niveles superpuestos, con huecos entre ellas a modo de hornacinas. Mientras que en el nivel inferior estas columnas sostienen un entablamento decorado con triglifos y metopas, el nivel superior se remata mediante un frontón triangular, apoyado sobre las ménsulas de talón que recorren las dos fachadas norte y oeste de la iglesia. Pese a tener una aparente composición regular, existen elementos diferenciadores entre ambas. Además de los órdenes empleados —toscano y jónico superpuesto en la norte y corintio en la oeste— y de que en el primer caso las columnas forman una sola pieza, mientras que en la fachada occidental las basas y capiteles están tallados en piedra caliza, existen variaciones más sutiles. En la fachada occidental desaparece la decoración de triglifos y metopas, optándose por un arquitrabe decorado por bandas horizontales y un friso liso: las columnas corintias del piso bajo ganan en esbeltez y proporción, lo que conlleva el achatamiento de las del piso superior. Por lo que respecta al arco de acceso, mientras que en el caso norte puede detectarse un error a la hora de calcular la colocación de la línea de imposta y su correspondencia con los nichos laterales, el caso oeste soluciona ese error e incluye decoración escultórica en la clave (véanse figs. 9a y b; 11a, b y c; y 12a y b). Estas modificaciones dan como resultado una portada de carácter más monumental que la norte y permite pensar que fue concebida con posterioridad. En esta segunda portada se definió un programa escultórico no realizado y que solo conocemos parcialmente, gracias a las inscripciones que aparecen en el basamento de las hornacinas laterales, entre las columnas. Estos huecos estarían destinados a contener las imágenes de san Pedro y san Pablo, a tenor de los textos escogidos para cada uno de los pedestales. La inscripción de la izquierda se corresponde con la carta de san Pablo a los corintios, en el que se alude a que el único fundamento es Cristo, mientas que la segunda se corresponde con I Pedro, una versión reducida del versículo en el que se exhorta a formar parte de la construcción del edificio espiritual mediante Cristo,131 dos inscripciones, por tanto, alusivas a ambos santos, pero también a la propia arquitectura de la iglesia del monasterio, realizada toda ella de piedra de cantería y con muy profundos cimientos,
131 La primera inscripción, tomada de la epístola de San Pablo a los corintios, reza: «fundamentum enim aliud nemo potest ponere praeter id quod positum est quod christus iesus» —Pues fundamento nadie puede poner otro, sino el que ya ha sido puesto, el cual es Jesucristo. 1Co, 11—. La segunda es una adaptación abreviada de la primera epístola de San Pedro, capítulo II, versículos 4 y 5, incluimos entre corchetes el fragmento suprimido: «accedentes ad christum lapidem
vivum [ad homnibus quidem reprobatum a deo autem electum et honorificatum et] ipsi tanquam lapides vivi superaedificamini domus spiritualis» —El Señor, al cual arrimándoos como a piedra viva que es, [desechada de los hombres, pero escogida por Dios y escogida por la principal del edificio,] sois también vosotros a manera de piedras vivas, edificados encima de él, siendo como una casa espiritual. 1P, 2, 4-5—.
176 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Figura 10 Estampas de composición de fachadas tomadas de los libros III y IV de Sebastiano Serlio. Figura 11a, b y c A la derecha y en el centro, detalles de las columnas de la fachada norte; a la derecha, las columnas del piso bajo de la fachada oeste.
Pedro de Tolosa (1576-1583) 177
Figura 12a y b A la izquierda, fachada norte de la iglesia de Santiago de Uclés; a la derecha, fachada oeste.
especialmente en la zona en la que se abría la mencionada portada. Por último, sobre la occidental se colocó una escultura del apostol Santiago a caballo, en la línea de la fachada del Real Hospital de Santiago de Cuenca, diseñada por Francisco de Mora hacia 1608.132 La totalidad de la fachada occidental, realizada a lo largo de varios años y bajo la dirección de distintos maestros mayores, ha sido uno de los elementos que más ha interesado a la historiografía, que la ha abordado a partir de distintas especulaciones sobre su origen y autor. Kubler consideró la fachada occidental de Uclés como «particularmente inédita en España», recordándonos que su fecha no había podido ser determinada y atribuyendo su paternidad a Francisco de Mora.133 Este autor pone en relación la fachada enmarcada entre sendas torres con Giacomo della Porta en San Atanasio de Roma, considerando el frontón triangular que remata la portada de Uclés de amplitud palladiana y calificando el entrelazado decorativo que rodea la escultura del apóstol como de un «efecto sobrecogedor, como si una lacería islámica se hubiese insertado entre formas palladianas». Mari Luz Rokiski se suma a la teoría de que fue realizada por Francisco de Mora, intuyendo que se siguió el modelo de la fachada diseñada por Gaspar de Vega, con claro influjo serliano.134 Rodríguez G. Ceballos la comparó con las portadas laterales de la capilla Cerralbo de Ciudad Rodrigo,135 y Camón Aznar, aunque yerra al pensar que 132 Cervera Vera, Luis. «La fachada del Real Hospital de Santiago en Cuenca, diseñada por Francisco de Mora», Academia: Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 81 (1995), p. 61. 133 Kubler, 1957, p. 18.
134 Rokiski Lázaro, 1985, pp. 303 y 376. 135 Rodríguez G. de Ceballos, Alfonso. «La capilla Cerralbo de Ciudad Rodrigo», Archivo español de Arte, 190-191 (1975), p. 210.
178 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Vandelvira trabajara en Uclés como ayudante de Vega, considera de la mano de Gaspar de Vega los pórticos del templo.136 En lo tocante al diseño exterior del templo de Uclés, Herranz ofrece un punto de vista renovado, al atribuir a Vega lo realizado hasta la altura de la primera cornisa. Esta se compone de toda una serie de ménsulas características que Herranz considera frecuentemente empleadas por Vega y que pueden verse en otros ejemplos vinculados a este maestro, como la cornisa de la Torre Nueva de Valsaín o la cornisa de la torre de El Escorial.137 El análisis de la documentación relativa a las obras vuelve a ser, como en otros tantos casos, relativamente esclarecedora al respecto. El hecho de que sepamos que durante el trienio de Pedro de Grima (1574-1577) comenzaron a llegar las columnas para las portadas, nos indica que el diseño de estas estaba ya contemplado en el proyecto de Gaspar de Vega. Aunque podemos considerar la fachada occidental como una adaptación mejorada de la norte, siguen apareciendo elementos que remiten al proyecto de Gaspar de Vega, como puede ser el empleo de unos capiteles corintios que siguen el mismo modelo de los empleados en las capillas colaterales de la iglesia. Por otro lado, es destacable la preferencia por el granito en estas portadas, algo que parece no haber llamado la atención de los historiadores hasta la fecha, pero que a nuestro parecer es bastante significativo, ya que no es nada habitual en el ámbito arquitectónico en el que nos encontramos la importación de este tipo de materiales tan concretos. Con el empleo de estas columnas, creemos que Vega buscó un contraste material en la fachada, pero también parece aludir, de alguna manera, al material del que se hacían las obras reales en Madrid y especialmente de El Escorial, creando un referente visual entre dos ámbitos geográficos distantes. Por lo que respecta a la composición total de la fachada, en nuestra opinión, en Uclés se evoca el tratado de Serlio, pero el resultado final está condicionado por las particularidades de la obra santiaguista, alterada enormemente a finales de siglo, en el lado occidental, con el remate de las torres y el frontón triangular de mano de Francisco de Mora. Como hemos dicho, ambas portadas se encuentran sobreelevadas sobre altos plintos junto a sendas escaleras de acceso. Esta elevación venía a recoger las recomendaciones de Carlos Borromeo y, a su vez, atendía a cuestiones de perspectiva, pues ordenaba la mirada del espectador que se aproximaba al monasterio por los lados norte y oeste. La fachada occidental podría estar en construcción hacia el año de 1582, cuando Diego de Praves abandonaba distintos trabajos del área conquense, como la iglesia de Alcázar del Rey y las propias obras de Uclés, y se trasladaba a Valladolid, participando en la fábrica de la cuarta colegiata junto con Alonso de Tolosa, hijo del mencionado maestro mayor. Su trayectoria en Valladolid es asombrosa, pero no es lugar este para referirla, por lo que nos fijaremos exclusivamente en el encargo que realizó en Valladolid, para el proyecto de la fachada del palacio de Fabbio Nelli, en 1589.138 Praves ejecutó una fachada de dos cuerpos, uno con entrada en forma de arco triunfal entre columnas estriadas de orden dórico sobre pedestales con basas y otro que constaba de un arco con función de ventana.139 Este proyecto fue modificado en 1595 y Pedro García de Mazuecos elaboraró a partir de él su propia composición.140 No obstante, si comparamos la fachada oeste de
136 Camón Aznar, vol. I, 1945, p. 220.
139 Ibidem, p. 312.
137 Herranz Pérez, 1997, p. 484.
140 Ibidem, p. 324.
138 Bustamante García, 1983, p. 279.
Pedro de Tolosa (1576-1583) 179
Figura 13a, b, c y d Arriba: a la izquierda, portada oeste de Uclés; a la derecha, capitel de la portada del palacio Fabio Nelli (Valladolid). Abajo detalles de sus capiteles.
Uclés y la del palacio vallisoletano, es fácil percibir cierta traslación del modelo ucleseño. Llama la atención la manera en la que en ese palacio se retoma la colocación de basamentos compartidos sobre las columnas pareadas —un recurso ya empleado en Uclés, pero que no está recogido en Serlio ni fue frecuente en la arquitectura vallisoletana más allá de las obras de Praves— o detalles como la idéntica talla de los capiteles corintios siguiendo modelos serlianos (véanse figs. 12a y b; y 13a y b). Aunque la fachada de García de Mazuecos tiene un sentido más civil, acentuado por el empleo del frontón partido, es destacable el uso de las ménsulas o los modillones de talón que sostienen el entablamento, tan similares a las de Uclés y que Agustín Bustamante remite a soluciones italianas como las de Bramante.141 141 Ibidem, p. 293.
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Es posible que de alguna forma, quizá a través de Diego de Praves, estos diseños llegaran hasta Valladolid, siendo reinterpretados por Pedro de Mazuecos. Al respecto, cabe señalar que el diseño de la portada de Juan Ribero de Rada para San Benito el Real de Valladolid, en el que se emplea, de nuevo, el recurso de los basamentos compartidos y la escalinata de acceso que vemos en Uclés, está datado hacia el año de 1584.142 Junto a estos ejemplos, podíamos citar otros que pudieron tener éxito en la meseta norte, como la portada de la iglesia de la Vera Cruz, de Diego de Praves. A los datos que sobre las obras nos aportan los libros de cuentas del monasterio, podemos añadir otras fuentes de información como el texto manuscrito del religioso santiaguista José López Agurleta. En su obra inédita sobre la vida de Pedro Alfonso de Valdaracete y Martín Pérez de Ayala, escrita en 1719, recoge algunos sucesos relacionados con la orden y sus miembros, basándose, según él mismo indica, en fondos documentales custodiados en el antiguo archivo de Uclés. A la hora de hablar del priorazgo de Diego de Aponte (1577-1580), el autor hace una referencia al avance de la fábrica de la iglesia: Luego [el prior] dio orden en la prosecución de obra de Iglesia que también iba en descuido, y hecha convocación de Maestros y última postura se prosiguió la capilla maior dando noticia en las dudas principales al trazador del rei Pedro de Tolosa, por cuio parezer y traza se hizo dicha capilla, y lo último de la yglesia quitando a los pies de ella cierta parte que podía servir y dexando otra parte que aún se distingue bajo la torre del medio día.143
Este pequeño fragmento nos proporciona información sobre la aportación de Pedro de Tolosa a las obras. En primer lugar, cuando habla de «convocación de maestros» se está haciendo referencia a la salida a subasta de los destajos de la obra efectuada en 1577, destajos que quedaron en manos de los maestros Juan Martínez del Barrio, Juan de la Riten y Juan de Mazas, como más adelante veremos. Por otro lado, se habla de las dudas sobre la finalización de la capilla mayor y que probablemente debamos situar en el cerramiento del ochavo. Al exterior, se aprecia cómo se disminuyó el volumen de los contrafuertes del mismo. Al interior, el problema venía dado por el hecho de que se trataba de un ábside de planta poligonal que podía resolverse o bien mediante un cascarón semicircular o con un ábside poligonal con aristas. A juzgar por las fotografías del monasterio tomadas en los años cuarenta del siglo xx en el contexto de su restauración, en la que el retablo mayor había desaparecido, se aprecia que se prefirió la segunda opción (véase fig. 10 del capítulo 1). Así, el ábside se cerró mediante una bóveda aristada, quizá en ladrillo, sobre un vano termal cegado —debido a la intervención de Pedro de Tolosa— y que está en consonancia con los vanos que podemos encontrar en el transepto, también cegados. Al exterior, la transición entre la cabecera de mediados del xvi y la nueva se realizó mediante unos contrafuertes unidos por un arco (véase fig. 14a). Por último, el apunte nos habla de las obras efectuadas a los pies del templo, en las que según Agurleta se desmontaron estructuras previas y se dejaron otras, hoy todavía visibles a los pies de la torre del lado de la epístola, probablemente con miras a ahorrar costes (véase fig. 14b). Aun así, esta zona permite apreciar lo que parece ser un enigmático proyecto inacabado de una 142 Bustamante García, 1994, p. 98 y Losada Varea, Celestina. La arquitectura en el otoño del Renacimiento. Juan de Naveda, 1590-1638, Santander, Universidad de Cantabria, 2007, p. 47.
143 López Agurleta, José. Vidas del venerable don Pedro Alfonso de Valdaracete y del Ilustrísimo don Martín Pérez de Ayala y noticias de otros beneméritos hijos de este Real Convento de Santiago de Uclés, 1719 y AHN, Códices, n.º 1004b, fol. 78v.
Pedro de Tolosa (1576-1583) 181
Figura 14a y b A la izquierda, arco que conecta la obra de la primera mitad del xvi con la de la segunda mitad de siglo; a la derecha, ángulo suroccidental de la iglesia, donde se detecta un proyecto inacabado a partir de lo que parece ser una arquería. Figura 15a y b A la izquierda, plano del convento de Santiago de Uclés, con la plataforma. A la derecha, vista del monasterio de los Jerónimos de Madrid, hacia 1637 (detalle). Patrimonio Nacional. Fragmento de la vista del Retiro atribuída a Jusepe Leonardo. Creative commons https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Palacio_Buen_Retiro_Leonardo.jpg.
182 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
especie de galería a los pies del templo, que quizá podemos imaginar dispuesta a imagen de la realizada por Rodrigo de Rada en San Esteban de Salamanca, la que puede verse a los pies de la iglesia de San Jerónimo de Madrid o la del Palacio del Buen Retiro atribuida a Jusepe Leonardo (véase fig. 15a y b). Esta hipótesis deja la puerta abierta a pensar que quizá esta panda del monasterio pudo haber sido concebida en origen como un espacio más desarrollado donde ubicar un pequeño patio o claustro para los caballeros santiaguistas, tal y como recogen las ordenanzas de la institución, lo que explicaría el mayor desarrollo que presenta la plataforma en el lado oeste. Al abandonar dicho planeamiento, también se desechó la idea de continuar la arquería a los pies del templo.
La sistematización de destajos en la iglesia Durante el tiempo que Tolosa ocupó el cargo de maestro mayor se siguió, en gran medida, el proyecto heredado de Gaspar de Vega. También, como forma de continuidad, se mantuvo a Juan de Gastañaga como aparejador y a Francisco Jiménez como sobrestante de la cantera, ambos procedentes de la gestión de la obra anterior. Sin embargo, entre las aportaciones de Pedro de Tolosa podemos destacar el hecho de aplicar a la fábrica, de manera sistemática, la fórmula de trabajo basada en destajos, método por el cual era posible sacar a subasta una parte de la obra, sobre un precio fijo previamente estipulado por el maestro. En realidad, las obras adjudicadas mediante destajos fueron un sistema empleado en Uclés a lo largo de prácticamente toda su historia constructiva. En un primer momento solían ser puntuales, en obras de entidad reducida y concreta y que no precisaban de más de un año de ejecución —construir ciertos muros en una huerta, los reparos en una heredad, etc.—. Pero esa tendencia empezó a cambiar durante la maestría de Gaspar de Vega, cuando para acelerar el proceso de la construcción comenzaron a darse a destajo algunas de las obras de la iglesia, y se implantó plenamente durante la dirección de Pedro de Tolosa. Este tipo de contrata tenía sus detractores y sus defensores. Evidencia este hecho el propio proceso constructivo de San Lorenzo de El Escorial, en el que la comunidad jerónima acusaba a Juan Bautista de Toledo de sacar la obra a jornal, lo que entendían como una forma de trabajo en la que se gastaba mucho y se trabajaba poco, pero que Juan Bautista defendía bajo la firme creencia de que mediante el sistema de los destajos, al ser más rápido y económico, los obreros se preocupaban de acabar la obra, aunque sin buscar la perfección, por lo que siempre que estuvo al frente se negó a la utilización de otro procedimiento.144 Construir mediante destajos de la forma en que se hacía en Uclés, a partir de la asunción de las obras por parte de Gaspar de Vega y, sobre todo, durante la maestría de Pedro de Tolosa, implicaba la necesidad de una traza universal previa, pues solo así era posible parcelar la obra y sacarla a subasta a manos de equipos de canteros. Durante la dirección de Tolosa, los destajos eran acotados por el maestro, que daba un precio de salida para la fábrica, y el equipo de destajeros se comprometía a llevar un ritmo determinado, recibiendo anualmente distintas cantidades de dinero tras pasar las tasaciones pertinentes, 144 Bustamante García, 1994, p. 55 y Portabales Pichel, 1945, pp. XI-XII.
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con miras a garantizar que lo realizado se correspondese con las cantidades previamente estipuladas. Tal y como lo explica Begoña Alonso, el sistema de destajos supone una concepción diferente con respecto al sistema tradicional de la maestría común en el medievo, en el que el maestro de la obra era concebido como la piedra angular de la construcción, requiriéndose de forma habitual su presencia al ser el poseedor de todos los conocimientos arquitectónicos que englobaban el proyecto.145 Esta concepción fue desapareciendo desde finales del siglo xv, especialmente en obras promovidas por el poder real, como es el caso que nos ocupa, y en línea con la aparición de la figura del «arquitecto».146
Los destajeros entre 1577 y 1605 En 1577 salieron a destajo las obras de la iglesia, siendo adjudicadas a la asociación de los canteros Juan Martínez del Barrio, Juan de la Riten y Juan de Mazas, al frente de sus respectivas cuadrillas. Como indicábamos anteriormente, Juan de Gastañaga quiso entrar en la asociación, pero el propio Pedro de Tolosa lo disuadió, prefiriendo que siguiera ostentando el cargo de aparejador de Uclés. Para ello, Tolosa, después de negociarlo con el prior, le prometió disponer de dos criados, como al parecer había disfrutado Martín de Conterçubi, además de los 15 000 mrs. anuales y 5 reales por día en la obra que tenía asignados previamente.147 Es interesante ahondar en la personalidad artística de estos maestros destajeros que entraban en escena en Uclés, pues, como se observará, tenían toda una serie de vinculaciones laborales previas y coetáneas entre ellos y con el propio Pedro de Tolosa. Juan Martínez del Barrio148 es quizá uno de los nombres de los que más datos tenemos actualmente. A fecha de 11 de abril de 1582, Pedro de Tolosa lo había nombrado como su tasador en un pleito en las obras de la iglesia de Navamorcuende (Toledo), aunque, según Gutiérrez Pulido, ya lo había acompañado en otras gestiones entre 1581 y 1582.149 Un año después y sobre el mismo litigio, a 4 de marzo de 1583 se reiteraba su elección como tasador, añadiéndose que era maestro de cantería de las obras del convento de Uclés y de Santa Catalina de Talavera.150 Es significativo el hecho de que Martínez del Barrio podría haber entrado en contacto con el maestro mayor ya durante las obras del monasterio de El Escorial en 1574, pues aparece participando en el enlosado del claustro de la hospedería, cuyas condiciones fueron redactadas por el propio Pedro de Tolosa.151 Martínez
145 Alonso Ruiz, 2012, p. 232. 146 Al respecto, véase Marías Franco, Fernando. «El problema del arquitecto en la España del siglo xv», Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 48 (1979), pp. 175-216. 147 Información extraída del pleito entablado por Juan de Gastañaga contra el convento de Uclés; véase Rokiski Lázaro, 1988a, pp. 302-311. 148 Era hermano de Diego Martínez del Barrio, vecino del lugar de Rasines. Juan actuó como fiador de su hermano en las obras de los botaretes del puente de Segovia; véase Bustamante García, Agustín. «En torno a Juan de Herrera y la arquitectura», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 42 (1976), pp. 236 y 239. Es posible que este Diego también se corresponda con el Diego Martínez del Barrio, vecino de San Tiuste de Coca,
activo en Valladolid; véase Sánchez Esteban, Natividad. «Pedro y Alonso de Tolosa. Un plano y nuevos datos», Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, 3 (1991), p. 60. 149 Gutiérrez Pulido, David. Pedro de Tolosa, maestro de cantería del siglo xvi en la Sierra de San Vicente (Toledo), Toledo, Ayuntamiento de Talavera de la Reina, 2008, p. 116. 150 Curiosamente, existe también una vinculación previa entre Pedro de Tolosa y esta obra. En 1567, quizás por una indicación de la orden jerónima, se desplazó hasta Talavera, donde dió una serie de indicaciones técnicas sobre el cerramiento del crucero de la iglesia; véase Gutiérrez Pulido, 2008, p. 209. 151 Bustamante García, 1994, pp. 274 y 324.
184 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
del Barrio está también documentado como maestro encargado, entre otros, de hacer la tasación del claustro de la catedral de Cuenca en 1583, recibiendo 8628 maravedís por 11 días de trabajo.152 Inesperadamente, la siguiente noticia que tenemos de él tiene lugar en Valladolid, de donde se dice que era vecino y donde fue nombrado, el 24 de diciembre de 1587, albacea testamentario —junto con Diego de Praves— de Alonso de Tolosa, hijo de Pedro de Tolosa.153 Desde marzo de 1587, Juan Martínez del Barrio aparece al frente de las obras de San Benito de Valladolid, para la que además realizó la traza del graderío del pórtico de la iglesia, sobre la que se hicieron algunas modificaciones, en marzo de 1596, solicitadas por el ayuntamiento a Diego de Praves.154 Su carrera fue calificada por Agustín Bustamante como borrosa, aunque documentó también su presencia en las obras de la catedral de Valladolid y en la iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey.155 Tres años después de la tasación del claustro de la catedral de Cuenca anteriormente mencionada, Juan de la Riten (o Larriten), un cantero que en el año 1562 había solicitado ser familiar del Santo Oficio en Cuenca, realizó otra tasación del mismo, cobrando por ello 27 000 maravedís. Cuando Juan Martínez del Barrio se trasladó al ámbito vallisoletano, tanto De la Riten como Juan de Mazas aparecen recibiendo pagos como destajeros en Uclés hasta principios del siglo xvii, muriendo el primero en 1604, fecha en la que Mazas, sobrino de Diego de Matienzo —yerno de Pedro de Tolosa—, tenía en torno a los cincuenta y ocho años de edad.156 Con estas noticias queda evidenciada, una vez más, la conexión habitual que se establecía entre los miembros de un grupo de canteros, en muchos casos de la misma procedencia norteña y que en el que nos ocupa sobrepasó el ámbito de lo laboral, extendiéndose también al familiar. Volveremos a encontrar estos nombres unidos en un nuevo proyecto desarrollado en el territorio de la Orden de Santiago, en Villarejo de Salvanés. En torno a 1572, Luis de Requesens y Zúñiga, comendador mayor de Castilla, había fundado un monasterio franciscano en la villa sede de la Encomienda Mayor de Castilla. El convento se fundó en honor a la Virgen de la Victoria de Lepanto, batalla en la que él mismo había participado junto a don Juan de Austria. La obra se realizó con trazas de Pedro de Tolosa firmadas en 1580, cuando ya era maestro mayor de Uclés. Tras una subasta pública, los trabajos de construcción fueron contratados por el sistema de destajo con la asociación de tres maestros de cantería: Juan Martínez del Barrio, Juan de Mazas y Juan de Gastañaga.157 Asociados volveremos 152 Rokiski Lázaro, 1989, p. 138. 153 Participó, además, en otras obras del foco vallisoletano recogidas en González Echegaray, María del Carmen; Aramburu-Zabala Higuera, Miguel Ángel; Alonso Ruiz, Begoña y Polo Sánchez, Julio Juan. Artistas cántabros en la Edad Moderna. Su aportación al arte hispánico, Santander, Universidad de Cantabria, 1991, pp. 388-389. 154 Bustamante García, Agustín. «San Benito el Real de Valladolid, de fortaleza a convento», en J. Rivera (coord.), Monasterio de San Benito el Real de Valladolid: VI Centenario (1390-1990), Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 1990, p. 144. 155 Ibidem, p. 145. 156 Sánchez Esteban, 1991, p. 56. 157 Jiménez-Hortelano, Sonia. «El convento de Nuestra Señora de Lepanto de Villarejo de Salvanés en el contexto constructivo del priorato
de Uclés», en M. Gómez Ferrer e Y. Gil (eds.), Ecos culturales, artísticos y arquitectónicos entre Valencia y el Mediterráneo en Época Moderna, Valencia, Universitat de València, 2018a, pp. 269-288. Por un interrogatorio efectuado el 9 de junio de 1593 sabemos que el hermano de Luis de Requesens, Juan de Zúñiga y Requesens, embajador en Roma y, entre otros títulos, comendador mayor de Castilla de la Orden de Santiago, había dejado la concesión de un altar privilegiado para intercesión de su ánima —murió en 1586— en el convento de Santiago de Uclés, para que se le dijeran misas póstumas por valor de 8500 mrs.; AHN, OM, AHT, leg. 8314, sin fol. Cuentas del trienio del prior Alonso Martínez, 1587-1590. La bula fue dada en Roma, el 15 de enero de 1578, para el Altar del Crucifijo de la iglesia medieval, hasta que se construyera la nueva iglesia; véase Aguado de Córdoba, Antonio Francisco et al. Bullarium equestris ordinis s. Iacobi de Spatha, Madrid, Ioannis de Ariztia, 1719, p. 546.
Diego de Alcántara (1583-1587) 185
a encontrar a Juan Martínez del Barrio y a Juan de Mazas en agosto de 1581 en Madrid, cuando les fue asignada la obra de unos paredones junto a San Lázaro, obra que poco después traspasarían a Pedro de Nates y Francisco García de Cohorcal.158 Por último, es probable que Juan de Mazas participase de alguna forma en la obra escurialense en esos años, ya que con motivo del pleito de Gastañaga con el convento, respecto a si tenía derecho o no a disponer de criados, afirmó que había tratado este tema con Pedro de Tolosa estando en El Escorial.159
Diego de Alcántara (1583-1587) Tras la muerte de Pedro de Tolosa, Diego de Alcántara asumió el cargo de maestro mayor de obras del monasterio en los últimos años de su vida, durante un corto periodo de tiempo de no más de cuatro años. El nombramiento de este maestro, en octubre de 1583, vuelve a poner en relación la obra santiaguista con la obra de El Escorial, pero sobre todo con el círculo de Juan de Herrera, para quien trabajaba en 1573 en los diseños de la basílica desde Madrid.160 En enero de 1584, coincidiendo con la maestría de Diego de Alcántara, el rey decidió realizar un viaje al monasterio. Felipe II, después de hospedarse en Aranjuez y Santa Cruz de la Zarza, se aposentó por unos días en el convento de Uclés. No cabe duda de que el rey se alojó en el interior del monasterio, tal y como él mismo indicó en una carta enviada el 3 de enero a sus hijas, en la que les comunicaba que no creía que Magdalena fuera a verlo a Uclés, ya que consideraba que el viaje era demasiado largo para ella, y que aunque fuera hasta allí, no podría entrar al convento ni a su aposento, pues se encontraba dentro del propio monasterio.161 Desconocemos cuánto tiempo estuvo alojado Felipe II, aunque sí sabemos que todavía el día 7 continuaba allí, realizando gestiones propias de su cargo.162 Quizá fuera este viaje del monarca una de las últimas veces en las que la Sala Grande y la zona de aposentamientos del sector oriental del nuevo monasterio fueran utilizadas para recibir a la familia real, ya que hacia 1599 estas dependencias pasaron a ser utilizadas como refectorio de la comunidad.163 En cualquier caso, de lo que no nos cabe duda es de que esta estancia fue aprovechada, entre otras cosas, para examinar de primera mano el estado de las obras. Diego de Alcántara contaba con la plena confianza de Juan de Herrera, lo que le había supuesto el nombramiento como maestro mayor de la catedral de Toledo un año antes de asumir la maestría de Uclés.164 Fernando Marías lo considera un arquitecto en el sentido más moderno de la palabra y con una sólida formación como delineante y aparejador de Herrera.165 En su nombramiento se le reconoce como «maestro deligente y de
158 Bustamante García, 1976, p. 237. 159 «Y estando en el Escurial Pedro de Tolosa questé en gloria tratando del salario de Gastañaga me dixo que se le daba el mismo salario que antes se le daba», AHN, OM, L. 12c, sin fol. Declaración de Juan de Mazas sobre el pleito de Juan de Gastañaga. 160 Bustamante García, 1994, p. 293. 161 Carta de Felipe II a sus hijas, el 3 de enero de 1584, desde Santa Cruz de la Zarza; véase Bouza álvarez, Fernando. Cartas de Felipe II a sus hijas, Madrid, Akal, 1998, pp. 110-112.
162 En concreto, aquel día enviaba, desde Uclés, una misiva al general de los franciscanos recomendando a fray Simón de Bonjesy y a fray Antonio de Lisboa; véase Lilao Franca, Óscar y Castrillo González, Carmen (eds.). Catálogo de manuscritos de la biblioteca Universitaria de Salamanca, vol. II, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2002, p. 646. 163 De la Mota Belmonte, 1599, p. 394. 164 Marías Franco, vol. II, 1983-1986, p. 32. 165 Ibidem, p. 33.
186 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
experiençia y consçiençia», y se expresa la satisfacción que sobre él se tiene como aparejador de las obras del Alcázar de Toledo y del heredamiento de Aranjuez.166 Entre sus obligaciones como maestro mayor de Uclés estaba la de visitar la obra seis veces al año, una vez cada dos meses, o incluso más si era necesario, para examinar como proseguían los trabajos y poder guiarlos y ordenarlos, restándosele de su salario, en el caso de no cumplir, 12 000 mrs. por cada una de las no realizadas. Debía también evaluar el correcto desempeño de los destajeros en lo tocante a la cantería y la carpintería y aclararles las dudas que pudieran tener, dándoles los moldes de todas las piezas principales. Se insistía en la obligación de disponer de un aparejador que asistiera en las obras durante las ausencias del maestro, para que se hicieran según su parecer «so pena que de otra manera se iziese, sea de ningún efeto y lo tornen azer conforme a la orden que diere el dicho maestro mayor o el dicho aparejador». Alcántara percibía en Uclés un salario anual de 60 000 mrs., muy superior a los 24 000 maravedís anuales recibidos como maestro mayor de la catedral de Toledo.167 Aunque tenemos poca información sobre su gestión de la obra, sabemos que en marzo de 1585 elevaba una petición al rey por la que manifestaba que en las obras del Alcázar de Toledo, en las que trabajaba como aparejador con un salario de cien ducados anuales, le habían dejado de pagar los siete reales diarios que le correspondían durante las jornadas en las que se desplazaba hasta Uclés, tal y como por obligación especificaba su nombramiento como maestro mayor. Alcántara añadía en su solicitud que las obras de Uclés requerían menos de esas seis visitas al año, e indicaba que realizaba una tarea similar en Aranjuez, por cuyas visitas no cobraba salario alguno. Los oficiales del Alcázar confirmaron que efectivamente no se le estaban pagando esos siete reales diarios, pero opinaban que no era necesario hacerlo, ya que Alcántara tenía asignado un salario aparte como maestro mayor de las obras de Uclés, asegurando, además, que las obras del Alcázar no eran de gran volumen, por lo que consideraban que Alcántara no necesitaba un ayudante para hacer los diseños. Ante estas dos posturas, Juan de Herrera, a cuyo cargo estaban las obras, se erigió en defensor de los derechos de Alcántara, indicando que el hecho de que el rey lo hubiera nombrado maestro mayor de Uclés no conllevaba la pérdida de otros salarios, como tampoco había ocurrido con Gaspar de Vega o Pedro de Tolosa, asegurando que era mejor quitarle la maestría de Uclés que la del Alcázar.168 De estas informaciones parece desprenderse la idea de que Juan de Herrera y Diego de Alcántara consideraban que las obras de dirección en Uclés durante aquellos años eran de poca entidad. En cualquier caso, la muerte sorprendió a Diego de Alcántara en 1587, quedando una vez más vacante el puesto de maestro mayor.
166 Archivo General de Palacio (AGP), Registros, t. VI, fols. 285v-286v. Nombramiento de Diego de Alcántara como maestro mayor de Uclés. Hasta ahora conocíamos las cláusulas del nombramiento a partir de la copia inserta en el pleito de Juan de Gastañaga con el monasterio de Uclés, publicado en Rokiski Lázaro, 1988a, pp. 302-304.
167 Marías Franco, vol. II, 1983-1986, p. 32. 168 Archivo General de Simancas (AGS), Obras y bosques. Memoriales de Partes, leg. 5, fol. 15. Recogido parcialmente por Portabales Pichel, 1945, p. 169.
Diego de Alcántara (1583-1587) 187
El relicario y la sala superior Unos de los espacios menos conocidos y estudiados del monasterio son la pequeña sala del relicario, localizada entre el tesoro y el ábside del templo, y la dependencia de las mismas proporciones situada sobre ella en el primer piso. Aunque no podemos datar su construcción con exactitud, creemos que debieron finalizarse en la década de los ochenta del siglo xvi. En realidad, en el capítulo anterior hemos visto que, en la descripción general del estado de las obras de 1551, la sala del relicario aparecía ya construida, si bien, como tuvimos ocasión de apuntar, lo que se describe es una sala con bóveda de casetones con motivos decorativos florales, una descripción que no concuerda con el espacio que hoy se conserva. Actualmente hablamos de una sala de planta cuadrada a la que se accede o bien desde el tesoro —de nuevo a través de un potente esviaje en cantería— o descendiendo desde el ábside sobreelevado mediante una escalera. En el interior nos encontramos con un espacio cubierto con una pequeña media naranja sobre pechinas, también en piedra, con gallones marcados y roseta central (véase fig. 16a). Hemos de situar la construcción de este singular espacio en el contexto de la elevación de los muros de la iglesia que se produjo en la segunda mitad del siglo xvi, sin que podamos atribuirla tajantemente a la cronología de un determinado maestro, si bien se deduce que corresponde estilísticamente con modelos propios del clasicismo desornamentado de este periodo. Hemos de considerar, por tanto, que aquel relicario del que se nos hablaba a mediados de la centuria sería reedificado en ese momento, quizá por lo dañado de sus materiales, al encontrarse en un espacio prácticamente abierto y expuesto a las inclemencias, lindando con una iglesia sin construir durante más de diez años, o quizá por adecuarlo al nuevo gusto estético acorde con la nueva iglesia. Sea como fuere, este pequeño espacio tenía su correspondencia en el piso superior, en el que se construyó una dependencia con las mismas proporciones y que mantenía la planta de la anterior con variantes en la forma de las cubiertas. La fórmula escogida para este segundo nivel es bastante original, pudiéndose calificar como una variante rebajada de la bóveda de rincón en piedra de cantería, en cuyos cuatro paños se abren lunetos. Mediante esta pequeña sala del segundo piso se comunicaban las estancias priorales directamente con el ábside de la iglesia, a través del balcón elevado situado en el lado de la epístola. La fecha de colocación de la barandilla podemos situarla en los primeros años de la década de los noventa, cuando se compraron dos rejas de hierro en Toledo para «dos ventanas altas de la capilla mayor».169 Se repetía entonces la audaz solución para el acceso del rey Felipe a la celebración de la misa del altar mayor en San Lorenzo desde sus dependencias, una comunión con el ceremonial plenamente imbuida de los preceptos trentinos. Con respecto a esta estancia del primer piso, cabe llamar la atención sobre la singular tipología de bóveda empleada, que recuerda al tipo que podemos encontrar, precisamente, en la llamada cámara de Felipe II (véase fig. 16b y c).
169 Ibidem.
188 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Figura 16a, b y c Arriba, cúpula del relicario. En el centro, bóveda de la estancia sobre el relicario que da acceso a la cabecera de la iglesia desde el primer piso. Abajo, bóveda de las dependencias de Felipe II en El Escorial.
Francisco de Mora (1587-1591 y 1595-1609) y el breve paréntesis de Bartolomé Ruiz (1592-1593) 189
Francisco de Mora (1587-1591 y 1595-1609) y el breve paréntesis de Bartolomé Ruiz (1592-1593) Si hay un nombre que la historiografía ha asociado con la fábrica de Uclés ese es el de Francisco de Mora. No podemos profundizar aquí en la extensa carrera de la figura que mejor ejemplificó la lección escurialense, tanto en las obras iniciadas por Juan de Herrera, que tuvo que concluir, como en su propia obra.170 Por una cédula real otorgada en San Lorenzo de El Escorial el 22 de agosto de 1579, Francisco de Mora entró al servicio real a las órdenes de Juan de Herrera, con un salario de cien ducados anuales, incrementados a doscientos el siguiente año por sus buenos servicios.171 Años después, Mora fue nombrado maestro mayor de Uclés tras la muerte de Diego de Alcántara, por cédula real de 11 de mayo de 1587 y en los mismos términos que su predecesor.172 Sin embargo, el conquense permaneció al frente de las obras por un reducido espacio de poco más de tres años, ya que el amplio número de trabajos que abarcaba hicieron inasumible su permanencia al frente de esta construcción. Durante este primer periodo, la documentación sugiere que al menos en uno de los años en los que ocupó el cargo de maestro mayor no hubo obras significativas en el convento.173 A la muerte de Juan de Valencia, en junio de 1591, Mora pasó a heredar sus competencias como maestro de las obras del Alcázar de Madrid y las casas reales de El Pardo y la Casa de Campo.174 Dentro del mismo nombramiento, se liberaba a Mora de la maestría mayor de Uclés, compensándole con un salario anual de 200 ducados por la nueva maestría.175 El encargado de sustituirlo al frente de las obras fue Bartolomé Ruiz, que aparece cobrando el salario de maestro mayor desde el 11 de julio de 1591 —a pesar de que su nombramiento oficial no se produjo hasta abril de 1592—176 hasta julio de 1593, cuando murió.177 Dos años después, en 1595, Francisco de Mora volvía a ser nombrado maestro mayor de las obras de Uclés, de las que se encargó hasta 1609. Con todo lo expuesto, podemos dividir la presencia de Francisco de Mora en Uclés en dos momentos: una primera etapa en la que Mora era hombre de confianza y alumno aventajado de Herrera, y una segunda, entre 1595 y 1609, en la que nos encontramos ante un Mora que no solo estaba al frente de las obras reales, sino que desde 1592 era maestro mayor de la villa de Madrid y, a partir del año de 1593, tracista de El Escorial.178
170 Marías Franco, 1989, p. 559. 171 Bustamante García, 1994, p. 414 y Llaguno Almirola, Eugenio. Noticias de los arquitectos y arquitectura de España desde su restauración por Eugenio Llaguno y Amirola; ilustradas y acrecentadas con notas, adiciones y documentos por Juan Agustín Ceán-Bermudez, vol. III, Madrid, Imprenta Real, 1829, p. 342. 172 Llaguno Almirola, vol. III, 1829, p. 342 173 Durante el segundo priorato de Pedro de Grima se ajustaron las deudas pasadas del convento, entre las que se incluían los pagos debidos a Francisco de Mora: «Maestro mayor de obras: mas dieron para su descargo sesenta e cinco mil maravedís que pagaron a Francisco de Mora maestro mayor de obras de tres meses que hizo el dicho oficio a raçón de sesenta mil maravedís por año de que mostraron cartas de pago. Mas dieron para su descargo sesenta mil maravedís que por provisión de su magestad se pagaron al dicho Francisco de Mora de cinco veces que dió
relación en el convento aver venido a visitar la obra y pretendiendo que se le avía de pagar el salario de sesentamil mrs. en el año que no andubo la obra se le pagó esta cantidad por los señores del Consejo de las Órdenes en reconpensa de los caminos que hiço»; AHN, OM, AHT, leg. 11056, sin fol. Cuentas del priorato de Pedro de Grima, 1590-1593. 174 AGP, Cédulas reales, VIII, fechada en Toledo a 7 de junio de 1591; Llaguno Almirola, vol. III, 1829, p. 432 y Blasco Esquivias, Beatriz. Arquitectos y tracistas. El triunfo del barroco en la corte de los Austrias, Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica, 2013, p. 126. 175 Rokiski Lázaro, 1988a, pp. 308-309. Nombramiento de Bartolomé Ruiz, 13 de abril de 1592. 176 AHN, OM, AHT, leg. 11056, sin fol. Cuentas del priorato de Pedro de Grima, 1590-1593. 177 AGP, Cédulas Reales, tom. VIII, fols. 119v-121. 178 Blasco Esquivias, 2013, pp. 126 y 127.
190 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Si volvemos al progreso de las obras, observamos que durante el segundo priorato de Pedro de Grima (1590-1593)179 fueron concluyéndose la mayor parte de los paramentos verticales de la iglesia, a la espera de ser cubierta. En ese trienio se hicieron importantes esfuerzos de abastecimiento de piedra, como recogen los libros de cuentas. La extracción de la piedra y el trabajo posterior parecen estar divididos en distintas partidas. Por un lado, Martín Doma y Pedro de Andizpe, oficiales de cantería, recibieron 40 808 mrs. por haber sacado a destajo 1742 pies cuadrados de las canteras de Poveda. Por otro lado, se habían gastado más de 30 000 mrs. en hacer pruebas en una cantera del Gigüela, que, no obstante, se dio por perdida.180 Sin embargo, la partida más grande la recibieron Juan de Mazas y Juan de la Riten, oficiales destajeros de la obra, por 8520 pies cuadrados de piedra sin desbastar.181 Aparte de extraer piedra para la obra, sus cuadrillas continuaron al frente de los destajos de la iglesia, recibiendo, entre septiembre de 1590 y el 31 de marzo de 1593, 1 516 449 mrs. por obras que, al parecer, aún debían ser aprobadas y medidas por el maestro mayor.182 En esos momentos se prestó mucha atención al asentamiento de la piedra y a que toda ella estuviera dispuesta de la forma más regular y bien acabada posible, por lo que se destinó una partida de oficiales de cantería a limpiar, raspar y retocar las piedras de la obra.183 Por lo que respecta a la partida de carpinteros, la suma ascendía a 85 303 mrs. por 855 jornales que se pagaron a Francisco de Velasco, Pedro de Isla y Andrés de Ochoa, carpinteros y oficiales que trabajaban en la casa reparando ventanas, puertas, etc., pero también haciendo moldes y contramoldes para la obra.184 Que los paramentos estaban llegando prácticamente a la altura de las bóvedas parece indicarlo el hecho de que durante ese priorato se compró, en la sierra de Cuenca y en Alcolea del Pinar (Guadalajara), la madera necesaria para las cimbras, por un total de 155 140 mrs.,185 adquiriéndose también, por parte del obrero licenciado Hernández, dos rejas de hierro en Toledo para cerrar los dos balcones que se abrían a los lados de la capilla mayor.186
179 En el año de 1593 redactó su testamento el prior Pedro de Grima, pidiendo ser enterrado junto al resto de los prelados en el sepulcro de la iglesia. No obstante, añadía, si moría en Cuenca debía ser enterrado en el Hospital de Santiago, del que era administrador, «en un enterramiento que pretendo haçer en la yglesia del dicho hospital, e sino estubiere echo al tiempo de mi muerte sea sepultado junto a la sepultura de mi señora y hermana María de grima de Villaseñor e de mis sobrinos Diego López de Villaseñor religioso del ávito de Santiago e de Zabilde de Villaseñor los quales todos estan enterrados en la dicha yglesia junto al altar de señora Santa Ana»; AMU, Protocolos Notariales, L. 8, fols. 63r-65r. Testamento del prior Pedro de Grima, 1593. 180 AHN, OM, AHT, leg. 11056, sin fol. Cuentas del priorato de Pedro de Grima, 1590-1593; véase doc. 16 en anexo. 181 Ibidem. 182 «Oficiales destajeros: mas dieron para su descargo un quento e quinientos e diez e seis mill e quatrocientos e quarenta e nueve maravedís que se pagaron a Juan de la Riten e Juan de Maças maestros destaxeros desta obra en quien remató con
las condiciones del remate los quales los rreçivieron a buena quenta de lo que an de aver desde tres de setiembre del dicho año de noventa hasta postrero de março de noventa e tres conforme a la obra que ubieren fecho que lo a de aver e medir el maestro mayor», AHN, OM, AHT, leg. 11056, sin fol. 183 Ibidem, leg. 11056, sin fol.; véase doc. 16 en anexo. 184 Ibidem. 185 Ibidem. Además, a este gasto se añade el del asierro de la madera (6969 mrs.) y su transporte en carretas (126 500 mrs.). La madera se extraía, generalmente, de la zona de la sierra de Cuenca, y siempre que era posible se conducía por el Tajo hasta Buenamesón, donde el convento tenía una heredad y una presa en las que se retenían los materiales que después se transportaban en carros hasta Uclés. 186 «Hierro plomo y clavos: 283 630 mrs. e medio que parece aver gastado en dos rejas de hierro grandes que se trajeron para dos ventanas altas de la capilla mayor de a tres pies e medio de alto y nueve de ancho, que pesaron mil ciento e treinta e tres libras a sesenta maravedís cada libra y en hierro y plomo que se compró para clavos y clavazón de la obra y para picos y almádenas y en la hechura dello», AHN, OM, AHT, leg. 11056, sin fol.
Francisco de Mora (1587-1591 y 1595-1609) y el breve paréntesis de Bartolomé Ruiz (1592-1593) 191
La biblioteca y el archivo En el progreso de la elevación de los muros debemos ubicar cronológicamente la construcción de las salas de la biblioteca y el archivo de la comunidad. El lugar destinado para su ubicación fue el de dos grandes salas longitudinales construidas sobre las capillas laterales de la iglesia. En edificios como La Clerecía de Salamanca se destinaron espacios similares a la apertura de balcones al interior del templo, pero en Uclés se ubicaron en estancias destinadas al uso de la comunidad, solamente comunicadas con la iglesia mediante un balcón frontero con el presbiterio y el coro, por el que se accedía. Disponer de estas grandes salas corridas sobre las capillas debió de ser algo ya contemplado en el proyecto de Gaspar de Vega, pues fue durante su maestría cuando se cubrieron las rebajadas bóvedas de las capillas laterales, probablemente con miras a construir las salas longitudinales sobre el primer piso. La incorporación de estas dos salas sobre las capillas produce una visión del templo excesivamente vertical, más en la línea de las proporciones propias de un templo tardogótico, como el que pudiera haber previsto Egas. Estos dos grandes espacios, que probablemente fueron vistos como poco ortodoxos por los arquitectos del convento de finales del siglo xvi, fueron quizá el motivo de las dudas y rehechos a los que se referían los monjes en su memorial sobre las obras de 1593. Como decíamos, la biblioteca se situó, durante algunos años, en la sala longitudinal más septentrional, una sala en la que hoy es perfectamente visible la bóveda de cañón, con ladrillos dispuestos a sardinel, con la que se cubre, sistema empleado de igual forma en la bóveda de cañón de la nave central de la iglesia. En este espacio, cuya cronología es difícil de precisar,187 encontramos una interesante forma de componer el muro en las dos puertas de acceso a la sala. En ellas se recrea algo similar a la fachada de un templo, con un espacio central que funciona a modo de hornacina rematada por frontón triangular y cuyo arco se encuentra entre dos vanos adintelados que no llegan a conformar una serliana, debido a los dos grandes tondos redondos situados a los lados. Estos tondos recuerdan, de alguna manera, al tipo que podemos ver en la lámina XXXIV del Libro IV de Serlio, si bien aquí, en vez de situarse en las enjutas del arco, se disponen en la parte inferior del entablamento, como en la lámina XXXV del mismo libro. Si observamos este espacio desde la iglesia, se aprecian, a ambos lados del coro, dos tribunas con un arco cegado, donde estuvieron colocados los órganos hasta principios del siglo xx. Estos arcos vuelven a remitirnos a las soluciones tan frecuentemente repetidas por Serlio en los Libros III y IV, en los que el despiece de las dovelas se hace mediante piezas con el trasdós en ángulo recto, una alusión a la arquitectura de la Antigüedad clásica de la mano de los tratados de arquitectura (véase fig. 17a y b).
187 La dificultad en datar esta sala viene dada por que si bien al exterior se correspondería con el paramento de cierre concebido por Vega, los muros interiores de la iglesia debieron ser realizados con posterioridad.
192 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Figura 17a y b A la izquierda, ventana que da acceso al ábside desde la biblioteca; a la derecha, arco cegado junto al coro del templo a los pies, donde se colocaban los órganos hoy desaparecidos. Figura 18 Interior de la nave longitudinal sobre las capillas del lado norte, utilizada como biblioteca.
Francisco de Mora (1587-1591 y 1595-1609) y el breve paréntesis de Bartolomé Ruiz (1592-1593) 193
El memorial de hacia 1593 Podemos constatar documentalmente que Mora introdujo cambios en el proyecto original gracias a un documento sin fechar, pero que por la información que contiene y por la referencia al inicio de las obras veintiséis años antes (1567) podría ubicarse cronológicamente en el año de 1593. La sucesión continua de maestros, las proporciones de la obra y la administración económica del monasterio habían provocado que a finales de la centuria la iglesia siguiera sin estar concluida, ante la desesperación del Consejo de las Órdenes y del propio rey. Esta situación, en la que la falta de recursos económicos amenazaba con paralizar las obras cuando estaban llegando en altura prácticamente a la base de las futuras bóvedas, llevó al Consejo de las Órdenes a tomar una serie de medidas de intervención. En primer lugar, a la muerte Alcántara se optó por un maestro de reconocido prestigio como era Mora, al cual se autorizó, durante los tres primeros años en los que ocupase la maestría de Uclés, para alterar las trazas que hasta entonces habían servido de norma en la construcción, como veremos a continuación. Al parecer, en ese año de 1593 el rey había ordenado, mediante una cédula, apartar del dinero del arca del convento 6000 ducados, con el fin de que la iglesia pudiera concluirse sin sufrir más problemas económicos. Esta decisión molestó profundamente a los religiosos, redactándose un informe legal en el que se aseguraba que, a pesar de que el rey era el administrador de la orden, no podía disponer la forma en la que se administraban las rentas del convento.188 Los monjes afirmaban que habían procurado, con mucha diligencia y cuidado, que se continuase y acabase la obra de la iglesia, pero que el hecho de no haber podido concluirla todavía se debía a las escasas rentas a causa de las malas cosechas, haber tenido que socorrer al rey con 6000 ducados y al hecho de que que recientemente se había acabado la piedra de la cantera con la que hasta entonces habían surtido de material al convento, siendo necesario traerla desde seis leguas de distancia, por lo que había sido inevitable construir puentes y calzadas. Por último, consideraban que la causa del retraso en las obras se había debido también al continuo cambio de maestros mayores y a los errores que esto había ocasionado: Lo otro porque como ha avido muchos Maestros se an encontrado en las trazas y se an derribado partes en valor de más de quatro mil ducados. Lo otro porque en la dicha iglesia han gastado como ciento treinta mil ducados de más de otras obras que an hecho que de veinte y seis años a esta parte viene a salir cada un año seis mil ducados. Lo otro porque personas de rédito y sciençia dicen y testifican que con la dicha cantidad que se ha gastado se ubiera hecho la iglesia sumptuosamente y qual convenía para el convento susodicho que tiene otras muchas obligaciones forçosas a que acudir y que los maestros que trabajaron la obra la […] y an herrado lo testificará Francisco de Mora, que por su buena traça ahorra el convento muchos millares de ducados de más de lo qual el dicho convento no tiene obligación de hacer iglesia tan sumptuosa como se […] por quanto la fundación de la orden y regla le dexa [...] esto su libertad.189
Este fragmento nos informa de que Francisco de Mora siguió al tanto de las obras en Uclés tras la muerte de Bartolomé Ruiz. De hecho, por los libros de cuentas de principios del siglo xvii sabemos que volvió a ocupar el cargo de maestro mayor al menos desde
188 AHN, OM, carp. 339, fol. 155r. «Juris consultatio in favorem religiossimi conventus de Ucles.»
189 Ibidem.
194 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
el 2 de abril de 1595, tal y como consta por un pago recibido con retraso muchos años después, en 1603, cuando todavía seguía en el cargo.190 Por otro lado, se manifiesta que a lo largo de los años previos se habían producido desavenencias entre lo construido por unos maestros y otros, lo que provocó importantes gastos a la hora de deshacer partes ya construidas. Del texto se desprende, además, la idea de que la construcción de la iglesia de Uclés había comenzado a despertar críticas dentro de las élites santiaguistas, entendiendo que con las cantidades de dinero gastadas se podría haber hecho un edificio más suntuoso. Por último, uno de los datos más interesantes que aporta este breve fragmento, es que Francisco de Mora había dado alguna traza, mediante la cual se ahorraba gran cantidad de dinero al convento. La pregunta que cabe hacerse es en qué modificaba la traza de Mora lo establecido por la primigenia de Vega. Los primeros tres años en los que Francisco de Mora tomó el control de las obras del monasterio son especialmente significativos para nosotros, ya que el arquitecto conquense llevó a cabo una serie de cambios en el proyecto de la iglesia que los monjes santiaguistas valoraron como muy positivos. No podemos conocer con exactitud el alcance de esas modificaciones en el proyecto, ni podemos saber si respondían únicamente a criterios económicos o, como es probable, había en ellos un cambio por el gusto arquitectónico desornamentado tan característico en las obras reales a finales de la centuria. Teniendo en cuenta que las obras ya deberían haber avanzado a una altura considerable, nuestra hipótesis es que las modificaciones propuestas por Mora afectaron al orden de las pilastras de la iglesia y, probablemente, al sistema empleado para cubrir la nave central. Como hemos visto en el capítulo anterior, Gaspar de Vega había dispuesto una iglesia ordenada con pilastras de orden corintio. De acuerdo con sus trazas, las capillas laterales se elevaron siguiendo este mismo orden, tal y como es materialmente visible todavía hoy en la iglesia, donde las pilastras de las esquinas interiores utilizan este tipo de capiteles (véase fig. 3a). Sin embargo, entre finales de la década de los ochenta y principios del nuevo decenio del siglo xvi, cuando llegó el momento de colocar los capiteles de la nave central de la iglesia, el corintio de Vega se sustituyó por un toscano más simple, vertical y lineal, que concedía un aspecto mucho más definido y limpio al interior de la iglesia y que emparentaba el proyecto, directamente y de nuevo, con el de la iglesia de San Lorenzo del Escorial, aunque con algunas variantes como el friso liso y continuo, sin los triglifos del templo jerónimo. No obstante, el hecho de asegurar que se habían ahorrado muchos millares de ducados nos lleva a pensar que la modificación no debió quedarse solo en la variación de los órdenes, sino que pudo afectar también a la elección del tipo de bóvedas. Como hemos señalado en el capítulo previo, desconocemos el tipo de bóveda que preveía el proyecto de Gaspar de Vega, pero la solución adoptada en Uclés, de bóveda de cañón con lunetos, era la opción más propicia estilísticamente y más económica, ya que frente a la magnitud de la obra en piedra que hasta entonces se estaba desarrollando, su uso se limitó a los arcos fajones, mientras que el resto de la bóveda fue realizada en ladrillo a rosca, oculta hoy bajo el potente encalado. 190 «Francisco de Mora: 26 000 mrs. obrero mayor de la dicha obra, con que quedo pagado a 28 de abril del año de 1595 y se le pagaron los dichos mrs. en este trienio. Gana el dicho Francisco de Mora 60 000 mrs. de salario al año por el dicho oficio de obrero mayor y se le an pagado a quenta del dicho salario
que corre dende el dicho dia 28 de abril de 95 en adelante 99 256 en quatro partidas que en el libro ba firmadas que la última es de mil reales en treynta de noviembre de seiscientos y tres», AHN, OM, Libro 11. Visita al priorato de Diego Romero, 1602-1604.
Francisco de Mora (1587-1591 y 1595-1609) y el breve paréntesis de Bartolomé Ruiz (1592-1593) 195
El cerramiento de las bóvedas de la iglesia y la construcción de la cúpula y el chapitel A partir del año de 1593 empezaron a cerrarse las bóvedas de la iglesia, comenzando por la zona de la cabecera y dándose por acabada la cúpula del crucero en 1597. Un año después se finalizó el chapitel colocado al exterior de la misma, rematado con su bola y su gallo. En las Noticias de los arquitectos, Llaguno señalaba que Antonio Segura había sucedido a Bartolomé Ruiz en las obras de Uclés, afirmando que «por su dirección se hizo la bella cúpula de la magnífica iglesia de aquel convento, cuyo chapitel se concluyó a fines del año de 1597, dando el rey para ello seiscientos quintales de plomo».191 Este dato ha gozado de fortuna hasta nuestros días, recogiéndose en otros trabajos que, la mayoría de las veces, no han señalado la fuente de origen.192 En este trabajo no hemos encontrado la documentación que pruebe que Segura, aparejador de las obras del Alcázar de Madrid y de Aranjuez, fuera nombrado maestro de las obras de Uclés,193 pues sabemos que el periodo que Llaguno le concedió como director de estos trabajos lo ocupaba en realidad Francisco de Mora. Dicho esto, lo cierto es que Antonio de Segura fue hombre de confianza de Francisco de Mora y que, en bastantes ocasiones, estuvo a cargo de las muchas obras que simultaneaba. De hecho, cuando falleció Juan de Valencia y el rey nombró a Francisco de Mora como maestro de las obras del Alcázar de Madrid y de las casas reales de El Pardo y la Casa de Campo en junio de 1591, en el mismo se especificaba que las labores que se llevaran acabo debían de ser informadas siempre por Juan de Herrera, previendo que, en las ausencias de Mora, Antonio de Segura fuera aparejador de esas obras.194 No existen datos en los libros de cuentas que nos hablen de la elevación de la media naranja de Uclés, si bien sí hemos localizado el documento fechado en 1597 al que se refería Llaguno, por el cual el príncipe Felipe —futuro Felipe III— concedía permiso al convento para comprar 600 quintales de plomo, en las minas de Linares y Almodóvar, para cubrir el chapitel de la iglesia nueva (doc. 17 en anexo). Como hemos señalado, consideramos que el responsable de la contrucción fue Francisco de Mora, que pudo ser asistido por Segura en determinado momentos, y que los autores materiales fueron los hasta entonces destajeros de la obra de la iglesia, Juan de la Riten y Juan de Mazas, bajo la atenta mirada del aparejador Juan de Gastañaga. La media naranja del crucero de Uclés es, a pesar de lo tardío, uno de los primeros ejemplos de este tipo de corte clasicista en el área geográfica del priorato de Uclés y de la zona en la que se encuentra (véase fig. 19). En la provincia de Cuenca solo la aventajaba la capilla del Espíritu Santo de la catedral, obra de Andrea Rodi, concluida en torno a 1576 y de unas dimensiones bastante más reducidas que la de Uclés.195 En realidad, ninguno de estos dos ejemplos constaba todavía de tambor, elemento que aún tardó bastantes 191 Llaguno Almirola, vol. III, 1829, p. 75. 192 Quintero Atauri, 1904, pp. 63-64; Schubert, 1924, p. 86 y Kubler, 1957, p. 26. Hablando sobre la aguja de la cúpula del Convento de las Bernardas de Alcalá de Henares, manifiesta: «Estas linternas, rematadas por una aguja, recuerdan la extraña solución de Andrés [sic] [Antonio] de Segura en Uclés (1591-1597), donde la cubierta con faldones que encierra la cúpula termina en un obelisco sostenido sobre cuatro esferas, el cual prefigura la bella aguja de Pedro de Ribera, una centuria después, en Nuestra Señora del Puerto en Madrid. En todos
estos ejemplos la cúpula de curvada superficie es encerrada en una cubierta poligonal de forma prismática, en característico tratamiento español que se basa en la disidencia de relaciones espaciales entre el interior y el exterior»; ibidem, pp. 16-17. 193 La atribución de la cúpula a Segura solamente ha sido cuestionada, hasta ahora, por Mari Luz Rokiski, que la considera obra de Francisco de Mora; véase Rokiski Lázaro, 1985, p. 376. 194 Sobre la cédula real, véase Llaguno Almirola, vol. III, 1829, p. 343. 195 Rokiski Lázaro, 1985, p. 196.
196 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Figura 19 Media naranja del crucero.
años en ser introducido en el área geográfica en la que nos movemos, pero sí de sendas linternas. La cúpula sobre tambor del crucero de la basílica del El Escorial fue cerrada entre 1579 y 1582, sin ningún precedente, en cuanto a dimensiones y técnica, en territorio peninsular. En este tipo, el tambor, sin apoyo en las bóvedas colindantes, absorbe los empujes, todo un reto para la España del siglo xvi, donde se construía según procedimientos empíricos y a partir de obras reales conocidas.196 Siguieron esta línea valientes propuestas como la cúpula del Colegio del Corpus Christi de Valencia (1597) o, ya algo más tarde, la de San Pablo de Granada (1622). Sin embargo, el tipo más extendido fue el ejecutado en Uclés, una media naranja en la que la base asienta directamente y mediante pechinas de cantería sobre el transepto, con ocho nervios de piedra que cierran en el óculo central, por el cual, mediante la linterna, hoy prácticamente cegada, penetraba la luz al interior.197 En Uclés no se optó por un modelo de cúpula trasdosada, sino que al exterior se recubrió mediante un gran chapitel, una opción que se popularizó en los ámbitos afines a la corte y en Madrid y que derivó en la popular técnica de la carpintería
196 López Mozo, Ana. «La huella de El Escorial en las cúpulas españolas de finales del siglo xvi. El caso de la Capilla Cerralbo de Ciudad Rodrigo», Informes de la construcción, 65, 2 (2013), p. 96.
197 Esta estructura puede identificarse con la de un cimborrio, tal y como se plantea en Ibáñez Fernández, Javier y Alonso Ruiz, Begoña. El cimborrio en la arquitectura hispánica medieval y moderna, Madrid, Instituto Juan de Herrera, 2021, pp. 270-274.
Francisco de Mora (1587-1591 y 1595-1609) y el breve paréntesis de Bartolomé Ruiz (1592-1593) 197
Figuras 20a y b Vistas del chapitel sobre la cúpula desde el exterior.
de lo blanco del siglo xvii y las bóvedas encamonadas. La construcción de este elemento provocó que el montante total de las obras ascendiera hasta los 24 481 654 mrs. durante los años de 1593-1596.198 Además de la incorporación del chapitel, otra de las singularidades de este ejemplo es la inclusión, en su base al exterior, de pasamanos y antepechos de piedra rematados en bolas, siguiendo el ejemplo de la cúpula de El Escorial (véanse figs. 20a y b; y 21a y b). Joaquín Bérchez ha estudiado toda una serie de ejemplos similares derivados del modelo de San Lorenzo, como la Capilla Cerralbo de Ciudad Rodrigo (a partir de 1589) o el cimborrio de San Martín Pinario de Santiago de Compostela (1611-1644), de tal forma que, retomando las palabras del padre Sigüenza sobre el de El Escorial,199 pone 198 AHN, OM, AHT, leg. 13047, sin fol. Descargo de las obras del prior de Santiago de Uclés, Esteban Nieva, 1593-1596. 199 «No parece sino un terrado hecho a posta, para alegrar la vista, ver el campo, la casa y claustros y texados que es muy de ver»; texto recogido en Bérchez, Joaquín. En otros climas. Ecos arquitectónicos de la Valencia Moderna. Discurso del académico electo leído en el acto de su recepción
pública el día 2 de marzo de 2011, Valencia, Joaquín Bérchez, 2011, p. 34 y Sigüenza, fray José de. Historia primitiva y exacta del monasterio del Escorial escrita en el siglo xvi por el padre fray José de Sigüenza, bibliotecario del monasterio y primer historiador del rey Felipe II, arreglada por Miguel Sánchez y Pinillos, Madrid, Imprenta de M. Tello, 1881, pp. 414-415.
198 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
Figura 21a y b Remates abalaustrados de las torres a los pies de la iglesia.
Francisco de Mora (1587-1591 y 1595-1609) y el breve paréntesis de Bartolomé Ruiz (1592-1593) 199
Figura 22 Bóvedas de la nave central de la iglesia de Santiago de Uclés.
en relación este tipo de plataformas abalaustradas como elementos desde los que se pudiera gozar del paisaje circundante. Si volvemos la vista atrás, podemos recordar como en 1525 los visitadores del convento ya valoraban como aspecto positivo el emplazamiento del convento por las buenas vistas que desde él se tenían. Por su parte, Kubler llamó la atención sobre este chapitel, considerándolo una extraña solución por su remate en forma de obelisco sostenido sobre cuatro esferas que, en su opinión, prefiguraba la aguja que mucho después hizo Pedro de Ribera en Nuestra Señora del Puerto en Madrid.200 Lo cierto es que desconocemos si este curioso elemento estaba ya contemplado en el proyecto de Gaspar de Vega o si su presencia se debió a la iniciativa de Francisco de Mora. En cualquier caso, a la altura de 1598, las obras estaban centradas en la construcción de este remate a la par que se daba inicio al abovedamiento del resto de la nave central de la iglesia (véase fig. 22).201 El chapitel que protegía la cúpula de Uclés, obra de madera y pizarra, fue realizado por Juan de Herrera, vecino de Madrid, y Francisco de Velasco, vecino de Uclés, entre 200 Kubler, 1957, p. 16. 201 A la altura de ese año se gastaron «477 203 mrs. que montó la echura del chapitel y cubrir un pedaço del cuerpo de la iglesia y en unas capillas y en tapiar y en otros gastos de obras que se hicieron a destaxo». Los gastos en madera de ese momento fueron bastante elevados, 719 189 mrs., algo que nos hace
pensar en el avance de la construcción de las cimbras, pero sobre todo en la elaboración de las sobrecubiertas y de la propia estructura del chapitel; AHN, OM, AHT, leg. 17510, fol. 97v. Cuentas del priorato de Jerónimo Romero, 1597-1600.
200 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
1597 y 1600, año este último en el que fue tasada la obra, tal y como hemos podido documentar gracias a la consulta de los protocolos notariales del municipio.202 Los alarifes Francisco de Montalvo, vecino de Uclés, y Juan Gutiérrez, vecino de Madrid, tasaron, junto al chapitel, parte de la armadura del cuerpo de la iglesia, que por entonces debía abarcar los tres primeros tramos de la nave central, estimando que la mano de obra debía pagarse por un total de 477 220 mrs. Por lo que respecta a la pizarra, los maestros cubridores fueron Pedro Juárez y Bernardino Barruelos, ambos vecinos de Galapagar, que en octubre de ese año se quejaban de la mala calidad de la pizarra que habían traído al convento Juan del Castillo, un tal Pedro y sus respectivos consortes desde la cantera de Bernardos (Segovia).203 Las canteras de Bernardos eran ya conocidas desde los años sesenta de ese mismo siglo, siendo de las más utilizadas en las cubiertas de pizarra del palacio de Valsaín (ca. 1563), El Pardo (1564) la Casa de La Fresneda (1564) y El Escorial (a partir de 1568).204 Por último, sabemos que en 2 de abril de 1598 se firmaba el acuerdo con los plateros de Huete, Miguel Cárdenas y Miguel Pellicer, para realizar el gallo que debía rematar el chapitel de la cúpula del convento. Por contrato, estos dos artífices se comprometían a residir en la villa de Uclés el tiempo que tardaran en realizar el gallo. Los materiales les serían facilitados por el convento y la obra les sería pagada a tasación.205 El dibujo del gallo, con las medidas que debía tener, había sido diseñado por Francisco de Mora, el cual le había dejado la traza firmada a Juan de Gastañaga, para que la custodiara y permitiera a los artífices verla las veces que fuera necesario para llevar a cabo la obra. Situar un gallo sobre las torres de las iglesias para conocer la dirección de los vientos era una práctica muy habitual desde la Edad Media. Sin embargo, la colocación del remate del chapitel revistió singular importancia para los clérigos santiaguistas. El gallo estaba concluido en 1599, coincidiendo con la publicación del Libro del principio de la Orden de la Cavalleria de Santiago del Espada de Diego de la Mota. En su texto, el fraile santiaguista describe el chapitel de Uclés, suscitándole una profunda reflexión el porqué de la colocación de dicha figura en lo alto del remate. Al parecer, el antiguo templo estaba rematado también por un gallo, un animal que venía a representar toda una serie de valores para «el instituto de esta Orden y cavallería de Santiago, y a los religiosos de ella y preeminencia de este convento»,206 como la inteligencia, la prudencia y el instinto natural, además de considerarlo un animal magnánimo y belicoso, de naturaleza fuerte, y de establer toda una relación de coincidencias entre la morfología del
202 AMU, Protocolos Notariales, L. 12, fol. 70r. Protocolo Notarial, Uclés, 15 de octubre de 1598. 203 Ibidem. Bernardino Barruelos partició como maestro pizarrero en otras obras del ámbito madrileño, como en el chapitel de la iglesia parroquial de Pinto en 1522; véase Corella Suárez, María Pilar. Arquitectura religiosa de los siglos xvii y xviii en la provincia de Madrid. Estudio y documentación del partido judicial de Getafe, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Estudios Madrileños, 1979, pp. 105 y 264-265.
204 Cano de Gordoqui García, José Luis. «Antecedentes de la arquitectura barroca española: Las cubiertas de pizarra en las obras reales de Felipe II y su tránsito al siglo xvii», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, 57 (1991), p. 294. 205 AMU, Protocolos Notariales, L. 10, fol. 3. Contrato para realizar el gallo del remate del chapitel de la iglesia; véase doc. 18 en anexo. 206 De la Mota Belmonte, 1599, p. 398.
Francisco de Mora (1587-1591 y 1595-1609) y el breve paréntesis de Bartolomé Ruiz (1592-1593) 201
gallo y la del guerrero.207 Bajo el gallo se colocó una bola, en cuyo interior, según Diego de la Mota, se habían introducido reliquias y el agnus para proteger al convento de las tempestades, todo rematado por una cruz de Santiago de color rojo, que se instaló a seis de junio de 1598. Con respecto al uso de chapiteles, es bien sabido que la introducción de este tipo de cubiertas procedentes del norte de Europa se produjo en la segunda mitad del siglo xvi por voluntad expresa de Felipe II. En origen, su empleo estuvo vinculado a las obras reales, siendo extendido su uso, durante la primera mitad del siglo xvii, por los arquitectos del foco madrileño, constituyéndose como uno de los elementos definitorios del paisaje monumental.208 Por ser un elemento foráneo, en un primer momento se requirió la llegada de maestros flamencos y franceses, de los que los españoles aprendieron los oficios de pizarrero y maestro chapitelero. Cano de Gordoqui apunta que la continuidad del empleo de chapiteles más allá de la muerte del monarca puede interpretarse como un ejercicio de fidelidad estética de la arquitectura madrileña de principios del xvii a las casas reales.209 Probablemente, el diseño de estos chapiteles deba atribuirse también a la mano de Francisco de Mora, autor del diseño del chapitel de las campanas de la catedral de Cuenca en 1606.210 En el año en el que se cerraba el crucero de la iglesia, los gastos del convento se dispararon con partidas destinadas a festividades lúdicas, como la de las fiestas de Santiago, que en el año de 1598 ascendieron a un total de 160 922 mrs. No cabe duda de que la fiesta de Santiago de ese año tuvo un empaque mayor que el de años anteriores. Entre esos pagos, se dieron 57 800 mrs. a Alcaraz, autor de comedias, que bien pudiera ser Diego López de Alcaraz, representante y escritor, nombrado autor de título por el real decreto de Valladolid de 26 de abril de 1603 junto a otras ocho compañías, y que, tras trabajar en el ámbito madrileño, en 1598 se encontraba avecindado en Cuenca.211 Además, Juan Granada, vecino de Madrid, representó una «dança de música», y Juan Navarro, vecino de Tarancón, otra de cascabeles, a los que cabría sumar 57 222 mrs. que se pagaron a Juan de la Pena, maestro de los infantes de Toledo, por su trabajo y el de sus compañeros músicos.212
La evaluación del avance de las obras de 1604 y las tasaciones de 1606 El diciembre de 1603, el monasterio de Uclés volvía a cumplir con su función de aposentamiento real, hospedando al nuevo rey, Felipe III, en su viaje hacia Valencia.213
207 «Compúsolo naturaleza fuerte y guerrero declarando por tal, dando la cola por vandera, la cresta por almete, las plumas del cuello por gola conque se defiende, y arodela, el pico, púas y espolones por armas ofensivas»; véase De la Mota Belmonte, 1599, pp. 398-399.
211 González Martínez, Lola. «Los inicios de la comedia barroca y el representante Diego López de Alcaraz», en O. Gorsse y F. Serralta (coords.), El siglo de Oro en escena. Homenaje a Marc Vitse, Toulouse, PUM-Consejería de Educación de la Embajada de España en Francia, 2006, pp. 419-434.
208 Cano de Gordoqui García, 1991, p. 292.
212 Entre los pagos referentes a las fiestas de 1598 se mencionan: «8976 mrs. que se pagaron a Juan de Yepes y Francisco Martínez menistriles de su ocupación en las fiestas de Santiago», AHN, OM, AHT, leg. 17510, sin fol. Gastos del año 1598.
298 Ibidem. 210 Cervera Vera, 1995, p. 61 y Barrio Moya, José Luis. «Arquitectura Barroca en Cuenca», tesis doctoral inédita dirigida por el Dr. A. Bonet Correa, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Geografía e Historia, Departamento de Historia del Arte, 1991, pp. 107-110.
213 Cabrera de Córdoba, Luis. Relaciones de las cosas sucedidas en la Corte de España desde 1599 hasta 1614, Madrid, Imprenta de J. Martín Alegría, 1857, p. 200.
202 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
El monasterio que encontró no debía distar mucho del que un año después fue reseñado con motivo de la inspección realizada el 3 de octubre de 1604.214 Por aquel entonces, la iglesia era todavía el punto en el que se centraban la mayor parte de los esfuerzos constructivos, cerrándose progresivamente la totalidad de sus bóvedas. Concretamente, sabemos que en 1604 las de la capilla mayor y el transepto estaban realizadas, a falta de concluir «un poco» de la linterna del «cimborrio». El chapitel estaba ya acabado, cubierto de pizarra y plomo, con cuatro bolas doradas en las esquinas y rematado por una aguja con otra gran bola, sobre la cual se encontraban el gallo y la insignia de la orden.215 En la relación se añaden las medidas del templo, afirmando que la nave de la iglesia tenía una proporción en altura de casi el doble respecto a la base y una amplitud de 42 pies, mientras que la altura desde el suelo hasta las bóvedas era de 82 pies. Al parecer, las salas sobre las capillas de la librería y el Capítulo no estaban terminadas todavía, probablemente a falta de las cubiertas. También faltaba por concluir las últimas dos bóvedas de la iglesia sobre el coro, el propio coro y las capillas que quedaban bajo él. Ya en el exterior del templo, las portadas norte y oeste de la iglesia estaban acabadas, con «ocho colunas de piedra berroqueña, bien labradas con sus capiteles y hechos encasamientos para poner imágenes». Más adelante, en la misma relación, se menciona que la fachada occidental solo había alcanzado poco más de cinco metros, si bien las dos torres laterales estaban prácticamente concluidas. En el caso de la torre norte, estaba terminado todo lo tocante a la cantería, «con su remate de galería», mientras que la otra estaba realizada hasta la última cornisa, de la que solo faltaba colocar el remate. Además, quedaban por construir los dos chapiteles de las torres, cubrirlos de pizarra y hacer bolas de bronce sobre las que colocar los remates en cruz. En cualquier caso, las obras parecían no detenerse, y la visita acababa enumerando la relación de las herramientas existentes y de los muchos materiales en espera de ser colocados en la obra, especialmente la gran cantidad de madera y pizarra para los chapiteles a los pies del templo, así como el plomo y la piedra labrada. Por ello, concluían que la obra podría finalizarse con 2500 ducados —1000 ducados en la obra de cantería y albañilería y el resto en la de los chapiteles—, dejando ordenado que se terminase durante el primer año del próximo prior electo, so pena de 100 ducados de multa.216 El 2 de abril de 1605, Francisco de Mora enviaba, desde la villa de Uclés, una misiva a Alonso López, albañil de Ocaña, para que fuera a Uclés a tasar la obra de albañilería que había realizado Juan de Mazas en el convento, ya que él debía partir hacia Madrid ese mismo día.217 Sin embargo, la tasación realizada por Mazas y De la Riten no se llevó a cabo hasta 4 de diciembre de 1606, siendo nombrado como tasador, por parte del convento, Alonso López, tal y como Mora había dejado estipulado. Juan de Mazas y María Martínez de la Çabarrieta —viuda de Juan de la Riten— nombraron como tasador a Francisco Bara, maestro de obras vecino de la villa de Madrid.218 Juan de la Riten —recientemente fallecido— y Juan de Mazas habían hecho las obras del convento a tasación, por lo que
214 AHN, OM, Libro 10c, fols. 453r-491r. Visita al monasterio de Uclés, 1604; transcrito en Rokiski Lázaro, 1988a, pp. 297-300.
216 AHN, OM, Libro 6c, fols. 912v-913r. Inspección de Cuentas del monasterio de Uclés, 1604; transcrito en Rokiski Lázaro, 1988a, pp. 314-315.
215 Ibidem.
217 AMU, Protocolos Notariales, L. 9, fol. 203r; véase doc. 19 en anexo. 218 Ibidem, fols. 205r-206v.
Francisco de Mora (1587-1591 y 1595-1609) y el breve paréntesis de Bartolomé Ruiz (1592-1593) 203
los dos maestros tasadores no evaluaron el valor de los materiales empleados, sino que se limitaron a cuantificar el de las manos que habían realizado las cinco capillas del cuerpo central de la iglesia, otras colaterales, el ochavo, la media naranja con su linterna, los estribos que esta tenía alrededor con dieciséis hornacinas, así como el jaharrado de la iglesia, los andamios y las cimbras, ascendiendo a un total de 1 246 306 mrs. Esta cifra no contemplaba la realización de las bóvedas de las capillas bajo del coro, que al parecer presentaban problemas estructurales «por la gran carga que tienen», sin que Mazas fuera penalizado económicamente por esos errores, ya que el ladrillo empleado podía reaprovecharse. En octubre de 1606, Mora utilizaba el mismo recurso de delegar en persona de su confianza para hacer una tasación de los destajos de Juan de Mazas, en este caso los relativos a la cantería. Para ello facultó a Sebastián Sánchez, cantero de la villa de Madrid.219 De las instrucciones que le mandaba a Sebastián Sánchez se deduce que Mora confiaba en Juan de Gastañaga para que le informase sobre las medidas de las obras de cantería de la iglesia. Ya en Uclés, el 4 de diciembre de ese año, Juan de Mazas nombraba como su tasador a Juan de Arze, vecino de la villa de Ocaña. Ese mismo día, ambos tasadores, acompañados de Juan de Gastañaga y Juan de Mazas, que les asistieron y aclararon los aspectos que pudieran ser dudosos, evaluaron lo realizado. En concreto, se inspeccionó la galería de la torre meridional en lo relativo a la última cornisa, con sus soleras, pedestales, balaustres, antepechos, peanas y bolas, lo cual nos indica que, a falta del chapitel, la obra de la torre del lado de la epístola estaba prácticamente concluida. También tasaron el arco de cantería del coro de la iglesia, las tribunas laterales, la cornisa del ojo de la cúpula y, bajo esta, las gradas del altar mayor, tanto las ya asentadas como las preparadas para ser colocadas. Visto todo y medido, Sebastián Sánchez y Juan de Arze determinaron que el precio de la mano de obra de lo tasado ascendía a una cifra de 14 673 reales.220
La fachada occidental de Uclés y la aportación de Francisco de Mora Podemos aventurar que cuando Francisco de Mora pidió ser relevado de sus ocupaciones en Uclés, en 1609, el estado de las obras estaba lo suficientemente encauzado como para no ser necesaria su presencia directa. A la vista de lo construido y tasado durante los años en los que fue maestro mayor, puede atribuirsele la paternidad del coro del templo y la finalización de la fachada occidental, con la inclusión del relieve de Santiago a caballo,221 el remate del frontón triangular y las torres de la iglesia. Quizá los elementos que mejor caracterizan la iglesia de Uclés, como arquitectura con clara vinculación escurialense, sean las dos torres de la fachada occidental. Como en El Escorial, se encuentran a los pies del templo, y como en él, emergen directamente de la fachada, sin basas o elementos que permitan apreciar su correspondencia en la base de la fachada. Precisamente, este último aspecto había sido ya criticado por la evaluación italiana que se hizo sobre el proyecto escurialense por parte de la Academia Florentina del Diseño —a la que habían sido enviados los diseños en 1567—.222 Si las torres de Uclés 219 Ibidem, fol. 207r, tasación de las obras de cantería; véase doc. 19 en anexo.
221 Composición que volvió a utilizar en el diseño de la fachada del hospital de Cuenca hacia 1608.
220 Ibidem, fol. 209r.
222 Bustamante García, 1994, pp. 124-127.
204 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
realmente buscaban la fidelidad con El Escorial —hasta el punto de incrustarlas en la fachada, como ocurría en San Lorenzo— o si su incorporación al proyecto fue posterior al primitivo diseño de Vega es algo que desconocemos. De lo que no cabe duda es de que estas dos torres, a excepción de los remates finales en forma de chapitel empizarrado, son una interpretación directa de los dibujos de San Lorenzo. Por otra parte, la forma de solucionar este remate recuerda mucho a la arquitectura más depurada de Francisco de Mora, como puede ser el caso de las torres a los pies de San Bernabé de El Escorial (15941595), mucho más simplificadas y, a diferencia de Uclés, marcadas en planta. Por último, hemos de destacar la elección de las serlianas en el remate de las torres a los pies de la iglesia y cómo esta resultó ser una solución muy eficaz para salvar la amplitud de las caras norte y sur de las mismas, perlongadas con respecto a sus opuestas para coincidir con la amplitud de las capillas sobre las que se asentaban. Como coronamiento se incluyeron sendas balaustradas a base de bolas, con sus pertinentes correcciones ópticas en las esquinas, a la manera de San Lorenzo (véase fig. 21a y b). Sin embargo, el remate de las torres no se hizo en forma cupulada como en su referente escurialense, sino que se repitió el empleo de chapiteles de aguja, dándose una combinación de elementos poco frecuente. Lamentablemente, estos chapiteles se perdieron en los referidos incendios de los años 1845 y 1877, y solamente conservamos su imagen a través de la también aludida estampa de Parcerisa (véase fig. 6 del capítulo 1). Su desaparición hace que la imagen que conservamos de la iglesia esté muy distorsionada, algo que Antonio Camuñas intentó enmendar en el siglo xx, con un proyecto de recuperación de los mismos que nunca vió la luz más allá del papel.
Pedro García de Mazuecos (1609-1611) y Pedro de Lizargárate (1611-1626) Francisco de Mora había sucedido en el cargo a Bartolomé Ruiz hasta 1609, año en el que pidió al rey ser relevado de su cargo «porque él no puede acudir a servir el dicho oficio e maestro maior de las obras del dicho convento por las ocupaciones que tiene en acudir a las demás que están a su cargo».223 El encargado de sustituirle fue Pedro García de Mazuecos, maestro mayor del archivo de la fortaleza de Simancas y aparejador del Alcázar de la villa de Madrid.224 La real cédula emitida en San Lorenzo, a 12 de junio de 1609, establecía que García de Mazuecos debía cumplir con las mismas funciones que los anteriores maestros mayores de Uclés y se ordenaba que cesaran los pagos a Francisco de Mora a partir del 1 de abril, fecha en la que entraba en vigor el nuevo nombramiento. No obstante, por la declaración de Pedro de Mazuecos en su testamento sabemos que nunca llegó a ir a Uclés, ya que Francisco de Mora, que debía acompañarlo a las obras, estaba entonces demasiado ocupado en otros trabajos.225 Dos años después, tras la muerte de García de Mazuecos, el cargo fue ocupado por Pedro de Lizargárate, cuyo nombramiento se produjo el 18 de marzo de 1611. En la línea de lo que había venido ocurriendo hasta entonces, el nombramiento de Lizargárate como maestro mayor se correspondía con la vinculación de los trabajos de Uclés con el resto de obras reales y con la figura de Francisco de Mora, cuya muerte se
223 AGP, Cédulas Reales, t. IX, fols. 57v-58r; recogido en Rokiski Lázaro, 1988a, p. 310.
224 Ibidem. 225 Bustamante García, 1983, p. 311.
Pedro García de Mazuecos (1609-1611) y Pedro de Lizargárate (1611-1626) 205
había producido hacía un año escaso. Lizargárate, oficial experto en obras de cantería, ya había tenido una trayectoria previa en el ámbito toledano cuando en 1609 fue nombrado aparejador de las obras reales de Madrid, Aceca, Aranjuez y El Pardo, con un sueldo de 350 ducados anuales.226 Cuando en 1611 se hizo cargo de la obra de Uclés no desatendió sus otros trabajos, de forma que podemos encontrarlo contratando el remate final de la fachada sur del Alcázar de Toledo, al servicio del duque de Lerma, con fray Alberto de la Madre de Dios en el convento de franciscanas de Valdemoro o en Lerma entre 1613 y 1616.227 En 1620 trabajó en El Escorial, junto con Juan Gómez de Mora, en la cúpula del panteón en calidad de aparejador,228 y hacia 1625, desde la corte y junto con Juan Gómez de Mora, juzgó la planta y alzado que Bartolomé Fernández Lechuga había hecho para la culminación del Palacio de Carlos V en la Alhambra.229 Como en otros casos, las condiciones del nombramiento se repetían, siendo prácticamente invariables desde el nombramiento de Gaspar de Vega. No obstante, tenemos constancia documental de que Lizargárate, una vez llegado a Uclés, el 16 de junio de 1611 se comprometió ante notario a proporcionar al convento una persona capaz de guiar las obras en el caso de no poder asistir él mismo a las obligaciones que especificaba su cargo: Por no acudir yo a tiempo a lo que soy obligado, pagaré a la persona que fuere a hacerme cumplir lo dicho quatrocientos mrs. de por cada un día de las que se ocupare de yda, estada e buelta y por ello se me pueda exigir y vaste el juramento de la tal persona para averiguación de la ocupación e para ello obligo mi persona y bienes avidos e por aver e doy poder cumplido a qualquier juez o de su magestad de qualquier persona en especial a los alcaldes de casa y Corte de su magestad.230
Una nueva evaluación del avance de las obras: 1611 El 17 de julio de 1611 se iniciaba el interrogatorio por parte de los visitadores —enviados por el rey y el Consejo de las Órdenes al monasterio— Francisco Gálvez y el doctor Pedro Díaz de Carvajal, mediante el cual se evaluó el progreso de las obras.231 En sus declaraciones, los conventuales se quejaron, de manera generalizada, del mal estado en el que se encontraban las dependencias medievales que seguían en uso por la comunidad y mostraron su desesperación por no poder trasladar el culto a la iglesia nueva. Sirva de ejemplo cómo el licenciado Juan Ramírez de Contreras opinaba que el santo sacramento de la sacristía estaba con decencia, pero no así las reliquias de los santos, «por ser 226 Marías Franco, vol. II, 1983-1986, p. 273. El nombramiento es recogido por Llaguno Almirola, vol. III, 1829, p. 349. 227 Marías Franco, vol. II, 1983-1986, p. 273. 228 Bustamante García, Agustín. «El Panteón del Escorial: papeletas para su historia», Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, 4 (1992), pp. 161-215; Martín González, José Juan. «El panteón de El Escorial y la arquitectura barroca», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, t. 47 (1981), pp. 265-284; Val Moreno, Gloria del. «La verdad del documento: problemática de las fuentes documentales en la investigación de la actividad artística de Giovanni Battista Crescenzi», Anales de Historia del Arte, 1 (2011), p. 107 y Blasco Esquivias, 2013, pp. 162-166.
229 Vigo, Alfredo, 1993-1994, p. 296. 230 AMU, Protocolos Notariales, L. 16, sin fol. Acta notarial por la que Pedro de Lizargárate se compromete a garantizar que una persona asista a las obras del monasterio en caso de no poder hacerlo él mismo. El documento contiene una copia del nombramiento de Pedro de Lizargárate como maestro mayor de las obras de Uclés, al que se le añade a continuación esta obligación. Fueron testigos Juan Falero y Francisco Montalvo, vecino de Uclés, y rubicado de Pedro de Lizargárate. 231 AHN, OM, AHT, leg. 15023, sin fol. Información y visita al prior y religiosos del convento de Uclés, año 1611.
206 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
la sacristía muy antigua y la caxa de madera en que están ser muy viexa y no se aber hecho otra mejor porque cada día se espera poderse pasar a la iglesia nueba, donde ay hecha capilla particular para ellas».232 Las declaraciones advertían también que el clima de interinidad que se vivía en las dependencias había provocado la desaparición de muchas reliquias, especialmente las que se encontraban en el relicario de los Santos Apóstoles. La razón por la que el culto todavía no se había trasladado a la nueva iglesia era por la necesidad de adecentamiento del interior del templo, todavía en obras a los pies. No se habían instalado las rejas en la capilla mayor ni en ocho de las diez capillas restantes, como tampoco mesa ni peanas de piedra para el altar mayor y los colaterales. Además, se insistía en la ausencia de un retablo mayor, «advirtiendo que a el presente no ay en el convento un solo quadro que pueda suplir en el entretanto que se hacen los retablos».233 A pesar de todo, a la vista del examen realizado, el doctor Diez Carvajal concluía «que el convento está rico y con tanta posibilidad». Que se disponía de capacidad económica parece confirmarlo la comparecencia de los clérigos, que solicitaban disponer, además de los criados con los que ya contaban, de cuatro lacayos más y mozos de espuelas para acompañar a los religiosos cuando transitaran por los caminos, «porque si los relixiosos no llevasen más de lo que el convento les da ahora que es una mula, mal adereçada, irían muy indeçentemente y es lástima que siendo esta casa y convento tan rico no dé criados a los religiosos para camino, como lo dan todas quantas casas ay de frayles y religiones monachales que no tienen el diezmo de renta que este convento tiene».234 Para justificar este gasto, añadían «que estos quatro lacayos quando no caminen (que son muy raras vezes) el convento los ocupa en cavar en la huerta y en fuente redonda y en traer leña, labrar yeso, y andar con los carpinteros y albañiles y en la obra de la iglesia y demás edificios que nunca çesa ni falta que remendar en este convento y sus heredades».235 En definitiva, el informe insistía en la necesidad de acabar las obras del convento para que los monjes pudiesen llevar una vida digna y en clausura. El mal estado de las dependencias de los novicios o las estancias bajo estas, destinadas a recibir a los caballeros de la orden, provocaban situaciones rocambolescas, poco acordes con las ideas de honor y autoridad que el edificio debía representar. Una situación paradójica si tenemos en cuenta que precisamente el siglo xvii supuso un auge en lo relativo a la popularidad de las órdenes militares en nuestro país: Que será cosa combeniente se hordene al dicho combento edifique porque no ay casa acomodada para poder bivir ni tener la clausura y encerramiento que pide la religión y la que ay esta amenaçando ruina, mayormente el cuarto de los novicios que se está cayendo tanto que algunas veçes haziendo aires dizen a temblado y causado temor a los que estavan dentro que mui aprisa an salido huyendo dejando las camas los religiosos que estavan acostados sin osar tornar a ellas y el quarto de los cavalleros que está devaxo de más de ser tan malo y desacomodado que gente muy hordinaria no puede bivir en los aposentos quanto y más cavalleros de la horden que es
232 Ibidem, fol. 1v. El testigo era maestro de los caballeros que hacían profesión en el convento; ibidem, fol. 2r.
234 AHN, OM, AHT, leg. 15023, fol. 11r. Información y visita al prior y religiosos del convento de Uclés, Año 1611.
233 AHN, OM, Archivo Secreto, 7015, n.º 9, fol. 1v. Relación de las cosas más neçessarias que faltan por haçer en la iglesia nueva de el Convento de Uclés, 17 de junio de 1611; véase doc. 23 en anexo.
235 Ibidem, fol. 11v.
Pedro García de Mazuecos (1609-1611) y Pedro de Lizargárate (1611-1626) 207
raçón que estén aposentados decentemente está en el mismo peligro y aun pocos días a se cayó un aposento dellos aviendo dos u tres días se avía ydo dél un caballero. Y es menoscavo del honor y autoridad de la horden tener casa tan estimada y desllustrado edificio.236
Meses después de esta visita, a 17 de septiembre se presentó, por parte del convento de Uclés, una apelación al Consejo de las Órdenes en relación con los mandatos proveídos por los contadores y visitadores, Francisco Gálvez y Pedro Díaz de Carvajal, sobre las cuentas del trienio de Gonzalo de Peña Carrillo (1606-1611).237 Estos visitadores habían establecido como primer mandato que el nuevo prior debía dar el primer dinero del convento procedente de la venta de pan para concluir y disponer la iglesia nueva, de tal forma que pudiera trasladarse el santísimo sacramento y celebrarse los oficios divinos. Los religiosos afirmaron en su apelación que consentían en que eso fuese así y que se procuraría con todo cuidado, añadiendo la nota, ambiguamente, que se haría siempre y cuando hubiese dinero para ello. El sexto de los mandatos recogía la necesidad de mudar la biblioteca, ya que hasta entonces se encontraba en «el general donde se lee la letion hordinaria», considerando que debía hacerse a una sala aparte, donde los libros se ordenaran según la Reformación… con la finalidad de evitar su desaparición, pues hasta el momento podían tomarse libremente de las estanterías. Esta prescripción fue aceptada por los religiosos con un ambiguo «siempre y cuando haya ocasión». A este respecto, ya durante los interrogatorios algunos testigos habían llamado la atención sobre el extravío de libros, solicitando, incluso, que se hiciera una hornacina o ventana de hierro en uno de los muros de la librería, donde colocar y poder custodiar «un libro muy antiguo que este convento tiene del papa San Calixto en que afirma la venida de nuestro santo patrón y apóstol Santiago y es manuscripto y no ay en España otro como él (excepto el que tiene su Magestad) y que es de muchísima estimación»,238 para que no volviera a perderse, como había ocurrido en una ocasión. Esta referencia bibliográfica se corresponde con un hasta ahora desconocido ejemplar del Liber Sancti Iacobi o Códice Calixtino.239 Además, en ese mismo año de 1611 se redactó una relación de las cosas más necesarias que faltaban todavía en la iglesia nueva del convento. Según el informe, había necesidad de sustituir por plomo las tejas cerámicas de las cubiertas del cuerpo de la iglesia y de las ocho capillas hornacinas del lado meridional,240 ya que, debido a los fuertes vientos, se
236 AHN, OM, Archivo Secreto, 7015, n.º 8, leg. 18. El doctor Pedro Díez Carvajal religioso de la Orden de Santiago sobre cosas que debe advertir acerca del gobierno del convento de Uclés, año 1611. 237 AHN, OM, AHT, leg. 12423. Díaz de Zarate en nombre del convento de Uclés presentó ante V. A. en grado de apelación de los mandatos proveídos por los licenciados Francisco Gálvez y Pedro Díaz de Carvajal contadores y visitadores que fueron del trienio del maestro Gonzalo de Peña Carrillo, año 1611. En realidad, la mayoría de las discrepancias de los religiosos con los mandatos fueron las referentes a los hábitos que debían vestir, sobre todo en lo relativo a portar sobrepellices. 238 Ibidem, leg. 15023, fol. 5v. Visita secreta al convento de Uclés, año 1611.
239 Procedente de la Colección Real, se conserva en la Biblioteca Nacional de España un ejemplar manuscrito del texto latino, copia realizada, probablemente, en el siglo xiv; BNE, Ms. 1617. Ya en 1538 se describe, entre los libros del tesoro de Uclés, «un libro que se llama el papa Calisto»; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 151. 240 Se optaba aquí por el plomo en lugar de la pizarra empleada en el chapitel, opción mucho más económica, pues no necesitaban contar con maestros pizarreros, tal y como manifestó el cabildo de la catedral de Cuenca a propósito del chapitel de la torre trazado por Francisco de Mora en 1606. Finalmente, en 1649 se recomendó sustituir el plomo del chapitel de dicha catedral debido al gran peso que producía; véase Barrio Moya, 1991, pp. 109 y 190.
208 La fábrica de la iglesia y el papel de los maestros mayores (1567-1611)
descomponían a menudo; también era necesario que los tejados se hiciesen con la altura adecuada y que se tomaran los hostigos del agua, puesto que el interior de las bóvedas sufría filtraciones. Por último, se señalaba que en ambas torres faltaban todavía dos suelos de bóveda, la escalera para subir al campanario y los chapiteles, si bien la pizarra, el plomo, la madera y prácticamente todos los materiales necesarios estaban preparados para ser colocados en las obras.
La construcción del coro de la iglesia A pesar de que consideramos que la concepción del coro de Uclés fue realizada durante la maestría de Francisco de Mora, incluimos aquí el comentario sobre esta pieza que no estuvo concluida hasta después de 1611. Como hemos visto anteriormente en la tasación de la obra de cantería, el gran arco del coro de la iglesia había sido realizado por Juan de Mazas y Juan de la Riten en diciembre de 1606. No se hace referencia explícita a los pilares que sustentan las dos bóvedas del coro, heredados de la traza de Vega y en cuyas bases pueden apreciarse fragmentos de molduras de basas siguiendo el ritmo del resto de muros de la nave de la iglesia (véase fig. 23a y b). De nuevo, la concepción del coro de Uclés suena como eco de las obras escurialenses y, más concretamente, del de San Lorenzo, no ya solo por lo rebajado del mismo, sino también por la forma de encajar los arcos de medio punto de las capillas laterales con el arco rebajado del sotacoro. Como decimos, la cantería estaba concluida en 1606. Sin embargo, la bóveda del coro no estaba construida en 1611, aunque parece ser que ya había empezado a colocarse ladrillo y yeso. En este mismo año se ordenaba hacer cimbras para deshacer la obra, que se estaba cayendo, y después «enmaderarllo y solallo, haçiéndole por debajo una bóveda de taybique doblado y el antepecho con su varanda o valaustres de hierro, adviertiendo que el suelo se levante de manera que desde dentro de todo el coro se alcançe a ver el sacerdote que celebrare en el altar mayor o a lo menos el santísimo sacramento quando se elevare».241 Esta anotación nos da idea de la consciencia que se tenía sobre la importancia de la visión directa del santísimo, tal y como se insistía en Trento. Por otra parte, nos indica que los ladrillos de la bóveda del sotocoro debían colocarse mediante un sistema distinto al de las bóvedas de la nave central, ya que la expresión ladrillo doblado hace referencia a ladrillos tabicados, disposición mucho más ligera que la plementería a rosca, solución frecuente en Castilla que se generalizó con el tratado de fray Lorenzo de San Nicolás. Esta expresión también podría referirse a la necesidad de que esa bóveda contase con sus respectivos «rearcos» o nervios por el trasdós, unos refuerzos muy habituales en este tipo de bóvedas. De esta forma se cubrió la bóveda del coro, dividida en dos partes, con cinco insignias de la orden en cada uno de ellos, sobre tramos rectangulares.
241 AHN, OM, Archivo Secreto, 7015, n.º 9, leg. 18, fol. 1. «Relación de las cosas más neçessarias que faltan por haçer en la iglesia nueva de el Convento de Uclés», 17 de junio de 1611; véase doc. 23 en anexo.
Pedro García de Mazuecos (1609-1611) y Pedro de Lizargárate (1611-1626) 209
Figura 23a y b Arriba: detalle del arco de acceso a una de las capillas bajo el coro; abajo: bóveda del coro de la iglesia.
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Con la finalización del coro podemos dar por concluido el grueso de la fábrica de la iglesia, un templo que en lo arquitectónico representa la continuación de la estela clasicista de Juan de Herrera, con gran éxito en nuestras fronteras por su fidelidad con los modelos romanos, tanto del pasado clásico como contemporáneos, y la sencillez de las formas, con unos tipos que permitían su adaptación en función de las necesidades que se plantearan. En cuanto a la adecuación arquitectónica a los usos, la liturgia y la espiritualidad, podemos decir que la obra de la iglesia cumplía plenamente con los preceptos postridentinos plasmados en las instrucciones de Carlos Borromeo. En realidad, el templo responde a la tipología de iglesia conventual en la que se daba gran importancia a la axialidad del ábside, con un crucero poco desarrollado, prácticamente embutido dentro de la propia planta del templo, incluyendo las capillas. No obstante, podemos destacar una serie de elementos que parecen estar en claro diálogo con las directrices emanadas del Concilio. En primer lugar, podemos reseñar la importancia que se dio en Uclés a la veneración al Santo Sacramento a la que se hacía referencia durante las obras del coro. En Uclés, el ábside aparece extremadamente sobreelevado con respecto a la nave de la iglesia hasta un total de nueve escalones. Esta descomunal elevación estuvo condicionada, sin duda, por la veneración del sacramento no solo por parte de los fieles que asistían al culto desde la nave de la iglesia, sino también por parte de los religiosos desde el coro, ubicado a los pies del templo, a gran altura. Desde ahí, los monjes podían venerar y visualizar el sacramento durante sus recurrentes oficios divinos. Por otra parte, dicha elevación condicionó la propia arquitectura de otras dependencias del convento, como fue el caso concreto del relicario, del que ya hemos hablado, desde el cual se tenía acceso al ábside mediante una empinada escalera. Siguiendo esta línea, años después, en el retablo barroco de la iglesia, el expositor avanzó en tamaño y monumentalidad. Como ya adelantaron Rodríguez G. de Ceballos y Anton L. Mayer, la disminución del altar y el aumento del expositor estarían en relación con la forma en la que Trento incidió en la idea de la presencia real de Cristo en la Eucaristía y la conveniencia de su adoración. Este culto a la Eucaristía se había aceptado con entusiasmo, mientras que se dejó en segundo plano el acto del sacrificio en el ara del altar.242
La iglesia de Uclés y su influencia en la arquitectura de templos de la zona La fábrica de la iglesia de Uclés representaba, en su contexto geográfico más cercano, una propuesta muy diferente a los modos arquitectónicos de la zona, basados en los principios de la arquitectura moderna del último gótico. Entre finales del siglo xvi y principios del xvii, hemos podido documentar cómo algunos edificios religiosos empezaron a demandar los nuevos modelos clasicistas provenientes de la arquitectura
242 Rodríguez G. de Ceballos, Alfonso. «Liturgia y configuración del espacio en la arquitectura española y portuguesa a raíz del Concilio de Trento», Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, 3 (1991), p. 49 y Mayer, Anton L. «Liturgie und Barock», Jahrbuch für Liturgiewissenschaft, 15 (1941), p. 15 y ss.
La iglesia de Uclés y su influencia en la arquitectura de templos de la zona 211
de la corte, a imitación del templo del monasterio de Uclés, requiriendo la presencia de maestros de obras que hubieran participado en la construcción de la misma.243 A finales del siglo xvi, la villa santiaguista de Santa Cruz de la Zarza (Toledo) había experimentado un desarrollo poblacional notable. En las Relaciones Topográficas ordenadas por Felipe II se dice que en 1576 era un pueblo de hasta 1100 vecinos «que de veinte años a esta parte se han aumentado más de los quinientos»,244 un incremento demográfico que conllevó la ampliación de sus dos parroquias, a saber, la de Santiago y la de San Miguel, obras en las que participó el convento de Uclés con sus propios fondos. En concreto, sabemos que en el año de 1592, por mandato real, el monasterio de Santiago tuvo que contribuir con 60 000 mrs. «para la fábrica e reparo dellas».245 Quizá fue esa dependencia económica la que conllevó la imposición de maestros de obras de su confianza. En julio de 1603, cuando los visitadores Gómez Velázquez, comendador de Villarubia y caballerizo de la reina, y el licenciado Alonso de Cerecedo visitaron la villa, la parroquial de Santiago estaba en construcción, con la obra del crucero ya concluida a excepción de las bóvedas, que todavía se cubrían con techumbre de madera, y muy avanzada la edificación en cantería del resto del templo.246 Asimismo, estaba finalizada la capilla, a falta de terminar su bóveda, que había mandado construir el prior de Uclés Sánchez de Soria, natural de esa villa, bajo la advocación de la Transfiguración. Esa capilla sirvió posteriormente como lugar de enterramiento del prior, y todavía hoy se conserva en ella la (hoy desfigurada) escultura orante de mármol que debió presidirla. Por las mismas fechas se dio inicio a la construcción de la segunda de las parroquiales de la villa. En realidad, durante la visita de 1603 ya se nos informa de que en las obras de la iglesia de San Miguel habían comenzado a sacar los cimientos del lado de la epístola y parte de los del evangelio y estaba comenzada la pared del testero. Sin que conozcamos muy bien el motivo, la traza de estas obras se renovó en 1612. El 22 de febrero de ese año, el concejo de la villa acordó que se pregonaran los trabajos para que los maestros de obras pudieran presentar sus trazas para el proyecto. Ante la llamada se presentaron dos proyectos, uno por parte del maestro Barbariola y un segundo por Pedro de Carra. Sorprendentemente, se solicitó que ambos proyectos fueran evaluados por el que durante tantos años había sido destajero del convento de Uclés, Juan de Mazas.247 El primer proyecto se evaluó estando Mazas en Santa Cruz, el 25 de marzo de ese mismo año. A pesar de que los precios propuestos por Barbariola le parecieron aceptables, Mazas hizo toda una serie de observaciones y modificaciones a sus dibujos, especialmente en lo relativo a los zócalos y las proporciones, ya que consideró que el diseño de Barbariola preveía una iglesia desproporcionadamente baja y con contrafuertes innecesarios. Pocos días después, el 31 de marzo, estando ya en Tarancón, 243 Mari Luz Rokiski, en su estudio sobre la arquitectura del siglo xvi en la provincia de Cuenca, señala cómo en el tránsito entre los siglos xvi y xvii se dieron las primeras muestras de templos a caballo entre el Renacimiento y el Barroco, señalando la parroquial de Tribaldos y la ermita del Rosario de Horcajo de Santiago como los primeras ejemplos de iglesias de una nave con crucero y cúpula en el transepto; véase Rokiski Lázaro, 1985, p. 75. Significativamente, el primer ejemplo se encuentra a escasos tres kilómetros de Uclés, mientras que el segundo se enclava dentro de su priorato.
244 Zarco-Bacas y Cuevas, Julián. 1988, p. 484. 245 AHN, OM, AHT, leg. 11056. Gastos del convento de Uclés en el segundo trienio del prior Pedro de Grima (1590-1593). 246 AHN, OM, Libro 8c. Visita de la villa de Santa Cruz de la Zarza, iniciada el 3 de julio de 1603. 247 AHN, OM, AHT, leg. 15539. Sobre la construcción de la iglesia de San Miguel de Santa Cruz de la Zarza (1612).
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evaluaba el proyecto presentado por Pedro de Carra. Esta segunda propuesta convenció a Juan de Mazas, y a partir de la misma dio su propias trazas y alzados para la obra. Las condiciones definitivas se dieron el 2 de abril de 1612, saliendo a pregón público la obra en la villa de Santa Cruz de la Zarza, que debía ser realizada por 20 000 reales en cuatro años. Al no haber persona que participase de las bajas, la obra fue adjudicada al propio Pedro de Carra, el cual empezó a construir por la zona de la cabecera.248 No obstante, un año después, varios maestros de cantería, como Fernando del Monasterio y Domingo de la Puente, vecinos de Madrid y estantes en Ocaña, o de nuevo Barbariola, pidieron que la obra le fuese retirada a Pedro de Carra por haber cometido errores graves, apostillando que «ningún maestro que hace traça y condiciones en una obra no puede hacer postura ni ser dueño de la tal obra».249 Por ello, solicitaron que el contrato de la obra volviera a salir a subasta y se ofrecieron a realizarla por 18 000 mrs. sin alterar nada de las condiciones de Juan de Mazas.250 Por su parte, Francisco Negrete, vecino de Madrid, se ofreció a hacer lo mismo y por la misma cantidad que los anteriores.251 A partir de estas referencias, y sobre todo de las obras construidas, puede apreciarse cómo el eco de la iglesia de Santiago de Uclés transcendió a otras obras del priorato. Tanto la iglesia de Santiago como la de San Miguel de Santa Cruz de la Zarza se corresponden con templos de cabecera poligonal y transepto destacado, en el primer caso por una media naranja sin trasdosar y en el segundo por una gran bóveda baída. Si bien en ambos casos se optó por tres naves a diferente altura —probablemente para hacer frente a esa necesidad de poder acoger a una gran población—, estas seguían las formas desornamentadas que Juan de Mazas —implicado al menos documentalmente en San Miguel— había trabajado en Uclés. La forma en la que se resolvió la nave central de la parroquial de Santiago es de gran sobriedad, con tres tramos, capiteles dóricos, fustes de las pilastras lisos, cubierta con bóveda de cañón con lunetos y vanos termales (véase fig. 24a y b). Aunque se aprecia alguna posible modificación en el proyecto o errores en el primero de los tramos de las naves laterales, de mayor altura que el resto, podríamos considerar esta iglesia como el mejor ensayo, dentro del priorato, de lo construido en Uclés en unas fechas bastante cercanas. Por otro lado, la iglesia de San Miguel es otro ejemplo interesante en el mismo sentido; la forma de resolver el cuerpo de la iglesia es a todas luces más deficiente, presentando, por ejemplo, irregularidad en la longitud de los dos tramos de la iglesia. Además, esos dos tramos se dividen, en el lucernario y la bóveda, en otros dos, de tal forma que quedan suspendidos sobre los formeros sin correlación con la superficie del muro. En San Miguel, aunque se desestimó el empleo de la cúpula en el presbiterio, es interesante ver la forma con la que se resolvió la cabecera, mediante molduras cegadas que remitían a los vanos termales utilizados en el resto del templo, imitando la misma solución empleada en la iglesia de Santiago de Uclés. A partir de estas informaciones, llama la atención el peso constructivo que parece tener Juan de Mazas en el territorio santiaguista en el que nos movemos. Como hemos
248 Ibidem. Pleito por las obras de San Miguel de Santa Cruz de la Zarza, 1612-1613. 249 Ibidem, fol. 30v.
250 Ibidem, fol. 20r. 251 Ibidem, fol. 26r.
La iglesia de Uclés y su influencia en la arquitectura de templos de la zona 213
Figura 24a y b Iglesia de San Miguel de Santa Cruz de la Zarza: ábside y nave central.
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visto, había formado compañía, junto con Juan Martínez del Barrio y Juan de la Riten, en los destajos del monasterio de Uclés desde los años ochenta del siglo xvi. Así mismo, estos tres nombres participaron en las obras del nuevo monasterio franciscano de Santa María de la Victoria de Villarejo de Salvanés, mandado construir por Luis de Zúñiga y trazado por Pedro de Tolosa. De los tres, Mazas era probablemente el más joven, si tenemos en cuenta que su trayectoria constructiva conocida se prolongó hasta el segundo decenio del siglo xvii. El hecho de que en 1612 aparezca como vecino de Tarancón, puede hablarnos de su participación en las obras de la iglesia parroquial de la villa, en la que se hace gala de una marcada tendencia hacia el clasicismo similar a las obras ya comentadas. En realidad, aunque Tarancón se encontraba en el territorio de las órdenes militares, la iglesia parroquial pertenecía al obispado de Cuenca. Ya en 1558 se estaban realizando obras en el presbiterio de su iglesia, a cargo de Sancho de Legarra, maestro de cantería y vecino de Uclés, y el cantero Meléndez, sin que podamos precisar su alcance.252 En 1565, el tamaño de la iglesia parecía ser insuficiente para la gran cantidad de vecinos que había alcanzado la villa, por lo que se elevó una petición al obispo de Cuenca, Bernardo de Fresneda, para que se creara una nueva parroquia.253 Por la visita de 1569 sabemos que la iglesia era todavía de una sola nave, pero que ya se estaba construyendo el retablo mayor.254 La petición de creación de una nueva parroquia no fue atendida, pero creemos que, en contrapartida, pudo pensarse en una ampliación de la iglesia que ya se estaba construyendo, tal y como recoge el visitador Castañeda en 1580, cuando la obra estaba en manos de Pedro de Solórzano, un cantero relacionado con el entorno constructivo de Uclés.255 El crucero de la iglesia, que se conservó hasta finales del siglo xix, era, según la Guía ilustrada de la provincia de Cuenca, «una magnífica bóveda vaída esférica cumplida, con profusión de molduras y rosetones, que hubo necesidad de demoler por amenazar ruina»,256 que suponemos podría referirse a una bóveda de crucería de rampante redondo, con nervaduras tardogóticas. Las obras de ensanche de la iglesia de Tarancón referidas, datables en torno a finales del siglo xvi y principios del xvii, estarían en la línea de lo expuesto para el caso de Santa Cruz de la Zarza, con la ampliación del cuerpo de la iglesia a tres naves, haciendo uso del lenguaje clásico más desornamentado. La planta de la parroquial de Tarancón nos habla de una solución a mitad de camino entre una iglesia de cruz latina —con capillas entre contrafuertes y un templo de tres naves, sirviendo, de alguna forma, de síntesis entre la tradición constructiva de las iglesias de planta de salón, de la que ya hablamos anteriormente y de la cual era un buen exponente Sancho de Legarra— y un templo cruciforme con capillas entre contrafuertes más en la línea del ejemplo de Uclés y el espíritu de Trento. Igualmente, en sus alzados interiores supone una simplificación del modelo de Uclés, si bien, tanto aquí como en los ejemplos de Santa Cruz de la Zarza, se mantiene una proporción realmente elevada de los templos, lo que les confiere un aire de grandeza y amplitud a todas ellas. Mari Luz Rokiski definió
252 Rokiski Lázaro, 1985, p. 298. 253 Pérez Ramírez, Dimas. Tarancón en la historia, Cuenca, Ayuntamiento de Tarancón, 1994, p. 136. 254 Archivo Histórico Diocesano de Cuenca (AHDC), C. E. n.º 1, fol. 2r. Visita a la iglesia parroquial de Tarancón, año de 1569.
255 «La advocación de la iglesia es de Nuestra Señora de la Asumption. Tiene un retablo en el altar maior, el mejor que ai en el obispado. La capilla maior es de cantería mui bien labrada. Al presente se ensancha la iglesia. Tiene la obra Solorzano cantero»; AHDC, Libro 202, fol. 90v; recogido en Rokiski Lázaro, 1985, p. 374. 256 Pérez Ramírez, 1994, p. 95.
La iglesia de Uclés y su influencia en la arquitectura de templos de la zona 215
los alzados interiores de Tarancón en la línea de la arquitectura posherreriana en el tránsito hacia el Barroco. Es posible que, como señala esta autora, se pensara en una fachada de dos torres a los pies del templo, aunque solo fue construida la septentrional, rematado su cuerpo central con un frontón triangular. Dentro del territorio santiaguista, documentamos todavía la presencia de Juan de Mazas en 1614 —ahora avecindado en Uclés—, tasando, junto con Juan Martínez de Villanueva, las obras de la portada de la también santiaguista iglesia de San Andrés de Villanueva de los Infantes.257 Como último apunte sobre el tema, queremos llamar la atención sobre el hecho de que si las iglesias de Santa Cruz de la Zarza o la de Tarancón pueden representar un ejercicio de imitación conceptual del templo de Uclés, existen otros ejemplos más puntuales en el entorno que remiten también a la fábrica de los santiaguistas. Encontramos las huellas de Uclés en puntos cercanos, como puede ser la torre de la iglesia parroquial de Motilla del Palancar (Cuenca), edificio en el que intervinieron Antonio de Mazas —hermano de Juan de Mazas—, hasta su muerte en 1629, y Juan de Andizpe,258 que como su padre, Pedro de Andizpe, había sido cantero en las obras de la iglesia de Uclés. Como ya hemos mencinado, es probable que tanto en Motilla como en Uclés se pensara en un proyecto de fachada principal a los pies, flanqueada por dos torres en las esquinas, a pesar de que solamente una de ellas fue construida. Observándola, podemos ver cómo en su alzado intentan recrearse elementos que remiten a la iglesia de Uclés: las circunferencias para la instalación de un reloj bajo el cuerpo de campanas y la delimitación de los frentes del último cuerpo mediante franjas verticales.
257 Herrera Maldonado, Enrique. «El influjo de la arquitectura escurialense en La Mancha: la portada de la iglesia parroquial de San Andrés, en Villanueva de los Infantes», en F. J. Campos (coord.), El Monasterio del Escorial y la arquitectura, Madrid, Real Centro Universitario Escorial-María Cristina, 2002, p. 689.
258 Montoya Beleña, Santiago. «La iglesia parroquial de Campillo de Altobuey (Cuenca): un ejemplo de Hallenkirche», Ars Longa, 9-10 (2000), pp. 298-300.
Las obras durante los Austrias menores: de la inercia de principios de siglo a la ralentización del proyecto
Figura 1 La portada oeste de la iglesia y su conexión con las nuevas dependencias occidentales del monasterio.
Las obras durante lo Austrias menores: de la inercia de principios de siglo a la ralentización del proyecto 217
El 7 de abril de 1600 se celebraba en San Jerónimo de Madrid el Capítulo General de la Orden de Santiago, acto presidido por el rey y de forma simbólica, por voluntad de Felipe II, también por la reliquia del brazo del Apóstol. Por mandato del rey prudente, esta reliquia fue depositada en el convento de Santiago de Uclés, donde se custodió en un arca de plata para ser llevada hasta los Capítulos Generales de la Orden cuando estos se celebrasen.1 Entre los asistentes a la reunión se encontraban los priores de Uclés y San Marcos, y entre los caballeros trece, el duque de Lerma, los virreyes de Valencia, Cataluña, Aragón y Navarra y altos cargos del Consejo de las Órdenes.2 Este Capítulo General fue, para el nuevo rey, una toma de contacto ceremonial con estas instituciones, ceremonia mediante la cual los distintos altos cargos de la misma expusieron la información requerida por el monarca y observaron sus designios. Un año antes, el 29 de noviembre de 1599, Felipe III había nombrado a Lerma comendador de Uclés,3 una de las encomiendas de mayor valor simbólico para la orden. El cargo implicaba, según las reglas de los santiaguistas, la residencia del comendador en su encomienda, deber del que Lerma fue excusado por el rey el 1 de febrero de 1600, por el tiempo de cuatro años, obligación nuevamente perdonada en 1603, 1604, 1605 y 1607.4 Sobre este nombramiento, Lisa A. Banner a hipotetizado sobre la vinculación de Lerma con el patrocinio de obras religiosas de acuerdo con los ideales propios de la caballería santiaguista, situando a Francisco de Mora en la dirección de las obras del convento. Si Lerma mostró especial interés por la construcción del monasterio de Uclés es algo que no hemos podido demostrar documentalmente, pero, en cualquier caso, podemos asegurar que durante los primeros años del siglo xvii existió una continuidad con el proyecto filipino, al menos hasta la finalización del templo del monasterio. Dentro de ese continuismo puede incluirse una nueva impresión de los estatutos de la orden en dos volúmenes, tal y como dispuso el Capítulo General de 1600 y que en gran medida vino a ser una prolongación de lo ya expresado por las reglas anteriores.5 1
Acta del Capítulo General celebrado en Madrid, 7 abril de 1600: «Que atento que su Magestad del rey don Phelipe segundo nuestro señor en su testamento debaxo del qual murió mandó a la Orden de Santiago una reliquia que es un braço del apóstol señor Santiago nuestro patrón el qual mandó que todas las veces que se celebrare capítulo general de la dicha orden se trayga al dicho capítulo y se ponga en la mesma capilla o lugar donde el dicho capítulo general se celebrare de manera que este con toda decencia, y que en el demás tiempo que no hubiere capítulo general lo tenga en buena custodia el prior de Uclés en su convento de Uclés, la qual dicha reliquia ha entregado ya su magestad del rey don Phelipe tercero nuestro señor a don a Bartolomé Magnes, prior que al presente es del dicho convento de Uclés y presidente de este dicho capítulo, que mandarían y mandaron que para la dicha reliquia se haga una caxa de plata que sea muy buena que para tal reliquia conviene y que se haga a costa de este dicho capítulo general». Felipe III confirmó la donación de la reliquia, tal y como su padre le había pedido; AHN, OM, Libro 1532c, fol. 116. Véase Fernández Izquierdo, Francisco. «Honra y prestigio por la gracia del rey de España», en P. Sanz (coord.), La monarquía hispánica en tiempos del Quijote, Madrid, Sílex, 2005, p. 209.
2
El ceremonial que acompañaba estas reuniones y la importancia de la reliquia vienen recogidas en los libros publicados de la orden, como la Regla de la Orden de Cavallería de Santiago…, 1791, pp. 182-183. En esta obra se describe el Capítulo General iniciado en julio de 1652 en la iglesia de San Jerónimo de Madrid. Para celebrar la reunión se quitaron las vidrieras de la capilla mayor «para desahogar la capilla y la reja con que se cierra y divide la capilla mayor del cuerpo de la iglesia con que quedó todo a un andar hecho una nave». Se pusieron cortinas ricas en el lugar donde debía colocarse el rey, y en el altar mayor se dispuso la reliquia del brazo del Apóstol, «único y universal patrón de España y de esta religiosa caballería», traída desde el convento de Uclés para presidir las sesiones.
3
Banner, Lisa A. The Religious Patronage of the Duke of Lerma, 1598-1621, Farnham, Ashgate, 2009, pp. 15 y 38.
4
Ibidem, pp. 17 y 38.
5
Regla y establecimientos de la Caualleria de Santiago del Espada: con la historia del origen y principio della compuesto y ordenado por el licenciado don García de Medrano, impreso en Valladolid por Luis Sánchez, 1603 y Compilación de las leyes capitulares de la Orden de Santiago del Espada, impresas en Valladolid por Luis Sánchez Medrano, 1605.
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Como apuntara Agustín Bustamante, en España, el año de 1600 no supuso una ruptura con la arquitectura anterior en el campo de lo artístico, sino más bien un natural continuismo de las directrices artísticas ya iniciadas.6 La fábrica de la iglesia del monasterio de Uclés es buena muestra de tal afirmación, de tal forma que el templo de Uclés continuó edificándose hasta los años veinte del siglo xvii, cuando fue consagrado, siendo el resultado final, en buena medida, natural herencia del último proyecto de Francisco de Mora.
Juan Gómez de Mora, maestro mayor de Uclés (1626-1631) Tras la renuncia de Francisco de Mora, en el cargo de maestro mayor de obras se sucedieron García de Mazuecos (1609-1611) y Pedro de Lizargárate (1611-1626). La muerte de Pedro de Lizargárate a finales de 1626 supuso la necesidad de buscar un sustituto entre los que el maestro vasco había tenido bajo su responsabilidad como aparejador de las obras reales y maestro mayor de Uclés.7 Gracias a la documentación inédita consultada, sabemos que este último puesto fue ocupado con relativa rapidez por el omnipresente y también maestro mayor de obras reales Juan Gómez de Mora. En concreto, la real provisión del nombramiento fue dictada el 4 de diciembre de 1626, recogiendo las mismas obligaciones que todos los maestros mayores de Uclés habían tenido desde el nombramiento de Gaspar de Vega hasta la fecha.8 El documento fue recogido en el Registro General de Mercedes, que había sido creado, por real decreto en febrero de 1625, para controlar los nombramientos y cargos dada la preocupación manifestada por Felipe IV ante el descontrol en la concesión de dádivas,9 el día 12 de diciembre de 1626. En realidad, según señala Virginia Tovar, Gómez de Mora ya había tenido a su cargo la maestría mayor de Uclés, pues en 1630 reclamaba el cobro de su salario como maestro mayor.10 Tovar intuyó, a partir de esa noticia, que Gómez de Mora llevaba años ejerciendo tal cargo, como efectivamente hemos comprobado, si bien la autora hipotetizó que el nombramiento podría haberlo heredado, en 1610, a la muerte de su tío, algo que, a la vista de la documentación, descartamos. Así, el nombramiento de Juan Gómez de Mora en 1626 casa mal con otras informaciones disponibles hasta ahora. Ceán, en sus adiciones, afirmaba que Alonso Carbonel 6
Bustamante García, Agustín. El siglo xvii. Clasicismo y Barroco, Madrid, Sílex, 1993, p. 12.
7
A principios del siglo xvii, el aparejador de las obras de cantería de Uclés fue Agustín Ruiz, hijo del ya fallecido Bartolomé Ruiz; véase Blasco Esquivias, 2013, p. 212.
8
AMU, Protocolos Notariales, L. 16, sin fol. Acta notarial por la que Pedro de Lizargárate se compromete a garantizar que una persona asista a las obras del monasterio en caso de no poder hacerlo él mismo. El documento contiene una copia del nombramiento de Pedro de Lizargárate como maestro mayor de las obras de Uclés.
9
Sánchez Prieto, Ana Belén. «El registro General de Mercedes», Cuadernos de Ayala, 25 (2006), pp. 333-334. Este registro se encuentra en el Archivo General de Palacio, Sección Administrativa, leg. 468. Secretaría del Registro de Mercedes, años 1622-1685. Sin número de expediente dentro del legajo.
10
Juan López Monje fue apoderado de Gómez de Mora para «pedir, demandar y cobrar, judicial o extrajudicialmente al prior del Convento de Santiago de dicha localidad conquense, para pagar en cualquier manera todos los maravedís que al dicho otorgante se le debe hasta hoy, y el salario que el dicho convento le da en cada un año, por tal Maestro Mayor, conforme al asiento y nombramiento que tiene en el dicho oficio, de la cantidad que aquí se le debe, hasta hoy, que está mandado pagar por los señores del Real Consejo en marzo pasado del presente año»; Archivo de Protocolos Notariales de Madrid (APNM), n.º 4903, 3 de abril de 1630; recogido por Tovar Martín, Virginia. Arquitectura madrileña del siglo xvii. Datos para su estudio, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1983, p. 127.
Juan Gómez de Mora, maestro mayor de Uclés (1626-1631) 219
había obtenido la plaza de aparejador de obras reales en 1630, entre otros motivos, por la satisfacción que el rey había obtenido de él como maestro mayor de las obras de Uclés.11 Esta misma idea es transitada por Juan Luis Blanco, el cual refiere que el nombramiento como aparejador mayor no había conllevado para Alonso Carbonel un aumento salarial, sino que había perdido el sueldo de maestro mayor de Uclés.12 En realidad, creemos que el documento de Simancas al que se refiere Blanco no afirma que las obras hubieran estado anteriormente en manos de Carbonel, sino más bien que este parecía quejarse por haber sido apartado de sus competencias como aparejador mayor de las obras: Alonso Carbonel aparejador mayor de las obras de este Alcaçar de Madrid, ha representado que ha veinte años que sirve a V. Mgd. en lo que se han ofrecido con mucho cuidado, asistençia y fidelidad, y que de çinco años a esta parte que sirve el dicho ofiçio ha aprobechado la real hacienda solamente por su inteligençia más de trezientos mil reales de baxas que ha hecho hazer en diferentes obras y particularmente en las de Nuestra Señora de las Maravillas, juego de pelota de palacio y pasadizo de las damas como todo es notorio. Y que por ser su salario muy corto y haverse desagregado de su oficio el de maestro mayor de Uclés que vale 250 ducados y siempre le han tenido los aparejadores mayores sus anteçesores, se halla con necesidad.13
En cualquier caso, consta que Juan Gómez de Mora solicitó un traslado de este nombramiento el 17 de septiembre de 1629, demanda que fue presentada en el convento de Uclés diez días después de que Gómez de Mora solicitara que, de acuerdo con lo establecido en la real provisión, se le pagaran los salarios correspondientes desde la fecha de su nombramiento, siendo aceptado este pago por el prior de Uclés.14 El nombramiento de Gómez de Mora parece lógico. Por un lado, había logrado el control de las principales obras emprendidas por la monarquía, incluyendo el acondicionamiento viario y urbanístico de Madrid. Por otro, el prestigio como maestro mayor de las obras reales le había granjeado tener a su cargo toda una serie de trabajos vinculados a la nobleza fuera y dentro de la villa. Además, existen en su trayectoria multitud de proyectos asociados a la Orden de Santiago y su nobleza. En este sentido, se ha atribuido a Gómez de Mora una traza de la fachada del desaparecido Colegio del Rey de Salamanca, también conocido como Colegio de Uclés o de la Orden de Santiago. Este colegio y convento había sido fundado en 1562 como lugar de residencia y formación de los canónigos de Uclés y San Marcos de León en la capital del Tormes, unificando las casas que hasta entonces había tenido la orden. En las dependencias residían dieciséis colegiales, ocho por cada
11
Llaguno Almirola, 1829, vol. IV, p. 17. La información es recogida en una nota añadida por Ceán.
12
A la vez, este autor da a conocer un documento por el que Juan Gómez de Mora daba un poder para cobrar sus honorarios como maestro mayor de la fábrica conquense el 6 de junio de 1630; véase Blanco Mozo, Juan Luis. Alonso Carbonel (1583-1660), arquitecto del Rey y del Conde-Duque de Olivares, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2007, p. 159. El documento está conservado en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid (AHPM), Protocolo 4903, fols. 161-162.
13
AGS, C y S Reales, leg. 308, fol. 55r. En Madrid, 4 de diciembre de 1631.
14
Fueron testigos de lo acontecido y del beneplácito del prior Francisco López y Francisco Montalvo, estantes en Uclés, siendo quizá este último el maestro de carpintería a cuyo cargo habían quedado, en los últimos años, muchas de las obras del convento; AHN, OM, carp. 339, doc 49; véase doc. 27 en anexo.
220 Las obras durante lo Austrias menores: de la inercia de principios de siglo a la ralentización del proyecto
casa santiaguista, bajo el gobierno de un prior trienal.15 Las obras comenzaron en 1566 bajo la dirección de Rodrigo Gil de Hontañón, pero el lento avance de las mismas hizo necesario un nuevo alzado del edificio, para el cual, Juan Gómez de Mora hizo un diseño a la altura de 1623.16 Años más tarde, en 1631, junto con su discípulo José de Villarreal, se encargó de comprar los terrenos donde habría de edificarse el convento de las Comendadoras de Santiago de Madrid, de lo que puede deducirse que en un primer momento se pensó en él como tracista de la iglesia y el monasterio santiaguista madrileño.17 Además, Gómez de Mora actuó, en la década de los cincuenta, en la reforma de la cabecera del templo de la iglesia de Santiago de Madrid, por la que se pasaba de un ábside semicircular a una cabecera plana.18 Dentro del ámbito geográfico del priorato de Uclés, conocemos su participación en la finalización del último cuerpo de la torre de la iglesia parroquial de Campo de Criptana (Ciudad Real). Tras la evaluación del proyecto por distintos maestros de cantería, y ante la imposibilidad de llevar a término la obra por falta de recursos, el Consejo de las Órdenes solicitó que el proceso fuera examinado por Juan Gómez de Mora el 4 de septiembre de 1639.19 Gómez de Mora examinó las trazas y calculó que el coste de la obra sería de 15 290 reales.20 A la vista de todo lo expuesto, podemos pensar que fue considerado como arquitecto de confianza del Consejo de las Órdenes para llevar a cabo los proyectos constructivos más importantes de la Orden de Santiago. Por otra parte, Gómez de Mora afrontó diversas problemáticas a lo largo de su carrera profesional. Después de las acusaciones vertidas contra él en 1628, por fraude contra la Hacienda Real, cohecho y modificación de las trazas originales para el proyecto que dirigía en las obras del Palacio y el Alcázar Real de la villa de Madrid,21 se le abrió otro frente en las obras del monasterio de Uclés. Juan de Mendoza, caballero de la Orden de Santiago, había solicitado al rey que se informase sobre los salarios excesivos que se estaban cobrando en el convento de Uclés, por lo que el monarca solicitó al prior un informe sobre el tema. En la información que dio como respuesta, quedaba manifiesto que entre los mencionados pagos se incluían los 60 000 mrs. anuales del maestro mayor, Juan Gómez de Mora. Dado que el convento pasaba por problemas económicos, y alegando que ni se estaban realizando obras a las que debiera asistir el maestro, ni este había cumplido con las obligaciones de su nombramiento, 15
Para el sustento del colegio, los dos conventos debían entregar 1500 ducados anuales de sus fondos, a los que debían sumarse las rentas de Santa María de Tudía, a cambio, entre otras cosas, de una capilla a la derecha del altar mayor; véase Beltrán de Heredia, Vicente. Cartulario de la Universidad de Salamanca (1218-1600), vol. V, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1970-1973, pp. 137-140. El acta de fundación se encuentra en AGS, EstadoRoma, leg. 910, fol. 217.
16
Tovar Martín, Virginia. «El colegio de la Orden Militar de Santiago en Salamanca», Archivo Español de Arte, 251 (1990), p. 423. El alzado se conserva en AHN, OM, Consejo de las Órdenes, leg. 3577, Sección Planos, n.º 30.
17
Tovar Martín, 1983, p. 130.
18
Cruz Yabar, Juan María. «Los retablos de la parroquia de Santiago de Madrid. Pedro de la Torre, Sebastián de Benavente y Alonso Cano», Anales del
Instituto de Estudios Madrileños, 45 (2005), pp. 155177 y Marqués del Saltillo. «Artistas madrileños (1592-1859)», Boletín de la Sociedad Española de Excursiones (1953), p. 144. 19
Molina Chamizo, vol. 1, 2006, p. 150.
20 Ibidem, p. 151. 21
Tovar Martín, 1983, p. 134; Barbeito Díez, José Manuel. El Alcázar de Madrid, Madrid, Servicio de Publicaciones del COAM, 1992, p. 105 y Blasco Esquivias, 2013, p. 194. En 1636, Juan Gómez de Mora fue suspendido de todos sus empleos en la corte, debido a la acusación de haber sustraído un cuadro de Tiziano de la colección de Felipe IV; véase Tovar Martín, 1983, p. 136 y Blasco Esquivias, 2013, p. 200. Fue restituido en la maestría mayor de obras reales en enero de 1643, coincidiendo con el exilio de Olivares; véase Blasco Esquivias, 2013, p. 262.
Juan Gómez de Mora, maestro mayor de Uclés (1626-1631) 221
solicitaba ser excusado de seguir pagándolo, quedando esto acordado en octubre de 1631 y siéndole notificado a Juan Gómez de Mora el 26 de noviembre de aquel año en Madrid (doc. 27 en anexo). En nuestra opinión, es posible que, si no se estaban realizando obras en el convento, Juan Gómez de Mora dejara de cumplir con su obligación de visitarlo, sobre todo teniendo en cuenta la gran carga de trabjo que acumulaba. Sin embargo, cuesta creer que pagaran, durante al menos tres años, el salario de un maestro que no contribuía en manera alguna a la fábrica del convento. Por tanto, cabe pensar que, aunque es posible que las obras estuvieran detenidas, Gómez de Mora diera las trazas para la construcción de la panda occidental durante los años en los que ostentó el cargo de maestro mayor y recibió el salario correspondiente al mismo, basándonos para ello en la afinidad estilística que presenta este espacio con respecto a otras obras de este autor. Por último, queremos indicar que Llaguno no señaló la presencia de Gómez de Mora al frente de las obras de Uclés, pero sí la de Alonso Carbonel.22 omo decíamos, Ceán afirmó que una de las razones que motivaron la concesión del título de aparejador mayor de obras reales el 9 de noviembre de 1630 fue precisamente la de haber desempeñado a satisfacción del rey la maestría mayor del convento de Uclés,23 algo que, como ya hemos apuntado, no hemos podido documentar ni concuerda con la información más arriba mencionada, por la que sabemos que esos años la maestría del convento estaba en manos de Gómez de Mora. En cualquier caso, si entramos en la lógica de pensar que desde 1567 todos los maestros mayores de Uclés habían pertenecido al ámbito de la corte y fueron directamente designados por el propio rey, cabría la posibilidad de pensar que, en el momento de retomar las obras de la panda occidental, Carbonel ocupara ese puesto, quizá una vez ya nombrado maestro mayor de las obras reales. A la muerte de Juan Gómez de Mora en febrero de 1648, Alonso Carbonel, que hasta entonces ostentaba el cargo de aparejador mayor, obtuvo el nombramiento de maestro mayor de las obras reales. Con este nombramiento, recaían en su persona la maestría de todas las casas del rey de Madrid y alrededores, y al parecer también la del convento de Uclés, tal y como se especifica en una orden real de mayo de 1648, que plantea que los cargos de maestro mayor de obras reales y de Uclés estaban asociados.24 En este trabajo no hemos podido reunir ningún tipo de información que aluda a la implicación de Alonso Carbonel en las obras de Uclés. Por otro lado, este hecho es comprensible si tenemos en cuenta que, como se verá, las obras de arquitectura estaban prácticamente detenidas a mediados del siglo xvii, por lo que nos inclinamos a pensar que, a partir de su segunda mitad, las obras del monasterio dejaron de gozar de la marcada protección real que habían tenido en los años precedentes, buscando el convento, a partir de entonces y solo cuando fue necesario, maestros destacados del panorama constructivo del obispado de Cuenca y sus aledaños. Por otro lado, durante esos años se emprendieron importantes obras en las parroquias de Uclés, que convocaron la presencia en la villa de distintos maestros de relativa importancia. La documentación revela, por ejemplo, que, en torno a 1671, el arquitecto madrileño José Arroyo había dado en Uclés las condiciones 22
Llaguno Almirola, vol. II, 1829, p. 49.
23
Ibidem, vol. IV, p. 17; nota al pie adición de Ceán.
24 Blanco Mozo, 2007, pp. 233-234 y AGP, Expedientes personales, C.ª 200-23, 13 de mayo de 1648.
222 Las obras durante lo Austrias menores: de la inercia de principios de siglo a la ralentización del proyecto
para el reparo de la iglesia de San Pedro,25 obra que tomó a su cargo Lucas de la Vega, maestro de cantería vecino de Huete,26 pero esta visita no es suficiente para vincular su figura con las obras del convento. De igual modo, como más adelante veremos, el maestro mayor del obispado de Cuenca, Félix de la Riba, compaginba las visitas para el reparo de la iglesia parroquial de Santa María y San Andrés con el cargo de maestro mayor del monasterio de Uclés a finales de la centuria.
Las obras durante el siglo xvii La escalera del claustro Volviendo a los avances de las obras a principios de siglo en el monasterio, cabe recordar que la finalización de la fábrica de la iglesia iba llegando prácticamente a su fin hacia 1611, a pesar de que todavía no había forma de acceder desde el proyectado claustro bajo hasta el alto, ni de comunicar el coro de la nueva iglesia con el resto de dependencias. El informe que se realizó en 1611 sobre el estado de las obras indicaba que no se había concluido la escalera principal junto a la cabecera en el lado de la epístola, que debía conducir desde la antesacristía al sepulcro y al primer piso del claustro. De dicho informe parece desprenderse la idea de que se había ideado una escalera continua que constara de cien gradas. Sobre la escalera, en el piso alto, se construiría una sobrescalera hecha de ladrillo, «de forma vistosa, si la sufren las paredes».27 Sin embargo, la escalera de la antesacristía que finalmente se construyó estaba dividida en dos escaleras diferenciadas: una que bajaba hasta el sepulcro y otra, de cantería, que subía hasta el piso superior del claustro bajo una cúpula oval sobre trompas. Podemos intuir que la primera estaba construida entre finales de 1616 y principios de 1617, cuando los oficiales Pedro de Resa, Juan de la Fuente y Juan López, vecinos de Uclés, realizaron una tasación de los trabajos efectuados.28 El documento fue redactado por Francisco de Montalvo y Pedro de Isla, maestros de albañilería y carpintería que también ejercieron como tasadores de las obras. El informe que hemos consultado presenta importantes mutilaciones, pero aún puede leerse la mención a la realización de un pasadizo para descender a la parte baja de la iglesia, una probable alusión a la escalera de la antesacristía que hoy día conduce al sepulcro. Esta escalera tiene su acceso bajo la escalera de cantería, a través de una puerta. Se asienta sobre un espacio rectangular y llega hasta el nivel subterráneo, girando en torno a un centro hueco en el que se disponen dos estancias. Esta escalera es muy similar a las que suben a las torres, y es posible que se realizaran en fechas similares. Precisamente, a la vez que se jaharraban y enlucían con llana los muros de la iglesia y el sepulcro, y se cerraba con ladrillo la zona de los órganos,
25
AMU, Protocolos Notariales, L. 39, carp. 3, fol. 177r. Contrato para la obra de San Pedro de Uclés, 1671.
26 Ibidem. 27
AHN, OM, Archivo Secreto, 7015, n.º 9, leg. 18, fol. 2r. «Relación de las cosas más neçessarias que faltan por haçer en la iglesia nueva de el Convento de Uclés», 17 de junio de 1611; véase doc. 23 en anexo.
28 A partir de esos años desaparece de la documentación cualquier referencia a Juan de Mazas. Pedro de Resa, Juan de la Fuente y Juan López se hicieron cargo entonces de las obras del convento a tasación, interviniendo también en otras obras de la villa, como, por ejemplo, una serie de reparos en la fortaleza por orden del rey, para los cuales solicitaron tasación en 1623; AHN, OM, AHT, leg. 8525. Solicitud de tasación de las obras de la Fortaleza de Uclés, 1623.
Las obras durante el siglo xvii 223
se tasaban ciertas labores de acondicionamiento realizadas en las torres de la iglesia.29 El coste de la manufactura de estas obras, sin contar los materiales que eran entregados por el convento, ascendió a un total de 4203 reales. Por otro lado, la escalera de cantería de la antesacristía que sube hasta el primer piso es un magnífico ejemplar del tipo de bóvedas suspendidas (véase fig. 2a, b y c). Con respecto a su datación, podríamos ubicarla dentro de la horquilla temporal entre los años 1611 y 1633,30 ya que en este último año aparece citada en el texto de fray Lorenzo de San Nicolás: Conocida la escalera de madera, resta el tratar de los cortes de otras escaleras de cantería, aprovechándome de la escalera que tiene el Convento de Santa Catalina de Frayles Gerónimos en la Villa de Talavera, y después fue contrahecha en el Convento de Uclés, de la Órden Militar del Señor Santiago, que por ser ingeniosa demostraré sus cortes, suponiendo, que las paredes donde se haya de executar, han de ser fuertes, porque en ellas tiene también su asiento.31
Fray Lorenzo de San Nicolás establece una relación entre la escalera de Santa Catalina de Talavera, concluida en torno a 1567,32 y la de Uclés, realizada bastantes años después y que posiblemente pudo conocer personalmente. La escasez de este tipo de trabajos de cantería en el ámbito del centro de Castilla era notable, algo que llevó a fray Lorenzo a agrupar estas dos escaleras que, aunque son parecidas, podemos considerar de dos tipologías distintas. Mientras que la de Santa Catalina creemos que responde a la llamada por Alonso de Vandelvira «escalera a regla adulcida»,33 en el caso de la de Uclés encontramos una solución a caballo entre esta y la denominada «adulcida en cercha», mostrando un acabado de aspecto poco ortodoxo al no cumplir del todo con las características de los dos modelos propuestos.34 En cualquier caso, la escalera de Uclés responde a uno de los tardíos ejemplos de la importante tradición estereotómica de finales del siglo xv y principios del xvi en la península ibérica. Una tipología que puede ponerse en relación con el ámbito constructivo valenciano, donde, debido a la fuerte tradición en la formación estereotómica de sus artífices, estas soluciones seguían estando en vigor a finales del siglo xvi y principios del xvii, con ejemplos significativos como la escalera del Colegio del Corpus Christi de Valencia o la de San Miguel de los Reyes de la misma ciudad. En el caso que nos ocupa, es 29 AMU, Protocolos Notariales, L. 19, doc. 1, sin fol.; véase doc. 24 en anexo. 30 El tratado de fray Lorenzo de San Nicolás fue publicado en 1639, si bien se considera que ya estaba preparado en 1633; véase Díaz Moreno, Félix. «Fray Lorenzo de san Nicolás (1593-1679). Precisiones en torno a su biografía y obra escrita», Anales de Historia del Arte, 14 (2004), p. 161. 31
32
San Nicolás, fray Lorenzo de. Arte y uso de Arquitectura. Con el primer libro de Euclides traducido en Castellano, Madrid, Plácido Barco López, 1796, pp. 165-166. Carvajal Alcaide, Rocío. «La iglesia del monasterio Jerónimo de Santa Catalina en Talavera de la Reina. Piezas singulares de cantería documentadas en la tratadística española», Actas del Noveno Congreso Nacional y Primer Congreso Internacional Hispanoamericano de Historia de la Construcción, vol. I, 2015, p. 358.
33
Vandelvira y Luna, Alonso de. El Tratado de Arquitectura de Alonso de Vandelvira. Edición con introducción, notas, variantes y glosario hispanofrancés de arquitectura de Geneviéve Barbé-Coquelin de Lisle, Albacete, Caja de Ahorros Provincial de Albacete, 1977, fol. 79v: «Esta escalera es la más galana y artista que yo he hallado, porque después de ser desembarazada es muy apacible a la vista por ser a regla por todas partes a manera de capialzado a regla».
34 Santiago Palacios considera que la montea de la de Uclés no puede considerarse un éxito, a pesar de que se trata de un notable intento de resolver un encuentro de zancas adulcida en cercha; véase Palacios Ontalva, J. Santiago. «La arquitectura militar de las órdenes militares hispánicas: posibilidades de estudio», en A. L. Molina y J. A. Eiroa (coords.), El castillo medieval en tiempos de Alfonso X el sabio, Murcia, Publicaciones de la Universidad de Murcia, 2009, p. 181.
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Figura 2a, b y c Arriba (izquierda), página 166 del Arte y uso de fray Lorenzo de San Nicolás; arriba (derecha) y abajo, escalera de la antesacristía del monasterio de Uclés.
Las obras durante el siglo xvii 225
Figura 3 Cúpula oval de la antesacristía.
difícil su atribución a la destreza de alguno de los maestros que en esos años ocuparon la dirección de las obras —Pedro García de Mazuecos, Pedro de Lizargárate y Juan Gómez de Mora, sucesivamente—, ya que no nos consta que ninguno de ellos hubiera realizado escaleras como la que ahora abordamos. En cualquier caso, su fábrica nos habla de la vigencia de los saberes estereotómicos en los arquitectos de la meseta sur durante la primera mitad del siglo. De la misma época que la escalera —o incluso anterior si tenemos en cuenta que para abrir la puerta de acceso al claustro alto desde la escalera se rompió parte de la base— es la cúpula oval sobre trompas que cubre el espacio de la antesacristía (véase fig. 3). Como en el caso de la cúpula del panteón de El Escorial, se emplean en ella vanos termales entre los nervios de la bóveda, si bien en Uclés los vanos se reducen a cuatro, en correspondencia con los tramos más amplios entre los nervios. Una cúpula de similares características, pero semicircular, en la que los vanos rompen directamente sobre la naranja, es la realizada en el convento de Portacoeli de Valladolid, una obra cuya atribución se ha vinculado tanto a Francisco de Mora como a Diego de Praves.35 Aquí nos encontramos con un espacio de base cuadrangular, a partir de la cual arrancan cuatro trompas en forma de venera en las esquinas, que permiten pasar del
35
Bustamante García, 1994, p. 543 y Díez del Corral Garnica, Rosario. «El Convento de Portaceli en Valladolid. Diego y Francisco de Praves y su proyecto de capilla relicario», Goya, 349 (2014), pp. 275-276 y 282-283.
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rectángulo a la forma oval. Debido a lo perlongado de dos de los muros de la base, las pechinas presentan una deformación que intenta disimular ópticamente el hecho de que nos encontramos ante una planta rectangular. Entre las cuatro pechinas se incluye la cruz roja de Santiago entre dos veneras, sobre escudos con marcos decorados con gallones pintados. Sobre estas se introduce la moldura que da base a la cúpula oval propiamente dicha. La cúpula fue realizada en ladrillo, reproduciendo la forma de una cruz a través de sus nervios, lo que permite abrir sendas ventanas en sus lados este y oeste. La cruz blanca maestral con cinco veneras la cierra en su centro, a modo de clave.
Los primeros tanteos sobre el futuro claustro Como hemos visto en apartados anteriores, durante la maestría de Gaspar de Vega se había comenzado a sacar la correspondencia de los arcos de la galería del claustro en el muro del templo, lo que nos da pie a pensar que ya entonces se concretaron las medidas y proporciones de este. Sin embargo, a comienzos del siglo xvii no acababa de quedar claro lo avanzado que podía estar el proyecto. En el informe de 1611 se planteaba la necesidad de crear un tránsito o acceso desde la obra vieja medieval a la nueva, creyendo más conveniente que dicho enlace se situara en el ángulo noreste del nuevo claustro, que estaba más próximo a la capilla mayor y a la sacristía, para lo cual debían edificarse «los pilares o colunas, arcos y seis capillas de el nuevo claustro, tres altas y tres vajas y su texado».36 El hecho de que no se decidiese entre pilares o columnas nos hace pensar que o bien no se había optado por el tipo de claustro que iba a construirse, o bien que el de la antigua traza de Vega podía ordenar este tipo de patio mediante columnas, de una forma muy distinta a la finalmente construida, pero más en la línea de la arquitectura quinientista. En relación con el claustro, en 1611 se plantearon también ciertas remodelaciones de partes ya construidas de la iglesia. En primer lugar, se consideró necesario agrandar la puerta de la capilla mayor, en el lado de la epístola, que comunicaba con la escalera de acceso al claustro alto, y de la sacristía (véase fig. 4b).37 Es también probable que a ese momento de las obras pertenezca la remodelación del aguamanil de la sacristía, de marcado gusto escurialense (véase fig. 4a). Se alude a él ya en el memorial de las obras de 1611, cuando en numerosas ocasiones se repite que gracias a él se obtenía el agua necesaria para las obras. La pieza debió suponer un considerable dispendio a la fábrica, a tenor de la riqueza de los materiales y jaspes empleados en su construcción.38 Hacia 1692, sin embargo, este elemento ya no funcionaba y estaba en desuso, situación que lamentaban amargamente los conventuales.39
36
AHN, OM, Archivo Secreto, 7015, fol. 2r. Visita al convento de Uclés, 1611.
37
Ibidem, fol. 1v.
38
El jaspe quizá proviniera de la cantera descubierta por Gaspar de Vega en el término jurisdiccional de Quintanar de la Orden, de la que obtuvo el permiso de explotación el 19 de septiembre de 1573; véase Llaguno Almirola, vol. II, 1829, pp. 50-51.
39
«Que aviendo un aguamanil en la sacristía para que se laven los sacerdotes quando van a decir misa y pudiéndose adereçar a costa de cien reales poco más o menos a cinco o seis años que no serve [sic] en perjuicio de la decencia que se requiere», AHN, OM, AHT, leg. 72702, fol. 12v. Visita secreta del año 1692.
Las obras durante el siglo xvii 227
Figura 4a y b A la izquierda, aguamanil de la sacristía; a la derecha, puerta que comunica la sacristía con la antesacristía.
La capilla medieval de los Torres en el antiguo claustro de Uclés. El pleito de 1621 Es muy escasa la información que hemos podido recuperar relativa a obras en el monasterio durante esos años. No obstante, incluimos aquí un pleito desarrollado a la altura de 1621 entre la familia de los Torres y el convento de Uclés, a causa de una capilla que la familia poseía en el todavía claustro medieval. Esta capilla fue mencionada por primera vez en 1564, cuando era descrita en la zona del claustro que da a las huertas, en la panda oeste del recinto.40 En 1621, el capitán Antonio de Torres, vecino de Uclés, enviaba una petición al Consejo de las Órdenes solicitando un mandato del rey para que se enviara a alguien al convento de Uclés que pudiera evaluar los daños de la capilla principal que su abuelo, Álvaro López de Torres, había fundado en el claustro antiguo bajo la advocación de San
40 «Ay en la dicha claustra dos capillas de bóbeda que salen ala huerta y espacio del dicho patio. Que la una capilla tiene un retablo de San Martín, dizen que la pose al presente García de Torres e que dexó su vatán para dotación de la dicha capilla. E que el dicho batán se dotó […] de Madrid, caballero de la horden por cinco myll reales cada un año e que
se dize una mysa cada semana por los fundadores, que se declara en la visita pasada que fueron Álvaro de Torres y su muger vecinos de la dicha villa de Uclés», AHN, OM, leg. 6821, fol. 6r. Visita al monasterio, año de 1564.
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Martín.41 Según la documentación, se trataba de una capilla de bóveda sobre la que se encontraban ciertas estancias de los religiosos, y en la que, al haber perdido las cubiertas, el agua se filtraba cuando llovía. El convento, por su parte, solicitaba al rey que no enviara alarifes para ver la obra, alegando que sobre la misma ya había un pleito pendiente, y añadiendo que Antonio de Torres no podía obligarles a hacer ningún tipo de reparo, pues la propiedad de la capilla era del convento y no del capitán.42 En cualquier caso, desde la corte se envió un alarife para analizar los daños, ordenando a los religiosos que lo dejaran entrar al convento para cumplir su cometido. El elegido para desplazarse hasta Uclés fue el maestro de obras y vecino de Madrid Andrés de Velasco, el cual disponía de ocho días para realizar la inspección e ir y volver a la corte, recibiendo por cada uno de ellos 700 mrs. que, en principio, debían ser abonados por el capitán Antonio de Torres.43 Andrés de Velasco formaba parte del vasto grupo de alarifes al servicio de la corte de Madrid, si bien la única noticia que hemos encontrado sobre él se corresponde con un pleito de 1618 con García Vázquez, mayordomo de la villa de Madrid.44 Por el informe manuscrito que aportaba en este pleito, sabemos que sabía escribir. Así, después de medir y examinar el aposento superior del convento y la capilla, el 22 de mayo de 1621 redactaba su informe, en el que manifestaba que serían necesarios 510 reales para reparar la capilla, pues lo que provocaba la filtración de aguas era que el tejado sobre el aposento estaba hundido. Por este mismo informe sabemos que las proporciones de la capilla rondaban los cinco metros cuadrados, que sus paredes eran de mampostería y que se daba acceso a la misma mediante una reja. No sabemos cómo concluyó este pleito, pero sí que la familia Torres optó finalmente por fundar una nueva capilla en el convento de carmelitas que por entonces se estaba edificando a las afueras de la villa.45 Si la propiedad era realmente suya o no, no debió ser suficiente razón para permitir su reparación, si tenemos en cuenta que el convento se encontraba en un momento de renovación, cuyo próximo ámbito de actuación era precisamente el claustro. Además, en la nueva obra, observamos que no se permitió la compra o disposición de sepulturas de personas privadas dentro de sus muros, ni en la iglesia ni en el claustro, desechando una forma de patrocinio y ayuda económica de la que el convento se había servido durante toda la Edad Media. Por lo que respecta al resto de dependencias del conjunto, sabemos que a la muerte de Juan Gómez de Mora, en 1648, las obras emprendidas para construir las estancias destinadas a servir de celdas para los religiosos no manifestaban grandes avances. En 1649, el prior de Uclés enviaba un memorial al Consejo de las Órdenes informando de la precariedad económica del convento, incapaz de contribuir a la ayuda económica que se le requería para el servicio del almirante Francisco de Lugo.46 Al parecer, las últimas cosechas habían sido muy malas, por lo que las cuantiosas rentas que normalmente percibía el convento se habían visto reducidas a la mitad, percibiendo unos 32 000 41
AHN, OM, AHT, leg. 5868, fol. 2r. Pleito entre el capitán Antonio de Torres y el convento de Uclés por una capilla.
42 Ibidem, fol. 1r. 43 Ibidem, fol. 3r. 44 Agulló y Cobo, Mercedes. Documentos para la Historia de la Arquitectura española, vol. II, Boston, University of Massachusetts, 2015, p. 203.
45 Jiménez-Hortelano, Sonia. «El convento de carmelitas descalzos de San José de Uclés (1594-1611). Una obra inédita de Fray Alberto de la Madre de Dios», Ars Longa, n.º 30, 2021, DOI: http://doi.org/10.7203/arslonga.30.18631. 46 AHN, OM, AHT, leg. 7015, doc. 5. Memorial del prior de Uclés al Consejo de las Órdenes, 1649.
Las obras durante el siglo xvii 229
ducados anuales. Con este dinero, el prior afirmaba que solamente podía sustentar a los treinta y seis religiosos de la casa, quejándose, además, de que el monasterio estaba prácticamente desatendido, en su opinión, debido a que los religiosos que pasaban por Uclés lo hacían de paso, como huéspedes a la espera de que les saliera algún beneficio. Por ello, el prior solicitaba que se concediesen beneficios y capellanías en su iglesia a los religiosos que estuvieran de asiento en Uclés, así como que se le dotase de oficios como el de dos lectores de teología, dos predicadores, un mayordomo, un obrero y un contador mayor que fuera religioso. Entre las ideas que proponía se incluía también la de crear un seminario para hijos jóvenes de caballeros pobres, para que aprendiesen las letras y asistiesen a las procesiones y fiestas, de modo que decidieran quedarse como religiosos y el convento se poblara de gente principal. En cuanto a la iglesia, parece ser que no estaba totalmente concluida, de hecho, desde hacía años no se realizaba ninguna obra en ella.47 Además, entre los numerosos problemas económicos que presentaba el escrito, informaba de que en esas fechas el convento no disponía de un cuarto donde acoger a los caballeros de la orden, pues el anterior había sido derribado en el transcurso de las obras de la iglesia. Por ello se veían obligados a alojarlos en un lugar «ruin e indecente» para gente principal, compuesto por estancias cuyos muros temblaban. Ante la urgente necesidad de disponer de un lugar lo suficientemente digno, el prior solicitaba ayuda económica al Consejo, sugiriendo que podían contribuir con parte del dinero que el propio Consejo de las Órdenes obtenía de las probanzas de esos mismos caballeros.48 Entre las peticiones del memorial, destaca el hecho de que el rey llevaba muchos años sin convocar el Capítulo General de la Orden, por lo que el prior solicitaba permiso para reunirse con sus homólogos de Mérida y Sevilla y el rector de Salamanca para poder tratar aspectos espirituales de la vida conventual.49 Esta petición denota cierto desinterés por parte de la monarquía con respecto a la vida espiritual de los monasterios de la Orden de Santiago, algo que de alguna manera parece trasladarse al ámbito de lo arquitectónico. Durante la segunda mitad del siglo, las iniciativas artísticas que se desarrollaron en el monasterio solo estuvieron destinadas a la dotación de retablos para el culto en la iglesia, ya en uso, y a finales del siglo, a la finalización del cuarto occidental de las dependencias monásticas. Tratar de comprender la evolución constructiva a partir de los libros de cuentas de la segunda mitad de siglo es muy difícil, ya que arrojan información poco detallada y desigual. Entre los pocos datos que nos constan, sabemos que durante el priorato de
47
«Tiene en convento de Uclés 32 000 ducados de renta cada año, y de ella no se hace más que substentar treinta y seis religiosos y hacer alguna poca fábrica en la iglesia nueba en la qual muchos años no se pone piedra y así se ha estado y estará sin acabarse largo tiempo», AHN, OM, AHT, 7015, doc. 5, fol. 1. Memorial del prior de Uclés al Consejo de las Órdenes, 1649.
48 «En el convento de presente no ay quarto de cavalleros que el que avía se derrocó quando se començó la iglesia nueva y demás que los aposentos en los quales viven son muy reoynes [sic] y endeçentes para gente prinçipal, todos tiemblan y pençar que el convento lo ha de remediar es ingrato porque antes ha de acabar la iglesia y convento
y para cosa tan necesaria su Magestad podría mandar al Consejo de las Órdenes que de algunos expedientes que cada día resultan en las órdenes se hallase alguna cantidad de dinero para la labrança del dicho quarto», AHN, OM, AHT, 7015, doc. 5, fol. 4. Memorial del prior de Uclés al Consejo de las Órdenes, 1649. 49 Durante el siglo xvii solamente se celebraron dos Capítulos Generales de la Orden, el ya aludido de 1600 y el que se celebró el año de 1652; véase Postigo Castellanos, Elena. Honor y privilegio en la Corona de Castilla. El Consejo de las Órdenes y los caballeros de hábito en el siglo xvii, León, Junta de Comunidades de Castilla y León, 1998, p. 51.
230 Las obras durante lo Austrias menores: de la inercia de principios de siglo a la ralentización del proyecto
Pedro Romero de Aparicio (1652-1655)50 se gastaron 2 073 162 mrs. en la fábrica de iglesias del priorato y las obras en el convento, las heredades y los molinos;51 mientras que en el primer priorato de Arias Berenguillo (1655-1658) el gasto fue de 1 044 325 mrs.52 Después de un periodo sin datos, vemos que durante el mandato de Bernabé Pizaño (1666-1669) se produjo un incremento, llegándo a los 2 675 460 mrs. por el total de las obras durante su priorato,53 periodo que coincidió con el inicio al gran retablo mayor de la iglesia.
La dotación de retablos y objetos litúrgicos para el nuevo templo del monasterio durante la segunda mitad del siglo La imagen actual del interior del templo monástico está muy desvirtuada como consecuencia de los procesos desamortizadores y las guerras que sufrió el convento. Actualmente no se conservan en ella ni los retablos ni las pinturas y los objetos litúrgicos que a partir del siglo xvii fueron encargándose con la finalidad de pasar el culto definitivamente a la iglesia nueva. Sabemos que, poco después de concluida la iglesia en sus partes fundamentales, en los primeros años del siglo xvii se comenzó a trabajar en el proyecto del retablo que debía presidir el altar mayor.54 La primera noticia relativa a esta iniciativa la encontramos en 1602, cuando el escultor y arquitecto Juan Bautista Monegro formó compañía con el escultor de Penagos, Toribio González de la Sierra, para contratar el retablo y la sillería del convento de Uclés,55 asociación que se mantuvo, al menos sobre el papel, para la realización de los retablos de las cercanas parroquias santiaguistas de Villarejo de Salvanés y Colmenar de Oreja, entra otras.56 Probablemente, dicho proyecto estaba en consonancia con los modelos clásicos y severos de El Escorial que Monegro había implantado en Toledo,57 sin embargo, nunca vio la luz, pues los visitadores del convento aún se lamentaban de la ausencia total de retablos en el templo en 1611, lo que impedía el desarrollo normal de la liturgia, situación que se mantuvo hasta casi media centuria después.58 En 1623, el monasterio de Uclés recibió una bula del papa Gregorio XV desde Roma, en la que se autorizaba el traslado del altar de ánimas desde la iglesia medieval 50 En el año 1655, durante el mandato del prior Pedro Romero de Aparicio, el licenciado Diego Loçano Villa, señor cura de La Solana, y el religioso Alvino Bernardo tomaron las rentas al convento, recogiendo como gasto en obras y reparos de casas y molinos la cantidad de 1 302 418 mrs. —AHN, OM, AHT, leg. 64874, fol. 98v—, además de los 771 744 mrs. que en el trienio se pagaron por fábricas de iglesias y lo atrasado de la mesa maestral —ibidem, fol. 98r—. 51
52
«771 744 mrs. que en el dicho trienio se pagaron para fábricas de iglesias y atrasado de situados en la mesa maestra y 1302,418 mrs. en obras y reparos de las casas y molinos del dicho convento», AHN, OM, AHT, leg. 64874. Trienio del prior Pedro Romero de Aparicio, 1552-1655. Ibidem, leg. 72702, doc. 2, sin fol. Gasto en obras del prior Arias Berenguillo, 1655-1658.
53
Ibidem, leg. 64687, fols. 132v, 137r y 145r. Gasto en obras del prior Bernavé Pizaño Gil Negrete, 1666-1669. En esos años no se destaca, en el pago de salarios, ninguna cantidad abonada al maestro mayor de la obra. Tan solo en el último año, es decir, entre 1568-1569, se abonaron 4714 reales a Francisco García, maestro del retablo, a cuenta del dinero que se le debía pagar por la obra; ibidem, fol. 145r.
54 Jiménez-Hortelano, 2018b, pp. 381-394. 55
Marías Franco, vol. II, 1983-1986, p. 176 y González Echegaray, Aramburu-Zabala Higuera, Alonso Ruiz y Polo Sánchez, 1991, p. 276.
56
Marías Franco, vol. III, 1983-1986, p. 16.
57
Ibidem, vol. II, p. 146.
58
Lo mismo ocurría en las capillas colaterales de la iglesia, «advirtiendo que a el presente no ay en el convento un solo quadro que pueda suplir en el entretanto que se hacen los retablos», AHN, OM, Archivo Secreto, leg. 7015, fol. 1v. Visita secreta al convento de Uclés, 1611.
La dotación de retablos y objetos litúrgicos para el nuevo templo del monasterio… 231
al nuevo templo.59 Así, el día 6 de enero de 1624, fiesta de la dedicación de la iglesia, el crucifijo del altar de ánimas fue ubicado en una nueva capilla instalada en el lado de la epístola.60 Es posible que este nuevo altar estuviera presidido por el Cristo crucificado de Vicente Carducho, fechado en 1622 y actualmente en el Museo Diocesano de Cuenca.61 Por extraño que pueda parecer, y aunque había sido consagrada, todo parece indicar que la iglesia se mantuvo en un cierto estado de provisionalidad hasta los años sesenta del siglo xvii, cuando, bajo el priorato de Bernavé Pizaño (1666-1669), se promovieron las obras tanto del retablo mayor de la iglesia como de los de las cuatro primeras capillas junto al presbiterio y los brazos del transepto.62 Es probable que el diseño de estos últimos retablos, lamentablemente no conservados, se hiciera siguiendo un criterio unificado en la línea barroca del retablo mayor también en construcción. Para costear la obra del retablo mayor el convento se benefició de la aportación económica del caballero de la Orden de Santiago Francisco Zapata y Mendoza, vecino de Madrid y caballerizo de su majestad con preeminencia de bosques. El 27 de marzo de 1665, este caballero, estando enfermo en Uclés, incluyó entre sus últimas voluntades el hacer beneficiario al monasterio de una suma de dinero indeterminada, para que fuera empleada explícitamente en hacer el retablo mayor.63 Gracias a este impulso económico, el monasterio inició los trámites para conseguir una traza apropiada.64 En este sentido, entró en juego el papel del agente de negocios del que sabemos que disponía el convento en la corte. Este tipo de personajes, poco estudiados todavía en el ámbito conventual, servían de nexo artístico entre diferentes centros «satélites» en torno al foco artístico por excelencia de Madrid. Así, los monjes reunidos en Capítulo establecían las instrucciones generales que eran enviadas a la persona representante del convento en el círculo regio. Gracias a la mediación de estos agentes, además de conseguirse la intervención en aspectos de diversa índole, sobre todo judiciales, el convento se mantenía al tanto de las tendencias artísticas del entorno real, encargando, siempre que fuera posible, objetos que respondieran a esas mismas exigencias.
59
«Bulla de indulgentia pro anima»; véase Aguado de Córdoba et al., 1719, p. 571.
60 Ibidem, p. 572. 61
En su estudio, Pelayo Quintero reseñó esta pintura entre los bienes del monasterio; véase Quintero Atauri, 1913, p. 188.
62
Testigo Gregorio de la Torre: «Dijo que save que a avido muchas mejoras y aumentos en la yglesia deste convento […] y aver concertado y dado principio a la hechura del retablo y en las demás capillas y altares», AHN, OM, leg. 7053, sin fol. Visita al monasterio de Uclés, 19 de marzo de 1669.
63
«Y del remanente que quedare y fincare de todos mis bienes muebles raíces derechos y acciones de lo instituido y nombro por mi lejítimo y universal heredero de todos ellos a el Real Combento de Santiago susodicho para que los aya y goze para siempre jamás sin contradizión alguna para que con ellos y su valor se ayude a hazer el retablo mayor de él y con cargo y obligazión que a de tener
dicho combento de hazer y decir para mi alma un aniversario y misa cantada en cada un año todos los días de san Francisco, quatro de octubre para siempre jamás perpetuamente cuya obligación a de costar desde el día que peziviere los dichos bienes»; testamento de Francisco Zapata y Mendoza. AMU, Protocolos Notariales, L. 40, doc. 3, fol. 142r. 64 Con motivo de la revisión de las cuentas del prior Bernabé Pizaño Gil Negrete (1666-1669), Gregorio de la Torre, el religioso más antiguo, «dijo que save a avido muchas mejoras y aumentos en la yglesia deste convento en la custodia que oy se ve puesta, con los acheros plateados, colgaduras y aver concertado y dado principio a la hechura del retablo, y en las demás capillas y altares y que así mismo están mejoradas las casas de recreaciones y de más edificios y en lo demás de la pregunta no save que aya faltado a cosa alguna de lo en ella contenido», AHN, OM, AHT, leg. 64687. Cuentas del prior Bernabé Pizaño Gil Negrete, 1669.
232 Las obras durante lo Austrias menores: de la inercia de principios de siglo a la ralentización del proyecto
La construcción del retablo mayor y sus artífices (1668-1679) Gracias a diversos documentos gráficos de principios del siglo xx podemos apreciar la magnificencia del desaparecido retablo barroco (véase fig. 5b). El proyecto tenía en cuenta el ábside poligonal con el que se había cerrado la cabecera del templo durante la primera mitad del siglo xvi, por lo que se optó por la tipología de retablo ochavado, rematado con un cascarón de cuarto de esfera. Al igual que la iglesia conventual, el retablo estaba dotado de unas proporciones más que estimables. En altura, se organizó mediante un basamento pétreo del que arrancaban, a modo de plintos suspendidos, seis altas columnas de capiteles compuestos, sosteniendo cada una de ellas su propio fragmento de entablamento, del que despegaban seis nervios que cerraban el ochavo en forma semicircular. Los elementos vegetales y las hojas carnosas pasaban en Uclés la barrera de lo meramente decorativo, para formar parte de lo estructural en el basamento del retablo, de tal forma que tanto las columnas como las basas que sostenían las esculturas centrales parecían emerger de la propia vegetación. Es también llamativo el uso de pilastras acodadas entre las primeras y segundas columnas, en aras de resolver de forma satisfactoria la adaptación del retablo al espacio y, al mismo tiempo, la inclusión de pinturas laterales. La gran mayoría de los estudios publicados hasta la fecha se han servido de los datos que a finales del siglo xviii aportaron los ilustrados Ponz y Ceán. Gracias a Ponz sabemos que el autor material del retablo fue Francisco García Dardero, «natural de Quintanar, el año de 1668 y su costo fue de 9500 ducados», y que que el cuadro que presidía el retablo, que representaba a Santiago a caballo, «es muy buena pintura de Francisco Rici, que la hizo el año de 1672 por el precio de mil ducados y seiscientos reales de guantes».65 Unos años después, es Ceán, en sus Adiciones al texto de Llaguno, quien atribuye la traza de este retablo al propio Francisco García Dardero, sin que sepamos qué motivó esta atribución y la ampliación en la información respecto a lo publicado por Ponz.66 Sea como fuere, lo cierto es que esta autoría de las trazas ha sido tenida como cierta, de forma prácticamente unánime, por la historiografía, solamente cuestionada por Cruz Yábar en su tesis doctoral, como más adelante veremos. Gracias a la documentación de archivo del convento de Uclés y, en especial, a los libros de cuentas del convento, hemos podido constatar que, efectivamente, Francisco García Dardero fue el autor material de la obra del retablo, en concreto de la labor de talla y ensamblaje del mismo.67 Los pagos por su trabajo se extienden, de manera más o menos regular, en los libros de cuentas del convento aproximadamente entre 1668 y 1677, año en el que podríamos situar la finalización de la talla y el ensamblaje. En realidad, contamos con pocos datos sobre la carrera artística de este Francisco García Dardero. Algunos autores han asociado su vecindad con Quintanar de la Orden, pueblo cercano a Uclés
65
Ponz Piquer, 1777, p. 160.
66 Llaguno Almirola, vol. IV, 1829, p. 58. 67
Los pagos aparecen diseminados en distintos libros de cuentas del monasterio. Durante el priorato de Bernabé Pizaño Gil Negrete se pagaron a Francisco García Dardero, maestro del retablo, 24 614 reales y 5 maravedís; AHN, OM, Archivo Histórico de
Toledo, leg. 64687, fol. 145r. Cuentas del prior Bernabé Pizaño Gil Negrete, 1669. En las cuentas tomadas entre 1672 a 1675, García Dardero recibió dos pagos, uno de 2756 reales y un segundo de 48 410 reales y 17 maravedís; AHN, OM, AHT, leg. 8685, sin fol. Cuentas del prior Tomás Jiménez Crespo, 1675.
La dotación de retablos y objetos litúrgicos para el nuevo templo del monasterio… 233
y perteneciente a su priorato,68 si bien es posible que pueda identificarse con Francisco García, autor de retablos en el ámbito salmantino.69 No obstante, nos cuesta creer que, dada la importancia y calidad del proyecto, el convento no buscara en el ámbito de la corte las trazas necesarias para su construcción, como sí hizo a la hora, por ejemplo, de contratar las pinturas que debía contener. En una sesión de actas del Capítulo, inmediatamente después de mayo de 1677, se pone de manifiesto la conclusión de la obra del retablo en lo relativo al ensamblaje por parte de García Dardero. Este artífice presentó entonces, ante los monjes reunidos, un memorial en el que se exponían las mejoras del retablo ya colocado en el altar mayor. Según este informe, el precio de la madera para su construcción había sido mayor del previsto en el momento de contratar la obra, además de haberse elevado el precio de los jornales, por lo que declaró un aumento del coste de 15 000 reales. Ante lo manifestado, el Capítulo conventual decidió conceder un aumento de 500 ducados a condición de realizar un nuevo facistol para el coro, ya que el que en aquel momento había era de dimensiones excesivas y no «conforme a las sillas».70 A pesar de que efectivamente Francisco García Dardero fue el autor material del retablo, en nuestra opinión es cuestionable que, como decía Ceán, hiciese también la traza. Si observamos las antiguas fotografías conservadas, no cabe duda de que el retablo de Uclés se inserta dentro de una tendencia que puede observarse en otros retablos del entorno de Madrid, como los de Navalcarnero (véase fig. 5a), Pinto o el desaparecido de Torrejón de Velasco que ya señalara Ricardo Martín Mayobre,71 realizado en lo fundamental entre los años de 1655 y 1672,72 es decir, prácticamente coetáneo al de Uclés. Bajo nuestro punto de vista, la hipótesis que cobra mayor fuerza es que, de nuevo y como era habitual, el monasterio buscara, a través de su agente en Madrid, al autor de las trazas para el retablo en los círculos cortesanos. En este sentido, es revelador el contrato con los doradores del retablo una vez concluido en 1677. El 18 de marzo de 1677, María Antonia de Molina, mujer de Alonso Fernández, y doña Mariana de Valenzuela, mujer de Francisco de Haro, ambos maestros doradores y estofadores, contrataron ante notario en Madrid, en nombre de sus maridos, el dorado del retablo mayor del convento de Uclés.73 Los fiadores de ese contrato fueron Francisco Rizi —pintor del rey y autor del cuadro central—, Juan de Lobera e Ignacio Fox, maestros en arquitectura vecinos de Madrid. Según esta obligación, los doradores se comprometían a dar la obra por concluida en un año y medio, a contar desde el día de la Pascua de
68 Martín Mayobre, Ricardo. «Un retablo destruido», Arte español. Revista de la Sociedad Española de amigos del Arte, 27 (1942), p. 21.
70 AHN, OM, L. 1536c, fol. 174. Acta de reunión del Capítulo del convento de Uclés, sin fechar. 71
Martín Mayobre, 1942, p. 21.
69 Pérez de Castro, Ramón. «Actividad artística y talleres de ensamblaje en Medina de Rioseco (1650-1675). Lucas González», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, 66 (2000), p. 275 y Cruz Yabar, José María. El arquitecto Sebastián de Benavente (1619-1689) y el retablo cortesano de su época, tesis doctoral dirigida por el Dr. J. M. Cruz Valdovinos, Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Historia del Arte, 2013, p. 289.
72
Martín Mayobre, 1942 y Cruz Yabar, 2013, pp. 257-261.
73
AMU, Protocolos Notariales, L. 42, doc. 1, fol. 21r. Obligación del dorado y estofado del retablo mayor del convento de Santiago de Uclés. Madrid, 18 de marzo de 1677.
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Figura 5a y b A la izquierda, retablo mayor de la iglesia parroquial de Navalcarnero; a la derecha, desaparecido retablo mayor de Uclés. Biblioteca Tomás Navarro Tomás, CSIC, Archivo Orueta, CSIC, ATN/GMO/sfl440.
Resurrección, por 9400 ducados de vellón.74 El 23 de marzo se presentaron en el convento de Uclés las fianzas de Rizi, Lobera y Fox para el dorado del retablo en el convento, conforme a unas condiciones que detallaban, entre otras cosas, las calidades del yeso y el dorado, especificándose que el oro empleado debía ser de veintitrés quilates, «el mejor y más subido de color que uviere», mientras que el pedestal y las pilastras estucables y el sotabanco irían estofados y coloreados a punta de pincel.75 Estas condiciones nos 74
«En la villa de Madrid a diez y ocho días del mes de março año de mil seisçientos y setenta y siete ante mí el presente escrivano y testigos parecieron don Francisco Riçi, pintor de su Magestad y Juan de Lovera y Ygnacio Fox maestros en arquitectura vecinos desta dicha villa todos tres juntamente de mancomun ynsolidum […] dixeron que Francisco de Haro y Alonso Fernández maestros de doradores y estofadores vecinos de esta dicha villa están convenidos y concertados con el sacro y real convento de Santiago de la villa de Uclés de dorarle y estofarle un retablo en él y acabarle en toda perfecçión dentro de año y medio o en el tiempo que ajustan empeçándolo a haçer desde el día de Pasqua de resurectión que viene deste presente año ocho días más o menos y todo ello en preçió de nueve mil y quatrocientos ducados de vellón con çiertas calidades condiciones»; ibidem, fol. 24r. Copia del documento por el que se presentan como fiadores
de la obra del retablo Francisco Rizi, Juan de Lobera e Ignacio Fox. Madrid, 18 de marzo de 1677. No tenemos mucha información sobre estos doradores, si bien sabemos que Alonso Fernández debe corresponderse con el autor del dorado del retablo de Nuestra Señora del Milagro de las Descalzas Reales, comisionado por don Juan José de Austria; véase Cruz Yabar, 2013, p. 84. En la decoración de esta capilla también intervino Francisco Rizi como pintor para Juan José de Austria; véase González Asenjo, Elvira. «Artífices y tasadores de la capilla de Nuestra Señora de la Concepción, más conocida como capilla del Milagro de las Descalzas Reales», Archivo Español de Arte, 288 (1999), pp. 583-589. 75
AMU, Protocolos Notariales, L. 42, doc. 1, fol. 29r. Condiciones del dorado y estofado del retablo mayor de Uclés, recogidas en la reunión del Capítulo del convento el 23 de marzo de 1677.
La dotación de retablos y objetos litúrgicos para el nuevo templo del monasterio… 235
confirman que el cuadro de Santiago estaba ya colocado en el retablo, como también el grupo escultórico del calvario del ochavo del retablo.76 Cruz Yábar, que en su tesis doctoral estudió la obra artística de Sebastián de Benavente, ante la comparación formal de los retablos de Torrejón de Velasco, que considera de la mano de Benavente, y Uclés, atribuye la traza del segundo a este mismo autor. Sin embargo, y a pesar de lo abrumador de la comparativa entre ambos ejemplos, la ausencia total de documentación al respecto y los datos documentales expuestos nos hacen plantear otra posible hipótesis. Creemos que la presencia de Juan de Lobera e Ignacio Fox junto a Rizi en la firma del contrato no debió ser casual. Juan de Lobera destacó como diseñador de retablos en las áreas madrileña y toledana.77 Arquitecto y ensamblador de origen aragonés, se estableció en Madrid al menos desde 1655, participando en la construcción de algunos retablos destacados de la ciudad, como el de la capilla de San Isidro que había trazado José de Villarreal, o dando trazas para el de la parroquia de San Andrés en 1659.78 Algunos, como el retablo mayor de la parroquial de Navalcarnero —diseñado por Juan de Lobera en torno a 1664—, presentan además una notable similitud con el de Uclés.79 Como su compañero, Fox también era un conocido retablista del ámbito madrileño del momento, participando en obras como los retablos colaterales de la iglesia de Monserrat de Madrid.80 Por último, no podemos olvidar que también Rizi había participado en el diseño de numerosos retablos, tal y como ya señalara Palomino y como ha estudiado Eduardo Lamas-Delgado.81 Para justificar la presencia de los arquitectos Lobera y Fox durante el contrato de los doradores, Cruz Yábar planteó la posibilidad de que García Dardero hubiera fallecido poco después de contratar el retablo, dejando únicamente concluido el banco y el cuerpo central del retablo, y que hubieran sido Lobera y Fox los encargados de proseguir la obra.82 Sin embargo, la documentación es clara al respecto y sabemos con certeza que García Dardero concluyó la obra que le había sido encomendada. La presencia de Lobera y Fox junto a Rizi quedaría justificada, por tanto, si realmente formaron parte del proceso de diseño del mismo. En este sentido, la comparativa formal entre el retablo de Navalcarnero trazado por Lobera y el de Uclés muestra una singular e interesante forma de componer los basamentos de las columnas, casi suspendidas en el aire, sustentadas
76
«Yten es condizión que el tablero del respaldo del Santo Cristo se a de pintar un Jerusalén», ibidem, fol. 29v.
77
Sobre Juan de Lobera, véase Tovar Martín, Virginia. Arquitectos madrileños de la segunda mitad del siglo xvii, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1975, pp. 265-282 y 1983.
78
Pérez Sánchez, Alfonso Emilio. «Retablos madrileños del siglo xvii», en A. Cámara y S. Camacho (coords), Retablos de la Comunidad de Madrid, Madrid, Dirección General de Patrimonio Histórico, 2002, p. 69.
79
Allende Salazar, Juan. «José Antolínez», Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, vol. XXIII, 3 (1915), pp. 185-186 y Revenga Domínguez, Paula. «Precisiones documentales sobre el retablo mayor de la iglesia parroquial de Navalcarnero», Anales de Historia del Arte, 8 (1998), p. 245.
80 Agulló y Cobo, Mercedes. «El convento de San Diego de Alcalá», Cuadernos de arte e iconografía, 23 (2003), p. 35 y Documentos sobre escultores, entalladores y ensambladores de los siglos xvi al xviii, Valladolid, Universidad de Valladolid, Departamento de Historia del Arte, 1978, p. 68. 81
Palomino de Castro y Velasco, Antonio. El museo pictórico y escala óptica, vol. II, Madrid, Imprenta de Sancha, 1797, p. 411 y Lamas-Delgado, Eduardo. «Del dibujo al relive: los modelos para escultura en los diseños para retablos y otros proyectos decorativos del pintor Francisco Rizi (1614-1685)», Copia e invención. Modelos, réplicas, series y citas en la escultura europea. II Encuentro internacional de museos y Colecciones de Escultura, Valladolid, Museo Nacional de Escultura, 2013b, pp. 151-160.
82 Cruz Yabar, 2013, p. 391.
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por potentes elementos vegetales incrustados en la propia arquitectura del mueble, algo poco habitual en modelos similares. En 1672, cuando la obra del retablo debía estar ya lo suficientemente definida, el convento movilizó a su agente de negocios en Madrid para contratar el lienzo que presidiría la obra. El 16 de mayo de ese año, el Capítulo del convento de Uclés entregó un poder a su agente, Pascual García, mediante el cual se le otorgaba la facultad de contratar con Francisco Rizi la obra del cuadro central, un poder al que acompañaba toda una serie de indicaciones sobre las características que debía tener, si bien se le confería cierta capacidad operativa para poder alterarlas.83 Tal y como se recogía en el acuerdo, el 25 de mayo Francisco Rizi firmaba ante notario haber recibido del agente del convento 5500 reales de vellón a cuenta de los 1000 ducados por los que se había contratado la pintura de Santiago,84 cantidad que se le acabó de pagar el 14 de agosto de aquel mismo año,85 entendemos que cumpliendo los plazos de entrega marcados por el convento, probablemente con miras a su exhibición durante la festividad de la Asunción. No era la primera vez que Francisco Rizi recibía el encargo de pintar un cuadro de Santiago a caballo para presidir el retablo mayor de una iglesia de la orden santiaguista. Hacia 1652 se le había encomendado realizar el del retablo mayor de la iglesia homónima en Madrid, obra desaparecida cuya traza fue firmada por Pedro de la Torre y aprobada por el propio rey en agosto de 1642, coincidiendo con la reforma de la cabecera del templo proyectada por Juan Gómez de Mora.86 De nuevo, hemos de tener presente la voluntad constante del monasterio de Uclés por establecer vínculos artísticos con la corte de Madrid. No sería extraño pensar que el ejemplo de la iglesia santiaguista madrileña fuera tomado como referencia por el agente del convento, queriendo contar la casa madre de la orden con un lienzo directamente conectado con la producción artística del entorno real y la capital, de mano del por entonces pintor del rey. No cabe duda de la satisfacción que debieron sentir los religiosos de Uclés ante la llegada del cuadro, ya que un año después, en la reunión del Capítulo del convento celebrada el 23 de mayo de 1673 se acordaba encargar, de nuevo, ciertas pinturas del retablo mayor de la iglesia conventual a Francisco Rizi,87 que se correspondían con los lienzos laterales del primer piso y de los que hasta ahora prácticamente no teníamos
83
Poder del convento de Santiago de Uclés al agente de negocios Pascual García para contratar con Francisco Rizi la pintura del retablo mayor, AHPM, Protocolo 10.125, fols. 186r-189r. Publicado por Cruz Yábar, revisado y editado por la autora. Véase Cruz Yabar, 2013, p. 869.
84 AHPM, Protocolo 10.125, fol. 192r y Cruz Yabar, 2013, p. 871. Carta de pago a Francisco Rizi, 25 de mayo de 1672. 85
Ibidem.
86 Cruz Yabar, 2005, pp. 155-156; Díaz Moreno, Félix. «Alonso Cano y el retablo de San Francisco en la Iglesia de Santiago de Madrid». Anales de historia del arte, n.º extra 1 (2008), pp. 279-290 y Marqués del Saltillo, 1953, p. 144. Además de este caso, puede destacarse la colaboración de estos dos artífices en el retablo mayor de la iglesia de
Orgaz, realizado en la década de los cincuenta del siglo xvii; véase Nicolau, Juan. 2008, pp. 471-474. También en el retablo de la Expectación de los Trinitarios Calzados de Madrid (1652-1656) o en la parroquial de Vallecas (1669-1670), entre otros; véase Lamas-Delgado, 2013b, p. 358. 87
«Ilustrísimo señor prior propuso que ia está tiempo de que las pinturas que para el retablo que para el altar maior de la yglesia del convento se hace, se iciesen que viese el capítulo la disposición que a esto se podía dar y fue determinado por auto capitular que se hiciesen por Riz pintor de su Magestad [cosido] Madrid, precediendo el concierto y que [cosido] de un precio moderado», AHN, OM, L. 1536, fols. 67. Acta del capítulo del convento de Uclés celebrada el 23 de mayo de 1673.
La dotación de retablos y objetos litúrgicos para el nuevo templo del monasterio… 237
información. Sobre este aspecto, y a partir de fotografías anteriores a la desaparición del retablo, ya Angulo lanzó la hipótesis de que pudieran haber sido elaboradas a la par que el retablo, quizá de la mano del mismo autor.88 Cruz Yábar recogió, además, la noticia de cómo Rizi habría recibido, el 22 de julio 1673, 3300 reales a cuenta de los 6600 acordados por siete pinturas para el retablo de Uclés, conforme a las medidas y escenas acordadas por él con Pedro Fernández Mudarra, santiaguista y capellán de honor del rey.89 Angulo identificó parte de los temas de estas pinturas con la Ascensión y la venida del Espíritu Santo, san Miguel y un santo prelado de medio cuerpo, mientras que en la zona superior estaba representada la Gloria con ángeles músicos.90 Nuevamente, son las fuentes documentales las que arrojan luz sobre el programa pictórico del conjunto en su totalidad. Por una visita efectuada en 1719 sabemos que los temas que aparecían en el retablo eran, en el nivel bajo, la Adoración de los Reyes y el Nacimiento. Sobre estas, en el nivel superior, en el lado del evangelio, la Transfiguración y, encima, una imagen del arcángel san Miguel. En el lado contrario, la venida del Espíritu Santo y, sobre ella, una pintura de santo Tomás.91 Esta descripción coincide plenamente con la única fuente gráfica que ha llegado hasta nosotros con la suficiente calidad como para poder apreciar las pinturas laterales realizadas por el conde de Polentinos. La fotografía, que muestra parcialmente las pinturas de la mitad inferior del retablo, nos permite apreciar la sintonía con la obra de Francisco Rizi, especialmente en las dos laterales, las de la venida del Espíritu Santo y la Transfiguración, recordando esta última, en su composición, al lienzo de la Traslación de María Magdalena de una colección particular palentina firmada por Rizi en 1674 y localizada por Jesús Urrea (véase fig. 6).92 Además de decidirse la contratación de nuevas pinturas de la mano de Rizi, y aunque el ensamblaje del retablo seguía en manos de García Dardero, en esta misma sesión del Capítulo del año 1673 se acordó la elaboración del pedestal por parte de Alonso Moreno, vecino de Toledo, el cual tenía firmadas ya unas condiciones para la elaboración del mismo (véase fig. 7).93 Probablemente, este personaje fuera Alonso Moreno, hombre de confianza del que fuera maestro mayor de la catedral de Toledo, Bartolomé Zumbigo.94 Si las condiciones del dorado se cumplieron, este debió estar prácticamente concluido a medidados de 1678.
88 Angulo Íñiguez, Diego. «Francisco Rizi. Cuadros religiosos posteriores a 1670 y sin fechar», Archivo Español de Arte, 138 (1962), p. 96. 89 AHPM, leg. 10.126, f. 483r, recogido en Cruz Yabar, José María. «Algunas obras desconocidas de José Benito de Churriguera y su intervención en otras ajenas», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 81 (2015), p. 169. 90 Angulo Íñiguez, 1962, p. 96. 91
AHN, OM, Libro 1128c, fols. 8v-9r. Visita al convento de Uclés, 1719.
92 Urrea Fernández, 1978, pp. 500-502. Por otra parte, este lienzo ha sido puesto en relación con el desaparecido sobre el mismo tema para el retablo de la iglesia de Burguillos (Toledo) firmado por Rizi en 1674; véase Pérez Sánchez, Alfonso Emilio. Carreño, Rizi, Herrera y la pintura madrileña de su tiempo (1650-1700), Madrid, Museo del Prado, 1986, p. 260.
93
«El señor prior nombró a los dichos señores don Andrés Portillo Baracaldo y a el licenciado Juan Crespo para que conçierten dicha obra con Alonso Moreno vecino de Toledo con las condiciones que el dicho tiene firmado y el capítulo lo otorgó», AHN, OM, L. 1536, fol. 85v. Acta del capítulo del convento de Uclés celebrada el 23 de mayo de 1673.
94 Sobre la vida y obra de Sombigo, véase Rodríguez Martín, José María. El arquitecto toledano Bartolomé Sombigo y Salcedo (1620-1682), Toledo, Ayuntamiento de Toledo, 1989.
238 Las obras durante lo Austrias menores: de la inercia de principios de siglo a la ralentización del proyecto
Figura 6 Imagen del desaparecido retablo mayor de Uclés. Colección conde de Polentinos, IPCE, DCP-A- 3736. Principios del siglo xx. Figura 7 Pedestal del retablo mayor.
La dotación de retablos y objetos litúrgicos para el nuevo templo del monasterio… 239
A lo anteriormente descrito se añadían elementos escultóricos que completaban la imagen final del mismo. En este sentido, es muy interesante retomar la descripción de la iglesia ofrecida a finales de 1719. Los visitadores, lejos de los prejuicios académicos de los que hicieron gala algunos años después Ponz o Ceán, describen cómo sobre las columnas del retablo se sostenía una cornisa «muy hermosa», sobre la cual se levantaban seis pedestales dorados en consonancia con las columnas, sobre los que aparecían las esculturas, a tamaño natural y sentadas, de los santos apóstoles Pedro, Pablo, Andrés, Bartolomé, Juan y Mateo.95 Este tipo de elementos escultóricos, desconocidos en Uclés hasta la fecha, pueden verse en los ejemplos de retablos ya aludidos, como los de Navalcarnero o Torrejón de Velasco, siendo, tanto en Uclés como en Torrejón de Velasco, esculturas en las que solo eran de talla la cabeza, las manos y los atributos, estando el cuerpo realizado por un armazón de lienzos pintados y encolados.96 Estas figuras escultóricas de Uclés, que desde el inicio del proyecto estuvieron concebidas dentro de la estructura del retablo, desaparecieron en algún momento de la historia anterior a las fotografías conservadas. En realidad, las peanas, descontextualizadas en las imágenes fotográficas, se idearon como una interesante solución, por parte del tracista, a la hora de resolver la considerable altura del ábside, ya que, mediante su inclusión, se conseguía llegar hasta la base del cuarto de esfera sin necesidad de alargar las columnas del retablo. Los apóstoles en bulto redondo sentados en estas peanas observaban a los fieles desde la Gloria celestial, haciéndoles olvidar la excesiva verticalidad de un ábside que había sido concebido todavía bajo los parámetros tardogóticos. La conclusión del retablo llegó cuando a las ya descritas pinturas y esculturas se sumaron otras dos imágenes, de bulto redondo y tamaño natural, de san Agustín y san Francisco de Borja, enviadas desde Valencia entre 1713 y 1716.97 La inclusión de estos dos santos en el retablo mayor de Uclés hace referencia a la propia historia sacra del convento y de la orden. En el retablo, san Agustín aparece redactando la regla por la que se regían los religiosos de la Orden de Santiago, mientras que la figura de san Francisco de Borja venía a representar el ideal caballeresco y religioso de la institución, teniendo además presente que, según la tradición, el santo había hecho en Uclés la probación como caballero;98 combinando la faceta militar del noble perteneciente a la Orden de Santiago con el tipo iconográfico más conocido del santo en actitud contemplativa ante la calavera coronada. Esta última imagen de la desaparecida escultura, hasta ahora desconocida,
95
AHN, OM, Libro 1128c, fol. 9. Visita al convento de Uclés, 1719.
96 Martín Mayobre, 1942, p. 22. 97
Don Manuel de Gamboa, mayordomo de obras, señala: «La administración de los vienes de este convento es muy buena y a abido aumento en este trienio en el qual no han cesado las obras que todas o las más han corrido por su mano pues se hizo alcance en la iglesia dos pilas grandes de alabastro para agua bendita, dos estatuas grandes que se trajeron de Valencia de San Agustín y San Francisco de Borja, el quarto nuebo que ya se puede avitar, rejas y balcones, la escalera para el servicio de toda la casa con barandillas», AHN, AHT, leg. 7054, año de 1716.
98 José López Agurleta aseguraba que Francisco de Borja había profesado en 1540 en la antigua iglesia de Uclés; véase López Agurleta, José. Vida del venerable fundador de la Orden de Santiago y de las primeras casas de redempción de cautivos, Madrid, Imprenta de Bernardo Peralta, 1731, p. 257. Sin embargo, este hecho no ha podido confirmarse a tenor de la información disponible hoy en día. Al respecto, véase Fernández Izquierdo, Francisco. «San Francisco de Borja, caballero de la orden militar de Santiago», en E. García, M. P. Ryan (coords.), Francisco de Borja y su tiempo: Política, Religión y Cultura en la Edad Moderna, Albatros, 2011, pp. 90-92.
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pertenece a un tipo de representación del santo que encontramos años más tarde en la escultura de Roberto Michel en las Comendadoras de Santiago de Madrid.99 Es posible que las dos esculturas de Uclés fueran encargadas al obrador de Leonardo Julio Capuz, uno de los más destacados escultores de la época en el ámbito valenciano y autor de numerosas esculturas para retablos. Así parece atestiguarlo el movimiento de las figuras de san Agustín y san Francisco de Borja y el tratamiento de sus ropajes airosos en la línea del barroquismo berninesco del valenciano.100 Con la incorporación de estas esculturas, el retablo mayor de Uclés se dio por concluido, permaneciendo en estas condiciones hasta principios del siglo xx, cuando fue fotografiado por estudiosos como Aurelio de Colmenares, Ricardo de Orueta o Pelayo Quintero.101 Durante algo más de dos centurias el gran retablo presidió el templo de la casa madre de los santiaguistas, hasta que durante la Guerra Civil y la posguerra fue reducido a fragmentos y cenizas. El retablo actual es una réplica en escayola, bastante verosímil, del desaparecido retablo, realizado por el escultor Julián Alangua durante las obras de rehabilitación del conjunto monástico que a mediados del siglo xx dirigió el arquitecto Antonio Camuñas.102 Afortunadamente, de entre todas las pinturas, el cuadro central de Santiago de Francisco Rizi sorteó el expolio y hoy puede verse, de nuevo, presidiendo el ábside de la iglesia.
Los retablos de las capillas laterales En 1674, coincidiendo con la realización del retablo mayor, se realizaron también otros para las capillas. Ese año en concreto, el Capítulo del monasterio acordó que se hiciera un sagrario en el altar de la Concepción, situado en el transepto, para colocar en él una reliquia de la corona de espinas.103 De nuevo, hemos de avanzar hasta 1719 para obtener la mejor imagen global del aspecto que presentaban los retablos del transepto y las cuatro primeras capillas de la nave de la iglesia. Las cuatro restantes, situadas bajo el coro de la iglesia, permanecieron prácticamente inutilizadas hasta finales del siglo xviii, cuando todavía se alude a ellas como inacabadas y repletas de muebles inservibles, puesto que la zona bajo el coro debía ser un lugar bastante oscuro y poco utilizado por la comunidad. De hecho, la puerta de acceso a los pies del templo permanecía tapiada y no se había construido su cancel en 1719.104 Como decimos, en la visita de 1719 se describen, bastante pormenorizadamente, las escenas representadas en cada uno de los retablos de la iglesia, así como las medidas de las pinturas, de tal forma que podemos imaginar las capillas con unos retablos relativamente homogéneos entre sí, de unas dimensiones que en altura superarían los tres metros desde la mesa del altar. Además, el hecho de que todos ellos repitieran
99 Rincón García, Wifredo. «Iconografía de san Francisco de Borja en el arte español», en E. García y M. P. Ryan (coords.), Francisco de Borja y su tiempo. Política, religión y cultura en la Edad Moderna, Valencia-Roma, Albatros Ediciones e Instituto Historicum Societatis Iesu, 2011, p. 421. 100 Buchón Cuevas, Ana María. Ignacio Vergara y la escultura de su tiempo en Valencia, Valencia, Generalitat Valenciana, 2006, p. 50.
101 Una imagen del mismo en Quintero Atauri, 1904, p. 65. 102 AGA, sig. 1987 T0. Trabajos en la ejecución del retablo mayor de la iglesia. Madrid, 4 de septiembre de 1953. 103 AHN, OM, Libro 1538c, fol. 87r. Acta de capítulo, 1 de junio de 1674. 104 AHN, OM, Libro 1128c, fol. 6r. Visita al monasterio de Uclés, año de 1719; véase doc. 30 en anexo.
La dotación de retablos y objetos litúrgicos para el nuevo templo del monasterio… 241
Figura 8 Croquis de la planta de la iglesia del monasterio según la ubicación de los retablos y sus advocaciones en 1719.
unas mismas proporciones, nos lleva a pensar que pudieron realizarse siguiendo un modelo común. En 1719 se localizaba un retablo a cada lado del transepto (véase fig. 8). El del lado del evangelio estaba dedicado a Santiago, estando presidido por un lienzo de dos varas de alto de su titular vestido como peregrino y láminas de san Andrés y san Felipe en el banco, todo rematado por una imagen de san Juan Evangelista entre cuatro pirámides.105 Este retablo era de singular importancia para la congregación, ya que en él se guarnecía la reliquia del brazo del Apóstol, donada por Felipe II al monasterio para su custodia y para que siempre presidiera los Capítulos Generales de la Orden.106 Como muestra de la devoción que se experimentaba por esta reliquia del brazo del patrón de las Españas, en 1739 se le realizó un nuevo engaste de oro y cristales costeado por el propio convento.107 El altar colateral opuesto se dedicaba a la Concepción, estando presidido por un lienzo de tres varas de alto que representaba el abrazo de san Joaquín
105 Ibidem, fol. 10r. 106 Fernández Izquierdo, 2005, p. 209 y AHN, OM, carp. 339, n.º 96.
107 «Testimonio de haber sido colocada la reliquia del brazo del apóstol Santiago el mayor, patrón de las Españas a un nuevo engaste de oro y cristales, costeado por el convento de Santiago de Uclés donde esta depositada y se venera. Hízose esta colocación en 30 de diciembre de 1739 por testimonio de tres notarios apostólicos», véase el bulario de la orden, pagina 547; AHN, OM, carp. 339, n.º 96, año de 1739.
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y santa Ana108 y que se remataba con una imagen de Nuestra señora de la Concepción, mientras que en el banco del retablo se representaban santa Lucía, santa Rosa y san Miguel.109 Sobre el altar de la Concepción, el Capítulo de Uclés decidió colocar una vidriera en 1738.110 Pasando ya a las capillas, la primera del lado de la epístola era la de la Visitación, presidida por un lienzo con este tema en su retablo dorado. En el banco del mismo se representaban santa Águeda, san Juan Bautista y santa Polonia, mientras que sobre la cornisa aparecía un lienzo de san Antón de una vara de alto.111 La capilla contigua albergaba un retablo que debía ser estructuralmente similar al anterior, también dorado, presidido por un lienzo de san Agustín de tres varas y, sobre él, otro de san Sebastián de una vara. En su banco se representaban san Roque, santa Mónica y san Blas.112 Sobre la advocación de esta capilla, cabe recordar la vinculación de los santiaguistas con la orden agustiniana, recogida ya en la Reformación… de los Reyes Católicos mandada imprimir por Felipe II, en la que se incidía en la necesidad de que todo convento santiaguista dispusiera de una capilla dedicada al santo.113 En 1692 se mencionaban importantes problemas en las bóvedas de esta capilla debido a la filtración de agua desde el tejado a la biblioteca.114 En el lado ya del evangelio, la primera capilla albergaba una talla de tamaño natural del Santísimo Cristo de la Humildad, y sobre esta, en el retablo que la cobijaba, una lámina de san Andrés.115 Asimismo, en las paredes de la capilla se disponían lienzos de la
108 En realidad, los visitadores lo describen como santa Isabel y Zacarías, pero hemos mantenido el título de descripciones posteriores teniendo en cuenta la vinculación iconológica con el tema de la Concepción de María. 109 AHN, OM, Libro 1128c, fol. 10v. Visita al monasterio de Uclés, año de 1719. 110 «Que se ponga la vedriera de la yglesia como estaba: Últimamente dicho señor subprior dijo a la comunidad que respecto de ser necesario apear toda la vidriera de la yglesia que esta sobre el altar de Nuestra Señora de la Concepción viese si gustaba se hiciese de labores para su maior permanencia y votado se resolvió se hiciese de vidrios enteros en la conformidad que antes estaba», AHN, OM, L. 1536c, fol. 376. Capítulo del día 19 noviembre de 1738. 111 AHN, OM, Libro 1128c, fol. 10v. En la iglesia medieval del monasterio también existía una pintura dedicada a la Visitación ya descrita a mediados del siglo xvi: «Fuera de la dicha rex [sic] en el dicho querpo de la yglesia en las capillas colaterales esta un altar que es de la Visitación de Nuestra Señora pintado de pinzel que no tiene ara ni corporales más de un frontal y una sávana por que declaró el padre prior que no se dize misa en el dicho altar», AHN, OM, leg. 6821, fol. 4r. Visita al monasterio de Uclés, 1564. 112 AHN, OM, Libro 1128c, fol. 11r. Visita al monasterio de Uclés, año de 1719. 113 «Porque es costumbre loable y muy Antigua que en nuestra orden siempre uvo no se pierda, que siempre tuvo capilla de Sant Agustín en el claustro donde se fazían los auctos capitulares en que avían de intervenir notario y testigos, queremos y ansí lo ordenamos que los priores siempre procuren en
sus conventos (de tener la memoria y costumbre, que los auctos capitulares de otorgar escripturas y poderes y otras cosas tocantes al bien de la casa y de las elections de priores y de consiliarios) que todo se faga comunmente en este capítulo de la capilla de sant Agustín […]. Y para soltar la preciosa de la prima y tener los otros capítulos de venias y culpas, y para quando el prelado querrá fazer alguna exortación y reprehensión en presencia de todos, aya otro capítulo cerca del choro, a donde el prior del tal convent paresciere»; véase Reformación de los conventos de la orden de Santiago instituida por los Reyes Catholicos de gloriosa memoria…, 1567, pp. 86 y 87. 114 Respuesta del canónigo Gabriel de Morales: «En quanto a la capilla de Nuestro Padre San Agustín que se a retejado el mes de octubre pero que necesita que se emplomen los estrivos que sirven de arcos de las bóvedas de dicha capilla por que de no haverse hecho mucho a se a franqueado la piedra dellos y se llueve como es manifiesto y dello se puede seguir daño aunque al presente no sé que aya recivido otro que el haverse caído un pedazo del cascarón de la bóveda y que quando se retejó se hallaron tres o quatro biguetas medio troçadas sobre los arcos y lo mesmo dijo de la librería», AHN, OM, L. 1536, fol. 246v. Libro de visita de 1691. 115 El culto a san Andrés estaba bastante extendido en la villa de Uclés. Una de las parroquias de la villa estaba dedicada a este apóstol, como también lo estaba el retablo que presidía la capilla del prior Juan de Velasco, en la antigua iglesia medieval del monasterio, todavía a mediados del siglo xvi. AHN, OM, leg. 6821, fol. 5r. Visita al monasterio de Uclés, 1564.
La dotación de retablos y objetos litúrgicos para el nuevo templo del monasterio… 243
Pasión de Cristo con marcos negros.116 La capilla contigua estaba decorada con un lienzo de tres varas de San Miguel, coronado por otra imagen de la Asunción. A pesar de las palabras laudatorias de los visitadores sobre la decencia y el adorno de las capillas de la iglesia, a mediados del siglo xviii estos retablos se consideraban ya poco apropiados. En la inspección de 1752, llevada a cabo por los licenciados Fernando González Reyero y Pedro Vélez de Guevara, los altares no parecían concordar con el gusto académico imperante, puesto que se ordenó que se hicieran nuevos «correspondientes a la sunptuosa fábrica de la yglesia».117 El mandato de renovación de los altares conllevaba, además, la voluntad de dotar a estos espacios de ciertos efectos lumínicos, ya que se especificaba que en las capillas «las ventanas de sus luzes sirvan como de transparentes».118 No parece que este mandato llegara a cumplirse, puesto que este elemento efectista no es descrito por ninguna de las visitas posteriores, si bien queremos llamar la atención sobre la posible vinculación, a este respecto, con la idea del transparente que por esas fechas diseñó Ventura Rodríguez para la capilla de San Julián de la catedral de Cuenca. De que los altares anteriormente descritos en las capillas pertenecían al barroco más ornamentado parece dar cuenta Ponz a través de sus apreciaciones sobre los mismos en 1777, considerándolos «cargados de mala talla» a diferencia de las pinturas que albergaban los retablos del transepto y el de la Visitación que merecieron sus elogios.119 A partir del siglo xix, las descripciones de la iglesia alusivas a las pinturas y los retablos muestran una imagen alterada de lo hasta ahora expuesto. El motivo, lejos de estar relacionado con criterios de estilo, podríamos vincularlo con el asalto del monasterio por parte del ejército francés tras la batalla de Uclés de 1809, que produjo un importante daño histórico-artístico, con saqueos y destrozos en los templos de la villa que se repetieron, de nuevo, el 3 de agosto de 1810.120 Entre las pérdidas debía encontrarse la preciada reliquia del Apóstol, ya que a partir de ese momento perdemos la pista de su historia. Por otra parte, cabe tener presentes las medidas desamortizadoras que se llevaron a cabo, entre 1835 y 1841, sobre los bienes del clero. En concreto, sabemos que en 1842 la Comisión de Amortización de la provincia de Cuenca trataba sobre la compra de maderas doradas de retablos de diversos monasterios y conventos, entre los que se encontraba el propio monasterio de Santiago.121 En 1868, el presidente de la Comisión Provincial de Monumentos de Cuenca escribía al presidente de la Academia de la Historia en Madrid sobre el lastimoso estado en que se encontraban las pinturas existentes en el convento de la Orden de Santiago de Uclés.122 Cuando Pelayo Quintero describió los retablos en 1913, el de Santiago ya no contenía una pintura del Apóstol
116 AHN, OM, L. 1128c, fol. 10v. Visita al monasterio de Uclés, año de 1719. 117 AHN, OM, L. 7055, leg. 68, n.º 27, sin fol. Visita al monasterio de Uclés, año 1752. 118 Ibidem. 119 Ponz Piquer, 1777, p. 160. 120 Aragón Martín et al., 2010, pp. 129-130.
121 Archivo Histórico Provincial de Cuenca (AHPC), leg. 1158/7. Intervención y Comisión Principal de Rentas y Arbitrios de Amortización de la provincia de Cuenca, sobre la entrega a compradores de retablos, pidiendo al convento de Uclés que entregue lo que tenga. Cuenca, 24 de agosto de 1842. 122 RAH, CACU/9/7953/8 (1), fol. 1v. Oficio de traslado del presidente de la Comisión de Monumentos de Cuenca en el que se comunica el lastimoso estado de conservación en que se encuentran las pinturas del Convento de la Orden de Santiago en Uclés. Madrid, 10 de diciembre de 1868.
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Figura 9 Fotografías de los retablos del crucero desaparecidos publicadas por Diego Angulo en 1956, tomadas con anterioridad a la Guerra Civil. A la izquierda, La degollación de Santiago, a la derecha, San Joaquín y Santa Ana. Archivo Español de Arte, t. 29, n.º 116, p. 273.
como peregrino, sino una degollación del santo, coronando ahora el nuevo retablo unos relieves tallados en madera.123 De todas las anteriormente mencionadas, la pintura de la Visitación es la que mayor éxito historiográfico ha tenido. Por otra parte, distintos autores se han pronunciado sobre la atribución, por parte de Ceán, de estas pinturas a la mano de Tristán.124 Angulo, por ejemplo, que había visitado el convento poco antes de la desaparición de las pinturas durante la Guerra Civil, escribía años después sobre la calidad de las de san Joaquín, santa Ana y la Visitación, considerándolas de un estilo cercano al de Tristán, si bien apuntó la similitud del tratamiento de la luz de la Visitación con la obra de Pedro Orrente.125 Afortunadamente para nosotros, Angulo reprodujo las fotografías que de estas pinturas había tomado antes de la Guerra Civil y que ya daba por perdidas (véase fig. 9). En realidad, todavía hoy se conserva la Visitación en el monasterio de Uclés. De su observación directa (véase fig. 10) podemos decir que, a pesar de las importantes pérdidas
123 Quintero Atauri, 1913, p. 186. 124 Ceán Bermúdez, 1800, p. 85. Pelayo Quintero se manifestaba a favor de la atribución; véase Quintero Atauri, 1913, p. 187. Por su parte, Fizt la relacionó, por su naturalismo, con el estilo de Pereda; véase Fitz, Darby. «Tristán de Escamilla, Luis», Thieme-Becker Allgemeines Lixikon der bild Kunstler, vol. XXXIII, 1939, p. 409.
125 Angulo Íñiguez, Diego. «Algunas obras de Luis Tristán», Archivo Español de Arte, 116 (1956), p. 273. Pérez Sánchez y Navarrete no ofrecen un juicio definitivo al respecto; véase Pérez Sánchez, Alfonso y Navarrete Prieto, Benito. Luis Tristán, Madrid, Ediciones del Umbral, 2001, p. 266.
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Figura 10 La Visitación, siglo xvii, monasterio de Santiago de Uclés. Figura 11 La confirmación de la Regla de Santiago en Roma por el maestre Pedro Fernández, anónimo, mediados del siglo xvii.
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que presenta, parece posible vincularla con trabajos de pintores como Pedro Núñez del Valle o Antonio de Lanchares. Además de las pinturas, durante el siglo xvii se encargaron otros objetos arísticos y devocionales para las distintas dependencias del monasterio de Uclés. Actualmente se conserva entre sus bienes un cuadro, realizado hacia mediados del siglo xvii, en el que aparece el primer maestre de la orden, Pedro Fernández, cuando fue a Roma para la confirmación de la regla ante el Papa (véase fig. 11). Los personajes figuran representados a la moda del siglo xvii, de negro y con golilla, y, a pesar de que la obra no destaca por su calidad pictórica, es interesante por representar la historia de la propia institución. A finales de ese mismo siglo, en concreto en 1695, se documenta que el prolífico pintor de la zona, Alonso de Higueras, había realizado para el convento de Uclés un lienzo de la Negación de Pedro y otro del Juicio de Cristo,126 obras no conservadas.
La construcción de la panda occidental del monasterio Durante el priorato de Bernabé Pizaño y la construcción del retablo mayor se produjo una nueva reactivación en la inversión del monasterio en objetos litúrgicos y la propia fábrica monacal. Ya en la visita secreta de 1669 se destacaba el buen celo que el prior había tenido en la conservación de los bienes y obras de él dependientes, no solamente concertando e iniciando el referido retablo, sino también en cuanto a la mejora de las arquitecturas de las heredades de Torrelengua y Buenamesón.127 Hasta principios de los años setenta, las obras del retablo monopolizaron la mayor parte de la inversión del monasterio, si bien, aunque no se detallan, a partir de 1674 parece denotarse cierto impulso en retomar trabajos arquitectónicos. En este sentido, puede hacerse notar que, entre agosto de 1672 y 1673, el gasto fue de 20 980 reales en obras y reparos de la casa y heredades, mientras que en el siguiente año el total se incrementó hasta los 96 218 reales.128 En cualquier caso, la reanudación oficial de las obras de la panda occidental del monasterio no se llevó a cabo hasta el año de 1679. La zona occidental del monasterio se construyó directamente sobre la demolición de estructuras anteriores y en áreas de pronunciado desnivel, probablemente sobre tanteos ya iniciados en el siglo xvi. Para regularizar la planta de este sector se optó por la construcción de galerías subterráneas cubiertas con bóveda de cañón y dotadas de respiraderos, si bien no nos consta que tuviesen un acceso practicable. Las obras comenzarían por el lado más septentrional, junto a la zona de los pies de la iglesia,
126 López de Atalaya Albaladejo, Ana María. «La imagen religiosa del Barroco en la diócesis de Cuenca», tesis doctoral inédita dirigida por el Dr. R. García Mahiques, Universitat de València, Departamento de Historia del Arte, 1999, pp. 550, 640, 1118, 1121 y 1126. 127 El testigo Gregorio de la Torre, el religioso más antiguo, manifestaba en la visita secreta: «Dijo que save a avido muchas mejoras y aumentos en la yglesia deste convento en la custodia que oy se ve puesta, con los acheros plateados, colgaduras y aver concertado y dado principio a la hechura del
retablo, y en las demás capillas y altares y que así mismo están mejoradas las casas de recreaciones y de más edificios y en lo demás de la pregunta no save que aya faltado a cosa alguna de lo en ella contenido», AHN, OM, AHT, leg. 7053. Visita al priorato de Bernabé Pizaño, 1666-1669, 19 de marzo de 1669. 128 Ibidem, leg. 8685. Convento de Santiago de Uclés, año de 1676. Cuentas tomadas del priorato del señor prior don Tomás Xíménez Crespo, 1672-1675.
La construcción de la panda occidental del monasterio 247
Figura 12 Vista de la panda occidental desde el camino de Tribaldos.
donde es fácil detectar visualmente que el alzado presenta una serie de irregularidades, debido a su carácter de engarce, entre la parte construida y la nueva, a la vez que parece indicarnos un posible proyecto inacabado muy diferente al que podemos ver hoy en día. La zona a la que hacemos referencia se corresponde con el cuerpo bajo de la torre de las campanas más meridional y el muro adyacente del cuarto occidental. En ella, la piedra utilizada es más oscura y tosca que en el resto del conjunto. Además, en la parte baja de la torre y en parte del muro lateral lindante se observa el arranque inacabado de lo que parecen ser las molduras de unos semicírculos de poca coherencia con el proyecto finalmente construido (véase fig. 1, inicio de capítulo). Como ya hemos señalado, quizá estos elementos inacabados nos hablen de un primigenio proyecto en el que pudo considerarse la opción de incluir una especie de pórtico o galería. La construcción de la panda occidental del convento fue concebida como un bloque uniforme y desornamentado, para el que se empleó un tipo de piedra, probablemente más económica y de más fácil acceso, con unas características cromáticas notablemente más oscuras, con más imperfecciones y, a la vez, más dura que la utilizada en el resto de dependencias construidas hasta entonces. Esta nueva obra se proyectó como lugar de hospedaje en el que se distribuirían de forma regular las celdas de los religiosos, que en ocasiones servirían también como lugar de residencia de caballeros en profesión. Su concepción era totalmente regular y simétrica, manteniendo un carácter profundamente austero, probablemente para no interferir en la visión que desde el oeste se tenía de la iglesia (véanse figs. 12 y 13).
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Figura 13 Imagen desde el ángulo sur de la panda occidental.
El muro de la fachada se dividió en ocho módulos verticales, siendo más amplios los dos de los extremos, recordando, de alguna forma, a las fachadas de los palacios urbanos de la época, en los que las torres solían ubicarse a cada extremo, pero que en Uclés otorgaban sentido de estabilidad y equilibrio al muro. Los módulos, marcados verticalmente con molduras, contribuían con sus proporciones, similares a las de las torres de la fachada de la iglesia, a estos dos conceptos. A esto se sumaba la colocación de remates en forma de bola en cada una de las molduras que recorrían verticalmente el muro, en consonancia con los de las torres, empleándose en las esquinas coronamientos piramidales. Por otro lado, también mediante molduras horizontales exteriores, se marcaba la distribución en altura de las dependencias internas del edificio, pudiendo distinguirse cuatro niveles: el del nivel del suelo, la entreplanta o nivel intermedio, la planta principal y el último piso, de menor altura, todos ellos con sus correspondientes ventanas enrejadas en los dos primeros y balcones con saledizo en los dos últimos. De esta forma se respetaba también, en las proporciones de los vanos, la importancia del nivel en el que se encontraban, hasta el punto de que lo reducido de los vanos del entresuelo distorsionaba la simetría que impregnaba al lienzo. Aunque poco perceptible hoy día, también resulta extraña la abertura —hoy cegada— de una puerta de acceso entre el tercer y el cuarto tramo. Este acceso rompía la simetría de la fachada al estar desplazado hacia la izquierda, si bien su abertura, de reducidas dimensiones, pudo servir para acceder al claustro mientras se llevaban a cabo las obras, ya que prácticamente se corresponde con el punto central del mismo. Esta puerta no tenía ningún tratamiento especial, algo pensado, probablemente, para respetar la unidad de la fachada desde la distancia, siendo los únicos elementos diferenciadores un acceso mediante dos escalones y unas pequeñas gotas decorativas que caían sobre la moldura vertical que la interrumpía.
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El tipo de fachada de este frente del convento, en la que destacan la gran serenidad del muro y el equilibrio y la prioridad de la estructura sobre el ornamento, nos recuerda enormemente a las arquitecturas de carácter civil desarrolladas en el ámbito madrileño de la mano de Juan Gómez de Mora en la primera mitad del siglo. Además, la gran cantidad de vanos abiertos, dotando al edificio de gran luminosidad al interior y de agradables vistas desde las estancias, de nuevo nos emplaza en una concepción de edificio civil más que monacal, una solución que ya había ensayado, de forma algo más austera, Francisco de Mora en la fachada que diseñó para el Hospital de Santiago de Cuenca hacia 1608.129 El avance de las obras de este sector queda concretado en el libro de actas capitulares del convento, que con fecha de 8 de noviembre de 1679 recoge la tragedia producida en el contexto de las obras de cimentación. En concreto, se decía que cinco hombres habían muerto en las obras del cuarto nuevo al caerles encima un gran promontorio de tierra. Al haber fallecido al servicio del monasterio, el Capítulo decidió, por unanimidad, concederles cierto número de misas y correr con los gastos de sus entierros.130 Además, para honrar su memoria, se colocó una placa en la fachada occidental, a la altura del sexto tramo hacia el sur, donde se refería este suceso.131 El incidente, lejos de ser anecdótico, es una buena muestra de los grandes desniveles sobre los que se construía el monasterio y de la peligrosidad que tales trabajos implicaban. Ante los problemas monetarios que atravesaba la monarquía a finales de siglo, a partir de 1680, durante el reinado de Carlos II y auspiciadas por Juan José de Austria, se emprendieron una serie de medidas que perseguían la circulación de la plata a precios razonables en el mercado interior hispánico, saneando y estabilizando el numerario del vellón. En febrero de 1680 se produjo una brutal deflación de la moneda de molino, que bajó a la cuarta parte de su valor nominal, creándose oficialmente una nueva moneda de cuenta, el real de vellón —con existencia oficiosa desde principios del siglo—, equivalente a treinta y cuatro maravedíes.132 Esos cambios en la política monetaria del reino tuvieron su repercusión en las obras del monasterio. Hasta el 24 de febrero de ese mismo año, el maestro que dirigía la obra de Uclés, cuyo nombre ignoramos, recibía como salario veinte reales por jornada trabajada. En los días precedentes a esa fecha, el prior Diego de Reina y Corvalán inició conversaciones con él para negociar la bajada del mismo, no aceptando este maestro un sueldo inferior a los dieciocho reales diarios. El Capítulo de Uclés, sin embargo, aprobó que debía bajarse hasta los quince, aplicando los mismos descuentos, en forma proporcional, a los oficiales de la obra y manifestando que, en el caso de que
129 Cervera Vera, 1995, p. 61. 130 «Otrosí, dicho señor prior propuso a dicho capítulo como en la obra que tiene este combento abían muerto desgraciadamente cinco pobres ombres que estaban trabajando en dicha obra por aberse caído encima dellos un gran promontorio de tierra, biése el capítulo si gustaba se hiciese algún bien por sus almas a que botando cada uno en su lugar fueron todos de parecer que pues abían perdido sus vidas en servicio de el combento que se les dijesen cada cinquenta misas que dan por todas docientas y cinquenta y que se les pagasen los entierros», AHN, OM, AHT, L. 1536, fol. 216. Acta del Capítulo celebrado el 8 de noviembre de 1679.
131 En la lápida puede leerse: «martes 7 de nobiembre estando abriendo estos zimientos se arrollaron los terreros y mataron zinco hombres, rueguen a dios por ellos. año de 1679». 132 Santiago Fernández, Javier de. «Moneda y fiscalidad en Castilla durante el siglo xvii», V Jornadas Científicas sobre Documentación en Castilla e Indias en el siglo xvii, Madrid, 2006, p. 382.
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estos no aceptaran la rebaja salarial, el convento intentaría mantener al menos a dos de los oficiales, «de los mayores».133 En definitiva, estos datos nos hablan de la existencia de un maestro que trabajaba a pie de obra y que recibía un salario por día trabajado. Por otra parte, como confirman los testimonios de la visita secreta de septiembre de 1682, las labores del cuarto nuevo parecían seguir su buen curso,134 si bien la negativa de mantener los salarios pudo provocar la salida de las obras del maestro mayor, pasando a hacerse cargo de ellas personas con menor experiencia profesional. Esto explicaría que en el año 1684 se informara de errores en la construcción de una pared por parte de «un oficial de cantería que se metió a maestro sin serlo».135 En torno al mes de noviembre de 1691, las obras quedaron de nuevo interrumpidas.136 Los visitadores del año 1692 se interesaron por saber el motivo, pero también en si había suficientes habitaciones para religiosos y sobre el estado de la capilla de San Agustín y la firmeza de sus bóvedas. La mayoría de los canónigos de Uclés consideraba necesaria la conclusión y el emplomado de esa capilla, pero a lo que dieron mayor importancia en sus respuestas fue a la finalización de los cuartos nuevos, dado el peligro de derrumbe que presentaba el espacio que hasta entonces estaban ocupando como dormitorios.137 A pesar de que era necesario continuar las obras, lo cierto es que el convento estaba atravesando importantes problemas económicos, hasta el punto de verse obligados, en 1692, a la venta de grano para cubrir los gastos básicos de la comunidad.138 Por aquel entonces, el monasterio contrató como nuevo encargado de los trabajos a Félix de la Riba, en esas fechas maestro mayor de las obras de la diócesis de Cuenca. Pocos son los datos que conocemos previos a su llegada al obispado en 1684, tras trabajar
133 «El señor prior propuso a dicho Capítulo cómo el maestro y canteros que trabajaban en la obra que este combento tiene pendiente tenían concertados sus jornales antes que se bajase la moneda y por raçón de aberse bajado las tres quartas partes della necesariamente habían de bajar las demás cosas por lo qual parecían exorbitantes dichos jornales y abiendo […] de dicho señor prior hecho lo posible con el maestro por que bajase alguna cosa considerable de su jornal no se abía allanado a más que quitar dos reales de veinte que asta el presente abía ganado por día, viése el Capítulo qué determinaba. Sobre que se botó como se acostumbra y se determinó que a tal maestro no se le diese más que quince reales y a los demás oficiales se le bajase respectivamente y para ello dio el capitulo a los licenciados Diego de Vacas y Diego Ortiz, con advertencia que si por lo que se abía determinado no quisiesen quedar ningunos, atendiesen a conserbar dos oficiales de los mayores», AHN, OM, L. 1536c, fols. 222v-223r. Acta de Capítulo del convento de Uclés, 24 de febrero de 1680. 134 AHN, OM, leg. 7053, sin fol. Visita secreta al convento de Uclés, 1 de septiembre de 1682. 135 Ibidem, L. 1536, fols. 67v-68v. Sesión del Capítulo del convento de Uclés, 11 de agosto de 1684. 136 Ibidem, fols. 252v-253v. Visita al convento de Uclés, 14 de diciembre de 1692.
137 Testigo Gabriel de Morales: «Que la cassa necesita de que se concluia la obra nueva porque para los religiosos que ay en el dormitorio no ay habitación para quando salgan dél, en el qual oy no están seguros porque los ramos de las vóvedas están cortados a los quartos donde habitan, como así mismo los claustros anteriores y inferiores y el brazo dellos que esta azia el choro undiéndose como se ve manifiestamente en lo desplomado de las paredes aberturas y temblores. Que este año se ha reparado por el mes de octubre, noviembre y diziembre, retejándose y echándose algunos puntos y limpiándose los patios pero que siempre se queda con el mismo peligro. El no proseguir la obra será por falta de medios pero respecto de la necesidad grande y manifiesta se debe solicitar por todos los medios posibles que se prosiga. Tercero en quanto a la capilla de Nuestro Padre San Agustín que se a retejado el mes de octubre pero que necesita que se emplomen los estrivos que sirven de arcos de las bóvedas de dicha capilla por que de no haverse hecho muchos a se a franqueado la piedra dellos y se llueve como es manifiesto, y dello se puede seguir daño aunque al presente no sé que aya recivido otro que el haverse caído un pedazo del cascarón de la bóveda y que quando se retejó se hallaron tres o quatro biguetas medio troçadas sobre los arcos y lo mesmo dijo de la librería», AHN, OM, L. 1536, fols. 246v-247r. Visita secreta al convento de Uclés, 14 de diciembre de 1692. 138 Ibidem, fol. 259. Acta de capítulo del monasterio de Uclés, 16 de diciembre de 1692.
La construcción de la panda occidental del monasterio 251
inspeccionando las labores efectuadas en la iglesia parroquial de Tébar (Cuenca),139 pero sí sabemos que un año después, en 1685, estaba ocupado en ciertas tareas en Uclés, relativas a la parroquia de Santa María y San Andrés, y que en 1686 se ocupó de evaluar los problemas estructurales que al parecer presentaba la torre de la iglesia de la parroquial, dependiente de la diócesis.140 Su presencia en Uclés debió ser aprovechada por el monasterio, falto de un maestro que dirigiera las obras, para ofrecerle un puesto que ocupó al menos desde 1692, cuando estuvo examinando el mal estado que presentaban los arcos de la antigua iglesia medieval, que por entonces se usaba como dormitorio.141 Desirée Torralba, en su estudio sobre el barroco conquense, ha señalado que el cargo de maestro mayor del obispado era ocupado por un tal Andrés Martínez en 1689, hipotetizando sobre la posible muerte de Félix de la Riba o su salida del obispado hacia su Cantabria natal.142 En realidad, podemos pensar que su partida pudo estar estrechamente relacionada con su incorporación a las obras de Uclés. Aunque no podamos asegurar cual fue su aportación, seguramente estuvo relacionada con la prosecución de los trabajos en la panda occidental del conjunto, que debía servir como ubicación a las celdas de los religiosos, obras que, precisamente aquel año de 1692, parecían haberse detenido.
139 Torralba Mesas, Desirée. La catedral de Cuenca en la cultura arquitectónica del barroco. 1680-1750, tesis doctoral dirigida por la Dra. M. Gómez-Ferrer, Universitat de València, Departamento de Historia del Arte, 2013, p. 393. 140 Ibidem, pp. 400 y 479.
141 «Particularmente los [religiosos] que están en el dormitorio es cargo de conciencia muy grave tenerlos donde están porque las piezas donde duermen son una bóveda de la yglesia vieja cuios arcos están falsos como lo declaró Félix de la Riba Maestro de obras de esta casa estando yo en el dormitorio: por lo qual y por aver dicho Maestro declarado que respecto de la falsedad de los arcos su ruyna era incierta y no podía decir si oy o de allí a veinte años podía suceder», AHN, OM, AHT, leg. 72702, fol. 18r. Visita secreta al convento de Uclés, año 1692. 142 Torralba Mesas, 2013, p. 409.
El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Figura 1 Galerías del claustro del convento de Uclés.
El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto 253
En el año de 1706, las monjas dominicas de Uclés recogieron en sus libros capitulares un hecho singular acaecido dentro de su convento. Uclés había estado aquel año en manos del ejército del archiduque de Austria hasta el 13 de septiembre, cuando entró en la villa la armada borbónica encabezada por el propio Felipe V. Durante esos días, el rey se congratuló con la población, visitó la iglesia de La Trinidad y a las monjas dominicas que habitaban en el monasterio anejo, donde ocupó un sitial y se celebró un besamanos por parte de las religiosas.1 Es probable que durante su estancia en Uclés algún tipo de acto similar fuera desarrollado en el convento santiaguista, sede del poder espiritual de la orden que el rey presidía como su administrador perpetuo. Se sumaba así el Borbón con su visita, y a pesar de producirse en un contexto de contienda, a reforzar la vinculación de Uclés y la monarquía hispánica, como habían venido haciendo sus predecesores desde la asunción del maestrazgo de las órdenes.2 Las relaciones entre la monarquía hispánica y las órdenes militares variaron de unos años a otros durante el reinado de Felipe V. A lo largo del siglo xviii, en España se produjo una crítica a las órdenes como instituciones caducas, propias de un periodo histórico superado y en las que ya se había perdido todo atisbo de religiosidad y defensa militar de la fe. Paradójicamente, al mismo tiempo se activó, por parte de algunos sectores de la nobleza, una defensa pública de las mismas, de su historia y de su pasado.3 El reinado de Felipe V se inició con un marcado carácter continuista con respecto a la administración de estas instituciones por parte de los Austrias. Sin embargo, si en un primer momento, entre 1706-1707, se reconocía mediante decretos el fuero privilegiado de los caballeros de hábito, diez años más tarde el rey cambiaba su actitud a favor de un mayor control de las órdenes por parte de la Corona.4 De la misma manera, en el plano de lo artístico, Felipe V no parecía ejercer un papel claro en uno u otro sentido. En principio, es probable que durante su reinado no hubiese una voluntad directa de impulsar nuevos proyectos, pero sí
1
2
«El año de 1706 a onze de setiemvre estuvo en esta villa el ejérzito enemigo del archiduque de Austria hasta el día 12 y el día 13 entró en esta villa la armada de nuestro rei el señor Filipe [sic] quinto de buena memoria, y aviendo favorezido esta comunidad toda la grandeza de España que seguía a su Majestad se logró la fortuna de tener en el coro bajo, el sitial de su majestad por aber dado decreto de querer onrrar y favorecer la mucha lealtad y fidelidad de este convento de nuestro padre Santo Domingo i no ejecutando su Majestad la entrada por algunos reparos y circunstancias nos concedió su benignidad le viésemos en la iglesia, vocación de Santísima Trinidad, en donde estuvo muy despacio en la reja del coro vajo y de allí paso a la rejita del confesionario en donde estuvo todo el tiempo que fue menester mientras le vesó la mano toda la comunidad que a la sazón vivían», AHN, Clero secular regular, L. 3373, fol.1r. Convento de dominicas de Uclés. Quizá esta visita se corresponda con aquella a la que hace alusión el religioso Agurleta en su declaración ante los visitadores del convento del año de 1720, en la que se refiere a una visita «en la que Su Majestad por aquí se hospedó», tal y como habían considerado los aposentadores como lugar más conveniente; AHN, OM. AHT, 7054, fol. 12v. Visita al convento de Uclés, 1720.
3
Ejemplifica muy bien esta situación la publicación de libros como el de Cruz Manrique de Lara, Íñigo de la. Defensorio de la religiosidad de los cavalleros militares… de que… deben gozar todos los privilegios religiosos…, Madrid, Oficina de Bernardo Peralta, 1731.
4
Postigo Castellanos, Elena. «Monarca frente a Maestre o las órdenes Militares en el proyecto político de la nueva dinastía: los Decretos de 1714 y 1728», en P. Fernández y M. Ortega (coords.), Antiguo Régimen y liberalismo: homenaje a Miguel Artola, vol. III, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid-Alianza, 1994, pp. 309-318; López Gonzáles, Clemente y Ruiz Rodríguez, José Ignacio. «Felipe V y la reforma del consejo de las órdenes militares», en A. Alvar, J. Contreras y J. I. Ruiz (coords.), Política y cultura en la época moderna, Madrid, Universidad de Alcalá, 2004, pp. 443-448 y Giménez Carrillo, Domingo Marcos. Las órdenes militares castellanas en el siglo xviii. Caballeros, pretendientes y mediadores, Almería, Universidad de Almería, 2015, p. 55.
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es cierto que se profundizó en una exhaustiva evaluación de los bienes en posesión de esas instituciones con miras a promover su mejor funcionamiento, algo que, en definitiva y junto a otros factores, benefició la finalización de programas ya iniciados como el del monasterio de Uclés. En este sentido, hemos de recordar, por ejemplo, que el último Capítulo General de las Órdenes Militares se había celebrado entre los años de 1650 y 1653, es decir, hacía ya más de cincuenta años. Tras la Guerra de Sucesión, Felipe V reunió de nuevo el Capítulo para hacer una revisión general de los conventos y posesiones de las órdenes, visitándose, a partir del 30 de octubre de 1719, las dependencias del monasterio de forma pormenorizada y dejándose como mandato la prosecución y finalización del mismo.5
El monasterio a principios del siglo xviii El convento que Felipe V visitó y en donde pudo alojarse en 1706 presentaba notables deficiencias, tal y como recogía la visita trienal realizada por los visitadores pocos años después, en 1709. En aquel año todavía había carencias importantes tanto de objetos como de espacios para el adecuado desarrollo de la vida en comunidad y la práctica religiosa. Con miras a favorecer el desarrollo de los actos litúrgicos en la iglesia, en 1709 los visitadores ordenaron la realización de dos elementos en carpintería, a saber, una mampara para el coro y un cancel de entrada a la iglesia.6 Con este último mandamiento se intentaba activar la puerta de acceso occidental al templo, inutilizada desde prácticamente su construcción. Por lo que respecta al resto de la casa, seguían sin estar construidos el claustro y la fachada meridional, además de las deficiencias que presentaban la librería, la enfermería y los cuartos priorales. Por si fuera poco, en torno a 1707, la cornisa del último piso de la fachada este se había derrumbado «por demasiadamente voleada», poniendo en peligro la obra quinientista. Sin embargo, esta cornisa permaneció apuntalada hasta 1720, a pesar de los continuos mandatos de los visitadores emplazando al convento a su reparo.7 Pese a las carencias señaladas, lo cierto es que las obras, aunque ralentizadas, habían seguido desarrollándose durante aquellos años, de hecho, el 3 de marzo de 1712 se inició la demolición del claustro medieval, comenzando a trasladar las sepulturas instaladas en él hasta la cripta bajo la iglesia.8 A la altura de 1716 las perspectivas de continuación de las obras parecían ser positivas, a la vista de los buenos ingresos que las cosechas habían proporcionado al convento: se había finalizado la escalera de acceso a los cuartos de los religiosos en la panda occidental, que también estaba prácticamente concluida, con sus ventanas enrejadas y a la espera de poder trasladar allí las celdas de los monjes.9 Además, 5
«Por decreto de veinte y siete de diziembre de mill setezientos y quinze reçolví que fuesen visitadas las hórdenes militares y para la de Santiago del combento de Uclés, partidos de la Mancha, Rivera del Tajo y Campo de Montiel por resolución a consulta de mi consejo de las órdenes de veinte de febrero de mil setezientos y diez y siete», AHN, OM, L. 18, fol. 1.
6
AHN, OM, AHT, leg. 7054, sin fol. Mandatos de los visitadores de 1709, 5.º mandato.
7
AHN, OM, L. 1128, fol. 555r. Visita al monasterio de Uclés, 1719-1720; véase doc. 30 en anexo.
8
Ibidem, fol. 335v.
9
Don Manuel de Gamboa, mayordomo de obras, afirmaba: «La administración de los vienes de este convento es muy buena y a abido aumento en este trienio en el qual no han cesado las obras que todas o las más han corrido por su mano pues se hizo alcance en la iglesia dos pilas grandes de alabastro para agua bendita, dos estatuas grandes que se trajeron de Valencia de San Agustín y San Francisco de Borja, el quarto nuebo que ya se puede avitar, rejas y balcones, la escalera para el servicio de toda la casa con barandillas de yerro», AHN, OM, AHT, leg. 7054, fol. 10r. Visita secreta al monasterio de Uclés, año de 1716.
El monasterio a principios del siglo xviii 255
los ingresos de las cosechas habían permitido adecentar la iglesia con nuevo mobiliario, adquiriéndose para la iglesia dos grandes pilas de alabastro para el agua bendita y dos estatuas de san Agustín y san Francisco de Borja, traídas desde Valencia, y a las que ya hemos hecho mención en lo relativo a la fábrica del retablo mayor. Como señalábamos anteriormente, la llegada al trono de Felipe conllevó una puesta al día de las propiedades de las órdenes y de la administración de las mismas. Dentro de esa tendencia se explica cómo, entre los años de 1719 y 1720, en el convento de Uclés se realizó una inspección sin precedentes, no solo en lo relativo al estado de la fábrica o de las almas de los religiosos, sino también de todos los gastos e ingresos que durante los últimos años se habían producido en el monasterio. Gracias a la documentación derivada de esas pesquisas puede establecerse una relación sumaria de las cantidades gastadas por los priores, en lo relativo a las obras, desde finales del siglo xvii. Relación de gastos en obras del convento de Uclés y sus heredades a finales del siglo xvii y principios del xviii.10 Periodo
Prior
Gasto
1696-1699
Diego Ortiz de Vivanco y sede vacante
51 727 reales, 10 mrs./3264 reales, 30 mrs.
1700-1703
Eugenio Díaz Navarrete
113 968 reales, 7 mrs.
1703-1706
Francisco Zarco Villaseñor
148 265 reales, 7 mrs.
1708-1709
Jerónimo Rodríguez
60 948 reales, 6 mrs.
1710-1713
Francisco Sánchez Márquez
154 688 reales, 3 mrs.
1713-1716
Miguel Esteban Pérez de Estremera y sede vacante
108 758 reales, 29 mrs./10 709 reales, 20 mrs.
1717-1720
Carlos Villarejo Ramírez de Arellano
128 007 reales, 19 mrs.; de los cuales, en obras del convento: 55 758 reales, 15 mrs.
Esta información, aunque útil, esconde problemas en su interpretación, ya que las cantidades de dinero gastadas no solo afectan al propio monasterio, sino que incluyen también las obras realizadas en las heredades del convento o sus ermitas, por lo que es difícil calibrar cuánto de lo invertido en obras recayó específicamente en las de la casa madre. Es ilustrador, en este sentido, ver cómo en los gastos en obras del prior Carlos Villarejo Ramírez de Arellano (1717-1720), de los 128 007 reales y 19 mrs. reseñados, solo 55 758 reales y 15 mrs. se habían gastado en las obras del monasterio de Uclés. Como resultado de la visita de los años 1719-1720 se promovió una mayor fiscalización sobre las futuras obras a emprender, para las que se pedía la presentación de libros de cuentas claros, en los que se ordenaran los gastos y cobros del monasterio.11 A su vez, por esta visita sabemos también que, a pesar de los progresos realizados a principios de
10
AHM, OM, L. 1128c, fols. 314 y 430v-433r. Examen del gasto de obras y reparos del convento de Uclés, 1720.
11
Entre la extensísima lista de beneficios, juros, rentas, décimas, etc. que percibía el convento de Uclés podemos extraer algunos datos interesantes, como que en esos momentos se pagaba una custodia para el convento elaborada por el platero Gregorio Baroja; AHN, OM, L. 1128, fol 198v. Visita al monasterio de Uclés, 1719-1720.
256 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
la centuria, cuando se había comenzado a derribar el claustro medieval, a la altura de 1719 no había una planta dada para la obra, ni tampoco se habían descubierto canteras cercanas para abastecerla.12 Además, a la vez de indicar que faltaba por realizar «toda la fachada de medio día», la documentación evidenciaba que la obra de la escalera principal, situada en la panda sur, había sido comenzada, describiendo así su situación: «Saliendo afuera para subir a la portería frente de la torre albarrana ay una escalera de piedra con dos desembarques sin pretiles y pasamanos que por un lado tiene doze gradas y por otro onze y su descanso arriba losado».13 Esta descripción de una escalera en el monasterio frente a la torre albarrana de la fortaleza concuerda, en localización y descripción, con uno de los brazos de la escalera principal que se abría, precisamente, en la fachada meridional, junto a la puerta principal y prácticamente frontera a la mencionada torre que abordaremos más adelante. En cualquier caso, a partir de dicha visita pareció garantizarse un compromiso con la finalización del proyecto. Probablemente, una vez localizadas nuevas canteras, se buscaron nuevas trazas para la conclusión de la última fachada, con su escalera y el claustro, y es posible que después de esa visita, a partir de 1720 y antes de 1735 —fecha de finalización de la portada de acceso—, un maestro arquitecto, conocedor de la edificación coetánea del entorno de Madrid, hubiera dado las trazas para poder proseguir y concluir la obra a manos de maestros locales. Aunque no contamos con demasiados datos documentales al respecto, creemos que la fábrica debió gozar de un importante impulso económico y constructivo durante esos años, ya que entre 1724 y 1727 se detectan pagos a peones que llegaron a la obra para ayudar a los bueyeros y carreteros a cargar la piedra que se había traído para las obras del convento.14 En diciembre de 1734, un año antes de la finalización de la portada principal, los visitadores Francisco Navarro de Isla y Bernabé de Chaves reseñaron los materiales que se habían dispuestos en el monasterio para la conclusión del cuarto nuevo y, junto al canónigo y obrero Juan Mexía, confirmaron los trabajos que se habían realizado en ese trienio y la gran cantidad de elementos, especialmente piedra, en espera de ser colocados en la obra.15
12
13
«Y de esta fachada no están corrientes los quartos vajos y falta de hacer toda la fachada de medio día y todos los claustros altos y vajos con cuya falta están los tránsitos sobre pies derechos de madera y sobre tapias de poca seguridad y lo que podrá costar perfeccionar esta obra no puede liquidarse así por no haver planta, como por no haver canteras descubiertas, que en la mayor o menor distancia de este material tendrá más o menos costa. Y porque para hacerse es necesario demoler la antigua y allanar el terreno en que se consumirá mucho tiempo. Y en la fachada de oriente por ser más profundos los cimientos que la altura de la obra se tardó en hacer más de quarenta años», AHN, OM, L. 1128c, fol. 555r. Visita al monasterio de Uclés, 1719-1720. Casado Sánchez, 2002, p. 22.
14
AHN, OM, AHT, leg. 74110. Cuentas tomadas al prior Juan Francisco Herrero de Guzmán. Año de 1727, fol. 99v.
15
«Con asistencia de don Juan Mexía canónigo obrero pasamos a reconocer las prevenciones y materiales que ai para la obra del cuarto nuevo y en que se a distribuido las cantidades que consta en cuentas y nos informo todo lo obrado en este trienio y dijo que la piedra de sillería que estaba labrada a el pie de la obra eran 400 varas y casi 3000 las que estaban sin labrar en dicho lugar y otras 3000 varas sacadas y desvastadas en la cantera y que tanbién avía cerca de 5000 fanegas de cal mezclada y ciento y cuarenta docenas de tablas de ripia, quinientos tirantes 20 docenas de tablas portaleñas de a cuatro y de a tres varas para conponer el capitel, más veinticinco docenas de chillas más mil y cuatrocentos cuartones de a veinte pies», AHN, OM, AHT, leg. 7055, n.º 23, fol. 18v. Visita secreta 1734.
La fachada principal 257
La fachada principal La fachada meridional del monasterio era el lugar más cercano a la fortaleza y acceso tradicional al monasterio desde la antigua iglesia medieval. Una vez derruida esta, y llegado el momento de cerrar el monasterio con la construcción de esta última panda, se dio singular importancia a la concepción de la fachada como verdadera carta de presentación del conjunto. En ella se planteaba el nuevo acceso monumental al monasterio, tanto desde la villa como desde la cara norte del cerro, mediante la disposición de una plaza en su delantera. Como hemos apuntado antes, es probable que la panda meridional hubiera empezado a construirse con anterioridad a la llegada de los visitadores de 1719, cuando se hablaba ya de una escalera en esa zona. Pensamos que para entonces ya estaba definido el basamento de la fachada, un frontis que, sin embargo, se vio modificado con la llegada de un nuevo proyecto, tal y como lo evidencia un análisis visual del estado que presenta en la actualidad. La alteración del proyecto que sugerimos puede verse plasmada en los propios muros construidos al exterior y, concretamente, en el ángulo suroeste del conjunto. Mientras los cuartos de poniente se habían dividido en tres niveles de ventanas al exterior, con un entresuelo entre el primer y el segundo piso, en la nueva panda se optaba por simplificar la distribución y la apariencia externa con cuatro pisos de igual altura y composición. Ello suponía romper con la esquina ya edificada, en la que a las ventanas del segundo piso se las había dotado de frontones con ánimo de resaltar la fachada principal del convento, dándole, de alguna forma, el aire propio de la arquitectura civil. Para no desmontar lo ya construido, la modificación del alzado intentó ser lo menos intrusiva posible, repitiendo la decoración con frontones solo en el otro extremo de la fachada, en el ángulo sureste, y modificando las líneas que recorrían verticalmente el conjunto, como puede apreciarse en la zona de engarce entre la nueva fábrica y la anterior (véase fig. 2a y b). Otro de los elementos que nos sitúan en ese momento de cambio en el proyecto es la distinta calidad de la piedra empleada a partir de entonces, como consecuencia de la extracción en una cantera nueva. La nueva fachada diociochesca mantiene, con pequeñas alteraciones, la concepción de un frente ordenado mediante verticales y horizontales, en la que destacan la multiplicidad de grandes vanos en los dos primeros niveles enrejados, mientras que en el tercero y el cuarto lo hacen a modo de balcones en saledizo, sobre ménsulas esculpidas imitando formas rocosas. Dentro de este orden, en el eje central de la fachada —lugar de mayor significación— se abre la grandilocuente portada, inicialmente atribuida a Churriguera y más tarde a Pedro de Ribera, o a «algún seguidor de su estilística», según han referido algunos autores.16
16
El marqués de Lozoya, aunque no se refiere directamente a la portada de Uclés en su texto, incluye su imagen en el capítulo dedicado a las obras de Pedro de Ribera; véase Marqués de Lozoya. Historia del Arte Hispánico, vol. IV, Barcelona-Buenos Aires, Aalvat editores, 1945, p. 178. Sobre la atribución George Kubler opinaba: «La más reciente adición a esta lista de atribuciones [a Pedro de Ribera] es la entrada del claustro, en el monasterio de la Orden de Santiago, en Uclés (Cuenca) construida en 1735. Es un “pastiche” de la portada del Hospicio, con trabajados estípites,
imitación textil y de orfebrería, lunetos ovales y una composición a modo de retablo rompiendo a través de la cornisa de la cubierta. Los sesgados estípites del segundo piso sugieren, como otros detalles, la mano de un seguidor de Ribera, mejor que la de este»; véase Kubler, 1957, p. 181. Matilde Verdú descarta que se trate de una obra de Pedro de Ribera a partir de un análisis que tiene en cuenta aspectos como la tosquedad de algunos elementos y la torpe disposición de otros; véase Verdú Ruiz, Matilde. El arquitecto Pedro de Ribera (1681-1742), Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1998, p. 198.
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Figura 2a y b Fachada meridional del convento, en la que se observa un cambio de proyecto en los alzados con respecto a lo construido en la panda occidental.
La portada de acceso meridional. Una interpretación simbólica 259
Figura 3 Portada meridional del convento de Uclés finalizada en 1735.
La portada de acceso meridional. Una interpretación simbólica Sin duda, el elemento que más llama la atención de la nueva fachada es su portada de ingreso, la cual se corresponde con lo que podríamos llamar una portada-retablo de estructura piramidal, especialmente a partir del segundo cuerpo, que engarza progresivamente el acceso, el balcón principal, que sobresale ostentosamente, y las insignias de la orden. En la parte baja se ordena mediante cuatro pilastras acanaladas, quizá herederas, en su basamento, del proyecto de principios del siglo xviii. Conforme subimos en altura, se desarrolla un muro profusamente decorado en el que llama la atención la manera en la que se dan cita toda una serie de elementos y soportes alejados de la tectónica ortodoxa clásica, con multitud de componentes quebrados en movimientos recto-curvo que, como ya ha sido señalado por otros autores, deben ponerse en relación con los desarrollados en ese momento en los palacios de la villa de Madrid. La portada fue finalizada en 1735 (véase fig. 3), tal y como se indica en una inscripción colocada en un escudo en la parte derecha del vano de acceso. Por los datos que hoy manejamos, y a pesar de que no responde a la calidad de otras creaciones del madrileño, no queremos descartar la hipótesis de que en su diseño pueda estar la mano de Pedro de
260 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Ribera o de su círculo. Hoy sabemos que Pedro de Ribera visitó la ciudad de Cuenca en 1726,17 unas fechas que concuerdan con la construcción en este sector del monasterio de Uclés. Su presencia en territorio conquense fue motivada por la necesidad de examinar las maderas que debían ser enviadas para obras de la corte, pero, dado su prestigio, fue solicitado por el cabildo catedralicio de la capital del Júcar para examinar los proyectos que se habían presentado para la renovación de la fachada de la catedral. Apuntamos este dato porque consideramos que no sería descabellado pensar que, en su viaje desde la corte a Cuenca, Ribera hubiera podido desplazarse hasta el convento de Uclés, distante apenas quince kilómetros del camino principal que unía esta ciudad con Madrid. Si Ribera estuvo en Uclés, su trabajo se basó en realizar un diseño para el acceso de la fachada principal y, posiblemente, del zaguán y el claustro, dejando la construcción en manos de maestros de obras y escultores locales, lo que explicaría la falta de calidad y volumen de la portada en comparación con los modelos madrileños. Aunque nos movemos en el terreno de la hipótesis, cabe recordar que Ribera pudo haber entrado en contacto con la orden militar y con la obra a través de la nobleza santiaguista, para la que pudo trabajar en encargos como el de la portada del palacio del marqués de Perales en Madrid, personaje perteneciente a esa institución. Si comparamos la fachada de Uclés con otros ejemplos madrileños, advertimos que la primera, como ya señalara Kubler, recoge una serie de elementos decorativos comunes a la obra riberiana. Sin embargo, la utilización de estípites enjoyados y girnaldas de frutas, el uso de entablamentos sostenidos por ménsulas de gran volumen o la incorporación de óvalos, bocelones, mascarones, cabezas infantiles, etc. son elementos que en Uclés no llegan a la maestría técnica del corte de la piedra ni al volumen y la cuidada composición de los modelos de Madrid (véase fig. 4). En cualquier caso, la composición de la fachada en sí misma, con la portada en el centro, puede también ponerse en relación con otros ejemplos madrileños como el Cuartel de Guardias de Corps, con ventanas y molduras que recorren el muro horizontalmente, interrumpida en su centro por el monumental acceso, todo ello pensado en función de la existencia de una plaza delantera que permitiera su correcta visualización. Como era de esperar, la exuberancia de la portada en lo ornamental, y del patio del claustro que después veremos, fue ásperamente criticada por Antonio Ponz.18 El filtro academicista que aplicaba el abate en sus dictámenes, no le permitió ver que lo que mostraba el frontis de Uclés era, una vez más, la conexión arquitectónica que se establecía entre el arte del Madrid de la época y la sede de los santiaguistas, dos espacios relativamente alejados en lo geográfico, pero no en lo simbólico y arquitectónico. En concreto, la vinculación no era tanto con la arquitectura emanada directamente de la corte, sino de aquella que ha venido llamandose «arquitectura castiza» y que entroncaba directamente con la promovida por la alta nobleza de la capital. Solo así se explica la presencia de una portada de estas características en el área geográfica en la que se encuentra el monasterio de Uclés, donde no encontramos otros ejemplos de arquitectura similar, aplicada además, en este caso, a un edificio religioso. Por otro lado, la portada de Uclés no es una mera exaltación de lo decorativo mediante el volumen y lo teatral de su labor escultórica. En nuestra opinión, puede verse en ella,
17
Torralba Mesas, 2013, pp. 168-173.
18
Ponz Piquer, 1777, p. 569.
La portada de acceso meridional. Una interpretación simbólica 261
Figura 4 A la izquierda portada del palacio del marqués de Perales y detalle. A la derecha portada del antiguo hospicio de Madrid y detalle.
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Figura 5 Remate de la portada sur.
además, una síntesis de toda la serie de elementos que participan de la retórica de la Orden de Santiago y su sentido religioso-espiritual —cruces, armas, angelotes tocando tambores de guerra, etc.—, especialmente en su coronamiento, con una representación de soldados santiaguistas prestos a servir al rey y maestre como máximo poder de la orden, representado a través de la cruz maestral con cinco veneras y coronada sobre la que brilla el sol. Sobre este, y a modo de remate, se encuentra la escultura de medio cuerpo de un caballero barbado, sosteniendo una cruz con extremos flordeliseados y una espada, sobre la inscripción «caput ordinis» (véase fig. 5). En nuestra opinión, existe una correspondencia entre lo representado en esta portada y la estampa realizada por Matías de Irala para ilustrar la primera página de la Vida del venerable fundador de la orden de Santiago de José López Agurleta, monje agustino del monasterio de Uclés, obra publicada en Madrid en 1731 (véase fig. 6a y b).19 Agurleta, además de canónigo de Uclés y su lector de teología, había sido alumno del Colegio del Rey en Salamanca, archivero de la orden y examinador sinodial del priorato de Uclés, cargos que le permitieron desarrollar una faceta histórico-literaria sobre los orígenes de la institución santiaguista.20 19
Matías de Irala fue un religioso perteneciente a la Orden de los Mínimos, residente en el convento madrileño de La Victoria. Autor de numerosos grabados, en 1739 publicó su Método sucinto i compendioso de cinco simetrías apropiadas a los cinco Órdenes de Arquitectura, calificado por el padre Ceballos como «la más barroca» de las cartillas de arquitectura dieciochescas españolas; véase Rodriguez G. de Ceballos, Alfonso. 1992, p. 50.
20 Sobre la producción de Agurleta, véase Porras Arboledas, Pedro Andrés. «El origen del Real Consejo de Órdenes de José López Agurleta», Cuadernos de Historia del derecho, 16 (2009), pp. 278-279.
La portada de acceso meridional. Una interpretación simbólica 263
La citada estampa representa, en primer término, al primer maestre de la orden, Pedro Fernández, como vencedor en una batalla, portando la cruz maestral de cuatro brazos de igual longitud y extremos flordelisados y alzando su espada sobre una suerte de panoplia con estandartes, armaduras y tambores. Al fondo, los caballeros santiaguistas, sobre los restos de armaduras árabes, levantan el estandarte del apóstol Santiago como guerrero a caballo, una clara alusión a la enseña medieval que conservaba el monasterio, llamada «pendón romano» y que aparece ya representada en el imaginario de la orden desde las miniaturas del Tumbo Menor de Castilla (véase fig. 1 del capítulo 1).21 Pedro Fernández, cubierto por los rayos del sol, sostiene un báculo en el que puede leerse «fidelium redemptio», mientras sujeta una espada en alto con el lema «fidei defensio». Estas dos inscripciones son explicadas en el libro de Agurleta, en el capítulo dedicado a las virtudes del fundador Pedro Fernández, como las obras de caridad para la defensa de la fe cristiana y la redención de los fieles.22 Esta composición tiene un asombroso paralelismo con el busto del personaje que corona la portada, que sostiene en sus manos los mismos objetos metálicos con sus inscripciones. Si trasponemos el sentido de la cubierta del libro de Agurleta a la fachada, podemos interpretar que el personaje que la remata, con la imagen creada por Irala para representar la figura de Pedro Fernández, primer maestre de la orden, puede asimilarse, de alguna manera, con la propia imagen de Santiago con la espada en alto. La falta de nimbo de este personaje y su paralelismo con la estampa nos permiten imaginar una portada en la que se da lugar a la exaltación de la figura del maestre y, por ende, del rey, estableciendo una continuidad histórica entre un pasado medieval originario y su presente. Si fue la imagen proyectada para Uclés la que influyó en la estampa o al contrario es algo que no podemos determinar, si bien las fechas en las que ambas obras fueron realizadas parecen hablarnos de una conexión conceptual y compositiva. Por otra parte, queremos subrayar la conexión de esta portada con otros trabajos realizados por Matías de Irala. Dentro del libro sobre la vida del venerable fundador de la Orden de Santiago incluyó una segunda estampa, en la que se representa el árbol genealógico de Pedro Fernández y sus conexiones con personajes como santo Domingo o el rey san Fernando (véase fig. 6a y b). Irala fue también ilustrador de obras como el Defensorio de la religiosidad de los cavalleros militares…, de la orden de Calatrava, escrito por Íñigo de la Cruz Manrique de Lara y publicado en 1731, sin que podamos olvidar que también a su mano se debe la cartilla de arquitectura Método sucinto i compendioso de cinco simetrías apropiadas a los cinco órdenes de Arquitectura, como repertorio formal y ornamental que trataba de abarcar las formas que pudieran ser útiles a un artífice en materia de vocabulario visual.23 Esta obra aportaba una gran cantidad de recursos ornamentales imbuidos de las tendencias decorativas de la época y pudo servir para los artífices como muestrario del que tomar plantillas para sus propios trabajos. De hecho,
21
Diego de la Mota describe el pendón y relata cómo fue bendecido en 1376, en el monasterio de San Víctor de Marsella, por Gregorio XI; véase De la Mota Belmonte, 1599, pp. 95-96.
22
«Pudiérase pensar que el cielo le embió al mundo esculpidas en su diestra estas letras: fidei defensio, y en su siniestra estas: fidei redemptio»; véase López Agurleta, 1731, p. 280.
23
Bonet Correa, Antonio. Vida y obra de Fray Matías de Irala, grabador y tratadista español del siglo xviii, Madrid, Turner, 1979, p. 27.
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Figura 6a y b Estampas procedentes de la Vida del Venerable fundador de la Orden de Santiago... de Joseph López Agurleta, a partir de diseños de Mathias de Irala. A la izquierda cubierta del libro; a la derecha «Árbol genealógico» de Pedro Fernández, sin. fol.
es posible vincular elementos de la portada de Uclés con algunas de las propuestas decorativas del grabador, con un abundante repertorio de elementos relacionados con aspectos militares. En su estudio sobre Irala y en relación con la estampa que realizó de san Raimundo de Fitero para los calatravos, Bonet Correa señaló cómo Felipe V había fomentado la exaltación de los valores castrenses hispánicos. Según este autor, durante el siglo xviii, mediante el apoyo oficial, los Borbones querían fundamentar el absolutismo en bases que pudiesen justificar el incremento del poder militar y estatal del rey.24 Por todos estos motivos, podemos pensar que la portada de Uclés es una exaltación de la propia orden y su historia, a partir del héroe religioso que suponía la figura de Pedro Fernández como primer maestre de la orden ya administrada por la nueva dinastía. Sirva como contrapunto a esta interpretación sobre la exaltación diociochesca de la historia de la orden lo que ocurrió en San Marcos de León en torno a 1714, con la incorporación a su fachada principal inconclusa de una serie de medallones representando a los maestres históricos de la orden, comenzando con Pedro Fernández y finalizando con Felipe V.25 De esta forma, en Uclés se establece un eje vertical en el que se representan: a la cabeza el fundador de la orden y primer maestre, e inmediantamente debajo, la cruz maestral coronada en alusión al propio rey, al que sirven los soldados situados a los extremos 24 Ibidem, p. 40
25
Campos Sánchez-Bordona, 1993, p. 265.
La portada de acceso meridional. Una interpretación simbólica 265
Figura 7a y b A la izquierda, estampa reproducida en Avilés, José de (marqués de Avilés). Ciencia heroyca, reducida a las leyes heráldicas del blasón, Barcelona, Imprenta de Juan Piferrer, 1725, t. 2, p. 160; a la derecha, esculturas de la fachada de Uclés.
como grupo corporativo, representados en la cruz con forma de espada sobre la puerta de acceso. Por último, y para ahondar en este aspecto, no queremos dejar de señalar la vinculación formal que existe entre la composición de esta fachada y el diseño del escudo completo de Felipe V, con las telas del baldaquino que se abren para exponer el escudo del monarca, todo ello coronado con un león portando el orbe y la espada bajo el sol, sobre el nombre de Santiago, en alusión al grito de la conquista medieval a los musulmanes (véase fig. 7a y b).26 En conjunto, a pesar del volumen y la carga decorativa de la fachada sur y frente al aspecto irregular que presentaban el trazado urbano de la villa o los restos de la antigua fortaleza, el monasterio de Uclés se mostraba mediante este último frente de fachada como referente visual del paisaje, al que quedaban subordinados el resto de
26 La vinculación del apóstol Santiago fue recurrentemente utilizada por Felipe V con la intención de mantener una idea de identidad hispánica y de continuidad dinástica. En el programa decorativo del Palacio Real de Madrid, el padre Sarmiento proyectó una escultura de Santiago Matamoros como coronación de la cúpula de su capilla; véase Nieto Alcaide, Víctor y García Morles, María Victoria. «Santiago y la monarquía
española: Orígenes de un mito de estado», Santiago y la monarquía de España (1504-1788). Catálogo de la exposición celebrada en el Colegio de Fonseca, Satiago de Compostela, entre el 2 de julio y el 19 de septiembre de 2004, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2004, p. 36.
266 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
edificaciones del entorno, a lo que contribuye la traza de un monasterio perfectamente regular, como cuerpo geométrico. La fachada principal se cierra a modo de telón de fondo de los espectáculos y festividades celebrados por el monasterio y, a la vez que conecta con la villa, se distingue de ella como edificio perteneciente al poder de la orden. Mediante su balcón, los religiosos y las altas dignidades que habitaban el monasterio participaban de esos festejos desde una perspectiva privilegiada, como agentes destacados de la fiesta. Una vez franqueada la puerta principal, el zaguán de acceso al claustro está concebido, de nuevo, como más propio de la arquitectura civil o militar que de la propiamente religiosa, es decir, como un gran espacio que da acceso de forma directa, sin ningún tipo de impedimento visual desde el exterior, desde la plaza hasta el interior de la clausura. En este sentido, es interesante señalar que, a pesar de tratarse de un ámbito claustral, el monasterio de Uclés fue durante la Edad Moderna un conjunto parcialmente abierto a los caballeros de la orden. Como ya indicamos anteriormente, la regla santiaguista dictaminaba un periodo de formación necesaria como forma de acceso a la caballería. Durante el tiempo de aprendizaje que se estimara necesario, los caballeros debían permanecer en Uclés, donde estudiaban la regla y hacían profesión. Durante la Edad Media existían estancias fuera de la clausura, en la zona más septentrional del conjunto, que la documentación recoge como «hospedería de los caballeros» y que se organizaba en torno a un patio con comedor, establos, cocinas, etc. Sin embargo, la construcción de la nueva iglesia del monasterio conllevó la demolición de estos espacios en los años sesenta del siglo xvi. Desde ese momento, los caballeros que acudían a hacer profesión, reclusión o penitencia fueron acogidos en hospedaje en dependencias del monasterio, teniendo que pasar, en multitud de ocasiones, al interior de la clausura, algo que, a pesar de prohibirlo la regla, era inevitable.27 Tras atravesar la puerta principal, recibe al visitante un gran zaguán con acceso directo al claustro (véase fig. 8). De forma regular dispone de un total de ocho arcos de medio punto, tres en cada lado, a excepción del que debería caer sobre la puerta de entrada, sustituido por un arco escarzano capialzado en piedra, todo ello cerrado con bóvedas de espejo realizadas en yeso, en las que se multiplican los motivos ornamentales geométricos en torno al signo de la orden. Estas yeserías, que podemos ver en otras estancias del monasterio, como las dependencias de la audiencia prioral del primer piso, la escalera principal de acceso o la escalera de la panda occidental junto a la iglesia, fueron realizadas en la segunda mitad del siglo xviii, en la misma línea que otros ejemplos pertenecientes a la arquitectura diociochesca de la cercana ciudad de Huete.
27
Alonso de Arce, caballero de la Orden de Santiago, se quejaba en 1711 del trato que había recibido durante los quince meses que estuvo en Uclés. En su escrito denunciaba que las celdas dadas a los caballeros eran indecentes, precisamente aquellas desechadas por los religiosos. Además, señalaba cómo, durante el tiempo en que López Agurleta fue subprior del convento, se introdujo la norma de no
dar a los caballeros camas, ya que su estancia debían realizarla en la fortaleza, fuera del convento, por lo que, en el caso de dormir en sus dependencias, se les cobraban, en opinión de Arce, unos precios abusivos. El escrito también relata cómo los caballeros se sentaban en el coro o en el refectorio; RAH, Colección Salazar y Castro, I-30, fols. 73r-85r.
La construcción del claustro 267
Figura 8 Zaguán de acceso al claustro desde la portada sur.
La construcción del claustro Como hemos señalado anteriormente, en marzo de 1712 se había comenzado el derribo del antiguo claustro medieval. Las tareas de desescombro y regularización del terreno fueron muy complicadas, ya que la altura del antiguo claustro estaba sobreelevado con respecto a los suelos del nuevo edificio. Esta sobreelevación obedecía a las circunstancias orográficas del propio cerro, pues se asentaba sobre la roca viva de la montaña, de tal forma que los operarios tuvieron que hacer uso de picos y pólvora para bajar el nivel.28 Durante la visita general de los años 1719-1720, los visitadores ordenaron que para concluir el conjunto se reservara de las rentas del convento el dinero que se obtuviera de las granjerías, especificando que las obras debían comenzar por el claustro. Para garantizar el cumplimiento de este dictamen, mandaron que se realizaran informes anuales sobre el avance para ser enviados al Consejo de las Órdenes Militares en el mes de octubre y que dicho órgano pudiese evaluar la progresión en las obras anualmente, en los meses de primavera y verano.29 Sabemos que, en agosto de 1730, la galería del claustro que lindaba con la iglesia ya estaba construida. Las bóvedas de este lienzo habían sido realizadas por Leandro 28 «El claustro de dicho combento es quadrado y está empezado a desmontar. Y es peña biva que se dize no bastan picos y es nezessario taladros y pólvora. Tiene de frente por qualquiera de sus quatro ángulos quarentta y ocho pasos y en la nave que mira al medio día donde se dize fue la yglesia antigua enbebido en la pared ay un sepulcro de losas
negras con escripción gótica que esta gastada de los tenporales y sobre el una efixie de alabastro de un obispo defunto dizese que dicho sepulcro es del maestre don Rodrigo Manrrique», AHN, OM, L. 1128c, fol. 23v. Visita al monasterio de Uclés, 30 de octubre de 1719; véase doc. 30 en anexo. 29 Ibidem, fols. 464v-465r.
268 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
de Ugena, un oficial muy activo en obras de albañilería de Uclés y sus aledaños. Por las actas capitulares del monasterio sabemos que la concesión de estas obras causó recelo entre los conventuales, pues consideraban que el prior Miguel Esteban Pérez no había gestionado la adjudicación de forma correcta. En concreto, se relata que el precio de las bóvedas se había ajustado, sin dar parte al Capítulo conventual, por 210 reales cada una, aportando el convento los materiales necesarios a pie de obra. En opinión de algunos religiosos, esta había sido una decisión errónea de la que se había aprovechado Ugena, ya que el trabajo fue realizado en poco tiempo. Según los conventuales, habría compensado que las bóvedas hubieran sido pagadas a jornal, tal y como al parecer había sido acordado por la comunidad con respecto a las obras del claustro.30 Desconocemos quien dirigía los trabajos en aquel momento, pero por los libros de gastos de ese trienio sabemos que en esas fechas Domingo de la Prada ejercía como maestro segundo de las obras del claustro, documentándose también un pago de 1128 reales a Manuel Gómez, vecino de Uclés, y a otros oficiales de cantería.31 En 1736, un año después de la finalización de la portada de ingreso al monasterio, las obras del claustro continuaban en manos del maestro Francisco Sota.32 En noviembre de aquel año, el maestro de la obra pidió permiso al Capítulo del convento para poder retirarse a su casa durante los meses de invierno, época en la que por las inclemencias de la estación se ralentizaban los trabajos constructivos. No obstante, el maestro señalaba la necesidad de que durante ese periodo se mantuviesen seis u ocho oficiales para labrar la piedra de los pilares del claustro,33 con el fin de poder adelantar la obra de cara a la siguiente primavera, propuesta que fue aprobada por el Capítulo en la sesión del 6 de noviembre, con una rebaja en el salario de los oficiales que quedaran en la obra, debido al menor número de horas laborables de los meses de invierno.34 En primavera las obras continuaron a buen ritmo, y el 1 de marzo de 1737 se determinó que se compraran entre seis y ocho pares de bueyes para transportar la piedra de la obra del claustro.35 Sin embargo, dos días después, en una reunión del Capítulo se trataba el escrito que el maestro de la obra, Francisco Sota, había remitido al monasterio comunicando su renuncia al cargo, al haber conseguido el nombramiento de maestro de obras de la 30 «Ygual cosa sucedió con las vóvedas del lienço nuevo que el señor prior las ajustó con Leandro Ujena maestro de yesería en 210 reales cada una según se dize quedando a cargo del convento darle los materiales, ejecutó este ajuste sin dar parte al capítulo y viendo la comunidad el corto tiempo que bastó en dichas vóvedas tuvo gran sentimiento, conociendo la gran ventaja de intereses que sacó dicho Ugena y así las avía ejecutado por jornales que es mui largo en su trabajo lo que es estilo de este convento que por no saber ni entender lo que pueden importar estas obras a diferencia de los obreros que las hacen, regularmente las an executado a jornales en cuya comprovación me pareze que quando se principió la obra del claustro resolvió la comunidad en capítulo corriese por diarios salarios», AHN, OM, AHT, L. 7054, leg 68, n.º 22, agosto de 1730, fols. 23v-24r. 31
Ibidem, fol. 69v. Agosto de 1730.
32
Desconocemos más datos sobre este artífice, si bien quizá pudiera estar relacionado con Francisco de la Sota, maestro de obras de la catedral de Astorga entre 1732 y 1737, momento en el que se
estaba llevando a cabo la reconstrucción de la fachada principal; véase Morais Vallejo, Emilio. «Pervivencia de formas góticas en la arquitectura del Barroco. El caso de León», Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, 108 (2011), pp. 195-242. 33
AHN, OM, L.1536, fol. 312v. Actas capitulares. 3 de noviembre de 1736.
34 Ibidem. 35
«Que se compren seis u ocho pares de bueyes para la obra: otrosí, dicho señor subprior propuso y dijo era necesario comprar seis ocho pares de bueyes para traer piedra para la obra si se había de proseguir y que respecto de haber probado para este ministerio los bueies de tierra de Segura y sea ganado pequeño, se havía pensado en enviar por ellos a tierra de Zamora donde era más crecido aunque más caro que el don Diego Martínez havía escrito los tenía buscados i que los havía encontrado domados por domas y sus precios eran de ochozientos reales el par y de mil reales y de cien ducados mas o menos según la calidad del ganado», AHN, OM, L. 1536, fol. 320r. Capítulo de 1 de marzo de 1737.
La construcción del claustro 269
catedral de Oviedo.36 Ante este contratiempo, el Capítulo determinó que se buscase un nuevo maestro «de crédito» en Madrid que fuera capaz de concluir la obra, ofreciendo el salario que fuese necesario, más con miras a que todo se llevara a cabo con perfección que por ahorrar gastos. En ese mismo mes se produjo el traslado del reloj del convento a la torre, probablemente a la misma en la que actualmente se encuentra.37 Como ya hemos comentado, el convento de Uclés disponía de un agente en Madrid al que se comisionó para encontrar un maestro adecuado para tomar a su cargo la finalización de las obras. Las gestiones llegaron a buen puerto y antes del 20 de abril ya había visitado las obras un nuevo maestro venido de Madrid, cuyo nombre no menciona la documentación. Este día, en sesión de Capítulo se decidía que el subprior y los consiliarios acordaran con él el dinero que se le debía pagar, bien por días o por salario anual.38 Para resolver sus dudas, el subprior escribió directamente al agente de negocios en Madrid, que habló con maestros de obras de la capital sobre la cantidad que sería conveniente pagar como salario anual al maestro, informando por carta al convento que trescientos ducados serían suficientes. El Capítulo del convento aprobó esta dotación el 22 de junio de 1737, siempre y cuando el maestro hiciera las visitas que fueran necesarias para la dirección de las obras.39 Sin embargo, es sorprendente que ante esta oferta, a 30 de junio de aquel año, dicho maestro manifestaba no aceptar tal cantidad como retribución al considerarla insuficiente, alegando que «ningún Maestro de su calasse [sic] saldría de Madrid a encargarse de obra alguna menos que con el salario de quatrocientos ducados por año».40
36
«Que se busque un maestro para la obra: y luego dicho señor subprior dijo que propuso a la comunidad viesse si gustaba se hiciesse diligencia de buscar maestro para la obra respecto de que Francisco Sota quien antes lo era, havía escrito no podía continuar con ella por haber logrado entrar por maestro de la catedral de Obiedo, y votado que fue se determinó todo el capítulo se escriviese a Madrid a persona que hablase a los Maestros de crédito para ver si alguno de ellos se quería encargar della y que siendo sujeto que la pueda desempeñar se le entrege y se le dé el salario que fuere necesario para obligarle se encarge de ella y la continúe con el arte que le corresponde, mirando antes a que quede con perfeción que a aorar de gastos», AHN, OM, L. 1536, fol. 320v. Capitulo del 3 de marzo de 1737.
39
37
«Asimismo, dicho señor subprior me entregó y mandó [...] un memorial de Matías de Langa el que leí, y en el pedía se le adelantase el salario que se le daba por el régimen de reloxero a proporción del trabajo que se le havía aumentado en haberle puesto quartos y haverle mudado a la torre de lo que se le havía seguido la precisión de haver de subir dos vezes al día para regirlo», AHN, OM, L. 1536, fol. 323v. Capítulo de 29 de marzo de 1737.
38
«Salario al Maestro de la obra que se le de el señor subprior y conv determinen: otrosí dicho señor subprior propuso a la comunidad que se le havia de dar al Maestro que havía venido de Madrid a ver la obra y qué salario se le havía de asignar si se encargava de ella, sobre que se votó y determinó por el capítulo se hiciese ajuste con él por el señor subprior y consiliarios por días o por año según huviese lugar, viendo las circunstancias en que se ponía», AHN, OM, L. 1536, fol. 324v. Capítulo de 20 de abril de 1737.
40 «En el conbento de Santiago de Uclés en treinta de junio de mil setecientos y treinta y siete estando juntos en los quartos priorales […]. Que se le den al maestro de la obra quatrocientos ducados por año: Dicho señor dijo a la comunidad havía su Mr propuesto al maestro de la Obra el salario anual de trecientos ducados por el cuidado y dirección de ella (según acordado en el capítulo en veintidós de junio de este presente año mil setecientos y treinta y siete) el qual no havía aceptado, diciendo no era suficiente y que ningún Maestro de su calasse [sic] saldría de Madrid a encargarse de obra alguna menos que con el salario de quatrocientos ducados por año que la comunidad viesse que resolvia, y haviendo votado quedo resuelto por maior parte de votos se le diesen dichos quatrocientos ducados por cada un año», AHN, OM, AHT, L. 1536, fol. 326.
«Que se den al maestro de la obra 300 ducados por cada un año: otrosí dicho señor subprior dijo a la comunidad havía escrito a Madrid al Agente para que se informase del salario anual que se podía dar al Maestro de la Obra por el trabajo y cargo de correr con ella, y que informado de los maestros de obras, había escrito que trecientos ducados por año era sufiçiente salario, y así que la comunidad viese si gustaba se le diesen dichos trecientos ducados por año, sobre que se votó y determinó por todo el capítulo se le diesen los referidos trescientos ducados cada un año todo el tiempo que dura la obra con la obligación de venir a asistir a ella las vezes que sea necessario para su buena dirección», AHN, OM, L. 1536, fol. 325v. Capítulo del 22 de junio de 1737.
270 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Ante esa exigencia, el Capítulo se vio forzado a aprobar un incremento de cien ducados anuales a los anteriormente previstos. Aunque en ningún momento se revela la identidad del maestro venido de Madrid en la documentación conservada, esta noticia nos habla de un personaje seguro de sí mismo y especialmente valorado por la comunidad, pues el monasterio no pareció dudar a la hora de concederle un salario tan elevado con tal de que acudise a Uclés.41 Por otra parte, mientras los conventuales decidían y consensuaban el salario que se le debía pagar al nuevo maestro, este se ocupó de examinar la obra y dar indicaciones sobre cómo debía continuarse. En ese tiempo realizó una propuesta para modificar la entrada de las caballerizas del convento42 y dio su opinión con respecto al claustro y a la escalera principal, entonces en construcción. Con respecto al primero, en la sesión del Capítulo de 22 de junio de 1737 se recogían las apreciaciones siguientes: Que se hagan los segundos cuerpos de los lienzos del claustro principiados según corresponde a los primeros: Así mismo dicho señor dijo a la comunidad que respecto de no ser el segundo cuerpo del lienzo del claustro que estaba echo correspondiente al primero (según los maestros decían) que viese la comunidad si los dos lienzos que estaban principiados se habían de continuar a correspondencia del que estaba echo o segund correspondía a la obra, sobre que se votó y determinó por maior parte de votos se hiciesen dichos dos lienzos principiados según correspondía a la obra y principios que tenían a disposición del maestro, y que no se siguiese el modelo del lienzo ia executado para que no quedase todo el claustro con las imperfeciones que en él havia, las que en adelante se podrán enmendar con menos dificultad estando en un lienzo solo que si estubiesen en todos quatro.43
Este apunte parece indicar que el nuevo maestro había detectado que el segundo nivel del lienzo del claustro realizado al norte junto a la iglesia no se correspondía con la parte baja del mismo. Se planteaba entonces la posibilidad de enmendar el error en los dos nuevos lienzos que se estaban construyendo o de mantener la misma disposición que tenía el ya realizado, decantándose el convento por la primera opción. La parte baja del claustro se había planteado como una sucesión de altos arcos entre pilares sobre pedestales con pilastras en sus frentes. Esta arquería del patio de Uclés remite, de alguna forma, a un orden rústico, mediante elementos decorativos a base de placas geométricas en su dovelaje y la inclusión de enjutas y claves de toscos y volumétricos elementos decorativos que aluden a la orden militar (véase fig. 12). En
41
Sobre el mencionado salario de cuatrocientos ducados, cabe recordar aquí que, tanto en ese momento cómo en 1702, la plaza de maestro mayor de obras reales tenía asignada esa misma cantidad como salario anual; véase Blasco Esquivias, Beatriz. «Teodoro Ardemans y su entorno en el cambio de siglo (1661-1726). Aspectos de la arquitectura y el urbanismo madrileños de Felipe II a Carlos III», 2 vols., tesis doctoral inédita dirigida por el Dr. A. Bonet Correa, Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia, Departamento de Historia del arte, Madrid, vol. I, 1991, p. 449.
42 «Que se mude la puerta de la quadra a otro lado: Asimismo dicho señor subprior dijo a la Comunidad si le parecía se mudase la entrada de la caballeriza al lado de poniente por estar la que tenía mui penosa para las mulas y en disposición que se tenia se desgraciasen algunas al tiempo de salir por lo pendiente y penosa que estaba y por quitar asimismo la indecencia que causaba en la entrada del conbento, su inmediación a causa del estiércol que de ordinario suele haber. Sobre que se votó y determinó por todo el capítulo se hiciese según la propuesta y disposición del Maestro de la obra y este estado su Merced el señor subprior levantó el capítulo con el phalmo y oraciones acostumbradas», AHN, OM, L. 1536, fol. 325v. Capítulo del 22 de junio de 1737. 43 Ibidem, fol. 325.
La construcción del claustro 271
el segundo nivel, en cambio, se optaba por un sentido arquitectónico más estilizado, mediante la inclusión de finas columnas adosadas sobre altos plintos —en una correspondencia de proporciones desajustada—, abriéndose vanos cuadrados a modo de balconadas enrejadas en saledizo, sobre los cuales se marcaban fingidos arcos de medio punto sobre pilastras meramente ornamentales. La diferencia más destacable de la panda del claustro junto a la iglesia con respecto a las otras tres afecta precisamente a esta zona y a su carga decorativa. Mientras que esta primera panda está bastante desornamentada, las otras tres, aquellas que al parecer se realizaron en correspondencia con el cuerpo bajo, aparecen recargadas de una serie de elementos decorativos que nos remiten de nuevo al ámbito de la arquitectura de Madrid. En efecto, en las otras tres pandas puede apreciarse que las jambas de las puertas se decoran con bocelones mucho más volumétricos, en los que se insertan elementos decorativos en forma de joyas aplicadas, mientras que sobre los arcos se incluyen elementos decorativos que, de nuevo, nos ponen en la órbita de Pedro de Ribera, con el uso de frentes avolutados hacia el interior y rematados en una especie de frontón curvo, como los empleados en la iglesia de Santa María de Monserrat en Madrid, en el hospicio (véase fig. 11a, b y c), e incluso en la puerta de San Vicente de la capital. Sobre la composición de un frente abalconado con vanos rectangulares bajo arcos, el referente coetáneo lo podemos encontrar, salvando las distancias, en el dibujo que acompañaba la propuesta de Pedro de Ribera para el nuevo Palacio Real de Madrid (véanse figs. 1, inicio de capítulo, y 10). El último de los elementos que componen el claustro que nos remite a estos referentes madrileños es el brocal del aljibe a modo de hornacina que recuerda, en cierta manera, a las del puente de Toledo de la capital (véase fig. 9). A juzgar por lo descrito, parece que se siguió lo acordado en el Capítulo, de modo que el claustro siguió modificándose en el segundo nivel de las restantes tres pandas, cargadas de mayor profusión decorativa. A partir de entonces y durante los siguientes años, los esfuerzos económicos más importantes que realizó el monasterio siguieron estando enfocados a la conclusión del claustro, de hecho, todavía a la altura de 1742 se hicieron contratos para sacar piedra de las canteras44 y traer madera.45 No podemos documentar si el arquitecto venido de Madrid permaneció durante los siguientes años en el cargo de maestro mayor de obras de Uclés. En cualquier caso, a partir de un pleito entre el Concejo de la Villa de Uclés y el convento sobre la reparación de una fuente, sabemos que un hasta ahora desconocido Francisco de la Prada Díez —quizá hermano o familiar del anteriormente mencionado Domingo de la Prada— se calificaba como maestro de obras y cantería «a cuio cargo está de presente la fávrica del claustro del conbento de Santiago de esta villa», en 1744.46
44 AMU, Protocolos Notariales, L. 64, fol. 1r. 45 Ibidem, fol. 74r. 46 AHN, OM, AHT, leg. 64320, fol. 94r: «Certificó a los señores que el presente vieren que la firma y letra del pliego […] en que dize Francisco de la Prada Díez, es propia del susodicho que la que aconstumbra poner en sus escritos, el qual es maestro de obras de cantería y acuio cargo esta
de presente la fávrica del claustro del conbento de Santiago de esta villa en cuia virtud le he visto mandar a los demás maestros y dar dirección de dicha obra, e la certificación que la acompaña dada en 29 de septiembre de este año por Julián Justo», 7 de octubre de 1744. Francisco de la Prada fue convocado, junto al maestro alarife y fontanero Julián Justo, vecino de Uclés, para comparecer como expertos.
272 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Figura 9 Brocal del aljibe.
La construcción del claustro 273
Figura 10 Alzado presentado por Pedro de Ribera para el Palacio Real de Madrid. AGP, Planos, Mapas y dibujos, n.º 83.
274 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Figura 11a, b y c Detalles de frentes avolutados hacia el interior de Pedro de Ribera. Arriba, monasterio de Uclés; en el centro, portada del antiguo hospicio de Madrid; abajo, fachada de la iglesia de Monserrat, Madrid.
La construcción del claustro 275
Figura 12 Detalle decorativo del claustro.
Figura 13 Galería del claustro bajo.
276 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
La escalera principal El proyecto de la fachada sur debió contemplar desde el principio la construcción de una gran escalera principal desde el claustro bajo hasta el primer piso. Como hemos dicho anteriormente, los visitadores describieron, en 1719, una escalera de piedra con dos «desembarques» o descansillos y diez u once peldaños por tramo, lo que nos hace pensar que la escalera actual estaba comenzada. Sin embargo, la escalera de 1719 debía ser de un único brazo, y no de dos como la vemos actualmente. También sobre ella dio su parecer el nuevo maestro de obras venido de Madrid, cuando hacia el 22 de junio de 1737 se presentó una segunda propuesta ante el Capítulo del convento: Y luego el dicho señor subprior dijo y propuso a la comunidad que el maestro de la obra decía era necesario hacer la escalera principal del claustro de dos ramales, si havía de ser correspondiente a la fábrica de la obra i a lo que su sitio permitía, para cuio efecto era necessario abrir otro segundo arco correspondiente a el que estaba executado para el desembarco della al claustro alto, sobre que se votó y determinó por maior parte de votos se hiciese la escalera como el Maestro la tenía trazada, rompiendo el segundo arco necesario para su ejecución, y haciendo todo lo demás necesario (según su dictamen) para su ermosura y perfeción.47
En opinión del maestro, era necesario que la escalera principal del convento fuera de dos ramales y no de uno, de tal forma que debía abrirse un segundo arco en el claustro alto, en correspondencia con el que ya estaba construido. Según este maestro, el espacio en el que se encontraba la escalera permitía desarrollar esta opción, que consideraba la mejor solución para una fábrica como la del convento de Uclés, dando para ello una nueva traza que deducimos pudieron ver los conventuales antes de aprobarla. Durante los siglos xvii y xviii, algunos tratadistas ya habían llamado la atención sobre la importancia que una escalera tenía en el conjunto de un edificio singular.48 En el siglo xviii, Tomás Vicente Tosca afirmaba: «Son las escaleras partes muy principales de un edificio y por consiguiente debe poner el Arquitecto especial cuidado en su disposición; porque siendo lo primero que dentro de la fábrica se ofrece a los ojos, sería gran descrédito de la obra encontrasen estos tan prestos cosas que reprehender».49 El tipo de escalera de dos ramales o imperial estaba considerado en nuestro país vinculado generalmente a los círculos cortesanos. Por tanto, en el ámbito monacal no era tan común como en los alcázares o palacios, si bien podemos encontrar ejemplos como la de El Escorial o la San Miguel de los Reyes de Valencia, cumpliendo como en Uclés la función de escalera principal claustral. En este punto, nos encontramos en un momento arquitectónico en el que se valoraban especialmente los efectos espaciales creados a partir de las escaleras, y que en el panorama español había tenido su mejor reflejo en la escalera
47
AHN, OM, L. 1536, fol. 325r, 22 de junio de 1737.
48 Fray Lorenzo de San Nicolás afirmaba sobre la escalera: «Y en esta parte es donde mas conviene que el Artífice vaya con maduro juicio, pues una escalera bien fundada hermosea un edificio. Y ante todas las cosas, la escalera ha de ser muy clara y ha de estar en lugar patente y a la vista de todos. No ha de ser la escalera de un tiro, sino que lleve messas; porque demás de servir de descanso para la persona que sube, sirve también para detenerla, si acaso cae al subir o baxar por ella»; véase San Nicolás, 1796, p. 117.
49 Tosca, Tomás Vicente. Tratado de la montea y cortes de cantería. Segunda impression. Corregida y enmendada de muchos yerros de impresión, y laminas, como lo verá el curioso, Madrid, Imprenta de Antonio Marín, 1727.
La escalera principal 277
imperial trazada por Filippo Juvarra para el Palacio Real de Madrid, que posteriormente fue llevada a cabo por Saccheti. Añadiéndole un brazo, la escalera de Uclés cobraba un nuevo valor de solemnidad y representatividad de valores esceanográficos muy similares a las que el propio Juvarra había aplicado a la «scala delle Forbici» en el Palacio Real de Turín hacia 1721. Añadir un segundo ramal a la caja de escalera implicó un cambio importante en la marcha de las obras, provocando alteraciones que aún hoy son perceptibles tanto al exterior como al interior del espacio que debía albergarla. Todo parece indicar que el tramo ya comenzado era el del ramal norte, ya que en esa dirección se dirige el esviaje del arco de acceso desde el claustro en el piso bajo y, a la vez, es la que mayor regularidad presenta en la disposición de las ventanas con respecto a la fachada principal. Así, puede comprobarse que tanto desde el interior como desde el exterior del lienzo de pared se aprecia cómo las ventanas del lado más occidental quedan exageradamente desplazadas con respecto al centro. La modificación en la traza de la escalera se produjo una vez levantado el primer nivel de la fachada, de tal forma que, con la finalidad de que la escalera pudiera estar iluminada al interior por ambos ramales, a partir del segundo nivel se desplazaron los vanos hacia el oriente. Además, para evitar la sensación óptica de irregularidad en el exterior de la fachada, el siguiente nivel quedó también desplazado, aunque en menor medida, creando un ritmo de ajuste progresivo conforme avanzaba la fachada (véanse figs. 19 y 20). Siguiendo con las irregularidades provocadas por la ampliación de la escalera y su conversión a una de tipo imperial, llama la atención la no correspondencia entre los dos vanos de acceso que comunicaban ambos brazos con el piso. En el acceso más oriental al piso alto se eligió un tipo de solución muy poco frecuente, consistente en un capialzado esviado con un arco de medio punto como directriz, en el que el dintel se remataba en ambos extremos con impostas ligeramente redondeadas, de modo que, además de evitar la arista de la esquina, resolvían satisfactoriamente la transición hacia los salmeres, un recurso poco habitual en la práctica constructiva en opinión de García Baño.50 Si pensamos que el vano más oriental, en forma de arco adintelado, ya estaba labrado a la llegada de este nuevo maestro, la elección de una abertura distinta para el lado occidental es extraña. Se trata de una decenda de cava en esviaje que resuelve la embocadura recayente en la escalera mediante un arco rebajado.51 En cualquier caso, sobre esta escalera destaca la variedad de elementos estereotómicos en forma de esviajes y decendas de cava aplicadas a arcos de medio punto y adintelados. La escalera diociochesca de Uclés da buena muestra de la vigencia de los saberes estereotómicos por parte de maestros de obra destacados, puesto que, además de los dos arcos de la primera planta, también se realizó en esviaje el arco de acceso que comunicaba el claustro con la planta baja. De esta forma, la escalera inicialmente prevista de un solo ramal se mostraba,
50 García Baño, Ricardo. El manuscrito de cantería Ms. 12686 de la Biblioteca Nacional de España, tesis doctoral dirigida por el profesor José Calvo López, Universidad Politécnica de Cartagena, Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Edificiación, 2017, pp. 374-376. No obstante, el autor considera esta solución perteneciente al segundo cuarto del siglo xvi, algo que descartamos.
51
Ibidem, p. 310; si bien el autor atribuye este arco a la fábrica quinientista.
278 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Figura 14 Arco de acceso a la escalera principal desde el claustro bajo.
desde el claustro, con un efecto teatral que permitía apreciarla desde una perspectiva en ángulo, a la vez que cuando se salía desde la escalera al claustro se orientaba la mirada hacia el centro focal del brocal del aljibe (véase fig. 14). Sobre la importancia de este tipo de alardes estereotómicos sirvan como ejemplo las oposiciones a cargos de maestrías mayores de finales del xvii, en las que los pretendientes hacían valer su conocimiento del arte del corte de la piedra como mérito imprescindible. José Jiménez Donoso —autor de un libro sobre trazas de cortes de montea hoy perdido y candidato al cargo de maestro mayor de obras reales— afirmaba en 1685 que los cortes, trazas y monteas de cantería eran «la materia más dificultosa que se ofrece en las fábricas y lo que deben saber los maestros mayores, por ser la cantería de lo que se han fabricado todas las obras más insignes».52 La escalera debía estar totalmente concluida el 13 de mayo de 1792, cuando los arquitectos Antonio García y Juan Pérez hicieron marcos para la realización de las vidrieras de las ventanas de la escalera principal.53 El autor de la construcción de elementos tan importantes del monasterio, como la portada, el claustro y la escalera principal, es todavía desconocido para nosotros, 52
Ahondan en esta idea el resto de opositores al cargo de maestro mayor de obras reales de 1685. En el memorial de oposición, el candidato Pedro de Ávila Cenicientos se compromete a entregar «seis modelos de cortes de cantería de los más selectos, como son un cielo raso, un capialzado, un arco a dintel por esquina, un arco de viaje y contraviaje, un arco de bajada de escalera y una vuelta por tranquil»; véase Marías Franco, Fernando.
«Elocuencia y laconismo: La arquitectura barroca española y sus historias», Figuras e imágenes del Barroco. Estudios sobre el barroco español y sobre la obra de Alonso Cano, Madrid, Fundación Argentaria, 1999, p. 93. 53
AHDC, Libro 200-B, fol. 2v. Libro de mayordomía de obras del trienio del señor don Juan Antonio Tamayo 1791-1806. Cuentas de obras de carpintería.
La escalera principal 279
Figura 15 Escalera principal del monasterio de Uclés; arcos de acceso al claustro alto. Figura 16 Escalera principal del monasterio de Uclés.
280 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Figura 17 Esquema del segundo piso del monasterio de Uclés según el arquitecto Rubén Vila. Figura 18 Acceso a la escalera principal, desde el primer nivel del claustro, mediante una decenda de cava con jambas en esviaje.
La escalera principal 281
Figura 19 Espacio al interior de la escalera principal del monasterio de Uclés. Figura 20 Fachada sur del monasterio de Uclés, con el desajuste de vanos correspondiente con la escalera de doble tiro.
282 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
si bien, a la vista de las modificaciones que estableció con respecto a la obra, a la alta consideración que de sí mismo tenía y a su apreciación sobre el salario que debía percibir, no podemos descartar que se tratase de Pedro de Ribera en el momento de madurez de su carrera. También es posible que tanto las trazas de la portada como las del claustro, dadas a partir de 1720, fueran de su mano, e incluso que años más tarde fuera requerido para realizar las correcciones oportunas de lo que se estaba construyendo sobre sus propios diseños. Lamentablemente, la ausencia de datos nos obliga a movernos en el terreno de la suposición. En cualquier caso, los vínculos entre los diferentes espacios construidos en Uclés nos hablan de la voluntad del convento de establecer lazos estilísticos con Madrid, en este caso no con la arquitectura real, sino con aquella desarrollada por la nobleza en los palacios de la villa, imbuida de elementos efectistas y teatrales más propios de la arquitectura civil que de la monástica.
Otras obras. El nuevo cuarto prioral En abril de 1740, el Capítulo del convento recibió una misiva del prior, que en aquel momento se encontraba ausente del monasterio, en la que daba su visto bueno a la planta que el maestro de la obra había hecho para los cuartos priorales.54 Su construcción se ubicó en la panda sur del monasterio, en el primer nivel del claustro. Estas estancias debían estar perfectamente concluidas el 22 de noviembre de 1795, cuando los carpinteros Antonio García, Agustín Pérez y Agustín Arcos recibieron ciento veintiún reales por un estante que habían hecho para el tesoro «y un marco para embiarlo a Madrid para medida del Señor Santiago que tienen que pintar para el quarto prioral».55 Igualmente, el domingo 22 de febrero se pagaban los gastos generados por la colocación del retablo del oratorio de esta sala.56 Estas dependencias priorales fueron las últimas obras de importancia que se llevaron a cabo en el edificio monástico, si bien su total conclusión todavía se retrasó unos años. El ritmo de las obras siempre quedaba supeditado a las condiciones económicas del convento, y en 1743, ante nuevos problemas económicos y la imposibilidad de vender el grano almacenado, la comunidad decidió el despido de algunos canteros que trabajan en la obra del monasterio.57 En cualquier caso, en 1744, vacante el cargo de director de las obras, el Capítulo conventual manifestaba la necesidad de hacer venir un maestro para
54 «Dicho señor subprior dixo, como havía recibido carta del señor prior en la qual le notificaba su señoría haver visto la planta que el maestro de la obra havía hecho de los cuartos priorales y haviendo enterádose de su distribución le parecía a su gracia convendría ponerla en ejecución pero que esto se entendía en el caso que la comunidad también conviniese en lo mismo. Sobre lo que haviendo parádose a votar, acordó el capítulo que se ejecutase en todo la obra de dichos cuartos priorales según dicha planta y dibujo de maestro por contener la más cómoda havitación de verano y ynvierno y porque de este modo se oviaba el que el señor prior tuviese necesidad de dejar dichos cuartos llegado el caso de que viniese a esta cassa algún obispo u otro personaje de ygual o superior clase, pues se le podía hospedar en uno de dichos cuartos», AHN, L. 1536, fol. 406. Acta capitular, 11 de abril de 1740.
55
AHDC, Libro 200-B, fol. 11r. Libro de mayordomía de obras del trienio del señor don Juan Antonio Tamayo 1791-1806. Domingo 22 de noviembre, año de 1795.
56
Ibidem, fol. 11v.
57
«Que respecto de aver poco dinero en el depósito y no venderse los granos si parecía a la comunidad que se despidiesen algunos canteros, sovre que haviéndose pasado a votar fue acordado que se despidiesen los folasteros [sic]», AHN, OM, AHT, L. 1536, fol. 93v. Acta capitular, 2 de noviembre de 1743.
Las fábricas dieciochescas de las heredades de Buenamesón y Torrelengua 283
determinar cómo había de hacerse la escalera que debía conducir desde las dependencias priorales hasta el último piso de los cuartos en construcción.58
Las fábricas dieciochescas de las heredades de Buenamesón y Torrelengua Fuente Redonda, Torrelengua y Buenamesón eran tres heredades pertenecientes al monasterio de Uclés desde la Edad Media. Mientras la primera se encuentra en los aledaños de la propia villa de Uclés, en el camino que va hacia Rozalén, Torrelengua se localiza en el término actual de la también santiaguista villa de Pozorrubio. Por último, algo más alejada, Buenamesón se construyó al rebufo de la presa homónima del río Tajo, propiedad de los santiaguistas y cercana a Villamanrique. Todas ellas participaban de la economía del monasterio, constituyéndose como centros de gestión de terrenos agrícolas y agropecuarios. Además, la presa de Buenamesón era un lugar estratégico para el convento de Uclés, puesto que permitía recoger en su presa toda una serie de objetos enviados por el río Tajo.59 Durante toda la Edad Moderna, en esas tres casas se llevaron a cabo trabajos de acondicionamiento, ya que, en determinados momentos del año, sus arquitecturas servían como lugar de recreo y residencia a la comunidad religiosa del monasterio de Uclés. En ellas había oratorios para desarrollar la vida espiritual, así como lugares para actividades explícitamente lúdicas, como los juegos de pelota con los que los religiosos se divertían y ejercitaban. De las tres, las heredades de Torrelengua y Buenamesón son las que más interés tienen para nuestro estudio, ya que durante toda la Edad Moderna se constituyeron en lugares de residencia basados en la arquitectura propiamente monástica, en torno a un patio o claustro. A mediados del siglo xviii, y más concretamente en 1749, los visitadores de la Orden de Santiago advirtieron de la necesidad de «conponer y reparar las casas de Buenamesón y Torrelengua que tienen mucha necesidad».60 A partir de aquellos años se llevaron a cabo importantes reformas en estas dos heredades, pues sabemos que unos años antes, el 25 de junio de 1745, en la reunión del Capítulo de Uclés, el prior Juan Bernabé Cano había presentado a la
58
«Que se traiga maestro para que reconozca por donde es más conveniente se haga la escalera para el tránsito alto del lienzo donde esta el quarto prioral antiguo: Y últimamente propuso su señoría respecto de ser preciso hacer escalera para subir a los quartos altos de el ultimo tránsito que aora se esta edificando y poderse hacer por junto la puerta del quarto prioral por junto al caracol que vaxa a la cocina viese la comunidad por qué parte parecía más conveniente se hiciese dicha escalera o si quería se hiciesen anbas a dos sobre que haviéndose pasado a votar fue acordado por todo el capítulo se trajese un maestro inteligente y de toda satisfacción para que lo reconociese y viese lo que en este asumpto más combenía y al mismo tiempo registrase lo demás que falta hacer en dicho tránsito y diese su parecer acerca del modo mejor con que se debía dirigir para de esta suerte evitar la imperfección y por consiguiente tener que andar derribando después lo mal ejecutado, y en este estado levanto su señoría el capítulo», AHN, L. 1536, fol. 210v. Capítulo del 2 de julio de 1744.
59
Durante la construcción del monasterio de Uclés fueron constantes las alusiones a los materiales trasportados por el río hasta la presa de Buenamesón, donde eran recogidos y llevados hasta Uclés. El uso de la presa no se limitaba a los santiaguistas. También se recogía en ella la madera procedente de la sierra de Cuenca y destinada a las obras de El Escorial. Así lo atestigua la correspondencia entre Felipe II y su secretario Pedro del Hoyo; véase Cano de Gordoqui García y Pérez de Tudela, 2016, p. 262. Sobre el transporte de madera para obras en la corte, véase también Fernández Izquierdo, Francisco. «La navegación de madera en el río Tajo con destino a los Reales Sitios en el siglo xvi», Tiempos Modernos, 39 (2019), pp. 283-320.
60 AHN, OM, AHT, leg. 7055, sin fol. Visitadores, don Santiago Bazán de la Arecilla y don Juan Navarro Rejón, religiosos de la orden de Santiago, 26 de enero de 1749.
284 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Figura 21 Portada de la casa de recreación de Torrelengua.
Las fábricas dieciochescas de las heredades de Buenamesón y Torrelengua 285
comunidad tres plantas para la obra de la casa de Torrelengua. Una vez examinadas, el Capítulo decidió, por mayoría de votos, que la traza escogida para las nuevas obras fuera la realizada por «el maestro de Cuenca».61 Quizá podía haber sido realizada por el entonces maestro mayor de obras del obispado fray Vicente Sevila, existiendo ciertos puntos en común entre la capilla construida en Torrelengua (véase fig. 22a) y la obra conocida de este arquitecto en la provincia, especialmente con el interior de la iglesia de Olmedilla del Campo, sobre todo en cuanto al uso de dos niveles superpuestos de entablamento.62 Años después, el 27 de febrero de 1776 y de nuevo en sesión del Capítulo, se trataron los problemas económicos para proseguir las obras en Torrelengua. Aun así, los conventuales decidieron no pararlas, haciendo venir, «para el reconocimiento de su arquitectura y defectos, si es que se hallan, en la execución de la ideada planta o diseño que tenia señalada o admitida la comunidad», a un «maestro de satisfacción e inteligencia», acordándose buscarlo en Madrid y especificando que fuera «uno de los más peritos».63 De la fábrica de Torrelengua destacan la concepción de su portada, su patio central porticado y su oratorio, cubierto con cúpula de media naranja. Por lo que se conserva de esta fábrica, puede observarse cómo los mayores esfuerzos económicos se centraron en la construcción —en sillar sencillo pero elegante— del claustro o patio distribuidor —con arcos de medio punto en su zona baja y adintelados con columnas en el primer nivel— y de la fachada, también en cantería y con un sencillo orden rústico, en el que resaltan las pilastras de acceso y las dovelas del arco mediante elementos placados (véase fig. 21). Por otro lado, tenemos una visión bastante completa de cuál era el estado que presentaban las casas de recreación de Buenamesón a principios del siglo xvii a partir de la visita que los santiaguistas realizaron en 1605.64 Lo descrito entonces no dista mucho de su concepción actual, siendo ya entonces una casa de recreo en torno a un patio con dos niveles, oratorio y escalera para subir al piso alto, a la derecha conforme se accedía al edificio. Más de un siglo después, en enero de 1778, los visitadores de la orden dejaban ordenado que se prosiguieran las obras que se estaban realizando en esta heredad, que calificaban de «muy adelantadas», para que todos los materiales que ya estaban trabajados y a punto para ir siendo colocados no se echaran a perder. Lo más interesante de ese mandato es que en él se puntualizó que no se cambiara al encargado de las obras, añadiendo que se trataba de un maestro que había «acreditado su pericia e inteligencia notoria en la santa yglesia catedral de Toledo, no menos que en lo obrado en
61
62
«Planta que se ha de seguir en Torreluenga [sic]: otrosi señor prior presentó a la comunidad que viera tres plantas que havía hechas para la construcción de la casa de Torreluenga [sic] qual de ellas se avía de seguir y fue acordado por la maior parte fuese la del maestro de Cuenca», AHN, OM, AHT, L. 1536, fol. 335v. Capítulo del 25 de junio de 1745. Fue maestro de obras del obispado entre 1743 y 1760, año de su muerte; véase García Martínez, José Luis. Arquitectura barroca en Huete y su tierra. Un espacio arquitectónico del obispado de Cuenca, tesis doctoral dirigida por el Dr. Pedro Miguel Ibáñez, Universidad de Castilla-La Mancha, 2015, p. 432.
63
AHN, OM, L. 1536, fol. 347, 27 de febrero de 1776.
64 Pérez Tirado, Andrés et al. Arquitectura y desarrollo urbano. Comunidad de Madrid, vol. VIII, Madrid, Dirección General de Arquitectura y Vivienda, Fundación Caja Madrid, Fundación COAM, 2004, pp. 458-459.
286 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Figura 22a y b Heredad de Torrelengua. Arriba, oratorio; en la parte inferior, patio central.
Las fábricas dieciochescas de las heredades de Buenamesón y Torrelengua 287
Figura 23a y b Fachada de la casa de Buenamesón; detalle de la media naranja del oratorio.
288 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
la dicha casa».65 De nuevo, la orden de los visitadores ocultaba el nombre del personaje, si bien podemos pensar que quizá se tratase del arquitecto Ventura Rodríguez, que desde noviembre de 1772 había sido nombrado maestro mayor de las obras de la catedral de Toledo con un salario anual de quinientos ducados.66 Cabe quizá recordar que, en el ámbito más cercano a Uclés, Ventura Rodríguez había realizado la traza del ayuntamiento de Corral de Almaguer (Toledo), perteneciente también a la Orden de Santiago. La llamada Casa de Buenamesón se planteó como un edificio regular en torno a un patio. Al exterior, todo él se encuentra recorrido por ventanas en el nivel inferior y balcones con frontones curvos en el segundo cuerpo, destacando la portada de acceso, de cantería en su lado norte. El otro espacio que destaca en planta es el oratorio, concebido de forma centralizada, con planta de cruz griega cubierta con cúpula sobre pechinas y con coro a los pies (véase fig. 23a y b). En 1791, las obras de Buenamesón tocantes al oratorio debían estar concluidas, pues los visitadores encargaron entonces que se realizara el retablo.67
Pinturas y objetos litúrgicos para el monasterio durante la segunda mitad del siglo xviii Los años centrales del siglo xviii fueron una época de aparente bonanza para el monasterio, por lo que las obras de la casa principal avanzaron notablemente hasta prácticamente su conclusión. Ese periodo fue especialmente fructífero en cuanto al encargo de numerosos
65
AHN, OM, AHT, 7055, n.º 33, fol. 15. Visitadores del convento de Uclés. 17 de enero de 1778: «Ordenamos y mandamos noticiosos del estado que actualmente tiene la casa que se empezó a fabricar y esta mui adelantada en el sitio de Buenamesón propio de dicho convento que se continúe luego que el tiempo lo permita, pues de lo contrario, además de la indecencia de la casa antigua para hospedar a los señores ministros de órdenes que suelen tocar en ella cuando pasan con el motivo de las elecciones de reb. Priores y otras personas de distinguido carácter se esperimenta y sigue un notable detrimento a los caudales de la comunidad perdiéndose como efectivamente se pierden los super abundantes materiales de todas especies que están acopiados para el seguimiento y terminación de dicha obra que en su fábrica descubierta y expuesta a las aguas y hielos esta recibiendo mucho perjuicio y en la suspensión cada día recivirá más con continga [sic] de que se pierda lo mucho que en ella ba gastado asta el presente, ordenando ygualmente que en su prosecución no se mude de mano o director o maestro en atención a que el que la ha puesto y fabricado en la forma y estado que tiene ha acreditado su pericia e inteligencia notoria en la santa yglesia catedral de Toledo, no menos que en lo obrado en la dicha casa».
66 Sobre la participación de Ventura Rodríguez en la catedral de Toledo, véase Blanco Mozo, Juan Luis. «La restauración como problema: el arzobispo Francisco Antonio Lorenzana y Ventura Rodríguez ante las reformas de la catedral de Toledo (1774-1775)», Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, 12 (2000), p. 115.
67
«Respecto que en el mismo sitio de Buenamesón y contiguo a la casa se halla una capilla de buena fábrica y que el retablo de el altar mayor no solo no es correspondiente sino que es de bárbara e indecente construcción, mandamos que se haga uno de estuco o madera por un buen diseño y que en él se ponga un quadro o estatua de nuestro patrón el apóstol Santiago y que sea de buena mano, y así mismo se adornen los dos colaterales de dicha capilla según se tenga por conveniente», AHN, OM, 7055, n.º 36. Mandamientos de la visita del 21 de febrero de 1791. Finalmente, en 1794 se dio orden para que, en lugar de hacerse un nuevo retablo, se llevara a Buenamesón el que tenía el prior en sus estancias: «Respecto que esta mandado se ponga nuestro retablo en la capilla al sitio de Buenamesón y que el que sirve de oratorio en la sala prioral no corresponde por estar descubierto y ocupar demasiado la pieza: mandamos que éste se traslade a dicha capilla de Buenamesón y que en la sala prioral se haga uno metido en la pared, de suerte que se pueda cerrar con puertas y no ocupe terreno para lo que podrá ser conveniente hacerlo en el hueco de la chimenea haciendo otra en el sitio que oi tiene dicho altar, y para maior comodidad y decencia de la sala principal se cerrará la entrada de la alcoba, dándosela por el quarto interior y se harán todas las demás obras que sean necesarias para su mayor extensión y decencia», AHN, OM, 7055, n.º 37, sin fol. Información secreta, 13 de octubre de 1794.
Pinturas y objetos litúrgicos para el monasterio durante la segunda mitad del siglo xviii 289
objetos artísticos y mobiliario, la mayor parte de ellos no conservados hoy, pero de los que queda constancia documental y gráfica. A mediados de siglo estaban instaladas las pinturas que Antonio González Ruiz había hecho para el monasterio, a saber, el enorme lienzo de Santiago a caballo de la escalera imperial, datado hacia 1739, año en el que firmó sus primeros encargos reales (véase fig. 24), y la Santa Cena del refectorio, que ya Ponz describía en su visita y que hoy no conservamos.68 Como vemos, una vez iban finalizándose las obras arquitectónicas del monasterio, comenzaron a encargarse diversas obras pictóricas y objetos litúrgicos para los nuevos espacios habilitados del conjunto, acordes con la estética del momento. A esa época pertenece también el último monumento de Semana Santa realizado para el monasterio, del que conservamos una imagen gráfica. El monumento de Semana Santa en la iglesia fue descrito año tras año desde el siglo xvi, y con el paso de los años fue modificándose, tanto por el desgaste debido al uso como por los cambios de gusto de las distintas épocas. El monumento, que conocemos a través de un documento gráfico de principios del siglo pasado, tiene una marcada estética barroca y fue probablemente diseñado en el segundo tercio del siglo xviii (véase fig. 25). Los llamados monumentos eran artefactos escenográficos, generalmente realizados con telas y bastidores, que gozaban de especial protagonismo en las iglesias durante los días de Semana Santa. Su función principal era la de servir de lugar de reserva de la eucaristía entre el Jueves Santo y la celebración de la muerte del Señor el Viernes Santo, en la que el pan consagrado se administraba a los fieles. Sin embargo, por su carácter efímero y los daños causados por el montaje y desmontaje y los cambios de gusto, se ha perdido la gran mayoría de estos ejemplares en territorio peninsular. Isidro Palomino, en su defensa del monasterio de Santiago de Uclés como monumento nacional a preservar (1889), destacó la singularidad e importancia de los ritos que se practicaban en él, según su criterio «a la par de las catedrales de aquella época».69 En su escrito destacó las procesiones del cabildo santiaguista, durante las festividades del santo patrón, la Concepción, Pascua y Semana Santa, por su suntuosidad, apreciando sobre esta última el mayor realce que se aportaba mediante «el gran monumento de exquisito gusto […] a los pies de la iglesia». En mayo de 1741 se celebraba en Santa Cruz de la Zarza el sínodo del priorato de Uclés, promovido por el prior Sánchez Carralero, con miras a unificar los criterios por los que debían regirse las iglesias del priorato. Precisamente, dentro de esas nuevas constituciones se dedicaba un capítulo a tratar la obligatoriedad de hacer en todas las iglesias parroquiales y conventos un monumento del Jueves Santo, con una urna o ara para la reserva del santísimo, «con mucha decencia, acompañado de todas las más luces que posible sea, sin poner para su adorno cosa profana, indecente, ridícula
68 Ponz Piquer, 1777, pp. 161-162 y Ceán Bermúdez, vol. II, 1800, pp. 213-214. El lienzo de la Santa Cena todavía estaba en el convento en 1913, cuando Pelayo Quintero lo describió; véase Quintero Atauri, 1913, p. 188. Sobre el lienzo de Santiago a caballo se conservan hasta seis dibujos preparatorios de Antonio González en el Museo Nacional del Prado, estudiados por Pérez Sánchez, Alfonso Emilio.
Catálogo de Dibujos. II. Dibujos Españoles. Siglo (C-Z), Madrid, Museo del Prado, 1977, p. 36 y Paredes Giraldo, María Camino. «Antonio González Ruiz (1711-1788). Introducción al conocimiento de sus dibujos», Príncipe de Viana, 53 (1992), p. 310. xviii
69 Palomino, 1889, pp. 284-298.
290 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Figura 24 Lienzo de Antonio González Ruiz, hacia 1739.
Pinturas y objetos litúrgicos para el monasterio durante la segunda mitad del siglo xviii 291
Figura 25 Fotografía del coro del templo donde se colocaba el monumento de Semana Santa; a la derecha, reproducción fotográfica del mismo realizada por Quintero Atauri, 1913, pp. 190-191.
ni que motive tristeza».70 Pocos años después, en febrero de 1744, cuando las obras del monasterio debían estar cercanas a su conclusión, el Capítulo de Uclés trataba, en una de sus reuniones, sobre el pago a los maestros por los trabajos del monumento de la iglesia. En concreto, se aprobaba el abono de los «añadidos» que estos artífices habían realizado a la planta original, excediéndose en lo inicialmente proyectado y, por tanto, alcanzando un coste mayor del previsto,71 argumentando la mayor perfección y hermosura del resultado final. El monumento en cuestión adoptaba la forma de un gran arco triunfal situado a los pies del templo, como si de una nueva capilla se tratara, reproduciendo las proporciones del resto de los arcos de embocadura de las capillas laterales. El autor de su traza realizó un diseño perfectamente adaptado al lugar donde debía erigirse, puesto que el artefacto aprovechaba, además, los dos últimos tramos de la nave central bajo el coro para optimizar la visión en perspectiva del arca contenedora de la Eucaristía, enfatizada mediante una escalinata que la sobreelevaba. Estilísticamente, responde al último barroco decorativo anterior a la imposición de la Academia, haciendo uso de columnas salomónicas y decoración vegetal, así como de trofeos y remates mixtilíneos.
70 Sánchez Carralero, Diego. Constituciones synodales del priorato de Santiago de Uclés, Murcia, Felipe Díaz Cayuelas, 1742, p. 255.
71
AHN, OM. L. 1536c, fol. 105v. Sesión del capítulo de Uclés, 16 de febrero de 1744.
292 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
En el monumento de Uclés se reproducen, en los lienzos pintados sobre bastidores, ángeles mancebos portando los instrumentos de la pasión y angelotes.72 Por último, sobre el gran arco, el frontón superior del monumento estaba presidido por una imagen pintada de la Inmaculada sobre un cúmulo de nubes, en la línea de la defensa del dogma por el que se posicionaron siempre los santiaguistas, tema abordado también en el sínodo de 1741 anteriormente citado. Coronaba toda la composición, casi a la altura de las bóvedas, un frontón mixtilíneo que, a juzgar por la única fotografía conservada, parece estar rematado por una alegoría de la Fe. La prolongación vertical del monumento no solo lo dotaba de un carácter más solemne, sino que probablemente serviría como gran panel para ocultar la intensa luz que desde el ventanal de los pies del templo iluminaba la iglesia, contribuyendo al carácter efectista de juegos de luz y oscuridad. Por último, y aunque como hemos visto la documentación parece indicar que la fábrica del monumento se realizó en torno al año de 1744, queremos señalar cierta conexión entre este y el dibujo que José Benito de Churriguera realizó para el tabernáculo de la iglesia santiaguista de Dosbarrios (Toledo), a la hora de componer el arco triunfal entre columnas helicoidales.73 Dentro de esta tendencia por renovar y embellecer las dependencias monacales, en 1752 los visitadores que examinaron las cuentas del prior Pedro de la Fuente (1749-1752), a la vista de las cantidades de dinero que poseía el arca del convento, dejaron ordenado que se compraran dos ternos de plata u oro para la iglesia, y más importante aún, que se hicieran retablos nuevos «correspondientes a la sunptuosa fabrica de la yglesia en sus colaterales y capillas, y los de estas se coloquen frente de sus arcos acompañándolos de suerte que las ventanas de sus luzes sirvan como de transparentes».74 No sabemos si estos retablos con transparentes llegaron a realizarse, pero lo cierto es que años después, en 1774, la iglesia estaba dotada de nuevos adornos y objetos litúrgicos y se habían realizado retablos para las cuatro últimas capillas bajo el coro. Sin embargo, incluso después de la realización del nuevo cancel de la iglesia a los pies del templo (véase fig. 27a) y la abertura de la entrada en 1791, estas capillas siguieron inutilizadas, almacenándose en ellas muebles inservibles para la comunidad.75 Además, durante el trienio del prior José Clemente de Hualde (1771-1773) se realizaron las pinturas de las pechinas de la cúpula con las imágenes de los cuatro arcángeles (véase fig. 26a, b, c y d) y se colocaron, en las paredes de la nave del templo, cuatro cuadros con escenas
72
En el monasterio se conserva actualmente un grupo escultórico que se corresponde con fragmentos del monumento de la catedral de Cuenca. Este aparece colocado bajo el zaguán del claustro de la catedral, según la reproducción de una fotografía antigua publicada en Chueca Goitia, 1953, p. 178.
73
AHN, OM, Mapas, Planos y Dibujos, n.º 2. La obra fue dada a conocer por Tovar Martín, Virginia. «Un dibujo de J. Benito Churriguera para la iglesia de Dosbarrios», Archivo Español de Arte, 176 (1971), pp. 403-412.
74
AHN, OM, leg. 7055, n.º 27, fol. 22v. Visita al convento de Uclés, año de 1752.
75
Hasta entonces, las cuatro últimas capillas habían merecido poca atención «a causa de estar ocupadas con diversos muebles de yglesia de que se haze uso en algunos días de el año y no estar a la vista de las gentes por haver estado sin uso la puerta principal que mira a el poniente. Y se ha abierto en este trienio y puesto en ella un gracioso canzel por cuyo motivo acabadas que sean las obras esteriores de ofizinas se deverá destinar una y colocar en ella los muebles referidos y adornar las dichas quatro capillas con uniformidad a las otras quatro»; ibidem, n.º 36, fol. 15r, 21 de febrero de 1791.
Pinturas y objetos litúrgicos para el monasterio durante la segunda mitad del siglo xviii 293
Figura 26a, b, c y d Pinturas de ángeles en las cuatro pechinas bajo la cúpula de la iglesia.
294 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
de batallas con intervenciones divinas de la Virgen y Santiago, de los que hoy solo se conservan dos (véase fig. 10 del capítulo 1).76 En la visita del año 1774 se ordenaba la realización de un nuevo facistol para el coro de la iglesia del monasterio, que debía estar coronado por la imagen de Cristo o de la Virgen.77 En 1784, los visitadores insistían en que todavía no se había cumplido tal mandato, y concedían el plazo de un mes «para escojer diseños y ajustar la obra del dicho facistol», argumentando los testigos que «el no haberse construido el fasytol grande del choro ha consistido en la dificultad de combeniente en la dibersidad de diseños que se han presentado».78 De acuerdo con las reales órdenes de 1777 sobre el control y la adecuación al buen gusto de la arquitectura y el mobiliario de los templos, el convento de Uclés finalmente envió a la Academia de San Fernando, para su examen, el proyecto escogido que pensaba construirse, firmado por el maestro Joaquín Gassó, vecino de Cuenca. Para tal mueble, Gassó había elegido maderas ricas: palo de Brasil para las columnas, nogal para los capiteles y colgantes y caoba para la escultura. Sin embargo, la Academia, en su informe y examen, juzgó que la coloración no era acertada, como tampoco lo era el dibujo del diseño «contra la buena forma», por presentar defectos en la seguridad y firmeza, rechazando finalmente el proyecto.79 Estas observaciones fueron tomadas en consideración, pues ya en 1791 se había construido un nuevo facistol para el coro (véase fig. 8 del capítulo 1).80 El mobiliario de la cajonería de la biblioteca, situada en una de las dependencias más al norte de la fachada sur, ya estaba perfectamente acabado también en esa fecha (véase fig. 27b)81 y dotado con numerosos volúmenes y dos globos terráqueos que, hacia 1744, se habían comprado en Londres,82 una biblioteca alabada por Lorenzo Hervás y Panduro cuando visitó el convento a finales de siglo.83
76
«Y compuestas las quatro últimas [capillas] que están en el último cuerpo de la dicha yglesia a modo que en todas ocho se pueda celebrar el santo sacrificio de la misa. Igualmente reconocimos la mesa de altar maior que es toda de jaspes y adornada de bornes dorados que se ha hecho como lo antecedente de colgaduras en este trienio, y así mismo las pinturas de los arcángeles en las pechinas de la media naranja de dicha capilla maior, y las quatro pinturas de magnitud puestas en el cuerpo de la yglesia y contiene la primera la Batalla de Clavijo la segunda la de Covadonga la tercera la de las Navas de Tolosa y la quarta la de Tudía, todas pintadas según la historia a lo que se agrega para hermosear dicho templo la blancura que se ha hecho en sus paredes y bóvedas que para su eminenzia habrá sido de bastante costo como el de una araña de cristal que se halla puesta en medio de la capilla maior correspondiente a su magnitud y echura, cuias obras según va insinuado se ha executado en este trienio por lo que no hallando cosa alguna digna de reparo ni falta en el referido templo vamos a la sacristía que esta inmediata, y en ella además de la hermosura de su fábrica reconocimos todas las vestiduras [...] hallándose también dicha pieza sacristía blanqueada y enlosada de nuevo, y puesta en medio de ella una mesa de esquisito jaspe de una pieza que tiene quasi tres baras de longitud y poco menos de dos de ancho que también se ha puesto este trienio», AHN, OM, leg. 7055, n.º 32, fols. 15v-16v. Visita del 20 de agosto de 1774.
77
Ibidem.
78
Ibidem, fol. 41r. Visita del 24 de agosto de 1784.
79
Martín González, Juan José. «Comentarios sobre la aplicación de las Reales órdenes de 1777 en lo referente al mobiliario de los templos», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, 58 (1992), pp. 494-495.
80 AHN, OM, leg. 7055, n.º 36, fol. 15r. Visita del 21 de febrero de 1791. 81
Ibidem.
82 Ibidem, fol. 16v. Visita del 20 de agosto de 1774. 83
«Dichos ilustres individuos me han hecho de comodísimo hospedaje en su convento para poder disfrutar de su excelente biblioteca.» En cuanto al archivo, Lorenzo Hervás lo describe como «ricamente fabricado y abundante de documentos bien ordenados», relatando también que en 1764, cuando estuvo en el convento de Uclés ordenando la biblioteca, descubrió la silla prioral, pidiendo al prior que la colocara en un sitio destacada de la iglesia, como al parecer se hizo; véase Hervás y Panduro, Lorenzo. Preeminencias y dignidad que en la Militar Orden de Santiago tienen su prior eclesiástico y su casa matriz, llamada convento de Santiago de Uclés; límites y extensión de las antiguas diócesis de Urcitana, Segobricense y situación de sus ciudades, Cartagena, Manuel Muñiz impresor, 1801, pp. 4-5 y 11. En el inventario de la biblioteca y archivo realizado por Juan Antonio Fernández
Pinturas y objetos litúrgicos para el monasterio durante la segunda mitad del siglo xviii 295
Figura 27a y b Arriba, cancel a los pies del templo, finales del siglo xviii; abajo, fotografía de la antigua biblioteca de Uclés, s. f., colección particular.
296 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
Figura 28 Cajonería posiblemente perteneciente al archivo de Uclés, todavía custodiada en el monasterio.
Como vemos, gran parte de la iniciativa de dotar de obras de carpintería al convento se produjo durante el priorato de Antonio Tavira (1788-1791), que entre sus cargos eclesiásticos había sido predicador y capellán de honor del rey.84 Antonio Tavira, también presentó al Consejo de las Órdenes la necesidad de construir un nuevo archivo en Uclés para la custodia de la importante documentación de la orden que se guardaba en el convento. Durante los siguientes años las obras de los muebles de madera fueron realizadas por el arquitecto vecino de Cuenca Joaquín Gassó, ascendiendo su precio a una cantidad de 155 089 reales de vellón.85 El archivo estaba prácticamente concluido en 1791,86 a falta de terminar parte de la barandilla y la puerta. Se instaba entonces a los conventuales a sustituir la teja que cubría las dependencias del archivo por plomo, para proteger la documentación, recomendando hacerlo también en el resto del edificio para el beneficio
en 1789 se describía la importante colección de música donada por el noble caballero de la orden Wolfgang Rumpf y conservada en el convento desde 1607-1610. Sobre la colección de música, véase Supria Honisch, Erika; Escrivà-Llorca, Ferran y Knighton, Tess. «On the trail of a Knight of Santiago: Collecting music and mapping kwnowledge in Renaissance Europe», Music and letters, vol. 101, n.º 3 (2021), pp. 397-453. 84 Horcajada Garrido, 1982, p. 133. 85
Calzado Sobrino, María del Pilar. «El archivo general de la Orden de Santiago en Uclés. Historia de su emplazamiento y fábrica (1170-1872)», Medievalismo: Boletín de la Sociedad Española de Estudios Medievales, 22 (2012), p. 49.
86 «Habiendo visitado el archivo general construido en este trienio le allamos con la colocación de cajones magníficamente construidos. Y colocados los papeles en la maior parte dellos yformado el índize de estos continuando el archivero ofiz y maestros de carpintería hasta rematar el todo que concluido como se verificará dentro de poco tiempo será uno de los mejores del reyno, tanto en lo material como en lo formal», AHN, OM, leg. 7055, n.º 36, fol. 15v, 21 de febrero de 1791.
Las últimas remodelaciones y el acondicionamiento de la plaza del monasterio 297
de la fábrica.87 El archivo estaba perfectamente concluido en 1794.88 La pieza, alabada en su época, fue teóricamente trasladada, junto a los documentos, al Archivo Nacional de Madrid, sin que se tenga actualmente constancia de su localización. En cualquier caso, quedan en Uclés restos de cajonería numerada, probablemente correspondientes con el archivo de finales del xviii (véase fig. 28).
Las últimas remodelaciones y el acondicionamiento de la plaza del monasterio A finales del siglo xviii, aunque el conjunto monacal principal estaba concluido en lo fundamental, todavía faltaban algunos aspectos por acondicionar en el entorno del monasterio. En 1791 faltaba finalizar las caballerizas, los pajares, el almacén de madera, trabajos de carretería y carpintería y otras obras de «adorno de la plazuela». Para actuar en esos puntos, se recomendaba seguir los planos realizados por el arquitecto Guillermo de Casanova,89 como una forma de «evitar la irregularidad que se nota en otras obras ejecutadas en este siglo»,90 una valoración ya totalmente influenciada por los dictámenes de la Real Academia de San Fernando. Como es bien sabido, la fundación de esta institución en 1752 conllevó el control progresivo de las nuevas obras en la geografía peninsular, para que estas se ajustaran a una idea de arquitectura de Estado. En 1770, el cercano monasterio de La Merced de Huete, como muchas otras instituciones religiosas, recibió una instrucción por la cual se obligaba a la comunidad a consultar los futuros proyectos con la Academia antes de llevarlos a cabo,91 si bien en la práctica estas instrucciones no llegaron a ser efectivas.92 Es probable que en Uclés se recibieran normas similares que, aunque no hemos localizado, se evidencian con el envío, para ser aprobados, de los diseños del nuevo facistol anteriormente citado o con la solicitud de planos a arquitectos formados en la Academia. Guillermo Casanova fue discípulo de la Academia de San Fernando y, en particular, de Ventura Rodríguez, con quien permaneció durante catorce años, obteniendo en 1779 la plaza de arquitectura de pensionado en Roma.93 Dentro de su carrera profesional, una de las tareas que le fue encomendada fue la de realizar proyectos arquitectónicos, para diversas
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«Haviendo reconozido el archivero general de la orden y la excelente cajonería que se ha hecho en este trienio con todo lo demás que para comodidad y mayor adorno se ha trabajado y también la bien ordenada colocación de todos los documentos […] mandamos que se concluya a la mayor brevedad lo que resta de la baranda y puerta y particularmente que se pongan unas ventanas nuevas con sus cristales de alto abajo y que para el mayor resguardo de los papeles y evitar el que se mojen se an de emplomar toda la parte del techo que corresponde a dicha oficina y se podrá continuar después en todo aquel lienzo y aun en el resto de la casa por los graves perjuicios que se esperimentan con motivo de la altura en que se halla situada esta casa con lo que se conseguirá mucho ahorro de teja y beneficio en su fábrica, hasta en los tránsitos principales se introduce el agua ocasionando notable deterioro en el edificio», ibidem, fol. 19, 21 de febrero de 1791. Visitadores Félix Patiño y Acevedo y Antonio de Chaves y Mendoza.
88 Ibidem, n.º 37. Información de la visita secreta, 13 de octubre de 1794. 89 Sobre Casanova, véase García Sánchez, Jorge. Los arquitectos españoles frente a la Antigüedad. Historia de las pensiones de arquitectura en Roma (siglos xviii-xix), Guadalajara, Marcial Pons, 2011, pp. 42-44. 90 AHN, OM, leg. 7055, Libro de visitas de 1791 y Casado Sánchez, 2002 p. 26. 91
García Martínez, José Luis. Arquitectura barroca en la ciudad de Huete, Cuenca, Diputación Provincial de Cuenca, 2016, p. 93.
92 García Melero, José Enrique. Arte español de la Ilustración y del siglo xix. En torno a la imagen del pasado, Madrid, Ediciones Encuentro, 1998, p. 51. 93
Moleón Gavilanes, Pedro. Arquitectos españoles en la Roma del Grand Tour, 1746-1796, Madrid, Abada editores, 2004, p. 190.
298 El siglo xviii en el monasterio de Uclés: la finalización del proyecto
poblaciones, por encargo del Consejo de las Órdenes, por ejemplo, los de la Puerta de Valenzuela en la Villa de Almagro.94 En el entorno más cercano a Uclés, intentó concluir el proyecto de Ventura Rodríguez para el ayuntamiento de Corral de Almaguer junto con Juan Antonio Cuervo, recibiendo indicaciones de la Academia para realizar el proyecto con Martín Rodríguez.95 Si en 1791 se indicaba que se continuara lo proyectado por Guillermo Casanova para el acondicionamiento del entorno del monasterio, sabemos que pocos años después, en 1795, el arquitecto Francisco de Toledo, estando trabajando en distintas obras de la ciudad de Huete, aparece citado en la documentación como maestro mayor de las obras de Uclés y su priorato.96 Años después, en 1800, continuaba en el cargo de maestro mayor, tal y como él mismo se entitulaba cuando hubo de dar su parecer sobre el derrame de las aguas del monasterio de Santo Domingo de Huete, añadiendo tener bajo su responsabilidad las obras del priorato.97 Poco sabemos de la trayectoria de este arquitecto más allá de los proyectos de Huete en los que trabajó y a partir de los que fue considerado un arquitecto a caballo entre la tradición barroca y el neoclasicismo, siendo autor también de unas trazas no realizadas para la torre del reloj en Huete, así como de la reconducción de aguas del convento de Jesús, la capilla de San Antón en la parroquia de San Esteban o la torre de la iglesia de San Pedro en dicha localidad, entre otras.98
La puerta de la Carrera Existe, entre el monasterio de Santiago y la población de Uclés, una puerta de cantería que servía como acceso a la iglesia desde la villa, conocida como «puerta de la Carrera». Totalmente pasada por alto por cualquier tipo de estudio histórico-artístico del monasterio, esta inacabada portada y su construcción son todavía hoy una incógnita para nosotros (véase fig. 29). En nuestra opinión, su construcción debió producirse a finales del siglo xviii, con la voluntad de servir de lugar de acceso desde la villa a la iglesia del monasterio, por la zona este del mismo, sin pasar por la clausura. La llamada zona de la Carrera era el lugar donde en el siglo xvi se había instalado el taller de los canteros, y todavía a finales del xviii se desempeñaban en ella tareas relacionadas con el suministro de materiales para las obras, de tal forma que en 1777 los visitadores pidieron que se limpiara y despejara, dejando paso libre para acceder a la iglesia.99
94 Sambricio, Carlos. La arquitectura española de la Ilustración, Madrid, Coediciones del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España y del Instituto de Estudios de Administración Local, 1986, p. 315. 95
Ibidem, p. 316.
96 García Martínez, 2016, pp. 349-355. 97
AHPC, leg. 1117/5, fol. 7r. Corregimiento de Huete: «A instancia del padre abad de San Benito, fray Antonio Calonge, sobre hallarse fundado el monasterio, sobre derrame de aguas en el monasterio, posible ruina del mismo. Declara Francisco Toledo, maestro mayor de obras, del Real Convento de Uclés, que pasa a reconocer el edificio. 29 de mayo de 1800».
98 García Martínez, 2016, pp. 349-355. Sobre Francisco de Toledo, véase también Carreras García, María Pilar, «Los proyectos inéditos de Francisco Toledo y José Miguel de Toraya para la nueva Iglesia de Zarza de Tajo (Cuenca)», Lope de Barrientos: Seminario de cultura, n.º 10 (2017), pp. 9-47. 99 «Mandamos que el sitio que dicen la carrera y único camino por donde se va a la yglesia por la puerta seglar que se halla enteramente embarazada con el motivo de las obras se limpie de forma que deje absolutamente libre el paso para el templo y honesto recreo de los individuos en las horas que se les permita su statuto [sic]», AHN, OM, AHT, leg. 7055, sin fol., n.º 30, visita de 1777.
Las últimas remodelaciones y el acondicionamiento de la plaza del monasterio 299
Figura 29 Puerta de la Carrera.
El motivo de una construcción tan llamativa como lugar divisorio entre el espacio religioso y la población propiamente dicha hemos de buscarlo quizá en un acontecimiento que pareció revestir singular importancia para la vida de la comunidad santiaguista. En agosto de 1793 se trabajaba en los preparativos para la futura visita al convento del arzobispo de Toledo Francisco de Lorenzana,100 hecho que, si seguimos el libro de mayordomía de las obras, conllevó toda una serie de medidas de acondicionamiento. En concreto, el libro recoge diversos pagos por la «compostura de la carrera y calle de su entrada».101 Durante todo el mes de enero de 1794, el maestro de la obra debió personarse en Uclés, ya que los peones aparecen a su servicio y no al de los oficiales, como venía siendo habitual en el resto de pagos de esos años.102 En concreto, el 26 de enero se pagaron jornales a los peones que aquella semana habían asistido al maestro «en la composición del camino de Puerta Estremera»,103 volviendo a recibirlos el domingo 2 de febrero. Estas son las últimas noticias que hemos podido recuperar sobre la arquitectura promovida por el convento de Uclés. El siglo xix se inició con toda una serie de medidas políticas que afectaron al patrimonio y al estatus de las órdenes militares, poniendo fin a un proceso constructivo que había ocupado los últimos tres siglos de historia del monasterio. 100 El paso de Lorenzana a Uclés y su priorato es mencionada en el volumen González, Francisco Antonio. Oración Fúnebre que en las solemnes exequias celebradas el 27 de junio del presente año por la venerable congregación del apóstol San Pedro de señores presbíteros naturales de esta corte a la buena memoria del Emmo. y Exmo. Señor cardenal Arzobispo de Toledo Don Francisco Antonio Lorenzana, Madrid, Imprenta de la viuda de Ibarra, 1804, p. 11.
101 AHDC, Libro 200-B, fols. 60v y 113v. Libro de mayordomía de obras del trienio del señor don Juan Antonio Tamayo, 1791-1806. 102 Ibidem, fol. 115v. 103 Ibidem, fol. 116r.
II. Formas de trabajo en las obras del priorato de Uclés en época moderna. Aspectos biográficos
302 Formas de trabajo en las obras del priorato de Uclés en época moderna. Aspectos biográficos
La villa de Uclés fue un centro de atracción de mano de obra dedicada a la construcción desde finales del siglo xv hasta la primera mitad del xviii. Durante varios siglos, los oficios relacionados con la construcción estuvieron muy presentes en ella y sus alrededores. A través de las biografías de los artífices que hemos reunido hasta ahora es posible detectar cómo muchas de las personas que intervienen en las obras del monasterio o en otras cercanas estaban avecindados en la villa, a pesar de tener lugares de procedencia variados. El estudio de estos personajes, en muchas ocasiones gracias a la información que ofrecen los protocolos notariales del municipio, nos ha permitido detectar la importancia que durante toda la Edad Moderna tuvieron ciertos grupos de canteros de origen norteño —tanto vascos como trasmeranos— en las obras desarrolladas en el área geográfica del priorato de Uclés. La alta concentración de profesionales norteños del arte de la cantería vivió su apogeo durante el siglo xvi, cuando en el territorio santiaguista se emprendieron importantes obras de remodelación de templos, en muchos casos motivadas por ampliaciones a iglesias de tres naves, ante el incremento demográfico que experimentaron poblaciones como Mota del Cuervo, Socuéllamos, Villamayor de Santiago… entre un largo etcétera, obras todas ellas edificadas en piedra, dentro de las formas constructivas propias del tardogótico.1 Junto a los canteros norteños, en general, el resto de oficiales provenía de áreas relativamente cercanas, siendo las más recurrentes las de de los obispados de Cuenca, Toledo y Murcia. En algunos casos puntuales, y cuando se tenía que trabajar un material al que los autóctonos estaban poco acostumbrados, se requería la adquisición de una obra ya trabajada en origen —como la importación de las columnas de granito para las portadas de la iglesia antes estudiadas— o, incluso, se solicitaba la presencia de personal especializado, como la de los maestros chapiteleros que se desplazaron a Uclés para realizar los remates de la cúpula y de las torres en pizarra o la de los huéspedes que el convento acogió en 1565, tres oficiales y una cuadrilla de peones «de yesera [sic] de Guadalajara que estaban entendiendo en obras del convento, y se les dio de comer».2 Por último, en lo que respecta a los maestros de obras extrapeninsulares, son solamente tres los nombres que hemos podido documentar a lo largo de este trabajo. Hacia el segundo tercio del siglo xvi localizamos a maestre Jacobo y a Jamete, es decir, dos franceses vinculados con el mundo de la talla, así como a Pedro Fallés, maestro francés especializado en vidrieras, al que encontramos trabajando para el convento hacia 1605.3 Los datos obtenidos en este trabajo también ofrecen información sobre las formas de vida y consideración social de los profesionales de la construcción. Normalmente, en trabajos para parroquias y villas del territorio santiaguista, los maestros de obras dirigían sus propias cuadrillas, de número variable pero que extrapolado a ejemplos más generales podía rondar los veinte miembros por cada maestro, entre los que se encontraban oficiales y aprendices.4 Como es habitual en estos casos, los nombres de
1
Sobre la renovación de templos en la primera mitad del siglo xvi en el área de estudio, véase Azcárate Ristori, 1959, p. 90.
2
AHN, OM, AHT, leg. 18952, fol. 49r, julio de 1565.
3
AHN, OM, L. 11c, fol. 125v.
4
Alonso Ruiz, Begoña. El arte de la cantería. Los maestros trasmeranos de la Junta del Voto, Santander, Universidad de Cantabria, 1991, pp. 49-50.
Formas de trabajo en las obras del priorato de Uclés en época moderna. Aspectos biográficos 303
los oficiales que componían estas asociaciones se mantienen en el anonimato, ya que es poco frecuente que la documentación que hemos manejado los refleje. La solidaridad y la comunidad entre los operarios de la construcción quedaba demostrada no solo a la hora de formar cuadrillas de trabajo, sino también en aspectos relativos a su día a día. Sabemos que estos artífices en ocasiones viajaban y vivían juntos. En este sentido, puede señalarse el ejemplo de los canteros vizcaínos que en 1539 trabajaban en la iglesia de Villanueva de Alcardete. Por error, al abrir unos cimientos, habían derribado la escultura de bulto del comendador Céspedes en la iglesia, por lo que los herederos del comendador iniciaron un pleito por el cual algunos oficiales de las obras fueron detenidos. A partir del pleito, sabemos que estos oficiales vivían juntos en una casa que la fábrica de la iglesia tenía alquilada para ellos.5 También era una práctica recurrente crear asociaciones a la hora de contratar obras, o dar fianzas y poderes a favor de un compañero, contratos en ocasiones formalizados ante los notarios de la villa de Uclés. La fábrica del monasterio de Santiago Uclés nos ofrece muchos datos interesantes para poder profundizar en la semblanza de estos artífices. El inicio de las obras del monasterio convocó a un gran número de canteros, carpinteros, maestros yeseros y entalladores a la villa. Aunque son pocos los datos que conocemos sobre la vida de muchos de esos operarios, la documentación manejada nos ha ofrecido puntualmente información relativa a su oficio, como, por ejemplo, que durante las obras disponían de un taller junto al «cuarto nuevo» del monasterio en la zona este, donde trabajaban, o que a mediados del siglo xvi, en la propia villa de Uclés, junto a la plaza vieja y la calle de la baldosería vivían los maestros de yesería y carpintería.6 También nos consta, por la documentación relativa a la elección de cargos municipales de 1664, que durante la fiesta del Corpus Christi uno de los portadores de pendones representaba a los carpinteros de la villa.7 Sobre la semblanza como cuerpo laboral nos ha llamado la atención la apreciación que sobre los canteros que participaban en la obra de Uclés hizo el juez Ribera en 1530. Este personaje se había dirigido al convento de Uclés para apresar a unos delincuentes. Ante la negativa del portero del convento a dejar pasar al juez y a sus hombres armados, Ribera cogió una cuerda para intentar ahorcarlo; al no conseguirlo, intentó despeñarlo por los andamios de las obras. Ante esos hechos se inició un pleito en el que el propio juez justificó su comportamiento desproporcionado alegando que consideraba que debía ganarse el respeto de los canteros vizcaínos que asistían en los trabajos de construcción del monasterio y que habían presenciado la escena. La forma en la que los testigos se referían a dichos canteros nos resulta interesante: «Le quebré la vara en la cabeça porque defendía las armas y ansy mesmo a los que conmigo iban por no dar lugar a que más se
5
Barranquero Contento, José Javier. «La transformación de los modelos arquitectónicos medievales en el priorato de Uclés: Las parroquias de Dosbarrios y Villanueva de Alcardete», Espacio, tiempo y forma, 2 (2014), p. 174.
6
«Dicho día mes e año susodicho paresció el dicho Francisco Martínez pregonero e dio ser que se avía pregonado las dichas obras por la villa especialmente en la plaça vieja y la baldesería donde biben los maesos de yesería e carpintería.»
La noticia procede del pregón que se realizó en enero de 1545 para la subasta de las obras de carpintería de la fortaleza de Uclés, AHN, OM, AHT, leg. 20127, sin fol. 7
Quintero Atauri, 1915, p. 155 Los representantes que debían llevar pendones en la procesión eran uno por cada grupo: el Estado noble, los hortelanos, los carpinteros, los tejedores, los sastres, los tenderos y los zapateros.
304 Formas de trabajo en las obras del priorato de Uclés en época moderna. Aspectos biográficos
me desacatasen y me hiziesen afrenta alguna e enojasen a la bara que ansy llevaba porque estaban allí cincuenta o sesenta vizcaynos canteros, me mostré recio».8 El segundo testigo aportado por el juez, García de Mexía, afirmaba: Dixo este testigo que no se alló pero que lo quel dicho juez hizo a la puerta del dicho convento al dicho portero fue necesario y bien hecho, porque estaba entre muchos hombres canteros y peones que no tienen bienes ni que perder e que está el convento fuera de la villa e los vizcaynos comen del dicho convento e sy aquello no hiziera el dicho juez pesquisidor, pudiera avérsele atrevieran el dicho juez e hizieran y cometieran mayor escándalo.9
Estos testimonios parecen dar cuenta de que los canteros vizcaínos conformaban un grupo de hombres fuertes y de vida itinerante, aspecto este último que los diferenciaba de los maestros locales. La distinción entre canteros locales y canteros vizcaínos está también presente en una relación de deudas contraídas por el convento con diferentes operarios en 1574, en cuyo listado las deudas que se tienen con unos o con otros están diferenciadas, como si se tratara de cuerpos de trabajo distintos.10 De la misma forma que Uclés fue un foco de atracción, la gran fábrica del monasterio también requirió la llegada de grandes cantidades de materiales a la villa para la realización de las obras. Al estar mayoritariamente ejecutada en piedra, este fue uno de los materiales más necesarios. La piedra empleada era de distinto tipo según el lugar en el que fuera a ser colocada. Para relleno o para lugares poco visibles, fue frecuente la reutilización de la piedra procedente del derrumbe del antiguo monasterio y de las torres y elementos defensivos medievales también desmantelados. En lugares donde la piedra empleada debía ser perfectamente regular y escuadrada, se procedió atraer el material de canteras de distinta procedencia, más o menos lejana. En la documentación del siglo xvi aparecen mencionadas las canteras de Almonacirejo, Villalba, Moraleja y Lituero,11 así como piedra de sillería proveniente de las cercanas canteras de Barajas de Melo y Solacabeza —junto al Gigüela, cercana a Segóbriga—12 o Carrascosa del Campo.13 Además, en la década de los años treinta del siglo xvi, fue notable el expolio de piedra de la antigua ciudad romana de Segóbriga para las obras del monasterio, de tal forma que muchas de ellas, con inscripciones romanas, son todavía visibles en la fachada este del monasterio. La madera era normalmente adquirida en la Sierra de Cuenca y transportada hasta la heredad del convento en Buenamesón, donde era recogida en la presa. Desde allí se trasladaba, mediante carros y acémilas, hasta el monasterio, donde normalmente se labraba y trabajaba. El ladrillo y la teja fueron otros de los materiales empleados a lo largo de las obras. Su fabricación, sin embargo, no se desarrollaba en la propia fábrica de la obra, sino que era adquirido, sin que podamos constatar el lugar de producción. En cambio, el yeso sí parece que se realizaba en las propias heredades del convento, mientras
8
AHN, OM, AHT, leg. 1424, fol. 33r.
9
Ibidem, leg. 25538, fol. 17v. Esta apreciación sobre los canteros vizcaínos como grupo ingobernable se manifestó también en el motín que protagonizaron los canteros de El Escorial, de la misma procedencia; véase Parker, Geoffrey. Felipe II. La biografía definitiva, Barcelona, Planeta, 2010, p. 276.
10
Ibidem, leg. 17571, fol. 208r. Deudas por obras del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574.
11
Ibidem, leg. 22968, fol. 14r. Cuentas Almaguer, primer año.
12
Ibidem, leg. 8385, fol. 45v.
13
Ibidem, leg. 22968, fol. 33v. Libro de cuentas del convento de Uclés, 1531-1534.
Formas de trabajo en las obras del priorato de Uclés en época moderna. Aspectos biográficos 305
que la cal en ocasiones se adquiría a terceros. Por último, había otros materiales más concretos y difícilmente localizables en el entorno más cercano de Uclés, como puede ser el granito que llegaba al convento procedente de las canteras de las Ventas de Peña Aguilera, en los montes de Toledo, las mismas canteras que también surtieron a las obras de la ciudad imperial.14 Con respecto al diseño y contratación de obras, podemos decir que tanto en las del monasterio como en las del priorato, como regla general, las trazas eran dadas por un maestro de reconocido prestigio en el ámbito arquitectónico en el que se encontraba. En la inmensa mayoría de los casos, una vez que estas trazas eran enviadas al Consejo de las Órdenes para su aprobación, los trabajos para las iglesias o los edificios civiles santiaguistas se pregonaban en las villas comarcanas donde se tenía constancia de la presencia de oficiales, realizándose una subasta en la plaza pública de la población donde fuera a llevarse a cabo la obra. En esas subastas se fijaba un precio de salida para el total de las labores, normalmente prefijado en las condiciones que el tracista había dado, procediéndo los distintos maestros interesados a dar bajas.15 Llegados a la puja inferior de las ofertadas, la obra quedaba adjudicada. En ese sentido, algo que nos ha parecido sorprendente es que, con frecuencia, una vez finalizado el proceso de subasta, cuando la obra ya había sido rematada e incluso buena parte de ella ya había sido comenzada, era reclamada, por parte de un segundo maestro, la posibilidad de presentar una nueva baja en el precio, como ocurrió, por ejemplo, en las casas de la encomienda de Villamayor de Santiago en 159216 y en las obras de la casa tercia de la misma localidad en 1593.17 A pesar de lo irregular de ese hecho, el Consejo de las Órdenes permitía que se realizaran las pertinentes informaciones para permitir la nueva puja, entendemos que con el objetivo de conseguir una cantidad lo más económica posible. A la hora de contratar una obra era muy habitual que los maestros formaran «compañía». De esta forma, dos o más artífices se corresponsabilizan de un proyecto, entendemos que a partes iguales, lo que permitía distribuir el trabajo y repartir las ganancias.18 Por otro lado, uno de los requisitos imprescindibles para la realización de una obra en el territorio que estudiamos era la necesidad de que el maestro encargado diese las fianzas pertinentes en relación con lo contratado, como garantía para los promotores en caso de ruina, de incumplimiento de contrato o de abandono de la construcción. Tal y como indicara Begoña Alonso, era difícil que un maestro pudiera cubrir con sus propios bienes el total del precio de una obra, por lo que debía ser avalado por terceros, en muchos casos partícipes del mismo taller y procedentes de la misma área geográfica.19 Con mucha frecuencia hemos observado cómo determinados maestros de cantería aparecen interrelacionados, en ocasiones contratando una obra conjuntamente o actuando como fiadores. La confianza depositada en el grupo canteril se demuestra también en la concesión de poderes, ya fuera para la contrata de obras como para representarlos a la hora de recibir pagos adeudados.
14
Suárez Quevedo, Diego. Arquitectura barroca en Toledo. Siglo xvii, Toledo, Caja de Ahorros de Toledo, 1990, p. 82.
15
Dependiendo del tipo de obra, en ocasiones podían hacerse bajas parciales, en las que un cantero solo pujara, por ejemplo, por la obra de cantería.
16
AHN, OM, AHT, leg. 9607, fol. 3r.
17
Ibidem, leg. 4372, fol. 8r.
18
Juan Martínez del Barrio, Juan de Mazas y Juan de Gastañaga contrataron conjuntamente la obra del convento de Nuestra Señora de Lepanto de Villarejo de Salvanés.
19
Alonso Ruiz, 1991, pp. 49-50.
306 Formas de trabajo en las obras del priorato de Uclés en época moderna. Aspectos biográficos
Las formas en las que se contrataba una obra variaban en función del tipo y la época. En las parroquias santiaguistas del priorato de Uclés, lo más habitual era que se estipulara un precio de salida para una determinada obra y, tras los pregones públicos, los oficiales interesados en hacerse cargo de la misma hicieran bajas sobre ese precio total. Igualmente, el sistema de contrato habitual que hemos encontrado es el que Begoña Alonso denomina «contratación por tasación final».20 Se trata de un sistema en el que, una vez adjudicada la obra por una cantidad total, los pagos se van efectuando progresivamente a lo largo de la realización de la obra. La justificación del dinero recibido y lo ejecutado se realizaba una vez concluida la obra, cuando dos maestros peritos efectuaban una tasación, valorando los materiales empleados —en el caso de que estuvieran incluidos en el contrato—, la calidad de la obra y el valor de las manos de los maestros, de forma que en muchas ocasiones se consideraba necesario aumentar el presupuesto inicial, al haberse incluido «mejorías» en el proyecto. Este fue el sistema seguido cuando, a principio del siglo xvii, se tasaron las obras de albañilería y de cantería realizadas por Juan de Mazas y Juan de la Riten relativas a los trabajos en la iglesia nueva de los santiaguistas de Uclés. Además, en el caso del monasterio de Uclés, a lo largo de toda su historia constructiva se dieron cita otras fórmulas de contrato. La más habitual era la de disponer de un maestro mayor en las obras con un salario anual. No obstante, como hemos visto, también fue habitual que parte de las obras salieran a destajo. Esta forma de contrato solía estar relacionada con grandes obras como la que nos ocupa, en las que existía un proyecto previo general, de modo que los distintos trabajos a realizar debían dividirse en cuadrillas de canteros bajo el gobierno de un aparejador y las órdenes del maestro mayor de la obra, como ocurría de forma sistematizada en la fábrica del monasterio durante la maestría de Pedro de Tolosa. Al mismo tiempo, existían numerosos oficiales que ganaban un salario diario, por el sistema de jornales, si bien, al no haberse conservado los libros de fábrica no podemos precisar a cuánto ascendían esos salarios. Sobre la discusión de si era mejor contratar una obra a destajo o a jornal nos habla la controversia que se vivió entre los religiosos de Uclés en el Capítulo de 1730, con respecto a cómo se habían dado a destajo las obras de la galería del claustro del monasterio. *** A continuación ofrecemos una relación de artífices implicados en las obras del priorato de Uclés entre los siglos xv y xviii. Como se verá, siempre que ha sido posible hemos recuperado tanto aspectos biográficos como sus lugares de procedencia o las relaciones interpersonales y laborales que se establecieron entre los distintos grupos de canteros. También cabe señalar que en la relación que a continuación presentamos hemos rehusado tratar en extensión las biografías de los maestros principales de la obra, ya que estas se han desarrollado a lo largo de los capítulos anteriores del texto. Se tratarán aquí las de los maestros normalmente excluidos de los grandes relatos, pero que ejemplifican
20 Ibidem, p. 44.
Formas de trabajo en las obras del priorato de Uclés en época moderna. Aspectos biográficos 307
el quehacer en las obras del territorio objeto de estudio. Por otra parte, los límites imprecisos nos han impedido presentar una relación cronológica ordenada de estas personas, por lo que hemos optado por una ordenación por siglos —teniendo en cuenta el periodo en el que se documenta su primer trabajo en nuestro ámbito de estudio— y alfabética para su más cómoda consulta.
Biografías de artífices
Artífices del siglo xv Álvaro: pintor. En la visita al Corral de Almaguer de 1498 se le habían pagado tres fanegas de trigo por pintar un crucifijo de la iglesia parroquial.1 Castillo: operario de la construcción. En la visita al Corral de Almaguer de 1498 se le habían pagado seis fanegas de trigo por enlucir una parte de la iglesia parroquial.2 Clemente, Juan: albañil. Tasó y apreció, junto con el también albañil Juan Sánchez Botija, las obras y reparos que los visitadores consideraron que debían hacerse en la casa de bastimentos de Villanueva de Alcardete en septiembre 1498.3 Çuleman: maestro de obras musulmán o procedente del norte de África. En 1494 declaró sobre el coste de los reparos de la fortaleza de Uclés.4 Despina, Diego de: maestro de obras vecino de Belinchón. En 1494 declaró sobre el coste de los reparos de la fortaleza de Uclés.5 Miranda, Francisco de: tomó las obras de los reparos de la fortaleza de Villaescusa de Haro en 1498. El concejo de la villa le concedió los maravedís que fueren necesarios para la obra de reconstrucción de la barrera de la fortaleza, ganando por cada día que estuvo presente en la obra 31 mrs.6 Murcia, Pedro de: albañil vecino de Villanueva de la Jara. Fue designado como tasador de las obras que Martín de Olmedilla había hecho en la casa del hospitalero de Alarcón en 1498.7 Junto con Antón Catalín, vecino de Alarcón, se presentaron, en 1498, dispuestos a realizar unas obras de madera en el campanario, blanquear la iglesia y asentar una reja, con su cerradura, en la iglesia de Santa María, obras que les fueron adjudicadas por un valor de 2300 mrs. que les fueron pagados en tres plazos.8 Navarro, Pedro: maestro de obras vecino de Uclés. En 1494 declaró sobre el coste de los reparos de la fortaleza de Uclés.9 Ochoa, Pedro: maestro de obras de origen vizcaíno. En 1494 declaró sobre el coste de los reparos de la fortaleza de Uclés.10 1
Jiménez Rayado, Eduardo; Muriel Hernández, Santiago y Sánchez Ayuso, Ignacio (eds.). Libros de visita de la Orden Militar de Santiago. Provincia de Toledo. Siglos xv-xvi, vol. I, Madrid, Almudayna, 2012, p. 35. Libro de visita 1498.
2
Ibidem.
3
Ibidem, p. 52.
4
«E los presçios de costa [fueron declarados] por Çuleman moro, maestro que de ello sabía»; véase Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. I, 2009, p. 246, libro de visita 1494.
5
Ibidem, p. 249.
6
Ibidem, vol. II, p. 57, libro de visita 1498, Villaescusa de Haro.
7
Ibidem, p. 33, libro de visita 1498, Alarcón.
8
Ibidem, p. 34.
9
Ibidem, vol. I, p. 249, libro de visita 1494.
10
Ibidem.
Artífices del siglo xvi 309
Olmedilla, Martín: albañil. Fue fiador de Juan Vizcaíno en las obras que tomó a su cargo en la casa del hospitalero de la Orden de Santiago de Alarcón en 1498.11 Sánchez Botija, Juan: albañil. Tasó y apreció, junto con el también albañil Juan Clemente, las obras y reparos que los visitadores consideraron debían hacerse en la casa de bastimentos de Villanueva de Alcardete (Toledo) en septiembre 1498.12 Vizcaíno, Juan: vecino de Alarcón. En 1498 tomó a su cargo las obras de la casa del hospitalero de la Orden de Santiago, junto a la iglesia de Santa María de Alarcón. Las obras consistían en hacer un colgadizo en la portada, ciertas tapias, saeteras, habitaciones y puertas, por valor de 8130 mrs. a recibir en tres plazos, sin contar los materiales, que le fueron dados. El albañil Martín de Olmedilla fue su fiador.13
Artífices del siglo xvi Acero, Pedro de: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba 580 reales y 24 mrs. por el trabajo que había desarrollado en las obras.14 Açola, Martín de: cantero vecino de Ocaña. Entre 1511 y 1515 tuvo a su cargo obras de reparos en la fortaleza de Uclés.15 Todavía continuaba trabajando en ellas en 1528. Aquel año, los visitadores ordenaron que Martín de Açola debía terminar la puerta y las ventanas de la sala principal de la fortaleza, los pretiles y almenas del llamado cubo Beltrán, el retejo de la torre de la plata y hacer un tejado «de lomo cerrado» en la torre del Palomar.16 Adonza, Cristóbal de: se le considera cabeza de una saga de maestros activos en las obras del priorato de Uclés a principios del siglo xvi. José Miguel Muñoz Jiménez considera que se trata de una familia de canteros italianos procedentes del lago de Como, concretamente de la localidad de Adongo, de donde podrían ser originarios.17 Documentado por primera vez en 1500, cuando colaboraba con Juan Gil en la portada de la catedral de Sigüenza,18 aparece más tarde, en 1509, junto con Lorenzo Vázquez, para dar un informe sobre la Capilla Real,19 y de nuevo en 1513, con el mismo fin, junto con Juan Gil de Hontañón, Juan de Badajoz y Juan de Álava. En el priorato de Uclés se encargó de la construcción de la capilla mayor de Colmenar de Oreja en torno a 1515 —finalizada en 1529, ya en manos de Lorenzo de Adonza—. Así mismo, en 1516 comenzaba la obra de la iglesia parroquial de Mondéjar, que concluyó su hijo Nicolás. Por esas obras, Azacárate lo considera más apegado a las formas góticas que al incipiente Renacimiento. Lo encontramos, junto con Juan Ramírez, tasando las tapias
11
Ibidem, vol. II, p. 35, libro de visita 1498, Alarcón.
12
Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. I, 2012, p. 52. Libro de visita 1498.
13
Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 35, libro de visita 1498, Alarcón.
14
AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574.
15
Azcárate Ristori, 1959, pp. 140-141 y 1988a, p. 267. Visita al convento en 1511. La documentación en ocasiones se refiere a él como «Martín de Alçola».
16
Rokiski, 1988a, p. 276. Visita a Uclés, 1528.
17
Muñoz Jiménez, José Miguel. «Un muy temprano foco de cantería: maestros norteños en el Valle de Henares en torno al año de 1500. La conexión italiana», en M. J. Redondo (coord.), El arte de la cantería. Actas del congreso Rodrigo Gil de Hontañón. V centenario, Santander, Centro de Estudios Montañeses, 2003, pp. 207-220.
18
Azcárate Ristori, 1959, p. 93.
19
Gómez Moreno, Manuel. «Sobre el Renacimiento en Castilla: notas para un discurso preliminar. I – Hacia Lorenzo Vázquez», Archivo Español de Arte, 1 (1925), pp. 27-28.
310 Biografías de artífices
que habían de construirse en el baluarte de la fortaleza de Villarejo de Salvanés en junio de 1520.20 Adonza, Lorenzo: hijo de Cristóbal de Adonza. Se documenta en 1515 participando en las obras de Villarejo de Salvanés y Fuentidueña del Tajo, tasando obras junto con Diego del Barco.21 En 1518 aparece trabajando en Grajal de Campos, en las obras al servicio del comendador mayor de Castilla, probablemente en relación con el palacio y algunas obras del castillo. Según Muñoz Jiménez, en una declaración, Lorenzo del Dongo afirmaba que había trabajado para el conde de Benavente y en la rehabilitación del castillo real de Simancas entre 1522 y 1525, «al tiempo que levantó el puente de Carcavelos».22 En 1529 se le pagaron, en Villarejo de Salvanés, 204 mrs. «porque hiço una traça del ladrillar el patyo de la fortaleza del Villarejo e una escalera con açotea». También se le abonaron 90 000 mrs. por el alzado de los tejados y los desvanes de la misma casa de Villarejo.23 Aguirre, Domingo de: maestro de cantería. En 1541 fue requerido, en condición de maestro de cantería, para tasar las obras de la fortaleza de Uclés ordenadas por Carlos V.24 Aguirre, Francisco de: en calidad de maestro de cantería realizó, junto con Pedro de Huelmes, las obras de la fortaleza de Uclés ordenadas por Carlos V antes del año de 1541.25 Aguirre, Martín de: en la relación de deudas del convento de Uclés, en 1538 se le debían 21 678 mrs. de sus jornales como oficial de cantería.26 Estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés, donde se le menciona, como maestro de cantería que trabaja en las obras del convento de Uclés, el 11 de enero de 1545.27 Álava, Perucho de: maestro de cantería. Aparece mencionado en la documentación relativa al proceso por el cual se solicitaron reparos en la fortaleza de Uclés. En concreto, en marzo de 1544, cuando estos fueron valorados por Toribio de Hornedo y la obra se pregonó en diversas localidades de entidad, como Huete y Ocaña, pero también en Cuenca. En esta última ciudad, la orden quiso notificar personalmente estos trabajos a los maestros de cantería Pedro de Alviz y Francisco de Luna. Perucho de Álava les informó que no se encontraban en la ciudad.28 Alcalá, Andrés: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban, por el trabajo de su hijo, 24 reales y 7 mrs.29 Alcázar, Juan: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 6 reales.30
20 AHN, OM, AHT, leg. 25905, sin fol. Sobre la obra del baluarte que se ha de hacer en la puerta principal de Villarejo de Salvanés, 1520. 21
Azcárate Ristori, 1959, p.96.
22
Muñoz Jiménez, 2003, p. 219.
23
Azcárate Ristori, 1959, p. 153.
24 AHN, OM, AHT, leg. 8532, doc. 4. Tasación de las obras de la fortaleza de Uclés, 1541. 25
Ibidem.
26 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 183, libro de visita 1537-1538. 27
AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 26r. Pregón de las obras de reparación en la fortaleza de Uclés, 1545.
28 Ibidem, fol. 24v. Pregón de las obras de la fortaleza de Uclés en la ciudad de Cuenca, 21 de noviembre de 1544. 29 AHT, 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 30 Ibidem, fol. 105v.
Artífices del siglo xvi 311
Alistur, Pedro de: maestro de cantería. En 1529 trabajaba en la iglesia de Corral de Almaguer como maestro de la obra.31 Allona, Pedro de: de origen vizcaíno.32 Antes del 1 de diciembre de 1575 le habían sido rematadas a destajo las obras ordenadas por Felipe II en la fortaleza y la torre albarrana de Uclés. En esa fecha, y en el mismo documento, se le menciona como vecino y estante en la villa.33 Las condiciones para la obra las había elaborado Juan de Gastañaga, aparejador en nombre de Gaspar de Vega. Las obras fueron tasadas, por parte del rey, por Andrés Martínez, vecino de Uclés y oficial del arte de la cantería, y por Agustín García para las obras relativas a la carpintería. Por su parte, Pedro de Allona nombró como tasador para las obras de cantería a Pedro de Andizpe, vecino de Uclés, y a Agustín García, también vecino de la villa, como maestro de albañilería y carpintería.34 Tras la tasación, Pedro de Allona se sintió profundamente agraviado y solicitó que fuera repetida, ya que no se habían tenido en cuenta los gastos que le habían ocasionado los materiales empleados, fundamentalmente, sacar, partir y desbastar la piedra de la cantera. Los tasadores, después de evaluar también las canteras, añadieron 4500 mrs. a la tasación previa de 49 298 mrs. —sumando un total de 53 798 mrs.—. De nuevo, Pedro de Allona consideró la tasación insuficiente, elevando una petición al rey explicando que los maestros nombrados por él no estaban lo suficientemente versados en el oficio para dar una tasación correcta. El monarca volvió a nombrar tasadores por su parte a Juan de Enchía, maestro de cantería, y a Martín de Velasco, de albañilería y madera. Pedro de Allona había fallecido antes del 6 de agosto de 1576, fecha en la que Mari Muñoz, su viuda e institutriz de su hijo Juan de Allona, reclamó las deudas por la obra de la fortaleza de Uclés. En 8 de agosto de 1576 se le pagaron, por parte del monasterio, los 42 510 mrs. que se le debían de los 53 798 mrs. en que había sido tasada la obra.35 Almyzque, Miguel de: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 31 144 mrs. por su trabajo.36 Alviz, Pedro: maestro de cantería, activo en la diócesis de Cuenca entre los años 1524 y 1545. Su trayectoria, circunscrita fundamentalmente al ámbito de ese obispado, fue ampliamente estudiada por Mari Luz Rokiski.37 No tenemos constancia de que Pedro de Alviz trabajara directamente en las obras del priorato de Uclés. Su inclusión en este apartado se debe a que la historiografía ha puesto en relación su nombre con el diseño de las bóvedas de la sacristía del monasterio de Uclés. Por otro lado, cabe señalar que cuando, en marzo de 1544, fueron valorados los reparos necesarios en la fortaleza de Uclés por Toribio de Hornedo, al pregonarse las obras en Cuenca, se les quiso notificar personalmente a los maestros de cantería Pedro de Alviz y Francisco de Luna. Sin embargo, el 21 de noviembre de ese año se recoge «que habiendo ido a buscar a los dichos Pedro de Albiz e Francisco de Luna e que no los avía hallado y
31
Azcárate Ristori, 1959, p. 112.
35
Ibidem.
32
AHDC, Audiencia, 1530-1599, leg. U. 561, fol. 1r. Tasación de las obras de la fortaleza de Uclés por Pedro de Allona, 1575.
36
33
Ibidem.
AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, a 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos».
37
Rokiski Lázaro, 1985, pp. 96-115.
34 Ibidem, fol. 1v.
312 Biografías de artífices
en sus casas les habían dicho que no estaban en la ciudad». Esta breve noticia pone de manifiesto que Pedro de Alviz no era un desconocido para los santiaguistas. Amo, Bartolomé del: el 11 de enero de 1545 estaba presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés, donde se le menciona dentro del grupo de los maestros de yesería y carpintería.38 Andizpe, Pedro de: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 306 mrs. por su trabajo.39 En el pleito sobre la tasación de las obras de la fortaleza de Uclés hechas por Pedro de Allona en 1575, Allona reprochaba a Pedro de Andizpe el no haber sabido hacer la tasación de las obras de cantería por ser un mero «asentador de piedra».40 En 1592, Pedro de Andizpe dio un poder a su yerno Juan Pulido, vecino de Uclés, para cobrar de Miguel de Carra y Juan Barbariola, canteros vecinos de Santa Cruz de la Zarza, 200 reales que le debían.41 Posiblemente, padre o familiar de Juan de Andizpe (veáse artífices del siglo xvii). Andute, Juanes de: maestro de cantería habitante de la ciudad de Huete. Estuvo presente en la subasta que se hizo de las obras de la fortaleza, el 11 de enero de 1545, en la plaza pública de Uclés, con un precio de salida de 400 000 mrs. La obra se remató al montañés Juan Carrera, en 376 500 mrs., siendo fiadores el también montañés y maestro de cantería Juan de Hornedo —como principal deudor—, Juan Rojo y Francisco Narváez, todos vecinos de la villa de Uclés.42 En 1546, la viuda de Pedro de Alviz traspasó a Juanes de Andute la obra de la iglesia de Garcinarro.43 En 1554, Juanes de Andute emite un informe sobre la obra de la iglesia de San Clemente (Cuenca).44 Arellana, Juan de: carpintero. En 1534, el convento de Uclés le adeudaba 12 000 mrs. por la madera ya trabajada que había entregado a las obras.45 Ariz, Juan: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 64 mrs. por su trabajo.46 Arrien, Juan de: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 500 reales por su trabajo.47 Asensio: formaba parte de un grupo de maestros de cantería que trabajaban en la iglesia de Villanueva de Alcardete en los años treinta del siglo xvi. Al sacar los cimientos de la iglesia destruyeron una sepultura de bulto del comendador Juan de Céspedes, por lo que él y sus compañeros Juan de Madariaga, Cristóbal Martínez, Miguel de Estegui, Martín de Zaray y Martín de Ochoa fueron encarcelados en 1539.48
38
AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 26r. Pregón de las obras de reparación en la fortaleza de Uclés, 1545.
39
Ibidem, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, a 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos».
40 AHDC, Audiencia, 1530-1599, leg. U. 561, fol. 1r. Tasación de las obras de la fortaleza de Uclés, 1575. 41
AMU, Protocolos Notariales, L. 5/2, fol. 404r. Poder entregado por Pedro de Andizpe, 1592.
42 AHN, OM, AHT, leg. 8532. Tasación de las obras de la fortaleza de Uclés, 1541. 43 Rokiski Lázaro, 1989, p. 20.
44 Ibidem y Jiménez-Hortelano, Sonia. «La iglesia parroquial de Santiago (San Clemente, Cuenca): Nuevos datos para su estudio», Ars Longa. Cuadernos de Arte, 22 (2013), p. 123. 45 AHN, OM, AHT, leg. 22698, fol. 57v. Libro de Cuentas del convento de Uclés, 1531-1534. 46 AHT, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, a 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos». 47
Ibidem.
48 Barranquero Contento, 2014, p. 174.
Artífices del siglo xvi 313
Aviestra, Martín de: en la relación de deudas que del convento de Uclés en 1538 se le debían 13 088 mrs. por sus jornales como oficial de cantería.49 Azera, Catalina: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 4400 mrs. por el trabajo de sus hijos.50 Barbariola, Juan de: maestro de cantería, vecino de Santa Cruz de la Zarza. En 1592, Juan de Barbariola y Miguel de Carra debían 200 reales a Pedro de Andizpe.51 Barruelos, Bernardino: en 1598 trabajaba como pizarrero en la obra del chapitel de la media naranja del monasterio de Uclés junto con Pedro Juárez, ambos vecinos de Galapagar.52 Con Pedro Juárez y Bartolomé Díaz, como pizarreros y plomeros de su majestad, se encargaron de cubrir el chapitel de la capilla mayor del convento de la Encarnación de Madrid entre 1614 y 1615.53 También aparece con el cargo de pizarrero de su majestad en las cuentas de las obras del chapitel de la iglesia parroquial de Pinto (Madrid) en 1622, cuando era ya vecino de Madrid.54 Biedma, Alonso de: carpintero vecino de Uclés. Estuvo presente en el pregón de las obras de reparación de la fortaleza de Uclés el 11 de enero de 1545.55 En 1576 realizó algunos reparos en la puerta de la iglesia de La Trinidad de Uclés.56 Biedma, Pedro de: maestro de carpintería. En 1511 recibía como acostamiento, por parte del convento, diez fanegas de trigo.57 Entre los prioratos de Antonio Ordás (1515-1518) y Francisco Sánchez Girón (1518-1521) se emprendieron obras significativas en el convento. Además de algunas mejoras en la ermita de Nuestra Señora de la Defensa, se realizó una sala de refectorio de pobres, la cual constaba de tres alturas y cuya obra de carpintería, realizada por Pedro de Biedma, fue tasada en 1518 en 22 985 mrs.58 Ese mismo año, Biedma recibió 13 533 mrs. por ciertas obras en la casa de Torrelengua y obras sin determinar en el convento de Uclés.59 En 1519 cobró 23 882 mrs. como parte del pago de las obras de yeso y carpintería que hizo en Torrelengua y en el convento de Uclés.60 En 1520 recibió un total de 13 720 mrs. por la escalera para subir a la sala alta y al corredor, con arcos y pilares de yeso, y enlucir la sala baja y la despensa, con sus puertas y ventanas con retraimiento de molduras, en la casa de Torrelengua. En la sala alta de esta heredad hizo también un tejado nuevo de cinta y saetino, blanqueó la sala e hizo una chimenea, además de retejar el palomar del barrio de Estremera.61 Igualmente, Pedro de Biedma estaba presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés el 11 de enero de 1545, donde se le menciona dentro del grupo de los
49 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 182, libro de visita 1537-1538.
55
AHN, OM, AHT, leg. 20127. Pregón de las obras de reparación en la fortaleza de Uclés, 1545.
50 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, a 9 de mayo de 1574.
56
AMU, L. 27/1, fol. 220v. Libro de fábrica de la iglesia de La Trinidad de Uclés.
51
AMU, Protocolos Notariales, L. 5/2, fol. 404r.
57
52
Ibidem, L. 12, fol. 70r, 15 de octubre de 1598.
Rokiski Lázaro, 1988a, p. 266. Visita al convento en 1511.
53
Bustamante García, Agustín. «Los artífices del Real Convento de la Encarnación de Madrid», Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 40-41 (1975), p. 373.
58
AHN, OM, AHT, leg. 21024, fol. 18r. Cuentas del prior Francisco Sánchez Girón, 1518-1521.
59
Ibidem.
54 Corella Suárez, 1979, pp. 105 y 264-265.
60 Ibidem, fol. 19r. 61
Ibidem, fol. 20v.
314 Biografías de artífices
maestros de yesería y carpintería.62 Hizo puja por la obra de yesería y carpintería por valor de 80 000 mrs. La obra, sin embargo, fue adjudicada a Amador de Peralta.63 Entre los testigos de las bajas de esta obra se menciona a Alonso de Biedma, que podría ser familiar suyo. El 27 de julio de 1564, junto con Juan de Praves y Toribio de Hornedo, acompañó a los visitadores del convento de Uclés para inspeccionar y tasar las obras necesarias en las murallas y almenas de la villa.64 Por último, fue testigo en el interrogatorio elaborado por el administrador del convento, Pedro Ruiz de Alarcón, sobre la necesidad de desmontar la caballeriza de Fuente Redonda y la necesidad que hubo de cubrir la bóveda de la capilla del sepulcro de la iglesia del convento de Uclés el 26 de noviembre de 1565.65 Bragaudi, Juan de: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 10 919 mrs. por su trabajo.66 Buraga: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 1050 mrs. por su trabajo.67 Cabanes, Pedro de: maestro de cantería. En 1511, los visitadores de la orden de Santiago le encomendaron cierto trabajo en los muros de la villa de Uclés.68 Calend, Pedro de: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 2788 mrs.69 Calvo, Juan: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban por su trabajo y el de su hijo 32 reales y 2 mrs.70 Camisa, Juan de: maestro de cantería. Estaba presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés a 11 de enero de 1545.71 Cano, Juan: vecino de Uclés. En 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 9080 mrs.72 Carpintero, Juan: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 15 708 mrs. por reparar un molino.73 Carra, Miguel de: maestro de cantería, vecino de Santa Cruz de la Zarza. En 1592, Pedro de Andizpe dio un poder a su yerno Juan Pulido, vecino de Uclés, para cobrar de Miguel de Carra y Juan Barbariola, canteros vecinos de Santa Cruz de la Zarza, doscientos reales que le debían.74 Carrera, Juan de: era montañés y maestro de cantería estante en la villa de Uclés. En enero de 1545 le fueron rematadas las obras de reparo de la fortaleza de Uclés por un pre-
62
Ibidem, fol. 26r.
68 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 267. Visita a Uclés, 1511.
63
Ibidem, leg. 20127. Pregón de las obras de reparación en la fortaleza de Uclés, 1545.
69 AHT, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, a 9 de mayo de 1574.
64 Ibidem, leg. 6821, n.º 1, 3. Inspección a las murallas de la villa de Uclés, 1564. 65
Ibidem, leg. 281. Inspección de la gestión sobre las cuentas del convento de Uclés de Pedro Ruiz de Alarcón, 1565.
66 Ibidem, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, a 9 de mayo de 1574. 67
Ibidem. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos».
70 Ibidem. 71
Ibidem, leg. 20127, fol. 26r. Pregón de las obras de reparación en la fortaleza de Uclés, 1545.
72
AHT, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, a 9 de mayo de 1574.
73
Ibidem, fol. 208r.
74
AMU, Protocolos Notariales, L. 5/2, fol. 404r.
Artífices del siglo xvi 315
cio de 376 500 mrs., siendo sus fiadores el también montañés y maestro de cantería Juan de Hornedo, como principal deudor, y Juan Rojo y Francisco Narváez, todos vecinos de la villa de Uclés.75 Posiblemente se trate del mismo Juan de Carrera, maestro de cantería, que en 1539 otorgaba un poder, junto con Pedro de la Oceja, para que Francisco de Camino cobrara en su nombre la obra de la fuente que habían hecho en Parra (Cuenca).76 El 17 de septiembre de 1547 figura en el contrato que hizo Diego de Tiedra para construir la torre de la iglesia de Montalbanejo.77 En 1574 trabajaba en El Escorial, como oficial de cantería y sacador de piedra, un Juan de la Carrera, natural de la Trasmiera, sin que podamos determinar que se trate de la misma persona.78 Carretero, Felipe: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 3613 mrs. por su trabajo.79 Córdoba, Alonso de: carpintero. En 1518 realizó a destajo las obras de carpintería del cuarto nuevo del refectorio del convento de Uclés, por las que cobró 12 236 mrs. en 1519.80 Covarrubias, Alonso: destacado maestro de obras del panorama arquitectónico hispano del quinientos. Fue designado, junto con Antón Egas, como experto para evaluar el estado del convento medieval de Uclés en 1525.81 Cuesta, Juan de la: se le menciona como cantero y maestro de cantería indistintamente. Era de origen vizcaíno, pero estaba avecindado en Uclés. Entre 1557 y 1558 recibió cien reales por reparar un postillo de cal y canto en Fuente Redonda.82 Tasó, junto con Pedro de Güemas, los muros de la villa en 1556.83 Desina, Luis de la: oficial de cantería. En 1569 se le pagaron 5668 mrs. y medio para cumplimiento de los 136 034 mrs. que debía recibir por la obra del paredón que hizo a destajo en los molinos de Buenamesón.84 Domínguez, Luis: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 4241 mrs.85 Écija, Hernando de: maestro de obras. El 27 de enero de 1545 se ordenó que se le pagara el salario que fuera necesario por haberse ocupado en ir a Uclés desde Ocaña para visitar
75
AHN, OM, AHT, leg. 8532. Tasación de las obras de la fortaleza de Uclés, 1541.
76
Ruiz Mateos, Pérez Monzón y Espino Nuño, 1999, p. 352; Barranquero Contento, 2007, pp. 423-428 y Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009. Pleito en AHN, OM, AHT, leg. 22444, sin fol.; véase doc. 5 en anexo.
77
Rokiski Lázaro, Mari Luz. «La obra de Diego de Tiedra en la iglesia de Montalbanejo (Cuenca)», Archivo Español de Arte, 201, 1978, p. 94.
81
Ibidem, leg. 22444, sin fol.; véase doc. 5 en anexo. Del proceso que se inició en 1525 para examinar la obra del monasterio se han hecho eco Ruiz Mateos, Pérez Monzón y Espino Nuño, 1999, p. 352; Barranquero Contento, 2007, pp. 423-428 y Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009.
82 Ibidem, leg. 11267, fol. 577r. Cuentas del priorato de Julián Ramírez, 1557-1560. 83
Ibidem, leg. 15492. Reparación de los muros de la villa de Uclés, marzo 1556.
78
González Echegaray, Aramburu-Zabala Higuera, Alonso Ruiz y Polo Sánchez, 1991, p. 138.
84 Ibidem, leg. 3155, sin fol. Cuentas que se tomaron al doctor Miguel Martín, prior que fue del convento de Uclés (1566-1569).
79
AHT, leg. 17571, fol. 208v. Deudas del convento de Uclés, a 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos».
85
80 AHN, OM, AHT, leg. 21024, fol. 19r. Cuentas del prior Francisco Sánchez Girón, 1518.
Ibidem, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, a 9 de mayo de 1574.
316 Biografías de artífices
y entender en las obras necesarias para reparar la fortaleza. Fueron once días visitándola y ocho más en cuatro viajes de ida y vuelta, sumando un total de diecinueve días.86 Egas, Antón: destacado maestro de obras del panorama arquitectónico hispano del quinientos. Fue designado como experto para evaluar el estado del convento medieval de Uclés en 1525; le acompañaba Alonso de Covarrubias.87 Egas, Enrique: como hemos visto, estuvo ya vinculado como maestro tracista en el primer proyecto de las obras del monasterio de Uclés en 1528, hasta su muerte acaecida en 1534. Hacia 1529 también dio trazas para la conclusión de la cercana iglesia santiaguistas de Colmenar de Oreja. La cabecera había sido realizada por Cristóbal y Lorenzo de Adonza.88 Enríquez, Juan: vecino de Uclés y oficial de carpintería. En 1525 participó como testigo en el interrogatorio que los visitadores de la orden hicieron al convento de Uclés para determinar si debía trasladarse o reedificarse, en el que también intervinieron como expertos Antón Egas, Alonso de Covarrubias y el maestro local Francisco Narváez.89 Se le cita también como testigo en 1526, en el pleito de las obras de la fortaleza de Uclés que tenía rematadas Diego de Torres, vecino de Toledo,90 y, de nuevo, en julio de 1529, sobre la misma causa, cuando afirmaba que era hermano de Francisco Narváez, con el que tomó parte en la obra.91 Entre 1527 y 1528 participó, junto con Pedro de Garay y Juan de Hornedo, en los destajos del portal de la ermita de Nuestra Señora de la Defensa de Uclés.92 Con Juan de Hornedo y Francisco Narváez acompañó a los visitadores para inspeccionar las defensas de los adarves de la villa de Uclés en 1538. Según los visitadores, estas tres personas eran vecinas de la villa y ya los habían acompañado anteriormente. En 1541, él y Diego Martínez, fueron nombrados maestros de carpintería y yesería para tasar las obras de la fortaleza de Uclés ordenadas por Carlos V. Sabía firmar.93 Por último, estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés el 11 de enero de 1545.94 Ervás, Juan de: maestro de obras vecino de Ocaña. Junto con Baltasar de Solís realizó una tasación de las obras de la casa maestral de Ocaña en 1537.95 Estegui, Miguel de: formaba parte de un grupo de maestros de cantería que trabajaba en la iglesia de Villanueva de Alcardete. Al sacar los cimientos de la iglesia destruyeron una sepultura de bulto del comendador Juan de Céspedes, por lo que él y sus compañeros
86 Ibidem, leg. 20127. Tasación de las obras de la fortaleza de Uclés, 1544.
90 Ibidem, leg. 28878. Hernán Ruiz de Alarcón contra Diego de Torres, vecino de Toledo, 1526.
87
91
Ibidem, leg. 22444, sin fol.; véase doc. 5 en anexo. Del proceso que se inició para examinar la obra del monasterio se han hecho eco Ruiz Mateos, Pérez Monzón y Espino Nuño, 1999, p. 352; Barranquero contento, 2007, pp. 423-428 y Herrera Maldonado y Zapata Alarcón, 2009.
88 Azcárate Ristori, 1959, p. 98. 89 AHN, OM, AHT, leg. 22444, sin fol. Visita e interrogatorio de los visitadores de la orden sobre la posibilidad de reparo o traslado de la fábrica del monasterio de Santiago de Uclés, 27 de mayo de 1525.
Ibidem, leg. 23485. Sobre las obras de la fortaleza de Uclés, 1529.
92 Ibidem, leg. 8385, fol. 15v. Cuentas del prior Pedro García de Almaguer, 1528-1531. 93
Ibidem, leg. 8532, doc. 4. Obras en la fortaleza de Uclés, 1541.
94 Ibidem, leg. 20127, fol. 26r. Tasación de las obras de la fortaleza de Uclés, 1544. 95
Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 282. Libro de visita años 1537-1538.
Artífices del siglo xvi 317
Juan de Madariaga, Cristóbal Martínez, Martín de Ochoa, Martín de Zaray y un oficial llamado Asensio fueron encarcelados en 1539.96 Fermosa, Gonzalo de: maestro de obras en quien se remataron las obras de un molino nuevo en Villaescusa de Haro en torno a 1538, por los que recibió 27 002 mrs. y medio. Martín de Montellano fue el encargado de maderar, cubrir, solar y tejar el molino.97 Fernández, Juan de: vecino de Uclés. En 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban por el trabajo de sus hijos 1789 mrs.98 Fernández de Huelves, Juan: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 168 reales y 10 mrs.99 Ferrer, Gonzalo: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban sesenta y dos reales.100 Flores, Cristóbal: maestro de cantería, hijo del maestro Juan Flores. Se recoge un pago a su nombre, de 15 980 mrs., en la obra de la iglesia de San Bartolomé en Los Hinojosos de la Orden en febrero de 1556.101 Hacia 1563 se le pagaron 748 mrs., en calidad de maestro de cantería, por ir hasta el convento de Uclés desde Villarejo de Salvanés. Su parecer se requirió para el coro de la iglesia medieval del monasterio, «para ver el sentimiento que hazía porque estaba para hundirse».102 Flores, Juan: maestro de cantería. En ocasiones, la documentación se refiere a él como maestre Juan.103 Mari Luz Rokiski lo documenta en obras conquenses a partir de 1538, pero lo encontramos desde 1518 en territorio santiaguista, concretamente en la villa de El Toboso. En ese año de 1518, siendo vecino de Villaescusa de Haro, le fue adjudicada la obra de la casa de bastimentos de El Toboso, por 123 000 mrs.104 El 30 de noviembre de 1518 estaba en Santa Cruz de la Zarza.105 En 1538 estaba realizando la iglesia de San Bernabé de Los Hinojosos, en el obispado de Cuenca.106 Realizó tres capillas de la iglesia de Las Pedroñeras, que fueron tasadas por Francisco de Luna y Juan Regúlez en 1547.107 Francés, Pierre: en la relación de deudas que tenía el convento de Uclés en 1538 se le debían 9855 mrs. de sus jornales como oficial de cantería.108 Fresco, Juan: en 1547 se le pagaron 680 mrs. por veinte piedras francas que sacó en Cabeza el Griego (Segóbriga) para las obras del convento de Uclés.109
96 Barranquero Contento, 2014, p. 174. 97 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 280-281, libro de visita 1538, Villa Villaescusa de Haro. 98 AHT, leg. 17571, fol. 207r.
103 Ibidem, leg. 2054, fol. 2r. Obras sobre la casa de bastimento del Toboso. Véase «Juan, maestre». 104 Ibidem, fol. 13v. 105 Ibidem, fol. 2r.
100 Ibidem, fol. 207r.
106 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 253-261, libro de visita 1538, Villa Los Hinojosos de la Orden, pp. 253 y 261 y Rokiski Lázaro, 1988a, p. 212.
101 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 213.
107 Rokiski Lázaro, 1989, p. 82.
102 AHN, OM, AHT, leg. 11267, fol. 133r. Cuentas del primer año del priorato de Bartolomé González Villena, 1562-1565.
108 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 183.
99 Ibidem, fol. 207v. Deudas del convento de Uclés, a 9 de mayo de 1574.
109 AHN, OM, AHT, leg. 11698. Visita a las cuentas del trienio de Francisco de la Flor (1547-1549).
318 Biografías de artífices
Frías, Francisco de: oficial de yesería y carpintería vecino de Cuenca. El año de 1529 se remataron las obras de la fortaleza de Uclés en Juan de Regúlez, maestro de cantería vecino de Uclés, por 180 000 mrs. Los trabajos de carpintería y yesería se remataron, en febrero de aquel año, en Juan de Oropesa y Francisco de Frías, vecinos de la ciudad de Cuenca, por 75 000 mrs.110 Junto con Juan de Oropesa tuvo a su cargo las obras de los suelos y el tejado de la torre del homenaje nuevo y viejo. En 1538 todavía no estaban concluidas.111 Gachoque, Juan: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 2503 mrs.112 Galán, Alejo: vecino de Alcázar. Hizo postura, junto con Diego Jiménez, en la obra que las casas de la encomienda de Socuéllamos tenían en la villa de Mota del Cuervo. Las obras se habían rematado en Miguel Sánchez, vecino de Mota del Cuervo —que poco después las traspasó a Román Yzaguirre—, por una cantidad considerada mucho mayor de lo que era justo, por lo que reclamaron que se admitiera la baja que ellos proponían para el remate. Como en otros casos, y en favor de conseguir el precio más beneficioso para la Orden de Santiago, se admitió que se abriera de nuevo la subasta.113 Galarraga, Amador de: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 20 566 mrs. por su trabajo y el de un tal Barmya.114 Gaona, Pedro de: estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés el 11 de enero de 1545.115 Garay, Juan de: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 212 reales y medio por su trabajo.116 Garay, Pedro de: maestro de cantería de origen vizcaíno, vecino de Los Hinojosos. Entre 1527 y 1528 participó, junto con Juan Enríquez y Juan de Hornedo, en los destajos del portal de la ermita de Nuestra Señora de la Defensa.117 Entre 1527 y 1528 se le adjudicaron ciertas obras en la fortaleza de Uclés.118 En enero de 1529 afirmaba que se había rematado en él la obra de cien tapias de cal y canto para el reparo de las casas de Aranjuez.119 Tuvo a su cargo, antes de 1538, el reparo de algunas partes de la fortaleza de Uclés: los tejados del aposento de la fortaleza, poner los suelos, reparar la caballeriza y poner canales para recoger el agua del aljibe.120 Estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la 110 Ibidem, leg. 8532, doc. 2: «En el convento de Uclés a 7 días del mes de enero 1542 [...] los señores trezes encargaron al señor Bustamante de Herrera que viese las escripturas y condiciones […] de las obras que se han fecho en la fortaleza de la dicha villa de Uclés y vea lo que esta fecho de lo que resta por hacer y lo demás que convenga hazerse en la dicha fortaleza». 111 Rokiski Lázaro, 1988b, p. 284. 112 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés a 9 de mayo de 1574. 113 Ibidem, leg. 17448, fols. 1r-20r. Pleito sobre la obra de las casas que la encomienda de Socuéllamos tenía en la villa de Mota del Cuervo, 1588-1589. 114 Ibidem, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés a 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de los «vizcaínos».
115 Ibidem, leg. 20127, fol. 26r. Pregón de las obras de reparación en la fortaleza de Uclés, 1545. 116 Ibidem, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos». 117 Ibidem, leg. 8385, fol. 15v. Cuentas del prior Pedro García de Almaguer, 1528-1531. 118 Azcárate Ristori, 1959, p. 141 y Rokiski Lázaro, 1989, p. 87. 119 AHN, OM, AHT, leg. 78145, doc. 57026. Cédula Real, enero de 1529. 120 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 284.
Artífices del siglo xvi 319
fortaleza de Uclés a 11 de enero de 1545, donde se decía que era maestro de cantería y vecino de Saelices.121 García, Agustín: maestro de carpintería y albañilería vecino de Uclés. En diciembre de 1575 fue nombrado como tasador de las obras de la fortaleza de Uclés.122 No sabía escribir. García, Antón: albañil. Tuvo a su cargo la construcción de una capilla en la iglesia parroquial de Mora (Toledo). La capilla, que ya estaba concluida en mayo de 1537, se había realizado a partir de unas trazas y condiciones previamente dadas por otro maestro. Para averiguar si se habían cumplido las condiciones del contrato, se nombraron dos tasadores, Juan de Horozco y Alonso de Covarrubias, «maestros de obras vezinos de la çibdad de Toledo». Su parecer no se recoge en la visita, pero habían dejado escrito ante escribano público su examen de las obras, dictaminando que Antón García debía pagar a la fábrica 5000 mrs.123 García, Cristóbal: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 3207 mrs.124 García, Jorge: dentro de la partida de destajos del segundo año del trienio de Francisco de la Flor (1547-1548), junto con Gil Rodríguez, recibió 16 875 mrs. por bajar el nivel de la calle que estaba entre la iglesia del convento de Uclés y la fortaleza.125 García, Juan: asentador de piedra en la obra de la iglesia de Villarejo de Salvanés, para la que trabajó treinta y ocho días en el año de 1554, recibiendo un salario de dos reales y tres cuartillos por día trabajado, idéntico al de sus compañeros Leandro de Zamora y Francisco de Marrón.126 García de Praves, Juan: maestro de cantería. En 1513, él y Esteban Sánchez, también maestro de cantería, recibieron orden del prior de Uclés para ir a tasar la capilla de la iglesia de Campo de Criptana (Ciudad Real) que había hecho Juan de la Guardeja.127 Quizá sea el mismo maestro que se documenta en Granada», en 1519, realizando un pilar en la subida a la Alcazaba, y en 1520 la puerta de las carnicerías en la plaza de Bibarrambla. En ese mismo año trabajó en la obra del Hospital Real de Granada, en concreto, en el segundo piso y las cubiertas. Anteriormente había realizado obras en la lonja de Granada y el aljibe anexo.128 Gastañaga, Juan de: aparejador de las obras de Uclés. Era natural de Zabala, en el señorío de Vizcaya, merindad de Busturia.129 Desconocemos la fecha de nacimiento de este oficial, así como el lugar donde pudo formarse. Cuando asumió el cargo de aparejador de las obras de Uclés, en 1571, debía ser relativamente joven, ya que permaneció en el mis-
121 AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 26r. Pregón de las obras de reparación en la fortaleza de Uclés, 1545.
125 AHN, OM, AHT, leg. 11698. Cuentas del trienio del prior de Uclés Francisco de la Flor, 1547-1550.
122 AHDC, Audiencia, 1530-1599, leg. U. 561, fol. 1v. Tasación de las obras de la fortaleza de Uclés, 1575.
126 AHN, OM, L. 1086c, fol. 330. Visita al monasterio de Uclés, 1554.
123 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 227. Libro de visita año 1498.
127 Azcárate Ristori, 1959, p. 101.
124 AHT, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574.
128 Datos extraídos de González Echegaray, Aramburu-Zabala Higuera, Alonso Ruiz y Polo Sánchez, 1991, p. 236. 129 AMU, Protocolos notariales, L. 5, doc. 2, fols. 336v-337r. Carta de poder, año 1592.
320 Biografías de artífices
mo puesto hasta los primeros años del siglo xvii, sin que podamos determinar la fecha exacta de su muerte. En 1574, el convento de Uclés le debía cierta cantidad de dinero por su trabajo y por el de un tal Juan de Ojollo, que pudiera ser el cantero Juan de Orzollo.130 En 1580 asumió los destajos del convento de San Francisco de Villarejo de Salvanés, junto con Juan Martínez del Barrio y Juan de Mazas.131 En 1585 dió un poder, junto a Juan Pérez de Celada, también cantero, para poder cobrar ciertos maravedíes que les debía el mayordomo de la iglesia de Cabezamesada (Toledo) por la obra de la torre de la iglesia.132 Durante el priorato de Diego Romero (1602-1605), como aparejador de la obra de Uclés, se encargó de concertar la piedra que debía comprarse en las canteras de Colmenar de Oreja.133 En 1592 otorgó un poder para recibir 845 reales y medio de los herederos de Sebastián de Ochandiano, cantero vecino de Artiaga, de la merindad de Busturia, ya difunto.134 En 1594 dió un poder a Rodrigo Gastañaga, su cuñado, vecino de Zabala, para que pudiera cobrar, de Leonor de Gamboa Arteaga, 28 reales y medio por Juan de Goycoechea y el bachiller Mendoza, su curador.135 En 1598 dió un poder a Juan de Mazas para que pudiese cobrar en su nombre el dinero que le debía Juan de Aguilar, vecino de Villarejo de Salvanés.136 Gastañaga, Juan de (el mozo): debía ser hijo del anterior. En 1605 tenía audeudados 858 reales de la piedra que, junto con Juan de Andizpe, proporcionó para las obras de la iglesia del convento de Uclés.137 González, Andrés: maestro de obras vecino de Yepes (Toledo). Realizó obras y reparos en la fortaleza de Monreal, recibiendo 6800 mrs. por el remate principal, más tres ducados por mejoras.138 Güemas, Pedro de: vizcaíno y estante en la villa de Uclés. Tasó, junto con Juan de la Cuesta, los muros de la villa en 1556.139 Quizá se corresponda con el maestro de cantería avecindado en Iniesta, Pedro de Güemes, que trabajó en 1588 en la obra de la iglesia de Tarazona (Albacete) y en 1591 en la iglesia de Santiago de Alarcón (Cuenca).140 Gutiérrez, Juan: alarife vecino de Madrid. Fue nombrado como tasador, por parte de Juan de Herrera y Francisco de Velasco, de la obra del chapitel sobre la cúpula de la iglesia de Santiago de Uclés, tasación realizada en marzo de 1600.141 Hermosa, García de: maestro de cantería de origen vizcaíno. En 1506 aparece documentado en Cuenca, arreglando, por encargo del ayuntamiento, las aceras de las calles de 130 AHT, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos». 131 Jiménez-Hortelano, Sonia. «El convento de Nuestra Señora de Lepanto de Villarejo de Salvanés en el contexto constructivo del priorato de Uclés», en M. Gómez-Ferrer e Y. Gil (eds.), Ecos culturales, artísticos y arquitectónicos entre Valencia y el Mediterráneo en Época Moderna, Valencia, Universitat de València, 2018a, p. 276.
134 AMU, Protocolos Notariales, L. 5, doc. 2, fols. 336v-337r, año 1592. 135 Ibidem, L.9, doc. 1, fol. 258r, año 1594. 136 Ibidem, L. 11, fol. 329r, año 1598. 137 AHN, OM, L. 11c, fol. 125v. Libro de visita de la Orden de Santiago, 1603-1605. 138 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 271. 139 AHN, OM, AHT, leg. 15492, sin fol., 8 de junio de 1556.
132 AMU, Protocolos Notariales, L. 2/2, fol. 242r.
140 Rokiski Lázaro, 1989, p. 101.
133 AHN, OM, L. 11c, fol. 124v. Libro de visita de la orden de Santiago, 1603-1605.
141 AMU, Protocolos Notariales, L. 12, fol. 70r, año 1600.
Artífices del siglo xvi 321
la ciudad.142 En 1511 aparece ya como habitante de Uclés, cuando los visitadores de la Orden de Santiago le encomiendan el reparo de la fortaleza de la villa.143 En 1515 aparece dirigiendo la construcción de la iglesia de Horcajo de Santiago, en la que trabajaba el también vizcaíno Juan de Hornedo.144 Fue testigo, en julio de 1529, en el pleito de Diego de Torres por las obras que este tenía a su cargo en la fortaleza de Uclés.145 Antes de 1538 trabajaba como maestro de cantería para las obras del convento, en asociación con Juan de Hornedo, sacando piedra para las obras.146 Herrada, Pedro de: maestro de obras vecino de Ocaña. Tuvo a su cargo las obras del torreón, la casa de bastimentos y la tercia de Corral de Almaguer, por las que obtuvo 80 000 mrs. No obstante, ya que había realizado ciertas mejoras sobre lo contenido en las condiciones previas, mediante una provisión real fechada en Valladolid, en 12 de julio 1536, se ordenó que debían pagársele 34 057 mrs. más.147 Herrera, Jerónimo Bustamante: hermano de Bartolomé Bustamante, participó en destacadas empresas arquitectónicas a lo largo de su vida, fundamentalmente de tipo civil. Entre la década de los años treinta y cuarenta del siglo xvi trabajó en la Acequia Imperial de Aragón y en el Canal de Carrión.148 En 1542 acompañó a dos caballeros trece de la orden a inspeccionar las obras de la fortaleza de Uclés.149 Herrera, Juan de: maestro de obras vecino de Madrid. Junto con Francisco de Velasco, vecino de Uclés, realizó el chapitel sobre la cúpula de la iglesia de Santiago de Uclés, que fue tasado en marzo de 1600.150 Herrero, Andrés: vecino de Rozalén. En 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban seiscientos reales y medio por su trabajo.151 Herrero, Cristóbal: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 37 reales y 22 mrs. por su trabajo.152 Homa, Martín de: vecino de Homa, Vizcaya. Hizo baja en la subasta de la obra del baluarte de la fortaleza de Villarejo de Salvanés en junio de 1520.153 Vuelve a aparecer documentado en 1542, siendo vecino de Belmonte. El 6 de enero de ese año, Francisco de Luna otorgaba un poder a Francisco Becerril para que cobrase en su nombre 9000 mrs. a Martín de Homa.154 En 1558 recibió pagos por la construcción de la torre de la iglesia de Carrascosa del Campo (Cuenca), perteneciente al obispado de Cuenca pero muy cercana a Uclés. Todavía hacia 1580 aparece un Martin Doma al que se le deben pagos por
142 Rokiski Lázaro, 1989, p. 106.
148 Marías Franco, 2019, pp. 34-35.
143 Ibidem.
149 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 296.
144 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 194.
150 AMU, Protocolos Notariales, L. 12, fol. 70r, año 1600.
145 AHN, OM, AHT, leg. 23485, sin fol. Sobre las obras de la fortaleza de Uclés, 1529. 146 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 183. Dado a conocer por Azcárate Ristori, 1959, p. 144. 147 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol II, 2012, p. 271. Libro de visita años 1537-1538.
151 Ibidem. 152 AHT, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 153 AHN, OM, AHT, leg. 25905, sin fol. Sobre la obra del baluarte que se ha de hacer en puerta principal de Villarejo de Salvanés, 1520. 154 Rokiski Lázaro, 1989, p. 109.
322 Biografías de artífices
la fábrica de la torre de la iglesia de La Almarcha,155 lo que nos hace pensar que bajo el nombre de Martín de Homa pueden encontrarse dos canteros, quizá padre e hijo. Hornedo, Juan de: maestro de cantería avecindado en Uclés, muy vinculado a las obras de los primeros años del siglo xvi en el monasterio. En 1515 participaba en las obras de la nueva iglesia de Horcajo de Santiago (Cuenca).156 En 1518, Juan de Hornedo y sus compañeros recibían la estimable cantidad de 76 578 mrs. y medio por los destajos de las obras de los adarves y las torres del convento, «del lienzo del barrio de Estremera» y por sacar piedra para la obra.157 En 1519 se construyó un cuarto nuevo en el refectorio, cuyo coste ascendió a 53 585 mrs. solo en cantería, cantidad que cobraron Juan de Hornedo y sus compañeros. Ese mismo año realizaron unos pilares para la casa de la heredad de Torrelengua.158 Hacia 1521 se encontraba vinculado a la obra de la iglesia parroquial de Socuéllamos, que en esos años había culminado su reforma.159 Entre 1527 y 1528 participó, junto con Juan Enríquez y Pedro de Garay, en los destajos del portal de la ermita de Nuestra Señora de la Defensa de Uclés.160 En 1538 con Francisco Narváez y Juan Enríquez, acompañó a los visitadores para inspeccionar las defensas de los adarves de la villa de Uclés. Según los visitadores, estas tres personas eran vecinas de Uclés y ya los habían acompañado anteriormente. El 27 de mayo de 1538, Hornedo afirmaba que el concejo estaba obligado a hacer un depósito de 30 000 mrs. para tomar a su cargo las obras de los adarves de la villa.161 Por esas fechas trabajaba como maestro de cantería para las obras del convento, primero sacando piedra en asociación con García de Hermosa, y después, separado del anterior, junto con su hijo Toribio y dirigiendo a sus propios oficiales, proporcionando piedra a las obras.162 En la relación de deudas de 1538 que tenía el convento se le debían 21 678 mrs. por sus jornales como oficial de cantería.163 En torno a 1538 recibió 19 500 mrs. por las obras de cal y canto que había realizado en la desaparecida ermita de San Bartolomé de Villahandín, cerca de Colmenar de Oreja, adeudánsele todavía otros 14 000 mrs. más por dicho trabajo.164 La cubierta de la ermita fue realizada en madera por los carpinteros Diego Martínez y Pedro de Dosbarrios, vecinos de Uclés.165 En 1541 se le nombró tasador junto a Pedro de Veléndez, como maestros de cantería, para tasar las obras de la fortaleza de Uclés ordenadas por Carlos V. Por aquel entonces no sabía firmar.166 En marzo de 1544 hizo una valoración del coste de los reparos necesarios para la fortaleza de Uclés, junto con su hijo Toribio de Hornedo, ambos maestros de cantería vecinos de Uclés.167 Estuvo presente como testigo en el pregón de las obras de la fortaleza que se celebró en Uclés en 18 de enero de 1545.168 Fue nombrado fiador de Amador de Peralta,
155 Ibidem, p. 113. 156 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 194.
162 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 183. Dado a conocer por Azcárate Ristori, 1959, p. 144.
157 AHN, OM, AHT, Leg. 21024, fol. 18r. Cuentas del prior Francisco Sánchez Girón, 1518.
163 Ibidem.
158 Ibidem, fol. 19r.
164 Ibidem, p. 189.
159 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 494.
165 Ibidem, p. 188.
160 AHN, OM, AHT, Leg. 8385, fol. 15v. Cuentas del prior del monasterio de Uclés Pedro García de Almaguer, 1528-1534.
166 AHN, OM, AHT, leg. 8532, doc. 4. Obras en la fortaleza de Uclés, 1541.
161 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 285.
167 Ibidem, leg. 20127, fol. 2r. Obras de reparación en la fortaleza de Uclés, 1545. 168 Ibidem. Pregón de las obras de reparación en la fortaleza de Uclés, 1545.
Artífices del siglo xvi 323
adjudicatario de las obras de carpintería y yesería de la fortaleza.169 En 1554 ejecutó unas obras de cantería en la fortaleza de Uclés.170 Hornedo, Toribio de: maestro de cantería. En marzo de 1544 hizo una valoración del coste de los reparos necesarios para la fortaleza de Uclés junto con su padre, Juan de Hornedo, ambos maestros de cantería vecinos de Uclés.171 Las obras eran de notable entidad y se pregonaron en la ciudad de Huete, Ocaña y Cuenca. Con Juan de Praves hizo la tasación de los reparos necesarios en los muros de la villa de Uclés el 14 de junio de 1554.172 En diciembre de 1555 tenía a su cargo como maestro de cantería la construcción de la inacabada iglesia de Cabezamesada, trazada tiempo antes por Juan de Praves.173 El 27 de julio de 1564, junto con Pedro de Biedma y Juan de Praves, acompañó a los visitadores del convento de Uclés para inspeccionar y tasar las obras necesarias en las murallas y las almenas de la villa.174 En la década de los ochenta y con anterioridad a su muerte trabajó en las iglesias de Hontanaya, Los Hinojosos del Marquesado y Almendros.175 Horozco, Diego de: estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés, de donde era vecino, a 11 de enero de 1545.176 Horozco, Juan de: maestro de obras. Junto con Alonso de Covarrubias, fue nombrado tasador de las obras realizadas por Antón García en la iglesia parroquial de Mora (Toledo).177 Huélamo, Juan de: se lo menciona como carpintero vecino de Uclés. Estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés el 13 de enero de 1545.178 Huelmes, Juan de: cantero, habitante de la villa de Uclés. Tuvo a su cargo, hacia 1528, el reparo de algunas partes de la fortaleza de Uclés. En 1538 seguía desarrollando esos trabajos, entre los que se encontraban bajar la altura de la torre del homenaje viejo, repararla y hacer un pretil y almenas entre la torre del homenaje viejo y la del homenaje nuevo por un valor de 37 000 mrs.179 Huelmes, Pedro de: oficial de cantería. En la relación de deudas que tenía el convento de Uclés en 1538 se le debían 6883 mrs. y medio por sus jornales como oficial de cantería.180 Antes de 1541 realizó, con Francisco de Aguirre, la obra de cantería de la fortaleza de Uclés ordenada por Carlos V.181 Izaguirre, Román: maestro de cantería vecino de El Toboso. En 1589, Miguel Sánchez le había hecho traspaso de las obras de las casas de la encomienda de Socuéllamos en Mota del Cuervo.182 En 1592 solicitó que se admitiera su baja en la subasta de la obra de 169 Ibidem. 170 Rokiski Lázaro, 1989, p. 113. 171 AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 2r. Pregón de las obras de reparación en la fortaleza de Uclés, 1545.
177 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 227. Libro de visita año 1498. 178 Ibidem.
172 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 297.
179 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 284.
173 Azcárate Ristori, 1959, p. 105.
180 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 183.
174 AHN, OM, AHT, leg. 6821, n.º 1, 3. Inspección y tasación de las obras necesarias en las murallas y almenas de la villa de Uclés, 1564. 175 Rokiski Lázaro, 1989, p. 117. 176 AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545.
181 AHN, OM, AHT, leg. 8532, sin fol. Reparos de la fortaleza de Uclés, marzo de 1541. 182 Ibidem, leg. 17448, fols. 1r-20r. Pleito sobre la obra de las casas que la encomienda de Socuéllamos tenía en la villa de Mota del Cuervo, 1588-1589.
324 Biografías de artífices
las casas de la encomienda de Villamayor de Santiago, una vez habían sido adjudicadas y comenzadas por Francisco de los Llanos.183 Jacobo: maestre entallador francés. En la relación de deudas que tenía el convento de Uclés en 1538 se le debían 16 357 mrs. de sus jornales.184 No pudo reconocer físicamente esta deuda al encontrarse de romería en Guadalupe. No hemos podido localizar más datos sobre este escultor, que probablemente trabajó en las dependencias orientales del nuevo monasterio de Uclés. Existe un oficial llamado Jacques, que en 1534 figuraba entre otros oficiales franceses o borgoñones en las obras de la catedral de León y que Campos Sánchez-Bordona plantea que pudiera corresponderse con el entallador Jacques Bernal, que en 1548 realizó el retablo de Villanueva de Campo.185 Quizá sea más fácil vincular esta personalidad con el maestro Jacques, que en 1548 trabajaba en la catedral de Cuenca.186 Jamete, Esteban: destacado entallador, procedente de Orleans (Francia), con un amplio recorrido laboral en la península ibérica. Para el convento de Uclés lo documentamos realizando un pie de cirio pascual en 1565.187 Jiménez, Diego: vecino de Mota del Cuervo. Hizo postura, junto con Alejo Galán, en la obra de las casas que la encomienda de Socuéllamos tenía en la villa de Mota del Cuervo. Las obras se habían rematado en Miguel Sánchez, vecino de Mota del Cuervo —que poco después traspasó la obra a Román Izaguirre—, por una cantidad que consideraban mucho mayor de lo que era justo, por lo que reclamaron que se admitiera la baja que ellos proponían para el remate. Como en otros casos, y en favor de conseguir el precio más beneficioso, la Orden de Santiago admitió que se abriera de nuevo la subasta.188 Jiménez, Francisco: sobrestante en las obras del monasterio. En 1574 el convento de Uclés le adeudaba 1806 mrs.189 Juan: maestre. Con este nombre, un cantero avecindado en Belmonte realizó la capilla mayor en la iglesia de Los Hinojosos de la Orden.190 Sería posible identificar a este maestre Juan con Juan Flores, que en 1538 trabajaba como maestro de obras en San Bernabé de Los Hinojosos del Marquesado.191 También un denominado «maestre Juan» actuó como veedor de la obra de un molino nuevo en la encomienda de Villaescusa de Haro en 1538, cobrando por la tasación 8 reales;192 muy probablemente fuera, de nuevo, Juan Flores, que por esas fechas estaba avecindado en esa localidad.
183 Ibidem, leg. 9607, fol. 3r. Obras de las casas de Villamayor de Santiago, 1592. 184 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 183. 185 Campos Sánchez-Bordona, 1993, p. 178. 186 Rokiski Lázaro, 1985, p. 129. 187 «Veynte y dos myll y quatroçientos y quarenta mrs. quel maeso Francisco Sánchez administrador del hospital de Cuenca dio aver pagado a Xamete entallador vecino de Cuenca para en cuenta y parte de pago de un cirio pasqual que se haze por horden del prior de Uclés y capítulo deste convento como pareció por una carta, cuenta firmada del dicho maeso Sánchez», AHN, OM, AHT, leg. 18952,
fol. 66v. Cuentas tomadas a Pedro Ruiz de Alarcón, administrador de las cuentas del convento de Uclés, 1565. 188 Ibidem, leg. 17448, fols. 1r-20r. Pleito sobre la obra de las casas que la encomienda de Socuéllamos tenía en la villa de Mota del Cuervo, 1588-1589. 189 AHT, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 190 Azcárate Ristori, 1959, p. 115. 191 Ibidem, p. 116. 192 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 280. Libro de visita 1538, Villa Villaescusa de Haro.
Artífices del siglo xvi 325
Juan Babtista: platero vecino de Uclés. Entre el 19 de marzo de 1560 y 1561 recibió del convento de Uclés 126 073 mrs. para el cumplimiento de los 207 033 mrs. que costó una campana de plata que hizo.193 Juárez, Cristóbal: vecino de Uclés. Estuvo presente en la subasta que se hizo de las obras de la fortaleza, el 11 de enero de 1545, en la plaza pública de Uclés.194 Juárez, Melchor: en 1574 se le adeudaban, por las obras del convento de Uclés, 5769 mrs.195 Juárez, Miguel: en 1574 se le adeudaban, por las obras del convento de Uclés, 2744 mrs.196 Juárez, Pedro: en 1598 trabajaba como pizarrero en la obra del chapitel de la cúpula del monasterio de Uclés junto con Bernardino Barruelos, ambos vecinos de Galapagar.197 Junto con Bernardino Barruelos y Bartolomé Díaz se encargó de cubrir el chapitel de la capilla mayor del convento de la Encarnación de Madrid entre 1614 y 1615.198 Legarra, Sancho de: maestro de cantería vecino de Uclés. Hizo las trazas y condiciones de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés, en 1539. La iglesia seguía el modelo de tres naves a la misma altura, patrón que defendió después en el proceso para elegir las trazas de la iglesia parroquial de San Clemente (Cuenca).199 Las trazas y condiciones de Uclés fueron evaluadas por los canteros Juan de Hornedo y Pedro de Meléndez y por el carpintero Francisco Narváez, estimando que el costo de la obra rondaba los 6000 ducados.200 Estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés a 11 de enero de 1545, donde se alude a él junto con Pedro de Veléndez (o Meléndez), ambos «maesos de cantería vecinos de Uclés».201 En 1548, Sancho de Legarra y Pedro de Meléndez tenían a su cargo las obras de cantería de la iglesia de La Trinidad de Uclés.202 En 1557 fue tasador de la iglesia de Palomares. Ese mismo año contrató, en compañía de Cristóbal de Oñate y Pedro López de la Vaca, las obras de cantería de las iglesias de Torrejoncillo y San Lorenzo de la Parrilla.203 En 1558 realizaba, con Pedro de Meléndez, obras en el presbiterio de la iglesia parroquial de Tarancón.204 León, Alonso de: fue testigo en un interrogatorio ante Pedro Ruiz de Alarcón, declarando en Torrelengua, el 26 de noviembre de 1565, que los materiales extraídos del derribo de las caballerizas de Fuente Redonda se reutilizaron en cubrir la capilla nueva del Sepulcro «porque se llovía».205 193 AHN, OM, AHT, leg. 4158, fol. 131r. Cuentas del prior Hernán Losa, 1560-1562.
201 AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparo de la fortaleza de Uclés, 1545.
194 Ibidem, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545.
202 «Más se le resciben en cuenta quatro myll e ciento e noventa mrs. que el dicho Pedro Simal mayordomo que fue de la yglesia pagó a Pero [sic] Meléndez y Sancho de Legarra, maestros de cantería para en cuenta y parte de pago de la obra de cantería de la dicha yglesia que esta a su cargo, mostráronse cartas de pago», AMU, Protocolos Notariales, L. 27/1, fol. 118v.
195 AHT, 17571, fol. 206v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 196 Ibidem, fol. 105v. 197 AMU, Protocolos Notariales, L. 12, fol. 70r. Documento notarial sobre la mala calidad de la pizarra de las canteras de Bernardos, 15 de octubre de 1598. 198 Bustamante García, 1975, p. 373. 199 Jiménez-Hortelano, 2013, p. 121. 200 AHN, AHT, leg. 8615, doc. 1595 (4461). El Concejo de Uclés con el fiscal sobre los solares que se han de tomar para la iglesia de la dicha villa, 1539.
203 Rokiski Lázaro, 1989, p. 125. 204 Rokiski Lázaro, 1985, p. 298. 205 AHN, OM, AHT, leg. 281. Inspección de la gestión sobre las cuentas del convento de Uclés de Pedro Ruiz de Alarcón, 1565.
326 Biografías de artífices
Lezana, Sebastián de: maestro de cantería. En las cuentas tomadas al prior Francisco Ábrego en 1566 se menciona que hizo una tasación de las obras de la fortaleza de Uclés.206 Además, junto con Pedro de Meléndez, hizo la tasación de la obra de un molino que había hecho Juan de Praves para el convento, recogido en las cuentas del año 1565-1566.207 Llanas, Alonso de: oficial. Cubrió la mitad de la iglesia de Los Hinojosos de la Orden, recibiendo un pago de 16 680 mrs. en 1538.208 Llanos, Francisco de los: vecino de Villamayor de Santiago. En 1592 se le adjudicaron las obras de las casas de la encomienda de Villamayor de Santiago. Sin embargo, tres meses después del remate, Joanes de Verdolaza solicitó que le fuera admitida una baja en las obras.209 López, Alonso: carpintero. Recibió 16 reales, en 1538, por ciertos días en los que se había ocupado de retejar la casa de la encomienda de Villamayor de Santiago, 375 mrs. por haber hecho ciertos cabritos para reparar el horno, 8 reales por un manto de barro en la capilla del horno, 1200 mrs. por adobar la capilla del horno y hacer una chimenea y 4000 mrs. por hacer a destajo una cubierta en el horno de la casa de la encomienda.210 En febrero de 1605, un maestro de obras homónimo, vecino de Ocaña, evaluaba el coste de las obras de la torre y los cubos de la Orden de Santiago en esa misma villa, junto a la iglesia de Santa María.211 López, Bartolomé: maestro de obras. Tuvo a su cargo las obras de la casa de la encomienda de Villamayor de Santiago. Había fallecido con anterioridad a julio de 1538, por lo que los visitadores mandaron que se pagaran a sus herederos las mejoras que había realizado, por un total de 5460 mrs.212 López, Tristán: estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés el 11 de enero de 1545, donde se le menciona, dentro del grupo de los maestros de yesería y carpintería, en Uclés.213 López de la Losilla, Garci: maestro de obras, vecino de Trigueros. En 1538 le fueron abonados 40 000 mrs. a cuenta de los 126 250 mrs. en que se había rematado la obra que hizo en la casa y el palomar de la encomienda de Villaverde, en el término de Villamayor de Santiago, obras que fueron tasadas por Hernando del Provencio.214 López de la Vaca, Martín: hizo baja en la obra del baluarte de la fortaleza de Villarejo de Salvanés en junio de 1520.215
206 Ibidem, leg. 3065, fol. 298r. Cuentas del priorato de Francisco de Ábrego, 1565-1566. 207 Ibidem, fol. 295v. 208 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 212. 209 AHN, OM, AHT, leg. 9607, fols. 1r-4r. Obras de las casas de Villamayor de Santiago, 1592. 210 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 304, 307 y 310, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago. 211 AHN, OM, L. 11c, sin fol. Vista a la encomienda de La Mancha y Ribera del Tajo, 1603-1605.
212 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 303-304, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago. 213 AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545. 214 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 310, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago. 215 AHN, OM, AHT, leg. 25905, sin fol. Sobre la obra del baluarte que se ha de hacer en la puerta principal de Villarejo de Salvanés, 1520.
Artífices del siglo xvi 327
López Herrador, Juan: en 1574 se le debían 5313 mrs. por obras en el convento de Uclés.216 Lozano, Juan: vecino de Santa Cruz de la Zarza. En 1547 se le pagaron 7692 mrs. y medio por empedrar un patio de la casa de Buenamesón y 2280 mrs. por empedrar la calle alrededor de la misma.217 Luis, Andrés: cantero vecino de Villarrobledo. Realizó el aguamanil de la sacristía de la iglesia de Socuéllamos con anterioridad a 1593.218 Luna, Francisco de: fue maestro de cantería en las obras de Uclés y uno de los artífices más destacados en el panorama constructivo de los territorios pertenecientes a la Orden de Santiago en la Meseta Sur durante el segundo cuarto del siglo xvi. José María Azcárate fue el primero en poner en evidencia la importancia de este maestro en el panorama constructivo conquense, en especial en relación con su trabajo como maestro de obras del monasterio de Uclés.219 Muchos años después, el estudio de Mari Luz Rokiski Lázaro sobre la arquitectura de Cuenca en el siglo xvi perfiló la figura del maestro aportando una abundante y novedosa variedad documental.220 Gracias a los datos que conocemos hoy, en el capítulo correspondiente hemos podido valorar cuál fue el alcance de la maestría de Luna en Uclés durante los primeros años de las obras, en los que se seguía el proyecto marcado por el maestro Enrique Egas. Se desconocen la fecha y el lugar de su nacimiento, apareciendo documentado por primera vez en Alcaraz, en la construcción de un humilladero en 1518.221 En las obras de esa ciudad entró en contacto con Andrés de Vandelvira, con quien compartió espacio laboral en la construcción de la iglesia de San Ignacio.222 Al menos desde 1522, junto con Pedro de Alarcos, tuvo a su cargo la construcción de la parroquial de San Andrés de la villa santiaguista de Villanueva de los Infantes, quedando en solitario a cargo de las obras en 1526.223 Rokiski intuye que pasó a ser maestro mayor de la catedral de Cuenca a partir de marzo de 1527, cuando en la documentación aparece visitando la capilla que Antonio Flórez había realizado en el trascoro del templo y diseñando la portada de la que Juan de Alviz debía construir para don García de Villarreal, también conocida como capilla de los Apóstoles o del Chantre.224 Sobre esta última, en el contrato se especificaba cómo había de seguir una muestra dada por Francisco de Luna «con toda la talla o maçonería», exceptuando las imágenes de la misma, que debían ser realizadas por aquella persona que el chantre decidiese y a costa del mismo. Si observamos la obra resultante, vemos cómo el encargo que se le planteó a Luna consistía en componer una portada acorde con el nuevo lenguaje «al romano».
216 Ibidem, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 217 Ibidem, leg. 11698. Cuentas del trienio del prior de Uclés Francisco de la Flor, 1547-1550. 218 Molina Chamizo, 2006, p. 497. 219 Azcárate Ristori, 1959. 220 Rokiski Lázaro, 1985. 221 Pretel Marín, 1999, pp. 118-119. 222 Ibidem, p. 154.
223 Molina Chamizo, vol. II, 2006, p. 301. 224 Rokiski Lázaro considera que Luna sería maestro mayor de la catedral desde 1527. Al no haber libros de fábrica hasta 1547 no podemos contrastar este dato, si bien consideramos que el traslado a Cuenca debió estar motivado por una buena oferta laboral (que bien pudiera ser el puesto de maestro mayor) que todavía debe esclarecerse.
328 Biografías de artífices
En Uclés lo encontramos desde 1528 hasta una fecha imprecisa, probablemente los primeros años de la década de los años cuarenta del siglo xvi. Básicamente, las obras realizadas durante su dirección fueron las de la panda oriental, con una rica combinación de ventanales esparcidos en dos niveles y una fastuosa decoración «al romano» comparables con las que pueden verse en el hospital de Santa Cruz de Toledo, plagado de veneras y con balaustres que recuerdan los modelos difundidos por las Medidas del romano de Diego de Sagredo, libro que sabemos que conoció y manejó.225 Aun así, tal y como puede apreciarse por su obra conservada y ciertas noticias documentales, Luna fue un maestro formado dentro de la tradición tardogótica que, a lo largo de su vida y mediante los numerosos viajes e innumerables contactos con otros maestros canteros, fue aprendiendo los nuevos modelos decorativos provenientes de Italia. Probablemente fue el introductor de Andrés de Vandelvira en las obras de Uclés. Aparece como testigo, junto a Juan de Regules y Hernán Muñoz —vecinos de esta villa—, en el pleito de Andrés de Vandelvira contra el juez pesquisidor Tomas de Ribera el 1 de abril de 1530.226 Así mismo, se vio afectado por una demanda de paternidad en 1530, por cuyo pleito sabemos que el 1 de mayo de ese año se encontraba realizando un viaje a la ciudad de Burgos.227 Encontramos también a Francisco de Luna como asesor y tasador de los visitadores de la orden en distintos lugares del territorio santiaguista, especialmente durante la visita producida entre los años de 1537 y 1538, lo que da pie a pensar que era algo habitual. Su labor solía centrarse, fundamentalmente, en dar trazas para obras cuya ejecución posteriormente salía a subasta y, sobre todo, en hacer tasaciones o dar consejos en las diferentes fases constructivas. Así, cuando los visitadores Diego Ruiz de Solís y Juan Muñoz visitaron la iglesia de Quintanar de la Orden a finales de 1537, ordenaron al concejo, a los alcaldes y regidores de la villa, así como al mayordomo de la iglesia que, con el fin de concluir la obra de la parroquial con la torre que debía construirse, se hiciera llamar a maestros de cantería para que elaboraran las trazas y condiciones de la misma «con Francisco de Luna, maestro de obras de el convento de Uclés, porque en la comarca no hay otro con quien ansí lo pueda hazer».228 Durante el segundo tercio del siglo xvi participó en innumerables obras dentro de los territorios de la Orden de Santiago, incluyendo la inspección y construcción de edificios defensivos en 1537, las fortalezas de Alhambra, Fuentidueña del Tajo229 y Villarejo de Salvanés.230 Por las mismas fechas dio trazas, junto a Diego Martínez, para la iglesia y la casa de la encomienda de Horcajo de Santiago; y ya en la encomienda de Segura de la
225 Desde una fecha anterior a 1543, Luna es conocedor del libro de Sagredo, al hacer a él referencia durante la tasación del trabajo de Pedro de Alviz en la iglesia parroquial de Priego; véase Rokiski Lázaro, 1980. 226 AHN, OM, AHT, leg. 1424, fol. 12v. Pleito en Uclés a Andrés de Vandelvira, abril de 1530. 227 El niño tenía por aquel entonces tres años, por lo que había sido concebido en 1527, cuando Luna residía en Villanueva de los Infantes. El pleito es interesante, pues explica, por ejemplo, como Luna frecuentaba la casa de Catalina, con motivo de enseñar a su hijo el oficio de cantería; AHN, OM, AHT, leg. 16675, sin fol. Demanda de paternidad de Catalina Roa, vecina de Villanueva de los Infantes.
228 Archivo Histórico Nacional, OOMM, L. 1084c y Azcárate Ristori, 1959, p. 131. 229 Ibidem, p. 115. 230 Ibidem, p. 154.
Artífices del siglo xvi 329
Sierra, se documenta su presencia en la iglesia de Santiago de Orcera,231 en Yeste232 y en Santa María de Segura de la Sierra.233 Probablemente abandonó la fábrica de Uclés a principios de la década de los cuarenta, ya que a partir de entonces aparece sistemáticamente implicado en las obras de la capital del Júcar. Cuando en marzo de 1544 fueron valorados los reparos necesarios en la fortaleza de Uclés, la obra se pregonó en diversas localidades de entidad, como Huete y Ocaña, pero también en Cuenca. Es curioso que, antes de ser anunciadas en Cuenca, les fueron notificadas personalmente a los maestros de cantería Pedro de Alviz y Francisco de Luna. Sin embargo, el 21 de noviembre de ese año se recoge «que habiendo ido a buscar a los dichos Pedro de Alabiz e Francisco de Luna e que no los avía hallado y en sus casas les habían dicho que no estaban en la ciudad».234 Madariaga, Juan de: formaba parte de un grupo de maestros de cantería que trabajaban en la iglesia de Villanueva de Alcardete en los años treinta del siglo xvi. Al sacar los cimientos de la iglesia destruyeron una sepultura de bulto del comendador Juan de Céspedes, por lo que él y sus compañeros Martín de Ochoa, Cristóbal Martínez, Miguel de Estegui, Martín de Zaray y un oficial llamado Asensio fueron encarcelados en 1539.235 Marfil, Pedro Juan: vecino de Yepes al que le fue rematada la obra de la casa de la encomienda de Dosbarrios; posteriormente le traspasaó las obras a Juan Pérez Calderón, vecino de Villarrubia.236 Marrón, Francisco de: asentador de la obra de la iglesia de Villarejo de Salvanés. En 1554 trabajó cuarenta y un días asentando piedra, por los que se le pagaron a razón de dos reales y tres cuartillos.237 Marrón, Rodrigo de: vecino de Ampuero. En 1529 se encontraba en Carrascosa del Campo (Cuenca) cuando se le llamó para testificar sobre las obras que Diego de Torres había tomado en la fortaleza de Uclés. Rodrigo afirmaba que los hechos habían ocurrido tal cual se describían en el interrogatorio y que habían ocurrido alrededor de veintidós o veititrés años atrás, cuando el tomó a su cargo las obras de albañilería, carpintería y yesería de la fortaleza, pagándoselas directamente el obrero de la orden Hernán Ruiz.238 Martínez, Andrés: entallador vecino de Uclés, al parecer tío de Diego de Praves239 y quizá hijo del maestro de carpintería Diego Martínez. Entre 1557 y 1558 recibió del convento 3423 mrs. por haber tomado a destajo hacer y ajustar una ventana en una de las torres del convento, para ubicar allí la campana.240 Ese mismo año realizó una prensa de
231 Gutiérrez-Cortines Corral, Cristina. Arquitectura, economía e iglesia en el siglo xvi, Bilbao, Xarait ediciones, 1987b, p. 427.
234 AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 24v. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545.
232 Ibidem, pp. 418, 427 y 434.
236 Azcárate Ristori, 1959, p. 114.
233 Ruiz Calvente, Miguel. «Los maestros canteros Francisco de Luna, Andrés de Vandelvira y Juan de Mojica: Intervenciones en las iglesias parroquiales de Segura de La Sierra, Orcera y Hornos de Segura», en A. Pretel (ed.). Andrés de Vandelvira. V Centenario, Albacete, Instituto de Estudios Albecentenses Don Juan Manuel, 2005, p. 119.
237 AHN, OM, L.1086c, fol. 330. Visita al monasterio de Uclés, 1554.
235 Barranquero Contento, 2014, p. 174.
238 AHN, OM, AHT, leg. 23485, sin fol. Sobre las obras de la fortaleza de Uclés, 1529. 239 Bustamante García, 1983, p. 277. 240 AHN, OM, AHT, leg.11267, fol. 273v. Cuentas del priorato de Julián Ramírez, 1557-1560.
330 Biografías de artífices
bonetes de nogal con tornillos de hierro y tomó a destajo la ejecución del túmulo de las honras fúnebres del rey Carlos V en el convento, recibiendo por ello 33 reales,241 además de otros 8500 mrs. por el tiempo «que se ocupó en hacer el chapitel de la torre y poner la oja de latón dél».242 Entre 1558 y 1559 acompañó al padre Ortega durante tres días en Villaescusa de Haro, «para ver si convenía» la madera de Sebastián Ramírez de Fuenleal para las obras de Uclés.243 En diciembre de 1575 fue nombrado tasador de las obras de la fortaleza de Uclés como oficial del arte de la cantería.244 Sin embargo, Pedro de Allona argumentó, con motivo de su descontento por la tasación realizada, que no era oficial de cantería ni de albañilería, «ni las sabe ni entiende salvo en madera y cosa de talla».245 El 19 de diciembre de 1615, Andrés Martínez, entallador avecindado en Uclés, junto con el también entallador Martín Fernández, tasó el retablo que Diego de Villadiego había realizado en la iglesia parroquial de Almendros.246 Martínez, Cristóbal: formaba parte de un grupo de maestros de cantería que en la década de los años treinta del siglo xvi trabajaba en la iglesia de Villanueva de Alcardete. Al sacar los cimientos de la iglesia destruyeron una sepultura de bulto del comendador Juan de Céspedes, por lo que él y sus compañeros Juan de Madariaga, Martín de Ochoa, Miguel de Estegui, Martín de Zaray y un oficial llamado Asensio fueron encarcelados en 1539.247 Martínez, Diego: destacado maestro de carpintería y entallador vecino de Uclés al que creemos responsable de la obra del artesonado de la «Sala Grande» del monasterio. En 1537 tenía el mandado de hacer un sagrario para la iglesia de Horcajo de Santiago. En octubre de 1537, los visitadores de la orden encargaban la ejecución de las capillas colaterales de la iglesia de Horcajo de Santiago según las trazas firmadas por él y Francisco de Luna.248 La iglesia, en aquel momento, estaba cubierta con madera, con una armadura ochavada en el ábside y una armadura de par y nudillo en el resto de la nave central. El hecho de que la traza fuera conjunta entre un maestro de cantería y otro de carpintería parece sugerir que se tenía pensado cubrir las capillas colaterales con algún tipo de estructura leñosa similar. En la misma población y también de manera conjunta, aquel año se daba orden de pagar la traza que estos dos maestros habían hecho para la nueva fábrica de la casa de la encomienda, por la que recibieron a cuenta 14 reales.249 En la relación de las deudas del convento de Uclés de 1538 se le debían 30 188 mrs. y medio de su salario y jornales.250 Ese mismo año se le habían pagado, junto al carpintero Pedro de Dosbarrios, también vecino de Uclés, 27 000 mrs. por la cubierta de madera que habían realizado para la desaparecida ermita de San Bartolomé de Villahandín, cerca de Colmenar de Oreja, cuya obra de cal y canto de nueva planta había sido realizada por Juan de Hornedo.251 En 1541, junto con Juan Enríquez, como maestros de carpinte-
241 Ibidem, fol. 577r.
247 Barranquero Contento, 2014, p. 174.
242 Ibidem. 243 Ibidem, fol. 579v.
248 Transcrito en Azcárate Ristori, 1959, p. 118 y Rokiski Lázaro, 1988a, p. 195-196.
244 AHDC, Audiencia, 1530-1599, leg. U. 561, fol. 1v.
249 Transcrito en Azcárate Ristori, 1959, p. 118.
245 Ibidem, fol. 3v.
250 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 183.
246 Rokiski Lázaro, 2010, pp. 224-225 y 347.
251 Ibidem, p. 188.
Artífices del siglo xvi 331
ría y yesería, fueron nombrados para tasar las obras de la fortaleza de Uclés ordenadas por Carlos V. Sabía firmar y era vecino de Uclés.252 Fue fiador de Amador de Peralta en las obras de carpintería y yesería de la fortaleza de Uclés rematadas en enero de 1545. Anteriormente, Diego Martínez había tenido a su cargo algunas obras de carpintería en los aposentos de la fortaleza, por los que le fueron pagados 29 000 mrs., si bien no estaban concluidos en la fecha del abono, por lo que se le apremiaba a terminarlo.253 Durante la visita secreta llevada a cabo por los visitadores generales en 1549, para inspeccionar las posibles irregularidades en el priorato de Francisco de la Flor, un carpintero con las siglas «d. ms.» (¿Diego Martínez?) aseguraba que el obrero había prevaricado con los bienes del convento, dando a su hermana ajuares de sartenes, calderas y madera.254 En 1546, durante la sede vacante anterior a la reelección de Francisco de la Flor como prior, recibió del convento un ducado por su salario como maestro de carpintería.255 En 1564, un tal Diego Martínez, «alvañir», tenía a su cargo las nuevas obras de la fortaleza de Uclés.256 Martínez, Felipe: junto con Mateo Pulpillo adobó y tomó a destajo el reparo del caz de un molino de Uclés entre los años 1557 y 1558.257 Martínez, Miguel: en 1574 se le adeudaban 1088 mrs. por obras en el convento de Uclés.258 Martínez Clemente, Juan: en 1534 realizó, en condición de carpintero, la tasación de las obras de la iglesia parroquial de Villanueva de Alcardete, junto con el oficial Juan Sánchez de Santiago.259 Por la visita general de 1537 sabemos que era vecino de Villanueva de Alcardete. En condición de maestro de obras tenía a su cargo las de la casa de bastimentos de esa villa, rematadas en 100 ducados en 1537. Posiblemente era hijo de Juan Clemente.260 Martínez de Buendía, Juan: en 1574, por las obras del convento de Uclés, se le adeudaban 3723 mrs.261 Martínez del Barrio, Juan: vecino del lugar de Usebar, en la Junta de Parayas.262 Era hermano de Diego Martínez del Barrio, vecino del lugar de Rasines.263 Durante su trayectoria estuvo muy vinculado a las obras del maestro Pedro de Tolosa. Fue destajero en los trabajos del convento de Uclés desde 1577 hasta que se mudó a Valladolid en 1587.
252 AHN, OM, AHT, leg. 8532, doc. 4. Obras en la fortaleza de Uclés, 1541. 253 Ibidem, leg. 20127. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545. 254 Ibidem, leg. 6828. Visita personal a los religiosos del convento de Uclés, 1549. 255 Ibidem, leg. 11698, sin fol. Cuentas del trienio del prior de Uclés Francisco de la Flor, 1547-1550. 256 Ibidem, leg. 6821, n.º 1, 4, fol. 2r. Visita a la fortaleza de Uclés, 1564. 257 Ibidem, leg. 11267, fol. 273v. Cuentas del priorato de Julián Ramírez, 1557-1560. 258 AHT, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574.
259 Barranquero Contento, 2014, p. 173. 260 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 441. Libro de visita años 1537-1538; Libro de visita de la villa de Villanueva de Alcardete, año 1537. 261 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 262 AMU, Protocolos Notariales, L. 2/2, fol. 269r. 263 Juan actuó como fiador de su hermano en las obras de los botaretes del puente de Segovia; véase Bustamante García, 1976, pp. 236 y 239. Es posible que se corresponda con el Diego Martínez, vecino de San Tiuste de Coca activo en Valladolid; véase Sánchez Esteban, 1991, p. 60.
332 Biografías de artífices
En 1580 se hizo cargo, junto con Juan de Mazas y Juan de Gastañaga, de las obras del convento de Santa María de la Victoria de Villarejo de Salvanés, trazadas por Pedro de Tolosa.264 Pedro de Tolosa, maestro mayor de las obras del convento de Uclés, a fecha de 11 de abril de 1582, lo tenía nombrado como su tasador en un pleito por las obras de la iglesia de Navamorcuende (Toledo), aunque, según Gutiérrez Pulido, ya habría acompañado a Tolosa entre 1581 y 1582 en otras gestiones.265 Un año después y sobre el mismo litigio, a 4 de marzo de 1583 se reiteró su elección como tasador, añadiéndose que Martínez del Barrio era maestro de cantería de las obras del convento de Uclés y de Santa Catalina de Talavera.266 Es significativo el hecho de que Martínez del Barrio podría haber entrado ya en contacto con Tolosa durante las obras del monasterio de El Escorial en 1574, pues aparece participando en el enlosado del claustro de la hospedería, cuyas condiciones fueron redactadas por Pedro de Tolosa.267 Martínez del Barrio está también documentado como maestro encargado, entre otras tareas, de hacer la tasación del claustro de la catedral de Cuenca en 1583, recibiendo 8628 maravedís por once días de trabajo.268 Curiosamente, la siguiente noticia que tenemos de él tuvo lugar en Valladolid, ciudad de la que se dice que era vecino y en la que fue nombrado, el 24 de diciembre de 1587, como albacea testamentario de Alonso de Tolosa, hijo de Pedro de Tolosa —entre los albaceas se encontrará también Diego de Praves—.269 Desde marzo de 1587, Juan Martínez del Barrio aparece al frente de las obras de San Benito de Valladolid, para la que, además, realizó la traza del graderío del pórtico de la iglesia, sobre la que en marzo de 1596 se hicieron algunas modificaciones solicitadas a Diego de Praves por el ayuntamiento.270 Su carrera fue calificada por Agustín Bustamante como «borrosa», aunque también documentó su presencia en las obras de la catedral de Valladolid y en la iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey.271 Mazas, Juan de: maestro de cantería vecino de Uclés y oriundo de Rascafría, jurisdicción de la ciudad de Segovia.272 Entre 1577 y principios del siglo xvii participó en los destajos de la obra de la iglesia del monasterio de Uclés. Durante esos años simultaneó esos trabajos con otros en poblaciones cercanas. A partir de 1580 participó como destajero en la construcción del convento de Santa María de la Victoria de Villarejo de Salvanés, junto con Juan de Gastañaga y Juan Martínez del Barrio.273 En 1592 dio un poder a Juan de la Riten para que pudiera obligarle en la realización de la obra de la capilla colateral de la iglesia de Fuente de Pedro Naharro, con las condiciones, traza y contrato que ambos habían acordado.274 En 1594 participó, junto con Juan de la Riten, en la obra del convento de las carmelitas de Uclés. En esa fecha, los herederos del fundador afirmaban que
264 Jiménez-Hortelano, 2018a, p. 276. 265 Gutiérrez Pulido, 2008, p. 116. 266 Curiosamente, existía también una vinculación previa entre Pedro de Tolosa y esta obra. En 1567, quizás por una indicación de la Orden Jerónima, se desplazó hasta Talavera para dar una serie de indicaciones técnicas sobre el cerramiento del crucero de la iglesia; véase Gutiérrez Pulido, 2008, p. 209. 267 Bustamante García, 1994, p. 274, p. 324. 268 Rokiski Lázaro, 1989, p. 138.
269 Participó, además, en otras obras del foco vallisoletano, recogidas en González Echegaray, Aramburu-Zabala Higuera, Alonso Ruiz y Polo Sánchez, 1991, pp. 388-389. 270 Bustamante García, 1990, p. 144. 271 Ibidem, p. 145. 272 AMU, Protocolos Notariales, L. 2/2, fol. 269r. 273 Jiménez-Hortelano, 2018a, p. 276. 274 AMU, Protocolos Notariales, L. 5, doc. 2, fol. 612v.
Artífices del siglo xvi 333
debían proseguirse las obras de la iglesia, conforme a la planta y traza dadas por fray Francisco de Jesús o a contento de Juan de Mazas y Juan de la Riten.275 En 1600 dio un poder a Garay de Matienzo, clérigo beneficiado de la iglesia de San Miguel de Matienzo, y a Juan de Arredondo, vecino del mismo lugar. En el poder afirmaba ser cristiano viejo, «limpio de toda raça de moro judío ni converso ni penitenciado».276 Ese mismo año vendió en Uclés un macho y una mula.277 El 30 de enero de 1606 consta que había participado también en obras de cantería junto a Juan Martínez del Barrio y Juan de La Riten en Santa Catalina de Talavera (Toledo).278 En 1604 acompañó a los visitadores en la inspección de las obras de la fortaleza de Uclés.279 En 1606, Francisco de Mora tasó las bóvedas que Juan de Mazas había realizado en el convento de Uclés. En marzo de 1612 evaluó los dos proyectos para la nueva iglesia de San Miguel de Santa Cruz de la Zarza. Ese mismo año aparece como vecino de Tarancón. Dentro del territorio santiaguista, documentamos todavía su presencia en 1614, avecindado en Uclés y tasando, junto con Juan Martínez de Villanueva, las obras de la portada de la también iglesia santiaguista de San Andrés de Villanueva de los Infantes.280 Aparece documentado por última vez en 1618, avecindado de nuevo en Tarancón y en relación con la obra de la capilla mayor de la iglesia de Fuente de Pedro Naharro, por la que había venido recibiendo pagos los años de 1598, 1600, 1605, 1611, 1612, 1615, 1617 y 1618.281 Meléndez, Pedro de: oficial de cantería. En 1558, el mayordomo de la iglesia de Tarancón le debía cierta cantidad de dinero.282 Hizo la tasación de la obra de un molino que había hecho Juan de Praves para el convento, recogido en las cuentas del año 1565-1566.283 En 1579 hizo baja en la obra de la iglesia de Saelices junto con Juan de Solórzano.284 En 1547 se le pagaron 2584 mrs. por nueve pilares y medio que dio para la casa de la heredad de Fuente Redonda.285 Mendizabal Juanes de (el mozo): maestro de cantería vecino de Cuenca. Desde mediados de los años cincuenta del siglo xvi aparece vinculado a las obras del hospital de Santiago de Cuenca.286 En 1583 suministró al monasterio de Uclés cincuenta y siete vigas de treinta pies de largo.287 Mendoza, Ginés de: en 1574, las obras del convento de Uclés le adeudaban 2023 mrs. por su trabajo.288 Mexía, Bartolomé: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba, por ciertas obras realizadas, 22 010 mrs.289 275 AHPC, 644/10. Licencia del provincial, en San Hermenegildo de Madrid 23 de julio de 1594. Este edificio ha quedado fuera de este trabajo por tratarse de una obra ajena a la Orden de Santiago. Próximamente presentaremos una publicación sobre el tema.
281 Rokiski Lázaro, 1989, pp. 142-143.
276 AMU, Protocolos Notariales, L. 12, doc. 1, fol. 138r, año 1600.
285 AHN, OM, AHT, leg. 11698. Cuentas del trienio del prior de Uclés Francisco de la Flor, 1547-1550.
277 Ibidem, fols. 196r y 199r.
286 Rokiski Lázaro, 1989, pp. 147-153.
278 González Echegaray, Aramburu-Zabala Higuera, Alonso Ruiz y Polo Sánchez, 1991, p. 427.
287 Ibidem, p. 153.
279 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 297. 280 Herrera Maldonado, 2002, p. 689.
282 Ibidem, p. 144. 283 AHN, OM, AHT, leg. 3065, fol. 295v. Cuentas del priorato de Francisco de Ábrego, 1565-1566. 284 Rokiski Lázaro, 1989, p. 144.
288 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos». 289 Ibidem, fol. 208v.
334 Biografías de artífices
Mexía, Francisco: fue testigo en el interrogatorio elaborado por el administrador del convento, Pedro Ruiz de Alarcón, sobre la necesidad de desmontar la caballeriza de Fuente Redonda y la necesidad de cubrir la bóveda de la capilla del sepulcro de la iglesia del convento de Santiago, respondiendo en Uclés a 26 de noviembre de 1565.290 Miera, García de: a principios del siglo xvi se remataron en Diego de Torres las obras de la fortaleza de Uclés que cedió a los oficiales vecinos de Solórzano Juan de Miera y García de Miera. En 1513, Fernando el Católico solicitó un informe sobre lo que faltaba por concluir en la obra. Tras dicho examen y por incumplimiento de sus obligaciones, Diego de Torres fue encarcelado y más tarde liberado gracias al pago de una fianza por parte de su sobrino. Sin embargo, por falta de materiales para las obras, en 1526 todavía no habían podido concluir los trabajos en la fortaleza.291 En 1529 fue llamado como testigo sobre el incumplimiento en las obras de Diego de Torres mencionado en el apartado de Juan de Miera.292 Probablemente se corresponda con el entallador del mismo nombre que entre agosto y septiembre de 1544 trabajó en la obra de la fachada del colegio de San Ildefonso de Alcalá de Henares.293 Miera, Juan de: a principios del siglo xvi se remataron en Diego de Torres las obras de la fortaleza de Uclés que posteriormente cedió a los oficiales vecinos de Solórzano Juan de Miera y García de Miera. En 1513, Fernando el Católico solicitó un informe sobre lo que faltaba por concluir en la obra. Por incumplimiento de contrato, Diego de Torres fue encarcelado y posteriormente liberado tras el pago de una fianza. Por falta de materiales, en 1526 todavía no había podido concluirse la obra de la fortaleza.294 En junio de 1548, un entallador con ese mismo nombre y vecino de Solórzano295 había terminado seis cabezas de querubines para las columnas del piso principal de la fachada del colegio de San Ildefonso de Alcalá de Henares, realizando también, a finales de año, los pináculos de la fachada que continuó labrando al menos hasta 1552.296 Mínguez, Sebastián: vecino de Rozalén. En 1574, el convento de Uclés le adeudaba, por su trabajo y el de uno de sus hijos en las obras del monasterio, 10 852 mrs. y medio.297 Montalvo, Juan de: entre 1549 y 1550 se ocupó de limpiar el caz del molino de Solacabeza, propiedad del monasterio de Uclés, por lo que recibió 2244 mrs.298 Montellano, Martín de: albañil. Fue el encargado de maderar, cubrir, solar y tejar el molino que Gonzalo de Hermosa había realizado en Villaescusa de Haro en 1538.299 Ese
290 Ibidem, leg. 281. Inspección de la gestión sobre las cuentas del convento de Uclés de Pedro Ruiz de Alarcón, 1565.
296 Hoag, John D. Rodrigo Gil de Hontañón: gótico y renacimiento en la arquitectura española del siglo xvi, Madrid, Xarait, 1985, pp. 111-112.
291 Ibidem, leg. 25878, sin fol. Obras de la fortaleza de Uclés.
297 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574.
292 Ibidem, leg. 23485, sin fol. Sobre las obras de la fortaleza de Uclés, 1529.
298 Ibidem, leg. 11698, sin fol. Cuentas del tercer año del trienio de Francisco de la Flor (1547-1550). Partida de destajos.
293 Hoag, 1985, p. 108. 294 AHN, OM, AHT, leg. 25878, sin fol. Obras de la fortaleza de Uclés. 295 Navascués Palacio, Pedro. «Rodrigo Gil y los entalladores de la fachada de la Universidad de Alcalá», Archivo Español de Arte, 178 (1972), pp. 107 y 111 y González Echegaray, Aramburu-Zabala Higuera, Alonso Ruiz y Polo Sánchez, 1991, p. 433.
299 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 280-281, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago
Artífices del siglo xvi 335
mismo año recibió, junto con Juan de Sierra, 43 000 mrs. por la realización de un horno nuevo en la casa de la encomienda Villamayor de Santiago. Hernando del Provencio fue llamado para inspeccionar la construcción del horno, recibiendo ese año 2 reales.300 Montero, Juan: vecino de Rozalén. En 1574, el convento de Uclés le adeudaba veinticuatro reales y veinticuatro mrs. por obras realizadas.301 Morales, Sebastián de: entre 1518 y 1519 realizó una presa en Buenamesón, cuyo salario total fue de 28 000 mrs.302 En el año de 1520, el convento afirmaba que se le había hecho entrega de 4115 mrs. para realizar un batán que, sin embargo, no llegó a realizar al sumarse al movimiento de las Comunidades.303 Moreno, Diego: maestro de carpintería. En 1551, junto con Juan del Valle, tasó la armadura que debía hacerse para cubrir la nave de la iglesia de Dosbarrios, en construcción.304 En el año 1571, un maestro denominado Diego Moreno tenía a su cargo la obra de la fuente del convento de Uclés, asistido por cuatro criados.305 Mores, Francisco de: vecino de Santa Cruz. Entre junio y agosto de 1562 recibió dos reales por dos días que hizo piedra para arreglar el camino que iba hasta los molinos de Buenamesón.306 Munategui, Fernando: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba 14 612 mrs. por su trabajo y el de su hijo en las obras.307 Muñoz, Juan: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba, por su trabajo y el de su hijo en las obras, 10 200 mrs.308 Murcia, Francisco de: estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés, donde se le menciona dentro del grupo de los maestros de yesería y carpintería el 11 de enero de 1545.309 Las obras estaban tasadas en 400 000 mrs. y él hizo una baja de 20 000.310 Narváez, Francisco: oficial de carpintería vecino de Uclés. En mayo de 1511 tenía a su cargo la conservación de los muros de la villa de Uclés y, tres años después, ciertas obras en la fortaleza.311 En 1525 participó como testigo en el interrogatorio que los visitadores de la orden hicieron en Uclés para determinar si el convento debía trasladarse o reedificarse, en el que también hablaron como expertos Antón Egas y Alonso de Covarrubias,
300 Ibidem, p. 303. 301 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 302 Ibidem, leg. 21024, fols. 18r-19r. Cuentas del prior Francisco Sánchez Girón, 1518-1521. 303 Ibidem, fol. 20v. 304 Barranquero Contento, 2014, p. 182. 305 «Fuente nueva: que se pago a Diego Moreno maestro por el tiempo que anduvo con su persona y quatro criados en la obra de la fuente que se haze de nuevo ochenta y ocho mill y setecientos e noventa e un mrs. 88 791 mrs.», AHN, OM, AHT, leg. 11478, fol. 105r.
306 AHN, OM, AHT, leg.11267, fol. 133. Cuentas del convento de Uclés durante el priorato de González Villena, 1562-1564. 307 Ibidem, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos». 308 Ibidem, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 309 Ibidem, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545. 310 Ibidem, fol. 26v. 311 Rokiski Lázaro, 1989, pp. 182-183.
336 Biografías de artífices
así como el carpintero local Juan Enríquez.312 En 1526 fue citado como testigo en el pleito de las obras de la fortaleza de Uclés que tenía rematadas Diego de Torres, vecino de Toledo. Francisco Narváez decía ser oficial de carpintería y ratificó que no había madera para llevar a cabo las obras que se planteaban.313 Junto con Juan de Hornedo y Juan Enríquez acompañó a los visitadores para inspeccionar las defensas de los adarves de la villa de Uclés en 1538. Según los visitadores, estas tres personas eran vecinas de Uclés y ya los habían acompañado anteriormente. Estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés, de donde era vecino, a 11 de enero de 1545.314 Fue testigo en el interrogatorio a Pedro Ruiz de Alarcón, declarando en Uclés, el 26 de noviembre de 1565, que los materiales de las caballerizas de Fuente Redonda que habían sido derruidas se reutilizaron para cubrir la capilla nueva del Sepulcro «porque se llovía».315 Nates, Pedro de: maestro de cantería vecino de Colmenar de Oreja. En 1585, junto a Martín Ruiz, realizó las obras de los encasamientos de la fortaleza de Villarejo de Salvanés, por las que aún se le adeudaban 700 reales de los 7000 en los que habían sido tasadas.316 Nogales, Pedro de: maestro de obras y albañil vecino de Corral de Almaguer. Tuvo a su cargo, junto con Fernando del Provencio, la construcción de la casa de la tercia de Corral de Almaguer, perteneciente a la encomienda de Monreal (Toledo), que sepamos, entre 1533 y 1537.317 En el libro de visita de 1537, a fecha de 17 de junio, se le abonaron distintos pagos por hacer tabiques, rehacer las cubiertas, retejar, etc.318 Nuñez de Aguirre, Pedro: cantero estante en Uclés. En 1530, cuando tenía treinta años más o menos, compareció como testigo en el pleito de Andrés de Vandelvira con el juez Tomás Ribera. Sobre Vandelvira, afirmaba «que sabe quel dicho Andrés de Valdelvira es hombre pacifico e quieto, e ques ciubdadano de Alcaraz»,319 considerando, además, que era «un hombre de honrra [sic]».320 Ochandiano, Sebastián: cantero vecino de Artiaga, de la merindad de Buturia. En 1574, el convento de Uclés le adeudaba 22 689 mrs. por su trabajo.321 En 1592 ya había fallecido, pues ese año, Juan de Gastañaga otorgaba un poder a sus herederos.322 Ochoa, Juan: maestro de obras, en 1537 vecino de Cabezamesada. Cuando se encontraba realizando la cabecera de la iglesia de Cabezamesada —con sillares de piedra, en la línea
312 AHN, OM, AHT, leg. 22444, sin fol. Visita e interrogatorio de los visitadores de la orden sobre la posibilidad de reparo o traslado de la fábrica del monasterio de Santiago de Uclés, 27 de mayo de 1525.
318 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 270. Libro de visita años 1537-1538.
313 Ibidem, leg. 25878, sin fol. Obras de la fortaleza de Uclés.
320 Ibidem, fol. 14r.
314 Ibidem, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545. 315 Ibidem, leg. 281. Inspección de la gestión sobre las cuentas del convento de Uclés de Pedro Ruiz de Alarcón, 1565. 316 Ibidem, leg. 1651, fol. 1r. Sobre la obra de los encasamientos de Villarejo de Salvanés, 1585. 317 Azcárate Ristori, 1959, p. 113.
319 AHN, OM, AHT, leg. 25538, fol. 13r. Pleito contra Andrés de Vandelvira en Uclés, abril de 1530. 321 Ibidem, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos». 322 AMU, Protocolos Notariales, L. 5, doc. 2, año 1592, fols. 336v-337r.
Artífices del siglo xvi 337
constructiva del tardogótico, y que debe corresponderse con la cabecera poligonal actual— fue desposeído de la dirección de las obras por los visitadores de la orden, al considerar que las fianzas aportadas para un trabajo de tales características no eran suficientes. Los motivos señalados por los visitadores para apartarlo del cargo de maestro mayor fueron el no presentar las fianzas en el plazo de seis días estipulado por los visitadores y la información que habían conocido de que Ochoa había tenido a su cargo ciertas obras en la iglesia de Villarejo de Salvanés que había dejado sin concluir, llevándose parte del dinero de la misma.323 Para resolver el litigio mandaron venir a dos maestros, uno por parte del concejo y otro por parte de Ochoa, con la finalidad de tasar lo construido.324 Ese mismo año recibió dos ducados por la tasación que había hecho de la portada de la casa de la encomienda de Villamayor, realizada por Juan de Regúlez.325 Ochoa, Martín de: formaba parte de un grupo de maestros de cantería que trabajaban en la iglesia de Villanueva de Alcardete en los años treinta del siglo xvi. Al sacar los cimientos de la iglesia destruyeron una sepultura de bulto del comendador Juan de Céspedes, por lo que él y sus compañeros Juan de Madariaga, Cristóbal Martínez, Miguel de Estegui, Martín de Zaray y un oficial llamado Asensio fueron encarcelados en 1539.326 Olmedilla, Martín de: maestro albañil. Tuvo a su cargo las obras de la casa del hospitalero del hospital de Santiago de Alarcón en torno a 1598.327 Oropesa, Juan de: vecino de Cuenca. En el año de 1529 se remataron las obras de la fortaleza de Uclés en Juan de Regúlez, maestro de cantería vecino de la villa, por 180 000 mrs. Las obras de carpintería y yesería, en cambio, fueron adjudicadas a Juan de Oropesa y Francisco de Frías, vecinos de la ciudad de Cuenca, por 75 000 mrs., en febrero de ese mismo año.328 Junto con Francisco de Frías estuvo a cargo de las obras de los suelos y el tejado de las torres del homenaje nuevo y viejo. En la torre albarrana hicieron el tejado. La obra fue rematada en 75 750 mrs. en la visita de 1538, excepto lo tocante a la torre del homenaje nuevo.329 Ovejero, Pedro: vecino de Rozalén. En 1574, el convento de Uclés le adeudaba 2227 mrs. por ciertas obras.330 Parra, Cristóbal de la: retejó los hornos nuevo y viejo de la casa de la encomienda de Villamayor de Santiago en torno a 1538.331 Parranes, Pedro de: maestro de cantería al que se le encomendaron ciertas obras en la fortaleza de Uclés en 1511.332 323 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 363. Libro de visita años 1537-1538; Libro de visita de la villa de Cabezamesada, año 1537 y Azcárate Ristori, 1959, pp. 104-105. 324 Ibidem, p. 364 e ibidem. 325 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 312, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago. 326 Barranquero Contento, 2014, p. 174. 327 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 33, libro de visita 1498, Alarcón.
328 AHN, OM, AHT, leg. 8532, doc. 2. Información sobre las obras en la fortaleza de Uclés, 1542. 329 Recogido en Rokiski Lázaro, 1988a, p. 284. 330 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 331 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 311, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago. 332 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 267. Visita a Uclés, 1511.
338 Biografías de artífices
Perales, Juan de: maestro de cantería. Entre junio y agosto de 1562 recibió 7286 mrs. del convento de Uclés por 214 varas de piedra, que trazó en la ribera del Gigüela, para hacer un cubo en el molino.333 Peralta, Amador de: en la relación de deudas del convento de 1538 se le debían 7271 mrs. de sus jornales como maestro de cantería.334 También hizo postura para las obras de yesería y carpintería necesarias para la reparación de la fortaleza de Uclés el 13 de enero de 1545, siéndole finalmente adjudicadas por 72 000 mrs. —70 000 por las obras y 2000 prometidos—. Nombró como sus fiadores a Diego Martínez, entallador, y Juan de Hornedo, vecino de Uclés, ambos presentes.335 Entre 1557 y 1558 recibió del convento 1003 mrs. por hacer una caja para el padre Allende.336 A continuación, en esas mismas cuentas del convento, se menciona que se le pagaron 374 mrs. a «Amador de Peralta, cantero, de un mortero grande de piedra que hizo para la cocina».337 Entre 1559 y 1560 hizo dos cajas de noguera para algunos freiles del convento, recibiendo 1360 mrs.338 En 1574, el convento de Uclés le adeudaba 7986 mrs. por su trabajo.339 Pérez, Diego: maestro de obras. Junto con Baltasar de Solís realizó algunos reparos en la casa de la encomienda de Dosbarrios (Toledo), por los cuales se les pagaron 7730 mrs. en la visita de junio de 1537. Ambos eran vecinos de Ocaña.340 Pérez, Juan: vecino de Rozalén. Aparece entre las deudas que el convento de Uclés tenía con operarios de la obra en mayo de 1574.341 Se le adeudaban ciento noventa y cinco reales. Pérez Calderón: vecino de Villarrubia. Hacia 1537, Pedro Juan Marfil le traspasó la obra de la casa de Dosbarrios.342 Pérez de Celada, Juan: maestro de cantería. En 1574, el convento de Uclés le adeudaba 304 mrs. por su trabajo.343 En 1585 dió un poder, junto con Juan de Gastañaga, aparejador del convento de Uclés, para poder cobrar en su nombre ciertos maravedíes que les adeudaba el mayordomo de la iglesia de Cabezamesada (Toledo) por la obra de la torre de la iglesia.344 Juan Pérez de Celada podría corresponderse con el cantero vizcaíno que Mari Luz Rokiski identifica como Juan Pérez de Celada, activo en el obispado y ciudad de Cuenca entre 1588 y 1591.345
333 AHN, OM, AHT, leg. 11267, fol. 133. Cuentas del convento de Uclés durante el priorato de González Villena, 1562-1564.
340 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 269. Libro de visita años 1537-1538.
334 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 182.
341 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574.
335 AHN, OM, AHT, leg. 20127. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545.
342 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 272. Libro de visita años 1537-1538.
336 Ibidem, leg. 11267, fol. 273v. Cuentas del priorato de Julián Ramírez, 1557-1560. 337 Ibidem. 338 Ibidem, fol. 851r. 339 Ibidem, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos».
343 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos». 344 AMU, Protocolos Notariales, L. 2/2, fol. 242r. 345 Rokiski Lázaro, 1989, pp. 226-227.
Artífices del siglo xvi 339
Pimentel, Antonio: el 20 de abril de 1573 fue nombrado auxiliar de Gaspar de Vega para realizar las trazas y los modelos. En el nombramiento se lo calificaba de conocedor de la arquitectura y la escultura.346 En el pleito de la viuda de Gaspar de Vega con el convento de Uclés, para el cobro de deudas pendientes de 1575, se afirmaba que en las ocasiones en que Gaspar de Vega no había podido asistir a las obras acudieron ayudantes en su nombre, como el citado Pimentel.347 Pliego, Sebastián de: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba 323 mrs.348 Polo, Juan: fue testigo en el interrogatorio a Pedro Ruiz de Alarcón, declarando en Torrelengua, el 26 de noviembre de 1565, que los materiales de las caballerizas demolidas en Fuente Redonda fueron reutilizados para cubrir la capilla nueva del Sepulcro, para evitar las filtraciones de agua cuando llovía.349 Portillo, Sebastián: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba 1992 mrs.350 Poveda, Miguel de: vecino de Rozalén. En 1574, el convento de Uclés le adeudaba, por su trabajo y el de Diego Pareja, 1258 mrs.351 Praves, Diego de: maestro de cantería e hidalgo natural de Uclés, con una destacada trayectoria en el ámbito vallisoletano a partir de finales del siglo xvi. Nació en Uclés en 1556, del matrimonio entre Juan de Praves Cubas y Ana Sánchez.352 En sus primeros trabajos documentados aparece colaborando en las obras de la mano de su padre. En Uclés vivía junto con su familia en una casa principal. Hemos podido documentar su presencia en las obras de Uclés en dos ocasiones. En la primera de ellas aparecía junto a su padre, el también cantero Juan de Praves, en una deuda que el convento tenía con ellos en 1574, cuando Diego debía tener tan solo 19 años.353 Si en esta referencia aparece subordinado al padre, en 1582, por el contrario, recibió 1717 mrs., en solitario, por los destajos que había realizado en la heredad de Torrelengua.354 En 1579 tenía a su cargo las obras de la iglesia parroquial de Alcázar del Rey, que cedió a Juan de la Riten cuando en 1582 se trasladó a Valladolid.355 Todavía en 1616 encargaba misas por su padre en Uclés.356 Praves, Juan de: maestro de cantería de origen hidalgo y padre de Diego de Praves.357 Existe cierta complejidad en establecer cual es el desarrollo laboral de este personaje,
346 Gentil Baldrich, 1998, p. 131. 347 Herranz Pérez, 1997, p. 487. 348 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 349 Ibidem, leg. 281. Inspección de la gestión sobre las cuentas del convento de Uclés de Pedro Ruiz de Alarcón, 1565. 350 Ibidem, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 351 Ibidem, fol. 207r. 352 González Echegaray, Aramburu-Zabala Higuera, Alonso Ruiz y Polo Sánchez, 1991, pp. 525-528. Acudió a la Chancillería de Granada para exigir su condición de hidalgo cuando fue reclamado como supuesto pechero en Uclés; véase Marías Franco, 1989, p. 475.
353 AHN, AHT, leg. 17571, fol. 207r, mayo de 1574. Cuentas del priorato de Francisco Sánchez, 1570-1573. 354 AHT, leg. 13529, fol. 187v: «1717 mrs. que se pagaron a Diego de Prades a quenta de la obra que se hace de destaxo en Torrelengua». Cuentas del priorato de Diego Gallego, 1580-1583. 355 Rokiski Lázaro, 1989, p. 237. 356 Bustamante García, 1983, p. 277. 357 Biblioteca Nacional de España, Ms. 11720. Ejecutoria de hidalguía de Juan de Praves, vecino de Uclés (h. 1-35v). Ejecutoria de hidalguía de Diego de Praves, arquitecto y vecino de Valladolid, 1603 (h. 40-105v). Ejecutoria de hidalguía de Francisco de Praves, arquitecto y vecino de Valladolid, 1634 (h. 106v-178v). Dado a conocer por Bustamante García, 1983, p. 276.
340 Biografías de artífices
al estar documentados distintos maestros con el mismo nombre,358 por lo que nos limitaremos a reproducir aquí los más verosímiles con respecto a las fechas y geografías en las que pudo moverse el maestro de obras que actuó en Uclés y su priorato y en las que, como se verá, tuvo un papel destacado, siendo hombre de confianza de Francisco de Luna, de hecho, quedó encargado de las obras de la iglesia cuando este último las abandonó. En 1538, un oficial de cantería llamado Juan de Praves realizó el portal de cantería para la iglesia de Valtablado (Guadalajara).359 Entre los oficiales de la obra del hospital de las afueras de Toledo se menciona a un Juan Martínez de Praves que Agustín Bustamante asocia con este personaje.360 Juan de Praves estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés a 11 de enero de 1545, donde se lo califica como «maeso de cantería aparejador de las obras del convento de Uclés».361 En efecto, pocos días después, el 15 de febrero, Francisco de Luna lo reconoce como su aparejador en Uclés, con sus propios oficiales.362 En el testamento de Francisco de Luna se hace referencia a Juan de Prades [sic] el viejo —quizá para distinguirlo de Diego— en lo referente al control de las cuentas y deudas de la obra de Corral de Almaguer.363 En el siguiente ítem del testamento, Luna lo reconoce como «Juan de Prades, mi aparejador». Nuestro Juan de Praves podría ser el mismo que en 1549 se ocupó de la iglesia de la Magdalena de Cehegín, dentro del territorio santiaguista de la encomienda de Caravaca.364 En condición de maestro de cantería acompañó a los visitadores en la inspección de los muros de la villa de Uclés en 1554.365 La inspección comienzó por la puerta de los vizcaínos, «junto al sitio e parte donde solía ser sinagoga de los judíos». Junto con Toribio de Hornedo hizo la tasación de los reparos que eran necesarios en los muros de la villa. En las visitas llevadas a cabo por los visitadores de la orden se habían pagado a Juan de Praves, en calidad de maestro de la obra de la iglesia de Villarejo de Salvanés, 2754 mrs. por ciertos días que había trabajado en la obra en el año de 1553,366 percibiendo, en una partida distinta, 17 172 mrs. y medio por 29 días y medio que estuvo en la obra, a razón de 4 reales y medio por día. Por esa época debía ser considerado como un maestro de cierto prestigio, ya que realizó la traza para concluir la inacabada iglesia de Cabezamesada con anterioridad a 1555, año en el que tenía a su cargo la obra el maestro de cantería Toribio de Hornedo.367 Entre 1557 y 1558 tomó a destajo ocho pilares que realizó y asentó en la huerta del convento de Uclés, a razón de 18 reales cada pilar, recibiendo en total 4696 mrs. El documento se refiere a él como oficial de cantería.368 Entre 1558 y 1559 recibió 1054 mrs. por un reparo en el río de Uclés, en la parte cercana a las puertas del camino de Tarancón, para que el agua fuera a las huertas y al molino del convento, y por una pila de agua bendita junto a la puerta del coro del convento. En esta ocasión, en cambio, se refieren a él como maestro de cantería.369
358 Sobre lo problemático de identificar este personaje, véase Muñoz Jiménez, José Miguel. La arquitectura del Manierismo en Guadalajara, Guadalajara, Diputación Provincial de Guadalajara, 1987, p. 193. 359 Azcárate Ristori, 1959, p. 100. 360 Bustamante García, 1983, p. 276. 361 AHN, OM, AHT, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545. 362 Rokiski Lázaro, 1988b, p. 308.
363 Ibidem. 364 Griñán Montealegre, 1999, pp. 294-295. 365 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 297. 366 AHN, OM, L. 1086c, fol. 329r. Azcárate Ristori, 1959, p. 156. Visita a la villa de Villarejo de Salvanés, julio de 1554. 367 Azcárate Ristori, 1959, p. 105. 368 AHN, OM, AHT, leg. 11267, fol. 273v. Cuentas del priorato de Julián Ramírez, 1557-1560. 369 Ibidem, fol. 577r.
Artífices del siglo xvi 341
En el segundo año del trienio del prior Julián Ramírez (1558-1559) se indica que Juan de Praves era maestro de la obra de la iglesia.370 El 27 de julio de 1564, junto con Pedro de Biedma y Toribio de Hornedo, acompañó a los visitadores del convento de Uclés para inspeccionar y tasar las obras necesarias en las murallas y almenas de la villa.371 Entre 1563 y 1564 recibió 5168 mrs. por realizar 17 tapias y media en el cercado de Fuente Redonda.372 Entre 1565 y 1566 participó en las obras de un molino del convento de Uclés.373 En 1574, el convento de Uclés le adeudaba 1551 reales y medio por su trabajo y el de su hijo,374 que por aquel entonces debía tener 19 años. Hizo testamento en 1583.375 En 1585, su hijo Diego de Praves efectuó la subasta de sus posesiones en Uclés.376 Probablemente existió otro cantero llamado Juan de Praves en el contexto arquitectónico conquense de finales del siglo xvi, que Mari Luz Rokiski asocia en una misma persona. Este segundo Juan de Praves sería montañés y originario de Meruelo, en la Junta de las Siete Villas, y vivió, al menos, hasta el año de 1597.377 Provencio, Fernando del: vecino de la villa de Corral de Almaguer, maestro de obras y carpintero. En ocasiones se alude a él como Hernando del Provencio, con el que podemos identificarlo, pues el otro Hernando del Provencio del que tenemos constancia había fallecido antes de 1537. Hizo un reparo en la casa de la tercia de Corral, por la que percibió 14 600 mrs. —con carta de pago del año 1533—.378 Junto con Pedro de Nogales, maestro de obras y también vecino de Corral de Almaguer, hizo las trazas y condiciones para la obra del torrejón de la tercia de esa misma villa, por la que cobraron el 17 de junio de 1537.379 Ese mismo año recibió 5752 mrs. por una nave que había construido con anterioridad en la antigua iglesia de la villa de Don Fadrique.380 Cuando los visitadores llegaron a Villamayor de Santiago en 1538 se estaba edificando de nuevo la ermita de la Virgen de Magaceda, en la cual trabajaba un tal Provencio, al que se le dieron 5 reales por su trabajo, probablemente relacionado con el par y nudillo que se estaba realizando para cubrirla. Fue llamado en 1538 para inspeccionar la construcción del horno que Martín de Montellano y Juan de Sierra estaban haciendo en Villamayor de Santiago, recibiendo 2 reales por ello.381 Ese mismo año se le pagaron 141 reales por unas tapias que había levantado en la huerta de Villaverde, en el término de Villamayor de Santiago.382 Junto con Alonso López Carpintero, y por mandado de los visitadores generales de la orden, tasó, liquidó y averiguó el número de vigas de las que se disponía para la construcción del palomar de Villaverde y 370 «7500 mrs. que se pagaron a juan de prades maestro de cantería de la obra nueva de la iglesia del dicho convento que se le daban de salario por maestro de la dicha obra, lo que fue deudo el año de cincuenta e ocho», ibidem, fol. 579v. 371 AHN, OM, AHT, leg. 6821, n.º 1, 3. Visita convento de Uclés, año 1564. 372 Ibidem, leg. 2947, fol. 624r. Gasto de oficiales en obras del convento, año de 1564. 373 Ibidem, leg. 3065, fol. 298r. Cuentas del priorato de Francisco de Ábrego, 1565-1566. 374 Ibidem, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras del convento, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos».
375 AMU, Protocolos Notariales, L. 1/1, s. f. 376 Ibidem, L. 2/3, fol. 7r. 377 Rokiski Lázaro, 1989, p. 237. 378 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 270. Libro de visita años 1537-1538. 379 Ibidem, p. 271. 380 Ibidem, p. 377. Libro de visita de la villa de Puebla de Don Fadrique, año 1537. 381 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 303-304, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago. 382 Ibidem, p. 304, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago.
342 Biografías de artífices
la casa de la encomienda de Villamayor de Santiago, recibiendo dos reales, en 1538, por ese trabajo.383 Fueron un total de 91 vigas traídas de los pinares de Villaescusa de Haro. Provencio, Hernando del (el viejo): maestro de obras vecino de Villamayor de Santiago. En el primer decenio del siglo xvi, el obrero mayor de la mesa maestral, Hernán Ruiz de Alarcón, había ordenado edificar una parte de la casa de bastimento de Quintanar de la Orden, obra que ya había sido realizada por Hernando del Provencio con anterioridad a 1537, cuando se lo mencionaba como difunto.384 El 4 de marzo de 1532 recibió ocho reales por ver y tasar la obra del palomar de Villaverde.385 Posiblemente fuera el padre de Fernando del Provencio. Provencio, Juan del: oficial de carpintería, vecino de Villamayor de Santiago. En 1593 solicitó que le fuera admitida la baja en la obra de la casa de la tercia de Villamayor de Santiago, una vez estaba la obra ya había sido comenzada por Joanes de Verdolaza.386 Pulpillo, Mateo: junto con Felipe Martínez adobó y tomó a destajo el reparo del caz de un molino de Uclés, entre los años 1557 y 1558.387 En 1574, el convento de Uclés le adeudaba 52 reales y 3 mrs.388 Quincoces: vecino de Toledo. Recibió veinte ducados del convento de Uclés por adobar el aljibe de Torrelengua entre 1547 y 1548.389 Posiblemente sea el mismo aparejador de albañilería que se hacía llamar a San Lorenzo de El Escorial, en junio de 1564, para dar comienzo al abovedamiento de los sótanos.390 Rafael: en la relación de deudas que tenía el convento de Uclés en 1538 se le debían 22 107 mrs. por sus sus jornales, como aparejador de la obra, y los de un criado.391 Ramírez, Juan: junto con Cristóbal de Adonza tasó las tapias que iban construirse en el baluarte de la fortaleza de Villarejo de Salvanés en junio de 1520.392 Ramiro, Pedro: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba diecinueve reales.393 Regúlez, Juan de: cantero y maestro de cantería vecino de Uclés. En enero del año de 1529 se habían rematado las obras de la fortaleza de Uclés en Juan de Regúlez, maestro de cantería vecino de Uclés, en 180 000 mrs., mientras que las obras de carpintería y yesería se habían rematado, en febrero de ese mismo año, en Juan de Oropesa y Francisco de Frías, vecinos de la ciudad de Cuenca, en 75 000 mrs.394 En 1530 presentó una petición al Consejo de las Órdenes para cobrar el total del dinero en que se había rematado la obra 383 Ibidem, p. 313, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago. 384 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 408. Libro de visita años 1537-1538; Libro de visita de la villa de Quintanar de la Orden, año 1537. 385 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol II, 2009, p. 310, Villamayor de Santiago.
389 Ibidem, leg. 11698, sin fol. Cuentas del primer año del trienio de Francisco de la Flor (1547-1550). Partida de destajos. 390 Bustamante García, 1994, p. 71. 391 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 182 y Azcárate Ristori, 1956, pp. 173-188.
386 AHN, OM, AHT, leg. 4372, fol. 3r. Obras en la casa de la tercia de Villamayor de Santiago, 1592-1593.
392 AHN, OM, AHT, leg. 25905, sin fol. Sobre la obra del baluarte que se ha de hacer en la puerta principal de Villarejo de Salvanés, 1520.
387 Ibidem, leg. 11267, fol. 273v. Cuentas del priorato de Julián Ramírez, 1557-1560.
393 Ibidem, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574.
388 Ibidem, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574.
394 Ibidem, leg. 8532, doc. 2. Información sobre las obras en la fortaleza de Uclés, 1542.
Artífices del siglo xvi 343
de la torre del homenaje de la fortaleza de Uclés, debido a las demasías que había realizado.395 Aparece como testigo, junto a Francisco de Luna y Hernán Muñoz, el 1 de abril de 1530, en el pleito de Andrés de Vandelvira contra el juez pesquisidor Tomás de Ribera.396 Antes de 1538 tuvo a su cargo el reparo de algunas partes de la fortaleza de Uclés: el adarve entre la torre del homenaje viejo y la torre del pontido, en la torre del mirador y entre la torre del palomar y el mirador, por un total de 14 000 mrs.397 Los visitadores de la orden, al inspeccionar la ermita de Magaceda de Villamayor de Santiago en julio de 1538, vieron que las obras, que habían sido adjudicadas a «Juan de Regales», no habían sido concluidas, habiendo dejado a una persona a cargo de las mismas que realizaba «más de lo que se debía», por lo que ordenaron al mayordomo de la ermita llamar a Regúlez para que concluyera la obra.398 En mayo de 1535 recibió 43 692 mrs. por una portada de cantería que hizo en la casa de la encomienda de Villamayor de Santiago.399 Hacía 1537 tenía a su cargo las obras de ampliación de la iglesia parroquial de la villa de Pedro Muñoz.400 El año de 1539 trabajaba en las fábricas de la parroquia de Campo de Criptana y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Villahermosa.401 En 1545 ya había cobrado 135 000 mrs. de los 180 000 en que había sido rematada la obra que tenía a su cargo en la fortaleza de Uclés. En ese año se señala que, a pesar de lo cobrado, Regúlez tenía poca obra realizada y, además, se encontraba «ausentado de esta tierra». Al no poder encontrarse la traza, las condiciones, el remate, la obligación y la fianza, ni saber el escribano ante quien había sido contratado, no pudieron localizarse los fiadores para apremiarlos a concluir la obra.402 Los trece de la Orden de Santiago que habían inspeccionado las obras en 1542 encargaron a Bustamante de Ferrera [Herrera] que viese las escrituras y condiciones de la misma.403 En 1547, Regúlez hizo una tasación de la iglesia de Las Pedroñeras, obra de Juan Flores, junto con Francisco de Luna. No lograron ponerse de acuerdo en la tasación, por lo que pidieron que se nombrara un tercer tasador.404 Juan Regúlez, en su actuación individual, tasó la obra en una cantidad muy superior a la valorada por Francisco de Luna —695 000 mrs. Luna y 782 400 mrs. Regúlez—, expresando que lo hacía «para satisfacer mi conciencia y segund [sic] y como el arte demanda». Finalmente se acordó pagar lo tasado por Francisco de Luna más 80 ducados. Regúlez, Juan de: en 1563 servía en el taller de la fábrica de la iglesia de Uclés como oficial de cantería.405 En los salarios de las obras del convento de Uclés de 1570 se incluyen 395 Ibidem, leg. 78161, sin fol. Diligencias sobre las obras de la fortaleza de la villa de Uclés, 1530. 396 Ibidem, leg. 1424, fol. 12v. Pleito en Uclés a Andrés de Vandelvira, abril de 1530. 397 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 284. 398 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, pp. 300-301, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago. Es posible que Regules hubiera dejado a cargo de las obras a Fernando del Provencio, el cual recibió cinco reales ese mismo año como pago de la obra que hacía en la ermita. 399 Ibidem, pp. 311-312. 400 Azcárate Ristori, 1959, p. 128. 401 Molina Chamizo, vol. II, 2006, pp. 397-398. Pilar Molina considera que fue a partir de esas fábricas
como entró en contacto con el círculo de Francisco de Luna. A partir de lo expuesto en este trabajo, consideramos que el contacto pudo haber tenido su origen en las obras del monasterio de Uclés. 402 AHN, OM, AHT, leg. 20127. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545. 403 Ibidem, leg. 8532, sin fol. Sobre las obras en la fortaleza de Uclés. 404 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 208. 405 «Juan de Regules syrbe en el taller de oficial de cantería a por todo ganado de salario por año 26 ducados y medio e parezió asele pagado un año que se cumplió a catorze de agosto del año de setenta y tres y más tres myll y noveziento y dos mrs. y medio para en quenta de otro año que viene», AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 113r.
344 Biografías de artífices
diez ducados para labrar piedras para la iglesia.406 En el trienio de los años 1574-1577 se recoge que era mozo de cantería y que tenía acordado un salario anual de 9915 mrs.407 En 1574, el convento de Uclés le adeudaba 1966 mrs. por su trabajo. Podría ser hijo del homónimo Juan de Regúlez. Riten, Juan de la (en ocasiones, Juan de Larriten): aparece documentado por primera vez en marzo de 1562, cuando fue desde Uclés hasta Cuenca para pedir al doctor Arganda, inquisidor de Cuenca y Sigüenza, ser nombrado familiar del Santo Oficio.408 En 1574, el convento de Uclés le adeudaba 3570 mrs. por su trabajo.409 En 1577 entró como destajero en las obras de la iglesia de Uclés, junto con Juan Martínez del Barrio y Juan de Mazas. En 1582 se hizo cargo de la iglesia de Alcázar del Rey, tras la marcha a tierras vallisoletanas de Diego de Praves.410 En 1586 tasó la obra del claustro de la catedral de Cuenca por 27 000 mrs. y colaboraba con Juan de Mazas en la construcción de la torre de la iglesia de Fuente de Pedro Naharro, entre los años de 1590 y 1601.411 En 1598 dio un poder a Juan Zuri, vecino de San Clemente, para que pudiera ajustar las deudas que Miguel de la Rumbre, vizcaíno residente en Villarrobledo ya difunto, tenía por lo trabajado en el convento de Santiago de Uclés.412 Falleció en 1604.413 El 6 de diciembre de 1606, fecha en la que se realizó la tasación de la obra realizada por él y Juan de Mazas en los destajos de la iglesia de Uclés, cuando su viuda, María Martínez de la Çabarrieta, nombró tasador.414 Robledo, Juan de: bordador vecino de Alcalá de Henares. Realizó un torno pontifical bordado en oro para Francisco de Ábrego, cuando era prior de Uclés, valorado en 1000 ducados.415 Rodríguez, Gil: dentro de la partida de destajos del segundo año del trienio de Francisco de la Flor (1547-1548) recibió, junto con Jorge García, 16 875 mrs. por bajar el nivel de la calle que estaba entre la iglesia del convento y la fortaleza.416 Ruiz, Gregorio: vecino de Uclés, oficial de carpintería. En 1526 compareció como testigo en el pleito de las obras de la fortaleza de Uclés que tenía rematadas Diego de Torres, vecino de Toledo.417 Ruiz, Juan: maestro de cantería. Estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés, donde se le menciona como maestro de cantería que trabaja en las obras del convento el 11 de enero de 1545.418
406 «Juan de Regúlez ganava por año a razón de diez ducados para labrar piedras para la yglesia y por el tiempo que pareçio aver servido hasta fin de diziembre de quinientos y setenta huvo de aver quatro myll y veynte y dos mrs. y medio los que les parecio avérsele pagado», ibidem, leg. 11478, fol. 50r. 407 Ibidem, leg. 4160, fol. 162v. Cuentas del trienio del prior de Uclés de Pedro de Grima, 1574-1576. 408 Rokiski Lázaro, 1989, p. 251. 409 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos». 410 Rokiski Lázaro, 1989, p. 251. 411 Ibidem.
412 AMU, Protocolos Notariales, L. 11, fol. 347v, año de 1598. 413 Rokiski Lázaro, 1989, p. 251. 414 AMU, Protocolos Notariales, L. 9, fols. 205r-206v. 415 AHN, OM, AHT, leg. 10837. Pleito entre Juan de Robledo, bordador vecino de la villa de Alcalá de Henares, contra el obispo de Panamá Francisco de Ábrego, 1566. 416 Ibidem, leg. 11698. Cuentas del trienio del prior de Uclés Francisco de la Flor, 1547-1550. 417 Ibidem, leg. 25878, sin fol. Obras de la fortaleza de Uclés, 1526. 418 Ibidem, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545.
Artífices del siglo xvi 345
Ruiz, Martín: maestro de cantería vecino de Colmenar de Oreja. En 1585, junto a Pedro de Nates, realizó las obras de los encasamientos de la fortaleza de Villarejo de Salvanés, por los que se le debían 700 reales de los 7000 en los que se habían tasado las obras.419 Rumbe, Miguel de la: vizcaíno habitante de Villarrobledo en 1598, año en el que consta como difunto. Habría trabajado en las obras del convento de Santiago de Uclés, quizá dentro de los oficiales a cargo de Juan de la Riten.420 Sánchez, Alonso: en octubre de 1551 participó en las obras de la iglesia parroquial de Mota del Cuervo. Fue llamado a declarar, por el fiscal de Uclés, por el derribo de unos altares de la iglesia por orden del concejo de la villa.421 Sánchez, Esteban: maestro de cantería. En 1513 se le menciona en Campo de Criptana con Juan García de Praves. Dirigía las obras de las iglesias de Quintanar de la Orden hacia 1515 y de Villanueva de Alcardete entre 1511 y 1515.422 Sánchez, Esteban: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba 1594 mrs.423 Sánchez, Francisco: maestro de obras vecino de Ocaña. En noviembre de 1584, en un pleito sobre las deudas que reclamaba la viuda de Cristóbal Gómez de Yepes, se dice que trabajó en las obras de la fuente de Ocaña.424 Sánchez, Marcos: hizo una presa en los molinos de Uclés entre los años 1557 y 1558.425 Sánchez, Miguel: albañil vecino de Mota del Cuervo. En 1589 le fueron adjudicadas las obras de las casas de la encomienda de Socuéllamos en Mota del Cuervo, por 277 366 mrs., si bien hizo traspaso de la obra al cantero Román Izaguirre.426 Sánchez de Santiago, Juan: oficial que, junto con el carpintero Juan Martínez Clemente, realizó una tasación de la obra de la parroquial de Villanueva de Alcardete en 1534. Barranquero Contento lo considera como el propio Juan de Santiago, si bien nos parece extraño que el maestro a cuyo cargo estaba la obra realizase una tasación de la misma, por lo que nos inclinamos a pensar que la homonimia pudiera deberse a alguna relación de familiaridad.427 Santa Cruz, Alonso de: maestro de carpintería. Estuvo presente en las bajas de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés a 13 de enero de 1545. Era vecino de la villa.428 Santiago, Joanes de: maestro de cantería. Tuvo a su cargo la construcción de la iglesia de tres naves y bóveda de crucería de San Antonio Abad de El Toboso. En la visita de
419 Ibidem, leg. 1651, fol. 1r. Sobre la obra de los encasamientos de Villarejo de Salvanés, 1585.
424 Ibidem, leg. 4944, fol. 1. Pleito sobre deudas de la obra de la fuente de Ocaña, 1584.
420 AMU, Protocolos Notariales, L. 11, fol. 347v, año de 1598.
425 Ibidem, leg. 11267, fol. 788r. Cuentas del priorato de Julián Ramírez, 1557-1560.
421 AHN, OM, AHT, leg. 5791, fol. 6r. Pleito sobre el derribo de altares en la parroquial de Mota del Cuervo, 1551.
426 Ibidem, leg. 17448, fols. 1r-20r. Pleito sobre la obra de las casas que la encomienda de Socuéllamos tenía en la villa de Mota del Cuervo, 1588-1589.
422 Azcárate Ristori, 1959, pp. 101 y 150.
427 Barranquero Contento, 2014, p. 173.
423 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574.
428 AHN, OM, AHT, leg. 20127. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545.
346 Biografías de artífices
1537 consta que recibió por ello 34 457 mrs.429 También tenía a su cargo, como «maestro principal», la construcción de la iglesia parroquial de similares características de Villanueva de Alcardete, aproximadamente desde 1534.430 Es posible que compartiera la maestría de las obras, al menos en un primer momento, con el denominado en la documentación como Domingo Vizcaíno.431 Ambas iglesias son de planta salón, con bóvedas a la misma altura y unos potentes pilares circulares y prácticamente lisos que marcan la línea de imposta de la que nacen los nervios de las bóvedas. Este maestro también trabajó en las obras de la ermita de San Jorge de Villanueva de Alcardete, por las que en 1538 recibió 16 942 mrs., 260 fanegas de trigo y 5 de cebada.432 Saz, Pedro del: era vecino de Saelices. En la relación de las deudas del convento de Uclés de 1538 se le debían 3500 mrs. de la piedra que había sacado.433 Sierra, Juan de la: albañil. En 1538 recibió, junto con Martín de Montellano, 43 000 mrs. por la realización de un horno en la villa de Villamayor de Santiago. Hernando del Provencio fue llamado para inspeccionar la construcción del horno, recibiendo ese año 2 reales.434 Sierra, Juan de la: maestro de cantería habitante de la ciudad de Huete. Estuvo presente en la subasta que se hizo de las obras de la fortaleza, el 11 de enero de 1545, en la plaza pública de Uclés. El precio de salida de las obras fue de 400 000 mrs., que se remataron en Juan Carrera, montañés, por 376 500 mrs., siendo fiadores Juan de Hornedo —montañés y maestro de cantería como principal deudor—, Juan Rojo y Francisco Narváez, todos vecinos de la villa de Uclés.435 Recibió, junto a Leandro de Zamora, 4663 mrs. por su trabajo como asentadores de la obra de la iglesia de Villarejo de Salvanés durante el año de 1553.436 Quizá podamos identificar a este Juan de la Sierra con el cantero que en 1570 hacía escudos de armas en la catedral de Sigüenza.437 Además, existe un cantero y maestro de cantería con el mismo nombre, documentado por Mari Luz Rokiski en diversas obras de la provincia de Cuenca entre 1553 y 1574.438 Solatorre, Diego de: cantero. Estuvo presente como testigo en el pleito entre Diego de la Torre y las obras de la fortaleza de Uclés en julio de 1529.439 Solís, Baltasar de: maestro de obras vecino de Ocaña. Junto con Diego Pérez realizó algunos reparos en la casa de la encomienda de Dosbarrios (Toledo), por los cuales se 429 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 418. Libro de visita años 1537-1538; Libro de visita de la villa de El Toboso, año 1537; Azcárate Ristori, 1948, pp. 239-240 y Marías Franco, vol. IV, 1983-1986, p. 222. 430 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, pp. 428-429. Libro de visita años 1537-1538; Libro de visita de la villa de Villanueva de Alcardete, año 1537. Por esta visita, consta que Juan de Santiago recibió 38 201 mrs. y medio por las obras en la iglesia. 431 Barranquero Contento, 2014, p. 172. 432 Azcárate Ristori, 1959, p. 152. 433 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. 2, 2009, p. 182.
434 Ibidem, pp. 303-304, libro de visita 1538, Villamayor de Santiago. 435 AHN, OM, AHT, leg. 8532. Información sobre las obras en la fortaleza de Uclés. 436 AHN, OM, L. 1086c, fol. 329. Visita al monasterio de Uclés, 1554. 437 Sojo y Lomba, Fermín. Los maestros canteros de la Trasmiera, Madrid, Huelves y Compañía, 1935, pp. 174-175 y González Echegaray, AramburuZabala Higuera, Alonso Ruiz y Polo Sánchez, 1991, p. 627. 438 Rokiski Lázaro, 1989, p. 265. 439 AHN, OM, AHT, leg. 23485, sin fol. Sobre las obras de la fortaleza de Uclés, 1529.
Artífices del siglo xvi 347
les pagaron 7730 mrs. en la visita de junio de 1537.440 Ese mismo año, junto con Juan de Ervás, realizó la tasación de las obras en la casa maestral de Ocaña.441 Solórzano, Pedro de: en 1579, junto con Pedro de Meléndez, hizo baja de 330 ducados en la obra de la iglesia parroquial de Saelices, adjudicada al cantero montañés Pedro García Quexigo por 2800 ducados. El mayordomo de la iglesia pareció aceptar esta baja, una vez ya rematada la obra, añadiendo que eran maestros «que han hecho muchas obras en este obispado». Para defenderse y evitar que le fuera quitada la obra un año después de comenzada, García Quexigo dijo, sobre Pedro de Solórzano y Pedro de Meléndez, que «no son maestros peritos ni han tenido obra de calidad a su cargo».442 Con respecto a la obra, Pedro de Solórzano proponía, en febrero de 1574, hacerla con la traza y condiciones de García de Quexigo, pero añadía que «la crucería ques más ferma de ladrillo que no de crucería con que an de ir los arcos, como están rematados en la dicha traça del dicho Pedro Garçía Quexigo, y que las capillas an de ir rasas de ladrillos sin llevar ninguna crucería sino ladrillo raso, bien asentado, con condición que le han de llevar el ladrillo bien hecho a pie de obra, y dar él la orden del ancho y largo».443 En 1580 tenia a su cargo la obra de ampliación de la iglesia parroquial de Tarancón,444 y entre 1585 y 1588 trabajaba en la torre de la iglesia de Pedro Naharro.445 Consta que ya había fallecido en diciembre de 1590.446 Toca, Juan de: maestro de cantería habitante de la ciudad de Huete. Estuvo presente en la subasta que se hizo de las obras de la fortaleza, el 11 de enero de 1545, en la plaza pública de Uclés. El precio de salida fue de 400 000 mrs. La obra se remató en Juan Carrera, montañés, en 376 500 mrs., siendo fiadores Juan de Hornedo, montañés y maestro de cantería, como principal deudor, Juan Rojo y Francisco Narváez, todos vecinos de la villa de Uclés.447 Este Juan de Toca probablemente se corresponda con el maestro montañés homónimo activo en diferentes obras de la diócesis de Cuenca entre los años de 1563 y 1580, año de su muerte.448 Torres, Diego de: vecino de Toledo. Se remataron en él parte de las obras de la fortaleza de Uclés a principios del siglo xvi, de las cuales cedió una parte a Francisco Narváez449 y a los oficiales, vecinos de Solórzano, Juan de Miera y García de Miera. En 1513, Fernando el Católico solicitó un informe sobre lo que faltaba por concluir en la obra. Por incumplimiento, Diego de Torres fue encarcelado y posteriormente liberado gracias al pago de
440 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 269. Libro de visita años 1537-1538.
445 Rokiski Lázaro, 1989, pp. 275-276. 446 Ibidem, p. 276.
441 Ibidem, p. 282.
447 AHN, OM, AHT, leg. 8532. Información sobre las obras en la fortaleza de Uclés.
442 AHDC, Curia Episcopal, 753/419, Audiencia, año 1579. Recogido en Rokiski Lázaro, 1988a, p. 250.
448 Rokiski Lázaro, 1989, p. 278.
443 Ibidem, p. 252. 444 «La advocación de la iglesia es de Nuestra Señora de la Asumption. Tiene un retablo en el altar maior, el mejor que ai en el obispado. La capilla maior es de cantería mui bien labrada. Al presente se ensancha la iglesia. Tiene la obra Solórzano cantero», AHDC, L. 202, fol. 90v. Recogido en Rokiski Lázaro, 1985, p. 374.
449 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 267. Visita al convento en 1511.
348 Biografías de artífices
una fianza por parte de su sobrino. Sin embargo, por falta de materiales, en 1526 la obra de la fortaleza todavía no estaba concluida.450 Torres, García de: estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés, de donde era vecino, a 11 de enero de 1545.451 Tristán, Alonso: en 1537 tasó, con Francisco Tristán, las obras que eran necesarias en las casas de bastimento de Villarrubia. No sabía firmar; lo hizo, en su nombre, su sobrino Diego Tristán.452 Tristán, Francisco: maestro de obras. En 1537 tasó, con Alonso Tristán, las obras que eran necesarias en las casas de bastimento de Villarrubia. Sabía firmar.453 Sabemos que era vecino de Villarrubia y que tenía también a su cargo ciertas obras en las casas de la encomienda de Villoria.454 Durante la visita a la encomienda de Biedma, los visitadores señalaron como habían pedido a Francisco Tristán que viera con ellos las casas que tenía la encomienda en Villarrubia, haciendo, por mandado suyo, las trazas y condiciones para hacer un cuarto nuevo.455 Uclas, Francisco de: en 1565 fue testigo en el interrogatorio elaborado por el administrador del convento de Uclés, Pedro Ruiz de Alarcón, sobre la necesidad de desmontar la caballeriza de Fuente Redonda y de cubrir la bóveda de la capilla del Sepulcro de la iglesia del convento de Santiago.456 Ugena, Diego de: vecino de Uclés y oficial en las obras de la fortaleza de la misma villa que en 1553 protagonizó un pleito con Diego de Orozco, teniente de alcalde de dicha fortaleza. Diego de Orozco desempeñaba el cargo de obrero del rey en las obras que se estaban realizando y tenía a su cargo pagar los jornales de los oficiales que trabajaban allí. En el pleito declararon como testigos Pedro de Biedma, vecino de Uclés, Juan del Barco, estante en Uclés, y Juan Sánchez, vecino también de la villa. Al parecer, Diego de Ugena se había presentado en casa de Orozco pidiéndole que se le libraran unos jornales a cuenta de su trabajo, sin embargo, el teniente de alcalde no cedió a la petición, al haber declarado otros obreros que Ugena no hacía su trabajo. Esto desató una fuerte discusión entre ambos, en la que Ugena acusó a Diego de Orozco de quedarse con dinero de las obras de la fortaleza, como, según él, ya había hecho con parte del destinado a las de la iglesia.457 Valdenares, Diego de: estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés, de donde era vecino, a 11 de enero de 1545.458 Valle, Juan del: maestro de carpintería. En 1551, junto con Diego Moreno, tasó la armadura que debía hacerse para cubrir la nave de la iglesia de Dosbarrios, en construcción.459
450 AHN, OM, AHT, leg. 25878, sin fol. Obras de la fortaleza de Uclés. 451 Ibidem, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545. 452 Jiménez Rayado, Muriel Hernández y Sánchez Ayuso (eds.), vol. II, 2012, p. 328. Libro de visita años 1537-1538.
455 Ibidem, p. 334. 456 AHN, OM, AHT, leg. 281. Inspección de la gestión sobre las cuentas del convento de Uclés de Pedro Ruiz de Alarcón, 1565. 457 Ibidem, leg. 21937. Pleito entre Diego de Ugena y Diego de Orozco, 29 de junio de 1553.
453 Ibidem.
458 Ibidem, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545.
454 Ibidem, p. 330.
459 Barranquero Contento, 2014, p. 182.
Artífices del siglo xvi 349
Vandelvira, Andrés de: no podemos desarrollar aquí la amplísima trayectoria artística del maestro arquitecto de Alcaraz, por lo que, además de lo ya dicho en el capítulo seis, aquí nos centraremos exclusivamente en aportar algunos datos sobre su semblante, reproducidos con motivo del pleito que lo enfrentó con el juez Tomás de Ribera en Uclés, en 1530. En primer lugar, es interesante ver la variación que su nombre sufrió a lo largo del pleito, en el que se le mencionaba como: Andrés de Val del Vira,460 Andres de Van Delvira,461 Andres de Envira462 e, incluso y paradógicamente, Juan de Baldelvira.463 De igual modo, los cargos asociados con él en dicho pleito son de lo más variado: «oficial y maestro de cantería del dicho convento»,464 maestro de cantería465 o «un oficial de cantería de los de la obra».466 Sin embargo, cuando Vandelvira otorgó un poder a Luna para que lo represente en el pleito, se autodenomina como «yo Andrés de Vandelvira, cantero vecino de la ciudad de Alcaraz abitante de esta villa de Uclés».467 En el pleito se apreciaba la semblanza de un Andrés de Vandelvira al que los testigos consideraban un hombre pacífico y quieto, llamando la atención sobre cómo se dirigió siempre al juez con buenas palabras y con el bonete en la mano, como signo de respeto. Algunos testigos, como Diego de Orozco, afirmaban que «ningún hombre de bien quisiera rescibier aquella afrenta por mil ducados e que a oydo dél a muchas personas quel dicho Andrés de Vandelvira es hidalgo y buen maestro de su oficio».468 Por su parte, los frailes del convento también salieron en su apoyo: «Diego Fernández freyle, dixo que sabe quel dicho Vandelvira es hombre pacífico e de bien, e por tal es tenido en esta villa e convento e le conosce».469 Como ya hemos apuntado anteriormente, el desafortunado incidente hizo salir a Vandelvira de la fábrica de Uclés y regresar a la ciudad de Alcaraz. A la luz de nuevas investigaciones sabemos que, durante su destierro, el Consejo de las Órdenes reconoció la necesidad de mantenerlo en las obras como trazador,470 algo que nos indica que la presencia de Vandelvira en Uclés se correspondió con un momento de madurez del arquitecto, cuando ya no era un simple aprendiz a las órdenes de Luna y estaba capacitado para dar las trazas de una obra. Vázquez, Juan: maestro de carpintería y yesería. Estuvo presente en las bajas de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés a 13 de enero de 1545. Era vecino de Ocaña.471 Velasco, Francisco de: maestro de obras de carpintería y yesería. En la relación de deudas que tenía el convento de Uclés en 1538 aparece como vecino de la villa y carpintero al que se le adeudaban 1056 mrs. de sus jornales y de los de su hijo.472 Estuvo presente en las bajas de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés a 13 de enero de 1545.473 En la visita secreta realizada a los religiosos del convento, en marzo de 1549, se manifestaba que Francisco de Velasco, por orden del obrero del monasterio, había llevado materiales a
460 AHN, OM, AHT, leg. 1424, fol. 14r. Pleito en Uclés a Andrés de Vandelvira, abril de 1530.
468 Ibidem, leg. 25538, fol. 14r.
461 Ibidem, fol. 24v.
470 Porras Arboledas, 2017, pp. 88-89.
462 Ibidem, leg. 25538, fol. 6r.
471 AHN, OM, AHT, leg. 20127. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545.
463 Ibidem, fol. 3v. 464 Ibidem, leg. 1424, fol. 3v. 465 Ibidem, fol. 23r. 466 Ibidem, fol. 25v. 467 Ibidem, leg. 3359, fol. 3r.
469 Ibidem, fol. 14.
472 Retuerce Velasco y Segura Graíño (coords.), vol. II, 2009, p. 183. 473 AHN, OM, AHT, leg. 20127. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545.
350 Biografías de artífices
Tribaldos, para hacer una casa a la hermana del obrero a costa de los bienes de la obra del convento.474 Entre el 1 de agosto de 1556 y finales de julio de 1557 recibió del convento de Uclés 1122 mrs. «por los remiendos que havía hecho como oficial de yeso en el dicho convento».475 Fue testigo —desde Torrelengua, donde probablemente llevaba a cabo algún tipo de obra— en el interrogatorio realizado por el administrador del convento, Pedro Ruiz de Alarcón, el 26 de noviembre de 1565, en el que dijo ser vecino de Uclés y tener 45 años de edad, aproximadamente. Asimismo, confirmaba que Pedro Ruiz de Alarcón era el administrador del convento «y lo sabe […] como oficial que a fecho obras del dicho convento e dos cavallerizas en la casa de Fuente Redonda y ansy mesmo un acolgadizo, syendo preguntado por la segunda pregunta del interrogatorio dice que es verdad […] este testigo supo que la madera y teja la trajeron para cobijar las bóbedas del sepulcro».476 En 1574, el convento de Uclés le adeudaba 120 reales y medio.477 En 1591, el mayordomo de las obras del convento le daba un poder, como oficial de las obras y vecino de Uclés, para que pudiera recibir la madera que el primero había comprado en Cuenca.478 Junto con Juan de Herrera, vecino de Madrid, realizó el chapitel sobre la cúpula de la iglesia de Santiago de Uclés, que fue tasado en marzo de 1600.479 Velasco, Miguel: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba 56 reales y medio por obras realizadas.480 Veléndez, Pedro de: maestro de cantería vecino de Uclés. En 1539 evaluó, junto con Juan de Hornedo y el carpintero Francisco Narváez, las trazas y condiciones elaboradas por Sancho de Legarra para la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés.481 En 1541, él y Juan de Hornedo fueron nombrados tasadores, como maestros de cantería, de las obras de la fortaleza de Uclés ordenadas por Carlos V. No sabía firmar.482 Estuvo presente en el pregón de las obras de reparo de la fortaleza de Uclés a 11 de enero de 1545, donde se aludía a él y a Sancho de Legarra como maestros de cantería vecinos de Uclés.483 En 1548, Sancho de Legarra y Pedro de Veléndez tenían a su cargo las obras de cantería de la iglesia de La Trinidad de Uclés.484 En 1558, de nuevo junto con Sancho de Legarra, realizó obras en el presbiterio de la iglesia parroquial de Tarancón.485 En 1574, el convento de Uclés le adeudaba 875 mrs. por su trabajo y el de su hijo.486 Hizo baja en la obra de la iglesia parroquial de Saelices, junto con Pedro de Solórzano, en 1579.487
474 Ibidem, leg. 6828. Visita personal a los religiosos del convento de Uclés, 1549.
482 Ibidem, leg. 8532, doc. 4. Información sobre las obras en la fortaleza de Uclés, 1541.
475 Ibidem, leg. 11267, fol. 178v. Cuentas del priorato de Julián Ramírez, 1557-1560.
483 Ibidem, leg. 20127, fol. 26r. Obras de reparación de la fortaleza de Uclés, 1545.
476 Ibidem, leg. 281. Inspección de la gestión sobre las cuentas del convento de Uclés de Pedro Ruiz de Alarcón, 1565.
484 Ibidem, L. 27/1, fol. 118v.
477 Ibidem, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 478 AMU, Protocolos Notariales, L. 6, fols. 193v-194r. 479 Ibidem, L. 12, fol. 70r, año 1600. 480 Ibidem, leg. 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. 481 Ibidem, leg. 8615, doc. 1595 (4461). El Concejo de Uclés con el fiscal sobre los solares que se han de tomar para la iglesia de la dicha villa, 1539.
485 Rokiski Lázaro, 1985, p. 298. 486 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 208r. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574. Dentro de las deudas de las obras, aparece formando parte del grupo de «vizcaínos». 487 AHDC, Curia Episcopal, 753/419. Audiencia, año 1579. Recogido en Rokiski Lázaro, 1988a, p. 250.
Artífices del siglo xvi 351
Veño, Francisco: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba cuarenta reales y veintiún mrs.488 Verdolaza, Joanes de: maestro de cantería, residente en Quintanar de la Orden. En 1592 se le habían adjudicado las obras de la casa de la tercia de Villamayor de Santiago. Sin embargo, una vez iniciadas, Juan del Provencio solicitó hacer baja en la obra, por lo que comenzó un pleito en el que Juan Godínez de Andrada, obrero y veedor de la orden, mandó que lo realizado por Verdolaza fuera tasado por los maestros de albañilería y carpintería Francisco de Llanos y Gabriel de la Sierra, vecinos de Villamayor de Santiago, los cuales declararon que Verdolaza tenía realizada la mitad de la obra y muchos materiales listos para ser colocados.489 Vizcaíno, Domingo: en 1534 estuvo trabajando en la fábrica de la parroquial de Villanueva de Alcardete (Toledo), mencionándolo la documentación como maestro de la obra de la iglesia junto con Juan de Santiago.490 No vuelve a aparecer mencionado en ella. El nombre de Domingo Vizcaíno fue utilizado también para hacer referencia a Domingo de Mestraitúa, maestro de obras de origen vasco a cargo, con anterioridad a 1549, de la construcción de la iglesia parroquial de San Clemente (Cuenca) hasta 1552, fecha de su muerte.491 La parte de la iglesia de San Clemente construida por este maestro se corresponde con los tres tramos de los pies, siguiendo el modelo de iglesia basilical de tres naves, con pilares circulares y baquetones en concordancia con los nervios de las bóvedas tardogóticas que sostienen. Yerto, Juan: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba 1194 mrs.492 Yuste, Juan: en 1574, el convento de Uclés le adeudaba 3468 mrs.493 Zamora, Leandro de: recibió, junto a Juan de la Sierra, 4663 mrs. por su trabajo como asentadores de la obra de la iglesia de Villarejo de Salvanés durante el año de 1553. Al año siguiente recibió 2 reales y 3 cuartillos diarios por 41 días de trabajo como asentador.494 Zaray, Martín de: formaba parte de un grupo de maestros de cantería que trabajaban en la iglesia de Villanueva de Alcardete en la década de los años treinta del siglo xvi. Al sacar los cimientos de la iglesia destruyeron una sepultura de bulto del comendador Juan de Céspedes, por lo que él y sus compañeros Juan de Madariaga, Cristóbal Martínez, Miguel de Estegui, Martín de Ochoa y un oficial llamado Asensio fueron encarcelados en 1539.495
488 AHT, 17571, fol. 207r. Deudas del convento de Uclés a 9 de mayo de 1574.
492 AHN, OM, AHT, leg. 17571, fol. 105v. Deudas del convento de Uclés, 9 de mayo de 1574.
489 AHN, OM, AHT, leg. 4372, fol. 8r. Obras en la casa de la tercia de Villamayor de Santiago, 1592-1593.
493 Ibidem.
490 Barranquero Contento, 2014, p. 172.
494 AHN, OM, L. 1086c, fols. 329-330. Visita al monasterio de Uclés, 1554.
491 Jiménez-Hortelano, 2013, p. 120.
495 Barranquero Contento, 2014, p. 174.
352 Biografías de artífices
Artífices del siglo xvii Anchea, Juan de: vecino de Palomares. Estante en septiembre de 1671 en Huete, junto a su cuñado Lucas de la Vega, maestro de cantería vecino de la misma localidad, afirmaba que tenían hecha postura y remate en la obra de la iglesia de San Pedro de Uclés —hoy desaparecida— por el precio de 7500 reales. Estas obras fueron realizadas conforme a las condiciones que había realizado José Arroyo, maestro mayor de las obras del obispado de Cuenca, las cuales contemplaban demoler la torre antigua y los arcos sobre la tribuna. El paredón volvió a levantarse, según la traza de Arroyo, en mampostería con las esquinas de piedra de sillería, dejando una ventana para dar luz al coro. Así mismo, en esa pared debía hacerse un campanario tal y como quedaba diseñado en la traza. Las obras también afectaban a la sacristía, en la cual debía realizarse un techo de cuartones y bovedillas de yeso blanqueadas. Los trabajos tenían que realizarse en un año, con todas las paredes jaharradas, llanas y blanqueadas.496 Andizpe, Juan de: vecino de Uclés, probablemente hijo de Juan de Andizpe. En 1605, el convento le debía 2897 reales por los días que había trabajado de sobrestante en la cantera, al frente de otros oficiales y peones durante el trienio del prior Diego Romero (1602-1605).497 En enero de 1612 otorgó un poder a Pedro de Resa para que pudiera obligarle en ciertas obras junto a él.498 En 1608 remató la obra y reparos del castillo de Zorita con Francisco Montalvo.499 Ese mismo año, Esteban Campo y Francisco Montalvo le dieron un poder para poder cobrar en su nombre las obras que habían realizado en la encomienda de Horcajo.500 En las mismas fechas, Juan de Andizpe dió un poder a su mujer Ana de Coronado, ambos vecinos de Motilla del Palancar.501 Fue fiador de Antonio de Mazas en la obra de Santo Domingo de Huete.502 A partir de 1629 aparece a cargo de la construcción de la torre de la iglesia parroquial de Campillo de Altobuey (Cuenca) junto a Juan Dimas, sustituyendo a Antonio de Mazas, que había tenido la obra a su cargo hasta entonces.503 Debió fallecer entre 1643 y 1646, ya que ese año se mandaban pagar a su mujer las deudas de 35 547 mrs. que tenía contraídas con la iglesia de Campillo. Ana de Coronado siguió recibiendo dinero adeudado a su marido en 1649, 97 410 mrs., y en 1655, 101 643 mrs.504 Hacia 1630, el maestro de cantería Juanes de Loide otorgó —junto con Juan de Andizpe— un poder a Francisco Ibáñez de Arquicia para que concertara, en la villa de Tolosa, el traspaso de una obra en Cuevas de Calatañazor (Cuevas de Velasco) con Francisco de Landa y su hijo Miguel de Landa.505 Araque, Manuel de: maestro cantero y albañil vecino de El Toboso. Realizó varias buhardillas para la ventilación de las bóvedas de la iglesia de Campo de Criptana hacia 1640; un año más tarde realizaba, para la misma parroquia, un aguamanil de piedra.506
496 AMU, Protocolos Notariales, L. 39, doc. 3, fols. 176r-177r, año 1671.
502 García Martínez, 2016, p. 155.
497 AHN, OM, L. 11c, fol. 127r.
504 Ibidem, p. 300.
498 AMU, Protocolos Notariales, L. 17, sin fol., año 1612.
505 García Martínez, 2016, p. 154.
499 Ibidem, L. 15, fol. 758r.
506 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 151-152.
500 Ibidem, fol. 802r. 501 Ibidem, sin fol.
503 Montoya Beleña, 2000, p. 299.
Artífices del siglo xvii 353
Arroyo, José: destacado arquitecto madrileño que trabajó en el ámbito de las obras del obispado conquense entre 1663 y 1672, ejerciendo como maestro mayor de obras.507 Realizó unas condiciones para reparar la iglesia parroquial de San Pedro de Uclés hacia 1671, las cuales contemplaban demoler la torre antigua y los arcos sobre la tribuna. El paredón volvió a levantarse, según la traza de Arroyo, en mampostería con las esquinas de piedra de sillería, dejando una ventana para dar luz al coro. Así mismo, en esa pared debía hacerse un campanario, tal y como quedaba diseñado en la traza. Las obras también afectaban a la sacristía, en la cual debía hacerse un techo de cuartones y bovedillas de yeso blanqueadas. Los trabajos tenían que realizarse en un año, con todas las paredes jaharradas, llanas y blanqueadas. Lucas de la Vega y Juan de Anchea hicieron postura para llevar a cabo estas obras por un precio de 7500 reales.508 Bara, Francisco: maestro de obras vecino de Madrid. Fue nombrado como tasador de los destajos de albañilería, adjudicados a Juan de Mazas y Juan de la Riten, en la iglesia del monasterio de Uclés, en diciembre de 1606.509 Bierna, Juan Bautista de: entre 1683 y 1685 participó, junto con Juan de Villanueva Castillo, en la obra de la portada de la parroquia de San Andrés de Villanueva de los Infantes, en manos del maestro de obras Juan Ruiz Hurtado. Sin embargo, el 6 de agosto de 1685 abandonaron la obra ante la imposibilidad de cumplir con otros compromisos. En concreto, el 7 de agosto de aquel año se fecha un documento emitido por la villa conquense de Hinojosa y la santiaguista Mota del Cuervo requiriendo su presencia para acabar las obras en las parroquias de ambas poblaciones.510 Cámara, Juan: vecino de Uclés y «maestro de obrar». En 1623 fue nombrado, por parte de la Orden de Santiago, como tasador de la obra que habían hecho Juan de la Fuente y Pedro de Resa en la fortaleza de Uclés.511 Campos, Esteban: En 1612 tenía a su cargo la obra de la casa de la encomienda de Pozorrubio.512 Castro, Miguel de: maestro de cantería. El 7 de noviembre de 1695, junto con Juan de Villanueva Castillo y Lorenzo Jiménez, realizó un informe en el que se enumeraban y tasaban los reparos que era necesario hacer en la fábrica de la parroquial de Socuéllamos.513 Díaz de Palacios, Gregorio: maestro de obras. El 14 de julio de 1697 estaba presente en Socuéllamos, en el pregón de las obras de la iglesia parroquial. Por aquel entonces residía en Sisante.514 Díaz de Palacios, Lucas: era vecino de la villa de Noja. En 1678 aparece por primera vez documentado en el ámbito conquense, declarando junto con fray Domingo Ruiz sobre la construcción de una parroquia en la localidad de Castillo de Garcimuñoz.515 Posiblemente
507 Barrio Moya, 1991, pp. 210-229.
511 AHN, OM, AHT, leg. 8525, sin fol.
508 AMU, Protocolos Notariales, L. 39, doc. 3, fols. 176r-177r, año 1671.
512 AMU, Protocolos Notariales, L.17, sin fol., año 1612.
509 Ibidem, L. 9, fols. 205r-206v.
514 Ibidem, pp. 504-505.
510 Molina Chamizo, vol II, 2006, pp. 340-341.
515 Torralba Mesas, 2013, p. 60.
513 Molina Chamizo, vol. I, 2006, pp. 502-503.
354 Biografías de artífices
fuera hermano del también maestro de obras Gregorio Díaz de Palacios. Fue fiador de Juan Santos Bernales, vecino de Almendros, y de Francisco Antonio de la Vega, vecino del lugar de Riaño, en la obra que se les remató en la iglesia de Los Hinojosos de la Orden. Sin embargo, estos maestros no habían cumplido con las condiciones de la obra que tenían a su cargo, por lo que Lucas Díaz de Palacios y Francisco Villar solicitaron, en 1726, estando en Uclés, que se nombraran tasadores para ver el alcance de las obras que se habían realizado en la iglesia, la sacristía y demás reparos.516 Elaboró unas trazas para el camarín del Santo Cristo Arrodillado de la ermita de Nuestra Señora de la Oliva de Belinchón, el cual debía estar decorado con talla de yeso en la cúpula y la cornisa en que asentaba y en los intradoses de los arcos, obra realizada y concluida por Pedro de Arruza en diciembre de 1709.517 En el Capítulo del convento de Santiago de Uclés, en reunión de 7 de marzo de 1703, se acordó que Lucas Díez se obligara a hacer la portada de la iglesia del hospital de Sanctorum, dependiente del monasterio. Debía realizarla en piedra de sillería llana, con arco a regla, y coronarla con una cornisa y el escudo de la orden en piedra, con cuatro conchas y un capelo. Además, debía hacer un pretil delante de la portada, con doce pies de salida de cal y canto, echándole su albardilla y seis bolas de sillería, por un total de 800 reales, facilitándole el monasterio los materiales a pie de obra.518 Durzia, Francisco: maestro de cantería. Según la visita general de 1603, realizó la obra de la capilla mayor de la iglesia de Dosbarrios. Ese año se le pagaron 336 280 mrs. a cuenta de 13 000 reales correspondientes a las mejoras realizadas sobre la traza original.519 Eras, Felipe de las: maestro constructor de chapiteles, vecino de Madrid. Fue el encargado de realizar la traza y dirigir el proyecto de construcción del chapitel de la torre de la iglesia parroquial de Campo de Criptana a partir de 1654, por un total de 5200 reales. El maestro pizarrero para ese mismo proyecto fue Juan García de Barruelos.520 Fallés, Pedro: maestro de vidrieras de origen francés. En el trienio del prior Diego Romero (1602-1605) hizo las vidrieras de la iglesia, el refectorio y la estancia prioral. En 1605, el convento le adeudaba 2400 reales.521 Fernández de Alonso, Francisco: maestro de cantería vecino de Hornedo. Tuvo a su cargo la realización de la capilla de Diego Quintanilla en la iglesia parroquial de Campo de Criptana, con obligación firmada el 8 de noviembre de 1655.522 Fernández de la Serna, Juan: maestro de cantería y vecino de la ciudad de Cuenca. Se comprometió, el 4 de noviembre de 1608, a realizar las obras de la fachada del Hospital de Santiago de Cuenca, siguiendo las trazas de Francisco de Mora.523 Flor, Alonso: maestro de arquitectura y cantería vecino de Pedro Muñoz. Hizo postura para tomar a su cargo las obras de la iglesia parroquial de Socuéllamos, junto con Joseph Horna, el 18 de julio de 1694.524 516 AMU, Protocolos Notariales, L. 46, doc. 4, sin fol., año 1726.
521 AHN, OM, L. 11c, fol. 125v. Vista a la encomienda de La Mancha y Ribera del Tajo, 1603-1605.
517 Torralba Mesas, 2013, pp. 345 y 502.
522 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 159.
518 AHN, OM, AHT, leg. 7054, fols. 40v-41r.
523 Cervera Vera, 1995, pp. 67-68.
519 Barranquero Contento, 2014, p. 183.
524 Ibidem, p. 501.
520 Molina Chamizo, vol I, 2006, p. 154.
Artífices del siglo xvii 355
Fuente, Cristóbal de la: maestro de obras. En 1680 recibió un pago de 6463 reales de la obra de San Pedro de Uclés, por ser el «maestro en quien se remató la obra de la yglesia en que se acabó de pagar enteramente los 7500 reales del repartimiento».525 Fuente, Juan de la: en 1623, junto con Pedro de Resa, solicitó que les fueran tasadas las obras que habían realizado en la fortaleza de Uclés.526 García de Barruelos, Juan: maestro pizarrero vecino de Madrid. A partir de 1654 se encargó del trabajo de la pizarra del chapitel de la torre de la parroquial de Campo de Criptana por 3000 reales.527 Gilón, Pedro: maestro de cantería. En junio de 1604 se le dieron a cuenta de la obra de la torre de la iglesia parroquial de San Bernabé de Los Hinojosos 147 fanegas, un celemín de trigo y 35 fanegas de cebada.528 En 1603 fue nombrado, por parte de la iglesia parroquial de Socuéllamos, como tasador del aguamanil que Luis Andrés había realizado para la sacristía de la iglesia.529 Hernández, Macario: en el trienio de Diego Romero (1602-1605) se le adeudaban 170 reales por los días que trabajó en la obra del convento de Santiago de Uclés.530 Horna, Joseph: maestro de arquitectura y cantería vecino de Pedro Muñoz. Hizo postura para tomar a su cargo las obras de la iglesia parroquial de Socuéllamos, junto con Alonso Flor, el 18 de julio de 1694.531 Hoz, Juan de la: en noviembre de 1690 tasó las obras de la iglesia parroquial de Socuéllamos, junto con fray Francisco de Sant Joseph y Francisco de la Vega.532 Isla, Francisco de: en 1600 se obligó a hacer tres ventanas para la casa de Francisco de Aponte en Uclés.533 Jiménez, Lorenzo: maestro de albañilería y carpintería. El 7 de noviembre de 1695, junto con Juan de Villanueva Castillo y Miguel de Castro, realizó un informe en el que se enumeraban y tasaban los reparos que sería necesario hacer en la fábrica de la parroquial de Socuéllamos.534 Legarra, Diego de: cantero vecino de la villa de Uclés. Junto con Luisa Martínez, viuda de Pedro de Solórzano, vecino de Uclés, dió su poder a Pedro Verdugo, vecino de Horcajo, para poder cobrar las deudas que tenían de la obras que habían realizado en Pozorrubio.535 En 1591 otorgaba testamento, en el que pedía ser enterrado en la iglesia de Santa María del Castillo. Era marido de Ana de Solórzano.536 Ese mismo año otorgó un poder para cobrar las obras que había hecho en la casa de la encomienda de Pozorrubio.537
525 AMU, Protocolos Notariales, L. 28/1, fols. 19v-20r. Libro de fábrica de la iglesia de San Pedro de Uclés.
532 Ibidem, p. 507.
526 AHN, OM, AHT, leg. 8525, sin fol.
533 AMU, Protocolos Notariales, L. 12, fol. 75r, año 1600.
527 Molina Chamizo, vol I, 2006, p. 154.
534 Molina Chamizo, vol. I, 2006, pp. 502-503.
528 Rokiski Lázaro, 1988a, p. 213.
535 AMU, Protocolos Notariales, L. 5/2, fol. 682r.
529 Molina Chamizo, vol I, 2006, p. 497. 530 AHN, OM, L. 11c, fol. 129v.
536 Ibidem, L. 6, leg. 1591, fols. 383r-384r. Testamento de Diego de Legarra.
531 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 501.
537 Ibidem, fols. 471v-472r.
356 Biografías de artífices
Legarra, Pedro de: cantero vecino de la villa de Uclés. En 1592, junto con la viuda de Pedro de Solórzano, dió un poder a Pedro Díaz de Zarate, residente en la corte, para cobrar las obras que habían hecho en las casas de la encomienda de Villarrubio.538 Lojas, Diego de: maestro de cantería vecino de Colmenar de Oreja. Hacia 1692 había hecho la obra del canal de la presa de la casa de Buenamesón.539 López, Alonso: albañil natural de Ocaña. Francisco de Mora lo nombró como su tasador en las obras de los destajos de albañilería de la iglesia del convento de Uclés el 2 de abril de 1605,540 si bien la tasación no se llevó a cabo hasta diciembre de 1606. López, Julián: albañil vecino de Uclés. Ganaba 15 reales al año —durante al menos dos años— por hacer el monumento de La Trinidad de Uclés y dos reales y medio por tapar con yeso los agujeros de la madera del mismo. Hacia 1647, este albañil trabajó en reparos de retejo de la iglesia, cobrando diez reales.541 En Huete trabajó para el monasterio de la Merced, realizando marcos de yeso y enluciendo y blanqueando las paredes y techos del claustro, las escaleras y otras dependencias.542 López de Ugena, Garci: albañil. En 1647 recibió, por ciertas obras indeterminadas que hizo en la iglesia de La Trinidad de Uclés, 107 reales y medio.543 López de Ugena, Juan: maestro de carpintería. En 1634 recibió 2380 mrs. por hacer y deshacer el monumento de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés durante los años de 1633 y 1634.544 En 1651 se le pagaron 20 reales por arreglar una de las puertas principales de la iglesia de La Trinidad de Uclés junto con el herrero Julián Fernández.545 Lozano Garnica, Cristóbal: vecino de Horcajo de los Montes. A partir del 11 de noviembre de 1655 tuvo a su cargo la realización de la capilla de Gregorio Baíllo en la iglesia parroquial de Campo de Criptana, siguiendo la traza dada por el carmelita descalzo de Uclés fray Pedro de San Bartolomé.546 Madre de Dios, fray Alberto de la: fraile arquitecto carmelita con una notabilísima trayectoria como trazador en los conventos de su orden. Hoy sabemos que en 1600 había dado las trazas para la construcción del convento de carmelitas de la villa de Uclés,547 una de sus primeras realizaciones. Martínez Caballero, Pedro: firmó un contrato, el 18 de septiembre de 1639, con Joseph de Villalobos para la finalización de la torre de la iglesia de Campo de Criptana.548
538 Ibidem, L. 5/2, fol. 758v. 539 AHN, OM, AHT, leg. 72702, fol 42v. Visita secreta a los religiosos del convento de Uclés, noviembre de 1692. 540 AMU, Protocolos Notariales, L. 9, fol. 203r.
544 Ibidem, L. 27/3, fol. 46v. Libro de fábrica de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés. 545 Ibidem, L. 27/2, fol. 211r. 546 Molina Chamizo, vol. I, 2006, pp. 157-158.
541 Ibidem, L. 27/2, fol. 202r. Libro de fábrica de la iglesia de La Trinidad de Uclés, 1647.
547 AHPC, 644/10, doc. 5. Convento de Carmelitas de Uclés, 1600 y Jiménez-Hortelano, 2021, DOI: http://doi.org/10.7203/arslonga.30.18631.
542 García Martínez, 2015, p. 242.
548 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 151.
543 AMU, Protocolos Notariales, L. 27/2, fol. 201r. Libro de fábrica de la iglesia de La Trinidad de Uclés, 1647.
Artífices del siglo xvii 357
Martínez Velasco, Lucas: maestro de cantería vecino de El Toboso. El 21 de febrero de 1638, junto con Cristóbal Sánchez Quintanar, hizo postura en las obras de finalización de la torre de la iglesia parroquial de Campo de Criptana. En su proyecto incluían no solo la construcción del chapitel de remate, sino también un antepecho de ocho pedestales de piedra con sus bolas en la base del mismo,549 una solución que nos remite al modelo de los chapiteles abalaustrados del monasterio de Uclés. Mazas, Antonio de: hermano de Juan de Mazas. Colaboró con Juan de Andizpe en las obras de la parroquia de Motilla del Palancar y en la Torre de Campillo de Altobuey.550 Juan de Andizpe fue su fiador en la obra de Santo Domingo de Huete, en la cual se ocupó de la construcción del tramo de la fachada de saliente.551 Monasterio, Hernando de: maestro de cantería vecino de Madrid, estante en Ocaña. El 7 de febrero de 1613 se presentó, junto con Domingo de la Puente, ante el concejo de Santa Cruz de la Zarza para hacer baja en la obra de la iglesia de San Miguel que tenía a su cargo Pedro de Carra.552 Es posible que sea el mismo Hernando de Monasterio, miembro de una saga de canteros con el mismo apellido, que en 1596 labró el humilladero de la Vera Cruz en la iglesia parroquial de San Mamés de Aras.553 Montalvo, Francisco de: maestro de carpintería. El 26 de enero de 1600 pactó con Francisco Aponte hacer un cuarto en unas casas en el barrio de San Pedro de Uclés.554 El 22 de marzo de 1600 se le nombró tasador del chapitel que Juan de Herrera, vecino de Madrid, y Francisco de Velasco, vecino de Uclés, habían hecho sobre la cúpula de la iglesia de Santiago de Uclés.555 En el trienio de Diego Romero (1602-1605) se le adeudaban, a él y a sus oficiales, 885 reales por las obras del convento de Santiago de Uclés.556 En 1607, Montalvo y Pedro de Resa firmaron el contrato para la obra de la iglesia de La Trinidad de Uclés.557 Ese mismo año les fueron pagados 51 043 mrs. por la obra de la capilla mayor de la misma.558 En 1608 remató la obra y realizó reparos en el castillo de Zorita, junto con Juan de Andizpe.559 Ese mismo año, Esteban Campo y Francisco Montalvo dieron un poder a Juan de Andizpe para poder cobrar en su nombre las obras que habían realizado en la encomienda de Horcajo.560 El 12 de septiembre de 1613 realizó, junto con Pedro de Resa, la tasación de la casa y el mesón de Francisca García, junto a la Puerta del Agua de Uclés, y la de la casa-mesón cercana a la ermita de Santo Domingo.561 En 1623 contrató la realización de las ventanas y los postigos de la fachada del hospital de la Orden de Santiago de la ciudad de Cuenca, trazada por Francisco de Mora años atrás.562 El 14 de enero de 1638 presentó, como maestro de cantería vecino de Uclés, un proyecto de finalización del último cuerpo de la torre de la iglesia parroquial de Campo de
549 Ibidem, p. 147.
555 Ibidem, fol. 70r, año 1600.
550 Montoya Beleña, 2000, p. 298.
556 AHN, OM, L. 11c, fol. 129r.
551 García Martínez, 2016, p. 155.
557 Ibidem, L. 12, doc. 2, sin fol., año 1607.
552 AHN, OM, AHT, leg. 15539, fol. 30v. Iglesia de San Miguel, Santa Cruz de la Zarza (Toledo).
558 Ibidem, L. 27/2, fol. 41v.
553 Muñoz Jiménez, José Miguel. «Introducción al arquitecto Simón de Monasterio (1573-1624)», Altamira. Revista del centro de estudios montañeses, 57 (2001), p. 37.
560 Ibidem, fol. 802r.
554 AMU, Protocolos Notariales, L. 12, fol. 25r.
559 Ibidem, L. 15, fol. 758r. 561 Ibidem, L. 18, sin fol., año 1613. 562 Barrio Moya, 1991, p. 102.
358 Biografías de artífices
Criptana. En su propuesta afirmaba que enviaría sus trazas al Consejo de las Órdenes en el plazo de quince días, para que fueran examinadas. En caso de que fueran rechazadas, deberían pagarle doscientos reales, en caso contrario, si fuesen admitidas, el precio sería de cien reales.563 Finalmente, en marzo de 1638 sus trazas fueron las escogidas para el proyecto, el cual debía llevar a cabo Joseph de Villalobos, maestro de cantería vecino de Criptana. Ponto Solórzano, Juan de: maestro de cantería vecino de Miguel Esteban. El 22 de diciembre de 1637 hizo postura para realizar el último cuerpo y el remate de la torre de la iglesia parroquial de Campo de Criptana, en forma de chapitel con linterna ochavada.564 Según sus condiciones, los materiales serían proporcionados por la villa. La piedra para la obra se extraería de las canteras de Quintanar de la Orden, El Toboso y Miguel Esteban, mientras que la pizarra sería aportada por él, encargado de hacerla traer a la villa, pagando la iglesia su coste.565 Prado, Antonio del: en 1690, junto con Juan de Villanueva Castillo, hizo una traza para las reformas necesarias en la iglesia parroquial de Socuéllamos.566 Puente, Domingo de la: maestro de cantería vecino de Madrid, estante en Ocaña. El 7 de febrero de 1613 se presentó, junto con Hernando de Monasterio, ante el concejo de Santa Cruz de la Zarza para hacer baja en la obra de la iglesia de San Miguel, que tenía a su cargo Pedro de Carra.567 Es posible que sea el mismo maestro de cantería Domingo de la Puente, natural de Bádames, ya que, si bien su trayectoria se centraba en los ámbitos palentino y vallisoletano, existe una laguna de información sobre su trabajo entre 1590, cuando tenía a su cargo la obra del puente de Viguera (La Rioja), y 1621, cuando se le documenta haciendo baja en el remate de la obra del puente de Quintanilla y Olivares (Valladolid).568 Resa, Pedro de: maestro de carpintería. En 1607 se pagaron 51 043 mrs. a Francisco Montalvo y Pedro de Resa por la obra de la capilla mayor de carpintería realizada en la iglesia de La Trinidad de Uclés.569 En 1615 recibió, por las obras de reparo de la iglesia de San Pedro de Uclés, 44 234 mrs. por el gasto en yeso, peones, agua, clavos, madera y otros materiales y jornales.570 En 1623, junto con Juan de la Fuente, solicitó que les fueran tasadas las obras que habían realizado en la fortaleza de Uclés.571 Riba, Félix de la: de origen cántabro. Al menos desde 1684 maestro mayor del obispado de Cuenca. Participó en las obras de restauración de la iglesia parroquial de Santa María y San Andrés de Uclés durante los años de 1685 y 1686. En 1692 consta como maestro mayor de las obras del monasterio de Uclés, sin que tengamos documentado en qué
563 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 146. 564 Ibidem, p. 145. 565 Ibidem. 566 Ibidem, p. 500. 567 AHN, OM, AHT, leg. 15539, sin fol. Iglesia de San Miguel, Santa Cruz de la Zarza (Toledo).
568 González Echegaray, Aramburu-Zabala Higuera, Alonso Ruiz y Polo Sánchez, 1991, p. 538. 569 AMU, Protocolos Notariales, L. 27/2, fol. 41v. 570 Ibidem, L. 26/1, fols. 187v-188r. Libro de fábrica de la iglesia de San Pedro de Uclés. 571 AHN, OM, AHT, leg. 8525, sin fol. Obras en la fortaleza de Uclés, 1623.
Artífices del siglo xvii 359
consistió su actuación.572 Participó en diversas obras religiosas del obispado, como en la iglesia parroquial de Torrubia y en la propia catedral de Cuenca, donde colaboró en las obras de la fuente del claustro y la capilla de San Julián.573 Ruiz de la Viesca, Juan: cantero vecino de Toledo. En 1603 fue nombrado por Andrés Luis como tasador del aguamanil que había realizado para la sacristía de la iglesia de Socuéllamos.574 San Bartolomé, fray Pedro de: carmelita descalzo vecino de Uclés. Debió dedicarse a la arquitectura, ya que el 27 de febrero de 1638 presentó una traza para concluir la torre de la iglesia parroquial de Campo de Criptana. En su proyecto se planteaba la construcción del chapitel, fundado sobre una estructura de madera, yeso y ladrillo con una media naranja. La linterna estaría adornada con cuatro balcones de hierro y un reloj. Todas estas apreciaciones parecían estar en relación con el texto de fray Lorenzo de San Nicolás Arte y uso de arquitectura, redactado hacia 1633 y publicado en 1639.575 Alrededor de 1654 realizó una traza para la capilla de Gregorio Baíllo, miembro del Consejo General de la Suprema Inquisición, en la iglesia parroquial de Campo de Criptana.576 Sánchez, Francisco: en 1626 participó en las obras de reparo de la iglesia de San Pedro de Uclés, por las que recibió 160 reales.577 Sánchez, Sebastián: cantero de la villa de Madrid. En 1606, Francisco de Mora delegó en él la tasación de las obras de cantería realizadas a destajo, en la iglesia del monasterio de Santiago de Uclés, por Juan de Mazas y Juan de la Riten.578 Sánchez Quintanar, Cristóbal: maestro de cantería vecino de El Toboso. El 21 de febrero de 1638, junto con Lucas Martínez Velasco, hizo postura en las obras de finalización de la torre de la iglesia parroquial de Campo de Criptana. En su proyecto incluían no solo la construcción del chapitel de remate, sino también un antepecho de ocho pedestales de piedra con bolas en su base,579 una solución que nos remite al modelo de los chapiteles empleados en el monasterio de Uclés. Sant Joseph, fray Francisco: religioso trinitario descalzo. Tasó, en noviembre de 1690, las obras de la iglesia parroquial de Socuéllamos, junto con Francisco de la Vega y Juan de la Hoz.580 Sornoza, Sebastián de: maestro de cantería. Tasó por 7820 mrs. las mejoras introducidas por Francisco Durzia en la cabecera de la iglesia de Dosbarrios en 1603.581
572 Ibidem, leg. 72702, fol. 18r. Visita secreta, año 1692.
576 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 157.
573 Torralba Mesas, 2013, pp. 392-409.
577 AMU, Protocolos Notariales, L. 28/1, fol. 109v. Libro de fábrica de la iglesia de San Pedro de Uclés.
574 Molina Chamizo, 2006, vol. I, p. 497. 575 Sobre la publicación del tratado y sus influencias, véase Díaz Moreno, Félix. «Estructuras de madera en el tratado de Arquitectura de fray Lorenzo de san Nicolás», en C. González y E. Arcos (coords.), La carpintería de armar: técnica y fundamentos histórico-artísticos, Málaga, Universidad de Málaga, 2002, pp. 97-124.
578 Ibidem, L. 9, fol. 207r. 579 Molina Chamizo, vol. I, 2006, 147. 580 Ibidem, p. 507. 581 Barranquero Contento, 2014, p. 183.
360 Biografías de artífices
Ugena, Francisco de: en 1632 se le pagó la madera de la ventana grande que daba a la plaza de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés.582 Ugena, Juan de: maestro de obras. En 1625 recibió treinta reales por haber hecho el monumento de la iglesia parroquial de Santa María y San Andrés de Uclés durante los años de 1624 y 1625.583 Vega, Lucas de la: maestro de cantería de la ciudad de Huete. Era de origen hidalgo e hijo de Francisco de la Vega y Toraya y María de las Heras.584 Junto a su cuñado Juan de Anchea, en septiembre de 1671 hizo postura y remate en la obra de la iglesia de San Pedro de Uclés, por el precio de 7500 reales. Las obras fueron realizadas conforme a las condiciones que había estipulado José Arroyo, maestro mayor de las obras del obispado de Cuenca, las cuales contemplaban demoler la torre antigua y los arcos sobre la tribuna. El paredón volvería a levantarse según la traza de Arroyo, de mampostería con las esquinas de piedra de sillería, dejando una ventana para dar luz al coro. Así mismo, en esa pared debía hacerse un campanario tal y como quedaba diseñado en la traza. Las obras también afectaban a la sacristía, en la cual debía hacerse un techo de cuartones y bovedillas de yeso blanqueadas. Las obras debían estar acabadas en un año, con todas las paredes jaharradas, llanas y blanqueadas.585 Velasco, Andrés: alarife vecino de Madrid. En mayo de 1621 fue enviado desde la corte al monasterio de Uclés para examinar las obras necesarias en la capilla de la familia Torres, en el claustro medieval del monasterio de Santiago de Uclés. Sabía escribir.586 Velasco, Aristón de: alarife. En 1626 se le pagaron ciento tres reales por retejar los tejados de San Pedro de Uclés.587 Vélez Lechino Vega, Francisco: maestro cantero natural de Argoños y avecindado en Uclés. Quintero Atauri recogió, entre sus transcripciones de documentos procedentes del Archivo Municipal de Uclés, un documento de 1694 sobre el testimonio y partida de bautismo del cantero para poder excusarse del servicio militar, al que había sido llamado, por tener más de cincuenta años.588 Vezrayz, Juan de: en el trienio de Diego Romero (1602-1605) se le pagaron 17 000 mrs. por los 17 días en que se ocupó en tasar la obra de la iglesia del convento de Uclés para la liquidación de la cuenta que se tenía con los destajeros Juan de la Riten y Juan de Mazas.589 Villalobos, Joseph de: maestro de cantería y carpintería vecino de Campo de Criptana. El 1 de marzo de 1638 le fue adjudicada la obra de finalización de la torre y el chapitel de la parroquia de Campo de Criptana, siguiendo la traza dada por Francisco Montalvo, por
582 AMU, Protocolos Notariales, L. 27/3, fol. 34r. Libro de fábrica de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés.
586 AHN, OM, AHT, leg. 5868, fol. 3r. Pleito entre el capitán Antonio de Torres y el convento de Uclés por una capilla del claustro.
583 Ibidem, L. 27/3, fol. 10v.
587 AMU, Protocolos Notariales, L. 28/1, fol. 109v. Libro de fábrica de la iglesia de San Pedro de Uclés.
584 García Martínez, 2016, p. 267. 585 AMU, Protocolos Notariales, L. 39, doc. 3, fols. 176r-177r, año 1671.
588 Quintero Atauri, 1915, p. 161. 589 AHN, OM, L. 11c, fol. 129r.
Artífices del siglo xviii 361
un total de 12 000 reales.590 Sin embargo, la obra todavía no había sido realizada en agosto de 1639 por falta de fondos.591 Villanueva Castillo, Juan de: maestro de obras natural de Ajo. Entre 1683 y 1685 participó, junto con Juan Bautista de Bierna, en la obra de la portada de la parroquia de San Andrés de Villanueva de los Infantes, en manos del maestro de obras Juan Ruiz Hurtado. Sin embargo, el 6 de agosto de 1685 abandonaron la obra ante la imposibilidad de cumplir con otros compromisos. En concreto, el 7 de agosto de aquel año se fecha un documento, emitido por la villa conquense de Hinojosa y la santiaguista Mota del Cuervo, requiriendo la presencia de ambos para acabar las obras en las parroquias de ambas poblaciones.592 En 1690 le fue encomendada la tarea de inspeccionar las quiebras producidas en la fábrica de la iglesia parroquial de Socuéllamos, para la que aquel mismo año hizo una traza junto con Antonio del Prado.593 El 7 de noviembre de 1695, junto con Miguel de Castro y Lorenzo Jiménez, realizó un informe en el que se enumeraban y tasaban los reparos necesarios en la fábrica de la parroquial de Socuéllamos.594 Yáñez, Giusepe: maestro de albañilería. En 1626 se le pagaron setenta y cinco reales por el reparo y adorno de la iglesia de San Pedro.595
Artífices del siglo xviii Arbiol, Miguel: maestro de carpintería. En 1719 tenía a su cargo el taller de carpintería del convento de Uclés.596 Arcas, Manuel de: alarife. En 1743 recibía treinta y tres reales por las costas de la realización del archivo nuevo de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés.597 Arces, José de: maestro alarife de Uclés. En 1753 participó en los reparos de la iglesia parroquial de Santa María y San Andrés de Uclés.598 Aznar, José: vecino de Landete. En septiembre de 1719 hizo baja en la subasta de las obras de la iglesia de La Trinidad de Uclés, por una cantidad de 7000 reales de vellón, sin éxito.599 Carabella, Raimundo: maestro de obras del obispado de Cuenca, tras la marcha de Adehuela, hasta aproximadamente 1790. Sus obras lo enfrentaron en numerosas ocasiones
590 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 148. 591 Ibidem, p. 149. 592 Ibidem, vol. II, pp. 340-341. 593 Ibidem, vol. I, pp. 499-500. 594 Ibidem, pp. 502-503. 595 AMU, Protocolos Notariales, L. 28/1, fol. 109v. Libro de fábrica de la iglesia de San Pedro de Uclés. 596 AHN, OM, L. 1128c, fol. 121v. Visita al convento de Uclés, 1719. 597 AMU, Protocolos Notariales, L. 26/1, fol. 53v. Libro de fábrica de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés. Como hemos mencionado, los gastos
fueron menores. En 1748, Geronimo de Montoya, maestro carpintero, realizó las puertas principales de la iglesia por 1100 reales de vellón —ibidem, L. 26/1, fol. 70r—, así como el cancel nuevo de la iglesia por 2700 reales —ibidem, fol. 73v—; pagándose, además, 88 reales a Joseph Justo, maestro alarife de la villa, por el yeso y el salario del maestro y sus peones para asentar el cancel y enlucir el arco y la entrada de la iglesia —ibidem, fol. 74r—. 598 Ibidem, fols. 123r-127v. 599 Torralba Mesas, Desireé. «La memoria histórica de la piedra. Las obras de la parroquia de la Santísima Trinidad de Uclés entre 1719 y 1721», Vínculos de historia, 4 (2015), p. 288.
362 Biografías de artífices
con la Academia. Entre los «desastres» cometidos por Carabella se mencionan las obras de la iglesia de La Trinidad de Uclés.600 Casanova, Guillermo: fue alumno de la Academia de San Fernando de Madrid desde 1772. Entre 1779 y 1785 estuvo pensionado en Roma. A su regreso, en 1787, fue nombrado director de Perspectiva y en 1789 ofreció planos para la puerta de Valenzuela en la villa de Almagro. Hacia 1791 realizó unos planos para reordenar la plaza y las dependencias en torno al convento de Uclés.601 Realizó frecuentes viajes a las Nuevas Poblaciones encargado por el Consejo de las Órdenes.602 Fernández, Fernando: teniente de obras del obispado de Cuenca. El 29 de agosto de 1719 dio las trazas y condiciones para la reforma de la iglesia de La Trinidad de Uclés. El proyecto de Fernández preveía el desmontaje de la cubierta de par y nudillo del templo, en muy malas condiciones, sustituyéndola por una bóveda de cañón con lunetos, construida en ladrillo y revocada de yeso. En la reforma de Fernández se respetó la planta de la iglesia anterior y las capillas del lado de la epístola, adelantando unos zócalos de piedra en el muro de su nave, sobre los que iban a construirse las pilastras adosadas de orden toscano. La traza que acompaña a las condiciones muestra la cabecera en forma de venera proyectada por Fernández, obra probablemente pensada en yeso, así como lo que consideramos un dibujo de cómo debía ser construida la sobrecubierta de madera en uno de los ángulos de la traza.603 Fontecilla, Francisco Antonio de la: maestro de obras natural de Entrambasaguas (Burgos). Entre los últimos años del siglo xvii y 1704 aparece en las obras de las iglesias de Pedro Muñoz, Colmenar de Oreja, Los Hinojosos —donde trabaja en la reforma del crucero de la iglesia de San Bernabé— y Socuéllamos —donde reformó el cuerpo de la parroquial de Nuestra Señora—.604 En Pedro Muñoz dio las trazas para fundar una nueva parroquia en enero de 1700, de planta de cruz latina con crucero y media naranja.605 García, Antonio: en marzo de 1793, Antonio García y sus compañeros se encargaron de poner y quitar el monumento de Semana Santa del convento de Uclés por ciento treinta reales.606 Gassó, Joaquín: maestro de carpintería vecino de Cuenca, probablemente hermano o hijo de Manuel Gassó, autor de la fábrica material del coro de la catedral conquense. Por intermediación del trazador de retablos Jacinto Alastoy, le fue encomendada la ejecución del retablo mayor de la iglesia de Palomares en 1780.607 En 1786, el convento de Uclés envió a la Academia de San Fernando su proyecto de facistol para que fuese examinado. Para tal mueble, Gassó había elegido maderas ricas: palo de Brasil para las columnas, nogal para los capiteles y colgantes y caoba para la escultura. Sin embargo, la Academia,
600 Archivo de la Real Academia de San Fernando (ARASF), leg. 2.23.1; recogido por García Martínez, 2015, p. 527.
604 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 405.
601 AHN, OM, leg. 7055, Libro de visitas de 1791 y Casado Sánchez, 2002, p. 26.
606 García Martínez, 2015, p. 564.
602 García Sánchez, 2011, pp. 42-44. 603 Torralba Mesas, 2015, p. 287 y ss.
605 Sobre las condiciones de la obra, véase ibidem, p. 407. 607 AHDC, L. 200-B, fol. 3v. Libro de mayordomía de obras del trienio del señor don Juan Antonio Tamayo, 1791-1806.
Artífices del siglo xviii 363
en su informe y examen, juzgó que la coloración no era acertada, como tampoco lo era el dibujo del diseño «contra la buena forma», que presentaba defectos de seguridad y firmeza, por lo que el proyecto fue rechazado.608 Por nuestra parte, pensamos que esas observaciones fueron tomadas en consideración, pues en 1791 se había construido un nuevo facistol para el coro.609 Fue autor, así mismo, del trabajo en madera del archivo del convento de Uclés, prácticamente concluido a la altura de 1791, por un costo de 155 089 reales de vellón.610 Entre 1790 y 1791 realizó un retablo colateral para la iglesia de Los Hijonosos, siendo entonces citado como maestro tallista mayor del priorato de Uclés.611 Gómez, Manuel: oficial de cantería vecino de Uclés. Hacia 1730 participaba en las obras del convento de Uclés.612 Justo, Cristóbal: alarife vecino de Uclés. En mayo de 1721, Joseph y Cristóbal Justo habían valorado la obra y reparos que debían hacerse en la iglesia parroquial de Tribaldos.613 El 23 de septiembre de 1723, en compañía de Joseph Justo, se comprometió a realizar ciertas reparaciones en las bóvedas y la torre de la iglesia parroquial de Santa María y San Andrés de Uclés, por 3500 reales.614 En 1724 estaba realizando las obras de la tribuna, el coro y el cuerpo de campanas de la iglesia parroquial de Tarancón.615 Justo, Gabriel: maestro de obras. En 1769 realizó, con Julián Trapero, ciertos reparos en la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés.616 Justo, Joseph: maestro de yesería y alarife vecino de Uclés. En un año impreciso de los primeros dos decenios del siglo xviii reparó, con Francisco de la Plaza, las cañerías de la fuente de la villa de Uclés. Por las mismas fechas recibió del ayuntamiento de Uclés 68 reales por aderezar las carnicerías públicas.617 El 24 de septiembre de 1719 hizo baja en la subasta de la obra de la iglesia parroquial de La Trinidad de Uclés, siéndole rematada por 5900 reales de vellón, sin la costa de materiales que debía aportar él. Sin embargo, el 29 de octubre de ese mismo año, Leandro de Ugena solicitó que volviera a abrirse el remate de la obra, siéndole adjudicada por la cantidad de 4400 reales.618 En mayo de 1721, Joseph y Cristóbal Justo habían valorado la obra y reparos que debían hacerse en la iglesia parroquial de Tribaldos.619 El 23 de septiembre de 1723, en compañía de Cristóbal Justo, se comprometió a realizar ciertas reparaciones en las bóvedas y la torre de la iglesia parroquial de Santa María y San Andrés de Uclés, por 3500 reales.620 En 1727 fue requerido, en la iglesia de San Pedro de Uclés, para declarar sobre el estado que presentaba la capilla mayor, trabajo por el que recibió 7 reales.621
608 Martín González, 1992, pp. 494-495. 609 AHN, OM, leg. 7055, n.º 36, fol. 15r. Visita del 21 de febrero de 1791. 610 Calzado Sobrino, 2012, p. 49. 611 López de Atalaya Albadalejo, 1999, p. 258. 612 AHN, OM, AHT, L. 7054, leg. 68, n.º 22, fol. 69v, agosto de 1730. 613 AMU, Protocolos Notariales, L. 47, doc. 3, fol. 32r, año 1727. 614 Ibidem, L. 46, doc. 5, sin fol., año 1723. 615 García Martínez, 2015, p. 325.
616 AMU, Protocolos Notariales, L. 26/1, fols. 187v-188r. Libro de fábrica de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés. 617 AHN, OM, L. 1128c, fol. 484r. Visita al monasterio de Uclés, 1719-1720. 618 Torralba Mesas, 2015, p. 289. 619 AMU, Protocolos Notariales, L. 47, doc. 3, fol. 32r, 1721. 620 Ibidem, L. 46, doc. 5, sin fol., año 1723. 621 Ibidem, L. 28/1, fol. 99r. Libro de fábrica de la iglesia de San Pedro de Uclés.
364 Biografías de artífices
Justo, Julián: maestro alarife de la villa de Uclés. Para poder saldar la deuda que la villa tenía con el Pósito real, se planteó vender las casas del peso y las paneras de la villa, propiedad del concejo de Uclés, por lo que se procedió a su tasación. El concejo nombró, a 16 de febrero de 1720, a Leandro de Ugena como tasador de la villa, y los visitadores de la orden a Julián Justo, «alarife del Real Combento de Santiago»,622 que tasaron las obras en 5650 reales,623 si bien, finalmente se vendió por 3800 reales. El 16 de febrero de 1728, Julián Justo tasó, con Leandro de Ugena, unas casas en la plaza vieja de la villa.624 López Tardío Villaseñor, Pedro: vecino de Puebla de Almoradiel. En 1713 tenía a su cargo la fábrica de la nueva iglesia de Pedro Muñoz. Realizó, además, la tasación del terreno para la obra de la capilla de Juan Toribio Monter.625 Lozano, Francisco: maestro de obras. A partir de 1700, actuó como mediador entre el concejo de Pedro Muñoz y el maestro que tenía a cargo la obra de la nueva iglesia parroquial, Francisco Antonio de la Fontecilla, sobre las proporciones de la planta.626 Martínez de Palacio, Pedro: maestro de cantería natural de la villa de Noja, en el obispado de Burgos. En torno a 1718 tomó a su cargo las obras de reparo de la iglesia de Tribaldos, según las condiciones de Domingo Ruiz; si bien, por motivos que desconocemos, estas fueron finalmente realizadas por Joseph y Cristóbal Justo.627 En 1727 compareció, junto a Sebastián Martínez de Palacio, en la villa de Uclés, como personas en las que se había rematado la obra de la espadaña y una parte de la iglesia de Rozalén, en 14 170 mrs.628 Martínez de Palacio, Sebastián: maestro de cantería natural de la villa de Noja, en el obispado de Burgos. En 1727 compareció, junto a Pedro Martínez de Palacio, en la villa de Uclés, como personas en las que se había rematado la obra de una parte de la iglesia y la espadaña de Rozalén, en 14 170 mrs.629 En 1728 se obligó a terminar, con ciertas condiciones, la obra que tenía empezada en el convento de Santo Domingo de Uclés.630 Montoya, Jerónimo: maestro de carpintería. En 1748 realizó las puertas principales de la iglesia de Santa María y San Andrés por 1100 reales de vellón, más 2700 reales por la obra del nuevo cancel.631 Plaza, Francisco de la: en un año impreciso de los primeros dos decenios del siglo xviii reparó, con Jospeh Justo, las cañerías de la fuente de la villa de Uclés, por cien reales y dieciocho maravedís.632 Por los mismos años aderezó las casas de Tomás Martínez por veintinueve reales.633 Prada, Domingo de la: hacia 1730 consta en los libros de cuentas del convento como «maestro segundo de las obras del claustro que fue de este dicho convento».634 622 AHN, OM, L. 1128c, fols. 424v-525r. Visita al monasterio de Uclés, 1719-1720.
628 AMU, Protocolos Notariales, L. 46, doc. 6, sin fol., año 1727.
623 Ibidem, fols. 525v y 526r. Visita al monasterio de Uclés, 1719-1720.
629 Ibidem.
624 AMU, Protocolos Notariales, L. 47, doc. 4, fol. 36v, año 1728.
631 Ibidem, L. 26/1, fol. 70r, año de 1748.
630 Ibidem, L. 47, doc. 4, fol. 116r, año 1728.
625 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 412.
632 AHN, OM, L. 1128c, fol. 482v. Visita al monasterio de Uclés, 1719-1720.
626 Ibidem, p. 409.
633 Ibidem.
627 Torralba Mesas, 2013, p. 382.
634 Ibidem, L. 7054, leg. 68, n.º 22, fol. 69v, agosto de 1730.
Artífices del siglo xviii 365
Prada Díez, Francisco de la: maestro de obras y de cantería. Posiblemente familiar de Domingo de la Prada. Por un pleito entre el concejo de la villa de Uclés y el convento sobre la reparación de una fuente de la villa, en el que fue convocado como experto, sabemos que en 1744 tenía a su cargo la construcción del claustro del monasterio de Santiago de Uclés.635 Retolaza, Andrés: maestro de cantería vizcaíno. Trabajó labrando piedra para las obras del monasterio entre 1795 y 1800.636 Ruiz, Domingo: maestro mayor del obispado de Cuenca entre 1677-1680 y 1704-1719. El 5 de julio de 1719 se le requirió para reconocer los reparos que eran necesarios en la iglesia parroquial de La Trinidad de Uclés.637 Serrano, Roque: maestro de cantería. En 1804 trabajó en las obras de cantería del convento, en concreto, en picar piedras para el horno de la tahona junto con Manuel de Ugena.638 Sota, Fernando: arquitecto de procedencia desconocida, probablemente norteña. Hacia 1736 se encontraba al frente de las obras del monasterio. Un año más tarde anunció su renuncia al cargo al haber conseguido la maestría de la catedral de Oviedo.639 Desconocemos durante cuantos años ocupó la dirección de las obras de Uclés previas a su partida. Soto, Juan Antonio: maestro cantero vecino de Uclés. En 1755 realizó en piedra una serie de gradas en el altar mayor de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés.640 Es probable que durante esos años tuviera el cargo de maestro mayor de la obra. En 1761 se concluyó la sacristía nueva de la misma iglesia, pagándosele por su trabajo como maestro de obras 3850 reales de vellón,641 quedando desmontada totalmente la antigua sacristía en 1764.642 Toledo, Juan Manuel: probablemente maestro de cantería. En 1806 fue enviado en comisión de reconocimiento de las obras de Buenamesón durante cinco días, a catorce reales diarios.643 Trapero, Julián: maestro de obras. En 1769 realizó, con Gabriel Justo, ciertos reparos en la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés.644 En agosto de 1793, el convento de Santiago pagaba, a Julián Trapero, Manuel Ugena y otros oficiales, 240 reales de 30 jornales por «componer la Carrera para la venida del señor arzobispo de Toledo».645 Trinidad García, Joseph: maestro de obras vecino de Madrid. En 1706 tenía a su cargo la fábrica de la iglesia parroquial de Socuéllamos.646
635 Ibidem, Leg. 64320, fol. 94r. 7 de octubre de 1744. 636 AHDC, Libro 200-B, fol. 100r. Libro de mayordomía de obras del trienio del señor don Juan Antonio Tamayo 1791-1806. 637 García Martínez, 2015, p. 329. 638 AHDC, Libro 200-B, fol. 105v. Libro de mayordomía de obras del trienio del señor don Juan Antonio Tamayo 1791-1806. 639 AHN, OM, L. 1536, fol. 320v. Capítulo del 3 de marzo de 1737. 640 AMU, Protocolos Notariales, L. 26/1, fol. 107v. Libro de fábrica de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés.
641 Ibidem, fols. 144r y 150v. Libro de fábrica de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés. 642 Ibidem, fol. 165r. 643 AHDC, Libro 200-B, fol. 105v. Libro de mayordomía de obras del trienio del señor don Juan Antonio Tamayo 1791-1806. 644 AMU, Protocolos Notariales, L. 26/1, fols. 187v-188r. Libro de fábrica de la iglesia de Santa María y San Andrés de Uclés. 645 AHDC, Libro 200-B, fol. 60v. Libro de mayordomía de obras del trienio del señor don Juan Antonio Tamayo 1791-1806. 646 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 508.
366 Biografías de artífices
Ugena, Leandro de: maestro alarife de la villa de Uclés. El 29 de octubre de 1719 consta que había solicitado que volviera a abrirse el remate de la obra de La Trinidad de Uclés para poder hacer baja en la subasta. La obra le fue finalmente adjudicada por la cantidad de 4400 reales.647 Las obras consistían en sustituir el par y nudillo de la iglesia por bóvedas de cañón con lunetos de ladrillo y ábside en forma de venera. Luis de Artiaga, maestro mayor del obispado, visitó hasta en tres ocasiones las obras, detectando varios errores, especialmente en lo relativo a las sobrecubiertas, dando finalmente su visto bueno en 1721.648 El 30 de diciembre de 1727, José Antonio Morales y Contreras, canónigo del Real Convento de Santiago y contador mayor de los partidos de La Mancha y la Ribera del Tajo, le había encomendado ciertas obras en las casas de Luján.649 El concejo de Uclés planteó la venta de las casas del peso y las paneras hacia 1720, con la finalidad de poder pagar unas deudas que tenía contraídas con el Pósito real. Las antiguas casas del Pósito estaban frente al convento de las monjas dominicas, si bien, por su mala fábrica, se habían derrumbado en el año de 1680. Desde entonces, el Pósito había ocupado, para almacenaje del trigo, unas casas del ayuntamiento en la plaza pública, junto a la casa del concejo.650 Para poder venderlas, se procedió a su tasación y así conocer el valor de venta que tenían. El 16 de febreo de 1720, el concejo nombró como tasador al alarife de la villa Leandro de Ugena, y los visitadores a Julián Justo, «alarife del Real Combento de Santiago»,651 que tasaron las obras en 5650 reales,652 si bien, finalmente se vendió por 3800 reales. El 16 de febrero de 1728 tasó, con Julián Justo, unas casas en la plaza vieja de la villa.653 Ugena, Manuel: maestro de cantería. Trabajó labrando piedra para las obras del monasterio entre 1795 y 1800. En agosto de 1793, el convento de Santiago de Uclés pagaba, a Julián Trapero, Manuel Ugena y otros oficiales, 240 reales de 30 jornales por «componer la Carrera para la venida del señor arzobispo de Toledo».654 Vega, Francisco de la: natural de Castañeda (Toledo). Era el oficial mayor del maestro de obras Francisco Antonio de la Fuentecilla, el cual le entregó la obra de la nueva iglesia de Pedro Muñoz el 26 de febrero de 1701.655 En noviembre de 1690 tasó las obras de la iglesia parroquial de Socuéllamos, junto con fray Francisco de Sant Joseph y Juan de la Hoz.656 Yturrialde, Joan: vecino de Vitoria. Entre los años de 1717 y 1720 se le pagaron las labores en los balcones, los balaustres de una escalera y las ventanas del convento de Uclés.657
647 Torralba Mesas, 2015, p. 289. 648 Ibidem, p. 290. 649 AMU, Protocolos Notariales, L. 46, doc. 6, sin fol., año 1727. 650 AHN, OM, L. 1128c, fols. 522r-542v. Visita al monasterio de Uclés, 1719-1720.
653 AMU, Protocolos Notariales, L. 47, doc. 4, fol. 36v, año 1728. 654 AHDC, Libro 200-B, fol. 60v. Libro de mayordomía de obras del trienio del señor don Juan Antonio Tamayo 1791-1806. 655 Molina Chamizo, vol. I, 2006, p. 410.
651 Ibidem, fols. 424v-525r.
656 Ibidem, p. 507.
652 Ibidem, fols. 525v y 526r.
657 AHN, OM, L. 1128c, fol. 431r. Visita al monasterio de Uclés, 1719-1720.
Anexo documental
Normas de transcripción bibliográfica Las transcripciones incluidas a lo largo del presente trabajo han tenido un tratamiento diferente en función de si han sido tomadas de la reproducción de otros autores —en cuyo caso se han respetado sin modificaciones— o si han sido realizadas por la propia autora. En el segundo supuesto hemos procurado mantener las características del manuscrito a nivel formal, gráfico y textual, respetando la grafía original de los textos aunque fuera defectuosa: la letra «ç», la ausencia de «h» al inicio de algunas palabras o el intercambio recurrente entre «y» e «i», «b» y «v», etc. Por otra parte, se ha eliminado la duplicación de algunas consonantes, habitualmente dobles «tt», y se ha seguido el sistema actual respecto a la separación de palabras, en el caso de que apareciesen letras o sílabas escritas por separado. Cuando un documento es extremadamente largo, se han omitido los fragmentos sin interés para nuestro estudio mediante la incorporación de corchetes conteniendo tres puntos suspensivos, […]. Recurso también empleado cuando una determinada palabra o frase resulta incomprensible, ya sea porque el documento no es legible o porque esté cosido o roto, algo que también se indica. Las contracciones en desuso, como «deste», «dellos», etc., han sido respetadas por norma general, siempre que no presentasen dificultades en su interpretación. La regularización del texto ha afectado al tratamiento de las abreviaturas, desarrolladas sin poner corchetes o algún otro elemento diferenciador. Por último, con miras a la correcta lectura de los textos, se han regularizado, según la normativa actual, aspectos como la puntuación, la acentuación y el uso de mayúsculas.
Relación de documentos Documento 1 Listado de priores de Uclés desde mediados del siglo xv hasta mediados del xviii. Perpetuos Juan Díaz de Coronado
1428-1472
Juan de Velasco
1472-1492
Fernando de Santoyo
1492-1501
Álvaro López de Becerra
1501-1502 Trienales
Antonio Ordas
1504-1507 / 1515-1518
Pedro Alfonso de Valdaracete
1508-1511
Juan Sánchez de Salamanca
1511-1514 / 1521-1524
Francisco Sánchez Girón
1518-1521
368 Anexo documental
Trienales Francisco Martínez
1524-1527
Pedro García de Almaguer
1528-1534
Francisco de la Flor
1534-1537 / 1547-1550
Juan Muñoz
1537-1540
Pedro García Esquivias
1541-1544
Francisco Fulgencio Martínez Regañón
1544-1547
Alonso Marquina
1550-1553
Pedro Carlos
1553-1556
Julián Ramírez
1557-1560
Fernando de Losa y Duque
1560-1562
Bartolomé González Villena
1562-1565
Francisco Ábrego
1565-1566
Miguel Martín Regañón
1566-1569
Francisco Sánchez de Soria
1570-1573 / 1583-1586
Pedro de Grima
1574-1576 / 1590-1593
Diego Aponte de Quiñones
1577-1580
Diego Gallego
1580-1583
Alonso Martínez de la Torre
1587-1590
Esteban de Nieva
1593-1596
Jerónimo Romero
1597-1600
Bartolomé Magnes
1600-1601
Diego Romero Martín de Villarta
1602-1605
Antonio Mexía
1605-1608 / 1614-1617
Gonzalo Peña Carillo
1608-1611
Diego Ruiz Cano
1611-1614
Rodrigo Díaz Maroto
1618-1621
Pedro de la Cruz Tribaldos
1621-1624
Pedro de la Plaza Nieva
1624-1627
Jorge de Orea Tineo
1628-1631
Cristóbal Fernández de Heredia
1631-1634
Sebastián González Álamo
1634-1637
Felipe Salcedo
1638-1641
Francisco Serrano
1641-1644
Pedro Zarceño Cano
1645-1648
Bartolomé Pérez Espejo
1648-1651
Pedro Romero de Aparicio
1652-1655
Sebastián Arias Berenguillo
1655-1658 / 1669-1672 / 1683-1686
Andrés Portillo Baracaldo
1659-1662
Antonio Ortiz Romero
1661-1665
Bernabé Pizaño Gil Negrete
1666-1669
Tomas Ximénez Crespo
1672-1675
Diego Pérez Alcázar
1676-1679
Diego de Reina y Corvalán
1679-1682
Francisco Romero
1686-1689
Agustín García de los Cobos
1689-1692
Pedro Fernández Mudarra
1693
Diego Hurtado de Bermúdez
1693-1696
Diego Ortiz de Vivanco
1696-1699
Eugenio Díaz Navarrete
1700-1703
Francisco Zarco y Villaseñor
1703-1706
Relación de documentos 369
Trienales Jerónimo Rodríguez Sanz
1708-1709
Alfonso Gallego Miguel
1709
Francisco Sánchez Márquez
1710-1713
Miguel Esteban Pérez de Estremera
1713-1716 / 1727-1730
Carlos Villarejo Ramírez de Arellano
1717-1720
José de Platas
1720-1723
Francisco Herrero de Guzmán
1724-1727
Miguel de Perea y Lara
1731-1734
Diego Sánchez Carralero
1739-1741
Juan Bernabé Cano
1743-1746 / 1756-1759
Narciso Ruiz
1746-1749
Pedro de la Fuente Alcázar
1749-1752
Francisco Álvaro del Castillo
1753-1755 / 1774-1777
Sebastián Antonio Rodríguez Biezma
1761-1764
Juan Carlos Villarejo Ramírez de Arellano
1765-1768
Manuel Antonio Monje Coronado
1769-1771
José Clemente de Hualde y Falcón
1771-1773
Pedro Nicolás Nieto Navarrete
1779-1781
José Rafael Vallés Milano
1782-1784
Tomás Antonio de Viana y Falcón
1785-1787
Antonio Tavira Almazán
1788-1791
Juan Antonio Tamayo
1792-1794 Perpetuos
Juan Antonio Tamayo
1794-1801
Francisco Antonio Luis de Gaona y Parma
1801-1803
Sebastián José Rodríguez Biezma y Navarrete
1803-1827
José Antonio García Balsalobre
1831-1844
Documento 2 AHN, OM, carp. 339, doc. 125, n.º 1. Contrato de las pinturas del claustro del monasterio de Santiago de Uclés con dos pintores vecinos de Belmonte, 16 de agosto de 1511. A diez y seys días del mes de agosto de [1511] [...] se convinyó [...] por de convento de Uclés [...] e don Jorge Myn [sic] vezinos de la villa de Velmonte pintores, esta manera: Que los susodichos an de pintar los tres corredores altos de romano, esta manera los maderos que lleven los papos de abaxo de romano y los costados de bermellón con un lazo de un [...] de un buen romano bien labrado y las antas de romano y las tablitas de romano con algunos bivos y sus letreros alrededor y todas las puertas y ventanas están por pintar, pintallas que salen de fuera en las tablitas e fazer un letrero y pintar las ventanas. Yten an de pintar la entrada del dormitorio con la buelta que entra al tejado de a manera de los corredores de madera con su letrero y las ventanas. Yten an de pintar el dormitorio desta manera: que las vigas an de yr todas de romano [...] y cortarlos de muy buen romano y las chillas de romano diferençiado y las cintas ansymismo de romano [...].
370 Anexo documental
Yten an de fazer un letrero en la estaçión y el altar las chillas y madres con que [...] todos los colores y materiales que ovieren menester para la dicha obra a de correr a los dichos maestros [...] quinientos reales de plata a los susodichos se obligaron [...] de dicho señor prior. Documento 3 AHN, OM, carp. 339, doc. 125, n.º 2. Carta de Carlos V al gobernador de La Mancha y la Ribera del Tajo, autorizando la realización de caleras para las obras del monasterio de Uclés. Valladolid, 12 de agosto de 1525. Don Carlos por la gracia de Dios, rey de romanos emperador semperaugusto [...] administrador perpetuo de la orden de la cavallería de Santyago por autoridad aposthólica a vos el my gobernador de la Mancha e Ribera de Taxo a vuestro lugar thenéis el dicho oficio salud e gracia, sepades que por parte del prior freyles e convento de Uclés me fue fecha relaçión por su petiçión que en el mi Consejo de la dicha orden fue presentada diziendo que continuo hazen obras y reparos en el dicho convento y en las casas, molinos y heredades dél e que de cabsa de una ordenança que dizen que el conçejo de la dicha villa tyene para que en los térmynos de la dicha villa no se puedan hazer caleras syn su liçencia le piden al dicho conçejo liçençia para hazer caleras y yeso para las dichas obras e que algunas vezes [...] lugar e parte adonde menos aparejos ay para lo hazer e que otras vezes no les quieren dar la dicha liçençia diziendo que el dicho convento tiene dehesa a donde pueden hazer la dicha cal y yeso e que la dicha dehesa esta lexos del dicho convento e en la parte della que ay leña no ay piedra para hazer donde pueden hazer la dicha cal, suplicando mandase que en los térmynos baldíos de la dicha villa que más parejo oviese pudiesen hazerla dicha cal e yeso para las dichas obras [...]. Dada en Valladolid a doze días del mes de agosto año de nascimiento de Nuestro Salvador Jesuxristo de 1523 años. Documento 4 AHN, OM, carp. 339, doc. 125, n.º 3. Carta de Carlos V al gobernador del partido de la Ribera del Tajo, sobre tomar ciertos corrales cercanos al convento para facilitar las obras. Medina del Campo, 6 de noviembre de 1531. Don Carlos por la gracia de Dios [...] a vos el mi gobernador o juez de resydençia quel partido de la Ribera del Tajo a vuestro lugarteniente en el partido de la villa de Uclés salud e gracia, sepades que por parte del reverendo padre prior freyres e convento de la dicha villa me fue fecha relaçión por su petiçión que en el mi Consejo de la dicha orden fue presentada diziendo que muy cerca de la obra que por my mandado se haze en el dicho convento están ciertos corrales e que por que asy para el provecho de la dicha obra como para hazer las entradas y subidas del dicho convento tienen neçesidad dellos que me suplicavan y pedían por merced que pagando a los dueños de los dichos corrales el
Relación de documentos 371
preçio en que fueren tasados los pudiesen tomar para el proseguir de la dicha obra e para hazer las dichas entradas y subidas o como la my merced fuese y en el dicho mi Consejo fue acordado que devía mandar dar esta mi carta para vos en la dicha razón e yo tóvelo por bien porque vos mando que como con ella fueres requerido veáys por vista de ojos los dichos corrales e sy ynformación hallares que el dicho convento tiene neçesidad dellos para lo susodicho mandeys de my parte e yo por la presente mando a los dueños de los dichos corrales e al dicho convento que cada uno dellos por su parte súmale y ponga una buena persona que por bien toviere e anbos y dos juntamente vean los dichos corrales e con juramento que por ello hagan en vuestra presencia ante testimonio público declaren los maravedís que les pareciere que justamente pueden valer los quales hazed que luego les sean pagados [...]. En Medina del Campo a seis días del mes de noviembre de 1531 años. Documento 5. AHN, OM, AHT, leg. 22444. Visita e interrogatorio de los visitadores de la orden sobre la posibilidad de reparo o traslado de la fábrica del monasterio de Santiago de Uclés, 27 de mayo de 1525. En la villa de Huclés [sic] de la orden de Santiago, 27 días del mes de mayo del nacimiento de nuestro señor Jesucristo de 1525 años en presencia de mí, Pedro Guerrero escrivano de su Majestad, estando en el convento que la dicha orden tiene en la dicha villa visitando los señores Lope Çapata comendador de la Hinojosa y el bachiller Pedro de Azuaga visitadores e reformadores de la dicha orden en la provincia de Castilla e su partido por el emperador don Carlos nuestro señor administrador perpetuo de la dicha orden por autoridad apostólica pareció presente el muy reverendo señor don Francisco Martínez, prior del dicho convento [...]. Don Carlos por la gracia de Dios [...], por autoridad apostólica, vos los visytadores e reformadores de la dicha orden en la provincia de Castilla, sepades que por parte del reverendo padre prior freyres e convento de Santiago de la villa de Huclés me fue fecha relación por su petición que en el mi Consejo de la dicha orden fue presentada diciendo que la yglesia e casa del dicho convento es muy enferma e mal edificada e labrada e que en ella no ay sytio en que puedan bien edificar o labrar e tener aposento para todos los religiosos que conviene residir en el dicho convento ni para los comendadores e cavalleros de la dicha orden que van a estar en él ansy en provisión e penitencia como a otras cosas, por ende que suplicavan e pedían por nos mandase que la dicha yglesia e casa se traslade en otra parte que sea más sana e donde se pueda bien edificar e fazer todos los edificios, obras e lavores que para la dicha yglesia e convento e servicio dél requiere, o que dello mandase proveer [...] y en el dicho mi Consejo fue acordado que devía mandar dar esta mi carta para vos en la dicha razón e yo tóvelo por bien porque vos mando que como con ella fuéredes requeridos vayáis al dicho convento e veáys la dicha iglesya e casa dél e os ynforméys e sepáys sy es enferma para los que en ella abitan e moran [...] e que edificios e lavores tiene e sy si son tales e tan cumplidos como para el aprovisionamiento de dicho convento [...] e sy tiene sytio e dispusieran un pie en que puedan edificar e labrar todo lo que fuese menester e dónde e cómo e de qué manera lo podrían fazer e sy será hútil [sic]
372 Anexo documental
e provechoso que la dicha yglesia e convento se trasladase a otra parte e a donde e qué hutilidad verniá dello e porque razón e en que se oviese de trasladar os ynformaden [sic] qué lugar e parte se podría edificar que fuese e se pudiesen fazer en ella todos los edificios e obras e lavores necesarios e de qué edificios e lavores convernía fazerse e lo que podían costar lo qual fazed tasar e apreciar a maestros juramentados que dello sepan declarando cada cosa por sy particularmente e avyda la dicha ynformación e fecho lo susodicho fazed dar a la parte de los dichos prior e convento firmado de vuestros nombres [...]. En la villa de Madrid a 7 días del mes de febrero de 1525 años.
[Extracto de algunas respuestas de los testigos] Testigo 1. Juan Muñoz, freyre de la dicha orden y vicario: Pregunta 2. Que sabe que la dicha casa del dicho convento es de invierno muy fría e de verano muy calurosa. Pregunta 3. La casa es muy estrecha e de pobres edificios e pequeños e aunque en ella intenten fazer y edificar otros no ay dispusyción ni sysitio donde fagan e ansy están con los pequeños edificios e aposentos que tienen por falta de no ay dónde los tener. […] Pregunta 5. No hay sitio para labrar aposentamiento, y los que se han labrado solo para los que hay [...] y que habría que desatar toda la casa e yglesia.
Testigo 2. Comendador de Torremocha: Pregunta 4. Dixo que como dicho tiene [...] los edificios que ay en la dicha casa están mal edificados. Por que si están por arte de jumetría este testigo no lo sabe más de avello oydo decir a maestros que no tiene arte ninguna de jumetría por que sabe e ha visto quel aposento de los religiosos esta todo fecho y edificado en alto e que las paredes de las avitas [sic] sabe que son delgadas e fechas a la manera de colanas de yeso e la madera dellas ansy alto como baxo es delgada e que lijeramente se puede pasar el frío e el calor e que siempre ha visto e oydo a los religiosos quexarse del mal aposento e estrechez que tienen, e que sabe este testigo que los priores pasados lo fizieron edificar ansy porque según el cimyento de abaxo no se podían fazer mas gruesas paredes por no dar con todo en el suelo e que lo fizo allí por que no avía en la casa al presente otro lugar mas dispuesto según donde está la yglesia a donde se pudiese edificar el aposento de los religiosos e porque en el tiempo que se hizo no le sobraban tantos dineros para entender a fazer otros mayores aposentos ni les parecían que avía sytio para más de lo fecho. […] Pregunta 10. Dixo que este testigo no es médico ni filosofo natural para declarar si el sitio está en lugar saludable ponga su parecer donde a este testigo le mostraron el sytio para el edificio es en parte donde las syerras de alrededor son muy olorosas de buenos olores de las yerbas que en ella se crían e que es en parte enxuta e donde podrían fazerse edificios para diversión.
Relación de documentos 373
Testigo 4. Diego de Torremocha, freyle y conventual: Pregunta 5. Dixo que sabe que el dicho sytio es estrecho e que si se oviese de ensanchar para más religiosos que avían de tomar de una parte e de otra del sytio en la casa a [...] la parte de la villa como hazia barrio Estremera lo qual es están cuesta abaxo a una parte e la otra e que subiéndose los edificios a lo alto para que vengan con la yglesia costa según dicho [...]. E que también la yglesia que agora tienen no es suficiente el edificio e grandeza [...], e que mudarla a otra parte de donde agora está sería con mucha costa porque este que depone anduvo presente quando se començó abrir un quarto [...] e se abrieron los cimientos treynta pies de fondo en pts [sic] e en todas de veynte e cinco pies de fondo arriba fasta del suelo de abaxo que viniese con la [...] de abaxo que para el folladero del refitorio en par de donde se fazía no ygualava con más de otros diez pies de alto como es notorio e solamente se ensanchaba la ant [sic] por aquella parte a una parte quinze pies e a otra treynta e que yendo más abaxo e más fondo es más trabajoso de sacar arriba e ansy lo es por todas partes porque a otra parte do están unas torres e adarves que agora nuevamente se a fecho se falló también presente al abrir de los [cimientos] que avía treynta pies de fondo hasta subir a la flor de la tr [sic] por parte de abaxo e desde allí fasta el folladero e suelo del patio avía más de otros treynta e cinco o trenta pies e que por esto que ha visto es parecer ques imposible ensanchar la casa por que no se sufrirían suficientes edificios de tal manera que seria el gasto muy escesivo.
Testigo 5. Bachiller Marquina, freyle de la dicha orden e convento: Pregunta 4. A la quarta pregunta dixo que a su parecer no ay sytio para edificar en la dicha casa [...] se oviese de ensanchar se avría de tomar de abaxo del cerro de donde está fundada la casa que como baxar al infierno e que sería con infinita costa e que por ser tan baxo e ase de subir tan alto como esta es, no lo podían sufrir los edificios, que no se fundiesen a su parecer e por esto tiene por ynposible […].
Testigo 6. Maestre Lorenzo Cirujano, vecino de la villa: Pregunta 3. [...] Es un edificio principal porque siempre hay en él mucha gente así cavalleros como de otras calidades. […] Pregunta 8. Que muchas vezes a oydo decir que en este barrio Estremera avia población fazía donde se puede ensanchar el convento con mucho trabajo e costa e que a oydo decir que se despobló e perdió por ser enfermo e malo e que ansy lo tiene por mal edificio e que allende desto no tienen agua sino de los aljibes ni ay guerta de recreación e que los aljibes les falta muchas vezes el agua en muchos años.
Testigo 7. Antón Egas: Antón Egas vezino de Toledo e aviendo jurado e siendo preguntado por el tenor de la provisyón e del interrogatorio lo qual todo le fue leydo por quel susodicho es maestro de jumetria traído he llamado por la dicha casa e edificios della, el qual después de lo aver
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todo visto e los sytios que convernyan e los edificios que convernyan e sytios para edificar la dicha casa dixo lo siguiente: Pregunta 1. A la primera pregunta dixo que la sabe por que la ha visto e la a andado toda la casa del convento [...] e asy mismo la heredad e sytio de Fuenteredonda. Pregunta 2. A la segunda pregunta dixo que lo que sabe della e le pareció es que la dicha casa e convento esta edificada a tal dispusyción que de necesidad será e debe ser caliente de verano en especial los aposentos de los religiosos que están en el postrero que lo de arriba encima de la claostra alta sobre los tejados que son en el tercero suelo de la casa e que no tienen amparo de ninguna parte e son hechos e labrados de colondas de yeso syn más pared que [...] muy claro pareció ser muy fríos de invierno por su altura e desabrigo e donde ay tales dos estremos de calor e frío [...]. Pregunta 3. A la tercera pregunta dixo que este testigo ha visto toda la casa e que es estrecha de edificios e pobre dellos por que le faltan muchas cosas nescesarias ansy como yglesia e coro por que la que tienen es pequeña e baxa e angosta e a lo que pareció es ventosa e será muy fría de invierno [...] e las pieças edificadas son pequeñas e mal moderadas por ser mal edificado como dicho es a que en lo del sytio se remite a una traça que esta fecha en que esta traçado todas las pieças e edificio que la dicha casa agora tiene. Pregunta 4. A la quarta pregunta dixo que dize los dichos tiene en las preguntas de arriba. Pregunta 5. A la quinta pregunta dixo que este testigo ha visto toda la casa a dispusyción de ella e a ayudado a fazer una traça con los [...] necesarios para que la casa se pudiese morar e no sea tan dañosa la salud de los que en ella vivieren para lo necesario e después de la traça fecha a procurado este que depone de subir los fundamentos de donde se an de sacar las paredes de esto que aquí se añade en la dicha traça e en la parte que menos fondo está lo firme por los cimientos hasta ygualar con el suelo de la claostra deste dicho convento ay sesenta pies de fondo e en otras partes más, e para se edificar por la [...] de los cimientos requiere fazerse [...] de paredes e torres [...] porque de otra manera no serán duraderos ni fuertes do se ofrecen que [...] lo que ansy se añade por la traça que agora se faze con los añadimientos al parecer deste testigo costará lo añadido treynta e dos myll e seiscientos ducados. Pregunta 6. A la sesta pregunta dixo que dize lo que dicho tiene de susodicho en las preguntas de arriba […]. Pregunta 7. A la séptima pregunta dixo que este testigo ha visto el aposento de los cavalleros e ansy mismo la ospedería de la casa e que es todo pobre e de mal edificio e ay mucha falta de oficinas. Pregunta 8. A la otava pregunta dixo que en lo del edificio dize lo que dicho tiene e es claro que la dicha casa no tiene agua sino lo que de la lluvia coje en dos aljibes que tiene a [...] de religión no teniendo agua de presente no puede tener árboles ni otra recreación ni puede ser bien servida por que faltando el agua todo esta no limpio e las oficinas huelen mal. Pregunta 9. A la novena pregunta dixo que este que depone a visto el sytio de Fuenteredonda por que los señores visitadores e el señor prior se lo mostraron e ansí mismo la huerta. E que la huerta es buena e el sytio dispuesto para poder edificar en qualquiera cosa porque tiene mucha piedra a la redonda e agua e arena todo [...] e que vido una fuente que está a delante del dicho sytio e bevió del agua e a su parecer el agua es buena e está en
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lugar que se podría encañar e no a mucha costa traer al sytio e casa sy allí se edificase e a su parecer seria sano. [...]. Preguntado que qué sytio sería bueno para trasladar esta dicha casa dixo que esta pregunta no la sabe porque según es informado no ay sytio muy bueno donde se pudiese edificar sino que este de fuente redonda se tiene por el mejor e que para fazer una casa tan suntuosa como esta, queriéndola trasladar, que le parece que estaría muy bien junto a Ocaña que es buena villa e de la Orden e ha visto un sytio junto a San Sebastián como vienen de Toledo donde ay una fuente de buen agua e una huerta e otros comunes donde a parecer de este testigo se podría edificar muy bien e sería bien sano. E se edificaría a poca costa por que tiene junto la piedra tobar e agua e arena e tiene largura e sytio para edificios e para huertas e para todo lo que quisiesen edificar. Pregunta 10. A la décima pregunta dixo que dize lo que dicho tiene en la pregunta de arriba. Pregunta 11. A la undécima pregunta dixo que este testigo no sabe lo que serían labrar e edificar en el sytio nuevo e casa si se trasladase, pero que sy en la casa que se edificase de nuevo no se oviesen de fazer más anchas ni amplias que en la casa agora está fecha e con lo traçado e an avido en ella por la traça nueva que entre [...] e le pareció que no costaría más ni a un tanto fazerla de nuevo que [...] ni en dos e añadiendo e por razón de tener agua de [...] la casa muy mas pareció e serian los religiosos los muy más consolados a por estar en lugar más [...] e guardado sería de invierno más bañada del sol e de verano más fresca. [al margen: que no costaría más ni tanto hazerla de nuevo con la traça que está traçada y solo añadiendo como las enmiendas]. Pregunta 12. A la duodécima pregunta dixo que dize lo que dicho fue en las preguntas desuso e que no sabe otra cosa que [...] ni decir a que esto es lo que sabe e le perece para el juramento que fizo. E firmólo de su nombre Antón Egas.
Testigo 8. Alonso de Covarrubias: Recibióse juramento en forma de dº sobre la señal de la cruz de Alonso de Cobarrubias vecino de Toledo el qual es un maestro de jumetría e fue llamado por los dichos visytadores juntamente con el dicho Antón Egas para ver la dicha casa e sytio al qual fue mostrada e leyda la provisyón de su majestad e el interrogatorio que aviendo visto todas las preguntas dixo que este testigo fue llamado según dicho es para ver la dicha casa e edificios della. El qual juntamente ha visto con el dicho Antón Egas la dicha casa e convento e todos los edificios e pieças della e a sido en fazer la dicha traça nueva e los condimientos de la casa con el dicho Antón Egas e ansy mismo ha visto el dicho sytio de fuente redonda el qual fue presente a la depusyción del dicho Antón Egas e le fue mostrado su dicho e su pedimiento e dixo que todo lo aclarado he dicho por el dicho Antón Egas fue primero convenido entre ellos ambos e la traça la qual dimos fecha por anbos juntos a que de un pareció se fallaron en todo e por tanto dixo quel no tiene que dezir ni ynovar sobre lo qual dicho Antón Egas ha dicho e declarado [...] e aquello mismo dezia él syn discrepar della salvo que en lo aclarado por el dicho Antón Egas sobre el sytio de Ocaña. Este que depone no lo ha visto e por tanto no podría deponer en ello por que es todo lo demás él se remitía a su dicho e declaración e dezía lo qual dicho Antón Egas a dicho [...]. E firmólo A. de Cobarruvias.
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Testigo 9. Francisco Narváez: Recibióse juramento en forma de dº sobre la señal de la cruz de Francisco Narbáez carpintero e maestro de yesería vezino de la dicha villa e aviendo jurado e siendo preguntado por el tenor de la dicha provisión e por las preguntas del interrogatorio dixo lo siguiente: Pregunta 1. A la primera pregunta dixo que tiene noticia de la dicha casa e convento e ansy mismo de la dicha heredad e sytio de Fuente redonda la qual a su parecer esta medio que toda legua dista dicha villa de Uclés. Pregunta 2. A la segunda pregunta dixo que sabe que la dicha casa e convento es muy fría de invierno e muy ventosa e que ansy de verano es muy calurosa es principalmente el aposento de los religiosos porque está en lo alto de la dicha casa sobre los tejados donde participa más del frío o del calor, e que por estos estremos en especial por el demasyado frío sienpre ha visto a los conventuales que en ella están algún tiempo tener pasyones e enfermedades causadas de frío. Pregunta 3. A la tercera pregunta dixo que la sabe por que la dicha casa es estrecha e pobre de edificios e tiene poco sytio para los ensanchar sy no toman de lo de fuera de abaxo de barrio Estremera lo qual sería muy costoso e trabajoso de fazer e lo tiene por ansy ynposible fazerse. Pregunta 4. A la quarta pregunta dixo que los edificios que en la dicha casa están agora fechos son muy malos e pobremente fechos e los aposentos e celdas de los religiosos son pequeños e fechos de tabiques de malas maderas e por esta causa los pasa más lijeramente el frío e el calor e que todo lo edificado en la casa e convento está muy mal fecho e a su parecer syn arte de jumetría. Pregunta 5. A la quinta pregunta dixo que sabe como dicho tiene que el sytio donde la dicha casa esta fecha e edificada es pequeño e poco por estar como está en una syerra o cerro muy alto e que aunque se quiera ensanchar no ay aparejo ni adonde sy no es como dicho es hazia barrio Estremera el qual está en gran baxura asusta subir los edificios a lo edificado de la casa sería muy costoso en demasyada [...] desto el dicho barrio Estremera es en cobsta e syn sol e a la [...] a oydo decir que se despobló una población que solía aver en ello porque está enfermo. Pregunta 6. A la sesta pregunta dixo que sabe que este dicho convento no ay agora [...] de capítulo ni de librería ni de enfermería ni ay sytio ni aparejo donde las fazer e a la presente se faze el capítulo en el coro e lo ha visto fazer. Pregunta 7. A la sétima pregunta dixo que ha visto el dicho aposento de los cavalleros e ansy mismo la ospedería del dicho convento e que todo ello es estrecho e de mal edificio e pequeñas pieças e de malas maderas e no según se requiere para semejante casa [...]. Pregunta 8. A la otava pregunta dixo que la sabe por lo que dicho [...] e por que no ay agua ni fuente ni otra recreación para los religiosos que sería muy demasiadamente costoso ensancharse por a quella parte [...]. Pregunta 9. A la novena pregunta dixo que ha visto el dicho sytio declarado en la pregunta que sabe la heredad de fuente redonda la qual lo tiene por buen sytio a lo menos podían endificar la casa como quisiesen e que allí tiene la casa e convento una muy buena huerta e viña [...] […]
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Pregunta 11. A la undécima pregunta dixo que a su parecer con lo que se gastase en la reedificación de la casa que agora tienen fecha sería en el dicho sytio de fuente redonda harto mejor sitio y de mayores e mejores conplimientos e de más recreación para los religiosos e en todo que no constaría tanto fazerse de nuevo como reedificarse. Firmólo Francisco Narbáez. Testigo 10. Juan de Mendoça, médico: Pregunta 4. A la quarta pregunta dixo que la sabe como en ella se contiene preguntado como la sobre dicha que lo edificado que en esta casa ay es como la pregunta lo reza e que las luzes para la salud las tiene todas al contrario e que no las puede tener de otra manera conforme a los edificios, que están las luzes al ábrego e al setentrón que son ansí contrarios a la salud e que los aposentos son de la manera que en la pregunta se dize e que por esta le pareció a este testigo que no se pueden abitar […]. Testigo 11. Juan Enriquez, vecino de la villa de Uclés, maestro de carpintería e yesería: Pregunta 1. A la primera pregunta dixo que la sabe e tiene noticia de la dicha casa e convento por que a muchos días e años que la trata e ansy mismo sabe la eredad de fuente redonda que es de la dicha casa e es medio quarto de legua […].
[Valoración final de los visitadores] E ansy recibida e avida la dicha ynformación que desuso se haze minción los dichos visytadores dixeron que conformándose con la carta de su Majestad ellos an vysto por vista de ojos la dicha casa e convento e pieças e oficiales della e les a parecido e fallaron que la dicha casa e convento estando como está edificada en lugar alto debe ser y es fría e ventosa de invierno más de lo que sería estando en otro sytio llano, pero que por estar en el dicho sytio e estar fundada en alto alcança e tiene muy buenas vistas porque del mirador que tiene se vee e determina mucha tierra lo qual se debe estimar e tener en mucho, e que por estar como está en semejante lugar no puede tener ni tiene el sytio el aparejo de edificarlo que les ample a afuera a la casa syn mucha costa e trabajo, e que también an visto las celdas de los religiosos las quales están en lo mas alto de la casa e fechas de yeso e que también en verano deven ser calurosas pero que esto en toda parte e [...] lo ay que sy por estos estremos la dicha casa es doliente que se remiten a los dichos e depusyciones de los testigos que van en la provança que lo an tratado e visto más, e que este redificar de la casa que los an hecho traer maestro juramentados que lo viesen los quales sobre ello mucho an parecido como personas que lo alcança e saben a lo qual se remiten [...], que en quanto a la trabalación de la casa que ello an visto el sytio de fuente redonda el qual esta a mano derecha de la fuente en una ladera e un cerro no muy alto e que la dicha fuente esta en una vega entre unos prados [...]. De nuevo an visto el poco dinero que parece aver oy en el arca de depósito no embargante que los quisieron se vieron las cuentas de dicho convento e fallaron que fechas las costas e gastos ordinarios siempre se a gastado en reparo de la casa costa de mrs. especialmente en los trienios de
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don Antonio de Ordas e Alfonso de Valdaracete que fueron se gastaron en edificios de la casa dos cuentos de mrs. ambos trienios. [...] En el trienio de don Juan Sánchez prior próximo pasado gastaron en obras de reparos [...] un quento e setecientos e setenta e seis mil mrs. [...] visto lo susodicho e la depusyción de los testigos que los no saben ni pueden determinarse en otro parecer si no remitirlo a su majestad a los señores de su Consejo de la dicha orden para que visto lo susodicho determinen e vean lo que sea mejor e más servicio de Dios e bien de la Orden, o preveer de otras personas [...] para ver e determinar mejor lo susodicho e quellos no tienen ni daban otro parecer lo firmaron de sus nombres. Documento 6 Listado de deudas del convento de Uclés con los oficiales de la fábrica en 1538. AHN, OM, Libro 1084. Publicado en Azcárate, José María, 1959, p. 144. A Francisco de Luna, maestro prinçipal de la obra
De sus salarios y jornales suyos y de sus criados: 14 520 mrs. (Mediante carta)
A Rafael, aparejador de la obra
22 107 mrs. y medio de sus jornales y un criado suyo (Estaba presente y lo jura)
A Martín de Aviestra, oficial de la dicha obra
13 088 mrs. y medio (Está presente y lo jura)
Amador de Peralta, vecino de Uclés oficial de cantería
De sus jornales 7271 mrs. (Está presente y lo jura)
A Pedro de Hueles, oficial de cantería
De sus jornales 6883 mrs. y medio (Está presente y lo jura)
A Juan Ruiz, ofiçial
De sus jornales 18 663 mrs. (Se averiguó por juramento)
A Martín de Aguirre, ofiçial de cantería
21 678 mrs. y medio de sus jornales (Está presente y lo jura)
A Pierre Françés, oficial de cantería
De sus jornales 9855 mrs. y medio (Se averiguó por juramento)
Maestre Jacobo, francés y entallador
De sus jornales 16 357 mrs. (Se averiguó por juramento del obrero y del religioso Juan Páez después de revisar las cuentas, ya qye Jacobo no estaba presente. Se encontraba en Guadalupe en romería)
A Juan de Hornedo, abitante de Uclés y a Garçía de Hermosa, su compañero, juntos juntamente
157 828 mrs. y medio de todos los jornales y piedra que dieron al dicho convento antes que apartasen compañía (Lo jura Juan de Hornedo)
A Juan de Hornedo, en solitario
De sus jornales y de su hijo y de sus oficiales y de la piedra que a dado al convento después que apartó conpania de Garci Hermosa, su compañero 40 103 mrs. (Lo jura)
Esteban Sánchez, herrero
De las obras que ha fecho y dado al dicho convento, 22 185 mrs. (Lo jura)
A el maestro Diego Martínez, entallador
30 188 mrs. y medio de su salario y jornales suyos (Lo jura).
Francisco de Velasco, vezino de Uclés y carpintero
De sus jornales y de su hijo 1056 mrs. (Lo jura el obrero y el religioso Juan Páez)
Documento 7 AHN, OM, AHT, leg. 11698, sin fol. Memoria del estado de las obras del monasterio en 1551 incluida dentro de la visita a las cuentas del trienio de Francisco de la Flor (1547-1549). Las obras que ay en el quarto nuevo del convento en la parte de hazia la villa fechas e para acabar de fazer son las siguientes: Primeramente, todo el quarto dicho que es quarto e trasquarto están llegados los finales fasta la mitad e tejado, e anbierto los dichos quartos e alto la yglesia que esta en
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un testero destos dichos quartos de la parte del norte la qual está a dos estados del suelo holladero de la dicha yglesia, porque debaxo deste en ello están unas capillas en lo perdido en que esta retratado el santo sepulcro de Xpo con ciertas ystorias de la pasión. Capillas son soterráneas que fazen estaçión unas bóvedas destos dichos quartos e trasquartos las quales dichas bóvedas agora sestán por hazer que se harían con poco gasto y con grande utilidad de los dichos quartos e mui gran preminencia del dicho quarto. E la dicha yglesia anse [...] acabarse por que ella haga fin a los dichos quarto [sic] e trasquarto por aquella parte dicha esta acabada en gran defeto de las obras fechas, es gran perjuicio de los abitadores de los dichos quartos e trasquartos porque está abierto todo lo que se abita porque no ay quien los defienda de los vientos cierço e solano quel uno de frente e el otro a el lado siempre los ofenden en desasosiego de los abitantes de los dichos quartos e trasquartos e en prejuizio e ruina de las paredes de la dicha yglesia. Yten, en estos dichos quarto e trasquarto ay una sala de aposento muy honrrada la qual se hizo dendel elegimiento suyo para aposento de algund prínçipe que acaso por aquí viniese la qual dicha sala está en el suelo holladero de la casa e tiene por baxo de sy parte de las bóbedas susodichas que agora se están por hazer e a los lados tiene quadras cámaras, e recámaras, para este dicho aposento de las quales dichas precisa solamente por acabar una quadra que con poco gasto se acabará quando la tasación de las obras, sy no que para la gozar no es posible que se haga con aquel gasto que entonces se hiziera ni con el tiempo mas porque de [...] que para el hornamento de aquellas precisa estavan labradas e aparejadas el tiempo se las a comido e gastado e ansy con el salario que para que no venga confinamento se asentasen. Yten, los otros preçios dichos deste suello están acabadas [...] enluzir e lavar de yeso y echar los suelos folladeros sobre la madera que tienen en suficiente syma e hazerse a todo esto con muy poco gasto respeto del prejuicio que dello podria hazer acabado. Yten, sobre estos aposentos ya dichos ay celdas de religiosos antiguas las quales todas están acabadas e se alatan sin tener necesidad si no es de algunos [...] que se suelen hazer para el contentamiento del morador del tal aposento. Estas dichas celdas vienen al hueco del claustro alto o segundo. Yten, sobre estos dichos aposentos o celdas de viejos religiosos ay dos órdenes de bóvedas de más nuevos los quales se suven por un tránsito que da entrada a las [...] otras esta acabadas sin faltalles cosa alguna las necesarias. Yten en el suelo folladero desta dicha [...] entre la sala e sus aposentos e la yglesia que agora hemos dicho que va començada, están tres capillas para tesoro e vistuario de la dicha yglesia y allende destas esta otra capilla para relicario de las quales tres y este relicario quando la tasaçyón estava acabadas las dos y el relicario y la tercera estava començada en que avia jarxas, clavos y mucha de la trazería e cimbrias andamios todo a punto y ma[...] viendo despues la destruçión que avia sobre madera de andamios hechos y de cimbrias [...] e de la piedra labrada e de ladrillo para el caxco, se mandó proceder en ella e acavarla para escusar el perderse los materiales y para poder servir de las dichas pieças porque son todas en una pieça e de una puerta adentro. Yten, ay para entrar a estas dichas pieças un çaguán que se a de suvir dende el claustro baxo e dende dentro del cruzero de la yglesia y a de dar entrada a este dicho tesoro y sacristía y a de dar subida al claustro de arriba. Ay por hazer la escalera por donde se a de subir a lo alto e ansí mismo la bóveda e sobrescalera desde dicho çaguán de la qual dicha
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cubierta ay mucha madera labrada e de causa de no asentarse se va destruyendo cada día de manera que se espera por estar [...] no quedar nada de lo hecho. Para todas estas cosas en este partido y en los de arriba dichos está labrado todo lo más costoso e neçesario e costa poco gasto como vale lo que se a perdido e menoscabado pudiere estar todo fecho e acabado e se abiará e lo gozará. Fuera del dicho quarto esta helegida dende el principio de estas obras una entrada para el dicho quarto la qual ha de dar puerta a la yglesia e puerta a la portería e principal de la carretería e azemilas, la necesidad a dado causa a que para el regimiento se pasase la puerta a donde a de [...] la puerta de la entrada a la yglesia más guardada la casa como están la puerta allí e el prelado es como [...] necesario que la porteria que dezimos que a de dar entrada a los carros y azemilas porque agora esta cerrada se haga e arribe conforme e como está traçada, porque hazerse será poco el gasto e el provecho será grande. Con esto se concluye todo lo que toca a este quarto e trasquarto susodichos. Quedará por hazer lo que toca a los otros quartos e fin de yglesia e claustro para su tiempo. Yten en el quarto que mira hazia poniente en el cotornio del que agora esta fecho e del que a venido fecho relación por la gran necesidad de las oficinas e aposentos del quarto viejo en el qual están todas las obras principales que están a peligro de caerse e hazer algund daño no solamente en hazienda mas en [...] muchos maravedís atras se [...] e acabaron de fundamento dende la peña dos torres con un adarve que las ata porque esto fuese hastial estrivo de aquel quarto en lo nuevo siempre se a guardado cuenta con ello para que como el principio que dello se cominçó ansy agora suva en lo presente en lo que se sigue estrivando las torres e adarve por la luturnidad se abría anbierto de tierra e por las necesidades dichas, el señor prior don Francisco de la Flor las mandó alegrar e descrimbrar e para que este quarto oviese hefeto pues tan buenos principios tenía puestos [...] fuera de la tierra, mandó sacar un hastial que dista del quarto nuevo que está ya cimentado cient pies para que esto sea plaça y terrapleno entretanto que las obras anduvieren [...] de todos los materiales que para ello fuere menester [...] estén debaxo de llave después de la obra acabada sirva de plaça por donde el dicho quarto se sirva con sus carros ansy lo de encima la tierra como en lo de abaxo por que va cidido de manera que dende aquí se suve todo cómodamente este sobre dicho fastial va estribado a sus anbos redondos a trechos e otros pertrechos e inteligencias del maestro para que la tierra fordele e no derribe como en otras partes e obras públicas e privadas hemos visto. E ultra desto ovo necesidad que se hiziese el dicho adarbe fastial grueso e de grandes piedras ansí para lo sobre dicho como para qualquier [...] viniese alguna necesidad inopinada y subió la meytad del hastial veinte pies en alto dende su fundamento, lo restante está helegido lo por hazer de lo fecho mucha cantidad de piedra grande e de [...] manera con que lo sobre dicho se pudiese proceder para que se a tenido inteligencia, e se entiende que este dicho terrapleno se aribase como en lo restante los [...] costosos esta a la haz de la tierra lo qual muchos de los que lo veen no lo saben porque no está celo a un descubierto fuera de tierra e a esta causa quanto nos maestros son temen el gasto e hazer será con menos de causa que la anterior para la piedra que en este dicho quarto oviese de gas [...] al pie de la obra en mucho de ella labrada por que como no a de [...] con este dicho quarto más desquinas a picola e hazeras a picón hecho se lo hallaría en las paredes viejas que agora están tenblando e desta causa [...] por presente tuvo nezesidad de descinchar algunos de los hedifiçios altos y niscasados siendo ynformado e aviendo el visto el peligro que esperava e los otros hedifiçios ay algunos
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donde con temor entran e salen quien los tiende ansí que a causa de lo dicho se an ido deretando las obras a fin de poner el tierrapleno en su estado y luego como [...] tiene fecho el que para proceder en las obras deste dicho quarto las quales se harán con muy grande parte menos de los gastos que [...] tiendo juzga. Yten, queda por dar quenta del quarto que mira hazia medio día porque de los otros ya está dicho como este qual la yglesia vieja con las capillas colaterales que agora tiene sobre estas se tienen de hazer [...] estravagantes que aunque no se hiziesen va poco en el cuerpo de la yglesia se a de hazer mediante una colana. Gastaría muy poco una librería con luzes al medio día e un capítulo público con otro secreto en lo qual se cosume toda su yglesia e capillas colaterales ay muy poco que gastar en ella si no fuese que viçiosamente quisiesen fazer algunas cosas que trayan gasto, ansy que como quel quarto [...] la yglesia, portería de yglesia nueva e porteria del dicho quarto en el quarto de hazia poniente que junta con este ya está relatado e el de hazia oriente que es a la parte de hazia la villa ya [...] inpertinentemente pensarían entreteneles padales buelta pues tan cerca esta de acabarse e líbrense dello. Yten, en lo viejo que aora se a bido sobre estar la panda del claustro por medio de la cozina e despensa de cuia claustra todos los que avían de entrar a oyr misa o a degoción [sic] con el señor prior hera [...] de pasar por el calor de la dicha cozina e despensa [...] supiesen a que salia el calor e allende desto entravan por un patio de ospedería donde yncomodamente se hazían [...] -sables por lo qual el señor prior presente considerando los defetos e daños que de aquí sucedían tóbolas al revés todas estas entrandas e viró patio de ospedería e de cavallerizas de estas oficinas de despensa cozina y d-[...] la puerta al claustro por otra parte que está tan cerca de su armaª que agora muchos de los que entravan a sus ynteligencias aunque sean personas [...] de que de frequencia no lo dexen, dexan de [roto] miedo del prior que los a luego de encontrar y tomar cuenta de su viaje, entran dentro del claustro desto sea puesto ay tanta comodidad que aliende del provecho que es mui grande e guardería yo el abtor de esta relación entrando de mis trabajos por el provecho que desta buelta se sigue que la hermoseaba e puesto que religión lo qual antes aunque lo fuese no lo parecía, para esto todo a sydo el gasto [...] e abrir otras ay mas convinientes lugares lo qual tiene el provecho [...]. Yten, por que no obiese ocasyón de algunas sospechas, que ruines podrían sospechar del señor prior, mandó crear un arco por donde se entrava a lo nuevo del quarto nuevo para yr al convento e no tanto por esto como para dar horden en lo que tanto les a costado y tan poco provecho les traya agora teniéndolo metido debaxo de su llave el quarto lo goze a los religiosos dél lo poseen e se aprovecharan dello, lo qual se hará acavándose algunos partidillos que arriba están dichos en lo que a esto toca e estand debaxo la mano e tan de baxo la llave del señor prior que de [...] por culpa dél o por algund descuido se podrán hazer cosa yndivida e que mal pareciese por que su aposento tan señor esta tan en atalaya que nadie se le puede desmadrar. Yten, considerando el señor prior el útil que se sygue que se le diese recreación a sus religiosos en Barrio Estremera como lo tiene de uso oviesen de salir para que allí [roto] parte por donde acostumbravan salen es en daño [roto] e los religiosos porque qualquier daño que ellos aya no es de parte suya syno de parte de aquellos que con ellos tratan, parecióle y fue muy bien consyderado escusárseles el salir del claustro e hazer una puerta más verdadera que falsa que sale dende un rincón del claustro e da en el
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campo de barrio Estremera dentro de su curado mui bien guardada y mirada y fecha con toda la gualda [sic] que este claustro es menested [sic], obra es o remiendo bien aprovado sy no fuese de los que ya tienen entelegencias de yr e venir con consejas por que a estos qualquier carrear de puerta les es odiosa e henojosa e no les consiente dexar de havlar ni por obra acertada buena conveniente necesaria utilísyma. Yten como arriba esta referido de causa de los yncovinyentes que esperavan en barrio Estremera en el quarto más abitado deste convento avía un terrado que servía por mirador de recreación a los religiosos por estar tan lenxos de la oración y plática de los ynfermos [...]. Este estava tan cerca de caer e fazer algund mal recaubdo quel señor prior presente persuadido de la necesidad y aconsejado de maestros que entendieron el daño que mandasen desmochallo e abaxar el dicho mirador fasta ponello en lo que aún no es muy fuerte esta syn sospecha de lo que antes tenía, lo qual el dicho señor prior ansí mandó fazer por las causas dichas y esto si no fuera más reporalle ganancia hera bien hazerse quanto más que las necesidades que tenía hera más que las de un bordonero. Yten, estava hecho un tránsito para pasar de nuevo a viejo el qual aunque no se oviese fecho ynconsideradamente no grava tan sin prejuizio que no fuese perjudicial. Viendo de señor prior el pro e contra mandó que se pusyese por otra parte, la qual es parte más çerrada no espuesta en la vista ni es provecho de aposento, porque desto ay falta siempre e sin prejuizio de la religión y en menos logar de composiciones obra fue y es aprovada y muy buena y en logar muy cómodo […]. Documento 8 AHN, OM, carp. 339. Que en la obra de Uclés se guarde la traza que está dada y no se haga novedad sin que primero se consulte con el rey. Madrid, 28 de enero de 1567. Don Phelipe por la gracia de Dios [...] por quanto por parte del prior y convento de Uclés nos a sido fecha relaçión por una petiçión que se presentó en el nuestro Consejo de las Órdenes que nos avemos proveído que se acabe el dicho convento conforme a la traça que para ello mandamos dar y porque podría ser que andado el tiempo alguno de los priores que fueren del dicho convento quieran mudar, quitar o aventajar más de lo que por la dicha traça está ordenado, nos suplicava mandásemos se guardase y conforme a ella y no de otra manera se hiziese el dicho convento [...]. Por la qual mandamos que en la obra del dicho convento se guarde la traça que çerca dello está dada y que no se haga sobrello novedad alguna, sin que primero se consulte con nos [...], so pena de la nuestra merced y de çinquenta ducados de oro para obras pías. Dada en Madrid a veynte y ocho de henero de 1567. Documento 9 AHN, OM, carp. 339, doc. 125, n.º 4. Nombramiento de Gaspar de Vega, maestro mayor de la obra del convento, 26 agosto de 1567. Don Phelipe [...] por quanto a causa de ser antiguo el edifiçio del convento de la villa de Uclés de la dicha orden de Santiago y estar viejo y maltratado avemos acordado y
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proveído que de nuevo se edifique en el mismo lugar y sitio y para ello ha hecho por nuestro mandado Gaspar de Vega, nuestro maestro mayor de obras çiertas plantas y traças conforme a las quales ha paresçido que se haga el dicho edificio. Y para elegir y llevar a devida [sic] execuçión conviene nombrar un maestro diligente de experiençia y conçiençia y por concurrir estas calidades en el dicho Gaspar de Vega y la satisfación que tenemos de su persona es nuestra voluntad que hasta tanto que otra cosa proveemos sea maestro mayor del edifiçio y obras que se ovieren de hazer en el dicho convento con las condiçiones siguientes: Primeramente, a de acabar de todo punto las plantas y monteas de todo el edifiçio del dicho convento e yglesia del tanto baxas como altas y cantinas y tejados y a de dar un original dellas para que esté en el nuestro Consejo de las Órdenes y otra para poner en el archivo del convento y las otras a de tener él o su aparejador para guiar y regir la obra. Yten, en todo el tiempo que durare la dicha obra, a de yr a visitarla çinco vezes en el año de dos en dos meses o cuando más conviniere para el bien de la obra. Y siempre que fuere a de ver cómo se lleva a devida execuçión y guialla y ordenarla [...] de la cantería y carpintería hagan los destajeros en toda la perfeçión que conviene y les declare las dubdas que tovieren en la prosecuçión de la obra y les dé los moldes de todas las pieças prinçipales y señaladas que en ellas oviere de aver y les haga las traças y rascuños nesçesarios. Y quando bolviere para su casa ha de dexar ordenado todo lo que conviniere para la buena direçión de la obra hasta que otra vez buelva a verla, sopena que cada vez que faltare de yr a los dichos tiempos se le desquenten de su salario doze mil maraverís. Yten, porque durante la ausençia del dicho Gaspar de Vega aya persona que perfectamente sepa guiar y llevar la obra a devida execuçión sea obligado [...] aparejador sufiçiente que asista a la dicha obra con salario moderado segúnd se conçertare él y el prior del dicho convento de cuyas rentas se le a de pagar. Yten, a de haçer obligaçión desde luego de cumplir todo lo contenido en las dichas condiçiones y no faltar de la obra en los tiempos susodichos. Con las quales dichas condiçiones y cada una de ellas nombramos al dicho Gaspar de Vega por maestro mayor de las obras y hedifiçios que se han de hazer en el dicho convento de Uclés y como tal mandamos al prior y religiosos dél que le resçiban, ayan y tengan. Y que todo lo tocante a la dicha obra los ofiçiales que en ella trabajaren y asistieren le obedezcan y la hagan por su orden y paresçcer y en su ausençia del aparejador que nombrare so pena que lo que de otra manera se hiziere sea de ningúnd efeto y lo tornen a hazer conforme a la orden que dieren el dicho maestro mayor o su apejador. Y es nuestra voluntad que por razón de lo susodicho aya y lleve el dicho Gaspar de Vega desde prinçipio de este presente año en adelante a razón de sesenta mil maravedís de salario en cada un año de los que tuviere el dicho cargo, los quales mandamos que cumpliendo él con lo que es obligado se los den y paguen de las rentas del dicho convento solamente por virtud de esta nuestra provisión y su carta de pago sin otro recaudo alguno. Dada en la casa del Pardo a 26 de agosto de 1567. Yo el rey
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Documento 10 AHN, OM, carp. 339. Carta de Felipe II al alcalde mayor del partido de Uclés para permitir la extracción de piedra de una cantera de Saelices para las obras del monasterio. Madrid, 11 de septiembre de 1567. Don Felipe por la gracia de Dios [...] alcalde Mayor que sois del partido de Uclés salud y gracia, sepades que M[artín] Sacristán en nombre del prior y convento de Uclés nos ha hecho relación que en ciertos términos baldíos y comunes de su partido, algunos vecinos de la villa de Saelices han abierto canteras de dónde han sacado mucha piedra para hacer casas y otros edificios. Y que habiendo más de dos años que no acuden a ellas por no las haber menester, entendiendo que el dicho convento siempre tienes necesidad de piedra para las obras y que lo han de sacar de las dichas canteras los dichos vecinos de Sahelices y de otras partes se lo han impedido que impiden diciendo que son suyas las dichas canteras por que las an abierto en que si así hubiese de pasar las obras de dicho convento vendrán en disminución suplicando nos mandásemos pasades y consintiese de sacar y llevar a la parte del dicho convento la piedra que hubiese menester para sus obras de cualquier canteras que estuvieran en los términos comunes de ese dicho partido, lo cual visto por los de nuestro Consejo de las Órdenes con acuerdo suyo por esta nuestra carta os cometemos y mandamos que luego con ella fuéredes requerido veáis los susodicho y llamadas, que oigas las partes a quien tocaré haced y administrad sobre ello lo que halláredes por justicia lo más brevemente [...]. Dada en la Villa de Madrid a 11 días del mes de septiembre de 1567.
Documento 11 AHN, OM, carp. 339. Carta de Felipe II para facilitar que los operarios de la obra de Uclés puedan tener acceso al pan de la villa. Madrid, 6 de mayo de 1568. Don Felipe por la gracia de Dios [...] a nuestro alcalde Mayor del partido de la Villa de Uclés sabed que Martín Sacristán en nombre del prior y convento de Santiago de la dicha villa nos ha hecho relación que para los peones y gente que el dicho convento trae en su obra que será más de 100 y 20 personas el obrero del dicho convento comprar trigo [...] para darles pan cocido porque en la dicha villa no lo había. Y que siendo esto así diz que vos no consentís que secuestró el dicho pan en los hornos de la [...] daño ha dicho convento suplicándonos os mandásemos le dexásedes hacer libremente el pan que fuese menester para la gente [...] obras en los hornos [...] o como la nuestra merced fuese lo cual visto por los del nuestro Consejo de las Órdenes con su acuerdo por esta nuestra carta [...] cocer libremente a las panaderías del dicho convento en los hornos [...] todo el pan que fuese [...] de la gente que trae en sus obras [...]. Desde Madrid a 6 de mayo de 1568.
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Documento 12 AHN, OM, carp. 339. Carta de Felipe II al concejo de Uclés para que permita el paso de materiales de la obra del convento por las calles de la villa. Madrid, 13 de mayo de 1568. Don Phelipe por la gracia de Dios, rey de Castilla [...] administrador perpetuo de la orden de cavallería de Santiago [...] a nos el Concejo y Justicia y Regimiento de la villa de Uclés saved que Martín Sacristán en nombre del prior y convento de Santiago de la dicha villa nos fizo relaçión que vos impedís al dicho convento que no se traiga a él la piedra que ha menester para la obra que haze por las calles desa dicha villa si no que arrodeen por de fuera della por donde se pierde mucho tiempo suplicándonos os mandaremos dexáredes pasar los carros en que se trae la piedra por las calles de la dicha villa libremente pues ninguna daño hacen como la nuestra merced fuese lo qual visto por los del nuestro Consejo de las Órdenes con su acuerdo por esta nuestra carta os mandamos que de aquí adelante dexéis y consintáis que la piedra que se truxiere para la obra del dicho convento de Uclés se lleve por las calles de la dicha villa en los carros y vestias en que viniere sin que en ello sea puesto envargo ni ympidimento alguno [...]. Dada en Madrid a treze de mayo de 1568 años. Documento 13 ANH, Códices, L. 947. Extracto de las constituciones sinodales del priorato de Uclés de 1578, relativas a las imágenes, templos y objetos litúrgicos. Fols. 50v-51v Mandamos que las sepulturas de todas las iglesias parrochiales de nuestro priorato se tracen y repartan haziendo sus estadales o tramadas dando a cada uno siete pies i medio en largo i dos en ancho [...]. Y para que mejor se pueda hazer mandamos se eche en cada iglesia un suelo de yeso por su nivel de tres dedos de grueso porque dure. [Se describe además la forma en la que deben abrirse las sepulturas cuando se haya de enterrar a un finado]. Se abran las dichas sepulturas con una segur [sic] o hacha y no con açada porque no atormenten las que están alide, cortando dos dedos más dentro de las rayas della. Porque con lo que se cercenaren quando las ayan de tornar a enlucir para quel yeso fresco pegue con el viejo y tornen a sus propias rayas, mojando y después pisando la tierra muy bien, primero con un pisón porque no hagan hundimiento ni se afee el suelo de la iglesia la qual hacha y pisón terná el sachristán de la tal yglesia en ella guardado para el dicho efecto. Y para que todas las sepulturas estén siempre de una manera y bien aseadas el dicho cura alcalde y mayordomo nombraran un oficial o albañir a cuyo cargo sea en lugar las dichas sepulturas [...]. Fols. 78v-79r Porque a muchas personas simples suelen causar herrores las pinturas e yndecendia de las ymágenes y a otros dar ocasión de burla e escarnio e yndevoción [...] mandamos que
386 Anexo documental
en ninguna yglesia de nuestro priorato ni otro lugar pío se pinten historias de sanctos en retablo ny en otra parte alguna sin que primero no sea dada relación dello para que veamos si conviene que se pinten. Y las que estuvieren indecentemente pintadas mandamos a los dichos curas que las hagan quitar de los tales lugares y poner otras que provoquen a devoción o nos hagan relación dello para que se provea lo que fuere servido de Dios nuestro señor. E mandamos que las imágenes de talla que estuvieren vestidas de ropas de seda o paño no sean vestidurías prophanas sino suyas propias y no con deshonestidad o curiosidad de modo que no siempre omiten lo que en los originales la yglesia cree y tiene dellas. Y no siendo así se reformen como deven o se vendan las dichas ropas e se hagan otras convenientes o se dispongan de las mesmas ymágenes y se hagan otras de talla dorada que no ayan menester vestidos [...]. Documento 14 AHN, OM, AHT, leg. 11478, fol. 291. Memoria de las obras realizadas a fecha del 26 de octubre de 1572. Primeramente, toda la media yglesia digo el lado de la parte del setentrión esta subido todo este lado así paredes como pilares y principio de arcos y vueltas de capillas y ventanas que dan luz a estas capillas, ecepto dos pilares donde viene a ser el choro que no están subidos mas de veynte pies ny tanpoco esta fecho nada de la portada que en este lado a de ser más todo lo demás aquí declarado está subido e asentado a veynte y tres pies y medio de alturas Otrosí a la parte meridional ques a la parte de la casa lo que toca dende la puerta del claustro que está en la capilla del medio de la yglesia digo de las capillas hornezinas o colarerales, tiene la misma altura que el lado ya dicho y de la mysma suerte de parte de dentro de la yglesia y por la parte del claustro dexando retunbeados [sic] los arcos que an de ser para los corredores y çerrados los arquillos o formaletes que en esta pared a la parte del claustro van. En la puerta del claustro no está asentado más de el lintel [sic] y el capialçado y lo que resta de esta puerta para abaxo, digo hazia los pies de la yglesia, el dicho lado terná de altura lo asentado veynte pies poco más o menos en partes más baxo en partes más alto. La portada principal que a los pies de la yglesia se haze. Terná de altura lo asentado diez e ocho pies. Todas estas alturas se cuentan hasta veynte e seis días del mes de otubre de mill quinyentos y setenta y dos años. Documento 15 AHN, OM, AHT, leg. 11056, sin fol. Extractos de las cuentas del priorato de Pedro de Grima, 1590-1593. Piedra de sillería: 144 244 mrs. que parecen aver pagado los 40 808 mrs. a Martín Doma y Pedro de Andizpe oficiales de cantería de 1742 pies quadrados de piedra que sacaron a destaxo en las canteras de Poveda a raçón de veinte e quatro maravedís cada pie quadrada e los treinta mil diez e seis mrs. que se gastaron en peones y oficiales en las canteras de Gigüela haciendo prueba. E parece ser cantera perdida.
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E los setenta y dos mill e quatro cientos veynte maravedís que se pagaron a Juan de Maças e Juan de la Riten oficiales destaxeros desta obra de ocho mil e quinientos e veinte pies de piedra quadrados a quartillo, cada uno con forme al concierto que con ellos hiço el convento sin la costa que se hiço en los peones e oficiales desbastadores que la sacaron. Peones para sacar piedra: 220 306 mrs. e medio. Por el libro de la obra y listas de la semana pareció aver pasado de dos mil e novecientos e sesenta y quatro peones e medio que andubieron a sacar la dicha piedra se entran de los seis mil e setecientos e sesenta y ocho pies de piedra la qual se sacó en el año de noventa e dos y sacaron los peones de dos reales hasta tres cada día. Oficiales devastadores: 24 967 mrs. de duçientos e diez e nueve días que anduvieron los oficiales desvastando la piedra que se sacava que ganavan de tres reales hasta quatro cada día como parece por el libro de gasto de la dicha obra. Porte de piedra: 7922 mrs. que el dicho obrero declaró aver gastado en los portes de piedra de las canteras a este convento e no se descargan más maravedís de los de esta partida por que se a traído toda la piedra con los bueyes e carros del convento. Cáñamo labrado: 107 900 mrs. q paresce aver gastado en noventa e ocho arrovas e ocho libras de cáñamo labrado para grúas e maromas [...] para la dicha obra de diez y ocho hasta diez y nueve reales e medio cada arrova. Oficiales destajeros: mas dieron para su descargo un quento e quinientos e diez e seis mill e quatrocientos e quarenta e nueve maravedís que se pagaron a Juan de la Riten e Juan de Maças maestros destaxeros desta obra en quien remató con las condiciones del remate los quales los reçivieron a buena quenta de lo que an de aver desde tres de setiembre del dicho año de noventa hasta postrero de março de noventa e tres conforme a la obra que ubieren fecho que lo a de aver e medir el maestro mayor. Hierro plomo y clavos: 283 630 mrs. e medio que parece aver gastado en dos rejas de hierro grandes que se trajeron para dos ventanas altas de la capilla mayor de a tres pies e medio de alto y nueve de ancho, que pesaron mil ciento e treinta e tres libras a sesenta maravedís cada libra y en hierro y plomo que se compro para clavos y clavazón de la obra y para picos y almádenas y en la hechura dello. Jornales: 10 066 mrs. de ochenta e tres jornales e medio de oficiales de cantería que anduvieron limpiando, raspando e retocando las piedras de la obra. Hierro plomo y clavos: 283 630 mrs. e medio que parece aver gastado en dos rejas de hierro grandes que se trajeron para dos ventanas altas de la capilla mayor de a tres pies e medio de alto y nueve de ancho, que pesaron mil ciento e treinta e tres libras a sesenta maravedís cada libra y en hierro y plomo que se compró para clavos y clavazón de la obra y para picos y almádenas y en la hechura dello. Documento 16 AGP, Registros, t. IX, fol. 239v. Licencia del príncipe Felipe para poder comprar plomo para cubrir el chapitel de la iglesia del monasterio de Uclés. En San Lorenzo, 10 de septiembre de 1597. Por quanto el plomo que se saca de las minas de las villas de Linares y Almodóvar del Campo de algunos años a esta parte esta enbargado por mi mandado para mis obras
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Reales y a ellas se ha traído el que a sido neçesario y hagora [sic] por parte del convento de Uclés de la Orden de Santiago se me ha hecho relaçión que para cubrir el chapitel de la yglesia nueva dél tiene nesçesidad de hasta seisçientos quintales de plomo y que no lo halla a comprar en ninguna parte suplicándome le mandase dar liçençia para poder conprar [sic] la dicha cantidad en las dichas minas de Linares y Almodóvar y acatando lo susodicho lo he tenido por vien y por la presente doy liçençia al dicho convento de Uclés para que la persona que su poder tubiere pueda conprar en ellas los dichos seisçientos quintales de plomo para el dicho efecto y a los plomeros de las dichas minas para que le puedan vender hasta la dicha cantidad sin yncurrir por ello en pena alguna con que no se toque a lo que ya estuviere conprado para las dichas obras mis obras y mando a Mathias Román a cuyo cargo está la provisión de plomo para ellas y a los administradores de las dichas minas y a qualesquier mis justicias y juezes de las dichas villas que no pongan en ello ynpedimento ni dificultad alguna antes le den el favor y ayuda que fuere nesçesario para haver el dicho plomo que hansí es mi voluntad. Fecha en San Lorenzo a diez de septiembre de 1597 años, yo el Prínçipe, refrendada de Joan de Ybarra sin señal [tachado en el original]. Documento 17 AMU, Protocolos Notariales, L. 10, fol. 3. Contrato para la realización del gallo del chapitel de la cúpula de la iglesia de Santiago de Uclés, diseñado por Francisco de Mora. Uclés, 2 de abril de 1598. [Documento parcialmente mutilado] En el combento de Santiago de la villa de Uclés dos días del mes de abril [roto] myll quinientos y noventa y ocho años [...] parescieron Miguel Cárdenas como principal y Miguel [roto] su fiador, vecinos de la ciudad de Huete [...] juntamente de mancomún [...] que hagan un gallo de co [roto] conforme a la traça que Juan de Ga [roto] aparejador de la obra del dicho [roto] y medidas y tamaño les diere [...] gallo es para la [roto] chapitel de la capilla mayor [roto] yglesia del dicho combento y pa [roto] lan de hacer en la dicha villa residiendo desde el día que los jubi [roto] mar si bemente ambos a dos [roto] oficiales sin apartar mano y [roto] tero otra obra alguna hesta [roto] y acabar en toda perfección [roto] lo an de ver dos oficiales el uno [roto] do por el dicho conbento y el otro [roto] dichos Miguel de Cárdenas y Miguel [roto] y sino se conformaren ansí en la tasación como en la declaración de la obra la justicia del la villa de Uclés [roto] bre un tercero y porque con [roto]. [En el mismo documento, más adelante puede leerse que el segundo nombre es Miguel Pellicer y que Miguel de Cárdenas y él son plateros] […] Y se obligaron de guardar y cumplir en hacer del dicho gallo las traças y medidas que se les entregó en un papel dibujadas firmadas de Francisco de Mora y rubricadas y fyrmado de my. Quedan en poder del dicho Juan de Gastañaga y todas las bezes que quisieren se las an de mostrar para tomar las medidas y traer que para lo fenecer y acabar tuvieren necesidad.
Relación de documentos 389
Documento 18 AHN, OM, L. 1128c, fols. 204r-206v. Cuentas del trienio 1602-1604. Extracto de los gastos de la obra de la iglesia. Y luego los señores visitadores mandaron se saque razón del gasto que se ha echo en la obra de la yglesia que en dicho año se estava haciendo y de las demás obras y respecto que lo que se gastó en ellas en el trienio del prior don Diego Romero que fueron los años de mil sesiscientos y dos, tres y quatro esta devajo de una quenta se saque todo su importe y se prorratee con igualdad en los tres años y se aplique la tercera parte de su importe al referido año de seiscientos y quatro para que se reconozca todo el gasto que le corresponde lo que se ejecuto en la forma siguiente: Gasto en obras
Mrs.
Primeramente, a los oficiales de albañilería carpintería y ayudantes quinientos y setenta y nueve mill setezientos y noventa y sesis mrs.
579 796
Blanquear la capilla mayor cinquenta y tres mil seiscientos y veinte y seis mrs.
153 626
En obras extraordinarias ciento y quarenta y un mil ochozientos y treinta y un mrs.
141 831
Jornales de peones ochocientos y setenta y quatro mil ochozientos y dos mrs.
874 802
Idem. De onzemill setezientos y ochenta y dos jornales en la cantera, un quento cien mill novezientos y cinquenta y seis mrs.
1 100 956
Idem. De cinco mil ochozientos y trece jornales en la cantera, esto en el año de seiscientos y quatro, seiscientos y diez y siete mill duzientos y quarenta y quatro mrs.
617 244
Tapias en fuente redonda a destajo, treinta y cinco mil ciento y setenta y ocho mrs.
35 178
Yeso y agua ciento y treinta y siete mil setezientos y ochenta y cinco mrs.
137 785
Cal y arena quatrozientos y noventa y siete mil quatrozientos y veinte y ocho mrs.
497 428
En plomo trescientos y treinta y tres mil ciento y nobenta y nuebe mrs.
333 199
En teja y ladrillo un quento veinte y un mil seiscientos y onze mrs.
1 210 611
Porte de dicha teja y ladrillo duzientos y veinte y ocho mill novezientos y ochenta mrs.
228 980
En madera de pino, duzientos y treinta y un mill y setenta mrs.
231 070
En tirantes setezientos y quarenta y un mill novezientos y setenta y dos mrs.
741 972
En calzar picos y hacer otras cosas de yerro ciento y setenta y seis mil mrs.
176 000
Yerro en calzos de carros y aderezos de molinos ciento y veinte y siete mil quinientos y veinte y siete mrs.
127 525
Ydem desde seiscientos y uno hasta seiscientos y dos cincuenta y nuebe mil seiscientos y setenta y quatro mrs. Cruzes de yerro para las dos torres de la yglesia ciento y setenta y ocho mill y quinientos mrs.
59 674 178 500
De diez rejas para las ventanas de la yglesia ciento y ciencuenta y nuebe mill ciento y ochenta y dos mrs.
159 182
Erraje para las campanas, aldabas y otras cosas trecientos y ciencuenta mil trecientos y sesenta y nuebe mrs.
350 369
Piedra y sus portes trescientos y setenta y tres mill y sesenta y dos mrs.
373 062
Piedra quadrada y portes trescientos y setenta mill quinientos y treinta y seis mrs.
370 536
Piedra de colmenar para el arco del coro, bolar, pilastras, duzientos y setenta y quatro mill novezientos y noventa y dos mrs.
274 992
Portes de dicha piedra duzientos y setenta mill seiscientos y cincuenta y un mill seiscientos y cinquenta y nuebe mrs.
270 659
En bidrieras duzientos y cinquenta y un mill ziento y sesenta y seis mrs.
251 166
Metal campanil y echura de una campana quarenta y nuebe mil novecientos y doze. Cosas comunes de leña, espuertas y otras cosas ziento y veinte y dos mil novecientos y treinta y seis mrs.
49 912 122 936
De la compra de diez y seis bueyes para la carreteria ciento y diez y ocho mil seiscientos y sesenta mrs.
118 660
En cáñamo para la obra ciento y nobenta y nuebe mil y cinquenta y cinco mrs.
199 055
390 Anexo documental
Gasto en obras Cáñamo en yerro setenta y quatro mil novecientos y quarenta y un mrs.
Mrs. 74 941
Río que se hizo en Solacabeza ciento y cinquenta y un mil duzientos y ochenta y tres mrs.
151 283
Obras de carretas noventa y nuebe mill ochozientos y sesenta y quatro mrs.
99 864
Compra de zenteno para los bueyes ochomil y noventa y dos mrs. Francisco de Mora, obrero mayor tenia de salario cada año ciento y veinte y cinco mill duzientos y cinquenta y seis mrs.
8092 125 256
Al tasador que tasó la obra diez y siete mil mrs.
17 000
Al aparejador treinta y ocho mil ciento y ochenta y dos mrs.
38 182
Caminos del lizenciado Álamo obrero y otros religiosos a buscar plomo, pizarra y otras cosas para ella, quarenta mil ochozientos y treinta y quatro mrs.
40 834
Hacer el rollo para Buenamesón, quarenta y ocho mill trecientos y ochenta y dos mrs. A los maestros de cantería tres quentos treinta y dos mil seiscientos y veinte mrs.
48 382 3 032 620
Con que importa lo gastado en obras en los tres años trece quentos trecientos y catorce mil ciento y sesenta y dos mrs. y toca al año de seiscientos y quatro la tercera parte que monta quatro quentos quatrocientos y treinta y ocho mil y cincuenta y quatro mrs. que hacen ciento y treinta mil quinientos y treinta y un reales la qual partida de obras subió a esta cantidad en este año por estarse trabajando en la obra de la yglesia nueba y en otros años en que solo hay los reparos del convento, caserías, molinos y otros heredamientos tiene gran baja este gasto por lo qual en quanto a esta partida no se puede regular por ella el gasto que tendrá el convento en los años venideros excepto que la obra que se hiziere sea de ygual entidad que la de la yglesia como lo fue la del quarto nuevo en el tiempo que se fabricó que hasta oy no está enteramente acavado. Y junta esta partida de la obra con la del gasto ordinario y extraordinario de dicho año que suma once quentos ochocientos y nobenta y quatro mil duzientos y setenta y nuebe mrs. ymporta todo el gasto [...].
Documento 19 AMU, Protocolos Notariales, L. 9, fol. 203r. Francisco de Mora pide a Alonso López, albañil de Ocaña, que tase las obras de albañilería del convento, 2 de abril de 1605. Alonso López, albañil en Ocaña. Convento, tasación de la obra de lo que toca albanería. En esta abía suplicado a v. m. que se llegase a este convento quando sea llamado con esta para ver y tasar lo que valen las bóvedas que a hecho Juan de Maças en este convento y ansí lo ruego a v. m. lo haga y mire muy bien y tan justificadamente por anbas partes como de vmd confío. Yo e pedido al señor prior algún trigo y es hablar de graçia porque el convento lo anda a buscar para sí y lo paga a treynta y seys reales por no aver tenido cosecha. Yo me boy oy a Madrid por camino derecho. A la señora Francisca de Palacios, beso las manos y sm. vm. muchos años con salud y en Uclés a II de abril de 1605. Rubricado, Francisco de Mora. Documento 20 AMU, Protocolos Notariales, L. 9, fols. 205r-206v. Tasación de las obras de albañilería del convento de Uclés, 1606. Albanería: En el conbento de Santiago de la villa de Uclés a quatro días del mes de diciembre de mill y seiscientos y seis años ante mi, ilustrísimo Sanchez Romano Prior en la dicha villa paresció el licenciado Ambrosio de Yegros religiosos y mayordomo de obras
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del dicho conbento y por lo que toca al dicho conbento de la una parte y de la otra Juan de Maças cantero vezino de la dicha villa de Uclés como persona que tiene a destajo el hacer la obra de la yglesia nueba del dicho conbento y dixe que para que se tase la obra de albañería e yesería de la dicha yglesia el dicho lizenciado Anbrosio de Yegros en nombre del dicho conbento nombró por maestros y tasadores que lo tasen a Alonso López natural de la villa de Ocaña y maestro de obras en ella que es la persona que Francisco de Mora, maestro mayor de las obras tiene nombrado como consta de su carta que ba por la cabeça destos autos. En Uclés a once de octubre de mill y seiscientos y quatro. Y el dicho Juan de Maças por sí y en nombre de María Martínez de la Çabarrieta bibda de Juan de la Riten nombró por tasador a Francisco Bara, maestro de obras vecino de la villa de Madrid y por lo que los dos tasaren y declararen se obligan [...]. E después de lo susodicho, en la dicha villa de Uclés en el convento de Santiago a quatro días del mes de diciembre del dicho año de mil seiscientos y seys años los dichos Alonso López y Francisco Bara tasadores susodichos dijeron que ellos an hecho la tasación de la dicha albanería de la yglesia del dicho conbento y la declararon montar lo siguiente: Los dichos obreros y tasadores debajo del dicho nombramiento an bisto toda la dicha obra de albanería y yesería de la dicha yglesia del dicho conbento siendo informados por parte del dicho convento de Uclés de Juan de Castañaga y por la parte del dicho Juan de Maças de sy propio y estando conformes juntos de un parecer y conformidad ansí en largos como en gruesos ansí en las bóbedas como en la yesería que tiene lo an bisto, medido y tasado y considerado cada cosa de por sí declarando como declararon que lo que han tasado son cinco capillas en el cuerpo de la yglesia y otras colaterales y el ochavo y la media naranja con su linterna y estribos della que tiene a el rededor, y diezyseis hornezinas altas y bajas y todo el jaharro y blanqueo de lo susodicho y suelos de yeso y acompañamyentos de los lance donde an de estar los órganos y aconpannamyentos de las bóbedas por detrás y cimbras y andamyos que fueron menester para hacer la dicha obra y de deshacer los andamyos y todo lo demás tocante a la dicha obra de manyfatura según y como fueron informados de los dichos Juan de Castañaga y Juan de Maças lo qual an bisto y considerado cada cosa de por sí y por menudo toda la qual dicha obra tasan que bale un quento y dosçientos y quarenta y seys myll y trescientos y seis mrs. lo qual es su justo balor sin haçer agrabio a ninguna de los susodichos [...]. Otrosy dijeron que en quanto a las capillas de debajo del coro se entiende no se le tasa al dicho Juan de Maças ny se le paga cosa ninguna por estar como están hundiéndose por la gran carga que tienen y que el conbento no puede pedir al dicho Juan de Maças ninguna cosa porque todo el ladrillo se puede aprobechar dello, lo qual declararon de bajo del dicho juramento en la dicha forma [...]. Documento 21 AMU, Protocolos Notariales, L. 9, fol. 207r. Francisco de Mora pide que se haga en su nombre la tasación de la obra de cantería del convento, 15 de octubre de 1606. En el convento de Uclés que esta a mi cargo ay que aberiguar unas medidas de la obra que Juan de Maças a hecho en la yglesia de allí y ber los conciertos y conforme a ellos haçerle la medida y quita. El aparejador que esta allí que es Juan de Gastaniaga sabe
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muy bien todo esto y para ello suplico a v. m. me la haga de luego que le dio esta Juan de Maças maestro destajero de la dicha obra vmd se desocupe y llegue con él al combento y bea y aberigue todo lo que tiene hecho en la dicha obra después que se hiço la última medida que muy bien se le pagarán a vmd y yo salgo a ello y ansí quando confiando que v m bolbera aquí aguarde [...]. Francisco de Mora. Documento 22 AMU, Protocolos Notariales, L. 9, fol. 209r. Tasación de la obra de cantería del convento de Uclés, 1606. Sebastián Sánchez y Diego de Arze canteros tasadores declararon an bisto medido y tasado la galería alta de la torre de la parte de la epístola de la yglesia nueba del dicho conbento desde la cornisa última arriba ques soleras, pedestales, balaustres, antepechos, peanas y bolas y el arco del coro de la dicha yglesia y sus enjutas y cornisa y las enbecaduras [sic] de mampostería del dicho arco y las cornisas de las tribunillas Y tres canes y medio de ellas y quatro losas que acompañan los trasdoses de las cornisas de dicha tribunylla y la cornisa del ojo de la linterna de la capilla mayor y las gradas del altar mayor que están asentadas a ocho hiladas y ocho baras de gradas que están labradas sin asentar y otras veynte y tres baray media de gradas que están labradas sin galgar y les falta tres juntas de hazer que se a de retirar el molde, su valor y la mampostería de las paredejas del ochavo y debajo de las dichas gradas sentadas y la bóbeda que esta hecha debajo donde a de estar el altar mayor. Que toda la dicha obra se mydió con asistencia de Juan de Castañaga aparejador de las obras del dicho conbento y sus partes y de Juan de Maças maestro que a hecho la dicha obra, y abiendo cada uno de los informados lo que cerca dello pasaba y estando presente a las medidas de todas la dicha obra y según mysmo abiendo informado cerca de algunas dudas que se ofrecieron y hecha la dicha tasación de otras cosas y abiendo myrado y considerado toda la dicha obra por menudo se delcararon valer toda la dicha obra según queda declararo conforme a las condiciones y contratos que ay entre el dicho conbento y el dicho Juan de Maças respetibando cada cosa [...] bale la dicha obra catorce myll y trescientos y setenta y tres reales en los quales lo tasaron y declararon ser justo valor de manyfatura [...] y lo firmaron de sus nombres Sebastián Sánchez, Diego de Arze. Documento 23 AHN, OM, Archivo Secreto, 7015, n.º 9, leg. 18, fols. 1r-2v. Relación de las cosas más neçesarias que faltan por haçer en la iglesia nueva de el Convento de Uclés, 17 de junio de 1611. Ay preçisa neçesidad de cubrir todo el cuerpo de la iglesia y ocho capillas horneçinas, de manera que el texado de el cuerpo de la iglesia y de las quatro horneçinas de el medio día sea de plomo, porque el texado que a el presente es de texas se descompone cada día con los reçios vientos que corren, y los hostigos de el agua no están tomados ni se pueden
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tomar hasta que se hagan los texados con la altura y corriente que an de tener, y por no estar hechos ni tomados los hostigos se a llovido y manetrado lo interior de las bóvedas con muy notable daño, y si de nuevo no se cubre será neçesario tornar a haçer muchas cosas dos y tres veçes. A la torre de la mano derecha que esta a los pies de la iglesia le faltan dos suelos de bóveda y enluçirlos y el suelo alto de madera y la escalera hasta subir a el campanario. Falta para cubrirla todo el chapitel para el qual ay piçarra, plomo, madera y casi todos los materiales. A la torre de mano izquierda le faltan dos entresuelos de madera, y la escalera para subir a lo alto y la caja por donde suban y vajen las pesas de el relox que se a de abrir en la pared. En el coro es neçesario haçer çimbras y con ellas deshacer la capilla de ladrillo y yeso que se está cayendo y después enmaderarllo y solallo, haçiéndole por debajo una bóveda de taybique doblado y el antepecho con su varanda o valaustres de hierro, adviertiendo que el suelo se levante de manera que desde dentro de todo el coro se alcançe a ver el sacerdote que celebrare en el altar mayor o a lo menos el santísimo sacramento quando se elevare. Iten, falta la sillería y demás ornato de el coro, para la qual ay caso todo el nogal neçesario. Iten, es neçesario solar el crucero y capilla mayor de la iglesia y todo lo restante de el cuerpo, y diez capillas y haçer la bóveda de piedra o ladrillo para el algive de la iglesia que esta descubierto y peligroso. Iten, acavar las gradas del altar mayor y las de la rexa de la capilla mayor. Iten, la rexa y rexas de la capilla mayor y de ocho hornecinas. Iten, las mesas y peanas de piedra para el altar mayor y dos colaterales y otros quatro a lo menos de las hornecinas. Iten, el retablo del altar mayor, colaterales, y de las quatro honeçinas a lo menos. Advirtiendo que a el presente no ay en el convento un solo quadro que pueda suplir en el entretanto que se hacen los retablos. Iten, jaharrar y enlucir la horneçina de la torre del septentrión y la correspondiente que falta por haçer en la torre de la mano derecha como esta dicho, y los quatro entre suelos de ambas torres. Iten, tornar a blanquear el ochavo y las horneçinas en especial las altas de las salas de capítulo que se an manchado por haçerse deprisa y no enjutas y sin tomar las aguas de los hostigos. Iten, deshaçer las dos puertas de capilla mayor y sacristía y agrandarlas, haciendo de piedra dos puertas en cada una, esto es en lo interior y exterior de las paredes. Iten, falta la escalera prinçipal para vajar desde la antesacristía a el sepulcro y subir a el claustro alto que tendrá çien gradas, y la sobre escalera que será de bóveda de ladrillo de forma vistosa, si la sufren las paredes. Iten, falta el tránsito desde el convento viejo a la sacristía, iglesia, y coro nuevo, que pareçe converná traçerse por el ángulo de el claustro nuevo próximo a la capilla mayor y sacristía edificándose desde luego los pilares o colunas, arcos y seis capillas de el nuevo claustro, tres altas y tres vajas y su texado, y debajo de todo descubrir y acavar de edificar la bóveda y ofiçina que a de estar en el dicho ángulo para serviçio de sacristía.
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Iten, las puertas prinçipales de la iglesia de buena madera y clavaçón a el septentrión y medio día a lo menos (ya que no se haga por aora la del poniente) y sus cançeles por de dentro con quatro puertas para impedir los vientos que corren de çierço y poniente muy reçios y descubiertos por la eminençia del sitio. Iten, las demás puertas de buena madera para la sacristía y capilla mayor y para el tránsito alto y bajo de el claustro y sobreclaustro a la antesacristía y a el sobreclaustro para el coro y las de el coro y trascoro y valcones de capilla mayor y para la escalera de la antesacristía que todas son doçe demás de otra doçena de postigos menores de los tránsitos del coro, trascoro y aposentos de las torres. Iten, la puerta ventana del coro a el poniente que es muy grande y las dos ventanas que salen a el coro de ambas torres, de nueve pies de alto, y otras seis ventanas de las mesmas torres, demás de treçe pies de alto y siete de ancho y las quatro ventanas a el septentrión de la sala o horneçinas de el capítulo de siete pies de alto, con las cerraduras necesarias para todas las dichas puertas y ventanas. Iten, es neçesario mudar las campanas a una de las dos torres y armar para ellas y para el relox telares de madera porque las campanas no tienen otro sitio en las ventanas de las torres. Iten, son neçesarios aparadores y caxas para servicio y custodia de la sacristía y tesoro porque lo que ay a el presente no se puede trasladar por estar la madera podrida y quebrada. Iten, faltan otras muchas cosas de menor costa y consideraçión aunque todas son neçesarias y costosas y no se expresan en esta relaçión. No va en esta relaçión tanteada la costa de materiales portes y manos de todo los susodicho, ni de cosa alguna en particular, porque para tantearla es neçesario consultar primero a los maestros y oficiales de cada cosa, y elegirse traças y modelos y determinar el género de piedras, maderas, y otros materiales considerando las canteras, distancias, y dificultades para juntar lo neçesario y las demás circunstançias dignas de advertir para haçer más açertadamente la computaçión de toda la costa y tiempo necesario para acavar con perfecçión todo lo que falta, según la facultad que el convento podrá tener para el gasto supuesto que el pan y fructos no an tenido, ni tienen a el presente preçio alguno. En nuestro convento de Uclés, a diez y siete de junio de mil y seiscientos y onçe años, Firmado: G. Prior Documento 24 AMU, Protocolos Notariales, L. 19, doc. 1, sin fol. Memoria de la tasación que realizaron en las obras del convento de Uclés Pedro de Resa, Juan de la Fuente y Juan López, año 1616. [Documento parcialmente mutilado] Primeramente desyzo el pasadizo alto que se cortaron las maderas nezesarias y se bajó una fara [sic] de tres pies y se bolbió a azer labrando la madera que faltó y derribando un pilar para ensanchar la puerta de enmedio y quitar tres gradas y ronper la puerta primera y echar dos unblares [sic] y sus pilares y dejallo jaarrado todo y acabado trayendo
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el yeso do se aze el aguamanil y el agua así mismo en este pasadizo se asentó un marco de bentana zerró otra enfrente. Mas se yzo otro pasadizo bajo de [roto] que baja a la yglesia desde el ca [roto] y se yzo desde los zimientos quat[roto] más abajo que la superfizia [sic] [roto] y se enmaderó todo y se [roto] jado labrar la madera de [roto]llas tabiques y quitar [roto] así mismo se ronpieron [roto] dizo y se echaron sus [roto] dos unblares adviertiendo [roto] paredes y de mucha costa así mismo se hizo la escalera del dicho pasadizo y labrar peldaños y tres albañares para el agua bajo del pasadizo de ladrillo dejando todo el pasadizo jaarrado trayendo los materiales desde la primera partida y otro pilar dentro de un aposento. Así mismo se tabicó la primera puerta del dicho pasadizo para zerrar el convento de ladrillo y asentar un postigo y antes desto se hizo un canzel de maderas en el suelo alto. Así mismo en el dicho pasadizo se hizo un [roto] bozinado debajo de la escalera [roto] que se mandasen dos aposentos [roto] con mucha tierra deste pasadizo [roto] para labrar que no fuera muy poca [roto] miento y romper el suelo [roto] repararon dos ánbitos [roto] pidiendo muchas que [roto] pilares como allí se verán [roto] -tro del señor mayordomo [roto] -so sus pilares y rompien [roto] -zando los suelos para más en el dicho ánbito primero de la escalera del claustro se quitaron dos postigos y se volvieron a sentar porque salían el trainel de la pared y se jaarraron en tramos paredes albiertiendo [sic] que los pilares no estaban más de tres pies (en lo menos) dentro de la pared. Los materiales para esto se trajeron de yeso de fuera de la puerta de la iglesia de zierzo de bajo de un colgadizo que abia y el agua de do la sacristía albirtiendo [roto] y la piedra que estaba al pie de la obra los pilares entravan algunos a dos pies, otros a pie y poco más. Mas se jaarraron las paredes de junto a la puerta de la iglesia de zierzo echando sus maestras rellenando muchos guecos y echando sus tezarozes de ladrillo y enluziendo de llana y se enluzió la pared del sepulcro de afuera dando los materiales al pie de la obra y el gua [roto] que avia que llenar era uno como vasar, porque el [roto] que estaba en la torre lo llevó el convento y las paredes estaban [...] más se hizo en la iglesia dos [roto] sus bastidores los postreros de [roto] y zerrar la puerta de [...] puniente de ladrillo de [roto] -tar la bentana y za- [roto] la y adamios ma[roto] el yeso, agua y la pie [roto]. Mas se yzieron dos retraimientos do los órganos grandes, se tomaron los agujeros de las querdas y canal dejando todo jaarrado entrambos cerramientos y blanqueado albirtiendo los andamios del yeso por esto se traía del portal de los pobres y el agua do el aguamanil, ladrillo al pie de las obras los ajuros se tomaron por cuenta del convento. Mas se hizieron dos buardas en las ornazinas del medio día, se rompió el tejado y soleras y estribos y de la pared y se sentaron sus marcos y se enmaderaron con sus canezillos se tejaron y tabicaron de ladrillo y blanquealla y jaarrala y tejar las tres ornazinas los materiales para esto el yeso se traía del protal de los pobres el agua de do el aguamanil, el ladrillo junto al órgano [roto] la platería [roto]. [roto] se rompió el tejado do [roto] escalera de la canpa [roto] -pieron dos suelos se asent- [roto] madero tejó y tabi- [roto] quero y se aseguró el tejado con sus pies y carrera y solera y se tornó a conponer una gran pedazo de tejado. Los materiales el yeso se traía del portal de los pobres el agua do el aguamanil el ladrillo del callejón por el taller viejo. Otros remiendos que son uno el postigo que se sentó en el coro viejo y reforzar por de dentro otro remiendo que fue echar las gradas que bajan de la contaduría y más bajo en el pasadizo nuebo se adelantó un madero y una bobedilla quadrada y un cerramiento y
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abajó un gran pedazo de suelo y zerrar otro pedazo de tabique los materiales del callejón del aguamanil y todo el yeso ase dado para todo majadas las gran [roto] -zas y nosotros dejaran de [roto] -nero, […]. Mas se enladrillaron los [roto]-tos de las dos torres de ladrillo [roto] -do y aparado y se le [roto] y de pedazos una ter- [roto] corriente para el agua y se trozaron de unas dejas de piedra que abia mº pie en las ventanas de puniente y fuera dellas y echar sus canalones para echar el agua fuera. Y para estas dichas torres se llebó el recado de todos los materiales el ladrillo desde junto a la platería y la cal y amasalla y zernella y se subió por la escalera de la torre primera y desta se pasó al recado a la obra de zierzo y toda el agua se subió del aljibe de la casa para asentar el ladrillo y ablandar la cal […]. Ansí mismo en las dos torres se quitaron unas gradas de yeso y se bolbieron a azer de ladrillo aziendo sus cajas como ser berá y se rozó para las corrientes en estas mesas y se asento un marco de bentana en la escalera de la torre. Firmado: Pedro de Resa, Juan de la Fuente y Juan López. [El 13 de junio de 1617 Francisco Moltalbo, maestro de albañilería y carpintería, tasa estas obras en 4223 reales]. Documento 25 AHN, OM, AHT, leg. 15539. Propuestas presentadas para la construcción de la iglesia de San Miguel de Santa Cruz de la Zarza (1612). Yo e visto las condiciones y planta y perfiles de la obra que se quiere proseguir en la iglesia de san Miguel de esta villa y e visto la misma yglesia y lo que en ella está hecho y me paresce que aquellos dos pilares y medios que están elegidos en la dicha yglesia se podrán deshacer y llexir en su lugar pilastras cuadradas y que no lleven predestales sino que salgan desde el hecho sobre un çócolo de alto la mitad de ancho de la pilastra y este çócolo saldrá 4 dedos más que las pilastras y les servirá a todas de vasa y la piedra que dello saliere se podrá servir para otras partes y esto antes es ahorra de costa que se ará de los capiteles, podría servir otra faxa como la de la vasa y si quisieren echar moldura sea el capitel toscano de albañilería. En lo que toca a la altura desta obra que dice en el perfil que suba 29 pies de pie derecho quedara muy baxa porque tiene de ancho la planta 38 pies y para buena proporción quiera subir 76 que es la dupla y esta proporción está mexor. También se suele baxar o subir su ancho y más la mitad dél y conforme a esto avía de subir 57 pies y subiendo de pie derecho 29 no viene a subir más de 48 y a mi parecer será cosa muy baxa. Los estrivos echos son muy grandes y de mucha salida porque no tiniendo más de dos pies de gueco las capillas colaterales y hornecinas los arcos que allí se cerraren si an de haser ciertas vastales los tres pies y medio de paredes es bastante cosa en que saliera el estribo más que la pared dos pies y tres y medio de pared y medio pie de la pilastra que se lla de echar vienen hacer 6 pies y es bastante estribo y aún sobra y an de ser paredes cerradas ellas solas sin tantísimo estribo. En todo lo demás y en esto si vuestras mercedes les pareciere, se podrá hacer por las monteas y planta hecha por Juan de Barvariola.
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En lo que toca a los precios que tiene hechos me parece que no son superfulos. Y este es mi parecer y lo firme de mi nombre en Santa Cruz a 25 de março de 1612. Juan de Maças. [...] E visto la planta y perfil que para la obra de señor San Miguel de la villa tiene hecho Pedro de Carra a hecho y las vi en presencia del señor Miguel López de la Caveça rexidor de la dicha villa y digo que la dicha traça y perfil está bueno y que la dicha obra se puede hacer por ellos y que executándolas bien se verá buena y en quanto a la fábrica della atento ser la piedra costosa de sacar me parece será bien hacer los pilares y arcos della digo quatro pilares de piedra digo los de la capilla mayor y los demás arrimadicos al ochavo y colaterales y correspondencias a las orneçinas de ladrillo y los arcos todos de ladrillo los de la capilla mayor los tres de dos astal y una frente y viendo eso ligados, y el arco toral que corresponde al cuerpo de la iglesia tres astas de alto y dos de las ornecinas correspondientes a lo mesmo y lo que toca a ynpostas y çócolos sean de piedra labrada a voca descoda y lo demás de los pilares será a picón que haciéndolo de esta manera será mas varata, más de una tercia parte y quedará mui buena. En lo que toca a los estrivos se quiten y no salgan más de lo que sale los que están echados en la caveçera de la colateral por donde menos tiene por encima al talús por quanto de los demás de los dichos estrivos es supérfulo y de mal parecer y con esto y con las condiciones que para ello se hicieren conforme a este parecer y planta y perfil e el dicho Pedro de Carra a hecho y ba firmado de mi nombre estará bien y será buena obra y lo firmé de mi nombre en Tarancón a postrero de março de 612 y este es mi parecer, Juan de Maças. Condiciones pregonadas para la obra: fols. 8v-9v. Es condición que el maestro en quien la obra rematare a de ser obligado a guardar las medidas particulares de la planta especialmente de los pilares torales que es su particular medida, la siguiente. Las dos pilastras que miran a la capilla mayor a de ser cada una de tres pies y medio de frente con su voquilla y asta a de tener un pie cada una de las astas de las dichas pilastras y los resaltos cada uno medio pie, y la pilastra y los resaltos cada uno medio pie, y la pilastra que mira contra la pared a de ser del mismo grueso que las demás dichas y la que mira a los pies de la yglesia a de ser de quatro pies de grueso de frente y las astas de a pie y pie y medio todo ello en sus particulares medidas de manera que tenga el pilar de perluengo seis pies y medio y de la otra parte seis pies y con estas particulares medidas se podrá hacer el dicho eleximiento y suvirán las pilastras de la capilla mayor 36 pies y dos de cornisamiento el qual a de ser de yesería quando se hagan las vóvedas que son 38 pies y de allí subirán las paredes cumplimiento a 50 pies con su cornisa la qual a de ser a quella ynposta que señala en el perfil que tenga pie y quarto de alto, y toda la demás obra continuada en la dicha fábrica se hará según y conforme a declaración fecha por Juan de Maças en la qual fábrica se harán a que las ventanas llanas que diseña el perfil todo lo qual me remito a él y a la planta y con esto se podrá hacer la dicha fábrica como dicho es. Condiciones de lo que ha de dar la dicha villa de Santa Cruz de la Çarça para la fábrica de la yglesia del señor San Miguel son las siguientes:
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A de traer la villa a su costa piedra cal arena así madera de quatro leguas en cortorno. Y a de comprar la villa cal y no otra cosa para que la madera, ladrillo y maromas a de comprar el maestro en quien la obra rematare. Ansí mismo a de hacer tiro el dicho maestro a su costa y poner todos los petrechos para la cantera y lavor de la dicha obra sin que la iglesia sea obligada ni la villa más de a darle lo mrs. en que rematare, y cal y arena y agua y piedra puesta e el cementerio de la dicha yglesia con todo lo demás que dicho es sacando la villa la arena y puniendo vasijas en que se hecha la dicha agua. En la villa de Santa Cruz en dos días del mes de abril de 1612 años ante Gregorio de Salaçar y Juan de Santa Cruz alcaldes ordinarios en la dicha villa [...] paresció presente Pedro de Carra vecino de a villa de Villatobas y maestro de cantería estante en esta villa, y dixo que con las dichas condiciones fechas por Juan de Maças y por el dicho conforme a la planta y perfil echo por el dicho Pedro de Carra y firmado por el dicho Juan de Maças ponía y puso la obra de la yglesia de señor San Miguel de esta villa con las condiciones siguientes. Primeramente, que todas las tapias de pared que se fabricaren en la dicha obra en los lienços de las paredes, respaldo de arcos y estrivos sean medidas por diez pies de largo y cinco de alto y las pone a 60 reales apiconando la manpostería e ir de dentro y fuera haciendo sus buenas ligaçones y echándole sus tiçones en cada tapiado. Yten, es condición que por 55 ducados labrará toda la sillería y esquinas que entraren en los estrivos en contorno de la capilla mayor que son 6 y su altura será de una tapia de alto que es cinco pies y labrará rasas las pilastras corresponiendes a los demás pilares torales por doce ducados puniendo el ladrillo y lo que dicho es. Los quales estrivos y pilastras se a de medir después por mampostería la sillería y ladrillo que estuviere sentado en lo que dicho es. Yten, es condición que cada bara de silla apiconada de los pilares torales labrará, asentará y sacará por ocho reales con sus resaltos y voquilla, midiendo el pilar por desplegatura y a ese mismo precio a de labrar los çócalos e ynpostas y cornisamientos de la parte de afuera. Yten, es condición que labrava los 6 arcos de ladrillo en 250 ducados puniendo lo que dicho es en las condiciones de atrás. Yten, es condición que con los 300 ducados que la villa promete de dar el primero a lo de an de derrivar los pilares cantones y derrivar los estrivos y elexir las pilastras y estrivos que se derrivaren y subillo hasta la altura de lo más alto que agora está y 10 pies más alto dexándolo a nivel. En contorno y la piedra que se derrivare se a de dar muerta al maestro. Yten, es condición que sucesivamente todos los años dandolanillados 150 ducados a de ser obligado el maestro a subir 15 pies de alto la obra hasta que se acave de subir la dicha mampostería y cornisas y en las ventanas an de ser muertas contando gueco por maçiço, las quales han de ser apiconadas ecepto las janvas y lintel a voca descoda con su capialçado apiconado. Yten, es condición que con 450 ducados a de dar el maestro hechos los dos pilares torales de la capilla mayor y cerrar los 3 arcos y levantar su paredón a el nivel de los demás lienços y echalle su imposta o cornisa a todo lo que se ubiere de ver. Yten, es condición que si a la villa le pareciere que el maestro cubra la dicha obra y haga la yesería necesaria sea obligado a hacella a tasación perdiendo de once dos que se entienda de 1100 ducados, doscientos.
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Yten, es condición que lo que alcançare el dicho maestro a la yglesia acabada y medida la dicha obra lo vaya cobrando dos cientos ducados en cada un año ansí de la cantería como de la coija y yesería. Yten, es condición que si la villa le pareciere después de aber cubierto su obra y labrada alguna yesería pasar con el cuerpo de la yglesia adelante hasta fenecerle y acabarle en toda perfección de cantería, carpintería y yesería sea obligado el dicho maestro a continuar la dicha obra por los precios en que rematare la capilla mayor y colaterales en cuanto a la cantería, que en carpintería albañilería que el conforme la condición dicha y de allí en adelante cobre los 200 ducados cada un año de su alcançe. Yten, es condición que si en mí rematare la dicha obra y se recrecieren algunas dudas prosiguiendo la dicha obra, que de por juez dellas Juan de Maças por ambas partes. Yten, es condiçión que si no rematare en mí la dicha obra que el maestro en quien rematare la dicha obra me de por mi provecho trabajo de traça y condiciones y postura 150 reales del primer dinero que al dicho se le entregare. Yten, es condición que si la villa quisiere que la obra sea por un tanto, no eçeda ni pase de 20 000 reales conforme a las condiciones, y que si pasaren conforme a estos presçios della lo remite y perdona y hago de limosna a la dicha yglesia lo que ba de más a más, que si medida la dicha obra no llegare a los 20 000 reales no se use del prescio de los 20 000 reales si no tansolamente de la medida, y se obliga al saneamiento desta postura siguiendo de la forma y manera que va declarado y quede a [...] de la dicha yglesia el medir o darle los 20 000 reales y los firmó Pedro de Carra [tachado en el original]. Documento 26 AHN, OM, AHT, leg. 5868, fols. 4v-5r. Informe del alarife Andrés de Velasco sobre la capilla de los Torres del claustro del monasterio de Uclés, 22 de mayo de 1621. En la villa de Uclés en el dicho día mes y año dichos el dicho Andrés de Velasco contenido en la provisión de susodicho que a medido la dicha capilla y los tabiques della y tanteado todo lo tocante a lo que es menester [...] el texado que está encima de un aposento que ay encima de la dicha capilla y ansí mismo el daño que tiene la capilla y a la parte de abaxo en la bóveda halla a lo que Dios le da a entender que para adereçarlo todo como estaba será menester quinientos diez reales, porque el texado que está encima del dicho aposento esta todo undido y la madera y texa del [sic] encima de la bóbeda de encima [sic] de la dicha capilla a cuya causa caen las aguas, la bóbeda alta esta calada y maltratada de manera que cae el agua a el suelo de la dicha capilla y encima del altar della y por esta causa rescibe muy gran daño y si no se remediase con brevedad bendrá a caerse la dicha capilla en el suelo y lo principal de en medio es el culm[...] el aposento que está encima de la dicha capilla y cae el texado el qual dicho aposento tiene una bentana que cae al jardín del dicho claustro y una puerta que cae al claustro alto de la casa por donde parece se manda sale dicho aposento, y ansí lo declaro y lo firmo entre seglares y servidumbre del dicho convento. Firma: Andrés de Velasco. [...]
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Ansí mismo declaro que e medido la dicha capilla y el aposento y tiene por la una parte diez y nueve pies y medio y por la otra diez y ocho pies y por la parte de avaxo en el cuerpo de la dicha capilla diez y siete pies y un quarto por la una parte y por la otra lateral y tres quartos y esto y lo de arriba es todo de llano y las paredes tienen de grueso tres pies de mampostería y una ventana a mano yzquierda de la puerta y otra a mano derecha con su rexas grandes, y lo firmo yo, el dicho. Documento 27 AHN, OM, Archivo de Uclés, carp. 339, doc. 49. Nombramiento de Juan Gómez de Mora como maestro mayor de Uclés y documento en el que se solicita que no se siga pagando su salario como maestro mayor, 1631. Don Phelipe por la gracia de Dios [...] reberendo padre prior y conbento de Santiago de Uclés, saved que en el nuestro Consejo de las Órdenes se presentó la petiçión siguiente: El lizenciado don Juan de Mendoça cavallero de la Orden de Santiago fiscal de V. A. digo que habiendo suplicado a V. A. mandase que el prior de Santiago de Uclés ynformase de los salarios excesivos que da a diferentes personas el dicho convento, V. A. dio su real provisión para ello en cuya execución en veynte y ocho de septiembre deste año el dicho prior a hecho el dicho ynforme y entre algunos salarios excesivos y no pertinentes ynforma que a Juan Gómez de Mora maestro mayor de las obras de su Magestad, se le dan en cada un año sesenta mill mrs. y que solo sirve de cobrarlo y no de otra cosa respecto a de no haver obras a que aqudir ni el dicho Juan Gómez de Mora no haver cumplido con la condizión con que se le dió y porque el dicho conbento está alcançado y es vien que para adelante se ponga remedio conbeniente suplico a V. A. que atendiendo al dicho ynforme y a que no ay causa ni raçón para dar el dicho salario se sirva de mandarle quitar y reformar y que de aquí adelante no se aquda en el dicho salario al dicho Juan Gómez de Mora que en quanto a otros salarios y ayudas de carta protesto ansí mismo pedir lo que combenga pues es justa y desta la dicha petiçión que desuso va yncorporada por los del dicho nuestro Consejo y los demás papeles que con ella se presentaron se mandó que no corra más el salario que hese [sic] conbento pagava al dicho Juan Gómez de Mora y para ello fue acordado que debíamos mandar dar esta nuestra carta para vos en la dicha raçón y nos tubímoslo por vien por la qual os mandamos que no paguéis de aquí adelante el dicho Juan Gómez de Mora el salario que hese conbento le solía dar asta aquí por maestro de las obras del que ansí es nuestra voluntad sin hazer lo contrario so pena de la nuestra merced y de zinquenta mill mrs. para la nuestra casa la qual mandamos a qualquier señor os lo notifique de todo dello dada en Madrid a veynte y dos días del octubre de mil seisçientos treynta y un años. En la villa de Madrid a beynte y seis días del mes de nobiembe de mill seiscientos y treynta y un años yo el presente escrivano le notifiqué la real probisión de su magestad en la hoxa desta otra parte contenida a Juan Gómez de Mora maestro mayor de las obras de su magestad en su persona y dixo que oye y que para en guarda de su justizia y pedirlo que le conbenga se le debe un traslado de la dicha real probisión doy fee dello. En testimonio de berdad, Juan Castillo. Por quanto aviendo el año pasado de mil y quinientos y sesenta y siete acordado y probeydo que se labrase y edificase de nuebo la casa y convento de la villa de Uclés de
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la dicha orden de Santiago conforme a çiertas traças que para ello se hiçieron he probydo después dacá maestros mayores por cuya orden se continuasen las dichas obras y últimamente a Pedro de Liçargárate aparejador de las obras del alcaçar de la villa de Madrid y heredamiento de Aranjuez y por su falleçimiento a quedado vaco el dicho ofiçio y porque a mi serviçio combiene probeher en el persona de las partes que se requiere para servirle por la satisfaçión que tengo de la de vos Juan Gómez de Mora mestro y traçador mayor de mis obras reales y de mi furriera y que acudiréis con el cuidado y puntualidad que se requiere y es neçesario tengo por bien que hasta tanto que otra cosa, probeo seáis maestro mayor de las obras del dicho convento de Uclés con las condiçiones siguientes: Primeramente que vos el dicho Juan Gómez de Mora avéis de tener en vuestro poder ver y entender y reconoçer las plantas, monteas y traças que están hechas de todo el edificio de dicho convento e yglesa dél, ansí bajas como altas y cantinas y tejados y dar un original de ellas quando os fuese pedido por los de mi Consejo de las Órdenes y otro para poner en el archivo del dicho convento con las que como dicho es an de estar en vuestro poder o el de vuestro aparejador os averis de guiar regir y proseguir la obra sin quitar añadir ni alterar cosa alguna ni parte dellas [...]. Madrid, 4 de diciembre de 1626, yo el rey, yo Andrés de Roças secretario del rey nuestro señor la hiçe escrivir por su mandado. Tome la razón en los libros de la secretaria de registros de [...] a 12 de diciembre de 1626 [...]. Reciví el título original de donde se sacó este traslado y lo firmé dicho día, Joan Gómez de Mora [rubricado]. En el convento de Uclés a veinte y [borrado] del mes de septiembre de mil seiscientos veinte y nueve a Joan Gómez de Mora trazador y maestro mayor de las obras de su magestad y de su real furriera requirió al señor de Jorge de Orea [...] y prior del conbento con el titulo de su magestad [...] en que le haçemos del oficio de maestro mayor de las obras de la [...] para que lo obedezca en su cumplmiento le admita del uso y exercicio del dicho oficio con el salario y preheminencias que por él se le conçede desdel día que su magestad manda. Y su sº abiéndole iuso oydo y entendido le besó y puso sobre su caveza como carta y mandado de su rey y señor natural y el está presto de cumplirle seguro y como su magestad por él comanda. Y ello para su cumplimiento y execuçión da quenta a los señores del su Real Consejo de las Órdenes que el guarde emperó del dicho cobento la tiene al presente y de muchos días a esta parte sin obras, si bien la neçesidad dellas es bien precisa y menesterosa porque el quarto que cae sobre la guerta que mira a el poniente que corresponde a el claustro amenaza ruina y por miedo della se an mudado oficinas dél y se abita muy poco y los cavalleros penitentes y profesantes que tienen allí su abitación biven con mucha incomodidad y peligro a todo lo qual y al desempeño de la casa se podrá acudir con su mag y señores del real Consejo de la orden como los montes de Torrelengua o la presa que combiniere se hagan carbón como esta acordado con cuyo arbitrio abrá para el desempeño de la casa y las dichas obras. Que no embargante lo susodicho, si su magestad y señores de su Real Consejo mandaren que dicho oficio se admita y pague el salario desde el día que su magestad manda está presto de cumplirlo porque le consta que siempre a avido en el dicho conbento el dicho oficio y que teniendo como hera tenidas obras y tan preçisas es fuerça averle y esto dio por su respuesta y lo firmó Francisco Montalvo y Francisco López estantes en el dicho convento, el prior de Uclés ante mí Alonso Fernández Pedroche escrivano.
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Documento 28 AHN, OM, AHT, leg. 72702, fols. 17r-36v. Visita secreta a los religiosos del convento de Uclés, 28 de noviembre de 1692. Gabriel Morales Mudarra, presbítero: En el convento de Uclés en veinte y ocho días del mes de noviembre de mil seiscientos y noventa y dos años. En continuación de esta visita rezivimos juramento de el licenciado Gabriel Morales Mudarra presbítero que le fiço in verbo sacerdotis y puesta la mano sobre la cruz de su pecho prometiendo decir verdad y guardar secreto en lo que supiere y fuere preguntado postpuesto todo amor y odio por qualquiera pasión que disminuya el crédito de la verdad y siendo preguntado dixo: […] En quanto a los mandatos de visitadores dixo que no sabe se aya faltado a ellos solo en lo que toca a emplomar la yglesia y capilla de San Agustín y librería lo qual no se ha hecho y es muy neccesario porque aunque se ha retejado los estrivos de la capilla y librería que son de piedra se han franqueado con las aguas, de suerte que en lloviendo demasiado cahe mucha agua por los dichos estribos y en la librería por esta razón de han desencaxado algunas piedras los arcos de las bóvedas han hecho sentimientos de lo qual se puede originar una ruyna muy costosa de dichas piezas y de las inferiores que son capillas de la yglesia, que fue el daño que previno el mandato de la visita que toca en este punto. [...] En quanto a las deudas sabe que son muchas y muy crecidas porque después de vendidos los granos y distribuidos sus precios en los acreedores de la casa (excepto algunos granos que oy avrá en ser y lo que se huviere recogido de molinos que no serán muchos) según la relación que se hizo al capítulo por el mes de julio (que constará del libro capitular) esta debiendo más de veinte mil ducados sin otras deudas menores que como dezía en su relación el contador no se justificaban a que se debe añadir y juntar las neccesidades urgentísimas de la casa como es la vivienda para los religiosos de lo qual, y de la provisión de ropería ay tanta falta, que particularmente los que están en el dormitorio es cargo de conciencia muy grave tenerlos donde están porque las piezas donde duermen son una bóveda de la yglesia vieja cuios arcos están falsos como lo declaró Felix de la Riba Maestro de obras de esta casa estando yo en el dormitorio: por lo qual y por aver dicho Maestro declarado que respecto de la falsedad de los arcos su ruyna era incierta y no podía decir si oy o de allí a veinte años podía succeder: y aviendo caydo piedras y tierra de el techo y temblado con el ayre algunas vezes todo el edificio por lo qual muchos se salieron corriendo en camisa o como pudieron y mudado las camas a los quartos de arriba sin licencia pero con disimulo del prelado que entonces era don Francisco Romero de Aparicio: nos vimos precisados a entrar todos los que vivíamos en el dormitorio a representarle nuestro riesgo no siendo menor el de los quartos donde están de día porque no solo están expuestos al peligro de que se hundan sino a perder la salud estando en verano expuestos a los calores de el sol y el hibierno a los fríos y yelos sin más abrigo que unos tabiques de dos dedos y por la parte de arriba unas tablas desencaxadas y viexas lo qual fuera de la piedad y charidad para con nuestros próximos y hermanos se debe mirar mucho por el crédito de la casa la qual censuraran agriamente todos los que supieren lo manifiesto de el riesgo y de la descomodidad, y principalmente si sucede alguna desgracia
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como la que sucedió este mes de septiembre en una bóveda de la cantina la qual pudiera averse remediado mucho tiempo avía que estaba rota y en ella avía caído un cocinero con no leve daño y por no averlo hecho a tiempo un hombre de Sahelizes familiar del Santo Officio (cuyo nombre ignoro) cayó en ella pasando a pagar sus rentas por unos quartones y murió dello: en lo qual debe notarse también el descuido de los oficiales y su omisión en no averlo puesto aunque fuese de prestado tan seguro el paso de semejantes riesgos siendo un tiempo en que acude tanta gente de fuera a pagar sus diezmos y rentas. A esto se junta los reparos de que necesitan las casas de Torrelengua y Buenamesón cuia presa estando necesitada de repararse lo han dexado de hazer asta la entrada de Hebierno y asi les ha sido preciso dexarlo expuesto a que con las aguas que cargan haga una quiebra de mucha costa como se reconoze y experimenta cada día en semejantes defensas. Y en dicho sitio ay un molino caído muchos años ha, el qual es necesario repararlo por ser de mucha utilidad para la casa, lo qual si no fuera así los antiguos no lo hubieran edificado ni conservado tantos años, ni obsta lo que algunos dicen: que por averse edificado otros molinos a la parte de Estremera le faltaría cibera por que el molino de arriba antes de ahora estaba en pie y corriente aunque después arruinado lo ha reedificado don Pedro señor vezino de Noblexas que compró el dicho sitio y así supuesto que antiguamente se experimentó ganancia no obstante aver el dicho molino, bien de creer es que ahora también la tendrá fuera de que ay lugares de aquella parte de el río más cercanos al nuestro y de mucha vecindad: y aunque no se hiziese otra consideración más que la de ver todos los veranos que quantos molinos ay en Tajo no suelen bastar a moler los granos de tierra de la Mancha de Madrid y otras partes que acuden a dicha ribera y que por falta de moliendas se están deteniendo en dichos molinos ocho diez y quinze días bastaba para ponderar su utilidad por justa y fuera más crecido el concurso a vista del mayor despacho. A el quarto de la Carrera que únicamente está habitable, es forzoso hazer una calzada de el ancho suficiente para que las aguas no viertan sobre los cimientos los quales reciben por esta falta mucho daño y ha sido mucho maior el que han recevido por la parte que corresponde al patinejo [sic] de el thesoro y al que cae cerca de la cozina en los quales por estar lleno de tierra y vasuras se detenía y sumía todo el agua de que se ha originado franquearse las piedras sillares de el fundamento de una obra de peso immenso y por averse visto salir por dichas piedras gran copia de agua avrá quinze días se procuró remediar así por lo bajo como por dichos [...] conviene mucho se concluia esto y se ocurra a el daño de el otro lado. En quanto al Hospital de Santorum digo que ha estado desprevenido de camas para enfermos, y lloviéndose por mal retejado y lo mesmo a la hermita de la defensa cargos ambos y obligaciones de la casa en los quales no obstante que se han retejado y echo algunos refuerzos no son suficientes para descuidare y que sustenten lo caduco. Por algunas partes de el edificio en el Hospital de Santorum se han puesto dos camas pareze son sufizientes para las neccesidades de el lugar y peregrinos, no obstante, que en los libros de visitas antiguas, que como archivero tengo en mi poder, he visto que las camas que se inventariaban para pobres eran cinco y que avía dentro de el Hospital un capellán para que les ministrase los sacramentos y dixese misa juzgo que la casa ha tomado la obligación de las misas a su cargo y de ello constara por los libros de mayordomía y de el corrector. Los reparos sobre dichos se hizieron este mes de octubre al fin. La omisión de los prelados en la huerta de la Fuenterredonda ha sido grande en no mandar a los officiales que la arboleda de donde se proveían de fruta el convento todo el
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año se cultive por la qual el achaque de la oruga se apoderado de toda ella y si se hubiera cultivado y no se hubiera dexado perder el agua y encañados de sus fuentes estubiera oy muy mejorada. Conviene mucho así por la utilidad como ser el único recreo que los religiosos tienen después de ir al choro ocho días, que se remedie y restituya al ser que debe. Diego López presbítero, celador Que en el thesoro ay un aguamanil costoso que ha años que no sirve labándose los sacerdotes con indecencia pudiendo adereçarse a poca costa. Francisco Diaz Portal, religioso [...] es omisión no componer el aguamanil que está en la sacristía siendo cosa que se puede adereçar con cien reales y asimismo lo hace sobre que en los ocho días de la octava del Corpus se quita el tabernáculo que esta en el altar maior que se pone la hostia consagrada en el viril sobre una mesa y solo con el resguardo de unas cortinas de lo qual se puede seguir inconvenientes. 5 de diciembre de 1692. Continuación de la visita: fols. 38r-42v. Licenciado Antonio de Vera y Hermosa, presbítero y administrador del partido de Villanueva de los Infantes Que los mandatos de los visitadores se ha cumplido excepto que lo tocante a la capilla de nuestro padre San Agustín y librería esta techado y reparado como lo restante de la yglesia y sin riesgo de ruina y que el emplomado es obra mui costosa y que al presente no insta tanto como otras que no se executan por falta de medios. Declaración de Francisco de la Vuta [sic]. Presbítero Y preguntado si hiço un canal en el sitio de Buenamesón sin acuerdo del capítulo y qué cantidad costó, dixo ser verdad averse hecho en virtud del poder de hacer todas las obras necesarias y útiles y considerando que dicho canal es de reparo preciso para el molino que esta en dicha heredad y juntamente se daba providencia para recoger alguna pesca para los días de viernes y vigilia de la comunidad hiço dicha obras y por lo que mira al canal para la pesca prescindiendo de lo preciso para reparo del mulino [sic] ocasionaría de costo cinquenta o sesenta reales como para más justificación se remite a la declaración del maestro que lo hiço que fue Diego de Lojas vecino de la villa de Colmenar de Oreja. 14 de diciembre de 1692. Fragmentos extraidos del reconocimiento de las obras realizado por los visitadores y respuesta a los cargos por parte del convento: fols. 48r-50r Vimos y reconocimos la ropería refectorio cantinas y demás oficinas de dicho convento en todo lo qual solo hallamos digno de reparo el que el quarto de ropería parece estar poco seguro y para que conste lo firmamos. En el dicho convento dicho día, mes y año pasamos a ver el dormitorio y quartos de nuebos y reconoçimos que uno y otro es obra mui antigua y desacomodada y para que conste de esta diligencia lo firmamos.
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En el convento de Uclés a quinçe días del mes de diciembre de mil seiscientos y noventa y dos años fuimos a la hermita de Nuestra Señora de la Defensa que está a cargo de dicho convento y distante dél un quarto de legua poco menos y reconocimos dicha hermita el altar, ara y ornamentos para celebrar el santo sacrificio de la misa y hallamos estar todo con bastante decencia. Y luego incontinente pasamos al hospital de Sanctorum que es asimismo de dicho convento y vimos y reconocimos los quartos y dos camas que ai en ellos con sus ropas y todo está decente y con bastante aseo y asimismo ai en dicho hospital personas que lo administran y actualmente es Man. Ramírez el qual vive en él con su mujer y familiares y para que conste de esta diligencia lo firmamos. [Respuesta a los cargos] Al segundo cargo que no pudiéndose hazer el emplomo de la capilla de San Agustín sin mucho caudal y teniendo la casa muchos empeños no se a podido executar este mandato. Y por obiar los daños se a cuidado de su retexo con puntualidad de suerte que esta sin riesgo como podrán reconocerlo los señores visitadores. Y las casas de Buenamesón y Torrelengua han tenido los reparos que las facultades de la casa han podido hazer [...]. Que el aguamanil esta bueno y el betún que falta en las llaves no ai quien lo sepa hazer en esta tierra y para una obra de quatro reales no se a de traher un maestro que queste quatrocientos. Respuestas de religiosos Gabriel Morales (fols. 59v-60r) Al segundo que la casa nezesita de que se concluya la obra nueba porque para los religiosos que ai en el dormitorio no ai habitazión para quando salgan de él en el qual oi no están seguros porque los ramos de las bóbedas están cortados y los quartos donde habitan como así mesmo los claustros anterioreres [sic] y inferiores y el brazo de ellos que esta azia el choro, undiéndose como se ve manifiestamente en lo desplomado de las paredes aberturas y temblores. Que este año se ha reparado por el mes de otubre, noviembre y diziembre retejándose y echándose algunos puntos y limpiándose los patios, pero que siempre se queda con el mesmo peligro. El no proseguir la obra será por falta de medios, pero respecto de la necesidad grande y manifiesta, se debe solizitar por todos los medios posibles que se prosiga. En quanto a la capilla de nuestro P. San Agustín que se ha retexado el mes de otubre pero que nezesita de que se emplomen los estribos que sirven de arcos a las bóbedas de dicha capilla porque de no haverse echo muchos años ha se a franqueado la piedra dellos y se lluebe como hes [sic] manifiesto y de ello se puede seguir daño, aunque al presente no se qué aiga rezibido otro que el de haverse caído un pedazo del cascarón de la bóbeda y que quando se retejó se hallaron tres o quatro biguetas medio quebradas sobre los arcos y lo mesmo dixo de la librería. Agustín de los Cobos (fol. 61v) Al segundo que siente por preziso poner en forma las habitaziones del quarto nuevo para desaogo de los religiosos en lo demás está entendido que esta reparada la casa en la forma
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que cabe en su vejez y le combiene el mantenerla lara que no suzeda alguna ruina y le pareze que están firmes las bobedas de nuestro padre San Agustín. Martín López Adán (fol. 62r) Se remitió a lo que lleva dicho el C. Gabriel Morales exzepto en lo siguiente: En quanto lo que a que se empezó la obra dize que se empezó el año de mil seiszientos y setenta y nuebe y reconoze ser prezisa y nezesaria la prosequzión de ella en el repartimento de quartos y viviendas para los religiosos con que se señale cantidad líquida y determinada en cada un año y se entregue en dinero físico al maiordomo de obras que eso fuere para que aga las pagas a los maestros, oficiales y peones a sus tiempos. Francisco Castaño del Vado (fol. 64r) Que la obra del quarto nuevo zesó el año pasado por el mes de noviembre que le pareze abrá sido por falta de medios y que es mui nezesaria y prezisa la prosecuzión y espezialmente por los religiosos que esta en el dormitorio cuia havitación así de día como de noche está con grande peligro de una ruina. Que la capilla de nuestro padre San Agustín se ha retexado a canal avierta y que le pareze que conduzirá mucho se emplomen los postes de los arcos o que por otro modo que mejor parezca se obra el que se recale el agua. Joan López Adán (fol. 65) Que la casa necesita no obstante los reparos hechos desde este verano de que los postes que están sobre los arcos de la capilla de nuestro padre San Agustín se emplomen o se dé otra providencia para que las aguas no lo franqueen más de lo que están. Por esta misma diligencia se debe hazer en la cornisa que coje las aguas de la Carrera por estar también muy franca más de vara y media o una vara la pared sobre la qual esta la dicha cornisa y asimismo se debe hazer diligencia sobre los postes que están sobre los arcos de la librería que se debe mirar si las aguas que pasavan a las cantinas dejan de pasar por el reparo que se a hecho poco tiempo a porque de no remediarse con eso es menester dar forma de remediarlo porque no hazerlo se puede seguir una grande ruina al quarto de la carrera. Que no sabe porque ha cesado la obra nueva que quiero yo decir havrá unos trece se empezó, que no ay bastante habitación para los religiosos ni en especial para quando salgan del dormitorio los que al presente ay que los dichos están con mucho peligro así de día como de noche por ser muy antigua la obra la qual está amenaçando ruina. Fol. 73r En la villa de Madrid a doze días del mes de agosto de mil seiscientos noventa y tres a los visitadores del Real Consejo de las Órdenes aviendo bisto los cargos que de la bisita hecha por los señores Diego Alfonso de Parada y Pedro Gonzalez Toraño de la orden de Santiago y visitadores que fueron del convento de Santiago de Uclés del tiempo que fue prior en el don Agustín de los Covos y Fonseca [...] y mandaron despachar provisión para que el prior actual del dicho convento aga todas las obras que se nezesitan en el en
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la ropería, dormitorio, y cuarto de nuevos y en la capilla de nuestro padre San Agustín y en las casas de Torrelengua y Buenamesón y reedifique el molino arinero que el dicho convento tiene en el dicho sitio de Buenamesón que de lo que fuere obrando de quenta cada semana al señor don Alonso de Aguilar con apercivimiento que de no lo executar así se aran las dichas obras acosta del dicho prior. Documento 29 RAH, Colección Salazar y Castro, I-30. Fragmentos extraídos de las quejas del caballero Alonso de Arce sobre el trato recibido en Uclés donde estuvo el año de 1711, en el que se habla sobre las obras del monasterio. A continuación, respuesta del prior de Uclés. [Fol. 74v] Tiene el coro su entrada por el medio día, quedando el altar mayor a la mano derecha y el coro a la izquierda con sus dos órdenes de sillas vajas y altas y entre la quarta y la quinta de las primeras está la escalerilla por donde se sube a las segundas, en las quales en la testera está en mejor lugar la del prior, a su lado siniestro la del subprior y al diestro la del vicario, con una silla vacía a cada lado de la del prelado. Después en las sillas vajas se sientan los religiosos por su antigüedad, dejando entre los antiguos, nuevos y nobicios una silla desocupada para que los dibida, empezando los novicios desde la silla jesta [sic] de las vajas porque en las quintas pegadas a las dos escalerillas citadas están los fascistoles pequeños que se ponen en medio del coro pegado a el grande para el rezo del oficio divino, pero si sucede que los religiosos no caben en las sillas vajas se suben de los antiguos más modernos a las altas y a la que está en correspondencia de la que avía de ocupar abajo con la división de silla vacía referida que los diferencia. Y a los cavalleros los tienen señalados sus lugares en las quatro sillas primeras de cada lado, como se entra, que se consideran como yndependientes del coro por estar destinadas para las umillaciones de los religiosos quando entran en el coro, y las mismas en que se ponían los sergentes que tenía el convento, a que se añade que en las ocasiones de aver pocos cavalleros están siempre enfrente de la puerta para que desde afuera los registren los seglares con cuya vista los afirman después si se ofrece que los cavalleros o tienen asiento entre ellos por ser ynferiores en la orden. [Fol. 78v] El segundo punto es cerca de los ospedages de los cavalleros que van de orden de Su G. a los combentos ha apreender la regla, reclusión, o penitencia el qual executan en las celdas que están desocupadas, que cierto son las yndecentes y desechadas por los religiosos, y aunque hasta aquí ponían en ellas camas y los trastos más preciosos como se hace con los combentuales quando salen del dormitorio, se yntrodujo en el trienio pasado por el licenciado Joseph López de Arguleta, subprior que entonces era, el que no se diese a los cavalleros camas ni otras cosas con la subplantación de que la casa no tiene obligación a darles nada, ni aún aposentos dentro del combento, diciendo deben vibir en la fortaleza, y que lo executado hasta aora ha sido de limosna con que dependiendo ya los cavalleros de la piedad de los religiosos se hace precisa la averiguación y manifiesta la duda de cómo deben ser reputados los cavalleros en los combentos. [Fol. 79v] Y sus aposentamientos sean aparte fuera del claustro, tengan la honestidad y observancia y obediencia y silenco que requiere y manda la regla de Santiago, y aunque
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combersen dentro del claustro e el coro al tiempo del oficio divino, y en el refectorio al comer y al cenar, en los otros tiempos retráiganse a sus aposentamientos. Con que si les da dicho capítulo asistencia precisa así en el coro y claustro como al refectorio también les da ospedage pues los manda que en las demás oras se retraigan a sus aposentos los que si tuvieran en la fortaleza como quieren disponer, era escusarlos a lo menos de los maytines porque a las doze de la noche que se dicen ni los cavalleros pudieran venir ni abirse a aquella hora las puertas del combento [cursiva en el original]. [Fol. 82r] Para su mayor confusión el dicho licenciado Diego de la Mota, religioso de Uclés con su libro de anotaciones a la regla título 4 ympreso en Valencia año de 1599 capt 8 fol. 393 en que haciendo descripzión del combento viejo y nuevo de aquella villa señala los aposentamientos que entonces ocupaban en él los cavalleros por estas palabras con que se dan fin a este segundo punto: Bolbiendo a salir de la yglesia por la puerta que entramos más adelante, en este mismo lienzo de pared está la puerta del combento éntrase a un zaguán y a la mano derecha está la audiencia con su tribunal levantado y frontero de esta audiencia a la mano yzquierda está el escritorio de esta audiencia y priorato y luego el aposento de el portero es freyle clérigo, y más adelante ay unos aposentos donde avitan ahora los cavalleros que vienen a aprender la regla y este sitio el año de 1670 era refectorio de los freyles clérigos y se mandava por el claustro, y todo esto se manda ahora por esta portería y zaguán que esta fuera del claustro. [Fol. 85r] [...] si los conventos y particularmente el de Uclés gastasen sus rentas como deben, eran capaces de la mayor grandeza y sobra de mucho caudal que distribuyr entre los combentos de religiosas, pobres y cavalleros necesitados que se ven cada día por las calles pedir públicamente limosna, pero able en este particular lo material del convento de Uclés, pues con haver costeado la Mag del señor Rey Phelipe Segundo la fábrica de la yglesia y fachada de casa que mira a la villa se alla oy casi ynabitable, mal cuydada llena de goteras y sin que en 550 años que ha que esta allí el convento se aya fabricado de quenta de él más que el lienzo que mira a poniente, con que siendo esto cierto como lo es, y la economía que practican con los cavalleros queriéndoles alquilar las camas a más subido precio que se hace en las posadas y llevándoles en algunas cosas duplicado que a los religiosos dellos quien vastará a ponderar esta desgracia, mal gobierno, yngratitud y temeridad de los yndibiduos del enunciado convento. [A partir del fol. 95r. Respuesta del convento a estas acusaciones, en las que se puntualiza que Francisco de Arce estuvo 15 meses preso en Uclés, causando durante este tiempo muchos problemas a los religiosos] [Fol. 104v] En el [año] 513 quiere con novedad exagerar de mala inteligencia la que esta dada y se practicó siempre al capítulo 33 de la regla en quanto a que los cavalleros viban en los conventos de los clérigos fuera de el claustro, al 514 refiere dicho capítulo 33 y al 15 yntenta apoiar con Mota su cavilación, lo cierto es que del no poderse oy practicar como siempre se practicó por no haver comodidad en este convento para tener los aposentamientos fuera del claustro a los cavalleros se originan los grabes ynconbenientes que se experimentan, y que siempre se practicase es evidente, pues en todas las visitas generales se haze de esto expezifica mención y en la descripzión que zita de Mota se evidencia que para entrar desde donde dize que estaba la audienzia y los
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aposentamientos de los cavalleros a el claustro avia otra puerta que se zerraba como la principal y esto duro hasta el año de 711 y así quedaban y vivian los cavalleros fuera del claustro pero zerrados vajo la puerta principal. [Fol. 105r] Pues como a vista de esto quiere apoiar con Mota el que por la delineazión que haze de este convento ayan de vivir los cavalleros dentro del claustro, quando expresamente explicado la regla dize y infiere lo contrario de la mesma planta de este convento que en donde le zitaba delineando con fundase el caballero Arze con su corta inteligencia y no quiera confundirnos a todos con su cavilazión maliciosa. [Fol. 108r] Y aunque lo que en este 34 de este punto dize tocante a obra material del convento (que aun las piedras no están libres de su mordaz audacia) no es del yntento no es razón dejar de dezir algo para que se evidenzie la ygnoranzia que padeze en todo: dize que el Rey Phelipe 2 costeó la fábrica de la yglesia y fachada de la casa que mira a la villa y que en 550 años no se a fabricado por quenta del convento más que el lienzo que mira a poniente. Y es zierto que tiene tan vien fundadas estas notizias como todas, pues lo que no tiene duda es que el señor Phelipe 2 entró a reynar el año 1556, con que si la maior parte de obra estuviese en este año ya hecha y a costa del convento nada tenemos de lo que el caballero Arze dize: y que fuese así consta porque en la demarcación de la casa que se hizo en la visita general del año 1539 se be que estaban ya hechas las cantinas, sachristía y el lienzo o fachada que dize asta el primer piso, y que la obra se hazía y proseguía a cosa del convento consta de las quentas de dicha visita y como a el presente se registra el primer piso es aún más de la mitad de la dicha fachada, después del año 1549 por zedula real del señor emperador Carlos 5 consta se nombró por maestro de dicha obra a Luis de Vega su maestro maior y mande se le pague de las rentas del convento lo demás poca duda que daba se hazia por su quenta, quando no constara como consta ser así de quentas de este dicho convento por la visita del año 1555 consta que la yglesia estaba prinzipiada y en tal estado que la tasazión que se hizo de lo necesario para acabarla fue de 15 quentos de mrs. y consta de ella también que toda la fachada estaba acabada en dicho año y solo faltaba en maderar los quartos y que el paredón de la carrera se havía prinzipiado, y aún todavía no reynaba el señor Phelipe 2 pues por donde quere aseverar se hizo a su costa quando consta se hizo la muralla de la Carrera a costa del convento que lo determinó en capítulo de 16 de marzo de dcho a. libro capitular fol. 213 y el año 1565 se acuerda el quitar la hospedería y los alcaides de los sitios y zerrar estos por aorrarse asi 30 ducados para ayuda de la obra, consta de capítulo de 1 de junio de dicho año, libro capitular fol 78 y 80, obsérvese pues quien costeaba la obra. En dicho año compró el convento la plaza de la carrera en 30 de junio, consta de dicho libro fol. 81 y de escriptura que ay en el archivo. [Fol. 108v] En el año 1593 se situaron 60 ducados en cada un año de las rentas que este convento tiene en el campo de Montiel para la obra de yglesia, consta de capítulo de 10 de noviembre, libro capitular fol 162 y 163 en el año 1597 consta que aún no estaba cubierta la capilla maior de la yglesia ni hechos los capiteles por acta capitular de 13 de julio en que se determina hazer los capiteles por acta capitular de 13 de julio en que se determina hazerlos y cubrir la dicha capilla el año de 1598 domingo 13 de septiembre murió el señor Phelipe 2 como es notorio pues béase la obra que se hizo en su tiempo y como nada fue a su costa si no es a la del convento y se conozera la verdad que yncluie en
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todo el memorial el caballero Arze y bástele el quedar convenzido sin merezer respuesta las ynmodestas vozes con que concluie este punto por ser mas para despreziadas que para atendidas. Documento 30 AHN, OM, L. 1128c. Visita general al monasterio de Uclés efectuada entre 1719-1720. [Fols. 1r-19r] El rey, Por cuanto an fallecido todos los visitadores que en el último capítulo general de la Horden de Santigao y en los particulares della están nombrados, y así por la dificultad de congregar la orden como por los grandes embarazos que se an ofrezido en mi reino no se an podido celebrar capítulos hen mi particular. Y considerando que por esto a muchos años que no se visitan los monasterios, personas y vienes de la dicha orden [...] por decreto de veinte y siete de diziembre de mill setezientos y quinze resolví que fuesen visitadas las hórdenes militares y para la de Santiago del combento de Uclés, partidos de la Mancha Rivera del Tajo y Campo de Montiel por resolución a consulta de mi Consejo de las Órdenes de veinte de febrero de mill setezientos y diez y siete nombré por executores de la dicha visita particular y mis comisarios y juezes de orden a vos don Francisco Fernández Reyllo, caballero profeso de la misma orden de Santiago alcalde de mi casa y corte y al lizenciado don Diego Castañón mi capellán de onor por la referida orden [...] se mandó guardar en el último capítulo general zelebrado en los años de mill seiszientos y cinquenta y cinquenta y tres y lo mandado por los visitadores prócsimos pasados a los prezedentes y por los establecimientos nuevos de dicha orden llevándolos libros de uno y otro conforme en la dicha ynstruzion general se previene. [Fol. 6r] Descripción del combento Estando en el sitio del Real Combento de Uclés en treinta días del mes de octubre de dicho año [1719] los señores visitadores generales con el presente notario dieron principio a la descripción deste Real Combento el qual su fábrica e yglesia parezió ser de sillares de cantería y ser todo su edificio al parezer quadrado, con dos torres quadradas de a tres cuerpos cada una, con sus capiteles y abuxas beletas y cruzes maestrales con diferentes bolas doradas con quatro bentanas al principio de cada capitel y enzima bolas doradas y remate y todos cubiertos de pizarra. Y por zima de las cornisas de las dichas torres antes del capitel corredores de piedra con sus berxas y pasamanos. Y en la capilla mayor ay otro capitel correspondiente a los dos antezedentes y en la abuja por beleta tiene un gallo y sobre él el escudo de la orden. Dicho combento está en la situazión de un zerro o peñascar de mucha aspereza y frente de la portería que está a medio día a diez o doze pasos está un castillo maltratado que llaman torre albarrana en la qual está el relox y canpana. Deste castillo sale un lienzo de muralla muy alto y grueso de forma que se puede pasear por él y ba hasta dos tiros de arcabuz a dar a otro castillo tanbién muy fuerte el qual tiene quatro cubos baluartes plaza de armas y torre de omenaje entre los quales
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castillos ay dos portones que sirben al combento por el uno para la comunicación con la villa que esta tendida a la falda del zerro, a la parte de oriente y por el otro entran los coches y azemilas que bienen a este combento y ambos se zierran de noche. Y por la falda de dicho peñascar se dezan reconozer tres murallas y otro fortín entre las queales tiene el combento huertas y frutales teniendo su riego de una fuente natrural [sic] que esta a la distançia de dos tiros de escopeta de agua muy buena con la qual muele un molino. Y frente de la puerta de la yglesia que mira al norte ay un tránsito que llaman la Carrera que tendrá de largo hasta nobenta pasos y de ancho quarenta y un pasos y buelbe en la misma forma hasta rematar la otra fachada del conbento a la parte de oriente. Y frente a la puerta de la yglesia lado del norte ay unas paredes antiguas de manpostería y tierra y más abaxo un pretil de piedra labrada de hasta treinta baras por el qual se da bista a las huertas río y parte de la villa la qual está muy profunda. La portada desa yglesia por esta parte es de arco con dos pedestales a los lados de donde arrancan quatro colunas de piedra con sus capiteles dos a cada lado con sus cornisas y sobre ellas otras quatro colunas menores y tres nichos los dos entre las colunas y otro en forma de óbalo en medio y zierra la obra otra cornisa. Las puertas son de nogal y su clavazón redonda torneada de bronze con dos escudos de Santiago y conchas todo de metal y para entrar por dicha puerta ay tres gradas de piedra, y a la parte de adentro de dicha puerta ay un canzel grande zerrado de pino y nogal y en la techumbre tiene dos escudos de la orden y en medio la cruz maestral. Dicha yglesia tiene otras dos puertas la una frente de la antezedente a la parte de oriente que sale al claustro la qual su portada es lisa y puertas de pino y clavazón. Y la otra puerta está a los pies de la yglesia la qual es de piedra labrada con las mesmas colunas que la primera y en el óbalo está la efixie del titular en piedra y a cavallo dicha puerta está tapiada y no se sirven por aora della. Dicha yglesia tiene sesenta y cinco baras y tres quartas de largo y catorze baras de ancho y se compone el cuerpo de la yglesia de ocho capillas quatro a cada lado con sus bóbedas lisas y rexas de madera pintadas de negro y oro ezepto las quatro dellas que están baxo del coro que están del color de la madera. Y está dicha yglesia formada de arcos torales y bóbedas lisas toda enluzida y con escudos de la orden. Tiene dos pilas de jaspe encarnado enbutidas en negro sobre sus colunas y pedestales delo mismo para agua bendita. Tiene diez bentanas con sus rexas y bidros para dar luz y en cada capilla otra tanbién con bidros y rexas de yerro. Y para subir a la capilla mayor ai tres gradas de piedra y sobre la última esta un pedestal de jaspe demás de tres quartas de alto sobre que descansa la rexa de madera de dicha capilla mayor la qual tiene sus puertas y erraxe y está pintada de negro y oro con diferentes remates y una cruz en medio dicha capilla mayor y su cruzero. Esta losada de piedras blancas y negras bruñidas y forman dibersas lavores. Para subir al altar mayor ay nuebe gradas y después un plan de diez pies hasta el altar mayor y en el zerco que esta ochavado por los lados del altar ai en algunas partes diez y ocho pies a otras doze y a otras diez. En el primero banco del retablo es de zinco quartas de alto de jaspe negro y encarnado sobre el qual y el altar mayor se funda todo el retablo que es de tres cuerpos en el primero esta el sagrario y la peana es una gran custodia o urna con quatro arcos y ocho colunas estriadas con muchos florones y remates toda dorada como lo esta todo el retablo en la qual esta una echura de talla de estatura natural de Nuestra Señora de la Concepción con un zerco de raios de madera dorados con corona de plata zercada de rayos y belos de tafetán carmesí senzillo y en los lisos de los lados del primero vanco y cuerpo del retablo entre las repisas que son unos florones
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dorados y estofados dos laminas una de la Adorazión de los Reyes y otra de el Nazimiento, de cuias repisas salen fuera de dicho retablo seis colunas de a nuebe baras de largo cada una doradas y labradas de media caña y entre las dos del lado del Evanxelio está una echura de talla de estatura natural de san Agustín bestido de pontifical. Y en los lisos del retablo a dicho lado dos lienzos el uno de la Transfigurazion del Señor y el otro del archanxel San Miguel. Y entre las colunas del lado de la Epístola ay otra echura de talla de estatura natural de San Francisco de Borxa bestido de golilla y manto capitular y en los lisos del retablo a dicho lado ay otras dos pinturas la una de la benida del Espíritu Santo y la otra de Santo Thomás. Y en medio en lo principal del dicho segundo cuerpo un lienzo de siete baras de alto enbebido en el mismo retablo del apóstol San Santiago a caballo, y sobre dichas seis colunas corre una cornisa muy hermosa y en ella ay seis pedestales dorados correspondientes a las colunas y sobre ellas sentados y de talla y estatura natural los santos apóstoles San Pedro, San Pablo, San Andrés, San Bartolomé, San Juan, San Matheo, y en medio un cruzifixo de más que estatura natural y dos echuras de talla a los lados de Nuestra Señora y San Juan y de dicho retablo arrancan seis cascos o raios dorados zerrando un medio punto todo pintado de gloria y en medio el padre eterno y un florón y escudo de la orden y a los lados de dicho altar mayor en sus muros tiene dos balcones de yerro con sus bolas doradas y en el plan de dicho altar mayor ai dos puertas de pino y nogal que la una corresponde a la sachristía y la otra que esta a el lado del Ebanxelio esta finxida y solo haciendo correspondencia a la otra, y la tapa un dosel de damasco encarnado y una silla. La capilla mayor está fundada sobre cuatro pilastras y colunas de sillares, quatro arcos y sobre ellos la media naranxa con ocho ramos de piedra y por clave una lanterna calada. Dicha capilla mayor tiene otras dos bentanas con sus rexas y bidros y otros dos balcones altos de yerro con sus bolas de metal doradas y un púlpito de yerro, y ai dos lámparas de plata de admirable echura con seis cadenas cada una que las forman conchas y escudos de la orden la qual están en unos pescantes de metal a los lados de las gradas del altar mayor. Dicho altar tiene su ara, manteles y frontal de tela blanco bordado de ymaxinería de oro y fleques grandes de lo mismo. Y en el cruzero ay dos altares colaterales. El del lado del Evanxelio titulado del señor Santiago tiene su retablo dorado en el qual está un lienzo de más de dos baras de alto pintado el Santo Apóstol de romero. Y en el banco de dicho retablo ay dos láminas la una de San Andrés y otra de San Phelipe y en medio un sagrario en questa la reliquia y brazo del santo apóstol. Y en el remate del retablo otra lámina de San Joan ebanxelista y quatro pirámides y bolas doradas y dos belos de tafetán carmesí y frontal de tela blanca bordado de ymaxinería de oro manteles y ara. Y una lánpara grande de plata con escudos de la orden y en las cartelas de que salen las cadenas quatro ánxeles. El otro colateral del lado de la epístola tiene su retablo dorado correspondiente a el otro y se titula de nuestra señora de la Conzepción y en el primero vanco ai dos láminas una de Santa Luzía y la otra de San Miguel y en medio otra lámina de Santa Rosa. Y en lo prinzipal del retablo otra lámina de a tres baras de alto de santa Ysavel y Çacharías [sic] y en la coronazión una lámina de Nuestra Señora de la Conzepçión y belos de tafetán carmesí ara manteles y frontal como los antecedentes. La primera capilla del cuerpo de la yglesia lado de la Epístola tiene su retablo dorado y en él un lienzo de a tres varas de la Visitación y en el primer banco tres láminas una de Santa Águeda otra de San Juan Baptista y otra de Santa Polonia, y enzima de las cornisas en medio un lienzo de a bara de San Antón, remates
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dorados y escudo de la orden. Dicho altar tiene ara, manteles y frontal de damasco blanco. La segunda capilla de dicho lado tiene su retablo dorado como el antezedente y en el primero vanco ai tres láminas San Roque, Santa Mónica y San Blas y en lo principal un lienzo de a tres baras de San Agustín y en la Coronazión del retablo otra lámina de a bara de San Sevastián tiene ara, menteles y frontal de damasco blanco. Y las otras dos capillas de dicho lado están por adornar. La primera capilla que está a el lado del Ebanxelio se titula del Santísimo Cristo de la Umildad la qual tiene su retablo dorado y en el primero vanco en el sitio del sagrario está un cruzifixo de a terzia y en el nicho principal una echura de Cristo de la Umildad en talla de estatura natural con dos velos el uno de gasa y el otro de ormeiz zeleste con puntas de plata y en el remate del retablo una lámina de San Andrés, tiene dos arañas de plata ara, manteles y frontal de damasco blanco y en las paredes de dicha capilla ay seis lienzos de pintura de Pasión con marcos negros. La segunda capilla tiene su retablo dorado como los antezedentes y en él un lienzo de a tres baras del archánxel San Miguel y en la coronazión del retablo otra lámina de la Asunción. Dicho altar tiene su ara, manteles y frontal de damasco blanco. Y las otras dos capillas están por adornar. Y en una pilastra que está en mitad del cuerpo de la yglesia a la parte de oriente ay una rexita de yerro en una piedra negra y dentro de la rexa otra piedra donde se dice sentó María Magdalena sus pies y porzima desta rexa una escripción que dize, adorabimus in loco ubiste terum pedes eius ejam 131. Y volviendo al sitio de la capilla mayor ay una puerta mui grande la qual sale a el sitio de la escalera que sube al choro y tanbién frente de otra de la sachristía la qual sachristía es una sala de veinte pasos de largo y quinze de ancho enluzida y sus techos de bóbeda y ramos de piedra en la qual a mano derecha en el primero lienzo de pared está un aguamanil de jaspe negro con su pedestal de lo mismo y el mar [sic] tiene tres baras y media de largo de una pieza bruñido con gran primor con tres caños y llaves de bronze y en la pared dos pirámides de jaspe berde y en medio un ávito de Santiago de jaspe encarnado, la cruz maestral y quatro conchas y por zima, dos espexos de christal grandes con marcos de lo mismo y otros adornos de que se tratara en su lugar. Y de dicha pieza se entra a otra, que la divide un arco de piedra labrada la qual es poco menor que la antezedente y ambas sirven de sachristía la qual tiene puerta al altar maior y tiene diferentes escaparates, caxones y otros adornos. Saliendo de la sachristia se sube una escalera de piedra mármol con sus balaustres, pasamanos de yerro y bolas de piedra la qual sirve para subir a los dormitorios y tan bien al choro el qual es mui capaz y coxe porzima del medio cuerpo de la yglesia. Tiene su sillería alta y baxa de nogal y de buena echura y su fazistol y fuera del choro a los lados ai dos tribunas con balcones de yerro y bolas doradas en donde están los órganos. Y atravesando dicho choro se entra en una sala con sus puertas de tableros de nogal cuia sala tiene diez y ocho baras de largo y catorze de ancho en la qual está la librería del choro y más adentro ay otra sala como la antezedente con sus puertas y dos ventanas en questá la librería de la casa. Y saliendo afuera para subir a la portería frente de la torre albarrana ay una escalera de piedra con dos desembarques sin pretiles y pasamanos que por un lado tiene doze gradas y por otro onze y su descanso arriba losado y dentro de dicha portería a mano yzquierda está el despacho de la notaría y audiencia eclesiástica y al otro lado más adentro la hospedería. Y volviendo a salir de dicha portería más abajo está otra puerta que ba a la cozina y cantinas por la qual entran las azemilas. Por baxo desta segunda portería en la pared del conbento al lado de oriente está la cárzel
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eclesiástica y ba siguiendo dicha pared ques de piedra con muchas lavores y ramos en que ay veinte y dos ventanas muy talladas sus molduras en la misma piedra y diferentes balcones con bolas doradas, luego siguen los estribos de la capilla mayor labrados con diferentes tarxetas y en cada estribo de escultura de piedra reyes y en el primero ay la escripción que dize, Reynando en España Carlos V enperador maestre desta orden Don Pedro García de Almaguer prior deste combento con solemnidad pontifizia sentó la primera piedra deste y no se puede leer otro renglón que denota tener así por las alturas del sitio en questá como por lo gastado de los temporales [cursiva en el original]. El claustro de dicho combento es quadrado y está empezado a desmontar. Y es peña biva que se dize no bastan picos y es nezesario taladros y pólvora. Tiene de frente por qualquiera de sus quatro ángulos quarenta y ocho pasos y en la nave que mira al medio día dónde se dize fue la yglesia antigua enbebido en la pared ay un sepulcro de losas negras con escripción gótica que está gastada de los tenporales y sobre él una efixie de alabastro de un obispo defunto. Dízese que dicho sepulcro es del maestre don Rodrigo Manrrique. Por baxo deste y enbebidos en la pared con losa negra ay otros dos sepulcros sin escripción alguna. Más abaxo ay otro con un escudo con seis panelas tanbién sin escripción. Más abaxo ai otro con un escudo con nueve panelas y una banda y una escripción que dize aquí yaze Fernán Rodríguez de Gres. Más abaxo en el mismo lienzo de la pared ay otro que dize aquí yaze la muger magnífica señora la ynfanta Urraca la qual dio a Buenamesón por que tengan cargo de rogar por ella a su mgd. y no se allaron más sepulcros ni escripciones y dichos señores visitadores fueron informados que a el tiempo que se derribó la yglesia antigua se sacaron dichos cuerpos y se trasladaron a el panteón questa baxo del altar mayor y pusieron en unos nichos tomados con yeso de que se tratara en su lugar y en la forma referida se fenezió esta descripción y la firmaron dichos señores doy fee. Fols. 35r-37v. Visita del panteón En el combento de señor Santiago en quatro días del mes de noviembre del dicho año los señores visitadores generales aviendo concluido la visita de la sachristía pasaron al panteón deste combento el qual está por vaxo y en el centro a lo que pareze de la capilla mayor y su entrada es por una puerta questá ynmediata a la sacristía y baxo de la escalera principal que sube al choro y bibiendas, cuia puerta es grande de nogal bien labrada y aviéndola abierto con asistencia de los dichos lizenciados Bonifazio Milano y Gerónimo Gutiérrez Coronel relixiosos asistentes y otras personas se baxó una escalera que tiene cinquenta y nuebe escalones, los tres primeros de piedra y quatro descansos y entre ellos tres aposentos y aviendo llegado abaxo se dexó ver una pieza quadrada de veinte y un pasos quadrados fundada de piedra sobre quatro arcos y su bóbeda y una rexa o claraboia a la parte de oriente que mira a la Carrera y le da bastante luz, y toda dicha pieza sus quatro ángulos esta de rexas de pino teñido negro imitando a hierro y en el primer lienzo de pared ynmediato a la escalera a la yzquierda ay diez nichos en la pared, los cinco ocupados y los demás vaçíos. [1] Y en el primero ay un escudo pintado en el mismo yeso con hoxas de higuera y dize de letras negras en el yeso de Figueroa comendador año del 1512 y no se pudo leer más por estar gastados los caracteres.
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[2] El segundo nicho no se pudo reconozer el escudo y tiene una escripción en el yeso que dize no se pudo ber letra ni el escudo. [3] El terzero sepulcro y nicho tiene un escudo con seis panelas y la escripción no se dexó leer por gastadas las letras. [4] El quarto nicho está con un escudo una banda y nuebe panelas y dize aquí yaze Fernán Rodríguez de Grez. [5] El quinto sepulcro es un escudo con un león y de la escripción se perzive la primera letra que es A y en otra lignea Doña y dichos relixiosos dixeron ser de la ynfanta doña Urraca. Y por zima dize estos zinco sepulcros se trasladaron del claustro lunes marzo 21 de 1712, y en otra lignea por baxo dize el color de los escudos son voluntarios. Y siguiendo el mismo lienzo de pared sobre un poio ai una echura de alabastro de un obispo defunto, y más adelante en dicho poio un retablo antiguo de dos varas de alto y en él la Santa Cruz y Santa Cathalina y fuera de dicho retablo en las esquinas del poio dos echuras de talla de a tres cuartas desnudas de Adán y Eva y muchas calaveras, otra cruz de pino de tres baras y media de alto. Y en el lienzo de pared que mira a oriente ay dos óbalos en ellos dos cavezas de madera tallada y barnizada de san Pedro y san Pablo y en el yntermedio un nicho capaz y en él un sepulcro de piedra labrado y sobre el la efixie de Christo nuestro redentor defunto y de la misma piedra a las dos cavezeras del sepulcro están Joseph y Nicudemus y arrimados al sepulcro aziendo frente como se entra esta su santísima madre San Joan y las Marías de cuerpos enteros de la misma piedra y por un lado de dicho sepulcro se entra a un cuarto que sirve de osario y déposito de los huesos de los defuntos y sobre dicho sepulcro ay subiendo una escalera de palo una tribuna con sus corredores de madera teñida negra la qual esta frente de la puerta por donde se baxa a dicho panteón en que ay un altar y en el un retablo de a bara y media de alto antiguo y pintado en tabla el deszendimiento de la cruz. Y en el lienzo de pared de poniente ay otro retablo pequeño con su plan de altar del archánxel San Miguel en pintura que en el suelo de dicho sitio una coluna que sale de un poio o sepulcro la qual es de piedra de dos varas de alto con su capitel y sobre ella una calavera de que no se dio razón alguna por dichos relixiosos, y al final de dicha pared se reconoze una puerta tapiada que sale a la Carrera a la parte de oriente. Y en el plan de dicho panteón a la parte del norte ay una losa de sepultura que su escripción y escudo por gastado no se pudo reconozer. Y en un cuarto que está en dicho panteón a mano derecha al principio de la escalera se rreconozió aver en el las armas siguientes: Quinze sillas de vaqueta para cavallos las quales estavan sobre cavallos de palo y están bien tratadas. Trainta y sesis petos y espaldares de azero. Veinte y quatro morriones de azero con sus zeladuras y viseras. Quarenta y dos brazaletes de azero cumplidos. Treinta y seis manoplas de azero. Un par de botas de azero. Veinte faldillas de piezas de azero. Y no se alló otra cosa en dicho cuarto y panteón y los otros dos cuartos questan en la escalera se allaron vazíos y dichos relixiosos asistentes dixeron sirven para prisiones y
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se allaron con dicho panteón con todo aseo y sin umedad alguna aún que coxen en sitio tan profundo, y dichos señores visitadores lo dieron por visitado y se volvió a zerrar y lo firmaron dichos señores, doy fee. Fols. 37v-41v. Visita de la reliquia de señor Santiago En el combento de Uclés en quatro días del mes de nobiembre de dicho año los señores visitadores generales visitaron la reliquia y brazo de nuestro patrón señor Santiago questa en el collateral del lado del Ebanxelio y para dicho efecto el lizenciado don [tachado] Bonifazio Milano relixioso de dicho conbento puesto de capa pluvial y otros relixiosos y personas particulares con belas enzendidas en las manos se fue a dicho altar collateral titulado de Señor Santiago, y en el sitio del sagrario aviendo corrido unas cortinas de tafetán carmesí se dexaron ver unas puertas de berxas de yerro dadas de color azul y en algunas partes oro, con tres zerraduras y llaves las quales abrió el dicho lizenciado Bonifacio Milano con una llave que le dio el prior y otras dos que le ministraron dos relixiosos claveros y se abrió dicha rexa que dando la mitad a cada parte del altar y aviendo corrido otro belo se manifestó un arca guarnezida de terciopelo negro de dos piezas con sus cantoneras de plata blanca y por pies quatro granadas de plata y aldabillas de plata que la sujetan. Y aviendo desechado dichas aldabillas se dibidió en dos partes y se manifestó otra arca de poco más de media vara de ébano guarnezida de oro con sus esmaltes con su zerradura y con escudos de armas reales alrededor y sobre la tapa una echura de señor Santiago en ábito de romero de oro y esmalte reclinado con su calabacita, esclavina y bordón y tendrá dicha echura una sesma de largo cuia arca abrió dicho relixioso con otra llave que le ymbió dicho prior y dentro ella se alló el brazo del glorioso santo apóstol señor Santiago el mayor, embuelto en tres paños el primero encarnado y plata, el segundo de tafetán morado y el último que toca dicha reliquia de tafetán encarnado la qual es de largor de poco menos de media vara y en ella misma esta escripto con letras negras lo siguiente: Sancti jacobi apostoli maioris reliquie vere quas dominus en bruris episcopus herbi fundator huius monasterii de conpostelo herví polia tulit et sancto machario primo abbati de dit anno m c xxx v iii. La qual dicha reliquia aviendo sido reberenziada y benerada por dichos señores visitadores, relixiosos y demás personas particulares que concurrieron se volvió a dichos paños y puso en dicha arca de ébano donde se allaron dos bulas en pergamino que anbas parezieron ser de un mismo thenor. Que reconozida parezió estar en lengua latina y empieza diziendo: Ego Anselmus ex antiqua nobiliq stha cheliorum in commitatu tirolensi familia ortus y finaliza diciendo, in yeluar ultimo die jannuarii anno post virgineum partum millesimo quigetesimo octuagesimo primo, ego anselmus stheckelius propria manu supra scripta y terum sacte atestor, cuia bula se alla ynserta en la visita general del año pasado de seiszientos y quatro que por lo referido solo se zita en esta y así mismo se alló con dicha bulla y en dicha arca un testimonio dado por Francisco González de Eredia secretario de su Magestad y del Consejo de la Cámara que su thenor es el siguiente. Yo, Francisco González de Heredia secretario de la Magestad del rey nuestro señor y del Consexo de la cámara y de las tres Hórdenes militares de Santiago, Calatrava y
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Alcántara y de los descargos de los reyes de Castilla zertifico que el rey Phelipe nuestro señor segundo deste nombre que santa gloria aia por un papel firmado de su real mano que dexó junto con su testamento y cobdizilio [sic] y todo ello esta en mi poder orixinalmente por mandado de su magestad catholica ordenó e mandó se diese a la dicha horden de Santiago y al prior del combento de Uclés en su nombre el brazo del apóstol Santiago el maior para el efecto que se contiene en el dicho papel cuio thenor es el siguiente. El brazo de Santiago el maior que me ymbió el duque de Babiera está en mi guardajoias de Madrid, mando que se dé y entregue de mi parte a la horden de Santiago metido en la caxa de ébano guarnezida de oro que está agora en la qual me la ymbió dicho duque que así me a parecido justo por la debozión que tengo al glorioso Apóstol y la administración de la dicha orden y quiero que mis testamentarios la agan entregar al prior de Uclés en presenzia de algunos trezes de la orden y de algunos relixiosos de dicho combento para que en él se guarde con la benerazión devida y se conserve perpetuamente allí como cosa por mi mandado entregada a la horden de Santiago, sin que se pueda disponer desta santa reliquia en otra forma por ninguna causa ni manera que sea y para que esté en mexor guarda y custodia no a de salir de poder del prior de Uclés que la reziviere o de los que por tiempo fueren la llavezilla que juntamente se le entregara de la dicha caxa de ébano guarnezida de oro y las llaves de otras dos caxas una sobre otra en questa de ébano esta metida las ternán otros dos relixiosos del mismo combento los que aviéndolo comunicado con el mismo prior y trezes que asistieren al tiempo de la entrega señararen mis testamentarios que los días del apóstol Santiago o otras fiestas señaladas que parezca sacar el altar su santo brazo bastará que sea en su caxa de ébano sin sacar della y de más desto el dicho combento de Uclés y Orden de Santiago an de quedar con obligazión de traer la dicha reliquia a qualquiera parte y lugar de la probincia de Castilla donde se zelebrare capítulo general de la dicha orden de Santiago para que se aga con su más particular favor y patrozinio y acavado el capítulo se bolberá la santa reliquia al mismo combento de Uclés lo qual se ará todas las vezes que ubiere capítulo se bolverá la santa reliquia al mismo combento de Uclés lo qual se ara todas las vezes que ubiere capítulo general en la dicha provincia de Castilla como queda declarado. Y quiero y mando que este papel balga como si fuera clausula expresa de mi testamento y que uno de los primeros actos del Capítulo General sea ver cómo se cumple enteramente con esto que dexo ordenado en San Lorenço a veinte de agosto de mill y quinientos e nobenta y ocho, yo el rey. En cumplimiento de lo qual estando la magestad del rey nuestro señor en una pieza y sala grande del monasterio de San Hierónimo desta villa de Madrid que llaman el capítulo, oy domingo diez y seis de abril del año de mill y seiszientos años que es el día para que su magestad mandó convocar el capítulo general de la dicha Orden de Santiago, yo el dicho Francisco González de Heredia dixe al rey nuestro señor como su magestad cathólica que aia gloria avía ordenado se diese el brazo del apóstol Santiago al prior del dicho combento de Uclés y que siendo servido se aria para que se tubiese conforme al dicho papel suso incorporado y su magestad me respondió que se hiziese así y luego en cumplimiento de su real mandato estando en el altar que ai en la pieza del dicho capítulo la dicha santa reliquia la dio y entregó a don Bartolomé Magnes prior que al presente es del dicho combento de Uclés con sus tres caxas y llaves don Álbaro de Carbaxal limosnero y capellán maior del rey nuestro señor y testamentario de su magestad que aia gloria en presencia de los señores duque de Lerma marqués de Denia comendador maior
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de Castilla de los consiliarios de estado y guerra de su magestad su sumiller de corps y caballerizo maior y del conde de miranda presidente de los Consejos Reales de Cámara de Castilla y del supremo de Italia [...]. Fol. 53r. Librería del combento En el combento de Santiago de la villa de Uclés en cinco días del mes de nobiembre del dicho año los señores visitadores generales pasaron del choro a la librería deste combento que es una sala nueba embobedada con dos ventanas grandes con sus bedrieras que miran a poniente la qual esta toda enluzida y en la testera tiene una puerta grande que sale a una tribuna y balcón de yerro con sus bolas doradas questa en la capilla mayor haciendo frente al collateral de Santiago y en estotra [sic] testera de la entrada ay enbebida en la pared una alazena con sus puertas de zeloxía y llave y toda dicha sala está zercada de estantes de pino mui collocados de libros y en las colunas tarxetas de la faculta de que trata, cuia sala tiene treinta y tres baras de largo y siete de ancho con sus puertas y llaves la qual se alló a cargo del lizenciado Diego Carralero presbítero relixioso bibliotecario aquí en dichos señores mandaron abrir dicha sala y lo executo y se imbentariaron en ella [...]. Fol. 99r. Vienes en dicho cuarto Quatro mesas de nogal. Dos vancos de nogal. Un lienzo de a bara de nuestra Señora y el Niño. Otro lienzo de san Gerónimo de a bara. Otro de San Agustín. Otro de San Gregorio Magno. Otro de San Juan Ebanxelista. Otro de San Matheo. Otro de San Lucas. Otro de San Marcos. Otro de san Ambrosio. Otro del rey Banba. Seis retratos de relixiosos del convento. Un banco de respaldo. Dos escaleras de pino. Fol. 100 r. Archivo general En el combento de Uclés en nuebe días del mes de nobiembre de dicho año los señores visitadores generales con asistencia del lizenciado Diego Carralero relixioso deste combento y a cuio cargo está el archivo el qual está porzima del callejón que mira a la Carrera en el último alto después dél y para subir ay una escalera de treze escalones y tiene dos puertas, la una antes de la escalera y después de subida la otra y ambas fuertes con sus llaves el qual es un cuarto quadrado mui fuerte y su techo de bóbeda con ramos
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y clave y tiene una ventana con su rexa de yerro y red de alambre a la parte de medio día y todo el está zercado de caxones grandes de pino ajustado a sus paredes con toda curiosidad en forma de estantes con ocho gavetas grandes por alto y cada una con dos aldavas de yerro con sus tarxetas en cada gaveta de los papeles que en si enzierra. Fol. 105r. Pendones Dos estandartes el uno de damasco carmesí con cordones y borlas de seda y hilo de plata y oro y bordado de ymaxinería Santiago a caballo y brazos, cavezas y manos de moros a los pies, y por el otro lado la cruz maestral y conchas. El otro es así mismo de damasco color de rosa seca, pintado en tela por un lado Santiago a cavallo y la cruz maestral y conchas con fleques de seda plata y oro y cordones y borlas de lo mismo con sus astas de madera tenida y ambos bien tratados los quales se volvieron a dicha arca. Fols. 105v-108v. Visitas generales antiguas Y por baxo de la bentana de dicho cuarto haze un arco y en el bueco ay tres andenes de tabla en forma de estante en que están los libros de visitas antiguas los quales y cada uno de por si están con sus tarxetas bien enquadernados y tratados linpios y puestos por su horden y son los siguientes. Mancha y Ribera del Taxo: 1478, 1480, 1494, 1498, 1499, 1508, 1515, 1523, 1528, 1537, 1549, 1555, 1611. [...] Y en dicho cuarto asi mismo se allaron los vienes siguientes: Quatro baules zerrados y encarados que dicho lizenciado Carralero declaró ser los que guardan las pruebas de los relixiosos y tan bien de quentas antiguas deste combento. Una mesa de nogal mediana. Dos banquillos de nogal. Una escalera mediana de palo. [...] Fol. 114r En el convento de Santiago en doze días del mes de noviembre de dicho año los señores visitadores generales visitron el refectorio de este combento el qual es una sala baxa y tiene tres ventanas con sus rexas y vidrios que salen a la carrera. Su puerta es de zinco baras de alto con sus postigos labrada de tableros. Tiene otras dos puertas menores que corresponden a la cozina. Sus techos son de madera de pino tallado en forma de artesonado y en la testera ai un escudo de armas y la cruz de la orden. Y ay un lienzo de dos varas y media de largo con su marco dorado antiguo de la espiración de nuestro señor Redentor y los dos ladrones con belo zeleste y entre las ventanas está un púlpito pequeño muy bien entallado. El suelo esta de ladrillos y azulexos y tiene de largo dicha sala veinte y nueve pasos y de ancho diez, las paredes enluzidas el qual se allo a cargo del lizenciado Manuel Romero relixioso [...].
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Fol. 121r. Corral de leña Y aviendo salido de dicha segunda portería en la azera de mano yzquierda ai un portón el qual hizieron abrir dichos señores visitadores con la llave que dio el cozinero y parezió estar lleno un coral [sic] grande que ai en dicho portón de leña para el abasto de la cozina. Taller para labor: y por vaxo del dicho corral y portón ay un cuarto colgadizo con su puerta y llave que sirve para conponer la madera de la lavor el qual parezió estar a cargo de Joan Prieto m. de carretero quien declaró que en el dicho cuarto no tiene el combento más que el casco dél y que los bancos y erramientas eran suias. Fol. 121v. Carpintería Y por vaxo del dicho cuarto ay otro con dos bentanas y su puerta con llave que pareze sirve de taller de carpintería y esta a cargo de Miguel de Arbiol maestro de carpintero quien declaró ante dichos señores lo mismo que el antezedente. Fol. 122r. Cárcel E luego incontinenti dichos señores visitadores pasaron a visitar la carzel la qual está a el principio de la Carrera haciendo esquina en los muros del combento y su portada es de piedra labrada y porzima tiene un escudo de la orden y una escripción que dize: mala mansión. Tiene su portal y en a la mano derecha la cozina y un sótano, y a la yzquierda los cuartos que son los que sirven de cárzel con su puerta de quartones de pino con su zerradura y llave muy fuerte y sobre dichos quartos y portal está la bibienda para el alcaide en otros dos cuartos [...]. Fol 125r-v. Visita de los tránsitos y quartos del convento. Quarto nuebo El primero tránsito que mira al medio día es el cuarto nuebo en el qual sobre el primer suelo de quadrado ay siete quartos grandes con sus puertas y bentanas nuebas y balcones de yerro que miran a las guertas y sobre estos quartos ai otro tránsito de seis aposentos también nuebos con sus puertas y bentanas nuebas y por el final del primero tránsito se baxa una escalera hasta veinte escalones la qual ba a dar a las nezesarias las quales están con todo aseo y limpieza y luego sigue un callexón ques el tránsito del dormitorio en que ai doze aposentos y una sala larga que sirve de dormitorio con su capilla en que ai un altar con un santo cruzifixo, manteles y frontal de damasco carmesí, dos candeleros de azofar y quatro bancos rasos una silla para el maestro de nobizios, todo lo qual se allo con todo aseo. 2.º Ángulo: Y el segundo ángulo del combento que mira a oriente está el quarto sastrería y otro que sirve de conthaduría y otro en que esta enzerrado el licenciado Nicolás Pingarrón relixioso de esta casa por fatuo, y otros tres quartos grandes que sus ventanas caen sobre la portería. 3.º Poniente: Y en el ángulo que mira a poniente no tiene quarto alguno por estar su callejón y comunicación para los demás arrimados a la yglesia. 4.º Al norte: Y en el ángulo que mira al norte primero alto está el cuarto prioral y después siete quartos y sobre él subiendo una escalera.
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Fol. 126r En otro tránsito correspondiente al referido ai onze quartos, y los del archivo general de la orden. Y abaxo el claustro, refectorio, carboneras y despensas los quales parece no tener nezesidad de reparos, y solo el tránsito del cuarto nuebo y los demás sin callexones se reconozió estar fundados de colgadizo en los claustros y sobre puntales de chopo en lugar de colunas que contiene todo el sitio de la yglesia biexa los quales están muy mal tratados a causa del mucho piso, poca firmeza de sus maderas como así mismo estar bestidos de tabiques sencillos y por todo ello necesitar de que se ponga reparo suficiente o que se prosiga en la obra empezada y en la forma referida. Dieron por visitados dichos quartos y los firmaron, doy fee. Fol. 126v. Hermita de Santa Catalina En el combento de Uclés en catorze días del mes de noviembre del dicho año los señores visitadores generales continuando la visita visitaron la ermita de Santa Catalina mártir que esta debaxo del dicho combento a la parte de la guerta y dentro de la zerca de dicho combento, la qual parezió estar renobada y tiene atrio cubierto y sus puertas de pino y tableros nueva con dos rexitas y su zerradura y llave toda enluzida y en ella un altar en el qual ay un lienzo con su marco negro, boreles y caprichos dorados de Santa Cathalina mártir, sus manteles y frontal de damasco carmesí. Que dicha ermita es de dicho combento la qual esta con todo aseo y dezencia y dichos señores la dieron por visitada. Fol. 127. Santorum En dicho día, mes, año [...] visitaron la yglesia de santorum y el hospital que este combento tiene en esta villa de Uclés cuia yglesia tiene su atrio empedrado y zercado de marmolillos y pretiles de pie con sus bolas de lo mismo y su fábrica es de mampostería, su portada de piedra labrada de arco y porzima ay un escudo con la cruz de la orden y conchas y enzima esta una torrezilla con la campana, sus puertas son nuebas de pino y tableros mui fuerte con sus zerraduras llaves y pasadores es de una nave toda enluzida y su techo de bóbeda con su media naranxa con ramos de yeso tallados y en las pechinas tiene escudos de la orden. Tiene un altar de Nuestra Señora de la Concepción con su marco dorado y belo de tafetán anteado y dos gradas de madera pintadas de jaspe y bozeles dorados. Tiene su ara, manteles y frontal de raso blanco con las zenefas de brocatel carmesí y en la dicha yglesia su pila para agua bendita de piedra labrada y a la mano derecha un sitio de dos baras en quadrado que sirve de sachrístia. Hospital: Y porzima de la yglesia ai una puerta grande de pino con clavazón de yerro tanbién fuerte, por la qual se entra a un patio tan bien grande, luego haze un soportal y en el ai dos cuartos vaxos y una cozina y un corral zercado y un sótano, y subiendo un escalera que está al principio del soportal a la mano derecha ay otro quarto entre suelo y más delante de dicha escalera una cozina grande y un corredor y frontero a la cozina una sala y dos aposentos para los enfermos y en dicha sala ay una tribuna que mira a la yglesia tan bien escalera para baxar a ella y al sitio de la sachristía cuia yglesia y hospital parezió estar a cargo de Ignacio de Espinosa, maestro de zirujano vezino de esta villa a quien dichos señores hizieron parezer ante sí y le perzivieron juramento según derexo y le mandaron de clarar los vienes que tiene a su cargo [...].
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Fols. 128v-129r. Hermita de Nuestra Señora de la Defensa En Uclés a quinze días del mes de noviembre del dicho año los dichos señores visitadores visitaron la hermita de Nuestra Señora de la Defensa que esta extramuros de esta villa la qual su fábrica es de mampostería y por delante tiene su atrio cubierto y su portada de arco de piedra labrada con puertas y clavazón de yerro al medio día, texada a dos aguas y sus techos de gran fortaleza. Es de una nave y tendrá treinta y seis baras de largo y antes del altar tiene una rexa de berxas de pino y para subir a dicho altar ai quatro gradas de yeso. Tiene su retablo pequeño dorado y en el nicho una echura de talla de más de tres quartas de alto de Nuestra Señora con el nicho con bestidos de nobleza berde y coronas de plata y por zima deste nicho así otro en que está una echura de señor San Juan y por zima de dicho retablo ai un dosel mui antiguo. Tiene su ara manteles y frontal de damasco carmesí. Y en dicha capilla ai quatro lienzos de pintura para su adorno, uno del rey don Ramiro, otro de Cristo cruzificado, nuestra Señora de la Soledad y nuestra Señora de Velén, y sobre un caxón en dicha capilla ai otro retablo con una echura de San Blas, cuia ermita se alló a cargo de Alonso de Carabaña, santero [...] tiene pila para agua bendita y bibienda a parte para el santero con su canpana en la torrezilla. Fols. 130v-131r. Castillo y fortaleza de Uclés En la villa de Uclés en quinze día del mes de noviembre de dicho año los señores visitadores generales visitaron el castillo y fortaleza desta villa el qual su portada es de piedra labrada y de arco sus puertas de madera con clavazón de yerro, zerraduras y llaves que está al norte y sobre ella un lienzo de muralla como de tres estados coronada de almenas. Y entrando por dicha puerta ay un patio grande y en frente de la puerta de dicho castillo ay otra que corresponde a una sala baxa embobedada y de allí a otra y a un corral y luego se sube por un escalera a una plaza de armas en que ay a las esquinas cubos redondos y en medio una torre mui alta que dizen de omenaxe todo lo qual esta muy maltratado sin puertas ni ventanas ni suelos de quadrado para la bibienda y salas de la torre cuio castillo parezió estar a cargo y ser alcaide del don Sevastian de Aguirre [...]. Fol. 133. Fuente Redonda Dista a un quarto de legua de Uclés. Visitaron la casa y heredad que dicho combento tiene, la qual esta zercada de piedra y cal de altura de dos estados poco más o menos. Y dentro de la zerca ay una casa a donde la comunidad suele recrearse algún dia sin hazer noche, y tiene en lo vaxo una sala larga con sus mesas y bancos y en la testera un quadro de Nuestra Señora de la Concepción. Hazia poniente ai una puerta por donde se entra al oratorio y por la parte de afuera ai un cubierto con postes de ladrillo y por baxo dél se pasa a la cozina y en lo alto ay la avitazión que sirve para el alcaide del sitio que cuida de todo el que tiene dentro dicho zercados viñas y otros frutales y tierras de lavor y porzima de dicha casa ay un pedazo de monte baxo con algunas enzinas y a espaldas de la dicha casa un juego de pelota y en la sala alta mesa de trucos a la qual falta el paño, la qual dicha casa se alló bien reparada y parezió ser alcaide della Juan de Guerra casero quien
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comparexió ante los dichos señores y manifestó los vienes que ay en dicha caseria y están a cargo [...]. En el real conbento de Uclés de la orden de Santiago a veinte del mes de noviembre de mil setecientos y diez y nueve años los señores visitadores generales por su magestad de la provincia de Castilla campo de Montiel y del dicho convento dijeron que para venir en conocimiento de las rentas que en cada un año tiene el dicho convento así de granos como de mrs. se ponga razón clara y distinta de todos los miembros, posesiones, heredamientos, rentas y otros qualesquiera derechos que toquen a dicho convento y que para ello se tengan presentes la última visita general del año de mil seiscientos y quatro el libro de becerro, las quentas antiguas y modernas y los apeos y demás instrumentos que parezieren nezesarios y que juntamente asistan con dichos señores para dar razón de lo que se les preguntare en lizenciado Gamboa mayordomo y el lizenciado Gascó contador mayor del partido de la Mancha y Rivera del Tajo y el lizenciado Coronal zelador de hacienda y por este su auto. [...] En el convento de Uclés a quatro del mes de febrero de mil setezientos y veinte años los dichos señores visitadores generales habiendo echo la visita personal del dicho convento e ymbentario de su plata, vasos y ornamentos y tomado quentas de sus rentas para su mejor gobierno ordenaron y madaron lo siguiente: Fol. 466 [14.] Iten dijeron que por que las casas de Buenamesón, sus molinos batán y presa y las casas de Torrelengua, molinos de Jiguela casas de Luxán, Fuente Redonda, molino de Uclés, hospital de santorum, hermitas de Santa Cathalina y Defensa, se han compuesto y reparado y echo muchas cosas de nuevo en este trienio, devían de mandar y mandaron que en ninguno de estos sitios se pueda hacer ni haga plantío ni obra nueva, si no solamente conserbar los en el estado que oy tienen y que siempre que nezesiten de algún reparo no se pueda hacer sin lizenzia del prior y consiliarios con voto difinitivo, caso de que la costa no pase de duzientos reales y de allí arriva que concurra la mayor parte de todo el capítulo a reglándose al 112 de la reformación. Y así mismo mandaron que las obras no se hagan a jornal sino rematándolas a pregones porque tendrá mejor quenta, sino que alguno de los oficiales asiste continuamente a ver hacer estos reparos sobre que el capítulo podrá arbitrar lo que tuviere por más conveniente y lo que en contrario se hiziere lo pague el que lo mandare y el ofizial de hazienda que lo executase. [15.] Iten dijeron que por quanto este convento tiene trece pares de labor los ocho de bueyes y cinco de mulas en los sitios de Torrelengua, Luxán y Uclés y que el haveros puesto corrientes de todo lo necesario para este exercicio y el rompimiento del rio Jiguela y vega de Luxán ha sido muy costoso y no es fácil por aora justificar la utilidad que dello se sigue al convento mandaron que desde el día primero de abril de este año de 1720 se haga quenta a presente de las cosechas y de los gastos de labradores y ganados, siegas, raziones y soldadas todo lo qual se pague de lo que rindiesen dichas cosechas y lo restante se aplique para la obra nueva de este convento que se ha de empezar por el claustro del medio dia sin que pueda aplicarse a otro fin que a la dicha obra sin mezclarse con las rentas ni vienes del convento y lo que este supliese o adelantase para la conservación de dicha labranza desde el referido día se reintegre del producto de dicha labranza y si en los tres años venideros se reconoze no ser útil para la casa, su magestad tomará la provida
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que convenga en que por aora se puede dispensar por la nezesidad de continuar la obra por estar los tránsitos sobre pies derechos de madera y poco seguros. Y encargamos a los priores que además de este caudal apliquen todo el que se pudiere para perfezionar esta obra en que deven poner especial cuidado y de lo que en cada un año hizieren y adelantaren en dicha obra, den quenta a su magestad y señores de su Consejo de las Órdenes en principios de mes de octubre para que conste lo que en la primavera y verano anterior se ha adelantado. [16.] Iten mandaron que de la grangería de yeguas que este convento ha puesto en la villa de Ynfantes se haga la misma quenta a parte desde el día primero de abril de este año y que vajada la costa, toda la utilidad que resulte se aplique precisamente para la obra nueva que se ha de hacer en este convento el qual se ha de mantener y pagar todas sus cargas de sus propias rentas de suerte que las granjerías de mulas y granos no puedan aplicarse sino para la referida obra nueba. Fol. 469v [23.] Iten dijeron que los cavalleros que vienen en aprobación o en penitencia a este conveto paguen por el alimento diario, quarto adornado conforme al tiempo, luz, cama decente como hasta aquí se les ha dado, quatro reales y medio cada día salvo que el año sea tan estéril que los alimentos sean muy caros que en este caso se proporzionará y no puedan valerse de que el establezimiento dice que pagen a respeto de quinze mil mrs. por año porque esto se entiende en suposición de que el convento lleva la tercia desta cruz para estos alimentos lo qual es inzierto porque su renta la perzive la mesa maestral. Y mandaron que los religiosos de León, Sevilla y los de este convento se sirven beneficios viniendo a él en penitencia paguen cada uno a razón de quatro reales por día como siempre lo han pagado [...]. Fol. 470 [26.] Iten mandaron que la lápida del sepulcro de don Rodrigo Manrrique maestre de Santiago que está en el quarto de la yglesia vieja se vaje al panteón y se siente en el plano que esta entre la barandilla y la pared frente de la ventana para que más vien pueda leerse el epitaphio y que lo mismo se ejecute con las dos piedras de los sepulcros que están en la pared de dicha yglesia vieja quando llegue el caso de derribarla y si al desmontar el claustro se encontrase alguna otra memoria semejante se ponga también en el mismo sitio y que se tenga gran cuidado con los cinco sepulcros que se vajaron al panteón el año pasado de 1712 y se renueben las inscripciones que con la humedad y salitre se van obscureciendo. Documento 31 AHN, OM, L. 1128c. Inspección por parte de los visitadores generales de la orden en 1720 de las cuentas del monasterio en gastos relativos a obras. Fol. 313v Nota: advierte que desde las quentas que se tomaron a don Diego Ortiz de Vibanco de su trienio que empezó en veinte y ocho de agosto de mil seiscientos y nobenta y seis ni en
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las quentas de los demás priores sus subcesores, no espresan el gasto que hubo en obras y reparos de este convento y sus sitios de Torrelengua y Buenamesón y cotejando las quentas de los trienios antezedentes y las partidas dellas y que el gasto de obras se pone separado pareze que en los demás trienios está este gasto ycluso en el partido de gasto extraordinario según lo que excede al de las quentas antecedentes. Y abiendo reconozido los libros de asiento por menos en donde se expresa lo gastado en obras pareze por ellos que en cada uno de los trienios desde el de don Diego Ortiz de Vibanco y siguientes se gasto lo siguiente: Fol. 314. Gasto de obras y reparos en algunos trienios En el trienio de don Diego Ortiz de Vibanco se gastaron en obras y reparos de este convento de Uclés y sus sitios de Torrelengua y Buenamesón zinquenta y un mil setecientos y veinte y siete reales y diez mrs. según consta por el libro del tiempo que fue prior. Y en la vacante de dicho trienio se gastaron asi mismo en obras y reparos tres mil doscientos sesenta y cuatro reales y treinta mrs. En el trienio de don Eugenio Díez Navarrete prior que fue de dicho convento se gastaron en obras y reparos ciento y trecemill novecientos sesenta y ocho reales y siete mrs. En el trienio de don Francisco Zarco y Villaseñor prior que fue de dicho convento se gastaron en obras y reparos de él y sus sitios ziento quarenta y ocho mil doscientos sesenta y cinco reales y siete mrs. En el trienio de don Gerónimo Rodríguez prior que fue de dicho convento se gastaron en obras y reparos sesenta mill novezientos quarenta y ocho reales y diez y seis mrs. En el trienio de don Francisco Sánchez Márquez prior que fue de dicho convento se gastaron en obras y reparos de él y sus sitios zienquenta y quatro mil seiscientos y ochenta y ocho reales y tres mrs. Y en el trienio de don Miguel Esteban Pérez de Estremera prior que fue de dicho convento se gastaron ziento y ocho mill setezientos cienquenta y ocho reales y veinte y nieve mrs. en obras y reparos de el y los referidos sitios de Torrelengua y Buenamesón. Y en la vacante de dicho trienio se gastaron así mismo en obras y reparos de dicho convento diez mill setezientos y nuebe reales y veinte y un mrs. Y se advierte que lo que se ha gastado en dichas obras en las vacantes antezedentes va incluso en los trienios. Fol. 430v. Cargos y datas de un trienio de don Carlos de Villarexo Venítez Iden yerro herraxe: Mas veinte y un mill nuebezientos y siete reales y dos mrs. que en el dicho tiempo se an gastado en la compra de hierro, azero, clavos grandes y pequeños para las obras de este combento, presa y barca de Buenamesón y Luxán en cuia cantidad se incluye la que se pagó a don Joan de Yturrialde, vezino de Vitoria, en que monta de los balcones y balaustres que dio para la escalera y ventanas de dicho combento y la obra de zerrajería que se a echo por el zerraxero de Uclés y guala de los molinos de Luxán y Uclés la que a echo el herrero de la villa del Colmenar para el sitio de Buenamesón yguala de los molinos de el las herraduras que an echado a las mulas y cavallerías deste combento los
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herreros de Uclés y Tribaldos yguala de albéitar y otros herreros que an echo diferentes obras de hazer y componer rejas para las labores de dicho combento y Luján como todo mas largamente se expresa de dicho libro en el rótulo que para este efecto tiene. Fol. 431v Más ochozientos y diez reales y quinze mrs. que en el dicho tiempo se an gastado en la compra de plomo tirado para vedrieras y palastro para los molinos y en dicha cantidad se incluye la obra echa por el maestro del calderero de la ziudad de Guete de calderas, piezas de arambre, cazos, sartenes, cubileteros, gorrones para dichos molinos y la igualada que con el se a echo por remendar y componer los trastos de cozina consta de dicho libro en el rotulo que para ello tiene. Fol. 432r Ídem. Obras y reparos: Mas ziento y veinte y ocho mill siete reales y diez y nuebe mrs. que en el dicho tiempo an importado las obras deste combento y sitios de Torrelengua y Buenamesón, Luxán, Santa María de los Llanos y casa de la administración de Infantes en esta forma: En las obras de este combento de yeso compra de madera, teja, ladrillo, quema de yeso, hazer el pajar de cal y canto y cavallerizas de la casa de Luján, quema de caleras, gasto de leña para ellas, limpiar la yglesia deste combento, reparar las hermitas de nuestra Señora de la Defensa y Santa Cathalina, hospital de santorum, retexar los texados y la casa de la heredad de Fuente Redonda, sacar piedra del claustro, derribar las paredes biexas del y otras obras (55 758 reales, 15 mrs.). Fol. 432v De las obras echas en el sitio de Torrelengua y molinos así de yeso, cantería, retexo, como compra de texa, gasto que se tubo en hazer la mojonera de los ríos, cazer y socazer azer nueba la gasonada del quite del río y otras obras en que se yncluie la que a echo el carretero de dicho sitio así para los molinos como para las lavores. (24 003 reales, 6 mrs.). De las obras echas en el sitio de Buenamesón de yeso para dicha casa y molinos y azer nueba la nariz de la presa y otro pedazo que se hizo nuevo, reforzar y conponer la que antes estava echa, ensanchar el río, limpiar los cazes, conponer carriles, el vatán, poner árboles y otras obras en que se yncluie la que an echo diferentes carreteros para dicha presa y molinos (34 144 reales, 09 mrs.). Fol. 433r De la obra echa en la casa de la administración de Santa María de los Llanos en hazer un pórtico y arco para dicha casa cobrir la cueba así de yeso como de cantería, conprar madera para ella y otros materiales (4621,08). De la obra que se a echo en las casas de la administración de Ynfantes así de yeso como de cantería, compra de madera texa y reparos que en ella se an echo cuias partidas
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componen la dicha cantidad y costa de rezivos del dicho libro de gasto y rótulo que le perteneze y de las quentas tomadas al dicho administrador de Montiel, Santa María y alcaides de dichos sitios (4 352 257). Ydem salario de obispo: Mas treze mill dozientos reales que en el dicho tiempo este combento a pagado al señor don Antonio de Prado, obispo de la orden, por la aiuda de costa que se le da en cada un año que son treszientos ducados conta del dicho libro de gasto del trienio y vacante y de recibos (448 800). Fol. 444 Tiene este convento su hospedería con seis piezas capazes sobre la puerta reglar con sus camas decentes y en ella se ospedan cavalleros, religiosos de todas órdenes, eclesiásticos y hombres nobles y parientes de religiosos y no otros algunos y se les asiste con lineralidad y si son de orden más onradamente como manda el capítulo V de la regla pero si los huéspedes vienen a visitar a algún religioso aunque sea pariente suyo (no siendo padres o hermanos) el religioso paga de sus vestuarios todo el gasto que haze el huésped porque así lo tienen acordado por actos capitulares y se practica según vimos en los libros de la veeduría y el religioso hospedero tiene dos mozos para la asistencia de los huéspedes y para la limpieza de la hospedería. No hay en este convento votica ni la avía el año de 1604 en que mandaron los visitadores generales se pusiese motivando el que aunque los medicamentos fuesen más caros serían más seguros pero no ha tenido efecto y de gasta de votica la villa en que logra el convento seguridad y conveniencia porque el boticario que hay y los que ha avido aseguran es siempre el mejor de esta tierra. Tampoco tiene el convento enfermería y los antiguos se curan pidiendo lizencia al prior en sus propios quartos y los del dormitorio en los que ay en el noviziado y se les guisa en la cozina común y les asisten el religoso enfermero y dos mozos que hay de enfermería con el cuidado y charidad que conviene y al presente no hay quarto ni pieza a propósito que tenga capacidad ni las ofizinas que son necesarias para que sirva de enfermería ni la puede haver hasta que se acave la obra. El capítulo 142 de la reformazión abla de la ropería y obligación del ropero este le hay y pieza en lo bajo de la yglesia antigua donde se guarda toda la ropa así de camas, sábanas colchones, cobertores nuevos y viejos y los lienzos y todo lo demás que por título de ropa pertenece al común del convento [...]. Fol. 445v El capítulo 133 prohive entren mugeres en el convento salvo a la claustra quando hay prozesiones y que el prior entendida la calidad de la persona pueda permitir vea el refectorio y el establecimiento. Adelanta este permiso a que si la persona es tal que se le deva hacer algún cumplimiento, pueda entrar en la hospedería y en la huerta del convento. Los religiosos aseguran que rarísimas veces han entrado mugeres en el convento y si alguna vez ha suzedido han tenido lizenzia de los priores y han sido mugeres forasteras de la primera distinzión o madre o hermana de algún religioso y que las entradas han sido con la precauccion de las leyes.
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Fol. 547 Y pasamos a reconozer el archivo y es una pieza que está en el ante choro embutida en el grueso de la pared con su puerta y llave que tiene el secretario de capítulo. Y en dicho archivo que solo sirve para este efecto allamos quinze libros con sus forros de pergamino y otro de mandatos y visitas modernas [...]. Los libros del coro son treinta y cinco grandes escritos en pergamino y forrados en baquetas negras y encarnadas y blancas con sus tablas clavos y brazaletes algunos y todos vien cuidados sin rotura ni otro mal tratamiento que el que ocasiona el tiempo y común uso y para su mejor custodia hay en el antecoro del norte un arco fuerte con sus verjas de madera, varras y candados de yerro y otras tantas divisiones en que se guardan y inmediato hay un gran bufete en que se registran [...] en que los cantores y todos los religiosos ponen gran cuidado por ser unos libros de grande estimazión y prezio. Fol. 548 La librería de la zienzia cuida de ella un religioso y tiene 3.307 libros y están las facultades divididas en estantes. La pieza es de vóbeda como la yglesia, tiene sus dos bufetes y asientos y dos balcones al norte y uno a la yglesia frente al colateral de Santiago y el piso sobre las capillas del lado del evangelio [...]. El Archivo General de la Orden le cuida un religioso de Orden del Consejo. La pieza está en lo alto y es lo que fue antiguamente remate de la capilla mayor de la yglesia vieja de vóbeda y ramos de piedra fuerte y segura, con sus lumbreras al medio día y está rodeada de cajonería curiosa y vien ajustada. Compónese de veinte y un caxones de a ocho por alto y cada uno con sus aldavas y sus números y rótulos que manifiestan la pertencia de los papeles que cada uno incluye y son en todos 168 cajones y sobre ellos en el suelo hay 48 baules zerrados con sus números en la cubierta que incluyen papeles remitidos a este archivo de el Consejo y en un arco de la pared hay doze libros de visitas generales de Castilla y Mancha la primera del año de 1478 y la última del 1555 [...]. Fol. 549r [Sobre el arca del déposito] [...] El lugar de esta arca estaba en la pieza que es contaduría pero por la poca seguridad se pasó abrá más de seis años al quarto prioral y no hay en ella más alajas que una custodia de plata desarmada embueltas las piezas en papeles de peso de duzientos y veinte y dos marcos que no esta concluida, habiendo muchos años que esta prinzipiada. Lo echo es de gran costa y será de mayor el acavarla, por lo difícil de continuar aquella misma ydea, y porque oi es de mayor importancia y precisión hacer la obra material de la casa. Fols. 553v-554v De las memorias y sepulcros antiguos que havia en la yglesia vieja solo hay noticias que refiere el lizenciado Diego de la Mota hijo de esta casa en el libro que imprimió en el año de 1598 del principio de la orden al fº 391 y parece que por el año de 1624 se trasladaron los huesos de los que en ella estaban sepultados al panteón o sepulcro que se hizo debajo de la capilla mayor de la yglesia nueba, vajando 57 escalones y en el se les
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dio tierra sin que se conozca en que parte de él pues solo hay una lápida cuyo epitaphio no puede leerse. Y en 21 de marzo del año pasado de 1712 que se demolió el claustro se pasaron los huesos que havía en los sepulcros de el haciéndoles sus exequias al panteón, poniéndolos en cinco nichos separados de yeso y en la frente de cada uno el escudo de armas que tenía, con las letras que pudieron leerse en sus mismos sepulcros y entre ellos están los huesos de la infanta doña Urraca y que otros tres sepulcros de piedra que havía en dicho claustro eran solo cenotaphios pues sus huesos se habían trasladado desde la yglesia vieja en donde estavan al mismo panteón en el tránsito de las varandillas de él, en el año de 1624 y las piedras que oy están en el claustro en la una se lee: de Figueroa comendador mayor de Uclés con sus armas de ojas de higuera, y en otra se lee: Manrrique caballero del orden de Santiago fijo del maestre don Rodrigo, y estos dos sepulcros se mantienen embutidos en la pared de dicho claustro, donde se pueden conserbar hasta la nueba obra y las armas de este último sepulcro es un excudo dividido en dos partes, en la una calderos y en la otra castillos y leones interpolados. Y en un quarto vajo que fue antes yglesia vieja se recogieron para su conserbazión las piedras de alabastro de que se formava dicho sepulcro que tiene la inscripción siguiente: aquí yaze el magnifico señor don Rodrigo manrrique maestre de Santiago hijo del adelantado don Pedro Manrrique y de doña Leonor de Castilla el qual venció 24 vatallas de moros y christianos, murió año de mcccclxxvi a xi de Noviembre. Y en dicha piedra de este mismo sepulcro dice: aquí yace muerto un hombre que vivo dejo su nombre, y los huesos de éste y de los ynfantes de Aragón y de don Pedro Alfonso prior de este convento y de otros priores cavalleros y religiosos que nombra el lizenciado Mota se trasladaron a dicho panteón en el dicho año de 1624 aunque hoy no se conoze donde están. Fols. 555r-556r La descripción del convento y de todas sus ofizinas se halla con claridad y distinción en el prinzipio de la visita y por lo que toca a su fábrica está perfectamente acavada la yglsia, capitel y torres, sachristía, coro, antecoros, y librería, refectorio y cozinas. Y a la fachada de el oriente falta la cornisa que se cayó por demasiadamente voleada y se mantiene el texado en aquella parte sobre puntales de madera. Y la fachada de poniente tiene en el primero piso el dormitorio y noviziado y en el segundo y tercero las avitaziones de los antiguos y todas ellas son veinte y ocho, sin hospedería, ropería y otros quartos para carboneras y de esta fachada no están corrientes los quartos vajos y falta de hacer toda la fachada de medio día y todos los claustros altos y vajos con cuya falta están los transitos sobre pies derechos de madera y sobre tapias de poca seguridad y lo que podrá costar perfeccionar esta obra no puede liquidarse así por no haver planta, como por no haver canteras descubiertas, que en la mayor o menor distancia de este material tendrá más o menos costa y porque para hacerse es necesario demoler la antigua y allanar el terreno en que se consumirá mucho tiempo. Y en la fachada del oriente por ser más profundos los cimientos que la altura de la obra se tardo en hacer más de quarenta años. La sachristía y tesoro de la yglesia tiene para el servicio del culto divino 1610 onzas y quatro adarmes de plata, catorce ternos enteros ricos, quarenta y una capas pluviales, trenta y siete casullas, treinta y dos frontales de todos colores un palio blanco con fluecos de oro, tres colgaduras de seda y diferentes alfombras, y para el servicio de huéspedes
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386 onzas de plata y 289 para el refectorio y 262 para la sala prioral, cuyas piezas se declaran en la visita con expresión de su echura peso y calidad como también todas las demás alajas que tiene este convento en las oficinas de él y todos los demás sitios que constan por ymbentario general del zelador y por los particulares de los demás oficiales a cuyo cargo están. Los criados del convento son 91 y aunque el establecimiento en el tit. 12 de los priores capítulo 14 solo señala 66 criados para el servicio de este convento de Uclés, no se cuentan entre ellos muchos que son inexcusables como es organista médico, zirujano, barbero, lavanderas, costureras, sastre, zapatero, herrador, maestro de obras, guardas de monte, contadores, ajentes, abogados y procuradores y los criados que ha de haver en la casa de Ynfantes, que echo este computo y manteniendo el convento la crianza de ganados que es prezisa y la labranza aunque sea voluntaria parece no es mucho el exceso y los salarios no exceden de los que comúnmente pagan en este caso los que tienen semejantes criados y de lo que sirven y los sueldos de pan vino carne y dinero que gana cada uno va expresado desde el folio 6 hasta el folio 13 desta visita en relazion a parte. En Uclés, 23 de febrero de 1720 [la cursiva es nuestra; subrayado en el original].
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Índice onomástico
Abadía, Yaqut Ibn 21 Ábrego, Francisco 143, 333, 341, 344, 368, 377 Acero, Pedro de 309 Açola, Martín de 309 Adonza, Cristóbal de 309, 316, 342 Adonza, Lorenzo 310, 316 Aguilar, Juan de 320 Al-Himyari 21 Adehuela, José Martín 361 Adriano VI 65 Aguirre, Domingo de 310 Aguirre, Francisco de 310, 323 Aguirre, Juan de 111 Aguirre, Martín de 88, 310, 378 Alangua, Julián 40, 240 Álava, Perucho de 90, 310 Alcalá, Andrés 310 Alcaraz (autor de comedias) 201 Alcázar, Juan 310 Alejandro III 21, 47 Alejandro VI 60 Alfónsez, Sancho (infante Sancho) 21 Alfonso VI 21 Alfonso VII 21 Alfonso VIII 21, 22 Alfonso Gallego, Miguel 369 Alistur, Pedro de 311 Allona, Pedro de 311, 312, 330 Almyzque, Miguel de 311 Alonso, Pedro 49 Álvaro (pintor) 308 Álvaro del Castillo, Francisco 369 Alviz, Pedro 90, 121-125, 310-312, 328, 329 Amo, Bartolomé del 312 Anchea, Juan de 352, 353, 360 Andizpe, Juan 215, 312, 320, 352, 357 Andizpe, Pedro 157, 165, 169, 190, 215, 311-314, 386 Andute, Juanes de 312 Aponte de Quiñones, Diego 163, 173, 180, 368 Arbiol, Miguel 361, 420 Arcas, Manuel 361 Arces, José de 361 Arcos, Agustín 282 Arellana, Juan de 312 Arenas, Gonzalo de 78 Arias Berenguillo, Sebastián 119, 230, 368 Ariz, Juan 312
Arredondo, Juan de 333 Arrien, Juan de 312 Arroyo, José 221, 352, 353, 360 Arteaga, san Juan de 124 Asensio 312, 317, 329, 330, 337, 351 Augusto, Octavio 132, 133 Austria, archiduque Carlos de 253 Austria, Juan José de 234, 249 Aviestra, Martín de 88, 313, 378 Azera, Catalina 313 Aznar, José 361 Azuaga, Pedro de 66, 371 Barbariola, Juan de 211, 212, 312-314 Baldomar, Francesc 111 Bao, Lorenzo de 103 Barrientos, fray Lope 55 Barruelos, Bernardino 200, 313, 325 Bazán de la Arecilla, Santiago 283 Bégin, Émile Auguste 28 Benavente, Sebastián de 235 Bernabé Cano, Juan 283, 369 Biedma, Alonso de 313, 314 Biedma, Pedro de 63, 143, 313, 323, 341, 348 Bonanime, Juan Bautista 160 Bonjesy, fray Simón de 185 Borromeo, Carlos 178, 210 Bragaudi, Juan de 314 Bramante, Donato 179 Buraga (obrero) 314 Bourgoing, Jean François 24, 25 Caballero, Fermín 31 Cabanes, Pedro de 314 Cabrera de Córdoba, Luis 142 Calend, Pedro de 314 Calixto II 207 Calonge, fray Antonio 298 Calvo, Juan 314 Cámara, Enrique de la 30 Camino, Francisco de 315 Camisa, Juan de 314 Campaña, Pedro de 103 Campos, Pedro de 103 Cano, Juan 314 Cano, Martín 163 Capuz, Leonardo Julio 240
454 Índice onomástico
Carabella, Raimundo de 361, 362 Carbonel, Alonso 219, 221 Cárdenas, Alfonso de 60 Cárdenas, Miguel de (platero) 200, 388 Carducho, Vicente 231 Carlomagno 132 Carlone, Antonio 97 Carlone, Michelle 97 Carlos V 25, 65-68, 71, 72, 79, 85, 88, 89, 103, 105, 129, 130, 132-134, 136, 205, 310, 316, 322, 323, 330, 331, 350, 370, 414 Carlos, Pedro 57, 368 Carpintero, Juan 314 Carra, Miguel de 312-314 Carra, Pedro de 211, 212, 357, 358, 397-399 Carranza, Sancho de 129 Carrera, Juan de 314, 315 Carretero, Felipe 315 Casanova, Guillermo de 297, 298, 362 Castillo, 308 Castillo, Juan del 200, 400 Castro, Gonzalo de (pintor) 92 Cazorla (adelantado) 56 Ceán Bermúdez, Agustín 218, 219, 221, 232, 233, 239, 244 Cerecedo, Alonso de 211 Chavarría, Pedro de 124 Chaves, Bernabé de 256 Churriguera, Benito 257, 292 Clemente, Juan 308, 309, 331 Cobos, Francisco de los 105, 107 Colonia, Francisco de 95 Constanza de Aragón (esposa del infante don Manuel) 53 Córdoba, Alonso de 64, 315 Córdoba, Álvaro de 118 Covarrubias, Alonso 43, 66-68, 74, 76, 79, 103, 134, 139, 142, 161, 315, 316, 319, 323, 335, 375 Cruz Tribaldos, Pedro de la 368 Cuervo, Juan Antonio 298 Cuesta, Juan de la 315, 320 Cueva, Beltrán de la 56 Cueva, Pedro de la 79 Çuleman (maestro de obras) 308 D’Albe, Bacler 26, 27 Desina, Luis de la 315 Despina, Diego 308 Di Cavalli, Segismondo 23 Díaz de Carvajal, Pedro 205, 207 Díaz de Coronado, Juan 50, 55, 57, 58, 367 Díaz de Palacios, Gregorio 353, 354 Díaz de Palacios, Lucas 353, 354 Díaz Maroto, Rodrigo 368 Díaz Navarrete, Eugenio 255, 368
Díaz de Zarate, Pedro 207, 356 Domínguez, Luis 315 Écija, Hernando de 90, 315 Egas, Antón 43, 66-68, 315, 316, 335, 373, 375 Egas, Enrique 36, 69, 73-76, 80, 82, 84, 86, 87, 100, 113, 149, 150, 165, 327 Enrique IV 129 Enrique de Aragón 49, 53, 55 Enríquez, Juan 62, 67, 85, 318, 322, 330, 336, 377 Enríquez de Ribera, Fadrique 118 Ervás, Juan de 347 Estegui, Miguel de 312, 316, 329, 330, 337, 351 Estrella, Calvete de la 105 Felipe II 27, 52, 103, 105, 111, 118, 121, 130, 137, 141146, 148, 158, 161, 170, 172, 185, 187, 188, 197, 200, 201, 211, 217, 241, 242, 270, 283, 304, 311, 384, 385 Felipe III 83, 195, 201, 217 Felipe IV 25, 218, 220 Felipe V 253, 254, 264, 265 Fermosa, Gonzalo de 317 Fernández, Alonso 233, 234, 401 Fernández, Fernando 362 Fernández, Juan de 317 Fernández, Martín 330 Fernández, Pedro (maestre) 21, 51, 245, 263, 264 Fernández, Sancho (maestre) 47 Fernández de Azagra, Pedro 51 Fernández de Heredia, Cristóbal 368 Fernández de Huelves, Juan 317 Fernández Lechuga, Bartolomé 205 Fernández Mudarra, Pedro 237, 368 Fernando II de Aragón (el Católico) 59-61, 68, 71, 129, 334, 347 Fernando III (el Santo) 103 Ferrer, Gonzalo 317 Flor, Francisco de la 71, 72, 79-81, 84, 87-92, 103, 108, 115, 125, 127, 130, 132, 133, 135, 143, 155, 167, 317, 319, 327, 331, 333, 334, 342, 344, 368, 378, 380 Florentino, Jacopo 117 Flores, Antonio 127 Flores, Cristóbal 317 Flores, Juan 61, 90, 317, 324, 343 Fontecilla, Francisco Antonio de la 362, 364 Ford, Richard 27 Fox, Ignacio 233-235 Francés, Pierre 88, 317, 378 Fresco, Juan 132, 317 Fresneda, Bernardo de 144, 214 Frías, Francisco de 318, 337, 342 Fuente Alcázar, Pedro de la 369
Índice onomástico 455
Gachoque, Juan 318 Gaínza, Martín de 103 Galán, Alejo 318, 324 Galarraga, Amador de 318 Gallego, Diego 164, 339, 368 Gálvez, Francisco 205, 207 Gamboa Artiaga, Leonor de 320 Gana, Ochoa de 125 Gante, Pedro de 105 Gaona, Pedro de 318 Gaona y Parma, Francisco Antonio Luis de 369 Garay, Juan de 318 Garay, Pedro de 85, 316, 318, 322 García, Agustín 311, 319 García, Antón 319, 323 García, Antonio 278, 282, 362 García, Cristóbal 319 García, Jorge 90, 319, 344 García, Juan 319 García, Pascual 236 García Balsalobre, José Antonio 369 García Dardero, Francisco 40, 232, 233, 235, 237 García de Almaguer, Pedro 71, 72, 80, 85, 96, 100, 113, 130, 133, 135, 138, 316, 318, 322, 368, 414 García de Barruelos, Juan 354, 355 García de los Cobos, Agustín 368 García de Mazuecos, Pedro 178, 179, 204, 205, 207, 218, 225 García de Praves, Juan 319, 345 García Esquivias, Pedro 80, 89, 93, 368 Gassó, Joaquín 294, 296, 362 Gastañaga, Juan de 13, 161-164, 170, 171, 182-186, 195, 200, 203, 305, 311, 319, 320, 332, 336, 338, 388 Gastañaga, Juan de (el mozo) 320 Gastañaga, Rodrigo 320 Gil de Hontañón, Rodrigo 220, 309 Gómez, Alvar 56 Gómez, Manuel 268, 363 Gómez de Mora, Juan 83, 205, 218-221, 225, 228, 236, 249, 400, 401 Gómez Velázquez (comendador) 211 González, Andrés 320 González Álamo, Sebastián 368 González de la Sierra, Toribio 230 González de Mendoza, Pedro 59 González Reyero, Fernando 243 González Ruiz, Antonio 289, 290 González Villena, Bartolomé 141, 317, 335, 338 Goycoechea, Juan de 320 Granada, Juan 201 Gregorio XV 230 Grez (familia) 52 Grima, Pedro de 170, 171, 173, 178, 189, 190, 211, 334, 368, 386
Guardia, Alonso de la 111 Güemas, Pedro de 315, 320 Guerrero, Juan 89 Guevara, Pedro de 89 Gutiérrez, Juan 200 Haro, Francisco de 233, 234 Heras, María de las 260 Hermosa, García de 88, 320, 322, 378 Hernández, Miguel (pintor) 92 Herrada, Pedro de 321 Herrera, Jerónimo Bustamante 94, 321 Herrera, Juan de (arquitecto) 25, 28, 144, 148, 160, 171, 172, 185, 186, 195, 210 Herrera, Juan de (maestro de obras) 199, 320, 350, 357 Herrero, Andrés 321 Herrero, Cristóbal 321 Herrero de Guzmán, Francisco 369 Hervás y Panduro, Lorenzo 294 Holanda, Copín de 117 Homa, Martín de 321, 322 Honrado, Diego 161 Hornedo, Juan de 63, 64, 85, 88, 90, 312, 315, 316, 318, 321-323, 225, 330, 336, 338, 346, 347, 350, 378 Hornedo, Toribio de 81, 89, 90, 143, 310, 311, 314, 322, 323 Horozco, Juan de 319, 323 Hoyo, Pedro del 145, 146, 160, 283 Hualde y Falcón, José Clemente de 292, 369 Huélamo, Juan de 323 Huelmes, Juan de 323 Huelmes, Pedro de 88, 323 Huet, Tomás 30, 31 Hurtado de Bermúdez, Diego 368 Hurtado de Mendoza, Pedro 57, 59 Ibáñez de Arquicia, Francisco 352 Íñiga (pintor) 107, 108, 115 Irala, Matías de 262-264 Isabel I de Castilla 53, 54, 59, 129 Izaguirre, Román 323, 324, 345 Jacobo 88, 116, 302, 324, 378 Jamete, Esteban 105-108, 115, 119, 302, 324 Janson, Pietre 161 Jesús, fray Francisco de 333 Jiménez, Diego 318, 324 Jiménez, Francisco 168, 182 Jiménez Donoso, José 278 Juan (maestre) 317, 324 Juárez, Cristóbal 325 Juárez, Melchor 325 Juárez, Miguel 325
456 Índice onomástico
Juárez, Pedro 200, 313, 325 Juni, Juan de 107 Justo, Cristóbal 363, 364 Justo, Gabriel 363, 365 Justo, Joseph 361, 363, 364 Justo, Julián 271, 364, 366 Juvarra, Filippo 277 Lanchares, Antonio de 246 Landa, Francisco de 352 Landa, Miguel de 352 Langa, Matías de 269 Legarra, Sancho de 214, 325, 350 León, Alonso de 325 Leonardo, Jusepe 181, 182 Leonor de Castilla 54, 429 Lezana, Sebastián de 326 Lichnowsky, Félix 27 Llaguno, Eugenio 27, 32, 34, 42, 195, 221, 232 Llanas, Alonso de 326 Llanos, Francisco de los 324, 326 Lisboa, fray Antonio de 185 Lobera, Juan de 233-235 Loide, Juanes de 352 López, Alonso 202, 341, 390, 391, López, Bartolomé 326 López, Tristán 326 López Agurleta, José 32, 180, 239, 253, 262-264, 266 López de Becerra, Álvaro 367 López de la Losilla, Garci 326 López de la Vaca, Martín 325, 326 López de Mendoza, Íñigo 59 López de Torres, Álvaro 227 López Herrador, Juan 327 López Pacheco, Diego 53 López Tardío Villaseñor, Pedro 364 Lorenzana, Francisco de 299 Losa y Duque, Fernando de 368 Lozano, Francisco 364 Lozano, Juan 327 Lozano Garnica, Cristóbal 356 Lucena, Luis de 132 Lugo, Francisco de 228 Luis, Andrés 327, 359 Luna, Álvaro de 49 Luna, Francisco de 36, 41, 42, 56, 69, 73-78, 80, 82, 86-90, 105, 107, 121, 123, 125, 133, 139, 310, 311, 317, 321, 327-330, 340, 343, 378 Luzón, doctor 142 Machuca, Pedro 64, 65, 142, 456 Madariaga, Juan de 312, 317, 329, 330, 337, 351 Madre de Dios, fray Alberto de la 205, 356 Madoz, Pascual 28
Magnes, Bartolomé 217, 368, 418 Manrique, Jorge 56 Manrique, Rodrigo 49, 53, 54, 56, 59 Manrique de Lara, Íñigo de la Cruz 56, 263 Manuel, infante don 53 Marfil, Pedro Juan 329, 338 Mariana, Juan de 24 Marineo Sículo, Lucio 23 Marquina, Alonso 80, 368 Marrón, Francisco de 319, 329 Marrón, Rodrigo de 329 Martín Regañón, Miguel 167, 368 Martínez, Andrés 311, 329, 330 Martínez, Andrés (maestro mayor de obras del obispado de Cuenca) 251 Martínez, Cristóbal 312, 317, 337, 351 Martínez, Diego 81, 88, 90-93, 115, 130, 133, 316, 322, 328, 338, 379 Martínez, Felipe 342 Martínez, Fernando (platero) 65 Martínez, Francisco 66, 71, 73, 80, 368, 371 Martínez, Luisa 355 Martínez, Miguel 331 Martínez Caballero, Pedro 356 Martínez Clemente, Juan 345 Martínez de Aranda, Ginés 111, 113, 331-333, Martínez de Buendía, Juan 331 Martínez de la Çabarrieta, María 202, 391 Martínez de Palacio, Pedro 364 Martínez de Palacio, Sebastián 364 Martínez de Praves, Juan 340 Martínez de Villanueva, Juan 215 Martínez del Barrio, Juan 164, 180, 183-185, 214, 305, 320, 331, 344, Martínez Regañón, Francisco Fulgencio 80, 89, 94, 368 Martínez Velasco, Lucas 357, 359 Matienzo, Diego de 184 Matienzo, Garay de 333 Matienzo, Juan de 162 Mazas, Antonio de 352, 357 Mazas, Juan de 163, 180, 183-185, 190, 195, 202, 203, 208, 211, 212, 214, 215, 222, 305, 306, 320, 332-334, 353, 359, 360 Meléndez, Pedro de 157, 171, 214, 322, 325, 326, 333, 347, 350 Mendizabal Juanes de (el mozo) 333 Mendoza, Ginés de 333 Mendoza, Juan de 220 Mérito, marquesa de 49 Mestraitúa, Domingo de 351 Mexía, Antonio 368 Mexía, Bartolomé 66, 169, 333 Mexía, Francisco 334 Mexía, García de 304
Índice onomástico 457
Mexía, Juan 256 Michel, Roberto 240 Miera, García de 62, 334, 347 Miera, Juan de 62, 334, 347 Miguel Ángel 173 Mínguez, Sebastián 334 Miñano, Sebastián de 28 Miranda, Francisco de 308 Molina, María Antonia 233 Monegro, Juan Bautista 144, 230 Monje Coronado, Manuel Antonio 369 Montalvo, Francisco de 200, 205, 219, 222, 352, 357, 358, 360, 401 Montalvo, Juan de 334 Montellano, Martín de 317, 334, 341, 346 Montero, Juan 335 Montoya, Jerónimo 361, 364 Mora, Francisco de 16, 31, 148, 163, 164, 177, 178, 189, 191, 193-195, 197, 199, 200-204, 207, 208, 217, 218, 333, 354, 356, 357, 359, 388, 390-392 Morales, Ambrosio de 52, 53 Morales, Gabriel de 242, 250, 402, 405, 406 Morales, Sebastián de 335 Morales y Contreras, José Antonio 366 Moreno, Alonso 237 Moreno, Diego 335, 348 Mores, Francisco de 335 Mota, Diego de la 24, 29, 48-51, 54, 57, 200, 201, 263 Munategui, Fernando 335 Muñoz, Juan 335 Muñoz, Juan (prior) 80, 88, 368, 372 Muñoz, Mari 311 Muñoz, Miguel (obispo de Cuenca) 91 Murcia, Francisco de 335 Murcia, Pedro de 308 Narváez, Francisco 62, 67, 312, 315, 316, 322, 325, 335, 336, 346, 347, 350, 376 Nates, Pedro de 185, 336, 345 Navarro, Juan 201 Navarro, Pedro 308 Navarro de Isla, Francisco 256 Navarro Rejón, Juan 283 Nicolás Nieto Navarrete, Pedro 369 Nieva, Cristóbal de 134 Nieva, Esteban de 197, 368 Niño, Rodrigo (trece de la Orden de Santiago) 94 Nogales, Pedro de 336, 341 Nuñez de Aguirre, Pedro 336 Núñez de Lara, Álvaro 51 Núñez del Valle, Pedro 246 Oceja, Pedro de la 315 Ochandiano, Sebastián de 320, 336
Ochoa, Andrés 190 Ochoa, Juan 336, 337 Ochoa, Martín de 312, 317, 329, 330, 337, 351 Ochoa, Pedro 308 Ochoa, Sebastián 172 Ojollo, Juan de 318, 337, 342 Olmedilla, Martín de 308, 309 Ordas, Antonio 61, 63, 69, 313, 378 Orea Tineo, Jorge de 368, 401 Oropesa, Juan de 318, Orozco, Diego de 89, 348, 349 Orrente, Pedro 244 Ortiz, Esteban 169, 170 Ortiz de Vivanco, Diego 250, 255, 424, 425 Ortiz Romero, Antonio 368 Ovejero, Pedro 337 Palomino, Isidoro 30 Parra, Cristóbal de la 337 Parranes, Pedro de 337 Peirón, Jean François de 24 Pellicer, Miguel 200, 388 Pena, Juan de la 201 Peña Carrillo, Gonzalo 207 Perales, Juan de 338 Peralta, Amador de 88, 90, 169, 314, 322, 331, 338, 378 Perea y Lara, Miguel de 369 Pérez, Agustín 282 Pérez, Diego 338, 346 Pérez, Juan 338 Pérez Alcázar, Diego 368 Pérez Calderón 329, 338 Pérez de Ayala, Martín Pérez de Celada, Juan 320, 338 Pérez de Estremera, Miguel Esteban 369, 325 Pérez de Solarte, Juan 124 Pérez Espejo, Bartolomé 368 Pimentel, Antonio de 147, 170, 171, 339 Pizaño Gil Negrete, Bernabé 230-232, 246 Platas, José de 369 Plaza, Francisco de la 363, 364 Plaza Nieva, Pedro de la 368 Pliego, Sebastián de 339 Polo, Juan 339 Ponto Solórzano, Juan de 358 Ponz, Antonio 25, 28, 131, 232, 239, 243, 260, 389 Porta, Giacomo della 177 Portillo, Sebastián 339 Portillo Baracaldo, Andrés 237, 368 Poveda, Miguel de 339 Prada, Domingo de la 268, 364 Prada Díez, Francisco de la 271, 365 Prado, Antonio del 358, 361
458 Índice onomástico
Praves, Diego de 164, 178-180, 184, 225, 329, 332, 339, 344 Praves, Juan de 80, 81, 92, 115, 139, 143, 158, 165, 169, 314, 323, 326, 333, 339-341 Provencio, Fernando del 326, 335, 336, 341-343 Provencio, Hernando del (el viejo) 342 Provencio, Juan del 342, 351 Ptolomeo 24 Pulpillo, Mateo 331, 342 Quadrado, José María 28, 29 Quincoces 342 Rada, Rodrigo de 182 Rades, Francisco de 47 Rafael (aparejador) 80, 88, 342 Ramírez, Juan 81, 310, 342 Ramírez, Julián 315, 329, 331, 338, 341, 345, 350, 368 Ramírez de Contreras, Juan 205, 341 Ramírez de Fuenleal, Sebastián 105, 330 Ramírez de Villaescusa, Diego 81 Ramiro, Pedro 342 Regúlez, Juan de 168, 317, 318, 337, 342, 343 Regúlez, Juan de (probablemente hijo del anterior) 343, 344 Reina y Corvalán, Diego de 249, 368 Requesens y Zúñiga, Luis de 184 Rey Lobo de Murcia 21 Riba, Félix de la 222, 250, 251, 358 Ribera, Pedro de 195, 199, 257, 260, 271, 273, 274, 282 Ribera, Tomás de 34, 74, 77, 303, 328, 336, 349 Ribero de Rada, Juan 180 Rizi, Francisco 36, 232, 233, 234, 235, 236, 237, 240 Riten, Juan de la (o Larriten) 163, 169, 171, 180, 183, 184, 190, 195, 202, 208, 214, 306, 332, 333, 339, 344, 345, 353, 359, 360, 387, 391 Roa, Catalina de 74 Robledo, Juan de 344 Rodi, Andrea 195 Rodríguez, Gil 90, 319, 344 Rodríguez, Ventura 243, 288, 297, 298 Rodríguez de Azagra, Fernán 23, 47 Rodríguez Biezma, Sebastián Antonio 369 Rodríguez Biezma y Navarrete, Sebastián José 369 Rodríguez Sanz, Jerónimo 369 Rojas, Cristóbal de 113 Romero, Francisco 402 Romero, Jerónimo 199, 368 Romero, Manuel 419 Romero de Aparicio, Pedro 230 Romero Martín de Villarta, Diego 194, 320, 352, 355, 357, 360, 368, 389
Ruão, João de 117 Ruiz, Agustín 218 Ruiz, Aldonza 170, 171 Ruiz, Bartolomé 189, 193, 195, 203 Ruiz, Domingo 364, 365 Ruiz, fray Domingo 353 Ruiz, Gregorio 334 Ruiz, Hernán 329 Ruiz, Juan 88, 334, 378 Ruiz, Martín 335 Ruiz, Narciso 369 Ruiz Cano, Diego 368 Ruiz de Alarcón, Hernán 61, 62, 342 Ruiz de Alarcón, Pedro 95, 107, 314, 324, 325, 334, 336, 339, 348, 350 Ruiz de Alviz, Martín 124 Ruiz de Colmenares, Juan 55 Ruiz de Morales 141 Ruiz de Solís, Diego 328 Ruiz de la Viesca 359 Ruiz Hurtado, Juan 353, 361 Rumbe, Miguel de la 345 Sagredo, Diego de 121, 328 Sagrera, Guillem 111 Salazar y Castro, Luis de 54 Salcedo, Felipe 368 San Bartolomé, fray Pedro de 356, 359 San Joseph, fray Francisco 355, 366 San Nicolás, fray Lorenzo de 208, 223, 224, 276 Sánchez, Alonso 345 Sánchez, Ana 339 Sánchez, Esteban 319, 345 Sánchez, Francisco 345 Sánchez, Marcos 345 Sánchez, Miguel 318, 323, 345 Sánchez, Sebastián 203 Sánchez Botija, Juan 308, 309 Sánchez Carralero, Diego 289 Sánchez de Salamanca, Juan 61, 69 Sánchez de Santiago, Juan 331, 345 Sánchez de Soria, Francisco 163, 164, 167, 168, 170, 211 Sánchez Girón, Francisco 63-65, 313, 322, 335 Sánchez Márquez, Francisco 95, 119, 255 Sandoval y Rojas, Francisco (duque de Lerma) 205, 217 Santa Cruz, Alonso de 345 Santiago, Joanes de 345 Santos Bernales, Juan 354 Santoyo, Bartolomé de 171 Santoyo, Fernando de 48, 56, 57, 367 Saz, Pedro del 346 Segura, Antonio 195
Índice onomástico 459
Serlio, Sebastiano 134, 149, 151-153, 173, 176, 178, 179, 191 Serrano, Francisco 368 Serrano, Roque 365 Sevila, fray Vicente 285 Sierra, Juan de la Sigüenza, fray José de 197 Solatorre, Diego de 346 Solís, Baltasar de 316, 338 Solórzano, Ana de 355 Solórzano, Juan de 333 Solórzano, Pedro de 214, 347, 350, 355, 356 Sormano, Juan Antonio 161 Sota, Fernando 365 Sota, Francisco de la 268, 269 Soto, Juan Antonio 365 Suárez de Figueroa, Gómez 52, 414, 429 Suárez de Figueroa, Lorenzo 59 Tamayo, Juan Antonio 278, 282, 299, 362, 365, 366, 369 Tavira Almazán, Antonio 296, 369 Tiedra, Diego de la 315 Titelman, fray Francisco 105 Toca, Juan de 347 Toledo, Francisco de 298 Toledo, García de (trece de la Orden de Santiago) 94 Toledo, Juan Bautista de 130, 142, 144, 148, 160, 162, 164, 182 Toledo, Juan Manuel 365 Torre, Gregorio de la 231 Torre, Pedro de la 236 Torremocha, Diego de 64, 67, 68, 373 Torres, Antonio de 227, 228, Torres, Diego de 62, 63, 316, 321, 329, 334, 336, 346 Torres, García de 348 Torres, Luis de 63 Tosca, Tomás Vicente 276 Trapero, Julián 363, 365, 366 Trinidad García, Joseph 365 Tristán, Alonso 348 Tristán, Francisco 348 Tristán, Luis 244 Uclas, Francisco de 348 Ugena, Diego de 348 Ugena, Francisco 360 Ugena, Juan 360 Ugena, Leandro de 268, 363, 364, 366 Ugena, Manuel de 365, 366 Valdaracete, Pedro Alfonso de 61, 64, 69, 72, 180, 367, 378 Valdenares, Diego de 348
Valencia, Juan de 189, 195 Valenzuela, Mariana 233 Valle, Juan del 335, 348 Vallés Milano, José Rafael 369 Vandelvira, Alonso de 113, 121, 223 Vandelvira, Andrés de 34, 36, 43, 73, 74, 76-78, 107, 114, 178, 327, 328, 336, 343, 349 Vázquez, Diego (platero) 65 Vázquez, Juan 349 Vázquez, Lorenzo 42, 309 Vega, Antonio de la 354 Vega, Fernando de la 72 Vega, Francisco de la 355, 359, 366 Vega, Gaspar de 32, 34, 77, 130, 144-146, 148-153, 155, 157, 158, 160-162, 165-173, 177, 178, 182, 186, 191, 194, 199, 204, 205, 208, 218, 226, 311, 339, 382, 383 Vega, Justo de 134 Vega, Lucas de la 222, 352, 353, 360 Vega, Luis de 79, 80, 89, 90, 94, 105, 107, 127, 128, 134, 409 Vega y Toraya, Francisco de la 360 Vela, Baltasar (visitador) 92 Velasco, Andrés de 228, 360, 399 Velasco, Francisco de 73, 88, 190, 199, 320, 321, 349, 378 Velasco, Juan de 48, 54, 56, 57, 61, 242, 367 Velasco, Lázaro de 64 Velasco, Martín 311 Velasco, Miguel 350 Veléndez, Pedro de (véase Meléndez) Vélez de Guevara, Pedro 243 Venegas, Francisco Xavier (general) 25 Veño, Francisco 351 Verdolaza, Joanes de 326, 342, 351 Vergara, Nicolás de 95 Viana y Falcón, Tomás Antonio de 369 Víctor (mariscal) 25, 27 Villadiego, Diego de 330 Villalobos, Joseph de 356, 358, 360 Villalpando, Francisco de 153 Villarejo Ramírez de Arellano, Carlos 255, 369 Villarejo Ramírez de Arellano, Juan Carlos 369 Villarreal, García de (chantre de la catedral de Cuenca) 122, 327 Villarreal, José de 220, 235 Vizcaíno, Domingo 346, 351 Vizcaíno, Juan 309 Ximénez Crespo, Tomás 368 Yerto, Juan 351 Yturrialde, Joan 366, 425 Yuste, Juan 351 Yuste de Peña 171
460 Índice onomástico
Zamora, Leandro de 319, 346 Zapata, Diego 66 Zapata y Mendoza, Francisco 231 Zaray, Martín de 312, 317, 329, 330, 337, 351
Zarceño Cano, Pedro 368 Zarco y Villaseñor, Francisco 255, 368, 425 Zennun, Al-Fath Musa ibn 21 Zumbigo, Bartolomé 237
Índice topográfico
Alarcón 22, 308 hospital 308, 309 Iglesia de Santa María 105, 309 Iglesia de Santiago 320, 337 Albacete Iglesia de San Juan 124 Alcalá de Henares 23, 93, 102, 134, 195, 344 Colegio de San Ildefonso 334 Alcántara 60, 65, 75, 132 Monasterio de San Benito 60, 75, 84, 131 Alcaraz 61, 77, 78, 327, 336, 349 Alcolea del Pinar 190 Alhama de Granada 75 Alhambra (Ciudad Real) 74, 328 Alicún 21 Almagro 74, 298, 362 Almendros 323, 330, 354 Almoguera 22 Almonacirejo 86, 304 Anguiano 124 Aranjuez 24, 144, 172, 185, 186, 195, 205, 318, 401 Argoños 360 Artiaga 320, 336 Atienza 22 Ávila Monasterio de Santo Tomás 82 Barajas de Melo 86, 304 Barcelona Salón del Tinell 109 Baza 21 Belinchón 22, 23, 308, 354 Belmonte 48, 61, 64, 119, 321, 324, 369 Bernardos (cantera) 200, 325 Bruselas 105, 116 Buenamesón 25, 52, 64, 72, 85, 87, 90-92, 130, 190, 246, 283, 285, 287, 288, 304, 315, 327, 335, 356, 365, 390, 403-405, 407, 414, 423, 425, 426 Burgos 75, 328, 362, 364 catedral 75, 105 Iglesia de San Lesmes 122 Cabeza de Griego 24, 132, 317 Cabezamesada 81, 320, 323, 336-338, 340 Calatayud 129 Calatrava la Nueva 60 Campillo de Altobuey 352, 357
Campo de Criptana 60, 61, 66, 220, 319, 343, 345, 352, 354-360 Campo de Montiel 44, 254, 409, 410, 423, 427 Cañamares 22 Cañaveras 107, 108, 115 Cañete 22 Caravaca 44, 92, 340 Carrascosa del Campo 24, 86, 122, 304, 321, 329 Castañeda 366 Castillo de Garcimuñoz 353 Ceheguín 340 Chaource 116 Chinchilla Iglesia de Santa María 102 Ciudad Real 31, 48 Ciudad Rodrigo 177, 197 Coimbra 117 Colmenar de Oreja 230, 309, 316, 320, 322, 330, 336, 345, 356, 362, 404 Córdoba 22 Corral de Almaguer 71, 72, 138, 139, 288, 298, 308, 321, 336, 341 Cuenca 21-24, 34, 37, 87, 89, 90, 91, 111, 122, 124, 130, 138, 139, 143, 190, 195, 214, 221, 222, 231, 250, 260, 283, 285, 294, 296, 302, 304, 310, 311, 317, 318, 323, 329, 333, 337, 338, 342, 344, 346, 347, 350, 352, 354, 358, 360-362, 365 catedral 74, 81, 105, 106, 121, 134, 184, 201, 207, 243, 251, 292, 324, 332, 359 Convento de San Felipe 89 Convento de San Pablo 125 Hospital de Santiago 177, 203, 249, 357 Puente de San Pablo 89 Cuevas de Velasco 352 Dosbarrios 292, 329, 335, 338, 346, 348, 354, 359 El Abrojo (Valladolid) 129 El Cañavate 111 El Escorial Iglesia de San Bernabé 204 Monasterio de San Lorenzo 29, 103, 137, 141, 143, 144, 146, 148, 153, 159, 160-164, 172, 178, 182, 183, 185, 188, 189, 194, 196, 197, 200, 203-205, 215, 225, 230, 276, 283, 304, 315, 332, 342
462 Índice topográfico
El Pardo 144, 147, 160, 172, 189, 195, 200, 205, 383 El Toboso 61, 317, 323, 345, 346, 352, 357-359 Florencia San Lorenzo 173 Fuente Redonda (o Fuenterredonda) 67, 91, 130, 206, 283, 314, 325, 334, 336, 339, 348, 350, 374-377, 389, 403, 422, 423, 426 Fuentidueña del Tajo 23, 74, 310, 328 Galapagar 200, 313, 325 Garcinarro 121, 122, 124, 312 Grajal de Campos 310 Granada 64, 71, 132, 167, 319, 339 Capilla real 82 catedral 75, 150 Hospital real 127 Iglesia de San Jerónimo 102, 117 San Pablo 196 Guadalajara 22, 102, 122, 302 Guadalupe 129, 324, 378 Guadix 49 Horcajo de Santiago 133, 211, 321, 322, 328, 330, 352, 355-357 Huete 21, 22, 90, 107, 108, 115, 200, 222, 266, 310, 312, 323, 329, 346, 347, 352, 360, 388 Convento de Jesús 298 Iglesia de San Esteban 298 Iglesia de San Pedro 298 Monasterio de la Merced 297, 356 Monasterio de Santo Domingo 298, 352, 357 Torre del Reloj 298 Jerusalén 118, 235, Santo Sepulcro 102, 115-117 La Fresneda 161, 200 Las Pedroñeras 317, 343 León 324, 424 Hospital de San Marcos 44, 60, 61, 68, 72, 82, 107, 108, 131, 151, 152, 219, 264, Lerma 205 Lituero (cantera) 86, 304 Logroño 89, 124 Los Hinojosos 170, 318, 323, San Bartolomé 317, 323, 324 San Bernabé 317, 324, 326, 354, 355, 362 Madrid alcázar 141, 144, 172, 189, 195, 204, 220 Casa de Campo 161, 195 Convento de las Comendadoras de Santiago 220, 240
Convento de San Felipe 146 Cuartel de Guardias de Corps 260 Descalzas Reales 234 hospicio 257, 261, 271, 274 Iglesia de Nuestra Señora de Monserrat 235, 271, 274 Iglesia de Nuestra Señora del Puerto 195, 199 Iglesia de San Gil 79 Iglesia de Santiago 220 Monasterio de San Jerónimo 83, 130, 150, 151, 181, 182, 217 Palacio del Marqués de Perales 260, 261 Palacio Real 31, 160, 265, 271, 273, 277 Puente de Toledo 271 Puerta de San Vicente 271 Málaga catedral 76 Medina del Campo 105, 107, 370, 371 Medinaceli 22 Membrilla 145 Mérida 229 Meruelo 341 Miguel Esteban 62, 255, 268, 358 Miraflores, cartuja de 82 Mondéjar 309 Montalbán 66 Montalbanejo 315 Mora 319, 323, Moraleja (canteras) 86, 304 Mota del Cuervo 61, 122, 123, 125, 302, 318, 323, 324, 345, 353, 361 Motilla del Palancar 125, 215, 352, 357, 452 Nava del Rey 184 Navalcarnero 233-235, 239, 448 Navamorcuende 183, 332 Noja 353, 364 Ocaña 30, 54, 61, 68, 89, 90, 133, 148, 202, 203, 212, 309, 310, 315, 316, 321, 323, 326, 329, 338, 345, 346, 349, 356-358, 375, 390, 391, 439 Olmedilla del Campo 285 Osuna 118 Oviedo 269, 365 Palomares del Campo 325, 352, 362 Pareja 122 Parra 315 Pastrana 134, 135 Pedro Muñoz 119, 354, 355, 362, 364, 366 Plasencia, catedral 113 Pinto 203, 233, 313, Poblet 117 Poissy 116
Índice topográfico 463
Poveda (cantera) 190, 386 Priego 121, 123, 328 Puebla de don Fadrique 61, 341, 447 Quintanar de la Orden 74, 92, 170, 226, 232, 328, 342, 345, 351, 357-359 Rascafría 332 Rasines 183, 331 Reina (Badajoz) 79 Roma 184, 230, 245, 246, 297, 362 San Atanasio 177 Rozalén 67, 169, 283, 321, 334, 335, 337-339, 364 Saelices 24, 170, 319, 333, 346, 347, 350, 384 Salamanca 23, 75, 102, 229 Catedral Nueva 76, 113 La Clerecía 191 Colegio de Santiago 72, 134, 219, 262 Convento de San Esteban 182 San Clemente 312, 325, 344, 351 San Millán de la Cogolla 124 Santa Cruz de la Zarza 24, 62, 185, 211, 212, 289, 312-314, 317, 327, 357 Iglesia de San Miguel 212-215, 333, 357, 358, 396 Iglesia de Santiago 212, 214, 215 Santiago de Compostela San Martín Pinario 197 hospital 75 Segóbriga 24, 86, 132, 304, 317 Segovia 161, 162, 148, 332 alcázar 130, 131, 144 catedral 76 Convento de Santa Cruz 82 Segura de la Sierra 74, 329 Sevilla, 63, 75, 103, 118, 139 alcázar 134 ayuntamiento 96 Monasterio de Santiago 229, 424 Sigüenza 95, 309, 344, 346 Simancas fortaleza 144, 204, 310 Sisante 353 Socuéllamos 302, 318, 322-324, 327, 345, 353-355, 358, 359, 361, 362, 365, 366 Solacabeza (cantera) 86, 304, 390 Solórzano 334 Talamanca 22 Talavera de la Reina 183,223, 332, 333 Tarancón 22-24, 36, 201, 211, 214, 215, 325, 333, 340, 347, 350, 363, 397 Tébar 251 Teruel 22, 52
Toledo 21, 22, 47, 61, 62, 64, 65, 79, 95, 138, 141, 169, 186, 187, 189, 190, 201, 205, 230, 237, 299, 302, 316, 342, 344, 347, 359, 366, 373, 375 alcázar 141, 161, 186, 205 catedral 75, 117, 161, 185, 285, 288 Hospital de Afuera 340 Hospital de Santa Cruz 36, 328 San Juan de los Reyes 82, 84, 129 Torre de Berlanga 118 Torrejón de Velasco 233, 235, 239 Torrelengua 92, 164, 246, 283-287, 313, 322, 325, 339, 342, 350, 401, 403, 405, 407, 423, 425, 426 Tribaldos 73, 211, 247, 350, 363, 364, 426 Turín Palacio Real 277 Úbeda El Salvador 36, 107 Uclés Convento de Carmelitas de San José 228, 356 Convento de la Trinidad 253, 313, 325, 350, 356-358, 361-363, 365, 366 Ermita de Nuestra Señora de la Defensa 63, 64, 85, 313, 316, 322, 403, 405, 422, 426 Ermita de Santa Catalina 415, 421, 426 fortaleza 21-25, 27, 28, 47, 49, 54-56, 62, 65, 66, 68, 79, 80, 88-1, 94, 108, 127, 144, 155, 157, 165, 168, 172, 222, 256, 257, 265, 266, 303, 308, 309, 311-316, 318, 319, 321-323, 325, 326, 329-331, 333-338, 340, 342, 344350, 353, 355, 358, 407, 408, 422 Hospital de la Misericordia 144 Hospital de Todos los Santos 85, 403, 421, 423, 426 Iglesia de San Pedro 222, 352, 353, 355, 358361, 363 murallas de la villa 314, 315, 320, 323, 335, 341 Santa María del Castillo 88, 89, 91 Santa María y San Andrés 42, 222, 251, 325, 350, 356, 358, 360, 363, 364 Usebar 331 Valdemoro convento de franciscanas, 205 Valencia 22, 24, 27, 49, 89, 111, 167, 201, 217, 239, 254, 255 Colegio del Corpus Christi 196, 223 defensas de la ciudad 89 Monasterio de San Miguel de los Reyes 276 Valera 22 Valladolid 62, 66, 94, 105, 165, 178, 180, 183, 184, 321, 331, 332, 339, 370 catedral (colegiata) 164, 178 Convento de Portacoeli 225
464 Índice topográfico
Iglesia de San Pablo 82 Monasterio de San Benito 160, 180, 184, 332 Nuestra Señora de Prado 129 Palacio de Fabbio Nelli 178, 179 Palacio de Francisco de los Cobos 105, 107 Valsaín 145, 153, 178, 200 Valtablado 340 Villagarcía de Campos colegiata 167 Villahandín 322, 330 Villahermosa 74, 343 Villalba (canteras) 86, 304 Villamanrique 25, 283 Villanueva de Alcardete 61, 303, 308, 309, 312, 316, 329-331, 337, 345, 346, 351 Villanueva de los Infantes 61, 66, 74, 78, 215, 327, 328, 353, 361, 404
Villanueva de la Jara 308 Villar del Maestre 122 Villarejo de Salvanés 23, 74, 184, 310, 317 Convento Nuestra Señora de la Victoria 184, 214, 305 fortaleza 310, 342, 345 Iglesia San Andrés 81, 230, 319 Villarrobledo 327, 344, 345 Iglesia de San Blas 111, 123-125 Villarrubio 27, 356 Villaverde (despoblado) 326, 341, 342 Yeste 71, 74, 329 Zabala 162, 319, 320 Zaragoza 22, 133 Zorita de los Canes 22, 352
Editada bajo la supervisión de Editorial CSIC, esta obra se terminó de imprimir en Madrid en enero de 2022
El arte y el viaje Miguel Cabañas Bravo, Amelia López-Yarto Elizalde y Wifredo Rincón García (eds.) Pintura en danza. Los artistas españoles y el ballet (1916-1962) Idoia Murga Castro imeneo en la corte. Poder, representación y ceremonial nupcial en el arte H y la cultura simbólica Inmaculada Rodríguez Moya y Víctor Mínguez Cornelles (eds.) Las redes hispanas del arte desde 1900 Miguel Cabañas Bravo y Wifredo Rincón García (eds.) Me veo luego existo: mujeres que representan, mujeres representadas Ester Alba Pagán y Luis Pérez Ochando (eds.) Arquitectura y programas artísticos en tierras de Alicante en la Edad Moderna Alejandro Cañestro Donoso El arte y la recuperación del pasado reciente Wifredo Rincón García y Miguel Cabañas Bravo Imaginarios en conflicto: lo español en los siglos xix y xx Miguel Cabañas Bravo y Wifredo Rincón García (eds.) Medieval Europe in Motion: la circulación de manuscritos iluminados en la Península Ibérica Alicia Miguélez Cavero y Fernando Villaseñor Sebastián (eds.) Fuerza e intimismo: Luisa Roldán, escultora (1652-1706) Catherine Hall-van den Elsen La fotografía. Interpretaciones históricas en la prensa española (1839-1900) Juan Miguel Sánchez Vigil Bajo el eclipse. Pintoras en España (1880-1939) Concha Lomba Serrano Arte, ciudad y culturas nobiliarias en España (siglos xiv-xix) Luis Sazatornil Ruiz y Antonio Urquízar Herrera (eds.) epresión, exilio y posguerras. Las consecuencias de las guerras R contemporáneas en el arte español Miguel Cabañas Bravo, Idoia Murga Castro y Wifredo Rincón García (eds.) l Colegio de San Gregorio de Valladolid. Saber y magnificencia en el E tardogótico castellano Diana Olivares Martínez Ver es creer. La Inmaculada Concepción y España en el siglo xvii Pablo González Tornel El libro hebreo iluminado en Portugal en la Edad Media (siglos xiii-xv) Tiago Moita
Este libro reconstruye, por primera vez, la historia constructiva de la antigua casa madre de los santiaguistas a lo largo de más de dos siglos, poniendo en evidencia que la sede de Uclés fue un espacio de singular relevancia dentro del patrocinio arquitectónico emprendido por la Corona a partir del siglo xvi. Desde 1523, el rey pasó a ostentar el cargo de administrador perpetuo de la orden, lo que motivó que desde 1525 pasaran por Uclés los más grandes maestros de obras de la Península. Gracias a la aportación de numerosa documentación inédita, ha podido reconstruirse la cronología de las fases del proyecto y los autores que se vieron implicados en el mismo, desde Enrique Egas hasta Juan Gómez de Mora, entre muchos otros. Además, esta publicación incide en valorar los usos y las funciones para los que fueron concebidos los distintos espacios del monasterio, tanto para servir adecuadamente a la vida religiosa como para ser exponentes de valores simbólicos y de representación.
sonia jiménez-hortelano
Arte y arquitectura en el Real Monasterio de Santiago de Uclés (1500-1750)
(1500-1750)
Últimos títulos publicados
La Orden Militar de Santiago fue una de las instituciones más prestigiosas en la Península durante la Edad Moderna. Esta institución nobiliaria contaba desde la Edad Media con una sede espiritual en la que se cuidaban los aspectos religiosos de sus miembros y donde se enseñaba la regla a los nuevos caballeros. Dicha sede espiritual de los santiaguistas fue, desde 1175, el monasterio de Santiago de Uclés, en la actual provincia de Cuenca.
Sonia Jiménez-Hortelano (Valencia, 1988) es doctora con mención internacional en Historia del Arte por la Universitat de València (2019). Licenciada en Historia del Arte y máster en Historia del Arte y Cultura Visual, ambas con premio extraordinario, en esta misma institución, ha sido beneficiaria de una Ayuda de Formación del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación (2013-2017) y de una beca de formación e investigación en el Museo Nacional del Prado (2018). Sus investigaciones sobre el patrimonio de la Orden Militar de Santiago y la promoción artística del foco cortesano han sido objeto de galardones como el premio Alumni-Plus de la Universitat de València (2019) y el Premio para el Estudio de las Órdenes de Caballería Españolas de la fundación Lux Hispaniarum (2019). Ha realizado estancias de investigación en centros nacionales e internacionales, como la Università degli Studi di Palermo, la Bibliotheca Hertziana de Roma o la Universidad Autónoma de Madrid. Ha participado en diversos proyectos de investigación y ha sido docente en la Universidad Jaume I de Castellón e investigadora posdoctoral dentro del subprograma «Atracció de Talent» de la Universitat de València. Asimismo, es miembro del grupo de investigación Arte y Arquitectura de la Edad Moderna, dirigido por la profesora Mercedes Gómez-Ferrer. Actualmente es profesora en la Universitat de València.
SONIA JIMÉNEZ-HORTELANO
Biblioteca de Historia del Arte
Arte y arquitectura en el Real Monasterio de Santiago de Uclés
36
Biblioteca de Historia del Arte
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
CSIC
Imagen de cubierta: nave central de la iglesia del Real Monasterio de Santiago de Uclés (fotografía de la autora).
El arte y el viaje Miguel Cabañas Bravo, Amelia López-Yarto Elizalde y Wifredo Rincón García (eds.) Pintura en danza. Los artistas españoles y el ballet (1916-1962) Idoia Murga Castro imeneo en la corte. Poder, representación y ceremonial nupcial en el arte H y la cultura simbólica Inmaculada Rodríguez Moya y Víctor Mínguez Cornelles (eds.) Las redes hispanas del arte desde 1900 Miguel Cabañas Bravo y Wifredo Rincón García (eds.) Me veo luego existo: mujeres que representan, mujeres representadas Ester Alba Pagán y Luis Pérez Ochando (eds.) Arquitectura y programas artísticos en tierras de Alicante en la Edad Moderna Alejandro Cañestro Donoso El arte y la recuperación del pasado reciente Wifredo Rincón García y Miguel Cabañas Bravo Imaginarios en conflicto: lo español en los siglos xix y xx Miguel Cabañas Bravo y Wifredo Rincón García (eds.) Medieval Europe in Motion: la circulación de manuscritos iluminados en la Península Ibérica Alicia Miguélez Cavero y Fernando Villaseñor Sebastián (eds.) Fuerza e intimismo: Luisa Roldán, escultora (1652-1706) Catherine Hall-van den Elsen La fotografía. Interpretaciones históricas en la prensa española (1839-1900) Juan Miguel Sánchez Vigil Bajo el eclipse. Pintoras en España (1880-1939) Concha Lomba Serrano Arte, ciudad y culturas nobiliarias en España (siglos xiv-xix) Luis Sazatornil Ruiz y Antonio Urquízar Herrera (eds.) epresión, exilio y posguerras. Las consecuencias de las guerras R contemporáneas en el arte español Miguel Cabañas Bravo, Idoia Murga Castro y Wifredo Rincón García (eds.) l Colegio de San Gregorio de Valladolid. Saber y magnificencia en el E tardogótico castellano Diana Olivares Martínez Ver es creer. La Inmaculada Concepción y España en el siglo xvii Pablo González Tornel El libro hebreo iluminado en Portugal en la Edad Media (siglos xiii-xv) Tiago Moita
Este libro reconstruye, por primera vez, la historia constructiva de la antigua casa madre de los santiaguistas a lo largo de más de dos siglos, poniendo en evidencia que la sede de Uclés fue un espacio de singular relevancia dentro del patrocinio arquitectónico emprendido por la Corona a partir del siglo xvi. Desde 1523, el rey pasó a ostentar el cargo de administrador perpetuo de la orden, lo que motivó que desde 1525 pasaran por Uclés los más grandes maestros de obras de la Península. Gracias a la aportación de numerosa documentación inédita, ha podido reconstruirse la cronología de las fases del proyecto y los autores que se vieron implicados en el mismo, desde Enrique Egas hasta Juan Gómez de Mora, entre muchos otros. Además, esta publicación incide en valorar los usos y las funciones para los que fueron concebidos los distintos espacios del monasterio, tanto para servir adecuadamente a la vida religiosa como para ser exponentes de valores simbólicos y de representación.
sonia jiménez-hortelano
Arte y arquitectura en el Real Monasterio de Santiago de Uclés (1500-1750)
(1500-1750)
Últimos títulos publicados
La Orden Militar de Santiago fue una de las instituciones más prestigiosas en la Península durante la Edad Moderna. Esta institución nobiliaria contaba desde la Edad Media con una sede espiritual en la que se cuidaban los aspectos religiosos de sus miembros y donde se enseñaba la regla a los nuevos caballeros. Dicha sede espiritual de los santiaguistas fue, desde 1175, el monasterio de Santiago de Uclés, en la actual provincia de Cuenca.
Sonia Jiménez-Hortelano (Valencia, 1988) es doctora con mención internacional en Historia del Arte por la Universitat de València (2019). Licenciada en Historia del Arte y máster en Historia del Arte y Cultura Visual, ambas con premio extraordinario, en esta misma institución, ha sido beneficiaria de una Ayuda de Formación del Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación (2013-2017) y de una beca de formación e investigación en el Museo Nacional del Prado (2018). Sus investigaciones sobre el patrimonio de la Orden Militar de Santiago y la promoción artística del foco cortesano han sido objeto de galardones como el premio Alumni-Plus de la Universitat de València (2019) y el Premio para el Estudio de las Órdenes de Caballería Españolas de la fundación Lux Hispaniarum (2019). Ha realizado estancias de investigación en centros nacionales e internacionales, como la Università degli Studi di Palermo, la Bibliotheca Hertziana de Roma o la Universidad Autónoma de Madrid. Ha participado en diversos proyectos de investigación y ha sido docente en la Universidad Jaume I de Castellón e investigadora posdoctoral dentro del subprograma «Atracció de Talent» de la Universitat de València. Asimismo, es miembro del grupo de investigación Arte y Arquitectura de la Edad Moderna, dirigido por la profesora Mercedes Gómez-Ferrer. Actualmente es profesora en la Universitat de València.
SONIA JIMÉNEZ-HORTELANO
Biblioteca de Historia del Arte
Arte y arquitectura en el Real Monasterio de Santiago de Uclés
36
Biblioteca de Historia del Arte
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
CSIC
Imagen de cubierta: nave central de la iglesia del Real Monasterio de Santiago de Uclés (fotografía de la autora).