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APUNTES DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE PORTUGAL
María Isabel Espiñeira Castelos
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© 2010 Bubok Publishing S.L. 1ª edición ISBN: DL: Impreso en España / Printed in Spain Impreso por Bubok
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Dedicado a esa Hermosa tierra que es Portugal, tan parecida y tan diferente de España.
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Índice
Tema 1…...............................................................8 Tema 2…………………………………………….11 Tema 3..................................................................14 Tema 4……………………………………………18 Tema 5……………………………………………22 Tema 6……………………………………………27 Tema 7……………………………………………29 Tema 8……………………………………………39 Tema 9……………………………………………50 Tema 10…………………………………………..52 Tema 11…………………………………………..68 Tema 12…………………………………………. 74 Tema 13…………………………………………..80 Tema 14…………………………………………. 84 Tema 15…………………………………………..88 Tema 16………………………………………….93 Tema 17………………………………………….100 Tema 18………………………………………….105 Tema 19………………………………………….115 Tema 20…………………………………………131 Tema 21………………………………………….136
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Tema 22………………………………….143 Tema 23………………………………….154 Tema 24………………………………….162 Tema 25…………………………………169 Tema 26…………………………………178 Portugal en el exterior………………….188
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PARTE PRIMERA.- EL PORTUGAL DEL ANTIGUO REGIMEN
TEMA I.- EL ESPACIO PORTUGUES ANTES DEL SURGIMIENTO DEL REINO.-
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l poblamiento del país se realizó por migraciones de origen incierto, aunque los caminos naturales de entrada fueron Africa y Europa, además de los contactos con las civilizaciones mediterráneas: fenicios, griegos y cartagineses. En el Neolítico ya sorprende la abundancia y monumentalidad de las construcciones megalíticas, sobre todo en el Alto Alentejo. Con las invasiones celtas florece al norte del Montego la cultura de los castros y en el Algarve se establecen relaciones comerciales con las poblaciones autóctonas. Se perfila ya una diferencia entre el norte y el sur.
Desde el siglo II comienza la romanización de la península, aunque los lusitanos ofrecen una 9
importante resistencia. La “pax romana” ofrece una unidad cultural, económica y administrativa a todo el territorio, siendo la lengua y la infraestructura uno de los medios de conexión. La trilogía mediterránea (vid, olivo y trigo) es la base económica. Se desarrollan el comercio y la moneda, siendo la romanización más intensa al sur del Tajo.
En el siglo V, con la disgregación del imperio romano penetran en la Península vándalos, suevos y alanos, creando un reino con capital en la actual Braga. Los visigodos, primero en calidad de federados, acabarán por absorber a los suevos. En esta época hay un retroceso y
decae la actividad comercial y la vida urbana, e incluso la cultura tiene su feudo únicamente en la Iglesia, aunque a menudo se ha exagerado esta decadencia, porque los invasores se esfuerzan por romanizarse y se mantienen muchas instituciones y estructuras del imperio romano. Desde el concilio de Toledo de 589 el catolicismo se convierte en la religión oficial y la iglesia mantiene la cohesión política y 10
administrativa. Se empiezan a pergeñar los rasgos de una sociedad medieval, con dos clases privilegiadas:
La nobleza guerrera, que poseía las tierras y los hombres La clase clerical, que tenía la autoridad espiritual.
La realeza tenía carácter electivo y las luchas civiles acaban minándola, sobre todo a partir del año 711 en que los musulmanes entran en la Península. La unidad del mundo romano se rompe, aunque se había prolongado durante los reinos bárbaros. La península se convierte en el territorio de lucha entre dos civilizaciones. Como los musulmanes en principio respetaron la religión y cultura de los vencidos, gran parte de la población se islamizó. Los que conservaron su fe, llamados mozárabes, tenían que pagar un tributo, pero se respetaban sus leyes, religión y costumbres. La presencia musulmana se prolongó en el sur de Portugal durante más tiempo que en el norte. Crecen las ciudades y se desarrolla la pesca y la agricultura. La lengua no suplanta al latín, pero deja algunos vocablos.
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TEMA II.- NACIMIENTO Y DESARROLLO DEL REINO DE PORTUGAL. (SIGLOS XII-XIII).-
La resistencia en el norte y el posterior proceso de reconquista generaron nuevos estados cristianos. El núcleo asturiano dio origen al reino de León y de ahí nació en el siglo IX el condado Portucalense, entre el río Lima y el Duero, gobernado por un conde obediente al monarca pero con cierta independencia. Las tierras hasta
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el Mondego formaban el condado de Coimbra, que fue
reocupado por los musulmanes con Almanzor y luego vuelto a conquistar con Fernando I. Con Alfonso VI se produjo la división del califato en reinos de taifas y llega el espíritu de Cruzada a la Península de la mano de los caballeros de Borgoña. El gobierno real se fortalece y el rey de León casa a su hija Teresa con Enrique de Borgoña y les da el condado Portucalense, que también comprende Coimbra. El hijo de ambos, Alfonso Enriquez, después de la victoria de Sâo Mamede, expulsa del poder a su madre y se declara en rebeldía contra su primo Alfonso VII de León. Se nombra rey en 1443, aceptándolo Alfonso VII, puesto que al ser éste emperador, su primo todavía era su vasallo. Pero el portugués pide el reconocimiento del “regnum” a la Santa Sede y el Papa cede a cambio de un tributo anual. Así 13
nace el reino de Portugal, y la reconquista y la repoblación juegan un papel primordial. El avance cristiano prosigue con Alfonso II, Sancho II y acaba con Alfonso III y la ocupación del Algarve. Es entonces cuando se inicia el FEUDALISMO. El rey cede tierras a los nobles, el clero y las órdenes militares. A pesar de todo el monarca tenía un poder sobre estos privilegiados superior al de otros monarcas europeos de la época.
El asentamiento propio de la repoblación originó comunidades de hombres libres con fueros propios. La iglesia y la nobleza eran las clases dominantes, existiendo también la categoría de los infanzones y de los hidalgos. Ejercía la nobleza una función política, administrativa y judicial, aparte de explotar la tierra por medio de los señoríos a través de los campesinos, entre los cuales había hombres libres, que habitaban los concejos, pero también muchos siervos. En estos tiempos cambia mucho la economía, y se pasa de la mera economía de subsistencia a la de mercado, con la ciudad como núcleo en donde se celebran ferias y mercados. Los portugueses exportan aceite, vino y corcho principalmente, e importan tejidos, metales, armas y pescado en salazón. El cambio económico también produjo un cambio social, que hizo crecer la burguesía en las ciudades, y se fortaleció la figura del propietario rural villano. Aumentaron los precios y salarios y también la mano de obra asalariada, que sustituye en gran medida a la servidumbre. La monarquía se hace más fuerte, siempre a costa de enfrentamientos con los privilegiados y se legisla sobre la amortización eclesiástica y la 14
garantía de las libertades municipales. Las ciudades y villas envían representantes a las cortes.
TEMA III.- DE LA CRISIS BAJOMEDIEVAL AL ESPLENDOR DEL ESTADO MODERNO.15
La crisis del siglo XIV, sobre todo a partir de 1348, con las trágicas consecuencias de la Peste Negra, reaviva la conflictividad social y política. La crisis alcanza a todos los grupos sociales, porque se hunden las rentas de la tierra, suben los precios, la población que sobrevive se desplaza a otros lugares y la mano de obra es escasa. La inflación golpea sin piedad sobre todo a las clases más humildes, que se tienen que enfrentar a los señores, ya que habían conseguido del rey el permiso para la imposición del trabajo obligatorio y el establecimiento de limitaciones a los jornales. Aunque los señores no logran con estas medidas los efectos que buscaban, sí que consigue una gran crispación en los campos. Sin embargo las actividades marítimo-comerciales no solo no disminuyen, sino que aumentan, en gran parte gracias a la protección que les dispensan los monarcas. La población sufre un desplazamiento desde el interior hacia la costa, y Oporto sufre un gran crecimiento, aunque la ciudad que más aumenta es Lisboa, que a finales del siglo XIV tiene que aumentar su recinto amurallado y se convierte en una ciudad que alberga mercaderes, artesanos y gente que viene de los campos en busca de una mejor forma de vida, y que será el principal motor de la agitación y las rebeliones.
Durante el reinado de Fernando I las tensiones sociales aumentan a causa de las devaluaciones monetarias y de las guerras con Castilla. Cuando el rey muere hay un sector que no acepta la sucesión de su hija Beatriz, que 16
estaba casada con el rey Juan I de Castilla, ni la regencia de la reina madre, Leonor Telles. Los burgueses se unen en torno a la figura de Juan, maestro de la orden de Avis e hijo bastardo de Pedro I, y el pueblo se une a la rebelión, con lo cual se convierte la inicial protesta en una verdadera revuelta popular en la que se proclama a Juan de Avis como Defensor del Reino. En el Alentejo esta rebelión adquiere tintes de revuelta social contra los señores propietarios de las tierras, que habían acatado el testamento del rey difunto. Nace en el país un sentimiento nacionalista a consecuencia de la intervención del rey de Castilla, que había acudido a la llamada de auxilio de su suegra. En Atoleiros, un ejército popular dirigido por Nuno Alvarez Pereira derrota a los castellanos y en 1385 se reúnen las cortes en Coimbra para proclamar rey a Juan de Avis. La batalla decisiva
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contra Castilla tendría lugar el 14 de agosto de 1385 en
Aljubarrota, donde Alvarez Pereira, ya convertido en condestable, vence de nuevo a los castellanos. Comienza así en Portugal la DINASTIA AVIS que abre un nuevo período histórico en el que el país se fortaleció e inició su comienzo como una gran potencia marítima.
Era esta una época en que la autoridad monárquica en Portugal era mayor que en otros reinos de Europa y la jurisdicción real siempre estuvo por encima de la señorial, pues se entendía que el poder del rey provenía directamente de Dios. Se hicieron concesiones a quienes habían apoyado la candidatura de Juan de Avis y la burguesía letrada se hizo importante en la corte, pues los juristas tenían ahora mucha importancia en la
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configuración de una monarquía centralizada. Se ponen los cimientos para la construcción de un estado moderno:
Se crea una milicia propia Se establece un impuesto general sobre las transacciones, que se conoce como SISA Se inicia la compilación de las leyes del país, conocidas como Ordenanzas Alfonsinas, porque se hace en el reinado de Alfonso V El rey Duarte, sucesor de Alfonso V, concibe la Ley Mental, que regula los derechos de sucesión, favoreciendo la reintegración a la corona de las donaciones hechas a la nobleza.
A pesar de todo, la nobleza no queda totalmente sin poder y durante el reinado de Alfonso V esta clase privilegiada obtuvo mercedes y donaciones y dirigió la política nacional. En la época de los descubrimientos es la nobleza una de las clases que sale más beneficiada. Después de la época de don Alfonso, la monarquía vuelve a seguir el camino de la centralización, aunque los nobles no pierden su grandeza, sino que se convierten en cortesanos dependientes. Juan II se ocupó de sofocar sus deseos levantiscos en buena lid con que lo Maquiavelo proclamaba que debía ser un “príncipe 19
renacentista”. Su reinado significó la concentración del poder y la autoridad en la figura regia. Sus sucesores, Manuel I y Juan III completan estos ideales. La corte se acomoda a lo que debe de ser la majestad de una gran potencia mundial. Se promulga un nuevo ordenamiento legal conocido como Ordenanzas Manuelinas, que sistematizan las normas de derecho público y privado y la centralización regia. La personalidad jurídica de los municipios queda un tanto desvirtualizada en esta época, porque en 1504 se ordena el sistema de gobierno municipal, monopolizado por la oligarquía pero sobre todo bajo la tutela del estado a través de los corregidores de las comarcas y en último término por los tribunales de apelación de la corte. En la época de la Reforma en muchos de los países europeos, Portugal sabe imponerse pues con la incorporación de los maestrazgos de las órdenes militares aumenta sus recursos económicos y su autoridad sobre muchas zonas del país. El establecimiento de la Inquisición en 1536 refuerza el control sobre las rentas y negocios de la Iglesia.
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TEMA IV. LA GRAN EXPANSION ULTRAMARINA (SIGLOS XV-XVI).-
Esta expansión se inicia con la conquista de Ceuta en 1415 y culmina un siglo más tarde con la llegada a la India y a Brasil. Los descubrimientos marcan un hito en la Historia de Portugal y abren un nuevo ciclo que se termina con el
abandono del imperio de la India y de Brasil. Durante casi seis siglos el estado portugués dominó vastos territorios de todo el mundo. Hay diferentes causas que pueden explicar esta expansión:
Motivaciones económicas basadas en la necesidad de expansión para adquirir tierras y buscar nuevos mercados adonde llevar los productos portugueses. Intentos de salir de la crisis económica que provenía de la Baja Edad Media. 21
Inquietud científica y espiritual propia del Renacimiento. Proyección oceánica del país por su estratégica situación. Se busca en el mar los recursos que no se tienen
La corona será la gran impulsora de esta odisea, movida por la búsqueda de prestigio y también por motivos económicos. La expansión se dirige hacia tres lugares principalmente: las islas atlánticas, Marruecos y la costa africana. Las disputas entre Castilla y Portugal a causa de las Islas Canarias ya venía desde el siglo XIV, cuando tiene que intervenir el papa, que falla en contra de Portugal en el año 1436. Las islas de Madeira y Porto Santo se ocupan n 1419 y el archipiélago de las Azores en 1432. Conquistan Ceuta en 1415 y más tarde se expanden hacia el Magreb, debido sobre todo a que las rutas de oro y de esclavos de Africa convergían en el Estrecho de Gibraltar. Las dificultades en el control de Marruecos provocan el interés en la vía marítima hacia el sur, con el impulso de Juan II. Aquí entra en juego el infante don Enrique el Navegante, que es un abanderado en el descubrimiento de nuevos territorios. Alrededor del año 22
1474 el comerciante Fernâo Gómes alcanza el Golfo de Guinea. El interés ahora está en hallar el camino a la ruta de las especias y en el año 1483 se alcanza la desembocadura del río Zaire, y pocos años después Bartolomeu Dias dobla el Cabo de las Tormentas. Por fin el año 1498 Vasco da Gama llega a la India. Estamos en la época en que Cristóbal Colón, al servicio de los Reyes Católicos, ha llegado a América, y mediante el Tratado de Tordesillas en 1494 se llega al acuerdo mediante el cual se divide el mundo conocido en dos mitades: a occidente queda España y la parte oriental será para Portugal. Los portugueses controlan las rutas comerciales de Oriente y dominan una serie de enclaves como el estrecho de Ormuz, Goa en la India, Malaca, que es la llave de las islas de las especias. En 1542 alcanzan Japón y poco después se instalan en Macao. Con una flota al mando de Pedro Alvares Cabral empiezan a colonizar las tierras de Brasil.
Aquí hemos de hacer una diferenciación, porque Portugal no se comporta de la misma manera en todos los territorios descubiertos: las islas atlánticas y Brasil fueron objeto de una pronta colonización mediante el sistema de “capitanes donatarios”, nobles casi todos a quienes la corona entrega amplios poderes 23
administrativos y judiciales y se les otorga el usufructo de las tierras explotadas por colonos. Es un sistema al que se le ha llamado “señorío capitalista”. En el año 1549 se crea un gobierno en Brasil, concretamente en Bahía. Sin embargo, en el resto del imperio los portugueses se limitan a establecer una cadena de factorías y puestos comerciales.
Fueron muy importantes los resultados económicos de la colonización. El trigo, escaso en Portugal, fue el primer cultivo de las islas Azores y desde el siglo XV se cultiva la caña de azúcar en Madeira y la vid tiene que esperar hasta el siglo XVII. De Brasil explotan el palo, de aplicación en tintorería y fabricación naval, y el azúcar, que ocasiona cuando se pone en práctica el declive del azúcar de Madeira. De Africa los portugueses traen principalmente oro y esclavos, y sobre todo a causa del oro se reactiva la vida económica en el tránsito a la Edad Moderna. Pero lo que más ganancia deja a los portugueses son los productos de lujo orientales, sobre todo artículos textiles y las tan necesitas especias. La ruta marítima de El Cabo perjudica seriamente los intereses económicos mediterráneos, sobre todo en Venecia. El esplendor de la corte portuguesa se debe en gran parte al comercio de la pimienta. Manuel I ya se titula rey de Portugal y de los Algarves, de aquende y allende el mar en Africa y señor de la Guinea y de la conquista y navegación y comercio de Etiopía, Arabia, Persia e India.
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TEMA V.- EL OCASO DEL PRIMER IMPERIO Y LA UNION PENINSULAR.-
Aunque la India era un buen negocio, no duró tanto como era deseable.
La corona actuaba de mediadora entre Europa y Oriente y 25
a través de Lisboa se cambiaba moneda, metales y tejidos por las deseadas especias y artículos de lujo, y aunque al principio los beneficios eran importantes, poco a poco fueron decreciendo por distintos factores:
Crecientes gastos administrativos y militares Necesidad de créditos extranjeros para que la monarquía financiase el negocio Aumento de los intereses de estos créditos El exceso de la mercancía hizo que las especias se depreciasen Restablecimiento de la ruta veneciana
Todos estos motivos provocan que en el año 1570 el estado portugués saque cuentas y abandone el monopolio, aunque sigue en cierto modo manejando desde la distancia los negocios emprendidos.
Las consecuencias para Portugal son bastante graves, porque el país estaba acostumbrado a un gasto excesivo y a importar todos los artículos, descuidando la producción interna, con lo cual hay un anquilosamiento de la economía. Quedan dos clases sociales sin apenas estamentos intermedios: una nobleza que después del fracaso en la India sobrevive con la compra de tierras y la mayoría de la población, que sale adelante a duras penas. Los sectores más activos, como los campesinos acomodados, los artesanos o los burgueses pierden gran parte de su importancia. La industria languidece y la 26
miseria campesina aumenta, con lo cual hay muchos campesinos sin trabajo a los que no les queda más remedio que engrosar la lista de pobres que pueblan las ciudades. A pesar de todo en el siglo XVII se observa un cierto crecimiento moderado de la población, gracias sobre todo a que el cultivo del maíz evita grandes hambrunas. La actividad mercantil que está en su mayor parte en manos de “cristianos nuevos” se mantiene activa y despega el comercio triangular entre EuropaAfrica- Brasil-Europa, comerciando con esclavos, azúcar y un incipiente comercio de tabaco. Los comerciantes portugueses saben defender sus intereses frente a la intromisión de Holanda, y todavía se puede decir que tienen el control de este tráfico, gracias a un pacto colonial que obliga a las colonias a canalizar su producción hacia la metrópoli. Los derechos aduaneros son importantes para la economía. Pero en la costa africana hay problemas el la Ruta del Oro con los ataques de holandeses y franceses. A partir del año 1650 el desarrollo de la industria del azúcar y el tabaco en las Antillas perjudica seriamente el comercio portugués.
Estos problemas en el primer imperio de la India coinciden en el tiempo con una crisis política que lleva al país a perder la independencia. El problema se inicia cuando llega al poder el joven rey Sebastián, nieto de Juan III, que trata de hacer realidad el proyecto de la 27
conquista del norte de Africa, ya que pensaba que esta era la solución a los problemas de Portugal. La figura de don Sebastián de Portugal quizá sea una de las más míticas de la historia de ese país. Hijo del príncipe Juan de Portugal y Juana de Austria, sucedió a su abuelo Juan III en 1557 cuando contaba con tres años de edad. La regencia del pequeño quedó a cargo de la reina viuda, doña Catalina, y el cardenal don Enrique hasta que en 1568 fue declarado mayor de edad. La conquista del norte de Africa se convertirá en su mayor obsesión participando en una campaña de apoyo del depuesto Muley Ahmed. A pesar de las indicaciones contrarias, don Sebastián acudió en defensa del sultán marroquí participando en la batalla de Alcazarquivir donde falleció con lo más granado de la nobleza portuguesa. Corría el mes de agosto de 1578 y el cuerpo del monarca nunca se encontró, posiblemente saqueadas sus ropas por los vencedores y descompuesto por las altas temperaturas y las alimañas. La desaparición motivó la creación de un mito alrededor del rey, surgiendo en diversas ocasiones personajes que se hacían pasar por don Sebastián, siendo una de las más curiosas la protagonizada por un pastelero de Madrigal. La sucesión recae entonces en el anciano cardenal Enrique, el único hijo superviviente de Manuel I y a su muerte hay varios candidatos al trono:
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Catalina Antonio, prior de Crato Felipe II de España
Los tres eran nietos de Manuel I. Las clases populares apoyaban a Antonio, y la nobleza y la burguesía buscaban principalmente la seguridad, por lo cual se inclinaban por el rey español, que fue quien con la ayuda de las armas impuso su candidatura. En abril de 1581 se reúnen las cortes en Tomar y se proclama rey de Portugal a Felipe II, que se compromete a respetar las leyes y autonomía administrativa de Portugal y la exclusividad de los portugueses para ocupar cargos importantes. El rey cumplió los compromisos adquiridos y los burgueses y nobles salieron beneficiados con la unión, sobre todo por la inyección económica que suponía la entrada de la plata americana. Pero el pueblo no estaba feliz con este estado de cosas y a menudo había tumultos de los que anhelaban la llegada de un nuevo Sebastián, en un movimiento mítico-secular que se dio en llamar SEBASTIANISMO.
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TEMA VI.- LAS RESTAURACION.-
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DIFICULTADES
DE
LA
Poco a poco España va tomando la iniciativa y se convierte Castilla en sede de la realeza y quien verdaderamente tiene el poder militar y financiero. A partir de 1621, coincidiendo con el reinado de Felipe IV, España rompe la tregua con las Provincias Unidas y se alía a los Habsburgos de Viena en el marco de la Guerra de los Treinta Años. Los catalanes y portugueses tienen que asistir a la exigencia de contribuir activamente con la política imperialista y el conde duque de Olivares se apresura a dar el paso para una España totalmente unificada. La plata americana llega en menor cantidad, con lo cual Portugal ya no obtiene el mismo beneficio económico de la unión peninsular que obtenía antaño. Por otra parte, los franceses, holandeses e ingleses perjudican seriamente los intereses portugueses en ultramar y la presión tributaria se hace insostenible y como consecuencia hay una rebelión social en el Alentejo y el Algarve, aunque no está exento del espíritu de la revuelta el odio a la unidad con España. Las clases dominantes ven peligrar su seguridad y ayudan en el aplastamiento de la rebelión, pero enseguida temen resultar afectadas y comienzan a conspirar. La llamada a la colaboración militar para sofocar una revuelta en Cataluña desencadena en Lisboa un golpe de estado el 1 de diciembre de 1640 y los conjurados entregan el trono al duque de Braganza, que reinará con el nombre de Juan IV. El pueblo entero apoya la restauración de la 31
independencia. España no acepta la independencia y durante casi treinta años Portugal debe luchar para afianzarla, pero el desgaste y el esfuerzo tributario se ceba en el pueblo, ya que la mayoría de la nobleza tenía posiciones ambiguas y colaboraba ocultamente con Madrid. Cuando España y Francia firman la paz de los Pirineos en el año 1659, España está más libre para solucionar el problema portugués, pero ya no tiene la capacidad económica y militar que había disfrutado y en cambio Portugal goza de la ayuda de agentes extranjeros. Las victorias de Ameixial de 1663 y de Vila Viçosa de 1665 hacen que se firme la paz definitiva con España en 1668, en la que se reconoce la independencia de Portugal y de todas sus posesiones, a excepción de Ceuta.
Pero como nada es gratis, Portugal tuvo que pagar un alto precio por la ayuda internacional, y solo a costa de gravosas cesiones logra insertarse en el bloque contrario al imperialismo español. El caso portugués quedó fuera de la Paz de Westfalia que puso fin a la Guerra de los Treinta Años y también del tratado franco- español de 1659.Con las Provincias Unidas la paz solo llegaría en 1661 cuando los holandeses ya se habían apoderado de muchas posesiones portuguesas en Oriente. La búsqueda de ayuda en Inglaterra conduce a Portugal a abrir el comercio a la pujante economía inglesa y es el arranque de un eje Londres- Lisboa.
La figura del rey, a pesar de que proviene de un golpe de estado, no sale debilitada, aunque la política interna fue 32
inestable durante bastante tiempo. Algunos miembros de la aristocracia o del alto clero tuvieron tentaciones conspirativas. La muerte de Juan IV en 1656 abre una etapa problemática porque su sucesor, Alfonso VI, era débil mental. Durante seis años ocupa la regencia su madre, Luisa de Gusmaô, hasta que llega como valido el conde de Castelo Melhor. Al cabo de un tiempo se fuerza la abdicación del rey y el ostracismo del valido y la regencia es ocupada ahora por Pedro, que tras la muerte de su hermano, el rey depuesto, reina con el nombre de Pedro II.
Aparte de esta crisis interna, también hay en el país graves problemas económicos, sobre todo por la crisis del comercio, debido a los problemas que Francia plantea las exportaciones portuguesas, y a la competencia antillana en el mercado del tabaco y el azúcar. Aumentan los stocks y esto provoca que los precios caigan en picado y la balanza comercial arroje un saldo negativo. Se intenta crear compañías privilegiadas y establecer medidas proteccionistas, así como desarrollar manufacturas, pero el problema no se llega a resolver del todo.
TEMA VII.- EL PORTUGAL ILUSTRADO: PROSPERIDAD Y ABSOLUTISMO.33
A principios del siglo XVIII empiezan a llegar oro y diamantes de Brasil y se incrementa la exportación del vino de Oporto, con lo cual se abre un período de prosperidad económica. Pero en contrapartida se detiene un tanto el avance industrializados y se crea una economía de marcado carácter dependiente. Los gobernantes portugueses del siglo XVIII se esfuerzan en nacionalizar las fuentes de riqueza mediante una política mercantilista. A partir de finales de siglo la Guerra de la Independencia americana y los conflictos generados durante la Revolución francesa y el imperio napoleónico hacen que se relance el comercio portugués. La balanza comercial con Inglaterra empieza a arrojar saldos positivos y el algodón brasileño suministra la materia prima en Gran Bretaña. El estado se agranda y con él el autoritarismo de la monarquía. Las prerrogativas políticas de la nobleza, las asambleas representativas que entorpecían el avance monárquicos empiezan a combatirse. Para el absolutismo real el primer obstáculo eran los estamentos privilegiados y será el Siglo de las Luces el que de el paso al cambio. Suele situarse el arranque durante el reinado de Pedro II, pero se acelera con su sucesor Juan V y alcanza su punto álgido bajo la dictadura ilustrada del poderoso marqués de Pombal, ejercida durante el reinado de José I. 34
Pombal es el creador de la Lisboa monumental que renace del terremoto asolador de 1755, porque consolida el aparato político y administrativo del
Grabado del terremoto de Lisboa de 1755
estado e impulsa el comercio, fomentando la creación de industrias. Lucha con los deseos de la nobleza y asesta un golpe mortal al poder de la iglesia con la expulsión de los jesuitas en el año 1759. Hay que disolver el Antiguo Régimen y crear una nueva escala de valores. En el año 1770 se ennoblecen oficialmente las actividades comerciales, acrecentando el papel social de la burguesía y se valoran las enseñanzas científicas. Después de la expulsión de la Compañía de Jesús se lleva a cabo una reforma educativa. Con el reinado de María I Pombal cae en desgracia, pero todo lo logrado se quedará ya como 35
conquista del estado portugués: el papel centralizador del estado y la secularización de la vida civil.
TEMA VIII.- HUNDIMIENTO Y RECONSTRUCCION LIBERAL DEL ESTADO.-
LAS INVASIONES FRANCESAS Y LA QUIEBRA DEL ESTADO.La revolución francesa tuvo funestas consecuencias en la situación portuguesa a finales del siglo XVIII:
Colocó al país en la frontera de choque entre el poder continental francés y el poder marítimo británico, con la consecuencia de quiebra del estado y pérdida del imperio Proyectó las ideas revolucionarias en sectores de la elite portuguesa
La policía y la censura en Portugal pronto intentaron evitar que en su país ocurriese algo parecido a lo que estaba teniendo lugar en Francia. Sobre todo la ejecución del monarca francés en 1793 abrió el amplio ciclo de guerras exteriores con Inglaterra como abanderada. Los 36
estados peninsulares combatieron juntos en la campaña del Rosellón, aunque España acabaría por firmar la Paz de Basilea con Francia, a espaldas de Portugal. Esta ruptura crea una situación extremadamente delicada a la diplomacia de Lisboa, ya que desde el bloque francoespañol se amenaza con la invasión del país si no rompen relaciones con Inglaterra. Y los británicos también amenazan veladamente con graves consecuencias para la pérdida del imperio si se alinean con el eje MadridParis. Esto acarrea como consecuencia que surjan dos partidos: el partid francés y el partido inglés. La amenaza de la invasión se concreta en la Guerra de las Naranjas, en mayo de 1801, llamada así por las naranjas que Godoy envió a la reina de España, María Luisa, cuando sitiaban la ciudad portuguesa de Elvas, en que los franceses cierran los puertos portugueses a los navíos británicos y además Portugal debe pagar a Francia una fuerte indemnización y pierde la plaza de Olivenza, en el Alentejo, a favor de España. La Guerra de las Naranjas no era más que un anticipo de lo que ocurriría en 1807.Cuando los franceses fracasan en Trafalgar con la ofensiva directa a Inglaterra, Portugal y en realidad la Península completa pasa a ser uno de los objetivos de Napoleón, que además del cierre de los puertos a los británicos, ahora exigía la confiscación de los bienes de súbditos británicos en Portugal. El tratado franco- español de Fontainebleau de 27 de octubre de 1807 acuerda la invasión conjunta de Portugal y la división del reino. Un ejército francés bajo las órdenes de Junot avanza sobre Lisboa y la familia real portuguesa se embarca a Brasil, quedando el país gobernado por un Consejo de Regencia compuesto por nueve miembros que quedaban 37
encargados de colaborar con el invasor. Se mantuvo esta situación hasta febrero de 1808, en que los franceses deciden disolver el Consejo de Regencia y acabar con la monarquía de los Braganza, desarticulando además el ejército. Pero esta situación no podía durar, porque a la ausencia del rey se unió el ataque a la religión y una fuerte subida de los impuestos que trajo como consecuencia de que en el pueblo anidara de nuevo el espíritu “sebastianista” de restauración nacional. El levantamiento que tiene lugar en España en 1808 desencadena un proceso similar también en Portugal, que se inicia el 6 de junio en Oporto, constituyéndose una Junta del Supremo gobierno. Las revueltas populares se suceden, aunque quizá no alcanzan la importancia que tienen las españolas porque la monarquía portuguesa no había sido secuestrada ni suplantada y desde Brasil habían mandado oficialmente la orden de resistencia, y además desde Inglaterra sale hacia Portugal un contingente de 10.000 hombres bajo el mando del futuro duque de Wellintong, que derrota a las tropas de Junot en Roliça y Vimeiro. Se prepara una nueva invasión desde Galicia, al mando del mariscal Soult, y entrando por Tras-os-Montes, toman Chaves, Braganza y Oporto, ocupada durante más de un mes, aunque poco después los franceses se ven 38
obligados a regresar a España a través de la frontera gallega. La última invasión fue dirigida por Massena y toman los franceses la plaza de Almeida en 1810, entran en Coimbra y avanzan sobre Lisboa. Pero al llegar a Torres Vedras tienen que emprender la retirada y volver a España, siendo expulsados también de allí en 1814.
LAS PRIMERAS ALTERNATIVAS EN PUGNA: LIBERALISMO VERSUS ABSOLUTISMO.- Tanto la guerra como las invasiones francesas tienen mucha influencia en los cambios históricos que sufre Portugal en los albores del siglo XIX. Un país que había sido una rica metrópoli se ve ahora dependiente y arruinado, y la corte, junto con todo el aparato de estado y la clase dirigente se encuentran en Brasil. Aunque en Portugal hay un consejo de Regencia, el verdadero poder lo detenta el mariscal Beresford, comandante del ejército anglo-portugués. La situación económica es tan mala como la política, pues la guerra trajo consigo destrucción en campo y ciudades y había detenido la ola de prosperidad de finales de siglo. Se destruye el viejo pacto colonial y se abren los puertos de Brasil al comercio extranjero, británico sobre todo, y se instalan industrias manufactureras en la colonia. Poco más tarde se establece un tratado luso-británico de corte librecambista y Portugal pierde su posición en el comercio e incuso la balanza comercial con Inglaterra, que siempre había sido favorable, se hace deficitaria. En Brasil, por todas estas causas empieza una corriente independentista y Portugal entra en la Edad Contemporánea en condiciones difíciles: sin la presencia del rey, económicamente arruinado, con Brasil casi 39
perdido y la autoridad en Lisboa sometida a la ocupación de los ingleses con la presencia de Beresford. El pueblo todavía alimentaba el ansia de la restauración en la figura del monarca y todo esto va siendo capitalizado por las ideas liberales, que habían ido penetrando en buena parte de la sociedad profesional, mercantil e intelectual portuguesa ya desde los tiempos de la revolución de Francia. Una fuente importante de difusión de las ideas liberales eran las logias masónicas, así como los oficiales del ejército que habían integrado la Legión portuguesa. El ejemplo de la constitución de Cádiz de 1812 tiene repercusiones en Portugal. La revolución tuvo sus primeros mártires en 1817 cuando las autoridades descubrieron una conspiración de una sociedad secreta formada por oficiales del ejército, con Gomes Freire de Andrade al frente, como Gran Maestre de la masonería. El mismo y otros componentes fueron ejecutados y sólo unos meses más tarde surge en Oporto el Sinedrio, una especie de tertulia política semisecreta y conspiratoria impulsada por los juristas Manuel Fernández Tomás, José da Silva Carballo y Ferreira Borges, y que también incluía representantes de la burguesía comercial. Supieron atraerse a oficiales del ejército, que deseaban una regeneración nacional y la expulsión de los ingleses, además del regreso de la realeza y la recuperación de Brasil. Habían trazado un proyecto de profunda transformación del estado y la sociedad inspirado en principios liberales pero salvaguardando tradiciones como la religión católica o la monarquía de los Braganza. La religión católica, de hecho, sería la oficial del estado según la constitución de 1822 y la monarquía limitada por las cortes se veía como el factor de legitimación de 40
los cambios. La conspiración se concreta en un pronunciamiento militar que triunfa en Oporto en agosto de 1820, mediante el cual se forma una Junta Gubernativa presidida por el brigadier Antonio da Silveira e integrada por una representación de la nobleza, el ejército, el clero y la burguesía. El 15 de septiembre se secunda el movimiento en Lisboa y se constituye una segunda Junta de Gobierno, aunque ambas acaban por fusionarse en Alcobaça. Se trata ahora de dotar al país de una constitución. Se eligen las cortes Extraordinarias Constituyentes de la Nación Portuguesa, reuniéndose por primera vez en enero de 1821. Más de sus tres cuartas partes pertenecían a la burguesía profesional intelectual, con una gran presencia de juristas y abogados. El clero también tenía una importante presencia y quizá estaban en minoría los burgueses propietarios y de negocios. Se expresaba así el marcado carácter elitista e ilustrado del VINTISMO y su poco contacto con la realidad, pues se valían tan solo de la teoría. Se reclama al rey Juan VI, que jura las bases constitucionales en febrero de 1821 y vuelve desde Brasil confiando la regencia de la colonia al infante don Pedro. Las cortes constituyentes adoptan medidas nacionalistas, como la protección de la industria nacional, y aprueban leyes liberales, como la libertad de prensa, amnistía de los emigrados, abolición de la Inquisición. Se extinguen también los privilegios personales y los foros privativos e se inicia el proceso para acabar con las cargas feudales y 41
de defensa de la propiedad privada. Pero lo más importante era dotar a Portugal de una constitución. La constitución de 1822 fue aprobada y jurada por el rey ese mismo año y estaba inspirada en la española de 1812.
Proclamaba la soberanía de la nación Establecía la división de poderes, y reservaba el Legislativo a un parlamento de una sola cámara elegido por sufragio universal masculino y directo( se excluía a los analfabetos) La elección del Parlamento se renovaría cada dos años El rey tenía el poder ejecutivo, que ejercía a través de los ministros, y sus facultades estaban bastante recortadas Carecía el monarca de capacidad para disolver las Cortes El veto suspensivo del rey se inhabilitaba si la cámara volvía a aprobar por mayoría de dos tercios el proyecto vetado por el rey
De todos modos al poco tiempo de aprobarse la constitución ya había descontentos, que cristalizó en el momento en que hubo que pasar de la teoría a la práctica y empezar con los cambios para convertir a Portugal en un reino liberal. Los sectores mas conservadores, como el ejército, por ejemplo, engrosaron las filas de la contrarrevolución, y en el propio seno de los liberales aparecieron profundas fisuras entre el ala moderada y otra más radical. Los cambios resultaban 42
demasiado drásticos para un sector de la población y provocaban temores en los grupos dominantes del Antiguo Régimen, como el clero, e incluso en la población rural, la mayor parte de ella atrasada y analfabeta, estrechamente vinculada a las tradiciones.
LA PÉRDIDA DEL IMPERIO AMERICANO. LA CARTA CONSTITUCIONAL Y LA REACCION MIGUELISTA.- El Liberalismo también fracasó en su idea de reconducir Brasil a la dependencia de la metrópoli, aunque este había sido uno de los objetivos de la rebelión de 1820, porque desde las invasiones francesas y el traslado de la corte a Río, la colonia había roto los lazos económicos y se había adaptado a funcionar como la capital del reino. Había la posibilidad federal, con cortes propias y regencia, tal y como propusieron los diputados brasileños en 1822, pero no se aceptó en Lisboa. Los constituyentes quisieron tomar en sus manos el control político de la colonia, imponiendo sus propias autoridades y exigiendo el regreso a Lisboa del infante don Pedro, al que su padre había dejado como regente en Río. Esto acabó por consumar la ruptura. El regente se proclamó Defensor Perpetuo del Brasil y se puso a la cabeza del movimiento secesionista, declarando la independencia el 7 de septiembre de 1822 junto al río Ipiranga, en el llamado GRITO DE IPIRANGA, Indepêndencia ou morte
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convirtiéndose en emperador con el nombre de Pedro I. El Liberalismo portugués tiene que enfrentar graves problemas, uno de los principales la muerte del alma del Sinedrio, Manuel Ferándes Tomás, mientras que el país ejecutaba levantamientos contra la constitución, como el de Tras-os Montes encabezado por el conde de Amarante. Y han de hacer aún frente a un grave problema internacional, pues la Quíntuple Alianza, después de reponer el orden absolutista en Italia decide la intervención contra el Liberalismo en España bajo el mando del duque de Angulema y los Cien Mil Hijos de San Luís, que restauran en el poder a Fernando VII. Portugal no permanece impasible. Doña Carlota Joaquina, reina del país luso y hermana de Fernando VII, que nunca había ocultado su repudio a la constitución, anima a su segundo hijo, el infante don Miguel a una conspiración que se concreta el 27 de mayo de 1823 en un pronunciamiento militar dirigido por el propio infante en Vilafranca de Xira, lo que se conoce con el nombre de VILAFRANCADA, que lleva al rey a suspender la constitución y anunciar una 44
nueva, nombrando un gobierno de carácter templado e intermedio. El sector más ultra, liderados por don Miguel, no estaban conformes con la decisión real y el 29 de abril de 1824 dan un golpe de estado, que se conoce como la ABRILADA, que no consigue sus objetivos. El rey se apoya en los embajadores de Francia, Inglaterra y España y destierra al infante. Los últimos años de Juan VI están presididos por la moderación pero también por la provisionalidad, puesto que la promesa de esa nueva constitución nunca se llegó a concretar.
A la muerte del rey en 1826 la regencia queda en manos de la infanta Isabel María, y se proclama sucesor a don Pedro, que era ya emperador de Brasil. Como éste era conocedor de que no podía tener las dos coronas, porque no sería bien visto ni por portugueses ni por brasileños, utilizó los poderes concedidos por la regencia para intentar una conciliación entre liberales y absolutistas y a finales de abril otorga al país una constitución moderada e inmediatamente abdica en su hija de siete años doña María de la Gloria, que debía casarse con su tío D.
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Miguel, que sería el regente una vez jurada la
constitución.
Este texto constitucional respondía a la filosofía política compromisoria del régimen francés de restauración y se inspiraba en la constitución brasileña otorgada por el mismo Don Pedro. Esta constitución ni dimanaba de la soberanía nacional, sino de la voluntad del rey, que además del poder ejecutivo detentaba un cuarto poder moderador, lo que le permitía oponerse a las decisiones parlamentarias y disolver las cortes, que tenían el poder legislativo y eran bicamerales, con una cámara de los Pares, con un número variable de miembros vitalicios y hereditarios, de nombramiento real y otra Cámara de diputados, elegida mediante sufragio indirecto y censitario. En 1826 se celebran elecciones y don Miguel se casa por poderes desde Viena con su sobrina y al año siguiente es nombrado lugarteniente del reino. Sin embargo todas estas medidas no hicieron más que exacerbar las rivalidades de los partidos. En general los liberales se mostraron satisfechos, aunque con reservas, pero los absolutistas no tardaron en desencadenar 46
sublevaciones militares y populares y los rebeldes, refugiados en España, encontraron apoyo en la corte absolutista de Fernando VII. Desde España se lanzan hacia territorio portugués sobre Tras- os Montes, Beira y el Alentejo, siendo expulsados al cabo de pocos meses.
Cuando en 1828 regresa a Portugal don Miguel se encuentra un país dividido, con los absolutistas como mayoría y gozando del apoyo masivo de la población, que el aclaman como verdadero rey. El infante no duda entonces en poner fin a la carta constitucional, disolviendo el Parlamento y convocando cortes en junio, para proclamar su poder absoluto. El régimen miguelista se caracteriza por una intensa acción represiva, institucional y popular, que provoca exiliados a Francia e Inglaterra. Pero esto también trae como consecuencia la insurgencia liberal que llevaría a una guerra civil.
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LA GUERRA CIVIL Y LA VICTORIA LIBERAL.-Desde mayo de 1828 hay levantamientos en el Portugal continental y en las islas atlánticas, y en Oporto se constituye una Junta de gobierno, aunque por poco tiempo. Los liberales se ven obligados a refugiarse en Galicia y luego se embarcan hacia Inglaterra, que les ayuda en la lucha contra los miguelistas. La isla Terceira, en las Azores, consigue resistir y se convierte en el primer bastión liberal, y en los tres años siguientes a la revuelta se consigue controlar la totalidad del archipiélago, donde en 1830 se constituye un Consejo de Regencia nombrado por don Pedro bajo el mando del marqués de Palmela. Hay dos sucesos internacionales que tienen suma importancia en el desarrollo de los acontecimientos:
Establecimiento del régimen constitucional de Luís Felipe de Orleáns en Francia Caída del gobierno conservador de Lord Wellintong en Inglaterra
Esto deja aislado al gobierno absolutista de Lisboa, al que solo le queda el apoyo de España y la Santa Sede. Por 48
otra parte don Pedro, emperador del Brasil, abdica en su hijo y queda libre de ponerse a la cabeza de los defensores de los derechos de María da Gloria, niña todavía, al trono de Portugal. Los liberales toman un préstamo de Londres y con el apoyo de Francia e Inglaterra adquieren navíos, armas y mercenarios para organizar una expedición que zarpando de Bretaña llega a las Azores, donde don Pedro asume la regencia y nombra un primer gobierno liberal de tendencia moderada, con Palmela, Agostinho Freire y Mouzinho da Silveira. D Pedro desembarca en Oporto y eso sorprende al gobierno, que esperaba la llegada del ejército, pero en Lisboa, así que los insurgentes se mantienen firmes en Oporto casi durante un año. Como la situación no avanzaba a favor de ninguno de los dos bandos, el comandante Charles Napier, nombrado duque de Terceira por su labor en las Azores derrota a la flota miguelista en el Cabo de San Vicente, y apoya por mar el avance del ejército hacia Lisboa, ciudad que ocupan los liberales el 24 de julio de 1833. A partir de entonces la guerra se extiende por todo el país y aunque Don Miguel intenta en vano recuperar Lisboa, tiene que retroceder hacia Santarem. Al morir en España Fernando VII e iniciarse una guerra civil parecida a la de Portugal, con el gobierno inclinándose por los liberales, España se vuelve contraria al miguelismo y se baten en retirada. Sa de Bandeira trata de despejar el terreno en el 49
Algarve y el Bajo Alentejo, y Napier pone en manos constitucionales todo el litoral septentrional de Portugal. La firma de la Cuádruple Alianza el 22 de abril de 1834 formaliza el compromiso de los gobiernos de Londres, Paris, Lisboa y Madrid con los regímenes constitucionales y acaba con el absolutismo portugués. Don Miguel se ve obligado a abandonar Santarem y se refugia en Evora, donde sus generales deponen las armas. Se firma el tratado de Evora- Montes, la Convención, negociado por los mariscales Saldanha y Terceira de la parte liberal y Azevedo Lemos por la otra parte. Fueron generosos con los vencidos, a los que concedieron una amnistía y quedaron libres de volver a sus hogares y conservar sus bienes, aunque perdieron sus cargos y empleos, y en el caso de los militares, se quedaron con la mitad del suelo. Don Miguel tuvo que salir camino del exilio.
EL DESGUACE SOCIOECONOMICO DEL ORDEN ANTIGUO.Portugal sale en mal estado de la guerra civil, sin los recursos de Brasil, carente de capitales y arrastrando un enorme desfase en relación a la Europa Atlántica donde comenzaba la industrialización. Los préstamos en condiciones leoninas que había conseguido para la guerra dejaron en el régimen constitucional una mala situación financiera. Después de 1834 la situación siguió empeorando, porque hubo que seguir con préstamos para los gastos corrientes y para los pagos políticos a muchas fidelidades. Se tuvo la idea de que los bienes confiscados al clero y subastados paliasen la situación, pero fue un fiasco. La victoria sobre los absolutistas tampoco trae la paz social, pues muchos portugueses se 50
habían acostumbrado a vivir al margen de la ley y de las normas sociales y era común la práctica de la violencia y el bandolerismo. Los gobiernos eran frágiles y la época se caracterizaba por las luchas abiertas entre diversas fuerzas. La mayoría del país era una masa iletrada e inculta, anclada en valores tradicionales que vivía de espaldas al funcionamiento del sistema, que solo entendía la elite. La guerra había llevado a primera plana a figuras del ejército como Saldanha, Sa Bandeira y Terceira, erigidos a veces en caudillos.
LAS LUCHAS LIBERALES: CARTISTAS Y SETEMBRISTAS.Las fuerzas del liberalismo se dividían en una derecha moderada y una izquierda radical, aunque se trataba ya de una división antigua. Saldanha representaba las posiciones radicales y Palmela era el moderado. Después del triunfo liberal ambas tendencias se consolidaron, configurando dos grandes ramas políticas que se prolongarían hasta la caída del constitucionalismo monárquico en 1910. Las alternativas se movían entre cartistas y setembristas. El cartismo se movía en la línea del liberalismo doctrinario francés y pretendía conciliar los valores de libertad, orden y eficacia gubernativa, defendiendo el texto constitucional de la Carta. Los setembristas recibían este nombre por su llegada al poder en septiembre de 1836 y su modelo de referencia era la constitución de 1822. Criticaban la Carta porque no reconocía la soberanía popular como fuente de legitimación política y pedían un sistema representativo 51
con sufragio directo y amplio, y la eliminación de los plenos poderes del monarca. Con el cartismo se alineaba la burguesía terrateniente, los grandes comerciantes, la burguesía financiera, aristocracia y altos cargos de las fuerzas armadas y gubernamentales. Eran el grupo que pretendía la creación de una oligarquía constituida por los privilegiados, mientras que los apoyos del setembrismo eran las clases populares urbanas de Oporto y Lisboa, artesanos, pequeños comerciantes o combatientes del ejército liberal, además de profesionales e intelectuales.
No se puede hablar todavía de partidos, sino de grupos de notables estructurados en torno a líderes personales. Durante la guerra civil los gobiernos nombrados por don Pedro habían sido de tendencia moderada y cuando la guerra se acaba, esta derecha liberal continúa un tiempo en el poder. Cuando en 1834 fallece el duque de Braganza se inicia el reinado de doña María da Gloria, de quince años, y a la que se declara mayor de edad.
Los cartistas van desmontando poco a poco las estructuras del antiguo Régimen y aseguran los derechos de propiedad individual y libertad económica, nacionalizando y poniendo a la venta los bienes de las órdenes religiosas, para hacer frente al gran problema económico del estado. Como cosas buenas podemos decir de ellos que pusieron en marcha un estado más o menos liberal, pero en contrapartida la situación estaba en manos de una oligarquía que domina las cámaras y llevaba el camino de asentarse en el poder. El lado radical 52
denuncia los abusos de poder y postula el regreso al constitucionalismo del 22, aprovechando también las consecuencias de la crisis económica que agrava el descontento de las clases medias. Se siguen los pasos de nuevo de los sucesos acaecidos en la vecina España y se celebran elecciones que aumentan la fuerza de los radicales, que triunfan en Oporto, liderados por el brillante jurista Passos Manuel. Se desencadena en septiembre de 1836 en Lisboa una revuelta cívico militar que pone término a la situación cartista y se entrega el poder a los radicales, que es entonces cuando pasan a llamarse setembristas. Esta época dura hasta 1842 y es un período renovador, no tanto por sus realizaciones concretas, que apenas tienen tiempo material de llevarse a cabo, sino por el ambiente social en que se movió. Por primera vez afloran en la historia del liberalismo nuevos segmentos sociales como la burguesía industrial, la mediana y pequeña burguesía y las clases populares que tratan de abrirse paso ante la oligarquía terrateniente. Se redacta un nuevo estatuto constitucional para reducir el déficit y proteger la industria nacional frente a las facilidades de los británicos en el comercio portugués. Se diseña la construcción de un imperio en África a partir de los viejos enclaves esclavistas de Mozambique y Angola y se despliega una gran actividad legislativa en los campos de la educación y la cultura. Se crea una enseñanza dividida en diferentes niveles y en general se retoma el espíritu vintista. Pero todo este progresismo apenas logra pasar del plano legislativo y de las buenas intenciones porque el setembrismo fue un movimiento muy breve y estuvo amenazado desde el principio. Ya en noviembre del año 1836 la corte, apoyada por potencias 53
occidentales, intentó sustituir a Passos Manuel, en el golpe de estado conocido como la Belemzada, en alusión al palacio real de Belem, aunque fue un movimiento abortado por la Guardia Nacional. En el año 1837 hubo otra intentona golpista de signo miguelista, conocida como la Conspiración de las Marnotas. Finalmente Passos Manuel abandona el gobierno, porque se le acusa incluso de dictador. Entre julio y septiembre de 1837 se ensaya una especie de guerra civil, provocada por el levantamiento de Saldanha y Terceira, conocida como la revuelta de los Mariscales, que acaba con la derrota y el exilio de ambos. También el gobierno tiene que hacer frente a la oposición de la izquierda y en marzo de 1838 se ven obligados a reprimir mediante la llamada masacre de Rossio a los arsenalistas de Lisboa, que liquida el ala más radical del setembrismo, dejándole sin sus principales apoyos sociales. El estatuto del 38 era un texto de compromiso inspirado en actitudes centristas ( los ordeiros que integraban los sectores moderados del cartismo y el setembrismo), mezcla de la Carta del 26 y el texto del 22. Podemos establecer como caracteres:
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Reconocía la soberanía nacional Separaba claramente los tres poderes Eliminaba el poder moderador del rey, al que aún así se le concedían amplias prrerogativas Establecía el sufragio directo, pero de carácter censitario Sistema bicameral, aunque la Cámara Alta o senado tenía carácter electivo
Esta constitución del 38 tiene una corta vigencia y el gobierno del 39 tiene ya un marcado color derechista, destacando la figura de Costa Cabral, antiguo radical que había engrosado luego las filas del cartismo más duro. El golpe de estado de 1842 no solo restauró la Carta y el monopolio político del cartismo, sino que dio lugar a un régimen autoritario dirigido por Costa Cabral, que aunque no era en si antiliberal, intentaba llevar a la practica los beneficios del liberalismo, pero despejando el camino de luchas partidarias. Al igual que el marqués de Pombal, o a semejanza de otros contemporáneos como Cavour, Luís Napoleón, Bismarck, o Narváez, el estadista portugués era un representante de la estirpe de políticos realistas y pragmáticos que sustituían el liberalismo romántico por uno práctico. Su gobierno fue una especie de dictadura administrativa, basada en la manipulación de las elecciones y el establecimiento de un poder centralizado. Su despotismo reformista trataba de convertir el estado en una agencia eficaz para modernizar y desarrollar el país y acometió importantes medidas como la reforma del sistema tributario, levantamiento catastral, estímulo a los negocios especulativos, mejora de la red de transportes y sanitaria, así como la secularización en parte de algunas normas ( por ejemplo se prohibió en las 55
llamadas leyes de la salud, el enterramiento en el interior de las iglesias). Esta dictadura propició la oposición de la mayor parte de las fuerzas políticas. Destacamos el movimiento llamado María da fonte, desencadenado por los nuevos impuestos y el temor que suscitaba la realización del catastro, además de las llamadas leyes de la salud. Fue una sublevación iniciada en las tierras del Miño, a menudo apoyados por el clero, y que tomaron ayuntamientos y destruyeron muchos registros de la Propiedad. La protesta se extendió por todo el país y propició la salida del poder de Cabral, naciendo un gobierno al mando del duque de Palmela, que reunía a los sectores templados del cartismo y el setembrismo. El temor a que venciera un gobierno de izquierdas llevó a un golpe de palacio, llamado La Emboscada, con la sustitución del gobierno de Palmela por otro más derechista de Saldanha. La respuesta fue una nueva insurrección, conocida como Patuleia, y la formación en Oporto de una Junta del Gobierno Provisional del Reino, presidida por el conde das Antas. Esta revuelta aunque tenía caracteres distintos enlazaba un poco con la de María da Fonte, pero la iniciativa partía ahora de las oposiciones políticas unidas contra el despotismo de la derecha. Las fuerzas armadas se dividieron provocando una especie de guerra civil entre el gobierno revolucionario de Oporto y el legal de Lisboa. Desde Lisboa se invoca el Tratado de la Cuádruple Alianza de 1834 y cuentan con el apoyo de Francia y España, aunque Inglaterra se muestra benévola con los rebeldes. Los británicos, pese a todo, acaban por aceptar la intervención y realizan una acción conjunta ingleses y españoles al mando del marqués del Duero, forzando la 56
rendición de la Junta de Oporto y la firma de la paz en la Convención de Gramido el 29 de junio de 1847, que garantizaba la amnistía a los rebeldes y al celebración de elecciones. El Cabralismo sin la figura de Cabral y con Saldanha al frente del gobierno coloca al país al borde de la bancarrota. La oposición de patuleistas y miguelistas, conectados con sus homólogos españoles( los carlistas y progresistas) se mantuvieron fuertes en la conspiración. La influencia de los acontecimientos de Francia da lugar a una agitación de los sectores democráticos que lanzan un primer republicanismo de corte federal, humanitario y socialista, que atrae a los jóvenes universitarios y a los intelectuales. En mayo de 1848 nace el Triunvirato Republicano, fijando sus presupuestos programáticos con la obra de Henriques Nogueira. El regreso de Costa Cabral al poder en el año 1849 era el signo de que nada había cambiado, y el gobierno se mostraba incapaz de solucionar la crisis y acabar con los descontentos. En 1851 hay un nuevo pronunciamiento militar provocado por el mariscal Saldanha, que dirigiría el gobierno durante cinco años.
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TEMA IX.- EL NUEVO PORTUGAL REPUBLICANO: ESPERANZAS Y DESENCANTOS
EL GOBIERNO PROVISIONAL: LOS POLITICOS Y LA POLITICA.- Desde el asesinato del rey don Carlos el régimen ya estaba muerto y desprestigiado por los escándalos y por la propaganda republicana, que había creado un estado de descontento en el país y después del regicidio era más fácil derribar la monarquía, y así lo deciden los republicanos. Se buscaron cómplices en la figura de diversos oficiales del ejército, pero donde lograron más adhesiones fue en el proletariado cuartelero, en el cuerpo de sargentos y sobre todo en la marinería. Y fue muy importante la participación de la Carbonaria, una sociedad secreta que actuaba a modo de filial de la Masonería. Los revolucionarios se hicieron fuertes en la Rotunda, alrededor de Machado Santos, un 58
idealista de la Carbonaria que participó en el golpe de manera destacada. Y también hay que decir que los defensores de la monarquía hacían gala de gran pasividad e inoperancia para defenderla, además de que los insurgentes estaban mejor preparados técnicamente. Entre la resistencia de los hombres de la Rotunda y la pasividad de los monárquicos, las células carbonarias se infiltran y ayudan a la victoria, a la par que el pueblo llano se une también a la revuelta organizado por La Luz de Almeida.
La lucha republicana se fragua en su mayor parte en Lisboa y el resto del país se limita a aceptarlo. A pesar de la rapidez con que se hizo la revolución, no quiere decir que no hubiese sido traumática en muchos sentidos, pues en los días previos hubo intentos de liberación de presos, asaltos a fuerzas del orden y destrucción de algunos archivos municipales, especialmente en Lisboa y alrededores, además de un ensañamiento con el clero. Sin embargo no existen datos de que esta primera república haya hecho depuraciones en la Administración o en el ejército, sino que se presenta como una fuerza nacional integradora. El mismo día de proclamación de la república se constituye el gobierno provisional, compuesto por destacadas figuras. En la presidencia se coloca a Teófilo Braga, aunque el cargo es más honorífico que real. Bernardino Machados pasa a ocupar la cartera de extranjeros, porque era una figura respetable que había sido ministro con la monarquía, y se quería dar al exterior una imagen de templanza. Pero los pesos pesados del nuevo equipo eran Alfonso Costa en 59
Justicia, Antonio José de Almeida en Interior y Manuel Brito Camacho en Fomento. Costa era un político nato que manejaba como nadie los resortes del poder y sabía conducir a las clases populares. Su figura fue la más notable de todas, enaltecida por sus seguidores y aborrecida por sus adversarios. Almeida era un demagogo y Camacho era un intelectual ácido y elitista de tendencias conservadores, que odiaba al populacho y prefería la actuación política entre bastidores. Estas tres figuras organizarían la vida de la República en los diez años siguientes, y serían un reflejo de la nueva sociedad portuguesa, con variados ingredientes para el cambio: democracia política, secularización del estado y algunos aunque pocos acentos reformistas.
LA CONSTITUCION REPUBLICANA DEL SISTEMA PARTIDARIO.-
Y LA ORGANIZACIÓN
La idea de una República templada y conservadora, que era la de Almeida y Camacho, no logró atraerse a los sectores adversos y el Partido Democrático se alzó con la mayoría en la Cámara Baja. Hay varias razones para ello:
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Su apuesta por la tradición republicana le había hecho heredar la maquinaria del antiguo partido republicano y gozar de la lealtad de la pequeña burguesía. Como la república era un fenómeno más bien urbano y las restricciones en el voto dejaban fuera
a la mayoría analfabeta, el partido de Costa controlaba todos los resortes del poder. Costa por tanto se beneficiaba de los funcionarios y caciques locales, que le eran fieles. Los partidos de la oposición, que no podían desbancarles en las urnas, inician violentas y a veces anticonstitucionales campañas de descrédito.
La vida política se hace muy tensa y como el Presidente de la república no puede disolver las Cámaras, se encuentra atado de pies y manos. Arriaga se enfrenta a los revolucionarios en repetidas ocasiones. A principios de 1913 el poder recae exclusivamente en los democráticos, que eran minoría mayoritaria en el Parlamento. Alfonso Costa gobernó hasta enero de 1914 y actuó con su radicalismo autoritario aplicando las leyes anticlericales y reprimiendo tanto la agitación obrera como las tentativas conspiratorias de los monárquicos, sindicalistas y republicanos que no estaban conformes. Después de las elecciones de 1913 se emprendió una campaña de descrédito al senado y Arriaga se ve obligado a intervenir, entregando el gobierno a Bernardino Machado, que era de trato más dado a las componendas. Sus medidas apaciguadoras apaciguaron las tensiones, pues hubo amnistía para algunos monárquicos y se empezó a revisar la ley de separación de la Iglesia. Se encontró en 1914 con el problema de la Guerra europea. Las medidas anticlericales se ejecutaron de la mano de Alfonso Costa, que expulsó a los jesuitas y disolvió todas las órdenes religiosas. Se autorizó el divorcio y se estableció la obligatoriedad del registro civil, así como la secularización de los cementerios y en abril 61
de 1911 se publicó una Ley de Separación que restringía las libertades de la Iglesia y la sometía a la fiscalización del estado. Era una verdadera revolución cultural. En materia educativa, el gobierno legisló sobre todo en materia de enseñanza elemental, pero los problemas de presupuesto fueron insuperables y siguió habiendo una alta tasa de población analfabeta. Otro campo a reformar era el ejército, donde se quería implantar una importante base miliciana y un nuevo concepto disciplinario. Las estructuras socioeconómicas no cambiaron y la posibilidad de una reforma agraria ni siquiera se planteó. Todo lo que se hizo fueron algunas leyes como la del inquilinato, leyes de familia o de asistencia pública, además de una regulación un tanto restrictiva del derecho de huelga. Una Asamblea Nacional con mayoría republicana creó en 1911 un texto constitucional, con sistema bicameral, con Cámara de Diputados y Senado. El ministerio, responsable ante las Cámaras, salía de las mayorías. Aunque el Presidente de la República era el titular del Poder Ejecutivo, solo podía ejercerlo a través del gabinete y estaba obligado a promulgar las leyes de salida del Parlamento, sin que pudiese disolverlo ni modificar su calendario de sesiones. Era una constitución de marcada supremacía del Parlamento. Se elige como nuevo Jefe de Estado a Manuel Arriaga, un republicano histórico, y se 62
forma el primer gobierno constitucional bajo Jôao Chagas. Se cambian el himno y la bandera como manera psicológica de cortar con el pasado. La República pretendía nacionalizar el estado abriéndolo a todos los portugueses, pero con esto excluía a la mayoría del país, porque sus reformas no eran entendidas más que por algunas personas que pertenecían a la elite urbana. Pronto los republicanos se dividieron entre moderados, abanderados por Almeida y Camacho, y el sector jacobino liderado por Costa, que se organiza en milicias para dominar la calle. La república pierde adeptos tanto en el mundo operario como en el rural, católico y conservador.
LA REACCION CONTRARREVOLUCIONARIA: MONARQUICOS, CATOLICOS Y MILITARES. LOS PRIMEROS CAMBIOS CONSTITUCIONALES
La fuerza creciente del movimiento obrero desencadenó una oleada de huelgas y protestas, mientras que los jornaleros del sur latifundista también empezaron a reclamar sus derechos. Se disparó el número de sindicatos y el sindicalismo revolucionario pasó a dirigir el movimiento obrero. La República al principio transigió pero a partir de 1912 se decantó por la represión abierta, cuando el movimiento de huelgas urbanas se combinó con los problemas del campo del Alentejo y del cinturón industrial de Lisboa. Alfonso Costa hundió durante un tiempo la capacidad combativa de los rebeldes.
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Las medidas anticlericales no eran bien vistas en Portugal, donde la piedad popular católica estaba arraigada en la mayoría de la población. El Vaticano rompe relaciones con Portugal poco después de que el nuncio abandone Lisboa. La protesta de la jerarquía portuguesa católica y de la mayor parte del clero se integró junto con los conspiradores monárquicos y acentuaron la respuesta opresiva de las autoridades. Muchos curas acabaron en la cárcel y también hubo gran cantidad de obispos desterrados. El ejército también se empezó a sentir incómodo y se puso en duda la lealtad de las Fuerzas Armadas. Los llamados “jóvenes turcos” eran oficiales comprometidos con el radicalismo y pasaron por encima de la cadena de mandos para imponer su autoridad como verdaderos comisarios políticos en aras de la salvación de las ideas republicanas. Se diluyeron los valores castrenses de la jerarquía y la disciplina.
Es ahora cuando empiezan a surgir las conspiraciones de los partidarios de la monarquía. Las incursiones de Paiva Cruceiro desde Galicia gozaban de la aquiescencia de España, pero no lograron levantar al ejército, pero junto con los levantamientos campesinos y la rebeldía del clero, indicaban que había un sector importante de la población que no estaba contenta con el status quo.
La división del propio republicanismo agravó los rasgos desestabilizadores de la vida pública, y se consumó en el momento en que Camacho y Almeida constituyeron los 64
Partidos Unionista y Evolucionista, respectivamente. El grueso del Partido Republicano, que se pasó a conocer como Partido Democrático, tenía su líder en la figura de Alfonso Costa.
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TEMA X.- LA CRISIS DE LA GUERRA PORTUGAL ANTE LA GUERRA: BELICISTAS Y ANTIBELICISTAS.-
Desde que Portugal se convirtió en una república sus relaciones internacionales eran difíciles, porque las principales potencias, generalmente monárquicas, rechazaban el cambio en el país luso. Las relaciones con el Vaticano se habían roto a causa del mal trato a la Iglesia. España había apoyado de manera más o menos abierta a los contrarrevolucionarios monárquicos y la diplomacia de Alfonso XIII buscaba apoyos en Francia e Inglaterra para realizar una política “iberizante” en la Península. Alemania también tenía sus ojos puestos en las colonias portuguesas e intentaba convencer a Londres para hacer un reparto del imperio portugués en África. Los políticos portugueses sabían del doble peligro español y colonial y sabían que Inglaterra podía usarles como moneda de cambio para ganarse aliados en Alemania y en España, aunque históricamente la alianza inglesa había sido una garantía de los intereses nacionales e incluso de la independencia del país, pero los portugueses eran conocedores de que se trataba de una 66
relación basada en una profunda desigualdad. La Crisis del Ultimátum, el acuerdo anglo-alemán sobre las colonias de 1898 y las transigencias desde octubre de 1910 con las aspiraciones alemanas y españolas eran una prueba de la situación de peligro que se vivía.
El estallido de la guerra de 1914 despejó las posibles dudas. El enfrentamiento entre Inglaterra y Alemania conjuró el peligro de un hipotético reparto colonial y la neutralidad española interrumpía los progresos en el acercamiento entre Madrid y la Entente. Los republicanos, a través del partido democrático, veían la oportunidad de entrar en la guerra junto a los aliados para “lavar la cara al país” y sobre todo desmarcarse de la España neutral, además de cambiar la postura frente a Inglaterra y que ésta por una vez estuviese en deuda con Portugal. Se veía además en los ideales de los aliados el mismo espíritu que en la revolución de octubre. Pero el país de verdad, el de los humildes campesinos y trabajadores, no entendía el por qué de una lucha que poco o nada tenía que ver con ellos. La mayoría del ejército creía que su esfuerzo sería usado con fines políticos y entre los monárquicos había gran simpatía por Alemania. Pero en agosto de 1914 Inglaterra pide a Portugal que no haga una declaración de neutralidad, con lo cual su posición es difícil, porque no es neutral ni entra en la lucha. Los ingleses no deseaban la intervención para no provocar al gobierno español, donde la propaganda alemana se hacía eco del problema de Gibraltar y estaba ganando adeptos. Los intervencionistas portugueses intentaban que Inglaterra solicitase formalmente la intervención de 67
Portugal y presionados también por Francia, Inglaterra pide a Portugal la entrega de artillería. El gobierno de Bernardino Machado pone como condición que también se permita el envío de tropas y que se canalice la ayuda en forma de una alianza. A los ingleses no les queda más remedio que aceptar y el 10 de octubre de 1914 solicitan formalmente la intervención portuguesa, dando el Parlamento portugués su permiso el 23 de noviembre, “en el momento en que se juzgase necesario”, lo cual tardaría más de un año en tener lugar.
La crisis del régimen no tarda en manifestarse, acuciada por las diferencias en la política bélica. A principios de diciembre de 1914 el poder recae sobre Víctor Hugo de Azevedo Countinho, perteneciente al grupo democrático, que debía de presidir las elecciones que se habían aplazado por los acontecimientos de la guerra mundial. Pero los grupos de la oposición, unionistas y seguidores de Machado Santos, se oponen y se apoyan en una rebelión de los oficiales del ejército. Para evitar problemas el Jefe del Estado decide entregar el poder al general Pimenta de Castro, su amigo de la infancia y republicano.
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LA PRIMERA EXPERIENCIA DICTATORIAL: PIMENTA DE CASTRO. LA REVOLUCION DEL 14 DE MAYO, EL RETORNO DE LOS DEMOCRATICOS Y EL CAMINO HACIA LA GUERRA.- El general Pimenta de Castro, al que en principio tan solo se le encarga preparar unas elecciones imparciales, va más lejos e impide la apertura del Parlamento en el plazo previsto, estableciendo una nueva ley electoral y retrasando tres meses los comicios sin la autorización previa de las cámaras. La democracia republicana se encontraba en peligro y los propios unionistas veían ahora a Pimenta de Castro como un enemigo. El control que los componentes del partido democrático ejercían sobre las administraciones y ayuntamientos les permitió enfrentarse al gobierno, incitando a la desobediencia civil. Contaban con el apoyo de las clases populares de Lisboa y el 14 de mayo de 1915 hacen una revolución que dura 24 horas en las que se implanta de nuevo la República. Pimenta de Castro es confinado en las Azores y Teófilo Braga sustituye a Arriaga en la jefatura del estado durante los tres meses que quedan de mandato presidencial. Vuelven los democráticos al poder, y anulan cuanto se había hecho en la dictadura, incluida la amnistía de los monárquicos. Obtienen la mayoría absoluta en las cámaras en las elecciones del 13 de junio y en agosto vuelve a la presidencia de la república Bernardino Machado, cuyo objetivo fue llevar el país a la guerra mundial. Pese a todo, el gobierno británico seguía pensando que el ejército portugués no estaba en 69
condiciones de luchar y que tampoco la situación interna del país era la mejor para ir a la contienda. Pero el gobierno de Lisboa quería mandar a sus tropas a luchar a Europa, porque la entrega simple de material que pretendía Inglaterra ya había provocado una lucha abierta en las colonias y la interrupción de las relaciones con Alemania.
El objetivo principal del nuevo gobierno de Alfonso Costa fue la intervención en la lucha europea. Al fin, como escaseaban los transportes marítimos, Inglaterra solicita en 1915 la incautación de 76 navíos alemanes fondeados en puertos portugueses. Esta requisa significaba la ruptura definitiva con Alemania, y ya Londres no puede evitar llegado este momento un tratado de alianza con Portugal, como exigía el gobierno luso. A finales de febrero de 1916 se incautan los barcos y Alemania declara formalmente la guerra a Portugal.
Los monárquicos y los unionistas quedaron excluidos del gabinete de guerra, y los independientes de Machado, junto con los socialistas, se niegan a participar. El llamado gobierno de la “unión sagrada”, presidido por Almeida, tan solo se componía de evolucionistas y democráticos, aunque éstos últimos eran los que controlaban los ministerios claves, como el de Finanzas, o de extranjeros. Se realiza un gran esfuerzo y se eleva el contingente militar, movilizando incluso las islas. El cuerpo Expedicionario portugués destacado en Flandes se traslada a Francia en 1917 y los británicos se encargan 70
del transporte y adiestramiento. Pero la deficiente preparación y la escasa moral de guerra de los soldados, así como la falta de transportes marítimos, llevan a un necesario reajuste en enero de 1918, volviendo a la primitiva idea británica de dejar solo la segunda división en primera línea de batalla y pasar la otra a la retaguardia. Pero ni aún con esta medida se palia el agotamiento de las tropas, con lo cual también se decide el relevo de la segunda división portuguesa. El mismo día en que debía de hacerse Ludendorff ataca el sector portugués en lo que ha sido uno de los mayores desastres militares que el país había conocido. En el área colonial tampoco tienen una actuación demasiado brillante, pues los alemanes les derrotan en Naulila en 1914, al sur de Angola, y en julio de 1915 son las tropas sudafricanas quienes les vencen. En Mozambique las tropas portuguesas fallan con el objetivo principal, que era ocupar el sur de Tanganika, y además son derrotados por una ofensiva alemana. La guerra europea además de ser un desastre en lo militar, trae consigo grandes costos sociales y económicos, además de un desastre político. El antibelicismo estaba insertado entre la población, y reactivado por los sacrificios a los que obligaba al pueblo. Eran frecuentes las deserciones y el embarco de tropas se hacía a veces de manera semiclandestina. Podemos enumerar unas cuentas consecuencias de la guerra:
Crisis de subsistencia, carestía e inflación, que a menudo provocaban revueltas
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Acciones reivindicativas de un sindicalismo cada vez más fuerte La política de tasa de precios y controles de la distribución para asegurar el abastecimiento de la población, exalta a los latifundistas Las dificultades del comercio externo daña los sectores comerciales La burguesía urbana con rentas fijas es víctima del crecimiento de los precios Se agranda el abanico social de los perjudicados por la posición belicista de los democráticos
Tanto el ejército como una parte de la clase política del país estaban descontentos y disgustados con la situación que se había creado. Los seguidores de Machado, los monárquicos y los partidarios de Camacho prosiguieron con sus campañas antibelicistas y la intentona golpista de Machado Santos el 13 de diciembre de 1916 fue un indicio de lo grave que era la situación. A finales de 1917 el gobierno de Alfonso Costa se encontraba aislado pues todo el país estaba en contra. En el seno del propio partido democrático había descontentos. Las masas urbanas, que les habían sido tan fieles, les volvían la espalda a causa de los problemas económicos. En las elecciones del 15 de octubre hubo una enorme abstención y los democráticos solo vencieron en Lisboa por 200 votos. En las municipales todavía se vio más clara la situación. En el mes de diciembre el Presidente de la república ya tenía clara la situación y pensó que la crisis debía desembocar en la constitución de un ministerio con representación de democráticos, 72
evolucionistas y unionistas llamado a presidir elecciones. Desde el otoño de 1917 en torno al unionismo se volvió a fraguar un nuevo golpe y aunque a última hora Brito Camacho desautorizó los preparativos, la conspiración siguió adelante encabezada por Sidonio Pais, un oficial del ejército y antiguo profesor de matemáticas en la universidad de Coimbra. Había sido ministro de los dos primeros gobiernos constitucionales y representante en Berlín hasta la ruptura con Alemania. Era muy inteligente y tenía una edad adecuada para tomar decisiones: 45 años. En la revuelta del 5 al 8 de diciembre de 1917 lleva consigo a la mayor parte de las unidades de Lisboa y a los jóvenes cadetes de la Escuela de Guerra.
LA DICTADURA DE SIDONIO PAIS. LA MONARQUIA DEL NORTE Y LA GUERRA CIVIL.-En esta revuelta del 17 aparecen por primera vez los rasgos del protagonismo institucional militar, combinado con el apoyo de la población civil. El triunfo del golpe se deja sentir en todas las clases sociales y conlleva una política muy diferente a la de Costa. Cesan las medidas anticlericales y se rehabilita a los funcionarios depurados. Se paraliza el voluntarismo belicista y se liquida el Cuerpo Expedicionario Portugués, que pasa a depender del mando británico. Aunque había vivido en Berlín su política dista de ser germanófila, aunque sus adversarios opinaran lo contrario. Más bien ejerció una política en sintonía con las demandas 73
británicas, que también defendía Camacho y los republicanos moderados. Esto era en parte lo que reflejaba también el sentir de la mayor parte de la población y del ejército. Pero internacionalmente el cambio con las ideas de Costa afectaron a Portugal de manera negativa. Sidonio Pais fue bien recibido por el pueblo y pasó de ser la espada del partido unionista al líder carismático de la nación. Viaja por todo el país y recibe adhesiones sin límite, que le convierten en el líder carismático y personalista que fue. Esto le lleva a cambiar de parecer sobre la convocatoria de nuevas cámaras con poderes para revisar la constitución y decide consagrar un régimen autoritario. Se amplía el derecho al voto a la población analfabeta, lo cual dobla el censo electoral. El Presidente de la república pasa a elegirse por sufragio popular directo y controla el ejercicio del gobierno a través de los secretarios de estado, que solo eran responsables ante él. El Senado incluye por primera vez una representación de los diversos intereses profesionales. Se crea el Partido Nacional republicano, que incluía a disidentes del unionismo y del evolucionismo, junto a seguidores de Machado Santos. A finales de abril las elecciones legislativas dieron lugar a unas cámaras con mayoría del partido del gobierno, y una representación monárquica. Sidonio Pais quedó elegido como presidente por mayoría abrumadora y se le trataba casi como a un rey. Su veneración fue intensa hasta después de su muerte incluso.
Pero esta victoria anunciaba una derrota a corto plazo, pues muchos de los partidos que habían apoyado esta 74
idea, al final acabaron convirtiéndose en la oposición. El sidonismo representaba en exceso a una masa conservadora y evoluciona pronto hacia posiciones reaccionarias. La reforma de la Ley de Separación saca al catolicismo del pozo donde se hallaba y empieza a intervenir en política el Centro católico portugués, de reciente creación. Se readmite a funcionarios depurados y esto acaba por poner la administración en manos de monárquicos, al igual que ocurre en el ejército, de donde son expulsados muchos oficiales democráticos. Las fuerzas del orden público, la Guardia Nacional Republicana y la Policía Preventiva, se reforzaron y se colocó al mando a oficiales monárquicos. Se proponía en algunos frentes una monarquía tradicional, nacionalista y corporativa. El modelo económico de la dictadura se basó en el apoyo a la agricultura latifundista, favoreciendo el aumento del producto y de los precios agrarios, y tratando al mismo tiempo de que esto no repercutiera desfavorablemente en la industria. Los trabajadores sufrieron un descenso en sus salarios y el proletariado acabó con su apoyo al sidonismo. También el bloque de partidarios de la derecha acabó separándose de Sidonio Pais, sobre todo por la incompatibilidad entre monárquicos y republicanos, y aún dentro de éstos por las diferencias entre los distintos grupos. Los monárquicos habían apoyado al régimen, pero porque le veían como un trampolín para la vuelta de la monarquía, y se dieron cuenta de que Sidonio Pais no estaba dispuesto a renunciar al poder. Nunca llegó a haber un alejamiento total, pero si un distanciamiento cada vez mayor y sobre todo fueron retirando su apoyo al dictador poco a poco. El Partido Nacional republicano se 75
suponía el gran baluarte del sidonismo, pero se fragmentó en un abanico cada vez más amplio de tendencias, que iban desde los partidarios de una constitucionalidad parlamentaria( Machado, Cunha Leal)a los defensores de un presidencialismo puro, como pretendía el propio Sidonio, y también había presidencialistas moderados. Todo el régimen quedaba reducido a la propia figura de Sidonio Pais, arropado, eso sí, por un fervor popular todavía enorme y sincero.
El 12 de octubre de 1918 hay en Evora y Coimbra una tentativa de golpe democrático que acaba de fragmentar el sidonismo. El ejército se organiza en Juntas Militares para mantener el orden de la dictadura, pero los sectores más a la izquierda del sidonismo se preparaban ya para aliarse con los democráticos. Sidonio Pais pasó a ser el principal objetivo de los actos terroristas, porque eran conscientes todos que la dictadura dependía solo de la vida o muerte del dictador. Al final es abatido a tiros por un republicano el 14 de diciembre de 1918, y el gobierno queda en manos de Tamagnini Barbosa. Las Juntas se preparan para intervenir y las fuerzas políticas opositoras de Sidonio Pais intentan reponer el orden constitucional, aunque sea por la fuerza. Entre el 10 y el 16 de enero de 1919 tiene lugar en algunas ciudades una revuelta sofocada luego por el ejército y el 19 de enero triunfa en Oporto un pronunciamiento capitaneado por los monárquicos, y bajo la dirección de Paiva Cruceiro se declara restaurada la monarquía. Este desafío monárquico acaba con la tentativa de Barbosa de crear un gobierno parecido al de Sidonio Paisy se opera una 76
milagrosa reunificación de todos los republicanos que respaldan primero al gobierno de Barbosa y luego apoyan la formación de un ministerio de la concentración presidido por José Relvas para proteger la república. El pueblo de Lisboa se había echado ya a la calle para sofocar la rebelión monárquica en la sierra de Monsanto, y este movimiento va perdiendo posiciones y se acabó poco después cuando un golpe republicano se hizo con el control en Oporto. Se desautorizó al ex rey Manuel y esto junto con el aislamiento internacional y el poco apoyo popular determinaron en fracaso de la breve Monarquía del Norte. Volvía así la Vieja República y con ella de nuevo el predominio del Partido Democrático, que encarnaba mejor que ningún otro sus valores. Pero la dictadura de Sidonio no pasó sin dejar huella y fue un malogrado ensayo de algo que resurgiría con fuerza en Europa en el período de entreguerras. Muchas de las características de este corto experimento dictatorial, como la importancia de la figura del dictador, su manera de llevar la economía y su eficacia frente a la inseguridad anterior, serían las bases del Salazarismo.
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TEMA XI.- HACIA EL COLAPSO DEL SISTEMA LIBERAL
LA CRISIS ECONOMICA Y SOCIAL DE LA POSGUERRA.-Los años de la posguerra fueron muy complicados en toda Europa y Portugal no podía ser la excepción. Se abre un período de reajustes económicos y de grave crisis social. El último tramo del régimen republicano se caracterizó por un panorama de perpetua crisis, que acabó desembocando en una dictadura que duraría casi cincuenta años. La victoria de los Aliados solo trajo consigo desilusión y desencanto, y nunca se supo si por tomar parte en la guerra se pudo mantener la soberanía colonial. Pero el sueño de un país con prestigio internacional pronto se vino abajo, y los portugueses comprobaron que a España, a la que habían tachado de cobarde por no tomar parte en la contienda, se le pagó con un puesto en la Sociedad de Naciones.
La guerra y sus desajustes tuvieron graves consecuencias en la economía portuguesa, porque la financiación de la misma disparó el déficit del presupuesto y las deudas exteriores con Inglaterra, a la par que la deuda interna. El recurso a los créditos del banco emisor generó un 78
aumento de la circulación fiduciaria, con la consiguiente devaluación del escudo y el avance imparable de la inflación.
Se ejerce una política permisiva para relanzar la economía pero las consecuencias son graves, pues no hacen más que disparar la inflación y el escudo baja mucho su valor frente a la libra. Este calentamiento de la economía estaba abocado a la quiebra y la fuga masiva de escudos estaba descapitalizando el país y aislando su economía. A partir de 1924 se inicia una reforma fiscal y la política intenta darle la vuelta a la situación. El escudo se revaloriza un poco y retrocede el alza de precios, reduciéndose un poco el déficit. También disminuye a fuga de escudos y se enfría un tanto la actividad económica, que ni la nueva línea proteccionista ni el mercado colonial logran reactivar. Los grandes grupos económicos se unen en 1925 para presionar la situación, en la Uniâo dos Intereses Económicos.
LA DISOLUCION Y DESCREDITO DE LA VIDA POLITICA.- Las dificultades económicas dan lugar a una crisis social de posguerra, a lo cual contribuye también la onda expansiva bolchevique. El movimiento obrero se hace más importante y gana en capacidad ofensiva, con un número mucho mayor de adeptos. El proletariado 79
portugués avanza hacia el anarcosindicalismo, frente a un partido socialista que insistía en crecer dentro del régimen. En 1921 surge el Partido Comunista y el fantasma de la revolución social amenaza a las clases conservadoras. El estado no es capaz de hacer frente a estos desafíos y amenaza con colapsarse. La vieja oligarquía capitalista y agraria converge en un intento de autoritarismo como alternativa a la incertidumbre que se vive. La república va perdiendo los apoyos en que se sostenía: la burguesía media y baja de las ciudades y los trabajadores. El mundo obrero siente en su piel todos los problemas económicos de la crisis y la pequeña burguesía, en su mayor parte formada por funcionarios públicos cuyos sueldos se desplomaban, abandona el bastión republicano. La crisis del estado liberal avanza hacia una lenta agonía. A partir de 1919 el panorama de partidos se modifica, en gran parte porque los principales líderes desaparecen de la escena política. Antonio José de Almeida pasa a ocupar la presidencia y será el único jefe de estado que complete los cuatro años de mandato. Alfonso Costa representará a Portugal en la Sociedad de Naciones y vivirá ya lejos y desengañado de la política lusa. Manuel Brito Camacho se va a Mozambique como Alto Comisario. Todos estos líderes de fuerte personalidad no encontrarán sucesores adecuados.
La falta de sólidas jefaturas en los partidos hace que estos sean más fluidos pero menos estables y la solución del 19 que concedía al presidente de la república la facultad de disolución no fue la solución esperada, 80
porque al faltar amplias mayorías el ejecutivo a menudo quedaba desestabilizado.
Se mantiene en parte la hegemonía del partido Democrático, aunque a duras penas sin el liderazgo de Costa. Con Antonio María da Silva al frente, pronto surgen elementos disidentes, como el Partido Reconstituyente o Izquierda Democrática, aunque no consiguen formar un partido progresista que sea verdadera alternativa. Los conservadores tampoco consiguen cristalizar en una opción aceptable. El Partido Liberal surge de la fusión de unionistas y evolucionistas y su sucesor, al que se unen los reconstituyentes, es el Partido Nacionalista, un heterogéneo conglomerado de mariscales en busca de soldados.
EL MALESTAR DEL EJÉRCITO: TENDENCIAS Y ENSAYOS DE INTERVENCION MILITAR. EL MOVIMIENTO TRIUNFANTE DEL 28 DE MAYO.- Con este telón de fondo que acabamos de describir, la Guardia Nacional Republicana lleva en sí la semilla del golpismo, que remata en el pronunciamiento izquierdista del 19 de octubre, por el cual se derriba al ministerio conservador de Antonio Granjo, llevando a cabo una matanza de republicanos de signo moderado, 81
entre las cuales se cuenta Machado Santos, el fundador de la República. Desde febrero de 1922 a noviembre de 1923, Antonio María da Silva, líder del partido democrático, se mantiene en el poder, en una apariencia de normalidad que no lo es en absoluto. Hasta febrero de 1925 se hacen intentos serios de regenerar la vida política del país, pero no se consigue nada de provecho. En los años anteriores a la caída de la República la noción de crisis y el ansia de regeneración social formaban parte de la mentalidad social y en el interior del régimen las fuerzas políticas en intelectuales se agitaban buscando soluciones diversas: desde propuestas de dictaduras administrativas, hasta maniobras conspiratorias para depurar la vida pública de la corrupción. En el exterior del régimen la embestida reaccionaria cobró gran impulso, y después de la dictadura de Sidonio Pais aparece una derecha de corte fascista que se vuelve peligrosa por la influencia que va ganando entre los jóvenes oficiales del ejército. La militancia católica presiona sigilosamente para la superación del parlamentarismo liberal y difunde entre los sectores conservadores de la población la idea de un estado autoritario como alternativa de gobierno. Por detrás de todas estas fuerzas está la Unión de los Intereses Económicos. Pero la clave estaba en la actitud del ejército, porque las fuerzas armadas mostraban desde las conspiraciones monárquicas una clara actitud de distanciamiento frente a los políticos. La primera muestra fue el gobierno de Pimenta de Castro, surgido del “movimiento de las espadas”, y mas tarde todavía mayor muestra de este distanciamiento lo representa la dictadura de Sidonio Pais, donde empiezan a forjarse tres de los caracteres más importantes del 82
futuro intervencionismo militar: su alcance nacional, su carácter institucional y su naturaleza antiliberal, propiciada por el ascendiente derechista sobre los oficiales jóvenes. Después de 1919 el malestar se acentuó por varios factores añadidos:
La necesidad de nuevos oficiales que había surgido con la contienda Problemas financieros para dotar al ejército de los recursos materiales necesarios Pérdida adquisitiva con los sueldos de los soldados, debido a la galopante inflación. Complicidades militares en la breve guerra civil que habían provocado algunas depuraciones
El temor al ejército había llevado a un fortalecimiento de la Guardia Nacional Republicana, con la creación de más efectivos que cobraban un sueldo generoso y gozaban de buen armamento. Pero este remedio no vino a arreglar nada, más bien al contrario, porque la Guardia mostró tendencias de signo izquierdista y en los años posteriores interfirió en la vida política y en los gobiernos. Su complicidad en la revuelta del 21 de octubre de 1921 desembocó en la llamada “Noche Sangrienta”, y por eso en la reforma de 1922 se rebajaron sus contingentes a menos de 10.000 hombres, privándole de sus ametralladoras y artillería pesada. Sin el contrapeso de la Guardia, las fuerzas armadas recuperan su ascendiente y cuando cae el gobierno derechista de Ginesta Machado 83
las perspectivas de una mediación militar por la vía de la legalidad política, influida por la implantación de la dictadura en España, fue adquiriendo visos de realidad. Pero las posiciones en el ejército tampoco eran homogéneas, y las tendencias golpistas que precedieron al 28 de mayo marcaban las distancias y las dificultades de entendimiento. Había una corriente conservadora con infiltraciones monárquicas y otra republicana- reformista. En 1925 ambas tendencias habían probado suerte en varios golpes de estado y en febrero de 1926 hay una nueva y fracasada tentativa. Pero por encima de las diferencias se imponía la necesidad de una operación global. BIBLIOGRAFIA:
- HISTORIA CONTEMPORANEA DE PORTUGAL ( Hipólito de la Torre Gómez)
TEMA XII. LA DICTADURA MILITAR 84
El movimiento que acabó con el sistema democrático en mayo de 1926 era amplio y gozaba de apoyo popular, aunque su único punto de cohesión era acabar con el statu quo; y como insurgencia militar tuvo un fuerte carácter institucional que pretendía dar un golpe de timón que acabase con la crisis nacional. Había dos sectores dominantes entre los golpistas:
1. La Unión Liberal Republicana de Cunha Leal, cuyo líder militar era Mendez Cabezadas,
que
saneamiento
de
reformando
la
pretendía la
vida
un
pública,
constitución
y
estabilizando el sistema mediante un partido conservador fuerte 2. La plataforma del general Sinel de Cordes, de tendencias monárquicas
y
que se apoyaba en la derecha. Estaba preso en Elvas, pero desde allí mueve los hilos para la conspiración. Deseaba la liquidación del sistema
parlamentario
liberal.
85
Estos dos sectores no eran demasiado compatibles entre sí, y el ejército se movía más hacia las posiciones conservadoras donde tanto podía caber un constitucionalismo
clásico
pero
con
dosis
de
autoritarismo, como un sistema por completo autoritario. Entre los oficiales
de rango inferior estaba más
extendida la posición de la derecha radical. Ambas corrientes, la reformista y la antiliberal, sólo estaban unidas por su repudio al statu quo, e incluso sus apoyos en el ejército, como hemos visto, eran distintos. La conspiración republicana se apoyaba en la guarnición de Lisboa, mientras el bloque derechista tenía su fuerte en las provincias del Norte, el Alentejo y el Algarve. Ya al inicio del golpe se manifiesta la desconfianza entre las dos tendencias. Mendes Cabeçadas dirige la conspiración en Lisboa, y la derecha la organiza en provincias, apoyados en el general Gomes da Costa, que gracias a su fama de héroe arrastraba a la tropa, aunque nunca controló del todo el poder y fue el hombre de paja de las maquinaciones en la sombra de Sinel de Cordes.
86
El golpe se inicia el 26 de mayo de 1926 en la ciudad de Braga y pronto se extiende a lo largo y ancho de todo el país, hasta que el gobierno de Antonio María da Silva se ve obligado a dimitir, y el jefe de estado, Machado, hace entrega de la República al sector liberal de la conjura, tomando el gobierno Mendes Cabeçadas, que sin embargo no cuenta con los suficientes apoyos, pues ni el sector derechista ni el ejército están de su parte. Enseguida se da cuenta
que
la
verdadera
fuerza se encuentra fuera de Lisboa, y como no desea una guerra civil, opta por la vía de la negociación, en una serie de acuerdos con Gomes da Costa; lo cual significa al fin y a la postre una claudicación. Cuando el 3 de junio queda constituido Cabeçadas como presidente de gobierno, ya se veía venir el desenlace. La crisis se desencadena ante la negativa de Cabeçadas de validar un proyecto de inspiración antiliberal, y el 18 de junio se fuerza la dimisión del presidente de gobierno, pasando a ocupar Gomes da Costa la presidencia y a la vez la jefatura de estado. El nuevo gobierno actúa claramente en la línea autoritaria 87
que propugna el ejército, aunque Gomes da Costa no es la persona adecuada para llevar a cabo este proyecto. La derecha radical asciende pronto en sus posiciones, y entran en juego dos importantes personajes
de la
derecha más radical: Nobre de Melo y el general Almeida, que influyen para colocar en el lugar de Gomes da Costa al general Carmona. La dictadura busca abrirse paso hacia una zona más bien de centro, dentro de un autoritarismo
republicano-conservador.
El
general
Carmona era republicano y masón, y representaba el equilibrio. Los dirigentes militares pensaban que el autoritarismo era
el instrumento necesario para
regenerar la administración, las finanzas y la vida pública en general, y se concebía como algo puntual y transitorio. En general los nuevos gobernantes no ponían en duda la forma republicana de gobierno, ni tampoco descartaban la vuelta a la normalidad, con un sistema más o menos amplio de libertades. Pero era una cuestión complicada, porque no había ideas claras acerca del futuro, y sobre todo faltaba una personalidad que orientase el poder, y por
otra
parte,
siempre
estaban
presentes
las
conspiraciones de la derecha radical. Por lo tanto, esta dictadura nace practicando una política de eterna negación, con reajustes hacia el centro, y una desastrosa gestión administrativa y financiera. El primer problema se 88
presenta con los sectores derrotados en mayo, que en febrero de 1927 desencadenaron, primero en Oporto y luego en Lisboa, una revuelta cívico- militar a la manera republicana, con destrozos materiales abundantes y bastantes víctimas. Después de la revuelta llegó una durísima
represión,
con
centenares
de
presos
y
deportados, e incluso oficiales expulsados de las Fuerzas Armadas.
Pero
también
la
derecha
más
radical
amenazaba la dictadura, porque eran nacionalistas a ultranza y odiaban la democracia. Estas fuerzas, partiendo del Integrismo Lusitano, formarían el Partido Nacional Sindicalista en 1932, y era un movimiento bastante
arraigado
universitarios,
en
la
intelectuales
generación y
oficiales
de
jóvenes de
baja
graduación. Los Tenientes de Mayo continuaron teniendo un específico peso entre las fuerzas armadas, como factor
conspiratorio
y
de
desestabilización.
Había
organizaciones, como la Milicia Lusitana, o la Liga 28 de Mayo, que no cesarían en sus maniobras conspiratorias. Esta presión de la derecha más radical neutraliza los pasos, ya de por sí vacilantes, de Carmona hacia la normalización política. El fallido golpe de los fifis de agosto de 1927 bloqueó el ascenso a la vicepresidencia del gobierno del coronel Passos e Sousa, que actuaba de interlocutor entre la dictadura y la oposición democrática. 89
La liga del 28 de Mayo pretendía contrarrestar la creación de una Unión Nacional Republicana, y por tanto, dos años después del movimiento de Braga, las cosas seguían más o menos igual; aunque el plebiscito de 1928 consagró a Carmona en la presidencia de la República, y estableció una jefatura de estado electa, pero libre del control parlamentario.
Pero
el
principal
problema
de
los
dirigentes militares era su manifiesta incapacidad para solventar las finanzas del estado y llevar a cabo una gestión administrativa eficaz. Para corregir a corto plazo el desequilibrio de la balanza de pagos y mantener estable el escudo, hubo que recurrir a un préstamo bajo el patrocinio de la Sociedad de Naciones, aunque los demócratas en el exilio intentaron impedirlo, y Oliveira Salazar se manifestó en contra. Las duras condiciones de los comisionados de Ginebra ocasionaron críticas de todos los bandos, con lo cual el fracaso financiero representó
una
seria
amenaza
para
el
gobierno
dictatorial. Sinel de Cordes cae en desgracia y entra Oliveira Salazar como ministro de Finanzas en el gobierno constituido en abril de 1928 por el coronel Vicente Freitas.
90
TEMA XIII. SALAZAR Y EL MILAGRO FINANCIERO Inicia su camino como ministro de Finanzas, situación que era muy importante dentro del gobierno de la dictadura, 91
porque le daba al titular unas tremendas dosis de poder para llevar a cabo su tarea, ya que el saneamiento de las cuentas públicas era imprescindible para relanzar la economía, mediante la intervención del estado. El éxito de su gestión financiera fue importante para aumentar el prestigio de Salazar, dando lugar poco a poco al llamado ESTADO NOVO. Pero, ¿quién era Salazar? Había nacido en 1889 en la Beira Alta, de una modesta familia rural que encaminó a su hijo hacia el seminario como medio de mejorar en la vida. Y allí, en el seminario de Viseu, pasa ocho años, hasta que decide dejarlo y estudiar Derecho en Coimbra, y una vez acabada la carrera, pasa a formar parte de la cátedra de Economía. Cuando llega al gobierno, no es un personaje famoso todavía, pero tampoco un completo desconocido, ya que se había hecho un nombre, primero en el Centro Católico de la Democracia cristiana y luego en el Centro Católico Portugués. Siempre considerará Salazar que la solución última a los problemas pasa por la reforma del individuo y de la sociedad, y va más lejos: pide la renuncia de las opciones y deseos particulares en aras de una unión y defensa de los valores superiores, en beneficio de un concepto orgánico de Nación. Cuando ahonda la crisis financiera, Salazar aprovecha las páginas del diario católico As Novidades, para analizar el problema de las 92
cuentas estatales, y cuando por fin acepta la cartera de Finanzas, impone unas condiciones tan duras, que se convierte en una especie de superministro, con un control férreo de los gastos del estado.
Empieza su labor
anunciando que el reajuste supondrá un calvario que necesariamente hay que pasar y que irá solucionando los problemas por orden de importancia: el financiero, el económico, el social y el político. Su resumen de la situación era esta frase: Sé muy bien lo que quiero y adonde voy. Aplica una severísima política restrictiva, y desde el primer año controla los gastos y los ingresos, equilibrando
el
presupuesto.
Toma
las
siguientes
medidas:
Disciplina la recaudación, evitando el fraude y cambiando la manera de tributación.
Revalúa el escudo para que pueda volver al patrón oro
Liquida la deuda exterior en 1929 y cinco años más tarde hace lo mismo con la interna, mientras que la consolidada fue reconvertida
93
Los
agentes
confianza
y
productivos volvieron
los
adquirieron capitales
fugados en los años veinte.
Lanza en agosto de 1929 la campaña del trigo,
para
autosuficiente,
crear
una con
agricultura medidas
proteccionista, de fuerte intervención estatal.
A pesar de la dificultad del momento, con la crisis mundial del 29, Portugal no queda demasiado afectado, en parte porque su propia economía es atrasada y solo le afecta la caída de las transferencias exteriores, la devaluación de la libra y la menor remesa de emigrantes en Brasil. Los tipos de interés se abaratan, y junto con las otras medidas mencionadas, así como la creación de un subsidio de desempleo, los resultados de esta coyuntura adversa son altamente positivos. La política económica salazarista se basa en los principios de nacionalismo y una moderada autarquía; y el equilibrio presupuestario permite hacer importantes inversiones, sobre todo en infraestructuras, que ayudan a controlar el paro. El estado protegió la agricultura tradicional y la industria, limitando la competencia y asegurando precios baratos y 94
mercados. Los resultados obtenidos con esta política fueron,
cuando
protección
menos,
favoreció
el
contradictorios, desarrollo
de
porque
la
empresas
capitalistas, donde había ya una fuerte concentración; pero limitó las innovaciones tecnológicas de las industrias menos
competitivas. La campaña del trigo, que se
basaba en el cultivo extensivo y empleo de mucha mano de obra, remató en una crisis de superproducción que arruinó a los pequeños cultivadores, y la miseria de la masa rural no se solucionó. Con todo,
la actividad
económica en general experimentó un avance y el producto interior bruto creció a un promedio del 3%. La política colonial de comercio entre colonia y metrópoli alivió algunas crisis, como la del sector vinícola y favoreció algunos sectores, como el textil.
95
TEMA XIV. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO NOVO
Salazar va subiendo puestos desde la cartera de Finanzas, y se consolida a partir de 1930. Echa un pulso con los dos primeros presidentes del gobierno de la dictadura; Vicente Freitas e Ivens Ferraz, y con el respaldo de Carmona consigue mantenerse. En enero de 1930 la presidencia recae en el general Domingo de Oliveira, pero los resortes del poder ya estaban en manos de Salazar. Dos años más tarde se le designa para presidir el Consejo de Ministros y es entonces cuando comienza la articulación del Nuevo Estado, de carácter compromisario, sobre todo por la diversidad de fuerzas que sostenían la dictadura, así como por las profundas raíces católicas y jurídicas que sostenía el pensamiento salazarista. Hay varios factores que debemos destacar en este fenómeno, como de vital importancia:
96
El Acto colonial se publica en julio de 1930, mediante el cual las colonias pierden la autonomía administrativa
y
financiera
de
la
época
republicana, quedando estrechamente integradas en el domino gubernativo y centralizado de Lisboa. El giro se debía a la propia naturaleza autoritaria
del
régimen,
pero
también
en
respuesta a la grave crisis financiera que desde principios
de
los
años
veinte
atravesaban
Mozambique y sobre todo Angola. El pacto colonial era importante para Portugal como salida a la crisis de los años treinta La
Unión
Nacional
organización política
se
crea
como
una
que emergía con el
propósito de legitimar y congregar a las distintas fuerzas, reuniendo antiguas militancias, tanto monárquicas como republicanas. Sus funciones no sólo eran doctrinales, sino también las típicas de un partido único, aunque a diferencia de otros partidos fascistas, no agotaba los canales de acceso al poder ni mediatizaba en exclusiva las relaciones entre la dictadura y otras instituciones como la Iglesia o las fuerzas armadas. Nació para legitimar y apuntalar la dictadura, y no fue un
97
partido de gobierno, sino más bien un partido del gobierno.
La constitución de 1933 era un texto de carácter transaccional y se abría con una declaración muy básica de derechos y libertades, consagrando también, aunque de manera imperfecta, la separación de poderes. El ejecutivo se repartía entre el Jefe de Estado y el Presidente del Gobierno, aunque en realidad el poder lo detentaba éste último. El Presidente de la República, elegido por sufragio popular, sólo respondía cada siete años ante la nación, y el consejo de ministros, con capacidad legislativa, sólo respondía ante el presidente. La Asamblea Nacional, elegida por sufragio directo, aunque
no
nacionales,
universal, o
mejor
representaba dicho,
los
los
del
intereses
estado.
El
corporativismo es una doctrina en auge, asociada a la lucha de católicos, reaccionarios y conservadores frente al modelo socialista de estado, pero también ligada a los sectores más liberales, ya que hasta la oposición en el exilio recogía parcialmente estos postulados. Salazar pretende superar tanto el liberalismo como el socialismo, y por eso estructura el Estado Novo, estableciendo una cámara 98
corporativa,
en
donde
se
entremezclan
corporaciones
morales,
culturales
y
económicas,
articuladas éstas a través de los sindicatos, los gremios patronales, casas do povo y casas de pescadores. Se ha visto en este fenómeno una influencia italiana, pero al contrario que los modelos fascistas, la institucionalización corporativa del salazarismo fue bastante flexible, en el marco de compromisos con la tradición demoliberal. Salazar opta por un camino distinto al de Mussolini y restringe
al
terreno
meramente
consultivo
las
competencias de la cámara corporativa. Esta estructura fue eficaz para intervenir en el aparato económico y reprimir la acción de los trabajadores, pero al mismo tiempo Salazar intentó enfocarla a la mejora de los sectores asalariados, con medidas sobre el salario mínimo, horarios y condiciones laborales, subsidio de desempleo, previsión social o construcción de barrios sociales. Pero también es verdad que el propio Salazar no dejó que la corporación se desarrollase al máximo, porque temía con ello perder el control del aparato estatal.
La tensión nacionalista provocada por la guerra civil en España acentúa el endurecimiento del régimen, que va adquiriendo poco a poco tintes 99
fascistas. En 1936 se creó la Mocidade Portuguesa, como movilización política de la juventud lusa, y la Legiao Portuguesa,
estructura
paramilitar
de
voluntarios,
formada por oficiales del ejército para defender el orden social del país. De todos modos, este viraje hacia el fascismo se hizo de manera muy moderada, y nunca llegó a suplantar el carácter moderado del salazarismo.
TEMA XV. LA DICTADURA SALAZARISTA 100
La figura de Oliveira de Salazar se vuelve cada vez más poderosa, y no olvidemos que su política se desarrolla en un momento en que en otros países del entorno toman auge los sistemas autoritarios. Los sistemas electorales y el monopolio del partido del Unión Nacional vaciaron de contenido al poder legislativo, y la Asamblea se convirtió en un elemento decorativo,
donde
las
competencias
legislativas
y
fiscalizadoras, simplemente no existían. La teórica bicefalia del poder ejecutivo se decantó pronto a favor del Presidente del Consejo, y el general Carmona, con su sentido de la discreción, fue reelegido para la presidencia del gobierno hasta su muerte en 1951, aceptando tener un papel externo decorativo, y apoyando a Salazar, que era el que detentaba el poder. La Unión Nacional monopolizó la presentación de candidaturas a la jefatura del estado. Los derechos y libertades que se habían enunciado en la constitución resultaron severamente recortados en la práctica, bien por una regulación restrictiva o por el aparato represivo del estado, bajo la censura de prensa y una policía política de conocida dureza. En septiembre de 1933 se crea un Secretariado de Propaganda Nacional, dirigido por el periodista Antonio 101
Ferro, y la censura junto con la propaganda política serán las bases del salazarismo. La policía política queda configurada bajo el nombre de Policía de Vigilancia y Defensa del Estado, (PVDE), y ya en el año 1945 pasa a llamarse Policía Internacional de defensa del estado (PIDE), estando siempre bajo el estricto control del propio Salazar. Sus poderes casi ilimitados en materia punitiva, como las prisiones preventivas, torturas y demás, junto con sus amplias facultades en la instrucción de los procesos, hicieron de este cuerpo uno de los más poderosos instrumentos en el mantenimiento de la paz social del sistema salazarista. La dictadura tipificó los delitos políticos y creó tribunales militares para juzgar los delitos, estableciendo campos carcelarios en las colonias, como el tristemente célebre de Cabo Verde. Se proscribe el comunismo y la masonería se convierte en ilegal, aunque
tenía
un
fuerte
arraigo
en
la
sociedad
portuguesa. Con todo lo dicho, la acción policial y penal del estado novo no fue tan bárbara como la de otros sistemas dictatoriales, siendo más extensa y dura antes de la segunda guerra mundial, más bien con carácter preventivo, para crear una atmósfera de miedo. Se cebaron sobre todo con el partido comunista, debido sobre todo a que la dictadura, en sus primeros años, se vio sometida a distintas insurrecciones. La oposición 102
llamada reviralhista actuaba en conexión con los núcleos en el exilio, sobre todo en España y Francia, pero más en la primera, donde después de la proclamación de la republica
estaba el centro de operaciones de esta
oposición.
La
estrategia
se
orientaba
hacia
la
organización de un golpe militar con el auxilio de los civiles. Tras la derrota de febrero de 1927, la oposición recurrió de nuevo a la insurgencia en julio del 1928, y sobre todo en 1931 con la revuelta de Madeira y Azores, aunque las repetidas derrotas y sobre todo los distintos pareceres entre los rebeldes, les lleva a aliarse a veces con monárquicos y liberales, debido a su debilidad. La última iniciativa reviralhista fue el Plan Lusitania, organizado en España durante la guerra civil, aunque el abandono de los comunistas del Frente Popular Portugués y la simultánea ofensiva franquista contra Cataluña pusieron fin al intento. La oposición del movimiento obrero se abortó en la huelga general de 1934 y durante diez años el movimiento obrero portugués quedó desarbolado. El anarcosindicalismo ya no volvió a levantar cabeza, si exceptuamos algunas acciones terrorista o el frustrado asesinato de Salazar, mientras el comité central del partido comunista era encarcelado en 1935, y hasta la década siguiente no se reorganizaría. Salazar tenía que hacer el esfuerzo de someter a su 103
poder absoluto a las distintas fuerzas que habían dado cuerpo a la dictadura del 28 de mayo. En 1932 el presidente
del
gobierno
intentó
desmovilizar
políticamente el centro católico, que en adelante se convertiría en un organismo dedicado a la acción social, e indicó a los monárquicos que con la muerte del ex rey Manuel II el pleito sobre la monarquía quedaba cerrado para siempre, porque más importantes que las formas externas eran los conceptos del poder. Los católicos no plantearon problemas, y los monárquicos, aunque no renunciaron a sus ideas, se aliaron con el estado novo. Más resistente era la derecha radical, porque los fundadores del Integralismo Lusitano se vieron burlados por Salazar y pasaron de una actitud de hosco distanciamiento a formar parte luego de la oposición. En 1932 la generación de radicales pasó a formar parte del Movimiento Nacional Sindicalista, liderado por Rolao Preto, aunque sus esfuerzos por transformar la dictadura en un estado fascista le llevaron a una confrontación directa con Salazar. En 1934 se prendió a su jefe y se disolvió el movimiento. Pero la principal amenaza era la actitud del ejército, con el que Salazar hubo de mantener un pulso durante casi diez años. Una parte de la oficialidad se había comprometido con las actividades de la oposición democrática, y fue depurada en diversos 104
fracasos de los insurgentes. Los oficiales de la derecha radical perdieron fuerza al verse privados de una referencia
política
después
de
la
liquidación
del
movimiento nacional-sindicalista. Pero lo peligroso era la cúpula militar, ya que en 1934 hubo conatos de rebelión que intentaban que Carmona despidiese a Salazar; aunque el jefe del estado siempre optó por la continuidad del presidente del consejo. Desde 1935 la amenaza de guerra por la situación española y la crisis entre Italia y Etiopía centró la atención de la dictadura en el problema de la seguridad del país, por lo cual Salazar interviene directamente en los asuntos militares y toma el control de
las
fuerzas
armadas.
Cuando
en
España
se
desencadena la guerra civil, el poder salazarista sobre el ejército se refuerza y con la ayuda del capitán Santos Costa, nombrado subsecretario del Ministerio de Guerra, el presidente del consejo hace una reforma militar, reduciendo el cuerpo de oficiales y haciendo una selección de los militares según su ideología.
105
TEMA XVI. PORTUGAL EN LA CRISIS MUNDIAL
Una vez resuelto el problema financiero, y estructurada ya la dictadura, en 1935, cuando se plantea el problema ítalo-etíope, el presidente 106
del Consejo se plantea los intereses internacionales del país, que a grandes rasgos eran:
•
Proyección colonial
•
Alianza con Inglaterra
•
Seguridad del lado español.
Pero desde el principio Salazar muestra una independencia operativa que era nueva, porque la diplomacia lusa siempre había respondido a la potencial amenaza española y a las dificultades de sus posesiones africanas acudiendo a Inglaterra en busca de protección;
y
ahora,
sin
abandonar
la
posición
privilegiada con este país, Salazar imprime un carácter bastante autónomo a la política exterior, debido sobre todo a la solidez del nuevo régimen y a la tendencia nacionalista del dictador. Pero también había otra circunstancia internacional; porque después de la primera guerra y de la crisis del 29, Inglaterra ya no era el líder mundial de antaño. Las desleales iniciativas londinenses para detener las ambiciones alemanas en Europa, a costa de las colonias portuguesas son reflejo de todo lo relatado. El auge de los fascismos apuntaba que la 107
posición ideológica lusa estaba en auge, y parecía presagiar un cambio en las estructuras mundiales. Aunque Londres seguía siendo una gran potencia marítima, y en definitiva Portugal era un país de cara al mar, el desarrollo de la segunda guerra mundial impuso un cambio en la tradición política atlantista de Portugal, aflojando la relación de dependencia con los británicos. Salazar acumula la Presidencia del Consejo, la cartera de Finanzas, las de Guerra y Negocios Extranjeros y asume la responsabilidad de llevar al país a través de unas circunstancias especialmente complicadas.
El comienzo de la guerra civil española en julio del 36 trajo como consecuencia que Lisboa apostase por la España nacionalista; ya que aunque las relaciones hispano-lusas habían mejorado con Primo de Rivera,
al
inicio
de
la
II
República,
empeoraron
bruscamente, debido a las maniobras para desestabilizar el gobierno de Salazar, por parte del gobierno español; lo cual hizo que Salazar contemplase a su vecina España como un foco de problemas. Al llegar al poder a España el Frente Popular, las relaciones mejoran un poco, pero Salazar seguía pensando que el clima español anterior al estallido de la guerra era el preludio de un enorme 108
peligro. El Portugal Salazarista aportó un número respetable de voluntarios para que luchasen en el bando nacionalista español, pero lo más importante fue como retaguardia de gran valor logístico, aportando armas, alimentos,
entregando
refugiados
y
emitiendo
propaganda. Pero la principal ayuda de Salazar a la derecha
española
fue
de
tipo
político,
pues
su
participación en el comité de Londres, organizado para asegurar el aislamiento internacional del foco rebelde español, tuvo un claro sentido obstruccionista a Franco, y Portugal, atenazado ante sus simpatías al rebelde español y su vinculación a Inglaterra, optó Salazar por primar la alianza ibérica sobre la inglesa. Como consecuencia de esta decisión, la relación con Londres atravesó una etapa complicada, aunque Lisboa no cayó en la tentación de quedarse diplomáticamente aislada, ni tampoco se alineó con las potencias fascistas, sino que entendió Salazar que en el único lugar donde podía prosperar su discreto apoyo a Franco era en el terreno del foro internacional acotado en el comité de Londres, manteniendo un persuasivo contacto con la diplomacia inglesa. Salazar entendía que los intereses de Portugal no eran tan distintos de los de Inglaterra, y ambos se verían seriamente perjudicados si en España triunfaban las izquierdas, y también si la victoria de los nacionalistas se 109
producía con el exclusivo apoyo de Italia y de Alemania. Los
británicos
no
eran
partidarios
del
incipiente
franquismo, pero tampoco de la república revolucionaria, y para los británicos, al igual que para el régimen salazarista, lo indispensable era sujetar a Franco, evitando que tomase partido por las potencias del Eje. El gobierno rebelde de Burgos proponía a Lisboa un acuerdo de no agresión para evitar una posible intervención inglesa en la península en caso de guerra general, ya que comprometería la victoria sobre la república. Londres apoya este paso y Salazar también cede, firmándose el tratado hispano-portugués de amistad y no agresión en marzo de 1839. Con el beneplácito de Inglaterra, e incluso de Alemania, los estados ibéricos se preparaban para una futura neutralidad peninsular. Después de la derrota de la España roja, el estallido de la conflagración mundial coloca a Portugal en una encrucijada histórica, que se convierte en el triunfo del régimen salazarista. LA neutralidad
de
Lisboa
obedecía
a
dos
motivos
fundamentales: resultaba una posición razonable y prudente, pronto confirmada por las victorias alemanas, y sobre todo, sólo su Portugal no se entregaba por completo a Inglaterra, había posibilidades de que la España de Franco se abstuviese de caer en la tentación de llevar la guerra a la península, por su germanofilia. En 110
1940 se firma un Protocolo Adicional del primer tratado de Amistad y No Agresión, y la clave del futuro está ahora en Madrid, y también en Berlín. Los ánimos se calman cuando los alemanes congelan en septiembre de 1940 la operación Félix, un proyecto sobre Gibraltar, ya que el belicismo del Caudillo se ha enfriado un tanto, y sobre todo por los pesimistas informes de la Marina alemana, que preveía dificultades para controlar las necesarias bases atlánticas de acceso al Estrecho para mantener el control sobre el Mediterráneo. También las presiones portuguesas sobre Madrid debieron de jugar su papel. La política neutralizadora de Salazar coincidía con los intereses de Inglaterra, que temía el desplazamiento hacia el sur de la ofensiva germánica, aunque las relaciones entre Londres y Lisboa no siempre estuvieron exentas de desconfianzas y tensiones, porque los ingleses pedían una neutralidad colaborante, frente a la neutralidad geométrica que propugnaba Salazar, porque temía
que
cualquier
desviación
supusiese
una
intervención alemana o germano-española. Salazar no confiaba
en
la
victoria
alemana,
pero
tampoco
completamente en la de los aliados y esperaba, quizá, una paz de compromiso. La vacilante fe de los aliados en esa neutralidad lusa estuvo a punto de desencadenar, a espaldas de Lisboa, una comprometedoras acciones en el 111
Atlántico portugués, ya que entre el otoño de 1940 y el inicio de la campaña en Rusia, en junio de 1941, los americanos y los británicos querían lanzar una acción preventiva en las Azores, aunque al final el peligro quedó conjurado por la prudencia del Foreing Office. Cuando se produce el desembarco aliado en África en 1942, la guerra empieza a cambiar de signo, y al perder la iniciativa Alemania, el peligro español también se desvanece.
La
diplomacia
española
sustituye
al
germanófilo Serrano Súñer por el aliadófilo conde de Jordana, y empieza a buscarse una aproximación a las potencias occidentales a través de Portugal. Se trata de que las dos potencias ibéricas puedan sobrevivir entre la victoria, cada vez más cercanas, de las potencias demoliberales. Desde 1943, se incrementa la presión sobre Lisboa para forzarla a una neutralidad colaborante, y la obtención de bases en las Azores se convierte en el objetivo prioritario de ingleses y americanos. Salazar acabará por ceder y en agosto de 1943, los británicos obtuvieron las bases de Terceira y Faial; y años más tarde, los americanos logran lo mismo en Santa María. Desde 1944 los aliados también exigen el corte de los suministros de wolframio a Berlín, y la resistencia de Salazar les exaspera, al punto de que por primera vez el Foreing Office llega a pensar en la conveniencia de 112
derrocar al jefe del gobierno portugués. Éste cede a última hora, deportando el embargo total de las exportaciones de wolframio. Es el momento en que el desembarco de Normandía da inicio a la irreversible derrota nazi.
Salazar tiene la suficiente inteligencia como para no tener que abandonar la alianza inglesa y el futuro demostrará que su apuesta por la España de Franco fue una estrategia acertada en la superación del contencioso histórico de la Península. Su firmeza neutralista en la II Guerra Mundial no sólo salvó a Portugal de un grave trance, sino que también favoreció los intereses de los aliados y reportó grandes beneficios económicos a Portugal,
con
lo
cual
la
balanza
económica,
tradicionalmente deficitaria, alcanzó números positivos, sobre todo por las divisas que entraban en el país. Se desarrolla el capitalismo industrial y todos los indicadores macroeconómicos muestran que la época de la guerra fue próspera para Portugal, ya que se aumentó la producción industrial y el escudo se convirtió en una moneda fuerte. A pesar de los controles británicos sobre el tráfico marítimo, el aumento de precio de los productos coloniales dio un gran impulso a la economía lusa, al 113
tiempo que las relaciones entre colonia y metrópoli experimentaban
un
importante
crecimiento.
Los
problemas para la importación de manufacturas de las colonias, unidos al avance de la industrialización metropolitana, llevaron al gobierno a ir levantando la prohibición de establecimiento de industrias en el imperio. En 1941, los amplios territorios que explotaba la Compañía de Mozambique, pasaron a la administración directa del estado, liquidándose los últimos restos de desnacionalización del ultramar portugués. Al final de la contienda, había varias cosas claras:
•
La economía de las colonias estaba despegando con fuerza
•
La integración económica entre colonias y
metrópoli
experimenta
avances
importantes •
Portugal, reforzado financieramente, se hallaba en buenas condiciones para realizar inversiones en África
114
TEMA XVII: DIFICULTADES Y SUPERVIVENCIA EN EL ORDEN DE LA POSGUERRA (1945-1949)
Después de que se vio clara la victoria aliada, la oposición portuguesa creyó que la dictadura no podría sobrevivir en los nuevos tiempos, mientras que dentro de las propias filas del régimen había actitudes derrotistas y un sector del mismo postulaba la necesidad de una revitalización política. La guerra, que había rendido sustanciosos beneficios al país, tuvo también repercusiones sociales, tales como el desabastecimiento, el mercado negro, el alza de los precios, el desplome de los salarios de los trabajadores. Por tanto, se originan diversas huelgas y movimientos hasta llegar al año 1945. Este conjunto de circunstancias, tanto externas como internas, consiguen que la oposición se una en una plataforma llamada Movimiento de Unidad Nacional Antifascista ( MUNAF), cuyo sector más activo era sin duda el Partido Comunista. Pero también el MUNAF acogía a la vieja oposición republicana y liberal, y a un socialismo de nuevo cuño que quería servir de puente entre comunistas y liberales. La meta de los 115
comunistas era la revolución social a través del levantamiento nacional, cifrando su estrategia en un golpe militar, que ofreciese al presidente Carmona la oportunidad
de
exonerar
a
Salazar
y
forzar
la
democratización del sistema. La oposición se basaba sobre todo en dos sectores: el de los oficiales abiertamente comprometidos, y la jerarquía militar republicano-conservadora, que se movía en el entorno de Carmona y que nunca había sentido simpatías por la dictadura salazarista. Las conexiones entre ambos bandos fueron siempre equívocas y el retraimiento del segundo bando condenó al fracaso cualquier tentativa. Hasta mediados de 1944, las posibilidades de un golpe militar con la cobertura de los aliados planeaba como una sombra amenazadora, pero el verdadero propósito de los ingleses era el forzar una colaboración internacional de Lisboa, de modo que la cesión de las bases y el embargo de las exportaciones de wolframio, garantizaron el futuro entendimiento entre las dos potencias. En septiembre de 1944 Salazar remodeló el gobierno reforzando las posiciones de los más reaccionarios, y dio la cartera del ministerio de la Guerra a Santos Costa, que se consagraba como el guardián de la ortodoxia salazarista dentro de las fuerzas armadas. Para garantizar la fidelidad del ejército, introdujo cambios en el comando de 116
las unidades, y hubo malestares que se canalizaron bajo el mando de los oficiales ligados al MUNAF y bajo el mando histórico de Mendes Cabeçadas. La conjura se conectaba con el Presidente Carmona y con un sector de los oficiales monárquicos y en octubre de 1945 estuvo al borde del éxito, aunque se disolvió por la indecisión del jefe del estado y las incompatibilidades internas. Aunque estaba claro que los aliados no iban a crear tensiones con el estado novo, la derrota de los fascismos y las subsiguientes consecuencias mantuvieron la tensión durante algunos años, y para legitimar su régimen, Salazar convocó en noviembre de 1945 unas elecciones teóricamente libres. Previamente se habían hecho algunas reformas aparentemente liberalizadoras: se decretó la amnistía limitada, los delitos políticos pasaron de la jurisdicción civil a la militar, la policía política, o PIDE, adopta la forma de policía judicial ; se amortigua la censura y la Unión Nacional pierde su monopolio representativo, admitiéndose que la oposición concurra a las elecciones con listas propias; se elimina el distrito único y se amplía el número de diputados, al tiempo que aumentan las funciones fiscalizadoras de la Asamblea. Más
o
menos
todas
son
medidas
cosméticas,
simplemente, que mantienen intacto el poder político y represivo del régimen.
Los sectores demoliberales se 117
dejaron sugestionar por la idea electoral y pusieron en marcha un Movimiento de Unidad Democrática (MUD), al que los comunistas no les quedó más remedio que unirse: El MUD Se lanzó a una campaña de denuncias y reivindicaciones
democráticas,
contando
con
gran
adhesión popular, sobre todo entre los intelectuales. El régimen
se
asustó
y
reaccionó
interponiendo
restricciones materiales y legales al desarrollo de la campaña electoral, con lo cual la oposición política acabó por retraerse a dos días de la celebración de los comicios; y decidieron volver a la vía de la conspiración. Se crearon complicidades entre los oficiales del MUNAF y cómplices del interior del régimen, donde la figura de Carmona seguía siendo la llave de la estrategia política. En 1946 tiene
lugar
la
revuelta
de
Mealhada,
que
fue
desarticulada por completo, antes de que pudiera concretarse, el 10 de abril del año siguiente la conocida como Abrilada. La campaña electoral coloca a Salazar en la idea de que entre la oposición y el régimen no podía haber puentes. El fracaso de la abrilada de 1947 puso fin durante un tiempo a cualquier tipo de oposición. El salazarismo se recompuso y en el cambio de gobierno que tuvo lugar en el 47 Salazar combinó las tendencias aperturitas y conservadoras, lideradas respectivamente por Marcelo Caetano y Santos Costa. Con el inicio de la 118
Guerra Fría se apuntala definitivamente el régimen de Salazar, puesto que Portugal podía ofrecer a las potencias occidentales dos instrumentos básicos de defensa ante el peligro
rojo:
un
sólido
posicionamiento
político
anticomunista y una enorme plataforma territorial, peninsular e insular, como medio de defensa del Atlántico Norte. El régimen de Salazar era bastante más moderado que el de Franco y su actitud ante los aliados durante la II Guerra Mundial también había sido distinta; por lo cual había países que no encontraban obstáculo en asociar a Portugal al llamado mundo libre. La resistencia provenía, paradójicamente,
del
propio
Salazar,
que
ponía
condiciones inaceptables a la participación portuguesa en la OTAN, aunque el ingreso acaba realizándose. Dado que tanto en el exterior como en el interior goza de buena salud, el régimen no duda en volver a su contundencia habitual, y se endurece la legislación sindical, se ilegaliza el MUD, y se envía a prisión a varios dirigentes comunistas, como Álvaro Cunhal. En las elecciones de febrero de 1949 la oposición se unió en apoyo del candidato republicano Norton de Matos, pero también se retrajeron días antes de los comicios.
119
TEMA XVIII. ESTABILIDAD Y ANQUILOSIS DEL RÉGIMEN
Entre los años 1950-58 el régimen consiguió mantener la contestación política en el 120
mínimo nivel, pero cuando parecía que los enemigos habían sido derrotados, estallaron
en el seno del
salazarismo unas profundas divergencias. Coincidieron la progresiva
mejora
del
nivel
de
vida
con
la
desmovilización sindical de la posguerra, a la par que en la oposición se dividen los comunistas y los liberalessocialistas. Así pues, con la oposición desorientada y fragmentada, se inicia una larga travesía del desierto y ningún
sector
ideológico
consigue
una
verdadera
influencia social. El grupo más importante en la oposición moderada fue el Directorio Democrático y Social (DDS), encabezado por Antonio Sergio, Azevedo Gomes y Jaime Cortesao, que tenían su origen en la llamada Comisión de los 24, por ser éste el número de firmantes de un documento favorable al proyecto de la OTAN. Los comunistas intentaron lanzar el Movimiento Nacional Democrático (MND), bajo la dirección de Rui Luís Gomes, aunque con escasos apoyos. Parecía, por tanto, que ante una oposición tan débil, el Estado Novo no tendría grandes problemas para afianzarse, pero sucedió todo lo contrario. Los intereses del 28 de mayo serían el problema principal, y la división del régimen era de tal magnitud, que hasta Franco Nogueira, uno de sus principales
apologistas,
identificó
cuatro
grupos
divergentes: 121
1) Los inmovilistas, que no deseaban cambios 2) Los monárquicos, que querían la restauración del trono, sobre todo después de la muerte de Carmona en 1951 3) Las fuerzas armadas, dirigidas por Santos Costa, que deseaban mayor protagonismo dentro del régimen. 4) El sector civilista, encabezado por Marcelo Caetano, que deseaba la supremacía civil y modernizar el régimen.
Las confrontaciones eran sobre todo por la apertura política y por el problema de las colonias, y surgen dos bandos: el reformista de Caetano, y el ortodoxo de Figueiredo. Salazar se inclina más por el segundo. Las primeras divergencias se produjeron en 1947, cuando el presidente de la República, Carmona, incentivó una conspiración militar para sacar del poder a Salazar; y el malestar no cesó con la detención de los conspiradores, sino que se recrudeció al saber que había muerto en 122
prisión el general Marqués de Godinho, uno de los líderes de la revuelta aquejado de una dolencia cardiaca. Su familia denunció el caso al ministro de Defensa, Santos Costa, como homicidio voluntario y en respuesta se detuvo a la viuda, al hijo y al abogado Adriano Moreira, que además era amigo de Marcelo Caetano. La opinión pública culpó a Costa, aunque no había ordenado personalmente
los
encarcelamientos,
y
se
intentó
desplazarle de su puesto, sobre todo por parte del reformista Caetano. Se ataca también al ministro Pires Lima, que es salazarista a ultranza, criticando en prensa el modo de acceso de los profesores universitarios, y de esta crítica no se salva ni Salazar. Caetano debe abandonar la Jefatura de la Unión Nacional para presidir la Cámara Corporativa, un organismo sin funciones ejecutivas, que solo asesoraba al gobierno y a la Asamblea Nacional. Se trataba de que siguiera en el régimen, pero sin capacidad de decisión. Pero los problemas de más calado surgen en 1949, cuando se ha de elegir de nuevo Presidente de la República. Se baraja la posibilidad de elegir de nuevo a Carmona, que tiene ya 79 años, y sus capacidades físicas y mentales bastante mermadas, o designar a Salazar. Se plantea a éste que ocupe la jefatura de estado, con Caetano como presidente del consejo, pero Salazar no desea dejar el 123
poder efectivo para pasar a ser una figura decorativa; así que se reelige a Carmona. Dos años más tarde, éste muere, con lo cual la crisis sigue abierta. Se aconseja a Salazar plantear una ley de sucesión política similar a la de Franco en España, restableciendo formalmente la monarquía. Mario Figueiredo hace aprobar una enmienda que estipula que a los seis días de permanecer vacante la jefatura del estado, la Asamblea Nacional debía reunirse para deliberar y entretanto el presidente del consejo acumularía las funciones de presidente de la República también. Viendo las cosas de manera clara, y tal y como se planteó la enmienda, la elección podría retrasarse indefinidamente. Caetano aprovecha para estrechar lazos con los reformistas del ejército y ante el miedo a una revuelta, Salazar desautoriza a Figueiredo, porque teme que el ejército le prive de apoyos. Busca a un general en activo como presidente de la república, y la elección recae en Francisco Higinio Craveiro Lopes, que aunque había sido colaborador de la dictadura, tenía ideas propias y alto concepto del cargo, lo cual a la larga le crearía problemas con Salazar.
Poco después se celebra en Coimbra una reunión del congreso de Unión Democrática y el 124
presidente del partido, Cancela de Abreu, junto con otros ultras, como Figueiredo, pretenden que se apruebe la restauración monárquica, siendo Caetano el encargado de deshacer la maniobra. Esto le valió la enemistad del sector ultra, pero le acercó al nuevo presidente, Higinio Craveiro Lopes, con quien la amistad amenazaría la pervivencia
de
Salazar.
En
1955
se
hace
una
remodelación ministerial, y Salazar le da el cargo a Caetano de Ministro de la Presidencia, para tenerle mejor controlado. Otra fuente de problemas era la revisión del texto constitucional de 1951, y al final se acabó con la dualidad entre metrópoli y territorios ultramarinos, consagrando el integracionismo colonial como la doctrina oficial del régimen. El lema era PORTUGAL UNO E INDIVISIBLE DEL MIÑO A TIMOR. Sin embargo, había unos cuantos sectores que no estaban de acuerdo con semejante centralismo.
En el exterior, a pesar de todos los problemas, Portugal daba sensación de estabilidad, sobre todo por su diplomacia durante la guerra fría y la ideología anticomunista del régimen. En febrero de 1952 se firmó en Lisboa una reunión del consejo del Atlántico Norte y en diciembre de 1955 Portugal entra en la OTAN. 125
El Estado Novo está alineado formalmente con las potencias occidentales, y para rematar la faena, en febrero de 1957, la reina de Inglaterra visita el país. Las fuerzas armadas cambian su mentalidad con la entrada en la OTAN, y nace una generación de oficiales, que aunque ligados a Santos Costa, pronto acabarían chocando con el régimen. En agosto de 1956 el ejército impulsa la promulgación de la ley de Bases para la Organización de la Nación en Guerra, debido a la cual se unifican los ejércitos de la metrópoli y de las colonias y se crea el Consejo Superior Militar, estableciendo la figura de Jefe del Estado Mayor y General de las Fuerzas Armadas. Pero la naturaleza coercitiva del Estado Novo no cambió, auque se modificó el modelo de represión para que fuera menos visible desde el exterior. La violencia, antes de la II GM había sido abierta, y ahora se hizo preventiva, a través de las llamadas medidas de seguridad, que antes estaban contempladas en los delitos comunes, y ahora pasaban a aplicarse a los crímenes contra la seguridad del estado. Se permitía deportar, exiliar y suspender de derechos políticos al reo, encarcelar a un sospechoso para interrogarlo hasta 360 sin control judicial, y si este reo era considerado peligroso, se podía detener desde seis meses hasta tres años, prorrogables por períodos de otros tres años. Se 126
trataba de que los posibles
delincuentes políticos
estuviesen incapacitados ya para actuar. La oposición se dejó llevar, y salvo en los períodos electorales, no había protestas ni manifestaciones. Poco a poco la represión se fue haciendo más selectiva y quizá algo más blanda. La graduación en las represiones aún dividió más el antisalazarismo, ya que los comunistas vieron decaer su influencia social y sólo deseaban, a cualquier precio, su legalización. Sin embargo, la represión de sus actividades fue enorme y nunca llegó a tener ni un carácter medianamente legal, sino que la mayoría de sus dirigentes fueron detenidos, y pensaban ingenuamente que la dimisión de Salazar o de Santos Costa solucionaría su problema. La debilidad y división de la oposición fue especialmente
importante
en
las
elecciones
presidenciales de 1951, al no alcanzarse ningún acuerdo entre la facción social liberal y la comunista para designar un candidato común. Los primeros presentaban al contraalmirante Quintao Meireles y los segundos escogieron al máximo dirigente del MND, el profesor Rui Luís Gomes, que fue declarado no apto por el consejo, por ser comunista. Meireles tampoco fue aceptado porque se le achacaba el haber sido ministro de AA EE en la
primera
etapa
de
la
dictadura.
Los
comicios
demostraron de nuevo que la libertad de sufragio no 127
existía y que la participación beneficiaba exclusivamente al régimen, por lo cual en las elecciones a la Asamblea Nacional de 1953 la oposición renuncia a presentarse.
Un problema para el salazarismo era el ejército, ya que a finales de 1951 hubo una tentativa de un golpe de estado, el llamado de la calle de la Asunción, y entre los implicados estaban el general Sousa Maia y el capitán Enrique Galvao, que fueron detenidos por la PIDE. La neutralización del golpe dio un respiro, aunque solo momentáneo, a Salazar, ya que de hecho aumenta la antipatía hacia Santos Costa, y el propio presidente Craveiro tiene problemas con él. Otro factor que haría tambalear el sistema era el problema de la India portuguesa. La Unión India, después de su independencia de Gran Bretaña, y la recuperación de los territorios ocupados por Francia, pasó a reclamar los territorios portugueses, alegando razones históricas, culturales y religiosas, pero la dictadura se niega, porque esto puede ser un precedente para los territorios africanos. En julio de 1954 la India ocupa las dependencias cercanas de Damao y Portugal denuncia el caso ante la ONU y en el Tribunal de La Haya, pero el clima anticolonial era demasiado importante ya en todo el mundo, y cuando los 128
nacionalistas indios, desarmados, cruzan la frontera y ocupan el fuerte de Tiracol, de donde son violentamente desalojados por las fuerzas armadas, el secretario general de la ONU envía una carta al gobierno portugués preguntando si administraba territorios no autónomos. Lisboa responde que no tenía colonias, ya que todos sus territorios eran parte integrante de la nación. Portugal y la ONU se embarcan en progresivas luchas y fricciones. Todas las provincias dependían de Lisboa a través del Ministerio de las Colonias, mediante un gobernador general, que dirigía a los gobernadores provinciales. La mano de obra indígena era reclutada para trabajar en los servicios públicos, y aunque Portugal había abolido la esclavitud, en sus colonias seguía existiendo el trabajo forzoso. El sistema de contrato obligaba a los africanos a trabajar para los patronos blancos a bajo precio y en malas condiciones, y la base legal era el Código del Trabajo de los Indígenas, que databa de 1928. El obispo de Beira denunció la brutalidad a la que eran sometidos los nativos, y el propio inspector general de las colonias emitió un informe negativo de la ley aplicada en el trabajo indígena. La dictadura, de cara al exterior, creó el mito de la igualdad entre los europeos y africanos dentro del territorio portugués. El lema PORTUGAL, PAÍS PLURICONTINENTAL Y MULTIRRACIAL es producto de esa 129
época. En 1951 se modifica la constitución y las palabras colonia e imperio desaparecen, siendo sustituidas por provincias ultramarinas y ultramar. Se suaviza también la legislación colonial. Pero la masacre de Batepá, en Santo Tomé, desmiente todo esto, y el gobernador Carlos Sousa Gorgulho es llamado a Lisboa aunque se le exime de responsabilidades. Pero la respuesta rebelde que habían tenido los nativos de San Bartolomé responde a un cambio en la mentalidad, y se extiende a otras colonias, aunque Portugal cierre los ojos al fenómeno. Se crean partidos independentistas en Angola, Guinea Bissau, Cabo Verde o Mozambique. El régimen aún disfrutó de un período de estabilidad interna, aunque ya se está incubando el cambio.
El primer plan de fomento para incentivar
la
inversión
pública
y
mejorar
las
infraestructuras y transportes se expande también a las colonias, aunque la dependencia externa se incrementa con el segundo plan de fomento, que acelera la entrada de capital extranjero, coincidiendo con la entrada de Portugal en la EFTA, debido sobre todo a tres motivos:
130
1. los términos de la asociación permitían que Portugal mantuviese un esquema de preferencia
en
el
comercio
de
la
metrópoli y las colonias 2. Portugal no deseaba entrar en la CEE porque
pensaba
que
el
desmantelamiento de los aranceles le perjudicaría 3. La CEE tenía, además de objetivos económicos,
otros
políticos
que
apuntaban a la democracia, lo cual era demasiado arriesgado para la dictadura.
Después del ingreso en la EFTA sigue la adhesión a los principales organismo de liberalización del comercio internacional, y se acaba la autarquía que habían soñado para Portugal. Se hace el tercer plan de Fomento bajo la dirección de Marcelo Caetano.
131
TEMA XIX. EL DETONANTE COLONIAL: DESAFÍOS Y RESISTENCIAS (1958-1968)
132
En 1958 tenía que haber nuevas elecciones presidenciales, y Salazar no deseaba la reelección de Craveiro Lopes, debido a las diferencias que mantenía con Santos Costa, pero ni los salazaristas entendían porque no seguir la tradición y reelegir al presidente, igual que había sucedido con Carmona. Pero aunque se cuestionó la decisión de Salazar, éste propuso a Américo Thomaz. Esta división de opiniones coincidió con la fragmentación de la oposición,
en
cuyo
seno
se
perfilaban dos candidatos: el radical abogado Arlindo Vicente, por el PCP y en el sector moderado los partidarios de Humberto Delgado, militar en activo, y sobre el que algunos sectores tenían bastantes recelos. Pero el verbo fácil y la osadía de Humberto Delgado para enfrentarse al régimen, acabó por seducir a la mayoría, incluso entre las filas de la dictadura. Las elecciones se celebraron el 8 de junio y venció el candidato oficial, como era de esperar, aunque el efecto de Delgado sacudió las bases de la dictadura, y un sector de ésta, al año siguiente promueve la Revisión Constitucional de 1959, lo que Salazar llama golpe de estado constitucional, mediante el cual la elección del Presidente de la República
pasa a ser 133
competencia de un colegio restringido a partidarios del régimen. En las posteriores presidenciales, sólo hubo un candidato:
el
oficial
Américo
Thomaz.
Aunque
la
oposición había preparado un golpe para antes de las elecciones, acaban abandonando la idea, aplazándolo para después del escrutinio. El fraude electoral causó una profunda impresión en los militares, que no podían entender el trato que se le daba a uno de ellos. Delgado perdió su cargo de director general de la Aviación Civil y fue expulsado de las Fuerzas Armadas y obligado a exiliarse. Dos miembros del gobierno, el subsecretario del ejército, Almeida Fernándes, y el de Aviación, Kaulza de Arriaga, enviaron una carta al ministro de Defensa solicitando urgentes reformas. La primera medida que toma Salazar es deshacerse de Santos Costa y de Marcelo Caetano; y se nombra nuevo ministro de Defensa en la persona de Botelho Moniz, que se orienta a cumplir los compromisos derivados de la integración de Portugal en la OTAN. Se mejora profesionalmente el ejército, se adaptan a las nuevas tecnologías y se intercambian cursos con los ejércitos aliados. Mejora la capacidad operativa y se reforma la enseñanza militar para promover el acceso a la Academia a personas de menos recursos económicos, a la par que se mejoran los conocimientos impartidos, a fin de elevar el prestigio de 134
la institución. El estado costea la educación de los cadetes, y se desmantelan las redes de vigilancia política que había creado Santos Costa. Estas medidas abarcan a los tres ramos de las fuerzas armadas. Se refuerza la capacidad
operativa,
creando
dos
centros:
el
de
Instrucción de Operaciones Especiales y la Instrucción de Comandos en Lamego, donde se adiestraba a los comandos en la guerra de guerrillas. Se intensifica la instrucción de compañías de cazadores especiales, que tendrían mucha importancia en la revuelta de Angola; y se envían oficiales a Francia y USA para aprender técnicas
subversivas.
Kaulza
organiza
las
tropas
paracaidistas y se reestructura también la Marina de Guerra. Se asientan las bases de los cuerpos de voluntarios, que colaboraban como tropas auxiliares en el mantenimiento
en
las
colonias
de
la
soberanía
portuguesa. Aparte se crea una política de compra de armamento, y desde 1959, los Estados Unidos dejan de ser los principales suministradores, ya que tanto este país como Gran Bretaña estaban comprometidos en el proceso descolonizador, con lo cual es necesario cambiar de
proveedores.
Se
establece
una
cooperación
permanente con Pretoria y se inician negociaciones con la RFA y con Francia. La reforma militar exigía aumentar los recursos materiales pero también humanos, y ahí fue 135
donde radicó el primer enfrentamiento entre la cúpula militar y el ejecutivo. El otro punto de fricción era buscar una solución política al problema colonial de Angola, que llevó a los militares a realizar un golpe de estado conocido como Abrilada. Había cuatro tendencias entre los militares
1. tendencia reformista, dirigida por el equipo de Botelho Moniz Costa Gomes, que pretendían una salida política a la cuestión africana 2. tendencia salazarista heterodoxa, dirigida por Kaulza de Arriaga, que creían que las provincias ultramarinas eran parte de Portugal, aunque se pedían reformas en su administración. 3. tendencia salazarista ortodoxa, que no quería ningún cambio, liderada por Costa Santos y el general Gomes de Araujo; y que chocaban frontalmente con los reformistas 4. tendencia oposicionista, liderada por el general Humberto Delgado, que pretendían derribar el régimen, democratizar el país y a medio plazo conceder la independencia a las colonias.
136
Los Kaulcistas se aliaron con el grupo de Gomes Araujo. Pero el peligro estaba en el sector de Delgado, que aglutinaba a los descontentos desde la remodelación del 58, y estaba formado por capitanes, cuyo principal responsable era Joao Varela Gomes, que montó una red en la que participaban unidades de todo el país, especialmente de la 3º Región Militar, y que contaba con el apoyo de la Fuerza Aérea y de la Guardia Nacional Republicana.
El
núcleo
son
aquellos
capitanes
destacados en Goa que después de las presidenciales de 1958 acuerdan destituir a Salazar, y el plan inicial tiene la aquiescencia del propio Craveiro Lopes. Se pretendía que éste, en lugar de entregar el poder a Thomaz, se instalaría con una escolta de su plena confianza en la Escuela de Caballería de Santarem, y desde allí firmaría la destitución de Salazar. El coronel de esa unidad, Serpa Soares, estaba de acuerdo, pero a última hora Craveiro mandó un comunicado por medio de su hijo, renunciando a la conspiración.
La remodelación ministerial del 58 había calmado a algunos sectores, pero los partidarios de Delgado continuaron con la idea del golpe de estado y la degradación del propio Delgado les 137
reafirmó en su decisión. Se conoce con el nombre de Revuelta de la Catedral, porque muchas de las reuniones se celebraban en la catedral de Lisboa. Había dos ramas: una militar, dirigida por el mayor Augusto Pastor Fernández, y otra civil, encabezada por Varela Gomes y Vasco Gonçalvez, ambos próximos al PCP, aunque éstos últimos acabaron renunciando al golpe. El plan era controlar Lisboa y ocupar el gobierno militar, desde donde Delgado se dirigiría a las Fuerzas Armadas; pero el golpe falla por falta de precisión y se temió que la dictadura estuviese sobre aviso, con lo cual los oficiales dieron marcha atrás, aunque hubo 22 civiles y 9 militares detenidos. Los reformistas siguieron intentando derrocar a Salazar, en este caso mediante el golpe conocido como Abrilada. Botelho, apoyado por Craveiro Lopes querían dar una salida al problema colonial y actualizar el régimen mediante una apertura controlada. Este proyecto tenía el apoyo de Estados Unidos y se pretendía sustituir al presidente del consejo por Caetano, y al jefe del estado por Craveiro Lopes. Se empieza a fraguar hacia 1961. Ya en ese año todos los jefes militares envían una carta a Salazar quejándose de algunos abusos de los poderosos, advirtiéndole que de no cambiar la situación, podrían ocurrir hechos muy graves. Pero al dictadura no pretendía hacer ningún tipo de cambio, con lo cual los responsables 138
de los tres ejércitos y de las fuerzas policiales se plantearon sustituir la cúpula de poder, aunque el sector liderado por el coronel Kaulza de Arriaga ofrece su apoyo al presidente de la república para neutralizar la conspiración, y también apoya al gobierno el almirante Fernando Quintanilla Dias. El día 13 de abril de 1961 los reformistas pretendían hacer un golpe palaciego en el Ministerio de Defensa Nacional para destituir a Thomaz y a Salazar, pero la facción contraria aconsejó al presidente de la república que antes publicase en el Diario de Gobierno la dimisión de los implicados en el golpe, y horas antes de la reunión la Emisora Nacional anuncia las citadas dimisiones, alegando una reforma ministerial para acabar con el terrorismo en Angola, con lo cual muchos de los que debían de ir a la reunión programada, ya no pudieron hacerlo, y el plan no salió adelante. Los partidarios de Delgado, tras el fracaso, crean una organización clandestina llamada Comisión de Unidad Militar, aunque había un problema de coordinación entre la oposición y los que estaban exiliados. Jaime Serra, el que dirigía las operaciones, consiguió estructurar un proyecto similar al de 1959, y el golpe en Portugal debía coordinarse con una operación en Marruecos, organizada por Galvao, en la que se apoderarían de un avión portugués que cubría la ruta Casablanca-Lisboa, y una 139
vez sobre la capital, lanzarían octavillas anunciando el golpe. Serra tuvo que comunicarles la imposibilidad de realizar la acción para hacerla coincidir con las elecciones legislativas de noviembre de 1961, pero a pesar de todo se siguió adelante con el proyecto, pero éste no les reportó el éxito esperado. La comunidad exiliada en Brasil convocó una rueda de prensa manifestando que el fin del régimen estaba próximo y el propio Delgado lanzó desde Casablanca un llamamiento a las Fuerzas Armadas para que se sublevasen. La dictadura no necesitaba ya más motivos para alertarse. Serra no contó con el apoyo de Varela Gomes, que al final se desmarcó por no estar de acuerdo
con
la
estrategia,
y
solo
cuando
los
revolucionarios lograron contactar con un grupo de oficiales antisalazaristas, se avino a liderar el golpe, que estaba previsto para el 31 de diciembre de 1961, pero que al final se abortó. El propio Varela Gomes resultó herido de gravedad y los revolucionarios tuvieron que abandonar el proyecto, que se saldó con 78 detenidos y tres muertos. El general Delgado, que había vuelto al país, tuvo que volver a huir. En julio de 1962 se prepara la ocupación de la isla de San Miguel, en las Azores, pero algunos de los militares que iban a intervenir, son identificados y enviados a Angola, donde intentan otra operación contra el régimen. El fracaso de la Abrilada 140
impide la descolonización pacífica, pero permite a Salazar acabar momentáneamente con la división militar. El Estado Novo se empeña en la defensa de la unidad de la patria. Pero ya en 1960 la ONU pide a Portugal que abandone la fortaleza de San Joao Baptista de Ajuda, y como Lisboa no contesta, esta fortaleza es ocupada por Porto Novo. Lo mismo sucede en el estado portugués de la India, cuando Nerhu, tras múltiples gestiones, decide la ocupación de Goa mediante la fuerza militar. A partir de 1960 proliferan los problemas internacionales, pues muchos estados africanos y asiáticos entran en la ONU, que se convierte en portavoz de las exigencias de los países del Tercer Mundo. La mayoría de los estados apoyan estas pretensiones, y solo Brasil, Bélgica, Sudáfrica y España votan en contra. El aislamiento luso va creciendo y Portugal se ve obligado a retirar su candidatura del Consejo de Seguridad. La soledad se hace patente cuando en 1961 Galvao y sus hombres secuestran el trasatlántico Santa María y Washintong y Brasilia les conceden el estatuto de refugiados. En la sublevación de Angola de 1961 los Estados Unidos votan en contra de Portugal, mientras Francia y Gran Bretaña se abstienen. La guerra no se inicia hasta febrero de 1961, cuando en Luanda se plantea la necesidad de poner coto al colonialismo. Desde Leopoldville se mueven todos los 141
hilos, ya que allí estaba exilado Holden Roberto, que deseaba iniciar la guerra con una insurrección de grandes proporciones; pero los conspiradores de Luanda no detienen
la
operación,
sino
que
la
aceleran,
aprovechando la atención mediática con el secuestro del trasatlántico Santa María. El núcleo principal de los nacionalistas forma parte de la UPA. La insurrección empieza la noche del 4 de febrero y el balance oficial de victimas es de 40 asaltantes y 7 policías. El día de los funerales de los blancos, se desencadena una represión por las fuerzas armadas que dura casi un mes. En marzo se reúne el consejo de seguridad de la ONU, y la UPA aprovecha la ocasión para granjearse las simpatías mundiales, provocando nuevas rebeliones, donde los trabajadores negros destruyen todo lo que encuentran a su paso, atacando a europeos y mulatos. Surge también el enfrentamiento entre tribus, que la UPA no había calculado, con lo cual sus iniciales pretensiones de llamar la atención se truncan, ya que a la barbarie de las tribus, los portugueses contestan con más represión y entran en la capital de los rebeldes, dando por terminada la guerra, en el momento en que no había hecho más que empezar.
142
Los años siguientes están marcados
por
la
obstinación
de
Salazar
de
la
permanencia en África. Las duras condiciones de vida de los indígenas salen a la luz, pues para impedir subversiones se hace gala de una gran injusticia. Hay, por otra parte, un sector reformista, al frente del cual se encuentra el profesor Adriano Moreira, ministro de Ultramar en 1961, y que intenta promover una descentralización administrativa y económica, a la vez que desea erradicar los aspectos más salvajes de la dominación colonial. Se revoca el Régimen de Trabajo Obligatorio del Algodón y se deroga el Estatuto de Indígenas. Sobre el papel, todos los habitantes de los territorios portugueses pasaban a ser iguales ante la ley. Se promulga el Código del Trabajo Rural para acabar con los trabajos forzados y lograr mayor igualdad de salarios y se decreta la libre circulación de todos los ciudadanos portugueses, pero en la práctica la mayoría de los negros carecían de documento de identidad, que era necesario para desplazarse. Se crea la Ley del Régimen de Tierras y se modifica la enseñanza en Ultramar, creando las universidades de Angola y Mozambique. Esta política fue apoyada
por
el
gobernador
de
Angola
Venancio
Deslandes, y por los propios colonos. Pero en 1962 se provoca una crisis entre el gobernador y el ministro de 143
Ultramar, porque el primero elabora un plan de desarrollo de la colonia que necesita de fuertes inversiones, que no entran en los presupuestos elaborados en Lisboa. Deslandes autoriza la creación de un programa de estudios universitarios que desautoriza al gobierno central, y aunque Salazar apoya a Moreira, también actúa con prudencia, por la popularidad del gobernador. Moreira convoca al gobernador a Lisboa y éste se niega, aunque acaba acudiendo en septiembre de 1962, y se aprovecha para destituirle. A la sombra de Deslandes, se venía fraguando el descontento en Luanda, y surge una nueva conspiración militar, la cual conoce Salazar, y sabía también que Craveiro Lópes estaba en medio. La CIA coincidía en estas informaciones. Los Estados Unidos apoyaban en este momento a Craveiro Lopes y a Botelho Moniz, porque en una doble maniobra pretendían desbloquear la política colonial portuguesa y buscar para Angola y Mozambique una independencia con regímenes moderados, liderados por Holden Roberto y Eduardo Mondlane, apoyados por la administración Kennedy. Salazar en contrapartida, intenta bloquear la renovación del acuerdo de las bases de Azores usadas por Estados Unidos. Este enclave era vital para Estados Unidos, que en consecuencia suaviza su actitud, a lo cual se suma la simpatía que despertaba Portugal en los sectores 144
republicanos por su acendrado odio al comunismo. En el año 1963 el consejo de seguridad de la ONU aprueba una nueva resolución contra Portugal, acusándole de poner en peligro la paz en África, y se le conmina a retirar sus ejércitos y reconocer el derecho de autodeterminación e independencia. Ningún aliado con derecho a veto ejerció su poder, y Salazar llega a plantearse celebrar un referéndum en alguna de las colonias, a la manera de De Gaulle. Pero no se llega a celebrar, y lo único que se ve son manifestaciones en masa en la metrópoli y en las colonias, apoyando al régimen. Usa envía a un emisario con propuestas a medio camino entre la independencia y el intregracionismo, y al principio el ministro de Exteriores, Franco Nogueira, acepta la hipótesis de reconocer el derecho de autodeterminación, aunque sin poner fecha para ello. Salazar se opone y Estados Unidos le advierte de que con esa cerrazón, el régimen tendrá problemas. Tras la muerte de Kennedy, la cuestión queda en suspenso, y la nueva administración de Johnnson deja de presionar a Lisboa. Pero la diplomacia lusa tiene que hacer frente a nuevos problemas, como los de las decisiones de la OUA y la cuestión de Rhodesia. La OUA había decretado la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con Portugal, y la prohibición de conexiones marítimas o aéreas, y los países africanos obedecen. En 145
respuesta, Portugal interfiere en las comunicaciones entre Zaire y Zambia, y de Angola con Mozambique y se adentra en algunos países con fuerzas militares, con la excusa de perseguir a la guerrilla independentista. LA ONU censura a Portugal y se le condena de desestabilizar a Zaire, al tiempo que es denunciado por Senegal, Zambia y Tanzania. Otro foco de tensión es el apoyo de Salazar a la secesión blanca de Rhodesia, ya que sus colonos proclaman unilateralmente la independencia, aunque son condenados por la ONU. Pero ni Pretoria ni Lisboa respetan la decisión del consejo de seguridad y se impone un bloqueo, aunque poco efectivo. Aún sin querer imitar del todo el régimen racista de Rhodesia o Sudáfrica, la verdad es que Portugal se alinea con estos estados. Con todo esto la política reformista de Adriano Moreira va perdiendo fuerza y se muestran contrarios a sus proyectos. Se decide convocar un plenario del Consejo Ultramarino, donde entrar los gobernadores y ministros de las colonias. El gobernador de Mozambique, Sarmento Rodríguez, dice que deberían transferirse las competencias del ministerio de Ultramar a las colonias y Moreira
le
apoya.
Caetano
envía
un
informe
recomendando que Portugal se convierta en tres estados federados: Portugal, Angola y Mozambique, mientras que los restantes territorios tendrán un estatuto propio, con 146
su gobierno, asamblea nacional y tribunales. Salazar hace retirar el texto de la circulación, y también la tesis de Moreira y Sarmiento es rechazada. La fecha del texto de Caetano, de 2 de febrero de 1962, indica que fue redactado con la otra finalidad, quizá conspiratoria, porque en ese momento no se había reunido el consejo. Había un libro, escrito por Homem Mello y con prólogo de Craveiro Lopes, que defendía exactamente las mismas tesis. Moreira sale del gobierno en 1962, y se paralizan por completo las reformas. La intransigencia de la metrópoli alienta a los extremistas nacionalistas, y las hostilidades de Angola se contagian a Guinea Bissau y Mozambique. En ambos bandos se usan sobre todo armas ligeras y se refuerza la guerrilla en las colonias. Agostinho Neto
reorganiza el MPLA y se constituye el Frente
Nacional de Liberación de Mozambique (FRELIMO). La situación se va tornando desfavorable para Portugal y en lugares como Guinea Bissau el PAIGC de Amilcar Cabral se vuelve poderoso; y en Mozambique el FRELIMO también progresa. La contraofensiva portuguesa tiene bastante éxito en Angola, con el nombramiento de Costa Gomes como comandante militar, y en Guinea Bissau, con Spínola al frente. El régimen intenta mantener la cohesión nacional mediante manifestaciones en masa, como garantía de fidelidad a la política de los 147
gobernantes,
y
también
mediante
cruentas
persecuciones a los opositores de la dictadura. En ultramar se aplica la legislación militar en los delitos de orden público y contra la seguridad. El régimen recelaba de los intelectuales negros, y cuando en 1965 se concede en Lisboa un premio por parte de la Sociedad Portuguesa de Escritores a José Luandiano Vieira, militante del MPLA y preso en el campo de concentración de Tarrafal, la PIDE detiene al jurado y el gobierno decreta el cierre de la entidad. Muchos intelectuales mozambiqueños fueron encarcelados. La oposición portuguesa sigue trabajando en la sombra, con Delgado a la cabeza, y por eso Salazar le manda asesinar en Badajoz en 1965, por agentes de la PIDE. Su muerte hace cambiar la táctica de la oposición; y nace una oposición más radical, frente a otra con mayor moderación, que no es partidaria de la fuerza para hacer caer a la dictadura. Hay muchos católicos que se pasan a la oposición, liderados por el obispo de Oporto, Ferreira Gomes, que manda una durísima carta a Salazar, cuestionando la legalidad de la dictadura. El gesto le vale el exilio, aunque al año siguiente 45 católicos vuelven a enviar otra carta a Salazar condenando la crueldad de la PIDE, a causa de lo cual son encarcelados. También los estudiantes empiezan a protestar. Pero la oposición no acaba de presentar una seria alternativa al gobierno, 148
sobre todo en lo que al tema colonial se refiere. Salazar vive estos últimos años cada vez más aislado y centra toda su atención en las cuestiones coloniales, mientras la política interna le interesa cada vez menos, y deja mayor libertad a los ministros, con la consiguiente falta de coordinación, porque se presta poca atención a los consejos de ministros, y cada uno hace casi lo que quiere. Hay dos incidentes importantes en estos años:
o
En diciembre de 1966 se producen incidentes en Macao, coincidiendo con la Revolución Cultural china,
cuando
los
gobernantes
coloniales
desencadenan una matanza al impedir que los habitantes de Taipa construyesen una escuela. Solo el reconocimiento de la culpa por parte de los portugueses y la concesión del permiso a la escuela, pusieron fin a la protesta. Portugal deja de interferir en la vida de la comunidad china de Macao. o
El asesinato de Delgado sigue siendo un lastre para
la
dictadura.
significativo
el
Pero
escándalo
es
especialmente
sexual
en
que
estuvieron implicados el ministro de economía, Correia de Oliveira, u otras personalidades, 149
acusados de perversión de menores en lo que se conoce como el caso del ballet rose, aunque no fueron juzgados y se inculpó solamente a dos prostitutas. Salazar echó tierra sobre el asunto, y el ministro de justicia dimitió. Pero la prensa internacional se hizo eco del tema, y se acusó a opositores como Mario Soares o Tavares de haber facilitado la información. Soares es deportado.
Salazar aprueba el proyecto de construcción de la presa de Cabora-Bassa en el río Zambeze y se adjudica la obra a un consorcio de empresas alemanas, sudafricanas, francesas, suizas y portuguesas. Hay capital inglés y americano. Después de la aprobación de este proyecto, se remodela el gobierno por última vez, y ya la salud de Salazar está muy deteriorada, hasta el punto de que en 1968 tuvo que ser sustituido por Marcelo Caetano.
La guerra trae profundas repercusiones económicas que obligan a abrir el país a capitales extranjeros, lo cual provoca un acelerado crecimiento económico.
Para
salvar
Ultramar,
se
llevan
más
portugueses a las colonias y se aumenta la industria en 150
detrimento del sector primario. La sociedad cambia, y se produce una despoblación de las zonas rurales, en beneficio de las litorales y de las industrializadas. Aumenta una clase media que no se siente identificada con el régimen, y la mentalidad cambia. El sistema educativo avanza, sobre todo en la universidad, lo cual es otro factor de descontento y desestabilización.
TEMA XX. EL IMPOSIBLE REFORMISMO TARDÍO MARCELO CAETANO ( 1968-1974)
151
Caetano era de una tendencia más modernizadora que la mayoría y por eso su poder se resintió mientras duró la fortaleza de Salazar; e incluso cuando llegó al gobierno,
las
disensiones
eran más que evidentes: enfrentamientos
entre
los
ultras y los liberales, por ejemplo. La guerra había sido contraproducente para algunos
sectores
industriales, y el progresivo aislamiento
internacional,
añadido a los desequilibrios industriales,
trajeron
numerosos
problemas
a
la
economía. Las Fuerzas Armadas estaban cansadas del gran esfuerzo bélico y la Iglesia se había ido alejando paulatinamente del régimen, sobre todo cuando Pablo VI en
su
Encíclica
Populorum
Progressio,
ataca
el
colonialismo de manera evidente. El mundo de la cultura y de las clases medias también se rebelaba. Caetano recibe una complicada herencia:
1. territorio con desequilibrios regionales 152
2. población desinformada de la situación real a causa de la censura 3. elevada emigración 4. problemas
graves
derivados
de
la
persecución política y de la guerra 5. conflictos coloniales generalizados 6. presupuesto del país condicionado por la guerra
Su política despertó recelos entre los sectores duros del salazarismo, sobre todo cuando toma la decisión de acabar con el exilio del socialista Mario Soares y del obispo de Oporto, Monseñor Ferreira Gomes. Apoya a los sindicatos, procurando la negociación entre los obreros y la patronal, y propone la reforma de la temida PIDE, que pasa a llamarse Dirección General de Seguridad, a la par que trata de adecuar la policía a la legislación vigente y la coloca bajo las órdenes directas del ministro de Interior; cuando antes era Salazar el que despachaba directamente con el comisario jefe de la PIDE. Se atenúa la censura de la prensa y aparecen en las librerías muchas obras antes consideradas subversivas. Se exhiben también revistas y películas que antes se tachaban de inmorales. El nuevo primer ministro era muy 153
distinto de Salazar, pues tenía familia, aparecía en público, se conocían sus hábitos y costumbres, además de dirigirse por televisión a la población con cierta frecuencia. Aprovecha las elecciones de 1969 para consultar a la población sobre el problema de la cuestión colonial. Con vistas al acto electoral, reestructura Acción Nacional Popular, con savia joven y personas que estaban, quizá, más cerca de la oposición que del gobierno. Hay un grupo de ANP que se denomina la “tercera fuerza”, distanciado del ejército, pero también de los sectores democráticos. Se modifica la ley electoral, aumentando el número hipotético de votantes, aunque no se permite votar a los analfabetos ni a los emigrantes. Se
consiente
temporalmente
la
existencia
de
organizaciones políticas de la oposición, y la fiscalización de las votaciones. Estas elecciones, desde la perspectiva histórica, fueron un fracaso para Caetano, pues lo único que consiguió fue que la oposición acudiese a las urnas, aunque dividida, a pesar de que el estado novo quedó legitimado por esta circunstancia. En las listas de APN había gente nueva, pero también algunos enemigos de Caetano, que provocarían un viraje hacia la política ultramarina que preconizaba Salazar. La iglesia se manifiesta por primera vez de manera independiente y los sectores monárquicos también se distancian. Aunque 154
la victoria del gobierno fue aplastante, y la oposición no consiguió ningún diputado, aumentó el radicalismo, sobre todo entre los estudiantes, que en abril de 1969 llevan a cabo una huelga en la universidad de Coimbra, que provoca la dimisión del equipo del rectorado y del ministro de Educación. A principios de los años 70 Caetano todavía llevaba la iniciativa política y remodela el gobierno, sobre todo mediante tecnócratas cercanos al Opus Dei, de una forma parecida a lo que se estaba haciendo también en España. Vega Simao es el nuevo ministro de Educación, que reforma la universidad y en cierta medida frena la ola contestaria. Además de luchar con la izquierda, también Caetano se tiene que enfrentar con el ala más ortodoxa de la dictadura, sobre todo debido al problema colonial. Caetano solo justificaba la presencia en África para defender a los portugueses allí instalados
y
hacer
frente
a
los
compromisos
internacionales que el gobierno había contraído, y señaló que la pérdida de las colonias no era equivalente a la pérdida de la nacionalidad. Pero los más conservadores pensaban que Portugal sin sus colonias sería engullido por España. El Presidente del Gobierno presenta un proyecto de remodelación del estado, y aunque Portugal continuaba siendo un país unitario, pasaba a tener regiones autónomas con poderes propios. Esta revisión 155
constitucional no agradó a la derecha ni a la izquierda. En agosto de 1972 la ANP; de la que Caetano era presidente, confirma al almirante Thomaz como presidente de la república por siete años más, cuando ya contaba 77 años y había ostentado el puesto 14 años. Thomaz se rodeaba de los sectores más duros del régimen, y no estaba de acuerdo con la mayoría de las ideas de Caetano. Se incrementan de nuevo los poderes de la policía política, pudiendo permanecer los detenidos hasta seis años sin control judicial. En diciembre de 1973 se denunció la existencia de un golpe capitaneado por elementos africanistas, civiles y militares. En 1973 se celebraron de nuevo elecciones a la Asamblea Legislativa, pero la oposición actuó unida y renunció a participar en el escrutinio, con lo cual solo le quedaba derribar al gobierno mediante la fuerza. La disidencia civil a la que se enfrenta Caetano se centra en dos polos principales: la ASP y el PCP. La ASP se radicalizó y su líder, Mario Soares, se exilió durante la campaña legislativa, aunque pudo volver tres días para el entierro de su padre, en agosto de 1970. En septiembre de 1970 aparecen los primeros textos de la ASP, donde se apuesta por el socialismo que representa la Internacional Socialista, y se constituye el Partido
Socialista
Portugués,
planteando
Soares
la
necesidad de conseguir una unidad táctica con el partido 156
comunista. El mismo PCP se ve también contagiado de una cierta esperanza después del nombramiento de Caetano, y Ramos de Almeida, que pasa a la legalidad, proclamó que por primera vez se abría la posibilidad de una solución pacífica. Se crea la Unión de Estudiantes Comunistas, aunque hay grupos que se escinden, como las Brigadas Revolucionarias, para dirigir la guerrilla urbana. Se crea también a través del PCP la Acción Revolucionaria Armada. Cabe destacar también el grupo maoísta Movimiento Reorganizativo del Partido del Proletariado, y otra rama guevarista. Los militares tienen que enfrentarse al problema de reclutar soldados e incluso oficiales, ante el creciente rechazo que los portugueses sentían ante la guerra.
TEMA XXII. EL GOLPE MILITAR Y LA REVOLUCIÓN POPULAR
La conspiración que daría fin a la dictadura se gestó en el Ejército de Tierra, y la dureza del llamado Movimiento de los Capitanes, irá en función de las hostilidades desarrolladas en cada colonia. El más decidido será el llevado a cabo en Guinea Bissau y 157
el de menor fuerza en Mozambique y Angola, siendo inexistente en zonas como Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe o Timor y Macao. En Lisboa existía un núcleo central que coordinaba todas las acciones de los capitanes. En el seno de los militares había tres sectores a los que disgustaba la política de Caetano:
•
los salazaristas ortodoxos
•
los spinolistas
•
el sector de los capitanes.
Para los más ortodoxos, la política aperturista de Caetano y la moderada autonomía que pretendía dar a África suponían una traición, por lo cual conspiraron para evitarlo. El general Spínola, después de haber sido gobernador en Guinea Bissau y haber intentado derrotar al PAIGC, se convenció de que la guerra no podía ganarse, por lo cual recomendaba pactar con la guerrilla nacionalista, a lo cual Caetano se negaba, porque prefería salir de Guinea mediante una derrota negociada pero con honra. Spínola se pasa entonces al grupo de los conspiradores. El tercer sector eran los subalternos, sobre todo mayores, capitanes y tenientes, 158
que no eran partidarios ni de la extrema derecha ni de las ideas de Spínola, sino que fundan una corriente propia que acaba por ser la que organice el golpe del 25 de Abril. De todos modos las divisiones entre los tres grupos no eran irrebatibles y había personas que compartían puntos de vista de dos o de los tres grupos. El malestar del ejército aflora el 13 de julio de 1973, cuando se publica un decreto que permite a los oficiales de milicias profesionalizarse para suplir la falta de oficiales del ejército, lo cual significaba una afrenta. Pocos días después, 40 mayores redactan una carta colectiva de protesta, a la cual siguen otros documentos redactados por oficiales superiores. El gobierno tiene la idea de eliminar a los oficiales que considera cabecillas, y el 20 de agosto publica un nuevo decreto que modifica el anterior, aunque la cuestión de fondo no se altera. El movimiento pierde fuerza entre los oficiales superiores, pues el segundo decreto les beneficia, pero los capitanes y subalternos siguen en las mismas condiciones, y su ansia de revuelta se intensifica. En Guinea Bissau los capitanes redactan
una carta de protesta a la nueva
legislación militar, y el movimiento se radicaliza porque los firmantes solicitan su dimisión como oficiales del ejército; y era imposible hacer la guerra sin capitanes. Crean los oficiales una comisión coordinadora en Lisboa, 159
que extiende sus tentáculos hasta las colonias. En septiembre de 1973 se celebra una reunión en Évora y se redacta un nuevo documento colectivo contrario a los decretos. En Luanda también se redacta un documento similar, al igual que en Mozambique. El gobierno no sabía como neutralizar estas protestas y amenaza a los oficiales a través de una circular del Gobierno Militar, pero la propia cúpula militar está dividida, y de hecho Costa Gomes critica los decretos, ante lo cual Caetano se plantea remodelar el ministerio para deshacerse de los elementos discordantes. Las nuevas autoridades militares publican decretos que se encaminan a aplacar os ánimos: se aceleran las promociones, se obliga a los milicianos que se quieran pasar a la escala profesional a que completen los cursos de la Academia, y se incrementan los sueldos de las Fuerzas Armadas, especialmente de los capitanes. Todas estas medidas tuvieron repercusiones en el seno de la conspiración,
porque dividieron el
movimiento entre quienes pensaban que ya estaba todo conseguido, y los que creían que se debía seguir hostigando al gobierno. Los ex milicianos tampoco estaban contentos y querían derribar a Caetano del poder, porque entendían que había faltado a sus promesas, y acabaron enfrentándose tanto al gobierno como a los militares que procedían de la Academia 160
militar, a los que se llama ex cadetes. Estos eligen una dirección y se reúnen en Óbidos, donde sellan su colaboración con los paracaidistas. La mayor parte de los militares quiere dar un golpe de estado y entregar el poder a la Junta Militar para que democratice el país, pero los
paracaidistas
pretenden
que
se
planteen
reivindicaciones estrictamente militares. Su feje, el general Kaulza, prepara el golpe e intenta llegar a un acuerdo con el general Spínola. En Óbidos se pretende encontrar a los generales que dirijan el movimiento, y uno de los más votados es Costa Gomes, seguido de Spínola, y en último lugar Kaulza. El acuerdo entre éste y Spínola parece la mejor de las soluciones; y de hecho se propone a Spínola que es necesario desplazar a Caetano del poder. Spínola se distancia un tanto de la idea y señala que hará lo que tenga que hacer, pero solo con su gente. Los representantes de Kaulza se ponen en contacto, ante la negativa, con los representantes de los capitanes, tanto con los ex cadetes como los ex milicianos. Pero los ex cadetes no se fían de Kaulza y denuncian la preparación del golpe, que es neutralizado con el aviso del mayor Fabiao. Los ex milicianos se acercan entonces al general Spínola, porque Costa Gomes siempre se había mostrado más hostil a sus tesis, y le entregan un documento en donde se comprometen a 161
secundar sus posiciones, siempre que se acabe con la injusticia. Es una clara invitación al golpe de estado. Spínola se esfuerza para entenderse con los capitanes. En medio de esta situación se producen los sucesos de Beira; en donde una campesina blanca muere a manos de la guerrilla del FRELIMO, y los colonos atacan a pedradas la residencia de los oficiales, acusándoles de cobardes. La comisión de capitanes de Mozambique exige a la central de Lisboa que denuncie los hechos y se llega a preparar un golpe de estado para tomar el poder en la colonia y hacer caer a Caetano, pero la central lisboeta aborta el proyecto. También en Guinea se desemboca en problemas similares. En este orden de cosas, el general Spínola decide publicar en febrero de 1974 Portugal y el futuro, basada en los informes confidenciales que había enviado a Marcelo Caetano; donde se habla de la descentralización de las colonias y el federalismo, o se explica que la solución militar por sí sola era inviable. Aunque ninguna de estas ideas era nueva, porque incluso Caetano las había defendido, bajo ellas latía el deseo de democratización del país, y la necesidad de ligar la idea de democracia con la cuestión colonial. A pesar de la poca originalidad, el libro de Spínola causó revuelo social y fue el más vendido de la historia editorial de Portugal, siendo traducido a varios idiomas. No era importante lo 162
que se decía, sino quien lo decía. Spínola quería adelantarse al movimiento de los capitanes, pues temía que su plan fuese favorable a la descolonización. Caetano no se pudo oponer a la publicación de la obra, y pidió a Spínola y a su superior Costa Gomes que asumiesen el poder si ese era el deseo de las Fuerzas Armadas, al tiempo que presentaba su dimisión como presidente de la república. Pero ambos deseaban estar en las condiciones necesarias para sustituir a Caetano, y éste pide la confianza de la Asamblea Nacional, por primera vez en 48 años de dictadura, a la par que convoca a todos los generales y jefes destinados en el continente a una ceremonia de subordinación al poder civil en lo que fue calificado despectivamente por los capitanes como Brigada Reumática. Entre la publicación del libro de Spínola y esta ceremonia, se vivieron situaciones de crisis y los medios de comunicación actuaron en contra de las tesis spinolistas, a la par que los capitanes las aceptaban con entusiasmo, en quienes se afianza la figura del general. Los ex milicianos y los ex cadetes se encuentran y trabajan conjuntamente. Se plantea en una reunión en Cascais seguir con las movilizaciones para cohesionar el movimiento y aprobar un programa político, elaborado por Melo Antunes y su equipo, y que se denominaba El Movimiento, las Fuerzas Armadas y la Nación, y que 163
deberían firmar los oficiales, en prueba de la aceptación del plan. Pero los spinolistas plantearon la necesidad de una rápida acción de fuerza y antes de aprobar el plan exigieron que se eligiese a los jefes del golpe y que el programa fuese el libro Portugal y el futuro. Previa votación a mano alzada fue aprobada la jefatura conjunta de Spínola y Costa Gomes, pero no había acuerdo en el programa. Caetano decide tomar represalias y por eso Spínola se prepara para actuar. Estaba convencido de que una sublevación organizada por los cuadros intermedios quebraría la jerarquía militar y se prepara para actuar de inmediato. Se crea una comisión militar y se distribuyen órdenes entre el regimiento de Caldas da Rainha, aunque el golpe fracasa porque los paracaidistas deciden el aplazamiento. Gomes Costa y Spínola son dimitidos y los spinolistas deciden poner en practica el dispositivo militar que habían preparado, aunque el golpe fracasa y tienen que regresa a Caldas da Rainha. La dirección de los capitanes se queda limitada a dos miembros: Víctor Alves y Otelo, quedando el primero encargado de redactar el programa. Otelo no sabe si decantarse entre el spinolismo o el movimiento autónomo. La virtud de este binomio de capitales fue sacar fuerzas del fracaso de Caldas. Melo Antunes presidió una comisión encargada de redactar el programa de movimiento de las fuerzas 164
armadas, basado en el documento que se había leído en Cascais, y que hablaba de la descolonización y la democracia. Cuando se lo envían a Spínola, impone que se deje abierta la vía de la negociación en África, aunque excluye el derecho de independencia. Otelo restablece el viejo plan, con algunas anexiones, y solo queda esperar a la madrugada del 25 de abril.
TEMA XXIII. EL FRACASO DEL PROYECTO SPINOLISTA ¿Por qué la dictadura no reaccionó de otra manera ante la preparación del golpe? 165
Los conspiradores no fueron demasiado eficaces y dejaron rastros por todos los sitios por donde pasaron. Los participantes en las reuniones firmaban documentos colectivos que enviaban a sus superiores por los cauces reglamentarios, pero el gobierno no actuaba contra los firmantes. Quizá se deba a que la represión abierta habría desencadenado una solidaridad sin límites entre sus compañeros de armas, y además a las quejas de los mayores le siguieron las de los oficiales destacados en Guinea Bissau, alentados por el propio gobernador, el general Spínola. La primera asamblea de ex cadetes celebrada en Evora debía ser en un lugar secreto, pero el capitán Vasco Lourenço preparó un croquis que entregó a un centenar de participantes, y al enterarse algunos militares superiores, se limitaron a anotar las matrículas de los coches de los asistentes. La otra asamblea celebrada en Óbidos fue también conocida. El mayor Fabiao denunció en una sala llena de oficiales las intenciones golpistas de cuatro generales en activo, a los que acusaba de querer neutralizar a Spínola y Costa Gomes, siendo este mayor simplemente transferido de unidad, al igual que los generales denunciados. Tampoco a los ex milicianos se les molesta demasiado, aunque sus reuniones de Porto de Mos y Caparica son bien conocidas. Cuando ya se produce la unión entre ambos colectivos, se 166
celebra una gran asamblea en Cascais, y a los pocos días, cuatro capitanes son transferidos de unidad; unos a las Azores, otro a Madeira y el último a Braganza. Pero el traslado de unidad no presupone que sean sometidos a un control estricto. La policía política, antigua PIDE estaba perfectamente informada de la evolución de la trama, pero había un código no escrito de no injerencia entre militares y policía, ya que su colaboración en la guerra colonial era muy estrecha, y algunas fuerzas policiales estaban dirigidas por militares. Es decir, que conocían la conspiración pero no deseaban oponerse abiertamente al ejército. El poco rigor conspirativo de los revolucionarios acabaron indicando a la mayoría de los que quisiesen observar la posibilidad de un golpe de estado. Mario Soares ha explicado muchas veces que el 24 de abril informó al gobierno alemán de que se iba a producir un golpe de estado, y los comunistas también conocían la conspiración. Después del episodio de Caldas da Rainha, todo el mundo sabía que el golpe era cuestión de días. Caetano se hundía en la profunda apatía y al mismo López Rodó le confesaría que se hallaba en un callejón sin salida. El gobierno español no quería darse por enterado, pero todos los demás países eran conocedores de la situación, y la OTAN sabia perfectamente lo que se avecinaba.
Los
americanos
enviaron
un
nuevo 167
responsable de la CIA a Lisboa ya en el mes de marzo, y la RFA nombró nuevo embajador el 20 de abril. Todas las potencias esperaban un cambio no traumático de régimen, y se preparaban para que la posterior situación en África no afectase a sus intereses. Aunque los portugueses pensasen que se podían librar de las influencias del exterior, esto era una ingenuidad. La cúpula de la policía política negoció con algunos líderes del MFA su futuro, especialmente con los generales Spínola y Costa Gomes, y su director, Silva País, no fue detenido hasta el mes de mayo, al denunciarle la prensa. Barbieri Cardoso,
inspector de la PIDE, se quedó en
Francia, y otros muchos inspectores recibieron protección. El objetivo del golpe era controlar Lisboa, donde solo había dos unidades desafectas: Lanceros 2 y Caballería 7, con lo cual se detuvo a sus jefes para que quedasen sin mandos. Aunque las tropas golpistas no esperan oposición de parte de la policía, tampoco esperaban que se les unieran. Otelo se reunió el 23 con los correos de las unidades involucradas en la acción, y a la noche siguiente se comunicó a Spínola que el golpe estallaría en pocas horas y que el Movimiento de las Fuerzas Armas (MFA) protegería su residencia. El general Costa Gomes rechazó la escolta, aduciendo que estaría 168
en ese momento en el Hospital Militar, lo cual ponía de manifiesto su tendencia a eludir compromisos, lo cual le valía el apodo de “El corcho”. El día 24 Otelo va al cuartel general de la rebelión, en el Regimiento de Pontinha, Lisboa, y se avisa por radio a las unidades involucradas. La consigna eran las palabras del locutor” faltan cinco minutos para las veintitrés horas, y con ustedes Después del adios, de Paulo Carbalho. Esta era la primera señal, y la segunda se produciría a las 0,30 horas desde El Radio Club Portugués, cuando el locutor recitó la primera estrofa de la canción Grandola, vila morena, de Zeca Alfonso. http://www.youtube.com/watch?v=RuzGPhZ wG6Y
Grândola, vila morena Terra da fraternidade O povo é quem mais ordena Dentro de ti, ó cidade Dentro de ti, ó cidade O povo é quem mais ordena Terra da fraternidade Grândola, vila morena Em cada e...
Fue la señal para que las unidades se movilizasen y los estudios de la radio y la TV fueron ocupados a las tres de la madrugada. Un grupo de ocho oficiales tomaron el RCP (Radio Club Portugués) y otros se apoderaron de la 169
Emisora Nacional. Se toma también el cuartel general de la Región Militar de Lisboa y a partir de ese momento, las fuerzas leales a la dictadura actúan de manera descoordinada. Se ocupa también el aeropuerto y la Base Militar de Lisboa para cerrar el espacio aéreo portugués. Se ordena por parte de Otelo que se impartan por la radio una serie de comunicados, sobre todo a los médicos por si son necesarios en caso de derramamiento de sangre. Se anuncia que las Fuerzas Armadas pretenden liberar el país y se ordena a las fuerzas parapoliaciales y de seguridad que no intervengan.
En Oporto se ocupa también
el cuartel de la región
militar del norte. Las fuerzas leales al régimen tardan en reaccionar, siendo las primeras en hacerlo precisamente las de Oporto, que entran en estado de alerta, mientras se intenta poner en marcha un plan con la colaboración del Regimiento de Caballería y el de Infantería de Vila 170
Real. En Coimbra la alerta se produce más tarde, al igual que en Évora y Tomar. A Caetano se le recomienda que vaya al cuartel del Carmen; comunicación que conocen perfectamente los sublevados. Es esencial la intervención de la Escuela Práctica de Caballería de Santarem, que había salido con una columna de tanques al mando
del
Salgueiro
Maia
capitán para
ocupar Terreiro do Paço, donde estaban todos los ministerios,
guardar
el
Banco
Portugal
y
de
controlar Radio Marconi. La fuerza organizada por el gobierno para enfrentarse a los sublevados, acaba pasándose a su bando, jaleados por la población. Los sitiados en el cuartel del Carmen esperaban el momento oportuno para entregarse, pero Maia no sabía como forzar la entrada. Se opta por la negociación, pero Caetano no quería entregar el poder a un oficial de caballería, pues deseaba un gesto que le diese mayor seguridad. Al final se rindió ante Spínola, y fue conducido a Pontinha mientras que el presidente de la república, Thomaz, fue detenido en su domicilio una 171
vez concluidas las operaciones, porque para los rebeldes su figura no era importante. LA PIDE tarda veinticuatro horas más en entregarse. En Pontinha los miembros de la Junta de Salvación Nacional nombran presidente a Spínola, y se empiezan a producir desacuerdos, ya que el nuevo presidente, aunque se habían introducido ya modificaciones en el programa, pide que éste se revise de nuevo. La noche del 25 al 26 de abril presenta ya divergencias dentro del bando vencedor, y hay dos bloques claros: Spínola con sus partidarios, y el bando de los capitanes ex- cadetes. El principal punto a discutir es, como siempre, la cuestión colonial. Spínola pretendía continuar la guerra hasta acabar con la guerrilla, y los capitanes querían acabar la lucha. Las primeras medidas del presidente consisten en asegurarse el control de las unidades más importantes del país. Se produce al mismo tiempo
la
movilización
de
las
fuerzas
políticas
clandestinas, que transforman el golpe de estado en una revolución. Ya el día 26 se deporta a Madeira a los presidentes de la república y del consejo, junto con los ex ministros de Defensa y de Interior, y poco después parten para Brasil.
172
Después del golpe de estado llega un período convulso, la época llamada Revolución de los Claveles, que abarca desde el 25 de abril de 1974 hasta el 2 de abril de 1976, cuando se aprueba la constitución. La historiografía portuguesa llama a este período PROCESO REVOLUCIONARIO EN CURSO, y por lo tanto se compone también de la época pre constitucional, en que se dieron algunas interferencias de las fuerzas armadas, lo que no obsta para que sea una época ya democrática. Hay dos grandes períodos:
desde abril del 74 hasta noviembre del 75, con clara hegemonía militar
desde el 25 de noviembre de 1975 hasta abril del 76, cuando entra en vigor la constitución.
La hegemonía militar trae causa del problema colonial; y hay
consenso de que deben ser los militares quienes
solucionen el problema. El proyecto spinolista suscita unanimidad entre los militares, debido al prestigio del líder, ya que el general procura restablecer la jerarquía y normalizar la institución castrense, escapando a la 173
irrupción de los mandos intermedios. Se busca la aceptación del proyecto establecido en la obra Portugal y el futuro. Pero había grupos guerrilleros que entendían el golpe de estado como una prueba de debilidad, y las propias
unidades
militares
deseaban
la
paz.
El
recrudecimiento de los combates en África después del 25 de abril coincidió con la desmotivación de las tropas y su deseo de volver a casa. Por eso en todas las colonias hubo actos de indisciplina de los que Spínola acusó a los comunistas, aunque ellos no los habían provocado. Los capitanes acabaron desligándose de la política de Spínola,
y
la
voluntad
del
MFA
es
imponer
la
descolonización. La pinza entre los partidos de izquierda y los capitanes aislaron a Spínola en el plano político y en el
militar,
y
los
mandos
intermedios
nombraron
delegados en cada unidad, estableciendo vínculos nacionales a través de la Comisión Coordinadora del Programa,
que
debía
vigilar
el
cumplimiento
del
programa del MFA. Tampoco en el plano político Spínola está
demasiado
afortunado,
aunque
se
apoya
básicamente en los partidos de izquierda el primer gobierno
provisional.
Pero
también
hay
una
representación de la sociedad de estudios para el desarrollo económico y el Partido Popular Democrático, que se había creado durante la fase liberal del 174
marcelismo como una plataforma de apoyo al gobierno, aunque después, por la intransigencia de Caetano, se acerca más a las tesis de la oposición. Se producen las primeras divergencias entre socialistas y comunistas por el control de éstos sobre los obreros a través de la Intersindical. Spínola toma como primer ministro al liberal Adelino da Palma Carlos, y se trata de cambiar las leyes constitucionales provisionales y establecer un calendario político:
primero
constituyentes,
había
luego
que
celebrar
legislativas
y
elecciones por
último
presidenciales. Pero Spínola quiso invertir este calendario electoral para legitimarse ante la sociedad civil y las fuerzas armadas, y de acuerdo a su primer ministro idea una maniobra que consistía en hacerse elegir, antes de las constituyentes, directamente por los ciudadanos, y aprobar
mediante
referéndum
una
constitución
provisional elaborada por el gobierno. La izquierda llamó a este proyecto golpe de estado constitucional y se desestima el proyecto. El segundo gobierno provisional está presidido por el coronel Vaso Gonçalvez, y significa un refuerzo de la izquierda y la entrada en el gobierno del MFA. El partido socialista era la fuerza hegemónica, y las divergencias entre Spínola y los otros órganos hace que se apruebe una ley que reduce los poderes del presidente de la república, estipulando que sus actos debían ser 175
refrendados por el primer ministro y por los ministros competentes. Se recorta también su poder militar, porque el MFA aumenta su poder sobre las fuerzas armadas. Otelo Saraiva de Carvalho se posicionaba ya entonces con la izquierda militar, y Spínola ve que la cuestión colonial se le va cada vez más de las manos. El Jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas, el general Costa Gomes, se había comprometido también con el FMA, y a Spínola no le queda más remedio que reconocer el 27 de julio de 1974 el derecho a la autodeterminación y la independencia de las colonias, dejando los destinos de Guinea Bissau en manos del PAIGC, a la par que el FRELIMO
de
Mozambique
hacía
las
mismas
reclamaciones. Pero Spínola temía sobre todo por Angola, donde su gobernador, Rosa Countinho, estaba próximo al PC y apoyaba al movimiento marxista MPLA. Lo mismo ocurría con los movimientos socialistas en Cabo Verde y Santo Tomé. Spínola busca aliados entre los colonos y los grupos de extrema derecha. Se actúa principalmente en Angola, donde se prevé la destitución de Countinho y su sustitución por Altino de Magalhaes y el ingeniero Santos Castro como gobernador. En Cabo Verde, Santo Tomé, y Timor se intenta apoyar a los movimientos pro_ portugueses y en el orden interno se pretende desalojar a la izquierda del gobierno. El spinolismo pone en marcha 176
una maniobra política con la excusa de preparar en Lisboa
el
28
de
septiembre
una
manifestación
multitudinaria en apoyo a Spínola, a la que irían personas de todo el país. Se sabía que la izquierda se opondría, y esta confrontación serviría de excusa para declarar el estado de excepción. Pero a última hora Spínola decide renunciar a la manifestación, ya que se da cuenta de que su superioridad militar no está del todo garantizada. No le queda otro remedio que presentar su dimisión el 30 de septiembre de 1974, con un discurso catastrofista donde alerta de los peligros del comunismo, y deja caer que puede volver en un futuro a la política. Su sustituto es el general Costa Gomes, que en su discurso de investidura quita importancia al que había pronunciado Spínola y promete
un
futuro
esperanzador,
basado
en
el
compromiso con el MFA, en la promesa de elecciones democráticas
y
en
la
continuación
del
proceso
descolonizador.
177
TEMA XXIV. LA REVOLUCIÓN RADICAL DEL MFA
Con la dimisión de Spinola se forma el tercer gobierno provisional, presidido por Vasco Gonçalvez y compuesto por las mismas fuerzas que el anterior, con el encargo de preparar las elecciones para abril del 75, reglamentando el derecho de asociación, actividades de los partidos políticos, ley electoral y calendario político. La izquierda está en mejores condiciones, ya que el PPD queda desvalorizado por su apoyo a Spínola y el CDS resultaba poco fiable para el FMA. El partido socialista se fue consolidando como única alternativa de contención al PC, e incluso el 178
PPD y el CDS siguen
al partido socialista, sobre todo
después de la enfermedad del líder del PPD, Sá Carneiro, que le obliga a abandonar sus funciones temporalmente. A partir del 28 de septiembre el MFA acaba desgajándose en tres tendencias: la moderada, la gonçalvista y la otelista. Los moderados pretenden establecer una democracia que garantice el pluralismo político y definir el modelo económico, por lo cual se encarga a Melo Antunes un Plan Económico y Social, que plantea la conveniencia de que el estado adquiera el 51% de las acciones de la fundición de acero, energía eléctrica y tabaco, reservándose el derecho de crear empresas estatales en los sectores esenciales para el país. No se postulaba ninguna nacionalización y tampoco se preveía la reforma agraria. El sector pro-comunista influía en Vasco Gonçalvez a través de la cúpula del FMA e intentaron práctica
impedir del
la
puesta
programa
de
en Melo
Antunes. El grupo otelista, también llamado
copcionista,
no
estaba
plenamente estructurado y sus fines se mezclaban a veces con los de los gonçalvistas. Hubo una serie de hechos que provocaron la ruptura de la MFA: la cuestión de la unidad sindical, que rechazaban los spinolistas y socialistas porque 179
pensaban que atentaba contra la libertad sindical. La ley consagraba
a
la
Confederación
General
de
los
Trabajadores de Portugal como sindicato único, y fue apoyada por la mayoría del MFA, en contra de los moderados.
Había,
por
otra
parte,
numerosos
descontentos en los cuarteles, porque los militares profesionales consideraban que había cosas que eran un desdoro para la institución castrense. El general Spínola temía lo que él consideraba la “sovietización del país” y preparó la vuelta atrás en el proceso; pues quería hacer desaparecer el MFA y sobre todo parar la descolonización. Este nuevo intento de golpe de estado era conocido por los gonçalvistas a través de los servicios de la ya en extinción PIDE, y desde esos mismos medios se envían mensajes a los servicios secretos españoles y franceses, diciendo que se produciría la Matanza de Pascua, en la que serían ejecutados 200 jefes militares y civiles derechistas, por fuerzas de un regimiento de artillería de Lisboa. En Lisboa también supieron de estos manejos y Rosa Countinho, ahora jefe de los servicios secretos, se propuso acabar con ellos antes de que estuvieran plenamente preparados. El día 11 de marzo el general Spínola ordenó desde la base aérea de Tancos que se bombardease el RALIS, el batallón de artillería de Lisboa que antes se ha mencionado, 180
al tiempo que los
paracaidistas tomaban posiciones alrededor del cuartel. Hubo un
muerto y 18 heridos. Pero como el plan no
estaba debidamente ultimado, las fuerzas afectas al MFA neutralizaron la operación, sobre todo usando los medios de comunicación, y una gran masa de civiles y militares revolucionarios se concentraron en torno al cuartel atacado. El cerco a la derecha se hizo más intenso, aunque el PPD y el CDS no se ilegalizaron, pero sí que fueron boicoteadas algunas de sus reuniones. En la noche del 11 al 12 de marzo los militares gonçalvistas transformaron algunas de las instituciones militares, como el MFA, y esta fue la fecha clave para iniciar una aceleración en la revolución. Se constituyó el IV gobierno provisional presidido por Vaso Gonçalvez, y se reforzaron las posiciones comunistas, perdiendo en gran parte el PS la influencia que antes había tenido. Se anuló el Plan Económico y Social, y se nacionalizaron los bancos, los seguros, las empresas eléctricas, las petroleras y sus derivados, además de dejar establecidas las bases para la Reforma Agraria, destinada a terminar con los latifundios en el centro y sur del país. Los moderados del MFA y los socialistas se coaligaron con el gonçalvismo, que agrupaba al CDS, PDP, la iglesia católica y muchos países occidentales. Su principal reivindicación era la convocatoria de unas elecciones constituyentes, a lo cual 181
se habían comprometido los golpistas el 25 de abril. El PC y la extrema izquierda no lo deseaban. El punto intermedio entre ambas posturas fue la imposición por la izquierda militar del Primer Pacto MFA- partidos, por el cual se ejercía un compromiso de no intervenir en las labores del ejecutivo, que quedaba en manos de los militares gonçálvistas. Las fuerzas políticas aceptaban que la futura Asamblea no tuviese más competencias que la elaboración de la constitución. En la campaña electoral hay una lucha por el control mediático, sobre todo entre el PC y el PS, que había tenido antes una ligera supremacía, aunque después del 11 de marzo la pelota ha caído en el tejado del PC, que controlaba la radio, la televisión, Diario de Noticias, y el periódico O Século. La emisora católica Radio Renascença fue ocupada por trabajadores que pretendían que se colocase al servicio de la revolución, y es el pretexto que necesita la iglesia para pasar a la ofensiva en una revolución que nunca le había gustado. En el caso del periódico República estalla el problema cuando los tipógrafos y administradores se oponen a su línea editorial, ya que es propiedad del PS, y esto agria las relaciones entre el partido socialista y el MFA. , que permite que continúe publicándose bajo la dirección de un coronel. En las elecciones del 25 de abril de 1975 los socialistas obtienen el 37,87% de los votos, y 182
el PPD el 26, 38%, siendo los partidos más votados, aunque esto no se correspondía con su peso real en el aparato del estado, por el cual el conflicto surgió cuando el 1 de mayo
el PS exigió que los grupúsculos de
extrema izquierda, alineados con el PC, no encabezasen la
manifestación.
La
intersindical
se
mostró
en
desacuerdo, y los socialistas, que se colocaron al final del cortejo, no pudieron acceder a la tribuna de oradores, con lo cual al día siguiente se organizó una manifestación socialista en Lisboa. Poco después el MFA discute un documento en el que se planteaba la primacía militar sobre los partidos políticos, y se organizaba la sociedad a través de una especie de soviets, entre los cuales se designarían los representantes del escalón superior, pero el proyecto es refutado de manera violenta por los socialistas y el resto de las fuerzas democráticas.
La
Asamblea constituyente fue inaugurada el 2 de junio, con un discurso del presidente Costa Gomes en el que se hacía eco del deseo de que la revolución progresase hacia un socialismo pluripartidario. Se aprueba un plan de acción política que trataba de aglutinar a los tres sectores del
MFA
moderados),
(copconistas/otelistas, y
a
los
sectores
gonçalvistas civiles
que
y
éstos
representaban. En el texto se señala que el MFA es el movimiento de liberación de Portugal, encargado de 183
realizar
un
proceso
de
descolonización
interna,
pretendiendo alcanzar el socialismo mediante una alianza con las organizaciones populares de base. Para agradar también a los moderados se hacía constar que el socialismo sería plural, con libertades democráticas y con oposición legal, reconociendo la vía electoral como expresión de la voluntad popular. Pero el pacto actual estaba en contradicción con otros anteriores, y los militares moderados no estuvieron plenamente de acuerdo, mientras se hacía una alianza entre los copconistas y gonçalvistas.
El PS abandona el IV
gobierno provisional el 10 de julio, y a los pocos días le sigue el PDP. Se convoca una manifestación en que la Mario Soares exige la dimisión de Vaso Gonçalves y éste publica, en respuesta, un documento en el que señala que la vía hacia el socialismo ha de desbrozarse a través de una vanguardia. No queda otro remedio que formar el V Gobierno Provisional, y Melo Antunes proclama el escrito conocido como Documento de los Nueve, en el que se rechaza el
modelo socialdemócrata de corte
occidental, pero su más acerba critica va contra los comunistas. Cuando Vaso Gonçalves es nombrado de nuevo primer ministro, Costa Gomes aclara que se trata de un gobierno de transición, aunque tiene lugar una gran agitación en contra de los comunistas, en el norte 184
del Tajo, con apoyo de la Iglesia, los socialistas y las fuerzas
de
la
derecha,
y
se
van
destruyendo
sistemáticamente muchos de los locales del PCP y de sus aliados. El aislamiento de los comunistas hace que los militares gonçalvistas busquen una alianza con el COPCON, y por eso apoyan un documento político de los seguidores de Otelo llamado Autocrítica Revolucionaria del COPCON y propuestas de Trabajo para un programa político, en el cual se califica al documento de los Nueve como un ariete que tiene como fin destruir la revolución. El PCP intenta una alianza política que concluye con la Formación del Frente de Unidad Revolucionaria, FUR, que agrupa a los comunistas y a otros grupúsculos menores, aunque no pueden impedir que los moderados se hagan con el poder y formen el VI Gobierno Provisional, sobre todo gracias a las asambleas militares celebradas en Tancos. El nuevo gobierno es presidido por el almirante moderado Pinheiro de Azevedo, y la novedad más importante es que en su composición prima el resultado de las elecciones, puesto que cada partido tenía un número de ministerios proporcional al resultado del escrutinio de abril. Los derrotados en Tancos hicieron todo lo posible para impedir el normal funcionamiento del gobierno a través de la indisciplina militar, y se creó incluso una asociación secreta llamada Los Soldados 185
Unidos vencerán (SUV) para impedir la operatividad de aquellos cuarteles con mandos moderados. Por eso el 20 de noviembre Pinheiro de Azevedo se declara en huelga hasta que el presidente de la República le garantice el apoyo militar necesario. También la vida laboral se resentía, y las muchas huelgas del período culminaron en la de la construcción del 13 de noviembre, que acabó con el secuestro de varios diputados y del primer ministro en la sede de la Asamblea de la república. Azevedo se vio obligado a aceptar un aumento salarial del 44% en el sector de la construcción. Ante esto solo cabía la fuerza, y los moderados crearon un gabinete militar clandestino, dirigido
por
el
teniente
coronel
Ramalho
Eanes,
encargado de elaborar un plan de operaciones que les permitiese tomar
el poder. Los gonçálvistas crearon
también una organización militar encabezada por Rosa Coutinho y Vicente Da Silva, pero su principal debilidad estribaba en que el poder militar de la izquierda no estaba en esta área, sino en las unidades del COPCON, de postulados muy parecidos a los de la extrema izquierda, y críticos con los gonçalvistas. La coordinación de ambos sectores no se produjo y Otelo, dividido entre su amistad con los moderados y sus convicciones revolucionarias, dudaba. Para obligarle a tomar partido a su favor, los gonçalvistas, la noche del 24 al 25 de noviembre, 186
ordenaron la ocupación de las principales bases del país por
los
paracaidistas,
unidad
de
la
izquierda
revolucionaria, que aunque no pretendía ocupar el poder, sí deseaba modificar la jerarquía que no les era afecta. Pero nadie les apoyó, y los paracaidistas, abandonados a su suerte, fueron vencidos, resultando tres muertos como saldo. Tras la caída de Vaso Gonçalves las masas se manifestaban
casi
diariamente,
pero
después
del
desastre del COPCON y los paracaidistas, esto se acabó, en una clara primacía de la milicia sobre las fuerzas políticas.
187
TEMA XXV. DE LA REVOLUCIÓN A LA TRANSICIÓN. EL TRIUNFO DE LA CONCORDIA
Desde noviembre del 75 hasta las elecciones presidenciales de junio del 76 se jugó el futuro de Portugal y se clarificaron las vías de la política social y económica. La primera medida de los vencedores de noviembre fue expurgar de la corporación militar a los derrotados para cohesionar la institución. Se reestructura también la cúpula militar y Otelo Saraiva de Carvalho y Carlos Fabiao se ven obligados a dimitir, siento éste último sustituido por Ramalho Eanes, del grupo de los moderados. Esta remodelación era la continuación de la campaña que los moderados habían iniciado en Tancos. Más tarde se promulga la Ley de Bases Fundamentales para la reorganización de las FFAA, que acaba con la MFA como estructura diferenciada y señala que entre los principales objetivos de las FFAA está garantizar la transición de Portugal hacia
la
democracia
pluralismo. Se trata sobre todo de dos conceptos:
188
y el
Y
los
dos
apartidismo
disciplina
se
engloban
dentro
del
poder
civil
constitucional. La hegemonía castrense, a pesar de todo, va un poco más allá del 25 de noviembre a través del consejo de Revolución, que queda integrado en la constitución
como
constitucionalidad
de
órgano las
controlador
leyes
y
único
de
la
cuerpo
competente para legislar en materia militar, y la Presidencia de la república, en manos del general Ramalho Eanes hasta 1986. La disciplina militar y la unidad
se
fueron
restableciendo
mediante
el
licenciamiento de las unidades revolucionarias y se persigue a las organizaciones clandestinas de soldados, aunque como foco de inquietud quedan todavía los militares detenidos el 25 de noviembre, en torno a los cuales se montó una protesta en Nochevieja, sobre todo de amigos y familiares que pedían su liberación. Las manifestaciones, violentas sobre todo en Caxias y Custoias (Oporto) fueron reprimidas con contundencia, y hubo tres muertos y varios heridos. El gobierno que presidía Pinheiro Azevedo se orientó a encauzar la descolonización, anclar a Portugal en Occidente y asentar 189
en el poder a los partidos que le apoyaban: PS, PDP y CDS. La pérdida del imperio supuso un desgarro y fue utilizado por los detractores del cambio, al tiempo que aparece una literatura derrotista, anunciando que sin las colonias Portugal sería devorado por España. A esta idea también contribuía la prensa de extrema derecha. Este clima antidescolonizador tenía unos receptores muy activos, que eran principalmente los retornados de las colonias, sobre todo de Angola y Mozambique; y para desactivar esta posible “bomba de relojería”, el gobierno crea la secretaría de estado para los retornados, encargada de ayudar a los que volvían con todos los medios a su alcance. La mayor parte de la ayuda se recibió durante el VI gobierno. Otra de las medidas fue crear la comisión de análisis y rehabilitación de depurados y reclasificados, para rehabilitar a los perseguidos durante la revolución. Se afianzó también el papel luso en sus antiguas posesiones, y se firman acuerdos con Guinea Bissau, Santo Tomé y Cabo Verde, además de establecer relaciones diplomáticas con Angola. A Macao se le concede un estatuto con bastante autonomía. Pero la acción diplomática se centra sobre todo en el problema de Timor, que había sido invadida por Indonesia en 1975, con la complicidad de USA y Australia; y Timor había proclamado unilateralmente su 190
independencia. Portugal se empeñaba en buscar una salida al genocidio del pueblo maubere. Y hay otro frente diplomático abierto: el lograr la integración de Portugal en el exterior. La presencia lusa en la OTAN quedó reforzada en 1975 con la asistencia del secretario de AAEE a la cumbre de Bruselas, y más tarde Ramalho Eanes se entrevista con el secretario de la alianza. Con la confianza internacional, a Portugal se le abren nuevas líneas de crédito. Las relaciones con España, que habían sido muy tirantes durante todo el proceso revolucionario, se normalizan cuando se encuentran en La Guardia los ministros respectivos de AAEE, Melo Antunes y José María de Areilza. Igualmente se intenta reforzar los lazos con los países comunistas para paliar la posible ayuda de Moscú a los subversivos. Costa Gomes realiza varios viajes a Polonia, Rumanía y Yugoslavia y se reciben las visitas de estos mandatarios en Lisboa.
En el orden interno hay algunos cambios, porque el PPD pensaba que los comunistas deberían ser excluidos del gobierno, y en el CDS se iba más lejos, diciendo que “debían ser lanzados al mar”. El PS se comprometió a defender los ideales democráticos, y por tanto la legalidad del PC; a pesar de sus 191
discrepancias. Melo Antunes se manifiesta en una línea parecida. Este personaje era considerado el ideólogo de la Revolución y para los conservadores, también era el responsable de todos sus excesos, por lo cual su “defensa” del PC le acarrea una dura campaña de los reaccionarios, que le presentan incluso como agente de la KGB. Había un sector del ejército que todavía no estaba satisfecho con la limpieza que se había hecho, y se crean diversas organizaciones casi terroristas, como el Ejército de Liberación de Portugal, el Frente de Liberación de las Azores o el de Madeira. Todas estas fuerzas reciben presiones de los países occidentales para que cesen en sus acciones subversivas. Esta es la actitud de la España franquista, aunque en un primer momento había apostado por la contrarrevolución desde Canarias y la Península. Pero tras el acuerdo de Guarda, las redes terroristas van siendo desmanteladas por los servicios de inteligencia españoles. Pero la insatisfacción de algún sector de la derecha seguía estando presente, y por eso el terrorismo residual de signo derechista continua hasta 1977. En el terreno económico, el VI Gobierno toma medidas tendentes a pacificar el país e iniciar una lenta marcha hacia la economía de mercado, dando señales al capital privado portugués y extranjero, de que la época de la revolución había pasado. Se definen los criterios de 192
intervención
estatal
en
la
empresa
privada,
la
racionalización de la Reforma Agraria, el código de inversiones extranjeras, y la flexibilización del mercado laboral. Se fija el régimen general de la empresa privada y se aprueban indemnizaciones para algunos propietarios perjudicados por la revolución. En el ámbito socio-laboral se reglamentan las relaciones colectivas de trabajo, y se aprueba la baja de 90 días de maternidad, alargando también el tiempo de seguro de desempleo.
En lo
sindical las fuerzas del VI Gobierno se empeñan en debilitar
a
los
fraccionamiento
comunistas
contra
la
y
central
promueven
un
comunista.
Los
sindicatos controlados por el PS y el PPD celebran un encuentro donde eligen una comisión organizadora del movimiento que se llamaría Carta Aberta, que agrupaba a 29 sindicatos y era el inicio de la futura UGT. La Patronal de la Industria Portuguesa de la Industriase va a acercando cada vez más a la órbita del PPD, y la Confederación de agricultores, que se mueven en el ámbito del latifundio, refuerza su organización, realizando movimientos de protesta contra la reforma agraria, lanzando incluso un ultimátum al ejecutivo para que desmantele las leyes agrícolas de la revolución.
193
El 2 de abril del 76 se aprueba la Constitución por la Asamblea Constituyente, y se establecen
así
los
derechos
fundamentales
y
se
organizan las estructuras socioeconómicas del país. Se procura establecer el equilibrio necesario entre los órganos de soberanía emanados del sufragio y los derivados de la revolución, todavía en manos militares. De todos modos, esta idea queda algo desdibujada por el propósito que se manifiesta en la Carta Magna, de una transición hacia el socialismo. Resultaba un modelo político
semi-presidencialista,
en
el
que
las
responsabilidades del Ejecutivo se repartían entre la Asamblea y el Presidente de la República, elegidos por sufragio universal directo. Los poderes del Jefe de Estado eran: nombrar al primer ministro, disolver la Asamblea Legislativa y vetar sus leyes con el consentimiento previo del CR. La Asamblea Legislativa tenía el monopolio legislativo, excepto en las leyes militares, que estaban reservadas al CR (Consejo de la Revolución). Podían darse mociones
de
censura
para
cambiar
al
gobierno,
aprobadas por la Asamblea, aunque al no exigirse un programa alternativo de gobierno, quedaba abierta la puerta
a
los
gobiernos
presidenciales,
donde
el
presidente de la República podía dirigir un gabinete sin apoyos parlamentarios. El 25 de abril, ya con la 194
constitución, tienen lugar las primeras elecciones, obteniendo el PS el 35% de los votos, y el PPD el 24,40%. Mario Soares encabeza el ejecutivo, aunque para terminar de perfilarlo todo, hay que celebrar todavía las elecciones presidenciales. Se apuesta mayoritariamente por un candidato militar, y el líder de los nueve, Gomes Costa, tenía la oposición de los socialistas, que apuesta por Pinheiro de Azevedo. El Consejo de la Revolución se reúne el 27 de abril de 1976, dos días después de las legislativas, y los mayores apoyos los consigue Ramalho Eanes, que se impone frente a otros postulantes. Eanes también acaba por obtener el apoyo del PS, frente a Pinheiro Azevedo y Otelo Saraiva de Carbalho. El PC responsabiliza a Otelo del fracaso de su revolución, y presenta como candidato a Octavio Pato, que sería el único candidato civil. El 27 de junio se celebran los comicios y la victoria es para Eanes, con el 60% de los votos.
195
TEMA XXVI.- EL PORTUGAL CONSTITUCIONAL. INESTABILIDAD POLÍTICA E INTERVENCIÓN PRESIDENCIAL
Las personalidades de Mario Soares y Ramlho Eanes eran opuestas en todo. Eanes, como buen militar, creía en valores como el Orden, la Patria, el Bien Común. Y Soares y todos los partidos políticos estaban alejados de estas ideas, y la mayoría de las veces, se perdía el tiempo en discusiones sin sentido. Por eso el presidente acaba por interferir en la órbita gubernamental, aparte de que había una clara voluntad de injerencia militar a través del CR, facilitada por el carácter minoritario del ejecutivo de Soares. Este representaba la oposición civilista recelosa de los militares, temiendo siempre la caída en una nueva dictadura. El primer ejecutivo de Soares se centró en borrar 196
antiguas
cicatrices
y
legitimar
las
nuevas
instituciones. Se decreta una amnistía para todos los delitos
políticos,
sobre todo para
acabar con el
terrorismo, y el propio Spínola es liberado. Se procura dar eficiencia a la Administración Pública, y se modifica tanto el Código Civil como el Código de Enjuiciamiento Civil para asegurar los derechos de las personas en caso de separación y divorcio. Se revisa también el Código Penal y se refuerzan las garantías y los derechos individuales ante
el
poder
público.
Se
consolida
también
la
descentralización administrativa, y emerge con fuerza el poder municipal. Azores y Madeira se convierten en regiones autónomas, con estatutos y órganos propios, aunque la unidad del estado queda garantizada mediante la figura de un ministro de la República, nombrado por el Presidente, a propuesta del primer ministro y de acuerdo al CR. Las primeras elecciones autonómicas se celebran en junio del 76. LA constitución inaugura la autonomía del poder municipal y establece que solo los partidos políticos podrán presentar candidaturas a las elecciones municipales. En la política internacional, el ejecutivo refuerza el anclaje en occidente y en 1976 Portugal se convierte en estado miembro del Consejo de Europa y en 1977 pide el ingreso en la CEE. Económicamente, se incrementa la confianza de los agentes sociales y el PIB crece, aunque la balanza portuguesa sigue acumulando 197
déficit, con lo cual hay que devaluar el escudo y adoptar medidas contra la inflación. Para evitar la conflictividad social, el gobierno fija los precios de los alimentos esenciales, aunque estas medidas no producen el resultado deseado, por lo cual hay que depreciar nuevamente el escudo, restringir la importación y el gasto. Cuando este segundo paquete de medidas también se muestra insuficiente, hay que recurrir al FMI. Hubo que deshacer gran parte de la legislación revolucionaria para generar confianza en los agentes económicos; y la derecha pasa un tiempo desorientada entre la alternativa de ejercer de oposición radical, aunque sabía que muchas de las medidas estructurales del
gobierno
eran
completamente
necesarias
y
apuntaban incluso en la línea propugnada por ellos mismos. El CDS no sabía si salir al campo de batalla político, y el PC vieron perdida casi por completo su influencia. El PS cuenta con dos frentes de erosión: la política agraria y la laboral. Ya el VI Gobierno había llegado a un pacto que institucionaliza las ocupaciones realizadas y las unidades de producción que se habían constituido, limitando la reforma al Alentejo y algunas partes del Ribatejo, y descartando futuras ampliaciones. Pero al PS y al PPD esta solución les parecía insuficiente, y para liberar algunas zonas intervenidas, aumentaron 198
las reservas privadas, lo cual provocó la dimisión de Lopes Cardoso, al que sucede Antonio Barreto, que impone una ley que incrementa la extensión de las reservas destinadas a los antiguos propietarios. Las leyes laborales también provocan rupturas en el seno del PS, debido a la divergencia sobre los decretos que permitían suspender contratos colectivos en las empresas que atravesaban dificultades, introducían los contratos a plazo y regulaban el despido procedente. También el PPD sufre una escisión en diciembre de 1975, después del congreso de Aveiro, cuando los diputados de la Plataforma Política Social Democrática para el Socialismo abandonan la formación porque entienden que se inclina demasiado hacia la derecha. Se perfilan, de hecho, dos tendencias: la de la dirección del partido, que encabeza Sá Carneiro, que exigía a Eanes una revisión de la constitución renunciara
y a
que su
el
PPD
colaboración
parlamentaria con el gobierno de Soares,
y
parlamentario,
la que
del
grupo
encabezaba
Antonio Sousa Franco, que pensaba que el partido tenía que afianzar unas instituciones democráticas todavía débiles. Estos dos sectores se enfrentan en un congreso extraordinario 199
a finales de 1976, y aunque se cambia el nombre del partido a PSD, no se aclara la estrategia a seguir. Se impone Sá Carneiro, pero todavía hay divergencias. El grupo parlamentario pacta con el PS las leyes de la reforma agraria, o las que delimitaban los sectores públicos y privados. Sá Carneiro anuncia la dimisión en la presidencia del partido, aunque se mantiene en su Consejo Nacional; y es sustituido por Sousa Franco, que no resiste el hostigamiento de los partidarios de Sá Carneiro y dimite en abril de 1978 ante la imposibilidad de imponer sus opciones. Se distancia de las críticas de Sá Carneiro a Eanes y se muestra conciliador con el PS. Pero a pesar de todo, en el congreso extraordinario de julio de 1978 es elegido Sá Carneiro de nuevo como presidente. El CDS sigue una política bastante errática, defendiendo primero la convergencia gubernamental de los partidos de la mayoría presidencial, para optar luego por la oposición al gobierno, y al final acabar pactando con
los
socialistas
la
formación
del
II
Gobierno
constitucional. Y ya en el 79, después de derribar al ejecutivo propiciaron la convergencia con el PSD. El Partido comunista se encasilló en lo que ellos llamaban reformas
de
la
revolución,
como
la
agraria,
las
nacionalizaciones o la unidad sindical. Se opusieron a la Ley Barreto, organizando debates en defensa de la 200
reforma agraria, convocaron manifestaciones masivas en defensa de la unión sindical y contra las leyes laborales que flexibilizaban
el mercado de trabajo. Tienen que
enfrentarse también al movimiento Carta aberta, que permitió
que
aflorase
el
pluralismo
sindical.
Las
dificultades del gobierno se hicieron más evidentes desde finales de 1977, ante el hostigamiento del PC y del CDS, además de la mala situación económica, que como hemos dicho obligó a recurrir al FMI. Los socialistas solicitan de la Asamblea de la República un voto de confianza, que les resulta negado, y Soares procura establecer un acuerdo con el PSD, aunque también se le rechaza. El CDS, en cambio, pacta con los socialistas e incluye a tres ministros de los suyos en el gabinete. De esta coalición sale el II Gobierno constitucional, que también preside Soares y que en materia de economía consigue reducir el déficit a la mitad y bajar en cinco puntos la inflación. Pero el CDS rompe la coalición. Cuando Sá Carneiro se consolida en el CDS empieza a atacar tanto las tesis de la derecha como al gobierno, sin una estrategia demasiado definida, y con el pensamiento de Amaro da Costa en franca minoría en el partido. La mayoría, con Freitas de Amaral a la cabeza, teme quedarse en la nada y desde ese momento el CDS pierde su oportunidad de ser el partido del centro al estilo de la 201
Democracia Cristiana en Italia. Cuando rompe los acuerdos con el PS deja las manos libres al presidente de la
República
para
retirar
la
confianza
a
Soares,
obligándole a dimitir. Esta crisis pone de manifiesto el deseo del presidente de intervenir en el gobierno, pues el 9 de agosto Eanes nombra un gobierno encabezado por el independiente Nobre da Costa y el PS le niega el apoyo parlamentario. Por lo tanto este III gobierno constitucional no pasa nunca de ser un gabinete en funciones, y sólo dura 85 días, hasta que Eanes presenta en noviembre de 1978 un segundo gobierno de iniciativa presidencial, que sería el IV Gobierno Constitucional, encabezado por un antiguo ministro de Soares, Mota Pinto. Se trata de un gabinete bastante conservador, que quiere recuperar la autoridad del estado y distanciarse de la tutela presidencialista, por lo cual será cesado por Eanes en junio de 1979. Tras estos dos fracasos, Eanes consulta a las fuerzas parlamentarias, y los socialistas apuestan por la constitución de un gobierno de amplio apoyo parlamentario
que
contara
con
los
diputados
socialdemócratas que se había separado del PSD para formar la Asociación Social
Demócrata
Independiente. Eanes no está de acuerdo con los socialistas y nombra el V Gobierno constitucional, dirigido por María Lurdes 202
Pintasilgo, de cara a preparar las nuevas elecciones legislativas que tendrían que celebrarse en diciembre. Este gobierno cuenta con la oposición del CDS y del PPD, mientras que el PC y el PS se abstienen. Pintasilgo era considerada de izquierdas y en los 100 días que estuvo en el poder aumentó las pensiones y el salario mínimo, amplió la cobertura asistencial y mejoró la sanidad pública.
La
política
económica
de
los
gobiernos
presidenciales se marcó sobre todo por el ajuste derivado del acuerdo con el FMI, y la prioridad fue reducir el déficit del estado, lo cual provocó un aumento del paro y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Como puntos
positivos estaban
las
exportaciones
y las
transferencias de divisas de los emigrantes.
Sá Carneiro sabía de la hostilidad del presidente Eanes hacia los partidos políticos e intenta aprovechar en su beneficio la rivalidad del presidente con el PS, por lo cual busca el consenso no sólo de este partido, sino también con el Partido Popular Monárquico, e incluso con los disidentes del socialismo. De ahí nace la ALIANZA DEMOCRÁTICA (AN), cuya victoria en las elecciones de diciembre del 79 consiguió la adhesión de la mayoría de la sociedad portuguesa. Por primera vez 203
desde la revolución la derecha conseguía el poder, formando el VI gobierno constitucional. Se toman medidas en el sector de la comunicación social para consolidad la victoria y con vistas a las elecciones de 1980, de las cuales el partido sale reforzado. El proyecto de AD modifica sustancialmente el marco político portugués, y para ello se necesitaba un nuevo presidente de la República, que garantizase una efectiva reforma de la constitución, mediante la previa convocatoria de un referéndum y sin necesidad del apoyo de los 2/3 de la Cámara Legislativa. Sá Carneiro busca un candidato militar para que se enfrente a Eanes; aunque éste acaba declarando, ante el asombro de todos, que defendía el mismo modelo de sociedad que AD. Soares decide retirarle el apoyo a Eanes, aunque el secretariado del PS no está de acuerdo y le desautoriza, con lo cual Soares inicia una terrible lucha contra su propio partido, sobre todo contra Salgado Zenha, encargado de negociar con Eanes. Los socialistas le exigían que diese vía a los gobiernos minoritarios, que respetase la constitución a la hora de formar gobierno, que no convocase ningún referéndum para eludir la mayoría necesaria de los 2/3 para una reforma de la constitución y que en caso de ser reelegido, se comprometiese a abandonar el cargo en el segundo mandato. El PS se comprometía, por su parte, a 204
que la futura revisión de la constitución no modificase el carácter semi-presidencialista del régimen. Tres días antes de las votaciones, muere en accidente de avión Sá Carneiro, y Eanes vence en la primera vuelta, y a los pocos días Soares vuelve a su cargo en el PS. La muerte de Sá Carneiro acelera las tendencias disgregadoras de la coalición y Pinto Balsemao es nombrado su sucesor, pero sin consultar al CDS. A pesar de todo logra formar el VII gobierno constitucional, aunque presenta su dimisión en agosto del 81. Pocos días después, tras disciplinar a la coalición, forma el VIII Gobierno constitucional, aunque las divergencias afloran tras el fracaso electoral en las municipales celebradas en diciembre de 1981. Se hacen varios cambios importantes, como disolver el Consejo de la revolución, pasando sus competencias militares al parlamento, al gobierno y a la presidencia de la República, mientras que su facultad de fiscalizar las leyes le corresponde ahora al Tribunal Constitucional. El ejecutivo
solo
responderá
de
sus
actos
ante
el
Parlamento, que aumenta sus competencias en tanto que disminuyen las del Presidente de la República, que solo gozará de poderes de representación y de cesar al gobierno en caso de extrema necesidad. Se aprueba la Ley de Defensa Nacional, que subordina las FFAA al poder civil. Balsemao procuraba que tras su dimisión le 205
sucediese Mota Pinto, pero ante su negativa, se dirige hacia Víctor Crespo, aunque no todos le apoyan, y de hecho Freitas de Amaral
y Basilio Horta presentan su
dimisión. En enero del 83 Eanes opta por disolver la Asamblea, y los socialistas piden la convocatoria de nuevas elecciones, acusando a Eanes de haber disuelto el Parlamento para impedir un desgaste del gobierno. La economía portuguesa desde 1980 hasta 1983 estuvo condicionada por la crisis del petróleo, y todos los esfuerzos se centran en combatir la inflación.
TEMA XXVII. FORJA Y DESARROLLO DE UNA DEMOCRACIA BIPARTIDISTA 206
Con la revisión del 82 se acercaron el PS y PSD y las elecciones del 83 perfilaron la clara mayoría del PS, aunque en julio de ese mismo año se concreta la coalición entre socialistas y socialdemócratas llamado el Bloque Central, del que nace el IX Gobierno constitucional. Mario Soares preside el ejecutivo, y dado que el estado había alcanzado su máximo nivel de deuda externa, la política se dirige a aplicar un nuevo plan de estatización, recurriendo de nuevo al FMI. La Carta de intenciones que se firma en 1983 es más dura que la del 78, centrándose sobre todo en la reducción del gasto público y del déficit exterior. Se incrementa la presión fiscal, creando nuevos impuestos y aumentando los existentes, y se suben los tipos de interés. El PIB crece decrece, y empeora la inflación. Se desvaloriza el escudo frente al dólar y el consumo privado desciende en proporción a la pérdida adquisitiva de los salarios. El paro crece hasta el 10,5% en 1984. Se incentivan
las
exportaciones
y
se
reducen
las
importaciones. Con esta política, muchas empresas no tienen acceso al crédito y retrasan sus pagos a la Seguridad Social y a los trabajadores, con lo cual se da un aumento enorme de “salarios atrasados; siendo la 207
metalurgia el sector más afectado. Solo el 10,5% de los desempleados cobra el seguro de desempleo, por lo cual aumenta la actividad delictiva, sobre todo la relacionada con robos y emisión de cheques sin fondos. Los medios de comunicación muestran a una sociedad aturdida y con focos de pobreza endémicos, que no aumenta más gracias a la economía sumergida. Esta recesión reveló que la política de la AD se había desarrollado en función del calendario electoral, aprovechando una coyuntura internacional favorable, pero sin pensar en el futuro. Con el acuerdo entre el PS y el PSD se disponía de amplía mayoría para trazar una nueva política. Pero la proximidad de las elecciones del 85 dificultaba la pervivencia de la alianza, sobre todo porque los socialistas tenían aun candidato carismático, que era Mario Soares, y los socialdemócratas, después de perder a Sá Carneiro, era un partido en cierto modo dividido. Se propone que los dos partidos presenten un mismo candidato, pero Soares se opone, y entonces el PDS propone que cada partido presente su candidato, y que el menos votado en la primera vuelta se retirará a favor del otro, a cambio de que el partido ganador entregase al otro la presidencia del gobierno. Pero el PSD no tiene ningún candidato que oponer al socialista, e invalidan el proyecto. Soares, de todos modos, piensa que sus aliados 208
no tendrán más remedio que apoyarle, pero se equivoca. Mota Pinto, desde las filas socialdemócratas,
tiene
muchos opositores y se exige a los socialistas que apliquen
medidas
estructurales
de
reforma
del sistema. Mota Pinto acaba
dimitiendo
y
le
sucede Rui Machete, que ocupa
la
vicepresidencia
del gobierno y el Ministerio de Defensa Nacional. Se cambian también los titulares de Educación, Justicia, Equipamiento Social y Mar. Algunos de los barones del PSD exigían que el presidente de gobierno fuese un militar, y aunque hay candidatos, ninguno tiene los apoyos suficientes. Acaban por pensar de nuevo en Carlos Mota Pinto, pero su fallecimiento en 1985, cuando contaba solo 48 años, rompe todas las expectativas. En el confreso que se celebra en Figueira da Foz acaba siendo elegido, contra todo pronóstico, Aníbal Cavaco Silva. El PS estaba controlado por Soares y sus seguidores, y aunque había opositores entre la militancia socialista, Soares aparte de sí a todos los diputados disidentes, 209
asegurándose el control del grupo parlamentario. Esta época también está marcada por las diferencias entre Soares y Eanes, y se manifiesta cuando Soares le exige la dimisión de su principal colaborador, García dos Santos. A Eanes no le queda más remedio que someterse, pero piensa ya en devolver la jugada; y lo hace mediante la impulsión de un nuevo grupo político,
a partir de la
Comisión Nacional de Apoyo a la Reelección del Presidente Eanes. Se desmarca profundamente del Ejecutivo y señala que son necesarias nuevas fuerzas políticas en el país. Es la salida para la creación del partido presidencialista. Al movimiento eanista se le dota de secretario nacional provisional y se aprueba un programa político. En enero del año 86 se encuentra en Troia la ex CNARPE que se convierte en el Partido Renovador Democrático, y se elige como líder a Emilio Martinho. Los socialistas no están de acuerdo con la elección de Cavaco Silva al frente del PSD, y sólo aceptan que entre en el gobierno como vicepresidente, pero éste se muestra partidario de sacar a su partido del gobierno, y anuncia en junio
la ruptura de la coalición. Como
Cavaco había sido ministro de Economía con Sá Carneiro en la época próspera, se le asocia a lo bueno, y como no había participado en los gobiernos del Bloque Central, no hay ideas preconcebidas respecto a él. El mismo día que 210
se legaliza el PRD, Eanes anuncia que disuelve la Asamblea, habiéndose aprobado el día anterior el tratado de adhesión de Portugal a la CEE. Se convocan elecciones para el 6 de octubre de 1985, y gana Cavaco Silva, con mayoría relativa, mientras el PRD se convierte en la tercera
fuerza
política
del
país.
Almeida
Santos,
candidato del PS para suceder a Soares, es la víctima del vuelco electoral, y es sustituido en su partido por Víctor Constancio. Cavaco forma el X gobierno constitucional, cuando empiezan a llegar los fondos de cohesión de Europa y la economía presenta una cara más favorable. Pero su principal objetivo será la victoria en las elecciones presidenciales. La izquierda se presenta dividida, con tres candidatos principales:
1. María Lurdes Pintasilgo, que cuenta con el apoyo de los antiguos militares del CR, y esperaba también el apoyo de Eanes y su partido, aunque no lo consigue. 2. Salgado Zenha podía arrancar votos a Soares desde el centro izquierda, y cuenta con el respaldo de los comunistas 3. Soares, que en principio solo gozaba del apoyo de su propio partido, aunque se 211
beneficia del descontento que se siente hacia Freitas Amaral, al que Cavaco había depuesto como candidato del Consejo Nacional. .
La primera vuelta de las elecciones se celebró en enero del 86 y ganó Freitas de Amaral, quedando en último lugar Pintasilgo. Pero en la segunda vuelta la izquierda se asusta y esto sirve para que se unan, pues hasta los comunistas apoyan a Soares, que se impone con el 51% de los sufragios. Cavaco lanza desde el gobierno un mensaje conciliador, que el presidente de la República acepta. El PRD queda totalmente hundido porque estas elecciones eran su apuesta y la perdieron. Eanes trata de reforzarse dentro de la oposición, y presentan una
moción de censura
contra Cavaco en 1987, a la cual se suman el PS y los comunistas, y el gobierno de Cavaco cae. Al avalar la moción, los socialistas pretendían que Soares diese su beneplácito a un gobierno PS-PRD; pero el presidente opta por la disolución del Parlamento, lo cual beneficia únicamente a Cavaco. En julio de 1987 se celebran elecciones anticipadas, y Cavaco forma el XI gobierno constitucional, El dato más significativo es el hundimiento 212
del PRD. Víctor Constancio permanece como secretario del PS hasta octubre de 1988, cuando la obstrucción de los barones se le hace insoportable y es sustituido por Jorge Sampaio. Eanes abandona el cargo de presidente del partido que había creado y el PC también atraviesa una crisis. El CDS entrega la dirección a Freitas de Amaral. En 1989 los partidos negocian una nueva revisión de la constitución para liberarla de la pesada carga que arrastraba desde la revolución. Se eliminan los preceptos socialistas que todavía quedaban y se suprime el objetivo de la prioridad social, anulándose las referencias a la reforma
Agraria,
y
se
abre
el
camino
a
las
reprivatizaciones. En diciembre del año 89 Sampaio se presenta a la alcaldía de Lisboa en coalición con los comunistas, y gana. Soares opta por ser discreto en su cargo y guarda convergencia con el PSD, como se manifiesta en la Ley de Radio, que los socialistas pretenden que sea vetada por Soares, pero éste concede una frecuencia en FM a la emisora católica Renascença. Choca también con su partido y con toda la izquierda cuando acepta el nombramiento de Soares Carneiro, el candidato de la derecha, como 213
CEMGFA. Pero por eso mismo, y por la mencionada ley de Radio, Soares es reelegido con el apoyo del PSD, sobre todo por las siguientes razones: su popularidad entre el electorado, la falta de un candidato fuerte de derechas y la proximidad de las elecciones presidenciales y las legislativas. En junio de 1990 se confirma la reelección de Soares, y Cavaco también revalida las legislativas en noviembre de 1991. Los socialistas eligen a un nuevo líder,
Antonio
electorado
Guterres,
centrista
que
que
intenta
parece
acercarse
abandonado
al por
Sampaio. El CDS desciende y muchos de sus dirigentes más
significativos
abandonan
sus
filas.
El
nuevo
dirigente, Manuel Monteiro, se inclina sin ambages hacia la derecha, en un discurso xenófobo y antieuropeo, que provoca la expulsión del partido de la Internacional Demócrata Cristiana. También los comunistas sufren un retroceso y se agravan sus problemas internos. No se ve con buenos ojos que el partido comunista portugués no condenase el golpe neo-stalinista contra Gorvachov. La Asamblea de la República que se elige en 1984 hace una nueva revisión constitucional para adecuar la constitución al Tratado de Maastricht. El XII gobierno constitucional, presidido por Cavaco, fue muy problemático para el primer ministro por la guerra abierta que mantuvo con Soares, que continúa fiscalizando la normativa elaborada 214
por el Ejecutivo y el Legislativo, enviándola muchas veces al TC, con lo cual muchas de las leyes acaban siendo declaradas
inconstitucionales.
Otro
momento
especialmente duro entre los dos mandatarios es la aprobación de la llamada Ley de los coroneles, que trataba
de
igualar
la
jerarquía
militar,
bastante
desequilibrada del lado de los rangos superiores. Soares la vetó en un primer momento, pero acabó por promulgarla. En esa misma línea de descontento militar, nace la Asociación Nacional de Sargentos en el año 1992, que se quejan de la reducción de gastos en materia de Defensa, lo cual provoca la dimisión del general Loureiro dos Santos. En todo lo militar, Soares contaba con el apoyo de la izquierda, pero no así en lo relativo al Tratado de Maastricht, por lo cual se empeñó en solicitar un referéndum, aunque al final no se lleva a cabo, y todo se soluciona en vía parlamentaria. Soares ejerce un creciente papel de protagonista en la vida política del país y diluye por tanto el papel de la oposición que podría tener la Asamblea, hasta tal punto que Guterres se distancia y abre el partido a la Plataforma de Izquierdas salida del PC, intentando llegar a un acuerdo con Sampaio en el que le garantizaba la presidencia de la República, pero Sampaio no acepta hasta 1994. La erosión que ejercieron sobre el gobierno el presidente de 215
la República y el líder del CDS apoyado por el semanario O Independente, desgastaron a Cavaco, y su partido perdió primero las municipales y luego las europeas del 94 ante el candidato del PS, Antonio Vitorino. El balance del cavaquismo tiene cosas buenas y malas, pues aunque logra una buena situación económica, acaba crispando demasiado al país. Cavaco manifiesta que no se presentará de nuevo a la candidatura de primer ministro, pero si lo hará a la de la presidencia. El PS aparece dividido entre Soares, que promovió un congreso llamado Portugal, ¿Qué futuro? Y Guterres, que postulaba por la moderación y el centrismo, cuya doctrina se acabaría imponiendo. La campaña electoral del 95 se hace solapando precisamente el socialismo en aras de un mayor centrismo, y se ganan las legislativas con el 43,9% de los sufragios, encabezando Guterres el XIII gobierno constitucional. En las elecciones presidenciales también gana el candidato socialista, Jorge Sampaio, con lo cual por primera vez el presidente y el primer ministro pertenecen al mismo partido. El ejecutivo da la imagen de solidez necesaria, aunque tiene que luchar con algunos problemas, como la dimisión de Antonio Vitorino, a la sazón ministro de Defensa y de la Presidencia, y que es acusado de fraude. Los referendums de 1998 sobre la ampliación del aborto a las 10 semanas de embarazo y 216
sobre la división del país en 8 regiones administrativas son un fracaso para el gobierno. La bonanza económica disminuye la tensión social y al solidez socialista se ve reforzada en el transcurso del congreso de febrero de 1999, en que se designa a Soares como cabeza de lista para
las
elecciones
europeas.
La
oposición
es
particularmente débil en este momento, cambiando incluso de líder, hasta que llega Durao Barroso y decide sacar del ostracismo político a Cavaco. Los comunistas perdieron sus bastiones tradicionales y hay una profunda división entre la dirección del partido. En las elecciones legislativas de 1999 los socialistas hacen una campaña basada en la conquista de la mayoría absoluta, pero contra el pronóstico de las encuestas, ni el PSD se hundió, ni el PS obtuvo la mayoría absoluta, sino que de manera sorprendente el PS obtuvo el mismo número de escaños que el conjunto de toda la oposición. El hijo de Mario Soares, José Soares, prefirió mantenerse al margen del gobierno y un foco de discordia fue el antiguo ministro de Finanzas, Sousa Franco, al que no se le deja entrar en el nuevo gabinete, a causa de la oposición a la participación del banco español Santander Central Hispano en un holding que controlaba los cuatro grandes bancos portugueses. La Exposición Universal de Lisboa atrajo a muchos visitantes y sirvió para demostrar los 217
logros del país, al igual que reforzó a Portugal en el exterior la concesión del premio Nobel a Saramago. El desbloqueo de la situación de la antigua colonia de Timor, tras muchos años de ocupación indonesia y la devolución de Macao a China coincide con una época de confianza en el futuro de los portugueses.
PORTUGAL EN EL EXTERIOR Intereses y política internacionales
218
CAPÍTULO I.- EL MARCO EXTERIOR DE LA TRANSICIÓN PORTUGUESA AL LIBERALISMO
1.1 Poder mundial británico
Después de que Napoleón resultara definitivamente
derrotado,
algo
cambia
en
el
orden
internacional, debido a muy diversos factores de los cuales no es el menor el económico, aunque también resulta destacable el auge de los nacionalismos europeos y la capacidad estatal para desarrollar políticas que abarquen el ámbito internacional. La Inglaterra del siglo XVIII se transforma en modelo de la relación economía-estado, aunque la mayoría de los cambios, hechos paulatinamente, provenían del siglo XVII, durante la Ilustración y quizá se inicien ya con la Gloriosa Revolución de 1668, cuando empieza la nacionalización de la política y se estimula el crecimiento de los factores económicos, que a veces sobrepasan los problemas políticos, como cuando se emancipan las colonias americanas, que siguen importando los productos ingleses. Cuando cae la hegemonía francesa, en los años posteriores a 1815, Inglaterra se convierte en la potencia hegemónica,
debido sobre todo a su poderosa flota y a su
enorme imperio colonial. La supremacía económica y el dominio del mar le daban una hegemonía solamente
219
amenazada por Francia o Rusia, aunque la primera ya hemos dicho que dejó de ser pronto una rival. Aunque en Portugal la influencia francesa se siente en la cultura y en la ideología, pronto Londres adquirirá una importante superioridad.
1.2. Crisis y reconstrucción liberal del estado portugués.
Cuando estaba ya finalizando el siglo XVIII, Portugal era una potencia atlántica con una monarquía absoluta y una burguesía dedicada al comercio oceánico, sobre todo al eje entre Europa y Brasil. Pero la influencia francesa se deja sentir en Portugal, en forma de una nueva ideología, y lo que es más importante todavía, el país se encuentra en medio de dos grandes potencias: Inglaterra y Francia, tratando de mantener un difícil equilibrio. Cuando en 1806
llega
el
Bloqueo
Continental,
Lisboa
tiene
que
posicionarse y acaba cediendo, aunque Napoleón ya ha decidido
invadir
la
Península,
y
en
el
Tratado
de
Fontainebleau se establece la intervención de España y
220
Portugal. La familia real portuguesa se refugia en Brasil. Después del levantamiento español, los portugueses empiezan a sentir conatos de rebeldía a la ocupación francesa, y tras la segunda invasión por el norte bajo el mandato del general Soult, se rechaza a los franceses, que se refugian en España. En la tercera y última acometida, se avanza sobre Lisboa, aunque no consigue franquear Torres Vedras, defendida por el mariscal Wellintong. A partir de ese momento, Portugal se convierte en un territorio arruinado económicamente, con la corte en Brasil y dominado por los ingleses. La autoridad queda en manos de una Regencia de cinco gobernadores. En esta época es cuando se realiza el tratado comercial con Inglaterra, que pondrá fin a la independencia económica lusa, además de que se acaba el régimen de pacto colonial con Brasil, con el consecuente déficit de la balanza comercial. En Brasil, por otra parte, nacen deseos de independencia, a pesar de la estancia de la familia real, y se inician movimientos de insurgencia en Pernambuco. La lucha contra el absolutismo nace sobre todo en la burguesía mercantil y profesional, que se apoya a veces en la masonería. La conjura del Sinedrio fracasa en 1817, y el poder queda en manos de una junta provisional que mediante elecciones indirectas, convoca una asamblea constituyente. Estas cortes están presididas por el vintismo, que representa los intereses burgueses, y la constitución del 22 se basa en la de Cádiz, estableciendo la soberanía de la nación y dividiendo los poderes, con lo cual las prerrogativas regias quedan bastante reducidas. Don Pedro, el príncipe heredero, proclama
221
la independencia de Brasil, lo cual lleva a profundos cambios económicos en Portugal, que pierde su principal fuente de riqueza. La experiencia liberal dura pocos años, porque la restauración del absolutismo en España hace que el infante Don Miguel y su madre, doña Carlota Joaquina, hermana a la sazón de Fernando VII, cierren las cortes y deroguen la constitución, intentando derrocar a Juan VI; que resiste gracias al apoyo inglés. Se impone un absolutismo atemperado, aunque la mayor parte del país es rural y conservadora, poco propicia a las ideas modernas que vienen del extranjero. Cuando muere el rey, su heredero don Pedro, emperador de Brasil, otorga una constitución
moderada, donde el rey
conserva amplios poderes, y abdica en su hija María da Gloria, que es todavía una niña, a la que casa con su tío Don Miguel, que actuará como el verdadero rey y causará la guerra civil que provoca la vuelta de Brasil de Don Pedro, que se organiza en las Azores y avanza sobre el resto del país. Vence una minoría liberal, ayudada por Inglaterra, y se desmonta la vieja legislación absolutista. El código de comercio de Borges consagra el liberalismo económico y se decreta la disolución de las órdenes religiosas, cuyos bienes engordan las arcas del estado. Se reelaboran también los códigos tanto penal como civil, y ante la pérdida de Brasil se pergeña una política regeneracionista que pretende proyectarse hacia África, en lo que se ha llamado Tercer Imperio. La vida política se enfoca en la lucha entre los radicales izquierdistas, de tradición vintista, y los moderados cartistas, que defendían la Carta constitucional.
222
La revuelta de
septiembre de 1836 lleva a la izquierda al
poder, y nace un documento más progresista que la Carta; aunque en 1842 el setembrismo se disuelve en la restauración de la Carta, de la mano de Costa Cabral, setembrista arrepentido, que gobierna con tintes de liberal autoritario. Esta dictadura suscita la oposición de todos los grupos y en 1846 estalla una revuelta que lleva a la reina a rechazar a Cabral, que vuelve al poder en 1851, aunque el mariscal Saldanha pronto le despojará. En toda esta época Inglaterra siguió influyendo en el país, sobre todo porque era la proveedora de la mayor parte del capital, e indispensable para el comercio luso. Para Inglaterra resultaba interesante la influencia en el país luso porque le garantizaba el dominio de las principales rutas oceánicas. La intervención inglesa resultó indispensable para acabar con la guerra civil conocida como Patuleia, cuando frena a España en el posible ascendiente que pudiese tener sobre el país vecino.
CAPÍTULO II.- LOS CAMBIOS EN LOS EQUILIBRIOS MUNDIALES DE PODER (1854-1885)
2.1. La difusión del poder industrial
223
Los cambios económicos y sociales fueron muy importantes en la primera fase de la industrialización, debido a muchos factores; entre ellos podemos destacar los yacimientos de oro de California y Australia, el desarrollo del crédito y las inversiones y la ampliación de los mercados. La economía crece y se internacionaliza, pero esta fase expansiva cambia hacia 1873, porque el exceso de inversiones y de tecnología no puede ser absorbida por el mercado existente, lo cual trae como consecuencia el hundimiento de los precios, aunque el proteccionismo no paralizó la internacionalización de la economía y la crisis vino bien para racionalizar los procesos de producción. Los avances de la economía industrial hicieron de Estados Unidos un país de primer orden en la economía mundial, con lo cual la tradicional hegemonía británica quedó algo lastimada.
2.2. Los nuevos poderes continentales.-
Con la guerra de Crimea se acaba el orden del Congreso de Viena, y Rusia ve frenadas sus ideas de avance. El statu quo acaba de romperse con la creación del reino de Italia, que obedece a los sentimientos nacionalistas, pero también a la labor de Cavour y de Napoleón III desde
224
Paris. En la misma línea se encuentra la unidad alemana, de nuevo apoyada por el emperador francés, que no frena a Bismarck en un primer momento, aunque cuando comprendió que se le había burlado y que se pretendía aislar a Francia, ya era demasiado tarde. En 1871 el equilibrio europeo había quedado transformado por completo, y habían surgido dos nuevas potencias, una de menor calibre, Italia, pero la otra, Alemania, amenazadora con su gran potencial. La diplomacia de Bismarck pretendía asegurar un equilibrio razonable, basado en el dominio oceánico de Inglaterra y en el aislamiento de Francia.
2.3. El poder europeo fuera de Europa.
Los cambios europeos tuvieron dimensiones mundiales. Los Estados Unidos empiezan un período de gran desarrollo y se convertirán en una de las principales potencias, al igual que Japón lo será en la lejana Asia. A consecuencia de las guerras del opio y de la apertura económica de China, los europeos hacen mucho más patente su presencia en el continente asiático, y se van imponiendo en Indochina, Camboya, Birmania. También África pasa a ser codiciada, y es Francia la que inicia el afán colonizador,
225
ocupando Argelia. Los franceses construyen el canal de Suez, aunque las rutas comerciales británicas acaban siendo las más beneficiadas. Se crea un protectorado francés en Túnez y los europeos empiezan a penetrar en los rincones más remotos de África, como lo prueban los viajes de Livingstone y Stanley. Comienza a cuestionarse la hegemonía británica, aunque su posición sigue siendo claramente dominante.
CAPÍTULO
III.
PORTUGAL:
EL
ASENTAMIENTO
DEL
ESTADO Y LA DEFINICIÓN DE LOS INTERESES EXTERNOS.
3.1. El estado regenerador.
226
Con el liderazgo de Fontes de Melo, y su doctrina, conocida como FONTISMO, se inaugura un período de paz civil, estabilidad en la vida pública y un cierto progreso económico. El Acta de 1852 introduce en la Carta de 1826 algunos puntos por los que venía clamando la izquierda liberal. Se articula también una idea de relevo en el poder, entre las tendencias de la derecha y de la izquierda, que acaba por cristalizar en la alternancia
en el poder entre el partido
regenerador de Fontes y el progresista, liderado primero por Anselmo Braancamp y luego por José Luciano de Castro. El fontismo
se
basaba
económicamente
en
las
teorías
librecambistas, y pensaban que el país se tenía que abrir a la economía internacional. Portugal recibe divisas del exterior, procedentes sobre todo de la exportación agrícola y de la emigración a Brasil, y también de empréstitos extranjeros. Aunque algunas de las consecuencias de esta política son bastante favorables; Portugal depende demasiado de la coyuntura internacional.
3.2. La Iberia indeseable.
227
A medida que el país progresa, van creciendo también sus ansias de independencia con respecto al exterior, al mismo tiempo que Inglaterra, que había estado siempre estrechamente ligada a Portugal, mantiene un ansia creciente hacia los espacios extraeuropeos. La expansión colonial está en pleno auge, pero la política portuguesa, al principio al menos, se verá más atraía hacia el espacio peninsular, y será la cuestión ibérica la que quiete el sueño a Lisboa. Los portugueses siempre se habían sentido recelosos de España y por su parte los españoles siempre habían mostrado excesivo gusto por una unión peninsular. Esta idea tenía simpatizantes de ambos lados, pero en Portugal nunca tuvo apoyo social y el iberismo provocaba rechazo. En el último cuarto del siglo XIX esta idea alcanza su plenitud, coincidiendo con los procesos de unificación de Alemania e Italia. En Portugal la idea de la unidad se usa para atacar al gobierno en las luchas internas y en España la izquierda liberal soñaba con colocar
en el trono de Isabel II a algún miembro de los
Braganza. Sin embargo no puede decirse que España iniciase una política amenazadora e este sentido, aunque la idea se alentase en los círculos diplomáticos y políticos. España veía esta cuestión desde la misma óptica de interés que tenía Marruecos, Gibraltar o el área mediterránea, y no entendían la prevención lusa, a pesar de que en la prensa española se animaba con la misma obsesión patriótica la cuestión ibérica que en Portugal se hacía con el españolismo. Quizá por eso lasa relaciones fueron siempre difíciles, e incluso las económicas,
228
como queda probado el miedo portugués a la creación de una red ferroviaria que mejorase la comunicación con los vecinos españoles. Por otra parte, los portugueses veían con inquietud las intervenciones españolas en el exterior, como fue el caso de la guerra en el norte de África. A pesar de todo, los gobiernos españoles siempre declararon su respeto a Portugal, al tiempo que los portugueses ponían especial cuidado en que los exiliados españoles en su territorio no preparasen conspiraciones contra el gobierno liberal en el poder. Cuando en 1868 se abre el período de la revolución española, hay preocupación en el país vecino, aunque las relaciones entre ellos siempre se mantienen dentro de la corrección. Esto no obsta a que en Portugal se propongan candidaturas para sustituir a la destronada Isabel II, y las maniobras del general Prim para entronizar al padre del rey portugués, Don Fernando Coburgo, no hacen sino exacerbar el odio a todo lo portugués en España. También la guerra entre Francia y Prusia hace temer a Portugal una alianza hispano-germánica que se adentrase en su país, y durante la breve primera república española, los portugueses se sienten tan intranquilos que incluso buscan el apoyo inglés. Tampoco el gobierno de Cánovas les acaba de tranquilizar por completo, e incluso se sabe que hubo intenciones de ayudar a los carlistas por parte del ministro de Asuntos Extranjeros, Andrade Corvo, que acaba consiguiendo de Alemania e Inglaterra la promesa de que no permitirían nunca que España atentase contra la independencia lusa. Pero a Canovas lo que menos le interesaba era el proyecto ibérico,
229
sino tan solo mantener una buena relación de amistad entre ambas monarquías. Y de hecho Alfonso XII y Don Luís I de Portugal se encontrarán en Elvas y en Valencia de Alcántara.
3.3. Hacia el imperio deseado.
Portugal es uno de los países europeos con más experiencia ultramarina, ya que su colonialismo se inicia en 1415 en Ceuta, y acaba en 1974. En todas las constituciones
portuguesas
los
territorios
ultramarinos
aparecen como parte del propio Portugal, y la pérdida del primer imperio, India, y luego de Brasil, segundo imperio, tuvo para Portugal dramáticas consecuencias. Es entonces cuando se empieza a perfilar la tierra africana como el posible y deseado tercer imperio. Portugal tenía en el continente pequeños emplazamientos costeros, que servían antaño de escala en el camino hacia la India, y luego serían la fuente de esclavos que trabajasen en Brasil. Pero poco a poco gana fuerza la idea de hacer de las tierras africanas un nuevo Brasil; y será Sá Bandeira quien proyecte hacer de las colonias africanas verdaderos centros de producción. Se promueven entonces viajes de estudios y de colonización a estas tierras. En 1852 se establece el Consejo ultramarino, y los mayores
230
problemas le vienen a Portugal del aliado británico, que pasa a ser ahora rival. Uno de los puntos de fricción era el puerto de Lourenço Marqués, que jugaba un papel estratégico en la lucha inglesa contra los boers. Para salir airosa, Lisboa tiene que contentar a Inglaterra y a los boers, en un dificilísimo equilibrio. Por fin en el año 1875 se ratifica un tratado mediante el cual se reconoce la soberanía de Portugal, garantizando la libertad de comercio mediante un pasillo que se abre a tal fin. Pero no pasaba de ser una declaración de derechos, simple y llanamente, porque Portugal era una potencia mucho menor que Inglaterra, que en la guerra de anexión de Transvaal y en la guerra contra los zulúes negoció con Portugal el tránsito por el corredor de Lourenço Marqués. Aunque Portugal tuviese la llave del comercio y de la economía en la zona, no tenía la capacidad de defenderse por sí misma, y solo la apertura hacia Inglaterra podía hacer viable lo que simplemente era un derecho sobre el papel. Andrade Corvo se esfuerza en la negociación y en 1879 el puerto y el pasillo de Lourenço Marqués quedan abiertos al tráfico económico y militar de Inglaterra, aunque este tratado no es bien recibido por la opinión pública portuguesa, ya que también en Lisboa hay una cierta fiebre por el nacionalismo, al igual que en la mayoría de los estados europeos. Precisamente será este incipiente nacionalismo el motor que empuje la creciente ansia imperialista de los portugueses, sobre todo cuando el partido progresista llega al poder. Por si fuera poco, Portugal tiene que renovar el tratado firmado con los boers y compartir el
231
proyecto del ferrocarril entre Lourenço Marqués y Pretoria, cuando ni boers ni ingleses podían ser los concesionarios, y por lo tanto se le da al norteamericano Mc Murdo. En la desembocadura del Zaire también se presentan problemas con Francia y Bélgica, y son de nuevo los ingleses quienes fomentan el tratado del Zaire, aunque la oposición del resto de potencias implicadas les hace desistir del proyecto, y la cuestión de África se resolverá más adelante en la Conferencia de Berlín.
CAPÍTULO
IV.
IMPERIALISMO
INTERNACIONALES.
4.1. El gran salto económico.
232
Y
RIVALIDADES
En 1873 se inicia una fase de recesión, en un momento en que bajan los precios y caen las inversiones, aunque a finales de siglo nace un nuevo impulso en la economía, debido sobre todo a los cambios en la estructura capitalista, en los métodos empresariales y en el modo en que se comportan los poderes públicos, además del uso de nuevas fuentes de energía que revolucionan la comunicación y los transportes. Todo esto hace que cambie la sociedad
al
completo,
que
aumente
la
emigración
transoceánica y que el flujo internacional de mercados y capitales aumente considerablemente.
4.2. Nuevo rango de las potencias europeas e imperialismo mundial.
La supremacía europea se basa en gran medida en la expansión colonial, sobre todo por África, desde
233
que tiene lugar la conferencia de Berlín en 1885, que se hace especialmente necesaria por la incorporación al mundo de las grandes potencias de países como la nueva Alemania, Estados Unidos o Japón. La expansión colonial cambia, y tiene lugar una nueva colonización, de tintes económicos y financieros. Desde 1875 hasta inicios de la I GM, se reparte en mundo entre las grandes potencias, y ya resulta indiscutible la hegemonía europea, en donde empieza a declinar ligeramente el liderazgo de Gran Bretaña, aunque sigue ocupando un lugar muy importante. 4.3. Rivalidades y tensiones.
Las tensiones nacionalistas, derivadas de los problemas entre Francia y Alemania y la crisis balcánica fueron responsables en buena medida del inicio de la Gran Guerra, aunque el problema venía ya de lejos, e influyen también las luchas por las colonias. Inglaterra se impone a todos sus rivales, tanto en la India como en África. Para su expansión en la India le interesa defender la frontera con Afganistán, y desea también desplazar la influencia francesa en Egipto, a la vez que pretende compensar a los franceses, dando su visto bueno a la ocupación de Túnez. También los ingleses se oponen al avance ruso por el Turquestán, mediante un protectorado sobre Afganistán, y que le sirve de barrera a la
234
India. En África los ingleses se extienden desde El Cairo hasta El Cabo, y para ello no dudan en lanzar el conocido Ultimátum en enero de 1890, cuando los portugueses quieren conectar Angola y Mozambique; y a Lisboa no le queda más remedio que aceptar. Más tarde también tiene
problemas con Francia
debido al control del alto Nilo. La situación de predominio en solitario de los ingleses era inviable por largo tiempo, sobre todo porque las otras potencias trataban de unirse en un sistema de alianzas, y Alemania, de la mano de Bismarck, se iba convirtiendo, poco a poco, en una gran potencia, que amenazaba el dominio inglés. La Triple Alianza se debilita a causa de Italia, de la Entente franco británica y de la incorporación, aunque indirecta, de España en la línea de Londres y Paris. En 1911 la crisis de Añadir causa de nuevo tensiones, y las negociaciones entre Londres y Berlín
se
encaminan a repartir el África portuguesa. Es en este momento cuando las tensiones empiezan a desplazarse hacia la zona de los Balcanes.
235
CAPÍTULO V. PORTUGAL EN LA TRANSICIÓN DEL SISTEMA INTERNACIONAL.
5.1. La crisis portuguesa de fin de siglo
En el final de siglo se dan en Portugal calamidades internas y externas, que acentúan la sensación de crisis. El rotativismo monárquico se muestra ineficaz, y la puesta en marcha del partido socialista y del republicano, conducen a una especie de nacionalismo, que nace también del humillante tratado de Lourenço Marqués, y de las añoranzas y celebraciones en honor de Camoes y el marqués de Pombal. La Conferencia de Berlín y la dependencia británica no se ven con buenos ojos, y salen a la luz viejos descontentos. A finales de siglo hay ya conatos de rebeldía, y al caída del flujo de remesas de los emigrantes a Brasil, junto con la quiebra de Baring&Brother, acaba de empeorar la situación. Se toman una serie de medidas económicas, muchas de ellas proteccionistas, y los ojos se vuelven hacia las colonias, especialmente las africanas. Aumenta el crédito interno y disminuyen los empréstitos extranjeros; y aunque la población lusa sigue siendo en su mayoría rural, también existe un crecimiento
236
importante de la población urbana, lo cual favorece el desarrollo de nuevos sectores sociales.
5.2. Réquiem por la monarquía.
Había varias alternativas en el tipo de gobierno deseado en Portugal en esta época; por una parte estaban aquellos sectores más conservadores, entre ellos el ejército y la elite, que abogaban por el establecimiento de una dictadura regia apoyada en la clase militar; mientras que el sector
republicano
prefería
la
vía
democrática.
Ambas
alternativas eran incompatibles con el rotativismo, y el rey don Carlos
se
resistía
al
cambio,
acudiendo
a
gobiernos
regeneracionistas, como fue el caso de Hintze Ribeiro. Hasta 1906 se mantuvo el gobierno alternativamente en manos de regeneradores escándalos
y
progresistas,
políticos
y
pero
corrupciones,
había
demasiados
y
huelgas
las
y
movimientos revolucionarios eran una constante, y en estas condiciones el rey entrega el poder a Joao Franco, que gobernó de manera autoritaria apoyado por el rey, hasta que en 1908 esta dictadura fue desarticulada, y poco después el propio rey es asesinado junto a su primogénito en un atentado.
237
5.3. Hacia la confrontación con Inglaterra.
Al mismo tiempo que la difícil situación interna portuguesa, hay en el exterior una época complicada; que en el caso de Portugal enlaza con la controvertida situación colonial, sobre todo en Zaire y el Congo. Con la conferencia de Berlín se pone coto a algunos de los derechos históricos alegados por Portugal, que pierde sus pretensiones en la cuenca del Zaire, teniendo que contentarse con Angola y Mozambique. Al carecer de los recursos suficientes, a Portugal no le queda más remedio que entenderse con Inglaterra, sobre todo en el ámbito económico, y lo hace de la mano del ministro Joao
Andrade
de
Corvo.
Se
lanzan
expediciones
de
reconocimiento hacia Angola y Mozambique y se trata de conseguir mediante la diplomacia los apoyos de Francia y Alemania, para contrarrestar un poco la influencia portuguesa. Esta política está apoyada por el nuevo gobierno progresista de José Luciano de Castro, sobre todo a través del nuevo ministro de Exteriores, Barros Gomes, que seguía los pasos de Andrade; y no quería abandonar la alianza con Inglaterra, sino más bien acabar con la relación de subordinación. Pero una cosa eran los intereses políticos y otra los económicos, y la ya mencionada concesión ferroviaria a Mc Murdo, fue causa de muchos problemas, y se llegó a un punto en que la compañía americana buscó el apoyo inglés, con lo cual Portugal acaba anulando la concesión. Además del corredor de Lourenço
238
Marqués, también existía el contencioso de los territorios del interior, y los ingleses apoyan las iniciativas expansionistas de Cecil Rhodes cuya compañía recibe grandes ventajas de los británicos. Londres no está de acuerdo en las expediciones portuguesas por el interior, y el contencioso se desplaza ahora a la región de los makololos.
5.4. Ultimátum.
Portugal intenta mantenerse firme en sus derechos, a pesar de la insistencia de Inglaterra, pero los lusos no cuentan con apoyos, porque ni siquiera Alemania está dispuesta a indisponerse con los británicos, así que el 11 de enero de 1890 Londres envía el conocido Ultimátum, exigiendo inmediatamente al gobernador de Mozambique la evacuación de los territorios en disputa, amenazando con retirar la representación diplomática de Lisboa si no se recibía una respuesta inmediata. Al gobierno de Portugal no le queda más remedio que ceder, viendo como el sueño del “mapa rosa” se desmorona, y estalla en el país una ola de indignación contra
239
Inglaterra. Sin embargo, los ingleses no querían echar a los lusos de África, sino que se mantuvieran dentro de la dependencia inglesa. Se firma un tratado en donde se reconocen a Portugal los derechos en Angola, el alto Zambeze y Niassa, disponiendo de un corredor de comunicación entre Angola y Mozambique, a cambio de aceptar el control británico en el corredor de Lourenço Marqués y del enlace ferroviario hacia Rhodesia. Portugal se compromete también a no disponer de sus territorios sin la autorización inglesa.
5.5. El regreso a la alianza.
Después del Ultimátum el imperio portugués se reconoció internacionalmente, y se recuperó el sentido de la alianza con Inglaterra, con lo cual los ingleses iban a defender las posesiones africanas de Portugal siempre y cuando estos territorios sirviesen a los intereses británicos. Poco a poco se va haciendo realidad el III imperio, y en una primera fase los esfuerzos se centran en Mozambique, y más tarde en Angola. Económicamente, se ponen en marcha políticas proteccionistas, aunque en las colonias se otorgan explotaciones a muchas compañías extranjeras.
240
5.6. Esfuerzos por sujetar a Londres.
A partir ya de 1895, el precario equilibrio que se había construido amenaza con romperse y debido a las presiones de Cecil Rhodes se intenta un golpe de estado
contra
Pretoria,
mientras
Alemania
apoya
la
independencia de Transvaal. El Káiser Guillermo II apoya la república boer y se inicia por parte de los alemanes la construcción de una flota que podía amenazar el control inglés del océano. El problema de Transvaal se soluciona con la guerra anglo-boer, en la cual las colonias portuguesas se ven seriamente comprometidas, y Lisboa tiene problemas con su deuda externa, a consecuencia de la crisis financiera de 1891, de los gastos de la línea férrea y de la indemnización que debe pagar a Mc Murdo. Por eso Portugal inicia conversaciones con Londres
para
lograr
un
préstamo
garantizado
con
la
recaudación de las rentas coloniales, y los ingleses aceptan a cambio de controlar los abastecimientos a Transvaal; aunque Alemania también solicita tomar parte, e Inglaterra no está por la labor, pero no le queda más remedio que claudicar. Se firman entonces tres acuerdos, distribuyendo África: para Portugal el sur de Angola, norte de Mozambique y Timor; para Alemania, el sur de Mozambique, y el norte de Angola para Inglaterra. Los alemanes e ingleses tendrían el control financiero en el caso de que Lisboa tuviera que solicitar préstamos con la garantía de
241
las rentas coloniales. Con esto Portugal pierde el imperio, aunque lo conserve de manera nominal. Aunque Inglaterra haya firmado el tratado, no tiene el menor interés en que se cumpla, y aconseja a Lisboa de que en caso de necesidad, busque otros caminos para resolver sus deudas, aunque no será sencillo para los portugueses. Al final Portugal intenta solucionar el problema negociando la deuda con Paris con la garantía de las aduanas metropolitanas y de las islas adyacentes. Londres exige la retirada de la hipoteca sobre las Azores. Cuando va a comenzar la guerra de Inglaterra contra los boers, los ingleses piden a Lisboa que se cierre el corredor de Lourenço Marqués para evitar el abastecimiento del enemigo,
pero
los
portugueses
no
pueden
ceder
tan
fácilmente, con lo cual se firma la declaración secreta Salisbury-Soveral, por la cual Inglaterra confirma la defensa de la soberanía metropolitana y colonial portuguesa, y a cambio Portugal se compromete a no permitir el paso de armas y municiones hacia Transvaal; aunque se da un paso más y los ingleses consiguen que
se autorice el tránsito de tropas
británicas por Mozambique.
5.7 Viraje hacia el Atlántico.-
242
El siglo XX da comienzo con unas buenas relaciones entre Portugal e Inglaterra, pero la presión de la época hace que toda Europa desplace su atención hacia el Atlántico, sobre todo a causa de la guerra entre España y Estados Unidos, aunque también a causa del cada vez más evidente peligro alemán, con iniciativas para ocupar posiciones en los archipiélagos atlánticos de Canarias, Madeira y Azores. Inglaterra insiste en que Portugal no realice concesión alguna sin su permiso, y se inicia una incipiente tentativa de alianza Paris- Londres, que más tarde tomará la forma de Triple Entente cuando se añada Rusia. Portugal es una zona privilegiada, y la política de apaciguamiento londinense le pone en un dilema. Cuando España pierde sus restos coloniales, busca un entendimiento con Inglaterra y Francia mediante la Entente Cordiale de 1904, a partir del arreglo de sus diferencias coloniales en el norte de África, donde se divide con Francia el protectorado sobre Marruecos. Pero Portugal lo veía todo temiendo dos posibles problemas: que la propia monarquía se viera afectada, y que España, ante la pérdida de los restos de su imperio colonial, tuviese a Portugal en el punto de mira, por lo cual Portugal es el primer interesado en que sus vecinos españoles entren la misma órbita aliancista de Londres y París.
243
CAPÍTULO VI. CRISIS INTERNA Y RIESGOS NACIONALES
6.1. El fracaso de la regeneración republicana.
El asesinato de Don Carlos es el funeral de la monarquía, salvando el breve reinado de Manuel II. A partir de 1909 se busca por el Directorio republicano la complicidad del ejército, pues ya tenían la ayuda de la Carbonaria, una sociedad que entroncaba con la masonería. La república triunfa sobre todo porque los apoyos de la monarquía ya no son firmes, y la lucha se lleva a cabo sobre todo en Lisboa. El gobierno provisional está constituido por Alfonso Costa, Almeida y Brito Camacho. Las primeras medidas que se toman vienen
de la mano de Alfonso Costa, y son
profundamente anticlericales, pretendiendo crear una sociedad laica. Se intenta también una reforma del ejército, y en donde menos cambios hay es en la estructura socioeconómica. En 1911 sale a la luz un texto constitucional y en 1911 se proclama presidente de la república a Manuel de Arriaga, formándose el primer gobierno bajo el mando de Joao Chagas. La república pretendía nacionalizar el estado, pero no había acuerdo entre un Portugal todavía demasiado conservador, liderado por Almeida y Camacho, y los llamados jacobinos, liderados por Costa, y esto dio lugar a una excesiva intransigencia del gobierno que llevó a revueltas populares, al
244
tiempo que el Vaticano rompía relaciones con el muy católico Portugal debido a las medidas de Costa. Hasta el propio ejército se siente incómodo con la radicalización del país, aunque hay un sector conocido como los jóvenes turcos, que se convierten en comisarios políticos de las ideas radicales del gobierno, en contra incluso de sus propios mandos. Desde Galicia hay incursiones monárquicas, con Paiva Couceiro al frente, aunque sin éxito, lo cual no obsta a que el republicanismo siga dividido en diversos frentes, en donde los moderados llevan las de perder. La vida política era tensa e inestable, y las simpatías de Arriaga estaban con los radicales. Costa gobierna hasta 1914, y logra poner en orden las finanzas, aunque gobernando con espectacular autoritarismo, lo cual le crea muchos problemas con la oposición, con lo cual al presidente no le queda más remedio que entregar la formación de gobierno a Bernardino Machado, que era más diplomático en el trato.
6.2 La amenaza española.-
La alianza con Inglaterra garantizaba a los portugueses su independencia y la conservación de sus colonias, pero con la incorporación de España a la entente, Portugal se ve amenazado, debido a la también posición estratégica española en el Atlántico. En España se alimentan ambiciones nacionalistas y hay críticas en algunos sectores
245
hacia la alianza con Inglaterra y Francia; siendo esos mismos sectores los que ven posibilidades de un acercamiento a Alemania, aunque con pocas probabilidades de éxito. Y se jugaba con la omnipresente aspiración española a la unión peninsular, sobre todo después de la caída de la monarquía lusa; aún a pesar de que la república mantiene la misma política que había hecho la monarquía de cara al exterior, siendo profundamente nacionalista y anglófila. Aunque las potencias extranjeras tardan un año en reconocer al nuevo gobierno republicano, debido sobre todo por un cierto malestar por la persecución a la Iglesia y la vigilancia política del ejército. Incluso la monarquía española se atreve a apoyar la contrarrevolución monárquica en Portugal, y hay casi una seguridad cierta de que Alfonso XIII alimentaba una ansia de iberización que siempre había estado latente en España, y en ese orden intenta influir internacionalmente, sobre todo frente a Inglaterra. A tanto llega que en 1913 Alfonso XIII ofrece al jefe de estado de Francia, Poincaré, la utilización de las Baleares y del ferrocarril español en una posible contienda, aunque tanto Francia como Londres dieron la callada por respuesta
a
las
tentativas
españolas.
Las
potencias
occidentales pensaban que lo ideal sería la situación de 1907, manteniendo la amistad con España para conservar el statu quo atlántico-mediterráneo, y en caso de guerra, les bastaba una neutralidad colaborante. La posible aportación española en una hipotética guerra no era tan importante como para contemplar el deseo del rey español de iberizar los dos países
246
vecinos.
6.3. El peligro de un expolio colonial.-
Al llegar la república a Portugal, se empieza a formar la idea de reparto de su imperio entre las potencias europeas, y se basan en los acuerdos entre Inglaterra y Alemania del año 1898, aunque después de la guerra de Marruecos la política alemana se encuentra dividida entre los que propugnan la pacificación, y los que desean el rearme naval.
De
todos
modos,
tienen
lugar
las
primeras
conversaciones para el reparto de las colonias lusas, y los alemanes se aprovechan de la poca simpatía británica por el gobierno republicano portugués. Pero al final la firma de un acuerdo queda bloqueada y en este ínterin estalla la IGM, y ya es imposible el reparto.
CAPÍTULO VII. FUERA Y DENTRO DE PORTUGAL.
7.1. La oportunidad de la guerra; entusiasmos y resistencias.
247
Portugal ve claramente que la ayuda e influencia británica ante la amenaza española y colonial, corre cierto peligro, aparte de que se consideraba humillante por la mayoría de los portugueses, sobre todo desde la crisis del Ultimátum. El estallido de la primera conflagración mundial aleja el peligro del reparto colonial, a la par que con la neutralidad española, había menos motivos de acercamiento entre España y la Entente. Los republicanos ven en la posibilidad de combatir al lado de los Aliados una gran oportunidad para sacarse de encima la amenaza española y la excesiva dependencia inglesa; pero la mayoría de los portugueses no entienden el por qué tomar parte en una lucha que les resulta ajena y extraña. Y no hay que olvidar que muchos de los monárquicos eran germanófilos. Londres pide al inicio de la guerra que no se haga una proclama de neutralidad, pero tampoco desean la intervención lusa para evitar enfrentamientos con Madrid; auque presionados por Francia, acaban por solicitar de Portugal la entrega de artillería, y Machado pone como condición que también vayan tropas portuguesas; así que a Inglaterra no le queda más remedio que solicitar formalmente la intervención, aunque las tropas lusas intervendrán cuando se juzgue necesario. Esto conlleva internamente la primera crisis del régimen, y el poder recaerá ahora en Azevedo Coutinho, aunque hay enormes protestas y rebeliones, por lo que el jefe de estado decide dar el poder al general Joaquim Pimenta de Castro, al que le encarga preparar unas elecciones, pero él impide la apertura del Parlamento y
248
retrasa las elecciones; con lo cual hay sectores de la oposición que invitan a la desobediencia civil, y se confina al general en las Azores, tomando el poder Teófilo Braga, que sustituye a Arriaga en la jefatura de estado.
7.2. Triunfo y coste de la beligerancia.
Se anula la corta dictadura y cuando se celebran nuevas elecciones, Machado vuelve a la presidencia de la república. Los ingleses se habían dado cuenta de que la ayuda lusa no era tal, sobre todo después de la derrota de Naulila frente a los alemanes, aunque los gobernantes deseasen que el ejército permaneciese en el frente. Pero cuando a Inglaterra le fallan los transportes marítimos, no le queda más remedio que requisar los navíos alemanes fondeados en los puertos lusos, y esto significará la ruptura definitiva con Alemania, que en 1917 declara la guerra a Portugal. Los gobernantes por fin habían conseguido entrar de lleno en la guerra, pero la mayoría de la clase política no estaba de acuerdo; pero a pesar de todo el Cuerpo
249
Expedicionario
portugués
es
destinado a Flandes
para
integrarse con los británicos, aún con pocas ganas por parte de la tropa, que se ve inmersa en una lucha que no es la suya. En las colonias tampoco los portugueses actúan de manera brillante, y hay que decir que el coste social de entrar en la guerra es enorme, siendo frecuentes las deserciones, crisis de subsistencia, inflación y revueltas de hambre en las ciudades. Incluso los grandes latifundistas se ponen en contra del gobierno
7.3. El frenazo del sidonismo.
Antes ya de terminar la IGM el gobierno de Alfonso Costa se encuentra aislado, y se empieza a fraguar un golpe, que se llevará a cabo bajo el mando de Sidonio Pais, oficial y profesor de matemáticas, de brillante personalidad, que arrastra a muchos de los jóvenes cadetes del ejército, e incluso al movimiento obrero. Cesan las medidas anticlericales y se rehabilita a los funcionarios depurados, parándose el anterior belicismo, aunque la política de Pais no estaba influenciada por el germanismo, como le acusaban sus detractores. Se convierte en el líder de la nación, y amplía el voto a la población analfabeta, aumentando enormemente el cuerpo electoral. Con las elecciones surgen unas cámaras completamente adictas a País, aunque el abandono de la
250
constitucionalidad de 1911 produce la deserción de los unionistas y los democráticos. El sidonismo va evolucionando hacia posiciones cada vez más reaccionarias, e incluso la reforma de la Ley de Separación conlleva la reanudación de las relaciones con el Vaticano. Las fuerzas del orden se ponen bajo el mando de monárquicos; y el modelo económico se basa en la defensa del latifundio, con lo cual los trabajadores ven que sus salarios decaen mientras el precio de los productos agrícolas sube. El movimiento obrero, que al principio le había apoyado, reacciona contra el sidonismo. También el bloque conservador se tambalea en sus apoyos, e incluso los más recalcitrantes sidonistas entienden que los principios del dictador no tienen vigencia. El Partido Nacional Republicano, que debía ser su principal apoyo, se divide en varias tendencias y hay una frustrada tentativa de golpe de estado, con una respuesta represiva que rompe definitivamente el sidonismo, e incluso hay un atentado contra Sidonio País, del que sale ileso, aunque poco más tarde un republicano le abate a tiros. Se desencadena una revuelta y hay una fugaz restauración de la monarquía, bajo el mando de Paiva Couceiro, pero todos los grupos republicanos cierran filas y se forma un gobierno presidido por Relvas. La dictadura de Sidonio había puesto las bases para lo que más tarde sería el Estado Novo de Salazar.
251
CAPÍTULO VIII. DE LA PAZ ILUSORIA A LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
8.1. Efímera restauración de los veinte.
Cuando termina la IGM se puede decir que ya hay campo de cultivo para la segunda, sobre todo debido a cuatro causas: la quiebra del orden económico anterior a 1914, la quiebra de los sistemas políticos liberales, las propias cláusulas de la paz y el vacío de poder internacional después de la pérdida de la hegemonía británica. Las economías, al acabar la guerra, estaban seriamente dañadas, incluso las de los vencedores, pero sobre todo la alemana, por las altas indemnizaciones exigidas y la pérdida de valiosos territorios. En el año 1922 se alcanza gran tensión ante la negativa de Alemania de seguir pagando algunas de las reparaciones exigidas, y por ello se hace el llamado Plan Dawes, para que Alemania volviera a poner en marcha su economía
y pudiera
hacer
frente
a sus
compromisos
internacionales. En la segunda mitad de los años 20 se vive un
252
espejismo de bonanza económica y política, pero
las
rivalidades y problemas siguen vigentes, sobre todo porque la economía se asienta en débiles cimientos.
8.2. El desastre de los treinta.-
Es en 1929 cuando surge lo que se ha dado en llamar Gran Depresión, cuando la crisis de Estados Unidos se extiende por todo el mundo, sobre todo por los países dependientes de los flujos extranjeros, como era el caso de Alemania. Es el momento también en que los nacionalismos tienen una especial repercusión en la política y avanzan los gobiernos basados en dictaduras. La primera llamada de atención procede de Japón, que ocupa Manchuria y Jehol, a pesar de la condena de la Sociedad de Naciones. La segunda llamada procede de la propia Alemania, cuando asciende Hitler al
poder
en
1933,
nacionalsocialismo
con
lo
cual ansias
supone de
el
triunfo
revancha
por
del las
humillaciones inflingidas en la IGM. La Sociedad de Naciones se encuentra ya totalmente desacreditada, y de hecho Alemania deja de formar parte de ella. El fascismo se extiende también a Italia, que se acerca peligrosamente a Alemania. En 1936 Hitler
253
acaba con todos los acuerdos cuando se anexiona Austria y más tarde los Sujetes y Checoslovaquia, para acabar invadiendo Polonia el 1 de septiembre de 1939.
CAPÍTULO IX. LA TRANSICIÓN PORTUGUESA DE LOS AÑOS VEINTE
9.1. La caída del demoliberalismo republicano.
Después del asesinato de Sidonio Pais se vive una profunda crisis en Portugal, y la guerra solo viene a romper la política regeneracionista de Costa. El país queda endeudado con Inglaterra y la inflación se dispara, con lo cual la sociedad sufre las consecuencias, a nivel económico e ideológico, creciendo la rebelión de las clases obreras. La república pierde sus apoyos tradicionales y la vida política se degrada, desapareciendo de la escena los principales líderes
254
9.2. Triunfo de la dictadura: del ejército a Salazar.-
Aunque el gobierno militar se impuso sin problemas, había distintas interpretaciones de cómo dirigir la dictadura, destacando las figuras de Mendes Cabeçadas y Sinel de Cordes. En 1928 queda consagrado como presidente de la república el general Carmona, aunque el poder carecía todavía de una verdadera vertebración política. Al gobierno no le queda más remedio que recurrir a los préstamos del exterior, bajo los auspicios de la Sociedad de Naciones y se nombra a Salazar como ministro de finanzas. Salazar proviene de una humilde familia muy católica, y no era un mero reaccionario, sino un hombre culto, educado y de tendencia muy conservadora y profundas ideas cristianas, además de prudente en la toma de sus decisiones. Para hacerse cargo de la maltrecha economía del país exige unos poderes especiales que le convierten en una especie de superministro, y ya en su discurso de toma de posesión, expresa que sabe muy bien lo que debe hacer y adonde dirigir sus pasos, pero exige de los portugueses un sacrificio sin límites para salir de la penosa situación en la que se encuentra el país. Salazar, apoyado en Carmona, se va imponiendo poco a poco, y en 1932 ocupa la Presidencia del Consejo de Ministros, de donde ya no saldrá hasta su enfermedad final, en 1968.
255
9.3. La amarga victoria portuguesa.-
¿Qué sacó en limpio Portugal de la Gran Guerra? Se podría decir que conservó sus colonias y su independencia, pero también salió con la quiebra del régimen liberal, la estructura interna del país, fracturada y su economía hecha añicos. Tampoco en el exterior la situación lusa era demasiado buena, porque desde España se pretendía ordenar el “desorden portugués” y el prestigio del país estaba por los suelos.
9.4. Rescoldos del peligro español.
España seguía especulando con una posible intervención en Portugal, y el embajador en Londres sondeaba el terreno ante una posible intervención española después de la muerte de Sidonio Pais, y se habla incluso de posibles sondeos también de la diplomacia española ante la Sociedad de Naciones en este sentido. Pero este momento
256
pronto pasó y España prefiere entrar en una política de entendimiento, aunque el rey Alfonso XIII, personalmente, siempre se mostró dispuesto a “ayudar desinteresadamente” al país vecino. Pero en Portugal no se fiaban del altruismo español, y siempre hubo un clima de desconfianza plagado de cierta hispanofobia. Alfonso XIII llegó a declarar que era preferible una Península Ibérica unida y solidaria para librarse de la sempiterna influencia británica. Pero la diplomacia inglesa estaba al tanto de estos manejos e influyó para obstaculizar la presencia española en Portugal. El entendimiento entre vecinos, de todas formas, mejoró con la llegada al poder de Primo de Rivera en 1923.
9.5. Riesgos coloniales.
Después de la guerra se aminoró un tanto el riesgo colonial, pero no desapareció, y la Sociedad de Naciones quería hacer realidad la política de mandatos sobre todo el ámbito colonial, por lo cual las potencias deberían realizar una explotación abierta, que beneficiase la economía de
todos
los
estados,
y
demostrar
también
que
su
administración era beneficiosa para los administrados. La situación interna de Portugal no le ayudaba en estos menesteres, y la economía de sus colonias era complicada, con la población indígena todavía sometida al trabajo obligatorio,
257
lo cual ya había sido denunciado ante la Sociedad de Naciones como una forma encubierta de esclavitud. La pacificación de Locarno y la entrada de Alemania en la Sociedad de Naciones todavía dificultan más la situación,
aunque la principal
amenaza está en la Unión Sudafricana, que necesita el ferrocarril y el puerto de Lourenço Marqués, y la mano de obra de Mozambique para las minas de Transvaal. Al acabarse el pacto de 1909 Pretoria exige
un control más directo y la
negativa de Portugal lleva a momentos de gran tensión. Y para empeorar las cosas, la situación de Gran Bretaña, que siempre había sido la madrina de Portugal, es bastante más débil después de la Gran Guerra, siendo en el momento Estados Unidos el que gozaba de la hegemonía. Los americanos tenían sus ojos puestos en una política atlántica en la que Portugal jugaba una baza importante por sus posesiones estratégicas de las Azores, y hay cierta rivalidad entre ingleses y americanos por el control del espacio atlántico portugués.
9.6. Efectos externos de la dictadura.
El cambio a una forma de gobierno dictatorial fue en general aceptado por las potencias extranjeras, y el ascenso de Salazar primero como restaurador de la economía y luego como líder de un estado autoritario, hizo que se recuperase la imagen externa del país, siendo el
258
apoyo exterior a la dictadura bien evidente en los momentos delicados por los que pasó. Se resuelve la deuda con Inglaterra siendo ministro de Finanzas Sinel de Cordes, y poco después, cuando ya ocupa ese puesto Salazar, las finanzas dejan de ser una preocupación constante. Se abre una época de buenas relaciones con la Unión Sudafricana, gracias sobre todo a la mediación de Londres
y la legislación salazarista de 1930
acaba con la autonomía financiera y administrativa de las colonias, creando un modelo de gobierno centralista. Las colonias
tienen
que
ajustarse
al
mismo
equilibrio
presupuestario que la metrópoli, y por tanto aumenta el peso del Imperio en la economía portuguesa, lo que resulta un paliativo importante en la crisis de los años treinta. Las relaciones peninsulares también mejoran cuando se establece la dictadura, quizá, aunque no exclusivamente por la sintonía de regímenes, porque la relación con Portugal fue buena también durante la república, aunque mejora con la dictadura, e incluso se firma un acuerdo para el aprovechamiento hidroeléctrico del tramo internacional del Duero, y un tratado de conciliación y arbitraje, aunque no se da solución al problema de la pesca. A pesar de todo, Portugal sigue desconfiando de España e Inglaterra sigue siendo de referencia obligada, aunque el cambio de régimen aporta un mayor nacionalismo
y
esboza
una
línea
diplomática
más
independiente.
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CAPÍTULO X. EL NUEVO ESTADO: PELIGROS Y TRIUNFOS EXTERNOS
10.1. El nuevo orden salazarista
El Estado Novo de Salazar se fundamenta en el Acto colonial, la Unión Nacional y la constitución que sustituye a la de 1911. El Acto colonial refuerza el principio histórico de la unión entre colonias y metrópoli como partes ambas de la unidad portuguesa. La Unión Nacional es el partido del régimen, que pretende legitimar la dictadura y que aunque se compone de tendencias distintas, todas vienen a unirse bajo la batuta de Salazar. Se diferencia de los partidos fascistas en que no controla poderes como el ejército, la Iglesia o los canales de acceso al poder. La constitución que ve la luz en 1933 es bastante ecléctica, de corte liberal y un refuerzo del poder del presidente de la república y del presidente del Consejo de ministros. La organización de gobierno tampoco se parece demasiado a la de los regímenes fascistas, porque en el salazarismo la cámara corporativa no tiene funciones políticas, sino meramente consultivas. A pesar de todo, el Estado Novo es una dictadura
260
encarnada en el Presidente del Gobierno, el indiscutible líder Salazar. Los sistemas electorales y el monopolio del partido del régimen dejaron sin ningún contenido el poder legislativo y pronto la bicefalia del ejecutivo se quedó en la figura omnipotente de Salazar, pues el general Carmona tenía un papel meramente representativo como jefe de estado. No obstante,
el
salazarismo
tiene
que
luchar
para
su
afianzamiento con numerosas revueltas, pues se recurre a menudo al levantamiento militar. La mayor papeleta para la consolidación del salazarismo fue su innegable triunfo en las finanzas, pues acaba con el déficit, revalúa el escudo y acaba con la deuda pública, y todo esto trae la consecuencia de la vuelta de confianza y el retorno de capital. Por todo ello Portugal puede enfrentarse a la gran depresión en condiciones bastante buenas, y dado que su economía todavía llevaba algo de retraso, la crisis no le afectó tanto como a otros países. Se protege la agricultura y la industria, con desiguales resultados, porque en agricultura hubo una crisis de superproducción que arruinó a algunos productores. Pero en conjunto la economía avanzó.
10.2. De nuevo el peligro español.
Salazar establece las bases de las relaciones exteriores, haciendo un viraje hacia la política
261
atlántica, que casaba bien con sus intereses coloniales; y para ello se preocupa de mantener la antigua alianza con Gran Bretaña, y buscar una buena relación con los vecinos españoles. Pero la IIGM trastoca muchos de sus planes. La paz peninsular sufre un cambio cuando cae la dictadura de Primo de Rivera y se establece luego la república, que hace campañas en contra de todas las dictaduras, incluida la portuguesa. Los emigrados políticos se establecían en España, porque el propio Azaña les prestaba cobertura. Hubo muchas tensiones entre Lisboa y Madrid y solo la caída de Azaña y la llegada de un gobierno de derechas hizo que las relaciones mejorasen un poco. Lerrozux se pronunció a favor de los derechos coloniales portugueses, y se firman tanto tratados de amistad y no agresión, como acuerdos comerciales, aunque los buenos deseos se acaban cuando estalla la guerra civil española. Cuando triunfa el Frente Popular en España aparece un nuevo clima de confrontación.
10.3. Viraje continental.
La situación de la guerra civil en España trajo como consecuencia que nuevamente Portugal sintiera la amenaza de la vecina España, y Salazar toma buena nota de la situación, porque también influye la situación europea prebélica. Aunque Portugal en ningún momento busca romper
262
alianzas con los ingleses, si hay que decir que por vez primera muestra una cierta autonomía en la toma de decisiones, debido a que el régimen salazarista es bastante sólido, pero sobre todo porque después de la Gran Guerra, la situación de Inglaterra ya no es tan fuerte como antes. El avance de los fascismos en Europa también mejoraba mucho la situación lusa. 10.4. Ofensiva en España.
En la guerra civil española Portugal apuesta por el bando nacional, como era de esperar, y Salazar promueve el enrolamiento de algunos voluntarios en ayuda de los franquistas. También del lado republicano combaten algunos portugueses, pero en este caso son los refugiados que habían buscado asilo político en España. Pero más importante que el apoyo militar fue el logístico, porque las tierras portuguesas servían de entrada a mucho material bélico procedente de las potencias amigas de la España nacional, y el régimen de Salazar sirvió de propaganda al franquismo. Pero quizá la ayuda más importante venga de la diplomacia, aunque al final Portugal no tiene otra alternativa que participar en el Comité de Londres, e incluso desde este foro Portugal se erige en adalid del franquismo como mejor garantía de la estabilidad portuguesa. Entre la alianza inglesa y su apoyo a los nacionales españoles, Portugal opta por la alianza ibérica. Por ello la relación
entre
Lisboa
y
Londres
atraviesa
momentos
complicados, aunque Portugal nunca comete el error de caer
263
en el aislamiento, porque sabe que la mayor ayuda a Franco la puede prestar desde los foros internacionales. También era consciente Salazar de que si triunfaban las izquierdas en España, la primera perjudicada sería Inglaterra, que sentía la misma aversión por el comunismo que por Franco. Por tanto, portugueses y británicos se imponen como máxima sujetar el régimen franquista, evitando que se escorase a favor de las potencias del Eje. Salazar firma en 1939 el tratado hispanoportugués de Amistad y No Agresión.
10.5. Neutralización del peligro continental.
La IIGM coloca a Portugal en una situación crucial. La neutralidad de Lisboa era ahora más factible que en la Gran Guerra, porque no había el riesgo del abandono de Londres
y el reparto colonial, y la situación
política del país era mucho más estable. Pero la neutralidad, de todos modos, no fue sencilla, porque existía el peligro de que si Portugal abandonaba por completo a su siempre benefactora Inglaterra, la España de Franco se inclinara demasiado hacia Alemania. Cuando estalla la guerra, Portugal no consulta a Londres y se declara neutral, y en la primera parte de la contienda esta neutralidad no corrió peligro. Pero después de la derrota de Francia y la entrada de Italia en la guerra, solo queda Inglaterra en Europa para poner coto a Hitler, y los
264
alemanes planean cortar la comunicación atlántica, con lo cual son claves posiciones como Canarias, Azores o Madeira, al mismo tiempo que España siente la tentación de sumarse al bando que de momento se perfila como vencedor. Todo parece indicar que la neutralidad está seriamente amenazada, pero España no presta la ayuda pensada en un principio porque Alemania se niega a sus peticiones
y Franco no estaba
dispuesto a arriesgar demasiado. Si se llevase a cabo la operación germánica conocida como Félix, Portugal hubiera sufrido grave peligro, pero Salazar busca también un discreto distanciamiento de Londres, para no dar lugar a una intervención de Alemania, y usa también la amistad con Franco para protegerse de Hitler, firmando para ello en 1940 un Protocolo Adicional al primer tratado de amistad. Aunque la relación con Inglaterra presenta en esta época algunas tensiones, no llega a correr grave peligro, aunque hay que decir que Salazar tiene sus dudas sobre la victoria de los aliados. Los americanos llegan a pensar en una ocupación preventiva de las Azores.
10.6. Recuperación de la conexión atlántica.
265
La guerra empieza a tomar un nuevo rumbo con la ofensiva alemana sobre Rusia y la intervención americana; y el peligro alemán se hace menos patente. España va perdiendo posiciones germanófilas y Salazar y Franco se encuentran en Sevilla en 1942, en muestra de buenas relaciones entre vecinos. La ocupación de África y la llegada de los aliados al continente europeo, cambia por completo el rumbo de la guerra y Portugal abandona la neutralidad para colaborar abiertamente con los aliados, de regreso a una política completamente atlántica. Los americanos e ingleses exigen a Lisboa vía libre para utilizar sus archipiélagos atlánticos, aunque Salazar se hace bastante de rogar, en esa pretensión y en la de los americanos de obtener una base en las Azores, pero acaba cediendo, y en contrapartida obtiene la garantía de la reocupación de Timor y la conservación del imperio, mientras los fascismos europeos caen.
10.7. Balance de éxitos.
Tanto la cercanía con cierta independencia de Inglaterra como el acercamiento a Franco se demuestran
como
buenas
estrategias
de
Salazar.
La
neutralidad en la primera fase de la guerra y el apoyo a los
266
aliados más tarde, hace que el régimen de Salazar sobreviva sin problemas a la caída de los fascismos. Económicamente, Portugal sale beneficiada de la contienda, y su producción industrial aumenta, alcanzando el estado una cantidad respetable de reservas de oro. Igualmente ocurre con el comercio colonial.
CAPÍTULO XI. EL SISTEMA INTERNACIONAL BIPOLAR.
A partir de 1945 cambian las relaciones internacionales y el centro de las decisiones más importantes estará en Estados Unidos y la URSS, perdiendo Europa la hegemonía, que se reparten estas dos grandes potencias. Este modelo bipolar, mientras existió, marcó las normas a la instalación de cualquier otra alternativa. De todos modos, la Europa occidental recibió la ayuda del Plan Marshall, mientras que la Europa del este recibió mucho menos apoyo por parte de la URSS. Pero ya en la segunda mitad de los cincuenta empieza a haber disidencias de los dos bloques protagonistas, sobre todo en Polonia y Hungría, como satélites de la URSS, y en el bloque occidental algunos sectores izquierdistas también se muestran en desacuerdo con el imperialismo americano. Las potencias europeas, excepto Portugal, se suben al carro de la descolonización, que da lugar a la aparición de nuevos estados, como Filipinas, India, Pakistán, Indonesia, Laos, Camboya, Libia,
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Argelia y otros muchos. Al final, las únicas colonias que quedan en pie son las portuguesas. Queda establecido como valor universal la autodeterminación de los pueblos y la maldad del colonialismo, y estos principios se asientan en el Tercer Mundo, y en la política de la ONU.
CAPÍTULO XII. RESISTENCIA Y CAÍDA DE UN VIEJO PORTUGAL.
12.1. El segundo Portugal de Salazar.
Los aliados vencedores respetaban el Portugal salazarista por el embargo del wolframio a Alemania y por las bases de las Azores, pero siempre había rescoldos de desconfianza hacia la dictadura de Oliveira Salazar. En Portugal la posguerra deja cierto regusto amargo que aqueja sobre todo a las clases medias, y quizá esta sea una de las causas del nacimiento del MUNAF; aunque la victoria aliada es bien recibida por la mayoría, y no sólo los hostiles al estado novo. Cuando se anuncian elecciones legislativas, sale a la luz la oposición,
pero aunque en el período electoral el régimen
adquiriera cierta pose legítima, pronto fue obvio que el
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resultado de las elecciones nunca variaba, y de hecho sigue el sistema dual Carmona-Salazar. La naciente agitación obrera se corta de raíz con el endurecimiento de la legislación sindical, y la oposición queda debilitada ante el endurecimiento de la guerra fría en el exterior. El régimen permanece estable hasta finales de los años cincuenta, y a la muerte de Carmona asume la presidencia Craveiro Lopes, que tampoco causará problemas a Salazar. De todos modos, ya se fraguaban problemas de fondo en el salazarismo, y la figura disidente de Santos Costa se hace cada vez más presente. Y el problema colonial es cada vez más crudo, con el contencioso de la India y de las colonias africanas. Hacia los años sesenta el salazarismo vive tiempos complicados y surge Humberto Delgado, prestigioso general en activo que trata de quebrar la dictadura desde dentro, aunque fracasa, aunque el “fenómeno Delgado” causará un gran quebrantamiento al régimen, ya que las críticas se hacen más fuertes y al mando del movimiento reformista aparece Marcelo Caetano, que abogaba por la modernización del estado novo. Salazar intenta desestabilizar a Caetano y apartarlo del poder, y uno de los puntos de disidencia es la guerra surgida en las colonias africanas, ya que los reformistas no coinciden con las ideas de Salazar. El fracaso de la Abrilada da un nuevo respiro al dictador, pero la guerra colonial absorbe todas las energías del régimen.
12.2. Portugal indultado
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La diplomacia portuguesa se reorienta hacia el Atlántico y cuando la España de Franco era condenada al ostracismo, a Salazar se le respeta en el exterior, y la única traba viene de la URSS para entrar en la ONU, pero en contrapartida recibe el apoyo de las grandes potencias. La valiosa situación en el Atlántico es la llave que abre las puertas del mundo internacional a Portugal. Es la propia diplomacia portuguesa la que se toma con calma la incorporación al mundo occidental de pleno, porque Salazar recela de la ONU o de la OTAN
12.3. El bloque Ibérico.
El régimen de Franco nunca recibió el beneplácito exterior del que gozó Salazar, aunque tampoco se tomaron soluciones drásticas, porque Occidente temía lo que pudiese ocurrir si caía el franquismo. Será durante la guerra fría cuando los norteamericanos empiecen a reconocer la importancia estratégica de España, y en 1955 pueda ingresar en la ONU. Durante los años de aislamiento, Salazar es fundamental para España, primero por el apoyo diplomático, y luego por la proclamación del Bloque Ibérico, que hizo mucho a favor de la aceptación internacional a la España franquista.
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12.4. En el orden occidental.
La utilización de las Azores por los americanos no estuvo exenta de problemas, y Salazar lo permitió de manera
temporal,
y
exigiendo
además
una
serie
de
contraprestaciones que garantizasen la seguridad de Portugal y el mantenimiento de las colonias; pero Washintong deseaba una estancia permanente y no estaba dispuesta la diplomacia americana a hacer concesiones de ningún tipo. Durante un tiempo parecía que las negociaciones estaban en un punto sin retorno, hasta que en 1947 se llega a ciertos acuerdos. Los deseos de Lisboa se alcanzarían en el marco de la Alianza Atlántica, cuando Portugal entra como socio, aunque la incorporación también está llena de dificultades, sobre todo a causa de los sempiternos recelos de Salazar. España se queda todavía más aislada con la incorporación de Portugal a la OTAN, y presiona a Lisboa para que rechace la entrada, proponiendo un pacto tripartito entre los países ibéricos y Estados Unidos, pero finalmente Lisboa se incorpora al tratado, recuperando plenamente su política atlántica. El ingreso en la OTAN fortalece el salazarismo y debilita a la oposición, además de que tiene efectos de modernización en las fuerzas armadas, puesto que se crea una división especial para la OTAN y se provee de armas más modernas al total del ejército. También Salazar desconfía de los avances en la reconstrucción europea,
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como el Plan Marshall, y cree que las colonias africanas serán su mejor baza para recuperar una buena marcha en la economía. A pesar de todo se impone su pragmatismo diplomático, y participa en el denostado Plan Marshall y en varios proyectos económicos, como la EFTA, e incluso más tarde en la CEE.
12.5. Los primeros ataques al Ultramar portugués.
África era a la vez el talón de Aquiles y el punto de apoyo de Salazar. En la primera etapa de descolonización, que tiene lugar en Asia, se ve afectada la India portuguesa, y a pesar de que Portugal acudió al Tribunal de la Haya para defender sus derechos, y éste se pronunció a su favor, Nehru se mantuvo firme en desalojar a los portugueses de los enclaves principales. Ya en los años sesenta la descolonización se centra en África, y las colonias portuguesas no quedan fuera del problema, ya que en todas ellas van germinando poco a poco sentimientos nacionalistas que presagian revueltas armadas. Por eso el régimen intenta paliar el problema con reformas legislativas y desaparece incluso el concepto de imperio, ya que las antiguas colonias pasan a llamarse provincias, e incluso se echa mano de teorías que se fundamentan en que la relación histórica de Portugal con estas poblaciones había sido de fusión, nunca de
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segregación. Pero la desigualdad entre las dos poblaciones existía,
y
aunque
el
pacto
colonial
va
evolucionando
lentamente en lo económico, las colonias están descontentas. Ya cuando Portugal ingresa en la ONU se plantea la cuestión de las colonias, y el secretario general solicita información sobre la administración de los territorios no autónomos. Portugal contesta que no tiene nada que informar, porque administra tan solo territorios que forman parte integrante del propio país, y no reconoce a la ONU competencia para injerir en asuntos internos.
12.6. La gran ofensiva.
La ONU condena el colonialismo y hace una declaración a favor del derecho de los pueblos a la autodeterminación, y es también en ese momento cuando se agudiza la cuestión colonial. En el año 1961 comienza la rebelión armada en Angola, y un poco más tarde ocurre lo mismo en Guinea, bajo el liderazgo de Amílcar Cabral, y en Mozambique con el FRELIMO. Poco a poco van cayendo las piezas claves del imperio, lo cual coincide con la operación del secuestro del trasatlántico Santa María por Humberto Delgado
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y otros opositores, que pretenden formar un gobierno en el exilio para combatir el salazarismo. Aunque al principio Estados Unidos e Inglaterra habían intentado ayudar, pronto cejan en su actitud cuando se dan cuenta de que no es un acto de piratería, sino político. A esto se suma la conspiración del 13 de abril, que aunque no tiene éxito, es muy grave, porque parte de la cúpula militar que quieren deshacerse de Salazar y poner en marcha una política colonial de tinte reformista. Salazar se da cuenta de que se está quedando solo en la cuestión colonial, pues Francia e Inglaterra, con la crisis abierta del canal de Súez se disponen a salir de sus colonias africanas, y la propia España sale de Marruecos. Pero lo peor para Salazar son las presiones norteamericanas, que todavía se acentúan más con la llegada al poder del demócrata Kennedy, que aborda la cuestión de manera tajante, aunque en su administración hay dos opiniones distintas: los africanistas y los europeos; pensaban los primeros que había que apoyar a los incipientes nacionalismos africanos para evitar que cayeran en manos del comunismo; y los segundos pensaban en las dificultades de un endurecimiento de las relaciones con Portugal, a causa de su estratégica
situación
atlántica.
Se
imponen
las
tesis
africanistas y cuando estalla la guerra en Angola Estados Unidos expresa a Salazar su posición, aunque éste hace caso omiso. Los franceses no estaban a favor de la presión a Portugal, mientras los ingleses aconsejan a Salazar que no olvide las recomendaciones de Washintong.
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12.7. Resistencia posible.
En el año 1961 a Salazar se le acumulan los problemas, y aplica la táctica de ir ganando tiempo. Tiene la suerte de que en la administración americana se cambian las tornas y ahora lleva las de ganar el bando europeísta, lo cual aprovecha el diplomático Franco Nogueira en su favor. El secretario de estado norteamericano se vuelve comprensivo con la situación lusa y con la crisis de los misiles cubanos, los dos países acercan posiciones, aceptando Lisboa el mantenimiento de las bases americanas en las Azores. Incluso Estados Unidos, junto con Inglaterra y Francia se abstienen de votar en el Consejo de Seguridad para reconocer el derecho a la independencia de las colonias portuguesas. Pero los americanos no pierden la ocasión de convencer a Salazar para que cambie su actitud frente al colonialismo, e incluso presentan algún proyecto en este sentido. Salazar no muda su actitud, y le resulta favorable la evolución de la guerra de Vietnam, pues Estados Unidos está demasiado ocupado en sus propios problemas. Las condenas de la ONU a Portugal se van haciendo más duras, y se empieza a calificar a las guerras coloniales como crímenes contra la humanidad. Esto, empero, era más una declaración de intenciones que otra cosa, porque los propios Estados Unidos contribuyeron a la ayuda a Portugal con armas, a cambio del uso de la base de Lajes, y tanto Francia como la República Federal de Alemania ayudaron a los
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lusos, al igual que el régimen sudafricano. Portugal apoyó la independencia de Rhodesia y el gobierno de Ian Smith, por lo cual hubo conflictos con Londres. Pero las colonias seguían empeñadas en su independencia, aunque se abolió el Estatuto de los indígenas, en un intento de recomponer la situación. Los portugueses fueron capaces durante un tiempo de mantener a raya las colonias mediante el uso del ejército, pero poco a poco en todas las colonias avanza la guerrilla y hay demasiados frentes abiertos.
12.8. El Portugal imposible de Marcelo Caetano.
En 1968 Oliveira Salazar sufre serios problemas de salud y debe abandonar la política, ocupando su puesto el profesor Marcelo Caetano, jurista de prestigio, leal a Salazar, pero con ideas más modernas y reformadoras. Conocía el África portuguesa y pensaba que lo ideal sería aplicar una política de tipo federalista, sin descartar la independencia en algún momento, pero intentando mantener los vínculos. Su llegada al poder tuvo lugar con el anuncio de una apertura y de un estilo del régimen muy distinto, sobre todo en lo que a comunicación se refiere, aunque era un firme convencido de las virtudes del Estado Novo. Sin embargo, había que pasar por el
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tamiz de las elecciones legislativas de 1969, y aunque no se legalizaron los partidos políticos, si hubo reformas de la ley electoral, que animaron la concurrencia de la oposición. El gobierno ganó las elecciones de nuevo, pero en una victoria que sería el final de la “primavera marcelista”, porque la oposición quedó desengañada y se retiró, abandonando toda esperanza de cambio. Caetano no agrada a nadie; ni a la derecha, que piensa que está tirando por la borda todo lo anteriormente conseguido; ni a los liberales, que le consideran demasiado situado a la derecha. Las elecciones del 73 son una vuelta a los viejos tiempos y la soledad del presidente del consejo es más que evidente. La clave estará ahora en las fuerzas armadas, agotadas y desencantadas por una guerra demasiado larga.
12.9. El final de una era.
C uando Caetano toma el poder también hay cambios en la política exterior, porque se pretende que la diplomacia sea más realista, y ello pasa por modificar la situación colonial, que es uno de los principales escollos. Ya desde 1971 se recrudecieron las exigencias de la ONU, aunque los Estados Unidos se mostraron siempre con buenas intenciones hacia Portugal. El incipiente aperturismo modifica en parte estos ataques hacia el colonialismo, y uno de los
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principales logros de Caetano es el acercamiento hacia la Europa comunitaria; aunque la política atlántica siempre será primordial para Portugal, y Europa se ve más como un instrumento que como un fin en si mismo. La caída de la EFTA es un punto clave para la europeización y hay un debate entre los distintos sectores acerca del futuro luso en Europa, en el que también juega un importante papel el proyecto ibérico, algo demasiado importante para que Portugal prescinda de la idea. El principal punto de desacuerdo en este sentido está en el distinto tratamiento del tema colonial que se hace en España y Portugal; ya que los españoles han dejado de sentir interés por el asunto de las colonias africanas, y en Portugal este sigue siendo el caballo de batalla. Pero además de estas diferencias, los dos países convergían en sus economías, por necesidad, cercanas, y en la tecnocracia de los dos régimen en sus etapas finales, lo cual lleva a que en 1970 se renueve el Tratado de Amistad entre los dos vecinos. Caetano pretendía regular la situación de las Azores, que cargaban con la presencia americana, aunque solo fuese de facto, y a llegada al poder de Nixon jugaba en su favor. Portugal no exigiría a Estados Unidos garantías políticas sobre la defensa de sus territorios de Ultramar, pero en cambio, se le darían contrapartidas económicas y militares. El acuerdo se firma en el marco de la OTAN en 1971. La diplomacia portuguesa paga a la americana votando según su dictado cuando se admite a China en el Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar del asunto de Macao. Otro punto de fricción es el apoyo americano a Israel, en el
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ataque de Siria y Egipto sobre los Altos del Golán, siendo fundamental la base de Lajes. Al ser una operación al margen de la OTAN, era necesaria la autorización portuguesa, y aunque hay un cierto tira y afloja diplomático, al final Portugal la concede. Pero había que renovar la utilización de la citada base de Lajes y Portugal solicita a cambio misiles para la guerra africana, lo cual se hace por los americanos de forma clandestina. A pesar de todo, las fuerzas portuguesas en Guinea estaban en situación crítica, y en Mozambique el FRELIMO hacía cada vez más progresos. Angola, considerada la joya del imperio, también corría peligro, aunque quizá allí el ejército estaba mejor posicionado. El Presidente del Consejo solo puede iniciar un cierto aperturismo autonomista para intentar salvar la situación, aunque incluso desde dentro de sus filas hay opositores, entre ellos los católicos. También la ONU endurece sus posturas al ver que lo se había esperado del reformismo marcelista no llegó a cumplirse, y en 1972 el Consejo de Seguridad autoriza misiones de observación en Guinea, Mozambique y Angola, y más tarde se reconoce a los representantes de estos pueblos. La respuesta de Portugal es de
repudio
a
ambas
medidas,
pero
los
movimientos
independentistas avanzan ya imparables, y cuando Guinea se declara independiente, son numerosos los estados que le reconocen como tal, a pesar de que Portugal cuenta con el beneplácito de otros estados como España o Brasil. Con todo, el revulsivo al régimen de Caetano no se encuentra en el exterior, sino que saldrá a la luz el 25 de abril de 1974, con la
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llamada Revolución de los Claveles. Pero esa ya es otra historia.
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VALORACIÓN DE LA OBRA.-
Pertenece al profesor de la UNED, Hipólito de la Torre Gómez, y quizá por estar dirigido en principio a nosotros, sus alumnos, hace gala de un lenguaje claro, didáctico y ameno, donde se nos muestran, no las relaciones exteriores de Portugal, como en principio el propio autor aclara en su presentación, sino su política exterior. ¿Cuáles son las claves de esta política exterior? Confieso que Portugal, a pesar de ser un país cercano en la distancia, o quizá precisamente por ese motivo; era para mi el gran desconocido en lo histórico, y ahora, a la luz de esta y otras lecturas, he comprobado que Portugal ha seguido muchas veces un camino demasiado parecido al nuestro, al español. Creo entender que tres son los puntos principales en las relaciones exteriores portuguesas de los últimos tiempos, y que han marcado su política también en lo interno: su relación, a menudo de dependencia, y siempre en ese binomio amor-odio, con
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Inglaterra, y ya a partir de la IIGM, aunque en menor medida, con Estado Unidos; su política colonial, sobre todo el tan deseado tercer imperio, y por último, pero no menos importante; la difícil y tan necesaria relación con España. Pero quizá uno de los baremos de las relaciones exteriores haya sido la relación entre metrópoli y colonias, que primó en el salazarismo, y que tampoco Caetano quiso dejar de lado, a pesar del inicial aperturismo del régimen. Y ya por último, me ha parecido significativo el diferente trato que se ha dado internacionalmente a Portugal, si lo comparamos con el cercano caso de España. Mientras nuestro país era denostado y despreciado en el extranjero, a Portugal se le acogía en los foros internacionales, aunque no obviaremos los contratiempos que produjo su política colonial. ¿Por qué la diferencia de trato? Quiero pensar que pudo haber influido el origen diferente del régimen salazarista y la estructura del propio “Estado Novo”, porque mientras Franco era un militar, Oliveira Salazar era un profesor universitario, que supo manejar bien los hilos en lo económico y financiero, e incluso en lo político se arropó bajo el disfraz de unas elecciones legislativas cada cierto tiempo, que aunque no engañaban a casi nadie, mantenían tranquilas algunas conciencias; amén de la siempre benevolente e interesada Gran Bretaña salvando las espaldas del amigo luso.
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