De la oración al discurso: estudios en español y estudios contrastivos 3631814070, 9783631814079

Esta obra ofrece un acercamiento a la oración desde diversas perspectivas lingüísticas, con atención especial a la subor

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Spanish Pages 194 [196] Year 2020

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Índice
Lista de autores
Presentación
Adverbios relativos y conjunciones. ¿Dos tipos de subordinadas adverbiales? • María Victoria Pavón Lucero
De, que y el subjuntivo: sobre la función subordinadora de la preposición de • Anton Granvik
Sustantivos predicativos y cambio sintáctico-semántico: testimonios de un testigo • Rafael García Pérez
El pluscuamperfecto del español en comparación con el plus-que-parfait del francés en la narración • Hiromi Yamamura
Las construcciones semiauxiliares de marca reflexiva en español y en francés: interfaz entre gramática y léxico • Nicole Delbecque
La formulación del discurso: operadores y construcciones • María Pilar Garcés Gómez
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De la oración al discurso: estudios en español y estudios contrastivos
 3631814070, 9783631814079

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De la oración al discurso

STUDIEN ZUR ROMANISCHEN SPRACHWISSENSCHAFT UND INTERKULTURELLEN KOMMUNIKATION Herausgegeben von Gerd Wotjak, José Juan Batista Rodríguez und Dolores García-Padrón

BAND 145

Rafael García Pérez / Yuko Morimoto (eds.)

De la oración al discurso estudios en español y estudios contrastivos

Bibliografische Information der Deutschen Nationalbibliothek Die Deutsche Nationalbibliothek verzeichnet diese Publikation in der Deutschen Nationalbibliografie; detaillierte bibliografische Daten sind im Internet über http://dnb.d-nb.de abrufbar.

Impreso con el apoyo económico del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) al proyecto de investigación FFI2015-65189-P.

ISSN 1436-1914 ISBN 978-3-631-81407-9 (Print) E-ISBN 978-3-631-81938-8 (E-PDF) E-ISBN 978-3-631-81939-5 (EPUB) E-ISBN 978-3-631-81940-1 (MOBI) DOI 10.3726/b17243 © Peter Lang GmbH Internationaler Verlag der Wissenschaften Berlin 2020 Alle Rechte vorbehalten. Peter Lang – Berlin · Bern · Bruxelles · New York · Oxford · Warszawa · Wien Das Werk einschließlich aller seiner Teile ist urheberrechtlich geschützt. Jede Verwertung außerhalb der engen Grenzen des Urheberrechtsgesetzes ist ohne Zustimmung des Verlages unzulässig und strafbar. Das gilt insbesondere für Vervielfältigungen, Übersetzungen, Mikroverfilmungen und die Einspeicherung und Verarbeitung in elektronischen Systemen. Diese Publikation wurde begutachtet. www.peterlang.com

Índice Lista de autores .......................................................................................................    7 Presentación ............................................................................................................    9 María Victoria Pavón Lucero Adverbios relativos y conjunciones. ¿Dos tipos de subordinadas adverbiales? .............................................................................................................    15 Anton Granvik De, que y el subjuntivo: sobre la función subordinadora de la preposición de ............................................................................................................   37 Rafael García Pérez Sustantivos predicativos y cambio sintáctico-semántico: testimonios de un testigo .................................................................................................................    71 Hiromi Yamamura El pluscuamperfecto del español en comparación con el plus-que-parfait del francés en la narración ........................................................  107 Nicole Delbecque Las construcciones semiauxiliares de marca reflexiva en español y en francés: interfaz entre gramática y léxico ............................................................  133 María Pilar Garcés Gómez La formulación del discurso: operadores y construcciones ..............................  167

Lista de autores María Victoria Pavón Lucero Universidad Carlos III de Madrid   Anton Granvik Universidad de Helsinki   Rafael García Pérez Universidad Carlos III de Madrid   Hiromi Yamamura Universidad de Kyushu   Nicole Delbecque KU Leuven   María Pilar Garcés Gómez Universidad Carlos III de Madrid

Presentación El libro que tiene el lector entre manos es el resultado de un proyecto de investigación, titulado De la oración al discurso:  estudio contrastivo1, realizado durante los últimos cuatro años la Universidad Carlos III de Madrid. Dicho proyecto ha buscado hacer una descripción más precisa de la estructura lingüística del español y, concretamente, de los aspectos oracionales y sus repercusiones desde un punto de vista discursivo. Aunque todos los trabajos incluidos en este volumen se centran primordialmente en el español, algunos de ellos presentan una comparación con otros idiomas, lo que ha permitido iluminar determinados aspectos de nuestra lengua que, de otro modo, habrían quedado en la sombra. Hemos partido de la idea tradicional de que las oraciones son estructuras complejas, en muchos casos constituidas por oraciones más simples que se combinan entre sí por medio de una serie de mecanismos formales capaces de reordenar los elementos en una relación de jerarquía. Podemos decir, efectivamente, que esa reordenación implica que una de las oraciones se convierta en cláusula principal y las restantes pasen a integrarse en ella como modificadores o constituyentes. Son estas relaciones de subordinación las que nos han interesado en un primer momento. En ellas, desempeñan una función primordial las llamadas partículas subordinantes. Se trata de elementos un tanto heterogéneos, pues este concepto incluye tanto las conjunciones como los adverbios relativos. En ese sentido, la Nueva gramática de la Real Academia Española, nos da una pista sobre los estudios aún pendientes: La distinción entre la clase de los adverbios relativos y la de las conjunciones subordinantes requiere llevar a cabo un análisis de los rasgos que cada partícula a la que afecta esta distinción puede compartir con los primeros y con los segundos. […] esta tarea no se ha realizado (al menos para el español) […] (RAE, 2009: § 31.13h).

La profesora María Victoria Pavón, en su trabajo Adverbios relativos y conjunciones. ¿Dos tipos de subordinadas adverbiales?, contribuye a determinar las propiedades de esas dos clases de partículas. En respuesta a una propuesta reciente –aunque se trata de una idea, como se apunta en el propio capítulo, ya presente en Bello–, según la cual ambas constituirían una misma clase, la autora 1 De la oración al discurso: estudio contrastivo. FFI2015-65189-P, financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

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realiza un análisis minucioso de sus propiedades desde la perspectiva de la gramática generativa actual y defiende la necesidad de mantener su separación categorial. Tomando como eje la hipótesis de Rizzi sobre la estructura de la periferia izquierda oracional, concluye que las diferencias entre las oraciones de relativo y las oraciones encabezadas por conjunciones subordinantes tienen mucho que ver con los diversos niveles de la estructura oracional. Aunque es verdad que se ha propuesto la existencia de operadores y variables en diversas construcciones encabezadas por conjunciones subordinantes, con lo que estas entrarían en intersección con los adverbios relativos, considerados tradicionalmente operadores que ligan una variable, en realidad nos hallaríamos ante distintos tipos de operadores que vinculan variables situadas en distintas proyecciones de la estructura de la oración. Por último, la autora señala que las diferencias entre las dos clases de partículas se deben, hasta cierto punto, a sus rasgos categoriales, solo parcialmente coincidentes. Por su parte, el profesor Anton Granvik, en su trabajo titulado De, que y el subjuntivo: sobre la función subordinadora de la preposición de, estudia la preposición de como posible marca de subordinación, que completa en esta función a la conjunción que. Investiga así la relación entre la presencia de la combinación de que y el subjuntivo, considerado el modo de subordinación por excelencia. La hipótesis de partida es que, si en estructuras con de que se interpreta que hay dos marcas de subordinación (de y que) en las oraciones subordinadas encabezadas por de que debería ser más natural la elección del modo subjuntivo que en las subordinadas encabezadas por la simple conjunción que. El autor toma como base una serie de expresiones que permiten una doble alternancia: por un lado, el empleo libre del indicativo o el subjuntivo, y por otro lado, la presencia o ausencia de la preposición de ante que, en concreto, después (de) que, el hecho (de) que, dudo (de) que y a pesar (de) que. El análisis que lleva a cabo demuestra que, si bien hoy en día existe una alternancia en la elección del modo, el uso del subjuntivo aumenta diacrónicamente, excepto en la expresión no dudo (de) que, cuya selección del subjuntivo era ya frecuente desde sus inicios. A esto se añade que, desde el punto de vista sincrónico, también es más habitual el subjuntivo que el indicativo cuando los hablantes recurren a la preposición de, salvo en el caso de locución a pesar de que —donde triunfa el uso del indicativo. El propio autor incluye unas encuestas que confirman una mayor asociación entre la estructura de que y el uso del subjuntivo, lo que considera una prueba más de la vinculación entre la preposición de y el subjuntivo. Concluye planteando la posibilidad de considerar la combinación de que como una única unidad o un subordinador complejo, pues esta secuencia, por una parte se ha especializado diacrónicamente en la introducción de oraciones completivas (pensemos en la

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gran mayoría de los complementos de oración finita del nombre, que se introducen en la actualidad por de que, o en los complementos oracionales de las locuciones prepositivas) y, por otra, se ha vinculado estrechamente al dequeísmo. Así pues, nada impide considerar a la preposición de, según el autor, como un elemento subordinante. Precisamente, la utilización de la estructura de que con sustantivos nos lleva a recordar que no solo los verbos introducen cláusulas subordinadas, sino que también otras categorías gramaticales tienen la capacidad de actuar como predicados de una cláusula principal; no parece baladí, pues, tratar de determinar en qué circunstancias se comportan como núcleos subordinantes y qué mecanismos siguen para ello. En ese sentido, en su trabajo Sustantivos predicativos y cambio sintáctico-semántico:  testimonios de un testigo, el profesor y coeditor de este volumen, Rafael García Pérez estudia la selección argumental de un sustantivo perteneciente a la clase de los llamados humanos predicativos, el sustantivo testigo, y lo hace desde una perspectiva diacrónica. Desde principios del siglo XIII, esta unidad léxica selecciona otros sustantivos predicativos encabezados por la preposición de, aunque, en principio, se trata, sobre todo, de acciones y acontecimientos. Con la introducción de predicados de estado, un poco más tarde, se producirá un enriquecimiento de su contenido evidencial. El autor pone de manifiesto una interesante tendencia de los hablantes a vincular sus distintos significados, de evolución sucesiva (‘acreditar algo’ y ‘percibir algo’) al uso de los tiempos verbales implicados. En esta selección de sustantivos predicativos ve el autor los primeros ejemplos de construcciones complejas capaces de preparar el terreno para la selección de cláusulas subordinadas encabezadas por la conjunción que, pues el sustantivo testigo no admitió oraciones completivas de infinitivo; constata, al mismo tiempo, una estrecha solidaridad léxico-sintáctica entre la selección de la cláusula subordinada y el verbo de apoyo. Se trata de un fenómeno bastante temprano (siglo XIII) al que pudo haber contribuido la existencia de completivas en latín dependientes del sustantivo testis, vinculado también al verbo esse (ser), aspecto que lo diferencia de otros sustantivos predicativos. En cuanto a la rección preposicional, el sustantivo testigo admite la presencia de la preposición de ante la conjunción que a partir del siglo XVI, en lo que coincide con la mayoría de los sustantivos predicativos, pero el autor demuestra que la preposición de encabezaba, siguiendo modelos latinos, cláusulas subordinadas interrogativas y exclamativas desde bastante antes; se trata de una construcción que anticipa la extensión definitiva de la preposición de ante la conjunción subordinante. Finalmente, lleva a cabo una comparación con dos idiomas románicos cercanos: el portugués y el francés y muestra cómo el primero adopta soluciones más cercanas al español que el segundo.

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Otro aspecto que afecta a la subordinación tiene que ver con el uso de los tiempos verbales en las cláusulas subordinadas. Si este uso depende, claro está, de su correlato en la oración principal, existen diferencias entre las distintas lenguas que, en principio, no resultan fáciles de percibir. La profesora Hiromi Yamamura, se centra, en su contribución El pluscuamperfecto del español en comparación con el plus-que-parfait del francés en la narración, en la relación entre el pluscuamperfecto español y el plus-que-parfait francés, tiempos claramente ligados a las construcciones complejas, pues, según la gramática estándar, ambos presentan la misma función:  expresan “el pasado del pasado”. Sin embargo, la autora pone de manifiesto que el tipo de discurso en el que se insertan puede tener relevancia para determinar si este tiempo verbal aparece realmente donde sería esperable o no. Tomando como modelo el discurso narrativo, estudia un corpus de traducciones en español y francés de la novela The Thirteen Problems de Agatha Christie, formada por trece narraciones enmarcadas (narraciones que contienen uno o varios relatos en la narración principal) y nos muestra que la frecuencia de uso del pretérito pluscuamperfecto es menor, en general, que la del plus-queparfait y que el pluscuamperfecto español, cuando aparece, es más abundante en la oración subordinada que en la oración principal, al contrario de lo que sucede con su equivalente francés; concluye que la diferencia entre ambas lenguas se debe a una diferencia en la perspectiva desde la que se cuenta el relato, pues en español no se suele distinguir entre narrador principal y narradores secundarios, mientras que en francés los relatos contados por otros narradores (diferentes al narrador principal), requieren el uso sistemático del plus-que-parfait. Dejando el marco estricto de la subordinación, el análisis de la estructura oracional nos lleva a considerar otros fenómenos relacionados con las combinaciones léxicas. La profesora Nicole Delbecque estudia la semiauxiliarización de verbos con marca reflexiva en español y francés en su trabajo Las construcciones semiauxiliares de marca reflexiva en español y en francés: interfaz entre gramática y léxico. En concreto, toma en consideración tres tipos de usos semi­auxiliares: verbos pseudocopulativos con complemento predicativo; usos entre la pasiva y la pseudocópula, con predicado participial, y usos entre el sintagma verbal complejo y la perífrasis, con complemento infinitivo. La autora muestra que la semiauxiliarización es más productiva y presenta un grado de gramaticalización más alto en español que en francés. En español tanto las construcciones pseudocopulativas aspectuales como las modales admiten más fácilmente un sujeto no controlador, y su lectura media, prototípicamente decausativa, alterna con una interpretación medio-pasiva.

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Las construcciones participiales predicativas del español tienden, en mayor medida que sus equivalentes franceses, a obviar la lectura reflexiva y plenamente pasiva. Con complemento infinitivo, los verbos de persistencia, llamados así porque la función verbal persiste durante el evento denotado por el infinitivo, se comportan a grandes rasgos de la misma manera en las dos lenguas; pero el español presenta una gama más amplia de verbos de movimiento y cambio de estado reflexivizados que funcionan como auxiliares modales-aspectuales. Finalmente, el estudio de la oración no debe hacernos olvidar que otros aspectos como el contexto lingüístico, los conocimientos compartidos, la fuente de la que procede la información sobre la que se asientan nuestras afirmaciones, etc. son también fenómenos relevantes. De ahí que sea posible vincular aquí la modalidad oracional (actitud y responsabilidad del hablante ante un contenido representativo concreto). En su trabajo La formulación del discurso: operadores y construcciones, la profesora María Pilar Garcés Gómez analiza el paradigma de las construcciones que funcionan como comentarios del locutor sobre la formulación del discurso y se determinan las características formales, semánticas y pragmáticas que permiten realizar una clasificación completa de estas unidades y delimitar sus rasgos comunes y diferenciales. Las construcciones que desempeñan esta función son estructuras adverbiales creadas sobre bases léxicas adjetivas (claramente, propiamente, exactamente…), construcciones parentéticas formadas con el verbo decir en forma personal (digamos, yo diría, diríamos…) o no personal (por así decir) o estructuras oracionales de tipo condicional con si en enunciados independientes (si puedo expresarme así, si se puede decir así), en las que el valor hipotético o condicional desaparece y el valor discursivo se convierte en principal. Además, se explican los procesos de construccionalización y gramaticalización que han permitido el paso de estos elementos del ámbito oracional al ámbito periférico, donde se han convertido en operadores enunciativos que desempeñan la función de calificar el decir e indican que la formulación es clara o accesible, exacta, aproximada o responde a un estilo particular. No querríamos cerrar estas páginas de presentación sin agradecer a todos los autores su valiosa contribución a este volumen, especialmente a nuestros colegas procedentes de otras universidades, que han tenido la amabilidad y la paciencia de adaptarse a todas nuestras exigencias de edición. Agradecemos también al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades la oportunidad que nos ha brindado, durante estos cuatro años, de llevar a cabo nuestro proyecto de investigación, sin el cual este libro no habría visto nunca la luz.

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Los editores Rafael García Pérez Yuko Morimoto Universidad Carlos III de Madrid

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Adverbios relativos y conjunciones. ¿Dos tipos de subordinadas adverbiales? María Victoria Pavón Lucero

relative adverbs and conjunctions. two types of adverbial subordinate clauses? Abstract: In this paper we try to make a contribution to the study of the properties of relative adverbs and subordinate conjunctions. In recent works it has been proposed that both constitute a single class of particles, a proposal that was already present in the works of some authors of our grammatical tradition. We will review the factors that must be taken into account to elucidate this issue within the framework of formal syntax and, taking them into account, we will try to determine the similarities and differences between both kinds of words. These factors are fundamentally two: the structure of the sentence and the categorical features of the words. From them, we will show that there are reasons to maintain that both kinds of particles correspond to different grammatical categories. Keywords: relative adverbs, subordinating conjunctions, categorial features, lexical categories, functional categories

1 Introducción1 Como se señala en la última edición de la Gramática académica: “La distinción entre la clase de los adverbios relativos y la de las conjunciones subordinantes requiere llevar a cabo un análisis de los rasgos que cada partícula a la que afecta esta distinción puede compartir con los primeros y con los segundos. […] esta tarea no se ha realizado (al menos para el español) […]” (RAE, 2009: § 31.13h). El presente trabajo intenta contribuir a determinar las propiedades de las dos clases de partículas a que hace referencia la cita recogida, partículas que diversos autores han propuesto reducir a una única categoría. Para ello vamos a asumir el modelo de sintaxis formal presente en los trabajos recientes dentro del marco de la gramática generativa. Dos desarrollos de este

1 La investigación que subyace a este trabajo se ha realizado gracias a la financiación del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) al proyecto FFI2015-65189-P.

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modelo en particular nos van a ser útiles en este sentido: las propuestas sobre la estructura extendida de la oración, mediante diversos niveles de proyecciones léxicas y funcionales, y la existencia de rasgos categoriales que contribuyen de modo muy importante a determinar cómo se combinan las palabras con otras palabras. En la sección 2 comenzaremos revisando la caracterización tradicional de los adverbios relativos y las conjunciones subordinantes (2.1). A continuación, en 2.2 nos ocuparemos de las cuestiones fundamentales a tener en cuenta dentro del modelo de la sintaxis formal para caracterizar a ambas clases de partículas: las diversas categorías funcionales asociadas a la estructura de la oración (2.2.1) y los rasgos sintácticos (2.2.3). En la sección 3 profundizaremos en el análisis de la estructura interna de la oración subordinada, para dar cuenta de la función de los adverbios relativos dentro de la oración que introducen, en contraste con las conjunciones subordinantes (3.1), e indagaremos en la posibilidad de que estas últimas sean consideradas un tipo particular de los primeros (3.2); en un último subapartado de esta sección (3.3) intentaremos presentar de forma resumida las principales conclusiones que se pueden extraer de nuestro análisis. En la sección 4 revisaremos una diferencia importante entre conjunciones subordinantes y adverbios relativos, como es el hecho de que solo los segundos admitan un antecedente; nuestra explicación, en este caso, consiste en proponer para ambos tipos de partículas la existencia de rasgos categoriales en parte coincidentes y en parte no. En la sección 5, por último, resumiremos nuestras principales conclusiones.

2 Adverbios relativos y conjunciones subordinantes 2.1 La caracterización tradicional de los adverbios relativos y las conjunciones subordinantes Según la caracterización tradicional, adverbios relativos y conjunciones subordinantes forman parte de diferentes clases de palabras. Los primeros son elementos transversales: por un lado, forman parte de la clase de los adverbios; por otro, junto con los llamados pronombres relativos, constituyen un grupo de palabras, los relativos, que presentan propiedades híbridas: si bien son adverbios o pronombres, y desempeñan una función sintáctica, tienen también el cometido de encabezar o introducir oraciones subordinadas, concretamente oraciones de relativo. En el caso de los adverbios relativos, dado que las oraciones que introducen desempeñan funciones típicas de los adverbios (complementos de tiempo, lugar o modo), se considera que introducen oraciones subordinadas adverbiales.

Adverbios relativos y conjunciones. ¿Dos tipos de subordinadas adverbiales? 17

Esta función de introducir una oración subordinada es compartida por las conjunciones subordinantes. Las partículas que integran esta última clase, sin embargo, no introducen oraciones de relativo, sino oraciones subordinadas sustantivas u oraciones subordinadas adverbiales. En lo sucesivo, utilizaremos la denominación conjunciones subordinantes para referirnos a este último tipo de conjunciones. Tenemos, por tanto, que adverbios relativos y conjunciones tienen, aparentemente, propiedades dispares, pero una función similar:  la de introducir oraciones subordinadas adverbiales. En este trabajo vamos a tratar de analizar con detalle cómo dar cuenta de esa función similar, y si realmente sus propiedades son tan distintas. Para analizar la distinción tradicional entre adverbios relativos y conjunciones, vamos a tomar como punto de partida dos características fundamentales de los primeros. Ambas características aparecen señaladas en todos los textos gramaticales, ya sea descriptivos o teóricos, pero vamos a tomar como referencia el trabajo de Brucart (1999: §§7.1.1 y 7.5.6). La primera de ellas es que los adverbios relativos pueden tener un antecedente explícito, como se puede observar en los ejemplos de (1), tomados de Brucart (1999: §7.5.6). (1) a. La estación donde nos bajamos del tren fue la de Sigüenza. b. Este traje lo llevaba el día cuando se casó. c. Lo hizo de la manera como se lo habían mandado.

Ciertamente, lo más común es que los adverbios relativos no vayan precedidos de antecedente. No obstante, según algunos análisis de este tipo de oraciones, el antecedente está presente incluso en aquellos casos en que no está realizado fonéticamente. Bello (1847: §§394, 401 y 404) señalaba que los adverbios relativos “pueden llevar envuelto su antecedente”. En trabajos más recientes, dentro del marco teórico que aquí asumimos, se suele admitir que existe un antecedente implícito representado por una categoría vacía, cuestión esta sobre la que volveremos más adelante. Esta propuesta es defendida, entre otros, por Groos y Van Riemsdijk (1981), Van Riemsdijk (2000) y, dentro de los estudios sobre el español, Brucart (1999: 7.2.4.3). La segunda propiedad de los adverbios relativos que queremos destacar aquí es el hecho de que desempeñan una función dentro de la oración subordinada. En (1a), donde es complemento circunstancial de lugar dentro del grupo verbal nos bajamos del tren; en (1b), cuando es complemento circunstancial de tiempo en la subordinada se casó; por último, en (1c), como es un complemento circunstancial de modo que hace referencia a la manera en que alguien había mandado que se hiciera algo. Un indicio de que esto es así es el hecho de que no pueda haber un complemento del mismo tipo del adverbio relativo, correferencial

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con él, dentro de la oración subordinada. La razón sería, simplemente, que nos encontraríamos ante dos elementos explícitos que desempeñan una misma función sintáctica: (2) a. *La estación donde nos bajamos del tren allí fue la de Sigüenza. b. *Este traje lo llevaba el día cuando se casó el 3 de marzo de 2002. c. *Lo hizo de la manera como se lo habían mandado así.

Las conjunciones subordinantes no parecen compartir esas propiedades, como vamos a comprobar revisando algunos casos con conjunciones que expresan relaciones condicionales, causales y temporales. En primer lugar, las conjunciones subordinantes no parecen admitir antecedentes, como muestra la agramaticalidad de secuencias como las de (3): (3) a. *Solo daré clase en el caso si se desconvoca la huelga. b. *El suelo está mojado por el motivo porque ha llovido. c. *La puerta se abrió en el preciso momento apenas hubo terminado de pronunciar las palabras mágicas. d. *Le esperamos durante todo el tiempo mientras compraba en el supermercado.

Respecto a la segunda característica, las conjunciones condicionales y causales no parecen desempeñar una función dentro de la oración subordinada. En el contexto adecuado, son gramaticales secuencias como las siguientes, en las que encontramos, dentro de la oración subordinada, un complemento que expresa el mismo tipo de relación semántica que la conjunción que la encabeza: (4) a. No puede salir porque tiene mañana un examen por esa razón. [Contexto: no estudió y suspendió, por eso mañana tiene que repetir el examen] b. Si la policía actúa en ese supuesto, se sentará un precedente muy peligroso. [Posible supuesto: tener solo sospechas de que alguien pertenece a una organización terrorista]

Para analizar las relaciones entre ambas clases de palabras, en este trabajo vamos a asumir los principios de la sintaxis formal dentro del marco de la gramática generativa. Por esta razón, dedicaremos los siguientes apartados a explicar las cuestiones teóricas necesarias para situar nuestro análisis.

2.2 Adverbios relativos y conjunciones subordinantes en el contexto de una sintaxis formal 2.2.1  Las categorías funcionales de la estructura oracional Como hemos visto en el apartado anterior, la coincidencia fundamental entre adverbios relativos y conjunciones subordinantes reside en el hecho de que

Adverbios relativos y conjunciones. ¿Dos tipos de subordinadas adverbiales? 19

ambas clases de partículas introducen oraciones subordinadas adverbiales. Esto ha provocado en ocasiones una cierta confusión entre una y otra clase de partículas y las oraciones que introducen, confusión que podemos ejemplificar con la siguiente cita de RAE (1928: § 401), en relación con las oraciones adverbiales de lugar:  “Son un caso particular de las oraciones adjetivas, con las cuales se confunden cuanto el antecedente es un sustantivo o un pronombre. Si digo: Esta es la casa en que nací, expreso mi pensamiento con una oración de relativo; y si sustituyo en ella el complemento en que por el adverbio donde, y digo: Esta es la casa donde nací, enuncio una subordinada circunstancial”. Estas mismas palabras se reproducen en RAE (1973: 537). En el marco de la gramática generativa actual, han alcanzado un gran desarrollo los trabajos sobre la estructura funcional de la oración, y actualmente se considera que dicha estructura es mucho más compleja de lo que tradicionalmente se ha supuesto2. A  partir de trabajos como los de Stowell (1981) y Chomsky (1981), se considera que la capa más externa de la oración es un SC (sintagma complementante; el núcleo de este sintagma, en el caso de las oraciones subordinadas, puede estar ocupado por una conjunción subordinante –complementante o C–, como que en español). La proyección inmediatamente inferior a esta sería, asimismo, una proyección funcional encargada de recoger las categorías morfosintácticas correspondientes a la flexión verbal: SF (sintagma flexión), en cuya posición de especificador se situaría el sujeto oracional. En trabajos posteriores, como el de Pollock (1989), se propone la descomposición de F en distintos núcleos funcionales. El citado autor propone Concordancia y Tiempo, y en trabajos ulteriores de otros autores se van proponiendo otros núcleos funcionales, como el correspondiente al aspecto. El conjunto de categorías funcionales presentes en lo que se denomina periferia izquierda de la oración se amplia, asimismo, con la descomposición de C en diversas categorías. Rizzi (1997), con el objetivo de explicar diversos fenómenos relacionados con el margen izquierdo oracional, propone que SC se divide en dos niveles fijos: uno relacionado con la fuerza ilocutiva (SFuerza) y otro con la (in) finitud de la oración (SFinitud). Asimismo, existirían dos capas más correspondientes a conceptos relacionados con la presentación de la información: tópico (STópico) y foco (SFoco), de manera que la estructura oracional resultaría como recogemos en (5). A raíz de este trabajo de Rizzi han surgido otros muchos en los que se ha ido revisando y pormenorizando la estructura de la periferia izquierda oracional; podemos mencionar, entre los autores que más han desarrollado esta

2 Se puede encontrar un excelente resumen de esta cuestión en Brucart y Hernanz (2015).

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cuestión, a Haegeman (2007, 2012, etc.), quien se ha ocupado en especial de las oraciones subordinadas adverbiales. (5) SFuerza… (STópico) … (SFoco) … SFinitud … SF (Rizzi 1997: 288)

Para mayor sencillez en el análisis, en las líneas que siguen no vamos a trabajar con una estructura tan ampliada. No obstante, este panorama nos indica que la posición y, en consecuencia, la función que desempeñan adverbios relativos y conjunciones no es en este modelo una cuestión simple: ¿en qué posición se encuentran unos y otras?; ¿es la misma posición u ocupan posiciones distintas? Como indicábamos en el apartado anterior, según la tradición gramatical, los adverbios relativos, pero no las conjunciones, desempeñan una función en la oración subordinada que introducen: la de complemento circunstancial. ¿Cómo se recoge esto en el marco teórico que acabamos de esbozar? La cuestión se puede plantear de la siguiente forma:  parece obvio que el adverbio relativo se sitúa en una posición alta en la periferia oracional; siendo así, ¿cómo se puede explicar que al mismo tiempo esté desempeñando una función sintáctica en una posición mucho más baja, la correspondiente al sintagma verbal? La solución pasa por un mecanismo que permita que, de alguna manera, el adverbio relativo (al igual que el resto de las palabras relativas, cabe decir) esté duplicado, ocupe dos posiciones. Este mecanismo consiste en una transformación, movimiento de Qu-3, por la cual el adverbio relativo, generado en la posición que corresponde al complemento circunstancial, asciende hasta ocupar la posición de especificador de SC. En el lugar que anteriormente ocupaba el adverbio, queda ahora un elemento no realizado fonéticamente, la huella del relativo. El relativo funciona, por lo tanto, como un operador que liga una variable representada por la huella, como vemos en (6): (6) [SC AdvReli [C’ Ø … [ST … [SV …hi…]]]]

En los trabajos actuales, ya no se habla exactamente de movimiento o de transformación, pero se sigue recogiendo la idea de que la presencia de un elemento relativo involucra dos posiciones: la superior, que ocupa el relativo, y la inferior, ocupada por una “copia”. En este trabajo, seguiremos refiriéndonos a ese elemento como huella. En cualquier caso, la presencia de este elemento no realizado fonéticamente en el lugar que correspondería al complemento circunstancial es lo que impide que dicha posición pueda ser ocupada por un elemento explícito, lo que explica la agramaticalidad de oraciones como las que hemos visto en (2). 3 Las palabras Qu- son los pronombres y adverbios relativos, interrogativos y exclamativos.

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2.2.2  Los rasgos sintácticos Otro elemento fundamental para entender la caracterización de adverbios relativos y conjunciones subordinantes en el marco de la sintaxis formal a que aquí nos atenemos es el concepto de rasgo. Como señala Bosque (2015: 309), los rasgos se entienden “como piezas básicas o elementales de información, sea esta fonológica, morfológica, sintáctica o léxica, que se combinan de manera restrictiva y articulada y dan lugar a segmentos lingüísticos de diversa complejidad”. Desde el punto de vista de la sintaxis, ese carácter constitutivo de los rasgos hace que esta pueda ser considerada, como señala el mismo autor, “el resultado de poner en relación los rasgos gramaticales de las palabras” (Bosque, 2015: 311). A  esos rasgos que determinan las propiedades sintácticas de las palabras nos referiremos aquí como rasgos sintácticos. Las palabras, por tanto, constituyen haces de rasgos que determinan la manera en que pueden combinarse sintácticamente con otras palabras. Entre los rasgos sintácticos, nos encontramos con dos grandes grupos. Uno de ellos lo constituyen los rasgos de selección; en ellos se suele distinguir, desde Chomsky (1986), entre rasgos de selección semántica y rasgos de selección categorial. Estos rasgos son los que determinan qué tipo de complementos puede llevar una determinada palabra:  los primeros lo hacen imponiendo restricciones sobre las propiedades semánticas que deben poseer dichos complementos; y los segundos, seleccionando con qué categorías gramaticales se pueden corresponder. El otro grupo de rasgos lo constituyen los rasgos categoriales, aquellos que determinan si una palabra es un sustantivo, un verbo, una preposición, etc. En la tradición gramatical ya se establecen distinciones entre aquellas palabras que principalmente están destinadas a expresar conceptos y aquellas destinadas a la expresión de relaciones (véase, por ejemplo, Gili Gaya, 1961: §§82–86). Con un criterio muy similar, en las investigaciones actuales sobre sintaxis formal se distingue entre categorías léxicas y funcionales. Categorías como las que se proyectan en la estructura de la oración esbozada en el apartado anterior son, como hemos indicado, categorías funcionales, con una función exclusivamente gramatical. Las categorías léxicas, por su parte, corresponderían en principio con las clases tradicionales de sustantivo, adjetivo, verbo o adverbio. La distinción entre categorías léxicas y funcionales no es tan nítida como pudiera parecer. Si bien puede resultar evidente que los sustantivos, adjetivos y verbos deben ser adscritos a las categorías léxicas, mientras que los artículos estarían incluidos entre las categorías funcionales, no es tan obvio a qué grupo deberían adscribirse otras clases de palabras. Así, por ejemplo, ¿las preposiciones constituyen una categoría léxica o funcional? La respuesta parece ser: “ambas”.

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Por un lado, existen preposiciones, como la preposición de que introduce los complementos de los sustantivos y adjetivos, o la preposición a que precede a ciertos objetos directos, cuya misión parece ser de índole exclusivamente relacional o gramatical. Pero también existen otras preposiciones, como las locativas sobre o bajo, con una fuerte carga léxica, que determinan las propiedades semánticas del sintagma que introducen. Más aún, como señala Bosque (2015: 340), es posible que incluso dentro de otras clases de palabras tradicionalmente consideradas léxicas, como los sustantivos o los verbos, encontremos unidades con propiedades de las categorías funcionales. Tal podría ser el caso de los sustantivos cuantificativos, con propiedades similares a las de los cuantificadores. Así, en una secuencia como una parte de los estudiantes, no parece que estemos hablando de “partes”, sino de “estudiantes”. En este sintagma nominal, el fragmento una parte de es equivalente a un cuantificador como todos o algunos. También señala este autor que verbos como los copulativos, modales y de apoyo están más cerca de las categorías funcionales que de las léxicas. Como hemos apuntado en 2.1, dentro de la clase de las conjunciones subordinantes se distinguen habitualmente dos tipos:  las que introducen oraciones subordinadas sustantivas y las que introducen oraciones subordinadas adverbiales. En el marco teórico generativista, se considera que las primeras constituyen la clase de los complementantes, una categoría funcional que puede encabezar la capa más externa de la estructura de la oración. El complementante prototípico, en el caso del español, es la conjunción que. No existe, sin embargo, un acuerdo respecto a la categoría de las conjunciones que encabezan oraciones subordinadas adverbiales o circunstanciales. Algunos autores consideran que forman parte de la misma clase que los complementantes (véase, por ejemplo, Fernández-Salgueiro, 2008), mientras que otros señalan que, si bien presentan características comunes con esta clase, también poseen propiedades que las relacionan con otras categorías, como la preposición. Así, por ejemplo, autores como Jackendoff (1973, 1977), Emonds (1985) o Larson (1990) han propuesto que se trata de un tipo particular de preposiciones. En Pavón (2010), siguiendo la propuesta de Haumann (1997), ofrecíamos argumentos para considerar que las conjunciones subordinantes son una categoría híbrida, que combina propiedades de las preposiciones y de los complementantes.

3 La estructura interna de la subordinada Si en la tradición gramatical, por lo general, la subordinación adverbial ha sido presentada como un fenómeno unitario, en los últimos años se han elaborado

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diversos trabajos (Bosque y Gutiérrez-Rexach 2009: 11.9.2-4, Brucart y Gallego 2009 y 2016, Pavón 2012, etc.) que inciden en que, en realidad, la subordinación constituye un ámbito en el que se incluyen diversas estructuras sintácticas. Brucart y Gallego (2016) sostienen que el fenómeno de la subordinación adverbial se reduce a estructuras de subordinación preexistentes:  concretamente, la subordinación completiva y la subordinación relativa. La subordinación completiva puede observarse en diversas estructuras que tienen en común la existencia de un elemento rector que toma como complemento una oración subordinada sustantiva. Así, por ejemplo, las secuencias de (7a), que podríamos describir como subordinadas finales, son sintagmas preposicionales; las de (7b), por otro lado, tradicionalmente consideradas subordinadas temporales, serían sintagmas adverbiales cuyo núcleo toma como complemento una subordinada sustantiva: (7) a. [SP P [SC (C)…]]: Para que vengas/ Para venir. b. [SAdv Adv [SP P [SC (C)…]]]: Después de que llegaras/ Después de llegar.

La subordinación relativa corresponde a las oraciones encabezadas por los adverbios relativos. Pero, ¿qué lugar corresponde, entonces, a las oraciones adverbiales encabezadas por conjunciones subordinantes? Según los autores citados, las conjunciones subordinantes se resolverían como la amalgama de una preposición y una conjunción completiva, por lo que, en realidad, quedarían recogidas en la estructura de (7a). En los apartados que siguen, no obstante, vamos a revisar con más detalle cuál es la estructura de las construcciones encabezadas por conjunciones subordinantes, que compararemos con la de las encabezadas por adverbios relativos.

3.1 La función del adverbio relativo en el interior de la oración subordinada Como veíamos en 2.1, una de las propiedades que distinguen tradicionalmente a los adverbios relativos de las conjunciones es el hecho de que los primeros, pero no las segundas, desempeñan una función dentro de la subordinada. Prueba de ello, como indicábamos, es que esa función no puede ser desempeñada por otro elemento, lo que da lugar a la agramaticalidad de las construcciones de (2). Como hemos indicado en 2.2.1, por otra parte, en trabajos recientes en sintaxis formal se explica este hecho como consecuencia del movimiento del adverbio relativo, generado en la posición correspondiente a un complemento circunstancial, a una posición superior en la proyección máxima oracional. La posición de base del adverbio no queda vacía, sino ocupada por un elemento no realizado

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fonéticamente: la huella del relativo. Este elemento impediría la presencia de un complemento explícito. Conviene, no obstante, hacer algunas observaciones. En primer lugar, en oraciones de relativo también puede haber un complemento del mismo tipo del adverbio relativo, siempre que no sea correferencial con él. Así, en los ejemplos de (8), el adverbio relativo y el complemento temporal destacado en cursiva no son correferenciales, si bien el período de tiempo o el espacio denotados por el primero puede estar incluido en el segundo: (8) a. Cuando nos vimos el año pasado, lo encontré muy desmejorado. b. Esa es la cafetería donde solemos quedar en Madrid.

Veíamos también en 2.2, con ejemplos como los de (4), que en las oraciones causales sí puede aparecer un complemento con significado causal, y en las condicionales, un complemento de interpretación condicional. Lo que no parece posible es que ese complemento sea correferencial con un supuesto valor asignado a la conjunción subordinante. Podemos ver la diferencia con las oraciones de relativo mediante contrastes como los de (9) y (10) (véase Pavón 2016: § 3.2). En (9) coinciden el momento o el lugar en que se desarrolla lo indicado en la oración principal y la subordinada. Sin embargo, ni en (10a) podemos decir que la causa por la que sucede lo indicado en la oración principal sea la misma por la que sucede lo indicado en la subordinada, ni en (10b) podemos afirmar que la condición para que se cumpla lo señalado en la oración principal es también condición para que se cumpla lo señalado en la subordinada: (9) a. El teléfono sonó cuando llegó Juan. = El teléfono sonó en un determinado momento. Juan llegó en ese mismo momento. b. Dejé el libro donde lo había encontrado. = Dejé el libro en un lugar. Había encontrado el libro en ese mismo lugar. (10) a. El teléfono sonó porque llamó Juan. ≠ El teléfono sonó por una razón. Juan llamó por esa misma razón. b. Iré con Juan al cine si me invita. ≠ Iré con Juan al cine con una condición. Juan me invitará con esa misma condición.

Algunas partículas temporales, como apenas y mientras, a las que hemos hecho referencia en 2.2, parecen comportarse en este sentido más como los adverbios relativos que como las conjunciones subordinantes. Por un lado, oraciones como las de (11a) y (12a) son paralelas a las de los ejemplos de (9):  en ellas parece haber coincidencia entre el momento en que se desarrolla lo indicado en la oración principal y el momento en que se desarrolla lo indicado en la subordinada. De no ser así, es la propia partícula subordinante la que determina cómo ha de entenderse la relación temporal: en (11a), mientras permite interpretar que

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el momento o intervalo de tiempo durante el cual se produce lo denotado por la oración principal (sonó el teléfono) está incluido en el intervalo de tiempo durante el cual se produce lo expresado en la oración subordinada (Juan se estaba duchando); del mismo modo, en (12a) apenas permite interpretar que lo expresado en la oración principal (resbaló) ocurre al mismo tiempo o inmediatamente después de lo expresado en la oración subordinada (puso el pie en la escalera). Por otro lado, (11b) y (12b) muestran, al igual que lo hacían (3c) y (3d) en 2.2, que con estas partículas sucede lo mismo que ocurría en las oraciones con adverbios relativos: no puede haber un complemento temporal explícito con un valor similar al que aporta la partícula subordinante. (11) a. El teléfono sonó mientras Juan se estaba duchando. = El teléfono sonó en un determinado momento. Juan se estaba duchando en ese mismo momento. b. *El teléfono sonó mientras Juan se estaba duchando en ese mismo momento. (12) a. Resbaló apenas puso el pie en la escalera. = Resbaló en un determinado momento. Puso (había puesto) el pie en la escalera {justo en/ inmediatamente antes de} ese momento. b. *Resbaló apenas puso el pie en la escalera {en ese mismo/ inmediatamente antes de ese} momento.

Llegados a este punto, la pregunta es:  ¿son esas partículas adverbios relativos o conjunciones subordinantes? Para tratar de contestar a ella, vamos a asumir el análisis de las oraciones de relativo propuesto en el marco de la gramática generativa, según el cual el adverbio relativo se encuentra en la posición inicial de la oración, mientras que en su posición de base habría una huella, tal y como reflejaba el análisis propuesto en (6), aquí repetido por comodidad. (6) [SC AdvReli [C’ Ø … [ST … [SV …hi…]]]]

En (6), hi representa la huella del relativo (AdvReli), que es correferencial con él y está situada en el sintagma verbal. El adverbio relativo no ocupa la posición de núcleo de SC, sino una posición adyacente a esta, la de especificador. En una estructura como esta, la relación entre el adverbio relativo y la huella se puede dar a distancia, en lo cual estos adverbios no se diferencian de otras palabras relativas. Así, la huella podría encontrarse, por ejemplo, en el interior de una oración sustantiva subordinada al verbo principal de la oración de relativo. Este tipo de construcciones son las que Brucart (1999: §7.2.4.1) denomina relativas complejas. Algunos ejemplos de este tipo de oraciones con adverbios relativos son las de (13); en ellas, hemos destacado en cursiva el adverbio relativo junto con la oración en la que desempeñaría su función, que es una subordinada sustantiva incrustada en la oración de relativo:

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(13) a. Ahora, cuando dices que te sientes engañado, lo veo. [Ernesto Ekaizer, Vendetta; CREA] b. Obedecemos y cuando llegamos a su altura nos señala una caseta prefabricada, que es donde parece que debemos presentar nuestros pasaportes. [Lorenzo Silva, Del Rif al Yebala. Viaje al sueño y la pesadilla de Marruecos; CREA] c. […] me pregunto de qué nos valió la honradez, la entrega, el querer que las cosas fueran como creíamos que tenían que ser. [Rafael Chirbes, La buena letra; CREA]

Son muchas las restricciones existentes sobre la formación de este tipo de oraciones (puede verse un buen resumen de ellas en Brucart, 1999: § 7.3.4, y RAE, 2009: § 22.17). Por ello, nos vamos a centrar únicamente en aquellos patrones de construcción que las posibilitan, y vamos a establecer una comparación con oraciones encabezadas por otras partículas. Así, este tipo de construcciones son posibles cuando la oración sustantiva está subordinada a verbos como los que aparecen en los ejemplos de (13): verbos de lengua, como el de (13a), o de actitud proposicional, como los de (13b) y (13c). Vamos a ver ahora si este tipo de relación a distancia es posible con otras partículas. Para ello, comparemos los ejemplos de (14), en los que se produce el mismo efecto señalado en (13), con los de (15): (14) a. Juan no llegó cuando dijiste que llegaría. b. El libro no estaba donde creíste que lo habías dejado. (15) a. Compramos la casa porque creímos que era un barrio tranquilo. b. Si hubieras dicho que estabas enferma, te habrían permitido hacer el examen otro día. c. Apenas le dijeron que había llegado, salió a su encuentro. d. Yo creía que podía quedar contigo en Madrid mientras decías que estabas en París.

Entre los ejemplos de (14) y los de (15) se establece un contraste que permite ver con más claridad lo que tratamos de mostrar. En (14) es posible interpretar la relación a distancia: en (14a), de hecho, la interpretación más plausible es aquella según la cual cuando no hace referencia al momento en que alguien dijo algo, sino al momento en que, supuestamente, llegaría Juan; del mismo modo, en (14b) entendemos que el lugar donde no estaba el libro no era el lugar donde el interlocutor creyó algo, sino aquel en que dicho interlocutor, según él mismo creía, lo había dejado. En (15), sin embargo, lo que expresa causa, condición o tiempo es el contenido de toda la oración subordinada, no solo la oración sustantiva incrustada en ella. En este caso, además, coinciden las partículas temporales apenas y mientras con las causales y condicionales. Para explicar esta diferencia, podríamos decir, simplemente, que en las oraciones encabezadas por las conjunciones subordinantes, entre las que se encontrarían tanto las temporales apenas y mientras como la causal porque o

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la condicional si, no hay movimiento. No obstante, dejaríamos sin explicar por qué, en otros aspectos, apenas y mientras se comportan como los adverbios relativos, y no como otras conjunciones con otros valores semánticos (recuérdense los contrastes vistos en (9)-(12)). Intentaremos dar cuenta de ello en las páginas que siguen.

3.2 ¿Son las conjunciones subordinantes un tipo de adverbios relativos? Son muchos los autores que consideran que también en las construcciones encabezadas por conjunciones subordinantes existe un operador y una variable, lo que podría suponer, en cierto modo, que son un tipo particular de oraciones de relativo. De hecho, esta no es una idea nueva en los estudios gramaticales. En el ámbito de la gramática del español, contamos con el precedente de Bello (1847), quien consideraba que las conjunciones subordinantes son en realidad pronombres, adverbios o frases adverbiales relativas. Como veremos a continuación, propuestas similares a esta se han desarrollado en trabajos recientes dentro de la sintaxis formal. Bhatt y Pancheva (2006) consideran que las oraciones condicionales encabezadas por if son oraciones de relativo. If es, según los autores, una conjunción subordinante (es decir, un complementante), pero hay un operador en el especificador de SC que liga una variable sobre mundos posibles. Los autores observan que, en las oraciones encabezadas por esta partícula, no son posibles las relaciones a distancia del tipo de las aquí observadas con adverbios relativos, y señalan que cierto tipo de variables, como la que aparece en las oraciones encabezas por if, solo pueden ser ligadas en posiciones superiores dentro de la jerarquía oracional. Por su parte, Haegeman (2007, 2010) defiende que las conjunciones subordinantes condicionales son adverbios relativos. Sus argumentos se basan en los orígenes morfológicos y etimológicos de las conjunciones condicionales del francés y el alemán, pero también en la existencia de ciertos fenómenos ligados a la periferia izquierda oracional que son comunes a las oraciones condicionales y a las encabezadas por adverbios relativos. Haegeman (2010) propone analizar las oraciones condicionales como relativas derivadas mediante un operador sobre mundos posibles asociado a la proyección funcional SFinitud (recuérdese la estructura de la periferia izquierda de la oración recogida en (5)). Asimismo, Arsenijević (2009) y Kayne (2011) equiparan las oraciones completivas encabezadas por that en inglés a las oraciones de relativo. Estos autores señalan que ciertas oraciones completivas, complemento de sustantivos como

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claim (p. ej., (the claim) that John Kissed Mary, ‘la afirmación de que John besó a Mary’) o fact (p. ej., the fact that they’re here, ‘el hecho de que {están/estén} aquí’), son un tipo de oraciones de relativo. Sin entrar en los detalles de su análisis, quisiéramos destacar la propuesta de Arsenijević (2009) según la cual, en estas oraciones, hay un elemento en el especificador de SC que liga una variable en el especificador de SFuerza. En las propuestas de estos autores, las oraciones, sustantivas o adverbiales, encabezadas por conjunciones subordinantes se consideran un tipo particular de oraciones de relativo. Volviendo a las construcciones que nos ocupan, si asumimos que tanto en las encabezadas por adverbios relativos como en las introducidas por partículas tradicionalmente consideradas conjunciones existe un operador y una variable, quizás la diferencia que explica los contrastes relacionados con la relación a distancia radica en el tipo de operador y el tipo de variable existente en cada caso, y la posición que ocupan cada uno de ellos. Para contrastar esta hipótesis, vamos a dirigir nuestra mirada a otro tipo de construcciones temporales, en este caso encabezadas por las preposiciones desde y hasta. En Pavón (2002 y 2003: § VI.3.1), proponíamos que, en las construcciones temporales encabezadas por hasta y desde, como las de (16a) y (17a), existe un operador temporal en el especificador del SC complemento de estas preposiciones. Esquemáticamente, la estructura de estas oraciones sería la de (16b) y (17b) (donde v = ‘variable’): (16) a. Porque la pura verdad es que la fiesta duró hasta que se acabó. [Antonio Skármeta, El cartero de Neruda; CREA] b. [SP hasta [SC Opi [C’ que […vi…]]]] (17) a. Desde que podían tenerse en pie, los muchachos aprendían a trepar, eran capaces de correr sobre las ramas más altas de un árbol sin perder el equilibrio. [Isabel Allende, La Ciudad de las Bestias; CREA] b. [SP desde [SC Opi [C’ que […vi…]]]]

Por otra parte, como vemos en (18), en las oraciones encabezadas por hasta y desde no se permite la relación a distancia entre el operador y su huella que sí hemos visto en las oraciones encabezadas por adverbios relativos  —cf. (13) y (14)—: (18) a. *Le estuvimos esperando hasta [SC Opi [que dijo [SC que llegaría vi]]] b. *No he vuelto a verlo desde [SC Opi [que te dije [SC que me había encontrado con él vi]]]

Para explicar el contraste existente con las oraciones de relativo debemos tener en mente las diferencias entre los dos tipos de estructuras. La más evidente es que, en las oraciones subordinadas que aparecen como término de las preposiciones

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en (16) y (17), el operador, que también se situaría en el especificador de SC, es un operador implícito, y que aquí está presente el núcleo de SC: la conjunción que. Pero es posible que exista otra diferencia, relacionada en este caso con la posición de la variable, frente a la huella de los relativos. Esta última ocupa una posición de adjunto dentro del sintagma verbal. La variable de las oraciones encabezadas por desde y hasta, sin embargo, no se situaría en la proyección de una categoría léxica, sino de una categoría funcional. Concretamente, proponemos que esa variable se sitúa en el especificador de la categoría funcional ST. En cuanto a las oraciones encabezadas por las partículas apenas y mientras tendrían una estructura como la de las construcciones temporales encabezadas por preposición, y no las encabezadas por el adverbio relativo cuando, (19): (19) [SC Opi [C’ ConjSub [ST ...vi... [SV …V…]]]

Siendo así, podemos explicar, como hacíamos en Pavón (2010), por qué existen conjunciones temporales, pero no, por ejemplo, locativas. La razón es que hay un ST vinculado a la estructura funcional de la oración, pero no hay, por ejemplo, un equivalente de tipo locativo que pudiera acoger una variable como la presente en (19). Por otra parte, esta hipótesis es coherente con análisis como los indicados al comienzo de este apartado, en los que se propone también la existencia de un operador nulo junto a la conjunción. La variable ligada por dicho operador nulo está, asimismo, vinculada a la estructura funcional de la oración. Tendríamos, por tanto, en el caso de las oraciones de relativo, un operador explícito en el especificador de SC, incompatible con la presencia simultánea de una conjunción, que liga una variable, o huella, integrada en la estructura léxico-semántica de la oración. Es cierto que los complementos que expresan nociones como tiempo, lugar o modo no están seleccionados semánticamente por el verbo; dicho de otro modo, no corresponden con argumentos o participantes en la acción verbal. Pero los predicados describen situaciones que se pueden producir en un determinado lugar (complementos circunstanciales de lugar), de un determinado modo o manera (complementos circunstanciales de modo), en un determinado momento (complementos circunstanciales de tiempo), etc. Es esta una idea compatible con trabajos como el de Ramchand (2008) sobre la existencia de una estructura eventiva, coexistente con la estructura argumental. En las oraciones adverbiales encabezadas por conjunciones subordinantes, tenemos un operador implícito en el especificador de SC, que liga una variable situada en una de las categorías funcionales de la oración. En el caso de las conjunciones temporales, se trataría de la proyección ST; en el caso de otro tipo de conjunciones, como han propuesto diversos autores, la variable podría estar situada,

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dependiendo de la conjunción, en diversas posiciones ligadas a las proyecciones funcionales de la periferia izquierda oracional, como SFuerza, o SFinitud.

3.3 Adverbios relativos, conjunciones subordinantes y la estructura de la oración subordinada Para terminar este apartado, vamos a hacer un pequeño resumen de las diferencias entre adverbios relativos y conjunciones subordinantes que hemos observado en él: 1. Los adverbios relativos, como palabras relativas que son (palabras Qu-), son operadores que se desplazan desde su posición de base, en el sintagma verbal, hasta la posición de especificador de SC. Tras de sí dejan una huella, una variable. 2. Las conjunciones subordinantes no son operadores, y se generan en el núcleo de SC. 3. En las construcciones encabezadas por conjunciones subordinantes, tendríamos un operador, que debe ser compatible con el significado de la conjunción, y que estaría situado en el especificador de SC. La variable ligada por dicho operador, por su parte, se situaría en una de las proyecciones funcionales de la oración. En el caso de las conjunciones temporales, la variable temporal se situaría en la proyección ST.

4 El antecedente del relativo Como hemos mencionado en 2.1, otra de las propiedades que distinguen a los adverbios relativos de las conjunciones subordinantes es el hecho de que los primeros, pero no las segundas, admiten un antecedente. Esta diferencia se ha hecho constar en diversas ocasiones (véase, por ejemplo, Pavón 2003: §VII.2 y RAE:  §31.13e). Más aún, si asumimos el análisis estándar de las oraciones de relativo —(20)— al que hemos hecho referencia en el citado apartado, según el cual en las relativas libres habría un antecedente implícito representado por una categoría vacía, tendremos que decir, con propiedad, no ya que los adverbios relativos admitan un antecedente, sino que deben tener un antecedente. Como hemos visto en los ejemplos de (3), sin embargo, las conjunciones subordinantes no admiten un antecedente explícito. (20) [SAdv Ø [SC AdvReli [ST [SV …V…hi…]]]]

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Vamos a comparar las oraciones encabezadas por cuando con las encabezadas por otras conjunciones temporales. Podría parecer que, en la secuencia (21a), similar a la de (21b) con cuando, apenas tiene antecedente: el grupo preposicional a las 8 en punto. Sin embargo, no es así: la secuencia con apenas (así como la relativa libre encabezada por cuando) es una aposición del grupo preposicional temporal (véase Pavón 2013). Lo mismo sucede en (21c) con la secuencia encabezada por mientras respecto del grupo preposicional de 3 a 3 y media. (21) a. A las 8 en punto, apenas hubo aterrizado el avión, me llamó por teléfono. b. A las 8 en punto, cuando aterrizó el avión, me llamó por teléfono. c. De 3 a 3 y media, mientras me estaba duchando, sonó el teléfono.

Como muestran las secuencias de (22), es imposible una relativa especificativa introducida por apenas o mientras, a diferencia de cuando: (22) a. Es justamente el momento cuando algunos de ellos […] piden su derecho a opinar sobre el significado de lo que hasta el momento han aprendido en nave. (El Universal, 03/09/1996; CREA) b. *En el momento apenas oyes la explosión, no puedes reaccionar. c. *Durante el tiempo mientras me estaba duchando, sonó el teléfono.

Muy relacionado con este hecho está el que las conjunciones subordinantes, a diferencia de los adverbios relativos, no puedan encabezar construcciones de relieve como las de (23): (23) a. Cuando aterrizó el avión fue a las 8 en punto. b. *Apenas {aterrizó/hubo aterrizado} el avión fue a las 8 en punto. c. *Mientras me duchaba fue de 3 a 3 y media.

En el apartado 2.2 veíamos la importancia de los rasgos sintácticos para entender el funcionamiento de las palabras. Tradicionalmente, los adverbios relativos y las conjunciones subordinantes han sido considerados clases de palabras diferentes, categorías gramaticales distintas. Con el recurso a los rasgos sintácticos, podemos precisar más en qué se diferencian ambas clases de partículas. Los adverbios relativos son elementos sintácticos con rasgos categoriales pronominales. Como se indica en el trabajo de Gallego (2002), tanto desde la perspectiva de su significado como de su comportamiento sintáctico, un adverbio relativo es la incorporación o amalgama de una preposición y un pronombre relativo: de la primera depende su capacidad de desempeñar funciones como la de adjunto; del segundo, su capacidad para introducir una oración subordinada y su carácter pronominal. Este carácter pronominal está ausente de las conjunciones subordinantes que, no obstante, coincidirían con los adverbios relativos en su carácter preposicional, al que nos hemos referido en 2.2, y en la posibilidad

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de introducir una oración subordinada, es decir, el hecho de poseer características propias de los complementantes. Podemos dar cuenta de estas semejanzas y diferencias traduciéndolas en rasgos categoriales: comparten los rasgos P(reposición) y C(omplementante), pero se diferencian en que solo los adverbios relativos poseen el rasgo categorial Pro(nombre): (24) a. Rasgos-c de las conjunciones subordinantes: P, C. b. Rasgos-c de los adverbios relativos: P, C, Pro.

5 Conclusiones Comenzamos este trabajo con una cita de la RAE (2009) en la que se señalaba la necesidad de profundizar en el análisis de las propiedades que diferencian a los adverbios relativos y las conjunciones subordinantes. A lo largo de este trabajo hemos intentado ofrecer una contribución a dicho análisis, para lo cual hemos intentado dilucidar qué factores deberían ser tenidos en cuenta para determinar esas propiedades en el marco de un modelo de sintaxis formal como el de la gramática generativa actual. Hemos visto en primer lugar el análisis que en este marco recibirían las oraciones de relativo y las encabezadas por conjunciones subordinantes, y cómo las diferencias entre unas y otras se relacionan con los diversos niveles de la estructura oracional. Los adverbios relativos se consideran operadores que ligan una variable, y también se ha propuesto la existencia de operadores y variables en diversas construcciones encabezadas por conjunciones subordinantes. Pero se trataría de distintos tipos de operadores, que ligan variables situadas en distintas proyecciones de la estructura de la oración, asociadas a categorías léxicas en el caso de los adverbios relativos, y a categorías funcionales en el de las conjunciones subordinantes. Asimismo, hemos señalado cómo dar cuenta de otras diferencias entre las dos clases de partículas involucradas, como consecuencia de los rasgos categoriales de cada una de ellas, en parte coincidentes y en parte distintos. La cuestión de si adverbios relativos y conjunciones subordinantes deben ser considerados una misma clase de palabras, presente en diversos trabajos recientes, se resolvería, según nuestro estudio, a favor del mantenimiento de su separación categorial.

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De, que y el subjuntivo: sobre la función subordinadora de la preposición de Anton Granvik

De, que and the subjunctive mood in spanish: on the subordinate role of the spanish preposition de Abstract: This paper sets out to test a hypothesis based on earlier observations on the use of the Spanish preposition de. It has been suggested that de has lost most of its meaning and grammaticalised into a subordinating element. I propose to find out whether it is possible to find a significant association between the use of de before que, the Spanish subordinate conjunction par excellence, and the subjunctive. The motivation for this assumed association is the principle of ‘birds of a feather flock together’, which is reinterpreted in the sense that the more subordinating elements there are—i.e. de and que vs. simple que—the more likely it is that the subjunctive mood is used. Four expressions were analysed, a pesar (de) que, el hecho (de) que, no dudo (de) que and después (de) que, which all permit a double alternation: the presence or absence of de before que, and the use of indicative and subjunctive mood in the subordinate clause. First, data extracted from the Corpus del español (Davies 2002-, 2016-) show that the use of the subjunctive increases over time with all expressions except no dudo (de) que. The subjunctive is also more frequent with the de que format of the expressions as compared to the format with only que. Second, a survey based on selected corpus examples shows that the presence of de before que favours the use of the subjunctive over the four expressions. However, both the corpus data and the survey indicate that the four expressions behave differently when it comes to the impact of the presence of de on the use of the subjunctive. Furthermore, the survey data show that there is a closer association between de and the subjunctive in contexts where the subjunctive is favoured as compared to contexts favouring the indicative. Keywords: de, que, subjunctive, subordination, priming, (de)queism

1 Introducción Se ha sugerido que, como resultado de un proceso de gramaticalización, la preposición de se ha convertido en una marca de subordinación (cf. Gómez Torrego 1999, NGLE §43.6d, Sánchez Lancis 2013, Guzmán Naranjo 2013), complementando en esta función al nexo que, el elemento subordinante por excelencia del

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Anton Granvik

español. La función subordinadora de de sería consecuencia de la pérdida de su significado original que permitió que fuese introducida en una variedad de contextos sintácticos donde no hay motivación semántica o gramatical para su uso, como ocurre en fenómenos como el dequeísmo y el deísmo. Como es bien sabido, en el dequeísmo se inserta la preposición de ante que sin que haya motivo para ello y en el deísmo de se inserta ante infinitivos en contextos donde no es exigida. Ambos fenómenos revelan, pues, cómo la preposición sirve para introducir oraciones subordinadas, ya sean estas de carácter finito (dequeísmo) o infinitivo (deísmo). En este trabajo me interesa investigar la hipótesis de que de se ha convertido en un elemento de subordinación desde una perspectiva nueva, y más bien conceptual que sintáctica. Concretamente, me centraré en la combinación de que e investigaré el efecto que tiene la presencia de la preposición ante la conjunción subordinante que sobre el uso del subjuntivo —el modo de subordinación, por excelencia—. Este planteamiento se basa en el razonamiento de que, si de se ha convertido en una marca de subordinación, entonces el nexo compuesto de que incluye dos elementos subordinantes, de y que. Así, si en estructuras con de que hay, de hecho, dos marcas de subordinación, entonces en las oraciones subordinadas que siguen a de que será más natural la elección del modo subjuntivo que en subordinadas con simple que. Este razonamiento se basa en el principio que subyace en el concepto de structural priming, es decir, que “cuantas más marcas hay, más probable resulta que se vaya a usar una más” (Scherre y Naro 1991: 24)1. Entonces, si hay dos marcas de subordinación, de y que, será más probable que en la subordinada se emplee el modo de la subordinación, es decir, el subjuntivo, comparado con una sola marca de subordinación (simple que, por ejemplo). El trabajo está estructurado como sigue: en el apartado 2, presentaré el trasfondo teórico del estudio, con énfasis en la relación entre los elementos de y que y la subordinación. En el apartado 3 introduzco la metodología empleada así como el material que se estudia, es decir, el corpus y el método de analizar los datos. Los resultados del análisis se comentan y discuten en el apartado 4. Las consideraciones finales se presentan en el apartado 5.

1 El original, en inglés, lee: “the principle that governs the real use of markers is something more like ‘birds of a feather flock together,’ that is, the more markers there are, the more likely another marker will be used” (Scherre y Naro 1991: 24; la cursiva es mía).

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2 Bases teóricas del planteamiento Empezaré este apartado teórico presentando algunas consideraciones sobre la subordinación en la gramática del español, en general (§ 2.1). Continuaré repasando algunos trabajos anteriores que enfocan la conversión de la preposición de en un elemento subordinador, lo cual tiene lugar en dos estructuras sintácticas concretas: las completivas de verbo finito (dequeísmo) y de infinitivo (deísmo) (§ 2.2). Finalmente, presentaré algunas consideraciones sobre el estatus de formas alternantes de los nexos que y de que, respectivamente (§ 2.3).

2.1 La subordinación Cristofaro (2005: 2) define la subordinación en los siguientes términos funcionales: Subordination will be regarded as a particular way to construe the cognitive relation between two events, such that one of them (which will be called the dependent event) lacks an autonomous profile, and is construed in the perspective of the other event (which will be called the main event). (el subrayado es mío)

Como revela esta cita, en las estructuras subordinadas, se trata siempre de la combinación de dos eventos, uno de los cuales se define desde la perspectiva del otro. En esta caracterización, las construcciones usadas para codificar los eventos dependientes se clasifican según un parámetro fundamental: “en qué aspecto se diferencian formalmente de las oraciones declarativas independientes” (Cristofaro 2005: 3). Aunque en la definición de Cristofaro no se mencionan rasgos morfosintácticos concretos (por el simple motivo de que estos muestran tantas diferencias en las distintas lenguas del mundo que la generalización en términos morfosintácticos no resulta plausible), lo normal es que la diferencia en estatus entre la oración subordinada y la principal se plasme en distintas marcas formales. En español, igual que en muchas otras lenguas indoeuropeas, la subordinación se marca usando diferentes procedimientos, entre los que destacan los siguientes: conjunciones subordinantes (que, si,...), preposiciones, el modo subjuntivo, la ausencia de marcas de tiempo, aspecto y modo y de número y persona (infinitivos, gerundios, participios). Así, el español presenta un sistema de subordinación que se corresponde con las tres estructuras subordinantes tradicionales: subordinadas completivas, adverbiales y relativas (Cristofaro 2005: 3; cf. Croft 2001: 321–322 y NGLE). Para el presente estudio, lo más importante de las estructuras subordinadas son dos criterios:  a) la presencia de una conjunción subordinante, que puede

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ser o que o de que; y b) el uso del modo indicativo o subjuntivo en la oración subordinada. Como es bien conocido, que puede considerarse “la marque par excellence” de la subordinación en español (Jacob y Ploog 2013: 6); asimismo, Hernanz (1999:  2286) sostiene que “la manifestación sintáctica habitual tanto del subjuntivo como del infinitivo (salvo en los casos de modalidad marcada) es la subordinación”. Asimismo, para Bosque (2012) el subjuntivo es “very much a form of the subordinate clause” (cf. NGLE §25.2f).

2.2 La preposición de como elemento subordinante El que de sea una preposición cuyo significado preciso resulta difícil de determinar es algo que viene constatándose desde inicios de la filología moderna. De es claramente la preposición más usada del español, y según Granvik (2012) sus usos se reparten en, al menos, 48 contextos diferentes, convirtiéndola en un elemento excepcionalmente multifuncional. Uno de los resultados destacados del estudio de Granvik (2012) es que el uso de de se va moviendo, históricamente, cada vez más hacia el contexto nominal (cf. Granvik 2016). En el contexto nominal muchas veces su significado es más abstracto y más difícil de precisar en comparación con cuando complementa a un verbo (como en salir de casa, por ejemplo). Piénsese en combinaciones del tipo la comprensión del fenómeno o la idea de viajar a Marte. En realidad, lo que ilustran las dos expresiones del tipo N de N, más allá del significado abstracto y difícil de precisar de de, es que su uso actual está cada vez más motivado por exigencias sintácticas y menos por cuestiones de significado. Esta tendencia se ha interpretado como evidencia de que de se ha gramaticalizado. Por ejemplo, según Sánchez Lancis (2004, 2006a, 2006b, 2013) de se ha gramaticalizado y se ha convertido en una marca de subordinación. Sánchez Lancis (2006b), por ejemplo, estudia cuatro construcciones sintácticas (el partitivo indefinido, el complemento agente, algunos verbos de régimen preposicional y algunas locuciones prepositivas) constatando que en las tres primeras de se desgramaticaliza, pues deja de usarse (dar del agua > dar agua, condenado del juez > por el juez, pensar de > pensar en), mientras que en las locuciones prepositivas de se expande y ocupa una nueva función como “preposición de enlace” (delante la casa > delante de la casa). La diacronía de las cuatro construcciones investigadas por Sánchez Lancis (2006b) demuestran que de pierde terreno y significado en tres, mientras que se generaliza en una; y en esta construcción, donde de se convierte en elemento obligatorio, funciona como “mera marca de subordinación” (2006b: 18). De modo semejante, Bartens y Granvik (2012) sugieren que la función de de en combinaciones como delante de o dentro de es

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la de un “preposicionalizador”, es decir, un elemento gramatical que hace posible que los adverbios se usen como preposiciones (o locuciones prepositivas; cf. Granvik 2013). No obstante, hay dos construcciones sintácticas donde destaca particularmente el papel subordinador de de: ante que en las estructuras dequeístas y ante infinitivos, ejemplificando lo que suele llamarse deísmo. Con respecto al dequeísmo, Gómez Torrego (1999:  2128) afirma que una de sus causas es “el carácter excesivamente polisémico de la preposición de [...] que acaba convirtiéndose en un nexo prácticamente vacío y apto para aparecer como mero enlace subordinante”. Sánchez Lancis (2013: 16–17), por su parte, sugiere que se añada la gramaticalización de la preposición de a las causas del dequeísmo: “[la] gramaticalización debe ser entendid[a]‌como la pérdida progresiva de los valores semánticos originarios (desemantización) que la preposición de poseía en español medieval y su evolución a una marca sintáctica formal de subordinación”. Finalmente, según la Nueva Gramática de la Lengua Española (NGLE): [a]‌lgunos hablantes consideran necesaria una marca formal expresa para introducir los complementos y sujetos oracionales posverbales ante determinados predicados. La marca que de introduce en las expresiones dequeístas es de subordinación, no propiamente de función sintáctica. (NGLE §43.6d) (el subrayado es mío)

De modo semejante, cuando de aparece ante un infinitivo sin que haya motivo semántico o sintáctico para ello, como ocurre en Te pedí de ser puntual (Camus 2013: 14), es fácil concluir que la función de de es indicar subordinación. Ahora bien, aunque los estudios detenidos en el dequeísmo, que son muchos, alcanzan resultados bastante dispares, tienen una cosa en común: por lo general, han adoptado una perspectiva variacionista (en sentido más o menos estricto según el caso), intentando explicar la introducción de esa de innecesaria, o sin motivación gramatical obvia, ante que. En estos estudios, la idea básica es que “the que/de que alternation is not a matter of free variation” (Cornillie y Delbec­ que 2008: 51). Entre las explicaciones del fenómeno, que comparten ciertas características aunque no acaban de alcanzar un acuerdo general, se encuentran las siguientes: García (1986), por ejemplo, sugiere que de ante que aporta “distancia” del hablante frente a lo que afirma. De Mello (1995: 144) concluye que el dequeísmo puede ser “producto de una selección semántica estilística [...] para dar una cierta independencia a la cláusula encabezada por de que”; Schwenter (1999) considera de que una marca de evidencialidad (frente a simple que); Delbecque (2008), Cornillie y Delbecque (2008) y Cornillie, Delbecque y Keersmaekers (2010) ven

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la diferencia como una cuestión de mayor (de que) o menor (que) involucración del hablante ante lo expresado; para Del Moral (2008) de añade a la secuencia de que un matiz de subjetividad, lo cual ve como resultado del proceso de gramaticalización que sufre la preposición de. Finalmente, en su estudio de corpus Guzmán Naranjo (2013: 88) encuentra apoyo a la hipótesis de Del Moral (2008) de que “el dequeísmo es un caso de gramaticalización de subjetividad”. Sea o no significativa la presencia de de ante que en los usos dequeístas, y sea o no la función de de en los usos dequeístas resultado de una gramaticalización (Del Moral 2008: 206), lo cierto es que este uso de la preposición es una función nueva (cf. Demonte y Fernández Soriano 2001, 2009) puesto que de ya no es un elemento regido por ningún otro elemento, sino que aparece porque sí. Muy posiblemente un motivo sea su estrecha asociación con la conjunción que, junto con la que forma un nexo complejo, “a single processing chunk” en términos de Del Moral (2008: 201; cf. Schwenter 1999). Ahora bien, si en los usos dequeístas se considera que de se ha convertido en un elemento subordinador al aparecer junto a que, en la combinación con infinitivos este papel de subordinador es acaso más claro aún, puesto que de actúa solo ante el predicado subordinado, el infinitivo. Así, para Camus (2013: 36–37) el deísmo —el uso no estándar de la preposición de en oraciones de infinitivo incrustadas— es “an alternative complementation pattern” y considera que la preposición de actúa como “a new complementizer” para la subordinación infinitiva “parallel to the complementizer que for finite clauses” (cf. Gómez Seibane y Camus Bergareche 2015). De modo semejante, Di Tullio (2011) habla en los usos deístas de un “complementante de”, aunque lo considera defectivo al solo aceptar oraciones de infinitivo y no finitas (como que)2. Camus (2013:  34ss) recuerda que los orígenes de la secuencia de + infinitivo en español es una herencia latina, que tiene un uso paralelo, pero mucho más generalizado, en lenguas como el catalán, francés e italiano (cf. Di Tullio 2011:185). La secuencia de + infinitivo marca una diferencia entre las lenguas románicas, con el español y el portugués, que no generalizan el uso de de ante el infinitivo, por un lado, frente al francés y el italiano, por otro, que se acercan al patrón de las lenguas germánicas que poseen algo así como una “marca de infinitivo” en las preposiciones to, zu y att del inglés, alemán y sueco to come, zu kommen, att komma, respectivamente. En Granvik (2009) se analiza el uso medieval de de ante el infinitivo como un proceso de gramaticalización que acabó por no

2 Nótese asimismo que la NGLE “considera conjuntivo el uso de la preposición de con valor condicional (de haberlo sabido yo), que se analiza en el § 47.11l.”

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consolidarse, frente a lo que ocurrió con to, zu, att y, en menor medida, de/di en francés e italiano3. En los usos deístas del español hay que separar, al menos, dos estructuras diferentes. Primero, en combinación con algunos verbos, como decir, por ejemplo, la colocación V de + infinitivo debe considerarse una construcción fijada, pues la combinación decir de ir tiene un significado propio y es obligatoria la presencia de de para esta interpretación. Como constata la NGLE (§ 26.11j): Cabría asimilar a esta pauta la construcción de sentido prospectivo “decir de + infinitivo”, frecuente en el español coloquial europeo y rioplatense. Se introduce con ella una propuesta o sugerencia, como en Somos dos que decimos de ir a un neuropsiquiátrico (Clarín 23/9/2008). No obstante, se ha observado que no es evidente que la partícula de sea aquí la preposición (cf. decimos de eso, de ello), por lo que esta estructura no corresponde a un complemento de régimen. Aunque su función está más próxima a la de una conjunción subordinante, “decir de + infinitivo” no constituye propiamente dicho perífrasis verbal.

Segundo, en las estructuras propiamente deístas, como son las expresiones del tipo Te pedí de ser puntual y Os vi de bajar del monte (cf. Camus 2013: 14), el uso de de es opcional y, por tanto, su uso “no regido” indica con mayor claridad que su presencia se debe a que es considerado un elemento de subordinación. En estos casos, Di Tullio (2011: 180ss) habla de “complementante facultativo de” y Gómez Seibane y Camus Bergareche, (2015: 55) constatan que “de no se identifica como preposición, sino como complementante, y funciona de forma paralela al que introductor de cláusulas finitas”.

2.3  La alternancia que vs. de que como supuesto para el presente estudio Sea cual sea la función exacta que cumple de en la combinación de que en los usos dequeístas o ante el infinitivo en los usos deístas, lo esencial para el presente estudio es que se trata de estructuras que pueden considerarse variables. Que esto sea así se ve reflejado en que, como constata Guzmán Naranjo (2013: 87), “los hablantes en medio de una oración pueden cambiar de que a de que o viceversa”. Así, para Guzmán Naranjo (2013: 80) “de que es una conjunción que sustituye a que”. En Rabanales (2005) se encuentra una afirmación semejante: “toda forma canónica con que, especialmente si es gramemático, puede ser transformada 3 De Benito y Pato (2015: 47) extienden este análisis al uso actuales de la estructura deísta de + infinitivo, sugieriendo que la de del deísmo sería un caso de la extensión de esta preposición a la función de “partícula que introduce infinitivos”.

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por el hablante en de que, y viceversa, pues en ninguna de las dos tendencias se advierte predilección por determinados rectores.” Almeida (2009a: 15) presenta los ejemplos (1a) y (1b), que muestran cómo pueden concurrir las dos formas en un mismo hablante y en el mismo turno de habla: (1) Alternancia entre que y de que en el mismo hablante a. Entonces estamos viendo que la economía en Canarias está muy... muy baja, muy baja… Actualmente, los créditos bancarios están totalmente cerrados [...] b. [...] pero... pero llegarán a un momento pues que... estamos viendo de que no va a haber salida, y como dije anteriormente, van a estar las empresas... vaya, al caos (H2M)

Siguiendo esta forma de razonar, en los estudios variacionistas de Mollica (1991) y Almeida (2009b) que y de que son considerados, simplemente, dos valores diferentes (= formas alternantes) de una sola variable. Estos autores se acercan a la variación entre que y de que desde la perspectiva de la psicolingüística, buscando explicar la preferencia de uso de una u otra forma alternante en términos de un efecto de procesamiento paralelo (parallel processing) o de distancia (Mollica 1991), efecto priming y efecto mecánico en términos de Almeida (2009b). Ambos autores concluyen que la forma de que se asocia positivamente tanto con una mayor distancia entre el núcleo sintáctico de la oración principal y la conjunción que introduce la subordinada, como con la presencia en el contexto anterior a de que de la secuencia fónica de, especialmente cuando esta secuencia constituye un caso de la preposición de (Mollica 1991: 273; Almeida 2009b: 31). Desde la perspectiva del presente estudio, la importancia de los trabajos psicolingüísticos de Mollica (1991) y Almeida (2009b) es que investigan la alternancia entre que y de que desde la perspectiva de lo que se llama structural priming. Como ya se constató en la introducción, y según se aclarará con mayor detalle en el apartado siguiente, en este trabajo me interesa investigar un tipo de priming algo diferente: la asociación entre diferentes índices de subordinación como son los nexos de y que y el modo subjuntivo.

3 Material y método Como ya se estableció en la introducción, el objetivo de este trabajo es poner a prueba la hipótesis de que la preposición de funciona, de hecho, como un elemento de subordinación. El estatus subordinador de de queda manifiesto en dos estructuras gramaticales, los usos llamados dequeístas y deístas. Aunque se trata de construcciones gramaticales fuera de lo que podría considerarse la norma, ambos usos se han generalizado en la lengua oral y no estándar de prácticamente

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todo el mundo hispánico. En lo que sigue me enfocaré en uno de ellos, el del nexo subordinante complejo de que. El motivo de elegir la construcción con de que es que esta conjunción compleja rige oraciones completivas de verbo finito, y este, por su parte, puede aparecer en dos modos distintos, indicativo y subjuntivo. Como el subjuntivo es el modo asociado principalmente con la subordinación (cf. Bosque 2012: 378– 379), se puede plantear la hipótesis de que, en la medida en que de y que se consideren elementos subordinantes, la presencia de ambos favorecerá el uso del subjuntivo en la oración subordinada. Esta hipótesis se basa en el principio de “birds of a feather” (cf. Scherre 2001), que, en palabras de Serradilla (2017: 162), resumiendo el estudio de Almeida (2009b) consiste en que “los hablantes tienden a repetir estructuras lingüísticas ya emitidas en el discurso; por lo que, así, la aparición de la preposición de en una secuencia podría favorecer la aparición de construcciones dequeístas.” Si se aplica esta forma de razonar al contexto de la subordinación, entonces la presencia de dos elementos subordinadores en la conjunción de que debería favorecer el uso del subjuntivo frente a la forma simple que, que incluye uno solo. Como se constata en la NGLE (§ 25.2g), “el modo dependiente está determinado por algún inductor”, que en este caso será la conjunción compleja de que, a la que se asigna, hipotéticamente, una mayor fuerza “inductora” del subjuntivo como modo dependiente que a su forma alternante, que. Evidentemente, la elección del modo en la subordinada depende de muchos otros factores gramaticales y contextuales. Sin embargo, como se verá a continuación, usando un acercamiento experimental, se puede intentar eliminar el impacto de estos factores para determinar si, en igualdad de condiciones, la presencia o ausencia de de tiene algún efecto. Pues bien, para poner a prueba dicha hipótesis, se necesitan construcciones gramaticales que permiten una doble alternancia: que vs. de que, por un lado, e indicativo vs. subjuntivo, por otro. Felizmente, como indica la NGLE (§ 25.2f) “si bien el modo dependiente por antonomasia es el subjuntivo, son asimismo numerosos los contextos de subordinación en los que se impone el indicativo”. La alternancia modal se da, pues, en “pares de contextos en los que un mismo predicado admite indicativo o subjuntivo” (NGLE § 25.4a). Ahora bien, lo normal es que el uso de una u otra forma verbal (indicativo o subjuntivo) dé lugar a diferencias de significado. Por eso, las construcciones gramaticales analizadas deben seleccionarse de modo que se asegure que la elección del indicativo o del subjuntivo entrañe el menor contraste semántico posible. Para el presente estudio, se han elegido cuatro construcciones gramaticales que presentan la doble alternancia exigida: a pesar (de) que, el hecho (de) que,

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dudo (de) que y después (de) que. Como revela esta lista, las dos primeras expresiones tienen un núcleo nominal, mientras que dudo (de) que tiene un núcleo verbal y después (de) que uno adverbial. Así quedan representados dos de los tres tipos de subordinación, la subordinación sustantiva y adverbial. Con respecto a las cuatro construcciones, cabe hacer enseguida algunas aclaraciones. En primer lugar, es evidente que el no uso de de ante que sería considerado un caso de queísmo en todas las construcciones salvo dudo (de) que, pues las formas normativas serían después de que, a pesar de que y el hecho de que, respectivamente. Con dudar, en cambio, la alternancia está más asentada, por lo que ni una ni otra forma, dudo que/de que, se considera ni queísta ni dequeísta4. En segundo lugar, como muestra el estudio de Herrero (2008), se observa un aumento significativo del uso del subjuntivo con después (de) que a lo largo de los años, probablemente por influencia de la construcción antes de que que rige subjuntivo. Con respecto a las demás construcciones, no tengo constancia de estudios anteriores que den cuenta de su combinación con indicativo y subjuntivo. Los datos del Corpus del español de Davies (2002-, 2016-) (véase el apartado 4.1, abajo) indican, sin embargo, que el uso del subjuntivo con las cuatro construcciones aumenta con el tiempo, alcanzando casi el 50 por ciento de promedio en el siglo XX. La excepción es a pesar (de) que que se combina, siempre, preferentemente con indicativo (cf. NGLE § 25.14d). En tercer lugar, cabe recordar que el verbo dudar, en su forma afirmativa, rige, en principio, subjuntivo cuando se combina con una oración completiva. Por eso, en el análisis se empleará la forma negativa, no dudo de que, con la que sí se emplean ambas formas en proporciones relativamente semejantes (cf. NGLE § 25.7n). Finalmente, hay que recordar el hecho evidente de que existen varios factores contextuales que favorecen la elección modal; estos se discutirán con más detalle en el análisis (§ 4.2, abajo). El método para investigar si la hipótesis puede verificarse tiene dos pasos. El primero es un análisis de datos de corpus, con el objetivo de determinar hasta qué punto la forma de que se asocia con un mayor uso del subjuntivo en las cuatro construcciones elegidas; el segundo es una encuesta que se centra explícitamente en la elección del indicativo o el subjuntivo. En el análisis de corpus se investiga la relación entre las variantes con que y de que de las cuatro construcciones tanto diacrónica como sincrónicamente, usando datos del Corpus del español. Para el análisis diacrónico se usó la versión

4 La elección de estas cuatro formas acaban de determinar, de una vez por todas, que este estudio no suponga un análisis del dequeísmo, ya que ninguna de las construcciones analizadas incluye usos dequeístas.

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original del corpus, que incluye unas 100 millones de palabras (Davies 2002-); para el sincrónico (siglo XXI), se usó el nuevo corpus Web/Dialectos (Davies 2016)-, que incluye unos dos mil millones de palabras. Los resultados del análisis de corpus se presentan en el apartado 4.1. La encuesta se basa en cuatro pares de oraciones, extraídas de la muestra de datos de corpus analizados. Se trata de dos oraciones típicas de cada construcción, de las que una tenía originalmente la expresión en el formato que y el verbo de la oración subordinada en indicativo y la otra tenía el formato de que y el verbo en subjuntivo. Al elegir un ejemplo típico se consideraron factores como negación, tiempo-aspecto y correferencia entre principal y subordinada y la estructura informática (cf. § 4.2, abajo). Lo esencial, sin embargo, fue incluir cuatro oraciones en las que la variante con de que se combinaba con un verbo subordinado en subjuntivo, y otras cuatro en las que la variante con simple que se combinaba con el verbo en indicativo. El usar una encuesta con un número limitado de oraciones permite dar cuenta del efecto que tiene la presencia de de ante que sobre la elección del modo de una forma más precisa que en los datos de corpus. Una vez que las oraciones enfocadas son idénticas, aparte de la presencia o ausencia de de, el efecto de los factores contextuales —que en una situación normal deben de ser los responsables principales de la elección modal— puede considerarse invariable. En la elaboración de la encuesta se eliminó el verbo de la subordinada, pidiéndose a los informantes que completasen las oraciones usando la forma verbal que faltaba (en indicativo o subjuntivo) según consideraran más oportuno. Además de las ocho oraciones que enfocan la elección de indicativo y subjuntivo, se incluyeron ocho oraciones de relleno con construcciones semejantes que no forman parte del estudio. En (2) a (5) se ejemplifican las cuatro construcciones con dos casos cada una: con simple que y modo indicativo en a. y de que y modo subjuntivo en b. Estas ocho oraciones forman la base de la encuesta. (2)  A pesar (de) que a. José Collazo Mato mira desde hace tiempo a Asturias, donde pretende abrir un segundo casino, a pesar que su Casino del Atlántico, en La Coruña, no está considerado como muy rentable en medios relacionados profesionalmente con el juego.5 b. Creo que todo ello se va consiguiendo, a pesar de que exista alguna opinión minoritaria de que todo esto es un despropósito.

5 Si no se indica lo contrario, los ejemplos proceden del Corpus del español de Davies (2016-).

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(3)  El hecho (de) que a. Es reseñable el hecho que, a pesar de las adversas circunstancias en las que las pruebas se realizaron, tan solo un sujeto sintió molestias musculares que tampoco le impidieron continuar con las tareas diseñadas, produciéndose ésta tras la carrera de 30 mts. b. Aunque posteriores estudios han elevado la cifra hasta el 69%, sigue siendo un motivo de preocupación, el hecho de que algunas o muchas de las intervenciones médicas carezcan de una base científica constatada. (4)  (No) dudo que a. No dudo que la llamada de Elena fue al mismo tiempo una desesperada petición de ayuda de Eulalio, puesta en la boca de Elena. b. No dudo de que la sentencia tenga su lógica dentro del sistema de agravantes y eximentes establecidos por la ley, pero la lógica jurídica choca en ocasiones de manera brutal con otras lógicas inherentes en el ser humano. (5)  Después (de) que a. Edmundo había empezado a avergonzarse de la debilidad después que hundieron a su padre, porque había visto todo cuanto arrastra un espíritu al hundirse, había visto el daño que hacen los vencidos. b. Poco después de que la madre del actor sorprendiera a todos al pasar por la vicaría a los 79 años, Michael Douglas y su mujer, la atractiva actriz Catherine Zeta Jones, vuelven a ser noticia. La pareja ha decidido fijar su residencia en las Bermudas, ya que ambos piensan que el ambiente de la isla es ideal para criar a sus hijos, lejos del bullicio de Hollywood.

Para que ningún informante tuviera que encontrarse dos veces con la misma oración la encuesta se llevó a cabo usando dos cuestionarios complementarios. Así, en el cuestionario A  las 16 oraciones, ocho de prueba y ocho de relleno, incluyen solo construcciones con simple que, es decir, la preposición de fue eliminada de las oraciones presentadas arriba en (2b) a (5b). El cuestionario B, por su parte, incluye las mismas ocho oraciones de prueba más ocho de relleno, todas con de que. Este procedimiento permite comparar directamente las dos encuestas, es decir, las oraciones de prueba con que y de que –se espera que se use más el subjuntivo en la versión B–, al mismo tiempo que hace posible la comparación detallada de las cuatro oraciones manipuladas (recuérdese que así como el cuestionario A incluye cuatro oraciones de las que de fue eliminada, el cuestionario B incluye cuatro oraciones en las que la preposición fue insertada). Los cuestionarios se rellenaron tanto en formato papel como en línea en la provincia de Cádiz, Andalucía, durante el mes de junio de 2016. El cuestionario A, con simple que, lo rellenaron un total de 20 informantes, mientras que el cuestionario B (con de que) tuvo 42 respuestas. Los resultados de la encuesta se presentan en el apartado 4.2, abajo.

De, que y el subjuntivo: sobre la función subordinadora de la preposición de 49

4 Análisis 4.1 Análisis de corpus El objetivo del análisis de corpus es averiguar hasta qué punto el uso de la lengua  –en el nivel general que representan los datos de un macrocorpus como el Corpus del español (CE en adelante)– revela una asociación entre la variable de que y el subjuntivo. Diacrónicamente, interesa determinar si aumenta el uso de subjuntivo en las oraciones completivas con la introducción de de, cambio sintáctico que empieza a generalizarse en el siglo XVI (cf. Girón 2004, Serradilla 2010, Granvik 2015). Sincrónicamente, me centraré en ver si hay diferencias en el uso del subjuntivo en las completivas con simple que frente a las que son introducidas por de que. Para los datos diacrónicos se empleó la versión diacrónica del CE (Davies 2002-) de la que se extrajeron hasta 100 casos de cada expresión por siglo, usando muestras arbitrarias cuando fue necesario limitar el número de casos (típicamente en el siglo XX). Los datos sincrónicos, en cambio, se basan en muestras de 200 casos de cada construcción extraídas (con selección arbitraria) de la versión llamada Corpus Web/Dialectos del corpus de Davies (2016-). Cada caso fue revisado manualmente para asegurar que en el recuento solo se incluyen casos verdaderos de oraciones completivas. Así se eliminaron, por ejemplo, muchos casos repetidos –uno de los fallos del corpus de Davies, tanto en su versión actualizada (2016) como en la original (2002-)– y muchos casos donde que introduce oraciones de relativo o completivas de otro núcleo diferente del analizado (a pesar, hecho, no dudo, después). Los datos presentados en la tabla 1, extraídos de las dos versiones del CE indican que hay un aumento general del uso del subjuntivo entre los siglos XVIII y XXI, con la excepción de no dudo de que con la que el aumento del uso del subjuntivo solo se da entre el siglo XX y el XXI6. El siglo XVII, en cambio, presenta, por lo general, frecuencias más elevadas del uso del subjuntivo en comparación con los siglos posteriores. Esta diferencia quizá pueda explicarse por tratarse 6 Nótese que el número de casos de no dudo de que es muy reducido en todos los siglos (solo se incluyen 21 casos en los siglos XVII a XX). El bajo número de casos no parece ser una coincidencia, pues aunque en el CORDE se registra el doble, la cifra de 42 casos repartidos sobre cuatro siglos no deja de ser un número muy reducido. En todo caso, en los datos del CORDE las frecuencias de uso por siglo del subjuntivo con no dudo de que son: XVII 3/8 casos = 38 %; XVIII 1 / 4 casos = 25 %; XIX 2 / 10 casos = 20 %; y XX 9 / 18 casos = 50 %. Los datos del CORDE indican, pues, que no dudo de que sí se combina con el subjuntivo con una cierta frecuencia también en los datos del siglo XX.

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todavía de una fase diferente en la historia del español (cf. Cano Aguilar 1990; Girón Alconchel 2004: 880). Por otro lado, hay que recordar que a nivel general los casos del siglo XVII, igual que los del XVIII, son bastante reducidos en comparación con los de los siglos XIX a XXI. Tabla 1:  Frecuencias por siglo del uso del subjuntivo con las cuatro expresiones con de que (siglos XVII a XXI). Datos del Corpus del español.7 Subjuntivo a pesar de que

XVII 0/10 0% el hecho de que 1/2 50 % no dudo de que 4/8 50 % después de que 5/13 38 % Suma/promedio 10/33 35 %

XVIII 1/8 13 % 1/8 13 % 1/1 100 % 0/7 0% 3/24 12,5 %

XIX 4/98 4% 21/55 38 % 5/7 71 % 7/31 23 % 37/191 24 %

XX 9/95 10 % 40/86 47 % 0/3 0% 67/95 71 % 116/279 32 %

XXI8 26/197 13 % 102/197 52 % 85/161 53 % 128/192 67 % 341/747 46 %

N 40/408 165/ 348 95/ 180 207/338 507/1274

Con respecto a los datos actuales, en las tablas 2 a 5 se presentan las frecuencias de uso del indicativo frente al subjuntivo con las cuatro expresiones analizadas en sus dos formatos (con y sin de ante que). Las cifras demuestran que, en un nivel general, en los datos del siglo XXI es más frecuente el uso del subjuntivo con el formato de que frente al formato que con tres de las cuatro expresiones. Así, con a pesar (de) que el 68 por ciento (26/38) de los casos de subjuntivo se combinan con la variante con de que; con el hecho (de) que el 61 por ciento (102/168) de los casos de subjuntivo van precedidos por de que; con después (de) que el 70 por ciento (128/184) de los casos de subjuntivo se combinan con después de que. Solo en el caso de no dudo (de) que la variante con simple que adquiere una mayor proporción de las formas de subjuntivo en comparación con de que: 59 vs. 41 por ciento (122 y 85/207, respectivamente).

7 En la tabla 1, las cifras a la izquierda indican el número de casos con subjuntivo; las cifras a la derecha el número total de casos. 8 Recuérdese que los datos del XXI se basan en muestras de 200 casos de cada expresión, mientras que los datos de los siglos anteriores se basan en muestras de un máximo de 100 casos. Por eso, al comparar los siglos es importante fijarse más en los porcentajes que en las cifras absolutas.

De, que y el subjuntivo: sobre la función subordinadora de la preposición de 51 Tabla 2:  Distribución de las formas de indicativo y subjuntivo en las oraciones completivas de después que y después de que. Ji cuadrado = 4,8, GdL = 1, valor p = 0,03. V de Cramér = 0,119. a pesar indicativo subjuntivo Suma

que 183 12 195

de que 171 26 197

Suma 354 38 392

Tabla 3:  Distribución de las formas de indicativo y subjuntivo en las oraciones completivas de el hecho que y el hecho de que. Ji cuadrado = 4,1, GdL = 1, valor p = 0,04. V de Cramér = 0,11. el hecho indicativo subjuntivo Suma

que 97 66 163

de que 95 102 197

Suma 192 168 360

Tabla 4:  Distribución de las formas de indicativo y subjuntivo en las oraciones completivas de el hecho que y el hecho de que. Ji cuadrado = 4,8, GdL = 1, valor p = 0,03. V de Cramér = 0,12. no dudo indicativo subjuntivo Suma

que 66 122 188

de que 76 85 161

Suma 142 207 349

Tabla 5:  Distribución de las formas de indicativo y subjuntivo en las oraciones completivas de el hecho que y el hecho de que. Ji cuadrado = 33,2, GdL = 1, valor p < 0,001. V de Cramér = 0,31. después indicativo subjuntivo Suma

que 103 56 159

de que 64 128 192

Suma 167 184 351

9 Para una explicación y ejemplificación sencillas de los índices de ji cuadrado y la V de Cramér, véase https://www.uv.es/webgid/Descriptiva/51_ji_cuadrado.html y https:// www.uv.es/webgid/Descriptiva/52_v_de_cramer.html.

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Lo que indican estos resultados es que, aunque la asociación entre la presencia de de ante que y el uso del subjuntivo es clara, su fuerza varía de una expresión a otra. Nótese que las tablas 2 a 5 presentan distribuciones estadísticamente significativas para las cuatro expresiones, lo cual implica que la asociación entre el subjuntivo y a pesar de que, el hecho de que y después de que es numéricamente sólida. Sin embargo, con las dos primeras, el efecto es relativamente modesto (con valores de la V de Cramér de un 0,11; cf. las tablas 2 y 3). En cambio, con después de que la asociación es más fuerte (un valor de la V de Cramér del 0.33; cf. la tabla 5), con lo cual esta expresión destaca como la que muestra la asociación más estrecha entre el subjuntivo y el formato de que. De modo semejante, la fuerza de la asociación entre no dudo que y el subjuntivo es asimismo modesta. Otra observación importante que se desprende de los datos de las tablas 2 a 5 es que el subjuntivo se usa en un grado bastante diferente con las cuatro expresiones. Así, a pesar de que la variante a pesar de que se combina más frecuentemente con subjuntivo que la variante a pesar que, la expresión se combina en un 90 por ciento de los casos con indicativo; con el hecho (de) que el subjuntivo se usa en un 47 de los casos (de ambos formatos), mientras que con después (de) que el uso sube a un 52 por ciento. Sorprendentemente, no dudo (de) que presenta el mayor porcentaje de uso del subjuntivo con un 59 por ciento; pero nótese que la mayoría de esos usos son con no dudo que y no con el formato de que. Partiendo de las observaciones basadas en los datos de corpus, es posible modificar levemente la hipótesis inicial en vista de del estudio experimental. Así, si la hipótesis inicial es que haya siempre una mayor preferencia por el subjuntivo en los casos en que las expresiones aparecen en el formato de que, los datos de corpus sugieren que las cuatro expresiones probablemente mostrarán tendencias idiosincráticas en lugar de comportarse como un todo. Especialmente interesante será ver si lo que ocurre con no dudo de que, que en los datos de corpus se combina menos frecuentemente con el subjuntivo que su pareja no dudo que, se verifica en la encuesta.

4.2  Análisis de la encuesta En este subapartado presentaré los resultados de la encuesta que se elaboró para poner a prueba la hipótesis de la asociación entre de y el subjuntivo. La encuesta consiste en dos cuestionarios en los que los informantes se enfrentan a oraciones que incluyen una de las expresiones objeto de estudio y tienen que rellenar un espacio en blanco con una forma de indicativo o subjuntivo según les parezca. Se elaboraron dos cuestionarios, uno con ocho oraciones con el formato que de las expresiones (cuestionario A), y otro con ocho oraciones con el formato de que

De, que y el subjuntivo: sobre la función subordinadora de la preposición de 53

(cuestionario B) a fin de que los informantes no tuvieran que enfrentarse dos veces con una misma oración (en formatos diferentes). En el cuestionario A se incluyen, así, cuatro expresiones que originalmente tenían una expresión en formato que seguida por un verbo en indicativo (ejemplos (2a) a (5a), y cuatro expresiones que originalmente tenían una expresión en formato de que seguida por un verbo en subjuntivo. Estas oraciones fueron manipuladas, eliminándose la preposición de ante que. Son las más interesantes del cuestionario A, puesto que es de suponer que revelarán si eliminar de lleva a que los informantes recurran más a menudo al indicativo. Inversamente, en la encuesta B se incluyen ocho oraciones con las expresiones en su formato de que: a pesar de que, el hecho de que, no dudo de que y después de que. Cuatro de estas tenían originalmente este formato e iban seguidas de un verbo en subjuntivo, mientras que otras cuatro tenían originalmente que e iban seguidas de un verbo en indicativo. Las últimas cuatro fueron manipuladas de modo que se insertó la de ante que, para ver si la presencia de de llevara a un mayor uso del subjuntivo. Aparte de las ocho oraciones con las expresiones a pesar (de) que, el hecho (de) que, no dudo (de) que y después (de) que que interesa estudiar, cada cuestionario incluía además ocho oraciones de relleno, llegando a un total de 16 oraciones10. El uso de la encuesta permite controlar el contexto de uso de los elementos variables (que vs. de que) para asegurar que es idéntico, algo que es prácticamente imposible conseguir al analizar datos del uso lingüístico reflejado en los corpus. Es decir, aunque el formato de que aparece más a menudo con el subjuntivo en los datos de corpus, es imposible determinar si esta asociación depende de de o de otros factores. En la encuesta el uso de oraciones idénticas a excepción de la presencia o ausencia de de asegura que lo que se analiza es el efecto de de sobre la elección del modo, más que los demás factores contextuales. En lo siguiente presentaré, en formato de tablas de 2 x 2, los resultados de los cuestionarios. En la tabla 6 se comparan los dos cuestionario a nivel general; en las tablas 7 y 8 se presentan los datos de las oraciones originalmente con subjuntivo y con indicativo, respectivamente. A continuación presentaré los datos detallados de cada una de las cuatro expresiones. 10 Las ocho oraciones de rellenco de ambos cuestionarios (A y B) incluyeron cuatro expresiones que se combinaban (originalmente) con indicativo y cuatro con subjuntivo, para que cada cuestionario incluyera (al menos en teoría) ocho oraciones con contextos propicios para la elección del indicativo, y ocho propicios para el subjuntivo. Así, se quería asegurar que los dos cuestionarios no fueran ya de por sí favorables al uso de uno u otro modo.

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Tabla 6:  Uso de indicativo y subjuntivo en las ocho oraciones incluidas en la encuesta. Ji cuadrado = 10,5, GdL = 1, valor p = 0,001. V de Cramér = 0,15.11 indicativo subjuntivo Suma

Encuesta A 69 / 43 % 90 / 57 % 159

Encuesta B 95 / 28 % 241 / 72 % 336

Suma 164 331 495

Tabla 7:  Uso de indicativo y subjuntivo en las cuatro oraciones que originalmente tenían subjuntivo. Ji cuadrado = 8,41, GdL = 1, valor p = 0,004. V de Cramér = 0,18. de que + subjuntivo indicativo subjuntivo Suma

Encuesta A 29 / 36 % 51 / 64 % 80

Encuesta B 31 / 18 % 137 / 82 % 168

Suma 60 188 248

Tabla 8:  Uso de indicativo y subjuntivo en las cuatro oraciones que originalmente tenían indicativo. Ji cuadrado = 2,97, GdL = 1, valor p = 0,08. V de Cramér = 0,11. que + indicativo indicativo subjuntivo Suma

Encuesta A 40 / 51 % 39 / 49 % 79

Encuesta B 64 / 38 % 104 / 62 % 168

Suma 104 134 247

Como se desprende de los datos generales presentados en la tabla 6, los resultados evidencian una clara asociación (que es estadísticamente significativa, a excepción de la tabla 8, donde el valor p es ligeramente superior al umbral de 0,05) entre el uso del subjuntivo y el formato de que de las cuatro expresiones. En el cuestionario B, el 72 por ciento de las formas verbales que usan los informantes son de subjuntivo. Esta asociación entre de que y el subjuntivo se ve claramente también al considerar las cuatro oraciones que originalmente tenían de que y subjuntivo, porque en estas el uso del subjuntivo aumenta a un 82 por ciento de los casos (cf. la tabla 7). El indicio más claro de la asociación entre de 11 Recuérdese que las encuestas A y B las contestaron un número diferente de personas. La encuesta A tuvo 20 respuestas, lo cual multiplicado por ocho (siendo ocho las expresiones enfocadas) da 160. Así la figura de 159 implica que un informante dejó una casilla sin rellenat. La encuesta B, por su parte, la constestaron 42 informantes: 42 x 8 = 336.

De, que y el subjuntivo: sobre la función subordinadora de la preposición de 55

que y el subjuntivo se encuentra, sin embargo, en los datos de la tabla 8; aquí, en oraciones que originalmente tenían indicativo, cuando se introduce de ante que, en un 62 por ciento de ellas los informantes deciden emplear el subjuntivo. Por otro lado, y esto se desprende tanto de la tabla 6 como de las tablas 7 y 8, los resultados de los dos cuestionarios no encuentran la asociación inversa entre simple que y el indicativo. Es decir, el uso del indicativo no parece más probable porque haya simple que frente a de que, sino que el subjuntivo es el modo preferido también en el cuestionario A. Por otro lado, esta falta de asociación entre simple que y el indicativo no contradice en absoluto la hipótesis de la asociación entre de que y el subjuntivo, pues hay que recordar que que no deja de ser el elemento subordinador más típico del español solo porque no va precedido de de. En un nivel general, los datos de los cuestionarios apoyan la hipótesis del trabajo, pues indican sin lugar a duda que los informantes usan más el subjuntivo cuando las expresiones investigadas incluyen de que. Los resultados generales también indican que las cuatro expresiones suponen contextos de alternancia entre el indicativo y el subjuntivo, tal es la presencia que tienen ambos modos en los dos cuestionarios. Ahora bien, igual que fue el caso con los datos de corpus, también en los resultados de las encuestas se aprecian diferencias a la hora de analizar las cuatro expresiones por separado, como se verá a continuación. En las tablas 9 a 12 se presentan los resultados de los dos cuestionarios oración por oración, con los datos correspondientes a la oración que originalmente tenía de que a la izquierda, y los datos correspondientes a la oración con simple que a la derecha. Se trata de las oraciones presentadas en los ejemplos (2) a (5) en el apartado 3; se vuelven presentar en el texto abajo, como (6) a (9). Tabla 9:  Uso de indicativo y subjuntivo en las expresiones con a pesar de que y a pesar que. de que: Ji cuadrado = 1,95, GdL = 1, valor p = 0,16; que: Ji cuadrado = 1,43e-31, GdL = 1, valor p = 1. a pesar de que indicativo subjuntivo Suma

Encuesta A 9 11 20

Encuesta B 10 32 42

Suma 19 43 62

a pesar que Encuesta A 13 7 20

Encuesta B 27 15 42

Suma 40 22 62

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Tabla 10:  Uso de indicativo y subjuntivo con el hecho de que y el hecho que. de que: Ji cuadrado = 2,37, GdL = 1, valor p = 0,12; que: Ji cuadrado = 0,08, GdL = 1, valor p = 0,77. el hecho de que indicativo subjuntivo Suma

Encuesta A 11 9 20

Encuesta B 13 29 42

Suma

el hecho que

24 38 62

Encuesta A 12 8 20

Encuesta B 22 20 42

Suma 34 28 62

Tabla 11:  Uso de indicativo y subjuntivo con no dudo (de) que. de que: Ji cuadrado = 0,19, GdL = 1, valor p = 0,67; que: Ji cuadrado = 0,65, GdL = 1, valor p = 0,42. no dudo de que indicativo subjuntivo Suma

Encuesta A 5 15 20

Encuesta B 7 35 42

Suma 12 50 62

no dudo que      

Encuesta A 8 12 20

Encuesta B 11 31 42

Suma 19 43 62

Tabla 12:  Uso de indicativo y subjuntivo con después (de) que. de que: Ji cuadrado = 3,55, GdL = 1, valor p = 0,06; que: Ji cuadrado = 4,89, GdL = 1, valor p = 0,03. después de que indicativo

Encuesta Encuesta Suma después A B que 4 1 5  

Encuesta Encuesta Suma A B 7 4 11

subjuntivo Suma

16 20

12 19

41 42

57 62

   

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En un plano general, llama la atención que solo una de las ocho distribuciones presentadas en las tablas 9 a 12 sea estadísticamente significativa (después que, tabla 12). Tres se sitúan en el límite (a pesar de que, tabla 9; el hecho de que, tabla 10; y después de que, tabla 12), mientras que las cuatro restantes no son significativas. Así, aunque al considerar las ocho oraciones conjuntamente se aprecia una asociación significativa entre el formato de que y el uso del subjuntivo, en el caso de las oraciones individuales la situación es distinta. Por eso, a continuación discutiré con algún detenimiento la situación de cada una de las cuatro expresiones, comparando los resultados de la encuesta con los datos de corpus y algunas consideraciones generales sobre el uso del subjuntivo que se presenta en la NGLE.

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Empezando por a pesar (de) que, los datos presentados en la tabla 9 indican que los informantes prefieren el subjuntivo en la oración que originalmente tenía subjuntivo y de que (véanse el ejemplo (6b), abajo, y los datos a la izquierda de la tabla 9), aun cuando se elimina la preposición (cuestionario A). Sin embargo, la elección del subjuntivo es bastante más frecuente cuando de está presente (32/42 casos, 76 % en el cuestionario B) frente a un 55 por ciento cuando de se ha eliminado (11/20 casos en la encuesta A). En cambio, en conformidad con las tendencias observadas en los datos de corpus —recuérdese que a pesar (de) que es la expresión que menos se combina con subjuntivo— el uso del indicativo es mayoritario en la oración que originalmente llevaba indicativo (ejemplo (6a)). En este caso, la adición de de no tiene ningún efecto sobre la elección del subjuntivo (lo indica el valor p de 1, en la parte derecha de la tabla 9). (6)  A pesar (de) que a. José Collazo Mato mira desde hace tiempo a Asturias, donde pretende abrir un segundo casino, a pesar que su Casino del Atlántico, en La Coruña, no está considerado como muy rentable en medios relacionados profesionalmente con el juego. b. Creo que todo ello se va consiguiendo, a pesar de que exista alguna opinión minoritaria de que todo esto es un despropósito.

En resumen, como revelan las cifras de la tabla 9, con a pesar (de) que la selección del modo parece depender menos de la presencia o ausencia de la preposición de y más de si en la oración original se usaba subjuntivo o no. Ahora, ¿qué motiva la elección del subjuntivo con a pesar (de) que, tanto de parte de los informantes como de parte de los autores anónimos que están detrás de los ejemplos de corpus? Como ya se constató, con a pesar (de) que el uso del subjuntivo es marginal en los datos de corpus. En este sentido, resulta llamativo que en (6b) los informantes prefieran elegir el subjuntivo (con y sin de). Sin embargo, la oración (6b), elegida por representar un caso típico del uso del subjuntivo en los ejemplos extraídos del corpus, parece representar una situación en la que “el hablante desea presentar la información concesiva como parte del trasfondo discursivo” (NGLE, § 25.14d), es decir, como información conocida y compartida, y esta estructura informativa se asocia con el uso del subjuntivo; en cambio, en (6a) la información introducida en la subordinada puede considerarse como nueva, lo cual explicaría el uso del indicativo (cf. NGLE, § 35.13i). Si es así, y (6b) supone un contexto típico para que a pesar (de) que se combine con el subjuntivo, y (6a) un contexto típico para el uso del indicativo, ello podría explicar que los informantes sean insensibles a la presencia o ausencia de de en (6a) ya que los factores contextuales serán más importantes para la elección del modo, pero sensibles a ella en (6b). Recuérdese que en la oración (6b)

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los informantes usan más subjuntivo cuando de está presente, lo cual está de acuerdo con la hipótesis. Así, en un contexto propicio para el uso del subjuntivo, la presencia de de parece influir la elección de este modo; pero esto no ocurre cuando el contexto no es propicio (6a). Continuando con la expresión basada en el sustantivo hecho, los datos de la tabla 10 revelan una situación semejante a la de a pesar (de) que, aunque la diferencia entre las dos oraciones en (7a) y (7b) no es tan clara. Así, como se indica en la parte izquierda de la tabla 10 (nótese que aunque la distribución no es estadísticamente significativa, no queda muy lejos con un valor p de 0,12), en la oración (7b), que originalmente tenía de, el uso del subjuntivo es más frecuente cuando de está presente (29/42 = 69 %) frente a cuando está ausente (9/20=45 %). Por otra parte, en la oración (7a), que originalmente tenía que e indicativo, la adición de de (cuestionario B, en la parte derecha de la tabla 10), no lleva a un uso más elevado del subjuntivo. Se observa, pues, que en el contexto que originalmente favorecía el uso del subjuntivo, la presencia de de afecta en cierto grado la elección de este modo. Pero en el contexto indicativo, la adición de de no es suficiente para cambiar la elección del modo. (7)  El hecho (de) que a. Es reseñable el hecho que, a pesar de las adversas circunstancias en las que las pruebas se realizaron, tan solo un sujeto sintió molestias musculares que tampoco le impidieron continuar con las tareas diseñadas, produciéndose ésta tras la carrera de 30 mts. b. Aunque posteriores estudios han elevado la cifra hasta el 69%, sigue siendo un motivo de preocupación, el hecho de que algunas o muchas de las intervenciones médicas carezcan de una base científica constatada.

Ahora, con respecto a la elección del modo junto a el hecho (de) que, la NGLE (§ 25.6g) afirma que la oposición entre indicativo y subjuntivo es más clara “cuando la alternancia se da en posición final”, lo que es el caso tanto en (7a) como en (7b). Según la NGLE (§ 25.6g), en estos casos, con el subjuntivo se resaltaría “el deseo del hablante de presentar implícitamente como conocidas tales informaciones o de darles mayor relevancia en relación con el discurso precedente”. Si es así, entonces la elección del modo en las dos oraciones, (7a) y (7b), sería realmente libre, y dependería de que los informantes prefirieran ver la situación de un modo u otro. A esto cabe hacer otra observación, y es que, como indican los datos de corpus (cf. la tabla 1, arriba), el uso del subjuntivo con el hecho (de) que ha aumentado diacrónicamente. Además, como indican los datos de la tabla 3, arriba, el 61 por ciento de las formas de subjuntivo empleadas con el hecho (de) que se usan con la variante de que. En este sentido, el hecho de que (con de) podría

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quizá considerarse una expresión con la que el uso del subjuntivo se está automatizando. Nótese que mirando las dos oraciones (7a) y (7b) conjuntamente, y contrastando las repuestas de las dos encuestas, el uso del subjuntivo es siempre más frecuente en el cuestionario B (que incluía de) que en A. Con no dudo (de) que la situación es algo diferente de la de las dos expresiones anteriores. Con el verbo dudar los informantes prefieren siempre el subjuntivo, esté presente o no la preposición de y se haya usado originalmente el subjuntivo o no. Así, en comparación con los datos de corpus donde el formato no dudo que se combina más frecuentemente con subjuntivo que el formato no dudo de que, en los datos de la encuesta esta diferencia entre los dos formatos no se observa. En la oración (8b), que originalmente llevaba de que en combinación con el subjuntivo, los informantes eligen el subjuntivo en un 83 por ciento (35/42 casos en la parte izquierda de la tabla 11) cuando de está presente, pero aunque se elimine la preposición el uso del subjuntivo apenas disminuye (15/20 = 75 %). De modo parecido, los datos de la derecha de la tabla 11 indican que también en la oración (8a) las diferencias en el uso de subjuntivo cuando está presente o ausente la preposición de son mínimas: un 60 por ciento sin de (12/20 casos) frente a un 74 por ciento con de (31/42 casos), lo que dista de ser una diferencia significativa. Así, con respecto a no dudo (de) que el resultado más llamativo que se desprende de la encuesta es la asociación de esta expresión con el modo subjuntivo de parte de los informantes (75 %), cuando los datos de corpus el uso del indicativo es considerable (41 %). (8)  (No) dudo que a. No dudo que la llamada de Elena fue al mismo tiempo una desesperada petición de ayuda de Eulalio, puesta en la boca de Elena. b. No dudo de que la sentencia tenga su lógica dentro del sistema de agravantes y eximentes establecidos por la ley, pero la lógica jurídica choca en ocasiones de manera brutal con otras lógicas inherentes en el ser humano.

Con respecto a la elección del modo con no dudo (de) que cabría pensar que hay dos tendencias: por un lado, el uso más frecuente del subjuntivo sin de que se observa en los datos de corpus (tabla 4, arriba) podría explicarse porque la duda se asocia más directamente con lo expresado en la subordinada cuando no media de, que tiene el significado de tema/asunto (‘acerca de’) en combinación con este verbo. Por otro lado, el uso mayoritario del subjuntivo (entre un 70 y un 80 %) de parte de los informantes podría explicarse por la asociación general de los verbos de duda con el subjuntivo; así, la negación de la duda, que equivale, lógicamente, a una certeza, no afectaría esa asociación. Como se constata en la NGLE (§ 25.7n), “[c]‌uando estos verbos [de duda] se niegan, se pueden producir

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las condiciones semánticas apropiadas para la elección del indicativo”. Efectivamente, como revelan los datos analizados arriba, estas condiciones pueden darse, pero no siempre lo hacen. Finalmente, después (de) que es la única de las cuatro expresiones con la que se observa un efecto significativo de la presencia de de. Tanto en la oración que originalmente tenía de y subjuntivo como en la que no la tenía y que incluía un verbo en indicativo, la presencia de de favorece el uso del subjuntivo. En el caso de (9b), que originalmente tenía de y subjuntivo —nótese que en este ejemplo después está precedido por el adverbio poco, hecho que, según Herrero (2008: 707) favorece el uso del subjuntivo—, solo un informante elige el indicativo en el cuestionario B frente a cuatro cuando se elimina de (cuestionario A, parte izquierda de la tabla 12). Esta diferencia está al límite de ser significativa (con un valor p de 0,06). Sin embargo, resulta llamativo que en la oración (9a), que originalmente llevaba que e indicativo, la adición de de favorezca claramente el uso del subjuntivo: así, el uso del subjuntivo se eleva de un 63 por ciento (12/19) en el cuestionario A a un 90 por ciento (38/42 casos) en el cuestionario B. Cabe recordar, no obstante, que con después (de) que los informantes muestran una preferencia muy clara por el subjuntivo en las dos oraciones: el uso del subjuntivo siendo de un 92 por ciento (57/62) en la oración que originalmente tenía de y subjuntivo (9b) y del 82 por ciento en la oración que originalmente tenía indicativo (9a). (9)  Después (de) que a. Edmundo había empezado a avergonzarse de la debilidad después que hundieron a su padre, porque había visto todo cuanto arrastra un espíritu al hundirse, había visto el daño que hacen los vencidos. b. Poco después de que la madre del actor sorprendiera a todos al pasar por la vicaría a los 79 años, Michael Douglas y su mujer, la atractiva actriz Catherine Zeta Jones, vuelven a ser noticia. La pareja ha decidido fijar su residencia en las Bermudas, ya que ambos piensan que el ambiente de la isla es ideal para criar a sus hijos, lejos del bullicio de Hollywood.

Con respecto a la elección del modo con después (de) que, la NGLE (§ 25.14g) señala que “después se utiliza con indicativo [...] cuando el que habla presenta como inconveniente alguna situación que no satisface determinadas expectativas. [...] en estos contextos [...] predomina la idea de contrariedad, como pone de manifiesto la paráfrasis a pesar de todo ello”. Sin embargo, ni (9a) ni (9b) incluyen este tipo de contexto, por lo que no cabe explicar el uso del modo indicativo o subjuntivo así. La NGLE (§ 25.15h) indica también que “[c]‌uando después expresa posterioridad [...] alternan indicativo y subjuntivo en el español americano. El uso del subjuntivo es compartido por el español europeo, en el que

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constituye la opción mayoritaria.” Este uso mayoritario del subjuntivo en España lo confirman los informantes de mis encuestas. Por otro lado, con después (de) que la clara preferencia por el subjuntivo de parte de los informantes permite sugerir que no se trata realmente de una elección, sino de un uso prácticamente automático del subjuntivo, siendo tan marginal el uso del indicativo. El parentesco evidente que existe entre después (de) que y antes (de) que, que se construye siempre con subjuntivo, podría ser una explicación de esta tendencia. Si, como sugiere Herrero (2008), el uso del subjuntivo con después (de) que se debe a una analogía con antes (de) que, se trataría más de un uso del subjuntivo por antonomasia que de una cuestión de contraste semántico. Sea como sea, hay que recordar que la diferencia entre las respuestas a las dos encuestas es significativa, por lo que después (de) que constituye el caso más llamativo de la asociación entre de y el subjuntivo. A modo de recapitulación, cabe destacar que los resultados de la encuesta revelan dos situaciones parcialmente contradictorias. Primero, en un nivel general, los datos demuestran que hay una asociación significativa entre la presencia de de ante que y el uso del subjuntivo. Segundo, el análisis detallado de las cuatro expresiones solo confirma esta asociación en una de ellas. En el caso de no dudo (de) que la asociación apenas se observa, y con a pesar (de) que y el hecho (de) que puede observarse parcialmente. Así, cabe preguntarse si la asociación entre de y el subjuntivo que se observa a nivel general (cf. la tabla 6, arriba) es consecuencia simplemente de los datos de después (de) que. La respuesta parece ser que no, sin embargo. Como revelan las cifras de la tabla 13, aunque el efecto de la asociación disminuye cuando se eliminan los datos de después (de) que del recuento —especialmente con respecto a las oraciones que originalmente tenían indicativo—, la diferencia entre las cifras globales con y sin después (de) que no es estadísticamente significativa. Es decir, los números conjuntos de a pesar (de) que, el hecho (de) que y no dudo (de) que siguen mostrando una asociación significativa entre de y el uso del subjuntivo en las oraciones que originalmente tenían de (6b a 8b), pese a que ninguna de las expresiones, por sí sola, muestra esta asociación. Además, hay que tener presente que tanto sumando las expresiones como considerándolas individualmente, el uso del subjuntivo es siempre más frecuente en la encuesta B (que incluye de) comparado con la encuesta A (sin de).

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Tabla 13:  Uso de indicativo y subjuntivo en las seis oraciones con a pesar (de) que, el hecho (de) que y no dudo (de) que incluidas en la encuesta. Ji cuadrado = 4,9, GdL = 1, valor p = 0,03. V de Cramér = 0,11. indicativo subjuntivo Suma

Encuesta A 58 / 48 % 62 / 52 % 120

Encuesta B 90 / 36 % 162 / 64 % 252

Suma 148 224 372

5 Consideraciones finales El punto de partida de este trabajo fue una hipótesis basada en una serie de observaciones sobre la preposición de, cuyo uso en determinadas estructuras sintácticas sugiere que se ha convertido en un elemento subordinante. Sobre la base de esta supuesta función de elemento subordinante, me propuse averiguar si, siguiendo la lógica de que cuanto más elementos de subordinación hay, más probable es que los hablantes recurran al modo subjuntivo, el modo de la subordinación por excelencia, era posible detectar en el uso de la lengua tal asociación entre la presencia de de y el uso del subjuntivo. Se eligieron cuatro expresiones de diferente estatus sintáctico —un verbo, un sustantivo y dos locuciones conjuntivas (una de base nominal y otra de base adverbial)— que pueden construirse tanto con como sin de y que admiten los dos modos (indicativo y subjuntivo). Analizando el uso de estas cuatro expresiones —a pesar (de) que, el hecho (de) que, no dudo (de) que y después (de) que— en dos planos, diacrónico y sincrónico, sobre la base de los datos del Corpus del español (Davies 2002-, 2016-), encontré que el uso del subjuntivo aumenta diacrónicamente con todas las expresiones salvo no dudo (de) que. Aun así, con no dudo (de) que se usa el subjuntivo en un 53 por ciento de los casos en la actualidad; a pesar (de) que presenta la proporción más baja de uso con subjuntivo con un 13 por ciento, mientras que para el hecho (de) que es del 52 por ciento, y con después (de) que, del 67 por ciento. Estas cifras de corpus demuestran sin lugar a dudas que hay alternancia en la elección del modo con las cuatro expresiones. Los resultados revelan, además, que en los datos correspondientes a la lengua actual (recogidos entre 2015 y 2016, siguiendo a Davies 2016), el subjuntivo es más frecuente que el indicativo con las formas con de con todas las expresiones salvo a pesar de que —pero con esta expresión el uso del indicativo es siempre más frecuente (cf. NGLE § 25.14d)—. Además, con todas las expresiones salvo no dudo (de) que se usa más el subjuntivo con el formato con de que con el formato sin de (véanse la tablas 2 a 5 en el apartado 4.1, arriba). En los datos de

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corpus, pues, se aprecia una clara asociación entre el formato de que y el uso del subjuntivo, tanto en el plano diacrónico como en la actualidad. Tomando como base los casos extraídos del corpus sincrónico (Davies 2016), se eligieron dos casos típicos de cada expresión, uno en el formato sin de y otro en el formato con de (ejemplos (2) a (5), repetidos en (6) a (9)). Las oraciones con de tenían originalmente el verbo de la subordinada en subjuntivo ((2b) a (5b)), mientras que las oraciones sin de lo tenían en indicativo ((2a) a (5a)). Las ocho oraciones típicas fueron combinadas en dos cuestionarios (A y B) donde se manipularon ligeramente. De todas las oraciones se eliminó el verbo de la subordinada, sustituyéndolo con una línea en blanco. Además, para el cuestionario A se manipularon las oraciones que originalmente tenían de que de modo que este solo contenía oraciones sin de, cuatro auténticas y cuatro manipuladas. De modo inverso, en el cuestionario B se añadió la preposición de a las cuatro oraciones que originalmente no la tenían, para que las ocho oraciones aparecieran con de. El cuestionario A lo contestaron un total de 20 informantes, y el cuestionario B tuvo 42 respuestas. La encuesta tuvo una serie de resultados importantes. En primer lugar, las respuestas de los informantes confirman que la elección del modo en las oraciones incluidas es variable, pues para cada oración se eligió al menos una vez tanto el indicativo como el subjuntivo en los dos cuestionarios. En segundo lugar, tomadas conjuntamente las cuatro expresiones, las respuestas de los informante revelan una clara asociación entre el formato de que y el uso del subjuntivo en comparación con simple que. Tanto en las oraciones que originalmente tenían de que y subjuntivo, como en las que originalmente tenían simple que e indicativo, el subjuntivo era el modo más elegido en el cuestionario B (cf. tablas 7 y 8). Esto quiere decir que cuando en la misma oración está presente de ante que, es más probable que el informante use el subjuntivo. Junto con los datos de corpus, este es un resultado que apoya claramente la hipótesis del trabajo, pues demuestra que hay una asociación entre de y el subjuntivo. En tercer lugar, los resultados de la encuesta destacan también que hay un notable contraste entre los datos conjuntos de las cuatro expresiones y los datos específicos de cada una de ellas. El contraste reside en que, cuando en los datos conjuntos era posible observar un uso mayor del subjuntivo en el formato de que, esta asociación entre la presencia de de y el uso del subjuntivo varía considerablemente de una expresión a otra. Esto sugiere que, en el nivel de las expresiones individuales, la elección del modo (subjuntivo o indicativo) se rige por otros factores diferentes de la simple presencia de de ante que. Sin embargo, en realidad sería sorprendente que no fuera así, porque al bajar al nivel de las expresiones particulares es lógico que tengan más peso los factores

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contextuales específicos para determinar el modo que parece más adecuado para cada situación y hablante. Es, asimismo, esperable que haya diferencias entre las cuatro expresiones, pues el uso variable del subjuntivo tiene diferentes efectos en diferentes contextos. Por ejemplo, en algunos casos la NGLE (caso de después (de) que, § 25.15h) admite que apenas hay diferencia de significado entre subjuntivo e indicativo, mientras que en otros casos la elección de modo depende de la estructura informativa, siendo, por tanto, significativa. Este es el caso de a pesar (de) que (NGLE § 25.13i, § 25.14d) y el hecho de que (NGLE § 25.6f). En todo caso, el contraste entre los resultados generales y los particulares da lugar a una pregunta importante:  ¿cómo interpretar el contraste entre la tendencia general y las de las expresiones particulares para la hipotética asociación entre de y el subjuntivo, y, por extensión, para el estatus subordinador de de? Parecen ofrecerse dos alternativas, una más conservadora y otra más aventurada. Una interpretación aventurada podría sugerir que lo que revela el contraste entre los resultados generales y los particulares es que la asociación entre de y el subjuntivo es de tal naturaleza que no se detecta con la misma facilidad para cada expresión. Esto se debería a que en los usos concretos entran en juego y cobran mayor importancia todos los demás factores que contribuyen a la elección del modo, mientras que en el nivel general, más allá de las particularidades contextuales, la asociación se hace visible. Sin embargo, aunque en los datos de corpus esto resulta plausible, en los resultados de la encuesta lo es mucho menos, ya que lo único que varía entre las oraciones de los dos cuestionarios es la presencia o ausencia de de. Una interpretación más moderada, por su parte, se limitaría a considerar que la asociación, si la hay, obra de modo diferente sobre las distintas expresiones. Así, con después (de) que la asociación se observa con cierta claridad, con a pesar (de) que y el hecho (de) que se observa en los contextos propicios al uso del subjuntivo, mientras que con no dudo (de) que no se observa. Matemáticamente, esto es lo que indican las cifras de la encuesta. En una visión muy conservadora se podría incluso argüir que la asociación entre de y el subjuntivo es poco más que un espejismo, producido por la fuerte tendencia de después de combinarse con de que y el subjuntivo. Así, los datos no dirían nada sobre una asociación conceptual entre la función subordinante de de y el subjuntivo. Ahora bien, hay razones para creer que tal conservadurismo pasa por alto algo bastante evidente: si de aparece y se expande ante que, es por algo. Y quizás ese algo pueda dar cuenta de la tendencia general de que por más de que hay ante que, más subjuntivo hay en la subordinada. Para evaluar esta solución intermedia, es necesario relacionar la asociación general entre de y el subjuntivo tanto con las expresiones particulares en sincronía, como

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con la evolución diacrónica del uso de de y del subjuntivo. Volviendo a los datos de corpus en su dimensión diacrónica, cabe recordar que la combinación de el hecho (de) que y después (de) que con el subjuntivo se ha hecho, poco a poco, mayoritaria. Además, a día de hoy, la presencia de de en todas las expresiones salvo no dudo (de) que se ha convertido en una cuestión de norma, de modo que no usar de es incurrir en el queísmo12. De hecho, en el caso de el hecho (de) que y después (de) que puede verse cómo convergen dos cambios: mayor uso de de y mayor preferencia por la combinación con subjuntivo. Con respecto a esta coincidencia, Herrero (2008: 707) habla de “dos cambios [...] en principio independientes, pero que resultan curiosamente relacionados”, refiriéndose a la diacronía de después (de) que y su combinación con el subjuntivo. Con a pesar (de) que se observa una preferencia por incluir de (los casos sin de que arroja el Corpus del español son relativamente pocos, en torno al 12 por ciento), pero no es resultado de un cambio de formato tan marcado como lo es con después de que, pues en ningún momento de la historia resulta más frecuente el formato a pesar que que a pesar de que (cf. Granvik 2013: § 3.1.2). Finalmente, con no dudo (de) que la alternancia de régimen viene de antaño (de hecho, era más frecuente la combinación (no) dudo de que en la época clásica que hoy) y es un caso que sigue sin “resolverse”; por eso no se habla de queísmo o dequeísmo con este verbo (a la par que otros, como informar, avisar, etc.). Otra dimensión importante es la posibilidad de considerar la combinación de que como una unidad. Es evidente que, a partir del español clásico, el campo de uso de la secuencia de que ha cambiado significativamente, especializándose para la introducción de oraciones completivas. La gran mayoría de los complementos de oración finita del nombre se introducen en la actualidad por de que (cf. Bogard y Company 1989, Granvik 2015); algo parecido ocurre con los complementos oracionales de las locuciones prepositivas, donde de es la preposición de enlace por excelencia (cf. Bartens y Granvik 2012, Granvik 2013)13. Otro contexto destacable es el dequeísmo; para la consideración de de que como una sola

12 La cuestión de normatividad referente al uso o no de de ante que se reveló importante para los informantes que rellenaron los cuestinarios, pues en varias ocasiones estos hablantes nativos no lingüistas consideraron que no emplearían la expresión sin de (a pesar que, el hecho que o después que,). 13 Con respecto a la complementación verbal, estoy menos seguro de que pueda hablarse de un aumento marcado del uso de de que como introductor de oraciones completivas, pero cabe recordar que Cano Aguilar (1981) habla de transitividad preposicional en el español actual, lo cual puede tomarse como indicio de que la combinación de que (al lado de a que y en que) funciona como complementante complejo de un número considerable de verbos.

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unidad en la mente de muchos hablantes resulta particularmente significativo su uso, marginal pero bien documentado, para encabezar oraciones de relativo como en un barrio de que ha venido de menos a más (Guzmán Naranjo 2013: 81) o en construcciones del tipo la idea es de que (Serradilla Castaño 2017: 158). En casos como estos parece difícil considerar que de que constituya otra cosa que un subordinador complejo pero que es procesado como una sola unidad. En este sentido, el que de y que hayan acabado juntándose hasta tal punto que pueden considerarse una unidad puede explicarse por el mismo principio de “birds of a feather flock together”. Si se considera que ambos elementos comparten la idea de expresar subordinación, es natural que acaben unidos. Y, por colación, que esta unidad doblemente subordinante, cargada de subordinación, tienda a combinarse con subjuntivo. Aquí puede residir al menos parte del motivo de esa “curiosa relación” entre de que y el subjuntivo de la que habla Herrero (2008). En resumen, entonces, creo que estas reflexiones permiten concluir que entre de, que y el subjuntivo existe una asociación nocional de subordinación. Esta asociación la corroboran los datos empíricos en la correlación observada entre la presencia de de ante que y la elección del subjuntivo en el conjunto de las expresiones analizadas. Al mismo tiempo, hay que recordar que los resultados del análisis de corpus y de las encuestas indican que la tendencia general —de, que y el subjuntivo están relacionados por medio de su estrecha asociación con la noción abstracta de subordinación— puede reflejarse de modo diverso en las construcciones sintácticas particulares. Así, esta generalización no puede considerarse probada definitivamente, sino que debe someterse a más análisis en el futuro. Se necesitan estudios enfocados en otras expresiones y construcciones gramaticales —las dequeístas serían un buen punto de partida— para determinar con mayor margen de fiabilidad hasta qué punto la asociación nocional se deja ver en los datos del uso concreto de la lengua. Desde la perspectiva limitada de este trabajo, entonces, y en la medida en que el planteamiento adoptado permite captar el estatus subordinador de de, me permito concluir que de puede considerarse un elemento subordinante. Esto lo muestran los datos que revelan que su presencia favorece el uso del subjuntivo. Pero el estatus de elemento subordinante lo revelan también otros usos de de que no se han enfocado específicamente en este trabajo, pero que constituyen su base, es decir, los usos dequeístas y deístas. Dicho esto, hay que recordar que la subordinación es originalmente un concepto sintáctico. Así, no es de extrañar si resulta difícil captar esta noción en un plano conceptual, pues se trata de una noción sumamente abstracta y que difícilmente alcanzará el nivel de reflexión consciente de los hablantes. En ese

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sentido, los resultados algo contradictorios de los análisis presentados arriba no deben considerarse decepcionantes —teniendo en cuenta que las construcciones enfocadas no eran dequeístas y deístas sino más bien queístas—, sino que más bien invitan a intentar perfeccionar la metodología y el planteamiento para enfocar la asociación de de con la subordinación a nivel conceptual en los contextos sintácticos más llamativos, los de los usos dequeístas y deístas.

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Sustantivos predicativos y cambio sintácticosemántico: testimonios de un testigo1 Rafael García Pérez

Predicative nouns and syntactic-semantic change: testimony of a witness Abstract: The argument selection of the Spanish noun testigo (‘witness’), belonging to the syntactic-semantic class of “predicative humans”, is diachronically studied in this work. From the beginning of the 13th century onwards this noun selects other predicative nouns preceded by the preposition de (‘of). As no selection of infinitive clauses are attested in the medieval corpus, the selection of predicative nouns, as well as the model of the Latin noun testis, must have paved the way for the selection of subordinate clauses introduced by the conjunction que (‘that’). The tendency of Spanish speakers to connect its two main meanings, which developed in succession, with the verb tenses in both main clause and subordinate clause is also shown. Finally, the Spanish noun testigo is compared to its equivalents in two other typologically close Romance languages: Portuguese and French. Keywords: argument structure, argument selection, predicative nouns, subordinate clauses, Historical Linguistics

1 Introducción En trabajos precedentes (García Pérez, 2014 y 2016) he tenido la ocasión de recordar que el significado de las palabras, como el resto de los fenómenos lingüísticos, no es algo estático, sino dinámico. Desde el momento mismo en que una palabra se incorpora a una lengua, su significado se ve sometido a un proceso de negociación por parte de los hablantes que puede conducir a una o varias transformaciones, en muchos casos ligadas, como también he señalado al tratar sobre los nuevos criterios con que debemos concebir los diccionarios históricos actuales (Pascual y García Pérez, 2007), a las relaciones que esa palabra mantiene con otras de la misma lengua. De hecho, si las palabras se relacionan entre sí, lo

1 La investigación que subyace a este trabajo se ha realizado gracias a la financiación del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) al proyecto FFI2015-65189-P.

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hacen de una manera muy compleja: contamos con vínculos morfosemánticos que unen a los miembros de una misma familia genética y con vínculos semánticos, pero también se dan afinidades de comportamiento que permiten clasificar el léxico desde un punto de vista sintáctico-semántico. Aunque en el caso de los sustantivos estas últimas relaciones no han sido objeto de una descripción tan detallada como en el de los verbos, la Lingüística actual ha establecido distinciones fundamentales, como la que corresponde a los criterios de predicación y no predicación o, si se prefiere, la clasificación de los sustantivos en predicados y argumentos (vid., por ejemplo, M. Gross, 1981, Vivès y Gross, 1986, Giry-Schneider, 1987, Flaux y Van de Velde, 2000, y para una síntesis actual G. Gross, 2013: 46–47), que ha permitido descubrir evidentes paralelismos con las formas verbales; el hecho de que existan sustantivos capaces de seleccionar argumentos nos lleva a considerar la posibilidad de integrar mejor la idea de subordinación en su estructura léxica2. A diferencia de los estudios sobre las oraciones completivas dependientes de sustantivos elaborados hasta el momento, que son de carácter más bien genérico, pues se refieren a esta cuestión desde la perspectiva del comportamiento sintáctico compartido por la mayoría de los núcleos nominales (vid., por ejemplo, Leonetti, 1993, Escandell-Vidal, 1995, Delbecque, 1998, Granvik, 2017 y 2018), en este trabajo tomaré en consideración una clasificación sintáctico-semántica más específica de estas unidades léxicas. En concreto, me centraré en la clase de los llamados humanos predicativos3 (sin duda los más olvidados a la hora de trabajar con núcleos nominales) y analizaré en profundidad la evolución histórica de uno de sus miembros: el sustantivo testigo. El objetivo será determinar en qué medida la evolución de su estructura sintáctica se acomoda a su contenido semántico, en qué medida esa evolución se corresponde con la de otros miembros de su misma clase o con lo que sabemos acerca del resto de sustantivos capaces de seleccionar

2 Ello no significa que tengamos que considerar todas las oraciones completivas dependientes de un sustantivo como elementos argumentales de este. Recordemos la distinción de Leonetti (1993: 33) entre modificadores apositivos y complementos propiamente argumentales. Pero sí es importante tener en cuenta que el concepto de predicación supera el marco de los sustantivos meramente deverbales. En todo caso, parece que existe un claro consenso a la hora de determinar qué sustantivos no pueden ser núcleo de oraciones completivas. Se trata de sustantivos inanimados concretos interpretados como tales (es decir, sustantivos que no han experimentado un proceso de resemantización en el contexto). 3 Para la consideración de ciertos sustantivos humanos como predicativos, vid. por ejemplo, Gross (1995 y 2009).

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oraciones completivas o, en último término, en qué medida cobra singularidad respecto a ellos y por qué. Posteriormente, compararé los resultados obtenidos con la evolución de sus equivalentes en dos lenguas romances geográficamente cercanas (el portugués y el francés), las cuales, a pesar de su vecindad, como veremos, han optado por variantes léxicas etimológicamente diferentes o, al menos, no idénticas4.

2 Testigo en español El sustantivo testigo tiene su origen en el latín *testificare (compuesto de testis y facere) que evolucionó a testiguar (atestiguar): testiguo > testigo (Corominas y Pascual, 1980–1991, s.v. testigo). Se trata de un sustantivo existente desde los orígenes de nuestra lengua, aunque los primeros usos que encontramos pertenecen a textos especializados5. En principio parece darse preferencia a su interpretación más restrictiva como elemento perteneciente a la clase 6. (1) 1102 Fº Caparroso (Muñoz, p. 393): Et desto son testigos, qui presentes fueron en el logar e por testigos se otorgaron […] e con otorgamiento de los testigos. (Menéndez Pidal, 2004, s.v. testigo).

No era el único que tenía ese significado en la lengua medieval. Como sinónimos encontramos dos sustantivos directamente tomados del latín testimonium: testimonio y testimonia (pl. de testimonium), menos frecuentemente en su variante testemuña (testemunia, testemunna), más propia de las variedades

4 En lo que respecta al español, los datos proceden de los corpus CDH, CORDE, CREA y CORPES XXI; para el portugués, el Corpus do Português de Mark Davis y, para el francés, la base de datos Frantext. En lo que respecta a los corpus históricos del español señalaré que, en caso de conflicto, doy primacía al CDH frente al CORDE dados los problemas que este último plantea desde el punto de vista de sus criterios de datación. A ello me he referido también en García Pérez (2018). 5 No es algo de extrañar si tenemos en cuenta que el porcentaje de textos jurídicos es muy elevado entre los documentos conservados. 6 Con el concepto de clase me refiero aquí a las clases de objetos y clases de predicados que la teoría del léxico-gramática ha establecido desde hace bastante tiempo. Para el concepto de clases de objetos, vid. por ejemplo, Le Pesant y Mathieu-Colas (1998), Mathieu-Colas (1998), Gross (2008a), Gross (2008b), Gross (2013: 97–123). Para una visión general del concepto de clase de predicados, vid. Gross (2013: 273–322). La clase en particular incluye todos aquellos humanos predicativos que en el ámbito jurídico aparecen como segundo objeto de verbos como nombrar, designar, etc. Para el término función como denominador de clase, vid. Baider y Todirascu (2018).

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occidentales7. Los primeros ejemplos se remontan también a los balbuceos iniciales del romance. (2) 940 S. M. Cogolla, Cart., p. 38: iudicaverunt ita ubi duodecim testimonias testificaron. (Menéndez Pidal, 2004, s.v. testimonia). (3) [1129?] Fº Carcastillo (Muñoz, p. 471): Vicinos cum vicinos habeant iudicium cum tres testimonios. (Menéndez Pidal, 2004, s.v. testimonio).

La consulta de los corpus, sin embargo, corrobora la afirmación de Corominas y Pascual (1980–1991, s.v. testimonio) acerca del escaso uso de la forma testimonio. A ello han debido contribuir dos factores interrelacionados: por un lado, la competencia con los restantes sustantivos dotados del mismo significado, especialmente testigo, y, por otro, sobre todo, el hecho de tratarse de un uso metonímico, inexistente en su origen etimológico, a partir del significado primario de ‘deposición judicial’. Este es, efectivamente, el contenido semántico actualizado por el sustantivo en la mayor parte de los textos. (4) Toto homne quod a plazo fuit per contraria de suo uicino, si non fuerit testemuno fecto per mano, et prouatum ei fuerit, pectet II morabetinos, uno al renquroso et alio a los fiadores, si misieret renqura & prouatum fuerit, & si non, sua iura per sua cabeza (a1141–1235 [primera mitad del s. XIII] Fuero de Madrid, ed. Agustín Millares Carlo).

En cuanto a testimonia, tuvo un uso frecuente durante los siglos XII y XIII, pero empezó a entrar en decadencia ya un poco más tarde. Aunque pueden rastrearse ejemplos hasta el siglo XVI, los encontrados ya en esta última centuria son meramente esporádicos. A partir del siglo XVII puede considerarse completamente desaparecido. Contrariamente a lo que sucedió con la forma testimonio, el significado primario que adquirió en su paso al castellano fue el metonímico de ‘persona que acredita algo’. Así se puede apreciar en los primeros textos. Solo más adelante tomó también de su étimo latino (testimonium) ese sentido de ‘deposición judicial’ que se halla en la base de su evolución metonímica, pero con escasa frecuencia, probablemente por la fuerza con que había asentado ya la variante testimonio. (5) …& non es nengún omne libre que diga la uerdat por desfazer aquella muerte, menester es que, si non fuere omne libre que diga la uerdat, que los sieruos sean creýdos & por sus testimonias sea sabida la uerdat, que la justicia non desperezca (c 1250 – 1260, Fuero Juzgo, ed. Wilhelmina Jonxis-Henkemanns).

7 La encontramos muy frecuentemente en documentos leoneses: Documentación de la catedral de Oviedo, Colección diplomática del monasterio de San Salvador de Corniana, Colección diplomática del monasterio de Carrizo, etc.

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(6) Et por ende, establecemos que todo omne que diz testimonio ant'el Juyz en algún pleyto, si el pleyto es julgado por su testimonia & aquel que dixo la testimonia diz depués, por amor o por temor o por ruego, que dixo falsa testimonia (c 1250 – 1260, Fuero Juzgo, ed. Wilhelmina Jonxis-Henkemanns). (7) Esto es por Fuero de Nágera & de Cerezo & de Ryoja, los omnes que deuen dezir testimonio por juyzio del alcalle non deuen ser conjurados, & sin conjuramiento deuen dezir la testimonia cada vno por sý, estando todos delante, & el de Cerezo con yerra; & sy non dixiere el vno commo el otro, non cumple (a1284, Libro de los fueros de Castiella, ed. Hispanic Seminary of Medieval Studies).

De ese modo, podemos decir que la lengua medieval mostró una tendencia a situar estos dos sustantivos en distribución complementaria, lo que suponía buscar un reparto del espacio que garantizara la permanencia de ambos. Podríamos representarlo de la siguiente manera: Tabla 1:  Los sustantivos testimonio y testimonia en la lengua medieval Palabra persona que testifica en un proceso judicial deposición judicial

testimonio -

testimonia +

+

-

Pero la conservación de este espacio suponía, como he apuntado precedentemente, que testimonio y testimonia entraran en competencia con el sustantivo testigo, que terminó imponiéndose en el uso. El conflicto generado entre testimonio y testimonia, por su parte, en lo que respecta al significado ‘deposición judicial’ se saldó claramente con la victoria del primero, más antiguo y, por tanto, mejor establecido; ello explica que el segundo, privado de un contenido semántico exclusivo, terminara desapareciendo de esa “corriente de la historia” que arrastra, con mejor o peor fortuna, al conjunto del léxico (Pascual y García Pérez, 2007: 181)8. 8 Podría parecer que el sustantivo testigo había asumido, puntualmente, el significado de ‘deposición judicial’ a la luz de dos ejemplos del Fuero Juzgo: “Del testigo del sieruo que non deue seer creýdo, & quáles sieruos del Rey deuen seer creýdos” y “Del testigo del sieruo que non deue seer creído & quáles sieruos del Rey deuen seer creýdos, IIII. La testimonia del sieruo non deue seer creýda si algún peccado quisiere prouar, contra algún omne o contra su sennor, magar que sea atormentado por dezir la uerdade…” (c 1250–1260, Fuero Juzgo, ed. Wilhelmina Jonxis-Henkemanns). Dado que son los únicos ejemplos que recogen los corpus, cabría interpretar estos usos como una determinación de la función desempeñada (el siervo como testigo), tanto más cuanto que el original latino del que es traducción el Fuero Juzgo emplea únicamente

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Es interesante destacar que ni testimonio ni testimonia ofrecen apenas ejemplos de selección argumental9. Las construcciones en que aparecen contienen, sobre todo, algún modificador, generalmente un adjetivo o un sintagma preposicional, muy frecuentemente con noción clasificadora o locativa. (8) 1088 Vega, Cart. P. 30: qui dedisset ille abbas domnus Petrus ille testamento et tres testimonias de ille monasterio (Menéndez Pidal, 2004, s.v. testimonia). (9) 1095 Fº Logroño (Muñoz, p. 340): Et si alicuius homo de foris […] non potuerit firmare cum duas testimonias legales, vicinos de villa […] et si ipsas testimonias non potuerit habere, audeat sua jura in Sancta María (Menéndez Pidal, 2004, s.v. testimonia).

Ello contrasta con el uso del sustantivo testigo que, con su altísima frecuencia en los corpus, va a actualizar, desde muy pronto, la selección argumental característica de su condición de elemento predicativo, con el significado de ‘persona que acredita (da fe de) algo’. De ahí que los textos, al menos desde principios del siglo XIII, nos ofrezcan ejemplos de este sustantivo seguido de un argumento en forma de complemento sintagmático encabezado por la preposición de. Este complemento indica la cosa que el testigo acredita en el acto jurídico celebrado: (10) Desto son testigos, de fijos dalgo:  Roy Garziaz dEnzinas, Aluar Ferrandez de Peral, Garcia Ferrandez so ermano, Pero Ferrandez, Diago Ferrandez, fijos de Ferrand Munioz; de labradores: Martin Martinez, Domingo Garcia, don Aluaro dela Fuent, Domingo fijo, don Aluaro el de Palazio; todo conceyo de Quintaniela hoydores hi ueedores (1228, Carta de donación [Documentos del Reino de Castilla], ed. Ramón Menéndez Pidal). (11) Estos son testigos de todas estas cosas, e todo el conuiento que lo otorgaron, asi todo cuemo de suso es escripto (1244, Anónimo, Aceptación por familiares [Documentos del Reino de Castilla], ed. Centro de estudios históricos).

la palabra servus: “Servo non credendum, et qualibus regis servis debeat credi” y “IV Flavius Cintasvintus Rex. Servo non credendum, et qualibus regis servis debeat credi. Servo penitus non credatur, si super aliquem crimen obiecerit, aut etiam si dominum suum in crimine impetierit” (Real Academia Española, Fuero Juzgo en latín y castellano cotejado con los más antiguos y preciosos códices, Madrid, Ibarra, 1815). 9 Aunque, cuando lo hacen, no dejan de tener interés. Conviene poner en relación el siguiente ejemplo con el (21), el (22) y el (23) recogidos más adelante: “Dixo Booz a los vieios e a todo el pueblo que estava y: "Testimonias me sed oy que conpré * toda la erredat d' Elimellec e de Noemi e de sus fijos, e a Ruth, la de Moab, que prendo por muguier". * Dixieron todo el pueblo: "Testimonias somos[…]”. (c1200 Almerich, La fazienda de Ultra Mar, ed. Moshé Lazar).

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Como se puede apreciar, el núcleo de este complemento es un predicado nominal, preferentemente una acción o un acontecimiento10. Es una de las restricciones sintáctico-semánticas inherentes al sustantivo testigo. Si el núcleo del sintagma preposicional no tiene carácter predicativo propio, se produce, automáticamente, una reinterpretación contextual. Así, en el siguiente ejemplo, el sustantivo carta no se actualiza con el significado de objeto inanimado concreto, sino que asume, metonímicamente, un significado añadido que alude al acto de su redacción y firma. (12) Yo Pero Martines d'Orosco so testigo de la dicha carta de pago e por ende pusi aqui mi nonbre. Pero Martines (1404 ANÓNIMO, «Carta de pago», Colección documental del Archivo Municipal de Mondragón11).

El sustantivo forma parte así de una subclase de humanos predicativos de validación, como garante, fiador, fedatario, notario, etc. Si en un principio, la explicitación de toda la estructura argumental supone una actualización en presente (alguien acredita un acto jurídico al que está asistiendo), la función jurídica testifical terminará por incluir también la posibilidad de acreditar, en un proceso judicial, la celebración de un determinado acto jurídico en el pasado, lo que se pone de manifiesto gracias a la actualización en pretérito el sustantivo predicativo núcleo de la cláusula argumental. Naturalmente, el acto jurídico al que se ha asistido (y que se acredita en un proceso judicial) es, en principio, un acto perceptible directamente por los sentidos: (13) …en el quoal caso serán recebidos los testigos de la dita paga que fué feita (c 1250, Vidal Mayor, ed. Gunnar Tilander, Hakan Ohlssons Boktryckeri)

En ese caso, el testigo pasa de ser una persona que simplemente da fe de un hecho dotado de relevancia jurídica a ser una persona que acredita un hecho sucedido tiempo atrás por haber tenido un conocimiento directo de él. El predicado adquiere así un interesante contenido evidencial12, que ya existía en la 10 Así deben interpretarse los pronombres esto y eso, como en el primer ejemplo. Para la clasificación de los sustantivos predicativos, vid. Gross (2013: 126–127). 11 Lo mismo podría decirse del sustantivo corazón en el siguiente ejemplo, utilizado metafóricamente (lo que sucede en sus corazones, sus sentimientos): “el que fuere maldiziente de su boca non escapará sin pena, ca Dios es testigo de los sus coraçones e escudriñador verdadero de los sus pensamientos (a1400-a1500, Un sermonario castellano medieval ed. Manuel Ambrosio Sánchez). Los ejemplos de este tipo de usos figurados son bastante escasos. Testigo de creer… 12 Como sabemos, la aplicación del concepto de evidencialidad a las lenguas indoeuropeas y al español en particular ha supuesto tomar en consideración una idea más amplia de este concepto. Los primeros trabajos tuvieron como punto de partida algunas

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forma latina testis13, con la que está emparentado etimológicamente (aun cuando no proceda directamente de él, como hemos visto). Desde un punto de vista sintáctico, si interpretamos, siguiendo lo apuntado por Gross (2013: 125), que todo sustantivo predicativo, por su capacidad para seleccionar su propia estructura argumental, constituye una oración simple, hemos de concluir que nos hallamos ante los primeros ejemplos de construcciones complejas (formadas, por tanto, por una proposición principal y una proposición subordinada). El sustantivo testigo configura, pues, una estructura biactancial que podríamos esquematizar del siguiente modo: testigo (N1: experimentante [hum], N2: tema [evento]).

La oración anterior (13) sería el resultado de una transformación a partir de las proposiciones simples ser testigo (alguien es testigo de algo), por un lado, y hacer la paga por otro (alguien hace (una) paga a alguien), donde se observa bien la presencia de los dos sustantivos predicativos que requieren para su actualización, respectivamente, un verbo copulativo y un verbo de apoyo, en este caso un verbo de apoyo genérico de acción: hacer. Alguien es testigo + (alguien hizo paga => la paga que fue feita) => alguien es testigo de la paga que fue feita. El ejemplo del Vidal Mayor citado precedentemente (13) no nos revela aún un cambio de significado en sentido estricto; para que este se produzca, es necesario lenguas amerindias, para las que se descubrieron unos sufijos especialmente destinados a transmitir la información evidencial, no necesariamente presentes en otras codificaciones gramaticales. De ahí que, para algunos autores, los límites del concepto no resulten del todo claros. Anderson (1986) enumeró cuatro criterios considerados fundamentales y, entre ellos, se encontraba uno especialmente restrictivo, de carácter morfológico, pues, según él, las expresiones evidenciales debían ser sufijos flexivos, clíticos u otro tipo de “free syntactic elements”, lo que suponía excluir los compuestos o los derivados. Naturalmente, este último requisito tiende a obviarse por los autores que tienen como objeto de estudio las lenguas sin codificación evidencial en su gramática (Aikhenvald, 2004). De ahí que se haya hablado de un concepto lato de la evidencialidad. En los trabajos llevados a cabo para el español, tampoco el resto de los criterios de Anderson se han aceptado unánimemente; ello afecta, sobre todo, a la supuesta condición de que las expresiones evidenciales no deben constituir la predicación principal de la oración. Si algo comparten todos, es la idea básica de que la evidencialidad es una estrategia que permite expresar cuál es la fuente en que se basa un locutor a la hora de transmitir un determinado enunciado. 13 Vid., por ejemplo, el Pro Caelio de Cicerón: “et crimen accusatores abs te et testem eius criminis te ipsam dicunt se habere” (Orationes. In P. Vatinum testem. Pro Caelio, ed. T. Maslowski, Suttgart und Leipzig, 1995, p. 116).

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que el sustantivo predicativo testigo abandone definitivamente la lengua especializada y se extienda por la la lengua general14. Fuera del ámbito jurídico, el hablante puede ya dar prioridad al contenido evidencial para debilitar e incluso, en muchos casos, hacer desaparecer la idea inicial de ‘acreditar’. Conviene señalar que esta nueva interpretación requiere una identidad temporal entre el predicado de la oración principal y el predicado de la cláusula subordinada, ya se refiera esta al presente, al pasado o al futuro. La falta de identidad temporal induce una interpretación más cercana a la original etimológica.  (14)  Jamás dolor a este semejante sintieron las riberas caudalosas que hiere'el alto piélago de Atlante, creçiendo las memorias dolorosas con su muerte, y España fue testigo del triste llanto y quexas congoxosas. (c1567–1597, Fernando de Herrera, ed. María Teresa Ruestes) (15) Del modo, pues, que digo, volvía Laurisana con el acompañamiento que su nobleza y privanza merecía, a su casa, después que paseó las ruas, y en los balcones referidos del carrer Ample enajenó la vista, y casi el alma, de nuestro desmayado, ocasionándole a que, siendo testigo del desatinado insulto del gascón loco, le castigase a costa de su peligro (c1632, Tirso de Molina, El bandolero, ed. Manuel Arroyo Stephens). (16) El rey Schahriar dijo: “Ante todo, es necesario que mis ojos vean semejante cosa”. Su hermano le respondió:  “Finge que vas de caza, pero escóndete en mis aposentos y serás testigo del espectáculo; tus ojos lo contemplarán” (c1916, Blasco Ibáñez, Traducción de Las mil y una noches, ed. Omega Internacional).

El sustantivo testigo, en su extensión por la lengua general, se integra, pues, en un subgrupo dentro de la clase de predicados humanos de percepción que, si comparten la misma estructura sintáctico-semántica básica con el conjunto de la clase léxica15, se caracterizan, especialmente, por la posibilidad de seleccionar otro predicado (acción o acontecimiento) como segundo argumento; en ese sentido, podríamos denominarlos predicados de percepción eventiva (espectador, oyente, observador, presenciador…).

14 Los trasvases entre la lengua especializada y la lengua general constituyen una parte importante de la historia de la lengua. Para un ejemplo de estas conexiones, vid. García Pérez (2018). 15 Los predicados nominales de percepción se caracterizan, claro está, por ser biactanciales (N1: experimentante, N2: tema). Desde el punto de vista del aspecto léxico, son actividades.

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(17)  En suma: voy adelante, y si algún espectador del suceso le pareciere que tardo, no se maraville, que no es bocado tan dulce el que yo he de tragar, sino píldora tan amarga que es menester dorarla y entretenerla para pasarla (1607–1645, Diego Duque de Estrada, Comentarios del desengañado de sí mismo. Vida del mismo autor, ed. Henry Ettinghausen). (18)  Advirtieron los soldados a esta sazón que el Peregrino oyente de su historia bañaba los ojos de lágrimas y con tristes suspiros se esforzaba a penetrar los cielos (1604, Lope de Vega Carpio, El peregrino en su patria, ed. Juan Bautista Avalle-Arce). (19)  Es gran matemático y astrólogo judiciario, gran observador del movimiento de los cielos, aspecto e influjo de las estrellas… (1636, Cosme Gómez de Tejada, León prodigioso, ed. Víctor Arizpe/Abraham Madroñal).

Si la percepción, en principio, es directa y física (concreta)16, como se desprende el ejemplo (20) a continuación, esa percepción se vuelve, cada vez más, indirecta, aun cuando siga interpretándose como física y concreta (21). Ello se debe a la ampliación semántica de los predicados seleccionados, pues ya no se trata solo de acciones o acontecimientos, sino también de estados.  (20)  Onde, verdaderamientre, non á en el mundo ladrón, por osado e por atrevido que fuesse, si sopiesse verdaderamientre que aquel que era testigo de sus furtos e de todas sus maldades e era fiel e verdadero, e si aquel mesmo oviesse de ser su juez e le oviesse de dar pena por aquellos fechos de que él mesmo era testigo… (a1400-a1500, Un sermonario castellano medieval, ed. Manuel Ambrosio Sánchez, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1999] (21)  Ven ya, pues, mi Leuçipe, a esta ribera y a este abierto y levantldo (sic) pino, testigo de la pena lastimera de tu Tirsis mesquino. (c1567–1597, Fernando de Herrera, Poesía, ed. María Teresa Ruestes).

En ese sentido, parece claro que el sustantivo testigo ve enriquecido su contenido sobre la fuente y el modo en que se accede a la información. En términos de Willett (1988), podemos decir que transmite evidencias directas (cuando se trata de acciones o acontecimientos) y evidencias indirectas por inferencia o 16 Utilizo aquí la terminología de Enghels (2012: 13–32). Para el autor la percepción se divide en directa e indirecta. Dentro de la percepción directa distingue, a su vez, entre una percepción física que puede ser concreta o abstracta (Je vois arriver la dame / Je vois apparaître des problèmes). La indirecta, por su parte, puede ser física y concreta primaria (Je vois [à vos yeux] que vous êtes fatigué) o secundaria (Je vois [à vos yeux] que vous êtes rentré tard); receptiva concreta (Je vois que vous êtes malade) y cognitiva abstracta (Je vois que vous avez raison).

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reportadas (cuando se trata de estados)17. En este proceso de ampliación semántica, los restantes sustantivos del grupo tienden a evolucionar en paralelo, aunque lo hacen más tardía y más difícilmente. En ese sentido, el número de ejemplos es notablemente menor: (22)  El chorro de viento que entraba por aquella nariz modelada para el desparpajo, imponía miedo a los espectadores de su cólera (1879, Benito Pérez Galdós, Un faccioso más y algunos frailes menos, ed. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes). (23)  El doctor Fergus miró fijamente a su amigo, y su mirada de costumbre, radiosa e inteligente, se veló con una nube de tristeza; como padre, temió por su hija; como filósofo y observador del corazón humano, sabía lo que es una ausencia en materia de amor… (1858 Juan Díaz Covarrubias, Gil Gómez, el insurgente: novela histórica, ed. Universidad de Alicante). (24)  …admitió dos empleos a un tiempo, siendo esto causa de que por preferirse el uno al otro el más desgraciado muriese, siendo yo el testigo de vista desta desdicha y el oyente de mi deshonra, haciéndome el cielo su ministro para castigar éste... (1642 Alonso de Castillo Solórzano, La garduña de Sevilla, ed. Federico Ruiz Morcuende).

El análisis de los corpus nos muestra que, en los primeros siglos de andadura de nuestra lengua, este segundo argumento seleccionado por el sustantivo, al igual que los restantes miembros de la subclase léxica, no contiene nunca un núcleo en infinitivo18. En principio, esto podría explicarse por la dificultad de admitir un sujeto correferente en este tipo de contextos (Moreno de Alba, 2009), si bien, como se ha señalado en otros trabajos, no es extraño que los sustantivos puedan seleccionar también, en ocasiones, infinitivos a pesar de que los sujetos no sean correferentes (Granvik, 2017). En todo caso, ello nos permite plantearnos la selección de proposiciones subordinadas completivas por parte de los sustantivos en español y, en particular, la introducción posterior de la conjunción que. 17 La clasificación de Willett (1988) es muy similar a la de Enghels, pues distinguía evidencias directas (verificadas), que podían ser visuales, auditivas o sensoriales de cualquier otro tipo, frente a evidencias indirectas, que dividía en reportadas (por ser de segunda o tercera mano) e inferenciales (por observación de resultados o por deducción). 18 Las sustantivaciones de los infinitivos se seleccionan más tardíamente; por su alto grado de lexicalización, funcionan a todos los efectos, claro está, como predicados nominales. Véase, por ejemplo, el uso que se hace en el siguiente párrafo de la forma padecer: “No nos concertámos / En todo aquel mes; /Que un amante pobre /Camina sin piés. /Díjome un testigo /De mi padecer… (1600–1604, «Romances, en Romancero general», Romancero general)”. El determinante posesivo es obligatorio para que este infinitivo funcione como núcleo del complemento sintagmático argumental del sustantivo testigo.

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La importancia de los predicados nominales como núcleos argumentales se confirma cuando comprobamos que otros muchos sustantivos predicativos admiten con facilidad, desde muy temprano, tanto infinitivos como predicados nominales, y que las alternancias son frecuentes incluso dentro de un mismo texto:  (25) Como trayé consigo muchos fieros gigantes, pavor avién los griegos, eran desacordantes, teniénse por errados que se non fueron antes, todos avíen miedo de seer malandantes. (1240–1250, Libro de Alexandre, ed. Jesús Cañas). (26) Desqe omne bien sabe que ave de morir, -todo está escripto cómo es de complir-, por miedo de la muerte nunca deve fuir, ca gana preçio malo e non puede guarir. (1240–1250, Libro de Alexandre, ed. Jesús Cañas).

De ahí que la existencia de estas oraciones subordinadas primarias de predicado nominal pueda considerarse un factor que ayude a explicar, para el caso de sustantivos como este que nos ocupa, carentes de cláusulas de infinitivo, el paso a una estructura oracional precedida de la conjunción que. Sabemos que en una lengua como el español, los predicados nominales constituyen formas no actualizadas19 asociadas a verbos o adjetivos (independientemente de que esos predicados nominales sean, desde una perspectiva morfológica y diacrónica, derivados o bases de derivación de estos últimos). Contamos, pues, con una única idea de predicación que se manifiesta en forma de raíces predicativas con distintas realizaciones morfológicas (Gross, 2013: 60). Las formas respetar, respeto y respetuoso, por ejemplo, son realizaciones léxicas de la raíz predicativa respet- que permiten una variación en la presentación de la información por parte de un locutor: Fidel respeta a Herminia, Fidel es respetuoso con Herminia, Fidel siente respeto por Herminia20. Estas íntimas conexiones morfológicas hacen que, en potencia, exista la posibilidad de un trasvase entre las distintas formas. No es obligatorio, claro está, que la gramática de un determinado idioma ofrezca todas las soluciones. Pero el hecho de que se conciban como posibilidad explica bastante bien que los hablantes intenten recurrir a ellas en distintos momentos de la historia. Si la idea de 1 9 Para este concepto, vid. Gross (2013: 61). 20 Un sintagma como La reparación del alcantarillado por el ayuntamiento podría analizarse como una estructura de predicado nominal con un argumento subjetivo (por el ayuntamiento) y un argumento objetivo (del alcantarillado) a partir de una oración intermedia con verbo de apoyo que remite, a su vez, a una oración de base con verbo

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“acreditar” una acción, estado o un acontecimiento está incluida, como hemos visto, en la estructura léxica y esta acción, estado o acontecimiento se manifiestan bien, lingüísticamente, por medio de un sustantivo abstracto, se entiende la tentación de construir oraciones con formas verbales asociadas, tanto más cuanto que estas oraciones permiten la actualización directa de ese predicado y destacan su sujeto. Si volvemos al ejemplo anterior tomado del Vidal Mayor, vemos que la selección del predicado nominal paga ha requerido, para su actualización en el pasado, un verbo de apoyo (hacer) integrado en una oración subordinada de relativo. Igual podría haberse dicho testigo de la paga (prescindiendo de la actualización del predicado nominal) o testigo de la paga que fue hecha por X o testigo de la paga que hizo X. Como se ve, la actualización en estos casos es mediata, y no inmediata como en una oración completiva. Por otra parte, no puede obviarse tampoco que contamos con antecedentes en la lengua latina de subordinadas completivas dependientes de sustantivos, aspecto que no se ha tratado suficientemente, pero que ha podido constituir un modelo para las lenguas romances. En concreto, para la evolución del sustantivo testigo, que aquí nos ocupa, no está de más señalar que el latín testis (‘testigo’) seleccionaba ya como complemento argumental oraciones completivas exclamativas, pero además, en una época más tardía completivas precedidas de quod21. Esto permite matizar notablemente la afirmación de Bogard y Company (1989) acerca de la restricción de las completivas latinas a los verbos de temor y, por extensión, a los sustantivos “relacionados semánticamente con ellos”22. Las oraciones completivas dependientes del sustantivo testigo y encabezadas por que aparecen bastante temprano, y lo hacen fuera del ámbito jurídico. En un principio, el nexo se adjunta directamente al sustantivo, como corresponde a los procedimientos de subordinación completiva sustantiva en general, ya puesto de manifiesto en los estudios de sintaxis histórica (Girón, 2004, Bogard y Company, distribucional. El ayuntamiento reparó el alcantarillado => el ayuntamiento llevó a cabo la reparación del alcantarillado => la reparación del alcantarillado por el ayuntamiento. 21 Testibus se militibus uti posse, quanto studio pacem petisset. Gaffiot (1934, s.v. testis). “Audivi eam invocare Deum testem, quod numquam tam atrocem alicujus Martyris passionem comperisset, quin eam libenter pateretur, eo pacto quo dissolveretur et esset cum Christo” (ca. 1080, Paulus Bernriedensis, Vita B. Herlucae). Serbat (2003: 651) recoge específicamente testem esse como introductor de oraciones completivas con quod. 2 2 Afirmación que se ha retomado después en otros trabajos. Los estudios más recientes sobre la sintaxis latina, sin embargo, muestran que el número de sustantivos capaces de seleccionar oraciones completivas precedidas por las conjunciones ut o ne es bastante más numeroso y, desde el punto de vista semántico, más diverso. Vid., por ejemplo, Panchón (2003: 439 y ss.). La afirmación de Bogard y Company (1989) se basa, en

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1989) y que resulta coherente con la interpretación predicativa del elemento regente. Los primeros ejemplos se remontan al siglo XIII, aunque hasta finales de la Edad Media no son muy numerosos23. (27)  Pieça a que cuedades que nos escusamos de uos. Dios es testigo que en Christo fablamos. Mas, hermanos, todas cosas fiz por uuestro raygamiento (a1260 El Nuevo Testamento según el manuscrito escurialense I-j-6. Desde el Evangelio de San Marcos hasta el Apocalipsis, ed. Thomas Montgomery/Spurgeon W. Baldwin). (28)  Et andando yo por seer drudo. era el uerdadero marido & dix le. yo so testigo que tu eres deleal. Quando ella este enganno uio; fuxo de la casa & de mi (c1275, Alfonso X, General Estoria. Segunda parte, ed. Pedro Sánchez-Prieto Borja). (29)  El Soluio lo luego de su pie/ [9]‌& dixo alos mayores & atodel pueblo assi/ & vos/ sodes testigos que yo eredo todas las c(a)[o]sas que fueron de elimelech & de chelion & de maalon dandom lo noemy (a 1300, Biblia. Escorial I.j.8, ed. Mark Littlefield).

El modo del verbo de la proposición subordinada es el indicativo. En el caso del sustantivo testigo, además, la selección de las cláusulas subordinadas precedidas por la conjunción que está estrechamente vinculada al uso del predicado principal fuera de los textos puramente jurídicos (sobre todo, y en lo que respecta al periodo medieval, historiográficos y religiosos). Es decir, este uso sintáctico no puede entenderse sin ese paso de la lengua especializada a la lengua general al que me he referido anteriormente.

realidad, en Bassols (1992 [1956], 2: 166), que establece, efectivamente, una restricción de las completivas con ut o ne a los verbos de temor. Incluso cuando un poco más adelante (Bassols 1992 [1956], 2: 168) habla de la posibilidad de que el latín admitiera completivas con expresiones sin idea de temor, destaca claramente que esta idea estaba implícita: “en tal caso el contexto permite suplir la idea que hace falta: munivit castra ne (“por miedo de que”) dispersos subita eruptione turbarent (Tac.). Otras veces aparecen oraciones con ne usadas independientemente como consecuencia de la elipsis de un verbo ‘timendi’; así: at ille ne succenseat (Plaut.) «pero que no se enfade», o sea «pero tengo miedo que no se enfade»”. 23 Hay una gran cantidad de ejemplos integrados en estructuras formulaicas que podrían considerarse ambiguos a simple vista, aunque, a mi entender, se interpretan mejor como una combinación de sustantivo + cláusula subordinada de relativo: “Et en este dia mismo, yo Pero Perez et Garçi Lopez, fiadores sobredichos metimos / a don Yague, sacristano mayor de Onna en el heredamiento sobredicho. Desto, son testigos que lo uieron / et que lo oyeron. De fijosdalgo; Garçi Lopez de Tamayo. Pero Lopez de Torres. Sancho Perez, so hermano / 12. Don Lop de Lordem. Don Pero, clerigo de Trespaderne” (1241, Lop López de Torres hace donación a la abadía de Oña de una tierra en Arroyuelo y de dos viñas en Fresneda, Colección diplomática de San Salvador de Oña).

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Así, junto a la proposición subordinada encontramos, como puede apreciarse en los ejemplos precedentes, una selección directa del verbo copulativo ser, sin la mediación, en la mayor parte de los casos, de artículo o determinante alguno24. La solidaridad entre el verbo ser y el sustantivo testigo se mantendrá constante a lo largo de la historia: (30)  Tengoslo, señor, en muy señalada merced de mi parte y Dios es testigo que sienpre os tuve en mucha estima por vuestra bondad y linpieza de vida asy en lo politico como en lo espiritual (c 1465 - c 1495, Juan Álvarez Gato, Obras en prosa, ed. Jenaro Artiles Rodríguez). (31)  Y Dios es testigo que mi voluntad nunca fue de la desheredar por heredar a la otra mi hija, como algunos lo dizen, sino porque hazía cuenta que, este mi reino junto en tanto amor con el imperio de Roma… (1482–1492 (1508), Garci Rodríguez de Montalvo, Amadís de Gaula, ed. Juan Manuel Cacho Blecua). (32)  Con muy firme corazón sabe Dios y él es testigo que os rogué con afición […] c1570–1578, Aucto del destierro de Agar, ed. Miguel Ángel Pérez Priego. (33)  […] dijo a sus compañeros que le fuesen testigos que él era el primero que entraba en la mar del Sur. Otro dicho Blas de Atienza hizo lo mismo, y dijo que fuesen testigos que él era el segundo que aquello hacía (1601 Antonio de Herrera y Tordesillas, Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme, ed. Ángel de Altolaguirre y Duvale).

De los tres primeros ejemplos (30, 31 y 32) se desprende también que la selección de una cláusula subordinada permite un desajuste entre el tiempo o el aspecto expresados por el verbo de la cláusula principal y el tiempo o el aspecto expresados por el verbo de la cláusula subordinada. Ese desajuste hereda la distinción de

24 Digo bien “en la mayor parte de los casos” porque no se trata de una estructura totalmente lexicalizada, como se desprende de ejemplos como el siguiente: “Yo estuve en el castillo de la Mina del Rey de Portogal, qu' está debaxo de la equinoçial, y así soy buen testigo que no es inhabitable como dizen...” (1495, Fragmento de una carta de Colón a los Reyes). Podríamos hablar, más bien, de semilexicalización, aunque no exactamente en los términos en que lo hace la Real Academia Española (2009: 2670), que considera todas las construcciones con verbo de apoyo unidades semilexicalizadas. Por el contrario, Gross (1996:17) plantea distintos grados en la lexicalización y distingue claramente los procedimientos de lexicalización de las construcciones con verbo de apoyo (Gross, 1996: 72–78).

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núcleos argumentales característica de la construcción compleja con cláusulas de predicado nominal. Obsérvese la diferencia entre las siguientes oraciones: a) En el momento que un VS vé (sic) como una persona fuma, ha de saber que está siendo testigo de que se está cometiendo una infracción… (http://www.vigilantesdeseguridad.com/forum/t%C3%A9cnico-profesionnal/vigilantes/14038-%C2%BFvigilantes-de-fumadores) b) Zapatero ha añadido que él es testigo de que lo que planteaba CEOE antes de las elecciones no es lo que ha planteado después a partir del 23… (2/6/2011, El Mundo). c) LUIS: Soy testigo de que te quería. / MARIMÉ: Es que eso no es consuelo, Luis. No puedes querer y al mismo tiempo, hacerle daño a la persona que amas (2012, Ramos José Luis Escobar, Salsa gorda [Homo Primus]).

En la oración (a), que presenta una identidad temporal entre los verbos y un mismo valor aspectual progresivo vinculado a la perífrasis estar + gerundio, el núcleo de la cláusula principal se interpreta necesariamente con un valor semántico de percepción de la acción. Es el significado de base resultado de la primera evolución del sustantivo a partir de su origen etimológico. En este caso, la evidencia es directa. En la oración (b), sin embargo, la actualización en presente induce una interpretación diferente:  alguien acredita en el momento presente una acción sucedida en el pasado, y la información se ha obtenido por vía directa (el conocimiento que se tiene en el momento presente se ha obtenido de manera personal). En la oración (c), donde el núcleo de la cláusula subordinada es un estado, el conocimiento que posee el sujeto es meramente indirecto, resultado de un proceso inferencial o incluso reportado (si procediera, por ejemplo, de las confesiones de la persona enamorada). Es interesante destacar, sin embargo, que los demás sustantivos pertenecientes a la misma subclase sintáctico-semántica de percepción (a los que me he referido antes) no acompañan de la misma manera, al sustantivo testigo en esta evolución sintáctica25. Algunos sustantivos del grupo no adquirieron nunca la capacidad de seleccionar oraciones subordinadas. Es el caso de oyente, lo que puede explicarse por su rápida lexicalización (con los significados de ‘persona asistente a un aula’ y ‘persona que escucha un programa radiofónico’). En cuanto 25 Si en el estudio del léxico es importante contar con una clasificación sintáctico-semántica de las palabras (Pascual y García Pérez, 2007), conviene no olvidar que estas pueden mostrar rasgos idiosincrásicos que son el resultado de los procesos particulares seguidos en su incorporación a la lengua y en su evolución posterior. El estudio del léxico debe dar cuenta, precisamente, de los estadios evolutivos compartidos para entender mejor los puntos en que algunas palabras se apartan de esa línea evolutiva común.

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a otros sustantivos, como observador y espectador, por ejemplo, seleccionaron con mayor frecuencia oraciones subordinadas interrogativas o exclamativas que cláusulas introducidas por la conjunción que, lo que se pone especialmente de manifiesto cuando comprobamos que solo el primer tipo de oraciones ha dejado restos en los corpus actuales: (34)  Resulta pues que el actual encargado del Sodalicio está posiblemente en la más difícil encrucijada de su vida: Expulsar a Figari y que arda Troya dentro de su institución y ver cómo poco a poco se va derrumbando el castillo construido en décadas o ser simple observador de cómo Juan Luis Cipriani le declara la guerra al Sodalicio ante el Vaticano (2015, Laura Grados, Caso Sodalicio: La batalla de los cuatro reinos). (35)  Sin quererlo eras espectador de cómo te nacía otro ser que no podías pensar; innombrable, impredecible, una oquedad por donde se colaban insectos y olas sucias (2016, Mónica Ojeda: Nefando).

La selección de cláusulas subordinadas introducidas por la conjunción que ha de rastrearse en otras fuentes, principalmente Internet. Los ejemplos son muy escasos y, para algunos sustantivos, meramente anecdóticos (es lo que sucede con espectador). Evidentemente, y dado que –como hemos visto– la identidad temporal es está ligada a la interpretación de los sustantivos como predicados de percepción, estos no admiten tampoco una ruptura de la concordancia entre el verbo ser de la oración principal y el predicado de la cláusula subordinada. (36)  En el sueño que tiene dos semanas después la presencia de seres de otra especie, gatos, representan la ajenidad de los terapeutas y compañeros de grupo en su proceso. Es espectador de que la gata mayor amamanta a todas las gatitas, imagen representativa del proceso de la terapeuta con las pacientes, mientras que el otro gato, el terapeuta lo saca de ese lugar (http://subjetividadycultura.org.mx/la-actividad-onirica-como-muestra-del-imaginario-colectivo-y-del-inconsciente-individual-y-grupal-reflexiones-desde-una-experiencia-clinica-grupal/). (37)  …a diferencia de que antes solo se consideraba como el intercambio de mercancías y el estado solo era observador de que no se quebrantaran leyes sin intervenir en ningún sentido económico (https://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20100318100512AAG9wsX).

Una cuestión que ha preocupado a quienes se han interesado por las oraciones completivas dependientes de sustantivos en español ha sido la relativa a su rección preposicional. Como acabamos de ver, los primeros ejemplos nos muestran la selección de una cláusula subordinada encabezada directamente por la conjunción que. Testigo se comporta en este aspecto de manera idéntica al resto de los sustantivos estudiados por otros investigadores:  la aparición de la preposición de ante la conjunción es tardía y, durante un tiempo, se asiste a una

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competencia entre la estructura conjuntiva y la estructura prepositivo-conjuntiva. Se ha puesto de manifiesto, concretamente, el auge de las construcciones prepositivas a partir del siglo XVI (Girón, 2004 y Bogard y Company, 1989). No obstante, Serradilla (1995) ha matizado esta idea y ha señalado pertinentemente que las estructuras prepositivo-conjuntivas presentan también testimonios en los textos medievales. En el caso del sustantivo testigo, los corpus confirman que los usos preposicionales de la cláusula subordinada encabezada por que experimentan un importante ascenso a partir de los Siglos de Oro. Es más, en nuestro caso, no se encuentra testimonio alguno de la preposición de ante la conjunción que antes del s. XVI. Pero eso no significa que haya que esperar hasta esas fechas tan avanzadas para rastrear el empleo de esta preposición como encabezamiento de cláusulas subordinadas. En textos relativamente tempranos encontramos documentaciones en las que el sustantivo testigo rige la preposición de con oraciones subordinadas exclamativas o interrogativas. Es una construcción, por tanto, que prepara el terreno para la extensión definitiva de la preposición de ante la conjunción subordinante26:  (38) Ca Dios es mio testigo de cuemo uos yo copdicio a todos seer en las entrannas de Christo; e esto orando:  que el uuestro amor maes e maes abonde en sciencia e en todo seso (a1260, El Nuevo Testamento según el manuscrito escurialense I-j-6. Desde el Evangelio de San Marcos hasta el Apocalipsis, ed. Thomas Montgomery/Spurgeon W. Baldwin). (39) Otrossi si la conprare de mercadero que anda de regno en regno si el comprador ouiere bonos testigos de como la conpro daqueyll mercando como quiera que auctor non de ualer le deue la compra (1300–1330, Fuero General de Navarra, ed. Frank Waltman). (40) transliterated Arabic characters. Testigos de komo amo i kiyero ke sea mi fijo muçlim i kereyente kon allah i kon su mensajero (c1440-c1460, Tratado jurídico, ed. Michelle A. Fuerch). (41) Mas que fueron Pedro Sanchez de Loredo e el fiel a Valmaseda a tomar testigos de commo non dexaban a los vecinos traer trigo (1489–1522, Libro del Concejo de Castro Urdiales).

26 Sobre todo si tenemos en cuenta que en el caso de sustantivos como este, que no seleccionaban infinitivos en su origen, no es posible hablar de identidad funcional entre complementos de infinitivo y complementos de verbo conjugado, hipótesis planteada por Bogard y Company (1989) para la aparición de la preposición de ante las oraciones completivas de infinitivo dependientes de un sustantivo.

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En paralelo con la selección de oraciones subordinadas encabezadas por la conjunción que, el desajuste de los tiempos verbales favorece aquí también la interpretación del sustantivo testigo con el significado de ‘persona que acredita un hecho’ (42 y 43), mientras que la identidad temporal favorece su interpretación como predicado de percepción (44).  (42) Pero cata allí a Pinel, que es buen testigo de quánto ha que te buscamos, porque anoche pidiendo por ti Floriano, ya que veníamos, nos mandó a buscarte y que todos tres le hablássemos oy (1554, Juan Rodríguez Florián, Comedia llamada Florinea, que tracta de los amores del buen duque Floriano con la linda y muy casta y generosa Belisea, nuevamente hecha, muy graciosa y sentida y muy provechosa para aviso de muchos necios, ed. José Luis Canet). (43)  – Mereces ser feliz, soy testigo de cuánto la has querido... (2001, Luisa María Celis, Dos zafiros y un rubí, ed. Comala). (44) …y lo hubieron a las manos en su casa, donde lo habían dejado guardando un aposento cuando salió a resistir al enemigo, que lo embarcó y llevó a Londres, y fue testigo de cómo cortaron la cabeza por este hecho en aquella ciudad al Gualtero Reali, y después con varios acaecimientos volvió a su pueblo de Sogamoso, donde hoy está (1627, Fray Pedro Simón, Primera parte de noticias historiales de las conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales, ed. Biblioteca Ayacucho).

La rección inicial de la preposición de con oraciones subordinadas interrogativas o exclamativas no responde a un patrón compartido con el resto de los sustantivos predicativos. Los predicados de la clase , por ejemplo, seleccionan en primer lugar, muy claramente, oraciones subordinadas completivas encabezadas por la conjunción que. Otros sustantivos, como aquellos en los que se halla presente la idea de ‘conocimiento’, aunque muestran una tendencia a comportarse de manera similar al sustantivo testigo en cuanto que la selección de oraciones subordinadas interrogativas o exclamativas acompañadas por la preposición de pueden preceder a los ejemplos de selección de oraciones subordinadas completivas con esa misma preposición, presentan ambos tipos de cláusulas en fechas bastante similares, y no se remontan más allá del siglo XV. La rección temprana de la preposición de como encabezamiento de oraciones subordinadas interrogativas y exclamativas por parte del sustantivo testigo es tanto más significativa cuanto que la selección de estas cláusulas sin preposición no resulta especialmente destacable. Los ejemplos que arrojan los corpus de subordinadas interrogativas y exclamativas sin preposición resultan poco numerosos, en todo caso inferiores a los ejemplos en que el sustantivo testigo selecciona la conjunción que. Por tanto, no cabe establecer una relación directa entre selección preposicional y no preposicional.

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Resulta también característico de la idiosincrasia del sustantivo testigo el hecho de haber admitido, puntualmente, la selección de oraciones subordinadas de infinitivo. En sus primeros siglos de andadura, como tuve ocasión de apuntar anteriormente, este tipo de oraciones había quedado excluido de su estructura argumental. Normalmente, los predicados que no admiten la posibilidad de contar en la cláusula subordinada con un infinitivo correferente, no excluyen necesariamente infinitivos dotados de sujeto no idéntico (como sucede con el sustantivo hecho en el hecho de ganar el Cádiz, Granvik, 2017). Ese sujeto no idéntico, en ocasiones, puede estar omitido. (45) Que el soldado que quitare a indio amigo, esclavo, caballo o otra alguna presa que hiciere en la guerra, incurra en pena de la vida, hallándose testigos de haber rompido el bando que para lo dicho se echa, y no habiendo testigos, basta el dicho del indio... (1614, Alonso González Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del reino de Chile, ed. J. T. Medina). (46) ...y así, Diego Pérez Becerra con otros algunos, metiéndose a la sombra, se hicieron testigos de ser verdad la maleza de la sombra y ponzoña de los árboles, los cuales yo creo no deben de ser manzanillos, porque si lo fueran, siendo conocidos por muchos soldados viejos que allí iban, no se metieran en su sombras

Ahora bien, en el caso del sustantivo testigo resulta sorprendente que la mayor parte de los infinitivos presenten un sujeto claramente correferente, en principio difícil de interpretar si consideramos la evolución semántica experimentada por este predicado. Esta anomalía sintáctica podría explicarse si pensamos que se trata de una paráfrasis del modo de acceso a la información27: (47) Así es verdad, e ambos somos testigos de ver que no se le guardaua la preheminençia quanto al comer a la mesa rreal en tal día, pero esa culpa echávanla en quel Conde era enfermo e de enfermedad contagiosa de las búas (1535 - c1552, Gonzalo Fernández de Oviedo, Batallas y quinquagenas, ed. Juan Bautista Avalle-Arce). (48) Yo soy testigo de haber oído vez y veces a mi padre y sus contemporáneos, cotejando las dos repúblicas, México y Perú, hablando en este particular de los sacrificios de

27 En ese sentido debe ponerse en relación con el uso redundante, en la misma época, de oraciones subordinadas completivas con la intención de especificar esa fuente de información: “A éstas nos hallamos presentes este pastor y yo, y él es testigo que oyó muchas veces a esta matrona santa lo que digo…” (1612, Lope de Vega, Pastores de Belén, prosas y versos divinos, ed. Antonio Carreño); “Estas razones que digo soy testigo que se las oí decir muchas veces en aquella tierra en conversaciones a muchos de los que tenían sus haciendas en indios rebelados…” (1614, Alonso González Nájera, Desengaño y reparo de la guerra del reino de Chile, ed. J. T. Medina).

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hombres y del comer carne humana (1609, Inca Garcilaso, Comentarios Reales de los Incas, de. Aurelio Miró Quesada). (49) Soy testigo de haber visto vender un crédito de éstos de 20.000 ducados de plata por 4.000, con que no hay hacienda segura, y cada día los hombres quiebran (1654–1658, Jerónimo de Barrionuevo, Avisos. Ed. Antonio Paz y Mella). (50) ...ellos dicen que es fresca corriendo sangre; soi testigo de aver visto el riego (1655, Marcos Fernández, Olla podrida a la española, de. Felipe Van Eyck). (51) ¿No se hace testigo de hauer visto a otro, haciendo la tragedia de Hércules, que para quemarse en Oeta le pusieron van túnica de alquitrán y resina, y le quemaron viuo? (1689–1690, Francisco Bances Candamo, Theatro de los theatros de los pasados y presentes siglos, ed. Duncan W. Moir).

Se trata de un uso relativamente reciente y efímero, pues tiene su origen a finales del siglo XVI y desaparece de modo abrupto a finales de la centuria siguiente. Solo la selección de un infinitivo con distinto sujeto ha dejado restos esporádicos que llegan hasta nuestros días. (52) ...con la que casó en Pamplona, por no haber testigos de haber retractado el consentimiento (1968, Juan José López Igor, El libro de la vida sexual).

El sustantivo testigo, en estas estructuras subordinadas de infinitivo dotadas de sujeto correferente, adquiere un nuevo significado cercano al etimológico originario. La persona que actúa como sujeto es aquí un simple fedatario. Es alguien, pues, que presta testimonio sobre la manera en la que ha presenciado algún hecho en particular.

3 Testemunha El portugués testemunha ‘testigo’ procede del latín testimonia, plural de testimonium, que en su flexión de singular ha dado lugar también al sustantivo testemunho ‘testimonio’. Es el equivalente, desde el punto de vista puramente morfológico, del castellano testimonia (con su variante testemunna) que, como hemos visto, se mantuvo en el uso durante el periodo medieval. Se trata, pues, de una evolución semántica por metonimia (paso de la declaración emitida por una persona a la persona misma). No encontramos, sin embargo, ningún sustantivo que entre en competencia con este (recordemos que el español había creado el sinónimo testigo desde los inicios de su andadura, lo que supuso el desplazamiento y la desaparición del primitivo testimonia). Desde los primeros tiempos, el sustantivo testemunha se presenta claramente con ese sentido de ‘persona que da testimonio’ y, como sucede en castellano, suele aparecer aislado en los textos (sin especificación de sus complementos argumentales):

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(53) Ena Ea de Mil & Trezentos & tres annos. Que presentes forõ. Martï eanes sãgallo poblador de Monsaraz. testemunha. Suero soariz. & Johã simeonis aluazíj´s de Mõsaraz. Méénde eanes pestana. & Beento saluadoriz. & Martï martíj´z. & Pedro da Amééyra. & Johã de palença. & don Garcia uizios de Mõsaraz (1255–1279, Documentos Portugueses da Chancelaria de D. Alfonso III). (54) & esta carta ffiz com mja mão propria e meu ssinal pux en ella que tal e ë testemõya de uerdade testemunhas que pressëtes forõ Martï iohanes ioyz de mogadoyro & pááy periz e ffernã periz de nugeyra e migeel migeez e adriã anbos de vjlla dalla (1269– 1300, Textos Notariais. Arquivo de Textos Notariais em Português Antigo).

Ya en el siglo XIII se utilizaba fuera del ámbito especializado del derecho para designar a la persona capaz de acreditar un hecho sin relevancia jurídica por tener de él conocimiento. Es muy frecuente, a ese respecto, la alusión a Dios para justificar un determinado comportamiento: (55) Assy que o sãcto homë Zozimas nom pôde ëtender o que ella dizia ë ssua horaçõ mais dava elle por testemunha. nosso Ssenhor e dizia que enquanto aquella ssanta molher fazia ssua horaçõ perlongadamente que a via elle levãtada no aar per espaço de huû covodo (1200s-1300s, Vidas de Santos de um Manuscrito Alcobacense).

Los ejemplos en que se hace explícita la selección del complemento argumental son relativamente tardíos en el corpus; como hemos visto para el castellano, el sustantivo selecciona un núcleo nominal predicativo, aunque son más frecuentes, a este respecto, los pronombres28: (56) E eu Lourëce steuãez pobrico Tabeliõ da Cidade de Lixbõa cõ us sobre ditos Gonçalo Dominguiz & Vicente perez e com Johã perez Tabeliõ & cõnas testemunhas de sussu ditas a todas estas cousas de suso ditas presente fuy (1309–1336, Textos Notariais. Arquivo de Textos Notariais em Português Antigo). (57) …que o mandara chamar a sua presen & que lhe dissera que o mandara chamar por que sua uoomtade era de rreçeber dona enes que presente estaua. & que quiria que fosse dello testemunha (Fernão Lopes, Cronica de Dom Pedro).

A partir del siglo XV encontramos los primeros ejemplos claros de la estructura de subordinación N+ que + oración completiva, que se hacen más abundantes a partir de la centuria siguiente: (58) e o iudeu disse: Deus me seia testemunha que a uina ficou de minha geeraçõ e eu nõ lha uëderey (1489, Tratado de Confissom).

28 El corpus no nos ofrece, sin embargo, datos suficientes para determinar si la evolución de los sustantivos predicativos seleccionados siguió los mismos derroteros que en castellano (predicados de acción y acontecimiento  predicados de estado).

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(59) E Deus é testemunha que em cada ûa destas três partes, Conquista, Navegação e Comércio, fizemos a diligência possível a nós e mais do que a ocupação do ofício e profissão de vida nos tem dado lugar (1532, João de Barros, Décadas da Asia). (60) Pouco sabes do mundo. O Tempo é testemunha que muitos servos se fizeram senhores com as artes do senhor, e muitas penas foram honra dos culpados (1532, João de Barros, Rópica pnefma).

Como se puede apreciar, esta estructura fue especialmente abundante en la interpretación del sustantivo con el significado de ‘persona que acredita algo’, lo que se ve reforzado por el desajuste entre el verbo de apoyo del predicado nominal testemunha y el verbo de la cláusula subordinada. En lo que respecta a la rección preposicional, también el portugués creó una estructura de subordinada completiva precedida de la preposición de que se hizo cada vez más general y que terminó por sustituir a las antiguas estructuras sin preposición. Los primeros ejemplos se remontan al siglo XVII; en ellos el sustantivo testemunha alterna los significados de ‘prueba’, sentido heredado directamente de su étimo latino testimonium (ejemplo 61 a continuación), y, por supuesto, tanto de ‘persona que acredita algo’ como de ‘persona que presencia un determinado hecho’ (62 y 63 respectivamente), lo que implica un cambio de significado paralelo al experimentado por el sustantivo castellano. En estos últimos casos es frecuente la selección del verbo copulativo ser: (61) ...mo mandou S. M. agradecer por uma tal carta, cujas cinzas eu agora tomara ressuscitar, como muitas outras suas que queimei, e mandá-la com esta a V. M.cê, não para testemunha de que os filhos com as coroas não herdam os ânimos dos pais, mas para prova de que o meu fiel amor no príncipe D. João, que Deus guarde (1626–1692, Padre António Vieira, Cartas). (62) - Meu Deus, vós sois testemunha de que eu fiz o bem pelo bem. Aqui tem dez tostões (Joaquim José da França Júnior, A Lotação dos Bondes, s. XIX). (63) Já fui testemunha de que um afogador de diamantes sarou um obstinado mal do coraçao que tinha resistido a toda a qualidade de remédios (c1736s, Francisco Xavier de Oliveira, Cartas familiares).

Ahora bien, resulta muy interesante comprobar que, en paralelo con el castellano, la preposición de fue objeto de rección por el sustantivo testemunha (cuando este seleccionaba oraciones subordinadas) desde bastante antes, pues hemos de tener en cuenta que el complemento argumental puede ser una oración completiva interrogativa o exclamativa. Es posible rastrear ejemplos al menos desde el siglo XVI:

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(64) Mas quando vinha a noute, aceita a meus pensamentos, que via as aves buscar os pouzos, huas chamarem as outras, parecendo que queria asossegar a terra mesma, entam eu triste com os cuidados dobrados dos com que amanhecera, me recolhia para minha prove casa, onde soo Deus me he boa testemunha de como as noutes dormia (1554, Bernardim Ribeiro, Menina e moça). (65) E Dom Pedro Mascarenhas, embaxador, pode ser boa testemunha de camanha causa esta era, e quão deficel (1561, Francisco de Holanda, Da pintura Antiga).

Apreciamos, pues, un claro paralelismo entre las líneas evolutivas generales del sustantivo español testigo y el sustantivo portugués testemunha, lo que podría explicarse, quizá, por la cercanía entre ambas lenguas y por los amplios contactos entre las dos áreas lingüísticas. Precisamente, esta evolución común de ambos sustantivos refuerza la idea de la singularidad de otros usos sintáctico-semánticos del español testigo: en concreto, la selección de oraciones subordinadas de infinitivo, de súbita aparición y de escasa duración. Efectivamente, no encontramos en portugués ejemplos similares.

4 Témoin El sustantivo témoin tiene su origen en el latín testimonium. Es por tanto, un equivalente de las formas española y portuguesa testimonia y testemunha. Como señala el TLFI (s.v. témoin), los primeros usos (siglo XII) corresponden a los significados de ‘prueba’, por un lado, y ‘testimonio’, por otro, que eran los principales de su étimo latino en la lengua clásica (Gaffiot, 1934, s.v. testimonium). Junto al uso como núcleo de sintagmas composicionales, encontramos frecuentemente el sustantivo en expresiones formulaicas; en concreto, destaca la expresión en témoin de que, acompañada de un sintagma nominal y, posteriormente, de un pronombre, es especialmente abundante en los documentos jurídicos medievales29: (66) Et en tesmoing de ceste chose, por ce que je n’ai point de sael, ai je prié Renalt de Bar, chevalier, et mon signor Jehan, signour de Choisuel, que saelassent ces lettres de lour saelz (1251, Actes de Ferry III, duc de Lorraine). (67) En tesmoing de veritei et de mon raport sont ces lettres saelees de mon sael, que furent faites l'an que li miliares corroit par mil et douz cens et sexante et un... (1251, Actes de Ferry III, duc de Lorraine). (68) En tesmoing de ce j'ai seelé ces lettres de mon seel, qui furent faites a Blainville, le jeudy avant les Brandons, l'an mil CCCXXVII (1327, Le Canarien, Pièces justificatives)

29 Pasará después a convertirse en la estructura fija en témoin de quoi, que desaparecerá en el s. XIX (Rey, 1995, s.v. témoin).

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El uso del sustantivo para designar a una persona es más tardío (s XIII), y lo hace con el significado más concreto de ‘persona que acredita un determinado hecho’; se puede considerar el resultado de un proceso metonímico desarrollado dentro de la propia lengua romance. Contrariamente al español y al portugués, pues, contamos con una única forma léxica y, por tanto, altamente polisémica, para transmitir los distintos sentidos de los sustantivos latinos testis y testimonium, lo que tiende a dificultar el análisis de los datos. Naturalmente, esta última acepción (‘persona que acredita un determinado hecho’) es la que aquí nos interesa. El uso de témoin, en cuanto unidad léxica aislada, no plantea problemas, pues es equiparable al de las lenguas romances estudiadas precedentemente; al igual que en ellas, se comporta como un predicado biactancial, cuyo segundo argumento (tema) es otro predicado, es decir, una cláusula subordinada nominal. Es frecuente el uso del pronombre ce: (69) …et com crestiennement il ait et ycy et pardurablement commandé son corps et son ame, de ce sunt tesmoings les religieux et frerez de ce monastere ouquel le corps saint Marcel martir gist (1290, Pierre Abélard, La vie et les Epistres). (70) Et en faisant ceste information, Jehan Gamache, sergent ordinaire du dit lieu qui les tesmoings de ceste information avoit fait venir, me relata que il avoit insinué et fait savoir aux seigneurs des marchiez du dit país… (1327, Le Canarien, Pièces justificatives). (71) La beneuree vierge Marie fut espousee a Joseph pour pluseurscauses. Primes que la vierge Marie designast et signifiast le eglise despouseea Jhesu Crist, laquelle est samblablement vierge. Secondement afin que par Joseph d'icelle l'origination et naissance fust monstree. Par les hommes la genealogie et generation et descendue. Tiercement afin que Joseph fust tesmoing de sa chaasteté (1481, Hugo Ripelinus Argentoratensis, Du sacrement de mariage).

Como se puede apreciar en los ejemplos precedentes, el significado más frecuente es el de ‘acreditar un determinado hecho (por tener un conocimiento directo)’. Se trata de un significado no necesariamente especializado. De hecho, en francés, el sentido estrictamente jurídico, que permite la adscripción del sustantivo a la clase solo se ha visto reflejado en los corpus en fechas posteriores. En todo caso, al igual que sucedió en español, es a partir de la idea de evidencialidad incluida en este contenido semántico general como se creó un nuevo significado que llevó al sustantivo a integrarse en la clase de los predicados de percepción. Si nos fijamos en el ejemplo 71 recogido anteriormente, nos percataremos de que, aun cuando la idea de ‘acreditar un hecho’ sigue presente, ya empieza a cobrar importancia también el sentido de ‘asistir a algo’ o ‘presenciar

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algo’, hasta el punto de que podemos estar tentados de interpretar el ejemplo únicamente en ese último sentido. Lo presenciado suele ser una acción o un acontecimiento, lo que supone, desde el punto de vista evidencial, una obtención de la información por vía directa (72); no obstante, la obtención de información por vía indirecta ha sido frecuente en la selección de los predicados nominales de estado (73): (72) mais le mauvais temps empêcha qu'il n'en fût aperçu, quoique le général chrétien, qui avait été témoin de l'action de dom Sanche et qui se désespérait de sa perte qu'il croyait inévitable, fît revirer sa galère du côté qu'il s'était jeté dans la mer (1651, Paul Scarron, Le roman comique). (73) Elle pleuroit ensuite si amèrement, si amèrement, que sa propre ennemie en auroit eu pitié si elle avoit été témoin de ses douleurs (1698, Marie Catherine baronne d’Aulnoy, L’Oiseau bleu)

La selección de cláusulas completivas introducidas por la conjunción que es más tardía que en español30 y, en principio, está ligada al significado primario del sustantivo (‘persona que acredita un determinado hecho’, ejemplos 74, 75 y 76 a continuación), si bien, como consecuencia del influjo de la distinción semántica característica de las estructuras de predicado nominal, terminó por incluir también el significado de percepción (ejemplo 77). Al igual que en los casos anteriores, esta selección se integra bastante bien en el modelo de subordinación verbal y nominal característico de las lenguas romances medievales:  (74) Et toy la terre à moy cinq fois promise, Soyez tesmoings que ma main n'est point mise

30 La selección de este tipo de cláusulas por la acepción ‘testimonio’, sin embargo, es más antigua (s. XIII), pero no interesa en este trabajo. Es especialmente frecuente en las locuciones prendre à témoin y appeler à témoin, que para Rey (1995, s.v. témoin) contienen este significado más antiguo. Por el contrario, y a pesar de que el lexicógrafo cita la segunda como propia del siglo XVI, las dos se remontan la misma época: “Mes ja soit ce que je en taise plusieurs par quoy je priseroie mielx amour que mariaige et franchise que len, je appelay Dieu a tesmoing que se li emperierres Augustes, sire de tout le monde, me daignast prandre par honnour de mariaige et me confermast tout le monde a tenir pardurablement...” (1290. Abélard et Héloïse, La vie et les Epistres). “Par cesti sanc, dist il, qui estoit tres chaste avant l'injure royal, c'est avantl'injure faite par le fil du roy, jure ge et promet a vous, les dieux, et vous en appele en tesmoing que je, par quelque force je porrai, executerai et destruirai, par feu et par fer Tarquin, l'orguillex avecquez sa feme, pleine de toute fourfait, et toute la lignie de leur enfans, ne ne soufferrai que nus de euls ni autrez regnet deshoremais a Romme... (1354, Pierre Bersuire, Les Décades de Titus Livius [1re décade, livre I]).

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Sus cest enfant, par haine ou par vengeance, Mais pour porter entiere obeissance à ce grand Dieu, facteur de l'univers… (1550, Théodore de Bèze, Abraham sacrifiant). (75) Et afin que vous n'entriez plus en cette doute, j'appelle Hymen et la nopciere Juno, et les prens tous deux pour tesmoings, que je ne seray jamais mary que de labelle Cryseide, et qu'en tesmoignage... (1631, Honoré d’Urfé, L’Astrée, t.3). (76) Les peuples de Sardaigne et mes yeux sont témoins Que je doibs mon bon-heur et ma gloire à vos soins (1645, Tristan L’Hermite, La folie du sage). (77) vous avez vû combien il dérange la fortune, l'humeur et la conduite, et vous avez été témoin que souvent la politesse dégéneroit en férocité (1736, Charles François Nicolas, Le maître de Claville, Traité du vrai mérite de l’homme).

Conviene señalar que los hablantes recurrieron al sustantivo témoin como elemento discursivo de refuerzo de una afirmación o una negación, lo que dio lugar a la creación de una expresión que actúa como marcador enunciativo con un alto grado de fijación (Qqn m’est témoin que). En principio, los sustantivos capaces de desempeñar la función de sujeto son variables, pero cada vez más quedan restringidos al nombre propio Dieu, que se mantendrá hasta nuestros días:  (78) Et de fait, Christ nous est tesmoin que nous n'avons nulle droite fermeté ne fiance ailleurs (1560, Jean Calvin, Institution de la religion chrestienne: livre troisième). (79) Un mal que d'y causer je n'eus jamais dessein Au contraire le Ciel m'est tesmoin que j'essaye Par fuitte et par mespris à guerir vostre playe... (1630, Jean Mairet, La Sylvie). (80) Dieu m'est tesmoin que je n'avance rien en tout cecy, dont je ne sois entierement persuadé; et ceux qui me connoissent, comme vous faites, sçavent si j'accommode mon langage au temps, ou si je parle sans artifice... (1654, Jean-Louis Guez de Balzac, Dissertations chrestiennes et morales).

Una diferencia esencial con los idiomas anteriormente estudiados es el hecho de que el francés no creó, para ningún sustantivo, una estructura propositivo-conjuntiva (de que); por lo tanto, la selección por parte del sustantivo témoin de cláusulas subordinadas completivas introducidas directamente por la conjunción que, tanto con su sentido de ‘persona que acredita un determinado hecho’ (oración 81) como con su sentido de predicado de percepción (oración 82), ha sido constante a lo largo de su historia y se ha mantenido hasta nuestros días:

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(81) Tu es témoin que jamais je n'ai fait ce que j'ai voulu (et d'ailleurs j'ai toujours voulu peu de choses; le minimum est dans mes goûts) (1890–1942, André Gide, Paul Valéry, Correspondance). (82) Tu fus témoin que Dumont m’acheta de d’Urban (1789, Joseph Lavallée, Le nègre comme il y a peu de blancs).

Ahora bien, la estructura nominal de base N de N no dejó de ejercer en francés una importante influencia que tuvo consecuencias para el futuro de esta construcción primitiva. El sustantivo témoin empezó a seleccionar las cláusulas subordinadas completivas de modo mediato, y no inmediato como en sus primeros siglos de andadura, gracias a un nuevo núcleo argumental constituido, en primera instancia, por el pronombre ce y, posteriormente, por el sustantivo predicativo fait, del que la oración subordinada completiva pasará a depender directamente. De ese modo, los hablantes parecen tender a la regularización del modelo sintagmático nominal de base. La selección del pronombre ce se remonta, al menos, al siglo XVIII: (83) C’est absolument la même chose dans les phrases données pour exemples  ; c’est comme s’il y avait : Est témoin de ce que je dis telle chose (1743, Vignaud, Pamphlets). (84) Et moi, reprit le Curé, je vous prends à témoin de ce que Mademe trouble dans mes fonctions, & parle de ce dont elle ne devroit point parler (1728, Nouvelles écclesiastiques).

No se trata de un comportamiento original si tenemos en cuenta que este pronombre había empezado a utilizarse ya desde el siglo XII como intermediario entre ciertos verbos predicativos y la conjunción completiva que: (85) Li roys Latinz est a Laurente, ou moult se plaint et se demente de ce que perdu a sa gent par grant folie, por nient. (1160, Le roman d’Eneas)

Y desde el mismo siglo XII había actuado también como elemento intermediario entre los predicados adjetivos y los predicados nominales, dando lugar así a lo que Riegel et alii (2009: 828)31 denominan, para la lengua contemporánea,

31 Aunque se refieren al sintagma du fait que, que veremos enseguida, la denominación es válida también para de ce que, mencionado previamente: “Il est possible de rattacher le fait que qui, en raison de sa commodité d’emploi, dévient une véritable locution conjonctive substitutive de que partout où cette conjonction est inacceptable (en particulier après des prépositions autres que à et de”.

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locución conjuntiva de sustitución, y que tuvo gran éxito en la historia, pues se mantendrá hasta nuestros días.  (86) -Tu? Tu? Comant l'osas panser? Einz te deüsses apanser Que tu anpreïsses tel chose A quel fin et a quel parclose Tu an porroies parvenir, Si te deüst resovenir De la charrete ou tu montas. Ce ne sai ge se tu honte as De ce que tu i fus montez; (1177, Chrétien de Troyes, Lancelot ou le chevalier à la charrette) (87) Certes, seignor, molt devons estre lié et avoir grant joie de ce que Nostre Sires nos a mostré si grant signe d'amor qu'il de sa grace nos volt repaistre a si halt jor come le jor de la Pentecouste (1220, La Queste del Saint Graal).

En cuanto a la selección del sustantivo fait, tampoco tenía nada de arbitrario. Se trata de un sustantivo que, como el pronombre ce, pasó a formar parte de la subordinación completiva del francés. Desde muy antiguo (siglo XIII) se inserta entre elementos oracionales capaces de funcionar perfectamente sin él: (88) Mais ceste mesqueance vous envoie Diex pour le fait que vous fesistes chiés le roi Pellehan en lieu de venganche, si n'est mie la venganche si grans comme li fais le requesist, che vous mande Merlins par moi (1235, La suite du Roman de Merlin).

No puede resultar extraño, pues, que este sustantivo apareciera incluso entre los predicados verbales y la conjunción completiva cuando esta era perfectamente natural y aceptable, lo que reforzaba su función de “intermediario operador32”.  (89) Et quant Nature vit ce fait Queson oeuvre einsi se desfait de Et que li homme se tuoient, Et les yaues empoisonnoient Pour destruire humeinne lignie Par couvoitise et par envie, Moult en desplut la belle et gente, Moult se coursa, moult fu dolente. (Guillaume de Machaut - Le Jugement dou Roy de Navarre contre le jugement dou Roy de Behaingne)

32 No predicativo, sin embargo, como puso de manifiesto Giry Schneider (1994) al estudiar las completivas de los verbos de dicción.

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La selección de este sustantivo por el predicado nominal témoin se inscribe, pues, en toda una línea de comportamiento gramatical que había acabado por afectar también, aunque más tardíamente, a adjetivos y a otros sustantivos predicativos: (90) ...les administrateurs ne peuvent employer que la persuasion et la démonstration du fait que leurs opérations sont les plus fructueuses possible pour la société (1825, Claude Henri de Saint-Simon, De l'organisation sociale).

De ese modo, el francés actual, frente a los idiomas romances estudiados precedentemente, muestra un conjunto de tres variantes sintácticas que han permitido una mayor variación estilística a lo largo del siglo XX. La tendencia a la regularización conforme al modelo sintagmático N de N y, por tanto, al mantenimiento de la preposición como elemento explícito regido por el sustantivo predicativo tuvo otra consecuencia interesante que hizo que el francés se acercara a las soluciones aportadas por el español y el portugués. En el caso de las cláusulas subordinadas completivas interrogativas o exclamativas, la lengua antigua no mostró una tendencia tan clara a la adjunción directa de las oraciones subordinadas, sino que vaciló entre la supresión (oraciones 91, 92 y 93) y la adjunción de la preposición de (oraciones 94 y 95).  (91) Je suis témoin combien il lui en a toutes' les sois coûté de larmes; car comme nous n'attendions pas qu'elle sût en cette extrémité, elle ne pouvoit se convaincre auparavant qu'elle sût obligée (1751, Vies intéressantes et édifiantes des réligieuses de Port-Royal). (92) ... je lui serais témoin comment votre courage a défendu la chose publique, comment vous avez prodigué les veilles, les travaux et bravé les dangers, pour assurer nos convois de subsistances (1804, Jean Sylvain Bailly, Mémoires d’un témoin de la révolution). (93) Oh! je suis témoin combien il lui en a coûté; ce sera un sacrifice pénible, une détermination douloureuse pour son cœur (1830, Joséphine ou le retour de Wagram) (94) Vous l'avez vu peut-être, et vos yeux sont témoins De combien chaque jour il y donne de soins, Avec combien d'ardeur... (1682, Pierre Corneille, La toison d’or). (95) …il est le plusbel exemple et peut-être le plus beau témoin de combien les vertus de la guerre sont plus facilesque les vertus de la paix. Et c'est assez réussipour un pacifiste (1913, Charles Péguy, L’argent).

En todo caso, es interesante destacar que esta selección de oraciones interrogativas y exclamativas por parte del sustantivo témoin es relativamente tardía en

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francés, pues, al contrario de lo que sucedió en español, no precedió a la selección de cláusulas subordinadas encabezadas por la conjunción que.

5 Conclusión Los sustantivos testigo (esp.) testemunha (p.) y témoin (fr.), a pesar de su diferente origen etimológico, muestran una evolución sintáctico-semántica similar. Partiendo del significado básico de ‘persona que acredita algo’, estos sustantivos se caracterizan por presentar una estructura biactancial en la que el papel de segundo argumento está desempeñado por otro sustantivo con el rasgo semántico evento. Se trata, pues, de predicados que seleccionan cláusulas subordinadas de predicado nominal, en un principio acciones o acontecimientos y, un poco después, también estados. Este significado primario contenía una importante carga evidencial que terminará por reforzarse y provocar un cambio semántico; los sustantivos pasaron así a significar ‘presenciar un determinado hecho’ y se integraron en una nueva clase léxica: la de los predicados de percepción y, más concretamente, en la subclase de los sustantivos de percepción eventivos, que seleccionan proposiciones subordinadas simples no actualizadas. El desarrollo de una estructura de subordinación que incluía cláusulas completivas precedidas por la conjunción que se produjo también en las tres lenguas, aunque en momentos históricos distintos, y afectó por igual a los dos significados creados previamente. Se inició, sin embargo, a partir del sentido primario de ‘persona que acredita un hecho’ y es razonable suponer que este arrastrara, analógicamente, al significado derivado de ‘persona que presencia un hecho’, especialmente si tenemos en cuenta las limitaciones en la evolución sintáctica de otros sustantivos de percepción. Conviene no perder de vista, además, que esta estructura sintáctica ha tendido a atribuir a cada uno de esos significados una correlación particular de los tiempos verbales. En todos los casos se mantuvieron las implicaciones evidenciales. En cuanto a las razones que pudieron conducir al desarrollo de esta estructura, el sustantivo testigo constituye un interesante ejemplo que cuestiona las teorías aducidas hasta la fecha. Es obvio que no parece suficiente aludir al carácter predicativo de estos sustantivos, pues no todos los predicados nominales mostraron esta capacidad a lo largo de la historia, ni tampoco a una simple analogía con las formas verbales. Si el significado más antiguo y habitual del vocablo mostraba en español una conexión con el verbo del latín tardío que constituye su etimología inmediata, no sucede lo mismo con los equivalentes en francés y portugués, términos que se crearon a partir de una evolución del sustantivo testimonium-testimonia. Tampoco parece apropiado establecer una analogía con

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la selección de cláusulas subordinadas de infinitivo, ya que la selección de estas cláusulas por estos predicados nominales no se ha producido (francés) o ha sido, como en el caso del español, solo puntual y bastante tardía, al menos muy posterior a la selección de cláusulas subordinadas precedidas por la conjunción que. Habría que contar, más bien, con el hecho de que el segundo argumento seleccionado haya tenido carácter predicativo desde muy temprano y, sobre todo, con la labilidad de las conexiones que establecen los hablantes entre las distintas formas morfológicas de una misma raíz predicativa, sin olvidar, además, un interesante factor complementario: la existencia de oraciones completivas en quod (origen del que románico) dependientes del sustantivo testis en el latín tardío. Finalmente, en lo que respecta a la rección preposicional, los sustantivos de las tres lenguas se comportan de modo diferente, siguiendo el patrón establecido por el resto de los sustantivos con capacidad de seleccionar cláusulas completivas. Mientras el español y el portugués han admitido la presencia de la preposición de ante la conjunción que, al menos desde finales de la Edad Media y desde el siglo XVII respectivamente, el francés la ha excluido en todo momento. Ahora bien, en la extensión del uso preposicional ante la conjunción que no es de desdeñar el papel desempeñado por las oraciones interrogativas o exclamativas, pues en su selección por parte de los sustantivos testigo (español) y testemunha (portugués) admitieron la presencia de la preposición de desde tiempo antes. La inercia del uso preposicional, característico de los complementos nominales (argumentales o no argumentales), fue tan fuerte que incluso en francés ha existido esta posibilidad, mantenida hasta nuestros días.

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El pluscuamperfecto del español en comparación con el plus-que-parfait del francés en la narración1 Hiromi Yamamura

past perfect tense in spanish compared to french plus-que-parfait in narrative texts Abstract: This paper aims to contribute to a better understanding of the use of the Spanish past perfect (also known as the pluscuamperfecto, in Spanish) in narratives, by examining its behavior in this type of text. With this purpose, I will carry out a comparative study of the pluscuampercto of Spanish language and the French plus-que-parfait focusing on their use in a parallel corpus. Keywords: pluscuamperfecto, plus-que-parfait, corpus linguistics, narrative text

1 Introducción En la literatura sobre los tiempos verbales del español, no se habla tanto del pretérito pluscuamperfecto (de aquí en adelante, PCP) como, por ejemplo, del pretérito perfecto simple, del pretérito imperfecto o del pretérito perfecto compuesto y menos aún de la función que tiene el PCP en la narración. De ahí surge este trabajo, que tiene como objetivo describir el comportamiento del PCP en la narración e indagar en su función. Para llevar a cabo el objetivo, nos centraremos en la comparación del comportamiento del PCP y el del plus-que-parfait del francés (de aquí en adelante, PQP) procedentes de un corpus paralelo. El presente trabajo se estructura de la siguiente manera: en la primera sección, repasaremos las interpretaciones generales en la literatura del PCP y el PQP; en la segunda, expondremos el método y el material utilizados para observar y comparar tanto el comportamiento de PCP como el de PQP; en la tercera,

1 La investigación subyacente a este trabajo se ha realizado gracias a la financiación de la Japan Society for Promotion of Science (JSPS), Grants-in Aid for Scientific Research , al proyecto “Un estudio contrastivo de los sistemas tempo-aspectuales de las lenguas románicas (subsidio 15K02482, IP: Hiromi Yamamura).

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analizaremos los resultados obtenidos en la sección anterior y, en la cuarta y última, recapitularemos todo lo expuesto en este trabajo.

2 Interpretaciones generales del PCP y del PQP En esta sección queremos repasar las interpretaciones generales del PCP y el PQP, basándonos en los principales estudios anteriores del campo en cuestión.

2.1 Interpretación general del PCP En primer lugar, para repasar la interpretación general del PCP, queremos ver cómo se define el PCP en la Nueva gramática de la lengua española (de aquí en adelante NGLE, 2009). Según la NGLE (2009: 23.16a), el PCP “designa una situación pasada y concluida, anterior a otra igualmente pasada, que puede mencionarse o no.” Esta interpretación de la NGLE se puede explicar más detalladamente añadiendo que el PCP tiene dos interpretaciones diferentes: la interpretación de aoristo y la interpretación de perfecto. Véanse los ejemplos siguientes:  (1) a. A las tres, la secretaria se había ido2 de la sala de juntas. a’. A las tres, la secretaria ya se había ido de la sala de juntas. b. La secretaria se había ido a las tres de la sala de juntas. (García Fernández 2008:360)

Según García Fernández (2008), el PCP del ejemplo (1a) se interpreta de dos maneras diferentes. Cuando la frase adverbial de tiempo a las tres denota un punto referencial de pasado, anterior a la proposición la secretaria irse de la sala de juntas, la interpretación del PCP es la de perfecto. El adverbio ya puede indicar explícitamente la interpretación de perfecto como indica el ejemplo (1a’). Por otro lado, la misma frase adverbial a las tres puede denotar también un tiempo pasado en el que tiene lugar la proposición la secretaria irse de la sala de juntas. En este caso, la interpretación del PCP es la de aoristo y la frase adverbial en cuestión tiende a ponerse detrás del PCP como indica el ejemplo (1b). Sin embargo, como es bien sabido, no aparece siempre el sintagma adverbial de tiempo o la interpretación en pasado que funcionan como punto de referencia de la proposición denotada por el PCP. En tales casos, el punto temporal de referencia o el tiempo en que se produce la situación en cuestión solo se saben contextualmente.

2 De aquí en adelante, subrayaremos el PCP y el PQP en cuestión.

El pluscuamperfecto del español en comparación con

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El PCP también tiene los siguientes usos, cuyas características comparte con el pretérito imperfecto. (2) a. A esa hora, los viernes Eugenio había salido del trabajo. (NGLE 2009: 23.16c) b. Disculpe usted. Me había parecido que la conocía. (Ibíd.: 23.16d)

El PCP del ejemplo (2a) señala la habitualidad de la situación en cuestión (a esa hora Eugenio haber salido del trabajo), mientras que el PCP del ejemplo (2b) tiene una función modal como el pretérito imperfecto. Estas similitudes que denota el PCP con el pretérito imperfecto se deben a la misma forma de pretérito imperfecto de “haber” del PCP. Sin embargo, no se puede pasar por alto que entre el pretérito imperfecto y el PCP hay una diferencia crucial: el pretérito imperfecto denota una situación simultánea con un tiempo pasado o con alguna situación de pasado, mientras que el PCP denota una situación anterior a un tiempo pasado o a alguna situación de pasado. Esta diferencia se confirma en los ejemplos siguientes: (3) a. Juan dijo: “El lunes vi3 a María.” b. Juan dijo que el lunes había visto a María. (García Fermández 2008: 368) (4) a. Juan dijo: “Ya he terminado los deberes.” b. Juan dijo que ya había terminado los deberes.

Los ejemplos (3a) a (4b) demuestran que tanto el pretérito perfecto simple como el pretérito perfecto compuesto que aparecen en una oración subordinada regida por el verbo principal en pasado en el estilo directo se convierten en el mismo PCP en el estilo indirecto. Esta correspondencia del pretérito perfecto y el pretérito perfecto compuesto con el PCP prueba que hay dos interpretaciones en el PCP, es decir, la interpretación de aoristo y la interpretación de perfecto.

2.2 Interpretación del PQP Para comparar en la sección siguiente el comportamiento del PCP en la narración con el del PQP, es necesario también comprobar la interpretación general del PQP del francés. Para ello hemos tomado como referencia Grevisse y Goosse (2011). Grevisse y Goosse (2011) explican el PQP como sigue. (5)4 §844 Le plus-que-parfait a) Valeur générale

3 De aquí en adelante, marcaremos con negrita los tiempos verbales del español excepto el PCP. 4 “§844 El plus-que-parfait a) Valor general El plus-que-parfait expresa un hecho cumplido que ha tenido lugar antes de otro hecho pasado, sea cual sea el tiempo

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Le plus-que-parfait exprime un fait accompli qui a eu lieu avant un autre fait passé, quel que soit le délai écoulé entre les deux faits: b) Emplois particuliers 1o Le plus-que-parfait d’atténuation (comp.§844, b.  1o [sic]) concerne un fait présent (ou en rapport avec le moment présent), que l’on feint en quelque sorte de rejeter dans le passé: (...) 2o Après si conditionnel, on emploie obligatoirement le plus-que-parfait pour exprimer un fait irréal situé dans le passé, le verbe principal étant au conditionnel passé.

La interpretación del PQP en Grevisse y Goosse (2011) es igual a la interpretación general del PCP que hemos visto en el apartado anterior, salvo que el PQP puede funcionar como el pluscuamperfecto de subjuntivo en español que aparece en la oración condicional irreal de pasado. Es decir, el PQP no solo designa una situación pasada y cumplida que ha tenido lugar anteriormente a otra situación de pasado, sino también tiene una función modal que comparte con el imparfait. En esta sección hemos repasado brevemente la interpretación general del PCP y la del PQP, que se resumen como sigue: • Tanto el PCP como el PQP designan una situación pasada y cumplida, anterior a otra igualmente pasada, que puede mencionarse o no. • Tanto el PCP como el PQP comparten una función modal con el pretérito imperfecto y el imparfait.

3 Método, materiales y resultados En esta sección describiremos, en primer lugar, el comportamiento del PCP y el del PQP en la narración y, después, estableceremos una comparación entre ellos.

3.1 Método El método utilizado para conseguir el objetivo mencionado arriba es el siguiente: 1) Extraer todas las formas verbales del PCP y las del PQP del corpus paralelo, que se explicará más en detalle en el próximo apartado. 2) Contar el número de las formas del PCP y el del PQP según el contexto sintáctico en que aparecen, dividido en oración principal y oración subordinada. transcurrido entre los dos hechos: b) Empleos particulares 1º El plus-que parfait de atenuación (comp. §844, b. 1o [sic]) se refiere a un hecho presente (o en relación con el momento presente), cuyo rechazo alguien finge en el pasado: (...) 2º Después de si condicional, se emplea obligatoriamente el plus-que-parfait para expresar un hecho irreal situado en el pasado, con el verbo principal que está en el condicional perfecto.” (La traducción es nuestra)

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3) Determinar el número de formas verbales en español que no corresponden al PQP y el número de formas verbales en francés que no corresponden al PCP.

3.2 Materiales En este trabajo hemos utilizado como material de estudio un corpus paralelo que se preparó para el proyecto titulado “Un estudio contrastivo sobre los sistemas tempo-aspectuales de las lenguas románicas”, subvencionado por JSPS KAKENHI - Subsidio 15K02482. El corpus paralelo está compuesto por la versión original de la novela The Thirteen Problems escrita por Agatha Christie y sus traducciones al español, italiano, francés, portugués-brasileño, portugués-europeo y rumano. Cada versión consta de unas 70,000 palabras5. La razón por la que hemos elegido esta novela como material de observación es que está formada por trece narraciones enmarcadas donde se incluyen uno o varios relatos en la narración principal. Según Weinrich (1974), que sostiene que en la lengua hay un sistema temporal del “mundo comentado” y otro sistema temporal del “mundo narrado”, las formas verbales que pertenecen al sistema temporal del “mundo comentado” y las formas verbales pertenecientes al sistema temporal del “mundo narrado” son diferentes. De hecho, como se aprecia en la tabla 1, Weinrich (1974) divide los tiempos verbales del francés en las siguientes dos clases según el mundo al que pertenece cada uno de ellos: Tabla 1:  La división de los tiempos verbales del francés y del español según Weinrich (1974)6 Francés Español

Mundo comentado présent, future, passé composé, future ánterieur presente, futuro, pretérito perfecto compuesto, futuro perfecto

Mundo narrado imparfait, passé simple, conditionnel présent, plus-queparfait, conditionnel passé pretérito imperfecto, pretérito perfecto simple, condicional, pretérito pluscuamperfecto, pretérito anterior, condicional perfecto

Si se eligen tiempos verbales distintos según el mundo al que pertenecen, una novela en forma de narración enmarcada resultará ser el material ideal para 5 El corpus paralelo se publicó en formato de CD a finales de marzo de 2018. Cualquier persona que tenga interés en este CD puede ponerse en contacto con la autora. 6 Aquí tratamos solo los tiempos verbales relevantes para nuestro trabajo.

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observar el comportamiento de cada tiempo verbal, ya que en ella se mezclan varios mundos narrados y es esperable, por tanto, el traslado frecuente de un mundo al otro.

3.3 Resultados En este apartado exponemos los resultados del estudio. Primero, mostraremos las frecuencias del PCP y del PQP según el capítulo y el contexto sintáctico en el que aparecen7. Tabla 2.1:  Frecuencia del PCP según el capítulo y el contexto sintáctico Capítulo

Oración principal8

1° 2° 3° 4° 5° 6° 7° 8° 9° 10° 11° 12° 13° Suma total

13 (4,1%) 10 (3,1%) 16 (5,0%) 9 (2,8%) 16 (5,0%) 9 (2,8%) 12 (3,8%) 23 (7,2%) 7 (2,2%) 6 (1,9%) 3 (0,9%) 14 (4,4%) 8 (2,5%) 146(45,9%)

Oración subordinada9 14 (4,4%) 8 (2,5%) 10 (3,1%) 10 (3,1%) 15 (4,7%) 16 (5,0%) 10 (3,1%) 23 (7,2%) 10 (3,1%) 19 (6,0%) 10 (3,1%) 16 (5,0%) 11 (3,5%) 172(54,1%)

Suma parcial 27 18 26 19 31 25 22 46 17 25 13 30 19 318 (100%)

(Los números con negrita indican que la frecuencia del PCP en la oración principal supera a la del PCP en la oración subordinada)

7 La frecuencia del past perfect de la versión original del inglés es la siguiente: en total, 243 ejemplos (55,6%) en la oración principal, 194 ejemplos (44,4%) en la oración subordinada; capítulo 1o 23 (5,3%), 16 (3,7%); capítulo 2º 8 (1,8%), 17 (3,9%); capítulo 3º 29 (6,6%), 12 (2,7%); capítulo 4º 16 (3,7%), 9 (2,1%); capítulo 5º 22 (5,0%), 21 (4,8%); capítulo 6º 21 (4,8%), 20 (4,6%); capítulo 7º 20 (4,6%), 9 (2,1%); capítulo 8º 46 (10,5%), 22 (5,0%); capítulo 9º 6 (1,4%), 9 (2,1%); capítulo 10º 10 (2,3%), 25 (5,7%); capítulo 11º 14 (3,2%), 7 (1,6%); capítulo 12º 19 (4,3%), 15 (3,4%); capítulo 13º 9 (2,1%), 12 (2,7%). 8 Por “oración principal” nos referimos no solo a aquellas oraciones que rigen sintácticamente alguna otra oración sino también a oraciones independientes que no rigen ninguna otra oración. 9 Por “oración subordinada” nos referimos a todas aquellas oraciones que dependen sintácticamente de otra oración llamada generalmente “oración principal”.

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Tabla 2.2:  Frecuencia del PQP según el capítulo y el contexto sintáctico Capítulo

Oración principal

1° 2° 3° 4° 5° 6° 7° 8° 9° 10° 11° 12° 13° Suma total

33 (5,7%) 23 (4,0%) 26 (4,5%) 23 (4,0%) 28 (4,8%) 31 (5,3%) 29 (5,0%) 48 (8,3%) 11 (1,9%) 39 (6,7%) 23 (4,0%) 32 (5,5%) 21 (3,6%) 367(63,2%)

Oración subordinada 17 (2,9%) 21 (3,6%) 13 (2,2%) 11 (1,9%) 18 (3,1%) 23 (4,0%) 11 (1,9%) 25 (4,3%) 9 (1,5%) 28 (4,8%) 10 (1,7%) 14 (2,4%) 14 (2,4%) 214(36,8%)

Suma parcial 50 44 39 34 46 54 40 73 20 67 33 46 35 581 (100%)

(Los números con negrita indican que la frecuencia del PQP en la oración principal supera a la del PQP en la oración subordinada)

3.3.1  Frecuencias del PCP y del PQP y contextos sintácticos donde aparecen el PCP y el PQP En primer lugar, veamos las frecuencias del PCP y del PQP. Según la tabla 2-1, el número total del PCP recogido en el corpus paralelo es de 318 ejemplos, de los cuales 146 aparecen en la oración principal y 172 en la oración subordinada. Por otro lado, según la tabla 2-2, el número total del PQP recogido en el corpus es de 518 ejemplos, de los cuales 367 aparecen en la oración princial y 214 en la oración subordinada. Este resultado demuestra que en el corpus paralelo hay una gran diferencia entre la frecuencia del PCP y la del PQP y que la frecuencia del PCP es mucho menor que la del PQP. En concreto, el PQP aparece 1,8 veces más que el PCP. En cuanto a los contextos sintácticos en los que aparece el PCP, vemos que aparece más en la oración subordinada que en la oración principal. Concretamente, el porcentaje de la frecuencia del PCP que aparece en la oración subordinada es de un 54,1 %, mientras que su porcentaje en la oración principal es de un 45,9 %. A diferencia del PCP, el PQP aparece mucho más en la oración principal que en la oración subordinada y el porcentaje de la frecuencia del PQP

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en la oración principal es de 63,2 % y es 1,7 veces más que el de la frecuencia del PQP en la oración subordinada. Además, en todos los capítulos, el PQP aparece más en la oración principal que en la oración subordinada, mientras que el PCP aparece más en la oración principal que en la oración subordinada solo en cuatro capítulos. La razón por la que hay una gran diferencia entre la frecuencia del PCP y la del PQP está en el hecho de que, en español, tiende a aparecer muy frecuentemente el pretérito perfecto simple (de aquí en adelante, PS) en el contexto donde en francés aparece el PQP. Este fenómeno parece muy importante teniendo en cuenta que, como hemos podido comprobar en la segunda sección, normalmente se comprende que el PCP y el PQP comparten la misma función de denotar “una situación pasada y concluida, anterior a otra igualmente pasada”, sobre lo que trataremos más detalladamente en la próxima sección.

3.3.2  Frases adverbiales de tiempo que aparecen con el PCP En este apartado queremos comprobar qué funciones tienen las frases adverbiales de tiempo que aparecen con el PCP. Como hemos visto en 2.1., la NGLE (2009: 23.16a) dice que el PCP “designa una situación pasada y concluida, anterior a otra igualmente pasada, que puede mencionarse o no.” Según esta interpretación de la NGLE, el punto temporal de referencia, al cual es anterior la situación denotada por el PCP, puede ser explícito o no. Según nuestra observación, de los 318 ejemplos del PCP que aparecen en el corpus paralelo, hay 192 (60.4%) con algún punto temporal de referencia o alguna situación que funciona como punto temporal de referencia. Algunos ejemplos cuyo punto de referencia es explícito son los siguientes: (5) Un día llamó al vicario y le dijo que tenía que comunicarle algo de la mayor importancia y que había cometido un crimen. (cap.8: 2515)10 (6) Supuse que había sido cosa de la policía, pero, sin embargo, el inspector lo negó rotundamente. Hasta el momento nada había sido movido o tocado, permaneció unos instantes contemplando el cuerpo con expresión preocupada. (cap.10: 3406)

El PCP del ejemplo (5), que aparece en la oración subordinada, toma como punto temporal de referencia la situación denotada por el verbo principal dijo. Es decir, este PCP designa una situación que se produjo anteriormente a la situación denotada por el verbo principal dijo. Igualmente, el PCP del ejemplo (6), 10 El ejemplo citado se señala con el capítulo y el número de celda donde aparece en el corpus paralelo.

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que aparece en la oración principal (=independiente), toma como su punto temporal de referencia la frase adverbial de tiempo hasta el momento. La interpretación del PCP de este tipo, como hemos visto en 2.1., es la de perfecto. Por otra parte, entre los ejemplos del PCP también hay algunos cuya frase adverbial de tiempo señala el momento en que se produjo la situación denotada por el PCP en cuestión. Véanse los ejemplos (7) y (8). (7) El señor Jones había pasado la noche anterior en un hotel de Birmingham. (cap.1: 98) (8) Dio la casualidad de que aquel día habían cambiado el papel secante del escritorio, (...), (cap. 1: 99)

La frase adverbial de tiempo la noche anterior que aparece con el PCP del ejemplo (7) indica el tiempo en que ocurrió la situación el señor Jones pasar en un hotel de Birmingham y la frase adverbial de tiempo aquel día en el ejemplo (8) también señala el tiempo en que se produjo la situación (sujeto indeterminado) cambiar el papel secante del escritorio. La interpretación del PCP de este tipo es la de aoristo. Sin embargo, no son pocos los ejemplos en los que no se encuentra ninguna frase adverbial de tiempo ni situación de pasado que explicite el punto temporal de referencia al que precede la situación denotada por el PCP o que indique el tiempo en el que se produjo la situación denotada por el PCP. De los 318 ejemplos recogidos hay 129 ejemplos (40,6%) que no aparecen con ninguna frase adverbial de tiempo ni situación de pasado que funcione como punto temporal de referencia; dentro de estos, hay 107 que aparecen, como el ejemplo (9), en la oración principal y 22 que aparecen, como el ejemplo (10), en la oración subordinada. (9) La casa de su tía Jane siempre le había parecido un marco muy adecuado para su personalidad. (cap. 1: 10) (10) Parece ser que cierto barco perteneciente a la Armada y que contenía un enorme tesoro en oro procedente del mar Caribe, había naufragado en la costa de Cornualles, en las famosas y terribles Serpent Rocks. (cap.3: 656)

En cuanto al punto temporal de referencia o al tiempo del surgimiento de la situación que necesita cada uno de los 129 ejemplos del PCP, solo queda recurrir al contexto donde aparece.

4 Análisis En esta sección, queremos mostrar las características del PCP que se hallan en el corpus paralelo basándonos, sobre todo, en la comparación con el PQP para luego analizar las funciones que tiene el PCP en la narración.

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4.1.1 Diferencia de la frecuencia entre el PCP y el PQP Lo que más nos llama la atención al comparar el comportamiento del PCP con el del PQP que se encuentra en el corpus paralelo es su diferente frecuencia de aparición. Como hemos visto en 3.3.1, el número total de ejemplos con PQP es 1,8 veces más elevado que el del PCP. Teniendo en cuenta que la interpretación general del PCP y la del PQP son similares (ambos designan una situación pasada y concluida, anterior a otra igualmente pasada y, según Weinrich (1974), ambos pertenecen también al sistema temporal del “mundo narrado”), esta diferencia de la frecuencia entre el PCP y el PQP nos permite dudar acerca de las funciones que, al parecer, comparten el PCP y el PQP en la narración. En los apartados siguientes, intentaremos aclarar los elementos involucrados en este fenómeno.

4.1.2  Formas verbales del español que corresponden al PQP Una de las razones por las que la frecuencia del PCP es mucho más baja que la del PQP está en el hecho de que el PQP del francés corresponde con mayor frecuencia a otros tiempos del español que el PCP. Según la observación del corpus paralelo, de los 367 ejemplos del PQP que aparecen en la oración principal, 192 corresponden al PS del español y 30 al pretérito imperfecto (de aquí en adelante, IMP) del español. Lo mismo ocurre también entre los 214 ejemplos del PQP que aparecen en la oración subordinada, ya que 58 de ellos corresponden al PS del español y 23 al IMP. Aquí queremos prestar especial atención, por su particularidad, al PS del español que corresponde al PQP. Véanse los ejemplos siguientes. (11)11 a. - Il y a aussi le témoignage de la femme peintre, dit Raymond West. /12 Elle a déclaré qu'étant souffrante elle était restée éveillée presque toute la nuit, qu'elle aurait certainement entendu un camion, étant donné que ce n'était pas un bruit habituel et que la nuit avait été justement très calme après l'orage. (cap. 3: 883–884) b. -También tenemos la declaración de la artista -añadió Raymond-./ Dijo que se encontraba muy mal y pasó despierta la mayor parte de la noche, de modo que hubiera oído sin duda alguna el camión, puesto que era un ruido inusitado y la noche había quedado muy apacible después de la tormenta. (Ibíd.)

11 A partir de aquí, citamos, en nota al pie, la versión original del inglés. “There is also the lady artist’s testimony,’ said Raymond./ ‘She declared that she was in pain, and awake most of the night, and that she would certainly have heard the lorry, it being an unusual noise, and the night being very quiet after the storm.’ (cap. 3: 883–884) 12 La barra “ / ” indica la linde entre celdas en el corpus paralelo.

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(12)13 a. - J'ai appris la vérité cinq ans après cette tragédie, déclara-t-il. /Sous forme d'une lettre que m'adressa Elliot Haydon./Il s'y déclarait persuadé que je l'avais toujours suspecté./ Il disait qu'il avait succombé à une soudaine tentation. (cap. 3: 610–613) b. -Yo supe la verdad -exclamó- cinco años después de ocurrida la tragedia./Me llegó en forma de carta escrita por Elliot./ En ella me decía que siempre imaginó que yo sospechaba de él./Dijo que fue víctima de una tentación repentina. (Ibíd.) (13)14 a. J'avais espéré que leur attachement n'irait pas jusque-là, car M. Denman était un être violent, pas du tout du genre à témoigner de l'indulgence pour les faiblesses de Mabel; et j 'avais appris aussi qu'il y avait eu des cas de folie dans sa famille. (cap. 6: 1514) b. Yo había esperado que aquella boda no llegara a celebrarse, porque el tal Denman parecía un hombre de temperamento violento y no la clase de persona que hubiera sabido tener paciencia con las debilidades de Mabel. También porque supe que en su familia hubo algunos casos de locura. (Ibíd.) (14)15 a. Elle déclara que le camion n'aurait pas pu sortir du garage sans qu'elle le voie, et elle jura qu'en fait il n'avait pas quitté le garage cette nuit-là. (cap. 3: 877) b. La que estaba de guardia aquella noche acercó su butaca a la ventana, que tenía la persiana levantada, y declaró que el camión no pudo haber salido del garaje sin que ella lo viera y juró que nadie salió de allí aquella noche. (cap. 3: 876)

Todas las formas del PQP de los ejemplos (11) al (14) aparecen en la oración subordinada sustantiva cuyo verbo principal está en pasado, denotando una situación que ocurrió anteriormente a la situación denotada por su verbo principal que, a su vez, tuvo lugar con anterioridad al momento de la narración. Así pues, podemos decir que en dichos ejemplos las situaciones denotadas por sus verbos principales funcionan como punto temporal de referencia. En cambio, en los ejemplos del español correspondientes no aparecen las formas del PCP, sino las formas del PS. Desde el punto de vista de la interpretación, parece que las formas del PS también denotan una situación pasada y cumplida, anterior a otra igualmente pasada. Las formas verbales del PS que corresponden al PQP se encuentran también tanto en la oración subordinada adjetiva como en la oración subordinada adverbial, como se indica en los ejemplos (15) y (16) 13 “I knew the truth,’ said he, ‘five years after that tragedy occurred./ It came in the shape of a letter written to me by Elliot Haydon./ He said in it that he fancied that I had always suspected him./ He said it was a sudden temptation.” (cap. 3: 610–613) 14 “I had hoped very much that the attachment would not come to anything, for Mr Denman was a man of very violent temper - not the kind of man who would be patient with Mabel’s foibles - and I also learned that there was insanity in his family.” (cap. 6: 1514) 15 “She declared that the motor lorry could not have left the garage opposite without her seeing it, and she swore that in actual fact it never left the garage that night.” (cap. 3: 877)

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(15)16 a. «En riant, Richard Haydon avança plus vite, quand soudain il arriva quelque chose d'étrange. /Il hésita un moment, parut trébucher et tomba de tout son long./«Il ne se releva pas et resta où il était tombé, face contre terre. (cap.2: 426–428) b. »Richard se echó a reír apresurando el paso y entonces ocurrió algo muy curioso./ Vaciló un momento, pareció tropezar y cayó al suelo cuan largo era./ »No se levantó, sino que permaneció tendido en el lugar donde cayó. (Ibíd.) (16)17 a. J'étais sûr, maintenant que mes pressentiments étaient justifiés./Newman avait dû sortir se promener comme il me l'avait annoncé./Pour une raison ou une autre, il n'était pas rentré. (cap. 3: 802–804) b. »Entonces me convencí de que mis temores eran justificados./Newman había salido, como dijo que haría, a dar un paseo nocturno y, por alguna razón desconocida, no había regresado. (cap.3: 802–803)

Tanto el PQP del ejemplo (15a) como el PS del ejemplo (15b) que aparecen en la oración subordinada adjetiva denotan una situación que ocurrió anteriormente a la situación denotada por su verbo principal que, a su vez, tuvo lugar con anterioridad al momento de la narración. Lo mismo ocurre también en el PQP del ejemplo (16a) y el PS del ejemplo (16b). Las similitudes de interpretación encontradas entre el PQP del francés y el PS del español, a primera vista, señalan que el PS del español que aparece en la oración subordinada dependiente de un verbo principal en pasado comparte con el PQP la función de que designa una situación pasada y cumplida, anterior a otra igualmente pasada. Sin embargo, por las razones siguientes no pensamos que el PS en cuestión tenga la misma función que la del PQP. En primer lugar, entre el PQP y el PS del español se comprueba la siguiente diferencia:  18 (17) a. Sir Henry Clithering avait été superintendant à Scotland Yard jusqu'à une date toute récente. (cap. 1: 41) b. Sir Henry había sido hasta hacía muy poco jefe de Scotland Yard. (Ibíd.)



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Dijeron que María *trabajó en Correos hacía dos años. (Carrasco Gutiérrez 1998: 390)

16 “ ‘Richard Haydon laughed and quickened his pace, when all at once a curious thing happened./He hesitated for a moment, then seemed to stumble and fall headlong./ ‘He did not get up again, but lay where he had fallen prone on the ground.” (cap. 2: 426–428) 17 “ ‘I was sure now that my premonition of evil was justified./ Newman had gone, as he had said he would do, for an evening stroll./ For some reason or other he had not returned.” (cap. 3: 802–804) 18 “Sir Henry Clithering had been until lately Commissioner of Scotland Yard.” (cap. 1:41)

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El PQP y el PCP denotan una situación pasada y cumplida, anterior a otra igualmente pasada. Dicho en otras palabras, el PQP y el PCP designan una situación pasada cuyo punto temporal de referencia está ya en pasado. Así pues, pueden aparecer con la frase adverbial de tiempo como hasta hacía muy poco como se ve en el ejemplo (17). En cambio, el PS del español designa una situación pasada y cumplida, pero que es anterior al momento del habla, por lo cual, como indica el ejemplo (18), no puede aparecer con la frase adverbial de tiempo hasta hacía dos años que denota un punto temporal anterior a un tiempo que, a su vez, es anterior al momento del habla. Lo que demuestra este ejemplo (18) es que el punto temporal de referencia con el que denota el PS la anterioridad de la situación es siempre el momento del habla. Pero, si es así, ¿por qué el PS puede designar como el PQP una situación pasada y cumplida anterior a otra igualmente pasada? Esto proviene, a nuestro parecer, de la relación temporal-lógica que existe entre la situación denotada por el PS y la situación pasada denotada por su verbo principal. Véase el ejemplo siguiente: (19) Dijeron que María trabajó en Correos. (Carrasco Gutiérrez 1998: 385)

El PS del ejemplo (19) denota una situación que ocurrió antes que la situación denotada por el verbo principal dijo. Esto es debido a que la situación comunicada tiene que suceder necesariamente antes del acto de comunicar. Eso se comprobará fácilmente por medio de la interpretación extraña que provoca una oración, por ejemplo, “Juan dijo el día 22 de junio de 2019 que María se casó el día 23 de junio de 2019.” Lo relevante aquí es la relación lógico-temporal entre el significado del verbo principal y lo que denota la oración subordinada. Si es correcto este punto de vista, es posible pensar que toda la relación temporal entre la situación denotada por el verbo principal en pasado y la situación denotada por el PS en la oración subordinada depende del significado que tiene el verbo principal en cuestión. Véase el ejemplo siguiente: (20) Vimos que Juan la esperó sentado en la escalera. (Carrasco Gutiérrez 1998: 326)

En el ejemplo (20) la situación denotada por el PS en la oración subordinada tiene la relación temporal de simultaneidad con la situación denotada por el verbo vimos porque este verbo es de percepción y requiere simultaneidad entre la situación de percepción y la situación percibida Así, los ejemplos (19) y (20) señalan que la anterioridad que denota el PS en la oración subordinada sustantiva con la situación denotada por el verbo principal en pasado es debida a la relación lógico-temporal entre ellas. Lo mismo ocurre entre la situación denotada por el verbo principal y la situación en la oración subordinada adjetiva, pero, según Yamamura (1995), la relación temporal entre la situación en

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la oración principal y la situación en su oración subordinada adjetiva no es tan predecible como la que se observa entre la situación denotada por el verbo principal en pasado y la situación denotada por el PS en su oración subordinada sustantiva, porque la relación lógico-temporal entre el significado del verbo principal y la situación denotada por su oración subordinada adjetiva puede variar según el caso. Como hemos visto antes, en la narración del español hay casos en los que aparece el PS en la oración subordinada cuyo verbo principal está en pasado. Sin embargo, este fenómeno no parece ocurrir en la narración del francés; Landeweerd y Vet (1996) sostienen que en francés se excluye el PS en la oración subordinada sustantiva dependiente de un verbo principal en pasado, como se aprecia en el ejemplo siguiente19. (21) Il dit qu’il?? fut malade. (Landeweerd y Vet 1996:143)

De hecho, en el corpus paralelo no se encuentra ningún ejemplo del francés donde aparezca el PS en la oración subordinada sustantiva dependiente de un verbo principal en pasado. Esto sugiere que en la narración del francés se respeta mucho más que en la del español el punto temporal de referencia que indica la situación denotada por la oración principal, por lo cual es casi imposible poner el PS en la oración subordinada, ya que no tiene relación temporal directa con la situación denotada por la oración principal20.

4.2 Posibilidad de la aparición sucesiva del PCP y del PQP También hay otro elemento que afecta a la diferencia entre la frecuencia del PQP y la del PCP en la narración, que es la posibilidad de aparecer sucesivamente. En efecto, lo que más contribuye a la alta frecuencia del PQP en la narración es el hecho de que el PQP aparece muy a menudo sucesivamente, lo cual no se

19 También Weinrich (1974:277) indica que “[h]‌ace ya tiempo que en el francés se ha observado que en las oraciones subordinadas casi nunca se encuentra el passé simple (perfecto simple).” 20 Sin embargo, en el corpus paralelo se ha encontrado el ejemplo siguiente “Vous avez bien dit, madame Bantry, que vous avez été malade, vous aussi ? ”, que indica que en francés es posible que aparezca el passé composé en la oración subordinada cuyo verbo principal está también en el passé composé. Sin embargo, no debemos pasar por alto que el passé composé no pertenece al sistema temporal del “mundo narrado” sino al “mundo comentado”.

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comprueba en el PCP, ya que solo en 5 de los 381 ejemplos del PCP aparecen consecutivamente las formas del PCP en la oración principal21. (22) Mi amiga fue llevada a comisaría./ ...22/Al parecer se había cometido un robo en su bungalow, situado junto al río, y habían detenido a un joven que les contó una extraña historia y por eso fueron a buscarla. (cap.12: 4072–4074)

Ambas formas del PCP en el ejemplo (22) denotan las situaciones que sucedieron antes de la situación denotada por la oración Mi amiga fue llevada a comisaría, las cuales, a la vez, constituyen también la causa por la que ocurrió dicha situación. En otras palabras, estas dos formas del PCP funcionan como fondo del argumento principal que se expresa principalmente con el PS. Al contrario del PCP, el PQP del francés aparece muy a menudo en sucesión. Véanse los dos ejemplos siguientes que señalan claramente el comportamiento distinto entre el PCP y el PQP23,24.

21 Lo mismo ocurre también en la oración subordinada, ya que, según la observación del corpus paralelo, solo se recogen 5 casos donde aparecen las formas del PCP sucesivamente, como el ejemplo siguiente. “-Eso dijo mi amiga -continuó Jane, sin advertir su propia traición-./Explicó que había estado ensayando en el hotel con su suplente y que nunca había oído siquiera el nombre del señor Faulkener.” (Cap.12: 4081–4082) 22 Los tres puntos “...” que se ponen entre las dos barras señalan que la celda en cuestión está vacía porque las oraciones que en las otras lenguas están colocadas en dicha celda aparecen en la celda inmediatamente anterior o posterior o simplemente están omitidas en la lengua en cuestión. 23 En los ejemplos (23) y (24), todas las formas del PQP y las formas verbales del español que corresponden a dichas formas se marcan con el mismo número. 24 La versión original del inglés que corresponde a los ejemplos (23) y (24) es como sigue. ‘And now, I expect, you would like to hear the actual facts themselves. Mrs Sanders, as you know, spent [1] the afternoon playing bridge with some friends, the Mortimers. She left [2] them at about a quarter past six. From her friends’ house to the Hydro was about a quarter of an hour’s walk - less if one hurried. She must have come [3] in then about six-thirty. No one saw [4] her come in, so she must have entered by the side door and hurried straight up to her room. There she changed [5] (the fawn coat and skirt she wore to the bridge party were hanging up in the cupboard) and was evidently preparing to go out again, when the blow fell [6]. Quite possibly, they say, she never even knew [7] who struck her. The sandbag, I understand, is a very efficient weapon. That looks as though the attackers were concealed in the room, possibly in one of the big wardrobe cupboards - the one she didn’t open [8].‘Now as to the movements of Mr Sanders. He went [9] out, as I have said, at about five-thirty -or a little after. He did [10] some shopping at a couple of shops and at about six o’clock he entered [11] the Grand Spa Hotel where he encountered [12] two friends - the same with whom he

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(23) Versión francesa «Maintenant, je pense que vous aimeriez connaître les faits eux-mêmes.Comme vous le savez, Mme Sanders avait passé [1]‌l'après-midi à jouer au bridge avec ses amis, les Mortimer. Elle les avait quittés [2] vers 18h 15. De chez eux à l'hôtel, il y avait environ un quart d'heure de marche, moins si l'on pressait le pas. Elle avait dû [3] rentrer vers 18 h 30, mais sans doute par la petite porte, et monter aussitôt dans sa chambre, car personne ne l'avait vue [4]. Puis elle s'était changée [5] - l'ensemble beige qu'elle portait dans l'après-midi fut retrouvé dans la penderie -, et elle s'apprêtait visiblement à ressortir quand le coup l'avait frappée [6]. Selon toute vraisemblance, elle n'avait même pas vu [7] son agresseur. J'ai cru comprendre qu'un sac de sable était une arme très efficace. Tout donnait à penser que l'agresseur était caché dans la chambre, peut-être dans la partie de la penderie qu'elle n'avait pas ouverte [8]. «Maintenant, retraçons les mouvements de M. Sanders. Il était sorti [9]‌, comme je vous l'ai dit, aux alentours de 17h 30. Il avait fait [10] quelques achats dans deux boutiques et vers 18heures, il était entré [11] au Grand Hôtel où il avait rencontré [12] deux amis, ceux-là mêmes avec lesquels il était revenu [13] plus tard à la station thermale. Ils avaient joué [14a] au billard et bu [14b], j'imagine, un certain nombre de whiskiessoda.Ces deux hommes - Hitchcock et Spender - ne l'avaient pas quitté [15] depuis 18 heures.Ils étaient rentrés [16] ensemble et il ne les avait abandonnés [17] que pour nous aborder, Mlle Trollope et moi. Ceci s'était passé [18], comme je vous l'ai dit, vers 18h45- heure à laquelle sa femme devait déjà être morte. «Je dois dire que j'ai moi-même parlé à ses deux amis. Ils ne me plurent guère.

returned [13] to the Hydro later. They played [14a] billiards and, I gather, had [14b] a good many whiskies and sodas together. These two men (Hitchcock and Spender, their names were) were [15] actually with him the whole time from six o’clock onwards. They walked [16] back to the Hydro with him and he only left [17] them to come across to me and Miss Trollope. That, as I told you, was [18] about a quarter to seven - at which time his wife must have been already dead.‘I must tell you that I talked myself to these two friends of his. I did not like them. They were neither pleasant nor gentlemanly men, but I was quite certain of one thing, that they were speaking the absolute truth when they said that Sanders had been [19] the whole time in their company.‘There was just one other little point that came up. It seems that while bridge was going on Mrs Sanders was called [20] to the telephone. A Mr Littleworth wanted to speak to her. She seemed [21] both excited and pleased about something - and incidentally made [22] one or two bad mistakes. She left [23] rather earlier than they had expected her to do.‘Mr Sanders was asked whether he knew the name of Littleworth as being one of his wife’s friends, but he declared he had never heard [24] of anyone of that name. And to me that seems borne out by his wife’s attitude - she too, did not seem [25] to know the name of Littleworth. Nevertheless she came [26] back from the telephone smiling and blushing, so it looks as though whoever it was did not give [27] his real name, and that in itself has a suspicious aspect, does it not?

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Ils n'étaient ni sympathiques ni distingués, mais je fus certaine d'une chose: ils disaient l'absolue vérité quand ils affirmaient que Sanders était resté [19] tout le temps en leur compagnie. «Un autre petit incident vint à notre connaissance. Pendant la partie de bridge, on avait appelé [20] Mme Sanders au téléphone. Un certain M. Littleworth désirait lui parler. Elle était revenue [21] animée et ravie de quelque chose, et avait même commis [22] une ou deux fautes graves. Puis elle était partie [23] plus tôt que prévu. «On demanda à Sanders s'il connaissait un ami de sa femme du nom de Littleworth, mais il déclara qu'il n'en avait jamais entendu [24] parler. Ce qui me parut confirmé par l'attitude de sa femme qui, elle non plus, n'avait pas eu [25] l'air de connaître ce nom. Toutefois, comme elle était revenue [26] à la table de jeu souriante et rougissante, on pouvait en déduire que la personne n'avait pas donné [27] son vrai nom, ce qui était assez louche en soi, non? (cap. 10: 3459–3486) (24) Versión española »Ahora supongo que les gustará saber lo que ocurrió en realidad. La señora Sanders, como ya saben, pasó [1]‌la tarde jugando al bridge con unos amigos, los Mortimer, a los que dejó [2] a eso de las seis y cuarto. De la casa de sus amigos al balneario había un cuarto de hora paseando y algo menos a buen paso. Debió [3] de regresar a las seis y media. Nadie la vio [4] entrar, de modo que debió de hacerlo por la puerta lateral para subir directamente a su habitación. Allí se cambió [5] (el traje chaqueta que llevaba para jugar al bridge estaba colgado en el armario) y se disponía a salir otra vez cuando la golpearon [6]. Es muy posible que no llegara [7] a enterarse de quién lo hizo. Tengo entendido que un calcetín relleno de arena es un arma eficiente. Eso hace pensar que su agresor debía de estar escondido en la habitación, posiblemente en uno de los armarios, el que no abrió [8]. »Ahora pasemos a relatar los movimientos del señor Sanders. Salió [9]‌, como ya he dicho, a eso de las cinco y media, o un poco después. Realizó [10] algunas compras en un par de tiendas y, cerca de las seis, entró [11] en el hotel Grand Spa, donde se reunió [12] con dos amigos, los mismos que más tarde le acompañaron [13] al balneario. Estuvieron jugando [14a] al billar y deduzco que también bebieron [14b] bastante whisky. Esos dos hombres (se llamaban Hitchcock y Spender) estuvieron [15] con él desde las seis en adelante.Vinieron [16] caminando hasta el balneario y solo se separó [17] de ellos para acercarse a hablar conmigo y la señorita Trollope, y eso, como les dije, fue [18] cerca de las siete menos cuarto, hora en que su esposa ya debía de estar muerta. »Debo decirles que yo misma hablé con esos dos amigos y no me gustaron. No eran ni simpáticos ni caballeros, pero tuve la certeza de que decían absolutamente la verdad al declarar que Sanders había pasado [19] todo el tiempo en su compañía. »Luego se averiguó otra cosa. Al parecer, durante la partida de bridge, llamaron [20] por teléfono a la señora Sanders. Un tal señor Littleworth deseaba hablar con ella. Se mostró [21] excitada y satisfecha por algo. Casualmente, cometió [22] un par de errores importantes y se dejó [23] la partida antes de lo previsto.

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Hiromi Yamamura »Le preguntaron al señor Sanders si sabía si aquel señor Littleworth era una de las amistades de su esposa, mas declaró que nunca había oído [24] aquel nombre. A mí me pareció, por la actitud de su esposa, que ella tampoco debía [25] de saber gran cosa de aquel Littleworth. Sin embargo, volvió [26] del teléfono sonriente y ruborizada, lo cual hace suponer que quienquiera que fuese no dio [27] su verdadero nombre y eso parece sospechoso, ¿no creen? (Ibíd.)

Tanto el ejemplo (23) del francés como el ejemplo (24) del español son citas tomadas de la misma escena en la que se expone la verdad del caso contado por uno de los protagonistas de la novela. A  saber, en los ejemplos (23) y (24) se cuentan los detalles del episodio que ya se ha relatado. Lo primero que notamos es que, a pesar de que se trata de la misma escena, en francés y en español son totalmente diferentes los tiempos verbales utilizados para contarla; en francés se utiliza principalmente el PQP, mientras que en español, se recurre al PS. En concreto, en la versión francesa, aparece 27 veces el PQP, en contraste la versión española, donde el PCP aparece solo 2 veces; aparte del PCP, el PS aparece 23 veces, 1 vez el imperfecto de subjuntivo y 1 vez también el imperfecto de indicativo25. Si tenemos en cuenta lo que sostiene Weinrich (1974), este resultado es difícil de entender, ya que, según Weinrich (1974), tanto en francés como en español, el PQP/PCP y el PS, aunque pertenecen al mismo sistema temporal del “mundo narrado”, tienen funciones bien distintas; el PQP/PCP tiene una función narrativa por la cual se describe la situación de fondo (segundo plano), mientras que el PS tiene una función narrativa por la que se expresa la situación de relieve (primer plano). No obstante, tomando en consideración que el ejemplo (23) y el ejemplo (24) son las traducciones de la misma escena de la versión original del inglés, no se puede pensar que en el ejemplo (23) la escena en cuestión se describa como trasfondo de lo que ocurrió en el caso, mientras que en el ejemplo (24) la misma escena se exprese como argumento principal del mismo caso. Así pues, la razón por la que surge la diferencia en la frecuencia del PQP y la del PCP en la narración hay que buscarla en otros elementos que no sean las funciones narrativas atribuidas por Weinrich (1974) a las formas del PQP/PCP y el PS. Aquí debemos recordar lo que hemos averiguado en el apartado 4.1.1, es decir, que en francés es casi imposible que aparezca el PS en una oración subordinada cuyo verbo principal está en pasado; en tal contexto sintáctico se espera normalmente la aparición del PQP, mientras que en español el PS sí puede aparecer sin problema junto con el PCP en el mismo contexto sintáctico. Todo ello sugiere, a 25 La frecuencia del ejemplo (24) del español es igual a la de la versión original del inglés. Como se comprueba en la nota (21), también en la versión original la forma verbal del past perfect correspondiente al PQP y al PCP aparece solo 2 veces.

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nuestro juicio, que existe alguna diferencia entre el francés y el español en cuanto al sistema temporal del pasado en la narración. El hecho de que el PS del español pueda aparecer en una oración subordinada dependiente de un verbo principal en pasado indica que en español es posible la introducción de la perspectiva del hablante (o la del que narra el relato en cuestión cuando se trata del mundo narrado) en la oración subordinada, puesto que, como hemos visto en 4.1.2, el PS del español es un tiempo verbal que denota una situación en relación temporal de anterioridad, en principio, con el momento del habla (o con el momento de la narración cuando se refiere al mundo narrado). Esto es, en español se puede interponer la perspectiva del hablante (o del narrador) en la oración subordinada, perspectiva esperable normalmente en la oración principal. En cambio, en francés no se supone la intervención de la otra perspectiva, motivo por el cual no se permite tampoco la aparición del PS que sí se da en español. La perspectiva a través de la cual se cuenta un relato es fundamentalmente la del narrador. Pero en la narración enmarcada como la novela que constituye nuestro corpus paralelo, hay varios narradores; un narrador principal que cuenta todo el relato y otro narrador (u otros narradores) que cuenta (cuentan) un relato o un episodio insertado en el mismo relato. Lo destacable es que entre el francés y el español hay una gran diferencia en cuanto a la atención prestada a la existencia de ese otro narrador que cuenta el relato insertado. Como ya hemos visto, tanto el ejemplo (23) del francés como el ejemplo (24) del español exponen igualmente la verdad del caso en cuestión. Sin embargo, en la versión francesa la misma verdad se cuenta con el PQP, mientras que en la española se expresa con el PS. Pensamos que esta diferencia de los tiempos verbales utilizados para contar la verdad del caso está en la existencia o no de la atención prestada a la perspectiva del otro narrador que cuenta el relato insertado. La perspectiva del otro narrador no es la misma que la del narrador principal porque ese otro narrador forma parte del relato que cuenta el narrador principal. Si el narrador principal cuenta lo que pasa en el “mundo narrado” de toda la novela, ese otro narrador cuenta solo lo que ocurre en el “otro mundo narrado” que es una parte del mundo narrado de la novela. Así, en la narración enmarcada, hay dos (o más) mundos narrados diferentes: uno es el mundo narrado que cuenta el narrador principal y el otro es el que cuenta el otro narrador, uno de los protagonistas de la novela en cuestión. El sistema temporal del francés en la narración y el del español son diferentes, ya que el francés utiliza tiempos verbales diferentes para distinguir el mundo narrado por el narrador principal del otro mundo narrado por otro narrador que no sea el narrador principal, mientras que el español no lo hace. En la narración

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del español se utiliza principalmente el PS porque en español, sea quien sea el que cuenta el relato en cuestión, lo que ocurrió anteriormente al momento del narrador principal siempre se expresa en el PS. En cambio, en francés pesa mucho la diferencia de la perspectiva desde la cual se cuenta el relato en cuestión. Esto es, cuando se cuenta el relato o el episodio que forma parte de toda la novela desde la perspectiva del narrador principal, se utiliza el PS, mientras que, cuando el mismo relato o el episodio se cuenta desde la perspectiva del otro narrador que es, a la vez, su testigo, se utiliza el PQP. Por lo tanto, la alternancia entre el PS y el PQP en francés puede demostrar la diferencia de perspectiva desde la cual se cuenta el relato o el episodio en cuestión. Este fenómeno que se comprueba en la narración del francés es, por decirlo así, la “subordinación del relato (episodio) insertado al relato principal”. Todo ello se resume con las figuras 1 y 226: el mundo narrado que cuenta el narrador principal está denotado por el PS el otro mundo narrado que cuenta un protagonistatestigo está denotado por el PQP

el ahora del narrador principal ----------------------------------------------------------------------------------------X---------

Fig. 1:  El sistema temporal del francés en el ejemplo (23)

tanto el mundo narrado que cuenta el narrador principal como el otro mundo narrado que cuenta un protagonistatestigo del caso están denotados por el PS el ahora del narrador principal -----------------------------------------------------------------------------------------X--------

Fig. 2:  El sistema temporal del español en el ejemplo (24)

26 En la figura 1 y la figura 2, el PC y el IMP están omitidos para destacar la diferencia entre el francés y el español.

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4.3 Ejemplos del PCP que no corresponden al PQP del francés En el corpus paralelo también se encuentran ejemplos del PCP que no corresponden al PQP del francés, aunque no son muchos. En este apartado queremos centrarnos en ellos porque nos parece que demuestran algunas características que tiene el PCP en la narración. Del conjunto de 381 ejemplos del PCP, 48 no corresponden al PQP del francés. Y de esos 48, 15 carecen de forma verbal correspondiente27. Véase el ejemplo siguiente. (25)28 a. -Ahora les contaré el final de la historia -dijo la joven-. /Ocurrió un año más tarde./Yo me encontraba en un pueblecito de la costa pintando, cuando de pronto experimenté la extraña sensación de presenciar algo que ya había ocurrido antes. (cap. 4: 1132–1134) b. - Je vais vous raconter la fin de l'histoire maintenant, dit Joyce./Cela se passe un an plus tard./Je séjournais sur une petite plage de la côte orientale, et j'étais en train de dessiner, quand j'eus soudain l'étrange sentiment de revivre une scène déjà vécue. (Ibíd.)

El PCP del ejemplo (25a) no corresponde a una forma verbal personal del francés, sino a su forma verbal no personal “vécue”. De los 15 ejemplos del PCP, hay muchos como este que corresponden a formas verbales no personales del francés. De los 48 ejemplos del PCP hay 16 ejemplos, como los siguientes, que corresponden al imparfait del francés. (26)29 a. -Me pregunto si sabe usted la solución realmente -dijo el abogado, guiñándole un ojo./La señorita Marple escribió unas palabras en un pedazo de papel y se lo entregó./Petherick cogió el papel y, al leer lo que había escrito, la miró con admiración. (csp. 5: 1400–1402) b. - Je me demande si vous avez vraiment compris, répliqua M. Petherick avec un clin d'œil./Miss Marple griffonna aussitôt quelques mots sur un bout de papier qu'elle replia avant de le lui faire passer./M. Petherick le déplia, lut ce qui s'y trouvait écrit et lui jeta un regard admiratif. (Ibíd.)

2 7 Por “forma verbal”, nos referimos solo a las formas verbales personales. 28 “ ‘I will tell you the end of the story now,’ said Joyce./‘It was a year later./I was at a little east coast seaside resort, and I was sketching, when suddenly I had that queer feeling one has of something having happened before.” (cap.4: 1132–1134) 29 “I wonder if you really know,’ said the lawyer with a twinkle./Miss Marple wrote a few words on a piece of paper, folded them up and passed them across to him./Mr Petherick unfolded the paper, read what was written on it and looked across at her appreciatively.” (cap. 5: 1400–1402)

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(27)30 a. Encontré a Mabel muy nerviosa./La casa, Myrtle Dene, era muy grande y estaba magníficamente amueblada./Tenían cocinera, doncella, así como una enfermera que cuidaba del anciano señor Denman, el suegro de Mabel, quien como se dice estaba un poco mal de la cabeza./Era un hombre tranquilo y se portaba bien, aunque a veces era algo raro./Como ya he dicho, había habido casos de locura en la familia. (cap. 6: 1525–1529) b. Je trouvai Mabel dans un état d'extrême nervosité./Sa maison, Les Myrtes, était relativement grande et confortablement meublée./Mabel avait une cuisinière, une bonne à tout faire et une infirmière pour s'occuper du vieux M. Denman, le père de son mari qui, comme on dit, «n'avait plus toute sa tête»./C'était un homme courtois et paisible, mais très bizarre par moments./Comme je vous l'ai dit, on connaissait des cas de folie dans la famille. (Ibíd) (28)31 a. -Cuando usted dijo que la joven pareja se había prometido y que por eso resultaba tan triste./... /No parecía del todo convencida, no sé si me comprende. (cap. 11: 3819–3821) b. - Quand vous avez expliqué que les jeunes gens étaient fiancés. /Vous avez dit que cela avait rendu les choses encore plus tristes. /Mais, si vous voyez ce que je veux dire, votre intonation ne m'a pas paru juste. Pas convaincante, si vous voulez. (Ibíd)

Entendemos que los ejemplos (26), (27) y (28) del PCP que corresponden al imparfait del francés tienen interpretación de perfecto, ya que el estado resultativo que denota dicho PCP comparte con el imparfait del francés la característica de denotar una propiedad del sujeto de la oración válida en tiempo pasado. Ello se prueba también por el hecho de que de los 16 ejemplos del PCP hay 10 que corresponden al imparfait del verbo être. Contrariamente a lo que hemos visto en 4.2, del conjunto de los 48 ejemplos del PCP que no corresponden al PQP, se recogen solo 2 ejemplos que corresponden al passé simple del francés. Véase el ejemplo siguiente:

30 I found Mabel in a very nervous state./The house, Myrtle Dene, was a fairly large one, very comfortably furnished./There was a cook and a house-parlourmaid as well as a nurse-attendant to look after old Mr Denman, Mabel’s husband’s father, who was what is called “not quite right in the head."/Quite peaceful and well behaved, but distinctly odd at times./As I say, there was insanity in the family. (cap. 6: 1525–1529) 31 “ ‘When you said that the young people were engaged./You said that that was what made it so sad./But, if you know what I mean, your voice didn’t sound right when you said it - not convincing, you know.” (cap. 11: 3819–3821)

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(29)32 a. »Garrod actuó rápidamente./Se había dado cuenta de que la salud de Simon era precaria y, como hombre práctico, no tenía intención de dejar que su esposa y sus cuñados se quedaran sin la herencia que les correspondía por derecho. (cap.5: 1257– 1258) b. « Garrod réagit promptement./Il mesura aussitôt - ce que je n'avais pas fait -la précarité de l'état de santé de Simon Clode et, en homme pratique qu'il était, il se refusait à laisser spolier sa femme, son beau-frère et sa belle­sœur de l'héritage qui leur revenait légitimement. (Ibíd.)

El PCP del ejemplo (29a) no solo denota un acontecimiento que ocurrió anteriormente a la situación expresada en la oración inmediatamente anterior, sino que también explica por qué ocurrió esa situación anterior, por lo cual pensamos que dicho PCP funciona como fondo del argumento principal33.

5 Recapitulación En el presente trabajo hemos intentado aclarar la función que tiene el PCP del español en la narración a través de la comparación del comportamiento del PCP y el del PQP del francés extraídos de un corpus paralelo. Según la literatura sobre los tiempos verbales del español y el francés, el PCP del español y el PQP del francés tienen la misma función en tanto que ambos denotan una situación pasada y cumplida, anterior a otra igualmente pasada, que puede mencionarse o no. Sin embargo, del estudio de nuestro corpus se deducen las siguientes diferencias entre el PCP y el PQP: En primer lugar, se ha comprobado que hay una gran diferencia entre la frecuencia del PCP y la del PQP que aparecen en el corpus paralelo y la frecuencia del PCP es mucho menor que la del PQP. En concreto, el PQP aparece 1,8 veces más que el PCP. También se ha encontrado una diferencia respecto a los contextos sintácticos donde aparecen el PCP y el PQP. El PCP aparece más en la oración subordinada que en la oración principal, mientras que el PQP aparece más en la oración principal. En concreto, el porcentaje de la frecuencia del PCP que aparece en la oración subordinada es de 54,1%, mientras que el porcentaje de la frecuencia del PCP en la oración principal es de 45,9%. En cambio, el PQP aparece mucho más 32 “ ‘Garrod was prompt to act./He realized, which I did not, that Simon Clode’s health was in a very precarious condition, and as a practical man he had no intention of letting his wife or her sister and brother be despoiled of the inheritance which was so rightly theirs.” (cap.5: 1257–1258) 33 Watanabe (2019) denomina “PQP de explicación” al PQP del francés que tiene función de “fondo” de la narración.

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en la oración principal que en la oración subordinada; el porcentaje del PQP que aparece en la oración principal es de 63,2%, y es 1,7 veces más que el del PQP que aparece en la oración subordinada. Además, el PQP aparece más en la oración principal que en la oración subordinada en todos los capítulos, mientras que el PCP aparece más en la oración principal que en la oración subordinada solo en cuatro capítulos. La principal razón de la diferencia en la frecuencia del PCP y la del PQP está en el hecho de que en español tiende a aparecer muy frecuentemente el PS en contextos sintácticos donde en francés aparece normalmente el PQP. Este fenómeno no ocurre solo en la oración subordinada dependiente de un verbo principal en pasado, donde es esperable la aparición del PCP, sino también en la oración principal (independiente). El ejemplo más destacado es la escena en la que toda la verdad del caso está contada por uno de los protagonistas de la novela involucrado como testigo. En la versión francesa aparece consecutivamente el PQP, mientras que en la versión española el PCP aparece muy pocas veces y, en la mayoría de los casos, la situación denotada por el PQP del francés la denota el PS. La diferencia que se encuentra entre el comportamiento del PCP y el del PQP en la narración, a nuestro juicio, prueba que el sistema temporal de la narración en francés y en español, lo que se debe a la diferente atención prestada a las perspectivas desde las cuales se cuenta el relato en cuestión. En la narración del español, sea quien sea el que cuenta el relato, lo que ocurrió anteriormente al momento del habla se expresa siempre en el PS. Por otra parte, en francés se respeta mucho la diferencia de perspectiva desde la cual se cuenta el relato. Si el relato en cuestión se cuenta desde otra perspectiva que no sea la del narrador principal de la novela, se utiliza el PQP. Comparado con el PQP del francés, el PCP del español tiende a funcionar más como “trasfondo” del relato en cuestión, ya que, como se ha comentado precedentemente, en la narración del español, el argumento principal que se refiere a los eventos del relato mismo se expresa principalmente con el PS. En ese sentido, podríamos decir que el PCP del español en la narración es parecido al IMP que es un tiempo verbal típico del trasfondo del relato.

Referencias bibliográficas Carrasco Gutiérrez, A. (1998): La correlación de tiempos en español. Tesis doctoral. Madrid: Universidad de Complutense de Madrid. García Fernández, Luis (2008): “Pretérito pluscuamperfecto y pretérito anterior”. En A. Carrasco Gutiérrez, (ed.): Tiempos compuestos y formas verbales complejas. Madrid: Iberoamericana Vervuet, 359–400.

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Grevisse, M. y Goosse, A. (2011): Le bon usage. Paris: Duculot. Landeweerd, R. y Vet, C. (1996): “Tense in (Free) Indirect Discourse in French”. En T. Janssen, W. van der Wurff (eds.): Reported Speech. Amsterdam / Philadelphia: John Benjamin Publishing Company, 141–162. Real Academia Española (2009):  Nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe. Watanabe, J. (2019): “Furansugo no daikako II (El pluscuamperfecto del francés II)”. En H. Yamamura (ed.): CD del proyecto A contrastive study on the tempo-aspectual systems in the contemporary Romance languages subvencionado por JSPS KAKENHI-Subsidio 15K02482. Weinrich, H. (1974):  Estructura y función de los tiempos en el lenguaje. Madrid: Gredos. Yamamura, H. (1995): “Fukubunnai no indefinido to imperfecto--kako no shudoushi ni juuzokushita kankeisetsu ni okeru jittai to sono kansatsu (Análisis del pretérito indefinido y el pretérito imperfecto en las oraciones complejas (II)—en torno a las dos formas que aparecen en las oraciones relativas—)”. Hispánica, 39, 145–158.

Las construcciones semiauxiliares de marca reflexiva en español y en francés: interfaz entre gramática y léxico1 Nicole Delbecque

Semi-Lexicality. Studies on Light Verbs, Periphrases and other Constructions Abstract: Semi-auxiliarization of reflexively marked verbs characterizes various construction types. It is more productive and presents a higher degree of grammaticalization in Spanish than in French. Spanish aspectual as well as modal pseudo-copular constructions admit more easily a non-controlling subject and their prototypically decausative-middle reading is more prone to oscillate with a middle passive one. The participial predicate constructions abstract away from the reflexive divided-self reading as well as from the plain passive more readily than their French counterparts. With infinitival complement, the parallelism is the greatest among the verbs of persistence; in addition, Spanish presents a wider array of reflexively marked motion and change-of-state verbs which function as modal-aspectual auxiliary of inception, disposition and craving. The semantic bleaching which accompanies the verbs’ constructional and argument-role flexibility further enables quite more Spanish than French verbs to convey a subjective, conceptualizer rather than subject oriented perspective. Key words: semi-auxiliarization, reflexive marking, Spanish, French, construction types

1 Introducción Este estudio se centra en las construcciones semiauxiliares de marca reflexiva en español y en francés. Forma parte de un proyecto de investigación dedicado a la productividad de las construcciones reflexivas en el uso contemporáneo de las dos lenguas, es decir, de los esquemas construccionales que llevan clítico

1 Este texto es la traducción ligeramente adaptada de Delbecque (2018), “The grammar-lexicon interface of reflexively marked semi-auxiliary constructions in Spanish and French”, estudio publicado en el volumen editado por María Begoña Sanromán Vilas, Semi-Lexicality. Studies on Light Verbs, Periphrases and Other Constructions. Mémoires de la Société Néophilologique de Helsinki Vol. CIII, 121–156.

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reflexivo. Por razones de comodidad notacional se identificarán de aquí en adelante mediante la abreviatura se-refl. En ambas lenguas el clítico concuerda con la persona del sintagma verbal, pero es indeterminado en cuanto al género (masculino o femenino) y caso (acusativo o dativo). Cuando el rol casual se concreta co(n)textualmente, la marca mantiene su función pronominal. Por lo general, sin embargo, esta condición no se cumple y el se-refl funciona como operador de la voz media o pasiva. En español, lengua pro-drop de orden lineal variable, el se-refl funciona como recurso versátil de deagentivización o de defocalización del agente. En francés, es esperable que la funcionalidad del esquema construccional se-refl sea más limitada dadas las restricciones sobre la expresión del sujeto y su posición lineal. ¿En qué medida se da un uso paralelo en las dos lenguas? ¿Dónde se sitúan las divergencias? ¿Cuáles son las alternativas? Para responder a estas preguntas es necesario definir el significado esquemático de las variantes construccionales del esquema se-refl español y examinar su flexibilidad interpretativa a la luz de los equivalentes disponibles en francés. Como marco epistemológico, este estudio adopta una perspectiva dinámica que integra el significado verbal y construccional. En línea con los enfoques actuales de la gramática de construcciones, se considera que el esquema construccional y los elementos léxicos que se combinan con el verbo modulan el significado del verbo. El esquema construccional aporta una conceptualización abstracta de la escena basada en el contraste semántico entre componentes sintácticos. Estos se relacionan unos con otros en términos de relaciones entre participantes. El significado clausal, motivado por el esquema y por los elementos combinados, presenta una estructuración gestáltica de la experiencia de acuerdo con algún marco o frame.2 No es enteramente predictible, sin embargo, cuál es el constructo que prevalece.3 La consolidación de ciertos usos e interpretaciones los hace aparecer como convencionales, o sea, como (semi-)lexicalizados. En general, sin embargo, el significado de elementos lingüísticos es emergente, y el significado léxico de un ítem se actualiza por medio de diferentes procesos de constructo o representación que operan en él y producen su interpretación final en contexto. 2 La noción fillmoreana de frame o escena es esencial para comprender por qué la combinación de ciertos elementos es a veces percibida como conceptualmente más cohesiva que la de otros. Por frame se entiende el conjunto o sistema de conceptos activado por un ítem en la mente del hablante, de modo que para captar el significado del ítem hay que relacionarlo con el conjunto o sistema en cuestión (Fillmore 1982). 3 Se utiliza el término ‘constructo’ como traducción de ‘construal’, es decir, la manera en que una situación queda representada (véase Verhagen 2007: 48, Langacker 2008: 4).

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Asumiendo que en gramática sincrónica la gramática y el léxico forman un continuo, ciertas categorías y usos pueden ser considerados más bien como léxicos o semiléxicos, y otros más bien como gramaticales o semigramaticales, dependiendo de si una expresión clausal está más bien orientada hacia el polo léxico o hacia el polo gramatical. En ambos casos, sin embargo, se da una pérdida de composicionalidad, por lo que el significado del conjunto no se puede deducir (totalmente) del significado de las partes. Ahora bien, desde el punto de vista léxico, esto conduce a un mayor grado de especificidad, mientras que desde el punto de vista gramatical equivale a un mayor grado de esquematicidad, generalidad y abstracción, susceptible de dar paso a una cierta subjetivización, o sea, una forma de pragmaticalización.4 La noción de subjetivización y subjetividad se toma aquí en el sentido de operación de constructo. De acuerdo con el lema langackeriano “semantics is conceptualization”, consideramos que el uso del lenguaje (y su significado) no está determinado por la realidad objetiva y externa sino que está relacionado con la manera de percibir esa realidad, es decir, con la conceptualización que proyectamos sobre ella. De ahí que cualquier expresión lingüística siempre implique una relación entre la situación conceptualizada (objeto de conceptualización; en el caso de los verbos reflexivizados, un evento de cambio) y algún conceptualizador (sujeto de conceptualización, es decir, la persona que determina o resuelve el significado atribuido a una expresión) situado en la base de la construcción (en inglés, ground).5 Si bien en su papel como sujeto de conceptualización, el conceptualizador siempre forma parte de la codificación lingüística de una escena por el carácter inherentemente subjetivo del lenguaje, su presencia y la perspectiva específica que impone también pueden pasar a desempeñar un papel más destacado, en el sentido de que la codificación lingüística de la escena solo se entiende desde la perspectiva del conceptualizador en cuestión. En tal caso hace falta incluir el conceptualizador en la conceptualización de la escena percibida para entender 4 Sobre las discusiones existentes acerca de las nociones de gramaticalización y lexicalización, véase Brinton & Traugott (2005: 110 ff.). 5 Con el término “base” se hace referencia a la situación comunicativa, los participantes y sus circunstancias. Langacker califica esta relación de relación de “construal”, concepto que traducimos por constructo: “I will say that the speaker (or hearer), by choosing appropriate focal “settings” and structuring a scene in a specific manner, establishes a construal relationship between himself and the scene so structured. The construal relationship therefore holds between the conceptualizer of a linguistic predication and the conceptualization that constitutes this predication.” (Langacker (1987: 128)

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el significado de la expresión. En otras palabras, una construcción se considera más subjetiva (o menos objetiva) cuando su significado se vincula con la presencia del conceptualizador, que implica su punto de vista, posición o actitud, ante lo expresado.6 Aquí, pues, se entiende por ‘subjetividad’ esta subjetividad semántica. Volviendo a la configuración esquemática que corresponde a la expresión de un evento de cambio por una construcción se-refl, se considera que la construcción es semánticamente subjetiva cuando perfila en su significado parte de la base y/o la relación con la base.7 La cuestión central consiste entonces en saber si el proceso denotado por el predicado se da efectivamente en la entidad sujeto (relación directa) o solo en la evaluación por parte del conceptualizador (relación indirecta). Para clasificar las construcciones se-refl en términos de subjetividad, se toma en cuenta el papel que el conceptualizador desempeña en la atribución de un cambio a la entidad sujeto. De manera global, se puede sostener que en español la marca se-refl es una herramienta más esquemática y más flexible que en francés en lo que se refiere a la subjetivización. Los criterios que apuntan en esa dirección también son válidos para las construcciones semiauxiliares. El español presenta, en efecto, una amplia gama de patrones construccionales se-refl semiauxiliarizados con estructuras de significado sumamente abstractas y generales, con pocas restricciones de selección. Admiten variadas y numerosas series de verbos, con alta frecuencia de uso, y varios patrones se muestran propicios a la subjetivización. En francés, la productividad de los diversos patrones es más retringida: se-refl cubre una gama más pequeña de tipos de construcción, caracterizados por estructuras de significado más específicas, es decir, imponen más restricciones combinatorias y producen más patrones colocacionales. De ahí que también sea más baja la frecuencia de uso global. 6 Conviene observar que en la terminología de Langacker “subjetivo” se opone a “objetivo” pero “objetivo” no significa ‘no relacionado con un hablante’, sino que la distinción entre subjetivo y objetivo tiene que ver con la cuestión de saber si el conceptualizador se menciona explícitamente o no en la forma de un determinado elemento o construcción. Aunque no se sigue aquí la terminología de Langacker con respecto a la subjetividad de una expresión lingüística, sí se adopta su concepto de relación de constructo y la representación esquemática correspondiente que incluye al conceptualizador. 7 En el continuo entre expresiones máximamente objetivas y máximamente subjetivas, Verhagen (2007: 61–62) considera que las expresiones intermedias representan la norma. Señala el carácter marginal e incluso artificial de expresiones que solo implican entidades como objeto de conceptualización (por ejemplo, la etiqueta “baño” en una puerta). En el extremo opuesto figuran expresiones puramente subjetivas, por ejemplo, fórmulas de saludo (hola) o disculpa (lo siento).

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Las observaciones se basan en una extensa exploración de corpus. Todos los ejemplos españoles son auténticos. Se ha excluido el material irrelevante y copioso, susceptible de distraer la lectura. Los componentes de la construcción, incluido el orden de palabras, se han mantenido intactos, por supuesto. Muchos ejemplos provienen del banco de datos sincrónico en línea de la Real Academia Española (http://corpus.rae.es) o de http://www.linguee.com.8 Las contrapartes francesas son traducciones hechas por hablantes nativos; proceden en buena parte de http://www.linguee.es/español-francés o pertenecen a la traducción publicada de novelas españolas del siglo xx. Los casos restantes han sido sometidos a dos hablantes nativos más para garantizar su aceptabilidad. Se puede distinguir entre tres tipos de usos semiauxiliares: con complemento predicativo (Apartado 2), con complemento participial (Apartado 3) y con complemento infinitivo (Apartado 4). Cada patrón acoge una serie de combinaciones de roles variables que a la vez están relacionadas y moduladas por parámetros como la animacidad y la dinamicidad. Los sujetos animados pueden ser Agentes, Experimentadores o Pacientes y, mediante extensiones metonímicas y metafóricas, los sujetos inanimados también pueden asumir roles agentivos. Esto permite deslizamientos interpretativos que difuminan la distinción entre lecturas activas, medias y pasivas. En consecuencia, la interpretación de la voz es altamente dependiente del contexto. Y aunque en las dos lenguas se puede observar una cierta vaguedad o indeterminación, las construcciones se-refl francesas presentan menos flexibilidad interpretativa y se prestan difícilmente a una lectura plenamente pasiva.

2 Con complemento predicativo: usos pseudocopulativos Como pseudocópula, también llamada “semicópula”, el verbo asocia un sujeto a un complemento predicativo añadiendo una dimensión aspectual o modal particular a la predicación en la que funciona como nexo auxiliar. Se la suele calificar de marcador aspectual o modal “semigramatical”, es decir, no totalmente gramaticalizado, porque la esquematización que le corresponde es solo parcial. Incluso en constructos pseudocopulativos canónicos, el verbo se-refl no está desprovisto de un cierto grado de persistencia conceptual con respecto a sus usos léxicos.9 Dependiendo de la interacción entre sujeto, complemento predicativo y contexto, el blanqueo semántico del verbo puede ser relativamente limitado. 8 La referencia a las fuentes no se ha añadido por razones de espacio. 9 Acerca de la persistencia conceptual en construcciones pseudocopulativas, véase Delbecque & Van Gorp (2015), Van Gorp & Delbecque (2015), Van Gorp (2016).

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Como consecuencia, dista a menudo de ser nítida la transferencia de la función predicativa al complemento, y pueden venir a la mente esquemas de imagen competidores, en los que verbos individuales son susceptibles de ocupar posiciones diferentes en la interfaz entre léxico y gramática. De este modo se obtiene un paradigma heterogéneo, pero no por eso menos interesante. Las pseudocópulas aspectuales expresan un cambio de estado (i), o su negación, o sea, la permanencia, conservación o continuidad (ii). Las pseudocópulas modales presentan una orientación perceptual-epistémica (iii) o presentativa-comunicativa (iv).10 Por categoría, el francés dispone de una expresión genérica estándar no-reflexiva. Los pocos equivalentes se-refl listados abajo también se usan como pseudocópula de forma relativamente regular, aunque su alcance distribucional queda bastante limitado; al mismo tiempo, sin embargo, comparten la capacidad de subjetivizarse.11

10 Para el presente propósito, esta clasificación aparece como la más económica. Demonte & Masullo (1999: 2511) distinguen cuatro subclases basándose en propiedades léxico-semánticas: verbos de cambio de estado, verbos de movimiento desemantizado, verbos auxiliares aspectuales y verbos de percepción destransitivizados. Morimoto & Pavón Lucero (2007: 13) cruzan la tabulación de la distinción [± aspectual] con la [± compatibilidad] del complemento predicativo con ser y/o estar. En RAE-ASALE (2009: 2838) los verbos se agrupan en tres clases en función de su significado: cambio, permanencia/continuidad, manifestación/presencia. 11 Lista de abreviaturas: ac: acusativo, an: animado, clit: clítico, dat: dativo, E: español, F: francés, impf: imperfecto, indef: indefinido, inf: infinitivo, lit.: literalmente, masc: masculino, neg: marca de negación, nom: nominativo, neutro: morfema pronominal propio de la construcción impersonal del francés, od: objeto directo, pl: plural, pres: presente, pret: pretérito simple, pro: pronombre, refl: reflexivo, sg: singular, sn: sintagma nominal, sp: sintagma preposicional, sv: sintagma verbal, v: verbo. Otros signos convencionales: la barra / marca una enumeración de formas que pueden alternar en la misma posición; verbo-r: no hay variante no-reflexiva; verb(-r): la variante no-reflexiva es semánticamente distinta; *abc: la secuencia abc es agramatical; #abc: la secuencia abc es gramatical, pero no tiene la interpretación correspondiente, o es irregular por razones extralingüísticas;?abc: la gramaticalidad de la secuencia es más bien dudosa; a(b)c: las secuencias abc y ac son ambas gramaticales; a(*b)c: la secuencia ac es gramatical pero la secuencia abc no lo es, i.e., no se admite b; a *(b)c: la secuencia ac es agramatical pero la secuencia abc no lo es, i.e., b debe estar presente; a [b/c]d: las secuencias abd y acd son gramaticales, pero b y c no pueden co-aparecer; a[*b/c]d: la secuencia acd es gramatical, pero la secuencia abd no lo es.

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(i) ‘Cambio de estado’   F: devenir    hacerse - se faire     ponerse quedarse          volverse (ii) ‘Permanencia’      F: rester     conservarse - se conserver encontrarse - se (re)trouver hallarse      mantenerse (iii) ‘Percepción’      F: sembler    creerse   considerarse                       encontrarse - se trouver saberse       reconocerse-s’avérer-r sentirse       verse - se voir (iv) ‘Presentación’      F: (ap)paraître  antojarse-r     anunciarse                           decirse  manifestarse mostrarse - se montrer presentarse   revelarse

La mayor productividad de los usos pseudocopulativos se-refl lexicalizados en español corre parejas con el uso más extenso, en comparación con los datos franceses, de las construcciones se-refl medias para la expresión de movimiento, cambio-de-estado y presentación.12 En el constructo pseudocopulativo prototípico, plenamente gramaticalizado, el sujeto desempeña el rol argumental de Tema, el verbo es el auxiliar de la predicación y el complemento predicativo el núcleo semántico. Esto implica que quedan excluidos los complementos gobernados por el uso léxico, predicativo del verbo, y que no se observan restricciones de selección entre el sujeto y el verbo, pero sí entre el sujeto y el complemento predicativo, el cual atribuye una propiedad al sujeto. En la práctica, sin embargo, debido a la persistencia conceptual en el verbo, muchas ocurrencias están a caballo entre predicado léxico y uso auxiliar pseudocopulativo con complemento del sujeto. Una directriz valiosa al respecto es la analogía funcional con auxiliares de predicación clausal: también se ajustan a la condición de estricta adyacencia y expresan tiempo, aspecto, modo, persona y número (Véase el Apartado 4). Son, en efecto, paralelas las fórmulas entre corchetes [[Sujeto] [[(se) pseudo-cópula] complemento predicativo]] y [[Sujeto] [[(se) auxiliar] predicado 12 En comparación con la flexibilidad y productividad de los predicados de cambio-de-estado en español, por ejemplo, el francés acude más sistemáticamente al verbo télico, incoativo tomber ‘caer’ para denotar cambios drásticos incontrolados y a la pseudocópula devenir para una conceptualización neutra del cambio, e.g.: adormecerse - tomber endormi adormilarse - tomber endormi arruinarse - tomber en ruine averiarse - tomber en panne enamorarse - tomber amoureux enfermarse, caer enfermo - tomber malade malograrse - tomber à l’eau olvidarse - tomber dans l’oubli inestabilizarse - devenir instable independizarse - devenir indépendant peatonalizarse - devenir rue piétonne sofisticarse - devenir (plus) sophistiqué

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clausal]]. La diferencia es que los auxiliares construyen complementos verbales y perfilan una dimensión dinámica, mientras que el complemento predicativo de una pseudocópula ofrece una visión estabilizada sobre un estado resultante, en conformidad con su naturaleza nómino-adjetival. En los usos pseudocopulativos aspectuales el enfoque está en la transformación, la permanencia, conservación o continuidad. Cuando intervienen factores causales, son solo laterales o circunstanciales. Aunque la entidad sujeto no tiene pleno control, su implicación va más allá de la de un simple paciente. Desempeña típicamente el rol argumental del participante central de la voz media, con la que la construcción comparte la marca reflexiva se. Las funciones semánticas de fuente y meta coexisten o se amalgaman en un participante cuyo grado de dinamicidad y orientación hacia la meta puede calificarse de “intermediario” (Maldonado 1999: 97 ff.) y varía considerablemente en función del verbo y del contexto. Excepto para el intransitivo quedarse13, las construcciones pseudocopulativos de cambio-de-estado (clase I) reproducen formalmente la construcción transitiva compleja.14 Dependiendo del tipo de participantes implicados y de la predicación que se les aplique, el vínculo establecido puede ir de muy activo a más bien pasivo. Partiendo del extremo activo del continuo, la variante reflexiva de una construcción transitiva compleja presenta el ego del sujeto animado como dividido en dos componentes, un papel plenamente agentivo y otro afectado, con el primero actuando sobre el segundo (véase Talmy 2000a: 431–432, 460–461).15 El paso del constructo reflexivo a pseudocopulativo se da cuando el constructo deja de poner en el escenario un “ego dividido”, es decir, cuando el clítico reflexivo deja de funcionar como objeto directo y de formar una cláusula mínima con el 13 Como pseudocópula quedarse se combina típicamente con predicados que denotan deterioro, e.g. (i), o inmovilización. Puede ser un estado físico (inmóvil, paralizado, quieto), expresivo (atónito, callado, mudo, silencioso) o psíquico (impresionado, perplejo, sorprendido) (ii). Como se muestra en Van Gorp (2013a, 2013b, 2016: Capítulo 6), la relación se concibe como el resultado de una pérdida, abandono, partida o deserción. (i) Juan se quedó ciego (ii) Idos los amigos, Ana se quedó pensativa 14 En el equivalente del uso transitivo complejo de (1), el objeto directo ‘el actor’ es simultáneamente el sujeto nocional del complemento predicativo ‘empresario’: E: Al actor las circunstancias [lo hicieron / lo convirtieron en] empresario F: L’acteur, les circonstances [ont fait de lui un / l’ont transformé en] entrepreneur El actor, las circunstancias [hicieron de él un / lo-ac han transformado pret.3pl en] empresario] 15 Por ejemplo, Napoleón se hizo (a sí mismo) emperador.

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complemento predicativo. Entonces la forma clítica se interpreta más bien como marca de la voz media que como pronombre reflexivo correferente con el sujeto. Esto se puede ilustrar con la colocación hacerse viejo - se faire vieux. En (1), el sujeto animado no se presenta como un ego dividido sino como un individuo en evolución que opera un completo cambio de perfil profesional:  de actor a empresario. En (2), en cambio, esta lectura de un cambio vocacional no es posible. Aquí destaca la imposición externa encarnada en la voluntad del padre como instigador primario, aun si el hijo designado tampoco carece totalmente de agentividad propia, ya que, de alguna manera, ha acabado asumiendo el estado resultante. Mientras que esta diferencia respecto del ejemplo (1) no impide el uso de E hacerse, sí bloquea el uso de F se faire.16 (1) E: Tras su carrera como actor, se hizo (*a sí mismo) empresario, abrió un restaurante F: Après sa carrière d’acteur, [il devint / il se fit (*lui-même)] chef d’entreprise, il ouvrit un restaurant Tras su carrera de actor, [pro.nom.3.masc.sg devino / pro.nom.3.masc. sg devino refl hizo (*sí.masc.sg mismo)] empresario, pro.nom.3.masc.sg abrió un restaurante (2) E: Su padre legó la fábrica a su hijo mayor que era profesor; así este se hizo empresario a pesar suyo F: Son père légua l’usine a su fils aîné qui était professeur; ainsi celui-ci [devint / (*se fit)] chef d’entreprise malgré lui Su padre legó la fábrica a su hijo mayor que era profesor; así este [devino / (*se hizo)] empresario a pesar suyo

La fusión de roles en el sujeto animado francés parece limitada a iniciadores autoenergéticos, Agentes o cuasi-Agentes susceptibles de asumir dimensiones experienciales autoperceptuales, asemejándolos a Experimentadores, mientras que quedan excluidas facetas propias de un Paciente incluso en la fase inicial del proceso (1). En español, al contrario, la construcción no está sometida a condiciones relativas al tipo y grado de participación, activación, afección y conciencia. Al tiempo que queda enfocada la involucración integral del participante, los contornos de su papel pasan al segundo plano y se vuelven difusos. El constructo resulta ser altamente esquemático:  genera una amplia latitud interpretativa, incluyendo posibles fluctuaciones de toda clase de facetas argumentales a través de las distintas fases del proceso. Gramaticalizada, la lectura media no solo se

16 Las glosas quedan limitadas a los casos en que se da alguna divergencia significativa. También por razones de espacio, la presencia obligatoria de un pronombre sujeto en francés, señalada en el ejemplo (1), no se vuelve a glosar en los demás casos.

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aleja de la lectura puramente activa, con sujeto Agente, sino también de la lectura puramente pasiva, con sujeto Paciente. La manera en que el participante sujeto está envuelto en el proceso en un ejemplo como (2), así como en otros ejemplos más adelante, invita a seguir una línea de razonamiento alternativa para situar la voz media del español: en vez de hacer eco al sujeto de la construcción transitiva compleja, como en (1), el sujeto puede remontarse a su objeto directo.17 Así, en el contexto de (2), el sujeto (su hijo mayor) aparece como un Paciente-Experimentador, lo cual no excluye, por supuesto, que participe conscientemente en el proceso. Esto explica por qué la conceptualización de una relación pseudocopulativa con marca reflexiva oscila entre dos esquemas de imagen: la medio-pasiva y la media decausativa. El término “media” se refiere a un gran número de constructos intransitiv(izad)os que pertenecen a una amplia área situada entre lecturas activas y (medio-)pasivas. Es una denominación global para procesos impulsados internamente en los que las entidades sujeto y oblicuo participan de varias maneras, permitiendo bastante indeterminación en cuando al esquema de imagen con el que encaja su relación argumental. Los eventos involuntarios dan lugar a una interpretación “medio-pasiva” cuando suponen una cierta inducción de energía por parte de una fuerza agentiva externa mínimamente perfilada, cuya presencia puede expresarse como adjunto preposicional, sin que este la defina abiertamente como causal ni especifique con precisión el alcance de su intervención (cf. Delbecque 2014). Las interpretaciones “medias decausativas”, por su parte, tienen un sujeto experimentador más bien poco agentivo o no-agentivo, pero energéticamente reactivo, posiblemente animado, y excluyen la presencia de un agente volitivo; aunque a veces es concebible una variante causativa, los eventuales factores causales no forman parte del constructo, incluso si pueden ser mencionados en forma de adjuntos. Las representaciones diagramáticas de las Figuras 1 y 2 están inspiradas en varios autores, en particular, Achard (2015), Johnson (1987), Langacker (1987, 2008), Maldonado (1999) y Talmy (2000b). La línea continua indica lo que se perfila, la línea quebrada lo que permanece esquemático, es decir, vago, no articulado; el círculo simboliza la entidad afectada, la flecha en zigzag dentro del círculo representa un cambio de estado; el ángulo decreciente discontinuo refleja la presencia esquemática de una fuerza potencialmente inductiva, mientras que

17 En la construcción transitiva compleja que corresponde a (2), Hizo empresario a su hijo, el objeto directo ‘su hijo’ es simultáneamente el sujeto nocional del complemento predicativo ‘empresario’.

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el ángulo creciente marcado con signo positivo señala un incremento de energía (posiblemente en reacción a algo), y la doble flecha quebrada representa la transferencia esquemática de energía.

Figura 1:  Imagen de la medio-pasiva

Figura 2:  Imagen de la media decausativa

Huelga decir que con sujeto inanimado, que es Tema, la relación atributiva tiende a asemejarse a una lectura pasiva. En (3), por ejemplo, se menciona el factor posibilitador (la publicidad), pero solo es un agente adyuvante, instrumental o circunstancial; los instigadores o controladores responsables no entran en el escenario y tampoco son recuperables contextualmente; por lo tanto, se obtiene una lectura medio-pasiva. Especialmente cuando el complemento predicativo contiene un componente causativo análogo al de hacer, lo que sucede con adjetivos deverbales como efectivo, productivo, público, entre otros, la interpretación varía según que el proceso se conciba, o no, como dependiente, en última instancia, de (la instigación por) un agente controlador. En la medida que en (4) se vea una progresión natural en la difusión de la noticia, fuera del ámbito de un agente externo específico, se optará por una lectura media decausativa más que por una medio-pasiva. Como ya se ha observado para (2), el francés rehuye la auxiliarización de marca reflexiva con sujetos que parecen desprovistos de dinámica propia; requiere que a la entidad sujeto se le atribuya una evolución natural o la aptitud para continuar por sí sola un cambio instigado externamente. (3)

E: Este café se ha hecho popular gracias a la publicidad con George Clooney F: Ce café (est devenu / (*s’est fait)) populaire grâce à la publicité avec G. Clooney Este café (es devenido / (*refl es hecho)) popular gracias a la publicidad con G. Clooney

(4)

E: La noticia se hizo pública F: La nouvelle (a été rendue / (*se fit)) publique La noticia (ha sido hecha/ (*refl hizo-pret.3sg))] pública

Alternativamente, es posible delegar el monitoreo o, alternativamente, la experiencia, al enunciador-conceptualizador o a experimentadores contextualmente

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sobreentendidos. Ciertas categorizaciones presentan, en efecto, una tendencia a la subjetivización. Pueden presentar un grado de subjetividad que va de mínimo a máximo cuando el evento de cambio deja de situarse en el objeto de conceptualización para relacionarse con el conceptualizador y la perspectiva adoptada por este. Ciertos complementos predicativos que llevan una carga experiencial denotan cómo se percibe o siente que cambia la entidad sujeto. Esto los hace particularmente propensos a representar no solo un proceso de cambio sufrido por la entidad sujeto, sino también, y a veces exclusivamente, la imagen que el conceptualizador tiene de él.18 En español, el punto de vista experiencial puede verse corroborado por el uso del clítico dativo: en (5)-(7) indica a los participantes implicados.19 Es suficiente que haya una imagen de cambio desde la perspectiva del conceptualizador para que el cambio sea concebido como si estuviera ocurriendo en el objeto de conceptualización. En (5), por ejemplo, el cambio es ficticio, pero más allá de la naturaleza estacionaria de la entidad denotada por el sujeto (el camino) se evoca un marco subyacente, a saber, el de un recorrido por caminantes que experimentan un cambio en su relación con el camino a medida que paso a paso, hora tras hora, van avanzando por él.20 Esta capa adicional de significado metonímico también admite el uso del F se faire. (5)

E: El camino se (nos) hacía un poco largo F: Le chemin se faisait un peu long

Un gran número de complementos predicativos evocan automáticamente fenómenos de perspectiva. Según el tipo de apreciación, se puede distinguir entre los que evalúan la manejabilidad, establecen una medida tempo-aspectual o expresan una modalidad, sea epistémica o deóntica. Se combinan generalmente con sujetos de segundo y tercer orden.21 No resulta siempre fácil de determinar, sin embargo, si la entidad presentada como afectada por un cambio de estado está

18 Para el francés se encuentra un análisis detallado en Lauwers & Duée (2011) y para el español en Van Gorp (2013a. 2013b, 2017) y Delbecque & Van Gorp (2012, 2015). 19 El impersonal idiomático compartido (i) sigue la misma lógica. (i) E: Se (nos) hace tarde F: (Pour nous) il se fait tard (Para nosotros) pro.neutro refl hace tarde 20 Véase Delbecque (2015) para ilustraciones y bibliografía sobre el movimiento sobreentendido del observador. 21 Mientras que personas, animales y objetos físicos discretos son entidades “de primer orden”, Lyons (1991: 170) define como entidades “de segundo orden” las que se refieren

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realmente pasando por uno, o solo así la percibe el conceptualizador. La conceptualización de una evolución, por ejemplo, de abundancia a escasez, o viceversa, tal como se expresa mediante adjetivos de frecuencia, es altamente dependiente del contexto:  en (6), e.g., la creciente indisponibilidad de café o las ocasiones cada vez más raras para divertirse pueden considerarse como un cambio fáctico en la sociedad, que se produce efectivamente o se aplica a grupos más o menos extensos de gente, o bien puede reflejar la experiencia o impresión particular de tener (cada vez) menos acceso a las oportunidades de encontrar café o de divertirse, sin que estas hayan disminuido necesariamente en la realidad.

(6) E: Durante la guerra [el café / el divertimiento] se hacía raro F: Pendant la guerre [le café / l’amusement] se faisait rare

La noción de manejabilidad se aplica a adjetivos como complicado, fácil, difícil, (in)confortable, factible, manejable, etc. A priori, estas propiedades pueden resultar tanto de una evolución en la apreciación por parte de los experimentadores como de un cambio en el objeto de conceptualización mismo. En (7), por ejemplo, la propia conversación puede convertirse en una confrontación cada vez más áspera a medida que el tono y el contenido pasan de amistosos a hostiles; al mismo tiempo, los interlocutores pueden sentirse cada vez más incómodos y molestos. El verbo español hacerse, al igual que la semicópula francesa noreflexiva devenir, admite las dos interpretaciones. Fuera de contexto, es imposible decidir si hay, o no, convergencia entre cambio objetivo y cambio subjetivo. Mientras que el clítico dativo español (les) marca la dimensión subjetiva, el reflexivo francés se faire tiende más bien a restringir el alcance del cambio a la propia entidad sujeto, desatendiendo la apreciación subjetiva de los experimentadores.

(7) E: La entrevista se (les) hizo incómoda F: L’entretien [se fit / devint] embarrassant La entrevista (refl hizo/ devino) incómoda

En español, el clítico dativo es compatible con sujetos en forma de infinitivo que denotan una actividad: en (8) por ejemplo, nos asocia a un colectivo, en el que se incluye el enunciador, la experiencia de una mayor dificultad en invierno que en otras temporadas. El constructo no entraña ninguna modificación del aspecto continuo, atélico de circular en bicicleta, sin embargo. El francés acude al verbo

a eventos, situaciones o estados de cosa que tienen lugar o existen en el mundo físico, y como entidades “de tercer orden” las que no están localizadas espacio-temporalmente; estos objetos “intencionales” (e.g., proposiciones, conceptos individuales) no se pueden designar deícticamente, a diferencia de las entidades de primer y de segundo orden.

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gramaticalizado, no-reflexivo, devenir y prefiere construirlo impersonalmente (mediante el pronombre neutro il) con la cláusula de infinitivo en posición final. La imposibilidad de aplicar, ni siquiera metonímicamente, alguna progresividad al sujeto explica que el empleo de se faire quede excluido. Esto es otro síntoma de que la gramaticalización está menos avanzada que en español.

(8) E: En invierno se (nos) hace difícil circular en bicicleta F: En hiver [circuler à bicyclette devient / (*se fait) dificile] / [il devient / (*se fait) difficile de circuler à bicyclette] En invierno [circular a bicicleta deviene / (*refl hace) difícil] / [pro.neutro deviene / (*refl hace) difícil de circular a bicicleta]

Con predicados evidenciales y deónticos se observa una restricción similar. El francés se faire cuadra difícilmente con un sujeto Tema no delimitado tempoaspectualmente, sometido a condiciones que se imponen desde fuera (el uso en (9)). Su uso sugiere que el cambio está impulsado internamente; es el caso en (10), por ejemplo, donde se entiende que la fuerza femenina corresponde a una dinámica desarrollada generación tras generación por las mujeres mismas. De esto se desprende un vínculo más estrecho con el constructo reflexivo activo, lo que da testimonio, otra vez, de su menor gramaticalización en francés que en español, lengua que admite hacerse en ambos contextos.22

(9) E: El uso de pesticidas se hizo evidente, urgente y necesario F: L’utilisation de pesticides [devint / (*?se fit)] évidente, urgente et nécessaire El uso de pesticidas [devino-pret.3sg / (*refl hizo-pret.3sg)] evidente, urgente y necesario



(10) E: Generación tras generación la fuerza femenina se hace evidente, urgente y necesaria F: Génération après génération, la force féminine se fait évidente, urgente et nécessaire

Mientras que las pseudocópulas del tipo I, cambio-de-estado, se entienden prototípicamente en términos de la metáfora conceptual23 cambios son movimientos (autopropulsados o forzados), los del tipo II, permanencia, se construyen sobre la proyección metafórica más general estados son localizaciones. El constructo español es ambivalente, sin embargo. Así, el ejemplo (11) admite tanto una interpretación pasiva como pseudocopulativa. En esta 22 Parafraseando, la idea es que se puede considerar que las mujeres imponen su personalidad, o sea, se imponen ‘a sí mismas’ cada vez más. 23 Sobre la teoría sobre metáforas conceptuales, véase Lakoff (1993) y Lakoff & Johnson (1980; 1999).

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última, el complemento predicativo (casi intacto) es determinante en la selección del sujeto Tema, sin que intervenga el verbo, y el locativo (en un monasterio) funciona como adjunto. En la lectura pasiva, en cambio, el verbo constituye el núcleo semántico, el locativo funciona como complemento oblicuo y el complemento predicativo resulta secundario. Corre parejas con la variante (12) sin predicación secundaria orientada al sujeto, la así llamada ‘pasiva refleja’, que no es posible en francés.

(11) E: El pergamino se ha [encontrado / conservado] casi intacto (en un monasterio) F: Le parchemin s’est [(re)trouvé / conservé] quasiment intact (dans un monastère)



(12) E: El pergamino [se ha / ha sido] [encontrado / conservado] en un monasterio F: Le parchemin [(*s’est) / a été] [retrouvé / conservé] dans un monastère El pergamino [(*refl es) / ha sido] [encontrado / conservado] en un monasterio

Con encontrarse - se trouver, los sujetos animados suelen activar la interpretación del tipo III, percepción. Esta lectura autoperceptual, parecida a la de la construcción reflexiva activa, viene ilustrada en (13). Cuando se trata de subjetivización, sin embargo, (14) revela una línea divisoria similar a la que caracteriza los constructos aspectuales: el español la admite, el francés no: en l’individu se trouve faible ‘el individuo se encuentra débil’, el sujeto humano impone la lectura del ego dividido.

(13) E: Cuando se miraba en el espejo [se encontraba / se veía / se sentía] guapa, pero muy vieja F: Quand elle se regardait dans le miroir elle [se trouvait / se voyait / se sentait] belle, mais très vieille



(14) E: El individuo se deja influir por los medios de comunicación y se encuentra débil e indefenso ante su propaganda F: L’individu se laisse influencer par les médias et [apparaît / (#se trouve)] faible et sans défense devant sa propagande El individuo se deja influir por los medios de comunicación y [aparece / (#refl trouve)] débil e indefenso ante su propaganda

Esta diferencia se ve también corroborada con sujetos inanimados. Cuando una pseudocópula española del tipo III, percepción, va asociada a un complemento predicativo descriptivo, se traduce preferentemente por apparaître ‘aparecer’ siempre que la propiedad sea perceptualmente accesible (15); si no, se acude al verbo hoy día exclusivamente reflexivo s’avérer ‘verificarse / comprobarse / resultar ser’, que significaba originalmente ‘reconocer (y hacer reconocer) como

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cierto’ y funciona hoy en día como un evidencial resultativo fuerte (16).24 Las opciones disponibles en francés producen una inversión de la perspectiva:  en vez de efectuarse por un conceptualizador, es como si la propiedad emanara de la propia entidad sujeto, generando así una interpretación media decausativa.

(15) E: El auditorio se veía vacío (rae-asale 2009: 2860) E: L’auditoire [(nous) apparaissait / (*se voyait)] vide El auditorio [(nos) aparecía / (*refl veía)] vacío



(16) E: La negociación [se ve / se reconoce] difícil F: La négociation [(*se voit) / (*se reconnaît) / s’avère] difficile La negociación [(*refl ve) / (*refl reconoce) / refl verifica] difícil

La construcción francesa pasiva-atributiva être considéré ‘ser considerado’, por su parte, comprende el procesamiento mental inducido por el verbo español considerarse. Es la opción por defecto con complementos que evalúan una calidad de la entidad sujeto, e.g. (17). Con complementos predicativos modales, en cambio, hay más variedad: el que la relación con la base forme parte de su significado explica su aptitud para reflejar un cierto grado de prospección predictiva, e.g. (18). La disposición que tienen las pseudocópulas españolas se-refl para combinarse con sujetos no controladores y complementos predicativos que introducen una perspectiva subjetiva corrobora que su significado es altamente esquemático, o sea, gramaticalizado.25

(17) E: La exposición al sol se considera nociva para la salud F: L’exposition au soleil est considérée nocive pour la santé La exposición al sol es considerada nociva para la salud

24 Utilizar F s’avérer en (14) implicaría que se tiene acceso a evidencia que sostiene la apreciación subjetiva, como es el caso en, e.g., Ann s’avère photogénique ‘Ann resulta ser fotogénica’, ya que la afirmación se apoya supuestamente en fotos. 25 Cuando el complemento predicativo va icónicamente separado del verbo por la conjunción aproximativa-comparativa como - comme, su relación con el sujeto parece aflojada, menos directa. En este constructo pseudocopulativo menos prototípico el verbo gana en nuclearidad, aparece como menos modalizado, o sea, menos blanqueado y más cercano a la pasiva, conllevando una referencia implícita a conceptualizadores distintos al hablante. Sobre los efectos pragmático-discursivos de esta marca, véase Delbecque (2010). (i)  E: Este partido se considera como el más importante F: Ce match est considéré comme le plus important Este partido es considerado como el más importante

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(18) E: La concordia [se considera / se ve / se cree / se sabe] posible y necesaria F: La concorde [(*se considère) /*se voit) / (*se croit) / (*se sait) / est considérée] possible et nécessaire La concordia [(*refl considera) / (*refl ve) / (*refl cree) / (*refl sabe) / es considerada] posible y necesaria

En cuanto al tipo IV, presentación, el significado comunicativo propio del uso léxico de estos verbos sigue prominentemente presente con sujetos animados. La posibilidad de añadir una genuina cláusula final subraya, en efecto, la intencionalidad del agente (19). Y el paralelo con construcciones transitivas complejas con un objeto Tema animado no-correferente y una predicación secundaria orientada al objeto, es otro factor susceptible de frenar o detener la semiauxiliarización del verbo y la nuclearización concomitante del complemento predicativo (cf. el ejemplo (2)). Al mismo tiempo, se da una presión paradigmática análoga en sentido contrario: tal presión emana de sujetos no animados, e.g. (20) y (21), así como de los usos pseudocopulativos más consolidados, no solo en las clases I-III, sino también en la clase IV, en particular de verbos que no implican un decir, e.g. mostrarse – montrer (20).

(19) E: El ministro [se muestra / se dice / se declara] escéptico (para complacer a su partido) F: Le ministre [se montre / se dit / se déclare] sceptique (pour plaire à son parti)



(20) E: Las medidas económicas se mostraban ineficaces (rae-asale 2009: 2860) F: Les mesures économiques se montraient inefficaces



(21) E: La constitución de la comisión se anuncia problemática F: La constitution de la commission s’annonce problématique

En el verbo inherentemente reflexivo antojársele, la inclusión casi lexicalizada del clítico dativo es la marca de un proceso de subjetivización completamente consumado:  vincula la representación a un punto de vista particular; en las posibles contrapartes francesas, que son no-reflexivas, el dativo es opcional.26 El constructo se-refl con dativo incorporado es típico del español. La parte interesada denotada por el clítico le(s) en la construcción se le SV-3 designa un agente potencial cuya responsabilidad se deniega (cf. Delbecque & Lamiroy 1996: 102–106).

(22) E: Esta actitud cambiante se me antoja paradójica F: Cette attitude changeante (*se) me [paraît / semble] paradoxale Esta actitud cambiante (*se) me (a)parece paradójica

26 Esto también se observa en la versión francesa de (15) arriba.

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Además de ser bastante más numerosas, las pseudocópulas españolas están mucho más avanzadas en términos de gramaticalización y subjetivización. En el limitado número de casos en los que existe un equivalente francés se-refl, esta presenta una disposición significativamente menor para combinarse con sujetos no controladores y complementos predicativos que introducen una perspectiva subjetiva. Dicho de otro modo, la transparencia composicional es relativamente más elevada en francés que en español.

3 Con predicado participial: entre pasiva y pseudocópula La combinación de un verbo se refl-finito con un predicado participial produce un constructo subjetivizado aspectualmente inestable. Se interpreta como una pasiva cuando el participio denota el estado resultante de una acción o proceso perfectivo. En cambio, cuando las propiedades adjetivales del participio prevalecen sobre las verbales, el constructo se asemeja más bien a la lectura media de una relación pseudocopulativa, con las oscilaciones interpretativas comentadas en el Apartado 2 entre medio-pasiva y media decausativa. En (23) y (24), la forma se-refl de ver - voir funciona como auxiliar de la pasiva expresada por el participio de verbos transitivos dinámicos. Puesto que con sujeto inanimado (la ciudad de Troya en (23)), la experiencia subjetiva no puede ser absorbida por el sujeto, se proyecta sobre el enunciador, cuyo punto de vista subjetivo puede ser compartido intersubjetivamente. Con sujeto animado, su rol de Paciente se dobla del rol de Experimentador: en (24) se adopta la perspectiva de Borges. El ámbito de la subjetivización puede extenderse a observadores externos si así lo permite el contexto.

(23) E: La ciudad de Troya se vio devastada hasta las cenizas por los griegos F: La cité de Troie se vit dévastée en cendres par les Grecs



(24) E: Borges se vio asediado por los honores y solicitado por los periodistas F: Borges se vit assiégé par les honneurs et sollicité par les journalistes

El grado de afección varía considerablemente según el impacto atribuible al participio a partir de su significado. Esencialmente, viene determinado por los factores siguientes: la dinamicidad relativa del aspecto léxico del verbo, la aptitud de la forma participial para lexicalizarse como adjetivo calificativo, y la congruencia contextual a la luz del conocimiento común. En (23) y (24) la entidad sujeto está sometida al efecto de un evento controlado exclusivamente por fuerzas externas. En otros casos la experiencia puede ser (parcialmente) autoinducida. El verbo se-refl semigramaticalizado utilizado codetermina el grado de dinamicidad en el predicado y en el sujeto. Con quedarse, por ejemplo, se perfila antes que nada

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el resultado del impacto en la entidad sujeto. El desengaño evocado en (25) se concibe entonces como algo que les sobreviene a los electores. Con sentirse se hace referencia a su reacción emocional. Por su parte, encontrarse alude a un estado (de conciencia) estabilizado, generalmente visto como relativamente perdurable, y verse sugiere que la predicación refleja su manera de ver y evaluar la situación en que está. Adicionalmente, encontrarse y verse también admiten una lectura intersubjetiva, es decir, que incluye la perspectiva del enunciador así como de otros observadores. Las contrapartes francesas, en cambio, se ciñen generalmente a la interpretación autoperceptual, orientada al sujeto. Esta diferencia apunta, otra vez, a una semiauxiliarización más avanzada en español que en francés.

(25) E: Los electores [se quedan / se encuentran / se ven / se sienten] defraudados F: Les électeurs [(?*se retrouvent) / se trouvent / se voient / se sentent] floués

La diferencia en esquematización también se manifiesta con adjetivos deverbales, aun cuando implican una cierta movilización de energía, e.g. la forma lexicalizada animado (26). En la modulación mediante las pseudocópulas mostrarse y mantenerse se pueden distinguir dos capas: la exteriorización del comportamiento o su constancia pueden procesarse tanto desde la perspectiva del conceptualizador como desde la del sujeto (el artista). El alcance de los equivalentes se-refl del francés se limita a esta última; la otra se expresa mediante verbos intransitivos no-reflexivos (apparaître ‘aparecer’, rester ‘permanecer’). La forma se-refl verse, muy gramaticalizada en español, relaciona el escenario automáticamente con la observación externa; con se voir, la forma se-refl correspondiente del francés, menos gramaticalizada (cf. Apartado 2), el sujeto (el artista) se concebiría como un ego-dividido, lo que encaja difícilmente con la imagen de una persona plenamente implicada, animada y contenta.

(26) E: Durante toda la cena el artista [se mostró / se mantuvo / se vio] muy animado y contento F: Tout au long du dîner l’artiste [(apparut/se montra) / (resta/se maintint) / (sembla /(#se vit))] plein d’entrain et content A lo largo de la cena el artista [(apareció/se mostró) / (permaneció/se mantuvo) / (pareció / (#se vio)] muy animado y contento

Por la naturaleza híbrida, adjetival-verbal, de la forma participial, la oscilación entre lectura pseudocopulativa y pasiva depende fuertemente del contexto, especialmente cuando se trata de estados mentales. En (27), el modificador adverbial moralmente desecha el posible impacto de fuerzas externas, realzando así la interpretación pseudocopulativa. En (28), al contrario, verse funciona como semiauxiliar de la pasiva: cuadra con la relación explícita entre Agente y Paciente

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(padres vs Juan) que corrobora la interpretación perfectiva, télica de obligado obligé.

(27) E: Ana se vio moralmente obligada a aceptar una cesárea F: Anne s’est vue moralement obligée à accepter une césarienne



(28) E: Juan se vio obligado por sus padres a estudiar derecho F: Jean s’est vu obligé par ses parents à étudier le droit



(29) E: El libro rescata varios poemas que se creían perdidos F: Le livre sauvegarde plusieurs poèmes [(*qui se croyaient) / qu’on croyait] perdus El libro rescata varios poemas [(*que refl creían)/ que pro.an.indef creía-impf.3sg perdidos

Con sujeto inanimado, como en (29), la posición epistémica expresada por creerse asocia el predicado (perdidos) a conceptualizadores que quedan sin especificar. El francés no dispone de este constructo; es otro síntoma del mayor grado de gramaticalización que caracteriza a los verbos se-refl en español.

4 Con complemento infinitivo: entre sintagma verbal complejo y perífrasis Un número considerable de verbos se-refl admiten un complemento infinitivo. La contribución del verbo finito al sintagma verbal complejo es principalmente aspectual. Su comportamiento podría asimilarse al de auxiliares bien arraigados si la estructura argumental de la cláusula estuviera completamente determinada por el verbo auxiliado. Este, sin embargo, no es el caso. Presentan propiedades sintagmáticas, paradigmáticas y conceptuales que recuerdan a su uso como verbo léxico. Sintagmáticamente, el verbo se-refl suele imponer condiciones semánticas al sujeto y al infinitivo: el sujeto es, por defecto, agentivo y el infinitivo denota, por lo tanto, una acción o actividad. En algunos casos, las restricciones combinatorias pueden definirse en términos colocacionales. Las alternancias paradigmáticas disponibles tampoco son las esperables de auxiliares de pleno derecho: la mayor parte de los verbos se-refl rechazan la subida de los clíticos del infinitivo (30a), a la vez que admiten la interpolación de modificadores adverbiales (30b), y en ciertos contextos el infinitivo puede permanecer tácito (30c)27, conmutar con el pro-verbo hacer (30d), con un complemento pronominal neutro (30e) 27 En ausencia de un infinitivo, el francés requiere la presencia del clítico espacial-aplicativo y ‘a-eso’, e.g. (i), lo que confirma la persistencia de la base deíctica del verbo. Por lo demás, la trasposición de (30) al francés produce casi las mismas dudas de aceptabilidad.

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o con un complemento nominal (30f). Por otra parte, la incompatibilidad con una subordinada finita (30g) y la dificultad para negar el predicado no-finito (30h), así como para extraerlo en posición focal inicial (30i) o en construcciones clivadas ((30j, 30k)) muestran la cohesión entre los componentes verbales.28 Los valores aspectuales y modales vehiculados por el verbo se-refl se encuentran, además, motivados por la proyección metafórica relativamente transparente de la estructura semántica del verbo léxico. El formato construccional predominante está basado en el esquema de movimiento orientado: [se-refl verbo-de-movimiento + preposición locativa (direccional) + complemento infinitivo]. (30) a. b. c. d. e. f. g. h. i. j.

k.

[Se puso / Se dispuso / Se aplicó] a leerla [la = la novela] *Se la [puso/ dispuso / aplicó] a leer [la = la novela] [Se puso inmediatamente / Se dispuso de mala gana / Se aplicó concienzudamente] a leerla Sí, ya [?se puso /?se dispuso/?se aplicó] (a leerla) [Se puso / Se dispuso / Se aplicó] a hacerlo [?Se puso / Se dispuso / Se aplicó] a eso [Se puso / Se dispuso / Se aplicó] a la lectura [(*Se puso) / (*Se dispuso) / (*Se aplicó)] a que leyera la novela [Se puso a (*no) / (Se dispuso/Se aplicó) a?no] leerla A leerla [?*se puso /?se dispuso/?se aplicó] Fue a leerla a lo que [?*se puso /?se dispuso/?se aplicó]

A lo que [?*se puso /?se dispuso/?se aplicó] fue a leerla

La heterogeneidad e inestabilidad de las respuestas a los tests sugiere una situación sintácticamente híbrida en la que el verbo finito y el no-finito compiten por la nuclearidad. A pesar de este carácter borroso, parece válida la siguiente correlación: cuanto menos localizable sea la acción o actividad en el espacio, tanto más sube en la escala de gramaticalización el verbo se-refl. Parece justificado, pues, asignar un estatus semiauxiliar a esos usos se-refl. En comparación con los auxiliares no reflexivos más neutros, más comunes y más gramaticalizados, los semiauxiliares se-refl señalan que la inclinación hacia el proceso denotado por el infinitivo emana de la(s) persona(s) implicada(s). Estos usos semiauxiliares recuerdan la involucración del sujeto y su aportación de energía en las medias de movimiento y cambio de estado.29 Estas son generalmente calificadas (i) Elle s’y [mit / disposa / appliqua] Ella refl clit-a-eso [puso / dispuso / aplicó] 28 Sobre la aplicabilidad relativa de esos criterios, véase Lamiroy (1983), Olbertz (1998) y RAE-ASALE (2009: §28). 2 9 Compárese (30) con, por ejemplo:

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de medias dinámicas. El ángulo decreciente en el círculo de la Figura 3 indica que la fuerza origina en la entidad afectada y la flecha en zigzag que sale del círculo refleja su direccionalidad; la orientación de la energía hacia afuera sugiere interacción con otras entidades.

Figura 3:  Esquema de imagen de la media dinámica

A nivel global, los verbos se-refl enriquecen el paradigma de los auxiliares aspectuales añadiendo una dimensión modal subjetiva a nociones aspectuales como incepción (i), disposición (ii) o persistencia (iii). De los tres subparadigmas, el último da cabida al mayor número de verbos; el primero, al más reducido. En términos de gramaticalización, sin embargo, es al revés: los verbos de la clase incepción ocupan el rango más alto; al mismo tiempo, el español ofrece una gama más amplia que el francés. Incepción auxiliares: E empezar a / comenzar a + V-inf - F commencer à + V-inf              ponerse a - se mettre  à semiauxiliares:    echarse a     meterse a - se mettre à arrancarse a              arrojarse a  lanzarse a liarse a        soltarse  a

Los verbos incoativos o ingresivos no reflexivos plenamente gramaticalizados E empezar/ comenzar y F commencer expresan una conceptualización neutra, no marcada de la incepción. Los verbos se-refl, en cambio, perfilan visiones subjetivas variadas del momento bisagra de un cambio autoagentivo. Mientras que en español el miembro central de la serie, ponerse, tiene varios competidores (más coloquiales), la expansión de su equivalente francés se mettre es tal que, con complemento infinitivo, resulta ser la única alternativa. Esto implica que (i) E: Ana se pone [al volante del coche / al servicio de su país / a la búsqueda de un empleo] F: Anne se met [au volant de la voiture / au service de son pays / à la recherche d’un emploi]

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ha adquirido un significado generalizado, altamente blanqueado como (semi-) auxiliar, lo que no es el caso de ponerse. En consonancia con su significado léxico, este último denota un comienzo puntual, sin fase transicional, y el contacto inmediato con la actividad implica, por defecto, control sobre el espacio-meta. La proyección metafórica del espacio al tiempo se basa en la contigüidad entre el espacio-meta de predicados de movimiento y las acciones que se pueden realizar en ese espacio. Localización final y acción futura pueden coocurrir (31).

(31) E: Ana se puso a estudiar con la ventana abierta F: Anne se mit à étudier avec la fenêtre ouverte

El verbo echarse admite sujetos Experimentadores, especialmente con predicados inergativos: una vez iniciado, el proceso parece imparable (cf. Delbecque 2013). Esto se verifica para manifestaciones físicas incontroladas o difíciles de retener, como la risa, el llanto, el temblor. Echarse centra la atención en el momento bisagra en que el Experimentador da rienda suelta a una alteración de la que él mismo es la fuente (32). En presencia de un oblicuo locativo la representación del movimiento en el espacio se fusiona con la conceptualización metafórica del punto inicial de un cambio de estado. Cuando el francés se mettre va seguido inmediatamente del complemento infinitivo preposicional, su significado es solo aspectual; para articular las dos dimensiones se debe acudir a la coordinación de un predicado de movimiento y un predicado incoativo (e.g. s’endormir en (33)).30

(32) E: Se echa a sollozar inconteniblemente F: Il se met a sangloter irrépressiblement



(33) E: El individuo [(se echó/empezó) / (se echó/se acostó)] a dormir en el sofá F: L’individu [s’est mis à dormir dans le divan / (s’est jeté/ s’est couché) dans le divan et s’est endormi] El individuo [refl es puesto a dormir en el sofá / (refl es arrojado / refl es acostado) en el sofá y refl es entrado-en-sueño]

El uso semiauxiliar de los demás verbos de incepción en español es más especializado desde un punto de vista colocacional. A diferencia del F se mettre, E meterse mantiene la noción de entrada en un nuevo estado, a menudo poniendo

30 La interpolación de un oblicuo locativo distiende la cohesión entre el verbo finito y el infinitivo, produciendo una lectura léxica, locativa para el primero, y de subordinada final para el segundo. (i) E: El individuo se echó en el sofá [a / para] dormir F: L’individu s’est (mis / couché) dans le diván pour dormir El individuo refl es (puesto / acostado) en el sofá para dormir

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(peyorativamente) en cuestión las destrezas o competencias personales necesarias para un cambio de estado exitoso (34).31 En francés, esta dimensión estimativa se expresa mediante otros recursos.

(34) E: Ana [se metió / se puso] a cursar filosofía F: Anne se mit à étudier la philosophie

Lanzarse suele apuntar a iniciativas deliberadas a largo plazo, e implica un importante número de acciones generalmente ofensivas y peligrosas (35).32 Arrancarse, al contrario, está enfocado en el inicio repentino y sorprendente de una acción o actividad, particularmente después de una pausa, demora o espera (36). También hay una relación complementaria entre liarse y soltarse:  liarse sugiere enmarañamiento en una acción confusa, por lo general de comunicación, que se alarga (37); soltarse, en cambio, denota la liberación o desbloqueo de una emoción o energía hasta el momento contenida (38). Otra vez, en francés la dimensión hiperbólica de estos verbos E se-refl empleados metafóricamente desaparece en la neutralidad de se mettre à ((35)-(38)). Huelga decir que siempre resulta posible representar una faceta particular mediante un verbo léxico, también en español, e.g. arriesgarse o aventurarse, como se ve en (35). En francés, sin embargo, los sustantivos eventivos tienen la preferencia sobre los infinitivos (e.g. le sabotage (35’), des chants (36’)); a su vez, esto facilita la adición de modificadores adverbiales (e.g. avec détermination (35’), a cappella (36’)).

(35) E: Greenpeace [se lanza / se arriesga / se aventura] a sabotear los vertidos desde alta mar. F: Greenpeace [se met / se risque / s’aventure] à saboter les rejets en haute mer.



(36) E: Tras el entreacto, los protagonistas se arrancan a cantar temas de los ochenta. F: Après l’entracte, les protagonistes se mettent à chanter des thèmes des années 80.



(37) E: El presidente popular se lió a pedir comicios generales anticipados. F: Le président populaire se mit à demander des élections générales anticipées.



(38) E: Ahora se soltaba a contarle una historia totalmente desconocida. F: Maintenant il se mettait à lui raconter une histoire totalement inconnue.

(35’) F:  Greenpeace se lance (avec détermination) dans le sabotage des rejets en haute mer. Greenpeace se lanza (con determinación) en el sabotaje de los vertidos en alta mar.

31 Esto se ve corroborado por el tipo de oblicuos nominales que meterse admite: e.g., actor, detective, monje, boxeador. 32 Los oblicuos nominales confirman el carácter arriesgado del empeño: aventura, batalla, conquista, guerra.

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(36’) F: Après l’entracte, les protagonistes [entament / entonnent] (a cappella) des chants des années 80 Después del entreacto, los protagonistas [inician / entonan] (a capela) canciones de los ’80.

Aunque el grupo de verbos que se acaba de comentar puede ser considerado representativo de la semigramaticalización de verbos se-refl en construcciones perifrásticas inceptivas, esta muestra dista de ser exhaustiva. El uso de e.g. abrirse en Chile y el Río de la Plata (rae & asale 2009: 2177), largarse en Chile y México (rae: crea), pegarse en las islas Canarias (rae & asale 2009: 2177) y en América Central (rae: drae) sugiere que existe una considerable variación diatópica. Los predicados se-refl impersonales que denotan eventos atmosféricos presentan metáforas particularmente ricas, con verbos como hincharse o largarse ((39)-(40)).

(39) E: [Se puso / Se echó / Se lió / Se hinchó] a nevar (rae & asale 2009: 2131) F: Il se mit à neiger pro.neutro refl puso-pret.3sg à nevar



(40) E: Se soltó a llover (rae: crea Colombia) / Se largó (rae: crea Chile, México) a llover F: Il se mit à pleuvoir pro.neutro refl puso-pret.3sg à nevar

La congruencia de los verbos se-refl con eventos naturales incontrolados de cierta intensidad y duración es reveladora del interés por la dimensión de desatamiento y desencadenamiento que también introducen en la conceptualización de acciones y actividades ejecutadas por agentes humanos: a través del verbo finito puede verse cuestionada la dedicación agentiva del sujeto animado respecto del complemento infinitivo. Esto posibilita un deslizamiento interpretativo de la media dinámica a una media más bien decausativa (cf. Figura 2). (ii)  Disposición (ii.a) arrojarse a - se lancer à disponerse a - se disposer à resignarse a - se résigner à

E ir a V-inf - F aller + V-inf’ atreverse a - oser, s’aventurer à prestarse a - se prêter à resistirse a - se résister à

decidirse a - se décider à proponerse ∅ - se proposer de resolverse a - se résoudre à

Varios verbos se-refl enriquecen el paradigma del futuro perifrástico formado con el auxiliar E ir a - F aller + Infinitivo. A su aspecto prospectivo añaden el de disposición, es decir, la perspectiva desde la cual el Agente-Experimentador aborda en la fase pre-inicial la realización de una acción intencional. Las dos

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lenguas disponen de una serie comparable de verbos de disposición se-refl, con una subdivisión similar entre verbos más gramaticalizados y menos gramaticalizados. El subgrupo (ii.a), ilustrado en (41), solo admite la preposición a - à; esto indica que existe un fuerte vínculo cohesivo con el complemento infinitivo, por analogía con la categoría de incepción (i). Ahora bien, el verbo se-refl refleja el modo de pensar y la actitud preparatorios del sujeto. (41)  E: Los estudiantes [se deciden / se disponen] [a / (*para)] salir      F: Les étudiants [se décident / se disposent] [à / (*pour)] sortir (ii.b) abalanzarse a/para - courir ∅/pour aprestarse a/para - s’apprêter à/pour encaminarse a/para - s’acheminer à/pour

adelantarse a/para - prendre les devants pour comprometerse a/para - s’engager à/pour prepararse a/para - se préparer à/pour

Los verbos del subgrupo (ii.b) también pueden construirse con una subordinada final introducida por para - pour o una locución preposicional que expresa finalidad (E a fin de - F afin de, E con intención de - F avec l’intention de, etc.). Esta asociación más distendida icónicamente representa la combinación de dos predicados independientes:  movimiento intencionado y realización del propósito aparecen ahora como dos eventos, posiblemente separados por una distancia espacial y/o un intervalo temporal (42). Un efecto de esta alternancia paradigmática es que en la secuencia [V se-refl V + (E: a / F: à/de/∅) V-inf] el verbo se-refl pasa a ocupar una posición inferior en la escala de gramaticalización. La interpolación de un modificador adverbial (e.g. en seguida (43)) o de un oblicuo direccional (e.g. hacia la carretera) refuerza el estatus autónomo del verbo serefl finito. (42)

E: Todo el mundo [se abalanza [a / para] felicitarlo F: Tout le monde court [∅ / pour] le féliciter

(43)

E: El médico [se aprestó en seguida / se precipitó hacia la carretera] [a / para / con la intención de] atender a las víctimas F: Le médecin [se prépara immédiatement / se précipita vers la route] [pour / afin de / avec l’intention de] soigner les victimes

(ii.c) apresurarse a/en/para - se dépêcher de/pour    apurarse a/para - se hâter de/pour precipitarse a/en/para - s’empresser de/pour

Los verbos franceses del subgrupo (ii.c) admiten la preposición de, al tiempo que rechazan la preposición à. Esto sugiere una orientación mental diferente.

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Confirma, además, su carácter periférico respecto del paradigma de verbos serefl gramaticalizables como (semi-)auxiliares de disposición. En cuanto a los verbos españoles, en cambio, no hace falta separarlos de subgrupo (ii.b). (iii)  Persistencia afanarse en/por - s’employer à aplicarse a - s’appliquer à cansarse de - se fatiguer à dedicarse a - se dédier à detenerse a/en - s’arrêter à empecinarse en - s’entêter à encargarse de - se charger de esforzarse en/por - s’efforcer à/de guardarse de - se garder de hincharse a/de - se saturer de interesarse en/por - s’intéresser à molestarse en/por - se donner la peine de ocuparse en/de - s’occuper à/de restringirse a - se restreindre à

ajetrearse en - s’affairer à atarearse en - s’affairer à consagrarse a - se consacrer à demorarse en - s’attarder à divertirse en - s’amuser à empeñarse en - s’acharner à entretenerse en - s’attarder à esmerarse en - s’efforcer à/de hartarse a/de - s’épuiser à inflarse a/de - se gonfler de limitarse a - se limiter à obstinarse en - s’obstiner à pararse a/en - prendre le temps de, s’arrêter pour retrasarse a - s’attarder

La función capacitadora del verbo se-refl puede persistir (casi) a lo largo de la realización del evento denotado por el infinitivo, en vez de restringirse a la fase inicial (incepción) o a la fase previa (disposición). Simplificando, se puede decir que hay persistencia cuando los dos eventos se conciben como espacio-temporalmente coextensivos, por contraste con su coextensión parcial (incepción) y su sucesión o ausencia de coextensión (disposición). Cada verbo especifica una faceta particular de la involucración del Agente; señala, por ejemplo, si la acción o actividad supone esfuerzo, concentración, compromiso, obstinación, tedio, hartazgo, saciedad, etc. Conceptualmente, se obtiene un constructo que se asemeja al de las medias metonímicas.33 Contextos que se abstraen del marco espacial favorecen el blanqueo semántico del verbo se-refl, especialmente con infinitivos que denotan procesos mentales (44). La preposición de finalidad (#para) contrarresta la integración conceptual de las dos formas verbales. En consonancia con el anclaje explícitamente espacial 33 Dependiendo de la información contextual, la interpretación del constructo reflexivo metonímico (i) puede privilegiar una dimensión particular o combinar varias facetas del concepto de ‘autoadaptación’. Uno puede ajustar su postura, cambiar de actitud, matizar su opinión, improvisar reacciones, prestar atención, etc. (i) E: Juan se adapta a la situación. F: Jean s’adapte à la situation

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(e.g. En el pasillo en (45)), la preposición para confirma la interpretación léxica de pararse, mientras que la preposición a da paso a una interpretación híbrida ‘espacial-disposicional’. Como se ve en (45) y (46), el equivalente francés s’arrêter no se presta a un uso semigramatical. La alternancia entre complemento infinitivo y complemento nominal, ilustrada en (46), es un síntoma adicional del estatus menos gramaticalizado de la mayor parte de los equivalentes franceses se-refl.

(44) E: Nadie se para [a / (#para)] reflexionar sobre la cuestión F: Personne ne prend le temps [de / pour] réfléchir à la question Nadie toma el tiempo [de / para] reflexionar sobre la cuestión



(45) E: En el pasillo se paró [para / a] conversar con su colega F: Dans le couloir il s’arrêta [pour / (*à)] converser avec son collègue En el pasillo se paró [para / (*a)] conversar con su colega



(46) E: Se detuvo [en leer la novela / en la lectura de la novela] F: (*Il s’arrêta) / Il passa du temps [à lire le roman / à la lecture du roman] (*Se detuvo) / Pasó tiempo [a leer la novela / a la lectura de la novela]

Cuando el verbo se-refl no va asociado a un espacio de referencia, tiene cabida en el constructo del tipo persistencia tanto en francés como en español. El complemento infinitivo de verbos que se construyen con la preposición de tienden a representar acciones percibidas como una carga (de la que hay que liberarse) (47). La preposición española de inclusión en caracteriza causas abrazadas proactivamente, destacando la inmersión comprometida del Agente-Experimentador; por su parte, la preposición por asimila causa y finalidad (cf. Delbecque (1996)) (48).

(47) E: Los niños [se cansan / se ocupan] de hacer sus deberes F: Les enfants [se fatiguent à / s’occupent de] faire leurs devoirs Los niños [se cansan a / se ocupan de] hacer sus deberes



(48) E: La directora [se esfuerza /se esmera] [en/por] llevar adelante la Fundación F: La directrice [s’efforce de / se donne du mal pour] faire avancer la Fondation La directora [se esfuerza de / se da pena para] hacer avanzar la Fundación

En el habla coloquial, algunos verbos se-refl de significado desiderativo admiten un uso semiauxiliar similar. Introducen un propósito (irracional) añorado, anhelado, perseguido por el sujeto Experimentador. En este constructo puede verse una fusión entre persistencia y disposición, puesto que concierne a la fase que precede a una realización o cumplimiento potencial. El complemento de estos verbos españoles que expresan impulso va introducido por la preposición por, que indica el motivo, y puede llevar tanto la forma de una subordinada finita

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como de un infinitivo. Esta serie alberga la colocación lexicalizada de la pseudocópulavolverse (Cf. Apartado 2)  con el complemento predicativo loco (49). Excepto se toquer de ‘chiflarse por’, los equivalentes se-refl del francés suelen combinarse con un complemento nominal (e.g. s’amouracher de ‘encapricharse de’, s’engouer de ‘entusiasmarse por’, s’enticher de ‘enloquecerse por’); significa que siguen siendo, básicamente, verbos léxicos.  (iii’) Impulso chiflarse por, despepitarse, desvivirse, encapricharse, enloquecerse, entusiasmarse, morirse, perecerse, volverse loco por

(49) E: El joven [se moría / se volvió loco] por salir con su sobrina F: Le jeune homme [se toquait / était pris d’une envie folle] de sortir avec sa nièce El joven [se obstinaba / estaba preso de un deseo loco] de salir con su sobrina

5 Reflexiones finales Los patrones de semiauxiliarización con verbos que llevan marca reflexiva son globalmente los mismos en las dos lenguas y giran en torno a las mismas representaciones esquemáticas básicas. Las construcciones pseudocopulativas con complemento predicativo adjetival o nominal presentan prototípicamente una imagen que se asemeja a una media decausativa (Apartado 2). Con complemento participial, en cambio, prevalece la imagen de una medio-pasiva (Apartado 3). Por su parte, las construcciones modales-aspectuales con verbo finito reflexiv(izad)o y complemento infinitivo reciben, por defecto, una lectura media dinámica (Apartado 4). La reflexivización posee un potencial de gramaticalización que se manifiesta con menos restricciones en español: es léxicamente más productiva y gramaticalmente más avanzada que en francés. En los tres tipos de construcción el verbo reflexiv(izad)o tiende fácilmente a la esquematización. En francés, en cambio, excepto unos pocos verbos auxiliarizados, las formas verbales finitas compiten con las no finitas por la nuclearidad de la predicación. La propensión de las formas finitas a mantener su estatus léxico puede relacionarse con propiedades más generales del francés, que las vinculan estrechamente al constructo reflexivo activo. En primer lugar, se puede aducir el orden lineal estricto en que se siguen (i) el SN sujeto, (ii) el clítico reflexivo y (iii) el verbo finito. El perfil agentivo del sujeto puede opcionalmente verse reforzado, además, por el pronombre tónico correferente (e.g. lui-même ‘él mismo’), que lleva marca de género y número, pero no de caso; de ahí que pueda referirse no solo al objeto de una construcción transitiva, sino también a su sujeto, así como al sujeto de una construcción

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intransitiva. En cualquier caso, incluso con la simple marca clítica, la afección de la entidad sujeto se resiste a ser relegada al mero rol de Paciente. En español, en cambio, la reduplicación del clítico, marcado como no nominativo (a sí mismo), solo es compatible con usos léxicos y no realza sino la faceta Paciente del ego-dividido de verbos transitivos reflexivizados. Además, el carácter “pro-drop” del español y la posición lineal variable de los sujetos explícitos hacen que el clítico reflexivo parezca menos dependiente del sujeto, lo que rebaja su carácter pronominal y, por lo tanto, facilita su asimilación a un afijo verbal que funciona como operador de la voz media y pasiva.34 Esto implica que la interpretación del rol argumental del sujeto fluctúa y se basa en gran medida en indicios contextuales. Con una misma forma verbal reflexiva la involucración del participante central en el evento es susceptible de reunir los requisitos que corresponden a varios roles argumentales, entre ellos el de Paciente o Tema. Adicionalmente, pueden darse fusiones de todo tipo entre un rol ‘afectador’ y otro ‘afectado’, y a menudo sus contornos son imprecisos, de modo que resulta imposible de decidir cuál(es) de esas facetas complementarias prevalece(n) en la conceptualización amalgamada de la noción de “afección”. Las divergencias icónicas que se acaban de reseñar forman parte de los principios arquitectónicos que determinan el perfil de cada lengua. Esas diferencias tipológicamente relevantes entre las dos lenguas arrojan luz sobre el comportamiento distinto que estas manifiestan en la interfaz gramática-léxico con verbos se-refl; permiten entender que no admitan su (semi-)gramaticalización con igual facilidad. Así, el francés se muestra reacio a tal desarrollo, salvo para constructos que se caracterizan por un nivel de esquematicidad relativamente bajo. De ahí que las mayores convergencias entre las dos lenguas se encuentren en la composición de sintagmas verbales modales-aspectuales que expresan incepción, disposición y persistencia. Especialmente las últimas dos clases desarrollan, en efecto, un uso se-refl semigramatical sin abandonar por ello su perfil agentivo: como suelen combinarse con infinitivos que denotan una acción consciente o una actividad deliberada, tienen por naturaleza un sujeto volitivo y responsable. En cambio, los verbos que evocan un impulso no cumplen con estas condiciones: tienen un sujeto Experimentador que carece de control sobre la realización del estado de cosas deseado. Esta configuración de los roles argumentales obstaculiza la auxiliarización modal-aspectual en francés, pero no en español.

34 Sobre el orden lineal variable, véase Delbecque (1992, 2005).

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Asimismo, la interpretación de la voz en las construcciones pseudocopulativastampoco presenta la misma variabilidad. En español, tanto las construcciones pseudocopulativasaspectuales como las modales admiten sin dificultad un sujeto no-controlador y su lectura media, prototípicamente decausativa, puede alternar con una lectura medio-pasiva; significa que la presencia de fuerzas agentivas, por circunstanciales y desenfocadas que parezcan, se integra fácilmente en el constructo, como ocurre con los predicados participiales. Independientemente de si la entidad sujeto contribuye al flujo de energía que la atraviesa o al estado en que se ve situada, o si resulta ser meramente el locus en el se da algún cambio o al que se aplica alguna calificación, la relación predicativa resulta fácilmente accesible a partir de la base del hablante-conceptualizador, dando así paso a constructos subjetivizados, especialmente con predicados modales o modalizados. En cambio, los pocos verbos franceses reflexivizados que admiten la gramaticalización como pseudocópulason difícilmente compatibles con sujetos no controladores. Con predicado adjetival o nominal, el francés privilegia claramente la lectura media decausativa que se mantiene bastante cercana a la reflexiva activa con ego-dividido; y con predicado participial también se tiende a revestir la entidad sujeto de una fuerza interna que la propulsa; en caso de que no la posea intrínsecamente, se le asocia una dinámica propia por vía metonímica o metafórica. En suma, la mayor transparencia composicional del constructo reflexivo francés resulta ser el corolario de la menor flexibilidad de los roles argumentales debido a la mayor persistencia léxica en el verbo.

Referencias bibliográficas Achard, M. (2015):  Impersonals and other Agent Defocusing Constructions in French. Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins. Brinton, L. J. y Traugott, E. C. (2005): Lexicalization and Language Change. Cambridge: Cambridge University Press. Delbecque, N. (1992): “Por qué y cómo integrar la variación en la descripción gramatical”. Lingüística Española Actual, XIV, 5–68. Delbecque, N. (1996): “Towards a Cognitive Account of the Use of the Prepositions por and para in Spanish”. En E. Casad (ed.):  Cognitive Linguistics in the Redwoods, The Expansion of a New Paradigm in Linguistics. New York / Berlin: Mouton De Gruyter, 249–318. Delbecque, N. (2005): “El análisis de corpus al servicio de la gramática funcional y cognoscitiva. Hacia una interpretación de la alternancia lineal sujeto-verbo / verbo-sujeto”. En G. Knauer, y V. Bellosta von Colbe (eds.): Variación sintáctica en español: un reto para las teorías de la sintaxis. Tübingen: Niemeyer, 51–74.

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La formulación del discurso: operadores y construcciones1 María Pilar Garcés Gómez

Formulation of speech: operators and constructions Abstract: The objective of this research is to analyze the paradigm of the units and constructions that function as comments of the speaker regarding the formulation of the discourse in order to determine the formal, semantic and pragmatic characteristics that allow us to establish a complete classification of these units and delineate their common and distinctive features. The constructions that perform this function are adverbial structures created on adjective lexical bases (claramente, propiamente, exactamente…), parenthetical constructions formed with decir as a finite-verb (digamos, yo diría, diríamos…) or a non-finite verb (por así decir) or sentence structures with conditional value and si in independent statements (si puedo expresarme así, si se puede decir así), in which the hypothetical or conditional value disappears and the discursive value becomes predominant. We start from the hypothesis that these forms, coming from different categories and syntagmatic and sentence structures, have experienced processes of constructionalization and grammaticalization and have become enunciative operators that perform the function of qualifying the speech and indicate that the formulation is clear, exact, approximate or it responds to a particular style. Keywords: enunciation, speech formulation, operators, constructions, constructionalization, grammaticalization

1 Introducción La enunciación es un proceso que implica la realización de un acto de habla en el que el locutor aparece como creador de un mensaje2 y donde se engloban 1 La investigación que subyace a este trabajo se ha realizado gracias a la financiación del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) al proyecto FFI2015-65189-P. 2 El concepto de enunciación ha sido abordado desde diversas perspectivas, entre las que destacan las propuestas de Benveniste 1970, Récanati 1979, Ducrot 1984, García Negroni y Tordesillas 2001, Fuentes Rodríguez 2004, entre otros.

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operaciones que, en unos casos, muestran la actitud del emisor respecto de su acto de enunciación (sinceramente, honestamente, en serio) y, en otros, respecto de la formulación de su discurso (claramente, propiamente, exactamente, digamos, por así decir, si puedo expresarme así). Nuestro objetivo en este trabajo es delimitar y caracterizar un conjunto de construcciones que funcionan como comentarios del locutor sobre la formulación del enunciado, a fin de establecer unos criterios formales, semánticos y pragmáticos que permitan realizar una clasificación completa de estas unidades y delimitar sus rasgos comunes y diferenciales. Las cuestiones que se abordarán en esta investigación y a las que intentaremos dar respuesta se centran en los siguientes aspectos: a) ¿qué elementos pueden desempeñar la función de formular y calificar el discurso y cuáles son sus características?; b) ¿constituyen una clase homogénea o se pueden distinguir subclases?; c) algunas de estas construcciones pueden operar en el nivel oracional, así como en el nivel discursivo, ¿cómo se produce el paso de uno a otro?; d) estas unidades y construcciones se sitúan en el plano de la enunciación, pero, además, pueden desarrollar funciones en otros planos, ¿qué relación se manifiesta entre ellos? Para poder alcanzar las metas propuestas, este trabajo se estructura del siguiente modo: tras esta introducción (§1), se fundamentan, en primer lugar, los presupuestos teóricos y metodológicos (§ 2); a continuación, se revisan los estudios previos y se establece la tipología de las construcciones utilizadas en la formulación y calificación del discurso en español actual (§ 3); el siguiente apartado está dedicado a la clasificación semántico-pragmática y los aspectos formales que caracterizan a estas unidades (§ 4); posteriormente, se analizan los mecanismos por los que estas formaciones han pasado de desempeñar funciones en el nivel de la oración al nivel del discurso (§ 5); y, por último, se exponen las conclusiones más relevantes (§ 6).

2 Presupuestos teóricos y metodológicos El análisis de las construcciones que funcionan en el nivel discursivo y la necesidad de determinar cómo han llegado a ejercer esa función requiere un acercamiento desde diversas perspectivas que permita dar cuenta de las relaciones establecidas en los niveles superiores de la oración. De este modo, en nuestro acercamiento tenemos en cuenta las aportaciones de marcos teóricos que amplían la extensión de la gramática al marco del discurso (Dik 19972), las que señalan las relaciones que se establecen entre las unidades que operan en la Sentence Grammar y las que tienen su ámbito de actuación en la denominada Thetical Grammar (Kaltenböck, Heine y Kuteva 2011) o las que se ocupan de la

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descripción sintáctica de los planos superiores a la oración (Fuentes 2000/20173, Blanche-Benveniste 2003, Berrendoner 2002, Deulofeu 2015). Las unidades que analizaremos en esta investigación funcionan como operadores3 o construcciones que inciden sobre todo el enunciado o sobre un segmento del mismo, que presentan distintos grados de fijación, que se sitúan en posiciones parentéticas y tienen movilidad posicional en la mayoría de los casos, y, aunque, en su mayor parte, mantienen un significado conceptual, en su empleo discursivo han adquirido un significado instruccional o procedimental referido a la formulación y calificación del discurso. En el paso de estos elementos del ámbito oracional, donde algunos de ellos siguen manteniendo funciones como formas verbales plenas o como adjuntos verbales con un valor modal, al ámbito periférico donde estos elementos se han convertido en construcciones u operadores discursivos, hay que determinar si la creación de estas formas con nuevas funciones responde a un proceso de gramaticalización (Company 2004, Traugott 2003, 2010), construccionalización (Traugott y Trousdale 2010, 2013, 2014), de pragmaticalización (Claridge y Arnovick 2010) o discursivización (Hummel 2012). Este proceso incluye cambios en distintos aspectos:  grupo entonativo independiente, fijación de los elementos, movilidad sintáctica y cambio categorial. Ahora bien, no todas las unidades y construcciones que analizamos han experimentado estas modificaciones, por lo que determinaremos cuáles son los cambios que se han producido en cada uno de estos elementos. Por otra parte, estas estructuras son polifuncionales de modo que es necesario un acercamiento modular en el que se tengan en cuenta los distintos planos enunciativo, modal, informativo o argumentativo en los que pueden funcionar estos signos lingüísticos (Roulet, Filliettaz, Grobet y Burger 2001, Fuentes 2000/20173). La base empírica de nuestro estudio se sustenta en los corpus recopilados por la Real Academia Española CREA y CORPES XXI para los datos procedentes del español actual, centrándonos especialmente en los textos escritos en los que se utiliza un registro formal, y en los corpus CDH y CORDE para señalar algunos aspectos de la diacronía de estas unidades y construcciones.

3 Establecemos una distinción entre el concepto de conector discursivo, orientado a la conexión entre enunciados y segmentos del mismo, y operador discursivo que actúa dentro de los límites del enunciado (Martín Zorraquino y Portolés 1999; Fuentes Rodríguez 2003; Portolés 2016).

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3 Estudios previos y criterios de clasificación El análisis de estas construcciones que funcionan como comentarios del locutor sobre la formulación del discurso no se ha tratado de forma conjunta, sino que se han realizado estudios parciales de algunos elementos concretos lo que ha originado distintos acercamientos y ha dado lugar a una amplia diversidad terminológica. Así, algunas de las formaciones adverbiales que llevan a cabo esta operación discursiva se han considerado como un grupo específico de los adverbios de enunciación4 o de los llamados “disjuntos de estilo”5; otras construcciones que tienen como base el verbo decir se han incluido entre las expresiones que señalan el grado de exactitud o de aproximación con que el emisor formula el contenido lingüístico6; y estructuras condicionales con si, que matizan algún aspecto de la forma lingüística o discursiva del enunciado7, se han considerado comentarios metalingüísticos o metatextuales. Nuestra intención en este trabajo es establecer una tipología de estas estructuras a fin de señalar las relaciones y diferencias que se observan en el paradigma de las unidades y construcciones que desempeñan esta función. Estos elementos pertenecen el plano de la enunciación, de ahí que, desde diversas perspectivas teóricas, se sitúen en el nivel más externo del análisis gramatical, en el nivel ilocutivo donde se configura el acto de habla. Así en el modelo funcional de Dik (19972), estas expresiones denominadas “satélites ilocutivos” especifican o 4 Las denominaciones utilizadas para caracterizar los adverbios de enunciación y expresiones adverbiales equivalentes son diferentes según los distintos autores: complementos del verbo enunciativo (Gutiérrez Ordóñez 1997a), emisivos (López García 1998), adverbios de enunciación orientados al código (Kovacci 1999) o metatextuales (González Ruiz 2000, Porroche 2006, Garcés Gómez 2018); igualmente en otras lenguas como el francés este grupo de expresiones enunciativas se denominan comentarios del locutor sobre la formulación del enunciado (Molinier 2009). 5 Este término lo registra Martín Zorraquino (2010: 134), según la propuesta de denominación de Greenbaum de “style disjuncts” (Greenbaum 1969, Quirk, Greenbaum, Leech, and Svartik, 1985). 6 En estas construcciones se incluyen distintos mecanismos (Fernández Bernárdez 2002, Fuentes Rodríguez 2008, Grande Alija 2010, Salameh Jiménez 2018), pero aquí nos centraremos en las formas que provienen de la enunciación. 7 En la Nueva Gramática de la Lengua Española, estas construcciones se denominan “condicionales metalingüísticas” porque “aportan una restricción que supedita lo que se afirma a que esté presentado o formulado de una manera correcta, o al hecho de que sea pertinente en el momento en que se manifiesta (NGLE 2009: 3553)”. Otros autores consideran que son comentarios metatextuales (Porroche 2002–2004), metacomunicativos (Rodríguez Rosique 2008) o metaconversacionales (Casado Llanos 2018).

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modifican el valor ilocutivo del enunciado. En el ámbito de la sintaxis generativa, estos elementos se sitúan en la posición jerárquicamente más prominente dentro del margen preverbal de la oración y se vinculan con la expresión de la fuerza ilocutiva, en la categoría denominada Sintagma Fuerza, donde se alojan las expresiones relacionadas con la manera de decir o con el acto de habla (Rodríguez Ramalle 2003, Kim 2012). En el marco de una gramática discursiva como la propuesta por Kaltenböck, Heine y Kuteva (2011) y Heine, Kaltenböck, Kuteva y Long (2013), donde se distingue el dominio de la Sentence Grammar y el de la Thetical Grammar, estas construcciones se incluyen en el segundo dominio en la categoría de los “constructional thetical” o “formulaic theticals”. En el ámbito de la macrosintaxis, estas construcciones se corresponden con el nivel más externo de la configuración sintáctica del enunciado y se catalogan como complementos de la enunciación (Fuentes Rodríguez 2007)8. En cuanto a las características semánticas y pragmáticas que presentan esta construcciones, se pueden establecer cuatro tipos de estructuras que analizaremos pormenorizadamente en los siguientes apartados: 1) formulación del enunciado claramente accesible; 2) formulación exacta del enunciado; 3) formulación aproximada; 4) formulación que responde a un estilo particular.

3.1 Formulación del enunciado claramente accesible En este apartado, se incluyen operadores y construcciones que indican que la formulación del enunciado presenta ciertas propiedades que lo hacen accesible y facilitan su interpretación: a) los que se refieren a la claridad del mensaje: claramente, lisa y llanamente, simple y llanamente, hablando claramente; b) los que limitan el ámbito de la aserción: en general, generalmente, en términos generales, en líneas generales, a grandes rasgos, grosso modo; c) los que presentan un comentario marginal: dicho sea de paso, dicho sea entre paréntesis. En el primer grupo, se muestran formaciones adverbiales en –mente que presentan un funcionamiento en la predicación oracional como adjuntos de verbos de lengua (me dijo claramente que saliera de allí) y una función como operadores discursivos con incidencia sobre un enunciado o miembro del mismo, formando grupo entonativo propio y con movilidad posicional9. La construcción hablando

8 En contextos en los que estas construcciones aluden a lo expresado en un segmento discursivo anterior, pueden adquirir funciones de conexión discursiva (Kovacci 1999). 9 La construcción más claramente se ha convertido en una expresión fija que desarrolla funciones de tipo reformulativo cuando alude a un segmento discursivo anterior para matizarlo o precisarlo: “Es una libertad cuidada, más claramente, negociada” (Nivón

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claramente solo se sitúa en la periferia oracional como elemento parentético con el verbo de lengua expreso. (1) Falta oxígeno por encima de ciertas altitudes, agua en determinadas zonas desérticas… Podrá argumentarse que aprenderemos a vivir en los polos, a poblar las fosas marinas, o a sentarnos sobre el Everest, pero siempre se tratará de una superficie acotada. Por ahora no podemos salir de ahí. Claramente, viajamos en un barco limitado (Delibes de Castro, Miguel: Vida: La naturaleza en peligro, 2001, CORPES XXI) (2) No soy Pollyana. Y esto se traduce en que he vivido siempre en la contradicción de tener el listón de mi ideal masculino muy alto pero he tenido que ajustarme a lo que la vida me ofrecía, porque si no, hablando claramente, no me hubiera comido una rosca (Lindo, Elvira: Una palabra tuya, 2005, CORPES XXI). (3) El más lego curioso de poesía puede disfrutar de sus tres volúmenes casi línea por línea y acabar a pique de igualdad con un experto provenzalista. Porque, lisa y llanamente, el trabajo de Riquer es hoy el título primordial de la bibliografía trovadoresca, de cualquier época y en cualquier lengua (Rico, Francisco: «Primavera perpetua de la lírica europea». Los discursos del gusto. Notas sobre clásicos y contemporáneos, CORPES XXI).

En su empleo como operadores enunciativos, introducen miembros discursivos que implican que el hablante formula su enunciado de una manera más accesible en relación con lo expresado en los segmentos anteriores; de este modo, en (1) se utiliza una expresión metafórica en la que la imagen de la tierra como “un barco limitado” pretende manifestar de un modo más claro la necesidad de cuidar del planeta porque no hay otro espacio para vivir; en (2) se utiliza una expresión fraseológica perteneciente al registro coloquial “no comerse una rosca” (‘no conseguir ligar’) con la intención de señalar, con un lenguaje más cercano al lector, la necesidad de adecuarse a las circunstancias. A diferencia de las construcciones anteriores, lisa y llanamente o simple y llanamente aluden no solo al acto de habla del locutor, sino también a la adecuación de lo expresado a su intención comunicativa y a la claridad y exactitud en la designación; así, en (3) el operador introduce una afirmación que refleja exactamente la importancia de la obra de un determinado autor. Bolán, Eduardo: «Diversos modos de leer: Familia, escuela, vida en la calle y recursos digitales», 2015, México, CORPES XXI). Definimos el concepto de reformulación como “un procedimiento de organización del discurso que permite al hablante volver sobre un segmento anterior para reinterpretarlo y presentarlo desde una perspectiva distinta” (Garcés Gómez 2008: 69). Se distinguen cinco tipos: explicación, rectificación, recapitulación, reconsideración, separación (Garcés Gómez 2008: 86); en el caso señalado en este ejemplo, la precisión estaría incluida en la operación de rectificación.

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Estas formas presentan, además, funciones en el plano informativo, donde se destaca la información novedosa y la relevancia del segmento discursivo en el que incide el operador y, en el plano argumentativo, en el que el miembro que introducen se muestra como un argumento relevante para la conclusión establecida, de ahí que sea habitual en estructuras en las que va precedido de una conjunción como porque introduciendo una causal de la enunciación que señala esta relación (2, 3). La construcción fija hablando en plata presenta una función como operador enunciativo para indicar que el locutor se expresa con claridad, sin rodeos, en pocas palabras (4), así como una función reformulativa10 de tipo explicativo en estructuras en las que vuelve sobre un miembro discursivo anterior para presentarlo desde una nueva perspectiva: (4) Pero ya está visto que ganar elecciones mediante la reiteración del engaño no sirve sino para debilitar más un sistema que, hablando en plata, está agónico y no da para más («Planteamientos serios». La Hora. Guatemala: lahora.com.gt, 2007-02-07, CORPES XXI). (5) Porque, yo, Zemir, que no soy nada tonta, en seguida me di cuenta de que, para siquiera poder comer en el mundo del teatro, hay que saber decir a las personas lo que les gusta oír. Hablando en plata:  tienes que pelotear… (Vilanova, Lucía:  Invidere. www.iberescena.org: iberescena.org, 2013-03-12, CORPES XXI).

Las distintas funciones que desempeña se reflejan en las diferentes posiciones que presenta en el discurso; como marcador de reformulación precede al segmento reformulado (5), mientras que como operador discursivo antecede al miembro sobre el que incide cuando el hablante se expresa con claridad (4) y se sitúa en posición final cuando adquiere un valor atenuador, tras haber emitido una expresión cuya forma o contenido pueden resultar inapropiados e, incluso, producir rechazo en el interlocutor (6): (6) La chica enrojeció y se embrolló en difíciles vericuetos explicando que era la hija de su prima Marinín, y Jorge le hizo una carantoña sin compromiso porque tenía que irse a ese sitio pijo donde lo estaba esperando Naomi Campbell. ¡Solo lo sabía yo, pero no podía utilizarlo en plan periodístico porque soy su amiga y además entonces me importaba una mierda hablando en plata! (Eyre, Pilar: Mi color favorito es verte, 2014, CORPES XXI).

Un amplio grupo de construcciones se caracteriza por limitar el ámbito de lo que se afirma, donde se incluyen todos los casos posibles sin atender a situaciones 10 Remitimos a la nota anterior para la definición del concepto de reformulación, según la propuesta de Garcés Gómez (2008).

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particulares; esta función la desempeñan formas adverbiales generalmente, en general, que pueden desarrollar, asimismo, funciones como circunstantes o tópicos que marcan el ámbito de validez de lo afirmado (Fuentes Rodríguez 2007, Gutiérrez Ordóñez 1997b), y la construcción parentética con el verbo de lengua expreso hablando en general: (7) Incluso físicamente, tal cantidad de seres humanos y su séquito quitamos, indudablemente, lugar en la Tierra para los demás. Pero la cosa se complica si consideramos, asimismo, la tasa de consumo, la cantidad de recursos que cada uno de nosotros utilizamos. En general, los hombres gastamos mucho, pues precisamos muchos recursos para vivir (Delibes de Castro, Miguel: Vida. La naturaleza en peligro, 2001, CORPES XXI).

Las locuciones adverbiales en términos generales o en líneas generales se em­­plean en la definición de conceptos presentados de una manera no especializada o cuando se proporcionan datos en los que se aluden a valoraciones positivas y negativas y se expresa un resultado final sin necesidad de concretar (8). Por otra parte, en términos generales cumple funciones de reformulación recapitulativa si se introduce un segmento que engloba lo que se deriva de lo expresado en los miembros anteriores (9): (8) La encuesta valora a los dirigentes municipales. Todos ellos experimentan un descenso respecto a los datos obtenidos el pasado mes de marzo. En términos generales, los barceloneses aprueban la gestión municipal y expresan su confianza en el futuro económico (Arroyo, Francesc: “La inseguridad es el primer problema de los barceloneses”. El País: elpais,com, 26/07/2001). (9) En el Tocador de Señoras se lava, se marca, se corta, se hacen mechas y masajes y, en términos generales, se saca el máximo partido de lo que a cada cual le sale del cuero cabelludo (Mendoza, Eduardo: La aventura del tocador de señoras, 2001, CORPES XXI):

Una locución adverbial fija, constituida a partir de un sustantivo de significado genérico y un adjetivo dimensional, a grandes rasgos, desempeña, asimismo, funciones como adjunto modal de verbos de lengua y como operador discursivo en el plano supraoracional, donde indica que lo expresado a continuación se muestra de una manera general, sin entrar en pormenores11: (10) Dice Simone de Beauvoir que “el feminismo es una forma de pensar y una manera de vivir”. A grandes rasgos, el movimiento feminista está integrado por mujeres organizadas en torno a diversos colectivos, plataformas, asambleas y asociaciones que tienen en común la conciencia de grupo oprimido por la ideología patriarcal (Falcó Martí, Ruth: La arqueología del género: espacios de mujeres, mujeres con espacio, 2003, CORPES XXI).

11 Una variante culta de estos operadores enunciativos de generalización es la construcción latina grosso modo que manifiesta una manera de hablar general sin detenerse en los detalles.

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El grupo de operadores que introduce un comentario considerado marginal presenta el verbo de lengua explícito (Fuentes Rodríguez 2009, Estellés 2011, Hermoso 2016). Con dicho sea de paso, el hablante añade una información en el momento en el que realiza su acto de habla; es un comentario del locutor surgido por lo expresado en el miembro discursivo anterior, y presenta, además, un valor argumentativo al apoyar la conclusión que se desprende de lo dicho; formalmente, puede aparecer en posición inicial o intercalada y afectar a todo el enunciado o a un segmento del mismo y es habitual su empleo en estructuras relativas explicativas que muestran el carácter marginal de lo expresado. (11) Una famosa actriz de la época, de la que el romántico Loti estaba prendado. Lo cual, dicho sea de paso, no debía de ser nada difícil. La Bernhardt era bellísima (Bolea, Juan: La melancolía de los hombres pájaro, 2011, CORPES XXI).

Dicho sea entre paréntesis, o la forma elidida entre paréntesis, introduce un comentario sobre el valor enunciativo que tiene un segmento discursivo anterior, considerado relevante en el plano informativo, pues lleva a una conclusión distinta a la que se desprende de lo enunciado previamente. (12) Aproveché que estaba solo para sacar el metro. No lo hago en presencia de los empleados de las agencias para que no sospechen que soy un profesional; he observado que saberlo les vuelve desconfiados y mentirosos. Me hago pasar por un hombre de negocios destinado por un par de años a la ciudad que sea. Entre paréntesis, no me gusta mentir. Ni visitar pisos. O quizá, hoy, debería decir: no me gustaba… En fin: estaba midiendo el salón cuando oí la voz (Freixas, Laura: «La loca de la casa». Cuentos a los cuarenta, 2001, CORPES XXI).

3.2 Formulación exacta del enunciado En este grupo se incluyen elementos en los que se indica que la formulación del enunciado alcanza la exactitud, la concreción, la propiedad o la precisión que el emisor pretende: exactamente, concretamente, precisamente, propiamente (dicho), hablando con propiedad, estrictamente, en sentido estricto, sensu stricto. Estas formaciones desempeñan distintas funciones según su incidencia se limite al propio enunciado o se establezca una conexión con un segmento discursivo previo: 1) Como operadores discursivos que inciden sobre el enunciado o un segmento del mismo indicando la exactitud y la rigurosidad en el modo de expresión, se muestran las estructuras parentéticas con el verbo de lengua explícito (13) y las locuciones adverbiales constituidas a partir de sintagmas preposicionales:  en sentido estricto (14), la construcción latina stricto sensu (15) o las estructuras no lexicalizadas en el verdadero sentido, para ir a lo esencial, para decir las cosas como son:

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(13) Quiero que tengas claro que te puedes ir cuando quieras, que no podemos retenerte en contra de tu voluntad, aunque, estrictamente hablando, podríamos hacerlo si tus familiares lo exigieran… pero no creo que lo necesites (Etxebarria, Lucía: De Todo lo Visible y lo Invisible. Una novela sobre el amor y otras mentiras, 2001, CORPES XXI). (14) Y no ha dejado de recordarse a sí mismo que debe ponerse en guardia contra esos estados de quietud a los que tiene tanto apego y que, en sentido estricto, no son sino estados de letargo (Cancho, José Luis: Lento proceso, 2013, CORPES XXI). (15) Y no voy a defraudarlo, aunque para ello deba someter a su criterio documentos que, stricto sensu, no me pertenecen, y que mi afán de coleccionista compulsivo me ha empujado a atesorar (Torres, Maruja: Hombres de lluvia, 2004, CORPES XXI).

Al tratarse de formas que aluden a un modo de expresión que contrasta con o que se opone a otro menos exacto o riguroso se sitúan en construcciones en las que se marca este tipo de relación. De este modo, en (13), la estructura concesiva con aunque en la que se sitúa el operador posee un valor restrictivo12, que permite establecer una oposición respecto a lo expresado en el segmento precedente y contribuye a resaltar el grado de importancia atribuido por el hablante a ese miembro discursivo; en (14), el contraste está determinado por el significado de los términos relacionados que se sitúan en diferentes grados de una escala, donde el segundo presenta una mayor fuerza semántica e informativa que el anterior13:  así quietud ‘sosiego, descanso, reposo’ supone un grado medio de inactividad mientras que letargo implica el grado máximo de ‘inactividad total’; en (15), se establece el contraste entre la negación expresada en el segmento en el que aparece el operador −el hecho de que los documentos no pertenezcan al locutor−, resaltado en el plano informativo, y los presupuestos que se derivan de lo manifestado en la afirmación posterior −los atesora como coleccionista−. 2) Como marcadores discursivos que conectan con un miembro anterior se muestran las construcciones precedidas por el cuantificador más:  más propiamente, más concretamente, más exactamente, más precisamente, que

12 Este valor restrictivo se muestra en las construcciones concesivas en las que la prótasis se sitúa en segunda posición, va separada por una pausa de la apódosis y la forma verbal va en indicativo (Flamenco 1999: 3819). 13 Según el concepto de escala informativa de Horn (1982), en relación con el conocimiento metalingüístico de la lengua que poseen los hablantes que les permite organizar las formas léxicas según la mayor o menor cantidad de información que proporcionan, que se continúa en la propuesta de Levinson (2000), donde la noción de escala se considera como un tipo de implicatura de cantidad generalizada, en la que los elementos de una escala entrañan sus límites inferiores e implicitan los límites superiores.

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establecen relaciones de reformulación de tipo rectificativo (Garcés Gómez 2005, 2008) entre un segmento de referencia (A) y un segmento reformulado (B)14, y que se articulan mediante operaciones de concreción que aumentan el grado de exactitud, de adecuación a la realidad o de rigor de una expresión anterior (Samaniego 2007) o el grado de precisión al delimitar la extensión referencial de una expresión previa: (16) Pero seamos realistas:  no hay un tratamiento efectivo de la obesidad. Más exactamente: no hay pautas ni recetas milagrosas (Corisco, María: «Primer plano: Etelvina Suárez. 'Los adultos se empeñan en querer niños gorditos'». El Mundo.es. Salud. Madrid: elmundo.es/salud, 2008-03-01, CORPES XXI). (17) Mi historia, casualmente, giraba en torno a una prodigiosa pluma estilográfica de pasmoso parecido con la de la tienda y que, además, estaba embrujada. Más concretamente, la pluma estaba poseída por el alma torturada de un novelista que había muerto de hambre y frío, y que había sido su dueño (Ruiz Zafón, Carlos: La sombra del viento, 2003, CORPES XXI). (18) Pues bien, hay que decirlo así:  todo esto no ha servido para nada. O, más propiamente, no ha dado ningún resultado práctico (Gómez-Elvira, Javier; Martín Mayorga, Daniel: ¿Qué sabemos de extraterrestres? 2013, CORPES XXI).

Así, entre los segmentos vinculados pueden establecerse relaciones que implican el paso de expresiones que aluden a conceptos o ideas generales a otras que presentan una información detallada de casos específicos (16), o una mayor concreción en cuanto a las características propias del objeto denotado (17) o una manera de expresarse más apropiada o ajustada que supone una interpretación del sentido preciso de lo formulado en un segmento previo (18).

3.3 Formulación aproximada En la formulación del discurso, el hablante puede indicar que su expresión es aproximada por lo que emplea operadores que así lo muestran. Las razones que motivan este hecho pueden ser de dos tipos: 1) el hablante no emplea la formulación exacta porque no conoce el término o no encuentra la expresión apropiada o porque emplea un término en sentido figurado o una nueva creación individual; 2) en otros casos, utiliza una formulación aproximada de modo estratégico, cuando podría haber utilizado una expresión más exacta, ya que le conviene a sus intereses en relación con los efectos que puede provocar su acto de habla en sus interlocutores o con la reacción que puede suscitar en ellos (Grande Alija 2010). 14 Los segmentos relacionados pueden ser palabras, sintagmas u oraciones pero son siempre equivalentes y desempeñan una misma función.

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Las construcciones que se integran en este apartado están constituidas por el verbo decir en estructuras en las que se utiliza en forma personal: digamos (que); digámoslo así; diría, diríamos, o no personal: por así decir, por decirlo así o en construcciones comparativas como aquel que dice, como quien dice (Fernández Bernárdez 2002, Fuentes Rodríguez 2008) La forma más frecuente y con un mayor número de funciones discursivas es digamos, presente de subjuntivo en primera persona del plural, que puede aparecer como construcción parentética, con movilidad posicional, o en una estructura de verbo decir + oración completiva, digamos que, integrada en el enunciado precediendo al segmento sobre el que incide, y la variante digámoslo así, con un elemento deíctico con referencia a la expresión concreta formulada; esta última variante presenta un uso menos frecuente y sus contextos de aparición son más restringidos, ya que no establece funciones de reformulación entre dos segmentos discursivos. Digamos y sus variantes funcionan como operadores discursivos que muestran que los datos o informaciones facilitados no se presentan de una manera exacta o precisa; en (19), el empleo de una secuencia temporal cuya duración puede ser más o menos extensa en el tiempo muestra que la falta de precisión alude a la referencia de lo expresado más que al significado o el sentido de la formulación (Grande Alija 2010: 121): (19) No que fuera rica, no una fortuna, pero lo bastante para no padecer ahogos, digamos, durante una vida, o incluso vida y media de comodidades (Marías, Javier: Tu rostro mañana. 3 Veneno y sombra y adiós, 2007, CORPES XXI).

En contextos donde los términos presentan significados no literales o se utilizan expresiones metafóricas, eufemísticas o creaciones novedosas, el hablante señala que ha elegido el término que más se aproxima a lo que desea manifestar, porque no dispone de un vocablo más adecuado. (20) En realidad, era un hombre de los servicios chilenos y vivía en ese país, un científico “loco”, digamos, porque su misión en el Operativo Celeste era crear una serie de gases letales (Martínez, Carlos Dámaso: «Un lugar perfecto». El amor cambia, Argentina, 2001, CORPES XXI). (21) Bien diferente es el perfil de los, digamos, ‘tuitagitadores’. El ejemplo más ilustrativo sería el de @masenfurecida, quien envía cada día a sus más de 50.000 seguidores ‘tuits’ incendiarios y provocadores, siempre en mayúsculas, lo que equivale a gritar en Internet («'Tuitstars': del anonimato al estrellato en 140 caracteres» (El Mundo.es. Madrid: elmundo.es, 2012-05-02, CORPES XXI).

Así en (20), el empleo del operador tras la forma “loco” establece la falta de adecuación entre el uso de este término y la referencia a la realidad designada,

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puesto que se trata de una denominación aproximada que aparece explicada en la construcción causal añadida a continuación; este hecho viene corroborado, además, por un procedimiento formal como es el empleo del signo gráfico de comillas que incide en que el término no se usa con un significado literal, sino en un sentido figurado15. En el siguiente ejemplo (21), al tratarse de una nueva creación léxica, el hablante la presenta como una manera posible de designar un nuevo concepto, pero no la única, ya que hay otras posibles. En ambos casos, esta formulación aproximada se manifiesta, en el plano argumentativo, como una expresión atenuadora que mitiga la aserción. Cuando se trata de términos eufemísticos, la indicación de que se trata de una expresión aproximada se realiza para evitar el empleo de una denominación que pudiera suponer una amenaza para la imagen física y social de una determinada persona (22), al mismo tiempo que es un modo de autoprotección para el hablante a fin de no perder su imagen: (22) Bach tenía sólo veinte años y se llevaba diez con la mujer que le estaban ofreciendo como esposa. El problema de la diferencia de edad no hubiera sido quizá insuperable sino fuera porque la chica era, digamos, muy poco agraciada (Pradera, Máximo: ¿De qué me suena eso? Paseo informal por la música clásica. 2005, CORPES XXI).

La presentación de una formulación como aproximada se debe, en determinados casos, a que el emisor no desea responder de manera directa a las cuestiones planteadas por su interlocutor, dado que no le interesa aportar informaciones que pudieran comprometer sus intereses y así evita asumir responsabilidades que pueden dañar o suponer una amenaza para sí mismo: (23) - Ya, no hace falta que me jures más  –le interrumpí−. Mejor dame un argumento convincente. Hay algo en todo este cuento que me chirría un poco. ¿Tan amigo eras de Nuño? ¿Le debías algo que no nos has dicho? O, por ponerlo de otro modo, ¿qué ganabas tú con esto? […] −Digamos que recibí una indicación  –dijo, midiendo las palabras− de alguien que estaba en condiciones de influirme y que tenía alguna relación con el hombre para el que trabajaban Nuño y Robles (Silva, Lorenzo: La marca del meridiano, 2012, CORPES XXI).

15 Este procedimiento formal se verbaliza a través de la construcción (dicho) entre comillas que hace referencia a una formulación aproximada, dado que el hablante no encuentra la expresión apropiada para mostrar lo que pretende decir: Soy tímido. No he sido el típico tío al que le gustara hablar en público. Tenía respeto a los periodistas. Me asustaban, entre comillas. Ahora estoy en otra etapa. Eso se está acabando (Mateo, Juan José: «Mantilla gana al cáncer de piel». El País. Madrid: Elpais. com, 2007-02-19, CORPES XXI).

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Adquiere funciones de reformulación en los casos en los que se vuelve sobre un miembro discursivo anterior para reinterpretarlo y presentar una nueva formulación aproximada pero más relevante; las operaciones que desarrolla de modo más habitual son las de explicación o corrección, como en el ejemplo siguiente (24), donde el miembro reformulado aclara y precisa lo manifestado en el segmento de referencia y adquiere un valor de atenuación ya que el hablante intenta prevenir una posible amenaza para la imagen de otra persona, así como de cortesía dado que la afirmación realizada puede traer consigo connotaciones o implicaciones indeseadas que pongan en peligro la buena relación social16. (24) Dolores estaba locamente enamorada del guía. Digamos que tenía… una pequeña aventura con él (Bilbao, Idoia: Asesinato en el spa, 2007, CORPES XXI).

Las construcciones por así decir y por decirlo así y las formas comparativas como aquel que dice o como quien dice, o la variante podríamos decir, señalan que la elección del hablante no se ajusta al sentido preciso, literal de la construcción, sino que presenta un sentido aproximado, debido a que no existe en la lengua un término preciso que se ajuste a lo que se desea expresar, a que se prefiere utilizar expresiones metafóricas o eufemísticas o a que no interesa que la forma de expresión sea más concreta o precisa; de este modo, el hablante tiene que realizar posteriormente una paráfrasis explicativa en la que se determina en qué sentido ha de interpretarse lo que se ha pretendido decir (25) o establecer el contexto preciso en el que la expresión formulada tiene sentido (26): (25) Le hemos elegido como interlocutor. Usted y yo vamos a trabajar juntos. Por así decirlo, usted será mi traductor. No me refiero al idioma, no estoy hablando de idiomas. Estoy hablando de psicología. Yo te diré lo que queremos y usted transmitirá nuestros deseos a su gente (Mayorga, Juan: Himmelweg, 2007, CORPES XXI). (26) Popper y tú sois filósofos y vieneses, no os podéis llevar bien ni en sueños. Mientras que tú y yo… en la realidad… somos dos seminaristas… como aquel que dice (Arrabal, Fernando: El impromptu tórrido del Kremlin. Stalin y Wittgenstein, 2014, CORPES XXI).

Yo diría, diría yo introducen un término que supone una elección del hablante que presenta como una posibilidad o una alternativa y añade un valor de cortesía

16 Asimismo, puede desarrollar funciones de ejemplificación: “Podrían así consolidarse las recomendaciones estableciendo un plazo máximo obligatorio, digamos sesenta días, que incluyera todos los trámites y papeleos, para autorizar nuevas inversiones” (Foxley, Alejandro: Chile en la encrucijada. Claves para un camino real y posible, Chile, 2001, CORPES XXI).

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para evitar dañar la imagen de la persona aludida (27), mientras que diríamos muestra un valor de aproximación que se integra en la opinión general de una determinada sociedad; expresa en ambos casos una actitud del hablante ante lo que dice, por lo que adquiere un valor modal: (27) Las dedicatorias del Rey suelen ser sobrias y hasta sosas, diría yo (Peñafiel, Jaime: «Mi semana»: elmundo.es/suplementos/crónica, 2005-02-27, CORPES XXI).

3.4 Estilo particular Un grupo de construcciones condicionales introducidas por si indica que la formulación del enunciado revela una forma particular de expresión por parte de locutor17; se emplean en la interacción social y van dirigidas al interlocutor para que acepte la elección de un término, de una combinación léxica o de la manifestación de una idea o un pensamiento formulado a través de una expresión metafórica o metonímica. Estas estructuras incluyen verbos o sustantivos que hacen referencia al proceso de formulación correcta del enunciado, pero no están fijadas ya que admiten variación en su estructura, así como en el tipo de referencia a los participantes en la interacción: en construcciones en primera persona, donde se refiere explícitamente al emisor: si puedo decirlo así, si puedo expresarme así, o en construcciones impersonales donde se oculta la presencia del locutor con lo que aumenta la distancia comunicativa y se evitan responsabilidades: si se dice así, si se puede decir así, si se puede llamar de esa forma, o en las que solo se hace referencia a la forma de expresión: si esa es la palabra. (28) El universo que acababa de descubrir no era, si puedo expresarme así, más que un desierto cromático (María Panero, Leopoldo: El lugar del hijo, 1976 CREA). (29) Busqué con la cara el cabello de Sara y aspiré su olor a limpio, a cálida frescura, si se puede decir así, como buscando que me ayudara a paliar las llamaradas (González, Tomás: La luz difícil, Colombia, 2011, CORPES XXI).

También se emplean construcciones en las que se insta al interlocutor a aceptar la fórmula expresada, aunque se considera que puede haber otras maneras alternativas; en este caso, se emplea el verbo preferir que marca una elección: si prefieres decirlo así o querer en construcciones en las que se realizan concesiones al interlocutor: si quieres decirlo así. 17 Según la gramática académica, las condicionales metalingüísticas “aportan una restricción que supedita lo que se afirma a que esté presentado o formulado de manera correcta, o al hecho de que sea pertinente en el momento en que se manifiesta” (NGLE 2009: 3553).

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(30) – Él [Sócrates] estaba en contra del suicidio. – Lo suicidaron, si prefieres decirlo así. Pero él pudo haberlo evitado. Tal vez su fracaso personal fue lo que le hizo preferir la cicuta (García Valiño, Ignacio: Las dos muertes de Sócrates, 2003, CORPES XXI). (31) – ¿Le parezco un bicho raro? ¿No había visto nunca a alguien como yo? – En San Sebastián no era lo que más abundaba. – ¿O sea que sólo nos conoce por la propaganda de Franco? – Si quieres decirlo así (Pujol, Carlos: Dos historias romanas, 2008, CORPES XXI).

Adquieren un carácter metadiscursivo (Montolío 1999: 3687) cuando se trata de estructuras que manifiestan en su base léxica un proceso de vuelta a la formulación previa para concretar o resumir lo expresado: (32) La Federación Republicana, si resumimos cuanto llevamos dicho, es en el interior el partido que sostiene los derechos del hombre; en el exterior, el partido antilocarnista, es decir, el partido que exige que Alemania pague a los aliados y mantenga la ocupación (Asturias, Miguel Ángel: «La Federación Republicana» (París 1924-1933), Guatemala 1930, CDH)

4 De la oración al discurso: cooptation, construccionalización, gramaticalización Tras el análisis de las construcciones empleadas en la formulación y calificación del discurso, es necesario determinar cuáles son los procesos y mecanismos a través de los cuales han llegado a desempeñar esta función discursiva. Para determinar estos procesos, nos basamos en tres modelos de cambio que están relacionados entre sí y que nos permiten explicar la evolución de estas formaciones: el proceso de cooptation (Kaltenböck, Heine, Kuteva 2011, Heine, Kaltenböck, Kuteva, Long 2017), el de construccionalización (Hilpert 2013; Traugott y Trousdale 2013, 2014) y el de gramaticalización (Traugott 2003; Traugott 2010, Company Company 2016). En primer lugar, el concepto de cooptation definido como “a packaging strategy whereby a clause, a phrase, a word, or any others units is taken from Sentence Grammar and is coopted (or re-defined) for use as thetical” (Kaltenböck, Heine, Kuteva 2011: 875) permite explicar el surgimiento de unidades y construcciones periféricas. Se trata de un procedimiento mediante el que formas con una función en el marco oracional pasan a desarrollar funciones en el ámbito extraoracional; es una operación de tipo cognitivo que sucede de manera espontánea por la que el hablante puede utilizar elementos de la gramática oracional y convertirlos en elementos discursivos.

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Este proceso lo han experimentado los adverbios y locuciones adverbiales de los grupos analizados en el apartado dedicado a la formulación del enunciado como claramente accesible (claramente, simple y llanamente, lisa y llanamente) o los que limitan el ámbito de la aserción (en general, generalmente, en términos generales, en líneas generales, a grandes rasgos) que operan en el nivel oracional como adjuntos verbales con un valor modal y en el nivel discursivo como complementos de la enunciación. El paso de un nivel a otro conlleva una serie de cambios sintácticos y semánticos que supone que las unidades “cooptadas” presentan unas características específicas en su empleo discursivo:  son sintácticamente independientes, ya que salen del marco de la oración; poseen un contorno entonativo propio y se sitúan en posiciones parentéticas; presentan movilidad posicional y mantienen, en estos casos, un significado conceptual básico, derivado de las bases léxicas sustantivas y adjetivas a partir de las cuales se han configurado las funciones pragmáticas y discursivas que desarrollan en la situación del discurso (Kaltenböck, Heine, Kuteva 2011: 861). Este proceso viene corroborado por su desarrollo diacrónico18, donde, a modo de ejemplo, se observa que el adverbio claramente aparece en su primera documentación en el corpus como adjunto verbal con un valor modal: “a su señor debe onme decir verdad claramente” (Anónimo: Libro de doce sabios, c 1237, CDH); en documentaciones posteriores se antepone al verbo, de este modo amplía su incidencia al verbo y sus complementos: “de lo qual claramente se concluye que la Sancta Scriptura llama primogénitos aquellos que nasçen primero” (Fernández de Madrigal, Alonso: Libro de las paradojas, 1437, CDH) y, finalmente, pasa al ámbito supraoracional donde se convierte en elemento parentético que incide sobre todo el enunciado y adquiere un nuevo valor que muestra la calificación realizada por el hablante de su discurso: “CELESTINA. Desso huelgo yo, de dalle a Dios y a todo el mundo. ¿Qué es esto? Claramente, hijo Centurio, bivo y limpio, que ni hay aquí hiproquesías ni santidades fingidas, que sólo Dios es el santo, que yo por pecadora a él me tengo” (Silva, Feliciano de: Segunda Celestina, 1534, CDH). Este cambio semántico viene determinado por un proceso de subjetivización (Traugott 2010) que supone el desarrollo de un significado que codifica la actitud del hablante ante la formulación del discurso.

18 El estudio pormenorizado de la evolución de estas unidades y construcciones aún no se ha realizado; solo hay estudios particulares de las construcciones más exactamente, más precisamente (Gerhalter 2018) y de dicho sea de paso (Estellés 2011); por tanto, esta investigación queda pendiente para futuros trabajos.

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Al proceso de cooptation, le sigue un proceso de gramaticalización que fija estas construcciones como operadores discursivos con un significado procedimental y se pueden generar nuevos valores discursivos. Como ha señalado Heine (2013: 1241): “Once coopted, theticals may undergo grammaticalization, and the more are grammaticalized, the more they lose their lexical meaning”. Las estructuras en las que los adverbios que expresan claridad, precisión, propiedad o exactitud van precedidos por el cuantificador más han experimentado también distintos procesos evolutivos que las han convertido en construcciones fijas con la adquisición de un significado de reformulación. En las formaciones más exactamente, más claramente, más propiamente se ha producido un fenómeno de cooptation mediante el que, de desempeñar una función como adjuntos verbales modificadores de un verbo de lengua, han pasado a funcionar en el discurso donde se han convertido en construcciones fijas con un valor reformulador de corrección o de precisión derivado de su base léxica −la primera más propiamente en el XVII, más exactamente en la segunda mitad del XIX y más claramente en el XX−; este proceso se puede ejemplificar en la formación más propiamente que, en sus primeras apariciones, presenta una función como adjunto verbal: “Si Dios, para hacer el cuerpo, añadió alguna materia de fuera, entonces más propiamente diríamos que la mujer fue hecha de materia añadida” (Córdoba, Fray Martín de, Jardín de nobles doncellas, 1468, CDH) y, posteriormente, con una función en el nivel discursivo: “Estaba la casa blanqueada toda de cal y yeso, e espejuelo; o, más propiamente, fabricada de nuevo” (Almansa y Mendoza, Andrés, Relaciones de 1623, CDH). En el caso de la construcción más precisamente, como ha señalado Gerhalter (2018), no se trata de un proceso evolutivo de la oración al discurso, dado que, desde sus primeras documentaciones en el siglo XX, solo se muestra con una función discursiva, sino de una relación analógica con la construcción más exactamente, con la que comparte significados comunes. Un proceso distinto han experimentado las formaciones dicho sea de paso y dicho sea entre paréntesis, que añaden una información complementaria; en la evolución de la primera construcción, como ha señalado Estellés (2011:  141– 145), el proceso se ha desarrollado de manera gradual desde estructuras documentadas en el siglo XVI en las que el sintagma preposicional de paso incidía sobre verbos de lengua (“de paso [decir]”); en el siglo siguiente, la locución comienza a situarse en posición parentética formando un grupo entonativo propio y su evolución culmina en el siglo XIX con una ampliación del ámbito, ya que no se integra en el enunciado, sino que califica el acto de enunciación, y con la incorporación del verbo de lengua a la estructura parentética (“dicho sea de paso”). De este modo, el proceso evolutivo responde a un proceso de

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gramaticalización por expansión (Traugott y Trousdale 2013) en el que la evolución se ha producido de manera gradual y ha supuesto un proceso de fijación de la estructura, una mayor autonomía, un alcance estructural distinto ya que su función la ejerce en el nivel discursivo, y un proceso de reanálisis por el que se ha convertido en partícula discursiva. En la construcción entre paréntesis, se parte de una estructura en las que se hace referencia al hecho concreto de situar algo entre paréntesis (“poner entre paréntesis el nombre verdadero”, 1634, CDH), de donde evoluciona a un plano más abstracto a combinarse con verbos de lengua a fin de indicar que se introduce una información considerada marginal (“Entre paréntesis, le anuncio a V.  que trocaré el tal clima por otro más soportable” 1828, CDH), a partir de ahí por analogía con la construcción anterior, con un significado y una función discursiva equiparable, se incluye un verbo de lengua y se fija dicho sea entre paréntesis (“Jacinto, que, dicho sea entre paréntesis, era el alguacil”, 1852, CDH). El cambio experimentado por las formaciones constituidas sobre la base léxica del verbo decir que indican que la formulación del enunciado es aproximada y que muestran distintos grados de fijación y de variación estructural se explica por un proceso de construccionalización, definido como la asociación convencionalizada de un esquema formal con un significado determinado (Traugott y Trousdale 2013, 2014); en el aspecto diacrónico, este cambio supone el desarrollo de funciones, formas y significados particulares de una determinada construcción. De este modo, las construcciones por así decir, por decirlo así, como aquel que dice y como quien dice mantienen su vinculación con el significado originario de la base léxica, pero han experimentado un proceso de fijación parcial de la estructura vinculado a la adquisición de un significado referido a la formulación aproximada del enunciado; este proceso aparece consolidado desde las primeras documentaciones de por decirlo así en el XVI (1590) y de por así decir en el XVII (1640), mientras que, en las construcciones comparativas, se ha producido una modificación en el sentido: en sus primeras apariciones en los siglos XVI y XVII se utilizan para establecer equivalencias entre términos o en las traducciones de una lengua a otra; posteriormente, en el XIX, estas construcciones quedan fijadas como partículas discursivas que señalan que la formulación de la expresión es aproximada. En cuanto a las estructuras digamos y la variante integrada digamos que, han evolucionado a partir de estructuras libres, donde es un verbo de lengua, núcleo de la predicación (“ahora conviene que digamos que artículos son en nuestra fe”, 1325, CDH), hasta contextos puente en los que mantiene su significado, pero se comporta como un elemento que indica que la expresión se utiliza en un sentido

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no literal (“Esotro conocimiento connatural de que ahora vamos tratando es, digamos, como agua de pozo…”, 1613, CDH) hasta su fijación en el XIX con el significado de que una formulación es aproximada (“Una fatalidad… pero no demos este cómodo nombre a lo que es resultado de nuestra imprecisión y de nuestros errores… digamos que la situación creada por nosotros mismos nos impedía declarar con la frente alta un afecto del corazón”, 1878, CDH). Este proceso se ha desarrollado de forma gradual y presenta los rasgos propios de un proceso de gramaticalización por expansión. Las oraciones introducidas por si son construcciones que presentan variaciones en su estructura, que no están fijadas ni gramaticalizadas, pero que tienen un esquema formal común con bases léxicas en las que se realizan comentarios metalingüísticos sobre la forma de la expresión (si se puede decir así, si esa es la palabra…) y que suponen que estas y otras estructuras semejantes hayan perdido su significado condicional y adquirido sentidos discursivos relacionados con la manera en la que se formula el discurso; de este modo podrían considerarse, asimismo, construcciones en el sentido de que se trata de esquemas estructurales que presentan un significado determinado.

5 Consideraciones finales Las operaciones realizadas por los hablantes en el proceso de formular y calificar un discurso son un reflejo del control que poseen sobre la propia enunciación; el análisis de las formaciones y construcciones que realizan esta función discursiva nos permite establecer unos resultados que responden a las preguntas de investigación formuladas al inicio de este estudio y que suponen un avance en el conocimiento de estos signos lingüísticos. Las unidades y construcciones que desempeñan esta función pertenecen a distintas categorías; proceden de adverbios, locuciones adverbiales, sintagmas y estructuras oracionales, que, en su empleo discursivo, se han convertido en operadores que inciden en el enunciado en el que se insertan o en un segmento del mismo y presentan unas características formales que son comunes a todos ellos:  son estructuras periféricas que aparecen generalmente entre pausas formando un grupo entonativo propio; presentan, habitualmente, movilidad en el enunciado, aunque en algunos casos se integran en él; muestran distintos grados de fijación; y adquieren un significado procedimental relacionado con la formulación del discurso, con la calificación del acto de hablar y con la adecuación a la intención comunicativa del hablante. Dentro de este macrogrupo de operadores, hemos delimitado cuatro clases semánticas y pragmáticas: un primer grupo incluye los que indican que la

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formulación del enunciado es clara y accesible, los que limitan el ámbito de la aserción o los que presentan una información marginal; un segundo grupo abarca formas que señalan que la formulación del enunciado alcanza la exactitud, concreción, propiedad o precisión que el emisor pretende; un tercer grupo lo constituyen aquellas formas que aluden a que la formulación del enunciado no es exacta o apropiada, bien por desconocimiento de los términos adecuados o bien de manera estratégica para conseguir resultados más efectivos, y, por último, las que revelan una elección particular considerada la más pertinente por el locutor quien solicita su aceptación por parte del interlocutor. Un aspecto relevante es la polifuncionalidad de estas unidades y construcciones. Su función principal se desarrolla en el plano de la enunciación, pero pueden cumplir, además, otras funciones en el plano informativo, enfatizando informativamente al segmento o al enunciado sobre el que incide (precisamente, exactamente); en el plano argumentativo, mostrando la relevancia del argumento o conclusión presentada como efecto (claramente, lisa y llanamente, digamos); o en el plano modal, señalando la intención del hablante de ir a lo básico o a lo concreto (claramente, hablando en plata, concretamente), o la actitud del emisor ante lo que comunica (diría, diríamos). Por otra parte, cuando algunos de estos operadores se insertan en miembros discursivos en los que establecen vinculaciones con un segmento previo, adquieren funciones de reformulación que, según los operadores empleados, pueden ser de explicación, de corrección, de precisión o de ejemplificación. En unos casos, se trata de formaciones como más precisamente, más exactamente, más propiamente, más concretamente que, mediante un proceso de construccionalización, se han convertido en estructuras fijas que desempeñan funciones de concreción o precisión. En otros casos, son formas de sentido aproximativo como digamos (que), que, en determinados contextos, adquieren valores reformulativos cuando el segmento precedido por esta partícula discursiva señala un resumen, una corrección o se presenta como una ejemplificación de lo formulado en un segmento anterior. Finalmente, también hemos mostrado que los procesos por los que estas unidades y construcciones se han convertido en operadores discursivos responden a diversos mecanismos. Hemos señalado que muchas de estas estructuras procedentes de adverbios y locuciones adverbiales pueden operar en el nivel oracional como complementos verbales y en el nivel discursivo como complementos de la enunciación y que el paso de uno nivel a otro se puede explicar por un proceso de cooptation por el que elementos de la oración pasan a desarrollar una función en el discurso (más claramente, más precisamente, más exactamente, más propiamente); en otros casos, han experimentado un proceso de construccionalización

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por el que estructuras con un alto grado de fijación han pasado a desarrollar nuevos significados (por así decir, por decirlo así, yo diría, diríamos) y, finalmente, un proceso de gramaticalización en sentido amplio cuando se convierten en construcciones fijas con un debilitamiento de su significado originario y se reanalizan como operadores discursivos (dicho sea de paso, dicho sea entre paréntesis, digamos). Las estructuras condicionales (si puedo decirlo así, si esa es la palabra) mantienen su funcionamiento como segmentos oracionales, pero, en su empleo discursivo, han perdido su valor condicional y se han convertido en estructuras que aluden al acto de habla y matizan aspectos de la forma lingüística del enunciado. En definitiva, hemos mostrado cómo estas construcciones representan el dinamismo de la lengua y cómo los usos comunicativos de ciertas expresiones se van especializando y recategorizando hasta convertirse en operadores discursivos que, mediante procesos de gramaticalización o de construccionalización, se especializan en el desarrollo de determinadas funciones discursivas.

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Studien zur romanischen Sprachwissenschaft und interkulturellen Kommunikation Herausgegeben von Gerd Wotjak, José Juan Batista Rodríguez und Dolores García-Padrón Die vollständige Liste der in der Reihe erschienenen Bände finden Sie auf unserer Website https://www.peterlang.com/view/serial/SRSIK Band 110 Joaquín García Palacios / Goedele De Sterck / Daniel Linder / Nava Maroto / Miguel Sánchez Ibáñez / Jesús Torres del Rey (eds): La neología en las lenguas románicas. Recursos, estrategias y nuevas orientaciones. 2016. Band 111 André Horak: Le langage fleuri. Histoire et analyse linguistique de l’euphémisme. 2017. Band 112 María José Domínguez Vázquez / Ulrich Engel / Gemma Paredes Suárez: Neue Wege zur Verbvalenz I. Theoretische und methodologische Grundlagen. 2017. Band 113 María José Domínguez Vázquez / Ulrich Engel / Gemma Paredes Suárez: Neue Wege zur Verbvalenz II. Deutsch-spanisches Valenzlexikon. 2017. Band 114 Ana Díaz Galán / Marcial Morera (eds.): Estudios en Memoria de Franz Bopp y Ferdinand de Saussure. 2017. Band 115 Mª José Domínguez Vázquez / Mª Teresa Sanmarco Bande (ed.): Lexicografía y didáctica. Diccionarios y otros recursos lexicográficos en el aula. 2017. Band 116 Joan Torruella Casañas: Lingüística de corpus: génesis y bases metodológicas de los corpus (históricos) para la investigación en lingüística. 2017. Band 117 Pedro Pablo Devís Márquez: Comparativas de desigualdad con la preposición de en español. Comparación y pseudocomparación. 2017. Band 118 María Cecilia Ainciburu (ed.): La adquisición del sistema verbal del español. Datos empíricos del proceso de aprendizaje del español como lengua extranjera. 2017. Band 119 Cristina Villalba Ibáñez: Actividades de imagen, atenuación e impersonalidad. Un estudio a partir de juicios orales españoles. 2017. Band 120 Josefa Dorta (ed.): La entonación declarativa e interrogativa en cinco zonas fronterizas del español. Canarias, Cuba, Venezuela, Colombia y San Antonio de Texas. 2017. Band 121 Celayeta, Nekane / Olza, Inés / Pérez-Salazar, Carmela (eds.): Semántica, léxico y fraseología. 2018. Band 122 Alberto Domínguez Martínez: Morfología. Procesos Psicológicos y Evaluación. 2018. Band 123 Lobato Patricio, Julia / Granados Navarro, Adrián: La traducción jurada de certificados de registro civil. Manual para el Traductor-Intérprete Jurado. 2018. Band 124 Hernández Socas, Elia / Batista Rodríguez, José Juan / Sinner, Carsten (eds.): Clases y categorías lingüísticas en contraste. Español y otras lenguas. 2018. Band 125 Miguel Ángel García Peinado / Ignacio Ahumada Lara (eds.): Traducción literaria y discursos traductológicos especializados. 2018. Band 126 Emma García Sanz: El aspecto verbal en el aula de español como lengua extranjera. Hacia una didáctica de las perífrasis verbales. 2018. Band 127 Miriam Seghiri. La linguística de corpus aplicada al desarrollo de la competencia tecnológica en los estudios de traducción e interpretación y la enseñanza de segundas lenguas. 2019 (forthcoming) Band 128 Pino Valero Cuadra / Analía Cuadrado Rey / Paola Carrión González (eds.): Nuevas tendencias en traducción: Fraseología, Interpretación, TAV y sus didácticas. 2018. Band 129 María Jesús Barros García: Cortesía valorizadora. Uso en la conversación informal española. 2018.

Band 130 Alexandra Marti / Montserrat Planelles Iváñez / Elena Sandakova (éds.): Langues, cultures et gastronomie : communication interculturelle et contrastes / Lenguas, culturas y gastronomía: comunicación intercultural y contrastes. 2018. Band 131 Santiago Del Rey Quesada / Florencio del Barrio de la Rosa / Jaime González Gómez (eds.): Lenguas en contacto, ayer y hoy: Traducción y variación desde una perspectiva filológica. 2018. Band 132 José Juan Batista Rodríguez / Carsten Sinner / Gerd Wotjak (Hrsg.): La Escuela traductológica de Leipzig. Continuación y recepción. 2019. Band 133 Carlos Alberto Crida Álvarez / Arianna Alessandro (eds.): Innovación en fraseodidáctica. tendencias, enfoques y perspectivas. 2019. Band 134 Eleni Leontaridi: Plurifuncionalidad modotemporal en español y griego moderno. 2019. Band 135 Ana Díaz-Galán / Marcial Morera (eds.): Nuevos estudios de lingüística moderna. 2019. Band 136 Jorge Soto Almela: La traducción de la cultura en el sector turístico. Una cuestión de aceptabilidad. 2019. Band 137 Xoán Montero Domínguez (ed.): Intérpretes de cine. Análisis del papel mediador en la ficción audiovisual. 2019. Band 138 María Teresa Ortego Antón: La terminología del sector agroalimentario (español-inglés) en los estudios contrastivos y de traducción especializada basados en corpus: los embutidos. 2019. Band 139 Sara Quintero Ramírez: Lenguaje creativo en el discurso periodístico deportivo. Estudio contrastivo en español, francés e inglés. 2019. Band 140 Laura Parrilla Gómez: La interpretación en el contexto sanitario: aspectos metodológicos y análisis de interacción del intérprete con el usuario. 2019. Band 141 Yeray González Plasencia: Comunicación intercultural en la enseñanza de lenguas extranjeras. 2019. Band 142 José Yuste Frías / Xoán Manuel Garrido Vilariño (Hrsg.): Traducción y Paratraducción. Líneas de investigación. 2020. Band 143 María del Mar Sánchez Ramos: Documentación digital y léxico en la traducción e interpretación en los servicios públicos (TISP): fundamentos teóricos y prácticos. 2020. Band 144 Florentina Mena Martínez / Carola Strohschen (eds.): Challenges of Teaching Phraseology in the 21st Century. 2020. Band 145 Rafael García Pérez / Yuko Morimoto (eds.): De la oración al discurso. estudios en español y estudios contrastivos. 2020. www.peterlang.com